Violencia política y subalternidad colonial: El caso de Filiberto Ojeda Ríos y el MIRA (1960-1972) [1 ed.] 9781641313551

633 54 17MB

Spanish Pages [410] Year 2020

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Polecaj historie

Violencia política y subalternidad colonial: El caso de Filiberto Ojeda Ríos y el MIRA (1960-1972) [1 ed.]
 9781641313551

Citation preview

Alvaro m. rivera ruiz

Y SlJBAIJrERMDAD WWMAL3 El caso de Filíberto Ojeda y el MIRA (1960 -1972)

Alvaro m. rivera ruiz

violuncia política V SIAJALITRMDAD COLONIAL: El caso de Filiberto Qjeda Ríos y el MIRA (1960-1972)

Alvaro m. rivera ruiz

VIOLENCIA POLÍTICA Y SUBALTERNIDAD COLONIAL: EL CASO DE FILIBERTO OJEDARÍOS Y EL MIRA (1960-1972)

Primera Edición. Violencia política y subaltemidad colonial: El caso de Filiberto Ojeda Ríos y el MIRA (1960-1972)

© Alvaro M. Rivera Ruiz, 2020 | [email protected]

ISBN: 978-1-64131-355-1

Imagen de portada: Ana Victoria Barrientes Ruiz / [email protected]

Diseño de portada: Ana Victoria Barrientes Ruiz / [email protected] Alberto Soto López / [email protected]

Diseño Gráfico: Alberto Soto López, utilizando el programa de diagramación Adobe InDesign CC 2019 y las tipografías Cordale de Dalton Maag, Mrs Eaves de Emigre, Franklin Gothic de URW++, Helvética Neue y StencilStd de Adobe Systems.

Queda prohibida la reproducción de este libro, por cualquier proceso reprográfico o fónico, por fotocopia, microfilme, offset mimeógrafo o electrónico, sin la previa autorización del autor. Impreso en Colombia por www.nomos.co

CONTENIDO

Prólogo

xiii

Introducción

21

Capítulo I Aparatos ideológicos de estado, los problemas históricos de la subalternidad y las consecuencias de la versión pura de la conciencia

39 41 51

A. Los aparatos ideológicos de estado B. La configuración de los grupos subalternos C. Las aspiraciones y los intereses de clase en la subalternidad colonial D. Las voces de la subalternidad E. La “versión pura de la conciencia”

58 66 72

Capítulo II Contexto histórico e ideológico de la Guerra Fría

77

A. La Guerra Fría a nivel regional y nacional B. La política anti-comunista en América Latina y el Caribe C. Los efectos de la Revolución Cubana en el discurso revolucionario

77

89

95

D. La Militarización de Puerto Rico E. Las reformas económicas y políticas F. El Programa de Contrainteligencia (COINTELPRO) y la nueva lucha independentista

Capítulo III La humanización del subalterno A. La aceptación del modelo de subalternidad B. La humanización del subalterno C. El surgimiento de un nuevo aparato ideológico D. La emigración de Nueva York aCuba, 1961-1966 E. El maestro trompetista en Cuba F. Participación en organismos internacionales G. El Plebiscito de 1967 y las renuncias en el MPIyla idea del MIRA H. La radicalización del subalterno y su regreso a Puerto Rico

100 106

119

137 137 140 157

170 176 180 184 195

Capítulo IV Movimiento Independentista Revolucionario en Armas (MIRA) 1967-1972

203

A. La complejidad de historiar a los combatientes clandestinos B. Fundadores del MIRA C. Planteamientos teóricos del MIRA D. Los ataques del MIRA

203 211 224 248

Capítulo V Vigilancia y carpeteo contra el MIRA, 1967-1972

283

A. La codependencia entre la sustentabilidad de la subalternidad colonial y los aparatos represivos de estado: 1967 y 1972 B. El COINTELPRO sobre el MIRA C. La creación de la carpeta del MIRA D. Los procesos investigativos del FBI

283 290 293

-

y la Policía de Puerto Rico sobre el MIRA. E. El arresto de Filiberto Ojeda Ríos: 10 de octubre de 1970 F. Los últimos informes policiacos sobre el MIRA G. La trasformación del MIRA

301 326

341 350

Epílogo

355

Apéndice

373

Bibliografía

381

índice

395

PRÓLOGO

Este libro analiza la figura de Filiberto Ojeda Ríos y el Movimiento Independentista Revolucionario en Armas (MIRA)

xiii en el contexto de la violencia política y subaltemidad colonial de 1960 a 1972. La pregunta fundamental es: ¿cuáles fueron las experiencias en la vida de Ojeda Ríos que lo llevaron a una

toma de conciencia que lo lanzó a enfrentar la superestructu­ ra del Estado con el objetivo de lograr la independencia para Puerto Rico? Alvaro Rivera Ruiz explica y analiza la forma

en que este subalterno se radicalizó y tomó la vía de la lucha armada como la forma de enfrentar las autoridades estatales

y federales. Además, presenta un contrapunteo entre los me­ canismos de vigilancia y represión utilizados por el gobierno

federal mediante el Programa de Contra Inteligencia ( COIN-

Violencia política y subaltemidad colonial

TELPRO) y las acciones militares del MIRA.

El autor delimita temporalmente su estudio entre 1960 y 1972. En el contexto político puertorriqueño este periodo se caracterizó por el fin de la hegemonía del Partido Popular

Democrático (1948-1968), el plebiscito de 1967, la fundación

del Partido Nuevo Progresista y la elección del primer gober­

nador anexionista en la figura de Luis A. Ferré. En el ámbito económico era inminente el fracaso de Manos a la Obra como

modelo de industrialización por invitación. En esta coyuntu­

ra afloraron las contradicciones coloniales de dependencia xiv

económica y subordinación política que provocaron una rup­

tura. Los problemas sociales como el desempleo, la falta de vi­ vienda adecuada y la pobreza llevaron a las luchas sindicales

por reivindicaciones laborales y sociales. Esto fue evidente cuando en el cuatrienio de Luis A. Ferré de 1968 a 1972, hubo

14,000 familias que en búsqueda de un hogar rescataron te­ rrenos y se llevaron a cabo alrededor de 250 huelgas. Por otro

lado, los jóvenes se manifestaron en contra del servicio mili­

tar obligatorio, la guerra de Vietnam y la presencia del ROTC en la Universidad de Puerto Rico (UPR). Ante la crisis estructural en términos políticos y econó-

Violencia política y subaltemidad colonial

micos era necesario articular una nueva forma de lucha por

parte de los que entendían que la independencia era funda­

mental para enfrentar nuestra situación colonial. En el con­

texto de la Guerra Fría, el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, los movimientos nacionalistas, las luchas de liberación

nacional en los países del tercer mundo y los grupos que se or­ ganizaron contra las dictaduras fueron un referente en Puerto Rico. La lucha armada clandestina o guerra de guerrilla surgió

en nuestro escenario político como una nueva forma de en­

frentar la subordinación colonial. XV

En la década de 1960 comenzaron a surgir los primeros clandestinos: el Movimiento Armado Puertorriqueño Autén­

tico (MAPA) en 1963, los Comandos Armados de Liberación (CAL) en 1967 y el Movimiento Independentista Revolucio­

nario en Armas (MIRA) en 1967. Tenemos que destacar otras organizaciones que no estaban en el clandestinaje, pero apo­ yaban la lucha armada como una forma legítima de lucha

como la Liga Socialista dirigida por Juan Antonio Corretjer de

1962 y el Movimiento Pro Independencia (MPI) dirigido por Juan Mari Brás, que luego en 1971 se transformó en el Partido

Socialista.

Violencia política y subaltemidad colonial

La represión y persecución contra estos grupos no se hizo ■ esperar. Esta fue ejecutada por la Policía de Puerto Rico en

colaboración con las autoridades federales como el FBI, la inteligencia de la Marina de Guerra y el Ejército de Estados Unidos. En 1956 inició en Estados Unidos el Programa de

Contra Inteligencia (COINTELPRO) con el objetivo de perse­ guir toda la disidencia interna vinculada a la nueva izquierda,

los comunistas y los grupos progresistas que defendían los

derechos civiles. Tras la Revolución Cubana, COINTELPRO incluyó a los independentistas puertorriqueños como uno de

xvi sus objetivos. Las tácticas represivas que utilizaron en Puerto Rico fueron varias: “la infiltración en movimientos políticos, la

utilización de informantes civiles, amenaza e intimidación a dirigentes y miembros de las organizaciones independen­ tistas, la interceptación de llamadas telefónicas, detenciones preventivas.”1 De igual forma utilizaron “la desinformación,

la difamación de carácter, la fabricación de casos, la intercep­

tación de correspondencia escrita, la comisión de actos de sa-

botaje para atribuírselo a los independentistas.” 2 1 Che Paralitici. La Represión contra el independentismo puertorriqueño, (San Juan: Publicaciones Gaviota,2011),178. 2 Comisión de Derechos Civiles. Discrimen y persecución por razones políti-

Violencia política y subaltemidad colonial

Los objetivos eran reprimir y dividir a los movimientos independentistas mediante la infiltración de informantes que

lograran crear controversias dentro de las organizaciones provocando diferencias y facciones. En 1967, J. Edgar Hoover,

director del FBI, se manifestó satisfecho por las tácticas em­ pleadas y los beneficios alcanzados. “The COINTELPRO has served to confuse the independentist leader, exploit group ri-

valries and jealousies, infame personality conflicts, emascúlate

the... strength ofthese organization, and thwart any possibility ofpro independence unity.”3

xvii En este contexto, Alvaro Rivera Ruiz analiza la figura de

Filiberto Ojeda Ríos en términos de la violencia del Estado y la lucha de la subaltemidad. Una de las fortalezas de este libro es la profundidad teórica para comprender el accionar

ideológico que lleva a considerar la lucha armada y el clandestinaje como formas de alcanzar la independencia de Puer­ to Rico en el contexto de la Guerra Fría. El autor define con

claridad los criterios de análisis que aplica a los hallazgos de cas: la práctica gubernamental de mantener listas, ficheros y expedientes de ciudadanos por razón de su ideología política. (San Juan, 1 de febrero de 1898, Vol. 1), 158. 3 Memorándum from Director, FBI, to the SAC, San Juan, December 15,1967 en Ward Churchill and Jim Vander Wall. The COINTELPRO paper: Document from the FBI's secrete war against dissent in the United States. (Cambridge, MA: South End Classics, 2002), 72.

Violencia política y subaltemidad colonial

la investigación con el fin de expresar de una manera cohe­ rente una explicación historiográfica. Vemos cómo desde el

título nos apunta a la utilización de la teoría del subalterno. Más relevante aún, resulta innovadora en la historiografía puertorriqueña la forma en que analiza los procesos por los

que transitan los subalternos una vez alcanzan una versión pura de conciencia que los lleva a luchar contra el poder.

La coyuntura del plebiscito de 1967 significó una ruptura

en el MPI que llevó a la formación del Movimiento Indepen-

dentista Revolucionario (MIRA). El autor describe y analiza xviii

a profundidad la fundación del MIRA, sus planteamientos teóricos, así como los operativos militares de la organización

contra objetivos específicos de que representaban a los Esta­

dos Unidos en Puerto Rico. Aquí se desató una guerra de baja intensidad donde el MIRA incursionó en la guerra de guerrilla

urbana. El aparato represivo del Estado (la Policía y el FBI) utilizó las tácticas de COINTELPRO en contra de los comba­

tientes. Esta es una de las más grandes aportaciones del libro. Recrea el escenario de lucha y persecución en un contexto de la Guerra Fría. La forma de describir y analizar los eventos nos

lleva a visualizar de forma muy concreta procesos que la his-

Violencia política y subaltemidad colonial

toria oficial no suele mencionar.

Este libro es el resultado de una excelente y abarcadora

investigación que Alvaro Rivera Ruiz llevó a cabo para obtener su grado de Doctor en Filosofía y Letras con especialidad

en Historia de Puerto Rico y el Caribe en el Centro de Estu­

dios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Como directora de esta investigación histórica, fui testigo de la perseveran­

cia, la dedicación y el esfuerzo que conllevó una tarea difícil en términos de la utilización de fuentes por la naturaleza del objeto de estudio (la lucha armada y el clandestinaje). Cabe

xix destacar que el autor logró establecer una metodología ade­ cuada para ofrecer la explicación historiográfica con un aná­

lisis profundo desde un posicionamiento teórico. Este libro no

es una apología, es una aportación historiográfica necesaria y urgente para entender nuestro devenir político que le hace

justicia a todos y todas los que han ofrendado su vida para lograr la independencia.

Dra. Evelyn Vélez Rodríguez

INTRODUCCION

El tema de esta obra está enmarcado dentro del contex­

to ideológico de la Guerra Fría. En esencia se examinan los acontecimientos que propiciaron la toma de conciencia re21

volucionaria y la radicalización política de un sector de las capas subalternas en Puerto Rico para la liberación nacional

en la década 1960. Fue durante este periodo que ocurrió la transformación personal y política de Filiberto Ojeda Ríos que lo condujo a abandonar el mundo de la música para con­

vertirse en combatiente revolucionario y líder fundador de una de las organizaciones clandestinas caribeño-latinoame-

ricanas que florecieron por todo el continente tras el triunfo de la Revolución Cubana: el Movimiento Independentista Revolucionario en Armas (MIRA).1 1 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Se­ rie MIRA, SubSeries 1-10. La carpeta creada por el FBI sera una de nuestras fuentes primarias.

Violencia política y subaltemidad colonial

Para comenzar debemos definir dos términos que apare­ cen en nuestro título: violencia política y subaltemidad colo­

nial. La violencia política es la implementación de los diver-

sos aparatos represivos de estado2 para mantener el orden

público. La violencia política funciona como aparato ideológico cuando el gobierno se atribuye la legitimidad en el uso de la fuerza para amedrentar a civiles u opositores políticos

y, por estos medios, lograr la colaboración ciudadana. El uso

sistemático de la agresión militar y policiaca sobre los pue­

blos genera que cada cierto tiempo surja la violencia como 22

respuesta revolucionaria. En la violencia política se enfren­ tan dos grupos de combatientes: los aparatos represivos de

estado y los revolucionarios. La subaltemidad3 colonial, por otro lado, parte de las

estratificaciones sociales derivadas de la división interna­ cional del trabajo.4 Se construye a base del sometimiento 2 Althusser, Louis. Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado. Buenos Ai­ res, Argentina: Editorial Buena Visón, 1988, pág. 12. 3 Para un acercamiento a los estudios de la subaltemidad ver los trabajos de Gayatri Chakravorti Spivak “¿Puede hablar el subalterno?” Traducción de ¡osé Amícola. Revista Orbis Tertius, Vol. 6 (1998), págs. 175-228 y de Ranajit Guha. Elementary Aspects of Peasant Insurgency in Colonial India. New Delhi, Oxford University Press, 1983, págs. 1-12. 4 Marx, Karl. “División del trabajo y manufactura” en El Capital, crítica de la economía política. Tomo 1, vol. 2, libro primero. México, Siglo XXI Editores, Vi­ gésima cuarta impresión, 2009, págs. 409-449; También ver de Antonio Gramsci Al margen de la historia. Historia de los grupos subalternos.” en Cuadernos de la Cárcel. Tomo 6, Cuaderno 25 (XXIII), 1934. Traducción de Ana María Pa­ los, revisada por José Luis González. México: Ediciones Era, 1981, pág. 6.

Violencia política y subaltemidad colonial

político, jurídico, económico y laboral de las personas y de los recursos naturales encontrados en un territorio deter­

minado. En esencia, la subaltemidad colonial se inscribe en

las relaciones de subordinación política y económica, conse­ cuencia directa del imperialismo. En la relación entre colo­

nia y metrópolis, se crearon unas capas subalternas a todos

los niveles del poder estatal, social y económico. Los gobier­ nos imperiales comparten el poder con administraciones co­

loniales y ejércitos interventores en su afán de implementar la política del estado. Estos grupos sociales, los administra23 dores y las fuerzas armadas de la oficialidad, componen una

clase social intermedia entre el poder imperial y el pueblo co­ lonizado. A esta clase intermedia subalterna le corresponde

la responsabilidad de llevar a cabo el proyecto colonizador.

La subaltemidad colonial deriva de una pirámide de divi­ siones sociales y poderes a nivel geopolítico. En la cúspide de

esa pirámide colocamos los gobiernos de las nacionales impe­ riales, que en su mayoría son los responsables de la división

internacional del trabajo. Este grupo lo componen los estados modernos, las corporaciones mineras, las industrias de todo

tipo y la poderosa banca mundial. Los ejércitos y las adminis-

Violencia política y subaltemidad colonial

¡ GOBIERNO % / DE EEUU \ / (DESDE 1B9B) \ PRESIDENTE 1 CONGRESO, TRIBUNAL SUPREMO, BURÓ FEDERAL DE INVESTIGACIONES, PRISIONES FEDERALES

Subaltemidad Colonial Puertorriqueña 1898-2020

INTERESES \ CORPORATIVOS: \ GRUPOS MINEROS, BANCARIOS, 1 AGRICOLAS, ENERGÉTICOS, CASAS ASEGURADORAS, INDUSTRIAS UVIANAS, PESADAS Y MILITARES A NIVEL GLOBAL

/ / F

CLASE MEDIA MILITAR MARINA DE GUERRA, INFANTERÍA Y FUERZA AÉREA DE LOS ESTADOS UNIOOS

24

ADMINISTRACIÓN COLONIAL DE PUERTO RICO: JUNTA DE CONTROL FISCAL (DESDE 2017) ESTADOS UBRE ASOCIADO (DESDE 1952): GOBERNADOR, CÁMARA Y SENADO, TRIBUNAL SUPREMO, GUARDIA NACIONAL, POLICÍA ESTATAL Y MUNICIPAL PRISIONES ESTATALES BURGUESÍA NACIONAL GRUPOS BANQUEROS, COMERCIANTES, INDUSTRIALES

COMBATIENTES (MIRA)

PUEBLO TRABAJADOR

traciones coloniales son las capas subalternas que imponen el poder en los territorios ocupados. Para el manejo y el control sistemático de esta estructura, los gobiernos se valen de apa­

ratos ideológicos y de aparatos represivos que pretenden la co­

laboración ciudadana. Esta madeja de poderes se coloca sobre la colonia para impulsar, por la diplomacia o por la violencia,

Violencia política y subaltemidad colonial

los proyectos y la ideología pública del estado.

La política anticomunista implementada por el Gobierno de los Estados Unidos en el periodo de la posguerra, se ajus­

ta perfectamente a nuestros conceptos. Los años que trans­ curren desde 1960 a 1972 comprenden un periodo donde se

intensificó la lucha ideológica de la Guerra Fría en el Cari­ be. Con el triunfo militar de la Segunda Guerra Mundial en

1947, los Estados Unidos mantuvieron su hegemonía sobre

América. El gobierno estadounidense reforzó una agresiva retórica anticomunista en su territorio y en las naciones pe25

riféricas ante la expansión política, ideológica y militar en euroasia tanto de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéti­

cas (URSS) como de la República Popular China. Ante la victoria de la Revolución Cubana en 1959 y el

reagrupamiento de la izquierda puertorriqueña, aglutinada en la llamada “nueva lucha independentista”5, el 4 de agosto

de 1960, el Bureau Federal de Investigaciones (FBI) ordenó a sus despachos en San Juan la implementación del Progra­ ma de Contrainteligencia (C0INTELPR0).6 Con la puesta en 5 Paralitici, Ché. La represión contra el independentismo puertorriqueño: 1960 -2010. San Juan: Publicaciones Gaviota, 2011, págs.111-201.

6 Para un análisis de la implementación del COINTELPRO ver de Bosque Pé­ rez, Ramón. “Carpetas y persecución política en Puerto Rico: La dimensión fe­ deral”, en Bosque Pérez y José Javier Colón Morera en Las Carpetas, Río Pie-

Violencia política y subaltemidad colonial

función del COINTELPRO, el FBI y la Policía de Puerto Rico condujeron las órdenes para vigilar, perseguir y crear expe­ dientes de todas las agrupaciones independentistas en Puer­

to Rico.7 La intención del FBI con el programa de contrain­

teligencia fue desarticular por todos los medios posibles la disidencia política. El triunfo y el desarrollo de la Revolución Cubana entre 1959 y 1972 trastocaron un patrón de dominio ideológico,

político y económico de los Estados Unidos en la zona. La alianza de Cuba con la Unión Soviética a partir de 1961 sig-

26 nificó un reto para la hegemonía estadounidense en el Cari­

be. En cuanto a Puerto Rico, el gobierno federal utilizó todos los mecanismos posibles para salvaguardar la estabilidad económica que permitiera la dominación colonial sobre el Estado Libre Asociado y contrarrestó las amenazas al régi­

men por parte de la oposición política de la izquierda puerto­

rriqueña. Ante tales circunstancias históricas, el objetivo princidras: Centro para la Investigación y Promoción de los Derechos Civiles, Inc., 1997 y de Churchill, Ward, Jim Vander Wall. The COINTELLPRO Papers., Documente from the FBPs Secret Wars Against Dissent in the United States. Volumen 8, Segunda Edición. Cambridge, MA: South End PRESS, 2002. 7 González Cruz, Michael. Nacionalismo revolucionario puertorriqueño: La lucha armada, intelectuales y prisioneros políticos y de guerra. San Juan: Isla Negra Editores, 2006, pág. 40.

Violencia política y subaltemidad colonial

pal de esta investigación es demostrar que la creación del

MIRA fue la respuesta armada a la violencia generada por el

estado. Las acciones armadas que coordinó Ojeda Ríos junto

a un grupo de personas aglutinadas en el MIRA fueron parte

de un sector independentista que optó voluntariamente por atacar a las instituciones que representaban los intereses militares y económicos estadounidenses en la colonia. Por lo

tanto, sus acciones armadas, así como sus discursos, procla­ mas y ética revolucionaria merecen ser historiadas. En este sentido analizaremos el caso de Filiberto Oje-

27 da Ríos entre 1960 y 1972, periodo en el cual abandonó su

condición de ciudadano civil y su trabajo como trompetista profesional para adoptar de por vida la lucha revolucionaria

clandestina por la independencia de Puerto Rico. Para con­ cretar la solidez de esta investigación fue medular examinar el contexto histórico, ideológico y cultural de Filiberto Ojeda

Ríos y colocarlo dentro de las luchas políticas y de clase que sucedieron en el Gran Caribe y en América durante la Guerra

Fría. Paralelamente, examinamos los documentos redacta­ dos por Ojeda Ríos que develaron las razones que tuvo para

su transformación personal, política y su combatividad como

Violencia política y subaltemidad colonial

miembro del MIRA a principios de la década del setenta. Para desarrollar el tema, nos adentramos en los escena­ rios donde se manifestó la represión política bajo la adminis­

tración del Presidente Richard Nixón y el Gobernador Luis A.

Ferré. En este contexto, investigamos sobre los esfuerzos de Ojeda Ríos y de los combatientes del MIRA para desarrollar una lucha clandestina efectiva, que evitara su captura y alu­

diera al pueblo puertorriqueño en su misión de subvertir la

naturaleza del poder imperial en el periodo establecido. El problema de la investigación se divide en dos asun-

28

tos. El primero nos llevó a investigar cómo se manifestó la violencia política en Puerto Rico con la implementación del COINTELPRO durante toda la década de 1960. El segundo

problema radicó en analizar cómo hacia 1967 la respuesta de Filiberto Ojeda Ríos y un grupo de subalternos a la violencia promovida por el estado descolló en la radicalización políti­ ca y la creación de una organización con unas intensiones

genuinamente revolucionarias. La creación del MIRA no fue

tan solo la idea de crear un grupo armado. El MIRA fue el

resultado de unas condiciones políticas muy violentas y des­ favorables para el crecimiento y apoyo a una real descoloni-

Violencia política y subalternidad colonial

zación puertorriqueña.

Según Frantz Fannon, la descolonización es un proceso histórico que no puede ser comprendido, que no resulta in­

teligible, traslúcido así mismo, sino en la medida en que se discierne el movimiento historizante que le da forma y con­ tenido. La descolonización es el encuentro de dos fuerzas

congénitamente antagónicas que extraen precisamente su

originalidad de esa especie de sustancia que segrega y ali­ menta la situación colonial.8 A tales efectos indagamos y

comparamos las acciones de las dos fuerzas políticas (la re-

29 presora representada por el FBI y la revolucionaria aglutina­

da en el MIRA) para mostrar y contrapuntear las conciencias intelectuales y políticas de ambos bloques ideológicos. Para lograr estos objetivos fue necesario utilizar una com­ binación de varios marcos teóricos. Con las lecturas de Anto­ nio Gramsci9, Gayatri Spivak10 y Ranajit Guha11 analizamos

diversas teorías relacionadas a la subalternidad colonial y los 8 Fannon, Frantz. Los condenados de la tierra. Traducción de Julieta Cam­ pos. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica,2009, pág. 31. 9 Antonio Gramsci “Al margen de la historia. Historia de los grupos subalter­ nos.” en Cuadernos de la Cárcel. Tomo 6, Cuaderno 25 (XXIII), 1934. Traduc­ ción de Ana María Palos, revisada por José Luis González. México: Ediciones Era, 1981, pág. 6. 10 Spivak, Gayatri Chakravorti. “¿Puede hablar el subalterno?” Traducción de José Amícola. Revista Orbis Tertius 6 (1998), pág. 194. 11 Guha, Ranajit. Elementary Aspects of Peasant Insurgency in Colonial In­ dia. New Delhi, Oxford University Press, 1983, pág. 1.

Violencia política y subaltemidad colonial

grupos de subalternos. El ensayo de Louis Althusser titulado “Ideología y aparatos ideológicos de estado”12 junto al texto

Cultura e Imperialismo de Edward Said nos llevan a compren­

der las relaciones de poder dentro de las colonias. Por último, exponemos las teorías de Gayatri Spivak, Michael Foucault13 y Karl Marx14 en las que los autores concuerdan en el concepto

de la “versión pura de la conciencia”. De igual forma, se aten­ dió la ideología que manejó y desarrolló en la praxis el naciona­

lismo revolucionario puertorriqueño en los años 1960 y 1972,

para examinar con la óptica de la subaltemidad las experien-

30 cias políticas, económicas y culturales de los combatientes del MIRA antes de adentrarse en los movimientos clandestinos.

El primer paso investigativo fue buscar en la Bibliote­ ca Legislativa de Puerto Rico la carpeta que preparó el FBI

y la Policía de Puerto Rico sobre el MIRA.15 En estos docu­ mentos encontramos la única evidencia oficial publicada de la existencia de esa organización. El análisis minucioso de 12 Althusser, Louis. Ideología y aparatos ideológicos del estado. Buenos Ai­ res, Argentina: Editorial Buena Visón, 1988, pág. 12. 13 Michel Foucault. Language, Counter-Memory, Practice: Selected Essays and Interviews. (Traducción de D. F. Bouchard y Sherry Simón). Ithica, Cornell University Press, 1977, pág. 216. 14 Marx, Karl. “Tesis sobre Feuerbach”. Obras Escogidas de Carlos Marx y Federico Engels. Editorial Progreso, Moscú, 1981. Tomo I, Tesis # 1, pág. 8. 15 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de lás Carpetas del FBI. Se­

rie MIRA, SubSeries 1-10.

\

Violencia política y subaltemidad colonial

la carpeta es medular para conocer las investigaciones po­

liciacas, la persecución, los allanamientos y los arrestos de los miembros del MIRA. De igual forma, en las carpetas en­

contramos documentos creados por los combatientes de esta organización, útiles para entender el pensar político y orga­ nizativo del colectivo. El segundo paso fue entrevistar a tres personas vincula­

das a la vida de Filiberto Ojeda Ríos en el periodo entre 1960-

1972. Lograr contactar a estas personas fue difícil, más que

nada, por la naturaleza misma del tema. El primero que en-

31 trevistamos fue a su hermano Wilibaldo Ojeda Ríos.16 Su

testimonio nos brindó información de sus familiares y en­

torno social entre 1930 y 1960. Willibaldo Ojeda nos habló de la vocación de músico de su hermano y los motivos que apor­

taron a la transformación política de este durante los años

1960. Los otros entrevistados fueron Joaquín García Maya17

y Diego Reneé,18 ambos miembros del MIRA. Sus testimo16 Transcripción de entrevista a Willibaldo Ojeda Ríos, hermano de Filiberto Ojeda. 26 de marzo de 2014, Caguas, Puerto Rico. Colección privada del autor. 17 Transcripción de entrevista a Joaquín García Maya. Cabo Rojo, Puerto Rico. Miembro del Partido Nacionalista, del Movimiento 26 de julio en Cuba, del MIRA y amigo personal de Filiberto Ojeda. 12 de abril de 2014. Cabo Rojo, Puerto Rico. Colección privada del autor. 18 Colección privada del autor. Transcripción de entrevista a Diego Reneé (Por motivos de seguridad el entrevistado prefirió utilizar un seudónimo). Miembro del MPI y del MIRA. 5 de mayo de 2014. Colección privada del autor.

Violencia política y subaltemidad colonial

nios fueron de vital importancia pues en ellos encontramos las versiones de los combatientes, lo que nos permitió esta­

blecer el contrapunteo de ideas y de acciones de ambos blo­ ques ideológicos: el oficial y el revolucionario. Simultáneamente, se analizó cómo la vida revolucionaria de Filiberto Ojeda Ríos aportó al mantenimiento del espíritu

nacionalista puertorriqueño por su enfrentamiento directo

con las autoridades federales y locales. Por ello la prensa es otra fuente primaria. Los actos de Filiberto Ojeda Ríos como

líder del MIRA fueron noticia relevante en los medios locales 32

y estadounidenses que generaron diversas opiniones públi­

cas. Muchas personas en el gobierno y en sectores del pueblo repudiaron estos actos. En otros casos la difusión de las no­

ticias sobre el MIRA dio continuidad al espíritu nacionalista

y de combatividad de otras personas.

Para documentar el proyecto, recurrimos al fondo de pe­ riódicos micro-filmados en la sala de la Colección Puertorri­

queña de la Biblioteca José M. Lázaro de la Universidad de

Puerto Rico Recinto de Río Piedras. Leyendo los periódicos El Mundo y El Imparcial, evidenciamos cómo Ojeda Ríos y el

MIRA tuvieron una notable cobertura noticiosa entre 1967 y 1972. Debemos mencionar que en el semanario Claridad no

Violencia política y subalternidad colonial

encontramos noticias relacionadas con el MIRA. En 1967, los delegados del Movimiento Pro Independencia en Cuba, Nar­

ciso Rabell Martínez, Roberto Todd Pagán y Filiberto Ojeda

se retiraron de esa organización y fundaron el MIRA. Ante el quebranto interno del MPI en La Habana, y siendo Claridad el periódico portavoz del MPI, no encontramos comunica­

ción ni vínculos entre ambos organismo. Esto pudiera expli­ car por qué el semanario no reseñó al MIRA.

Ante los actos revolucionarios y de resistencia, las auto­

ridades federales y estatales así como la prensa regularon la 33

informaron al país de las acciones armadas del MIRA y de sus comunicados de prensa. Detectamos cómo los medios de

comunicación crearon y divulgaron diversas opiniones pú­ blicas con respecto a los hechos que rodeaban a esta y a otras

organizaciones del mismo carácter clandestino. Es por ello que fue indispensable recoger y analizar el papel que jugó el discurso oficial y el de la prensa en la proyección pública de Ojeda Ríos y el MIRA, en el contexto de la Guerra Fría Cari­

beña. Los discursos oficiales y los medios de comunicación

en que fueron difundidas estas noticias y los comunicados de la organización, justificando sus acciones clandestinas y

Violencia política y subaltemidad colonial

revolucionarias, fueron adheridos como fuentes históricas para enriquecer y profundizar la investigación de este perio­

do. Haciendo uso de las fuentes mencionadas, mostramos los enfrentamientos ideológicos y estratégicos entre la ofensiva imperial y los actos del MIRA.

Para problematizar y profundizar en los planteamientos,

proponemos las siguientes preguntas: ¿Qué posibles eventos ocurrieron alrededor de la vida de Filiberto Ojeda y su familia

que lo condujeron de Puerto Rico a Nueva York en los años 40 y 50, de New York a Cuba en los años 60 y de Cuba a Puerto Rico

34

en los años 70? ¿En qué momento durante este peregrinar ocurrió esa transformación del músico subalterno al comba­

tiente en la clandestinidad? ¿Cuáles fueron sus influencias?

¿Qué libros leyó? ¿Cuáles fueron sus causas y métodos de lu­ cha en plena Guerra Fría? ¿Qué eventos de violencia estatal

contribuyeron a la actitud de Ojeda Ríos frente a las autori­ dades federales y militares? ¿Cómo fue el contrapunteo entre los aparatos ideológicos y represivos del estado y la ofensiva

revolucionaria que asumió Ojeda? ¿Cuán efectivos fueron los

aparatos represivos, como la cárcel, los encierros y las tortu­ ras, para docilizar la conducta de Ojeda Ríos?

Violencia política y subaltemidad colonial

Uno de los aspectos utilizados para atender el problema

planteado consistió en examinar los recursos humanos y ma­ teriales que el Estado destinó para ejecutar la política pública

de represión en contra del MIRA. Los documentos que crearon los agentes del FBI y de la Policía de Puerto Rico en torno a

la organización son importantes para entender el careo ideo­

lógico. Los esfuerzos y los recursos humanos utilizados por el COINTELPRO para atrapar a los miembros del MIRA de­

muestran el alto grado de preocupación que tenía el FBI para detener a esta organización. ¿Percibían las autoridades que el 35

MIRA estaba teniendo auge o simpatías en ciertos sectores del Pueblo? Para comprender el planteamiento es indispensa­

ble conocer la política intervencionista y anticomunista esta­

dounidense a nivel mundial durante este periodo. Una de las aportaciones historiográficas de esta inves­

tigación es la utilización de la carpeta del MIRA que preparó el FBI y la Policía de Puerto Rico como fondo documental y

fuente primaria. No conocemos a nadie que haya investiga­ do o publicado algo utilizando como referencia la carpeta del

MIRA. Ninguno de los autores consultados en la bibliografía sobre Filiberto Ojeda Ríos y el MIRA utilizó la carpeta prepa-

Violencia política y subalternidad colonial

rada por el FBI. Este libro es una referencia histórica precisa

de lo que fue y significa para el género humano la Guerra Fría. En similares términos, las entrevistas a dos de los com­

batientes del MIRA, Joaquín García Maya y Diego Reneé, consolidan la investigación. Sus testimonios nos permiten

analizar los conflictos ideológicos internos de la organiza­ ción y las estrategias asumidas para confrontar al régimen.

La contribución historiográfica de esta investigación

también radica en el resurgir de cuestionamientos y espa­ cios para la discusión del problema de la violencia política en

36 el Estado Libre Asociado entre 1960 y 1972 y cómo un sector

subalterno se politizó y reaccionó ante ella. A su vez, invita

a la creación de nuevas posturas sobre la subalternidad co­

lonial actual y las respuestas de los aparatos ideológicos y represivos de Estado.

/



CAPITULO

I APARATOS IDEOLÓGICOS DE ESTADO, LOS PROBLEMAS HISTÓRICOS DE LA SUBALTERNIDAD Y LAS CONSECUENCIAS DE LA VERSIÓN PURA DE LA CONCIENCIA 39

Para el desarrollo de esta investigación histórica fue necesario utilizar una combinación de varios marcos teó­

ricos. En este sentido, utilicé diversas teorías provenientes de los Estudios Culturales, específicamente relacionadas

con las teorías del subalterno, los aparatos ideológicos de

estado y las teorías marxistas. De igual forma, se atendió la ideología que manejó y desarrolló en la praxis el nacio­ nalismo revolucionario puertorriqueño entre 1960 y 1972 para examinar, con la óptica de la subalternidad, el sus­ trato político, económico y cultural de Filiberto Ojeda Ríos

i

Violencia política y subaltemidad colonial

antes de adentrarse en los movimientos revolucionarios de carácter clandestino. Por tales motivos analizaremos

extractos de las obras de diversos autores que hacen acer­ camientos a problemas filosóficos y metodológicos de la

violencia política. Con la lectura de Louis Althusser titulada Ideología y aparatos ideológicos de estado atenderemos los esquemas estructurales de los aparatos ideológicos y los aparatos re­ presivos gubernamentales y su implementación en las so­

ciedades modernas. Antonio Gramsci abre el espacio para 40

el estudio de la subaltemidad y de los grupos subalternos. Los trabajos de Edward Said Cultura e Imperialismo, de

Gayatri Chakravorti Spivak ¿Puede hablar el subalterno?

y de Ranajit Guha Elementary Aspects of Peasant Insurgency in Colonial India complementan los estudios de la subaltemidad con sus miradas alusivas a las relaciones entre cultura e imperialismo, las voces de la subaltemidad dentro de los esquemas coloniales (subaltemidad colonial)

y los conflictos estructurales en las sociedades divididas en clase. Por último, examinaremos los trabajos de Spi­

vak, Michael Foucault y Karl Marx, donde los escritores

Violencia política y subaltemidad colonial

plantean la existencia y el problema ideológico que ocurre

cuando los seres humanos alcanzan a tener una “versión pura de la conciencia”.

A. Los aparatos ideológicos de estado El francés Louis Althusser establece en su ensayo

“Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado”1 que existen dos mecanismos que regulan la conducta de los seres hu­

manos en las sociedades modernas: los aparatos represivos de estado y los aparatos ideológicos de estado. Según la

definición, los aparatos represivos de estado se componen 41

del gobierno, la administración gubernamental, el ejérci­

to, la policía, los tribunales y las prisiones. Los aparatos represivos funcionan utilizando la violencia sistemática

para coartar las libertades individuales y/o los derechos civiles y colectivos, y de esta forma lograr la colaboración de la población en general con el fin de implementar la po­

lítica pública del estado. Los aparatos ideológicos de estado apuntan a moldear 1 Spivak, Gayatri Chakravorti. “¿Puede hablar el subalterno?” Traducción de José Amícola. Revista Orbis Tertius, Vol. 6 (1998), pág.196; Michel Foucault. Language, Counter-Memory, Practice: Selected Essays and Interviews. (Tra­ ducción de D. F. Bouchard y Sherry Simón). Ithaca, Comell University Press, 1977, pág. 216 y Marx, Karl. “Tesis sobre Feuerbach”. Obras Escogidas de Carlos Marx y Federico Engels. Editorial Progreso, Moscú, 1981. Tomo I, Tesis # 1, pág. 8

Violencia política y subaltemidad colonial

las mentalidades de la población mediante los sistemas

educativos. Por ello, las instituciones que promueven y llevan a cabo esta función ideológica pueden ser de diver-

sa extracción. En este grupo encontramos la familia, la religión, las escuelas y las universidades (tanto públicas como privadas), los tribunales, los partidos políticos, los

sindicatos, los medios de comunicación y las instituciones

culturales. Con dichos argumentos establecemos que el aparato

represivo de estado funciona mediante la violencia siste42

mática, mientras que el aparato ideológico se centra en la programación ideológica. Sin embargo, el aparato represivo opera masivamente con la represión, incluso físi­

ca, como forma predominante y estrechamente atada a la ideología. Por otra parte, el aparato ideológico funciona masivamente con la ideología, pero utiliza una represión muy disimulada y “adiestra” al ciudadano con diversos

métodos (calificaciones, segregación, sanciones, expul­ siones, marginación social, desprestigio público, censura, encierro, migraciones forzosas, entre otros) y normas de

conducta aceptadas.

Violencia política y subaltemidad colonial

El análisis de Althusser se fundamenta en un macro es­

tudio histórico de la implantación tanto del aparato ideo­ lógico como del aparato represivo desde la Edad Media,

cuando la Iglesia Católica, junto a la familia, eran los por­

tadores ideológicos de la cultura occidental heredada del decadente Imperio Romano de Occidente. Fue un periodo

en que la religión jugó un papel fundamental en la regula­

ción de la esclavitud, la servidumbre feudal, las escuelas y en la implementación del aparato represivo eclesiástico

con sus diversos tribunales y moduladores de conducta. 43

Este poder fue lentamente sustituido a partir de la ruptura

de la Reforma Protestante en el siglo XVI y XVII, cuando se asumió una postura anticlerical que auguraba la caída del antiguo régimen religioso-monárquico y el adveni­

miento del nuevo estado moderno, guiado por las ideas de

la Ilustración y del aparato democrático-parlamentario ca­ pitaneado por la burguesía bancaria, minera y militar que instauró su dominio en el occidente atlántico durante los

siglos XVIII y XIX. El triunfo ideológico de la Ilustración y la Revolución

Industrial produjeron nuevos modelos regulativos que

Violencia política y subaltemidad colonial

moldearon las relaciones de poder y de producción, en lo que Karl Marx llamó: la división internacional del trabajo.2 En síntesis, Marx se refería a la organización de largas ca­

denas de producción a nivel mundial, de las que se extraía materia prima como metales, productos agrícolas o manu­

facturados de colonias o países periféricos con el objetivo

de saciar la demanda del consumo industrial y ciudadano en las metrópolis. Con este objetivo en mente, los indus­

triales organizaron el trabajo en los siete continentes, to­ mando en consideración las etapas y las necesidades de la 44

producción.

A su vez, este amplio proceso desembocó en los cons­

tantes reajustes y reformas dentro de las relaciones de po­ der, primero, entre amos y esclavos, y luego de la eman­ cipación, entre capitalistas mundialistas y trabajadores

insertados en la subaltemidad colonial. Piénsese en los más de 15,000 años que lleva la esclavitud humana sobre la faz de la tierra y el arduo y violento camino que han te­

nido los procesos de emancipación. El trabajador moderno

es descendiente directo de esa milenaria tradición siste2 Marx, Karl. ‘‘División del trabajo y manufactura” en El Capital, crítica de la economía política. Tomo I, vol. 2, libro primero. México, Siglo XXI Editores, Vigésima cuarta impresión, 2009, pág. 409-449.

Violencia política y subalternidad colonial

mática. Labora bajo las normas impuestas por las estruc­

turas políticas y de capital privado, tanto en lo ideológico, como en lo represivo. La fórmula para mantener el orden y el control dentro del sistema de capital imperial es oprimir

con leyes y códices laborales la gran cadena humana de producción mundial y reprimir con diversos aparatos es­

tatales en caso de huelgas, desobediencia civil, motines,

conspiración para derrocar gobiernos, expropiación de es­ tructuras privadas, movimientos anti-imperialistas, revo­

luciones socialistas o de liberación nacional. 45

Para reflexionar sobre las categorías de delito y del fe­ nómeno delictivo es necesario enmarcar el relato histórico

y teórico de este fenómeno en el contexto de los estados

iniciales del capitalismo. La configuración discursiva del fenómeno criminal, tal como la entendemos hoy día, se re­

monta a este periodo histórico. Estas concepciones se nutren en gran medida del entre juego de proyectos políticos

disciplinarios3 para amoldar a la clase trabajadora a los intereses del modelo económico capitalista en las socieda-

3 Román, Madeline. Estado y Criminalidad en Puerto Rico: un aborde crim­ inológico alterno. San Juan, Puerto Rico: Publicaciones Puertorriqueñas, 1993, pág. 1.

Violencia política y subaltemidad colonial

des occidentales. Esto como medida para que la población trabajadora se insertara eficazmente en el proyecto social que intentaba implantar las fuerzas del capitalismo a nivel

mundial.4 Con el advenimiento de las sociedades con estado-na-

cional en el siglo XIX, el delito comenzó a ser definido exclusivamente por el gobierno en función de los reque­

rimientos y de las necesidades del nuevo modelo de socie­ dad. El estado-nacional se arrogó el poder para tipificar lo que sería o constituiría cometer una falta o, viéndolo desde 46

otro ángulo, un atentado contra las normas que se intenta­

ban establecer. Así por ejemplo, la noción de robo que tene­ mos no tiene sentido fuera del contexto de sociedades con

regímenes de propiedad privada. Es decir, que el estado co­

menzó a trastocar directamente la conducta y el estilo de vida de la sociedad moderna para ajustarla a las demandas del proyecto-social del capitalismo clásico.5 4 Smith, Adam. An Inquiry into the Nature and Causes ofthe Wealth ofNatíons. New York: The Módem Library, 1965, pág. 7. 5 Las teorías del capitalismo clásico y de la configuración de los medios de producción, su atropello hacia las clases proletarias y las contradicciones de este proyecto económico lo encontramos en la obra de Karl Marx titulada El Capital, crítica de la economía política. Tomo I, vol. 2, libro primero. México, Siglo XXI Editores, Vigésima cuarta impresión, 2009, págs. 409-449; y en El Manifiesto del Partido Comunista de Karl Marx y Federick Engels, escrito en­ tre diciembre de 1847 y enero de 1848. Publicado de acuerdo a la traducción alemana en San Juan de Puerto Rico por la Editorial Panamericana, 1982.

Violencia política y subaltemidad colonial

El proyecto político de la burguesía, vinculado a que

los desposeídos aceptaran su condición de no propietarios, cristalizó diversidad de procesos de criminalización cuyo

objetivo era moralizar, docilizar y encuadrar amplios sec­ tores poblacionales a respetar la propiedad privada, la éti­

ca del trabajo y el estilo de vida propiamente capitalista. En este proceso, el proyecto de afianzar la ética del trabajo

fue extremadamente importante en los primeros estatutos que definían lo que constituía cometer un delito. La esclavitud y el régimen de la libreta bajo el coloniaje 47

de España y los toques de queda en la época de dominio

militar estadounidense configuran tres claros ejemplos de

los métodos que han utilizado las dos potencias imperiales

que han gobernado en Puerto Rico para someter a la po­ blación al régimen de subaltemidad laboral y colonial. Las iglesias protestantes, al arribar a Puerto Rico en 1898, fo­

mentaban en sus discursos dominicales la ética del traba-

jo como medio para erradicar los males sociales.6 De esta forma, el gobierno metropolitano implantaba su fórmula

6 Silva Gotay, Samuel. Protestantismo y política en Puerto Rico 18981930. Segunda Edición. San Juan: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1998, pág. 172.

Violencia política y subaltemidad colonial

de dominación imperial en Puerto Rico al estilo clásico: imponiendo un vasto proyecto de asimilación lingüístico, religioso, militar, cultural y económico.

El propósito del estado moderno, aparte de mantener y

darle forma al contrato social, fue comunicar a las masas

un mensaje más que claro: hay una sola vía legal y legítima para vivir (o sobrevivir) en el sistema y ésta era el trabajo

asalariado. Por ello, cualquier esfuerzo que atentara direc­ ta o indirectamente contra el desenvolvimiento de este es-

tilo de proyecto social, constituía un objeto de criminaliza48

7

ción. Para la implementación de este modelo ideológico, el estado moderno creó las bases para una escuela laica,

pública y gratuita, que además contaba con comedor esco­

lar, proyectos de vacunación masivos, centros de recluta­

miento militar y de carpeteo policiaco. El estado moderno republicano utilizó la Escuela (tanto

pública como privada) como aparato ideológico unificador de la lógica del capital. En las aulas se mostró al ciudadano mundial cuál era la única vía posible para alcanzar la pros-

7 Román, Madeline. “Estado y criminalidad en Puerto Rico” en Estado y Criminalidad en Puerto Rico: un aborde criminológico alterno. San Juan, Puerto Rico: Publicaciones Puertorriqueñas, 1993, pag. 3.

Violencia política y subaltemidad colonial

peridad: docilidad y resignación ante la implementación del capitalismo liberal. Como sostiene Althusser, ningún

otro aparato ideológico de estado en la historia de la hu­ manidad ha tenido disponible tantos millones de inversión

estatal durante tantos años para mantener una audiencia cautiva y obligatoria, de 5 días a la semana, a razón de 7

a 8 horas diarias durante 12 años, desde el último cuarto del siglo XIX hasta nuestros días. Fue así como se creó la formación social e ideológica capitalista de millonadas de

seres humanos a nivel mundial. En las mismas circunstan-

49

cias, y sin tantos recursos financieros, también se crearon las resistencias ideológicas a dicho sistema económico y político.

El problema fundamental con la implementación del

modelo de capital en el siglo XX, fue que no todos los traba­ jadores y trabajadoras estaban de acuerdo con la división

del trabajo a nivel mundial, a pesar de haber pasado largos

años de escolaridad sistemática. Muchos ciudadanos esta­ ban dispuestos a combatir el sistema de capital mundial y

lo llevaron a cabo, no tan sólo en términos ideológicos sino

incluso con la misma violencia que se legitima el estado

Violencia política y subaltemidad colonial

para implementarlo. Por tales motivos, debemos tomar en

consideración la historia de los grupos subalternos, sobre­ todo si se convierten en combatientes. En la subalternidad colonial existe una estructura pi­

ramidal producto de la división internacional del trabajo.8

Esa superestructura produce capas sociales o subalternas claramente distinguibles, en ellas los imperios, los estados

y las burguesías transnacionales se colocan a la cabeza de

esa estructura piramidal. Las colonias y las neo-colonias sirven de base administrativa para esta división subalter50

na, seguida por el gran bloque de las masas humanas labo­

ristas. El estudio en contexto de estos sectores sociales nos

muestra una narrativa de cómo se manifiestan los grupos

de subalternos ante la imposición material e ideológica de la cadena de producción mundial.

El primer problema que resalta esta relación de subor­

dinación estriba en que algunos subalternos se niegan a aceptar las condiciones impuestas por el sistema y deciden

voluntariamente combatirlo. El segundo problema surge

cuando la parte ideológica estatal fracasa en la mente del 8 Guha, Ranajit. Elementary Aspects ofPeasantlnsurgency in Colonial India. New Delhi, Oxford University Press, 1983, pág. 1.

Violencia política y subalternidad colonial

subalterno y el estado utiliza la violencia para imponerlo.

Por ello existen ciertas categorías de subalternos. Unos pre­ tenden subvertir el poder y/o la lógica de los mecanismos de la división internacional del trabajo promovido desde el

estado burgués; otros prefieren combatirlo, utilizando los diversos mecanismos del derecho civil, laboral, internacio­ nal y de resistencia, y otros simplemente lo aceptan. Este

estudio se dedica a los subalternos que prefirieron comba­ tirlo. A esos subalternos que se enfrentan y combaten a los

aparatos represivos de estado y a la superestructura. 51 B. La configuración de los grupos subalternos

En 1934, el italiano Antonio Gramsci redactó sus famosos Cuadernos de la Cárcel.9 Este es el primer escrito que problematizó y expuso la necesidad de estudiar metodológicamente

la naturaleza y la configuración de los individuos y los grupos

subalternos dentro de la división internacional del trabajo. En

las primeras etapas del escrito, Gramsci discute el desarrollo histórico de los grupos subalternos en Roma durante la Edad 9 Gramsci, Antonio. “Al margen de la historia. Historia de los grupos sub­ alternos.’’ en Cuadernos de la Cárcel. Tomo 6, Cuaderno 25 (XXIII), 1934. Traducción de Ana María Palos, revisada por José Luis González. México: Ediciones Era, 1981, pág. 6. Nótese que el escrito de Gramsci fue redactado desde la censura y la represión del fascismo italiano a las ideologías comuni­ stas en la década de 1930.

Violencia política y subaltemidad colonial

Media, donde las comunas campesinas italianas crearon el

“oficio político de defensa con el objetivo de asegurar a cada

habitante la tutela necesaria contra las agresiones de los no­ bles y los poderosos”. Estas sociedades en armas se constitu­ yeron en Bolonia hacia 1230. Dentro del ámbito de la coerción del estado político-mili­ tar medieval, los grupos subalternos campesinos tenían una

vida propia, autosuficiente e instituciones propias. Por ello es importante comprender la lucha que dieron estos campesinos por obtener el derecho natural a la autodefensa en tiempos ro-

52 manos y tras la caída de este. Fue una lucha armada, pero tam­ bién sicológica. Los líderes subalternos campesinos tuvieron que convencer a sus pares para implementar ese “oficio de de­

fensa” ante la eminente explotación de servidumbre feudal. Los subalternos que estudia Gramci son los combatientes, ese

estrato social flotante del pueblo subalterno que se coloca de frente a combatir a los aparatos represivos. Con el advenimiento del Estado Moderno en el siglo XIX, se sustituyeron las incipientes estructuras feudales de poder

de los grupos sociales por su subordinación a la hegemonía activa del grupo dominante, por consiguiente, se anularon al-

Violencia política y subalternidad colonial

gimas autonomías, que, sin embargo, renacieron en otra for­ ma como partidos, sindicatos o asociaciones culturales. Las

dictaduras contemporáneas, según Gramsci, derogaron legal­ mente e incluso por la violencia estas formas de autonomía y

se esforzaron por incorporarlas en la actividad estatal, de esta manera, la centralización legal de toda la vida nacional del grupo dominante se volvió “totalitaria”.10 En otras palabras, consolidaron y legitimaron por la ley los aparatos de la hege­ monía y el poder.

Aquellos grupos subalternos medievales sufrieron siem53 pre la iniciativa de los grupos dominantes de la sociedad

feudal, aun cuando se rebelan y sublevan: sólo la victoria “permanente” rompió, y no inmediatamente, la subordina­

ción. En realidad, aun cuando parecen triunfantes, los gru­ pos subalternos están sólo en estado de defensa activa. Al

carecer de autonomía política, sus iniciativas “defensivas” son forzadas por leyes y decisiones propias. Por necesidad, son leyes más simples, más limitadas y políticamente más

generales de lo que son las leyes de necesidad histórica que dirigen y condicionan las iniciativas de la división de clases. Todo rastro de iniciativa autonómica por parte de los grupos 10 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

subalternos:

...debería por consiguiente ser de valor inestimable para el historiador integral; de ahí resulta que semejante historia no puede ser tratada sino en monografías y que cada mono­ grafía exige un cúmulo muy grande de materiales a menudo difíciles de recopilar.11 Con este preámbulo histórico, Gramsci invita al historia­

dor de la modernidad a acercarse a los estudios de los subal­

ternos combatientes. En esta monumental obra, Gramsci expone que la historia

de los grupos sociales subalternos es necesariamente disgre­

gada y episódica. Para el autor, es indudable que en la actividad

54

histórica de estos grupos existe la tendencia a la unificación, si bien los planes provisionales, pero esta tendencia se rompe continuamente por la iniciativa de los grupos dominantes, y

por lo tanto sólo puede ser demostrada en la culminación de

ciclo histórico, si este concluye con un triunfo.12 La unidad histórica de las clases dirigentes ocurre en el

estado, apunta Gramsci, y la historia de aquellas es esencial-

mente la historia de los estados y de los grupos de estados.13 No hay que creer que tal unidad sea puramente jurídica y po­

11 Ibid. 12 Ibid, pág. 60-61. 13Ibid,pág. 11.

Violencia política y subaltemidad colonial

lítica, si bien también esta forma de unidad tiene su impor­ tancia y no solamente es una formal (la unidad histórica fun­

damental, por su concreción, es el resultado de las relaciones

orgánicas entre Estado o sociedad política y “sociedad civil”). Las clases subalternas, por definición, no están unificadas y no pueden unificarse mientras no puedan convertirse en “es­ tado”. Su historia, por lo tanto, está entrelazada con la de la sociedad civil. En ese sentido, es una fusión disgregada y des­

continua de la historia de la sociedad civil y, por este medio, de la historia de los Estados o grupos de Estado. 55

Por tales motivos, Gramsci sugiere seis puntos métodológicos indispensables para un análisis cabal de los grupos

subalternos. En primer lugar, se debe estudiar la formación objetiva de los grupos sociales subalternos a través del de­

sarrollo y las transformaciones que tienen lugar en el mun­ do de la producción económica, su difusión cuantitativa y su origen en grupos sociales preexistentes, de los que conservan durante cierto tiempo la mentalidad, la ideología y los fines. En segundo lugar, también se debe analizar su adhesión ac­

tiva o pasiva a las formaciones políticas dominantes, los in­

tentos de influir en los programas de estas formaciones para

Violencia política y subaltemidad colonial

imponer reinvindicaciones propias y las consecuencias que

tales intentos tienen en la determinación de procesos de des­ composición y de renovación o de neoformación. En tercer lu­ gar, hay que conocer el nacimiento de partidos nuevos de los

grupos dominantes para mantener consenso y control de los

grupos subalternos. En cuarto lugar, las formaciones propias de los grupos subalternos para reinvindicaciones de carácter

restringido y parcial. En quinto lugar, es importante recono­ cer las nuevas formaciones que afirman la autonomía de los grupos subalternos pero en los viejos cuadros y por último, las 56

formaciones que afirman la autonomía integral.14 La historia de los partidos en la subaltemidad es muy

compleja. Se deben analizar todas las repercusiones de las actividades del partido, el área que cubrieron los grupos subalternos en su conjunto y las actitudes de los grupos do­

minantes. También debe incluir las ejecutorias más efica­

ces de los partidos, al momento de estar apoyadas por el Es­ tado. El estudio del desarrollo de estas fuerzas innovadoras

desde grupos subalternos a grupos dirigentes y dominantes

debe, por lo tanto, buscar e identificar las fases a través de

las cuales adquirieron la autonomía con respecto a los ene14 Ibid,pág. 12.

Violencia política y subaltemidad colonial

migos que habían de abatir y la adhesión de los grupos que

los ayudaron activa o pasivamente.15 Para concluir con las sugerencias metodológicas de Gramsci, él alude a dos fuentes históricas indirectas de suma importancia: Las “Utopías” y las llamadas novelas filosófi­

cas. Ambas han sido estudiadas para la historia del desarro­ llo de la crítica política, pero un aspecto de lo más interesan­

te de ver es su característica de reflejar inconscientemente

las aspiraciones más elementales y profundas de los grupos subalternos, incluso los más bajos, aunque fuese a través del

57

cerebro de intelectuales dominados por otras preocupaciones.16

De esta manera, se plantea entonces dos problemas: ¿son la divulgación de las ideas utópicas y la publicación de

novelas filosóficas manifestaciones culturales de las aspira­

ciones de los grupos subalternos? ¿Coinciden con determi­

nados periodos históricos o con los síntomas de profundas

transformaciones político-sociales? Ante el triunfo de los sistemas del capitalismo mercantil de la Revolución Atlán­

tica del siglo XVI, el racionalismo positivista burgués y la 15 Ibid, pág. 13. 16 Ibid, pág. 56.

i

Violencia política y subaltemidad colonial

creación de los Estados Modernos en el siglo XIX, las uto­

pías, así como la literatura, la música y las artes en general

se convirtieron en la punta de lanza de las manifestaciones

culturales y aspiraciones de los pueblos oprimidos. Sobre todo en las colonias, donde el nacionalismo y la cultura se

manifestaban para diferenciarse del pueblo invasor. En este

argumento radica la importancia de reconocer las utopías y

la producción literaria de los grupos subalternos como fuen­

tes de interés teórico, sobre todo si estos deciden combatir al gobierno y a sus aparatos represivos.

58

C. Las aspiraciones y los intereses de clase en la subalternidad colonial Edward Said, en su libro Cultura e Imperialismo, arguye que la producción literaria y cultural tanto de los grupos domi­

nantes como de los grupos subalternos refleja sus aspiracio­ nes e intereses de clase. El autor, de origen palestino, exami­ nó los personajes de la novela Nostramo del británico Joseph

Conrad escrita hacia 1904, e hizo diversos juicios valorativos

sobre el carácter imperial de los personajes de la obra. La nove­ la transcurre en algún país de América Central independiente

dominado al mismo tiempo por intereses foráneos a causa de

Violencia política y subaltemidad colonial

las riquezas obtenidas por la explotación de las minas de plata desde 1540.17 Las concepciones de mundo de los personajes de la no­ vela de Conrad son cónsonas con el pensamiento imperial

europeo y americano a principios del siglo XX. Para la cú­

pula imperial mundial, Asia, África y América Latina te­ nían gobiernos inestables donde los imperios occidentales realizaban maniobras orientadas a crear las condiciones de

influencia de modo decisivo y apenas visible. Para Said, los personajes de la obra muestran una “arrogancia paternalis-

59 ta propia del imperialismo” y su discurso parece decir:

Nosotros los occidentales decidiremos quién es un buen o un mal nativo, porque los nativos tienen existencia únicamente en virtud de nuestro reconocimiento. Los hemos creado, les hemos enseñado a hablar y a pensar y cuando se revelan lo que hacen es sencillamente confirmar nuestra visión de ellos como simples niños, embaucados por alguno de sus amos occidentales.18 Esto, según Said, es lo que los americanos sienten acer­

ca de sus vecinos del Sur, que su independencia es siempre

deseable mientras sea la clase de independencia que ellos aprueben. Cualquier otra cosa es inaceptable y, aun peor, im-

pensable.19 17 Said, Edward W. Cultura e Imperialismo. Barcelona, España: Editorial Anagram, 1993, pág.ll. 18 Ibid, pág. 21. 19 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

En síntesis, Said expone que desde principios del siglo XX, el mundo se ha transformado de manera que muchas veces ha sorprendido y alarmado a los europeos y a los norteame­

ricanos metropolitanos, que ahora se enfrentan con vastas poblaciones no europeas en su propio medio y con un impre­

sionante desfile de nuevas y potentes voces, que exigen que

sus relatos sean escuchados.20 La tesis de su obra es que esas poblaciones y esas voces hace tiempo que están ahí, debido al proceso globalizador puesto en movimiento por el imperialis­

mo europeo. 60

Los relatos de emancipación son historias de integración, no de separación, historias de pueblos excluidos del grupo

principal y que lucharon por un lugar dentro de sí. Por ello,

Said sugiere que el historiador debe tomar en cuenta el patrón

de las experiencias cruzadas entre occidentales y orientales y la interdependencia en los terrenos culturales en los cuales colonizador y colonizado coexisten y luchan unos con otros

a través de sus proyecciones, sus geografías rivales, sus rela­

zo Gaztambide Geigel, Antonio. “La revolución cultural mundial,” en Histo­ rias vivas: Historiografía Puertorriqueña Contemporánea. Ed. Silvia Alvarez Cuítelo. San Juan: Asociación Puertorriqueña ele Historiadores: Posdata, 1996,pág.ll.

Violencia política y subalternidad colonial

tos y sus historias.21 Añade nuestro autor que el estudio de

los discursos de la cultura en realidad aprueban el valor de la energía fundamentalmente libertadora que anima el deseo de ser independiente, de hablar libremente y sin el peso de una

dominación injusta, por ello, el único modo de comprender esa energía es mediante lo histórico.22 Para hacer dicho juicio, Edward Said propone su método de investigación, el cual consiste en analizar lo más posible sobre las obras individuales, leyéndolas primero como gran­

diosos productos de la imaginación creadora e interpretativa, 61

y luego mostrándolas dentro de la relación entre cultura e

imperio. Aunque el autor no cree que los escritores están me­ cánicamente determinados por la ideología, la clase o la his­ toria económica, sí entiende que pertenecen en gran medida a la historia de sus sociedades, y son modelados y modelan

la historia y experiencia social en diferentes grados. Por ello,

si entendemos al imperialismo occidental como uno que con­ tribuyó al proceso planetario de integración, a la centralidad

cultural de occidente y a la coherencia única del mundo glo-

balizado, también es meritorio pensar que las resistencias na21 Said, Edward W. Cultura e Imperialismo, pág. 24. 22 Ibid, pág. 32.

Violencia política y subaltemidad colonial

cionales y de clase también crecieron y se nutrieron de estos procesos. Por eso se tienen que estudiar metodológicamente

las dos fuerzas al mismo tiempo para mostrar y contrapuntear las conciencias intelectuales y políticas de ambos bloques.23 En este sentido, Said usa el término “imperialismo” como

definición de la práctica, la teoría y las actitudes de un cen­

tro metropolitano dominante que rige un territorio distante; “colonialismo”, casi siempre, consecuencia del imperialismo, como la implantación de asentamientos en esos territorios distantes.24 Por otra parte, para Michael Doyle, el imperio es

62

una relación, formal o informal, en la cual un estado controla

la efectiva soberanía política de otra sociedad política.25 Pue­ de lograrse por la fuerza, por la colaboración política o por la dependencia económica, social o cultural. El imperialismo es,

sencillamente, el proceso o política de establecer o mantener un imperio que domine las prácticas ideológicas, sociales, económicas y culturales en las colonias o en las neo colonias

de la modernidad. Estos modelos se ajustan fácilmente a la realidad histórica-colonial de Puerto Rico. 23 Ibid, pág. 28. 24 Ibid, pág. 43. 25 Doyle, Michael. Empires. Ithaca, New York: Comell University Press, 1986, pág. 45.

Violencia política y subalternidad colonial

En el ensayo “Representar al colonizado: Los interlocuto­ res de la antropología” Said apunta que después de la Segunda Guerra Mundial los colonizados eran los habitantes del mundo no occidental ni europeo que habían sido controlados, y hasta

violentamente dominados, por los europeos. Recordemos los casos de Argelia y la India.26 De acuerdo a Said, Albert Memmi

situó al colonizador como al colonizado en un mundo especial, con sus propias leyes y posiciones, así como Franz Fannon en Los condenados de la Tierra describió la ciudad colonial como dividida en dos mitades separadas, comunicadas una con la

63

otra por una lógica de violencia y contraviolencia.27

Por lo tanto, el colonizado no era un grupo histórico que había ganado su soberanía nacional y estaba, por consiguien­

te, desmilitarizado, sino una categoría que incluía a los habi­ tantes de Estados recién independizados así como otros so­

metidos en territorios vecinos, aun ocupados por europeos. Concluye Said exponiendo que, la experiencia del colonizado

en regiones y pueblos cuyas experiencias como subalternos o sometidos a la política mundial de occidente no terminó

26 Said, Edward. “Representar al colonizado: Los interlocutores de la antro­ pología”. González Stephan, Beatriz (compiladora). Cultura y Tercer Mundo: Cambios en el saber académico. Caracas: Nueva Sociedad, 1996, pág. 25. 27 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

con el abandono de las colonias por los imperios. Haber sido colonizado se convirtió en un destino duradero, incluso de re­ sultados injustos sobre todo después que se había logrado la

independencia nacional.28 Pobreza, dependencia, subdesa­ rrollo, diferentes patologías del poder y la corrupción, junto a las guerras de liberación, la alfabetización y el desarrollo

económico: esta mezcla de rasgos caracteriza a los pueblos

colonizados que aun después de que logran su independencia, mantienen las cadenas en su forma neocolonial.29

Como ejemplo de este patrón de dominación colonial o 64

neocolonial, Said cita un comunicado del Departamento de Defensa de los Estados Unidos de 1967 donde dicha institu­

ción confirma que: ...se ha visto confrontando con muchos problemas que re­ quieren el apoyo de las ciencias del comportamiento y socia­ les... Las Fuerzas Armadas ya no están comprometidas úni­ camente con operaciones militares. Su misión ahora incluye la pacificación, la asistencia, la lucha de ideas... Todas estas misiones requieren un conocimiento de las poblaciones ru­ rales y urbanas con las que nuestro personal militar entra en contacto- en las nuevas actividades de operaciones de paz o en combate.30

28 Ibid, pág. 26. 29 Para un panorama de las relaciones neocoloniales en América ver de Demetrio Boersner Relaciones internacionales de América Latina: Breve His­ toria. Quinta Edición. Caracas, Venezuela: Ediciones Nueva Sociedad, 1996, pág.148. 30 Defense Science Board: Report of the Panel on Defense: Social and Behavioral Science, Williamstown, Mass, 1967, en el ensayo de Edward Said titulado “Representar al colonizado”, Cultura y Tercer Mundo: Cambios en el

Violencia política y subaltemidad colonial

Así podemos entender cómo desde la Segunda Gue­ rra Mundial los Estados Unidos reemplazaron los grandes

imperios antiguos por la fuerza dominante externa. Las

intervenciones militares de Washington desde 1945 han ocurrido en todos los continentes. Lo que como ciudadanos

estamos empezando a comprender, apunta Said, es sólo la

vasta complejidad y extensión de estas intervenciones, sus

diversas formas y la inversión nacional que hay en ellas.31 De igual manera, se debe observar que paralelamente

a este proceso, ha ocurrido una verdadera inundación de 65

los medios informativos y de opinión pública, donde se ha

prestado atención a que las prácticas políticas utilizadas por los Estados Unidos son abiertamente imperialistas,

tanto en la geopolítica del mundo árabe, como en los casos de las expropiaciones a Palestina (1947), de la guerra en­

tre Irán e Israel (1969), así como en el Santo Domingo del

derrocado Juan Bosch (1965), el Chile de Salvador Allende (1970-1973), en la Nicaragua revolucionaria (1976) y en la invasión a Granada (1983). Las representaciones en los medios de comunicación tanto de Medio Oriente como de saber académico. Caracas: Nueva Sociedad, 1996, pág. 39. 31 Ibid, pág. 42.

Violencia política y subaltemidad colonial

sión de dichas culturas y las resistencias de los individuos, sino la fuerza y la brutalidad que se ejerció para controlar­

los. De esta forma, se asocia generalmente al terrorismo

con el Islam y a los movimientos de liberación nacional y la lucha de clase con la paranoia macartista.

D. Las voces de la subaltemidad Para entender el contrapunteo entre el impulso impe­

rial y las resistencias que este creó, es necesario examinar 66

las propuestas de los estudios subalternos que ofrece Ga-

yatri Chakravorti Spivak. En su ensayo titulado “¿Puede hablar el subalterno?”32 Spivak investigó las razones que

llevaron a diversas mujeres en distintos contextos en la In­ dia a cometer el acto extremo de la inmolación entre los años de 1926 y 1950 como un acto político de resistencia colonial y de liberación personal y nacional.

Spivak investigó sobre las prácticas del sati, o inmola­ ciones de viudas, dentro del milenario sustrato cultural en

la India, para explicar las razones que llevan al subalterno

en el siglo XX, en este caso ciertas mujeres en la India, a tal 32 Spivak, Gayatri Chakravorti. “¿Puede hablar el subalterno?” Traducción de José Amícola. Revista Orbis Tertius 6 (1998), págs. 175-235.

Violencia política y subalternidad colonial

extremo de sacrificio personal. Uno de los ejemplos más

crudos que analizó Svipak fue el de la joven Bhuvaneswa-

ri Bhaduri de 17 años, se ahorcó en la casa de su padre al norte de Calcuta en 1926. El suicidio se presentó como un enigma, pues la joven se hallaba menstruando en el mo­ mento de su muerte, lo que dejaba claro que la motivación de su acto no provenía de un embarazo involuntario, su

motivo no fue una pasión ilícita. Una década después se descubrió que Bhaduri era miembro de uno de los muchos grupos comprometidos en 67

la lucha armada por la independencia de la India. Como se

supo luego, se le había asignado a esa joven cometer un

ajusticiamiento político. Incapaz de llevar adelante esa ta­ rea, pero, al mismo tiempo, consciente de su responsabilidad revolucionaria, Bhuvaneswari se quitó la vida.33 En el contexto inmediato, su acto fue visto como absurdo, como

un caso de delirio más que de cordura. Para Spivak, el estu-

dio del suicidio de esta joven es una lectura subalterna.34 Si los oprimidos en una sociedad dividida en clases

subalternas no tienen acceso inmediato a una resistencia 33 Ibid, pág. 227. 34 Ibid.

I

Violencia política y subaltemidad colonial

que pueda considerarse correcta ante el patrón de poder impuesto por las armas, ¿puede, entonces, la ideología del

rito del sati, en tanto proveniente de la periferia imperial,

ser una práctica ideológica contra-hegemónica? ¿Puede hablar el subalterno?, cuestiona Spivak. Según la autora,

esa joven mujer asiática no pudo hablar en 1926, aun co­ metiendo semejante acto. En la India, como en occidente,

la mujer sigue ocupando una posición subalterna dentro de la lógica de la superestructura, marginada y escuchada a medias por los grupos dominantes. Esto no es un secre-

68

to. La degradación social en una colonia empeora entonces aún más cuando esa mujer es pobre, india y negra.35 A la joven Bhuvaneswari Bhaduri tal vez nadie la escuchó, pero

a Filiberto Ojeda Ríos lo oían las autoridades Federales en

Puerto Rico y muchos otros sectores del pueblo subalterno,

por ello es importante ver sus coordenadas y transgresio­

nes políticas y combativas a través del tiempo.

Nuestra autora plantea varios problemas metodológi­ cos para poder entender y construir historiográficamente

las prácticas de este tipo de subalterno: el que comete el acto supremo de sacrificio por causas ideológicas. El pri35 Spivak, pág. 227.

Violencia política y subalternidad colonial

mer problema es el de la representación de estos seres y de cómo los intelectuales se apropian del discurso de los

oprimidos para crear concepciones de mundo cuando los propios subalternos eligen y crean sus espacios de acción. Gilíes Deleuze estableció que: “ya no existe la representa­

ción; no hay nada más que acción”/ “acción de la teoría y acción de la práctica que se encuentran relacionadas entre

sí como las piezas y la forma de una red de engranajes”.36

En este contexto, la producción de la teoría de los sub­ alternos que resisten hasta las últimas consecuencias 69

también es una práctica. Por consiguiente, tan importan­

tes son sus razones como sus actos y por ello, es meritorio

estudiar las causas de tan alto nivel de sacrificio. Sobre este particular Michael Foucault añade que “la persona

que habla y actúa es (...) siempre una multiplicidad; no existe intelectual teórico (...) o partido o (...) sindicato que pueda representar a aquellos que actúan y luchan.”37 A los

historiadores del siglo XXI, nos corresponde investigar y analizar sus planteamientos, no la representación del sub36 Gilíes Deleuze/ Lélix Guattari, L'Anti-oedipe. Capitalism et schizpphrénie. París: Minuit, 1972/1973, pág. 34 (Les machines désirantes) en Spivak, Gayatri Chakravorti. “¿Puede hablar el subalterno?” Traducción de José Amícola. Revista Orbis Tertius 6 (1998), pág. 181. 37 Ibid, pág. 206.

i

I

Violencia política y subaltemidad colonial

alterno. Ellos se representan a sí mismos con sus actos, con los documentos que produjeron y con su praxis.

En este sentido, Ranajit Guha propone que en toda so­ ciedad colonial dividida en clases existe una estratifica-

nacional del trabajo. Según el autor, a la cabeza de esta pirámide se encuentran los grupos dominantes extranje­ ros, seguidos de los grupos dominantes nativos quienes es-

tán por encima del Pueblo o los subalternos.38 Para Guha,

los grupos subalternos combatientes o revolucionarios se 70

distinguen del resto de la población porque se convierten en un grupo amortiguador dentro de una sociedad dividida en clases, es como si fueran la fuerza que estuviera entre el pueblo y los grupos dominantes al mayor nivel macroes-

tructural.39 Este planteamiento se deriva de la noción de

que los grupos revolucionarios que deciden combatir se enfrentan directamente a una clase media militar y poli­

ciaca la cual es la responsable de mantener por las armas

el estado de control dentro de la superestructura en los 38 Guha, Ranajit. Elementary Aspects ofPeasant Insurgency in Colonial In­ dia. New Delhi, Oxford University Press, 1983, pág. 1. 39 Spivak, Gayatri Chakravorti. “¿Puede hablar el subalterno?” Traducción de José Amícola. Revista Orbis Tertius 6 (1998), pág. 194.

Violencia política y subaltemidad colonial

sistemas imperiales de capital. Por ello, se considera que

los individuos y grupos revolucionarios que se enfrentan al poder son los amortiguadores en una sociedad dividida en clases. Utilizando estos planteamientos teóricos, nuestro in­

terés es analizar cómo el trompetista Filiberto Ojeda Ríos

decidió combatir en la praxis a ese aparato represivo, o clase media militar, que representan el Buró Federal de In­

vestigaciones (FBI), las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y la Policía de Puerto Rico en aras de la descoloni-

71 zación a partir de la década del 60. ¿Cómo fue que llegó a

ese estado de conciencia? ¿Cuáles eran sus múltiples preo­ cupaciones y razones que lo condujeron de subalterno civil a combatiente? ¿Cómo es que permaneció en el subalterno,

ese espíritu de combatividad, a pesar de llevar a cabo su lucha en una tierra donde Estados Unidos tienes las bases militares más importantes del Caribe? ¿Cómo cambió su sentido ideológico con el tiempo, cómo se transformó, qué

posición asumió según la coyuntura histórica? ¿Conciencia popular? Ciertamente no la conciencia de la población en general que es tan heterogénea, híbrida y

Violencia política y subaltemidad colonial

consecuente con el status quo, pero sí de un amplio sector

subalterno independentista que fue víctima de diversas re-

presiones violentas, del desprestigio social y que aun reta

en la clandestinidad, en las calles y en los tribunales la au­

toridad federal estadounidense impuesta por la violencia

desde el ataque a San Juan el 12 de mayo de 1898.

E. La “versión pura de la conciencia.” La desviación del ideal no ocurre en el vacío. Una su­ perestructura de subaltemidad mundial tan poderosa y milenaria no se rompe fácilmente. La implementación de 72

los aparatos ideológicos y los aparatos represivos de esta­ do para apaciguar y encaminar a los seres humanos a que

aceptaran su condición de subalternos sirvió de disuasivo para toda la población mundial. En todas las sociedades

esclavistas como en el mundo laboral moderno, el efecto

fue el mismo: lograr docilidad y aceptación de los subalter­ nos ante el poder económico y político impuesto. Este planeamiento nos lleva a preguntarnos: ¿qué ocu­

rre en la mente de los que deciden abandonar la superes­

tructura y deciden en la praxis combatirla? ¿Qué produc­ ción ideológica se espera que generen seres provenientes

Violencia política y subaltemidad colonial

de sistemas sociales evidentemente hostiles? La produc­ ción ideológica de los seres humanos es una combinación

de múltiples experiencias de aprendizaje. Existen centena­ res de formas de alcanzar el conocimiento para entender

las consecuencias de estos sistemas sociales de poder. Una

vez alcanzado el conocimiento buscamos cómo utilizarlo. Gayatri Spivak, Michael Foucault y Karl Marx están

convencidos “de que existe una versión pura de la con­

ciencia.”40 La transformación de la conciencia implica el

conocimiento de las relaciones sociales entre diferentes 73

clases o grupos, lo que significa un conocimiento de los materiales que constituyen una sociedad. A la vez, estas

definiciones adquieren sentido solamente dentro de la pro­ blemática en el marco de un objeto de conocimiento defini­ do, comprender el cambio en la historia, o, específicamen­

te, el cambio de un modo a otro, conservando la cuestión de un modo particular fuera del enfoque.41 Spivak propone

que entre la “conciencia” y el “conocimiento” existe una producción ideológica que ayuda al historiador a “investi­

gar, identificar y medir la naturaleza específica y el grado 40 Spivak, pág.196. 41 Ibid, pág. 197.

Violencia política y subaltemidad colonial

de desviación”42 del subalterno dado que comenten actos de intención social con el fin de subvertir el poder en el

contexto mayor de la división internacional del trabajo. Una vez alcanzado el estado puro de la conciencia, de

lo que se trata, según Foucault, es de “luchar contra el po­

der”. Todos aquellos que no lo soporten pueden empezar a dar su batalla en cualquier lugar donde se encuentren y en los términos que su propia actividad (o pasividad) les dicten. Al embarcarse en esta lucha, que es su propia lucha, en la que comprenden con claridad sus objetivos y donde pue­ den determinar ellos mismos los métodos, esas personas entrarán en el proceso revolucionario.43 74

Este es el programa admirable de la resistencia foca­

lizada. Donde sea posible, este modelo de resistencia no se presentará, entonces, como única opción, sino como un

complemento de la lucha a nivel macrológico a lo largo de las trincheras del marxismo.44

Sobre este particular, Karl Marx en su “Tesis sobre

Feuerbach” plantea que: “es en la práctica donde el hom­

bre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el

42 Ibid, pág.195. 43 Michel Foucault. Language, Counter-Memory, Practice: Selected Essays and Interviews. (Traducción de D. F. Bouchard y Sherry Simón). Ithica, Cornell University Press, 1977, pág. 216. 44 Spivak. pág. 202.

poderío, la terrenalidad de su pensamiento”. 45 Para Marx

la teoría materialista de que los hombres son producto de

las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto,

los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son

los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y el propio educador necesita ser educado. En este sentido, la coincidencia de la modificación de las

circunstancias y de la actividad humana sólo puede con­

cebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria.46

Para Marx la vida social es, en esencia, práctica. Todos

los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esta práctica.47 Los filósofos no han

hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.48 Con estos planteamientos Marx insta al subalterno a que abandone

el materialismo contemplativo y se convierta en ente de 45 Marx, Karl. “Tesis sobre Feuerbach”. Obras Escogidas de Carlos Marx y Federico Engels. Editorial Progreso, Moscú, 1981. Tomo I, Tesis # 1, pág. 8. 46 Ibid, Tesis #1, pág. 8. 47 Ibid, Tesis #8, pág. 9. 48 Ibid. Tesis #11, pág. 9.

cambio social. Dadas estas circunstancias, el tema que deseo plantear

a consideración es el inmenso problema de la conciencia

de Filiberto Ojeda Ríos y los miembros del MIRA. Así entenderemos cómo la convicción lo llevó a él y, a miles de

otros, a la lucha. Admitiendo como evidente que la lógica del capital es la historia de occidente y que el imperialis­ mo estableció con la violencia la mundialidad de la cadena de producción, ignorar al individuo subalterno hoy día

es, quiérase o no, continuar con el proyecto imperialista.49

49 Spivak, pág. 214.

CAPITULO

II LA GUERRA FRÍA A NIVEL REGIONAL Y NACIONAL

77

A. Contexto histórico e ideológico de la Guerra Fría Durante la Segunda Guerra Mundial, la democracia-capi­ talista occidental, liderada por Europa y los Estados Unidos,

y el socialismo ruso de tipo marxista-leninista pusieron a un lado sus irreconciliables perspectivas ideológicas con relación a la repartición de la riqueza para combatir a los enemigos que

tenían en común en aquel entonces: la Alemania nazi, el fas­ cismo italiano-español y el gran empuje imperial japonés en

el Pacífico. Con la amenaza nazi-fascista, los Estados Unidos entendió necesario establecer alianzas de defensa contra Ale-

i

Violencia política y subaltemidad colonial

mania para evitar que dicho movimiento se engendrara en

América. Con esta prioridad como objetivo, el gobierno esta­

dounidense decidió reafirmar la Doctrina Monroe y llamó a los estados amenazados a varias conferencias en un esfuerzo por

unir las voluntades de las naciones americanas en contra del III Reich.50 La mayor preocupación que tenían los Estados Unidos

en el contexto de la Segunda Guerra Mundial era que dada la

toma de Francia y Holanda por las fuerzas alemanas en 1940,

las colonias de estas naciones en América cayeran bajo el do­ 78

minio de los nazis. Si Guadalupe, la Guyana Francesa y Mar­ tinica (de Francia) y Curazao, Aruba, Bonaire y Surinam (de

Holanda) pasaban a manos de Hitler, el control que Estados Unidos había logrado de las rutas del Canal de Panamá se per­

dería, junto con el petróleo y las refinerías que se encontraban en Venezuela y Curazao.51 Con el petróleo venezolano se ali­

mentaba la máquina de guerra estadounidense. Además, “the

overall effect ofU.S. involvement in the Caribbean during the war

50 Para un desglose mayor de las conferencias Americanas en tomo a la política anti-nazista y anti-fascista ver Demetrio Boersner Relaciones Inter­ nacionales de América Latina: Breve Historia. Venezuela: Editorial Nueva Sociedad, 1996, pág.172-181. 51 Bonham Richardson. The Caribbean in the Wider World, 1492-1992: A Regional Geography. England: Cambridge University, 1995, pág. 89.

Violencia política y subaltemidad colonial

was to tie the región ever closer to the United States”.52 Con el fin de la guerra comenzó una nueva etapa de la po­ lítica de Estados Unidos sobre el Caribe y, muy agudamente,

sobre Puerto Rico.53 El periodo de la posguerra entre 1947 a

1959 se caracterizó por el interés de los Estados Unidos en consolidar su hegemonía en América, colocando seguridad

militar e ideológica en los países sometidos a sus intereses

económicos. La política anticomunista y las intervenciones militares violentas, directas o indirectas, se reflejaron en los ámbitos económicos, políticos y represivos.54 79

El fin de la Segunda Guerra Mundial significó la reconfi­

guración del poder mundial en el Atlántico Occidental. El im­ perio económico, político y militar de la Alemania hitleriana

había desaparecido. Inglaterra, salió victoriosa, pero ya no

podía mantener su vasto reino ultramarino y africano. Fran­

cia había sido destruida por los germanos y los demás países

52 Ibid. 53 Para un panorama de los elementos represivos en Puerto Rico a partir del periodo de la posguerra ver de Ivonne Acosta. La Mordaza: Puerto Rico, 1948-1957. Rio Piedras: Editorial Edil, 1987; Luis Muñoz Marín. Historia del Partido Popular Democrático. San Juan:. Editorial Batey, 1984. Del mismo autor Memorias 1940-1952. San Juan: Universidad Interamericana, 1992; Miñi Seijo. La insurrección nacionalista en Puerto Rico. Río Piedras: Edito­ rial Edil, 1989. 54 García Muñíz, Humberto. La estrategia de Estados Unidos y la mili­ tarización del Caribe. Río Piedras: Instituto de Estudios del Caribe, Universi­ dad de Puerto Rico, 1988, pág. 131.

i

Violencia política y subaltemidad colonial

invadidos por el ejército nazi, entre ellos Polonia, Yugoslavia,

Albania, Rumania, Hungría y Grecia, entre otros, sufrían los estragos humanos y morales de la irracional política impe­

rial alemana. Los Estados Unidos habían entrado en la guena europea retrasadamente, lo que en gran medida evitó que

sufrieran daños en su territorio. Su guerra en el Pacífico con­ tra el Japón no hizo más que puntualizar con la violencia del genocidio atómico la naturaleza xenofóbica del imperialismo

estadounidense del siglo XX. El mantenimiento del sistema capitalista y las rutas mer­ 80

cantiles tanto en el Pacífico como en el Atlántico estaban a salvo. Debemos recordar que parte del escenario de la Guerra

Fría fue la reorganización ideológica de las gerencias naciona­ les para el control de las industrias en ambos bloques econó­ micos: el socialista y el capitalista. La violencia estatal, bélica

y atómica fue entonces la respuesta de la derecha radical del presidente Harry S. Truman para mantener la misma gerencia

militar e ideológica en su esfera de influencia. Joseph Stalin y los tanques rusos hicieron lo propio en euroasia.

El hecho de que Estados Unidos no sufriera un escenario

de guerra mortífero en su territorio agilizó una economía de

Violencia política y subaltemidad colonial

guerra. El desarrollo de industrias militares de tanques, avio­ nes y material bélico en general fue fructífero en los 1940. Las

industrias petroquímicas, eléctricas y de energía atómica die­

ron un impulso sin igual a la industria dedicada a la guerra, es

decir, a la creación en masa de pistolas, rifles, ametralladoras, balas de diverso calibre, tanques, aviones, bombas, submari­ nos y portaviones y demás efectos militares para mantener su

poder militar-imperial y hacer negocios con estos productos.

Paralelamente, las industrias pesadas produjeron maqui­ narias para procesar productos, tractores, grúas y todo tipo de

81

equipo de construcción para el mercado civil. La producción

material en Estados Unidos aumentó en todos los niveles,

pero especialmente en las industrias de enseres eléctricos,

automóviles, aviones, barcos y ferrocarriles.55 El historiador norteamericano Howard Zinn señaló que en 1941 cincuenta

y seis grandes corporaciones se hacían cargo de tres cuartos del total de los contratos militares. De mil millones de dólares gastados, 400 millones fueron a parar a diez grandes corpo­ raciones.56 Ante tales inyecciones monetarias se mejoró el 55 Fernández, Leonel. Los Estados Unidos en el Caribe: de la Guerra Fría al Plan Reagan. Primera Edición. Santo Domingo, República Dominicana: Edi­ tora ALFA & OMEGA, 1984, pág. 31. 56 Zinn, Howard. La otra historia de Estados Unidos: Desde 1492 hasta hoy. Segunda Edición. Traducción reducida y revisada por el autor. Traduc-

Violencia política y subaltemidad colonial

salario de los trabajadores lo que por cadena hizo prosperar a

mucha gente lo suficiente como para evitar las huelgas obre­ ras que ocurrieron tanto en Puerto Rico como en Estados Uni­ dos en la década de 1930. La economía de guerra resolvió, mo­

mentáneamente, los problemas de control social e ideológico en el mundo de capital. Los magnates estadounidenses estaban en la posición de

socorrer financieramente a sus aliados económicos por todo el mundo, para la rehabilitación de sus devastados capitales

82

nacionales y mantener viva la división internacional del tra­ bajo. Así lo hicieron. El Plan Marshall permitió un multimillo­

nario flujo de capital estadounidense para la reconstrucción europea y japonesa, del cual los propietarios norteamerica­ nos fueron los beneficiarios. De tal forma, fue creciendo la in­

jerencia global estadounidense a partir de 1947. En general, la Segunda Guerra provocó una ola de prosperidad en los Es­

tados Unidos que le dio validez material al “American Dream".

El régimen de propiedad privada global controlado desde Wall Street y el Pentágono quedaba salvado.

Estos eventos, sumados a la ruina de Europa y a la des­

articulación de japón como potencia en Oriente, condujeron tor.ToniStmbel. New York: Siete Cuentos Editorial, 2001, pág. 302.

Violencia política y subaltemidad colonial

a que los Estados Unidos se convirtieran en la principal po­ tencia económica y militar a nivel mundial. El Destino Mani­

fiesto llegaba a su esplendor. De 1950 en adelante el gobier­ no federal y la corporatocracia estadounidense se creyeron

los guardianes de cielo, mar y tierra, facilitando su acceso a materia prima con la proliferación de sus bases militares en

España, Alemania y Asia junto a la continua amenaza de su poder interventor y nuclear.

La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)

poseía los recursos humanos, intelectuales y militares para 83

ocupar la segunda posición imperial y hegemónica a nivel

mundial. Después de haber perdido más de 20 millones de habitantes durante la guerra contra Alemania, Joseph Sta-

lin y el Kremlin, dominado por el nacionalismo ruso de la

posguerra, decidieron hacer un cerco geopolítico para evi­

tar otra posible masacre de sus ciudadanos. Estas fueron

las razones que causaron la división de Alemania y la ex­ pansión del poder soviético por euroasia, utilizando a los

países fronterizos más próximos como satélites soviéticos y

murallas de contención militar y de influencias tanto ideo­ lógicas como políticas en el Medio Oriente, Asia y Europa.

i

Violencia política y subaltemidad colonial

Con la creación de la Organización del Tratado del Atlán­

tico Norte (OTAN), liderada por Estados Unidos, Inglaterra y Francia, y la sovietización de la Europa centro-oriental en el Pacto de Varsovia se inició al periodo de la “Guerra Fría.”

En 1947 la administración de Harry S. Truman se esforzó por crear un ambiente de crisis.57 El presidente Truman y los me­

dios de comunicación en Puerto Rico y los Estados Unidos presentaban a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) no solo como su rival ideológico sino como una ame­

naza de guerra inminente. 84 El máximo problema de la Guerra Fría fue la violencia

material e ideológica que engendraron las altas capas de las superestructuras en ambos bloques para imponer sus intere­ ses militares, económicos y teóricos, en y fuera de sus fron­ teras. Los vencedores de la guerra defendían unos el “socia­

lismo” y otros la “democracia liberal” para crear sus espacios

de influencia. Ambos bloques procedieron a compartirse y a pelearse porciones del mundo. Construyeron armas más po-

tentes que los fascistas y dominaron las regiones que Hitler y

los japoneses hubiesen dominado. En 1947 ocurrió la extrema polarización de estos bloques 57 Ibid, pág.309.

Violencia política y subaltemidad colonial

geopolíticas: el capitalista y el socialista. En ambos casos, las potencias utilizaron la violencia extrema para crear hege­

monías ideológicas dentro de las periferias nacionales más cercanas a su territorio.58 A este nuevo andamiaje mundial

debemos sumarle el resultado de la guerra civil en China, la

cual produjo el ascenso al poder de Mao Ze Tung y el paso del gigante asiático a la esfera socialista. La posible alianza del

socialismo ruso y el chino estremeció los cimientos que el ca­ pitalismo imperial había dejado en Asia durante siglos.

La geopolítica en Medio Oriente y euroasia se reconfiguró. 85

La invasión armada de Palestina para la creación del estado de Israel fue uno de los enclaves estratégicos del occidente capita­

lista en Medio Oriente. También mantuvieron relaciones neo-

coloniales en los importantes mercados y gobiernos de Arabia

Saudí, Siria, Egipto e India. Rusia sovietizó por la fuerza a Es­ tonia, Látvia, Lituania, Hungría, Polonia, Rumania, Albania, la

región de los Balcanes y, en Medio Oriente, a Uzbekistán, Kazajistán, Arseijbaján y Afganistán. El triste caso de la guerra de Corea en 1950 fue otro de los grandes baños de sangre que iba

dejando la “Guerra Fría” en su expansión por Oriente. 58 Mires, Femando. El orden del caos: ¿Existe el Tercer Mundo? Venezue­ la: Editorial Nueva Sociedad, 1995, pág. 36-39.

Violencia política y subaltemidad colonial

Ante tal panorama mundial, surgieron diversos movi­ mientos de liberación nacional y políticas mundiales de des­

colonización en numerosas naciones que se vieron afectadas directa o indirectamente por la política mundial de la posgue­

rra. La creación de la Organización de Naciones Unidas (ONU)

sirvió de plataforma para que las naciones tuvieran un amplio foro internacional donde debatir ideas y consolidar bloques

ideológicos. En 1960, la ONU redactó la Resolución 1514, do-

cumento que condena el colonialismo y legitima el derecho internacional de los pueblos a utilizar los medios y los mé­ 86 todos de lucha que estuvieran a su alcance para estimular y

adelantar los procesos de descolonización.59 La ONU fungió

como un tribunal internacional donde se le reconocería a las colonias y a las naciones intervenidas el derecho inalienable a la autodeterminación y a la independencia. Declararon al si­ glo XX como el siglo del fin del colonialismo y crearon las leyes

para proteger a los combatientes revolucionarios que pretendían subvertir la naturaleza imperial del poder colonial.60 59 Organización de Naciones Unidas. Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales. Aprobada por la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas. 14 de diciembre de 1960. 60 Sobre este particular también ver de José Trías Monge, Historia Consti­ tucional de Puerto Rico. Primera Edición. Río Piedras: Editorial Universitaria, 1980. Vol. 5, pags. 175-219.

Violencia política y subalternidad colonial

Las resistencias políticas y armadas al colonialismo en la posguerra se apoyaron de diversos discursos ideológicos.

Fueron el nacionalismo y el marxismo-leninismo los enemi­

gos de fuego más acérrimos que tuvieron tanto el imperialis­

mo hegemónico como el ideológico. La retórica revoluciona­ ria marxiste nacionalista de la posguerra estuvo apoyada por

la ampliación del campo soviético en euroasia, la revolución cultural en China y los movimientos de liberación nacional

que abrigaron el socialismo y triunfaron. Estos fueron los ca­

sos de Corea del Norte (1950), Cuba (1959), Argelia (1964) y 87

Vietnam (1973). El panorama fue propicio para que dentro de las capas sub­

alternas de las sociedades ocurriera una toma de conciencia, en este caso, revolucionaria. La “versión pura de la concien­

cia” que proponen Marx, Foucault y Spivak propició la radicalización de movimientos políticos e ideológicos y la transfor­ mación personal de millones de subalternos a nivel mundial,

que dejaron de ser meros apaciguados y espectadores civiles para convertirse en combatientes revolucionarios, unos con

lucha armada, otros sin ella. Los discursos de las identidades

nacionales y culturales, junto a los discursos de la negritud,

i

Violencia política y subalternidad colonial

del socialismo, del populismo, del feminismo, del sindicalis­ mo, de los movimientos estudiantiles y de los “frentes popu-

lares” tanto en el “tercer mundo”61 como en el primero, fueron las puntas de lanza ideológicas de la resistencia, civil y arma­

da, en el periodo de la posguerra.

De 1947 en adelante se reanudaron numerosas luchas pa­ cíficas y armadas para la descolonización de viejas colonias

europeas, como India, Argelia, Irlanda del Norte, Escocia, El País Vasco y Cataluña. En la zona del Caribe la ola descolo­ nizadora llegó con las reformas neocoloniales en las Antillas

88 francesas, inglesas y holandesas, donde se redefinió la rela­ ción de ellas con sus antiguos imperios.62 En Puerto Rico dos

corrientes políticas y políticas se enfrentaban abiertamente

a tono con los tiempos. El Partido Popular Democrático, lide­ rado por Luis Muñoz Marín, defendía la permanencia del con­ trol federal sobre la Isla. Mientras que el Partido Nacionalista

Puertorriqueño capitaneado, después de 12 años de encieno federal, por Pedro Albizu Campos, proponía la lucha armada

para la liberación nacional.63 61

el^eo^°^csand.Geoculture:EssaysontheChang-

62 Ver de l?,séjnas Monge, Historia Constitucional de Puerto Rico. Prime­ ra Edición. Rio Piedras: Editorial Universitaria, 1980. Vol. 5, págs. 229-369. 63 Acosta, Ivonne. La palabra como delito: los discursos por los que

Violencia política y subaltemidad colonial

B. La política anti-comunista en América Latina y el Caribe

En este ambiente de alta tensión política internacional,

Estados Unidos incluyó a América Latina y al Caribe en su sis­ tema estratégico para la lucha contra la expansión y amenaza comunista que impulsaban los focos revolucionarios socia­ listas desde Moscú y China. A partir del año 1948 y a conse­ cuencia del carácter intemacionalista del socialismo teórico

clásico, Estados Unidos restauró su apoyo a las dictaduras mi­ litares de derecha en Latinoamérica que tenían lealtades con

89 sus corporaciones en un esfuerzo gigantesco por detener y

combatir ideológicamente la proliferación de las ideas revolu­

cionarias, y sobre todo, socialistas en las mentes de América. El apoyo fue abierto a los gobiernos de fuerza. Estos fue­

ron los casos de la Nicaragua de los Somozas, la Venezuela de

Andrés Pérez Jiménez y la República Dominicana de Rafael Leónidas Trujillo. Del mismo modo, Estados Unidos mantuvo

relaciones diplomáticas con regímenes populistas que se de­ sarrollaban en la América Latina tales como el de Argentina,

Costa Rica y México, aunque siempre con torceduras de brazos condenaron a Pedro Albizu Campos 1948-1950. Río Piedras, Puerto Rico: Ediciones Edil., 1993

i

Violencia política y subaltemidad colonial

ante cualquier amago proteccionista nacional o revolucionario. A partir de 1953, los caudillos nacionales que manifes­ taron su independencia a los dictados de los dirigentes del “mundo libre” recibieron intervenciones golpistas de parte de

las capas militares nacionales respaldadas desde Washing­ ton. Estas fueron las experiencias de Brasil, Argentina, Gua­

temala y Venezuela entre 1954 y 1955.64 En todos los casos, la

estrategia fue la misma: convertirlos a todos en dependientes de su tecnología, de sus industrias, de sus armas y de su banca.

Las intervenciones violentas de Estados Unidos en Guate90 mala y República Dominicana estaban estrechamente ligadas a la represión que en ese sentido se reprodujo en Puerto Rico

en el contexto de la insurrección nacionalista del 30 de octu­

bre de 1950. De 1944 a 1954, Guatemala tuvo los gobiernos re­ formistas y de claro compromiso social de Juan José Arévalo

y posteriormente de Jacobo Arbenz. Sus gobiernos estable­ cieron el seguro social, leyes laborales que protegían y daban derechos a los trabajadores y una corporación pública para fo­

mentar el desarrollo económico del país. Al intentar implantar

una reforma agraria los intereses del gobierno guatemalteco 64 Boesmer, Demetrio Relaciones internacionales de América Latina. Ca­ racas: Ediciones Nueva Sociedad, pág. 197.

Violencia política y subaltemidad colonial

y los de la United Fruit Company se enfrentaron. El presiden­

te Jacobo Arbenz procedió a expropiar cientos de cuerdas y la

United Friut Company acudió a Washington por ayuda. De inmediato, la propaganda de EE.UU. pretendía hacer creer que Guatemala era un satélite soviético al lado del Canal

de Panamá, lo que era intolerable. Por ello la Agencia Central de Inteligencia (CIA) autorizó una misión intervencionista

militar desde Honduras a Guatemala que el ejército de Guate­ mala no pudo resistir.65 Algunos sindicatos y partidarios po­ líticos del Presidente Arbenz se opusieron a dicha ejecutoria

91

imperial de tutelaje y comenzó una ola represiva y de escar­

mientos contra la oposición. Tras semanas de violencia políti­ ca, el presidente Arbenz fue depuesto. De hecho, Ernesto Gue­

vara, que en dichos tiempos permanecía en Guatemala como

exiliado político, tuvo que huir a México ante la intervención estadounidense y las amenazas en contra de su propia vida. En el país azteca, conoció a otro gran revolucionario america­ no: Fidel Castro.

República Dominicana fue otro de los países caribeños que sufrió, nuevamente, una intervención armada estadounidense.

65 Pérez Brignoli, Héctor. Breve historia de Centroamérica. Tercera Edición. Madrid: Editorial Alianza. 1988, pág. 105.

Violencia política y subaltemidad colonial

Con el ajusticiamiento del Rafael Leónidas Trujillo, las masas populares exigían obtener mayores condiciones de vida, que las

que le había dejado por treinta años el caudillismo azucarero. En 1962, el Partido Revolucionario Dominicano, dirigido por Juan

Bosch, ganó las elecciones instituyendo un gobierno constitu­ cional. El nuevo gobierno pretendía disminuir la influencia de

Estados Unidos en el país anulando un convenio para la insta­

lación de la Esso Standard Oil y estableciendo un precio tope en la venta de azúcar, lo que afectaba los beneficios de la empresa norteamericana y nacional privada. De acuerdo con José Israel

92

Cuello “el gobierno de Estados Unidos no dejaba de estimular las actividades de grupos de derecha principalmente en las fuerzas

armadas” y le exigía a Bosch que aplicara una política represiva contra los grupos de izquierda66, pero este se negó.

En septiembre de 1963, se produjo el golpe de estado contra

el Presidente Bosch provocado por la burguesía de derecha y los neotrujillistas de las fuerzas armadas. El descontento por el gol­

pe afectó a grandes grupos estudiantiles, obreros e intelectuales

y en 1965 un movimiento militar constitucionalista, que promo­ vía la reinstalación de Bosch en el poder, destronó al presidente 66 Cuello, José Israel, Roberto Cassa y Rubén Salié. “50 años de historia dominicana ’ en América Latina: Historia de Medio Siglo. Pablo González Casanova. México: Siglo Veintiuno Editores, 1986, pág. 488.

Violencia política y subalternidad colonial

Donald Reid Cabral.

Ante tales sucesos, el presidente norteamericano Lindon B. Johnson “mandó a los infantes de marina a desembacar en Santo

Domingo, y solo después de ejercer ese acto de agresión se dirigió

a la Organización de Estados Americanos (OEA) para denunciar una presunta amenaza comunista contra República Dominica­

na”.67 Sin embargo, los dominicanos capitaneados por el Coman­ dante Francisco Caamaño, resistieron la invasión. El pueblo se

dividió en dos masas populares, las que apoyaban a Bosch y el constitucionalismo, y las que respaldaban al neotrujillismo y la

93

intervención internacional.68

Como el movimiento fue marcadamente urbano, las tro­ pas estadounidenses dividieron la ciudad de Santo Domingo con una vasta ofensiva militar que desbandó a la oposición

constitucionalista. Se estableció un gobierno provisional monitoreado por los ocupantes, lo que fue determinante para desarticular la revolución popular. El nuevo gobierno desplegó

una “represión sangrienta contra civiles y los grupos políticos más destacados en la lucha armada... empezaron a ser asesi67 Boersner, Demetrio. Relaciones Internacionales, pág. 220. 68 Ibid, pág. 220. El autor explica que bajo presiones de EE.UU. varias na­ ciones del continente enviaron soldados y policías para que se unieran a las tropas yanquis. La excepción fue Venezuela, pero el autor no menciona cuales fueron las naciones que contribuyeron a la invasión.

Violencia política y subaltemidad colonial

nados revolucionarios por bandas de criminales dirigidas por el sector militar más derechista y por la CIA.”69

Durante 1966 el descontento popular contra los contrare­ volucionarios en la República Dominicana produjo dos gran­ des huelgas que fueron minimizadas por la aplastante pre­ sencia de miles de soldados americanos. Con las elecciones

fraudulentas de 1966, el candidato del imperialismo y de los sectores reaccionarios dominicanos salió electo. Joaquín Balaguer y su grupo neotrujillista subieron a escena.

En la escala económica, primero el intervencionismo di-

94 recto en los años 1950 se desarrolló, con el asalto de las oli­ garquías financieras norteamericanas en el Caribe, segundo, con la proliferación de las refinerías petroleras en Curazao, Ve­

nezuela, Jamaica y, tercero, con la expansión de las centrales azucareras y bananeras en toda la zona de la cuenca caribe-

ña.70 Las economías caribeñas y centroamericanas se enla­

zaron a los intereses foráneos estrechamente, lo que creó una dependencia financiera y comercial que ha imposibilitado consolidar las economías nacionales. Las clases dominantes 69 Cuello, José Israel. América Latina: Historia de medio siglo. 12a Edición, México, D.F.: Siglo XXI Editores: Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, 2001, pag. 491. 70 Pino-Santos, Oscar. El Asalto a Cuba por la oligarquíafinanciera yanqui. La Habana, Cuba: Casa las Américas, 1973, pág. 23.

Violencia política y subalternidad colonial

nacionales, por otro lado, se aferraron a este modelo económi­

co, convirtiéndose en colaboradores y subalternos de los inte­

reses corporativos e imperiales, promoviendo en gran medida el estancamiento centralista del neocolonialismo. La idea tras

la política de represión neo colonial era, primero, mantener el

poder hegemónico dentro de América y, segundo, garantizar­ le a los magnates propietarios estadounidenses la paz laboral

que era indispensable para la explotación de millones de tra­

bajadores en los sectores agrícolas, mineros y manufactureros desde México al Cono Sur.

95

C. Los efectos de la Revolución Cubana en el discurso revolucionario Las relaciones políticas y económicas de los Estados Uni­

dos y Cuba se enlazaron con la ola expansionista estadouni­ dense que se registró a finales del siglo XIX. Previo a la Guerra Hispano-Cubano-Estadounidense de 1895 a 1898, los renglo­ nes más importantes de la economía cubana estaban domina­

dos por poderosos compañías absentistas estadounidenses. Estos eran los propietarios de las centrales azucareras, de los

sistemas ferroviarios, de la explotación minera y las refinerías

de petróleo. Tras la victoria de la independencia en Cuba en 1898, el Congreso de los Estados Unidos aprobó en 1901, la fa-

Violencia política y subaltemidad colonial

mosa Enmienda Platt, documento por el cual Estados Unidos se arrogó el derecho de intervención en Cuba “para preservar

la independencia cubana, la defensa de un gobierno adecuado

para la protección de la vida, la propiedad y la libertad individual.”71

Como resultado, la Emnienda Platt fue invocada en

las intervenciones estadounidenses que durante la primera mitad del siglo XX se hicieron en Cuba cada vez que el Congre­

so entendió que sus intereses y el de sus corporaciones esta­

ban amenazados. Por esta razón, comenzó un tutelaje indirec­ to y una degradante relación neocolonial.

96 En los años cincuenta el gobierno de los Estados Unidos

apoyó abiertamente la dictadura de Fulgencio Batista en

Cuba. El Presidente Batista y sus fuerzas militares garantiza­ ron la primicia del mercado a los productos de Estados Unidos y, del mismo modo, fueron implacables al reprimir una y otra

vez las manifestaciones de los movimientos obreros, de las organizaciones estudiantiles y de izquierda en general. Bajo

este mecanismo de represión, se garantizó la paz laboral a las compañías foráneas y la explotación laboral de millones de personas. Estas fueron algunas de las causas más relevantes de la Revolución Cubana. 71 Zinn, Howard. La otra historia de los Estados Unidos, pág. 225.

Violencia política y subaltemidad colonial

La década de 1950 fue una muy agitada en Cuba, donde hubo cientos de manifestaciones políticas de diversos secto­ res del pueblo cubano. Ante la intransigencia y represión del

gobierno contra la disidencia, la cual incluía a sectores intelec­ tuales, profesionales, obreros y estudiantiles, estos decidieron organizarse en varios frentes, unos que trabajaron en términos

políticos legales y otros que eligieron la guerrilla y el clandestinaje revolucionario, tanto urbano como campesino. Cierta­ mente, se crearon organizaciones que se radicalizaron y obtu­

vieron la simpatía, el apoyo moral y la colaboración del pueblo 97 cubano en general en su avatar de lucha armada. Sin el apoyo

del generoso pueblo, los insurgentes no hubiesen triunfado.

Tras la victoria de la Revolución Cubana en 1959, el nue­

vo gobierno revolucionario liderado por Fidel Castro se envol­

vió en un ambicioso plan con influencia troskista que abarcó todos los niveles sociales y económicos del país. Fidel Castro anunció la reforma agraria y minera, la nacionalización de las

industrias petroquímicas y su alianza con la Unión Soviética. En 1961, el Presidente John E Kennedy decidió promover el

derrocamiento del gobierno castrista, ayudando a los oligar­ cas cubanos y estadounidenses. La CIA, en colaboración con

Violencia política y subaltemidad colonial

el Pentágono tomaron las riendas del desembarco en Playa

Girón en abril de 1961. El rotundo fracaso de esa expedición,

resistido por las fuerzas revolucionarias y por el pueblo en ar­ mas, produjo que Cuba ingresara definitivamente al bloque

socialista liderado desde Moscú. Ante el triunfo y permanencia del proceso revoluciona­ rio en Cuba, la respuesta política de los Estados Unidos fue la

expansión de la ideología anticomunista. La cúpula imperial de los Estados Unidos invirtió millones de capitales para la

proliferación de aparatos ideológicos y represivos estatales 98

en América que contrarrestaran la influencia ideológica de la guerrilla cubana. Había que mantener el orden de capital al­

canzado con el escarmiento de la bomba atómica y evitar que otras naciones emularan al pueblo de Cuba.

Por tales motivos, se abrieron centros de adiestramiento militar en Puerto Rico y Panamá, donde se entrenaron a miles

de oficiales y soldados latinoamericanos en las tácticas de espionaje, tortura, manejo de masas y contrainsurgencia. 72 La

intención era acabar violentamente con los movimientos de

liberación nacional, las guerrillas marxistas y las reinvindi72 García Muñiz, Humberto. La ayuda militar como negocio: Estados Uni­ dos y el Caribe. San Juan: Ediciones Callejón, 2002, págs. 47-56.

Violencia política y subalternidad colonial

casiones sociales, obreras y estudiantiles que se iban desarro­

liando en diversos países periféricos entre 1950 y 1975.73

lla

lógica de la Guerra Fría funcionó reforzando los cimientos de los aparatos represivos en toda América. La rivalidad ideológica se tradujo en eventos de represión

política. Este fue el tristemente recordado caso de la operación

Cóndor en el Cono Sur. La prolongación del problema de la vio­ lencia de estado y de sus aparatos represivos para implantar

sus políticas públicas a favor del capital tuvieron desenlaces, donde en el peor de los casos significó pérdida de empleo, des99

prestigio social, persecución política, secuestros, desaparicio­ nes, prisión, torturas, ejecuciones extrajudiciales, espionaje,

creación de casos, juicios prolongados, encubrimientos y toda

una serie de estrategias que la cúpula de la pirámide imperial permitió para mantener el poder hegemónico en las Américas.

La violencia política se manifestó sobre la razón y el diálogo. La implantación estadounidense de la Ley Smith en 1947

y el COINTELPRO en 1960 como políticas de vigilancia y el amedrentamiento en contra de la disidencia política se espar­

cieron como la pólvora en momentos en que hubo, paralela-

mente, un resquebrajamiento del aparato ideológico capita73 Boersner, Demetrio. Relaciones internacionales, págs. 183-198.

Violencia política y subaltemidad colonial

lista en las mentes de miles de subalternos. En este sentido, vemos cómo la violencia de estado se disparó para intentar

silenciar en los Estados Unidos al movimiento de derechos

civiles, en América Latina, a las reinvindicaciones indígenas,

campesinas, obreras y estudiantiles, y en las colonias caribe­ ñas, a los movimientos separatistas de izquierda.

A partir de 1960 surgieron en Asia, África y el Caribe di­ versos movimientos anticolonialistas y antiimperialistas que

comenzaron a enfrentar, abiertamente unos y clandestina­ mente otros, los intereses políticos, económicos y militares 100

del orden mundial de la posguerra. Ante la represión, las capas

subalternas desarrollaron en las naciones periféricas, subde­ sarrolladas o tercermundistas, múltiples focos revoluciona­ rios y de resistencia política, laboral, cultural e intelectual. D. La Militarización de Puerto Rico El panorama mundial antes aludido nos lleva a examinar

el caso de Puerto Rico a partir de 1940. Según César Ayala y Rafael Bemabe:

La historia de Puerto Rico a partir del régimen esta­ dounidense se divide en dos épocas: antes y después de la Segunda Guerra Mundial. Cada época muestra dos fases discemibles: un periodo inicial de expansión económica, en el que se establecen las estructuras de producción y del

Violencia política y subaltemidad colonial

estado, los partidos políticos dominantes, y las organizacio­ nes laborales, seguido de un periodo de desaceleración eco­ nómica, en que las estructuras e instituciones establecidas se someten a una creciente tensión. Los primeros años del siglo (1898-1930) - y las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial (1950-1975)- fueron periodos de expansión, a los que sucedieron periodos de desaceleración o crisis en­ tre 1930 y 1950, y entre 1975 y el presente. Cada periodo, tanto de expansión como de crecimiento lento, mostró tam­ bién formas distintas de movimiento poblacional hacia y desde los Estados Unidos continentales.74 En 1898 Puerto Rico se convirtió en un territorio propiedad

del Congreso de Estados Unidos.75 El carácter de colonia clási­

ca que se le otorgó al archipiélago puertorriqueño a principios del siglo XX, se reflejó en dos factores. En primera instancia, por el bombardeo a la ciudad de San Juan, el 12 de mayo de

1898 y la invasión militar el 25 de julio de 1898; y segunda,

por el desprecio de la clase militar estadounidense hacia la po­ blación civil del país, incluyendo a la clase política puertorri­ queña, con la instauración del gobierno militar de ocupación entre 1898 a 1900.

Durante los 18 meses de gobierno militar estadounidense los ocupantes se hicieron cargo de importantes asuntos gu-

74 Ayala, César J. y Bemabe, Rafael. Puerto Rico en el siglo americano: su historia desde 1898. San Juan: Editorial Callejón, 2011, pág. 22. 75 Rivera Ruiz, Alvaro M. Aguadillo: El pueblo que le dió la espalda al mar: San Juan,Isla Negra Editores 2007. En este trabajo demostré, en un carácter micro-histórico, las estrategias hegemónicas de los Estados Unidos a partir de la invasión y ocupación militar del archipiélago de Puerto Rico en 1898 y el carácter paternalista, basado en el darwinismo social de la época, para elaborar el discurso de dominación imperial.

101

Violencia política y subaltemidad colonial

bemamentales, como la reorganización del poder judicial, es­ tableciendo la Corte Provisional Federal de Puerto Rico y los

tribunales militares. En términos económicos, el gobierno mi­ litar estadounidense fue el responsable de suspender el pago

de hipotecas, lo que propició pérdidas para los prestamistas y la negativa de estos a seguir prestando a falta de pagos. La

ruina siguió estando del lado de los campesinos y las clases

laboristas. Igualmente, el gobierno militar fue el responsable de la devaluación de la moneda isleña (introducida por Espa­

ña en 1895) al 40%. Canjear la moneda provincial por el dólar

102

perjudicó a los puertorriqueños porque se fijó el valor provin­ cial en 60 centavos de dólar. Esto significó una devaluación de

la riqueza del país, por lo que los inversionistas azucareros y militares pudieron comprar la tierra a un menor precio de su valor real. Con la invasión estadounidense a Puerto Rico, comenza­

ron diversos procesos de militarización en la Isla, como la ad­ quisición de tierras y el dominio anglosajón de las antiguas

instalaciones militares españolas alrededor del archipiélago.

La oferta de empleos militares, tanto para la construcción de los campamentos militares en Vieques y Culebra, como para

Violencia política y subalternidad colonial

el reclutamiento de civiles, comenzó en este momento. El Ge­

neral George Davis en 1900, argumentó en un discurso sobre la importancia de la “fidelidad y patriotismo” de la población debido a que más de la mitad de la tropas que se habían creado

en la Isla estaban compuestas por puertorriqueños. Para 1899,

la Policía Insular reclutó un batallón de voluntarios que estu­ vo compuesto por 400 “nativos” bajo el mando de oficiales norteamericanos. Este cuerpo policial fue sustituyendo a las

tropas norteamericanas por completo.76 Desde la misma ocupación estadounidense en 1898, 103 ciertos sectores de la población puertorriqueña comenzaron voluntariamente a ser colaboradores, empleados y aliados

ideológicos del ejército interventor. Muchos otros fueron re­

clutados por la fuerza. Estos procesos militaristas crearon una empleomanía, que junto a la expansión de las inversiones de

las centrales azucareras de capital absentista, fueron las nue­

vas fuentes de empleo en Puerto Rico para decenas de miles

de ciudadanos entre 1900 y 1940.77 76 Ibid, pág. 95. 77 Para un acercamiento de las condiciones de explotación laboral en Puer­ to Rico a principios del siglo XX ver de Gervasio L. García y Ángel Quintero Rivera Desafío y solidaridad: Breve historia del movimiento obrero puertor­ riqueño, Río Piedras, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1982; y de Ángel Quin­ tero Rivera Conflicto de clase y política en Puerto Rico, Quinta Edición. Río Piedras, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1986.

Violencia política y subaltemidad colonial

Esto hay que entenderlo para comprender la subyugación

ideológica que provocó la intervención armada entre las clases

subalternas puertorriqueñas. El Negociado de Asuntos Insulares

del Departamento de Guerra recibió la encomienda de hacerse cargo de los asuntos relacionados con la creación del gobierno ci­ vil que entró en vigencia en 1900. Por esta razón, la Ley Foraker

dio la apariencia de procedimiento constitucional a la sujeción de Puerto Rico por parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos.78

A principios del siglo XX, el “Destino Manifiesto” estadou­ nidense era el de convertirse en la nación civilizadora de los

104 “bárbaros” países latinoamericanos. Tras asentar un pie en Pa­

namá en 1903 y controlar su canal, Puerto Rico se convirtió en el Gibraltar del Caribe79 o en un tipo de Mediterráneo o lago nor­

teamericano.80 La estrategia tras la toma de ambas localidades

geopolíticas era crear un marco de seguridad regional, apoyada por la Marina de Guerra, necesario para la expansión de su mer­ cado y la protección de las rutas petroleras.

Con Puerto Rico y Panamá baj o su protectorado militar, Es78 Estades Font, María E. La presencia militar de Estados Unidos en Puerto Rico. San Juan: Ediciones Huracán. 1988, pág. 83. 79 Pinero Cádiz, Gerardo. Puerto Rico: El Gibraltar del Caribe. Intereses es­ tratégicos estadounidenses y la base aeronaval Roosevelt Roads. Segunda Edición. San Juan: Isla Negra Editores, 2009, pág.114. 80 Varo, Carlos. Puerto Rico: Radiografía de un pueblo asediado. Río Piedras, Ediciones Puerto, 1973, pág. 35.

Violencia política y subaltemidad colonial

tados Unidos enlazó el trasiego de mercancías y armamentos bélicos en ambas costas de su territorio nacional y, por consi­ guiente, fortaleció las vías del comercio marítimo; además de

pasar factura por los servicios prestados a otras naciones por el uso tanto del canal intercontinental como de los polígonos

de tiro en Vieques y Culebra a partir de 1940. Estas fueron va­

rias de las formas en que se materializó en Puerto Rico el “Des­ tino Manifiesto” estadounidense a mediados del siglo XX. En la década del 40, el archipiélago borincano se revistió de

punto estratégico militar para la defensa del Atlántico Norte y 105

del Caribe en pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. En 1939, la Marina de Guerra de Estados Unidos estimuló la

creación de nuevas instalaciones militares en Puerto Rico. Se construyeron enormes bases bélicas en Aguadilla, Vieques, Cu­ lebra, Ceiba, El Yunque y San Juan.81 Creando un marco de con­

tención no tan sólo militar sino sicológico a escasos dos años de ocurrido el acto de terrorismo estatal de mayor relevancia en la historia moderna de Puerto Rico: la Masacre de Ponce en 1937.

Este evento de terrorismo de estado tuvo el efecto de infligir en vastas generaciones de la sociedad puertorriqueña el miedo al

ideal de la lucha por la independencia. 81 Piñero Cádiz, Gerardo. Puerto Rico: El Gibraltar del Caribe, pág. 114.

Violencia política y subaltemidad colonial

El pueblo puertorriqueño aportó a la militarización en va­

rias dimensiones. Las tierras expropiadas a campesinos para el levantamiento de las bases militares es una dimensión. Pa­

ralelamente, muchos civiles fueron contratados en calidad

de administradores, oficinistas, carpinteros, albañiles y tra­

bajadores en general en la construcción de las diversas bases alrededor del archipiélago. Una vez levantadas las propieda­ des militares, muchos de ellos mantuvieron esos empleos. De

igual forma miles de puertorriqueños fueron reclutados de for­ ma voluntaria, otros de manera obligatoria para servir en las

106

fuerzas armadas de los Estados Unidos. Como resultado, de-

cenas de miles de boricuas vieron al ejército estadounidense y

a la Guardia Nacional como una fuente de empleo e ingresos, convirtiéndose así en soldados del ejército interventor. Esto

creó en la colonia una sólida clase media militar subalterna puertorriqueña estrechamente ligada al poder de las armas imperiales. Sus lealtades se estrecharon con el invasor.

E. Las reformas económicas y políticas El neocolonialismo es más sutil que las primitivas colo­

nias de esclavos: conviene que la colonia prospere económi­

camente lo suficiente como para que, elevada su capacidad

Violencia política y subaltemidad colonial

adquisitiva, consuma los productos de la metrópoli, pero nun­

ca ese progreso debe conducir al autoabastecimiento o a que la nación pueda prescindir un día de sus andares coloniales.

Este ha sido el caso de Puerto Rico por los pasados 120 años. El proyecto industrializador del gobierno isleño se bifurcó con

la aceitada y poderosa maquinaria de guerra de los Estados Unidos. La década de 1940 se caracterizó por el apoyo de las

masas puertorriqueñas al reformismo colonial planteado por el Gobierno Federal y el Partido Popular Democrático tras la reorganización geopolítica mundial que comenzó al finalizar 107

la Segunda Guerra Mundial.

Fue el momento en que comenzó a despuntar el capitalis­

mo de Estado en Puerto Rico con la Operación de Manos a la Obra. Con este ambicioso proyecto la legislatura dominada por el Partido Popular asumió la responsabilidad de capitanear el proceso de modernización e industrialización. Para ello, se

creó el Banco Gubernamental de Fomento, con la intensión de

minimizar las prácticas crediticias de los bancos privados y la Compañía de Fomento Industrial, la cual facilitó la invitación

y creación de industrias livianas y la reforma agraria, que in­ cluyó la Ley de 500 acres y la repartición de parcelas gratis a

Violencia política y subaltemidad colonial

los ciudadanos.82

El gobierno pretendía convertirse en un facilitador para estimular a que inversionistas industriales llegaran a Puerto

Rico. La oposición a las empresas gubernamentales aumentó ante las dificultades técnicas y económicas que enfrentaron

para despegar y por su bajo rendimiento en las primeras eta­ pas. En 1945, la Compañía de Fomento de Puerto Rico fue re­ bautizada con el nombre de Compañía de Fomento Industrial de Puerto Rico con la intensión de hacer del archipiélago una

localidad atractiva para las inversiones continentales.83 108

Las dos grandes inversiones de capitales de gran alcance que entraron en la implementación en la década del cuaren­

ta, la militarización del país y el proyecto Manos a la Obra no resolvieron la situación de precariedad de las familias puerto­

rriqueñas. Tanto el proyecto militar como el industrial absor­ bieron parte de la mano de obra puertorriqueña, pero nunca pudieron emplear a la totalidad de los trabajadores y trabaja­ doras disponibles, ni elevarlos de sus condiciones sociales. Si

las personas no encontraban trabajo en las industrias donde 82 Dietz, James. Historia Económica de Puerto Rico. Río Piedras: Ediciones Huracán, 1992, págs. 202-218. 83 Ibid, pág. 225.

Violencia política y subaltemidad colonial

se estrenaban, muchas veces terminaban reclutadas forzosa­ mente para servir en el ejército.84 Miles de otros eligieron la

emigración. La Ley de Incentivos Industriales de 1947 promovió la

industrialización por invitación de capital estadounidense.85 La Ley proveía a los inversionistas los siguientes incentivos: mano de obra barata, libre movimiento de mercancías entre los Estados Unidos y Puerto Rico, exención de pago de im­

puestos federales, exención de pago de impuestos insulares hasta 1959, estabilidad política y clima seguro de inversiones 109

garantizada por la presencia militar colonial.86 Con esta ley se impulsó el Proyecto Manos a la Obra que atrajo la curiosidad

de 9,000 observadores internacionales entre 1950 a 1959. Hacia 1950 y 1954 el Presidente Harry S. Truman impulsó el Programa de Asistencia Técnica o Punto Cuarto en Puerto

Rico.87 Este proyecto se implemento con el fin de dotar a los

países en vías de desarrollo en América de los conocimientos 84 Paralittici, Ché. No quiero mi cuerpo pa tambor: El servicio militar oblig­ atorio en Puerto Rico. San Juan: Ediciones Puerto, 1998, págs. 43-57. 85 Dietz, James. Historia Económica de Puerto Rico. Río Piedras: Ediciones Huracán, 1992, pág. 229. 86 Ibid, págs. 227-339. 87 Vélez Rodríguez, Evelyn. El Programa de Asistencia Técnica o Punto Cuarto en Puerto Rico de 1950 a 1954. Tesis de Maestría Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, pág. 21.

Violencia política y subaltemidad colonial

científicos y técnicos para su crecimiento industrial. La ini­

ciativa del Punto Cuarto también respondió a la política de contención del comunismo en el contexto de la Guerra Fría.88

La élite del Partido Popular Democrático promovió el es­ tablecimiento de Puerto Rico como centro de adiestramiento

del Punto Cuarto, primero, para impulsar su modelo de industrialización por invitación (Manos a la Obra) y segundo, para

“lograr un espacio a nivel internacional que los librara del

estigma colonial”.89 E1 Tratado de Asistencia Recíproca y la Organización de Estados Americanos fueron los instrumen-

110

tos mediante los cuales Estados Unidos incorporó a América Latina a los códigos de la Guerra Fría. Con estas iniciativas se

pretendió crear un sistema interamericano de defensa contra

cualquier alegada agresión extracontinental. 90

En lo político, la doctrina Truman proveyó la justificación ideológica de la represión para enfrentar el avance ideológico comunista. En este contexto, el Congreso aprobó el National

Security Act el cual creó el Departamento de Defensa, insti­

tución que unificaba a la Marina de Guerra, el ejército y a la 88 Ibid, pág. i. 89 Ibid, pág. ü. 90 Ibid, pág. ii.

i

Violencia política y subalternidad colonial

Fuerza Aérea. Se creó la Agencia Central de Inteligencia para la recopilación y evaluación de inteligencia y espionaje y el

Consejo de Seguridad Nacional, para asesorar al Presidente sobre la política exterior y militar.91

Dichas iniciativas intervencionistas nunca lograron resol­ ver las dificultades económicas en Puerto Rico. Por el contra­

rio, se desarrolló la dependencia tecnológica y financiera de la

región y la colonia, la inestabilidad social, la marginación y el continuo saqueo de los recursos naturales y mineros de las na­

ciones neocolonizadas. Los disgustos causados por la política 111

intervencionista estadounidense provocaron y aceleraron las resistencias a su injerencia económica y militar en toda La­ tinoamérica, máxime con los ejemplos revolucionarios de la

Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y de la triunfante

Revolución China de 1947. La mesa estaba servida para la in­

tensificación de la Guerra Fría.

Paralelamente a estos procesos económicos interamerica­ nos, la Organización de Naciones Unidas adoptó el compromi­

so de la autodeterminación y descolonización de los pueblos

como uno de sus pilares o fundamentos. La ONU esbozaba que 91 Vélez Rodríguez, pág. 5.

Violencia política y subaltemidad colonial

el siglo XX sería el siglo del fin del colonialismo en el mundo.

Ante los reclamos de descolonzación internacional en 1946 los Estados Unidos nombraron al primer gobernador puerto­

rriqueño Jesús T. Piñero.92 Más adelante, el Congreso enmen­

dó la Ley Jones para aprobar una de las grandes reformas en la colonia: la Ley del Gobernador Electo. En 1948, el Partido

Popular Democrático ganó las elecciones, resultando electos Luis Muñoz Marín como gobernador y Antonio Fernós Isem

como Comisionado Residente. El ambiente era favorable para grandes reformas colonia112

les. La Ley del Gobernador Electivo (1948) abrió el camino, a un

incipiente poder local dentro del sistema federal. La oposición del Partido Nacionalista Puertorriqueño insistía en eliminar a la clase gobernante estadounidense por su carácter interven­

tor e imperial. En 1950 los nacionalistas se enfrentarían a la clase dirigente puertorriqueña aglutinada en el Partido Popu­

lar Democrático. Los gobernadores puertorriqueños, elegidos a partir de 1948, compartieron la responsabilidad, junto a las agencias federales, de mantener el control de la colonia, de re­

primir con la violencia y de destruir física e ideológicamente a 92 Pagán, Bolívar. Historia de los Partidos Políticos Puertorriqueños 18981956. San Juan: Puerto Rico, 1972, pág. 277.

Violencia política y subaltemidad colonial

los movimientos de liberación nacional en Puerto Rico. En 1950 el Congreso emitió la Ley 600 para promover la

creación de una constitución en Puerto Rico. La Ley de Rela­ ciones Federales recogió de la Ley Jones todas las leyes que regulaban la relación de Estados Unidos y Puerto Rico en

cuanto al control del comercio exterior, tarifas aduaneras, recursos energéticos, medios de comunicación, moneda, sa­

larios, servicio militar, defensa, naturalización, ciudadanía, inmigración, correos, etc.93 El nuevo gobernador, Luis Muñoz

Marín, hizo creer al mundo que con la aprobación de una nue113

va Constitución se terminó el colonialismo en Puerto Rico. Los términos del arreglo político no alteraron el orden colo­

nial, por el contrario, Puerto Rico se sumergió aún más dentro de la complicada esfera burocrática federal.94

El ambo a la Isla de Pedro Albizu Campos el 15 de diciem­

bre de 1947, luego de 12 años de encierro en prisiones federa­ les, ocurrió en el momento en que el Congreso estadounidense 93 La Ley de Relaciones Federales es analizada minuciosamente en la obra de José Trías Monge Historia Constitucional de Puerto Rico. Volumen 2. Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1982, págs. 40-171. 94 Delgado Cintrón, Carmelo. Imperialismo jurídico norteamericano en Puerto Rico (1898-2015): La dependencia colonial, el status, la corte fed­ eral, Vieques, el idioma y la cultura. La imposición del derecho y el pens­ amiento jurídico estadounidense. San Juan: Publicaciones Gaviota, 2015, págs. 316-321.

Violencia política y subaltemidad colonial

condecoraba a la élite criolla autonomista con la Ley del Go­ bernador Electo y el nuevo pacto colonial promovido en la Ley 600, para la creación de una constitución. En 1948, el Partido

Nacionalista entró en pugna directa con el gobierno federal y la subaltemidad colonial dirigida por Luis Muñoz Marín y

el Partido Popular Democrático.95 El líder nacionalista Pedro Albizu Campos emprendió un peregrinar por distintos puntos

de la Isla, alertando al pueblo sobre las distorsiones y peligros de las reformas muñocistas y promoviendo la revolución para

la liberación nacional y la refundación del país. Los naciona-

114 listas retomaron el derecho a la lucha armada para denunciar

mundialmente la dominación imperial y dieron continuación

a la lucha por la independencia y el antiimperialismo. La radicalización del nacionalismo en 1950, se desató

en medio de las luchas por la descolonización que aconte­ cieron a nivel mundial a finales de la década del 40 en na­

ciones como la India, Argelia, Irlanda del Norte, País Vasco, Cataluña y en la región del Caribe. La respuesta del estado a la estrategia albizuísta fue la implementación de la Ley 53, 95 Acosta Lespier, Ivonne. La Mordaza: Puerto Ricol948-1957. Río Pie­ dras: Editorial Edil, 1987; y de la misma autora La palabra como delito: Los discursos por los que condenaron a Pedro Albizu Campos: 1948-1950. Río Piedras: Editorial Cultural, 1993.

Violencia política y subaltemidad colonial

mejor conocida por “Ley de la Mordaza” de 1948.96 De esta forma se legalizó la represión en contra del nacionalismo y el

independentismo en general. El Partido Nacionalista entendía que el poder de los Estados

Unidos sobre Puerto Rico era ilegítimo. Consideraba el Tratado de París de 1898 como nulo por varias razones fundamentales. Primero porque el gobierno colonial español cedió el poder es­ tatal a los Estados Unidos en calidad de botín de guerra y se-

gundo porque el gobierno interventor de Estados Unidos utilizó la violencia y amedrentamiento con los ataques a San Juan el 115

12 de mayo de 1898 y su invasión terrestre en Guánica el 25 de julio del mismo año para ocupar militarmente el país.

El 23 de septiembre de 1950, un mes antes de la insurrec­ ción, el licenciado Pedro Albizu Campos declaró en su discurso en Lares que “no existe un gobierno legal en Puerto Rico”.97 En

aquel discurso, Albizu Campos habló abiertamente del ham­ bre que padecía el pueblo y de la esclavitud laboral a la cual se había sometido a la nación. Señaló y criticó el reclutamiento 96 Acosta Lespier, Ivonne. La Mordaza: Puerto Rico 1948-1957. Río Piedras: Editorial Edil, 1987, pág.13. 97 Acosta Lespier, Ivonne. “Discurso pronunciado por Pedro Albizu Cam­ pos en Lares, Puerto Rico el día 23 de septiembre de 1950” en La palabra como delito: Los discursos por los que condenaron a Pedro Albizu Campos 1948-1950. San Juan: Editorial Cultural, pág. 174. Nótese que este discurso se pronunció un mes antes de la insurrección de 1950, pág. 173.

Violencia política y subaltemidad colonial

forzoso para ir a la guerra en Corea, el privilegio de las Fuerzas

Armadas de Estados Unidos de no ser juzgadas por ninguna autoridad judicial en Puerto Rico y el estado policiaco del sis­ tema. Culminó su discurso pronunciando estas palabras:

La constitución esa a la cual van a llevar a los puerto­ rriqueños en el 52 ya está escrita. Cuando los electores aquí redacten la constitución no pasa a ser ley, porque son es­ clavos. Esto va a ser aprobado primero por el Presidente de Estados Unidos. El Presidente tiene que decir que es buena. Tiene que aprobarla el Presidente y si el Presidente la aprue­ ba, entonces el Congreso. ¿Por qué ese afán? Una cosa que es para afirmar el despotismo en Puerto Rico. Todo eso hay que desafiarlo y hay que desafiarlo como los hombres de La­ res desafiaron el despotismo, con la revolución.98 116

Las acciones armadas del Partido Nacionalista en esta década comenzaron con la insurrección del 30 octubre de 1950, la

cual abarcó los pueblos de Peñuelas, San Juan, Jayuya, Utuado, Arecibo, Mayagüez, Ponce, Peñuelas, Río Piedras, Santurce y

Naranjito, entre otros. Estos sucesos produjeron un estado de sitio en todo el archipiélago borincano." La represión fue brutal

y violenta. El gobernador Luis Muñoz Marín activó a la Guardia

Nacional, la cual ametralló y ejecutó a nacionalistas e inocentes en los pueblos de Utuado y Jayuya, epicentros de la revolución.

98 Ibid, pág. 180. 99 Seijo Bruno, Miñi. La insurrección nacionalista en Puerto Rico 1950. Río Piedras: Editorial. Edil, 1997, págs. 127-147.

Violencia política y subaltemidad colonial

Hubo arrestos masivos y ejecuciones extrajudiciales.100

Como parte de la insurrección, el 1 de noviembre de 1950, dos nacionalistas atacaron la Casa Blair, residencia provisional del Presidente Harry S. Truman, el mismo que ordenó las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. Estos actos fue­

ron de serias implicaciones políticas por varias razones. Primero porque este fue un ataque directo al Presidente del país

que mejor quedó posicionado tras la Segunda Guerra Mundial. Con el genocidio atómico que ordenó el Presidente Truman, Estados Unidos pasaba a ser la potencia mortífera más eficaz 117

y temeraria del planeta. ¿Cómo era posible que unos jíbaros

puertorriqueños atacaran al presidente genocida que, junto a Stalin, desmanteló Alemania y destruyó a Japón?

En segundo plano, es importante porque mostró el caso co­

lonial de Puerto Rico en la palestra pública internacional, en ple-

na era de los movimientos descolonizadores promovidos desde la Organización de Naciones Unidas (ONU). En tercer término,

estos eventos coincidieron con las olas migratorias de miles de puertorriqueños a los Estados Unidos, quienes de entrada reci­ bieron el desprecio y la marginación, no tan solo por ser mulatos, 100 Ibid, pág. 159.

Violencia política y subaltemidad colonial

pobres y mano de obra barata, sino porque el FBI y la prensa le pusieron a los independentistas el sello de “Fanatic Puertorrican

Nationalist”.101 En medio de este clima de represión estatal y desprestigio en contra de los independentistas y la hostilidad es­

tatal en contra del movimiento obrero, fue que dos años después,

en 1952, se convocó a los puertorriqueños a decidir su status po­ lítico, triunfando la fórmula del oficialismo. Tras el establecimiento del Estado Libre Asociado en 1952, y

con las Bases Militares y Cortes Federales rigiendo en Puerto Rico desde 1898, el ataque nacionalista al Congreso de los Estados

118

Unidos en 1954 elevó a juicio internacional la lucha armada na­ cionalista para denunciar el colonialismo y el terrorismo de esta­ do implementado para ejecutar la acción política y económica del

gobierno y del sistema capital de Wall Street. Ante el famoso ata­

que al Congreso de los Estados Unidos en 1954, por parte de un co­ mando nacionalista compuesto por Lolita Lebrón, Rafael Cancel

Miranda, Irving Flores y Andrés Figueroa Cordero, la represión fue

masiva.102 El nacionalismo se dispersó, emigrando hacia Cuba, 101 Para un detalle de cómo los medios de comunicación estadounidense informaban al mundo sobre los ataques de los nacionalistas puertorriqueños a Harry Truman y al Congreso de Estados Unidos ver en Youtube.com Re­ vuelta Nacionalista 1950 y Lolita Lebrón: Ataque al Congreso 1954. 102 Para un acercamiento a la represión contra los nacionalista entre 1950 a 1954 ver de Che Paralitici Sentencia Impuesta: 100 de encarcelamientos por la independencia de Puerto Rico. San Juan: Ediciones Puerto, 2004, págs. 101-177.

Violencia política y subaltemidad colonial

México, Chicago, Perú, Nueva York y el clandestinaje. F. El Programa de Contrainteligencia (COINTELPRO) y la nueva lucha independentista

A partir de 1954, el régimen federal estadounidense y el

Estado Libre Asociado de Puerto Rico prepararon sistemas de inteligencia para minimizar el reagrupamiento del independentismo tanto en la Isla como en los Estados Unidos.103 Se-

gún Ramón Bosque Pérez, el FBI inició una serie de operativos

para debilitar y eliminar el comunismo y todo movimiento ra­ dical en Estados Unidos. Como segundo objetivo, estaba el in119

dependentismo boricua, que en 1960 hermanaba lazos con la Cuba socialista. El 4 de agosto de 1960, el FBI propuso a sus despachos de San Juan y Nueva York su Programa de Contrain­

teligencia. El Programa de Contrainteligencia, mejor conocido como COINTELPRO, fue el decreto de ley federal que justificó la

nueva represión policiaca y la eliminación de los movimientos de liberación nacional en Puerto Rico, utilizando todos los me­

canismos posibles. La máxima responsabilidad del programa era la contención ideológica y material del comunismo. 103 Bosque Pérez, Ramón. “Carpetas y persecución política en Puerto Rico: La dimensión federal”, en Bosque Pérez y José Javier Colón Morera. Las carpetas. Río Piedras: Centro para la Investigación y Promoción de los Derechos Civiles, Inc., 1997, págs. 62-63.

Violencia política y subaltemidad colonial

Los primeros operativos fueron dirigidos en contra del

Movimiento Pro Independencia (MPI) y de la Federación Uni-

versitaria Pro Independencia (FUPI).104 Los procederes de contrainteligencia no se limitaron a la vigilancia sistemática

de los líderes de las organizaciones sino, que interfirieron con agentes provocadores en las actividades de las organizacio­ nes independentistas. Interceptaron llamadas telefónicas (acto prohibido por la Constitución de Puerto Rico), circularon

cartas para crear rivalidad entre el liderato independentista, difamaron en los periódicos, le fabricaron casos a independen-

120 tista con relación a explosivos, asesinatos, armas, agresiones,

obstrucción a la justicia, fijación de pasquines, distribución

de boletines, servicio militar obligatorio, incitación a motín, conspiración, interrupción de prácticas militares, ataques a funcionarios federales, daño a la propiedad, asaltos a bancos

y secuestros.105 Ante tales ataques hubo diversas respuestas. El periodo que abarcó de 1954 a 1960 es considerado como

un periodo de reagrupamiento de la lucha independentista

puertorriqueña.106 Según Ché Paralitici, el independentismo, 104 Ibid, pág. 37. 105 Paralitici. Sentencia Impuesta: 100 de encarcelamientos por la indepen­ dencia de Puerto Rico, pág. 184. 106 Ibid, págs., 185-188.

Violencia política y subalternidad colonial

aglutinado a partir de 1959 en el Movimiento Pro Independen­ cia (MPI), desató un activismo único, concentrándose en la lu­

cha contra el control monopolístico de los intereses estadou­ nidenses, en la denuncia de los bajos salarios, el alto costo de vida y el desempleo. El MPI organizó en el movimiento obrero

a diversos sectores y luchó en contra de la militarización de Puerto Rico, del reclutamiento forzoso, de la presencia del Re­

serve Officers Training Corps, (ROTC) en los campus universi­ tarios y contra la presencia de la Marina de Guerra de Estados

Unidos en Culebra y Vieques. A su vez, establecieron frentes 121

populares contra la explotación minera en el centro del país,

pero sobre todo en Utuado y Jayuya. El MPI denunció la agre­ sión cultural contra los puertorriqueños, como consecuencia

del problema de la subalternidad colonial. Se involucraron en el rescate de tierras y de acuíferos, en las luchas de comunida­

des desplazadas por la pobreza y denunciaron la emigración forzosa con fines de control poblacional.107

El Movimiento Pro Independencia (MPI) se fundó en la ciudad de Mayagüez en la casa de la líder Providencia Trabal,

quien desde 1956 era perseguida por la policía estatal. 108 El 107 Ibid, pág, 187. 108 Quiles, Carlos. Pupa: mujer en lucha. Colombia: Panamericana Formas e

Violencia política y subaltemidad colonial

MPI fue una organización que se posicionó como aglutinado­

ra de la vanguardia del independentismo. Claro está, sus vín­ culos y compromiso ideológicos con la triunfante Revolución Cubana le valieron de persecución por las autoridades del ré­

gimen desde el mismo comienzo de la organización. Es preci­ samente en el informe policiaco con el cual comienza el libro

de Pupa Trabal donde se confirma que en pleno desarrollo de la Revolución Cubana, para el 13 noviembre de 1959, la policía vigilaba el Centro de reuniones del MPI en Mayagüez.109

Paralelamente a la lucha política y civil desarrollada por 122 el MPI y la FUPI a finales de 1960, en Puerto Rico surgieron varias organizaciones independentistas de carácter clandes­

tino. Entre varios grupos, detectamos las acciones armadas de

los Comandos Armados de Liberación (CAL) y del Movimien­ to Independentista Revolucionario en Armas (MIRA). Ambos

grupos estaban constituidos en múltiples células revolucio­ narias, asumiendo como método de resistencia la lucha ar­ mada clandestina. Por su militante e intenso activismo y la Impresos, S.A., 2007, pág. 17. El libro de Providencia Trabal es un relato de su vida en diversos frentes de la lucha patriótica y del hostigamiento y represión violenta de las autoridades estatales en contra de ella y de su familia. La seño­ ra Trabal fue perseguida por agentes encubiertos de la policía estatal más 30 años por sus vínculos que diversos frentes de la lucha patriótica. 109 Ibid, págs 22-23.

Violencia política y subaltemidad colonial

multiplicidad de acciones armadas que llevaron a cabo, am­ bas organizacines se convirtieron en el Talón de Aquiles del intervencionismo estadounidense en Puerto Rico durante las

décadas de 1960 y 1970.

Según Manuel Maldonado Denis110 y Michael Gonzá­ lez111, la lucha del nacionalismo albizuísta y las organiza­ ciones clandestinas armadas de liberación nacional que se

formaron en las décadas del 60 y 70 coinciden en que ambas enfrentan directamente los intereses económicos y militares de la metrópolis en el archipiélago y en los Estados Unidos. No

123

obstante, la nueva lucha armada se diferenció de la anterior

en que es una clandestina y urbana. Estas organizaciones no tuvieron un carácter partidista abierto, sino que asumieron la convicción política de ser la vanguardia armada del “pueblo” o un “Frente de Liberación Nacional”, como ocurría en otras

partes de América. Estas son las bases teóricas de la acción

clandestina. Actuar como resorte o como campo de defensa en

110 Maldonado Denis, Manuel. Hacia una interpretación marxista de la his­ toria de Puerto Rico y otros ensayos. Editorial Antillana, Río Piedras, Puerto Rico, 1977, pág. 23. 111 González Cruz, Michael. Nacionalismo Revolucionario Puertorriqueño (1956-2005): La lucha armada, intelectuales y prisioneros políticos y de guer­ ra. San Juan: Editorial Isla Negra, 2006, pág. 49.

Violencia política y subaltemidad colonial

una sociedad dividida en clases.112

En el artículo titulado “El razonamiento clandestino”,

Juan Antonio Corretjer Montes esbozó teóricamente el porqué de la lucha armada clandestina que lideró desde la década del 30 hasta su muerte en los años de 1980. Según Corretjer:

124

E1 clandestinaje surge como consecuencia de la natu­ raleza del estado capitalista-colonial y de la naturaleza del imperialismo yanqui. Es un planteamiento estrechamente ligado a la represión y a la necesidad de garantizar la con­ tinuidad y sobrevivencia de la organización en la lucha. El clandestinaje es un método de trabajo, una técnica de fun­ cionamiento y hasta un estilo de vida sumamente complejo y difícil... El clandestinaje es en lo fundamental un plantea­ miento de seguridad estrechamente ligado con enfrentar los aparatos represivos del régimen... es el primer paso para la ofensiva; es sacar la lucha de los caminos trazados por el im­ perialismo y dirigirla por los caminos propios a la ofensiva revolucionaria.113 A partir de la década del sesenta, ocurrió una intensificación de la vigilancia y la violencia de Estado en toda América y, de

esa misma forma, la resistencia y las solidaridades internacio­

nales ante ella. La radicalización revolucionaria fue la altemati-

112 Sobre este particular ver Ranajit Guha, en su texto Elementary Aspects of Peasant Insurgency in Colonial India Nueva Delhi: Oxford University Press, 1983, pág.l. El texto plantea que los gnipos combatientes o revolu­ cionarios se distinguen del resto de la población porque se convierten en un grupo amortiguador dentro de la una sociedad dividida en clases, como si fueran la fuerza que estuviera entre el pueblo y los grupos dominantes a mayor nivel macroestructural. 113 Juan Antonio Corretjer. “El razonamiento clandestino”. El Nuevo Día, 24 de marzo de 1980, pág. 12.

Violencia política y subaltemidad colonial

va que los subalternos asumieron como campo de defensa. Ocu­

rrió una agudización del pensamiento revolucionario que no se

quedó en la teoría, sino que se aplicó en la intervención social.

La ruptura ideológica en los años 1960, se debió al fracaso del capitalismo alrededor del mundo, pero ciertamente en nuestra América, a presiones de los grupos de izquierda que proponían

la refundación de las naciones y la descolonización de países.

La incuestionable prosperidad material de Puerto Rico

tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial y el desarrollo ideológico de la Guerra Fría. En 1952, el archipiélago se con125 virtió en la vitrina caribeña de Estados Unidos en el Caribe

con el establecimiento del Estado Libre Asociado (ELA). En el marco internacional de los años cincuenta este nuevo modelo de relación colonial aparentó estar fundamentado en la auto­

determinación de las naciones envueltas. En aquel entonces, naciones como Gran Bretaña, Francia, Holanda y eventual­ mente los Estados Unidos negociaron diversos tipos de refor­ mas políticas, dándole paso a una nueva era del coloniaje disi­

mulado o neocolonialismo en sus respectivas excolonias en el

Caribe.114 Fue el momento cuando la descolonización llegó a 114 Trías Monge, José. Historia Constitucional de Puerto Rico. Volumen 5. Prim­ era Edición. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Universitaria, 1980, págs. 229-269.

í

Violencia política y subaltemidad colonial

varios países en diversas formas a nivel mundial.

La creación del Estado Libre Asociado en 1952 no concluyó la relación colonial existente entre Puerto Rico y Estados Uni­

dos desde 1898. Por el contrario, se desarrollaron las bases para

insertar aún más a Puerto Rico dentro del complejo sistema fe­ deral de los Estados Unidos sin representación en el Congreso, ni derecho al voto presidencial. Desde Washington se continuó

imponiendo leyes para el control de los aspectos más importan­

tes de la nación puertorriqueña. Se dictó por decreto imperial

la continuidad del monopolio comercial exclusivo para las cor126 poraciones estadounidenses, también se mantuvo el control

de las aduanas, de las comunicaciones aéreas, marítimas, te­ rrestres, radiales y televisivas. Se impusieron, incluso, leyes de

cabotaje, que estrangulan económicamente a miles de corpora­ ciones y a millones de contribuyentes y que obligan a pagar, sin

negociación, la marina mercante más cara de la actualidad. La máxima autoridad imperial continuaría siendo la Corte Federal

de los Estados Unidos en Boston, precisamente donde se venti­ laban los casos de las grandes centrales azucareras.

El gran problema ideológico en el Puerto Rico de 1960, era que el socialismo no parecía tan utópico como en el siglo XIX.

Violencia política y subalternidad colonial

Existían amenazas materiales reales. La expansión geopo­

lítica del campo socialista en la Unión de Repúblicas Socia­ listas Soviéticas y en la República Popular de China propició

en toda América una política de contingencia anticomunista que fomentó diversos actos de represión contra sectores sub­ alternos disidentes por parte de las oligarquías nacionales y el intervencionismo, directo o indirecto, de los Estados Unidos. En este contexto ideológico, las capas subalternas en

Puerto Rico tomaron diversos caminos: la mayoría se mantuvio inmerso en el sistema, los menos, decidieron combatirlo.

127

La toma de conciencia revolucionaria que tuvieron ciertos subalternos puertorriqueños en 1960, se produjo dentro del

contexto ideológico de la Guerra Fría y de la Revolución Cultural Mundial desde 1947 a 1960.115 Ese fue el caso de Filiberto

Ojeda Ríos y de muchas y muchos como él. El sentimiento nacionalista, independentista, antiimpe­

rialista y socialista se fortaleció en 1960 ante la ofensiva de la represión. Las denuncias y resistencias ante tales imposicio­

nes se intensificaron en todas las organizaciones patrióticas 115 Gaztambide Géigel, Antonio. “La Revolución Cultural Mundial” en His­ toria vivas. San Juan, Puerto Rico: Asociación Puertorriqueña de Histori­ adores, Editorial Posdata, 1996, pág. 11.

Violencia política y subaltemidad colonial

que operaron en esa década. La resistencia política y cultural

de diversos sectores, esa tradición de los habitantes de América de inquirir, protestar, combatir y de exigir respeto ante lo evidentemente injusto, tomó sus formas en Puerto Rico.

Este es el contexto conflictivo que el pueblo subalterno in­

dependentista ha encamado: una batalla campal de resistencia

política en todas las esferas, capas y estratificaciones económicas y piramidales de nuestra sociedad. En todos los sectores independentistas, no importa de dónde vengan, existió la nece­ sidad en algunos de diferenciarse del invasor, cosa que se logró,

128 en gran medida. Subalternos puertorriqueños que se insertaron

dentro de la comunidad latinoamericana y caribeña como natu­ ral reclamo de común herencia geográfica, cultural e histórica.

Una vez superada la contextualización del problema ideológico que crea la colonia, el próximo paso del sector independentista

fue comenzar a organizarse para combatir al régimen. Puerto Rico vino a ser una más de las naciones asechadas

por el imperialismo militar hegemónico, por la política de la Gue­ rra Fría y el neoliberalismo centrífuga de la posguerra. Las res­

puestas políticas del pueblo subalterno ante la estrategia mul­

tilateral dentro de la división internacional del trabajo en una

Violencia política y subalternidad colonial

colonia-neo-liberal son múltiples. Atacan por lo general a las

“deficiencias incorregibles” del sistema capitalista: el continuo desempleo y bajos salarios hereditarios y a perpetuidad, la vio­ lencia estatal en contra de las huelgas obreras y demás reivindi­

caciones nacionales y culturales, señalaron la corrupción y las degradantes decisiones de los tribunales federales y estatales.

Paralela e ininterrumpidamente, estas respuestas políti­

cas de los subalternos coexistieron con las alternativas pre­ sentadas por otros varios grupos de isleños que desarrollaron

un dialecto contestatario, combativo y revolucionario. Seña129

laron la infamia del sistema, tanto colonial como capitalista,

aludieron en sus presentaciones a la dominación física (cor­ poral), sicológica y a la explotación neocolonial en el archi­

piélago. Denunciaron la falsa idea del bienestar material del

Estado Libre Asociado, las lentas, primitivas y antidemocráti­ cas reformas del sistema colonial y la dependencia económica que este produce. Condenaron la capacitación de los puerto­

rriqueños para ser uno de sus mayores súbditos, obedientes clientes y subalternos. Soldados, consumidores y ciudadanos legítimos de sus negocios, de sus empresas, de sus productos,

de sus guerras, sus entrampamientos, sus intervenciones, sus

Violencia política y subaltemidad colonial

atropellos y su inhumanidad.

Antonio Gaztambide propuso que en 1960, la humanidad fue testigo de la Revolución Cultural Mundial. En diversas re­

giones del globo, sobre todo en el llamado Occidente Atlántico y en grandes porciones de oriente, se vivieron unas transfor­

maciones y rupturas ideológicas con respecto a las diversas concepciones de mundo que existían en occidente hasta bien

entrado el siglo XX. El sentido común sobre las relaciones más

simples e importantes para la convivencia humana tomó nue­ vas dimensiones a consecuencia de la proliferación de diver-

130

sos discursos humanos. En esencia, Gaztambide sostiene que se crearon las condiciones necesarias para un cambio radical

en la mentalidad predominante conservadora sobre las rela­

ciones humanas, es decir, entre las relaciones de poder de los

subalternos a nivel macrosistemático, entre los hombres y las mujeres, los padres y los hijos, el estado y el individuo, entre los ricos y los pobres y entre el ser humano y sus obras.116

Fue a mediados del siglo XX, cuando los estados naciona­ les, las organizaciones de carácter internacional, las escuelas 116 Gaztambide Géigel, Antonio. “La Revolución Cultural Mundial” en Histo­ rias vivas. San Juan, Puerto Rico: Asociación Puertorriqueña de Historiadores, Editorial Posdata, 1996, pág. 11.

Violencia política y subaltemidad colonial

y centros académicos, los medios de comunicación y las or­

ganizaciones e individuos que se dedican al quehacer ideoló­

gico y cultural desarrollaron nuevos imaginarios de acción y creación, nuevas forma de verse a sí mismos y las pusieron en práctica. Se ensayaron y ejecutaron nuevas formas de actuar,

de convivir, de co-existir y solidaridades políticas y culturales antes inexistentes. Seguidamente, las creaciones intelectuales y teóricas a

nivel mundial, tanto en la historia como en la literatura, la fi­ losofía, la antropología, la arqueología, las ciencias naturales 131 y sociales, la política, la medicina y la economía tomaron rum­

bos revisionistas y aprovecharon distintas vertientes creati­ vas que trajeron consigo oleadas ideológicas renovadoras. Sin

embargo, estos procesos no se realizaron en un contexto va­ cío, sino que es meritorio examinar los factores que contribu­

yeron al desarrollo de estas nuevas visiones de mundo como proyecto político, social y humanista en 1960.

Por tales motivos, hubo subalternos, que como en épocas anteriores, eligieron intentar subvertir el poder. Para millones

de personas el proyecto capitalista en 1960 había fracasado y tenían todos los motivos tanto materiales como ideológicos

Violencia política y subaltemidad colonial

para combatirlo. Los múltiples acontecimientos que propicia­ ron esta toma de conciencia revolucionaria a nivel mundial en los años 60 brotaron a raíz de los imaginarios que se formaron

en el contexto ideológico de la Guerra Fría, ese mundo donde

la retórica apocalíptica de una posible Tercera Guerra Mundial y ataques atómicos aparecían en lo medios de comunicación del globo. Los intermediarios del poder utilizaron un lenguaje

depura violencia.117 Así, el terrorismo de estado se insertó en las mentes de millones de personas. En gran medida el temor a

la brutal represión posibilitó la inmovilización política de am132

plios sectores subalternos en el mundo colonial. La expansión de la Guerra Fría entre 1947 y 1960, y las

transformaciones en la geopolítica mundial durante ese pe­ riodo muestran una etapa vertiginosa a nivel internacional que sacudió de raíz la forma en que dominantes y dominados se enfrentan el uno al otro. La creación del Estado de Israel

y la resistencia Palestina, las independencias de Argelia y la

India, la guerra de Corea, la revolución cultural en China y la revolución Iraní en Asia fueron ejemplos del impulso del pa­

norama revolucionario. En occidente, el feminismo militante, 117 Fannon, Frantz. Los condenados de la tierra, pág. 33.

Violencia política y subaltemidad colonial

las protestas estudiantiles en Estados Unidos, México, Fran­ cia, Chile, Inglaterra y Argentina, las huelgas obreras interna­ cionales fueron vanguardia de los movimientos sociales que

se escenificaron entre las décadas de 1960 y 1970.

A estos conflictos mundiales le sumamos las revueltas in­ dígenas por la reinvindicación de sus tierras por toda América,

los enfrentamientos de las comunidades afroamericanas de los Estados Unidos y su desobediencia civil, emblematizada en la

India por Majadma Ghandi y retomada por el reverendo Martin

Luther King. Las luchas antisegregación del Sur de África de 133 Nelson Mándela, las guerrillas urbanas, como la de los “Black

Panthers”, y rurales en Centro y Sur América, constituidas en Frentes de Liberación Nacional marcaron episodios que corro­

boraron el auge de la idea de la revolución social en todo el orbe. La eventual independencia de estados subordinados a po­

tencias imperiales Europeas en Africa, América y el Caribe en la posguerra, junto a la victoria de Revolución Cubana en 1959 y la oposición mundial a la guerra de Vietnam fueron las fuerzas

sociales de avanzada que promovieron y reclamaron un cam­ bio de mentalidad con respecto a los problemas de sana convi-

vencía y coexistencia del género humano a nivel mundial.

Violencia política y subaltemidad colonial

Intrínsecamente, estos acontecimientos trabajaron en la psiquis mental de grandes poblaciones humanas que durante

siglos habían luchado por la obtención de diversos derechos

humanos y civiles. Si algo ha sido permanente en el pensa­

miento de América es la búsqueda incansable de bienestar so­ cial y colectivo en las diversas culturas y poblaciones huma­ nas. El propio Thomas Jefferson escribió sobre la “búsqueda de

la felicidad” en la Declaración de Independencia de Estados

Unidos. La evolución de los derechos civiles ocurrió en el con­ texto de las luchas emancipadoras más relevantes y violentas 134

de los siglos XVIII y XIX, a saber, la Revolución Norteamerica­ na, la Revolución Francesa, La Revolución Haitiana, las Gue­

rras de Independencia Latinoamericana y los procesos para la abolición de la esclavitud a nivel planetario. Luego, a principios del siglo XX, sobreviene otro ciclo re­

volucionario importantísimo que comienzo con la abultada

Revolución Mexicana de 1910 a 1919 y el triunfo de la Revo­ lución Bolchevique en 1917. En el caso mexicano, el levanta­ miento popular tuvo tres frentes de batalla, en el norte Pancho Villa dirigió la insurgencia en contra del Presidente Porfilio Díaz, quien defendía los intereses económicos estadouniden-

Violencia política y subaltemidad colonial

ses, ingleses y alemanes desde el siglo XIX, en Ciudad México,

Venustiano Carranza, organizó al movimiento obrero y a las capas medias urbanas con una retórica social-demócrata, y en el sur, Emiliano Zapata dirigió a millares de campesinos e indios quienes estaban sedientos de tierra y justicia. El resultado de este proceso fue la Constitución de 1917,

en la que se reconoció el control del Estado de los recursos de la nación y donde se rechazó el imperialismo. De igual forma

acogían los derechos tradicionales del ciudadano al trabajo, a la tierra, a una vida material digna y a la seguridad social. Era

135

un documento “rojo” que espantó a los norteamericanos.118

El impacto ideológico y emocional de la Revolución Mexicana sobre el resto de América Latina fue inmenso. El valiente pue­

blo de Zapata y Villa demostró a los pobres y desamparados de la América morena que eran capaces de sacudir el yugo del

imperialismo estadounidense y de las oligarquías nacionales. En el caso de la Revolución Rusa, que casualmente comen­ zó el mismo año que los mexicanos redactaron su Carta Mag-

na (1917), el mundo mercantil-capitalista se vio enfrentado

por un discurso marxista que tomó el poder por las armas. Ru118 Boesner, Demetrio. Relaciones Internacionales de América Latina, pág.157

Violencia política y subaltemidad colonial

sia entraba al siglo XX con un vasto bagaje imperial, su dinas­

tía Romanov había arrebatado tierras y recursos a todos sus vecinos inmediatos tanto en Asia, como en los países árabes

del sur y a los europeos del este. Los líderes rusos, Vladimir Ilich Ulianov (Lenin), y León Trostky promovieron el fin de

la sociedad dividida en clases, la abolición de los medios de

producción y la repartición igualitaria de la riqueza. Aunque pudiéramos discutir los alcances, aciertos y desaciertos del

proyecto bolchevique, a la luz de la caída del bloque socialista en el 1992, lo cierto fue que en 1917 Rusia impuso su hegemo-

136

nía e independencia en el marco de la geopolítica europea.

Estos eventos no fueron del agrado de los magnates impe­ riales occidentales. Su riqueza y su afán de lucro se estaban

poniendo en jaque con el triunfo parcial del socialismo sovié­ tico, una fuerza ideológica e imperial de similares recursos hu­

manos, científicos y armamentistas que los de Occidente. La Revolución Soviética y la Revolución Mexicana constituyeron las

dos fuentes de inspiración para los obreros, indios, campesinos e

intelectuales revolucionarios latinoamericanos que actuarían du­

rante la segunda mitad del siglo XX. Luego vendría el gran ejem­ plo independentista y anti-imperialista de la Revolución Cubana.

CAPÍTULO

III LA HUMANIZACIÓN DEL SUBALTERNO

137

A. La aceptación del modelo de subalternidad El concepto de la subalternidad está estrechamente ligado a dos macro proyectos económicos y políticos centenarios: el

mantenimiento de la división internacional del trabajo y la sus-

tentabilidad de las sociedades divididas en clase. Louis Althus-

ser establece que existe un patrón ideológico en las sociedades

de regímenes de capital donde se fomenta “el dominio de lo pri-

vado.”119 Por ello en los salones de clase y en las universidades

se enseña la idea de que las capas subalternas de la sociedad de­ ben dar continuidad ideológica al modelo económico estableci119 Althusser, Louis. Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado. Buenos Aires, Argentina: Editorial Buena Visón, 1988, pág. 12.

Violencia política y subaltemidad colonial

do para sustentar la superestructura. La aceptación por parte del ciudadano de este modelo de sociedad asegura la manuten­

ción familiar e individual, acceso al trabajo, a la adquisión de propiedades y a las posiciones jerárquicas de los sectores privi­

legiados y de los individuos. Esto creó una subordinación ideo­ lógica permanente de las clases subalternas a las estructuras de poder. Según este modelo, con la aceptación de esta fórmula se garantiza la paz laborar indispensable para continuar el en­

granaje de la superestructura. Desde el siglo XIXy durante siglo XX, las clases subalternas

138 a nivel mundial, sobre todo en las colonias, asumieron y acep­

taron la interiorización ideológica y política con respecto a las

imposiciones metropolitanas, tanto dentro de la esfera nacio­ nal como en el trasfondo histórico de la división internacional

del trabajo. Esta fue la lógica de la política y de la educación a

nivel mundial, sobre todo después del triunfo compartido entre los Estados Unidos y la Unión Soviética en la Segunda Guerra

Mundial y el desarrollo de la Guerra Fría a partir de 1947: las co­ lonias y neocolonias, tanto soviéticas como capitalistas, conti­ nuarán aceptando su condición de subordinación ideológica y política con respecto a los ya consabidos imperios.

Violencia política y subaltemidad colonial

En la mayoría de los casos, la implementación del modelo de subaltemidad vino acompañada de espantosos actos de terroris­ mo estatal sobre civiles, niños, uniones obreras, indígenas, estu­

diantes y grupos políticos de liberación nacional. La oposición política en todo el mundo fue reprimida y en muchísimos casos

exterminada. No hubo espacio humano en el planeta que se sal-

vara de deshumanizantes actos de terrorismo estatal.120 Por tales motivos, en este capítulo nos detendremos a exami­ nar el desarrollo de la vida de Filiberto Ojeda Ríos en el contexto de su posición subalterna en el Puerto Rico de la Guerra Fría. Es

139

necesario conocer a Ojeda Ríos en su condición de subalterno entre los años 1933 a 1960, para identificar el trasfondo familiar, ideológico y su experiencia como trompetista de oficio. Esto nos

ayudará a entender su estatus civil hasta el momento en que ocurrió una transformación ideológica en su conciencia, la cual fue determinante en su salida definitiva de la división interna­

cional del trabajo para convertirse en ese combatiente que Spi-

vaky Guha registraron en sus estudios de la subaltemidad. 120 Para un escenario de los atropellos imperiales a nivel planetario en el periodo que nos ocupa (1947-1975) ver de Eric Hobaswawn The age of Ex­ tremes: A History ofthe World, 1914-1991. New York: First Vintage Books Edition, 1996; de Demetrio Boesner Relaciones internacionales de América Latina. Quinta Edición. Venezuela: Editorial Nueva Sociedad, 1996; y de Miñi Seijo Bruno La insurrección nacionalista en Puerto Rico 1950. San Juan: Editorial Edil, 1989.

Violencia política y subaltemidad colonial

B. La humanización del subalterno

Filiberto Inocencio Ojeda Ríos nació un 26 de abril de 1933, en el pueblo de Naguabo, al este de Puerto Rico. Su pa­ dre, Inocencio Ojeda fue maestro de escuela en la Segunda

Unidad de Naguabo y su señora madre, Gloria Ríos Algarín estaba encargada de administrar la estación postal que hubo en el Barrio Río Blanco del mismo pueblo. De esta unión matri­

monial nacieron los hermanos de Filiberto: Willibaldo y Gloria

Migdalia Ojeda Ríos. En una entrevista que hice a Willibaldo, éste narró que aunque existía gran pobreza en Puerto Rico du-

140

rante los años treinta, su familia no sufrió grandes aprietos económicos. Recordó Willibaldo que no vivían apurados. Am­

bos padres trabajaban y devengaban salarios, así que durante su niñez vivieron sin carencias. Los abuelos paternos tenían sus negocios y los ayudaban siempre. No tenían dinero para

gastarlo, pero no habían carencias. Incluso eran propietarios

titulares de su hogar.121

En términos políticos, Willibaldo reconoció que su padre Inocencio “fue de las camisas negras, de los Cadetes de la Re-

121 Transcripción de entrevista a Willibaldo Ojeda Ríos. 26 de marzo de 2014, Caguas, Puerto Rico. Colección privada del autor, pág. 1.

Violencia política y subaltemidad colonial

141

Filiberto Ojeda Ríos en los brazos de su madre (circa 1933). Colección familiar.

Violencia política y subaltemidad colonial

pública.”122 No recuerda si al momento de la Masacre de Pon-

ce en 1937 aún era miembro del Partido Nacionalista. Esto es

un dato significativo, porque aquel acto de represión estatal hizo que muchos independentistas pasaran a las filas del Par­ tido Popular Democrático o entraran en procesos migratorios.

De hecho, el Licenciado Ernesto Ramos Antonini, del Partido Popular, fue abogado de los sobrevivientes de la Masacre de Ponce, lo que demuestra que hubo un vínculo entre el nacio­ nalismo y algunos allegados al partido presidido por el enig­ mático Luis Muñoz Marín. El abuelo paterno de Filiberto Ojeda 142

fue uno de los miembros fundadores del Partido Popular Demo­ crático en Naguabo. Bajo ese gobierno, entiende Willibaldo, fue

su crianza. Sus padres particularmente no hablaban de política en su casa. Como la mayoría de los niños, ellos no estaban ex­

puestos a los vaivenes de la política, ni local ni mundial.

En 1944, la familia Ojeda Ríos se trasladó a Nueva York como lo hicieron cientos de puertorriqueños en aquel momen­

to. Filiberto Ojeda y sus hermanos cursaron estudios de escuela

elemental y superior “en la PS40, que era en la (calle) 19.”123

Willibaldo recuerda partió de 15 años para Estados Unidos y “la 122 Ibid,pág. 1. 123 Ibid, pag, 3.

r Violencia política y subaltemidad colonial

: .“.i

túfete



.... r

_u7:*

?..

• i.

.

-

... ....

Filiberto Ojeda Ríos en su adolescencia. Colección Familiar

vida estaba fuerte”. Tuvo que trabajar para ayudar a la familia.

Según él, su padre muchas veces no cumplió con sus deberes y

por ello trabajó tendiendo sábanas en un laundry. Salía de la es-

cuela para ir a trabajar. Mencionó que en la escuela existía mu­

cho prejuicio también por su origen puertorriqueño. Había pugnas entre los puertorriqueños y los negros, comentó Wilibaldo.

143

Violencia política y subaltemidad colonial

Los conflictos violentos, derivados de las segregación ra­ cional y étnica en Nueva York, incidieron en que no le gustara

el ambiente citadino metropolitano a los hermanos Ojeda Ríos. El historiador estadounidense Howard Zinn estableció que

entre 1950 y 1960, en los Estados Unidos, existía un profundo racismo en las instituciones y en la mentalidad del país. 124 La hostilidad étnica se repetía en la mayoría de los estados mul­

ticulturales como Dakota del Sur, Massachusetts, Arizona, Texas, California, Illinois, Florida, Las Carolinas, Luisiana, por

mencionar algunos. En su estancia en Nueva York, los herma144 nos Ojeda Ríos conocieron los sectores urbanos de gente blan­

ca, donde había una marcada opulencia y donde no eran bien vistos. Durante aquellos años de 1950, también conocieron sectores de barrios urbanos de afroamericanos, que por su con­

dición intermedia dentro de la sociedad estadounidense, ven a los extranjeros latinoamericanos y caribeños como competen­

cia laboral o en muchas ocasiones, con xenofobia. Hubo veces que fueron víctimas de asaltos y agresiones físicas meramente

por su condición de jóvenes extranjeros.

La conducta xenofóbica de ciertos sectores de la sociedad 124 Zinn Howard. La otra historia de los Estados Unidos. Segunda Edición. Tra­ ducido por Toni Stubel. New York, Siete Cuentos Editorial, 2001, págs, 323-342.

Violencia política y subaltemidad colonial

estadounidense se repetía sobre todo en el ámbito escolar niu-

yorquino. En la mayoría de las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York, se manifestaba la xenofobia y el odio racial

con que los blancos estadounidenses han tratado a las comunidades afroamericanos durante siglos. 125 En las escuelas y calles de Nueva York, los jóvenes se atacaban cotidianamente,

los blancos contra los afroamericanos y estos dos grupos en contra de los emigrantes caribeños, hispanos, europeos o asiá­ ticos. Bajo estas circunstancias fue que Willibaldo le dijo a su

papá que quería regresar a Puerto Rico. Sin embargo, Filiberto

se quedó con su madre y hermana. Esta fue la primera expe­ riencia migratoria de Filiberto Ojeda entre los 11 y los 14 años.

En 1947, la familia de Ojeda Ríos regresó a Puerto Rico. Filiberto Ojeda terminó su Escuela Superior en la Román Bal-

dorioty de Castro y vivió en el Viejo San Juan. Paralelamente, comenzó sus estudios en la Escuela Libre de Música. La educa-

ción musical que recibió en estos años marcó su futuro inme­ diato. Sobre este particular, existe un artículo en la Revista La

Canción Popular bajo el título “El patriota Filiberto Ojeda Ríos

125 Zinn Howard. La otra historia de los Estados Unidos. Segunda Edición. Tra­ ducido por Toni Stubel. New York, Siete Cuentos Editorial, 2001, págs, 323-342.

145

Violencia política y subaltemidad colonial

Lrbhc

'

1

«a**52-

■3 ■ ■/" i

:v' ¿3,3'3

■' .'t .ÍWSÍj

3JÉ® ’’’

146

í

J

. jr

33 ■' w

3'-33

b

■ "333

Filiberto con su tompeta, en el centro, junto a la banda de la Escuela Libre de Música. Colección familiar.

en su condición de trompetista”.126 El licenciado José Enrique Ayoroa Santaliz se dio a la tarea de publicar este ensayo de puño y letra de Filiberto Ojeda que tituló: “¿Libre de música?:

Notas biográficas musicales de Filiberto Ojeda Ríos.” Este re­

lato es importante pues es un testimonio personal que recoge parte de la vida de Ojeda Ríos como músico de profesión. Según el propio Filiberto Ojeda, comenzó sus estudios mu­ sicales a la edad de 14 años, para 1947. En ese tiempo, el presi­

dente de la Cámara de Representantes, Ernesto Ramos Anto126 Ayoroa Santaliz, José Enrique. “El patriota Filiberto Ojeda Ríos en su condi­ ción de trompetista.” en La Canción Popular. Año 17, Número 17,2003, pág. 10.

Violencia política y subaltemidad colonial

nini, sometió un proyecto de ley para crear la Escuela Libre de Música. Se inauguró la Escuela en el Teatro Tapia y Filiberto

Ojeda junto a su hermano fueron de los primeros alumnos en matricularse. Ambos solicitaron estudiar clarinete, pero Wil-

libaldo cambió la solicitud de su hermano y escribió trompe­

ta. De ese momento en adelante Ojeda Ríos no abandonó ese instrumento. Entre sus maestros figuraron: el profesor Ángel del Busto, virtuoso del fagot y primer director de la Escuela; el

profesor Sixto Bello, de trompeta; el profesor Rafael Duchesne, de teoría y solfeo; el profesor Adrián Benjamín, director de la banda, bombardista y profesor de piano; los hermanos Gon­

zález Peña y varios miembros de la familia Figueroa.127

Al mudarse la Escuela Libre de Música para el Antiguo Casi­ no se formaron dos bandas. Una de ellas era de carácter sinfónico.

Fue dirigida por el profesor Ángel del Busto y estuvo constituida por profesores y estudiantes adelantados. La otra era una banda estudiantil dirigida por el profesor Adrián Benjamín. Ojeda Ríos fue integrante de ambas bandas. Simultáneamente, el profesor

Benjamín lo instó a tomar clases de piano. También participó en la sinfonieta creada por el profesor Guillermo Figueroa. En la sin127 Ibid, pág. 12.

147

Violencia política y subaltemidad colonial

fonieta comenzó a conocer la música clásica, las oberturas de las

óperas, los valses de Johann Strauss y numerosas marchas que

se utilizaban en coronaciones, graduaciones, conciertos y reci­ tales. Estando en la escuela algunos estudiantes formaron un pequeño grupo para llevar aguinaldos navideños. Filiberto Ojeda

recuerda: “Componíamos el grupo los compañeros Babó Jimé­ nez, segunda trompeta; Laguer, saxofón; otro compañero de ape­

llido Torres o Rivera Toledo, saxofón; Vigo, baterista (que luego

fue percusionista en la Orquesta Panamericana); y un servidor, primera trompeta.”128 148 En 1948, Filiberto Ojeda participó en un concurso musical efectuado en el Ateneo Puertorriqueño, donde el ganador reci­ bía una trompeta. El Lie. Ernesto Ramos Antonini, quien defen­ diera a los nacionalistas sobrevivientes de la Masacre de Ponce

y fungía como senador por el Partido Popular Democrático, le otorgó el primer premio. Esa trompeta lo acompañó hasta que

fue necesario cambiar el instrumento por uno de mejor calidad. Estas experiencias musicales terminaron con la entrada de

Filiberto Ojeda a la Universidad de Puerto Rico, donde pasó a formar parte de la banda del Reserve Officers Training Corps, 128 Ibid.

i

Violencia política y subaltemidad colonial

dirigida por el profesor Rafael Alers. Según Willibaldo Ojeda “a los varones en la universidad se les obligaba a coger milicia.”129

Esa era la política pública de las universidades y su gerencia en el periodo de la Guerra Fría. Por ello, ambos hermanos, como

miles de estudiantes en Francia, Estados Unidos, Rusia y de­ más países tuvieron que pasar por ese aparato ideológico de las

ciencias militares dentro del ámbito universitario. En ese momento, fue que Filiberto Ojeda incursionó en el ambiente musical profesional. Su primera experiencia como

instrumentista asalariado la obtuvo en un conjunto de música 149

típica de un señor de apellido Saso. Ensayaban en la Calle Sol del Viejo San Juan y en el barrio Candelaria de Toa Baja. El gru­ po intentaba emular a los conjuntos que estaban de moda en

Cuba en los años 50, como el Conjunto Casino y la Sonora Ma­ tancera. Según Willibaldo, la música le llamó tanto la atención

a su hermano que se dedicó a ser músico profesional. Señaló

que a la edad de 17 años: Filiberto se dedicó a tocar trompeta en conjuntitos por ahí que le decían “vente tú” y esas cosas... y al viejo no le gustó eso. Al viejo no le gustó que él dejara los estudios, porque él siempre fue un muchacho inteligente, tuvo buenas notas. Pero como el viejo le prohibió que tocara en los bailes y eso...

129 Transcipción de entrevista a Willibaldo Ojeda Ríos. 26 de marzo de 2014, Caguas, Puerto Rico. Transcripción de entrevista a Joaquín García Maya. 12 de abril de 2014. Cabo Rojo, Puerto Rico. Colección privada del autor, pág. 3.

Violencia política y subaltemidad colonial

y llegar tardísimo... El viejo no estuvo de acuerdo y Filiberto se volvió a Nueva York otra vez... en el 49 ó 50 ya él estaba en Nueva York otra vez.130

El joven Filiberto Ojeda Ríos contaba con una herramienta de trabajo: la trompeta. Su oficio de trompetista le brindó no so­ lamente el sustento económico, sino la libertad de movimiento

laboral del que cuenta con el conocimiento de un oficio especia­

lizado. El dominio del pentagrama, en su lectura y en su ejecu­

ción instrumental le permite al músico convertirse en un trota­ mundos. Quienes poseen esa herramienta de trabajo lo pueden ejercer en cualquier lugar. Basta con demostrar el dominio de

150

la lectura y la ejecución musical para tener trabajo en diversas tarimas, desde Nueva Orleans hasta Alemania y Japón.

Por razones personales, Filiberto Ojeda abandonó la Uni­

versidad de Puerto Rico y se trasladó nuevamente a la ciudad de Nueva York. Esta fue su segunda emigración, a la edad de 17 años. Trabajó en diversas fábricas que se especializaban en la fabricación de prendas y joyería. Con ese dinero continuó

sus estudios musicales y compró una trompeta de renombre, una de marca Vincent Bach, modelo Stradivarius que fue

construida en 1932. La compró en una tienda musical cerca de 130 Ibid,pág. 4.

Violencia política y subaltemidad colonial

Times Square, donde pagó por ella unos doscientos cincuenta dólares.131 Como parte de la transacción, y ante el alto costo

del instrumento, también tuvo que entregar la trompeta que había ganado en el concurso del Ateneo Puertorriqueño.

En Nueva York, se puso en contacto con su Maestro de mú­ sica en Puerto Rico, el profesor Ángel Del Busto, quien había abandonado la Escuela Libre de Música. De la mano del profe­

sor Del Busto, Filiberto Ojeda se incorporó a diversos estudios especializados orientados al perfeccionamiento técnico con el

instrumento y a conocer la música de los más destacados solis151

tas y compositores para trompeta, como Herbert Clark, Rafael

Méndez, Haydn, entre otros. Tomó clases con el entonces pro­

fesor de trompeta del Conservatorio Juillard, el Maestro de apellido Treutel.132 Fue alumno de Carmine Caruso, trompetista

reconocido entre músicos norteamericanos y latinos como uno de los mejores. El Maestro Caruso no solo se dedicó a desarrollar el aspecto técnico de Filiberto Ojeda sino que lo instruyó en de­

sarrollar la armonía en el uso de la respiración, las dinámicas, la flexibilidad, la suavidad, la resistencia y el alcance de la trom131 Ayoroa Santaliz, José Enrique. “El patriota Filiberto Ojeda Ríos en su condición de trompetista” en La Canción Popular. Año 17, Número 17,2003, pág. 13. 132 Ibid, pág. 13.

Violencia política y subaltemidad colonial

peta.133 Paralelamente a sus estudios especializados, Ojeda

Ríos comenzó a tocar con orquestas de música popular. En 1952, contrajo matrimonio con Blanca Iris Serrano,

unión con la que procrearon a sus hijos, Filiberto Inocencio, Edgardo, Wilberto e Iris. De esa manera y con esta responsabi-

lidad familiar, Filiberto trabajó en Nueva York con la orquesta de Rubén Haddocky con orquestas de músicos cubanos, has­

ta 1955, cuando volvió a Puerto Rico de gira con la orquesta de Haddock. Permaneció en la Isla y laboró con la orquesta de Miguelito Miranda e hizo algunos trabajos con la Orquesta

152 Panamericana, que dirigía Lito Peña. También colaboró con

la orquesta de Mario Ortiz. Trabajó permanentemente con la

orquesta del profesor Héctor Narváez, que entonces tenía un grupo que alternaba con la Orquesta Siboney de Pepito Torres

en el Hotel Condado.134 Filiberto Ojeda vivió una vida ajetrea­ da como músico. Dentro de ese periodo decidió regresar a Nue­

va York, el cual fue su tercer proceso migratorio.

Restablecidos los contactos, comenzó a trabajar en los

centros nocturnos patrocinados por puertorriqueños e hispanos en general como lo eran El Caborrojeño, El Broadway Ca133 Ibid,pág.l4. 134 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

sino, Las Villas, El Palladium, Hunts Point Palace, y varios lu­

gares en el Bronx y Brooklyn. En estos espacios trabajó con las

orquestas de Carlos Acosta, la de Rafi Muñoz y la de José Luis Moneró.135 En esas noches alternó tarima con las orquestas de Tito Puente, Tito Rodríguez y Machito. Igualmente, trabajó

con la orquesta de Vicentico Valdés. La experiencia de tocar con la orquesta de la familia Valdés fue crucial en su eventual transformación ideológica.

Un dato interesante de este periodo es que fue el único

momento en que Ojeda Ríos menciona que participó en una

grabación discográfica. En 1956, la Orquesta Happy Hills de San Germán hizo una gira a la ciudad de Nueva York.136 Uno

de los trompetistas, la segunda trompeta, que también era in­ geniero, no pudo hacer el viaje. Por recomendación de varios

músicos, se comunicaron con Filiberto Ojeda, quien lo susti­ tuyó como segunda trompeta en las presentaciones y en las

secciones de grabación que hizo la orquesta. La primera trom­ peta era un músico de apellido Matos y los cantantes “Shorty” 135 Ibid. pág. 14. 136 Herencia Latina. “Septuagésimo novena aniversario de la Orquesta Happy Hills.” Información provista por el Programa Musical del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Búsqueda Google.

153

Violencia política y subaltemidad colonial

Castro, también bongosero, y Alfredo Vargas. Ésta, a nuestro

entender, fue la única grabación comercial que él registra.

Grabaron lo que en aquellos tiempos se llamaba una sesión de discos. Básicamente, eran grabaciones que incluían diver­

sos géneros musicales como boleros, chachachás, mambos, merengues, danzas, pasos dobles, plenas, danzones, entre otros. En el caso de la Happy Hills, estos publicaron dos discos

45RPM, que eran más bien discos de promoción. El coleccionista Carlos Nagovith, de San Germán, puso a mi disposición fotos de los dos discos137 que grabaron bajo el 154

Sello Alegre. Los discos no tenían título, ni se nombraba a los músicos, mencionaban solamente el nombre de la Orquesta

Happy Hills de San Germán y el de su director, que lo era Güito Nazario. Publicaron en esa ocasión tres plenas y un bolero. “La

cocolía” y “De Ponce a Guayama” de Monse García; y “Pa’ los caborrojeños” de Shorty Castro y Santos Ortiz fueron las ple­

nas, el bolero “Sufrido corazón” de Lino Mingúela. En 1956 Filiberto tenía 23 años y contaba con una carrera profesional muy activa en momentos en que la industria de

los discos, y específicamente de la música latina, comenzaba 137 Colección privada de Carlos Nagovith, San Germán. Los familiares de Nagovith fueron fundadores de la Orquesta Happy Hills. Conversación telefónica con Carlos Nagovith. 12 de febrero de 2015

Violencia política y subaltemidad colonial

a tener su “boom” dentro de la radio en emisoras multinacio­

nales. 138 Él pudo haber tocado con cualquiera de las orquestas que despuntaban en aquel momento en Nueva York o San Juan. Contaba con vasta experiencia y talento para emprender una carrera musical, grabar discos y adentrarse más en el gla­

mour de la escena musical. Sin embargo, los asuntos políticos ocupaban la mente de Ojeda Ríos. Como señaló su hermano Willibaldo, “tocó con muchas orquestas, él era buen trompe-

tista, era muy bueno, tenía un futuro sobresaliente, pero otra cosa le llamó más la atención que la música.”139 155 Para 1956, Filiberto Ojeda Ríos tuvo el privilegio de co­

menzar a trabajar regularmente en la orquesta de El Morocco. Según Ojeda Ríos, este era el club nocturno que mejor remu­

neraba a los músicos en la ciudad de Nueva York. La orques­

ta de la casa estaba compuesta por su director Freddy Alonso

que era pianista, el trompetista Alberto Armenteros y el com­ positor y bajista Cristóbal Doval, todos de nacionalidad cu­

bana. Los demás músicos eran dominicanos, italianos y solo dos puertorriqueños, Ratita, el cantante y Ojeda Ríos, quien 138 Para un análisis del desarrollo de la música tropical ver de Ángel Quin­ tero Salsa Sabor y control: Sociología de la música tropical. Tercera edición. Coyoacán, México: Siglo Veintiuno Editores, 2005, pág. 98. 139 Transcipción de entrevista a Willibaldo Ojeda Ríos. 26 de marzo de 2014, Caguas, Puerto Rico. Colección privada del autor, pág. 4.

Violencia política y subaltemidad colonial

tocaba la segunda trompeta. Paralelamente, admitió Filiberto Ojeda que para ese momento ya participaba de actividades

revolucionarias y su “interpretación de lo que sucedía en ese lugar estaba juzgado por un entendimiento clasista.”140 El “entendimiento clasista” de la sociedad significa que los

individuos llegan a tener la capacidad de reconocer las divisio­ nes y contradicciones de clases en el entorno social en que vi­ ven. Es el momento cuando los seres reconocen la existencia y

las diversas causas de la opulencia de unos y de la explotación

de otros. Son los instantes cuando el ser humano encuentra la 156 realidad del mundo del trabajo, de todo el esfuerzo que conlleva

laborar por un salario y de la desigual repartición de la riqueza. Comprender cómo se llega a ambos caminos, el de la pobreza y

el de la riqueza, usualmente sacude el aparato ideológico. Laborando en El Morroco Filiberto Ojeda comenzó a per­

cibir y a resentir las contradicciones de clase. Trabajar en varios clubes nocturnos en la ciudad de Nueva York signi­

ficó tener contacto con personas de todo tipo, gente de ne­ gocios y adinerados, profesionales de clase media y traba140 Ayoroa Santaliz, José Enrique. “El patriota Filiberto Ojeda Ríos en su condición de trompetista.” en La Canción Popular. Año 17, Número 17, 2003, pág. 14.

Violencia política y subaltemidad colonial

jadores pobres. La experiencia de laborar hasta altas horas de la madrugada le permitió, a su vez, percibir un mundo de

negocios turbios, mafia, alcoholismo, drogas, prostitución y

violencia callejera. Todo cobijado bajo el manto del glamour de negocio de los espectáculos. Estos factores incidieron en

que Ojeda Ríos reconociera las contradicciones de clase de la sociedad estadounidense y su condición de emigrante puer­ torriqueño dentro de ella.

C. El surgimiento de un nuevo aparato ideológico

En 1956 ocurrieron dos eventos esenciales que podemos 157

identificar como claves en la transformación hacia la versión pura de la conciencia de Ojeda Ríos. Primero, consiguió labo­

rar permanentemente como trompetista en la Orquesta del Club Marroco y ese mismo año el Movimiento 26 de julio capi­

taneado por Fidel Castro, le declaraba la guerra al gobierno de

Fulgencio Batista. Este fue el momento en que el subalterno comenzó a transgredir el aparato ideológico. Sucedió una especie de bi­

furcación ideológica del individuo. En esta fase es que entran

en juego las experiencias humanas de vida y la concienciación de los motivos y de la existencia individual dentro del

Violencia política y subaltemidad colonial

contexto social. Comenzó a manifestarse en Filiberto Ojeda

Ríos “la versión pura de la conciencia.”141 La trasformación de la conciencia implica el conocimiento de las relaciones sociales entre diferentes grupos o clases, lo que significa un conocimiento de los materiales y conflictos que constituyen

una sociedad. Filiberto Ojeda no veía el “Show Business” de la misma forma. Tenía un entendimiento clasista de lo que pasa­ ba en los centros nocturnos. Comenzaba a reconocer las con­

tradicciones de clase de su entorno, también, aprendía cómo

combatirlas. 158

Mientras trabajaba en el Morocco y en otros clubes noc­

turnos, Filiberto Ojeda comenzó a participar en actividades del Movimiento Libertador de Puerto Rico. Pelegrín García

fundó esta organización política a finales en la década de 1950 en Nueva York. El Movimiento fue un eslabón del abatido Par­ tido Nacionalista. En 1948, García fue uno de los estudiantes arrestados en la Universidad de Puerto Rico por alegadamente haber provocado un tumulto frente a la rectoría el mismo día

que comenzó la huelga estudiantil. En esa ocasión, también arrestaron y expulsaron de la Universidad a José M. Tejada, 141 Spivak, pág. 196.

Violencia política y subaltemidad colonial

159

Filiberto Ojeda con su trompeta y familiares. Colección familiar.

Juan Mari Brás, Jorge Luis Landing y José Gil de la Madrid. Las vistas judiciales de García, Tejeda, Mari Brás, Landing y Gil de la Madrid se vieron por separado y cada uno fue sentenciado

a dos meses de cárcel por ocasionar disturbios en el campus

universitario.142

Más adelante, en 1950, Pelegrín García fue arrestado en 142 Paralitici, Ché. Sentencia impuesta: 100 años de encarcelamientos por la independencia de Puerto Rico. San Juan: Ediciones Puerto, 2004, pág. 89.

Violencia política y subaltemidad colonial

medio de la Revuelta Nacionalista. Después de cumplir dos

meses de prisión en la cárcel La Princesa, fue enviado a Cuba por el Partido Nacionalista y expulsado de Cuba por el gobierno de Fulgencio Batista en 1954.143 Durante su permanencia

en La Habana, García se graduó de abogado junto a Fidel Cas­ tro. Estudiaron juntos. Aquí su vínculo directo con la cúpula de la Revolución Cubana. Durante el proceso revolucionario

cubano Pelegrín García dedicó sus esfuerzos a llevar a Cuba clandestinamente a combatientes puertorriqueños, uno de ellos: Joaquín García Maya.144

160 Al llegar a los Estados Unidos, Pelegrín García milita­

ba en el Movimiento 26 de julio y era hombre de confianza dentro de la esfera cubana e incansable miembro del Parti­

do Nacionalista Puertorriqueño en Nueva York. En esa ciu­

dad fundó el Movimiento Libertador de Puerto Rico. Dicha organización realizó actividades públicas multitudinarias

a favor de la independencia de Puerto Rico y en contra de

la dictadura de Fulgencio Batista. Uno de los miembros de

143 Ibid, pág. 177. 144 Transcripción de Entrevista a Joaquín García Maya. 12 de abril de 2014. Cabo Rojo, Puerto Rico. Colección privada del autor. García Maya fue uno de los muchos puertorriqueños que participó en la Revolución Cubana. Estuvo en Cuba desde el 2 de junio de 1958 al 10 de marzo de 1959. Su jefe lo fue Juan Almeida Bosques, tercero al mando después de Fidel y Raúl Castro.

Violencia política y subaltemidad colonial

ambas organizaciones fue el señor Joaquín García Maya.145 Este hombre a su vez fue miembro del Partido Nacionalista

durante los años cincuenta y combatiente en la Revolución Cubana desde el 2 de junio de 1958 al 10 de marzo de 1959.

García Maya nos narró en entrevista cómo Filiberto Ojeda ingresó al Movimiento Libertador de Puerto Rico: Pues hay una fiesta en el Broadway Casino y va a tocar una orquesta cubana que el director era Vicentico Valdés, que era amigo personal de Pelegrín García, porque ellos se co­ nocían, la familia Valdés, Chucho Valdés, Vicentico Valdés, Miguelito Valdés... Cuando ellos llegan, llegan como artis­ tas, no llegan para quedarse, todavía no estaba el “bloqueo” o sea que le permite al cubano ir y venir. El 18 de mayo de 1959, ese día, inclusive, ellos estaban recordando la caída en combate de José Martí, que era el día 19. Pero como los bailes se extendían hasta el otro día pues hablamos de la caída de Martí. ¿Qué pasa? Que uno de los trompetistas principales de la orquesta de Vicentico Valdés, era Filiberto. Entonces, hay una persona que era mi cuñado, Rafael Font, dirigía Ra­ dio WABA, era periodista radial, lo nombraron director de noticias y él conocía a Filiberto. Habían ingresado juntos a la Universidad de 15 años y allí fue que se conocieron. Ra­ fael se va a Nueva York y Filiberto se queda en Puerto Rico. Cuando se encuentran allí, en el baile, pues, imagínese, se abrazaron, viene Rafael con Filiberto y nos lo presenta a mí y a Pelegrín. Entonces el hombre se entusiasmó con noso­ tros y llegó a acercarse a las reuniones y a los actos del Mo­ vimiento Libertador, tan es así, que se convirtió en chofer de Pelegrín en Nueva York, porque Pelegrín estuvo 30 años en Nueva York y nunca aprendió a guiar. Ahí tema un cho­ fer que conocía toda la ciudad de Nueva York. Ahí es que a Filiberto, yo lo conozco, y nos graduamos de la Escuela de Cuadros del Movimiento Libertador, que era como usted gra­ duarse de... hacer un doctorado en ciencias políticas porque

145 Ibid, pág. 2.

161

Violencia política y subaltemidad colonial

ahí Pelegrín no había piedra que no revolcara de la historia nuestra y de la historia Latinoamérica y del Caribe.146

De esta forma empezó la toma de conciencia y radicalización política de Filiberto Ojeda Ríos. Ocurrió en su intelecto y

en su ética personal una transgresión voluntaria: de subalter­

no a combatiente. Evidentemente, un nuevo aparato ideológi­

co comenzó a operar en él, tras la significativa victoria de los insurgentes cubanos en pleno desarrollo de la Guerra Fría en

el Caribe. El momento era conflictivo por demás. Entre 1958 y 1961, Filiberto Ojeda fue chofer de Pelegrín

162

García, por lo que pasaron muchísimo tiempo juntos. El des-

cubrimiento de la historia puertorriqueña en la Escuela de Cuadros147, narrada por Pelegrín García, quien fuera uno de

los nacionalistas en 1950 y combatiente de la Revolución Cu­ bana, caló profundamente en su conciencia revolucionaria. Conocer la historia de la represión de la Insurrección de 1950,

teniendo aún vivos a los presos y a las víctimas de la repre­

sión como Pedro Albizu Campos, Juan Antonio Corretjer, los combatientes de Jayuya, Utuado y los del ataque al Congreso, 146 Ibid, pág. 4. 147 La Escuela de Cuadros fue un tipo de taller de formación política donde se instruyó a sus miembros en diversos aspectos de la lucha revolucionaria. En estos cursos, los aspirantes estudiaron el desarrollo político y económico mundial, la organización de manifestaciones públicas, tácticas revoluciona­ rias y clandestinas e historia de los procesos de las naciones de América.

Violencia política y subaltemidad colonial

entre decenas de muchos otros, creó el tejido de solidaridad y

empatia con la idea de la lucha a favor de la independencia. El

sacrificio como idea se volvía carne. El 31 de agosto de 1959, agentes del Bureau Federal de In­

vestigaciones (FBI) tradujeron al inglés un discurso que pro­ nunció Pelegrín García en la conmemoración de la invasión

estadounidense a Puerto Rico. Este es un ejemplo del tipo de mensaje que emitía García. Así lee el escrito:

“The last to be presented was Pelegrín García. This gentleman gave a violent speech. In various parís of the speech he said: ‘This act is a testimony to the struggle ofthe Nationalist Party of Puerto Rico. We are here to protest the occupation of Puerto Rico by the United States troops. They invaded our Island without the consent ofthe people. During 61 years, they have maintained the people in slavery. They have persecuted and imprisoned our Puerto Rican patriots. We have to follow the example of Pedro Albizu Campos, the martyrfor the caused andfor the country. I ask the Puerto Ricans to struggle to get don Pedro out ofjail. The fight is not waged by drinking or making love to women or by cowardice. It is waged with the valor ofyouth. With manliness, with machinegun, with rifle, with revolver. Our women and our laborers should sacrifice themselves in order to drive the invaders from Puerto Rico. Imperialism wants to make a State out of Puerto Rico and ifthis happens because ofthe cowardice ofpoliticians who have been bought, the United States will have a war themselves... And I say it here so that the pólice and the spies will know that the struggle will continué until Puerto Rico becomes a free coun­ try. Let’s notforget the example given by Cuban in defeating the tyranny. There will be justicefor all and ifthere is punishment for traitors it will be the guillotine. ’Each violentphrase spoken

-

163

Violencia política y subaltemidad colonial

byPelegrín García was loudly applauded”148

Las lecturas de los discursos de Fidel Castro y de Ernesto

Guevara, en pleno triunfo de la Revolución Cubana en 1959, crearon las condiciones magníficas para que su aparato ideo-

lógico apuntara hacia las filas del nacionalismo revoluciona­ rio puertorriqueño del momento. La influencia de estos men­

sajes fue para Ojeda Ríos sumamente impactante. Según Luis

Nieves Falcón, los estudios del discurso revolucionario le brin­ daron a Filiberto Ojeda la oportunidad de que, por primera vez,

se identificara plenamente con ideas que reflejaron su propio 164 sentir de vida y de igualdad; ese mensaje identificaba, en cier-

to modo, la raíz del problema de la humanidad.149

Durante los años de 1958 a 1961, Filiberto Ojeda participó de múltiples actividades conjuntas en Nueva York del Movi­

miento Libertador de Puerto Rico y del Movimiento 26 de julio

de Cuba. Militar activamente en ambas organizaciones signi­ ficaba convertirse en blanco de los cuerpos represivos. Todas

las actividades del Movimiento Libertador y del Movimiento 148 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie Partido Nacionalista de Puerto Rico, subserie 0072. Informe sobre ac­ tividad del Partido Nacionalista de Puerto Rico. 25 de julio de 1959. Los expe­ dientes del Movimiento Libertador de Puerto Rico se encuentran dispersos dentro de la Carpeta del Partido Nacionalista. 149 Nieves Falcón, Luis. La luz desde la ventana: Conversaciones con Filib­ erto Ojeda Ríos. San Juan: Ediciones Puerto, 2002, pág. 33.

Violencia política y subaltemidad colonial

26 de julio estaban monitoreadas por el Burean Federal de Investigaciones (FBI).150 Así lo evidencia la Carpeta del Parti­

do Nacionalista, donde se desprende que en las actividades convocadas por el Movimiento Libertador de Puerto Rico ya

participaban sobre 1,500 personas.151 Ojeda Ríos fue uno de los hombres de confianza de Pelegrín García. No solamente era su chofer, sino miembro de su grupo

de seguridad interna en la ciudad de Nueva York. Pelegrín García y Juanita Ojeda, quien cuidaba a Pedro Albizu Campos en su martirio en el Hospital Ashford del Condado, eran dos de

165

los nacionalistas más activos y vigilados del momento. 152 El 16 de marzo de 1959, un agente encubierto, cuyo nombre fue

tachado del documento, declaró que Pelegrín García conocía

que el licenciado Julio Pinto Gandía sería el nuevo líder del Partido Nacionalista en Nueva York una vez saliera de prisión

y que García debía someterse a la autoridad de Pinto Gandía. De acuerdo a la fuente del agente: “García will be a good man for the Party because ifhe is willing to risk his Ufe and to be im150 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie Partido Nacionalista de Puerto Rico, subserie 0068. Informe confiden­ cial. 12 de mayo de 1959. 151 Ibid. 152 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie Par­ tido Nacionalista de Puerto Rico, subserie 0068. Memorándum. 4 de mayo de 1959.

Violencia política y subaltemidad colonial

prisoned to help Fidel Castro in Cuba, he should be willing to do the samefor the NPPR.1,153

El 22 de marzo de 1959, los agentes especiales del FBI informa­ ron que el Movimiento Libertador conmemoró en un acto político la Masacre de Ponce en el Hunts Point Palace del Bronx. Entre los asis­

tentes se encontraba Rosa Collazo, Ramón del Valle, José A. Otero, Ruth Reynolds, Wilffedo Sánchez Morales y Tomás Sotomayor. En

su intervención, Pelegrín García dijo que los que colaboraban con el gobierno actual de Puerto Rico estaban cometiendo traición. Se de­ claró nacionalista y rindió homenaje a los caídos y a los líderes que

166 permanecían en prisión. Por último, el agente informó: “García stated that ifthe time comes to give our lives and wefelt that the cause is justi-

fied, we musido so.”154 En ese mismo discurso exhortó a los miembros

del Movimiento Libertador a no llevar navaj as o pistolas a los actos en que Fidel Castro, Primer Ministro de Cuba, iba a dar un discurso en la

Organización de Naciones Unidas el 24 de abril de 1959.155 Según Joaquín García Maya, miembro del Movimiento Li153 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie Partido Nacionalista de Puerto Rico, subserie 0068. Informe sobre del FBI sobre el Movimiento Libertador de Puerto Rico. Informe sobre el Partido Nacionalista de Puerto Rico. 6 de febrero de 1959. 154 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie Partido Nacionalista de Puerto Rico, subserie 0068. Informe del FBI so­ bre el Movimiento Libertador de Puerto Rico. 22 de marzo de 1959. 155 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

bertador, en las manifestaciones que se organizaron en Nueva York participaban miles de personas, incluyendo estadouni­ denses. En muchas marchas hubo enfrentamientos violentos

con las fuerzas represivas y en ocasiones “cogieron palos” de la Policía. En el libro de Luis Nieves Falcón, La luz desde la ventana: Conversaciones con Filiberto Ojeda Ríos, el autor narró uno de esos incidentes frente a la sede de la Organiza­

ción de Naciones Unidas (ONU). La Policía lanzó los caballos hacia los manifestantes. Cubanos partidarios de Fulgencio

Batista intervenían y se formaron tremendos motines. A Fili­ berto Ojeda le dieron macanazos en la cabeza y lo arrestaron.

Un arresto preventivo, de esos que detienen a la persona y lo

llevan a un cuartel, le “leen la cartilla” y lo dejan en libertad. No hubo acusación como tal, solo golpes.156

En un informe confidencial creado por el FBI, el agente encubierto reconoció que el Movimiento Libertador de Puerto Rico

buscaba adquirir la independencia por medios pacíficos, utilizan­ do líneas de piquetes, orientando a los individuos y con protestas

públicas. Sin embargo, declaró que existían individuos dentro del

156 Nieves Falcón, Luis. La luz desde la ventana: Conversaciones con Filib­ erto Ojeda Ríos. Ediciones Puerto: San Juan, Puerto Rico, 2002, pág. 38.

167

Violencia política y subalternidad colonial

movimiento que creían en la violencia.157 Esa era el ala de Pelegrín García. De esta forma, Filiberto Ojeda se adentraba en el concepto

de la lucha armada y la propuesta clandestina.

Entre 1959 y 1961 las Panteras Negras fueron solidarias con el Movimiento Libertador. García Maya recuerda como Malcom

X y sus seguidores participaron en varias de las marchas del Mo­ vimiento Libertador para conjugar la lucha puertorriqueña de los presos políticos con la de los Derechos Civiles y el movimien­

to negro. Esta fue una de las formas en que se fundió la solida­ ridad de los diversos grupos de la izquierda radical en Estados 168

Unidos.158 El propio Filiberto Ojeda declaró que desde 1958, se incorpo­

ró al proceso revolucionario:

Hacía varios años que yo militaba en el Movimiento Libertador de Pelegrín García y también, conjuntamente con Alberto (Almanteros) y otros amigos cubanos, en el Movimiento 26 de julio. Era un estudioso de los discursos de Fidel, del proceso histórico de Cuba y ya había tomado la decisión de unirme a la Revolución Cubana. Fue entonces que abandoné el Morocco y cargando conmigo recomendaciones de Alberto me marché hacia Cuba, cuyo proceso e historia es muy compleja para explicar aquí.159 157 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie Partido Nacionalista de Puerto Rico, subserie 0072. Informe Confidencial sobre el Movimiento Libertador de Puerto Rico. 14 de julio de 1959. 158 Transcripción de Entrevista a Joaouín García Maya. 12 de abril de 2014. Cabo Rojo, Puerto Rico. Colección pnvaaa del autor, pág. 4. 159 Ayoroa Santaliz, José Enrique. “El patriota Filiberto Ojeda Ríos en su condición de trompetista.” en La Canción Popular. Año 17, Número 17,2003, pág. 15.

Violencia política y subaltemidad colonial

Entendemos que fueron varias las motivaciones de Ojeda Ríos

para su transformación ideológica, su salida tanto de la estructu­ ra de la subaltemidad colonial como de la división internacional

del trabajo y su entrada definitiva en los procesos revolucionarios clandestinos. Primeramente, debemos reconocer que su experiencia migratoria fue medular en este proceso. Por su condición de puertorriqueño dentro del aparato imperial estadounidense, Ojeda

Ríos como miles de puertorriqueños que emigraron a los Estados Unidos entre 1940 y 1950, fue objeto y sintió la segregación étnica estadounidense, la marginación social y los bajos salarios.

169

En segundo término, podemos argumentar que las amistades

que hizo en Nueva York, sobre todo en el mundo de la música, fue­ ron claves para abrir los caminos y conocer la diversidad de perso­ nas que lo llevaron a entrar a movimientos políticos comprometi­

dos seriamente con ideales y la acción revolucionaria. Conocer a

Pelegrín García y a Joaquín García Maya le brindó la oportunidad de participar en las actividades en el Movimiento 26 de julio y

en el Movimiento Libertador de Puerto Rico. Definitivamente su

rrülitancia y experiencias acumuladas en ambas organizaciones fueron medulares en esta transformación ideológica.

En tercer término, debemos mencionar el estudio y recono-

Violencia política y subalternidad colonial

cimiento de un nuevo aparato ideológico en Filiberto Ojeda. La Escuela de Cuadros del Movimiento Libertador de Puerto Rico

subvirtió su conciencia política. Los estudios centralizados en la vida y obra de Ramón E. Betances, Eugenio María Hostos, José Martí, Pedro Albizu, Juan A. Corretjer, Fidel Castro y Ernes­

to Guevara en los años sesenta produjeron un entendimiento cabal de la historia puertorriqueña y de las luchas antiimperialistas en el Caribe.160 Ojeda Ríos ya no veía su entorno social de

la misma manera y se educaba en tácticas de resistencia para

contrarrestar la opresión laboral y la represión policiaca. La 170

nueva educación lo llevaría a pensar que en el activar al político revolucionario estaban las respuestas a su condición de subal­

terno. Podemos resumir que la experiencia puertorriqueña de la emigración a Nueva York en la década de 1950, el entendimien­

to de las contradicciones de clase y las personas que lo condu­ jeron al reconocimiento de un nuevo aparato ideológico, defi­ nitivamente abrieron un sendero luminoso en su consciencia.

D. La emigración de Nueva York a Cuba, 1961-1966 Entre 1958 y 1960, Filiberto Ojeda se incorporó formal160 Nieves Falcón, Luis. La Luz desde la ventana: Conversaciones con Filib­ erto Ojeda Ríos San Juan: Ediciones Puerto, 2002.

Violencia política y subaltemidad colonial

mente al proceso revolucionario puertorriqueño y cubano. Su participación tanto en el Movimiento Libertador de Puerto

Rico como en el Movimiento 26 de julio crearon las bases ideo­ lógicas que lo llevaron a la transformación de su conciencia.

Parte de ese proceso era adentrarse más al compromiso que

adquirió con la triunfante Revolución Cubana. Por tales moti­ vos, en 1961 se mudó con su familia de Nueva York a La Haba-

na. Llegaron a Cuba en medio del proceso revolucionario más importante y de mayor envergadura política e ideológica que

tuvo América en el siglo XX. 171

Su responsabilidad revolucionaria le exigió que entrara a

Cuba de forma ilegal o clandestina. Ni él ni su familia teman visa o permisos para entrar a Cuba. 161 Esta fue una de las for-

mas en que Ojeda Ríos transgredió su condición subalterna

con respecto a la superestructura imperial. Como el cimarrón

del siglo XVII, no solo huyó de la esclavitud capitalista, sino

que dejaba atrás sus símbolos: los carimbos, los contratos con sus antiguos amos, los títulos de propiedad, las deudas por pa­

gar... lo que significa en la modernidad no más pago ni identifi­ cación de seguro social, desuso y falsificación de pasaportes y 161 Ibid, pág. 40.

Violencia política y subaltemidad colonial

licencias, no más alquiler, ni pago de agua, gas o electricidad. En ese momento se desligaba de lo que lo ató a la ciudad de Nueva York y lo que ella representa como megalópolis mun­

dial: la sede de Wall Street. Lo particular de cómo Ojeda Ríos entró a Cuba en esta

primera travesía lo describió Luis Nieves Falcón.162 Lo cier­ to es que fue de una forma atropellada. En el contexto del triunfo de la Revolución Cubana y el desarrollo de la Guerra

Fría en 1960, mudarse a Cuba era visto con muy malos ojos por la opinión pública, tanto estadounidense como puerto-

172 rriqueña. En momentos que muchos sectores de la socie­

dad cubana rechazaban la revolución y abandonaban la Isla

trasladándose a la Florida, Puerto Rico y Nueva York, Oje­ da Ríos se mudó al epicentro de la revolución: La Habana.

Incorporarse al proceso revolucionario cubano representa­ ba la admisión de una alianza política e ideológica con un

movimiento severamente condenado por el gobierno de los

Estados Unidos y amplios sectores industriales y bancarios a nivel internacional.

Llegaron a La Habana en el barco español Covadonga y es162 Ibid, pág. 46.

Violencia política y subaltemidad colonial

173

Filiberto Ojeda Ríos junto a su familia en La Habana, Cuba.

Violencia política y subaltemidad colonial

peraron durante horas a que los compañeros del Movimiento

26 de julio le enviaran un mensaje para que pudiera bajar del barco. Cayó la noche y se escucharon las bocinas de la embar­ cación, anunciando que zarpaban hacia Veracruz. El Cova-

donga era un barco que se levantaba sobre cinco pisos sobre el nivel del mar. A Filiberto Ojeda no le quedó de otra y decidió lanzarse a las aguas aceitosas del puerto habanero. Nadó ha­

cia unos pilotes donde guardias armados lo tomaron y lo lleva­ ron al puesto de inmigración.

Al llegar al puesto, Ojeda Ríos les increpó a los oficiales de 174

la revolución por la falta de coordinación. Estos le explicaron que no le habían dicho nada porque se suponía que siguiera ruta hacia el puerto de Veracruz y de allí se organizaría su entrada a

Cuba. Filiberto Ojeda se le adelantó. En ese momento le informa­

ron que el cambio de planes se debió a que fue seleccionado para realizar unas tareas especiales. Con esta explicación, Ojeda Ríos

regresó al barco y procedió como se había determinado. La vigilancia y la hostilidad internacional de la Guerra Fría sobre Cuba se intensificaban. Recordemos que fue el duro mo­

mento de la Invasión de Playa Girón y de la nacionalización y expropiación revolucionaria a compañías y propietarios nació-

Violencia política y subaltemidad colonial

nales y extranjeros. El desprestigio internacional de la prensa al servicio de Wall Street y Washington era latente por la violencia utilizada en la revolución no solamente en los combates en todo el país, sino en los juicios sumarios y los fusilamientos en la Caba­

ña para eliminar a la oposición política de Batista: traidores, mi­ litares y esbirros de la dictadura. De esa forma se ganó la guerra,

venciendo en las calles y montes al ejército oficial y a la oposición liberal. Así se instauró un intenso y triunfante gobierno revolu­

cionario, de corte socialista. Estos fueron algunos de los eventos que más se desta175 carón de ese periodo. Todos estos incidentes coincidieron

con la llegada de Ojeda Ríos, por lo que él vivió cómo la oligarquía cubana y los intereses estadounidenses e in­

ternacionales perdían su poder en Cuba. A su vez, fue tes-

tigo de la hostilidad con que la superpotencia de Estados Unidos influía en la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización del Tratado del Atlántico Norte

(OTAN) y la Organización de Naciones Unidas (ONU)163 para que se aceptara como política internacional el blo­

queo comercial. 163 De ahora en adelante aludiremos a la Organización de Estados America­ nos (OEA), la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y la Organización de Naciones Unidas (ONU) por sus siglas.

Violencia política y subaltemidad colonial

E. El maestro trompetista en Cuba

Una vez en Cuba, Filiberto Ojeda se dedicó a mantener a su familia mediante su oficio de músico. En términos políticos,

comenzó a trabajar como subjefe de la Misión Permanente del Movimiento Pro Independencia en Cuba, lo que lo puso en contacto con parte de la población puertorriqueña que ya resi­ día en la Isla. En este periodo, a su vez, comenzó a involucrarse y a aprender sobre los procesos revolucionarios y las tácticas

utilizadas para el desarrollo de la lucha armada clandestina en campos y ciudades. Ojeda Ríos y su familia hicieron una

176

vida común, como la de todos los demás cubanos, con libreta de razonamiento y todas las vicisitudes y necesidades por las

que pasan los ciudadanos cubanos.

Sobre el primer aspecto, el laboral, conocemos que de in­

mediato buscó trabajo en el ambiente musical cubano. Visitó el teatro Amadeo Roldán, donde practicaba la muy reconocida

Orquesta Sinfónica de Cuba. Allí conoció la primera trompeta de la Orquesta, un señor de apellido Escalante y éste fue el que le recomendó que fuera al Tropicana donde había una plaza para

trompetista en la Orquesta de Obdulio Morales. Ojeda Ríos habló

con el Maestro Morales, quien le permitió una audición con la or­

Violencia política y subaltemidad colonial

questa y desde esa misma noche se quedó trabajando en ella.164 Algunas semanas después, la orquesta del Maestro Ar­

mando Romeu, quien era la primera agrupación del Tropicana, solicitó sus servicios. En este conjunto compartió la pri-

mera silla con el trompetista Manolo Mirabal, quien en los

últimos años fue uno de los músicos del Buena Vista Social

Club. Poco tiempo después, un profesor del Conservatorio de Música de La Habana de Cubanacán, sabiendo que conocía de diversas técnicas de trompeta, le pidió que le transmitiera sus

conocimientos a algunos jóvenes trompetistas. Así lo hizo de

177

forma gratuita. Entre estos muchachos, contó Filiberto Ojeda,

se destacaba Arturo Sandoval, quien es hasta hoy día uno de los trompetistas más destacados de América. Llegaban a La

Habana varios estudiantes, desde sitios tan distantes como

Camagüey, Matanzas y Artemisa para aprender las técnicas

del Maestro puertorriqueño. Entre 1961 y 1965, Filiberto Ojeda conoció y compartió con grandes músicos cubanos, como los mencionados Obdu­ lio Morales, Armando Romeu, el pianista Felo Bergaza, de la

Orquesta Riverside, Roberto Espí, del Conjunto Casino y otros 164 Ayoroa Santaliz, José Enrique. “El patriota Filiberto Ojeda Ríos en su condición de trompetista” en La Canción Popular. San Juan: Año 17, Número 17,2003, pág. 15.

Violencia política y subaltemidad colonial

músicos allegados al folclore afrocubano de la santería. Una

experiencia que recuerda con mucho cariño fue la de haber participado en el Circo Nacional de Cuba, con el cual viajó por

gran parte del país. Durante la trayectoria en el Circo Nacional

fue que conoció el pueblo de Cuba y el porqué de la Revolu­ ción. Sus últimas funciones como músico fueron en El Tropi-

cana con el espectáculo de Cleopatra, en el cual se presentó a

Rosita Fomés.165 Según el propio Ojeda Ríos, en 1965 abando­ nó definitivamente la trompeta.

En los primeros cinco años de su estancia en Cuba, Fili178

berto Ojeda Ríos tuvo una vida semi-clandestina. Su esfera

pública de dividía entre su faceta musical y su trabajo políti-

co como subjefe de la Misión Permanente del Movimiento Pro Independencia en Cuba. Sin embargo, en 1961 viajó a Puerto Rico brevemente de forma clandestina. Según el licenciado

Luis Nieves Falcón, Ojeda Ríos llegó a San Juan con una enco­ mienda de la Revolución Cubana. La tarea fue buscar informa­ ción que le permitiera a Cuba defenderse de posibles ataques

de Estados Unidos, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y

grupos contrarevolucionarios como el Alpha 66.166 La recau165 Ibid, pág. 16. 166 Nieves Falcón, Luis. La Luz desde la ventana: Conversaciones con Fili-

Violencia política y subaltemidad colonial

dación de esta información iría a las altas esferas de la Revo-

lución con el fin de hacer los preparativos en el pueblo ante la

posibilidad real de intervención o enfrentamiento bélico. Recordemos que desde 1940, Puerto Rico se convirtió en la principal base militar y de inteligencia de los Estados Unidos en el Caribe. Una intervención en Cuba muy naturalmente podía

salir desde Puerto Rico, como ciertamente ocurrió en 1965 en la República Dominicana. Se entiende que en esta expedición

de 1961, Ojeda Ríos fue identificado por el FBI.

Durante este viaje a Puerto Rico, Filiberto Ojeda co­ noció a Quique Lucca y trabajó con su Sonora Ponceña.167

Esta experiencia fue significativa porque le permitió hacer su trabajo político y a la vez trabajar con una de las orques­

tas más prestigiosas del país en sus vaivenes clandestinos

entre 1961 y 1965. Se hizo muy amigo de la familia de los Lucca, al punto que don Quique, siendo partidario del ideal de la estadidad, nunca ha negado su amistad y relación la­

boral con Ojeda Ríos durante esos años.168 berto Ojeda Ríos San Juan: Ediciones Puerto, 2002, pág. 46. De ahora en ad­ elante llamaremos a la Agencia Central de Inteligencia por sus siglas (CIA). 167 Ayoroa Santaliz, José Enrique. “El patriota Filiberto Ojeda Ríos en su condición de trompetista” en La Canción Popular. San Juan: Año 17, Número 17,2003, pág. 15. ‘ 168 Conservación telefónica con el Licenciado José Enrique Ayoroa Santaliz.12 de febrero de 2015.

179

Violencia política y subaltemidad colonial

En 1962 Filiberto Ojeda volvió a Puerto Rico, poco antes de la Crisis de los Misiles y vivió en el clandestinaje. Trabajando como trompetista un compañero músico lo delató a la Policía.169

Tenía vigilancia fija en su residencia de la calle Hoare en Santurce por lo cual tuvo que utilizar diversos medios para zafarse

de ella. Según su conversación con Luis Nieves Falcón, Ojeda Ríos utilizó técnicas de contrainteligencia y contrachequeos

para moverse y poder realizar sus labores políticas. De Puerto Rico partió hacia Los Ángeles, California, donde según él se li-

bró de la vigilancia; luego pasó a Tijuana y más tarde a Ciudad 180

México. De esta ciudad, viajó nuevamente hacia Cuba.170 Fue a partir de ese periodo que Filiberto Ojeda abandonó la música. F. Participación en organismos internacionales

De regreso a La Habana, en 1962, Filiberto Ojeda Ríos comen­ zó sus tareas en el Movimiento Pro Independencia (MPI). Esto le

permitió conocer puertorriqueños, muchos de ellos miembros del Partido Nacionalista, que vivían como exiliados políticos en Cuba desde los años 50. En este periodo participó de reuniones y activi-

169 Transcripción de la entrevista a Diego Reneé, 11 de octubre de 2014. Por motivos de seguridad el entrevistado solició utilizar un seudónimo. 170 Nieves Falcón, Luis. La luz desde la ventana: Conversaciones con Filib­ erto Ojeda Ríos. San Juan: Ediciones Puerto, 2002, pág. 48.

Violencia política y subaltemidad colonial

dades. A su vez, fue editor de publicaciones sobre Puerto Rico diri­ gidas a la comunidad puertorriqueña y latinoamericana.171

En 1964 Filiberto Ojeda ingresó en la Universidad de La Habana por un breve momento. Estudió ciencias políticas en

una universidad donde se vivía la efervescencia de la victo­ riosa Revolución. Fue en estos momentos cuando Ojeda Ríos

se desempeñó como delegado del MPI en la Organización Tri-Continental. Este organismo mundial surgió en un mo­

mento histórico cuando se desarrollaban enfrentamientos revolucionarios armados, procesos de descolonización, movi­

mientos de liberación nacional y luchas socialistas en Africa, Asia y América Latina. Ciertamente, fue una coyuntura inte­ resantísima para abordar y conocer de primera instancia las

numerosas organizaciones internacionales y las dificultades de los procesos revolucionarios. En 1965 surgió en Cuba la Organización de Solidaridad para

los Pueblos de Asia, África y América Latina (OSPAAAL)172 un

importante organismo regional de base caribeña. Ese mismo

año celebraron su Primera Conferencia en La Habana. Asis171 Torres, José Elias. Filiberto Ojeda Ríos: Su propuesta, su San Juan: Ediciones Callejón, 2006, pág. 176. El autor no especifica cuales fueron estas publicaciones. 172 De ahora en adelante la OSPAAAL.

181

Violencia política y subaltemidad colonial

tieron cerca de cien delegados de igual cantidad de naciones. El MPI fue el organismo que representó a Puerto Rico en esas

asambleas mundialistas y Ojeda Ríos uno de los participantes.

Nótese que el MPI se ganó su espacio como delegación. Ellos

representaban a nivel mundial y en el campo socialista la van­ guardia puertorriqueña en contra de los intereses estadouni­

denses en la colonia, la independencia y la lucha al socialismo. Esta experiencia fue muy importante para Filiberto Ojeda.

En su participación con la OSPAAAL, pudo conocer a di­

versos jefes de organismos revolucionarios como a Salvador

182 Allende del Partido Socialista Chileno, a Amílcar Cabral, líder del movimiento nacionalista en Guinea-Bissau, y a Hoang

Bich Song, delegado de Vietnam y principal negociador de la

paz con Henry Kissinger.173 De igual forma, se puso en con­

tacto con los embajadores de la República Popular China, de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Albania, Irak y

Corea del Norte. Como es de esperarse, conoció a varios de los principales líderes de la Revolución Cubana como Juan Almeida Bosques, Carlos Lechuga y Ernesto “Ché” Guevara.

La segunda conferencia de la OSPAAAL estaba progra173 Nieves Falcón, Luis. La luz desde la ventana: conversaciones con Filib­ erto Ojeda Ríos. Pág. 53.

Violencia política y subaltemidad colonial

mada para llevarse a cabo en Argelia en julio de 1966. Argelia

recién estrenaba su independencia de Francia y formaba un

gobierno de tendencia socialista. Su comandante y presiden­ te era el líder del Frente de Liberación Nacional, Ahmed Ben

Bella. Existía una estrecha solidaridad entre el pueblo cubano y el argelino por la asistencia militar que el gobierno de la Re­ volución Cubana envió a los argelinos para ganar la guerra.

Ernesto Guevara ya se encontraba con su grupo en África, via-

jando y asistiendo a los movimientos revolucionarios en An­

gola, Mozambique, Guinnea-Bissau y el Congo. En todas estas 183

naciones se encontraban frentes de liberación nacional que luchaban contra el neocolonialismo y a la explotación impe­

rial europea. La delegación cubana estaba presta a participar en la reunión de la OSPAAAL en Argelia.174 Filiberto Ojeda, como delegado del MPI fue invitado a participar en la cumbre argelina, pero la cumbre nunca sucedió. El 18 de junio de 1965, ocurrió un golpe de estado a Ben Bella y el evento no se llevó acabo.175

Cuando Ernesto Guevara llegó a Cuba procedente de su di­ 174 Castañeda, Jorge G. Compañero: Vida y obra de Che Guevara. Nueva York: Vintage Español, 1997, págs. 295-311. 175 Transcripción de la entrevista a Joaquín García Maya. 12 de abril de 2014. Colección privada del autor, pág. 5.

Violencia política y subaltemidad colonial

fícil viaje por el continente africano, invitó a Joaquín García

Maya176 y a Filiberto Ojeda a unirse al grupo que partiría ha­

cia Bolivia en 1966. La contestación que le dio García Maya a Ernesto Guevara fue la siguiente:

184

...yo le dije que no podía. Mira yo lo lamento mucho, yo he tra­ bajado mucho aquí y he organizado contigo aquí muchas co­ sas en Cuba, pero yo tenía que hacer el trabajo político en Puer­ to Rico. ¿Quién iba a hacer el trabajo político en Puerto Rico? Nadie. Si me voy para allá, quizás no nos matan, es así, porque yo conozco la forma de evitar que la gente callera, este (señala una foto de Filiberto) estuvo en tres ocasiones a ley de na, en la cuarta no me escuchó, pero yo lo saqué... Pero volviendo al Ché, el Ché se va, yo me vengo para aquí para Puerto Rico, en el 66, ahí es que cogemos la línea de combate. En el 67 se iba a im­ poner un plebiscito, que se impuso, y nosotros somos los que organizamos la contraofensiva de ese plebiscito.177 G. El Plebiscito de 1967, las renuncias en el MPI y la idea del MIRA El 23 de diciembre de 1966, el gobernador Roberto Sánchez

Vilella firmó la ley que disponía la celebración de un plebiscito para definir el estatus político de la Isla.178 E1 proyecto del

plebiscito se aprobó en el Senado a toda prisa a insistencias de

Luis Muñoz Marín. Muñoz tenía planificada su participación como figura principal, por lo que resultó que la injerencia del

176 Ibid. 177 Transcripción de la entrevista a Joaquín García Maya, 12 de abril de 2014, pág. 5. 178 Cruz Hernández, Eduardo Luis. El plebiscito de 1967. San Juan: Editorial Edil, 1993, pág. 105.

Violencia política y subaltemidad colonial

resto del liderato popular fuese limitada, incluyendo al gober­ nador Sánchez Vilella. Muchos pensaron que la ley del plebis­

cito aprobada le pedía al pueblo puertorriqueño que convalidara el crecimiento y desarrollo del ELA.179

Dentro del Partido Popular existía una aguda crisis de lide-

rato. El conflicto de poder surgió ante el advenimiento de Sán­

chez Vilella como gobernador, el cual atrajo una generación de gente joven al partido, con ideas innovadoras que cuestionaba a la vieja guardia muñocista.180 Por otro lado, el divorcio de Sánchez Vilella y su romance con Jeanette Ramos no eran 185

vistos con buenos ojos por la sociedad tradicionalista puerto­ rriqueña. Según Muñoz Marín, los problemas personales del

gobernador eran adversos al ELA.181 De esa forma, Muñoz logró monopolizar la campaña plebiscitaria del PPD, exclu-

yendo en gran medida al gobernador Sánchez Vilella. Muñoz

sentía confianza en el poder institucionalizado de su PPD y en la concepción de que sus seguidores apoyaban más al líder

que a su ideología. 182 179 Ibid,pág. 114-125. 180 Ibid, 124. 181 Ibid. 182 Cruz Hernández, Eduardo Luis. El plebiscito de 1967. San Juan: Editorial Edil, 1993, pág. 124.

Violencia política y subaltemidad colonial

En la antesala al plebiscito, el Partido Estadista Republi­

cano (PER) sufrió una división interna. El Senador Miguel A. García Méndez y el industrial Luis A. Ferré tenían serias dife­ rencias en cuanto a si el movimiento estadista debía enfrentar

la maquinaria oficialista del ELA. El 22 de enero de 1967, se llevó a cabo la asamblea del PER para determinar su participa­

ción en la consulta. García Méndez dirigió la asamblea, la cual se tornó algo confusa ante los silbidos, gritos y abucheos. Gar­

cía Méndez le propuso a su matrícula la no participación en el evento. Sectores estadistas opinaban que lo que se planteaba

186

en el plebiscito era darle un jaque mate a la estadidad, que en

aquellos momentos parecía tener buenas oportunidades en el Congreso.183 Ferré por su parte, manifestó que su responsabi­ lidad y su amor al ideal de la estadidad no le permitían aban­

donarla en momentos de la consulta. Opinaba que si el PER resolvía no ir al plebiscito, él se sentiría libre de defender el

ideal de la estadidad fuera de las líneas del partido, para evitar que el fraude le robe votos a los puertorriqueños que favore-

cían la estadidad.184 La asamblea votó a viva voz por la no participación en el 183 Ibid, 114. 184 Ibid, 117.

Violencia política y subaltemidad colonial

plebiscito y García Méndez puso fin a la reunión. Dos días más tarde, el 24 de enero de 1967, Ferré reunió a la disidencia del PER para organizar un colectivo para la representación de la

estadidad en el plebiscito: la Agrupación de Estadistas Uni­ dos.185 Ferré decidió participar porque el pueblo estadista es­ taba en su mayoría dispuesto a votar en la consulta. De esa forma, el ingeniero ponceño reforzó su poder y se lanzó a la

campaña plebiscitaria en contra de la maquinaria del PPD y Luis Muñoz Marín.

La posición del Partido Independentista Puertorriqueño

(PIP) fue el retraimiento electoral. El PIP como partido que había participado en pasadas elecciones tenía derecho a enviar un delegado a la Junta Plebiscitaria, pero no lo hizo. El líder

del PIP Gilberto Concepción de Gracia dirigió sus energías en quitarle legitimidad a dos grupos que representaron el ideal

de la independencia: la Agrupación Laboral Pro Independen­ cia y el Movimiento Fondo para la República.186 Concepción

de Gracia, entendía que participar en el plebiscito significaba prestarse para el juego colonialista del partido de gobierno.187 185 Ibid, 119. 186 Ibid. 122. 187 Ibid, 123.

187

Violencia política y subaltemidad colonial

En este contexto, Filiberto Ojeda Ríos, Narciso Rabell y

Roberto Todd Pagán se encontraban ejerciendo sus funciones

en La Habana y no coincidieron con las posturas del MPI que le decían al pueblo que ante el plebiscito debían quedarse en la casa.188 Los delegados del MPI en Cuba entendían que el

contexto del plebiscito era ideal para hacer amplias manifes­ taciones de repudio a la consulta. En una conversación infor­ mal que tuve con el doctor Félix Ojeda Reyes, este me confe­

só que las altas esferas del MPI, de las cuales él fue parte, no

coincidían con los delegados que estaban en Cuba porque es188

tos entendían que la coyuntura del plebiscito era idónea para

formar disturbios y todo tipo de manifestación que propiciara

un levantamiento del pueblo puertorriqueño. Sus posturas ra­ dicales ante el plebiscito crearon rupturas internas en el MPI. Diego Reneé puntualizó que la coyuntura del plebiscito

del 1967, las rupturas internas en el MPI y el eventual adveni­

miento al poder de la administración de Luis A. Ferré en 1968, propiciaron la creación del Movimiento Independentista Re­

volucionario en Armas. Según Diego Reneé, el MIRA surgió originalmente con la idea de crear una nueva organización 188 Transcripción de la entrevista a Diego Reneé. 11 de octubre de 2014. Col­ ección privada del autor, pág. 2.

Violencia política y subaltemidad colonial

para principios de julio o el verano de 1967. El entrevistado recordó cómo hubo una ruptura política en el Movimiento Pro

Independencia, cuando el gobierno del Partido Popular Demo­ crático, con Roberto Sánchez Vilella en la gobernación, con­

vocó el plebiscito.

La determinación del Movimiento Pro Independencia, de parte de su dirección y su comisión política fue que ante el evento del plebiscito los independentistas debían abstenerse

y protestar pacíficamente. El MPI fue la agrupación independentista que realizó la campaña más agresiva en contra del

189

plebiscito, la Guerra de Vietnam y el servicio militar obliga­ torio.189 Organizaron marchas y protestas, declarando que tanto la consulta como la guerra eran nefastas para el pueblo puertorriqueño. Sin embargo, la estrategia de realizar mani­ festaciones pacíficas motivó a ciertos miembros del MPI, es-

pecialmente a muchos jóvenes, a tomar una posición política más radical en aquel momento.

Los representantes del Movimiento Pro Independencia en La Habana, cuyo jefe era Narciso Rabell Martínez y, por parte de la juventud de la FUPI, Roberto Todd Pagán, respaldaban 189 Cruz Hernández, Eduardo Luis. El plebiscito de 1967. San Juan: Editorial Edil, 1993, pág. 200.

Violencia política y subaltemidad colonial

una inclinación hacia la radicalización política. Narciso Rabell envió una declaración a Puerto Rico, criticando y comba­

tiendo la posición política del MPI e hizo un llamado al pueblo

a que se tirara a las calles a protestar pacíficamente por la falsa del plebiscito que se iba a realizar. La consecuencia de esa

declaración fue la destitución de Narciso Rabell de su posición de representante primario del Movimiento Pro Independencia en Cuba. Ante esa realidad, renunció Roberto Todd Pagán y,

posteriormente, Filiberto Ojeda.190

Narciso Rabell y Roberto Todd fueron fundamentalmente

190 los principales líderes que tuvieron la idea de crear una organi­

zación que ellos llamaban verdaderamente revolucionaria. Se planteaban una visión de más enfrentamiento con el régimen. Incluso, la posibilidad de utilizar la lucha armada y enfrentar y atacar directamente al régimen. A ellos le pareció que la po­

sición en ese momento del MPI, ante el evento del plebiscito, era una posición errónea, dentro de su vocabulario, la clasifi­ caban como una blandenguería. En cierta medida, existía un temor a que hubiera represión contra las manifestaciones que

se hicieran. De ahí surgió el MIRA. La idea de concretar e ini190 Transcripción de la entrevista a Diego Reneé. 11 de octubre de 2014. Colección privada del autor, pág. 2-3.

Violencia política y subaltemidad colonial

ciar la organización comenzó con la llegada de Roberto Todd a Puerto Rico en el verano del 1967.191 El llamado de la dirección del MPI al boicot electoral y a las manifestaciones pacíficas fue cumplido casi por toda la or­

ganización. El único órgano político del MPI que realizó una manifestación de calle, de pueblo y que realizó una marcha fue la Misión Bernardo Vega de San José, que dirigió Diego Re-

neé entre 1967 y 1968, aproximadamente. Desde 1967 ya ve­

nían cuajándose y profundizándose las diferencias políticas, ideológicas y organizativas entre muchos de los miembros

del MPI. Especialmente entre el sector joven, que estaba más expuesto a las ideas revolucionarias de Cuba y a toda la litera­

tura revolucionaria que estaba llegando a Puerto Rico en ese momento desde la Unión Soviética, Corea y China.192 Cuando llegó Narciso Rabell, procedente de Cuba, comen­

zó el contacto con los diferentes organismos de base e indi­ viduos que se habían separado del MPI producto de la lucha política, ideológica y organizativa que se había dado en ese

momento. Al regreso de Narciso Rabell y Roberto Todd se ini191 Ibid, pág. 3. 192 Transcripción de la entrevista a Diego Reneé, 11 de octubre de 2014, pág. 3.

191

Violencia política y subaltemidad colonial

ció en Puerto Rico la publicación de una revista que se llamó “Veintitrés de Julio”.193 Esa revista recogía y empezaba a ex­

presar las posiciones políticas de los líderes del MIRA.

La idea del MIRA se concretó para 1967. Reneé fue más específico al mencionar que el 23 de julio de 1967, fue el mo­ mento en que ocurrió la discusión entre Narciso Rabell Martí­

nez, Roberto Todd Pagan y Filiberto Ojeda en La Habana, para

la creación de una nueva organización. Inicialmente, Narciso

Rabell y Roberto Todd coincidieron. Posteriormente, Filiberto 192

Ojeda se convenció o se unió a estos dos líderes que son los que vinieron a Puerto Rico a preparar los contactos con los di­

sidentes que se habían separado del MPI. Ese fue el momento

clave: verano del 1967. Reneé afirmó: Así que desde el verano del 67 hasta diciembre 11 del 69, que sale el MIRA a la luz pública, todo ese tiempo fue un tiempo de trabajo político y de trabajo de formación de la organiza­ ción. Narciso y Roberto por el conocimiento que tenían de los diferentes compañeros que se habían retirado del MPI, pues, tenían las facilidades de ir a conocerlos y a invitarlos a formar parte de... En el caso mío, a pesar de que ellos no me conocían, si alguien los refirió a mi persona. En ese mo­ mento yo no me había retirado del MPI. Porque mi posición política era que uno no se retira de las organizaciones hasta que no da la última batalla. Si te denotan, si las contradic­ ciones en las condiciones políticas son tan grandes enton­ ces tú te retiras. Los que se retiraron a partir del 67 lo hicie-

193 En nuestra investigación, no se encontraron volúmenes de la revista “Veintitrés de julio.”

Violencia política y subaltemidad colonial

ron a partir de julio. No es hasta el 68, que la Misión, la cual estaba bajo mi dirección, decide retirarse. ¿Porqué en el 68? Porque aproximadamente para abril del 68 es que se da la asamblea donde se enfrentan las posiciones oficiales de la organización (MPI), con las posiciones de muchos jóvenes que tendían a coincidir con las posiciones ya asumidas por Narciso Rabell, Roberto Todd, compañeros de otras misio­ nes, los compañeros del área oeste que formaron el PSO. Del 67 al 69 se desarrollan los trabajos políticos organizativos del MIRA para poder decidir en qué momento se salía a la luz pública.194 El plebiscito de llevó a cabo el 23 de julio de 1967.195 De

un total de 1,067,526 electores que se inscribieron, tan solo

votaron 707,293. Esto significó un 66.27 por ciento del total de inscritos. En ese sentido hubo un 33.73 por ciento que respal-

193

dó a la abstención electoral que propusieron el PIP y el MPI. El Estado Libre Asociado obtuvo 425,132 votos o el 60.41 por

ciento del total de votos emitidos. La estadidad logró sumar

274,312 votos o el 38.98 por ciento. La independencia obtuvo escasos 4,248 votos o el .60 por ciento del total.

Joaquín García Maya era nacionalista, veterano de la revolución cubana y de pensamiento revolucionario be-

tancino, hostosiano y albizuísta. Uno de los hombres que encarnó el pensamiento revolucionario antillano en plena 194 Transcripción de la entrevista a Diego Reneé, pág. 7. 195 Cruz Hernández, Eduardo Luis. El plebiscito de 1967. San Juan, Editorial Edil, 1993, pág. 230.

Violencia política y subaltemidad colonial

Guerra Fría. Conoció lo que fue servir en el ejército revolu­ cionario cubano, ahí conoció del clandestinaje y de sus eleméritos de seguridad. También aprendió cómo sobrevivir

en los montes, navegar los mares, guarecerse en las noches

lluviosas y los enormes sacrificios personales que involueran optar por la lucha armada. Cuando le pregunté sobre

su decisión de inmiscuirse y activar al MIRA en Puerto Rico éste contestó:

194

Llana y sencillamente porque todo el mundo pensó que al ganar las elecciones Ferré los yanquis le iban a poner en bandeja de plata la estadidad. Sencillo, porque uno de los hombres, no es por nada, pero don Luis era un puertorrique­ ño y lo demostraba en la cultura, en las artes, pero en tér­ minos de anexión era el más recalcitrante anexionista que tenía esta nación. Es más... él creyó que los americanos le ofrecieron a él una vez fuera gobernador, la estadidad. Y él iba ciego allí. Pues nosotros paramos la estadidad. Y esa fue la forma de pararla, radicalizar todas las organizaciones que estaban aquí y allá, en los Estados Unidos.196 Esa fue la respuesta de los combatientes puertorriqueños

en 1967. Un sector del país quebrantaba el aparato ideológi­ co impuesto para combatirlo de frente. De ese momento en

adelante el MIRA se organizó clandestinamente para pro­ vocar un argumento político, contestatario y armado para

19 (^Transcripción de la entrevista a Joaquín García Maya, 12 de abril de

Violencia política y subaltemidad colonial

atacar, enfrentar y defenderse de los aparatos ideológicos de

estado y sus cuerpos represivos, manifestados por el FBI y su

programa de contrainsurgencia.

H. La radicalización del subalterno en el marco de la violencia política en Puerto Rico Como todo proceso humano, el compromiso revoluciona­

rio de acción clandestina se impuso poco a poco en la vida de Filiberto Ojeda Ríos y de una serie de personas. Sus servicios fueron demandados a tiempo completo para el desarrollo de la

lucha del contemplado Movimiento Independentista Revolu­

cionario en Armas. Eran momentos de ruptura ideológica con el MPI. Ojeda Ríos y muchos otros estaban políticamente an­

siosos y con deseos de que la teoría y el entrenamiento se ma­

terializaran con el activar revolucionario. Esa fue su decisión, su prerrogativa. Su radicalización política. Este momento marcó el abandono pleno de la superestruc-

tura para combatirla por todos los medios posibles: desde el desarrollo de medios y métodos de lucha clandestina, organi­

zación de grupos políticos tanto en Cuba como en Puerto Rico,

adiestramiento en manuales de guerrilla campesina y urba­ na, espionaje y contraespionaje, técnicas de contra chequeo,

195

Violencia política y subaltemidad colonial

transgresión de fronteras internacionales, manejo y cons­ trucción de explosivos, entre otros. El hecho de que el propio Ernesto Guevara solicitara los servicios de García Maya y de Ojeda Ríos valida el reconocimiento de su preparación militar

revolucionaria y alto grado de confianza y compromiso. El regreso de Filiberto Ojeda Ríos a Puerto Rico en 1969 está marcado como sabemos por un escenario de Guerra Fría

o lo que el licenciado Juan Manuel García Passalacqua deno­ minó como “un conflicto armado disimulado de baja inten-

sidad”.197 Según García Passalacqua en la Guerra Fría dos 196

poderosas fuerzas lucharon en Puerto Rico por años: una en favor de la perpetuación de la colonia norteamericana dirigi­

da por los sectores de inteligencia norteamericanos y la otra en favor de la independencia socialista apoyada por la inteligencia cubana revolucionaria.198

En este contexto, la implementación del Programa de Contrainteligencia (COINTELPRO)199 en Puerto Rico por parte

del FBI y la Policía de Puerto Rico intensificó la persecución y

197 García Passalacqua, Juan Manuel. La séptima guerra: Memoria de la Revolución Cubana al Grito de Vieques. San Juan: Editorial Cultural, 2000, pág. 17. 198 Ibid, pág. 17. 199 De ahora en adelante COINTELPRO.

Violencia política y subaltemidad colonial

represión contra los movimientos de liberación nacional. Los

líderes y miembros del MPI, del PIP, de Claridad, de la FUPI,

de La Liga Socialista, del movimiento obrero, entre otras orga­ nizaciones patrióticas, comenzaron a ser blanco de persecu­

ción, intimidación, arrestos y ataques violentos por parte de agentes de Seguridad Interna de la Policía y grupos extremis­

tas de derecha. En el libro La represión contra el independentismo puer­

torriqueño: 1960 - 2010, Ché Paraliticci hizo una exten-

sa cronología de la intensa represión a la que me refiero. El 197

doctor Paraliticci expuso que entre el plebiscito de 1967 y la creación del MIRA en 1969, ocurrieron los eventos de vio­ lencia política que reseño a continuación. En enero de 1967,

cubanos de derecha lanzaron piedras, botellas, huevos y

otros proyectiles a independentistas en una marcha contra el Servicio Militar Obligatorio, organizada en conjunto por la

FUPI y el MPI.200 El 19 de abril del mismo año, desconocidos incendiaron el local del MPI en Barrio Obrero. En mayo del

67, la policía agredió brutalmente al líder fupista Raúl Gon­ zález Cruz. En Mayagüez, turbas de derecha golpearon a José 200 Paralitici, Ché. La represión contra el independentismo puertorriqueño: 1960 - 2010. San Juan: Publicaciones Gaviota, 2011, pág. 232.

Violencia política y subaltemidad colonial

M. Rodríguez, líder del MPI en ese pueblo y a un empleado. En hechos separados, Ángel Luis González y Edwin Feliciano

Grafals, ambos de Aguadilla, fueron detenidos por negarse a servir en el ejército de Estados Unidos. Igual suerte tuvieron a nivel Isla: Juan Jaca, hijo, Carlos H. Medina, José Ángel La

Torre Ginés, Enrique Schrodher, Jaime Sepúlveda, José del Carmen García, José I. Morales, César Sánchez Morales, Luis

Roberto Soler, Rubén Arcelay, Federico Cintrón Fiallo, entre muchos otros casos en 1967.201

El 27 de septiembre de 1967, los disturbios y confronta-

198

ción creada por La Asociación de Estudiantes Pro Estadidad en contra de estudiantes de la FUPI terminaron con la inter­

vención de la policía en la Universidad de Puerto Rico. Murió un taxista de nombre Adrián Rodríguez Fernández, quien era

colaborador de la Misión Bernardo Vega del MPI, y cuatro es­

tudiantes fueron heridos de bala. Decenas de universitarios

fueron macaneados y encarcelados, entre ellos los líderes estudiantiles Raúl González Cruz y Ángel M. Agosto. A estos

últimos la Policía le dio una paliza en el Cuartel de Río Pie­ dras. Hubo a su vez arrestos ilegales, como los de Pedro Baigés 201 Ibid, pág. 235. Sobre arrestos por negarse al Servicio Militar Obligatorio ver, de la misma obra, las páginas 237,239 y 241.

Violencia política y subaltemidad colonial

Chapel, Pedro Matos Matos, Rafael Molina Villamil, Ramón Navarro, Nathaniel Montalvo Rodríguez, Luis Torres Tapia por fijar pasquines en contra de la explotación de minas de cobre

en Lares, Adjuntas, Jayuya y Utuado. El diciembre del 67 cerró

con el ataque a los talleres de la impresora de Claridad en Ba­ rrio Obrero, donde se secuestró a Ángel Gandía, quien laboraba en aquellos momentos.

En 1968, los arrestos y amedrentamiento en contra de los independentistas continuaron en ascenso. En abril de 1968, agentes federales y miembros de la Policía arrestaron a Billy 199 Cajiga Soto, Wilson Cortés Burgos y a David Feliciano por deli­

to de conspiración. El 13 de junio arrestaron a Roberto Yoder y

a Franklin González Lugo por negarse a ingresar al Ejército de

los Estados Unidos. Para el 24 de agosto del mismo año, el Ne­ gociado de Investigaciones Criminales de la Policía de Puerto

Rico secuestró y acusó de supuestos atentados con explosi­ vos a Providencia Trabal de Nazario del MPI, Domingo Vega Figueroa, Jefe de Circulación de Claridad y a Raúl González

Cruz, miembro de la FUPI y el MPI. La policía intentó sobornar

a Raúl González por la cantidad de $30,000 a cambio de que inculpara al licenciado Juan Mari Brás, Secretario General del

i

Violencia política y subaltemidad colonial

MPI, como autor intelectual de diversos ataques con explosi­

vos que se efectuaron a empresas estadounidenses en Puerto Rico durante ese año. En circunstancias similares fue arres­ tado Augusto Plard Fagundo, acusado de colocar explosivos en la Refinería Texaco de Cataño. Fue golpeado por la policía

durante horas y le ofrecieron dinero para que inculpara a Juan

Mari Brás por la colocación de artefactos dinamiteros.202

El 1969 fue el año en que Filiberto Ojeda Ríos volvió se­

cretamente a Puerto Rico. Su arribo a la Isla estuvo marcado por los siguientes acontecimientos. El 7 de enero de 1969, 200

estalló una bomba en el auto del Secretario General del MPI, el abogado Juan Mari Brás. Nadie resultó herido, el auto fue

pérdida total, pero más importante aún es señalar el amedren­ tamiento que se ejercía en contra de la vida misma de Juan Mari Brás y de su familia. El 22 de abril fueron arrestados 12

miembros del Partido Socialista Revolucionario (PSR), entre ellos: Narciso Rabell Martínez, Roberto Todd Pagán, Israel Ri­

vera López, Eleazar Reneé, Francisco Ramírez Vidal, Federico Fernández Salgado, Luis Torres Feliciano, Edwin Olivero, Luis

Álvarez López, Manuel Lebrón, Lydia García y Ricardo Cruz 202 Ibid, págs. 241-243.

Violencia política y subaltemidad colonial

Martínez.203 Un agente de nombre Luis D. Erazo Félix fabricó el caso. Se destaca que de estos arrestos la Policía logró fichar a dos de los delegados que mantenía el MPI en Cuba y a dos de

los hombres de importancia en la creación del MIRA: Narciso Rabell Martínez y Roberto Todd Pagán.

Más adelante, específicamente el 7 de noviembre de 1969,

una turba dirigida por la Policía y altos funcionarios del Par­ tido Nuevo Progresista, entre ellos el general del Ejército de Estados Unidos y senador por el PNP, Juan A. Palerm, ataca­

ron a tiros y con bombas Molotovs la Misión del MPI en Río 201 Piedras.204 Fueron heridos de bala Fran Cervoni, Carlos Pa­

dilla y el profesor Juan Santiago Cordero. El ingeniero Amé-

rteo Angleró, Augusto Plard Fagundo, Roamé Torres fueron brutalmente macaneados. En las calles aledañas a la Misión, la Policía y las turbas atacaron a independentista que podían

reconocer. Todos los militantes que se encontraban dentro

del local del MPI fueron arrestados y llevados a la Comisión de Derechos Civiles. Esa misma noche, también se atacó con

bombas el local del PIP en la Calle Loíza en Santurce.205 203 Ibid, pág. 243. 204 Ibid, pág. 246. 205 Ibid.

Es importante destacar esta jornada porque Filiberto Oje-

da, que ya se encontraba en Puerto Rico, era integrante del

MIRA, y fue testigo ocular de estos ataques violentos en Río

Piedras.206 Por tales motivos, podemos afirmar que todo este cúmulo de experiencias negativas y situaciones vividas hasta

noviembre de 1969 contribuyeron a la radicalización del sub­

alterno. El abandono de la línea legal del MPI significó para Ojeda Ríos, y para varios otros, la salida del único vínculo que

lo mantenía unido a parámetros de organismos que trabaja­

ran en la legalidad y en la esfera pública. De este momento en adelante, las acciones políticas de Filiberto Ojeda Ríos fueron

pensadas y ejecutadas de forma clandestina.

206 Torres, José Elias. Filiberto OjedaRíos:Supropuesta, su visión. San Juan, Ediciones Callejón, 2006, pág.176.

CAPÍTULO

IV MOVIMIENTO INDEPENDENTISTA REVOLUCIONARIO EN ARMAS (MIRA) 1967-1972 203

A. La complejidad de historiar a los combatientes clandestinos El surgimiento del Movimiento Independentista Revolucionario en Armas (MIRA) es muy difícil de codificar y pre­ cisar por su naturaleza clandestina. Para esta investigación

fueron múltiples los esfuerzos por encontrar fuentes prima­

rias originales tales como manifiestos políticos, proclamas, anuncios o comunicados de prensa “originales” que develaran su existencia. Por haberse constituido como una organización

clandestina revolucionaria no existe un archivo custodiado por sus miembros. Los compromisos de los combatientes fue-

Violencia política y subaltemidad colonial

ron tácitos. La creación de un archivo del colectivo, como el de cualquier organización política que opera en los parámetros

de la legalidad subalterna, hubiese beneficiado esta investi­

gación. Sobre todo para entender el desarrollo y la perspectiva ideológica de esa izquierda radical puertorriqueña dentro del

contexto de los movimientos insurgentes que estallaron a ni­ vel mundial entre 1969 y 1972.

La realidad política del MIRA fue que ellos y ellas aban­ donaron la subaltemidad colonial para pasar a una categoría de combatientes. Decidieron constituirse en unos focos revo204

lucionarios clandestinos con la intensión de intervenir y en­

frentar la política pública de la administración del Presidente Richard Nixon y el Gobernador Luis A. Ferré en Puerto Rico.

Parte de la estrategia del movimiento fue inactivarse para po­ der desplazarse, hacer contactos, organizarse, desarrollar planes para la lucha armada, atacar y mantener a largo plazo un instrumento armado con la capacidad de inteligencia militar

suficiente como para estremecer física e ideológicamente las estructuras del comercio y los cuerpos represivos de los Esta­ dos Unidos en Puerto Rico. Esa fue la decisión y prerrogativa

de quienes tomaron tiempo de sus vidas y de su familia para

Violencia política y subaltemidad colonial

crear y participar en un movimiento que pretendía sacudir dos

poderes imperiales específicos: primero, el tutelaje federal-co­

lonial y sus múltiples instituciones y, segundo, el comercio de capital estadounidense establecido en Puerto Rico, en el pe­

riodo que abarcó de 1969 al 1972. Ante tales circunstancias, es de esperar la destrucción de

documentos del MIRA como mecanismo de seguridad inter­ na207 en medio de los operativos impulsados por el FBI y la

implementación de la receta represiva del Programa de Con­

trainteligencia (COINTELPRO). Por tales motivos, ha sido

205 muy difícil encontrar documentos originales del colectivo.

Los documentos creados por el Movimiento Independentista Revolucionario en Armas que fueron incautados a miembros

del grupo aparecen, parcialmente, como evidencia en la car­ peta preparada por el FBI y la Policía de Puerto Rico sobre el

MIRA.208 Decimos parcialmente, por varias razones. En pri­ mer término, la transformación y desarrollo de la logística 207 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Se­ rie MIRA. Subserie 8. Informe del 15 de marzo de 1971. En este documento informa que al momento de los arrestos de Carlos Fonseca y Adelina Fonseca, ocurridos el 15 de marzo de 1971 en Carolina, estos destruyeron parcialmente documentos del MIRA que tenían a su posesión. 208 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Se­ ne MIRA. El archivo contiene diez subseries donde se revela el desarrollo de las investigaciones y colaboración de las diversas agencias de inteligencia en Puer­ to Rico y los Estados Unidos.

Violencia política y subaltemidad colonial

original, que en algún momento creó la organización y fue

incautada por la Policía en los diversos allanamientos, fue retenida por las fiscalías estatales y federales como prueba y evidencia material en los procesos investigativos de inte­

ligencia. Dichos folios originales no aparecen en la carpeta. Esta es una de las razones que explica la inexistencia de do­ cumentos originarios disponibles, ya que no se incluyeron en los archivos fotocopiados y entregados a la Biblioteca Le­

gislativa de Puerto Rico.

Entre las dificultades que encontramos en nuestra inves206

tigación sobresale el problema de la autenticidad de los docu­

mentos publicados en la carpeta. La única fotocopia encontra­

da en los anejos, de un alegado comunicado de prensa original del MIRA, data del 4 de marzo de 1970. Desafortunadamente,

la copia incluida en la carpeta es ilegible. La copia original su­

ministrada por las autoridades federales es muy difícil de leer y descifrar debido en gran medida a la tipografía de la maquinilla utilizada y a la expansión de la tinta sobre la hoja. No empece a estas dificultades, sabemos del contenido del documento por la

traducción que hizo al inglés Margarita S. Colón, quien trabaja-

Violencia política y subalternidad colonial

ba como traductora para las oficinas del FBI en San Juan.209 El

documento creado por la traductora Colón es de mejor calidad

que la copia original suministrada. En esencia, la carta es una advertencia a la administración

del Casino del Hotel La Concha, en San Juan. Según el comu­ nicado, el MIRA dinamitaría a los casinos, a las agencias de cobro y embargos que insistieran en cobrar las deudas en las

que incurrían puertorriqueños y cubanos en los casinos esta­ blecidos en la Isla. Con estos ataques habría muchas muertes y el turismo desaparecería. Comunicaron que estaban siendo 207

bien pagados para cometer este tipo de acto. Del mismo modo, la carta solicitaba que no se le diera más crédito ni fichas de juego a los apostadores y que se fueran a embaucar a los esta­

dounidenses. Firmaba el MIRA.210 La investigación sobre la carta aparece en un informe del

13 de marzo de 1970 suministrado por el agente 105-12315 de las oficinas del FBI en San Juan al Director de la agencia. El primer paso de la investigación consistió en el levantamiento

de huellas dactilares. El laboratorio del FBI en San Juan exa209 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 1. Traducción. 4 de marzo de 1970. 210 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

original, que en algún momento creó la organización y fue

incautada por la Policía en los diversos allanamientos, fue

retenida por las fiscalías estatales y federales como prueba y evidencia material en los procesos investigativos de inte­

ligencia. Dichos folios originales no aparecen en la carpeta.

Esta es una de las razones que explica la inexistencia de do­ cumentos originarios disponibles, ya que no se incluyeron

en los archivos fotocopiados y entregados a la Biblioteca Le­

gislativa de Puerto Rico. Entre las dificultades que encontramos en nuestra inves206

tigación sobresale el problema de la autenticidad de los docu­

mentos publicados en la carpeta. La única fotocopia encontra­

da en los anejos, de un alegado comunicado de prensa original del MIRA, data del 4 de marzo de 1970. Desafortunadamente, la copia incluida en la carpeta es ilegible. La copia original su­

ministrada por las autoridades federales es muy difícil de leer y

descifrar debido en gran medida a la tipografía de la maquinilla

utilizada y a la expansión de la tinta sobre la hoja. No empece a estas dificultades, sabemos del contenido del documento por la traducción que hizo al inglés Margarita S. Colón, quien trabaja-

Violencia política y subalternidad colonial

ba como traductora para las oficinas del FBI en San Juan.209 El

documento creado por la traductora Colón es de mejor calidad que la copia original suministrada.

En esencia, la carta es una advertencia a la administración del Casino del Hotel La Concha, en San Juan. Según el comu­

nicado, el MIRA dinamitaría a los casinos, a las agencias de cobro y embargos que insistieran en cobrar las deudas en las

que incurrían puertorriqueños y cubanos en los casinos esta­ blecidos en la Isla. Con estos ataques habría muchas muertes

y el turismo desaparecería. Comunicaron que estaban siendo 207

bien pagados para cometer este tipo de acto. Del mismo modo,

la carta solicitaba que no se le diera más crédito ni fichas de juego a los apostadores y que se fueran a embaucar a los esta­

dounidenses. Firmaba el MIRA.210 La investigación sobre la carta aparece en un informe del

13 de marzo de 1970 suministrado por el agente 105-12315 de las oficinas del FBI en San Juan al Director de la agencia. El

primer paso de la investigación consistió en el levantamiento de huellas dactilares. El laboratorio del FBI en San Juan exa­

209 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 1. Traducción. 4 de marzo de 1970. 210 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

minó las huellas digitales encontradas en la carta. No exami-

naron el sobre pues sabían que el mismo fue repartido en el

hotel por numerosos individuos. De igual forma, el laboratorio del FBI solicitó que se condujera un examen para identificar

el tipo de maquinilla que se utilizó para preparar la carta y el

sobre que aparecía firmado por el MIRA.211 Más adelante en el informe, el Comandante Juan del Valle

López, de la Oficina de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico (0I-P0PR)212 , declaró que la carta firmada por el MIRA y en­

208

viada al Hotel La Concha no era el trabajo de esa organización. El Comandante del Valle llegó a esa conclusión debido a que el

estilo de la letra y el formato de la carta eran diferentes a los utilizados por el MIRA en el pasado.213 Del Valle recalcó la

falta del “tono separatista revolucionario” del documento, lo que indicaba que el MIRA no era el autor responsable del mis­

mo. Añadió que en pasados comunicados el MIRA escribía su

nombre completo, no lo abreviaba. El agente concluyó que el propósito del autor de la carta no era mantener a los “Yankees” 211 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Se­ rie MIRA. Subserie 1. Traducción. 4 de marzo de 1970. Informe del 13 de marzo de 1970. 212 En adelante utilizaremos las siglas OI-POPR para referimos a la Oficina de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico 213 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 1. Traducción del autor.

Violencia política y subaltemidad colonial

fuera de Puerto Rico, sino excluir a los puertorriqueños y a los cubanos de apostar y de que obtuvieran crédito de los hoteles

para apostar en los casinos en Puerto Rico.214

El segundo problema de autenticidad que encontramos giró en tomo a que la mayoría del material que se encuentra en las carpetas del FBI sobre el MIRA son informes preparados

por los agentes federales donde estos citan y aluden a los do­

cumentos que fueron incautados por la Policía de Puerto Rico. La mayoría de los documentos de la carpeta federal son citas de los informes que preparaban los agentes de la Oficina de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico, traducían al inglés y

luego los enviaban como colaboración a los agentes del FBI en

San Juan. De igual manera, hay informes, cuyos traductores

puertorriqueños al servicio del FBI, traducían al inglés los do­ cumentos de la policía local. Luego estos folios eran enviados a los despachos del FBI en los Estados Unidos y, muy en espe­

cial, a la oficina de su director J. Edgard Hoover. Los documen­ tos originales creados por el MIRA no fueron fotocopiados ni incluidos en la carpeta, razón por la cual no tenemos certeza

de la fidelidad y autenticidad de la información impregnada 214 Ibid.

i

209

Violencia política y subaltemidad colonial

en los informes policiacos. Los documentos de la autoría del

MIRA no se colocaron adjuntos, permanecieron cautivos en los archivos de las fiscalías federales y estatales por ser fuente

primaria en los procesos judiciales.

En tercer término, existe otro tipo de informes policiacos en la carpeta donde aparecen comunicados, cartas y demás

documentos que son esencialmente traducciones al inglés hechas por los agentes del FBI de los documentos incautados

a Roberto Todd y a Filiberto Ojeda de la organización. Como 210

en el caso anterior, no aparece el documento original y no lo incluyeron como documento adjunto. En ese sentido, la fuen­

te documental puede estar viciada por las interpretaciones de los agentes policiacos.215

Por lo tanto, debemos señalar la evidente manipulación por parte de los custodios de las carpetas en el manejo, selec­

ción, reproducción y publicación de los documentos oficiales. Se destaca la omisión o selectividad de la información revela-

da. En las páginas titulares de cada una de las diez subseries

de la carpeta del MIRA, aparece un espacio que anuncia las páginas revisadas y las páginas liberadas por los custodios. añzadíi)^per°rt^°Ri

- --

n™°S

san9reazu^ ®tae(Hciónactu-

Violencia política y subaltemidad colonial

Por ello conocemos que el FBI retuvo numerosos folios. Las fotocopias de los informes del MIRA publicadas en la carpeta

que develó el FBI contienen grandes espacios en blanco donde el documento es ilegible. También encontramos documentos

oficiales con evidentes marcas de tachaduras y mutilación de

segmentos, sobre todo en los espacios donde se identificaban los nombres de lugares, informantes y agentes investigativos.

Por la declaración de Diego Reneé conocemos de dos infer­

mantés: Daniel Erazo y Daniel Santiago. B. Fundadores del MIRA

211

El MIRA surgió como producto de unas rupturas políticas e ideológicas dentro del Movimiento Pro Independencia, tan­

to en Puerto Rico como en la Misión del MPI en Cuba. Como discutimos en el capítulo anterior, la coyuntura del plebisci­ to, el ascenso al poder del Partido Nuevo Progresista y el alza

en la represión ante la implementación del COINTELPRO in­ cidieron significativamente en la radicalización de un sector

del MPI. En otras palabras, sujetos que dentro de ese periodo se plantearon la lucha armada como forma de acción políti­ ca y de defensa ante los ataques violentos promovidos por el

aparato federal y la subaltemidad colonial puertorriqueña,

I i

Violencia política y subaltemidad colonial

manifestadas en el terrorismo de estado y en las turbas incen­

diarias de derecha.216 Este fue el momento en que un núcleo

de subalternos independentistas puertorriqueños abandonó

en su totalidad los reglamentos e imposiciones coloniales que establecía el gobierno federal estadounidense para combatir­ lo clandestinamente.

La decisión de crear una organización armada, como el MIRA, hay que examinarla en el contexto global, de la mis­ ma forma en que analizamos a las instituciones que controlan

212

los hilos del poder de la superestructura. Entre 1967 y 1969, millares de subalternos a nivel planetario fueron testigos de

la Revolución Cultural Mundial.217 Muchos sujetos decidie­ ron enfrentar y combatir los diversos sistemas. Como en toda revolución hubo un choque violento de poderes. Ante el que­

brantamiento del aparato ideológico de estado, los gobiernos

lanzaban los aparatos represivos.

En la Unión Soviética, las protestas ejemplificadas por la Primavera de Praga ponía al descubierto los intereses imperia216 Para un marco del terrorismo de estado y el incendiarismo de derecha en los años 1960 ver el libro de Carlos Quiles Pupa mujer en lucha. Colombia: Publicaciones Gaviota, 2007, pág. 56. 217 Gaztambide Geigel, Antonio. “La revolución cultural mundial. En Histo­ rias vivas: Historiografía Puertorriqueña Contemporánea. Ed. Silvia Alvarez Curbelo. San Juan: Asociación Puertorriqueña ae Historiadores: Posdata, 1996, pág. 11.

Violencia política y subaltemidad colonial

listas de Moscú por sobre sus neocolonias soviéticas en Euroa-

sia. El mayo parisino y la matanza de estudiantes en la Plaza

de Tlatelolco de Ciudad México, fueron dos ejemplos sangrien­ tos del choque ideológico entre el Estado y la sociedad civil. La

amarga y prolongada lucha de los afroamericanos en los Esta­

dos Unidos, liderada por Martin Luther King y Malcolm X des­

embocó en la reestructuración parcial de los derechos civiles. Ante la pujanza de sus convicciones y de sus actos, ambos líderes fueron vilmente asesinados.

Los ataques contra la sociedad civil afroamericana en los Estados Unidos provocaron que unos subalternos se radica­

lizaran. Ese es el caso del Partido de las Panteras Negras, que se fundó en momentos de intensa represión sobre las comuni­ dades de los afroamericanos y grupos simpatizantes con dicho movimiento. Las Panteras Negras actuaron políticamente, tan­

to en la esfera civil como en la lucha armada clandestina ur­ bana. Su objetivo: defenderse de los ataques promovidos por el Estado y el odio racial de grupos supremacistas como el Ku Klux

Klan. Estos hechos demuestran un ápice de la envergadura que causó el enfrentamiento ideológico de la revolución cultural mundial en 1960.

213

Violencia política y subaltemidad colonial

En América Latina, las guerrillas urbanas, como los Tupamaros en Uruguay y Sendero Luminoso en Perú, y las guerrillas

rurales en Venezuela, Colombia y Bolivia, por mencionar solo algunas, entraron en escena, inspiradas en la victoria de la Re­ volución Cubana y en la formidable resistencia armada vietna-

mita. La expansión de los procesos de descolonización en Asia,

Africa y el Caribe cambió la geopolítica y la forma en que las

naciones se miraban. Se levantaron nuevos espejos. Fue una época de rupturas ideológicas profundas, en que el ideario de

214

la revolución humana sentó las bases reales y materiales para

reinventar la política y cuestionarlo todo. Quienes decidieron fundar y activar el MIRA fueron miem­

bros de esa generación de 1969, los que “quisieron tomar el cie­

lo por asalto”.218 Estos combatientes puertorriqueños aban­ donaron el aparato ideológico establecido por la ley de la fuerza imperial desde 1898. Se separaron de la legalidad liberal y co­

menzaron a golpear objetivos específicos del gobierno federal y estatal, con los medios que poseían. Los combatientes de

extracción independentista y marxistas se entrenaron en tác218 Transcripción de entrevista a Diego Reneé, 11 de octubre de 2014, pág. 23. Esta frase también la encontramos en el escrito de Michael González, Nacional­ ismo Revolucionario Puertorriqueño, San Juan: Isla Negra Editores, pág. 33.

Violencia política y subaltemidad colonial

ticas revolucionarias clandestinas. Con manuales de guerrilla

urbana y campesina, confeccionaron explosivos y métodos de

contra espionaje. Estos subalternos transgredieron la pirámide de la superestructura para atacar las Fuerzas Armadas y del co­

mercio de los Estados Unidos en su colonia caribeña. A estos hechos debemos sumarle el caso de Filiberto Ojeda

y de varios miembros del MIRA cuyas raíces ideológicas evocan el nacionalismo albizuísta insurreccional de 1950. Ese Pedro

Albizu que murió tras años de tortura y encierros el 12 de abril

de 1965219 reencarnaba ideológica y anímicamente en esta ge­ neración de combatientes por la independencia de Puerto Rico

entre 1967 y 1972. Esto fue parte del contexto de los organiza-

dores del colectivo. El Movimiento Independentista Revolucionario en Armas fue pensado para verano de 1967, por los puertorriqueños Nar­

ciso Rabell Martínez y Roberto Todd Pagán.220 Estos señores fueron los delegados del MPI en La Habana en la década del 60

y los testigos presenciales del proceso revolucionario cubano e 219 Aponte Martínez, Pedro. “El asesinato de Pedro Albizu Campos, en Cuadernos del 98: El asesinato político en Puerto Rico. Número 9. Ivonne Acosta Lespier, Editora. San Juan: Editorial del Ateneo Puertorriqueño, 1998, pág. 83. 220 Trascripción de la entrevista a Diego Reneé. 11 de octubre de 2014, pág. 2.

215

Violencia política y subaltemidad colonial

internacional. Todos adquirieron múltiples experiencias en el extranjero y el entrenamiento para el desarrollo de un ideario político y militar. Aunque sus líderes residían en Cuba, la idea de

la creación del MIRA fue diseñada y coordinada paralelamente por puertorriqueños tanto en Puerto Rico como en La Habana. Todos ellos llevaban años cruzando fronteras internacionales.

Los contactos que tenían en Puerto Rico, sobre todo desde las rupturas del MPI provocadas ante el plebiscito,

sentaron las bases para la creación y la preparación de célu­

las revolucionarias en distintos puntos del archipiélago. Se 216

radicalizaron unos grupos de subalternos independentistas

convirtiéndose por voluntad propia en combatientes del sistema político imperante. Los independentistas en Puer­

to Rico, desde la gobernación del Coronel Blanton Winship en los años treinta hasta nuestros días, han sido objeto de

identificación, vigilancia y carpeteo. Para 1960, el FBI aplicó el COINTELPRO en Puerto Rico.221El propósito principal era la eliminación de los movi-

mientes de liberación nacional y de extracción socialista. Por tales motivos, entre 1967 y 1972, se activaron investiga221 Churchill, Ward, Jim Vander Wall. The COINTELLPRO Papers: Doc­ umente from the FBI’s Secret Wars Against Dissent in the United States. Cambridge, MA: South End PRESS, Second Edition, Volume 8,2002.

Violencia política y subaltemidad colonial

ciones y la creación de procesos judiciales en contra de los

miembros del Partido Nacionalista Puertorriqueño, el Movi­ miento Pro Independencia, el Partido Independentista Puer­ torriqueño, la Federación Universitaria Pro Independencia, el movimiento obrero e instituciones que trabajaban en la le­

galidad civil. Los miembros de los grupos independentistas

ilegales, o clandestinos como el MAPA, los CAL y el MIRA

fueron objeto de estas investigaciones. Gran parte de los militantes del MPI en Puerto Rico y los Estados Unidos fueron codificados en los procesos de vigilan-

217

cia internacional. Aquellos que en múltiples ocasiones entra­ ron y salieron de Cuba en los años sesenta fueron identificados por las transgresiones que realizaron, legales o ilegales, en las fronteras de Estados Unidos, Cuba, Canadá, México y Puerto

Rico. Recordemos que la Cuba de 1960, se convirtió en el más

importante foco revolucionario socialista para los pueblos de América, por lo cual, la vigilancia y persecución política sobre el que viajaba a La Habana, o algún otro país del bloque socia­

lista, era implacable en pleno desarrollo de la Guerra Fría.

El agente encubierto S J T-2 Rafael A. Negrón Nieves de la Oficina de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico fue uno de

Violencia política y subaltemidad colonial

los encargados de la carpeta del MIRA.222 El 26 de febrero de 1970, el agente Negrón Nieves redactó unas breves reseñas

de las vidas y trayectoria política de algunos combatientes

del MIRA. La información que recopiló el agente Negrón Nie­

ves era de dominio público, se podía encontrar en periódicos

o en documentos publicados por el MPL Por tales motivos no podemos afirmar que el agente estaba infiltrado en el Movi­ miento. El agente no menciona las fuentes que utilizó para

redactar su informe. A continuación reseñamos lo plasmado

en la carpeta. 218

El 11 de noviembre de 1959, Narciso Rabell Martínez fue

electo para ocupar un cargo como líder de la Federación Uni­ versitaria Pro Independencia (FUPI). En mayo de 1961, obtu­ vo una beca de la Unión Internacional de Estudiantes (UIS)

en Praga para estudiar en la Universidad de la capital de Che­

coslovaquia. En mayo de 1961, fue el delegado de la FUPI en la reunión del Comité Ejecutivo de la Unión Internacional de

Estudiantes que se celebró en La Habana, Cuba. A su retomo a Checoslovaquia contrajo matrimonio con una ciudadana che­ 222 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 5. Federal Bureau of Investigation. Informe Secreto del agente estatal Rafael Nieves Negrón a las autoridades federales. 26 de febre­ ro de 1970.

Violencia política y subaltemidad colonial

ca nacida en Rusia, con la que procreó una hija. El 24 de abril

de 1964, la Radio Internacional de Corea del Norte emitió un

comunicado de los representantes puertorriqueños que parti­

cipaban en actividades de la UIS, estos fueron Rabell Martí­ nez y Marta Sánchez Olmeda. En su visita a Pekín, tuvieron la oportunidad de compartir con el líder de la Revolución China

Mao Tse Tung. En su retomo al Caribe, fue el representante del MPI y participó en la Conferencia Tri-Continental que se llevó a cabo en La Habana, del 3 al 15 de enero de 1966. En la co­

yuntura del plebiscito de 1967, en Puerto Rico, Rabell fue ex­

pulsado del MPI por Juan Mari Brás el 21 de julio de 1967, ante sus posturas radicales ante el evento. Para agosto de 1968, Rabell Martínez se alió con Roberto Todd Pagán para publicar

el “Cuaderno Revolucionario” en miras a crear una célula re-

volucionaria clandestina de acción violenta. Según el agente Rafael Nieves Negrón, el nombre de seguridad de Rabell Mar­

tínez dentro del MIRA fue “Andrés”.223

En noviembre de 1965, Roberto Todd Pagan fue uno de

los artistas gráficos de la Misión Rafael Cordero del MPI. En 223 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 5. Informe Secreto del agente estatal Rafael Nieves Ne­ grón a las autoridades federales. 26 de febrero de 1970.

219

Violencia política y subaltemidad colonial

1967 fue delegado de la FUPI en Cuba y miembro activo en

la Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes (OCLAE). En mayo de 1967, viajó a Hanoi, Corea del Norte,

como representante de ambas organizaciones. A su regreso a

La Habana en el verano del 67, fue que se reunió con Narciso

Rabell para la creación del MIRA. El agente encubierto escri­ bió que los nombres secretos de Todd Pagán dentro de la orga­ nización fueron “Hugo” y “Diego”.224 El próximo en la lista era Filiberto Ojeda Ríos. Desde el 18

220

de diciembre de 1961 las autoridades federales supieron que Ojeda Ríos viajó a Cuba con su esposa e hijos desde Vera Cruz, México, a bordo de la embarcación cubana “Babia de Tenamo”

con ruta hacia La Habana. El informe hace alusión a la renun­

cia de Filiberto Ojeda a su puesto de delegado del MPI en La

Habana en protesta por la expulsión de Narciso Rabell de la Misión Permanente en Cuba. El agente declaró que Ojeda Ríos

se opuso a la decisión del MPI de quedarse en casa en el mo­ mento del plebiscito y señaló que Ojeda avalaba un discurso

emitido por Narciso Rabell que invitaba a los puertorriqueños a realizar una manifestación de pueblo el día del plebiscito. 224 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

En una residencia de la calle Comerlo en San Juan, la Policía

alegó que encontró una carta en la que un tal “Rubén” había sido identificado por la Policía. En la carta decía que la Policía

había interrogado a su hermano, le preguntaron si había toca­

do con unos músicos cubanos en la ciudad de Nueva York. Su

hermano contestó que no había visto a Filiberto Ojeda en dos

años. Según el informe, el nombre secreto de Filiberto Ojeda Ríos en el MIRA era “Rubén”.225 En 1964, Juan Antonio Castillo Ayala fue electo Presiden­ te de la Federación Estudiantil Pro Independencia en Aguada.

221 Según el agente John D. Divine, Castillo Ayala, su padre José Miguel Castillo y su tío Miguel Ángel estuvieron involucrados en un intento de incendio en la estación de la Guardia Nacio­

nal de Puerto Rico, el 23 de septiembre de 1963. En 1970 el

agente Nieves Negrón lo identificó en la célula del MIRA en Bayamón con el nombre de “Felipe”.226 Saturnino Laboy Medina oriundo de Yabucoa era el Di­ rector de la Cruzada Cristiana Patriótica. Según el sargento

Thomas P. Garvey, en septiembre de 1963, Laboy Medina par-

ticipó en una discusión sobre incendiar unos campos de caña 225 Ibid. 226 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

de azúcar. En enero de 1964, fue localizado en Caguas donde obtendría material para sabotajes. Para febrero de ese mismo año, el sargento Garvey afirmó que Laboy Medina le dio instracciones a un grupo de personas para que saboteara unos

autos de la Policía.227 Marta Cristina Sánchez Olmeda estuvo activa en los mo­ vimientos pro independencia de Puerto Rico y en la década

de 1960 viajó a China y a otros países comunistas para bus­ car apoyo para el movimiento. Según el informe del agente

Rafael A. Negrón Nieves, Sánchez Olmeda consistentemente

222 apoyaba las posturas de Fidel Castro y adoptó una actitud an­

ti-americana en sus declaraciones públicas. Fue arrestada por la Policía de Puerto Rico el 13 de junio de 1966, por cargos de

alteración a la paz después de haber sido identificada como la agitadora principal de un grupo del MPI que apoyaba a la

delegación cubana en los Décimos Juegos Centro Americanos

y del Caribe celebrados en San Juan en junio de 1966. El 12 de agosto de 1968, Marta Sánchez fue arrestada nue­

vamente por la Policía por su participación en unos distur­ bios estudiantiles ocurridos en la Universidad de Puerto Rico 227 Ibid.

J

Violencia política y subaltemidad colonial

en septiembre de 1967. El 10 de junio de 1967, partió hacia

Cuba para participar en la Convención de las Juventudes La­ tinoamericanas. En ese momento, representaba al Comité de Acción Femenina del MPI. José “Fefel” Varona, miembro del MPI, murió como resultado de las heridas que sufrió en un ata­

que aéreo de las fuerzas armadas de los Estados Unidos sobre

Vietnam del Norte. El 31 de marzo de 1968, el cuerpo de Varona llegó al aeropuerto Internacional John F. Kennedy y Marta

Sánchez fue la encargada de trasladar el cadáver de Nueva York a Puerto Rico. “Ana” fue su alegado nombre secreto den-

223

tro del MIRA, después de 1968.228 En otros informes policiacos alegan se identificaron a Hilton

Fernández Diamante, William Pintado Burgos, Carlos Fonseca

Ortas y Adelina Ramírez Rodríguez:229 El 16 de abril de 1970, agentes del FBI redactaron un apéndice donde señalaron a las

siguientes personas como miembros del organismo: Félix Raúl

Cruz Díaz, Avelino González Claudio, Federico Acevedo Santia­ go, Miguel Ángel Castillo Vega, Santos Colón Aponte, Carlos Fe­

liciano Vázquez, Juan Galloza Carrero, Antonio Herrera Moreno, 228 Ibid. 229 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

Pedro Antonio Jaca La Fontania, Saturnino Laboy, José Nolla

Herrero, Avelina Ramírez de Fonseca, César Rivera, José Serra­ no López, Juan Torres Alonso, Ferdinand Torres Torres y Gladys

Jiménez de Torres.230 Un informe del 30 de diciembre de 1971

alega que Juanita Ojeda, Domingo Lugo y Carmen Bencon también estaban asociados con el MIRA.231 Este informe estimó que

había aproximadamente 300 individuos asociados directa o in­ directamente con el Movimiento. Joaquín García Maya, uno de nuestros entrevistados, no fue identificado por la Policía como miembro del MIRA.232

224

C. Planteamientos teóricos del MIRA. El proceso de crear las bases teóricas de una organización

clandestina con unas concepciones de lucha armada en el Puerto Rico entre 1967 y 1972 fue muy complicado. El contex­

to ideológico de la Guerra Fría había creado unas condiciones políticas muy desfavorables para las organizaciones de iz230 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 7. Informe 16 de abril de 1970. 231 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 8. Informe 30 de diciembre de 1971. 232 Este en tanto, afirmó en entrevista que era nacionalista desde 1950, participó en el Movimiento Libertador de Puerto Rico, en el 26 de julio en Cuba y al llegar a Puerto Rico formó parte de los CAL y del MIRA. Tran­ scripción de la entrevista a Joaquín García Maya, 12 de abril de 2014,

Violencia política y subaltemidad colonial

quierda en Puerto Rico. Desde la Insurrección Nacionalista de

1950, todos los movimientos de liberación nacional sufrieron una degradación de apoyo tanto en el marco ideológico como en la opinión pública del país. Las gerencias de los aparatos

ideológicos y de los aparatos represivos del poder federal y

militar de los Estados Unidos y sus subalternos coloniales en el Estados Libre Asociado de Puerto Rico se encargaron de es-

tos asuntos con la implementación del COINTELPRO.233 E1

Programa de Contrainteligencia fue activado el 4 de agosto de

1960, cuando el FBI ordenó a sus despachos en San Juan infiltrase y desarticular a los movimientos de liberación nacional

en Puerto Rico. Esta era parte de la política represiva que ata­

caba paralelamente al Movimiento de Derechos Civiles y a las Panteras Negras en Estados Unidos.234

En el libro Nacionalismo Revolucionario Puertorrique­ ño Michael González afirmó que el aumento de la violencia

de estado provocada por el FBI, la Policía de Puerto Rico y las 233 Para un examen más detallado de la implementación del Programa de Contrainteligencia ver de Gautier, C. y Blanco, T. “COINTELPRO en Puer­ to Rico: Documentos Secretos del FBI, 1960-1971” en Las Carpetas: Perse­ cución política y derechos civiles en Puerto Rico. Bosque R. y Colón J. (Edi­ tores). Río Piedras: CIPDC, 1997; y de Michael González Cruz Nacionalismo Revolucionario Puertorriqueño: La lucha armada, intelectuales y prisioner­ os de guerra. San Juan/Santo Domingo: Isla Negra, 2006. 234 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 7. En este documento se destaca los contactos que tenía el MIRA con el periódico de los Black Panthers en Berkley, California.

225

Violencia política y subaltemidad colonial

turbas de derecha en la década del 60 crearon las condiciones para el surgimiento de un bloque ideológico conservador en la opinión pública puertorriqueña. Citando a Carlos Buitrago235,

González señaló que la derecha articuló un discurso anti-inte-

lectual que promovió la criminalización del activismo político de izquierda. El ensayo de Buitrago explica cómo el bloque

conservador de militares e industriales anexionistas subvirtió

la academia y los movimientos sociales con el fin de frenar las fuerzas progresistas. De acuerdo al autor, el discurso hegemónico autoritario e intolerante de este bloque seudo-intelectual

226 de derecha, representado por la administración Nixon-Ferré,

estigmatizó el activismo y creó las condiciones políticas para reprimir física e ideológicamente la lucha de clases y el nacio­

nalismo revolucionario.236 Paralelamente, la intromisión ideológica en el discurso conservador de los medios de comunicación, tanto en la pren-

sa y revistas de estante, como en la televisión y la radio privada marcó el delineamiento de una forma en que las masas ideoló-

gicas del PPD y el PNP debían ver y juzgar a la oposición de iz235 Buitrago, Carlos. Ideología y conservadurismo en el Puerto Rico de hoy. San Juan: Editorial Bayoán, 1972 en el texto de Michael González Cruz, Na­ cionalismo Revolucionario Puertorriqueño, pág 42. 236 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

quierda, ya fuera moderada como la del PIP o radical como los clandestinos. Para los medios de comunicación los dos casos eran lo mismo: un problema policiaco. Basta con examinar las

primeras planas del periódico El Mundo para constatar cómo

se reseñaba la “amenaza roja”, “los terroristas” o el “Castro comunismo”, sin una voz que emitiera o explicara el contexto marxista de la lucha de clases que el MIRA impulsaba como

mecanismo ideológico. El discurso de la prensa era escrito

desde la perspectiva de la pequeña burguesía puertorriqueña, la cual vio cómo sus pares cubanos perdían sus propiedades y

privilegios de clase en la Cuba insurrecta. En este ambiente de represión y hostilidad ideológica surgieron las bases teóricas

del MIRA. Diego Reneé admitió la gran influencia e inspiración de la

Revolución Cubana en el desarrollo del MIRA. Según Reneé: El triunfo de la Revolución Cubana es, no solamente... im­ portante para Puerto Rico, sino para el Caribe y para toda América. Definitivamente ese es un acontecimiento histó­ rico significativo e importante para la historia de nuestros pueblos. Y al igual que muchos otros compañeros en dife­ rentes partes de América se le pegó el virus de la revolución armada para nuestros pueblos. Y por ende, Puerto Rico no dejó de estar influenciado. En ese caso, el MIRA... también está influenciado por el boom, si queremos decir -verdadde grupos armados en diferentes partes de América, influen-

227

Violencia política y subaltemidad colonial

ciados por la experiencia cubana.237 Reneé fue parte de la división del MPI en 1967. Convidó

activamente con las posiciones políticas de la juventud del

MPI en el momento coyuntural de la división política de esa organización. Por lo tanto, como otros tantos jóvenes influenciados por la Revolución Cubana y por todo el auge y la agi­ tación del desarrollo de la lucha armada en América, Reneé

se inclinó por la línea más revolucionaria. Se vinculó con el MIRA, precisamente por esas posiciones radicales.238 Las funciones de Reneé en el MIRA fueron fundamental-

228

mente políticas. No quiso llegar más profundamente sobre ese asunto. Sin embrago, destacó que “al enemigo siempre se le

hizo difícil saber cuál era mi vocación y cuál era mi partici­ pación, aunque estaban informados, por los informantes que

tenían en la Misión Bernardo Vega, de la cual era parte. Había

varios estudiantes informantes. Así que estaban al tanto de

cuales eran sus movidas personales, si salía, si viajaba, si iba a Nueva York, si iba a Cuba”. Reneé entiende que las autorida­

des nunca tuvieron claro si él tenía un seudónimo dentro de la

237 Trascripción de la entrevista a Diego Reneé. 11 de octubre de 2014, pág. 4. 238 Ibid, pág. 6.

i

Violencia política y subaltemidad colonial

organización.239

Al preguntársele a Reneé sobre las ideas o planteamientos

políticos y bases teóricas del MIRA éste contestó que “el en-

foque, la concepción era realmente marxista-leninista, donde se planteaba que lo fundamental en la lucha puertorriqueña

por su libertad tenía que estar necesariamente vinculada a la

lucha de clases”. Tenía que ser una lucha independentista en que los protagonistas fueran las clases trabajadoras, el pueblo

en general, más que una organización que estuviera identi­ ficada con la ideología de las clases dominantes, como había

sido a través de la historia de las luchas en Puerto Rico, don­ de casi todas las organizaciones políticas independentistas

representaban ideológicamente a unas concepciones prove­ nientes de las clase dominantes.240

El MIRA se planteaba como estrategia el desarrollo de

la lucha armada como medio fundamental de lucha. Eso no los desligó del trabajo político que se tenía que hacer. En un principio había bastante confusión, en términos de cómo de­ sarrollar esa concepción y estrategias para que fuesen planes 239 Idid. 240 Ibid, pág. 4.

229

Violencia política y subaltemidad colonial

a largo plazo. Según Reneé, se estaba realmente tanteando.

Así que en sus orígenes, el MIRA coqueteó con la teoría del foco.241

La teoría del foco, llevó al MIRA a plantearse diferentes

métodos de lucha. Si la decisión política era la utilización del medio de lucha violenta, entonces se utilizaría todo lo que se pudiera hacer en contra de lo que se entendía que era el corazón del colonialismo en Puerto Rico: la economía y las

empresas estadounidenses, el estado colonial político que lo

sustentaba y sus órganos represivos. Fundamentalmente, las 230

acciones armadas efectuadas en Puerto Rico estaban dirigi­ das contra emporios militares, empresas y comercios esta­ dounidenses que se entendía fueran negativos a la imagen de 241 Según Diego Reneé esta teoría fue expresada en sus inicios por Regís Debray el francés que participó con el Che Guevara en la lucha guerrillera en Bolivia, donde en su primer escrito interpretaba de forma teórica la Revo­ lución Cubana con la concepción del foco. En resumidas cuentas, planteaba que para hacer la revolución si hay ciertas condiciones basta con la creación o implantación de un foco revolucionario, un pequeño grupo, para que inide los trabajos políticos y armados que permitirán que el pueblo se una a ellos. Concepción que definitivamente era una mala interpretación de lo que fue la Revolución Cubana porque eso es lanzar la simplicidad del análisis. Cuan­ do uno profundiza en la historia de los pueblos tiene que profundizar en las condiciones materiales de esos pueblos, en sus diferentes etapas. Sobre todo en la etapa en que aparece una opción revolucionaria con posibilidades de realizarse. Fidel Castro con su grupo no viene a ser importante realmente q el agente fundamental principal en la hechura de la Revolución Cubana. Si tiene participación, si motoriza algunas cosas, pero el hacedor de la historia de la revolución fue el pueblo cubano. Por las condiciones en que vivían. Ver de Regis Debray “¿Revolución en la revolución?”, Punto Final. Suplemento a la edición Núm. 25, Segunda quincena de marzo de 1967. Santiago de Chile,

i

Violencia política y subaltemidad colonial

Puerto Rico como pueblo.242

Esa visión efervescente llevó al MIRA a plantearse el es­ tudio de diferentes métodos y tácticas que se habían utilizado en diversos pueblos y bajo coyunturas históricas específicas. Uno de los ejemplos al que aludió Diego Renée fue la lucha in-

dependentista de Chipre. Se utilizó para combatir el plantea­ miento de que Puerto Rico era muy pequeño para desarrollar

la lucha armada. Reneé afirmó que la lucha de Chipre demos­ tró que no importan las circunstancias geográficas y materia­

les si tienes la capacidad de poder aprovecharlas, fundadas 231

inevitablemente en la conclusión de que tienes al pueblo con­ tigo. Según Reneé,

...si tienes al pueblo contigo, no importan las condiciones geográficas, aumentan las posibilidades del triunfo. Ya sea que las condiciones materiales y geográficas sean un desier­ to, desierto de arena, desierto de montaña, exclusivamente valles, lo que sea. Lo importante es tener la ingeniosidad mi­ litar para poder aprovechar esas condiciones.243

Esto llevó al MIRA en un momento a pensar que en Puerto Rico se podían crear diferentes focos guerrilleros desarrollan­

do “bases operativas”. En esas bases operativas se podían ir acumulando pertrechos militares y de logística.

242 Trascripción de la entrevista a Diego Reneé. 11 de octubre de 2014, pág. 5. 243 Ibid,pág5.

Violencia política y subaltemidad colonial

Para Diego Renée existen dos medios o modos de lucha: el violento y el pacífico. Lo demás son o combinaciones o uno de ellos en particular. Por ejemplo, el método del PIP es el pa­

cífico. El MIRA optó por la utilización de la lucha armada pero, a la vez, con el desarrollo de instrumentos políticos y una vi­

sión clandestina.244 Se pensó que la organización tenía que ser clandestina en toda su estructura y funcionamiento. De-

sarrollando la concepción y los análisis de la realidad puerto­

rriqueña desde la óptica marxista-leninista, maoísta. Ese fue el origen del MIRA, porque con esa ideología estaban identifi­

232

cados, fundamentalmente, todos los que se separaron del MPI en 1967, pero cuyo ideólogo principal vino a ser Narciso Rabell

Martínez.”245 Uno de los aspectos importantes para estudiar la ampli­ tud política del MIRA, entre 1969 a 1972, son los vínculos del

organismo con las luchas sociales e independentistas puerto­ rriqueñas activas en los Estados Unidos. La lucha por la in­

dependencia de Puerto Rico siempre ha visto la emigración

hacia Estado Unidos, esa población, independientemente de

sus transformaciones culturales, como un área geográfica a 244 Ibid, pág. 6. 245 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

trabajar políticamente, para que apoye la independencia de

Puerto Rico.246

El MIRA entendía que en el desarrollo de la lucha del pue­ blo puertorriqueño por la independencia se debía utilizar esa población migratoria como base de apoyo en la metrópoli. El

MIRA no es un producto de las condiciones concretas de la migración puertorriqueña. Desde sus inicios, la organización

contó con personas que ya estaban en los Estados Unidos y eran militantes del MPI, del Partido Nacionalista o de otras tendencias independentistas en Nueva York. Así que desde el

1967 al 1969, muchos de ellos se vincularon como organismo particular del MIRA en Nueva York y fueron formando los grupos políticos del MIRA en diversas áreas de la metrópolis.”247

Aprincipios de 1969, Diego Renéey Filiberto OjedaRíos se conocieron en la urbe neoyorquina. “Existía una cuarta perso­ na, a nivel de la dirección del MIRA, que no estaba en Puerto

Rico. Más o menos después del 68, a principios del 69, es que

vengo a conocer a Filiberto en Nueva York”. En ese momento el MIRA estaba creado. Tenía sus órganos de dirección, todos sus aparatos de comunicación, sus organismos y su concep246 Ibid. 247 Ibid, pág. 7.

233

Violencia política y subaltemidad colonial

ción.248 Según Reneé trabajaron una serie de acciones en los periódicos que no fueron identificadas ni con los Comandos

Armados de Liberación (CAL), ni con otras organizaciones.

“Supongo que fueron acciones hechas por el MIRA, para per­ mitirles acercarse a diferentes compañeros y compañeras políricas para expresarle la concepción y reclutar gente”.249

Diego Reneé recordó que tuvo que viajar a los Estados Uni­

dos para coordinar y preparar la llegada de Filiberto Ojeda Ríos a Puerto Rico. Reneé narró que por decisión de Ojeda Ríos, en

ese momento, rompieron la comunicación y las determinacio­ 234

nes de cómo regresar a Puerto Rico desde Nueva York las tomó Ojeda Ríos por su cuenta.250 Así que Reneé regresó solo. Ojeda Ríos intentó llegar de forma clandestina, pero la realidad fue

que los documentos posteriores indican que Ojeda Ríos fue identificado, cruzando la frontera del Canadá. Había sido ubi­

cado en Nueva York.251 Una vez de regreso a Puerto Rico, Ojeda Ríos y Reneé co­

menzaron unas discusiones políticas sobre cómo concebíanla

248 249 250 251

Ibid. Ibid. Ibid. Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

lucha y qué planteamientos se habían hecho en Puerto Rico

sobre ese particular. En ese momento, Reneé comprendió que,

desde el origen del MIRA en La Habana, entre Narciso Rabell, Roberto Todd y Filiberto Ojeda, existían marcadas diferencias

ideológicas. Reneé y Filiberto Ojeda Ríos coincidían en que la forma de operar el MIRA en ese momento les parecía total-

mente inapropiada. Que por lo que veían y por lo que salía en

la prensa, era un método de lucha bastante arriesgado y no cónsono con la realidad de aquel momento. Según Reneé “no

era la forma apropiada para iniciar los trabajos de una organi­

zación revolucionaria.”252 Reneé se refería al tipo de acción armada que realizó el

MIRA durante 1969, que era el mismo tipo de acción que es­

taban haciendo los Comandas Armados de Liberación. En el fondo, según Reneé

...eran acciones que tenían un carácter bastante, que podría­

mos clasificar terrorista. Porque había uno de los compañeros que planteaba que en la preparación de este tipo de operativo y

en sus consecuencias no había por qué tomar en consideración la

pérdida de vida de civiles. Nosotros como entes políticos, nos pa252 Ibid.



235

Violencia política y subaltemidad colonial

recia que era incorrecta. Esa posición fue el inicio de los primeros

enfrentamientos políticos e ideológicos en el seno de la dirección del MIRA. Los métodos de lucha. No los medios. Los métodos.253

Filiberto Ojeda Ríos venía de la escuela de pensamiento revolucionario de Ernesto “Ché” Guevara. En el famoso libro

La guerra de guerrillas254, Guevara plantea que el sabotaje

es una de las armas inapreciables de los pueblos que luchan en forma de guerrilla. Establece que el sabotaje no tiene nada

que ver con el terrorismo; el terrorismo y el atentado personal son fases absolutamente diferentes. Para Guevara, el terroris-

236

mo es un arma negativa que no produce los efectos deseados porque puede provocar a un pueblo a que se vaya en contra del

movimiento revolucionario y trae una pérdida de vidas entre sus actuantes muy superior a lo que rinde provecho.255 En el debate interno del MIRA, “Narciso Rabell quedó solo

en su posición. Todos los miembros de la dirección, todos, se alinearon con la posición de que había que cambiar la concep­

ción de la organización y que había que afinar los métodos de 253 Ibid. 254 Guevara^ Ernesto. La querrá de guerrillas. Publicado originalmente en Cuba en el año de 1960. Digitalizada por LIBROdot.com.http://www.librodot.com., pág. 57. 255 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

trabajo, las concepciones políticas y teóricas.”256 Narciso Ra-

bell se retiró y creó el Partido Socialista Revolucionario (PSR).

Algunos de los miembros del MIRA partieron hacia esa organización política, la cual tenía una visión diferente.257 De esta

forma el MIRA se planteó una ética revolucionaria cónsona

con argumentos humanistas. En sus inicios los miembros del MIRA fueron desarrollando paulatinamente su trabajo político. Pensaban que las labores políticas debían de estar fundamentadas en el desarrollo de la lucha armada y en la comunicación con el pueblo a través de co-

237

municados de prensa. Todos sus miembros coincidían que eran

los tiempos apropiados y precisos para la acción revoluciona­ ría, con lucha armada o sin lucha armada.258 bas preocupacio­

nes políticas de los miembros del MIRA eran reales. A finales de 1960, fue el momento de la aparición de una serie de eventos y

acontecimientos históricos en los Estados Unidos muy impor­

tantes para analizar. En 1968, advino al poder en los Estados

Unidos el Presidente Richard Nixon. Nixon fue un presidente de guerra. Aunque comenzó su mandato con una promesa de 256 Trascripción de la entrevista a Diego Reneé. 11 de octubre de 2014, pág. 8. 257 Ibid. 258 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

retirar las tropas de Vietnam, lo cierto fue que prolongó los bombardeos hasta 1972.259 En la primavera de 1970, ordenó

la invasión de Camboya y en 1971, los ataques a Laos, dando

seguimiento a la política anti-comunista y armamentista que desde 1964 impulsaron el saliente Presidente Lyndon Johnson

y el programa político del Partido Republicano para Asia. En iguales circunstancias, el Presidente Nixon, el Secreta­

rio de Estado Henry Kinssinger y el Director del FBI J.Edgard Hoover dieron una vigorosa y agresiva continuidad al COIN-

TELPRO debido, en gran medida, a los grandes conflictos y en238 frentamientos internos de la sociedad estadounidense de aquel momento en tomo a los derechos civiles, el reclutamiento for­ zoso y a la guerra de Vietnam. Así, por ejemplo, cuando el 4 de

mayo de 1970, Nixon ordenó la invasión a Camboya cuatro es­

tudiantes de la Universidad de Kent, en Ohio, resultaron muer­ tos por la Guardia Nacional al protestar en contra de la guerra y el reclutamiento. Sobre cuatrocientas universidades en territo­ rio estadounidense realizaron la mayor huelga estudiantil que ha tenido esa nación.260 Se calcula que hubo sobre 100,000 de­ 259 Zinn, Howard. La otra historia de los Estados Unidos. Edición Reducida y Revisada por el autor. Traductor: Toni Srtubel. New York: Siete Cuentos Editorial, 2001, págs. 352-353. 260 Ibid, págs. 358-359.

Violencia política y subaltemidad colonial

sertores que emigraron a Canadá y países europeos.261

En Puerto Rico, las pugnas internas en el Partido Popular

Democrático por las facciones de Luis Muñoz Marín y Roberto Sánchez Vilella dividieron la maquinaria política más podero­ sa que tuvo este pueblo en el siglo XX. Luego del Plebiscito de

1967, los líderes del Partido Popular identificaron una serie de deficiencias en el enfoque de la colectividad que explicaba la

merma en el respaldo a su liderato. En primer término, admitieron que se le había dado preeminencia a los grandes intereses financieros y no a la clases media y trabajadora. En segundo

239 término, la cúpula del PPD entendió que fue un error político

e ideológico enfatizar en los valores materiales y no en los va-

lores culturales. En tercer término, la escasa participación de

jóvenes dentro del partido.262 E1 desgaste ideológico del PPD y su programa económico y de gobierno fue expresado por el propio Sánchez Vilella en la derrota electoral de 1968.263

El triunfo del Partido Nuevo Progresista en 1968, con el ingeniero industrial Luis A. Ferré como gobernador del Estado Libre Asociado, puso fin a veinte años de administración 261 Ibid, pág. 360. 262 Domenech Abreu, Ligia. ¡Que el pueblo decida!: La gobernación de Ro­ berto Sánchez Vilella. San Juan: EMS Editores, 2007, pág. 490. 263 Ibid, pág. 495.

L

Violencia política y subaltemidad colonial

colonial ininterrumpida del Partido Popular Democrático.264

El advenimiento al gobierno del Partido Nuevo Progresista marcó un momento muy importante en la historia política de

Puerto Rico con el traspaso ideológico de muchos sectores del

Partido Popular a la opción anexionista, sobre todo ante el es­

tancamiento económico del ELA. Según el economista Dudley Seers, existen tres criterios para saber si una economía está en

desarrollo: primero, la reducción del número de personas en estado de pobreza; segundo, un movimiento hacia una mayor igualdad; y tercero, la extensión de empleos a todas las perso-

240

ñas aptas para trabajar.265 El Puerto Rico de 1968, no contaba con estos criterios en su totalidad. Para James L. Dietz, la economía puertorriqueña, desde

el comienzo de la época del Gobernador Luis Muñoz Marín y el Programa de Desarrollo de Operación Manos a la

Obra, fue un fracaso en sus resultados económicos y, por

extensión, en los aspectos sociales.266 Dietz establece que

264 Baralt, Guillermo A. Desde el mirador del próspero: La vida de Luis A. Fer­ ré (1904-1968). Tomo I. San Juan: Fundación El Nuevo Día, 1996, pág. 313. 265 Seers, Dudley. “The Meaning ofDevelopment”. International Deveploment Review.Vól 11. Diciembre de 1969, págs. 2-6. Citado en James Dietz Historia económica de Puerto Rico. Río Piedras: Ediciones Huracán, 1992, pág. 261. 266 Dietz, James. Historia económica de Puerto Rico. Río Piedras: Ediciones Huracán, 1992, pág. 330.

Violencia política y subaltemidad colonial

el dilema del desarrollo económico de Puerto Rico, está ín­

timamente vinculado a su relación colonial con los Esta-

dos Unidos. Para Dietz, el mayor error del gobierno del ELA fue la falta de una actitud positiva hacia la posibilidad de

construir una economía propia, que no fuera más que una

extensión de la estadounidense, y por ende, impotente de

decidir su propio destino.267 Los gobiernos del Partido Po­ pular desde 1948 hasta 1968 no pudieron fortalecer la base

económica del país para que en vez de desempleo y emigración, la obtención de empleos fuera una opción real y

241

constante para los puertorriqueños en el archipiélago.268 Por ello podemos afirmar que el triunfo de Luis A. Ferré en 1968 se debió, en parte, al estancamiento y la falta de un desarrollo económico sustentadle que atrajera más inver­

siones industriales, nacionales y externas, que mantuviera salarios en continuo aumento y que evitara la emigración masiva de puertorriqueños a los Estados Unidos por la falta de espacios laborales.

El ingeniero Luis A. Ferré era reconocido por el éxito y prestigio empresarial, alcanzado por el linaje industrial de su 267 Ibid. 268 Ibid, pág. 301.

j

Violencia política y subaltemidad colonial

familia, quienes fueron los dueños de la Porto Rico Iron Wor-

ks y del Puerto Rico Cement.269 Desde finales de la década

de 1930, contaron con el respaldo del Gobernador Blanton Winship para el desarrollo de la cementera en Ponce.270 Para

1940, ambas empresas fueron pilares en el negocio de venta

de materiales de construcción en Puerto Rico, sobre todo para el levantamiento de edificios públicos e instalaciones milita-

res del Ejército y de la Marina de los Estados Unidos.271 Durante décadas ambas industrias exportaron productos hacia 242

diversas plazas, incluyendo Cuba, Panamá, Venezuela, Miami

y Nueva York.272 A partir de 1953, Luis A. Ferré ocupó un escaño como le­

gislador por el Partido Estadista Puertorriqueño. Aun en ese momento el pueblo no estaba inclinado a favor de la estadidad.273 Ese mismo año, Ferré enfiló esfuerzos para denun269 Baralt, Guillermo A. Desde el mirador del próspero: La vida de Luis A. Fer­ ré (1904-1968'). Tomo I. San Juan: Fundación El Nuevo Día, 1996, pág. 126. 270 Ibid, pág. 126. El Gobernador Blandom Winship estimuló en sus subal­ ternos de la Policía una conducta violenta contra los nacionalistas. Véase de Marisa Rosario El nacionalismo y la violencia en la década de 1930. San Juan: Ediciones Puerto, 2007, págs. 10-12. 271 Baralt, Guillermo A. Desde el mirador del próspero: La vida de Luis A. (1904-1968)' T°m° L San Juan: Fundación El Nuevo Día, 1996, pág. 272 Ibid, pág. 181. 273 Ibid, pág. 182.

Violencia política y subaltemidad colonial

ciar que el ELA no había resuelto el status, justo cuando la

ONU reconocía al ELA como entidad autónoma.274 Uno de los proyectos que presentó ante la Cámara de Representan­ tes en 1953 fue la creación de una comisión que estudiara las

implicaciones de la estadidad para la Isla.275 De esta forma estimulaba y desarrollaba en formas cuánticas sus posturas ideológicas en tomo a la anexión. Para 1960, Luis A. Ferré se

proyectaba ante el país como uno de los mayores propulsores de la estadidad federada para la Isla. El 22 de enero de 1967, se llevó a cabo una Asamblea del

243 Partido Estadista Republicano para determinar la partici­

pación de la colectividad en el plebiscito de ese año. En esa

reunión, Luis A. Ferré enfrentó las posturas del líder esta­ dista Miguel A. García Méndez, el cual no deseaba participar en el plebiscito impuesto por el Partido Popular Democrá­

tico. García Méndez no respaldaba la participación de los

estadistas en la contienda ya que no veía posibilidades de triunfo.276 Ferré, por su parte, entendía que la estadidad era

viable. En el contexto del plebiscito, Ferré postuló que la es274 Ibid, pág. 185. 275 Ibid, pág. 183. 276 Ibid, pág. 267.

Violencia política y subaltemidad colonial

tadidad debía tener representación en las urnas. Por ello le

pidió al partido que participara en el evento y, a García Mén-

dez, que reconsiderara su posición.277 La Asamblea terminó abruptamente. El Partido Estadista Republicano se resque-

brajaba. Ante el choque de ideas, el partido se dividió y la facción de Ferré, aglutinada en la organización Estadistas

Unidos, comenzaron la campaña plebiscitaria en favor de la estadidad. El 23 de julio de 1967 se llevó a cabo el plebiscito,

resultando vencedora la fórmula del Estado Libre Asociado. Sin embargo, Luis A. Ferré quedó conforme y entusiasmado

244

con los resultados. En su discurso informaba que la fórmula de la estadidad aumentó en 27 municipios.278 Ciertamente,

la estadidad ganó terreno con respecto al estadolibrismo. No empece a la derrota plebiscitaria, Luis A. Ferré y los esta­ distas enfilaron sus esfuerzos hacia la creación de un nuevo partido político.

El 20 de agosto de 1967 se disolvió la Asociación de Estadistas Unidos para fundar el Partido Nuevo Progresista.279

Para febrero de 1968, Ferré fue electo presidente del partido y 277 Ibid, pág. 259. 278 Ibid, pág. 278. 279 Ibid, pág. 284.

Violencia política y subaltemidad colonial

candidato a la gobernación por la colectividad. El emblemá­

tico estribillo de la campaña política de Luis A. Ferré llegó a los televisores del país, correado por niños, rodeados de pal­

mas, que tocaban y cantaban “Esto tiene que cambiar.”280 Inmediatamente, salía proyectado el candidato a la goberna­ ción dando un puño con firmeza en un escritorio. En la campaña política para las elecciones, Luis A. Fe­

rré estimuló a muchos sectores del país con un programa de gobierno que incluyó una serie de medidas simpáticas

para amplios sectores laborales y pobres de la sociedad en puertorriqueña. El primer proyecto de envergadura que de­

sarrolló el Partido Nuevo Progresista en 1969 fue la otorgación del bono de Navidad a los empleados públicos.281 Desde 1958, las empresas Ferré otorgaban estos bonos a sus empleados. Algunos sectores industriales, entendieron que esta medida era una intromisión inconstitucional y que no

contribuía a un clima favorable para la inversión. Para el 15 de diciembre de 1969, tanto los empleados públicos como

los del sector privado, comenzaron a recibir sus bonifica280 YouTube.JingleFerré, 1968.

70-72.

L

.As« SsSKi KM.'SÍ- X'

245

Violencia política y subaltemidad colonial

ciones. Esto inyectó a la economía local unos $61 millones.

La segunda medida de envergadura fue la otorgación de títulos de propiedad de parcelas a los usufructos de la tierra en las comunidades rurales del país. Este proyecto se consolidó

bajo el Programa de Reinstalación de Agregados del Título V

de la Ley de Tierras de 1941.282 Para 1941, el uso de esas tie-

rras era de 58,320 agregados, para 1968 esa cantidad sumaba

74,985 personas. El 29 de enero de 1969, la delegación del PNP en la Cámara de Representantes presentó el proyecto de ley 246

número 24, el cual concedería título de propiedad por $1.00 a los usufructos de las parcelas.

La tercera medida de importancia que impulsó la admi­ nistración de Luis A. Ferré fue la construcción de vivienda

pública con fondos federales. En 1969 la precariedad de los

arrabales en la Isla era bochornosa para el Puerto Rico moder­ no e industrial. La Corporación de Renovación Urbana y Vi­

vienda (CRUV) tenía la obligación de que cada familia tuvie­ ra un hogar seguro. Cientos de familias fueron reubicadas en

viviendas construidas bajo estos programas. Paralelamente, el programa Estatal de Hogar Propio fue destinado a familias 282 Ibid, pág. 73.

Violencia política y subaltemidad colonial

de escasos recursos para que pudieran adquirir una vivienda

a bajo costo.283 La cuarta medida de importancia bajo la administración

de Luis A. Ferré fue la aparición de sellos de alimentos, mejor conocidos como los cupones. Las gestiones en el Congreso de

Estados Unidos, por parte del gobernador Ferré y del Comisio­

nado Residente, Jorge Córdova Díaz, permitieron que el Comi­ té de Agricultura de la Cámara de Representantes accediera a incluir a Puerto Rico como beneficiario de dicho programa. Se

estimaba que unas 180,000 familias, cuyos ingresos no llega­ ban a los $3,600 anuales, ingresaron al proyecto.284 Todas estas medidas de justicia social fueron el pilar de la administración de Luis A. Ferré ante amplios sectores

desposeídos del pueblo. La visión de extender el alcance del estado benefactor a las clases pobres fue un acierto político

e ideológico. El PNP se apuntaba la obtención de nuevos vo­ tantes recipientes de la asistencia estatal.

El triunfo del gobernador Ferré fue un evento que alertó a los sectores independentistas. El arraigo ideológico y político

del anexionismo en 1968 hizo pensar a muchos independentis283 Ibid, pág. 78. 284 Ibid, pág. 88.

i

247

Violencia política y subaltemidad colonial

tas que los Estados Unidos le otorgaría la estadidad federada a

Puerto Rico.285 De igual manera, la alianza política e ideológica entre la administración Nixon-Ferré286 reflejaba verazmente

una posición de más confrontación y violencia política con la izquierda puertorriqueña.

D. Los ataques del MIRA El testimonio de Diego Renée establece que el MIRA tuvo

dos periodos de ataques. El primer periodo ocurrió en varias instancias a lo largo del año 1969, en el completo anonimato. 248

El MIRA no quiso identificar sus actos por motivos de segu­ ridad. Necesitaban consolidar las estructuras de la organiza­

ción para luego responsabilizarse por sus actos. El segundo periodo transcurrió a partir del 11 de diciembre de 1969, cuan­ do el MIRA salió a la luz pública y se adjudicó por primera vez

una jomada de ofensiva de ataques. El primer periodo se caracterizó porque los actos no fueron

reconocidos por la organización. En términos de la creación y desarrollo de este proceso, Reneé apuntó que para 1969 el ZS^Trar^cripción

en^rev^s^a a Joaquín García Maya. 12 de abril de

286 “Gobernador Ferré viaja en carabana Nixon”. El Mundo, 20 de enero de 1969, pág. 1.

Violencia política y subaltemidad colonial

MIRA “...está creado, tiene sus órganos de dirección, tiene to­ dos sus aparatos de comunicación, tiene sus organismos, tie­

ne su concepción... hemos trabajado en los periódicos, una se-

rie de acciones que no estaban identificadas ni con la CAL207 ni con otras organizaciones, supongo que fueron acciones he­

chas por el MIRA, para permitirles acercarse a diferentes com­

pañeros y compañeras políticas para expresarle la concepción

y reclutar gente.”288

Estas demostraciones armadas ocurrieron en el anoni­ mato por motivos organizativos y de seguridad. El MIRA se

249

estaba creando y necesitaba mostrarles a futuros miembros su capacidad de acción y métodos de seguridad. Básicamen­

te era propaganda armada. Recordemos que algunos de sus

miembros asumieron el clandestinaje total y otros trabajaron revolucionariamente llevando una vida semi-clandestina, como en el caso de Reneé, procurando siempre evitar ser iden­

tificado y apresado por la Policía. Por tales motivos, el MIRA

no identificó la primera jornada de ataques con explosivos a

287 Los Comandos Armados de Liberación fue una de las organizaciones independentistas clandestinas que trabajaron en este periodo. Para un marco conceptual de la lucha de los CAL ver de Lucila Irizany Cruz CAL: Una histo­ ria Clandestina, San Juan: Isla Negra Editores, 2010. 288 Trascripción de la entrevista a Diego Reneé. 11 de octubre de 2014, pág. 8.

*

Violencia política y subaltemidad colonial

comercios estadounidenses e instalaciones militares ocurrida alo largo de 1969.

La aparición del MIRA coincidió con la toma del poder por vez primera del Partido Nuevo Progresista. El 17 de febrero de 1969, el periódico El Mundo publicó un artículo editorial don­

de expresaba que el Gobernador Luis A. Ferré asumió una po­ sición de firmeza y hasta de agresividad contra los culpables de

la colocación de bombas ocurridas el día 12 de febrero de 1969. Según la nota editorial, Ferré instó al pueblo a cooperar en la

prevención de estos actos de violencia. De igual forma “el go­ 250

bernador acusó al castro-comunismo por estos crímenes.”289 De esta primera jomada de 1969, se destacó que Narciso

Rabell Martínez abandonó la organización por disputas inter­ nas. El mayor de los problemas giró en tomo a los métodos de

lucha. Varios miembros del MIRA entendieron que los méto­

dos no eran los más apropiados, pues en la colocación de ex­ plosivos pudiera haber pérdidas humanas y esa no era la in­

tención. Para Filiberto Ojeda, Diego Renée, Joaquín García y Roberto Todd Pagán, entre otros, el objetivo no era causarle

daño físico a civiles ni a empleados. La intención era econó289 Nota Editorial. El Mundo, 17 de febrero de 1969, pág. 2-A.

L

Violencia política y subaltemidad colonial

mica: hacer daño a la propiedad.

La táctica con estas explosiones era crear pérdidas mo­

netarias y daño a la propiedad para disuadir a comerciantes y militares estadounidenses a abandonar el país. La táctica

no era meramente el impacto en la opinión pública con la pro-

paganda armada y cometiendo actos de intensión social. En

términos económicos, los miembros del MIRA entendían que, con los ataques, las pólizas de seguros aumentarían dados los cuantiosos daños a las estructuras y a la mercancía.

Por otro lado, en la separación de Narciso Rabell, “él va a 251 un organismo del MIRA y denuncia a Filiberto Ojeda como un

agente de la Revolución Cubana dentro de la organización para

sabotear los trabajos de la creación del MIRA. Cuando va a ver un compañero, en vez de hablar con el compañero, exclusiva-

mente, permite que un amigo de él, del compañero que él fue a ver, estuviera... entre los planteamientos políticos que hacía

Narciso, uno era que las diferencias de Filiberto con la dirección del MIRA se debían a que Filiberto había sido infiltrado por los

cubanos en el MIRA’.290 Narciso Rabell Martínez se retiró del MIRA y creó el Partí290 Entrevista a Diego Reneé, 11 de octubre de 2014, pág. 16.

£

Violencia política y subaltemidad colonial

do Socialista Revolucionario (PSR). Algunos de los miembros del MIRA se fueron para al PSR. De ahí surgió otra organiza-

ción política clandestina, con una visión diferente.291 Según Reneé, Narciso Rabell fue uno de los líderes puertorriqueños

de mayor capacidad de análisis, comprensión y aplicación del marxismo-leninismo en la realidad puertorriqueña. Eso le permitió iniciar una revista teórica y política, Ira Popular, y tener

más acceso político al ambiente puertorriqueño.292 En cierta

medida y con el tiempo, su pensamiento influyó bastante en ciertos miembros del MIRA, por su capacidad de análisis de la

252 realidad. El MIRA en sus inicios no tenía una visión clara del

trabajo político. Solamente pensaba que el trabajo político de­ bía estar fundamentado en el desarrollo de la lucha armada y

en la comunicación con el pueblo a través de comunicados de prensa.293 291 En 1969, Narciso Rabell Martínez fue arrestado junto a otras nueve personas por la División de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico por sus vínculos con el Partido Socialista Obrero, quienes según la Policía, venían efectuando una campaña de terrorismo en Puerto Rico. Sobre este particular ver “Arrestan a nueve supuestos terroristas.” El Mundo, 29 de abru de 1969, pág. 1-A. Más adelante, entre 1972-1973, Rabell Martínez fundó el Partido Socialista Revolucionario (PSR). Para más detalles sobre la participación de Rabell Martínez en ambas organizaciones ver de Ché Paralitici Sentencia Im­ puesta: 100 de encarcelamientos por la independencia de Puerto Rico. San Juan: Ediciones Puerto, 2004, págs. 232-234. 292 Hasta este momento, no se encontraron ejemplares de la revista Ira Popular en ninguna de las bibliotecas ni archivos consultados. 293 Entrevista a Diego Reneé, 11 de octubre de 2014, pág. 10.

Violencia política y subaltemidad colonial

Para efectos de esta investigación, el silencio forzoso que

decidió el MIRA en esa jomada de 1969, sobre no identificar sus acciones militares, me deja como investigador a expensas de los informes y las especulaciones de las investigaciones

policiacas. Como veremos a continuación, el FBI y la Policía local asumieron las investigaciones por dichas acciones y co-

menzaron los intensos rastreos para identificar y capturar a estos individuos que actuaban paralelamente a otra organiza­

ción similar conocida como los Comandos Armados de Liberación, (CAL). Por lo cual, y ante la incertidumbre del silencio

clandestino, la información pudiera ser imprecisa. El 24 de febrero de 1970, la Oficina de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico puso a la disposición del FBI un informe

donde se exponen numerosos atentados que ocurrieron durante 1969.294 Aunque no se menciona al MIRA directamen­ te, aparece en la carpeta que le preparó el FBI y se nombran,

como sospechosos, a varios de sus miembros. Desafortuna­ damente este informe está muy maltrecho, la información en

varias páginas ilegible y contiene varios tachones. En tal mal estado está el informe que en la esquina derecha de los legajos 294 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 1. Informe, 24 de febrero de 1970.

L

253

Violencia política y subaltemidad colonial

lee un ponche “Best Copy Available”. De todas formas, se pue­ de apreciar y extraer la siguiente información.

El 15 de febrero de 1969, fue un día en que hubo una jornada de ataques. Se colocó una bomba en un zafacón en las

inmediaciones del Cuartel de la Policía de Hato Rey, causando daños en el área de la División de Tránsito, estimados en 6,000 dólares. Según el documento un policía sin identificar resultó

herido. No menciona si alguna organización se adjudicó di­ cho suceso. Ese mismo día, se colocó otro artefacto explosivo

dentro de un zafacón en el Banco Gubernamental de Fomento 254

en Santurce, el mismo rompió cristales en la parte externa del edificio. La restante información es ilegible. Paralelamente,

un explosivo fue colocado en un zafacón en el Hotel Howard Johnson en Condado donde resultaron algunas personas he­ ridas, sus nombres fueron tachados del informe. Los daños se estimaron en 5,000 dólares. En la Tienda Penney’s de Plaza la Américas en Hato Rey se detectó un explosivo sin detonar. Por estos incidentes los sospechosos fueron: Wilson Cortés

Burgos, Roberto Todd Pagán y Narciso Rabell Martínez.295 En este segmento del informe hay cuatro folios ilegibles que de295 Ibid.

i

Violencia política y subaltemidad colonial

ben contener al menos diez o doce atentados que no se pueden

reseñar pues están borrosos en el escrito.296

Sobre esta jomada de ataques explosivos, Roberto Betan-

court, quien trabajaba como periodista para el periódico El Mundo, presentó un artículo titulado “Estallidos dejan sal­ do de 4 heridos.” La noticia relata cómo la explosión ocurri-

da en el Banco Gubernamental de Fomento no sólo destruyó

los cristales del edificio sino que causó daños estimados en

$1,000 a edificaciones aledañas. En el área del estacionamiento de la División de Tránsito de la Policía de Hato Rey, se vandalizaron tres vehículos privados y uno de la Policía, con daños estimados en $2,100. La notica indicó que el poli­

cía herido en el incidente fue Bienvenido Rosado Cruz y otras cuatro personas, que no fueron identificadas.297 En la misma

página del periódico, el reportero Antonio Miranda reseñaba

que el gobernador Ferré llamó a “una cruzada del pueblo para

ayudar a la policía a descubrir a los terroristas responsables de

los atentados en la capital.”298 296 Ibid. 297 Roberto Betancourt. “Estallidos dejan saldo de 4 heridos.” El Mundo. 17 de febrero de 1969, pág. 1-A. 298 Antonio Miranda. “Ferré encara problemas que crean terroristas”. El Mundo. 21 de febrero de 1969, pág. 1-A.

255

Violencia política y subaltemidad colonial

Más adelante, para el 21 de febrero de 1969, el Gobernador

del ELA, Luis A. Ferré, le solicitó a la Legislatura que discutie­ ra posibles enmiendas a las leyes vigentes que condenaban las prácticas terroristas en la Isla.299 El 24 de febrero del 69,

Ferré y el Presidente del Senado, Rafael Hernández Colón, anunciaron una nueva legislación sobres las leyes de explosi-

vos, las cuales estaban vigentes desde 1934.300 Como parte de sus funciones, ese mismo día el Gobernador viajó a Yabucoa a

inaugurar la petroquímica de la Sun Oil en aquel municipio. 256

El 19 de septiembre de 1969, se registró otra jomada de

ataques sin identificar. Se encontraron cinco dispositivos in-

cendiarios en la tienda Woolworth en Hato Rey. No hubo gra­ ves daños ni lesionados. Ese mismo día, la tienda Woolwor­

th, en la Parada 18 en Santurce, recibió un ataque producto de un dispositivo incendiario, el cual causó daños al edificio

por $350,000 y $750,000 en mercancía. En la tienda Lemer de

Santurce se encontraron tres bombas sin explotar. Los próxi­ mos cinco informes de ataques y sus descripciones son ile­ gibles. El 8 de octubre de 1969 se encontró un explosivo sin 299 Ibid. 300 Antonio Miranda. “Harán nueva legislación sobre explosivos.” El Mun­ do. 25 de febrero de 1969, pág. 1-A. Nótese que estas leyes fueron aprobadas en aquel intenso año de 1934, cuando hubo las huelgas violentas en las cen­ trales azucareras y los cañaverales ardieron en todo Puerto Rico.

Violencia política y subaltemidad colonial

detonar en la Farmacia Walgreens de Santa María Shopping Center en Guaynabo, sin más información al respecto.301

Inmediatamente el informe señala la jornada de ataques

del 11 de diciembre de 1969. Aunque no se menciona en el

acta policiaca, estos actos marcaron la aparición pública del

MIRA. En el Hotel Americana un explosivo ocasionó daños por $5,000. En el Hotel Sheraton de San Juan también se colocó un explosivo que estalló. La cifra de daños en este caso es elegible. El Raquet Club Hotel en Isla Verde tuvo una explo­

sión causando daños estimados en $1,500. En el Hotel Howard

Johnson de Condado se reportó otra explosión que no causó daños a la propiedad. El Big Bamboo en Miramar fue ataca­

do, pero no se aprecia mucho más en el informe. Las restan­ tes cinco menciones de ataques están visualmente ilegibles.

Sin embargo, se destaca del informe que por los sucesos del 11 de diciembre de 1969 fueron arrestados y acusados: William

Pintado Burgos, Juan A. Castillo Ayala, Carlos Fonseca Orta y Adelina Ramírez Rodríguez de Fonseca. 302 En el informe no se menciona en concreto al MIRA. 301 Ibid. ??rn Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 1. Informe del 24 de febrero de 1970.

257

Violencia política y subaltemidad colonial

El 17 de abril de 1970, el agente Robert J. Heibel, quien

trabajaba para el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y su Buró Federal de Investigaciones, preparó un ex-

tenso informe sobre el MIRA.303 Este aparece en la primera subserie de la Carpeta que preparó el FBI y que está disponible

como documento público en la Biblioteca Legislativa de Puer­

to Rico. Del legajo se desprende que el agente federal envió copia del mismo a las Oficinas del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea de la Base Ramey en Aguadilla, a las Oficinas

258

del Servicio Secreto en San Juan y a otras entidades de segu­ ridad ilegibles en el documento. En las páginas introductorias

del informe el agente señala que los líderes del MIRA reclama­ ron que eran los responsables de 44 actos de incendiarismo y

bombas antes de febrero de 1970.304 El agente Heibel citó uno de los informes que preparó y sumi­ nistró la Oficina de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico como resultado de sus investigaciones sobre el movimiento. El mismo

llevaba por título “Acciones Previas”. Aquí encontramos una

lista de posibles ataques hechos por el MIRA. Entre los ataques 303 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 1. Informe del 17 de abril de 1970. 304 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

adjudicados por las autoridades estatales al MIRA se encuentran

los siguientes, en el estricto orden en que aparecen en el informe:

3 de marzo de 1968 Supermercado Pueblo, De Diego, Parada 22 Supermercado, Parada 18 (sin fecha) 12 de marzo de 1968 Walgreens, San Patricio, Barkers, 11 de marzo de 1968 24 de febrero de 1968 Woolworth’s, Hato Rey 3 de marzo de 1968 Oficinas Generales de la Guardia Nacional Hotel La Concha en Condado abril, 1968 (fecha ilegible) Roosevelt Roads Base, Pipelines Caribbean Towers febrero 1970 (sin fecha) MacDonald’s cerca del Caribe Hilton 15 de febrero de 1969 Hotel Howard Johnson Cuartel de la Policía en Quintana, Hato Rey 15 de febrero de 1969 15 de febrero de 1969 Compañía de Fomento, Parada 13 15 de febrero de 1969 Penney’s (Sin fecha específica) Quema de caña de azúcar, tres meses 23 de febrero de 1969 Oficina del Servicio Selectivo, Isabela 11 de diciembre de 1969 BigBamboo 11 de diciembre de 1969 Hotel San Juan 11 de diciembre de 1969 Howard Johnson 11 de diciembre de 1969 Hotel Americana 11 de diciembre de 1969 Hotel Raquet Club 11 de diciembre de 1969 Hotel Sheraton 11 de diciembre de 1969 ChezBamboo 11 de diciembre de 1969305 (Ilegible) En otro segmento del mismo informe, el agente Robert J.

Heibel declaró que el 7 de febrero de 1970, miembros del MIRA

bombardearon las Oficinas del Servicio Selectivo en Dorado, las facilidades de la Compañía General Electric en Río Piedras y el Hotel San Juan. En estos casos no se señala si hubo comuni­

cados del MIRA, responsabilizándose por los mismos. Sin em-

305 Ibid.

259

Violencia política y subaltemidad colonial

bargo, la Policía los señalaba como los principales sospechosos. Las listas antes mencionadas concuerdan, en parte, con la versión de Diego Reneé. Según Reneé, el MIRA fue creado

a partir de 1967 y tras un proceso organizativo de dos años, llevaron a cabo varios ataques, los primeros sin identificar y

los segundos a partir del 11 de diciembre de 1969, cuando sa­ lieron a la luz pública y se adjudicaron responsabilidad por los

mismos. El MIRA no se responsabilizó por los atentados ocu­

rridos en 1968 a saber, en el Supermercado Pueblo De Diego, 260

Parada 22, el 3 de marzo de 1968, al Supermercado, Parada 18

(sin fecha), a Walgreens, San Patricio el 12 de marzo de 1968, a Barkers, 11 de marzo de 1968, a Woolworth’s de Hato Rey el 24 de febrero de 1968, a Grand Union de la 65 de Infantería el 11 de marzo de 1968, a las Oficinas Generales de la Guardia Na-

cional el 3 de marzo de 1968 y al Hotel La Concha en Condado en abril de 1968. Los agentes de la Policía local le atribuyeron

estos ataques del 68 tanto al MIRA como a los CAL. La investigación histórica de Lucila Irrizarry Cruz sobre

los Comandos Armados de Liberación, señala que los agentes le adjudicaron a los CAL varios de los ataques que a su vez le atribuyeron al MIRA en este informe, como los ocurridos en

J

Violencia política y subaltemidad colonial

la tienda Woolworth’s de Hato Rey, en la Guardia Nacional,

Grand Union y Walgreens. La profesora Irizarry estableció

que para cada acción de los CAL estos enviaban un comunicado de prensa donde se adjudicaban la autoría de los hechos.

Según el escrito de Irizarry Cruz, estos comunicados aparecen

con bastante regularidad en la carpeta que preparó el FBI so­ bre los CAL. Sin embargo, en los casos antes citados, no hubo

comunicado. Ni los CAL ni el MIRA se responsabilizaron por los daños que sufrieron las entidades aludidas.

Sobre este particular, y en una nota al calce, Lucila Irizarry

261

citó un informe del 28 de febrero de 1968, proveniente de la

carpeta de los CAL, donde el informante SJT-1, infiltrado en el Partido Nacionalista, les comunicó a sus jefes que nadie en el Partido conocía de la procedencia de esos ataques. Por otro lado, el informante SJT-2, infiltrado en el MPI en Aguadilla, le

comunicó a sus superiores que los miembros de la organiza­

ción pensaban que los causantes de las explosiones no eran puertorriqueños.306 Un manto de imprecisiones e incertezas

marcan los primeros posibles atentados. Al enfrentar en entrevista a Joaquín García Maya y Diego 306 Irizarry Cruz, Lucila. CAL: Una historia clandestina,San Juan, Puerto Rico:Isla Negra Editores, 2010, págs. 96-97.

Violencia política y subaltemidad colonial

Reneé con esta lista de ataques, ni afirmaron ni negaron los hechos. García Maya se limitó a decir que participó paralela­

mente en los CAL y en el MIRA, sin dar detalles específicos

de sus deberes, responsabilidades o actos. Por su parte, Diego Reneé abrió la puerta para la especulación al declarar que el MIRA realizó algunas manifestaciones armadas no identifica-

das previas a las del 11 de diciembre de 1969. Al insistir que

identificara los actos, su respuesta fue sencilla:

262

Yo no podría hacer eso. Yo creo que si tú buscas los comu­ nicados de prensa te pueden indicar cuales, no la prensa ni las opiniones de la policía, porque ellos siempre podían ad­ judicar una de los CAL al MIRA o una del MIRA al CAL. O decir que el CAL y el MIRA lo hicieron. Cuando no se podía mezclar la magnesia con la gimnasia.307

La segunda etapa de acciones armadas comenzó a partir de la aparición oficial del MIRA, el viernes 11 de diciembre

de 1969. Alrededor de las diez de la noche, hubo una joma­ da de ataques con bombas registradas en varios hoteles y co­

mercios de dueños estadounidenses en el área de San Juan. Simultáneamente, mientras las explosiones ocurrían, dos mi­

litantes del MIRA tomaron por asalto la emisora radial WUNO

en San Juan, donde lanzaron su primer comunicado al pueblo

307 Transcripción de la entrevista a Diego Reneé. 11 de octubre de 2014, pág. 13.

Violencia política y subaltemidad colonial

Incluyen a PR en Proyecto de Sellos para Alimentos C4 I.

I

EL A^DO **> »O MjMno 114

rxx* CCTBO

10 üdn*

CM (01 < w| _______________________________________________________________________________________________ toomo nuroNO..

Estallan Bombas en Hoteles Condado

Incitan Violencia por Radio Ocupada YACCm/

BRX

Vj

’jlJf Kii I i ffl gt

Refinería

Uanjut! 767-1295

“éSSS

263 Titular del periódico El Mundo, 12 de diciembre de 1969.

por las hondas de la estación. Le pregunté a Reneé sobre este

particular:

Eso fue el MIRA. Está demostrado por los documentos. Me imagino... Sí... se hicieron responsables. Habrá en los ar­ chivos de la policía la cinta que usaron en la emisora Radio UNO, como un comunicado al pueblo, que identificaron a Roberto y a Filiberto con ese operativo de la estación de ra­ dio. Y por lo que leí y me han contado, las operaciones de ese día fueron exclusivamente del MIRA. No hubo nada que tuviera que ver con los Comandos Armados de Liberación. Creo que tal vez se podría conseguir en los archivos algunos de los comunicados de ese día... el propósito fundamental si ves, estaba enmarcado dentro de la concepción y la visión, de que en Puerto Rico la organización revolucionaria que pretendiera hacer lucha armada, además de ser clandestina y hacer acciones armadas, debía de salir a la luz pública con

Violencia política y subaltemidad colonial

cierto grado de fanfarria. Cierto grado de expresión amplia de capacidad de poder golpear lo que ellos entendían eran objetivos del enemigo. Eso es una visión muy particular. Yo creo que está, en cierta medida, escrita a la concepción foquista que se tuvo en ese momento, por parte del MIRA, y que posteriormente fue totalmente cancelada. A eso res­ pondían las fechas en que la organización se considera ya preparada para empezar a operar. Hay que indicársela al pueblo con la mayor cantidad de acciones armadas. Por eso, el MIRA realizó esas actividades por lo que yo he leído y me han contado... Como yo te señalaba, ahí hay dos lugares que creo que eran prostíbulos: El Big Bamboo y el Cheez Bam­ beo. Los demás son hoteles.”308

La noche del 11 de diciembre de 1969, el MIRA tomó por asalto la emisora radial WUNO en San Juan para emitir su pri­

mer mensaje al pueblo. Este acto fue llevado a cabo por Filiber-

264

to Ojeda Ríos y Roberto Todd Pagán. Mientras estos emitían el

mensaje, otros miembros del MIRA colocaron e hicieron esta­ llar explosivos en el Hotel San Juan, en el Howard Johnson, Ho­

tel Americana, Hotel Raquet Club, Hotel Sheraton y los clubes nocturnos Chez Bamboo y Big Bamboo, ambos prostíbulos.309

A esta lista de ataques reportados en la carpeta del MIRA,

el periódico El Mundo le añadió en su portada dos posibles ataques perpetuados ese mismo día: la explosión ocurrida esa

308 Ibid, pág. 12. 309 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 1. “First Communication to de Puerto Rican People”-Arrned Revolutionary Independence Movement (MIRA). En este informe se brinda información de los lugares impactados.

Violencia política y subaltemidad colonial

Secuencia fotográfica de los daños por la explosión en el Hotel Ameri­ cana, mientras era investigada por la Policía.

mañana en una de las cañerías de la Caribbean Gulf Refining, de Bayamón, la cual servía combustible a la termoeléctrica de

Palo Seco, y la explosión ocurrida en el Restaurant Carrrol’s del Condado.310 Estos dos ataques no aparecen en la lista del FBI, sin embargo la línea editorial del periódico en diciembre de

1969, aludió a todos los hechos como actos de terroristas y pun­

to. En la noticia de ese día no se mencionó el nombre del movi­ miento que se hizo responsable públicamente por los hechos.

No se profundizó en el mensaje emitido por la organización, ni

las razones emitidas por los combatientes a través de la radio. El 13 de diciembre de 1969, El Mundo publicó un artículo titulado “Relata asalto a radioemisora” donde el locutor de la 310 José R. Reguero y Antonio Santiago. “Estallan Bombas en Hoteles Con­ dado: Incitan a Violencia por Radio Ocupada”. El Mundo. 12 de diciembre de 1969, págs. 1-A, 15-A y 10-D.

i

I

i

265

Violencia política y subaltemidad colonial

estación radial WUNO, Felipe “Sonoro” Rodríguez Torruella

narró lo sucedido. El reloj marcaba cerca de las 9:54 cuando Rodríguez Tomiella oyó que lo llamaban por la ventana. “So-

noro, queremos que nos complazcas con dos discos pues te­

nemos una fiesta,” le dijo uno de los dos hombres a Torruella. Cuando el locutor fue a buscar donde apuntar las peticiones,

los hombres lo encañonaron, el bajito con dos pistolas, el alto con una. El bajito nunca habló, solo el alto dio las instruccio­

nes. Cuando Sonoro abrió la puerta le apuntaron con las dos pistolas en las costillas y otra en la cabeza y lo llevaron a la 266

cabina de control. El asaltante de más estatura le dijo que no resistiera que no le iban a hacer daño. Le dijo que tan pronto terminara el disco que estaba tocando presentara una selec­ ción de música navideña. En ese momento, el hombre alto le entregó la cinta grabada con el primer mensaje del MIRA al

pueblo de Puerto Rico.311

Como parte de la investigación, el 12 de febrero de 1970, la

Oficina de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico informó de

un comunicado del MIRA, recibido en la Sede de Prensa Uni­ da Internacional en San Juan el 23 de diciembre de 1969. Este 311 Helga I. Serrano. “Relata Asalto a Radioemisora.” Helga I. Serrano. El Mundo. 13 de diciembre de 1969, págs. 2-A y 17-A.

Violencia política y subaltemidad colonial

mensaje contiene dos documentos: el primero, un comunicado del MIRA, explicando las razones para los ataques de diciem­ bre de 1969, y el otro es una transcripción “exacta” del men­

saje original en español en formato de cinta utilizado por las personas que tomaron la estación radial aquella noche. Am­ bos documentos fueron traducidos al inglés por la Policía de Puerto Rico. Aquí revelamos la traducción del comunicado del

12 de febrero de 1970, tal como aparece en la carpeta, y segui­ damente, extractos del comunicado de la aparición del MIRA el 11 de diciembre de 1969, ya que está parcialmente legible.

267 “Last Thursday December 11, the Armed Revolutionary Independence Movement (MIRA) successfully carried out the José Rafael Varona Operation, wish consisted in theplacing and exploding ofseven bombs in the mayor hotels ofthe Condado and Isla Verde areas, and other explosive device in a bar visited by Yankee marines, The Big Bamboo in Miramar. In addition our militants carried out the daring assault at the WUNO Radio Station, and the broadcasting ofourfirst message to the Puerto Rican people.

The hysteria and repressive anger of the regime of the anti-Puerto Rican, Ferré, is an indication ofthe importance ofthe blow which our armed vanguard gave them. Faced with their inability to capture the MIRA revolutionaries responsible for the actions carried out, they have resorted to arresting independents to show their masters in Washington that they will see any means to stop the growing struggle in our country for the independence and liberation. In this hysteria, the regime is attempting to defame our organization by announcing the presence ofalleged Cubans our races.

Violencia política y subaltemidad colonial

You should know thatall who makeMIRA are Puerto Ricans. In Puerto Rico we will always have men and women ofhigh mo­ ráis and courage to bring out the independence of Puerto Rico. Let Betances, Albizu, Torresola, Cancel, Lolita Lebrón, Blanca Canales, and all those who with their example, courage, and sacrifice inspire our armed vanguard, say it.”

Seguidamente el MIRA advertía a la administración de Luis A. Ferré algunos términos de su lucha. En primer lugar, a cada acto de represión por parte del enemigo se responderá

con mayores acciones armadas. El segundo postulado indica­

ba que, por cada puertorriqueño arrestado conectado a su or­

ganización, se llevarían a cabo acciones armadas en los Esta­ 268

dos Unidos. En tercer lugar, el documento señala que por cada

puertorriqueño arrestado por el sistema de justicia colonial en conexión con el MIRA, tomarán la justicia en sus manos en contra de los responsables de la administración colonial. Ex­

pusieron que eran totalmente capaces de llevar a cabo dichos planes ya que se habían preparado durante dos años. Durante

ese tiempo, admitieron haber cometido acciones armadas en contra de tiendas, supermercados, hoteles y bases militares estadounidenses en Puerto Rico.312

312 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 1. “First Communication to de Puerto Rican People"-Armed Revolutionary Independence Movement (MIRA). Traducción del autor.

Violencia política y subaltemidad colonial

El próximo documento es la traducción al inglés de la cinta original utilizada por el MIRA en el comunicado emitido por

las ondas radiales de WUNO la noche del 11 de diciembre de 1969. El documento exponía las diversas razones para el acto revolucionario. La jomada la llamaron “Operativo José Rafael Varona” en honor a un compañero independentista criminal-

mente asesinado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en un bombardeo sobre la República Democrática de Vietnam.

Según el comunicado, el MIRA estaba convencido de que el imperialismo nunca renunciaría a su política de asimilación, explotación y opresión. Afirmaban que la lucha armada, asu­

mida por el pueblo, constituye el elemento más efectivo para la liberación nacional. Justificaron su método clandestino de lucha para la emancipación de la clase trabajadora ante

la brutal explotación laboral por parte de las compañías es­

tadounidenses y sus cómplices nacionales. Denunciaron la miseria del campesino y cómo las corporaciones y bases mi­

litares ocuparon las mejores tierras para el cultivo. Señalaron que la emigración masiva de puertorriqueños hacia Estados

Unidos era parte de los problemas que demostraban la falta de

subsistencia del sistema, para luego enfrentar los prejuicios

269

Violencia política y subaltemidad colonial

raciales, la humillación y la explotación financiera.313

E1 resto del comunicado está ilegible. Con acertada lectura

sobresale lo siguiente: que sus esfuerzos estaban dirigidos a movilizar, organizar y armar un ejército popular para derrocar

el poder de los Estados Unidos. Señalaron que sus enemigos eran el imperialismo estadounidense, el sistema de explota-

ción colonial y sus representantes. Una línea descifrable fue que los puertorriqueños nunca permitirán que su país y sus

hijos se rindieran ante los “extranjeros yankees”. El comuni­

cado alude a los políticos que habían traicionado el genuino 270

interés del pueblo; políticos que por su capacidad financiera constituyen una minoría en Puerto Rico.314 El 14 de diciembre de 1969, tres días después de los hechos,

el Comandante Juan del Valle, director de la División de Inteli-

gencia de la Policía, informó a la prensa que por estos incidentes fueron arrestados Juan Antonio Ayala Castillo, William Pinta­ do Burgos, Carlos Fonseca Orta y su esposa Adelina Rodríguez Ramírez. Estos se encontraban en una habitación en la calle Comerío de Bayamón. El agente informó que “un individuo de

nacionalidad cubana, a quien sólo se le conoce como el “G-2” era 313 Ibid. 314 Ibid. Traducción del autor.

Violencia política y subaltemidad colonial

también buscado por la Policía en relación con los actos del 11 de diciembre, al igual que Roberto Todd Pagán, quien tenía juicio pendiente por actos similares ocurridos en abril de ese año.”315 De acuerdo con el informe del Comandante Juan del Valle,

el “G-2” era un individuo de entre 30 y 40 años, quien supues­

tamente entrenaba al grupo en el uso y manejo de artefactos explosivos. Mediante su arresto, la policía intentaría determi­ nar su identidad, si había entrado ilegalmente a Estados Uni­

dos y si trabajaba para Fidel Castro. Según el agente del Valle, “G-2” es el nombre táctico del servicio de Inteligencia Militar 271 del gobierno cubano. Por último, el Comandante concluyó

que los arrestados pertenecían al “Movimiento Independentista Revolucionario Armado”, el cual venía operando hace

alrededor de un año.316 Estos arrestos fueron significativos

pues demuestran que la Policía había logrado identificar a una célula del movimiento. Por ello, la rapidez de las detenciones.

En 1970, la persecución policiaca sobre el MIRA se intensificó

como demuestra la carpeta.317 Según Diego Renée, la jomada del 11 de diciembre fue un 315 “Arrestan 4 En Caso De Bombas.” El Mundo. 15 de diciembre de 1969, págs. 1-Ay 15-A. 316 Ibid, pág. 1-A. 317 Los procesos investigativos policiacos los examinaré en el próximo capítulo.

Violencia política y subaltemidad colonial

desastre para el MIRA. El arresto inmediato de cuatro de sus miembros provocó que otros decidieran esconderse, abandonar

la organización e incluso huir del país. Las pugnas intemas des­

de la salida de Narciso Rabell se incrementaron ante la incerti­ dumbre. Fue un momento de desfase repentino y comenzó un proceso de revisión intema del enfoque que tenía el organismo.

Reneé describió el momento con las siguientes palabras:

272

Nosotros pasamos de una concepción foquista, dentro de las expresiones teóricas de Debray con respecto a cómo se hace la lucha, nos concentramos en profundizar más en la historia, en la preparación teórica y militar, la preparación política, de cómo analizar la realidad, cuál era la situación de la clase tra­ bajadora y especialmente como llegar a ese pueblo. Cuál era el nivel de conciencia y de preparación de ese pueblo. Así que nosotros decidimos que en ese momento ese tipo de operatividad no era el mejor medio. No era la forma más apropiada. De ahí surgen, por primera vez, los Comités Obreros Revolu­ cionarios. Aquel pasquín que vez allí marca el surgimiento de los Comités Obreros Revolucionarios. Fue el primer pasquín que se hizo para el 1 de mayo del 1971. Y que ahí es que el MIRA como organización se silencia. Va a hacer trabajo polí­ tico a través del periódico El Martillo.318 Esa colección la con­ sigues en la Biblioteca de la Universidad de Puerto Rico. Ahí están expresadas las visiones, las concepciones, el análisis de muchos de los eventos, hechos y acontecimientos de la realidad política de Puerto Rico. Así nos mantuvimos hasta aproximadamente dos años después.319 La versión de Reneé establece que a partir de los eventos

318 En nuestra investigación por la Colección Puertorriqueña de la Biblioteca José M. Lázaro y en el Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras no encontramos ejemplares del periódico El Martillo. 319 Transcripción de la entrevista a Diego Reneé, 11 de octubre de 2914, pág

Violencia política y subaltemidad colonial

de diciembre del 69, el MIRA no realizó ninguna actividad armada identificada, independientemente de que la prensa se la adjudique.320 Para nuestro entrevistado, el MIRA culminó

operaciones armadas identificadas en la jornada del 1969.

Por cuestiones de seguridad, las células del MIRA debían te­ ner mucho cuidado con la forma en que se comunicaban entre ellos. El MIRA conocía que sus teléfonos eran intervenidos y

de la intercepción de correspondencia. Por tales motivos, fue

muy complicado el reagrupamiento ante la continua vigilan­

cia que había sobre los miembros del organismo, sus posibles 273 colaboradores y familiares. Para Diego Renée, a consecuen­

cia de la persecución policiaca, los arrestos de cuatro de los

miembros de la organización, apenas tres días después del operativo, y la exposición mediática de los prófugos y líderes del organismo (Filiberto Ojeda Ríos y Roberto Todd Pagan) el

MIRA cesó de identificar sus actividades políticas armadas. De acuerdo al testimonio de Reneé, el MIRA no se adjudicó ninguna actividad armada de 1970 en adelante.321

Las autoridades policiacas tenían otra versión. La carpeta que

preparó el FBI señala los posibles vínculos del MIRA con diversos 320Ibid. 321 Ibid. Ver también la página 21 de la misma entrevista.

Violencia política y subaltemidad colonial

atentados realizados tanto en Puerto Rico como en los Estados

Unidos entre 1970 y 1972. Como veremos a continuación, el FBI

le atribuyó estallidos dinamiteros e incendiarios al MIRA hasta bien entrado el año de 1972. Aquí encontramos un contrapunteo

entre la versión de los clandestinos y la versión de la oficialidad. Diego Renée entiende que las operaciones armadas iden­

tificadas del MIRA culminaron en diciembre de 1969. Esto no

significa que desistieran de combatir. Si uno lee con atención su respuesta fue “operaciones armadas identificadas.” Ante 274

la represión estatal, la respuesta del MIRA fue el silencio. Re-

neé no pudo precisar si él y otros miembros de la organización continuaron operando, en Puerto Rico o los Estados Unidos, independientemente de si él estuviera al tanto de posibles ac­

ciones armadas por parte de otras células del MIRA. Romper los códigos de silencio dentro de una organización revolucio­

naria es un acto de alta traición. Si hubo un pacto de silencio interno en el MIRA, Reneé no lo iba a romper en estos tiempos.

Veamos ahora la versión de la oficialidad. El 1 de julio de 1970, el agente estatal SJ T-33 redactó un informe presentado al FBI sobre un comunicado de prensa del

Violencia política y subaltemidad colonial

MIRA.322 Según el agente, el comunicado expresa que de la

única forma que se pudiera detener la lucha por la indepen­

dencia en la Isla era con la derrota del imperialismo en Puerto Rico.323 El documento plantea que “las tiendas van a conti-

nuar quemándose” como ocurrió la noche del 30 de junio de

1970, cuando cuatro tiendas Woolworth, incluyendo una en el corazón de Times Square, y el supermercado Grand Unión en Nueva York fueron incendiadas.324

El 31 de julio de 1970, el periódico El Mundo puso a disposi­ ción del agente SJT-34 una carta en español enviada al rotati275

vopor el MIRA.325 En el expediente policiaco la carta fue tra­

ducida al inglés. Entre varios asuntos el documento establece que durante los pasados meses los miembros del MIRA se es-

tuvieron preparando para tomar mayores pasos en el nivel de

lucha para liberar al país. Señala que las numerosas acciones hechas por el MIRA en Estados Unidos ratifican la decisión

de llevar la lucha al propio imperio, acertando estallidos en 322 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 7. “MIRA -Press Communication For Inmediate Publication.” Traducción del autor. 323 Ibid. 324 Ibid. 325 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Se­ rie MIRA, Subserie 7. Informe, 31 de julio de 1970.

i

Violencia política y subaltemidad colonial

las compañías y agencias que representan la dominación y

explotación imperial en Puerto Rico.326 Añade la misiva que,

en julio de 1970, los miembros del MIRA burlaron la estricta seguridad en las instalaciones del radar de la Agencia Federal de Aviación, en el sector Palmer de Río Grande, colocando un explosivo que hicieron estallar.

Un informe del agente Robert Heibel reveló que la explo­ sión en la Agencia Federal de Aviación ocurrió cerca de las tres

de la mañana y causó daños estimados en $5,000.327 De igual forma, este informe establece que el 30 de julio de ese año, 276

miembros del MIRA atacaron las Oficinas de Reclutamiento

Militar en los pueblos de Humacao, Naguabo, Ceiba, Luquillo y Guaynabo.328 Otro informe devela que la Oficina del Servicio Selectivo en el pueblo de Isabela también fue atacada aquel

día, ocasionando daños estimados en $540.329 Estos estalli­

dos ocurrieron en pleno apogeo del reclutamiento forzoso de

puertorriqueños para que sirvieran en la guerra en Vietnam. Como era de esperarse, las investigaciones policiacas se in­ 326 Ibid. Traducción del autor. 327 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 7. Informe, 10 de julio de 1970. 328 Ibid. 329 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

tensificaron. El 10 de octubre de 1970 Filiberto Ojeda Ríos fue arrestado en el barrio Charcas de Quebradillas.330 La detención

se produjo por una confidencia. Sobre este particular Diego Reneé dijo que después del arresto de Ojeda Ríos no hubo más

acciones armadas identificadas del MIRA.331 Esto no significó que cesaran los ataques armados. La ofensiva armada conti­ nuó, pero la organización no reclamó la autoría de los hechos. Las investigaciones e informes de la policía federal neo­

yorquina a finales de 1970 señalan que el MIRA parece haber movido sus operaciones a Nueva York. El 14 de diciembre de 277

1970, aproximadamente a la 1:05 am, una bomba explotó en el

edificio de la Compañía General Electric en la Avenida Lexington en Nueva York. En la explosión dos personas resultaron heridas por los vidrios que volaron al estallar las ventanas de cristal. Según el informe, una llamada anónima se recibió en la estación radial WINS de Nueva York, donde una voz mas­

culina con un marcado acento español dijo: “GE will be blown up! ThisisMIRA!” 332 330 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subseries 1,3,5 y 7. El arresto de Ojeda Ríos y de otros miembros del MIRA los discutiremos en el capítulo 6. 331 Transcripción de entrevista Diego Reneé. 11 de octubre de 2014, pág. 21. 332 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 7. Informe del 14 de diciembre de 1970.

Violencia política y subaltemidad colonial

El 22 de agosto de 1971, se registraron pequeñas explo­ siones incendiarias en ocho establecimientos de comida en Nueva York. El escuadrón de bombas de la Policía de esa ciu-

dad le informó el agente especial Edward G. Sheridan de diez artefactos incendiarios encontrados en Daitch Shopwell Food

Store en la avenida 188, Key Foot Store en la avenida 52, Asso­ ciated Markets en la avenida 79, A and P Supermarkets entre

las avenidas 71 y 75, E and B Supermarket en la tercera avenida, A and P Super Market en el 220 este y la calle 106, Key Foot

Store en la calle 235 este y en el Key Foot Store de la avenida 278 110.333 Los daños estimados por las explosiones sumaron un

total de $35,000. Del informe se desprende que ni el departa­ mento policiaco, ni la prensa habían recibido comunicado al-

guno de grupos o individuos acreditándose los incidentes. Sin embargo, los primeros sospechosos en una lista del FBI eran el

MIRA y los grupos que buscaban la independencia de Puerto

Rico. El informe concluía que en vista de la localización de las tiendas, del tipo de artefacto incendiario utilizado y la opinión de las autoridades locales apuntaba a que estos actos fueron

333 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 8. Informe del 22 de agosto de 1971.

Violencia política y subaltemidad colonial

perpetrados por independentistas puertorriqueños. 334

El 17 de marzo de 1972 el FBI y la Policía de Nueva York continuaban implicando al MIRA por diversos incendios

ocurridos entre el 31 de diciembre de 1971 y el 8 de marzo de 1972. Durante esos meses se produjeron estallidos en los

siguientes locales: Schwartz Toy Store, en la Quinta Aveni­ da, 31 de diciembre de 1971, dos en A & P Supermarket en la

Tercera y en la Octava Avenida, 1 de enero de 1970 y Sloan’s Supermarket de la Primera Avenida y el Woolworht de la calle Broadway en la misma fecha. El 3 de enero de 1972 279 un fuego se registró en Key Foot Store de la Octava Aveni-

da. El 10 de febrero de 1972 explotó un artefacto en el A &

P Supermarket de la Primera Avenida. El 28 de febrero en Daitch Food Store y Food-O-Rama Supermarket, ambas en

la Avenida Broadway, fueron incendiadas. El 29 de febrero del 72, Sloan’s Supermarket en Broadway sufrió un ataque

con explosivos.335 El MIRA no emitió comunicado por nin­

guno de estos sucesos. En marzo de 1972, se registraron los últimos incendios 334 Ibid. 335 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 9. Incendiarism in New York, 17 de marzo de 1972.

cía de Puerto Rico informaron de un incendio ocurrido en el Supermercado Pueblo del Monte Shopping Center en Hato Rey a eso de las dos de la mañana. Se estimaron los daños

en $100 y no hubo heridos. Un segundo incendio ocurrió en la tienda Sears & Reobuck justo al frente del Supermercado.

Los empleados extinguieron el fuego, hubo daños estima­ dos en $500 y nadie resultó herido.340

Sobre estos incidentes, el periódico El Mundo publicó que la Policía de Nueva York informó a la prensa que existía

la posibilidad de que las bombas colocadas ese fin de semana en tiendas por departamentos en Nueva York hayan

sido el trabajo del MIRA.341 E1 Cuerpo de Investigaciones Criminales creía que las bombas utilizadas en Nueva York eran de la misma confección que las utilizadas en Puerto

Rico. El MIRA tampoco se responsabilizó por esos hechos. Como señalamos, un manto de imprecisiones y especula­

ciones giraban en la mente de las autoridades policiacas en busca de los responsables de los últimos atentados que re­

gistra la carpeta.

340 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 21. 341 “Relacionan Bombas NY Con Conatos Fuego PR.” El Mundo. 27 de diciembre de 1972, pág A-2.

4

CAPÍTULO

V VIGILANCIA Y CARPETEO CONTRA EL MIRA, 1967-1972

283

A. La codependencia entre la sustentabilidad de la subalternidad colonial y los aparatos represivos de estado Para comenzar este capítulo debemos entender que

existe una codependencia material e ideológica entre la sustentabilidad de la subalternidad colonial y los aparatos re­ presivos de estado. En las sociedades modernas las cúpulas del poder contratan los servicios y lealtades de individuos,

en calidad de policías y milicianos, para que sirvan bajo su

mandato y velen por la seguridad, la implementación de las leyes y el respeto a la propiedad privada. En esencia, es una

Violencia política y subaltemidad colonial

relación de codependencia entre bloques sociales de poder que dependen el uno del otro para subsistir.

En el contexto de la subaltemidad colonial puertorri­ queña que nos ocupa, entre 1960 y 1972, el gobierno fede­ ral de los Estados Unidos les permitió a los aparatos repre­

sivos de estado la legalidad en el uso de la violencia para

sustentar el sistema colonial y sus privilegios de clase me­ dia militar. De esta forma, el aparato represivo contó con la

capacidad para reprimir por todos los medios la disidencia política. Los sectores dedicados a la seguridad se cubrieron

284

con la protección del estado a fin de provocar situaciones que manifestaban las confrontaciones y la violencia entre

la Policía y grupos de ciudadanos.

Louis Althusser establece que la distinción entre lo pú­ blico y lo privado es una distinción intema del derecho bur­

gués, válida en los dominios (subordinados) donde el derecho burgués ejerce sus dominios.342 Es decir, donde el capitalis­ mo y el bloque social que lo representan han impuesto su ley,

han ejercido el derecho a utilizar los aparatos represivos para

erradicar la oposición política. Si entendemos que los Esta342 Véase de Louis Althusser Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado. Buenos Aires, Argentina: Editorial Buena Visón, 1988, págs. 12-14.

Violencia política y subaltemidad colonial

dos se valen tanto de los aparatos ideológicos como de los aparatos represivos para subsistir, tenemos que establecer y

puntualizar que el aparato represivo de estado funciona mediante la violencia.343 Por ello proponemos que sin la inje­

rencia y protección armada de estas clases medias militares

y policiacas, la riqueza material de los Estados y las propie­

dades privadas estarían a merced de grupos revolucionarios, como ocurrió en Cuba. Establecido el escenario de la codependencia entre las

capas sociales que ejercen poder, debemos de señalar que la 285 vigilancia y el carpeteo policiaco sobre el independentismo

puertorriqueño en el siglo XX creó empleos muy bien remu­ nerados, a nivel federal, estatal y militar. Desde la invasión armada del 25 de julio de 1898, la política pública del Go­

bierno Federal de los Estados Unidos fue la de proponerles

contractualmente a las capas subalternas puertorriqueñas juramentar lealtad al régimen militar. Sobretodo si se con­

vertían en agentes de la seguridad del Estado, ya fuera en la rama policiaca, como en la judicial o en la militar. Con

este acto de confianza, tanto el gobierno de Estados Uni343 Ibid, pág. 12.

I



Violencia política y subaltemidad colonial

dos en la colonia, y el FBI a partir de 1930, sentaron los

cimientos para la creación de lo que podemos llamar una clase media militar en Puerto Rico. En esencia, es una clase

media o bloque social que se distingue por ser la encargada de administrar y ejecutar las responsabilidades y directrices

que la cúpula de los aparatos represivos de estado asignó para

mantener el control ideológico y físico de la población. Este

bloque lo componen los tribunales, las agencias policiacas y las ramas militares. Todos en conjunto configuran una sólida

286

clase media militar en la colonia. Las agencias dedicadas a la implementación de la re­ presión contaban con los más altos y consistentes pre-

supuestos. A esto le debemos sumar las condecoraciones

por ascensos administrativos a los que tienen derecho sus

miembros. Entre los beneficios de clase que el Gobierno Fe­

deral le garantizaba en 1960 a sus militares y agentes fede­

rales en Puerto Rico, estaban vivir protegidos bajo el cobijo de la ley y de sus bases militares, derecho a la portación de

armas, seguridad interna, conocimientos y destrezas en las

academias policiacas, entrenamiento paramilitar, planes médicos y de retiro, acceso a préstamos estatales, descuen-

Violencia política y subaltemidad colonial

to en las matrículas de las universidades del estado, entre

otros.344 Estos privilegios de clase hay que entenderlos para comprender cómo operaban las lealtades dentro de la

mentalidad policiaca federal en la colonia. Debemos reco­

nocer que los subalternos que laboraban para los aparatos judiciales y policiacos también pagaban hipotecas, alqui­ leres, carros privados, utilidades, eran padres y madres de

familias, con las necesidades, obligaciones e inquietudes económicas que demanda la sociedad de consumo. Por ello, su lealtad a las propuestas laborales de las agencias de se-

287 guridad de los Estados Unidos. Para 1960, la clase media federal, policiaca y militar

dependió, entre otras cosas, de que existieran independentistas radicales en Puerto Rico para poder tener un empleo

seguro y subsistir. Ser confidente e informante de los impe­ rios siempre ha sido bien remunerado en Puerto Rico, desde

el periodo de dominación española hasta la administración

norteamericana. Incluso, podemos decir que ser colabora­

dor policiaco continúa siendo bien visto por amplios secto­ res del país. 344 Benefits/ FBIJOBS. https://www.fbijobs.gov/fbi-culture/benefits.

Violencia política y subaltemidad colonial

Desde otro ángulo debemos observar que en el Puerto Rico de 1960, existía un resentimiento u odio dentro de un

sector de la población puertorriqueña en contra de los mo­

vimientos de liberación nacional. Este sentimiento era muy similar al odio racial que el Ku Klux Klan, el FBI y ciertos sectores de la sociedad blanca en Estados Unidos tenían en

contra de las poblaciones afroamericanas y las organiza-

ciones políticas que reclamaban sus derechos civiles. Des­ de la creación del Ku Klux Klan en 1870, y por espacio de

un siglo, esta organización realizó linchamientos extraju-

288

diciales en varias ciudades de los Estados Unidos.345 Pode­ mos señalar los asesinados de la derecha estadounidense en contra del Presidente John F. Kennedy (22 de noviembre de 1963), Malcolm X (21 de febrero de 1965), el Reverendo

Martin Luther King (4 de abril de 1968) y de Fred Hampton,

líder de las Panteras Negras en Chicago (4 de diciembre de 1969). Estos son algunos de los ejemplos más elocuentes de

la violencia política estadounidense dentro de su territorio. La noción de ese tipo de ejecuciones extrajudiciales y es­

carmientos ideológicos se conocía muy bien en Puerto Rico, 345 Para una apreciación del racismo existente en Estados Unidos ver de Howard Zinn, La otra historia de Estados Unidos, págs. 228 y 402.

Violencia política y subaltemidad colonial

máxime dentro del sector independentista.

A finales de la década de 1960, el odio y la violencia de los grupos de la derecha puertorriqueña sobre el independentismo se manifestaron de igual forma que el Ku Klux Klan en el

periodo de formación del MIRA. Los ataques violentos a or­ ganizaciones independentistas por parte de la Policía, los

militares y un sector clandestino de derecha, se produjeron a residencias privadas, periódicos, comercios y familiares del

independentismo.346 Un ejemplo de ese odio y agresión fue­ ron los numerosos ataques que recibió la farmacia de Provi-

289 dencia Trabal, líder fundadora del MPI, por parte de un sec­

tor reaccionario de la derecha que fue protegido por la policía de Puerto Rico.347 Así respondió el cerebro de la clase media

policiaca dentro de la subaltemidad colonial puertorriqueña producto de siglos de colonialismo.348 Durante los años 1960,

no todos las personas tenían la mentalidad de la revolución cultural mundial dentro de su aparato ideológico. 346 Véase de Ché Paratitici La represión contra el independentismo puertor­ riqueño: 1960-2010, San Juan: Publicaciones Gaviota, 2011, págs. 219-367; y de Luis Nieves Falcón La luz desde la ventana: Conversaciones con Filiberto OjedaRíos. San Juan: Ediciones Puerto, 2002, págs.. 59-63. 347 Quiles, Carlos. Pupa Mujer en Lucha. San Juan: Publicaciones Gaviota, 2007, págs. 100-102. 348 En 1957 Albert Memmi describió la mentalidad de esta clase social en su texto Retrato del colonizado. Temuko: Wallmapuwen, 2011, págs. 1-5.

Violencia política y subaltemidad colonial

La codependencia laboral e ideológica entre las clases

subalternas empleadas como oficiales federales y estatales existe por su estrecha relación con los intereses de la alta cúpula del sistema capitalista. Estos controles se afianzaron en la Guerra Fría. El Presidente Richard Nixon y el Gobernador

Luis A. Ferré delegaron y confiaron a las capas medias policíacas y militares la defensa de sus familias, de sus vidas

y sus propiedades, para que no pasara lo mismo que ocurrió en Cuba. Por ello la afinidad ideológica y los compromisos

de lealtad de los miembros de los aparatos represivos con el 290 mantenimiento del colonialismo y el capitalismo en Puerto

Rico. Es meritorio entender la decisión de vida que asumie­

ron los individuos que trabajan en los aparatos represivos de estado y la mentalidad de esa clase media policiaca. Su

compromiso contractual con el imperio le brindó el derecho

y la legitimidad al uso de la violencia, la vigilancia, la difa­ mación y el encierro para contener a los opositores políticos. B. El COINTELPRO sobre el MIRA

La victoria de la Revolución Cubana en el Caribe inten­

sificó la persecución anticomunista en toda América. Juan Manuel García Passalacqua afirmó que “el rol de Puerto Rico

]

Violencia política y subaltemidad colonial

como sede de una guerra de baja intensidad en el Caribe se ini­ ció con la decisión del FBI de recomendar una ofensiva clan­ destina contra el independentismo a partir del 4 de agosto de

1960.”349 Según García Passalacqua, la expansión del progra­ ma contrainsurgente a Puerto Rico respondió específicamen­

te a los discursos del presidente ruso Nikita Khruschev y Fidel Castro ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1960, en la cual atacaron el colonialismo en Puerto Rico.350

El 25 de julio de 1961 la Casa Blanca asumió jurisdicción coordinadora sobre todas las agencias federales que tuviesen que ver con la relación entre Puerto Rico y Estados Unidos. En

efecto, la Casa Blanca coordinó la “mini-guerra”. El grupo coor­

dinador a nivel de la Casa Blanca en la dirección de la guerra

incluyó al White House Situation Room, Defence Intellingence Agency, Central Intelligence Agency, Naval Intelligence at

Roosevelt Roads, Military Intelligence at Fort Buchanan y Special Air Forcé Investigations at Ramey Base. En 1962 se aña­ i

dió al esfuerzo la coordinación con el exilio cubano, mediante

Antonio Veneciana Blanch, fundador de la organización anti349 García Passalacqua, Juan Manuel. La séptima guerra: Memoria de la Revolución Cubana al Gnto de Vieques. San Juan: Editorial Cultural, 2000, pág. 29. 350Ibid.

291

Violencia política y subaltemidad colonial

castrista Alpha 66 en Puerto Rico, y grupos de estudiantes uni­ versitarios anexionistas, dirigidos por Edison Misla Aldarondo

y José Granados Navedo. La “mini-guerra” tuvo 37 operativos específicos conocidos, incluyendo intervención de teléfonos,

compra de periodistas, anónimos, hostigamiento, arrestos fal­

sos, infiltrados y confidentes, agentes provocadores, grupos fantasmas, fuegos, bombas y asesinatos.351

Uno de los operativos de la “mini-guerra” a los que alude

el licenciado García Passalacqua, fue el ataque a la sede del 292

Movimiento Pro Independencia en Río Piedras, la noche del 7 de noviembre de 1969. El grupo no identificado que atacó

la Misión del MPI fue dirigido por la Policía de Puerto Rico y el General del Ejército de Estados Unidos y Senador por el Partido Nuevo Progresista, Juan A. Palerm. El ataque violento

incluyó disparos, gases lacrimógenos y bombas incendiarias de tipo molotov.352 Como consecuencia de los disparos varias

personas resultaron heridas de gravedad. Muchos fueron ma­ caneados. Los reclamos de los miembros del MPI y el respaldo

masivo del pueblo obligaron al Gobernador Luis A. Ferré a or351 Ibid, pág. 29-30. 352 Paralitici, Ché. La represión contra el independentismo puertorriqueño: 1960-2010, pág. 197.

Violencia política y subaltemidad colonial

denar un alto a la agresión policiaca353. Filiberto Ojeda Ríos y otros miembros del MIRA fueron testigos de estos hechos.354 Un mes después, la noche del 11

de diciembre de 1969, el MIRA salió a la luz pública.

Los grandes problemas ideológicos y materiales que confrontaron la administración Nixon-Ferré y el COINTEL-

PRO en el Puerto Rico de 1968 fueron que el socialismo no parecía tan utópico. Existían amenazas materiales reales en contra de los intereses bancarios, industriales y federales.

La expansión geopolítica del campo socialista en la Unión

293

de Repúblicas Socialistas Soviéticas durante la posguerra, la creación de la República Popular de China y una década de

revolución en Cuba propiciaron que en 1968, la administra­ ción de Luis A. Ferré diera continuidad a la política federal de contingencia anticomunista.

C. La creación de la carpeta del MIRA Uno de los primeros trabajos que realizaron los agentes

del FBI fue levantar un archivo sobre el MIRA. La carpeta del MIRA fue identificada internamente por el FBI con la codifi353 Ibid. 354 Torres, José Elias. Filiberto Ojeda Ríos: Su propuesta, su visión. San Juan: Ediciones Callejón, 2006, pág. 176.

i

Violencia política y subaltemidad colonial

cación SJ 105-12315.355 El agente del FBI encargado de los

casos del MIRA en Puerto Rico fue el Sargento Robert J. Heibel. Los informes del agente Heibel salían de las Oficinas del

directorio del FBI en San Juan a las oficinas de John Edgard

Hoover, director del FBI en Washington.356

En el expediente del MIRA encontramos variada correspendencia entre el FBI en San Juan y sus oficinas en los Es­ tados Unidos. El director del FBI John Edgard Hoover conoció

muy bien a Puerto Rico por ser este uno de los responsables directos de la represión aplicada en contra de Pedro Albizu 294 Campos y el Partido Nacionalista en los años treinta. Desde

entonces, el director vitalicio del FBI (1935-1972) siempre tuvo presente los problemas que podía causar el independen-

tismo puertorriqueño en Estados Unidos y en la colonia. Por

ello, la información sobre el MIRA llegaba directa a sus manos. Los resultados de las investigaciones de los agentes de la

Policía de Puerto Rico en el MIRA pasaban directamente, en

calidad de informes, a las Oficinas del FBI en San Juan. Lue­ go, el FBI informaba a sus despachos en Washington, Nueva 355 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 1. 356Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

York, Chicago y difundía la información localmente entre las siguientes agencias militares: 771st Military Intelligence De-

tachment en Fort Buchanan, Naval Investigative Service Offi­ ce en Roosvelt Roads, Office of Special Investigations, Ramey Air Forcé Base and the US Secret Service.357 Como vemos, es­

tas eran las agencias estatales que intervenían en los asuntos de bombas y explosivos. Su preocupación no era meramente la caída del colonialismo. Sus empleos y privilegios de clase

estaban amenazados ante la ofensiva del MIRA y otras orga­

nizaciones patrióticas. 295

El FBI en San Juan contrató a un grupo de agentes federa­ les estadounidenses en Puerto Rico para coordinar las inves­

tigaciones sobre el MIRA, y el independentismo en general. Entre los agentes federales involucrados en el caso del MIRA,

encontramos a los sargentos Alfred La Manna, John J. Burke, y a los agentes Alfred E. Seddon, Ronald Todd, Henry J. Pra-

tt, John Newman, John F. Cochrane, Gordon W. McGinley, Ri-

chard C. Sonnichsen, Robert E. O’Brien y Robert R. Mills.358 357 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 1. La oficina del Director del FBI en San Juan creo un documento que tituló “Bombing Matters”. El expediente fue divulgado entre las agencias citadas. 24 de marzo de 1970. 358 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 4. Confidential inform to the Director of the United States Secret Service, Washington, D.C. July 10,1970.

Violencia política y subaltemidad colonial

De igual forma, el FBI en San Juan contrató a varios tra­

ductores para trabajar en sus informes sobre el MIRA. La

traductora oficial de la agencia lo fue Margarita S. Colón y la correctora de traducciones Carmen R. Orraca. Los demás tra­

ductores fueron Sinecio Gutiérrez, James J. Kinney, Lawrence

L. Leahy, J. Robert Porter y Roger Terrazas.359 Estos fueron los encargados de traducir del español al inglés tanto los in­

formes que entregaba la División de Inteligencia de la Policía

de Puerto Rico al FBI como los documentos incautados en los

allanamientos policiacos a miembros del MIRA.

296 En 1968, el Superintendente de la Policía de Puerto Rico

era el coronel Luis Torres Massa. Su posición como alto co­

mandante del cuerpo represivo requería que administrara el trabajo colectivo de todas las divisiones de policía local para

capturar a los insurrectos. Por tales motivos, Torres Massa dio seguimiento a la política pública de intentar infiltras agentes

en las directivas de los movimientos de liberación nacional.

En el caso del MIRA no lo consiguieron. Ciertamente hubo in­ formantes, pero nunca infiltrados. Los capitanes puertorriqueños Rafael Negrón Nieves y 359 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 1. Informe del 17 de abril de 1970.

Violencia política y subaltemidad colonial

José Enrique Sánchez, ambos oficiales de la División de In­ teligencia de la Policía de Puerto Rico, fueron los máximos encargados de informarle a la gerencia policiaca colonial y

al Sargento Robert J. Heibel, del FBI, sobre el caso del MIRA. Ninguno de ellos logró infiltrarse en el movimiento. Fue a tra­ vés de los informantes no identificados de la policía local y de la recopilación de data en la carpeta del MPI, que los capita­

nes Negrón y Sánchez especulaban quiénes eran los líderes

de este grupo. Los informes que crearon Nieves Negrón y José Sánchez, se difundieron entre la Policía, el FBI y las agencias militares que manejaban el intervencionismo en Puerto Rico.

Cabe señalar en este punto, a modo de aclaración, el asun­ to de los agentes o informantes no identificados en la carpeta.

En numerosos informes policiacos se pueden apreciar tacha­ duras en tinta negra sobre los nombres de las personas que les

informaban a los agentes oficiales confidencias de los posibles

miembros del MIRA. Entendemos que las tachaduras sobre los nombres de los informantes en las carpetas publicadas sobre el

MIRA ocurrieron como mecanismo de protección intema para

guardar la identidad de estos sujetos. Estas personas ganaban la confianza de algún potencial miembro de la organización o de

297

Violencia política y subaltemidad colonial

familiares, para lograr acceso a la información que diera luz sobre

su paradero e informarlo a las agencias. E1 propósito principal de las investigaciones federales so­ bre el MIRA era lograr la captura de sus miembros. En 1969

los clandestinos dieron duros golpes a comercios y entidades federales y militares en Puerto Rico que causaron pérdidas económicas estimadas en cientos de miles de dólares.360 En esencia, los combatientes eran buscados por violar las leyes

de explosivos y por causar daños a la propiedad privada de co­ mercios e instalaciones gubernamentales. 298 Sus acciones fueron catalogadas por las autoridades y la

prensa como actos terroristas. Las líneas editoriales de perió-

dicos masivos, como El Mundo y El Imparcial, se volcaron ne­ gativamente sobre ellos. La opinión pública dentro de los dos

grandes bloques ideológicos que componían los partidos mayoritarios en el Puerto Rico de 1969, el Partido Popular Democrético y el Partido Nuevo Progresista, no favorecían este tipo 360 Las cuantías monetarias enpérdidas y daños provenientes de los ataques del MIRA no pueden ser cuantincados con la carpeta ya que los documentos que reportan esas cuantías están parcialmente visibles e incompletos. El in­ forme más leíble lo encontramos en la Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 1. En el Informe del 24 de febrero de 1970 pudiera dar luz de esas cifras. Sin embargo, la mayor parte de la información de este informe está prácticamente irrecolegible. Las pocas cuantías visibles sumaban cerca de $12,000 en pérdidas. Los informes policiacos no registraban eficazmente los asuntos económicos.

Violencia política y subaltemidad colonial

de actos, máxime cuando se juramentaba al primer gobernador

anexionista del Estado Libre Asociado, el ingeniero e industrial

Luis A. Ferré. Para los favorecedores del colonialismo y del ane-

xionismo, los actos del MIRA eran una deslealtad de un sector políticamente minoritario que entorpecía los mecanismos de

reformas políticas y que con la agitación social pretendía des­ articular el comercio y la gerencia federal estadounidense en

Puerto Rico y, con ello, la estructura de la subaltemidad colonial que tantos empleos y lealtades había creado.

En el contexto del año 1969, el FBI enfrentó dos grandes problemas en sus investigaciones sobre el MIRA. Primero, que

el Movimiento Independentista Revolucionario en Armas no se responsabilizó por la mayoría de los ataques que realiza­

ron durante ese año. Según Diego Reneé los actos del MIRA en 1969, fueron acciones armadas no identificadas, en esencia

actos que más que nada buscaban probar su efectividad como instrumento de lucha para la liberación nacional y atraer po­

sibles miembros. No fue hasta la jomada de ataques de la no­ che del 11 de diciembre de 1969, que el MIRA se adjudicó la autoría de este tipo de acción armada.

El segundo problema que confrontó el FBI fue que parale-

299

Violencia política y subaltemidad colonial

lamente al MIRA operaban en Puerto Rico otras dos organiza-

ciones clandestinas revolucionarias que registraron ataques

similares durante 1969: los Comandos Armados de Liberación (CAL) y el Partido Obrero Socialista (POS). La creación casi

simultánea y activar revolucionario de estas tres organizaciones crearon ansiedad y confusión dentro de los aparatos de

Estado. Fue por ello que el FBI debía crear evidencia que sus­ tentara en los tribunales los elementos de conspiración sedi­

ciosa de todas las organizaciones. 300

La carpeta del MIRA publicada por el FBI comenzó a re-

gistrar documentos sobre la organización a partir de 1970. Sin embargo, al indagar en los diez volúmenes de la carpeta, ve­ mos cómo el interés federal sobre el MIRA se desarrolló a par­

tir de 1969. La carpeta devela las investigaciones policiacas en los actos públicos del MPI y la FUPI lo que abrió el espacio

para identificar a los posibles miembros del MIRA. Esa es la

razón por la cual las autoridades de inteligencia conocían de las divisiones internas en el MPI, sobre todo a partir del ple­

biscito de 1967, y la radicalización armada de un sector que abandonó esa organización y, por sus medios y prerrogativas, fundó el MIRA.

Violencia política y subaltemidad colonial

Desde 1967, varios de los líderes del MIRA ya estaban identificados por la Policía. Su participación en el MPI, la FUPI

y sus contactos con el comunismo internacional los convir­

tió en los sospechosos habituales en el contexto amplio de la Guerra Fría. Aquí nu hubo trabajo de infiltración. Hacía tiem­ po estaban fichados. Como señalamos anteriormente, el agen­

te Rafael Negrón Nieves redactó un informe sobre los víncu­ los internacionales que a través de la década de 1960 tuvieron Narciso Rabell Martínez, Roberto Todd Pagán, Marta Cristina Sánchez Olmeda y Filiberto Ojeda Ríos con el comunismo en

301 Rusia, Cuba, China y Corea.361 Ciertamente, la identificación

previa de varios de los miembros del grupo fue un escollo cru­ cial en el desarrollo de esta organización armada.

D. Los procesos investigativos del FBI y la Policía de Puerto Rico sobre el MIRA Con la jomada de ataques del 11 de diciembre de 1969 co­ menzó una intensa persecución para encontrar a los respon­ sables de aquellos estallidos. Fue la primera y única vez que el

MIRA se responsabilizó por un evento de esa magnitud. Nos

361 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Caipetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 5. Informe Secreto del FBI sobre el MIRA. 12 de noviembre de 1970.

Violencia política y subaltemidad colonial

referimos a la toma de una emisora radial y la colocación de

explosivos en varios hoteles del área metropolitana. Todo ello en vísperas de la época navideña, donde hospederías y el sec­

tor turístico en general recibían cientos de visitantes, sobre todo, de los Estados Unidos. Para las autoridades, los ataques del MIRA colocaban en entredicho su capacidad y efectividad

en asuntos de seguridad nacional. Uno de los informes del FBI, con fecha del 31 de marzo

de 1970, devela que Rafael Nieves Negrón sirvió como agen­

te encubierto por poco más de un año. El documento relata 302 que tras la jornada de ataques del MIRA, la noche del 11 de diciembre de 1969, la identidad del agente se reveló debido a

que Nieves Negrón firmó unas acusaciones en contra de los miembros claves de la organización que, según su versión,

eran los responsables directos de los estallidos de aquella noche.362 El acercamiento a una de las células en Bayamón

resultó ser la movida táctica más importante de la Policía en su afán de apresar a los insurrectos.

En el informe aludido, el agente Nieves Negrón relató

362 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 1. Informe FBI. 31 de marzo de 1970.

Violencia política y subaltemidad colonial

cómo, hacía un año atrás, Juan Antonio Castillo Ayala363

había penetrado, junto a un grupo de personas, en los con­ fines de la Base Ramey en Aguadilla. En aquella noche, el grupo pernoctó en el lugar, cercano a unos tanques de com­

bustible. En otra ocasión, en algún momento en el mes de

abril de 1969, el agente Nieves Negrón junto a William Pin­ tado364 viajaron varias veces dentro de la Base Ramey y

ninguno de los dos traspasó propiedad privada militar. De

acuerdo al agente Nieves Negrón, los miembros del MIRA estaban muy interesados en la información que tenía Cas-

303

tillo Ayala sobre la Base Ramey pues los tanques de com­ bustible que se habían identificado estaban muy cercanos a los aviones de combate B-52 de la Fuerza Aérea. Si los

tanques con gasolina explotaban o ardían en llamas, muy probablemente los aviones sufrirían daños. Para terminar el informe, Nieves Negrón declaró que uno de los objetivos

del MIRA era hacer algún tipo de asalto o daño estructural

363 Juan A. Castillo aparece tanto en la carpeta del MIRA como en la del Parti­ do Obrero Socialista, áobre este particular ver Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie Partido Obrero Socialista, Subserie 1. 364 William Pintado también aparece tanto en la carpeta del MIRA como en la del Partido Obrero Socialista. Sobre este particular ver Biblioteca Legis­ lativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie Partido Obrero Socialista, Subserie 1.

Violencia política y subaltemidad colonial

en alguna instalación militar.365

Este informe es muy significativo, pues tras los estallidos del 11 de diciembre de 1969, Juan Castillo y William Pintado fueron dos de los cuatro miembros del MIRA arrestados el 14

de diciembre de ese mismo año, apenas tres días después del evento. Los otros dos arrestados fueron Carlos Fonseca Ortay Adelina Rodríguez Ramírez. Todos fueron acusados por la ley

de explosivos, estuvieron tres días en prisión y salieron luego de haber pagado una fianza.366 Es en ese momento, diciembre de 1969, cuando el FBI declara a Filiberto Ojeda Ríos y Rober-

304 to Todd Pagán como prófugos federales y se colocó un anuncio

para la captura de ambos.367

El 7 de febrero de 1970 el periódico El Mundo anunciaba el segundo arresto, por separado, de William Pintado Bur­

gos y Juan Castillo Ayala. La orden de detención fue expedi­

da por el juez Jesús Zequeira, del Tribunal de Distrito de Ba-

yamón, quien procedió a fijarle una fianza de $10,000 por supuesta infracción a la ley de explosivos. Durante el arres365 Ibid. 366 Paralitici, Ché. Sentencia Impuesta: Cien años de encarcelamientos por la independencia de Puerto Rico, pág. 238. 367 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 1. Informe del agente José E. Sánchez. 12 de diciembre de 1969.

Violencia política y subaltemidad colonial

to, Pintado Burgos le manifestó a su abogado, el licenciado

Roberto José Maldonado, que durante el interrogatorio fue

agredido. Ante esas circunstancias, el licenciado Maldona­

do decidió quedarse con los acusados para protegerlos de otra posible agresión.368 Más adelante, Pintado Burgos y

Castillo Ayala fueron conducidos ante la juez Lolita Miran­ da, de la sala de investigaciones del Tribunal de Distrito de San Juan, quien ordenó bajar la fianza que le fuera impues-

taacada uno.369

E114 de febrero de 1970, el periódico El Mundo dio segui­ 305 miento a este asunto.370 El artículo titulado “Acusados de te­

rrorismo presentan Hábeas Corpus” reseñó que los acusados alegaron que su arresto fue ilegal debido a que la uniformada no tenía evidencia alguna que los conectara con los delitos que

se les imputaban. El recurso de Hábeas Corpus fue asignado a la Sala IV del Tribunal Superior, que presidía el juez Gerardo

Cañera Más. Dicho Magistrado señaló una fianza de $2,000 a

cada uno de los acusados, en lo que se veía el recurso. La fianza 368 Paralitici, Ché Sentencia Impuesta: Cien años de encarcelamientos por la independencia de Puerto Rico, pág. 238. 369 Reguero, José Rafael. “Arrestan acusados de terrorismo.” El Mundo, 7 de febrero de 1970, pág. 1-A. 370 Ortíz Otero, Bienvenido. “Acusados de terrorismo presentan Hábeas Corpus.” £7 Mundo, 14 de febrero de 1970, pág. 1-A.

Violencia política y subaltemidad colonial

que tenía señalada este caso ascendía a $92,500. El parte de

prensa señalaba que junto con estos acusados, figuraban tam­ bién Carlos Fonseca Orta, Adelina Rodríguez Ramírez, Rober-

to Todd Pagán y un individuo conocido como “G-2”.371 Este detalle es significativo debido a que para febrero de 1970, la

Policía aún no reconocía la identidad de Filiberto Ojeda Ríos.

El 23 de febrero de 1970, las oficinas del FBI en San Juan recibieron confidencias de la Policía de Puerto Rico donde ubi­ caban a Filiberto Ojeda en una residencia en Puerto Nuevo y a Roberto Todd Pagán en un apartamento en Bayamón. Ambas

306 direcciones aparecen tachadas en el informe. Según el expe­ diente, el 24 de febrero se condujeron rondas policiacas alre­

dedor de ambas residencias para buscar a los sospechosos. Ninguno de los dos sujetos fue arrestado ese día, pero la Poli­ cía aprovechó para allanar ambos locales. En la casa de Baya-

món encontraron material escrito identificado con el MIRA y documentos que mencionaban a “Rubén”, que era el alegado nombre de seguridad de Filiberto Ojeda dentro de la organiza­ ción. Además, confiscaron un rifle, una pistola y equipo que se

utiliza en la construcción de bombas incendiarias. Este equipo 371 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

incluía químicos, cronómetro, baterías y cables. Sobre el ma­

terial escrito en ambas residencias, encontraron propaganda del MIRA, códigos, bosquejos y descripciones de las estructu­

ras de la organización, instrucciones y sugerencias de procederes clandestinos que debían seguir los miembros del MIRA y comunicación entre Todd Pagán y Filiberto Ojeda como lí­

deres del organismo. 372 En Puerto Nuevo, las autoridades encontraron material escrito bastante similar al incautado en

el escondite de Bayamón supuestamente de la autoría de un tal “Hugo”, el supuesto nombre organizativo de Todd Pagán.

307

El informe establece que se enviaron 103 copias de los docu­ mentos incautados a las oficinas del FBI en Nueva York y los originales fueron enviados a los laboratorios del FBI en San

Juan para su análisis.373

El 13 de marzo de 1970, un informante no identificado, avisó a la policía que “Rubén”, a quien había descrito ante­ riormente como cubano, era idéntico a Filiberto Ojeda.374 372 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 1. Informe del FBI en San Juan al Directorio del FBI. 2 de marzo de 1970. 373 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 1. Informe del FBI en San Juan al Directorio del FBI. Informe del FBI en San Juan al Directorio del FBI. 12 de marzo de 1970. 374 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 1. Informe del 13 de marzo de 1970.

I

Violencia política y subaltemidad colonial

Hasta esos momentos, la estrategia clandestina que asumie­

ron Ojeda Ríos y Todd Pagán dio resultados positivos en el

sentido de que no fueron capturados. Para estos dos, el clandestinaje resultó ser un mecanismo de seguridad ante el ace­

cho estatal. Para otros miembros de la organización, como William Pintado, Juan Castillo, Carlos Fonseca y Adelina Ro­

dríguez sus arrestos en diversos momentos significaron un rudo golpe personal y colectivo, ante el retiro automático de

parte de esa matrícula al clandestinaje. Como confesó Diego

308

Reneé “yo no sé cómo lo hicieron pero mucha gente tuvo que esconderse, por lo menos en el sector de Bayamón.”375 Nuevamente, la estrategia clandestina fue la alternativa asumi­

da por los revolucionarios como reacción a la persecución. Esto permitió que, a pesar de las condiciones desfavorables,

el MIRA continuara operando.

En la entrevista que le hiciera a Diego Reneé tuve la oportunidad de preguntarle sobre la implementación COIN-

TELPRO en los allanamientos que se le hicieron al MIRA.

El entrevistado recordó que el día de la aparición del MIRA, la Policía allanó una residencia en Bayamón donde habían 375 Transcripción de la entrevista a Diego Reneé, 11 de octubre de 2014, pág. 20

Violencia política y subaltemidad colonial

identificado una casa en la cual Filiberto Ojeda vivía junto a

una serie de personas. Posteriormente, Reneé recordó que la Policía allanó la casita de la nacionalista Juanita Ojeda, don­ de encontraron documentos en un maletín que había dejado

Roberto Todd Pagán. Reneé entiende que el desastre del MIRA ocurrió en Ba-

yamón, pues el agente encubierto que escuchó a Narciso Rabell hablar sobre Filiberto Ojeda, pudo identificar que

Ojeda Ríos estaba en Puerto Rico.376 Según Reneé, la desarticulación del MIRA comenzó paulatinamente finalizan-

309 do el año 1970. Para 1971, el MIRA continuó operando. La

mayoría de sus miembros se mantuvieron haciendo traba­

jo político organizativo y realizando acciones armadas no identificadas.377 ba estrategia principal del MIRA fue no permitir que las autoridades los volvieran a arrestar. Por ello en sus actos no dejaron rastros que les permitiera a la

Policía acercarse a ellos.

El 24 de marzo de 1970, el agente José Sánchez le comu­ nicaba al Capitán Robert Heibel del FBI que, en el área de Arecibo, un agente no identificado señaló que Miguel Angel 376Ibid. 377Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

Castillo, hermano de Tato Castillo y tío de Juan Castillo Ayala era miembro del MIRA y actuaba con alguna capacidad irreco­ nocible en esta región. De igual forma, Sánchez informó que su agente se encontró con la esposa de uno de los implicados

en el MIRA. La mujer no sabía del paradero de su esposo y dijo que este nunca le había mencionado que se había allanado

una residencia en Bayamón. La mujer no pudo decir si su es­ poso se había trasladado a los Estados Unidos, aunque admi­

tió que su marido tenía planes de viajar a Nueva York a finales

310

de mes.378 Las sospechas del agente Sánchez no eran en vano. El pe­ riódico Daily News, en su edición del 31 de marzo de 1970, pu­

blicó que un grupo independentista puertorriqueño, llamado Resistencia Puertorriqueña Griselio, era el brazo armado del MIRA en Nueva York. Según una carta escrita al periódico,

esta organización se responsabilizó por los incendios registra­ dos el 21 de marzo de 1970, en dos tiendas por departamentos

en esa ciudad. Según las autoridades, el MIRA fue el respon­

sable por la colocación de por lo menos 35 bombas en Estados i, Archivo de las C¡

de 1970.

tetas del FBI. .24 de marzo

Violencia política y subaltemidad colonial

Unidos y 75 en territorio puertorriqueño, causando daños a fir­ mas norteamericanas valorados en 20 millones de dólares.379 La noticia recalcaba que detectives del área de Manhattan y

el Bronx trabajaban en este caso junto a los escuadrones de

bombas de la policía local y el Servicio Secreto. Sobre este particular, el periódico El Mundo publicó un artículo en el cual la agrupación Resistencia Puertorriqueña negó haber tenido participación en la colocación de estos ar­

tefactos explosivos. En un comunicado de prensa la organi­ zación rechazó las imputaciones de la historia publicada en

311

el Daily News. Alegaron que las acusaciones en su contra no deben verse como un hecho aislado o casual, sino como parte

de un plan para justificar el arresto, proceso y encarcelamien­ to de los revolucionarios puertorriqueños y de ahí contener la

radicalización del pueblo.380 En Puerto Rico, el agente John Burke informaba que el

Partido Nacionalista organizaba una reunión social para re­

caudar fondos para el MIRA. La actividad fue preparada por la “Asociación de hijos de Boriquén” y el evento fue promovido 379 Meskil, Paul. “We Bombed Stores: Puerto Rican terror group”. Dailey News, March, 31,1970. 380 “Grupo separatista en NY niega pusiera bombas.” El Mundo, 30 de abril de 1970, pág. 10-C.

Violencia política y subaltemidad colonial

como una “Invitación al pasadía-almuerzo.” El picnic se llevó a cabo el 24 de abril de 1970, en un local de la urbanización

Saint Just de Carolina. El informe policiaco señala que los re­ caudos del pasadía se utilizarían para conseguir armas, mu-

niciones y explosivos.381 Asistieron entre 90 y 100 personas

y se recaudaron cerca de 500 dólares. Según el agente Burke, el dinero se dividiría, una porción iría a las arcas del Partido

Nacionalista y otra porción asistiría al MIRA.382 Dos informes, con fechas del 2 y el 9 de abril de 1970, se­

ñalaban que Isabelita Rosado, Juanita Ojeda y Blanca Cana-

312 les eran miembros del MIRA. Los documentos aludían a que

el trío trabajaba, independientemente, solicitando dinero

para la organización. Uno de los métodos que utilizaron para buscar fondos fue la venta de artículos misceláneos. 383Elsar-

gento del FBI, John Bruke, mencionó que Blanca Canales les

solicitaba dinero a pequeños comerciantes, señalándoles que ellos eran los beneficiarios directos de los daños ocasionados a las grandes cadenas comerciales estadounidenses. Según el 381 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 1.27 de marzo de 1970. 382 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 2. John J. Burke. 29 de abril de 1970. 383 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 1.2 de abril de 1970 y 9 de abril de 1970.

Violencia política y subaltemidad colonial

agente, Canales les decía a los dueños de estos negocios que deberían sentirse obligados a colaborar económicamente con

aquellos que estaban tomando riesgos personales y ocasionando daños a aquellas propiedades.384

E1 17 de abril de 1970, el sargento federal Robert J. Hei-

bel distribuyó entre las agencias pertinentes un voluminoso informe sobre el MIRA.385 Los resultados de la vigilancia y

el carpeteo de Rafael Negrón Nieves y de otros miembros no identificados de la División de Inteligencia de Policía de Puer­

to Rico fueron compilados en el informe preparado por el Sar-

313

gento Robert J. Heibel y su grupo de inteligencia del Servicio Secreto. El documento contiene un índice de contenido, don­ de, en primera instancia, se esbozan los siguientes renglones: el origen de la organización, trayectoria y principios, lidera­

to, membresía general, reclutamiento, orientación política,

disensión y faccionalismo. La tabla de contenido tiene una sección en la que se esbozan las actividades, entrenamiento y preparación de explosivos incendiarios, armas de fuego, segu-

384 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 2. John J. Burke. Informe del 4 de abril de 1970. 385 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 1. Robert Heibel. Informe sobre el Movimiento Independentista Revolucionario en Armas (MIRA). 17 de abril de 1970.

Violencia política y subaltemidad colonial

gos y Juan A. Castillo Ayala fueron declarados prófugos de la Justicia al no comparecer a una vista preliminar que se

iba a ventilar en el Tribunal de Distrito de Bayamón. 389 El 8 de mayo de 1970, la Oficina de Inteligencia de la Poli-

Negociado Investigaciones Policía

Busca Presuntos Incendiarios actos de lerrerismo ocurridas en d «e han espedido drd ¿rdrr.fi de arresto per haber alrji .¿•¿adamen te violado la Ley de Ex MU Rotierto Todd Patín, de 1U aízs natural de Santurce Hay también drdenes de diterodn ene ira tí por Irl racción a la Le-, de Narcdciros. tentativa de escalamiento y conspiraa&n. Fíltrelo Oxda Klos. de 37. natural de Nai*iuiSÍ&nuD MAY? 1970 FBI — SAN JUAN,

/

" IV~ Carpeta número 3, documento 87. En la foto sin identificar, Roberto Todd Pagan.

389 Santiago, Antonio. “Negociado de Investigaciones Policía busca presun­ tos incendiarios.” El Mundo, 7 de mayo de 1970. Pág. 12-A.

Violencia política y subaltemidad colonial

cía de Puerto Rico advertía que el MIRA había adquirido una

sub-ametralladora Thompson, calibre .45 y buscaban muni-

ciones para la misma. El informante le señaló al FBI que uno de los miembros del MIRA le comunicó sobre la ametralladora

que se utilizaría en un futuro para “algo grande” sin dar más

detalles del asunto.390 Este tipo de informe debió impacientar alas autoridades, máxime pensando que sus esfuerzos se con­

centraban arduamente en atrapar a los implicados y así poder

detener otro posible golpe de la organización. A mediados del año 1970, las investigaciones y las aler-

317 tas policiacas se intensificaron. Un teletipo con carácter de

urgencia fue enviado desde las Oficinas del FBI en San Juan a sus pares en Nueva York. El teletipo proponía que se intensi­

ficara la vigilancia en el aeropuerto John F. Kennedy durante el mes de mayo ya que la Policía entendía que los líderes del MIRA tenían planes de abandonar el país para evitar su cap­ tura. Desde el 3 de enero de 1970, el Fiscal Federal de Estados

Unidos en Puerto Rico, el licenciado Blas C. Herrero, autorizó la persecución de Filiberto Ojeda Ríos por entender que éste

390 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 2. Informe Confidencial. 8 de mayo de 1970.

Violencia política y subaltemidad colonial

había volado fuera de Puerto Rico para evitar su captura.391

En 1970 las aerolíneas Pan American Airways, Transcaribbean y Eastern Air Lines tenían vuelos directos de Puerto Rico

a Nueva York diariamente, por tales motivos, se alertaba a los

puestos de emigración y a las aduanas federales.392

Días después, el 16 de mayo de 1970, Carlos Feliciano Váz­ quez, miembro del MIRA, fue arrestado por agentes de la po­ licía de Nueva York cuando se disponía a colocar un explosivo en una oficina de reclutamiento de las Fuerza Armadas de los

Estados Unidos en el Bronx. Las autoridades informaron que

318

el artefacto estaba escondido dentro de un pan francés. Un

artefacto similar también fue encontrado debajo del asiento del pasajero del carro de Feliciano, el cual manejó desde su re­

sidencia en Manhattan hasta el Bronx. Esa misma tarde los agentes allanaron la casa de Feliciano Vázquez. Del documen­ to se desprende que al detenido se le había fijado una vigilan­

cia diaria por las pasadas seis semanas basado en información de que el susodicho estaba involucrado en diversos eventos de

391 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 2. Informe. 2 de junio de 1970. 392 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 2. Teletipo: FBI en San Juan a sus despachos en Nueva York. 8 de mayo de 1970.

Violencia política y subaltemidad colonial

incendio ocurridos en la ciudad de Nueva York.393 En ese momento la Policía de Nueva York telefoneó al Su­ perintendente de la Policía de Puerto Rico, Luis Torres Massa,

avisándole del arresto. Como parte de la colaboración entre

agencias, la policía de Nueva York le solicitó al Superinten­

dente que enviara a uno de sus agentes de inteligencia para

trabajar en este caso. El 19 de abril de 1970, Torres Massa envió un teletipo a las oficinas policiacas de Nueva York para

que toda información referente al caso de Feliciano Vázquez

le fuera informada a él personalmente y anunciando que esa tarde enviarían al agente de inteligencia solicitado.394

En un teletipo con carácter de inmediatez, las oficinas del FBI en San Juan solicitaban la intensificación sobre las investigaciones de Todd Pagán, Ojeda Ríos y sus colabora­

dores durante los fines de semana. Los oficiales proponían I

que debían cambiar los vehículos que utilizaban debido a que los independentistas tenían identificados a los vehícu­ los oficiales. En el teletipo se hacía hincapié en que ambos 393 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 2. Teletipo: Oficina del FBI en Nueva York al Servicio de Inteligencia en San Juan. 17 de mayo de 1970. 394 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 2. Teletipo: Oficina de Inteligencia de la Policía de Puer­ to Rico al Director del FBI en Nueva York. 19 de abril de 1970.

319

Violencia política y subaltemidad colonial

sujetos, Ojeda Ríos y Todd Pagán “should be considered armed and dangerous.”395 Este tipo de advertencia la encon­ tramos en numerosos informes sobre los combatientes.

Mientras tanto, 11 de junio de 1970, la Policía divisó en

Aguadilla a Narciso Rabell Martínez sin poder arrestarlo.396

En el mes de julio, la búsqueda sobre el MIRA continuaba de forma rigurosa. El periódico El Imparcial publicaba un artículo

titulado “Reprimirán Terrorismo” donde la Policía informaba que estaban alertas a cualquier movimiento que intente de­

rrocar por la violencia el Gobierno legalmente constituido.397 320 Los clandestinos continuaban su estrategia de protección. E11 de agosto de 1970, El Mundo informaba sobre los arres­

tos en Bayamón de Narciso Rabell Martínez, Deogracia Álvarez Cintrón, Ambrosio Vázquez García, José Miguel Castillo Vega, Antonio Alicea Valdés y Franco Domingo Ramos Rodrí-

guez. También fueron capturados Evangelista González Rive-

ra y Jaime Agudo Hernández, ambos del pueblo de Aguada, y Luis Antonio Santiago González de Aguadilla. En un principio 395 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 2. Teletipo: FBI en San Juan a sus despachos en Nueva York. 2 de junio de 1970. 396 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 2. Memorándum. 11 de junio de 1970. 397 Estades, Luis G. “Reprimirán Terrorismo.” El Imparcial, 16 de julio de 1970, pág. 2.

Violencia política y subaltemidad colonial

se pensó que los arrestos correspondían a las bombas que se colocaron en varias oficinas del Servicio Selectivo en la Isla. Sin embargo, la Policía aclaró que las detenciones nada tenían

que ver con los estallidos de aquella noche. Según la oficiali­

dad, estas personas habían suministrado material explosivo a miembros del MIRA con el fin de crear bombas para causar

daños a la propiedad y derrocar al gobierno.398 En un teletipo del 28 de agosto de 1970, un agente en­

cubierto de la Policía local alertaba al FBI sobre un posible

ataque a las instalaciones de las plantas eléctricas en el área de San Juan entre el 28 y el 29 de ese mes.399 El nombre del informante aparece tachado. Tres días después, el periódico El Mundo publicaba un comunicado original del MIRA. 400 El

documento exponía que la organización se preparaba en los

últimos meses para seguir dando pasos en la lucha para la fi­ beración y combatir el enemigo imperialista. Los numerosos actos hechos por el MIRA en Estados Uni­ dos ratificaron la decisión de llevar la lucha al imperio. En el 398 Marín García, Rodrigo. “Arrestarían involucrados actos terrorismo Isla.” El Mundo, 1 de agosto de 1970, pág. 19-A. 399 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 2. Teletipo: Informe Urgente. 28 de agosto de 1970. 400 El Mundo. “Comunicado de Prensa Movimiento Independentista Revo­ lucionario en Armas.” 31 de julio de 1970, pág. 2-A.

321

ai

Violencia política y subaltemidad colonial

comunicado, el MIRA estableció que el 19 de julio de 1970, bur­ laron la seguridad de las instalaciones del radar de la Agencia Federal de Aviación, en el Sector Palmer de Río Grande, donde

hicieron volar esa sensitiva área de las comunicaciones de las fuerzas armadas. Mencionaron haber atacado simultánea­ mente las Oficinas del Servicio Selectivo en los pueblos de

Humacao, Naguabo, Ceiba, Luquillo y Guaynabo.401

El 1 de agosto de 1970, el titular del periódico El Mundo leía “Acusa al gobierno cubano por actos terrorista en Puerto

322

Rico.” En una audiencia ante el Sub-Comité Permanente de Investigaciones del Senado, el capitán José Enrique Sánchez declaró que “se cree que el doctor Fidel Castro participó en la

organización del Movimiento Independentista Revoluciona­ rio en Armas (MIRA) en el 1966 y el 67 en la Habana.” Según

Sánchez, el gobierno cubano estaba detrás de las explosiones dinamiteras que ocurren en la Isla. Con la autoridad que le confiere su rango, el capitán Sánchez le informaba a la geren­

cia política colonial, a la prensa y al pueblo los resultados de

sus investigaciones. Hablaba la voz de la oficialidad policiaca

401 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 2. FBI: Informe Confidencial. 4 de agosto de 1970.

Violencia política y subaltemidad colonial

en este asunto.402

La versión oficial contrasta con la de los combatientes. Diego Reneé declaró en entrevista, que las decisiones del MIRA se tomaron en Puerto Rico, entre los miembros del co­

lectivo y que ni Fidel Castro ni la Cuba revolucionaria tenían nada que ver con los aspectos organizativos, ni con las deci­ siones que tomó la organización en su momento de acción.403

Se desprende de este testimonio que los agentes llegaban has­

ta cierto punto. La seguridad interna del MIRA tenía un límite,

un filtro. Por ello los agentes no tuvieron acceso directo a las 323 reuniones que dirigieron los comandantes Todd Pagán y Ojeda

Ríos. El FBI y la Policía local sabían quiénes eran, pero nunca estuvieron ahí en el momento para saber cuándo se tomaron

las decisiones de atacar.

En su declaración ante el Senado, el agente José Sánchez

informaba sobre las células del MIRA que se encontraban en Bayamón, Río Piedras y Nueva York. Les atribuyó “la expe­

riencia de 59 estallidos terroristas separados, desde el mes de

enero de 1969.”404 El agente Sánchez señaló que el “Manual 402 Bryan, Tom. “Acusa al gobierno cubano por actos terroristas en Puerto Rico.” El Mundo, 1 de agosto de 1970, pág. 1-A. 403 Transcripción de la entrevista a Diego Reneé. 11 de octubre de 2014, pág. 21. 404 Bryan, Tom. “Acusa al gobierno cubano por actos terroristas en Puerto

Violencia política y subaltemidad colonial

de Instrucción de Guerrilla” fue distribuido y utilizado por el MIRA para ejecutar sus ataques. Su contacto en el movi­

miento condujo a los arrestos de Narciso Rabell, Roberto Todd,

Wilson Cortés, David Feliciano, Pablo González Arce, Ramón Vargas y Rafael Capella. En los casos de Capella, Cortés, Feli­ ciano, Vargas, Billy Cajigas y Manuel López el agente infor­

mó que fueron enjuiciados y declarados culpables por el Juez Superior de Aguadilla, con sentencias que se emitirían el 10 de agosto de 1970.405 Dos meses más tarde, 10 de octubre de 1970, el agente Sánchez fue uno de los que diligenció, perso324 nalmente, el arresto de Filiberto Ojeda Ríos en Quebradillas.

El periódico El Mundo publicó un editorial titulado “Lo trá­ gico del MIRA” tras la ponencia del Capitán José Sánchez ante

el Senado.406 En esencia, el artículo criticaba la violencia re­ volucionaria como método de lucha. Afirmaba que “nada le

ha hecho más daño al ideal de la independencia que la violen­ cia.” Según el editorial, Puerto Rico era un pueblo pacífico, con

una fe profunda de que todo problema se puede resolver sin la violencia. “Nuestros héroes patrióticos han sido los que han Rico.” El Mundo, 1 de agosto de 1970, pág. 1-A. 405 Ibid. 406 Editoriales. “Lo trágico del MIRA” El Mundo, 31 de julio de 1970, pág. 6-A.

Violencia política y subaltemidad colonial

luchado contra la adversidad sin la violencia.”407

Según la reseña periodística, el agente Sánchez testificó que el Movimiento Independentista Revolucionario en Ar­ mas y el Partido Obrero Socialista eran los responsables por

los actos de terrorismo. Detalló que “en 1969 han estallado 59

bombas y artefactos, causando daños a la propiedad por 4.5 millones.” El editorial invitó al lector a reflexionar sobre este

nuevo grupo clandestino. El periódico leía:

Creemos que es tiempo de que Puerto Rico reco­ nozca que este es un movimiento de subversión total­ mente nuevo aquí. No debemos confundirlos con los puertorriqueños que abogan por la independencia, o por los que justifican métodos de violencia y hablan de una “revolución de liberación nacional”. Ni son los na­ cionalistas que optaban por actos de violencia abierta y directa, cuando lo que perseguían era convertirse en mártires... Tenemos en Puerto Rico ahora un movi­ miento de guerrilleros fríos, excelentemente entrena­ dos, hondamente inspirados, y dispuestos a matar. Su organización es perfecta y su disciplina absoluta. Por eso la policía puede describir el grupo en detalle, pero no ha podido alcanzarlos.408 El editorial señaló que no fue por pura coincidencia que, la madrugada del día siguiente al testimonio del agente Sán­

chez, se lanzaron artefactos explosivos contra cinco oficinas del Servicio Selectivo en Humacao, Luquillo, Guaynabo, Ceiba 407 Ibid. 408Ibii

325

Violencia política y subaltemidad colonial

y Naguabo.409 El 31 de agosto de 1970, el capitán José Sán­ chez acusaba en la prensa al gobierno cubano por los actos de

terrorismo en Puerto Rico.410 Según Sánchez, los actos ocu­ rridos en las Oficinas del Servicio Selectivo eran respaldados

por La Habana, “donde estos guerrilleros eran adiestrados con manuales de guerrilla en la confección de explosivos.”411 E. El arresto de Filiberto Ojeda Ríos: 10 de octubre de 1970 El 12 de noviembre de 1970, el FBI creó un informe, crono-

326

lógico y detallado del arresto de Filiberto Ojeda Ríos. Según el

expediente, el 8 de octubre de 1970 un agente no identificado de la Oficina de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico le in-

formó a un sargento del FBI que un individuo muy parecido al fugitivo local y federal, Filiberto Ojeda Ríos fue visto en el

Barrio Las Charcas de Quebradillas, pueblo costero rural al noroeste de Puerto Rico. El FBI puso a disposición del agente encubierto una fotografía de Ojeda Ríos hecha por oficiales. Con la foto en su poder, el agente se dispuso a determinar si en 409 Santiago, Antonio. “Estallan Bombas Oficinas SS.” El Mundo, 31 de julio de 1970, pag. 5-A. 410 Bryan, Tom. “Acusa al Gobierno Cubano por Actos Terroristas PR." El Mundo, 1 de agosto de 1970, pág. 5-A. 411 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

realidad, el sujeto detectado era Ojeda Ríos.412 Un día después, el 9 de octubre de 1970, el vigilante de la

Policía local informó al FBI que el individuo visto en el Barrio

Las Charcas era efectivamente Filiberto Ojeda. El fugitivo se escondía en la residencia de Saturnino Laboy Medina.413 Ese

mismo día 9 de octubre, aproximadamente a las 2:30 de la tar­

de, siete agentes de la Oficina de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico y dos sargentos del FBI fueron transportados en

un helicóptero de la Guardia Nacional de Puerto Rico al Bamo

Las Charcas. El informe explica que la decisión de utilizar este tipo de transporte ocurrió debido a que los puentes que dan acceso al barrio estaban destruidos por inundaciones y que el lodo había borrado los caminos. Este barrio está en un valle

bien entrado en las montañas de Quebradillas y solo podía llegarse manejando cerca de tres millas por unas carreteras

extremadamente angostas.414

El mismo informe relata cómo el 10 de octubre de 1970, 412 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 5. FBI: Informe Secreto. 12 de noviembre de 1970. 413 Saturnino Laboy Medina aparece en un informe secreto del FBI donde se señala que planifico una serie de sabotajes que incluían la quema de fincas de caña de azúcar, la preparación de artefactos incendiarios e instrucciones para destruir autos de la Policía. Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archi­ vo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 5. FBI: Informe Secreto. 9 de noviembre de 1970. 414 Ibid.

327

Violencia política y subaltemidad colonial

a eso de las 2:30 de la tarde, nueve agentes de la Policía de Puerto Rico y dos Sargentos del FBI abordaron una camione­ ta rumbo a la residencia donde estaba el fugitivo. El informe

secreto establece que el comando policiaco tomó por sorpresa a Ojeda Ríos, que un sargento del FBI lo agarró y que Ojeda

intentó escapar, nada más. El informe fue escueto y sencillo. No indagó en detalles. En el libro La luz desde la ventana: Conversaciones con Filiberto Ojeda Ríos encontramos una versión más detallada de

328

los hechos. Según Luis Nieves Falcón, en 1970 Filiberto Ojeda

se encontraba buscando cómo ampliar la organización alrede­ dor de la Isla.415 Fue por tales motivos que acudió a la residen­

cia de Saturnino Laboy Medina, en Quebradillas, quien tenía

reputación de ser un independentista honesto y simpatizante del Movimiento.416 Lo que no sabía Laboy era que su compa­

dre era un informante de la Policía. Filiberto Ojeda fue invitado a almorzar a casa de Satumi415 Nieves Falcón, Luis. La luz desde la ventana: Conversaciones con Filib­ erto Ojeda Ríos. San Juan: Ediciones Puerto, 2002, págs. 59-63. 416 El 10 de junio de 1965, Saturnino Laboy y otros dos individuos fueron acusados por violación a la ley de explosivos, en conexión con las explo­ siones ocurridas en la Compañía Minera de Ponce, en Utuado. El 16 de abril de 1965 fue puesto en libertad por falta de evidencia. El licenciado Juan Mari Bras, Secretario General del Movimiento Pro Independencia, representó en ese momento a los tres acusados. Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Ar­ chivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 5. FBI: Informe Confiden­ cial. 6 de abril de 1970.

Violencia política y subaltemidad colonial

no Laboy, cuando inesperadamente llegó el compadre. Laboy

lo notó nervioso, a lo que el informante comentó que tema mal de estómago y padecía de los nervios. Al poco rato se marchó. No pasó mucho tiempo cuando se sintieron los motores de tres

vehículos que llegaron al frente de la residencia. Por el monte, detrás de la casa, personal armado del FBI penetró por todas

las puertas de la residencia. Era un operativo tipo comando,

ensayado en academias policías federadas. Participaron tam­ bién el agente José Sánchez y el capitán Desiderio Cartagena.

Cuando el FBI entró a la casa, la nuera de Saturnino se inter-

329

puso entre los agentes armados y Filiberto. Les pedía que no lo mataran. Inmediatamente los oficiales se le fueron encima a Ojeda, lo inmovilizaron y se lo llevaron en una guagua. Mien­ tras la Policía salía del barrio, los vecinos del sector les grita-

ron todo tipo de improperios a los oficiales.417

En un artículo publicado por El Mundo, el agente José Sánchez indicó en el Tribunal Superior de Bayamón que Filiberto

Ojeda Ríos tema en su poder documentos relativos a un plan

para eliminar por el terror a los más altos dirigentes del Gobier­ no y que la lista la encabezaba el Superintendente de la Policía 417 Ibid, pág. 61.

Violencia política y subaltemidad colonial

Luis Torres Massa. Sánchez declaró en sala que “él consideró

siempre a Ojeda como un hombre sumamente peligroso y que por eso adoptó las medidas de seguridad necesarias que le pare-

cieron lógicas en aquella situación.”418

De camino a San Juan, Filiberto Ojeda identificó a Deside­

rio Cartagena419 como el agente que lo vigilaba cuando tocaba trompeta en varios lugares en la década de 1960. A Ojeda Ríos no lo trasladaron de inmediato al Cuartel General. Primero lo llevaron a un matorral en el área de Piñones donde lo amenaza­

ron con matarlo. Luis Nieves Falcón narró en su libro cómo lue330 go fue llevado al Cuartel de la Policía en Piñones, donde lo me­ tieron en una habitación encadenado de manos y pies. Un fiscal

entró al cuarto y preguntó sobre las pertenencias incautadas. Al escucharlo, Ojeda pidió que le trajeran el revólver. Ante la intimidación policiaca, Ojeda Ríos reaccionó con este desafío. Entre el fiscal y Desiderio Cartagena le hicieron varias pre­

guntas al arrestado. El Ojeda Ríos no colaboró en el interroga­ torio. Del Cuartel en Piñones, lo trasladaron a uno pequeño en 418 Reyes Vargas, P.A. “Agente dice lo poseía Ojeda Ríos.” El Mundo, 17 de octubre de 1970, págs. 1 y 6. 419 En 1978 Desiderio Cartagena era coronel de la Policía y uno de los res­ ponsables del operativo del Cerro Maravilla. El Jefe de la División de Inteli­ gencia era Angel Luis Pérez Casillas, quien se entiende ordenó las ejecucio­ nes de Amaldo Darío Rosado y Carlos Soto Arriví.

Violencia política y subaltemidad colonial

Puerta de Tierra para luego ingresarlo en la cárcel La Princesa,

en San Juan. El Mundo publicó un artículo donde se mencio­ na que cuando Ojeda Ríos fue llevado a la Unidad Montada de San Juan se negó a firmar la tarjeta de chequeo que se le hizo y que la misma conducta fue observada cuando lo ingresaron en

La Princesa.420 Allí lo metieron en una celda del sector en soli­ taria, donde no tenía nada para dormir, ni cama, ni sábana, ni almohada. Los presos contiguos le lanzaban frazadas, que el guardia penal, al verlas las retiraba. Estas fueron algunas ins­

tancias de la experiencia de Ojeda Ríos en esta detención.421 En el informe del FBI sobre el arresto, encontramos que al

combatiente se le ocupó un maletín que contenía un revolver Rohm calibre .38 y 68 cartuchos de municiones. En el bolso

también se encontró maquillaje, artículos personales y docu­

mentos en español correspondientes al MIRA. Algunos eran manuscritos en una libreta; otros eran documentos taquigra­

fiados, correspondencia concerniente al MIRA y al Directorio Nacional de la organización.422 Ciertamente, el descubrí420 Reyes Vargas, P.A. “Agente dice lo poseía Ojeda Ríos.” El Mundo, 17 de octubre de 1970, págs. 1 y 6. 421 Nieves Falcón, Luis. La luz desde la ventana: Conversaciones con Filiberto Ojeda Ríos. San Juan: Ediciones Puerto, 2002, pág. 59-63. 422 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 5. FBI: Informe Secreto. 12 de noviembre de 1970.

331

Violencia política y subaltemidad colonial

332

10 de octubre de 1970: secuencia del arresto de Filiberto Ojeda Ríos.

miento de esta información fue fulminante para el organismo. En el informe citado, el FBI tradujo varios de los docu­

mentos, incluyendo manuscritos de las libretas incautadas a

Filiberto Ojeda Ríos en el arresto. En nuestra apreciación, en esa libreta se recogía información de diversa índole, ensayos, pronunciamientos, muy bien redactados y documentados,

donde se esbozaban planes, análisis de las dificultades para el desarrollo del organismo y autoevaluaciones políticas. Bási-

Violencia política y subaltemidad colonial

camente, un diario de guerrilla. Según la oficialidad, los documentos eran de la autoría de Ojeda Ríos. En estos papeles encontramos los planteamien­

tos teóricos y de base que tenía el combatiente como líder del

MIRA, en aquel momento, y los careos internos del organismo. Desafortunadamente, los folios fueron traducidos al inglés en las oficinas del FBI. Los originales deben permanecer en esos

archivos. Como historiadores nos sería más útil tener la ver-

sión original para unir los textos de forma íntegra y sin filtros

de las versiones del Filiberto Ojeda de 1970. Por el momento, examinaremos la versión escrita por los traductores. Los mis­

mos no muestran fechas específicas de cuando se escribieron.

Aquí reseñamos los documentos más elocuentes.

Una de las cartas de Ojeda Ríos, publicada en inglés por el FBI, establecía que uno de los trabajos más grandes del MIRA

en aquel momento423 423 era estimular la revisión periódica del

desarrollo de la lucha para planificar correctamente. El efecto era analizar la presente situación del organismo, que era muy distinta a la de hacía seis meses, a modo de elevar la lucha a un

grado mayor. Añadía el documento “que no deberían culparse 423 Estimamos entre enero y octubre de 1970.

333

Violencia política y subaltemidad colonial

por ser tan específicos en el análisis ya que la lucha compro­

mete a todos los frentes del espacio social, cultural, político y económico de nuestras vidas.”424

La carpeta contiene varias traducciones al inglés de los documentos incautados a Filiberto Ojeda Ríos. Entre los escritos sobre el MIRA incautados a Ojeda Ríos encontramos los siguientes títulos que hemos traducido: “Análisis del desarro­

llo de la nueva estrategia y táctica en efecto a partir de finales de 1969”; “Desarrollo organizativo del MIRA luego del 11 de

diciembre y los resultados políticos de sus acciones: logros y 334 fracasos”; “Análisis de los problemas mayores que enfrenta

Puerto Rico como resultado directo del colonialismo”; “Análi-

sis de las deficiencias internacionales”; y “El establecimiento de los nuevos planes estratégicos y tácticos a corto plazo”.425 El informe publicado por el FBI cita y traduce gran parte de

estos escritos. Uno de los ensayos, titulado “Análisis del desa­ rrollo de la nueva estrategia y táctica en efecto a partir de fi­ nales de 1969” expone que en algún momento “la organización

planteó la idea de colocar artefactos explosivos en supermer424 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 5. FBI: Informe Secreto. 12 de noviembre de 1970. Tra­ ducción del autor. 425 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

cados a la luz del día para matar a puertorriqueños y policías y

para tomar las armas de los agentes.” Más adelante, el mismo documento establecía que “si el MIRA cometían semejantes

actos serían condenados por el pueblo y dañarían grandemente su lucha. Esa estrategia fue descartada. ”426 Con ello quedó

establecido que el ataque a civiles no fue parte de su plan de lu­ cha, al menos esa fue la traducción que hizo el FBI. El documen­

to añade que “las acciones armadas del MIRA fueron realizadas en contra de los establecimientos que representan la explota­ ción económica yanqui en la Isla. Todo lo que representara al imperialismo recibiría sus acciones”.427

Otro de los documentos incautados a Ojeda lleva por título: “Desarrollo organizativo del MIRA luego del 11 de di­ ciembre y los resultados políticos de sus acciones: logros y

fracasos.” En primera instancia menciona el poco conoci­ miento que tenía el pueblo sobre la organización y sus actos.

Dicta el escrito que “como resultado de la desinformación, la organización no había recibido la colaboración para su desa-

rrollo, no obtenía ayuda económica, le faltaba apoyo moral, 426 Ibid. Traducción del autor. Esta información la confirmó Diego Reneé. Ver transcripción de la entrevista, pág. 10. 427 Ibid.

l

335

Violencia política y subaltemidad colonial

colectivo y la ausencia de reconocimiento internacional”.428 Dadas estas circunstancias, Ojeda Ríos aconsejaba que la

mejor forma de resolver la situación era “continuar la lucha armada, realizar sabotajes y que el MIRA tomara responsa-

bilidad pública por los mismos.”429 Filiberto Ojeda también analizó las consecuencias de los

actos del 11 de diciembre de 1969. En su escrito, el combatiente planteó que esos actos tuvieron gran impacto en el país. Como resultado de los ataques, el campo de acción del MIRA se am-

plió. La organización obtuvo nuevos militantes y colaborado-

336

res, más facilidades de transportación, desarrollo en las áreas rurales, nuevos escondites y donaciones de armas y material de

lucha. Además, representantes de diversos sectores de la socie­ dad puertorriqueña se unieron, entre ellos profesionales, traba­ jadores y campesinos. El escrito concluía que su estrategia de

lucha armada era la correcta para lograr movilizar al pueblo y obtener la liberación. Sin embrago, en el documento se admite

que el gobierno colonial presentaba un frente de “democracia

liberal” utilizando la televisión, la radio, la prensa, el sistema de educación, la propaganda y la deformación sicológica para 428 Ibid. Traducción del autor. 429 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

consolidar el mito de la democracia burguesa.430 Como consecuencia de los actos del MIRA, Filiberto Oje-

da Ríos entendía que el FBI había intensificado su búsque­ da, pero que ello no quedaba ahí. Según Ojeda Ríos, el FBI no

solo investigaba sino que amedrentaba a los familiares de los

patriotas y amenazaba con matar a sus hijos. Filiberto Ojeda tenía clara la posibilidad de que las personas envueltas en la

lucha podían resultar muertas a manos de la represión. A su

vez, señalaba que el FBI buscaba la colaboración de gente dé­ bil ante las dificultades de la lucha.431

En “Análisis de los problemas mayores que enfrenta Puer­

to Rico como resultado directo del colonialismo”432, el com­ batiente expone en primera instancia los diversos problemas del sistema de explotación de países poderosos sobre países

débiles. Señaló el empeño del capitalismo en mantener el des­

empleo, la inseguridad social, las injusticas, el discrimen ra­ cial y los efectos sicológicos del colonialismo en el carácter y

la formación mental del puertorriqueño. Como ejemplos de la lucha de clases, Ojeda Ríos mencionó el problema puertorri430 Ibid. Traducción del autor. 431 Ibid. Traducción del autor. 432 Ibid.

337

Violencia política y subalternidad colonial

queño de la explotación de las minas de cobre, el caso de las

prácticas militares en Culebra, el servicio militar obligatorio,

el establecimiento de la petroquímica Phillip Petrollium en

Yabucoa, el incremento en el precio del agua y los tranques administrativos y laborales de la Compañía Telefónica. Tam­

bién abordó los problemas del narcotráfico, la prostitución, el exilio cubano y las dificultades del movimiento obrero.433 Otros documentos misceláneos implicaban a personas y

se muestran diversos escenarios. Así sabemos que Ojeda te-

nía la dirección física del editor del periódico de Las Panteras

338

Negras en California, Eldrige Cleaver. Encontramos una hoja donde se reconoce y se exhiben los nombres de varios de los informantes de la oficialidad. Ojeda los conocía. Los agentes federales John J. Burke y Harley A. Miller, fueron dos de los que participaron en su persecución. Ojeda Ríos ya sabía quiénes

eran. Según la nota, estos dos agentes amenazaban a familia-

res de independentistas con matar a sus hijos. Tal vez por esa razón, Ojeda tenía los nombres de estos y el de sus esposas y

sus hijos, incluso tenía el número de tablilla de ambos agen­ tes. No especifica si la información que tenía era de los autos

433 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

oficiales o personales. El otro agente reconocido por Ojeda Ríos era Rafael Nieves Negrón. Sobre este último, Ojeda anotó

en su libreta, que trabajaba como agente encubierto en el área de Bayamón, que era protegido por varios agentes y que era “truly a rat.” Vivía con sus padres y dormía en la estación de

policía.434 Estos detalles confirman que el trabajo de la inte­

ligencia clandestina penetró los confines de la policía local y

federal. El contrapunteo era mutuo. Para el 11 de marzo de 1971, el agente Alfred E. Seddon, in­ formó a diversas agencias de inteligencia435 sobre varios temas

339

de seguridad en tomo al nacionalismo puertorriqueño. Entre los diversos asuntos, el agente Seddon se refirió al caso de Filiber-

to Ojeda. Narró el agente que se suponía que el 27 de octubre de

1970, Ojeda Ríos debía comparecer a una vista judicial por la Ley

de explosivos. Nunca se presentó. Ojeda Ríos falló en asistir a la audiencia por los cargos locales y entró en desacato. Fue declara­ do fugitivo federal; se decretó una orden de arresto en su contra

y se le impuso una fianza de $100,000. Así fue como alertaron

434 Ibid. 435 Las oficinas de inteligencia aludidas fueron: la 771st Militaiy Intelligence Detachmen en Fort Buchanan, la Naval Investigative Service Office en Roosvelt Roads, la Office of Special Investigations en Ramey Air Forcé Base y el US Secret Service en San Juan.

Violencia política y subaltemidad colonial

a las autoridades en los aeropuertos ya que el FBI pensaba que Ojeda Ríos podía incurrir en evasión ilegal de juicio como fugi­

tivo federal (f..JJnlawful Flight to Avoid Prosecution as federal fugiíive...”).436 En iguales circunstancias, encontramos a William

Pintado Burgos437 , Juan Castillo Ayala 438, Adelina Ramírez de

Fonseca439, Carlos Fonseca Orta440 y Roberto Todd Pagán.441 El 15 de marzo de 1971, los fugitivos Carlos Fonseca Orta

y Adelina Ramírez de Fonseca fueron arrestados por agentes especiales del FBI en Carolina. Al momento de su arresto, es­

tos destruyeron parcialmente documentos del MIRA y se le

340 ocupó un manual para hacer explosivos.442 Los documentos incautados al matrimonio indicaban los problemas internos

de la organización. Más adelante, el 15 de septiembre de 1971,

el agente Robert J. Heibel trabajó con estos casos. En el informe Heibel sugería que los miembros disidentes del MIRA se 436 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 6. FBI: Informe Secreto. 11 de marzo de 1971. 437 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 6. FBI: Informe Secreto. 22 de enero de 1971. 438 Ibid. 439 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 6. FBI: Informe Secreto. 9 de febrero de 1971. 440 Ibid. 441 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 6. FBI: Informe Secreto. 29 de enero de 1971. 442 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 8. FBI: Informe Secreto. 21 de junio de 1971. Traduc­ ción del autor.

Violencia política y subaltemidad colonial

fueron asociando con las FALN.443

Con los arrestos del matrimonio Fonseca y la continua vigilancia y acecho policiaco, la organización poco a poco se

fue desintegrando, o podríamos decir que sus miembros se bifurcaban en diversos causes, cobijándose en el manto de la inexactitud y en la invisibilidad del clandestinaje. A pesar de

los arrestos, el razonamiento o táctica clandestina probaba su

efectividad para varios miembros del grupo ante los recursos y el empeño de los aparatos represivos.

F. Los últimos informes policiacos sobre el MIRA Con los arrestos y la ofensiva policiaca, el sendero del

MIRA se iba achicando. En un informe del 30 de diciembre de 1971, el agente secreto SJ T-l explicaba cómo Juan Castillo Ayala gestionaba reclutar a nuevos miembros. Según el agen­ te, estos voluntarios serían enviados a Cuba durante ocho me­

ses para recibir entrenamiento en manejo de armas y cons-

trucción de explosivos.444 Luego del entrenamiento existía la 443 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 8. FBI: Informe Secreto. 15 de septiembre de 1971. Tra­ ducción del autor. Las siglas FALN corresponden a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional. Sobre esta organización ver de Michael González Na­ cionalismo revolucionario Puertorriqueño, págs. 52-56 y 104-122. 444 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 8. FBI: Informe Confidencial. 30 de diciembre de 1971. Traducción del autor.

341

Violencia política y subaltemidad colonial

posibilidad de que fueran enviados a México, Canadá o Jamai-

ca para recibir más entrenamiento y posibles asignaciones. La fuente policiaca reveló que Juan Castillo Ayala tenía

un contacto en la División de Detectives de la Policía de Puer­

to Rico. Esta persona suministraba información secreta de la policía a Castillo Ayala para que pudiera evitar su captura y

la de otros miembros del organismo. El agente SJ T-l estimó que existían en aquel momento (1971) unas 300 personas al-

rededor de la Isla que estaban asociadas al MIRA de forma di­ recta o indirecta. Entre otros detalles, el agente reveló que el 342

MIRA mantenía comunicación radial con los Estados Unidos y Cuba mediante un radio transmisor localizado en algún punto del pueblo de Manatí, Puerto Rico. El SJ T-l puntualizó que el

MIRA no tenía ataduras políticas ni con el Partido Socialista

Puertorriqueño, ni con los Comandos Armados de Liberación Nacional. Sobre estos últimos destacó que los CAL eran un grupo completamente clandestino, cuyos líderes y miembros

eran desconocidos por la policía.445 El informe del SJ T-l con-

cluyó advirtiendo que los miembros del MIRA cargaban con

armas todo el tiempo. El 20 de diciembre de 1971, el Capitán 445 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

Desiderio Cartagena, le informó al FBI que por los pasados dos

meses no hubo actividades del MIRA. Según su conocimiento “...theMIRA organizarían forall intents andpurposes is dea d”.4 4 6

A partir de los informes federales del año 1972, notamos

que la Oficina de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico y el Capitán Desiderio Cartagena, específicamente, confirmaban consistentemente a las autoridades federales que el MIRA ya

no existía.447 Sin embargo, las confirmaciones del subalterno no eran suficientes para que el FBI detuviera las investigacio­ nes y las persecuciones.

343

El 21 de marzo de 1972, el FBI en San Juan admitía no tener idea del paradero de los fugitivos federales Filiberto Ojeda Ríos y de Roberto Todd Pagán.448 Un informante, no identificado por

el FBI, le dijo al agente encubierto SJ TI no saber nada referente

al MIRA, ni a otras agrupaciones nacionalistas de Puerto Rico. El SJ-T1 le comentó a dicho informante que su nombre apare­ cía escrito en uno de los documentos incautados al MIRA. Al

446 Ibid. 447 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 9. FBI: Memorándum del Sargento Charles B. Youmans. 31 de marzo de 1972. Traducción del autor. 448 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 9. FBI: Security Matter- Puerto Rican Nationalist. 21 de abril de 1972. Traducción del autor.

Violencia política y subaltemidad colonial

enterarse de esto, el informante fue enfático en declarar que él

no tenía ningún interés en movimientos políticos, ni revolucio­ narios. Al parecer, el hecho de que su nombre estuviera escrito

en uno de los documentos incautados al MIRA fue persuasivo para que el informante desistiera de seguir delatando a presun­

tos miembros del movimiento. El delator, le comentó al SJ T-l que él, no tenía ninguna información sobre esos individuos y que no quería seguir discutiendo el tema.449 Los detectives de la División de Inteligencia, Seguridad e Investigaciones de la Policía de Nueva York le informaron al

344

Sargento Michael G. Loughman, del FBI, que los incidentes de incendio ocurridos en esa ciudad entre el 31 de diciem­

bre de 1971 y el 8 de marzo de 1972, fueron probablemente perpetuados por independentistas puertorriqueños por la similitud de los dispositivos utilizados y la naturaleza de los

objetivos, que eran establecimientos comerciales. El MIRA

no se hizo responsable por estos actos, pero eran los primeros sospechosos en el listado federal.450 Los eventos a los que aluden los agentes ocurrieron todos 449 Ibid. 450 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de las Carpetas del FBI. Serie MIRA. Subserie 9. Incendiarism in New York. 17 de marzo de 1972.

Violencia política y subaltemidad colonial

en la ciudad de Nueva York. El 22 de agosto de 1971, se registraron explosiones en las tiendas Daitch Shopwell Food Store, Key Foot Store, Associated Markets, A and P Supermarkets E and B

Supermarket, A and P Super Market, Key Foot Store y Key Foot Store.451 Ninguna organización se acreditó los incidentes. Los

máximos sospechosos en una lista del FBI eran el MIRA y los grupos que buscaban la independencia de Puerto Rico. Entre el

31 de diciembre de 1971 y el 8 de marzo de 1972 nueve estable­

cimientos comerciales recibieron ataques con explosivos. Los

locales fueron: Schwartz Toy Store, A & P Supermarket, Sloan’s

345 Supermarket, Woolworht, Key Foot Store, A & P Supermarket, Daitch Food Store, Food-O-Rama Supermarket, Sloan’s Super-

market.452 Algunos de ellos recibieron más de un atentado. El MIRA no emitió comunicado ni se hizo responsable por

ninguno de estos sucesos. El memorando preparado por el Sargento Michael G. Loughman al Director del FBI, Edgard Hoover,

señaló que esos atentados, probablemente fueron responsabi­ lidad de los grupos independentistas puertorriqueños.453 Aun451 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 8. Informe del 22 de agosto de 1971. 452 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 9. Incendiarism in New York, 17 de marzo de 1972. 453 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 9. Memorándum, 17 de marzo de 1972.

Violencia política y subaltemidad colonial

que eran especulaciones del agente, resalta que el primer grupo en la lista fuese el MIRA. Estos fueron los últimos incendios que

la Policía de Nueva York le atribuyeron al MIRA sin ninguna

evidencia. En Puerto Rico, el último evento atribuido al MIRA ocurrió el 24 de diciembre de 1972 en el Supermercado Pueblo del Monte Shopping Center en Hato Rey.454 El Cuerpo de In­

vestigaciones Criminales creía que los dispositivos utilizados en Hato Rey y en Nueva York eran de la misma confección.455

Los registros policiacos evidencian que el MIRA se iba di­

luyendo, pero las investigaciones policiacas continuaban, ya 346 que aún no daban con los fugitivos y sospechosos de los aten­ tados registrados durante esos meses. El 31 de abril de 1972,

el Sargento Robert J. Heibel del FBI en San Juan le informaba

al Director del FBI en Nueva York lo siguiente: “During the period when a clandestine MIRA cell operated in New York City area, news media, both in Puerto Rio and New York City, had been in receipt of “comuniques”, in which MIRA took credit for specific terrorist bombings... Since the arrest of Feliciano Vázquez and the departure from New York City of González Claudio, no MIRA Commu­ nications have been received by news media.”456

454 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 10. Unknown Subject: Incendiary Devices (2) Pueblo Supermarket, Hato Rey, Puerto Rico. 29 de diciembre ele 1972. 455 “Relacionan Bombas en Nueva York con Conatos en PR.” El Mundo, 27 de diciembre de 1972, pág. 5-B 456 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie

i

Violencia política y subaltemidad colonial

El 30 de junio de 1972, los agentes federales Charles Youmas y Richard Castillo entrevistaron a una mujer en su puesto de tra­ bajo en algún pueblo de Puerto Rico. El Memorándum tiene ta­

chado con tinta negra el nombre de la mujer y el lugar de empleo.

Los agentes le preguntaron sobre los fugitivos federales: Roberto Todd Pagán, Filiberto Ojeda Ríos, William Pintado Burgos y Juan

Pablo Castillo Ayala. La mujer dijo que esos nombres no signifi­

caban nada para ella. Que solo sabía del MIRA por lo que había leído en la prensa y escuchado en la radio y la televisión.457 En entrevista a Wilibaldo Ojeda Ríos, éste narró lo si­ guiente sobre el hostigamiento policiaco. El 24 de septiembre de 1970, un agente fue a entrevistarlo para preguntarle sobre

el paradero de su hermano. 458 Según Wilibaldo Ojeda, las vi­ sitas informales de los agentes policiacos en su trabajo y en su

hogar comenzaron para 1970.459 Iban agentes puertorrique­

ños del Servicio Secreto a hacerle preguntas, sobre si conocía a gente de la organización o a los amigos de Filiberto Ojeda. MIRA, Subserie 9. Reporte del Sargent Robert J. Heibel al Director el FBI en New York, 31 de abril de 1972. 457 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 9. Memorándum del Sargento Charles B. Youmas, 30 de ju­ nio de 1972. Traducción del autor. 458 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 7. 24 de septiembre de 1970. 459 Transcripción de la entrevista a Wilibaldo Ojeda Ríos, 26 de marzo de 2014, págs. 7-8.

347

Violencia política y subaltemidad colonial

Wilibaldo narró que pertenecía a una logia masónica y hubo

tres agentes de la Policía que se hicieron miembros de la Logia y comenzaron a preguntar sobre él. Los hermanos de la Logia

le decían a los individuos que allí no se podía hablar de política y a los meses abandonaron la Logia. Su intención, lógicamen­

te, era averiguar el paradero de Ojeda Ríos. En 1970, Wilibaldo Ojeda Ríos era empleado del correo.

Semanalmente, los agentes del FBI lo llamaban en su lugar de

trabajo, amenazándolo con despedirlo. El inspector del correo,

Ariel Tollbert, le decía que no tenía que hablar con ellos, porque 348 ellos no tenían ninguna una orden del tribunal. Comentó Wili­ baldo que los agentes hacían “la misma pregunta de siempre, que si él estaba en Puerto Rico, si yo lo veía... la misma pregun­

ta, la misma pregunta... eso era todas las semanas. Diablos eso duró... desde los 70 hasta que yo me jubilé en el 8O.”460

Del año de 1973, solo encontramos un documento en la

carpeta del MIRA. El 11 de enero de 1973, el agente Charles B. Youmas declaró que el MIRA estaba inactivo y que apa­

rentaba que la organización ya no existía. Sin embargo, en el mismo informe, el agente cita un comunicado de Deside460 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

rio Cartagena donde admite que sus fuentes confidenciales le informaron sobre la posibilidad de que los miembros del

MIRA reactivaran la organización.461 Las investigaciones quedaban abiertas, las autoridades seguían alertas.

El último informe de la carpeta del MIRA data del 19 de

marzo de 1974.462 Un detective sin identificar del Escuadrón de Bombas de la Policía de Nueva York informó sobre las ex-

plosiones ocurridas en el Radio City Music Hall, Coronet Theater and Critereon Theater de la ciudad de New York. Los dispositivos fueron colocados debajo de los asientos de las sa­

349 las. Los daños no fueron significativos. Solo en el Radio City

Music Hall hubo algunos empleados que sufrieron quemadu­ ras superficiales, pero declinaron atención médica.463 Sobre

estos incidentes, un oficial de la División de Inteligencia de la Policía de Nueva York declaró que esa unidad policiaca le atri­

buyó los incendios al grupo puertorriqueño conocido como el

MIRA. El informe lee que el agente no pudo suministrar evi-

461 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 10. Informe del Sargento Charles B. Youmas. 1 de enero de

462 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 10. Unknown Subject: Firebombing of Radio City Music Hall, Coronet Theater and Critereon Theater, New York City. 10 de marzo de 1974. 463Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

dencia sustancial para su conclusión.464

Ante estos estallidos, el FBI en San Juan ya estaba alertado y el 8 de mayo de 1974, las oficinas del FBI en la Isla reanudaron las investigaciones. Ninguno de los informantes pudo brindar

información en tomo a si el MIRA fue activado en Estados Unidos o en Puerto Rico.465 De esa forma cerró la carpeta.

G. La trasformación del MIRA Para 1972, el MIRA ya no existía como organización. La

vigilancia, los arrestos y el hostigamiento policiaco fue­

ron determinantes en la desarticulación del organismo. Los

350

miembros del MIRA continuaron en contacto, analizaron los procesos, las consecuencias de su lucha armada y decidieron

silenciar el movimiento, anular las células y entraron en una etapa de reconstrucción. Según Diego Reneé, entre 1972 y 1974, el MIRA se unió en el clandestinaje con otra organiza­ ción llamada las Milicias de Liberación Nacional (MLN).466 464 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 10. Incendiarism in New York. 25 de marzo de 1974. 465 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 10. Memorándum del Directorio del FBI en San Juan al Direc­ tor del FBI. 24 de mayo de 1974. 466 Transcripción de entrevista a Diego Reneé. 11 de octubre de 2014, pág 21. Las Milicias de Liberación Nacional, como organización, no salieron a la luz pública. Según Reneé, en un principio las MLN publicaron sus ideas en la revista El Martillo, la cual estaba identificada con las luchas independentistas. Luego desistieron publicar en dicha revista por cuestiones de seguridad pues se podían identificar a sus miembros. Al momento no se han encontra-

Violencia política y subaltemidad colonial

Según el entrevistado, para 1972, el MIRA desapareció y junto a las MLN se convirtieron en una organización sin nombre a la cual simplemente le llamaban “la organización”.467 Duran­

te cuatro años, “la organización” aglutinó a la mayoría de los sectores que estaban tratando de trabajar de forma clandesti­ na, incluyendo a miembros de los Comandos Armados de Liberación (CAL).468

Entre 1974 y 1976, “la organización” comenzó un debate

intemo sobre los métodos de lucha que debía implementar.469

El grupo adoptó una concepción marxista leninista para crear 351

un partido político que se identificara con las clases desposeí­ das, los trabajadores, los obreros, los desempleados y el pue­

blo en general. Según Diego Renée, en la coyuntura de 1974 y 1976, lo importante era organizar el Partido, no los medios

de lucha. Para Reneé los medios de lucha estaban determina­

dos por las circunstancias específicas, como lo geográfico, la

conciencia del pueblo y del obrero. La lucha armada era una expresión. Ese debate se inició en 1974.470 do ejemplares de dichas publicaciones. 467Ibid. 468 Ibid. 469 Ibid, pág. 22. 470 Ibid, pág. 24.

Violencia política y subaltemidad colonial

Filiberto Ojeda Ríos no estaba en Puerto Rico en medio de

estas discusiones. Cuando regresó secretamente a la Isla se in­

tegró al debate y no compartió algunos aspectos de la concep­ ción de lucha.471 Para Ojeda Ríos la organización debía salir a

la luz pública con acciones armadas. Reneé opinaba que si la organización era política, debía presentarse al pueblo de for­

ma política, utilizando periódicos, publicaciones y con trabajo

abierto y legal. Para Reneé, las acciones armadas debían ha­ cerse si era necesario, pero la visión tenía que ser política.472

No hubo posibilidad de reconciliación entre ambas visiones. 352

Filiberto Ojeda Ríos insistía que “la organización” era un gru­ po armado y tenía que salir en grande con acciones armadas.

Así es que para 1975, ya existía una incisión ideológica dentro del grupo. Cabe destacar que entre 1974 y 1976, “la organiza­

ción” no abandonó cierto tipo de operaciones armadas que se hicieron, pero no se identificaron.473

Como resultado de la evolución política de “la organiza­

ción”, el 26 de julio de 1976, surgió el Partido Revolucionario

471 Ibid. 472 Transcripción de entrevista a Diego Reneé. 11 de octubre de 2014, pág 24. 473 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

de los Trabajadores Puertorriqueños (PRTP).474 El PRTP asu­ mió la concepción de partido, su prioridad era lo político, la

comunicación con el pueblo y la intensión de exponer sus po­ siciones políticas. De igual forma, llevaron a cabo acciones ar­

madas sin identificar. Posteriormente, en 1978, surgió el brazo armado de la organización, conocido como el Ejército Popular

Boricua-Macheteros (EPB-Macheteros).475 La creación del EPB-Macheteros se enmarcó dentro de la concepción que adoptó el PRTP, de partido político, ejército y

frente de liberación nacional. Reneé reconoció que esta era la 353

concepción de lucha del pueblo de Vietnam. La lucha vietnamita influyó determinantemente en el EPB-Macheteros, no solamen­ te en su concepción de estrategia organizativa, sino en toda una

serie de órdenes y en las formas de hacer los operativos militares. El EPB-Macheteros apareció a la luz pública como consecuencia de los asesinatos de los jóvenes independentistas Amaldo Darío 474 Para examinar un marco amplio sobre el PRTP y el EPB-Macheteros véase de Ronald Fernández Los Macheteros: The Wells Fargo Robbery and the Violent Struggle fbr Puerto Rican Independence. New York, New York: Prentice Hall Press: 1987; de Michael González Nacionalismo revoluciona­ rio puertorriqueño: La lucha armada, intelectuales y prisioneros de guerra (1956-2005). San Juan, Puerto Rico: Isla Negra Editores, 2006; de Luis Nieves Falcón La luz desde la ventana: conversaciones con Filiberto Ojeda Ríos. San Juan, Puerto Rico: Ediciones Puerto, 2002 y de Paralitici, Ché La voz no silenciada. Primera entrevista a Filiberto Ojeda Ríos -1986. San Juan, Puerto Rico: Ediciones Puerto, 2007. 475 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

Rosado y Carlos Soto Arriví en el Cerro Maravilla.476 Hasta esta coyuntura histórica nos condujo la investigación en tomo a las decisiones que tomaron varios de los miembros del extinto MIRA hacia finales de la década de 1970. Las ejecutorias del PRTP y del EPB-Macheteros corresponden a investigaciones profundas que incluyan la carpeta que preparó el FBI sobre am­

bas organizaciones. Al momento, ninguna de las carpetas de es­

tas organizaciones ha sido publicada. Los casos de ambos grupos siguen abiertos en los despachos de las oficinas de inteligencia. 354

476 Transcripción de entrevista a Diego Reneé. 11 de octubre de

EPÍLOGO

En la década de 1950, Filiberto Ojeda Ríos se destacó como

trompetista para varias orquestas en Puerto Rico y Nueva York, donde desarrolló una carrera profesional leyendo y ejecutando pentagramas. Sus destrezas y disciplina como músico fueron

reconocidas intemacionalmente. Sin embargo, la experiencia de la emigración, las incertidumbres sociales, la marginación

y el acercamiento a grupos como el Movimiento Libertador de

Puerto Rico y el Movimiento 26 de Julio crearon las bases para la redefinición y radicalización de su aparato ideológico. Ante

la nueva educación, su respuesta fue revolucionaria. El retomo de Filiberto Ojeda a Puerto Rico a finales de

355

Violencia política y subaltemidad colonial

1960, estuvo enmarcado por un aumento en los actos repre­

sivos propiciados por la aplicación del COINTELPRO en con­ tra de los sectores independentistas en la Isla. La represión y hostigamiento oficial para desarticular a todas las organiza­

ciones de izquierda incluyó la quema de negocios de personas independentistas, ataques con bombas y disparos a la sede

del MPI y la continua vigilancia policiaca. Los ataques oficia­ les y extraoficiales violentos en contra del Partido Nacionalis­

ta, del Partido Comunista Puertorriqueño, del Movimiento Pro

356

Independencia, del Partido Independentista Puertorriqueño,

el movimiento estudiantil, entre otros sectores independen­

tistas, aportaron a la idea de la creación del MIRA, como un mecanismo de contraofensiva revolucionaria y de defensa.

Dos factores importantes incidieron en la aparición del MIRA: la necesidad de protestar pacíficamente en contra

del plebiscito de 1967 y la de alentar la resistencia armada en Puerto Rico por la independencia del país. Como discuti­

mos anteriormente, el plebiscito se llevó a cabo el 23 de julio

de 1967.477 La abstención electoral propuesta por el PIP, el MIP y, en términos radicales, por el MIRA produjo que el 33.73 477 Cruz Hernández, Eduardo Luis. El Plebiscito de 1967. San Juan: Editorial

Violencia política y subaltemidad colonial

por ciento de la población apta para votar no participara en el evento. Esto se vio como un logro para la organización, no

empece al triunfo electoral del Estado Libre Asociado y de la segunda posición obtenida por la alternativa de la estadidad.

La independencia apenas obtuvo un 60 por ciento del total de votos.478 Ante el auge y consolidación que obtuvo la ideolo­ gía estadista en la jomada plebiscitaria del 67, los miembros

del MIRA decidieron necesario mantener la lucha clandesti­ na para contrarrestar el auge anexionista. Un año más tarde,

la elección del estadista Luis A. Ferré como gobernador de 357 Puerto Rico, propició el desarrollo y la radicalización de la or­

ganización. Así concluimos que, para 1969, los miembros del

MIRA intentaron contrarrestar el auge anexionista en Puerto Rico y los ataques violentos del COINTELPRO con la violencia

revolucionaria. Estos eventos y el contexto amplio de la extensión ideoló­ gica de la Revolución Cubana también propiciaron la creación

y acciones armadas del MIRA. Nuestro propósito en ese senti­ do no fue juzgar sus actos sino examinar la intensión política

tras estos. El denominador común de los ataques selectos del 478 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

MIRA fue la destrucción de propiedad privada. En el caso de

los daños a comercios estadounidenses, la intensión fue cau­ sar pérdidas a los establecimientos para desalentar las inver­ siones y que, eventualmente, los inversionistas abandonaran el país. Era una forma de presionar al sistema capitalista.

En el caso de los ataques a instalaciones militares, la in­ tensión del MIRA fue la de enfrentar la presencia de los apa­

ratos represivos de los Estados Unidos en Puerto Rico, en

tiempos cuando se reclutaban forzosamente a jóvenes puer­ torriqueños para ir a la deshumanizante guerra de Vietnam.

358 De igual modo, los ataques a instalaciones militares fueron perpetrados para mostrar a las fuerzas armadas estadouni-

denses, y a posibles militantes del movimiento, la creación y

capacidad de un grupo revolucionario clandestino que trans­ gredía y laceraba los cimientos de los aparatos represivos es­

tadounidenses alrededor del Archipiélago. Entre los ataques a instalaciones paramilitares que el FBI le atribuye al MIRA

encontramos los siguientes: el 3 de marzo de 1968, en las Ofi­ cinas Generales de la Guardia Nacional,479 el 15 de febrero de

479 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 1. Informe, 24 de febrero de 1970.

I

Violencia política y subaltemidad colonial

1969, en el Cuartel de la Policía en Hato Rey,480 el 23 de febrero

de 1969, en las Oficinas del Servicio Selectivo en Isabela,481 el

7 de febrero de 1969, en las Oficinas del Servicio Selectivo en Dorado,482 en julio de 1970, en las instalaciones del radar de

la Agencia Federal de Aviación en Río Grande,483 el 30 de julio de 1970, en las Oficinas del Servicio Selectivo en Humacao, Naguabo, Ceiba, Luquillo, Guaynabo e Isabela.484 El prestigio, la eficiencia y capacidad de las agencias de seguridad y sus

oficinas de inteligencia se pusieron en entredicho.

Durante todo el año de 1969, el MIRA operó clandesti359

namente, aunque no se responsabilizó por la mayoría de los

ataques armados que cometió, las autoridades le atribuyen al MIRA 30 ataques.485 Las diversas instalaciones del ejército y comercios estadounidenses se sintieron amenazados ma­ terialmente por una fuerza política revolucionaria puertorri­

queña. Ante los ataques no identificados por el MIRA durante

gran parte de 1969, el FBI empeñó grandes esfuerzos y recur480 Ibid. 481 Ibid. 482 Ibid. 483 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 7. Informe, 10 de julio de 1970. 484 Ibid. 485 Ibid.

Violencia política y subaltemidad colonial

sos para arrestar a los responsables y evitar posibles actos.

Todo ello demuestra el alto grado de preocupación que provo­

có en el FBI los actos armados del colectivo. E1 agente José Sánchez, de la división de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico, fue uno de los oficiales que investigó al MIRA. Se desprende que nunca estuvo dentro del círculo de confianza y seguridad de los líderes Filiberto Ojeda Ríos y Ro­

berto Todd Pagán. De haber participado de las reuniones en que

se tomaban las decisiones de ataque, posiblemente hubiese prevenido algunos actos. Eso no sucedió. Sin embargo, el agen-

360

te Sánchez tenía noción de dónde se escondían algunas células del colectivo por medio de informantes no identificados.

Cuando el MIRA salió a la luz pública la noche del 11 de diciembre de 1969, el encubierto Sánchez también lo hizo

firmando una declaración jurada en contra de los posibles sospechosos de la toma de la emisora radial WONU y los ata­

ques a varios hoteles de la zona turística de la capital. Los hoteles afectados fueron el Hotel San Juan, en el Howard Johnson, Hotel Americana, Hotel Raquet Club, Hotel Sheraton

y los clubes nocturnos Chez Bamboo y Big Bambeo, ambos

eran prostíbulos. La información recopilada por Sánchez lo­

Violencia política y subaltemidad colonial

gró desarticular la incipiente coherencia organizativa de una

célula del MIRA en Bayamón. Los arrestos de Juan Antonio Ayala Castillo, William Pintado Burgos, Carlos Fonseca Orta y su esposa Adelina Rodríguez Ramírez, el 14 de diciembre de

1969, a escasos tres días de los ataques, fueron un rudo golpe para la organización. Sin embargo, esto no significó que el MIRA cesara de ac­

tuar. La organización armada continuó operando hasta 1972,

sin identificar sus acciones armadas. Ante la represión sobre sus vidas, la posición de los miembros del MIRA fue la de ma-

361 yor clandestinaje y combatividad. Por ello continuaron los es­ tallidos, en Puerto Rico, pero sobre todo en los Estados Unidos.

Entre 1970 y 1972, el FBI le atribuyó al MIRA 59 ataques en Puerto Rico y sobre 44 en la ciudad de Nueva York,486 cuasan-

do daños a la propiedad que se estimaron en los 4.5 millones

de dólares. El MIRA no se responsabilizó por ninguno de ellos. Las autoridades gubernamentales catalogaron los ata­

ques del MIRA como actos de terrorismo. Así lo publicó el go­

bierno y la prensa al país. Si la violencia es una legítima arma 486 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subseries 7-10. Los informes de las cuantías por los daños varían de número. Ver nota al calce 409.

Violencia política y subaltemidad colonial

revolucionaria, debemos definir qué es el terrorismo. Ronald Fernández hizo un análisis de la definición de terrorismo y concluyó que el principal objetivo del terrorismo es causar

daño a civiles.487 Lo que define al terrorismo es el deseo y la

decisión calculada de atacar a inocentes. En resumen, el terro­ rismo es el asesinato deliberado y sistemático con el propósito de causar miedo con fines políticos. Según Ronald Fernández, los guerrilleros no son terroristas porque se enfrentan a com-

batientes superiores.488

Este debate llegó al seno del MIRA. El 15 de febrero de 1969,

362 hubo una jomada de ataques, no identificados por ninguna or­

ganización, en la que resultaron personas heridas. Estos inci­

dentes ocurrieron en el Cuartel General de Hato Rey, donde un policía resultó herido y en el Hotel Howard Johnson, donde los

cristales rotos hirieron a algunas personas.489 Aunque no se pudo saber si estos estallidos fueron obra del MIRA, puesto que ninguna organización reclamó autoría de los hechos, en las discusiones internas de la organización durante el 1969, 487 Fernández, Ronald. Los Macheteros: The Wells Fargo Robbery and the Violent Struggle for Puerto Rican Independence. New York, New York: Prentice Hall Press: 1987, pág. 176. Traducción del autor. 488 Ibid. 489 Biblioteca Legislativa de Puerto Rico, Archivo de Carpetas del FBI. Serie MIRA, Subserie 1. Informe, 24 de febrero de 1970.

Violencia política y subaltemidad colonial

la posición de Filiberto Ojeda, Roberto Todd, Joaquín García y

Diego Renée era que no podía haber víctimas inocentes en sus acciones armadas. Narciso Rabell Martínez tuvo que abando­ nar la organización al estar en desacuerdo con los primeros.

Con ello podemos deducir que los miembros del MIRA no

tuvieron la intensión de lastimar o herir a inocentes con sus sabotajes. Deliberadamente, la organización atacó cuarte­

les de la Policía, instalaciones militares, gubernamentales y

comercios estadounidenses sin causar daño a soldados o al personal administrativo. Por otro lado, el MIRA nunca atacó 363 a civiles o a empleados en plazas públicas, en supermercados,

estaciones de autobuses o aeropuertos. En lo restante de los ataques registrados entre 1969 y 1972 no hubo heridos, ni pér­ didas humanas.Por ello, concluimos que el MIRA no constitu­ yó un grupo al que pudiéramos calificar de terrorista.

La carpeta preparada por el FBI documenta la persecución política y los mecanismos de los operativos de inteligencia al más alto nivel de la cúpula de poder de los Estados Unidos,

incluyendo, las oficinas del Presidente Richard Nixon y del Di­ rector del FBI J. Egdar Hoover. Los archivos del FBI muestran un largo proceso investigativo y represivo, no solamente so-

Violencia política y subaltemidad colonial

bre los miembros del MIRA, sino sobre los familiares de estos

combatientes independentistas que, en la mayoría de los casos, no tenían relación alguna con el movimiento.

A nivel nacional, los agentes involucrados en la vigilancia y la persecución produjeron un debate público, ante el Gober­ nador Luis A. Ferré, el Senado, la Cámara de Representantes

y la prensa, en tomo a los actos del MIRA.490 El agente José Sánchez informó en una audiencia ante el Sub-Comité Perma-

nente de Investigaciones del Senado la influencia “castrista” en los combatientes del MIRA y el alcance político y econó-

364 mico de sus actos. Del mismo modo, ventilaron el peligro que representaba el MIRA para la administración del Presidente

Richard Nixon y el Gobernador Luis A. Ferré bajo el Estado Li­

bre Asociado. Las autoridades tomaron muy en serio la ofen­

siva armada de Ojeda Ríos y sus compañeros de lucha. La ofi-

cialidad actuó con carácter de urgencia conforme a las leyes destinadas a la captura de los combatientes.

Entre 1967 y 1972, el Movimiento Independentista Re­

volucionario en Armas se presentó en una coyuntura his­ tórica muy difícil para el independentismo en Puerto Rico. 490 Biyan, Tom. “Acusa al gobierno cubano por actos terroristas en Puerto Rico.” El Mundo, 1 de agosto de 1970, pág. 1-Á.

Violencia política y subaltemidad colonial

A pesar de sus enormes sacrificios, personales y familiares,

sus esfuerzos armados no contaron con un respaldo masivo del pueblo subalterno colonial. Sus acciones armadas fueron

catalogadas por el estado como actos de terrorismo mientras, por otro lado, lograron evitar al máximo las pérdidas humanas en sus intervenciones. En ningún momento actuaron como

mercenarios o ejércitos de ocupación, atacando a indefensos, civiles o inocentes. En términos de las concepciones de triun­ fo guerrillero, no lograron obtener la victoria política. Sin em­

bargo, construyeron un instrumento de lucha revolucionaria 365 clandestina que mantuvo su ideología, a pasar de la continua

vigilancia y acecho de las autoridades federales y estatales.

En iguales términos, el MIRA dio continuidad al programa nacionalista de confrontación con el gobierno de los Estados

Unidos. La gran diferencia entre la estrategia del Partido Nacio­ nalista, de Pedro Albizu Campos en 1950, y el MIRA en 1960 fue

que el primero viabilizó un enfrentamiento directo con el régi­

men, mientras el segundo optó poruña lucha clandestina, como mecanismo de seguridad. El carácter clandestino de la lucha re­

presentó un gran reto para los aparatos represivos en su afán de contener una fuerza revolucionaria virtualmente invisible.

Violencia política y subaltemidad colonial

Debemos destacar que ante la intensificación de la repre­

sión, el MIRA actuó con mayor resistencia y combatividad. El

espíritu de lucha de muchos de sus combatientes no se amilañó ante las circunstancias adversas de la organización. Por ello, a pesar del desfase del MIRA en 1972, los líderes y mi­

litantes lograron mantener ciertos contactos y la idea viva

de una posible reorganización. Los esfuerzos de algunos de los miembros del MIRA y de otras organizaciones clandesti­

nas y patrióticas se combinaron años más tarde (1976) con la concepción del Partido Revolucionario de los Trabajadores

366

Puertorriqueños y, posteriormente, con los actos armados del Ejército Popular Boricua-Macheteros. Ambas organizaciones continuaron una intensa lucha armada en contra de las auto­ ridades del régimen estadounidense a finales de la década de

1970 y principios de la década de 1980.

En el caso de Filiberto Ojeda Ríos, la causa principal para

su radicalización política y la creación del MIRA fue la violen­ cia de estado que reprimió los movimientos de liberación na­ cional en Puerto Rico y en los Estados Unidos. Ciertamente,

es evidente que sus vivencias en la Cuba revolucionaria entre

1961 y 1966, aportaron grandemente en su conocimiento de

Violencia política y subaltemidad colonial

cómo llevar a cabo una lucha armada clandestina. Todo lo que

representaba Ojeda Ríos en 1960 era mal visto por la opinión pública puertorriqueña: su activismo en el Movimiento Liber­ tador de Puerto Rico y en el Movimiento 26 de julio, pertenecer

al MPI y mudarse a Cuba en medio del proceso revolucionario. Las ejecutorias de Ojeda Ríos, entre 1969 y 1972, vienen a ser

la máxima evidencia de ese proceso de transgresión entre el

subalterno colonizado y el combatiente insurrecto. Su primer arresto, ocurrido en Quebradillas el 10 de octu­

bre de 1970, así lo demuestra. La detención no desanimó su temple de lucha. Ojeda Ríos salió bajo fianza y el 27 de octubre

de 1970, no se presentó a la vista judicial que tenía por violar la Ley de Explosivos. Ojeda Ríos desobedeció la autoridad y

volvió a la ruta clandestina. Durante toda la década de 1970,

los agentes del FBI y de la Policía de Puerto Rico no pudieron dar con su paradero, ni el de su compañero Roberto Todd Pagán. Los cargos contra Filiberto Ojeda por su participación

en el grupo armado fueron retirados diez años más tarde, en 1980, al no poder las autoridades policiacas presentar eviden-

cia para sostener las acusaciones en los tribunales.491 491 Nieves Falcón, Luis. La luz desde la ventana: conversaciones con Filib­ erto Ojeda Ríos. San Juan, Puerto Rico: Ediciones Puerto, 2002, pág. 18.

367

Violencia política y subaltemidad colonial

Antes de concluir, quisiera remitirlos al título del libro:

Violencia política y subaltemidad colonial: El caso deFiliber-

to Ojeda Ríos y el MIRA (1960-1972). En el contexto de nues­ tro tema, la violencia política produjo una respuesta de un

sector de la subaltemidad colonial puertorriqueña. Pudimos establecer la transgresión ideológica de un subalterno civil a un combatiente revolucionario. En el caso de Filiberto Ojeda

Ríos y de los miembros del MIRA, la adopción de un modelo

de lucha clandestina o semi-clandestina es vivo ejemplo de su 368

radicalización política. Los alejó de los mecanismos de iden­ tificación y ubicación de la superestructura: tuvieron poco contacto con la familia, no trabajaban formalmente, tampoco

aportaban al seguro social. No tenían nada a su nombre que

los pudiera implicar con el comercio o el estado, por ello no tu­

vieron cuentas bancarias, ni deudas con el gobierno por servi­ cios de agua, energía eléctrica o hacienda. Rechazaron todo lo que implican los derechos de propiedad privada, con el fin dual de rebelarse ante el sistema, sin ser identificados. Esto implicó la ruptura ideológica, material y definitiva con respecto a la

legalidad dentro del sistema de capital. A través de la investigación se probó la hipótesis de que Fi-

Violencia política y subaltemidad colonial

liberto Ojeda Ríos, y varios miembros del MIRA, transgredie­

ron completamente la condición de subaltemidad colonial con

su propuesta de lucha armada clandestina. Antonio Gramsci, Gayatri Spivak y Ranajit Guha colocaron teóricamente a los

combatientes en una clase social intermedia entre los apara­ tos represivos de estado y el vasto pueblo. Para estos autores,

a los combatientes se les debe distinguir de los diversos secto­

res representados en el pueblo porque se enfrentan a las auto­ ridades. Para ellos, los combatientes son en esencia una capa social flotante o amortiguadora de los choques violentos entre

369 la sociedad civil y los sectores represivos estatales. Son los que ejercen la máxima presión política y económica con sus actos secretos, máxime cuando su fin era provocar desestabilización

y el derrocamiento del gobierno para implementar profundos cambios dentro de la subaltemidad colonial puertorriqueña.

Nuestra propuesta lo que establece es que los combatientes clandestinos como Ojeda Ríos y el MIRA abandonaron defini­

tivamente los parámetros de la superestructura para comba­

tirla. Coincidimos con Gramsci, Spivak y Guha en que pueden

ser considerados como una capa intermedia entre el pueblo y los aparatos represivos. Para nosotros, la condición clandesti-

Violencia política y subaltemidad colonial

na que asumieron Filiberto Ojeda y varios miembros del MIRA los separó definitivamente de la superestructura. Dejaron de

ser subalternos intermedios o resortes sociales para asumir un

concepto de la vida revolucionario. Su condición humana se transfiguró en la de combatientes clandestinos.

Su estrategia de lucha oculta, limitó la capacidad del esta­ do para apresarlos y probar en los tribunales los actos armados

que se les atribuían. En ese sentido, la estrategia clandestina

logró su cometido en brindar la seguridad necesaria para inca­ pacitar al estado en su afán de apresarlos. Los miembros del

370

MIRA continuaron viviendo y moviéndose dentro del Estado

Libre Asociado y de los Estados Unidos, pero no bajo las reglas del sistema colonial federal. Ellos mismo decidieron su ruta.

En conclusión, la causa para la radicalización política de Filiberto Ojeda Ríos y la respuesta del MIRA fue la violencia es­

tatal que hubo en contra del movimiento independentista. En

1960, estos combatientes ejecutaron su estrategia revolucionana, abandonando y rechazando su condición de subalternos coloniales. No fueron apaciguados ni docilizados por los apara­

tos represivos del sistema. El MIRA asumió ser parte de la van­

guardia de una lucha por la independencia que el pueblo en ge-

Violencia política y subaltemidad colonial

neral no apoyó. La masa subalterna en el Estado Libre Asociado aceptó su condición de interiorización y subordinación políti­

co-colonial y no se sumó a la lucha por la liberación nacional.

Durante toda la década de 1970, Filiberto Ojeda Ríos le de­ mostró a sus seguidores que se podía mantener una lucha com­ pletamente clandestina en Puerto Rico a pesar de la vigilancia

e informantes de la Policía. Ante el fracaso político del MIRA,

Ojeda Ríos y sus compañeros de lucha asumieron una resisten­

cia clandestina que les permitió la movilidad y la posibilidad de

una eventual reagrupación a mediados de la década del 1970 371 con el surgimiento del Partido Revolucionario de los Trabajado­ res Puertorriqueños y su brazo armado, el Ejercito Popular Bo-

ricua-Macheteros. La lucha incansable de Filiberto Ojeda Ríos

por la independencia de Puerto Rico brindó continuidad a su

avatar personal de combatividad contra el régimen. Ojeda Ríos

decidió vivir de esa forma. De esa misma manera murió 35 años más adelante, combatiendo.492

492 Sobre este particular ver Informe ñnal de los sucesos ocurridos en el Municipio de Hormigueros el 23 de septiembre de 2005, donde re­ sultó muerto el ciudadano Filiberto Ojeda Ríos. Estado Libre Asocia­ do de Puerto Rico, Comisión de Derechos Civiles. 13 de octubre de 2011. También ver el documental Filiberto, del cineasta Freddie Mañero Alfonso.



APÉNDICE

RESUMEN DE FILIBERTÓ ÍNÓCENClO ÚJEDA RIOS ÓARPETA ¿9116

1- Descripción personal: raza blanca, 140 tbs peso, pelo negro, ojos negros, usa lentes de contacto.

Fecha Nacimiento: Empleo:

A

26 de abril de 1933, en Naguabo

Músico trompetis-ta

Residencia: Su nvidae reside en ta calle b-15, Unb. Caguax Caguas' Su hemuno reside en ¿a caite 16 *351, Unb. Villa Nevdrez, R.P.

373

Núm. de Licencia de Conducir. 5 oicto 1970

Aparece publicado en el periódico El Lmparciat un reportaje que Indica que este es conocido por el G-2 Cubano. Lo catalogan entrenador de explosivos de grupos terroristas. Es un destacado trcmpetista, cuando actuaba con la Sonora Ponceña en 1963. Conoce el arte de disfrazarse y maquillarse el rostro adoptando diferentes personalidades. En el 1969, comenzó su entrenamiento a diferentes cítalas terroristas. Indica el articulo que en el 1963, salió peta Cuba y regresó en el 1967, regresando a Cuba ese mismo año para retomar en el 1969 y hacense congo del en-Cnenainiento de tas cítalas, tennolistas.

10 enero 1970

Aparece publicado en el periódico Et Hundo, que eótzf siendo buscado con órdenes de de-tención por cuta supuesta violación a ¿a Ley de Explosivos. Se le conecta cetro un Agente G-2, del Servicio Secreto de la Policía Cubana, que adiestraba jóvenes bo-xicuas del Movimiento ladependentista Revolucionario Armado (M.I.R.A. J

10 ¿ebacAO 1970

Se necibe información de que. fue visto en Nueva Vonk, en una banna de nomboe "El Típico San" en ¿a Ave. Uadison entre ta 110 y 111.

7 abril 1970

Irt ¿oxjne sobte su kisto-nial tevela que es natuxat de Naguabo. Su¿ padnes ntslden en la calle Lansen 463, Rooseuelt, H.R.

ít

pflooog

Violencia política y subaltemidad colonial

ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO POLICIA DE PUERTO RICO NEGOCIADO OPERACIONES DE CAMPO

30 de abril de 1970

AB/lnm/1

MEMORANDO A :

•TO

Í^LOS MIE

D BIGIO ¿TALEJ íEITSTJPE RINTEN DENTE

DE :

AUXIL.

por(dis, ASUNTO :

1S DE LA FUERZA

LICION DEL SUPERINTENDENTE

ORDENES DE ARRESTO CONTRA ROBERTO TODD PAGAN, FILIBERTO OJEDA Y NESTOR NAZARIO TRABAL

374 Roberto Todd Pagán

Filiberto Ojeda Ríos

Néstor Nazario Trabal

DATOS SOBRE ROBERTO TODD PAGAN

C-30481

Nació el día 16 de abril de 1945, en Santurce, Puerto Rico. Es de raza blanca, tiene ojos y pelo castaño, mide 69" estatura, pesa 190 libras. Tiene licencia de conducir #11860. Existen órdenes de arresto pv»r Ley Drogas, Tentativa Escalamiento, Conspiración y Ley Explosivos.

DATOS SOBRE FILIBERTO OJEDA RIOS

C-29116

Es natural de Naguabo, tiene 37 años de edad, mide unas 67 1/2", pesa aproximadamente unas 175 libras. Es de tipo Indio. Se le conoce por los seudónimos de Felipe Ortega, Fito Ojeda y El Indio. Hay orden de arresto por Ley Explosivos. DATOS SOBRE NESTOR NAZARIO TRABAL C-30481

Nació el día 25 de noviembre de 1949, en Mayaguez, Puerto Rico. Es blanco, pelo negro, ojos brown, mide unas 67" estatura, pesa 117 libras, hijo de Providencia Trabal y de Néstor Nazario Grillo. Hay orden de arresto por Incendio Malicioso y Motín.

Las órdenes de arresto están en poder del Negociado de Investiga­ ciones. DcMhn considerarse peligrosos y posiblemente nSfcn armados. De ser localizados o arrestados comu/iíjütfiM3«pyo5/tt^ü°> más rápidos con el Negociado de Investigacioneyyí’^otreilKegQ-y' *' Operaciones de Campo. ITIH 0000*3/ ^COMISIONADOS

I

Violencia política y subaltemidad colonial

ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO

POLICIA DE PUERTO RICO

PROFUGO I - Nombr e

2-Req. Num

__ ______________________ OJEDA RIOS, FILIBERTOS 3-Alíos y/o Apodos

7¿ 4- Fecha

____________ “AGUSTIN", "RUBEN", “FELIPE", "G-2 CUBANO" 30 sopt. 7! 6-Lugor de Nacimiento 5- Direcciones : Calle 16 ¿351 y/o 357 Urh. Villa Nevares, Rio Piedras, Bo. Charcas, Quebradilias

f'—y-y

_______ N AGUADO 7-Fechade Nacimiento

26 abril 1933

B- Descripclo'n

Edad Estatura Peso Raza Tez Ojos Cabello

: : : : : :

38 años 5'7 1/2175 Ibs. Blanca Clara Brown

: Brown

375

Ocupoclo'n : Músico

Señas particulares :

9- Solicitado por : Abner Limardo, Juez Tribunal Superior, Sala de San Juan

11-An tecedentes Criminales

10 - Claslf icac

Tifa

as

Igitales

ABRAílAU-DI.'üL COH7ALEZ

------------------------- -- —iiAxrrtt---------: LEY DE EXPLOSIVOS ^¿CHlsiONADOS

0?907± 12 - Observaciones :

Requisitoriado por la Policía de Puerto Rico en memorando

AB/lnm del 4/30/70.

NOTIFIQUE INMEDIATAMENTE A LA POLICIA CUALQULE-R INFORMACION QUE TENGA CON RELA'tTO'N'A ÉSTE FUOlTÍVO.

Tnte. Qoí ?*!Alejandro Bi^o/

Auxiliar del Supcr intendente

'

Violencia política y subaltemidad colonial

37(

Nombre - Fíliberto Ojeda Ríos G-2 - Cubano

C-#29116

Violencia política y subaltemidad colonial

í

!



fe; ÓO



'7

Violencia política y subaltemidad colonial

o v e fi 3

Á’^me- FILIBERTO INOCENCIO OJEDA RIOS Aliases- Filiberto OJeda, Felipe Ortega, El Indio, Rufito, Fito, and Rubén ¿ex- Male Race— White Date of Birth- April 26, 1933 at Naguabo, Puerto Rico ;-\ight- 5’8” Weight- 140 - 16o pounds Hair- Black, known to dye Fyes- Black, wears glasses and contact lenses Fuild- Slender to médium “cmplexion- Reddish Brown ’TharacterLstics- uses disguises, wears mustache and beard 1anguage- Fluent in English and Spanish c?upation- Musician (Trumpet) ingerprint Classification- 901 U III 13 Ref: 515 L 17 U III 17 18 18 — h RIOS IS WANTED BY THE FBI FOR UNLAWFUL FLIGHT TO AVOID ’SE^ÜTIOH IN CONNECTION WITH A VIOLATION OF THE EXPLOSIVE PUERTO RICO. HE SHOULD BE CONSIDERED ARMED AND DANGER?FS J.'A-.’H TO PARRY A PISTOL ON HIS PERSON.

BIBLIOGRAFÍA

381

FUENTES PRIMARIAS Fondos Documentales Biblioteca Legislativa de Puerto Rico. Archivo Carpetas del FBI. Colección Carpetas del FBI,

Serie: MIRA, Subserie 1,2,3,4,5, 6, 7,8,9,10

Colección Carpetas del FBI, Serie: Partido Nacionalista de Puerto Rico,

Subserie 0068,0072.

Violencia política y subaltemidad colonial

Documentos de Gobierno

Organización de Naciones Unidas. (ONU) Resolución 1514 (1960). Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales. Asamblea General de la Naciones Unidas, “Informe del Comité Especial encargado de examinar la situación con respecto a la aplicación de la declaración sobre la cuestión de la independencia a los países y pueblos coloniales.” 4 de diciembre de 1960.

Entrevistas

Ojeda Ríos, Willibaldo (Hermano de Filiberto Ojeda). Entrevista por el autor. Grabación en audio. Caguas, Puerto Rico, 26 de marzo de 2014. 382

García Maya, Joaquín (Miembro del Partido Nacionalista, del Movi­ miento 26 de julio en Cuba, del MIRA y amigo personal de Filiberto Ojeda). Entrevista por el autor. Grabación en audio. Cabo Rojo, Puer­ to Rico, 12 de abril de 2014. Reneé, Diego (Miembro del MPI y del MIRA) Entrevista por el autor. Grabación en audio. 5 de mayo de 2014. Periódicos

Ángel R. Fret. “Alertan sobre terrorismo”, El Mundo, 14 de octubre de 1970, pág. 1-Ay 10-A.

Antonio Miranda. “Ferré encara problemas crean terroristas”, El Mundo, 21 de febrero de 1969, pág. 1-A. . “Harán nueva legislación sobre explosivos”, El Mundo. 25 de febrero de 1969, pág. 1-A.

“Arrestan 4 En Caso De Bombas.” El Mundo, 15 de diciembre de 1969, págs. 1-Ay 15-A.

Violencia política y subaltemidad colonial

Bienvenido Ortiz Otero. “Arrestan a nueve supuestos terrorista.” El Mundo, 29 de abril de 1969, pág. 1-A.

Copeland, E. “Pérdidas por terrorismo subirán a $25 millones”, El Mundo, 18 de noviembre de 1970, pág. 3. Juan Antonio Corretjer. “El razonamiento clandestino”, El Nuevo Día, 24 de marzo de 1980, pág. 12.

Editoriales. “Confirman la intervención extranjera en terrorismo”, El Mundo, 22 de septiembre de 1961, pág. 1.

. “Estamos advertidos”, El Mundo, 18 de mayo de 1967,

pág. 6. . “Responden las autoridades”, El Mundo, 24 de febrero de 1968, pág. 6. Fret, A.R. “Arrestan a alegado líder grupo MIRA”, El Mundo. 15 de septiembre de 1967, pág. 1-A.

Grau, E. “Tiendas Bargain Town sufren pérdida $5 millones en 3 años”, El Mundo, 7 de octubre de 1967, pág. 12. . “Grupo terrorista se atribuye explosivo de bomba ante banco”, El Mundo, 14 de octubre de 1978, pág. 13-A.

Harris, C. “Terrorismo en Isla cuesta $25 millones a firmas de Esta­ dos Unidos”, El Mundo, 27 de marzo de 1978, pág. 5-B. Helga I. Serrano. “Relata Asalto a Radioemisora. ”, El Mundo, 13 de diciembre de 1969, págs. 2-Ay 17-A.

José R. Reguero y Antonio Santiago. “Estallan Bombas en Hoteles Condado: Incitan a Violencia por Radio Ocupada”, El Mundo, 12 de diciembre de 1969, págs. 1-A, 15-Ay 10-D.

Kellerman, S. “Alega Cuba adiestra guerrilleros boricuas”, El Mun­ do, 18 de mayo de 1968, pág. 1. . “Prensa en Estados Unidos comenta terrorismo en

383

Violencia política y subaltemidad colonial

Isla”, El Mundo, 1 de junio de 1968, Pág. 10. López, B. “Secretario de Justicia dice entidad no es política”, El Mundo, 30 de abril de 1964, pág. 1. Maldonado, A.W. “La independencia y la violencia”, El Mundo, 5 de mayo de 1971, pág. 7-A. . “El efecto de los nacionalistas”, El Mundo, 14 de septi­ embre de 1979, pág. 9-A. . “Pide a R.S.V. que les conceda el indulto a todos los presos políticos”, El Mundo, 4 de septiembre de 1967, pág. 23. Marrero, W. “Respuesta al asesinato de patriotas”, Claridad, 7 de septiembre de 1979, pág. 5.

McCarthy, F. “Informa inicio formal terrorismo rojo en Puerto Rico”, El Mundo, 26 de junio de 1968, Pág. 22.

384 Miranda, A. “Ocupan 208 bombas en automóvil”, El Mundo, 6 de febrero de 1964, pág. 1.

. “Creen usarían 208 bombas contra firmas americanas”, El Mundo. 7 de febrero de 1964, pág. 1. . “Esperan pronto arresto de grupo subversivo”, El Mun­ do. 22 de febrero de 1964, pág. 1.

. “Ocupan armas tras tiroteo”, El Mundo, 28 de abril de 1964, pág. 1.

. “Revelan MAPA planeaba rebelión en mayo”, El Mun­ do, 29 de abril de 1964, pág. 1. . “Explosión damnifica tienda Bellas Hessen en Río Piedras”, El Mundo, 19 de junio de 1964, pág. 2. Nota Editorial. El Mundo, 17 de febrero de 1969, pág. 2-A. Nota Editorial. “Gobernador Ferré viaja en carabana Nixon”, El Mundo, 20 de enero de 1969, pág. 1.

Violencia política y subaltemidad colonial

Ortíz, B. “Dice adiestran en Cuba a guerrilleros boricuas”, El Mundo, 23 de abril de 1963, pág. 22. . “Otra vez el terror”, El Mundo, 25 de enero de 1964, pág. 1.

. “Estallan fuegos en cuatro tiendas”, El Mundo, 2 de octubre de 1967, pág. 1.

. “Aumentan a 23 bombas colocadas en tiendas”, El Mundo, 2 de octubre de 1967, pág. 3. . “Estiman pérdidas por fuego $2,079,000”, El Mundo, 6 de abril de 1968, pág. 15. . “Ferré ve nexos Castro y terrorismo”, El Mundo, 30 de abril de 1969, pág. 1. Quiñones, A. “Surge aquí una nueva organización subversiva” El Mundo, 17 de julio de 1963, pág. 14.

. “Muñoz declara hay aquí 28 personas dentro grupo MAPA”, El Mundo, 17 de julio de 1964, pág. 1.

Reguero, J. y Marín, R. “Revelan hicieron disparos edificio Base Buchanan”, El Mundo, 10 de marzo de 1970. pág. 4-A. “Relacionan Bombas NY Con Conatos Fuego PR”, El Mundo, 27 de diciembre de 1972, pág. 1-A. Roberto Betancourt. “Estallidos dejan saldo de 4 heridos”, El Mun­ do, 17 de febrero de 1969, pág. 1-A.

Santiago, A. “Fuegos arrasan varias tiendas”, El Mundo, 4 de abril de 1969, pág. 1. . “Se atribuyen incendio en Claridad”, El Mundo, 26 de febrero de 1970, pág. 3-A.

United Press International. “Ve fuegos favorecen comercios”, El Mundo, 24 de agosto de 1968, pág. 10.

385

Violencia política y subaltemidad colonial

. “Amenazan destruir hoteles”, 5 de abril de 1969, El Mundo, pág. 10.

FUENTES SECUNDARIAS

Libros Acosta, Ivonne. La palabra como delito: los discursos por los que condenaron a Pedro Albizu Campos 1948-1950. Río Piedras, Puerto Rico: Ediciones Edil., 1993.

. La Mordaza. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Edil.,

1987. Althusser, Louis. Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado. (Tra­ ducción de Freud y Lacan). Buenos Aires, Argentina: Nueva Visión, 1988.

386

Aponte Martínez, Pedro. “El asesinato de Pedro Albizu Campos.” en Cuadernos del 98: El asesinato político en Puerto Rico. Número 9. Ivonne Acosta Lespier, Editora. San Juan: Editorial del Ateneo Puertorriqueño, 1998.

Ayala, César J. y Bemabe, Rafael. Puerto Rico en el siglo americano: su historia desde 1898. San Juan: Editorial Callejón, 2011. Baralt, Guillermo A. Desde el mirador del próspero: La vida de Luis A. Ferré (1904-1968). Tomo I. San Juan: Fundación El Nuevo Día, 1996.

. La razón del equilibrio: La vida de Luis A. Ferré (1968-1998). Tomo II. San Juan: Fundación El Nuevo Día, 1998. Bender, Lynn-Darrell. The American Presences in Puerto Rico. San Juan, Puerto Rico: Publicaciones del Instituto de Cultura Puertor­ riqueña, 1998.

Boersner, Demetrio. Relaciones internacionales de América Latina: Breve historia. 5ta.Ed. Caracas: Ediciones Nueva Sociedad, 1996.

Violencia política y subaltemidad colonial

Bonham, Richardson. The Caribbean in the Wider World, 14921992: A Regional Geography. Cambridge University, 1995. Bosh, Juan. De Cristóbal Colón a Fidel Castro: El Caribe, frontera imperial. La Habana, Cuba: Ediciones de Ciencias Sociales, 1983. Bosque Pérez, Ramón. Las Carpetas. Río Piedras: Centro para la Investigación y Promoción de los Derechos Civiles, Inc., 1997.

Cancel Miranda, Rafael. Del cimarrón a los macheteros. San Juan, Puerto Rico: Séptimo Ideario, 2008. Corretjer, Juan Antonio. El líder de la desesperación. Guaynabo, Puerto Rico: La Liga Socialista Puertorriqueña, Puerto Rico, 1972. . El pensamiento político de Juan Antonio Corretjer. Recopilación y prólogos por José A. Torres, María E. Ruiz y Carlos Noya. Primera Edición Conmemorativa del Centenario de Juan An­ tonio Corretjer. Morovis, Puerto Rico: Imprenta Caonao, 2008.

Cuello, José Israel, Roberto Cassa y Rubén Salié. “50 años de histo­ ria dominicana” en América Latina: Historia de Medio Siglo. Pablo González Casanova. México: Siglo Veintiuno Editores, 1986.

Cruz Hernández, Eduardo Luis. El plebiscito de 1967. San Juan: Editorial Edil, 1993. Churchill, Ward, Jim Vander Wall. The COINTELLPRO Papers: Documents from the FBI’s Secret Wars Against Dissent in the Unit­ ed States. Volume 8. Second Edition. Cambridge, MA: South End PRESS, 2002.

Delgado Cintrón, Carmelo. Derecho y colonialismo: la trayectoria histórica del derecho puertorriqueño. Río Piedras, Puerto Rico: Biblioteca de Autores Puertorriqueños, 1998. Dietz, James L., Historia económica de Puerto Rico. Río Piedras, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1989.

Domenech Abreu, Ligia. ¡Que el pueblo decida!: La gobernación de

387

Violencia política y subaltemidad colonial

Roberto Sánchez Vilella. San Juan: EMS Editores, 2007. Doyle, Michael. Empires. Ithaca, New York: Comell University Press, 1986.

Estades Font, María. La presencia militar de Estados Unidos en Puer­ to Rico 1898-1918. San Juan, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1988. Fannon, Frantz. Los condenados de la tierra. Tercera edición. Pica­ cho-Ajusto, México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2009.

Fernández, Ronald. Los Macheteros: The Wells Fargo Robbery and the Violent Struggle fbr Puerto Rican Independence. New York, New York: Prentice Hall Press: 1987.

Fernández, Leonel. Los Estados Unidos en el Caribe: de la Guerra Fría al Plan Reagan. Primera Edición. Santo Domingo, República Dominicana: Editora ALFA & OMEGA, 1984. 388

Foucault, Michael. Language, Counter-Memory and Practice: Select Essays and Interviews. (Trad. De D.E Bouchard y Sherry Simón) Ithaca, Comell University Press, 1977.

Vigilar y castigar: El nacimiento de la prisión. [Traducción de Aurelio Garzón de Camino.] Buenos Aires; Siglo Veintiuno, 2008. Fuentes, Carlos. El espejo enterrado. México: Fondo de Cultura Económica, 1992.

Galeano, Eduardo. Las venas abiertas de América Latina. 23a ed. -3a reimp.- Buenos Aires, Argentina: Catálogos, 2005. García Martínez, Alfonso. Puerto Rico: Leyes fundamentales. Nueva edición revisada. San Juan, Puerto Rico: Editorial Edil, 1982.

García Muñiz, Humberto. La ayuda militar como negocio: Estados Unidos y el Caribe. San Juan: Ediciones Callejón, 2002.

García Muñiz, Humberto. La estrategia de Estados Unidos y la mili-

Violencia política y subaltemidad colonial

tarización del Caribe. Río Piedras: Instituto de Estudios del Caribe, Universidad de Puerto Rico, 1988. García Passalacqua, Juan Manuel. La séptima guerra: Memoria de la Revolución Cubana al Grito de Vieques. San Juan: Editorial Cultural, 2000.

Gaztambide Geigel, Antonio. “La Revolución Cultural Mundial” en Historia vivas: Historiografía puertorriqueña contemporánea. Ed. Antonio Gaztambide Geigel y Sylvia Álvarez Curbelo, San Juan, Puerto Rico: Asociación Puertorriqueña de Historiadores, 1996. González, Michael. Nacionalismo revolucionario puertorriqueño: La lucha armada, intelectuales y prisioneros de guerra (19562005). San Juan, Puerto Rico: Isla Negra Editores, 2006.

González, José Luis. El país de cuatro pisos y otros ensayos. Río Piedras, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1980.

García, Gervasio L. y Ángel Quintero Rivera Desafío y solidaridad: Breve historia del movimiento obrero puertorriqueño, Río Piedras, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1982. García Passalacqua, Juan Manuel. La séptima guerra: Memoria de la Revolución Cubana al Grito de Vieques. San Juan: Editorial Cultural, 2000.

Gautier, C. y Blanco, T. “COINTELPRO en Puerto Rico: Documentos Secretos del FBI, 1960-1971” en Las Carpetas: Persecución política y derechos civiles en Puerto Rico. Bosque R. y Colón J. (Editores). Río Piedras: CIPDC, 1997. Gramsci, Antonio. “Al margen de la historia: Historia de los gru­ pos subalternos.” en Cuadernos de la Cárcel, Tomo 6, Cuaderno 25 (XXIII), 1934. Traducción de Ana María Palos, revisada por José Luis González. México: Ediciones Era, 1981.

González Cruz, Michael. Nacionalismo Revolucionario Puertor­ riqueño: La lucha armada, intelectuales y prisioneros políticos y de

389

Violencia política y subaltemidad colonial

guerra. (1956-2005) San Juan: Editorial Isla Negra, 2006. Guevara, Ernesto. La guerra de guerrillas. Publicado originalmente en Cuba en el año 1960. Digitalizada por LIBROdot.com. http:// www.librodot.com. Guha, Ranajit. Elementary Aspects ofPeasant Insurgency in Colo­ nial India. New Delhi: Oxford University Press, 1983.

Hobsbawn, Eric. The age ofExtremes: A History ofthe World, 19141991. New York: First Vintage Books Edition, 1996. Instituto de Cultura Puertorriqueña. “Septuagésimo novena aniver­ sario de la Orquesta Happy Hills.” Información provista por el Programa Musical del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Herencia Latina: Página web del Instituto de Cultura Puertorriqueña.

390

Irizarry Cruz, Lucila. CAL: Una historia clandestina. San Juan, Puer­ to Rico: Isla Negra Editores, 2010.

López Rojas, Luis A. La mafia en Puerto Rico: Las caras ocultas del desarrollo. Segunda edición. San Juan, Puerto Rico: Isla Negra Editores, 2004.

Maldonado Denis, Manuel. Hacia una interpretación marxista de la historia de Puerto Rico y otros ensayos. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Antillana, 1977. Maldonado, Roberto José. Prólogo del libro La voz no silenciada. Primera Buenos Aires, Argentina entrevista a Filiberto Ojeda Ríos1986. San Juan, Puerto Rico: Ediciones Puerto, 2007.

Marx, Karl. El Capital, crítica de la economía política. Tomo I, vol. 2, libro primero. México, Siglo XXI Editores, Vigésima cuarta impresión, 2009.

. Manifiesto del Partido Comunista. Escrito entre dic­ iembre de 1847 y enero de 1448, publicado de acuerdo a la traduc-

Violencia política y subaltemidad colonial

ción alemana. Editorial Panamericana, 1982.

. Tesis sobre Feuerbach. Obras Escogidas de Carlos Marx y Federico Engels. Tomo I, Págs. 7-10. Tesis número 1. Moscú, Rusia: Editorial Progreso, 1981.

Memmi, Albert Retrato del colonizado. Octava Edición. Buenos Aires, Argentina: Ediciones de la Flor, 1996. Mires, Fernando. El orden del caos: ¿Existe el Tercer Mundo? Vene­ zuela: Editorial Nueva Sociedad, 1995.

Muñoz Marín, Luis. Historia del Partido Popular Democrático. San Juan: Editorial Batey, 1984. . Memorias 1940-1952. San Juan: Universidad Interamericana, 1992.

Nieves Falcón, Luis. La luz desde la ventana: conversaciones con Filiberto Ojeda Ríos. San Juan, Puerto Rico: Ediciones Puerto, 2002. Negrón de Montilla, Aida. La americanización de Puerto Rico y el sistema de instrucción pública 1900-1930. Segunda Edición. San Juan, Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1990. Quiles, Carlos. Pupa: mujer en lucha. Colombia: Panamericana For­ mas e Impresos, S.A., 2007.

Quintero Rivera, Ángel. Conflicto de clase y política en Puerto Rico, Quinta Edición. Río Piedras, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1986. Pagán, Bolívar. Historia de los Partidos Políticos Puertorriqueños 1898-1956. San Juan: Puerto Rico, 1972. Paralitici, Ché. La represión contra el independentismo puertor­ riqueño: 1960-2010. San Juan: Publicaciones Gaviota, 2011. La voz no silenciada. Primera entrevista a Filiberto Ojeda Ríos (1986). San Juan, Puerto Rico: Ediciones Puerto, 2007.

. No quiero mi cuerpo pá tambor: el servicio militar oblig-

391

Violencia política y subaltemidad colonial

atorio en Puerto Rico. San Juan, Puerto Rico: Ediciones Puerto, 1998. . Sentencia Impuesta: 100 de encarcelamientos por la independencia de Puerto Rico. San Juan: Ediciones Puerto, 2004. Piñero Cádiz, Gerardo M. Puerto Rico: El Gibraltar del Caribe. Inter­ eses estratégicos estadounidenses y la base aeronaval Roosevelt Roads. Segunda Edición. San Juan: Isla Negra Editores, 2009. Pérez Brignolli, Héctor. Breve historia de Centroamérica. 3ra edición. Guatemala: Alianza Editores, 1988.

Pino-Santos, Oscar. El Asalto a Cuba por la oligarquía financiera yanqui. La Habana: Casa las Américas, 1973. Richardson, Bonham T. The Caribbean in the Wider World 14921992: A Regional Geography. Cambridge University, 1992.

392

Reguero, José Rafael. Alejo y los niños de sangre azul. (5ta edición actualizada) Puerto Rico: Editorial Cultural, 2001.

Rodríguez Beruff, Jorge. Política militar y dominación: Puerto Rico en el contexto latinoamericano. Rio Piedras, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1988. Rosario, Marisa. El Nacionalismo y la violencia en la década de 1930. San Juan, Puerto Rico: Ediciones Puerto. 2007. Román, Madeline. Estado y Criminalidad en Puerto Rico: un aborde criminológico alterno. San Juan,Puerto Rico: Publicaciones Puertor­ riqueñas, Inc., 1993.

Said, Edward W. Cultura e Imperialismo. Barcelona, España, Editori­ al Anagram: 1993.

. “Representar al colonizado: Los interlocutores de la antropología”. González Stephan, Beatriz (compiladora). Cultura y Tercer Mundo: Cambios en el saber académico. Caracas: Nueva Sociedad, 1996.

Violencia política y subaltemidad colonial

Sánchez, Daisy. Cita con la justicia: Crónica de una entrevista clan­ destina. Bogotá, Colombia: Grupo Editorial Norma, 2009. Seijo, Miñi. La insurrección nacionalista en Puerto Rico. Río Piedras: Editorial Edil, 1989. Silvestrini, Blanca. Violencia y criminalidad en Puerto Rico (18981973): apuntes para un estudio de historia social. San Juan, Puerto Rico: Editorial Universitaria, 1980.

Smith, Adam. An Inquiry into the Nature and Causes ofthe Wealth ofNations. New York: The Modem Library, 1965.

Torres, José Elias. Filiberto Ojeda Ríos: Su propuesta, su visión. San Juan: Ediciones Callejón, 2006.

Trías Monge, José. Historia Constitucional de Puerto Rico. Vol. 5. Pri­ mera Ed. Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1980. . Puerto Rico: Las penas de la colonia más antigua del mundo. Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1999.

Varo, Carlos. Puerto Rico: Radiografía de un pueblo asediado. Río Piedras, Ediciones Puerto, 1973.

Wallestein, Immanuel. Geopolitics and Geoculture: Essays on the Changing World-System. Oxford: Cambridge University Press, 1994. Zinn, Howard. La otra historia de los Estados Unidos. Segunda Ed. [Traducido por Toni Strubel] New York: Siete Cuentos Editorial, 2001. B. Revistas

Ayoroa Santaliz, José Enrique. “El patriota Filiberto Ojeda Ríos en su condición de trompetista.” La Canción Popular. Año 17, Número 17, 2003. Págs. 10-18. Debray, Regis. “¿Revolución en la revolución?”, Punto Final. Suple­ mento a la edición Núm. 25, Segunda quincena de marzo de 1967. Santiago de Chile, 1967.

393

Violencia política y subaltemidad colonial

Spivak, Gayatri Chakravorti. “¿Puede hablar el subalterno?” Traduc­ ción de José Amícola. Orbis Tertius. 6 (1998), págs. 175-235. C.

Tesis

Lizardi Ortiz, Delia. El rol de la derecha anticastrista y el militarismo norteamericano en el asesinato político en Puerto Rico: Santiago Mari Pesquera y Carlos Muñiz Vareta. Tesis MA (#222) Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2005. Rodríguez Cancel, Jaime. La Guerra Fría y el sexenio de la puertorriqueñidad: Afirmación nacional y políticas culturales. Tesis. (PHd) #10 Centro de estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2003.

Vélez Rodríguez, Evelyn. El Programa de Asistencia Técnica o Punto Cuarto en Puerto Rico de 1950 a 1954. Tesis MA (#193) Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2000.

394

INDICE

A Acevedo Santiago, Federico 223 Acosta, Carlos 153 África 59,100,133,181,183, 214 Agencia Central de Inteligencia 91,111,178,179. Ver tam­ bién CIA Agosto, Ángel M. 198 Albizu Campos, Pedro 88,89, 113,114,115,162,163,165,215, 294, 365, 386 Alers, Rafael 149 Almeida Bosques, Juan 160,182 Alonso, Freddy 155 Alpha 66 178, 292 Althusser 22,30,40,41,43,49, 137, 284,386. Ver también Al­ thusser, Louise Althusser, Louis 30,40,41,137, 284

Álvarez López, Luis 200 América Latina 59,64,66,78, 89,90,92, 94,100,110,135,139, 181, 214,386,387,388 Angleró, Américo 201 anticomunista 25,35,79,98, 127, 290, 293 antiimperialista 127 aparatos represivos 10, 22,24, 34,40,41,51,52, 58,72,99,124, 212, 225, 283,284,285,286, 290, 341,358,365,369,370 Arcelay, Rubén 198 Argelia 63,87,88,114,132,183 Armenteros, Alberto 155 Artemisa 177 Asia 59,83,85,100,132,136, 181,214,238 Ateneo Puertorriqueño 148, 151,215,386 Ayala Castillo, Juan Antonio

395

Violencia política y subaltemidad colonial

270, 361

396

214, 219, 222, 227, 259, 290, 291, 387, 388, 389, 392, 394 B Cartagena, Desiderio 281, 329, Baigés Chapel, Pedro 198 330, 343, 348 Batista, Fulgencio 96,157,160, Caruso, Carmine 151 167 Castillo, Juan 304, 308, 310,340, Bello, Sixto 147 341,342 Ben Bella, Ahmed 183 Castillo Vega, Miguel Ángel 223 Bencon, Carmen 224 Castro, Fidel 110. Ver tam­ Benjamín, Adrián 147 bién Fidel; Ver también Castro Bergaza, Felo 177 Castro, “Shorty” 153 Betances, Ramón E. 170 Cervoni, Fran 201 Big Bamboo 257, 259, 264, 267, Chez Bamboo 259,264,360 360 China 25,85,87,89,111,127, Blas C. Herrero 317 132,182,191, 219, 222, 293, 301 Broadway Casino 152,161 CIA 91, 94, 97,178,179 Bronx 153,166,280,311,318 cimarrón 171,387 Brooklyn 153, 280 Cintrón Fiallo, Federico 198 Buena Vista Social Club 177 Circo Nacional de Cuba 178 Bureau Federal de Investigacio­ clandestinaje xv, xvii, xix, 97, nes 25,163,165 119,124,180,194, 249, 308, 341, burguesía 43, 47, 92, 227 350,361 Claridad 32,33,197,199,384, C 385 Cabral, Amílcar 182 Clark, Herbert 151 Cajiga Soto, Billy 199 clases 46, 53, 54, 55, 67, 70,71, CAL xv, 122, 217, 224, 234, 249, 73,94,102,104,124,136,138, 253, 260, 261, 262, 300,342,351, 147,151,156,158, 226,227, 229, 390 239, 247, 285,290,337,351 Camagüey 177 COINTELPRO 10, xiii, xvi, xvii, capital 45,48,49,71,76,82,98, xviii, 25, 26, 28, 35,99,119, 99,103,108,109,118,137, 205, 196, 205,211,216, 225,238, 218,255,360,368 290, 293,308,356,357,389. Ver capitalismo 45,46,49,57,85, también Programa de Contra 107,125, 284, 290,337 Inteligencia Caribbean Gulf Refining 265 Collazo, Rosa 166 Caribe 9, xix, 25,26,27,71,79, Colón Aponte, Santos 223 81,88, 89,94,98,100,104,105, colonia 23,24,27,68,101,106, 109,114,125,133,162,170,179, 111,112,128,129,182,196, 215,

Violencia política y subaltemidad colonial

286, 287, 294,393 colonial 5, 6,9,10, xiii, xv, 22, 23, 26, 29,36, 40, 44, 47,50, 58, 62, 63, 64, 66, 70,86, 95,107, 109,110,113,114,115,117,121, 124,125,126,129,132,169, 204, 205, 211, 230,240, 241, 268, 270, 283, 284, 289, 297, 299,322,336, 365,368,369,370,371 Comandos Armados de Libera­ ción xv, 122, 234, 249, 253,260, 263,300, 342,351 Comisión de Derechos Civiles xvi, 201 comunista 26 Concepción de Gracia, Gilberto 187 Conferencia Tri-Continental 219 Conjunto Casino 149,177 Conservatorio de Música de La Habana 177 Corea 85,87,116,132,182,191, 219, 220,301 Corretjer, Juan Antonio xv, 124, 162,383, 387 Cortés Burgos, Wilson 199,254 Covadonga 172,174 criminalización 47,48,226 Cruz Díaz, Félix Raúl 223 Cruz Martínez, Ricardo 200 Cuba 10, 26, 31, 33,34,87, 94, 95, 96, 97, 98,110,118,119,149, 160,164,166,168,170,171,172, 173,174,175,176,178,179,180, 181,183,184,188,190,191,195, 201, 211, 216, 217,218, 220,223, 224, 227, 228, 236, 242, 285, 290, 293, 301, 323, 341,342,366,367,

382,383,385,387,390,392. Ver también Revolución Cubana; Ver también la revolución cubana 95,96,98,155,160,161, 172,175,183,193,196, 220, 222, 228, 270 Cultura e Imperialismo 30,40, 58, 59, 61,392

D década de 1960 xv, 28,222,289, 301,330 del Busto, Ángel 147 del Carmen García, José 198 del Valle, Ramón 166 democracia 77,84,336,337 descolonización 28, 29,71,86, 88,111,114,125,181,214 desempleo xiv, 121,129,241, 337 desinformación xvi, 335 Doval, Cristóbal 155 Duchesne, Rafael 147

E Ejército de Estados Unidos xvi, 201,292 El Broadway Casino 152 El Caborrojeño 152 Elementary Aspects of Peasant Insurgency in Colonial India 22, 29,40,50, 70,124,390 El Imparcial 32,298,320 ElMorroco 156 El Mundo 32,227,248,250,252, 255,256,264,265,266,271,275, 282,298,304,305,311,315,316, 320,321,322,323,324,326,329, 330,331,346, 364,382,383, 384,

397

Violencia política y subaltemidad colonial

398

385,386 ElPalladium 153 Erazo Félix, Luis D. 201 esclavitud 43,44,47,115,134, 171 Escuela 48,145,146,147,151, 161,162,170 Escuela Libre de Música 145, 146,147,151 Espí, Roberto 177 estado 9,10,22,23,25, 27, 28, 30,34, 39,40, 41, 42, 43, 46, 48, 49, 51, 52, 53, 54,55, 62,70, 71, 72,74,85,92,99,100,101,105, 114,116,118,124,130,132,183, 195, 212, 225, 230, 240, 247, 253, 283, 284,285, 286, 287,290,365, 366,368,369,370 Estado Libre Asociado 26,36, 118,119,125,126,129,193, 239, 244, 299,357,364,370,371 Estados Unidos xvi, xviii, 25,26, 64, 65,71, 77,78,79, 80,81,82, 83,84,89,90,92,95,96,98,100, 101,104,105,106,107,109,110, 112,113,115,116,117,118,119, 121,123,125,126,127,133,138, 142,144,145,149,160,168,169, 172,175,178,179,194,198,199, 201, 204, 205, 209, 213, 215, 217, 223, 225, 232, 233, 234, 237, 238, 241,242,247,248,258,268,269, 270,271,274,275, 284,285,287, 288,291,292, 294,302,310,311, 317,318,321,342,350,358,361, 363,365,366,370,383,388,393 Estudios Culturales 39 ética 27,47,162,237 expedientes xvii, 26,164

F fabricación de casos xvi Fannon 29, 63,132,388 Fannon, Frantz 29 FBI 10, xvi, xvii, xviii, 21, 25, 26, 29, 30, 35, 36, 71,118,119,163, 164,165,166,167,168,179,195, 196, 205, 207, 208, 209, 210, 211, 216, 218, 219, 223, 224, 225, 238, 253, 257, 258, 261, 264, 265, 268, 273, 274, 275, 276, 277, 278, 279, 280, 281, 282, 286, 288, 291, 293, 294, 295, 296, 297, 298, 299,300, 301, 302, 303, 304, 306, 307,309, 310, 312,313, 315, 317, 318,319, 320,321, 322, 323, 326, 327, 328, 329,331,332, 333, 334, 335,337, 340, 341, 343, 344, 345,346,347, 348,349, 350, 354, 358, 359,360, 361,362,363,364, 367, 381,382, 387,389 Federación Universitaria Pro Independencia 120,217,218 Feliciano, David 199,324 Feliciano Vázquez, Carlos 223, 281,318 Ferdinand Torres Torres 224 Fernández Salgado, Federico 200 Ferré, Luis A. xiv, 28,186,188, 204, 239, 240,241, 242,243,244, 245, 246, 247,250, 256, 268, 290, 292, 293,299,357, 364,386 Figueroa, Guillermo 147 Fonseca, Carlos 205, 223,257, 270, 304, 306, 308,340,361 Fonseca Orta, Carlos 257,270, 304,306,340,361

Violencia política y subaltemidad colonial

Font, Rafael 161 Fomés, Rosita 178 Foucault 30,40,41, 69, 73, 74, 87, 388 Foucault, Michael 30,40,69,73 FUPI 120,122,189,197,198, 199, 218, 220, 300,301

G Galloza Carrero, Juan 223 Gandía, Ángel 199 García, Joaquín 31,36,149,160, 161,166,168,169,183,184,193, 194, 224, 248, 250, 261,363 García, Lydia 200 García Maya, Joaquín 31,36, 149,160,161,166,168,169,183, 184,193,194, 224, 248, 261 García Méndez, Miguel A. 186, 243 García, Pelegrín 159,160,161, 162,163,164,165,166,168,169 Gil de la Madrid, José 159 González Claudio, Avelino 223, 281 González Cruz, Raúl 197,198, 199 González Lugo, Franklin 199 González, Raúl 197,198,199 Gramsci 22,29,40,51,53,54, 55,57,369,389 Gramsci, Antonio 22,29,40,51, 369 Granada 65 Guatemala 90,91,392 guerra de guerrilla xv, xviii Guerra Fría 9, xv, xvii, xviii, 21, 25,27,33,34,36,77,80,81,84,

85,99,110,111,125,127,128, 132,138,139,149,162,172,174, 194.196, 217, 224,290,301,388, 394 Guevara 91,164,170,182,183, 184.196, 230,236,390 Guevara, Ernesto 91,164,170, 183,184,196 Guevara, Ernesto “Che” 182 Guha, Ranajit 22,29,40,70, 124,369

H Herrera Moreno, Antonio 223 Hoang Bich Song 182 HooverJ. Edgar xvii Hoover, J.Edgard 238 Hospital Ashford 165 Hostos, Eugenio María 170 Hotel Condado 152 Hotel Sheraton 257,259,264, 360 huelga xiv, 45,82,94,129,133, 256 huelgas xiv, 45,82,94,129,133, 256 Hunts Point Palace 153,166

I ideología xvii, 25,30,39,42,55, 61, 68,98,185,229,232,357, 365 Ideología y aparatos ideológicos de estado 40 ideológico 9,10, xvii, 21,22,26, 27,35,41,42,43,45,48,49,71, 77,82,84,87,99,110,125,126, 127,128,131,132,135,137,139, 149,156,157,162,164,170,194,

399

Violencia política y subaltemidad colonial

400

212, 213, 214, 224, 225, 226, 227, 239, 240, 247, 286, 289, 355 imperial 23, 28, 34,45, 48, 58, 59, 66, 68, 77, 80, 81, 83, 85, 86, 91,98,99,101,112,114,126, 136,169,171,183, 214, 276, 387 Imperialismo 30,40,58, 59, 61, 113,392 India 22, 29,40, 50, 63, 66, 67, 68, 70,85, 88,114,124,132,133, 390 industrialización xiv, 107,109, 110 infiltración xvi, xvii informantes xvi, xvii, 211, 228, 297, 338,350,371 Inglaterra 79,84,133 Insurrección Nacionalista 225 Islam 66 izquierda xvi, 25,26,92,96,100, 125,168, 204, 224, 226, 248,356

J Jaca, hijo, Juan 198 Jaca La Fontania, Pedro Antonio 224 Jefferson, Thomas 134 Jiménez, Babó 148 Jiménez de Torres, Gladys 224 Johnson, Lyndon 238

K Kinssinger, Henry 238

L La Asociación de Estudiantes ProEstadidad 198 La guerra de guerrillas 236,390

La Habana 33, 94,160,171,172, 173,177,180,181,188,189,192, 215, 216, 217, 218, 219, 220, 235, 326, 387, 392 Landing, Jorge Luis 159 Laos 238 Las Villas 153 Latinoamérica 89,111,162 La Torre Ginés, José Ángel 198 Lebrón, Manuel 200 Lechuga, Carlos 182 Lemer 256 Liga Socialista xv, 197,387 Los Ángeles 180 Lucca, Quique 179 lucha armada xiii, xv, xvii, xix, 26,52, 67,87,88, 93, 97,114, 118,122,123,124,168,176,190, 194, 204, 211, 213, 224, 225, 228, 229, 231, 232, 237, 252, 263, 269, 336, 350, 351, 353, 366,367, 369, 389 luchas de liberación xv luchas sindicales xiv Lugo, Domingo 224

M Machito 153 Maldonado Denis, Manuel 123 Manos a la Obra xiv, 107,108, 109,110,240 MAPA xv, 217,384,385 Mari Brás, Juan xv, 159,199, 200,219 Marina de Guerra xvi, 104,105, 110,121 Martí, José 161,170 Marx 22,30,40,41,44,46,73, 74,75,87,390, 391

Violencia política y subaltemidad colonial

Marx, Karl 30, 40, 44,46, 73,74 Matanzas 177 Matos Matos, Pedro 199 Medina, Carlos H. 198 Méndez, Rafael 151 México 22, 29,44, 46, 51, 89, 91, 92, 94,95,119,133,135,155, 180, 213, 217, 220,342,387,388, 389,390 militar xiv, 22, 25,43, 47,48, 52, 64, 70, 71, 79, 80, 81, 83, 91, 92, 93, 94, 98,101,102,104,105, 106,108,109,111,113,120,128, 179.183.189.196, 204, 216, 225, 231, 272, 284, 285, 286, 287,303, 304,314, 338, 388,391,392 Militarización 10,100 MIRA 5, 6,10,11, xiii, xiv, xv, xviii, 21, 27, 28, 29,30,31,32, 33, 34, 35, 36, 76,122,188,190, 192.193.194.197, 201, 202, 203, 204, 205, 206, 207, 208, 209, 210, 211,212, 214, 215, 216,217, 218, 219, 220, 221, 223, 224, 225, 227, 228, 229, 230, 231, 232,233, 234, 235, 236, 237, 248, 249,250, 251, 252, 253,257, 258, 259, 260, 261, 262, 263, 264, 266, 267, 268,269, 271, 272, 273, 274,275, 276, 277, 278, 279, 280, 281, 282, 283, 289, 293, 294, 295,296, 297, 298,299, 300, 301, 302,303, 304,306,307, 308, 309,310,311,312,313, 314,315,317,318,319,320, 321,322, 323,324,327,328,331, 333,334,335,336, 337,340,341, 342, 343, 344,345, 346,347,348, 349,350, 351, 354,356, 357,358, 359, 360, 361,362, 363,364,365,

366,368,369,370,371,381,382, 383. Ver también Movimiento Independentista Revolucionario en Armas Mirabal, Manolo 177 Miranda, Antonio 255,256,382 modernidad 54, 62,171 Molina Villamil, Rafael 199 Moneró, José Luis 153 Montalvo Rodríguez, Nathaniel 199 Morales, José I. 198 Morales, Obdulio 176,177 Moscú 30,41,75,89, 98,213, 391 Movimiento 26 de julio 31,157, 160,164,168,169,171,174,367, 382 Movimiento Armado Puertorri­ queño Auténtico xv Movimiento Independentista Revolucionario en Armas xiii, xv, 122,188,195, 203,205, 215, 299,313,321,322,364. Ver también MIRA Movimiento Libertador 158, 160,161,164,165,166,167,168, 169,170,171,224,355,367 Movimiento Libertador de Puer­ to Rico 158,160,161,164,165, 166,167,168,169,170,171,224, 355,367 Movimiento Pro Independencia xv, 33,120,121,176,178,180, 189,190,211,217,292,328,356. Ver también Mari Brás, Juan; Ver también MPI movimientos nacionalistas xv MPI 10, xv, xviü, 31,33,120,

401

Violencia política y subaltemidad colonial

121,122,180,181,182,183,184, 188,189,190,191,192,193,195, 197,198,199, 200, 201, 202, 211, 215,216,217,218,219, 220, 222, 223, 228, 232, 233, 261, 289, 292,300, 301, 356, 367, 382. Ver también Movimiento Pro Inde­ pendencia Muñoz Marín 79,88,112,113, 114.116.142.184.185.187, 239, 240, 391 Muñoz Marín, Luis 79, 88,112, 113.114.116.142.184.187, 239, 240 Muñoz, Rafi 153

N 402

nacionales 23,61,80,82,85,87, 90, 94, 95,127,129,130,135, 174, 241, 269 nacionalismo 30,39, 58,83, 87, 114,115,118,123,142,164, 215, 226, 242, 339 Nagovith, Carlos 154 Narváez, Héctor 152 Navarro, Ramón 199 Nazario, Güito 154 Nazario Trabal, Néstor 315 nazi 77,80 Negociado de Investigaciones Criminales 199 Negrón Nieves 217,218,222, 296,301,313. Ver también Ra­ fael A. Negrón Nieves neocoloniales 64,85,88 neoliberalismo 128 Nieves Falcón, Luis 164,167, 172,178,180,289,328,330,353 Nixon 204, 226,237,238, 248,

290, 293, 363,364, 384 Nixon, Richard 204, 237, 290, 363,364 Nolla Herrero, José 224 Nueva York 10,34,119,142, 144,145,150,151,152,153,155, 156,158,160,161,164,165,167, 169,170,171,172,183, 221, 223, 228, 233, 234, 242, 275, 277, 278, 279, 281, 282, 294, 307,310, 315, 317,318, 319, 320, 323, 344, 345, 346, 349, 355, 361

O OEA 93,175 Ojeda, Filiberto 3, 5, 6,10,11, xüi, xvii, 21, 27, 28,31,32, 33, 34, 35, 39, 68, 71, 76,127,137, 139,140,141,142,143,145,146, 147,148,149,150,151,152,153, 155,156,158,159,161,162,164, 167,168,170,173,174,176,177, 178,179,180,181,182,183,184, 188,190,192,195,196, 200, 202, 210, 215, 220, 221, 233, 234, 235, 236, 250, 251, 264, 273, 277, 289, 293, 301, 304,306,307, 309, 315, 317,324,326, 327, 328, 329, 330, 331, 332, 333,334, 336,337,339, 343, 347, 348, 352,353,355, 360, 363, 366, 367,368, 369, 370, 371, 382,390,391,393. Ver tam­ bién Ojeda Ríos, Filiberto Ojeda, Juanita 165, 224,309, 312,314 Ojeda Ríos, Filiberto 5, 6,10,11, xiii, xvii, 21, 27, 28, 31,32, 35, 39, 68, 71, 76,127,137,139,140, 141,143,145,146,150,151,155,

Violencia política y subaltemidad colonial

156,158,162,164,167,168,170, palestino 58 173,177,178,179,180,181,188, Panamá 78,91,98,104,242 195,196, 200, 202, 220, 221, 233, Panteras Negras 168,213,225, 234, 235, 236, 264, 273, 277, 289, 288,338 293, 301, 304, 306,315,317,324, Paraliticci, Ché 197 326, 328, 329, 331,332, 334,337, Partido Estadista Republicano 343, 347, 352, 353,355,360,366, 186, 243, 244 367, 368, 369, 370,371, 390,391, Partido Independentista Puerto­ rriqueño 187,212,217,356 393 Partido Nacionalista 31,88,112, Ojeda Ríos, Wilibaldo 31,347, 348 114,115,116,142,158,160,161, 164,165,166,168,180, 217, 233, oligarquías 94,127,135 261, 294, 311,312, 356, 365,381, Olivero, Edwin 200 ONU 86,111,117,167,175, 243, 382 382 Partido Nuevo Progresista xiv, 201, 211,239, 240,244,245, 250, oposición 26, 91, 93,108,112, 292, 298 133,139,175, 226, 284 Organización de Estados Ameri­ Partido Popular Democrático xiv, 79, 88,107,110,112,114, canos 93,110,175 142,148,189, 239,240, 243, 298, Organización del Tratado del 391 Atlántico Norte 84,175 partidos 42, 53,56,101,298 Organización de Naciones Uni­ Partido Socialista xv, 182,200, das 86,111,117,166,167,175, 237,251,252,342. Ver tam­ 382. Ver también ONU bién Mari Brás, Juan Orquesta del Club Marroco 157. Partido Socialista Revoluciona­ Ver también El Morroco rio 200,237,251,252 Orquesta Happy Hills 153,154, Peña, Lito 152 390 perseguir 26 Orquesta Panamericana 148, Pintado Burgos, William 223, 152 257,270, 304,315,340,347,361 Orquesta Riverside 177 Pintado, William 223,257,270, Orquesta Siboney 152 Orquesta Sinfónica de Cuba 176 303,304,308,315,340,347,361 PIP 187,193,197,201, 227,232, Oitiz, Mario 152 356 Otero, José A. 166 Plard Fagundo, Augusto 200, P 201 plebiscito xiv, xviii, 184,185, Padilla, Carlos 201 186,187,188,189,190,193,197, Palerm, Juan A. 201,292

403

Violencia política y subaltemidad colonial

404

211, 216, 219, 220, 243, 244, 300, Presidente Arbenz 91 356, 387 Programa de Contra Inteligencia PNP 201 xiii, xvi pobreza xiv, 121,140,156, 240 PSR 200, 237, 252 Policía 11, xvi, xviii, 26,30,35, Puente, Tito 153 71,103,167,180,196,197,198, Puerto Rico 10,11, xiii, xiv, xv, 199, 201, 205, 206, 208, 209, 217, xvi, xvii, xviii, xix, 21, 25, 26, 27, 221, 222, 224, 225, 242, 249, 252, 28, 30, 31, 32, 34, 35, 41,45,46, 253, 254, 255, 258, 259, 260, 266, 47, 48, 62, 68, 71, 79, 82, 84, 86, 267, 270, 271, 278, 279, 280, 281, 88, 89, 90, 98,100,101,102,103, 282, 284, 289, 292, 294, 296, 297, 104,105,107,108,109,110,111, 301, 302, 306, 308, 309,316, 317, 112,113,115,116,117,118,119, 319, 320,321,323, 326,327,328, 120,121,122,123,125,126,127, 329, 330, 342, 343, 344, 346, 348, 128,130,139,140,145,148,149, 349,359,360, 363, 367,371 150,151,152,155,158,159,160, política 5,6,9, xiii, xiv, xvii, 21, 161,163,164,165,166,167,168, 22, 23, 25, 26, 27, 28, 31,35, 36, 169,170,171,172,178,179,180, 40,41,44,46,47,53, 54, 55, 57, 181,182,184,190,191,192,194, 62, 63, 78, 79, 80, 86,89, 91, 92, 195,196,197,198,199, 200, 202, 95,98,99,100,101,103,109, 204, 205, 206, 207, 208, 209, 210, 110,111,118,119,122,123,127, 211, 215, 216, 217, 218, 219, 221, 128,131,132,138,139,142,149, 222, 223, 224, 225, 226, 227, 229, 158,162,170,171,172,175,189, 230, 231, 232, 233, 234, 235, 239, 190,191,192,195,197, 204, 211, 240, 241, 242, 246, 247, 248, 252, 214, 217, 218, 225, 228, 230, 232, 253, 256, 257, 258, 261, 263, 264, 237, 238, 239, 240, 245, 248, 252, 266, 267, 268, 269, 270, 272, 274, 269, 272, 284, 285, 288, 293, 296, 275, 276, 277, 278, 279, 280, 281, 313, 322,348,352, 357,359, 363, 282, 286, 287, 288, 289, 290, 291, 365,366,368, 369, 370, 384, 389, 292, 293, 294, 295, 296, 297, 298, 390,391 299, 300, 301,302, 303, 304, 305, políticos xiv, xvi, 22, 26,42,45, 306, 307,309,310, 311,312,313, 79, 87, 91,93,97,100,101,123, 315,317, 318,319, 320,321, 322, 137,139,140,155,168,169,176, 323,324, 325,326, 327,328, 331, 180,193,195, 203, 229, 230, 232, 334,337, 340,341, 342, 343,344, 233, 235, 236, 251,270, 290,334, 345,346, 347, 348,349, 350,352, 335,344,362,384,389 353,355,356,357, 358,359, 360, posguerra 25,79,83,86,87,88, 361,362, 364,365,367,371,381, 100,128,133, 293 382, 384,386, 387, 388,389, 390, PPD 185,187, 226, 239 391,392,393,394

Violencia política y subaltemidad colonial

R

284 República Dominicana 81,89, Rabell Martínez, Narciso 33, 90,91,93,94,179,388 189,192, 200, 201, 215, 218, 232, República Popular China 25, 250, 251, 252, 254, 301,320,363 182 Rabell, Narciso 33,188,189, Reserve Officers Training 190.191.192.193, 200, 201,215, Corps, 121,148 218, 220, 232, 235, 236,237, 250, revolucionario 9,21,26,30, 251, 252, 254, 272, 301,309,320, 32,39, 74, 90,91,95,97,98, 324, 363 125,129,132,134,160,164, Ramírez de Fonseca, Avelina 168,170,171,172,175,193, 224 194,195,208, 215, 217, 226, Ramírez Vidal, Francisco 200 230, 236, 269, 281,341,353, Ramos Antonini, Ernesto 142, 358,367,368,370,389 146,148 Revolución Bolchevique 134 Raquet Club Hotel 257 Revolución Cubana 9, xv,xvi, Reid Cabral, Donald 93 21, 25, 26, 95, 96, 97,122,133, Reneé 31,36,180,188,190,191, 136,160,161,162,164,168, 192.193, 200, 211, 214,215,223, 171,172,178,182,183,196, 227, 228, 229, 230, 231, 234, 235, 214, 227, 228, 230,251,290, 237, 248, 249, 251, 252, 260, 262, 291,357, 389 263, 272, 273, 274, 277, 299,308, Revuelta Nacionalista 118, 309, 323, 335, 350,351, 352,353, 160 354, 382 Reynolds, Ruth 166 Reneé, Diego 31,36,180,188, Rivera, César 224 190,191,193,211, 214, 215, 227, Rivera López, Israel 200 228, 231, 234,237,249, 251, 252, Roberto Yoder 199 260, 262, 272,277, 299,308, 323, Rodríguez, Adelina 270,304, 335, 350, 352,354 306,308,361 Renée, Diego 231,232,233,248, Rodríguez Fernández, Adrián 250, 271,273,274,351,363 198 Reneé, Eleazar 200 Rodríguez Ramírez, Adelina represión xiii, xvi, 25,28,35, 270, 304,306,361 42, 51, 90, 93, 95, 96, 97, 99,100, Rodríguez, Tito 153 110,115,116,118,119,122,124, Rodríguez Torruella, Felipe 127,132,142,162,170,190,197, “Sonoro” 266 211, 213, 227, 268, 274, 286, 289, Roldán, Amadeo 176 292, 294,337,356, 361,366,391 Romeu, Armando 177 reprimir xvii, 45, 96,112,226, Rosado Cruz, Bienvenido 255

405

Violencia política y subaltemidad colonial

ROTC xiv, 121

S

406

sabotaje xvi, 236 Said 30,40, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65,392 Said, Edward 30,40, 58, 61, 64 Salvador Allende 65,182 Sánchez, José 297,309,310, 323, 324, 326,329, 360, 364 Sánchez Morales,César 198 Sánchez Morales, Wilfredo 166 Sánchez Vilella 184,185,189, 239, 388 Sánchez Vilella, Roberto 184, 189, 239, 388 Sandoval, Arturo 177 San Germán 153,154 Santiago Cordero, Juan 201 Saturnino Laboy, 224,328 Schrodher, Enrique 198 Segunda Guerra Mundial 25, 63, 65, 77,78, 79,100,101,105, 107,117,125,138 seguro social 90,171,368 Sepúlveda, Jaime 198 Serrano López, José 224 Soler, Luis Roberto 198 Sonora Ponceña 179 Spivak 22, 29,30,40,41, 66, 67, 68, 69,70,73,74,76, 87,139, 158,369,394 Spivak, Gayatri 29,30,73,369 Spivak, Gayatri Chakravorti 22,40, 66 Strauss, Johann 148 subalterna 23,50, 67, 68,106, 139,171, 204, 371 subaltemidad 5,6,9,10, xiii,

xvii, 22, 23, 29, 30, 36, 39, 40, 44, 47, 50, 56, 58, 66, 72,114, 121,137,139,169, 204,211, 283, 284, 289, 299, 368,369 subalternos 9, xviii, 22, 28,29, 30, 40, 50,51,52, 53,54, 55, 56, 57, 58, 63, 66, 69, 70, 72, 87, 100,125,127,129,130,131, 132,212,213,215,216, 225, 242, 287, 370, 389

T Tejada, José M. 158 teorías 29, 30, 39,46 Todd Pagán, Roberto 33,188, 189,190,192, 200, 201,215, 219, 250, 254, 264, 271, 273, 301,304, 306,309,314,315, 340, 343, 347, 360, 367 Torres Alonso, Juan 224 Torres Feliciano, Luis 200 Torres Massa, Luis 296,319, 330 Torres, Pepito 152 Torres, Roamé 201 Torres Tapia, Luis 199 Trabal de Nazario, Providencia 199 trompeta 147,148,149,150, 151,153,156,159,176,177, 178,330 Tropicana 176,177,178 TseTung, Mao 219

U Unión de Repúblicas Socialis­ tas Soviéticas 25,83,84,111, 127,182, 293 Unión Internacional de Estu-

Violencia política y subaltemidad colonial

diantes 218 Unión Soviética 26, 97,138, 191, 212. Ver también URSS, Unión de repúblicas Socialis­ tas Soviéticas United Fruit Company 91 Universidad de Puerto Rico xiv, 32, 47, 79,113,148,150, 158,198, 222, 272,389,391, 393 Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras 32. Ver también UPR, Universidad de Puerto Rico UPR xiv URSS 25, 83,84

36,40,91,99,197,248,288,368 vivienda xiv, 246,247

w WABA 161 Walgreens 257,259,260,261 Wall Street 82,118,172,175 Washington 65,90,91,126, 175, 267, 294,295 Woolworth 256,259,260,261, 275

z Zapata 135

V Valdés, Chucho 161 Valdés, Miguelito 161 Vargas, Alfredo 154 Vega, Bernardo 191,198,228 Vega Figueroa, Domingo 199 Veracruz 174 Vicentico Valdés 153,161 Vietnam xiv, 87,133,182, 189, 223, 238, 269, 276,353, 358 vigilar 26 Villa 134,135 violencia xiii, xvii, 22,24,27, 28, 34, 36, 40, 41, 42, 49,51, 53, 63, 72, 76, 80,84, 85, 91, 99,100,112,115,124,129, 132,157,168,175,197, 225, 242, 248, 250, 284, 285,288, 289, 290, 320, 324,325, 357, 361,366,368,370,384,392 violencia política xiii, 22,28,

407

(J^iilaMécada de 1950, Filiberto OjedaRíos \ge7 destacó como trompetista para varias orquestas en Puerto Rico y Nueva York, donde desarrolló una carrera profesional leyendo y ejecutando pentagramas. Sus destrezas y disciplina como músico fueron reconocidas internacionalmente. Sin embargo, la experiencia de la emigración, las incertidumbres sociales, lamarginacióny el acercamiento a grupos como el Movimiento Libertador de Puerto Rico y el Movimiento 26 de Julio crearon las bases para la redefinición y radicalización de su aparato ideológico. Ante la nueva educación, su activar fue revolucic; -did. ó Alvaro M. Rivera Ruiz se desempeña como catedrático en la Universidad de Puerto Rico y en el Conservatorio de Música. Obtuvo su doctorado en Historia Caribeña en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Es autor del libro Aguadilla: el pueblo que le dio la espalda al mar y ha publicado varios ensayos historiográficos. Labora como investigador histórico y consultor cultural. CENTRO DE ESTUDIOS AVANZADOS ISBN 978-1-64131-355-1 □ yy

DE PUERTO RICO Y EL CARIBE

9 781641

313551