CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE [1]

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CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE Revista del Centro de Interpretación de Arte Rupestre de lv10ratalla

N ÚM ERO

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MORATALLA 2004

CUAD ERN OS DE ARTE RUPESTRE DIRECTOR Miguel Áng el Mat eo Sa ura SECRETA RIO Esteba n Sicilia Ma rtinez CO NSEJO ASESOR Y DE REDACCIÓN José Aparicio Pérez , Mº Ma nuela Aya la Jua n, Vicente Baldellou Martínez, Hipó lito Co lla do Gi ra ldo, Jua n Antonio Gó mez- Barrera, Juan Franc isco Jord ón Mon tés y José Royo Lasarte.

Cuadernos de A rte Rupestre es una pu blicac ión oficia l del Ce ntro de Interpreta ció n de Arte Rupestre de Morata lla . Tiene una periodi cidad an ua l. La revista no se identifica necesariamente con las opiniones de los autores .

CORRESPONDENCIA E INTERCAMBIOS Ayunta miento de Moratalla . Sec retaría de Cua de rno s de Arte Rupestre . C/Co nstitución, 22 • 30440 - Moratalla (Murcia )

e De es ta ed ición : Excm o . Aynn t.u uicn to de

¡\ \( )r ,11'111.1

Cu b ierta: Figuras fem eni nas de La Risca 1. Ccsuo n ed itorial: I.igi.l Co m unicación y Tccnoloau . S.I.. ti ireCLO r@ t;111ll1;1ritllll libros.m ll1

ISSN: 16 99 -0889 D epósi to Legal: J\l 1l- 14 9-20 0S

, INDlcE

Edito rial.............................. ..... .... ..... ...... ....... ..................................................

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A modo de presentación. ............................................................. ... ..... ..............

9

Anto nio BELlR\S"

¡\ 1AR1Í:--: EZ

Artículos ..

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25

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57

El a rte rupestre en la provincia de Albacete. Desde los des cubr imi entos hasta las .. interpretaciones. Bibliografía e historia de la investiga ción

83

La pintura rupestre esquemá tica de l Rincón del Gitano (Mora ta lla , Murcia) José Antonio

B EHS AL M O S HEA I.

y xtigue l Ángel

¡\I AI EO S :\llRA

El g ra bado como mani festación artística en la Prehistoria pe ninsular IUJIl Anto nio

G () .\ I EZ -B. \ RRERA

Considerac iones sobre el a rte rupestre levantino en el Alto Segu ra Miguel Ángel

j\ I AIB 1

luan Francisco

S:\t1 RA

J { m f) A ~ M O :--rl l '~

Va ria ..

131

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141

La colección museística de ar te rupestre "Presa de la Ri sca" (Mora talla , Murcia ).....

153

La represe ntación pictórica en la Cultura del Arga r. Sacramento

J I.\II~:\TZ L O RE:-"T E

y M·1 xtanuela AYAL\

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El arte funera rio de la cultura argá rica M d Manuela

A YAI A

lu.-\S" y Sac ramen to

J I .\II ~ I' FZ 1. 0 1~ ENT E

Noticiario

Esteban S ICIU !\

M ARTíS EZ

Editorial Si la ed ició n de un a nu eva publi cación co ns tituye siem pre un moti vo de eno rme sati sfacción, en este caso co ncreto del pr imer núm ero de C¡¡adem os de Arte Rupestre (C A.H.) supo ne un valo r a ñad ido si ten em os en cue n ta qu e, de un a part e, viene a su marse al no excesivame n te nutrido grupo de las publi cacion es arqueol ógicas y, de o tra, po rqu e está dedi cada funda mentalmente al estud io de una de las faceta s de la Prehi stori a más atract ivas y que mayor co ntroversia pro du ce co mo es la del arte rup estre. Sin pretend er ha cer, en modo algu no, un exha ustivo rep aso por la hi stori ografía, sí podem os decir qu e a lo largo de la ya di latad a histo ria de la in vestigación en este ca m po , han sido di versas las publicacio nes que, vinculadas a organ ismos e insti tu cion es variados, han ido recogiend o el testig o de revista s qu e en su día fueron pio neras co mo el Bolet ín de Geografía e Historia del Bajo /l mgóll , el /l /Illi/ I·i de l'tnsiínn d'Estudis Catalans, la ¡¡ellista de la Real Academia de las Ciell cias o la revista fran cesa L'Alltllmpologie q ue, personifi cando quizá en la figura del abate 11 . Brcuil , desarroll a rá un a imp ort ant e lab or de di fusión del arte rupestre peninsu lar. M ás ta rde, el Boletín de la Sociedad Castelloll ellSe de Cultura desd e los años treinta del siglo pasad o, Caesura ugusia, Z éphvrus o el Are/lillo de Prcliistovia Lellalltilla desde los año s cincue nta y, m ás recientes, o tras publi cacion es co mo Al-Basit, ñotsuan, Espacio, Tiempo )' Forma, Kalathos o Tm/Jajos de Prehistoria, entre o tras, han hered ad o el int erés de aq uellas y han m ostrad o especial se ns ib ilid ad ha cia el estud io del art e rup estre p rehistóri co, ed itando la mayor part e de los trabaj os co n q ue co nta mos so b re el tema, frent e al más red ucido gru po de las mon ogra fías. Sin em bargo, al margen de efíme ras apa ricio nes, hem os ca recido a lo largo de todo este tiempo de una publi cación periód ica que tuviera co mo ob jeto de estud io de man era exclusiva al arte rupestre. Entre esas fugaces excepcio nes deb er íam os m en cio nar el mod esto Boletíll de la Asociacíóll Espllliola de Arte Rupestre, del que tan só lo se

ed itaro n tres núm eros a fin ales de los a ños och enta ( 1987- 1989 ), o más recientemen te, el interesan te Boletín de Arte Rupestre de Aragón que, tras hab er ed itado los cuatro pr im eros núm eros co rrespo nd ientes a los añ os 1998 a 2001, ha ini ciad o un periodo de silenc io qu e espe ramos no se pro lo ngue dema sia do . Mu y cerca no a éste es el caso de la revista Panel, ed itada de fo rm a co n jun ta po r las d isti nt as co mun idades aut óno mas afectada s por la decla ració n del Arte Prehistórico del Arco MediterriÍneo co mo Patrim oni o de la Hum anidad po r la lI N ESCO, q ue co n la ed ició n del núm ero 1 en 2001 pareció ab rir nu evas perspectivas, da da la inu su al calida d gráfica y el carácter de algunas de las seccio nes de co ntenid os, pero que, por el momento al menos, ca rece de la co ntinu ida d que sería deseab le. En este co ntexto nace CI/ademos de Arte Rupestre. q ue si b ien es un a pub licació n o ficial del Centro de Interpretación de Arte Rupest re de Mo ratalla, ta mbién pretende se r un a ventan a ab ierta a tod a la co mu nidad científica que traba ja so bre el arte ru pestre preh istó rico y las materias afi nes. En este p rim er núm ero se recogen algunas de las pon en cias qu e fue ron p resent adas al curso so bre Manifestaciones artísticas del hombre prehisumco. celeb rado el pasad o m es d e julio de 20 04 en Morat alla, y q ue aba rcan varias de las face tas del arte prehistó rico, desde el graba do al lla mado arte levantin o, y desd e la pintura rup estre esq uemática a las poco co noc idas m an ifestaciones deco rativas en arte mu eble de la cu ltura argárica. Co n fiemos en que la an dadu ra que ahora ini cia CI/adem os de Arte Rupestre sea pro lon gad a, co nvenc idos de que, de ser as í, al margen de atenua r el hueco que actualmente existe en el ám b ito de las pub licacio nes espec ializadas, tam bién p roduc irá im portantes apo rtacion es a la propi a investigación del art e rup estre co mo hech o cu ltura l a l br ind ar u n espacio de discusión a los investigad o res.

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A modo de presentación Es un ho nor y u n p lacer recordar cosas de m is anda nzas de hace más de 40 añ os en relación co n el arte ru pest re levant ino, [tieru pos d e precursor !, es decir, co n la exp resió n gráfica de las ideas, en la p rovincia de Mu rcia. co nc retamente en Mor aialla. precisam en te cua ndo nace un Centro de Interpr etación de este arte llam ado rupestre y se a lum bra la revista co n el título de Clladenlos de Arte Rupestre, a la que augura m os un a larga vida o si se prefiere, le pro picia mos el vo to gol iárdico co nvertido en uni versitari o cifrado en que /li/ll/ l, crem /l, jloreal. Vivir es algo más qu e sobrevivir, crecer lo hace tant o que co mo co nsecue ncia nacen esta revista y el centro al que sirve, y 00recer que es lo que deseam os y nos po nem os man os a la ob ra y resul tará de su pro pia vida. Tiem pos eran, los que aludo, de figura s de hu mo co mo las de Ga g, maravillas q ue nos llen aban de júbil o pero que se desvan ecían al pri m er sop lo de realid ad y cuand o los hech os negati vo s, gaje de los estud ios preh istó ricos, lo que no co no cíamo s, se enca rgaba de anular o modi ficar a nte cad a descubrimien to , bien recibid o por quienes pensábam os que lo buen o era añad ir au nq ue fueran br izn as de co nocim iento a lo sabid o aún a tru eque de anu lar mu ch o de lo dad o por inm utab le. Habl o de aque llos a iios herederos d e m i esta ncia en Ca rtagena , que me hizo el ho no r de no rnb rar me hi jo de ad opción y lu ego asigna r mi no m bre a la p laza q ue es vestíbul o urbano del museo mu nicipal que fund é. Y sa tisfaccio nes nacidas de un ent usiasta traba jo sobre u n cam po casi vacío que co ndu jo a que en Cieza me no m br asen en 1962 "popu lar de la cu ltura " por el estud io y pub licación de la Cueva de los Gra jos, según libro que le ded iqué y que m e pus o en cam ino de posterior es y rebasado s estud ios so b re los ab rigos p int ados de Cañ aica del Calar y Fuente del Sabuco, en El Sab inar, ed itado en 1972. Aún insistiría en trab ajos en la zo na cua ndo ya perso nas co mo Mateo Sau ra, Miguel San Nico lás, Mauro S. Hern ánd ez o Ana Alo nso me hab ían p roporcion ad o el gozo, al q ue

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CU"DERNOS DE ;.RTE RUPESTRE

asp iramos cua ntos anda mos en busca de la verda d, de dejar casi inservibl es, po r ant icuados, trab ajos qu e ya no pu ed en ad ucirse más que co mo a ntece de ntes o precedent es, y el mucho mayor de lograr que qu ienes aprovecha n nuestras investigaciones, alu m no s directos o ind irecto s, las me joren. El so lutrense de las cuevas de Cieza, iqué maravillal. q ue se su maba a descub rimientos insospechados en Foz Cóa y en Sala ma nca, yen todas partes ro m piendo mold es e invalid and o clichés can sin am ente rep etidos po r respeto a los ma estros o po r incap acidad de los discíp ulos. Cierto q ue ento nces, hace casi medi o siglo, existía y se conocía ya un a "prov inc ia" q ue podría nutri rse co n Alpe ra, Cantos de la Vi sera en Yecla, Minatcda, Alcoy, el Peliciego de lumilla y hasta la zo na alme riense de los V élez y Ch irivcl. Pero si n llegar a los aso mbro sos casos de las tierras murcianas q ue luego otorgarían ejem plos tan singulares como la Cueva de la Il iguera d e Cartagena o el conjunt o de Ncrpio, e incluso la en igmá tica zo na del sud este q ue qui zá sea una "provincia peculiar" en la qu e cabría n las extra ñas pinturas del litoral em parentadas, tal vez, co n las del mediterrán eo cent ral y poco o nada aco rdes con lo levant ino típ ico . Aú n pueden a ñad irse las pinturas so lut renses de Cieza y los recient es desc ubrim ientos d e figuras hum an as co n eno rmes pein ad os, sin dejar de lado lo qu e ha sido llam ad o "macro -esq ue má tico" o "linea l-geo mé trico ", confiando a nombres distint os conce ptos radi calmente d iferentes e inclu so co n co n notac io nes geográficas concretas, resistiéndonos a abando na r las d ivisio nes tripartitas para acep tar la var ieda d cultu ral de sus aut or es. y hab lando de Nerpio, me com place reco rda r q ue el prime r trabajo de investigación realizado fue el de Julia Sánchez Carrilero como tesis de Li cen ciatura en m i cáted ra de Za ragoza, q ue tuve el hon or de diri gir para d arm e cue nta, un a vez más, que las ideas so b re el arte levantino qu e ense ñorearo n los manuales eran to talmente o en gran pa rte eq uivocadas. De aquellos primeros tiempos y estud ios q uiero sub rayar la maravilla de la da nza de mu jeres alrededo r de un ho mbrecillo de Los Grajos, las cabezas inverosímiles co n ostentosos pein ados de Fue nte del Sabuco y la segu rida d de q ue la supuesta unidad del llamad o "arte levantino " se fraccio na ba en tantas co ma rcas co mo se qu isiera, co n hall azgos discutibles y aún por com pro bar, como el oso de CaIiaica del Ca lar, la segur idad abso luta de coexistencia en el mismo lugar de arte levantin o y del esq ue má tico, lo que vend ría a tradu cirse en un a perm an en cia de la sac ralizació n de lugares y figuras con cam bios radi cales de estilos, y los atisbos de algo de lo qu e estamos co nvencidos, el que el nombre de "arte levantino " engloba m uy di ferent es mani festaciones que, sin dud a, resp onden a una cier10

ta idea co m ún, pero qu e sien tan d iferenc ias q ue hay qu e explicar po r cam inos d istintos al de estilos y tendencias artísticas. Queda claro qu e el nombre de "levantino" fue ap od o q ue el ab ate H. Breuil atribuyó a cierta s pinturas cua ndo pe nsaba qu e el arte prehistó rico se nutría de un a fase paleol ítica y septe nt rio na l vincu lada al territo rio artís tico-cu ltural francés, y o tra, nad a men os qu e capsiense segú n se d ijo, del sud este y levan te, co n Africa co mo bas e, de ntro de la idea ento nces de moda de u na Penínsu la europea y o tra africana que subyace en el mito de las dos Espa ñas. y cuya falsed ad se ha de mos trado , entre o tros apoyos, con los descubr imien tos sensacio na les de la zo na de Murcia. Está más cerca la Cueva de la Higuera de Cartagena de la sala roja de Port o Badisco. y m uest ra la rara fi gur a anima l de las Aralias del Carabasí de Santa Pal a más di ferenci as co n el arte levant ino clásico qu e con las derivacion es qu e podem os hallar en toda la Península saliendo de la có mo d a, pero falsa, idea trip artit a de qu e lo qu e no lo inrl uíam os en el Paleolíti co era levantino o esq ue má tico, dentro de la afiliación al núm ero tres sacra lizado y permit iéndo nos llegar a la idea de qu e, en el mismo lugar y en tiempos sucesivos, se insertan las citadas exp resio nes gráficas qu e lo mism o incl uyen Viveda, cerca de Altarn ira. los innurn erab les graba dos ent re el Duero y el Tajo, los 40 kilómet ros de graba dos en el fondo actual de este río, en Portu gal. qu e los ab rigos esquemá ticos qu e se adosan a los "leva nt inos" o qu e incluyen figuras de am bos estilos qu e indi can que se ha mantenido la vigencia del lugar y no ha im portado el camb io estilístico . Pien so qu e la zo na de Moratalla da pie para avan ces im port an tes en este sent ido , el aba nd o no de la idea de q ue lo q ue no es Paleo lítico o "esq uemático" sea forzosam ent e "levant ino ", y pen etrar en el sent ido profu nd o qu e estud ió la semiología y qu e he tratad o de aclarar en u n lib ro, MilO, lIIisterio )' sacralidad. La pintura prehistórica aragollesa (Bibl io teca Arago nesa de Cultura, Zaragoz a, 2002 ), qu e, a pesa r de ser tan reciente, ya necesita un a pu esta al d ía y que po dr ía incluirse co mo pró logo pa ra cualq uier trabajo actual por lo q ue tien e de crítica y de expo sició n de lo que alguna vez hem os llamad o "crisis" d e nu estros co nocim ientos sobre el tema, simplificado res y co n los riesgos qu e pu so de mani fi esto Caro Baroja cuando hablaba de síntesis bella s pero falsas y de aná lisis abu rridos pero im prescindi bles, y sin q ue, en cualqui er caso, respon d an a las grandes preguntas acerca de nu estra cultura. La realid ad es qu e cua ndo estud ié el friso de la dan za de Los Gra jos, la coexistencia de estilos rad icalmente d istint os en los mismos covachas de la Ca ñaica del Calar o el palldelllollill lll de los diversos abrigos acum ulad os en el término mu nicipal de Nerpio. me di cuen ta de qu e la sen cilla ord ena ció n que había prop uesto, desde 11

19 68, en mi libro A rte ru pestre lel'lII11illO d ejaba sol amente ap rovechab le lo a na lítico, las críticas y el d eseo d e poder llegar a lgu na vez a s íntes is que sin duda deri varán d e es tu d ios m ono gráfi co s, d e valo raciones d e lo trad icio n al co mo La Sa rga, La Risca o d e lo s des cubrím iemos qu e ge ne rac io nes d e in vesti gad ores, co n gra n apoyo e n lo lo cal, perm iten a lca nz a r. Me fu n d o en q ue sue lo d ecir q u e e l m u nd o int electual se apoya en ilusion es, a lgu nas d e las cua les pued en co nve rtirse en es pe ra nzas y muy po cas e n realidades. Pues amén y que las ilusion es qu e esta revista ab re se cierre n en co nclusio ne s que muestr en la verd ad del pen sami ento human o du rante mil es d e alias. A lltollio /le/ triÍ l l M an íne:

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~RTí(ULOS

Cuadernosde Arle Ru p e~ lr e . Número 1• Año 2004 • Páginas 15·23

La pintura rupestre esquemática del abrigo del Rincón del Gitano (Moratalla, Murcia) losé Amonio Bernul Monrea l . Miguel Angel MI/l eo Sl/ lI m .. RESUMEN

Presen ta m os el estud io d el co n ju n to d e pintura rupestre esq uemá tica del Abrigo del Rincón d el Gita no. d escubiert o e n lo s trab aj os de prospecció n desarro llado s e n Moratall a. Ent re las rep resentacio nes d o cum entam os un grupo d e motivo s pun ti fo rm es. varios cí rcu los co ncén tricos y tra zo s ve rticales. PALABRAS CLAVE

Pintura esq ue m ática, Rin có n d el Gitano. Murcia, Moratall a. RESUME

On présente ici l' étude d e J'ensemb le d e peinture rupestre srh érn atiqu e de J'Ab ric d el Rinc ón del G ita no. d écou vert par les trava ux de p rospecti on a rchéo log iq ue r éalis és a Morat all a. Parmi les representati ons. o n peut identifi er un gro u pe d e points. p lussieurs ccrc les co nrc n triq ucs ct p luss ieu rs d cssi ns vcrtica ux. M OTS CLE

Peint ure schématiq ue, Rincó n d el Gitan o , Murcia, Moratall a.

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Paseo de Rosales. 48 - 4° H. 30 500 , J\. lo lina de Segura (Murria). 2 " B. 301 20 , El Palmar (Murria). [email protected]

el Amistad , 21 -

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(UADóRNOS DE ARló RUPESTRE

l . Antecedentes Los primero s trab ajos de pro spección en la zo na se rem ontan a 1994 cua ndo inspeccion am os el para je de Fuensa n ta-Fuente del Buitre ante las so me ras noticias qu e ten íam os sob re la existencia de un ab rigo con arte rup estre en esa área (Alo nso, 1993 ). Fruto de esa labor fue la localizació n de tres nu evas covachas junto a la ya cono cida , las cua les habían pasad o inadvertidas para los investigad or es que hallaron la p rime ra (Mateo y Bern al, 2002a ). Un a vez so licitados y co nced idos los correspo nd ientes permi sos de estud io de esos abrigos a la Dirección Genera l de Cultu ra, nos plantea mos la pos ibi lidad de com paginar su docume ntació n co n la prospecció n del curso de la Ram bla de Bajil. en do nde co nocía mos desde los primeros años d e la décad a de los oche nta las pinturas de cro no logía histó rica de las Cuevas del Esquilo I y 11 (Mat eo, 1993), pero d e la que desco nocíamos que hu biera sido ob jeto de lab ores sistemá ticas de pro spección . Co me nza mos la insp ecció n, p recisam ente, po r las covachas situadas en las proximidades de El Esquilo, co n un os resultad os negativos en lo q ue al hallazgo de pi ntu ra se refiere. No fue este, sin emba rgo, el caso de otras zo nas del barran co . Así, a un os 600 m aguas abajo de la rambl a sí doc u me nta mo s restos de pint ura de estilo levantin o en un o de los abrigos de mayo res di me nsio nes, a l cua l denomina mos como Abrigo del .\Iolino (Bern al y Mateo, 2000 ), mientras que aguas ar riba de aq uel, lo calizam os dos cavida des con mani festacion es ru pestres pintadas de cruces y signos, q ue de no m inamos ento nces co mo Abrigos de las Alubias I y 11 , de cro no logía medieval y mod ern a, q ue sin duda de be mos relacion ar con las propias Cuevas d el Esqui lo (Mateo. 1999) . Durante los trab a jos de docum enta ció n d e las pint uras del Abrigo del Mo lino, los cua les se tuviero n q ue retrasar un tant o de bido a la documentació n de otros yacim ientos, en concreto los Abrigos de Za én (Mateo y Bcrnal . 2002 b), fue pub licad o un artículo de A. Alonso yA. Grimal (1 996 : 25) en el que se alude a traba jos de prospecció n desarroll ad os po r ellos en el curso de la rambla, fru to de los cua les fue el descubrimiento de un ab rigo co n restos de pintu ra "tan su ma me nte fragmentados qu e no fue pos ible determinar formas co ncretas, au nque sí confir ma r qu e, tras un aná lisis puntual, deben correspo nde r a eleme ntos esq ue mát icos". Estas no ticias nos obligan a vo lver a com probar con detenim iento nu est ros hallazgos y revisar varios de los abrigos inspeccionad os po r si algu no de ellos pud iera co rrespo nderse co n el citado por estos investigado res. Sin em bargo, tras la revisión efectua da, no só lo no localizam os el conjun to men cion ado por ellos, sino q ue, 16 :. 2(:(;·:

por el co ntrario y a tenor de las escasas referen cias que en su pu b licació n ha cen de la covacha, llegamos a la conclusió n de que ese ab rigo no puede se r a iro que e! Abrigo del Mo lino, lo q ue den ot a tamb ién que adscr ib iero n de form a erró nea al estilo esq ue má tico los m otivos levantinos en él conteni dos . Ll egad os a este pu nt o y a pesar de las referencias de esos au to res a supues tos trab ajo s de prospección real izad os po r ellos en la zo na, decidimos co ntinu ar co n la insp ecció n del bar ran co en tanto qu e finalizába m os los trab ajos de docum entación del Abrigo de! Molino y, tiem po después, los refer idos a las pinturas h istóri cas de los Ab rigos de las Alu bias. Resu ltad o de la búsqu ed a fue e! descub rim ient o de l Ab rigo del Rincó n del Gitano, de cuyo estud io damos cue nta en este artícu lo .

2. Situación y contexto geográfico El Ab rigo del Rincó n del Gita no se local iza so b re un po tent e frente ro coso de culm inac ió n abierto al curs o de la llamada Ram b la de Lucas, en la margen derecha de la mi sm a, a 1,5 km respecto a la co rtijad a de Bajil (fig.! l.

Figuro 1. Vista del frente rocoso del Rin cón del Gitano .

El ca ntil rocoso, en el q ue abren n um erosos abrigos, está fo rmado por material es te rcia rios d e calizas masivas e n los secto res de ma yor altitud (1 300-1400 rn.s.n.rn . l, co n co nglo merados poligéni cos e n altitudes in feriores, y ca lizas, margas y d ol omicritas estratificad as e n los puntos más bajos del relieve e n to rno al curso de la ram bl a. La hidrografía de la zo na qu eda estruc tur ada por la propia Ra m bla de Lucas. con n umerosos barra ncos tributarios su yos y diversas fuentes de agu a existe ntes e n la zo na de co ntacto del ne ógen o prcma ruos y el cretácico . La vege tac ió n espo ntá nea es escasa, deb id o a la intensa ro tura ción e n terrazas que presenta la parte más baja del barranco, en donde se de sarro lla u na agr icult ura de pequ e ñas huertas. No o bstante, e ntre las especies sa lvajes podem os resalt ar el p ino ca rrasco y otras de m atorral de monte bajo .

3. Descripción de las pinturas El a brigo , elevado 1300 rn.s.n .m . y co n u na ori e ntació n oeste, prese nta un as d im ensio nes de 18 m de abe rtura de boca, 8 m de pro fund ida d y 6 m de altura [figs. 2 y 3 l. Las pint uras se local iza n en la pa rte izq u ierda del mi sm o, a u na altura de 1A O m resp ecto al suelo .

Figura 2 . Vista ge nera l

del abriga del Rincón del G itano.

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Figura 3. Planimetría básica del Rincón del Gitano.

De derec ha a izq uierda, los moti vos d ocum entados so n : Figura 1. Aglom erac i ón de puntos. Aunq ue un gran desconch ad o en el so porte ha debid o destruir o tros posibl es motivos, actualmente qu edan 23 elem ent os punti form es. Mid en e ntre 0,5 y 1,9 cm de di ámetr o . Co lor rojo (Panton c 173 lI) (fig . 4 ). Figura 2. Rest os de p intura e n form a de tra zo verti cal. Mid e 18,2 cm . Co lor roj o (Pa nto ne 173 lI) . Figura 3. Motivo mu y afectad o por la acumulación de m ateria o rgán ica, que lo cu b re casi po r co m pleto . Docum entarn os resto s del tra zado de tres líneas curvas co ncé n tricas y resto s parciales de varias más. Mid e 12,7 cm de an ch o y 11 ,8 cm de alt o . Co lo r ro jo (Panton e 173 lI ). Figura 4. Restos de pintura. Ent re ello s, podríam os d isting ui r algú n motivo puntifo rm e. Co lo r rojo (Pantone 173 lI) . Figura 5. Restos de pi ntura . Mid e 9 cm de alt ura . Co lo r roj o (Panton e 194 lI) . El estado de co nservació n de las pinturas es muy deficien te. Al despre nd imi ento del muro soporte rese ñado, que pe nsamos qu e ha destruido pa rte de la figu ra n úm ero 1, se un e la acció n de las formacio nes orgá n icas, m uy ac usada e n el moti vo nú mero 3, cu b ie rto en su mayor parte, y la acu m u lació n de m ateri a inorgánica e n fo rma de pol vo, lo cua l ha afectado a to das las represent acion es e n mayor o men or medida . J • ,. ,... ..,

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Figura 4 . Grup o de puntos.

4. Comentario

El descubrimien to de este nuevo yacim iento del Ri ncón del Gitano viene a co n firmar la im portancia q ue desd e m uy ant iguo ha tenido la Rambl a de Lucas co mo ruta de paso de prim er o rden h acia la meseta, im po rtancia q ue se ha m anten ido hasta tiem pos m uy recien tes. Po r o tro lad o, en lo qu e se refiere al arte rupestre, se destaca tam b ién co mo un área de no tab le interés ya qu e si ha sta hace ap enas cinco a ños tan só lo co no cía mos en ella las pi nturas de cro no logía histórica de las Cuevas del Esqui lo 1-11, los sucesivos hallazgos, fru to de los trabajos siste má ticos de prospecc ió n q ue hem os desar ro llad o, han perm itido docu mentar, al margen de las p int uras históri cas de Las Alubias 1-1 1, el co n ju nto levant ino del Ab rigo del Mol ino y, aho ra, este esq ue má tico del Rincón del Gitano, lo que hace q ue la ra m bla actúe co mo eleme nto de co nt inuidad territorial, perm itien do u n nexo de un ión ent re los co n juntos de los Abrigos de Ben izar O-VII, Rin cón de las Cueva s 1-1 1, o los varios del vecino Barranco de Char.in (Cueva de los Cascaro nes y Abrigos de las Casas de Char án 1-11 ), por el este, y los Ab rigo s de Fuensaru a I-IV, Abrigos de Za én 111 Y tod o el gru po de estacio nes del Cerro Ba rbat ón (Barr an co

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Segovia. Covach icas, Fuente del Sauco y Co rtijo de So rbas 1-11 1), ya en Albacete, por el oes te. Acerca del co ntenid o tem ático del abrigo p intad o, en él do cumentamos motivos am pliame nte representad os dent ro de la p intura esque má tica, a excepción del motivo n úm ero 3, me nos frecue nte (fig. 5 ). Así, los motivos puru iformes, aislados o forma ndo aglomeraciones, so n, junto a los trazos o barras verticales, los elem ent os mayoritarios en el rep ertori o esque mático, no só lo de la zo na, sino a nivel más gen eral. Atendiendo úni cam en te a las estacio nes pintadas del ento rno más inm ediato del Rincón del Citano, pod emos rese ña r los mot ivos pu ntiformes presentes en la Caña ica del Calar 111 , en d o nd e tambi én forman import antes aglo me racio nes, aislad as o inm ersas en co m p lejos pan eles co mpositivos (Mateo, 1999 ), en el Abrigo de And ragu lla 11, co n una fo rm ación de puntos cuyo número llega a l centenar, y los puntos aislados de la Fue nte del Saúco , de Letur. Por cierto, no inclu im os en este gru po de pu ruifor rnes de cronol ogía prehis tó rica los existe ntes en la Cueva del Esq u ilo 1. los cuales ha n sido adscritos a la pin tur a esq uem ática en diversos estud ios (Alon so, 1989; Mateo , 1993 ), pero que tras un d etenid o aná lisis hem os de desvin cu lar defin itivam ente de la pi ntura p reh istóri ca y, ante s bien, relacionarlos co n los otro s mot ivos presentes en la covacha, de edad med ieval y modern a (Ma teo, 1999 ), co n los qu e co incide en cro matismo y proced imi ent os técn icos. Por su part e, trazos o ba rras verticales las vemos en numerosos co n ju ntos, ent re los q ue pod ríam os destacar Fuente Serrano 1 y 11, Canaica del Calar IV, Cueva de los Cascaro nes o los Abrigos 11 1. IV Y

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Es ad m itido, sin espec iales prob lemas, e n determinad os paises, co mo e n Austra lia (Nga rjn o, 20 00 ) o en Sudáfrica (Sven Ouzrn an , 1995; O uz ma n y Loubser, 199 7; l.ewis-williarns er alii, 199 3 ) el co ntenido má gico y reli gios o de las esce nas de pin turas rupestres de sus pu eb los indígen as, los llam ad os po r el ho mbre b lanco ab o ríge nes y bosq uim a nos, resp ectivame nt e. Mas el planteami en to de h ipó tes is de trabaj o desde persp ectivas a ntro po lóg icas o de la h istoria de las rel igion es es visto por algun os espec ialistas e n Espa ña com o un a hete rodo xia que, acaso, a tenta co nt ra principi os do gmáti cos de determinadas co rrientes del pen samiento hum a no (Escoriza , 2000); o co nt ra el rigori sm o del encla us tra m iento intelectual ; aunqu e por fo rtu na siem pre a pa rece n tenden cias que se incl in an por e ntab la r vín cu los y aprox imaciones hacia sus opuestas (Aless i. 2004: 159). Inclu so, recientem ente, Viñ as Vallverd ú y Robert o Ma rtínez (2001) han presentad o un a ap recia b le a po rtac ió n ace rca de los a nt ro pomorfos , co n atu end o y máscaras de to ros, en el art e rupestre postpaleol úico, y e n el q ue pl antean q ue en las escenas de d icho arte se representó la existe ncia de cha m ane s, ma estros y no vicios, de esp íritus del bo sq ue y de la caza, y de vó m itos ocasio nados e n los ritos de ini ciación a ca usa de la ingestión de sus ta nc ias aluci nógenas pa ra co me nz a r los vuel os . Nues tras p ropu estas pa ra el debate, que han sid o hasta ah ora, e n realidad, infructuos os al ard es (Jordán , 1995 y ss ). han o riginado diversas rea ccion es. No va mos a recap itular, co mo hi zo Lewi sWilliam s (Cl ones y Lewi s-Wi lliam s, 200 1), las cues tio ne s debati das, po rq ue ni nu estra a po rta ció n lo m er ece ni la pa cienc ia d el lector lo aco nse ja. La hi storiogra fía se e nc a rga rá de d ich a tarea si acaso , algu na vez, se co nsidera que mereci ó la pen a el esfue rzo . Por o tra parte, e n toda aportació n al arte rup estre levan tino, siem pre se manifi estan , inevitab lem ente, algu nas tend en cias de ca rác te r a nt ropo ló gico (M onogr áfico de Bolska n. 1G, 1999 ), qu e van teji en d o co n le n titu d u na se rie de propues tas d e int e rpr e tación de la p intu ra pre h istó rica q ue rebasan lo s exiguos lími tes d el descri p-

cio n is m o . No se tr at a, co mo pret ende n algu nos su p uesto s especialist as e n art e ru pestre, q ue curiosa me n te no p ro ced en d el ca m po d e la Arq ueo logía pe ro qu e se co nv ie rte n e n sus m ás fie ro s gua rd ia nes, sus te n tado res d e un a o rtod ox ia so rp ren d e n te por su in to le rancia, no se tra ta d ecíam o s, d e u n fraude intel ectu al o d e u na co nve rsió n en lite rat ura d e la cie nc ia. Pero es q ue a po rtacio nes etnográ ficas, m ito lógicas o a n tro po ló gicas se han ve nid o d esa rroll a nd o, ap licadas al a rte rupestre postpaleol ítico es pa ño l, p r ácticam ente d esd e su o rigen . Y p robab lem e nt e fue lo rd á Cc rdá (1 970 Y ss. ) un o d e lo s investigad o rcs, e n tre o tros (Gra nd e d el Brío, 19 87 ), que m ás in sisti ó e n esa Icgíti m a l ínea (Berm ejo, 19 92 ). Insistim o s tam bi én en q ue nu est ras suge renc ias se d erivan fu nd ame nt alm ent e d e la lectura y refl exi ón d e las o b ras d e Mircca Eliad c (1 9 78 y ss. ). d e Ca rn p be ll ( 195 9; 19 91; 200 2 ), o d e Iensen ( 1966 ), por e jem p lo. Pero tambi én d e lo s int erca m b ios m a nteni d o s co n Da n ielle Vazcilles ( 198 2, Y ss.) o Ph ilippe l-la m ean ( 1982 ; 19 92) . Decía Walafredo Stra bo (Mu ñoz, 2000) q ue las im ágenes de lo s te mp lo s crist ian o s m edi eva les co ns titu ía n la "lite ratura d e los laico s " o "lite ratu ra d e incu lto s". En un ev ide n te pa ralelis m o, la ú n ica m an era q u e ten ían lo s p ueblo s p rehist óri cos po stpalcolíti co s d e la Pení nsu la Ibé rica para tra ns m itir sus m itos, era por m ed io de las im ágen es y figu ras d istr ib u id as e n mu lti tud d e esce nas y pan eles ro cosos. Neg a r el pe nsa mi en to m ítico y religio so a lo s p ueb lo s p rimitivo s d e la Penín su la Ibérica, có m o se p retende d esde d eter minad as ó p ticas e id eo logías apli cada s a la arq ueo log ía, es, sc nc illa mc nte, u n d esprop ósito cien tífico y u na falsed ad h istórica q ue se co mete intencion ad amente, porque al d espo ja r d e se nti do trascen d ente al a rte, se au to m u tila la p ropi a in tel ige ncia d el q ue tal afirm a. Es ve rd ad que qui zás la m ayor part e d e las esce nas del a rte leva n tin o es pa ño l relat a n m omento s d e caza, vio le nc ia int ertribal po r el d o m in io d e lo s eco siste m as e instan t áneas d o m ésticas. Per o h ay o tro co n ju n to d e esce nas, nada d esd e ñabl es e n ca lid ad y en ca nt id ad, qu e se insertan e n e l ca m po d e lo s m ito s, rito s y m om ento s d e sac ralidad . Y tal co n ju n to d esafí a por co m pleto lo s vano s in te n to s d e d isecció n foren se qu e algu nos es pcc ialista s en a rte rupest re e jecu ta n y que pr et e nd en presen tar co m o la culm inació n d e todo estud io, o freciendo las m en cionad as figuras, to ta lme n te aisladas d e sus co m pos icio nes y a je nas a tod a estruc tu ra y orga n izac ió n ico nográficas. Por el co n tra rio, vuelca n sus enco m iab lcs esfue rzos e n las m ed id as, el cro matis mo, el estilo y las su pe rpo sicio nes. Y ello es extremada me nte im po rtan te, po rq ue tod a rep rod ucción y co m en tario fid ed igno no s res ulta d e trem end a u tilid ad . Pero só lo eso y exclusivarn e n te eso, co n se r vital, es a la vez in compl et o .

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So mos co nsc ient es de las limitacio nes q ue su rgen a nte el co rnpa rat ivism o etnográfico, la d edu cción a n tropo lóg ica y las exp licacio nes d e rivadas de la etno lo gía o de la histo ria d e las religion es (C órn ez-Bar rera. 198 7 ); pero en a bso lu to so n d esest im ab les sus apo rtac io nes sin más, po rq ue pued en pro po rcio nar ind icios de interp retaci ón y po rq ue pe rm iten esta b lece r h ipót esis d e trab a jo y p ro puestas d e a ná lisis q ue ge nera n p regun tas sobre la m entalidad , los mi tos y los ritos d e aq ue llos caza dores y reco lecto res d e serra nía; so b re tod o si las prop uestas d e tra ba jo se co m para n co n d at os d eri vados d e p ueb los p rimi tivos actua les o que existiero n hasta hace unas d écad as o siglos, y de los q ue hay d o cum entación escrita, y que se d ed icab a n tamb ién a la caza y a la reco lecció n . No es m uy d ifícil acepta r q ue el u n iverso d e a rq ue tip os, co n va riac io nes y m at ices, podría se r paralelizab le y hab erse m anten ido relati vam ente intacto e n la m ente y en la tr adi ción de nu estra especie, igu al q ue pe rdu ran los mi ed os atáv icos a la os curid ad, las caí das o las serp ien tes, po r eje m p lo . Es m ás, d ecen as d e escenas d el arte rupest re post paleolíti co españo l. y cada a ño se increm en ta su n úm ero , cree mos que ya es im po sib le explica rlas d esd e la estadística, la caza , el cost u mb rismo o los co mba tes in te rtrib ales o la lucha d e gé neros. La persisten cia en esa línea, la d el a ná lis is fo rm al. n u m érico y pos itiv ista, es estéri l e n sí m ism a si no se co m pagina y co mpl em e nta co n o tra s perspectivas. Cree m os h aber a b ierto nu evas p ue rtas y venta nas e n la h istorio gra fía espa ñola d esd e 1995 pa ra ana liza r el a rte rupestre, y afirmam os qu e las posib les vías d el to temi sm o (Levi-St rau ss. 1985 ) o del cha ma n ism o (Lornm el. 196 7) , ju nt o a la m agia en favor d e la fecu nd idad de la Creación, so n perfecta m ent e vá lidas pa ra di ch a interp retació n y ca ptació n d e significados.

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