Historia Critica 14

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Contenido

Presentación

Juan Carlos Eastman Arango

Decsi Arévalo Hernández

Misiones Económicas Internacionales en Colombia, 1930-1960

Economía Extractiva y Regiones de Frontera.EI Papel Subsidiario de la Minería en la Formación de un Sistema Económico Regional

María Mercedes Botero

Finanzas Públicas del Gobierno Central en Colombia, 1905 - 1925

Amado Antonio Guerrero Rincón

¿Qué relaciones se pueden establecer entre Historia y Economía?

Guido Barona Becerra

Los Laboratorios de Fundición y Ensaye y su Papel en el Comercio del Oro: Antioquia 1850- 1910

Sylvia Beatriz Díaz

Finanzas y Administración del Cabildo de la Ciudad de San Juan de Girón

Oscar Rodríguez Salazar

Debates Germán Palacio Ricardo Sánchez Fabio López

Las Izquierdas en Colombia

Sección Estudiantil Historia Económica del Ferrocarril del Norte

Andrea Junguito

Reseñas 'Empresa e Historia en América Latina. Un Balance Historiográfico' de Carlos Dávila L. Guevara (compilador)

Jorge Valencia Restrepo

Eventos X Congreso de Historia de Colombia en Medellín y IX Congreso Internacional de ALADAA en Cartagena de Indias

Juan Carlos Eastman Arango

Presentación Juan Carlos Eastman Arango

Para el Departamento de Historia es satisfactorio hacer entrega a sus lectores del ejemplar número 14 de la Revista "Historia Crítica", dedicado en esta oportunidad, en su tema central, a la "Historia económica de Colombia", con una serie de artículos elaborados por prestigiosos investigadores provenientes de nuestra unidad académica y de otras universidades del país, tales como la Universidad Nacional, la Universidad del Valle y la Universidad Industrial de Santander. Ha sido política editorial de nuestro departamento ofrecer la revista como un espacio de promoción del saber histórico nacional e internacional, que registre permanentemente el desarrollo historiográfico en nuestro medio. Estamos seguros de lograrlo también en el presente número. El quehacer historiográfico en Colombia, en la medida en que termina siendo un patrimonio científico y cultural colectivo, debe contar con la colaboración y la cooperación mutuas en materia de promoción y socialización, así como cuenta con los congresos nacionales de Historia para su debate y difusión entre los especialistas. En este sentido, "Historia Crítica" continúa siendo un medio de expresión de los historiadores, más allá de sus pertenencias universitarias, regionales y nacionales, que cuenta con la diversidad y riqueza existencial de cada uno de ellos a favor del desarrollo del saber y de sus contribuciones a la sociedad. Igualmente queremos abrir nuestra revista al registro de los principales debates históricos en el país, entendidos éstos no sólo desde su nutriente académica y científica, sino también desde su nutriente social y política, es decir, desde la razón última del saber y de la ciencia que es la sociedad y sus perspectivas futuras. Por ello, y desde este número, abrimos una sección denominada "Debates", con la que esperamos contribuir a la mejor y mayor comprensión de la problemática histórica de nuestro país -y eventualmente de nuestra sociedad mundial- y de sus perspectivas, pretendiendo, de igual forma, que ello propicie la reflexión y la expresión de nuestros lectores y colegas, entre otros medios, a través también de nuestra revista. Es nuestro deseo que "Historia Critica” continúe siendo un medio de expresión y de registro de las actividades locales, regionales y nacionales en materia de Historia, y eventualmente de otras ciencias sociales. También que sea un instrumento de trabajo historiográfico y de actualización en colegios, universidades y centros

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de investigación. Estamos convencidos que así seguiremos contribuyendo a la consolidación y expansión de la comunidad académica y científica sobre la base de compartir las experiencias de todos los estamentos que la integran, difundir eventos y publicaciones, invitar al debate y a la actualización, de cooperar interinstitucional e interdisciplinariamente, en suma, de apoyar y de construir. Por ello compartimos la satisfacción que siente la comunidad académica colombiana frente a la celebración del X Congreso de Historia de Colombia en la ciudad de Medellín, sin lugar a dudas un centro dinámico y emprendedor en la producción historiográfica regional y colombiana; de igual forma, presentamos con gran expectativa

la celebración del IX Congreso Internacional de la Asociación Latinoamericana de Estudios Afroasiáticos, ALADAA, en la ciudad de Cartagena de Indias, un evento de gran importancia para Colombia y para la promoción de los estudios sobre África, Asia y el Medio Oriente en nuestro país y en América Latina. Queremos agradecer el respaldo que nuestros lectores y suscriptores le han dado a la revista durante sus 13 números anteriores; ello nos compromete más con cada uno de uds. Esperamos que este número 14 que llega a sus manos logre satisfacer sus expectativas y cumpla con el más importante de los objetivos y de los sentidos del conocimiento: abrir horizontes al servicio de la sociedad.

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Misiones Económicas Internacionales en Colombia 1930-19601 Decsi Arévalo Hernández

El signo predominante del cambio operado en la economía colombiana en el siglo XX es sin duda el proceso de industrialización. Los excedentes de capital generados en la separación de la producción y la comercialización del café, la desestructuración de la hacienda cafetera, la urbanización, la participación del Estado en la dotación de infraestructura y la modernización institucional, fueron pasos firmes en la configuración de la estructura económica del país. Estos cambios generaron el ambiente para asimilar las ideas de intervención estatal, adelantar la renovación institucional y coadyuvar a la transformación socio-cultural del país. No obstante, dada la limitación de recursos domésticos, la ayuda externa se convirtió en requisito de este proceso. De la economía internacional se esperaba ayuda técnica y financiera, mejoramiento de los ingresos por exportaciones, aumento de la oferta interna por la vía de las importaciones e inmigraciones que permitieran la transferencia de conocimiento técnicos, el impulso a nuevas actividades productivas y la presencia de mano de obra calificada. Ante tales requerimientos era preciso crear las bases que hicieran posible dicho aprovisionamiento y aprovechar los recursos propios para alcanzar el fortalecimiento interno. Sin embargo, la consecución de estas metas estaba supeditada a la interrelación entre el interés internacional y el nacional. En el ámbito internacional se observaba el fortalecimiento de Estados Unidos en las esferas política y económica. Esta influencia se podía apreciar en la defensa del panamericanismo, que fue acometida primero con la doctrina Monroe, luego, con las propuestas de Roosevelt y su política del buen vecino, después con los pronunciamientos de Truman y McCarthy, y finalmente, por medio de la Alianza para el Progreso.

1 Este artículo tiene como base la investigación titulada "Misiones económicas internacionales y política en Colombia 19301968", que se realizó gracias al apoyo del Comité de Investigaciones de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes.

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Igualmente, su participación en la economía internacional se refleja con especial énfasis en la postguerra, a través de las decisiones tomadas en los organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial, los cuales defendían la inconvertibilidad de la moneda y el multilateralismo comercial.

económica adoptadas en los países. Esta precisión se consideraba fundamental, toda vez que los determinantes del subdesarrollo eran provocados por los conflictos internos entre el capital y el trabajo. Adicionalmente, no se subestimaba la importancia del Estado en la orientación del desarrollo.

Desde el plano doméstico, la intervención del Estado en la economía -durante el período en estudio- corría pareja con la formación y fortalecimiento del mercado interno. Por eso era preciso que el Estado tecnificara el manejo de las instituciones económicas y creara los organismos públicos encargados de su control; contara con diagnósticos sobre la estructura y funcionamiento de la economía nacional, que sirvieran de base al diseño de políticas de crecimiento adecuadas; y también que identificara las fuentes de financiamiento que hicieran posible dicho crecimiento.

Estos debates propiciaron la extensión de los estudios sobre las condiciones particulares de cada nación, pero se abandonaron progresivamente las tesis de la dependencia.

La relación entre el interés nacional y el internacional ha sido vista de distintas maneras. Los enfoques difundidos ampliamente en los años 50 y 60 veían la participación internacional bajo la óptica de su influencia en el desarrollo de los países latinoamericanos. Los académicos de estos países se preguntaban: ¿por qué las economías latinoamericanas no habían logrado igual grado de desarrollo que los países industrializados? La respuesta a este interrogante generó una corriente denominada dependentista, en la cual la explicación a este fenómeno provenía justamente de la interferencia externa en la evolución de los países. Los argumentos cubrían desde las condiciones de orden político-militar hasta la extracción del excedente por parte del capital extranjero. Los críticos de esta interpretación se inclinaron por incluir en el análisis la capacidad de las élites criollas para intervenir en las decisiones de política

Recientemente, los análisis de los procesos de ajuste llevados a cabo en las economías latinoamericanas, en los setentas y ochentas, han llamado la atención sobre la vigencia de los temas abordados por la dependencia y han ofrecido una alternativa de aproximación, en la cual la presencia internacional se puede apreciar a través de sus mecanismos de influencia y las condiciones internas de los países que los hacen vulnerables a ellos.2 Sin duda, una investigación de tal complejidad resulta estimulante y con seguridad aportaría importantes elementos de juicio en la comprensión de las relaciones entre Colombia y la economía mundial. No obstante, una contribución a este conocimiento se puede hacer a través del estudio de las misiones económicas internacionales que llegan al país y que constituyen un importante punto de inserción en la economía mundial que gira en torno a Estados Unidos. Durante el período aquí estudiado el país recibió varias misiones económicas extranjeras, algunas solicitadas directamente por el gobierno colombiano y otras adelantadas en el marco de los acuerdos con organismos internacionales. Estas misiones contribuyeron de manera significativa a la configuración de una estructura institucional

2 Barbara Stallings. "La influencia internacional en las políticas económicas: deuda, estabilización y reforma estructural", en Stephan Haggard y Robert Kaufman. La política de ajuste económico. Las restricciones internacionales, los conflictos distributivos y el Estado Bogotá, Cerec, 1994. Los mecanismos a que se refiere esta autora son, en el primer caso, la operación y el impacto de los mercados internacionales en la economía doméstica; en el segundo el nexo económico, político e ideológico entre los grupos domésticos y los actores internacionales; y el tercero las relaciones de poder entre los actores internacionales y los gobiernos de los países subdesarrollados

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reservas internacionales; el desplome de los precios cafeteros (pasaron de 27,26 centavos de dólar en 1928 a 10,46 centavos en 1933) explica buena parte del descenso en las reservas, este mercado cubría cerca del 80% del total de exportaciones, por lo cual disminuyó considerablemente los ingresos por exportaciones. El otro rubro importante en la contracción de ingresos externos fue la suspensión del crédito, ocasionado por la crisis internacional y por la pérdida de confianza de los acreedores extranjeros en la capacidad de pago del país.3

acorde con el proceso de industrialización por sustitución de importaciones, a la transmisión del conocimiento en teoría y política económica, al aprendizaje de técnicas de manejo macroeconómico y al estudio de las condiciones y potencialidades del desarrollo económico colombiano. El presente artículo reseña la participación de algunas de estas misiones en el proceso de cambio que vivió la economía colombiana entre 1930 y 1960. Se estudian, en particular, las misiones Kemmerer (1930), Currie (1950), Cepal (1954), Lebret (1955) y Cepal (1958). La primera parte del artículo presenta una breve síntesis del contexto en que se presentan y sus recomendaciones y la segunda se ocupa de auscultar los comentarios que en el país suscitaron algunas de tales sugerencias.

El descenso de los ingresos externos estuvo acompañado de una caída en las importaciones (de US$158,9 en 1928 a US$44,7 en 1933), que ocasionó un rudo golpe a la finanzas públicas, puesto que el aduanero era el principal ingreso del Estado (más del 60% del total de ingresos corrientes); esta circunstancia contribuyó a prolongar el déficit fiscal que se registraba desde 1926. Así, el gobierno tuvo que enfrentar simultáneamente la interrupción de los flujos de crédito, la reducción de los ingresos aduaneros y los mayores pagos por la deuda externa adquirida durante los años de bonanza.

Diagnósticos y Recomendaciones a) La segunda misión Kemmerer (1930) Aunque débil, la articulación de Colombia al mercado mundial permitió que en la economía nacional se manifestara la crisis internacional. A partir de 1929 se produjo una fuerte caída de las

Indicadores de la situación macroeconómica Años

PIB VAR. %

Reservas Internacionales (US$ millones)

Balance Fiscal % del PIB

Inflación %

Tasa de Cambio Pesos por US$

1928 1929

7.3

60.2

-4.54

17.1

1.02

3.6

50.9

-0.09

8.3

1.03

1930

-0.8

29.9

-0.36

-19.7

1.03

1931

-1.6

19.3

0.38

-21.5

1.03

1932

6.6

15.9

0.13

-24.4

1.05

1933

5.6

17.5

-1.16

-41.4

1.24

1934

6.3

17.0

0.05

39.6

1.62

Fuente: Banco de la República. Principales indicadores Económicos 1923-1992 Los datos sobre balance fiscal se tomaron de Meisel y otros. Op. cit P. 276

3 En torno a la evolución macroeconómica de la crisis en Colombia pueden verse los trabajos de Fabio Sánchez, "Moneda y política monetaria en Colombia, 1920-1939" en Fabio Sánchez, Ensayos de historia monetaria y bancaria, Bogotá, Tercer Mundo editores, 1994. Meisel y otros. El Banco de la República. Antecedentes, evolución y estructura Bogotá, Banco de la República, 1990. José Antonio Ocampo. "Crisis mundial y cambio estructural", en José A. Ocampo. Historia económica de Colombia Bogotá, Tercer Mundo editores, 1987. Ocampo y Montenegro. Crisis mundial, protección e industrialización Bogotá, Cerec, 1985.

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El resultado de este proceso fue una drástica recesión con caídas del PIB en 1930 y 1931. Este escenario determinó la paralización de las obras públicas y el descenso de la producción, con lo cual el desempleo estuvo al orden del día. En este escenario llega al país la Misión Kemmerer con el propósito de ayudar a la estabilización de las condiciones económicas internas, conservando la adhesión al patrón oro. Esta visita se consideraba conveniente para aprovechar el concurso de técnicos de países con mayor experiencia administrativa que pudieran suministrar su consejo para la organización de las finanzas y el desarrollo económico y comercial colombiano. El espíritu de esta propuesta descansaba en la idea de seguir "una política de cooperación y no de litigio con el capital extranjero",4 tal como lo expresaba el recién electo presidente Olaya Herrera. La misión había sido contratada por primera vez durante la administración de Pedro Nel Ospina, con el objetivo de reformar el sistema financiero y fiscal. Esta misión llegó al país en marzo de 1923 y después de dos meses presentó al gobierno nacional diez proyectos de Ley, de los cuales fueron aprobados los siguientes: Estatuto orgánico

del Banco de la República, creación de la Superintendencia Bancaria y reglamentación de los bancos privados, formación del presupuesto nacional, fijación del número y nomenclatura de los ministerios, administración y recaudo de rentas nacionales, creación de la Contraloría General y reorganización de la contabilidad nacional organización del impuesto al papel sellado y timbre nacional y reglamentación de títulos negociables. En agosto de 1930 llegó a Colombia, por segunda vez, la misión Kemmerer. Para ésta el mantenimiento del patrón oro era el eje del saneamiento económico; por ello, era indispensable que el banco central fuera prudente en la asignación del crédito y el control de la oferta monetaria, determinara un adecuado nivel de la tasa de redescuento y lograra un riguroso manejo de la cartera. Adicionalmente, era necesaria la obtención de presupuestos públicos equilibrados y la reorganización administrativa que permitiera un manejo técnico, ahorro en costos y mayor eficiencia en las funciones. Luego de dos meses de trabajo, la Misión de Consejeros presentó como resultado 17 proyectos de Ley, de éstos 11 fueron puestos a consideración del Congreso, pero tan sólo 7 se convirtieron en leyes de la República:

Ley 57 de 1931

Reforma la Ley 45 de 1923 sobre establecimientos bancarios y a la 68 de 1924

Ley 73 de 1930

Sobre reservas oro y encaje bancario

Ley 82 de 1931

De reforma a la Ley 25 de 1923, orgánica del Banco de la República

Ley 79 de 1931

Código de Aduanas

Ley 43 de 1931

Sobre administración y recaudación de rentas

Ley 81 de 1931

Reformas al impuesto sobre la renta

Ley 64 de 1931

Reforma a la Ley orgánica de presupuesto

Ley 30 de 1931 y decreto 2223 de diciembre 18/1931 exportación de banano

Gravamen a la

4 El Tiempo, 21 de abril de 1930, pág. 1. Ver también El Tiempo, 22 de abril de 1930, pp. 1 y 4 y 26 de abril de 1930, pp. 1 y 14. Algunos detalles sobre la contratación de la segunda misión Kemmerer pueden leerse en Meisel y otros. Op. cit., pp. 327-330. Ver también Paul Drake, "II Misión Kemmerer, Postración al debe (1929-1933)", Economía Colombiana No.155, marzo de 1984

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Los proyectos que más atención recibieron en los debates fueron los relativos al manejo monetario, por ser quizá los que podían ofrecer una solución de corto plazo a los problemas económicos derivados de la crisis. De una parte, se procuraba aumentar la disponibilidad de dinero sin afectar la convertibilidad y de otra, balancear la participación de los accionistas en la Junta Directiva (quedó conformada por tres representantes del gobierno, dos por los accionistas de bancos colombianos, uno por los bancos extranjeros miembros, uno por las cámaras de comercio, uno por las asociaciones agrícolas departamentales y uno por la Federación Nacional de Cafeteros). Las reformas impositivas estaban orientadas a diseñar un cuerpo coherente de normas en las que se lograra la simplificación de procedimientos y la aplicación de métodos técnicos en la fijación de los tributos.5 En la parte organizativa se centralizó la administración, se vincularon como funcionarios del Estado a todos aquellos que ejercían algún cargo en la administración tributaria y se abandonó el sistema de fijación de impuestos hecho por las Juntas Municipales, que no contaban con suficientes conocimientos del tema y estaban sujetas a las influencias políticas. El objetivo de contar con un presupuesto fiscal equilibrado tenía como requisito la existencia de un código orgánico de presupuesto. La ley 64 de 1931 otorgó mayores facultades al Ministerio de Hacienda para el manejo de la política fiscal, bajo la consideración de que a ese organismo le correspondía "el deber y la responsabilidad exclusiva de conservar el equilibrio del presupuesto".6 El proyecto de impuesto a las exportaciones de banano fue el único de las propuestas puntuales hechas por la Misión que fue objeto de debate en el Congreso. Esta medida que proponía un

impuesto de 2 centavos por racimo, sobre todo el banano exportado, generó una fuerte discusión con la United Fruit, que fue saldada con el cobro de 3 centavos por racimo pero con la promesa, hecha por el presidente, de no establecer más impuestos sobre este ramo en los siguientes veinte años. Las otras propuestas hechas por la Misión de Consejeros se referían a la contabilidad, la Contraloría, la deuda pública y a más gravámenes, algunos de los cuales fueron implementados posteriormente. Un comentario especial merece el problema de la deuda externa. De acuerdo con Paul Drake y Patino Roselli,7 la contratación de la misión Kemmerer estaba ligada al interés de brindar a los banqueros norteamericanos la seguridad de que Colombia estaba haciendo las reformas requeridas para sanear sus finanzas públicas, con miras a restablecer las condiciones crediticias. Similar diagnóstico se podía derivar de la opinión expresada por William Dunn, miembro de la misión: en su concepto los desórdenes reportados en varios países suramericanos fueron el motivo para que muchos inversionistas norteamericanos consideraran que no eran seguras las inversiones en bonos de estos países; para resarcir esa confianza era necesaria no solamente la estabilidad política (de la que Colombia era un ejemplo sobresaliente) sino también era preciso establecer los factores favorables o desfavorables al cumplimiento de los compromisos extemos.8 En 1929 el saldo de la deuda pública externa de largo plazo ascendía a US$59.526.000 y £1.921 y la de corto plazo a $5.000.000 y £600.000. El 30 de junio de 1930 un grupo de banqueros encabezado por The National City Bank of New York y The First National Bank of Boston, presenta a Olaya Herrera una propuesta para adelantar un crédito de 20.000.000 oro americano destinados a

5 Historia de la Leyes, 1931, tomo XVIII 6 Este concepto es de la Misión y esta citado en Francisco de Paula Pérez. Memoria de Hacienda 1931. Banco de la República, Bogotá, p.46. 7 Alfonso Patino Roselli. La prosperidad a debe y la gran crisis 1925-1935. Bogotá, Banco de la República, 1981 8 William Dunn. "Situación y perspectivas de Colombia en la actualidad". El Tiempo, 15 de mayo de 1931, p.1

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pagar los bonos de deuda pública con vencimiento en 1931. Este préstamo estaba sujeto, además de fijar su destinación, a la autorización del congreso al gobierno nacional para contratar préstamos bancarios, al cumplimiento de un presupuesto equilibrado en la vigencia de 1931, a la autorización sobre autonomía en la organización, administración y construcción de los ferrocarriles nacionales y a la limitación de la deuda pública.9 Con la Ley 3 del 8 de septiembre de 1930 el congreso autorizó al poder ejecutivo para celebrar contratos de préstamos bancarios a corto plazo hasta por la cantidad de $30.000.000. Por la Ley 75 del 13 de diciembre de 1930, se limitó el monto de la deuda pública nacional, esta ley tuvo como base uno de los informes de la Misión Kemmerer. Con la Ley 29 promulgada en la legislatura de 1931 se reorganizó el ramo de ferrocarriles, para darle mayor autonomía. Los esfuerzos de ajuste fiscal rindieron sus frutos, en el año de 1931, después de cinco años consecutivos de déficit, el gobierno obtiene finalmente un pequeño superávit del 0.38% del PIB. La deuda de corto plazo se revisó sucesivamente desde agosto de 1930. En septiembre de 1931, cuando se vencían todos los empréstitos, se hizo un nuevo contrato por US$16.822.353,95, en donde se incluía las deudas en dólares, libras y francos. Este contrato también sufrió prórrogas sucesivas. Esta renovación constante de la deuda externa refleja las dificultades del gobierno nacional para acopiar los recursos necesarios. El lento ritmo de recuperación de la balanza comercial, la persistente deflación y el bajo crecimiento de los ingresos públicos (a pesar de los sucesivos incrementos y la creación de nuevos gravámenes), conforman este escenario de penuria fiscal. Esta

situación condujo a que se fuera limitando paulatinamente el pago de la deuda, hasta que en 1935 se suspendió completamente el servicio de la deuda de largo plazo. b) La misión Currie (1950) En el período de la postguerra surgió como foco de inquietud económica a nivel internacional el problema del desarrollo. En la Carta del Atlántico, firmada por Inglaterra y Estados Unidos en agosto de 1941 -y suscrita por muchas naciones, entre ellas Colombia-, se planteaba la urgencia de adelantar medidas tendientes a mejorar el nivel de vida de la población para evitar que, en aras de mejores condiciones, ésta se inclinara por aceptar las ideas comunistas. En esta Carta también se proclama la autonomía de los pueblos, el multilateralismo comercial y la colaboración económica entre todas las naciones para asegurar mejores condiciones de trabajo, adelanto económico y seguridad social.10 Propuestas similares fueron adelantadas a partir de los organismos internacionales creados en esa época como la ONU y el BIRF. En este ámbito se situaba el punto de arranque para que el Estado se interesara por impulsar y planear el desarrollo económico. La intensificación del proceso industrializador, la ampliación del mercado interno y el aumento de la población urbana, configuraban un escenario cambiante que permitía y esperaba la sistematización de los datos correspondientes a la nación, al estado de sus recursos y a las prioridades sobre las cuales debía descansar el progreso. La historia del contrato que da lugar a la Misión Currie se inicia en 1948, cuando en Bogotá tiene lugar la Conferencia Panamericana y se desata la conmoción social conocida como el Bogotazo."

9 Ministerio de Hacienda. Empréstitos externos nacionales. Imprenta nacional, Bogotá, 1932 10 Ministerio de la Economía Nacional. "Política económica depost-guerra", revista Comercio e Industrias, No. 14, Bogotá, septiembre de 1946. En este documento se presentan la Carta del Atlántico, los acuerdos de Bretton Woods: BIRF y FMI, la agenda sobre tratado multilateral sobre comercio y trabajo propuesta por Estados Unidos y la declaración de Inglaterra y Estados Unidos sobre política comercial en diciembre de 1945, en la cual se incluye la propuesta colombiana de tener en cuenta "las especiales condiciones que prevalecen en los países cuya industria manufacturera está aún en las etapas iniciales de su desarrollo, y las cuestiones que surgen en conexión con las mercancías que están sujetas a especiales problemas de ajuste en los mercados internacionales". 11 Lauchlin Currie. Evaluación de la asesoría económica a los países en desarrollo El caso colombiano. Bogotá, Cerec-Fescol, 1984. Roger Sandllands. Vida y política económica de Lauchlin Currie Legis, 1990. Ver también, Hernán Jaramillo Ocampo. 1946-1950: de la unidad a la hegemonía conservadora. Bogotá. Editorial Pluma, 1980, Cap. 7

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Terminada la Conferencia el gobierno colombiano hace una solicitud de crédito al Banco Mundial por valor de US$78 millones, destinado a obras de reconstrucción e inversiones varias (Fomento agrícola, irrigación, electrificación, ferrocarriles, carreteras y la iniciación de Paz del Río). Como lo cita Giraldo,12 las negociaciones no tuvieron éxito por cuanto esos organismos exigían como requisito para el desembolso el cumplimiento de los principios acordados en Bretton Woods y la corrección del desbalance externo. Los técnicos del FMI recomendaban la unificación y devaluación de la tasa de cambio, pero el gobierno colombiano se oponía a esta medida argumentando que la oferta cafetera no respondía a estímulos de corto plazo, mientras que los capitales si, por ello una devaluación no produciría sustanciales aumentos de las exportaciones cafeteras, pero sí fuga de capitales; además podrían producirse presiones inflacionarias. Después de muchas discusiones, el Estado devaluó en 10% la tasa de cambio, redujo el impuesto de giro y eliminó la prima cafetera (según el FMI esta era equivalente a tener una tasa de cambio preferencial). Con este antecedente, a finales de 1948 se inician las conversaciones entre John McCIoy presidente del BIRF y Emilio Toro miembro de la junta de Directores Ejecutivos del mismo organismo, en torno a la concesión del empréstito. Frente a los reparos de McCIoy sobre la falta de garantía de un adecuado uso de los recursos, se decidió el envío de una Misión del BIRF para que hiciera tal evaluación. Esta situación propició que por primera vez una misión de ese organismo tuviera que ver no sólo con proyectos específicos, sino con un amplio rango de tópicos incluyendo aspectos de política macroeconómica general y temas como salud, educación y administración.13

En Mayo de 1949 se decidió el envío de la Misión, a cargo del profesor Currie. Esta Misión fue conformada por expertos en los diferentes campes que se iban a tratar y procedentes de distintas instituciones.14 El principal objetivo expresado por el Banco era el de enunciar las bases para un programa coherente y global de desarrollo, orientado a elevar el nivel de vida de la población. Al decir del Banco Mundial, el informe sólo sería plenamente efectivo si sirviera como guía para hacer un programa de desarrollo lógico y bien equilibrado y como medio para educar a la opinión pública. Dentro del diagnóstico presentado por la Misión se destacaba el bajo nivel de vida de la población, reflejado en la falta de elementos básicos como salud, educación, vivienda y bienes y servicios. Pero estas deficiencias tenían solución, pues, provenían de la baja productividad ocasionada por factores distintos a la disponibilidad de recursos naturales; el problema fundamental se reducía a la asignación de recursos. Se trataba más bien de distribuir los fondos internos, ya que el capital extranjero se concebía como una ayuda deseable y no como un requisito para el desarrollo. Los recursos a reubicar eran especialmente la fuerza de trabajo y el capital: en el primero había que propiciar una d i s t r i b u c i ó n poblacional mayoritariamente urbana; en el segundo era preciso sustituir la importación de algunos bienes para que con el ahorro que de ello se hiciera pudiera incrementarse la inversión de capital. El estudio se desarrolló por ramas de la actividad económica e incluyó los elementos que competen a la política económica. Teniendo en cuenta que el diagnóstico general es el bajo nivel de productividad, las medidas estaban orientadas a incrementarlo en los diferentes sectores.

12 Cesar Giraldo. Estado y Hacienda Pública. Bogotá. Contranal, 1994. Pp. 142-143 13 Lauchlin Currie. Bases de un programa de fomento para Colombia DNP-Fonade. Bogotá, 1990, Prólogo. 14 Entre los expertos estaban: Roger Anderson, asesor en cambios exteriores y funcionario del FMI; David Gordón, funcionario del BIRF, asesor en servicios públicos; Richard Musgrave, especialista en hacienda pública, moneda y banca y Joseph Mountin, jefe de sanidad del servicio de salud pública de los Estados Unidos; también se contó con especialistas en el ramo de petróleos, ferrocarriles y cuentas nacionales.

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En el sector agrícola la estrategia tenía varios componente: a) fiscal, creado para estimular la utilización eficiente de la tierra, por medio del gravamen a los terrenos improductivos; b) planeación, a la que además se debía sumar la coordinación de los diversos programas que se adelantaran; c) productivo, en donde se proponía el reacomodamiento de la producción para que la explotación agrícola se desarrollara en terrenos planos susceptibles de ser mecanizados y se abandonaran las explotaeiones en zonas de ladera; y d) crediticio, en donde se ampliara la capacidad, pero estableciendo créditos condicionales. En el ramo industrial se trataba de incrementar la eficiencia y reducir los costos, entre los cuales se encontraba la mano de obra: una mayor disponibilidad de trabajadores permitiría ajustar los salarios a las condiciones de eficiencia. Como puntos centrales para una estrategia del desarrollo, la Misión dedicó varios capítulos al problema del transporte, en sus diversas modalidades; y luego se ocupó de la salud, la educación, la higiene y los servicios públicos. Es preciso destacar que uno de los llamados de atención más significativos fue sobre la importancia de contar con órganos de planeación, que permitieran fijar directrices de largo plazo y responder a las dificultades coyunturales. Para llevar a la práctica las recomendaciones de la Misión Currie se creó el Comité de Desarrollo Económico, por medio del Decreto 2838 del 1 de septiembre de 1950. Este fue conformado por un grupo de ciudadanos sin compromiso político con el Estado, con el fin de evaluar dichas recomendaciones y darles la forma de Ley de la República.15

entregado en 1951. La misión era enviada como un complemento de las recomendaciones de la misión económica, pues las mejoras organizativas eran prerrequisito para lograr una producción y utilización eficiente de los recursos. La Misión se orientó a lograr que la estructura administrativa tuviera un diseño que le permitiera ser más eficaz, teniendo en cuenta que "sería utópico esperar que a través de cambios en la organización pudiera elevarse el nivel de eficiencia y honestidad en el Gobierno por encima del nivel de eficiencia y honestidad del país".16 Esta percepción tendía a reforzar la postura que defendía la importancia de la intervención del Estado en la economía, que se oponía a lo que percibe la Misión en el país, en donde "en un sector crecido de la población, [hay] una actitud cínica, casi derrotista, frente a las cosas del Gobierno y de la "política". Hay una sensación de frustración, de que nada puede hacerse y que el menor mal se logra restringiendo el papel del Gobierno en la medida de lo posible, distribuyendo al mismo tiempo el mayor número de actividades gubernamentales entre entidades semi-autónomas o completamente independientes".17 Contrario a esta posición Currie opinaba que era mejor la intervención, si ésta no obstruía la actividad privada y se desenvolvía de acuerdo con la planificación, entendida como la aplicación de un estudio intenso y técnico que permitiera revisar y ajustar las líneas de conducta de la Administración Pública. Dentro de estos lineamientos se proponían como principios la delegación de autoridad y el desarrollo de medios de control y dirección, teniendo como base la planificación y coordinación de actividades. Este sistema debía funcionar con normas de responsabilidad -de cada empleadoclaramente especificadas y circunscritas a las atribuciones necesarias para el estricto desempeño de su cargo.

Un pilar importante de la misión Currie fue el informe sobre la organización administrativa del país

15 Para Currie la existencia de este Comité fue una de las razones del éxito del informe, pues no corrió la suerte de muchos informes: reposar en los anaqueles de las instituciones. La inspiración del Comité estaba en la Comisión Real Británica, a la cual se recurre cuando se trata de resolver un asunto sobre el cual el gobierno no tiene suficiente claridad o cuando no existe una opinión pública lo suficiente formada como para permitir la legislación al respecto. Lauchlin Currie, Op. cit. Pp.102-103 16 Ibíd. P. XX 17 Ibíd. P. XXI

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Una preocupación fundamental dentro de la administración pública era el recurso humano. A este punto la misión le dedicó varios capítulos, su objetivo principal era lograr un equipo técnicamente calificado y apartado de las influencias partidistas. El instrumento fundamental para llegar a dicha meta era la carrera administrativa, basada en el principio del mérito y sin distinciones de carácter partidista o religioso. De los dos proyectos presentados por la Misión del BIRF (programa de fomento y reforma administrativa) se puede deducir que la principal influencia es de carácter institucional, teniendo en cuenta que se trataba de establecer las bases para que la economía colombiana se pusiera a tono en la orientación del desarrollo y en la aplicación de técnicas modernas de la administración. c) La Misión Cepal (1954) En 1949, al poco tiempo de haberse creado la Cepal, el economista argentino Raúl Prebisch dio a conocer un informe en el que criticaba el viejo esquema de la división internacional del trabajo y señalaba a la industrialización como el único medio de que disponían los países subdesarrollados para captar una parte del progreso técnico y elevar progresivamente el nivel de vida de la población. Esa industrialización podía actuar simultáneamente con el crecimiento del comercio exterior y la exportación de materias primas; pero era necesaria la mayor afluencia de inversiones extranjeras, la integración entre las políticas monetaria y de desarrollo, la modificación de los patrones de consumo, para generar la creciente acumulación que eJ desarrollo requería.18 En 1951, en un estudio elaborado por la Cepal para su cuarto período de sesiones, se insistió en la necesidad de modificar la estructura del comercio internacional y de promover una eficaz política de desarrollo, la cual debía ser fruto del esfuerzo propio. Se debía propender por la aceleración del

ritmo de crecimiento, teniendo una mayor capitalización interna y más cuantiosas inversiones extranjeras, y haciendo uso del sistema impositivo para desalentar ciertos consumos, conseguir un mejor aprovechamiento de la tierra y estimular la capitalización. No obstante, este modelo general se percibía como sujeto a la realización de cuidadosos estudios.19 Estas tesis señalaban la necesidad de la planeación entendida como la aplicación de técnicas de programación orientadas a permitir que los mecanismos de mercado operaran con mayor eficacia. En Caracas a principios de 1954, en la X Conferencia Panamericana, en Brasil en la IV Reunión del Consejo Interamericano Económico y Social y en el Estudio Económico de la CEPAL, del mismo año, volvió a subrayarse la necesidad de una política de desarrollo capaz de librar a Latinoamérica del atraso económico en un plazo razonable. Atendiendo la necesidad de adelantar estudios sobre las condiciones para el desarrollo de los países de América Latina, la Cepal organizó una serie de visitas á los países del hemisferio. A Colombia la misión llegó en marzo de 1954, en el marco de los acuerdos sobre técnicas de programación aprobados en las sesiones de la Cepal en 1953 -que dieron lugar a los estudios sobre Análisis y proyecciones del desarrollo. En el país se trabajó estrechamente con varias entidades gubernamentales, especialmente con el Comité de Planeación Económica y Fiscal, se contó con la participación de la ANDI, que aportó personal técnico, y las universidades vincularon algunos de sus estudiantes. A pesar de ser un estudio metodológico, tenía la intensión de proveer conclusiones útiles a las autoridades económicas del país. Como uno de los resultados de esta misión se dejó un documento que debía servir como herramienta técnica para adelantar cálculos sobre

18 Alonso Aguilar M. Teoría y política del desarrollo latinoamericana UNAM, México, 1967 19 CEPAL. Problemas teóricos y prácticos del crecimiento económico Cuarto período de sesiones, México, 95. Citado por Alfonso Aguilar, Op. cit

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el desempeño de la economía, es decir, cómo deberían establecerse el comportamiento de diferentes variables para lograr una determinada tasa de crecimiento. El documento presentó un balance global del desarrollo histórico de la economía colombiana y de las características de la situación de ese momento.20 En su primera parte entregó un análisis de la demanda de bienes y servicios de consumo, del sector externo y del crecimiento de la capacidad productiva. La segunda parte correspondió a los estudios sectoriales, principalmente agricultura, industria, energía, transporte y comunicación. También se introdujo un análisis de la política fiscal y económica del sector público desde 1925 y un examen de las posibles necesidades futuras, teniendo como premisa la provisión de capital y servicios sociales básicos por parte del Estado. Se entendía que la función de la política fiscal era influir favorablemente en el juego de las fuerzas que determinan el monto de recursos de acumulación; y su eficacia se debía evaluar en el impacto sobre el nodulo ahorro-consumo, en la influencia para atraer recursos externos y en promover una mejora en la relación de precios de intercambio. Igualmente, se investigó el sistema financiero, tanto público como privado, en particular su influencia sobre el crédito dadas las necesidades de financiamiento de la inversión. El diagnóstico debía ser la base que brindara los antecedentes necesarios para adelantar las proyecciones. El estudio fue entregado en 1955 y representa uno de los más completos que se han adelantado en Colombia y que aún hoy sirve de base documental cuando se va a estudiar la economía del período 1925-1953.

Para la proyección del crecimiento, la Misión construyó dos escenarios en los que el eje es la tasa esperada de crecimiento del PIB, y sobre esta base se establecieron los requisitos de consumo, inversión, balanza de pagos, financiación y balance del sector público. Entre las conclusiones del estudio se encuentra la urgencia de promover la sustitución de importaciones, adelantar medidas proteccionistas que la garanticen, una política fiscal redistributiva basada en la tributación directa y una mayor intervención del estado orientada a encauzar sumas importantes destinadas a inversiones que el capital privado no pudiera hacer. Para finalizar sus labores en el país la Misión realizó tres cursos generales sobre desarrollo económico, aplicados al caso colombiano, los cuales fueron organizados en cooperación con la dirección ejecutiva del Comité Nacional de Planeación. d) La Misión Lebret (1955) En 1954 a instancias de Alvaro Ortíz Lozano, director ejecutivo del Comité Nacional de Planeación (CNP), el presidente de la República pidió al Centro de Investigación Economía y I Humanismo, instituto francés, que aplicara sus métodos de análisis en Colombia para determinar las potencialidades y la mejor forma de I aprovechamiento de los recursos nacionales. En particular, el Estado quería conocer el nivel de vida de la población para establecer las necesidades de consumo y dotación; contar con un estudio de diagnóstico y perspectivas de la situación económica del país para adelantar una planeación racional; y determinar las necesidades educativas.21 La misión fue dirigida por el presbítero Louis Joseph Lebret, contó con la colaboración de los padres Birou (sociólogo) y Viau (especialista en pedagogía) y de los expertos Delprat (especialista

20 Naciones Unidas. Análisis y proyecciones del desarrollo económico. III El desarrollo económico de Colombia Departamento de Asuntos económicos y sociales, México, 1957 21 Presidencia de la República. Comité Nacional de Planeación. Misión de Economía y Humanismo. Estudio sobre las condiciones del desarrollo de Colombia. Bogotá, Aedita-Cromos, octubre de 1958. En la carta con la que el entonces director ejecutivo del CNP, capitán de fragata Carlos Prieto Silva, remite la publicación al presidente Alberto Lleras se anota que ese trabajo constituye la máxima obra realizada por el CNP entre los 289 estudios efectuados a través de su existencia, todos ellos elaborados por expertos nacionales y extranjeros en su esfuerzo por coadyuvar al desarrollo económico y social del país.

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en coyuntura) y Labasse (especialista financiero). Como representantes colombianos se encuentran Beltrán (arquitecto urbanista), Morales (experto agrícola) y como funcionarios del CNP están Nagy (economista, agrónomo) y Célestin, quien pertenecía al instituto economía y humanismo pero había sido contratado como técnico por el CNP. La metodología utilizada por la Misión fue la encuesta sociológica, empleada como mecanismo para preparar y orientar la acción y para favorecer una intervención en orden de urgencia. Su objetivo era permitir un conocimiento de la realidad humana, social y económica básica, necesario para establecer los grados y formas de intervención con miras a alcanzar el mejoramiento del nivel de vida del país. Al respecto, se impone el estudio de las potencialidades y posibilidades teniendo en cuenta tanto las del suelo como las de las riquezas minerales y las posibilidades de energía y también los activos físicos agrícolas e industriales ya existentes, el nivel técnico alcanzado y la capacidad de ahorro y de inversión. La originalidad del aporte, según la Misión, residía en la importancia que daban, por una parte, a la población, a sus niveles de vida y a sus necesidades, y por otra, al esfuerzo educativo requerido para un desarrollo económico y humano a la vez. Por estas razones hacía énfasis en los factores sociológicos que dentro de las nuevas orientaciones de los estudios económicos no podían separarse del análisis económico propiamente dicho. Esta Misión entendía su trabajo inserto en las perspectivas de una economía de necesidades, de desarrollo armonizado y de esfuerzo para realizar una civilización auténtica. La pretensión, como la de la Cepal, no era presentar un plan de desarrollo, sino elaborar un diagnóstico. Después de analizar las necesidades de la población y las posibilidades de satisfacerlas,

se quería proponer un arbitraje o decisión entre los órdenes de importancia, las urgencias y las implantaciones para facilitar la tarea de los responsables económicos y políticos a quienes correspondía la decisión definitiva. El trabajo entregado por esta misión se encuentra dividido en cinco partes: la primera se ocupa del nivel de vida y de las necesidades de la población colombiana; la segunda, de las potencialidades y las posibilidades físicas del país en relación con las necesidades; la tercera, de las potencialidades y posibilidades financieras; la cuarta, de los arbitrajes en función del desarrollo armonizado y la quinta del problema educativo. Dentro de los elementos graves señalados en el informe Lebret, vale la pena destacar "el hábito de la p o b l a c i ó n c o l o m b i a n a de ad mitir comportamientos antieconómicos: utilización casi totalmente irracional del suelo; persistencia de todas las rutinas que provocan la erosión y el desgaste de las tierras; afición irreflexiva y exagerada por productos extranjeros de los cuales se podría prescindir, o que fácilmente se podrían producir en el país; entusiasmo por grandes proyectos costosos, insuficientemente estudiados; anarquía de experiencias no preparadas y carentes de coordinación; escaso interés en la investigación científica basada en datos colombianos; complacencia en las oposiciones sin verdaderas ideologías y en las proyecciones irreales".22 En opinión de Lebret, Colombia iría al fracaso si no efectuaba grandes cambios en las costumbres y en la mentalidad, si la orientación del desarrollo no se hacía con base en estudios continuados y precisos y no se adelantaba con una firmeza capaz de romper las resistencias atrasadas o egoístas. e) La misión de la Cepal (1958) El BID en su balance de las reformas institucionales y del desarrollo en América Latina,23 señalaba que desde la última postguerra los países de este

22 Presidencia de la República y CNC, Op. cit. P.9 23 BID. Reformas institucionales y desarrollo social. América latina Washington 1963. P.1

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hemisferio fueron tomando conciencia de que el desarrollo no tendría una correcta orientación y equilibrio si no se destinaban recursos a programas de inversión social, que facilitaran la acción de una política de desarrollo económico y que permitieran incorporar al conjunto de la población en el crecimiento económico. En los años cincuenta se afianzó la idea de que el panamericanismo debía ser algo más que una forma jurídica y que la vinculación de naciones no podría lograrse si persistían las extremas desigualdades en los niveles económicos y sociales entre los países. Igualmente, fue ganando fuerza el reconocimiento de que la estructura institucional había permitido que el crecimiento diera lugar a la concentración del ingreso y de que, por lo tanto, era necesario impulsar reformas estructurales que permitieran dar mayor dinamismo y equidad distributiva al proceso de desarrollo. Dentro de esta nueva concepción se realizó la reunión de Bogotá en septiembre de 1960, convocada por la OEA para estudiar la formulación de medidas de cooperación económica continental. Se determinó que los planes de desarrollo fueran complementados con medidas para hacer frente a las necesidades sociales y se estableció el Programa Interamericano de Desarrollo Social, orientado a que en los países se tomaran medidas que contribuyeran a mejorar las condiciones de vida de la población. Estados Unidos presentó la decisión de establecer el Fondo Especial Interamericano de Desarrollo (FID), el cual fue creado en mayo de 1961, a partir de los US$500 millones aportados por ese país, con los cuales se debía financiar los programas de reforma agraria,24 acueducto, vivienda, educación y adiestramiento avanzado en ramas relacionadas directamente con el desarrollo social.

En agosto de 1961 se llevó a cabo la reunión de Punta del Este, en donde se firmó la llamada "Declaración a los pueblos de América" a través de la cual los países signatarios se comprometían a "acelerar el desarrollo económico y social, a fin de conseguir un aumento sustancial y sostenido del ingreso por habitante, para acercar en el menor tiempo posible el nivel de vida de los países latinoamericanos al de los países industrializados".25 Entre los objetivos consagrados en esa Carta estaban: incrementar el ingreso por habitante en no menos de 2.5% anual, lograr una distribución equitativa del ingreso, avanzar en el proceso de diversificación económica nacional y reducir la dependencia respecto al comercio exterior,26 acelerar la industrialización y aumentar el nivel de empleo, elevar la productividad y la producción agrícolas, llevar a cabo una reforma agraria integral orientada a transformar los injustos sistemas de explotación y tenencia de la tierra, y mantener niveles de precios estables. Colombia fue el primer país latinoamericano en presentar un plan de desarrollo económico y general a la evaluación de la nómina de los nueve, de acuerdo con lo establecido en Punta del Este, para cumplir con los trámites conducentes a la obtención de financiamiento externo global de los programas de desarrollo. El plan general de desarrollo económico y social fue realizado por el consejo nacional de Política Económica y Planeación y el Departamento Administrativo de Planeación y Servicios Técnicos. En la elaboración del plan estos organismos estuvieron asesorados por un grupo de expertos, que además del Jefe de la Misión, Manuel Balboa, estaba compuesto por tres funcionarios de la Cepal y tres expertos contratados especialmente por el Departamento de Operaciones de Asistencia

24 El retraso del sector agrícola era considerado como el principal escollo del proceso de crecimiento en América Latina y foco de tensiones sociales y políticas. En este perfodo se presenta reformas agrarias en Venezuela (1960), Colombia (1961), Costa Rica (1961/62), y República Dominicana, Honduras, Guatemala, Panamá y Chile en 1962 25 Citado por Alonso Aguilar Monteverde. Teoría y política del desarrollo latinoamericana UNAM, México, 1967. P. 149 26 Los países declaraban que el desarrollo hacia afuera no podía seguir siendo la fuerza dinámica fundamental del proceso de crecimiento, sino que era necesario llevar las bases de dicho proceso hacia el sector interno mediante la ampliación e integración de los mercados latinoamericanos.

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Técnica de las Naciones Unidas. Este plan tenía como objetivo establecer los niveles en los cuales debían situarse los diversos agregados económicos, para que el país obtuviera un aceptable ritmo de crecimiento económico. De acuerdo con Balboa el propósito esencial del grupo asesor era colaborar con los funcionarios de Planeación y de los Ministerios que se proponían mejorar el funcionamiento de una organización administrativa y técnica que elaborara de un modo permanente los estudios básicos necesarios para orientar la política de desarrollo económico del país. En sustancia era una misión para elevar el grado de capacitación de los funcionarios, de planear la realización de estudios económicos y de organizar entidades técnicas del gobierno. Esta labor se cumplía trabajando directamente con los funcionarios y formulando programas de desarrollo o proyectos específicos de inversión.27 El programa se fijó como meta una tasa de crecimiento de la producción de 5.6% anual, que sería la necesaria para que, dado un crecimiento del 3% anual de la población, se pudiera obtener una tasa de crecimiento de 2.6% per-cápita. Éste era el mínimo esfuerzo que proponía el programa de la Alianza para el Progreso, más abajo de este límite se encontraría la consolidación de la pobreza y la amenaza de la inestabilidad social, más arriba podía ser un esfuerzo desproporcionado, una exigencia inmoderada de ayuda exterior y una confianza excesiva en que los precios del café no se debilitaran mucho. El mayor esfuerzo debía hacerse, sin embargo, en el mantenimiento del equilibrio de la balanza de pagos, lo cual implicaba que se aumentaran vigorosamente nuevos renglones de exportación. El problema del desarrollo nacional radicaba, entre otras cosas, en que no se podía considerar el incremento de las importaciones sin un previo

aumento de las exportaciones; pero tampoco era concebible un incremento de la capacidad productiva interna y de la expansión de las exportaciones sin el incremento de las importaciones de bienes de capital e intermedios. Este círculo vicioso sólo podía romperse con una ayuda externa otorgada para la ejecución de un programa general, y en no pocos casos simplemente para mantener el equilibrio de la balanza de pagos.28 En Punta del Este se logró un avance en tanto se dijo que dicha ayuda financiera externa debía tomar la forma de subvenciones o préstamos de largo plazo y condiciones flexibles de pago, para que la balanza no se desequilibrara con el pago de la deuda en el momento mismo en que se necesitaba un mayor cupo de importaciones. El BIRF, acomodándose a los principios de Punta del Este, manifestó su interés en promover un consorcio financiero para la ejecución del plan. "Se trata de volver a Colombia una pequeña potencia industrial, un país exportador y un productor de mercados competitivos. Se trata de bajar los costos de la producción y de distribuirla bien, primero en todo el territorio, después en la Zona de Libre Comercio Latinoamericana. Se trata de no bajar la proporción del trabajo en los costos de la producción, sino de buscar un permanente ascenso de salarios y sueldos que cree un más alto nivel de vida. Se trata de estimular un espíritu moderno para la empresa privada, con riesgos, con competencia, con lucha con disputa de mercados, con refinamiento de los productos. Se trata de aumentar progresiva e ininterrumpidamente el sector agrícola, distribuyendo la tierra donde seculares conflictos de superpoblación y pobreza la han convertido en un ahorro indebido y la han sellado para una producción intensa y técnica".29 Igualmente, en el informe se planteaba la necesidad de entender el crecimiento en un sentido

27 Manuel Balboa. "El grupo asesor de las naciones unidas en el departamento de planeación", en Economía Grancolombiana Vol. 1 No3 Bogotá 1959. 28 Ibíd P. XXII 29 Ibíd. P. XXVII y XXVIII

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amplio, para los autores del informe "El desarrollo implica elevación del nivel de empleo y mejores remuneraciones, así como profundos cambios progresistas en la estructura social. Es este carácter social de su alcance el que le confiere pleno sentido".30 Así, la política económica no podía reducirse a promover el desenvolvimiento del desarrollo económico global sino que debía acelerar la solución de problemas sociales. Este criterio enmarca el plan cuyo propósito es aliviar a corto plazo la condición de las clases de más bajas rentas, reducir y compensar las extremas disparidades existentes en el reparto de la riqueza. Se trata, por lo tanto, de un programa de bienestar social. De la misma manera que se había tratado en misiones anteriores, se sostenía que el desarrollo tenía como premisa una eficaz administración pública. Con esta idea se promulgó la Ley 19 de 1958, sobre reforma administrativa, en la que se veía la centralización de funciones como una medida para garantizar la coordinación entre los diversos institutos. Entre las fallas más protuberantes de la administración pública, señaladas en la exposición de la motivos de la Ley 19/58, se encontraba la ineficacia de su personal. La calificación de empleado público, la estabilidad de su empleo y el mejor nivel de preparación eran uno de los objetivos de la carrera administrativa. El concurso público sería la forma de acceder a los puestos públicos por cuanto "el modo como actualmente se proveen los cargos públicos, se promueve o se remueve al personal de servicio administrativo, es una causa constante de perturbación política y un estímulo al sectarismo, cuyas funestas consecuencias ha padecido la nación tan duramente en los últimos tiempos".31 Como se mencionó en párrafos anteriores este plan fue sometido al examen del Grupo de los Nueve. En el informe producido por estos evaluadores se presenta una visión bastante positiva del informe, la discusión se centra en algunas de las magnitudes propuestas en el Plan.32

El Estado y los Gremios frente a las Misiones En general, la recepción de las recomendaciones hechas por las misiones internacionales por parte del Estado y de los gremios es bastante positiva. Si se tiene en cuenta que uno de los principales objetivos era lograr un manejo técnico de los asuntos económicos y acceder a la modernización institucional, de tal manera que el país encontrara la ruta al desarrollo, se aprecia la identificación de los intereses nacionales con las propuestas hechas por los consejeros externos. Al revisar la experiencia de los años treinta se observa que los planteamientos centrales sobre manejo monetario y equilibrio fiscal son compartidos tanto por las autoridades gubernamentales como por los empresarios. Son reiteradas las alusiones a la necesidad de mantener el control de los medios de pago y del gasto público. Más aún, la función de los consejeros es hacer los proyectos de Ley necesarios para la implementación de sus recomendaciones. En los años cincuenta, al igual que en el contexto internacional, en Colombia hay pronunciamientos en torno a la importancia de profundizar el proceso sustitutivo de importaciones, a la vez que elevar el nivel de vida de la población. Una clara evidencia de ello es el informe elaborado en 1939 por el equipo del Departamento Económico de la Cancillería, dirigido por Luís Eduardo Nieto Arteta y Guillermo Torres García, en el que se hace una reflexión sobre la manera como el Estado debía participar en la orientación de la economía nacional y enfrentar las adversas condiciones que le

30 Conpep y Daspl. Op. cit. P.3 31 La exposición de motivos y el proyecto de Ley fueron redactados por los ministros de gobierno, Guillermo Amaya Ramírez y de relaciones exteriores, Julio Cesar Turbay Ayala. Ver historia de las leyes 1958, tomo I, p. 430 32 BiD. Evaluación del programa de desarrollo económico y social de Colombia Mimeo.

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impondría al país el conflicto internacional.33 En ese documento se sostenía que la población colombiana estaba en condiciones de subconsumo, es decir, no lograba satisfacer las necesidades básicas. Para revertir esta situación era preciso estimular la producción bajo la estrategia de sustitución de importaciones, en la que el crecimiento económico se hiciera a través del mercado interno y con una fuerte intervención del Estado. De otra parte, el Comité de Desarrollo que evaluó el informe Currie con miras a realizar los proyectos de ley pertinentes, se muestra de acuerdo con la orientación general del informe y con muchas de sus propuestas particulares. Por su parte, la Misión de Cepal en 1954, es bastante técnica y su propósito era establecer el vínculo entre las autoridades económicas y los adelantos en programación macroeconómica. El informe de Cepal presentado en 1960 fue realizado contando con una activa participación de funcionarios colombianos y, al igual que la de 1954, tenía un gran componente educativo. Igualmente, en el país no se pone en duda la importancia de transformar la administración pública para hacer de ella un instrumento eficaz dentro de la política económica. El establecimiento de la carrera administrativa, que limpie la contratación pública de factores políticos, hace parte del sentimiento nacional, pero no de la práctica. La urgencia de mejorar la calificación y el salario de los funcionarios públicos, es un requisito esgrimido por muchos para lograr que el Estado compita con el sector privado por igual calidad de la fuerza de trabajo. Durante muchos años y muchas reformas se discutieron estos temas y a su clarificación contribuyeron de manera significativa las misiones extranjeras desde los años treinta; sin embargo, su puesta en marcha es gradual e incompleta, al menos hasta la reforma administrativa de 1968 promulgada en la administración de Lleras Restrepo.

Dos puntos importantes de discrepancia que tienen que ver con las sugerencias de las misiones son: la reformas en el sector agrícola y los cambios impositivos. Un primer débate sobre la reforma se lleva a cabo a raíz de la propuesta hecha por Currie en torno a estimular la producción agrícola por medio de la imposición a las tierras improductivas. El segundo se desarrollo a partir de 1958, luego del informe de la misión Lebret y de las reuniones internacionales. La prensa y buena parte de las revistas especializadas apoyaron los planes de reforma agraria, aun cuando muchos autores llamaron la atención sobre la necesidad de adelantar estudios que dieran cuenta de las circunstancias en las que se desenvolvía el sector agrícola. Por su parte, la SAC consideraba que la propuesta de tributación en el sector agrícola era de marcada orientación socialista; esta agremiación afirmaba que "pretender que hay una oligarquía latifundista en Colombia y que por esto se ha de socializar el problema de la tierra es una necedad o ignorancia de la realidad del país o quizá simple demagogia".34 La solución según este grupo estaba en adelantar un gran plan de colonización y parcelación técnicamente estudiado. De acuerdo con Bejarano, la SAC adelantó una verdadera campaña contra la propuesta de Currie, hasta convencer al Ministerio de Agricultura y Ganadería de que la objetara; finalmente, el proyecto de gravar las tierras improductivas fue archivado. Opiniones similares fueron esgrimidas en torno a la reforma agraria de 1961; en particular, son desfavorables las relativas a la acción del Incora. Sobre el tema tributario es preciso destacar dos importantes capítulos, el primero correspondiente a las recomendaciones de la Misión Currie y el segundo a la reforma impositiva de 1960, elaborada durante la permanencia de la Misión Cepal.

33 Ministerio de Relaciones Exteriores. Nuestra evolución económica. Bogotá. Imprenta del Estado Mayor General, noviembre de 1939, p.60 34 Está pita, como lo referente a la SAC es tomado de Jesús A. Bejarano. Economía y poder. La SAC y el desarrollo agropecuario colombiano 18711984. SAC-Cerec, Bogotá, 1985, pp.284 y ss.

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De acuerdo con Currie, si el Estado quería incrementar el gasto público en infraestructura para impulsar la inversión privada, era necesario aumentar su capacidad de recaudo. En esa dire cción se hacía indispensable ajustar la estructura impositiva desplazando la carga tributaria de las sociedades hacia las personas naturales, esta estrategia se apoyaba en la idea de que un impuesto a las empresas afectaba la disponibilidad de fondos y por ello la inversión. Para realizar el traspaso del esfuerzo tributario, se sugería la aplicación del gravamen de renta a los dividendos, en razón a que ellos representaban utilidades constitutivas de capacidad tributaria; también se propone la disminución de las tarifas progresivas del impuesto de renta a las sociedades, las cuales soportaban los mismos incrementos que las de las personas naturales y, finalmente, la simplificación del sistema tributario. Con la reforma de 1953, adoptada durante el gobierno de Rojas Pinilla y al amparo del artículo 121 de la Constitución de 1886, se logra una reducción de la tarifa progresiva para las sociedades anónimas y el establecimiento del gravamen a los dividendos.35 Respecto al impuesto sobre lo s dividendos liquidado en cabeza de quien los recibe-, la Ley cierra un primer gran ciclo de debates que el país había sostenido durante varios años; aun cuando se convirtió en un punto recurrente en todas las reformas tributarias posteriores. La primera tentativa de hacer esta imposición fue en 1942, pero no tuvo acogida; posteriormente en 1946 el gobierno insiste en su implementación, pero suscitó la protesta de la Andi y fue postergada; en 1948 un Comité de expertos financieros se inclinó por este gravamen, pero en su momento tampoco fue aplicado. Por su parte, la reforma tributaria de 1960 respondió a las necesidades de impulsar la inversión privada sustitutiva de importaciones por medio de las exenciones tributarias a las industrias básicas. Esta reforma recogió buena parte de los planteamientos hechos desde la misión

Currie y las recomendaciones aportadas por otras misiones que abordaron específicamente el tema impositivo. El proyecto fue evaluado por una misión de técnicos de la Universidad de Harvard y, además, fue presentado en la Conferencia sobre Administración Tributaria (1961) -dentro del Programa Conjunto de Tributación creado por la OEA, el BID y la CEPAL, orientado a la conformación de un sistema fiscal que cumpliera los objetivos del crecimiento económico-, en la cual fue destacada como pionera en el nuevo enfoque. A diferencia de las anteriores reformas, la de 1960 tuvo un amplio debate. El ponente del proyecto, Luis Guillermo Echeverri, organizó un seminario de estudios sobre el régimen tributario, en el cual participaron voceros de los gremios económicos, de diversas organizaciones científicas, sindicales, profesionales y administrativas, y algunos particulares especializados en la materia. Entre las principales críticas al proyecto presentado en 1959 estaba el no cubrir los aspectos sociales y de fomento económico. Con esta base y teniendo en cuenta las recomendaciones de la Cepal y de la Misión de Harvard, la reforma incluyó un plan de exención de impuestos de renta a todas las industrias básicas y complementarias de la producción de hierro indispensables en la ejecución de programas de desarrollo; también, aunque tímidamente, la reforma propone aumentar los ingresos destinados a la asistencia pública con los recursos provenientes del recargo al predial sobre las residencias de lujo, las ganancias ocasionales y los gravamenes a las inversiones y consumos suntuarios. Quizás los desacuerdos más fuertes se generaron en las medidas de política económica adoptadas para lograr la estabilización macroeconómica. No obstante, éstas no forman parte del diagnóstico y las recomendaciones hechas por los consejeros externos, pero se formulan como la base para

35 Los lineamientos generales de dicha política eran: estimulo a la iniciativa privada y al desarrollo de la libre empresa, garantía a la inversión extranjera, protección arancelaria, equilibrio en la balanza de pagos, presupuesto equilibrado, estabilidad monetaria, fortalecimiento de los organismos de crédito, vivienda para los trabajadores y protección y estimulo a los capitales invertidos en la industria petrolera. Carlos Villaveces. Política fiscal y reforma tributaria, Bogotá Imprenta nacional, 1953, p.7

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adelantar la recuperación o el crecimiento económico. El primer ejemplo de esta situación se observa en la Misión Kemmerer de 1930. El incipiente desarrollo industrial del país y el negativo impacto de la crisis sobre la producción doméstica, especialmente fuerte en los sectores de construcción y transporte, hacían poco viable la política restrictiva propuesta por la Misión. El sostenimiento de los capitales nacionales vinculados al proceso industrializador sustitutivo de importaciones, unido a la creciente urbanización y al impulso generado por la inversión pública durante los años veinte, inclinaron la balanza de la política económica hacia la recuperación de la economía interna, en contra del mantenimiento del patrón oro. El cambio en la política económica no estuvo signado solamente por la situación fiscal y cambiaría, en él también jugó un papel importante la insistencia de algunos sectores económicos en que el gobierno revisara la política. En diciembre de 1931, la Federación Nacional de Cafeteros y algunas asociaciones de productores solicitaron al Banco de la República la reducción de la tasa de descuento como una manera de disminuir la tasa de colocación de los bancos comerciales, situación a la que se oponían los banqueros representados en la Junta Directiva del Banco; la Federación también abogaba por un incremento de la tasa de cambio. Inicialmente, el gobierno estableció la prima cafetera para atender la petición del gremio y al mismo tiempo mantener la tasa de cambio; pero posteriormente dio inicio al sistema de tasas de cambio múltiples. En la década de los cincuenta el foco de discrepancia fue el comportamiento de la tasa de cambio. La presión de los organismos internacionales para que los países siguieran las pautas del multilateralismo implicaron importantes devaluaciones; en principio el gobierno oponía

resistencia a esta medida, pero posteriormente era impuesta, con lo cual se generaron fuertes pugnas entre los gremios y de éstos con el Estado por la distribución tanto de las pérdidas como del fondo de divisas. La experiencia de 1957 permite apreciar la dimensión de la controversia. En este período, el déficit fiscal y la sobrevaluación de la tasa de cambio real oficial (ésta pasó de $3.68 por dólar en 1955 a $3.51 en 1956, mientras que en el mercado libre, se registraba devaluación real, se pasa de $5.92 a $6.92) produjeron el desbalance en cuenta corriente, lo que contribuyó a la acumulación de la deuda comercial externa. Esta situación agravada en 1956 por el deterioro del precio externo de café, condujo a la aplicación de un plan de estabilización en 1957; el manejo de la crisis, que involucró modificaciones en la tasa de cambio y fuertes controles a la importación, fue el elemento económico que estuvo en la base del paro cívico con el que se derrocó el gobierno de Rojas Pinilla.36 Para solucionar la presión de la deuda comercial, el gobierno ofrecía la venta inmediata de divisas al precio oficial ($2.51) por un monto equivalente al 50% de la acreencia que tuviera cada deudor, la otra mitad debía ser adquirida en el mercado libre (que brindaba un precio cercano a $5.00); para los importadores la opción era entre los acreedores que exigían el pago inmediato y la revaluación que imponía la medida gubernamental, que a la postre no evitó el aumento de la deuda. Paralela a esta medida, el gobierno restringió aun más las importaciones por medio del aumento en los depósitos previos, la modificación de los grupos de importación, el incremento al impuesto de timbre, la ampliación de la lista de prohibida importación y la adopción de una lista de suspendida importación. En esta circunstancia los importadores se enfrentaron al gobierno por cuanto la medida era

36 La explicación de este vínculo puede verse en Oscar Rodríguez S. "interés gremial y regulación estatal. La formación de la Federación Nacional de Comerciantes 1945-1970" en Anuario Colombiano de Historia Social y de la CulturaNo.23, Universidad Nacional, Bogotá, 1996

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altamente lesiva, pues la deuda que se habla concertado a una tasa de $2.51 debía pagarse con un tipo de cambio aproximado de $3.75. Igualmente, la Federación Nacional de Comerciantes insistió en la necesidad de revisar la distribución de las cuotas de importación, por cuanto en 1954 el comercio contaba con el 52.7% de las divisas, el sector industrial recibió el 29.5%; en 1956 la relación era 44.7% y 34.4%; y ya en 1957 el comercio había absorbido el 35.5% mientras que la industria contaba con el 48%. De otra parte, las reducciones en las posibilidades de importación eran vistas por el gremio comercial como un atentado al libre comercio defendido a nivel internacional y un enfoque negativo de la política proteccionista.

Conclusiones La articulación de la economía colombiana a los flujos de capital internacional creó un ambiente propicio a la venida de las misiones internacionales al país. La necesidad de contar con recursos financieros para la estabilización económica y el fomento del desarrollo fue un elemento determinante en la contratación de dichas misiones, aun cuando el volumen de crédito aportado no fue significativo. A través de los diagnósticos presentados por los consejeros externos se hizo posible la toma de conciencia sobre las limitaciones al desarrollo. A pesar de que en el país se expresaban algunas opiniones en torno a la importancia de impulsar el proceso sustitutivo de importaciones y mejorar el nivel de vida de la población, son los informes de las misiones los que sistematizaron la información sobre la estructura económica y las condiciones

de vida de la población, haciendo factible la planeación económica del desarrollo. En cierta medida, se hizo posible un mayor acercamiento de las autoridades económicas a los paradigmas que en teoría económica se estaban elaborando en Europa y Estados Unidos. La participación de nacionales en los trabajos de las misiones permitieron que un mayor número de profesionales accedieran a ese conocimiento técnico, cuya difusión fue también una preocupación de los asesores internacionales. Las recomendaciones hechas por los diferentes consejeros favoreció la modernización de la política económica y de las instituciones. El aprendizaje de las técnicas de programación macroeconómica sumado al diseño de políticas específicas dio lugar a una mayor intervención del Estado en la economía. En términos de la administración pública se logró el reconocimiento de la urgencia de coordinar la acción de los diferentes organismos públicos y de contar con funcionarios públicos altamente capacitados. Pese a que las misiones llegan en circunstancias coyunturales, su acción debe entenderse por fuera de ellas, pues sus recomendaciones tienen un fuerte contenido estructural, por lo cual su impacto debe ser apreciado en el largo plazo. Aun cuando, en una visión global hay acuerdo entre los intereses nacionales y las recomendaciones de las misiones, los conflictos no están ausentes. Una reorganización económica genera pugnas distributivas que se manifiestan en las críticas hechas desde los gremios, que en su momento tuvieron que ver con las propuestas de reforma agraria y tributaria, y con las políticas de estabilización macroeconómica.

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Economía Extractiva y Regiones de Frontera: El Papel Subsidiario de la Minería en la Formación de un Sistema Económico Regional Autor: Guido Barona Becerra1

1. La Metáfora Territorial: La Gobernación de Popayán, desde el momento de su fundación, fue una de las divisiones políticas y administrativas más vastas del Nuevo Reino y en el siglo XVIII, del Virreinato de la Nueva Granada.2 Desde su fundación en 1538 sus límites jurisdiccionales, hacia el norte y el sureste, fueron inciertos por razón del desconocimiento de los territorios que la conformaban. Las continuas expediciones que se hicieron a lo largo del siglo XVI y el siguiente, estuvieron dirigidas por tres imperativos que regulaban la geopolítica colonial: descubrir "El Dorado"; conquistar y sujetar nuevas poblaciones nativas a las cuales sojuzgar y adoctrinar; definir nuevos espacios de administración política y del territorio por parte de los capitanes de conquista. Con estas pretensiones la penetración a nuevas tierras se orientó, en un principio, siguiendo el cauce de los ríos que por su tamaño y profundidad permitían el empleo de embarcaciones de bajo calado y posteriormente recorriendo los caminos de los naturales con los cuales habían logrado establecer algún tipo de contacto y relación.3 De allí se desprendió la incertidumbre de los límites políticos y administrativos de la Gobernación, respecto de otras provincias fundadas por los españoles. Sin embargo, y no obstante las características de este proceso de conquista y ocupación territorial, con el transcurrir del tiempo y el asentamiento de la población hispanizada fueron surgiendo estructuras de explotación agrícola y extracción de metales preciosos, que muy pronto configurarían el sistema económico de la extensa región sujeta a la jurisdicción de Popayán.

1 Profesor titular del Instituto de Altos Estudios Jurídicos, Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad del Valle. 2 La extensión aproximada de todo el territorio de esta Gobernación en el siglo XVIII era de 258969 Km2; es decir, el 22.7% de la actual Colombia 3 Guido Barona Becerra, "Por el camino de Guanacas. El camino Santafé - Quito por Guanacas (Tocaima, Neiva, La Plata, Popayán)", Caminos Reales De Colombia, Fondo FEN Colombia, Santafé de Bogotá, 1995, pp. 181 a 193.

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La estructuración territorial a que dio lugar este proceso de ocupación del suelo fue sui generis. Cada poblado que se fundaba daba lugar, progresivamente, al surgimiento de una competencia de poderes entre los capitanes de conquista en los primeros años y luego entre sus descendientes quienes, de esta manera, buscaban consolidar y afianzar las regalías dadas por la Corona a sus antecesores y a su vez, posteriormente, imponer su hegemonía local. De esta manera, el proyecto colonial en el territorio de la Gobernación entró en crisis desde el primer momento de su ejecución.4 La Corona española tuvo que luchar permanentemente para afianzar su poder político y administrativo, situación que se hizo más evidente desde la segunda mitad del siglo XVIII, cuando intenta aplicar las reformas fiscales y de gobierno que caracterizan en toda hispanoamérica el período borbónico. El resultado de este proceso fue el surgimiento paulatino de rivalidades regionales, alimentadas por conflictos de intereses económicos y competencias sociales, dentro del espacio geopolitíco de la Gobernación, que posteriormente, en los siglos XIX y XX, coadyuvarían a su desmembración. Estas fragmentaciones de lo

social, político y económico, fueron a su vez favorecidas por las peculiaridades geográficas del territorio y por su extensión. Por su posición geográfica y su topografía, la Gobernación de Popayán fue un inmenso espacio cercado y rodeado por una ingente masa de agua, el Océano Pacífico, por grandiosas montañas, enormes selvas tropicales y extensas llanuras amazónicas, que hacían muy difícil la comunicación de sus pueblos, villas y ciudades entre sí y con otras provincias del Virreinato así como con Quito, Lima y El Callao. En su interior, en el territorio donde se asentaron los principales poblados de españoles y luego de indígenas, 5 el clima, el régimen de lluvias y de períodos secos, sus ríos, estuvieron determinados por la acción reguladora de las zonas de vida o formaciones vegetales,6 por la altura sobre el nivel del mar y por su vecindad con la línea ecuatorial, todo lo cual creó grandes contrastes en el temperamento de las regiones habitadas y en las formas de vida de sus pobladores.7 Pero si bien esta realidad histórica que compromete la ubicación de los asentamientos poblacionales es irrecusable, no por ello se puede aducir que

4 Esta característica va a estar presente en toda hispanoamérica y no compromete únicamente a la Gobernación de Popayán. Al respecto existe una extensa bibliografía internacional que apunta a señalar desde diferentes puntos de vista y ejes disciplinarios, la forma como se fue fragmentando el poder de la Corona en los territorios descubiertos y el papel cumplido en esta dirección por los descendientes de los primeros conquistadores en sus localidades y regiones respectivas 5 La denominación de indígenas sólo la emplearemos para los grupos humanos que a partir de los procesos de desestructuración cultural y recivilización, fueron confinados en pueblos de Indiosy resguardos por parte de los peninsulares. No así para los grupos nativos que por efecto de la conquista y colonización ingresaron a zonas de refugio, es decir se situaron por fuera del alcance de los españoles, conservando sus sistemas culturales y sus formas de organización social y económica Para una mayor ampliación, consultar: Guido Barona Becerra, "Una mirada problemática en torno de la etnohistoria en Colombia", en Memorias 1er Seminario Internacional De Etnohistoria Del Norte Del Ecuador Y Sur De Colombia, Universidad del Cauca, Universidad del Valle, Cali, 1995, pp. 65 a 82. 6 El concepto de zonas de vida, que corresponde ai que inicialmente se empleó en Colombia, formaciones vegetales, se refiere a unidades bíoclimáticas que incluyen todas las agrupaciones bióticas presentes e interactuantes en un territorio dado. La característica fundamental de este concepto es la de su permanencia en el tiempo. Es decir, que el bosque perteneciente a una zona de vida "puede existir o haber sido destruido y la región mostrar en la actualidad una apariencia desabana o de área con cultivos". Desde esta perspectiva podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que en el territorio de la Gobernación de Popayán los españoles se ínteracfuaron con las zonas de vida que a continuación denomino según clasificación internacional bosque pluvial tropical (bp-T); bosque muy húmedo tropical (bmh-T); bosque húmedo tropical o bosque muy húmedo tropical, zona de transición (bh-bmh-T); bosque húmedo tropical (bh-T); bosque pluvial montano bajo (bp-MB); bosque muy húmedo premontano (bmh-PM); bosque muy húmedo montano bajo (bmh-MB): bosque muy seco tropical Íbms-T), bosque seco tropical (bs-T); bosque seco premontano (bs-PM); páramo pluvial subalpino o tundra pluvial alpina (pp-SA, tp-A), Consultar: IGAC, Zonas De Vida o Formaciones Vegetales De Colombia, volumen XIII, No 11, Bogotá, 1977, De allí se comprende la enorme biodiversidad actual de esta extensa región. 7 Las principales poblaciones de españoles en la Gobernación, se fundaron en el píedemonte de las dos cordilleras que flanquean el valle interandino del río Cauca, la meseta de Pubenza. el valle de Atriz y algunas de ellas en la Cordillera que ingresa desde el sur del Continente al territorio La altura medía de estas poblaciones es de 1631 mts sobre el nivel del mar lo cual, aparentemenle, las sitúa en un clima templado con temperaturas medías de 18°C Sin embargo, observadas las alturas respectivas de estas fundaciones fácilmente podemos establecer que este clima correspondía a sólo unas pocas localidades. En efecto, situados los dos extremos de altitud sobre el nivel del mar vemos que entre Cartago, localizada a 917 mts, y Túquerres, a 3051 mts. existe una diferencia de altitud de 2134 mts, con temperaturas medias de 25°C y 12°C, respectivamente y con oscilaciones de más de 10°C dependiendo de las épocas del año. Las otras poblaciones (Pasto, 2527 mts: Almaguer, 2312 mts; Popayán. 1738 mts; Anserma. 1763 mts; Caloto. 1100 mts: Cali, 995 mts; Buga, 960 mts; Toro. 950 mts), muestran la enorme variación climática existente y nos dan una buena idea de las condiciones de vida de cada una de ellas en el siglo XVIII.

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fueron los factores climáticos y de temperamento los que a la postre determinaron los sitios de fundación de pueblos y ciudades de españoles. En este proceso de poblamiento intervinieron intereses de la más variada índole, que dieron lugar a la emergencia de por lo menos dos formas de poblamiento. La primera de ellas caracterizada principalmente por la necesidad de sujeción de los nativos, sobre los cuales recaería la obligación del sostenimiento del entable colonial. A esta dinámica responden las fundaciones de Pasto, Almaguer, Popayán, Caloto, Cali, Buga, Cartago, Anserma y Toro. Por oposición, las fundaciones que se hicieron en la mayor parte de la Costa Pacífica, cuyos nombres la historia a duras penas registra (Beberá, San Onofre de las Juntas, Santísima Trinidad de los Brazos, San Ignacio de Sipí, San Francisco de Thadó, San José de Noanamá, etcétera), al responder a la fiebre del metal, no dieron lugar a un espacio de colonización que les garantizara, en algunos casos, su sobrevivencia y, en otros, un crecimiento sostenido de sus recursos y del número de sus pobladores.

representaciones ideológicas, como el lugar del oro y el espacio privilegiado de una sociedad esclavista y de servidumbre indígena. La importancia que revisten estas formas de poblamiento se evidencia en el ritmo de crecimiento de los asentamientos poblacionales, y de su capacidad de impactar y transformar los medios ambientes específicos que comprometieron. Allí donde se instalaron las ciudades república de los españoles se rompió el equilibrio biótico, y se llegó a una transformación de las selvas adyacentes en praderas y sabanas que alteró profundamente el paisaje tradicional de estas regiones. Por el contrario, los espacios que no fueron ocupados o que por ausencia de nativos a quienes sojuzgar y de metales preciosos para explotar, no desarrollaron formas de v id a hispanizada, conservaron sus características bióticas propias y se constituyeron en lugares de refugio de los grupos étnicos sobrevivientes. Para los españoles estos lugares de refugio eran territorios vacíos: aptos para indios salvajes y, a su vez, representación de la barbarie del mundo americano.

Fue así como a lo largo de ciento cincuenta años por lo menos, se fueron construyendo unas formas de poblamiento de los distintos territorios de la Gobernación: fue surgiendo un cuadro de densidades demográficas y un perfil de distribuciones poblacionales, que le dieron un matiz particular a esta provincia del Virreinato mayormente caracterizada, en el vórtice de las

En los años finales del siglo XVIII, hacia 1797, el panorama poblacional que presentaba la Gobernación de Popayán era desolador. El censo efectuado por don Diego Antonio Nieto, gobernador de la provincia, señalaba que ésta se encontraba prácticamente despoblada.

Población de la Gobernación de Popayán. Año de 1997 CASTAS

HOMBRES No

Eclesiásticos

MUJERES %

MATRIMONIOS %

No

364

125

24.6

22.6

Blancos

15.959

15.703

Indígenas

15.463

23.3

19.647

Libres

23.417

35.3

Esclavos

11.063

Totales

66.266

No

%

4.893

22.7

23.7

6.166

28.6

25.560

36.4

7.061

32.7

16.7

12.082

17.2

3.452

16.0

48.6

70.117

51.4

21.572

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En efecto, en los doscientos sesenta años transcurridos desde que Sebastián de Benalcazar fundara a Popayán, el número total de los habitantes de toda esta provincia a duras penas había llegado a un volumen de población similar al que había en 1537. El Chocó, que durante el siglo XVIII era la región que más proveía de oro en polvo a la Gobernación, no hizo parte de este censo. Su población había s id o empadronada con anterioridad, por parte de su respectivo gobernador:8 Nóvita con 7.024 habitantes; Citará, con 7.638. Este recuento cuya composición había sido ordenada por la Corona, traía aparejados los problemas derivados del régimen colonial y de su forma de estructuración social. El número de los indios consignado en el padrón sólo representaba a aquellos que se encontraban en las inmediaciones de los pueblos y ciudades. En estas

circunstancias, su cálculo sólo se refería a los tributarios previamente reducidos a pueblos de indios. En cuanto a la población blanca, su designación era engañosa: ocultaba el intenso proceso de mestización que habían propiciado los españoles desde los primeros momentos de la conquista y colonización. Los únicos que podían demostrar limpieza de sangre por los cuatro costados eran los eclesiásticos, ya que éste era el requisito para profesar en cualquiera de las órdenes religiosas reconocidas y aceptadas por el Patronato Real. El hecho cierto fue el de la despoblación de la Gobernación: situación compartida por todo el Virreinato de la Nueva Granada, según lo manifiestan los informes de los virreyes, elaborados en la segunda mitad de esta centuria.9 En 1835, año en el que se hizo un nuevo censo en la ya antigua Gobernación de Popayán, ésta había aumentado en 49.469 habitantes. En treinta y ocho años había crecido a una tasa del 4.74%.

Población de la Antigua Gobernación de Popayán. Año de 1835

Frente al padrón de 1797 se había presentado una reducción del número de esclavos de ambos sexos en una proporción del 31 %. Aunque carecemos de la estructura de distribución de edades en el censo de finales del siglo XVIII, es posible arriesgar la hipótesis que sugiere que la distribución de la población, por grupos de edad, no s u f r i ó transformación notable en las primeras décadas del siglo XIX, comparada con la evolución de los matrimonios. En los treinta y ocho años

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transcurridos entre los dos censos, el número de hombres y mujeres casadas, excluidos los esclavos, creció en un 32.45%. Los esclavos por el contrario registraron un descenso en esta población, calculado en el 7.5%. Lo anterior no indica pérdida de nupcialidad en este sector de la sociedad. Las manumisiones de esclavos, desde el siglo XVIII, tuvieron una tendencia a privilegiar a la mujer

Archivo Nacional, Historia Documental Del Chocó, Bogotá, 1954, p. 209 Germán Colmenares, Relaciones E Informes De Los Gobernantes De La Nueva Granada, tres tomos, Ediciones Banco Popular, Bogotá. 1989.

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sobre el hombre. Esta situación se presentó cuando el esclavo, empleando el producto de su actividad minera, prefería comprar la libertad de su esposa o concubina y aún la de sus hijos, mientras él permanecía sujeto al yugo que le habían impuesto. Esto obedeció al papel asignado a la mujer en el sistema cultural propio de este conjunto de la sociedad. Sobre ella recayó no sólo la socialización y enculturación de los miembros de su grupo, sino la regulación y conservación de las estructuras alimentarias, atendiendo a la movilidad de los hombres en el medio y al régimen de cuadrillas.10 De todas maneras, analizada la evolución def conjunto total de la población en magnitudes relativas, se establece que su crecimiento tuvo ritmos diferentes entre 1797 y 1843. En el primer período, comprendido entre los padrones de don Diego Antonio Nieto y el que se hizo en 1835, creció en un 19.72%; en el segundo momento, entre 1835 y 1843, su crecimiento fue del orden del 28.17%, notablemente más alto que el anterior.11 Esta tendencia de crecimiento, aunque no puede explicarse en términos de un mejoramiento de las condiciones de vida en la región, tiene que ver con los procesos migratorios (desplazados) que se produjeron con las llamadas guerras de independencia que afectaron, como siempre, a los sectores pobres de las sociedades locales, a los indígenas y a los esclavos, quienes fueron movilizados por la fuerza por los bandos en contienda iniciando así, desde el siglo XIX hasta nuestros días, una de las regularidades más

oprobiosas de la estructura de poder político en Colombia: la leva forzosa de combatientes. La metáfora territorial surge así en toda su magnitud y complejidad: el archipiélago regional. El territorio administrativo y político de la Gobernación se fue fragmentando en aras de los poderes locales y regionales que progresivamente fueron surgiendo y consolidándose frente a la Corona y su administración virreinal. El resultado de este proceso fue el deterioro paulatino del sistema colonial, que ya para la segunda mitad del siglo XVIII advertía que su capacidad de hacer presencia efectiva e institucional, estaba severamente limitada en las regiones y localidades que formalmente hacían parte de su proyección económica, geopolítica y social. Tanto para los virreyes como para los viajeros que recorrieron el territorio del Virreinato y la Gobernación, el desorden de la administración de las cosas del Rey y los abusos en todos los sentidos eran el común denominador de las poblaciones y de sus habitantes, en un espacio débilmente integrado a la metrópoli. De allí que en todos los informes conocidos se encuentren tres ejes discursivos, a través de los cuales se orientaría la práctica del gobernante y el proyecto de reconstrucción colonial: la definición de una política económica general que conduciría a la redefinición del papel asignado a todos y cada uno de los virreinatos, en sus contextos particulares; la descripción de los obstáculos y de los impedimentos al buen gobierno y de incremento

10 En la comunidad doméstica la producción y la reproducción se realizan mediante la circulación: se presenta como un ciclo de adelantos y restituciones del producto. No hay, en este ciclo, intercambio equivalente, vale decir transferencia de objetos, de bienes o de servicios diversos, en contrapartida y equivalencia uno de los otros". Esta producción compromete básicamente los alimentos agrícolas "cuya transformación en energía humana asegura la perpetuación y la reconstrucción de la comunidad". De allí se desprende que la producción alimenticia y la producción energética, hacen parte de un mismo proceso: la una se metamorfosea en la otra y viceversa. De esta manera podemos sugerir que en las unidades domésticas de los esclavos en la Gobernación de Popayán, la reproducción estructural de la misma dependió de tres factores ínter-relacionados: (a) de la ruptura de los vínculos que ataban a la esclava con su amo: esto se logró, en algunos casos, por medio de la huida, lo cual era muy incierto, y, principalmente, por la compra de su libertad por parte de su esposo o concubino, sujeto a esclavitud: (b) de la reproducción biológica del grupo doméstico que ante la relativa escasez de mujeres en los distritos mineros, se vio compulsado a establecer relaciones amorosas no aceptadas por la sociedad hispanizada con el fin de perpetuar la comunidad de que hacían parte: (c) del ciclo de adelantos y restituciones antes enunciado, que aseguraba no sólo la reposición de energías consumidas en las actividades de producción, sino la de los futuros productores que por un periodo no participaban directamente en las faenas agrícolas. En la documentación consultada la producción y cocción de alimentos en los entables mineros, dependió principalmente de la mujer. Cuando ella se trasladaba al interior de estos distritos lograba fundar un principio de comunidad doméstica. Con lo cual aseguraba la perpetuación de los miembros de su grupo y no sólo la del amo y su cuadrilla. La base teórica analítica fue tomada de: Claude Meillassoux, Mujeres, Graneros Y Capitales, Siglo XXI Editores, México, 1978, pp. 78ss. 11 En 1797 la población de la Gobernación fue de 157.955 personas. En 1835, fue de 189.108 y en 1843, de 242.381. Este último dato fue obtenido de: Luis Valdivia, "Mapas de densidad de población para el sur-occidente, 1843 - 1879", Historia Y Espacio, No 5, Universidad del Valle, Cali, abril-junio de 1980, pp. 108 a 112.

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¿cuál era la vinculación con la toma de decisiones soviética en materia de política internacional? Responder a estas interrogantes no es simplemente verter luz sobre problemas ajenos a nuestra realidad. Es introducirse en el corazón mismo de la concepción y de la orientación de la política soviética hacia nuestra región.

En segundo lugar, tenía como objetivo explicar el acontecer del continente en los términos en que se formulaba la ideología y la política oficial soviética. Es decir, los latinoamericanistas debieron adaptar su conocimiento de la realidad a las orientaciones ideológicas fundamentales del Estado soviético.

No nos interesa mayormente si la academia soviética tenía o carecía de una interpretación válida sobre la problemática latinoamericana. Tampoco nos preocupa en demasía si la calidad de dichos trabajos lograba reproducir una visión "objetiva" del acontecer continental. Una valoración en esos términos, aislada de la realidad soviética en la que se encontraba inserta, sería completamente estéril, aun cuando no lo fuera para conocer el estado y los derroteros de la ciencia en la Unión Soviética. Pero eso sí, de la respuesta que demos a dichos interrogantes podemos extraer las ideas fundamentales y las funciones sociales y políticas que asumía la academia soviética. A nuestro entender la principal función consistía en constituir la matriz de la visión que los soviéticos poseían de nuestra realidad, de nuestros problemas y de sus posibles soluciones. Es por esta razón básica que consideramos que la latinoamericanística soviética representaba un componente de las relaciones soviético latinoamericanas. El análisis de este tema nos debe permitir extraer las ideas y valoraciones sobre lo que representábamos para ellos y de los mecanismos que creaban para alcanzar los objetivos deseados en relación a nuestros países.

En tercer lugar, y este es el aspecto más interesante, los estudios soviéticos sobre América Latina contribuyeron a formalizar, orientar y, en determinadas circunstancias, a modificar y justificar, las orientaciones generales y particulares de la política soviética hacia la región. Es decir, adecuaron la percepción que se tenía sobre América Latina a los derroteros fundamentales de la teoría y de la enunciación de la política internacional de la Unión Soviética. De otra parte, la latinoamericanística soviética nutrió también al Estado y al Partido de la información necesaria para actuar en relación a los países del hemisferio. O sea, constituyó la instancia a partir de la cual se formularon los principios y las orientaciones de lo que debía ser la política soviética frente a América Latina en su conjunto y en relación a países específicos.

Los latinoamericanistas soviéticos cumplían una función social y política de gran importancia. En primer lugar, difundían una noción sobre el continente. Sobre todo a raíz del hecho de que entre los soviéticos y los pueblos latinoamericanos no existían vínculos históricos o culturales que hicieran saber del prójimo, la latinoamericanística tenía que nutrir con información al ciudadano soviético sobre lo que ocurría en nuestro continente. Cabe reconocer que en este sentido la labor desplegada fue ardua.

Uno de los directores del Instituto explicaba en muy buenos términos el problema de la interrelación entre la ciencia y la política exterior del Estado soviético, cuando escribía: En el mundo contemporáneo no se puede estructurar ninguna relación sobre la base de valoraciones subjetivas y de las emociones. Sólo el análisis objetivo de todos los aspectos de la vida social de uno u otro país y de sus relaciones con todo el resto del mundo puede sugerir la decisión correcta de estos u otros problemas de nuestras relaciones bilaterales con los países de América Latina... Lo principal consiste en aumentar la efectividad de nuestras investigaciones, su significación teórica y la utilidad práctica para el desarrollo de los vínculos soviéticos con los países del continente 3.

3 V. Volski, "El Instituto América Latina: un cuarto de siglo de trabajo", en Soviétskaya Latinoamerikanística, 1961-1986, Moscú, 1986.

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de la Hacienda Real, la determinación de las políticas a seguir, tanto en el conjunto del Virreinato de la Nueva Granada, como en cada una de las provincias que lo componían.12 El archipiélago se manifestó como producto de una estructura de disposición en la cual, las relaciones de los funcionarios de la Corona con los miembros hegemónicos de las sociedades locales y con los grupos subordinados, y de éstos a su vez con los lueces y gobernantes, fueron contradictorias hasta el punto de situarse simplemente, en la mayoría de los casos, como relaciones potenciales de disposición.13 En este orden de ideas, la configuración del territorio en la Gobernación estuvo sujeta a los determinantes propios de los sectores política, social y económicamente hegemónicos, y no tanto a los imperativos de la exacción colonial. De hecho, el archipiélago regional es la metáfora que expresa históricamente y con mayor realismo, la capacidad de ejercicio de unos poderes en el territorio Señala los límites funcionales y operacionales de la Corona y los grupos hegemónicos Significa la forma de concreción de un mundo fragmentado en islotes de hispanidad en ínter-relación y oposición, frente a otros islotes que bien pueden representar el proyecto de

indianidad, y el que compromete la esperanza y la postergación: la mestización. El archipiélago regional con todas sus variantes y fragmentaciones, fundó la originalidad de las sociedades y los hombres tanto del Virreinato como de la Gobernación, dándoles sentidos de identidad local y regional y constituyendo realidades históricas que todavía no han dejado de actuar. A ellas me referiré, al abordar el papel cumplido por la minería aurífera en la conformación de un sistema económico regional.

2. Desmonetización e Inflación: La Paradoja Colonial: Para los historiadores económicos que se han ocupado de investigar la producción de metales preciosos en la Nueva Granada, el siglo XVIII fue un periodo de recuperación económica, puesto que no presentó crisis tan pronunciadas como las registradas entre 1640 y 1680.14 Este mayor dinamismo de la economía del Virreinato frecuentemente es explicado en función de la apertura y consolidación de la frontera minera del Chocó, del afianzamiento de la esclavitud en la Gobernación de Popayán, de la multiplicación de los pequeños mineros de Antioquia y del cierre definitivo de las campañas contra los grupos

12 Jorge Juan y Antonio de Ulloa, Noticias Secretas de América Sobre el Estado Naval, Militar y Político De Los Reinos Del Perú Y Provincias De Quito. Costas de la Nueva Granada Y Chile, tomos 1 y2. Biblioteca Banco Popular. Bogotá. 1983 13 El concepto de estructuras de disposición emerge de la historia económica como propuesta conceptual que busca romper los limites de cierto materialismo cuando sus análisis y descripciones desbordan el marco de las relaciones de producción y se introducen en el ámbito de lo social y lo político En su planteamiento, dice "...e/ término propiedad se refiere de un modo natural y obvio, a un objeto y la condición que asume respecto a su dueño En lo que concierne ala propiedad sobre la tierra, se considera que un sujeto, mediante el hecho de ser legalmente dueño de una determinada porción de tierra, establece sobre dicha porción un derecho total yabsoluto [Estas relaciones] han de ser entendidas como algo más que una pura categoría jurídica de propiedad, o como otra cosa que una mera relación de coerción ejercida por trabajadores . sobre los productores directos Por posesión efectiva se acostumbra entender la capacidad de controlar el funcionamiento de los medios de producción y/o de excluir a otros del proceso de producción. Por separación de alguien con respecto a los medios de producción, se quiere significar que estos medios sólo pueden ser usados bajo alguna forma de control por partede otros, de quienes los poseen La posesión efectiva implica siempre la existencia de agentes determinados de posesión, ya sea individuales o colectivos, asi como formas determinadas de posesión/separación con respecto a algunos de los medios de producción La existencia de control no implica que se esté ejerciendo una sola capacidad de control y por lo tantotampoco supone que el agente de control sea uno sólo La coordinación de las acciones de una pluralidad de agentes de producción puede......significar que haya una sola dirección de dichas acciones, pero no hay ninguna necesidad absoluta de que sea asi la coordinación podría hacerse mediante una distribución de "derechos" de uso sobre los medios de producción erruestión... como resultado de convenios y luchas entre diferentes grupos de agentes El efecto de la posesión no es excluir a otros sujetos de toda disposición ... sino más bien fijar una. oalgunas. de las condiciones ba/o las cuales las luchas por la disposición puede tener lugar.La estructura de disposición es) un ordenamiento de posiciones relativas de sujetos y objetos y de la articulación de relaciones Dentro de la red de relaciones en una estructura de disposición, los sujetos tienen diversos y cambiantes grados de disposición sobre los objetos La disposición del sujeto se refiere a su capacidad de usar los objetos, organizarlos. distribuirlos e influir sobre ellos . " Para una mayor ampliación, consultar: Roland Anrup, 'Trabajo y tierra en una hacienda andina un análisis de las tormas cambiantes de disposición'. Quinto Congreso De Historia De Colombia, ICFES Universidad del Quindio Bogotá. 1985. pp 275 a 288 Del mismo autor El Taita Y El Toro En Torno A La Configuración Patriarcal Del Régimen Hacendarlo Cuzqueno, Universidad de Gotemburgo Universidad de Estocolmo. Suecia. 1990 14 Germán Colmenares. 'La economía y la sociedad coloniales 1550- 1800'. Nueva Historia De Colombia Colombia Indígena. Conquista y Colonia, tomo 1, Editorial Planeta. Bogotá. 1989, p 124 Jorge Orlando Melo. "Producción minera y crecimiento económico en la Nueva Granada durante el siglo XVIII" Revista Universidad Del Valle No 3 - 4 Cali, junio - diciembre de 1977. pp 36 a 38

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nativos. A los anteriores factores se agregan las reformas administrativas de finales del siglo XVIII, en particular la de Juan Antonio Mon y Velarde, para la región antioqueña, que introdujeron algunas mejoras en el proceso de extracción del oro y en su refinación. No obstante lo incontrovertible del crecimiento de la producción aurífera, todavía se carece de sólidos elementos de juicio que ayuden a dilucidar si efectivamente hubo crecimiento económico en el conjunto de las economías vinculadas con la explotación minera de metales preciosos o si, por el contrario, estamos en presencia de un sistema económico que no generó demandas agregadas de otras producciones locales y regionales, y por lo tanto un mayor dinamismo en la economía regional. Quienes sostienen la tesis del crecimiento económico, lo hacen a partir de estudiar los movimientos de la producción aurífera y de los Quintos, correlacionados con las matrículas de compra-venta de esclavos y con las guías de géneros manufacturados que fueron "importados".15 En el caso de los esclavos en Popayán, la relación entre el movimiento de sus compraventas y la producción de oro en la Gobernación, no basta para representar un período de crecimiento del conjunto de las condiciones económicas de la

sociedad regional. El sector de la economía que más recibió el aporte de la fuerza de trabajo esclava, fue el de la minería. La participación de los esclavos en otras actividades productivas fue limitada y dependió, como en el caso de las haciendas de trapiche, de la articulación de la producción agraria con la minera. Esta articulación estaba asegurada por la monopolización del comercio, de las minas, esclavos y haciendas, por parte de un reducido sector social emparentado entre sí, que a su vez controlaba los cargos de los cabildos locales.16 En Antioquia la investigación de la historiadora Ann Twinam, al tomar otras mercancías diferentes a los esclavos, logró demostrar que los comerciantes antioqueños sacaron provecho del auge minero creado por los productores de oro. Sus transacciones siguieron fielmente los altibajos de la minería, estableciendo una clara relación de dependencia con este sector de la economía. La mencionada historiadora aporta otro dato de interés: que en los años finales del siglo XVIII todavía se seguía comerciando en esta provincia con oro en polvo.17 Agregaría que este hecho también se registró en la Gobernación de Popayán. Sin embargo, frente al problema suscitado, relativo al crecimiento económico, habría que analizar el origen de las mercancías traídas por los comerciantes antioqueños y su valor agregado.

15 Germán Colmenares, Historia Económica Y Social De Colombia. Popayán: Una Sociedad Esclavista, 1680 -1800, Editorial La Carreta, Bogotá, 1979, pp. 54 a 65. Ann Twinam, Mineros, Comerciantes Y Labradores: Las Raices Del Espíritu Empresarial En Antioquia, 1763 - 1810, Fondo Rotatorio de Publicaciones, FAES, Medellín, 1985, pp. 93 a 139. 16 Germán Colmenares, Cali: Terratenientes, Mineros Y Comerciantes. Siglo XVIII, Universidad del Valle, Cali, 1975. 17 Ann Twinam. op. cit., 93 a 102.

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Mercancías que Ingresaron a Antioquia a Finales del Siglo XVIII Mercancías

Mercancías

Mercancías

de España

de Quito

de la Nueva Granada

Encajes de Barcelona

Aguardiente

Bayeta

Calzetas

Crea (lienzo semifino) Listados ordinarios Valenciano ordinario Ruán bramante Valencianas Ruán florente Angaripolas de barseya Fula (tela muy fina) Paño primero Alemanesco Tafetán doblete Añascóte (tela como sarga) Saraza Raro lino Damacino de seda

Aceite Vino Mulas Cera Cueros Loza Hierro Acero Cobre Clavos

Capisayos Jerga Jerga de abrigo Lienzo azul Lienzo de abrigo Lienzo facunga Lienzo de Quito Listado macena Ruanas azules pastusas Pares de botas

Camisetas Frasada ordinaria Lana Lienzo casero Lienzo mórcate Lienzo ordinario Manta listada Sobrecamas Anís Azúcar Cacao Pescado

En efecto, el cuadro anterior de|a ver que de los tres sitios de procedencia de las mercancías, el único que registra productos con un relativo alto valor agregado para la época es España De los otros dos sitios mencionados sólo se llevaban a Antioquia tejidos, alguna que otra pieza de ropa de los llamados productos de la tierra, botas, productos agrícolas y sal. El común denominador del comercio antioqueño eran los textiles, caracterizados la mayoría de ellos por una muy baia composición orgánica de capital, en tanto la función de producción con ellos relacionada eran los telares manuales asociados a los obrajes. El resto de productos de mayor valor agregado (aceite, vinos, loza, hierro, acero, cobre y clavos), provenían de la Península y sólo servían como materias primas para fabricar en las haciendas y minas, instrumentos, herramientas y utensilios muy rudimentarios que, como los almocafres, solian emplearse tanto en las faenas agrícolas como mineras En estas circunstancias es muy difícil

Sal

Tabaco Trigo

aceptar la tesis del crecimiento económico general para el siglo XVIII, derivada del incremento observado del producto minero El análisis de otras circunstancias de la vida económica del Virreinato y la Gobernación, pondrá en evidencia esta dificultad Es más: un examen detenido de las transacciones en las dos provincias estudiadas, señala que la mayoría de ellas se efectuaron empleando como medida de valor el oro en polvo y no tanto la moneda acuñada. Esta preferencia fue obligada. La Corona a través de las casas de moneda de Santafé y Popayán, no actuó como banco central emisor. Esta particularidad obligó a los dueños de minas y haciendas, al igual que los comerciantes, a efectuar sus transacciones por medio del oro en polvo dando lugar a un sinnúmero de dificultades y formas de especulación.18 El resto de la población no tuvo acceso fácil al circulante y mucho menos al oro en polvo. Esta circunstancia actuó en la

18 Los comerciantes antioquenos enfrentaron innumerables dificultades, como resultado de la presencia del oro en polvo en sus transacciones Ann Twinam. dice de Mateo Molina ...tenía que ser no soto comerciante sino también geólogo, aquilatada y criminólogo geólogo porque el oro proveniente de distritos como Ho/as Anchas Anon. Nus. Titiribí, San Pedro. Las Cruces. Espinal dSanto Domingo podía variar de quilates y por consiguiente de valor, aquilatador. porque la pureza del oro podía fluctuar desde oro muy malo a oro limpio o hasta piezas precolombinas de arduamente trabajado criminólogo. porque a menudo los compradores inescrupulosos mezclaban el oro con arena Aunque tal destreza era de esperarse en un comerciante, cualquier antioqueño que comerciara con otro debía tener la misma habilidad' Ibídem, pp 102 a 105

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estructuración social y económica de la Gobernación de Popayán y Antioquia, creando las condiciones de diferenciación entre una y otra provincia. En los distritos productores de oro de la Gobernación a lo largo de la mayor parte del siglo XVIII, no tuvieron presencia significativa los mazamorreros como un sector independiente de los mineros reconocidos. Este hecho incidió para hacer más inelástica la proporción de comerciantes en los sitios de producción (fronteras mineras), como resultado de la baja demanda agregada de mercancías diferentes a productos pecuarios. La mayoría de los yacimientos mineros del Chocó, Raposo, Barbacoas, Caloto y Almaguer, estuvieron

monopolizados por los propietarios de haciendas y cuadrillas de esclavos, lo cual produjo a su vez una monopolización de las condiciones del mercado. A lo anterior se agrega el bajísimo volumen demográfico de las poblaciones localizadas en las vecindades de los distritos, y su grado extremo de indigencia en cuanto a la moneda y el metal aurífero se refiere. En los casos en que se presentó un comercio relativamente activo entre los traficantes de mercaderías y los mazamorreros, se manifestó una situación similar a la registrada en Antioquia. Las diferencias en la composición mineralógica del oro en polvo afectaron notablemente a los mazamorreros frente a los comerciantes, como consecuencia de la aparición de la llamada Ley de Gresham .

Composición Mineralógica del Oro de Antioquia

Aunque el cuadro precedente sólo hace referencia a la composición del oro de Antioquia, esta circunstancia también se presentó en los yacimientos auríferos de la Gobernación de Popayán y en general de todo el Virreinato. Pero lo que importa no es sólo la acción de los kilatajes diferenciales en la aparición de la Ley de Gresham , sino el efecto de esta ley en el sector de los mazamorreros puestos en relación con los comerciantes.

Lo primero que hay que decir para la Gobernación es algo muy simple pero de considerable importancia para el análisis del sistema económico de esta provincia, cuyo eje estaba centrado en la minería: que la mayoría de los mazamorreros no eran hombres libres. Los esclavos pertenecientes a las cuadrillas de los señores de minas habían logrado desde el siglo XVII por lo menos, que se les concediera un día libre a la semana para

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dedicarlo a sus faenas y labores. Esta concesión por parte de sus amos no fue gratuita, y mucho menos se articulaba a un sistema de representaciones simbólicas del mundo dentro del cual, los propietarios de esclavos asumían frente a éstos el papel de protectores y benefactores de sus piezas. De lo que se trataba era de compulsar más a estos hombres con el fin de obtener mayores beneficios económicos y sociales. En efecto, la mayoría de los esclavos que estaban casados o amancebados, empleaban el día libre para buscar nuevos yacimientos aluvionales que contuvieran arenas auríferas, y así obtener el suficiente oro en polvo con el cual comprar la libertad de sus hijos, esposas o concubinas. A través de este dispositivo, los amos se aseguraban nuevos yacimientos que explotar puesto que inmediatamente el nuevo sitio descubierto era declarado ante las autoridades coloniales, con el fin de obtener su reconocimiento y propiedad. Por otro lado, el beneficio aumentaba al recibir de sus esclavos una cantidad apreciable de oro en polvo, representativa del precio en el cual estaban tasados los parientes cuya libertad éstos deseaban comprar: entre 280 y 464 patacones en el siglo XVIII. De hecho, era la mercancía más costosa de la época.19 De las consideraciones anteriores se desprende un hecho hasta el momento incontrovertible: que en la Gobernación de Popayán, la estructura de distribución de la riqueza estuvo tan fuertemente concentrada y monopolizada (por parte de los señores de minas, haciendas y cuadrillas, y sus núcleos familiares), que logró impedir el florecimiento de las actividades comerciales en manos de otros sectores sociales diferentes al ya mencionado. A ello coadyuvó la débil estructuración demográfica y poblacional, lo mismo que la insularidad relativa de los pueblos, villas y ciudades, propiciada por el mal estado de los caminos aún en los períodos de secas.

Pero la paradoja del oro no sólo se manifestó en los términos de su apropiación y monopolización. En Antioquia, por extraño que pueda parecer, la relativa abundancia del mineral no facilitó el desarrollo del comercio en pequeña escala, debido al alto valor que al oro se le reconocía. Esto propició la presencia del trueque en los intercambios al menudeo de los productos agrícolas y manufacturados de la región. Tampoco los mineros antioqueños escaparon a los efectos negativos de la presencia del oro en polvo y de la escasez de moneda en sus distritos: como sus centros de abastecimiento se encontraban a varios días de camino e incluso semanas, eran renuentes a abandonar sus entables mineros principalmente en la época de lluvias. Los mineros y mazamorreros intercambiaban allí mismo su oro, por las mercaderías de los tratantes. Esta práctica se tradujo en pérdida de poder adquisitivo del oro en polvo, como resultado de los avalúos por debajo de su valor real que hacían los comerciantes del mineral tomado como medida del valor de cambio. El crédito dado por los tratantes a los mineros agravaba más esta situación en razón de los intereses que cobraban. Esta cadena de perjuicios no terminaba allí. Los comerciantes que no podían fundir y marear, en las casas de fundición y moneda, el oro recibido, también se veían perjudicados en sus transacciones con sus émulos mayoristas. Al igual que los mineros, ellos también compraban las mercancías a crédito en Cartagena, Santafé, Momios y Santa Marta, y en algunos casos a los de Quito y Popayán. Esto propició el pago de intereses onerosos por las demoras que se producían en la recuperación del capital invertido por parte de los comerciantes al menudeo, en atención al plazo que éstos debían dar a los propietarios de minas y cuadrillas. El hecho de recibir oro en polvo en sus transacciones con los mineros, provocó que los comerciantes pagaran a la Corona el Quinto correspondiente en plazos no menores de tres años. La evasión fiscal, propicia

19 Guido Barona Becerra, La Maldición De Midas En Una Región Del Mundo Colonial: Popayán, 1730 - 1830, Fondo Mixto de Cultura del Cauca, Universidad del Valle, Santiago de Cali, 1995, p. 238.

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a los señores de minas, difícilmente la pudieron eludir. También los habitantes de los poblados antioqueños se vieron en calzas prietas, por el dominio ejercido por el oro en polvo en todas las transacciones comerciales. Como la mayoría de ellos, al igual que los del resto del Virreinato, no tuvieron acceso al mineral; encontraron muchas dificultades para comprar los géneros y mercancías que necesitaban. En resumen, el potencial de importación de la provincia estaba restringido en tanto se mantuviera encadenado a la producción de oro.20 Avanzando un poco más en el esfuerzo de comprender la racionalidad del sistema económico colonial y de la Gobernación de Popayán, claramente se establece que la circunstancia de ser un mazamorrero o un pequeño minero, difería en mucho respecto de los relativamente grandes propietarios de esclavos, minas y haciendas. Para los primeros, las transacciones con los comerciantes que llegaban hasta sus poblados perdidos en los montes, asumían la configuración de la relación (M-D), en un primer momento, para transformarse posteriormente en el segundo polo de la razón (D-M1). El oro, obtenido en largas jornadas en las arenas de los ríos, como valor de uso, se metamorfoseaba en la forma dinero para poder intercambiarlo por mercaderías. En este punto de la relación de intercambio era donde se producía una de sus mayores pérdidas. El oro en polvo, en el instante que pasaba de las manos del mazamorrero o pequeño minero a las del comerciante, perdía valor; se depreciaba por la acción en el corto plazo de dos factores convergentes: (a) porque el oro en polvo en las zonas de frontera minera era el valor de uso más abundante, y a su vez era la mercancía-dinero que todos los mineros, grandes o pequeños, poseían en cantidades variables; (b) por el efecto que provocaba la presencia de kilatajes diferenciales

en las zonas, poblados o campamentos mineros: el oro de 18 a 22 kilates, sin perder su pureza, para el comerciante se transformaba en oro de 12 a 16 kilates: Ley de Gresham. El oro malo sacaba al oro bueno. Esta situación afectó notoriamente a los que carecían de moneda acuñada o no habían podido constituir el circuito: hacienda, mina, hacienda. El efecto económico que se produjo en la práctica, no fue otro que la inflación de los precios de las mercaderías que se introdujeron al Chocó y Barbacoas, y en general a todos los frentes productores de oro. Este efecto no fue provocado únicamente por la posición de ventaja que tenía el comerciante frente a los pequeños mineros, en la valoración de la pureza del mineral. Había un hecho objetivo en esta valoración: tanto en el período de los fundidores privados como en el de los fundidores de la Corona, éstos debían desplatinar el oro para poderlo fundir y obtener tejuelos o lingotes de 221/2 kilates. De hecho fue muy común para la época, entre 1732 y 1831, que se obtuviese en la Casa de Moneda y Fundición de Popayán, una mayor frecuencia de platina comprendida entre 0,3 y 3,8 marcos. Dentro de este rango fue notoria la relativa alta frecuencia de platina entre los 0,9 y los 2,450 marcos con un ápice entre los 550 y 675 gramos. De otra parte, fueron pocas las entregas que se hicieron que tuvieran más de 4,2 marcos de platina en todo el período analizado.21 A lo largo de estos años, la mayor parte de las remesas de oro que ingresaron a la Casa de Moneda y Fundición de Popayán derivaban entre 18 y 207 marcos, lo que da una ¡dea bastante aproximada de una de las características de las explotaciones de aluvión: que ésta se basaba en beneficiaderos de pequeña y mediana escala. La tecnología aplicada en estos sitios (batea, almocafre y canalón), dificultó aún más la situación de estos mineros. Para obtener más oro tuvieron que ascender por el curso de los ríos e internarse

20 Ann Twmam. op. oit., pp. 102 a 105. 21 Guido Barona Becerra, op. cit., La Maldición de Midas... p. 120.

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mucho más en el monte, ya que los instrumentos con los cuales extraían el mineral no permitían llegar a los niveles más bajos de sedimentación en los que se encontraba este metal. Para los propietarios de cuadrillas de esclavos, minas y haciendas situadas en las regiones adyacentes a los distritos productores de oro, esta circunstancia se expresó en forma diferente. Para este sector social, la actividad minera conformó el polo de un circuito cuyo eje central estaba dado por las unidades productivas agrarias. En el caso de las haciendas de trapiche, sus producciones suministraron la mayor parte de las demandas de alimentos e insumos en las minas, cuyos propietarios estaban unidos por vínculos de parentesco con los de las haciendas o simplemente eran los mismos. Estas haciendas se caracterizaron por la diversificación de sus productos: ganado vacuno, cerdos, muías, caña de azúcar, arroz, mieles, plátanos, maíz, pastos naturales.22 El control ejercido por los dueños de estas unidades productivas sobre los mercados de las poblaciones vecinas y sobre los abastecimientos de los frentes mineros, dio pie a la monopolización de las actividades comerciales por medio de las autorizaciones que debían dar los cabildos municipales para el sacrificio de ganado mayor, para la ordenanza de los precios de la carne, para el establecimiento de pulperías y para las posturas de ganado en un período determinado. Este control fue ejercido por estos propietarios de minas, cuadrillas y haciendas, empleando todos los medios a su alcance y no únicamente los económicos.23 Esta capacidad e influencia fue fruto

de los efectos sociales y económicos, del circuito hacienda, mina, hacienda en regiones y localidades determinadas. Dio pie a que, en muchas oportunidades, estos propietarios excluyeran de las actividades comerciales a comerciantes provenientes de otras regiones del Virreinato y España, con el fin de monopolizar aún más los mercados y la circulación de la moneda acuñada y el oro en polvo por fuera de los términos de los distritos mineros.24 El resultado obtenido por este sector social frente a los términos de intercambio de productos y la presencia de platina en las transacciones con oro en polvo, fue muy diferente al que registraron los mazamorreros y pequeños mineros. Al trasladar los productos agrícolas, carne de cecina, herramientas y esclavos a las minas, restringieron al máximo sus erogaciones monetarias y de metal aurífero.25 Lo mismo sucedió en la relación mina, hacienda: el oro en polvo obtenido ingresó sin intermediarios a engrosar su patrimonio. Este mecanismo impidió que los señores de minas y cuadrillas sufrieran los efectos de inflación en los precios de los productos que se consumían en sus respectivos entables mineros, como consecuencia del incremento de valor por los costes de conducción o porque el oro de menor kilataje redujera el valor del oro de buena factura. Retornando a la descripción y análisis de la paradoja colonial se establece, a través del estudio del funcionamiento de la Casa de Moneda y Fundición de Popayán, el papel cumplido por esta institución colonial en el proceso de contracción de la masa del circulante, en un territorio determinado. Aunque la Corona nunca tuvo interés

22 Germán Colmenares, op. cit., Popayán: Una Sociedad Esclavista..., pp. 207 a 215. 23 Guido Barona Becerra, op. cit., La Maldición de Midas ...... pp.125 y 126. 24 Archivo General de la Nación, "Denuncias a la familia Caizedo sobre los tumultos de Cali, 1743", sección colonia, fondo miscelánea. 25 En las haciendas de trapiche y de frontera, los ingresos monetarios provenían de dos fuentes claramente diferenciadas por los tipos de mercado que atendían: (a) la venta de mieles, azúcar y ganados, para ]as poblaciones vecinas y pequeños mineros; (b) la venta de estos productos a las minas de propiedad del hacendado y aún a la misma unidad productiva agraria. Consultar: Germán Colmenares, op. cit., Popayán: Una Sociedad Esclavista..., pp. 215 a 234. Es de anotar que en el primer circuito de mercado la competencia con otros hacendados era inevitable a menos que se gozara de ventajas comparativas como pastos frescos, sal y agua, en los meses y años de sequías. No obstante lo anterior, estos mercados no fueron tan atractivos como se supone: la escasez permanente de circulante amonedado y aún de oro en polvo en sectores sociales que no tenían acceso directo a los yacimientos auríferos o que no estaban vinculados con cargos administrativos, hizo que el mayor esfuerzo se dirigiera a las regiones mineras. De acuerdo con las investigaciones hasta el momento efectuadas sobre la contabilidad de algunas haciendas de trapiche, se sabe que el rubro de gastos fue siempre de menor envergadura que et de ingresos y casi siempre expresaban asientos de autoconsumos y muy pocas veces erogaciones verdaderas.

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en controlar la inflación de los precios en los distritos mineros (interés que de hecho no podía existir porque para esos años no se conocían claramente las relaciones existentes entre la masa del circulante y los niveles de precios de los productos), las reformas administrativas y fiscales que se produjeron en el siglo XVIII, tanto en el cobro del Quinto como en la organización de las Cajas Reales, necesariamente sacaron de circulación una proporción relativamente considerable de oro en polvo. Uno de los primeros factores de contracción del circulante estuvo dado por el proceso tecnológico inicial de disociación mineralógica, aplicado al oro. Los fundidores trataban este mineral en polvo con azogue con el propósito de separar, por medio de una reacción química, los minerales con los cuales éste se encontraba originalmente asociado.26 Esta técnica que antecedía al cobro del Quinto, afecta el volumen de oro en polvo inicialmente entregado en una proporción del 1.6%.27 Aunque aparentemente el porcentaje de contracción del volumen de oro en polvo entregado a la Casa de Fundición era muy reducido, en términos reales este proceso repercutió en forma diferente cuando el oro se llevaba en cantidades pequeñas, medianas o grandes. Para las primeras, la cantidad de platina extraída fue muy reducida, al igual que para las grandes partidas que de vez en cuando en el año llegaban a Popayán. En cambio, para las entregas medianas, la tecnología de horno de fundición y la amalgamación produjeron efectos más drásticos. Estas partidas prácticamente estuvieron agrupadas entre 1,2 y 2,5 marcos, con un sesgo bastante acentuado entre los 2,2 y 2,5 marcos. De allí que la proporción establecida de platina para todo el período, 1,6%, se refiere mucho más a las cantidades de entregas

medias y menos a las partidas grandes, que a lo largo del año ingresaban esporádicamente a los hornos Reales. Pasada la fase de eliminación de la platina, inmediatamente se cobraba el Quinto Real.28 En referencia a este impuesto la Corona, desde los años finales del siglo XVII, había hecho algunas observaciones en razón del bajo volumen de metal fundido y marcado que ingresaba en sus arcas por este concepto. El bajo rendimiento tributario del Quinto fue producto de tres factores coincidentes: (a) la evasión fiscal que se hacía en las fronteras mineras por parte de los mineros, comerciantes y funcionarios de la administración; (b) el contrabando que a diferencia de la primera situación, sacaba el oro en polvo de los distritos mineros hacia otras regiones y por fuera de las fronteras políticas del Virreinato; (c) la insuficiencia tecnológica en el proceso de separación del oro de los otros minerales, lo que incrementó el porcentaje de pérdida cuando éste era nuevamente fundido y remachado. Esta forma de proceder, que a todas luces perjudicaba los intereses de la Corona, produjo un paralelismo notable en la tendencia de los dos tributos que tradicionalmente se cobraban a la minería:29 el de Cobos y los Quintos. En la práctica se diferenciaron por las cantidades de metal precioso asignado formalmente a uno u otro tributo. Es decir, los oficiales reales no tuvieron oportunidad de corregir el efecto distorsivo de la platina en los Quintos. En estas circunstancias, al representar esta última contribución el 3% del monto del oro que ingresó originalmente a la fundición, la ausencia de una segunda copelación para el recaudo de este impuesto, produjo una reducción, o un menor rendimiento de las Rentas Reales provenientes de la producción minera. Esta

26 Consultar: Modesto Bargalló, La Minería Y La Metalurgia En La América Española Durante La Época Colonial, Fondo de Cultura Económica, México, 1955, pp. 91 a 103. 27 Guido Barona Becerra, op. cit., La Maldición de Midas..., pp. 131 y 182 y 183. 28 En el período de los fundidores privados, que duró hasta mediados del siguió XVIII, nunca se extraigo la platina del oro que llegaba a la Casa de Fundición. 29

El impuesto de Cobos dejó de cobrarse en el momento de transición de los fundidores privados a los de la Corona. Representaba una proporción de 1,5% respecto de cada entrega de oro que se hacía.

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situación fue mucho más dramática cuando para cobrar los Cobos y los Quintos, los funcionarios de la Casa de Fundición emplearon la llamada piedra de toque. El curso seguido por las reformas borbónicas de estos años, referidas al manejo y a los procedimientos empleados en las Casas de Fundición, señala que la Corona sospechaba que los rendimientos fiscales podían incrementarse en la medida en que redujera su dependencia administrativa de los funcionarios privados. La solución que se quiso dar por parte del tesorero y los fundidores de la Casa de Moneda de Popayán, de cobrar por exceso el monto del tributo del Quinto, repercutió más intensamente en los mineros que no habían podido conformar el circuito hacienda, mina, hacienda. En consecuencia,; la escasez relativa de metal acuñado en todo el territorio de la Gobernación, principalmente en sus distritos productores de oro, fue debida no sólo al bajo ritmo de amonedación de las Casas de Santafé y Popayán, sino por la tendencia de preferir el oro en polvo a las monedas. En la segunda mitad del siglo XVIll se presentaron tendencias diferentes a las ya mencionadas. Los registros que se obtuvieron entre los años de 1785 y 1831, nos hacen ver que la actividad minera a diferencia de otros sectores de la economía regional, progresivamente se estaba transformando: estaba dando paso a la emergencia de nuevos actores sociales con lo cual se quebraba la tendencia monopolizadora, característica del sistema económico de la Gobernación. El incremento en la cantidad de pequeños mineros que enviaron su oro a la Casa de Fundición fue de tales proporciones, que fácilmente se cae en la tentación de afirmar la existencia de un proceso de democratización de la minería en las regiones de frontera económica, principalmente a partir de 1820. Este desenvolvimiento fue resultado de la crisis de la esclavitud. El alto costo de los esclavos, el ausentismo de los propietarios de cuadrillas y minas, la debilidad institucional de la administración

colonial y los poderes alternativos que poco a poco fueron surgiendo en los sitios de explotación aurífera, coadyuvaron al derrumbamiento paulatino de una institución y unas relaciones de producción que habían caracterizado por más de doscientos años al régimen esclavista en la Nueva Granada. Esta crisis emergió fundamentalmente en la segunda mitad del siglo XVIll, aunque sus manifestaciones más tempranas se encuentran en los años iniciales de esta centuria, con la aceptación que hicieron las justicias locales en los distritos mineros de reconocer el derecho de los esclavos para comprar su libertad y la de sus hijos, esposas o concubinas: las manumisiones forzosas habían hecho su aparición. Los propietarios de esclavos no pudieron impedirlas, no obstante sus preeminencias sociales y sus redes de poder local en las principales ciudades de la Gobernación. El mecanismo fue muy simple: el llamado sistema de endeude. Por este camino, los esclavos en los sitios de producción aurífera fueron recibiendo a título de préstamo, de parte de pequeños mineros libres, la cantidad de oro en polvo requerida para comprar su libertad o la de un pariente situado en el primer grado de afinidad o consanguinidad. Una vez que los jueces locales en las fronteras mineras accedieran a reconocer como válida esta transacción, el antiguo esclavo o aquellos a quienes éste hubiera liberado, se asociaba con el pequeño minero para buscar nuevos yacimientos auríferos, haciéndose cargo del sostenimiento del incipiente entable minero. Al cancelar la deuda, éste continuaba con su labor de mazamorrero, buscando liberar por este mecanismo, al resto de su parentela.30 Esta forma de relacionarse dos agentes productivos por fuera del régimen esclavista -el nuevo empresario y el trabajador a destajo -, a su vez libraba al pequeño minero prestamista de la obligación de alimentar y vestir a sus productores directos, dándole al mismo tiempo acceso al saber acumulado por los antiguos esclavos sobre las formas de reconocer las arenas auríferas y los

30 Guido Barona Becerra, op. cit., La Maldición de Midas..., pp. 139 a 142.

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procedimientos más adecuados de explotación minera para la zona, dentro de un horizonte tecnológico especifico. Las autoridades coloniales asentadas en Santafé, Popayán y Quito, no pudieron comprender ni manejar la nueva situación que se les presentaba. Mucho menos aceptar los dictámenes de los jueces que administraban la

Justicia del Rey en los distritos mineros y territorios de frontera. El hecho cierto fue la ampliación de la base social de la minería, y a su vez, la expansión de esta actividad a tierras que por más de doscientos años no habían estado integradas al territorio político, económico y social de la Gobernación de Popayán.

Muestra de las Procedencias del Oro proveniente de las Fronteras Mineras de la Gobernación de Popayán. Período 1732 - 1831

La presencia de nuevos actores sociales en los distritos mineros de la Gobernación, incidió en la distribución de los Quintos obtenida a lo largo de cuarenta y seis años: la mayor parte de las entregas de oro derivaron entre los 40 y los 160 marcos. Esta tendencia, que se conjuga con el incremento sostenido de nuevos mineros, produjo un principio de determinación económica en las Rentas Reales, pues el mayor volumen de oro proveniente de los Quintos estuvo dado por una frecuencia comprendida entre los 1,2 y los 8,8 marcos. En el interior de este conjunto se destacaron los cobros

"de Quintos con un orden de variación establecido entre los 3,5 y los 4,5 marcos, que en todos los años analizados obtuvo el mayor rango de frecuencia de entregas: 0,156. El segundo conjunto en orden de importancia se enmarcó entre los 4,5 y los 5 marcos, con una frecuencia de 0,140. Estos valores sintéticamente expresados, sirven para desvirtuar la hipótesis que sostiene que la producción de oro en polvo en la Gobernación de Popayán estuvo permanentemente monopolizada por los sectores social, política y económicamente hegemónicos.

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Las partidas inferiores a los 40 marcos, proporcionalmente fueron las más importantes para los intereses de la Corona. El mayor volumen de estas entregas superaron el producido de los Quintos, provenientes de los grandes propietarios de minas y cuadrillas. El 38,61 % de los cobros por exceso que se hicieron, comprometieron más severamente a los pequeños y medianos mineros quienes a pesar de lo exiguo de sus ingresos en oro en polvo, tuvieron que aportar más a los recaudos fiscales. De las partidas que ingresaron

a la Casa de Moneda y Fundición de Popayán, comprendidas entre los rangos de distribución de más de 200 marcos, sólo trece sufrieron los efectos del cobro por exceso de los Quintos Aqui radica la enorme importancia que para la historia económica actual posee el examen de los flujos fiscales de la Gobernación en los siglos estudiados. El nos indica que hacia finales del XVIII y principios del XIX, se estaba dando un cambio en la composición social de los mineros de la Gobernación.

Distribución de los Quintos que ingresaron a la Casa de Fundición de Popayán: Período 1785 - 1831

¿Por qué los mineros que instauraron el circuito hacienda, mina, hacienda, y que a su vez controlaron los mercados locales no impulsaron una mayor cobertura de las nuevas relaciones sociales de producción que estaban surgiendo, y una integración mayor con otros espacios económicos del Virreinato e Hispanoamérica? De igual manera, ¿por qué los mineros pobres, que tuvieron acceso a nuevos yacimientos auríferos (es decir, que poseyeron una de las formas de aparecer el circulante), no buscaron nuevas oportunidades económicas en l a s

regiones situadas por fuera de las fronteras mineras?. ¿Por qué reprodujeron las mismas condiciones de vida, de formas de pensamiento, propias de los grupos y sectores de poder local y regional?. Los interrogantes planteados surgen de una confrontación, si se quiere radical, de nuestra racionalidad económica y social con la racionalidad económica que fragmentariamente se revela a través de los documentos forjados por unos hombres que pertenecen al pasado.31

31 El concepto de racionalidad económica alude históricamente a la interacción biológico-cultural del hombre con el medio en que se establece, con los otros miembros de su grupo y con aquellos que están por fuera de él. De hecho compromete la definición clásica de economía como relación entre medios escasos y necesidades infinitas No obstante, va más allá. Como aquello que se sitúa en el terreno de lo objetivo y de lo subjetivoEn lo simbólico y en sus mediaciones que tienen una existencia tan concreta y una entidad tan manifiesta como lo material; las estructuras que lo simbólico trasunta, si bien elusivas, no constituyen milagros y espejismos, sino hechos tangibles : Clifford Geertz, La Interpretación De Las Culturas. Editorial Gedisa. España, 1989 Desde un punto de vista netamente económico, la racionalidad económica en el momento en que se hace claramente presente, establece formalmente en el grupo rupturas con la tradición Surge en el instante en que las actividades de los hombres son pensadas y dirigidas en dirección a una optimización de los recursos frente a la población y sus niveles de exclusión. Impone un orden y una lógica' cuando los medios son apreciados en virtud de la aplicación de la inferencia lógica ateyes conocidas de ¡a naturaleza, a las relaciones económicas y a los hechos concretos Establecidos estos dos niveles de lo subjetivo y lo objetivo, surgen dos especies de acciones racionales: la racionalidad objetiva y ta racionalidad metodológica . La primera emerge cuando la elección de los medios se da en correspondencia con los hechos económicos y sus leyes. La segunda, impone la mediación simbólica de los conocimientos pertenecientes a los sujetos que actúan. Esa racionalidad nos dice que ella es cierta únicamente desde el lugar, desde el punto de vista de los conocimientos y la vida, que los sujetos poseen: Oskar Lange, Economía Política, tomo 1, Fondo de Cultura Económica, México. 1978, pp 142 a 144 Asi mismo: Maurice Godelier, Racionalidad E Irracionalidad En Economía, Siglo XXI, México, 1976

41

Este combate de racionalidades metodológicas en el que reclamamos la oportunidad de describir y explicar los procesos económicos de ayer desde las preguntas de hoy, en el que de cierta manera solicitamos que se reconozca la pertinencia de nuestros anacronismos, nos obliga a desplazamos a través de los laberintos de nuestras teorías y nuestras disciplinas para elucidar desde allí, desde la tensión pasado - presente, nuestro mundo, nuestra razón de ser en el mundo y, por qué no, nuestra pobreza de mundo y porvenir.

del producido fiscal; (b) como uno de los polos integrantes del tráfico negrero de la época; (c) Como parte de un reducido circuito comercial de manufacturas textiles y quincallería, orientado el consumo de un sector muy pequeño de población. En el orden interno los flujos de productos de la tierra surgieron en virtud de una demanda restringida de tejidos de lana, algodón, mieles, producto agrario y ganado, que no logró consolidar un sistema comercial y mucho menos producir la articulación de un vasto espacio económico.

Desde este punto de vista, surge la pregunta: ¿la actividad minera que se desarrolló en la Gobernación de Popayán estuvo dirigida a la exportación de los excedentes del mineral que fluía de los yacimientos aluviales a las Casas de Fundición?. El amplio consenso que hoy existe entre los investigadores de la economía colonial respecto del papel cumplido por la minería en la conformación del sector exportador, a pesar de estar fundamentado principalmente en los casos de México y el Perú, no es tan claro en la Gobernación de Popayán, mirada la magnitud de los tributos que por este concepto se pagaron y de los ritmos de fundición y amonedación que se dieron. La tesis del pillaje colonial, si bien repercute en términos globales en la relación entre este territorio colonial y la metrópoli, no alcanza a sustentar la razón de ser de la minería de metales preciosos.

La realización trascendente de los productos y mercancías, planteada por Carlos Sempat Assadourian,32 para el espacio altoperuano, que impuso la racionalidad Money - Commodity, se vio menguada por el bajísimo volumen demográfico de la población en la Gobernación, por su dispersión geográfica, por la poca demanda agregada de insumos mineros y agrícolas y por el carácter altamente oscilante de la producción aurífera en razón de la función de producción aplicada a los yacimientos de aluvión. Esto determinó que la realización mercantil, cuando.se dio, fuera extremadamente local, limitando las erogaciones en metálico.

La apertura de las fronteras mineras de la Gobernación produjo movimientos espas-módicos en los flujos de metal hacia Popayán y otros centros de importancia. En ausencia de un puerto que vinculara esta provincia con la metrópoli y el resto del mundo, las exportaciones de oro en polvo o fundido, desde los distritos mineros y otras poblaciones, tomaron caminos diferentes según fueran hechas por funcionarios de la Corona o por particulares: (a) como transferencias administrativas

Los pobres, en sus huertas de pancoger y con su carencia secular de moneda, no generaron demandas efectivas del producto agrícola y pecuario con excepción de la carne. Las poblaciones situadas a gran distancia unas de otras, al producir prácticamente lo mismo, dieron pie a demandas de mercado coyunturales y de impacto muy reducido en el conjunto de la economía de la Gobernación. La tasa de contracción33 de la masa de oro en polvo, calculada en un 11%, pone en evidencia el mecanismo adoptado por los sectores monopolizadores del circuito hacienda, mina, hacienda, en las poblaciones del interior de la

32 Carlos Sempat Assadourian, "La relación entre el campo y la ciudad en los sistemas económicos latinoamericanos (siglos XVI - XIX)", Cultura, Revista del Banco Central del Ecuador, vol V, No 14, septiembre - diciembre de 1982, p. 70ss. 33 El cálculo de la tasa de contracción del volumen total de la producción aurífera en la Gobernación de Popayán, se obtuvo de la siguiente manera: período de los fundidores privados: tributos de Cobos 1,5%, Quintos 3%, total: 4,5%; período de los fundidores oficiales: desplatinación 1,5%, Quintos 3%, total: 4,5%; copelación 4%; refinación y remaches entre 2,9% y 3,1 %.

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provincia: conservar sus excedentes de oro sin incurrir en riesgos de pérdidas y sin activar la circulación de mercancías. La contracción del mineral en circulación no se produjo en virtud de un principio monetarista, en el que el oro de mayor grado de pureza desplazaría al oro con platina y aún la moneda oficial.34 Analizada esta racionalidad económica por categorías de mineros, se descubren los resortes más intrincados de la economía colonial en el territorio de la Gobernación. Los miembros principales de la sociedad de esta época entendieron que su riqueza y su preeminencia social y política, que el fundamento de su hegemonía y legitimidad, radicaba en la cantidad y proporción de las cuadrillas de esclavos. La mercancía garante de su riqueza y hegemonía, estuvo conformada por los descendientes de los africanos y no tanto por el oro. Este último se situó en relación subordinada frente a los primeros. El excesivo alto costo de los esclavos en relación con el conjunto de las otras mercancías, su capacidad de trabajo en las minas y las haciendas y la concepción ideológica que sobre el sistema social se tenía, produjo este centramiento. El metal fundido se acumuló, se transformó en joyas o simplemente sirvió para comprar más esclavos, y sobre todo, cargos de preeminencia política y religiosa. De hecho, esta sociedad privilegió un imaginario de vida capaz de trazar una correspondencia entre su legitimidad y preeminencia social, con un universo simbólico en el que los esclavos y el oro eran el basamento material de un sistema de representaciones. El complemento de esta ideologización de la vida económica y social, estuvo dado por el manejo que estos sectores le dieron a sus haciendas cerealeras. En ellas, el producto agrario obtenido por una masa de trabajadores forzosos, integrados coactivamente en virtud de sus diferenciaciones culturales, no se orientó al abastecimiento sistemático de los mercados locales y regionales.

El bajo número de pobladores, las dificultades en la conservación de los productos perecederos, las distancias y los malos caminos entre las poblaciones, la carencia de circulante por parte del conjunto de la población, las competencias de poderes entre grupos hegemónicos de poblaciones vecinas y los intereses asociados al manejo de las cosas atinentes al bien público, restringieron la estructuración de los mercados locales. Lo anterior condujo a que los propietarios de las haciendas cerealeras, que a su vez eran propietarios de cuadrillas y minas en las fronteras económicas de la Gobernación, establecieran pulperías desde las cuales cooptar los pobladores de su localidad por medio del endeude, de la prestación de favores para así constituir sus redes de poder frente a sus competidores situados en la misma jerarquía social. Los mineros pobres (esclavos y libertos), al acumular a través de su actividad pequeños excedentes de oro, orientaron esta mercancía a la compra de la libertad de los miembros de sus familias. Los otros, que hicieron parte de la categoría de hombres de todos los colores, buscaron a través del oro legitimar su posición social por medio de símbolos que garantizaran su pertenencia al mundo hispanizado. Unos y otros actuaron en igual forma que los grandes propietarios de minas y cuadrillas. Reprodujeron el imaginario de vida propio de los grupos de poder, apropiado por medio de los rituales de la cotidianidad. De esta manera, la economía colonial en la Gobernación de Popayán fundamentada en la minería, progresivamente fue dando paso a sociedades desarticuladas de las relaciones capitalistas que se daban en Europa y afectaban la metrópoli española. La paradoja colonial sintetizada en la relación desmonetización - inflación, en lo local se resolvió de otra manera. Dio pie el desplazamiento de la minería con la aparición de rendimientos decrecientes marginales en esta actividad, y al mismo tiempo mantuvo las ataduras sociales e ideológicas de los hombres sin fortuna frente a los

34 Este principio monetarista se encuentra ilustrado en el ensayo de Pierre Vilar, 'Los primitivos españoles del pensamiento económico. Cuantitativismo y bullonismo". Crecimiento Y Desarrollo, Ariel Historia. Barcelona, 1974, pp. 134 a 162.

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grupos hegemónicos, por medio de la imposición de una economía lugareña fundada en la moral.

3. Oro, Moneda, Carne y Tierras: Los Ingredientes de una Alquimia Económica Regional: Si, como dice Pierre Vilar, el oro y la moneda no se confunden, el mundo colonial de la Nueva Granada presenta una situación contradictoria derivada del protagonismo concedido al metal en polvo, en diferentes niveles de la esfera económica: ella dice que el oro en polvo nunca fue desplazado por la moneda acuñada en tres siglos de dominación colonial. En efecto, tanto uno como la otra sirvieron, simultáneamente, como medio de pago. Es decir, fueron mercancías sui generis dotadas de una propiedad única y singular: la de ser equivalentes generales a todo el conjunto de mercancías puesto en circulación. Para nuestra mirada, acostumbrada como está a considerar la moneda como la obra dimanante de un poder centralizado, la vida económica de este período estuvo signada por una poderosa ambigüedad: para los habitantes de este mundo, la Corona y la naturaleza tuvieron la capacidad de proporcionar el medio de pago necesario para alimentar la vida económica y social colonial. De allí derivó la intensa relación que surgió entre el status de élite de ciertos personajes y troncos familiares, con la actividad minera y el empleo del trabajo forzoso y la esclavitud. Los hombres de las élites, al igual que el Monarca en la metrópoli, tuvieron el poder y la capacidad de poner en circulación el medio de pago requerido por el conjunto de las transacciones económicas en un espacio regional. Este ejercicio de poder, al efectuarse por fuera de las consideraciones propias de la economía mundo y del orden estatal, constriñó el acceso de los hombres subordinados y aún de la Corona, a la masa circulante de oro en polvo, y a su vez impidió la formación de un vasto mercado interno compulsado por el metal aurífero en cualquiera de

sus formas de aparición. El hecho cierto fue que tanto el oro en polvo como la moneda acuñada se desenvolvieron como un valor mercantil realizable.35 Esto es, como medios de pago, moneda-objeto-mercancía, susceptibles de compararse entre sí y con otras monedas circulantes. Pero a su vez, esta complejidad se acentuó: el papel de servir de índice de medida del valoren la cotidianidad de la vida lugareña en la Gobernación de Popayán, fue cumplido no tanto por el oro en polvo como sí por la moneda de plata acuñada. El patacón, o simplemente el peso, fue básicamente una moneda de cuenta. Sirvió como medida del valor de las fortunas en los testamentos de los personajes, y como valor equivalencial en las transacciones al menudeo. En las regiones de frontera minera, este papel sólo fue cumplido por el oro. El fue la moneda nominal: medida del valor. Esta situación propia de las regiones coloniales en esta Gobernación, caracterizadas por la debilidad de la presencia de la administración española, contiene uno de los argumentos que describen la relativa ausencia de conflictos entre los mineros y hacendados con el pueblo bajo, cuando la Corona manipulaba la moneda nominal al reglamentar las emisiones y las relaciones equivalenciales del marco con las monedas fraccionarias: los mineros, en ausencia de marcas, de símbolos del poder de la Corona en el oro en polvo que dieran cuenta de su valor nominal equivalencial, fueron construyendo un sistema clasificatorio, valorativo de los grados de pureza del mineral, con base en el entreverado de sus cromatismos. De esta manera se reguló, en las regiones de frontera minera, el juego de los intercambios y las relaciones del oro en polvo como medida del valor. Al percibir los propietarios de este oro que el volumen de metal circulante se iba reduciendo en sus manos con el transcurrir del tiempo, y que esta situación afectaba su posición social y la disponibilidad de circuíante en las poblaciones

35 Pierre Vilar, Oro Y Moneda En La Historia, 1450 - 1920, Colección Demos, Ediciones Ariel, España, 1972, p. 25.

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situadas por fuera de las fronteras mineras, trataron de solucionar este estado de cosas llevando a remachar el oro que con anterioridad hablan fundido y acumulado como reserva de valor. De allí que emerja de las sombras, del claroscuro de historias insuficientemente narradas, una de las características fundantes de las sociedades preindustriales del pasado: que la legitimidad de ciertos personajes y troncos familiares en los contextos locales y regionales, residía en la riqueza acumulada y en su influencia en el control de precios de ciertos productos destinados a calmar el hambre siempre voraz del vientre de los pobres y hombres de todos los colores. Es por ello que la naturaleza de las crisis económicas en estos

sistemas sociales, fue diametralmente opuesta a la que percibimos y reconocemos en las economías capitalistas que surgieron y se desarrollaron en el mundo con anterioridad a 1939.36 Uno de los indicadores más reveladores de esta realidad está dado por las oscilaciones en el precio de la carne de res en Popayán, en el siglo XVIII. A lo largo de toda esta centuria, y no obstante los períodos de escasez, se presentó una tensión permanente entre quienes presionaron el incremento de los precios de la carne y aquellos que situándose en el bien común, trataron y lograron controlar sus fluctuaciones independientemente del impacto de las sequías en los hatos situados en las inmediaciones de la ciudad.

Precios de la Arroba de Carne de ResPopayán, 1725 - 1795 AÑOS

REALES

AÑOS

REALES

AÑOS

REALES

1725

3

1749

4

1773

4

1726

3

1750

4

1774

4

1727

2

1751

4

1775

4

1728

3

1752

4

1776

4

1729

2,4

1753

4

1778

4

1730

3

1754

4

1779

4

1730

3

1755

4

1780

4

1732

3

1756

4

1781

4

1733

3

1757

4

1782

4

1734

3

1758

4

1783

4

1735

3

1759

4

1784

4

1736

3,4

1760

4

1785

4

1737

3,4

1761

4

1786

5

1738

3,4

1762

4

1787

6

1739

3

1763

4

1788

7

1740

3,4

1764

4

1789

8

1741

3

1765

4

1790

8

1742

4

1766

4

1791

8

1743

4

1767

4

1792

6

1744

4

1768

4

1793

6

1745

4

1769

4

1794

6

1746

4

1770

4

1795

6

1747

4

1771

4

1748

4

1772

4

36 Witold Kula, Teoría Económica Del Sistema Feudal, Siglo XXI Editores, Argentina, 1976, pp. 128ss.

45

Las tensiones económicas y sociales antes aludidas, principalmente se presentaron entre los propietarios de minas, de haciendas de trapiche y frontera asi como de esclavos, con los cebadores de ganado que se avecindaban, con sus potreros y haciendas cerealeras, en las cercanías de Popayán y en el valle del Patía. En efecto, estos últimos que no poseían suficientes esclavos y explotaciones auríferas relativamente productivas en las fronteras de la Gobernación, vieron en las crisis de abastos de carne su oportunidad de acceder al oro en polvo y la moneda acuñada por medio del incremento de los precios en este producto. Por el contrario, aquellos que accedieron a remesas relativamente frecuentes de oro en polvo, no requirieron presionar continuamente el alza en los precios de los productos de sus haciendas, puesto que sabían que la moneda acuñada era tan escasa como el metal aurífero en la Gobernación. Sólo en los períodos de crisis, estos últimos vieron con buenos ojos las alzas, para la época exageradas, de los precios de la carne.37 Lo que buscaban en la práctica era el incremento del rédito social.38 Aumentaron sus posibilidades de constituir redes de alianzas, de prestación de favores y recepción de beneficios, puesto que los primeros (los favores) no afectaron grandemente sus recursos monetarios y de metal aurífero, en tanto que los segundos (recepción de beneficios) impidieron que el volumen de oro y moneda en sus manos se redujera por vía de una redistribución de la renta que comprometiera salarios.

la población y los mercados locales, es inútil buscar en la historia de la Gobernación los movimientos espasmódicos, los motines de subsistencias que, supuesta o realmente, caracterizaron a las economías preindustriales en algunas regiones europeas, en los siglos XVIII y XIX. Esta ausencia, fundamento del mito de existencia de una época dorada precedente a la nuestra, pone de presente el papel que cumplieron los señores de minas y cuadrillas en las localidades donde se asentaron, asi como la fuerza de su poder y legitimidad. La comunidad de costumbres, de normas y valores compartidos, de adscripciones sociales legitimadas en las interaciones de la cotidianidad, dio lugar a una imago mundi. Estableció qué prácticas sociales eran legítimas y cuáles no.39 Pero esta racionalidad económica y las tensiones sociales que su ejercicio provocaba, no fueron tan fácilmente aceptadas por todos en la Gobernación. Las Continuas peticiones de los procuradores en los cabildos municipales no sólo hablan de la eficacia del control en los flujos de los abastos, de su frecuencia y de la estabilidad alcanzada en los precios de la carne. Ellas también dicen que en el delicado tejido de sociedades locales, se desarrolló un combate entre los miembros de los grupos hegemónicos y aquellos que, perteneciendo a otras categorías sociales, no ocupaban posiciones de privilegio y debían recurrir para su sustento diario, a oficios que los caracterizaban como hombres de la canalla, carentes de limpieza y legitimidad por los cuatro costados

Con el papel cumplido por los sectores hegemónicos y con las reducidas dimensiones de

Las actas del Cabildo de Popayán conservan hasta el presente el diario transcurrir de estos lances.

37 Germán Colmenares, op. cit., Popayán Una Sociedad Esclavista..., pp. 223 a 225. 38 Aquí no se trata de reproducir simplemente la tesis de Witold Kula, sobre la economía del sistema feudal en Polonia. Pero al Igual que en este país europeo, en la Gobernación de Popayán los territorios incultos, en los que no se descubrieran filones auríferos, no constituyeron reserva de factores productivos potencialmente utllizables: tuvieron un valor económico igual a cero. De este hecho se desprende el significado inverso que tiene el aumento de los precios de productos como la carne, en la economía de la Gobernación comparada con el sistema capitalista que hoy rige entre nosotros. Para la primera, el alza compulsiva de los precios produjo un desmejoramiento del rédito social, de los miembros de las llamadas élites. Su aceptación fue coyuntural; de corto plazo. Fue un mecanismo a través del cual se intentó restituir el control y el monopolio de la masa monetaria por parte de los miembros de los grupos hegemónicos. No se dirigió a obtener un incremento de los beneficios económicos puesto que éstos eran impensables en una economía tan desmonetizada. Además, con el control de los precios de la carne en todas y cada una de las localidades de la Gobernación, los propietarios de minas y haciendas de trapiche y frontera, asi como en algunos casos de haciendas cerealeras, lograron impedir que los cebadores de ganado provenientes de otros lugares vecinos del Virreinato, establecieran nuevos términos de competencia en las poblaciones sujetas al control de ciertos grupos de poder y a su vez, a través del mercado de la carne, extraer el poco circulante en polvo o amonedado que en éstas se encontrara. Fue una racionalidad económica diferente a la del sistema capitalista actual. Para éste el incremento sostenido de los precios es condición necesaria y suficiente para el aumento del rédito nacional. Consultar: Witold Kula, op. cit., pp. 128 a 135. 39

E. P. Thompson, Tradición, Revuelta Y Consciencia De Clase. Estudios Sobre La Crisis De La Sociedad Preindustrial, Editorial Critica, Barcelona, I984, pp. 65ss. Del mismo autor: Costumbres En Común, Editorial Critica, España, 1995, pp. 29 a 212.

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Los cebadores hacían posturas de ganados, sin atender su propia capacidad de sostenimiento de la oferta. Los criadores, con el propósito de presionar un alza en los precios de sus reses, trasladaban sus ganados a dehesas y potreros situados por fuera de la jurisdicción del Cabildo de la Ciudad. En casi todos los años analizados, los abastos no se cumplieron obligando a los miembros de esta Corporación a procurarse este producto, empleando sus recursos y aquellos provenientes de los propios de la Ciudad. El derecho de matanzas en la carnicería era la punta del iceberg que pugnaba por emerger. El monopolio del oro y la moneda, que daba lugar a honores y prebendas, derechos y privilegios, produjo en las ciudades de la Gobernación tirantez y dependencia permanente entre los propietarios de minas, haciendas y cuadrillas, y los cebadores de ganado. De los primeros no sólo dependió el manejo de la cosas atinentes a la pública utilidad, sino el crédito.40 En estas circunstancias, los cebadores no tuvieron ninguna otra oportunidad que competir entre sí, con todas las malas artes que la situación demandaba, para de esta manera acceder al numerario de que carecían. Los rastros fue uno de los mecanismos más socorridos por parte de este sector social. Consistía en matar ganado en la Ciudad, por fuera de la carnicería. En los periodos de escasez los cebadores, entre ellos los miembros de las órdenes religiosas, clandestinamente mataban sus reses para vender la arroba de carne a uno o dos reales por encima del precio oficial. Este artificio, lugar común de las economías del presente, le dio buenos resultados a los cebadores y recatones (comerciantes al menudeo), puesto que de esta manera, en los años críticos de vacas flacas, obtuvieron el numerario, afán de sus desvelos. Avanzado el siglo XVIII y ya próximo su final, en los años de normalidad, los rastros continuaron invirtiendo la tendencia alcista en el importe de la arroba de carne. Mientras el precio oficial estaba a seis reales en 1790, en los rastros ésta se expendía a cinco.41 Con todo no se puede afirmar

que ya para esta época se había impuesto la racionalidad del mercado, en una sociedad construida en referencia a un código moral perteneciente a una integración mayor. ¿Qué relación hubo entre los flujos de metales preciosos, el volumen monetario en la Ciudad y los movimientos de los precios de la carne, así como de todos los productos de la tierra ? El análisis económico contemporáneo ha creado la ficción universal de ver en las fluctuaciones de los precios una relación entre el volumen del circulante y la magnitud de una mercancía puesta en circulación. Sin embargo, no siempre fue así. A lo largo de todo el período colonial, las emisiones de moneda de las casas de Santafé y Popayán no se rigieron por imperativos macroeconómicos relacionados con los niveles de precios de los productos de consumo diario. Estas casas amonedaron el oro y la plata acumulados con base en los requerimientos de la Corona, de su administración colonial, de los señores de minas, de los comerciantes y pequeños mineros, que lograban acumular cantidades relativas pero apreciables de estos metales. Fue así como los flujos monetarios dependieron en gran medida, de la lógica de las necesidades de estos hombres, y no tanto de una política económica que comprometiera intereses estrictamente metropolitanos, o de un sistema económico floreciente, situado allende sus fronteras.42 La contracción del tamaño de los mercados locales y regionales en la Gobernación, propiciada por la ausencia de diversificación productiva de las haciendas, por la envergadura de las poblaciones y por la demonetización secular, dio lugar a la consolidación de una racionalidad económica sobre la tierra, fundada en la renta absoluta. De allí que las crisis de abastos en productos tales como carnes, salazones, mieles, sal y aún trigo, no se reflejaran en los niveles de precios de la época. Frente al poco volumen de consumidores y su muy disminuida capacidad de compra, la oferta de

40 Germán Colmenares, op. cit., Popayán Una Sociedad Esclavista..., pp. 259ss, y. Cali: Terratenientes .., pp. 109ss. 41 Guido Barona Becerra, op., cit. La Maldición De Midas..., p. 214. 42 Ibidem, pp. 218ss.

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productos de la tierra, así tuvieran poca variabilidad, no se afectó hasta el punto de propiciar el desarrollo de relaciones propias de un capitalismo mercantil. A lo anterior se agrega las deficiencias tecnológicas en los sistemas de conservación y embalaje de los productos de las haciendas, lo cual limitaba su posible comercialización a otros mercados transregionales en una escala relativamente alta. De esta manera, el cuero del ganado vacuno y porcino, por su resistencia al deterioro, se convirtió en un producto indispensable no sólo para el desarrollo de las actividades de comercio (petacas, arcones, zurrones, calzado, etcétera), sino para los enseres y comodidades domésticas. De su abundancia o escasez dependieron no sólo los artesanos que lo trabajaban, sino el avituallamiento de las poblaciones y la capacidad de participación de los hacendados y recatones, en los mercados comarcanos.43

El desconocimiento histórico de estos intrincados mecanismos de las economías preindustriales del pasado, pone en evidencia el influjo negativo de los análisis sectoriales para la comprensión del sistema económico de una parcela del mundo que se resiste a su reducción. Este vacío condujo a un callejón sin salida, a las interpretaciones que se hicieron no hace muchos años sobre la economía hacendaría colonial, y sobre sus articulaciones a la esfera de un capitalismo mercantil. Uno de los interrogantes que habría que plantearse tiene que ver con la necesidad que tuvieron algunos hacendados y mineros de Popayán, de hacer inversiones para incrementar la extensión de sus haciendas dentro de una economía relativamente ajena a lo s mercados intercoloniales y metropolitano de la época.

Transacciones Rurales en Popayán: 1700 - 1825 Quinquenios Dehesas Rastrojos

Número de Haciendas — — —

Número de Minas

TOTAL Compraventas

TOTAL Pesos

2

16

10740



30

11688

27 35

10643 15350

1701 - 1705

14

1706-1710

30

1711 - 1715 1716- 1720

26 31

2

1 2

1721 - 1725

27

1

1

29

9544

1726 - 1730

21

5

5

31

61557

1731 - 1735

30

5



35

28176

1736- 1740 1741 - 1745

24 25

1 2

6 —

31 27

21723 23577

1746- 1750

40

11

8

59

73114

1751 - 1755

29

3

1

33

44911

1756 - 1760 1761 - 1765

23 22

2 4

3 4

28 30

23880 38532

1766-1770

40

6

5

51

42311

1771 - 1775 1776-1780

42 53

11 14

11 7

64 74

172131 146928

1781 - 1785 1786- 1790

44 62

10 14

4 9

58 85

99415 340262

1791 - 1795

49

3

5

57

187726

1796- 1800

49

8

4

61

98057

1801 - 1805 1806 - 1810

44 43

13 3

1 1

58 47

162760 44269

1811 - 1815

19

1



20

16756

1816- 1820

12

1



13

2996

1821 - 1825

17





17

4720

TOTALES

816

120

80

1016

1691766

43 Ibidem, pp. 226 y 227.

48

La documentación consultada en los libros notariales de Popayán señala que el promedio general de las transacciones no llegó a más de diez por año. Que este mercado comprometió una inversión global de 1'691.766 pesos, con un promedio anual de 13.534 patacones. Este relativo bajo monto de las inversiones y su escasa movilidad, no habla precisamente de un mercado en expansión y mucho menos de la existencia de relaciones subsidiarias de las haciendas con otros sectores de la economía en crecimiento. El mayor número de compraventas de dehesas y rastrojos, fue producto del lento desplazamiento de la frontera ganadera que circundaba la sede administrativa de la Gobernación. No se debió al fraccionamiento de las haciendas originalmente constituidas. Este proceso deja ver a su vez, la lenta pero paulatina especialización productiva de los mineros y hacendados tradicionales, y de los cebadores de ganado, en la región. Las dehesas y rastrojos tuvieron un menor valor que las minas y haciendas, lo cual favoreció la ampliación progresiva de la frontera ganadera, ya que exigieron un menor empleo de fuerza de trabajo y por lo tanto menor inversión en esclavos. La orientación ganadera, a la postre, fue la que mejor sirvió para cumplir con este objetivo. De ella dependió el futuro de las unidades productivas y la renta proveniente de la monopolización de las tierras vecinas a Popayán. Al fin y al cabo las dehesas y rastrojos no requerían de edificaciones, sembrados y potreros. El ganado que se encontraba en estas enormes extensiones era cimarrón, y el ganadero sólo requería para su explotación, la realización de dos rodeos al año: uno en el tercio de san Juan y el otro en el de navidad. El análisis de todo el período estudiado señala que a lo largo de éste se presentaron tres ciclos en el movimiento de los precios. El primero de ellos, comprendido entre 1701 y 1745, muestra que el nivel de precios de las propiedades rurales fue extremadamente bajo con excepción del presentado en el quinquenio 1726 - 1730. Para este momento todavía era notoria la tendencia multisecular en la Gobernación, propia de los siglos XVI y XVII, del poco valor reconocido a la tierra cuando ésta no se

encontraba dotada de yacimientos auríferos y hombres que explotar. El segundo momento, entre 1750 y 1770, que se proyectó a nivel de las dehesas hasta 1810, deja ver que ya para mediados del siglo XVIII la tierra había adquirido valor considerable, respecto del periodo anterior, pues registra índices de crecimiento en los precios comprendidos entre el 150% y el 200%. Este mayor valor se establece no tanto sobre la fluctuación de la curva correspondiente a las haciendas, sino sobre la tendencia observada en el precio de las dehesas. El tercer ciclo, cuyo punto de partida lo encontramos entre 1771 y 1775, se caracterizó por una marcada propensión en el incremento de los precios de las haciendas y derechos mineros. Frente a los dos momentos anteriores, este período evidencia la consolidación del poder económico de la élite local. Los precios que alcanzaron las haciendas, así tuvieran una extensión considerable, no estuvieron fundados en la tierra. En éstos intervinieron el número de los esclavos incorporados a estas explotaciones, el tamaño de los cultivos, el número y calidad de las herramientas, los censos que arrastraban estas unidades productivas, el volumen de los ganados y de las bestias de carga, así como los símbolos de prestigio materializados en el número y proporción de las construcciones y de los objetos consagrados al culto y devoción religiosa. Estos tres ciclos se confirman siguiendo los índices de crecimiento de los precios y de las transacciones, que se presentaron en estos años. El análisis de las pendientes muestra que, tanto en el primero como en el segundo momentos, con algunas excepciones, la evolución marcadamente espasmódica de las compraventas no tuvieron efectivamente una respuesta que impulsara más dinámicamente los precios de las propiedades involucradas. Solamente en el tercer momento, el índice correspondiente a los precios fue visiblemente superior al alcanzado por el número de las transacciones. Este efecto fue coyuntural. Los sucesos que se iniciaron en 1810 y que afectaron a la Gobernación por lo menos hasta 1830, interrumpieron la tendencia lograda hasta ese momento.44

44 Ibidem, pp. 229 a 231.

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Monto de las Inversiones Rurales en Popayán de los índices de Crecimiento Alcanzados en el Siglo XVIII. 1750 =100 Quinquenios Valor de las Dehesas

Valor de las Haciendas

Valor de las Minas

Ix Compraventas

6400

19.8

1701 - 1705

4340

1706-1710

11688

1711 - 1715

8343

2300

38.1

1716 - 1720

7350

8000

33.5

1721 - 1725

9544

1726 - 1730

8022

53385

1731 - 1735

12777

15399

Ix Pesos

53.3

43.5 150

127.6

58.3

36.8

43.9

14.3

33.3

38.9

1736- 1740

9633

6000

1741 - 1745

7313

16264

1746- 1750

21925

41809

9380

100

100

1751 - 1755

31011

11900

2000

141.4

28.4

1756 - 1760

23630

250

107.7

1761 - 1765

31332

6900

300

142.9

16.5

1766-1770

26110

13691

2510

119.1

32.7

1771 - 1775

27265

66182

78684

124.3

158.2

1776-1780

32122

98597

16209

146.5

235.8

1781 - 1785

24202

74013

1200

110.3

177

1786- 1790

30139

145591

164532

137.4

348.2

1791 - 1795

30206

46004

111516

137.7

110

1796 - 1800

15031

47843

35183

68.5

114.4

1801 - 1805

18736

144024

85.4

344.4

1806- 1810

18660

24859

85.1

59.4

1811 - 1815

12144

4612

55.3

11.1

1816- 1820

2996

13.6

1821 - 1825

4720

21.5

TOTALES

429239

817073

6090

36.5

750

445454

De acuerdo con estos estimativos, el monto global de las inversiones entre 1701 y 1825 se dividió así: el 48.3% correspondió a las haciendas y el 51.7% restante se ajustó entre las minas, 26.3%, y las dehesas, 25.4%. Sin embargo, la confrontación de los índices de crecimiento muestra otra realidad. Mientras los índices de crecimiento de las inversiones en haciendas fluctuaron con bastante intensidad y no produjeron ninguna regularidad

visible, el movimiento de los precios de las dehesas dio lugar a oscilaciones moderadas que manifiestan la existencia de una tendencia ponderadamente estacionaria en el nivel de precios de la tierra. La evolución de las inversiones en rastrojos y dehesas, al no comprometer edificaciones, esclavos, sembrados y símbolos de prestigio, expresa mejor el valor alcanzado por la tierra.

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Precios de las Dehesas y los Esclavos Popayán, Siglo XVIII

La notoria mayor intensidad del número de compraventas de potreros, dehesas y rastrojos, indica que ya para los años finales del siglo XVIII fue surgiendo una regularidad histórica en la Gobernación, que va a caracterizar gran parte de los procesos agrarios de los siglos XIX y XX: que el surgimiento de la hacienda, particularmente en los valles y mesetas interandinas y en las grandes llanuras del oriente, estuvo precedido por la tumba de monte y la formación de extensos pastizales por medio del empleo del ganado cimarrón. De igual manera, que este proceso no comprometió, necesariamente, un mercado ampliado del producto agrícola y mucho menos una mejora en la productividad. Finalmente, que la renta proveniente de este tipo de producción fue resultado del desarrollo de las relaciones de endeude y de la capacidad de explotar las oportunidades que brindaba el medio.

El desarrollo histórico de esta forma de racionalidad económica produjo la tendencia que regula el movimiento de las transacciones con base en los menores precios de la tierra y no por su productividad, dentro de un esquema compartido de funciones de producción específicas. Esta conclusión, que para algunos todavía no está suficientemente avalada por la historia económica regional, cobra fuerza protagónica en el siglo XVIII cuando se comparan los precios alcanzados por las dehesas, potreros y rastrojos, con los que se pagaron por los esclavos. Mientras el precio de una pieza nunca fue inferior a 220 patacones, el valor máximo reconocido a una dehesa fue de 1438 patacones. Esta desproporción del mayor valor relativo de los esclavos, afectó considerablemente, en la época, las posibilidades de inversión en empresas que exigieran un empleo masivo de fuerza de trabajo.

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La inestabilidad de los precios de la tierra y las expectativas económicas que despertaron, como áreas potencialmente ricas en ganado cimarrón, produjo marcadas fluctuaciones que no respondieron a imperativos del mercado. Por el contrario, el valor de las dehesas fue expresión de su situación geográfica respecto de las poblaciones principales y de su extensión. Lo que muestra el cuadro precedente es una realidad ineludible para los hombres del siglo XVIII y para los historiadores económicos de hoy: que no obstante los relativos altos precios que alcanzaron las dehesas en los ciento veinticuatro años estudiados, era más seguro

invertir en esclavos. El análisis de las tasas de crecimiento respectivas da lugar a esta conclusión. Las fluctuaciones en la tasa de crecimiento de los precios de los esclavos, fueron mucho más reducidas que los dramáticos saltos en la tasa de crecimiento de los precios de las dehesas. Sólo así se configuró la sociedad y la economía regional de la Gobernación de Popayán. La renta absoluta de las tierras agrarias fue la consecuencia más visible del derrumbamiento de una minería basada en la extracción de metales preciosos, tomados éstos a su vez como el fundamento del mito aúreo y de la opulencia de la Gobernación.

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Los Laboratorios de Fundición y Ensaye y su Papel en el Comercio del Oro: Antioquia 1850-1910 María Mercedes Botero

Introducción Desde mediados del siglo XIX comenzaron a presentarse importantes cambios en la economía antioqueña, principalmente en la minería. En efecto, la llegada del capital extranjero, las inversiones del capital doméstico y la difusión de conocimientos mecánicos y técnicos contribuyeron a reactivar la producción de oro y plata. El desarrollo de la minería empresarial así como la realizada por los "mazamorreros", colocaron a la región antioqueña como principal productora y exportadora de metales preciosos a los mercados externos. Paralelamente, algunos de los comerciantes de esta provincia establecieron por esta época el comercio directo con Europa: importaban mercancías extranjeras de los centros más importantes, especialmente de Londres y París, las cuales distribuían por el territorio de Antioquia y aún más allá de sus fronteras. Es así como hacia 1870 se había consolidado un grupo de casas comerciales sólidamente establecidas, vinculadas al comercio exterior. Exportaban metales preciosos e importaban mercancías extranjeras. Ahora bien, la historiografía le ha otorgado gran importancia al desarrollo de la producción aurífera ya que el oro, por ser el principal medio de pago a nivel internacional, permitió el intercambio de la región con el mercado externo. Más aún, los metales preciosos fueron las únicas exportaciones permanentes anteriores al desarrollo de la industria cafetera a finales del siglo XIX.' Sin embargo, a pesar de los avances logrados por la historia económica en torno al papel de la producción aurífera en el desarrollo de la región, un

1 Véase por ejemplo Roger Brew, El Desarrollo Económico de Antioquia desde la Independencia hasta 1920 Publicaciones del Banco de la República, Archivo de la Economía Nacional, Bogotá, 1977; José Antonio Ocampo, Colombia y la Economía Mundial 1830-191Q Siglo XXI Editores, Bogotá, 1994; Gabriel Poveda Ramos, Dos Siglos de Historia Económica de Antioquia. Biblioteca Pro-Antioquia, Medellín, 1979.

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examen de la literatura muestra que existen aún vacíos y problemas no resueltos. En efecto, los investigadores han centrado principalmente su atención en la fase extractiva, analizando las diferentes formas de producción y los cambios técnicos que contribuyeron a reactivar la producción auroargentífera. Pero han pasado por alto procesos propios de una economía primarioexportadora tales como el comercio interno y externo de metales; toda una intrincada red comercial que creó el intercambio oro - mercancías; los mecanismos de financiación, transporte y otros encadenamientos que generó la producción aurífera. El problema radica en la confusión acerca del oro como moneda y mercancía. Si bien es cierto que este metal constituía el medio de pago más importante en el comercio internacional, también era una mercancía y como tal, fue necesario organizar un sistema de comercialización. Como señala el historiador Pierre Vilar, "el problema del oro no se confunde con el problema de la moneda. A pesar de esto, el problema monetario y el problema del oro han ido siempre juntos ya que el oro ha sido siempre la moneda mercancía más manejable (...) y precisamente por esto el instrumento más habitual en los pagos internacionales." Y continua Vilar: "el metal monetario es algo que al servir para pagar las transacciones internacionales y lejanas y al tener él mismo un valor mercantil y costo de producción, entra en los circuitos internacionales como una verdadera mercancía".2

La organización de un sistema de comercio del oro era la clave de la economía exportadora. Sin embargo, existían una serie de problemas que fue preciso superar. En primer lugar, los distritos mineros se encontraban dispersos por el territorio de Antioquia y alejados de la capital de la provincia donde se hallaban localizadas las principales casas exportadoras. Adicionalmente, si nos atenemos a lo que ha señalado la historiografía, un porcentaje elevado del mineral procedía de la producción de los mazamorreros. Esto significa que al no estar monopolizada la producción en unas pocas manos, se hacía más difícil que ésta fluyera a manos de los comerciantes exportadores. Por último, dado que el oro en polvo servía como medio de cambio, éste se escapaba fácilmente hacia otras regiones del país y no entraba por los canales regulares. Adicionalmente, hay que tener presente que en la segunda mitad del siglo XIX no existía un Banco Central que centralizara por Ley, la compra y venta de todo el metal que se obtuviera de las minas de veta y aluvión. ¿Cómo fluyó el oro a Medellín? ¿Qué tipo de agentes intervinieron en el comercio de los metales? Este trabajo analiza el papel que cumplieron los laboratorios de fundición y ensaye en la organización de un sistema de comercialización y creación de un mercado del oro en Medellín. En efecto, estos establecimientos resultaron claves en la economía exportadora de metales.

Así el oro (y la plata aurífera), como cualquier otro producto de exportación, pasó por una cadena de intermediarios: rescatantes y negociantes que acudían hasta las zonas de producción y compraban a los mineros; intermediarios que operaban como agentes de las casas comerciales en los distritos mineros y poblaciones cercanas; representantes de empresas extranjeras y domésticas en Medellín, casas de fundición y ensaye que transformaron el mineral a barras y lingotes, firmas exportadoras en la capital de la provincia, y casas bancarias en el exterior que se ocupaban de la venta.

2

El texto está dividido en dos secciones. La primera describe brevemente las formas de producción. La segunda está dedicada a mostrar el papel de los laboratorios de fundición y ensaye.

I. La Producción Antioquia siempre había producido oro. Pero a partir de 1850 se percibe una explotación más sistemática en la que intervienen nuevas minas y distritos mineros. En efecto, el establecimiento de relaciones directas con el mercado mundial llevó

Pierre Vilar, Oro y Moneda en la historia 1420-192$ Ediciones Ariel. Barcelona, 1972.

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a una serie de empresarios antioqueños y extranjeros a invertir en la minería tratando de incorporar técnicas que reactivaran la producción aurífera. La extracción del oro en Antioquia a finales del siglo XIX, se basaba principalmente sobre dos formas de producción: la empresa minera y el minero independiente. Existían también dos tipos de minas: la minería de veta y la de aluvión. Las empresas mineras se caracterizaron por la introducción de moderna tecnología, presencia del capital extranjero y un elevado número de trabajadores asalariados. Entre las grandes empresas sobresalieron la Frontino and Bolivia Gold Mining Company, una compañía inglesa establecida en 1864, que explotaba minas en Frontino y en el nordeste de Antioquia. A su turno, las minas del Zancudo de inversionistas antioqueños se reabren por esta época. Situadas cerca a la población de Titiribí, se convirtieron rápidamente en las más importantes de la región; Por último, la Western Andes Mining Company también de inversionistas ingleses, explotaba las minas de veta de plata aurífera en las cercanías de Marmato.3 Otro tipo de minería era la de oro corrido. Vicente Restrepo distinguía cuatro clases, así: los depósitos de aluviales del lecho de los ríos, las playas bajas, las playas altas o minas de aventadero y las minas de cerro. El autor dividía a las personas dedicadas a la minería de aluvión en dos grandes grupos: el primero - el porcentaje mayor - vivía en la región aurífera cerca a los ríos y quebradas. "Dedicaban el tiempo que les dejaba las siembras a la extracción del oro en la más reducida escala. Este tipo de minería se desarrolló sobre todo en los ríos Porce, Nechí y Nare".4

El segundo grupo estaba conformado por empresarios que trabajaban las minas de aluvión en escala más o menos grande. Era "la empresa más arriesgada y si bien se lograban pingües ganancias, también es cierto que estaba expuesta a todos los contratiempos (...) particularmente en los trabajos de verano los cuales una fuerte creciente podía sepultar las más fecundas esperanzas".5 Así pues, desde mediados del siglo XIX coexistieron en Antioquia dos tipos de minería: Una moderna, con participación de capital extranjero y doméstico, donde se introdujeron innovaciones técnicas y se explotaban con trabajo asalariado. Y, de otro lado, empresas medianas, y sobre todo un gran numero de mineros independientes, "los 'mazamorreros' que trabajaban en familia (...) con escasas herramientas y muchas veces sin más instrumentos que la batea".6 La modernización de la minería no se limitó a la fase extractiva. Ésta incluyó una serie de innovaciones en el proceso de transformación del mineral en bruto tales como la introducción del proceso de amalgamación de la plata con mercurio o azogue y el establecimiento de laboratorios químicos en Medellín, con el objeto de refinar los metales que se destinaban a la exportación.

II. El establecimiento de laboratorios de fundición y ensaye Algunas de las reformas introducidas por los liberales del Siglo XIX, estuvieron orientadas a liberar el oro de las trabas impuestas por el orden colonial. Dos medidas contribuyeron a organizar la exportación de los metales a mediados del siglo XIX: Una ley de 1846 que permitió la salida de oro

3 Marmato pertenecía al Estado del Cauca. Pero el capital de los antioqueños controlaba esta región. En efecto, los comerciantes antioqueños siempre habían estado vinculados a esta zona y controlaban la comercialización de los metales procedentes de Supla y Marmato. 4 Vicente Restrepo, Estudio sobre las Minas de Oro y Plata en Colombia,Fondo Rotatorio de Publicaciones -FAES-Medellln, 1979. 5 Archivo de Prensa, Vicente A. Restrepo, 'Algo sobre la Minería en Antioquia', en Et Heraldo, Medellín, No. 120, 24 de marzo de 1871. 6 Archivo de Prensa, Vicente A. Restrepo, Op. Cit. p. 233

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sin amonedar, y otra ley de 1851 que suprimió los quintos de oro.7 A partir de estas reformas8 los agentes privados pudieron comprar, vender y exportar libremente los metales.

asegurándose que fuese de la mejor calidad. En diversas oportunidades el metal que había exportado a Londres no había producido los ingresos esperados.12

A mediados del siglo XIX, cuando se establecieron las relaciones directas con Europa, los comerciantes comenzaron a enviar oro en bruto a sus agentes comisionistas en Londres. Cada exportador debía procurarse el oro comprándolo a los mineros a través de agentes, o recurriendo a los representantes de empresas extranjeras en Medellín.9 Una vez en poder del mineral, el exportador introduce el oro en bruto en una caja que enviaba por el correo a sus comisionistas en el exterior. Éstos recibían el metal y procedían a enviarlo a un establecimiento de ensaye con el fin de determinar la ley y la pureza del mineral, y así poder venderlo en el mercado externo.

El establecimiento de casas de fundición y ensaye en Medellín resultó clave para organizar el sistema de comercialización de los metales. Lo cierto es que en vez de exportar el mineral en bruto, los exportadores comenzaron a exportar barras de oro y plata debidamente fundidas y ensayadas. Los laboratorios precisamente se encargaban de analizar y transformar el mineral en lingotes. Entregaban al dueño del oro una boleta de ensaye con el número de la barra, el sello del establecimiento y un certificado de su pureza. Estos certificados facilitaron la venta de barras no sólo en los mercados externos sino también en Medellín.

En el momento en que despachaba el metal, el exportador no podía calcular con precisión sus ingresos futuros - en moneda extranjera. Tenía que esperar varios meses hasta que le llegaba por el correo el extracto de la cuenta de venta del mineral. Y es que a pesar de la larga trayectoria y habilidad que tenían los comerciantes antioqueños en el comercio del oro, era muy difícil precisar la ley y calidad del metal sin un análisis químico previo.10 En efecto, existían diferentes clases de oro, esto es, oro corrido, oro mezclado de diferente ley.11 Lo anterior les generaba en ocasiones grandes pérdidas pues los comisionistas aseguraban que el metal que habían enviado era de baja calidad. El jefe de una casa comercial localizada en Santafé de Antioquia, recomendaba a su socio en Quibdó tener mucho cuidado en la compra de oro,

El primer establecimiento que contó con hornos, aparatos y reactivos para el ensaye y fundición de los metales fue abierto en 1858 por los hermanos Restrepo. Vicente Restrepo había estudiado química, mineralogía y geología en París, y había visitado las minas de plata en Sajonia con el objeto de estudiar los métodos metalúrgicos que se practicaban allí.13

7

A su turno, Tulio y Pedro Nel Ospina comenzaron también a interesarse en el tratamiento de las piritas auríferas y el establecimiento de un laboratorio químico. El objeto principal de su viaje a California fue poder adquirir los conocimientos necesarios para llevar a cabo dicha empresa.14 En 1880, Tulio Ospina, que se encontraba en París, escribió a sus hermanos: "Pongo el tratamiento de las piritas

Ibid.

8 "Desde la colonia regía la prohibición de exportar el oro en polvo, o en barras y, la plata - moneda oficial en las colonias americanas - no podfa exportarse ni en pasta ni amonedada. Los metales preciosos estaban gravados por los impuestos de quintos, fundición, ensaye y marca." María Teresa Uribe de Hincapié, Jesús María Álvarez "Regiones, economía y espacio nacional en Colombia 1820 -1850", Lecturas de Economía, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Antioquia, Medellín, Vol 13 abril de 1984. 9

Archivo Botero Arango e Hijos, Correspondencia Comercial, 1857-1859; 1867-1870

10 Archivo Botero Arango e Hijos, Correspondencia Comercial, 1857-1859 11 Archivo Botero Arango e Hijos, Correspondencia Comercial, 1857-1859 12 Archivo Botero Arango e hijos. Correspondencia Comercial, 1857-1859, a Miguel Bush en Quibdó. 13 Vicente Restrepo, Op. Cit. p. 9 14Archivo Ospina Hermanos, Folio 241, 1874.

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auríferas entre las primeras ind ustria s que debemos emprender porque logré descubrir que Genaro tenía intenciones de hacer lo mismo en el laboratorio que va a establecer. Por un aviso en el periódico de Medellín he visto que los señores Restrepo piensan hacer lo mismo. Afortunadamente ambos empresarios piensan hacer el tratamiento de las piritas en Medellín, de suerte que estableciéndonos nosotros en Amalfi o Anorí con la economía de fletes y con la influencia que tenemos sobre los mineros, les haremos una competencia irresistible. Adjunto al tratamiento de las piritas, estableceremos nosotros nuestro laboratorio de fundición y ensaye y quizás (...) podremos hacer competencia a los grandes laboratorios ya establecidos".15 Terminaron instalando el laboratorio en Medellín. Por esta época (1881), comunicaron a sus agentes comerciales en el exterior que estaban pensando en abandonar la importación de mercancías, "con el fin de dedicarse a otras empresas más halagüeñas como minería y metalurgia".16 La competencia por el control del comercio de los metales condujo a la innovación y modernización en el tratamiento del mineral. «Nuestros conocimientos de química analítica - señalaba Tulio Ospina - nos permitirán vencer muchas dificultades que para Vicente han sido insuperables".'7 En la década de 1880 funcionaban ya tres casas de fundición y ensaye en Medellín: el "Laboratorio Químico y Fundición del Norte" de propiedad de Ospina Hermanos, el laboratorio de "Restrepo & Escobar" y la casa de "Fundición y Ensaye de los Mineros de Antioquia".18 Los registros comerciales de la casa Ospina Hermanos, propietaria del "Laboratorio Químico y Fundición del Norte", proporcionan información sobre la llegada del oro a Medellín y su destino

final. Este establecimiento recibía permanentemente remesas de oro en bruto con el objeto de evaluar y refinar el mineral. En efecto, varias empresas tanto extranjeras como de capital doméstico comenzaron a utilizar sus servicios. La "Compañía Minera de Antioquia", por ejemplo, o la "Compañía Francesa", enviaban el oro en bruto a Medellín y lo ensayaban y fundían en el establecimiento de Ospina Hermanos. A su clientela, procedente de lugares tan distantes como Marmato, Andes, Santo Domingo, Yarumal, Buga y Palmira, entre otros, el establecimiento les abría un registro personal en el que anotaba la cantidad de oro enviado y la ley del mismo. Una vez hecho el análisis, y después de deducir los costos de fundición y ensaye, se hacía la liquidación al cliente y se le enviaba la cuenta de venta. Aunque los laboratorios no tenían como objeto comprar y vender el oro sino ensayarlo y fundirlo, también actuaban como intermediarios. Por lo general vendían las barras a exportadores por cuenta de su cliente. Un ejemplo de lo que se ha descrito es la carta que envió el laboratorio a uno de sus clientes localizado en Andes: "Recibimos su paquete de oro que pesó setenta y tres castellanos, seis tomines. Cumpliendo con su voluntad, lo fundimos y ensayamos. Por la boleta inclusa verá que la barra la vendimos con el premio al 60% y valió $229.10 pesos de 88/10. Este saldo se lo entregamos al señor Macias que se los hará llegar".19 En ocasiones los mineros enviaban instrucciones precisas acerca del uso que debía darse al producido de la venta del oro: pedían que se pagara a un comerciante de Medellín una cuenta pendiente, o que les compraran mercancías para

15 Archivo Ospina Hermanos, Folio 60. 1880 16 Archivo Ospina Hermanos, Folio 30; 282, 1881 17 Archivo Ospina Hermanos, Correspondencia Comercial, Folio 150, Londres, septiembre 4 de 1879 18 Camilo Botero Guerra. Anuario Estadístico. Ensayo de Estadística general del departamento de Antioquia 1888 Imprenta del Departamento de Medellín, 1888. 19 Archivo Ospina Hermanos, Correspondencia enviada, enero 1883-1885.

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su uso personal. Pero, por lo general, el laboratorio procedía a depositar el dinero en la cuenta bancaria del cliente, en uno de los bancos de la ciudad. Contando con estos fondos, el minero podía pagar posteriormente a una casa comercial importadora de la ciudad, la compra de insumos para la explotación de la mina.

del laboratorio, pasaron por mis manos oro por valor de cerca de treinta millones de pesos".21

Estos tres laboratorios permanecieron en el tiempo desarrollando las mismas funciones: los mineros del país continuaron enviando hasta allí el mineral. Más aún, cuando se fundó el Banco de la República, éstos se convirtieron en los establecimientos utilizados por el Banco para ensayar y fundir el oro de la nación.

Así por ejemplo, la Casa de Fundición y ensayes de J.V.H., fundada en 1879,

El flujo permanente de metales preciosos a Medellín dio origen a la creación de un mercado en el que se negociaban lingotes de oro y letras de cambio sobre el exterior. En la medida en que se desarrolló el mercado, surgieron una serie de publicaciones especializadas: la Revista de los Mineros y la Revista Comercial e Industrial, mantenían informados a los comerciantes acerca del volumen y valor de las remesas enviadas al exterior, el premio de las barras de oro y las letras de cambio, la cotización de las diferentes monedas, la cantidad de metal introducido a la Casa de Moneda, etc.20

anunciaba en la década de 1930 en la revista Minería: "Casa ensayadora del Banco de la República, Prontitud, exactitud, honorabilidad y reserva. Estas condiciones que han regido en esta Casa y que ofrece mantener en todo tiempo han contribuido a asegurarle la clientela de las principales empresas mineras del País. Envíe su oro a fundir a nuestra casa y quedará satisfecho".22

Todavía en la década de 1980, cuando por Ley todo el metal de las minas del país debía ser enviado al Banco de la República (Decreto 444 de 1967), y éste se hacía cargo de la compra del mineral en todo el país a través de las diferentes agencias de compra, el oro adquirido pasaba previamente por las tres casas de fundición, localizadas en Medellín.23

La instalación de los laboratorios de fundición y ensaye contribuyó pues a la centralización de los metales preciosos en Medellín. Muchos mineros, no sólo de Antioquia sino también de regiones apartadas, comenzaron a enviar el mineral con el objeto de conocer su calidad y poder venderlo posteriormente. Como señala en su libro Vicente Restrepo, "en diez y ocho años que estuve al frente

20 Camilo Botero Guerra, Op. CU., ps. 278-279. 21 Vicente A. Restrepo, Op. Cit., p. 9. 22 Minería. Órgano de la Asociación de Mineros Año IV, No. 40 y 41, Medellín, Imprenta Oficial, 1935. 23 El Oro en Colombia, Instituto de Estudios Colombianos, Bogotá.

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Finanzas Públicas del Gobierno Central en Colombia 1905-19251 Sylvia Beatriz Díaz

I. Introducción A lo largo del Siglo XIX, el principal rubro de los recaudos ordinarios del país lo constituyeron los derechos de aduana, más específicamente los derechos de importación. Esta característica de la composición de los ingresos fiscales, junto con el débil comportamiento del sector externo colombiano durante el siglo pasado, se conjugaron para dar un carácter inestable y débil al sistema fiscal, que a la vez generó una dependencia sobre las fluctuaciones del mercado internacional. Junto con los derechos de aduanas, otras fuentes para el fisco nacional lo constituían las rentas provenientes de la explotación de bienes de propiedad de la nación, tales como las salinas y los bosques nacionales, el servicio de correos y telégrafos, y demás impuestos de tipo indirecto como los derechos sobre minas, los derechos consulares, el impuesto al papel sellado y timbre nacional, entre otros. Esta característica de la estructura tributaria del país subsistiría hasta 1918, cuando se estableció el impuesto a la renta y se dio comienzo a una nueva composición y estructura de los recaudos fiscales. A partir de entonces, la participación de los derechos de aduanas comenzó a ser menos significativa y para la tercera década del siglo, los tributos de carácter directo pasarían a ser los de mayor participación en el total. Este artículo comprende el estudio ae las finanzas públicas del gobierno central en el período comprendido entre 1905 y 1925. Para el análisis de las diferentes partes que conforman el artículo, se dividió el periodo de estudio en varios subperíodos: 1905 a 1909 el Quinquenio de Rafael Reyes, 1910 a 1913 auge cafetero, 1 Este artículo recoge parte del artículo publicable «Finanzas Públicas del Gobierno Central en Colombia», dirigido por Adolfo Meisel Roca, para optar al título de Magíster en Economía de la Universidad de los Andes.

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1914 a 1918 primera guerra mundial, 1919 a 1921 postguerra y crisis mundial 1920-1921, y por último 1922 a 1925 nueva expansión cafetera. El período de estudio se caracteriza por ser una época de transición de la economía colombiana. Las características del desarrollo económico del país durante el siglo XIX permanecerían durante los primeros años de este siglo hasta 1910, cuando el auge cafetero permitió sentar las bases para un desarrollo y un crecimiento mayor de la economía. Los efectos de la guerra europea en las economías mundiales se reflejaron en una recesión para la mayoría de ellas, entre las cuales se encontró la colombiana. Un desarrollo sostenido de nuestra economía se daría a partir de la década de los veinte, cuando las secuelas de la guerra desaparecen y comienza la época conocida como la prosperidad al debe.

II. Contexto histórico-económico Desde fines del siglo XIX hasta principios de la década de los veinte, la economía colombiana vivió una transición cuyos principales factores de desarrollo económico lo constituyeron la consolidación de la economía cafetera como sector exportador, y el surgimiento y posterior fortalecimiento de la industria nacional. Estos dos factores influyeron de distintas maneras en la composición y comportamiento de los ingresos fiscales, puesto que desde el siglo XIX la principal fuente de ingresos para el fisco nacional lo constituyeron los derechos de importación. El primer impulso a la economía cafetera comenzó con el establecimiento de grandes cafetales en Santander (1840) y más tarde en Cundinamarca, Tolima y Antioquia; sustentados bajo un sistema de grandes haciendas, que para las últimas décadas del siglo XIX pasaría a ser reemplazado por una pequeña producción parcelaria. Para finales del siglo XIX «el café representaba mucho más de la

mitad del valor de las exportaciones de Colombia, y en los años «pico» de 1895 y 1896, el café representó cerca del 70% del valor total de las exportaciones».2 El ostensible crecimiento de la economía cafetera y los efectos que produjo tanto en la estructura económica como social del país, fueron decisivos para el posterior desarrollo económico del mismo. En primera instancia, la expansión cafetera facilitó la acumulación de capital dentro de un grupo de empresarios nacionales, que fue utilizada tanto en el logro de un mayor desarrollo de este sector, como en nuevas inversiones encaminadas al desarrollo industrial. La necesidad de fortalecer la industria cafetera como sector exportador, fomentó la construcción de redes ferroviarias, caminos y facilidades en el transporte fluvial que ayudaron también al desarrollo de la industria nacional. El impulso a las ciudades fue mayúsculo, el surgimiento de nuevas actividades relacionadas con la comercialización del café, permitieron el asentamiento y migración de miles de personas que encontraban en la industria cafetera una nueva forma de sustento y vida; a la vez que se fomentaba la formación de nuevas clases sociales. Como anota Bernardo Tovar (1984), «para el solo período de 1905 a 1918, la participación de Barranquilla pasa del 3 5.7 al 47.5% del total de su departamento, Bogotá del 15.9 al 17.8%, Cali del 14.3 al 16.8%, Cúcuta del 1.3 al 12.3%..... Medellín del 8.3 al 9.6%».3 Paralelo a la industria del café se fue dando el proceso de desarrollo de la industria nacional; autores como Montenegro consideran la expansión cafetera como «la causa más importante que permitió la aparición de la industria y su acelerada expansión en la década de los años 30...dicha expansión fue definitiva para generar tres elementos fundamentales: amplió y consolidó un mercado interno, ayudó a la formación de grandes

2 Berquist. Charles. «Café y Conflicto en Colombia, 1886-1910», p 25. 3 Tovar, Bernardo. »La Intervención Económica del Estado en Colombia 1914-1936», p 20.

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y numerosos capitales y fortaleció la creación de un mercado de fuerza de trabajo asalariada en las ciudades».4 La industrialización colombiana fue un proceso lento y evolutivo; las primeras industrias aparecieron a finales del siglo XIX y fueron aumentando a principios del siglo XX, principalmente en ciudades como Medellín, Bogotá, Cali y Barranquilla, donde se empezó por producir textiles, bebidas, fósforos, cigarrillos y calzado. Tanto el café como la industria trajeron consigo diversos efectos multiplicadores que permitieron al país abrirse paso a la modernización. Dentro de éstos, el acelerado crecimiento de la población registrado durante las tres primeras décadas fue uno de los más importantes. En menos de treinta y cinco años, entre 1895 y 1928, la población colombiana se duplicó y creció a tasas de alrededor del 2 por ciento anual.

III. Estructura y Composición de los Ingresos Fiscales a) Antecedentes La estructura tributaria de Colombia en sus inicios como república independiente, estuvo caracterizada por tributos de origen colonial como las rentas de aduanas, alcabala, diezmos, amonedación y los estancos del tabaco y el aguardiente. En los primeros años de la república, los ingresos por aduanas (pagos por derechos de importación y exportación, derechos de tonelaje y nacionalización de barcos) llegaron a representar más del 50% del recaudo total a nivel central, y

junto con las rentas del tabaco y los diezmos la participación ascendía a más del 80%.s Para mediados de siglo, esta estructura comenzaría a cambiar al iniciarse un proceso de autonomía regional y descentralización de rentas que, mediante la Ley del 20 de abril de 1850, declaró como ingresos de la Nación los recaudos de aduanas, correos, amonedación de metales, venta de papel sellado, explotación de salinas, peajes y venta de tierras baldías. La descentralización de rentas dio por terminado el estanco del tabaco6 y las rentas de alcabala, y además entregó a las provincias las rentas de aguardiente, pólvora y venduta, entre otros. Para la década de 1880, durante la presidencia de Rafael Núñez, se estableció un nuevo tributo de timbre nacional,7 y la renta de salinas se perfilaba como el segundo renglón más importante dentro de los ingresos del fisco nacional, presentando altibajos propios de la inestabilidad de los precios. La guerra civil de 1885 redujo los ingresos, e hizo necesario establecer que algunas rentas administradas por los estados de la nación entraran a fortalecer los recaudos nacionales; fue así como se estableció un impuesto de $5 por degüello de cada cabeza de ganado mayor.8 La reforma constitucional de 1886 fomentó un nuevo estado centralista e impuso nuevos tributos como el de fósforos, minas, naipes y cigarrillos. La creación de nuevos organismos centrales, después de la reforma, como los ministerios de Fomento e Instrucción Pública, hicieron necesarios nuevos impuestos, surgiendo entonces el derecho complementario de título y derechos consulares.

4 Montenegro, Santiago. «El surgimiento de la industria textil en Colombia, 1900-1945», p 143. 5 López Garavito, Luis Fernando. «Historia de la Hacienda y el Tesoro en Colombia, 1821-1900», p 39. 6 Malcom Deas en su artículo «Los problemas fiscales en Colombia durante el siglo XIX», (p 149) anota que «los impuestos sobre el tabaco en las circunstancias colombianas no obedecieron a los preceptos clásicos de la tributación. A pesar de que las mejores tierras para el cultivo no eran muy extensas, el monopolio era engorroso, caro y molesto. Necesitaba el uso de grandes recursos que frecuentemente eran precisados con más urgencia en otra parte, el gobierno tenía en ocasiones que escoger entre sostener la renta del tabaco o sostenerse a sí mismo». 7 Los impuestos de registro y anotación que se cobraron en los primeros años de la República, se cedieron en 1851 a las provincias de la Nación y la Ley 46 de 1880 reestablece nuevamente este gravamen con carácter nacional. Ibid, p 289. 8 El impuesto de degüello fue un impuesto nacional hasta 1851 cuando, mediante la ley de descentralización se convierte en impuesto departamental. La nueva renta fiscal fue arrendada mediante licitación pública, antes de ser devuelta a los departamentos en 1897. Cuenta López Garavito que «para administrar este tributo y fijar por su explotación el valor del arriendo que se le debía cancelar al Tesoro Público, se pidió a las oficinas de correos de las regiones reportar la estadística de degüello de reses en su área. Estas estadísticas no llegaban oportunamente y eran incompletas, lo cual definía un buen negocio para los particulares que administraban el recaudo». Opcit, pp 296-297 y 341.

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Cuadro 1 Ingresos del Gobierno Central 1847-1895 Porcentajes con respecto al total Años

Aduanas

Tabaco

Aguardie

Sal

Quinto

Diezmo

Papel Sellado

Degüello

1847

27.0

33.0

5.6

18.5

4.9

7.0

1851

33.0

4.5

6.7

21.9

0.8

1.4

1860

36.0

47.0

1870

55.0

26.2

1880

71.0

30.5

1890

51.8

19.1

4.1

9.7

1895

61.0

16.8

3.7

7.4

Fuente: Meló, Jorge Orlando. «Las Vicisitudes del Modelo Liberal 1850-1899», p 148.

El cuadro anterior muestra el porcentaje con respecto al total de los principales ingresos del gobierno central para algunos años entre 1847 y 1895. Para mediados de siglo, el monopolio del tabaco era el rubro más importante seguido por los derechos de aduana y en menor medida, por la renta de salinas. Para 1851, la participación de los monopolios del tabaco y del aguardiente, así como del quinto y el diezmo, son menos significatvos en el total, y las rentas de aduanas representan el mayor porcentaje. De 1860 en adelante, las rentas de aduanas y de salinas son el primer y el segundo renglón respectivamente. Para 1890 los nuevos impuestos introducidos por Rafael Nuñez, a partir de 1886, representan algo más del 10% del total, siendo de considerable importancia el impuesto al degüello.

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b) 1905-1925 Al igual que durante el siglo XIX, a lo largo de este período la estructura tributaria del gobierno central colombiano estuvo caracterizada por impuestos de tipo indirecto.9 De acuerdo al Cuadro 2, puede observarse que, siguiendo las mismas características del siglo pasado, los derechos de importación constituían la base de los ingresos fiscales, seguido en importancia por los productos de las salinas de propiedad nacional, los derechos consulares, el impuesto al papel sellado y timbre nacional, el servicio de correos y telégrafos y, por último, el impuesto a la renta, que desde su imposición en 1918 hasta 1925 no tuvo una participación mayor al 3%.

La tributación directa sólo se establece en 1918, año en el cual se introduce el impuesto a la renta.

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Cuadro 2 PARTICIPACIÓNDE LOS PRINCIPALES RECAUDOS Años Importación

Derechos

Salinas

Consulares

Timbre Telégrafos

Correo y de Renta

1905 1906

67.55 53.21

3.83 5.82

4.63 3.23

0.97 1.55

1.62 2.13

1907

41.70

7.30

2.95

2.59

2.10

1908

38.23

7.11

2.83

2.93

2.21

1909 1910

45.31 70.81

9.72 10.40

2.97 3.89

3.36 2.98

2.66 3.43

1911

72.87

11.22

3.62

3.83

3.66

1912

72.53

7.44

4.42

3.21

3.97

1913 1914

74.09 71.61

6.78 8.81

4.40 3.38

2.74 3.56

3.77 5.30

1915

56.27

8.11

3.77

6.19

5.21

Impuesto

1916

60.99

6.74

4.53

4.99

3.96

1917

53.65

9.47

4.99

6.62

6.45

1918

38.32

10.41

4.99

7.22

8.54

1919

43.74

8.25

7.31

5.89

6.18

1.19

1920

51.13

6.80

7.98

4.50

5.55

2.51

1921

38.37

10.83

5.36

5.64

8.46

2.28

1922

46.91

10.32

6.51

5.27

6.45

2.89

1923

54.51

7.13

5.36

3.94

5.89

2.25

1924

52.42

6.90

5.55

2.76

6.24

1.95

1925

56.85

5.51

5.89

2.37

5.18

2.24

Fuente: Memorias de Hacienda 1910-1926. Cálculos de la autora.

Otros rubros de ingresos importantes, con una participación alrededor del 5%, fueron los derechos consulares que provenían de los derechos por certificación de facturas y sobordos en los diferentes consulados de la república, siendo siempre el de mayor recaudo el Consulado de New York. El impuesto de timbre nacional y papel sellado se hacía efectivo mediante el uso obligatorio de papel sellado y estampillas en ciertos documentos, labor que estuvo cercana tanto a la actividad cafetera como a la industrial, debido a que el manejo de estas implicaban cierto tipo de trámites que exigían el pago de este impuesto. La actividad industrial que se estaba llevando a cabo en el país, fue idónea para el establecimiento de otro tipo de impuestos: los derechos sobre patentes de privilegio y marcas de fábrica. Este

tuvo su origen en 1902 y cobraba derechos por la expedición de patentes de invención, mejora e introducción de nuevas industrias y por el registro de marcas de fábrica y comercio. Además de los impuestos anteriores, existía otro fuertemente ligado a la industria y a la vida cafetera, los llamados impuestos sobre la navegación fluvial, que cobraban por matrículas de buques o lanchas a vapor, por patente y sobordo, así como por cada tonelada de peso o medida de productos tanto nacionales como extranjeros. La renta destinada al sostenimiento de los Lazaretos fue el primer intento de gravamen al capital al gravar el acervo líquido de las mortuorias y las donaciones entre vivos, de ahí su nombre más comúnmente utilizado: renta de sucesiones y donaciones. Este impuesto aplicaba distintas

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tarifas de acuerdo a las características de los asignatarios: si eran legítimos o naturales, parientes colaterales o sin parentesco. El gasto de recaudo de esta renta siempre se calculó en un 10% del producto bruto, y su destino era para los lazaretos de Agua de Dios, Contratación y Caño de Loro. De acuerdo al Censo de 1912, la población de lazaretos en el país ascendía a 7.453 personas, de las cuales 3.207 eran hombres y 4.246 mujeres. Los otros censos de la época no especifican este dato, por lo tanto no pueden hacerse proyecciones de esta población, ni mucho menos establecerse una serie de recaudo per-cápita para la misma. No obstante, con los datos de población de 1912 y el recaudo de la renta para ese año en términos reales (en recaudo bruto real equivalía a $123.736 y en recaudo líquido real a $111.363), puede verse que el recaudo percápita era de $14.94 por lazareto, considerando el producto líquido. Otra fuente de ingresos para el fisco nacional consistía en el cobro del impuesto sobre las minas de metales preciosos, cobrando ya fuera por el denuncio de una mina de oro o plata, por el título de concesión de cada mina y un impuesto anual

por pertenencia, estuviera o no la mina bajo explotación, además de gravámenes de acuerdo a la extensión de las vetas. En cuanto a los impuestos al consumo, estos recaían en bienes como los perfumes, las drogas, los cigarrillos y los fósforos. Estos dos últimos bienes fueron objeto también de un impuesto, el pago de un derecho por parte del fabricante para establecer una fábrica para su producción. Las rentas más importantes tuvieron a lo largo del período de estudio un crecimiento considerable, aunque no siempre fue éste sostenido; la primera guerra mundial y la época de postguerra marcaron períodos de decrecimiento, tanto de los ingresos totales como de las principales rentas. El Cuadro 3 presenta las tasas de crecimiento de los ingresos totales y de los seis principales renglones, tanto para el período en conjunto como para cada subperíodo. Para el período entre 1905 y 1925 como un todo, algunos de los principales recaudos presentaron tasas de crecimiento superiores al crecimiento de la población (alrededor del 2% anual). A excepción de los ingresos reales totales y los ingresos reales por derechos de importación que tuvieron un crecimiento similar al poblacional, indicando poco o nulo crecimiento en términos per cápita.

Cuadro 3 Tasas de Crecimiento Promedio Anual Recaudos Reales Totales y Principales Total

Dimpo1

Salinas

D. Cónsul

Timbre

Correo

Renta2

1905-1925

2.82

2.10

3.64

6.50

7.11

9.52

19.82

1905-1909

16.48

5.20

37.11

6.32

47.68

26.74

1910-1913

8.71

10.02

-8.23

14.43

4.40

12.41

1914-1918

-7.50

-20.53

-2.65

3.08

7.23

4.09

1919-1921

14.43

7.90

28.07

-1.03

12.32

30.18

47.21

1922-1923

17.60

22.97

-1.54

14.98

-9.91

11.63

8.52

Fuente: Memorias de Hacienda, 1910-1926.

1 Derechos de Importación 2 La tasa anual promedio del impuesto a la renta para todo el período comprende únicamente los año entre 1919 y 1925.

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Analizando las tasas de crecimiento por subperíodos, resalta la importancia del quinquenio de Rafael Reyes en materia fiscal, durante el cual se llevó a cabo la nacionalización de algunas rentas. La administración de Reyes constituyó el verdadero período de reconstrucción de la economía nacional después de la Guerra de los Mil Días, la cual había dejado al país en la peor crisis fiscal. Durante este gobierno se implementaron una s e r i e de reformas encaminadas a lograr el saneamiento fiscal,10 la estabilización del sistema monetario, restauración

del crédito colombiano en el exterior, atracción de capital extranjero, mejoras en el transporte y las vías de comunicación y un estímulo a la industria nacional y la agricultura de exportación. En materia fiscal, Reyes se propuso, sin crear nuevas rentas, aumentar los ingresos del f i s c o nacional reorganizando las ya existentes; para ello impuso un sistema de corte centralista que nacionalizó las rentas de licores, degüello y tabaco, manejadas anteriormente por los departamentos, comprometiéndose a darles una participación anual.

Cuadro 4 Recaudo de Licores, Degüello y Tabaco. Precios Constantes 1915=100 Participación Porcentual Años

Licores (%)

Degüello (%)

Tabaco

Total

1905

10.42

5.09

1.05

7.628.488

1906

11.74

6.18

3.66

14.752.804

1907

13.23

9.40

4.73

20.828.907

1908

13.67

10.01

3.83

17.418.232

1909

14.10

6.69

3.60

16.011.727

Fuente: Memoria de Hacienda 1910. Cálculos de la autora.

De acuerdo al Cuadro 4, se observa que en el primer año del quinquenio las rentas se duplicaron en términos reales, y para años posteriores este valor osciló entre los 14 y los 20 millones (cifras reales). Analizando la participación de estas tres rentas dentro del total, se observa que fueron ampliamente significativas si se tiene en cuenta que los derechos de aduana (importación) representaban alrededor del 50% del recaudo total. A partir de 1910, lor recaudos por derechos de importación empezaron a cobrar mayor importancia dentro del total. El ritmo ascendente de los ingresos fiscales a partir de entonces, se vería mermado a partir de 1914 cuando estalló el conflicto europeo. Los efectos de la primera guerra mundial fueron desastrozos para el fisco nacional. Durante la

guerra los ingresos totales y las principales rentas (derechos de importación y salinas) presentaron tasas anuales decrecientes, para luego en los subperíodos posteriores presentar nuevamente un comportamiento creciente. Durante la postguerra, los ingresos reales ordinarios y sus principales componentes presentaron una leve recuperación, y en la mayoría se continuó con un crecimiento positivo y sostenido para años posteriores, a excepción de la renta de salinas y el impuesto de timbre y papel sellado. Según la teoría fiscal, los impuestos deben ser elásticos en la medida de lo posible. De esta manera, se llega a que en un momento dado éstos puedan aumentar para atender necesidades

10 Dentro de las reformas de índole fiscal se destacaban la racionalización de la contabilidad y de los procedimientos de pagos, la centralización de los sistemas de cobro, nacionalización de rentas departamentales y el establecimiento de monopolios fiscales sobre productos de consumo popular. Opcit, p 38.

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imprevistas o circunstancias extraordinarias. No es posible que todos los ingresos que caracterizan la estructura tributaria de un país reúnan esta condición, debido a que algunos pueden estar limitados en su rendimientos por situaciones económicas, que impiden aumentarlos en una cifra considerable. Pero de todas maneras, este principio sugiere que por lo menos los tributos más

importantes y de mayor participación en el total, sean susceptibles de aumento constituyéndose en un verdadero recurso fiscal. Si los impuestos que representan la mayor fuente de ingresos para el fisco nacional cumplen con esta característica, cualquier situación imprevista o extraordinaria que exija mayor gasto público, podrá ser atendida gracias a una elasticidad suficiente para lograr tal efecto.

Cuadro 5 Elasticiades con Respecto a los Ingresos Reales Totales de las Fuentes de Ingresos para el Fisco Colombiano 1905-1925 Impuesto

Elasticidad

Derechos de Importación

0.67

Renta de Salinas

0.60

Derechos Consulares

0.53

Impuesto de Timbre y Papel Sellado

0.31

Servicio de Correos y Telégrafos

0.34

Impuesto a la Renta

0.57

Derechos de Minas

0.07

Impuestos al Consumo

-0.06

Derechos Fluviales

0.25

Peajes

0.74

Fuente: memorias de Hacienda, 1910-1926. Cálculos de la autora

En el Cuadro 5, pueden observarse las elasticidades de las diferentes fuentes de ingresos para el fisco colombiano. El principio de elasticidad no lo cumplía ninguno de los tributos, ni siquiera los más importantes. De esta manera, el sistema rentístico del período estaba fundamentado en impuestos inelásticos que no permitían atender satisfactoriamente ninguna situación que implicara un mayor recaudo. Esto conlleva a deducir que el Estado veía mermado su poder de acción al no contar con recursos suficientes, podría decirse que ni siquiera podía cumplir con programas o iniciativas de mayor gasto, pues no tenia como conseguirlo con la estructura con que contaba; esto sólo refleja una continua situación de déficit fiscal, si se toma en

cuenta que durante este período, el orden internacional estuvo en crisis por la primera guerra mundial y la consecuente falta de crédito externo para el país. De igual manera puede decirse que cualquier iniciativa de política fiscal no tenía el objeto deseado y por lo tanto, no cumplía con los objetivos mínimos de estabilización y crecimiento. Los impuestos existentes no proporcionaban estabilidad a la economía, y ante la necesidad de mayores recaudos se elevaban las tarifas de los ya existentes, o se creaban nuevos tributos que no aportaban mayor dinamismo al sistema como lo fueron los peajes o los derechos fluviales. El impuesto a la renta, como se verá más adelante,

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fue el primer intento por brindar mayor estabilidad a los recaudos ordinarios del estado central colombiano, sin embargo, éste no llegó a ser lo suficientemente importante en los años de estudio.

A. Impuestos 1. Derechos de Aduanas La estructura tributaria de la época estuvo caracterizada hasta los años veinte por imposiciones de tipo indirecto, donde el principal rubro lo constituyó los derechos de aduanas, representados en su mayoría por los derechos de importación. La política arancelaria fue, más que un instrumento de política comercial, una herramienta de política fiscal. Dado que la estructura de rentas estaba basada en más de la mitad por los derechos de aduana, el establecimiento de aranceles tanto a las importaciones como a las exportaciones, constituía una política cuyos fines eran principalmente fiscales; esta característica de la política arancelaria sólo cambiaría a partir del establecimiento de la tributación directa. Esta composición de los recaudos ordinarios del gobierno central colombiano fue la principal razón para la inestabilidad de las finanzas públicas no sólo durante el período de estudio, sino también a lo largo del siglo XIX. Los derechos de importación por otra parte, eran inelásticos, lo cual impedía una respuesta pronta y efectiva ante necesidades apremiantes de aumentar los recaudos. Esta fue una de las características del sistema que más incidió en la inestabilidad de las finanzas públicas durante el siglo XIX. Desde el punto de vista fiscal, la renta de aduanas, y más específicamente los derechos de importación, violaba varios de los principios fundamentales para una adecuada estructura tributaria.

En primera medida, el problema radicaba en estar sustentado bajo aranceles de tipo especifico y no ad-valorem. A lo largo de las primeras dos décadas del siglo se dio un intenso debate acerca del tipo de arancel óptimo y más benéfico para la población en general. Los aranceles de tipo específico se consideraban inequitativos y perjudiciales para los grupos de la población do bajos ingresos; como lo anotaba el Ministro de Hacienda en 1909, Tomás Eastman, «...los derechos de importación de las telas blancas de algodón, ordinarias, que consumen las clases pobres de la población, soportan un gravamen de $0,51 por kg, y las telas de seda, destinadas al consumo de las clases acomodadas, pagan $2,55 por kg. A primera vista parece que es muy considerable la diferencia de impuesto en contra de los artículos considerados como de lujo; pero si se atiende al peso de las telas indicadas, se viene en conocimiento de que el gravamen es a menudo aproximadamente igual, y en muchos casos resulta más alto el de los géneros de algodón; lo cual significa que están más gravadas las clases menesterosas que las clases ricas»." De esta manera, se violaba el principio de igualdad y equidad vertical, puesto que estos aranceles no se establecían teniendo en cuenta que algunos individuos se encuentran en mejores condiciones que otros para el pago de impuestos, además de que se estaban gravando en mayor medida a las clases pobres que a las ricas. Otro problema que pudo haber incidido en el poco dinamismo de este impuesto, era la corrupción y la incompetencia de los empleados públicos de las aduanas. Por lo general, los nombramientos en puestos de la administración pública se hacían por razones políticas, los salarios eran bajos y no existía carrera administrativa que preparara a los funcionarios para el correcto desempeño de sus funciones.12 Pero también el problema estaría no sólo en el tipo de arancel sino también en el sistema

11 Memoria de Hacienda 1910, pp 13-14. 12 En la primera Misión Kemmerer, el general Diógenes Reyes, en entrevista con el profesor Edwin Walter Kemmerer, relata la incompetencia de los empleados públicos, que por falta de preparación confundían las categorías y los diferentes aranceles, además de hacer favores a sus amigos, lo cual fomentaba la corrupción en el manejo de las aduanas. A esto hay que anotar, la ineficiencia de los consulados del país, los cuales cometían numerosos errores o «fraudes» en las facturas consulares. «Kemmerer y el Banco de la República. Diarios y Documentos», pp 203-208.

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de clasificación y categorización de las mercancías. Es cierto que un gran número de clases podría reducir la simplicidad del sistema, pero por lo visto, las mercancías eran clasificadas en una categoría u otra sin un criterio que permitiera mayor igualdad en el gravamen.

el país diez aduanas15 situadas tanto en puertos marítimos como fluviales, y constituían los centros de actividad comercial por excelencia siendo la mayor parte de sus ingresos provenientes de los recaudos por derechos de importación.

Anteriormente se mencionó la falta de equidad que proporcionaba este tipo de tributos. Esta característica de una tributación óptima tampoco se cumplía por las características de los bienes que eran gravados, los cuales eran en su mayoría bienes de consumo popular y no de lujo.13 De esta manera, primero no se estaba gravando a los individuos de acuerdo a su capacidad de pago, la cual no puede medirse por lo que cada uno consuma. En segundo lugar, al gravar bienes de consumo para la satisfacción de necesidades urgentes (como podían serlo el algodón en rama y las hilazas para confeccionar la ropa, el azúcar y el arroz), se estaba gravando hasta el último límite a las clases menos favorecidas y de paso se dejaba sin gravar una parte considerable de las rentas de las clases más pudientes. Como anotaba Esteban Jaramillo, «las rentas de aduanas gravaban bienes de consumo, y como este consumo es esencialmente limitado, no hay campo para ensanchar su esfera de acción fiscal»;14 si se elevaban demasiado las tarifas con el fin de aumentar el recaudo, el gravamen podría llegar a ser prohibitivo, y si el alza era moderada podría darse el efecto de restringir el consumo de los bienes, dándose una disminución en las importaciones y por ende en los recaudos.

La principal aduana fue siempre la de Barranquilla, debido a su doble condición de puerto marítimo y fluvial, seguida por la aduana de Cartagena. Las aduanas menos representativas en términos de recaudos brutos fueron las de Ipiales y Guapi, que no fueron desmanteladas por ser prácticamente las únicas oficinas del gobierno presentes en las fronteras correspondientes. La aduana de Ipiales representaba una carga en materia fiscal para el país, sus gastos fueron excesivamente altos y en algunos años estos ascendieron a más del 1000% del recaudo bruto, siendo el producto líquido negativo para el período comprendido entre 1910 y 1922.16

a) Las Aduanas Los principales centros de recaudo tanto de los derechos de importación como de los demás gravámenes que se relacionaban con los anteriores eran las aduanas. Entre 1905 y 1925, existían en

b) Los derechos de importación y la expansión cafetera La alta participación de los recaudos por derechos de importación en los recaudos del gobierno central, hace evidente la incidencia del desarrollo del comercio exterior sobre el comportamiento de los recaudos fiscales. Este hecho es de gran relevancia en el período de estudio debido a la bonanza cafetera a partir de 1910, y a los posteriores impactos de la primera guerra mundial sobre el comportamiento comercial colombiano. Esta composición de los ingresos nacionales, implicaba un factor de dependencia con respecto a las fluctuaciones del comercio mundial, que a su vez generaba inestabilidad y oscilaciones en los recaudos totales. Para analizar el efecto de esta dependencia en las primeras décadas del siglo XX, es necesario examinar las características del sector exportador colombiano durante el siglo XIX, que

13 Como menciona Montengro (1984, pp 312-315), la legislación arancelaria del período iba dirigida a aquellos productos en los cuales se centró el proceso de sustitución de importaciones, como lo fueron las harinas de trigo, azúcar, arroz, cemento, cerveza y textiles, entre otros. 14 Jaramillo, Esteban. «Hacienda Pública», p 228. 15 No hay información discriminada de los productos y gastos de cada aduana para los años de 1905 a 1909, ni tampoco para el período comprendido entre 1923 y 1925. 16 Las aduanas de Rlohacha, Arauca e Ipiales (que comparadas con las demás eran las aduanas de menor recaudo real), se caracterizaron en los anos estudiados por presentar una proporción de gastos de más del 60% del producto bruto real, y en algunos casos en más del 100 o 200%.

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como se verá más adelante cambiaron a partir de 1910 con el auge cafetero. La característica principal del sector exportador del país durante el siglo pasado, fue la ausencia de un producto de exportación estable. En el campo de las finanzas públicas, esto se traducía en recaudos inestables originados por bajas exportaciones que limitaban las divisas para importar, y por consiguiente, mermaban los ingresos por derechos de importación. Al no contar con un producto de exportación estable, el comercio colombiano estaba sujeto a las condiciones externas de demanda y de comportamiento de precios de los pocos productos que llegaban a ser exportados. Entre 1850 y 1910 el sector externo no presentó una expansión sostenida, y dependió para su crecimiento de coyunturas excepcionales que se caracterizaban por altos precios de los productos de exportación. Ocampo17 considera que la inestabilidad del sector exportador radicaba en la existencia de un comportamiento empresarial que él denomina «producción-especulación», cuya razón de ser era aprovechar los altos precios internacionales de productos internos, para así exportarlos y obtener cuantiosas ganancias, más aún cuando había escasez de dichos productos que ocasionaban el alza en los precios. De esta manera, era imposible generar un sector estable, ya que al bajar los precios los empresarios no trataban de mantenerse en el sector invirtiendo en él, sino que simplemente lo abandonaban y quedaban a la espera de una nueva coyuntura excepcional. Esta razón parece explicar la falta de dinamismo del sector exportador a lo largo del siglo XIX, caracterizado por la tendencia de los productos de exportación a atravesar por ciclos cortos y efímeros de expansión y decadencia. El surgimiento del café como producto exportador dio un vuelco a la situación de inestabilidad del sector externo colombiano. Desde la década de

1870 se sintió por primera vez la importancia del café como producto exportador, cuando la expansión cafetera llevó a la primera bonanza que no estuvo asociada con precios excepcionales en el mercado mundial. A partir de entonces, la participación de las exportaciones de café en el total de exportaciones fue aumentando; en 1870 éstas representaban el 9.8% del total, y para el año siguiente esta participación llegaría a niveles del 12% para llegar al 23% en 1873; en los años subsiguientes se registraron bajas en el conjunto de exportaciones colombianas, y el café perdió participación que recuperaría a fines de siglo, durante la época de La Regeneración, que volvería a declinar a razón de la guerra de los Mil Días.18 El verdadero auge cafetero se daría sólo hasta comienzos del siglo XX, más específicamente a partir de 1910. Esta expansión se dio gracias a la creación de una economía parcelaria cafetera que se alejó del modelo de haciendas predominante durante el siglo X I X en los Santanderes, Cundinamarca y algunas zonas de Antioquia. El sistema de haciendas integraba los procesos de producción y comercialización de café, que convertían al hacendado en comerciante, y hacían a la industria cafetera más vulnerable de las fluctuaciones de los precios externos. La expansión de la economía parcelaria se dio en el occidente del país, como resultado de la colonización antioqueña, que creó una economía campesina separada de las grandes haciendas, factor que ayudó a la separación de los procesos de producción y comercialización, y que por ende, acabó con el comportamiento de «producciónespeculación» y la vulnerabilidad a coyunturas excepcionales de precios. El auge cafetero permitiría mayor estabilidad al comercio exterior, en cuanto ya se contaba con un producto estable cuya producción era constante y permitía la inversión de nuevo capital; a su vez, índices de apertura como las exportaciones per cápita mejorarían a partir de entonces. Para la

17 Opcit, p61.

18 Junguito, Roberto y Pizano, Diego. «Producción de café en Colombia», pp 10-11.

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época republicana, con respecto al resto de países de América Latina, el comportamiento de las exportaciones per cápita colombianas no dejaba de ser precario, y de registrar uno de los valores más bajos entre los países de la región. El Cuadro 6 muestra las exportaciones per cápita en dólares para los años de 1850, 1870, 1890 y 1912 para los países latinoamericanos y el promedio de la región. Para los cuatro años mencionados, las exportaciones per cápita colombianas estuvieron por debajo del promedio de la región. En 1850, entre veinte países latinoamericanos, Colombia sólo

superaba a Guatemala y Paraguay; en 1870, a pesar de registrarse un aumento en las exportaciones per cápita del país, su posición con respecto al resto de los países de la región seguía siendo de rezago, aunque comparativamente ocupaba un octavo lugar. Para 1890 el valor había disminuido (de 6.6 a 5.7), pero comparativamente sólo se estaba por encima de Ecuador, México y Perú; igual estado se registraría en 1912, cuando las exportaciones per cápita superaban en tan sólo US$0,2 centavos a las registradas en 1870, y sólo se superaba a Haití y Honduras.

Cuadro 6 Exportaciones Per Capita en Dólares para América Latina País

1850

1870

1890

1912

Argentina

10.3

16.5

32.4

62.0

Bolivia

5.5

8.6

12.4

18.6

Brasil

5.0

8.6

9.6

14.2

Chile

7.8

14,2

20.3

44.7

Colombia

1.9

6.6

5.7

6.4

Costa Rica

11.4

21.2

37.9

27.1

Cuba

22.2

44.3

55.7

64.7

Rep. Dominicana

3.4

5.0

8.1

15.5

Ecuador

2.0

4.1

4.6

7.9

El Salvador

3.2

7.3

6.8

8.3

Guatemala

1.7

2.5

7.5

7.2

Haití

4.8

6.5

10.1

6.1

Honduras

4.9

3.6

8.1

4.7

México

3.2

2.3

4.4

10.7

Nicaragua

3.7

3.5

10.1

10.8

Paraguay

1.3

5.8

8.5

8.6

Perú

3.7

10.1

3.3

9.4

Puerto Rico

13.7

9.6

11.0

40.1

Uruguay

54.9

46.6

44.6

50.3

Venezuela

3.3

6.8

8.3

10.5

América Latina

5.2

8.9

11.7

20.4

Fuente: Bulmer-Thomas, Victor. «The Economic History of Latin America since Independence», p 69.

70

Con el auge cafetero de 1910, las exportaciones reales per cápita para Colombia fueron aumentando. Para 1905 éstas ascendían a 2 48. la cifra más baja en los veinte años, para en los años subsiguientes llegar a oscilar entre 3 63 y 9 63 por habitante (cifra que sigue siendo baja si se compara con las de otros países de América Latina, incluso cincuenta años atrás). El crecimiento de las exportaciones y las importaciones durante los años considerados puede apreciarse mejor según el Cuadro 7, que muestra las tasas de crecimiento tanto de las exportaciones y las importaciones reales, como de las exportaciones totales y las de café reales per cápita.

Las exportaciones reales durante el período comprendido entre 1905 y 1925 crecieron a una tasa promedio anual del 7 76%, las exportaciones reales de café un 11 18% y las per cápita un 5 06%. El periodo que marca el inicio de la expansión cafetera (1910-1913) es el de mayor crecimiento anual promedio, tanto para las exportaciones reales como para las exportaciones reales per cápita Este crecimiento se vería mermado al estallar la primera guerra mundial, y se haría más notorio en la época de postguerra y la crisis mundial de 19201921, para luego, gracias a un nuevo auge cafetero, presentar tasas que si bien no fueron tan altas como las de 1910-1913, muestran signos de estabilidad nuevamente.

Cuadro 7 Tasas de Crecimiento (%) Anual Promedio Exportaciones Reales, Importaciones Reales y Exportaciones Reales Per Cápita Exportaciones per cápita

Export de café

Export de calé per cápita

Importaciones

7.76

5.06

11.18

8.50

7.55

1905-1909

11 17

828

0.83

-205

632

1910-1913

20 42

17 68

38 85

36 11

1473

1914-1918

-1.67

-4.06

-3 43

-5.82

-1 91

1919-1921

-5.67

-8.60

-7.28

-10.21

-1242

1922-1925

11 51

8 0(i

16.70

1376

14.30

Periodos Exportaciones 1905-1925

Fuente Anuarios de Comercio Exterior, 1916 y 1922 Cálculos de la autora

En cuanto a las exportaciones de café, estas fueron cobrando mayor importancia dentro de las exportaciones totales a medida que se iba dando el auge cafetero Para finales del siglo XIX, el mayor porcentaje lo alcanzaría en el período comprendido entre 1890-94 con un 55.1 %, y empezando el siglo XX la participación sería cada vez mayor hasta llegar a significar más del 70% del total.

de bonanza y auge para el comercio del grano, 1910-13 y 1922-25, pasando por una recesión durante la primera guerra mundial y la época de postguerra Las exportaciones reales de café per cápita, presentaron el mismo comportamiento de las totales, aunque para todo el periodo su crecimiento anual promedio fue mayor (8.50% contra 5.06%).

Al igual que las exportaciones reales, las exportaciones reales de café tuvieron tasas de crecimiento anuales promedio altas De acuerdo al Cuadro 7, para el período entre 1905 y 1925, la tasa anual promedio fue del 11.18%, y para los subperíodos definidos los de mayor crecimiento fueron aquellos en que se dieron las condiciones

Las importaciones reales presentaron el mismo comportamiento en términos de crecimiento anual promedio (7 55% para el período), crecieron durante los años del quinquenio de Rafael Reyes, el auge cafetero y los comienzos de la época de la prosperidad a debe, y mostraron signos de recesión durante la guerra y la postguerra

71

Cuadro 8 Coeficientes de Correlación entre Exportaciones Reales Totales y de Café, Importaciones Reales, Ingresos Reales y Recaud Real por Derechos de Importación Exportaciones de Importaciones de Ingresos Importación Café Totales Exportaciones

0.95

Exportaciones de Café

Derechos

0.80

0.55

0.46

0.74

0.57

0.42

0.71

0.63

Importaciones Ingresos Totales

0.85

Fuente: Anuarios de Comercio Exterior, 1916 y 1922. Cálculos de la autora.

De acuerdo al Cuadro 8, las importaciones reales estaban altamente correlacionadas con las exportaciones reales (0.80) y en menor medida con las exportaciones reales de café (0.74). Por otra parte, la correlación entre las importaciones reales y el recaudo real por derechos de importación resulta ser menor al que podría esperarse (0.63), seguramente por evasión, y en especial medida por el carácter ¡nelástico del sistema de recaudos. A este respecto es importante señalar que el carácter específico de los aranceles implicaba inelasticidad en los recaudos por derechos de importación, ya que los aranceles específicos no variaban en la misma forma con los precios domésticos de los bienes importados.19

Por otra parte, la correlación entre las exportaciones reales de café y los recaudos reales por derechos de importación es bajo (0.42), y en general, estos coeficientes son bajos para los derechos reales y las demás variables. A pesar de presentarse una alta correlación entre las importaciones reales y las exportaciones reales, y entre las primeras y los ingresos reales, el carácter in elástico del sistema aduanero, sustentado en aranceles de carácter específico, constituyó un obstáculo para que el auge exportador permitiera un crecimiento mayor al presentado en los ingresos ordinarios del estado a lo largo del período de estudio.

Cuadro 9 Elasticidades Importaciones, Exportaciones Totales y Exportaciones de Café con respecto a los Ingresos Totales y Derechos de Importaciones. Precios Constantes (1915=100) VARIABLE DEPENDIENTE = INGRESOS REALES TOTALES Variable Independiente

Elasticidad

Importaciones Reales

0.40

Exportaciones Reales

0.33

Exportaciones Reales de VARIABLE DEPENDIENTE =

Café DERECHOS DE

0.15 IMPORTACIÓN REALES

Importaciones Reales

0.42

Exportaciones Reales

0.30

Exportaciones Reales de

Café

0.15

Fuente: Anuarios de Comercio Exterior, 1916 y 1922. Cálculos de la autora.

19 Bulmer-Thomas, Víctor. «The Economic History of Latín America since Independence», pp 110-111.

72

Además de los resultados arrojados por los coeficientes de correlación, se encuentra que las importaciones reales, las exportaciones reales y las exportaciones reales de café eran inelásticas con respecto a los ingresos reales por derechos de importación y a los ingresos reales totales. Los resultados del cuadro anterior resaltan la conclusión de la poca relación existente entre el auge cafetero y los recaudos por derechos de importación, y también con respecto a los recaudos totales.

Junto con la poca relación entre el auge cafetero y los recaudos por derechos de aduanas y la inelasticidad del sistema tributario, existe otro factor que explica el poco dinamismo de las finanzas públicas del gobierno central durante el período. Este radica en el deterioro del arancel promedio, que de acuerdo al Gráfico 1, presentó una tendencia descendente hasta finales de la década de los diez, cuando se presenta una tendencia al alza. El deterioro del arancel promedio puede explicarse, según Montenegro,20 por los fuertes cambios en la composición de las importaciones.

Gráfico 1 Arancel Promedio

Fuente: Memorias de Hacienda 1910-1926.

A partir de los últimos años de la década de 1910, el arancel promedio presenta mejorías, aunque no llega a los mismos niveles de principios de la misma. Esta recuperación del arancel promedio puede explicarse por el aumento en las importaciones de productos como el azúcar, la manteca de cerdo, el arroz, la harina de trigo y el cemento, los cuales eran bienes de consumo objeto de aranceles altos.21

2. Impuesto a la Renta La coyuntura generada por la primera guerra mundial puso de manifiesto la dificultad de obtener

recursos suficientes con la composición de los ingresos fiscales ordinarios existente hasta el momento. La vulnerabilidad y dependencia de la estructura tributaria del pafs, hizo necesario pensar en una reforma que permitiera mayor estabilidad en las fuentes y recursos, para que así el estado pudiera cumplir con sus funciones. Dentro de esta necesidad fue establecido el impuesto a la renta (Ley 56 de 1918), que constituyó el primer intento serio por establecer impuestos directos.22 Este nuevo impuesto lo pagarían todas las personas naturales o jurídicas domiciliadas en el país o residentes en él, y todas las nacionales o

20 Montenegro, Santiago. Opcit, pp 317-318. 21 Ibid, pp 321. 22 El primer intento por establecer este tipo de renta se dio en 1821 cuando el Congreso de Cúcuta aprobó el impuesto de renta, que entraría a gravar la renta agrícola, la de propiedades inmobiliarias y mobiliarias, la renta minera e industrial, la de capitales dados a interés, la renta comercial, los sueldos y la renta de bienes de manos muertas. Las contribuciones se tasaron en 10% anual de impuestos para las actividades económicas y de un 2% y 3% para las rentas provenientes de remuneración al trabajo. Sin embargo, este gravamen no prosperó no solo por la ineficiencia del sistema administrativo de recaudo de las rentas y las condiciones precarias de la economía en general, sino también por la imposibilidad del estado de controlar la riqueza mediante un adecuado censo catastral, así como los sueldos y las ganancias de quienes serían los contribuyentes. López Garavito, op cit p 22. Otros intentos fallidos se dieron en la segunda mitad del siglo pasado, cuando algunos departamentos como Santander y Cundinamarca intentaron su implementación.

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extranjeras no residentes en el país que obtuvieran algún tipo de renta de bienes o capitales radicados en el mismo. En primera instancia, la Ley 56 dividió las rentas según su fuente y las gravó de manera proporcional en lugar de hacerlo de manera progresiva. Existían tres categorías de rentas: las provenientes únicamente del capital, las provenientes del capital combinado con el trabajo y las provenientes únicamente del trabajo. Las primeras pagaban el 3%, las segundas el 2% y las terceras el 1%. Esta categorización llevó a que la mayoría de las empresas hicieran esfuerzos por ubicarse en la segunda categoría, presentándose una evasión difícil de cuantificar. Desde su implantación en 1918 hasta 1925, el recaudo de este impuesto tuvo una participación no mayor al 3% dentro del total recaudado, aunque su crecimiento en términos reales desde que se impuso hasta el año de 1925, estuvo alrededor del 20%. La poca participación de este impuesto se debió más que todo a deficiencias en su definición y aplicación, que serían corregidas en años posteriores a los que constituyen este trabajo. En primera medida, no se aplicó un sistema de renta global sino uno cedular, donde el cobro del impuesto se efectuaba de acuerdo al origen de la renta. Además de lo inadecuado de no contar con una medida única de renta, existían otros dos problemas que incidían en su bajo recaudo. La estructura administrativa de recaudo del impuesto era aún precaria, al principio no estaba claro quién y en dónde se llevaría a cabo el recaudo, dándose problemas de índole administrativo; por otro lado los declarantes no estaban obligados a presentar sus libros de cuentas, sino que el impuesto se establecía haciendo buena fé del juramento presentado por los mismos. Analizando desde el punto de vista fiscal y tributario, el impuesto a la renta tal y como fue establecido en un principio violaba varios de los

requisitos mínimos que debe cumplir una adecuada estructura tributaria. Primero, el impuesto era arbitrario al no estar determinado desde un primer momento a quién, cuánto y dónde pagar el tributo. Igualmente, la declaración juramentada rompía con todos los principios de justicia y equidad, al impedir que cada cual pagara realmente de acuerdo a su capacidad de pago, es decir, el impuesto no era equitativo verticalmente. De la misma manera, hay que recalcar que una característica importante de los impuestos es que deben ser no distorsionadores, es decir, deben impedir que los individuos puedan alterar sus obligaciones fiscales. Por otra parte, al ser un impuesto proporcional no contribuía a una adecuada distribución del ingreso. Como anotaba Esteban Jaramillo,23 ministro de la época, debían gravarse más pesadamente las rentas provenientes del capital que las rentas provenientes del esfuerzo humano, sin embargo, para cumplir con el principio de equidad y con el objetivo de mejorar la distribución del ingreso, este impuesto no ha debido establecerse de manera proporcional sino progresiva. Con un impuesto progresivo, las rentas más altas, que por lo general suelen ser las provenientes de capital, se gravaban más que las de menor cuantía, y de esta manera se evitarían grandes acumulaciones de capital que abrieran más la brecha entre ricos y pobres. Por otro lado, al gravar con un 1% las rentas provenientes del trabajo, para una persona con un ingreso que apenas alcanzara para subististir sería significativo el monto a pagar, pues le estaría quitando recursos necesarios para su mantenimiento; mientras que para una persona que ganara más del promedio, el gravamen podría llegar a ser «insignificante», recayendo así el tributo sobre los más pobres e impidiendo una distribución del ingreso adecuada. Otro aspecto a tener en cuenta, es que un impuesto progresivo restablece equitativamente el equilibrio entre los contribuyentes más ricos y los más pobres, gravando con un porcentaje menor

23 Jaramillo, Esteban. «La reforma tributaría en Colombia. Un problema fiscal y social», p 168.

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aquellas rentas que ya han sido afectadas en toda su extensión por otros impuestos, y asignando tasas más altas a la cantidad que no ha sido alcanzada por aquellos. Esto es bueno recalcarlo porque, como se ha mencionado con anterioridad, la mayoría de los impuestos de importación recalan sobre productos de consumo popular más que sobre aquellos considerados de lujo, quedando gravados en mayor cuantía las clases menos favorecidas.

B. Bienes Nacionales24 1. Salinas Dentro de los bienes nacionales cuyo arrendamiento o explotación proporcionaban al fisco nacional rendimientos considerables, se encontraban las salinas, tanto marítimas como terrestres, ubicadas a lo largo del territorio nacional. Esta renta fue a lo largo de los años de estudio una de las más significativas, siendo su producto líquido siempre positivo. Además, podría decirse que fue una renta estable dentro de la estructura de ingresos, que no se vio perjudicada por factores externos como pudieron estarlo otro tipo de rentas o impuestos; sin embargo, fue una renta sensible a condiciones climáticas como las épocas de invierno y verano. La organización de este tipo de renta puede describirse desde dos ámbitos: la administración de su explotación y mantenimiento, así como por el lado concerniente a la fijación de precios y elaboración de la sal. Por el lado de las salinas marítimas, desde 1885 se decretó el monopolio de la sal25 y desde entonces su explotación se llevó a cabo unas veces por administración directa del gobierno, otras veces por contratos con

particulares. Desde 1905 hasta 1909, su explotación estuvo a cargo del Banco Central, contrato que concluyó casi al mismo tiempo que se suprimió el monopolio de la sal y se continúo con la administración directa; de acuerdo al Cuadro 3, durante estos años esta renta presentó las mayores tasas de crecimiento promedio anuales. Bajo la Ley 44 de 1910, se suprimió el monopolio y se estableció un sistema de elaboración libre mediante el cual, los particulares recolectaban la sal producida en las salinas del gobierno mediante licencias concedidas por el Inspector General de las Salinas, y luego pagaban un impuesto de consumo al internarlas por las aduanas, únicas oficinas recaudadoras de los productos de todas las salinas. El gobierno administró la producción y comercialización de la sal marina de manera directa hasta el año de 1919, cuando se celebró un contrato con la Casa barranquillera de Cortissoz, Correa & Compañía, contrato que se dio por terminado en 1922 por incumplimiento por parte de los arrendatarios, al no cumplir con los pagos estipulados en el mismo. Terminado el contrato, el gobierno asumió nuevamente la administración directa. El producto líquido real de las salinas marítimas alcanzó los valores más altos durante el quinquenio de Rafael Reyes y a partir de 1919, así como tasas de crecimiento positivas (Cuadro 3). Fue precisamente durante estos períodos que esta renta estuvo administrada por el sector privado, Banco Central y Cortissoz, Correa & Cía. No obstante, si se quiere analizar la eficiencia del sector privado en el manejo de estas rentas, no es suficiente observar el comportamiento del producto líquido real, ya que es importante entrar a analizar

24 Dentro de los bienes nacionales que generaban algún tipo de ingreso al fisco nacional se encontraban las salinas, los ferrocarriles y los bosques de propiedad de la nación que eran arrendados a particulares. No obstante en este articulo se hablará sólo de la renta de salinas, por ser ésta el segundo renglón de rentas de la nación y además por limitación en la extensión de este articulo. 25 Monopolio del gobierno en la fijación de precios tanto de las materias primas como de la sal ya elaborada, así su explotación y/o elaboración estuviera bajo su administración directa o bajo arrendamiento a particulares. Según relata Luis Fernando López, «la sal de mina ubicada en el centro del pafs, hacia un recorrido muy costoso en términos de fletes, para abastecer mercados de Santander y Cauca. La sal llegaba a esos departamentos con unos costos tan altos que era más rentable para los consumidores abastecerse de sal del Perú al sur del país, y de sal marina del

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también los recaudación.

gastos

de

funcionamiento

y

Durante la administración del Banco Central entre 1905 y 1910, los gastos de administración fueron de gran consideración (entre 113.092 y 296.599 pesos constantes), llegando a porcentajes entre 25 y 47% del producto bruto. A partir de 1910, cuando se establece la libre elaboración, los gastos en términos reales disminuyeron en casi un 60%, llegando a representar entre un 9.57 y 27.86% del recaudo efectivo. Para los años en que las salinas vuelven a ser administradas por el sector privado, entre 1919 y 1922, los gastos representan nuevamente un porcentaje considerable, alrededor del 47.9 y el 74.41%. La administración privada, al parecer, implicaba mayores costos de personal y de mantenimiento. Durante la adminsitración privada aumentó el producto bruto, pero también aumentaron los gastos. En las salinas terrestres, el monopolio de la sal se dio en los mismos términos que en las marítimas, aunque su aplicación en la parte de producción fue menos rígida. Desde 1886, en Cundinamarca, los particulares podían elaborar sal de caldero y sal compactada, con las materias primas (sal vijúa y agua salada) compradas al gobierno. La fijación de precios por parte del gobierno fue siempre motivo de descontento entre los elaboradores particulares, pues estos consideraban que el provecho no era justo y clamaban por la libertad absoluta para fijar los precios de venta de la sal ya elaborada. Con la supresión del monopolio en 1910, se procedió a establecer y reglamentar un impuesto sobre la producción o el consumo de la sal. Se estableció la libre elaboración, consistente en pagar los particulares un derecho al gobierno por cada arroba de sal que elaboraran, especialmente en las salinas de Zipaquirá y Nemocón.

IV. Conclusiones El período comprendido entre 1905 y 1925 fue de transición para la economía colombiana. El legado

económico del siglo XIX, que se caracterizaba por un desarrollo exportador débil, empezaría a desaparecer con el transcurso de los años, gracias a la consolidación de la industria cafetera como sector exportador por excelencia. Sin embargo, a pesar de que para el período, como un todo, las tasas de crecimiento de las exportaciones reales anuales promedio son de alrededor del 5%, durante el período no se dio mayor dinamismo de las finanzas públicas nacionales, debido a la inelasticidad del sistema de ingresos ordinarios existente, que apenas alcanzaba para sufragar los gastos de funcionamiento y no permitía mayor acción del estado en áreas diferentes. Además, de un deterioro del arancel promedio originado en cambios en la composición de importaciones, y a una disminución de los principales productos importados a raíz de la primera guerra mundial, contribuyó a esta situación que las mayores exportaciones originadas por el auge cafetero no estuvieron altamente correlacionadas con los recaudos por derechos de importación, principalmente por la estructura inelástica sustentada en aranceles de tipo específico. La composición de las rentas nacionales, caracterizada desde los inicios de Colombia como república independiente por estar constituida por gravámenes indirectos, en su mayoría recaudos por derechos de aduanas, marcó la inestabilidad y vulnerabilidad de las finanzas públicas del gobierno central que presentaban los mismos altibajos del sector externo; la estructura arancelaria basada en aranceles específicos caracterizó al sistema por su inelasticidad. De igual manera, desde el punto de vista fiscal, estos impuestos no cumplían con principios como el de equidad, además de ser todos inelásticos con respecto a los ingresos totales. En resumen, la estructura tributaria de principios de siglo no cumplía con los requisitos deseables para que dicha estructura fuera la adecuada, y se presentara mayor dinamismo en las finanzas públicas del gobierno central.

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A lo largo del siglo XIX y especialmente en las

primeras décadas del XX, se hizo imperiosa la necesidad de reestructurar las principales rentas y dar cabida a otras que permitieran mayor estabilidad, como llegarían a serlo los impuestos de carácter directo como el impuesto a la renta; aunque fueron necesarios varios años de reformas para que éste último tuviera el efecto deseado de proporcionar mayor estabilidad al sistema. Desde su implementación, el impuesto a la renta no tuvo mayor participación en el total de recaudos, debido principalmente a que era un impuesto proporcional y no progresivo, que gravaba en mayor medida a las clases menos favorecidas, incumpliendo el principio de equidad e igualdad, así como también se caracterizó por ser arbitrario. Durante el período 1905-1925, la mayoría de las fuentes de ingresos para el fi s c o nacional constituían gravámenes de tipo indirecto u otro tipo de rentas que, en algunos casos, como las salinas, implicaban grandes costos de operación que constituían grandes cargas en materia fiscal, además de constituir gravámenes inelásticos que no permitían el crecimiento de los ingresos ordinarios necesarios para promover grandes obras de infraestructura. La ineficiencia administrativa se dio en el recaudo de varias rentas y aún en varias de las oficinas encaragadas de dicha labor, como

algunas de las aduanas, que presentaron recaudos líquidos negativos. Los ingresos reales presentaron en el período 1905-1925 un crecimiento similar al de la población, io que indica poco o nulo crecimiento en términos per cápita, a pesar del auge exportador del período. Dentro del período estudiado, los años de mayor crecimiento para los ingresos totales reales, y la mayoría de las rentas, fueron el período conocido como el Quinquenio de Rafael Reyes, el auge cafetero de 1910 y años posteriores hasta 1913 y comienzos de la década de 1920. La primera guerra mundial representó para el país unos años de recesión, no sólo para las exportaciones e importaciones reales, sino para la mayoría de recaudos reales ordinarios. A pesar del auge cafetero del período 1905-1925, los recaudos reales no aumentaron en términos per cápita. Sin embargo el auge cafetero tuvo un efecto multiplicador sobre el resto de la economía colombiana, pero fue sólo en la segunda mitad de la década de los veinte, y especialmente en la década de 1930, que las consecuencias de la consolidación del sector exportador colombiano se tradujeron en una transformación sólida de las finanzas públicas del país.

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Finanzas y Administración del Cabildo de la ciudad de San Juan de Girón Amado Antonio Guerrero Rincón*

Introducción Los Cabildos seculares de América Latina constituyeron la base de la estructura del poder colonial. Apoyados en el cuerpo de doctrina jurídica del "Derecho Indiano", legitimaban el poder y canalizaban las aspiraciones sociales de las élites locales.1 El orden social colonial partía de la base del reconocimiento de una serie de prerrogativas y privilegios, derivados del nacimiento, origen, nobleza, raza, orden de llegada y papel desempeñado durante los procesos de conquista, etc., que se fueron traduciendo en derechos que permitieron la consolidación de grupos de poder que se distribuyeron ventajosamente los recursos productivos y controlaban y monopolizaban el poder político local.2 No en vano los Cabildos constituían el escenario donde las familias beneméritas y los vecinos económicamente más prestantes de la localidad, especialmente los interesados en el control y la distribución de los recursos productivos, en la orientación del manejo administrativo y fiscal de la ciudad, etc.; libraban las mejores batallas por continuar en el poder y por ende conservar los privilegios y preeminencias que éste traía consigo.3

*

Profesor y Director Escuela de Historia Universidad Industrial de Santander

1

Constantino Bayle. Los cabildos seculares en América Española Madrid, 1952; José Maria Ots Capdqui, El Estado Español en las /nd/as(México: Fondo de Cultura Económica, 1941), Instituciones (Barcelona: Salvat, 1959); Silvio Zavala, Las instituciones jurídicas en la conquista de América (México: Porrúa, 1971); Richard Konetzke, América Latina. La época Colonial (México: Siglo XXI, 1972)

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Los Cabildos estuvieron investidos con amplias facultades. En ejercicio de sus funciones tenían atribuciones en el campo económico, como órgano regulador del comercio de la ciudad y por ende encargado del control de pesas y medidas, precios y aranceles; del reglamento de los oficios artesanales, de la apertura y mantenimiento de las vías de comunicación, y del cobro de las rentas e impuestos correspondientes al ramo de propios. En el campo social, sus atribuciones tenían que ver con el control de la moral pública y las buenas costumbres, con el bienestar general (salud y educación) de los habitantes del lugar y con la celebración de las festividades cívicas y religiosas. Además de administrar justicia en primera instancia, en el campo p o l í t i c o 4 funcionaba como órgano elector de parte de sus miembros, y como institución era portadora de la base jurídica que permitía defender o expandir los limites jurisdiccionales. Como institución corporativa, asumía la defensa de los derechos de sus representados y daba curso a las aspiraciones de los grupos sociales que existían en su interior; y como último núcleo del sistema de administración y poder colonial "era el ente que conciliaba los intereses metropolitanos dentro de la sociedad colonial".5 Aunque estas múltiples dimensiones de los Ayuntamientos serían desarrolladas por el Cabildo de la ciudad de Girón en diversas oportunidades a lo largo del siglo XVIII, este artículo sólo analizará lo concerniente a las finanzas del Cabildo de la ciudad de Girón, pues de alguna manera, éstas reflejan el desarrollo económico de la región, la situación material de la ciudad y ponen de presente la defensa de los intereses económicos de las élites locales y la orientación general que se le dio a la política económica local.

1. La Estructura de Ingresos del Cabildo. La estructura de ingresos del Ramo de Propios estaba constituida por rentas e impuestos, aunque en ciertas situaciones se solicitaban contribuciones extraordinarias. De vez en cuando las autoridades locales convocaban a Cabildo Abierto para acordar los mecanismos de financiación de alguna obra, o solicitaban autorización superior para imponer una derrama.6 Este tipo de contribuciones se exigieron en Girón en varias ocasiones, pero destacan las convocatorias de 1777 y 1778, cuando se recogió más de 1000 pesos, con el fin de refaccionar la casa del Cabildo y la cárcel, que se encontraban en muy mal estado, y para efectuar una composición de caminos. Estas derramas no constituían parte de la estructura de ingresos de la Renta de Propios, pero los Regidores debían velar por la ejecución de las obras a que habían dado lugar dichas imposiciones. Su importancia se debió a que permitían financiar obras que de otra manera no se podían realizar, dados los montos que alcanzaban y cuyos costos superaban inclusive lo que recibía la Renta de Propios en varios años. Ordinariamente, los ingresos percibidos pro iian del arrendamiento del ejido, del control de las actividades comerciales, mediante el otorgamiento de licencias de funcionamiento, del cobro de los derechos de la casa de carnicería y del remate de la bodega del puerto de Sogamoso, además de lo captado por concepto de multas y sanciones. Obviamente las finanzas del Cabildo se fortalecerían en la medida en que se consolidaban los índices de crecimiento poblacional, se

4 Al igual que otros Cabildos, el de Girón estaba constituido por dos tipos de miembros: vitalicios y electivos. Los primeros correspondían a los cargos de Alférez Real. Alguacil Mayor, Alcalde Provincial, Depositario General, Fiel Ejecutor y Regidores Sencillos; que eran obtenidos en subasta pública. La provisión de los miembros electivos: Alcaldes Ordinarios de primer y segundo voto, Procurador General, Mayordomo, Padre de Menores y los Alcaldes de la Santa Hermandad; era realizada por los miembros vitalicios. Cfr Amado Guerrero Rincón, "Conflicto y poder político en la sociedad colonial. Girón, siglo XVIII" en Cultura Política. Movimientos Sociales y Violencia en la Historia de Colombia(Bucaramanga, UIS, 1993) p.6 5 Tovar Pinzón, op.cit (1983: 39, 59). Margarita Garrido, Reclamos y representaciones. Variaciones sobre la política en el Nuevo Reino de Granada 1770-1815 (Santafé de Bogotá: Banco de la República. 1993): 93-190 6 La derrama era una contribución que se imponía a los vecinos de una manera forzosa, y acorde con su situación económica, para financiar una obra en particular.

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expandían las actividades económicas y se ensanchaban los núcleos urbanos de la Gobernación. La administración de la Renta de Propios estaba a cargo de un Mayordomo, que anualmente era elegido por los Regidores y Alcaldes Ordinarios, con la función de cobrar dichas rentas y servir de tesorero al Cabildo. Para su posesión debía aportar fianzas y al finalizar el período entregar una relación de lo actuado, que era inspeccionada por uno de los regidores del Cabildo, nombrado para tal fin. Esta estructura administrativa se mantuvo hasta 1792 cuando el Virrey expidió un decreto en que ordenaba establecer en todas las ciudades y villas del Reino, una Junta Municipal de Propios, que en adelante asumiría las funciones de revisión y control de las finanzas del Cabildo. 1.1 El establecimiento y arrendamiento del ejido. La asignación de ejidos y dehesas era un requisito fundamental que siempre se debía considerar en el proceso fundacional de cualquier ciudad o villa colonial, pues ellos constituían la reserva para la expansión del núcleo urbano, además de ser la fuente proveedora de recursos como pastos, leña y de servir como espacio para la "recreación" de todos los vecinos.7 A la ciudad de Girón, fundada en 1636,8 se le establecieron unos ejidos cuya extensión no sobrepasaba el cuarto de legua. Sin embargo, los límites precisos sólo fueron establecidos en 1670, cuarenta años después de fundada la ciudad. En el auto se estipuló que el ejido iba desde la quebrada Bernal arriba, a dar al sitio de la Cruz y sitio de Lagunetas. Desde el badohondo que va para Palogordo, pasando dicho bado, siguiendo por los ingles de las barrancas que hacen en el llano de los Totumos, a dar a una quebradita que baja de Ruitoque, y pasando

el río Frío, se había señalado por lindero la quebrada del Fical, corriendo las singles del cerro a dar a la quebrada de La Iglesia y por ella abajo a dar al río, buscando la quebrada Bernal que entra en el río9 Pero a comienzos de siglo XVIII, en 1727, el Procurador Domingo Gutiérrez Lasso nuevamente solicitó la fijación de los límites del mencionado ejido, pues en tiempos del Gobernador Diego Mantilla de los Ríos los papeles del archivo se habían quemado y con ellos el documento donde se estipulaba la demarcación y señalamiento del ejido y dehesa de la cuidad. En concepto de dicho Procurador, el Gobernador se había aprovechado de la situación y "había permitido que varios particulares y vecinos tomasen posesión de ellos, unos con título de venta y otros precariamente, de modo que quedó la dicha ciudad sin ejidos ni dehesa",10 solicitando, por consiguiente, la restitución de los propios. Cuando las autoridades intentaron ejecutar dicha petición, encontraron que el crecimiento urbano de la ciudad había llegado hasta las mismas vegas del río del Oro y que por lo tanto la mayor parte de los ejidos habían sido asignados ya. Ante esta situación, el Procurador, invocando las leyes municipales que estipulaban que a las villas y ciudades debían señalárseles amplios ejidos, solicitó la ampliación del mismo. Atendiendo a que las vegas de los ríos Frío y del Oro no habían sido incluidas dentro de la jurisdicción del Resguardo de Bucaramanga, y considerando que también habían sido abandonadas por las cuadrillas de esclavos a quienes se les habían reservado para la explotación aurífera, quedando por lo tanto "vacas"; el Procurador solicitó que la expansión se hiciera sobre dichas vegas. A pesar de las protestas del Protector de Naturales, la decisión de la Real Audiencia favoreció al Cabildo de Girón: por un lado ordenó "lanzar a todos y cualesquier persona" que hubiera poblado irregularmente el

7

Recopilación de las Leyes de los Reinos de las Indias (Madrid: Cultura Hispánica, 1973) libro IV. título 7, ley XIV y título XIII, ley 1: 92, 106.

8

Armando Martínez Garnica y Amado Guerrero Rincón. La Provincia de Solo. Orígenes de sus poblamientos urbanos(Bucaramanga: Escuela de Historia-UIS, 1995)

9 Archivo General de la Nación (AGN), Tierras Santander (TS) 33: 382v 10 AGN. TS 33: 381 r-v

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primer cuarto de legua, y, por el otro, le concedió un cuarto de legua más para que ampliara su ejido, quedando comprendido en él, parte de las vegas de los mencionados ríos.11

que no el que los posean como arrendatarios que es lo que sucederá si se hace merced de ellas al Cabildo, en detrimento de la agricultura e igualmente de la Real Hacienda.15

En cumplimiento de lo mandado, el gobernador Pedro Velázquez efectuó el lanzamiento el 14 de enero de 1728 y para "perpetuar memoria (fue) amojonado con tapia de cal y canto por todas partes a costa del ramo de propios".12 Pero aún así, nuevamente en 1752 el Cabildo de Girón y la Alcaldía Mayor de Bucaramanga estaban pleiteando por los límites del "cuarto de legua" asignado.13 Apoyado en la tesis de la disminución de la población indígena y por ende en la existencia de una gran cantidad de tierras sobrantes, el Procurador del Cabildo, Antonio Salgar, viajó a Santafé de Bogotá en 1756 para diligenciar la asignación de dichas tierras como propios de la ciudad, lo que obtuvo luego de tres meses de intrigas y gestiones, pero la decisión fue apelada y la adjudicación no se cumplió.14 Para ayudar a dirimir la pretensión del Cabildo de Girón, el Fiscal de lo Civil de la Real Audiencia conceptuó que

A juzgar por los múltiples pleitos que se presentaron entre los particulares16, las autoridades de Girón y el Alcalde Mayor dé Bucaramanga, y el curso que tomaron los acontecimientos en la segunda mitad del siglo XVIII, con la extinción de los Resguardos y la agregación de los Pueblos de Indios, esta tesis se impondría ampliamente, pues a pesar que el Cabildo de Girón intentó nuevamente en 1772 y 1786 anexarse las tierras del Resguardo, en ambas ocasiones se prefirió rematarlas y no ampliar los propios o ejidos de la ciudad

aunque el conceder tierra a los arrendatarios estaba acorde con el espíritu general de la Real Cédula de 1580 y era muy proporcionado para facilitar la prosperidad de aquellas gentes y el adelantamiento de la cultura y fertilidad de su pueblo, acorde con el proyecto de Bernardo Ward, (...) las tierras nunca estaban bien cultivadas si todo su fruto y aumento no es de quien la cultiva. Según esta sólida doctrina es preciso convenir en que ha de ser más conveniente y útil a la población de Girón, el que se concede el terreno sobrante del ejido a los vecinos para que los posean en propiedad,

Pero la interpretación jurídica inicial que asociaba los propios con el aprovechamiento comunal también había desaparecido, y en su lugar había surgido la doctrina que concebía a los propios como fuente proveedora de recursos para financiar las actividades del Cabildo y la realización de algunas obras públicas. Desde entonces los bienes de propios comenzaron a venderse, pero principalmente a arrendarse por cuadras, entre las personas que poco a poco iban llegando para avecindarse. Es de anotar que cuando en 1727 se concedió la ampliación del ejido a la ciudad, se especificó que a "ninguno se le diera más de una cuadra"; sin embargo esta recomendación no se tuvo en cuenta, pues tanto en 1774 como en 1802 cuando se visitaron los ejidos, se encontró que varios arrendatarios explotaban más de las cuadras asignadas y que algunos de ellos como los regidores Julián e Ignacio Rey explotaban hasta 13 cuadras.17 La presión por la tenencia de la tierra se puede inferir del valor mismo que fue tomando el arrendamiento de las cuadras. El Ayuntamiento

11 El cuarto de legua se midió así: bajando por el río del Oro, 25 cabuyas de 100 varas, hasta dar a la quebrada Bijagual, que baja del alto de Canta; por la parte de Bucaramanga, pasaba por le medianía de la cuchilla que sale de la quebrada de Chimitá y la otra que sale del sitio del Palenque; por el camino de Palogordo, hasta la quebrada del monte que llaman de las Mujeres, frontera con la peña del Corregidor; y el cuarto, por el camino de Sogamoso hasta una quebrada que llaman de la Laja. AGN, Ejidos, tomo único 40r-42v. TS 33: 388r-v. Miscelánea (Mis) 114r-v. 12 Archivo Histórico Regional (AHR), Girón-Judicial (Jud), Paquete (paq) 2a:546r-549v 13 AGN, Cabildos (Cab) 1:180r-181v 14 AHR, Girón-Civil (Civ) 1777-1779: 516-520 15 AGN, Mis 6:83r-84v; TS 51: 911 16 AGN, Cab 1: 283-288; AHR, Girón-Jud, paq 2a: 546r-549r 17 AHR, Girón-Civ 1774:586-595; Girón-Jud 36.564r578v

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local subió de cuatro reales a ocho, y luego a doce, el valor de cada cuadra arrendada, es decir un 200% en el curso del siglo.18 Para 1798, cuando habían arrendadas 190 cuadras, se recogía por este concepto 285 pesos, lo que representaba cerca del 50% del total de los recaudos de la Renta de Propios de ese año, y para 1802 cuando 63 arrendatarios tenían 166 cuadras arrendadas se recogían 262 pesos y cinco reales, constituyendo la parte principal de los fondos del ramo o renta de propios.19 1.2. El control del comercio y el otorgamiento de las licencias respectivas Una de las funciones que debía cumplir el Cabildo, era la de controlar los locales comerciales que se establecieran en su jurisdicción, cualesquiera fuera su naturaleza. Este control lo ejercía mediante la concesión de licencias y la exigencia de fianzas, las cuales debían renovarse anualmente y por las cuales cobraba un derecho, además de intervenir directamente para garantizar el abastecimiento de la ciudad. En desarrollo de esta función debía establecer los mecanismos que garantizaran la oferta de estos bienes y fijar, en algunos casos el precio de dichos abastos, especialmente carne y víveres, "teniendo respeto de lo que cuesta y dándoles una moderada ganancia",20 además de controlar las pesas, varas y medidas. En Girón, para evitar el acaparamiento y controlar los precios de algunos géneros, el Cabildo dispuso en varias ocasiones que los productos debían expenderse inicialmente en la plaza pública, y que durante los tres primeros días sólo se podían vender al por menor "para que todos, gocen de suplirse con más comodidad", al término del cual podían ser adquiridos en cantidades mayores. En estas ocasiones también se prohibía que los intermediarios salieran a los caminos a comprar

dichos géneros, porque luego los revendían en la ciudad, o inclusive que los vecinos que tuvieran casa de campo en los caminos reales compraran dichos comestibles, sin haberlos dejado traer a la ciudad, so pena de 25 pesos de multa y dos meses de cárcel, y que los que tuvieran géneros avisaran a la justicia previamente. Estos brotes de acaparamiento y especulación fueron recurrentes a lo largo del siglo XVIII.21 En cuanto se refiere al control de pesas, baras y medidas, se dispuso que para evitar el fraude bs pulperos y tratantes, hicieran las libras de hierro y que tuvieran sus pesas y medidas ajustadas con las del Fiel Contraste, además de exponer en lugar público el "arancel" y renovar anualmente su licencia. En 1720 los pulperos alegando que la carne "mermaba" a medida que se iba secando, pretendieron trasladar esta merma a los consumidores y comenzaron a dar cuatro onzas menos en la libra, lo que motivó la protesta del Procurador Gutierre Mantilla de los Ríos y la acción del Fiel Contraste para la revisión de las pesas y medidas.22 A mediados de siglo se suscitó un problema similar, esta vez con algunos artesanos y tabaqueros. El Procurador Lorenzo de Navas se quejaba en 1749 de que la vara de tela sólo se hacía con un ancho de 3/4 y que los expendedores de tabaco habían subido los precios y mermado en la pesa de libra. Por ello ordenó que tejieran el lienzo de vara de ancho, so pena de perder los telares, y que los tabaqueros hicieran el mango de a media libra y si faltara o no estuviera bien aliñado, se quemara en la plaza pública. Pero tales medidas no debieron surtir ningún efecto, pues en 1757 el Procurador se lamentaba de la pérdida de estima de los lienzos locales porque no tenían la vara de ancho, lo que dificultaba su comercialización.23

18 AGN. Contrabando Cartas (Con-car)S: 656v-657r. Residencias (Res)37: 271 r 19 AGN, Impuestos Varios (IVA) 14: 601v-6O2r 20 Recopilación de Leyes de Indias, Ley 22, tlt 9, lib 4, fol 98 21 1721, AGN Cab 10:37r-v. 1764,1765 y 1788 AHR, Girón-Civ 1766-69: 36v-37v; Girón- Jud Paq 1b:1658r-1660v 22 Las quejas sobre el incumplimiento de lo estipulado en las pesas, baras y medidas fue reiterativa y permanente. AGN, Cab 1012r-v AHR GirónCiv 1766-1769:36v-37v. 23 AGN, Cab 10:41r-v; AHR, Girón-Civ 1766-69: 36v-37v

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Es de anotar que inicialmente fueron los propietarios de tiendas de pulperías los que acudieron a sacar sus licencias, pero con el transcurso del tiempo, la diversificación de la economía regional y la necesidad de ofrecer algunas actividades recreativas posibilitaron el surgimiento de las mesas de truco, los boliches, además de los tejares, y por ende también el otorgamiento de las licencias respectivas. Si a comienzos del siglo se anotaban uno o dos tiendas, para 1790 se registraban 6 tiendas y cinco mesas de truco, en el casco urbano de la ciudad; en 1800 se contabilizaban en Girón, además de las tiendas y mesas de truco, tres hornos de teja y dos juegos de boliche; en Piedecuesta tres mesas de truco, 4 juegos de boliche, tres tiendas y tres hornos de teja; en Bucaramanga, tres mesas de truco y tres hornos de teja, y finalmente en 1802 se contaron dos tiendas en Girón y dos en Piedecuesta, cuatro mesas de truco en Girón, tres en Piedecuesta y tres en Bucaramanga; una cancha de boliche en Girón y tres en Piedecuesta, dos tejares en Girón y dos en Bucaramanga.24 El costo de estas licencias no varió mayormente a lo largo de la centuria, así entonces las tiendas de pulpería o abastos debían pagar anualmente tres pesos, las mesas de truco, garitas y bolos, cuatro pesos y los trapiches de caña y horno de teja, doce reales cada uno.25 1.3. El impuesto a la carnicería. El abasto de carne en Girón sólo existió a finales del siglo, siendo costumbre que los propietarios de hatos de la jurisdicción proveyeran de carne a la ciudad durante algunas semanas. Cuando se presentaban dificultades se amenazaba con rematar el abasto de carne al mejor postor, lo que inquietaba a los propietarios, pues algunos podían quedar excluidos del negocio y por ende de la venta de sus ganados.26 Los deseos de algunos vecinos pudientes de consumir permanentemente

carne fresca, no se podían satisfacer, dado que la baja demanda no permitía el continuo sacrificio de ganado y el comercio de carne salada era muy alto, además de la dificultad que entrañaba el traer ganados para la pesa diariamente. Por ello el Cabildo decidió en 1721, cuando le formularon tal solicitud, que "por ahora no se puede resolver en la materia en contrario, sino es que corra la costumbre bien recibida de la carne salada". A mediados del siglo debió interponerse ante las autoridades superiores algún recurso de apelación para prohibir el comercio de este tipo de carne, pues en octubre de 1754 se informaba que se había recibido una "Real Carta" de la Real Audiencia, "sobre la libertad y franqueza de el comercio de la carne salada, donde se revocó la prohibición que se tenía, para que el vecindario use de su arbitrio lo mejor que le pareciere".27 La provisión de ganado para la poza de la ciudad, no debió registrar mayores problemas, pues sólo hay referencias de escasez y acaparamiento en 1757 cuando el Cabildo tuvo que intervenir para facilitar que los pobres pudiesen socorrer sus necesidades, ordenando que se expendiera la carne por peso, valiendo 12 reales la arroba de carne seca y 4 reales la fresca y en 1789 cuando tuvo que prestar 200 pesos, de la Renta de Propios, para que se aprontaran ganados.28 Esta situación motivó para que al año siguiente se emprendiera el proyecto de la casa de carnicería en la ciudad de Girón; con su respectiva corraleja y demás amaños como pesas, romanas y herramientas, para que los abastecedores beneficiaran sus ganados y contribuyeran a la Renta de Propios con un real por cada res que sacrificaran.29 El establecimiento de la carnicería buscaba asegurar el abasto y tratar de controlar un poco el abigeato, pues desde 1788 se había prohibido que se matase o vendiese res alguna, sin informar previamente a la Real Justicia

24 AGN. Res 37:602v; ICA 5: 479r; AHR, Girón-Jud33: 351r-352v 25 AHR, Girón-Jud 10:14r, 215v. AGN, IVA 1: 1010-1016; 14: 580-600, ICA 5:477r-481v, Cab 6:233-241. 26 Para los años 1718, 1721 cfr AGN, Cab 10:5r, 37r-v: 27 1721: AGN Cab 10:38r-v; 1754 AGN Cab 10:187r-v 28 AGN Cab 10:12r-v; AHR, Girón-Civ 1766-1769:36r-v; 1789-1790:17-18r 29 La pretensión de establecer la carnicería tenía una historia de más de medio sigo, pues ya en 1754 se ordenaba que se siguiera adelante con la construcción de la casa de carnicería AGN, IVA, 14:580-600v; Cab 10: 169M71

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y comprobar que ésta había sido bien habida.30 Dos años más tarde, en 1792, la Junta Municipal de Propios propondría separar el remate de la carnicería en Girón de las otras Parroquias, pero el Gobernador se opuso alegando que en Girón había casa de carnicería y estaba prohibido matar fuera de la ciudad. En 1798 se informó que desde que se había establecido la carnicería en 1790, y hasta 1797, se habían obtenido 604 pesos, de los cuales se habían repuesto los 300 pesos invertidos en la adquisición de la casa, las corralejas y amaños de ella, además se habían comprado pesas, herramientas, y cueros para beneficio de los abastecedores.31 Para 1802 el ramo de carnicería se remató en Girón por 30 pesos, por 20 pesos en Bucaramanga y por lo mismo en Piedecuesta. Como vemos este rubro tomó gran importancia, pues los aportes que hacía a la Renta de Propios, entre 50 y 70 pesos anuales, significaba que se mataban entre 400 y 560 reses, o que se efectuaban operaciones en la carnicería por valores que oscilaban entre los 2500 y 3500 pesos, sí nos atenemos al impuesto pagado por cada res que se sacrificaba en la carnicería.32 1.4. El arrendamiento de la bodega de Sogamoso. Ubicada en el sitio del Pedral,33 la bodega de Sogamoso fue igualmente más significativa, puesto que allí se cobraba un impuesto de bodegaje Con el crecimiento de la producción agrícola regional, especialmente del cacao, algodón, tabaco, ajo y anís, y de la producción de "lienzos del país", alpargatas, azúcares, mieles y conservas,34 que bajaban hacía los mercados de Mompox y Cartagena, además de las mercancías que se importaban, este ramo fue adquiriendo cada vez mayor importancia. Dependiendo de las perspectivas

comerciales, su remate oscilaba entre los 300 y los 400 pesos por quinquenio, a un promedio de 60-80 pesos anuales. Rafael Hernández, por ejemplo, se comprometió a pagar 360 pesos, por cinco años a partir de 1790, aunque en la primera década del siglo XIX, el control de la bodega sólo se remató en 260 pesos 1.5. Los ingresos globales. Sí en los primeros años del siglo XVIII los escasos ingresos que percibía la Renta de Propios provenían del otorgamiento de licencias a pulperos, para finales del siglo y comienzos del XIX, el mayor volumen de ingresos se obtenía por el arrendamiento de las cuadras del ejido, por el remate de la bodega de Sogamoso y por el impuesto de carnicería. Así lo deja ver la estructura de ingresos de 1802 cuando se obtuvieron 12 pesos por cuatro tiendas, 42 pesos por diez mesas de truco, 8 pesos por dos canchas de boliche, cuatro pesos cuatro reales por cuatro tejares, 70 pesos por el ramo de carnicería, 260 pesos por el remate de la bodega de Sogamoso y 262 pesos por el arrendamiento de las cuadras de tierra.35 De hecho, en las primeras décadas del siglo, los ingresos del ramo de propios no eran significativos y el Cabildo estaba casi siempre sin recursos. En 1719 el Mayordomo informó que había recogido 14 pesos, producto de unas licencias otorgadas a unos pulperos y que había gastado seis pesos en luminarias, aseo y lumbreras para el Cabildo. Un informe similar reportó el Mayordomo, en 1724, cuando afirmó que no había de donde cobrar "los propios", pues sólo había una tienda de pulpería que reportaba tres pesos, los cuales se gastaban en "empajar la cárcel".36 Esta situación debió mantenerse para la primera mitad del siglo XVIII, pues aún para 1751 el Mayordomo informaba que

30 AHR, Girón-JudPaq 1b;1658r 166Ov 31 AGN, Cab6:233-241r. IVA 14 601v-602r 32 AHR. Girón-Jud 10r14r, 215v, AGN, IVA 1: 1010-1016; 14. 580-600, ICA 5:477r-481v. Cab 6: 233-241. 33 La permanencia de comerciantes, tratantes, y transportadores, además de los hacendados y estancieros dedicados al cultivo del cacao; dio lugar a un asentamiento que adquirió características urbanas, hasta el punto que en 1731 un grupo de hacendados solicitaron la erección de una parroquia en dicho lugar, petición que les tue concedida en el año siguiente, previa hipoteca de sus estancias y haciendas con más de 10000 árboles de cacao para asegurar el pago de la congrua. Clr Armando Martínez y Amado Guerrero, op cil34 Biblioteca Nacional, Gobierno, Tomo 6. Informe del Gobernador de Girón Francisco Baraya y Lacampa 35 AHR. Girón-Jud, caja 36; 564r-578v 36 AGN, Cab 10:14r; Res 37;602v

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algunos gastos como los que demandaba el establecimiento de la escuela.38

"los propios eran muy cortos y no alcanzaban para los gastos de la ciudad";37 pero esta situación cambió radicalmente en la segunda mitad del siglo tal y como se observa en el cuadro No.1 La Renta de Propios registró un constante aumento, especialmente en las tres últimas décadas del siglo XVIII, cuando se diversificó la base impositiva, al facultar al Cabildo para parcelar los ejidos y darlos en arrendamiento y se reestructuró su administración. Pero lo que realmente está reflejando este proceso de consolidación de la Renta de Propios es el crecimiento económico y poblacional de la región. La situación era tan buena que durante varios años el Cabildo registró superávit en su estado de cuentas y logró acumular un capital patrimonial líquido que para 1791 ya sumaba los 700 pesos, por lo que solicitó autorización para poner a censo parte de dicho capital y financiar con los réditos

2. Estructura de Egresos del Cabildo: Gastos e Inversiones. Una vez que se consolidó el ramo de propios, los diferentes Mayordomos del Cabildo registraron las partidas de egresos de una forma mucho más minuciosa, lo cual permite analizar detenidamente algunos períodos concretos En el caso de Girón, las cuentas comienzan a ser detalladas en el ultimo tercio de siglo, y es a través de estos registros que se puede establecer no sólo la gama de asuntos con los cuales debía contribuir el Cabildo, sino también la magnitud de esas contribuciones, además de señalar las tendencias de la estructura de gastos e inversiones. Para una mayor comprensión y atendiendo a la naturaleza de los gastos, se condensaron las partidas en el cuadro No. 2.

Cuadro No.1 Ramo de Propios-Ingresos* Cabildo de Girón Siglo XVIII39 AÑO

Ejidos

Bodega

Lícen

RENTAS

DEVOLUCIONES

TOTAL

Carnic 1719 1724 1755 1770 1775 1776 1777 1778 1779 1780 1781 1782 1783 1784 1785 1786 1787 1789 1795 1796 1797 1799 1802 1810

105.6

20.4

50 71.4 50 50

301.4 262.5

150 260

33 66.4

57 70

14 3 45 126 2 204 2G7 245.5 230.7 449.3 500 412.2 3170.4 518,2 401.1 499.4 452 3 491 335,3 389. 454.2 400.5 5414 659 I 600-700

14 3 45 126 2 204 267 245.5

166.1 196 60.1 45.6 23 32.5 48.3 50 23.3

230 7 449.3 500 412.2 483 5 518,2 4206 559,3 498 1 491 355 3 422,2 5025 450,5 541 4 682.4 600-700

* Pesos de 8 reales. El decimal indica reales Fuente: AHR, Girón-Jud 10: 14r, 215v; 33: 351-370. AGN. ICA 5:479r, IVA 1. 97-142, 14: 580-600V

37 AGN, Cab 10: 215v 31 AGN, ICA 5: 477r-v,479r 39 Es de anotar que se mantuvo la estructura de cuentas del período. Así por ejemplo el rubro de "Devoluciones" corresponde a gastos no ejecutados o deudas pendientes de vigencias anteriores. Para los años en los cuales tue posible se especificó el origen de los ingresos, según los rubros anotados

88

Cuadro No.2 Relación de Egresos Cabildo de Girón 1770-1802 AÑO 1770

OBRAS PUBLICAS

CORREOS

280.1

FIESTAS

SALUD SALARIOS

157.4

1 775

y SEGURIDAD PRESOS

30 7

41

675

7.2

1776

261,1

3

45

1777

22

7.4

41

66 3

(778

132

5.2

58

54

VARIOS

1152.4 9.4

111

222

30

TOTAL

5/ E 642,1

347

173.6

87

366.2

1779

8,4

3.7

70 6

44,4

26 6

154.3

1780

1,7

5.3

50

38.3

46

141.4

1781

92 4

15.2

155 6

1782

75,5

26,3

20

1 783

2

1784

130

17,4

62,5

33

21."

3,7

20.6

3r> I

17,3

22 7

1786

3

43,5

32.5

1787

92.2

23.4

1788

16,3

9.3

1.2

1795

50

1796

50

1797

410

1799

20

44 :

162,1 8.5 23

17.3 16

10

135 4

145

24

75.3 7.5

12,3

1785

1789

606.2

3

26.7

312.5

49,3

182.2

33 3

112.1

351.3

2987

126,4

88

H

214

192 10 I

1802 Total

196.1

233,6

257,5

16

176.4

377.3

32,7

12 3

184

279

176.5

17

1025.3

471.4 7Z3 475.3 723 302 4 167.1

1692

381.8

852

60,4

1383

1345.7

2231

Fuente: AHR, Girón-Jud 10: 14r, 215v; 33: 351-370. AGN, ICA 5.479r; IVA 1: 97-142, 14: 580-600v

2.1. Inversiones en infraestructura: vías y

equipamiento urbano. Considerando que los Ca b ildo s no estaban autorizados para establecer impuestos, la apertura de nuevas vías de comunicación debía contar con el apoyo de las autoridades superiores, si su financiación dependía de alguna derrama especial o del establecimiento de algún pecho. Ordinariamente la composición de los caminos era una labor que estaba a cargo de los Alcaldes de la Santa Hermandad y del Alcalde Provincial, Para su financiación, el Ayuntamiento recurría a mecanismos mixtos donde los usuarios directos: comerciantes, propietarios y campesinos, o bien

arreglaban los trayectos que lindaban con sus propiedades o bien aportaban mano de obra y algunos materiales, madera especialmente; y de la Renta de Propios se sacaban algunas partidas para cubrir los otros gastos que demandaba la reparación o composición de los caminos. Algunas veces se establecían tarifas especificas como aconteció en 1770, cuando se fijó un pecho de dos reales por carga para financiar la reparación de los caminos que conducían a los puertos de Sogamoso y Cañaverales, el cual debía ser pagado por los dueños de muías y propietarios de las carga.40 Es de anotar que una Real Orden de 1779 mandó a arreglar los caminos con cargo a las

40 AGN, Oes 58: 31 r, 58v, 114

89

cuentas del Rey, pero e s t a f u e suspendida rápidamente por otra Real Cédula que ordenaba que fueran los Gobernadores y demás los que se encargaran de arreglarlos costeándolos l o s beneficiarios.41 En 1 7 7 7 , el Gobernador Francisco Baraya y Lacampa estableció una derrama pública entre los comerciantes, hacendados y gente de mediana comodidad, cuyo monto superó los 1000 pesos, y al año siguiente, considerando que la Renta de Propios era el "principal fondo que debia soportar los aliños de lo s caminos públicos", ex ig ió la entrega de todo el dinero que tuviera en su poder el Cabildo para dedicarlos a este propósito, monto que ascendió a 217 pesos 42 En 1790, el Juez de Residencia ordenó al Cabildo que fabricara tres tambos o ramadas en la quebrada de los Santos en la boca del Monte y en los arrabales de la ciudad, inmediata al camino que iba al puerto de Sogamoso, pues no se explicaba cómo habiendo en caja 1316 pesos no se invertían en estas obras públicas que eran de las de mayor interés. Los principales caminos de la Provincia de Girón eran el camino real que comunicaba a Santafé con Maracaibo, y los que partían con destino el río Magdalena, como eran el que iba al puerto de Sogamoso y el que arribaba a Puerto Botijas Los demás, el que iba a la mesa de Jéridas y los que unían a las parroquias comarcanas, se pueden considerar como secundarios Aunque el Cabildo r u t i n a r i a m e n t e , año t ra s año, ordenaba la composición y aliño, ciertas empresas como la apertura del "camino al Sogomoso" requirió de especial atención y tuvo que ser financiada con "pechos o contribuciones". En 1 7 1 8 se ordenó abrirlo y el Procurador solicitó jueces para que se encargaran de coordinar el desarrollo de la obra; en 1720 el Cabildo determinó que las costas do su composición, junto con el de Boti|asCañaverales, se repartieran equitativamente entre los dueños de

muías que transitaran dicha vía, delegando en el Alguacil Mayor la ejecución de dicha orden; en 1724 dicha labor fue coordinada directamente por el Gobernador y en 1754, en desarrollo de la comisión dada a Lorenzo de Navas, el Cabildo obtuvo lic en c ia del Virrey para adelantar lo s trabajos e imponer un gravamen por cada carga que transitara por dicha vía, siendo el Gobernador el principal agente financiador, pues, según informe del Cabildo, los "propios no tiene dinero para estos gastos".43 Es de anotar que a una parte del camino real, el que unía a G iró n con San Gil, fu e necesario prestarle atención, especialmente el trayecto de la cuesta del "Volador", pues cada invierno lo dejaba en condiciones i n t r a n s i t a b l e s por lo que era n e c e s a r i o que " l o s v e c i no s , traficantes y campesinos" graciosamente contribuyeran para pagar los salarios del maestro y la manutención de los peones encargados de repararlo, además de colaborar con herramientas, bueyes y madera. Igualmente aconteció con el camino que conducía a la mesa de Jerida -"un lodazal que en invierno se hace intransitable"- y el de" Pantano Grande', en el cual debían colaborar l o s vecinos de Piedecuesta y el sitio de los Santos, En cuanto a puentes se refiere, es necesario mencionar el caso del puente del río Frío en el camino de GironSantafé, pues en 1757 fue necesario reconstruirlo dado que las vigas estaban totalmente vencidas y podridas, y en 1765 se le colocó una cubierta de palma para evitar mayor deterioro.44 La salida al río Magdalena, por los ríos Cañaverales y Sogamoso, favorecía los intereses comerciales de la ciudad, A pesar de los peligros y la poca navegabilidad que ofrecían estos ríos en algunos trayectos, lo que obligó a construir caminos alternos, en sus desembocaduras se establecieron bodegas de almacenamiento, que con el paso de tiempo dieron lugar a sitios de poblamiento urbano,

41 AGN, Cab 10:27,169r; 1234-239 42 AGN, Res 37: 195-199 r 43 AHR. Girón-Jud 10.5,13,27,28,199-204,221,258r, AGN, Cab 10: 13r, 28r, 199r-204r, 221r-v, 258r 44 AHR, Girón-Civ 1766-1769: 36r, 38r-v

90

como fue el caso de San Joseph del Pedral.45 En algunos años la construcción y reparación de estas bodegas demandó inversiones de parte el Cabildo, especialmente los años de 1784 y 1797, cuando invirtió 130 y 250 pesos en la "fábrica de una casa de bodega y refacción de otra en el puerto de Sogamoso". Entre las otras obras públicas hay que mencionar especialmente la casa del Cabildo, pues ella no sólo era el símbolo de ostentación del poder real, donde funcionaba la institución que representaba al Rey, sino que también era la sede de la cárcel de la ciudad. Durante buena parte del siglo, año tras año, los miembros del Cabildo se quejaron de la magra situación en que se encontraba, especialmente cuando algún preso escapaba, tal y como aconteció en 1754, cuando rompieron las paredes y huyeron varios de ellos 46 Sin embargo, es sólo hasta finales de la década de los setenta cuando las autoridades decidieron prácticamente reconstruirla de nuevo En 1776, se gastaron cerca de 100 pesos en las obras de la casa del Cabildo y se mandó construir la barandilla, el arco, los asientos y las sillas, pero esto no bastaba Por ello se solicitó autorización para imponer una derrama que financiara su reconstrucción, la que se obtuvo de parte del Virrey Flórez el 21 de marzo de 1777, distribuyendo y repartiendo entre los vecinos los costos de la obra que estaba justificada por la "notoria estrechez de las casa del cabildo y su cárcel (siendo) conveniente por decencia y beneficio de todo el vecindario la construcción de nuevas piezas, extensión y refacción de otras" Pero un año más tarde, apoyado en un auto del 11 de julio de 1778 del visitador Antonio Moreno y Escandón, el Gobernador ordenó realizar una nueva contribución que ascendió a 682 pesos "con las muchas maderas y materiales" con el fin de refaccionar, esta vez, la "real cárcel". Años más tarde, en 1791, nuevamente se informó sobre la reparación de la casa del Cabildo, gastando en ello

200 pesos.47 En 1797 el Cabildo gastó 160 pesos para reparos y seguridad de la cárcel, además de los 47 pesos que recibió el comisionado, José Maria Salgar, por adelantar la obra de la cárcel Estas inversiones se pueden considerar como extraordinarias, pues año a año se encuentran partidas que cubren gastos en a r re g lo de barandillas, chapas, candados, llaves, tachuelas, pintura de cuartos, compostura de techos, puertas, ventanas, estantillos, asientos, sillas, etc , con montos que no superaban los 50 pesos. Igualmente fue necesario efectuar otros gastos para contener las crecidas del río, tal y como ocurrió en los años de 1782 y 1785 La iglesia fue una obra que requirió la atención del Cabildo durante todo el siglo. En 1706 el Gobernador Diego Mantilla de los Ríos, informaba a la Real Audiencia que la iglesia "había padecido ruina", por lo que había decidido invertir su salario en la reconstrucción de la misma, estando actualmente la obra "fuera de cimientos, por una vara en redondo de cal y zanja" y se estaba labrando las maderas y haciendo la teja y el ladrillo, preguntando además sobre el mecanismo más expedito para financiarla.48 Para 1707 la obra había sido suspendida, pues no había con que pagarle a los maestros, carpinteros y albañiles, además de haberse agotado las maderas. Esto motivó al Procurador Gutiérrez Mantilla de los Ríos a solicitar la realización de un Cabildo Abierto donde los vecinos se comprometieron con la realización de dichos trabajos En esta oportunidad se acordó construir los hornos para que los vecinos colaboraran en la elaboración de la teja y se recogieron además 200 pesos, comprometiéndose los contratistas a entregarla "acabada, entejada y empañetada".49 Sin embargo, en 1719 se manifestaba la urgente necesidad de terminar la obra, especialmente sus puertas y ventanas, pues el ganado solía entrar, apacentar y "comerse las velas y el sebo".50

45 Martínez Garnica, Armando y Guerrero Rincón, Amado Antonio Op cil 46 AGN. Cab 10 179r 47 AGN, Res 37: 409, 415r, 464; ICA 5: 477 485 48 AGN, Cab 10 46Or-461v 49 AHR. Girón-Cív 1702-1736;52r 50 AGN, Cab 1: 24

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Para mediados de siglo el problema era otro, pues el Procurador Lorenzo de Navas argumentaba que la iglesia era muy pequeña y la gente no cabía dentro de ella, por lo que se propuso una nueva derrama para ampliarla a dos naves. Aunque no hay resolución final al respecto, lo cierto es que en 1790 se informa que los costos de la fabricación de la iglesia ascendía a más de 4000 pesos y que el Gobernador y del Virrey habían realizado significativos aportes.51 Quizás sobre lo que menos hay información es acerca del hospital. De hecho este no era un asunto que preocupara demasiado a los autoridades locales y virreinales. En 1754, en un Juicio de Residencia, se dejó constancia de la necesidad de que tanto el Gobernador como el Cabildo debían seguir con la "obra del hospital", y, a comienzos del siglo XIX, el 18 de febrero de 1802, ante la ruina inminente del existente, el Cabildo informó que compraría una casa "capaz para el hospital de pobres enfermos" para lo cual contaba con cerca de 1000 pesos.52 2.2. Administración y litigios Como hemos anotado anteriormente, parte fundamental de la actividad del Cabildo era lo relacionado con la defensa y ampliación de la jurisdicción de ia ciudad, así como la de los términos de los ejidos. En este sentido es importante considerar entonces los rubros que aparecen relacionados como Varios, Presos y Seguridad, y Correos. En el primer caso están incluidas las partidas que no tenían una destinación específica, y todos los gastos ocasionados en los interminables pleitos asumidos por el Cabildo cuyos montos eran altos, si los relacionamos con los ingresos percibidos por la Renta de Propios durante los mismos períodos. Para atender algunos de estos casos, era necesario enviar comisionados a Santafé de Bogotá. Así

sucedió en 1754; el Cabildo envió como apoderado a Lorenzo de Navas,53 con la misión de buscar la rebaja de los derechos que se cobraban a las exportaciones que se hacían hacia "las provincias de abajo", la anulación del impuesto de requinto para los mulatos que residían en los sitios de Cañaverales y San Joseph del Pedral, y la autorización para abrir un nuevo camino de Girón al río Magdalena, además de gestionar la prohibición de la importación de harinas desde Cartagena a Mompox, para que se comercializaran las harinas del reino, y la autorización para erigir un curato en el puerto de Cañaverales donde ya había una capilla. Aunque las gestiones de Navas fueron satisfactorias, cuando pasó la cuenta de cobro por 580 pesos que había gastado en "abio, subsistencia y demás" el Cabildo se escandalizó.54 Igualmente en 1756 el Cabildo ordenó que el Procurador Antonio Salgar se desplazara a dicha ciudad, para diligenciar la extinción del Resguardo de Bucaramanga y su conversión en ejidos para la ciudad de Girón. Aunque el Comisionado logró, en primera instancia, que la Real Audiencia decidiera a su favor sobre el particular, la decisión fue apelada y revertida posteriormente; pero al igual que en el caso anterior, cuando el Procurador solicitó que le reconociera los 283 pesos que había gastado en fletes de muías, paje, arrieros, avíos, alquiler de casa, pago de honorarios a abogados, procuradores, secretaría y demás, durante los tres meses que había estado en Santafé de Bogotá, el Cabildo no sólo dudó de la magnitud de los gastos, sino que alegó no tener dinero con que pagar, y aún en 1777 Salgar solicitaba el pago de dicha suma.55 En 1796, la Junta Municipal de Propios dispuso que el Cabildo sacara 200 pesos para cubrir "los negocios y declaratorias" que debían atender sus Procuradores en Santafé de Bogotá, en un pleito que se sostenía con el Gobernador.

51 AGN, Cab 10: 258r 52 AGN. Cab 1: 374r-397v; 10:169r-v 53 "... sujeto de primera distinción, patricio distinguido y capaz de desempeñar las confianzas del Cabildo". AGN, Cab 10:77r 54 AGN Cab 10: 183r-v 55 AHR, Girón-Civ 1777-1779: 516-520

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En la defensa de los ejidos también se invirtieron 100 pesos en 1776 y otros tantos en 1783; en 1784 se libró un pleito con Ignacio Valdivieso por unas cuadras de tierra; en 1786 se atendió lo relacionado con la agregación de la Parroquia de Bucaramanga y las tierras del resguardo; en 1788 se costeó el "amojonamiento del cuarto del ejido" y se sostuvo un pleito con Joaquín Martínez, y en 1792-1794 se financió el pleito en que terminó el remate de las tierras del resguardo de Bucaramanga.56 Pero los mayores gastos se ocasionaron en la década de los noventa, cuando el Cabildo debió costear los pleitos con las autoridades de Pamplona y el Alcalde Mayor de Bucaramanga, invirtiendo más de 700 pesos en la defensa de la jurisdicción de la ciudad de Girón,57 en 1799 más de cien pesos y en 1806, 777 pesos en el pleito que se sostenía con Juan Buenaventura Ortiz; además de que en 1786 se habían gastado 100 pesos para tratar de evitar que la Factoría de Tabacos fuera trasladada a Piedecuesta.58 Aunque no existía una estructura militar que demandara gastos, ocasionalmente se debía incurrir en estos para la remisión de presos y la defensa militar de la ciudad; además de los aportes que se le daban a las compañías de milicia que iban de paso. En 1778 se descontaron treinta pesos que se habían invertido en la remisión de dos presos a Mompox; en 1781, como resultado del movimiento de los Comuneros, se enviaron doce reos a la ciudad de Cartagena, la mayoría de los cuales estaban a cargo del Cabildo de San Gil. Aunque en esta operación se gastaron 181 pesos, seis reales, posteriormente, tal y como se observa en el cuadro de ingresos, dicho Cabildo devolvió la suma de 166 pesos, un real. El Cabildo por su parte invirtió en aquel año la suma de 425 pesos en compra de armas y acuartelamiento de milicias españolas para preparar la defensa de la ciudad. En la cuenta de correos y papelería se incluyó la compra del papel común, cañones y plumas para

escribir, así como los gastos por remisión de cartas a Santafé, Cartagena y otros lugares. En el año 95, cuando los gastos por este concepto sumaron 145 pesos, el 20% del total, el Cabildo estaba enfrascado en los pleitos de jurisdicción y remate de las tierras del Resguardo, enviando continuamente "informes suplicatorios a su excelencia". 2.3. La asistencia social: educación, salud y celebraciones Aunque en las Leyes Municipales se ordenaba claramente que en todas las ciudades cabecera de Provincia, de cuya clase era la de San Juan de Girón, se debían establecer Escuelas Públicas, este propósito sólo se hizo realidad a finales del siglo, cuando las rentas del Cabildo eran superhabitarias y la ilustración había invadido al clero secular. El 6 de mayo de 1789, el cura Felipe Salgar envió una carta a la Real Audiencia donde destacó "la lastimosa ignorancia en que nacen, viven y mueren los nobles de aquel país, de que hay un número considerable". Para remediar esta situación propuso que se fundara una escuela, cuya sede sería la "sala más capaz" de la casa del maestro que se nombrara, el cual debía reunir las cualidades esenciales, además de las buenas costumbres, de saber leer, escribir y contar perfectamente, y que no tuviera otra ocupación que la de enseñar. La enseñanza debía tener como base los libros "Historia del Pan"; "Historia de España" por Duchere, traducido por el Padre Isla; "Las costumbres de los israelitas y la de los primeros cristianos" del Abate Heuri, por cuyo catecismo histórico deberían imponerse los principios de la religión, para que los nobles no se mezclaran con los plebeyos, y para que todos anduvieran siempre aseados. Para pagar los salarios del maestro, proponía que se sacaran de los Propios 100 pesos, dado que el gasto de tinta sería muy poco. En caso de ausencias o enfermedad, el maestro sería sustituido por el alumno más adelantado, si lo permitía su edad.

56 AGN Pob San, rollo 7 ¡tem 1: 387-396; Cab 1: 283-288; TS 74r-81r, Minas San Ítem 6 Girón-Civ Paq 2a:546r-549r 57 AGN. Cab 5: 422-428 58 AGN Cab 5:422-428

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Este proyecto fue acogido por el Fiscal de la Real Audiencia, quien solicitó al Cabildo de Girón un informe sobre las finanzas de esta institución. Inicialmente comunicó, el 4 de agosto de 1789, que los ejidos, que constituían la mayor parte de las entradas de la Renta de Propios, se encontraban en disputa; pero en otra comunicación fechada el 24 del mismo mes se afirmó que "las entradas de los Propios eran mayores que las salidas", razón por la cual solicitaba el establecimiento y subsistencia de una escuela pública de primeras letras, y preguntaba sobre el salario que debía ganar un maestro.59 Aunque no se conoció respuesta específica sobre el particular, lo cierto es que en 1791 el Cabildo solicitó autorización para colocar a censo 500 pesos de la Renta de Propios, y con el producido pagar los costos y gastos que demandaba la escuela pública,60 y que en 1795 y 1796 se encuentran dos partidas de egresos por 100 y 129 pesos respectivamente para pagar los salarios del Maestro, lo que confirma la continuidad que tuvo esta iniciativa. En cuanto a la salud pública se refiere, hay que anotar que existía una disposición mediante la cual el "hospital" tenía asignados perpetuamente, para la subsistencia y alimento de los pobres enfermos que se curaban en él, parte de lo que le correspondía al Rey por los novenos de diezmos, partida que en el caso de Girón y para el año de 1759 ascendía a unos 100 pesos, poco más o menos.61 Sin embargo no dejaban de presentarse las iniciativas como la del Procurador Lorenzo de Navas, quien solicitó en 1749 que los pobres del hospital fueran amparados y protegidos por la Justicia, o la de asumir los costos de remisión de enfermos lazarinos y asistencia de enfermos "virulentos", cuando estas epidemias se presentaban.62

En 1758 se presentó una de estas epidemias y la ciudad quedó prácticamente incomunicada y sin abastos pues los campesinos no bajaban a la ciudad, ni los habitantes urbanos querían que lo hicieran por el temor al contagio. En esta ocasión se propuso que en el sitio de la Mano del Negro se construyera una ramada, para que aquellos bajaran los productos y desde allí otros los transportaran a la ciudad y les llevaran lo que ellos necesitaran. Igualmente se dispuso que los que tuvieran viruelas no salieran de donde estuvieran, hasta que cumplieran los 40 días después de reventadas, y que si a alguno le diera en el campo, que viniera al hospital de la ciudad donde, si era necesario, se les atendería de limosna. Igualmente se propuso que el Cabildo hiciera audiencia en el campo, por lo menos dos días de cada semana, para que todos los vecinos pudieran solicitar el amparo de la justicia. Esta epidemia no debió durar mucho, pues el 11 de febrero de aquel año, el Regidor Decano Don Joseph Solano de Salas afirmó que la ciudad ya estaba limpia, y mandó además que se "limpien las casas que se hallan infestadas y que se informara a la Real Justicia, inmediatamente de algún caso que se presentare.63 Tampoco la epidemia que se registró a comienzos de la década de 1780, y que debastó a otras poblaciones del Nuevo Reino, afectó mayormente la ciudad, si tenemos en cuenta que los registros de defunciones no aumentaron significativamente y el crecimiento natural de la población siguió el curso positivo que traía desde varias décadas atrás.64 El Cabildo, además de participar activamente en las celebraciones y reglamentar algunos de sus aspectos, contribuía al financiamiento de las festividades religiosas y de orden civil. Sus autos ordenaban el acompañamiento de las procesiones de santos, prohibían la apertura de tiendas, talleres

59 AGN, ICA 5:222-227 60 AGN. ICA 5: 479r 61Informe del Gobernador. Biblioteca Nacional, Gobierno, T.6 62 En 1781 gastaron 8 pesos en las remisiones de mujeres a Cartagena y en 1782 25 pesos en atender a un enfermo de viruela. AGN, Cab 10:41r-41v. 63 AHR, Girón-Civ 1766-1769:3, 38 64 Guerrero Rincón, Amado A. Conflicto y poder político en el Girón Colonial. Siglo XVIII En: Cultura Política...op cit. p. 25.

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y oficinas hasta tanto no pasara la misa, no atender

trámites civiles en los días feriados, enramar, limpiar y adornar las calles, impedían la salida de la ciudad a las personas comprometidas en el desarrollo de las festividades, y aún exigían mantener las puertas de las casas abiertas en los día santos, etc. El Cabildo igualmente debía participar en la organización de la festividad del Santo patrono de la ciudad. En este caso el cura debía designar a uno de los vecinos más acomodados como Alférez o prioste de las fiestas, para que las financiara y organizara.65 En estas ocasiones, al igual que en las fiestas de pascuas y navidad, se solían presentar corridas de toros, y el Cabildo solía asistir en pleno. Para este tópico se contabilizaron aportes para las fiestas de San Juan Bautista, Santa Rosalía, Virgen de la Candelaria, San Egidio y día de Corpus; además de algunas fiestas civiles. Cubrían gastos de luminarias, música, cera, pólvora, compostura del altar y pagos al cura por la realización de algunas misas. En los gastos extraordinarios que se registran en este rubro, figuran las partidas de los años de 1781 y 1789. En el primero se gastaron 60 pesos en la fiesta de recibimiento al Gobernador y 41 que se dieron para celebrar las fiestas de San Juan Bautista y Santa Rosalía; y en el año 89 se gastaron 71 pesos para las honras de Carlos III. En salarios se incluyeron los gastos pagados al portero, al carcelero, al pregonero, a los chasquis y peones que se contrataban ocasionalmente, lo mismo que al organista, herrero, escribano, asesores letrados y las comisiones de los Regidores diputados del Cabildo, y al final del siglo el del maestro de escuela. Al ministro de la cárcel se le abonaban diez y seis pesos anuales, a los peones dos reales diarios, a los chasquis que llevaban la correspondencia, según los días que gastaran: para ir a Santafé le daban entre diez y trece pesos. Hasta el nombramiento del maestro de escuela, los mayores gastos eran ocasionados

por los salarios que llevaba el escribano en desempeño de su oficio, pues una vez efectuado el nombramiento, aquel ganaba doscientos pesos anuales. En 1776 el Cabildo legalizó las partidas que tenía por esta razón, lo que explica los 111 pesos que aparecen como gastados ese año, y a partir de 1775 se determinó que el Mayordomo de Propios recibiera de sueldo el 6% de las entradas de propios.

3. La Junta Municipal de Propios La política reformista aplicada por los Borbones para mejorar la administración pública, también trató de reorganizar las finanzas locales. Considerando las "arbitrariedades y defectos que padecía el manejo de la Renta de Propios, en cuya exacta y fiel administración depende la felicidad pública y adelantamiento de los pueblos", el Virrey expidió el 18 de Marzo de 1792 un decreto en que ordenaba establecer en todas las ciudades y villas del Reino, una Junta Municipal de Propios conformada por el Alcalde Ordinario de primer voto, quien la presidiría, dos regidores y el Procurador, que no tendría voto. Los cambios introducidos no serían puramente formales, pues la Junta nombraría el Mayordomo y aprobaría las cuentas, previa revisión del Procurador, que presentara aquel funcionario, antes de pasarlas al Cabilcfo para que hicieran trámite ante el Gobernador y finalmente fueran enviadas a los ministros de la Real Hacienda.66 En Girón esta Junta comenzó a funcionar ese mismo año,67 y su primera actuación fue la de proponer un conjunto de medidas que buscaban incrementar los ingresos. En primer lugar ordenó medir y numerar las cuadras del ejido y asentar, en un libro fijo, a todos los arrendatarios para un mejor control. Confirmó igualmente todas las tarifas

65 AGN, Cab 10: 179r 66 AGN, IVA 14: 580-600 67 En el caso del Cabildo de Santafé, dicha Junta sólo comenzó a operar en 1797, cinco años después. Vargas, Julián. Op.cit. p. 235

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que se cobraban anteriormente, y mandó que los

trapiches pagaran doce reales a la Renta de Propios, pues muchos de ellos fabricaban azúcares y panelas y cogían la madera de los montes vecinos. Ordenó que todos los comerciantes pagaran un real por cada carga que embarcaran por el puerto de Sogamoso, y los dueños de muías medio real por cada mula que transitara por el camino que conducía al mencionado puerto, cobrando dichos impuestos el mismo bodeguero que rematara los derechos de bodega. Declaró como pasos reales los de la "bodeguita y el tablazo", y ordenó que de cuenta de los propios se compraran embarcaciones y se nombrara un bodeguero, y que los hacendados pagaran un real por mula y carga, y medio real las personas que hubieran de pasar, ordenando que dichos pasos se sacaran a remate al mejor postor. Igualmente ordenó que se proyectara la construcción de bodegas en la parroquia de San Roque y puerto de Botijas, donde anteriormente había bodega. Finalmente, la Junta de Propios propuso que "la carnicería" se pregonara en Girón y en las otras Parroquias.68 Presentado el plan, el Gobernador objetó lo relacionado con el punto de la carnicería, pues desde que se había establecido la casa de carnicería en Girón se había prohibido matar en cualquier otro lugar; Consultado el Fiscal de la Real Audiencia al respecto, le recordó a la Junta de Propios que no tenía ninguna facultad para imponer nuevos gravámenes.69 Aunque se continuaron presentando algunos problemas, el nuevo esquema administrativo de la Renta de Propios contribuyó a racionalizar la administración del ramo, si tomamos en consideración algunos de los antecedentes que había en este aspecto. En 1761 se había

presentado un agudo enfrentamiento entre el Cabildo y el Gobernador Francisco Baraya y Lacampa, por extralimitación de funciones de éste último al querer manejar directamente la Renta de Propios, incrementar las tarifas de arrendamiento de los ejidos, cobrar una "guía" adicional a los mercaderes por utilizar el camino y puerto de Sogamoso, e imponer nuevas exigencias para la concesión de licencias.70 Pero el Cabildo mismo no había sido un modelo de funcionamiento en este sentido. En todos los Juicios de Residencias que se efectuaron a las autoridades locales, habían quedado consignadas múltiples observaciones para que el Cabildo las pusiera en práctica, pero éstas siempre fueron dejadas de lado. Hasta mediados de siglo no se llevaba ningún libro de cuentas, y los Mayordomos sólo presentaban una "memoria" de lo que recogían.71 Ni de los egresos, ni de los ingresos se llevaba un mayor control: así por ejemplo, en el Juicio de Residencias efectuado en 1790, se elevó pliego de cargos contra los Regidores que habían examinado las cuentas de la Renta de Propios de 1783, 1784 y 1785, pues los saldos aprobados eran muy inferiores a los que efectivamente habían quedado, además de ordenar la restitución o justificación de 388 pesos y cinco reales, por partidas mal libradas.72 El orden de las cuentas tampoco había sido el mejor. Los regidores solían sacar partidas sin haber justificado previamente los motivos, ni tampoco entregaban los recibos posteriormente. El Cabildo solamente estaba autorizado para ordenar egresos "por escrito y en pliego entero", pero los Regidores obviaban este mecanismo regular y ordenaban al Mayordomo, de "viva voz" y con "papelitos", la entrega de sumas de dinero para adelantar alguna gestión o que les correspondía por alguna labor

68 AGN, Cab 6: 233-241 69 Igual conflicto entre el Fiscal y la Junta de Propios se dio en 1797 a raíz de un nuevo impuesto que trataba de formar dicha Junta. AGN, Cab 6 240r241r 70 AGN, IVA 1: 367-372 71 En 1749 el Juez de Residencia ordenó que se llevara un libro de propios, con cuentas separadas para los Ejidos, puertos, astilleros y pulperias y que el Cabildo cumpliera su función de tomar "cuenta formal' de dicha renta. 72 AGN, fies 36: 420; 57: 44r

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desarrollada. Los diarios de "data" del Mayordomo están llenos de este tipo de solicitudes y entregas de dinero. En el año de 1783 se encontró que los regidores habían sacado 217 pesos para composición de caminos, 425 pesos para organizar la defensa de la ciudad en 1781, y 100 pesos para defensa de los ejidos, sin que se hubieran legalizado estas partidas.73 En 1790 el albacea testamentario del Alférez Juan Alonso Carreazo tuvo que responder por dos partidas de 100 y 140 pesos que éste había recibido para sostener pleitos por los ejidos, y para que no se obligara al Cabildo a asumir los costos de los Juicios de Residencia que se le hacía a los funcionarios.74 ■ Para el acometimiento de las "obras públicas", el Cabildo utilizaba el sistema de delegación, que consistía en contratar con personal privado la realización de las obras y delegar a un Regidor para que supervisara y controlara su ejecución. Para que el Cabildo otorgara algún contrato, tenía que hacer una especie de licitación, pues debía informar al público mediante la colocación de carteles y el pregón de las obras antes de concederlas al mejor postor, además de que el contratista o rematante debía afianzar la realización de la misma; pero este procedimiento muy pocas veces se cumplía.

subidos precios". En su defensa algunos Regidores alegaron que la obra era de menor cuantía, y que el Cabildo tenia competencia para determinar lo necesario para su decencia, que habían gastado 116 pesos en 12 sillas decentes, una arca de madera con tres cerraduras, unas barandillas con que se dividía la sala de ayuntamiento, un jarro de plata, seis pares de grillos y seis pares de esposas.76

El caso más relevante, por su magnitud, fue el de la reparación de la casa del Cabildo, que se efectuó en la década de los 80s. Como anotamos anteriormente, en los años de 1777 y 1778 se habían efectuado dos derramas para financiar su reconstrucción. Sin embargo, en 1783 resultaron acusados varios regidores de "desamparar el patrimonio público",75 pues las obras se habían acometido sin que fueran "justipreciadas por expertos", ni tampoco habían sido sacadas a "pregón", además de haber comprado "un jarrón de plata, paños de mano y otros adminículos a

Un análisis comparativo de los cuadros de ingresos y egresos permite observar cómo los gastos no se planificaban en función de los ingresos. Por varios años se presentaron balances superhavitarios, pero de la misma manera se registraron situaciones deficitarias, sin que ello implicara reorientaciones generales ni de la política de gastos ni tampoco en la de los ingresos. Aunque no hubo ningún proceso de planeamiento en los gastos, el examen de un período largo aclara cuales eran las tendencias generales de los mismos, tal y como se observa en el cuadro No.3

Pero todo parece indicar que la eficiencia de la nueva Junta Municipal de Propiosno duró mucho, pues años más tarde, en 1796, el Gobernador Gerónimo de Mendoza Hurtado se oponía a que se sacaran 200 pesos para comprar "las masas y ropero", con la justificación de que daría mayor decoro, decencia, respeto y veneración" a la institución;77 y en 1810, el Alférez Real Don José María Salgar, se preguntaba por los fondos del Cabildo, dado que sólo existían unos 200 pesos en caja y abundaban las deudas, cuando los ingresos anuales eran del orden de los 700 pesos y los gastos no superan los 400 pesos, y desde hacía varios años no se presentaba ningún gasto extraordinario.

4. El Balance General.

73 AGN, Res 36:420-470 74 AGN, Res 57:44r 75 AGN, Res 37: 409, 415r, 464 76 AGN, Res 203r-v 77 AGN, Cab 8:54-60

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Tomando como referencia el cuadro de gastos generales, observamos cómo lo gastado en obras públicas constituyó el 19.9%, el rubro de correo y papelería el 5.9%, las fiestas y celebraciones el 10.3%, la atención en salud el 0.9%, los salarios el 19.3%, la conducción de presos y defensa militar el 9.9%, y los varios, donde se incluían los gastos

en defensa de la jurisdicción y del ejido, constituyeron durante el período el 33.8%. Este comportamiento señala que eran los procesos políticos y burocráticos los que consumían más de una tercera parte de los ingresos que obtenía el Ayuntamiento de la ciudad.

Cuadro No.3 Ramo de Propios - Balance Cabildo de Girón Siglo XVIII AÑO 1719 1753 1754 1770 1774 1775 1776 1777 1778 1779 1780 1781 1782 1783 1784 1785 1786 1787 1788 1789 1791 1794 1795 1796 1797 1799 1802

INGRESOS CAJA

EGRESOS

14

SALDO 6 17.5 45

126.2 204 267 245.5 230.7 449.3 500 412.2 483.5 518.2 420.6 559.3 498.1 491

1152.4 548.7 758.1 361.5 418.6 501.7 847.4 1118.2 483.5 518.2 762.4 1125.6 1246.4 1424.7

355.3

422.2 502.5 450.5 541.4 682.4

1028.2 807.6 783.1

57.6 642.1 173.6 366.2 154.3 141.4 1025.3 184.1 176.4 196.1 377.3 312.5 182.2 112.1 471.4

723.1 475.3 723 302.4 167.1

344.7 491.1 116 187.9 52.4 347.4 706 94.7 299.4* 341.5* 566.3 748.3 933.7 1242.5

700 606 305.1 332.3 60.1

Fuente: AHR, Girón-Jud 10: 14r, 215v; 33: 351-370. AGN, ICA 5:479r; IVA 1: 97-142, 14: 580-600V

Es importante mencionar la escasa participación del rubro de las fiestas y celebraciones, pues reiteradamente se ha señalado a los Cabildos como entes "despilfarradores" de la Renta de Propios,

especialmente en los gastos que se ocasionaban en este sentido, pero a juzgar por las cifras, este no fue el comportamiento de los Cabildos de Provincia.

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Que Relaciones se pueden establecer entre Historia y Economía? Oscar Rodríguez Salazar1

El diálogo entre estas dos disciplinas ha sufrido muchos altibajos; en algunas oportunidades se han retroali mentado, pero en otras ocasiones han marchado por caminos diferentes. Desde los orígenes de la economía política surgió el debate en honor a la relación historia y economía, se preguntaba: si la historia tenía algún papel en la teorización económica, o por el contrario si esta última debe ser reconocida como una ciencia social independiente. En la obra fundadora de la economía clásica: La riqueza de las naciones, escrita por Adam Smith, se hizo una historia de la división del trabajo recorriendo las diversas fases por las cuales había atravesado la humanidad. Pero de igual forma, con sus postulados la Fisiocracia se rehusó a aceptar los aportes de la historia en el análisis económico; esta corriente de pensamiento, por estar ligada al lusnaturalismo, tenía una concepción teológica del orden natural, consideraba que existía una historia natural y por lo tanto construyó una concepción de la sociedad con una visión del mundo "económico determinista y estático, donde el reformismo es fundamentalmente conservador".2 En este contexto para Francois Quesnay la historia no aportaba elementos explicativos para su análisis. El individualismo metodológico -construido sobre las hipótesis "(H1) que el agente económico es un individuo racional que al perseguir su interés personal, busca maximizar sus beneficios y (H2) la interacción social que posibilita esas acciones individuales sean compatibles con el mercado"3 en algunas oportunidades

1

Profesor Universidad Nacional de Colombia y Universidad de Los Andes.

2

Gilíes y Berlan, Économie, histoire et genése de l'economie politique Quesnay, Turgot et Condorcet, Say, Sismondi". Revive économique, No. 42, 1991.

3

André Orlean, Vers un modele general de la coordination économique par les conventions, Analyses économique des conventions, París, PUF, 1994

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ha subestimado el papel de la historia y en no muy pocas veces se ha incorporado a los modelos históricos construidos desde la economía neoclásica 4 En sus inicios Walras y Jevons recurrieron a la observación para formular hipótesis teóricas en sus análisis, sin embargo se presenta un significativo cambio metodológico en la s posiciones epistemológicas de autores de la actual tradición neoclásica como Arrow y Von Mieses quienes abandonan la historia y la observación Una carencia típ ica de este enfoque puede ser visualizada al analizar la empresa, que es tratada como una "caja negra", dejando de lado la riqueza analítica brindada por el conocimiento de la organización, de la forma como el empresariado debe superar las restricciones que le impone la política económica ya sea en materia de financiación o de pago de impuestos, los beneficios o perjuicios que le acarrea la regulación del comercio exterior, y en el plano de lo social el paradigma neoclásico subestima cómo en la acción humana los fines perseguidos por el individuo pueden tener motivaciones no económicas: poder, status social y reputación.5 Este paradigma se benefició de los desarrollos brindados por el enfoque institucionalista elaborado sobre temas como la educación o el funcionamiento del mercado de trabajo Las teorías del capital humano elaboradas por Becker se incorporaron al instrumental neoclásico; y como lo expresa Hornero Cuevas, con este concepto se presenta un "avance sostenido de la cultura del mercado, interrumpiendo con su racionalidad c a l c u l is t a sobre ámbitos de la v id a social

considerados hasta hace algún tiempo por fuera de su alcance, como el servicio público, la criminalidad, las relaciones conyugales y familiares, y la adquisición de educación, ciencia e información" 6 Ahora la expansión de las instituciones educativas no serían consideradas como un fenómeno cultural sino como resultado de la elección de individuos racionales que investigaban sus propias capacidades La disparidad entre los salarios se explicaba ya no a partir de los diferenciales de calificación sino más bien por los arreglos óptimos de acuerdo a la distribución de talentos en la sociedad Esta nueva economía institucionalista se caracteriza por la utilización de argumentos basados en la eficacia económica, en principio se consideraba que "las instituciones eran determinantes del desempeño económico y que los cambios en los precios relativos eran la fuente del cambio institucional. Se tenía una explicación esencialmente eficiente: los cambios en los precios relativos crean incentivos para construir instituciones más eficientes"7 El aliado natural de este enfoque ha sido la Nueva historia económica, corriente nacida a fines de los años cincuenta en Estados Unidos, que intenta establecer nuevamente los lazos existentes entre la economía y la historia, presentes en los grandes pensadores económicos. Tal como lo señala Rollinat, "aparece como un método para reconciliar la historia y la teoría económica".8 Temas como la cliometría, la elaboración de hipótesis contrafactuales, entre las más representativas el trabajo de Fogel sobre los ferrocarriles o la investigación de North sobre la esclavitud en los Estados Unidos, hace parte de la popularidad que esta corriente tiene en la academia norteamericana.

4 De acuerdo a North, el enfoque neoclásico 'supone que, al ser la escasez un fenómeno permanente, los individuos toman decisiones que reflejan una serie de deseos, gustos o preferencias Estas decisiones se loman en el contexto de otras oportunidades a las que se renuncia. De esta manera, el costo de oportunidad de trabajar una hora adicional (y recibir un ingreso adicional) es el ocio sacrificado Este postulado maximizador de la riqueza o de la utilidad supone que los individuos tienen un conjunto estable de preferencias de ingreso ocio, etc . y que la decisión tomada en el margen (esto es, cuando un individuo decide trabaiar una hora adicional) representa una disyuntiva entre lo que se obtiene (más ingreso) y aquello a lo que se renuncia (ocio) Este postulado de conducta opera en cualquier dase de sr,terna económico, capitalista, socialista, etc' Estructura y cambio en la historia económica. 1981. p 18 5 Ricardo Arena, 'De l'usage de I histoire dans la tormulation des hypothéses de la théone économique". Revue économiqueNoA2. París. 1991 6 Hornero Cuevas "El capital humano en el sistema de precios", Cuadernos de economía, Universidad Nacional de Colombia, No.24, Bogotá, 1996, p. 9 7 North,. Instituciones, cambio institucional y comportamiento económica FCE. México. 1993 8 Robert Rollinat. De L. 'iconomie a la histoire La New Economic History, Analyses. controverses et bilan cntiquemimeo, Université Paris X, 1994

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Después de Marshall y de su principal discípulo John Maynard Keynes, la escuela Cambridgeana vuelve a retomar la importancia de la historia en el análisis económico. Al preocuparse por los problemas económicos de su tiempo introduce hipótesis arraigadas en la realidad. Sin embargo, Kaldor se destaca en esta línea interpretativa al proponer que el análisis económico debe estar basado en un conjunto de hechos estilizados que "puede ser aprendido como la conceptualización de un fenómeno histórico observado, que se impone como significativo mientras buscamos comprender una realidad dada; de esta forma constituye las hipótesis cuyo campo de validez es históricamente limitado y donde la elección depende de una durabilidad, de una regularidad, juzgadas suficientes".9 El recurrir a la historia con miras a la formación de hipótesis en la teoría económica es retomar la dimensión histórica del análisis económico. La historia permite el estudio de diferentes economías en una perspectiva pasada o presente, ello conduce a encontrar los elementos distintivos de cada una de ellas y darle menos peso a la generalización de los fenómenos. Esta tentación es cada vez más atractiva en tanto la economía tiene un conjunto de problemas de envergadura aún no resueltos: fracaso de políticas de desarrollo en algunos países del sur, incapacidad de disminuir la tasa de desempleo, aumento de la pobreza y como lo constata Michel Beaud, mientras el número de publicaciones en economía se multiplican, los problemas de orden económico se agravan.10 Tal vez el considerar la economía como una ciencia por fuera de lo social impone limitaciones de previsión a quienes diseñan la política económica. La construcción de una economía histórica apunta a privilegiar el análisis del cambio dentro de un tiempo histórico que tiene una dinámica de irreversibilidad, pero dentro de un contexto de conflicto redistributivo, con miras a encontrar las diversidades y sus ritmos.

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Desde la historia las diferentes aproximaciones reivindican una concepción globalizante, es decir una concepción interdisciplinaria. Quienes, desde la historia, investigan en historia económica parten de la consideración "que no hay economía pura, autónoma a los solos mecanismos y lógicas económicas que se expliquen por las solas regulaciones materiales y monetarias internas en una esfera o un dominio que estaría establecido por la sola economía y lo demás permanecería exógeno: es decir, lo social, lo político y lo mental. Para el historiador nada le es exógeno".11 Para el historiador de la economía los mecanismos y el desarrollo llamado económico está encarnado dentro de individuos, grupos sociales, empresas y decisiones políticas. Son los comportamientos sociales los responsables de la evolución económica. Es inaceptable la separación entre los hechos considerados como económicos y los hechos considerados como sociales. Dos escuelas en historia económica han clamado por una perspectiva global: el marxismo y la escuela de los Annales. El enfoque interdisciplinario puede conducir a una yuxtaposición de enfoques o a la integración de una ciencia del hombre. Además de esas dos vertientes, la Escuela Histórica Alemana de la segunda mitad del siglo XIX, la denominada Historia Cuantitativa de los años cincuenta iniciada por Kutznes y desarrollada por Francois Perroux-, la New Economic History de los años setenta y la llamada Escuela de la Regulación, serían las seis proposiciones en las que la Economía y la Historia se integran hacia una perspectiva global. Los historiadores se han preocupado por dar una definición académica de lo que se entiende por historia económica. Cipolla la definió como "la historia de los hechos y las vicisitudes económicas a escala individual, empresarial o colectiva. Como

Ricardo Arena, op. cit, p. 403.

10 Michel Beaud, "Économie, théorie, histoire: essai de clarlfication". Revue économique, No.42, Paris, 1991. 11 Beauvie, A propos de l'histoire díte "économique", Histoire économique XVIII-XX siécle. Labrousse, Paris, 1992.

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tal se diferencia de la 'historia de las teorías que es la historia de las doctrinas económicas'. Es la historia económica del hombre".12 De todas formas, tanto economistas como historiadores sostienen que este tipo de historia se construye a partir de modelos teóricos, la diferencia entre uno y otros es que, para Cipolla, el número de variables que utiliza un economista cuando hace historia puede ser k, y para el historiador deben ser n variables. El primero se verá limitado en su análisis por el carácter general de su paradigma, mientras que para el segundo la restricción estará en su narrativa. Para Douglass C. North la finalidad de la Historia Económica es "tratar de explicar las diversas pautas de crecimiento, de estancamiento y de descomposición de las sociedades a lo largo del tiempo, y explorar la forma en que las fricciones que son consecuencia de la interacción humana producen resultados enormemente divergentes. Aplicando la teoría neoclásica a la historia económica los historiadores pudieron centrarse en elecciones y limitaciones, que ciertamente fueron muy buenas. Es decir, en qué consistieron las limitaciones y frenos que definieron y limitaron el conjunto de elecciones de los humanos".13 Desde la historia se aboga por un enfoque interdisciplinario. Los fundadores de la Escuela de los Annales, Lucien Febvre y Marc Bloch, pregonaron que no existe una sola historia y que tampoco se puede pensar en compartimientos de la historia (v.g. historia económica e historia política). Para Pierre Vilar, el objeto de la ciencia histórica es la dinámica de las ciencias humanas; cuando le preguntaron ¿Por qué hace usted historia? respondió que hay que comprender el pasado para poder conocer el presente; esta comprensión pasaba por definir los "factores sociales, descubrir sus interacciones, sus relaciones de fuerza y a descubrir tras los textos

los impulsos conscientes, inconscientes que dictan los actos. Conocer el presente equivale, mediante la aplicación de los mismos métodos de observación, de análisis y de crítica que exige la historia a someter a reflexión la información deformante que nos llega a través de los medios de comunicación, comprender es imposible sin conocer".14 Este artículo, que hace parte de una investigación que se lleva a cabo con el respaldo del Comité de Investigaciones de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes y que versa sobre los modelos de desarrollo e interés gremial y cuya primera versión apareció publicada en el Anuario de Historia Social y de la Cultura No 24 girará en torno a la presentación de dos enfoques globalizantes: La Nueva historia económica norteamericana y la Escuela de la Regulación, que ha retomado las elaboraciones propuestas por Annales. Estas dos aproximaciones tienen otro elemento en común: incorporan en su análisis ta larga duración ya sea porque estudian los cambios seculares o por que se preocupan por las modificaciones operadas en los regímenes de acumulación,

La Nueva Historia Económica El paradigma neoclásico encontró su sustento en esta corriente de historia económica.15 Es interesante resaltar el debate que se desató en la academia norteamericana entre aquellos quienes consideraban que hacían historia científica y aquellos catalogados como historiadores tradicionales. Por científico se designó "a un grupo de historiadores que ejercen en los Estados Unidos y otras partes, quienes hacen referencia a ellos mismos como historiadores 'científicos', científicos

12 Cario Cipolla. Entre la historia y la economía, Crítica. 13 Douglass North, op. cit, p. 169. 14 Pierre Vilar. Iniciación al análisis del vocabulario histórica Crítica, 1964 15 Una conclusión intuitiva y poderosa de la teoría neoclásica, según North (1984: p.21), y "con implicaciones fundamentales para la historia económica, es que si bien bajo condiciones de incertidumbre es imposible que exista maximización del beneficio o de la riqueza individual (ya que nadie sabe con certeza el resultado de una decisión), a nivel agregado, sin embargo, se obtiene la máxima riqueza. Y esto ocurre sencillamente porque, al ser la escasez un fenómeno permanente, la competencia lleva a que sobreviva la institución, política o acción individual más eficiente y a que perezcan las ineficientes.

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sociales o cliométricos".16 Estos historiadores querían producir enunciados con carácter de leyes por medio de un proceso inductivo a través de una recolección sistemática de los hechos de la historia económica. Según Fogel los historiadores tradicionales estarían representados en Estados Unidos por R. H. Tawney, G. M. Treveylan en la Gran Bretaña por J.R. Elton y la escuela Francesa de Annales (Marc Bloch, Lucien Febvre y Fernand Braudel). En los años cincuenta la cliometría hizo presencia en la academia Norteamericana, el rasgo común que los distinguía era la aplicación de los métodos cuantitativos y los modelos conductuales de las ciencias sociales al análisis histórico. Los trabajos de esta corriente histórica insisten en la necesidad de que la investigación se construya a partir de modelos explícitos del comportamiento humano. Como lo señala uno de los fundadores de esta escuela: "El enfoque a veces conduce a los cliométricos a representar el comportamiento histórico mediante ecuaciones matemáticas y luego buscar la prueba, generalmente cuantitativa, capaz de verificar la aplicabilidad de estas ecuaciones o de contradecirlas".17 Una gran distinción entre los historiadores denominados "Científicos" y los "tradicionales" la constituye la materia de análisis; mientras los primeros se preocupan por las colectividades de personas y por los hechos que se repiten, los segundos privilegian el análisis de individuos o de hechos particulares. Esta diferencia hace que la cliometría utilice de manera recurrente las herramientas estadísticas y las relaciones de tipo estocástico. Un elemento central de este análisis y que en ocasiones se le puede juzgar como de ahistórico es el de querer "contemplar la historia como un campo de la ciencia social aplicada, afirmando que

los métodos analíticos y estadísticos de estos campos son tan pertinentes para el estudio del pasado como lo son para los problemas contemporáneos".18 La Hipótesis (Hl) sobre la conducta de los agentes económicos guiados por el concepto de racionalidad económica no puede ser aplicada por igual a todas las sociedades; a propósito del período feudal Witold Kula, en su libro Teoría Económica del sistema Feudal, anticipó otra forma de regularizar la conducta de los agentes económicos, quienes en este período buscaron minimizar costos monetarios dadas la escasez de circulante que se presentó en la Europa Medioeval. De otra parte, la discusión se puede centrar a propósito de la validez de imputar las normas de conducta de los agentes económicos capitalistas a sociedades que no lo son. Los temas preferenciales de New Economic History (NEH) giraron en torno a los problemas de la esclavitud antes de la guerra de sucesión, al papel de los ferrocarriles en el crecimiento económico de los Estados Unidos. Este último objeto de estudio hace uso de las hipótesis contrafactuales e intenta demostrar que la vía férrea no habían sido indispensable para que operará el desarrollo económico Norteamericano. Esta clase de hipótesis son tomadas de la sociología elaborada por Max Weber, en donde los axiomas de indispensabilidad "se apoyan sobre la hipótesis implícita y no verificable según la cual el éxito de los ferrocarriles no hacía necesario la búsqueda de otras soluciones para el transporte terrestre".19 El segundo aspecto que ha sido considerado por la NEH giró en torno a la esclavitud. Frente a esta institución se consideró que los recursos productivos, en particular la mano de obra, fueron asignados eficientemente gracias a que el mercado de los esclavos estuvo regulado por la hipótesis H1 (es decir que la conducta de los esclavistas fue guiada por la maximización los beneficios).

16 Fogel y Elton, ¿Cuál de los caminos al pasado? Dos visiones de la historia FCE, 1989 17 Ibíd, p. 45. 18Ibíd, p. 52 19 Rollinat, op. cit. p. 9.

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Robert William Fogel y Stanley Engerman publican en dos volúmenes (1974) una polémica investigación titulada "Time on the Cross: The economic of American Negro Slavery". Las conclusiones a que llega este trabajo son: que las condiciones de vida de los esclavos antes de la guerra civil podrían ser consideradas como superiores a las alcanzadas por los trabajadores libres; al ser este sistema rentable, el paternalismo era la regla de conducta de los esclavistas; esta institución no se hubiera desplomado por sus contradicciones económicas internas, en tanto era un modo de producción agrícola eficiente. Sin embargo, como lo indica Rollinat este concepto clave de "welfare Efficience" utilizado por estos académicos Norteamericanos no es éticamente neutro; él supone que las preferencias de los individuos pueden ser medibles por intermedio del mercado. Toda ganancia suplementaria de un agente del sistema debe hacerse en detrimento de otro agente para poder ser eficiente en términos del óptimo Paretiano.20 Vale la pena recordar que el historiador Germán Colmenares en su libro Popayán una Sociedad esclavista S. XVIII, se ocupó de la esclavitud en la Nueva Granada. El debate que hace a la NEH desde la historia retoma el problema de la fijación de los precios en las sociedades estamentales y el de la unidad de análisis. Para el autor en este tipo de formación social los criterios de status social, de prestigio, de origen de los esclavos -ya sean bozales o nacidos en la colonia-, de división por género o por calificación laboral, son tan importantes como los elementos que toman los marginalistas para elaborar su teoría de los precios. Por otro lado, la unidad de análisis no es el esclavo tomado individualmente sino la cuadrilla; las transacciones de compra y venta tenían como referencia la cuadrilla. Otro de los rasgos característicos de esta corriente de historia económica, lo constituyó la aplicación

de modelos de equilibrio general con el fin de tener en cuenta la interdependencia de los sistemas económicos y de examinar como los cambios en un sector económico pueden tener consecuencias en el mediano y en el largo plazo sobre el conjunto de las variables del sistema. A partir de este modelo se pueden cuantificar los efectos de las políticas económicas; la investigación de Joffrey Williamson puede ser considerada como un trabajo representativo de esta nueva postura;21 con este enfoque se intentó sobrepasar las limitaciones inherentes a la cliometría. No obstante, todavía permanecían algunos interrogantes que los modelos no podían responder, uno de ellos es ¿Qué rol desempeñan las instituciones en los cambios originados en la larga duración? La renovación de la ortodoxia Neoclásica en materia de Historia Económica esta asociada a la figura de Douglas North. Este economista introduce el problema de las instituciones y del cambio institucional como elemento central del desempeño económico. Con esta propuesta teórica se intenta enfrentar las críticas formuladas a la NEH en relación a la incapacidad de incorporar los aspectos políticos al análisis histórico. A los modelos de equilibrio general, a partir de los desarrollos de North, se les podría incorporar el marco institucional. El trabajo de este autor, Estructura y cambio en la historia económica, publicado en 1981, es un primer intento por ocuparse de esta nueva temática; entre las instituciones consideradas estaban los derechos de propiedad. Mediante esta reflexión se intenta superar las lagunas del modelo neoclásico y con miras a "explicar los resultados económicos en la historia se requiere una teoría del cambio demográfico, una teoría del crecimiento del stock de conocimientos y una teoría de las instituciones".22 La base de esta teoría la construyó este autor a partir de establecer los derechos de propiedad, de una concepción

20 Ibíd. P. 13 21 Joffrey Williamson. "Late nineteenth-century american development: a general equilibrium history", Cambridge University Press. 1974 22 North, Estructura y cambio en la historia económica, 1981, p.22.

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sobre el Estado, en tanto que este especifica y hace respetar los derechos de propiedad, y un acercamiento a la ideología, es decir a la forma como los individuos perciben la realidad. Uno de los primeros tratadistas que se ocuparon de la propiedad como institución fue sin lugar a duda Thorstein Veblen en su libro Teoría de la clase ociosa. A este autor, junto con John Commons y Wesley C. Mitchell, se les ha considerado como los fundadores del institucionalismo; quienes, a juicio de David Seckler, "protestaron por el carácter excesivamente abstracto y deductivo de la economía... Y los consternaba el interés de los economistas en el modelo perfectamente competitivo y en el libre cambio mientras el mundo iba siendo dominado por las grandes empresas y por el imperialismo, Hacían notar la repercusión de la tecnología sobre la sociedad y la fuerza de las instituciones jurídicas y sociales al determinar las opciones humanas".23 La aparición de la clase ociosa coincide, según Veblen, con el comienzo de la propiedad; ambas instituciones son originadas en la unión de las mismas fuerzas económicas. Así, afirma que "Dondequiera que existe la institución de la propiedad privada, aunque sea en forma poco desarrollada, el proceso económico presenta como característica una lucha entre los hombres por la posesión de bienes".24 Por su parte, la emulación se convierte en el principal móvil de la propiedad y además regula la estructura social que le es inherente; los bienes adquiridos otorgan honor y se convierte en una condición valorativa de quién acumula riqueza. Aún más "la propiedad llegó a ser una institución humana por motivos que no tienen relación con el mínimo de subsistencia. El incentivo dominante fue, desde el principio, la distinción valorativa unida a la riqueza y, salvo

temporalmente y por excepción, ningún otro motivo le ha usurpado la primacía en ninguno de los estadios posteriores de su desarrollo".25 El ocio ostensible, se presenta como un complemento para aquellos que han adquirido riqueza y poder, es una forma de poner de presente que se ha tenido acceso a la propiedad. De tal forma, ciertos oficios que se consideran como serviles deben ser dejados de lado por la clase ociosa. El ocio se considera como una manera de obtener respeto de la sociedad y se llega a desaprobar la participación en el trabajo productivo. Este se convertirá en deshonroso. El significado que para Veblen tiene el ocio es "pasar el tiempo sin hacer nada productivo: 1) por un sentido de la indignidad del trabajo productivo, y 2) como demostración de una capacidad pecuniaria que permite una vida de ociosidad".26 La frágil línea de la emulación conlleva distintas manifestaciones: consumo ostensible, emulación pecuniaria, exhibición valorativa, ocio ostensible y cánones pecuniarios de gusto en la cultura contemporánea. Para David Seckler, "la clave de la cultura contemporánea, afirma Veblen, es simplemente el derroche ostensible sea de dinero, de tiempo, de recursos o de esfuerzo".27 Con relación al consumo ostensible de bienes valiosos, Veblen opina que "es un medio de aumentar la reputación del caballero ocioso. El acumular en sus manos la riqueza su propio esfuerzo no bastaría para poner de relieve por este método su opulencia. Recurre, por tanto, a la ayuda de amigos y competidores ofreciéndoles regalos valiosos, fiestas y diversiones caras. Los regalos y las fiestas tuvieron probablemente un origen distinto de ostentación ingenua, pero adquirieron muy pronto utilidad para este propósito y han conservado este carácter hasta el presente".28 En

23 Seckler, Thorstein Veblen y el institucionalisma FCE, 1977, p. 22. 24 Veblen, Teoría de la clase ociosa. FCE, 1995, p, 31. 25 Ibíd, p. 33. 26 Ibíd.p.51 27 Seckler, op. cit, p. 95 28 Veblen, op. cit, p. 82

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la sociedad industrial que vivió, a finales del siglo XIX, Veblen encontró que el hombre de negocios, quien a su vez era jefe de hogar de clase media, se había visto obligado a trabajar, pero, el consumo ostensible se había traducido en que la mujer no trabajara e hiciera gala de ocio ostensible, manteniendo el servicio doméstico y siendo una consumidora ceremonial de los bienes que producía el varón. Sin embargo, este consumo de las clase media y baja "no puede ser considerado como expresión directa del esquema general de vida de la clase ociosa, ya que la comunidad familiar de este grado pecuniario no pertenece a la clase ociosa. Lo que ocurre más bien es que el esquema de vida de la clase ociosa toma una expresión de segundo grado. La clase ociosa ocupa la cabeza de la estructura social en punto a reputación y su manera de vida y sus pautas de valor proporcionan, por tanto, la norma que sirve a toda la comunidad para medir la reputación".29 Los desarrollos de Thorstein Veblen y los demás Institucionalistas permitieron a North, introducir innovaciones a la corriente principal en teoría económica. Para North era fundamental dar una respuesta globalizante al cambio desde una perspectiva histórica tratando de superar el enfoque marxista, al que considera como el de mayor "poder explicativo del cambio secular, precisamente porque incluye todos los elementos que el modelo neoclásico no ha tenido en cuenta: las instituciones, los derechos de propiedad, el Estado y la ideología. Marx acentúa el papel crucial de los derechos de propiedad en la eficiencia de una organización económica y la tensión que se genera entre un cuerpo existente de derechos de propiedad y el potencial productivo de las nuevas tecnologías. Esta es su contribución fundamental. El cambio tecnológico es el que produce la tensión en el sistema marxiano; pero es a través del

conflicto entre clases como se desarrolla el cambio".30 Según North las falencias de este modelo se podrían asociar en primer lugar a que no contempla otras posibilidades de cambio y a la ausencia de una teoría que explique la tasa de cambio tecnológico. Esto lo conduce a subestimar el cambio originado por modificaciones en el ritmo de crecimiento de la población. Una explicación alternativa la brinda el modelo que a partir de North proponen los neoclásicos "mediante el aparato del costo de oportunidad y su énfasis en los precios relativos, es un instrumento de análisis mucho más sofisticado que el farragoso modelo marxiano elaborado sobre una teoría del valor trabajo (...) la extensión del modelo neoclásico para incorporar los costes de transacción proporciona el puente teórico para analizar la organización económica y explorar la tensión entre la estructura existente de derechos de propiedad y el potencial de producción de una economía".31 Con miras a dar una explicación global del cambio North adiciona al modelo neoclásico una teoría del Estado y se aproxima a una sistematización de la ideología. La primera institución se acerca a la definición que da Hobbes de la organización política; es decir que se integra a la teoría existente que tienen la relación contractual como base de la conformación del Estado. La definición que da el premio Nobel de economía sobre esta institución es que es "una organización con ventaja comparativa en la violencia, que se extiende sobre una área geográfica cuyos límites vienen determinados por el poder de recaudar impuestos de sus habitantes. La esencia de los derechos de propiedad, es el derecho de exclusión y una organización que tiene ventaja comparativa en la violencia esta en situación de especificar y hacer respetar estos derechos de propiedad".32

29 Ibíd., p. 90 30 North, Estructura y cambio.... op. cit, p. 78 31 Ibíd., p. 79 32 North, Estructura y ... op. cit, p 36.

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En otro trabajo publicado en 1993, este autor intenta dar respuestas algunos interrogantes que quedaron sin resolver en su obra Estructura y cambio en la Historia Económica. Entre las inquietudes formuladas estaban: ¿Por qué razón las presiones competitivas no conducían a la eliminación de las instituciones ineficientes? ¿No sería que los empresarios políticos en la economía estancadas emularan prestaciones políticas de las economías más exitosas? y Cómo poder explicar el desempeño radicalmente diferentes de economías a lo largo de grandes períodos? Como parte del nuevo análisis North define a las instituciones como "reglas de juego en una sociedad o, más formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana. Por consiguiente estructuran incentivos en el intercambio humano, sea político, social o económico. El cambio institucional conforma el modo en que las sociedades evolucionan a lo largo del tiempo, por lo cual es la clave para entender el cambio histórico".33 Esta nueva forma de examinar las transformaciones históricas tiende a llenar los vacíos tanto de la cliometría como de la teoría económica que soslayaba la función de las instituciones en el desempeño económico. Las prácticas cotidianas estarían reguladas por el marco institucional; este concepto engloba a las organizaciones y los organismos, quienes a su vez proporcionan una estructura a la interacción humana. En los segundos están incluidos los "cuerpos políticos (partidos políticos, el Senado, el cabildo, una agencia reguladora), cuerpos económicos (empresas, sindicatos, ranchos familiares, cooperativas), cuerpos sociales (Iglesias, clubes, asociaciones deportivas), y órganos educativos (escuelas, universidades, centros vocacionales de capacitación). Son grupos de individuos enlazados por alguna identidad común hacia ciertos objetivos".34 La interacción

entre Instituciones y organismos delinearan el cambio Institucional. Mediante el análisis institucional, el individualismo metodológico puede reconciliar la economía con las demás ciencias sociales; al ser las instituciones una creación humana, el análisis puede partir de la elección de los individuos la que a su vez estará contextualizada por el marco Institucional, disminuyendo de esta forma la incertidumbre al establecer una estructura estable de la interacción humana. De manera adicional se suprimen algunas de las restricciones que tienen los postulados neoclásicos; la teoría de las instituciones se construirá a partir de una reflexión sobre la conducta humana combinada con la teoría de los costos de negociación. En esta óptica "los costos de la información son la clave de los costos de la negociación, que se componen de los costos de medir los atributos valiosos de lo que está intercambiando y los costos de proteger y de hacer cumplir compulsivamente los acuerdos. Estas mediciones y esta compulsión tienen costos que son fuente de instituciones sociales, políticas y económicas".35 El modelo inicial propuesto por los Neoclásicos suponía que las elecciones que hacía libremente un consumidor al seleccionar un producto partían de una perfecta información sobre el comportamiento del mercado, se estaba ante una situación de cero costos de transacción lo cual significa que la negociación no demandaba ningún costo; pero en el mundo real, los individuos actúan en base a información incompleta y con modelos derivados subjetivamente, que algunas veces son erróneos y que la sola retroalimentación no basta para corregir estas deficiencias de información. Ante la existencia de costos de negociación la asignación de recursos esta signada por estructuras de derechos de propiedad. Para hacer

33 North, Instituciones, cambio... op. cit, p. 13 34 Ibíd., p. 15 35 Ibíd., p. 43

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cumplir los compromisos contractuales derivados

del funcionamiento del mercado, se hace imprescindibles el funcionamiento de las instituciones; el costo de negociación refleja lo intrincado de la trama institucional que se constituye en una economía y en el conjunto de la sociedad. Esta apreciación condujo a North a sostener "que los derechos de propiedad son derechos que los individuos se apropian sobre su propio trabajo y sobre los bienes y servicios que poseen. La apropiación es una función de normas legales, de formas organizacionales, de cumplimiento obligatorio y de normas de conducta, es decir, el marco institucional. Debido a que los costos de la estructura de transacción son positivos con cualquier derecho de propiedad, los derechos nunca se especifican y se hacen cumplir a la perfección; algunos atributos valiosos se encuentran en el dominio público y conviene a los individuos dedicar recursos para capturarlos".36 Sería conveniente anotar que los derechos de propiedad no son siempre eficientes; existen algunos ineficientes que se contraponen al crecimiento económico y no propician normas económicas productivas. El cumplimiento obligatorio de estos compromisos contractuales supone el desarrollo del Estado como una fuerza coercitiva capaz de monitorear los derechos de propiedad y hacer cumplir los contratos, y cuyo radio de acción siga de cerca lo propuesto por Adam Smtih en la Riqueza de las Naciones: Justicia, defensa del orden público y de la soberanía Nacional; en últimas que el mercado prime sobre el Estado y no interfiera en las leyes económicas. Respecto al agente del cambio North sostiene que: "es el empresariado individual que responde a los incentivos encarnados en el marco institucional. Las fuentes de cambio son precios o preferencias relativas o cambiantes. El proceso de cambio es

abrumadoramente incremental".37 Las transformaciones sociales más significativas se pueden originar por modificaciones en los precios relativos, en tanto alteran los incentivos de los individuos y conducen a la transformación de la interacción humana; estas variaciones de precios relativos cobijan los precios de los factores (tierra, capital, trabajo), de la tecnología y de la información. Para conocer en que momento se generan estas modificaciones institucionales, los economistas de la corriente principal parten de una situación de equilibrio. Por cambios increméntales se entiende "que las partes intervienen recontraten entre sí para aprovechar algunos adelantos potenciales provenientes del comercio... la clave de estos cambios increméntales continuos se encuentran en los contextos institucionales que permiten nuevas negociaciones y compromisos entre los jugadores".38 Estas transformaciones sociales pueden ser mejor apreciadas examinando el comportamiento de la economía a través del tiempo. Una pregunta inicial que se formularon los Neoclásicos era ¿Cómo explicar las diferencias que existen en los niveles de desarrollo económico entre diversos países? La respuesta a este interrogante puede partir de tener en cuenta los diferenciales tecnológicos e institucionales. De contera, este interrogante condujo a que los Neoclásicos reflexionaran sobre una teoría del crecimiento económico, que no estuvo presente entre sus preocupaciones iniciales. Los cambios tecnológicos e institucionales están en la base de toda la evolución económica y social; con estos adelantos teóricos se supera la teoría neoclásica estática. La idea de North es que al retomar las propuestas de la Escuela Histórica Alemana o de las etapas de Crecimiento Económico formuladas por Rostow e incorporar esta teoría del cambio institucional se pueda llegar a una historia económica que involucre el neoinstitucionalismo.

36 Ibíd., p. 51 37 Ibíd., p. 110 38 Ibíd., p. 118 39 Miguel Urrutia, "Política económica e instituciones", Borradores semanales de economía. Banco de la República, 1996, p. 13.

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Dos trabajos recientemente publicados en la colección del Banco de la República titulada "Borradores Semanales de Economía", elaborados por Miguel Urrutia y Salomón Kalmanovitz se han ocupado de la "Política Económica e Instituciones" y de "Las Instituciones, la Ley y el Desarrollo Económico" respectivamente. Los dos codirectores del Banco de la República llegan al unísono a la conclusión de que gracias al buen manejo de la política económica Colombia ha podido salir mejor librada de la crisis que otros países de la región tuvieron cuando se implementaron las políticas de ajuste. Sin embargo, la existencia de instituciones ineficientes pesan como un fardo que se contrapone a una política de crecimiento económico que debía derivarse después de las reformas de los años noventa. Para Urrutia el país se ha dotado de una adecuado marco institucional para el manejo de la política macroeconómica; en materia de presupuesto sobresale la existencia del Departamento Nacional de Planeación que acompañado de los tecnócratas que han llegado al Ministerio de Hacienda, han sabido evitar grandes déficits fiscales. No obstante en otras áreas como la administración de justicia "las instituciones no han evolucionado o no se han adaptado a cambios sociales muy profundos, como la aparición del crimen organizado y la pérdida de ciertos controles sociales, producto de la urbanización masiva y de la secularización".39 Otra deficiencia institucional la constituye el suministro de bienes públicos, en particular la construcción de carreteras donde las formas clientelistas de ejercicio de la política generan sobrecostos y una inadecuada red vial vital para permita enfrentar retos de la apertura. Kalmanovitz reitera que una explicación del atraso económico Colombiano se originó por la presencia de la España Católica que traslado un "sistema político centralizado y arbitrario que frena el desarrollo del mercado y, cuando este se crea

espontáneamente, intenta obtener directamente sus excedentes a través de impuestos onerosos". Otra causa podría encontrarse en la sobredimensión del Estado que se opuso al funcionamiento del mercado; esto no obsta para reconocer que "aunque hay una serie de sólidas instituciones económicas, gremiales y de planeación que han facilitado este desarrollo e impedido que se produzcan desviaciones inflacionarias, hay otras que no contribuyen al desarrollo sistemático para que la acumulación de capital envuelva a toda la población".40 La dificultad mayor estaría en la expedición de leyes y en el orden público. Respecto al primer aspecto no existe una tradición parlamentaria y prima la clientelización del Estado y este panorama se vuelve más confuso con la influencia corruptora del narcotráfico.

La Propuesta Histórica de la Escuela de la Regulación A partir de la obra de Michel Aglietta, Regulación y crisis del capitalismo, cuya primera edición apareció en Francia en 1976, se constituye una corriente de pensamiento que se agrupa bajo el nombre de la Escuela de la Regulación. Entre sus preocupaciones estaba superar la incapacidad de la teoría económica dominante para "analizar la dinámica temporal de los hechos económicos vividos por los sujetos, es decir, para explicar la historia de los hechos económicos; e incapacidad para expresar el contenido social de las relaciones económicas y, por lo tanto, para captar las fuerzas y tensiones de que es objeto la economía".41 La coyuntura socioeconómica en el cual surge esta escuela esta caracterizada por la recesión que sufre el capitalismo propiciada por los aumentos de los precios de productos energéticos; a diferencia de la gran depresión de 1929 la nueva crisis esta acompañada por fenómenos inflacionarios.

40 Kalmanovitz, Las instituciones, la ley y el desarrollo económico Mimeo, 1997, p. 5 41 Aglietta Regulación y crisis del capitalismo Siglo XXI, 1979, p. 1

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De otra parte, los economistas neoclásicos al proponer una teoría del equilibrio general han ejercido una especie de dictadura sobre el pensamiento económico porque proponen un panorama tranquilizador para la sociedad y de paso una justificación para la profesión del economista. De esta forma "el equilibrio general es seductor porque habla de la armonía colectiva en una comunidad en la que la autonomía absoluta de los sujetos se mantiene, y en la que está excluido cualquier tipo de conflicto".42 El análisis construido sobre la dialéctica que propone esta escuela descansa en una investigación sobre aquellos aspectos no contemplados en el individualismo metodológico: el por qué de la crisis de las economías? Otro conjunto aspectos estudiados hace referencia a la variabilidad de las dinámicas económicas y sociales en el tiempo y en el espacio. Desde sus inicios esta Escuela propone un fecundo programa de investigación donde la historia juega un papel central. Como lo señala Robert Boyer "una de las enseñanzas principales que los regulacionistas han aprendido de la Escuela de los Anales y, en particular, de E. Labrousse, a saber que cada sociedad tiene las crisis y la coyuntura de su estructura".43 El interés de los fundadores por examinar la variabilidad en el tiempo y en el espacio las dinámicas económicas y sociales y adicionalmente por elaborar una teoría de las crisis de los modos de regulación los condujo a proponer una estrecha colaboración entre la historia y la teoría económica. Dos consideraciones hacen que esta escuela quiera estrechar sus lazos con la historia: la primera está articulada a la propuesta teórica elaborada a partir del concepto de modo de producción y la segunda por los interrogantes

básicos formulados: ¿Por qué y cómo, en una formación económica dada, se pasa de un crecimiento fuerte y regular a un casi estancamiento y a una inestabilidad de los encadenamientos coyunturales?; en el transcurso de una misma época histórica, ¿Cómo explicar que crecimiento y cr is is adopten formas nacionales significativamente diferentes, incluso que se profundicen en los desequilibrios en ciertos países, mientras que en otros se afirme una relativa prosperidad?; y ¿por qué más allá de cierta invariantes generales, las crisis revisten aspectos contrastantes a través del tiempo y son diferentes, por ejemplo, en el siglo XIX, entre las dos guerras y en nuestros días?.44 Las dificultades de la colaboración entre estas dos disciplinas están asociadas a una especie de división del trabajo intelectual; para el historiador su preocupación gira en torno a la construcción del pasado en donde las otras disciplinas en vez de aportarle una problemática con v isión totalizadora le otorgan herramientas para la investigación. Por el contrario el economista se sirve de la historia y de las comparaciones internacionales para poner a prueba sus modelos teóricos extraídos de una reflexión inductiva, incluso axiomática, pero como lo señala Boyer "es raro que el carácter testarudo de las evidencias empíricas logre descalificar su sistema de interpretación o que, por lo menos, lo inciten a corregirlo".45 Esta visión limitada del historiador según Boyer fue superada con la aparición de Annales al fijar entre los objetivos de la historia las relaciones entre estructuras psicológicas, religiosas, políticas y económicas; con esta nueva problemática el oficio del historiador además de estar acompañado de una sistemática crítica a las fuentes ahora se apoya sobre un interrogante

42 Ibíd, p. 2 43 Robert Boyer, La teoría de la Regulación un Análisis critico Hvmanitas, 1989 44 Ibíd 45 Ibíd, p. 52

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claramente delimitado y se prueba con una o varias hipótesis.46 Por su parte el historiador económico es cuidadoso en delimitar el campo de validez de sus resultados, circunscribiéndolos a una época determinada y a un espacio geográfico. Por el contrario el economista "manifiesta muy pocas veces una modestia semejante. Sintiéndose seguro del carácter venerable de los conceptos que utiliza, del rigor lógico que le permite pasar desde los comportamientos individuales hacia las leyes tendenciales de un pequeño número de principios fundacionales, está tentado de interpretar como una escoria y una imperfección, toda distancia que exista entre la evolución histórica y las enseñanzas de su teoría, ¡aún cuando la divergencia fuese abismal!".47 En un artículo publicado en 1989, en la Revista de Annales, Boyer reflexiona sobre las nuevas alianzas que se deben establecer entre la Historia y la Economía. La idea es lograr una relación simbiótica entre estas dos disciplinas; se podrá hablar de "simbiosis sí los conceptos, las nociones y los métodos se encuentran periódicamente alterados y redefinidos a la luz de las invalidaciones encontradas sea en materia de pertenencia y de verosimilitud histórica sea en términos de coherencia lógica dominio propio del economista teórico. La historia y la economía no serán jamás yuxtapuestas y se integrarán a fin de conformar un nuevo programa de investigación cuyo objetivo será el de comprender las circunstancias y las

condiciones del cambio y no solamente la invariabilidad".48 La critica a los modelos teóricos generales fundados sobre la evacuación del tiempo histórico y la desconexión entre la esfera de la economía y el campo de la relaciones sociales es uno de los rasgos distintivos de esta escuela.49 Es frecuente en las teorías económicas ya sean ellas de inspiración neoclásica, Keynesiana o marxista poner el acento sobre las invariantes generales de sistemas eminentemente abstractos en donde la historia, en la mayoría de las veces, se convierte en una perturbación de las aproximaciones teóricas. Los acercamientos en términos de la regulación definen su método en relación a la posición de la economía en el campo de las relaciones sociales y a la intervención del Estado. En la representación de la dinámica económica y social la escuela regulacionista, opta por una visión macroeconómica y racionalizadora frente a la dinámica estructuralmente inestable del mercado.50 A partir de una teoría sobre el cambio social inspirada por Marx, y esbozada en el prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política, el concepto de modo de producción se constituye en una categoría central en el análisis en términos de regulación.51 Sin embargo, no se puede establecer una correspondencia estricta de las relaciones de producción con una etapa determinada de las fuerzas productivas. Los regulacionistas al

46 Para este autor la nueva orientación de Annales se ha abandonado 'en nuestros días, la mayoría de los investigadores se limitan a una historia en serie que, aun extendiendo las investigaciones a esferas nuevas de la vida en sociedad, se plantean pocas veces el problema de la totalidad del sistema socioeconómico" . Ibld, p. 54. El trabajo de Fernand Braudel, Civilización material, economía y capitalismo siglos XV-XVIH serla una muestra de la construcción de un modelo que a partir de los proceso de circulalción caracterizan el capitalismo. 47 Ibíd., p. 53 48 Boyer, "Economie et histoire: vers de nouvelles Alliances?", Revista Annales, Economies, Societes Civilisations, nov-dic 1989 49 Vercellone, "L'approche en termes de régulation: richesse et difficultés", École de la régulation et critique de la raison économique.L'harmattan 1994 50 Ibíd. 51 En el prólogo de la contribución a la crítica de la economía política Marx detalla cuál fue el hilo conductor de sus estudios: "en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase del desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política, y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social*. El cambio en la sociedad se produce cuando "las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto con las relaciones de propiedad (derechos de propiedad) dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí". Marx y Engels. Obras escogidas. Edit. Progreso Moscú 1973, p. 518.

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introducir la categoría de régimen de acumulación posibilitan el estudio en el largo plazo de los procesos de acumulación y explican el por qué de su sobrevivencia: están sujetos a conflictos que nacen en torno a la relación de explotación y de competencia entre capitalistas; y las crisis restablecen brutalmente la unidad contradictoria de los diversos períodos que tiene la acumulación. Con este término "se designará al conjunto de regularidades que aseguran una progresión general y relativamente coherente de la acumulación de capital, es decir que permita reabsorber o posponer las distorciones y desequilibrios que nacen permanente del mismo proceso".52 Es posible especificar una forma dinámica del régimen de acumulación al considerar las regularidades sociales y económicas respecto a: 1) Un tipo de evolución de organización de la producción y de las relaciones de los asalariados con los medios de producción; 2) un horizonte temporal de valorización de capital sobre la base del cual puedan deducirse los principios de gestión; 3) una distribución del valor que permita la reproducción dinámica de las diferentes clases o grupos sociales; 4) una composición de la demanda social que valide la evolución tendencial de las capacidades de producción; 5) una modalidad de articulación con formas no capitalistas, cuando estas últimas ocupan un lugar determinante en la formación económica estudiada. Esta escuela como la Nueva Economía Institucional se ocupa de explorar la forma como surgen las instituciones. El análisis de esta temática depende de la forma como se construye una teoría sobre el Estado; las ideas neo-gramscianas y de Nicos Poulantzas sirven de base para la formulación teórica del poder político. Dado cierto nivel de

autonomía que tiene el Estado, se le puede definir como un tercer nivel entre el capital y el trabajo; que a la vez puede estar encima de las luchas de clases y en el seno de estos enfrentamientos. No siempre coincide el poder económico con el poder político; interesa al Estado jugar un papel determinante en la realización de los compromisos entre las diferentes clases y en la reorientación de los códigos de la economía y de las relaciones sociales.53 Es frecuente que el Estado aparezca como la suma contradictoria, de un conjunto de compromisos institucionalizados que "una vez realizados, crean reglas y regularidades en la evolución de los gastos e ingresos públicos, según casi-automatismo que, al menos en principio, son radicalmente distintos de la lógica del intercambio mercantil. Que se piense, por ejemplo, en las oposiciones entre derecho civil y derecho social, o incluso entre derecho comercial y derecho del trabajo".54 En esta perspectiva, las formas institucionales y los compromisos institucionalizados se manifiestan estrechamente interdependientes. Los trabajos de esta escuela respecto del Estado se enriquecieron con la reflexión que aporta Bruno Théret.55 El propone considerarlo como una relación social en sí y para sí. Su estudio exige no solamente el análisis de sus relaciones con las categorías de la economía mercantil sino también es pertinente reflexionar sobre su propio desarrollo. Y como lo señala Henry Nadel al sugerir una síntesis entre Marx y Weber,56 Théret intenta librar al Estado de las lógicas políticas y económicas; al estudiar la acción del poder político como una relación social lo reviste de cierto grado de autonomía. De esta forma se puede distinguir (dos) maneras de articular el Estado moderno y el modo de regulación capitalista: el modo territorial y el modo salarial.

52 Boyer, Teoría de la ... op. cit, p. 59 53 Vercellone, op. clt 54 Boyer, Teoría de la ... op.cit, p. 66

55 Bruno Théret, Regímenes Economiques de l'ordre politique. PUF París, 1992. 56 Nadel, "La Regulation et Marx", Theorie de la Regulation. L'Etat des savoirs París. La decouverte, 1995

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Entre las formas institucionales analizadas por la Escuela de la Regulación se pueden mencionar: la moneda, la relación salarial y las formas de competencia. Estas formas estructurales permiten esclarecer el origen de las regularidades que canalizan la reproducción económica durante un período histórico determinado. El papel de la moneda es el de servir de equivalente general que facilita la conexión entre diferentes unidades económicas; la moneda no puede ser considerada como una mercancía común y corriente, sino como una forma de poner en relación a los centros de acumulación, con los asalariados y otros sujetos mercantiles.57 La moneda puede ser considerada como un bien público y "constituye uno de los atributos claves de los Estados-Naciones y tiende a homogeneizar un espacio de circulación de mercancías en el seno de fronteras que son esencialmente políticas".58 Interesa resaltar la oposición que existe entre dos modelos institucionales para la regulación de la oferta monetaria: La banca libre y la banca central, esta última, según Aglietta, no ha sido una creación del Estado , sino por el contrario tiene un origen institucional endógeno al sistema de mercado.59 Las ventajas de la banca central son presentadas por Aglietta desde una perspectiva histórica; este economista reconstruye la experiencia del Banco de Londres y subraya una prerrogativa de la que goza la banca central de forma ex-ante y que no puede ser compartida con la banca libre: el dominio sobre la información de la manera como la banca privada cumple con los requisitos impuestos por la autoridad monetaria. De igual forma, se convierte en un prestamista de última instancia, función que coadyuva a la legitimidad del sistema y genera expectativas positivas sobre la marcha económica. Un requisito sine qua non para alcanzar la legitimidad política de esta institución es el de garantizar la independencia de los bancos centrales.

Estudiar las diversas formas de relación salarial sería otra preocupación de la historia económica: la forma como se organiza el trabajo, el modo de vida y las modalidades de reproducción de los asalariados. Para Boyer existen cinco componentes "para caracterizar las configuraciones históricas de la relación capital-trabajo: el tipo de medios de producción; la forma de la división social y técnica del trabajo; la modalidad de movilización y apego de los asalariados a la empresa; los determinantes del ingreso salarial directo e indirecto; y finalmente, la forma de vida asalariada más o menos ligada a la adquisición de mercancías o a la utilización de servicios colectivos que están fuera del mercado".60 Los regulacionistas encuentran tres formas de configuración de la relación salarial: la competitiva, que presenta una débil inserción del consumo de los trabajadores en la misma producción capitalista; la taylorista, que reorganiza la división técnica del trabajo, pero sin cambios en el modo de vida de los asalariados; y la fordista, que se construye sobre el trabajo en cadena y difunde nuevas formas de consumo. Respecto a las formas de competencia se puede distinguir un mercado competitivo cuando de manera ex-post se define la validación o no de los trabajos privados y la forma monopólica cuando la validación se puede hacer ex-ante. Además del Estado existe otra forma institucional cara a la escuela de la Regulación: las modalidades de adhesión al régimen internacional. Las dinámicas macroeconómicas pueden estar definidas por esta variable externa que de manera global y a partir de un conjunto de reglas organiza las relaciones entre estado-nación y el resto del mundo. La escuela de la regulación considera la acumulación a partir de una dinámica económica nacional que solo encuentra su verdadera expresión a escala mundial. En consecuencia "la

57 Ver Courbis Bernard, Froment Eric y Servet Jean-M¡chel.(1991) Enrichir L'economie politique de la monnaie par l'histoire. En Revue Economique. Volumen 42 Paris. 58 Boyer, Teoría de la ... op. cit, p. 63. 59 Michel Aglietta, "Orden Monetario y Bancos Centrales". Cuadernos de Economía No.24, Universidad Nacional, 1996 60 Boyer, Teoría de la ... op. c/f.,p. 63

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dialéctica entre autonomía nacional y restricción exterior se relativiza: una misma característica del régimen internacional puede estimular el modo de crecimiento de un país e, inhibirlo, o incluso cuestionarlo, en otro. Similarmente, es necesario desconfiar de la dicotomía interior/exterior: por un lado, las formas institucionales nacionales responden a una cierta configuración de la inserción exterior; por otro lado, los conflictos y desequilibrios de naturaleza interna, traen, frecuentemente, como consecuencia que sean resueltos mediante la confrontación con el orden internacional vigente". 61 De esta forma, la oposición entre economía abierta y economía cerrada, como lo hace actualmente la macroeconomía, es soslayada por esta escuela y más bien se aproxima a una nueva visión de las teorías de la dependencia. Finalmente, se deben reiterar los principios básicos de acción de las formas institucionales con miras a analizar los roles del comportamiento individual o colectivo: las leyes o las reglas de comportamiento como un principio de restricción, los compromisos como un principio de negociación y la comunidad de un sistema de valores o de representaciones como un principio de rutina.62 Dos trabajos basados en la escuela de la regulación han sido publicados recientemente por académicos colombianos. Gabriel Misas Arango al analizar la gestión macroeconómica estatal de los ochenta propone un marco institucional de las políticas que "han determinado, condicionado y modelado el proceso de acumulación de capital que ha tenido lugar en la economía colombiana entre 1980 y 1990".63 La adhesión al régimen internacional de competencia parte de un análisis del cambio en la estructura de las exportaciones colombianas y de las instituciones que se construyeron para respaldarlas, entre las que el autor analiza se encuentran el Fondo Nacional de

Café, precios de sustentación, Acuerdo internacional del café, control de cambios y comercio exterior administrado. Otro aspecto de la adhesión al régimen internacional está dada por la forma como hace presencia la inversión extranjera en la industria manufacturera. La restricción monetaria es investigada como reflejo de la estabilidad política del bloque en el poder y se la asocia con la reforma política iniciada con la expedición de la Constitución de 1991, en donde se le otorga autonomía a la banca central. En relación al régimen salarial, anota el autor que sus características están dadas por la imposibilidad de generalizar la relación salarial y el predominio del denominado sector informal en el mercado de trabajo; otra característica sería la desigual distribución del ingreso y la ruptura de las mediaciones que hacían compatible las estructuras de la producción con esta misma distribución. Respecto a las formas de Estado se subraya la débil legitimidad del Estado en Colombia, originada por la ausencia de algunos atributos de centralidad que el Estado colombiano no ha logrado desarrollar: monopolio de la violencia legítima, el ser garante de los derechos sociales y la baja capacidad de gestión del Estado. Por su parte Osear Rodríguez y Decsi Arévalo han elaborado dos investigaciones que tienen como preocupación el problema de las Instituciones. La primera versa sobre la historia de uno de los organismos que ha desarrollado la seguridad social en Colombia: el ISS.64 En este estudio se intenta dar respuesta a las causas estructurales que generaron la crisis del sistema, de la regulación macroeconómica que incide en la baja cobertura, y de los problemas de legitimidad que el sistema ha tenido. Igualmente, se analiza la manera como los movimientos sociales están estrechamente vinculados a los factores que permitieron la

61 Ibld, p. 65 62 Boyer y Saíllard, Théorie de la regulation. L'etat de savoirs. La Decouverte, 1995. 63 Gabriel Misas, "De la industrialización sustitutiva a la apertura: El caso colombiano", Colombia. Gestión económica estatal de los 80's Universidad Nacional, 1995, p. 91 64 Rodríguez y Arévalo. Estructura y crisis de la seguridad social en Colombia Universidad Nacional de Colombia, 1994

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construcción de un sistema de seguridad social basado en el modelo bismarckiano. Otra institución que ha sido estudiada es la Dirección de Impuestos Nacionales (DIN).65 Esta investigación se ocupa del sistema tributario colombiano, retomando las elaboraciones desarrolladas por Annales en materia de fiscalidad, y a partir del concepto de régimen de acumulación se estudia la construcción sistema tributario colombiano, en términos de las diferentes reformas tributarias y los cambios administrativos. Uno de los aspectos tratados es la participación de los gremios en las diferentes reformas tributarias y la legitimidad política que fue necesaria erigir para la que la DIN pudiese operar.

Conclusiones Como lo ha señalado Fernand Braudel se hace imprescindible una cooperación entre la historia y las ciencias sociales y entre ellas se incluye la economía. No está demás reiterar que el concepto económico se levanta a partir de la historia y es verificable en ella. Esto conduce a decir que esta disciplina es tanto el punto de llegada como el de partida de la teoría económica. De esta forma, la historia debe ayudar al economista a reflexionar sobre la naturaleza del objeto sobre el cual trabaja, su lugar en la realidad social global y finalmente la relación entre saberes económicos y realidad económica. La historia, por tanto, es indispensable a la formación y el trabajo de todo economista. Entre las políticas que deben adoptarse en la formación académica del economista es que el conocimiento de su objeto de estudio solo se desarrolla dentro de un

programa que provea la combinación de disciplinas de las ciencias humanas, que permitan elaboraciones teóricas teniendo en cuenta una mirada histórica. Los economistas que han roto paradigmas en el conocimiento económico han logrado este equilibrio, entre los más destacados podríamos mencionar a Turgot, Smith, Ricardo, Mili, Marx, Walras, Marshall, Schumpeter, Keynes, Myrdal y Perrou. Para quienes han escogido la historia como disciplina se hace imprescindible un mínimo manejo de los conceptos que se utilizan en la construcción de la historia económica. Las conclusiones de las investigaciones en este campo se apoyan en los modelos teóricos utilizados y en las fuentes sobre las cuales se estructuran los argumentos. En los balances historiográficos realizados para la Historia Económica es indispensable dar cuenta del modelo teórico utilizado, las categorías económicas y las fuentes consultadas. De igual forma es pertinente hacer explícita la coyuntura histórica en la cual se produjo la investigación por cuanto es frecuente que los objetos de estudio en esta disciplina histórica estén motivados por los debates que académicos y tecnócrata tienen a propósito del diseño de la política económica que se debe implementar. Los desarrollos de las dos escuelas analizadas abren un campo de investigación no considerado hasta el momento en Colombia como es el del análisis institucional. Los programas universitarios de investigación deben dar prioridad a esta temática que, por un lado, permite una historicidad del modelo neoclásico y que de otro, posibilita una mejor comprensión de la manera como ha operado el desarrollo económico.

65 Rodríguez y Arévalo. Gremios, Administración de impuestos y reformas tributarias en Colombia Mimeo, 1997

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Debates

Las Izquierdas en Colombia Presentación: Este diálogo sobre las izquierdas y el sentido de su tradición político-cultural en la Colombia de fines del siglo XX y comienzos del Tercer Milenio sostenido por Germán Palacio1 con los profesores Ricardo Sánchez Ángel2 y Fabio López de la Roche3 fue grabado para el programa "El Derecho y El Revés" de la Radio Universidad Nacional. RICARDO SÁNCHEZ ha publicado recientemente el libro Las Izquierdas en Colombia, editado por la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional. FABIO LÓPEZ es autor del trabajo Izquierdas y Cultura Política. Oposición Alternativa?, publicado por el Centro de Investigación y Educación Popular CINEP en 1994. Reproducimos a continuación la versión escrita, corregida y adaptada por los participantes en la conversación. [G.P.] Ricardo, empecemos contigo, en realidad lo que queremos hacer es un diálogo abierto. Has sido tú una persona muy importante y reconocida en la historia de las izquierdas en Colombia y podríamos entonces, empezar porque nos comentes cuáles serían los puntos más importantes de tu libro y cuál sería tu balance, ¿las izquierdas o la izquierda existe todavía en Colombia? [R.S.] Sí existen las izquierdas en Colombia, dispersas, fragmentadas, confundidas en una búsqueda no todas las veces afortunada; una cosa es que vengamos de una derrota, pensada internacionalmente, de las izquierdas, un retroceso enorme del movimiento obrero, un desprestigio de las ideas socialistas, y otra cosa es la desaparición de las causas, de las razones estructurales que motivan a nivel internacional y nacional

1 Profesor Universidad Nacional de Colombia 2 Profesor Asociado Universidad Nacional de Colombia. Profesor Titular Universidad Externado de Colombia. Director del Instituto para el Desarrollo de la Democracia Luís Carlos Galán. 3 Investigador del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales Universidad Nacional de Colombia. Profesor Departamento de Comunicación Universidad Javeriana.

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unas ideas de izquierda, unas raíces y unas justificaciones, para apelar al rescate o mejor dirfa renacimiento-reestructuración, un nuevo comienzo de unos planteamientos de izquierda en Colombia.

realidad me parece que Fabio sí ha estudiado mucho más esas izquierdas que no son propiamente democráticas, principalmente la izquierda armada, -es así, no es cierto?

[G.P.] Me parece interesante que en el texto empiezas con un tema que es curioso porque realmente podría ser un cambio importante para las izquierdas. El primer capítulo es Izquierda y Democracia en Colombia, al tiempo que las izquierdas tuvieron una mala relación con la idea de la Democracia ¿Cómo planteas esta cuestión de la izquierda y la democracia en Colombia?

[F.L.] Yo encuentro un problema en lo que las izquierdas llamarían su acumulado histórico, este término usualmente lo utilizan para referirse al acumulado de logros y de cosas positivas que tendrían a su haber al hacer un balance de la historia de los 30 ó 35 últimos años, y precisamente a mí me parece que el balance de estos años no es muy positivo, reconociendo que las izquierdas jugaron un papel muy importante en la apertura democrática reciente, en las luchas campesinas de los años setenta, en el movimiento sindical de los años setenta y el movimiento social, que fue muy fuerte, que allí se libraron luchas por la igualdad, por la justicia; se defendieron libertades ciudadanas, contra los consejos verbales de guerra en los años setenta. No solamente desde los grupos de izquierda, sino desde personalidades democráticas, desde muchos jueces de la República, incluso desde ciertos periódicos donde se defendió el estado de derecho y las garantías ciudadanas, me estoy refiriendo particularmente ante los consejos verbales de guerra.

[R.S.] Creo que sí, ha habido un pensamiento democrático en la izquierda lo que pasa es que ha sido acorralado y ha sido negado por las fuerzas sociales, por el activismo y por los grupos políticos, fíjese usted que dos libros muy importantes en el mundo académico, en el mundo de las ideas políticas, como son Proceso y Destino de la Libertad de Gerardo Molina, publicado en 1955 y la Dialéctica de la Democracia de Antonio García, muestran esa preocupación por pensar las categorías fundamentales de libertades públicas, de democracia real, de la relación entre lo social, lo económico y lo cultural en la democracia. De manera que solamente para mostrarles estos dos hitos en el pensamiento que no fueron asumidos en profundidad por las izquierdas sino muy marginalmente, ellos mismos intentaron armar agrupaciones socialistas que fueron marginales y sólo en algunos momentos tuvieron un reconocimiento de la opinión pública. Mi tesis en el libro es que siempre que las izquierdas han sido consecuentes con un programa democrático radical, de democracia real, y no con la democracia simplemente como un aspecto defensivo, como una bandera de supervivencia, a las izquierdas le ha ido bien, han crecido, han podido interpelar al país real, han podido entrar a formar parte de procesos más reales de la vida social. [G.P.] Yo creo que tiene razón, en realidad estaba haciendo una confusión con las izquierdas marxistas, pero entonces podríamos empezar a discutir con Fabio y lo incorporamos al diálogo; en

Creo que hay que reconocer que la insurgencia armada tuvo razones en un momento histórico; pero me parece que esta perpetuación de la insurgencia armada como forma prioritaria de lucha política ha empobrecido mucho el aporte de las izquierdas. El balance que yo haría es el de una izquierda que no ha logrado enriquecer sustancialmente el movimiento popular, ni en cuanto a sus niveles de saber, ni en cuanto a la formación de recursos tecnocráticos, ni en cuanto a su posibilidad de construcción institucional. Me parece que las izquierdas tienen que pensarse constructivamente con relación a un futuro de desarrollo de sus ¡deas, a sus perspectivas e instituciones, en proyectos de sociedad y es muy difícil hacer eso desde el monte. [G.P.] Sólo se está planteando, y seguramente es una de las visiones más generalizadas, la idea de

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que la izquierda es izquierda generalmente armada, digamos la izquierda desde el monte, tiene unas razones históricas para su existencia y quizás justificaciones históricas también, esa justificación histórica, recientemente la habría perdido por una serie de cambios importantes en la vida política nacional e internacional. También es conocido, y creo que Ricardo comparte esta opinión, pero sería bueno discutirla más a fondo, es precisamente esta izquierda en el monte o esta izquierda armada la que ha quizás empobrecido o quizás limitado el papel, más constructivo, creador, en esas dimensiones que has mencionado, en una izquierda no armada. Realmente esa izquierda armada y esa izquierda no armada tendrían esas contradicciones de fondo que podríamos decir que realmente la una ha asfixiado a la otra. [R.S.] Lo que hay que constatar a mi juicio, es que en el debate sobre las vías para la izquierda en Colombia ganaron los partidarios de la lucha armada y que de conjunto o por lo menos mayoritariamente, las izquierdas siguieron el camino de la guerra de guerrillas de la ¡nsurgencia de subversión revolucionaria. Las izquierdas no armadas fueron marginadas o trituradas, en el contexto del conflicto bélico de la sociedad colombiana. Ese es un hecho objetivo, ese es un hecho real, usted lo puede constatar en la dialéctica de todas las agrupaciones que intentaron construir brazos armados, terminaron siendo convertidos como lo planteo en mi libro, en brazos políticos agitacionales de los aparatos de fuerza de los comandos guerrilleros de los estados mayores de la guerra. [G.P.] En este sentido tampoco necesariamente hay una justificación histórica de esa izquierda armada, quizás en el sentido que lo estás diciendo, por que finalmente su papel fue siempre nocivo en el sentido que no permitió otras formas de organización, pacíficas, legales u otras formas de acción política. ¿Sostendrías que sí habría una justificación por lo menos en el pasado?

[R.S.] Distingamos, sociológicamente la guerrilla tiene explicaciones, tiene razones de ser, tiene estructuras que las nutre, que las han hecho... [G.P.] Aún hoy creo que hay razones sociológicas como la crisis de las economías campesinas que está detrás del estímulo del fenómeno guerrillero, sin pretender por supuesto justificar esa opción como la deseable. [R.S.] Son sujetos que responden a dinámicas reales de la sociedad. Entonces sociológicamente están ahí, vienen de una tradición, además, de bandolerismo, de guerrillerismo, liberalconservador, están en los imaginarios de importantes núcleos de la población campesina y global colombiana, de las guerras civiles del siglo pasado. Entonces eso es lo primero que hay que precisar, hay que constatar, nada ganamos con satanizar la existencia de las guerrillas como algo artificial. Otra cosa es la vigencia política de las guerrillas para construir un proceso de transformación revolucionaria de la sociedad colombiana que es donde yo creo que no tienen validez hoy en día. [G.P.] Ricardo, de transformación revolucionaria, pero, tendríamos también que preguntarnos si de transformación no revolucionaria, digamos positiva o sea de algún proyecto, por ejemplo cultural importante o ciertas formas de organización más autónomas de la población urbana o rural, si valdrían así no fuera un proyecto revolucionario exitoso, o viable. [R.S.] Sí, pero lo que usted tiene es que ser consecuente con lo que la gente proclama, creerle a la gente lo que dice y creerle a la gente lo que hace. Las guerrillas en Colombia que yo tenga noticia lo que se proponen es un cambio revolucionario de la sociedad, no es un simple cambio de gobierno o una parcial transformación de la vida política, sino que su programa es un programa de gobierno y Estado revolucionario, de cambios estructurales en la sociedad y si su alegato es éticamente justo y quién estaría en desacuerdo de que la sociedad colombiana es

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profundamente injusta, que el capitalismo colombiano genera estructuras de violencia, de sobreexplotación, que no da solución a los problemas de las mayorías nacionales y populares, uno tendría que constatar entonces, o introducir en la distinción, la evaluación sobre si en ese sentido es válido insistir en la lucha armada que ya se convirtió en algo permanente, que ya está asimilada a la vida política nacional en décadas; si esa es la manera como se pueden producir esas transformaciones o por el contrario, como yo creo y lo planteo ahí, han contribuido es al bloqueo político tanto de las izquierdas como de la vida política nacional, han entrado a hacerle el juego a las otras estructuras dominantes y perversas del sistema capitalista y del sistema estatal y de poder vigente en la constelación social entre nosotros. [F.L.] Sobre eso yo quisiera anotar que los analistas lo han venido diciendo; que este énfasis en la lucha armada ha propiciado mucho el señalamiento de la protesta social legítima, yo diría también que las acciones de boleteo, de secuestro, estas acciones delincuenciales indiscriminadas, sin justificaciones éticas claras, contra la vida humana, han llevado al afianzamiento de fuertes posiciones de derecha en la opinión pública y de una actitud de negación de la convivencia con fuerzas de izquierda que son automáticamente identificadas como insurgencia armada. Yo pienso que la izquierda misma, esta izquierda armada, ha nutrido, ha estimulado poderosamente esas actitudes excluyentes de sectores privilegiados de la sociedad; y no solamente de sectores privilegiados, de sectores de clase media alta, de sectores de clase media, que ven en estas acciones un deterioro evidente de los viejos ideales de las generaciones guerrilleras de décadas anteriores. [G.P.] Un punto que estábamos comentando anteriormente, tal vez creo que Fabio lo planteaba de esta manera, es que uno podría decir que las izquierdas hacen parte de toda una dinámica social muy compleja, de violencia de esta sociedad. Pero tu tal vez argumentabas algo que era un poco más específico y es que esas izquierdas, en particular

la izquierda armada, era típicamente militarista, era algo así lo que tu estabas tratando de plantear. [F.L.] Yo lo que quiero decir es que en el país hay militarismos, y hay militarismos de derecha, pero también hay militarismos de izquierda. Uno encuentra en los grupos guerrilleros, haciendo historias de vida, que en la guerrilla hay muchachos y personas que entraron porque querían ser militares, porque siempre tuvieron aprecio por un kepis, por los galones militares, por las insignias, por la disciplina militar, y, probablemente, la guerrilla ponía menos condiciones que una academia para el ingreso, y muchos dirigentes, incluso un dirigente regional del EPL, hoy en día argumenta que él siempre quiso ser militar y que desearía que sus hijos fuesen militares. Entonces probablemente no le hemos puesto atención a ese fenómeno de reproducción de valores militares. Haciendo un taller con campesinos en el Cauca, algunos líderes campesinos venidos de la Bota caucana, reconocían que ante el grado de abandono del campo, el ideal de los muchachos en esas regiones era entrar a la policía o entrar a la guerrilla, pero que no querían repetir la historia de sus padres de marginados sociales sin poder sacar sus productos a los sitios de venta. Pero, me llama mucho la atención ese culto a las armas, y ciertos imaginarios, que como Ricardo muy bien lo decía se han transmitido generacionalmente. También encontré, por ejemplo estudiando el EPL, que muchos de los guerrilleros eran hijos de guerrilleros o habían visto cómo en el cerco del año 68 contra el EPL en Córdoba, sus tíos o sus familiares habían sido detenidos en los campos de concentración de esos días y entonces por esa vía se reproduce el ideario del guerrillero. Eso es muy importante tenerlo en cuenta para la construcción de lo que podríamos llamar el mapa de la legitimidad del poder político en el territorio colombiano. [G.P.] Hay un punto que es interesante y Ricardo lo plantea en uno de sus capítulos y es el papel de esa izquierda armada en el bloqueo para una posible formación de una vía alternativa, de una

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tercera opción. Pero uno podría preguntarse, hasta qué punto hay una cierta responsabilidad, o valdría la pena analizar, cuál es la responsabilidad de esa Izquierda no armada, por las incapacidades de la izquierda no armada. Lo planteo por lo siguiente, creo que ya se ha generado una idea importante, por lo menos en zonas urbanas, en los medios de comunicación, en los académicos, mostrando precisamente las perversiones de esa izquierda armada. Pero me parece que a veces eso implica entonces mirar un poco indulgentemente a la izquierda no armada, que tampoco fue capaz de llevar adelante su proyecto. Que opina sobre ello Ricardo? [R.S.] Bueno, no fue capaz; eso un hecho objetivo que no tiene dificultad uno en reconocer; más aún, que hay que reconocer, para poder volver a pensar con frescura y con imaginación espacios e ideas que le puedan dar posibilidad algún día en Colombia al surgimiento de unas izquierdas con cultura política, vigorosas en la organización popular y social, con alternativas creíbles y viables. Eso es un hecho. La estructura de la violencia en Colombia, sumadas las estructuras de la guerra propiamente irregular, que es como yo propongo que la aceptemos, es la caracterización irregular, porque están llenas de bandolerismo por parte de las guerrillas, de terrorismo, irregular porque sus escenarios son dispersos, invisibles, sumamente complejos, pues, trituraron las posibilidades de la izquierda e hicieron que fracasaran las otras izquierdas, que estuvieran dispersas. Pero yo pienso que en el conjunto social existe un sentimiento, una tradición de luchas sociales, un pueblo de izquierda, un campesinado de izquierda, una intelectualidad de izquierda, que están trabajando en las culturas regionales, en los municipios, en las universidades, yo he recorrido el país en los últimos años, permanentemente vivo en eso, y me he encontrado con gran satisfacción que se está construyendo otro país más allá de las violencias. El problema es que las estructuras de poder dominan y trituran, ahí está la gran incógnita,

ahí está el error en pensar que eso ya solucionó el problema de la sociedad colombiana y enamorarse de lo local es bueno a condición de no mistificarlo y de no creer de que ahí ya hay un gran programa generalizable de sociedad alternativa. Bueno, ese es un punto. Otro punto también: las inconsecuencias y los sectarismos políticos, los ideologismos internacionales de las líneas políticas que se apoderaron de los espíritus de las ideas y de las mentalidades, de las direcciones de las izquierdas urbanas y universitarias, pero lo importante y lo que yo quiero plantear es que las causas y las razones de volver a propiciar un nuevo imaginario de izquierda se justifican. [G.P.] Si no estoy mal, en el texto, propones que parte de la fuerza y tal vez también de la tradición de izquierda puede estar presente, inclusive en partidos políticos así llamados tradicionales ¿cómo ves este punto? [R.S.] Sí. Hay alas populares y de izquierda en el liberalismo, en el conservatismo; más en el liberalismo, hay grandes tradiciones de lucha en el liberalismo por igual de izquierda igualitarias desde el siglo pasado hasta hoy. De manera que forman parte de la tradición de las izquierdas, las luchas sociales del MRL, del gaitanismo, de Gaitán que es un luchador de izquierdas, forman parte de eso igualmente las luchas del radicalismo por las libertades, por la educación. Forma parte de ello la creación de la Universidad Nacional como centro de estudio, de cultura, el ímpetu de una intelectualidad de izquierda liberal representada por Jorge Zalamea para nombrar sólo uno de una pléyade inmensa de los años cuarentas. De manera que más aún, sociológicamente lo que explica la fuerza de un conglomerado como el partido liberal es que tenga que apelar a eso y se tenga que denominar como de centro izquierda, aunque presente la paradoja de que sus programas y el control del partido estén en manos de unas derechas o de centro-derechas o simplemente de pragmáticos y de profesionales del aparato político.

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[G.P.] ¿Cómo ves este punto Fabío? [F.L.] Bueno yo creo que en esta situación de marginalidad de la izquierda y de dificultad para que ella haya conquistado un lugar sólido en la cultura política colombiana, incide mucho la historia de exclusión de que esta izquierda ha sido víctima. Hay que subrayar ese hecho de haber tenido que crecer la izquierda en un país anticomunista y antiizquierdista, con una iglesia católica hegemónica en la cultura con mucha dificultad para dialogar con los valores de la modernidad y para entender no solamente la izquierda, sino hasta el propio liberalismo.. Recordemos también cómo recientemente líderes como Bernardo Jaramillo, como Pardo Leal, un jurista de izquierda que creía en la ley, cosa que no se encuentra todos los días en la izquierda, personajes como Carlos Pizarra, carismáticos, hombres que la historia no produce todos los días, cómo su asesinato significó una enorme pérdida para el país, no solamente para la izquierda. Entonces a estos líderes terminaron cobrándoles las cuentas por las acciones de la insurgencia armada, cuando ellos despuntaban como una opción de izquierda civilista que hubiera podido propiciar un proyecto de aglutinación de unas izquierdas por lo general tradicionalmente antropofágicas en Colombia, cada una dueña de su respectiva verdad; un cuadro muy distinto al de

Chile, en donde las izquierdas históricamente tuvieron el 33% de los votos, donde pactaban, donde eran capaces de transar e ir juntas a las elecciones, donde tuvieron ministros como Salvador Allende en los años cincuenta, donde un ideólogo de la industrialización fue Osear Schnake, un socialista, y donde como bien lo dice un analista chileno, durante muchos años ser de izquierda llegó a ser sinónimo de ser demócrata. [G.P.] En este programa EL DERECHO Y EL REVÉS, una ventana abierta a la discusión jurídica, política y social hemos conversado con Ricardo Sánchez y Fabio López, sobre las izquierdas en Colombia. En esta entrevista nuestros invitados han señalado las contradicciones y dilemas que se presentaron entre una izquierda civilista debilitada y triturada por una izquierda que se marchó al monte. No cabe la menor duda, que esta izquierda que se marchó al monte tiene explicaciones sociológicas. No obstante lo que se cuestiona en la actualidad es su viabilidad política en términos de un proyecto que le sirva en su conjunto a la sociedad colombiana. En la próxima sesión discutiremos un poco más a fondo el legado propiamente dicho de esas izquierdas colombianas.

Presentación: Bienvenidos a este su programa "El Derecho y el Revés" les habla Germán Palacio. En el día de hoy continuaremos nuestra conversación con dos queridos amigos profesores de la Universidad Nacional, Ricardo Sánchez y Fabio López de la Roche. Los dos han escrito recientemente unos textos en torno al papel de la izquierda en Colombia. De hecho este es el nombre que tiene el libro de Ricardo Sánchez, Las Izquierdas en Colombia. [G.P.] Después de haber comentado el papel de la izquierda y en particular de las izquierdas armadas, de las izquierdas militaristas y su papel en la historia colombiana reciente, continuamos esta conversación Ricardo y Fabio, pensando un poquito más en el balance de las izquierdas en Colombia.

¿Cuál es su legado?. En particular es interesante que en el libro tuyo Ricardo, mencionas una serie de personajes a quienes les haces la dedicatoria. Personas que menciona aquí Ricardo Sánchez son Camilo Torres, Antonio García, Diego Montaña, Jorge Zalamea, Gerardo Molina, Estanislao Zuleta; vemos aquí realmente una pluralidad de personajes

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de izquierda, pero que de repente desde cierta óptica sería difícil meter a todos en el mismo saco. Por qué no nos haces un poquito un comentario sobre esta selección de personajes. [R.S.] Bueno. En primer lugar hay una razón subjetiva, ellos marcaron de manera decisiva la personalidad mía, Camilo Torres lo conocí yo siendo muy joven, en el barrio obrero en Cali, en la Universidad haciendo sus conferencias, me impactó profundamente su mensaje revolucionario, la dimensión humana de su personalidad, su capacidad de análisis del problema social y político del país. En Camilo hay que rescatar el universitario, el hombre de ideas, el agitador social y político igualmente; desgraciadamente no creo que se pueda rescatar el guerrillero, sino de una manera seguramente muy respetuosa de su propia convicción de conciencia, porque creo que ese si fue un error y hay que decirlo con claridad. Los otros siguiendo en el orden que usted lo ha dicho, a Antonio García, tuve la fortuna de ser su amigo personal, de beneficiarme de su magisterio, de su conocimiento profundo de la cuestión agraria, del problema del atraso latinoamericano, de su extraordinaria convicción en la importancia de la lucha por unas ideas de igualdad social y el desenmascaramiento de los discursos políticos dominantes; una personalidad fascinante, un conferencista y un expositor inigualable. Gerardo Molina, su magisterio intelectual, su gran capacidad de explicar la importancia de las ideas socialistas para un país como Colombia, ligado a las convicciones democráticas, su papel como profesor universitario, un hombre de ideas, un investigador, dejó una obra importante, fundamental. El funda las ideas políticas en Colombia, no como dicen por ahí unos colegas que se fundó a p a r t i r de unos politólogos norteamericanos; las ideas políticas se fundan con Proceso y Destino de la libertad, y se fundan con Antonio García en Dialéctica de la Democracia, obras de gran calidad intelectual que aquí los intelectuales no quieren leer, eso es otra cosa, no. Y eso es un patrimonio, de las izquierdas, pero más de las izquierdas, de la intelectualidad colombiana

y de la universidad colombiana como cuerpo vivo. Don Jorge Zalamea igualmente por su vocación social, su poesía social, su extraordinaria importancia en las luchas por la paz, fue un combatiente de la cultura moderna popular. A él le debemos la Universidad Nacional, le debemos la idea de una cultura militante, de una manera fuerte en la doble dimensión de lo nacional-socialpopular, de lo latinoamericano y de lo universal, porque combinó con fortuna esas dimensiones, su participación de las ideas pacifistas e internacionales. Estanislao Zuleta, que tiene un gran papel en la difusión de las ideas de Marx. El Libro de Marx de Zuleta, yo lo he dicho, es el libro más importante que se ha escrito en Colombia sobre Marx. Para comenzar, lo escribió fuera de la universidad, en conflicto con la universidad, en los círculos, es un libro de 30 años de leer el Capital, permanentemente, semanalmente, los que nos beneficiamos de sus lecturas, de sus lecciones, conocemos eso, es a mi juicio el libro de él mejor elaborado, mejor que el de Thomas Man, mejor que los otros. Y su papel en la formación de un pensamiento crítico, de una crítica al capital, de mantener la vigencia de una cultura militante. [G.P.] Ricardo ¿qué es cultura militante? [R.S.] Quiero señalar con eso la importancia que tiene el ligar el conocimiento de los saberes artísticos y científicos con la socialización de la vida, con el mundo de la vida, con las prácticas cotidianas, con el desciframiento de la personalidad de nuestros complejos comportamientos psicológicos y sociales. En eso Zuleta fue un investigador, un divulgador y un maestro. Y Diego Montaña Cuellar que fue igualmente un intelectual destacadísimo, tiene su papel en la batalla por la nacionalización del petróleo, por la organización del proletariado, un papel de primerísimo orden en la lucha por el internacionalismo proletario, por la unidad de América Latina. Justamente aquí tengo las Memorias de él y los últimos libros de él que estoy estudiando que están inéditos, para preparar una edición en lo posible rápida de las Memorias y con esto le estoy señalando que todos ellos, tienen una

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relación entrañable con la Universidad Nacional, todos a excepción de Estanislao, son de la Universidad Nacional o egresados. Zalamea no fue egresado pero fue su profesor y estuvo en el gobierno de López Pumarejo en la decisión del tipo de modelo que se debía crear en la ciudad universitaria. Diego es de la Facultad de Derecho, Gerardo es de la Facultad de Derecho, Camilo Torres es profesor-fundador del Departamento de Sociología, Antonio García de la Facultad de Derecho y profesor de la Facultad de Economía muchísimos años y su aporte al pensamiento universitario de la formación de una rebeldía intelectual en la nación colombiana es profundo; uno se encuentra abogados, economistas, sociólogos, licenciados en educación en muchos rincones de la vida nacional, en lo que se hace como actitud de vida por pensar a Colombia y pensar soluciones, que allí está la impronta de estas gentes. De manera que yo le quiero mostrar a la Universidad y le quiero mostrar a las izquierdas y al país, de qué nos debemos enorgullecer de carne y hueso, en un país que se nos volvió vergonzante, en una intelectualidad que se nos volvió abstemia, que ni siquiera es capaz de reconocer sus afinidades, sus lealtades y sus devociones. Yo tengo devoción por estas gentes que nombro ahí, lo quiero decir con tranquilidad, con cariño, con amor. [G.P.] Me parece muy importante el tema, menos mal que ya lo has introducido y podemos introducir también en la conversación a Fabio López, porque sabemos que Fabio ha estado pensando muy juiciosamente todo el problema por ejemplo de la cultura, del papel de los jóvenes y demás. Y entonces el tema que quisiera ahora ponerles es el tema de, bueno: ¿Existe la izquierda en Colombia, esa distinta de la izquierda armada?; uno. Dos: ¿Esa izquierda sí tiene algunas posibilidades de ofrecerle cosas nuevas, tiene propuestas, tiene perspectivas de salida, de construir otro tipo de país, etc?. Tres: ¿Esas propuestas y esa izquierda, sí le dice cosas que son inteligibles o comunicables a la juventud? Si quieres Fabio, empieza con esto.

[F.L.] Bueno yo creo que una buena idea en el texto de Ricardo es el eventual papel que podría cumplir una izquierda democrática en lo que él llama la recomposición de la vida política e intelectual de Colombia. Pienso que hacia ello habría que rescatar cosas, sobre las cuales ya ha llamado Ricardo la atención; hay que rescatar una herencia cultural, una herencia de pensamiento a la cual ha aludido Ricardo. Hay que establecer un diálogo, con unas generaciones que tienen un aporte a las posteriores en términos de preocupación por lo colectivo, en términos de sensibilidad social, yo pienso que estaríamos de acuerdo con Ricardo en que eso es un patrimonio generacional que somos capaces de reconocer y que las nuevas generaciones deberían dialogar con ese aporte valorativo de la generación de sesentas y setentas. Pero me preocupa al mismo tiempo otro aspecto que tiene que ver ya con lo que podríamos denominar la posibilidad de sintonía cultural de los grupos de izquierda con la sociedad de los noventas. La sociedad colombiana ha vivido cambios estructurales profundos en su cultura, en su ética católica antes dominante, han aparecido nuevas subculturas juveniles, nuevas identidades sociales no subsumibles en la categoría proletariado, campesinado; entonces me parece que allí se requiere una ampliación mental muy grande de parte de una hipotética izquierda democrática y renovada para dar cabida a esos nuevos actores sociales, para dialogar por ejemplo con la problemática de la globalización. Recientemente anotaba García-Canclini en Cali, cómo la globalización era el juego y el neoliberalismo sólo una de las maneras de jugarlo; qué bueno que la Coordinadora Guerrillera y los grupos insurgentes tuvieran una visión más compleja de este país, de la internacionalización de la economía, del fenómeno de la globalización, de las nuevas actitudes de los jóvenes, por ejemplo de las influencias estéticas ligadas al impacto de los mensajes televisivos, del videoclip, de la lógica del show como estilo-marco, de una serie de contextos posmodernos, que si no hay una capacidad de digerir lo que está pasando con la cultura, lo que está pasando con los grupos juveniles, no vamos a poder tener una capacidad

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de llegada a los jóvenes. Entonces yo creo que es muy preocupante ver una izquierda enmontada cuando en el país están pasando cosas tan interesantes, y la brecha que eso supone, dos mundos que cada vez la brecha entre ellos se agranda y mientras nosotros podemos estar en las grandes discusiones sofisticadas sobre posmodernidad, sobre nuevos contextos juveniles, sobre globalización, sabemos que desde esos imaginarios guerrilleros, mucho habría que hacer por sintonizarse con lo que le está pasando a este país, en los jóvenes, en las capas medias, en la internacionalización, en la acreditación universitaria, en cantidades de procesos que parecieran no ser objeto de preocupación de ciertas izquierdas de tipo tradicional. [G.P.] Me parece importante lo que menciona Fabio sobre esas dificultades de conectar un discurso o un proyecto de izquierda con otras sensibilidades, digamos actuales; sin embargo, me parece que es excesivamente riguroso en cierta medida porque inclusive la izquierda enmontada que tu hablas, no se escapa tampoco a los procesos de globalización. Digamos que por más enmontados, probablemente ven la televisión, o probablemente les llegan los tenis, o simplemente si están en ciertas zonas del país que antes no existían, pero son zonas, donde se ve o se presiente, o se está desarrollando unos procesos de acumulación muy fuertes, por ejemplo en los Llanos Orientales, en otras regiones, en el Pacífico. Esas regiones están siendo incorporadas en esos procesos de globalización, al mercado internacional a través de diferentes mecanismos, o porque tienen que ofrecer cosas distintas, digamos los Llanos Orientales tienen que ofrecer por ejemplo petróleo, el Pacífico colombiano está ofreciendo entre comillas biodiversidad o ciertas ventajas o posibilidades de acumulación en un campo que tiene que ver con el desarrollo de las nuevas tecnologías. Creo que el punto de todas maneras es importante mencionarlo. Me gustaría conocer la opinión de Ricardo al respecto. ¿Qué posibilidades reales, dialógicas, tendría un proyecto -que es muy importante lo que estás haciendo en el sentido de recoger digamos parte del legado- pero y hacia el futuro qué, cómo, si la

juventud no es capaz de reconocer eso, cuáles serían las posibilidades y quizás las tareas? [R.S] Yo pienso que lo que Fabio ha reflexionado hace un momento es de la mayor importancia; habría probablemente que enfatizar en que necesitamos rescatar una tradición pero repensada; debería curiosamente serle muy fácil a las izquierdas pensar la internacionalización porque ellas se definen substancialmente como una fuerza internacional. Sin embargo, ello no es así, es una paradoja de los bloqueos mentales, de las enajenaciones sectarias, de la imposibilidad de ver las transformaciones del capitalismo internacional, de las nuevas fases del capitalismo. Hay una gran debilidad en no reconocer todas sus consecuencias; más que el dato, uno lo ve en los análisis económicos de gentes de izquierdas, las implicaciones que tiene la revolución científicotecnológica en los países del subdesarrollo. Grandes pensadores de izquierda lo han hecho, hace rato, Marcuse, Ernest Mandel, en la Escuela de Frankfurt hay aportes significativos, entre nosotros no; entre nosotros se constata como un hecho más y no se destaca la importancia que tiene; en qué sentido?, en el sentido en que Antonio Negri lo señala en Fin de Siglo, el computador por ejemplo es una cosa liberadora. ¿Qué vamos a decir de la realidad virtual, qué de lenguajes de las imágenes?; simplemente, las denominamos como un pensamiento neoconservador, neoromántico, a la manera de muchos de nuestros buenos vates que lo están haciendo con gran éxito, con una pléyade de jóvenes seguidores?. Cómo enfrentar el fenómeno de la revolución científico-tecnológica de la telemática, del computador, exorcizando, satanizando con un pensamiento neoromántico; simplemente eso es malo y mover al mismo tiempo ahí una fuerza liberadora, en la utilización. Ese debate no lo hemos hecho, me parece que es un debate sustantivo a introducir para modernizar, revolucionar el pensamiento de izquierdas en la sociedad colombiana. El establecimiento esta utilizando eso sin saber cosa distinta, que aumente la productividad. Y no da todas las posibilidades de

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cambio cultural, de actitudes, de posibilidades en la transformación de la realización de la fuerza de trabajo, de un buen trabajo, a que estamos enfrentados. La izquierda da muy fuerte en el debate sobre las artes, ha abandonado el debate sobre las artes, hoy las artes están viviendo procesos vertiginosos de recuperación, de transformación, de disolución, hace rato ya no hay una reflexión. En buena parte el pensamiento marxista se alimentó de su diálogo con las artes, Marx tuvo un profundo pensamiento con la literatura, con las artes; Benjamín, Trotski, Gramsci, los grandes hitos del pensamiento marxista están Intimamente ligados a un diálogo sobre el sentido de las artes, el mundo del lenguaje de las imágenes artísticas; hoy, ha desaparecido. Hay un empobrecimiento producto de la nueva barbarización del capitalismo por supuesto, pero también de la derrota de las izquierdas en el mundo cultural, en el mundo político. [G.P.] Fabio ¿cómo ves ese punto que menciona Ricardo del empobrecimiento cultural de una tradición crítica? [F.L.] Sobre eso yo quisiera decir que sin lugar a dudas hay que valorar esa herencia organizativa que dejó la izquierda, en un país con unos partidos absolutamente descuadernados, donde los partidos son eso, literalmente partidos, totalmente partidos, donde'no ha habido partidos modernos con organización, con estudio, con grupos sectoriales de estudio de problemas. Allí la izquierda propuso una cultura distinta de la militancia, de la reunión de estudio celular, donde se forjó una tradición intelectual, pues que dio personalidades muy valiosas hoy en la cultura colombiana y en la política: un Jesús Antonio Bejarano, un Jorge Orlando Meló, pensemos en un Tirado Mejía de la izquierda liberal, pensemos en José Antonio Ocampo uno encuentra pues los artículos de José Antonio Ocampo en Teoría y Práctica de aquellos años y en otras revistas de la izquierda socialista, los mismos trabajos de Ricardo, cantidades de colegas de las ciencias sociales que forjaron hábitos de disciplina intelectual y de estudio, donde como bien lo

anotaba Ricardo, se trabajó sobre las artes, pero también sobre la formación social colombiana, sobre la economía, sobre problemas de la estructura social, sobre cuáles eran las tendencias de desarrollo del país, sobre la urbanización. Entonces uno se pregunta donde quedó eso hoy en día?. Porque yo lo que siento es que buena parte de esa tradición de estudio ha sido cooptada por el bipartidismo, que sin organización ha tenido que recurrir a ciertos cuadros de izquierda que producto de otra tradición cultural tuvieron unos desarrollos personales, académicos e intelectuales, que el liberalismo y el conservatismo no han tenido. Pienso que allí hay una herencia, que podría ser rescatable y capaz de aportar a la construcción de movimientos o partidos políticos renovados, serios, con estudio, con organización, con cierta disciplina, que por lo demás, pienso que es muy necesaria para la reconstrucción, moral política e intelectual de esta sociedad. [G.P.] Quizás una pregunta que ustedes pueden organizar de la manera que quieran, pero tiene que ver con lo siguiente. Quizás hace unos diez, quince o veinte años uno salía del lugar donde estaba domiciliado e iba a otras ciudades o lugares de Colombia, e inclusive salía de Colombia, iba a otros lugares de América Latina, inclusive salía de América Latina y se iba a otros lugares. Y uno se encontraba con gente que era de izquierda, y uno buscaba gente que era de izquierda así fuera de otro tipo de izquierda, porque todos de alguna manera pensábamos en distintas izquierdas y demás. Pero indudablemente esa idea de izquierda constituía una identidad colectiva para muchas personas y superaba la fronteras nacionales. La pregunta es esta: ¿Existe todavía esa identidad de izquierda? Lo de la izquierda lo tenemos que recoger como un legado histórico y tendríamos que hablar entonces ya de una pos-izquierda? o es posible seguir pensando, o no seguir pensando, intentar entonces reconstruir, después de esa derrota que nos habla, una nueva identidad de izquierda, que tenga significación no solamente

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para los que tienen más de cuarenta años, sino para los que tienen menos de treinta? Esa sería la pregunta. [F.L.] La izquierda es una sensibilidad, la izquierda ha estado en los movimientos sociales, en la vida artística, en las luchas de actores por una mejor vida en la izquierda está esa sensibilidad a pesar de lo dispersa y fragmentada que pueda estar. Pienso que puede ser una opción política significativa desde la condición de la apertura mental. Apertura al mundo, apertura a las ideas, apertura al reconocimiento de que en este país hay laureanistas, que hay anapistas, que hay liberales y conservadores; que esas han sido opciones legítimas y no solamente producto del engaño del bipartidismo; que ésta ha sido una sociedad con valores católicos y que últimamente hay harekrishnas, y que hay "nueva era" y que hay una cantidad de fenómenos de sensibilidad que indican pues la pluralidad de la sociedad. Creo que tiene sentido una izquierda pero pensada, desde una perspectiva heterodoxa de diálogo con la pluralidad, de diálogo con la democracia y de diálogo también con nuevas formas de estructuración interna. El problema es que esta predominancia de las opciones violentas en los proyectos de transformación de la sociedad, también ha implicado una dominancia de las estructuras autoritarias en la vida interna y creo que bajo esas condiciones y dada también la condición de tolerancia desde las otras fuerzas políticas podría configurarse un margen interesante para que en este país todo ese potencial hoy puesto al servicio de la guerra y de la confrontación, pueda reconvertirse para recuperar el campo, para recuperar la posibilidad de un progreso colectivo y, algo muy importante, que el país se embarque en algún propósito global, en alguna meta común capaz de ser impulsada por todos, porque creo que ese es otro gran problema de la vida colombiana, que aquí no compartimos ningún propósito colectivo. [G.P.] ¿Cómo verías eso Ricardo?

[R.S] Habría una respuesta, es decir, es un doble movimiento; la recuperación de unas tradiciones es la recuperación de unas identidades; quien no conoce la historia está condenado a repetirla, debe ser una frase popular, no pretendamos intentar cosas a partir de desconocer las tradiciones y lo existente; pero al mismo tiempo es para establecer rupturas, a qué herencias renunciamos, o qué no nos sirve, el lastre del dogmatismo; al militarismo que anota Fabio en las izquierdas del culto a la lucha armada, de la violencia permanente como cultura, hay que decirle adiós. Hay que establecer una ruptura y en esa materia, la herencia del pensamiento crítico, renovador, de otras gentes en otras generaciones bienvenida, hay que volver a mirarla. Y la constatación de que ningún tiempo ■pasado fue mejor para las izquierdas tampoco, que tenemos que inventar y diseñar nuestros propios discursos en plural; no va a ser apelando al pasado como vamos a resolver los problemas del capitalismo contemporáneo, de los nuevos problemas de la neopobreza y neomiseria, las neoformas de dominación, sino la capacidad que tengamos de descifrar esas realidades y actuar conforme a ellas, un nuevo pensamiento crítico, urr nuevo pensamiento integrador, reconocer que en el discurso ambiental-ecológico, en el discurso urbano-democrático, en el desciframiento de la revolución científico-tecnológica, en las artes, en el debate de la filosofía política contemporánea, está una buena parte de lo que debemos apropiarnos, reelaborar, eso sí ligado a la lucha social. Colombia necesita una izquierda intelectual, de nuevo, en las universidades. Esa es mi propuesta. Colombia necesita rápidamente una izquierda intelectual en el periodismo, en las artes, en el debate público; es la única manera de que podamos encontrar un camino para que las luchas sociales que están ahí, unas veces más álgidas, otras veces en reflujo, pero que forman parte del tejido permanente de la sociedad, puedan llegar a alimentarse, a volverse más productivas, más representativas. [G.P.] Le agradecemos esta invitación a Ricardo Sánchez y a Fabio López, para conversar, como lo dijimos, sobre las izquierdas en Colombia.

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S ECCIÓN E STUDIANTIL

Historia Económica del Ferrocarril del Norte1 Andrea Junguito

En este artículo se analiza la historia del Ferrocarril del Norte entre 1872 y 1930, haciendo énfasis en los aspectos financieros y económicos que la determinaron. La principal lección que éste deja es que, contrario a lo que se sostiene hoy en día acerca de la conveniencia de financiar obras públicas a través de concesiones, en ese momento el sistema resultó más costoso e ineficiente. La experiencia histórica establece además que cuando el Gobierno tiene una situación fiscal sólida, éste está en capacidad de realizar obras públicas de manera directa, eficiente y altamente productiva. Como punto de partida de este análisis, se presenta la importancia de los medios de comunicación para el desarrollo económico. Luego se estudian los antecedentes del Ferrocarril del Norte, teniendo en cuenta la propuesta original y el debate económico que ésta desató. En seguida se analizan las diferentes formas de financiar la construcción de ferrocarriles. Y por último, se realiza un análisis de dichas formas de contratación y financiamiento, con el fin de establecer hasta qué punto las medidas que se adoptaron fueron las más convenientes en cuanto a efectividad y nivel de costos. Se evalúa paralelamente si existieron algunos sucesos económicos de importancia significativa para la realización de la obra, o si los procesos de financiación y contratación fueron efectivos independientemente de la situación económica del país. Antes de entrar en materia, es importante hacer una breve exposición de la historia del Ferrocarril del Norte, dentro de la historia de los ferrocarriles en Colombia. El origen de los ferrocarriles se encuentra en la segunda mitad del siglo XIX, y su principal función era la de conectar los centros de producción con el sistema fluvial. El sistema férreo fue entonces una «red de articulación» con las excelentes condiciones fluviales del país.

1 El presente artículo es una síntesis de la tesis de grado para la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, la cual fue realizada hasta 1997, gracias a la asesoría prestada por el Doctor Osear Rodríguez.

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Dentro de ese marco se inscribe el Ferrocarril del Norte, cuyo trazado y diseño se solicitó en 1872. Dicho proyecto buscaba cumplir con el gran anhelo del país de unir a Bogotá con el Río Magdalena o uno de sus afluentes. Como se analiza en este artículo, su construcción presentó una serie de contratiempos de índole social, política y económica, que hicieron del proyecto un largo y complicado proceso, que sólo logró llevarse a cabo en el año de 1930, más de medio siglo después de su planteamiento. La construcción del Ferrocarril del Norte pasó por muchas etapas altamente diferenciadas. La primera de estas fue el intento de realizar la construcción por medio de un empréstito, el cual después de largas discusiones protagonizadas por Camacho Roldan y Aquileo Parra, se aprobó; pero, debido a las condiciones fiscales del país en le época, no se pudo contratar. La segunda etapa, que va desde 1882 hasta 1919, estuvo caracterizada por el intento de construir la obra en su totalidad, mediante concesiones principalmente hechas con empresas extranjeras. A pesar de esto, se demostró que esta forma de financiación resulta altamente ineficiente, pues en este lapso, sólo se construyeron 62 kilómetros. La tercera etapa estuvo caracterizada por el intento de financiar mediante recursos públicos y la emisión de deuda interna. Ésta se prolongó hasta la culminación de la construcción del ferrocarril, y estuvo acompañada de una financiación por medio de ingresos fiscales y pequeños empréstitos. La obra se llevó a cabo con mayor eficiencia entre 1925 y 1930, mediante los ingresos públicos que se obtuvieron de la indemnización que Colombia recibió de Estados Unidos por la separación de Panamá. En esta época se invirtieron cerca de $10 millones en el Ferrocarril del Norte. En el anexo se presenta la cronología y el mapa del ferrocarril.

I. Importancia de los Medios de Comunicación para el Desarrollo Económico Se tiene información hoy en día de que una quinta parte de las inversiones realizadas en los países son en infraestructura. Por infraestructura se entienden los servicios públicos, las obras públicas y de transporte. Esta inversión es tan significativa que "si no el motor; la infraestructura representa las 'ruedas' de la actividad económica". Se ha encontrado que la infraestructura es determinante en el éxito de un país en la medida en que esta_ eleva la productividad y rebaja los costos de producción. Por lo tanto, el aumento de la capacidad de infraestructura y el crecimiento de producto económico están íntimamente ligados. Un aumento de 1 % en el capital de infraestructura va asociado a un crecimiento del Producto Interno Bruto de 1%.2 Por otro lado, cabe destacar que en estudios recientes de corte transversal que se han realizado a nivel del conjunto de países del mundo para estudiar los determinantes del crecimiento económico se ha encontrado que la variable de más alta correlación es la inversión en el transporte (mediante un coeficiente entre 0.59 y 0.66).3 En síntesis, se puede decir que el estudio de la inversión en medios de comunicación es vital para poder entender el desarrollo y crecimiento de una nación. A continuación, y teniendo esto en claro, se analizarán los factores específicos que en ese momento hicieron apremiante la inversión en ferrocarriles. Cuando se hace alusión a las vías de comunicación en el siglo pasado toca limitarse prácticamente a la historia de los caminos. En la mitad del siglo XIX en Colombia, y a juzgar por los viajeros de la época, se encuentra que la inversión en medios de transporte era casi nula. Muchas de las principales rutas terrestres debían de ser transitadas mediante

2

Informe sobre el Desarrollo Mundial: Infraestructura y Desarrollo Washington: Banco Mundial, 1994.

3

EASTERLY, W y REBELO, S. Fiscal Policy and Economic Growth Journal of Monetary Economics 32, 1994. Number 804 of annual series, p. 3.

130

cargadores humanos, pues el mal estado de la vías no permitía el paso de muías u otras formas de transporte. Las memorias de viajeros son una excelente fuente para comprender el estado de los caminos, y destacar la importancia de desarrollar los medios de comunicación en el siglo pasado. A través de estas se percibe que los viajes eran una verdadera odisea, donde los peligros inminentes que atacaban por doquier, las infinitas peripecias, las condiciones insalubres, y los evidentes cambios abruptos en el territorio, hacían del viaje por Colombia una dolorosa aventura. Gosselman, en sus memorias, establece muy claramente lo anterior: "El recorrido terrestre tiene diferencias con el marítimo en cuanto a tiempo, precio y dificultades las cuales son de tal envergadura que muchas veces es preferible esperar semanas y semanas la llegada de un barco antes de hacer el recorrido por tierra. Esta posición personal hace que la casi envejecida máxima de 'No viajes por mar, tan pronto puedas hacerlo hazlo por tierra', para el caso no sea cierta".4

problemas climáticos, tales como las inundaciones, los largos periodos de lluvia, hicieron durante muchos años casi imposible una mejora en las condiciones de transporte en la medida en que en muchos casos no se pudo llevar a cabo la construcción de caminos, y en muchos otros, las condiciones casi insalubres del ambiente hicieron imposible su mantenimiento. Lo anterior lleva a entender porque la construcción de los ferrocarriles fue excesivamente lenta pues los recursos fueron escasos, se presentaron múltiples inestabilidades políticas, contrataciones fraudulentas y se presentaron las ya mencionadas difíciles condiciones geográficas, financieras, técnicas y económicas. Esta lentitud se hizo evidente sobre todo entre los años 1880 y 1910. Si se hace una comparación entre países, se encuentra que mientras Colombia sólo aumentó sus vías en un 21%, México lo hizo en el 79% y Argentina el 59%.5

El autor en mención, hace énfasis en las trabas ocasionadas por la mezcla del difícil terreno con las condiciones climáticas. Termina concluyendo en sus memorias que la máxima para Colombia debería ser al revés: nunca viajar por tierra si se puede viajar por mar.

Los costos del atraso del transporte en Colombia deben analizarse también a la luz del comercio internacional, dentro un contexto mundial en el cual el comercio estaba cobrando fuerzas. La precaria participación de Colombia en el mercado mundial durante el siglo pasado puede atribuirse en gran medida a los altos costos del transporte interno. A tal efecto, Germán Colmenares hace énfasis en la importancia de mejorar el comercio interno como medio para mejorar el comercio externo. Establece que se han de mejorar las vías de comunicación para que los productos puedan llegar a unos precios competitivos a la costa.6

La geografía complicada, factor al que los viajeros atribuyen la precariedad de los medios de transporte, ha sido catalogada por muchos historiadores como el factor primordial del encierro de Colombia en sí misma durante el siglo XIX. La geografía colombiana no sólo presenta complicaciones por el hecho de ser excesivamente montañosa, sino por el hecho de ser tropical. Los

A pesar de todas las trabas mencionadas anteriormente y de la lentitud con la que se emprendió el desarrollo de los medios de comunicación, la empresa de ferrocarriles constituyó como tal un medio para colonizar regiones anteriormente aisladas, y dio pie para que se desarrollaran muchas actividades hasta entonces extrañas al territorio colombiano.

4 GOSSELMAN, Cari August. Viaje por Colombia 1825 y 1826 Colombia: Publicaciones del Banco de la República, Archivo de la Economía Nacional. P. 63. 5 Mc GREEVY, William Paul. Historia Económica de Colombia 1845-1930. Bogotá: Ediciones Tercer Mundo, 1975. 6 COLMENARES, Germán. Relaciones e informes de los Gobernantes de la Nueva Granada Bogotá: Biblioteca Banco Popular, 1989. P. 245.

131

Como lo menciona Mc Greevy, el ferrocarril trajo consigo una notable disminución en los costos de transporte, lo cual contribuyó a la remoción de la barrera ocasionada por el atraso de los transportes y su consecuente obstrucción del progreso.7 Se adquirió conciencia acerca de la necesidad de vfas de comunicación en la mitad del siglo pasado, pero no se tomaron medidas efectivas hasta mucho tiempo después. Este avance se dio con mayor auge a partir de 1923, una vez obtenidos los fondos provenientes de la indemnización norteamericana por la pérdida de Panamá. Se puede ver paralelamente la importancia que tuvo la inversión en medios de transporte en la proporción que se le asignó a este sector dentro del conjunto de inversiones en infraestructura entre 1923 y 1932. De $183.7 millones invertidos, $118.3 fueron destinados a la construcción de ferrocarriles, gracias a los cuales la red de ferrocarriles se amplió de 1481 kilómetros a 3.262 kilómetros.8 En síntesis, como se puede concluir de lo anterior, la inversión en medios de comunicación en Colombia a finales del siglo pasado fue vital, no sólo por la importancia de los medios de comunicación para el desarrollo, sino por el evidente encierro en el que se encontraba Colombia.

II. Los Antecedentes del Ferrocarril del Norte: La Propuesta Original y el Debate Económico Los antecedentes del proyecto del Ferrocarril del Norte se fundamentan en el documento que se analizará a continuación. Éste corresponde al registro de la Legación Colombiana en Londres, a propósito del primer contrato formal celebrado por el gobierno colombiano, tendiente a la construcción (estudios iniciales en éste caso) de una línea férrea que uniera a Bogotá con el Magdalena, o, en su defecto, con algún afluente de éste. Fue llevado a

cabo el 10 de Enero de 1872 y firmado en nombre de los Estados Unidos de Colombia por el señor Justo Arosemena, representante y Ministro en Inglaterra de nuestro país. El representante de la compañía inglesa fue Joy W. Ridley. El documento, cuya transcripción se anexa a este artículo, es una copia manuscrita del contrato celebrado entre el gobierno colombiano y la «Compañía de Construcción de Obras Públicas Limitada (Public Works Construction Company -Limited-)» inglesa, en lo referente a los estudios iniciales del terreno para la construcción del ferrocarril. Este contrato es muy importante, en la medida en que es el primer adelanto formal que lleva a cabo el gobierno colombiano, bajo mandato presidencial de Manuel Murillo Toro, en lo que al proyecto de la realización de una vía férrea desde Bogotá se refiere. Anteriormente, mediante leyes, se daba pie a la posibilidad de construir, o por lo menos de proyectar la línea, pero tal contrato, es el primer paso formal y concreto, por lo que se considera muy interesante analizar cuales de las cláusulas de dicho contrato se cumplieron realmente. En la parte inicial del contrato, se habla de las leyes que en Colombia dieron paso y abrieron la posibilidad de construcción del ferrocarril, en las cuales ya se insinúa la posibilidad de participación de una empresa extranjera en los estudios previos de viabilidad para la realización de la línea férrea. Mas adelante, se redactan las obligaciones a las que se compromete cada una de las partes. Inicialmente la compañía inglesa se obliga a: • Antes del 2 de febrero de 1872 (aproxi madamente un mes después de llevado a cabo el contrato), enviar a los Estados Unidos de Colombia un grupo de ingenieros capacitados para llevar a cabo los estudios pertinentes y los trazos. • Una vez finalizado el estudio, entregar al Gobierno colombiano el siguiente material como

7 Mc GREEVEY, William Paul. Op. Cit. 8 KEMMERER Y EL BANCO DE LA REPÚBLICA Bogotá: Colección bibliográfica Banco de la República, Historia y Teoría Económica, 1994.

132

producto

investigaciones

que los ingenieros requieren, los salarios de dichos

realizadas: en un plano que el gobierno

físico

de

las

trabajadores serían pagados por la compañía

proporcione, indicar las líneas de ferrocarril y

inglesa teniendo en cuenta los salarios medios

caminos proyectados; un plano del curso de éstas

del país.

líneas; un mapa detallado y dividido en secciones; una lista de obras de arte con dibujos figurativos; un

• En caso de decidir llevar a cabo el proyecto, tener a

presupuesto de costo; un informe sobre la Línea, con

la compañía inglesa como primera prioridad para realizar la construcción, en cuyo caso, la cifra de

observaciones

generales

sobre

los

recursos

geológicos, minerales y agrícolas de nuestro país. • Aceptar en su equipo de trabajo la participación de ingenieros colombianos (que laborarán sin ningún costo para la compañía inglesa), con la libertad de prescindir de ellos en el momento que lo considere conveniente

siete mil seiscientas libras expresada anteriormente se tendría como un abono del gobierno colombiano a los futuros trabajos de construcción. El contrato se materializa, y es en gran medida cumplido por ambas partes. Los estudios de los ingenieros ingleses se realizan y como resultado lanzan una serie de propuestas al gobierno nacional, el cual

• Que sus ingenieros acepten las instrucciones que el gobierno colombiano les impusiese.

acoge una de ellas, firmando un contrato con la misma compañía, obedeciendo a uno de los compromisos adquiridos en el contrato inicial acerca de la prioridad

De otra parte, el Gobierno colombiano se obliga a:

que a la compañía inglesa encargada de los estudios se le daría en caso de que se decidiese realizar la

• Pagar un total de siete mil seiscientas libras esterlinas (£7.600) de la siguiente forma:

Posteriormente, por una serie de inconvenientes, el

Siete días después de haber llegado el cuerpo

£1.600

de ingenieros

construcción de la obra.

gobierno somete el proyecto y el contrato a revisión en marzo de 1873 (más de un año después de firmado el primer contrato) y modifica una serie de cláusulas, e

Seis meses después de haber iniciado

incluye algunas nuevas, como la financiación del

los

proyecto

estudios

$20'000.000. En 1874 se inicia la discusión pública

£2.000

mediante

un

empréstito

no

mayor

a

acerca de la conveniencia de financiar el proyecto Treinta días después de haber entregado los

ferroviario, en la cual se destacan, por parte de los

resultados

impulsores, el Ministro de Hacienda Aquileo Parra, y

___

£4.000

por parte de la oposición, el Representante a la Cámara Total9

£7.600

Salvador Camacho Roldan, quien lanza una serie de críticas puntuales

a

la

ejecución

del

proyecto

ferroviario que uniría a la capital con el Río • Garantizar protección y otorgar autoridad a los

Magdalena. Sus ataques se dan en las sesiones del

ingenieros que vendrían con el fin de poder

Congreso, y en artículos publicados en el Diario de

efectuar los trabajos de estudio de la mejor

Cundinamarca en 1874.10

manera posible. • Facilitar a la delegación inglesa un número suficiente de hombres para realizar los trabajos

9 7.600 libras equivaldrían a 38.000 pesos de la época 10 CAMACHO ROLDAN, Salvador. Escritos Varios Tercera Serie. Bogotá: Imprenta La Luz, 1895.

133

El punto de controversia radicó en la autorización al Ejecutivo para contratar de un solo golpe un empréstito para financiar la totalidad de la obra, por ende, su crítica gira en torno a la contratación de un empréstito de 20'000.000 al 7% de interés anual para financiar la obra. Camacho Roldan, con el fin de argumentar su opinión en contra del préstamo, toca una serie de puntos que se consideran pertinentes para éste análisis: la capacidad financiera del Tesoro Público; la capacidad productiva de las poblaciones que va a recorrer la línea para darle tráfico suficiente para cubrir los gastos de servicio y pagar intereses; la comparación entre la utilidad nacional del Ferrocarril del Norte" y el gravamen que ésta impondría para su ejecución; la situación en que quedaría el gobierno con relación a los demás departamentos del servicio público por consecuencia de los gravámenes que el ferrocarril imponga al Tesoro; y por último, los ejemplos que suministran los otros países hispanoamericanos. Los puntos importantes de la objeción fueron la capacidad financiera del Tesoro Público para responder a un préstamo de $20'000.000 al 7% anual y la capacidad productiva de las poblaciones que recorrería la línea. Piensa Camacho que el incurrir en una deuda tan cuantiosa podría significar dos problemas muy grandes: por un lado, el riesgo de un fracaso financiero total, y por lo tanto, una bancarrota irremediable, y por otro, la injusticia para con las regiones por las que la vía no pasará, por cuanto sus aportes serían necesarios y obligatorios para la realización del proyecto. En otras palabras, es el temor a destinar prácticamente todos los recursos de la Nación para la construcción de una sola vía pública que favorecería a unos pocos estados del centro, y que podría generar descontento en otras regiones que desmejoraría las relaciones de éstas con el Gobierno. A todos los argumentos presentados por Camacho Roldan respondió Aquileo Parra en el Congreso,

publicándose sus opiniones tanto en la Memoria a la Administración Ejecutiva Nacional de 1874, como en su propio libro de Memorias12. En cuanto a las "objeciones políticas" sostenidas por Camacho Roldan expresadas en términos de extender recursos y garantías de la Nación a obras de beneficio regional, Parra argumentaba que a través de la mayor actividad económica facilitada por la vía férrea se originarían beneficios interdepen-dientes entre las regiones. En relación con lo que Aquileo Parra denominaba "objeciones económicas" formuladas por Camacho, representadas en que los rendimientos financieros previstos por el proyecto no alcanzarían a cubrir la amortización de las obligaciones, Parra consideró que existían beneficios para el país que no se reflejaban proporcionalmente en los recaudos por tarifas debidos a mayor transporte, como era el desarrollo de la producción, el empleo y el consumo en las regiones vecinas al paso del ferrocarril. Al respecto anotaba el fomento a la producción de quina, caucho y café, y los beneficios a los consumidores por precios más bajos de alimentos. Por último, y como tema de importancia principal, Aquileo Parra abordó el tema de las "objeciones fiscales" de Camacho Roldan. Aquí las diferencias de opinión se relacionaban con la capacidad fiscal del país para atender el servicio de la deuda externa requerida para adelantar el proyecto. En contraposición a las cifras presentadas por Camacho, el Secretario de Hacienda sostenía que la posición fiscal era de superávit. Argumentaba que éste había alcanzado un saldo a favor del tesoro de $850 mil pesos en 1873 y que de mantenerse la tendencia sería de un millón anual en adelante. No obstante, la realidad era que la mejoría de la situación fiscal se debía a la reestructuración de la deuda externa, lo cual no era reconocido explícitamente por Parra. En tales circunstancias,

11 También denominado del Carare, por ser éste el puerto sobre el Magdalena al que la línea llegaría. 12 PARRA, Aquileo. Memorias-Administración Ejecutivo Nacional. Bogotá, 1874.

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y al adicionarse los recursos que se obtendrían al establecer sobretasas del 10% a las rentas de aduanas y salarios, así como el resultado del establecimiento de un sobreprecio a la sal, se conseguirían cerca de $1.5 millones anuales. Parra completaba los requerimientos de recursos al contemplar que durante los primeros años quedarían excedentes del préstamo inicial que generarían intereses para cubrir los faltantes. La posición de Parra en el frente fiscal era tan optimista, que consideraba que el país no enfrentaría problema fiscal inclusive para atender una deuda, que según William Ridley debería ser de 30'000.000 financiados al 7% anual y no de 20'000.000 como se había propuesto ¡nicialmente. Como síntesis del debate cuyo desenlace económico se analiza posteriormente, podría afirmarse que éste constituyó el primer análisis beneficio-costo de fondo sobre la conveniencia de invertir en infraestructura vial del país y sus interrelaciones con la política fiscal y de endeudamiento externo. Desde el punto de vista político, el debate ante el Congreso y el apoyo de las tesis en favor del Ferrocarril del Norte le dieron a Aquileo Parra un triunfo: su elección a la presidencia de la República. Como lo anota Park, la identificación de Parra con el proyecto del ferrocarril más importante de la época, el Ferrocarril del Norte, hizo que su candidatura fuese apoyada por el partido radical y triunfante.13

III. El Costo y la Financiación de los Ferrocarriles En la actualidad, se ha venido presentando un cambio en la forma principal de financiar los proyectos de infraestructura. Con el tiempo, el sector privado ha ido cobrando mayor importancia en el proceso de financiar y proveer infraestructura, mientras que el sector público se ha alejado un poco de éste.

La manera tradicional de financiar recaía casi enteramente sobre el gobierno. En la mayoría de los casos, éste se veía, a la postre, ahogado en gastos que no podía afrontar ni mediante empréstitos públicos, ni mediante el sistema impositivo, dado que, por administración ineficiente, los costos se elevaban exageradamente. La mayor ventaja de este sistema es que en la mayoría de los países el Estado es el ente de mayor contabilidad y solvencia. Por lo tanto es el único que podía obtener préstamos en las magnitudes requeridas dada la gran escala de las obras. Por otro lado, su característica es que el riesgo recae enteramente sobre el Estado y, por ende, su principal problema es la posibilidad de incurrir en una carga excesiva para los presupuestos públicos. La probabilidad de esto es alta dado que el lento retorno de las inversiones en infraestructura puede conllevar a una dificultad de cumplir con las obligaciones. En síntesis, el sistema puede ser ineficiente y puede conducir a sobrecostos, demoras, y descuidos en el mantenimiento de la infraestructura existente. El otro sistema, el privado, ha surgido por la consolidación de grupos económicos fuertes, con intereses en el área de la inversión en infraestructura. Este sistema conocido como el de las concesiones, trae consigo otros beneficios: el primero es que sí está en capacidad de proveer los recursos requeridos y el segundo es que la tecnología y la administración privada resulta ser más eficiente. Mediante este sistema generalmente se establece que por un período largo de tiempo, el producido de la inversión (i.e. el recaudo de tarifas) es usufructuado por la empresa privada. La problemática de éste sistema está relacionada con la fiabilidad de los contratos. La mayoría de los contratos implica ciertos riesgos adicionales vinculados con las políticas oficiales entre los cuales están el riesgo cambiario, el riesgo comercial, el relacionado con las políticas sectoriales y el de los propios países. Aquí cabe recalcar la importancia de los dos primeros: el

13 PARK, T.M. Rafael Núñez and the Politics of Colombian Rgionalism, 1863-1885 Louisiana: Louisiana State University Press, 1985. Pp. 75-105.

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riesgo cambiario hace alusión al posible cambio de equivalencia entre la moneda doméstica y fa moneda extranjera, que pueda alterar rotundamente el costo real de las obligaciones y de los intereses proyectados. El riesgo comercial está dividido entre el relacionado con los costos de producción y el relacionado con la incertidumbre en cuanto a la demanda de servicios. Como se pudo ver mediante las anteriores anotaciones acerca del debate actual, no existe una diferenciación tajante en cuanto a los beneficios de cada método: sólo existe la experiencia que habla por si misma y que establece que lo más viable es un sistema conjunto. Si se trae a colación lo que realmente sucedió a la postre en cuanto a la financiación del Ferrocarril del Norte, se puede constatar que el debate antes mencionado de los métodos de financiación no es un debate nuevo, sino que viene de muchas décadas atrás. Uno de los factores que hacen más complicado solucionar la problemática de financiación en el caso particular de los ferrocarriles es que los costos de financiación no son uniformes, sino que varían no sólo con el tiempo y la coyuntura, sino también con las condiciones topográficas. En el marco de las leyes ferroviarias desde 1850 hasta 1890, se encontraron tres formas principales de financiamiento, estas son: el endeudamiento externo, los contratos privados con nacionales o extranjeros (concesiones), y finalmente la utilización de los propios recursos estatales principalmente fiscales y de crédito interno. En cuanto al primero de estos, los créditos externos, se venían obteniéndose desde 1820, en la época de Simón Bolívar, para fines militares.14 A través del Agente en el Extranjero Francisco Zea se contrajeron créditos en términos bastante desfavorables que fueron la primera carga para el presupuesto colombiano. Es de este modo como

la historia del gran peso de la deuda externa empieza a establecer restricciones presupuéstales al funcionamiento del Estado colombiano. Es precisamente en este marco en donde se desarrolló el debate que fue analizado en páginas anteriores. El punto a destacar es que una vez reestructurada la deuda externa de la independencia de 1873, se contribuyó a mejorar temporalmente la situación fiscal del país al disminuir las obligaciones anuales de pagos de intereses y amortizaciones, y así, el debate publico giró alrededor de la contratación de nuevos empréstitos extranjeros dirigidos a la financiación de los ferrocarriles. El ejemplo clásico de ello fue la contratación de un préstamo externo para la obra del ferrocarril del Norte. Gomo resultado del debate adelantado, y por encima de las objeciones de Camacho Roldan, el Gobierno logró la aprobación en el Congreso de la ley 89 de 1873, que adoptó el trazado de la vía y la contratación del crédito externo. A la postre, sin embargo, no se pudo obtener el crédito puesto que el país registró, especialmente a partir de 1876, un deterioro creciente de sus situación fiscal. Entre 1873 y 1880 los ingresos fiscales se incrementaron un 30%, apoyados por incrementos a la tarifa aduanera, pero los gastos se duplicaron en el mismo lapso.15 Tal incremento de los gastos obedeció a las necesidades de atender la guerra desastrosa de 1876, así como a la obligación que tuvo el gobierno de transferir recursos a los Estados para cubrir sus déficits. El servicio de la deuda externa solo se pudo cumplir religiosamente hasta 1879.16 En tales condiciones de guerras internas (que culminaron con la Guerra de los Mil Días) de deterioro fiscal progresivo y de incumplimiento del servicio de la deuda exterior, no es sorprendente encontrar que todos los esfuerzos por contratar créditos externos para financiar los ferrocarriles se vieran frustrados hasta finales del siglo y que el Gobierno tuviese que optar por otros mecanismos de financiación.

14 La discusión sobre la historia del endeudamiento se basa en: CALDERÓN, Clfmaco. Elementos de Hacienda Pública. Bogotá: Imprenta La Luz, 1911. Pp. 260-293; ORTEGA, Op. Cit, P'p. 83-113; y JUNGUITO, R. La Deuda Externa en e/Siglo XIX, Bogotá; Tercer Mundo Editores, 1995. 15 MONSALVE, Diego. Colombia Cafetera. Bogotá, Colombia. 1926

136

La forma de construcción por concesión fue, tal vez, la más usada a lo largo de todo el periodo debido a la dificultad de conseguir recursos. Ortega define este sistema de la siguiente manera: "La agencia que tiene a su cargo el manejo y dirección del mecanismo ferroviario, se llama corporación. El servicio de transportes es el resultado que se obtiene. La corporación ejecuta ese servicio. En el desarrollo industrial de los últimos años es muy frecuente, en los negocios, la sustitución de la corporación, al individuo, o a la asociación en compañía, y la transformación de ésta en una poderosa organización, principalmente en los Estados Unidos, en el terreno de los ferrocarriles, sobre todo, por lo cual es muy conveniente su estudio para aquellos que se ocupan en la actividad económica en general".17 Además menciona que: "Las acciones o certificados emitidos por una corporación, para su capital de instalamento, representan la inversión hecha por los accionistas, que son dueños de la compañía, pero la propiedad de ésta, generalmente se encuentra en calidad de obligataria con el público que le ha dado su dinero a préstamo, o ha hecho avances de trabajo o de material, a crédito".18 Se puede ver que la figura de la concesión o "corporación" fue de gran importancia. A pesar de esto, y como ya se mencionó anteriormente, las negociaciones no se dieron como estaban planeadas. El gobierno tuvo que entrar posteriormente a incentivar a las compañías privadas mediante la adjudicación de tierras, montos de dinero o garantía de un rendimiento mínimo, para compensar los riesgos en los que se estaba incurriendo. Esto demuestra que el método de las concesiones tampoco era suficiente por sí solo. La utilización de los recursos de los Estados y del Gobierno Central, como medio de financiamiento

de los ferrocarriles, es la última forma de financiación que se presentó en los inicios del siglo XX. Aunque tradicionalmente esta figura estuvo prácticamente ausente dada la precariedad de la situación fiscal del país, en este caso fue la que permitió la culminación de las obras. Cabe resaltar que la viabilidad de este mecanismo se dio gracias a un suceso económico inesperado: la indemnización de Estados Unidos a Colombia por la pérdida de Panamá. A manera de conclusión, se puede decir que la experiencia actual en el área de inversión en infraestructura que propone un sistema conjunto, no es divergente con la experiencia que se dio en la construcción de ferrocarriles. La experiencia en este caso, también habló por sí misma, y plasmó la necesidad de una acción conjunta entre recursos de origen público y privado.

IV. Análisis Final de los Aspectos Financieros del Ferrocarril del Norte. Esta sección final tiene como objetivo analizar la problemática del financiamiento del Ferrocarril del Norte desde el ámbito de la capacidad fiscal del país para realizar una obra de esta envergadura. Se analiza el costo del proyecto, de haberse realizado éste mediante nuevos préstamos externos, como lo buscaron hacer las autoridades inicialmente. Luego, se estudia este costo mediante el sistema de concesiones. Finalmente, se estudian los costos financieros en la etapa final en la que el proyecto se realizó mediante aportes de recursos propios del Gobierno, de tipo fiscal y, ante todo, provenientes de la indemnización de Panamá. Todo esto se realiza para comparar paralelamente las propuestas de financiamiento de la construcción que se presentaron, desde un ámbito hipotético, para poder de esta forma extraer conclusiones tangibles que lleven a especificar si los métodos de financiación que realmente se utilizaron fueron los óptimos.

16 JUNGUITO, Roberto. Op. C¡t. 17 ORTEGA, Alfredo. Ferrocarriles Colombianos I, Bogotá Colombia: Imprenta Nacional, 1920. Pp. 156. 18 Ibid, pp. 157.

137

1. Análisis de Empréstito Externo Si se hacen los análisis sobre los 30'000.000 estipulados por Ridley, se puede concluir que esto implicaría contraer, para este proyecto únicamente, obligaciones externas adicionales en monto superior al conjunto de la deuda externa del país heredada desde la independencia, y recién negociada en 1873. Además, cuando se considera que las tasas de interés a las cuales se ofrecían recursos para éste propósito en el exterior según los contactos de las autoridades eran del 7% anual, se puede deducir adicionalmente que el servicio anual por intereses de la obra proyectada serían de 2,1 millones de pesos.19 Si se considera que los ingresos fiscales de la Nación estimados para esa época eran de 3,6 millones de pesos anuales, esto significaría tener que dirigir aproximadamente el 58% de los ingresos de la Nación sólo para atender las obligaciones del Ferrocarril del Norte, en su etapa de construcción, antes de que éste empiece a generar sus propios recursos.20 Porcentaje de ingresos para atender obligaciones del ferrocarril: (2'100,000/3'600,000)*100=58.3% Se puede sacar el costo de la obra por kilómetro, considerando que el total de kilómetros es de 332 Km., y el costo total es de 30 millones: Costo del Ferrocarril por Kilómetro: 30'000,000/332= 90,361.4 Pesos/Km. A esto tendría que sumarse los costos para el Estado de los privilegios extendidos por el Gobierno

a los contratistas, entre estos el otorgamiento de tierras baldías y la excención de impuestos para materiales importados. a) Tierras Se estima que el estado cedió, para la construcción del Ferrocarril del Norte, alrededor de 1'000,000 de hectáreas de tierras baldías. El precio, a su vez, puede ser estimado en 5/8 de peso por hectárea.21 El valor total de las tierras entregadas fue entonces de $625,000 pesos. Valor Total de las Tierras Entregadas: 1'000,000*(5/8)=625,000 pesos Costo de Baldíos por Kilómetro de ferrocarril: 625,000/332=1883 pesos b) Exenciones de Aduanas Se puede calcular que los materiales importados, que pueden ser carrileras, locomotoras, vagones, y otras materias primas y herramientas, constituyen como tal el cincuenta por ciento de los costos. Por otro lado, se conoce por los trabajos de Ocampo, que el monto de las tarifas de aduana entonces vigente era del 6% del valor importado. Dado esto, se puede establecer:22 Valor de Importaciones para el proyecto era: 30'000,000*0.5=15'000,000 Valor de las Exenciones de Aduana: 15'000,000*0.06=900,000 pesos Valor de Exenciones de Aduana por Kilómetro de ferrocarril: 900,000/332=2710 pesos por kilómetro De esta manera queda estipulado que el costo de construcción mediante el endeudamiento externo es de: 90,361.4+1,883+2,710=94,954.4

19 El servicio anual del préstamo puede ser calculado multiplicando el monto del empréstito por el valor de los intereses: 30000,000*0.07=2'100,000 (cifras anuales en Millones de pesos) 20 MONSALVE. Diego. Op. Cit. (Cifras de rentas fiscales de 1873). 21 Archivo de la Legación de Colombia ante Francia e Inglaterra. 1857-61. Nota: Este era el precio al cual se ofrecieron los baldíos de Colombia por parte de la compañía creada para este efecto en 1861 «St. Rose and Company». 22 OCAMPO, José Antonio. Colombia y la economía mundial 1850-1910, Bogotá: Siglo XXI Editores, 1984.

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2. Análisis del esquema de Concesiones Tal como se explicó atrás, la decisión de las autoridades ante la imposibilidad de contratar un gran crédito externo para adelantar la obra del Ferrocarril del Norte, fue la de buscar construirlo a través del esquema de concesiones. Aunque aparentemente este mecanismo podría parecer menos costoso, la experiencia detallada de los sucedido entre 1873 y 1919, ilustra que surgen una serie de costos adicionales imprevistos para el Gobierno. Los costos adicionales se pueden dividir en cuatro ítems principales: al igual que en el caso anterior están la entrega de tierras a título gratuito a los concesionarios y las exenciones de impuestos, principalmente de aduanas. Como costos extras de esta modalidad se encontraron las subvenciones directas por kilómetro construido, con el fin de compensar la baja rentabilidad del usufructo; y finalmente, el valor presente de la adquisición de la obra construida a su maduración. Estos costos adicionales por kilómetro de carretera se pueden estimar en los siguientes términos: a) Subvención Se estableció en uno de los contratos del ferrocarril que las subvenciones ofrecidas por el gobierno

para compensar la rentabilidad del proyecto era de $9,900 pesos por kilómetro construido. Esta cifra se tomó como típico del contrato de este tipo. b) Valor de Salvamento El valor de salvamento es el monto al cual el gobierno se comprometía a comprar la obra ya terminada al final de la concesión. El costo para el Estado en términos de valor presente se puede calcular de la siguiente forma: Valor de la Inversión: $30'000,000 Tasa de Interés: 7% anual Periodo de la Concesión: 35 años Valor Presente: 30'000,000/(1,07)35=2'809,888 Valor Presente por Kilómetro: 2'809,888/332=8,463 pesos por Kilómetro Se puede establecer así que el valor total de la concesión es en sí el costo de la obra por kilómetro más apoyos adicionales del gobierno, representados en los costos especificados anteriormente.

Costo de subvenciones por kilómetro ..... $

9,900

Valor Presente de la inversión................. $

8,463

Costos extras de las subvenciones .......... $ 18,363 Costo de la obra por Kilómetro .............. $ 94,954.4 Costo Total ............................................. $ 113,588 Estas estimaciones establecen que el costo de haber financiado la obra del ferrocarril por medio de concesiones resultó ser 19.34% más costoso de lo propuesto originalmente.

de $4'925,186 pesos. En este lapso se construyó desde Lengüazaque hasta La Libertad, que comprende un camino de 121 kilómetros. Costo de ferrocarril por Kilómetro:

3. Análisis de la Inversión con Recursos Públicos del País Ortega planteó en su análisis que el costo de las construcción del ferrocarril entre 1926 y 1930 fue

4'925,186/121 =40,704 pesos por kilómetro Por ser realizadas estas obras por el Gobierno no se están calculando los costos de las tierras baldías y las exenciones de aduana.

139

El análisis de los aspectos financieros del Ferrocarril del Norte extrae conclusiones muy importantes acerca de sus formas de financiación. De haberse tomado el empréstito por un valor de $30'000,000, el costo para la construcción del ferrocarril hubiese ascendido a $94,954.4 pesos por kilómetro. Por otro lado, las concesiones, contrario a lo esperado, presentaron unos costos extremadamente altos, de $113,588 pesos por kilómetro, de los cuales $18,363 pesos por kilómetro fueron los costos adicionales para incentivar al concesionario. Por último, los costos que se presentaron de la financiación mediante la ejecución directa de las obras por parte del Gobierno, provenientes de la indemnización de Panamá, fueron de $40,704 pesos por kilómetro. Esto implica realmente que la utilización de las rentas propias del país para la construcción del ferrocarril resultó, a la postre, ser el método de financiación menos costoso. Esta afirmación puede corroborarse al verse que en la época en que este método de financiación se utilizó, se alcanzó el máximo número de kilómetros construidos por año. Análogamente, se percibió que el método de financiación mediante concesiones resultó ser extremadamente costoso e ineficiente. El costo adicional por kilómetro para incentivar al concesionario, sin contar el costo de producción, terminó siendo más de la mitad del costo de construir mediante rentas fiscales. Por otro lado, se presentaron una serie de contratiempos que conllevan a decir que además de ser costoso es demorado e ineficiente.

provenientes del ahorro por la indemnización de Panamá, así como los correspondientes al crédito interno.

Conclusiones En síntesis, ante la pregunta de si las medidas que se adoptaron fueron las más convenientes, se puede decir que hasta cierto punto sí lo fueron, dada la imposibilidad en el momento de adoptar métodos alternativos. A pesar de esto, se percibió que el método más costoso fue el de las concesiones, pues trajo consigo muchas perdidas tanto de tiempo como de dinero. Se puede decir entonces que hubiese sido mejor esperar un poco más para iniciar las construcciones por otro medio más eficaz (o un método mixto, como se menciona a continuación), o tal vez, haber adelantado el ajuste fiscal en la economía y atendido el servicio de la deuda externa de la Nación para poder contratar el crédito de $30 millones de pesos en cuyo costo se estimaba la obra en 1871. Se pudo ver entonces que las experiencias del siglo XIX apoyan lo que se dice actualmente: es importante adoptar un método conjunto que permita diversificar el riesgo de las inversiones. En este caso se dio entre un empréstito externo y los recursos propios, pero de haberse planteado desde un inicio un método conjunto con las concesiones, tal vez éstas no hubiesen sido tan costosas.

La experiencia del Ferrocarril del Norte mostró que la manera como éste se pudo realizar, no sólo implicó subdivisión de la construcción en tramos, sino la prolongación de la obra en más de cincuenta años, con lo cual se hizo más viable la financiación del proyecto, y el pago de las obligaciones por parte del gobierno.

En cuanto a la existencia de sucesos económicos de relevancia para la construcción de la obra, se encuentran los recursos fiscales inesperados provenientes de las indemnizaciones hechas al país por parte de Estados Unidos por la separación de Panamá. Esto conlleva a decir que no fue solamente la combinación de las medidas de financiación las que desataron el éxito, sino que se debió también a las provechosas condiciones económicas del momento.

Lo que esto además demostró, fue que falló el sistema de concesión y tuvo que abordarse directamente la obra levantando los recursos propios del gobierno, tanto de tipo fiscal, como los

En últimas se pueden generalizar las conclusiones a las que se llegaron para la historia de los ferrocarriles en general. Se puede decir entonces que de haberse presentado un método alternativo

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(o mixto desde un inicio) al de las concesiones en su momento, para la construcción de los ferrocarriles en general, hubiese sido netamente

más provechoso. De haber sido así, tal vez la situación de los ferrocarriles en Colombia no sería tan precaria como lo es hoy en día.

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Anexo 1 Cronología del Ferrocarril del Norte23 1872 El Gobierno contrata una comisión inglesa para hacer el trazado del ferrocarril de Bogotá al río Magdalena por el Carare o por el río Suarez, o conectado con el ferrocarril del Paturia contratado con Joy W. Ridley.

1890 EL concesionario forma al fin una compañía para construir la línea. 1892 La concesión es traspasada al general Juan M. Dávila 1893 Comienzan los trabajos. Se utiliza la antigua carretera del Norte. 1894 Inaugurado hasta el Puente del Común.

1873 Se contrata con Public Works Construction Company Co., pero los costos calculados ($30.000.000) -más del doble del presupuesto de Ridley ($12.500.000)- y los ambiciosos planes del Gobierno impiden que las negociaciones prosperen. 1874 Se autorizan nuevos estudios y Juan N. González Vásques recomienda una ruta más favorable. 1875 El gobierno promueve la formación de una compañía para construir el ferrocarril

1896 Inaugurado hasta Cajicá. 1898 Terminada la línea hasta Zipaquirá. Los contratistas traspasan los derechos a The Colombian Northern Railway Co. Ltd. de Londres por $299.930. 1905 Se organiza The Colombian Central Railway Co. Para prolongar el ferrocarril de Zipaquirá a Chiquinquirá. 1906 Comienzan los trabajos de Zipaquirá a Nemocón.

1876 Estalla guerra civil y fracasa el proyecto 1882 El Estado de Cundinamarca contrata la construcción de Bogotá a Zipaquirá con Charles G. Brown y Charles Rodgers. 1883 El contrato en improbado porque el contratista no cuenta con capital para emprender la obra. 1884 La asamblea de Cundinamarca contrata nuevamente construcción a Zipaquirá con Juan M. Fonnegra y Alberto Urdaneta y se estipula que éstos podrán prolongar la línea hasta la frontera con Boyacá y usufructuarla durante 99 años. 1885 La guerra impide comenzar los trabajos y los contratistas piden una prórroga de 6 meses.

1907 Por discrepancias en el pago de subsidios se suspenden los trabajos de prolongación hasta Pamplona y Cúcuta. 1913 Se declara de utilidad pública el ferrocarril de Nemocón hasta el río Magdalena. 1915 Se perfecciona el traspaso de la prolongación a la nación. La operación de Zipaquirá a Nemocón se contrata con Colombian Northern. 1919 El gobierno reorganiza la comisión técnica del trazado y se reanudan los trabajos de prolongación con un grandioso plan para el cual se destinan únicamente $250.000 anuales 1925 Se declara la caducidad de la concesión a la compañía inglesa; el trayecto Bogotá Zipaquirá

1889 Se aprueba la prórroga!

23 ARIAS DE GREIFF, Gustavo. La Muía de Hierra Bogotá: Carlos Valencia Editores, 1986.

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se incorpora a la parte de propiedad nacional, en la construcción de Nemocón al norte. 1928 En construcción desde Garavito. Hasta La Providencia, y 23 Km. adicionales hasta el cruce de la carretera Tunja Vélez. 1930 El gobierno reorganiza la empresa y la refunde con el ferrocarril del Sur. 1938 Se une con el ferrocarril del Nordeste. 1946 Los rieles llegan a Barbosa. 1950 Se suspende la construcción 1953 Se angosta de 1 metro a 1 yarda para unificar la trocha en todos los ferrocarriles de la nación. 1953 Entra a formar parte de la División Centrales de los Ferrocarriles Nacionales. 1986 Se encuentra abandonado de Chiquinquirá al norte, pero la linea cobra actualidad porque nuevamente se habla de la importancia del ferrocarril del Carare.

(a) Una línea de ferrocarril o de ferrocarril i camino carretero (llamado en adelante la «Línea Principal») de Bogotá, pasando por territorios de Boyacá y Santander al Río Magdalena, o alguna de sus afluentes navegable por buques de vapor, según la división 5 del articulo 2 de la citada ley, cuya traducción se agrega como anexo de este Contrato. (b) Las dos líneas de camino carretero, en caso de que la expresada línea principal no pase por el departamento del Centro en el Estado de Boyacá, ni por territorios poblados en los departamentos de Socorro i Guamenta en el Estado de Santander respectivamente, cuyos caminos se describen en los párrafos 1 y 2 de la misma división; Cuyas explicaciones y trazados se mencionan en adelante con el simple nombre de «Los Frazos» I por cuanto dichos contratantes se hallan dispuestos a emprender dichos «Frazos»; Se convino aquí entre las dos partes:

Anexo 2 Memorando de un Acuerdo Contrato celebrado el día diez de enero de mil ochocientos setenta y dos, entre Su Excelencia Justo Arosemena, Ministro en Inglaterra del Gobierno de los Estados Unidos de Colombia a nombre i de i a dicho Gobierno por una parte, i la Compañía de Construcción de Obras Publicas (Limitada), que se llaman después «Los Contratantes» por la obra. Por cuanto en ejecución de una lei de los Estados Unidos de Colombia sancionada en 5 de Junio de 1871 y del decreto del Presidente de los mismos Estados, fecha 16 de julio de 1861, el gobierno de dichos estados deseo contratar el reconocimiento y el trazado (Surveys) de ciertas líneas de ferrocarriles i en minas carreteras mencionadas en la citada ley a saber:

1. Que tan pronto como sea posible, después de perfeccionado este contrato, i no mas tarde que el dos de febrero de mil ochocientos setenta y dos, dichos contratos enviaran un cuerpo de ingenieros 1 agrimensores suficientes en numero y aptitud a los Estados Unidos de Colombia quienes procederán en seguida efectuar los estudios relacionados con dichos «Frazos». 2 .Que con la prontitud posible, después de concluidas la operaciones de reconocimiento i trazado los contratantes presentaran a dicho gobierno los documentos que van a expresarse: a) Un dibujo sobre cualquier plano o mapa que el gobierno proporcione en tal objeto al Ingeniero en jefe de los contratantes el cual muestre los puntos recorridos por las líneas de ferrocarril, caminos carreteros adaptados por los ingenieros con la obligación de anular cualquier inexactitud que observen en dicho mapa siempre que caiga dentro de los limites del reconocimiento trazados.

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b) Un plano del curso de dichas líneas en la escala de 1/10000 c) Una sección a secciones de 1/10000 horizontal i 1/500 vertical; d) Una lista de obras de arte con dibujos figurativos e) Presupuesto de costo con — separados de nivelación (Earth Marks), obras de arte, trabajos permanentes sobre el suelo, estaciones y terrenos f) Informe escrito acerca de la Línea con observaciones generales sobre los recursos geológicos, minerales i agrícolas de país.

3. Los contratantes se obligan a unirse a su cuerpo de ingenieros y para hacer los reconocimientos y trazos que deben practicar así ingenieros de gobierno Colombiano, cuya cooperación se prestara gratis, y quienes habrán de seguir en todas las instrucciones e los ingenieros enviados por los dichos contratistas para dicho gobierno quedan en libertad para separar a tales ingenieros suyos de semejante asociación siempre que a bien lo tenga. 4. En todo aquello que se refiera a los objetos de este contrato, los ingenieros enviados por los contratantes deben seguir las instrucciones de dicho gobierno. I el mencionado Justo Arosemena por parte de dicho Gobierno conviene con los contratantes en lo que va a expresarse: 5. Dicho Gobierno pagara a los mismos contratantes por los servicios que se han determinado, la suma de siete mil seiscientas libras esterlinas en las épocas i de modo que sigue , a saber: mil seiscientas libras, buena cuenta de agentes a los contratantes en Bogotá dentro de siete días después de haber llegado allá su cuerpo de ingenieros; dos mil libras buena cuenta a los contratantes en Londres dentro de seis meses después de comenzados los trabajos de reconocimiento y trazado, cuyo comienzo se

participara tanto a los contratantes como al gobierno por un ingeniero en jefe del cuerpo; cuatro mil libras, resto de la suma a los contratantes en Londres dentro de treinta días después de reabrirse en Londres noticia de haberse entregado al gobierno de Colombia los documentos mencionados en la cláusula segunda. 6. Dicho Gobierno concederá a los ingenieros enviados por los contratantes toda la protección que necesiten, y la autoridad que se requiera para entrar en los terrenos a fin de llenar los objetos de sus trabajos. 7. El Gobierno proporcionara a los ingenieros enviados por los contratantes a precio constantes de los salarios en el país un numero suficiente de trabajadores a fines para hacer desmontes quitar trapizos-, conducir instrumentos, provisiones i equipaje i ayudar en los — / otros objetos relacionados en su tarea, determinándose por ellos razonablemente el numero en que, la manera como, i el tiempo hasta el cual se necesiten los hombres; pero estos serán pagados por los contratantes. 8. Caso que los obreros designados por los trazos — de este contrato llegaran a emprenderla, dichos contratantes serán preferidos a cualesquiera otros en su ejecución con tal que los términos por ellos ofrecidos serán igualmente favorables pero entonces la suma entonces expresada de siete mil seiscientas libras esterlinas se tendrá como incluida en el empate del contrato que se ajusto y se abonara al gobierno de Colombia como hubiera de el a cuenta. En fin de la cual espresario Justo Arosemena ha puesto aquí su firma i sello; la de la compañía de Construcción de Obras Publicas ha hecho estampar un sello en el día y en el año que ambas se menciona. Anexa que se cito de ---------- ; Estracto de la lei 5 de 1871, división 5. Una vía férrea, o mista de férreas y carreteras, si fuera absolutamente imposible hacerla en su

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totalidad de rieles para locomotoras de vapor, que parten de la ciudad de Bogotá al Rio Magdalena, o a una de sus afluentes que pueda ser navegada por buques de vapor, pasando por territorios de Boyacá i Santander, según la linea que las esploraciones indiquen ser las mas convenientes. Parágrafo - En caso de que la línea que se adapte para el trazado de la vía férrea o mista de Bogotá al Magdalena no pase por el departamento del centro, en el Estado de Boyacá ni por territorio poblado en el departamento del Socorro, Guanenta en Estado de Santander será condición indispensable del contrato que se celebre para la ejecución de aquella obra la construcción de las dos vías accesorias que se expresan en seguida: 1) Una vía carretera o ferrocarril de sangre que ponga en comunicación los — departamentales del Estado de Santander. Con la vía principal del Magdalena siguiendo el curso de el río Juárez u

otra línea cualquiera que se crea mas conveniente. 2) Una vía de igual clase a la anterior que como ramificación de una penetre hasta un punto cualquiera del departamento del centro en el Estado de Boyacá pasando si fuera posible por Moniquirá. Firmado , sellado y entregado por Justo Arosemena en la presencia de W.F. Woods,------- . El Sello de la Compañía de Construcción de Obras Publicas fue estampado aquí en la presencia de James A. Lougreidge, Direcytor i U. de Lungo, Secretario. Es traducción del tanto original recibido por la legación. Justo Arosemena Es copia, el secretario de la Legación, Pablo a.

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R E S E Ñ A S Empresa e Historia en América Latina. Un Balance Historiográfico de Carlos Dávila L. de Guevara (compilador)1 Jorge Valencia Restrepo

Una mirada global al texto Empresa e Historia en América Latina. Un balance historiográficode\a una profunda impresión en el lector acerca de las carencias y los logros de los estudios de historia empresarial en su función de contribución a una mayor comprensión del pasado económico latinoamericano y de las relaciones de lo económico con otras instancias de la vida social como la política, la sociología y la cultura, entre otras. El lector recibe también la impresión de la existencia de un fuerte desequilibrio entre el proceso de construcción de la historia económica desde una perspectiva macroeconómica y el incipiente desarrollo de la historia económica desde el punto de vista de la historia de las empresas y de los empresarios, del pasado de los negocios e incluso del acontecer de los distintos sectores económicos. Una línea de resultados que se insinúa en el presente balance historiográfico de la región es el sólido cuestionamiento a la periodización económica latinoamericana establecida por la comunidad de investigadores de la región. Cuestionamiento que surge de los hallazgos recientes de los historiadores de la vida empresarial. Es el caso de la revaluación sobre el período inicial del proceso de industrialización del Brasil en la década treinta provenientes de los estudios de Dean mencionados por Colin Lewis en el capítulo sobre el Brasil del presente libro (Historia empresarial brasileña, C. 1850-1945: tendencias recientes en la literatura) y de amplia aceptación hoy en día. También pueden mencionarse los elementos de análisis ofrecidos por Ruth Capriles y Marisol de Gonzalo (Historia de los negocios en Venezuela: problemas y experiencias) de la pertinencia de realizar la periodización de la historia económica venezolana basada exclusivamente en las modificaciones del acontecer petrolero y en los cambios de la política económica. También merece destacarse el estudio de Krisch para Chile, mencionado por Luis Ortega en el capítulo

1

Carlos Dávila L. de Guevara (compilador), Empresa e Historia en América Latina. Un Balance Historiográfica T.M. Editores - Colciencias, 1996.

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sobre dicho país (Historia empresarial en Chile, 1850-1945), en el que se reelabora la argumentación sobre el inicio de la industrialización chilena ubicándolo en la década ochenta del siglo pasado y se incluye la fuerte presencia de los industriales extranjeros en este proceso. La contribución de los estudios de historia empresarial a la re-elaboración de la historia económica latinoamericana de manera alguna se circunscribe en forma exclusiva al establecimiento de los criterios definitorios de los períodos en los que se subdivide la historia económica de la región. El presente libro aporta elementos sobre lo ocurrido dentro de un período en particular. Es lo que ha sucedido con los escritos sobre historia regional en el México del siglo pasado, según las argumentaciones de Mario Cerutti en el capítulo sobre dicho país (Estudios regionales e historia empresarial en México (1840-1920). Una revisión de lo producido desde 1975 ). Estos estudios regionales han cuestionado el papel tan hegemónico que supuestamente jugó Ciudad de México en la economía del siglo pasado, al encontrar que importantes capitales fueron amasados en las actividades económicas regionales anteriores a la consolidación del Estadonación y previo también al período del porfiriato de fines del siglo XIX y principios del presente. Estos estudios de historia empresarial regional no solo han negado la irrelevancia de las actividades económicas regionales durante el siglo XIX y la hegemonía económica de Ciudad de México, sino también han encontrado la inexactitud de las afirmaciones establecidas anteriormente acerca del origen extranjero de los capitales que se movían en las regiones mexicanas. Otro rasgo relativamente común a los distintos capítulos del libro, además del ya mencionado sobre la periodización, tiene que ver con los hallazgos encontrados por diferentes estudios empresariales sobre la compleja relación existente entre la política económica y el Estado en general, por una parte, y las actividades de las empresas y de los sectores económicos, por la otra. Raúl García Heras en el capítulo sobre Argentina (La historiografía de empresas en la Argentina: estado

del conocimiento) llama la atención sobre la escasa influencia de los industriales en la política económica argentina previa a la década treinta y la ausencia de ideas en favor de la industria en los programas de los partidos políticos de dicho país en aquella época. Esto se debe según el autor a la presencia mayoritaria de inmigrantes en el grupo de los industriales. En la historia económica brasileña del presente siglo el Estado ha sido un actor principalísimo. Los estudios empresariales han mostrado que en el período anterior a la Segunda Guerra Mundial, el Estado fomentó de manera decisiva los sectores textil, minero y de transporte, según lo menciona Colin Lewis. En este capítulo, el autor afirma que es mucho lo que falta por investigar desde una perspectiva empresarial en cuanto se refiere a la estrategia de desarrollo seguida por el Estado brasileño en el período anterior a la Segunda Guerra Mundial. Su papel, por ejemplo, en facilitar el financiamiento de largo plazo en las actividades productivas. Un rasgo que hace parte de la vida empresarial estatal es el estudio de las empresas públicas. En los capítulos dedicados a Argentina y a Venezuela se hace énfasis en la ausencia de trabajos de historia de las empresas públicas, un aspecto tanto más relevante cuanto mayor presencia productiva haya tenido históricamente la empresa estatal en la economía. Es el caso de estos dos países cuya evaluación aportaría elementos interpretativos sobre el futuro de estas empresas estatales. A los anteriores rasgos de la periodización y de las relaciones de la empresa con el Estado ha de sumarse el concerniente al margen de maniobra empresarial otorgado por el tipo de estructura económica y política que le sirve de marco. Un buen ejemplo lo constituyen los estudios de Silva mencionados por Luís Ortega en el capítulo del libro ya mencionado. Este autor trae a colación el trabajo de Silva sobre el período anterior a 1840, quién muestra la imposibilidad de la actuación de los empresarios dada la estructura económica de la época, independientemente de los individuos (los empresarios) y de sus características

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psicológicas y culturales. En el capítulo sobre el Perú elaborado por Rory Miller (La historia de los negocios en el Perú) sobresale su escepticismo acerca de las dificultades inherentes a la realización de estudios de historia empresarial en el marco de la estructura económica y política peruana de los últimos veinte años. Mientras la supervivencia de las empresas esté amenazada y el corto plazo se haya apoderado de la actitud empresarial, menciona el autor, es muy difícil encontrar las condiciones para la investigación. Un rasgo también sobresaliente en el libro es la agenda de temas, metodología, y enfoques teóricos que deben tenerse presente por parte de los investigadores. El escrito de Carlos Dávila (Estado de los estudios sobre la historia empresarial de Colombia) es tremendamente rico en sugerencias sobre la orientación de los trabajos futuros. Después de hacer una exhaustiva y rigurosa evaluación de los aportes a la historiografía colombiana, Carlos Dávila presenta las carencias del estado del arte de esta disciplina y hace énfasis en la necesidad de disponer de enfoques teóricos que los estudios internacionales han incorporado, como las ideas weberianas, los aportes de Sombart, y el origen social, la educación y el papel de la familia en las motivaciones empresariales. Además, de disponer de las herramientas para comprender los aspectos técnicos, administrativos y financieros de la empresa. Todo lo anterior, dentro

de una visión multidisciplinaria, factor este bastante ausente en los enfoques historiográficos colombianos por la carencia de elementos sociológicos y administrativos que complementen los de carácter económico. Propone una amplia y coherente variedad de temas para la investigación futura de la historia empresarial colombiana. En sus propias palabras: "la racionalidad económica de los industriales, su conformación como sector de la clase dirigente, su capacidad innovadora, su comportamiento frente al desarrollo tecnológico, las limitaciones de su desempeño, sus formas de gestión empresarial y el ethos empresarial a nivel empresarios, sectores o grupos de empresarios específicos son temas que sólo excepcionalmente han llamado la atención de la investigación académica sobre la industria colombiana". Los distintos estudios presentados en el libro dejan en claro el precario balance de lo realizado hasta ahora en el proceso de construcción de la historia empresarial de América Latina. No obstante, este texto da lugar al optimismo en cuanto a los aportes ¡nvestigativos inventariados, las numerosas referencias bibliográficas que se encuentran al final de cada capítulo, y los comentarios y sugerencias realizadas por los autores sobre la investigación futura en cada uno de los países. Un libro muy recomendable para todos los estudiosos de la historia económica latinoamericana.

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E V E N T O S

X Congreso de Historia de Colombia Juan Carlos Eastman Arango

Los Departamentos de Historia de las Universidades Nacional de Colombia, Sede Medellín, y de la Universidad de Antioquia, y la Asociación Colombiana de Historiadores, convocan al X Congreso de Historia de Colombia, evento que se realizará en la ciudad de Medellín entre los días 26 y 29 de Agosto de 1997. Este congreso se ha propuesto los siguientes objetivos: 1. Fortalecer la comunidad nacional de historiadores, mediante la difusión y discusión de los resultados de las experiencias investigativas. 2. Contribuir al desarrollo de la enseñanza de la historia en los pregrados y postgrados. 3. Poner en conocimiento de la comunidad en general, los resultados de los trabajos históricos realizados en las instituciones universitarias y centros de investigación. El Congreso se ha organizado por SIMPOSIOS que recogen temáticas conocidas en el medio y temáticas de desarrollo relativamente reciente; en uno y otro caso, resultan valiosas en el desarrollo historiográfico colombiano, como lo atestiguan su vigencia y actualidad, su producción bibliográfica durante esta década, y la realización de seminarios o congresos, en particular para los géneros o tendencias historiográficas más recientes en nuestra experiencia investigativa. Los SIMPOSIOS serán 13, y se han denominado: 1. Simposio historia comparada de América Latina y El Caribe.

2. Simposio historia regional y de fronteras. 3. Simposio historia de la cultura y de las mentalidades. 4. Simposio historia económica - historia empresarial. 5. Simposio historia de las ciencias y las profesiones. 6. Simposio historia de las violencias. 7. Simposio historia política. 8. Simposio historia social y de los movimientos sociales. 9. Simposio historia de las familias y los géneros. 10. Simposio historia de la diversidad religiosa y religiosidad en Colombia. 11. Simposio historia de la educación. 12. Simposio historia urbana. 13. Simposio patrimonio, historia y cultura. De acuerdo con el Comité Organizador del Congreso, se inscribieron 270 investigadores provenientes de Universidades y de Centros de investigación especializados, así como investigadores independientes. La participación de las Universidades es muy rica y diversa, ya que estarán presentes la Universidad Nacional de Colombia, sedes Medellín y Bogotá, Universidad de Antioquia, Universidad del Valle, Universidad Industrial de Santander, Universidad Javeriana, Universidad de los Andes, Universidad Distrital

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Francisco José de Caldas, Universidad Pedagógica Nacional, Universidad del Atlántico, Universidad del Norte, Universidad de Cartagena, Universidad del Cauca, Universidad Tecnológica y Pedagógica de Colombia, Universidad del Tolima, Universidad de Caldas y Universidad de la Amazonia. De igual forma, el Comité Organizador anuncia la presencia de prestigiosos investigadores y docentes europeos, latinoamericanos y

estadounidenses; confirmaron su participación Hans-Joachim Kónig, Miquel Izard Llorens, Frangois Louis Delaporte, Jean-Marc Drouin, Antonio Annino, Malcolm Deas, Alan Knight, Christopher Abel, Peter Wade, Mark D. Szuchman, Herbert S. Klein, Eric J. Van Young, David J. Robinson, Charles Bergquist, Robert McCaa, Ann Twinam, Lourdes Villafuerte García, María Helena Rolim Capelato, Ronaldo Vainfas y Mariano Narodowski.

Noveno Congreso Internacional de ALADAA Juan Carlos Eastman Arango

La Asociación Latinoamericana de Estudios Afroasiáticos, ALADAA, celebrará su IX Congreso Internacional en la ciudad de Cartagena de Indias, entre los días 6 y 9 de octubre próximos. El capítulo colombiano, cuya coordinación general está bajo la orientación y responsabilidad de una Junta Directiva presidida por el Director del Centro de Estudios Asiáticos de la Universidad de los Andes, Dr. Jaime Barrera, propuso como tema central de este encuentro internacional "América en las rutas de Asia y África". El Congreso contará con 23 SIMPOSIOS, a saber: 1. La ruta de la diáspora africana. 2. La ruta de la migración japonesa. 3. La ruta de las religiones. 4. La ruta de la plata y el oro. 5. La ruta de los "coolies" chinos. 6. La ruta de los artistas. 7. La ruta de los misioneros. 8. La ruta de los viajeros.

9.

La ruta del Medio Oriente.

10. La ruta de la historia del Atlántico Sur. M. La ruta de los intercambios lingüísticos (las transculturaciones lingüísticas). 12. La ruta de los inversionistas y del comercio. 13. La ruta de la tecnología. 14. La ruta de la mafia y el narcotráfico, 15. Las rutas del Tercer Milenio. 16. La ruta de la tradición. 17. La ruta de los letrados y las letras. 18. La ruta de las experiencias y los intercambios educativos. 19. La ruta de la culinaria. 20. La ruta de la economía subterránea. 21. La ruta de la imagen en movimiento (cine, T. V. video). 22. La ruta judía. 23.

La ruta de las migraciones árabes.

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Para los miembros de la Junta Directiva del capitulo colombiano de ALADAA, "hacia el final del siglo XX cobran de nuevo vigencia las relaciones recíprocas e históricas que secularmente han unido y entrelazado a América, Asia y África. De ahí que sea relevante evaluar, estudiar y diagnosticar, en prospectiva, el campo de las dinámicas históricas que hacen converger a muchos niveles las rutas americanas y afroasiáticas". Para Colombia es una gran oportunidad contar con la presencia de investigadores y especialistas provenientes del Tercer Mundo, por segunda ocasión, en una coyuntura trascendental en la perspectiva afroasiática y latinoamericana: Colombia es Presidente del Movimiento de los Países No Alineados. Hasta 1973, en el contexto mundial, los encuentros académicos sobre temas afroasiáticos habían sido celebrados bajo el nombre de CONGRESOS INTERNACIONALES DE ORIENTALISTAS, con una tradición iniciada en 1873 en París. El XXIX Congreso, que conmemoraba los 100 años de estos eventos, impulsó la creación de capítulos o asociaciones regionales, y acordó que a partir del siguiente congreso, su nombre fuera cambiado por el de "CONGRESO INTERNACIONAL DE CIENCIAS HUMANAS EN ASIA Y ÁFRICA". México fue la sede del XXX Congreso Internacional, y en él nació ALADAA, la Asociación Latinoamericana de Estudios Afroasiáticos, el 29 de marzo de 1973. En esa oportunidad, la primera en que se celebraba en América Latina un evento de esta naturaleza, asistieron al XXX Congreso Internacional 2.500 especialistas provenientes de 63 países y 250 universidades. El primer congreso de ALADAA se celebró en la ciudad de México entre los días 10 y 16 de julio de 1978, al que asistieron cerca de 200 delegados latinoamericanos e invitados de otros continentes. El capítulo colombiano de ALADAA fue creado durante la celebración del II CONGRESO INTERNACIONAL de la Asociación, en Paipa, Boyacá; la sede fue obtenida por la delegación colombiana que asistió el congreso mexicano.

El capítulo colombiano de ALADAA, bajo la orientación y responsabilidad de la Junta Directiva presidida entonces por el Dr. Pedro Gustavo Huertas Ramírez, especialista sobre China, celebró exitosamente el II CONGRESO INTERNACIONAL en Paipa, Boyacá, entre los días 6 y 10 de abril, con el apoyo institucional y financiero de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, sede Tunja, siendo Rector el historiador Jorge Palacios Preciado. El tema central en esa oportunidad fue "Asia y África en América Latina". Las memorias de este evento fueron editadas y presentadas en el III Congreso que se celebró en Río de Janeiro en agosto de 1983. Participaron 66 ponentes provenientes de Argentina, Brasil, Colombia (que contó con 22 representantes), Costa Rica, Ecuador, México, Paraguay y Venezuela; también asistieron 24 observadores, y 4 diplomáticos de Asia y Medio Oriente acreditados ante el gobierno de Colombia, como invitados especiales. Desde 1978 se han celebrado ocho congresos, en Brasil, Argentina y Cuba, correspondiendo a Colombia la celebración del IX, por segunda oportunidad. Esta designación fue obtenida por la delegación colombiana, quien contó con el apoyo de especialistas afroasiáticos de la Cancillería colombiana, durante la celebración del VIII CONGRESO INTERNACIONAL en México. A diferencia de los eventos anteriores, la propuesta temática de la sede colombiana ha resultado novedosa, al tiempo que reconoce la existencia de los espacios más característicos de la tradición académica y organizativa de los congresos latinoamericanos de la asociación. Adicionalmente, y como señalábamos en párrafos anteriores, la situación colombiana en este campo es trascendental: • En primera instancia por la Presidencia de los NOAL. • En segunda instancia, por el esfuerzo gubernamental de continuar las iniciativas frente a Asia trazadas por la administración del entonces presidente Virgilio Barco, y de abrir las posibilidades de cooperación y mayor

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acercamiento con África y el Medio Oriente, promovidas por el actual presidente Ernesto Samper. • En tercera instancia, por la profundización en la apertura de espacios académicos, investigativos y políticos para las comunidades negras colombianas, en el marco de la Ley 70 de 1993 y de la promoción de la democratización de la sociedad colombiana. • En cuarta instancia, por la posibilidad de ofrecer un "espaldarazo" a las iniciativas académicas de algunos colombianos, historiadores, antropólogos y lingüistas en especial, quienes hemos venido trabajando sobre y con las comunidades negras en nuestro país (Chocó, Palenque, San Andrés y Providencia) desde hace más de tres décadas, y que aún no encontramos los espacios institucionales públicos y privados, suficientes y necesarios, que articulen e integren esos saberes y

experiencias como patrimonio, posibilidad y necesidad social, política y científica en Colombia. • Finalmente, por la necesidad de ampliar y consolidar el capítulo colombiano, en el sentido de vincular a las organizaciones negras que vienen trabajando en diferentes regiones del país a nivel comunitario y en las principales ciudades, tal y como trató de hacerlo ALADAA-Colombia entre 1992 y 1994 cuando la coordinación estuvo bajo la responsabilidad del Director del Departamento de Historia y Geografía de la Pontificia Universidad Javeriana de esos años. Otro tanto podemos decir sobre la capitalización de las experiencias acumuladas por los SEMINARIOS DE CULTURA NEGRA celebrados por la Universidad del Cauca. Todos ellos, sin duda, deben ser socios importantes en esta empresa académica y organizativa llamada ALADAA Colombia.

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