Historia Critica 11

Citation preview

CONTENIDO

EL OCTUBRE RUSO DE 1917: UNA APROXIMACIÓN INTERPRETATIVA

LA RECONQUISTA CONSERVADORA

HUGO FAZIO

CESAR AUGUSTO AYALA

COLOMBIA 1957 -1958

POLÍTICAS IMPERIALES EN LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA: HISTORIA NATURAL Y LA APROPIACIÓN DEL NUEVO MUNDO

LAS HOJAS DEL OTOÑO: ANCIANOS Y VIUDOS DEL SIGLO XVIII NEOGRANADINO

MAURICIO NIETO

PABLO RODRÍGUEZ

PROTESTAS SOCIALES EN COLOMBIA 1946 -1958

MAURICIO ARCHILA

ESPACIO ESTUDIANTIL DE LA HISTORIA COMO PROPUESTA PARA UN MEJOR FUTURO RESEÑAS

NELLY ROCÍO PEÑARANDA

EDUARDO SÁENZ PABLO JOSÉ SÁENZ

LA VACA SAGRADA (1953). Collage de la época de San Victorino donde Manrique entre sus ventas de estampas religiosas camuflaba estampitas alteradas por sus inquietudes artísticas. Dicho trabajo no le duraría mucho pues su puesto seria quemado en una noche -al parecer por simpatizantes de T.F.P. amparados por la policía- aduciendo que en dicho expendio se efectuaban actitudes sacrílegas. En la imagen se pueden observar amputaciones directas de páginas de la biblia. Dichos fragmentos alegóricos juegan simbólicamente con el titulo, pues si bien la biblia no debe ser tocada, se delata en contraste con el país de la India, la barbarie con que las gentes de estas tierras sacrifican a los animales.

3

AGUAS NEGRAS

(1954). Sobre un grabado del siglo pasado de la Fuente de las Mercedes en Bogotá, Manrique asusta al espectador con la imagen de una calavera que de manera invertida a la realidad sirve de rostro a una cara. La cara final corresponde a la de un policía. Arriba aparece un fragmento de pagina de la biblia donde se dan instrucciones a los hijos de Israel para su organización militar y civil. La intención correspondería a un símil con las instrucciones que los conquistadores españoles siguieron para fundar ciudades en el Reino de Granada, siendo para este caso especifico, el conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada, y la ciudad, Bogotá. 4

EL OCTUBRE RUSO DE 1917: UNA APROXIMACIÓN INTERPRETATIVA Hugo Fazio Vengoa. Profesor asociado del Departamento de Historia de la Universidad délos Andes y del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional.

L

a atomización del sistema socialista y la desaparición de la Unión Soviética, extraordinarios acontecimientos de este final de siglo, han sido vina clara demostración de que la revolución rusa de 1917, a diferencia de la francesa de 1789, sólo logró encarnar una gran ilusión sin llegar a simbolizar una nueva forma de civilización1. Si bien es innegable que este acontecimiento ha sido uno de los más importantes del presente siglo2, al propiciar la división del mundo en dos sistemas socioeconómicos y políticos irreconciliables3, no pudo erigirse en la apertura de una nueva era en la historia de la humanidad básicamente en razón de que no fue capaz de resolver la tensión que le asignaron numerosos políticos e intelectuales entre su vocación hacia lina pretendida universalidad y su causalidad eminentemente local, inscrita en las profundidades de la historia nacional.

Francesa, pero escasos fueron los intentos por observar como se desarrolló este proceso en las inmensidades de la historia social rusa. Otra característica de la mayor parte de estos trabajos consistió en visualizar el estudio de esta revolución en una perspectiva que ciertos historiadores franceses llamarían de corta duración. Esta fue una tendencia que primó entre los autores soviéticos porque ello les permitía evidenciar el papel de vanguardia desempeñado por el partido bolchevique5. Para los críticos de la revolución un proceder tal permitía sostener la idea del carácter "totalitario" del acontecimiento porque en esta acción habría participado un pequeño segmento de la población en contra vía de los deseos e intereses de las grandes mayorías6.

Esta contradicción entre la proyección que buena parte de los analistas le concedieron a la gesta revolucionaria rusa y la causalidad local que condujo a este estallido se explica básicamente por dos motivos: la mayor parte de las interpretaciones de este fenómeno centraron la atención en las actividades desplegadas por los círculos revolucionarios concentrados en ambas capitales -Petrogrado y Moscú4-, lo que permitía establecer una línea de continuidad con el radicalismo de la Revolución

Nuestra explicación sigue un derrotero diferente7: en primer lugar, vemos como una primera aproximación válida repensar la interpretación de los procesos en su propia historicidad, o sea dentro de un marco de aprehensión del fenómeno en el cual la sociedad rusa y posteriormente soviética no fue una instancia atomizada por la política, sino que ha sido un poderoso factor que ha marcado y definido el curso de los acontecimientos y en particular la evolución a largo plazo del sistema político y social.

1. F. Furet, Lepassé d'une ilussion. Essai sur L'idée communiste au XX siécle, París, Robert Laffont/Calmann-Lévy, 1995. 2. Véase E. Hobsbawm, "Adiós a todo aquello", en Historia Crítica No. 6, Santafé de Bogotá, 1992. 3. M. Ferro, L'Occident devani la révolution soviétique. L'Histoire et ses mythes, Bmxelles, Éditions Complexes, 1980. 4. L. Trotsky, Historia de la Revolución Rusa, dos volúmenes, Santiago de Chile, Quimantú, 1972; M. Lieberman, The Russian Révolution. The origins, phases and meaning of the bolchevik victory, Londres, Jonathan Cape, 1970. 5. A. T. Kulkina, Páginas de la historia de la sociedad soviética, Moscú, Polizdat, 1979, (en ruso). 6. Véase A. Ulam, Lenin and the Bolsheviks, Londres, Penguin, 1975, pp. 409-587. 7. Véase H. Fazio, La Unión Soviética: de la Perestroika a la disolución, Bogotá, Ediciones Uniandes/ECOE, 1992, capítulo primero.

5

En segundo lugar, la historia rusa y soviética en los últimos cien años debe interpretarse desde una óptica de análisis que tenga en cuenta los elementos propios a esta sociedad y su posición frente a la modernización occidental. La experiencia soviética solamente puede ser aprehendida en esta contextualización mayor. Tanto las revoluciones como muchas de las grandes transformaciones que sacudieron la historia de ese país fueron respuestas contrarias a la introducción de esta nueva racionalidad y siempre estuvo presente la idea de como encontrar una adecuación societal de Rusia y posteriormente de la Unión Soviética con los requerimientos del mundo moderno. Una interpretación de la revolución en estos términos es una invitación a hacer una historia braudeliana de un proceso que se inscribiría normalmente dentro de una corta duración. Precisamente hacer una historia social de la revolución significa ajustar el objeto de estudio a una longue durée, en la cual los supuestos que permanecen y perduran son en alguna manera privilegiados; es hacer una historia donde la cronología se sustituye por los elementos estructurales y por la lógica de los actores. Como sugestivamente escribía Braudel "las civilizaciones sobreviven a los sobresaltos políticos, sociales, económicos e incluso ideológicos que, de otra parte, dirigen insidiosamente y a veces poderosamente. La revolución francesa no fue una ruptura total en los destinos de la civilización francesa, ni la revolución de 1917 en la civilización rusa..."8. Un análisis en estos términos nos permite dar respuesta a dos incertidumbres que sembraron dudas sobre la validez de las interpretaciones tradicionales de la historia soviética: en primer lugar, si la Revolución fue la imposición de un régimen totalitario9, o sea el poder omnipotente de una casta dominante que estranguló y ahogó la sociedad y si la revolución de octubre fue algo presuntamente tan lejano a las masas de la población ¿por qué las

amplias mayorías salieron a defender el proceso revolucionario en los duros años de la guerra civil? ¿Por qué no lucharon más bien para liberarse de las ataduras que les imponían los líderes bolcheviques? De otra parte, si la revolución fue, como lo pretendió la literatura oficial soviética, una marcha triunfal ¿por qué los bolcheviques tuvieron que adaptar sus discursos y objetivos a las realidades sociales que les impusieron los otros actores? El núcleo principal que establece la diferencia entre nuestra interpretación y las corrientes tradicionales, es que en nuestra perspectiva la historia soviética no fue el resultado de la aplicación o validez de una ideología que se interpuso en la práctica histórica. Por el contrario, fue un condicionante social el que determinó la forma de organización de los espacios políticos, sociales, culturales, económicos e incluso ideológicos. El papel del marxismo leninismo no fue otro que el de dar coherencia y legitimidad a las formas populares de organización.10 Interpretando la revolución Partiendo de estas premisas intentaremos demostrar la hipótesis según la cual la Revolución de Octubre fue la convergencia de cuatro procesos revolucionarios populares con un radicalismo intelectual, el cual los unió y les dio coherencia. Los movimientos revolucionarios que estallaron por doquier en las postrimerías de la Rusia zarista fueron: primero, una grandiosa revuelta campesina que movilizó a aquel sector que más duramente sufría los rigores de la modernización zarista; segundo, los obreros para quienes el control de las empresas era un condición fundamental para su sobrevivencia en los tormentosos años de guerras, revoluciones y crisis; tercero, el movimiento de los soldados que de modo coyuntural luchaba por la paz y por el retorno a sus lugares de origen para sumarse a las revueltas en vías de consolidación y, finalmente, las minorías nacionales que deseaban

8. F. Braudel, Ecrits sur l'histoire, París, Flammarion, 1969, p. 303. 9. H. Arendt, Le systéme totalitaire, París, Seuil, 1972. 10. Mientras la revolución toma cuerpo, el cambio y la continuidad combaten codo a codo, a veces peleando entre sí, a veces fundiéndose, hasta que se establace una nueva síntesis durable (...) mientras más lejos queda en el tiempo el impacto inicial de la revolución, con más fuerza se impone el principio de continuidad sobre el principio del cambio. Esto obedece al parecer a tres motivos. En primer lugar, las revoluciones, por muy universales que sean en sus aspiraciones y en su alcance, son obra de un entorno material concreto y de unos hombres educados en una determinada tradición nacional. El programa revolucionario ha de adaptarse a la realidad condicionadora del medio. Tanto el medio como el pasado histórico moldean los supuestos a través de cuyo prisma se ven y se interpretan inconscientemente los ideales revolucionarios. En segundo lugar, la victoria revolucionaria, al transformar el movimiento insurreccional en gobierno establecido, altera el carácter de la revolución en beneficio del principio de la continuidad. En ciertos aspectos técnicos, todos los gobiernos se parecen, piensan y obran como si se encontraran en el polo opuesto de la revolución: una vez que ésta logra sus objetivos y se instala en el poder, ha de poner fin a nuevos cambios revolucionarios, y automáticamente reaparece el principio de la continuidad. En tercer lugar, al triunfar un movimiento revolucionario, éste se transforma en gobierno y ha de entablar relaciones, amistosas u hostiles, con otros Estados". E. H Carr, El socialismo en un sólo país, 1924-1926, tomo 1, Madrid, Alianza, 1974, pp. 16-18.

6

hacer realidad el sueño de la autodeterminación. Todos estos movimientos convergieron con un radicalismo intelectual representado por el partido bolchevique.

tos de arriendo. El movimiento revolucionario campesino ganó terreno y sobre todo monopolizó una iniciativa a la cual ninguna fuerza se le pudo oponer.

La Revolución campesina En octubre de 1917, cuando los bolcheviques se emparentaron del poder proclamaron dos decretos: el primero anunciaba su voluntad de sellar la paz y cursaban esta invitación a todos los Estados beligerantes. El otro se refería a la tenencia de la tierra. Ambos decretos sancionaban medidas inmensamente populares. El segundo declaraba que toda la tierra sería transferida a los campesinos para que fuera repartida por igual entre todos los trabajadores del campo. Comúnmente este decreto ha sido interpretado como el inicio en la confiscación y nacionalización de la tierra, es decir, el comienzo de la revolución agraria. Pero, en realidad, constituyó la culminación de un proceso de apropiación espontánea de la tierra por parte de la población campesina.

El gobierno respondió a las exigencias de los campesinos con medidas punitivas, detención de miembros de los comités agrarios y con la declaración del estado de guerra en numerosas provincias. En vísperas de la revolución de octubre el movimiento campesino estaba en pleno apogeo: en el mes de mayo se registraron oficialmente 152 casos de apoderación de fincas, en junio 112, al mes siguiente aumentó a 387, en agosto a 440 y en septiembre a 95811. Estas cifras, aunque no son del todo exactas, pues sólo señalan las acciones que fueron registradas por las autoridades, muestran con gran evidencia la tendencia ascendente del movimiento campesino, ante lo cual el gobierno respondió desatando una mayor represión. "Durante septiembre y octubre fueron enviadas 18 expediciones punitivas que contaban con 3000 cosacos, cadetes y dragones a 7 provincias de Rusia central. Si en los meses de marzo-junio se aplastaron con ayuda de la fuerza militar 17 motines campesinos, en septiembre y octubre ya fueron 150"12. -

Desde marzo de 1917, cuando se inició el proceso de erosión del Estado, los campesinos comenzaron una sublevación encaminada a transformar las formas de propiedad agraria. Ya en ese entonces, la población del campo tomó distancia del Gobierno Provisional, porque éste de manera obstinada se negaba a iniciar la redistribución de la tierra a favor de las grandes masas campesinas. Las autoridades basaban su negativa en el argumento de que este tipo de reformas eran responsabilidad de la Asamblea Constituyente, la cual sería convocada una vez que la guerra finalizara. Ante la denegación de hecho por parte de las autoridades a satisfacer las demandas de los pobres del campo, el campesinado movilizó todas sus fuerzas y recursos y ya desde el mes de marzo, comenzó las apropiaciones de terrenos desocupados o baldíos. Las principales formas en que se manifestó la revolución agraria entre los meses de marzo a octubre fue la ocupación de las tierras, henares y pastos; la apropiación del inventario vivo o muerto, semillas y heno; la limitación de los derechos a la propiedad terrateniente y capitalista que prohibía la tala de bosques y la recolección de la cosecha, la ocupación de los molinos y las fábricas para elaborar los productos agrícolas, la reducción en el pago de los arrendamientos y la renuncia a sellar contra-

Es interesante constatar que estas acciones de rebeldía campesina desbordaron la capacidad de dirección de los diferentes partidos y organizaciones políticas y sociales. El partido eserista, representante tradicional de los intereses de la población campesina y que estaba comprometido en la dirección de los soviets, comités agrarios y ocupaba carteras en los gabinetes de la coalición, condenó la apropiación de la tierra por parte de los campesinos13. Esta actitud de los eseristas sirvió para que los bolcheviques y anarquistas ganaran apoyo entre las masas rurales, pues se convirtieron en los únicos actores que secundaban sin temores la vieja consigna de lucha campesina. Claro está que los bolcheviques tuvieron que sustituir sus lemas de colectivización socialista, dado que los campesinos nada sabía y probablemente en lo más mínimo se interesaban por la propiedad estatal de la tierra. Con su apoyo a la población campesina, los revolucionarios radicales rusos se apropiaron del programa agrario eserista, se aliaron con algunos círculos de ese partido en el campo y se convirtieron en uno de

11. Historia de la revolución socialista de octubre, Moscú, Editorial Progreso, 1975, pp.94 y 142. 12. Carr E., La revolución bolchevique, tomo 2, Madrid, Alianza, 1977, p.44. 13.Véase P.Archinov, Historia del movimiento macknovista, Barcelona, Tusquets Editor, 1975; P.Avrich, Los anarquistas rusos, Madrid, Alianza, 1974.

7

sus pilares de lucha por el reparto de la tierra entre la población pobre del campo. No ocurrió lo mismo con los anarquistas quienes se identificaban programáticamente con la estructuración de los espacios económicos de acuerdo a las formas comunales de organización agraria del campesinado. Para octubre de 1917, este proceso de apropiación espontánea de la tierra iba ya tan adelantado que el decreto promulgado el 26 de octubre "no hizo más que legitimar un hecho ya consumado"14. Es importante señalar que entre los meses que separaron la revolución de febrero a la de octubre, las masas campesinas no se plantearon la cuestión del poder, únicamente se concentraron en los temas relativos a la propiedad. Su acción se orientó en lo fundamental a la realización de una revolución agraria, o sea, se desarrolló en términos de expropiación de las propiedades de los grandes terratenientes, del clero y del Estado. La revolución agraria transcurrió de modo simultáneo con los acontecimientos en las dos capitales. Sin embargo, su aporte fue fundamental para la creación de la situación revolucionaria que condujo a los bolcheviques al poder. La revuelta campesina desmoronó los resortes del poder y la autoridad del Estado y se identificó con aquellas fuerzas e instituciones que mostraban disposición e interés en satisfacer sus viejas reivindicaciones. En tal sentido, se puede sostener que los campesinos prestaron su apoyo a los bolcheviques en la medida en que estos se comprometieron a legalizar la transferencia de las formas de propiedad y no porque concordaran con las consignas socialistas. Sin embargo, lo más importante de esta revolu ción agraria radicó en que, a diferencia de los levan tamientos campesinos anteriores, esta fue una insu rrección nacional y no local como había sido común antaño. Aun cuando careciera de un centro común que coordinara sus acciones, los campesinos en las diversas provincias se organizaron para apoderarse de la tierra y para hacer valer sus derechos. En ello radicó precisamente el éxito alcanzado. La antigua impotencia campesina para actuar políticamente quedó superada.15 La revuelta campesina fue decisiva para garantizar el éxito de la revolución en las ciudades. Con sus acciones minaron el antiguo orden y sobre todo

los fundamentos políticos y militares del régimen zarista. Se destrozó la maquinaria anterior y desaparecieron los gobernadores, los zemstvos, las administraciones locales y los funcionarios. En su lugar surgió una inmensa red de comités campesinos elegidos por las asambleas aldeanas o comunales. Estos comités se constituyeron en verdaderos poderes que reforzaron la autoridad y legitimaron las acciones campesinas16 En este proceso de recomposición del poder en el campo las asambleas campesinas tuvieron la fortaleza para contrarrestar muchas de las decisiones adoptadas por el Gobierno Provisional y su radicalismo los llevó incluso a declararse en gobiernos autónomos, como ocurrió efectivamente en la provincia de Samara. A través de estas acciones los campesinos de sarticularon completamente el Estado zarista; crea ron una situación de anarquía propicia para la re volución de octubre y paralizaron cualquier tipo de esfuerzo por restablecer el poder del centro en el campo. La importancia histórica de estas acciones, más que el haber dotado a los campesinos con formas de poder y organización que les permitieron apoderarse de la tierra, fue que crearon el clima ideal para que un pequeño partido -el bolcheviquecon un leve golpe de fuerza pudiera poner fin al Gobierno Provisional y dar inicio a una nueva fase revolucionaria. Esta revolución tuvo su epicentro organizacional en las comunidades campesinas -obschinas o mir. Estas comunidades constituían el vínculo institucional entre los campesinos y el medio exterior. Para los campesinos las obschinas eran el instrumento apropiado para reorganizar las relaciones interpersonales durante los meses álgidos de la revolución. El renacer de las comunas permitió reconstituir los lazos de solidaridad y de participación colectiva, las cuales estaban siendo minada por las medidas diferenciadoras de la reforma agraria de 1906. Por eso es que la reconstitución de la comuna significó no sólo la recomposición de formas organizacionales tradicionales, sino también la emergencia de un campesino anclado en las tradiciones rusas. Como acertadamente señala Wolf "no obstante, cuando el Ejército rojo ganó su batalla, el mir comunidad campesina se había convertido nuevamente en la forma dominante de organización social y económica en el campo y lo seguiría siendo

14. M. Ferro, La Revolución Rusa de 1917, colección Zimerwald, Madrid, Villalar, 1977, p.94. 15. 0. Figes, Peasant Russia Civil War. The Volga countryside in revolution, 1917-1921, USA, Oxford University Hress, 1989, p.31. 16. Véase T.Skocpol, Estados y revoluciones sociales, FCE, México, 1985.

8

hasta el período de colectivización forzosa bajo Stalin. En 1917, los bolcheviques habían obtenido el poder, pero la antigua Rusia sobrevivió hasta192917 En este proceso de conquista de la tierra por parte de los campesinos se produjo de hecho una forma peculiar de lucha de clases, es decir una manera de ejercicio de la violencia que golpeó más duramente a aquellos campesinos que en los años inmediatamente anteriores se habían separado de las comunas para constituir formas individuales de producción agropecuaria. Algunos datos permiten ilustrar el fenómeno: si en 1916, entre el 27 y el 33% de los caseríos campesinos correspondían a tenencias de tipo privado, seis años después estos disminuyeron a menos del 2%. Entre 1916 y 1922 la participación de las formas privadas de tenencia de la tierra se redujo del 19% al 0,1% en la provincia de Samara, del 16,4% al 0% en la provincia de Saratov y del 24,9% al 0,4% en la región de Stavropol. En otras palabras, puede sostenerse, siguiendo a M. Lewin, que la revolución de 1917 barrió con todo lo que había hecho las reformas de Stolipin: la mayor parte de las granjas independientes fueron reintegradas a las aldeas. La agricultura capitalista u orientada hacia el mercado fue completamente estrangulada. La comunidad rural resucitó para convertirse en la forma predominante de vida en toda Rusia y constituyó el principal instrumento de igualdad social. "Los campesinos salieron de su frénesis redistribuidora (...) siendo mucho más que antes (...) más orientado hacia el consumo familiar y menos agricultor que nunca después de la emancipación". En este sentido, vale la pena recalcar que la revolución agraria modificó el carácter social del campesinado en su conjunto en favor de un mayor igualitarismo18. Guardando las debidas proporciones, es impresionante la similitud existente entre este proceso y la colectivización de 1929. Tal vez se pueda decir que la revolución agraria rusa de 1917 fue una primera tentativa de colectivización, pero a diferencia de la de 1929, no intentó crear formas de organización, gestión y producción nuevas que permitieran alcanzar una rápida modernización. El objetivo simplemente consistió en colectivizar en torno a las instituciones tradicionales -la obschina-, no para iniciar una nueva modernización, sino para destruir la anterior.

Ante tal panorama uno puede preguntarse: ¿porqué se desató esta furia campesina? La revolución agraria rusa en 1917 fue una respuesta popular y espontánea contra los procesos de diferenciación introducidos en el desarrollo agrario de la Rusia zarista iniciado en 1906 con las reformas de Stolipin. Este primer ministro comprendió que para superar el atraso rural y para desarticular el amplio movimiento campesino que se había consolidado durante la revolución de 1905 había que realizar profundas reformas. Para tal fin, envió campesinos a colonizar las tierras vírgenes en Siberia, con lo cual se buscaba satisfacer las necesidades más apremiantes de parte de la población campesina y eliminar las presiones que sobre la tierra ejercía el rápido crecimiento demográfico de la población campesina y legisló para que las familias campesinas pudieran separar sus parcelas de las comunidades campesinas sin el consentimiento de estas. Posteriormente el 27 de agosto de 1906 se aprobó un ukase sobre la transferencia al Banco Campesino de una parte de las tierras estatales para ser vendidas a los campesinos. A continuación, el 5 de octubre se promulgó otro ukase sobre la eliminación de algunas limitaciones a los campesinos, con lo que fueron finalmente eliminadas las prestaciones personales y la caución solidaria -krugovaya poruka-, ciertas restricciones sobre la movilidad de los campesinos y sobre la elección del lugar de su residencia. Las reformas de Stolipin, en síntesis, estaban destinadas a acelerar una evolución con "la apuesta al más fuerte": la conversión en hereditarias de las tierras campesinas que podían repartirse, con objeto de promover el auge de una clase kulak. En realidad, el programa Stolipin quedó muy lejos de su objetivo en lo referente al propio campesinado, porque si bien la mitad de las familias campesinas tenían en 1915 parcelas jurídicamente hereditarias, sólo una décima parte de ellas tenían sus terrenos consolidados físicamente en unidades singulares19. La reforma de Stolipin fue un intento audaz de iniciar una reorganización "desde arriba" para abrir la vía al desarrollo del capitalismo y para destruir las antiguas instituciones y costumbres. Cuando Stolipin inició sus reformas entre el 70 y el 90% de las familias campesinas y tierras -a excepción de las provincias occidentalesmantenían un régimen de tenencia comunal. Hacia 1916, cerca de 2 millones

17. E. Wolf, Las luchas campesinas del siglo XX, México, Siglo XXI, 1974, pp.142-143. 18. M. Lewin, La formation du systéme soviétique, París.Gallimard, 1987, pp.73 y 286. 19. P. Anderson, El Estado absolutista, México, Siglo XXI, 1985, Capítulo 6, p.359.

9

de familias habían abandonado sus aldeas y explotaban fincas privadas, dentro de un total de 2,7 millones que habían declarado deseos de hacerlo. Esto representaba el 24% de las familias de 40 provincias afectadas en la Rusia europea. Sin embargo, las comunas a todos estos embates habían sobrevivido. La amplia mayoría de la población aún no las abandonaba, lo que demostraba la persistencia de los vínculos tradicionales en el campo ruso. Pero el problema en el interior de las comunas era cada vez más grave. El rápido aumento de la población obligaba a realizar periódicas redistribuciones de tierra con el fin de mantener la igualdad en la tenencia y la explotación. Empero, como la frontera agrícola no podía crecer a la misma rapidez que la población cada vez era menor el porcentaje de tierra obtenido. Esta reforma no fue, sin embargo, el producto de unas ideas progresistas surgidas en la mente de un hombre que, sin duda, supo comprender las necesidades modernizadoras de Rusia. Simplemente constituía un eslabón importante de la cadena modernizadora que había decidido iniciar el zarismo en la década de los ochenta del siglo pasado con el fin de mantener la posición internacional del país. Hacia finales de siglo las autoridades zaristas comprendieron la necesidad de modernizar Rusia. Para ese entonces Rusia era una de las naciones más atrasadas de Europa y se encontraba lejos de iniciar un despegue a través de la revolución industrial. Para alcanzar dichos fines era imperioso comenzar el proceso modernizador por el campo, pues era precisamente en esa esfera donde existían más obstáculos. El campo ruso requería de transformaciones cualitativas. Este no sólo debía modernizarse sino que debía constituirse en un engranaje del proceso general de industrialización. Esta política modernizadora en Rusia requería abordar simultáneamente cuatro problemas básicos relacionados con el campesinado. En primer lugar, debía producirse una disolución, al menos parcial, de la estructura social típica campesina y una creciente integración de sus miembros en la vida económica del país. En tal sentido conviene recordar que uno de los principales problemas que generó la legislación de 1861 fue que dejó atado el campesino a la comuna y al pago del rescate de la tierra al Estado. La comuna

no era simplemente una instancia colectivista, para sus miembros era su mundo y la instancia con la cual se relacionaban con la sociedad. Abandonar la comuna implicaba perder las tierras que la comuna le había concedido en usufructo temporal. De otra parte, tentar suerte por fuera del mundo conocido era una empresa muy arriesgada toda vez que en ese entonces la industrialización estaba dando sus primeros pasos y los centros industriales todavía no se convertían en polos de atracción. Por estas razones, una de las principales motivaciones de las autoridades fue estimular la liberación de los campesinos de su estructura social típica. Este problema a comienzos de siglo se hizo aún más imperioso en la medida en que la revolución de 1905 demostró el poderío organizacional e insurreccional de las obschinas 20. En segundo lugar, la industrialización estaba obligada a reducir, al menos en forma parcial, la importancia de la agricultura por medio de la inversión de los excedentes agrícolas en la formación de capital industrial. Dada la estructura económica rusa, el campo debía ser el principal medio de acumulación. Las ganancias obtenidas en ese sector debían destinarse a la naciente industria. Para tal fin se requería también que el campo ruso se modernizara con el propósito de que consolidaran las relaciones mercantiles en el campo y entre este y las ciudades. Este punto era muy importante en la medida en que la mayoría de los campesinos que pertenecían a las obschinas producían para sí y sólo un pequeño excedente lo destinaban al mercado, principalmente con el ánimo de vender para procurarse algún producto o utensilio que necesitara de manera imperiosa. La modernización del agro debía servir para que el naciente capitalismo se organizara sistémicamente en el vasto espacio del imperio y no siguiera funcionando a modo de enclaves en determinados centros mineros o industriales. Transformar las relaciones agrarias implicaba por tanto estimular el capitalismo para construir un tejido social y económico más favorable a la industrialización y a la consolidación del capitalismo. En tercer lugar, estas reformas debían provocar la movilización de la mano de obra y de una libre disponibilidad de la fuerza de trabajo. Esta política se tradujo en un claro estímulo al proceso de diferenciación social en el campo: apareció un campe-

20. Véase L. Trotsky, La Revolución de 1905, dos volúmenes, París, Ruedo Ibérico, 1972.

10

sinado próspero que, hacia 1913 representaba el 15% de la población agrícola, uno mediano, 20% y una gran masa de campesinos pobres, 65%. Esta diferenciación obviamente se encontraba en el corazón de los objetivos modernizadores de los dirigentes, por cuanto romper con la homogeneidad significaba que los campesinos dejarían de actuar unidos y más importante aún florecerían intereses disímiles; unos vinculados a las políticas trazadas por las autoridades y otros, obviamente, sería terreno abonado para la difusión de los ideales revolucionarios. Estos objetivos resultaban ser tanto o más im portantes en la medida en que el campo, así como la sociedad rusa, era eminentemente tradicional y totalmente contrario a cualquier tentativa de intro ducción de capitalismo. En vísperas de la Primera Guerra Mundial la populosa Rusia contaba con una población de 159,2 millones de habitantes, los cuales se desglosaban en 28,5 millones (18%) de población urbana y 130,7 (82%) de población rural. Era un país con un rápido crecimiento vegetativo de la población. El número de personas creció de 14 millones de habitantes en 1722 a 36 millones en 1796 para alcanzar la cifra de 94 millones de rusos y 125.6 millones de habitantes en todo el territorio del imperio en 1897. En 1913, la población total, incluidos Polonia y Finlandia, era de 161.7 millones de los cuales 137.2 en el territorio que posteriormente pertenecerá a la URSS en 192021 A pesar de este predominio rural, las ciudades crecían con vertiginosa rapidez. En 1987 la población urbana ascendía a 16,8 millones de habitantes y en 1914 aumentó a 28,5 millones de personas, es decir, en un lapso de 17 años tuvo un crecimiento de casi el 70%. En lo relativo a la composición social, según el censo de 1897, el único de la época zarista, el 84,2 % de los habitantes de la Rusia europea estaban considerados como campesinos de acuerdo con su "estado social", aunque el 6,7% de los mismos vivían en las ciudades. Estas cifras serían mayores si se hubieran incluido algunos grupos tales como los cosacos y algunos agricultores no rusos. Dentro de los límites del imperio, la población rural se elevaba en total a un 87%. Muchos de los "habitantes urbanos" eran, de hecho, trabajadores campesinos que

alternaban la vida de la ciudad con la del campo. En síntesis, aproximadamente el 90% de la población total o bien era de origen campesino o estaba muy en contacto con el medio rural; al menos cuatro de cada cinco personas vivían en núcleos rurales; las tres cuartas partes del total de asalariados trabajaban en la agricultura y el 80% de los reclutados por el ejército procedían de la población campesina22. Como se puede observar la composición social rusa al despuntar el siglo veinte era la de una sociedad tradicional, con fuerte presencia campesina. La amplia mayoría de la población estaba constituida por la pequeña propiedad y pequeña explotación individual. Sin embargo, esta estructura estaba siendo alterada por el interés de los círculos dirigentes en modernizar la atrasada Rusia. Desde 1861, los zares comprendieron que si Rusia debía seguir siendo el "gendarme de Europa", éste tenía que transformarse. En este sentido, la orientación seguida por las autoridades consistió en estimular una modernización de las estructuras agrarias, dar inicio a una acelerada industrialización y actualizar la esfera financiera para que pudiera sufragar todos estos inmensos gastos que requería la modernización. Tomando en cuenta estas particularidades de la estructura agraria rusa y de las transformaciones ocurridas en los meses revolucionarios se puede sostener la opinión que, desde una perspectiva de los campesinos, la revolución de octubre de ninguna manera puede ser considerada como socialista. Ante todo fue una revuelta anti modernizadora porque todo lo que hizo estuvo encaminado a de moler el andamiaje construido por el zarismo en el campo. De otra parte, la revolución agraria de 1917 al reconstituir las formas tradicionales de producción y distribución y destruir las incipientes relaciones mercantiles se convirtió en un proceso de arcaiza- ción, puesto que acabó con la diferenciación social, arraigó nuevamente las formas comunitarias y re constituyó los microcosmos campesinos de organi zación poder. Eso fue efectivamente lo que ocurrió en octubre de 1917 y, en ese plano, la revolución fue eminentemente conservadora. La revolución urbana El despertar del espíritu radical de los sectores populares de las grandes ciudades y centros indus-

21. F. Seurot, Le systéme économique de I'URSS, París, Presses universitaires de France, 1989, p.10. 22. T. Shanin, La Clase incómoda, Madrid, Alianza, 1983, p.43.

11

tríales tuvo motivaciones diferentes al de los campesinos. Desde un comienzo la clase trabajadora se planteó el problema de la organización del nuevo poder, que se reflejó en la creación de sus propios órganos de representación, los soviets. Sus acciones, sin embargo, no se encaminaron para tomar control del poder. Esto se explica por la forma misma en que se institucionalizaron los soviets23. Mientras que los soviets de la revolución de 1905 nacieron directamente de una huelga de masas y de la necesidad de proseguir con el movimiento insurreccional, es decir, se convirtieron en órganos de coordinación de las actividades revolucionarias de los obreros, durante la revolución de febrero de 1917 se formaron a raíz de la sublevación de una guarnición en momentos en que la revolución había madurado en la capital. Contrariamente a su antecesor, el soviet de 1917 fue ante todo el resultado de una iniciativa de los dirigentes de los partidos socialistas, lo que se tradujo en una sobrerepresentación de los sectores intelectuales en la direccio de los soviets . Esto precisamente explicará el paulatino divorcio entre los obreros y estos órganos de representación. Los sectores trabajadores urbanos fueron más proclives a expresar igualmente reivindicaciones más políticas que los campesinos. Estas estaban vinculadas a las nuevas formas de legitimación de los soviets y a las representaciones partidarias que de ello se deducían24. Otra diferencia con la revuelta agraria consistió en que los obreros nunca plantearon entre sus demandas el problema de la propiedad. Sus reivindicaciones inmediatas se centraron en buscar mejores y más dignas condiciones de vida: la jornada de ocho y no doce horas, un salario mínimo de 3 rublos por día, agua caliente en las comidas, cantina, baños, mejoras en la ventilación de las empresas, la supresión del trabajo infantil, la regulación de los salarios semanales. Estas reivindicaciones se orientaban a mejorar las condiciones obreras y en ningún caso a transformar las existentes relaciones sociales 25 El radicalismo obrero, al igual que el campesino, se comenzó a desarrollar a la par en que se consolidaban los logros de la revolución de febrero. Para la mayor parte de los obreros los soviets eran

sus bastiones de poder. Sin embargo, esto nunca significó que los obreros se sometieran automática mente a la voluntad de estos órganos. En marzo de 1917, a los pocos días de constituido el gobierno provisional, el soviet de la capital hizo un llama miento a los obreros para que volvieran al trabajo, a lo cual respondieron que lo harían una vez que se decretaran la jornada laboral de ocho horas. Ante la negativa de los obreros, el Soviet tuvo la imperiosa necesidad de entrar a negociar con las organizacio nes patronales de la capital y satisfacer las deman das obreras. Las exigencias obreras tensionaron al máximo las relaciones con los empresarios. A pesar de las inmensas ganancias obtenidas durante la guerra, la patronal no estaba dispuesta a ceder sus beneficios para satisfacer las demandas de los trabajadores. Para contrarrestar esta presión, desde finales del mes de marzo, los empresarios empezaron a cerrar las puertas de numerosas empresas. Durante sólo ese mes en la capital pararon 75 empresas, 54 de las cuales lo hicieron para acabar con la presión obrera y revolucionaria y 21 a causa de las dificultades de aprovisionamiento. Para los obreros este lock-out significó el inicio de un agudo conflicto con los capitalistas, pues ellos sabían que el cierre constituía un plan concertado de los empresarios para reducir a la nada sus justas demandas. La respuesta obrera no tardó en llegar. Los obreros se organizaron en comités de fábrica, los cuales desarrollaron como uno de sus temas principales el ejercicio del control obrero de las empresas. A finales de mayo en la primera conferencia de los comités de fábrica de la capital estuvieron presentes 499 delegados que representaban a obreros enviados por 367 empresas. En esta conferencia, así como en las reuniones sucesivas, los bolcheviques consiguieron una mayoría aplastante. Por las vicisitudes de la situación reinante, los comités de fábrica se radicalizaron. Durante los primeros meses -abril y mayo- los obreros exigían el acceso a los libros de contabilidad para comprobar el estado financiero de las empresas. En los meses siguientes, debido al cierre masivo de las empresas, los comités se preocuparon por verificar si el cierre obedecía a causas fundamentadas o no. Debido a que en la mayoría de los casos las empresas cerraban las puertas para despedir a los trabajado-

23.0. Anweiler, Les soviets en Russie, Parts, Gallimard, 1975, p.130. 24. Ibidem. 25. M. Ferro, Les origines de la Perestroika, París, Ramsay, 1990, p.21.

12

res, estos, por medio de los comités de fábricas, asumieron el control de la gestión de la empresa. La tercera fase se inició hacia el mes de junio y consistió en exigir el control de la gestión de las empresas de todo el país, como respuesta a las actitudes beligerantes adoptadas por los grandes gremios. Raros fueron los casos en que los obreros asumieron el control total de las empresas. Como señala Ferro Algunos comités de fábrica fueron más lejos y tomaron en sus manos, desde el mes de marzo, la gestión administrativa de sus empresas (...) No obstante, no se plantearon proceder al control económico y las mociones de los obreros no mencionaban esta eventualidad; serán las circunstancias las que llevarán a tomar en sus manos la dirección total de las empresas, sobre todo cuando los patronos manifestaban actitudes contrarrevolucionarias. Sin embargo, esta gestión no suponía un verdadero control de la producción ni derivaba de una interpretación revolucionaria del funcionamiento de la industria en una sociedad nueva: los obreros aseguran el funcionamiento de la fábrica y se hacen cargo de ella como forma de presión sobre los patrones; es todo lo que hay en ese momento a nivel de la base obrera26. Las experiencias de gestión obrera garantizaron las condiciones sociales de la población trabajadora, pero no resolvieron los problemas productivos que en Rusia eran muy grave en razón de los desequilibrios generados por la guerra. A esto se sumó la acción desestabilizadora de los capitalistas quienes bloqueaban los ciclos productivos, rehusaban a realizar compras de productos de empresas bajo control obrero, etc. Se convocó una conferencia de comités para intentar dar solución a estos problemas. Bajo la presión bolchevique ella decidió ampliar la cobertura de acción del control obrero. Se sistematizó la coordinación lo que permitió poner bajo control grandes circuitos de la economía nacional y aumentar el peso político de los obreros27. Como se observa las motivaciones obreras no eran en ningún caso tan profundas como las campesinas. El radicalismo en el campo estaba transformando la propiedad, objetivo prioritario para las grandes masas rurales. En las ciudades, el control no se ejercía para alterar las formas de propiedad,

sino que para garantizar la subsistencia y el trabajo de la población trabajadora. Su radicalización obedeció a motivaciones de índole coyuntural de la cual supieron sacar provecho los bolcheviques. Por su accionar, los obreros, al igual que los campesinos, también estaban marcados por el igualitarismo de origen agrario. Sus reivindicaciones reproducían la misma calidad de reivindicación de los hombres de la tierra: una repartición justa de las riquezas basadas en una moral igualitarista28. Este vínculo entre los obreros y el campesinado no era gratuito. La clase obrera rusa en el cambio de siglo mantenía grandes diferencias con su similar occidental. En primer lugar, debido a que los albores del capitalismo se había iniciado tardíamente, el proletariado ruso no tenía tradición de lucha y carecía de poderosas y representativas organizaciones sociales y sindicales; en segundo lugar, sus raíces formativas no se encontraban en el artesanado, sino en el campesinado, con el cual para ese entonces aún no se habían roto los lazos: legalmente muchos obreros estaban clasificados entre la población campesina y, por lo tanto, continuaban atados a los impuestos de toda la comunidad campesina; otros poseían aún parcelas de tierra y numerosos eran -sobre todo en la industrial del tejido y del algodón- los obreros que regresaban a sus lugares de origen en tiempos de cosecha29. Este carácter del proletariado ruso era la consecuencia directa de la tardía industrialización. La industria, al igual que la agricultura, tuvo un rápido crecimiento a partir del último cuarto del siglo XIX. Una de las primeras medidas tendientes a consolidar la economía industrial fue la construcción del tendido de líneas férreas, que generó una gran demanda de productos industriales. En 1885 el tendido de líneas férreas sumaban un total de 24.910 Km., en 1895 se llegó a 31.500 y en 1900 a 78.000. Algunos investigadores consideran que más o menos la mitad de la deuda nacional contraída en esos años se invirtió en los ferrocarriles. La importancia que tenía este medio de transporte y comunicación era muy grande para Rusia: por sus dimensiones, por las distancias entre los diversos circuitos económicos, el ferrocarril tenía que crear las condiciones para acelerar la unificación del mercado nacional.

26. M. Ferro, La Revolución de 1917, op. cit, pp.160-161. 27. R. Girault y M. Ferro, De la Russie á I'URSS, París, Nathan, 1989, pp. 115-116. 28. M. Ferro, Histories de Russie et d'ailleurs, París, Balland, 1990, p.90. 29. E.Wolf, op. cit, p. 114.

13

La manera en que se impulsó esta industrializa ción es importante sobre todo para comprender las características que se le imprimió al mismo proceso en la década de los treinta. En esto caso el motor de la industrialización fue el resultado de la proyec ción del Estado en la vida económica. Es decir, el Estado se convirtió en el agente estimulador del proceso de industrialización. Este es uno de los primeros ejemplos en la historia mundial de creci miento industrial directo suscitado por la interven ción del Estado.

elemento central. En segundo lugar, la economía industrial tenía un nivel muy alto de concentración en grandes empresas, o sea utilizaban técnicas con fuerte intensidad de trabajo poco calificado. En Rusia era común la existencia de empresas con miles de obreros, como la legendaria fábrica Putílov, que desempeñaría un papel tan importante en la revolución, donde laboraban más de 40.000 obreros. Cabría destacar que la tendencia a las grandes unidades de producción remonta a esta época y no al período stalinista como se afirma generalmente.

Durante la segunda fase del proceso industrializador 1907-1914 la función del Estado fue mucho menor: el sector privado constituyó el núcleo más dinámico, como resultado de las reformas iniciadas por Stolipin, así como por el aumento de los precios agrícolas que elevó la demanda.

Al tiempo que existía esta gran concentración, la tendencia contraria seguía latente: las pequeñas empresas conservaban un peso nada despreciable en la economía nacional. Por ejemplo, en 1915 alrededor del 65% de los trabajadores industriales, es decir, algo más de 5 millones de personas trabajaban en pequeñas empresas y realizaban el 33% del total de la producción industrial. Lo mismo ocurría en el comercio: si bien a comienzos de siglo habían aparecido formas monopolistas en el comercio y la participación del capital bancario en este sector era muy grande, el 87% de la circulación total de mercancías se realizaba en los pequeños negocios. La tendencia, sin embargo, apuntaba hacia la disminución de las pequeñas empresas. Durante la crisis de 1900 a 1903 quebraron más de 3.000 pequeñas empresas muchas de las cuales fueron absorbidas por las más grandes.

CUADRO 1

Crecimiento de la producción industrial en porcentajes por año

Fuente: A. Genscheron, The rate of growth in Russia en Journal of economic history, v.7, p. 156.0

Este impresionante crecimiento industrial desató la euforia de los capitales locales e internacionales. Como resultado de este crecimiento industrial acelerado a principios del siglo XX el capitalismo empezó a reproducirse en suelo ruso, pero, por las formas predominantes de agricultura que seguían siendo tradicionales, todavía no era un sistema que hubiese penetrado todos los poros de la sociedad. Más bien funcionaba a modo de enclave, es decir, existían algunos núcleos densamente modernos desde una perspectiva capitalista. Este capitalismo ruso desde sus inicios mantuvo particularidades en las cuales se mezclaban el deseo de superar rápidamente el atraso, razón por la cual había que quemar etapas con tradiciones rusas. En primer lugar, y tal como lo constatábamos anteriormente, en el estadio inicial del desarrollo del capitalismo la participación del Estado fue un

En tercer lugar, la industria rusa se desarrolló como consecuencia de las elevadas inversiones extranjeras, las que se canalizaron mayoritariamente a través del Estado. Se ha estimado en 4.225 millones de rublos la inversión extranjera durante el período 1898-1913 de los que 2.000 millones consistían en préstamos estatales. En 1914, la suma total del capital extranjero invertido en Rusia ascendía a 8.000 millones de rublos, en los cuales estaban incluidos derechos de propiedad sobre dos tercios del sistema bancario, la propiedad mayoritaria de minas y otras empresas, deudas de organismos locales y latifundios, etc. Según un autor soviético, en 1900 alrededor del 28,5% del capital de las compañías privadas era extranjero. Para 1913 ya había aumentado a un 33%. Durante estos años el capital extranjero invertido en Rusia aumentó un 85% mientras que el capital ruso creció el 60%30. Las inversiones extranjeras se canalizaban hacia determinados sectores económicos: por ejemplo, constituían el 90% en la industria minera, el 42% en la industria del hierro, el 28% en la textil y el 50% en la química. En

30. A. Nove, Historia económica de la Unión Soviética, Madrid, Alianza, 1973, p.21.

14

cuanto a países Francia ocupaba el primer lugar con un 33% del capital extranjero, seguida por Gran Bretaña 23% y Alemania 20%. De la manera como se inició la industrialización en Rusia se desprenden ciertas particularidades que diferencian al obrero ruso de su similar occidental: en el período en que se jugaban los destinos de Rusia, los obreros se encontraban en una fase de transición hacia la constitución como clase. Este "atraso" desempeñó un papel importante porque facilitó la comunión de intereses entre obreros y campesinos, situación que resultó ser decisiva en el año de 1917. Desde un punto de vista of ganizacional, por su parte, los obreros rusos se encontraban en mejores condiciones que sus similares en otros países. La alta concentración fabril aglutinó a grandes números de obreros en las empresas. Para el año de 1917, el 24% de los obreros trabajaban en unidades que empleaban a más de 1.000 obreros y el 9,5% en unidades que oscilaban entre 500-100031 . La combatividad de los obreros de las grandes empresas se puede constatar cuando se observa que las huelgas eran más frecuentes entre las grandes empresas. De 1895 a 1904, la mitad de las firmas que empleaban más de 500 salariados conocieron huelgas, alrededor del 20% de las firmas que disponían entre 100 y 500 y el 2,7% en aquellas en se empleaban menos de 20 obreros. La dispersión de las empresas industriales, principalmente entre las pequeñas permitió limitar las migraciones y el éxodo rural. A estos diferentes estilos de vida correspondieron, en 1917-1918, diferentes actitudes políticas. Los obreros de tiempo completo en las grandes empresas constituían el grueso del contingente de los bolcheviques, mientras que los asalariados del artesanado eran más próximos a los socialistas revolucionarios32. Estas peculiaridades inherentes a la clase obrera rusa la hizo más combativa en los sucesos de 1917. Sin duda, los obreros constituyeron un importante contingente empleado por los bolcheviques en los meses de la revolución. Una vez producido el advenimiento de los bolcheviques al poder, la clase obrera se benefició de los decretos a través de los cuales las empresas pasaban bajo control obrero. Todas las iniciativas por ella introducidas así como las medidas adoptadas por las autoridades en lo referente a

las industrias tenían como denominador común desmontar completamente los remanentes del proceso modernizador en las ciudades. En este plano la revolución urbana en sus fines arribó a un plano de convergencia con la revolución agraria. Estos dos procesos revolucionarios le imprimieron la tónica la revolución de octubre: reconstituir los espacios y las organizaciones de corte tradicional en el campo y la ciudad.

Los movimientos de las nacionalidades y de los soldados

Como lo señalábamos anteriormente las sublevaciones de los obreros y campesinos no fueron los únicos levantamientos populares en 1917. Hubo otros que si bien tuvieron un alcance menor, su importancia fue estratégica ya que con sus acciones contribuyeron a crear la situación revolucionaria y a debilitar las bases sobre las cuales se había construido el régimen zarista. El decreto de la paz promulgado por los bolcheviques el 26 de octubre constituía una medida ampliamente popular. Había sido elevada como consigna principal de lucha por los soldados durante sus largos meses de oposición al Gobierno Provisional. El ejército fue una fuerza verdaderamente decisiva de la Rusia revolucionaria. El estado de ánimo que embargaba a los soldados y la capacidad de inclinar la balanza hacia uno u on;o lado, los situaba en el centro de la vida política nacional. Compuesto en su mayoría por campesinos, y dada la distancia que mediaba entre los soldados y los oficiales, el ejército ruso se diferenciaba de sus similares europeos. Sin embargo, fue la aprobación del "Prikaze N.l", que transfirió el control de los regimientos de la retaguardia a los soviets, la penetración de las ideas revolucionarias en sus filas y su decidida acción revolucionaria desde el mes de febrero lo que contribuyó a la descomposición del aparato represivo de la Rusia autocrática. Además de las numerosas reivindicaciones a corto plazo, los soldados manifestaban una exigencia fundamental: la concertación de la paz entre las potencias. En un principió, creyeron que el Gobierno Provisional firmaría la paz. Por eso le prestaron todo su apoyo a las nuevas autoridades. Sin embargo, en el mes de abril, la actitud de los soldados cambió

31. E.H. Carr, La Revolución bolchevique, 1917-1923, tomo 2, El orden económico, Madrid, Alianza, 1982, p.25. 32. Véase, F. Seurot, op. cit, p. 21.

15

súbitamente: la nota enviada por Miliukov -Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia- a las potencias aliadas en la que se precisaba de que su país continuaría con los compromisos adoptados por el zarismo y que proseguiría la guerra "hasta un final victorioso", creó un gran descontento en la tropa. Los soldados decidieron organizarse y a través de multitudinarias manifestaciones mostraron toda su oposición con el curso adoptado por las autoridades. La desconfianza hacia el Gobierno Provisional cundió entre la tropa. Este distanciamiento de los soldados con respecto del Gobierno Provisional favoreció el mayor acercamiento y una mayor interpenetración de éstos con los soviets. Como resultado de estas manifestaciones y del desplazamiento de los soldados hacia posiciones radicales se produjo la primera crisis ministerial, la cual intentó ser conjurada mediante la formación de un gobierno de coalición compuesto de representantes de la burguesía y de los partidos eseristas y mencheviques. La nota Miliukov jugó indirectamente a favor de la revolución; los soldados perdieron la confianza en el Gobierno Provisional, reafirmaron su voluntad respecto a los Soviets y se inclinaron hacia los anarquistas y bolcheviques, organizaciones políticas con las cuales obviamente comenzaban a sentir una gran afinidad. Los meses siguientes fueron un claro testimonio de esta nueva tendencia: los soldados participaron con los bolcheviques en las jornadas de junio y julio en Petrogrado, apoyaron a los bolcheviques en la derrota del contrarrevolucionario y monarquista general Kornilov y, por último, fueron el brazo armado del partido de Lenin durante la revolución de octubre. El descontento de los soldados con el Gobierno Provisional también se expresó en otro sentido: desde mediados de 1917 fueron millares los soldados que desertaron del ejército, muchos de los cuales se sumaron a las revueltas campesinas en sus lugares de origen. No es exagerado decir que hacia octubre de 1917 de hecho el ejército ruso había dejado de existir. En síntesis, la importancia del movimiento radical de los soldados consistió en que contribuyó enormemente a debilitar el aparato represivo del anterior régimen zarista y a paralizar al Gobierno Provisional ante el empuje bolchevique; fortaleció las tendencias de cambio entre la población del

campo; coadyuvó a la difusión de la idea del Estado comunal ya que en numerosas guarniciones los soldados crearon sus propias comunas33 y, por último, sirvió de apoyo armado para la conquista f bolchevique del poder. Después del triunfo de la revolución los soldados se convirtieron en el principal destacamento de defensa de la revolución y por su origen social, estuvieron dispuestos a reconformar el ejército cuando la amenaza blanca se hizo sentir sobre el poder soviético. Por último, las minorías nacionales se constituyeron también una fuerza disruptiva que ayudó a crear el clima propicio para la Revolución de Octubre. Desde el momento en que empezó la Primera Guerra Mundial, el problema de las nacionalidades había adquirido una gran importancia en lo que se llamó la guerra indirecta34. El alto mando alemán, en su lucha por debilitar a la Rusia zarista, se jugó la carta de las nacionalidades, concediendo determinados derechos a Polonia, creando una legión de soldados finlandeses, etc., en fin, aplicó una serie de medidas orientadas a gestar un espíritu nacionalista entre los pueblos periféricos del imperio y debilitar así a las autoridades rusas y la combatividad de su ejército. Después de consumada la revolución de febrero, el problema de las minorías cobró mayor fuerza y amplitud. Las reivindicaciones florecieron, sobre todo en la parte occidental del antiguo imperio, donde habitaban pueblos que habían adquirido un mayor desarrollo y tenían un sentimiento nacionalista más fuerte y opuesto a los rusos. El Gobierno Provisional, ante el hecho consumado de rebeldía de algunas minorías nacionales, decidió concederles cierta autonomía, pero reservándose la resolución final del problema de las minorías hasta tanto no se convocara la Asamblea Constituyente. Sin embargo, esta medida no pudo cambiar los ánimos de las minorías nacionales dentro del concierto ruso; la mayoría de ellas exigía el derecho a la autodeterminación, es decir, que se les concediera la opción de decidir por si mismos su destino. La mayoría de los partidos políticos, por su parte, no estaba dispuesta a conceder el derecho de secesión, sino simplemente de autonomía cultural, lo que no mejoraba ni solucionaba los problemas de las minorías. Con la única salvedad del partido de

33. Véase P. Avrich, Kronstandt 1917-1921, Parts, Seuil, 1972. 34. Véase M. Ferro, La Gran Guerra 1914-1918, Madrid, Alianza, 1984, pp. 182-205.

16

Lenin que abogaba por una verdadera autodeterminación de los pueblos, es decir, reflejaba el espíritu de éstos de definir por sí mismos su futuro. El inicio de este movimiento contestatario desempeñó también un importante papel en la revolución. La proclamación de poderes regionales que contestaban las medidas adoptadas en el centro hizo que surgieran numerosos poderes paralelos los cuales, al disputarle dirección al Gobierno Provisional, lo debilitaron y favorecieron el clima de anarquía que sería propio a la gesta de octubre35. La importancia de esta acción, similar a la que ocurriera en la era gorbachoviana36, fue que contribuyó a minar los sustentos del poder estatal y a dar origen a signos precursores de nacionalismo.

soviets. Precisamente en el sentido hacia el cual tendían las fuerzas vivas de la revolución37. En tales circunstancias muchos partidos veían debilitada su representanción y capacidad dirigente. Los partidos de derecha -octubrista, cadete- temían un discurso que no traspasaba las fronteras de los círculos económicamente dominantes. El cadete, por ejemplo, poseía una propuesta de reforma agraria que pretendía la nacionalización de la tierra, de acuerdo a la cual la tierra debía ser repartida entre los campesinos, los cuales pagarían un alquiler al Estado, para que éste, a su vez, lo traspasase a los antiguos propietarios, que de ese modo se convertirían en rentistas del Estado.

La revolución pudo haber tenido un resultado muy diferente a no ser por la destacada participación del partido bolchevique, organización que fue capaz de ponerse al frente de esta serie de movimientos revolucionarios. Eran el partido que trabajaba en el sentido de las fuerzas vivas de la Revolución. Este proceso que se conoce como la "bolchevización" de la sociedad fue el resultado del distanciamiento de grandes masas de la población de los partidos tradicionales para asumir una posición de apoyo o convergencia con el partido bolchevique. Como sugestivamente señala M. Ferro

Demás ésta decir que la población campesina de ningún modo se haría participe de una política tal. Una actitud semejante adoptaron esos mismos partidos en relación a los soviets. Una vez que éstos se habían constitutido en los verdaderos depositarios del poder, el periódico Riech declaraba: "Los soviets y demás organizaciones solamente deben desempeñar la función de expresar las voluntades de la opinión pública, pero no deben participar en el poder". Como acertadamente señala una investigadora soviética, el fracaso del partido cadete se debió a que "las directrices programáticas y las acciones prácticas de los cadetes ante todas las cuestiones importantes de política interna y exterior estaban orientados a la defensa de los intereses de la burguesía y de ninguna manera correspondían a los deseos y esperanzas de los trabajadores38. Por otra parte, la acción de estos partidos estuvo encaminada durante estos meses a desatar la inmediata ofensiva militar en la guerra en aras de la recuperación política del ejército, única fuerza capaz de poner fin a la anarquía reinante.

Como los mencheviques y eseristas controlaban los soviets, aparecieron ante la gente como partidos centralizadores por lo que rápidamente se hicieron impopulares. No así los bolcheviques cuya orientación sólo conocían los iniciados: en esa fecha lejos de constituir un grupo monolítico, se escindían en grupos hostiles, como todas las otras fuerzas ; pero el público comprobaba que su acción iba siempre en el sentido de la desintegración del antiguo orden de cosas, del poder gubernamental, de la autoridad de los

Los partidos menchevique y eserista con el correr del tiempo se interrelacionaban más y más con las clases dominantes. La acción de estos partidos, era, a juicio de ellos, controlar las acciones del gobierno burgués, velar por los intereses de los trabajadores y luchar por una mayor democratización de la sociedad, como requisito del triunfo del socialismo. Por esta concepción del futuro de Rusia es que los mencheviques estuvieron dispuestos a colaborar con el gobierno burgués. Los eseristas, por el contrario, consideraban que no se debía adoptar

Estos cuatro movimientos revolucionarios que actuaron entrelazados, construyeron el proceso básico que dio origen a la revolución: conformaron el aspecto popular y de masas de la revolución de octubre. El hecho que estas revoluciones se produjeran paralelamente ayudaron a crear el clima para que otro radicalismo, esta vez de índole intelectual, entrara a desempeñar su papel.

35.D.W. Treadgold, Twentieth Century Russia, USA, Houghton Mifflin, 1980, p.120. 36.Véase H. Fazio. Después del comunismo. La difícil transición en Europa Central y Oriental, Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1994, capítulo segundo. 37.M. Ferro, La Revolución de 1917, op.cit., p.426. 38.N.G. Dumova, "Acerca de la historia del partido cadete en 1917" en Istoricheskie Zapiski No90, Moscú, Nauka, 1972, p.131 (en ruso).

17

ninguna medida antes Asamblea Constituyente.

de

convocar

la

Esta actitud adoptada por la mayoría de las organizaciones partidarias posibilitó que se fortaleciera la convergencia entre el sentir popular con el bolchevismo y el anarquismo. Si el bolchevismo finalmente triunfó fue porque supo montarse en la cresta de esta marea revolucionaria y encauzar estos procesos hacia sus fines. Ello fue posible porque los bolcheviques se constituyeron en el único partido que supo entender la dirección que estaban desarrollando los procesos y optaron por conferirle la tierra a los campesinos, lucharon por decretar la paz, conceder la autodeterminación de las naciones y el control obrero. Con estas directrices la autoridad de los bolcheviques creció. Si un pequeño par-

tido de 400 mil militantes pudo tomarse el poder en la vasta Rusia fue porque iba a favor de las fuerzas de cambio. Pero no fue el radicalismo intelectual el que determinó la calidad de los procesos. Esos venían dados por las acciones desarrolladas por el radicalismo popular, el cual nunca pensó en términos de socialismo, pero sí de destrucción de todo aquello que estaba marginando a las grandes clases del desarrollo de Rusia. De esta contradicción nació la tensión que atravesaría toda la historia soviética: entre la pretensión de construir una nueva sociedad y la inclinación popular por apegarse a o tradicional y erradicar todo aquello que significara desigualdad y diferenciación social.

18

CHOACHI

(1954). Es uno de los primeros collages conocidos del autor. Hace referencia a su pueblo, donde dada la violencia y difícil situación económica, sus padres decidieron mandarlo donde un tío en la capital (1946). Allí, en la gran ciudad, trabajaría junto a su tío en el mantenimiento del tranvía, labor que incluía pegar y despegar los avisos publicitarios. Bucher aduce a dicha labor el "engolosinamiento abrumador" que Manrique siente por las imágenes. Dicho trabajo en el tranvía, por obvias razones, solo duraría hasta el 7 de abril de 1948.

19

EL SOL ROJO

(1962). Si se mira bien la cara del procer, en ella se funden Santander y Bolívar. Ante la destemplada sugerencia del texto pegado por Manrique, de grabar un nombre y tenerlo en cuenta para épocas criticas, nos damos cuenta que no nos es posible formularlo, que no tenemos respuesta. Ecuación esta donde el autor de antemano conoce la imposibilidad de realizarla, aventándonos al remolino de la incertidumbre y manteniendo los planteamientos enfrentados de algunos historiadores a raya (Santander vs. Bolívar).

20

LA RECONQUISTA CONSERVADORA COLOMBIA 1957-1958 1 César Augusto Ayala Diago. Historiador. Ph.D. Director del Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia.

I. EL PLEBISCITO

T

odo empezó a raíz del plebiscito a que fueron llamados los colombianos para reafirmar el contenido de los acuerdos bipartidistas que llevaron al establecimiento del Frente Nacional. Los primeros en saltar al ruedo de las discusiones en torno a la viabilidad del plebiscito fueron los sectores conservadores excluidos de los pactos. Unos, se opusieron a la medida desde posturas políticas acordes con los nuevos tiempos como en el caso de Gilberto Alzate Avendaño; otros, desde posiciones fundamentalistas traídas de tiempos pretéritos, como fueron, los planteamientos del dirigente Boyacense José María Nieto Rojas2. Nieto y sus seguidores quisieron organizar, una vez el nuevo gobierno aprobó darle curso al plebiscito, un Movimiento católico de resistencia. Para convencer a los católicos de no votar afirmativamente difundieron hojas volantes, con encabezamientos como el siguiente: "CATÓLICOS: ALERTA! EL PLEBISCITO SERA UN TRIUNFO DEL COMUNISMO, DEL PROTESTANTISMO Y DE LAS LOGIAS LIBERALES CONTRA LA IGLES1A"3.

El contraproyecto de Nieto, revivía una querella que amenazaba con irrumpir de nuevo. Se trataba de una pertinaz resistencia al proceso de secularización política impulsado por las reformas de la "Revolución en Marcha" de Alfonso López Pumarejo. Nieto Rojas le recordaba a los católicos, en un volante, que la Reforma Constitucional de 1936 había introducido innovaciones condenadas por la Iglesia, tales como la libertad de conciencia, la libertad de cultos, la prohibición al clero de intervenir en política. Afirmaba Nieto que dicha reforma le había quitado a la Constitución "el respaldo moral de la ley divina... para reemplazarlo por el concepto deleznable de los "derechos sociales", mudables y sujetos a la interpretación caprichosa de los hombres y de los Estados"4. En contraste, la corriente de Alzate asistió al debate desde las concepciones del nuevo conservatismo europeo. El dirigente conservador había regresado al país en los primeros días de noviembre de 1959. Había permanecido en España durante la mayor parte del gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla. Desde lejos pudo leer los conflictos de la

1. Agradezco la invaluable ayuda de Giovanni Molado Cruz, tanto en la recolección y sistematización de la información como en el pulimento de las tesis que aquí se exponen. 2. Natural de la Uvita Boyacá. Nació en 1907. Abogado de la Universidad Nacional. Se especializó en Derecho civil y laboral. En su carrera política había sido concejal, diputado, congresista. Inquieto intelectual. Fundó en 1924 el periódico "Pluma Joven", dirigió "El Vigía" de Tunja y finalmente escribió: "El problema Social en Colombia", en 1934 y "Espigas Intelectuales, en 1946. Diez años más tarde publicó "La Batalla contra el Comunismo en Colombia " y un poco después "Próceres de la Segunda República", un interesante libro de enjuiciamiento a los orígenes y protagonistas del Frente Nacional. 3. Nieto Rojas José María. Próceres de la Segunda República. Un triunfo de las izquierdas con capitanes de la derecha. Bogotá, editorial, Kelly, 1960 p.41 4. Ibid. p. 43

21

política interna colombiana, a la vez que logró enterarse y meditar en torno a los reajustes que el pensamiento conservador hubo de hacerle a su doctrina para sobrevivir después de la segunda conflagración mundial. Venía resuelto a inyectarle al conservatismo colombiano, los aires renovadores de la Democracia Cristiana Europea. A diferencia de la oposición de Nieto, la de Alzate no tuvo un carácter clerical. Valoraba positivamente el espíritu que envolvía el contenido del acuerdo de Sitges, en cuanto le proponía a los partidos una lucha conjunta contra la violencia en ciudades y campos, pero no aprobaba la apelación a un recurso cesáreo como el plebiscito. Advertía los visos democráticos de una propuesta profundamente antidemocrática manipulada y orquestada, hasta la saciedad, por sus proponentes a través de la maquinaria del poder político y de todos los medios de comunicación saturados no solo de análisis apologéticos a la medida, sino además con la propaganda política pagada de los grandes gremios llamando al sí. En palabras de Alzate, "quien propone la consulta es realmente quien asume la capacidad decisoria. El pueblo asiente o refrenda, pero no manifiesta su voluntad propia"5. Consideraba que la fórmula del plebiscito, si bien pecaba de anticonstitucionalidad y se distinguía por su esencia antidemocrática, era potencialmente peligrosa, porque cualquier movimiento popular que eventualmente se formara en el curso del tiempo consagrado constitucionalmente al monopolio político de los dos partidos tradicionales, tendría "que irrumpir revolucionariamente"6. También le preocupaba el destino que tendrían las doctrinas políticas de las dos colectividades, al tener que votar los ciudadanos, una vez aprobado el paquete plebiscitario que estipulaba la alternación de los partidos constitucionales por candidatos extraños a sus ideas. Avizoraba Alzate: "Cuando la política está en todas partes y no existe hoy un lugar en las afueras del Estado donde el hombre pueda ponerse a cubierto de sus vicisitudes, resulta inadmisible crear ilotas o parias en el interior del país, inermes para defender los haberes ideales y reales de su vida"7. Afirmaba más adelante que la aprobación del plebiscito obligaría a los colombianos a cometer "un fraude mental y una capi-

tulación doctrinaria... lo que perturbaría la política e iría en perjuicio de las colectividades históricas, convirtiéndolas en heterogéneas clientelas sin unidad de ideologías y objetivos8 Alzate se lanza a la defensa de la democracia representativa. "La propuesta - decía - suprime la noción de mayoría y minoría, a la vez que deja sin tutela jurídica y política a los ciudadanos que no estén empadronados en uno de los dos partidos coaligados. Esta fórmula destruye la legitimidad democrática, que se funda en el dualismo entre poder y oposición"9. Abogaba también por un sistema plural de partidos que le permitiera a todos los ciudadanos expresar sus ideas, formular programas políticos, conducir o fiscalizar el gobierno y promover candidatos para cargos electivos. No obstante la circulación de las anteriores tesis, el primero de diciembre de 1957, los colombianos votaron afirmativamente las cláusulas del plebiscito. La campaña proselitista de los auspiciadores del Frente Nacional fue exitosa. Les dio buenos resultados la manipulación de la propaganda política. En algunas ciudades se creó La Casa del Plebiscito que permitió su centralización. La gran prensa publicó diariamente avisos pagos de las grandes empresas invitando a votar: "Su voto Afirmativo al Plebiscito es la salvación de Colombia - Atención de Fabricato, la tela de los hilos perfectos"10. Y a la mujer,

que por primera vez votaba, se le llegaba con mensajes como el siguiente: "Si deseas libertar a tus hijos de los odios partidistas, dilo en el próximo plebiscito"11.

Los periódicos advertían en cada edición los días que faltaban para "el Plebiscito que consolidará los gobiernos nacionales"12. El gobierno, por su parte utilizó la televisión y la radio nacionales, desde donde los Ministros del Despacho, difundieron las bondades de la norma. Quizás el aviso de mayor profusión fue el siguiente: "VOTAR SI el primero de diciembre es erradicar de Colombia la tiranía. Negar el plebiscito es la manera de trabajar por los amigos de la dictadura"15. Saturado

de propaganda oficial, el colombiano acudió a las urnas, esperanzado en que el Sí fuera una salida a

5. Alzate Avendaño Gilberto. Lo Popular en la Política. Conferencia radial, noviembre 15 de 1957. En: Gilberto Alzate Avendafio Obras Selectas. Bogotá, Imprenta Patriótica del Instituto Caro y Cuervo, Yerbabuena, 1979 p. 153 6. Ibidp. 156 7. Ibid. 8. Ibid. 9. ibid. P. 156 10.Acción Nueva, Bogotá, noviembre 17 de 1957 p.1 11.La República, Bogotá, noviembre 16 de 1957 p. 7 12.Ver prensa nacional de noviembre de 1957 13. Ibid.

22

su incertidumbre. No había otra alternativa que plegarse a esa propuesta. Ponía el pueblo su voto de confianza en los vencedores. La realización del plebiscito de 1957 no significó una pausa en la agitación política que vivía el país desde las vísperas de la caída de Rojas. Las fuerzas políticas se aprestaron, una vez empezado el nuevo año, a participar en las elecciones legislativas y presidenciales de 1958. Las primeras fueron convocadas para el 16 de marzo y de sus resultados dependería la escogencia del candidato conservador a la Presidencia de la República, conforme habían convenido los dos partidos tradicionales. II. LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS DE 1958 El conservatismo se presentó a la contienda de marzo fragmentado en las vertientes laureanista, valencista y alzatista. La campaña política de los propulsores del Frente Nacional (F.N.) no se distinguió por la movilización de programas socio-económicos. La prensa liberal no reportó ningún tipo de propuesta social de sus candidatos a los órganos legislativos. Los liberales se concentraron exclusivamente en los aspectos que tenían que ver con la estructuración del nuevo aparato político del poder. Alberto Lleras Camargo, en buen uso de su reconocimiento como jefe único de su partido y líder indiscutible del Frente Nacional, no permitió la circulación de ideas o tesis contrarias que desviaran la atención de sus copartidarios hacia otros problemas que no fueran los del establecimiento de la Segunda República1*. A los gestores de este proyecto les interesaba promover un discurso que diera continuidad al sentido problema de la reconciliación nacional y de la convivencia. Pesaba más este sentimiento en el mensaje político de la coalición del Frente Nacional (F.N.) que las referencias a los problemas de índole social.

2.1 LA RECONQUISTA El grupo político reunido alrededor del periódico Diario de Colombia15, adverso al proyecto "liberalizante" del Frente Nacional, llamó a los conservadores a conformar un Movimiento de Unión y Reconquista (MUR)16. El llamamiento evocaba el período de la reconquista del territorio español de manos de los moros. Un Manifiesto lanzado en el Cauca por el dirigente César Garrido, sirvió de alinderamiento17. En el documento, Garrido invitaba a delinear, por abajo, una política de unión y reconquista conservadoras, apelando al godo raso y al conservador no matriculado en los compromisos del

Frente Nacional18. De inmediato, en Diario de Colombia empezaron a aparecer escritos que complementaban la propuesta. Explicando el sentido político y filosófico de la Reconquista, los alzatistas sector preponderante en el movimiento - condicionaron la selección de sus candidatos a las Corporaciones Públicas a que éstos asumieran previamente el compromiso de luchar por la derogatoria de las disposiciones de la Reforma Constitucional de 1936, incorporadas al memorándum del plebiscito y que, según ellos, la jerarquía católica había considerado contrarias a los derechos, fueros y legítimos privilegios de la Iglesia19. También abogaban por la reivindicación de la integridad de los programas tradicionales del conservatismo: "preeminencia del ejecutivo como rector del orden, albacea de la paz, administrador del progreso y tutelador del bienestar general, bajo el imperio soberano e impersonal de la ley, lo mismo de la natural que de la positiva, dentro de la jerarquía y graduación que a los dos corresponde; contra el individualismo económico"20. Estos planteamientos tuvieron resonancia en las Convenciones conservadoras regionales de los Directorios del Movimiento de Unión y Reconquista. Veían los dirigentes

conservadores dos peligros inminentes: "lo. El

14. Véase El Tiempo, febrero 15 de 1958 p. 1 15. Órgano periodístico fundado en septiembre de 1952 para la proyección en el país del conservatismo alzatista. 16. El Movimiento se erigió en Directorio Nacional Unionista el 10 de febrero de 1958. Su plana mayor la conformaron Gilberto Alzate Avendaño, José Vicente Sánchez, José Gabriel de la Vega, Ernesto Martínez Capella, Jesús María Arias, Liborio Escallón y José Manuel Rivas Saconni. En el Valle se destacaron Blasteyo Trejos y Elias Salazar García; en Santander Humberto Silva Valdivieso, entre otros. 17. Garrido César. Payanes (14 de junio de 1915). Sin haber hecho una carrera universitaria fue periodista, parlamentario y diplomático en Chile, Nicaragua, Salvador, Paraguay y Bolivia. Cercano espiritualmente al poeta Eduardo Carranza y a Gilberto Alzate Avendaño. Desvinculado de su tierra natal, a través de periódicos que editaba en Cali y distribuía en Popayán, se enfrentó al conservatismo elitista de su Departamento. Escribió en El País, El Siglo, Eco Nacional, Diario del Pacífico, Relator, La Patria, Diario de Colombia y La República. Fue miembro activo del Movimiento de Unión y Reconquista. José Vicente Sánchez lo recuerda más como un intelectual que como hombre político. 18. Diario de Colombia, febrero 2 de 1958 p. 3. Garrido anunció la aparición de un periódico en esa región cuyo propósito sería defender la doctrina conservadora en su región. Por otra parte, el semanario El Demócrata que se editaba en Tunja dedicó sus páginas a la defensa ideológica del conservatismo: "Sin pedir permiso a nadie, los conservadores boyacenses somos independientes por sangre, por autoridad y por decoro, para defender y servir como antigua usanza, a la dama de nuestros amores, nuestra doctrina ultrajada por los señores ladrones en los caminos tortuosos de la abyección". Véase Diario de Colombia, febrero 8 de 1958 p. 3. En Córdoba, Carlos Cálao puso las páginas de su periódico Pregón del Sinú a disposición de la doctrina conservadora. 19. Véase "Nuestras Banderas". En: Diario de Colombia, febrero 22 de 1958 p. 4 20. Ibid.

23

desmantelamiento de la autoridad presidencial, para delegarse las funciones ejecutivas y legislativas en un concierto paritario de políticos a sueldo y 2o. El desquiciamiento de toda una historia de catolicidad como primera fuerza política del país..." Así, en cartas enviadas a Alzate, los conservadores de provincia ofrecían su respaldo a una Reconquista cristiana que permitiera "volver por los fueros de un Decálogo olvidado y roto"21. Según los autores de los mensajes que llegaban a la Dirección del MUR, la causa del "tremendo mal colombiano" residía en "el olvido del cristianismo", por tal razón el proyecto del Frente Nacional de laicizar la sociedad no era, según ellos, la medicina22. ■

2.2 EL LIDERAZGO DE GILBERTO ALZATE AVENDAÑO Fue Alzate quien se arriesgo a dirigir y orientar la oposición al proceso de establecimiento de la Segunda República. A través de sus escritos, el político caldense demostró en reiteradas ocasiones la esencia de clase del régimen que iba a legitimarse. "Se trata de monopolizar el Estado", advertía. "Estamos frente al fenómeno de la riqueza tras el poder", señalaba. Para el Mariscal, así le decían, el Frente Nacional de hecho ya estaba gobernando. Según él en el gobierno se encontraban "las gentes adineradas, encuadradas en clase, como equipo con propósitos unitarios de dominio total"23. El Frente Nacional había facilitado al gran capital la apropiación del poder político, "al haber - escribe Alzate erigido en dogma la libre concurrencia"24. Para el pensamiento conservador, aceptar o no la tesis del liberalismo económico era una cuestión de principios. Creían conservadores no clericales como Alzate o clericales como Nieto Rojas, que era una polémica superada históricamente. Para ellos, el liberalismo económico era anacrónico. Alzate, al analizar el proceso de legitimación de ese sistema, anotaba que "el mito de la Segunda República tenía un signo regresivo"25. Creía que la propuesta económica del capitalismo democrático que hacían los ideólogos de la Segunda República era anacrónica y reaccionaria: "Al capitalismo democrático oponemos los postulados social-católicos. A la libre concurrencia la voluntad reguladora del Estado. Al estrago de las fuerzas económicas desatadas, la di-

rección de conjunto que compete al poder público. Sustentaremos con rigor ortodoxo el intervencionismo de Estado y nos confesamos partidarios de una economía dirigida, orientada a mantener el equilibrio entre los intereses contrapuestos, asegurar el bienestar social, preservar el pleno empleo e incrementar la riqueza actuando sobre la producción, los precios, la tasa de interés y los salarios"26. En el fondo, Gilberto Alzate, apelaba a tesis que otrora fueron las banderas progresistas del liberalismo. Este había sido el contenido de La Revolución en Marcha. Alzate rescataba, desde su conservatismo, el liberalismo que rechazaban los liberales del Frente Nacional. "La Democracia Cristiana - anotaba - repudia la libertad del Laissez Faire, las antiguallas del liberalismo económico, aunque se disfracen con otro rótulo"27. Sin duda, el Mariscal le dio al debate electoral altura doctrinaria. Al paso que desenmascaraba la esencia de clase de la Segunda República, mostraba cómo el proceso de monopolización iba en contra de las clases desvalidas, de las modestas empresas, de la pequeña industria y del comercio al detal. Sin embargo la fórmula de la Reconquista, como divisa de su campaña, opacó el contenido democrático y popular de la prédica. La imagen de una resistencia beligerante no sintonizaba con el anhelo de paz de los colombianos cansados de muertes. El contradiscurso de Alzate lanzado como un grito de guerra la reconquista del poder para una sola parte del país político - hacía vulnerable cualquier viso democrático que pudiera llevar su mensaje. Alzate tenía de las masas una concepción popular, pero no tocaba todavía el espectro de la nueva estructura social colombiana, apenas la mencionaba. En realidad, el Mariscal no se dirigía a la clase media, ni al estudiantado. Tampoco a los obreros. Le importaba otro tipo de conglomerado: "Las masas han llegado a la escena histórica. Este fenómeno potente no puede ser evadido, hay que contar con el suburbio, con el arrabal, con la vereda, con los diseminados bohíos del terrasguero y del peón rústico. Antiguamente se podía hacer una política de minorías egregias, al margen de las masas. Ahora está presente en ella el pueblo, ese montón oscuro

21. Diario de Colombia, marzo 14 de 1958 p. 4. 22. Ibid 23. Alzate Avendaño G. La Riqueza tras el poder. En: Gilberto Alzate Avendaño Obras Selectas... op. cit. p. 527 24. Ibid. p. 532 25. Ibid. p. 533 26. Alzate Avendaño G. Los Motivos del Lobo. En Gilberto Alzate Avendaño Obras Selectas... Op. cit. p. 535 27. Ibid.

24

y formidable que hace la historia"28. A su manera recurría al gaitanismo y lo evocaba con frecuencia: "Gaitán era apenas altoparlante o médium a través del cual se expresaban los anhelos latentes de las masas colombianas. Su actuación política tiene un valor de indicio vehemente. Ahora el espíritu de las masas, los cambios experimentados en su forma de vida, la situación económica y social del país hace más inminente la avalancha de esas fuerzas. Solo les faltan líderes, mitos y banderas, para ponerse en marcha"29. De no ser por el sesgo doctrinario de su mensaje, Alzate hubiera podido llenar ese vacío, pues existían condiciones históricas propicias, tenía capacidad de convocatoria, era obstinado y poseía el don del carisma. El discurso de los reconquistadores estaba impregnado de un profundo sentido mesiánico. Se apersonaban de la tutoría popular. Apelando al godo raso materia prima del movimiento, los alzatistas

le delegaban la salvación de todo el pueblo colombiano. Le adjudicaban clarividencia al conservador de abajo. Para ellos, el pueblo liberal, el rojo rojo manipulado por el discurso demagógico de sus jefes, estaba obnubilado para comprender la esencia de lo que estaba sucediendo. Solo el pueblo conservador, seguro de la vigencia de los programas doctrinarios, de su partido para la conducción del Estado, podía llevar a Colombia por el camino de la auténtica democracia. Por tal entendían los principios de justicia social que predicaba la Iglesia católica: "Que no haya opresores ni oprimidos, que desaparezcan los odiados privilegios de familia y fortuna, que se pongan en función los contenidos de las Encíclicas papales, que por iniciativa del Estado se realice una reforma agraria que liquide el latifundio y haga que la propiedad privada cumpla su verdadera misión"30. A lo largo y ancho del país, en las giras de agitación, los altos dirigentes del MUR eran recibidos por los jefes regionales. En sus discursos - de plaza pública - previos a la intervención central, los ideólogos de las localidades coincidían con la con-

cepción que del godo raso hemos descrito arriba. Pero lograban aterrizar el concepto, no concebían la salvación del pueblo por el pueblo mismo. Tenía que existir un nombre que condensara sus anhelos, que reuniera el summum de las aspiraciones populares, incluso las de las masas del otro partido, de los otros partidos, de toda la población. Ese hombre era Alzate. Por ello las prédicas terminaban así: "Por Colombia y por el pueblo vamos con Gilberto Alzate Avendaño a la reconquista del poder"31. En Diario de Colombia se le abrió espacio a la difusión de la campaña política del sector del liberalismo que había compartido la política del régimen de Rojas: la vertiente gaitanista. Dirigidos por el líder liberal del Valle del Cauca Hernán Isaías Ibarra, los gaitanistas se identificaron con la oposición de Alzate. Aspirando aún a capitalizar la anónima masa del gaitanismo, Ibarra y sus seguidores revivieron el estilo antioligárquico de las campañas de Gaitán. Concentraron sus esfuerzos en Cundinamarca, Valle, Cauca y Tolima. En esos departamentos distribuyeron hojas volantes que desenmascaraban la esencia de clase de las listas del partido liberal. Señalaban la vinculación de los futuros congresistas liberales con las altas esferas del capital antioqueño. Por un lado, y con el periódico oligárquico El Tiempo, por el otro. En cambio, invitaban a votar por Ibarra para la Cámara y por quién fuera secretario privado de Jorge E. Gaitán: José María Córdoba32. También se manifestó contrario a la dirección oficial del liberalismo otro dirigente popular vallecaucano: Alfonso Barberena. En carta enviada a Lleras Camargo, Barberena se quejaba de que la lista para el Concejo de la ciudad de Cali estuviese integrada por urbanizadores y no por la clase popular, por los obreros en particular. "...Quienes siempre hemos estado empeñados en solucionar las dificultades de las clases pobres -escribía - consideramos no solamente que deben clausurarse las pugnas políticas sectarias, sino evitar la apertura de rivalidades sociales que son mucho más funestas tanto más cuanto que ahora aparece claramente que la violencia tiene marcadas caracte-

28. Alzate Avendaño Gilberto. Lo Popularen la Política. Conferencia radial, noviembre 15 de 1957. En: Gilberto Alzate Avendaño Obras Selectas...Op. Cit. p. 162 29. Ibid. 30. Discurso del dirigente coservador de Córdoba Carlos Cálao Pérez en La Villa de Santa Cruz de Lorica. Véase: Diario de Colombia, marzo 6 de 1958 p. 3 31. Ibid. 32.Diario de Colombia, marzo 8 de 1958 p. 1 y 8. Es útil anotar además la opinión que le merecía a Diario de Colombia el aprovechamiento que del nombre de Gaitán hacía la gran prensa: "Después de que las oligarquías se quedaron con unas masas que Gaitán había conformado para una lucha Integral del poder y de que bajo la avalancha de la propaganda falsa hicieron desaparecer toda organización de tipo popular, ahora tratan de incorporarse además lo que queda al menos como recuerdo viril y enterizo de Gaitán, que es máscula batalla contra lo que representa la prensa plutocrática de Colombia". Véase Diario de Colombia, abril 9 y 11 de 1958. p.4

25

rísticas económicas"33. Algo parecido sucedió en Barranquilla. Aquí un grupo de liberales encabezados por Saúl Charris de la Hoz y Luis Carlos Torrenegra adelantaron una intensa campaña contra la dirección oficial liberal. En su órgano de difusión La Palabra del Pueblo, publicaron su "Plataforma de Acción" en uno de cuyos apartes leemos: "Luchar porque la democracia que se predica comience en casa y se acabe esa tendencia de querer imponer desde lo alto las candidaturas con prescindencia de los intereses del pueblo"34. No se trataba, en el caso de Alzate, de un discurso espontáneo y casual. No era ni siquiera el discurso de un político que se aprovechara de las condiciones favorables que existían para escalar. Había en sus intervenciones, desde la segunda mitad de 1957, preocupaciones continuas: el intervencionismo de estado, el costo de la vida, su anticapitalismo expresado a través de su lucha contra el liberalismo económico, la suerte del montón formidable de los de abajo, el libre juego de los partidos y la defensa de sus doctrinas, el desenmascaramiento de la esencia oligárquica del Frente Nacional. En dos departamentos resonaba la prédica de la Reconquista: Boyacá y Santander. En esas regiones, los cuadros del conservatismo propiciaron un debate de alto nivel doctrinario. En el primero, los reconquistadores celebraron su Convención a inicios de marzo. Allí ratificaron las tesis oficiales del MUR, eligieron el Estado Mayor y se escogieron los candidatos al Senado y Cámara. A la Convención conservadora de Boyacá, la Iglesia envió una Declaración, firmada por miembros del clero departamental, en donde recomendaba algunos de los nombres que fueron incluidos en las listas al Congreso. Los convencionistas oyeron de labios del padre Parmenio Díaz condenas a los pactos de configuración del Frente Nacional. En el segundo, la campaña de la Reconquista fue dirigida por Humberto Silva Valdivieso36, quien en compañía de Hernando Sorzano y Nepomuceno Gómez predicaron el mensaje reconquistador en las regiones de Masa Goda, como ellos denominaban a su electorado de las provincias de García Rovira y Lebrija.

Alzate Avendaño se dirigió por radio a los conservadores el día de cierre de la campaña electoral. Le advirtió a los colombianos en su alocución que, de perder las elecciones el Movimiento de la Reconquista, le esperaría al país el advenimiento de la República liberal "con su séquito de sus excesos oligárquicos contra las clases económicamente débiles, el arrasamiento del pensamiento católico en la tutoría del Estado, la persecución inclemente contra nuestras ideas y nuestras gentes y el montaje de un Estado materialista y ateo que reduciría a escombros el glorioso acervo institucional e ideológico que nos legaron los padres de la nacionalidad"37. Previniendo a los electores conservadores, Alzate habló sobre la necesidad de desmontar el mito de Laureano Gómez como defensor de la doctrina conservadora. El Mariscal le enrostraba a Laureano sus inclinaciones liberalizantes. Decía que las ideas y grandes tendencias de las derechas le habían sido extrañas. Agregaba que "su corazón, su alma y su estrategia tenían una precisa ubicación: la del liberalismo, en lo económico, en lo social y en lo meramente político. Nunca se planteó el problema del nacionalismo integral ni la desesperación de las masas, ni la carencia de trabajo y de producción, ninguno de los asuntos reales que, junto a los valores abstractos dan contenido y potencia a todos los movimientos ortodoxos y derechistas de los tiempos actuales"38. En sus escritos de vísperas de las elecciones, Alzate denunció, sin cesar, el carácter exclusivista que tomaban día a día las actividades económicas en el país. Escribía que incluso los gremios patronales habían logrado montar una maquinaria de predominio sobre la opinión nacional, "controlando los centros focales en que en ella se elabora, a través del simulado soborno a la prensa por vía de propaganda y el monopolio de las emisoras de radio39. Por eso, en su última intervención de campaña se comprometió con sus electores a presentar al parlamento una ley contra los trusts y los monopolios. Prometió, además, impulsar una investigación que diera cuenta del enriquecimiento sin causa a través de la especulación desaforada40.

33. Véase: "Barberena contra el Directorio notable de Cali; lanzaremos una lista para Concejo, dice a Lleras". En: Diario de Colombia, marzo 5 de 1958 p . 3 34. Véase Diario de Colombia, febrero 12 de 1958 p.3. Hacían parte de ese grupo los señores Mendoza Lise y Lébolo de la Espriella. 35. Véase Diario de Colombia, marzo 2 de 1958 p. 1 y 7 36. Había nacido en Málaga, Santander en 1917. Se recibió de abogado en la Universidad Javeriana en 1942. Especialista en derecho civil. Fue concejal, diputado y congresista. 37. Diario de Colombia, marzo 15 de 1958 p. 1 38. Diario de Colombia, marzo 16 de 1958 p. 4 39. Alzate A.G. El Candidato de los Hilos Perfectos. En: Gilberto Alzate Avendaño Obras Selectas... Op. cit. p. 557 40. Diario de Colombia, marzo 14 de 1958 p. 81

26

2.3 RESULTADOS DE LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS DE 1958 El 16 de marzo tuvieron lugar las elecciones parlamentarias 41 . La votación liberal fue de 2.132.741; la conservadora de 1.556.273. La diferencia entre los dos partidos tradicionales fue de 576.468; cifra que muestra los avances del electorado liberal. Este partido se presentó, salvo insignificantes excepciones en el Valle y Cundinamarca, compacto. Los conservadores distribuyeron su votación así: 952.364 por las listas laureanistas; 317.627 por las valencistas y 285.217 por las de la Reconquista. El antilaureanismo conservador sumó 602.844. Obviamente, la victoria conservadora fue para Laureano Gómez. El Movimiento de la Reconquista obtuvo mayoría conservadora en los departamentos de Santander y Boyacá. En el primero, de los 138.729 votos conservadores para Senado, 74.183 fueron para la Reconquista. Aquí, los dos partidos tradicionales aparecieron casi con igual número de electores. La ventaja de 1O.775 votos que le sacó el liberalismo al conservatismo y la supremacía del alzatismo entre las vertientes conservadoras presagiaban una cruenta lucha política futura por la conquista de las masas. Bucaramanga fue la iónica ciudad capital donde triunfó la Reconquista: el 71.3% de los votos conservadores fueron para las listas del MUR. En 3 de los 36 municipios donde ganaron los reconquistadores, fue peleada la votación con los laureanistas. El laureanismo en Santander no obtuvo cumies al Senado. En cambio, el MUR alcanzó dos renglones en esa Corporación y aventajaron a los seguidores de Gómez en un renglón a la Cámara. En donde mejor se percibió la supremacía de los reconquistadores fue en el número de escaños para la Asamblea Departamental: seis curules frente a tres. Mientras las listas laureanistas alcanzaron 61.415 para Senado y 61.996 para Cámara, la votación a la Asamblea se redujo a 58.826 sufragios. En Boyacá, por su parte, la votación conservadora para Senado fue de 163.610 de los cuales le correspondieron 83.582 votos al MUR. El laureanismo logró el primer renglón en su lista al Senado. El 52% de la votación conservadora obtenida en Boyacá le permitió a la Reconquista contar con 2 escaños en el Senado, 4 en la Cámara y 6 en la Asamblea. Numéricamente, los reconquistadores aventajaban al laureanismo con una curul más en cada una de las tres Corporaciones. Haciendo un seguimiento del comportamiento por municipios, en lo que a Cámara de Repre-

sentantes se refiere, encontramos que la victoria de la lista del MUR es notable en 56 de los 116 municipios. Salvo en Pauna, en ninguna otra localildad pudieron los laureanistas sobrepasar la cifra de un mil votos. En ninguna población tuvieron los reconquistadores que pelear su votación. El 87% de los votos en dichos municipios pertenecieron al Movimiento de Unión y Reconquista. El éxito de Santander y Boyacá se explica no sólo por el amplio número electoral conservador residente allí. Es necesario tener en cuenta que la campaña en esas regiones tomó las características de un debate doctrinario con la presencia de los cuadros del conservatismo mayormente contrarios a los pactos y mejor cualificados para la discusión ideológica. Pero hay que anotar, además, una tendencia notable: la pelea por las masas conservadoras en los departamentos de tradición doctrinaria se dio entre las corrientes laureanista y alzatista. Valencia le ganó a estas con ventaja en Antioquia y a los reconquistadores en Cundinamarca, es decir que aquí los valencistas fueron la segunda fuerza conservadora. Lo fueron también en Caldas y Valle del Cauca. En Norte de Santander el laureanismo logra vencer al alzatismo. Los valencistas a duras penas obtienen el 3.3% de los votos conservadores (ver Tabla No. 1). El MUR superó a sus adversarios conservadores en 16 de los 34 municipios del Departamento. En Arboledas sólo hubo votación por ellos. En Villa Caro un voto laureanista compitió contra 2.670 a favor del candidato de la Reconquista. En Cundinamarca, el conservatismo alzatista pudo sacar adelante al Representante Carlos J. Vargas con el 68% de la población conservadora de 9 municipios de los 114 del Departamento. En la única población donde fue peleada la votación conservadora fue en La Peña. Únicamente en Quetame los valencistas fueron la segunda fuerza, de resto los votos se distribuyeron entre los dos extremos electorales, aunque no doctrinarios, del alzatismo y del laureanismo. En Caldas, los alzatistas fueron la tercera fuerza conservadora. Pero ganaron el debate en 7 de los 45 municipios del Departamento. En Samaná las 3 corrientes conservadoras estuvieron cercanas en votos. Allí los valencistas fueron la segunda fuerza de esa colectividad. El 50% de los votos conservadores aquí le correspondieron al candidato del MUR, mientras el otro 50% hubo de repartirse entre las otras dos corrientes. En el Departamento del Valle, la Reconquista sólo ganó en El Cairo y en Andalucía. En el primero con una

41. Todos los datos que a continuación siguen fueron consultados en los archivos electorales de la Registraduria Nacional compilados bajo el titulo de "Reginal. Estadísticas Electorales 1930-1960". Sin fecha.

27

ventaja débil frente al laureanismo. En Córdoba ganó la Reconquista en dos de sus 20 municipios: Lorica y San Carlos. En Lorica fue álgido el debate entre laureanistas y alzatistas: 1.840 para los primeros y 1.915 para los segundos; en cambio, en San Carlos ganaron con ventaja los reconquistadores con 489 votos frente a 174 de laureanismo y 98 del valencismo. El Departamento más débil en respaldo conservador para los reconquistadores fue Antioquia. En ningún municipio pudieron ser la primera fuerza conservadora. Sólo en Santuario compitieron con los laureanistas, pudiendo quedar por arriba de los valencistas, que tenían en Antioquia su fortín. A diferencia de los otros casos estudiados, aquí la pelea se dio entre laureanismo y ospinismo. A nivel nacional no favorecieron los guarismos electorales al Movimiento de Unión y Reconquista. Abundan las causas que hicieron irreversible el proceso liberalizante del país. Mencionaremos las más importantes: lo.El favorecimiento de la maquinaria del Estado a la campaña del Frente Nacional. Todo el nuevo establecimiento colaboró directa o indirectamente con los candidatos frentenacionalistas. La televisión, la radio, los grandes rotativos estuvieron al servicio de los candidatos oficiales. El peso de las argumentaciones políticas que se difundían en los grandes medios se levantó sobre el mito del terror al reciente pasado. Según ellos, votar por la Reconquista era sufragar por la dictadura. El Tiempo, por ejemplo, editorializaba tratando de comprometer el Movimiento de la Reconquista con "un intento de restauración rojista". La campaña del Frente Nacional se desarrolló con toda la pompa de la modernidad, mientras que en la de la Reconquista prevalecían métodos arcaicos de hacer la política. El discurso frentenaáonalista apuntaba a sectores que recien entraban a ejercer su voluntad política. Sobre todo pudo contar con la mujer urbana, con mayor grado de politicidad y mejores posibilidades de movilización que la mujer del campo. El Frente Nacional no sólo contaba con la benevolencia de los poderes públicos, sino además con los dineros de los grandes capitalistas del país; 2o. Favoreció a la campaña del Frente Nacional haber gozado de mayor tiempo para afilar sus tesis, surgidas en las postrimerías del gobierno que había derrocado. Venían sus candidatos de victoria en victoria, mientras que los reconquistadores tan solo

tenían derrotas que mostrar en una intensa y desigual campaña de dos meses. A través de mensajes en donde daban cuenta de los votos obtenidos, los pregoneros de la Reconquista en la provincia reportaban: Por encima de mil difilcultades, A pesar vulgar campaña jefes valencistas, A pesar parcialidad delegado regional, Enfrentamiento con maquinaria poderosa42.

En.lo relacionado con la inclinación de los conservadores hacia Laureano Gómez esta podría tener su explicación en las siguientes reflexiones: lo. Reconocimiento como jefe natural del conservatismo de larga trayectoria. Había estado presente en todas las jornadas históricas de su partido, en las buenas y en las malas. Los conser-¡ vadores sintieron la necesidad de solidarizarse con el jefe derrocado y deportado: en algo podrían sus votos contribuir a su reivindicación y al mejoramiento de su salud. José Vicente Sánchez, el segundo hombre de la Reconquista, reconoció muchos años después que habían sido derrotados por unas declaraciones proferidas por Laureano 24 horas antes de las elecciones y que habían llegado profundamente al alma de los conservadores: "...pero ahora cuando evidentemente culmina una etapa de la historia nacional, repaso mi vida con plena tranquilidad de conciencia y puedo decir las palabras del apóstol: se acerca el tiempo de mi muerte. He peleado el buen combate; he concluido mi carrera; he guardado la fe"43. Cuenta Sánchez que teniendo a su favor el respaldo de todo el pueblo conservador de Uvalá para las elecciones de marzo, por cuanto contaba con el apoyo de los jefes patriarcas de la población y, no obstante haber incluido en un renglón para la Asamblea a un hijo de ellos, cuando los patriarcas se enteraron de la patética despedida de Gómez, hicieron una hoguera en la plaza principal con las papeletas de la Reconquista y mandaron un propio a Bogotá para que llevara urgentemente papeletas para votar el domingo por las listas laureanistas44. 2o. Las masas conservadoras habían madurado a la par con el país. Sus oídos prestaron más atención al discurso de la conciliación que habían empezado a oír desde junio de 1953 que al de la Reconquista que les evocaba épocas de triste recordación. Su voto por Laureano era visto como la adaptación del conservatismo a los tiempos modernos. 3o. El discurso conservador de mayor superficialidad resultó más en sintonía con los

42. Véase Diario de Colombia, segunda semana de marzo de 1958. 43. Entrevista de César A. Ayala y Giovanni A. Molano Cruz con José Vicente Sánchez. Noviembre 6 de 1991. Véase además El Siglo, marzo 15 de 1958 p. 1 44. Ibid. 28

anhelos conservadores que el mejor concebido en términos doctrinarios. El conservatismo doctrinario que dio la pelea contra el proceso del establecimiento del F.N. no pudo captar algunos de los cambios en la estructura social y poblacional de la sociedad colombiana. En algún momento de la campaña, los reconquistadores intentaron, sin persistir, llegar más allá del godo raso. Deciden apelar a una generalidad popular mayor: lo. Nos dirigimos a todo el pueblo conservador de Colombia y a toda la nacionalidad que quedó por fuera del negocio frentenacionalista; 2o. Al conservatismo auténtico; 3o. A todo el pueblo nacional empobrecido por estos larguísimos años de explotación oligárquica; al que no ganó ni con ell3 ni con el 10; 4o. Llamamos a Somatén a todos los hombres que integran la nacionalidad45. Pero,

ante todo, con mayor intensidad se dirigían al pueblo de las aldeas, apelaron a sus tradiciones. Su concepción del pueblo no alcanzó a cubrir la pobrecía del nuevo país cuyo oído fue más sensible a la convocatoria del F.N. Pesaba en el fundamentalismo de los conservadores de la Reconquista, la mala imagen de los gobiernos de ese partido que, se había aferrado a la conciencia de los colombianos. Alzate y sus copartidarios querían reivindicar su partido: "Predicamos la necesidad de efectuar una revolución en el ordenamiento del Estado y exigimos que esa revolución múltiple sea hecha por los hombres del conservatismo, para que la colectividad se justifique ante la opinión pública como eficaz organismo del gobierno y, para que ese complejo de reformas cuya urgencia es evidente, al ser ejecutado por nuestros conductores se incorpore definitivamente al patrimonio histórico del partido conservador"46. Expresaban los émulos de la Reconquista estar en deuda con su pueblo y para compensarle predicaban la revolución social. Sin embargo, más que un Movimiento de reconquista, lo era de resistencia. Tenía muy pocas posibilidades en la perspectiva histórica.

bianos de liberalizar ideológicamente la nación. Para su logro estimaba que el futuro Frente Nacional "debería ser un instrumento”47. Ubicando al MUR en el territorio de la reacción, habían acomodado su mensaje electoral contestatariamente al de los reconquistadores. Si estos convocaron al godo raso, los ideólogos de La Calle lanzaron un llamado al liberal de tiempo completo y entablaron con ellos una álgida polémica en torno a los polos: Colombia feudal = Alzatismo; Nueva Sociedad Industrial= La Calle. Hasta entonces, había caracterizado a la gran prensa una representación del Frente Nacional alrededor de los atributos de la reconciliación nacional. Los periódicos más representativos del liberalismo se cuidaron de aparecer ante los colombianos con una imagen apetitiva de poder. Las posturas del grupo de La Calle corrió el velo que permitió ver con mayor claridad el futuro de la política liberal. El grupo de La Calle, empezó a presionar a la Dirección de su partido para que el curso de la política virara en sentido contrario al pactado con los sectores conservadores. La Calle jugaba a lo siguiente: primero había propuesto que el F.N. se convirtiera en un verdadero partido burgués. Es decir, en un organismo de liberales y conservadores que expresara los intereses del país que ellos denominaban moderno: "los intereses de la nueva clase de empresarios, promotores y técnicos surgidos de la industria "48. La existencia de ese partido le garantizaría a los ideólogos de La Calle liderar los sectores de avanzada que surgirían como consecuencia del nuevo país por el que abogaban. El Laureanismo aparecía, en ese esquema, liberalizante; por eso los editorialistas de La Calle sumaban los votos alcanzados por aquella corriente conservadora a los que consideraban suyos. A los símbolos del pasado, que según el semanario liberal habían sido derrotados, pertenecían Valencia y Alzate, mas no Laureano Gómez. Pasadas las elecciones legislativas los redactores de La Calle ya no van a hablar del partido del Frente Nacional, sino que abiertamente propugnan porque ese partido de la burguesía sea el victorioso partido liberal.

2.4 EL GRUPO DE LA CALLE Los resultados electorales del 16 de marzo, dieron pie para que un Movimiento Liberal agrupado en el periódico La Calle legitimara su concepción sobre el desarrollo de la política contemporánea del país e interpretara el triunfo electoral de su partido como el deseo de los colom45. 46. 47. 48.

Las cosas así, daban para pensar que los verdaderos reconquistadores eran los liberales de La Calle. Al fin y al cabo, los conservadores sintieron suyo el gobierno de Rojas. Los liberales, por el contrario, estaban por fuera del poder desde 1945.

Diario de Colombia, marzo 9 de 1958 p. 4 Diario de Colombia, marzo 16 de 1958 p. 4 Véase "Desplazamiento hacia la izquierda". En: La Calle, marzo 21 de 1958 p. 7 La Calle, marzo 21 de 1958 p. 7

29

III. LA CAMPAÑA PRESIDENCIAL DE 1958 Esta vez la fundamentación doctrinaria no tendrá la profundidad conceptual de la anterior campaña. Tampoco los ideólogos de la Reconquista dedicarán sus escritos a los grandes problemas nacionales. En esta nueva contienda, la defensa de la doctrina aparecerá a manera de enunciados, de frases de combate. La radicalidad se expresa a través de lo que ellos denominaron "toque a rebato", "llamamiento a Somatén", etc. Lo anterior no sólo por la falta de tiempo, sino porque las bases filosóficas de la confrontación gozaban de suficiente difusión. Se trataba de una cruenta lucha política. Si bien los resultados electorales de marzo le dieron al laureanismo el pleno derecho a escoger el candidato a la Presidencia de la República, los liberales, fundamentándose en su alta votación y en su solidez, empezaron a pensar en la posibilidad de lanzar candidato propio a nombre, claro está, del Frente Nacional. Tenían a su haber la profunda división del conservatismo. A medida que avanzaba el tiempo, se caldeaban los ánimos entre las corrientes conservadoras y se fortalecía la figura de Lleras Camargo como indiscutible candidato. Consciente de esto, el MUR reconoció el triunfo de los laureanistas. Las páginas editoriales de Diario de Colombia fueron colmadas de escritos que intercedían a favor del cumplimiento de los pactos. Se aferraban los alzatistas en esta nueva etapa a la defensa del derecho conservador a escoger candidato. Por eso, gran parte de las referencias doctrinarias tuvo que ver con este problema. A pesar de existir un candidato conservador Guillermo León Valencia - éste no contaba con la venia del laureanismo y tampoco llenaba las aspiraciones de los reconquistadores. Su nombre estaba estrechamente vinculado a todo el proceso del Frente Nacional. En términos doctrinarios, para los alzatistas Valencia no estaba en capacidad de defender los intereses conservadores en la coalición. Los unionistas eran prevenidos, no creían en la buena fe del adversario, le tenían desconfianza. La historia del país que habían compartido les permitió conocerse tanto como para temerse. Los alzatistas estaban interesados en que el candidato, futuro presidente conservador, le restaurara al partido sus principios. Por eso presionaban por un candidato que tuviera la suficiente sagacidad política como para volver el curso del F.N. a favor de los intereses doctrinarios del conservatismo. En este sentido no cesaban de manifestar su desacuerdo con el futuro sistema paritario. Para ellos, la paridad iba contra el régimen presidencial (al que consideraban de estirpe conservadora) porque despojaba al

Ejecutivo de sus atribuciones convirtiéndolo en cabeza ornamental sin capacidad decisoria. Los ideólogos de la reconquista veían en la presencia de un ejecutivo fuerte, la posible solución a los problemas sociales de Colombia. Escribían que esa había sido en América Latina la única forma positiva de gobernar. En la primera parte de su campaña presidencial, los alzatistas consideraron que para hacer efectiva su aspiración de contar con un candidato diferente a Valencia, deberían trabajar por la unión del partido. Cuestión difícil para ellos por cuanto, en primer lugar, constituían el sector minoritario de esa colectividad y, en segundo lugar, porque la división del conservatismo estaba atravesada por problemas de profundidades psicológicas incalculables. El laureanismo no podía perdonarle a las otras agrupaciones su participación en el derrocamiento de su jefe y por tal razón estaba dispuesto a todo menos a conciliar con los verdugos de su mismo partido. 3.1 LA UNION POR ABAJO Al principio, la gente del MUR intentó llamar a una Convención Nacional Conservadora que pro curara, una vez solucionada la reyerta doméstica, postular un candidato. Su propuesta de unión pre sentada como la salvaguardia del destino histórico de la colectividad, debería hacerse aprisa ante la necesidad de rescatar las esperanzas de un porvenir inseguro. De ahí que pusieran de presente la conve niencia de poner la unión al alcance de todos; lo que significaba una invitación a los otros grupos para que obviaran condicionamientos. En su afán de convencer a sus partidarios, los unionistas -como empezaron a autodenominarse- argüyeron que la unión era una demanda de las masas, un urgido llamado desde abajo, un vasto clamor. Llamaron a sus correligionarios a solidarizarse con el pueblo conservador que no entendía de divisiones y cuyo destino estaba en vilo. Sin embargo, el laureanismo no renunció a su derecho de supremacía en su partido. Condicionó la unión al sometimiento incondicional de los otros sectores. Estas discordias llevaron al dirigente liberal Carlos Lleras Restrepo a declarar que ante la imposibilidad de decisión sobre un candidato conservador por ese mismo partido, el liberalismo tenía plena libertad para escogerlo49. Mas tarde el semanario La Calle le pidió el 30 de marzo a los conservadores que relevaran al liberalismo del cumplimiento de los pactos en los cuales se estipu-

49. Diario de Colombia, marzo 23 de 1958 p. 1 y 2

30

laba que el próximo presidente sería un conservador. Le solicitaba a Laureano Gómez que en un "gesto de grandeza propusiera el nombre de Alberto Lleras como candidato y a los conservadores que lo proclamaran como tal"50. En efecto, Laureano Gómez dirigió, a la Dirección Nacional Liberal un listado de 80 nombres para que escogiera entre ellos el más conveniente. El liberalismo no lo dudó, señaló al más sobresaliente de la lista: Alberto Lleras Camargo51. ¡Ahí fue Troya ! La profunda división conservadora hizo metástasis en el interior del laureanismo. En realidad, lo que caricaturizamos aquí no es otra cosa que el resumen de la historia de una candidatura largamente anunciada. Enteradas de lo sucedido, las masas liberales salieron a celebrar el deseo reprimido de contar con un candidato propio. ¡Viva Laureano Gómez Liberal !; Viva Laureano volteado.!; Viva su Magestad Laureano!, eran los gritos

que coreaba el pueblo liberal que, portando carteles, recorría las calles de Bogotá. El nuevo paso de Laureano Gómez justificó y legitimó el Movimiento de Unión y Reconquista. Sus posturas de la anterior campana adquirieron un aura profética. De inmediato, el MUR empezó a ser receptáculo de una resistencia mayor que robustecía la suya. Un grupo de parlamentarios de Boyacá quiso dejar consignada en Diario de Colombia su protesta: "Conservatismo Boyacense profundamente indignado formula unánimemente protesta por vil entrega partido. Estamos recibiendo todos municipios permanente adhesión y airado rechazo inaudita felonía nunca antes registrada antecedentes políticos. Rencor y resentimiento un hombre no podrá arrebatar derechos pueblo conservador ni arrojarlo poder ganó en buena lid. Esperamos escojan candidato propio que permítanos demostrar firmeza nuestros ideales y voluntad supervivencia próximo debate presidencial. Doscientos mil electores listos respaldarlos"52. Fracasado el intento de unir al partido desde arriba y rotos los pactos, las nuevas circunstancias favorecen la innovadora táctica de los reconquistadores: la unión por abajo, como única alternativa para atajar la candidatura de Lleras. El llamado es directo al pueblo conservador en general, no al godo raso de los campos; se acude a los buenos godos, amantes de las viejas ideas tutelares y solidarias. Trans-

mitían los ideólogos unionistas en los mensajes al electorado, el estado de ánimo en que creían se

encontraban sus copartidarios de las bases: el pueblo conservador desesperado, descorazonado y perplejo. El

nuevo llamado a la unión tenía además una dimensión de súplica: por piedad y solidaridad con nuestras masas, con amargura y con fe seguiremos adelante, por sentido de humanidad que no caiga el conservatismo.

Pero iba acompañado de una altanera convocatoria: ¡unidos podemos ser invencibles - toque a rebato - conservadores vuelvan caras1.. Como requisito irreemplaza-

ble de la política civilizadora que necesitaba el país, los unionistas exigieron hasta la segunda mitad de abril, el cumplimiento de los pactos. Incluso condicionaron el orden y la paz a su ejecución. Advirtieron que para evitar que el país no se precipitara por los horrores de la lucha frontal, precisaba darle curso a las cláusulas de los pactos. El rompimiento de los pactos por los mismos firmantes produjo en el seno del unionismo un sentimiento de solidaridad con Valencia. Se puso sobre el tapete el problema de las fidelidades políticas como valor moral. Al discurso de la campaña presidencial se suman dos adjetivos felón y traidor, adjudicados a Lleras y Gómez respectivamente. Los alzatistas hacen constar su desprecio y su asco por la artería con que había sido tratado Valencia por parte de los altos dirigentes comprometidos desde el 8 de abril de 1957 con su candidatura. Si en la pasada campaña el discurso antiliberal de los hombres de la Reconquista tuvo una connotación estrictamente doctrinaria, en la actual el liberalismo fue calificado de tramposo, deshonesto y desleal. Al burlar lo pacta-

do, el liberalismo acrecentó el temor que le provocaba al conservatismo su llegada al poder. Estremecían a sus correligionarios de los Santanderes y Boyacá con el recuerdo de los costos humanos en sus departamentos cuando en 1930 habían llegado los liberales al poder. Advertían que de repetirse los acontecimientos, estos tendrían las características de un genocidio. La candidatura de Lleras, que irrumpía sin remedio, no la veían los alzatistas como producto del proceso mismo del establecimiento del nuevo orden político, sino como una conjura, como una coartada hábilmente calculada por los líderes del Frente Nacional. Según ellos, Lleras, el hombre de la fría figura, lo tenía planeado todo: había jurado fidelidad, había logrado la mitad del poder en Sitges a cambio de un candidato conservador, había alimentado la división conservadora y, finalmente, se ha-

50. Diario de Colombia, marzo 30 de 1958 p. 1 y 7 51. Diario de Colombia, abril 1 de 1958 p. 1 52 Diario de Colombia, abril 17 de 1958 p. 1. El documento estaba firmado por Luis Sarmiento Buitrago, Presidente del Directorio Departamental.

31

bía convertido en el candidato de las capas más regresivas de la sociedad. Pero ponía de presente el Movimiento de Alzate que el saínete - esa política montada sobre el timo y el rencor - había terminado. A mediados de abril, un grupo de industriales de Medellín inscribió la candidatura de Lleras Camargo. Hasta el grupo conservador de La República, el más conciliador de los aliados en el Frente Nacional y apologista de Lleras, rechazó la candidatura liberal. La gente de La República se consideraba arte y parte del proyecto del Frente Nacional que sentía espiritualmente cercano ya que cosa parecida consideraban había sido el gobierno de la Unión Nacional de su jefe Ospina Pérez53. Dos días después, una coalición de alzatistas, valencistas y exlaureanistas54, proclamó desde el Capitolio Nacional el nombre de Jorge Leyva para la Presidencia de la República. Su escogencia no fue casual. La candidatura tenía que venir del sector laureanista, el mayoritario. Así se advierte en esta investigación y así nos lo confirmó un ideólogo del Movimiento:: "...A Laureano había que atacarlo con su gente y Leyva era el de la mayor confianza. La bofetada a Gómez era ponerle uno sacado de su casa"55 3.2. LA CANDIDATURA DE JORGE LEYVA Leyva gozaba de la fama de ser un consentido de Laureano Gómez. Además, había estado alejado de la política, estaba limpio de pecado; no se le podía inculpar de haber colaborado con el gobierno de Rojas. Estaba ubicado, como dijera Laureano, en la clase del oro puro, lejos de la escoria. Leyva decía no pertenecer a ninguno de los grupos conservadores y se comprometía a no perjudicar a ninguno de sus copartidarios y a unir desde abajo a su partido. Era doctrinario y tenía una carrera política de reconocidos méritos en su colectividad56. Por estos ele-

mentos podía ser él, y no Alzate, el candidato. Sus planteamientos ideológicos se identificaban plenamente con los del Movimiento de la Reconquista, hablaba de poner en práctica los principios de la Democracia Cristiana para ordenar la vida de un pueblo católico como el colombiano57. Cuando La Calle le preguntó por su programa, respondió: "Me bastan los conservadores, realizados por todos los colombianos, sin distingos políticos, para beneficio del país"58. Desde el mismo periódico, Alzate Avendaño reafirmó y amplió su concepción de la Reconquista. Hizo planteamientos que a la postre se convertirían en los de los liberales agrupados en ese; órgano, explicó que los partidos políticos existen para la conquista o mantenimiento del poder. Sin la clave del poder recalcaba- los partidos no serían más que academias platónicas59. Para el dirigente del unionismo la democracia requiere del dualismo del poder y oposición; de una colectividad que gobierne y de otras que desempeñen una útil tarea crítica, aspirando a su vez, a reemplazarlo60. En ese orden de ideas, la Reconquista tenía el sentido, afirmaba Alzate "de una idea-fuerza", de una imagen dinámica "para movilizar las masas conservadoras"61. Leyva, en cambio, no profundizaba en los problemas políticos del proyecto del Frente Nacional. Lo diferenciaba de Alzate su discurso de conservador tradicionalista: defensa de los principios cristianos, protección de las clases humildes, etc. Era un discurso dirigido al pueblo sencillo. En sus correrías manifestaba que de triunfar se colocaría "al servicio de los humildes, de los que lloran, de los que sufren, de los que nada tienen"62. En unapalabra, se definía como el candidato de los pobres63.

Estas plegarias eran elevadas por Leyva en las regiones colombianas donde el conservatismo gen zaba de amplio respaldo popular: los Santanderes, Boyacá, norte del Valle del Cauca, etc. Quizás por tratarse de la unión por abajo, el discurso electoral que favorecía ese propósito era el político-religioso»

53. Véanse los Editoriales de La República desde abril 17 de 1958. 54. Entre los venidos del laureanismo se destacaron dos nombres: Manuel Bayona Carrascal y Guillermo Salamanca. El primero había salido electo Senador por Norte de Santander y el segundo ante el rompimiento de los pactos, encabezó un Movimiento de resistencia ideológica a la candidatura liberal. 55. Conversaciones del autor con José Vicente Sánchez. Entrevista citada. 56. Había nacido en Bogotá el 4 de julio de 1912. Cursó estudios secundarios en el colegio de San Bartolomé. Era abogado de la Universidad Javeriana. Realizó especializaciones en el Instituto de Momignies de Bélgica y Saint Joseph Academy de Londres. Se había desempeñado como concejal, diputado y congresista. Gobernador de Cundinamarca entre 1949 y 1950; Ministro de Obras Públicas de Laureano Gómez; exiliado en Nueva Cork en los años del gobierno militar. Estaba casado con María Duran Laserna de cuya unión nacieron María Cristina, Fernando, Alvaro, Jorge, María del Pilar y Clara Inés. 57. Diario de Colombia, abril 20 de 1958 p. 1 y 7 58. La Calle, abril 25 de 1958 p. 7 59. La Calle, abril 25 de 1958 p. 7 60. Ibid 61. Ibid 62. Véase Diario de Colombia de finales de abril de 1958 63. Ibid.

32

Leyva resaltaba que la unión del conservatismo tenía que partir del perdón, del olvido y de la caridad cristiana64. Se distinguió la campaña de Leyva por su convocatoria popular. No hubo apelación a la clase media, ni al obrero. Una de las banderas electorales que se agitó con éxito fue la de atizar el sentido temor de los conservadores ante un evidente triunfo liberal. Leyva hacía alusiones a lo que le esperaría al país como consecuencia de esto. Recordaba en voz alta la violencia que produjo el cambio de gobierno en los tiempos de Olaya Herrera. Manifestaba que no se trataba, en su caso, de defender simplemente un derecho reconocido en pactos, sino de salvaguardar la paz y el sosiego de los colombianos. "Tenemos - vociferaba Leyva en Cúcuta- una empresa que cumplir: salvar al conservatismo de los peligros que lo asedian, darle la voz de alerta, ponerle en pie de lucha y rescatar la patria y su destino para que nosotros, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, tengan una Colombia amable, fraterna y cordial, donde puedan sentirse el orgullo y la alegría de ser colombianos"65. 3.3 LOS RESULTADOS DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES El 4 de mayo se realizaron los escrutinios. Jorge Leyva obtuvo 614.861 votos frente a 2.482.948 del Frente Nacional. Para la evaluación de estos resultados es útil tener en cuenta el impacto que pudo causar en la población colombiana el movimiento conspirativo conservador que remató 48 horas antes de las elecciones en el alzamiento del Primer Batallón de Policía Militar bajo el mando del Coronel Hernando Forero Gómez. José Vicente Sánchez considera que Leyva hubiera "sacado muchos más votos si unos exaltados no cometen el error de dar el golpe del Coronel Forero contra la Junta Militar el viernes en la madrugada. A las 10 de la mañana el golpe había ya fracasado y nos incomunicaron; sectores muy conservadores como el norte de Boyacá y sur de Santander no tuvieron elecciones. Leyva volvía de Medellín por tierra para Manizales quedando bloqueado allí. Le tocó pasar las elecciones en esa ciudad. Ni siquiera pudo votar porque tenía cédula de Bogotá66.

Las regiones de alta votación conservadora a favor de Leyva, coinciden con las regiones de donde provenían los mensajes de respaldo a su candidatura67. Una observación detenida del comportamiento electoral por municipios en los ocho departamentos donde fue mayor la votación por Leyva, muestra que el Frente Nacional no era expresión de todo el pueblo colombiano. Norte de Santander fue el único Departamento donde el candidato conservador derrotó al Frente Nacional (Leyva aventajó a Lleras por 33.793 votos). Es Santander el segundo Departamento donde Leyva obtiene amplia votación. El Candidato conservador le ganó a Lleras en el 36% de los municipios del Departamento. Fue numerosa la votación por Leyva en Cundinamarca. Aquí ganó en el 27% de los 108 municipios del Departamento. En el Departamento de Boyacá, los leyvistas ganaron el 73% de los 116 municipios. En el Valle, Leyva derrota al candidato frentenacionalista en el 40% de los municipios. En el Tolima, el candidato conservador derrota a su adversario en el 25% de los municipios. En Caldas, Lleras fue derrotado en 12 de los 45 municipios del Departamento. Finalmente, el caso de Antioquia: en seis de los cien municipios del Departamento Leyva pudo vencer al Frente Nacional. En detalle: Tolima, Caldas y Antioquia y aquellos municipios donde triunfó Leyva hubo significativa votación por el Frente Nacional, mientras que en los otros departamentos no se observa votación por Lleras en todas las poblaciones. Veamos: No hay presencia del candidato de la coalición en El Águila, Valle; en Covarachía y Güicán, Boyacá; Vergara y Quebradanegra, Cundinamarca; El Guacamayo y Confines, Santander. La alta votación por Jorge Leyva podría interpretarse como un avance del Movimiento de Unión y Reconquista. En últimas, los resultados muestran que su discurso fue comprendido por un número mayor de conservadores. CONCLUSIONES Los resultados electorales de mayo mostraron un interesante comportamiento electoral de los con-

64. Diarlo de Colombia, mayo 1 de 1958 p. 1 y 7 65. Diarlo de Colombia, abril 25 de 1958 p. 7 66. Conversaciones del autor con José Vicente Sánchez. Entrevista citada. 67. Precisamente los Municipios que manifestaron tal simpatía votaron por Leyva: Arboledas, Ocaña, Sardlnata, Málaga, Capitanejo y Piedecuesta en los Santanderes; Manta, Fosca, Guatavita, Cucunuba, Pacho y Gacheta en Cundinamarca; Pauna, Chlquinqulrá, Jericó, La Uvita, Belén y Ráquira Boyacá; Bugalagrande, La Unión, Trujillo y Toro en el Valle; San Antonio y Guamo en el Tolima; Santuario, Manzanares, Pijao y Fiiandia en el Viejo Caldas; Támesls, Jericó y Guatepe en Antioquia. -.

33

servadores, diferente al de las elecciones de marzo. Una análisis comparativo y de correlación entre las votaciones conservadoras de marzo y mayo de 1958, nos permite establecer lo siguiente: lo. Al tomar el conjunto de los departamentos donde mayor votación obtuvo el MUR, se advierte una alta correlación negativa entre la Reconquista y el valen-cismo en las votaciones para Senado (-0.53), Cámara (-0.55), Asamblea (-0.48); lo que reafirma la tesis que ya hemos expuesto: en la defensa de la doctrina conservadora se enfrentaron los sectores del conservatismo que históricamente se habían distinguido por la promoción de un conservatismo doctrinario; 2o. En Norte de Santander, el conservatismo dividido en sus tres vertientes alcanzó 97.300 votos para la Cámara en marzo; de los cuales 39.939 eran del MUR, 54.168 laureanistas y 3.193 valencis-tas. Las correlaciones entre las votaciones de marzo de la Reconquista y el Laureanismo; entre éste y el valencismo son cercanas 0.33 y 0.34 respectivamente. Si tenemos en cuenta que se tomaron los municipios donde ganó la Reconquista, los coeficientes de rango señalan una pelea por los votos entre las tres corrientes (Ver Cuadro No. 3). En las elecciones para Presidente, Leyva, además de derrotar a su adversario con una ventaja de 33.793 sufragios, logra reunir en las urnas a las vertientes conservadoras. Lo curioso de este caso es que si sumamos las votaciones de las tres corrientes conservadoras en marzo, 97.300 y las confrontamos con los 99.319 votos que allí sacó Leyva, vemos que además aumenta el rechazo por el candidato frentenacio-nalista. Nos explicamos este comportamiento entre otras razones por contar la candidatura de Leyva con el decidido respaldo del connotado dirigente laureanista Manuel Bayona Carrascal68, quien había resultado electo por un margen amplio de votación al Senado de la República en las elecciones de marzo. Bayona y Leyva conforman una pareja que, al recorrer y alternarse el uso de la palabra en las plazas públicas del país, promueven la imagen de un laureanismo vivo, combatiente y doctrinario aunque sin la presencia de su jefe máximo. A los votos de la Reconquista de marzo se suman considerables masas laureanistas en Ocafta, La Playa, Pamplona, Villacaro, Lourdes, Pamplonita, Mutis-cua y Santiago, entre otros. (Véase en detalle Cuadro No.4); 3o. Santander: Los 94.964 votos leyvistas de Santander son un aporte de la alta votación del MUR: 71.754 de marzo. El aumento puede ser explicado por la alta votación laureanista, que no respaldó en su totalidad a Lleras Camargo. La votación del Frente Nacional aquí es de 159.732, o sea que a la votación liberal de marzo se suman 10.985 sufragios que pudieron venir del valencismo o del laureanismo. Lo importante es que gran parte de éste último expresó su voluntad a favor de Jorge Leyva. En Bucaramanga, única ciudad capital donde había ganado la Reconquista, aunque aumenta la votación se advierte que los liberales logran ganar a su favor votos conservadores; 4o. Cundina-marca presenta un fenómeno interesante. De los

siete departamentos en estudio, el Movimiento de la Reconquista muestra en éste un mayor auge: de 23.827 votos en marzo, los unionistas aumentan a 93.534. Estos resultados eran de esperarse si tenemos en cuenta que la correlación entre las votaciones por el unionismo y el laureanismo es la más alta: 0.30. Sin embargo, Leyva no pudo contar con la gran cifra total conservadora de marzo: 203.201 votos. Mientras que Lleras alcanzó 498.492 sufragios, 104.330 más que en los resultados obtenidos por los liberales en las elecciones legislativas que bien pudieron venir en gran parte del laureanismo. Al fin y al cabo era el Departamento donde mayor influencia tenía el viejo caudillo; 5o. En Boyacá, más que en otros departamentos donde triunfó el unionismo, la pelea por el favorecimiento popular conservador se dio entre las listas alzatistas y laureanistas. Es generalizado el fenómeno, pero el de Boyacá es el caso más diciente: un coeficiente de rango de 0.66 entrambas votaciones; mientras entre valencismo y laureanismo la correlación es negativa y baja. Pero también hay sorpresas. Decrece la votación del unionismo. De los 82.827 obtenidos en marzo se le refunden 1.927. La cifra liberal de marzo se incrementa en 10.947. Votos que sin duda vienen de los 162.642 sacados por los conservadores allí en la jornada pasada. Pero aún así, no nos explicamos que se hicieron los restantes 71.647 votos emitidos por el conservatismo en marzo. Lo mas probable es que de haber existido una alta abstención, ésta tendría que ver con los laureanistas. 6o. Como en Cun-dinamarca, en el Valle del Cauca el MUR eleva considerablemente el respaldo popular en las elecciones presidenciales. De 15.191 votos que sacaron los reconquistadores en la contienda legislativa, aumentaron a 79.380 en mayo. Votos estos que sólo representan un poco más de la mitad de los votos obtenidos por todos los conservadores en marzo. Aquí Lleras aumentó la votación obtenida por los liberales en las elecciones al poder legislativo en 34.232 para la abstención. 7o. El caso de Caldas es parecido al del Valle. Los 18.567 votos que sacaron los reconquistadores en las primeras elecciones se convirtieron en 45.363 en las segundas. Esa tenden-

68. Médico de la Universidad Nacional y abogado de la Gran Colombia. Había nacido en Convención, Norte de Santander, eg 1913.

34

da la habíamos detectado al correlacionar las votadones del laureanismo y de la Reconquista en los munidpios donde ésta triunfó. Pero también advertimos que el coeficiente de rango entre los votos laureanistas y los valencistas es alto: 0.72. La cifra obtenida por Leyva en mayo no alcanza la mitad del total conservador de marzo, a duras penas sobrepasa su tercera parte. Por Lleras votan aquí 22.402 más que en las legislativas. Si le restamos a la votación conservadora de marzo los de mayo y el incremento a favor del Frente Nacional, quedarían 75.614 que irían a parar a la abstención. Suponiendo que todos los valencistas hubieran seguido una recomendadón del Directorio de Antioquia de no votar, se habrían abstenido 44.287 laureanistas. 8o. El conservatismo antioquefto no dudó en seguir al pie de la letra la política abstencionista promovida por los jefes regionales. De 185.642 votos alcanzados por el conservatismo en marzo, Leyva sólo contó con 21.426; de por sí un incremento para el unionismo que de 8.470 en las primeras elecciones, pasó a la cifra mencionada en las segundas. Pero aquí no puede decirse que la diferencia fue cooptada por Lleras. De los 244.712 obtenidos por el Frente Nacional, 224.331 venían de la votación liberal de marzo. Eso quiere decir que los conservadores incrementaron los votos frentenacionalistas sólo en 20.381. Se ausentaron de las urnas 165.261 conservadores. Se abstuvieron tanto valencistas como laureanistas. Para la jornada de marzo, los reconquistadores no pudieron ganar las elecciones en ninguna localidad antioqueña. Nos resta anotar algo más sobre Antioquia, algo que consideramos un fenómeno electoral. En las elecciones de marzo, 75.386 conservadores votaron por las listas que para Senado encabezaba Laureano Gómez y 101.981 por las que encabezó Guillermo León Valencia. Pero los 101.981 conservadores que sufragaron por Valencia para Senado, lo hirieron por las listas laureanistas a la Cámara y volvieron a votar por los valencistas para la Asamblea Departamental. Es un índice que nos indica el grado de vacilación que existía en el electorado conservador antioqueño cuyo margen de incertidumbre se encauzó en la abstención para las elecciones presidendales.

Sometimos a un análisis de correlación la votación obtenida por la Reconquista en marzo y la de Leyva en mayo para medir su grado de asociación. Con el mismo objetivo se tomaron las votaciones de los liberales en las primeras elecciones y las de Lleras en las segundas. En el primer caso, el coeficiente de rango es de 0.92. Es decir que los votos de Leyva y de la Reconquista son casi idénticos. En el segundo, el coeficiente es de 0.99. O sea que la votación por Lleras en los 62 municipios doctrinarios estudiados es casi la misma en marzo. El Frente Nacional pues, se iniciaba, lo hemos dicho como un proyecto político liberal. Diferenció a las dos contiendas electorales de 1958, el nivel de participación ciudadana. Mientras en marzo sufragó el 68% de las 5.365.191 personas en capacidad de hacerlo, en mayo sólo lo hizo el 58%. El peso mayor de la abstención recayó en el conservatismo. Habiendo el liberalismo mantenido su votación de marzo: 2.132.741, ésta se habría incrementado posiblemente con la participación de votos conservadores. Esto significaba que del 1.556.273 alcanzado por las listas conservadoras de marzo, se abstuvieron 941.412 votantes. Es decir el 60.2%. La gente de esa colectividad no tuvo el tiempo necesario para asimilar los intempestivos cambios que produjo una candidatura diferente a la promovida por todo el mundo desde hacía más de un año. Palabras más, palabras menos, el Frente Nacional se legitimaba desde un triunfo eminentemente liberal. Las elecciones de 1958 significaron para los conservadores, que no se dejaron transportar por los movimientos de la vida, su última sonada oportunidad. Solamente sobrevivirían aquellos dispuestos a trasegar con malicia, a nadadito de perro, tras el liberalismo del Frente Nacional. Después de 1958 el conservatismo se vio obligado a convertirse en otra cosa. En las contiendas electorales de 1957 y 1958 el ejercicio político les permitió recordar por última vez. Los liberales, al contrario, no recordaron. Se dedicaron a proyectarse por el camino que habían cogido desde los años treinta. No les importaba el pasado, solo el futuro. Ni siquiera discutían, para qué? las masas estaban ya conquistadas.

35

EL SOL SIEMPRE SALE

(1967). Analizando el circulo que conforma el sol y la fecha de ejecución, es posible atribu boca a Carlos Lleras Restrepo. Su sonrisa siempre emerge, así como el hambre física que si el niño de las tierras áridas.

36

LA LORA

(1971). Manrique deja esta pista a sus biógrafos, como buen humano pudo haber estado enamorado y sufrir los malestares de una incomprensiva suegra. Más que un collage, es un fotodrama.

37

"LOS ELEGIDOS"

(1971). La ingenuidad del arte comprometido, el espectáculo del artista que cobra por compromiso. Montaje realizado a partir de una de las obras del catalogo del Salón Nacional de Artistas de 1970, donde Manrique al sobreimponer una tira cómica (¿Mandrake?) se sirve para desenmascarar las estructuras maniqueas de todos los fundamentalismos. Tres años después el autor seria oficialmente expulsado del P.C.C., por confirmársele posiciones ambiguas con respecto al partido.

38

POLÍTICAS IMPERIALES EN LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA:

HISTORIA NATURAL Y LA APROPIACIÓN DEL NUEVO MUNDO Mauricio Nieto.

"What men want to learn from nature is how to use it in order to dominate it and other men. Theodor Adorno y Max Horkheimer DlALECTIC OF ENUGHTENMENT

L

a Ilustración fue un período en el cual Europa vivió un creciente sentimiento de poder que se expresa no sólo en su expansión colonial sino en el triunfo de la razón sobre la naturaleza: el descubrimiento de leyes universales que regulan el cosmos1 y el establecimiento de sistemas de clasificación que parecían poner al alcance de los europeos la riqueza del mundo natural. Durante el siglo XVIII los viajes de exploración se convirtieron en el centro de un creciente interés público, político y comercial de las élites europeas. Ambiciosos proyectos de exploración a otros continentes fueron un compromiso común de los imperios europeos. Como veremos, la historia natural, la recolección y catalogación de objetos naturales, se constituyeron en la expresión de un proyecto político de expansión y apropiación europea. El trabajo del naturalista, nombrando, clasificando y archivando objetos naturales facilitaría el dominio y posesión no sólo de la naturaleza sino de otras culturas. Desde la llegada de los europeos a América en el siglo XV, España tuvo bajo su control el más grande imperio colonial del mundo. Durante el reinado de Carlos III se implantaron un número de

reformas políticas que buscaban optimizar la explotación de las colonias y que estimularon la exploración científica de América. Siguiendo los parámetros de la Ilustración francesa el gobierno español basó sus políticas en el supuesto de que la adquisición y aplicación de conocimientos científicos incrementaría su poder político y económico. La clave de la prosperidad económica del imperio español parecía yacer en una explotación más eficiente de la riqueza natural de sus colonias. Durante la segunda mitad del siglo XVIII el gobierno español diseñó y llevó a cabo un número de ambiciosas expediciones bajo la dirección de médicos y botánicos que deberían investigar los posibles usos medicinales y comerciales de la vegetación americana. En España, más que en ninguna nación europea la familiarización con plantas medicinales y la promoción de una industria farmacéutica española se convirtieron en compromisos centrales del Estado. El matrimonio de la botánica y la medicina le permitió a la botánica jugar un papel vital en las políticas económicas imperiales. Con el apoyo de la corona, los exploradores permanecieron en América por varios años recolectando numerosas especies, llevando a Europa grandes colecciones de plantas disecadas, ilustraciones botánicas, muestras y descripciones de plantas consideradas útiles. Aquí pretendo mostrar cómo la ciencia del siglo XVIII en América (medicina, botánica, geografía y astronomía) es inseparable de los intereses políticos

1. No podemos olvidar que la ciencia newtoniana se habia convertido en el paradigma de racionalidad y en símbolo del poder del conocimiento humano.

39

y económicos, que las políticas económicas coloniales estimularon el desarrollo de la farmacia y la taxonomía vegetal, y que dichas prácticas constituyen importantes formas de control y dominación tanto de la naturaleza como de seres humanos. La búsqueda de conocimiento es difícilmente separable de actividades políticas y comerciales; de hecho, la distinción entre ciencia y política es artificial y entorpece la tarea del historiador de la ciencia. Historia natural y política se verán aquí como dos expresiones de una misma estructura de poder y caeríamos en un serio error al pretender imaginar que el conocimiento de la naturaleza no es parte del orden social. El naturalista europeo asume que su simple presencia, su papel de descubridor y su actitud de "primer observador", sus habilidades como clasificador dándole nombres a plantas y animales o elaborando mapas, deben ser entendidos como actos de apropiación. Quien por primera vez reconoce un lugar, una planta, una medicina proclama su derecho de posesión2. Los viajeros y naturalistas actuaron como agentes tanto del Estado como de Dios y sus descubrimientos o actos de apropiación fueron legitimados en nombre del rey y con una fuerte justificación religiosa. Los logros de las expediciones fueron muestra de soberanía y los jardines botánicos y los museos de historia natural se convirtieron en espacios públicos donde los imperios europeos podían exhibir sus posesiones y al mismo tiempo celebrar la perfección y grandeza de la creación. Durante el siglo XVIII cualquier centro cultural que se respetara debería poder mostrar colecciones de especímenes naturales, plantas, animales o minerales de lugares remotos. Coleccionistas aristócratas empiezan a satisfacer sus intereses y capacidades adquisitivas no sólo con obras de arte, sino con curiosidades de la naturaleza, plantas, fósiles, animales disecados, conchas, minerales o insectos, muchas veces adquiridas a precios elevados. Como lo señalaría Peter Bowler "el mundo natural fue incorporado en el mundo de la propiedad"3.

Museos nacionales de historia natural fueron establecidos en Londres (1753) y París (1745); jardines botánicos en Viena (1751), Madrid (1755), Lyon y Nancy (1758), Cambridge (1762) y Versaüles (1765). Todas estas instituciones se convirtieron en importantes símbolos de poder. La historia natural, como la cartografía, la minería y la producción de floras y herbarios fueron la expresión del compromiso europeo por extender y mantener control sobre el mundo con respaldo real y divino. I. LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA El gobierno francés, bajo el ministerio de AnneRobert-Jaques Turgot, al igual que la gran mayoría de los monarcas europeos de la segunda mitad del siglo XVín, tomaron parte en una serie de reformas, que de una forma u otra, fueron el resultado directo de las ideas de la Ilustración. El rey de Prusia Federico el Grande (1740-1786), el emperador Habsburgo, José II (1765-1790), la emperatriz de Rusia, Catalina la grande (1762-1796), Gustavo m de Suecia (1771-1792) y el monarca español, Carlos m (1771-1792), han sido descritos como los gestores de un intento por aplicar el mejor y el más reciente conocimiento en sus políticas de gobierno4. Estas reformas, sobra decir, adoptaron formas variadas de una nación a otra, pero algunos elementos comunes fueron la modernización de la educación, el desarrollo de nuevas tecnologías agrícolas, el control estatal sobre la Iglesia católica y un mejor conocimiento de los recursos naturales. Para entender las políticas ilustradas del siglo XVIII español debemos referirnos a la situación política y económica del imperio, tener en cuenta los intereses de la corona y la relación entre el gobierno y la Iglesia. La Ilustración en España es un proceso complejo que sobrepasa los propósitos de este ensayo. Nos limitaremos a mencionar algunos aspectos generales que serán relevantes para entender la función política de las expediciones científicas. El Estado y la Iglesia En primer lugar debemos entender la magnitud y el poder de la Iglesia en España. Por siglos, la

2. Los conceptos de "posesión" y "apropiación" en la exploración europea del Nuevo Mundo aparecen en: Antony Pagden, European Encounters with the New World: from Renaissance to Romanticism, (New Haven: Yale University Press, 1993), p.27; y en Stephen Greenblatt, Marvelous possessions: the Wonderofthe New World, (Oxford: Clarendon Press, 1991). 3. Peter Bowler, The Fontana History oí the Enviromental sciences,(Londres, Fontana Press, 1992), p.114. 4. H.M. Scott, "The Problem of Enlightened Absolutism" en Scott (Ed.) Enlightened Absolutims: Reforms and Reformers in later eighteenth-century Europa, (Hong Kong: Macmillan, 1992).

40

Iglesia católica permaneció como una institución dominante en España. A finales del siglo XVIII ninguna otra nación en Europa alcanzó tan altas proporciones de hombres y mujeres vinculados a la Iglesia. El censo de 1768 estableció una población de 9.3 millones cuando España tenía más de 150 mil miembros de la Iglesia. Francia, con una población dos veces mayor, tenía un número similar de religiosos5. La Iglesia constituía una comunidad numerosa y pudiente, dueña de enormes porciones de tierra. Durante el siglo XVIII un quinto de la tierra española y entre un quinto y un sexto del producto nacional bruto estaban bajo el control de la Iglesia6. El control clerical de la educación y su autoridad moral fueron formas aún más significativas del control social. Entre 1784 y 1785 un tercio de todos los libros y panfletos publicados en España (160 de 469) eran sobre temas religiosos: sermones, vidas de santos, libros de oración y trabajos en teología. El sacerdote de provincia era por lo general la única persona dentro de la comunidad rural que estaba en capacidad de leer y escribir, lo que lo convertía en el abogado, doctor y líder religioso de la comunidad. De manera que a pesar de la cooperación mutua entre la religión y el Estado, la Iglesia católica constituía la única institución con el poder suficiente para rivalizar con la autoridad del rey. Como veremos, las nuevas políticas económicas, el apoyo a la investigación científica y las reformas educativas en España durante la segunda mitad del siglo XVIII pueden ser explicadas como una lucha de la corona por fortalecer la autoridad real. La Ilustración le ofreció a los líderes políticos españoles una nueva ideología para centralizar el poder. Carlos m se mostró determinado a deshacerse de las amenazas de la Iglesia a su autoridad. La expulsión del los jesuitas, la abolición de los cargos universitarios asociados con doctrinas de los jesuitas y la prohibición de sus textos fueron todas medidas para proteger la supremacía de la corona. Para la mayoría de los reformadores en el gobierno de Carlos m la Orden de Jesús aparecía como su más poderoso enemigo político. La expulsión de los jesuitas de España comenzó el 2 de abril de 1767 y

algunas semanas más tarde serían expulsados de la América española. Las políticas de los ministros Pedro Rodríguez de Campomanes y el conde de Floridablanca buscaron transformar la sociedad española por medio de la introducción de una educación útil y moderna; que en gran medida se expresaría en la destitución de religiosos de las universidades. Campomanes, uno de los más influyentes gestores de las reformas ilustradas publicó su Tratado de la regalía de amorti-

zación (1765) en el cual ataca los latifundios de la Iglesia como un obstáculo para la generación y circulación de la riqueza. Sin embargo, esa imagen convencional de un gobierno laico, progresivo e ilustrado luchando contra una Iglesia reaccionaria no es del todo exacta. Primero debemos recordar que numerosos e influyentes miembros de la Iglesia constituyeron un importante conducto para la introducción en España de la ciencia y la filosofía que florecía en otras naciones europeas. Un ejemplo destacado es el caso del monje benedictino Benito Jerónimo Feijóo (1678-1764) quien atacó insistentemente el aristotelismo que aún era visto por muchos como fundamento del catolicismo. "Es inconcebible el daño que ha sufrido la filosofía por estar bajo el yugo de una autoridad ignorante por tan largo tiempo"7. Feijóo promovía el estudio del francés en lugar del latín o griego e insistió en los beneficios económicos que traería un apropiado desarrollo de la historia natural. El monje benedictino suponía que el retraso científico y económico en España estaban directamente relacionados con la suposición de que pensadores como Francis Bacon e Isaac Newton eran herejes. El estaba convencido de que no había conflicto entre la ciencia moderna y la fe católica, por el contrario, él insistiría en que la ciencia ofrecía una idea clara del poder y la sabiduría del creador. Sin embargo, en su Teatro crítico escribe: "si las sagradas escrituras y la experiencia se contradicen yo negaría mis ojos y mis manos para defender las sagradas escrituras"8. Sobre Copérnico, de manera similar, Feijóo comenta: "si sólo existieran razones matemáticas y filosóficas al respecto de su sistema, yo sería el primer copernicano del mundo... pero en contra de Copér-

5. Ver Richard Herr, The Eighteenth Century Revolution in Spain (Princeton University Press, 1985); y David Goodman, "Science and clergy in the Spanish Enllghtenment", History of Science, 21 (1983): 112. 6. Laura Rodriguez, Reforma e ilustración en la España del siglo XVIII: Pedro R. Campomanes, (Madrid, Fundación Universitaria española, 1975). 7. Benito Gerónimo Feljóo, citado por Jean Sarraiih, La España ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII, (México, Fondo de Cultura Económico, 1957), p.414. 8. Feljóo, Teatro Crítico, citado por Sarrahilh, Op. clt., p.500.

41

nico hay un argumento de naturaleza superior, la autoridad de las sagradas escrituras"9. Martín Sarmiento (1695-1772) fue otro religioso promotor de la historia natural como salvación para la economía española. ¿"Quién podría dudar que la historia natural aumenta la riqueza, estimula el comercio...? mucho dinero podríamos ahorrar si los españoles no tuviéramos que importar lo que ya tenemos".10 Esto no quiere decir que no existiera una fuerte oposición de la Iglesia a las reformas ilustradas, tampoco que la inquisición no fuera una institución poderosa y activa. La inquisición fue temida y castigó individuos hastas mediados del siglo XIX, continuó produciendo índices y Edictos condenando la enciclopedia francesa, los trabajos de Voltaire, Diderot y Bonnet entre muchos otros. El índice de 1790 constaba de 350 páginas en doble columna y calificativos como "ateo" y "afrancesado" fueron utilizados para calificar a casi cualquier pensador influyente desde el siglo XVI en adelante. La Enciclopedia con excepción de algunas pocas copias fue mantenida por fuera de España111. Georges-Louis Leclerc de Buffón, quien fue prohibido en Francia por oponerse a las sagradas escrituras con sus teorías sobre el origen de la tierra, tendría una interesante recepción en España. J. M. Alea, secretario del Real Gabinete de Historia Natural, presentaría la figura de Buffón como una persona profundamente religiosa y sobre su teoría del origen de la tierra escribiría: "...debe ser considerada como una fantasía ingeniosa en la cual el autor combina observaciones y experimentos y explica no la real formación de la tierra y los planetas, sino las leyes bajo las cuales pudieron haber sido formadas siguiendo la voluntad y acción del creador" 12. De manera que la Iglesia cumplió la función no sólo de filtro sino también de fuente para las publicaciones de la Ilustración. Encontramos religiosos promotores de la Ilustración europea, pero la verdad es que no es fácil encontrar individuos que hubiesen cuestionado la

fe católica, y es claro que ni la Iglesia ni la monarquía se vieron amenzadas. La Ilustración española aceptaría no sólo el absolutismo del gobierno y sus jerarquías sociales sino también la ortodoxia clerical católica13. Los propósitos de Carlos m consistían en retener al catolicismo como eje de la sociedad pero un catolicismo que reconociera y dependiera de la corona y que apoyara sus políticas de desarrollo económico. Esta sería una de las principales razones que motivaron las reformas en las universidades. La reforma universitaria en España seguiría un primer plan diseñado para la Universidad de Sevilla que serviría como modelo para otras universidades españolas y coloniales. Pablo Olavide, un peruano que vivió en Francia por más de ocho años y quien fraternizó con los filósofos franceses y quien recopiló una valiosa biblioteca personal, es el autor de la reforma para la Universidad de Sevilla. La idea era remover el escolastisismo y el clero de las universidades. Olavide fue arrestado por la Inquisición por su apoyo a los filósofos franceses y sentenciado a ocho años de prisión en un monasterio. Campomanes, Roda y Olavide entre muchos otros invirtieron sus esfuerzos en la reforma universitaria pero los cambios no fueron tan radicales y muy lentos. Era materialmente imposible en la España del siglo XVIII imaginar una sociedad capaz de establecer un sistema de educación secular. Además de las reformas universitarias debemos mencionar el establecimiento de "sociedades económicas de amigos del país". Sociedades patrióticas fueron organizadas por el Estado para proveer a España con los avances europeos en tecnología y agricultura. Una de las metas del gobierno de Carlos m era estimular la burguesía española en la producción de ganancias privadas. Las sociedades españolas de amigos del país pretendían crear una élite educada que promoviera la prosperidad regional por medio del desarrollo de la agricultura, la industria y el comercio, pero su éxito fue, una vez más, limitado. La burguesía española se concentraba en algunas ciudades de la costa, Barcelona y Cádiz particularmente. La tierra seguía siendo propiedad de muy pocos, nobles y clero quienes no

9. Feijóo, Cartas Eruditas, citado por Sarrailh, Op.cit., p.495. 10. Carta de Martín Sarmiento al Duque de Medina Sidonia, fechada el 20 de enero de 1757, citada por Goodman, Op.c¡t.,p.118. 11. Ver Marcelin Defourneaux, Inquisición y censura de libros en España del siglo XVIII, (Madrid: Taurus, 1973) y Goodman, Op.cit., p.131. 12. J.M. Alea, Vida del Conde de Buffón, citado por Sarrailh, Op.cit., p.462. 13. Charles C. Noel, "Charles III of Spain" en: H.M. Scott (Ed.) Enlightened Absoiutism: Reform and Reformers in Later Eighteenth Century Europe, (Hong Kong: Macmillan, 1992), p.129.

42

tenían un interés real o necesidad de promover su producción agrícola. Tal vez el medio más eficiente para la diseminación del pensamiento contemporáneo europeo fueron una serie de publicaciones periódicas que florecieron en Madrid durante los últimos años del gobierno de Carlos m. Como ya lo habíamos visto, el resto de las publicaciones españolas habían sido dominadas por temas religiosos. Solamente un 7% estaba dedicado a las ciencias, un 3% a la industria y un significativamente superior 9% a la medicina14. Las revistas, por el contrario, representarían un importante canal para la difusión del pensamiento extranjero. Algunas de estas publicaciones son: El Correo de Madrid con una circulación de 216 a 303 ejemplares, hizo su mayor contribución con una serie de artículos de carácter biográfico de filósofos modernos. El Pensador (1761) fundado por José Clavijo y Fajardo, quien más tarde traduciría a Buffon y quien no dudaría en hablar de una "nobleza ociosa" y un "clérigo ignorante" de España. El Sensor (1781) fundado por Luis Cañuelo quien también sería un decidido crítico sobre la actitud española sobre la filosofía moderna. Cañuelo insistió en que los españoles, en su afán por proteger la fe católica, estaban en realidad haciéndole un mal al acusar de ateos a filósofos como Descartes "quien se ha esforzado de manera especial por probar la existencia de Dios" o a Newton "cuya filosofía sin la presencia de Dios sería totalmente absurda"15. Otras publicaciones similares son El Duende de Madrid, El Apologista Universal y El Semanario Erudito.

Hemos visto una serie de actividades que pare cerían contradictorias: el gobierno implanta una serie de reformas con ataques directos al catolicis mo, pero al mismo tiempo necesita conservar su alianza con la Iglesia y la Inquisición. La retórica de la Ilustración, que en aras de ideales de progreso y de crecimiento económico ayudó a legitimar nuevas políticas y a fortalecer el poder de la monarquía, era al mismo tiempo cuidadosamente filtrada. Se abrieron canales para una nueva ideología y se atacó a la Iglesia, pero es importante que quede claro que el poder de la monarquía no puede ser completamente apreciado en su magnitud si no

tenemos en cuenta toda una estructura de poder basada en la religión. El rey existe en la tierra por voluntad de Dios. Para la Iglesia él era un protector de la religión y para el pueblo una imagen de autoridad no sólo social sino divina y moral. La inquisición y su "guerra santa" vio en los enemigos de la iglesia enemigos del estado. Las controversias y reformas del siglo XVIII no condujeron a cuestionamientos fundamentales del catolicismo o de la monarquía. Por el contrario, en España, como lo hemos visto, las innovaciones deben ser vistas más como un esfuerzo por fortalecer un gobierno central para todo el imperio español. Las nuevas políticas tendrían un importante impacto en el Nuevo Mundo; allí las universidades también se reforman, se fundan sociedades económicas de amigos del país y aristócratas americanos viajan a estudiar a Europa. El propósito en América una vez más era centralizar y fortalecer el control del estado, facilitar y estimular la explotación de la riqueza natural. El gobierno de la naturaleza El poder político y económico español había declinado notoriamente en el siglo XVII afectado por las guerras europeas; sin embargo aún era el más extenso poder imperial del mundo. No nos debe sorprender que para el gobierno la clave de la prosperidad estaba en América. Una España próspera necesitaba un mercado colonial manejado eficientemente. Las colonias deberían proveer materia prima para la industria española y al mismo tiempo favorecer un mercado cerrado entre la metrópoli y sus colonias. Durante los siglos XVI y XVII, a pesar de importantes importaciones de cacao, tabaco y tintes, el principal interés comercial de España estaba dominado por el oro y la plata, "las riquezas del Nuevo Mundo". La corona está obsesionada con la explotación de la riqueza minera de las colonias como principal medio para costear sus guerras en Europa, pero la agricultura y la industria fueron deliberadamente descuidadas en las colonias. Las políticas imperiales hasta el siglo XVIII buscaron acentuar la dependencia de las colonias estimulando la minería en América mientras que la industria y la agricultura deberían desarrollarse en España y sus productos encontrarían un mercado colonial.

14. RicharHerr, Op.cit., p.194. 15. Joseph Clavijo Fajardo, citado por Herr, Op.cit.,p.113.

43

En la práctica este monopolio fue una ilusión, pues las industrias españolas nunca habían sido suficientemente desarrolladas para abastecer el mercado nacional y colonial de productos manufacturados. Consecuentemente, el tráfico y contrabando de productos extranjeros se convertirían en una práctica común.

La persona responsable de organizar los proyectos españoles de exploración botánica fue Casimiro Gómez Ortega. Educado en Bolonia, su formación profesional se concentró en las áreas de medicina y farmacia. Políticamente se identificó con las reformas de Carlos m y de sus ministros Campomanes y Floridablanca.

En la primera mitad del siglo XVIII el comercio entre España y sus colonias estaba dominado por extranjeros y las ganancias iban a parar a Inglaterra o a Francia. A finales del siglo XVII solamente un octavo de los productos embarcados hacia América era de origen español. Además, pequeñas industrias artesanales empezaron a desarrollarse en las colonias en contra de las políticas de la corona16.

En 1775 cuando el Jardín Botánico fue trasladado al Paseo del Prado en Madrid, Gómez Ortega fue enviado a visitar varios jardines europeos con el fin de traer ideas para la reconstrucción y diseño del Real Jardín Botánico. Gómez Ortega permaneció en París 6 meses en el Jardin du Roi, asistiendo a las clases del botánico Joseph de Jussieu. En febrero de 1776 viaja a Inglaterra y visita Kew Gardens, los jardines botánicos de Chelsea y Oxford donde establecería contacto con figuras importantes como Joseph Banks y Daniel Solander. También visitó los jardines botánicos de Amsterdann, Leyden, y Montpellier.

En la década de los 40, algunos ministros y economistas comienzan a señalar la necesidad de una reforma del sistema comercial. José de Carvajal, ministro de relaciones exteriores de Fernando VI (1746-1759), publicaría su trabajo Nuevo sistema de gobierno económico para la América. En 1760 parecía

haber un consenso político en donde los recursos naturales y el mercado americano representaban una gran oportunidad para que España se recobrara. Con una obvia influencia extranjera, mercantilistas ingleses y fisiócratas franceses, y en general la suposición de que en el conocimiento científico estaban las respuestas a los problemas políticos y económicos de España, el rey y sus ministros Campomanes, Floridablanca, Aranda y Roda establecen las bases de una nueva política. Se introducirían reformas que le darían prioridad a la historia natural, la medicina y los viajes de exploración. La botánica y la medicina en particular comenzarían a tener un papel central en un gran proyecto de sustitución de productos importados. Campomanes en su Discurso popular sobre el fomento de la industria (1774)

escribe: "Mientras que exista en cualquier provincia un árbol, una hierba, fruta, mineral o cualquier producto natural cuyo uso es desconocido, tenemos que admitir que los habitantes carecen de lo básico para una industria bien establecida. Es en verdad una negligencia importar lo que puede ser tomado de adentro sin mayor costo y sin perjudicar el balance del comercio"17.

A su regreso a España ya era miembro de varias sociedades científicas europeas y se convertiría en una figura central de la botánica española. En 1777 es encargado oficial de la exploración científica y el desarrollo de la investigación botánica. Entre las publicaciones de Ortega debemos resaltar sus Instrucciones sobre el método más seguro y económico de transportar plantas vivas (1779), texto

que se convertiría en el manual para los viajeros. Aquí Ortega recoge los trabajos del inglés John Ellis (1770) y un manual francés similar (1752)18. El texto fue diseñado para la instrucción de viajeros y corresponsales del Jardín Botánico; fue enviado a virreyes en Nueva España, Nueva Granada, Perú, gobernadores de Puerto Rico, Santo Domingo y la Habana. En la introducción Ortega insiste en el valor político y económico de la exploración botánica y hace un recuento de cómo todos los grandes imperios, romanos, franceses, ingleses y holandeses habían tenido éxito en la apropiación y naturalización de plantas de lugares remotos que les dio beneficios comerciales y medicinales. El libro se divide en tres secciones: primero, las instrucciones para extraer y transportar árboles,

16. Ver: John Fisher, Commerdal Relations betwween Spain and Spanish America in the Era of Free Trade, 1778-1796, (Liverpool: Centre for Latín American Studies, University of Liverpool, 1985); y Walker, Spanish Politics and Imperial Trade, 1700-1789, Londres: Macmillan, 1979). 17. Pedro Rodríguez de Campomanes, Discurso popular sobre el fomento de la industria, citado por Goodman, Op.cit., p.128. 18. Se trata del texto de John Ellis, Directions for Bringing over Seeds and Plants from the East Indies and other Distant Countries, y un triado similar del francés H.L. Duhamel du Monceau.

44

arbustos, y plantas; segundo, la descripción de las cajas para transportar árboles delicados de lugares remotos (ver fig.l). El tercer artículo es una detallada lista de algunas de las plantas que con preferencia merecen ser traídas a España de América. Se mencionan 35 plantas americanas explicando sus posibles usos y regiones donde podrían encontrarse. La lista está en orden de prioridad por su potencial económico: se le da prioridad a los árboles de quina por sus supuestas virtudes contra las fiebres intermitentes (malaria), las cuales se habían convertido en uno de los mayores obstáculos de la expansión europea. Por último la publicación incluye un apéndice con los métodos de recolectar, secar y archivar plantas en un herbario. Ortega también publicó textos para la divulgación de la botánica lineana Curso elemental de botánica (1785-1795) que se convertiría en el texto standard no sólo para la botánica española sino para los viajeros naturalistas. Gómez Ortega fue una figura central en la planeación y ejecución de las reales expediciones botánicas y sus propias palabras nos dejan ver el fondo político de dichos proyectos: "una docena de naturalistas y algunos químicos esparcidos por los dominios españoles, por medio de sus viajes le ofrecerán al Estado una incomparable mayor utilidad que cien mil hombres luchando por extender el imperio español con nuevas tierras cuyos productos serán confinados y olvidados tal y como la mayoría de los pruductos españoles permanecen hoy"19. v.

II. LAS EXPEDICIONES CIENTÍFICAS DEL SIGLO XVIII Desde la llegada de europeos al Nuevo Mundo en el siglo XV se organizaron múltiples expediciones que buscaban mantener y extender control sobre sus posesiones. Los viajeros imperiales se habían concentrado en hacer mapas, cartas de navegación, fijando fronteras o buscando oro y plata. Las posesiones españolas en América estuvieron permanentemente amenazadas por la interfe-

rencia de otros imperios. Los portugueses en el sur, los ingleses en el Pacífico y los rusos en Alaska. España enviaría numerosas embarcaciones en misiones geopolíticas con la tarea de demarcar fronteras y defender militarmente sus territorios. Durante el siglo XVIII no sólo habría un creciente interés en viajes de exploración, sino que también podemos observar el surgimiento de un nuevo tipo de exploración dominada por la historia natural y la medicina. Esta vez los exploradores participaron en un gigante proyecto de apropiación de la tierra que incluían no solamente las líneas costeras, ríos, ciudades, oro y plata, sino la sistematización de cada objeto de la naturaleza20. Antes del apogeo de la exploración científica durante la Ilustración, España ya había hecho algunos esfuerzos menores por conocer y explotar la riqueza vegetal y sus virtudes medicinales. ■

Una expedición temprana fue la de Francisco Hernández a Nueva España (1571-1577). Muchos de los botánicos exploradores del siglo XVIII vieron la expedición de Hernández y sus publicaciones como una empresa que debería ser concluida. Hernández había recibido instrucciones de investigar plantas medicinales, interrogar curanderos, hierbateros, indígenas o cualquiera que conociera sobre plantas y sus posibles usos medicinales. Otro antecedente importante de las Reales Expediciones Botánicas de la segunda mitad del siglo XVIII fue la expedición franco-española para hacer mediciones sobre la longitud de un meridiano y confirmar las predicciones newtonianas sobre la forma de la tierra. Esta expedición contaría con la presencia del botánico francés Joseph de Jussieu21. Pero tal vez más importante para la historia de la botánica española fue la visita de un discípulo de Lineo, Pehr Loefling y su viaje al Orinoco. Algunos historiadores han querido relacionar el despertar de la botánica en España con un famoso comentario de Lineo: "la flora española es totalmente desconocida para nosotros y en lugares fértiles de su territorio hay muchas plantas que aún no han sido descubiertas. Es en verdad penoso que en los luga-

19. Casimiro Gómez Ortega, "Informe a Joseph Galvez sobre la pimienta de tabasco", 1777. Archivo General de Indias. Citado por Francisco J. Puerto Sarmiento, "Las expectativas metropolitanas respecto a las expediciones botánicas ilustradas" en: Alejandro Diez Torres el al. (Eds.) La ciencia española en ultramar, Madrid: Ateneo de Madrid, 1991) p. 133. 20. Ver Mary Louise Pratt, Imperial Eyes: Travel Writing and Transculturation, (Londres: Routledge,1992) cap.2. 21. Ver Antonio Lafuente y A. Mazurcos, Los Caballeros delpunto fijo: ciencia, política y aventura en la expedición geodésica hispanofrancesa al virreinato del Perú en el siglo XVIII, (Barcelona: Ed. del Serbal-CSIC, 1987); y Robert lliffe, "Aplatisseur de la terre et des Cassini; Mapertuls, precisión, meassurament and the shape of the earth", (sin publicar).

45

res más cultos de Europa aún exista tal barbarismo en botánica"22. Naturalmente las palabras de Lineo causarían indignación entre los españoles incluyendo al mismo rey. El papel central que tendrá la botánica en España será mucho más que la simple consecuencia de la indignación de un rey, pero la opinión del Lineo y la reacción de los oficiales españoles son ejemplos ilustrativos de la actitud de España frente a la ciencia europea. Fernando VI, quien recibiría el trono en 1746, invitó al mismo Lineo a estudiar la flora y organizar investigaciones en España en 1751. Coincidencialmente Lineo tenía planes de enviar a uno de sus discípulos a explorar la "desconocida" flora española. El elegido fue Pehr Loefling (1729-1756) quien permanecería en España hasta 1753. Loefling se sorprende al encontrar a un grupo de dedicados botánicos trabajando, Juan Minuat, José Quer, Miguel Barnades, Christobal Vélez y José Hortega entre otros. En sus cartas a Lineo, Loefling manifiesta que los botánicos españoles eran fieles seguidores del sistema de clasificación de Tournefort y por lo tanto no siempre receptivos a las nuevas ideas lineanas. Sin embargo, Loefling le escribe a Lineo en 1751: "usted no podría creer la buena aceptación de sus trabajos aquí, de los cuales ellos no tenían ningún conocimiento antes de mi llegada. La breve descripción de los caracteres en el sistema les ha complacido mucho, de tal manera que yo, por esta innovación únicamente, hubiera sido bien recibido"23 En 1754 Loefling viajaría como botánico en una expedición al norte de Sur América que buscaba aclarar problemas fronterizos entre las colonias portuguesas y españolas. Los españoles decidieron incluir una sección botánica que debería primero estudiar la región del Orinoco y luego debería visitar Santafé de Bogotá, Lima, Buenos Aires y la Patagonia24. La misión de Loefling era hacer averiguaciones acerca de varias hierbas medicinales utilizadas en América y estudiar sus posibles usos comerciales al igual que los medios para explotarlos. Antes de partir, Loefling le había comunicado a Lineo su proyecto de escribir una Materia Médica basada en drogas del Nuevo Mundo. Lineo le había dado instrucciones de

investigar los árboles de quina y la posibilidad de cultivarlos en Europa. ■

-

-

-

.

El proyecto se interrumpe cuando Loefling muere en el Orinoco a causa de fiebres recurrentes en febrero de 1756. Sin embargo Loefling recolectó 600 especies que incluían 30 géneros nuevos y 250 especies que Lineo no había mencionado. España le permitió a Lineo acceso a una copia de los manuscritos sobre botánica de Loefling, lo cual, junto con su correspondencia fueron la base de la publicación de Lineo ínter Hispanicum de 1758.

Aún más importante que las investigaciones botánicas fue su papel como transmisor de la filosofía lineana entre botánicos españoles. Gracias a Loefling y el hecho de que el sistema lineano ya había sido aceptado por demasiadas personas en Europa para poderlo ignorar, bien podríamos decir que desde el establecimiento del Jardín Botánico de Madrid en 1755, Lineo comenzó a ser aceptado por botánicos españoles. Sin embargo la aceptación generalizada y oficial del sistema de Lineo en España debería esperar hasta 1772 y 1773 cuando Casimiro Gómez Ortega y Antonio Palau recibieron los cargos de profesores en el Real Jardín Botánico. Con la explícita tarea de investigar la flora y en particular sus posibles usos medicinales, se organizan grandes proyectos de exploración botánica con el directo control y supervisión del Jardín Botánico y con total financiación y apoyo de la corona. Hipólito Ruíz y José Pavón fueron enviados al Virreinato del Perú; José Celestino Mutis asumió la dirección de la expedición a la Nueva Granada y otro grupo de exploradores viajaría a Norteamérica. El control de Gómez Ortega sobre la organización de las expediciones a Perú y Chile y Nueva España fue absoluto. Seleccionó sus miembros, escribió las instrucciones, escogió los textos y cuidadosamente controló sus resultados. El caso de Mutis fue algo diferente, sus trabajos se mantuvieron por fuera del control de Ortega. El propósito de las expediciones tal y como lo especificaría el Rey era: "La metódica examinación

22. Carlos Lineo, citado por Ricardo Pascual, "El botánico José Quer (1695-1764): primer apologista de la ciencia española", en: Cuadernos valencianos de Historia de la Ciencia, Valencia, 1970. p.46. 23. Carta de Loefling a Lineo fechada el 4 de noviembre de 1751, citado por Miguel Ángel Puig Samper, "Loefling y la botánica española: la expedición al Orinoco, 1754-1761" en Asclapio, 39 (1987):69-83. 24. La magnitud de estos proyectos reflejan la ingenuidad de los europeos en sus empresas de exploración; sobra decir que el plan original era sencillamente irrealizable.

46

e identificación de los productos naturales de mis dominios americanos, no sólo para promover el conocimiento de las ciencias físicas, pero también para esclarecer dudas y falsedades que existen en la medicina, pintura y otras importantes artes.... y conocer la naturaleza, describiendo y haciendo dibujos de las plantas encontradas en esos mis fértiles dominios, para así enriquecer mi museo de historia natural y el Jardín Botánico de la Corte"25. Veamos ahora una descripción breve de estas expediciones y sus protagonistas: al parecer los españoles no tenían planes concretos de investigar la flora del Perú hasta que los franceses llegaron con la idea. Turgot, primer ministro de Luis XVI, le hizo ver a España la urgencia de enviar botánicos a América. Joseph Dombey (1742-1794) un médico que había venido trabajando en recolección de plantas en los Pirineos, se convirtió en un conocido naturalista del Jardín du Roi y fue recomendado por Antoine de Jussieu para la expedición al Perú. La propuesta de Turgot fue bien recibida en España, pero la aceptación de España fue condicional. Dos botánicos españoles deberían acompañar a Dombey y un duplicado de todos sus hallazgos y escritos debería quedar en España. Los españoles eran Hipólito Ruíz y José Pavón, los dos con formación en el campo de la farmacia y un conocimiento pobre sobre botánica. El 4 de noviembre de 1777 la expedición partió para América y después de 5 meses de viaje llegó a Lima. Numerosos embarques de plantas y otros objetos naturales fueron enviados a Europa. Dombey regresó en 1785, 3 años antes que sus compañeros españoles. Su arribo a Europa inició un enfrentamiento internacional sobre los materiales de la expedición y una disputa por la prioridad de publicación entre Francia y España. Dombey y sus colecciones fueron retenidas en Cádiz por más de 4 meses y las autoridades españolas exigieron una división de los materiales y una copia de todos los escritos de Dombey. En 1787 el Rey ordenó a Ruíz y Pavón regresar a España. Al año siguiente finalmente viajaron a Europa dejando dos jóvenes botánicos continuando sus trabajos, particularmente sus estudios sobre los árboles de quina peruanos. El médico español José Celestino Mutis había llegado a la Nueva Granada en 1760,23 años antes de que la expedición a la Nueva Granada fuera

oficialmente reconocida y recibiera apoyo del rey. A través del virrey Caballero y Góngora, Mutis fue nombrado Primer Botánico de la Real Expedición al Nuevo Reino de Granada y recibió apoyo oficial en 1783. Mutis nunca regresaría a Europa y moriría en Santafé de Bogotá en 1808. Sus manuscritos, colecciones y su gigante producción de ilustraciones fueron embarcadas a España en 1815. La exploración de los territorios españoles en Norte América fue el resultado de dos expediciones. La Real Expedición a Nueva España (17871800) estuvo en manos de otro médico, Martín de Sesse. Además está la expedición de Alessadro Malaspina (1789-1794) quien se le uniría a Sesse y visitaría no sólo México sino Alaska, Filipinas, Australia y algunas islas del Pacífico. La extensión de los territorios españoles del siglo XVIII constituyó una oportunidad única para exploradores y naturalistas. Como vemos, los proyectos españoles de exploración, las reales expediciones botánicas buscaron cubrir todo el territorio español. Estas expediciones durante el reinado de Carlos m fueron el proyecto más ambicioso y costoso en botánica de toda la Ilustración. Alexander von Humboldt comentaría que "ningún gobierno europeo ha invertido tanto dinero en el progreso del estudio de las plantas".26 Los exploradores recolectaron-e hicieron dibujos de un número enorme de plantas y tomaron nota sobre las prácticas medicinales locales que pudieran tener algún valor para los europeos. Como consecuencia de su prolongada estadía en América, los exploradores europeos constituyeron un medio importante para la difusión e institucionalizacion de prácticas científicas en territorios no europeos. El empeño español de mantener en secreto sus descubrimientos, la crisis política del imperio y la invasión de Napoleón, son factores que contribuyeron a que los resultados de una empresa tan ambiciosa no llegaran a las comunidades intelectuales de la Europa del siglo XIX.

Carlos Lineo: Los jardines de Dios al servicio del Rey

Durante el siglo XVIII la Botánica es una de las ramas del saber que obtuvo mayor apoyo del Estado. Los fisiócratas franceses, y su marcado interés

25.Ver Arthur Robert Steele, Flowers for the king: the expedition of Ruiz and Pavón and the Flora of Peni, (Drham: Duke University Press, 1964), p.57. 26. Alexander von Humboldt, Essai politique sur le royaume de la Nouvelle Espagne (Paris, 1811) Citado por Francisco J. Puerto Sarmiento, La Ilusión Quebrada: botánica, sanidad y política científica en la España ilustrada, (Barcelona: Editorial Serbal- CSIC, 1988), p. 138.

47

en la tierra y productos agrícolas de las colonias y la posibilidad de naturalizar nuevas plantas comerciales en Europa pudo haber influido para que los círculos ministeriales españoles vieran con especial interés el estudio de las plantas. Sin embargo no podemos olvidar que la botánica era entonces difícilmente separable de la medicina. El número de medicinas patentadas y el número de substancias utilizadas en farmacia, en su mayoría de origen vegetal, presentaba un notorio crecimiento. Botánicos en general, incluyendo a Lineo, tuvieron formación como médicos, y los "cazadores" de plantas del siglo XVIII estaban en su mayoría dedicados y entrenados para el reconocimiento de plantas medicinales. Para los principales líderes del Jardín Botánico de Madrid, la farmacia sería el primer beneficiado del estudio de las plantas. Desde su creación el Jardín Botánico dependía tanto del "Protomedicato" como de la "Botica Real" y estuvo dominado por intereses médicos y farmacéuticos. Las políticas de centralización de los Borbones afectaron directamente las prácticas médicas. El "Protomedicato" como una única institución tendría control sobre los médicos, cirujanos, y farmaceutas. En el siglo XVIII en la Ilustración los médicos gradualmente ganaron un estatus social más alto y un reconocimiento oficial como proveedores de salud. El Estado parecía tomar el poder del clérigo para ponerlo en manos de los médicos, quienes adquirían un estatus y una función social, moral y política de enorme importancia. Durante el siglo XVIII uno de los objetivos centrales del Estado era la salud de la población. No sólo por la simple necesidad de mantener activa la fuerza laboral o proteger sectores marginados de la población, sino para elevar la salud y el poder del imperio. Estos fines son inseparables de un esfuerzo por mantener el orden, la imposición de nuevos valores y una organización efectiva del crecimiento económico27. Las ediciones de Farmacopeias, por ejemplo, serían muestra de ese interés estatal, del gobierno y su preocupación por proteger la salud pública. Desde luego que la botánica había adquirido cierta independencia y el proyecto de clasificar los

objetos naturales fue entendido como de central importancia en sí mismo. Para la Ciencia Ilustrada Lineo se convertiría en una figura central que en muchas formas reflejaría los intereses y supuestos de la historia natural del siglo XVIII. Su obra es un claro reflejo de las aspiraciones europeas por tener un control global. Lineo mismo entendería la historia natural y los viajes de exploración como herramientas para facilitar una nueva política mercantilista de substitución de importaciones. Lineo, sus discípulos y colaboradores, en especial los exploradores españoles, estaban convencidos que el éxito de dicha empresa era posible gracias al diseño divino de la naturaleza. En repetidas ocasiones Lineo insiste en que la historia natural era la base de un adecuado desarrollo de la economía e industrias nacionales. En los distintos escritos del botánico sueco son comunes afirmaciones como estas: "Un economista sin conocimiento de la naturaleza es como un físico que no sabe matemáticas". "Nuestra economía no es más que el conocimiento de la naturaleza adaptado a las necesidades del Hombre"28. En un texto leído frente a la familia real sueca en la Universidad de Upsala en 1759 Lineo dice: "Nuestro pobre conocimiento de la ciencia nos obliga a comprarle a extranjeros hierbas medicinales, te, quina, que anualmente nos cuesta una grandiosa cantidad de dinero... Sin ciencia nuestras sardinas serían pescadas por extranjeros, nuestras minas explotadas por extranjeros y nuestras bibliotecas invadidas por los trabajos de extranjeros". Y como si le hablara a la princesa Sofía Albertina de 6 años, Lineo continua:" sin ciencia los demonios del bosque se esconderían detrás de cada arbusto y fantasmas nos aterrorizarían en cada esquina oscura; duendes, monstruos, espíritus de los ríos, y los demás miembros de la banda de Lucifer vivirían entre nosotros como gatos pardos y la superstición, brujería, magia negra, rondarían entre nosotros como mosquitos".29 Los viajes de exploración, según Lineo, le darían la oportunidad a Suecia de reemplazar productos previamente importados. El gobierno sueco,

27. Michel Foucault, "The politics of heaith in the eighteenth century", en: Power/knowledge: Selected Interviews and other Wríttíngs, 1972-1977, (Londres: The Harvest Press, 1980) pp. 166-182. 28. Carl Linnaeus, "Tva svenska akademiprogram", Svenska Linnesallkapets Arsbok, 37-38 (1954):106. Citado por Lisbet Korner, "Natura and Nation in Linnaean travel", en: Visions ofEmpire, (Cambridge: Cambridge University Press, 1995) Traducción al castellano del autor. 29. Carlos Lineo, "Tal, vid deras kongl. Majesteters hoga narvaro, hallit uti Upsala, pa Stora Carolinska Larosalen den 25 septemb. 1759", reimpreso, Arvid Hj, Uggla, Ed., Fyra Skritter, citado por Lisbet Korner, Op.cit.

48

como muchas otras naciones europeas notablemente España, asumirían que la exploración científica de la naturaleza conduciría a una reforma económica. Al promover el conocimiento la corona estaba estimulando el expansión comercial y la explotación sistemática del imperio y la periferia. Detrás de esta visión utilitaria y comercial está una concepción religiosa y teleológica de la naturaleza la que fue central no sólo para Lineo sino para la historia natural del siglo XVIII en general. Todos los viajeros naturalistas pertenecieron a una cultura convencida de que el mundo en su totalidad y cada detalle de éste correspondía a un diseño racional con propósitos determinados. Las categorías fundamentales de la filosofía lineana de clasificación, "género" y "especie", son presentadas como reales y naturales. Estas constituyen las unidades inmutables de la creación. El orden de la naturaleza, para Lineo, era una muestra visible de la sabiduría y generosidad del creador. La tierra para él no es más que el "Gabinete de historia natural de la obra del sabio creador"30 y el hombre es la criatura para quien todo lo demás habría sido creado31. La visión europeo-cristiana de la naturaleza nunca abandonaría la idea de que el fin de la creación y de la naturaleza era el beneficio del hombre. La botánica y la taxonomía lineanas, ya reconocidas oficialmente por instituciones españolas, eran vistas como útiles para propósitos de justificación de orden religioso que, a diferencia de otras ramas del conocimiento, no ofrecía ninguna amenaza directa a la Iglesia católica32. Sin lugar a dudas, esta es otra razón para justificar el incondicional apoyo del Estado a la botánica. Recordemos que la monarquía y la Iglesia en España eran inseparables. Que a pesar de sus diferencias nunca dejó de existir un fuerte apoyo mutuo y eran, por decirlo así, partes de una misma red de autoridad. La religión jugaría un papel central en darle forma y sentido a la forma como los hombres se relacionan con la naturaleza.

Dios había creado el mundo que aparecía racionalmente ordenado para cumplir un propósito, el beneficio material del hombre. El hombre tenía entonces no sólo el derecho sino el deber de comprender y explotar ese orden divino, "la economía de la naturaleza". El rey como un agente divino, era un intérprete de esas leyes naturales. El establecimiento de un nuevo orden natural reforzaría los fundamentos de la monarquía y sus intereses imperiales. Ya hemos descrito algunos de los factores políticos y religiosos que determinaron el diseño de las Reales expediciones botánicas, lo que nos permite entender mejor no sólo por qué la botánica es la rama del saber con el mayor apoyo de la corona española sino también cómo los museos de Historia Natural y los Jardines Botánicos fueron importantes símbolos de poder imperial y prosperidad entre los imperios europeos del siglo XVIII. Los logros de las expediciones fueron considerados como evidencia de soberanía. Los Jardines Botánicos y los museos fueron galerías públicas donde los imperios podían mostrar su riqueza y poder. Tal y como lo expresa el embajador español en Inglaterra refiriéndose a los trabajos de los exploradores: "Sería en extremo útil publicar lo más pronto posible los reportes de nuestros viajeros y sus descubrimientos en aquellos lugares, publicar los mapas que tanto nos han prometido ... pues para esta nación (Inglaterra) no hay mayores actos de posesión que estas publicaciones...".33 El propósito de la historia natural era hacer de objetos extraños algo familiar, transformar la naturaleza en algo accesible y manejable. Esta acumulación y apropiación fue posible porque problemas de espacio y preservación fueron solucionados. Este proyecto global de ordenar la creación de Dios necesariamente implica la reincorporación de la naturaleza en un patrón de unidad y orden eurocéntrico y cristiano. La tarea de la historia natural podría resumirse a la movilización de objetos naturales a lo que el sociólogo francés Bruno Latour llama "centros de cálculo", lugares donde se acumula la información necesaria para tener control sobre el conocimiento34. El proceso implica extraer

30.Carlos Lineo, "Naturaliesamlingars andamal och nytta", Estocolmo, 1754. Reinpreso en Fyra Skrifíer, Ed. Arvid Hj. Uggla, citado por Lisbet Korner, Op.cit. 31.En este caso el término "hombre" se refiere muy seguramente al género masculino de raza blanca y seguramente de nacionalidad sueca. 32.En algunos casos la filosofía lineana seria criticada por suponer que las ¡nocentes plantas tubieran actividad "sexual". 33.Carta a Grimaldi, Archivo General de Simacas, Secc. Estado, leg. 6944; citado por F.J. Puerto Sarmiento y A. Gonzaies Bueno, "Política científica, y expediciones botánicas en el programa colonial ilustrado" en A. Lafuente et al (Eds.) Mundialización de la y la Cultura Nacional (Madrid: Universidad Autónoma de Madrid, Doce Calles, 1993) p. 333. 34.Bruno Latour, Science in action: How to follow scientists and engeneers through society, (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1987).

49

los objetos naturales de sus medios. La descontextualización de objetos y su re-acomodación en estos centros requiere de una serie de técnicas que incluyen disecar animales, secar plantas, nombrar y clasificar especímenes, transportarlos y hacer ilustraciones. Esto le permitió a los imperios europeos fragmentar y archivar la naturaleza y al mismo tiempo exhibir y celebrar la magnitud de sus posesiones. No sólo se trata de movilizar físicamente plantas, animales o muestras minerales a centros europeos; se trata de traducir la variedad de la naturaleza a un nuevo orden, a un lenguaje propio de personas con un entrenamiento, educación y posición social específicos. Un lenguaje que a pesar de ser propiedad de algunos pocos tenía la pretensión de ser universal. No debemos olvidar que el latín era el lenguaje de la taxonomía, de las leyes, de la Iglesia y del conocimiento, el lenguaje del poder. Esta nueva forma de exploración, que ya no se concentra en la circunnavegación de continentes o en el establecimiento de fronteras y rutas de navegación, sino que tiene cómo su central interés la exploración del interior de los continentes y la catalogación de cada uno de sus objetos, necesariamente va acompañada de una imposición de valores aún más violenta y efectiva. La taxonomía es fundamental para la diseminación del poder, es una ciencia que delimita y demarca objetos, organiza dominios y designa fines. Como lo explica David Mackay, "en la medida en que colectores penetran otras culturas ellos se transforman en agentes del imperio en un sentido más profundo. Sus inventarios, clasificaciones y movilizaciones eran la vanguardia y los instrumentos de un orden europeo que se imponía en todo el mundo" 35

III. CIENCIA E INDEPENDENCIA Las instituciones científicas europeas, museos de historia natural y jardines como Kew Gardens en Londres, el Jardín de las Plantas de París, el Real Jardín Botánico de Madrid, fueron grandes casas de intercambio que buscaban hacer de cada nación una nación independiente y autosuficiente en relación con otros poderes imperiales. Pero lo que la mayoría de comentadores sobre la ciencia colonial del siglo XVIII y XIX parecen ignorar, es que la historia natural también comienza a practicarse dentro de los continentes explorados y en manos ya no sólo

de viajeros sino de habitantes nativos. Y que estos proyectos europeos de exploración y la implantación de la ciencia occidental no hubiera sido posible sin la colaboración de una élite americana interesada en adoptar los métodos y participar de las ambiciones de la ciencia europea. La historia natural, medicina y astronomía, pronto se convertirían en la profesión y el interés de no-europeos. Los naturalistas europeos no sólo entrenaron en medicina o historia natural a algunos americanos, sino que fundaron instituciones como jardines botánicos, museos de historia natural, observatorios astronómicos y contribuyeron a reformar la educación universitaria. Una vez estas instituciones fueron creadas se convertirían, como sus homólogos europeos, en símbolos de poder local, órganos de diseminación de una ideología de apropiación característica de la Ilustración europea. En el caso de La Nueva Granada sabemos que alrededor de José Celestino Mutis y la Real Expedición Botánica, se reúne una élite de americanos que se convirtieron en practicantes y promotores de actividades científicas. Los miembros y colaboradores de la expedición conformaron un grupo de criollos ilustrados en cuyas manos la historia natural, medicina, geografía, astronomía se convirtieron en la expresión de sus intereses políticos. El proceso de apropiación que identifica la exploración europea del Nuevo Mundo comienza a echar raíces a miles de millas de Madrid y a perder contacto con la corona. El proyecto de apropiación ya no es la tarea de viajeros sino de una burguesía local. Este grupo de americanos compartía con los europeos la educación, el propósito y el deseo de dominar la naturaleza pero sin el respaldo de ningún imperio. En su mayoría llegaron a ser figuras influyentes con altos cargos oficiales y un considerable control político. En el caso de la Nueva Granada podemos recordar los nombres de Francisco José de Caldas, Francisco Antonio Zea y Jorge Tadeo Lozano entre otros. Sin excepción ellos eran de ascendencia europea y tuvieron acceso a educación europea. Algunos fueron ejecutados por las autoridades españolas debido a sus vínculos con la independencia y fueron convertidos en modelos de orgullo nacional y en símbolos del nuevo poder político de las jóvenes naciones americanas.

35. David Mackay, “Agents of Empire: the Banksian Collectors and Evaluation of New Lands” en visions of Empire, (Cambrige: Cambrige University Press, próxima aparición).

50

De la Ilustración hemos heredado la noción de que el conocimiento científico es siempre un instrumento de progreso y liberación. La supuesta universalidad de la ciencia occidental nos conduce a suponer que su práctica es siempre benéfica para la humanidad entera. Sin embargo sus métodos y fines son inseparables de los intereses de quienes tienen control sobre dichas prácticas. En su inmensa mayoría los naturalistas de la colonia fueron educados en Europa; si existieron impresionantes esfuerzos de destacados científicos americanos autodidactas, éstos siempre dependieron de publicaciones e instrumentos europeos. Francisco José de Caldas, uno de los más destacados hombres de ciencia de la colonia afirma con tristeza: "¡Qué triste destino es ser americano! Después de años de investigación y si encontramos algo nuevo, sólo podemos decir: no está en mis libros".36 La Ilustración llevó a que los hombres de ciencia de otros continentes participaran de las técnicas, métodos y problemas de la ciencia europea. Cómo cosecuencia su reconocimiento dependía de la aprobación de instituciones, sociedades, academias y publicaciones europeas. La élite ilustrada de la colonia tuvo un papel importante en el surgimiento de las nuevas nacio-

nes, pero no creo que tenga sentido continuar celebrando su protagonismo en un proceso revolucionario de liberación cuando su más eficiente papel fue el de poner en práctica una serie de instrumentos de apropiación que habían traído los europeos. Aún más, la implantación de dichas prácticas y su institucionalización en América contribuyó a que buena parte de la población perdiera el control que tenía sobre la naturaleza y sobre sus propias vidas37. Con el debido respeto a los exploradores del siglo XVIII, y sus incentivos cristianos, con toda mi admiración a los logros de los naturalistas, no podemos olvidar que el objeto de la exploración científica de America fue no sólo una explotación comercial más eficiente sino también la imposición de los valores de una cultura, la destrucción del conocimiento de los nativos americanos y su substitución por la "verdadera racionalidad". John Lynch llega a afirmar que "la Ilustración española en América no fue mucho más que que un programa de imperialismo renovado".38 La Ilustración, tantas veces presentada como la fuente de ideales de liberación e independencia, lejos de ser el fin del imperialismo, es el inicio de una forma de control y dominación aún más profunda.

36. Francisco José de Caldas, "Las investigaciones metereológicas de Caldas*, en Obras Completas, (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1966). p.155. 37. Numerosos trabajos que se ocupan del tema de ciencia e imperialismo y la difusión de la ciencia occidental han aparecido recientemente. Un breve comentario sobre las discusiones actuales sobre el tema está en: Mauricio Nieto, 'Poder y conocimiento científico: nuevas tendencias en historiografía de la ciencia" en Historia Crítica, 10 (enero-junio, 1995):3-13. 38. John Lynch, "The Origins of Spanish American Independence" en L. Bethel (Ed.) The Independence oí Latín America, Cambridge: Cambridge University Press, 1989), p. 40.

51

"SAN BENITO" O "MAME NENE QUE YO YA MAME"

(1972). El primer nombre se refiere al atuendo que la inquisición española hacia lucir a los individuos -incluido el gorro- como castigo por sus supuestos delitos. Manrique carente de todo tacto mostró este collage a otro miembro del P.C.C durante el congreso nacional de 1973. Dicho individuo no compartió las ideas artísticas allí expuestas y asumiendo la fidelidad debida ante el partido, transmitió sus ideas al resto de los congresales. La interpretación que tradujo la postal, fue la de una comparación odiosa de las masas del P.C.C. con las pertenecientes al Nazismo, lo cual se tradujo en el despido fulminante de Manrique de las filas comunistas colombianas. El artista en estado paupérrimo camino en la noche por las desoladas calles de Cúcuta. Para devolverse a Bogotá debió cambiar sus postales por trasporte y comida, dejando lo que Ortiz en sus escritos llama "una estela luminosa de estética revolucionaria". El segundo nombre de la estampa es posterior al primero y se interpreta como una advertencia o concejo irónico de Manrique hacia las juventudes. 52

LAS HOJAS DEL OTOÑO: ANCIANOS Y VIUDOS DEL SIGLO XVIII NEOGRANADINO Pablo Rodríguez. Profesor de la Universidad Nacional de Colombia.1

J

unto a la infancia, la ancianidad y la viudez constituyen dos estados de indudable significación para toda sociedad. Tanto desde el punto de vista biológico como cultural, cada sociedad concibe unas imágenes ideales de estos tres momentos de la vida de cada persona. Paradójicamente, son a su vez estos tres estados los que mayor desamparo e indefensión representaron para cada individuo en el pasado. Al acercarnos a indagar sus peculiaridades cada uno de estos estados nos revela una historia compleja en consideraciones, vivencias y realizaciones. En la historiografía moderna hasta hace pocos años había pasado desapercibida la dimensión del contenido cultural de estos estados. Fue el conjunto de la obra de Philippe Aries la que sugirió y nombró el conjunto de nociones creadas y reelaboradas en distintos momentos históricos por la sociedad europea para concebir la infancia, la juventud, la maternidad, la viudez y la vejez. En España y América Latina estos estudios empiezan a suscitar el interés de los investigadores. La historia colonial hispanoamericana probablemente por su carácter violento y caótico hacía impensable una historia de los infantes, los ancianos y los viudos. A ojos de muchos, aún hoy, esta historia debe parecer exótica. No obstante, los primeros resultados investigativos sugieren un panorama prometedor como también han demos-

trado su capacidad iluminadora sobre procesos sociales, económicos y culturales más amplios.2 En nuestro caso, no existe ningún estudio publicado que haya intentado siquiera considerar alguno de estos tres estados en la historia del Nuevo Reino de Granada. El propósito del presente artículo es el de describir los rasgos más sobresalientes de la vida de los ancianos y los viudos neogranadinos en el siglo XVIII. Asimismo, intentaré establecer las relaciones pertinentes entre las formas y las estructuras familiares y las características sociales de estos dos grupos. 1. LOS ANCIANOS No deja de resultar llamativo que fuera Simone de Beauvoir la que nos recordara recientemente la historicidad de la vejez. El precario conocimiento que tenemos de los viejos del pasado no obedece solamente a que constituyen un tema sombrío y triste, sino a una extraña resistencia nuestra a encontrar en ellos trazas de significación vital. Los ancianos dado que no constituyen una fuerza económica, en las sociedades contemporáneas son considerados como una carga, como gente que debe ser "arrumbada". En el plano personal la gente joven ve la vejez como algo que no le tocará, los adultos se esfuerzan por simular su advenimiento y los ancianos tratan de sobrellevar el anonimato de su existencia. Es este silencio, este olvido de los ancianos

1. El autor expresa su gratitud con Ana Isabel Arenas de la FES en Cali y con la Universidad del Valle por el apoyo recibido para las primeras consultas de archivo de esta investigación. De Colciencias y la Universidad Nacional también ha recibido un conveniente respaldo institucional. 2. Simone de Beauvoir, La vejez, México, Editorial Hermes, 1983; Philippe Aries, "Une histoire de la vieillesse?" en Communications 37, número dedicado a la vejez, París, 1983; Georges Minois, Historia de la Vejez desde la Antigüedad hasta el Renacimiento, Madrid, Editorial Nerea, 1989.

53

como realidad social, histórica y cultural el que ha motivado en los últimos años nuevas actitudes de intelectuales y académicos.3 Sin embargo, la vejez no es una realidad fácilmente definible. Sin duda es biológica, con sus consecuencias físicas y sicológicas. También es cultural. Si bien hay unos cambios en el aspecto exterior en todos los individuos que marcan su envejecimiento, las sociedades le asignan a su vez un lugar y un papel al anciano con base en su posición, su experiencia y su impotencia. Cada sociedad ha producido un modelo ideal de anciano con el que valora a cada individuo al llegar a la vejez, exaltándole o marginándole. Pero, ¿cuándo una persona se hace vieja? ¿a los sesenta, sesenta y cinco o setenta años? Nada más confuso que los contornos de la vejez, complejo físico-sicológico. Minois ha llegado a preguntarse si tiene uno la edad de sus arterias, de su corazón, de su cerebro, de su moral o de su estado civil4. En ausencia de unos rituales de passage que señalen a los ancianos de nuestro siglo XVIII, su estudio resulta sumamente difícil. Conviene iniciar indicando que las personas de más de sesenta años constituían un grupo muy reducido en cada ciudad. Pequeña minoría con visible mayoría femenina. En la ciudad de Medellín este grupo constituía apenas el 3.6% de la población, en Cali el 4.4%, en Cartagena el 4.8% y en Tunja el 6.9%. La expectativa de vida en estas ciudades con seguridad no se situaba por encima de los 50 años y a partir de los 60 años las personas vivían una ganga. No quiere esto decir que no se presentaran casos de personas que en forma sorprendente alcanzaban los 85 y aún los 90 años5. En términos de sexos parecería que la longevidad favorecía positivamente a las mujeres. En Cali mientras los varones eran 86, las mujeres eran 195; en Cartagena los varones eran 148 y las mujeres 301 y en Tunja los varones 32 y las mujeres 78. De manera llamativa en Medellín los grupos de hombres y mujeres de más de sesenta años estaban compuestos por un número bastante reducido, 55 y 62 respectivamente. Arribar a la vejez no era privativo de la minoría blanca del Nuevo Reino de Granada. Desde el punto de vista racial los ancianos pertenecían prepon-

derantemente a los grupos mayoritarios de la población, es decir a los mestizos y mulatos, secundariamente al grupo de los blancos y de los negros. Los esclavos y los indígenas en muy contadas ocasiones alcanzaban los sesenta años. Sin embargo, los ancianos del siglo XVIII vivían con mucha frecuencia un estado civil poco acorde con su fragilidad. Los ancianos casados conformaban apenas entre un 20% y 30% de las ciudades estudiadas, con excepción de Medellín donde alcanzaban un 51%. Cabe indicar que el grupo de ancianos casados era principalmente de varones que habían contraído segundas o terceras nupcias, o, también que mantenían una diferencia notable de edad con sus esposas. Por el contrario, los ancianos solteros y viudos eran básicamente mujeres, que en su número casi cuadriplicaban al de los hombres. Debe advertirse, también, que los ancianos solteros podían haber tenido hijos naturales de una o varias relaciones. Pero, ¿cuál era la posición de los ancianos en sus hogares, qué cambios imponía la vejez en los papeles domésticos? A saber por los registros de empadronamiento de estas poblaciones las personas casadas de más de sesenta años normalmente conservaban su jefatura en el hogar. No sólo cuando convivían con sus hijos solteros o casados, sino cuando daban albergue a otros parientes o inquilinos. Resulta llamativo que un número considerable de ancianos de ambos sexos encabezara hogares con inquilinos. Asimismo, el bajo número de personas de más de sesenta años que convivían exclusivamente con su cónyuge de similar edad alude probablemente a una diferencia sustancial con las sociedades contemporáneas. Al extenderse en el siglo XX la expectativa de vida para hombres y mujeres, y efectuarse sus nupcias con edades cercanas, el número de parejas que podían compartir su vida conyugal entre los sesenta y los ochenta y cinco años aumentó considerablemente. Los ancianos casados parecerían gozar de una condición de privilegio en sus hogares. Esto es posible observarlo en el hecho de que no se veían obligados a vivir bajo el techo de sus hijos, parientes o vecinos. Sin embargo, esta circunstancia cambiaba substancial-

3. El escribano José Antonio Benítez que llevó un diario de los hechos notables de Medellín desde mediados del siglo XVIII reseña la muerte de Don Valentín de Rodas a los 100 años y de Doña Agustina Guerra Peláez con 104 años. Carnero y Miscelánea de varias noticias, antiguas y modernas de esta villa de Medellín, Trascripción y prólogo de Roberto Luís Jaramillo, Medellín, Ed. Secretaría de Educación y Cultura, 1988, pp. 265 y 371. 4. Archivo Histórico de Antioquia, Escribanos, 1793, fol. 46v. 5. Archivo Histórico de Boyacá, Notaría 1a., 1788, fol. 347. 54

rriente. Sus hijos casados debían seguramente intentar construir un hogar fuera de casa. La compañía de estas ancianas era con mayor frecuencia la de sus hijas mujeres, consecuencia de la soltería extendida entre ellas. Pero, también, la vida de estas mujeres con su prole debía desenvolverse junto a otros inquilinos y huéspedes. La circunstancia precaria de los ancianos del siglo XVIII se reflejaba principalmente entre este grupo de viudas y solteras. Normalmente vivían en cuartos de inquilinato, en los que, es difícil precisarlo, pagaban alguna renta. Su estado miserable o la condición de limosnero que enseñaban hace pensar que en muchas de estas casas encontraban un refugio de caridad. En ausencia de instituciones de caridad que acogieran a los pobres y en este caso a los ancianos, la comunidad manifestaba su espíritu cristiano brindándoles albergue. Otros legaban en sus testamentos partidas para los pobres y los ancianos. Y aunque en las últimas décadas del siglo ya se advertía la necesidad de fundar instituciones de caridad, fueron los nacientes hospitales de San Juan de Dios los que buscaron socorrer a los desvalidos. No obstante, el funcionamiento de estos sanatorios en sus primeros tiempos fue muy conflictivo y carente de recursos, por lo que su establecimiento real se retardó hasta mediados del siglo xix.

mente en el caso de los viudos y los solteros. Su estado de indefensión se hacía agudo; aunque no tanto para los hombres como para las mujeres.

El desgarramiento del mundo familiar del siglo XVIII puede apreciarse también en el hecho de que una proporción significativa de los ancianos terminaba viviendo solos. De nuevo eran las ancianas viudas y solteras las que con mayor frecuencia veían concluir sus días sin quién las asistiera. Las ancianas blancas y con algún capital se favorecían de la compañía y servicio de indígenas y esclavas. Mientras que las blancas pobres, las mestizas y las mulatas, vivían su desamparo en su único patrimonio, un ranchito de paja en los barrios humildes de estas ciudades.

Para las ancianas viudas o solteras la compañía de sus hijos e hijas solteros era un hecho casi co-

De esta orfandad era de la que tal vez buscaban salvarse las ancianas que otorgaban la libertad a sus

FUENTE: Padrones de Población de Tunja 1777, Medellín 1786 y Cartagena 1777.

55

esclavas a condición de que les sirvieran hasta el final de sus días. En sus últimos años estas mujeres y sus esclavas entablaban un afecto auténtico. Los legados de libertad, prendas de vestir, ganado y, en ocasiones, algún terrenito para sus esclavos más próximos eran más que una muestra de gratitud. Otras ancianas no ocultaban en sus testamentos su aprecio y cariño hacia hijas, sobrinas o ahijadas que las habían asistido en los achaques de la vejez. Algunas reconocían incluso los gastos que sus enfermedades habían ocasionado a sus hijos. En algunos casos los hijos velaban directamente de la asistencia de sus padres ancianos. En Medellín el presbítero José Antonio Martínez, próximo a la muerte, legó sus bienes a su sobrina Josefa del Pino "...con la calidad de que ha de vivir con mi padre y le ha de cuidar y alimentar atendiéndole en cuanto se le ofrezca".6 Sin embargo, en otros casos los ancianos no ocultan las muestras de desencanto con hijos legítimos o adoptivos que les habían abandonado en sus últimos años. Como Doña Antonia Guarín, vecina de Tunja, quien registra en su testamento: "...declaro haber criado a un niño llamado José Antonio a quien vestí y cuidé mirándolo con todo amor y caridad, pero luego él que se vio vestido manifestando su ingratitud en tiempo en que pudiera haberme servido de algún alivio se ausentó sin que jamás hubiese vuelto a la casa; pero no obstante esta ingratitud quiero se le den 100 pesos en dinero y también todo el ajuar de cama, pabellón y colchón, sábanas, almohada, frazada y sobrecama para que éste lo goce con la bendición de Dios y tenga presente que si a lo menos me hubiese acompañado podía haber logrado algo más".7

de los patrones. Sentimientos que con suerte podían favorecer a estas ancianas. Pero la vejez del siglo XVIII no equivalía a improductividad, inhabilidad. Los ancianos continuaban desempeñándose en sus oficios de manera regular a pesar de sus achaques. Al efectuarse el inventario de oficios de la población de Tunja se encontró que los ancianos cumplían una gama sumamente variada de oficios, algunos bajo el título de maestro y otros tan doméstica y cotidiana como el de cargador de agua. Conviene observar que estos oficios conservados por los ancianos debían variar de una ciudad a otra. En Tunja el peso de las labores texti-leras es apenas evidente en el número de mujeres que lo realizaban. Igualmente la chichería, actividad con rasgos similares a los de la pulquería, tenía en las mujeres de edad sus mejores administradoras. En Cartagena de Indias, uno de los principales puertos del Caribe, los distintos oficios en la Armada, en el comercio interoceánico y en el préstamo de dinero eran más socorridos. En Medellín, por el contrario, debido a su fundamento agrario eran las labores del campo las que se cumplían casi con exclusividad. En el caso de estas últimas dos ciudades, aunque carecemos de un registro de oficios para las mujeres, por otras fuentes conocemos su desempeño como cigarreras, pulperas, tenderas, planchadoras, lavanderas, cocineras, parteras, re-

Un caso distinto lo constituye el de las ancianas que se desempeñaban en el servicio doméstico de un hogar prestante. Carentes de todo recurso, encontraban su sustento y su amparo en otro techo. Su propia historia familiar se difumina a toda pretensión de inventario del historiador. Es probable que el calor de este hogar adoptivo compensara su propio desarraigo. Más no podría olvidarse que el ritmo de las tareas diarias debían tallar hondo en las frágiles fuerzas de las ancianas. A su vez, una combinación de resentimiento por alguien que empezaba a ser una carga y de gratitud por la persona que había servido toda su vida debía asistir a la familia

6. José Antonio Benítez, op. tít, p. 201. 7. Archivo Histórico Municipal de Cali, Escribanos, Testamento de Don Bartolomé Martínez, 1780, fol. 68v.

56

sanderas y servidoras domésticas. Oficios que en muchos casos realizaban a domicilio. La vejez no implicaba pues un retiro forzoso de las labores y el confinamiento doméstico. En algunos casos personas con mucho más de los sesenta años desempeñaban tareas agotadoras. Sobre un anciano de Medellín, Javier Hernández, que tenía 112 años dice con admiración el cronista José Antonio Benítez: "...daba gusto ver sus fuerzas, entereza y robustez; pocos días antes de morir me encontré con él que venía con su azadón al hombro de trabajar de esas lomas de San Lorenzo; no caducó y era muy noticioso y sabía muchas cosas antiguas de esta Villa y por eso lo llamaban siempre a testificar en juicios en ambos tribunales, Eclesiástico y Secular".8 Los ancianos del siglo XVIII no sólo conservaban su vigencia en el trabajo, sino que eran a la vez, como nos lo recuerda el cronista Benítez, la memoria de sus comunidades. En las sociedades agrarias y de escasa difusión de la escritura, el anciano con su cúmulo de conocimientos legado de sus antepasados y de las experiencias de su vida se convertía en un ser tutelar, en una fuente. Era quien conocía de linderos, de títulos, de genealogías, de fechas memorables y de hechos olvidables. Sin embargo, la vejez también era arruinamiento. De manera inexorable las enfermedades, por leves que fueran, anunciaban el llamado de Dios. Muchos de los testamentos del Nuevo Reino de Granada no fueron dictados al escribano por moribundos en el lecho de muerte, sino por personas sanas y robustas que entraban a una edad en la que convenía disponer el alma para cualquier eventualidad. Tal vez se consideraba que a esta edad cualquier enfermedad resultaba fatal. O como consignaba alguno al final de su testamento: "...temeroso de la muerte como es natural a toda viviente criatu-

ra y su hora incierta para cuando llegue la mía quiero y es mi voluntad estar prevenido"9. Cabe agregar que en distintos casos dos o tres hermanos que se habían conservado célibes registraban ante notario en un mismo día sus testamentos, señalándose mutuamente como herederos en caso de morir uno u otro primero. Gestos postreros de fidelidad, de gratitud, de comunidad. Las enfermedades de los ancianos de este Antiguo Régimen tenían que ver sin duda con las peculiaridades del trabajo campesino y minero. Más que a accidentes, los ancianos que se encontraban en la condición de baldado, tullido o lisiado debían su enfermedad a malformaciones óseas o a hernias discales provocadas en sus labores. Se conoce también que las enfermedades de la piel eran frecuentes y mortales. Particularmente, los insectos y parásitos que atacaban los pies podían dejar a una persona "baldada" o "tullida".10 Menos discernibles son las enfermedades mentales de los ancianos coloniales. Para empezar las expresiones de fatuo, bobo, loco son bastante imprecisas. Un poco más reconocible, tal vez por su carácter coloquial, es la alusión al "anciano chocho".11 La ceguera, por el contrario, merece un comentario aparte. En la época no existía absolutamente ningún conocimiento médico que librara de afecciones corrientes como las cataratas, la miopía, la presbicia y el astigmatismo. El anciano tenía en su pérdida de visión una de sus más terribles e inevitables taras. Cabe recordar que en la Edad Media al igual que en el Siglo de Oro la imagen del ciego era equivalente a la de anciano12. Numerosos testamentos de la época tienen una nota explicativa que indica que un testigo firma a pedido del testador dado su impedimento de visión. La posesión y utilización de anteojos parece haber sido algo exótico. En la revisión detallada de los objetos personales de los individuos que testaron en estas ciudades

8. Lawrence Stone ha recordado recientemente en su profundo estudio sobre la historia de las relaciones afectivas en Inglaterra que pocas personas adultas eran saludables y atractivas. Las personas de ambos sexos sufrían largos periodos de enfermedades que los lisiaban y los incapacitaban por años o definitivamente. Llega incluso a afirmar que: "Aun cuando estuvieran relativamente sanos, a menudo sufrían de desórdenes que hacían que el sexo fuera doloroso para ellos o desagradable para sus parejas. Las mujeres sufrían de una serie de desórdenes ginecológicos, en particular leucorrea, pero también de úlceras vaginales, tumores, inflamaciones y hemorragias que a menudo hacían que la relación sexual fuera desagradable, dolorosa o imposible. Las personas de ambos sexos deben haber tenido con mucha frecuencia mal aliento por dientes podridos y constantes desórdenes estomacales que se pueden encontrar documentados en muchas fuentes, mientras que eran extremadamente comunes las úlceras supurantes, el eczema, las costras, las llagas abiertas y otras asquerosas enfermedades de la piel, que a menudo duraban años". Familia, sexo y matrimonio en Inglaterra, 1500-1800. México, F.C.E., 1990, p. 247. 9. J.A. Benítez comenta que: "El viejo Isaza si chocheaba y estaba sordo", op. cit., p. 201. 10. Según Simón de Beauvoir, en la Antigüedad y la Edad Media, el viejo ciego poseía una visión iluminada, op. cit., ps. 68-70. 11. Archivo Histórico de Boyacá, Notaría 1a. 1795, fol. 287v. 12. J.A. Benítez, op., cit., p. 201.

57

sólo he encontrado "dos pares de anteojos con sus arcos de plata, los tinos en una cajita de los mismo", que heredó Doña María Ignacia de Hinestrosa de su hermano Juan José en la ciudad de Tunja13. En Medellín, al menos el cronista Benítez debía conocerlos, pues en un comentario de los hechos célebres de la ciudad alude a los "...Hombres viejos que conocí y leían sin anteojos. Don José Antonio de Isaza Atuesta, padre de la primera Priora del Carmen. Fernando de Adarve, maestro albañil y Javier Hernández"14. Es probable que en Santafé de Bogotá, sede de la audiencia y de la más alta jerarquía eclesiástica, fuera más apreciada la utilidad de los anteojos por el uso que le daban los oidores y religiosos de edad madura. Finalmente, en cada ciudad del Nuevo Reino de Granada existía un grupo de mujeres que vestía con traje rústico a la manera de las religiosas y hacía voto de pobreza y de castidad. Las beatas eran generalmente mujeres viudas o solteras que en su edad adulta radicalizaban su sentimiento religioso. Vivían dedicadas al rezo y a la caridad. Lamentablemente, en la mayoría de los casos la existencia de las beatas ancianas transcurría entre la miseria y una profunda soledad. La mayoría vivía en cuartos de inquilinato socorridas por la piedad de los vecinos y las más prestigiadas en sus casitas junto a alguna esclava15. Los conventos sirvieron en muchos casos de refugio a ancianas solitarias que poseían algún patrimonio y hacían donaciones a la comunidad. Otras, se encontraban allí en condición de donadas, que eran como damas de compañía o sirvientes.16 2. LOS VIUDOS

Fue Peter Stearn quien por primera vez advirtió a los historiadores de la mujer y de la ancianidad el significado especial que para sus investigaciones tenía la viudez. En su memorable ensayo de 1980, insistió, además, en que los principales cambios de edad y en la condición de las mujeres afectaban de manera más determinante a los viudos. Los reclamos investigativos de Sterns fueron recogidos por un número sorprendente de estudiosos que desde Estados Unidos,

Inglaterra y Europa se ocuparon del tema. Recientemente, cuando Ida Blom quizo efectuar un balance de esta literatura para el Journal of Family History halló que las preocupaciones de los investigadores eran muy diversas, las maneras de efectuar sus análisis muy distintos y sus resultados cubrían muchos matices.17 No cabe duda de que estos países han vivido en las últimas décadas una revolución en la expectativa de edad de su población y en el surgimiento de un grupo de edad de más de sesenta años. Sin embargo, no habría aparentemente una explicación plausible al abandono del tema de la viudez entre los investigadores, cuando los cálculos sobre su dimensión en el pasado han sido alarmantes. Las investigaciones se han centrado prioritariamente en los ciclos de vida, en la infancia y en el matrimonio. Es posible que la mayor influencia para disuadir a muchos investigadores del estudio de la viudez sea el estereotipo que le ha caracterizado. Al menos en Occidente, el matrimonio y la mujer han tenido funciones básicamente reproductivas, mientras que la viudez posee unos papeles no reproductivos. En América Latina el tema de la viudez ha sido menos socorrido por los investigadores. Tal vez el único estudio detallado sobre el tema ha sido el ensayo de Bob McCaa, quien en forma justa llegó a comentar que "La viuda común ha sufrido malos tratos no sólo en vida a mano de sus maridos sino también en la muerte a mano de los historiadores"18. Al tratar de descifrar las reglas del mercado matrimonial, que McCaa prefiere llamar "feria nupcial", éste mismo encontró que el modelo demográfico de la Nueva España tendía por su propia dina-

13. En 1790, el presbítero caleño Don Tomás Ruiz de Salinas dejó un legado testamentario para asistir a las beatas de la ciudad. Con el capital y el rendimiento de su mina Sayja pedía que: "...Josefa Navarrete como recogida que se halla en el beaterío sea la sindica de él y de las beatas que en él existan por cuya mano se han de distribuir todo lo que entrare y fructificaren las minas de Sayja para que con arreglo a la pobreza de cada una les contribuya tanto con el vestuario como con los alimentos arreglándose como recogidas...". Archivo Histórico Municipal de Cali, Escribanos, 1790, fol. 67. Este beaterío estaba dedicado al culto del Señor Sacramentado, tenía su propia capilla, la imagen de bulto del Señor vestía esplendorosos adornos donados por sus fíeles y las misas eran acompañadas por la música y cantos del negro José que recibió la libertad a condición de servir durante su vida a dicha capilla. 14. Pilar Jaramillo de Zuleta, En olor de santidad: aspectos del convento colonial, 1680-1830. Santafé de Bogotá, Iglesia Museo Santa Clara, 1992, pp. 14-16. 15. Peter Stearns, "Oíd Women: Some Hístorical Observations", en Journal of Family History 5(1): 44-57; Ida Blom, "The History of Widowhood: a Bibliographic Overview", en Journal of Family History 16(2): 191-210. 16. Robert McCaa, "La viuda viva del México borbónico: sus voces, variedades y vejaciones", en Familias Novohispanas, s. XVI-XIX. Pilar Gonzalbo y Cecilia Rabell (compiladoras), México, El Colegio de México, 1991, p.300. 17. Archivo Histórico de Boyacá, Tunja, Escribanos, 1790, libro 201, fol. 91 v, y 1782, libro 195, fol. 91. 18. Archivo Histórico de Boyacá, Escribanos, 1788, Libro 200, fol. 179.

58

mica a generar abundante viudez y, siempre, más viudas que viudos. Y que las viudas, reales o ficticias, aguantaron duro su pobreza y pagaron cara su honra en aras de sobrevivir. Los rasgos que definen los contornos de la viudez en el Nuevo Reino de Granada parecerían no diferir substancialmente de los de la Nueva España. En Cartagena, Cali y Tunja los viudos constituían entre el 6% y el 7% de sus poblaciones. En Medellín de manera peculiar sólo alcanzaban el 3%. Según sus sexos en Cartagena los viudos conformaban el 2% de todos los hombres y las viudas el 10% de las mujeres, en Cali los viudos constituían igualmente el 2% de los hombres y las viudas el 9.4% de las mujeres, en Tunja los viudos reunían el 1.3% de los hombres y las viudas el 9.2% de las mujeres y, finalmente, en Medellín los viudos constituían el 0.7% de los varones y las viudas el 4.5% de todas las mujeres. Como se puede observar por estas cifras la viudez era un fenómeno preponderantemente femenino. El número de viudas excedía en mucho al de viudos de cada ciudad. En Tunja había 8 viudas por cada viudo, en Cartagena 7, y en Cali y Medellín 6. Esta diferencia tan notable puede explicarse por el mayor número de mujeres existente en cada población, por la diferencia de edad entre los cónyuges y por la mayor facilidad con que los viudos contraían segundas nupcias. Efectivamente, uno de los factores que con mayor frecuencia podía dejar a un número mayor de mujeres, aún siendo jóvenes, en estado de viudez era el hábito de contraer nupcias con diferencias de edad superiores a los 15 años. Mujeres que apenas cumplían 35 o 40 años entraban en la viudez con la pérdida de sus maridos de 55, 60 o más años. Asimismo, un conjunto de factores demográficos, económicos y culturales actuaba en favor de los varones para concertar sus segundas y hasta terceras nupcias.

Muchas mujeres recién se desposaban quedaban viudas y comprometidas con el sustento de uno o dos hijos. Ciertamente, la viudez femenina estaba muy relacionada con la maternidad y con un núcleo familiar. En cada ciudad, la mitad, cuando no las dos terceras partes de las viudas habían alcanzado a conformar una familia. En promedio las viudas tenían entre dos y tres hijos, y con bastante frecuencia eran las responsables de sus hogares. Por ejemplo, en el barrio Las Nieves de Tunja había 23 viudas, 6 no tenían hijos, 8 tenían 1, 4 tenían 2, 3 tenían 3, 1 tenía 4 y 1 tenía 5. Quince de estas mujeres eran las jefas de sus hogares. Casi todas se dedicaban a la hilandería, a excepción de una chichera, una sirvienta y tres que eran sostenidas por sus familiares. De las cifras del cuadro anterior llama la atención el número de viudas y viudos sin hijos. Esta proporción contradice la idea habitual de la propensión de las madres solteras a registrarse como viudas. Claro está, muchos de estos viudos aparecen sin hijos por haberlos perdido o porque se separaron de ellos una vez crecieron. Otros perdieron a su esposo o esposa sin haber logrado procrear. Como Pedro Vicente Muñoz que perdió a su esposa María Luisa Velandia en el parto de su primer hijo, o Don Juan Antonio de Torres que tuvo un primer matrimonio durante 22,años con Doña Juana Rita de Brastos sin tener hijos, al enviudar contrajo segundas con Doña Rafaela de

VIUDEZ SEGÚN SEXO Y NÚMERO DE HIJOS

Por su edad, las viudas diferían mucho de su estereotipo. En muchos casos no se trataba exclusivamente de mujeres ancianas. En Cartagena, Tunja, Medellín y Cali el 55% de las viudas tenían menos de 50 años. De éstas al menos el 25% tenía menos de 40 años. Por distintas causas en cada ciudad se presentaban casos de viudez prematura. En Cartagena y Cali, por ejemplo, había 7 y 5 viudas de menos de 20 años. Fuente: Padrones de Población de Cali 1797, Medellín 1786, Tunja 1777 y Cartagena 1777.

59

Torres que murió unos meses después en estado de embarazo19 De otro lado, existía una diferencia notable en el número de hijos que mantenían los viudos y las viudas. Muy pocos viudos convivían con más de tres hijos. Mientras que un número muy crecido de viudas continuaba su vida junto a su crecida prole. Esto en parte es explicable porque las diferencias de edad entre los cónyuges y la propia dinámica demográfica colonial hacían que los maridos sucumbieran primero. Pero, también ocurría un hecho muy significativo: las viudas con una prole numerosa tenían mayores limitaciones para contraer unas segundas nupcias. Las segundas nupcias o "la segunda cama" parecen haber sido más corrientes de lo que en ocasiones presuponemos. Al menos para los viudos que no importando su edad tuvieran una condición modesta. Las viudas, por el contrario, que tuvieran una dote y un patrimonio personal podían explorar con alguna ventaja un nuevo matrimonio, incluso con alguien más joven. Tal vez la diferencia de opción para contraer segundas nupcias entre viudos y viudas se observe mejor si los comparamos por sus registros de archivo. Al revisar los testamentos de Tunja entre 1780 y 1800 encontré que 20 viudos contrajeron segundas nupcias y 5 celebraron una tercera velación; mientras que sólo 5 viudas contrajeron un segundo matrimonio. En Medellín 7 viudos y 2 viudas contrajeron segundas nupcias, y en Cali 5 viudos y 4 viudas celebraron un segundo matrimonio. No se piense que entre la muerte del cónyuge y el nuevo matrimonio debía transcurrir un tiempo largo. Unos meses bastaban para que se efectuaran la nuevas nupcias. La preocupación del tunjano Don Miguel Buitrago y Gómez por consignar en su testamento que luego del fallecimiento de su primera esposa se había mantenido cinco años en "viudez y soltería", tenía que ver más con la libranza de los bienes adquiridos en esos años que con el registro de un momento de su vida20. El propio traje de

viudez no era de uso corriente, o, al menos, no se le registra de manera frecuente entre los bienes de las viudas. Así, entonces, el período de viudez para muchos no era definitivo. Una situación distinta vivían las viudas de bienes cortos y las ancianas. La situación económica y la edad debían actuar de manera compleja para decidir la posibilidad de un segundo matrimonio de las viudas. Una viuda pobre y cargada de hijos con seguridad no se hacía ilusiones de un nuevo matrimonio. Una viuda joven y con uno o dos hijos, podía con alguna suerte encontrar cónyuge entre los varones de su propio grupo. Pero era obvio que las viudas quedaban sumidas en un estado de indefensión. Ciertamente, uno de los hechos que demuestra esta circunstancia es el de que los hijos naturales de las viudas llegaban después de enviudar o entre las dos nupcias. Desamparadas y en la ansiedad por remediar su estado se aventuraban en amores y tratos ilícitos que con mucha frecuencia tenían poco éxito. Robert McCaa, en su ensayo sobre las viudas novohispanas ya citado, describió de manera magistral la fragilidad de la vida sentimental de las viudas. De la que concluyó, que las viudas generalmente encontraban "poca sombra" en los hombres, fuesen solteros o viudos. Mujeres para las que viudez y pobreza resultaban una lamentable combinación. Otra diferencia sustancial parecería existir en las motivaciones que tenían viudos y viudas para contraer nuevas nupcias. ¿Qué buscaban unos y otros al establecer un nuevo vínculo matrimonial? Aunque no es muy fácil estimar el hecho parecería que los viudos no apetecían contraer nupcias con otros viudos. Es probable que los viudos buscaran inicialmente remediar la ausencia de sus esposas con la ayuda de las mujeres de la familia o contratando a alguna mujer para los oficios domésticos21. Sin embargo, la mayoría de los viudos buscaban sus segunda nupcias y lo hacían con mujeres menores que ellos. De esta manera los viudos reemplazaban el trabajo de su última esposa. Un viudo con una prole para criar encontraba en una nueva esposa la

19. Pedro Ignacio Niño, también de Tunja, contrajo segundas nupcias con María Gerónima Leal tres meses después de haber fallecido su primera esposa Juana Gertrudis de Torres. Como motivación para sus nuevas nupcias dijo que '...por haberse salido mi hija María Rita de mi casa y casadose contra mi voluntad por lo que debía ser desheredada me volvía a casar". Archivo Histórico de Tunja, Escribanos, 1784, Libro 196, fol. 10v. Por su explicación uno pensaría que Pedro Ignacio Niño tenía en María Rita el reemplazo de su esposa para las labores de la casa; al perderla decidió casarse. 20. Este hecho podría explicar el fenómeno de que muchos segundos matrimonios no engendraran hijos Por ejemplo, en Tunja de los 25 viudos y viudas que contrajeron segundas nupcias, 13 no tuvieron hijos en su nuevo matrimonio. Probablemente, como explicación, además de las cargas de una prole numerosa de dos matrimonios deba añadirse la edad de los cónyuges. Como en el caso de Juan José Vela que tuvo su primer matrimonio con Doña María de Medina y Rojas durante 52 años y 8 meses, al fallecer ésta casó de nuevo con Doña María Lucía de Torres. Dos años después aún no tenían hijos. Archivo Histórico de Boyacá, Escribanos, 1784, Libro 196, fol. 110

60

persona que le cuidaba los hijos y la casa mientras continuaba administrando sus negocios. No obstante, los nuevos hijos con su segunda esposa sumados a los de su primer matrimonio crecían de manera agobiante las cargas del hogar. Las viudas, por el contrario, antes que compañía y asistencia debían buscar en sus segundas nupcias un soporte económico. La percepción de los estados emocionales, afectivos y sicológicos de la viudez es difícil de lograr debido a la ausencia de una documentación más íntima que permita observarlos. El hallazgo de diarios, cartas o autobiografías facilitaría correr el velo que oculta su existencia.

De todos modos, sí surge la consideración de que la viuda en la época colonial no debía representar la imagen de un ser negativo, sombrío y misterioso. La viuda era una persona común de la sociedad colonial, en cada ciudad muchas se encontraban en este estado, y sus papeles se desempeñaban en muy diversos escenarios. Probablemente la imagen negativa de las viudas haya surgido en una época posterior, cuando disminuyó el número de viudas. De otro lado, la habitual idea de la "viuda feliz" parecería ser una ficción. El común de las viudas eran mujeres adultas agobiadas por las cargas y la pobreza.

61

ATROPELLADA

(1975). En esta obra Manrique es directo. El verdadero cuerpo de la universitaria Maria Elvira Lópera yace muerto. La causa, Ernesto Brigard López conductor y hombre de negocios, por "comerse" un semáforo la ha atropellado. El caso dada la prestancia y buenas conexiones del directo implicado fue distorsionado por los medios de comunicación. Los comunicadores aprovecharon la coincidencia de una pelea de la fallecida con su novio el mismo día del suceso, para atribuirle a ella la mayor parte del "descuido" que condujo a su muerte. El caso, por supuesto, no paso a mayores. La visión de la virgen se ve obstaculizada por una cómoda silla, ¿pertenecerá dicho mueble a la clase acomodada?.

62

PROTESTAS SOCIALES EN COLOMBIA 1946-1958* Mauricio Archila Neira. Profesor Asociado de la Universidad Nacional de Colombia e investigador del CINEP.

"No es fácil para el historiador o para el sociólogo restituir la palabra a quienes nunca la tuvieron, a quienes no gravaron inscripciones ni dejaron tabletas ni manuscritos y cuyos heraldos murieron colgados, crucificados o agotados por las privaciones, sin que ningún memorial los registrara. De allí el interés por las incursiones, hoy posibles, en la historia de los colonizados, de sus protestas, de su motines y de sus sueños". (Alain Touraine citado por Javier Giralda, ha reivindicación urbana, Bogotá, Cinep, 1987, pág. 236)

E

l presente escrito es una nueva incursión en el pasado de los sectores sociales subordinados colombianos quienes, como dice Touraine pero sin tanto dramatismo, no han dejado muchas huellas de su transcurrir histórico. En ocasiones anteriores habíamos descrito la gestación de la clase obrera entre 1910 y 1945 y su evolución en el período que nos ocupa1. Hoy queremos abordar la dinámica de la protesta social, incluyendo otros grupos además del obrero, durante los años 1946-1958. Este tipo de reconstrucción no se ha realizado sino en forma parcial, para el período en cuestión2

El nombre con el que se designa a este período, la Violencia, es indicativo de las dificultades de todo orden para cumplir nuestro cometido. Empíricamente no es fácil encontrar testimonios de protestas en una época de dura represión y de abierta censura. Conceptualmente es complicado hablar de la existencia de protestas sociales cuando la exacerbación de la contradicción política absorbió al conjunto de la sociedad y la violencia física era el medio de expresión de las tensiones sociales. A pesar de estas limitantes, creímos necesario y posible, hacer una incursión en las pocas luchas sociales que quedaron registradas en las fuentes consultadas, con el ánimo de completar la lectura sobre la historia social contemporánea que desde hace años iniciamos. Nuestra fuente principal de información sigue siendo la prensa, pero para este período tropezamos con obstáculos adicionales3. En los años de la Violencia desaparecieron muchos periódicos locales u obreros que contenían ricas descripciones de los conflictos sociales. La prensa que subsistió estuvo sometida a severa censura desde fines de los cuarenta y gran parte de los cincuenta. Cuando se filtra alguna noticia, es incompleta en términos de

* El autor agradece a Juan José Cañas por su cuidadosa lectura de El Colombiano y de los periódicos obreros antioqueños del período estudiado. A Antonio Javier Jaramillo por la revisión de El Espectador. A Martha C. García por el diseño de las bases de datos. Finalmente a Fernán González, Ana María Bejarano y Helena Useche por sus comentarios a los borradores. 1 Nos referimos al libro Cultura e identidad obrera: Colombia 1910-1945, Bogotá, Cinep, 1991, y a la ponencia "Los obreros en los años cincuenta. ¿Infierno o paraíso?" publicada en las Memorias del VIII Congreso de Historia, Bucaramanga, UIS, 1993, págs. 271-290. También el artículo "Contexto huelguístico, 1946-1960", en prensa. 2 Víctor M. Moncayo y Fernando Rojas hacen un buen recuento para el caso obrero (Las luchas obreras y el derecho laboral en Colombia, Medellín: La Carreta, 1978); el texto de Carlos H. Urán es el más rico en matices sociales, especialmente para los años de la dictadura (Rojas y la manipulación del poder. Bogotá: Carlos Valencia Editores, 1983). 3 Se revisó El Tiempo (El Intermedio), El Espectador (El Independiente] y El Colombiano en todos los años estudiados; Diario Popularen 1946 y Voz de la Democracia, 1957-1958. Para coyunturas precisas se leyó El Siglo (de Bogotá), El Heraldo y La Prensa (éstos de Barranquilla) y El Obrero Católico (de Medellín).

63

actores, motivos y logros. La revisión de otras fuentes escritas y estadísticas, de literatura de la época y aún la realización de algunas entrevistas, ayudó a llenar vacios sin superar la oscuridad que caracteriza a este período en términos de la historiografía social del país. Por ello el banco de datos sobre luchas sociales plasmado en los anexos, dista de ser completo y por ende las conclusiones que de allí derivamos deben considerarse como provisionales. Antes de dar cuenta de lo investigado, conviene precisar conceptualmente el objeto de estudio. No hablamos de movimientos sociales durante la Violencia pues según las definiciones en boga hoy día no se dieron las condiciones para hacerse visibles4. Hablamos de 'lucha' o 'protesta' social cuando se trata de una acción colectiva que expresa intenciona 1 mente demandas y/o presiona soluciones ante el Estado —en sus diversos niveles—, entidades privadas o individuos5. En este punto es necesario hacer una breve consideración sobre la relación entre protesta social y violencia. Si bien la tendencia de la primera es a dirimir las diferencias sin recurrir a la aniquilación del antagonista, es indudable que la violencia marca, hasta nuestros días, los conflictos sociales. Desde una mirada histórica, el uso de la violencia no es una característica inherente a la protesta social, sino que hace parte de las modalidades de confrontación que según el contexto institucional y la dinámica de los actores son viables. Estas precisiones teóricas se vuelven más complejas cuando se aplican al período estudiado. La Violencia, con mayúscula, fue una época en la cual la exacerbación de los odios políticos marcó el comportamiento de los colombianos. Así la interpretaron quienes la vivieron y la siguen entendiendo quienes la reconstruyen. En consecuencia, dinámi-

cas de carácter social, especialmente en el agro, fueron subsumidas por la espiral de violencia política vivida en esos años. Pero tampoco podemos reducir las luchas sociales a la confrontación bipartidista, pues algunas se expresaron como tales, de una parte, y hubo conflictos políticos en los cuales los motivos sociales estuvieron ausentes, de otra parte. A pesar de la dificultad para distinguir unas de otras, insistimos en reseñar aquellas protestas con un claro sello social en las cuales la intención de los actores no fue la destrucción física del contradictor, siendo conscientes de que el conflicto social no se agota en ellas. Esta perspectiva conceptual es acorde con nuestro esfuerzo investigativo por reconstruir series históricas de la protesta social en el país. En concordancia con los criterios esbozados hemos ubicado seis tipos principales de protesta, a saber: huelgas (obreras), paros (cívicos o estudiantiles), amenaza de paros o de huelgas, marchas y movilizaciones, invasiones de tierra y 'otras'. A excepción de la huelga, cuya definición es más precisa6, las demás categorías de protesta resultan de una agrupación empírica. Los paros los definimos como ceses de actividades de sectores no laborales, particularmente aquellos adelantados por habitantes urbanos o por estudiantes7. La 'amenaza' se refiere a acciones explícitas tendientes a paralizar actividades (laborales o no laborales) si no se resuelven las demandas planteadas. Las marchas o movilizaciones que incluímos son aquellas de carácter social, las explícitamente políticas no se contabilizaron. Las invasiones de tierras cubren acciones en esa dirección tanto urbanas como rurales. Finalmente en 'otras' agrupamos referencias vagas por parte de los periódicos a luchas tales como 'resistencia civil' o 'protesta civil'.8

4 Alain Touraine (América Latina: política y sociedad. Madrid, Espasa-Calpe, 1989, pág. 205) propone tres principios para caracterizar a movimientos sociales: identidad, oposición y totalidad. De los tres creemos que a duras penas se dieron los dos primeros para el caso obrero. Según nuestra propia definición, las luchas sociales de esa época no lograron permanencia y por las mismas condiciones políticas, fueron poco propositivas y no consolidaron una dinámica pacífica en la expresión de sus contradicciones. En nuestra perspectiva histórica es sólo con el Frente Nacional cuando irrumpen los llamados movimientos sociales en el país, aunque con antecedentes como los que vamos a estudiar. 5 Los elementos básicos de la definición son tomados del concepto weberiano de lucha o conflicto (Max Weber, Economy andSociety, Vol. I, Berkeley, University of California Press, 1978, pág. 38). Nos basamos también en la definición que Javier Giraldo ofrece de "lucha cívica": "Acción colectiva tendiente a denunciar carencias o a expresar demandas colectivas y a ejercer algún tipo de presión sobre las entidades o personas que puedan satisfacerlas" (La reivindicación..., pág. 5). 6 Operativamente la hemos definido como un cese de actividades de trabajadores asalariados con unidad de propósito, generalmente un pliego o una reivindicación común, y de acción, lo que implica simultaneidad en el inicio y en el fin, y generalmente una sola organización, sea ésta sindicato de empresa o de industria (o gremial en la antigua terminología). Aunque la legislación colombiana distingue huelga (la que sigue los trámites señalados por la ley), de paro (ación por fuera de estos marcos), nosotros no hacemos esa distinción. La información sobre huelgas está en el Anexo I, sobre las otras formas de protesta en el Anexo II. 7 Nos llamó la atención encontrar la expresión PARO CÍVICO para referirse a una protesta en Popayán en octubre de 1946 (El Tiempo, Bogotá, 9 de octubre de 1946). 8. Menciones de prensa sobre los sucesos de Pereira y de La Mesa (Cundinamarca) en contra y a favor de sus respectivos alcaldes (El Espectador, Bogotá, 64 6 y 30 de enero de 1948).

Los sectores sociales incluidos son también definidos empíricamente: asalariados (incluye obreros y empleados, también designados sector laboral), campesinos (trabajadores rurales asalariados o pequeños propietarios), cívico (referido a habitantes urbanos principalmente), estudiantes y mujeres. Si no hablamos de más actores fue porque no fueron visibles, así fuera mínimamente. Las mujeres, por ejemplo, fueron señaladas como protagonistas en tres ocasiones. Los negros o indígenas nunca salvo como epítetos en una ocasión cada uno.9 Una última consideración debemos hacer en esta presentación: es sobre el período escogido. Aunque la Violencia se extiende, según los entendidos, hasta 1965, nosotros consideramos que los finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta hacen parte de otro momento político marcado por el pacto bipartidista, el cual será objeto de posterior investigación. Por ello hacemos el corte en 1958, año en el cual se posesionó el primer presidente del Frente Nacional. Sin más preámbulos consideremos en primera instancia las tendencias globales de la protesta social para luego mirar con detalle su evolución por sectores sociales.

1. Tendencias de la protesta social entre 1946 y 1958.

A pesar de la precariedad cuantitativa de la información reconstruida, es posible señalar tendencias en la movilización social en el país durante la Violencia. Lo primero que se observa en el Cuadro 1 (siguiente página) es la forma de U que adquiere la agrupación de datos, concentrándose al principio del período y al final. Esto sugiere la hipótesis de que a mayor funcionamiento de las reglas de juego democrático, mayor posibilidad de ejercer la protesta y por tanto ella es más visible. Sobre esta tesis abundaremos en las siguientes páginas. Lo segundo que salta a la vista del cuadro en mención es el relativo decrecimiento del peso de la huelga (24 y 19 para los dos primeros años y 12 y 15 para los últimos) en comparación con las otras formas de protesta especialmente los paros (5 y 4 para los primeros años y 14 y 22 para los últimos). Ello denota que las formas de lucha social se van amoldando a los contextos que enfrentan, en este caso de ofensiva antisindical. También reflejan una relativa pérdida de protagonismo obrero al menos en comparación con la República Liberal (1930-1946).

Cuadro 1

PROTESTAS SOCIALES, 1946-1958 9 Fue el caso de sendas invasiones en donde se habló despectivamente de "negros" (£/ Espectador, 20 de septiembre de 1946) o "indios" (ídem, 2 de enero de 1948). En forma similar se dijo que colonos "comunistas" invadieron otra hacienda (El Tiempo, 24 de marzo de 1948). Sin duda no hubo reivindicación étnica en estos casos, o al menos no lo registró la prensa.

65

Estos señalamientos no causan extrañeza al analista de este período histórico. Ya hemos dicho que los años 1946-1957 se caracterizan por una pérdida paulatina de libertades democráticas, acentuadas por el temor causado a las élites por los sucesos del 9 de abril y ratificadas con el cierre del Congreso a fines de 1949. Luego seguirían los gobiernos de Laureano Gómez y de Rojas Pinilla, conocidos por mayores limitaciones al ejercicio de la democracia. Sólo con la caída de Rojas y el lento tránsito al gobierno civil, y la restauración del juego democrático, se hacen visibles nuevamente las protestas. Este proceso fue acompañado de ofensivas estatales y de agentes políticos para destruir la aparente fortaleza del movimiento sindical, destacado actor social en los cuarenta. Los vientos que soplaban internacionalmente no hacían presagiar cosa distinta. El fin de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la Guerra Fría, liderada por los Estados Unidos, hicieron del comunismo y sus posibles aliados en el enemigo principal del mundo capitalista. Actores sociales organizados como la clase obrera y la izquierda, se convertían así en obstáculos para el desarrollo, por lo cual había que anularlos o al menos controlarlos, como en efecto sucedió. Sin embargo, y esta es la tercera conclusión que sacamos del Cuadro 1, los sectores subordinados no dejaron de hacer presencia pública, a pesar de las duras condiciones para expresarse. Aunque muy disminuida, la protesta social no desapareció y eso que no hacemos cuenta aquí de su expresión a través de conflictos armados rurales que marcaron la época. La persistencia de la movilización social se inscribe en la reflexión sobre las distintas 'estrategias' que los sectores subordinados desarrollan en la consecución de sus reivindicaciones.10 Conviene ahora hacer un recuento por los distintos subperíodos en los que se dividen estos años. Al lector posiblemente le llame la atención el hecho de que la organización cronológica se construye sobre un cruce entre las 'fases' de la Violencia y los momentos de la protesta social. Ello responde, más que a la comodidad por ser una cronología tradicio-nalmente acuñada, a la necesidad teórica de ver las luchas sociales de frente al marco institucional pro-

piciado por el Estado y sus distintas concreciones en los cuales se moldean las mismas formas de protesta11. Esto no quiere decir que las variables políticas sean las únicas explicativas del comportamiento de los diversos actores sociales, pero sí que ellas adquieren una gran relevancia, al menos para el período señalado. Veamos la forma como evolucionó la protesta social por subperíodos para detectar con más detalle la riqueza de factores que entraron en juego en los conflictos sociales. A. El declive de la 'radicalización popular', 1946-1949. Los años posteriores a la caida de la República liberal mantienen indicadores de actividad social por parte de los sectores subalternos, en forma tal que algunos consideran que hasta el 48, al menos, se presentó una 'radicalización popular'12. Intentos de paros generales como los del 47 y del 49, abundantes paros regionales, y el significativo número de huelgas, menor que en el decenio anterior, pero superior al promedio del período en consideración, asi lo refrendan. El mismo proceso de movilización gaitanista y la incorporación de crecientes contingentes populares lo sugieren. Pero ese es un lado de la moneda. El otro lo constituye la respuesta estatal a la movilización popular. Mariano Ospina Pérez, candidato conservador, ganó las elecciones por división del partido mayo-ritario. Por ello se vio obligado a aliarse con el liberalismo por medio de la inestable Unión Nacional. Ella funcionó hasta comienzos de 1948 para revivir después del 9 de abril y enterrarse definitivamente a mediados del 49. El creciente clima de violencia propiciado por los intentos de conservati-zación forzosa en algunos municipios y la airada respuesta liberal para no perder privilegios, hizo naufragar el acuerdo bipartidista. Estos años culminan con la clausura del Congreso y el (restablecimiento del Estado de Sitio, mientras se elegía a Laureano Gómez como presidente en medio de la abstención liberal. Fue, en síntesis, un período de paulatino ahogamiento de las libertades democráticas que arrastró tras sí las posibilidades de protesta social, cuya tendencia es decreciente, especialmente en el caso de las huelgas.

10Lectura de las luchas sociales agenciada por autores como Edward P. Thompson en historia y James Scott en ciencia política. Véase Alberto Flórez, "Elementos para una nueva historiografía agraria: La obra de James Scott" en Anuario colombiano de historia social y de la cultura. Bogotá, No 21, 1993, págs. 139-154. 11 Perspectiva enfatizada por autores como Charles Tilly ("Cambio social y revolución en Europa, 1492-1992", Historia Social, N-15, Madrid, invierno de 1993, pág. 98), que preside la reflexión del Proyecto Movimientos Sociales, Participación Política y Estado, en el que se inscribe esta investigación. 12Medófilo Medina utiliza incluso la expresión de "un viraje de las masas a la izquierda" ("La violencia en marcos urbanos, 1943-1949", Estudios Marxistas, No 23, 1982, pág. 56).

66

Aunque subsistieron las reglas democráticas durante estos años, en la práctica estaban cada vez más recortadas. Cuando no fueron las fuerzas armadas, que incluían desde 1948 a la policía, las que las suprimieron, lo fueron las bandas de 'pájaros' que comenzaron a revolar por el país13 El pequeño repunte en protestas del 49 se debió al creciente descontento del liberalismo contra el cierre político que se venía encima y a la imposición 'a sangre y fuego' del candidato conservador. El sindicalismo que había sido el principal protagonista popular en años previos, todavía estaba inscrito en el esquema liberal de relación con el Estado —mutua relación que estableció el gobierno de López Pumarejo con el sindicalismo de la Confederación de Trabajadores de Colombia, CTC, por medio de la cual el primero impulsaba proyectos modernizadores y el segundo consiguió ciudadanía y reivindicaciones materiales y jurídicas14. La presencia de agentes liberales en el Estado, en el marco del pacto bipartidista, y la prohibición de paralelismo sindical vigente a nivel confederal hasta el 49, creaba ilusiones en la CTC para continuar prácticas del pasado reciente. Pero eran meras ilusiones, como lo demostró el fracaso de los paros generales de mayo de 1947, de abril de 1948 y de noviembre de 1949. El marcado carácter político de los últimos hizo evidente además que la CTC era un apéndice del liberalismo. A pesar de estos retrocesos nacionales, los sindicatos, especialmente de transportes e industria manufacturera (incluida la petrolera), seguían desarrollando luchas locales y logrando algunos avances materiales. Por ello el gobierno conservador desarrolló una doble estrategia para debilitar el

conjunto del movimiento sindical: división organizativa y concesiones globales. En cuanto a la primera se desmontó la prohibición del paralelismo sindical que culminó en 1949 con el otorgamiento de personería jurídica a la Unión de Trabajadores de Colombia, UTC, y la persecusión a la CTC.15 La UTC, creada en 1946 por los jesuítas y con bases rurales y manufactureras antioqueñas, encarnaba una lógica de negociación apolítica y economicista16. En el intento de debilitar a la CTC el conservatismo fue ayudado por la Dirección Liberal que se empeñó, alentada incluso por los intereses norteamericanos, en excluir a los comunistas. En el congreso de la central, realizado en mayo de 1950, pocos meses antes de entregar Ospina el poder, se plasmó esa división en torno a la afiliación internacional17. Incluso los mismos comunistas, con su división entre el sector de Gilberto Vieira, la mayoría, y el del antiguo secretario, Augusto Duran, contribuyeron a debilitar más las filas del obrerismo organizado18. Pero el gobierno de Ospina no sólo mostró 'garrote', también exhibió la 'zanahoria' —esta última simboliza la segunda estrategia para debilitar al sindicalismo. La ley 90 de 1946 había creado el Instituto Colombiano de Seguros Sociales, ICSS, respondiendo a un antiguo reclamo de los trabajadores19. En 1948, tal vez para prevenir revueltas como la del 9 de abril, el ejecutivo dictó el Decreto 2474 que obligaba a los empresarios a participar las utilidades con sus trabajadores y a darles gratuitamente overoles y calzado20. Finalmente, pero no menos importante, Ospina respondió a otro viejo anhelo laboral, el salario mínimo, por medio del Decreto 3871 de 1949 que regiría a partir del siguiente año

13El hecho más significativo en este sentido, además de serlo por la crueldad con que se hizo, fue la masacre de cerca de medio centenar en la Casa Liberal de Cali en octubre del 49 (£/ Tiempo, 23 de octubre de 1949). 14Este proceso lo describí en Cultura e Identidad... caps. 6-7. 15La prensa conservadora justificó así la división sindical: "La unidad sindical es un sistema de origen comunista... ¿Con qué derecho y a qué título pretenden los voceros socializantes del país constituir a la CTC en entidad de derecho público con privilegio exclusivo para representar todas las actividades sociales de los trabajadores de Colombia?" {El Siglo, 5 de diciembre de 1947, citado por Carlos Mario Perea, "Porque la sangre es espíritu", Tesis de Maestría en Historia, Universidad Nacional, 1994, pág. 54. 16Tesis desarrollada por Daniel Pecaut, Política y sindicalismo, Medellín, La Carreta, 1973. El gobierno conservador primero anuló la prohibición de paralelismo sindical a nivel confederal contenida en la Ley 6 de 1945 y luego sí otorgó personería jurídica a la UTC. (£/ Tiempo, 18 de septiembre de 1949 y La Prensa, Barranquilla, 28 de octubre de 1949). Días antes había intentado cancelar la personería a la CTC y disolverla [El Tiempo, 1º de septiembre de 1949). 17A este respecto son ilustrativos no sólo de la división sino de la injerencia norteamericana en esta polarización, los documentos del Departamento de Estado publicados en el Anuario colombiano de historia social y de la cultura, N5s 18-19, Bogotá, 1990-1991, págs. 309335. Allí se observa claramente que desde 1949 los Estados Unidos venían presionando para que fueran expulsados de la CTC los elementos considerados 'comunistas'. Como el gobierno conservador se resistió a esa política, aduciendo escaso control sobre la central, el Partido Liberal en manos de Carlos Lleras asumió esa función. Y lo hizo tan bien que logró alejar a la CTC de la confederación latinoamericana catalogada de comunista (CTAL) y acercarla al sindicalismo norteamericano (CIOLS-ORIT). 18La división se inició en su Vil Congreso, en 1947 (Medófilo Medina, Historia del Partido Comunista, Bogotá: CEIS, 1980, págs. 529-544). El sector duranista se sumó en ocasiones a las ofensivas divisionistas liberales en contra del grupo comunista de Vieira. 19Véase el estudio sobre la evolución del seguro social de Osear Rodríguez, "En los orígenes de la crisis de la seguridad social" en Anuario colombiano de historia social y de la cultura, N2s 18-19,1990-1991, págs. 281-307. 20El Tiempo, 20 de julio de 1948. Este decreto sólo se reglamentó año y medio después (El Tiempo, 29 de enero de 1950).

67

en las áreas urbanas21. Todas estas medidas, a las que habría que agregar la creación del Instituto Nacional de Abastecimiento, INA, no fueron meras respuestas oportunistas de Ospina a la crítica situación social sino que hacían parte de la concepción cristiana de justicia social que él proclamó a los cuatro vientos22. La suerte del sindicalismo no fue ajena a los otros sectores subordinados, aunque éstos no contaban con los mecanismos formales de expresión de los obreros. Pero se hacían sentir, como se observa en el Cuadro 1, incluso en mayor forma, contrastando con la paulatina disminución de las huelgas laborales. Continuaron las movilizaciones e invasiones de tierras, en forma módica pero significativa, e incluso aumentaron los paros y amenazas de paro. Esto sin mencionar la gran revuelta popular del 9 de abril. Desde nuestra perspectiva, Ospina Pérez logró desarticular un actor social destacado, el sindicalismo de la CTC; sus sucesores continuarán la obra. b. Cierre democrático y receso en la lucha social (1950-1957). Si Ospina Pérez intentó darle al capitalismo un rostro cristiano, Laureano Gómez impulsó desde el principio un proyecto corporativista a imagen y semejanza del franquista, proyecto que no desecharía el general Rojas Pinilla, aunque alienando cada vez más el apoyo bipartidista. Pero hay cierta continuidad en los últimos meses de Ospina, los tres años de Gómez (y Roberto Urdaneta, quien realmente presidió el gobernó en esos años) y Rojas. Se trata de la supresión de las reglas democráticas de juego político: el cierre del parlamento en noviembre del 49, las elección de Gómez en el mismo mes, con abstención liberal; la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, ANAC, y finalmente el golpe militar, legitimado por la misma institución. Hay, sin embargo, matices entre unos y otros que es necesario mirar con cuidado, para entender la dinámica de la protesta social. Laureano Gómez, después de lidiar infructuosamente con un congreso conservador —elegido como él por abstención liberal—, decidió convocar a

la ANAC, con la mira de concretar su ideario. En las bases de dicha convocatoria afirmaba la necesidad de reemplazar las 'perniciosas' ideas 'rusonianas' (sic) y marxistas por una inspiración evangélica y bolivariana. Al mismo tiempo que se proscribían la 'lucha de clases' y las sociedades secretas y se colocaba censura a la prensa y a todas las ideologías no-cristianas, se reafirmaba que la familia era el núcleo central de la sociedad y que la Iglesia Católica era la rectora de la vida de los colombianos. El proyecto de 1886 de Miguel A. Caro se revivió no sólo con la propuesta de reinstauración del vicepresidente, sino con la de la constitución de dos cuerpos en el parlamento: uno elegido popularmente y el otro de origen corporativo. Pero no todo era regresivo en la propuesta laureanista: de hecho se garantizaban los derechos de organización "para fines lícitos" y de huelga "como último recurso", además de afirmarse la igualdad formal de varones y mujeres.23 El balance de la proyectada reforma constitucional era negativo para la democracia y así lo entendieron los distintos actores sociales, incluidos los políticos liberales. De hecho la polarización política se ahondó durante estos años hasta llegar a niveles impensables. Salvo breves intervalos de acercamiento bipartidista, como el de fines de 1951, cuando la intervención a última hora del mismo Laureano frustró la firma de un pacto de los dos directorios24, el clima de estos años fue de mutua exclusión política. El país respiraba aires de intolerancia que se expresaban también en el plano de las ideas y creencias religiosas. En aras de atacar idearios 'no-cristianos' se persiguió no sólo a la izquierda marxista sino al liberalismo, a la masonería y a los grupos protestantes. En las grandes ciudades se desarrolló una cruzada de moralización que obstaculizó la creatividad artística e intelectual. Fue pan de cada día la existencia de periódicos y libros censurados, cultos no-católicos atacados, estatuas o pinturas con desnudos mutiladas, cines y teatros prohibidos. Mientras tanto, desde las esferas oficiales se apoyaba una nueva evangelización católica, que incluía el refuerzo del matrimonio religioso, los retiros espi-

21El Tiempo, 7 de diciembre de 1949. Véase también Juan José Cañas, "Reacondicionamiento urbano y nuevas condiciones salariales en Medellín, 1945-1958", Monografía para optar el grado de Historiador, Universidad Nacional, Medellín, 1994, pág. 109. 22Este punto fue analizado en mi citada ponencia al VIII Congreso de Historia, 1992. Carlos Mario Perea, por su parte, considera que en el proceso de mimesis de los dos partidos, mutuamente se arrebataban puntos de identificación . Así el conservatismo, para responder a críticas liberales, asume un programa social. Ospina se presentó como 'el presidente de los trabajadores' y les dio concesiones, pero también los golpeó como ya se ha visto ("Porque la sangre..." págs. 46-55). 23Carlos H. Urán, Rojas y la manipulación..., págs. 41-47. 24J. Erazo París, Del 9 de abril al 13 de junio, Barranquiiia, Gráficas Mora, 1954, págs. 95-111.

68

rituales masivos y demás ritos de la iglesia. Los primeros de mayo sé convirtieron en reuniones a puerta cerrada cuyo único acto público era una misa. La procesión de la Virgen de Fátima por todo el país, famosa por su mensaje anti-comunista, fue el gran acontecimiento nacional a principios del decenio. Por esa época revivió, especialmente en Antioquia, la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en empresas y sedes sindicales; allá también un grupo grande de obreros organizó una peregrinación a Roma para celebrar el Año Santo25. En este enrarecido clima político y cultural no es de extrañar que en el conservatismo haya tomado fuerza la imagen de que la confrontación bipartidista era una verdadera guerra santa. En términos de los actores sociales, la propuesta laureanista intentaba controlarlos y a fuerza que lo consiguió. Aunque continuaron ciertas disposiciones como el salario mínimo y la distribución de utilidades, e incluso se promulgó el Código del Trabajo —cosa que ni siquiera los gobiernos liberales más progresistas habían conseguido—, la política social de estos tres años fue pobre. Si en términos de reformas poco se avanzó, en materia de control y represión se llegó más lejos. Las reuniones sindicales, por ejemplo, fueron sometidas a la supervisión del Ministerio de Trabajo y de las respectivas fuerzas militares. El Partido Comunista, aunque no ¡legalizado tuvo que replegarse casi a la clandestinidad, pero ni con eso terminaron sus infortunios. Sus imprentas fueron allanadas en varias ocasiones, y sus periódicos duramente censurados. Sus militantes fueron perseguidos, detenidos y en no pocas ocasiones aniquilados. El 8 de junio de 1951 fue 'desaparecido' el dirigente caleño Julio Rincón; lo mismo sucedió luego con Aurelio Rodríguez en Barrancabermeja. En septiembre de 1952 fue envenenado José Gonzalo Sánchez, líder indígena; en diciembre fueron asesinados Luis Santana, dirigente del Quindío, y Saúl Fajardo, guerrillero de Yacopí. En febrero del 53 fue torturado y luego asesinado Ángel María Cano, concejal de Girardot.26 De esta persecusión no escaparon los activistas urbanos del liberalismo —para no hablar de los del campocomo lo atestiguan el incendio de los periódicos El Tiempo y El Espectador y la asonada contra las

casas de López Pumarejo y de Lleras Restrepo en septiembre de 1952, o la detención de prestigiosos dirigentes de esa colectividad bajo la acusación de operar clandestinamente una estación de radio durante 1950 y 195127. La conclusión es obvia: en este clima de terror no eran muchas las posibilidades para expresiones pacíficas de protesta. De hecho, como lo cuentan los testigos, la vida en las ciudades estaba marcada por la zozobra y el temor y los que no salieron para el exilio o al campo, se encerraban en sus casas28. Por ello no es extraño constatar la desaparición práctica de las huelgas entre 1950 y 1953, y la presencia mínima de protestas, como se observa en el Cuadro 1. La excepción la constituye el año de 1951, con 4 movilizaciones y 3 huelgas, coincidentes con un tenue clima de diálogo bipartidista que se cortó abruptamente, como ya se dijo. Con el 'golpe de opinión' de Gustavo Rojas Pinilla el turno le llegó a las fuerzas armadas. Los partidos políticos se hallaban sumidos en una profunda división: el liberalismo en torno al apoyo de las guerrillas partidistas y a la táctica política a seguir, y el conservatismo por la siguiente candidatura. Los enfrentamientos tras bambalinas de este último dejaron un vacío de poder como lo expresó eufemísticamente la ANAC.29 Las fuerzas armadas, que venían ganando protagonismo desde el gobierno de Ospina y lo ratificaron con su.participación en la Guerra de Corea, fueron llamadas a mediar en la crisis de poder. Sin embargo, Rojas quizo ir más lejos, no sólo posponiendo su retiro y la convocatoria a elecciones, sino proponiendo tímidamente un proyecto político alternativo al bipartidismo. Sin embargo, aparte de revivir una tercera central obrera, la Confederación Nacional de Trabajadores, CNT, Rojas no consolidó ninguna fuerza política propia. Ello se debió a la fortaleza de la oposición y a su afiliación al conservatismo. La CNT había nacido del gaitanismo en 1946 para vivir en la sombra hasta 1954 cuando la dictadura le otorgó personería jurídica. Desde ese momento enfrentó el rechazo de la iglesia. Tal vez por esa debilidad, el gobierno de Rojas coqueteó continuamente con las

25Sobre estos aspectos véase El Obrero Católico, 4 y 8 de febrero, 4 de marzo, 10 y 17 de junio, 4 y 9 de diciembre de 1950. 26Medófilo Medina, Cuadernos de historia del Partido Comunista, Bogotá, CEIS-INEDO, 1989, págs. 112-115. 27Sobre los primeros sucesos véase J. Erazo, Del 9 de abril..., págs. 119-133, y sobre la detención de liberales, véase El Tiempo, 11 y 15 de febrero, 18 de marzo, 3,13 y 30 de abril y 1S de agosto de 1950 y 30 de abril, 4 y 12 de julio y 15 de agosto de 1951. 28Aspectos desarrollados en mi citada ponencia al VIII Congreso de Historia. Aquí nos limitamos a las consideraciones sobre lo ocurrido en las ciudades, pues los sucesos del campo han sido ampliamente tratados por la literatura sobre la Violencia. 29La fórmula fue: "...el 13 de junio del presente año quedó vacante el cargo de Presidente de la República" (Carlos H. Urán, Rojas y la manipulación..., pág. 74).

69

otras centrales, especialmente con la UTC, las cuales hasta última hora secundaban al gobierno. Los otros intentos de agrupación política propia, el Movimiento de Acción Nacional y la Tercera Fuerza, no pasaron de ser efímeras proclamas de grupos tan disímiles como el socialismo de Antonio García, el gaitanismo sobreviviente y el falangismo de Lucio Pabón Núftez, que presionaron infructuosamente a Rojas para romper el cordón umbilical con el conservatismo y en particular con el ospinismo, cosa que no hizo basado en su pasado católico y partidista30. Si Rojas estuvo distante personalmente de Laureano, en su ideario político coincidieron, aunque el general le introdujo unos aditivos populistas. De hecho la propuesta de reforma constitucional de corte corporativo fue continuada por Rojas así como muchos de los instrumentos de control estatal creados por su antecesor. Tal fue el caso de la Oficina de Prensa, Odipe, que siguió ejerciendo la censura de prensa y se convirtió en la oficina de imagen de la dictadura. En términos de violencia, aunque hubo un relativo desarme al principio del gobierno militar, a partir de 1955 se reactivó con las operaciones contra poblaciones del oriente del Tolima, especialmente Villarica. Las dotes represivas de Rojas habían sido demostradas en Cali con los sucesos del 9 de abril. La brutal supresión de protestas, el encarcelamiento y posterior traslado de presos políticos le mereció el reconocimiento de Ospina31. Un caso de resonancia al principio de la dictadura, fue la desaparición y posterior asesinato del abogado liberal y defensor de presos políticos, Uriel Zapata32. Durante su gobierno no dejará de lado esas dotes represivas llevándolas al extremo de la megalomanía33. Frente al Partido Comunista llegó más lejos que Laureano, ¡legalizándolo en 1954. Pero su anticomunismo lo llevaría a roces incluso con el liberalismo. La censura de prensa y el cierre de los dos periódicos liberales de mayor cobertura, El Tiempo y El Espectador, le crearon creciente enemistad en los círculos de poder. A ello se agregó el mal manejo de la econo-

mía del país y en especial de la bonanza cafetera, la cual disminuyó a partir del 5554. La masacre de estudiantes en junio de 1954 le alienó el respaldo de las capas medias de las cuales ellos eran una expresión. Como si fuera poco, a pesar de su acendrado catolicismo, la Iglesia le retiró los afectos por su acercamiento al peronismo y su empecinamiento en mantener viva a la CNT. Así se fue conformando el bloque de oposición a la dictadura. La participación popular en dicho bloque fue precaria aunque en algunas regiones tuvo ribetes decisivos. Rojas, como otros populistas de la época, prestó especial cuidado a su relación con los sectores marginados de las ciudades y los campos, convirtiendo la alianza entre pueblo y fuerzas armadas en la consigna de su gobierno. Como programa social bandera tuvo al Sendas, Secretariado de Acción Social y de protección a los niños, dirigido por su hija María Eugenia. Impulsó además la reforma tributaria de 1953, a la que agregó un año después el impuesto a la exportación cafetera. En ese mismo año creó el Banco Central Hipotecario y transformó el INA. En 1954 estableció la televisión en el país y obligó a la radio a transmitir, en su programación, al menos un 25% de música colombiana. Esto sin mencionar el impulso que dio a la construcción de vivienda popular, a las vías y aeropuertos. Pero tal vez lo más trascendental en términos sociales fue la concesión del voto a la mujer en 1954, derecho que sólo se hará práctico en el Plebiscito del 57, paradójicamente en su contra.35 Todo ello mostraba un panorama atractivo a sectores populares para quienes tal vez la ausencia de elecciones, la censura de prensa o el cierre de algunos periódicos e incluso la megalomanía del dictador no les decía mucho. Más les llegaba sus insistentes discursos en contra de la oligarquía. Se aduce incluso que en los días previos a su caída, su asesor Antonio García le habría propuesto unas medidas de emergencia que condesaban un ideario reformista: municipalización de servicios públicos, nacionalización de la banca, control del comercio, la industria y el servicio de salud, y fijación de

30Aspectos desarrollados por Carlos H. Urán, Rojas y..., Medófilo Medina, La protesta urbana, Bogotá, Ediciones Aurora, 1984, págs. 92-97 y César Ayala, "El Movimiento de Acción Nacional, MAN" en Anuario colombiano de historia social y de la cultura, Ns 20,1992, págs. 44-70. 31Silvia Gálviz y Alberto Donadlo, El Jefe Supremo, Bogotá, Planeta, 1988, págs. 113-120. 32El Tiempo, 21 a 30 de diciembre de 1953 y 6 de enero de 1954. Luego se descubrió el sitio donde lo tuvieron, una casa que era de la policía donde encontraron más cadáveres (ídem, 23 de marzo y 13 de abril de 1954). 33Un par de ejemplos que traen a colación Galviz y Donadío sirven de ilustración: una vez posesionado Rojas se exige que su foto esté colgada en todas las oficinas públicas del país; y a fines de 1954 la Odipe requiere que toda referencia a él se haga precedida del título de Jefe Supremo (El Jefe..., págs. 266 y 290-291). 34Punto insistentemente señalado por Medófilo Medina, La protesta..., págs. 99 y 101. 35Carlos H. Urán, Rojas y..., págs. 84-85. Algo similar ocurrió con el establecimiento del Sena y del subsidio familiar, medidas que Rojas tenía preparadas, pero que las otorgó la Junta Militar que lo sucedió.

70

salario mínimo vital36. Rojas, sin embargo, no dio el paso, lo que pudo quitarle el apoyo popular que indudablemente tuvo. Otra cosa pensaban las capas medias, los estudiantes principalmente, y las élites políticas y económicas. En cualquier caso las jornadas de mayo del 57 no se caracterizaron por una fervoroza movilización popular contra la dictadura, salvo en el caso de Cali. Allí la enemistad se remonta a la represión hecha por Rojas en el 9 de abril y a su actitud displicente ante la masacre de la Casa Liberal en octubre del 49. La copa se rebosó con el estallido de camiones cargados de dinamita en la madrugada del 7 de agosto de 1956 en un sector popular de la ciudad. La torpe respuesta oficial no satirizo a la ciudadanía caleña, la cual se convirtió en epicentro de la oposición. En Cali se inició la huelga estudiantil declarada a raíz del encarcelamiento del dirigente del Frente Civil, Guillermo León Valencia y se dieron los mayores choques violentos de los días que precedieron la caída de Rojas incluyendo acciones masivas de ajusticiamiento de los 'pájaros'. La ambigüedad del proyecto rojista —apoyo a las reivindicaciones populares pero altas dosis de represión y control estatal—, impactó la protesta popular en estos años. De ahí las variaciones que se reflejan en el Cuadro 1 en donde se observa una tímida recuperación de la huelga, más clara en 1955, y del conjunto de protestas. La ausencia de información, por censura, puede explicar el bajo número de registros para el 56. La contradicción política con el bipartidismo, creciente en 1957, va a dar abrigo a demandas sociales represadas o a descontentos, en especial de las capas medias, que cobran fuerza durante mayo en el movimiento para tumbar la dictadura. Los sectores populares que la apoyaban no fueron organizados y por tanto debieron presenciar desde lqos la fiesta de las clases medias y altas por la caida de Rojas. En Cali, por el contrario, había sobradas razones para odiarlo.37 c. La protesta durante el año de la Junta Militar, 1957-1958 El 10 de Mayo de 1957, Rojas se fue del país luego de nombrar a cinco hombres de confianza como sus sucesores, evitando así un choque de

mayores proporciones. La prensa muestra fotos de multitudes celebrando su retiro, quizás las mismas que habían celebrado su ascenso. Se inició así un corto pero trascendental período de nuestra historia reciente. Una vez posesionada la Junta publicó decretos que Rojas tenía preparados tales como el de la creación del Sena y la promulgación del subsidio familiar. Para lograr más apoyo popular, los militares incrementaron los salarios y propusieron un subsidio al transporte. En materia política dieron participación a civiles en el gabinete, convocaron al plebiscito para ratificar el Frente Nacional y a las elecciones parlamentarias y presidenciales del 58, siempre bajo la tutela de los dos partidos. El rumbo del pacto bipartidista limitado a lo político y excluyente de un pacto social, se definirá entre mayo del 57 y agosto del 58, cuando se posesione Alberto Lleras Camargo. Por ahora baste señalar que en el año y medio que siguió a la caída de Rojas se presentó una verdadera irrupción de protestas, especialmente de paros no laborales seguidos de huelgas, aunque estas en menor proporción a la que mostraba al inicio de los años estudiados. En 1957 hubo tres paros cívicos, incluyendo el de mayo; en el año siguiente diez. El protagonismo obrero, disminuido desde Ospina, es reemplazado por los sectores cívicos en los que sobresalen las capas medias que incluyen estudiantes y grupos profesionales.

2. Análisis por sectores sociales

Miremos con detalle la evolución de los distintos grupos sociales, para poder extraer conclusiones más sólidas sobre la protesta social en el período estudiado. Analicemos en primera instancia el sector laboral, luego el cívico, el campesino y finalmente las mujeres y otros grupos sociales con poca visibilidad.

a. El movimiento sindical

La información sobre el devenir de las huelgas laborales durante la Violencia se resume en el Cuadro 2. Como ya hemos desarrollado en otros escritos el análisis respectivo nos limitaremos aquí a señalar las principales características de dicha evolución38. Lo primero que debemos anotar es que no hablamos sólo de movimiento obrero, referido al

36ídem, pág. 113. 37Una cuidadosa reconstrucción de los sucesos en Medófilo Medina, La protesta..., cap. 7 38Véase la ya citada ponencia al VIII Congeso de Historia, 1992 y el texto sobre movimiento huelguístico próximo a ser publicado. La reconstrucción más fina que se puede hacer del movimiento huelguístico arroja mayores variables en comparación con otras formas de protesta, por lo cual elaboramos una base de datos diferente (Anexo I) que se plasma en el Cuadro 1. Dejamos en dicho Cuadro la información p.ara 1959 y 1960, que ya habíamos recolectado con la ayuda de Alvaro Delgado, con el ánimo de ilustrar las tendencias posteriores del movimiento huelguístico. Excluimos protestas laborales que no devinieron en huelga, las cuales aparecen en el Cuadro 3.

71

Cuadro 2

NÚMERO DE HUELGAS SEGÚN SECTORES ECONÓMICOS 1946-1960

trabajador asalariado fabril, sino en sentido amplio de movimiento laboral. Este último incluye empleados y profesionales asalariados, trabajadores de 'cuello blanco', que también se organizan sindicalmente. Dichos sectores habían crecido en mayor proporción que los obreros fabriles39. Esta tendencia enmarca nuestra primera conclusión: la identidad sindical, y 'obrera', deja de ser exclusivamente aquella referida al trabajador asalariado de la industria manufacturera o de los transportes; al ampliarse a sectores de cuello blanco se debilitan los imaginarios sobre los que se constituían identidades homogéneas. Este cambio fue imperceptible para los actores, pero marcará la evolución del sindicalismo. Lo anterior no implica la desaparición de los clásicos obreros industriales, quienes por demás fueron los más activos en los años estudiados: lanzaron 76 de las 204 huelgas contabilizadas. Le siguen, de lejos, los asalariados del gobierno, con 33 huelgas y de transportes, con 31.

La segunda observación que se desprende del Cuadro 2 ratifica lo ya dicho en términos globales: después del relativo auge de protestas a principios del gobierno de Ospina, la huelga prácticamente desapareció en los años siguientes, con la excepción de 1955. El proyecto conservador para controlar el sindicalismo de la CTC dio frutos40. La gran favorecida fue la UTC que pasó, entre 1946 y 1959, de 40 sindicatos a 580, mientras su rival disminuyó, en el mismo lapso, a 27 sindicatos formales. Ni siquiera la CNT respaldada por Rojas tuvo éxito: en 1957 contaba con sólo 35 sindicatos nominales. En general el ritmo de organización disminuyó entre 1950 y 1956 pues sólo se concedieron 338 personerías jurídicas en contraste con las 895 concedidas en el lustro anterior41. Lo que se vivió fue una indudable crisis del sindicalismo como organización de defensa salarial. La evolución de los rituales del primero de mayo así lo condensa. Las multitudinarias manifestaciones vistas durante la República Liberal conti-

39Según Rocío Londoño, entre 1938 y 1951, el grupo de empleados del Estado y de servicios aumentó en 292%, mientras el fabril sólo en 7,5% ("Crisis y recomposición del sindicalismo colombiano, 1946-1980" en Alvaro Tirado Mejía (Compilador), Nueva Historia de Colombia, Bogotá, 1989, pág. 279. 40Desde 1948 se dictaron normas de estricto control sindical con base en decretos de Estado de Sitio. En 1950 se crearon además los departamentos de Auditoría y Registro Sindical adscritos al Ministerio de Trabajo (£/ Tiempo, 2 de agosto de 1950). Desde ese momento los sindicatos debían informar a esas instancias y a las brigadas militares el temario de sus reuniones y solicitar su consentimiento para llevarlas a cabo. No pocas veces detectives, durante el gobierno de Gómez, o militares, durante la dictadura, asistían a dichos eventos. 41 Rocío Londoño, "Crisis...", págs. 281-281.

72

nuaron aún en 1946 y 1947, esta última en vísperas de un paro general. Pero a partir de 1948 serían prácticamente prohibidas, obligando a los sindicatos a celebraciones a puerta cerrada en donde unos, la mayoría, celebraban actos religiosos con algún ingrediente lúdico, y otros, pocos, se dedicaban a proclamar discursos no propiamente revolucionarios. En 1950 hubo incluso una campaña clerical, apoyada por la UTC, para mover la fiesta para el 15 de mayo, aniversario de la Rerum Novarum. Finalmente, en 1955, se bautizó el primero de mayo 'día de San José Obrero'. En 1957, si no es por la absurda detención de Guillermo León Valencia en Cali, la fecha no tendría recordación. Incluso en 1958 las centrales obreras se limitaron a sendas proclamas a sus afiliados, recavando esta vez sí en las bondades del Frente Nacional42. La impresión que dejaría este breve recuento es que el sindicalismo fue 'convertido' dentro de los moldes católicos de negociación economicista, respeto a los patrones y al Estado, y rechazo al conflicto abierto. En las condiciones de creciente control y represión sindical analizadas en páginas anteriores era difícil esperar una respuesta diferente. Sin embargo, podríamos continuar con la metáfora señalando que 'convertidos' tal vez sí pero callados no. Al mirar lo sucedido con otro prisma, llama la atención precisamente el hecho de que se hayan presentado huelgas en un período de pronunciado recorte de libertades democráticas. Si dejamos a un lado el conflicto abierto, de ingentes dificultades para ser llevado a cabo, se observan en la prensa abundantes peticiones laborales por mejores condiciones materiales43. No hubo muchas proclamas políticas contestatarias, o al menos no fueron publicadas debido a la censura, y tal vez muchas de esas peticiones fueron tan respetuosas que hoy suenan serviles, pero el trasfondo es que los trabajadores asalariados no entregaron todas las banderas. Posiblemente adoptando el lenguaje religioso de la época, presionaron por otros medios a los empresarios y gobiernos de turno para conseguir reivindicaciones parciales44 e incluso avances legales que aún

hoy constituyen mojones importantes en las 'conquistas' obreras: seguridad social, salario mínimo, código laboral, subsidio familiar y educación técnica, para mencionar las más importantes. Decimos conquistas entre comillas pues en su mayoría fueron dictadas por los gobiernos sin previa consulta a los sindicatos, pero respondían a viejos anhelos laborales. Asi los logros fueran para controlarlos, algo de mérito se merecen los trabajadores. Finalmente, en términos regionales, las cifras sobre huelgas de la base de datos (Anexo I) muestran una tendencia a concentrarse en tres departamentos: Cundinamarca, Valle y Antioquia, con Bogotá, Cali y Medellín como epicentros. Atlántico y los Santanderes aparecen detrás pero con menores cifras. No extraña esta constatación pues son las zonas más industrializadas del país. Lo notorio es el peso del Valle coincidente con el auge de la protesta en esa región, y el decrecimiento de Atlántico y en particular de Barranquilla, otrora la plaza fuerte del sindicalismo cetecista.

b. Las luchas 'cívicas'.

La información sobre otras formas de protesta diferentes de las huelgas se resume en el Cuadro 3, al que remitiremos continuamente al lector. Antes de avanzar es necesaria una pequeña explicación. La tercera columna, la laboral, se refiere a protestas de asalariados (obreros y empleados) que no culminaron en huelgas. Su contenido y.a ha sido tocado en la sección anterior. Las luchas cívicas, entendidas como aquellas acciones adelantadas por habitantes urbanos con la mira de platear demandas y/o exigir soluciones al Estado en sus distintas instancias o a particulares, coinciden con la tendencia general vista para las huelgas, salvo en 1949. En ese año, ya lo anotábamos, la confrontación bipartidista adquirió visos dramáticos y posiblemente dio cobertura a protestas ciudadanas no siempre de carácter político. Su disminución en los años de los gobiernos autoritarios de Gómez y Rojas reafirma la tesis ya esbozada

42 Síntesis de la información de la prensa consultada para esos años. Sobre el bautizo de la fecha véase El Obrero Católico, 29 de abril de 1950 y 28 de abril de 1956. 43 Este énfasis económico se constata incluso en las huelgas detectadas. Según la base de datos del Anexo I, la mitad de ellas se lanzaron dentro del proceso de discusión de pliegos: sólo 7 fueron claramente políticas y otras tantas de solidaridad. La información de conflictos laborales que no culminaron en huelgas, Cuadro 3, también ratifica lo dicho. 44 Algo se pudo expresar en sus ingresos. Las escasas series sobre salarios reales de la época muestran un relativo crecimiento hasta por lo menos 1955, año del fin de la bonanza cafetera (Miguel Urrutia y Mario Arrubla, Compendio de estadística históricas de Colombia, Bogotá, Universidad Nacional, 1970, págs. 76-78)? Esta tendencia se debe matizar porque por un lado, el crecimiento real en los salarios en gran parte se debió al control de la inflación especialmente durante los gobiernos de Gómez y Rojas; y por otro, porque hubo un deterioro en la participación de los salarios en el ingreso nacional del 11% entre 1945 y 1955, en contravia del incremento de la participación de utilidades que fue del orden de 9% para el mismo período (Salomón Kalmanovitz, Economía y Nación, Bogotá, Siglo XXI, 1985, págs. 381,404 y 414-415). Tal vez por estas razones Medófilo Medina habla de un descenso del salario real entre 1948 y 1958 del 15% (cuadernos…, pág 14)

73

Cuadro 3

Fuente: Anexo II

de la correlación entre libertades democráticas y ejercicio de la protesta. Sin embargo, como también se alcanza a percibir, esta última no despareció, al menos en el caso de los sectores cívicos. En realidad, los pobladores urbanos fueron, junto con los estudiantes, los baluartes del descontento ciudadano durante esos años. El lento retorno a la democracia abrió de nuevo las compuertas para la aparición abierta de conflictos sociales. El fenómeno de los paros cívicos, aunque mencionado imprecisamente para años previos, se hizo perceptible a partir del de mayo del 57. Incluyéndolo, ese año se dieron cuatro paros; en el siguiente año escalarían a diez. Las invasiones de terrenos urbanos no fueron muchas, o al menos no quedaron registradas, pero llama la atención de que hayan tenido lugar en Barranquilla (un barrio en 1946 y otro en 1957) y Cali (tres barrios en 1949 y otro en 1955). De hecho estas son las dos ciudades que presentan un crecimiento más desordenado y en donde históricamente la forma de invasión ha sido un medio de tener acceso a la vivienda, en contraste con

el barrio pirata de ciudades como Bogotá o Medellín45. En términos de motivos de paros y movilizaciones, pues los de invasiones de terrenos son claros, hay amplia variedad. Tienden, sin embargo, a predominar en su orden las protestas contra el costo de vida y en particular las tarifas de servicios públicos, por la necesidad de los mismos servicios, principalmente el agua y en favor o en contra de las autoridades locales. Hay también un par de protestas registradas contra la violencia, especialmente a la caída de la dictadura. En términos regionales vuelven a descollar las cuatro grandes ciudades, destacándose el caso de Cali. Ya decíamos que fue la única región en donde se observó activa participación popular en mayo del 57, debida a viejos resquemores catapultados por el estallido del los camiones con dinamita en agosto del 5o46. Pero las contradicciones regionales no se reducen a ese aciago hecho. El pujante desarrollo azucarero trajo una rápida proletarización desde principios.de siglo, especialmente en la zona plana. Paradójicamente, los ingenios no podían absorber la mano de obra expulsada por su misma expansión, a la cual se le sumó la que huía de la Violencia en las zonas de cordillera47. La zona plana del Valle, durante los años de estudio, consolidó su desarrollo capitalista por la vía de la agroindustria a costa de la población campesina. Cali fue, por tanto, una de las ciudades de más rápido crecimiento, lo que produjo indudables desajustes sociales. De esta forma se van anticipando también las luchas que durante el Frente Nacional mostrarán las limitaciones estatales en la prestación de servicios básicos para la calidad de vida. c. Sector campesino. Las pocas protestas rurales constatadas, además de mostrar la limitación de nuestro esfuerzo cuantitativo, no reflejan la dinámica de conflicto

45Así lo confirman estudiosos como Alfonso Torres, La ciudad en la sombra, Cinep, 1993, pág. 33. 46Esta explicación la señaló ya Medófilo Medina, La protesta..., pág. 112. 47Citando cifras del DANE, Darío Betancourt y Martha L. García muestran que en 1954 el 68% de las fincas tenía el 10% del área cultivable, mientras el 4% de las haciendas - mayores de 100 hectáreas- abarcaba el 60% de la tierra para cultivo (Matones y Cuadrilleros, Bogotá: Tercer Mundo, 1990, pág. 42). Véase también Gonzalo Sánchez, "Tierra y violencia: El desarrollo desigual de las regiones", Análisis Político, Na 6, enero-abril de 1989, págs. 10-17.

74

social que soportó el campo en esos aciagos años. La escassz de registros se explica por la censura de prensa y por la precaria investigación sobre otras fuentes del período a la cual se le suma una mirada tradicional de los estudiosos que privilegia la violencia como fenómeno totalizante anulando posibles expresiones de dinámicas sociales48. En este último punto radica nuestra segunda dificultad. En realidad, como lo señala la historiografía de la Violencia, el campo fue su escenario principal. Con toda seguridad la resistencia campesina a la ofensiva militar y paramilitar, escondía dimensiones sociales tras una apariencia política, para no hablar del trasfondo social de la Violencia, punto de álgido debate historiográfico49. Tal fue la situación analizada por Gonzalo Sánchez para la región de Sumapaz. Allí la Violencia fue una estrategia terrateniente para frenar los ímpetus de un movimiento agrario que no se dejó acallar, recurriendo incluso a la defensa armada. La resultante es que la Violencia pospuso, no suprimió, los anhelos de tierra de los campesinos, anhelos que serán retomados en los años sesenta50. Además, en no pocos casos se dieron choques entre copartidarios de diferentes estratos sociales, los cuales estuvieron presentes a lo largo de la Violencia, pero se hicieron más manifiestos durante la fase de bandolerización, cuando los gamonales les quitaron el apoyo a grupos armados de antiguos seguidores51. Se ratifica, de esta forma, lo que enunciábamos al principio del texto: la lucha social en el campo no se limita a las pocas expresiones de protestas aquí consignadas; por el contrario, detras de muchas acciones violentas de este período hay un gran trasfondo social. Sin embargo, este último no lo podremos desarrollar en estas páginas, pero lo dejamos insinuado. A pesar de las dificultades para el registro de luchas sociales en el campo, unas derivadas de las condiciones de la época y otras propias de la metodología investigativa, constatamos la presencia de nueve para el período estudiado. Mirando con cuidado hay sólo dos en los años duros de la Violencia, 1949-1957, ambas consistentes en roces de colonos por tierras consideradas como baldías que hacían parte de viejas concesiones bananeras o petroleras. Aunque posiblemente sobre los conflictos agrarios diga más el programa revolucionario de las guerri-

llas de los llanos que estos dos conflictos, son sintomáticos de las tensiones vividas en las zonas de enclave. Las otras 'protestas' son por lo general invasiones de tierra, las cuales se concentran al principio y final del período analizado, recavando sobre la correlación señalada entre democracia y conflicto social manifiesto.

d. Protestas estudiantiles.

Los estudiantes, especialmente universitarios, fueron el grupo social más activo del período. Como voceros de las capas medias en ascenso y representantes de la intelectualidad, fueron muy sensibles a los recortes democráticos. Aunque estuvieron presentes en todos los años, su participación fue definitiva durante la dictadura, tanto que la caída de ésta fue en gran parte resultado de su movilización. Si bien en mayo de 1957 se agruparon estudiantes de secundaria y universidad, de establecimientos públicos y privados, el peso de la protesta lo llevó el sector de universidades estatales. Era resultado de una tendencia desde los años veinte. De 56 conflictos estudiantiles en la época de la Violencia, 29 fueron adelantados en universidades públicas, 11 de ellos en la Nacional. Para la participación de esta última baste recordar las jornadas del 8 y 9 de junio del 54 o las mismas de mayo del 57. Tanto fue su peso que no sólo la gran prensa reconoció el esfuerzo universitario en rescatar la democracia, sino que la misma Junta Militar cedió un pedazo de tierra para la construcción de residencias estudiantiles. Si bien los estudiantes fueron sensibles a la democracia, su lucha estuvo inscrita en el bipartidismo. De hecho su principal organización, La Federación Colombiana de Estudiantes, FEC, estaba dirigida por incipientes políticos liberales como Lozano Simonelli o Crispín Villazón de Armas. La posterior Unión Nacional de Estudiantes Colombianos, UNEC, iniciará luego una lenta ruptura con el Frente Nacional. Lo anterior no demerita las valientes luchas estudiantiles, pero señala una limitación en su horizonte programático. Aunque hubo muchos choques, generalmente registrados como paros, por reivindicaciones académicas, el motivo principal de

48Alberto Flórez, en su tesis de Ph.D. está investigando las dinámicas no-violentas de confrontación social en el Valle de Ubaté para el periodo de la Violencia. Más estudios de este tipo nos arrojarán un panorama más balanceado de lo sucedido en esta época. 49Nos referimos a la discusión sobre si la Violencia fue una 'revancha' terrateniente contra los pocos logros de los movimientos agrarios previos o si fue una revolución social frustrada o simplemente fue la convergencia de luchas individuales por movilidad social (Catherine Legrand, "Comentarios al estudio de historiografía sobre la Violencia" en Bernardo Tovar (Comp.), La historia al final del milenio, Vol. I, Bogotá, Universidad Nacional, 1994, págs. 429-430). 50Gonzalo Sánchez, "Tierra y violencia...", págs. 22-28. 51Véase este análisis en Gonzalo Sánchez y Donny Meertens, Bandoleros, gamonales y campesinos, Bogotá, Ancora editores, 1984.

75

agitación fue político. La destitución de un profesor, el nombramiento de un rector, ante lo cual se movían los estudiantes, generalmente escondían motivos políticos. Ellos lucharon contra Rojas y apoyaron entusiastamente al Frente Civil, pero ellos no se contentaron con la caída de la dictadura. Algo que llama la atención es la persistencia de la lucha estudiantil después del 10 de mayo, en contra de las respectivas autoridades aduciendo que eran continuidad del dictador. Con ello señalaban de paso que no se consideran juguetes que se pueden poner en acción o desactivar por voluntad ajena. Pronto se ira ahondando la brecha con el bipartidismo hasta llegar a la ruptura de los años sesenta, pero esa es otra historia.

e. Las mujeres y otras 'minorías'.

Lo que sorprende de la aparición de protestas de mujeres no es tanto su pequeño número, acorde con la poca visibilidad que ellas tenían, sino precisamente que se registren tres. Históricamente las mujeres no sólo estaban excluidas de la vida política, sino que aún en términos de organizaciones sociales y sindicales, no figuraban en cargos directivos. En los años veinte mujeres como María Cano mostraron cierto protagonismo femenino tras reivindicaciones laborales más que de género propiamente dicho52. En los cuarenta volvieron a figurar en la lucha por conseguir el derecho al voto, la cual fracasó a pesar de contar con el apoyo de la izquierda parlamentaria. En esa movilización jugó un papel importante la Alianza Femenina integrada por mujeres liberales (como Ofelia Uribe) y socialistas (como Mercedes Abadía), quienes se acercaron luego al gaitanismo53. Luego del 9 de abril desaparece la agitación por el voto, la cual volvió a renacer en 1954 con la presencia de dos mujeres en las sesiones de la Asamblea Constituyente y el otorgamiento del voto femenino. La presión la dirigió la Organización Nacional Femenina, una asociación más moderada que sus predecesoras pues estaba constituida por mujeres de ambos partidos y presidida por doña Berta Hernández de Ospina54. Aunque el eje de la actividad fue el sufragio no deja de llamar la atención peticiones como las de un grupo de mujeres del barrio popular Trinidad de la capital, quienes se presentaron ante la ANAC para apoyar la presencia de mujeres allí y presionar la instalación

de energía eléctrica en su barrio. En la carta que dejaron preguntaban: "De qué puede servir el voto femenino si con él no se consigue mejorar nuestras condiciones de vida?55" Mejor ejemplo no podemos encontrar de la manera como los grupos sociales subordinados aprovechan los resquicios que deja un régimen autoritario para plantear sus demandas y de la relación entre demandas sociales y luchas políticas. Una vez logrado el voto, las mujeres de clase media y alta, las más visibles, protestaron contra la censura de prensa y seguramente participaron activamente en las jornadas contra la dictadura. Su lucha, como la estudiantil, estaba aún inscrita en el bipartidismo. Su presencia política sirvió más de correa de trasmisión de los partidos que para reivindicar asuntos de género. Sin embargo así lograron mayor visibilidad e incrustar una que otra demanda social o de género en las declaraciones dé los partidos tradicionales. Sobre protestas de otras minorías no aparece información, salvo en los casos anotados páginas atrás con relación a invasiones de tierras. Los indígenas, aunque habían logrado presencia pública desde los años diez, con Quintín Lame y luego con José Gonzalo Sánchez y Eutoquio Timóte, no aparecen en estos años registrados en términos de protestas. Seguramente la dura represión y la violencia los cobijó también, corno también es posible que en muchas luchas agrarias quienes estaban por detrás eran indígenas. Los negros, por su parte, estaban aún muy distantes de lograr visibilidad como etnia, pero seguramente estuvieron presentes en las luchas de el época. Lo mismo podríamos decir de otros grupos sociales cuya aparición pública será resultado de procesos posteriores.

Conclusiones

Lo primero que debemos recalcar es que el período estudiado ratifica la hipótesis sobre la correlación entre vigencia de la democracia y el ejercicio de la protesta. La disminución de las luchas sociales en momentos de dura represión y control, así como su irrupción de nuevo en el lento retorno a la democracia, corroboran dicha hipótesis.

52 Tila Uribe, Los años escondidos, Bogotá, Cerec-Cestra, 1994. 53 Lola Luna y Norma Villarreal, Movimientos de mujeres y participación política en Colombia, 1930-1991, Barcelona, Universidad de Barcelona, 1994, págs. 100-106 54 El Espectador publicó una serie de entrevistas con las principales dirigentes de la ONF. Según María Currea de Aya el fin de la organización era "capacitar a las mujeres colombianas para ejercer sus derechos, especialmente el del sufragio" [ídem, 10 de octubre de 1954). Véase también las entrevistas con Aidé Anzola y Esmeralda Arboleda (7 y 14 de noviembre de 1954). 55 ídem, 4 de septiembre de 1954.

76

Sin embargo, a pesar de las duras condiciones existentes durante la Violencia, los sectores subordinados ejercieron la protesta. Tal vez con menos visibilidad que en otros períodos, la gente siguió planteando demandas y consiguiendo pequeños logros. Las condiciones políticas hicieron que los sectores subordinados incluso inscribieran su protesta én demandas del bipartidismo o detrás de las veleidades populistas del dictador. No lograron autonomía, pero sobrevivieron. Aunque no se puede hablar de un proyecto popular que cohesionara esas luchas, ellas sí apuntan a la necesidad de una restauración democrática, no sólo política sino social y económica. Lo que señalábamos para el sindicalismo bien puede generalizarse para los otros sectores: convertidos tal vez sí pero no callados. Ahora bien, no todos los sectores ni todas las regiones tuvieron igual presencia. Las cuatro grandes ciudades concentraron la mayoría de los conflictos abiertos, lo que se debe no sólo a su mayor desarrollo económico, sino a la presencia de factores demográficos —concentración de población y anonimato— y políticos —mayor dificultad de control estatal— que hacen más posible la expresión manifiesta de los conflictos sociales. El caso de Bogotá, con 35 protestas y 18 huelgas, se explica por ser la capital y por concentrar más sectores obreros y estudiantiles y albergar sus organizaciones nacionales. Aclaramos que por las razones metodológicas anotadas al inicio, no miramos las expresiones violentas de dichos conflictos, especialmente en los

campos. De ahí el énfasis urbano de nuestras conclusiones. En términos regionales se destacan tres departamentos, en orden descendente, en número de protestas (incluyendo las huelgas): Cundinamarca con Bogotá, 69, Valle, 49 y Antioquia, 3956. Llama la atención el caso del Valle no tanto por el número sino por la radicalidad y persistencia de la protesta, especialmente en contra de la dictadura. Por sectores sociales la mayor presencia fue la laboral aunque con una tendencia a disminuir en su peso relativo, para dar paso a nuevos protagonismos cívicos y estudiantiles. Pero hilando más delgadito se observa como los actores no son iguales a los observados en los años veinte o treinta. La supuesta homogeneidad de la clase obrera se comienza a fraccionar durante la Violencia. De una parte quien va a la huelga no es sólo el obrero fabril o de los transportes, también lo hace el empleado o asalariado de 'cuello blanco'. De otra parte, otras formas de protesta, como las luchas cívicas, recogen múltiples capas sociales, incluyendo no pocas veces a los obreros. Tímidamente se insinúa una tendencia que se profundizará luego: las identidades construidas en períodos anteriores se van fragmentando, dando origen a otras nuevas, menos homogéneas y uniformes, pero más ricas por reflejar la diversidad de la realidad social. Esa es otra historia que luego reconstruiremos.

77

AL DIABLO CON MAO

(1976). Los chinos en el infierno están condenados y como castigo eterno deben leer el Libro Rojo.

78

ESPACIO ESTUDIANTIL

Universidad de los Andes Departamento de Historia

Investigación Dirigida

DE LA HISTORIA COMO PROPUESTA PARA UN MEJOR FUTURO

Nelly Rocío Peñaranda Código 9114701 Santafé de Bogotá, julio 31 de 1995

79

EL ETERNO RETORNO

(1977). Hubo una época en Colombia donde todo buen zapatero debía tener baio el colchón un ejemplar de alguna de las obras del pensador alemán Federico Nietzche Srique toma la frase del eterno retorno" y la hace confluir en esta imagen de la juventud donde los iconos de todas las revoluciones se encuentran. Sin contradicción esta la imagen del Che y en la esquina la de Kennedy “.. Pambele no noquea a Cristo ¡Carajo!" "Frase de Hernández en su libro sobre Manrique publicado recientemente por Bibliográficas Rodríguez y Peña.-. '

80

DE LA HISTORIA COMO PROPUESTA PARA UN MEJOR FUTURO

A MANERA DE INTRODUCCIÓN

A

través de los años, la historia se nos ha presentado como un proceso de reconstitución por medio del cual nos es posible en el presente conocer algo sobre lo que en el pasado, nuestro o no, haya acontecido. Sin embargo, la tarea de estudiarlo no ha sido del agrado de todas las personas a las que por alguna razón nos hemos encontrado frente a un inmenso libro de Historia. Un problema que puede considerarse de educación, de pereza, o en el más triste de los casos de puro desinterés, "...lo reciben los estudiantes más jóvenes como una parte más de la salmodia académica, menos interesante que la botánica o la geología, que por lo menos sirven para conocer las hierbas y las piedras...".1 El cuadro no podía ser más desesperanzador, más aún, considerando las mil y una formas en que la historia y sus estudiosos, los historiadores, han intentado elaborarla para presentarla tal como lo diría Marc Bloch, "...aunque incapaz de otros servicios, por lo menos podría decirse a su favor que distrae ...siempre me ha divertido mucho...".2 Sin embargo, no pretendemos con la introducción de esta investigación, presentar a la historia como una de las muchas cosas innecesarias para nuestra existencia. Y por la misma razón, apoyar la

posición de miles de espectadores que acuden a la función de la historia, como a un espectáculo regular, obligatorio, y necesario para continuar con nuestras aburridas y conformistas vidas. Por el contrario, de una manera bastante pretenciosa, la realización de esta investigación, esta encaminada a reivindicar la historia, como uno de los estudios más necesarios para la comprensión del mundo, la toma de conciencia y la realización y cumplimiento de ideales y propósitos. De antemano he advertido, que se trata de una tarea bastante difícil y pretenciosa, quizás imposible, más aún, recordando la tan baja estima y el tan reducido número de adeptos que la historia posee. A pesar de lo que sea, podremos ver, como a lo largo de la historia de la historia, la necesidad de su existencia, de su entendimiento y mejor aún, de su preparación y elaboración como un proyecto hacia el futuro, basado en la experiencia, nos llevarán a ver a la historia como una gran laboratorio de los tiempos, donde las herramientas pasadas, y un buen conocimiento de las mismas nos ayudarán a construir un mejor futuro, «si deseamos que sea mejor», que está en nuestras manos. "...la primera función de la razón en cuanto se aplica al hombre en la sociedad, ya no es la mera de investigar sino la de transformar; y esta elevada conciencia del poder del hombre de mejorar la conducción de sus asuntos sociales, económicos y polí-

1. Fontana, Josep., Historia. Grupo Editorial Grijalbo. Barcelona 1982. pp 248 2. Bloch, Marc, Introducción a la historia. Fondo de Cultura Económica. México, 1975. pp 21. 81

ticos por la aplicación de procesos racionales es, (...), uno de los aspectos más destacados de la revolución del siglo XX" .3 DE LAS PASIONES DE LA HISTORIA Y PARA LA HISTORIA La historia es el relato de los hechos que se tienen por verdaderos, al contrario de la fábula, que es relato de los hechos que se tienen por falsos. Hay la historia de las opiniones, que no es mucho más que la compilación de los errores humanos. La historia de las artes que puede ser la más útil de todas, cuando se une al conocimiento de la invención y del progreso de las artes la descripción de sus mecanismos. La historia natural, impropiamente llamada «historia», es una parte esencial de la física. Se ha dividido la historia de los acontecimientos en sagrada y profana; la historia sagrada es una secuencia de las operaciones divinas y milagrosas por las que ha placido Dios conducir el pasado a la nación judía y poner a prueba en el presente nuestra fe.

Voltaire Durante los milenios que antecedieron nuestro siglo XX, hemos conocido a la historia de diversas formas, si bien es cierto, siempre respondiendo a las necesidades y exigencias que cada una de las épocas a la cual pertenecía se lo permitía. Lo importante de esto, no es tratar de establecer cuáles son las caracterizaciones que cada período histórico posee, sino mejor aún, tratar de comprender qué acontecimientos, procesos de elaboración de textos4, e historiadores nos han hecho ver la historia del modo en que la conocemos. Resultaría muy fácil pero del mismo modo inútil, saber por ejemplo que a la historia correspondiente a los siglos de la Edad Media se le conoce como historiografía sacra o teocéntrica, y que hablar de ella, y de lineaüdad es la misma cosa.

Sin duda alguna, ésta es una de las más ordinarias y naturales formas en que hemos recibido la historia, como un momento, en el cual, como se anotó en la introducción, nunca nos atrevemos a preguntarnos cuáles fueron las razones que llevaron al historiador a contarnos esta historia, y peor aún, asumimos los textos recibidos como verídicos e irrefutables; sin posibilidad de opinión. Además de esta falta de cuestionamiento, y de un casi conformismo total, vemos que la historia en algunos casos también ha sido víctima de abusos por parte del momento sobre al cual se estaba dedicando; un claro ejemplo de esta forma de asumir la historia como documento "educativo"5, también lo encontramos al inicio de la Edad Media. "Los designios divinos aparecen como la imposición de un plan objetivo sobre la historia, presidiendo de los propósitos objetivos del hombre; conduce inevitablememte a la idea de que los propósitos humanos, no significan nada en el discurrir histórico, y que la única fuerza que los determina es la naturaleza divina".6 De esta manera, el estudio de la historia para el cristiano, se convirtió en una forma de confirmar su fe, claro está, con la ayuda de las secuencias de milagros y la comprobación y el cumplimiento de las profecías. Esta era una de las más poderosas herramientas de los cristianos, o mejor, de aquellos que accedieron a la historia a fin de convertir a su religión a toda la humanidad, ...si fuese posible. Un caso en particular, nos lo muestra Eusebio de Cesárea (265-230), quien en su libro Crónicas7, dedicó gran parte de su vida, a la acomodación de la historia de los pueblos de Oriente próximo y la greco-romana, a los escritos en el relato bíblico; "...dedica la mayor parte de su trabajo a construir unas tablas sincrónicas para determinar la concordancia de los hechos relatados en la biblia con la lista de soberanos medos, asirios, persas y egipcios..,".8

3. Carr. E.H., Qué es la historia. Editorial Ariel. Barcelona, 1961. pp 194. 4. Por procesos de elaboración de textos, me refiero, a la veracidad que los historiadores daban a las fuentes que habfan logrado recolectar, al igual que a la cantidad de las mismas, seriedad y procesos de análisis a los que habían sido expuestas. 5. El uso del término educativo, en este caso en particular, corresponde no como idealmente lo entendemos, gracias a su nexo con la enseñanza y estudio de la historia. Por el contrario, en este punto, su utilización hace parte del abuso que específicamente el cristianismo cometió con la educación; no se trataba de un proceso de comprensión y de entendimiento, la historia del cristianismo, y la forma como fue narrada resulta más parecida a un cuento de terror, donde lo que se busca es por medio del temor, ganar más adeptos a cambio de ganar un puesto en los cielos. 6. Collinwood, R.G., Idea de la historia. Fondo de Cultura Económica. México 1952. pp 61. 7. El libro Crónicas de Eusebio fde Cesárea, es conocido en occidente a través de la versión latina de San Jerónimo. 8. Fontana, Josep., Op.Cit. pp 30.

82

De esta manera, el interés por el destino no se daba en el mundo material sino en el de lo sobrenatural. Más que nada, la tierra se había convertido en un valle de lágrimas que sólo prometía la realización de la felicidad en el más allá. Así, el universo medieval de Occidente se dividía en dos: el mundo de Dios, el fundamental y el único al que se debía aspirar, pues era el verdaderamente importante; y el de los hombres resignados a la misión que Dios les había asignado, imperfecto, una especie de estación hacia el viaje doloroso.. .hacia la salvación. Cegados ante un desarrollo que en realidad no se dio, la historiografía medieval, en su anhelo por descubrir el plan general de la historia, y en su creencia en que ese plan era divino y no humano, tendía a buscar la esencia de la historia fuera de la historia misma, alejando su mirada de las acciones humanas a fin de percibir un plan divino. "La concepción cristiana de la historia, (...), contemplaba la evolución de la humanidad como algo necesariamente pasivo, movido desde fuera, que nos presenta las edades de la historia figuradas en una rueda, en cuyo interior está el ángel encargado de moverla9, 'por este ángel se mudan los tiempos y las edades'10 El detalle real de las acciones humanas resultaba relativamente insignificante, y el historiador olvidó ese deber tan principal suyo que consiste en estar dispuesto a ejercitar una paciencia infinita en la búsqueda de lo que en realidad aconteció. Esta es quizás una de las más importantes razones para que al momento de hablar de la Edad Media, se le relacione inmediatamente con siglos de oscuridad. Si el acceso a la información era privilegio del clero, lo poco que conoceríamos sería una mezcla de los mismos ingredientes, la vida en los monasterios, y la función que los mismos cumplían como supuestos guías de la dignidad humana. De resto, sobre la vida de los hombres habitantes de los feudos, de las formas de producción, de las bases de su economía, y demás rasgos esenciales para el conocimiento de una sociedad, poco o nada se conocía.

Una realidad que tomamos y aceptamos como historia, que en la mayoría de los casos no consideramos necesaria para nuestra vida diaria y que por las mismas razones está y estará allí por años, por la cantidad en que decidamos que la desmemoria es tan importante como la historia a medias. Con el paso de los años, tras la culminación de la Edad Media y el surgimiento del Renacimiento, y de su mano el humanismo como principio rector, la historia cobra un sentido estrictamente diferente; con ella no se pretende limitar ni dominar a aquellos que deseen leerla, por el contrario, sus fines son instruir y mostrar cómo a través de ella el hombre puede mantenerse en continuo ascenso. Resultaría un poco exagerado y mitificador afirmar que con la llegada del Renacimiento, todo volvió a florecer; -sin embargo es un riesgo que me atrevo a correr-; las artes y las ciencias se convirtieron a su paso en elementos esenciales de la humanidad. La historia por otro lado, aún no había llegado a ser leída, ni resultaba interesante para el común de la gente; a pesar de esto, nuevos caminos esperanzadores se abrieron frente a sus ojos. El pensamiento histórico puso al hombre en el centro de sus preocupaciones. Para este momento ya se había liberado de los errores del pensamiento medieval y tenía definido un programa de trabajo: el redescubrimiento del pasado. La idea de la historia empezó a ser parte fundamental de procesos tan importantes como la política; hecho confirmado por Nicolás Maquiavelo, quien afirmaba que dentro de la historia, se escondía Una "...herramienta imprescindible para un arte de gobernar racional"11. Todo esto referido a la necesidad de aprender del pasado para obrar acertadamente en el presente. Esta tarea era una labor cargada de esperanzas, las cuales, en la mayoría de los casos, no podían menos que desembocar en grandes frustraciones. "...la historia, por más interesante, más instructiva y más valiosa que fuera para la formación de una actitud práctica en la vida, no podía, (...) aspirar a la verdad, por que los acontecimientos que relataba jamás acontecieron exactamente en la manera en que los relataba".12

9.Hecho que se observa en un manuscrito catalán del siglo XIV 10.Fontana, Josep., Op.Cit. pp 31. 11.Ibídem. pp 45 12.Collinwood, R.G., Op.Cit. pp 65

83



.

.



.

Varios fueron los inconvenientes presentados a los historiadores; el más importante de ellos quizás haya sido el anteriormente expuesto por el profesor Collinwood; donde expone sus dudas frente a una historia que se presentaba como certera. Poco se conocía de las formas como las fuentes para la producción histórica se habían adquirido, y menos aún, a qué forma de acomodación habían sido expuestas. En la mayoría de los casos, la historia debía corresponder a un texto digno de ser leído; que no cambiara ni aumentara el valor de las cosas y que en la mayoría de los casos, no omitiera las circunstancias más bajas y menos ilustres. Por lo cual, como diría Descartes en el Discurso del Método, "...sucede que lo restante no aparece tal como es y que los que ajustan sus costumbres a los ejemplos que sacan de las historias, se exponen a caer en las extravagancias de los paladines de nuestras novelas y a concebir designios, a que no alcanzan sus fuerzas". Este punto aunque desesperanzador en principio, sirvió de apoyo para hacer del historiador un individuo con capacidad de análisis y continuo cuestionamiento sobre la fidelidad de los datos. Con los años venideros, y gracias a la gran enseñanza que se había gestado durante los siglos del Renacimiento, la historia empezó a considerarse una herramienta, si no fundamental, por lo menos ya no relegada a la calidad de inútil e innecesaria. Sin embargo, como no se trata de establecer los rasgos característicos de cada uno de los momentos por los que la historia ha atravezado, a lo que me referiré con más interés y especial atención, es a mostrar cuáles han sido las etapas o períodos de desarrollo que la historia ha protagonizado. Los siglos posteriores a la culminación del Renacimiento, significaron para la historia un arma de doble filo. Por un lado, estaba la historia en sí misma como una averiguación del curso que va del pasado al presente, o más bien como un partir del orden actual de las cosas intentar rastrear en el pasado sus antecedentes. De esta manera la historia ejercía, como nunca lo había hecho, su función social; tendencia en auge en aquella 13. Ibidem, pp 83 14. Fontana, Josep., Op.C/f. pp 58

época. De otro lado, como la «historia tradicional» nos lo ha enseñado, por aquellos siglos una de las más grandes e ilimitadas rebeldías caminaba en búsqueda del progreso: la ciencia, con sus respectivos postulados, leyes y probabilidades invadía poco a poco cada mente humana. Por sí sólo, este postulado resulta bastante inofensivo, para algunos de nosotros podría ser esperanzador tratar de establecer un dominio sobre la naturaleza y sobre todo lo que a nuestro alrededor se encontraba. Se dio inicio a un período de grandes revoluciones; en primera medida, se abrió una revolución no sólo contra el poder de la religión, sino a la religión en cuanto tal. A la altura de la Ilustración, poco quedaba de aquella gran dedicación que había merecido la iglesia diez siglos antes, y de lo poco que quedaba muy poco era afecto. "..la religión era carente de todo valor positivo; era un puro error debido a la hipocresía interesada y sin escrúpulos de un tipo de hombres llamados sacerdotes, quienes asi parece que pensaban, la inventaron como instrumento para dominar a las mayorías. 13 La importancia que el humanismo había alcanzado durante los siglos del Renacimiento, seguía en aumento, durante la Ilustración, de allí su principio rector. "Supere aude"

"Ten el valor de servirte de tu propio entendimiento".14 La razón dominaba el Universo; en ella reside gran parte de la importancia que los ilustrados han dado a la historia. Para ellos, una perspectiva verdaderamente histórica consistía en ver que absolutamente todo en la historia tiene su propia razón de ser y existe en beneficio de los mismos hombres, cuyas mentes crean la historia conjuntamente. Era evidente que la razón de los hombres de la razón, (valga la redundancia), no trascendía los límites de la razón, más aún, si dentro de sus pro-

84

pósitos se encontraba la justificación de cualquier acción; acción de la razón. Pese a los inconvenientes con los que tropezaron los hombres ilustrados, sin lugar a dudas a ellos se les debe agradecer el hecho de que siquiera por un momento creyeron profundamente en la necesidad de la historia como génesis de su conocimiento. Sin embargo, la furia con la que habían decidido hacer realidad sus sueños se desvaneció frente a las miles de dudas indomables para su razón, "...desesperanzados de encontrar explicaciones auténticas, admiten las causas más triviales para explicar los más importantes hechos...". Uno de los grandes problemas del fracaso de la escuela ilustrada fue originada por una necesidad propia e inmanente: no admitir que la sinrazón misma no es sino una forma disfrazada de la razón. Los errores que pudieron haberse cometido durante siglos sobre la concepción de la historia no podían menos que habilitar un mejor camino; si bien es sabido, no hay nada más peligroso que la perfección. De los errores y del derecho de su práctica, podemos obtener no sólo una posibilidad de mejoría. Definitivamente no hay camino más triste y aburridor que el de la predestinación, la imposición de leyes y la creencia en el destino. REVOLUCIONES, OPCIONES PARA LA HISTORIA El hombre como cuerpo habita el mundo de la naturaleza, pero como mente, habita el mundo de la historia Collinwood "..la historia (...), es un registro de progreso; un registro de conocimientos acumulados y sabiduría creciente, de adelanto continuo desde un nivel inferior de inteligencia y bienestar a otro más alto. Cada generación deja a la que le sigue los tesoros que ella heredó a su vez, benéficamente modificados por su propia experiencia, acrecentados con los frutos de todas las victorias que ella misma ha ganado...".16

Así, el siglo XIX llegaba a su fin, brillando por la fe y los beneficios de la evolución, el progreso y la herencia de sus antepasados, recibiendo de las experiencias anteriores los elementos suficientes para provocar grandes transformaciones. Al igual que en las artes plásticas, para la historia, a partir de los últimos años del siglo XIX, se empezaron a dar rápidos cambios; cambios no sólo de visión, sino también de necesidad, de sentimiento, ...de expresión. Ya no eran necesarios siglos para determinar un período en el arte, o mejor dicho, en la historia del arte; no se necesitaban siglos para hablar del arte del Renacimiento, del barroco, o de la historiografía medieval... Bastaban unos años para conocer los principios rectores del Impresionismo, del Cubismo, del Surrealismo, o de cualquiera de las tendencias artísticas que se iniciaron; tal como lo diría Collinwood, gracias a un registro de conocimiento acumulado o de sabiduría creciente. El período de las revoluciones iniciado años atrás, continuaba invadiendo cada vez más la vida de todos los hombres. Para el caso de la historia, habían sido planteadas varias tareas para realizar; de un lado debía tratar de establecerce una diferencia entre descubrir lo que ha acontecido, y descubrir por qué ha acontecido. Del otro, se proponía establecer una historia sin recurrir a las fuentes tradicionales que durante siglos habían dominado. "¿..una de las primeras cosas que debemos eliminar de nuestra teoría de la historia es, (...), la 'vía única': hemos de aprender a pensar el pasado en términos de encrucijadas a partir de las cuales eran posibles diversas opciones, evitando admitir sin discusión que la fórmula que se puso fuese la única (o la mejor), si no queremos seguir condenándonos a repetir los errores...".17 La escuela metódica, la marxista y la de los annales, representan tres importantes momentos, históricos dentro de la historia de la historia. Aquí, toda realidad es historia, y todo conocimiento es conocimiento histórico. Se abrió el camino por el que se impondrían nuevas tendencias en las Ciencias Sociales -el

15.Collinwood, R.G. Op.Cit. pp 86 16.Ibldem., pp 147 17.Fontana Josep., La historia después del fin de la historia. Crítica. Barcelona, 1992. pp 142.

85

complejo integrado por marginalismo, funcionalismo y estructuralismo-, que acabarían por transformar la nueva historia académica. Nuevas herramientas ocuparían el espacio de las frias historias pasadas; tímidamente, la Escuela metódica emprendió la labor de alcanzar la verdad a través de la narración, gracias al uso riguroso de documentos. La narración podía ser una solución al problema de la historia tan sólo en casos elementales, por ejemplo, cuando la sucesión de unos acontecimientos más o menos homogéneos (políticos o biográficos), pudiera servir de hilo conductor; ...pero sólo en ellos. La peligrosa linealidad planteada por los metódicos representaba una nueva equivocación para la historia; resultaba difícil entender una historia que presentaba los mismos rasgos característicos del Medioevo, desempolvada diez siglos después. Lo paradójico de esta situación, fue que pretendiendo alcanzar una historia verdadera para un presente inmediato, lograron sólo establecer una buena bibliografía y mejor aún, un gran archivo para investigaciones posteriores; como quien dice, se trato de un proyecto social del presente para el futuro. Lo que tendríamos con este retorno a la narración sería, simplemente, una historia que vuelve a ser, como en un pasado que creíamos superado, un simple cuento a narrar. Se requería la elaboración de un nuevo tipo de síntesis que integrara de una manera coherente los datos de la historia política, social y cultural, pero lo más importante de todo, sin olvidar que sus protagonistas, son siempre seres humanos. Con el materialismo histórico, se abre paso a un intento por integrar varias de las actividades de los hombres; sin embargo, fue sólo un intento. "...los hombres llevan a cabo personalmente su historia, aunque lo hacen en un medio que les ha sido dado y que les condiciona, sobre la base de unas circunstancias reales y preestablecidas, entre los cuales son, en última instancia, las económicas -y tanto más cuanto más suceptibles sean de ser influidas por las políticas o las ideológicas- las de-

cisivas y las que configuran el único hilo conductor que lleva a la comprensión del hecho histórico...".18 Las nuevas esperanzas para la historia, presentadas por el materialismo histórico, contenían una concepción de la historia donde nos era mostrada la evolución humana a través de unas etapas de progreso que no equivalen a los grados de desarrollo de la producción, sino más bien a la naturaleza de las relaciones que se establecen entre los hombres que participan en el proceso productivo. La interpretación marxista de la historia no estaba necesariamente condicionada por las actividades y los movimientos de la economía del momento. Sería desacertado tratar de entablar un diálogo simplista entre la economía y la historia; un ejemplo más claro de la falacia hacia esta historiografía fue reiterado por Marx junto a Engeis, quienes "...esperaban que el tránsito del capitalismo al socialismo se efectuase gracias a una revolución proletaria, y no como un resultado espontáneo del desarrollo industrial capitalista".19 El marxismo en la historia había aparecido como una de las maneras con las que los nombres, descontentos frente a un mundo moderno que se pensaba perfecto, entendieron que la sociedad traía grandes beneficios gracias a los adelantos de la ciencias. Se trataba, pues, de una manera de explicar el mundo a través de grandiosas respuestas. Sin embargo, esto parecía demasiado perfecto como para ser verdad; porque aún si la sociedad misma se estaba comenzando a explicar, se hacían más evidentes los males que aún persistían: la muerte y la miseria iban en ascenso, la verdad de la igualdad sólo funcionaba para aquellos que se sabían iguales a unos pocos. "Si la construcción del futuro y la invención de una fórmula perenemente actual no es obligación nuestra, tanto más evidente resulta que tenemos que actuar sobre el presente, a través de la crítica radical de todo lo existente,...".20 La conciencia histórica que se estaba gestando no podía ser menos evidente. Una vez más, en un momento decisivo, en un intento por rescatar una sociedad en decadencia, la necesidad por comprender el por qué de los fracasos de la historia podría significar una voz de aliento frente a un futuro que

18. Carta de Engeis a Starkenburg; 25 de enero de 1894. Citado por Fontana, Josep., Historia, pp 147. 19. Ibldem., pp 149 20. Rossi, Mario., El joven Marx. Editorial Comunicación. España, 1977

86

no prometía ser muy amable, ni mucho menos feliz o justo. "La procesión de regímenes sociales, indispensable para ese devenir del hombre, tomará significación en una historia total (total no en el sentido de que recoge todos los hechos, lo cual es absurdo, sino en el sentido de que los relaciona todos a la verdad del hombre). La lucha de clases, ligada ella misma con las relaciones de producción, permitirá captar todas las épocas y todas las sociedades en su verdad...".21 Al momento de construir una historia, aparecerán como factores relevantes y fundamentales las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Las fuerzas productivas se presentaban como una forma de dominar la naturaleza; en particular, se trataba de una serie de instrumentos que se utilizan en el control, explotación y dominio de la misma. El cambio o transformación de las fuerzas productivas, es decir, las relaciones con el medio, o entre los mismos individuos originan las relaciones de producción. Como cadena, de las relaciones de producción se logran obtener las estructuras de la sociedad, y ellas mismas darán como resultado, la diferenciación existente entre varias sociedades. De allí, que se haya logrado concluir que por la existencia de diversas sociedades sean cada vez más evidentes las diferenciaciones y jerarquías dentro de una misma sociedad. "...la historia como instrumento de análisis y comprensión del presente, como la construcción de una prospectiva para las fuerzas que actúan en el presente, en favor de una transformación socialista. Así, la crítica del pasado se convierte en una superación del pasado. (...). Un gran empeño revolucionario requiere un gran respiro histórico y cultural: se nutre de él, saca de él, rigor y perspectiva".22 No debemos desconocer ni por un segundo la importancia y fuerza que representó el marxismo no sólo dentro de la historia, sino fundamentalmente como fuente de posibilidades y de búsqueda hacia un mejor futuro. Sin embargo, es en este mismo punto donde encontramos que el proyecto

marxista, quizás nos pudo haber brindado hermosos momentos de ilusión frente a los sueños de muchos que parecían hacerse realidad; pero, desconoció por un momento, que a los hombres, hijos del capitalismo, no les interesaba del todo abandonar sus privilegios de mandatarios, señores, o conformes siervos, y prefirieron hacerse sordos antes de hacerse iguales. "...un materialismo histórico (...), no sólo debe servir para una mejor investigación del pasado, sino para sentar las bases de un nuevo socialismo".23 Luego de darse cuenta de los elementos bajo los cuales había sido constituida la corriente o Escuela marxista, los historiadores emprendieron una nueva labor bajo el nombre de Escuela de los Annales. "...en vez de una simple ennumeración, sin lazos y casi sin límites, nos promete una clasificación racional y una intelegibilidad más o menos progresiva (...). ...la historia no es solamente una ciencia en marcha. Es también una ciencia que se halla en la infancia como todas las que tienen por objeto el espíritu humano".24 Se proponían la institucionalización de nuevas temáticas y la vinculación de la historia a otras Ciencias Sociales. Uno de los problemas a los que se enfrentaron los historiadores de los Annales fue, como primera medida, tratar de hablar de la historia como ciencia. Este hecho se puede considerar como lógico, si recordamos que para el momento de surgimiento de los Annales, 1929, la mayoría de los hombres aún tenían una fe ciega e ilimitada en la ciencia. De allí, que la historia no fuera la excepción, pues en un momento de reinado de la ciencia, aquel que decidiera no acompañarla podía considerarse un gran tonto.. El problema es que hablar de ciencia evoca la idea de una suma de resultados, de invariabilidad, de inmutable, de certero. La confusión se encontraba en el punto de ubicación y relevancia de la historia para los hombres como lo es la ciencia. Quizás habían olvidado que

21. Aron, Raymond., Dimensiones de ¡a contienda histórica. Fondo de Cultura Económica. México, 1983. 22. Entrevista con Renato Zangheri, -historiador marxista-; «Rinnovamento storiografico e prospettiva socialista». Tomado de Fontana, Josep., Historia. Op. Cit. pp 236. 23. Ibídem., pp 244 24. Bloch, Marc, Op.Cit. pp 24 y 26

87

cada una de ellas es un intento por enfocar la realidad desde un particular punto de vista. Que historia y ciencia son dos cosas distintas; "...cada una de ellas con un método propio. La ciencia, explicaba, tenía como propósito la formulación de leyes generales; la historia, la descripción de hechos individuales".25 De otro lado, si se trata de establecer más clara y crudamente las diferencias que existen entre estas dos disciplinas, encontramos a Carr, quien nos dice que "...puede establecerse una distinción fundamental entre ciencia e historia, (...), estos reparos, más convincentes unos que otros se resumen así: 1) la historia se ocupa solamente de lo particular en tanto que la ciencia estudia lo general; 2) la historia no enseña nada; 3) la historia no puede pronosticar; 4) la historia es forzosamente subjetiva, porque el hombre se está mirando a sí mismo; 5) la historia, a diferencia de la ciencia, implica problemas de religión y de moralidad".26 Sin embargo, creo pertinente y necesario explicar, -sin demeritar en absoluto el texto de Carr-, lo concerniente a la segunda diferenciación; ya que si la asumimos como tal, de nada serviría la labor que muchos hombres enamorados de la historia, y quizás yo misma hayamos decidido abordar. Afirmar que la historia no sirve para nada puede significar un alivio para muchos, una excusa perfecta para evadir la historia y su importancia; lo importante de esto (valga la redundancia), es no dejarnos confundir; pues aprender de la historia no es nunca un proceso en una sola dirección, no tiene sentido abordar un hecho como algo que paso y ya; como en la mayoría de los casos está entendida la historia, se habla del estudio de la narración de los hechos ocurridos en el pasado; quizás solo para mantenernos informados. La historia no es tan aburrida como mucha gente la cree, si así fuera, habría desaparecido hace mucho tiempo, nadie se atreve a pensar que la historia es tanto o más vieja que los hombres que hace milenios entendieron por qué era importante. "Aprender del presente a la luz del pasado quiere también decir aprender del pasado a la luz del presente. La función de la historia es la de estimular

una más profunda comprensión tanto del pasado como del presente, por su comparación recíproca".27 ".. .la historia es el estudio científicamente elaborado de las diversas actividades y de las diversas creaciones de los hombres de otros tiempos, captadas en su fecha, en el marco de sociedades extremadamente variadas y, sin embargo, comparables unas a otras; {...}, actividades y creaciones con las que cubrieron la superficie de la tierra y la sucesión de las edades".28 Como sabemos, todas las tendencias o movimientos que se han desarrollado a través de los tiempos, no sólo en el arte sino también en la historia, responden a una reacción hacia los anteriores; en algunos casos, van más allá de sus antecesores tratando de profundizar los planteamientos hechos por estos; en otros, se trata de una crítica radical hacia los mismos. Pues bien, los Annales se encontraron en ambos lugares frente a sus antecedentes directos, la escuela metódica y la corriente marxista; frente a los marxistas se vieron como ante a una labor digna de ser continuada con respecto al intento de integrar otras disciplinas con la historia; y de otro lado, sintieron una gran repulsión frente a los planteamientos manejados por los integrantes de la escuela metódica, ya que como sabemos, estos se mantuvieron empeñados en desarrollar una historia narrativa, en realizar un cuento a contar. Los Annales por su parte, buscaban hacer de la historia un trabajo científico moderno, a favor de la investigación, del planteamiento de problemas para luego formular hipótesis"29;...hacer penetrar en la ciudad de la objetividad el caballo de Troya de la subjetividad"; ya no se trataba sólo de observar, sino de interpretar; pues la historia otorga conocimiento si va más allá de los hechos. De otro lado, en cuanto se refiere a la integración con las otras disciplinas de conocimiento, la historia se proclamaba dinámica gracias a esta nueva adquisición. "Con todo lo que el ingenio del historiador pueda permitirle utilizar para fabricar su miel, a falta

25. Collinwood, R.G., Op.Cit. pp 165 26. Carr, E.H., Op.Cit. pp 83 y 84 27. Ibídem. pp 91 28. Febvre, Lucien., Combates por la historia. Editorial Ariel. Barcelona, 1975. pp 40. 29. Ibídem.

88

de las flores usuales. Por tanto, con palabras. Con signos. Con paisajes y con tejas. Con formas de campo y malas hierbas. Con eclipses de luna y cabestros. Con exámenes periciales de piedras realizados por geólogos y análisis de espadas de metal realizados por químicos. En una palabra: con todo lo que siendo el hombre, depende del hombre, sirve al hombre, expresa al hombre, significa la presencia, la actividad, los gustos y las formas de ser del hombre".30 El historiador buscaba hacer de su estudio una preocupación por la toma de conciencia, donde lo fundamental no era saber Qué era lo que había sucedido, sino Por qué era tan importante. "La historia no es una serie sino un mundo, lo cual significa que sus diversas partes se apoyan unas en otras, se critican unas a otras, se hacen mutuamente inteligibles".31 Pese a todos los inconvenientes encontrados por los historiadores de los Annales, esta escuela se mantuvo firme frente a sus propósitos, intentando implantar una historiografía que pudiera mantenerse con vida durante bastante tiempo. Claro está, que este tipo de pretensión debía mantenerse en continua evolución ya que resultaría absurdo mantenerla inmutable al correr de los años. De esta manera, los Annales dentro de sí, vieron la sucesión de historiadores y con ellos sus planteamientos y nuevas adiciones. La idea era tratar de establecer varias posibilidades para entender la historia. "La historia es, sino hábil vencedora, al menos si buena servidora: la duración social, esos tiempos múltiples y contradictorios de la vida de los hombres que no son únicamente la sustancia del pasado, sino también la materia de la vida social actual; (...) todo trabajo histórico descompone al tiempo pasado y lo escoge según sus realidades cronológicas, según preferencias y exclusivas más o menos conscientes. La historia tradicional, atenta al tiempo breve, (...), la nueva historia económica y social coloca en primer plano de su investigación la oscilación cíclica, (...), estudiar al pasado lo divide en amplias secciones: decenas, veintenas o cincuentenas de años/...), la historia de larga

duración, (...), se dirigirá de un polo a otro polo del tiempo, de lo instantáneo a la larga duración..., sobre todo, se ha producido una alteración del tiempo histórico tradicional" .32 Lo importante de este nuevo manejo del tiempo en la historia es que gracias a él, la historia puede tratar de inscribirse según curvas o la propia respiración de quien la escribe. Evitando caer en falsas delimitaciones o en el peor de los casos, en semiinmovilidades. Sus protagonistas, llegarán a hablar de la historia como de una "...disciplina que transmite resultados concretos"33, y que se había planteado como uno de sus objetivos, estudiar minuciosamente las manifestaciones de la vida del pueblo. Preocupándose por formular teorías sobre el porqué del «matrimonio tardío», sacando conclusiones y explicando posibles causas de tan «inquietante proceso», de la manera más detallada posible; generando múltiples comparaciones. Sin embargo, y a pesar de todos estos intentos que durante años mantuvieron vivas las espectativas y las esperanzas de los integrantes de los Annales, esto fue un intento más por reivindicar la historia quizás no con los mejores resultados. La nueva comunicación que comenzó a darse gracias al matrimonio de la historia con el resto de disciplinas, terminó por opacar su vitalidad y relevancia. Pues se hablaba de todas ellas como de ciencias auxiliares de la historia, pero en muy pocos casos, se logró oir que la historia fuera de vital importancia para cualquiera de ellas. Este hecho podía significar un fracaso para esta gran empresa, pues se trataba de una evidencia más de que no era a muchos a quienes les interesaba de verdad la historia, y menos para abordarla como esperanza, como felicidad, diversión, o en el mejor de los casos, como un proyecto de vida más digna.

30.Ibldem. Citado por Fontana, Josep., Historia. Op.Cit. pp 205 31.Collinwood, R.G. Op.Cit. pp 153 32.Braudel, Fernand., Historia y ciencias sociales. Alianza Editorial. Madrid, 1958. pp 62, 63, 67 y 68 33.Le Roy-ladurie Emmanuel., Algunas orientaciones de la nueva historia. Colegio de Francia

89

ese agotamiento simultáneo, parecía ser la común incapacidad para producir su pretendida 'explicación coherente' y científica del cambio histórico...".34

POSIBILIDADES PARA UNA HISTORIA PAVIMENTADA DE RECUERDOS Si uno sueña solo, es sólo un sueño,...si muchos sueñan juntos, es el inicio de una nueva realidad

Hunderwasser Con los años y los largos o cortos períodos de tiempo por los que ha atravesado la historia, podría resultar un poco difícil guardar las esperanzas frente a una disciplina que si bien lo único que busca es contribuir de la mejor forma a comprender el pasado a la luz del presente o viceversa, no ha corrido con la mejor de las suertes durante su larga existencia. Sin embargo, al inicio de esta investigación decidí tratar de mostrar no sólo lo importante que es la historia, sino también tratar de reivindicarla como esencia para una vida más digna o por lo menos más llevadera. Vemos como, con el reconocimiento de algunos de los períodos recorridos por la historia de la historia, se le han otorgado a la misma diferentes caracterizaciones. De esta manera, se ha intentado hablar de ella como de una ciencia, como de un estudio cronológico de los acontecimientos pasados, como de una narración, como de una manera por medio de la cual los hombres sientan temor frente a un devenir tortuoso si su comportamiento incumple los mandamientos de la ley de Dios, en fin, todos importantes para la comprensión ya sea del pasado, del presente, o de un paradisiaco futuro. Junto a estas determinaciones, se ha intentado añadir a la historia elementos a manera de hacerla resucitar, renacer o resurgir, integrando nuevas estructuras, articulándole otras disciplinas como la antropología, demografía, sociología, sicología, economía, política... etc. A pesar de toda esta investigación, y de toda la importancia que ella misma encierra y merece, vemos como hoy se experimenta un agotamiento en los tres tipos de historia que hasta ahora "...habían servido como modelos regulativos de la práctica historiográfica más vanguardista: el paradigma económicosocial de inspiración marxista, el proyecto ecológicodemográfico de la revista francesa de los Annales, y la metodología cliométrica de origen estadounidense. La razón de

Los ya caducos planteamientos realizados por todos los modernos que creyeron desaforadamente en el poder y la perfección a manos del capitalismo y la industrialización no han dejado más que un gran vacío al darse cuenta de que algo tuvieron que haber hecho mal como que para en este momento nos encontremos en tan lamentable estado de existencia. De la mano con la llegada de la tan aclamada postmodernidad, que cuestiona varios de los idílicos planteamientos propuestos por los modernos, se han suscitado varios cambios que no pueden menos que abrir inmensos interrogantes frente a un futuro que más que nunca se divisa incierto. "...cambio en el tema central de la historia: de las circunstancias que rodean al hombre a la consideración del hombre en sus circunstancias; cambio en los problemas estudiados: de lo económico y demográfico a lo cultural y emocional; cambio en las fuentes principales de influencia: de la sociología, economía y demografía a la antropología y psicología; cambio en el sujeto: del grupo al individuo; cambio en los modelos explicativos de la mutación histórica: de lo estratificado y unicausal a lo interconectado y multi-causal; cambio en la metodología: de la cuanuficatión del grupo, al ejemplo individual; cambio en la organización: de lo analítico a lo descriptivo; y cambio en la categorizadón del papel del historiador: de lo científico a lo literario".35 Los cambios establecidos por la llegada de la postmodernidad han conducido a la gran mayoría de los historiadores a tratar de establecer normas que regulen el discurso histórico por medio de vías narrativas y descriptivas, abandonando el enfoque público y generalizado por dedicar la mayor parte de su tiempo hacia la búsqueda de particularidades cotidianas y superfluas, que en la mayoría de los casos carecen de vital interés. De esta manera, nunca podremos llegar a construir un mundo a favor de un mejor futuro, menos

34. Moradiellos, Enrique., Ultimas corrientes en historia. Revista Historia Social # 16. primavera-verano de 1993. pp 97. 35. Ibídem.

90

aún estableciendo un pobrísimo presente. Lo único que se ha logrado con la caída en el reino del pensamiento débil, es establecer una historia cargada de facilismos y experiencias anecdóticas de aquellos que se dice merecen que se les escriba una historia. A lo que vamos es que cada vez se hace más evidente la pérdida del carácter investigativo por parte de los escritores de la historia; ejemplos más claros de esto los vemos en la ya famosa frase «todo es válido», y en las palabras de Jacques Le Goff, Pierre Nora y Paul Veyne: "...el dominio histórico no tiene límites, ...todo acontecimiento es digno de historia, ...vivimos una historia de migajas, ecléctica, abierta a curiosidades que no hay que rechazar..."36. Palabras que no pueden menos que despertar un profundo pesar frente a la trivialidad temática y la creciente pereza intelectual. La realidad actual se encuentra enmarcada por una casi insignificante toma de conciencia, la historia atraviesa uno de sus más penosos momentos debido a la falta de interés y preocupación que necesariamente demanda. Claro está, que como lo hemos dicho antes, quizás nunca nos habíamos encontrado frente a un futuro más incierto: es el momento de las economías abiertas de mercado, de la integración de bloques económicos de poder que para algunos significa una irremediable muerte de sus ideologías; los países del mundo están en una carrera hacia el progreso marcada por la competencia furiosa, donde quien no va al ritmo de los tiempos, muere; más aún, cuando los actores nuevos, como las compañías multinacionales juegan un papel importante en la determinación de los destinos. La democracia en las relaciones internacionales, leída hoy como un elogio al individualismo, debe ser realmente una lectura sobre la igualdad. El desarrollo es una pregunta por la dignidad de los hombres, por las posibilidades de realizar al menos parte de sus esperanzas. De acuerdo: el juego de la economía moderna es inatajable; pero se puede jugar con opciones hacia la decencia de los ciudadanos.

"Porque conviene que quede claro que hay algo de lo que sostuvimos en el pasado de lo que no nos avergonzamos ni hemos renegado: el propósito de seguir luchando por un mundo donde haya la mayor igualdad posible dentro de la mayor libertad. En este combate no importa perder una batalla, porque sabemos que otros lo proseguirán. E incluso si supiésemos de antemano que es inútil, porque todas las batallas deben perderse, habría merecido la pena librarlo".37 Es precisamente ahora en el momento de crisis, que es indispensable "...afirmar y argumentar el carcácter de Ciencia Humana que tiene la historia académica y profesional. Porque sólo así, podrá justificarse, lógica y pragmáticamente, su continuidad como tradición gremial necesaria para la sociedad y la cultura humana".38 Ni por un minuto he intentado desconocer el árido y oscuro terreno por el que camina la historia, y aún así, aunque parece que las posibilidades se han agotado, la mejor alternativa que tenemos, si en realidad creemos en un mejor futuro, abandonando totalmente las disposiciones medievalistas donde se afirmaba que "...Dios es el único agente histórico, porque sólo debido a la actividad de Su providencia, las operaciones de la voluntad humana conducen en cualquier momento a un resultado dado, y no a un resultado diferente"39, y cuando seamos capaces de comprender la coherencia del sistema en el que vivimos inmersos, podremos repensarlo, revalorarlo, replantearlo y sólo así, poder construir un mejor presente, y si se da el caso de que el presente es demasiado inmediato, el futuro es ilimitado. "...el conocimiento histórico no es un lujo, o la pura diversión de una mente que reposa de ocupaciones más urgentes, sino un deber primario, cuya satisfacción es esencial para el mantenimiento, no sólo de cualquier forma o tipo particular de razón, sino de la razón misma".40 No queda más que reiterar una vez más, que hablar de historia es hablar de la lucha de los hombres, quienes mediante el ejercicio de su razón quieren comprender el mundo que los rodea y así poder actuar sobre él.

36. Ibídem. 37. Fontana, Josep., La historia después del fin de la historia. Op.Cit. pp 117. 38. Moradiellos, Enrique., Op.Cit. pp 106. 39. Collinwood, R.G. Op.Cit. pp 55 40. Ibídem. pp 222

91

"Merece la pena pues, que nos esforcemos en recoger del polvo del abandono y el desconcierto esta espléndida herramienta de conocimiento de la realidad que se ha puesto en nuestras manos. Y que nos propongamos, entre todos, a repararla y a ponerla a punto para un futuro difícil e incierto"41 -

Seguros de que en la historia se encuentra la clave para resolver cualquier interrogante, debemos mantenernos convencidos de que la obra de los historiadores como la de los alquimistas, consiste, "...por encima de todo, en que el hombre se cree a sí mismo, es decir, que intente dominar total y absolutamente sus facultades por un mejor futuro..." 42

41.Fontana, Josep., La historia después del fin de la historia. Op.Cit. pp 146 42.Klossowski de Rola, Stanislas., Alquimia. Ediciones el Prado. Madrid, 1993.

92

PIOJOS

(1979). La presencia de parásitos contagiosos es muy común en los niños de clases populares, gracias a la magia del collage dichos bichos son transmitidos a los sobrinos de Doña Berta Ospina. Ella , tal vez para distraerlos, se ha colocado un parche en el ojo con la figura del ratón Miguelito. 93

NELLY ROCÍO PEÑARANDA

Estudiante de décimo semestre de Artes Plásticas, Universidad de los Andes. Investigación dirigida por el profesor Hugo Fazio, para la opción en Historia.

94

R E S E Ñ A S

ROBERT S. MCNAMARA

IN RETROSPECT. THE TRAGEDY AND LESSONS OF VIETNAM Times Books, Nueva York, 1995, XVIII y 414 pp., fotos. -

E

n la investigación y redacción de este muy interesante libro, McNamara tuvo la asistencia de Brian VanDeMark, profesor de historia en la U.S. Naval Academy en Annapolis.

país asiático). También se realizó un muy intenso e indiscriminado bombardeo aéreo sobre Vietnam, que arrojaría más bombas sobre ese país que sobre toda Europa durante la Segunda Guerra Mundial. -

McNamara estudió Economía en la Universidad de California en Berkeley y obtuvo su maestría en administración de empresas en Harvard. Después, tuvo una exitosa carrera en la Ford Motor Company donde trabajó desde 1946 hasta 1960. Siendo presidente de dicha compañía automotriz fue nombrado por John F. Kennedy como Secretario de Defensa de su gobierno. Como tal, McNamara jugó un papel muy importante en el desarrollo de la guerra en Vietnam. Inicialmente, Kennedy intentó sin éxito "vietnamizar" la guerra y sacar rápidamente a los consejeros militares norteamericanos. Su gobierno no estaba del todo cómodo con Ngo Dinh Diem, corrupto y represivo presidente de Vietnam del Sur. Los mismos militares survietnamitas organizaron un golpe de estado contra Diem y lo asesinaron. El manejo de la política interna por parte de los líderes de Vietnam del Sur puso a dudar al gobierno de los Estados Unidos sobre la posibilidad de que los primeros, por sí solos, pudiesen derrotar a las fuerzas comunistas. Después del asesinato de Kennedy, McNamara fue ratificado en su cargo por Lyndon Johnson. La crisis del Golfo de Tonkín permitió que el gobierno norteamericano aumentara su presencia en Vietnam. Para enero de 1965, McNamara y otros le recomendaron a Johnson tomar una acción más dura en la guerra (eventualmente se pasaría del medio millón de soldados norteamericanos en el

95

-



Además de las acciones abiertamente militares, se generalizaron las acciones secretas y el terrorismo de Estado a través de la CÍA (Central Intelligence Agency). Este tipo de acciones ilegales se habían convertido en parte importante de las estrategias del gobierno de los Estados Unidos en su política extranjera desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y Vietnam no sería la excepción. El libro describe las angustias de McNamara a medida que se incrementaba la presencia militar norteamericana y no se veían resultados que correspondiesen a la magnitud de la presencia de los Estados Unidos en Indochina y al sufrimiento y destrucción inflingidos sobre los vietnameses. Incluso McNamara narra como hasta su esposa e hijos se pusieron en contra de la guerra. McNamara empezó a argumentar en el seno del equipo de gobierno que la guerra no se ganaría. Esto lo distanció del presidente Johnson y de varios miembros de su gabinete. Los militares, por ejemplo, querían profundizar la guerra y siempre pedían más soldados y más bombardeos. Incluso, apoyados por la derecha del Partido Republicano, insistieron en utilizar armas atómicas contra Vietnam del Norte. En junio de 1967, el mismo McNamara ordenó recopilar la documentación del gobierno de los Estados Unidos relacionada con la Guerra del Vietnam para el uso de investigadores en el futuro.

R E S E Ñ A S

Obviamente, tal acción no fue del agrado de aquellos de línea dura en el gobierno norteamericano. No pasó mucho tiempo antes de que estos documentos se empezaran a filtrar al público como los Pentagon Papers.

McNamara insistía en realizar negociaciones serias con Vietnam del Norte y atenuar el perfil militar del conflicto; Johnson no estaba de acuerdo con esto. Las contradicciones entre McNamara y Johnson terminaron con la salida del primero del gabinete a principios de 1968. En el libro, McNamara recopila un listado de los errores que él considera su gobierno cometió en la conducción de la guerra. Primero que todo, él anota que dada la carencia de especialistas en temas asiáticos, el gobierno norteamericano malinterpretó a la China Popular al considerar que ésta buscaba hegemonía regional como un paso hacia la hegemonía mundial. Johnson, por ejemplo, estaba firmemente convencido que los soviéticos y los chinos estaban buscando hegemonía en el mundo y que Vietnam era una pieza clave en el dominó de sus ambiciones. Además, los sucesivos gobiernos norteamericanos subestimaron el espíritu nacionalista de Ho Chi Minh, viendo en él simplemente a un líder comunista. Los norteamericanos tampoco calcularon que a pesar de las pesadas bajas, tanto el Vietcong como las fuerzas del Vietnam del Norte aumentarían sus efectivos. El intenso bombardeo norteamericano alienó a la población civil vietnamita en vez de ganar sus "corazones y mentes" tal como rezaba la retórica oficial norteamericana. Además hubo una deficiente coordinación entre los militares de los Estados Unidos y la "burocracia corrupta en Sai-

96

gón". También, argumenta McNamara, hubo problemas de tipo organizativo en el mismo gabinete del presidente Johnson y algunas decisiones claves no fueron tomadas a tiempo. Por último, el aumento de las protestas contra la guerra en los mismos Estados Unidos debilitó la capacidad de maniobra del gobierno estadounidense a nivel doméstico. Aunque el autor reconoce sus errores y sus angustias durante el manejo de la guerra, sostiene que los errores cometidos fueron de "buena fé". Sin entrar a especular en las intenciones y sentimientos de McNamara al respecto, hay que anotar que las fuertes instituciones en los Estados Unidos permiten este tipo de "confesiones" y de arrepentimiento personal hechos públicos a través de libros que rápidamente se convierten en best-sellers. Podemos derivar otras dos "lecciones" de los resultados de esta guerra. Primero que todo, si de resultados prácticos se trata, el "imperio informal" del librecambio (como ocurre hoy en día) tiene costos económicos y políticos mucho más bajos. La guerra en Vietnam y el sostenimiento del complejo militarindustrial, no solo dividieron a la sociedad norteamericana, sino que también contribuyeron a minar la supremacía financiera y la competitividad de los Estados Unidos. Por último, se trajo a McNamara, un muy exitoso gerente a administrar la guerra; a pesar de las excelentes capacidades organiza-cionales que él había mostrado en la Ford, quedó muy claro -al menos para élque la guerra, el genocidio y la política no son una simple empresa. O Eduardo Sáenz Rovner Profesor Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacional de Colombia

R E S E N A S

PAULO ROBERTO DE ALMEIDA O MERCOSUR NO CONTEXTO REGIONAL E INTERNACIONAL Sao Paulo: Aduaneiras, 1994,204 p.

D

entro de la marcada proyección integracionista en curso, los países de América Latina se debaten hoy con la necesidad de adaptarse al nuevo orden internacional, y ya algunas señales de mayor preocupación por la integración económica comienzan a ser percibidos entre estudiosos, observadores, políticos y diplomáticos de estos países. La tendencia en el Continente se orienta para el estudio de proyectos de formación de espacios económicos regionales, destacándose los avances del llamado Mercado Común del Sur, el MERCOSUR, en el sentido de unificar los mercados de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Un profundo estudio que envuelve los más variados aspectos relacionados con el MERCOSUR, fue elaborado por el investigador y diplomático brasileño paulo Roberto de Almeida: O Mercosur no contexto regional e internacional. En opinión del autor, que analiza el tema partiendo de los antecedentes históricos de la integración en el Continente y lo confronta con las experiencias en otras regiones, la integración del Cono Sur no representa para Brasil una simple alternativa económica y sí una "opción estratégica fundamental" (p. 77), con vistas a redefinir su presencia internacional en el siglo XXI. En este sentido, llega a catalogar el MERCOSUR como "la más importante opción de política externa de su trayectoria como nación independiente", (p. 15). Desde el punto de vista económico, esa integración va a permitir la inserción competitiva de sus miembros en la economía mundial y, según el autor, ella será "uno de los elementos estratégicos en la superación de la crisis económica y social en que 97

se debate hoy Brasil" (p. 107). No obstante, queda claro en el libro que la integración con los países del Cono Sur no va a acabar, de un día para otro, con los problemas económicos y sociales que se acumularon durante décadas. Uno de los aspectos abordados con relativa insistencia se refiere a la necesidad de vincular cada vez más las masas trabajadoras al proyecto de integración, a pesar que sus líderes no vislumbran en el MERCOSUR "ningún paraíso de la clase trabajadora" (p. 113). Las entidades y representaciones-de los trabajadores en la región siempre asumieron una actitud en principio favorable a la integración de los países latino-americanos; pero consideran el proceso en curso como "fuertemente contaminado por la lógica empresarial" (p. 113) y temen por un deterioro de las condiciones de vida de las clases más pobres. Las discusiones sobre temas comerciales, financieros e institucionales, según los sindicalistas, estarían prevaleciendo sobre la discusión de las cuestiones sociales. El texto trata también sobre las cuestiones constitucionales relacionadas con el proceso de integración y detalla, como sugerencias, posibles reformas que deberían ser realizadas a la Constitución brasileña para facilitar el libre desenvolvimiento del Brasil en el MERCOSUR; nada más oportuno en el momento en que se procede a la revisión constitucional en este país. La amplitud y profundidad con que fueron abordados los más variados elementos que comprenden este proceso de integración, hacen del libro una especie de tratado sobre el MERCOSUR. Pero, por otra parte, el lector se siente frustrado cuando se

R E S E Ñ A S

pregunta por la reacción de los países vecinos y de las principales potencias económicas frente a la creación de este nuevo bloque regional. El hecho de no analizarse más detalladamente la posición de los Estados Unidos frente a este proceso, deja al lector preocupado. Aunque el autor hace referencia a la Iniciativa para las Américas, del Presidente George Bush, el prisma de los intereses norteamericanos sobre la región debería ser tomado más en cuenta en cualquier estudio profundo sobre la integración, principalmente cuando se contempla la perspectiva histórica, pasada y futura de este fenómeno. Este libro de Paulo Roberto de Almeida fue escrito teniendo en cuenta una evidente preocupación didáctica, pero la mayor parte del mismo se dedica a tratar aspectos técnicos, jurídicos y estructurales del MERCOSUR, lo que si bien hace de ella una rica fuente de referencias para los especialistas en el tema, puede crear, al mismo tiempo, cierta confusión para los lectores menos informados. Sin embargo, la lectura se impone por buenas razones, pues el autor, activamente envuelto con las negociaciones de dicha entidad, recopiló abundante información sobre el tema, contribuyendo a suplir un poco la relativa carencia de materiales académicos sobre este asunto y tornando este libro una fuente indispensable para los estudiosos del MERCOSUR. Es destacable también, para una mayor pro-fundización en el tema, la extensa bibliografía y la cronología sobre la integración latinoamericana, así como otros interesantes materiales agregados como apéndices.

98

Para una mayor comprensión del proceso de integración latinoamericano, teniendo en cuenta el importante rol desempeñado por los Estados Unidos, sería aconsejable complementar la lectura de esta obra con la del profesor brasileño Luis Alberto Moniz Bandeira: Estado Nacional e Política Internacional na América Latina. O Continente ñas relacoes Argentina-Brasil (1930-1992), (Brasilia, Ed. Universidade de Brasilia/Sao Paulo, Ed. En-saio, 1993). O MERCOSUR no contexto regional e internacional fue escrito por un incuestionable conocedor y defensor de la integración del Cono Sur de América Latina, que no sólo ve con simpatía y considera necesaria la concretización del MERCOSUR, sino que inclusive forma parte del grupo brasileño de negociación en esta área. Esa mezcla de simpatía y responsabilidad directa del autor con ese proceso inte-gracionista, hace que su libro resulte favorable al MERCOSUR y apele a la necesidad de su materialización, sobre todo después de tenerse en cuenta las perceptibles tendencias integracionistas en las relaciones económicas internacionales que avanzan a un ritmo que, como observa el autor, "si todavía no asistimos al fin de la Historia, como suponía Francis Fukuyama, estamos tal vez cerca de contemplar algo que se podría llamar de fin de la geografía" (p. 52). O Pablo José Saínz Fuentes Cubano, Licenciado en Relaciones Políticas Internacionales e Magister en Historia de la Política Exterior del Brasil