Obras escogidas en tres tomos. Tomo I [1]

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C. EENGEL OBRAS ESCOGIDAS en tres tomos

Tomo 1

Editorial Progreso Moscú

1973 [Efiil

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DE LA EDITORIAL El presente volumen corresponde al primer tomo de la última edición en ruso de las Obras Escogidas en tres tomos de C. Marx y F. Engels, preparada por el Instituto de Marxismo-Leni­ nismo adjunto al CC del PCUS (Editorial de Li­ teratura Política del Estado, Moscú, 1 966). El texto de todos los trabajos incluidos en el presente tomo ha sido cotejado con los origina­ les que se guardan en Moscú en el Instituto de Marxismo-Leninismo adjunto al CC del PCUS.

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LECTOR

La Editorial le quedará muy reconocida si le da usted a conocer su opinión acerca de la traducción del libro que le ofrecemos, así como de su presentación e impresión. Le agradeceremos también . cualquier · ·otra sugerencia. Nuestra dirección: Editorial Progreso, Zúbovski bulvar, 21, Moscú (URSS).

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Tra ducción a l español Editoria l Progreso 1973

l'IUll.OGO

Esta ed ición de las Obras Escogidas en tres tomos contiene Jos trabajos más importantes de Marx y Engels , en los que se exponen las tres partes integrantes de su gran doctrina revolu­ cionaria: la filosofia y la economía política marxistas ·y la teoda del comunismo científico. Algunas producciones fundamentales · han pod ido ser incluidas en esta ed ición , por supuesto , sólo en forma de apartados y capítulos sueltos. Así , de El Capital d e Carlos Marx s e ofrecen e l capítulo XXIV d e l primer tomo, el prólogo de Marx a la primera edición alemana , el epílogo a la segunda ed ición aleman� y un fragmento del prólogo de Engels al segundo tomo . De la D ialéctica de la Naturaleza de Federico Engels, la Introducción, el Viejo prefacio al «(A nti)­ Dühring». Sobre la dialéctica y El papel del trabajo en la transfor­ mación del mono en hombre; se publica íntegro el folleto d� Engels Del socialismo utópico al socialismo científico, que es una refu n d i­ ción de tres capítulos de su A nti-Dühring. En la presente ed ición se han insertado todas las obras publi­ cadas en las Obras Escogidas de Marx y Engels en d os tomos que 1�d itó nuestro Instituto anteriormente. No obstante, comparada con d icha ed ición en dos tomos, la presente ha sido considera­ blemente ampliad a . Se han incluido ad icionalmente el primer capítulo de La Ideología A lemana, de Marx y Engels, titulado Feuerbach. Oposición entre las concepciones materialista e idea-

Prólogo

lista, en e l que se ofrece una vasta exposición de la interpretación materialista de la historia. Se han inclu ido tamb ién otros trabajos que no figuran en la ed ición en dos tomos, como los de Marx: I nstrucción sobre diversos problemas a los delegados del Consejo Central Pro11isional, Una comunicación confidencial, A cerca del Con­ greso de La Haya, La nacionalización de la tierra, el primer esbozo de la respuesta a la carta de Vera Zasúlich, y los escritos de Engels Los Jll'incipios del comunismo, Revolución y contrarrevolución en .11 lernania, Palabras finales al trabajo "Acerca de la cuestión so­ cial en H.usia», El papel de la violencia en la historia y Contribución a la crítica del proyecto de programa socialdemócrata de 1891. Se ha incluido asimismo el trabajo conjunto de Marx y Engels Las pretendidas escisiones en la Internacional. Se ha ampliad o, ad emás, el apartado de la correspondencia de Marx y Engels. Los trabajos están d istribuidos entre los tres tomos, en lo fundamental, por orden cronológico, excepción hecha de los prólogos y epílogos de los autores, que se insertan, independ iente­ mente de las fechas de su aparición, al lado de las obras para las que fueron escritos. La correspondencia de Marx y Engels se imprime al final de .cada tomo de acuerdo con el período que abarca el volumen respectivo. La edición está dotada de apartados de consulta . Al final de cada tomo se incluyen notas aclaratorias e índ ices de nombres y de materias. ·

Instituto de Marxismo-Leninismo .adjunto a l CC del PCUS

C. M ,\U X

TESIS SOBRE FEUERBACH 1

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El defecto fundamental de todo el materialismo anterior -incluido el de Feuerbach - es que sólo concibe las cosas, la realidad , la sensoriedad , bajo la forma de objeto o de contempla­ dón, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, 110 de un modo subjet ivo. De aquí que el lado activo fuese desarro1 lado por el idealismo, por oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal. Feuerbach quiere objetos :-;ensoriales, realmente d istintos de los objetos conceptuales; pero tampoco él concibe la propia actividad humana como una act iv idad objetiva . Por eso, en La esencia del cristianismo sólo considera la actitud teórica como la auténticamente humana , mientras que con1·.ibe y fija la práctica sólo en su forma suciamente judaica de manifestarse. Por tanto, no comprende la importancia de la actua1·ión «rev olucionaria», «práctico-crítica».

El problema de si al pensam iento humano se le puede atribuir 1111a verda d objetiva, no es un problema teórico, sino un problema /lf'áctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que d emostrar

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C. Marx

la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrena lidad de su pensa miento. El liti gio sobre la realidad o irreali dad de un pensa­ miento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico.

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La teoría materialista de que los hombres son produc to de las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, los hombres mod ificados son producto de circunstancias d istintas y ds una educación mod ificada , olvida que son los hombres, precisame nte, los que hacen que camb ien las circunstancias y que el prop io edu­ cador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la división de la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad (así, por ej . , en R oberto Owen) . La coincidencia de la mod ificación de las circunstancias y d e l a actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racional­ mente como práctica revolucionaria.

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Feuerbach arranca de la autoenajenación religiosa, del desdo­ blamiento del mundo en un mundo religioso, imaginario, y otro real. Su cometido consiste en d isolver el mundo religioso , redu­ ciéndolo a su base terrenal. No ad vierte que, después de real izada esta labor, queda por hacer lo principal. En efecto, el que la base terrenal se separe de sí misma y se plasme en las nubes como reino independ iente, sólo puede explicarse por el propio desga­ r1·amiento y la contrad icción de esta base terrenal consigo m isma. Por tanto, lo primero que hay que hacer es comprender ésta en su contrad icción y luego revolucionarla prácticamente elim inando la contrad icción. Por consiguiente, después de descubrir, v. gr. , en l a familia terrenal el secreto d e la sagrada familia, hay que crit icar teóricamente y revolucionar p rácticamente aquélla.

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Feuerbach, no contento con el pensamiento abstracto, apela a la contemplación sensorial; pero no concibe la sensoriedad como una actividad sensorial humana prác,tica.

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Tesis sobre Feuerbach

Feuerbach d iluye la esencia religiosa en la esencia humana. Pero la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada ind i­ v iduo. Es, en su realidad , el conjunto de las relaciones sociales. Feuerbach, que no se ocupa de la crítica de esta esencia real, s o ve, por tanto, obligado : 1) A hacer abstracción de la trayectoria h istórica , enfocando para sí el sentimiento religioso 1 Gemüt 1 y presupon iendo un ind iv iduo humano abstracto, aislado. 2) En él, la esencia humana sólo puede conceb irse como «gé­ nero», como una generalidad interna, muda , que se l imita a un ir naturalmente los muchos ind iv iduos. ·

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Feuerbach no ve, por tanto, que el «sentimiento religioso» es tamb ién un producto social y que el ind iv iduo abstracto que él nnaliza pertenece, en realidad, a un a determinada forma de sociedad .

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La v ida social es, en esencia, práctica. Todos los misterios que 1l escarrían la teoría hacia el misticismo, encuentran su soluc ión racional en la práctica humana y en la comprensión de esta prác­ tica.

!I A lo que más llega el materialismo contemplativo, es decir, el materialismo que no concibe la sensoriedad como actividad práct i­ cn , es a contemplar a los d istintos ind ividuos dentro de la «socie1 l a d civ il». 10

El punto de v ista del antiguo materialismo es la socied ad >6 • Pero se olvidan de añad ir que a estas frases por ellos combatidas no saben oponer más que otras frases y que, al combatir solamente las frases de este mundo, no combaten en modo alguno el mundo real existente . Los únicos * **

Max Stirner. (N. de la Edit . ) Trátase de L . Feuerbach, B . Bauer y M . Stirner. ( N . de l a Edit.)

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Uposición entre las concepciones mater.

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tdeal.

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rl's1 1 l tados a que podía llegar esta crítica filosófica fueron algunos ..scl arncimientos en el campo de la historia de la religión, harto 1111 i laterales por lo demás, sobre el cristianismo; todas sus demás ul'irmaciones se reducen a otras tantas maneras de adornar su prntensión de entregarnos, con estos esclarecimientos insign i­ l'ieantes, descubrimientos de alcance histórico-mund ial. A n inguno de estos filósofos se le ha ocurrido siquiera pregun­ tar por el entronque de la filosofía alemana con la realidad de i\ l mnania, por el entronque de su crítica con el propio mundo 111 at.crial que la rodea* .

12. Premisas de las que arranca la concepción materialista de la historia)** [p. 3] Las premisas de que partimos no son arb itrarias , no son dogmas , s ino premisas reales, de las que sólo es posible abstraerse l'll la imaginación. Son los ind i v iduos reales, su acción y sus cond iciones materiales de v ida, tanto a quellas con que se han 1•11 contrado ya hechas, como las engen dradas por su propia acción . E:-1tas premisas pueden [p. 4] comprobarse, consiguientemente , p o r l a vía puramente empírica . La primera premisa d e toda historia humana es, natural1 1 1onte, la existencia de ind iv iduos humanos v ivientes*** . El primer (•stado que cabe constatar es, por tanto, la organización corpórea 1ln estos ind ividuos y, com o consecuencia de ello , su relación rnn el resto de la naturaleza. No podemos entrar a examinar u q uí, naturalmente, ni la contextura física de los hombres m ismos 11 i las cond iciones naturales con que los hombres se encuentran: l us geológicas, las oro-hidrográficas, las climáticas y las de otro l.i po * * * * . Toda historiografía tiene necesariamente que partir do ostos fundamentos naturales y de la mod ificación que experi1 1 1 P 1 1 tan en el curso de la historia por la acción de los hombres. * En el manuscrito de la variante fundamental de la copia en limpio, el

1·1·�1.0 do la página está en blanco . Luego , en 1•11 la presente edición se reproduce como

la siguif'ntc comienza el texto que § 3 . (N. de la Edit.) * * El texto de este párrafo ha sido tomado de la primera variante de la 1·11pi11 m limpi o . (N. de la Edit.) "'* * Luego sigue en el manuscrito un texto tachado: «El primer acto histó­ ,. ,, ,, dn estos ind ividuos , merced al que se distinguen de los animales , no con­ t1i1•I" Pn que piensan , sino en que comienzan a producir los indispensables me­ "'"·' ,¡, mbsistencia» . (N. de la Edit . ) .¡,"'** Luego sigue e n e l manuscrito u n texto tachado: «Ahora bien , estas rn11oliriones no determinan sólo la organización corporal inicial, espontá111•11, cln los hombres , sobre todo las diferencias raciales entre ellos , sino tam1111"11 1-111 desarrollo sucesivo -o la falta de desarrollo - hasta nuestros días» . ( .\'. t/1· la Edit. ) .

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F. E ll g

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Podemos d istinguir los hombres de los an imales por la con­ é iencia, por la religión o por lo que se quiera. Pero los hombres mismos comienzan a ver la d iferencia entre ellos y los animales "tan pronto comienzan a producir sus med ios de vida, paso este que se halla cond icionado por su organ ización corpórea. Al pro­ ducir sus med ios de vida, el hombre produce ind irectamente su propia v id a material. El modo de producir los med ios de v id a de los hombres depende, ante todo, de la naturaleza misma de los med ios de vida con que se encuentran y que hay que reproducir. [p . '5] Este modo de producción no debe considerarse sola­ mente en el sentido de la reproducción de la existencia física de los ind iv iduos. Es ya, más b ien, un determinado modo de la actividad de estos ind iv iduos, un determinado modo de mani­ festar su v ida, un determinado modo de vida de los mismos. Los individuos son tal y como manifiestan su vida. Lo que so n coincide, por consiguiente, con su producción, tanto con lo que producen como con el modo de cómo producen . Lo que los ind i v i­ duos son depende, por tanto , de las cond iciones materiales de su producción. Esta producción sólo aparece al multiplicarse la población. Y presupone, a su vez, un trato [ VerkehrF entre los individuos. La forma de este intercamb io se halla cond icionada , a su vez, por la producción* . ·

(3. Producción y trato. División del trabajo y formas de propiedad: tribal , antigua y feudal) [f. 3) Las relaciones entre unas naciones y otras dependen d el grado en que cada una de ellas haya desarrollado sus fuerzas productivas, la d iv isión del trabajo y el trato interior. Es éste un hecho generalmente reconocido. Pero , no sólo las relaciones entre una nación y otra, sino tamb ién toda la estructura interna de cada nación depende del grado de desarrollo de su producción y de su trato interior y exterior. H asta qué punto se han desa­ rrollado las fuerzas productivas de una nación lo ind ica del modo más p alpable el grado hasta el que se ha desarrollado en ella la d iv isión del trabajo. Toda nueva fuerza product iva , cuando no se trata de una s imple extensión cuantitativa de fuerzas pro­ duct ivas ya conocidas con anterioridad (como ocurre, por ejemplo, * Aquí termina la primera variante de la copia en fimpio . Lo que sigue en la presente ed ición es texto de la variante fundamental de la copia en limpio. (N. de la Edit.) ·

,.,.,,,.,.¡,,,../¡. Oposición en tre las concepciones mater.

1·1111 la roturac ión de tierras) 1li•s11rrollo de la d ivisión del

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ideal.

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trae como consecuencia un nu.evo trabajo . La div isión del trabajo dentro de una nación se traduce, 111 1 l.o todo, en la separación del trabajo industrial y comercial 1·1111 respecto al trabajo agrícola y, con ello, en la separación 11!• la ciudad y el campo y en la oposición de sus intereses. Su d 1�sarrollo ulterior conduce a que el trabajo comercial se separe 111'1 i ndustrial . Al mismo t iempo , la d ivis ión del trabajo dentro 111' estas d iferentes ramas acarrea, a su vez , la formación de d iver­ so s sectores entre los ind iv iduos que cooperan en determinados trabajos. La posición que ocupan entre sí estos d iferentes sectores :-in halla cond icionada por el modo de aplicar el trabajo agrícola, i 1 1 dustri al y comercial (patriarcalismo, esclavitud , estamentos, clases). Y las m ismas relac iones se revelan , al desarrollarse d trato , en las relaciones entre d iferentes naciones . Las· diferentes fases de desarrollo de la d ivisión del trabajo son otras tantas formas d istintas de la propiedad; o, d icho en otros términos , cada etapa de la d iv isión del trabajo determina tamb ién las relaciones de los ind iv iduos entre sí, en lo tocante al material, el instrumento y el producto del trabajo. La primera forma de la propiedad es la propiedad de la tribu8• Esta forma de propiedad corresponde a la fase incip iente de la producción en que un pueblo v ive de la caza y la pesca, de la ganadería o, a lo sumo, de la agricultura. En este últ imo caso, la propiedad tribal presupone la existencia de una gran masa de tierras s in cult ivar. En esta fase, la d iv is ión del trabajo se halla todavía muy poco desarrollada y no es más que la extensión de la d ivisión natural de trabajo existente en el seno de la familia. La estructura social, en esta etapa, se reduce tamb ién, por tanto, a una ampliación de la familia: a la cabeza de la tribu se hallan :ms patriarcas , luego los m iembros de la tribu y, finalmente, los esclavos. La esclav itud latente en la familia va desarrollándose poco a poco al crecer la población y las necesid ades, al extenderse ni intercamb io exterior y al aumentar las guerras y el comercio de trueque. La segunda forma está representada por la antigua prop iedad l'o munal y estatal, que brota como resultado de la fusión de diversas tribus para formar una ciudad, med iante acuerdo volun1 ario o por conquista, y en la que sigue existiendo la esclavitud . .l 1 111 to a la propiedad comunal, va desarrollándose ya la prop iedad privada mob iliaria, y más tarde la inmob iliaria, pero como rorma anormal, suped itada a aquélla. Los ciudadanos del Estado si'1lo en cuanto comun idad pueden ejercer su poder sobre los 11s1�lavos que trabajan para ellos, lo que ya de por sí los v incula 11 la forma de la prop iedad comunal. Es la prop iedad privada

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comunal de los ciudadanos activos del Estado , obligados con respecto a los esclavos a permanecer unidos en este tipo natural de asociación. Esto explica por qué toda la estructura de la sociedad asentad a sohre estas bases, y con ella el poder del pueblo, decae n a med ida que va desarrollándose la propied ad privada inmobiliaria. La d ivisión del trabajo aparece aquí más desarro­ llada. Nos encontramos ya con la oposición entre la ciudad y el campo y, más tarde, con la oposición entre Estados que repre­ sentan, de una parte, los intereses de la vida urbana y, de otra, los de la v ida rural; dentro de las mismas ciudades, con la oposi­ ción entre la industria y el comercio marítimo . Las relac iones do clases entre ciudadanos y esclavos han adquirido ya su pleno desarrollo . Con el desarrollo de la propiedad privada surgen aquí las mismas relaciones con que nos encontraremos en la prop iedad privada de los tiempos modernos, aunque en proporciones más extensas. De una parte, aparece la concentración de la propiedad privada, que en R oma comienza desde muy pronto (una prueba de ello la tenemos en la ley agraria licinia8) y que, desde las guerras civiles, sobre todo bajo los emperadores, avanza muy rápidamente; de otra parte, y en relación con esto, la transfor­ mación de los pequeños campesinos plebeyos en proletariado que, s in embargo, dada su posición intermed ia entre los ciudada­ nos poseedores y los esclavos, no llega a adquirir un desarrollo independ iente. La tercera forma es la propiedad feudal o por estamentos. Del m ismo modo que la Antigüedad partía de la ciudad ·y d e s u pequeña comarca, l a Edad Med ia tenía como punto de partida eLcampo Este camb io de 'punto de arranque hallábase cond i-c ionado por la población con que se encontró la Edad Med ia: una población escasa, d iseminada en grandes áreas. y a la que los ,conquistadores no aportaron gran incremento. De aquí que, al contrario de lo que había ocurrido en Grecia y en R oma, el desarrollo feudal se iniciara en un terreno mucho más extenso, preparado por las conquistas romanas y por la d ifusión de la agricultura, al comienzo relacionada con ellas. Los últimos siglos del I mperio romano decadente y su conquista por los propios bárbaros destruyeron una gran cantidad de fuerzas productivas; la agricultura veíase postrada , la industria languideció por la falta de mercados, el comercio cayó en el sopor o se v io v iolenta­ mente interrumpido y la población rural y urbana decreció. Estos factores preexistentes y el modo de organización de la conquista por ellos condicionado hicieron que se desarrollara, bajo la influen­ cia de la estructura del ejército germánico, la propiedad feudal. Tamb ién ésta se basa , como la propiedad de la tribu y la comunal, ·

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/, ,.,.,¡,,,,.,,, 0¡111sición e n tr e las concepciones mater. e ideal.

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[Gemeinwesen], pero frente a ésta no se hallan cuanto clase directamente productora, los esclavos, 1·01110 ocurría en la sociedad antigua, sino los pequeños campesi­ no:� Hit,rvos de la gleba. Y, a la par con el desarrollo completo ele•I ímulalismo, aparece el antagonismo del campo con respecto 11 In ciudad. La estructura jerárquica de la propiedad territorial y, .. 11 rnlación con ello, las mesnadas armadas, daban a la nobleza 1•1 poder sobre..Jps siervos. Esta estructura feudal era, lo mismo q1111 Jo habíá sido la propiedad comunal antigua, una asoC'iación 1·r .. 11l.u a la clase productora dominada; lo que variaba era la forma de• In asociación y la relación con los productores directos, ya que 111:-1 condiciones de producción eran distintas. A esta estructura feudal de la posesión de tierras correspondía 1•11 las ciudades la propiedad corporativa, la organización feudal do la artesanía. Aquí, la propiedad estribaba [f. 4], fundamental11wnte, en el trabajo individual de cada uno. La necesidad de 11..;ociarse para hacer frente a la nobleza rapaz asociada; la necesi­ dntl de disponer de locales en el mercado comunes en una época 1•11 que el industrial era, al propio tiempo, comerciante; la creciente 1·ompetencia de los siervos que huían de la gleba y afluían en tropel a las ciudades prósperas y florecientes, y la estructura l'l'udal de todo el país hicieron surgir los gremios; los pequeños 1·11 pitales de los artesanos individuales, reunidos poco a poco por el ahorro, y la estabilidad del número de éstos en medio de una creciente población, hicieron que se desarrollara el sistema de oficiales y aprendices, engendrando en las ciudades una jerarquía :-;.,mejante a la que imperaba en el campo. Por tanto, durante la época feudal, la forma fundamental de la propiedad era la propiedad territorial con el trabajo de los siervos 11 ella vinculados, de una parte y, de otra, el trabajo propio con un pequeño capital que dominaba sobre el trabajo de los oficiales do los gremios. La estructura de ambas formas hallábase deter­ minada por las condiciones limitadas de la producción, por el 1•1"1caso y rudimentario cultivo de la tierra y por la industria urtcsana. .,La división del trabajo se desarrolló muy poco, en el wríodo floreciente del feudalismo.Todo país llevaba en su entraña 11 oposición entre la ciudad y el campo; es cierto que la estructura 1ln los estamentos se hallaba muy ramificada y acusada, pero ftwra de la separación entre príncipes, nobleza, clero y campesinos, 1•11 el campo, y maestros, oficiales y aprendices, y muy pronto In plebe de los jornaleros, en la ciudad, no encontramos otra divi­ :ilt'in importante. En la agricultura, la división del trabajo veíase 1•11t.orpecida por el cultivo parcelado, junto al que surgió después In industria a domicilio de los propios campesinos; en la industria, 1111 nxistía división del trabajo dentro de cada oficio, y muy poca 1111 111111 comunidad

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entre unos oficios y otros. La d iv isión entre la industria y el comercio se encontró ya establecida de antes en las v iejas ciuda­ des, mientras que en las nuevas sólo se desarrolló más tarde, al entablarse entre las ciudades contactos y relaciones. La agrupación de territorios importantes más extensos para .formar reinos feud ales era una necesid ad , tanto para la nobleza propietaria de tierras como para las ciudades. De aquí que a la cabeza de la organización de la clase dominante, de la nobleza, figurara en todas partes un monarca* .

(4. Esencia de l a concepción materialista de la historia. El ser social y la conciencia social) [f. 5) Nos encontramos, pues, con el hecho de que determi­ nados individuos que se ded ican de un determinado modo a la producción**, contraen entre sí estas relaciones sociales y políti­ cas determinadas. La observación empírica t iene necesariamente que poner de relieve en cada caso concreto, empíricamente y s in n inguna clase de embaucamiento y especulación , la relación existen­ te entre la estructura social y política y la producción. La estructura social y el Estado brotan constantemente del proceso de v ida de determinados ind ividuos; pero de estos ind ividuos, no como puedan presentarse ante la imaginación propia o ajena, s ino tal y como realmente son; es decir, tal y como actúan y como producen materialmente y, por tanto, tal y como desarrollan sus activi­ dades bajo determinados límites, premisas y cond iciones materia­ les, independ ientes de su voluntad * * * . L a producción d e las ideas, las representaciones y l a conciencia aparece, al principio, d irectamente entrelazada con la activ idad * En el manuscrito, la parte restante de la página está en blanco . Luedo, en la página siguiente comienza el resumen de la esencia de la concepción materialista de la historia. La cuarta forma (burguesa) de propiedad se exa­ mina .más adelante, en la parte IV del capítulo, §§ 2-4. (N. de la Edit . ) ** E n la variante inicial se dice: «determinados individuos , guardando determinadas relaci ones de producción». (N. de la Edit . ) *** Luego viene tachado en el manuscrito : «Las i deas que se forman estos individuos son ya bien i deas de su relación con la naturaleza, ya bien de sus relaciones entre sí, ya bien ideas acerca de lo que son ellos mismos . Es claro que en todos estos casos dichas ideas son una expresión consciep.te -efectiva o ilusoria - de sus verdaderas relaciones y actividad , de su producción, de sus contactos, de su organización social y política. Ad mit i r lo contrario sólo es posible en el caso de que , cuando además del espíritu de los individuos efec­ tivos y materialmente condicionados, se presupone algún espíritu especial más. Si la expresión consciente de las verdaderas relaciones de estos individuos es ilusoria , si estos últimos ponen de cabeza su reali dad en sus i áeas, es tam­ bién consecuencia de la limitación del modo de su actividad material y de sus relaciones sociales, que se desprenden de ello». (N. de la Edit.)

,. .,.,,,.,./1111'/i.. Oposición entre

las concepciones mater. e ideal.

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1 1 1 1 1 1.er i al y el trato material de los hombres, como el lenguaje 1 1 1• l a v ida real. La formación de las ideas, el pensamiento, el l.rut.o espiritual de los hombres se presentan aquí todavía como 1 • 11 1 a 1 1 ac i ón d irecta de su comportamiento material. Y lo m ismo 01·.1 1 rrn con la producción espiritual, tal y como se manifiesta 1111 t>l lenguaje de la política , de las leyes, de la moral, de la reli­ l{ilin, de la metafísica , etc. , de un pueblo. Los hombres son Ios p rn1I uctores de sus representaciones, de sus ideas, etc. , pero so trata de hombres reales y activos tal y como se hallan cond i1:i o 11 a dos p or un determinado desarrollo de sus fuerzas product ivas y p o r ol trato que a él corresponde, hasta llegar a sus formas más l njauas* . La conc ien ocurre actualmente en Alemania) ; pero, dado que esta contrad ic­ ción se presenta como contrad icción existente sólo dentro del cuadro de la conciencia nacional, a tal nación le parece que tam­ b ién la lucha se circunscribe a d icha escoria nacional. [ 1 6 ) Por lo demás, es de todo punto ind iferente lo que la conciencia por sí sola haga o emprenda, pues de toda esta escoria sólo obtendremos un resultado, a saber: que estos tres momentos, la fuerza productiva, el estado social y la conciencia, pueden y deben necesariamente entrar en contrad icción entre sí, ya que, con la divisi6n del trabajo, se da la posibilidad, más aún, la reali­ d ad de que las actividades espirituales Y"materiales* * * , el d isfrute y el trabajo, la producción y el consumo, se asignen a d iferentes ind ividuos, y la posib ilidad de que no caigan en contrad icción reside solamente en que vuelva a abandonarse la d iv isión del trabajo. Por lo demás, de suyo se comprende que los «espectros>>. los «nexos», los «seres superiores», los «conceptos», los «reparos», no son más que la expresión esp iritual puramente ideal ista, la • Glosa marginal de Marx: «Coincide con ello la primera forma de i deó­ logos , l os cura.�» . (N. de la Edit . ) •• Glosa marginal de Marx: «Rel i gi6 n . Los alrrn anes con la ide ol ogía como t.ah . (N. de la Edit.) . . . Glosa margi nal tach ada de Marx: «act.iv i dad"y pensami ento, es decir, la actividad carente de pensamiento y el pensam iento carente de activi dad». (N. d e l a Edit . )

l•'r 11l'l·liach. Oposición entre las concepciones m a ter. e ideal.

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l t l uu del ind iv iduo imaginariamente aislado, la representación c l o trabas y limitaciones muy empíricas dentro de las cuales

,.., mueve el modo de producción de la v id a y la forma de relación . congruente con él.

,-1.

La división social del trabajo y sus consecuencias: propie dad privada , el Estado , la «enajenación» cfo la actividad social) u

Con la d iv isión del trabajo, que lleva implícitas todas estas contradicciones y que descansa, a su vez , sobre la d ivis ión natural c l el trabajo en el seno de la familia y en la d ivisión de la sociedad· on d iversas famil ias opuestas, se da, al m ismo tiem po, la distri­ bución y, concretamente, la d istribución desigual, tanto cuantita­ tiva como cualitativamente, del trabajo y de sus productos; es decir,. Ja prop ieddd , [ 1 7 ) cuyo primer germen , cuya forma inicial se cont iene ya en la famil ia, donde la mujer y los hijos son los escl a­ vos del marido. La esclav itud , todavía muy rud imentaria, cierta­ mente, latente en la familia, es la primera forma de propied a d ,. que, por l o demás, y a aquí corresponde perfectamente a l a defin i­ ción de los modernos economistas, según la cual es el derecho· · u d isponer de la fuerza de trabajo de otros. Por lo demás, d ivisión del trabajo y prop iedad privada son términos idént icos : un o d e ellos d ice, referido a l a actividad , l o mismo que e l otro, referido. nl producto de ésta. La d ivisión del trabajo . lleva aparejad a, además, la contrad ic­ c i ón entre el interés del ind ividuo concreto o de una determinada· fa milia y el interés común de todos los ind ividuos relacionados cmtre sí , interés común que no existe, ciertamente, tan sólo en la; i d ea, como algo «general», sino que se presenta en la realidad, u n te todo, como una relación de mutua dependencia de los ind i­ v id uos entre quienes aparece d iv id ido el trabajo. Precisamente por v irtud de esta contrad icción entre el interés purticular y el interés común, cobra este último, en cuanto Estado 1 1 1 1 a forma propia e independ iente, separada de' los reales intereses· pu rticula:res y colectivos y, al mismo tiempo, una forma de comun i­ c l u c l ilusoria, pero siempre sobre la base real de los vínculos c• x istentes, dentro de cada conglomerado familiar y tribal, tales 1�0 111 0 la carne y la sangre, la lengua, la d iv isión d el trabajo en m ayor c •1-11�11 l a y otros intereses y, sobre todo, como más tarde habrem os de el 1•1-111rro l l ar , a base de los intereses de las clases, ya cond icionadas por la d ivisión del trabajo, que se form an y d iferencian en cada 1 1 1 1 1 1 clc estos conglomerados humanos y entre las cuales hay s iempre 1 1 11 11 1p1e d om in a sobre todas las demás. De donde se desprende que-

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C.

Marx y

F. E n g e l s

todas las luchas que se libran dentro del Estado, la lucha entre la de mocracia, la aristocracia y la monarquía , la lucha por el ·derecho de sufragio, etc. , no son s ino las formas ilusorias bajo las que se ventilan las luchas reales entre las d iversas clases (de lo que los teóricos alemanes no t ienen n i la más re mota idea , a pesar de habérseles facilitado las orientaciones necesarias acerca de ello en los Deutsche-Franzosische Jahrbücher13 y en La Sagrada Familia) . Y se desprende, as imismo, que toda clase que asp ire a ·implantar :su dominación, aunque ésta, como ocurre en el caso del proleta­ riado , cond ic ione en absoluto la abolición de toda la forma de la sociedad anterior y de toda dominación en general, tiene que empezar conquistando el poder político, para poder presentar, a su vez, su interés como interés general, cosa que en el primer mo mento se ve obligada a hacer. Precisamente porque los ind ividuos sólo buscan su interés particular, que para ellos no coincide con su interés común, y ,porque lo general es siempre la forma ilusoria de la comun idad, se hace valer esto ante su representación como algo «ajeno» a ellos ( 18] e « independ iente» de ellos, como un interés «general» a su vez especial y peculiar, o ellos mismos tienen necesariamente que moverse en esta escisión, como en la democracia. Por otra parte, la lucha práctica de estos intereses part iculares que constante­ mente y de un modo real se oponen a los intereses comunes o que ilusoriamente se creen tales, impone como algo necesario la inter­ posición práctica y el refrenamiento por el interés «general» ilusorio bajo la forma del Estado*. (17] Finalmente, la d ivisión del trabajo nos brinda ya el prime r ·ejemplo de que, m ientras los hombres viven en una sociedad formada espontáneamente, mientras se da, por tanto, una separa­ ción entre el interés particular y el interés común, mientras las actividades, por consiguiente, no aparecen d iv id idas voluntaria­ mente, sino por modo espontáneo, los actos propios del hombre se erigen ante él en un poder ajeno y hostil, que le sojuzga, en vez de ser él quien lo domine. En efecto, a partir del momento en que comienza a d ivid irse el trabajo, cada cual se mueve en un deter­ minado círculo exclusivo de actividades, que le viene impuesto y del que no puede salirse; el hombre es cazador , pescador, pastor o crítico crítico, y no t iene más remed io que seguirlo siendo, si no quiere verse privado de los med ios de v ida; al paso que en la sociedad comun ista, donde cada ind ividuo no tiene acotado un círculo exclus ivo de actividades, s ino que puede desarrollar sus aptitudes en la rama que mejor le parezca, la sociedad se * Estos dos párrafos están escri tos con la mano de Engels al margen. (N. de la Edit.) ·

/

,· 11..r/1arh . Oposición entre las concepcio nes mater. e ideal.

33

de regular la producción general, con lo que hace cabal1 1 11•11 t.e pos ible que yo pueda ded icarme hoy a esto y mañana 11 1111 uello, que pueda por la mañana cazar, por la tarde pescar y por la noche apacentar el ganado , y después de comer, si -me p l a 1· 1 · . ded icarme a criticar, sin necesidad de ser exclusivamente rn za d or, pescador, pastor o críticp , según los casos. l 1 8) Esta plasmación de las actividades sociales, esta conso1 id ac ión de nuestro propio producto en un poder material erigido :-1o h re nosotros, sustraído a nuestro control, que levanta una barrera 1 1 1 1 1.e nuestra expectativa y destruye nuestros cálculos , es uno t l 1• los momentos fundamentales que se destacan en todo el desa­ r ro l l o h istórico anterior. El poder social, es decir, la fuerza de pwd ucción multiplicada , que nace por obra de la cooperación e l e los d iferentes ind ividuos b ajo la acción de la d iv isión del t rabajo, se les aparece a estos ind iv iduos, por no tratarse de una 1·ooperación voluntaria, sino espontánea, no como un poder propio, asociado, sino como un poder ajeno, s ituado al margen e l e ellos, que no saben de dónde procede ni a dónde se d irige y que, por tanto , no pueden ya dominar, sino que recorre, por el contra­ r i o , una serie de fases y etapas de desarrollo peculiar e indepen­ t l iente de lá voluntad y los actos de los hombres y que incluso el i r ige esta voluntad y estos actos* . ¿Cómo, si no , podría la pro­ p i edad, por ejemplo, tener una historia, revestir d iferentes for­ mas y la propiedad territorial, supongamos, según las d iferentes premisas existentes, desarrollarse en Francia para pasar de la parcelación a la centralización en pocas manos y en Inglaterra, 1 1 Ja inversa, de la concentración en pocas manos a la parcelación, c:o mo hoy realmente estamos v iendo? ¿O cómo explicarse que l ' I comerc io, que no es sino el intercamb io de los productos de d i versos ind iv iduos y países, llegue a dominar el mundo entero 1 1 wd i ante la relación entre la oferta y la demanda -relación c ¡ 1 1 e , como d ice un economista inglés, grav ita sobre la tierra rn rno el destino de los antiguos, repartiendo con mano invis ible la felicidad y la desgracia entre los hombres, creando y destruyendo i m perios, alumbrando pueblos y [19) haciéndolos desaparecer -, 1 1 1 ientras que, con la destrucción de la base, de la propiedad pr i vad a , con la regulación comunista de la producción y la aboli­ d (m de la enajenación que los hombres s ienten ante sus propios prnductos, el poder de la relación de la oferta y la demanda se rPd nce a la nada y los hombres vuelven a hacerse dueños del i 1 1 t.orcamb i 0 , de la producción y del modo de sus relac iones mutuas? 1 • 1 1 1�a rga

· • A este lugar, Marx añadió, al margen , un texto que etfla present edi1· � ···11 . �n reproduce a continuación del párrafo, constituyendo los dos párrafos ·11 i.:111Pn tes . (N. de la Edit. )

;

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C. M a r x

y

F. E

n

g e l

s

(5.

Desarrollo de las fuerzas productivas como prem isa material del comunismo)

1 18) Con esta «enajenación», para expresarnos en térm inos co m­ prensibles para los filósofos, sólo puede acabarse partien do de dos premisas prácticas. Para que se conv ierta en un poder « inso­ portable», es decir, en un poder contra el que hay que h a ce1· la revolución, es necesario que engendre a una masa de la hum a n id ad como absolutamente «desposeída» y, a la par con ello, en cont rad ic­ ción con un mundo de riquezas y de educación , lo que presupone, en ambos casos, un gran incremento de la fuerza product i rn , un alto grado de su desarrollo; y, de otra parte, este desarrollo de ]as fuerzas product ivas (que entraña ya , al mismo tiempo, una exis­ tencia empírica dada en un plano histórico-universal, y no en la existencia puramente local de los hombres) constituye tamb ién una premisa práctica absolutamente necesaria, porque s in ella sólo se generalizaría la escasez y, por tanto, con la pobreza, comen­ zaría de nuevo, a la par, la lucha por lo ind ispensable y se recaería necesariamente en toda la porquería anterior; y, además, porque sólo este desarrollo un iversal de las fuerzas productivas lleva con­ sigo un intercamb io universal de los hombres, en v irtud de lo cual, por una parte , el fenómeno de la masa «desposeída» se produce s imul­ táneamente en todos los pueblos (competencia general) , hac ien d o que cada u n o de ellos dependa de las conmoc iones de los otros y , por último, instituye a ind iv iduos histórico-universales, empíri­ camente universales, en vez de ind iv iduos locales. Sin est o, 1) el comunismo sólo llegaría a existir como fenómeno local; 2) las mísmas potencias de relación no podrían desarrollarse como poten­ cias universales y, por tanto, insoportables, sino que segu irían siendo s imples «circunstancias» supersticiosas de puertas adentro, y 3) toda ampliación de la relación acabaría con el comun ismo local. El comun ismo, empírican;iente, sólo puede darse como la acción «coincidente» o sinuiltánea 14 de los pueblos dominantes, lo que presupone el desarrollo universal de las fuerzas product ivas y el intercambio un hrnrsal que lleva aparejado*. (19) Por lo de1nás, la masa de los simples obreros -de la mano de obra exclu ida en masa del capital o de cualquier satisfacc ión de sus necesidades, por limitada que sea - y, por tanto, la pérd ida no puramente temporal de este mismo trabajo como fuente segura de vid a , presupone , a través de la competencia , el mercado mun­ dial. Por tan t o , e] proletariado sólo puede existir en un plano his*

Encima de la r o n t i rmac iún ele e:;:te texto , que comienza en la página del manuscr i t o , fignra una gl osa el e M a rx : «Co m u n ismo». (N. de la

s iguien te

Edit.)

/ , ,,,.,.fmrh. Oposición

entre las concepcio nes

mate r .

e

ideal.

35

torico-mundial, lo mismo que el comun ismo, su acción, sólo puede l l1•ica r a cobrar realidad como existencia histórico-un iversal. Ex is1 1 •1 11.,ia histórico-un iversal de los ind ividuos, es decir, existencia d 1• l os ind iv iduos d irectamente vinculada a la historia uni­ \' 1•rsal.

1 1 8) Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe i m plantarse, un ideal al que ha de sujetarse la realidad . Nosotros l l n mamos comun ismo al movimiento real que anula y supera al 1•st.ado ele cosas actual. Las cond iciones de este movimiento se cles­ pn•rulen ele la premisa actualmente existen te* . *

*

*

í191 La forma de trato cond icionada por las fuerzas productivas 1•x istentes en todas las fases históricas anteriores y que, a su vez , l ns cond iciona es la sociedad civil, que, como se desprende de lo n 1 1 lcriormente expuesto , tiene como premisa y como fundament.o In familia simple y la familia compuesta, lo que suele llamarse la t r ihu , y cuya defin ición queda precisada en páginas anteriores. Y n ello revela que esta sociedad civil es el verdadero hogar y es1·1•11ario de toda la historia y cuán absurda resulta la concepción h i � t.órica anterior que, haciendo caso omiso de las relaciones 1· .. alcs, sólo mira, con su limitación , a las resonantes acciones y a l os actos del Estado. Hasta ahora no hemos examinado más que un solo aspecto de I n actividad humana: la transformaci6n de la naturaleza por los h o mbres. El otro aspecto es la transformación de los hombres por los hombres . . * * e l r i gcn del Estado y relación entre el Estado y la socied ad civil* * * . .

lli.

Conclusiones de la concepción materialista de la 1 lst.oria : continuidad del proceso histórico , l l'n nsformación de la historia en historia unive rsal , l ll' l't"Sidad de la revolución comunista)

1 20) La historia no es sino la sucesión de las d iferentes genera­

l' i o n cs , cad a una de las cuales explota los materiales, capitales v

1'11crzas de producción transmit idas por cuantas la han preced ido;

• En el manuscrito este párrafo viene introduci do por :!\.Jarx a ntes del p r i t l ll'I' párrafo de dicho a p a rt a d o (N. de la Edit.) 0 Glosa marginal de Marx : «E l intercambio y l a fu erza produ ctiv a» . ( .\' . ,¡,. la. Edit. ) • • • El final ele la pági n a del manuscrito está en blanco . L u ego , en ]a pá" i n a . . ¡ �!l l Í l'11lt> comi enza la x posi ci ón d e las conclusi ones q u e se cl esprendt>n el°ol" co11siguiente, la educación los liberará de ese carácter unilateral 1 1 u c la división actual del trabajo impone a cada individuo . Así ,. I n sociedad organizada sobre bases comunistas dará a sus miem­ hros la posibilidad de emplear en todos los aspectos sus faculta-­ d es desartolladas' universalmente. Pero, con ello desaparecerán· i 11evitablemente las diversas clases. Por tanto , de una parte, la socie.

Pero todo esto no bastaba. La república de Febrero había sido conquistada por los obreros con la ayuda pasiva de la burguesía . Los proletarios se consideraban con razón como los vencedores de Febrero y formulaban las exigencias arrogantes del vencedor. Había que vencerlos en la calle , había que demostrarles , que tan pronto como luchaban , no con la burguesía , sino contra ella , salían derrotados. Y así como la república de Febrero , con sus concesiones socialistas , había exigido una b atalla del proletari ado unido a la burguesía contra la monarquía , ahora , era necesaria una segund a batalla para divorciar a la república de l a s concesiones al socialis­ mo , para que la república burguesa saliese consagrada oficialmente como régimen i mperante . La burguesía tenía que refutar con las armas en la mano las pretensiones del proletariado. Por eso la verdadera cuna de la república burguesa no es la victoria de Fe­ brero sino la derrota de Junio.

f

•IN

luchas de clases en Francia de 1848 a 1850

229

m proletariado aceleró el desenlace cuando, el 1 5 de mayo , "'' i n troduj o por la fuerza en la Asamblea Nacional, esforzándose . . 1 1 v a n o por reconquistar su influencia revolucionari a , sin conse1 '. 1 1 i r más que entregar sus jefes más enérgicos a los carceleros l t u rgueses121• Il faut en finir! ¡ Esta situación tiene que terminar! 1 :0 1 1 este grito , la Asamblea Nacional expresaba su firme resolu­ r i {i 1 1 de forzar al proletariado a la batalla decisiva. La Comisión l •:jPcutiva promulgó una serie de decretos de desafío, tales como 1 1 1 prohibición de aglomeraciones populares , etc. Desde lo alto de I n tribuna de la Asamblea N acional Constituyente se provocaba , � ' º i nsultaba, se escarnecía descaradamente a los obreros. Pero 1 • 1 verdadero punto de ataque estab a , como hemos visto , en los '/'alleres Nacionales. A ellos remitió imperiosamente la Asamblea 1 :on stituyente a la Comisión Ejecutiva , que no esperaba más 1 1 110 oír enunciar su propio plan como orden de la Asamblea Na­ ci onal. La Comisión Ejecutiva comenzó poniendo dificultades para el l 11greso en los Talleres N acionales , convirtiendo el salario por días . . . . salario a destajo , desterrando a la Sologne a los obreros no na­ r. i d os en París , con el pretexto de ejecutar allí obras de explanación . E stas o.bras no eran más que una fórmula retórica para disi mular H u expulsión , como anunciaron a sus camaradas los obrerJs que rutorq.aban desengañados. Finalmente , el 21 de j unio apareció t•n el Moniteur un decreto que ordenaba que todos los obre os sol1. oros fuesen expulsados por la fuerza de los Talleres N aci on ales o enrolados en el ejército . Los obreros no tenían opción : o morirse de hambre o iniciar In lucha. Contestaron el 22 de junio con aquella formidable insu­ rrección en que se libró la primera gran batalla entre las dos clases do la sociedad moderna. Fue una lucha por la conservación o el n n iquilamiento del orden burgués. El velo que envolvía a la Re­ pública quedó desgarrado. Es sabido que los obreros , con una valentía y una gen i alidad M i n ejemplo , sin jefes , sin un plan común , sin medios , carentes de n rmas en su m ayor parte, tuvieron en j aque d urante cinco d ías ni ejército , a la Guardi a Móvil , a la Guardia N a cional de P arís y a la que acudi ó en tropel de las provincias. Y es sabido que la burguesía se vengó con una brutalidad inaudita del miedo m ortal que había pasado , exterminando a más de 3 . 000 pri­ M i oneros. Los representantes oficiales de la democracia francesa estaban hasta tal punto cautivados por la ideología republicana , que , i n cluso pasadas algunas semanas , no comenzaron a sospechar e l suntido d e l comb ate de juni o . Estaban como aturdidos p o r el humo t l n la pólvora en que se disipó su república fantástica .

230

C. M a r

.1

Permítanos el lector que describamos con las palabras de I n

Neue Rheinische Zeitung 71 l a impresión inmediata que e n nosotro!'l

produjo la noticia de la derrota de junio : «El último resto oficial de la revolución de Febrero , la Com i ­ sión Ejecutiva , se ha disipado como un fantasma ante la seriedad de los acontecimientos. Los fuegos artificiales de Lamartine s o han convertido en las granadas i ncendiarias de Cavaignac. La fraternité, la hermandad de las clases antagónicas , una de laM cuales explota a la otra , esta fraternidad proclamada en Febrero y escrita con grandes caracteres en la frente de Parí s , en cada cárcel y en cada cuartel , tiene como verdadera , auténtica y pro­ saica expresión la guerra civi l; la guerra civil bajo su forma más espantosa , la guerra entre el trabajo y el capital. Esta fraternidad resplandecía delante de todas las ventanas de París en la noche del 25 de junio , cuando el París de la burguesía encendía sus iluminaciones , mientras el París del proletariado ardía , gemía y se desangraba. La fraternidad existió precisamente el tiempo durante el cual el interés de la burguesía estuvo hermanado con el del proletariado. Pedantes de las viejas tradiciones revolucionarias de 1 793 , doctrinarios socialistas que mendigaban a la burguesía para el pueblo y a los que se permitió echar largos sermones y despres­ tigiarse mientras fue necesario arrullar el sueño del león proletario , republicanos que reclamaban todo el viej o orden burgués con excepción de la testa coronada , hombres de la oposición dinástica a quienes el azar envió en vez de un cambio de ministerio el derrumbamiento de una d inastí a , legitimistas que no querían dejar la li brea , sino solamente cambiar su corte : tales fueron los aliados con los que el pueblo llevó a cabo su Febrero . . . La revolución de Febrero fue la hermosa revol ución , la revo­ lución de las simpatías generales , porque los antagonismos que en ella estallaron contra la monarquía d ormitaban incipientes todaví a , bien avenidos unos con otros , porque la lucha social que era su fondo sólo había cobrado una existencia aérea , la exis­ tencia de la frase , de la palabra . La revolución de Junw es la revo­ lución fea, la revolución repelente , porque el hecho ha ocupado el puesto de la frase , porque la república puso al desnudo la cabeza del propio monstruo , al echar por tierra la corona que la cubría y le servía de pantalla. I Orden/ , era el grito de guerra de Guizot . IOrden! , gritaba Sebastiani , el guizotista , cuando Varsovia fue tomada por los rusos. IOrden! , grita Cavaignac , eco brutal de la Asamblea Nacional francesa y de la burguesía republicana . IOr­ den! , tronaban sus proyectiles , cuando desgarraban el cuerpo del proletariado. Ninguna de las numerosas revoluciones de la hurgue-

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11 N

luchas de clases en Francia de 1848 a 1850

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•1 1 1 1 francesa , desde 1 789 , había sido un atentado contra el orden, 1 • 1 M1 todas dej aban en pie la d ominación de clase , todas dejaban .. 11 pio la esclavitud de los obreros , todas dejaban subsistente el u rc l m1 burgués, por mucha que fuese la frecuencia con que cambiase 1 1 1 l'orma política de esta dominación y de esta esclavitud . Pero .l 1 1 1 1 i o ha atentado contra este orden. ¡ Ay de J unio! » (Neue lll1einische Zeitung , 29 de junio de 1848) * . IAy de Junio ! l'o ntesta el e c o europeo. E l proletariado de París fue obligado por la b urguesía a hacer 1 1 1 i nsurrección de J unio. Ya en esto iba implícita su condena al l r1 1 l'aso. Ni su necesidad d irecta y confesada le impulsaba a querer rn 1 1 seguir por la fuerza el derrocamiento de la burguesía , ni tenía 11 11 1 1 fuerzas b astantes para imponerse esta misión . E l Moniteur h u bo de hacerle saber oficialmente que habían pasado los tiempos 1 • 1 1 q ue la república tenía que rendir honores a sus ilusiones , y fue 111 1 derrota la que le convenció de esta verd a d : que hasta el m ás 1 1 1 í 1 1 imo mej oramiento de su situación es, dentro de la república l 1 1 1 1·guesa , una utopía; y una utopía que se convierte en crimen tan p ro nto como quiere transformarse en realid a d . Y sus reivindicacio­ l l C ' S , desmesuradas en cuanto a la forma , pero minúsculas e incluso l otlavía burguesas por su contenido , cuya satisfacción quería n rrancar a la república de Febrero , cedieron el puesto a la consigna 11 1 1 rlaz y revolucionari a : iDerrocamiento de la burguesía/ iD icta­

tlura de la clase obrera!

Al convertir su fosa en cuna de la república burguesa , el pro­ l « > Lariado obligaba a ésta , al mismo tiemp o , a manifestarse en su l'o rma pura , como el Estado cuyo fin confesado es eternizar la do1 1 1 i n ación del capital y la esclavitud del trab ajo. Viendo constante­ m u nte ante sí a su enemigo , lleno de cicatrices , irreconciliable o i nvencible -invencible , porque su existencia es la cond ición cln la propia vida de la búrguesía - , la d ominación burguesa , libre c l n todas las trab a s , tenía que trocarse inmediatamente en terro• rismo burgués. Y una vez eliminado provisionalmente de la escena c • I proletari ado y reconocida oficialmente la dictadura burguesa , l n s capas medias de la sociedad burguesa , la pequeña burguesía y la clase campesina , a medida en que su situación se hacía m ás insoportable y se erizaba su antagonismo con la burguesía , l.cmían que unirse más y más al proletariado. Lo mismo que n 1 1 tes encontraban en el auge de éste la causa de sus miserias , n hora tenían que encontrarla en su derrota . Cuan d o la insurrección de J unio hizo engreírse a la burguesía 1 • 1 1 todo el continente y la llevó a aliarse abiertamente con la mo­ u a rquía feudal contra el pueblo , ¿quién fue la primera víctima de

* Véase el artículo de Carlos Marx La revoluci6n de Junio. (N. de la Edit .)

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.r

esta alianza? La misma burguesía continental . La derrota de J uni o le impidi ó consolidar su dominación y hacer detenerse al pueblo , mitad satisfecho , mitad disgustad o , en el escalón m ás bajo de l a revolución burguesa . Finalmente , la derrota de J unio reveló a l a s potencias despó­ ticas de Europa el secreto de que Francia tenía que mantener a todo trance la paz en el exterior , para poder librar la guerra civi l en el interior. Y así , los pueblos que habían comenzado la lucha por su independenci a nacional fueron abandonados a la superiori ­ dad de fuerzas de Rusi a , de Austria y de Prusi a , pero al mismo tiempo la suerte de estas revoluciones nacion ales fue suped itad a a la suerte de la revolución proletaria y des p ojada de su aparente sustantividad , de su independencia respecto a la gran transforma­ ción social. ¡ E l húngaro no será libre , ni lo será el polaco , ni el italiano , mientras el obrero siga siendo esclavo! Por último , con las victorias de la Santa Alianza , E uropa ha cobrado una fisonomía que hará coincidir directamente con una guerra mundial todo nuevo levantamiento proletari o en Francia . L a nueva revolución francesa se verá obligada a abandonar in­ mediatamente el terreno nacional y a conquistar el terreno europeo , el único en que puede llevarse a cabo la revolución social del siglo X I X . Ha sido , pues , la derrota de J unio l a que h a creado todas las condici ones dentro de las cuales puede Francia tomar la inicia­ tiva de la revolución europea. S ólo empapada en la sangre de los insurrectos de J unio ha podido la b andera tricolor transformarse en la bandera de la revolución europea , en la bandera roja . Y nosotros exclamamos : ¡ La revolución ha muerto! i Viva la

revolución! 11

EL 13 DE JUNIO DE 1 849 El 25 de febrero de 1848 había concedido a Francia la Repú­ blica , el 25 de j unio le impuso la Revolución. Y desde J unio, revolución significab a : subversión de la sociedad burguesa , m ien­ tras que antes de Febrero había significad o : subversión de la forma de gobierno. E l combate de J unio había sido dirigido por la fracción repu­ blicana de la b urguesía . Con la victori a , necesari amente tenía

que caer en sus manos el poder. E l estado de sitio puso a sus pies, sin resistencia , al París agarrotado. Y en las provincias impera­ b a un estado de sitio moral , la arrogancia del triunfo , amen aza-

l . 11.�

lu chas de clases en Francia de 1848 a 1850

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1 l ora y brutal , de los burgueses y el fanatismo de la propiedad 1 l oscncadenado entre los campesinos. ¡ Desde abajo no había , por tanto , nada que temer! Al quebrarse la fuerza revolucionaria de los obreros se quebró l n mbién la influencia política de los republicanos demócratas, 1•i1 decir, de los republicanos pequeñobu,rgueses, representados 1111 la Comisión E j ecutiva por Ledru-R ollin , en la Asamblea N acional Constituyente por el partido de la Montaña y en la prensa por La Réforme63• Conjuntamente con los republicanos. hu rgueses habían conspirado contra el proletari ado el 16 de abri l122 , y conjuntamente con ellos habían luchado contra el proletariado 1 1 1 1 las j ornadas de J unio. D e este modo , destruyeron ellos mismos 1 • 1 fondo sobre el que su partido se destacaba como una potencia , pues la pequeña burguesía sólo puede afirmar u n a posición revo1 uci onaria contra la burguesía mientras tiene detrás de sí al pro­ l utariado. Se les dio el pasaporte. La alianza aparente que , de m ala gana y con .llegunda intención , se había pactado con ellos 1 l urante la época del Gobierno provisional y de l a Comisión Eje1· 11tiva fue rota abiertamente por los republicanos burgueses . 1 >cspreciados y rechazados como aliados , descendieron al papel do satélittlS de los tricolores , a los que no podían arrancar ninguna concesión y cuya d ominación tenían necesariamente que apoyar cuantas veces ést a , y con ella la república , parecían peligrar u nte l Ós ataques de las fracciones antirrepublicanas de la bu rgue­ Hia. Finalmente , estas fracciones - los orleanistas y los legiti mis­ lns - se hallaban desde un principio en minoría en la Asam blea Nacional Constituyente. Antes de las jornadas de J uni o , no se ntrevían a manifestarse m ás que b ajo la careta del repu blicanismo hurgués. La victoria de J unio hiz o que toda la Francia burguesa iialud ase por un m omento en Cavaignac a su redentor , y cuando , poco después d e las j ornadas de J unio , el partido antirrepublicano· v olvió a cobrar su personalidad independiente , la dictadura mili1.n r y el estado de sitio en París sólo le permitieron extender los t.untáculos con mucha timidez y gran cautela. Desde 1830 , la fracci ón republicano-burguesa se agrupaba , con sus escritores , sus tribunos , sus talentos , sus ambiciosos , sus d i putados, generales, banqueros y abogados , en torno a un perió1 1 ico de París, en torno al National. En provincias, este diario· tenía sus periódicos filiales. L a pandilla del National era la dinastía de la república tricolor. Se a dueñó inmedi atamente - de todos los puestos dirigentes del Estado , de los ministerios , de la prefectura de policí a , de la dirección de correos , de los cargos de prefecto , de los altos puestos de mando del ej ército que habían 11 uedado vacantes. Al frente del poder ejecutivo estaba Cavaig­ nac, su general; su redactor-jefe , Marrast , asumió con carácter-

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permanente la presidencia de la Asamblea N acional Constituyen­ te. Al mismo tiempo , hacía en sus recepciones , como maestro de ceremonias , los honores en nombre de la república .honesta . Hasta los escritores franceses revolucionarios corroboraron , por una especie de temor reverente ante la tradición republica­ na , el error de la idea de que los monárquicos dominaban en la Asamblea N acional Constituyente . Por el contrario , desde las jornadas de J unio , la Asamblea Constituyente , que siguió siendo .la representante exclusiva del republicanismo burgués, destacaba tanto más decididamente este aspecto suyo cuanto más se desmo­ ronaba la influencia de los republicanos tricolores fuera de la Asamblea. Si se trataba de afirmar la farma de la república bur­ guesa , disponía de los votos de los republicanos demócratas; si se trataba del contenido , ya ni el lenguaje la separaba de · 1as fracciones burguesas monárquicas , pues los intereses de la bur­ guesía , las condiciones materiales de su dominación de clase y de su explotación de clase , son los que forman precisamente el contenido de la república burguesa . No fue , pues , el monarquismo , sino el republicanismo bur­ gués el que se realizó en la vida y en los hechos de esta Asamblea Constituyente , que a la postre no se murió ni la mataron , sino .que acabó pudriéndose. Durante todo el tiempo de su dominación , mientras en el proscenio se representaba para el respetable público la función .solemne [H aupt - und Staatsaktion] , al fondo de la escena tenían lugar inmolaciones ininterrumpidas: las continuas condenas en Tribunal de guerra de los insurrectos de J unio cogidos prisio­ neros o su deportación sin formación de causa. La Asamblea Constituyente tuvo el tacto de confesar que , en los insurrec­ tos de J unio , no j uzgaba a criminales , sino que aplastaba a ene­ migos. El primer acto de la Asamblea Nacional Constituyente fue el nombramiento de una Comisión investigadora sobre los suce­ sos de J unio y del 15 de mayo y sobre la participación en estas j ornadas de los j efes de los partidos socialista y demócrata . E sta investigación apuntaba directamente contra Luis Blanc , Ledru­ R ollin y Caussidiere . Los republicanos burgueses ardían en impa­ ciencia por deshacerse de estos rivales. Y no podían encomendar la ejecución de su odio a sujeto más adecuado que el señor Odilon Barrot, antiguo j efe de la oposición dinástica , el liberalismo per­ sonificad o , la nullité grave* , la superficialidad profunda , que no tenía que vengar solamente a una dinastía , sino incluso pedir *

La n ul i d a d

solemn;) . (N. de la Edit.)

/,as luchas de clases en Francia de 1848 a 1850

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.su unidad , su síntesis , el movimiento , que es el equilibrio rea l de la concurrencia y del monopolio. Ahora le daré un ejemplo de la dialéctica del señor Proudho 1 1 . La libertad y la esclavitud forman un antagonismo . No ha y necesidad de referirse a los lados buenos y malos de la libertad . En cuanto a la esclavitud , huelga hablar de sus lados malo:-;. Lo único que debe ser explicado es el lado bueno de la esclavitud . No se trata de la esclavitud indirecta , de la esclavitud del pro ­ letariado ; se trata de la esclavitud directa , de la esclavitud di' los negros en Surinam , en el Brasil y en los Estados meridiona lt•:-; de N orteamérica. La esclavitud directa es un pivote de nuestro industrialismo actual , lo mismo que las máquinas , el crédito , etc. Sin la escl a­ vitud , no habría algodón , y sin algodón , no habría industria moderna. Es la esclavitud lo que ha dado valor a las colonias, son las colonias lo que ha creado el comercio mundial , y el comP r­ cio mundial es la condición necesaria de la gran industria meca nizada . Así , antes de la trata de negros , las colonias no daban a l mundo viejo más que unos pocos productos y no cambiaron visi b l l' · mente la faz de la tierra. La esclavitud , es , por tanto , una ca l l . haber sabido ver estas cosas tan sencillas. Lo que el se íi o r Proudhon no ha sabido ver es que los hombres producen tamb ié n , con arreglo a sus facultades productivas , las relaciones socia /tos en que producen el paño y el lienzo. Y menos aún ha sabido V PI" que los hombres que producen las relaciones sociales con arre� l o a su productividad material (productivité matérielle) , crean ta 1 1 1 bién las ideas y las categorías, es decir, las expresiones idea l l's abstractas de esas mismas relaciones sociales. Por tanto , 0:-1 1.as categorías son tan poco eternas como las relaciones a que si n•p11 de expresión. Son productos históricos y transitorios. Pa ra P I

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:señor Proudhon las abstracciones , las categorías son , por el con­ trario , la causa primaria. A su juici o , son ellas y no los hombres ,quienes hacen la historf a . La abstracción , la categoría, considerada como tal , es decir , separada de los hombres y de su acción mate­ rial , es , naturalmente , inmortal , inalterable , impasible; no es más que una modalidad de la razón pura , lo cual quiere decir, .simpleme nte , que la abstracción , considerada como tal , es abs­ tracta : ¡ tautología maravillosa ! Por eso las relaciones económicas , vistas en forma de cate­ gorías , son para el señor Proudhon fórmulas eternas , que no conocen princi pio ni progreso. En otros términos: el señor Proudhon no afirma directa­ mente que la vida burguesa sea para él una verdad eterna . Lo dice indirectamente , al divinizar las categorías que expresan en forma de ideas las relaciones burguesas. Toma los productos de la sociedad burguesa por seres eternos surgidos espontánea­ mente , y dotados de vida propia , tan pronto como se los pre­ senta en forma de categorías , en forma de ideas. No ve , por tanto , más allá del horizonte burgués. Como opera con ideas burguesas , suponiéndolas eternamente verdaderas , pugna por encontrar la síntesis de estas ideas , su equilibrio , y no ve que su modo actual de e quili brarse es el único posible. E n realidad , hace lo que hacen todos los buenos burgueses . Todos ellos nos dicen que la libre concurrencia , el monopolio , etc. , en princi pio , es decir, considerados como ideas abstrac­ tas , son los únicos fundamentos de la vida , aunque en la prácti­ ca dejen mucho que desear. Todos ellos quieren la concurrencia , sin las funestas consecuencias de la concurrencia . Todos ellos quieren lo imposible , a saber: las condiciones burguesas de vida , sin las consecuencias necesarias de estas condiciones. Ninguno de ellos comprende que la forma burguesa de producción es una forma histórica y transito ria , como lo era la forma feudal . Este error pro­ viene de que , para ellos , el hombre burgués es la única base posible de toda sociedad , proviene de que no pueden representarse ningún estado social en que el hombre hubiese dejado de ser burgués. El señor Proudhon es , pues , necesariamente , un doctrinario. El movimiento histórico que está revolucionando el mundo ac­ tual , se reduce , para él, al problema de encontrar el verdadero equilibrio, la síntesis de dos ideas burguesas. Así , el hábil mozo descub.re , a fuerza de sutileza , la idea oculta de Dios , la unidad de las dos ideas aisladas , que sólo lo están porque el señor Proudhon las ha aislado de la vida práctica , de la producci ón actual , que es la. combinación de las realidades que ellas expre­ san. En vez del gran movimiento histórico que brota del con­ flicto e)ltre las fuerzas prod ucti vas ya a l ca n zadas p o r l os ho m-

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bres y sus relaciones sociales , que ya no corresponden a esta� fuerzas productivas; en vez de las guerras espantosas que se p rn paran entre las distintas clases de una nación y entre las di fo­ ren tes naciones; en vez de la acción práctica y violenta de l a s masas, la única que puede resolver estos conflictos; e n vez d o este movimiento vasto , duradero y complicado , el señor Proudho 1 1 pone el detestable movimiento d e s u cabeza ( la mouvement caca dauph in) . Así , son los sabios , los hombres capaces de sorprend e r los pensamientos recónditos d e Dios , los que hacen la histori a . A l a gente menuda sólo le toca poner en práctica sus revelaciones. Ahora comprenderá usted por qué el señor Proudhon es eno migo declarado de todo movimiento político. Para él , la solución d t• los problemas actuales no consiste en la acción pública , sino en l a s rotaciones dialécticas dentro d e s u cabeza . Como las categorías son , para él , las fuerzas motrices , para cambiar las categoríás no hacu falta cambiar la vida práctica . Muy por el contrario: hay que cam ­ biar las categorías , y en consecuencia cambiará la sociedad rea l . En su deseo de conciliar las contradicciones , lo único que no se le ocurre al señor Proudhon es preguntar si no deberá se r derrocada la base misma de estas contradicciones. Se paree.o en todo al político doctrinari o , para quien el rey , la Cámara de los diputados y el Senado son , como partes integrantes de J a vida social , categorías eternas. Sólo que él busca una nueva fórmula para equilibrar estas potencias , cuyo equilibrio estú precisamente en el movimiento actual , en que una de estas poten­ cias tan pronto es vencedora como esclava de la otra . Así , en el siglo XVI I I una multitud de cabezas mediocres se dedicaban a buscar la verdadera fórmula para equilibrar los estamentos sociales , la nobleza , el rey , el parlamento , etc. , y al día siguientP ya no había ni rey, ni parlamento , ni nobleza . El verdadero equi ­ librio e n este antagonismo era e l derrocamiento d e todas las rela­ ciones sociales que servían de base a estas instituciones feudales y al antagonismo entre ellas. Como el señ or Proudhon pone de un lado las ideas eternas, las categorías de la razón pura , y del otro lado a los hombres y su vida práctica , que es , según él , la aplicación de estas cate­ gorías, encuentra usted en él desde el primer momento un dualism o entre la vida y las ideas , entre el alma y el cuerpo; dualismo quP se repite bajo muchas formas. Ahora se dará usted cuenta d i � que este antagonismo no es más que la incapacidad del señor Proudhon para comprender el origen terrenal y la historia profana de las categorías que él diviniza . Me he extendido ya demasiado y no puedo detenerme en las absurdas acusaciones que el señor Proudhon lanza contra el com u­ nismo . Por el momento, convendrá usted conmigo en que u n

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hombre que no ha comprendido el actual estado de la sociedad menos aún comprenderá el movimiento que tiende a derrocarla y las expresiones literarias de ese movimiento revoluci onario. El único punto en que estoy completamente de acuerdo con el señor Proudhon es en su repulsión hacia la sensiblería socia­ lista . Antes que él me he ganado ya muchos enemigos por mis ataques contra el socialismo borreguil , sentimental , utopista . ¿Pero no se hace el señor Proudhon ilusiones extrañas cuando pone su sentimentalismo de pequeño burgués -me refiero a sus declamaciones acerca del hogar, el amor conyugal y todas esas banalidades - al sentimentalismo socialista , que en Fourier, por ejemplo , es mucho más profundo que las presuntuosas bana­ lidades de nuestro buen Proudhon? El mismo comprende tan b i en la vaciedad de sus argumentos , su completa incapacidad para hablar de estas cosas , que se lía de pronto la manta a la cabeza y pronuncia furiosas tiradas y exclamaciones ( irae hominis probi) , vocifera , despidiendo espumarajos por la boca , jura , denuncia, maldice , se da golpes de pecho y se j acta ante Dios y ante J os hombres de hallarse puro de infamias socialistas. Se desvela por -criticar el sentimentalismo socialista o lo que él toma por sen­ timentalismo. Como un santo , como el Papa , excomulga a los pobres pecadores y canta las glorias de la pequeña burguesía y las miserables , amorosas y patriarcales ilusiones del hogar. Esto no es casual. El señor Proudhon es de pies a cabeza un filó­ sofo y un economista de la pequeña burguesía. En una sociedad avanzada el pequeño burgués se hace necesariamente , en virtud de su posición , socialista de una parte y economista de la otra , es decir , se siente deslumbrado por la magnificencia de la gran burguesía y siente compasión por los dolores del pueblo . Es al mismo tiempo burgués y pueblo. En su fuero interno se jacta de ser imparcial , de haber encontrado el justo equilibri o , que procla­ ma diferente del término medio. Ese pequeño burgués diviniza la contradicción , porque la contradicción es el fondo de su ser. No es más que la contradicción social en acción. Debe justificar teóricamente lo que él mismo es en la práctica , y al señor Proudhon corresponde el mérito de ser el intérprete científico de la pequeña burguesía francesa , lo que constituye un verdadero mérito , pues la pequeña burguesía será parte integrante de todas las revoluciones sociales que han de suceder. Hubiera querido enviarle con esta carta mi libro de Economía política285 , pero hasta ahora no he conseguido imprimir esta obra ni mi crítica de los filósofos y socialistas alemanes* , de la que le hablé en Bruselas. Le parecerán a usted inverosímiles las difi• C. Marx y F. Engell!. La IdeologCa A lemana (véase C. Marx y F. Engels. Obras, 2a ed. en ruso, t. 3, págs. 7-544) . (N. de la Edit.)

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cultades que una publicación de este tipo encuentra en Alemani n , tanto por parte de l a policía como por parte de los libreros , qun son representantes interesados de todas las tendencias que y o ataco . En cuanto a nuestro propio partido , además de ser pobrP , una gran parte del Partido Comunista Alemán está enfadad n conmigo porque me opongo a sus utopías y a sus declamaciones . . . Traducido del francés.

MARX A

JOSEPH WEYDEMEYER

NUE VA YOR K

Londres , 5 de marzo de 1 85:!

. . . Por lo que a mí se refiere , no me cabe el mérito de habe r descubierto la exi stencia de las clases en la sociedad modernn ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo , algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta luchn de clases y algunos economistas burgueses la anatomía económica de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fase.� históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce , necesariamente , a la dictadura del proletariado; 3) quu esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases . . . Traducido del alemáu .

MARX A· E NGELS MA NCHE S'IE R

Londres, 1 6 de abril [de 1 851i l

. . . Anteayer se celebró un pequeño banquete con motiv o del aniversario d e People' s Paper213• Esta vez acepté l a invitación , pues me pareció oportuno , con mayor motivo por haber sido yo el único (así lo comunicó el periódico) invitado entre toda la em i ­ gración . M e correspondió pronunciar e l primer brindis. BrinM por la souveraineté du proletariat dans tous les pays (soberanía del proletariado en todos los países) . Hice un pequeño speeclt en inglés , sin embargo , no pienso publicarlo en la prensa* . E l objetivo que me proponía ha sido logrado. El señor Taland ier, que tuvo que pagar por su entrada 2 ,5 chelines , así como el res to de la banda francesa y demás emigrados, se han convencido d1! *

Vé 1se el presente tom·o , págs.

5 13-5 1 5.

(N. d e l a Edit.)

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que nosotros somos los únicos aliados «íntimos» de los cartistas.

y que si nos abstenemos de manifestaciones públicas y dejamos

a los franceses coquetear con los cartistas a la vista de todo el mundo , podemos en cualquier momento volver a ocupar el lugar que ya nos co"rresponde históricamente . Ello se ha hecho tanto m ás necesario porque en el mitin del 25 de febrero , presidido por Pyat, el (old boy) iletrado alem án Scherzer hizo uso de la palabra y , con un espíritu de espantosa limitación gremi al , denunció a los «sabios» alemanes , a los «trabajadores del cerebro» , de que han abandonado a los iletrados y les han constreñido a cubrirse de· vergüen za ante las demás naciones . T ú , claro está , conoces a Scherzer ya de París. He vuelto a ver unas cuantas veces al amigo Schapper y lo he visto en el papel de pecador muy arrepen­ tido. La vida cerrada que lleva en los últimos dos años parece· haber ejercido una influencia bastante benéfica en sus facultades mentales. Comprenderás que , por si acaso , siempre vale la pena tenerle a mano; más importante aún es arrancarle de la influencia de Willich. Schapper está ahora muy furioso contra los alcorno­ ques de Windmill Street286• Pasaré tu carta a Steffen . La carta de L . * deberías quedártela. Puedes hacer lo mismo con todas las cartas cuya devolución no te pida . Cuanto menos vayan danzando por correos , tanto mejor. Estoy de completo acuerdo con tu juicio acerca de la regió n del Rin . Lo fatal para nosotros es que , avizorando el futuro , veo asomar allí algo que huele a «traición a la patria» . Del giro que tomen las cosas en Berlín d�penderá el que nos veamos o no en una posición similar a la de los del Club de Mainz 'en la viej a revolución287 • ' puesta debía quedar en la forma que estaba expuesta en uno de los proyr­ no de Cavaignac. - 225. Marrast, A rmando (1 801-1852) : publicista francés, uno de los líderes de los republicanos bur­ gueses moderados, director del periódico N ational; en 1848 fue miembro del Gobierno Provi­ sional y alcalde de París, presi­ dente de la Asamblea Constitu­ yente (1 848-1849). -226, 233, 237 , 239, 240, 260, 261 , 308, 410, 418, 427. Marx, Carlos (1818-1 883) (datos biográfhlos) : 5, 6, 23, 26, 28, 30, 33- 36, 37, 41 , 44, 46, 48, 54, 63, 64 , 69, 76, 79-81 , r no104, 107, 1 09, 140, 144-147, 1 50, 1 52, 1 53-1 78, 1 79, 189, 190193, 196, 1 99, 208, 231 , 271 , 306 , 396, 402 , 403, 404 , 406, 407, 498, 505 , 512, 516, 519, 520, 527 , 529 , 542 , 544 . Mansaniello ( Tomás A niello , lla­ mado) (1 620-1647): pescador; en 1 64 7, jefe de la insurrección po­ pular contra la dominación es­ pañola en Nápoles. -483. Mathieu de la D róme, Felipe A nto­ nio (1808-1865) : demócrata pe­ queñoburgués francés, en el pe­ ríodo de la Segunda República fue diputado a las Asambleas Constituyente y Legislativa don­ de se adhirió al partido de I n Montaña; e n 1 851 emigró - 251 . Maugutn, Francisco (1 785-1854 ) : jurisconsulto francés, uno de 1011 líderes de la oposición d inástic11

;

Indice de nombres liberal hasta 1848; durante la Segunda República fue diputado a las Asambleas Constituyente y Legislativa. - 458, 459 . Ma upás, Garlo Magno Emilí 1 (18181 888) : abogado francés, bona­ partista, prefecto de policía de París (1851 ) , u no de los organi­ zadores del golpe de Estado del 2 de diciembre de 1 85 1 , ministro ,. de Policía (1 852-1853) . -481 . Maurer, Jorge Luis (1 790-1 872 ) : conocido historiador burgués ale­ mán; estudió el régimen social antiguo y medieval de Alema­ nia . - 1 1 1 . Maximiliano 11 (181 1-1864): rey de Baviera (1848-1 864 ) . - 377. Meissner, Otón Carlos ( 1 8 1 9-1902) : editor d e Hamburgo, publicó El Cap ital y varias obras de Marx y Engels . - 1 92. Messenhauser, César Wenceslao (1813-1848) : oficial austríaco, comandante de la Guardia Na­ cional y de Viena durante la insurrección de octubre de 1848; después de la toma de la ciudad fue fusilado por las tropas contra­ rrevolucionarias. - 361 . Metternich, Clemente Wenceslao, príncipe (1 773-1859 ) : estadista reaccionario austríaco; ministro de Negocios Extranjeros (1 8091 821 ) y canciller (1821-1848) , uno d e los organizadores de la Santa Alianza . - 1 1 0 , 318, 328, 329-334 , 336, 337, 350, 356. Mieroslawsk i, L udwig ( 1 814-1 878) : político y m ilitar polaco, parti­ cipante de la insurrección de 1 830- 1 831 en Polonia ; encabezó el levantamiento de 1848 en Poz­ nan y, más tarde, dirigió la lucha de los insurrectos d e Sicilia; durante la insurrección de Baden y el Palatinado en 1849, mandó el ejército revolucionario: fue nombrado dictador durante la insurrección polaca de 1863 y, a ser sofocada ésta, emigró a Fran­ cia. -391 . Molé, Luis Mateo, conde de (1 7811 855): estad ista francés, orlea­ nista , primer ministro en 1836-

591 1837 •y en 1837-1839, diputado a las Asambleas Constituyente y Legislativa durante la Se­ gund a R epública . -269, 270, 448 . Moleschott, J acobo (1 822-1 893) : fi­ siólogo y filósofo burgués, re­ presentante del materialismo vul­ gar; se dedicó a la enseñanza en Alemania, Suiza e Italia. 526 . Moliere, Juan Bautista (auténtico apellido Poquelin) ( 1 622-1 673) : eminente dramaturgo francés. 300 . Moll, José (1813-1849): destacad a personalidad del movimiento obrero alemán e internacional , uno de los dirigentes de la Liga de los J ustos, miembro del Comité Central de la Liga de los Comu­ nistas, participante de la insu­ rrección de 1849 en Baden y el Palatinado; muerto en la bata­ lla de Murg . - 180. Monk, Jorge (1 608-1 670) : general inglés; en 1 660 contribuyó acti­ vamente a la restauración de la monarquía en Inglaterra . - 243, 455 . Montalembert, Carlos (181 0-1870): publicista francés, diputado a las Asambleas Constituyente y Legis­ lativa durante la Segunda R ep ú­ blica , orl eanista , líder del par­ tido católico . -279, 298 , 464 , 472, 494 . Morgan, Luis Enrique (1818-188 1 ) : eminente ci entífico norteameri­ cano , historiador de la sociedad primitiva, materialista espontá­ neo . - 1 1 1 . Morny, Carlos A ugusto Luis José, conde de (181 1-1865) : político francés bonapartista , diputado a la Asamblea Legislativa (1 8491 851 ) , uno de los organizadores del golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851 , ministro d el Interior desde diciembre de 1 851 hasta enero de 1 852 . -497. Mosle, Juan Luis (1 794-1877): ofi­ cial alemán; en 1 848 fue enviado a Viena como comisario imperi­ al. -366.

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Nadir sha (Kult khan) ( 1 688- 1 747): sha d e Irán de 1 736 a 1 74 7 ; en 1 738-1 739 realizó una campaña de rapiña a la I ndia. -499 . Napoleón I, Bonaparte ( 1 769-182 1 ) : emperador de Francia ( 1 8041 814 y en 1815) . -36, 21 1 , 240, 242, 243 , 244 , 273, 279 , 326, 405, 454, 488, 494 , 499. Napoleón III (Luis Napoleón Bo na­ parte) (1 808- 1 873) : sobrino d e Napoleón 1 , presidente d e la Segunda R epública ( 1 848-1851 ) y emperador de Francia ( 1 8521 870) . - 1 07 , 1 88, 1 92 , 1 97 , 1 98 , 2 3 7 ' 243-250, 253-255, 258, 259, 262-264 , 27 1-274, 281 , 283, 285 , 286 , 289-29 1 , 300-306, 310, 321 , 396 , 405 , 410, 4 1 7 ' 423-426, 429, 433, 439, 441-444 , 447-450, 451455, 457, 459-463, 464-470, 473, 474-477. 480-486, 487-498. Neumayer Maximiliano Jorge José ( 1 789- 1 S 66): general francés, par­ tidario del partido del orden . 306, 455. Newto n, Isaac ( 1 642- 1 72 7 ) : gran físico astrónomo y matemático in�lé;, fundador de la mecánica clasica . -59. Ney, Edgar ( 1 8 1 �- 1 882 ) : �ficial francés , bonapa_rtista, edecan del presidente Lms Bonaparte. 272, 442 . Nicolás II ( 1 868-1 918): emperador de Rusia (1 894- 1 9 1 7 ) . -205. Notdjung ' Pedro ( 1 82 1-1866): sastre alemán , miembro d e la Unión de Obreros de Colonia, miembro de la Liga de los Comunistas, uno de Jos acusados en el proceso de los comunistsa de Colonia ( 1852) . - 399. ·

o Orleáns, Helene, duquesa de, n. Mecklemburgo (1814- 1 858) : viu­ da de Ferdinando, hijo mayor d e Luis Felipe. -272, 442, 447. Orleáns, duque de: véase Luis Felipe. . Orleáns: dinastía real de Francia ( 1 830-1 848 ) . -256, 273, 424, 431 , 468, 47 1 , 489, 497.

Indice de nombre.•

Oudinot, Nicolás Carlos V€ctor ( 1 791-1863) : general francés, or­ leanista; en 1 849 mandó las tro­ pas enviadas contra la República de Roma; intentó organizar la re­ sistencia al golpe de Estado del 2 de diciembre de -t85 1 . -255, 262 , 427 , 439, 442 . Owen, Roberto (1 771-1 858) : gran socialista utópico inglés. -8 , 1 37 , 1 38 .

p Pagnerre, Lorenzo A ntonio ( 1 8051 854) : editor y republicano bur­ gués de Francia, diputado a la Asamblea Constituyente en 1 848 . -253. Palacky, Fra ncisco ( 1 798- 1 876) : eminente historiador y político bur�és checo, liberal ; llevó la pohtica de mantener la monar­ quía de los Habsburgo . -348 . París, conde de: véase Luis Felipe. Passy Hip6lito Filiberto (1 7931 880 ) : economista francés, orlea­ nista , formó varias veces parto del Gobierno en el período de la monarquía d e Julio y fue minis­ tro de Hacienda durante la Se­ gunda R epública . -272, 278. Perczel, Mauricio (181 1-1899 ) : ge­ neral húngaro, participante de l a revolución de 1 848-1 849 en Hun­ gría; después d e su derrota em i­ gró a Turquía y, luego, a lngla­ terra . -361 , 363 . Pe"ot Benjamín Pedro ( 1 791-1865 ) : gen�ral francés , e n 1 848 partici­ pó en el aplastamiento de In insurrección de junio y mandó 0 1 1 1 849 la Guardia Nacional e n Pn­ rís. -463. Persigny, Juan Gilberto Víctor, conde de (1808- 1 872): estad ista francés ' bonapartista, diputad o a la Asamblea Legislativa (1849- 1 85 1 ) , uno de los organ i­ zadores del golpe de Estado del 2 de diciembre de 1 851 , minist ro del Interior (1 852-1 854) y (18601 863) . -467. Pinto, Isaac ( 1 7 1 5-1 787) : gran ne­ gociante holandés de la bolsa , economista. -58.

Indice de nom bres Pío IX (1 792-1878) : Papa de Roma (1846-1878) . - 254, 442 . Platón (ap . 427-ap . 347 a. de n.e.): filósofo idealista de la Antigua Grecia. -240. Polignac, A ugu.� to Julio A rmando María, príncipe (1 780-1847) : es­ tadista francés, legitimista y cle­ rical, ministro de Negocios Ex­ tranjeros y jefe del Gabinete dé Ministros (1829-1830) . -472. Proudhon, Pedro José (1809-1865) : publicista, economista y sociólo­ go francés, ideólogo de la peque­ ña burguesía, uno de los fun­ dadores del anarquismo; en 1 848 fue diputado a la Asamblea Constituyente. - 1 36, 295, 405, 438, 519, 531 , 532, 533-541 . Publícola (Publio Valerio Publíco­ la) (m. en 503 a. de n.e.): estadis­ ta casi legendario de la República de Roma. -409. . Pyat, Félix (1 810-1889) : publicista francés, demócrata pequeñobur­ gués, participó en la revolución de 1 848 y emigró en 1849; luchó varios años contra Marx y la Internacional , difamándolos y empleando para ello la Sección francesa en Londres; miembro d e la Comuna d e París. -543. R

Radetzky, José, conde de (1 7661858) : mariscal de campo aus­ tríaco, d esde 1831 mandó las tropas austríacas en Italia del Norte, en 1848-1849 sofocó vio­ lentamente el movimiento revo­ lucionario y de liberación nacio­ nal en Italia . -351 , 352 , 357 . Raffles, To más Stamford (1 7811826): administrador colonial inglés; de 181 1 a 1816, goberna­ dor de J ava; autor de una Histo­ ria de Java . -500. Raspatl, Francisco (1 794-1 878) : cé­ lebre científfoo naturalista fran­ cés, socialista que se acercó al proletari ado revolucionario; par­ ticipante de las revoluciones de 1 830 y de 1848; diputado a la 1/* 88-0 8 6 3

593 Asamblea Constituyente. -226, 237, 243, 250, 513. Rateau, Juan Pedro (1800-1987): abogado francés, diputado a las Asambleas Constituyente y iLe� gislativa durante la Segunda República, bonapartista.-248 . Rau, Carlos Enrique (1792-1 870) : economista vulgar de la bur­ guesía alemana. -522. Regnault de Saint-lean d'A ngeli, A ugusto Miguel Esteban, conde de ( 1 794-1870) : general francés, bonapartista, ministro de la Guerra en enero de 1851 .-463. Rémusat, Carlos Francisco María, conde de (1 797-1875) : estadista y escritor francés, orleanista, ministro del Interior en 1840 y ministro de Negocios Extran­ jeros de 1871 a 1 873. -464 . Reuter, Ma:e: a comienzos de la década del 50 del siglo X I X fue agente de policía prusiano en Londres. -402 . R icardo, D avid (1 772-1823) : eco­ nomista inglés, gran represen­ tante de la Econom í a Política burguesa clásica . - 1 50. R icardo III (1452-1485): rey de Inglaterra (1483-1485) . -469. R iehl, Guillermo Enrique (18231 897) : historiador reaccionario alemán de la literatura . -522. Robespie"e, Ma:eimiliano (1 7581 794) : destacada figura de la revolución burguesa de fines del siglo XVI I I en Francia, jefe de los jacobinos; encabezó el Gobier­ no revolucionario de 1 793 a 1794 . -408, 409. Roemer, Federico (1 794-1864): es­ tadista de Wurtemberg, de 1 848 a 1849 fue ministro de Justicia y primer ministro, miembro de la Asamblea Nacional de Franc­ fort.-316. Roesler, Gustavo A dolfo (1818-1855) : periodista alemán, miembro de la Asamblea Nacional de Franc­ fort en 1848-1 849; en 1 850 emigró a América.-207, 394 . Rossler, Constantino (1 820-1896) : publicista alemán, defendió ] 11 política d e Bismarck como diri ­ gente del buró oficioso l itera-

594



río en Berlín (1 877-1892) . -394 . Rotteck, Carlos (1 775-1840) : histo­ riador burgués y político alemán, liberal.-316, 324 . Rothschild, A nselmo (1 773-1855): jefe de la casa Rothschild de banqueros en Francfort del Me­ no . -321 . .Rothschild, James (1 792-1868) : jefe de la casa Rothschild de ban­ queros de París.-212, 322 . Rothschild: dinastía de banqueros que tenía bancos en muchos paí­ ses. -213. Rouher, Eugenio (1814-1884) : es­ tadista francés, bonapartista, ministro de I usticia (1849-1852, con intervalos) . -458, 467. Rousseau, Juan Jacobo (1712-1 778) : destacado representante francés de la Ilustración, demócrata, ideólogo de la pequeña burgue­ sía. -67. Royer-Collard, Pedro Pablo (1 7631845) : filósofo y político francés, monárquico. -409. s

Saint-A rnaud, A rmando Jacobo Le­ roy de (1801-1854): mariscal de Francia, bonapartista; uno de los organizadores del golpe de Esta­ do del 2 del diciembre de 1 851 ; ministro de la Guerra de 1851 a 1 854 . -427. Sainte-Beuve, Pedro Enrique (18191 855) : fabricante y terrateniente francés, diputado a las Asam­ bleas Constituyente y Legislativa durante la Segunda República, representante del partido del orden. -475. Saint-Jean d'A ngely: véase Reg­ nault de Saint-Jean d'A ngely. Saint-/ ust, Luis A ntonio (17671 794) : destacada figura il.e la revolución burguesa de fines del siglo XVI I I en Francia, uno de los jefes de los jacobinos. -409. Saint-Priest, Manuel Luis María, vizconde de p 789-1881 ) : gene­ ral y diplomatico francés, le­ gitimista, diputado a la Asamblea Legislativa (1 849-1851 ) . -471 .

Indice de nombres

Saint-Stmon, Enrique (1 760-1825) : gran socialista utópico fran­ cés. - 1 37 , 271 . Saltykov, A lexéi D mftrievich, prín­ cipe (1 806-1859): viajero , es­ critor y artista xµso. -510. Salvandy, Narciso A quiles, conde de (1 795-1856) : escritor y esta­ d ista francés orleanista, minis­ tro de Iristrucción Pública (en 1837-1839 y en 1 845-1848) . -47 1 . Sallandrouze, Carlos luan (18081 867) : fabricante francés, di­ putado a la Asamblea Consti­ tuyente (1848-1849); bonapartista. -483. Say, Juan Bautista (1 767-1832): economista burgués francés, re­ presentante de la Economía Po­ lítica vulgar. -409. Schaper, von: uno de los represen­ tantes de la burocracia reaccio­ naria prusiana, gobernador de la provincia renana (1842-1845). 517. Schapper, Carlos (1812-1870) : des­ tacada personalidad del movi­ miento obrero alemán e interna­ cional, uno de los dirigentes de la Liga de los Iustos, miembro del Comité Central de la Liga de los Comunistas, participante de revolución de 1848-184 9 en Alemania; uno de los líderes de la fracción sectaria aventurera en 1 850 durante la escisión de la Liga de los Comunistas; desde 1 856 intimó de nuevo con Marx ; miembro del Consejo General de la 1 Internacional . -517, 543 . Scherzer, Enrique (1 807-1 879): sas­ tre alemán, miembro de las co­ munas parisienses que, después de la escisión de la Liga de los Comunistas, en 1 850, pertenecie­ ron a la fracción sectaria aventu­ rera de Willich-Schapper; uno de los acusados en la causa del llamado complot alemano-fran­ cés de febrero de 1852 en París; más tarde emigró a Inglate­ rra. -543. Schramm, luan Pablo A dán (1789-1884): general y político francés, bonapartista, ministro d n l a Guerra (1 850-1851 ) . -456 . ·

595

Indice de nom bres Schwarzenberg, Félix, príncipe (1800-1852): estadista reacciona­ rio y diplomático austríaco; des­ pués de sofocar la revolución de Viena en octubre de 1848, pri­ mer ministro y ministro de Ne­ gocios Extranjeros. - 336. Schwarzer, Enrique (1808-1860) : funcionario y publicista austrí­ aco , ministro de Obras Públicas desde julio a septiembre de 1848 . -358 . Sébastiani , Horacio Francisco, con­ de de (1 772-185 1 ) : mariscal fran­ cés, ministro de Negocios Extran­ jeros (1830-1832), embajador en Londres (1835-1840) . -230. Ségur d'A guesseau, Ramón Pablo (1803-1889): político francés que se adhirió , uno tras otro , a todos los partidos que estaban en el poder.-291 . Shakespeare, Guillermo (1 564-1616): gran escritor inglés . -488 . Sigel, Francisco (1 824-1902): oficial de B aden, demócrata pequeño­ burgués, comandante en jefe y, después, durante la insurrección de 1849 en Baden y el Palatina­ do , segundo comandante en jefe del ejército revolucionario de Baden; en 1852 se trasladó a los E E . U U . , tomó parte activa en la Guerra civil al lado de los del Norte.-390. Sismondi, Juan Carlos Leonardo Simondede (1 773-1842): economis­ ta suizo, crítico pequeñoburgués del capitalismo . - 73, 74 ; 406 . Smith, A dán (1 723-1 790) : economis­ ta inglés, uno de los importan­ tísimos representantes de la Eco­ nomía Política burguesa clási­ ca . -59; 529, 535. Soulouque, Fausti no (ap . 1 782-1867): presidente de la República de los negros de Haití ; en 1849 se proclamó emperador con el nom­ bre de Faustino 1 . -497. Stadion, Francisco, conde de (18061 853) : estadista austríaco , uno d e los organizadores de la lucha contra el movimiento de libera­ ción nacional en Galicia y Bohe­ mia; mi nistro del Interior (1 8481 849) . -366 .

Steffen,> Guillermo: ex oficial pru­ siano, testigo de descargo en el proceso de los comunistas de Co­ lonia en 1852; emigró a Inglate­ rra en 1853 y, después, a los E E . U U . ; en la décad a del 50 es­ tuvo muy cerca de Marx y En­ gels.-543. Stieber, Guillermo (1818-1882): fun­ cionario de y olicía prusiano, jefe de la polic1a política de Prusia (1850-1860) ; organizó el proceso. contra los miembros de la Liga de los Comunistas en Colonia y fue el testigo principal en este proceso (1 852) .-401 , 402 . Stein, Lorenzo (1815-1890) : juris­ consulto y economista vulgar alemán . -522 . Stirner, Ma:x (seudónimo litera­ rio de Gaspar Schmidt) (18061856): filósofo alemán, joven hegeliano, uno de los ideólogos del individualismo burgués y del anarquismo . - 1 3 , 1 4 , 41 , 42, 44 , 48, 63, 69. Strauss, David Federico (1808-1 874): filósofo alemán, uno de los jóve­ nes hegelianos destacados; des­ pués de 1 866, nacional-liberal . 11, 13. Stüve, Juan Carlos Bertram (1 7981 872) : político alemán, liberal; ministro del Interior de Hanover (1848-1850) .-31 6 . Sue, Eugenio (1804-1857 ) : escritor francés, diputado a la Asamblea Legislativa (1 850-1851 ) . -285, 297, 299, 448 . ·

T

Talandier, Pedro Teodoro A lfredo (1822-1890) : periodista francés, demócrata pequeñoburgués, par­ ticipante de la revolución de 1848 , emigró en 1 851 ; mi embro del Consejo General de la In­ ternacional (1864) ; diputado al Parlamento francés (en 1 8761 880 y en 1881-1885) .-542 . Tamerlán ( Timur) (1 336-1405) : ca­ udillo y conquistador de Asia Central . - 505 . Teste, Juan Bautista (1 780-1852): estadista francés, orleanista, mi38•

f ndice de nom bres

596

Franc ,sco (1814-1872) : eco­ nomista y socialista pequeño­ burgués francés; en 1848 , secre­ tario de la Comisión de Luxem­ burgo; diputado a la Asamblea Legislativa (1860-185 1 ) . -290, 291 , 449 . Vieyra : coronel francés, bona artis­ ta, part•cipante activo de golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851 . -439 .

nistro de Comercio, de J usticia y Obras Públicas en el período de la monarquía de Julio; fue procesado por soborno y abu­ so . -278. Thiers, A dolfo (1 797-1877): histo­ riador y estadista burgués fran­ cés, diputado a la Asamblea Le­ gislativa (1849-1851 ) , orleanista; presidente de la República (18711873) , verdugo de la Comuna de París . - 1 98, 269, 274, 286 , 298, 300, 433, 435, 438, 448, 465, 471 , 472, 473, 475, 477, 480, 482 , 484.

Vidal,

(1 798-1869): jurisconsulto fran­ cés, en 1834 instruyó la causa de los participantes de la insurrec­ ción [de abril en Lyón; bonapar­ tista, ministro del Interior (1851 ) . -481 . Tocqueville, A lexis (1805-1859): historiador y político burgués francés, legitimista, diputado a las Asambleas Constituyente y Legislativa durante la Segunda República, ministro de Nego­ cios Extranjeros (de junio a octu­ bre..:de 1849) . -472. Trélat, Ulises (1 795-1879): político francés, republicano burgués, mi­ nistro de Obras Públicas (de mayo a junio de 1 848) . -228 .

(70-19 a. de n.e. ) : célebre poeta romano. -272. Vtvien, A lejandro Fra ncisco (1 7991854) : abogado y político fran­ cés, orleanista; en 1848 f.ue ministro de Obras Públicas en el Gobierno de Cavaignac. -240. Vogt, Carlos (1817-1 895) : naturalis­ tta alemán, materialista vulgar, demócrata pequeñoburgués; en 1 848-1849 fue diputado a la Asamblea Nacional de Francfort y perteneció a su ala izquier­ da. -386, 526 . Voltaire, Francisco María (autén­ tico apellido A ro uet) : insigne representante de la Ilustración , filósofo deísta, escritor satírico e historiador francés. -271 .

Thorigny,

Pedro

Francisco

Isabel

f

Villele, Juan Bautista Serafín José

(1 773-1 854) : estadista francés, legitimista , primer ministro (1822-1828) . -472 .

Virgilio

(Publio

V

(1 799-1864): estadista francés, bonapartista, ministro del Interior (de enero a abril de 1 851 ) . -466 . Vatimesnil, A nto nio (1 789-1860) : político francés, legitimista, di­ putado a la Asamblea Legislativa ( 1849-1851) . -467 . Va uban, Sebastián Le Prestre (1 6331 707) : mariscal de Francia, in­ geniero militar y escritor. -280. Venedey, Jaco bo (1805-187 1 ) : pu­ blicista radical y político alemán, liberal . -43. Véron, Luis Deseado (1 798-1867) : periodista y polftico francés, bonapartista; propietario del pE'· riódico Constitutionnel . -498. Vaisse, Claudio Mario

Virgilio

Marón)

w

(1 798-1866) : oficial inglés, a partir de 1858, general ; sirvió en la. India en 1816-181 9 y en 1 830-1 838; participante de la Guerra de Crimea . -509. Weitling, Guillermo (1808-1871 ) : destacada personalidad del mo­ vimiento obrero alemán en su período inicial , uno de los teóri­ cos del comunismo igualitario utópico . - 1 05 . Welcker, Carlos Teodoro (1 790-1869) : jurisconsulto alemán, en 18481 849 fue diputado a la Asamblea Nacional de Francfort y pertene­ ció a su ala derecha. -316, 32/i , 366 .

Warren, Carlos

I ndice

597

de nombres

Weydemeyer, José (1818-1866) : fi­ gura del movimiento obrero ale­ mán y norteamericano , miembro de la Liga de los Comunistas, participante de la revolución de 1848-1849 en Alemania y de la Guerra civil en los E E . U U . al lado de los del Norte; empezó a propagar el marxismo en los E E . U U . ; amigo y compañero de lucha de Marx y Engels. -404 : 542 . Willich, A ugusto (1810-1 878) : ofi­ cial prusiano, miembro de la Liga de los Comunistas, parti­ cipante de la insurrección de 1849 en Baden y el Palatinado ; uno de los líderes de la fracción sec­ taria aventurera que se separó de la Liga de los Comunistas en 1850 ; emigró a los E E . U U . en 1853; participó en la Guerra ci­ vil al lado de los del Norte. 543. Windischgriitz A lfredo , príncipe, (1 787-1862) : mariscal de campo austríaco ; en 1 848-1849 dirigió el aplastamiento de las insurrec­ ciones en Praga y Viena y de la revolución en Hungría. -350, 357 ; 358, 359 , 360, 361 , 366 .

• Wollf, Cristiano (1 679-1 754) : filó­ sofo idealista y metafísico ale­ mán.-525. Wolf , Guillermo (1809-1864): re­ vo ucionario proletario alemán; desde marzo de 1848, miembro del Comité Central de la Liga de los Comunistas; en 1 8481849, uno de los redactores d e Neue Rheinische Zeitung; dipu­ tado a la Asamblea Nacional de Francfort; emigró a Inglaterra; amigo y compañero de lucha de Marx y Engels.-386, 387 , 393, 525. Wood, Carlos (1 800-1 885) : estadista inglés, whig, presidente del Con­ sejo de Inspección para los Asun­ tos de la India (1 852-1 855) y mi­ nistro para los Asuntos de la India (1 859-1 866) . -499. Wrangel, Federico Enrique Ernesto (1 784-1877) : general prusiano . 369.

{

y Yon: comisario de policía francés,

jefe de la guardia de la Asamblea Legislativa en 1 850. -454 , 458, 459.



PERSONAJES LITERARIOS Y MITOLOG ICOS

A nteo : según la mitología griega, héroe invencible mientras tocaba la Tierra (su madre), que le reno­ vaba las fuerzas. -265. A quiles: según la · mitologí a �ie­ ga, el más valiente de los heroes griegos que tomó parte en sitio de Troya; uno de los protagonis­ tas de la /liada de Homero . 420, 421 .

Baco ó Bacus: dios del vino y de la alegría entre los romanos anti­ guos. -455 . Bartolomé: según una leyenda bíbli­ ca, uno de los doce apóstoles de Cristo. -238. Circe: según la mitología griega, hechicera de la isla Ea; convirtió en cerdos a los compa­ ñeros de Ulises; el mismo Ulises, retenido por ella, permaneció en su isla un año entero; alegóri­ camente, bella seductora. -486. Crevel: personaje de la novela de Balzac La Cousine Bette, imagen de farolero, codiciador y liber­ tino . -498. D a mocles: según una leyenda de la Grecia antigua, Damocles, cor-

I

tesano del tirano Dionisio de­ Siracusa (siglo IV a. de n.e. ) , fue invitado por éste a un festín; para convencer a Damocles, que le envidiaba, de la fragilidad del bienestar humano, Dionisio le hizo sentar en su trono, suspen­ diendo de una crin de caballo una acerada espada sobre su cabeza. La expresión de «espada de Damoeles» es sinónimo de peli­ gro permanente, próximo Yi te­ rrible. -284, 447 . Gordto: rey de Frigia; según una leyenda, ató el yugo a la lanza del carro con un com licado nudo (por eso se le dió e nombre de nudo gordiano; alegóricamente éste es una concurrencia embro­ llada de varias circunstancias) ; u n oráculo prometió el dominio d it Asia a quien desataraY el nudo ; Alejandro Magno, e n vez de de­ satarlo, lo cortó con su espa­ da. -305, 3.77. Habacuc: profeta biblico . -409 . Hanumán: divinidad en la rel i ­ gión de los hindúes; que s e preso11ta en forma de mono; es hijo ll e t

r

Personajes literarios y mito lógicos viento y del mono que, según la leyenda de la I ndia Antigua, prestó un importante servicio a Rama, mítico rey y héroe épico hindú, una de las encar­ naciones del dios Vichnú. El culto al mono Hanumán es hasta hoy uno de los más extendidos en la India.-504. Jano : antigua deidad romana re­ presentada con dos caras dirigi­ das a lados opuestos; en sentido figurado significa hipócrita. 262 . José: según la leyenda antigua hebrea, hiio del patriarca 1 aco­ bo, vendido como esclavo por sus hermanos a Egipto , donde pasó a ocupar un cargo eleva­ do . - 271 . Krap ülinski: personaje de la poesía de Heine Dos caballeros, tipo de noble polaco arruinado; el no111-­ bre de Krapülinski procede de la palabra francesa crapule: tra­ gonería, glotonería, borrachera y también holgazán, miserable. Aqu í , al decir Krapülinski , Marx se refiere a Luis Bonaparte. 417. Midas: rey de Frigia; según una leyenda antigua, Apolo hizo que le crecieran orejas de asno. 245 . Moisés: según una leyenda bíblica, profeta que liberó a los antiguos hebreos de las persecuciones de los faraones egipcios («Exodo de Egipto&) . -278. Némesis: según la mitología de la Grecia antigua, diosa de la ven­ ganza. -261 . Ntck Bottom: personaje de la come­ dia de Shakespeare Sueño de una noche de veraiio. -453. Orfeo: según la mitología griega, poeta y cantor cuyas melodiosas canciones adormecían a las bes­ tias salvajes y fascinaban incluso las piedras. -261 .

599

Orlando Furioso: héroe legendario de un poema de Ariosto. -248 . Pablot según una leyenda bíblica, uno de los apóstoles cristia­ nos. -408. Putifar: según una leyenda antigua hebrea, dignatario egipcio a quien fue vendido 1 osé, hijo del patriarco I acobo . - 27 1 . Roberto Macaire: prototipo d e hábil caballero de industria, creado por el célebre actor francés Fede­ rico Lemaitre e inmortalizado en las caricaturas de Honorato Daumier. -212. Robin Goodfellow: ser fantástico que, en las creencias populares inglesas, desempeña el papel de genio bueno que ayuda al hom­ bre en sus empresas; es uno de los principales personajes de la comedia de Shakespeare Sueño de una noche de verano . -514. Sabbala: divinidad en la religión de los hindúes, representada en for­ ma de vaca. -504. Sansón: héroe biblico dotado de fuerza sobrehumana.-265 . Samuel : según una leyenda bíblica, profeta de la antigua Iudea . 406, 439. Schle m th l , Peter: personaje de la obra de Chamisso Historia mara­ villosa de Peter Schlemihl , que cambió su sombra por el mone­ dero de hadas . -429. Schufterle y Sp tegelberg: personajes del drama de Schiller Los bandi­ dos, prototipos de salteadores y asesinos sin el menor principio moral . -454. Tetis: según la mitología griega, diosa del mar, madre de Aqui­ les, que le advirtió que no desem­ barcase el primero a la costa cerca de Troya (al primero le esperaba la muerte) .-421 . Yaggernat: según la mitología de la antigua India, una de la personificaciones del dios Vich­ nú. -499, 51 1 .

INDICE DE MATERIAS



I

A

A bstracci6n (como método de in­ vestigación) -9, 22, 26, 36, 47, 74 , 76, 516, 527-530, 536-537, 539 . A cciones, sociedades an6nimas-58, 1 31 , 294 . A ctividad parlamentaria del partido obrero -204-206. A ctividad sensorial- 7, 8, 24-26 . Acumulación del capi t a l- 54 , 73 , 121 , 171 , 174. Acumulación originaria del capital­ - formac ión del capital - 19 5456 , 533; origen del proletariado-56 . Afrtca 1 1 2 A gricultura-16, 18, 50, 55, 62, 90, 93-95 , 101, 1 1 5 , 281 , 491 . A gricultura parcelaria -19, 33, 281 , 282, 488-494 . A lemania-U , 23, 27, 30, 36, 38, 41-43, 48, 62, 72, 73, 78, 9 1 , 93, 98, 99, 1 04, 1 05, 1 07 ' 1 08, 1 20, 1 3 1 - 1 35, 140-144, 1 53, 1 54, 1 79 183, 186, 188, 189, 1 94, 1 96199, 202 , 205, 220, 310, 315, 317, ,

-

.

323, 334 , 345 , 350, 352, 353, 372, 384 , 395, 397' 521 , 522, 524, 525, 534 , 543; Alemania- unificación de 1 97 , 207, 326-327; - causas del atraso económico 187, 309-310, 314, 315; - burguesía - 1 80-181 , 310-31 2, 31 5-31 8 , 320-325, 327, 328, 332, 337 , 340, 346, 380, 381 ; - pequeña burguesía - 1 81-184, 31 1-312, 325, 327-328 , 380 , 381 , 387-390, 392; - proletariado - 62, 182-184, 312-313, 322, 323, 325, 327 ' 337 t 338; - movimiento obrero - 1 79-1 80, 188, 1 99, 200, 313, 322 , 337, 339-340; 320, - campesinado - 313-314, 322 , 323, 325, 327, 336 , 340; - situación en Alemania en vís­ peras de la revolución de 18481849 - 309-310, 31 5-328; - partido de la clase obrera 1 79-180, 182, 186, 188, 1 99, 205-206, 340, 398, . 522 . -

-

lndice

601

de materias

Véase también: Partido democrático (en Alemania), Ley de excepción contra los socialistas en A lemania , Filoso/ía clásica alemana, «Jo­ ven A lemania», Prusia, Revolu­ ción en 1848-1849 en A lemania , Partido Socialdemócrata A lemán. A mérica - descubrimiento do América 36, 55-56, 1 1 2, 1 67; \ - los Estados Unidos de Améri­ ca - 55, 67, 70, 73, 78, 94, 93, 98-99, 101 , 105, 120, 1 38, 139, 188, 307 , 372, 416, 524 , 535, 538; - guerra de secesión - 369 ; - del Sur - 67, 538 . A mortización de los medios de pro­ ducción - 161 . A narquistas - 104, 487. A narquía de la producción capita­ lista - 88, 132, 1 60. A nexión 1 99 . A ntagonismo - 108, 1 2 1 , 123, 1 27 , 1 3 7 ' 334-335 , 398, 433-434, 446, 469, 514, 5 1 7-51 9, 523, 537, 540. A ntítesis - entre el trabajo industrial y agrícola - 1 7 , 18, 95, 1 29; - entre el trabajo intelectual y manual -29, 30, 45-46, 49, 74 . Apologismo - 1 32 . A ristocracia - 32 , 4 5 , 4 6 , 87, 1 1 9, 1 30, 1 31 , 398. A ristocracia financiera - 210-213, 218-220, 474 . A rmas - 1 98, 203 . A rmamento del proletariado - 185186, · 202-204 . A rte __: 80, 1 14 . A rtesanía - 1 9 , 50-53, 60, 6 6 , 83, 85, 87, 120. A sia - 500, 504, 507, 544 . Vease también: India, China . A sociación Internacional de los Trabajadores - 103-105, 1 98 . A ustria - 108, 1 53, 194, 1 96, 197, 202 , 205, 213, 220, 238, 275, 315, 317-318, 324-327, 328-336, 340342 , 343, 344 , 355-357, 37 1 , 373-3,_1 7 , 380, 381 , 385 .

Barbarie - 50, 53, 71 , 72, 1 1 5 , 1 1 6 .. 504, 507 . Base y superestructura - 1 5-16, 20, 21 , 24 , 27, 29, 33, 39, 45, 66, 68-70, 87, 92, 1 02, 1 1 3, 1 1 5 , 1 2 5 , 1 2 7 ' 153, 1 54 , 1 90, 1 95, 407 , 431 , 517-518 , 523, 533, 539 . Véase también: Estado, A rte, Moral, D erecho, Religión, Filosofía, Economía y política . Blanquismo, blanquistas - 1 98, 288 . Bélgica - 97, 1 54, 205, 310. B iología - 103. Bolsa - 59, 77, 220, 221 , 275, 328, 412, 444 , 462, 474, 496 . Bonapartismo - 1 97, 1 98, 200, 240244, 253, 257, 405, 429, 451455, 459, 461 , 462, 464, 468, 480, 487 ' 489-492, 493, 495-498 . B ulgaria - 205 . B urguesía - 45, 46, 62, 63, 76, 77, 80, 83, 84, 85, 87, 98, 1 1 1- 1 1 6 , 1 21-127, 1 35 , 142 , 1 51 , 1 71 , 256, 257, 292, 307, 320, 397, 419 , 431 -432, 445, 446 , 464, 510, 51 1 ; - historia de su desarrollo-57, 60, 63, 66, 77, 78, 87, 88, 1 1 1-113, 1 15, 116, 118-122, 128, 131 , 132 ' 141 , 143, 144, 153 , 166 , 167, 193, 194, 196, 197 ' 202, 210, 218, 309-311 , 31 5 , 317, 318, 322 , 323 , 331 , 334, 345-346, 397 , 398, 445, 446· y � l proletariado-37 , 46 , 60, 63-65, 87-88, 90, 93, 102-103, 112, 117 ' 119, 121, 122 , 144 , 1 57, 1 70, 1 93, 197, 202, 2 1 4 , 2 1 7 , 2 1 8 , 219, 31 1 , 322-323, 407 ; - y el Estado - 57, 77-78, 1 1 3, 1 1 5, 187-189, 1 95 , 231 , 256 , 257' 276, 312, 326-327' 395, 443, 446, 469, 487 , 488, 536 ; - gran - 56, 58, 90, 196. B urguesía pequeña - 1 34 . Burocracia - 182, 493, 495 .

B

Campesinado - 18, 54, 55 , 91 , 94, 1 20, 1 23, 1 32, 153, 182, 1 96, 1 97, 210, 216, 281-283, 313-31 4, 336 , 488-493.

-

Bancos - 58, 72, 92, 1 29, 222223, 294 , 295, 328, 474-475 . 3 9-0853

e

Indice de m a terias

602

Campesinos siervos - 18, 19, 23, 50, 52, 66-67' 84-85, 90, 1 1 1 , 1 1 2, 1 21 , 157, 313, 328 , 333. Cap ital - 37, 49, 50, 52, 5456, 58, 59, 60, 77, 87, 88, 1 1 2 , 1 2 0 , 1 23, 1 62-167' 1 70, 1771 78, 282-283, 431 , 492 , 51 1512, 516; - industrial - 59, 63, 73, 81 ; - estatal - 92, 1 29; - comercial 63; - productivo - 166, 167, 1 70, 1 7 1 , 1 72, 1 77 ; - bancario - 474-475; - como relación social - 1 63. Cap ital constante - 1 68 . Cap ital variable - 1 68 . Carrera armamentista - 1 98-199. Cartago - 70, 544 . Cartismo - 98 , 1 39, 352-353, 543 . Casualidad - 65-67, 69, 73, 76, 79, 147. Centralización - 33, 59, 92, 1 1 5 , 1 19 , 1 29, 51 1-51 2 . Ciclo i ndustrial - 8 7 , 1 92, 477-479 . Ciencia - 80, 51 1 , 514, 520. Civilización -49, 50, 1 1 5, 1 32, 51 1 . Ciudad y campo - 1 9 , 50-57 , 58, 60, 62, 63, 77' 78, 87' 203; - �separación de la ciudad y del campo como primera gran divi­ sión social del trabajo - 1 7, 1 9 , 50, 51 , 535 ; - contraste entre la ciudad y el campo - 1 7-20, 50, 51 , 63, 1 1 5, 431 ; - desaparición del contraste en­ tre la ciudad y el campo bajo el comunismo - 50, 62, 92, 95, 1 29, 1 38 . Clases - 1 7 , 25, 31 , 45-47, 65, 66 , 67' 77' 78, 82, 83, 1 20, 1 57, 1 94, 431 , 542 ; - su origen - 37, 38 , 50, 60 , 63, 77-78, 122; - como producto de las relacio­ nes económicas - 25, 45, 56, 60, 89, 1 9 1 , 1 96, 542 ; - revolucionarias - 37, 46, 47, 60, 64, 66, 1 1 9, 2 1 7 ; - dominantes - 31, 37 -38, 4547' 64 , 65, 78, 90, 1 1 9, 1 21 , 127, 1 57, 1 94, 257 , 277 ; - su contraste - 4 7, 61 , 64-67, 85, 86, 90, 93, 1 02-1 03, 1 1 11 1 2, 121 , 1 27, 277; -

- destrucción de las clases 31 , 38, 47, 64 , 66-67, 94-96, 1 28, 129, 1 52, 183, 386, 312, 542 . ' Clase obrera 1 05, 1 1 8 , 1 51 , 1 53, 1 65, 1 7 1 , 1 75, 186, 198, 1 99, 312, 388 , 514. / Véase también: Proletariado . Colecti vidad :-- 65, 67. Colonización 56, 1 1 2 . Colonias - 57, 70, 1 1 2 , 51 1 , 521 , 533, 534 , 538 . Véase también: India . Comerciantes - 53, 54 , 56, 58. Comercio - 17, 24, 25, 33, 49, 53-59 , 63, 78, 79, 5 1 6 . Compañía d e las Indias Orienta­ les - 500. Competencia 1 2 , 34, 46, 50, 53, 55-59 , 6 1 , 62, 65, 73, 77, 79, 82, 83-90, 1 06, 1 1 6-1 19, 121 , 1 28, 1 32, 143, 1 58 , 1 59, 1 6 1 , 1 72-1 75, 1 7 7 ' 535, 537-539 . Comuna de París - 1 00, 1 98, 200. Comunas (de producción) - 92 . Comunas medievales - 1 1 3, 121 . Comunidad 50-52, 1 1 1 , 1 87, 188, 502 , 503, 507 , 509, 528 . Comunidad (rusa) - 102, 1 1 1 . Comunismo (doctrina) 23, 34, 37, 38, 40, 43, 82, 325, 416; - utópico - 1 04- 1 05, 136-139, 322-323; - científico - 26, 38, 43, 44 , 68, 91 , 96-98, 105, 1 1 0, 122, 123, 1 26 , 1 39, 1 83, 1 95-197, 288 , 322 , 327 , 398, 540. Comunismo (formación económico­ social) - producción - 32, 34 , 38 , 68, 8996, 1 24 , 129, 1 52 ; - distribución - 3 3 , 94 ; - consumo - 93, 94; - premisas materiales - 34-35, 62-63, 67, 68, 88 , 95, 1 01-102 , 509, 51 1 , 518, 523; - fuerzas productivas - 34, 38 , 62, 67, 75, 76, 92-95, 1 24, 12!J , 1 52, 183, 51 1 ; - relaciones d e producción - 3:1 , 38 , 68, 75, 88-90, 93, 94 , 1 2/i1 26, 1 28, 1 29, 288 ; - base material y técnica (i:! , 68, 88, 93, 94 ; - es posible solamente. en ei·;(' n­ la mundial - 34 , 86, 93, 1 8 : 1 ; -

-

-

-

-

-

J ndice

603

de materias

- y desaparición de la propi edad

privada - 33, 36, 38, 43, 50, 60, 62 , 64 , 76, 85, 86, 90-96, 101 , 1 22-1 26 , 140, 1 83, 239; - trabajo - 32, 38 , 64 , 75, 92, 1 24, 1 25, 129, 239; - supresión del contraste entre la ciudad y el campo - 50, 62, 92, 95, 129, 1 38; - y desaparición de las clases � 31 , 38, 4 7 ' 64, 66-67. 94-9;,, 312, , 388 1 28, 1 29 , 1 52 , 183, 542 ; - y el Estado - 31 , 91 , 1 00, 1 29, 1 83, 488 , 495 ; - familia - 63, 96, 1 26 ; - desarrollo armónico de los individuos - 36, 38, 64-65, 67, 68, 75, 89, 94-95, 1 52 ; - necesidad del período de tran­ sición del capitalismo al comu­ nismo - 91 , 92, 97, 1 28-1 30, 1 52 , 1 87 . ' Concentraci6n - 57, 59, 1 1 5, 1 88; - del capital - 50, 54 , 83, 1 01 , 1 1 5, 1 32, 1 71 , 1 74, 287 ; - de la propiedad territorial 71 , 1 32 ; - del transporte - 93. Concepción materialista de la his­ toria - 1 5 , 1 6, 20-26, 28, 35, 36, 39-40, 45, 46, 65, 68, 70, 71 , 90-91 , 102-103, 1 1 5 , 1 1 6 , 127' 1 36 , 1 63, 1 90-1 92, 407 ' 408, 514, 5 1 7 ' 522-524, 532, 536-537. Conciencia - 21 , 28-32, 39, 45, 6 1 , 70, 80, 1 27, 1 28, 517, 523 . Constitución bur{!uesa - 97-98, 238 241 , 251 , 252, 262, 292, 319, 418-423. Constitucionalismo - 31 6, 324-:�25 . Consumo - 30, 93, 1 5 1 , 532, 535. Contradicción - 8, 30, 1 1 2, 1 2 1 ; - entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas 29, 30, 32, 37, 49, 60, 61 , 69, 70, 73-74, 89, 90, 1 1 5 , 1 1 6, 310, 514, 517, 523, 540: - entre la p r o ducció n y el con­ sumo - 30, 93, 1 51 ; - entre el trabajo y el capital 73, 1 1 2; 1 23, 1 70, 1 7 1 , 434 ; - entre los países industriales y atrasados - 1 1 5, 1 54 ; - entre lo particular y l o comú n 31-33, 65- 6 7 .

«Contribución a la crítica de la Economía Política1> de C. Marx (his(oria de su creación ) - 516, 525. Coste de producción - 84, 1 58-1 62, 1 70, 1 72-175, 277. Crédito - 77, 92, 129, 1 77 , 220222, 235 , 295, 474-475, 535, 536, 538. Cristianismo - 1 5 , 1 28, 1 31 , 207208. Crisis económicas - 88, 89, 93, 1 1 5 , 1 1 6 , 1 1 8, 132, 1 77, 1 92, 213-22 1 , 293, 295, 296 , 466, 475, 477-479, 535. Crisis de la superproducci6n - véa­ se: Crisis económicas. Cruzadas - 1 14 . Cuestt6n nacional - 1 0 7 , 1 1 31 15, 232, 346-348, 371-373, 50951 1 . Cuestt6n agraria - 187. Véase también : Campesinado. Culto - 14, 227. Ch

Checoslovaquia - 348-350. China - 36, 86, 328 . Chovinismo - 199. D

D arvinismo - 1 03. Democracia - 17, 31 , 91 , 1 28, 1 94, 398 , 436-437 . Democracia burguesa - 418-420. Dep auperaci6n de la clase obrera 34 , 35, 151 , 1 69. Derecho (privado) - 70, 78-80, 1 25 , 1 28, 517, 523, 544 . Desarrollo - 69, 70, 527. Desempleo - 34 , 36 . Deuda del Estado - 58, 77, 1 89, 21 1 , 275, 276 , 474-475, 51 1 . D ictadura del pro letariado - 31 . «D ieciocho (El ) Brumario de Luis B onapartet> de C. Marx (h isto­ ria de su creación) - 404 , 406 . D inamarca - 205, 351 , 354 . D inero - 37, 49, 57, 59, (iO, n , 529, 544 ; - papel moneda - 59. 39•

1 ndice

604

D ivisión del trabajo - 1 6 , 30-33, 45, 46, 48, 50, 53, 54 , 73, 80, 81 , 533, 534, 536, 544; - y desarrollo de las fuerzas pro­ ductivas - 16, 1 9 , 30, 32, 36, 59, 1 7 1-175; - primera gran división social del trabajo - 1 6 , 1 9 , 49, 50, 534; - segunda gran división social del trabajo - 1 6 , 1 9 , 53; - división entre el trabajo inte­ lectual y manual - 29, 30, 4546, 50, 74; - natural - 17, 29, 30, 59; - manufacturera (y en la fábrica) - 49, 52, 54, 83, 86, 1 1 2, 1 1 6, 1 73, 1 74 ; - e n la familia - 1 7 , 31 ; - y las formas de propiedad 1 7 , 31 , 72-73 ; - en las . formaciones antagóni­ cas - 30, 3 1 , 40, 50, 65, 67, 72, 75, 132, 1 74-177; - y las clases - 32, 63, 94; - necesidad de la abolición del viejo sistema de la división del trabajo bajo el comunismo 32, 33, 38, 60, 64, 66, 67, 76, 94-95. E

Economía y política -� 20, 40,'::4 2, 68-69. Economía Política - 521-523, 541 ; - marxista - 1 45-146, 1 91-192, 51 1 , 517, 519, -520, 522-523, 524, 527-530; - clásica - 146- 1 50, 528-530; - vulgar - 30, 33, 73, 1 32 , 1 35, 1 60, 162, 1 66, 1 71 , 1 76, 522, 525, 526, 537, 538 . Edad Media - 18, 51-54, 59, 63, 76-78, 84, 85, 90, 1 08, 1 1 1 , 1 1 2, 1 1 8 , 1 1 9, 1 24, 1 32 , 143, 187, 309, 312, 398, 407, 521522, 533 . Educación - 92, 94-95, 126, 1 29. Ejército - 1 63, 1 97, 198, 201-203, 310, 352 , 353, 484, 544 . E migración - 1 01 , 307 . Empréstito del Estado - 21 1 , 212 , 328. Enajenación - 34, 76 . Enseñanza laboral - 92, 1 29.

de materia

Esclavitud - 1 1 , 23, 31 , 71 , 72, 77, 84 , 85, 1 1 1 , 1 57 , 162, 538 . Escuela histórica --' 318. Esencia y fenómeno - 46, 6 1 . Eslavos - 345-346, 348, 349, 372' 373 . España - 142, 200, 202 , 372 . Especulación (filo89fica) - 36, 37, 47, 525. Espontaneidad - 68, 70. Estadística - 1 91 . Estado - 20, 31 , 35, 37, 39, 63, 65, 67, 70, 76-78, 80, 1 38, 1 82, 516, 5 1 7 ; - s u origen - 1 7 , 2 0 , 3 5 , 49, 56; - y la lucha de clases -31 , 37; - toma del poder estatal por el proletariado - 31 , 91 , 92, 1 29, 183, 185, 186, 488, 495; - burgués - 57, 77-78, 1 12 , 1 1 5, 187-189, 1 96, 231 , 256 , 257, 277' 312, 326-327' 395, 443, 446, 469, 487-489; - su papel en la sociedad de clases - 37, 77-78, 1 1 2 , 21 5, 231 . Estamento - 1 7, 1 9 , 46, 64-66, 68, 77, 78, 81 , 1 1 1 , 1 20, 1 32, 1 44 . Exp lotación - 1 02-1 03, 1 1 3, 1 18, 1 23, 127, 218, 282-283. Exprop iación - 1 29 ; - de los expropiadores - 9 2 . F

Familia - 1 7, 27, 31 , 32, 35, 49, 62, 63, 68, 96, 1 1 3, 1 20, 126, 127, 1 38, 143, 532 . Fetichismo mercantil - 32, 36, 37, 49, 64, 65, 74, 81 , 514, 528. Feuerbachian ismo - 43; - su carácter general - 8, 1 2 , 23; - defecto del materialismo de Feuerbach - 7 , 23-26, 43-44; - idealismo de Feuerbach - 8, 9 , 25, 43-44 . Feudalismo - 18, 1 9 , 50, 55, 56, 63, 66, 71 , 72, 78, 80, 85, 90, 96, 1 1 1- 1 1 3 , 1 1 6 , 1 1 7, 121 , 1 28, 1 30, 1 43, 1 63, 1 7 1 , 187, 218, 309-310, 31 1 , 407 , 409, 488, 491 , 495, .518,· .533, 539, 540.

605

Indice de m aterias Filosofía - característica general - 9-1 2 , 14, 2 2 , 2 4 , 2 9 , 3 9 , 42, 47, 64 , 76, 79, 127; - como superestructura - 29, 39; - cambio de su objeto - 22. Véase también; Idealismo, Filo­ sofía clásica alemana , Materia­ lismo, Feuerbachianismo. Filosofía clásica alemana - 11,, 1 3 , 4 1 , 47, 1 33, 31 7 . Filosofía francesa del siglo X VIII 27. Filosofía inglesa del siglo X VII 27. Física - 25. Flandes - 54, 501 . Forma y contenido - 121 , 1 28. Formación económico-social - 1 719, 24, 27, 34-35, 39, 46 , 66, 69, 75, 76, 89, 1 63, 517, 532 , 533. Francia - 33, 38, 43, 47, 54, 58, 59, 73, 78, 86, 9 1 , 93, 97, 104, 1 1 3, 1 20, 1 30, 1 32 , 1 33, 139, 140, 143, 1 53, 181 , 1 88, 189, 191 , 1 92, 1 96-200, 202, 204205, 210, 21 3-22 1 , 307, 309, 310, 312, 323, 339 , 353, 357, 372, 397, 405-407 , 409, 420, 429, 442-443, 478, 479, 485488, 491 , 492 , 497, 498, 521 ; - monarquía de J ulio - 210-214, 216, 220, 222, 256, 275, 279, 285, 414, 4 1 7-41 9, 423, 424, 428, 431 , 432, 439, 488; - Segundo I mperio - 197, 488491 , 493-498 ; - golpe de Estado de 1851 410-4 1 2 , 422, 426, 481 , 483485, 487 . Véase también: Bonap artismo, Partido republicano burgués en Francia, Gran Revolución bur­ g uesa de fines del siglo X VIII en Francia, Legitimistas, Guar­ dia Nacional, Orleanistas, Co­ muna de París, Revolución de 1848 en Francia, Partido rep u­ b licano en Francia. Fuerzas p roductivas - 1 6-18, 20, 21 , 25, · 27 , 32-35, 37, 40, 53, 59,-62, 67-70, 73-75, 81 , 90-93, 1 1 5- 1 1 6 , 1 2 1 , 1 52, 1 63, 183, 296 , 508 , 5 1 7-519, 523, 532, 533, 536-537, 544 .

Véase también: Leyes económi­ cas. Fuerz� de trabajo - 34, 146, 1 50, 1 55, 1 64-1 66, 167; - su valor - 148, 149, 1 50, 155, 161 - co::iio mercancía - 1 50, 1 5 1 , 1 55-1 58, 1 64-1 65. ·

G

Galia - 7 1 , 208. Ganancia - 1 59, 1 60, 1 69 , 1 70. Gens - 7 1 , 1 1 1 , 143. Gran industria - 50, 53, 59, 61 , 73, 77, 83-84, 86-89, 1 06, 108, 1 1 2 , 1 18, 120, 122, 534, 538. Gran Revolución burguesa de fines del siglo X VIII en Francia 47, 59, 123, 132, 142-144, 187, 188, . 204, 219, 223, 230-231 , 310, 31 1 , 313, 407-409, 422, 428, 488, 491 . Grandes descubrimientos geográfi­ cos - 56, 1 1 2 . Grecia (A ntigua) - 1 8 , 70. Gremios (medievales) - 19, 50-52, 54-57 ' 60, 87' 90, 1 1 1 , 1 12 , 133, 143, 196, 312, 330, 333, 533, 534, 544 . Gu.ardia Nacional (en Francia) 202, 214, 215, 413, 439, 440. Guerra - 1 7 , 53, 55, 57� 7 1 , 72, 77, 153, 1 97 , 1 98, 204-205, 309, 363, 369, 385 , 540; - mundial - 1 54, 1 98, 277; - civil - 229-230, 409; - guerras de liberación de 1813 en Europa 36. Guerra franco-prusiana de 1871198, 199. -

H

Filosofía Hegelianismo - véase: clásica alemana. Herencia - 92, 1 29 . Hip oteca - 281 , 282 , 492, 494 . Historiografía - 1 5 , 26, 4 1 , 48. Historia (como ciencia) - 12, 1 5 , 22 , 26-20, 35-36, 3 9 , 4 0 , 4 2 , 4 5 , 4 6 , 5 9 , 6 1 , 6 5 , 69-71 , 7 6 , 80, 102-103, 1 1 9 , 127, 1 8 7 , 1 90, 191 , 308-309, 406, 431 , 514, 523, 526, 533, 542 .

606

Indice de materias

Historia moderna - 1 90, 1 95. Holanda - 310, 500, 521 . Hombre - 7, 8, 1 5 , 28, 29, 35, 47-51 , 94 , 1 1 3, 514; - su diferencia del mundo ani­ mal - 1 5 , 28; - y la Naturaleza - 24-25, 28, 35, 39, 40, 44, 49-50, 162, 514; - riqueza espiritual del indivi­ duo depende de la riqueza de sus relaciones reales - 36. Hungría - 84-85, 107, 1 08, 1 53, 1 96, 220, 331 , 332, 333, 336, 350, 352, 358, 362-364, 373, 374, 377. 1

Idealismo - su condicionalidad histórica 14, 29, 45; - característica general - 7 , 1 1 , 21-23, 36, 37, 39, 4 1 , 47, 48, 78, 405, 517' 523, 524; - crítica del idealismo hegelia­ no - 1 3-1 5 , 41 , 47, 317, 525527 ; - concepción idealista de la his­ toria - 36, 37 , 39-4 1 , 45-48, 63, 64, 76, 1 33, 532, 534, 537 , 539; - jóvenes hegelianos - 1 1-15, 41-45, 64 , 31 7 , 319, 525-526; - viejos hegelianos - 14. Ideología - 1 3 , 21, 29, 45, 46, 48, 59, 63, 76, 80, 1 1 9, 127' 210, 518. Idioma - 23, 29, 31 , 408-409. Igualdad (burguesa) - 87 . Imperio Romano de Oriente 71 . Imp uestos - 50, 77, 87, 91 , 129, 1 89, 1 98, 21 1 , 240, 246, 256, 276, 278-280, 282, 493, 536 . India - 36, 4 1 , 86, 1 1 1 , 49951 1 . Industria - 1 6 , 1 9 , 24, 25, 44 , 49, . 56, 59, 78, 79, 83, 87' 89, 1 97' 218, 310. Inglaterra - 25, 33, 36, 38, 50, 54, 55, 57, 59, 7 1 , 73, 78, 82 , 86, 9 1 , 93, 97' 99, 101 , 1 1 3, 1 1 9, 1 20, 1 30, 1 32 , 1 39, 1 40, 143, 1 54 , 1 90, 1 93, 1 96 , 213, 2 1 7 , 220, 238, 275, 277 , 293, 295, 296 . 307, 309, 310,

328 352-353, 372, 478, 479, 492 504-508, 510, 521 , 533536; - burguesía inglesa - 277, 307 , 309, 310, 508-51 1 ; - aristocracia latifundista i ngle­ sa - 1 30, 131 , 432; - clase obcera inglesa - 312, 514; I - campesinado - 314; - política colonial de Inglaterra - 499-51 2 . Instrucción - 1 1 9, 1 25 . Instrumentos d e p roducción - 4951 , 75. Instrumentos de trabajo - 53, 73. Insurrección - 201-205, 352-354 , 385-386 . Intensificación del trabajo- 1 1 6 -1 1 8 . Internacional - véase: A sociación Internacional de los Trabajado­ res. Internacional JI - 1 05. Internacionalismo proletario - 1 05106, 1 19 , 1 22, 1 97 , 205 . Intercambio - 25, 49-51 , 55, 1 59, 529, 532 . ln1Jentos 36, 44, 53, 1 5 1 , 535 . Irlanda - 1 1 1 , 1 53, 499 . Islandia - 70. Italia - 25, 54, 71 , 78, 1 07-1 09 , 1 1 3, 1 53, 1 94, 205, 213, 220, 238, 253-255 , 329, 333, 336, 351-352 , 357, 374, 377 , 423 , 425, 427, 499, 501 , 544 .

:

-

J

Jornada de trabajo - 151 ; - lucha por su reducción - 1 04 , 1 19. «Joven A lemania» 317. «Joven Inglaterra» - 1 3 1 . -

L

Lassalleanismo - 1 04. Legitimistas (en Francia) - 1 3 1 , 216, 230, 233, 245 , 251 , 256 , 262, 269, 275, 285, 286 , 302 , 424 , 431-432, 440-441 , 444 , 452, 464, 469, 471-473, 474, 484 . Ley universal de la acumulación cap italista - 1 66-d 67, 1 69-1 7 1 , 1 76-1 78 .

¡¡07

Indice de materias Leyes económicas - 537; - modo de s u realización en las formac iones antagó 11icas - 3133, 37, M.-67 , 119, 1 73, 1 76, 532-533; - modo d e su realización bajo el com u n ismo - 31, 33, 37, 67; - ley de correspond encia de las relaciones de producción a las fuerzas producti v as - 61 , 6873, 74, 75, 533, 536-537 � 544 . Ley de excepción contra los socialis­ tas en A lemania - 1 99 , 201 , 208 . Libertad - 36, 65, 68, 1 1 3, 123125, 1 28, 41 9 , 420. Libertad de co mel"cio - 59, 1 1 3, 124, 277, 5 1 7 . Libreca m b istas - 287, 364 . Liga de los Co munistas - 99, 105 1 1 0, 1 79, 180, 183, 184, 1 86 398-400. Literatura (socialista y comunis­ ta ) -1 30-1 31 , 133-134 , 316, 330 Lógico e histórico - 68, 527 , 529. Lucha de clases - 31 , 37-38, 46 6 1 , fj5-66, 1 22, 1 53, 1 54, 204 405-407, 430, 450, 542 ; - fuerz a motri z d el desarrollo de las sociedades antagóni­ cas - 46, 1 02-103, 1 1 1 , 127; - ba j o el feudalismo - 46, 5153, 63, 65-67, 1 1 1- 1 1 2 ; - bajo e l capitalismo - 6 0 , 9293, 98, 1 1 2, 1 1 7-121 , 122, 1 36, ' 1 86, 1 93, 1 96 , 1 97 , 202-205, 2 1 7-21 9 , 334 , 407 , 445-447, 450, 535; - económica - 1 36 . ; - política - 6 1 , 1 1 9 , 1 53 , 398 ; - y conquista del poder político - 3 1 , 183; - sus formas dependen del nivel del desarrollo de la produc­ ción - 24 . Lucha por la existencia de la so­ ciedad - 34 . Lucha de barricadas - 201-204, 215 352, 361 , 4 1 3 . «Luchas (Las) d e clases en Francia» de C_. Marx (historia de su creación) - 1 90, 1 9 1 . Lu mpemproletariado - 7 1 , 1 20, 212-2 13, 224, 447 , 453, 461 , 485-486, 494. Miii .

:

M

«Manifiesto del Partido Comunista» (hist.oria de su creación) - 991 03, 104, 106, 107, 1 08, 1 79 , 1 90, 398, 5 1 9 . Manufactura - 54-61 , 77, 81 , 83, 85-87 , 90, 1 1 2, 1 1 3, 1 96, 521 , 534 . Máquina - 36, 37, 51i , 59, 62, 82-83 , 88, 1 1 2, 1 1 5-1 1 7 , 1 1 81 1 9 , 1 32, 1 72, 1 7:1- 1 7 7 , 509 , 510, 513, 514, 535, 536 , 538 , 544 . Marxismo (su historia) - 3 1 , 99, 102-1 03, 145-146, 1 !)6-1 97, 319, 516, 5 1 7 , 519, 524-525, 526528, 542. Véase también : (El) D ieciocho Brumario de Luis /Jonaparte de C . Marx , La contrib ución a la critica de la Economía PoUtica de C. Marx, Las luchas de clase en Francia d e C. Marx, M ani­ f iesto del Partido Comunista, A sociación Internacional de los Trabajadores, Trabaio asalariado y cap ital de C. Marx y Liga de los Com unistas. Materias primas - 57, 1 1 4 . Materialismo - concepción materi alista del mun­ do - 8, 1 5 , 1 6 , 20, 525, 526; - dialéctico - 8, 24, 5 1 7 , 526, 528; - histórico - 8, 9, 1 5 , 1 6 , 20, 21, 23-26, 27, 28, 36, 45, 46, 65, 68, 70, 71, 90-91 , 1 02-1 03 , 163, 1 90- 192, 407, 408 , 514, 5 1 7 , 518, 522-524; - de Feuerbach - 7-9 , 23-26; - vulgar - 25, 525; - premarxista - 7-9 , 26. histórJco - véase: Materialismo Materialismo, Concepción mate­ rialista dé la hiltoria . Matrimonto - 7 1 , 92 , 96, 1 27 . Mayorazgo - 87, 1 4 3 . Mecánica - 5 9 . Medios d e producción - 1 5,,.. 1 7 , 4 5 , 49, 7 1 , 1 1 5 - 1 1 6 , 1 50, 193, 218, 239 . Mercado - 57, 101 , 1 1 2, 1 14, 535. Mercado mundial - 34, 36, 53, 56-59 , 61 , 93, 1 1 2- 1 1 5 , 127, 1 54, 1 74, 1 90, 217, 516, 534, 535 .

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Indice de materias

Mercancía - 1 1 7 , 163, 1 64, 528, 529 . Metafísica - 1 3 , 20, 21 , 36, 525527, 528 . Método de la Economía Política marxista - 526-528. Véase también: A bstracci6n. Modo de producci6n 15-16, 24, 27, 30, 39, 46 , 75, 78, 83, 89 1 1 4, 1 73, 5 1 7 ' 523, 533. Véase también: Formaci6n eco­ n6mico-social. Modo de producci6n cap italista 33, 55, 56, 59, 60, 76, 8687' 88, 108, 1 1 4-1 1 6 , 1 23, 1 24, 148, 1 50, 151 , 1 56, 1 63, 166, 1 74, 1 96, 407 , 409, 5 1 1-513, 516, 5 1 7-159, 521 , 523, 539; - sus contradicciones 63, 88, 1 1 1- 1 1 2 , 1 5 1 , 1 52 , 1 66, 1 74, 5 1 7 , 519, 523, 537-538; - relaciones de producción - 1 54 , 5 1 7 , 519. Véase también : A narquía de la producci6n cap italista, Burguesía , Salario, Cap ital, Competencia, Gran i ndustria, Mercado mun­ dial, Trabajo asalariado, Proleta­ riado , Industria, Fuerza de tra­ bajo, Propiedad, Crisis econ6mi­ cas. Modo de producci6n �sclavista - 1 7 , 1 8 , 7 8 , 1 1 1 , 157. Modo de producci6n asiático 500-502, 518. Monarquía 20, 32, 45, 1 1 3, 293, 431 , 469; - absoluta - 80, 87, 98, 1 1 3 , 1 18, 1 33, 143, 328, 329, 488; - constitucional - 87, 141-143, 215, 31 7 ' 325 ; - burguesa - 1 54, 2 1 6 , 227 . Monopolio 58, 129, 1 58-1 59, 537-539 ; - colonial - 57 . Moral 1 3 , 20, 21 , 30, 39, 59, 80, 1 20, 1 28 . Movimiento obrero - 1 04-1 05, 1 1 8 , 1 2 1 , 1 2 2 , 313, 322-323 . Véase también : Lucha de cla­ ses. Movimiento liberal 1 34, 310, 315, 3 1 6 . Mundo antiguo - 1 7 , 1 8 , 7 2 , 76, 77, 80, 1 63, 406, 518. -

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N

Naci6n 1 6 , 30, 36, 50, 54, 55-58, 60, 70, 76, 106, 107' 1 1 5, 127 ' 143, 1 98, 310-31 2, 346 , 371-373, 413, 487, 540. Nacionalidad - 36 , 38, 60 , 76, 77, 96, 1 14-1 1 5 , 1 20, 121 , 127, 348, 372 . Nacionalizaci6n 1 29 , 1 87, 189. Naturaleza 24-25, 29, 35, 39, 40, 44 , 49, 59, 62, 1 1 5 , 1 69 . Necesidades - 27-30, 34, 50, 52, 59, 61, 69, 70, 93, 94, 1 1 31 1 5, 1 66-1 67. Nobleza - 18, 19, 55, 65, 66, 84, 87, 1 1 3, 1 1 9, 309-310, 319, 328. -

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o

Obrero (en la sociedad capitalis­ ta) - 53, 55, 60, 84, 121 , 1 24 , 157' 1 64, 1 7 1 . Oferta y demanda - 33, 59, 1 581 62. Orleanistas (en Francia) - 233, 245, 251 , 256, 262, 269, 275, 286 , 302, 424, 431-432, 441 , 445, 464 , 468-469, 472 , 473, 484 . Oro (y p lata) - 55-59 , 167. p

Paises Bajos 142. Paneslavismo - 348-351 , 372 . Partido proletario - 43, 90, 98, 100, 1 10, 1 1 9, 1 22, 1 79 , 180, 183, 184, 186, 187' 188-189, 191 , 192, 307 , 339-340, 347 , 397 , 398 , 524 . Partido Socialdem6crata A lemán 1 39, 1 99-201 , 205-207 . Partido democrático (en Alema­ nia) - 1 79, 181-189, 381-382 , 395 . Partido Liberal 181 , 322, 397 . Partido republicano en Fra ncia 181 , 2 1 4 . Partido rep ublicano b urgués en Francia (partido del