Urbanismo ecológico. Volumen 5, Comisariar
 9788425228049, 8425228042

Table of contents :
Urbanismo ecológico: comisaria
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Índice
Comisariar
Comisariar recursos
El mar y el monzón: un manifiesto de Bombay
¿Ecociudades trascendentes o seguridad ecológica urbana?
Nuevos paisajes acuáticos para singapur
Subir el nivel del agua de un estanque
Vuelta a la naturaleza
Harmonia 57
Fundamentar una estrategia urbana sostenible
Center street plaza

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Comisariar Comisariar a escala urbana implica entablar una relación activa y simultánea con el diseño, así como con la gestión de varias ecologías medioambientales, sociales y políticas. En la selección de los proyectos para el frente marítimo de Singapur de Herbert Dreiseitl se combinan estrategias de gestión del agua con sus usos recreativos y programas ecológicos. Dreiseitl ha desarrollado un plan innovador para comisariar los recursos acuíferos de la ciudad, haciendo que las aguas residuales sean un activo. De un modo parecido, en Bombay, Anuradha Mathur y Dilip da Cunha se preguntan si los monzones anuales no son acaso un activo, más que un inconveniente, que podría producir una forma urbana radicalmente distinta. El trabajo de Mitchell Joachim y sus colaboradores sugiere formas de aunar diseño y gestión: “Nos sumamos a quienes dan a la ciudad un sentido nuevo que favorece el juego de la naturaleza sobre el capricho antropocéntrico [...]. Estas iteraciones del diseño tienen éxito cuanto activan la ecología como símbolo productivo y como artefacto evolucionado”. Comisariar tiene que ver con incubar. En palabras de Raoul Bunschoten, como se verá más adelante, debemos ser comisarios y artistas, y tratar el planeamiento urbano como una obra de arte que “crea nuevas realidades y conforma visiones de futuro con las que la gente pueda implicarse en cuerpo y alma”. El comisariado es un recurso creativo no solo para actuar y gestionar, sino también para el diseño.

Comisariar recursos Niall Kirkwood

El mar y el monzón: un manifiesto de Bombay Anuradha Mathur y Dilip da Cunha

¿Ecociudades trascendentes o seguridad ecológica urbana? Mike Hodson y Simon Marvin

Nuevos paisajes acuáticos para Singapur Herbert Dreiseitl

Subir el nivel del agua de un estanque Zhang Huan

Visión de las ciudades ecológicas Mitchell Joachim

Vuelta a la naturaleza Sandi Hilal, Alessandro Petti y Eyal Weizman

Harmonia 57 Triptyque

Fundamentar una estrategia urbana sostenible Michael Van Valkenburgh Associates

Center Street Plaza Hood Design

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Comisariar recursos Niall Kirkwood

Desde sus inicios, la disciplina de la arquitectura del paisaje se ha relacionado con la sociedad de forma crítica, ha mejorado el entorno y ha propuesto vías de acción que reconcilian la rentabilidad con el bien público. Sin embargo, aunque su historia haya tenido momentos brillantes en muchos sentidos, su liderazgo no puede darse por sentado en materia de planificación y diseño de los entornos naturales y construidos. Lo que resulta crucial aquí es que en este momento reconozcamos hasta qué punto se ha desarrollado la disciplina en las últimas tres décadas, y las tres vertientes del pensamiento que acompañaron este desarrollo. En primer lugar, la arquitectura del paisaje ha superado las posturas estilísticas y a menudo rígidas de su variante moderna. La perspectiva actual hace del diseño en sí una especie de investigación que utiliza modelos tanto científicos como artísticos y se centra en las medidas del lugar, los factores ecológicos y la interacción con los sistemas naturales y artificiales. En tanto que la ciudad moderna crece hacia arriba y hacia afuera, ¿qué sistemas sostenibles proporcionarán alimentos, energía y agua? ¿Cómo lidiarán las ciudades con el ruido, la luz y los olores? Para reducir la huella de carbono de las ciudades, ¿cómo deben construirse los espacios abiertos y los nuevos edificios, y cómo deben arreglarse los viejos? En segundo lugar, la idea de naturaleza y el concepto científico del mundo natural del que parte la profesión de la arquitectuSobre los Dhobi Ghats, Bombay, 2008

Comisariar

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Cancela de entrada al parque Maidan, Bombay, 2008

ra del paisaje sufrió cambios drásticos en la década de 1970. La dinámica ecológica, sujeta a cambios constantes y caracterizada por la resilencia, es el paradigma actual. En tercer lugar, cada vez más, trabajar a múltiples escalas, resolver problemas medioambientales y dirigir o colaborar con equipos de urbanistas, ingenieros y arquitectos son las destrezas que requieren los retos de la planificación y el diseño del presente siglo. Las aptitudes desplegadas tan eficazmente por Olmsted & Eliot deben desarrollarse y enseñarse, si la arquitectura del paisaje quiere contribuir a la disciplina. La agitación de los mercados económicos globales hace que el paisaje urbano actual esté sujeto a las fuerzas de cambio típicas de nuestro tiempo, y los arquitectos del paisaje deben ser capaces de sintetizar y enfrentarse a complejos problemas medioambientales y cuestiones sociales. En este contexto, cabe notar que algunos de nuestros megacentros urbanos, particularmente los asiáticos, son escrupulosamente cautos, y se muestran controladores y protectores con sus recursos, mientras que otros parecen más preocupados por que cada generación encuentre nuevos usos y manera de interpretarlos. Otros han dejado en su estado original sus recursos físicos y culturales, como una gran maraña de material sin clasificar por la que deambulan las multinacionales y los carroñeros de asfalto, descubriendo y recogiendo fragmentos de interés

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que puedan venderse, reciclarse o volverse a utilizar en algún momento. La falta de una historia oficial que nos dicte cómo entender, y finalmente cómo utilizar, nuestros recursos deja espacio a la imaginación, el placer y la originalidad. Sobre algunos de estos recursos se ha labrado incluso cierta mitología, como cuando, por ejemplo –y en referencia a los escritos de Iván Illich– los lagos se convierten en H2O, los residuos pasan de ser basura a energía, y así sucesivamente. Y, paradójicamente, aparece una serie de continuidades. Una de ellas es la importancia duradera del paisaje de mayor escala, como la región o la cuenca. Una segunda sería la oportunidad de eliminar el abismo traumático que divide a una minoría gobernante, segura de sí misma, de una mayoría desconfiada y trabajadora. Otra es la importancia de la idea de una inteligencia informal que rige los aspectos prácticos de la vida humana diaria (normalmente más colectiva que individual) y su reproducibilidad a la escala urbana. Por último, la convicción de que la experiencia sobre los recursos, junto con la geología y ecología de un lugar, da lugar a un único paisaje cultural al que llamamos ciudad.

Chabolas en el litoral, Bombay, 2008

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Secado de ropa en un chawl del BDD, Bombay, 2008 Corredor público exterior de un chawl del BDD, Bombay, 2008 Carretes de algodón desgastados, fábrica textil número 2, Bombay, 2008

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El mar y el monzón: un manifiesto de Bombay Anuradha Mathur y Dilip da Cunha

El monzón. “Un estruendo, y el monzón se cierne sobre nosotros, en torrentes por doquier”. Así es como un autor describió en 1938 el fenómeno que marca el renacimiento, cada junio, de la vida en Bombay y en el resto de la costa oeste de la India. Este fenómeno señala a Bombay como una “superficie de monzones”, más que como un lugar en el que el agua fluya en cauces que manen de fuentes puntuales.

En la mayor parte de los relatos, la historia de Bombay gira alrededor de su ocupación europea, la portuguesa (1534-1665) y, de un modo más significativo, la británica (1665-1947). Sin embargo, poco dicen estas narrativas sobre una actitud hacia y un vocabulario para el terreno que se construyó durante las ocupaciones, que se basaba en la certeza –no necesariamente compartida por los antiguos pobladores de Bombay– de que el mar y la tierra debían estar separados. Esta división fue instituida por los navegantes europeos y, de una forma más coordinada, por la marina inglesa y los agrimensores de finales del siglo xviii con el trazado de una línea sobre un mapa, una línea que atraviesa rocas, pantanos y playas de un terreno acuoso. La línea reivindicó con tanta claridad una división que anticipó los proyectos de ganar terreno al mar, los cuales intentaron suprimir cualquier ambigüedad en la línea de encuentro entre la tierra y el mar. La articulación de una línea entre la tierra y el mar ha pasado en gran medida desapercibida, y la vista aérea que facilitara su trazado en los mapas se ha convertido en la visualización por defecto del territorio de Bombay. Se trata de una vista en la que la tierra puede ser –y en efecto, ha sido– embellecida con una filigrana de linderos, diferentes usos de la tierra y curvas de nivel, y marcada por superficies de agua, árboles, calles y edificios dibujados como islas dentro de la “ciudad isla” que los británicos quisieron cultivar. De hecho, la línea divisoria entre la tierra y el mar solo fue el inicio de las divisiones que penetraron en la superficie de la ciudad con un espíritu más de separación que de conexión, abogando más por usos de la tierra que por usos “mixtos”, por un fuera/dentro en lugar de por umbrales. Desde esta perspectiva, al mar le queda poco que decir, pues figura como una superficie indiferenciada más allá del borde de la tierra, como un espacio en blanco en los mapas. Hoy en día, este punto de vista, que se había cultivado en un entorno de poder colonial y propiedad inmobiliaria, está profundamente arraigado en el lenguaje local cotidiano y en una parte intrínseca de cómo imaginar Bombay y su futuro. De cuando en cuando surgen preguntas acerca de esa línea que existe entre la tierra y el mar, o sobre el propósito y la iniciativa de dicho trazado, pero poco se dice sobre su presencia y sobre el frente de batalla que se instala entre la tierra y el mar –y entre la tierra y el agua en general–, que en el caso de Bombay incluye el monzón. Comisariar

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Mapa de Bombay de 1827. En el primer mapa profesional jamás hecho del sur y norte de Bombay, el teniente William A. Tate separó campos, terrazas y depósitos de agua de los canales designados especialmente para el curso de las aguas. Estos “ríos” se trazaron con líneas que se extendían tierra adentro desde la costa y se colorearon, como el mar, de azul. Tate proporcionó un vocabulario para los “usos de tierras” para Bombay. Hoy, sus ríos son los desagües de la ciudad y, como tales, esenciales para la gestión de las inundaciones. Tate, William A., Plan of the Islands of Bombay and Salsette, Reduced from the Revenue Survey Completed in the Year 1827, diciembre de 1831 (detalle).

1700

Los administradores británicos consideraban el monzón suroeste como “una temporada de clima inestable”. Llegaba del mar a principios de junio y duraba hasta septiembre. Este monzón complicaba el trabajo de los agrimensores al difuminar, e incluso borrar, las líneas que querían ver con claridad en el suelo, como aquella del límite entre el agua y la tierra. En consecuencia, se forzaron a trabajar con “buen clima”, cuando los límites entre el agua y la tierra fueran más visibles. Durante más de dos siglos, este territorio de “buen clima”, que consideraba el monzón como una externalidad, proporcionó las bases para las decisiones administrativas que no solo dieron por hecho el curso de las corrientes de agua y del borde entre la tierra y el agua, sino que además se reforzaron mediante linderos, diques y otras construcciones. Que el monzón y el mar se nieguen a seguir las líneas de los mapas, como sucedió en julio de 2005, sigue siendo recibido como un cubo de agua fría.

1800

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1850

1900

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Cómo se hizo el río Mithi. El río Mithi tiene dos antecedentes. Su tramo superior era el Gopar Nullah, unos barrancos cultivados que acumulaban las aguas de monzón de los valles del Vehar, el Powai y el Aarey. Su tramo inferior es el arroyo Mahim, un laberinto de torrentes que iba desde la bahía del Mahim hasta Thane y el puerto de Bombay, y que tocaba el mar en más de un punto. El Gopar Nullah se convertiría en una desembocadura para los embalses de Vehar y Powai construidos en las décadas de 1850 y 1890, y el arroyo Mahim pasaría a ser una ensenada separada al este por la calzada del Sion, construida en 1800. En la actualidad el río Mithi es una mezcla de torrente seco (nullah) y arroyo. Del embalse del Vehar a la bahía del río Mithi se percibe como un único curso de agua, y se mantiene en gran parte en su cauce. Sin embargo, a veces no sabe cómo acomodar la dualidad de su legado, sobre todo cuando la marea alta en su lado del arroyo inferior coincide con un fuerte monzón en su lado del nullah superior, como sucedió el 26 de julio de 2005.

1950

De hecho, fue la aceptación sin cuestionar nada de esa línea divisoria la que provocó la inundación de 2005, con un saldo de cientos de vidas y propiedades perdidas debido a la inundación de algunas partes de la ciudad. Cierto es que las lluvias fueron inusuales, pues en un solo día llovió la media de precipitaciones de toda la estación (944 mm), pero más que una causa improbable o un mero fallo en el sistema de alcantarillado o de planificación y administración –tal como lo pintaron los medios de comunicación y la mayor parte de los analistas–, el desastre fue resultado de una falla en la visualización del territorio. Justo por debajo de la superficie, Bombay sigue siendo –hoy, igual que en el siglo xvii, tal como lo describiera John Fryer, un médico al servicio de la East India Company– unas “manchas de tierra difíciles de definir: cuando la marea está baja, la mayor parte pueden vadearse hasta el mar, o de una a otra; mientras que con marea alta vuelven a inundarse de nuevo”.1 Más que una isla, Bombay es un estuario, un lugar punto de inflexión entre el entorno fluvial de agua dulce y el entorno salado del mar. No obstante, en la costa oeste de la India, en la que se ubica Bombay, un estuario está lejos de restringirse a las desembocaduras de los ríos, sobre todo durante el monzón, cuando cae demasiada agua en muy poco tiempo, una cantidad que difícilmente puede evacuarse ordenadamente por los cursos trazados en los mapas. En épocas como esta, cuando la costa es un continuum de flujos, demasiados para poder ser contabilizados y nombrados, el terreno de encuentro entre el mar y la tierra se parece menos a una línea divisoria norte-sur que a un filtro este-oeste que acoge movimiento en ambas direcciones. Los materiales de estos movimientos son diversos e incluyen, además de agua, desprendimientos de tierra erosionada y sedimentos que arrastra la marea. Se trata de un mundo de cosas que no pueden mantenerse en un simple gradiente, ya sea de terraplenado o salinidad.

2000

Río Mithi

El mar y el monzón: un manifiesto de Bombay

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Secciones de Bombay. Mientras que la vista en planta celebra las islas de Bombay y sitúa el mar más allá del borde de la tierra, las secciones dejan ver el mar por debajo y por dentro, empapando la tierra a través de acuíferos conocidos por las aguas salobres tierra adentro. En este punto los terraplenes, las calzadas y los muros no pueden contener el mar; apenas le impiden subir a la superficie en un juego de presión, saturación y porosidad que se libra en las profundidades. En este estuario, la inundación de 2005 no solo se produjo por las lluvias y las corrientes en superficie, sino también por la tierra saturada y empapada desde abajo.

Este mundo fluido y dinámico requiere verse en sección, una representación que apreciaban, y aún aprecian, los marinos, quienes no adoptan la medida del espacio geográfico tal como la presentan los mapas. Cuando pierden de vista la tierra, entran en un mundo donde el tiempo funciona dentro de una esfera celeste, rica en momentos diferenciables más que en distancias medibles, un mundo de profundidades que se entienden en sección más que en planta. Aquí, donde el espacio no tiene presencia (quizás por ser omnipresente) y la superficie no puede discernirse más que en profundidad –por medio de elevaciones, olas, sondeos y criaturas–, el terreno es algo que, más que verse, se siente. Acercarse a tierra es sentir la profundidad que se cierne sobre el horizonte. Sin embargo, durante el largo tiempo de su aproximación a tierra, los marinos habitan una transición entre la profundidad en sección y la profundidad en superficie, entre tiempo y espacio, entre un mundo marcado por un horizonte que solo puede aproximarse a otro de límites que, por definición, asume estar al “otro” lado. La transición entre el mar y la tierra no es lógica, porque poco o nada tienen en común el tiempo y el espacio, la profundidad y la superficie, el horizonte y el límite. Estas son medidas cualitativamente distintas que difícilmente encajan las unas con las otras. En lugar de un terreno común, lo que existe es una incomodidad negociada, una tensión analógica que mantiene vivos a mar y a tierra mediante prácticas que respetan sus diferencias. Estas prácticas son visibles hoy en Bombay bajo la superficie de los mapas y más allá de las miradas de quienes se valen de ellos, en paisajes de lo absolutamente ordinario que escapan a la claridad visual al tiempo que ejercitan la tenacidad y que negocian la sensibilización sobre el estuario. Desde el litoral, estos paisajes –que incluyen maidans, talaos (tanques que utilizan la presión de las aguas del monzón en superficie y los niveles freáticos de los pozos para mantener el agua salada a raya), bazares y oarts (palmerales cocoteros)– parecen informales o carentes de urbanidad. Sin embargo, en un estuario apreciar la divergencia y la capacidad de albergar ambigüedad de estos paisajes da la oportunidad de volver a pensar en las medidas y las posibilidades del diseño en Bombay. El antropólogo Clifford Geertz cita un “cuento hindú” que bien podría situarse en esta nueva visualización de Bombay. El cuento trata de “un inglés que (habiéndosele dicho que el mundo descansaba sobre una plataforma, la cual se apoyaba sobre el lomo de un elefante, el cual a su vez se sostenía sobre el lomo de una tortuga) preguntó [...]: ¿y en qué se apoya esta tortuga? Le respondieron que en otra tortuga. ¿Y esa otra tortuga? ‘Ah, sahib, después de esa son todas tortugas”.2 Para Geertz, este cuento capta la naturaleza incompleta del conocimiento, “en el que llegar a alguna parte con lo que se tiene a mano es acrecentar la sospecha, tanto propia como ajena, de que no estamos acertando Comisariar

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del todo”. Hay quienes no han tomado a bien la cadena sin fin de tortugas de este cuento. Para Stephen Hawking, la idea de una torre infinita de tortugas es una negación de que el orden subyacente al universo se encuentra dentro del alcance humano: “Nuestro objetivo no es nada más que una descripción completa del universo en el que vivimos”.3 Lo que no se tiene en cuenta al valorar este “cuento hindú” –narrado de miles de modos distintos por quienes en Europa y América se encargan de asuntos como la causa primera y la verdad– son los animales del cuento y el mundo en sección que habitan: la tortuga está bajo el elefante, un mundo de reptiles debajo de otro de mamíferos; y quizás el mundo marítimo costero de las cinco especies de tortuga que sabemos que habitan los mares de la India (cuatro de ellas frente a Maharashtra), que soporta el mundo terrestre del elefante indio. En la India, y sobre todo en el mundo del monzón de la costa oeste, esto permite una lectura del terreno ocupado en que ya no se divide la tierra del agua, sino una profundidad ambigua y misteriosa que baja desde las nubes del monzón y atraviesa un mundo de arroyos laberínticos hasta llegar a una red de acuíferos subterráneos. No se trata de un terreno espacial, sino temporal. Construir muros de hormigón para canalizar las aguas del monzón y barreras para impedir que entre el mar –ambas prácticas buscan prevenir que las aguas crucen una línea demarcada– está fuera de lugar. Las aguas de un mundo en sección no corren por una superficie, sino que crecen y decrecen, se evaporan y se condensan; no inundan, empapan. Si Geertz tiene razón al llamar “cuento hindú” a la historia de la tortuga, quizás imaginar el mundo en sección tenga su origen en una imaginación hindú paralela a la de la administración británica, y que persiste todavía en paralelo a una cultivada administración hindú preocupada por hacer que Bombay tenga forma de mapa. De hecho, que Bombay sea un estuario disloca la imagen del mapa, una imagen producida por hombres que evitaban “mirar” durante la temporada de monzones porque en ese “clima inestable” la “verdad” de aquellas líneas que querían ver se perdía en una profundidad desconocida de tortugas. Mientras que la gente que vive en las costas de todo el planeta se protege de la amenaza de un mar que sube de nivel, Bombay puede tomar un camino que es intrínsecamente apacible y conciliador. El mar cae dentro del espectro de paisajes que existen fuera del lenguaje de los mapas. Estos paisajes fomentan prácticas que no requieren separaciones claras y distintivas en planta, sino acomodar flujos en sección; se trata de paisajes absorbentes y resilentes que dejan un espacio que no asume la incertidumbre, sino que ofrece posibilidades. Reconoce que Bombay no es solo un estuario, sino como un estuario en tiempos de monzón. A partir de aquí, hay tortugas hasta al fondo. Proyectar en Bombay debe partir, pues, de una nueva visualización de su ubicación en un estuario donde el mar y el monzón Comisariar

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sean entes constitutivos más que extraños, construyendo un lugar donde, en lugar de la claridad y la certidumbre, la ambigüedad y la posibilidad se impongan como norma. Este terreno no se presta a planes generales, una forma de proyectar el futuro que toma por defecto la visión en planta y, como tal, se predispone a la firmeza de la tierra y a los mecanismos de control consiguientes, como las divisiones de tierras según el uso, la zonificación y la obligatoriedad de los límites. Estos dispositivos no solo exigen una clara articulación del espacio geográfico, sino también una visión simplificada de la vida cotidiana que lo compartimente en zonas residenciales, comerciales, recreativas, industriales, de alcantarillado y transporte, o cualquiera de sus “combinaciones”. Los paisajes del estuario escapan a este tipo de visualización controladora; por ello fueron considerados como “otros” en la época colonial y por ello siempre sobreviven de un modo polémico al integrar hoy el sector “informal” del planeamiento y la administración. Por eso mismo también estos paisajes están amenazados y son amenazadores. A continuación presentamos unas propuestas de diseño para el terreno del río Mithi, que se extiende desde el Parque Nacional Sanjay Gandhi en las colinas al norte de Bombay, cruza una zona repleta de asentamientos más rebeldes que disciplinados, hasta llegar a los fuertes históricos que en su día regulaban la corriente del arroyo Mahim. Cada uno de estos tres escenarios del río Mithi son un enclave para una serie de intervenciones de diseño distintas: los fuertes del arroyo, los cruces de torrentes secos (mullah) y las superficies del monzón. Más que escenarios finales, estas propuestas están pensadas como semillas capaces de evolucionar con la fluidez y la agilidad visual, política y tecnológica que corresponde a la complejidad, incertidumbre y provisionalidad de un terreno que está a caballo entre la tierra y el mar. Operan respetando el hecho de que el diseño en un estuario de monzón resuelve el problema de la riada no con medidas contra las inundaciones, sino creando un lugar absorbente y resilente. Este texto es una adaptación del libro SOAK: Mumbai in an Estuary (Rupa & Co., Nueva Delhi, 2009) y de su exposición complementaria. 1  Fryer, John, A New Account of East India and Persia Being Nine Years’ Travels, 1672-1681 (vol. 1), Hakluyt Society, Londres, 1909, pág. 160. 2  Geertz, Clifford, “Thick Description: Towards an Interpretive Theory of Culture”,

en The Interpretation of Cultures, Basic Books, Nueva York, 1973, págs. 28-29 (versión castellana: “Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura”, en La interpretación de las culturas, Gedisa, Barcelona, 1981, pág. 38). 3  Hawking, Stephen W., A Brief History of Time, Bantam Books, Nueva York, 1998 (versión castellana: Historia del tiempo: del big bang a los agujeros negros, Crítica, Barcelona, 1988).

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Proyecto 2. Fuerte Mahim: el proyecto del fuerte Mahim intercepta la trayectoria de una esquina móvil donde las corrientes en dirección este-oeste desde el arroyo Mahim, con sus depósitos de cienos y arcillas de granulado fino, se encuentran con el borde norte-sur de la bahía, con depósitos más arenosos. Este rincón, que en su momento ocupó el fuerte, se ha desplazado hacia el norte, contra la calzada que cruzaba el arroyo y que data de la década de 1840, y se han construido unas tierras para un maidan (playa), un pueblo de pescadores y una depuradora. El proyecto redirige esta fuerza en dirección norte que afecta al arroyo en intervenciones en dirección este-oeste. Un nuevo arroyo aprovecha para abrirse paso por el banco de arena y el asentamiento hacia el este, y conecta la bahía de Mahim con el río Mithi, al otro lado de la calzada. Así, este último gana otra conexión con la bahía, al tiempo que sirve de eje para los muelles y un mercado. Los palmerales cocoteros (oarts), que albergan actividades recreativas y comerciales, se extienden y protegen la costa de una mayor erosión en la zona del fuerte y a lo largo de la bahía hacia el norte. En el fuerte, y posiblemente en otros lugares, estos oarts ofrecen servicios a los muelles para barcazas de biotratamiento que amarran en este punto durante ciertos períodos, con instalaciones que se asignan a ciertas familias que viven en el fuerte. Se paga a estas familias para que utilicen estas barcazas para producir energía y abono, y se las invita a que se asocien en un sistema que circula entre estos oarts y los embarcaderos en el mar, donde se deposita el material recogido para que, mediante procesos aeróbicos y anaeróbicos, se conviertan en energía, abono y aguas grises.

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Proyecto 9. Cruce de aeropuerto: este proyecto convierte el río Mithi en un campo de tratamiento, una superficie ondulada plantada con conglomerados de material biótico que filtra, absorbe y transforma las aguas residuales conectadas a los desbordamientos por lechos rocosos. Esta superficie se extiende desde el río Mithi a través de barrancos que también funcionan como terrenos de procesado. También se extiende a través de muros a lo largo de los límites del aeropuerto. Estos muros recogen las aguas del monzón en un nivel superior, abastecen las necesidades de la comunidad y del propio aeropuerto en otro nivel inferior. Para ello utilizan maidans que contienen y absorben el excedente de agua durante el monzón, cuando estas tierras nómadas se utilizan menos para otras funciones. Los vectores de los lechos de retención que modulan los desbordamientos de esta superficie ondulada pueden utilizarse como vías públicas, con todos los usos que tienen las vías públicas en Bombay (bazares y maidans) que simplemente sirven de conexiones de servicio entre los orígenes y los destinos. No obstante, lo más importante es que la superficie del río Mithi se extiende por campos cuidadosamente calibrados a través del aeropuerto y hasta Vakola Nullah, proporcionando al río un cauce auxiliar de salida al mar si fuera necesario.

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¿Ecociudades trascendentes o seguridad ecológica urbana? Mike Hodson y Simon Marvin

El urbanismo ecológico nos ofrece la oportunidad de hacernos preguntas importantes sobre las implicaciones sociales más amplias del movimiento ecológico y de sus consecuencias potenciales a largo plazo para poder entender la ciudad. Como urbanistas, el objetivo principal de este estudio pasa por ver más allá de aquellos intereses que promueven una definición más precisa de lo que llamaremos ecourbanismo, una respuesta temporal y espacial específica a los retos que presenta el cambio climático y los recursos limitados. Lo que más nos interesa es la incuestionable convicción de que el ecourbanismo es un tipo de desarrollo que permitirá a las ciudades seguir creciendo desde el punto de vista económico y que trasciende las restricciones medioambientales, aunque obviando la necesidad de un cambio social mayor. ¿Representa el ecourbanismo simplemente un esfuerzo por crear comunidades cerradas y ecológicamente seguras, o puede acaso contribuir al desarrollo de ideas más colectivas de seguridad planetaria ante las múltiples emergencias ecológicas a las que nos enfrentamos? Normalizar el ecourbanismo replicante A diferencia de los movimientos alternativos y contraculturales que respondieron a la crisis energética de 1973,1 el nuevo ecourbanismo se ha vuelto una corriente dominante al desarrollar su propio léxico de escalas a las que se implementan los nuevos proyectos en todo el mundo; así, tenemos ecopoblados, ecoaldeas, ecomanzanas, ecoislas, ecociudades y hasta ecorregiones. Aunque muchos desarrollos no han pasado de su fase de proyecto, las ecociudades han suscitado un gran entusiasmo, ya que se presentan como experimentos visionarios y ejemplares.2 El IEEE Spectrum considera las ecociudades como “bancos de pruebas a escala urbana” para reformular tecnologías que permitan optimizar la eficiencia y reducir el despilfarro medioambiental. Por su parte, el urbanista ecologista Herbert Girardet, consultor de Arup, afirma que Dongtan debe ser un ejemplo, una ecociudad pionera que podrá convertirse en el plan de acción del desarrollo urbano sostenible, en China y en todo el mundo, con su promesa de un urbanismo de alta eficiencia y baja huella de carbono. Dongtan resultará ser un modelo tan convincente de cómo construir ciudades sostenibles a nivel global que no podrá ser ignorado.3 Aunque exista relativamente poca experiencia en la construcción de ecociudades y en la evaluación de la viabilidad de sus Comisariar

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visiones sociales y aspiraciones tecnológicas, ya existen acuerdos intergubernamentales (como el vigente, por ejemplo, entre China y el Reino Unido) para acelerar el desarrollo de ecociudades en ambos contextos.

Las infraestructuras “autónomas” de las ecociudades han recibido una amplia cobertura por parte de revistas de tecnología y ciencia popular.

Ecotectónicas integradas (casi) autónomas La nueva ecotectónica del ecourbanismo busca integrar el medio ambiente y las infraestructuras al aunar arquitectura, ecología y tecnología en un esfuerzo por internalizar la energía, el agua, los alimentos, los desechos y los flujos de materiales con el desarrollo. Los ingenieros, los modeladores de sistemas, los analistas de flujos de materiales y los proyectistas realizan un esfuerzo común por integrar las tecnologías locales de producción, los metabolismos circulares y los sistemas de ciclo cerrado para reducir la dependencia de las redes de infraestructura centralizadas y externas. Esto supone una particular sobrecarga de los sistemas de bajo consumo de agua, la reutilización y el reciclaje de agua, los sistemas de producción eléctrica locales, la reutilización de los residuos y la producción local de alimentos. Estas respuestas se hacen eco de los primeros modelos de sistemas integrados de la década de 1970. La diferencia en este caso viene marcada por la extensión de los sistemas actuales de evaluación de flujos de carbono y el impacto del cambio climático, junto con las aspiraciones de explorar nuevos conceptos, como la carbono neutralidad, y la neutralidad de residuos y de agua. Por otro lado, también parece menor el debate que suscitan las cuestiones del control social e institucional de estas tecnologías, que se asume que recaerá en el propio mercado. El ecourbanismo como urbanismo trascendente Como parte de la aspiración a una mayor autonomía ecológica e infraestructural, el ecourbanismo puede desarrollar ciudades en casi cualquier contexto urbano, sobreponiéndose tanto a las limitaciones medioambientales locales como a las consecuencias del cambio climático y de la escasez de recursos. Algunos ejemplos son Masdar en el desierto de los Emiratos Árabes Unidos; Dongtan, frente a un santuario para la vida silvestre de importancia internacional en Shanghái; y la Thames Gateway, en Londres, en la actualidad un parque industrial abandonado con riesgo de inundaciones y problemas de agua que se prepara para acoger 160.000 viviendas gracias a una combinación sin precedentes de neutralidad de agua, residuos y carbono, y a altos niveles de protección contra inundaciones. Hay proyectos que incluso prevén construir ciudades en los océanos. El ecourbanismo es un nuevo tipo de urbanismo que proporciona soluciones tecnológicas y nuevos marcos de mercado que permitirán solventar lo que normalmente habríamos entendido como límites, al tiempo que anticipa una era de cambio climático y garantiza su reproducción continua bajo un régimen de escasez de recursos. Dadas las inminentes emergen23

cias ecológicas, el urbanismo ecológico se esforzará por garantizar la posibilidad de hacer frente a cualquier circunstancia.

La visión arquitectónica de Dongtan a menudo se celebra como un posible modelo para el desarrollo urbano sostenible.

El liderazgo corporativo y gubernamental del ecourbanismo A diferencia de lo que sucedía en la década de 1970, cuando parte de la respuesta de los grupos radicales y medioambientalistas se basaba en una crítica a los intereses corporativos y gubernamentales, el liderazgo actual del movimiento ecourbano tiende a pivotar alrededor de ellos. Por ejemplo, la empresa General Electric es un socio estratégico de Masdar, ciudad diseñada para colocar a los Emiratos Árabes Unidos en una posición global de liderazgo en materia de tecnologías renovables y medioambientales. El estudio de ingeniería británico Arup, encargado del desarrollo de la ciudad de Dongtan, ha firmado acuerdos con los Gobiernos chino y británico para establecer una red de institutos para la sostenibilidad interconectados –el primero de los que se creará será el del Thames Gateway londinense–, con la finalidad de divulgar el ecourbanismo. Los grupos verdes y los defensores del medio ambiente, como Greenpeace y WWF, son ahora partidarios o socios de los agentes comerciales y gubernamentales implicados en la aceleración de la construcción del ecourbanismo. ¿Cómo entendemos el ecourbanismo como reconstrucción artificial de la naturaleza y de la ecología mediante el diseño y la tecnología? ¿Son estas respuestas específicas a una serie de presiones históricas y geográficas específicas, a un nuevo medio de reproducción política y económica o a la representación cultural de un urbanismo más ético? Lo que queremos decir aquí es que presentan un proyecto temporal y espacial específico en el que la ecología y la economía se funden alrededor del diseño tecnocientífico. Para comprender esta tendencia, debemos situar el ecourbanismo dentro de una compresión más amplia de lo que se está produciendo en el urbanismo global.

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Las ciudades globales contemporáneas en el Antropoceno Antes de preguntarnos si el ecourbanismo es parte de la solución –o del problema– debemos entender en qué consiste la actual crisis. El contexto clave es el enorme crecimiento de la urbanización y la proliferación global de las ciudades. En 1900, solo un 10 % de la población mundial vivía en ciudades; cien años después, un 50 % de los 6.000 millones de habitantes del planeta vivía en ciudades; para 2050 se cree que lo hará casi un 70 % de los 10.000 millones de habitantes del planeta. En consecuencia, la organización ecológica y sociotécnica que se requerirá para soportar estas concentraciones masivas de población se volverá mucho más complicada. Para el politólogo Tim Luke, esto significa que debemos ser más cuidadosos sobre cómo conceptualizar las ciudades: Las ciudades globales actuales son entornos completamente nuevos, ligados a diversos estratos complejos de sistemas tecnológicos cuyas mallas logísticas se entretejen a su vez a otras redes de producción, consumo, circulación y acumulación de mercancías. Además de los sistemas de agua, alcantarillado y viario, las ciudades están integradas en los mercados de electricidad, carbón, gas natural, petróleo y metales, y en los de madera, ganado, pesca, cultivos y tierras. Todo esto es necesario simplemente para abastecer a los ciudadanos de alimentos, agua, productos energéticos y servicios. Las ciudades globales dejan una huella de carbono muy destructiva a medida que sus habitantes recurren a mercados de todo el mundo en busca de aportes materiales necesarios para su supervivencia, aunque estas mismas transacciones sean también una de las causas principales del empeoramiento ecológico.4

Para captar el sentido de cómo se formula y se constituye el urbanismo contemporáneo mediante densas concreciones de logística infraestructural, Luke piensa en las ciudades como espacios “metalogísticos” donde el prefijo meta ayuda a entenderlas como un intermediario activo situado en un enclave de transformación material que anticipa, modifica y excreta el

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movimiento de recursos, materiales y personas. Cualquier comprensión de los ecosistemas urbanos constituidos por flujos materiales también debe considerar muy seriamente el análisis de las relaciones internacionales e intermedioambientales de los flujos críticos de recursos. Aunque las ciudades existan dentro de un espacio global altamente unificado e integrado, estas presentan grandes variaciones en lo que se refiere al acceso a los recursos ecológicos. Los entornos urbanos de alto consumo energético de Estados Unidos contrastan con las ciudades del sur del planeta, donde millones de personas carecen de acceso a agua corriente, electricidad o línea telefónica. Estados Unidos cuenta casi con un 5 % de la población mundial, pero genera aproximadamente un 25 % de los gases de efecto invernadero. La habilidad que tiene el país para controlar los ecosistemas globales de combustibles fósiles significa que las ciudades estadounidenses pueden ser mucho más expansivas (y destructivas) desde el punto de vista espacial que si tuvieran que sobrevivir solo a base de los recursos disponibles dentro del territorio nacional. El urbanismo contemporáneo se aprecia mejor, pues, según Simon Dalby, un híbrido de procesos económicos y ecologías artificiales actualmente “está cambiando significativamente la biosfera”.5 El medio ambiente ya no puede considerarse como algo distinto o externo a la urbanización. Las ciudades están cambiando muchos procesos físicos de la biosfera, hasta el punto de que los científicos hablan ya de una nueva era geológica, el Antropoceno, durante la cual “se está rehaciendo todo el planeta mediante nuestros sistemas urbanos e industriales contemporáneos”.6 Lo esencial de la aparición de esta perspectiva es la visión de que la tierra constituye un único sistema en el que la vida contemporánea es un agente clave en la producción del cambio ecológico global. Las actividades humanas están tan generalizadas y su impacto es tan profundo que potencialmente son capaces de alterar los sistemas de modo que amenazan los procesos de los que depende la vida. El cambio ecológico global está llevando a la aparición de una “urbanatura” que es “más impredecible y hostil, un híbrido entre urbanismo y naturaleza”.7 Los próximos entornos urbanaturalizados tendrán que lidiar con una nueva atmósfera, con océanos cambiantes, con una nueva biodiversidad, con recursos limitados y con continentes reconfigurados a los que las generaciones futuras tendrán que adecuar las ciudades, aunque no existan soluciones claras para lograr la adaptación. Ciudades globales que construyen una seguridad ecológica urbana La expresión “seguridad ecológica” generalmente se emplea en el contexto de esfuerzos orientados a salvaguardar los flujos de recursos ecológicos, de infraestructura y de servicios a escala nacional. Sin embargo, la preocupación creciente por la “seguriComisariar

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dad ecológica urbana” está dando pie a estrategias de reconfiguración de la ciudad y sus infraestructuras, con miras a garantizar su reproducción ecológica y material; es decir, su capacidad para asegurar recursos (como el agua y la energía, pero además la eliminación de residuos y la protección contra inundaciones), tan necesaria para su desarrollo económico y social continuado. No obstante, las ciudades tienen diferentes capacidades para desarrollar respuestas estratégicas ante los retos y las oportunidades de las cuestiones clave para la seguridad ecológica urbana –como la escasez de recursos y el cambio climático–, y dichas estrategias pueden privilegiar selectivamente ciertas áreas urbanas sobre otras.8 Una serie de nuevos problemas políticos y socioeconómicos coloca la seguridad ecológica en una posición más alta dentro de la agenda de los gobiernos nacionales. Por ejemplo, el cambio climático conlleva problemas como la escasez de fuentes de agua potable, las incertidumbres sobre la seguridad energética y la dispersión geográfica de enfermedades. La preocupación por la seguridad de los recursos ecológicos acaba entrelazándose con la responsabilidad que los Estados tienen en materia de seguridad social y competitividad económica.9 Y esa preocupación también se está convirtiendo en un problema a escala urbana por tres razones interrelacionadas. En primer lugar, la creciente globalización económica y las relaciones cambiantes entre los territorios nacionales y subnacionales y la actividad económica han creado nuevos espacios para el gobierno y las intervenciones del Estado.10 En segundo lugar, el desarrollo de estos nuevos espacios para el Estado no ha recibido la atención suficiente en relación con los temas medioambientales, si la comparamos con la que se ha prestado a los temas económicos. ¿Cómo sería un “Estado ecológico” que tuviera entre sus prioridades normativas la protección ecológica? Por último, Las ciudades flotantes se han presentado como ciudades refugio ante el cambio climático en el futuro.

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está la cuestión de cómo garantizar la reproducción económica y ecológica de las ciudades ante una población en rápida expansión, con una gran demanda de recursos limitados y una intensa competencia por la actividad económica y el empleo.

La portada de esta publicación de la Geological Society of America refleja el papel crítico que desempeñan las ciudades en el cambio antropogénico actual.

Cada vez más, las ciudades globales están más preocupadas por entender la escala y la seguridad de sus flujos de recursos ecológicos.

Orientación estratégica hacia una seguridad ecológica urbana Cada vez más, las ciudades están desarrollando posturas más estratégicas para lidiar con las exigencias futuras de recursos y en aras de mejorar su posición en la inevitable competencia entre lugares. Sin embargo, a un nivel más profundo, las ciudades intentan fomentar las condiciones que les garanticen su continua reproducción social, económica y material. Todo ello refleja un cambio respecto a la agenda de protección de infraestructuras frente a la amenaza terrorista, consecuencia del 11-S, o frente al daño medioambiental. Por el contrario, cada vez más se tiende hacia un enfoque capaz de salvaguardar los recursos materiales de la ciudad. Una nueva dimensión de la competitividad de las ciudades pasa por su capacidad de interiorizar y controlar tanto sus recursos como la oferta, el consumo y la producción de estos. El conocimiento, la experiencia, la organización y las tecnologías sociales necesarios para conservar el papel económico y social que desempeñan las ciudades probablemente constituyan una dimensión definitoria del urbanismo del siglo xxi. Pero ¿qué estrategias se adoptarán? Nuevos tipos de infraestructura urbana La respuesta estratégica ante la escasez de recursos está llevando al desarrollo de nuevos tipos de infraestructuras que privilegian ciertos lugares o, más bien, configuraciones sociotécnicas y espaciales de infraestructuras muy particulares. Las ciudades más grandes del planeta están comenzando a reconfigurarse y, con ello, su relación con sus recursos y demás espacios, de tres formas distintas: protección, autarquía y aglomeración global de nuevos sistemas infraestructurales. En primer lugar, se quiere proteger a las ciudades del impacto y los efectos del cambio climático y de la escasez de recursos. En estas estrategias es fundamental invertir para poder entender los efectos específicos y a largo plazo que el cambio climático tiene en las ciudades, sobre todo en lo que se refiere al riesgo de inundaciones y a la subida de temperaturas, así como el desarrollo de sistemas de protección contra inundaciones, la infraestructura ecológica y su reactualización para soportar temperaturas más elevadas. Las autoridades del área metropolitana londinense afirmaron que el gobierno de la nación debería responsabilizarse de la inversión potencial necesaria para proteger la ciudad de las inundaciones consecuencia del cambio climático después de 2030. En segundo lugar, se trata de adoptar una posición autárquica en lo que se refiere a las reservas de agua y energía, el transporte de personas y mercancías y la eliminación de residuos. TradicioComisariar

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Agradecemos a nuestros colegas del SURF (Centre for Sustainable Urban and Regional Futures de la University of Salford), Tim May y Beth Perry, el apoyo que nos han brindado en el desarrollo de las ideas incluidas en este ensayo, así como a Vivian Liang por ayudarnos a conseguir los permisos para la reimpresión de gráficas y de fotografías. Quisiéramos también expresarle nuestro agradecimiento a los editores por sus constructivas sugerencias. 1  Una excelente reseña de nuestras respuestas arquitectónicas y urbanas puede encontrarse en: Borasi, Giovanna y Zardini, Mirko (eds.), Sorry, Out of Gas: Architecture’s Response to the 1973 Oil Crisis, Edizioni Corraini/Canadian Center for Architecture, Montreal, 2008. 2  Por ejemplo: una “brillante metrópolis verde” (Wired) y un posible “modelo para las ciudades verdes a través del mundo” (New Scientist). 3  Véase: Girardet, Herbert, “Which Way China?” www.built-environment.uwe. ac.uk/ research/pdf/girardet2.pdf, pág. 3 (acceso el 15 de septiembre de 2009). 4  Luke, Timothy W., “Codes, Collectivities, and Commodities: Rethinking Global Cities as Megalogistical Spaces”, en Krause, Linda y Petro, Patrice (eds.), Global Cities: Cinema, Architecture, and Urbanism in a Digital Age, Rutgers University Press, New Brunswick, 2003, págs. 158-159. 5  Dalby, Simon, “Anthropocene Geopolitics: Globalisation, Empire, Environment and Critique”, Geography Compass, 1:1, 2007, pág. 111. 6  Ibíd., pág. 114. 7  Luke, Timothy W., “Climatologies as Social Critique: The Social Construction/ Creation of Global Warming, Global Dimming, and Global Cooling”, en Vanderheiden, Steve (ed.), Political Theory and Global Climate Change, The MIT Press, Cambridge (Mass.), 2008, págs. 128. 8  Para una discusión más extensa sobre la seguridad ecológica urbana, véase: Hodson, Mike y Marvin, Simon, “‘Urban Ecological Security’ - A New Urban Paradigm?”, International Journal of Urban and Regional Research, núm. 1, vol. 33, marzo de 2009, pág. 193-215. 9  Véase: Meadowcroft, J., “From Welfare State to Ecostate”, en Barry, J. y Eckersley, R. (eds.), The Global Ecological Crisis and the State, The MIT Press, Cambridge (Mass.), 2005. 10  Brenner, Neil, New State Spaces: Urban Governance and the Rescaling of Statehood, Oxford University Press, Oxford, 2004.

nalmente, las ciudades han prosperado gracias a la búsqueda de recursos y la instalación de vertederos en lugares cada vez más remotos. Sin embargo, esta postura se está invirtiendo en la medida en que las ciudades intentan ser más autosuficientes y reducir su dependencia de infraestructuras internacionales, nacionales y regionales, volviendo a concentrar sus recursos y poniendo en circulación sus residuos. Comprender el metabolismo de la ciudad y su potencial para su reconfiguración resulta clave. Ejemplos de ello son la estrategia de autonomía energética de Nueva York, haber doblado recientemente los objetivos energéticos descentralizados en Londres y el desarrollo de desalinizadoras con energías renovables en Melbourne. Las ciudades intentan reducir su dependencia de recursos externos de agua y electricidad, fomentar proyectos para la reducción de residuos y desarrollar mecanismos de tasación para la movilidad en automóvil. En tercer lugar, se tiende a construir de forma colectiva nuevos sistemas de movilidad urbana. Al tiempo que comienzan a centrarse en sus recursos locales, las ciudades también intentan garantizar el transporte interno y entre ciudades mediante el desarrollo de tecnologías de transporte innovadoras, como los citados sistemas de tasación, los sistemas de transporte informatizados y los combustibles novedosos a base de hidrógeno, biocombustibles e hibridaciones complejas. Implicaciones y nuevas agendas políticas y de investigación La relación entre ecourbanismo y seguridad ecológica urbana da pie a una agenda política y de investigación que merece una evaluación crítica. Surgen cinco preguntas clave. La primera: ¿nos referimos a nuevas formas autárquicas, que dependen de buscar una alternativa a la infraestructura nacional y regional, y que conducen al desarrollo de nuevos archipiélagos de ciudades globales conectadas? La segunda: ¿qué significará todo esto para aquellos lugares que quedan al margen de dichas alternativas, esas nuevas periferias, así como las ciudades ordinarias del mundo desarrollado y las grandes ciudades del mundo en vías de desarrollo? La tercera: ¿quién se beneficiará de estas configuraciones, quiénes serán ignorados o perjudicados por ellas, y qué consecuencias materiales producirán? La cuarta: ¿quién proporcionará los vínculos materiales entre las ciudades del mundo y las nuevas periferias: los Estados o el capital corporativo? La quinta: ¿cuáles son las alternativas y dónde podremos encontrar otras formas de innovación, inspiradas en aproximaciones más sensibles a una participación justa y a un acceso igualitario? Sostenemos que estas son las preguntas críticas a las que se enfrenta la agenda urbana del siglo xxi.

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Nuevos paisajes acuáticos para Singapur Herbert Dreiseitl

“Mantener el agua limpia tendría que ser una forma de vida; que cada arroyo, caya alcantarilla, cada riachuelo esté libre de contaminación innecesaria. Que de aquí a diez años podamos pescar en el río Singapur y en el Kallang. Sí se puede.” Primer ministro Lee Kuan Yew, 27 de febrero de 1977

Las regiones urbanas se enfrentan a retos cada vez más difíciles en materia de gestión del agua. Puede anticiparse que el impacto del cambio climático, las exigencias de una población creciente, la contaminación y la falta de agua potable amenazarán la base fundamental de la vida, o al menos la afectarán significativamente. Singapur está lidiando con los desafíos de la gestión del agua mediante iniciativas globales y complejas que combinan las medidas de recogida de agua con el ocio y los programas ecológicos. Con 3,8 millones de habitantes, la ciudad cuenta con un sistema de agua urbano muy desarrollado; el cien por cien de las viviendas están conectadas a la red de alcantarillado, existen grandes plantas de tratamiento y la mayor parte de la ciudad cuenta con sistemas separados de alcantarillado y aguas de tormenta. Singapur ha superado a muchas ciudades estadounidenses y europeas en materia de gestión del agua. La ciudad ha integrado un sistema de aguas llamado NEWater que abastece de agua tratada embotellada y de la red para su reutilización. Esta agua higiénica se suministra paralelamente al agua potable. Sin embargo, estas medidas de ahorro del consumo de agua no son suficientes dada la enorme demanda de agua de la ciudad. La ciudad isla

importa el 40 % de su agua de un río de la vecina Malasia. Esta falta de agua no se debe en absoluto a una escasez de precipitaciones. Hasta hace poco, la precipitación anual de 2.400 mm se perdía desembocando directamente en el mar. El enorme volumen de agua de los aguaceros tropicales requiere un dimensionado generoso de los canales y desagües. Al estar secos durante la mayor parte del año, los canales de hormigón tienen un aspecto dejado, y crean unas barreras urbanas que solo pueden salvarse mediante puentes y dividen a la población en sectores bien definidos. La ausencia de flora y fauna, junto con las superficies lisas y duras de los canales crean unas condiciones pobres para el agua urbana, y el potencial de autolimpieza biológico se reduce en comparación con el de un río limpio. La suciedad de las calles, los caminos y las plazas va a parar directamente a los canales, y no sorprende que estos se consideren lugares peligrosos. Los embalses en las desembocaduras de los ríos retendrán agua de lluvia recién caída que, sin llegar a mezclarse con la del mar, se almacenará para su reciclaje. En los próximos años se construirán un embalse a lo largo del canal del puerto deportivo y cuatro más en los estuarios de los ríos Punggol y Serangoon. En 2009, Singapur contará con 17 embalses de agua dulce. Con el almacenamiento y reutilización de las aguas de escorrentía de una ciudad densamente construida, la superficie de captación adquiere una especial relevancia. Será necesaria la distribución a los ríos de agua de lluvia con una menor velocidad de Comisariar

circulación y limpieza. Y esto solo será posible con una reconstrucción gradual del sistema urbano, integrado y descentralizado, de gestión del agua de tormentas. En principio, la tarea consiste en administrar (filtrar, evaporar, limpiar y reutilizar) el agua de lluvia en los lugares donde precipite y aliviar la presión sobre los ríos durante los picos de las tormentas. Al mismo tiempo, las aguas de escorrentía deberían llegar limpias a las riberas de los ríos, lo que implica administrar las primeras precipitaciones con alternativas como cubiertas ajardinadas, jardines, biotopos limpiadores y filtros de basura. Singapur cuenta ya con una red generalizada de 14 embalses, 32 ríos principales y más de 7.000 km de canales y desagües. La restauración de varios ríos, como el Singapur y el Kallang, se ha visto impulsada por la conclusión del proyecto Marina Bay en 2008. Desde el lanzamiento del Programa de Aguas ABC –cuyas siglas significan Active, Beautiful, Clean (activo, bello y limpio)– en abril de 2006, se han iniciado tres proyectos en los embalses de Bedok y MacRitchie y en un tramo del río Kallang en Kolam Ayer. El objetivo también consiste en aumentar las superficies de captación del agua en todo Singapur, que han pasado de cubrir la mitad a dos tercios de la isla en apenas cinco años. Comenzando con las tres secciones principales, los proyectos se llevarán ahora al resto de la isla. Recientemente, el Departamento de Obras Públicas (PUB) anunció más proyectos dentro el marco del Programa de Aguas ABC, como dos nuevos embalses en el noreste de Singapur, la recuperación del río Kallang y la mejora del canal Alexandra y de sus aguas. Se embalsarán el Sungei 32

Punggol y el Sungei Serangoon para generar dos nuevos embalses del Singapur: el decimosexto y el decimoséptimo. El embalse del Punggol incluirá un humedal flotante del tamaño de medio campo de fútbol, accesible al público por un puente colgante por un lado y un camino de madera flotante por el otro. Uno de los proyectos piloto será la transformación del canal Kallang en un río que se integrará al parque Bishan, un parque público de barrio en el que cada mañana puede verse a mucha gente practicando tai chi y que recibe la misma cantidad de visitas diarias que el famoso jardín botánico de Singapur. Una vía navegable de hormigón, situada detrás de unas vallas junto al parque, estuvo hace poco desconectada, física y funcionalmente, de las actividades del parque. La base de una estrategia integrada se gestó en un taller en el que participaban el PUB, el Departamento de Parques y Atelier Dreiseitl. Con la transformación del canal en un río vivo e integrado se le dará nueva vida al parque.

tamiento de aguas por biofiltración, combinada con una zona acuática de ocio. Se mejorarán los canales secundarios y se añadirá vegetación sostenible en los desagües. Transformar este canal en un río dinámico y ondulante dentro de un suburbio denso será un desafío para la población local, para quienes los canales de hormigón son algo “natural”. Para este fin, se llevarán a cabo una conexión cuidadosamente planificada y algunos proyectos medioambientales de arte efímero que involucran tanto a niños como a adultos, en un esfuerzo por que la gente se implique en el ejercicio de imaginar su parque. La participación activa de inversores y promotores privados será un factor decisivo para cada proyecto. Legislar no basta, por lo que la ciudad ofrecerá simposios especializados, encuentros profesionales y servicios de asesoría a particulares.

La restauración del río es compleja. Con las tormentas extremas propias del clima tropical de Singapur, el río –cuyas aguas fluyen bajo los dos grandes embalses– puede pasar de ser un pequeño arroyo a convertirse en un poderoso y peligroso caudal en media hora. Deben tenerse en cuenta la erosión, la sedimentación y la seguridad, y las soluciones deben estudiarse cuidadosamente. Para este caso es útil la experiencia internacional en bioingeniería, como el trabajo que acometimos en el río Isar de Múnich.

Los nuevos paisajes acuáticos para Singapur son, pues, más que un proyecto para la restauración de canales, ríos y embalses. Al integrarse al planeamiento urbano con la colaboración del Departamento de Desarrollo Urbano, el planeamiento ecológico y el Departamento de Parques, se está gestando una red vital para asegurar un futuro. Los sistemas de agua se han convertido en los nuevos lugares de encuentro que conectarán a las diversas sociedades y etnias de Singapur. Si el programa ABC tiene éxito y logra un cambio de paradigma en la actitud local hacia el agua, pasará a convertirse en un modelo para muchas otras ciudades y para el urbanismo ecológico de todo el mundo.

Un proyecto de restauración del parque incluirá la transformación de los lagos artificiales, que hoy se utilizan para la pesca, en una red para el tra-

Actualmente el canal está casi seco, con picos de inundación breves e intensos. En el futuro, el flujo del agua se regulará con picos menores.

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¿Qué sucede hoy con la lluvia?

Cada gota fluye a los desagües y va directamente al canal.

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El nivel de agua en el canal sube rápidamente.

En el futuro, las aguas pluviales se tratarán in situ para verterse lentamente al río.

Nuevos paisajes acuáticos para Singapur

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Subir el nivel del agua de un estanque Zhang Huan

Invité a cerca de cuarenta participantes, todos ellos inmigrantes recién llegados a Pekín desde otras partes de la China. Eran obreros de la construcción, pescadores y peones de las clases sociales más bajas. Se pararon en el estanque y yo entré caminando en él. Al principio, estaban de pie trazan-

do una línea que partía el estanque en dos. Luego empezaron a moverse libremente, hasta que llegó el momento de la performance, que consistía en subir el nivel del agua. Seguidamente permanecieron quietos. En la tradición china, el pez es símbolo del sexo y el agua fuente de

vida. Esta obra expresa, de hecho, una especie de comprensión y explicación del agua. Que el nivel del agua del estanque haya subido un metro es una acción carente de importancia.

Performance, Pekín, China, 1997.

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Visión de las ciudades ecológicas Mitchell Joachim

El cinturón cohete de Bell Aerosystems, 1960-1961: prueba de vuelo con dos hombres sin ataduras.

¿Cómo debe anticipar el urbanismo nuevas tecnologías instrumentales para las ciudades? En los últimos ciento cincuenta años, la innovación que supuso el ascensor ha contribuido más al urbanismo que la mayor parte de los urbanistas. Los ascensores han contribuido enormemente a crear ciudades más compactas y verdes. ¡Imaginen qué le sucedería a las ciudades con el advenimiento del cinturón cohete! Este tipo de artefactos tiene importantes efectos sobre el urbanismo. Los automóviles, por ejemplo, han definido los límites de las ciudades durante casi un siglo (no obstante, a diferencia de los ascensores, puede que hayan causado más problemas de los que han resuelto). Quizás sea hora de que el urbanismo vuelva a pensar en tecnologías adecuadas para las ciudades en lugar de restringirlas. Como disciplina extraordinariamente diversa, el urbanismo puede fácilmente arrojar luz sobre el potencial tecnológico de las ciudades y producir macroescenarios futuros a gran escala basados en artefactos innovadores. El físico y erudito Freeman Dyson ha dicho que la mejor manera de entender nuestro futuro urbano próximo es examinando la ciencia ficción, no las predicciones económicas. A su modo de ver, la ciencia ficción puede servir de barómetro para la creación tecnológica durante décadas, mientras que, desafortunadamente, las predicciones económicas solo son precisas para períodos de cinco a diez años. La mayor parte de estos modelos económicos predictivos tienen bases cuantitativas y les resulta difícil extrapolar los factores asociados a la creatividad. La ciencia ficción es, pues, un espectacular registro de lo que puede ser nuestro futuro urbano, y los urbanistas no la deben descuidar. Dyson sostiene que la era urbana de la información pronto hará una transición hacia “la era de la biotecnología domesticada”. En su novela El infinito en todas direcciones, declara: “La biotecnología nos ofrece la oportunidad de imitar la velocidad y flexibilidad de la naturaleza”.1 Imagina un mundo de objetos y obras de arte funcionales que la gente pueda “cultivar” para su uso personal. Según “The Civil Heretic”, el artículo que The New York Times dedicó a Dyson, este cree también que el cambio climático está profundamente mal planteado: “Si aumentan en exceso los niveles de CO2, sus efectos podrían aliviarse mediante la plantación masiva de árboles especialmente cultivados para ‘devorar carbono”.2 A Dyson le preocupa menos predecir el futuro que expresar sus posibilidades, expresiones fundadas en Comisariar

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Envoltorio del cinturón cohete: este propulsor flexible de cuerpo entero se mueve en bandadas que planean y chocan levemente entre sí. Remolcados en grupo para cubrir mayores distancias, funcionan con peróxido de hidrógeno catalizado. La idea es contar con unidades múltiples propulsadas con aire para conservar la energía hasta llegar a un destino concreto. Los cinturones cohete individuales pueden escindirse de la bandada y llevarse a otros lugares.

líneas de deseo social como una suerte de optimismo relevante. Por tanto, Dyson dimensiona los deseos de la civilización y avanza nuestras expectativas. En cierto sentido, el urbanismo está emparentado con esta actitud que promete un futuro mejor, y el hecho es que muchos urbanistas se encuentran inmersos en esta búsqueda de nuevos horizontes. No es casual que Alex Krieger afirme enfáticamente que la vocación ampliamente entendida del urbanista es más una sensibilidad escrupulosa que una autoridad exclusiva.3 La profesión se divide entre múltiples agendas incompatibles: teorías de peso y aplicaciones excesivamente simplificadas, torres de marfil y nuevo urbanismo, promotores “de marca” y ecologías radicales, y formas vernáculas y futurología. Una de las directrices centrales de mi grupo de investigación trata de acotar la intersección entre tecnología y urbanismo, en especial bajo la rúbrica de la ecología. Nuestros proyectos abarcan desde destacar los posibles efectos de las ciudades autosuficientes hasta estudiar las bandadas de cinturones cohete. Estos son el tipo de objetivos

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Hábitat cárnico in vitro: planta geométrica para que células de cerdo impresas adquieran una forma determinada.

Propuesta para la fabricación de células extruidas de cerdo impresas en 3D para formar viviendas orgánicas reales. Se pretende que sean “cobijos sin víctimas”, pues ningún ser vivo sufrió en el cultivo de la piel en laboratorio.

Maqueta de andamio de plástico PET de la casa cárnica en Praga. Utilizamos benzoato de sodio como conservante para matar levaduras, bacterias y hongos. Otros materiales utilizados en la maqueta matriz son: polvo de colágeno, xantano, manitol, cochinilla y pirofosfato de sodio.

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Músculo erector del pelo Estrato espinoso Papilas dérmicas Hueso

Cavidad del esfínter Músculo del esfínter

Construcción tipo

Tectónica cárnica

Vena Arteria Glándula sebácea Capa córnea Raíz del cabello Epidermis Subcutis Fibras musculares

Comparativa de secciones de fachada de una casa típica y una estructura de células cárnicas. La casa cárnica contiene cilia para dar sombra y esfínteres para abrir y cerrar zonas y ventanas.

que nos ayudan a crecer como investigadores de urbanismo, y creemos que la ciudad ecológica del futuro necesita soluciones extremas para un predicamento extremo. En esencia, el futuro depende de la amplitud de miras de nuestras soluciones y puntos de vista. Por definición, un punto de vista es una perspectiva o concepto que evoluciona más allá de las fronteras existentes. Este rasgo anticipatorio puede entenderse de muchas maneras, cada una de las cuales subraya nociones y procesos particulares que describen el siguiente acontecimiento. En Estados Unidos se necesitan estas nuevas visiones radicales para ayudar a resolver la actual desgracia global: de ahora en adelante, el clima de la Tierra sufre un trauma irremisible. Buscamos prescripciones precisas de amplio espectro que nos permitan afrontar este enorme dilema o, parafraseando a John F. Kennedy: “Si el hombre crea problemas, el hombre puede resolverlos”. Esta visión de futuro despliega un metabolismo urbano interconectado que realmente respira: ¿cómo, pues, se objetiviza en forma arquitectónica a partir de las estadísticas? ¿Qué apariencia tendrá el futuro de las ciudades estadounidenses? ¿En qué afecta la tecnología a sus funciones? La película de ciencia ficción de Disney Wall-E permitió que una gran cantidad de gente anticipara un futuro concebible. La acción se sitúa en una ciudad cualquiera totalmente sepultada por la basura. Los humanos han abandonado la Tierra para vivir en el espacio, dejando en el planeta a un único robot que funciona con energía solar y que se encarga de limpiar la basura. Parte del mensaje de la película es que la tecnología por sí misma no puede resolver la affluenza humana, aunque las poderosas imáVisión de las ciudades ecológicas

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Fab Tree Hab: proponemos un método de crecimiento de casas a partir de árboles autóctonos. Se adosa una estructura viviente y se modela con andamios prefabricados reutilizables de CNC para permitir que las viviendas se integren por completo en una comunidad ecológica. Esta casa viviente se ha pensado para ser casi completamente comestible, de modo que podrá alimentar a algún organismo en cada etapa de su vida. Imaginen una sociedad basada en el cultivo lento de los árboles en lugar de la industria maderera.

genes generadas por ordenador nos instan a enfrentarnos con nuestro colosal derroche y a que repensemos la ciudad. Nuestro trabajo consiste en anticipar estrategias para que la gente encaje de forma simbiótica en sus entornos naturales, y para conseguirlo cualquier cosa es digna de consideración. Así, diseñamos motos, coches, trenes y dirigibles, y calles, parques, espacios abiertos, distritos culturales, centros cívicos y centros de negocios para la metrópolis futura. Durante siglos, las ciudades se han diseñado para albergar el gran teatro del deseo humano. Nos hemos unido a las filas de quienes dan a la ciudad un sentido nuevo que favorece el juego de la naturaleza sobre el capricho antropocéntrico. Apuntamos constantemente hacia una perspectiva de profunda clarividencia. Queremos anticipar el semblante de un futuro colectivo que aún está por narrarse. Nuestra anticipación de un diseño ecológico no solo es una filosofía que inspira visiones sostenibles, sino que además es un esfuerzo científico serio. Nuestra misión consiste en determinar las consecuencias que pueden derivarse de llevar a cabo un determinado proyecto en el entorno natural. Las soluciones tienen su origen en numerosos ejemplos: hábitats de materiales vivientes, agrupaciones en racimo de edificios altos climáticos y tecnologías de la movilidad. Estas iteraciones del diseño tienen éxito en la medida en que activan la ecología como un símbolo productivo y como un artefacto evolucionado. Nuestra investigación actual intenta establecer nuevas formas de conocimiento de diseño y prácticas innovadoras en la interfaz entre diseño, informática, ingeniería estructural y biología. 1  Dyson, Freeman, Infinite in All Directions, Harper Collins, Nueva York, 1988 (versión castellana: El infinito en todas direcciones, Tusquets, Barcelona, 1991). 2  Dawidoff, Nicholas, “The Civil Heretic”, The New York Times, 5 de marzo de 2009.

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3  Krieger, Alex y Saunders, William S. (eds.), Urban Design, University of Minnesota Press, Mineápolis, 2009.

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Visión de las ciudades ecológicas

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Vuelta a la naturaleza Sandi Hilal, Alessandro Petti y Eyal Weizman

En mayo de 2006, el ejército israelí evacuó un fuerte militar estratégicamente ubicado en las colinas más altas del límite sur de la ciudad palestina de Beit Sahour, en la región de Belén. El fuerte, situado sobre la línea que separa las tierras cultivables de Belén del desierto del mar Muerto, ha ayudado a detener la expansión de la ciudad hacia el este y a controlar el desplazamiento de sus habitantes hacia el desierto. La mayor parte de las casas próximas al campamento fueron destruidas por proyectiles y tiroteos durante los últimos años de la intifada. Iluminada durante la noche por focos que barrían constantemente la zona, la base estaba atrapada en una especie de “día perpetuo” en el que se confundían los ritmos diurnos. La evacuación –que se hizo de manera inesperada y sin ninguna razón declarada, aunque puede que fuera por los cambios en la disposición táctica del ejército–, fue una operación violenta: por la noche docenas de tanques entraron en la ciudad, levantando una cortina de acero y polvo que pretendía enmascarar la evacuación, pero que de hecho despertó y alertó a los habitantes de Beit Sahour. Al llegar la mañana, el fuerte estaba vacío y, pocas horas después, los palestinos asaltaron los edificios y se llevaron todo aquello que pudiera reciclarse. La historia militar de la colina es anterior a su ocupación. En un inicio fue designada como base del ejército bajo el mandato británico durante la revuelta árabe. Después de 1948, pasó a ser una base militar para la Legión jordana, y después de 1967, una base israelí. Como parte de los Acuerdos de Oslo de 1993, se firmó un pacto entre el Ayuntamiento de Beit Sahour y el gobierno central de Yasser Arafat que garantizaba que, en caso de una evacuación israelí, el fuerte no podría ser utilizado por la policía palestina, sino que se entregaría al Ayuntamiento para uso público. Al retomar el control del lugar, el Ayuntamiento desarrolló un plan maestro donde se establecía que la colina acogería una serie de espacios destinados a funciones públicas, entre ellos, un hospital, un parque, un restaurante y un jardín (el parque ya se ha construido sobre una de las laderas). Sin embargo, aunque el fuerte fue evacuado, el ejército seguía defendiendo que la cima estaba fuera de los límites palestinos. De ese modo, se impedía la vista de los alrededores que se tiene desde la cima, el único lugar desde el cual puede verse una carretera que lleva a un nuevo asentamiento de colonos, que a su vez Comisariar

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Las rutas migratorias de las aves que convergen en Palestina.

llevaba al asentamiento donde vivía el ministro de Asuntos Exteriores israelí. En la cima, diversos edificios de hormigón formaban el núcleo del fuerte. Durante la intifada, el ejército de Israel fue apilando tierra y escombros en un enorme anillo alrededor de los edificios. El terraplén de tierra acabó siendo más alto que los edificios, y la colina parece ahora el cráter de un volcán artificial, dañado y evacuado, como si perteneciera a un pueblo fantasma vacío después de un desastre natural. La cima presenta también una singularidad en su entorno natural. Más de quinientos millones de aves migran todos los años entre el noreste de Europa y el este de África, y las bandadas tienden a detenerse en los mismos lugares –generalmente puntos altos– durante su camino. La cima del Oush Grab es un “cuello de botella” en las rutas de estorninos, cigüeñas y aves rapaces que pasan por el valle de Jordán en su ruta de navegación. Durante unos pocos días de otoño y primavera, cientos de miles de aves aterrizan en la cima y sus alrededores, y junto a ellas una rica microecología de pequeños depredadores y otros animales salvajes. Es una imagen hermosa y aterradora al mismo tiempo, y los habitantes de Beit Sahour bromean con que las aves fueron las verdaderas responsables de la evacuación del fuerte. Ocupaciones de ida y vuelta Desde su evacuación, los restos del fuerte han estado en el centro de los enfrentamientos entre los colonos judíos, el ejército israelí 45

Antigua base militar de Oush Grab.

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Vuelta a la naturaleza

47

y las organizaciones palestinas (los miembros de nuestro estudio se han visto directamente implicados en ellos). En mayo de 2008, los colonos fundamentalistas intentaron utilizar los edificios vacíos como base de una nueva avanzadilla. Dichos puestos de avanzada, que funcionan como núcleos de suburbios y ciudades, generalmente se construyen alrededor de alguna infraestructura existente. El fuerte y el terraplén que lo rodea se prestarían, según estos colonos, para construir un entorno que se adaptaría bien a su modo de vida reglamentado y con medidas de seguridad. Aunque el ejército había declarado la cima como zona clausurada, casi todas las semanas los colonos volvían a ocupar el fuerte, se reunían en los edificios, hacían reparaciones e izaban la bandera de Israel. Los activistas palestinos e internacionales, incluidos miembros de nuestro estudio, también ocuparon el sitio y se produjeron enfrenamientos con los colonos, de modo que el ejército israelí acudió en su defensa. Numerosos grafitis, escritos por uno de los bandos y eliminados por el otro, testimonian esta ocupación de ida y vuelta. Nuestra propuesta para la reutilización del lugar viene a ser así una intervención en la lucha contenciosa y política por la cima. Vuelta a la naturaleza Puesto que diversas facciones reclaman la titularidad del lugar y dados los conflictos que genera, no tratamos de renovar y reconLos edificios de Oush Grab quedarán parcialmente enterrados.

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48

Este texto forma parte del proyecto Decolonizing Architecture (www.decolonizing.ps) del estudio afincado en Londres y Belén compuesto por Sandi Hilal, Alessandro Petti y Eyal Weizman.

vertir la base para que acoja otras funciones, sino de controlar y acelerar su proceso de degradación, desintegración y crecimiento descuidado de vegetación, su gradual “vuelta a la naturaleza”. En las primeras etapas de nuestra propuesta, intentamos formas parciales de sustracción/destrucción. Para ello, sugerimos perforar los muros exteriores de los edificios situados dentro del “cráter” con una serie de huecos regularmente colocados, de modo que se creó un patrón que unifica visualmente los edificios. Los medioambientalistas y los zoólogos de la Palestine Wildlife Society esperan que algunas de las especies más pequeñas de aves ocupen estos huecos durante la migración, y las especies locales el resto del año. También pretendíamos transformar el paisaje alrededor del fuerte al redireccionar los terraplenes fortificados, transformación que parcialmente entierra los edificios en los escombros de sus propias fortificaciones, reorganizando así la relación entre los edificios y el paisaje. El proyecto también es una herramienta para la batalla legal. Se ha presentado una reclamación legal del lugar, en contra de la administración civil del ejército y de las organizaciones de colonos. Con el apoyo de un grupo de asesores jurídicos, presentamos la reclamación no en nombre del pueblo –lo que posiblemente resultaría inútil en el contexto de la ocupación–, sino de la naturaleza y en favor de los derechos de las aves. Así, las maquetas y el proyecto sirven además como documentos legales. Las autoridades medievales juzgaban con total seriedad los conflictos en que había animales implicados (tanto es así, que se llegaron a ahorcar a cientos de animales que se consideraron culpables). Por ahora, el departamento legal del ejército israelí no se ha pronunciado sobre el asunto.

Vista a través de los huecos. La base militar se encuentra en la región de Belén.

Vuelta a la naturaleza

49

Harmonia 57 Triptyque

Este proyecto se encuentra en la calle Harmonia, situada en un barrio al oeste de São Paulo con mucha actividad artística, donde muchas galerías y muros exteriores sirven de escenario para nuevas formas de expresión. El callejón frente al edificio es prueba de ello: sus grafitis muestran un sentido de la experimentación que va desde la calle hasta el edificio. Como una criatura viviente, el edificio respira, suda y se transforma. Sus muros exteriores están recubiertos de una capa vegetal que funciona como una piel. Este denso muro está construido a su vez con hormigón orgánico, con poros donde crecen distintos tipos de plantas.

El agua de lluvia se drena, se trata y se reutiliza para permitir el desarrollo de un complejo ecosistema. El sistema de tratamiento de aguas y el resto de los conductos del edificio son como las venas y arterias del cuerpo, de modo que se dejan a la vista en las fachadas, mientras que los interiores están bien acabados, con superficies claras y luminosas, como si el edificio se hubiera hecho de dentro hacia afuera. El edificio cuenta con un zócalo gris neutro. La estructura es tosca y de una primitiva elegancia, reflejo de la preocupación por las cuestiones medioambientales y la investigación de posibilidades para su interven-

Comisariar

ción. Su volumen es sencillo pero notable: dos grandes bloques vegetales, conectados por una pasarela metálica, perforados con ventanas y terrazas de hormigón y vidrio. Las terrazas crean un juego visual entre los volúmenes, la iluminación y la transparencia en los espacios interiores. El volumen delantero está completamente apoyado en pilotis, mientras que el posterior es macizo y está rematado por un volumen similar a una pajarera. Entre ambos bloques, una plaza interior sirve como espacio de encuentro.

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LUZ ULTRAVIOLETA

TANQUE DE AGUA

FILTRO INDUSTRIAL

COLECTORES DE AGUA DE LLUVIA

CUBIERTA AJARDINADA

CAPA VEGETAL BOMBAS DE AGUA

FILTROS NATURALES DEPÓSITO

DRENAJE DEL SUELO

POZO/DRENAJE DEL SUELO

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Fundamentar una estrategia urbana sostenible Michael Van Valkenburgh Associates

El concurso Low2No presenta un reto de desarrollo estratégico al proponer la creación de comunidades urbanas que produzcan una huella de carbono baja, o nula, y dejen una huella de carbono sostenible. Con el calentamiento global (que se está produciendo a un ritmo más veloz del que se anticipó hace apenas unos años) esta exigencia se ha vuelto extremadamente urgente. Con una densidad de población relativamente baja, Helsinki depende de una pesada infraestructura municipal, del uso del automóvil y de edificios, que por su orientación y configuración, no están optimizados teniendo en cuenta la latitud de la ciudad. Esta propuesta ha revisado el plan maestro actual de Jätkäsaari para plantear una estrategia de urbanismo sostenible. Las ciudades de los siglos xix y xx priorizaron la

rentabilidad sobre el medio ambiente, y como resultado produjeron economías y ecologías insostenibles. En la actualidad, la sostenibilidad puede existir solo si asegura cada aspecto de la construcción de la ciudad. Esta propuesta de concurso es resultado del esfuerzo conjunto de un equipo interdisciplinar compuesto por ingenieros climáticos y de transporte, paisajistas, ecologistas, historiadores de la cultura, economistas, ingenieros estructurales y arquitectos. El proyecto Low2No presenta una serie de estrategias urbanas sostenibles que sirvan de guía en el futuro desarrollo de Jätkäsaari, para alcanzar la autosuficiencia ecológica y el éxito fiscal a largo plazo. Situada en el lecho de un archipiélago, la costa báltica goza de un pai-

saje especialmente interesante, con escasez de subsuelos naturales y sus sistemas de vida asociados. En esta propuesta, dichos sistemas se fabrican a partir de los escombros de la construcción de las infraestructuras municipales y de la recuperación de vertederos para ayudar a neutralizar la huella ambiental de la costa. Se utilizaron las funciones biológicas de cada ecosistema, planta, suelo y del agua para trabajar en ciertos objetivos ambientales. En el siglo xxi, la tierra no puede ser tan solo el zócalo de la ciudad, sino el medio por el que esta se construye. Este trabajo representa en gran medida los objetivos paisajísticos de la propuesta del equipo liderado por Peter Rose Architects. Equipo de Michael Van Valkenburgh Associates: Gullivar Shepard, Christopher Donohue, Richard Hindle, Scott Street y Michael Wilson.

8.5m 4. 5m CL

S OIL CANAL

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red viaria

8

manzanas

paisaje performativo

tranvía (dos líneas)

gas de madera

placas fotovoltaicas en cubierta

6

red de edificios

espacios cívicos

párking

transporte marítimo

53

Center Street Plaza Hood Design

Las estrategias de diseño de la Center Street Plaza en Berkeley, California, exploran el enorme potencial que el arroyo Strawberry tiene para Center Street, entre Shattuck Avenue y Oxford Street. Todos los proyectos intentan permitir la circulación rodada en caso de emergencia y para carga y descarga, por lo que cumplen las normativas locales. Los patrones superficiales ponen de manifiesto distintos métodos y tipos de pavimentación, desde los convencionales hasta otras opciones más orgánicas. Se prepararon y ordenaron 28 esquemas en una matriz según su concepto fundamental de diseño y su marco geométrico. A partir de esta matriz, se escogieron y estudiaron en más detalle 14 diseños de concepto para discernir su potencial de desarrollo en este espacio. Los bocetos más prometedores se seleccionaron y desarrollaron en detalle para evaluar su factibilidad. Así, de los catorce semifinalistas, se eligieron e hibridaron seis para convertirlos en tres posibles estrategias, cada una de las cuales se sirve del factor agua de alguna forma:

“Híbrido ramblas” consiste de una serie de fuentes y jardines. La fuente reconduce el agua, mientras que el jardín recoge el agua de escorrentía y la limpia varias veces en su recorrido hacia el oeste. Más que canalizar el arroyo, se emula físicamente, y recibe luz natural en una celebración del agua.

“Híbrido aterrazado” funciona como una serie de estanques alternos alineados hacia el oeste y la bahía. Como en el caso de “híbrido abierto”, se encauza el agua en el arroyo Strawberry y se ilumina en determinados lugares. Una vez que el agua llega a Shattuck, se une a su curso original camino de la bahía.

“Híbrido abierto” se pensó como un canal de bajo caudal que ilumina el agua a través de unas grandes aperturas a lo largo del corredor. Se bombea el agua desde el arroyo, se canaliza por Center Street y se devuelve a su curso original de camino a la bahía. Se maximizan el agua y las zonas vegetales, al tiempo que se crea un espacio peatonal y para los vehículos de emergencia y comerciales.

Comisariar

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55

apéndices II Colaboradores IV Agradecimientos VI Créditos de las imágenes

APéndiCE

I

Colaboradores

Dilip da Cunha es arquitecto, urbanista y profesor adjunto de la University of Pennsylvania y del Parsons School of Design. Junto a Anuradha Mathur, es autor de los libros Mississippi Floods: Designing a Shifting Landscape, Deccan Traverses: the Making of Bangalore’s Terrain y SOAK: Mumbai in an Estuary.

Mitchell Joachim es profesor en la Columbia University y en Parsons, The New School of Design. En 2008 la revista Wired dijo de él que era una de las “quince personas a las que el nuevo presidente debería escuchar” y más recientemente figuró en la lista de las “cien personas que están cambiando Estados Unidos” de la revista Rolling Stone.

Herbert Dreiseitl se formó como artista en Inglaterra, Noruega y Alemania hasta que, inspirado por una visión conjunta de agua, arquitectura, medio ambiente y arte, en 1980 fundó su propio taller. Herbert colabora con un gran abanico de profesiones, desde artesanos locales hasta famosos arquitectos como Foster + Partners.

Niall G. Kirkwood es profesor de Paisajismo y Tecnología en la GSD, de la Harvard University, desde 1992, donde fue director del Departamento de Paisajismo (2003-2009). Entre sus publicaciones destaca Manufactured Sites: Rethinking the Post-Industrial Landscape.

Sandi Hilal es arquitecta y directora de la Unidad para la Mejora de los Campamentos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) en Cisjordania. Es profesora invitada por la Academia Internacional del Arte en Palestina y comisaria de la exposición Decolonizing Architecture. En 2006 obtuvo el doctorado en Políticas Transfronterizas para la Vida Cotidiana por la Universitá degli Studi de Trieste. Gary Hilderbrand es profesor de Paisajismo de la GSD, de la Harvard University, y director de Reed Hilderbrand Associates, Inc. Ha formado parte del consejo editorial de Harvard Design Magazine y del consejo directivo de Spacemaker Press. En 2010 fue elegido miembro del ASLA y también es miembro de la American Academy de Roma.

Eyal Weizman es director del Centro para la Arquitectura Investigativa en el Goldsmiths College de Londres. Como miembro del colectivo Decolonizing Architecture, sus libros incluyen A Civilian Occupation, Hollow Land y The Lesser Evil, la serie Territories 1, 2 y 3, Yellow Rhythms, y también es autor de numerosos artículos aparecidos en revistas y libros.

Simon Marvin es profesor en la Durham University desde 2012 y ocupa la cátedra Carillion de Ciudades de Bajas Emisiones de Carbono y director adjunto del Durham Energy Institute. Fue profesor y codirector del Centro para Futuros Urbanos y Regionales Sostenibles de la University of Salford. Entre sus estudios recientes se encuentran las respuestas urbanas comparadas ante las presiones económicas y ecológicas en las ciudades de Londres, Nueva York y San Francisco. Anuradha Mathur es arquitecta, paisajista y profesora y decana asociada de Paisajismo en la Facultad de Diseño de la University of Pennsylvania. Junto a Dilip da Cunha, es autora de Mississippi Floods: Designing a Shifting Landscape; Deccan Traverses: The Making of Bangalore’s Terrain y SOAK: Mumbai in an Estuary.

Mike Hodson se unió como investigador al Centro para Futuros Urbanos y Regionales Sostenibles de la University of Salford en 2003. Sus investigaciones se centran en la transición entre ciudad y región hacia economías de bajas emisiones de carbono, cómo puede producirse y cómo pueden extraerse las lecciones que estos procesos implican.

Alessandro Petti es arquitecto e investigador del Centro para la Investigación Arquitectónica del Goldsmiths College, en la University of London. Ha sido comisario de proyectos de investigación como Borderdevices y Stateless Nation, y entre sus libros se incluye Dubai Offshore Urbanism in Heterotopia and the City (2008). Es director del Decolonizing Architecture Institute (DAAR).

Walter Hood es profesor y fue director de la Escuela de Paisajismo en la University of California, Berkeley, y director de Hood Design en Oakland. Su trabajo se centra en los campos de la arquitectura, el urbanismo, la planificación comunitaria, el arte medioambiental y la investigación. Actualmente investiga y escribe un libro titulado Urban Landscapes, American Landscape Typologies.

Triptyque es un estudio integrado por los arquitectos Greg Bousquet, Carolina Bueno, Guillaume Sibaud y Olivier Raffaell, con sede en São Paolo desde 2000 y en París desde 2008. Triptyque aspira a funcionar como una plataforma de intercambio, donde los distintos repertorios, referentes y culturas puedan entremezclarse en un esfuerzo por llegar a un resultado coherente.

Zhang Huan vive y trabaja en Shanghái y Nueva York. Su obra ha sido objeto de exposiciones individuales en galerías como PaceWildenstein (Nueva York), White Cube (Londres), Haunch of Venison (Londres, Berlín y Zúrich) y The Asia Society. Su primera ópera como director y escenógrafo, Sémele, se estrenó en el Teatro Real de La Monnaie, en Bruselas.

Michael R. Van Valkenburgh es profesor Charles Eliot de Paisajismo en la GSD, de la Harvard University. Director de Michael Van Valkenburgh Associates Inc., con oficinas en Nueva York y Cambridge (Mass.), Van Valkenburgh ha diseñado un amplio espectro de proyectos, entre los que se incluyen parques públicos y cívicos, y trabajos de paisajismo para instituciones.

II

Agradecimientos

Toda publicación de cierta embergadura sale adelante gracias al compromiso y el apoyo de muchas más personas de las que aparecen como autores, y en especial cuando se trata de una obra tan interdisciplinar como Urbanismo ecológico. Estamos en deuda con muchos miembros de la comunidad de la Harvard University y otras instituciones por sus aportaciones. Con su ayuda esperamos haber iniciado una conversación que tenga repercusiones en las múltiples facetas de la acción y la investigación. Debemos empezar agradeciendo a Drew Gilpin Faust, rectora de la Harvard University, que organizara la conferencia sobre urbanismo ecológico que se celebró en la GSD de Harvard University en primavera de 2009. Junto a la exposición que la acompañaba, fue una oportunidad para explorar muchas de las ideas que aparecen en este volumen. Agradecemos también a Thomas M. Menino, alcalde de Boston, sus palabras de apertura. Esta ambiciosa publicación no habría sido posible sin el apoyo económico de John K. F. Irving, AB ’83, MBA ’89 y Anne C. Irving Oxley, MLA, a quienes agradecemos su enorme generosidad y su compromiso con la reflexión para avanzar en temas tan complejos como el que nos ocupa. La conferencia contó con el apoyo del rectorado de la universidad, del Harvard Center for the Environment, del Taubman Center for State and Local Government y Rappaport Institute for Great Boston de la Harvard Kennedy School of Government. Agradecemos esta importante participación, en especial a Daniel Schrag, profesor Sturgis Hooper de Geología y catedrático de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Harvard University, además de director del Harvard Center for the Environment; a Edward Glaeser, profesor Fred y Eleanor Glimp de Economía de la Harvard University y director del Taubman Center y del Rappaport Institute; y a David Luberoff, director ejecutivo del Rappaport Institute. También damos APéndiCE

las gracias a Donald E. Ingber, director del Wyss Institute for Biologically Inspired Engineering, por copatrocinar el Premio Wyss para arquitectura adaptable de inspiración biológica, quien nos permitió presentar la obra de Chuck Hoberman en nuestra exposición y libro. El Rouse Visting Artist Fund de la GSD también tuvo a Sissel Tolaas como artista invitado en 2009. Durante la compilación de materiales para este volumen tuvimos la suerte de contar con el apoyo gráfico de Lars Müller, un reconocido profesional con una dilatada experiencia en la edición de libros rigurosos y bellamente diseñados sobre arte y arquitectura. Además de su inspiradora ayuda, nos beneficiamos de la experiencia en la edición de libros de su equipo en Baden, Suiza, integrado por Esther Butterworth, Milana Herendi, Ellen Mey y Martina Mullis. Ya en el marco de la GSD, agradecemos los esfuerzos de nuestra decana ejecutiva Patricia Roberts, y de la decana asociada, Hannah Peters. También damos las gracias a Melissa Vaughn y Amanda Heighes, del Departamento de Publicaciones; a Dan Borelli y Shannon Stetcher, del Departamento de Exposiciones; a Leslie Burke y Jane Acheson, de la Oficina del Decano; y a la organizadora de la conferencia, Brooke Lynn King. Jared James May desarrolló y gestionó un sistema para archivar miles de imágenes que se emplearon en el libro. Nuestos estudiantes desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo de algunos de los temas que se investigaron en la conferencia, la exposición y el presente libro. Un agradecimiento especial a los participantes del seminario de 2008 “Comisariar el urbanismo ecológico”: Abdulatif Almishari, Adi Assif, Peter Christensen, Elizabeth Christoforetti, Suzanne Ernst, Anna Font, Melissa Guerrero, Caitlin Swaim y Aylin Brigitte Yildrim. Lindsay Jonker, Dan Handel, Almin Prsic, Ryan Shubin y Quilian Riano nos ayudaron a incluir los extractos de los blogs de los estudiantes que aquí III

Agradecimientos de la edición española

aparecen. Shelby Doyle nos prestó una ayuda esencial en aspectos gráficos durante el desarrollo del libro. Durante la conferencia, personal de la GSD, académicos y estudiantes de doctorado dirigieron grupos de discusión que enriquecieron el contenido de este libro: Julia África, Rania Ghosn, Brian Goldstein, Jock Herron, Li Hou, Har-Ye
Kan, Shelagh McCartney, Alexios Nicolaos Monopolis, Edward Morris, Masayoshi Oka, Antonio Petrov, Ivan Rupnik, Fallon Samuels, Susannah Sayler, Thomas Schroepfer, Zenovia Toloudi, Heather Tremain, Dido Tsigaridi, Lin Wang y Christian Werthmann. Para concluir, damos las gracias a los numerosos pensadores de los mundos del arte y de la ciencia, del mundo académico y profesional, que han contribuido con sus artículos e imágenes a la elaboración de este libro. Su fe en la aportación de las diferentes perspectivas a una comprensión más potente y sutil de la interrelación entre lo ecológico y lo urbano es el alma de esta obra.

Desde la publicación original de este libro en inglés, estamos muy satisfechos por el interés que ha suscitado su edición en otros idiomas, tanto en formato digital como en papel. La edición de una obra tan extensa y compleja desde el punto de vista material como esta no es tarea fácil, y solo ha sido posible gracias a la ayuda y el estímulo de los patrocinadores, las editoriales, los traductores, los editores, los autores y otra gente que ha prestado su ayuda. Agradecemos en particular el compromiso continuado de Lars Müller, editorial original del libro, por facilitar las ediciones traducidas. Además de a todos aquellos mencionados en los agradecimientos a la edición inglesa, querríamos agradecer también a Benjamin Prosky, Jennifer Sigler, Melissa Vaughn y Karen Kittredge, de la GSD, sus esfuerzos por hacer que esta edición salga a la luz. Agradecemos a la Editorial Gustavo Gili, en especial a Mónica Gili y Saskia Adriensen, su entusiasta colaboración en esta edición española. También agradecemos a Moisés Puente la cuidadosa edición del texto. Agradecemos el trabajo de Mónica Belevan en la traducción del texto. Por su apoyo a la traducción y su alcance general en Latinoamérica, damos las gracias al David Rockefeller Center for Latin American Studies de la Harvard University (DRCLAS), a sus oficinas en la región y a ARTS@ DRCLAS. Gracias a Mariano Gómez Luque por su ayuda en la revisión de la traducción. Felipe Vera Benítez ha sido un apoyo fundamental desde los inicios de este proyecto.

IV

Créditos de las imágenes

Págs.190-193: Leena Sangyun Cho, y pág. 193 (abajo): Niall Kirkwood
 Págs. 194-207: Anuradha Mathur y Dilip da Cunha, excepto: Pág. 196: William A. Tate, detalle de Plan of the Islands of Bombay and Salsette, con permiso de British Library Pág. 209: The New Scientist
 Págs. 210, 211:Arup Pág. 213: Vincent Callebaut Architectures
 Pág. 214: GSA Today
 Págs. 216-217: City Limits London
 Págs. 219, 220, 221: Atelier Dreiseitl
 Págs. 222, 223: Zhang Huan Pág. 224: Michael Hickman
 Pág. 225: Mitchell Joachim Págs. 226, 227: Mitchell Joachim, Eric Tan, Oliver Medvedik y Maria Aiolova
 Págs. 228, 229: Mitchell Joachim, Lara Greden y Javier Arbona
 Págs. 231-235: Mario Abruzzese, Jiries Boullata, Sara Pellegrini y Francesca Vargiu
 Págs. 236, 237: Tryptique
 Págs. 238, 239: MVVA Págs. 240, 241: Hood Design

APéndiCE

V

Título original: Ecological Urbanism, publicado por Harvard University Graduate School of Design/Lars Müller Publishers, Cambridge (Mass.)/Baden, 2010 Edición de Mohsen Mostafavi con Gareth Doherty Diseño gráfico: Integral Lars Müller, Lars Müller y Martina Mullis Versión castellana: Mónica Belevan Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. La Editorial no se pronuncia ni expresa ni implícitamente respecto a la exactitud de la información contenida en este libro, razón por la cual no puede asumir ningún tipo de responsabilidad en caso de error u omisión. © Lars Müller Publishers/The President and Fellows of Harvard College, 2010, 2013 y para la presente edición: © Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2014 Editorial Gustavo Gili, SL Rosselló 87-89, 08029 Barcelona, España. Tel. (+34) 93 322 81 61 Valle de Bravo 21, 53050 Naucalpan, México. Tel. (+52) 55 55 60 60 11 www.ggili.com

E-books (PDF): Volumen 1: ¿Por qué Urbanismo ecológico? ¿ Por qué ahora? ISBN: 978-84-252-2800-1 Volumen 2: Anticipar 978-84-252-2801-8 Volumen 3: colaborar ISBN: 978-84-252-2802-5 Volumen 4: sentir ISBN: 978-84-252-2803-2 Volumen 5: comisariar ISBN: 978-84-252-2804-9 Volumen 6: producir ISBN: 978-84-252-2805-6 Volumen 7: interactuar ISBN: 978-84-252-2806-3 Volumen 8: movilizar ISBN: 978-84-252-2807-0 Volumen 9: medir ISBN: 978-84-252-2808-7 Volumen 10: adaptar ISBN: 978-84-252-2809-4 Volumen 11: incubar ISBN: 978-84-252-2810-0 Edición impresa ISBN: 978-84-252-2742-4 VI

URBANISMO ECOLÓGICO COLECCIÓN DE E-BOOKS Índice

Volumen 1

Volumen 3

¿por qué urbanismo ecológico? ¿Por qué ahora?

colaborar I

12 ¿Por qué urbanismo ecológico?

¿Por qué ahora?

130 El trabajo de campo como arte Giuliana Bruno 132 Urbanismo ecológico y/como metáfora

urbana

Mohsen Mostafavi

Lawrence Buell 134 Blanco y negro en las ciudades verdes Lizabeth Cohen Volumen 2

136 El retorno de la naturaleza Preston Scott Cohen y Erika Naginski

anticipar

138 Prácticas urbanas ecológicas:

56 Progreso contra Apocalipsis Rem Koolhaas

Las tres ecologías de Félix Guattari Verena Andermatt Conley

72 Zeekracht OMA

140 Modernizar la ciudad Leland D. Cott

78 Con Bombay en mente:

142 Entornos urbanos productivos Margaret Crawford

algunas ideas sobre sostenibilidad Homi K. Bhabha 84 Planeta Urbano: Bombay Daniel Raven-Ellison y Kye Askins 94 Apuntes sobre la tercera ecología Sanford Kwinter 106 Desigualdad social y cambio climático Ulrich Beck 110 Por un posmedioambientalismo:

siete recomendaciones para una Nueva Carta de Atenas y La metrópolis débil Andrea Branzi 114 Obra débil: la “metrópolis débil” de

Andrea Branzi y el potencial proyectivo de un “urbanismo ecológico” Charles Waldheim 122 De “sostén” a “habilidad” JDS Architects 124 Cuarenta años después:

retorno a la Tierra sublunar Bruno Latour

APéndiCE

VII

Volumen 4

Volumen 5

sentir

comisionar

146 La ciudad desde el olfato Sissel Tolaas

190 Comisariar recursos Niall Kirkwood

156 Planeta Urbano: Ciudad de México Daniel Raven-Ellison

194 El mar y el monzón:

164 CitySense:

una red de sensores a escala urbana Matt Welsh y Josh Bers 166 Eat love Marije Vogelzang 168 Ecologías autoingeniadas Christine Outram, Assaf Biderman y Carlo Ratti 174 Hay más verde de lo que

a simple vista parece: ecologías de lo verde en Baréin Gareth Doherty 184 Play Me, I’m Yours! Luke Jerram 186 Mapping Main Street Jesse Shapins, Kara Oehler, Ann Heppermann y James Burns

un manifiesto de Bombay Anuradha Mathur y Dilip da Cunha 208 ¿Ecociudades trascendentes o seguridad

ecológica urbana? Mike Hodson y Simon Marvin 218 Nuevos paisajes acuáticos para Singapur Herbert Dreiseitl 222 Subir el nivel del agua de un estanque Zhang Huan 224 Visión de las ciudades ecológicas Mitchell Joachim 230 Vuelta a la naturaleza Sandi Hilal, Alessandro Petti y Eyal Weizman 236 Harmonia 57 Triptyque 238 Fundamentar una estrategia urbana

sostenible Michael Van Valkenburgh Associates 240 Center Street Plaza Hood Design

VIII

Volumen 6

Volumen 3

producir

colaborar II

244 Sub, supra e infraestructuras energéticas D. Michelle Addington

296 Retos de gestión de la transformación

urbana: organizar para aprender Amy C. Edmondson

252 Parque undimotriz Pelamis Wave Power Ltd. 254 Showroom para CR Land Guanganmen

Green Technology

298 La purificación del aire en las ciudades David Edwards 300 Justicia social y urbanismo ecológico Susan S. Fainstein

Vector Architects 256 Aux fermes, citoyens! Dorothée Imbert

302 El gobierno de la ciudad ecológica Gerald E. Frug

268 Local River:

304 Un futuro subterráneo Peter Galison

unidad de almacenaje doméstico para peces y verduras Mathieu Lehanneur, con Anthony van den Bossche 270 Soft Cities KVA MATx

306 Templado y limitado Edward Glaeser 308 Arquitectura adaptable de inspiración

biológica y sostenibilidad Donald E. Ingber

274 ZEDFactory Bill Dunster 280 Ecociudad Logroño MVRDV 282 La revolución del pie grande Kongjian Yu 292 La Tour Vivante, ecotorre soa architectes

APéndiCE

IX

Volumen 7

Volumen 8

interactuar

movilizar

312 La ecología urbana y la distribución de la

naturaleza en las regiones urbanas Richard T. T. Forman 324 La agencia ecológica Chris Reed

380 Movilidad, infraestructura y sociedad Richard Sommer 382 Movilidad urbana sostenible con vehículos

eléctricos ligeros William J. Mitchell

330 Infraestructura neoyorquina Christoph Niemann

398 Movilidad sostenible en acción Federico Parolotto

332 Redefinir la infraestructura Pierre Bélanger

402 Sostener la ciudad ante la marginalidad

350 Urbanismo generado por los usuarios Rebar 356 Experimentos urbanos y ecológicos

en el espacio público Alexander J. Felson y Linda Pollack 364 Una perspectiva holística del fenómeno

avanzada Loïc Wacquant 406 Teoría general del urbanismo ecológico Andrés Duany 412 La ecología política del urbanismo ecológico Paul Robbins 416 El modelo de sistema energético urbano

urbano

SynCity

Salvador Rueda

Niels Schulz, Nilay Shah, David Fisk, James Keirstead, Nouri Samsatli, Aruna Sivakumar, Celine Weber y Ellin Saunders

370 Nuevo sistema de parques para Gwanggyo Yoonjin Park y Jungyoon Kim (PARKKIM) 372 Una metodología para la innovación urbana Alfonso Vegara, Mark Dwyer y Aaron Kelley 374 Greenmetropolis Henri Bava, Erik Behrens, Steven Craig y Alex Wall

420 Las ciudades del oro negro:

petropaisajes y futuros sostenibles Michael Watts 425 Los campos petrolíferos del delta del Níger Ed Kashi 428 Sobre rasante Rafael Viñoly 430 INVESTIGACIÓN DE LA GSD

Taller Nairobi Jacques Herzog y Pierre de Meuron

X

510 EcoBox/Red ecourbana autogestionada atelier d’architecture autogérée

Volumen 9

medir 444 Cinco retos ecológicos para la ciudad

512 Acción urbana: playa en la plaza Luna Ecosistema Urbano

contemporánea Stefano Boeri 454 Re(e)volucionar la arquitectura Jeremy Rifkin

Volumen 3

colaborar III

456 El proyecto Canary Susannah Sayler 458 “Performalismo”:

medidas medioambientales y urbanismo Susannah Hagan

516 El confort y la huella ecológica Alex Krieger 518 Urbanismo ecológico e igualdad sanitaria:

una perspectiva ecosocial

468 Cultura natural Kathryn Moore

Nancy Krieger

472 Investigar la importancia de la información

de modelos energéticos a medida: un estudio del Gund Hall Holly A. Wasilowski y Christoph F. Reinhart 476 Percepción de la densidad urbana Vicky Cheng y Koen Steemers 482 La región del estuario de Londres Terry Farrell 488 Planeta Urbano: Londres Daniel Raven-Ellison

520 La naturaleza, las infraestructuras

y la condición urbana Antoine Picon 522 Sostenibilidad y estilo de vida Spiro Pollalis 524 Urbanismo ecológico y paisaje Martha Schwartz 526 Esa vieja oscuridad John Stilgoe 538 Los estudios religiosos y el urbanismo

496 Iniciativas sostenibles para Londres Camilla Ween

ecológico Donald K. Swearer 530 El urbanismo ecológico y la literatura

500 Más allá de LEED:

evaluación ecológica a escala urbana Thomas Schroepfer

de Extremo Oriente Karen Thornber

502 Paisajes de la especialización Bill Rankin 504 INVESTIGACIÓN DE LA GSD

Medio millón de árboles: prototipos de lugares y sistemas para las ciudades sostenibles Kristin Frederickson y Gary Hilderbrand 506 SlaveCity Atelier Van Lieshout

APéndiCE

XI

Volumen 10

Volumen 11

adaptar

incubar

536 Ecologías insurgentes:

572 Equilibrios y desafíos de la práctica

recuperar terreno para la ciudad y el paisaje

integrada

Nina-Marie Lister

Toshiko Mori

548 Madera performativa:

578 El lujo de reducir:

diseño computacional integral para una superficie de madera sensible al clima

sobre el papel de la arquitectura en el urbanismo ecológico

Achim Menges

Matthias Sauerbruch

554 Reducir la huella ecológica de Nueva York Laurie Kerr

584 Bank of America Cook + Fox Architects

560 La adaptabilidad en la arquitectura Hoberman Associates, Ziggy Drozdowski y Shawn Gupta

588 INVESTIGACIÓN DE LA GSD

568 INVESTIGACIÓN DE LA GSD

Cambio climático, agua, urbanización de terrenos y adaptación: planificar desde la incertidumbre (Almere, Países Bajos) Armando Carbonell, Martin Zogran y Dirk Sijmons

Un lugar en el cielo/un lugar en el infierno: operaciones tácticas en São Paulo Christian Werthmann, Fernando de Mello Franco y Byron Stigge 590 In situ: la especificidad del lugar en la

arquitectura sostenible Anja Thierfelder y Matthias Schuler 598 Proyecto bioclimático Mario Cucinella 600 Wanzhuang, ecociudad agrícola Arup 606 Plan ecosistémico para la región DISEZ,

Senegal ecoLogicStudio 608 Ciudad vegetal: soñar con una utopía verde Luc Schuiten 610 Verticalismo Iñaki Ábalos 616 Prototipos urbanos Raoul Bunschoten 622 Incubadora de cambio climático

para el estrecho de Taiwán Chora Architecture and Urbanism 629 LA CIUDAD Ian McHarg 630 GSD:ecologicalurbanism XII

también disponible: la edición impresa de URBANISMO ECOLÓGICO con todos los 11 volúmenes

APéndiCE

XIII

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