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Spanish; Castilian Pages [911] Year 1966
HISTORIA
DE ESPAÑA TOMO
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XIV
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HISTORIA DE ESPANA DIRIGIDA
RAMÓN
,.,.,,
POR
MENÉNDEZ
TOMO
PIDAL
XIV
ESPAÑA CRISTIANA CRISIS DE LA RECONQUIS1'A LUCHAS CIVILES PEDRO I, ENRIQUE II, JUAN I Y ENRIQUE III DE CASTILLA (1350-1406). PEDRO IV EL CEREMONIOSO, JUAN I Y MARTfN EL HUMANO DE ARAGÓN (1336-1410). CARLOS II EL MALO (1332-1387) Y CARLOS III EL NOBLE DE NAVARRA (1361-1425) POR
y
LUIS SUÁREZ FERNÁNDEZ
JUAN REGLA CAMPISTOL
Catedrático de la Universidad de Valladolid
Catl!dnltlro de la Universidad de Valencia
PRÓLOGO
POR
RAMON D'ABADAL I DE VINYALS
ESPASA-CALPE,
S. A.
MADRID
1966
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ES
PROPIEDAD
© Espasa-Calpe, S. A., Madrid, 1966 Printed in Spain N.º Rgtr.º: 7.157-63 Depósito legal: M. 153 - 19 58
Talleres tipográficos de la Editorial
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Espasa-Calpe,
S. A. Ríos Rosas, 26. ::\fadrid
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PRÓLOGO POR
RAMON D'ABADAL I DE VINYALS
A. don. RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL, a cuya iniciativa se debe este Prólogo, lo dedica con la mejor consideración y cordial afecto EL AUTOR,
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PEDRO EL CEREMONIOSO Y LOS COMIENZOS DE LA DECADENCIA POLÍTICA DE CATALUÑA INTRODUCCIÓN La Corona de Aragón inicia en triunfo el siglo XIV y le clausura con manifiestos signos decadentes. La sangre nueva de los Trastámara logrará alcanzar espectaculares éxitos en Italia y, sobre todo, conseguirá elevar la Casa hasta acceder a la Corona de Castilla, pero al margen del Principado catalán, que ya no podrá revelar su propia personalidad política. ¿ Qué había pasado durante el siglo XIV que justificara la trayectoria descendente del Estado catalán? En el presente volumen el lector encontrará la presentación de la historia general del siglo hecha por los eminentes profesores Suárez Fernández y Reglá. No vamos a repetirla. Nuestro intento se limita a discurrir sobre el tema especial y concreto indicado en la rúbrica de este prólogo: Pedro el Ceremonioso y los comienzos de la decadencia política de Cataluña. Es decir, cómo se inicia tal decadencia política en el siglo XIV y, determinadamente, en el reinado de Pedro el Ceremonioso, que ocupa más de la mitad de su tiempo: los cincuenta y un años que van de 1336 a 1387. Y, al mismo tiempo, desentrañar, en la medida de lo posible, en cuanto permitan las fuentes consultadas y nuestras facultades de observación, de crítica y de comprensión, las causas que precipitaron al Estado catalán hacia su descenso. La empresa no es nueva. En cierta medida, fue magníficamente realizada por el profesor Pierre Vilar en su estudio sobre Le déclin catalan dubas Moyen-áge (separata de Estudios de Historia Moderna, VI, Universidad de Barcelona, 1956-59). La novedad, en nuestro caso, reside en el momento sobre el que se proyecta la investigación y la manera de su estudio y presentación. Vilar profundiza en el tema más bien a lo largo del siglo xv, en tiempos de su espectacular desarrollo, mientras por nuestra parte nos limita-
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X
HISTORIA
DE ESPAÑA.
PRÓLOGO
mos al período preparatorio, en el que sólo se inician los fermentos de la futura descomposición, cuando las gentes aún pueden hacerse la ilusión de w1a marcha normal: al período central del siglo XIV. Por otra parte Vilar, fiel a su concepto particular relativo al desarrollo de la historia, atiende preferentemente al aspecto economicosocial del tema, prescindiendo a la vez de su faceta política y de la influencia que las minorías directoras, incluso ciertas individualidades relevantes, pudieran tener en la marcha evolutiva y oscilante del proceso histórico. En otro lugar (prólogo al libro en colaboración sobre los Moments crucial-a de la historia de Catalunya, Barcelona, ed. Vicens Vives, 1962), al ocuparme de los variados problemas y lagunas de la actual historiografía, escribí: Hay otro aspecto que ha pesado y pesa cada vez más sobre ella, sobre sus fundamentos y su concepción: el de su problemática. Se ha dicho, con razón, que la historiografía semeja un diálogo establecido entre el historiador y el pasado. Por tanto, las conclusiones dependen de las preguntas que el historiador haga a su interlocutor, de lo que le pida. Durante siglos, los historiadores han pedido al pasado, no cómo ·se desarrollaba la vida cotidiana, sino lo extraordinario de las personas y de los hechos. Las personas destacadas eran reyes, santos, genios, grandes políticos, sabios, artistas eminentes; los hechos, los que comportaban espectacularidad: guerras, catástrofes, tratados ... Hoy tal historiografía tiene poca aceptación. Los teorizadores modernos la llaman despectivamente historia de reyes, de guerras, historia-espectáculo, política, de acontecimientos... En su lugar han proclamado la que se llama socioeconómica, la que atiende al hombre medio y gravita sobre la masa, sus condiciones de vida, las estructuras sociales que le encuadran. Se supone a esta concepción originariamente revelada por las teorías socialistas de Marx y Engels en los tiempos de la revolución de 1848; consolidada por la escuela alemana de los Inama-Sternegg, los Lamprecht, los Sombart; afinada por el grupo francés de los Annales, sociétés, économies, civilisations, tras Marc Bloch y Lucien Febvre; flanqueada por la concepción materialista-dialéctica patente en todos los sectores de la ideología marxista. Es probable, no obstante, que sus orígenes hayan sido más complejos de lo que generalmente se supone. En Cataluña podemos presentar al vicense Balmes, quien escribe en 1843, en su Criterio: >.No obstante, esta discriminación produce sus recelos; el rey confiesa que