Revista De Filosofia

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Diánoia, vol. 1, no. 1, 1955

LÓGICA DEL JUICIO JURíDICO Bajo el título que antecedepublicaré en breve el resultado de las investigaciones que he realizado en los tres últimos años, como miembro del Centro de Estudios Filosóficos de la Universidad Nacional Autónoma de México. El libro contienela primera parte de una Lógica del Derecho, y su objeto consisteen estudiar la norma jurídica como juícío.! El punto de partida de mi trabajo está constituído por la tesis, expuesta en una obra que vió la luz en 1951,2de que la lógica de lo normativo y, por ende, la del derecho, deben ser vistas como un complemento -y no come simple apllcacion-: de la de los juicios predicativos o enunciativos. Indudablemente,las normas son juicios, mas de un carácter sui generis. Esto se ha admitido siempre,y por ello se habla de cuatro especiesde proposicionesy, paralelamente,de otrastantasclasesde pensamientos:enunciativos, optativos, interrogativos e imperativos. La lógica tradicional se refiere a los primeros, y sus principios sólo a' éstos son aplicables. La jurídica, en cambio, estudia los del último grupo, y puede considerarse,por tanto, como una rama o caso especial de la del deber. Si la del derecho no es la de los juicios predicativos, sino una extensión o complementode ésta,fácil será demostrar: . 19. Que las normasson juicios auténticos,aun cuando no de índole enunciativa; 29. Que esos juicios, precisamentepor referirse al orden del deber, difieren esencialmentede los que la doctrina tradicional toma en cuenta; 39. Que, por esto mismo, la estructura lógica de aquéllos y, especialmente,la de los preceptosdel derecho,es distinta de la de las enunciaciones,lo que determinauna serie de diferenciasentre los elementosintegrantesde esos juicios y entre los nexos de fundamentación válidos para cada gmpo; 49. Que mientraslos enunciativosson oerdaderos o falsos, segúnque concuerden o no con las situaciones objetivas que pretenden describir, de los normativosno puede afirmarseque tenganesosatributos,pues los que en realidad les convienenson los de validez e invalidez; 59. Que estas últimas determinaciones no pueden reducirse a las de verdad y falsedad,lo que ofrece el mejor argumentocontra la tesis de que la lógica de las normas es una mera aplicación, al campo jurídico, de la aristotélíco-tomísta." Las otras dos partes son la lógica del concepto y la lógica del raciocinio iurídicos. Eduardo Carcía Máynez, Introducción a la Lógica Jurídica, Fondo de Cultura Económica, México, 1951. 3 Como lo sostiene, por ejemplo, Ulrich Klug en su [uristische Logik, Berlín, 1951', Einleitung. 1

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Si todo ello es cierto, la razón de tales diferencias tendrá que obedecer a la índole peculiar de los objetosa que los juicios normativosse refieren, lo que en el fondo equivale a declarar que las discrepanciasde orden lógico tienen un fundamentoontológico, y que a la lógica del deber ser corresponde Una ontología de lo normativo, de la que la Ontología Formal del Derecho es sólo una rama." 1.

Proposición jurídica y norma de derecho

El primer capítulo de la obra que resumenestaspáginasestá consagrado a la distinción entre juicios y proposiciones, tanto desdeel punto de vista de la enseñanzatradicional, como desde el que debe asumir el lógico del derecho. Siguiendo a Pfánder, doy el nombre de pr~sici6n a la envoltura lingüística del juicio. Usada de estemodo,la palabra no serefiere al plano lógico de las significaciones, sino al puramentegramatical de las formas verbales. . La diferencia resulta particularmentediáfana cuandose aplica a su estudio la doctrina de Husserl sobre los actos de expresión." En cúanto jormas expresivas, las proposicionestienen siempreun aspecto físico. Tratándosedel lenguajeoral tradúcenseen un conjuntode sonidos;en el caso del escrito estánconstituídaspor una serie de signos. Las expresionesde que nos servimospara comunicarnuestrospensamientos no se confunden con lo expresado por ellas. Hay, pues, que distínguír un segundoelemento:la significacwn o sentido de las mismas. Pero como aquéllas no sólo dicen algo, sino que lo dicen acerca de algo~ cabe hablar de un tercer elemento:el obieto o situación a que se refieren. La necesidad de distinguir entre significación y objeto resulta clara cuando"despuésde comparardiversosejemplos,nos percatamosde que varias expresionespuedentener igual significación, pero objetosdistintos;o de que es posible que tengansignificación diferente, pero el mismo objeto. Naturalmente que existetambién la posibilidad de que difieran en ambossentidos,o en ambos coincidan"." El obieto no es elemento del juicio, sino aquello a que éste apunta, la situación que describe. Tampoco es, a fortiori, una cosa material;puede tratarse de personas,de entes ideales o, incluso, de otros juicios. Sucede así con el que dice que "los contradictorios no pueden ser ambos verdaderos". La situación objetiva a que alude es la constituida por la imposibilidad de que las asercionesantagónicasostenten,a un tiempo, aquel atributo. 4 Cf. E. Carcía Máynez, Los principios de la Ontología Formal del Derecho y su expresián simb6lica, México, 1953. . 5 E. Husserl, Investigaciones L6gicas, traducción de Morente y Caos, Revista de Occidente, Madrid, 1929; Tomo Segundo, Primera Investigación. 6 E. Husserl, obra citada, Primera Investigación, 12, p. 53.

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Relativamente a los juicios expresadospor proposiciones enunciativas, Pfander habla de tres distintosplanos: a) el de las proposiciones; b) el de los juicios; e) el de los contenidos objetivos,"

Si afirmo que "mi sombreroestáen la percha",podré distinguir sin ningún esfuerzo: a) la oración gramatical, como vehículo de expresión del juicio; b) el juicio que aquellas palabras expresan,y e) el hecho real de que el sombrero se halla en el lugar indicado. Lo que acabamos de exponer sobre la relación entre proposiciones y juicios enunciativos es 'aplicable,mutatis mutasulis, a las normas del derecho y a las proposicionesde que nos servimos para expresarlas. Las últimas son simplementeel ropaje verbal de los juicios jurídicos. Aun cuando el sentido normal de las' oraciones imperativas consiste en la expresiónde normas,puede ocurrir que las jurídicas no se formulen de ese modo, o que las imperativamenteformuladas sirvan de vehículo a juicios de otro jaez. La índole de los [uicios no puede, pues, inferirse de la estructura gramatical de las proposiciones. Al conocimientodel carácternormativo -o jurídico, en su caso- de los primeros sólo podemos llegar por el camino de la interpretación de las formas verbales que los envuelven. En el campo del derecho debemos distinguir también, de acuerdo con lo expuesto: a) el plano de las proposiciones; b) el de los juicios; e) el de los contenidos objetivos.

En lo que toca al primero sabemosya que la naturaleza jurídica de una proposición no depende de su forma gramatical, sino de la índole del juicio expresadopor ella. El segundoplano -.el de los juicios- es la meta a que deben orientarse los esfuerzosdel intérprete. Relativamente al último -el de los contenidos objetivos- conviene distinguir dos niveles: 1) el de los hechos condicionantes de las consecuenciasde derecho; 2) el de las consecuencias mismas (obligaciones o facultades de los sujetos cuya conducta se regula). Como el comportamientode los destinatariospuede coincidir o no con lo prohibido o permitido, cabe hablar de un cuarto plano: el de la conducta 7 Pfander, L6gica, traducción de te, cap. primero, 5,. p. 47.

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Pérez Bances, 21¡1ed., Madrid, 1940; Primera Par-

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efectiva de aquéllos. Pues los obligados y facultadosno siempre hacen lo que deben,ni en todo caso ejercitansus derechos. De los cuatro planos,el segundoes el propiamentenormativo. En cuanto conjunto de normas,el derecho no es conducta, sino regulación de ésta. En ciertos casos,como el de las normas sancionadoras,tal regulación no sólo se refiere a lo que debe ser jurídicamente o a lo que puede hacerse u omitirse en ejercicio de un derecho, sino a actos ya consumados,de cuya realización derivan consecuenciasnormativas. En estos casos, aquellos actos tienen el carácter de condicionantesde las últimas, e implican, por ende, la realización de los supuestosque los describen. La regulación jurídica, en el sentido estricto del término, es decir, la imposición de obligacionesy el otorgamiento de facultades,no se refiere a hechos físicos, ni a cosasmateriales,sino a simples posibilidadesde acci6n o de omisión, que en un casoostentanel signo de lo obligatorio y lícito y, en el otro, el de lo lícito potestouoo.' La conducta contraria al derecho,el entuerto, sólo es objeto de las normasjurídicas en cuanto realizadora de ciertas hipótesis, en el mismo nivel de cualquier otro hecho productor de consecuenciasnormativas. 0, para expresarlocon mayor rigor: la regulación jurídica, en cuanto tal, sólo a las personas puede dirigirse, ya que necesariamentese traduce en imposición de obligacionesy otorgamiento de facultades. 2.

La norma de derecho como iuicio hipotético

Si analizamos una norma jurídica cualquiera, descubriremosque es un juicio hipotético que enlaza la realización de sus supuestosdeterminadas consecuenciasde derecho. El precepto según el cual, "si un obrero sufre un accidente de trapajo, el patrono está obligado a pagarle una indemnización", consta, corno toda norma abstracta, de dos partes. La primera, llamada supuesto, es la hipótesis que al realizarse da nacimiento a las consecuencias normativaso, en el caso del ejemplo, la previsión de que un obrero,sufra un accidente;la segunda,denominadadisposición, estatuyela consecuenciajurídica o, para volver al ejemplo, es la parte de la regla que obliga al patrono a indemnizar al trabajador. Como los preceptosde que tratamos imponen debereso confieren facultades,y tanto aquélloscomo éstasencuéntransecondicionadospor ciertas hipótesis, podemos declarar que, desde el punto de vista lógico, esos preceptos asumen la forma de una implicaciÓ1l.9 La fórmula p ~ q es, pues, aplicable a ellos,ya que en todo caso expresanla implicación de un consecuente por un

a

8 Cf. E. Carda Máynez, Introducción a la Lógica Jurídica, Fondo de Cultura Económica, México, 1951; cap. VI, 11, p. 200. 9 Sobre el concepto de implicación véase la obra de Tarski, Introducción a la Lógica y a la Metodología de las Ciencias Deductivas, Buenos Aires-México, 1951; Primera Parte, n, 8, p, 40.

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antecedente. El supuesto constituye, en el juicio jurídico, la cláusula antecedente; la disposición es el consecuente,o cláusula principal. Lo dicho no resuelve el problema de la estructura lógica de las normas del derecho,porque la fórmula p ~ q conviene a cualquier juicio normativo. En rigor, toda normaeshipotética,en el sentidode que los deberesque impone o las facultades que confiere necesariamenteestán condicionadospor la realización de ciertos supuestos. Los imperativos categóricos del filósofo de Koenigsberg son categóricospor su forma gramatical, pero se hallan, como toda norma, ligados a determinadashipótesis.l'' El "no robarás" no sólo presuponela institución de la propiedad, sino el apoderamientode una cosaajena mueble, sin derecho,y sin el consentimientode quien puede disponer de ella con arreglo a la ley. Tendremos que encontrar,por tanto, un criterio que permita distinguir, desde el punto de vista lógico, las normas jurídicas de las que no lo son. Se ha dicho que la diferencia estriba en que mientras las segundasobligan, pero no facultan,las jurídicas obligan y facultan a un tiempo. Expresado de otro modo: la realización del supuesto,en el caso de las últimas, puede engendrarfacultadeso deberes,lo que no ocurre en el de las restantes,porque la realización de sus supuestossólo da nacimiento a obligaciones. A la bitateraüdad de los preceptosdel derecho contrapónese,de esta guisa, la unilateralidad de todos los demás. El escollo consisteen que si bien es cierto que hay normasjurídicas que imponen deberesy otras que concedenfacultades,también es verdad que las imperativas o prescripuoas no se confunden con las puramente atributivas. Si hacemosun análisismás detenido de nuestroúltimo ejemplo,podremos convencernosde que la afirmación anterior es verdadera. La norma que dice: "Si un trabajador sufre un accidente de trabajo,el patrono está obligado a pagarle una indemnización",es un juicio prescriptívo, ya que hace depender de la realizaci6n del hecho condicionante el nacimiento de una obligación. La que el patrono tiene de indemnizar al obrero es correlativa de un derecho de la otra parte, y tal correlatividad es precisamentelo que determinala índole jurídica del deber de aquel sujetoo, en otras palabras,10que hace que tal deber no s610sea deber, sino deuda= Pese a lo expuesto,la dificultad subsiste,porque la norma que impone la obligación no se confunde con la que concede el derecho, como lo revela este análisis de sus elementoslógicos:

Cf. E. Carda Máynez, Introducción al estudio del Derecho, Sil- ed., México, 1953; p. 13. 11 Cf. C. Radbruch, Filosofía del Derecho, traducción de Medina Echavarría, Madrid, 1933; p. 56. 10

cap.

r, 8,

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JUICIO PRESCRlPTIVO:

Hipótesis: Disposición: Sujeto: Cópula: Predicado: JUICIO

"Sí un trabajador sufre un accidente de trabajo, el patrono tiene el deber de pagarle una indemnización."

ATRIBUTIVO:

Hipótesis: Disposición: Sujeto: Cópula: Predicado:

"Si un trabajador sufre un accidente de trabajo, el trabajador tiene el derecho de exigir del patrono el pago de una indemnización."

Las dos normas tienen significación distinta, pero como se refieren a la misma situación objetiva, podemos declarar que son equivalentes, en el sentido husserlianode la palabra.P Mientras la primera alude al aspecto pasivo, la segundahace referenciaal otro aspectodel vínculo legal. . Dada la Índole de la regulación jurídica, los preceptos que la integran pueden expresarsepor medio de fórmulas que se implican de un modo recíproco. Los preceptos:"El vendedor tiene el derechode exigir del comprador el precio de la cosa" y "El comprador debe pagar el precio al vendedor". significan cosasdiversas, pero se refieren a una sola relación. Al juicio atributivo correspondela fórmula: "Si s es h, P puede lícitamente observar la conducta f." (Las minúsculas s y h designan, respectivamente. el supuestoy el hecho jurídicos. La mayúscula P correspondeal sujeto pretensor, y f simboliza la conducta objeto del derecho.) El juicio imperativo tiene esta otra fórmula: "Si s es h, O debe observar la conducta d." (La O refiérese al sujeto obligado, en tanto que la d designa la conducta objeto del deber.) Así como el elementofundamental del juicio enunciativo es el conceptosujeto,en el caso de los preceptos jurídicos el elementofundamental es también el concepto-sujeto,y su función consisteen designar la persona a quien la norma es aplicable, y someterlaa lo estatuído. Pero del mismo modo que en el caso de las proposicionesenunciativas el concepto-sujetono bastapara formar el juicio, en el de las jurídicas ese elemento tampoco basta para que la norma se constituya. El juicio: "la lealtad es valiosa" no sólo se refiere a la virtud así llamada, sino que dice algo acerca de ella, a saber, que es valiosa. Aquél encierra, pues, un segundo concepto. relativo a la indicada determinación,y ese conceptorecibe el nombre de predicado. Volvamos a nuestro ejemplo. El artículo 291 de la Ley Federal del Tra12 Husserl, Investigaciones Lógicas, traducción de Morente y Gaos, Madrid, Primera Investigación, § 12, p. 53.

1929;

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bajo, ademásde señalar,a través de su concepto-sujeto,a la personaque funge como patrono,prescribealgo acercade ella, a saber,que estáobligada a indemnizar al obrero víctima del riesgo profesional. Hablando estrictamente,para que haya juicio no son bastanteslos dos términos de que antestratamos. En el caso de los predicativos, el concepto-sujeto apunta al objeto y lo someteal juicio, y el predicado alude a cierta determinación; mas para que el juicio se forme hace falta otro elemento,porque la esencia de aquél consiste en enlazar los dos primeros o, dicho de otro modo, en referir al objeto de la predicación la determinación predicada. De manera análoga,para que haya norma de derechotampocoson suficientesel conceptosujeto y el concepto predicado. Es indispensable, además, que la conducta objeto de las obligaciones y facultades sea referida, a través de la cópula, al obligado y al pretensor. Pero queda en pie el problema: ¿el juicio que obliga a uno de los sujetos, es el mismo que faculta al pretensor para exigir del otro sujeto el cumplimiento de lo prescrito? El examen del ejemplo ha puesto en claro que se trata de dos juicios diferentes, ya que en el primer caso la conducta a que la disposición se refiere constituye el objeto de un deber, en tanto que, en el segundo,es objeto de un derecho. Si concebimosla regulación bilateral como conexión necesaria de un juicio imperativo y otro atributivo, recíprocamente fundados, tendremosque admitir que la cópula no se agota en un simple deber ser, y que ésta es la diferencia entre ella y la de cualquier otro juicio normativo. 0, para expresarloen forma más clara: mientraslas normasno jurídicas imponen al sujetoa quien su propia regulación es aplicable ciertos deberesque nunca son correlativosde derechos, las jurídicas imponen deberes correlativosde facultades o confieren derechos correlativos de obligaciones. Por ello es que la cópula de los correspondientes juicios se expresaunas vecespor medio del verbo deber y otras mediantegiros como "tener derecho","estar facultado", "poder hacer lícitamente", etc. La cópula jurídica no imputa las consecuenciasa los sujetosde la regulación como cualidades de éstos o expresión de ciertas características de su conducta efectiva, sino, en un caso,como exigencia de que el obligado se comporte en la forma prescrita y, en el otro, como autorización, concedida al pretensor, para proceder de tal o cual manera. La referencia a cada uno de los sujetos implica una referencia correlativa al otro, puesto que el imponer a uno un deber supone el otorgar, al otro, el derecho de exigir el cumplimiento; del mismo modo que el atribuir a uno un derecho implica el imponer a otro (u otros) el deber de observar la conducta exigida para la satisfacción de las facultades del pretensor.

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3.

EDUARDO GARetA MÁYNEZ

Estructura relacional de la regulación jurídica

Para corroborar plenamenteel análisis que antecede,apliquemos al estudio de la regulación jurídica las enseñanzasde la lógica relacional. La fórmula "S es P" del juicio predicativo es substituída en la logística por "xRy", símbolo de las relaciones diádicas. En "xRy", "x" e "y" designan los términos relacionados,y "R" la relación misma. "x" corresponde al que sostiene el sentido de la relación, o concepto referente; "y" al relacionado con "x", O concepto relato, y "R" al concepto relacional. En el juicio "Marcelo está a la izquierda de Roque", el concepto referente es "Marcelo" ("x"); el relacional "está a la izquierda de" ("R") y el relato "Roque" ("y"). Para hacer la conversiónde un juicio ,de esta especiebasta con substituir el concepto relacional por su converso, y transformarel referente en relato y el relato en referente. Todo conceptorelacional tiene un converso,que permite invertir el orden de los términossin que el nuevo juicio deje de hacer referencia a la situación objetiva descrita por el anterior. La relación conversade "al sur de" es "al norte de"; la de "mayor que", "menor que"; la de "ama a", "amado por", etc. Si retornamosal ejemplo:"Marcelo está a la izquierda de Roque", y efectuamos la conversión,el nuevo juicio será "Roque estáa la derecha de Marcelo". En este asertoel orden seha cambiado,pero la referenciaobjetiva sigue siendo la misma. Por ello dice Husserl que las proposicionesde esta clase son equivalentes. Aun cuando signifiquen cosas distintas,refiérense a una misma situación relacional, si bien ésta es consideradaen cada caso desde un diverso , punto de vista. Si aplicamosla teoría de las relacionesal análisis del juicio jurídico, descubriremosque la regulación establecidapor él es relacional en un doble sentido: 1) en cuanto hace depender de la realización de ciertos supuestosel nacimiento de las consecuenciasnormativas;2) en cuanto la producción del hecho jurídico engendraobligacionesque no sólo son deberes,sino deudas,lo que necesariamentedetermina,como dice Radbruch,la existenciade derechos correlativosy, por ende,la de un vínculo entre el (o los) sujetosdel derecho y el (o los) sujetosdel deber. La norma que dispone: "El vendedor de una cosa tiene el derecho de exigir el pago del precio al comprador", expresauna relación diádica, cuyos términosson los sujetosllamados vendedor y comprador. Si queremosinvertir el orden y transformar el relato en referente y el referente en relato, tendremosque reemplazarel conceptorelacional por su converso. El concepto conversode "tiene el derecho de exigir el pago del precio" es "está obligado a pagar el precio". Y como "xRy" equivale a "yRx" (relación conversa), podemos sostenerque "el comprador de una cosa tiene el deber de pagar el precio al vendedor". La relación entre las dos relaciones y, por tanto, entre

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los juicios jurídicos atributivo e imperativo, es la que en lógica matemática se llama equioolencia, o implicación recíproca. Así que no sólo podremos escribir: xRy ~ yRx, sino también: yRx~xHy. Si para expresarel conceptorelacional "tiene un derecho"nos valemosde la letra "F", y el conceptorelacional "tiene un deber" lo expresamospor medio de la letra "D", "xRy" se convertirá en "xFy", e "yRx" en "yDx". "xFy" deberá, pues, leersede estemodo: "x tiene un derecho subjetivo frente a y", en tanto que "yDx" significa: "y tiene un deber jurídico frente a s". Y como las relaciones jurídicas "xFy" e "yDx" se coimplican, podemosescribir: (xFy ~ yDx) . (yDx ~ xFy) El que "x" tenga un derecho súbjetívo frente a "y" implica que "y" tiene frente a "x" un deber correlativo,porque el conceptorelacional "tiene un deber" es el conversode "tiene un derecho". Como "xFy" implica a "yDx", e "yDx" a "xFy", las dos relacionesson equicaletües, lo que simbólicamentese expresaasí: xFy=yDx Comoel nacimientode los deberesy facultadesde aquellossujetosdepende de que se realice el hecho jurídico condicionante,la fórmula completa de la regulación bilateral es la siguiente: s ~ (xFy . yDx) Podemosdecir, por tanto: "Dado el hecho jurídico, el pretensor tiene el derecho de observar cierta conducta y, correlativamente, el obligado debe asumir la que hace posible el ejercicio y cabal satistacci6n de las facultades del pretensor." Este enunciadoes aplicable a toda relación jurídica, y claramente expresala recíproca implicación de las normas atributiva e imperativa o, como también puede decirse,de los juicios relacionales directo y converso. Comparemosahora, con la ayuda de un ejemplo, las dos explicaciones de la estructurade la: regulación jurídica, la basada en la lógica tradicional y la que se funda en la lógica de las relaciones. Sea la norma que dice: "El vendedorde una cosatiene el derecho de exigir el pago del precio al comprador." Según el primer punto de vista, la estructura de este precepto se expresa así:

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"El vendedor de una cosa tiene el derecho de exigir el pago del precio al comprador."

A la luz de la lógica relacional, la estructura del mismo juicio es la siguiente: Término referente: Concepto relacional: Término relato:

"El vendedor de una cosa tiene el derecho de exigir el pago del precio al comprador."

En nuestraopinión, no hay inconvenienteen reducir el segundoesquema al primero, lo que puede lograrsede este modo: Sujeto: Cópula: Predicado relacional:

"El vendedor de una cosa tiene el derecho de exigir el pago del precio al comprador."

Más que de una reducción del segunc!..o al primero, en realidad se trata de la fusión de ambos en un tercer esquema,en el que.se conservala forma clásica y se introduce una pequeñamodificación, inspirada en lo más valioso de la lógica de las relaciones. El conceptode "predicadorelacional" cabe dentro de aquella forma, pero indica la índole propia del juicio y apunta, además,al segundotérmino de la relación, o conceptorelato. ¿Qué inconveniente hay en sostenerque lo que se predica del sujeto es que tiene (o 110 tiene) determinadarelación con otro sujeto? La función del predicado relacional, de acuerdocon estatesis,consiste en indicar (por lo que al juicio jurídico respecta) cuál es el contenido del derecho (o del deber) que (segúnlo expresadopor la cópula) el sujeto de la regulación tiene (o no tiene) frente a otro sujeto,término final de la relación. Resumiendo:1) el conceptosujetocorrespondeal referentede la relación jurídica, es decir, al que sostieneel sentido de la relación;2) la cópula imputa á ese sujeto un deber o un derecho;3) el predicado relacional determina el contenido del deber o del derecho y apunta al otro término de la relación, es decir, al sujeto frente al cual el referente tiene la facultad o el deber. El enunciado completode la regulación jurídica es, pues, el siguiente:

Relación jurídica directa

Condicionante: Sujeto: Cópula: Predicado relacional:

"Dado el hecho jurídico, el pretensor tiene el derecho de observar cierta conducta;

y, correlativamente, Relación jurídica conversa

el obligado Sujeto: debe asumir Cópula: Predicado relacional: la que hace posible el ejercicio y cabal satisfacción de las facultades del pretensor."

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LaS normas jurídicas desde el punto de vista de la cualidad

Desde el punto de vista de la cualidad, los juicios jurídicos divídense en dos clases: positivos (o permisivos) y negativos (o prohibitivos). Tienen carácter positivo los que permiten una conducta (acción u omisión). Son negativos los que vedan determinadocomportamiento(acción u omisión). Lo que determina la cualidad de aquéllos no es, como lo aseveranciertos autores, el hecho de que unos,a los que llaman precepticos, prescribanuna acción,y otros, a los que denominanprohibitivos, impongan una omísíón.P Las normas que prescribenla omisiónde la conducta jurídicamenteprohibida no son negativas, .sino positivas, porque la omisión de tal conducta es, a un tiempo, obligatoria y lícita. Lo que condiciona la cualidad, positiva o negativa, de las normas a que nosreferimosno es la circunstanciade que prescriban accioneso impongan omisiones,sino el hecho de que permitan o prohiban, ya una acción, ya una omisión. Esto equivale a sostenerque las primeras atribuyen a un sujeto la facultad de hacer o de omitir algo, entanto que las segundasle niegan tal facultad. Obieto de las permisivas es en todo caso una conducta jurídicamente lícita. El de las prohibitivas es, en cambio, un proceder jurídicamente ilícito (acción u omisión). Si, como lo mostramosen la sección anterior,la regulación jurídica es una conexión de juicios, recíprocamentefundados, uno imperativo. y otro atributivo, y la función imperativa puede ser prescriptíva o prohibitiva, resulta notorio que las normasdel derechotienen unas vecescarácterpermisivo y otrasnaturalezaprohibitiva, ya que las prescriptivaspermiten implícitamente lo que mandan. El fundamentode tal división reside en el axioma ontológico-jurídico de exclusión del medio, según el cual la conducta jurídicamente regulada sólo puede hallarse prohibida o permitida+" Es, pues, evidente que los preceptos constitutivosde la regulación bilateral necesariamentepermiten o prohiben, lo mismo cuando la conducta regulada consisteen acciones,que cuando consiste en omisiones. La existenciade normasprescriptivas no presentaningún problema, pues éstas permiten lo mismo que prescriben, como lo expresaotro de los axiomas de la Ontología Formal del Derecho. Me refiero al que dice: "Lo que está jurídicamente ordenado está jurídicamente permitido." 15 Adviértase que si 13 "El imperativo puede asumir una forma positiva o negativa: de aquí la distinción de las normas jurídicas en preceptivas y prohibitivas. Son preceptivas las que imponen el cumplimiento de actos determinados; y son prohibitivas las que imponen ciertas omisiones." C. del Vecchio, Filosofía del Derecho, traducción de Recaséns Siches, 2~ ed., Barcelona, 1935; Vol. 1, p. 433. 14 Cf. E. Carda Máynez. Los llrincipios de la Ontología Formal del Derecho y su expresión simbólica, México, 1953; XII, p. 62. 15 Cf. E. Carda Máynez,· Los principias de la Ontología Formal del Derecho y su expresión simbólica, México, 1953; XII, p. 62.

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lo que está jurídicamente prescrito DO estuviese jurídicamente permitido, se hallaría, a la vez, prohibido y ordenado,lo que implica contradicción. De aquí se infiere que los procederesjurídicamente obligatorios pertenecena la clase dé los permitidos, y que las normas que los prescriben son implícitamente permisivas. La diferencia entre actos jurídicamente prescritos y jurídicamente libres (o potestativos) consiste en que, tratándose de los primeros, la ejecución se permite y la omisión se veda, en tanto que, cuando de los segundosse trata, tan lícito es ejecutarloscomo no ejecutarlos. Ello no significa que las normasprescriptivassean,a un tiempo,permisivas y prohibitivas; simplementequiere decir que las que ordenan una acción o una omisión lógicamenteimplican a las que prohiben omitir lo ordenadoy ejecutar la conducta ilícita. Resumiendolo expuesto,podemosdecir que son positivas: 1. Las que permiten la ejecución de un acto no ordenadoni prohibido; 2. Las que permiten la omisión de un acto no ordenado ni prohibido; 3. Las que permiten optar entre la ejecución y la omisión de un acto no ordenado ni prohibido; 4. Las que permiten la ejecuciónde un acto ordenado; 5. Las que permiten la omisión de un acto prohibido; 6. Las que prescriben (e implícitamente permiten) la ejecuciónde un acto lícito; 7. Las que prescriben (e implícitamente permiten) la omisión de un acto prohibido. Son negativas: 8. Las que prohiben la ejecuciónde un acto ilícito; 9. Las que prohiben la omisión de Un acto ordenado. De estasnueve especiesde normas,son independienteso [undantes las señaladas con los números1, 2, 6 Y 8; dependientes,o fundadas, las que llevan los números3, 4, 5, 7 Y 9. Las relativas a la ejecucióno a la omisión de un acto jurídicamentelibre son fundantes de la que permite optar entre la ejecución y la omisión de éste. La que ordena un cierto acto es fundante de la que permite ejecutarloy de la que prohibe omitirlo. La que prohibe la ejecución de un acto ilícito, por último, es fundante de la que ordenay de la que permite la omisiónde dicho acto. 5.

Las normas iurídicas desde el punto de vista de la cantidad

En lo que a la cantidad respecta,las normas jurídicas divídense en genéricas (o abstractas) e individualizadas. Las primeras son juicios universales; las segundasdeben incluirse entre los particulares. Forman el primer grupo las aplicables a todos los miembros de la clase

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_designadapor el concepto-sujetode la disposición normativa. Para determinar el ámbito personal de validez de tales preceptos hay que inquirir cuál es el concepto-sujeto de su disposición. En el caso de la norma: "Si dos personas celebran un contrato de compraventa, el comprador debe pagar al vendedor el precio de la cosa", el supuesto está constítuído por las palabras: "Si dos personas celebran un contrato de compraventa", en tanto que a la disposición corresponde la cláusula: "el comprador debe pagar al vendedor el precio de la cosa". En este último juicio el concepto-sujeto es "el comprador", lo que indica que la regla es aplicable a todos los comprendidos en la clase designada por tal concepto. Expresado de otro modo: el concepto "comprador" designa, a través de su contenido significativo, una clase o categoría de personas, que forman el ámbito personal de validez del precepto. ~ste es aplicable, por tanto, a cualquier sujeto que con el carácter de comprador intervenga en un contrato de compraventa. Hemos dicho que las normas genéricas son, desde el punto de vista de la cantidad, juicios universales, ya que se aplican a todos los comprendidos en la clase designada por el concepto-sujeto de su disposición. En el caso de las que imponen deberes, la fórmula que les corresponde dice: "Todos los miembros de la clase S tienen el deber jurídico D." (Volviendo al ejemplo, encontramos que S designa la clase de los compradores, y D el deber jurídico que a éstos incumbe de pagar al vendedor el precio de la cosa.) Tratándose de las normas que confieren facultades, la fórmula reza: "Todos los miembros de la clase S tienen el derecho subjetivo F." A las genéricas negativas, es decir, a las que prohiben un comportamiento, corresponde la fórmula: "Ningún sujeto de la clase S tiene el derecho de observar la conducta p." Las genéricas pueden llamarse también, de acuerdo con la terminología de los juristas de la Escuela de Viena.t? generales o abstractas, porque, en vez de obligar o facultar a personas individtUllmente determinadas, establecen, genéricamente, los deberes o derechos de quienes, por llenar tales o cuales requisitos, pertenecen a la clase designada por el concepto-sujeto de su dísposición. . A menudo, la forma gramatical de las oraciones empleadas para expresar normas abstractas provoca la impresión de que el juicio es singular, en el sentido que Pfander da a este vocablo.!" Cuando se estatuye, por ejemplo, que "el comprador tiene el derecho de exigir al vendedor la entrega de la cosa", la regla no se refiere a un comprador determinado, ni al género "comprador", en cuanto tal, sino a todos los sujetos comprendidos en la clase correspondiente. 16 Cf. H. Kelsen, Teoría General del Derecho y del Estado, traducción de E. Carda Máynez, México, 1949; Primera Parte, 1, p. 38. 17 A. Pfander, Lógica, traducción de J. Pérez Bances, segunda edición, Madrid, 1940; cap. IX, 2, p. 138.

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La norma es, pues, un juicio universal. A diferencia de las abstractas,las individualizadas obligan o facultan a uno o varios miembros, individualmente determinados, de la clase designada por el concepto-sujeto de la disposición de un precepto genérico, en el cual esas normas se fundan. Si, dentro de un proceso, el juez X condenaal comprador Juan Pérez a pagar al vendedorLuis Sánchez la cantidad de $ 100.00, precio de una cosa Y, la sentenciaestambiénuna norma,pero especialo individualizada. La fórmula del juicio podría, en este caso, expresarseasí: "El miembro SI, de la clase S, tiene el deber jurídico D." SI designa a Juan Pérez, a la vez que lo incluye en la clase designadapor el concepto-sujetode la regla abstractaque sirve de base al fallo judicial. Cuando la norma individualizada es atributiva, la fórmula que le correspondees ésta:"El miembro S1 (o los miembros) S2'S3,S4,S5,de la clase S, tienen el derechosubjetivo F." Como las normas del segundo grupo obligan o facultan a personas determinadas, en su carácter de miembros de la clase a que se refiere el concepto-sujetode la disposición de un preceptogenérico,obvio es que debemos considerarlas como juicios particulares, no en el sentido que la lógica tradicional da a este término, sino en el de que, en vez de aplicarse a todos Josmiembrosde aquella clase, obligan o facultan a uno o varios sujetosde la misma,individualmente determinados. En el campo jurídico no encontraremospreceptosde la forma "Algunos' miembrosde la clase S tienen el derecho subjetivo F", o "Algunos miembros de la clase S tienen el deber jurídico D", porque,en la hipótesis de que tales preceptosexistiesen,su aplicación a casos singularessería imposible. Lo que acabamosde afirmar corroboranuestratesis de que los principios de la lógica jurídica no son una mera aplicación de los correspondientesde la lógica pura, ya que, por la misma índole de los objetos a que los primeros se refieren, no es posible un simple "traslado" de los segundosal campo-del derecho. De acuerdo con la enseñanzatradicional, a los juicios particulares corresponden las fórmulas: "Algunos S son P" y "Algunos S no son P." En la órbita jurídica, en cambio,las normasindividualizadas nuncapuedenreferirsea parte indeterminada de una clase,sino que necesariamentefacultan u obligan a uno o varios miembros,individualmente determinados, de aquélla. El que una personasea incIuída entre las de cierta "clase", naturalmente dependede que se logre establecer,en la forma prescritapor el orden jurídico, la existenciade los hechosque hacen posible tal inclusión. Por ello es que para aplicar normas genéricasa casos singulares hay que probar no solamentelos hechos condicionantes,sino, además, los que permiten la individualización de los sujetosfacultados u obligados, y la de las consecuenciasde derecho.

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6.

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Las normas iurídicas desde el punto de vista de la relación

La norma de derecho,con sus dos partes, es un juicio relacional. Lo que expresaes la implicación de un consecuentepor su antecedente. Si designamosel hecho jurídico por medio de la letra h, y la consecuencia normativa por medio de la letra e, la relación entre ambos puede simbolizarse así: hRc. En la fórmula anterior, R designa la relación de implicación o condicionamiento,por lo que hRc debe leerse: "el hecho h es condicionantede la consecuenciajurídica e". Y como toda relación tiene una conversa,podemos sostener,de acuerdo con lo expuesto en la sección 3 de este artículo, que /¡Rc equivale a drh o, en otros términos,que si h es condicionante de la consecuenciajurídica e, estaúltima está condicionada por el hecho h. Como los conceptosimplicados en el de consecuenciade derechotambién son relacionales, resulta que hRc implica a xFy y a yDx. O sea: si el hecho jurídico determina el nacimientode las consecuenciasde derecho, éstas necesariamente implican que·un sujeto x es titular de un derecho subjetivo F frente a un sujeto y, y que este último tiene un deber jurídico D frente al otro sujeto. Si inquirimos qué características posee, desde el punto de vista de la lógica relacional, el vínculo entre el hecho jurídico y las consecuenciasnormativas, descubriremos que se trata de una relación asimétrica, intransitiva e irreflexit:a.18 Refiriéndose al primero de estosatributos, Fritz Schreier escribe: "Si una consecuenciade derecho se halla coordinada a un hecho jurídico, la primera no puede ser supuestodel hecho que la condiciona, porque éste tendría que convertirse,a su vez, en consecuenciajurídica." 10 La relación es, por tanto, asimétrica. Es, también, intransitiva, porque si el hecho A, pongamos por caso, es condicionantede la consecuenciajurídica B, y ésta condiciona a e, no por ello. podemosdeclarar que A sea condicionantede C. La relación pertenece,por último, a la clase de las irreflexívas.2o Tiene estecarácter,porque los hechosjurídicos no pueden condicionarsea sí mismos. El vínculo entre h y e jamásexisteentre h y h. Examinada desde otro ángulo visual, la relación entre hechos jurídicos y consecuenciasde derechopuedeser uní-única, uní-múltiple, multí-única o multi-múltíple.21 En el primer caso,un hecho jurídico tiene una consecuencianormativa;en 18 Cf. F. Miró Quesada, Lógica, Lima, 1946, pp. 265 Y siguientes; J. D. Carda Bacca, Introducción a la Lógica Moderna, Barcelona, 1936; pp. 179-187. 10 F. Schreier, Concepto y formas fundamentales del Derecho, traducción de E. Carda Máynez, Buenos Aires, 1942; cap. X, pp. 107 Y siguientes. 20 Cf. F. Miró Quesada, Lógica, Lima, 1946; p. 265. 21 Miró Quesada, Lógica, Lima, 1946; p. 271.

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el segundo,a un solo hecho correspondenvarias consecuencias;en el tercero, varios hechos engendranuna sola consecuenciay, en el último,' tanto los hechos como las consecuenciasson múltiples. Cuando la relación es multi-única, puede ocurrir que el supuestoindique las consecuenciasde derecho conjuntiva o disyuntivamente. Fórmulas: 1 a) "Si hl Y h2 son, el sujeto P tiene el derecho de observar la conducta (Norma atributiva). 1 b) "Si hl Y ~ son, el sujeto O debe observar la conducta d" (Norma imperativa). 2 a) "Si se produce el hecho a, o el hecho b, o el hecho e, o el hecho n, el sujetoP tiene el derecho de observarla conducta f' (Norma atributiva). 2 b) "Si se produce el hecho a, o el hecho b, o el hecho c, o el hecho n, el sujetoO tiene el deber de observar la conducta d:' (Norma imperativa). Pongamosun ejemplo. Demostrada la existenciade alguna o algunas de las causasque enumerael artículo 116 de la Ley Federal del Trabajo, la consecuenciajurídica que las mismas producen es la suspensióntemporal de los contratos,sin responsabilidad para el patrono. Aun cuando las causas sean varias, la consecuenciajurídica no cambia. Luego, en este caso, la relación es multi-única (Fórmula 2 a). La disyunción que estableceel supuestodel artículo 116 de la Ley Federal del Trabajo es evidentementeno-excíusica/" lo cual significa que los condicionantesno son incompatibles entre sí. Existe, pues,la posibilidad de que en un solo casoconcurrandos o más de ellos. También es posible que la disposición asuma forma conjuntiva o disyuntiva. Fórmulas: Disposición conjuntiva: 1 a) Dado h, el sujeto O debe observarla conducta dI y la conducta d2• II a) Dado h, el sujeto P tiene el derecho de observar la conducta f¡ y la conducta f2. Disposición disyuntiva: 1Ia) Dado h, el sujeto O debe observar la conducta dI, o la conducta dz, o la conductad.; 1I b) Dado h, el sujeto P tiene el derecho de observarla conducta ft, o la conductaf2, o la conducta i-: A las obligaciones conjuntivas correspondela fórmula 1a; a las alternativas, la fórmula 11a. De 11b sonejemplolas obligacionesrecíprocas, porque,en estecaso,si uno de los contratantesfalta al cumplimiento de lo pactado, el otro puede optar

r

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Sobre el concepto de disyunción no exclusiva véase la obra de Frederic B. Fitch,

Symbolic Logic. An Introdu.ction,Nueva York, 1952; p. 43.

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entre la acción de cumplimiento y la de rescisión del contrato (Código Civil del Distrito y Territorios Federales, artículo 1949). Lo que acabamos de decir revela que, si bien es cierto que las normas genéricas tienen siempre estructura hipotética, tanto el supuesto como la disposición de aquéllas pueden asumir forma conjuntiva o disyuntiva. Preguntémonos ahora si en la órbita del derecho hay o no imperativos categóricos. Para facilitar nuestro estudio, partiremos del análisis de un ejemplo. El precepto según el cual "Si una persona ha dado un poder a otra, el mandante debe cumplir todas las obligaciones que el mandatario haya contraído dentro de los límites del mandato", no se refiere a ningún mandato in concreto, sino, de modo genérico, a las consecuencias normativas del otorgamiento de un poder, por lo que expresa la relación entre cualquier hecho que realice su supuesto, y las consecuencias jurídicas enlazadas por la norma al propio hecho. Cuando éste efectivamente se ha realizado o, de una manera general, suponemos que se ha realizado, la disposición normativa puede formularse de modo categorioo. Lo dicho explica, además, por qué el legislador se sirve, al cumplir su función específica, lo mismo de proposiciones hipotéticas que de giros categóricos. En el caso del ejemplo, la fórmula de que se vale no es la que hemos empleado, sino esta otra: "El mandante debe cumplir todas las obligaciones que el mandatario haya contraído dentro de los límites del mandato" (Código Civil del Distrito y de los Territorios Federales, artículo 2581). La primera fórmula corresponde a la norma jurídica completa, puesto que incluye tanto el supuesto como la disposición; la segunda, en cambio, da por realizado el supuesto, y simplemente expresa ~en forma incondicional- las consecuencias de derecho. La conversión de proposiciones hipotéticas en juicios categóricos puede hacerse con igual facilidad en el caso de los juicios que enuncian verdades de razón.23 Tratándose de los axiomas y teoremas de la Ontología Formal del Derecho, verbigracia, resulta indiferente que las proposiciones que los expresan asuman o no forma hipotética. En vez de decir que '10 que está jurídicamente prohibido no puede estar jurídicamente permitido", podemos declarar, en forma condicional: "si una conducta está jurídicamente prohibida, no puede hallarse jurídicamente permitida". Del mismo modo, el juicio hipotético: "si un proceder está jurídicamente ordenado, ese proceder está jurídicamente permitído", equivale a este otro, de forma categórica: "la conducta jurídicamente ordenada está jurídicamente permitida". En unos casosse expresa el juicio en forma cabal y en otros se supone realízada la hip6tesis, para enunciar simplemente, de modo categórico, la conse23 "Hay dos suertes de verdades: las de raz6n y las de hecho. Las de raz6n son necesarias y su opuesto es imposible; las de hecho son contingentes y su opuesto es posible. Cuando una verdad es necesaria puede hallarse su razón por medio del análisis, resolviéndola en ideas y verdades más simples, hasta llegar a las primitivas." Leibniz, Monadología,33.

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cuencia. Por ello creemos -para recurrir a un ejemplo tomado de otro campo- que estas dos formulaciones de la misma verdad geométrica sólo difieren gramaticalmente: 1) "si una figura trilátera tiene únicamente dos lados iguales, es un triángulo isósceles"; 2) "la figura trilátera que únicamente tiene dos lados iguales es un triángulo isósceles". Relativamente a todos los principios de esta especie, debe observarse -como escribe Leibniz- "que en el tondo son todos hipotéticos, pues lo que en realidad dicen es esto: supuesta talo cual cosa, talo cual otra es".24 7.

Las normas jurídicas desde el punto de vista de la modalidad

En el caso de las enunciaciones la modalidad se refiere, como dice Hartman,25al ser predicativo; en el de las normas, en cambio, es el modo de la permisión o el obligamiento. Los preceptos jurídicos de carácter genérico tienen siempre estructura hipotética, ya que hacen depender de la realización de sus supuestos el nacimiento de las consecuencias de derecho. Cuando aquéllos se realizan, éstas no pueden dejar de producirse o, en otras palabras, necesariam.entese producen. Ello indica que la atribución de facultades o la imposición de deberes a los comprendidos en la clase designada por el concepto-sujeto de la disposición normativa, en todo caso depende de que se realicen ciertas hipótesis. Precisamente porque estatuyen condicionalmente un deber o conceden condicionalmente un derecho, los preceptos de que tratamos asumen modalidad apodíctica. Su apodicticidad deriva del modo de la permisión o el obliga. miento, es decir, de la índole necesaria de aquélla y de éste. En un caso, la realización del supuesto condiciona el nacimiento de un deber jurídico; en el otro, el de un derecho subjetivo.. Para subrayar la modalidad de la regulación bilateral, lo mismo tratándose de los preceptos que obligan que de las normas que facultan, nos serviremos de estas fórmulas: Norma imperativa: "Si el supuesto jurídico se realiza, el sujeto O necesariamente debe observar la conducta d." Norma atributiva: "Si el supuesto jurídico se realiza, el sujeto P necesariamente tiene el derecho de observar la conducta f." La estructura lógica de ambos juicios es la de la operación proposicional 24 Cita de B. Russell, en A Critical Exposition of the Philosophy of Leibniz, London, 1949; p. 208. 25 "El ser predicativo no es un ser genuino, un ser en sí, sino un ser postulado en el juicio. Se encuentra más acá de la relación implicada por el concepto de verdad, que al menos tendría que referirlo a un ser en sí. Tiene libertad de movimiento frente a lo verdadero y a lo falso. En la indeterminación de sus conceptos generales vale sin contradicción lo que en el orden del ser real es ímnosible." N. Hartman, Moglichkeit und Wirklichkeit, Zweite Aufl., Meisenheim am Clam, 1949; p. 296.

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llamada implicación, y puede expresarse por medio de la fórmula p -,) q. La matriz que a tal operación corresponde es ésta: p

q

p-+q

V

V

V

V

.1

1

1

V

V

1

1

V

La tabla anterior, como la paralela de verdad, puede leerse en dos formas o, como dice Reichenbach.t" es susceptible de dos interpretaciones diferentes. Si se lee de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, la interpretación es ad;untiva; si solamente se lee en la primera de las dos direcciones, la interPI etación se llama conexioa. En la interpretación conexiva se parte de la última columna para examinar, en las dos primeras, cuáles combinaciones de p y q corresponden al caso en que la operación proposicional tiene validez. Al leer la matriz de este modo se advierte que, si el precepto genérico es válido, las combinaciones correspondientes son las que siguen: o el hecho jurídico se ha realizado y la consecuencia jurídica se ha producido (VV), o ésta se ha producido, pero en virtud de un hecho diferente (IV), o el condicionante no se ha realizado y las consecuencias normativas no han llegado a producirse (II). Expresado esquemáticamente:si presuponemosque la validez de p implica la de q, y en un caso concreto comprobamos que p vale, de ello se infiere la validez de q. O, en forma más breve: Si pes, q es necesariamente; p es; luego q es necesariamente. Cuando la operación proposicional p -,) q es válida, y el juicio implicante tiene el mismo atributo, la proposición implicada no puede ser inválida. Dicho en términos jurídicos: si la norma genérica es célida, y el iuicio que afirma la realización del supuestotambién es válido, el que imputa a tales o cuales sujetos Las consecuencias de derecho no puede carecer de validez. La apodicticidad de la norma individualizada presupone, por tanto, la validez del precepto abstracto. Pero así como la obligatoriedad de aquélla depende de su conexión con éste, la de la norma genérica está a su vez condicionada por normas de mayor jerarquía. La modalidad apodíctica de esas 26

H. Reichenhach, Elemetüso] Symbolic Logic, Nueva York, 1948; p. 27.

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normas depende de su conexióncon otras, cada una de las cuales puede ser interpretada como acto de aplicación de las que condicionan su existencia. Como la cadenano tiene un númeroinfinito de eslabones,sino que encuentra en la norma fundamentalla razón de validez de todas las subordinadas," es evidente que el carácterapodíctico de éstasy, por ende,el de necesidadque atribuimos a la relación entre los hechos que prevén y el nacimiento de las consecuenciasde derecho,no es absoluto, sino que está condicionado, como está condicionada, en el plano de los juicios enunciativos, la apodíctícídad de las verdadesde razón. Necesidad lógica significa validez condicionada, "pero indiscutible e inderogable,de lo que tiene su fundamento en otra cosa, es decir, de un juicio que se funda en otros juicios".28"Tal necesidad domina totalmente la relación entre antecedéntey consecuente,pero no va más allá de este tipo de dependencia. Por la esenciamisma de ésta,las primeras premisasen que descansano pueden ser lógicamentenecesarias. El regressus de toda cadena de enlacesindefectiblesconducea la postre a lo que desdeel punto de vista de la lógica es contingente,aun cuando en el orden del ser real no asuma ese carácter."29 0, en otras palabras: "cuando la relación entre antecedentey consecuentedeja de existir,los primeros anillos de la cadenano tienen ya carácter necesario,puesto que no hay nada en que su necesidad pueda fundarse".80 Si aplicamos esta tesis al caso de las normas que están en vigor en un cierto país y una cierta época,podremospercatamos de que la validez formal de aquéllas depende en última instancia de su conexión con la fundamental del sistema,la cual, por su misma jerarquía, no puede fundarse en otras de superior rango. Esto no excluye la posibilidad de que el fundamentode esa norma se busqueen determinadosvalores,cuya objetividad se presupone;pero entonces el problema cambia, puesto que ya no se trata de descubrir la raz6n formal, sino el fundamento material de validez de un ordenamiento [urídico." Preguntémonos,por último, si las normas del derecho pueden asumir modalidad asertórica, ser juicios problemáticos. Todo el mundo sabe que generalmentese enuncianpor medio de proposicionesen que no se alude a la necesidad de la permisión o el obligamiento. Cuando declaramos que "el propietario de una finca rústica tiene el derecho de amojonarsu propiedad", la expresión gramatical de que nos servimos no es apodíctica. La norma

°

21 Cf. Hans Kelsen,Teoría General del Derecho y del Estado, traducciónde Eduardo Carda Máynez,México, 1949;PrimeraParte,cap. X, p. 113. 28 Hartman,obra citada,p. 42. 29 Hartman,obra citada,p. 42. so Hartman.obra citada.n. 53. 81 Cf. Edu~rdoCarcía M'áynez,La definici6n del Derecho, México, 1948;cap. III.

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expresada posee, empero, ese carácter, porque atribuye un derecho al propíe- . tarío, como consecuencia ineludible de la realización de una hipótesis. La forma asertórica de las proposiciones de que por regla general hacemos uso para expresar normas jurídicas, en modo alguno invalida nuestra tesis sobre la modalidad de las últimas. Ni hay inconveniente en admitir que rueda hablarse de juicios asertóricos referidos a las normas del derecho, si al afirmar que existen recordamos que presuponen a los correspondientes apodícticos. Pues es obvio que si el dueño de una finca rústica necesariamente está facultado para amojonar su propiedad, el derecho existe, y es, además, posible. La posibilidad y existencia del mismo, a las que podemosreferírnos por medio de juicios problemáticos y asertóricos,no dejan por ello de fundarse en el apodíctico que llamamos norma genérica. 0, dicho en forma más simple: el precepto que concede un derecho a una persona, como consecuencia indefectible de la realización de una o varias hipótesis, implica al juicio asertórico sobre la existencia efectiva de ese derecho, y al problemático que lo declara posible. No se trata de una simple posibilidad o, como diría Hartman, de una posibilidad doble, sino unilateral o escindida: la de tener el derecho que necesariamente se tiene.32 En el caso de las normas que imponen deberes, el carácter de necesidad de la consecuencia nada prejuzga sobre la conducta real del obligado. tste debe necesariamente conducirse como la norma lo exige; pero de hecho puede ocurrir que no haga lo que se le ordena. La necesidad que determina el carácter apodíctico del juicio, en el caso que examinamos, es necesidad del deber ser, no del ser de la conducta. 0, en otras palabras: si es necesario que algo deba ser como el precepto lo estatuye, tal necesidad no implica que e] obligado no pueda dejar de conducirse como debe. Por la misma razón, cuando se afirma que las normas atributivas conceden derechos como consecuencia indefectible de la realización de una hipótesis, la necesidad de que el derecho exista (si el condicionante se ha producido), nada indica sobre ]a conducta real del sujeto pretensor. Lo que en el caso tiene existencia necesaria, desde el punto de vista de la norma, es la posibilidad de que el titular haga u omita lícitamente algo; mas de aquí no se infiere que s610pueda conducirse como el precepto lo permite. Se trata, pues, de una necesidad referida a la licitud de un comportamiento, no al ejercicio de un derecho. 0, expresado en otro giro: tal ejercicio necesariamente es lícito, aun cuando el derecho no se ejercite necesariamente. EDUARDO CARCÍA

32

Harrman, obra citada, p. 45.

MÁYNEZ

Diánoia, vol. 1, no. 1, 1955

ENSAYO

SOBRE LAS VIRTUDES INTELECTUALES

TEORíA GENERAL

DE LA VIRTUD

Habiéndonos propuesto escribir un ensayo sobre las virtudes intelectuales según aparecen en la ética aristotélica, ofrecemosa continuación, a modo de exordio, la teoría general de la virtud con objeto de mostrar en qué consiste la virtud intelectual, en qué difiere de la virtud moral, y finalmente los problemas que de todo ello resultan y de los cuales va a ocuparse la presente investigación. 1. La ética aristotélica tiene entre otros méritos el de habernos dado la visión más cumplida de uno de los conceptoscentrales -para algunos.podría incluso ser el concepto central- de toda ética real o posible; es, a saber, el conceptode virtud. En lo que hace a otros temasasimismo fundamentalesen la moral, como es el deber, pudo aquella ética haber sido más o menos deficiente, si pensamos sobre todo en la iluminación que este tema habría de recibir del estoicismo primero y del cristianismo después; pero en lo tocante a la virtud apenassi ha podido hacerseotra cosa, en la sucesión de los siglos, que pensar y repensar a Aristóteles. Nuevos valores de la conducta humana han sido sin duda descubiertos despuésy lo serán en lo futuro, y consecuentementepodrá hablarse siempre de nuevas virtudes en lo que concierne a la realización de-dichos valores. No nos dió por cierto Aristóteles un catálogo concluso de las virtudes humanas, no obstantehaber sido tan prolijo en su enumeración,al punto de ser la suya prototipo por excelenciade una ética material en el sentido que esta expresión ha venido a tener modernamente.Pero en fin, suintención no fué, ni mucho menos, agotar de una vez por todas las manifestacionesvaliosas del espíritu humano en su actividad inmanente y en la vida social. Es fácil comprobar, cuando se le lee con atención, cómo a menudo se encuentra indeciso sobre si aceptará como virtud esta o aquella disposición habitual -o como vicio su contraria-, y aun llega a decirnos que si lo hace es, como si dijéramos,a beneficio de inventario,en cuanto que uno u otro hábito es, respectivamente,objeto, por parte del medio social, de alabanza o censura, Ésta es una prueba más de la amplitud de su espíritu, ni podía proceder de otro modo quien en materia moral se remite en última instancia a la inmediata mostración del valor. No lo dice, claro está, con estas palabras, pero esto es lo que tiene en mente cuando dice que en filosofía moral, al contrario de lo que ocurre en otras disciplinas filosóficas, no es lo decisivo el aLón, sino el on, no la demostración por la causa,sino la inspección inmediata del principio o del hecho moral. [24 ]

LAS VIRTUDES

INTELECTUALES

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No es, pues, tanto en este particular, en la exploración minuciosa de un territorio siempre abierto, en lo que Aristóteles parece insuperable, con ser ten difícil superarlo, sino en la formalidad misma de la noción de virtud. La Areté griega es objeto en sus manosde una transformacióncreadora,pero sin perder por ello del todo su connotaciónnativa, la que tenía en la lengua y la tradición de su pueblo, y acabandopor englobar,merced a esta doble operación conservadoray transformadora,todos los aspectos de la vida humana, individual y comunitaria. Es aún la Areté vital de la época homérica, de los trágicos,de la palestra olímpica; es también, y sobre todo, la excelencia,conquistada afanosamente,de la razón y del carácter,y es por último, pero no lo menor, el conjunto de dotes y cualidades que toman amable la convivencia humanaen la amistady en el tratosociaI. Aristóteles,comose sabe,permaneció indeciso,estesupuestodogmático,sobresi haría o no de la amistad una virtud, y si no se resolvió categóricamentepor la afirmativa fué en razón de que, siendo la virtud una posesión que con certeza podemos adscribir a nuestro patrimonio espiritual, en la amistad, relación esencialmenterecíproca, hay siempre el elemento aleatorio de la libre correspondenciade la otra parte. Pero lo que sí afirmó rotundamenteAristóteles es que la amistad verdadera, sea o no una virtud en sí misma,no se da jamássin virtud, y nada menosque dos libros de la E:tica Nicomaquea están consagradosa la amistad, o para decirlo en griego con mayor claridad, a la .r yen lugar de q, la proposiciónp f\ q.::::> .r. Tendremos,entonces: p v q. => r:

=> :p f\ q. => .r:. f\ :.p v q. => .r:: => ::p 1\ q. => .r

Lo que nos demuestraque la proposición jurídica p.A .q::::>.r es verdadera

y que, en consecuencia,existeuna norma que prescribela validez de los testamentosotorgadospor mudosque seana la vez cerradosy ológrafos. Para comprobar que el antecedentede la anterior proposición colígatíva es un principio lógico, no tenemosmás que construir su esquema. Si se trata de un principio, todoslos valoresde su esquemaseránV. p q r VVV VVF VFV VFF FVV FVF FFV FFF

p v q. => .r: => :p f\ q. => .r V V V V V y F F

V F V F y. F y Y

V V V V V V V 'y

V

V F F F F F F

V F

V V

Y

V V V

Vemos,pues,que se trata efectivamentede un principio lógico. y esto es natural, porque la única manera de efectuar deducciones lógicas correctas espor medio de los principios lógicosy del principio de aplicación que se funda también en un principio lógico. Los principios lógicos,se refieren, en general,a a implicaciones. Se refieren a proposicionesde'tipo coligativo, que implican a otras proposicionesde tipo coligativo. De maneraque, si se muestra que una' proposiciónjurídica cualquiera tiene una estructuracoligativa que corresponde a la estructuradel antecedentede un principio lógico,se,podrá deducir otra proposición que tiene la forma coligativa del consecuente.Porque el principio dé' aplicación nos dice que en caso de que una proposición implique a otra, y dicha proposición sea verdadera, la implicada también lo será. Ahora bien,' si una proposición jurídica, correspondientea una'norma, puede considerarse como el antecedentede un principio lógico (porque tiene la misma estructura coligativa), se habrá demostrado que el antecedentedel principio lógico es Ibid. Algunos principios lógicos se refieren exclusivamente a disyunciones o conjuriciones, y en este caso también se pueden aplicar a inferencias. Pero en lo que 'sigue no vamos a hacer ninguna aplicación de esta naturaleza y, por lo tanto, no es necesario analizar este tipo de inferencia. . . 5 6

TEORíA

DE LA DEDUCCIóN

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verdadero (puesto que toda proposición jurídica que corresponde adecuadamente a una norma positiva es verdadera). Y, en consecuencia, según el príncipio de aplicación, el consecuente del principio también será verdadero. Pero si el antecedente es una proposición jurídica, el consecuente también 10 será, porque tiene siempre las mismas proposiciones simples contenidas en el antecedente (que tiene una forma coligativa determinada), pero ordenadas de manera diferente. Por consiguiente, habremos hallado una nueva proposición jurídi'ca; una proposición jurídica que se deduce de la anterior, es decir, del antecedente del principio. Y si tenemos una nueva proposición jurídica, por el principio del paralelismo normativo-proposicional," tendremos. la seguridad de que ella habrá de corresponder a una situación de hecho en la que se prescriben ciertas pautas de acción. Es decir, que será la proposición correspondiente a una norma determinada. Y, en esta forma, estrictamente lógica, habremos pasado deductivamente de una norma a otra. Que es 10 que pre~ císamente se ha hecho en el ejemplo considerado. Otro ejemplo. El arto860 del C. C. Si amenaza ruina algún edificio u obra, puede pedirse su reparación o su demolición. De esta norma se desprende, de manera evidente, que en caso de pedirse la demolición no puede pedirse la reparación, y viceversa, porque ambas modalidades se excluyen mutuamente. La consecuencia es, por lo tanto, lo contrario del caso anterior. .En el caso del arto 683 el código nos dice que el testamento del mudo puede ser cerrado u ológrafo, y del tenor de la norma se desprende que el testamento puede ser ambas cosas a la vez; en cambio, en el caso del arto860,cuando un edificio amenaza ruina puede pedirse su reparación o su demolición, pero no pueden pedirse ambas cosas a la vez. A pesar de que ambas normas hacen uso de una disyunción, en la primera puede pasarse de la disyunción a la conjunción, pero no en la segunda. Esto se debe a que en aquélla la disyunción es inclusiva, mientras que en ésta es exclusiva. El razonamiento que nos permite llegar a esta conclusión es sencillísimo, prácticamente evidente, pero, sin embargo, su forma lógica -aunque no es, por cierto, complicada- tiene características propias. La proposición jurídica correspondiente a la norma expresada en el arto860 es una implicación, en la que el consecuente es, a su vez, una disyunción exclusiva. La primera proposición, o sea el antecedente, será: x es un edificio u obra que amenaza ruina (que simbolizaremos por "p") 7 Ver la Secci6n Primera, en donde se trata largamente de este principio, que es la base de la aplicación de la lógica al derecho.

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El consecuente constará de dos proposiciones: puede pedirse la reparación de x (que simbolizaremos por "q") puede pedirse la demolición de x (que simbolizaremos por "r") La expresión coligativa de la proposición jurídica correspondiente al artículo 860,será, en consecuencia: p.::::>.qv r Ahora bien, supongamos que se pide la reparación de x; entonces no podrá pedirse la demolición. El raciocinio se hace con tal rapidez, debido a hábitos mentales inveterados, que parece innecesario determinar su fórmula coligativa. Sin embargo, el fundamento coligativo nos brinda una fórmula con cierta complicación simbólica: p.::::> .q v r: ::::» :p.::::> . ,...,p( 1\ q) Como acabamos de ver, por tratarse de un principio deductivo, se tratará de un principio lógico, el que, con ayuda del principio de aplicación, nos dará el resultado buscado. En efecto, todos los valores de esta expresión serán "V", como lo comprueba la construcción de su esquema: p q r VVV VVF VFV VFF FVV F V.F FFV FFF

p.::> .qvr:::> :p.::::> ."'" (q 1\ r) F V V F V V V V

F V V F F V V F

V V V V V V V V

F V V V V V V V

F V V V F V V V

V F F F V F F F

Este principio nos dice que si una proposición p implica a una disyunción exclusiva, la misma proposición implicará la falsedad de la conjunción de las proposiciones que integran la disyunción exclusiva. Pero la proposición p. ::::> .q v r es una proposición verdadera, puesto que corresponde a la norma expresada en el arto 860 del C. c., por lo tanto, según el principio de aplicación, la proposición implicada por ella, a saber, p. ::::>. ,...,(p 1\ q), será también verdadera. Y podemos afirmar que si p es verdadera, o sea, que si x es un edificio u obra que amenaza ruina, es falso que pueda ¡5edirsea la vez su reparación y su demolición.

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Como ya hemosmostrado,la maneracomo se emplea la fórmula del principio de aplicación no la emplearemosen el presenteejemplo,y dejamoscomo un ejercicio al lector el hacerlo. En lo sucesivo, siempre que empleemosel principio de aplicación, que es, comohemosvisto,de fundamentalimportancia, lo haremos notar. Pero sólo mencionaremossu empleo sin desarrollar su fórmula, por ser ésta,cuandolas proposicionesempleadasson algo compl.cadas, muy larga. Pero si el lector quiere reconstruir en su totalidad el raciocinio, puede siempre hacerlo siguiendo'un procedimientoque, aunque a veces labo,rioso, es, en esencia, muy amplio: reemplazar en el principio de aplicación p::::> q. A .p: ::::> :q, a p y q por las proposiciones más complicadas' que les corresponden,según la estructura implicativa de la proposición jurídica analizada. 24. Los argumentos clásicos.s-El argumento "a contrario sensu" como principío típico de derivación normativa Como se desprendede los análisis efectuadosen el capítulo anterior, las inferencias jurídicas, mediante las cuales de una norma se deriva deductivamente otra norma,se realizan en la práctica del derecho positivo. No se trata de esquemasartificiales, de formas cerradaspor el afán teórico de aplicar determinadasestructuraslógicas a un campoajenoa la lógica, sino de procedimientos reales, efectuadoscotidianamentepor el juez, el jurista, el abogadoy en general por todo aquel que de una manera u otra tiene que dedicarse al conocimiento de los textos legales. No se trata, pues, de una manera moderna de enfocar el conocimiento de las normas,sino que los procedimientoslógicos se han aplicado en forma ingenua y espontáneadesde que la vida jurídica surgió como actividad organizada, es decir, desde los tiempos de los viejos juristas romanos. Los métodosque permiten deslindar la estructura de estosprocedimientosdeductivossí son modernos,puestoque antesde su aplicación tal tarea había sido imposible de realizar. Pero lo deslindadocomo tal, el procedimiento deductivo, como sucede en la mayoría de los procesoslógicos, se realizó siempre en forma intuitiva. Esto puede comprobarsesi se analizan con criterio lógico los famososargumentosclásicostan empleadospor los juristas romanos,que se hallan diseminados en el enorme monumentodel Corpus Iuris Civilis, especialmente en el Digesto y en las Instituta. Los "argumenta" se emplearonen la práctica del derecho con la finalidad fundamental de facilitar la interpretación y la aplicación de la ley. Surgieron en forma espontánea,como producto de la sabiduría jurídica de los romanos. Por esta razón sus variedades y sus aplicaciones son múltiples, y la mayoría constituyen preceptos prácticos aislados, basados en los principios jurídicos y en las doctrinas imperantes en la época. No tienen mucha relación unos con otros y no existenreglas fijas para su aplicación. Pero lo interesante es que entre ellos existen algunos que tie-

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nen un sentido fundamentalmente 16gico,que son verdaderos principios deductivos, mediante los cuales se pueden realizar derivaciones normativas de tipo coligativo. ~stos son, a nuestro entender, el argumento "a contrario sensu", el "a definitione" y el "ab absurdo"." El argumento "a contrario sensu" es de todos el más conocido. Sus primeras aplicaciones se pierden en los orígenes de la jurisprudencia y su aplicación se realiza en la cotidianidad misma de la vida jurídica. Casi no hay tratado de Derecho en que no se emplee el argumento "a contrario sensu" para interpretar el sentido y el alcance de una norma. Quienes lo implican no tienen por lo general clara conciencia de que se trata de un procedimiento lógíco, y que 10 que están haciendo es, 'en realidad, deducir una norma de otra. Pero al aplicarlo consiguen sus fines, que es resolver un problema jurídico, con una precisión y un rigor que sólo puede ser alcanzado cuando intervienen procedímientas l6gicos. En el Corpus Iuris Civilis se encuentran muchos ejemplos de contrario Sensu expuestos por los grandes maestros. Pero parecen ser Paulus y Ulpianus los que lo aplicaron de manera más sistemática." Del tenor de los ejemplos clásicos y del análisis de las aplicaciones modernas se desprende que el contrario sensu consistió en pasar de una norma a otra, por medio de ciertas relaciones entre la afirmación y la negaci6n de los contenidos. Si una norma se refiere explícitamente a algo, contrario sensu se excluye aquello a lo que no se refiere; y viceversa, si una norma excluye explícitamente algo, se incluye aquello que no está excluído. Así, en el caso del servicio militar obligatorio, la ley dice que quien es peruano, tiene de 21 a 50 años y no está exceptuado por la ley, debe hacer su servicio militar. Contrarío sensu se desprende que las mujeres no están obligadas a hacer el servicio militar obligatorio. ~ste es un ~asoen que, partiendo de una inclusíón.: se llega a una exclusión. El art. 949 del C. C. nos dice que si un edificio se destruye sin culpa del propietario, éste no está obligado a reconstruirlo. De donde, contrario sensu, se desprende que si 'destruye por su culpa, sí está obligado a reconstruirlo. De una exclusión, se deriva una inclusión. Hay, pues, dos clases de argumento a contrario sensu, que podemos llamar, respectivamente, contrario sensu excluyente y contrario 8 Entre los otros argumentos pueden citarse los siguientes: "a forliorí', "a consiliis vel oppositis", "ab impossibili", "ab otymologia", "ab ordine", "a simi!i", "a Tatione lef!_is", etc. El argumento "ab impossibili" es, de todos los citados, el único que tiene valor lógico, pero sólo puede ser interpretado modalmente. 9 Un interesante ejemplo de Paulus se encuentra en la sección del Digesto, que versa sobre el testimonio de la mujer adúltera: "Ex ea quod prohibet lex Julia de adulteriis testimonium dicere condemnatam mulíerem, colligitur, etiam mulieres testimonii in judicio dicendi fus habere," Digesto, Libro XXII, Tít. VI, cap. 18. Otro ejemplo típico nos ofrece Ulpianus, sobre el testimonio de la mujer en los testamentos: "Mulier testimcmium dicere in testamento quidem flan poterit, alias autem posse testem esse mulierem, argumento est lex Julia de adtilteriis, quae adulterii damnatam testem produci cel dicere testimonium oetat. Digesto, Libro XXVIII, Tít. I, cap. 20, § 6.

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sensu incluyente, o también contrario sensu positivo y contrario sensu negativo. Aunque el contrario sensu tiene, como veremos a continuación, una forma lógica bastante simple, y es uno de los principios deductivos más empleados en el raciocinio jurídico, su verdadero sentido es difícil de captar. Y esto se debe a que su fundamento no es puramente lógico. Por eso su análisis, si no se distingue con todo cuidado entre los factores lógicos y extralógicos, puede llevamos por caminos errados y callejones sin salida. El fundamento extralógico del contrario sensu reside en la suposición de que el legislador se refirió explícitamente a un caso, porque implícitamente quíso excluir a los demás, o excluyó explícitamente un caso para incluir implícitamente a los demás. Si se cumple este supuesto, entonces la proposición jurídica asume "ípso facto" una forma que permite realizar una derivación normativa que constituye el "contrarío sensu", Regresando a nuestro ejemplo, cuando el legislador prescribe que todo peruano que esté entre los 21 y 50 años debe hacer su servicio militar, se presupone que la inclusión explícita de los peruanos excluye implícitamente a las peruanas; cuando el legislador dice que, en el caso de servidumbre, si el edificio se destruye sin culpa del propietario, éste no está obligado a reconstruirlo, el intérprete de la norma, supone que se excluyó la obligación de pagar el edificio cuando su destrucción no ha sido hecha por culpa del propietario, porque implícitamente se incluye su construcción en el caso opuesto. Esta suposición es totalmente extralógica (es decir, que no tiene nada que ver con procesos deductivos) y se basa en la concepción que tiene el intérprete de la técnica de la legislación. Se supone que el legislador no puede referirse a todos los casos posibles, porque entonces los códigos tendrían una extensión ínterminable. Que tiene cierta técnica de expresión, y que, cuando enuncia ciertas normas, de cierta manera, acentuando la inclusión o la exclusión de ciertos casos en el contenido normado, es porque desea excluir otros. Este presupuesto es generalmente correcto, pero no tiene valor absoluto, por lo mismo que no es lógico. Es muy posible que en un código se encuentre una norma que dé la impresión de haber sido incluída por el legislador con la finalidad de excluir ciertos casosy que, sin embargo, estoscasos no estén excluídos. Es muy posible que se diga que en el caso de la servidumbre si el edificio se destruye sin culpa del propietario, éste no está obligado a reconstruirlo, y que en otro artículo se diga que aunque el edificio se destruya por culpa del propietario, esté tampoco obligado a reconstruirlo. Se trataría de una redundancia, se habría dicho en dos tiempos lo que debería de haberse dicho en uno sólo: en caso de la servidumbre, si el edificio se destruye, el propietario no estará obligado a reconstruirlo. Se trataría de una falta de estilo jurídico y de una falla en la técnica de la redacción, pero no habría incompatibilidad entre ambas normas. Vemos, pues, que, para que sea posible establecer la figura del contra-

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rio sensu,es necesarioaceptar ciertos presupuestossobre la técnica de la legislación, sobre el estilo, sobre las finalidades de la codificación, etc.lO 10 No es este el caso del C. C. Pero la jurisprudencia ha adoptado el hábito de interpretar la conclusión obtenida mediante. el proceso deductivo del "contrario sensu" como una obligación de "indemnizar". La interpretación adoptada por la jurisprudencia en nada contradice la deducción obtenida por medio del "contrario sensu", porque la indemnización se exige precisamente para que, si así lo desea el usufructuario, se pueda reconstruir el edificio. Es frecuente en la práctica del derecho que los resultados de los raciocinios deductivos sean modificados por interpretaciones jurisprudenciales o por errores interpretativos de los jueces. Es también frecuente que en un mismo código una norma constituya el punto de partida para efectuar una deducción determinada, y que el resultado de esta deducción sea contradicho por otra norma. Algunos juristas, basándose en estos hechos, llegan a la conclusión de que no puede hablarse de lógica jurídica y que en el derecho positivo no existe algo semejante a un razonamiento riguroso. Nos parece que los que así piensan confunden totahnente el plano de la lógica con el plano de la hermenéutica, y que creen que la formalización del raciocinio jurídico significa la reducción del conocimiento jurídico a una especie de logicismo radical, vacío de todo contenido y de toda significación. Pero esto es desconocer totalmente el sentido de la formalización lógica. Formalizar significa sencillamente analizar una proposición en sus elementos constitutivos. Formalizar coligativamente una proposición jurídica es, pues, indicar cuáles son sus elementos coligados. Si se hace esto, se presenta a la proposición jurídica corno una proposición coligativa, y por este solo hecho es posible derivar deductivamente de ella otras proposiciones coligativas, es decir, otras normas jurídicas. Que una vez efectuada esta derivación se interpreten los resultados de tal o cual manera, o que la formalización coligativa en el punto de partida no corresponda al sentido que quiso expresar el legislador porque la técnica empleada por éste fué deficiente, no tiene nada que ver con la lógica. Ello sólo significa que, además de elementos lógicos, intervienen elementos extralógicos (hermenéuticos) que complican en forma extraordinaria el análisis del conocimiento jurídico. Pero nadie puede negar que, a pesar de esta complicación, el elemento lógico interviene constantemente. En principio, toda proposición jurídica puede formalizarse coligativamente, porque de otra manera las proposiciones jurídicas no tendrían estructura y no serían proposiciones, serían, sencillamente, conjuntos ininteligibles de sonidos. Por el hecho de poder ser formalizada coligativamente se pueden efectuar una serie de derivaciones deductivas rigurosamente determinadas. Y en la práctica de la vida jurídica estas derivaciones se efectúan constantemente,como lo muestran los análisis que hemos efectuado. Que los resultados de estas derivaciones sean con frecuencia interpretados jurisprudencialmente y que la sentencia prescriba algo diferente de lo que hubiera podido esperarse según el resultado del raciocinio, no tiene nada que ver con la validez de dicho raciocinio. El hecho es que ha habido un razonamiento y que ese razonamiento ha llegado a determinada conclusión, que ha sido interpretada posteriormente de tal o cual manera. Por otra parte, en muchos casos, la conclusión no se interpreta en un sentido diferente, y la prescripción final es tal como queda indicado en el término del . razonamiento. La lógica no puede pretender inmiscuirse en campos que no le corresponden. Su única finalidad es formalizar los procedimientos, deductivos que permiten pasar de la verdad de unas proposiciones a la verdad de otras. Estos procedimientos existen en la práctica del derecho positivo y la lógica jurídica debe, pues, formalizarlos. Que además existan otros tipos de actividad en la práctica del derecho, que al lado de la deducción jurídica existe la interpretación, que la interpretación puede incidir sobre un resultado deductivo y modificarlo, etc., son aspectos importantes del conocimiento jurídico que deben ser tratados en una investigación general sobre el conocimiento jurídico. Pero esto no tiene nada que ver con la lógica. La tarea de la lógica jurídica es concreta y perfectamente delimitada: existen en la práctica del derecho positivo determinados tipos de razonamiento deductivo y es menester evidenciarlos mediante una adecuada técnica de formalización. Eso es lo que hemos tratado de hacer, en forma muy elemental, en la presente investigación.

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Pero una vez establecidosestos presupuestos,o por lo menos asumidos hipotéticamente,la proposición jurídica correspondientea la norma adquiere una determinadaforma. Y estaforma eslo que permiteefectuaruna derivación normativa deductivamentefundada. Veamos un ejemplo. Sea el artículo 157 del C. P. El que por móvil egoísta instigare a otro al suicidio o lo ayudare a cometerlo será reprimido, si el suicidio se ha consumado o intentado, con penitenciaría o con prisión no mayor de cinco años.

La proposición jurídica correspondientea esta norma es a primera vista una proposición implicativa. El antecedentees la enunciación de la figura y el consecuentela enunciaciónde la pena,en caso de que el suicidio se intente o se realice. Tanto el antecedentecomo el consecuenteson proposiciones compuestas,pero para los fines del presenteanálisisbasta simbolizarlascon "p" y "q", respectivamente.Ahora, si analizamos más detenidamenteel vínculo coligativo entre "p" y "q" nos daremoscuenta que se trata de algo más que de una implicación. En efecto, ¿por qué el legislador ha incluído el epíteto de "egoísta"? Sencillamenteporque, de acuerdo con la técnica de la legislación, ha querido indicar explícitamenteun caso para considerarlo como condición necesariay suficiente de la sanción. Si "r" es verdadera,es decir, si alguien ha instigadoa otro por un móvil egoístaal suicidio, entoncesestambién verdad que en caso de haberseintentado o consumadoel suicidio el instigador será castigado,es decir, que "q" también será verdadera. Pero el legislador calificó a la palabra "instigar" con el·epíteto de egoísta para indicar que sólo en estecasopuede la consecuenciarealizarse. De manera que si "q" es verdadera, es decir, si se intenta o se consumael suicidio y se castiga al instigador, "p" debe ser tambiénverdadera,es decir, el instigadordebe de haber procedido impulsado por móviles egoístas. Y ahora podemosver claramentela situación. Si "p" es verdadera,"s" tambiénlo será. Basta que "p" sea verdaderapara que "s" también lo sea; "p" será, por lo tanto, condición suficiente de "q". Pero si "q" es verdadera, "p" también debe de serlo, porque de otra manera se estaríacastigandoa un instigadorque no hubiera procedido por móviles egoístas. En consecuencia,"r" es condición necesariade "q". Si "r" es condición necesariay suficientede "q", la implica "exclusivamente"_U Si los presupuestosextralógicos considerados son correctos, es posible estableceruna implicación exclusiva entre el antecedentey el consecuente.Y esto es lo que constituye el fundamento lógico del argumento "a contrario sensu". Porque existe un principio lógico según el cual, en toda proposición 11 Sobre la implicación exclusiva y lo que significa como relación coligativa aplicada a la proposición jurídica, ver el cap. 19.

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implicativa exclusiva, la negación del antecedente implica la negación del consecuente: p:pq::::>: - p:pq Que se trata de un principio lógico, puede comprobarse fácilmente por medio de su esquema: p q p:p q. :::> . - p:p - q

v

V

V

V

VF FV

F F

V V

F F

F F

V

V

.V

V

Por el principio de aplicación, en el caso considerado, corno es verdad que "p" implica exclusivamente a "q", puede afirmarse que r) Tendríamos, entonces: P ::Jq. A ,_, (P::J r) Pero !"xiste un principio lógico (también fácilmente demostrable por el método de los esquemas que ya hemos explicado cuidadosamente) que nos

dice: P::J r. A .,_, (p ~ r): ::J :p.::J

.1'

A ""' r

y como hemos llegado a establecer el antecedente, tenemos que poner el consecuente (según el principio de aplicación):

p. ~ .r A .....r lo que es absurdo. En este caso hemos deducido la invalidez de una norma, par·

tiendo de otra. El procedimiento ha sido ligeramente complicado, pero no debemos olvidar que ciertos razonamientos son intuitivamente muy simples y, en cambio, en su aspecto discursivo presentan imprevistas complícaciones.l" 16 Como ejemplos de argumento "ab absurdo" en el Digesto podemos citar una aplicacíón de Ulpíano, referente a la herencia de los bienes del liberto, y otra de Gayo, en la que califica de absurdo aceptar en parte y rechazar en parte el contenido de un testamento: "Patrtmus patronique liberi, si secundum.ooluniatem morlui liberti hereditatem adierint,

legatumve aut fideicommissum petere maluerint, ad contra fabulas bonorum possessionen lIon admittuntur"; Ulpiano, Digesto, Libro XXXVIII, Tít. 11, cap. 6, par. 4. "Nam absurdum videtur, licere eidem partim comprobarejudicium defuncti, partim ecertere" Gayo. Ibid., .cap. 7.

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El argumento"a defínítíone" también es de naturaleza puramentelógica. Pero presentael inconvenientede que hay muchas clases de definiciones en los textosjurídicos y de que, cuando éstasson complicadas,las posibles consecuencias que se derivan de ellas son tan numerosasy complejas que, para formalizarlas,es necesarioacudir a los aspectosmás difíciles de la teoría de las coligacionesy, lo que es aún más elevado, a la teoría de las funciones elementales o de las relaciones. Por estas razones,y teniendo siempre en cuenta el carácterde elementalidadque hemos dado al aspectológico de la exposición, nos mantendremosen el terreno de los ejemplossencillos. El esquemageneraldel argumento"a definitione" es el de la implicación. Por lo general,las definicionesjurídicas establecenimplicaciones (en las correspondientes proposicionesjurídicas). Pero los consecuentesde estas implicaciones,a su vez, implican otras proposiciones;por ende,los antecedentestambién los implicarán. En esta triple relación implicativa puede haber algunas variantes,pero todas pueden reducirse, como mostraremosa continuación, a un esquemaúnico. Por ejemplo. Sabemos que poseedor es aquel que ejerce de hecho los poderesinherentesa la propiedad. Por lo tanto, basta que una persona haya ejercido estos poderes para que deba ser consideradacomo poseedora. Pero ¿cuálesson estosderechos? Una persona que de hecho ha vendido de buena fe un bien ¿puede ser consideradacomo poseedora?Para resolver la cuestión basta ver la definición de propiedad, partiendo de la definición de posesión. La definición de posesiónse encuentra en el arto824del C. C . .Es poseedor el que ejerce de hecho los poderes inherentes a la propiedad o mio o más de ellos.

Sin considerar la mala redacción de la norma, que es totalmente redundante, vemos que 'la proposición jurídica correspondientea la definición normativa es una implicación del tipo: Si'x es poseedor,entoncesx ejerce por lo' menosuno de los poderesinherentesa la propiedad. Simbolizando el antecedente por "p" y el consecuentepor "q", tenemos: P::lq Panl saber si el que ha vendido un bien puede ser co~sideradocomo su poseedor,nos bastará conocer la definición de la propiedad expresadaen el art. 850: El propietario de un bien tiene derecho a poseerlo, percibir sus .Irutos, reivindicarlo y disponer de él dentro de los límites de la ley.17 . 17 Obsérvese que entre los articulas 824 y 850 existe un círculo vicioso, pues en el primero se define la posesión en relación con la propiedad y en el segundo se define 'la propiedad en relación con la posesión. En este caso se puede hacer una interesante aplicación

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En esta definición se incluyen las notas que caracterizan al propietario. y entre éstasestá la de "disposición". Por lo tanto, el que vende un bien, o sea

el que dispone de él, ejerce uno de los poderes inherentesa la propiedad. De esta manera podemos establecer la siguiente implicación: "si x ejerce por lo menos uno de los derechos inherentes a la propiedad, entonces ejerce los derechosde percepciónde frutos,de reivindicación o de venta". El antecedente ya lo hemossimbolizado por "q"; el consecuentelo simbolizaremospor "r". Tenemosentoncesdos implicaciones con un término común:

P :::>q .. /\ .q:::> r No tenemosmás que aplicar el principio fundamental de la transitividad de la Impllcacíónr'f

P :::> q. /\ .q :J r: :J:p :::> r En consecuencia,según el principio de aplicación, podremosafirmar.

p:Jr O sea,dando sus respectivassignificacionesa "p" y "r": "Si x es poseedor,entoncesx ejerce los derechosde percepción de frutos, de reivindicación o de venta." Y aSÍ,basándoseen la definición de posesión y de propiedad, concluimos que el que ha vendido un bien, dentro de las condiciones presupuestaspor la ley, puede ser consideradocomo su poseedor. Veamos ahora otro ejemplo en el cual la estructura deductiva presenta ligeras diferencias. Se trata de saber si una nave puede hipotecarse. Para resolver el problema,partimos del arto1010del C. c.: Pueden hipotecarse los inmuebles que pueden venderse.

Este artículo no es una definición, sino una caracterización,un aumento de determinación. A los objetosque poseenlos caracteresde inmuebles y de vendibles, se agrega la propiedad de hipotecable. Para saber si una nave es hipotecable,bastará,por lo tanto,saber si poseelas propiedadesde ser inmueble y de ser vendible. Y la propiedad de ser inmueble sí está determinada por medio de una definición, en el art. 812, en el cual se enumeran taxativamente todos los bienes que son inmuebles. Las enumeracionestaxativas constituyen definiciones sui generis, diferentes de las definiciones empleadas en otras ciencias. Pero no por eso dejan de ser definiciones, puesto que su finalidad es la de formar una clase de objetosdiferentes de todas las demás,que lógica que muestre el tipo de circularidad y marque las pautas que deben seguirse para evitarla. Pero ello requeriría el empleo de la teoría de las funciones elementales con todas las complicaciones de la teoría de la cuantificación. A pesar de la circularidad observada, nuestra argumentación no se invalida, porque su estructura no depende de la repetición de la palabra posesión, sino de la relación de implicación que es independencia de los elementos de los antecedentes y de los consecuentes. 18 De esto tratará la Seco 11,cap. 10: "La técnica de la deducción."

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es la finalidad primordial de toda definición. Según el arto 812, las naves son bienes inmuebles. Además, según el art. 586 del C. Cm.,19los buques mercantes constituyen una propiedad que se puede transferir, es decir, pueden ser vendidos. El arto 1010 es una implicación, cuyo antecedente "p" es "x es inmueble vendible", y cuyo consecuente "q" es "x puede hipotecarse". Tenemos así, como punto de partida,

En cuanto a los artículos 812 C. C. Y 586 C. Cm., nos permiten, para los fines deductivos que nos hemos propuesto, enunciar una sola proposición, implicativa desde luego, cuyo antecedente "r" será "x es una nave", y cuyo consecuente será "p" (es decir, "x es un inmueble vendible") puesto que, por definición, una nave es un inmueble, y además, según el arto 586, las naves son bienes disponibles, lo que, en sentido implícito, puede también considerarse como una propiedad jurídicamente definitoria. El consecuente será, pues: "x es inmueble vendible". Tenemos entonces dos proposiciones implicativas: p::::> q. 1\ .r::::> p Según un príncípío lógico, parecido al que nos sirvió para efectuar la derivación deductiva en el caso anterior, tenemos: p ::::> q./\ .r ::::> p: ::::>:r ::::> q Dando significaciones, tenemos que "s: es una nave" implica a "x puede hípotecarse", lo que permite resolver la cuestión planteada por la afírrnatíva.i" Aunque, desde un punto de vista puramente estructural, este principio es diferente del anterior, desde el punto de vista de su significado lógico es equivalente, porque la conjunción es una coligación conmutativa. Es decir, que si es verdad que p " q, entonces también es verdad que q 1\ p. Por lo tanto, en lugar de p ::::> q. 1\ .r::::> p, se puede poner r ::::> p. 1\ .p::::> q, lo que nos da, según el principio del primer caso: r ::::> p. /\ -P ::::> q: ::::> :r ::::>q 19 C.

Cm.: Código de Comercio del Perú. Sobre el argumento "a definitione" en el Corpus, puede citarse principalmente a Ulpianus: "Sed sciendum est, 'morbum' apud Sabinum sic definitum es: hubitum cuisque corporis contra naturam, qui usum eius ad id facit deteriorem, cuis causa natura nobis eius corporis sanitatem dedit" (definición de enfermedad, Digesto, Libro XXI, Tít. 1, cap, 1, § 7)... "Si mulier praegnans venierit, inter omnes convenit, sanam cam esse; maximum enim oc praecipuum munus feminarum est accipere ac tueri conceptum:" Digesto. Libro XXI. Tít. 1, cap. 14, § 1. 20

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De esta manera ambos tipos de argumento "a defínitíone" pueden reducirse a una misma forma general.21 26. El proceso deductivo en las normas enumerativas Con los análisis anteriores se ha mostrado cómo ciertos procesos deductivos de tipo muy determinado se encuentran en la misma base del conocimiento jurídico, utilizándose en el ejercicio cotidiano del derecho positivo. Pero no debe creerse que las posibilidades de análisis deductivo se agotan en las figuras clásicas. Estas han sido nuestro punto de partida, porque su consagración tradicional nos brindaba especial ocasión para mostrar la posítividad de los procesos deductivos. Sin embargo, el lector ya habrá entrevisto una sencilla consecuencia que se deriva de la mera teoría de la proposición jurídica: si la proposición jurídica tiene estructura coligativa, todas las posibilidades deductivas aplicables en general a las proposiciones coligativas se aplicarán en forma directa a las proposiciones jurídicas. Como hemos podido observar en la sección referente a la lógica asertórica coligativa, estas posibilidades son infinitas. Y así es en efecto. El jurista, el abogado, el juez, en el acto de conocer las normas para su correcta aplicación efectúan de manera espontánea una serie de derivaciones normativas, una compleja multitud de deducciones, basadas todas en los principios de la lógica coligativa. Algunas de ellas son tan sencillas que se realizan de manera intuitiva, lo que no impide, como también hemos visto, que tengan una estructura coligativa definida; otras son más complicadas y ofrecen al análisis interesantes posibilidades. Hacer un estudio exhaustivo de este tipo de derivación normativa (que no sería sino un primer plano dentro de las posibilidades deductivas de derivación, puesto que, además de los principios coligativos, tenemos los funcionales que son mucho más complejos) sería demasiado largo y complicado dentro de los marcos que nos hemos impuesto en este trabajo, cuya finalidad es únicamente dar una idea de los procesos más simples de derivación normativa. Por eso en lo que sigue nos limitaremos a dar ejemplos de los tipos de derivación más simples y más frecuentes, de ciertos tipos deductivos muy especiales, que se prestan con facilidad al análisis y que muestran la eficacia del análisis coligativo para el tratamiento de problemas jurídicos positivos. Uno de los casos más frecuentes de derivación normativa mediante la aplicación intuitiva de principios coligativos es la que se realiza en el caso de lo que hemos llamado normas enumerativas. Hemos visto que existen dos 21 No debemos olvidar, sin embargo, lo que dijimos al comienzo del análisis de este argumento; que tenía formas tan complejas que no podían analizarse por medio de técnicas puramente coligativas. No debe creerse, en consecuencia, que la fórmula expuesta es la fórmula general del argumento "a definitione". Sólo puede considerarse como 1'1 fórmula general dentro de la dimensión coligativa.

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tipos dentro de esta clase de normas: un tipo positivo y un tipo negatívo.P Analicemos primero el tipo negativo por prestarse con mayor facilidad a la formalización. En relación a las normas negativas, se realiza con frecuencia un raciocinio muy simple, efectuadoen forma casi inconsciente,pero que constituye un proceso auténtico de derivación normativa. La forma general del raciocinio consiste en unir dos condiciones excluyentes que, desde el punto estrictamentetextual, no están unidas. Por ejemplo, una norma enumerativa negativa nos dice que no podrán ser testigostestamentariosni los sordosni los que no sepan leer ni escribir. Una persona sorda y que no sabe leer ni escribir pretende ser testigo testamentario. Con la plena evidencia se decide que no puede serlo.23 Veamos ahora cuál es la forma coligativa de esta manera de argumentar. El artículo 9 del C. C. enumera los casos de incapacidad absoluta: Son absolutamente incapaces: 19 Los menores de 16 años; 29 Los que adolecen de enfermedad mental que los priva de discernimiento; 39 Los sordo-mudos que no saben expresar su voluntad de una manera indubitable; 49 Los desaparecidos cuya ausencia está judicialmente declarada.

Este artículo es, como la gran mayoría, de índole ímplicativa, Pero para su formalización coligativa requiere por lo menos cinco proposiciones. La situación se torna de esta manera más complicada que en los casos anteriores, en los que hemos considerado a lo más tres proposiciones. Por eso para analizarlo vamos a valernos de un artificio, y a suponer que sólo existen dos condiciones de incapacidad, las dos enunciadas en los incisos 10 Y 20 antes citados. Sobre esto podrá consultarse el cap. 18. Esta forma de argumentar nos recuerda el argumento "a fOriíon'. En realidad los argumentos clásicos -por lo menos hasta donde llega nuestra información- no han sido jamás debidamente analizados, de manera que es difícil saber a ciencia cierta hasta dónde llegan sus límites. El argumento "a [ortiori" es en sí bastante vago, y no cabe la menor duda de que en muchas de sus aplicaciones, como puede verse en el Digesto, ·tiene un fundamento puramente extralógico. Así Ulpiano dice: est enim perquam ridiculum, eum, qui minoríbus poenae causa prohibítus sít, ad maíores adspisare; maioribus tamen prohibitus minores petere non prohibitur. Digesto. Libro XL VIII. Tít. XXII. Cap. 7, § 22. Clásicamente el argumento "a [ortiori" ha sido concebido sobre esta aplicación de Ulpiano, que aunque aparentemente es lógica, es, sin embargo, totalmente extralógica porque la gravedad de la pena puede variar en casos de emergencia, como ha sucedido, por ejemplo, en diversas legislaciones en el caso del tráfico de estupefacientes, en que por delitos penados en la legislación común con penas menores fueron sancionados con penas mayores. El "a fortíori" presupone toda una teoría de la pena y de las jerarquías jurídicas, que trasciende el plano de lo lógico. Pero, desde luego, nada impide dar una definición generalizada del "a [ortiori" (en el sentido de que cuando la ley prohibe en general, prohibe también en particular) que incluyendo la casuística clásica incluyese también el. caso de las normas enumerativas. Creemos que sería muy interesante analizar en forma rigurosa cuál es el sentido exacto de todos los argumentos clásicos y tratar de deslindar de esta manera todas sus posibilidades y sus limitaciones. 22

23

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JURíDICA

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La norma quedaría entonces: Son absolutamente incapaces: 19 Los menores de 16 años; 29 Los que adolecen de enfermedad mental que los priva del discernimiento.

Tenemos entoncestres proposiciones. Dos enuncian las condiciones de la incapacidad absoluta,_yla que enuncia el hecho mismo de la incapacidad, derivado del cumplimiento hipotético de las condiciones. Las condiciones de la incapacidad serán,desdeluego, los antecedentes,porque de su cumplimiento depende el hecho jurídico de la incapacidad. El consecuenteserá.la incapacidad absoluta. Los antecedentes,segúnel análisis anteriormenteefectuado, estarán unidos por medio de una disyunción inclusiva, porque basta que se cumpla una de las condiciones para que deba producirse el hecho jurídico. Tenemos entoncestres proposiciones: "p", "x es menor de 16 años"; "q", "x adolece de enfermedad que lo priva de discernimiento"; "1''', "x es absolutamente incapaz". Y la estructura de la proposición será:

P v q. ::¡.r Se trata de saber si una persona, que además de ser menor de 16 años adolece de enfermedad que lo priva de discernimiento, es también absolutamente incapaz. La respuesta es evidente, pero es evidente porque se basa precisamente en un principio lógico, que nos dice que todo lo implicado por una disyunción lo es también por una conjunción: p v q',::l .r: ::l:P A q. ::l.r Mediante este principio y el principio de aplicación, se llega a la conclusión de que si x es menor de 16 años y está ademásprivado de discernimiento por causa de enfermedadmental, es absolutamenteincapaz. Hemos efectuado así una derivación normativa completa. No debemos dejarnos engañar por la evidencia y por la simplicidad aparente del raciocinio. Desde luego que el razonamientoes patente,y que no se necesitaninguna formaciónlógica para realizarlo. Es un raciocinio que realizan todos los días, sin darse casi cuenta, los hombresque intervienen en la positividad de la vida jurídica. Pero eso mismo indica cuán necesariaes la teoría para mostrar los fundamentosde la práctica, fundamentosque muchas veces revelan dificultades y complicaciones totalmente insospechadasy que en ciertos casos pueden obligar a corregir procedimientosya establecidos. Una vez esclarecido el raciocinio para el caso de tres proposiciones,se puede generalizar para el caso de cualquier número de proposiciones. Su fundamentación por medio de los esquemasse hace algo más laboriosa,pero, en la práctica, con un poco de paciencia y de cuidado puede siemprerealízarse.v24

Cuando se trata de fundamentar principios lógicos que incluyen un número ele-

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Las proposICIOnesdel arto 9 del C. C. quedarán determinadas en esta forma: "p" por "x es menor de 16 años"; "q" por "x adolece de enfermedad que lo priva del discernimiento"; "r" por "x es sordo-mudo que no sabe expresar su voluntad de una manera indubitable"; "s" por "x es desaparecido cuya ausencia ha sido judicialmente declarada"; y "t" por "x es absolutamente incapaz". La estructura coligativa será: p v q v r v

S.

:J .t

Y el principio, igual al anteriormente empleado, pero más general, será: pv q v r v

S. :J .t: :J

:p A. q A. r A. s . :J .t

Si indicamos con puntos suspensivos que la disyunción y la conjunción se siguen aplicando a todas las proposiciones posibles, podremos enunciar el principio cn su forma más general: p v q v r v ... .

:J

:r: :J :P

A. q A. r...

:J

:r

La "T" mayúscula expresa que se trata de una proposición distinta de todas las anteriores. Y en esta forma tenemos un principio general de derivación normativa aplicable a las normas de enumeración taxativa de tipo negativo. En cuanto a las normas enumerativas positivas, su forma es diferente a la de las negativas, porque consiste, como ya hemos visto,25en una implicación cuyo consecuente es una conjunción. De manera que los procedimientos deductivos que se aplican a esta clase de normas en la práctica del derecho son diferentes. Son tal vez menos importantes que los anteriores, aunque no dejan de ser aplicados con gran frecuencia. En general puede decirse que las enumeraciones positivas tienen una función constitutiva. Se incluyen en la legislación, o para definir una figura con una determinada totalidad de elementos, o simplemente para fijar condiciones, pero en forma global, indicando mediante la condición. En consecuencia, si las normas positivas de enumeración tienen una función constitutiva, basta que falte uno de los elementos señalados para que no se cumplan. Este razonamiento es puramente deductivo y nos ofrece un caso de auténtica derivación normativa. Algunos ejemplos esclarecerán lo dicho. vado de proposiciones (por fundamentar entendemos: mostrar que son proposiciones universales, es decir, verdaderas para todos los casos aunque sus proposiciones componentes sean falsas), el método de los esquemas se toma, en la práctica, sumamentelaborioso. Por eso es reemplazado por un método mucho más eficaz, basado en un tratamiento estrictamente matemático de la teoría de las proposiciones coligativas, y que consiste en partir de unas pocas proposiciones universales, consideradas como postulados, y en derivar como teoremas todas las demás, es decir, todos los principios lógicos posibles. Quien tenga interés en conocer este método estrictamente teoremático de derivación, puede consultar cualquier libro standard de lógica moderna. 25 De esto se tratará en el cap. 18..

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Una personapretende haber constituído un hogar de familia. Para comprobar la verdad de su aseveraciónse examinanlos documentos,y se comprueba que el hogar está inscrito en el registro de la propiedad, pero que no ha sido aprobado judicialmente. Se llega a la conclusión de que el hogar de familia no ha sido constituído. Este raciocinio es sencillísimo, lo que no impide como en el casoanterior que tengauna estructuracoligativa muy determinada y que, para fundamentarse,requiera de algunas transformacionesinteresantes. El punto de partida es el art. 467del C. c.: Para la constitución del hogar de familia se requiere: 19 Que sea aprobada judicialmente; 29 Que sea inscrita en el registro de la propiedad.

Tenemosaquí tres proposiciones:"x ha constítuído hogar de familia", que representamos por "p"; "la constitución ha sido aprobada judicialmente", que representamospor "q"; "la constituciónha sido inscrita en el registro de la propiedad", que simbolizamos por "r", Por ser la enumeraciónconstitutiva, la verdad de "p" implica la verdad de "q" y de "r". Tenemos,entonces: p. ::>.q 1\ r Por un principio lógico,

p. ::::> .q /\ r: ::>: ,_ (q 1\ r) ::::> ,..., p Por el principio de aplicación, se puede afirmar: ,..., (q/\ r)::>

-p

Pero, según puede comprobarsepor medio de un sencillo esquema: .._ (q 1\ r) ::::>--

p: =: ""q v -- r. ::::> • .._, p

Ahora bien, cuando dos proposicionesson equivalentes,se puede reemplazar una por otra. Por lo tanto, si -(q

/\ r) ::::> -p

es equivalentea ---q v ....... r. ::>. _p,

podemos,siendoverdaderala primera,afirmar la verdad de la segunday llegar a la conclusión: --q v __ r. ::> • .._, P Esto quiere decir que basta que una proposición del antecedentesea falsa para que sea falsa también la del consecuente,o sea, que basta que no se cumpla una de las condicionesenumeradaspara que no se constituya la consecuenciajurídica. Consideremosahora el arto981 del c. c.

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Son requisitos de la prenda: 19 Que se entregue el bien al acreedor o a la persona que debe guardarlo; 29 Que la prenda asegure el cumplimiento de una obligación, cuando ésta se haya contraído sin la intervención de quien constituyó la garantía; 39 Que afecte el bien quien sea su dueño y tenga su libre disposición o, en otro caso, quien esté autorizado legalmente.

La Formacoligativa de la proposición jurídica correspondientea esta norma es exactamenteigual a la de la anterior, con la diferencia de que, en el consecuente,tiene una proposición más. Se puede poner, por lo tanto: p. ::::> .q /\ r 1\ s Pero y

p. ::::> .q /\ r /\ s: ::::> : """ (q /\ r /\ s). ::::>. "" p ......(q/\ r /\ s) ::::> --p:=:

-qv-rv.._s.

:::>._p

Luego, podemosafirmar: -qv-rv_s.::::>._p y de la misma manera, como en el caso de las normas negativas de enumeración taxativa,podemosllegar a la fórmula general: p. ::::> .q /\ r /\ ......

/\ m

Lo que nos permite afirmar: -m

v •...•. v-r- r v--q.::::>. ""p

27. Las obligaciones alternativas y la eliminación del arto 1195 del C. C. El análisis coligativo de las proposicionesjurídicas correspondientesa las normas que regulan la figura de las obligaciones alternativas nos brinda resultados interesantes. La estructura coligativa se diferencia de la mayoría de las anteriormenteanalizadas en que el consecuenteimplicativo es una dísyunción exclusiva. Y de esta peculiar estructura se deriva una consecuencia deductiva, que nos permite, únicamente sobre las bases de la lógica, demostrar la existenciade cierta redundancia en el código civil. La estructura coligativa de la obligación alternativa está indicada en los artículos 1191y 1194del C. C. En la primera parte del 1191se indica con toda .precisión la diferencia específica de la figura. El obligado alternativamente, a diversas prestaciones,está obligado a cumplir por completo una de ellas. Esto quiere decir que, en la obligación alternativa, debe de cumplirse por lo menosuna de las prestaciones. La condición es la de la disyunción inclusiva. Pero la segundaparte del artículo nos dice: el acreedorno puede ser compelido a recibir parte de una y parte de otra. Esto quiere decir que el deudor sólo

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puede pagar cumpliendo por completocon una de las prestaciones. Y nos hace sospecharque por el hecho de haber cumplido por completo con una de ellas, queda liberado de las restantes. Esto se comprueba con el arto 1194 que nos dice que, una vez hecha la elección por el deudor.i" la prestación elegida se considerarácomo la única debida desde el principio. Esta última afirmación nos hace ver que la disyunción es exclusiva,pues'una vez cumplida una pres~ tación, quedan excluídas las restantes. Procediendocomo en casosanteriores (por razones metodológicas) partíremos del caso hipotético de una obligación alternativa con dos prestaciones. El antecedente"p" será: "x está obligado alternativamentea la prestación A y a: la prestación B"; el consecuenteserá una disyunción exclusiva, con dos proposiciones,"q" o sea "x. debe cumplir la prestaciónA", y "r" o sea "x debe cumplir la prestación B". La fórmula coligativa será, en consecuencia: p. :::>.q v r Ahora bien, esta estructura coligativa nos permite efectuar una deducción muy importante,porque nos muestra la redundancia del arto 1195 del C. C. que nos dice: El deudor perderá el derecho de elección cuando, de las prestaciones a que alternativamente estuviera obligado, sólo una fuese realizable.

En efecto, según un principio lógico, que regula las relaciones entre la implicación y la disyunción exclusiva, tenemos: p. :::>.q v r:. ::::> : • ,.... q. :::>-P :::>r: 1\ :,.... r. :::>.p :::>q Esto quiere decir que si "p" implica a una disyunción exclusiva, y que una de las proposicionesque integran la disyunción es falsa, "p" implicará necesariamentea la otra. Por lo tanto, si x está alternativamenteobligado a las prestacionesA y B, Y la prestación A es irrealizable, la proposición "q", o sea "x debe cumplir la prestación A" será falsa, porque si A es irrealizable, nadie puede estar oblígado a realizarlo." Pero si "q" es falsa, por el principio considerado,"r" tiene que ser verdadera,y x debe cumplir la prestación B. Y, naturalmente,si "r" es falsa, siendo "p" verdadera, "q" tiene necesariamenteque ser verdadera. Por lo tanto, de la mera estructura coligativa de la obligación alternativa se puede deducir que, en caso de que las prestacionessean dos y una sea írrealizable, el deudor pierde el derecho de elección. 26 Según el arto 1192, la elección corresponde al deudor, a menos que expresamente se hubiese reservado al acreedor. Este último caso cambia en algo las condiciones de la figura, pero no influye en lo menor sobre su estructura lógica y las consecuencias que de ella puedan derivarse. 27 La base jurídica para esta afirmación, además de tener su fundamento en los príncipios generalesdel derecho, se halla, en el caso del derecho peruano, en los artículos 1175, 1180, 1184 Y 1180 del C. C.

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El caso general es muy sencillo, pues basta aplicar ia fórmula a n proposiciones. Desgraciauamente desde el punto de vista de la técnica de los esquemas la fundamentación de la fórmula se torna algo complicada por el enorme número de combinaciones entre los valores de verdad y de falsedad que deben ser realizados. Pero teóricamente nada impide hacerlo." Existe además otra dificultad: que la disyunción exclusiva, a diferencia de la iriclusiva y de la conjunción, no es asocíatíva." Por lo tanto, no se puede prescindir, como en aquéllas, de la puntuación. Esto hace que las fórmulas para más de tres o cuatro prestaciones sean sumamente engorrosas, y que la fórmula general necesite de un simbolismo adecuado para su expresión rigurosa. Para evitar complicaciones no la pondremos aquí, y sólo daremos ejemplos de aumento progresivo de prestaciones. Así, para el caso de tres prestaciones la fórmula será: p: ::j:q. v .r v s Para el caso de cuatro prestaciones, tendremos: p: ::J :q V r. v .5 v t 30 Y así sucesivamente. El principio lógico aplicable en estos casos será el mismo, pero generalizado a tres, cuatro o más prestaciones. En el caso de tres prestaciones, el principio es ya aparentemente complicado, pero su estructura coligativa es tan simple como en el caso de dos. p:::J

:q.v.rvs:. ::>.: -- q /\ --r.::>.p::J s: /\ : -q /\-s.::J.p:::>

r: 1\ : -- r /\ --~.::J.p::> q 28. Otros tipos de deducción [uridica=El paso de la disyunción a la conjunción.-La implicación inversa.-El "contrario sensu" compuesto Con los ejercicios analizados, pertenecientes todos al derecho positivo, ha quedado esclarecido el aspecto esencial de la lógica jurídica. En ellos hemos visto cómo, empleando principios lógicos coligativos, es posible partir de normas positivas, y llegar deductivamente a otras normas no explícitamente ex28 En los casos en que se desea fundamentar una fórmula totalmente general, es decir, para n casos en que n es un número indeterminado, el cálculo de las proposiciones en su aspecto teoremático. 29 Sobre el significado de la asociatividad, podrá verse la nota final del cap. 10. 30 Puede parecer, que en el caso de la segunda fórmula, la exclusión no esté suficientemente expresada, porque la disyunción se hace por pares. Pero esto basta para expresar la naturaleza de la alternación. En efecto, si se separan por medio de una disyunción exclusiva, q v r y s v t, si se realiza la una ya no puede realizarse la otra. Y si se realiza, digamos q v r, al realizarse q ya no puede realizarse r, de manera que la realización de q excluye la realización de todas las demás.

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presadas en la legislación codificada. Y ha quedado también demostrado que los procesos lógicos formalizados son los que se realizan en la práctica diaria del derecho, cuando el magistrado, el abogado o el jurista realizan actividades cuya finalidad es el conocimiento de las normas para lograr su más justa y efectiva aplicación. Pero no debe pensarse que con los tipos de raciocinio formalizados se ha agotado el campo de la deducción jurídica en su aspecto coligativo. Como . fácilmente puede colegirse, las posibilidades de formalización de la teoría de las proposiciones coligativas son tan enormes que el campo de su aplicación al raciocinio jurídico es prácticamente inagotable. Los raciocinios descritos son efectuados con frecuencia en la práctica cotidiana del derecho positivo, pero al lado de ellos existen infinidad de raciocinios similares, de tipo más o menos complicado, que se realizan con la misma frecuencia. Por ser nuestro trabajo únicamente un ensayo de fundamentación y de orientación -de lineamiento o esquema que indique caminos de posible tránsito- creemos que COn lo expuesto el lector tiene material más que suficiente para formarse una idea, si no de lo que es, por 10 menos de 10 que puede ser la lógica jurídica. Sin embargo, guiados por el afán de mostrar la fecundidad extraordinaria de los métodos colígatívos, hemos creído conveniente incluir algunos ejemplos más. Un ejemplo muy sencillo, y a la vez muy interesante, de deducción jurídica es el que se efectúa al derivar de un antecedente disyuntivo un par de normas conjuntivamente unidas. Es un tipo de razonamiento que se parece al que se efectúa en relación a las normas negativas de enumeración taxativa, pero que no puede reducirse a la forma de éste, porque no se trata del paso de una disyunción a una simple conjunción, sino de una disyunción a una conjunción de implicaciones. Consideremos el arto 1089 del C. C. referente a las circunstancias que invalidan el consentimiento (vicios de la voluntad) dado para la efectuación de un acto jurídico: Será ineficaz el consentimiento prestado por violencia o por intimidación.

El antecedente, es decir, la condición jurídica, está constituído por la disyunción que une los términos "violencia" e "intimidación". El consecuente, o sea, el efecto jurídico derivado del cumplimiento de las condiciones, es la ineficacia del consentimiento. Tenemos tres proposiciones: x presta su consentimiento por la violencia x presta su consentimiento por la intimidación El consentimiento de x es ineficaz. Designando por "r" a la primera, por "q" a la segunda y por "r" a la tercera, llegamos a la fórmula coligativa:

p v q.:::>.r

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Pero existeun principio lógico que se enuncia: p v q. :::::> .r::::::> :p:::>r. /\ .q:::> r Empleando el principio de aplicación, se deduce la verdad de la proposición jurídica p:::::> r. /\_-q o r El raciocinio efectuadoes sencillísimo, pero de gran eficacia, puesto que se emplea constantementeen la aplicación de artículo como el considerado. Este artículo se refiere en bloque a la disyunción de las dos condiciones jurídicas, y dice, en forma indeterminada,que la violencia o la intimidación invalidan el consentimiento. Pero de esta disyunción, expresadaen bloque, se deriva que cualquiera de los dos términos de la disyunción invalida el acto jurídico y que, por lo tanto,no se trata de una sola norma,sino de dos, puesto que una proposición jurídica nos dice que la violencia hace ineficaz el consentimientoy otra afirma que la intimidación hace también ineficaz el consentimiento.La aplicación del principio coligativo nos muestraque, en los casosen que el antecedente seauna disyunciónque implica una consecuenciadeterminada,cada uno de los términos de la disyunción también implicará dicha consecuencia y que, en consecuencia,basta que se cumpla una cualquiera de las condicionespara que se realice la consecuenciajurídica. Sobre estabase se interpreta,en la práctica, el sentidode los antecedentesdisyuntivos del tipo considerado. Pero aunque la interpretaciónes intuitiva e inmediata, tiene, no obstante,una definida y clara base lógica. . Otro tipo de razonamiento,también muy sencillo y de constante aplicación, es el que se efectúa por medio del principio coligativo de la "implicación inversa". Por ejemplo,el arto89 del C. C. nos dice (en su primer párrafo) : Los menores de edad para contraer matrimonio necesitan del consentimiento de sus padres.

Es evidente que del tenor de este artículo se deriva que, si los padres de un menor no "han prestado su consentimiento,éste no podrá contraer matrimonio. Aparentementeeste razonamiento, que se realiza constantementeen la práctica del derecho, es una aplicación directa del principio de no contradicción. Pero si así fuera, la negación se aplicaría a toda la expresión,lo que no es el caso, porque se aplica a la vez al antecedentey al consecuente. En realidad se trata de un principio lógico, que no es el de contradicción, sino el de la "implicación inversa". Y su aplicación, aunque desde el punto de vista intuitivo es evidente, no es tan simple desde el punto de vista lógico, porque la formalización coligativa del artículo presenta cierta dificultades. A primera vista el antecedente (la condición jurídica) es el consentimiento de los padres del menor, el consecuente (la consecuenciajurídica) es la posibilidad del menor de contraer matrimonio. Esta interpretación es inexacta

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porque, si así fuera, al ser verdadera la proposición que enuncia el consentimiento de los padres,debería de serlo también la que enuncia la posibilidad de casarsedel menor. Pero esta implicación no es siempre verdadera,porque, ademásdel consentimientode los padres (y ademásde los requisitos generales presupuestosen todo código, como nacionalidad,domicilio, etc.), se requieren otras condiciones. ASÍ, es posible que los padres hayan dado su consentimiento, pero que los menores que pretenden contraer matrimonio sean parientes consanguíneoscolaterales de primer grado. Entonces el mero consentimiento no implicaría la posibilidad de contraer matrimonio. Para que la implicación sea verdaderahay que agregar,conjuntivamenteal consentimiento,el cumplimiento de las condiciones que muestranla inexistencia de los impedimentos. Esto es correcto lógicamente. Pero del sentido estricto del texto se puede despr;nder una interpretación coligativa más simple. Porque si bien el consentimientono es una condición suficiente, es, en cambio, una condición necesaria (el mismo texto lo dice: los menoresnecesitan del consentimiento). y si es una condición necesaria,está implicada por la otra proposición, por la proposición que enuncia la posibilidad de contraermatrimonio. Si enunciamos estaproposición en relación a un sujetoindeterminado,tendremos: El menor x puede contraermatrimonio. y si enunciamosla anterior proposición en relación al mismo sujeto,podemosponer:

Los padres 'del menor x han dado su consentimiento. Designandopor "p" y "q", respectivamente,a estasproposiciones,podemos establecerla implicación:

Es decir, que si un menor puede contraermatrimonio es porque sus padres han dado su consentimiento. El principio de la implicación inversa (muy empleado en la derivación deductiva de las ciencias exactas) nos dice que si una proposición implica a otra, la negación de éstaimplica la negación de aquélla:

Por el principio de aplicación se desprendeque la proposícíén >- q :::> ,.... P es verdadera,y q'!le,en consecuencia,si los padres del menor no prestan su consentimiento,el menor no puede contraer matrimonio. En la práctica del derechoestamanerade raciocinar se emplea,con enormefrecuencia,de manera intuitiva e inmediata. Pero vemos que, para que su formalización lógica coligativa sea posible, se ha hecho una especiede desplazamientológico, en el

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cual se ha alterado la natural sucesión del antecedente,en tanto corresponde a la condición jurídica, y del consecuente,para poner a éste como antecedente y a aquél como consecuente. De otra manera se hubiera podido llegar a la conclusión de que sin el consentimientode los padres no es posible el matrimonio de un menor. Este cambio o desplazamiento lógico es perfectamente correcto porque la condición jurídica es condición necesaria de la consecuencia jurídica, y, por eso,posible que vaya como antecedenteimplicativo. Desde el punto de vista de la argumentación clásica, la deducción normativa por implicación inversa puede compararseal argumento"a consiliis vel oppositis". Puede tal vez considerarse como una especie del mismo, pero de ninguna manera como su forma general, porque dicho argumento contiene aspectos extralógicos que se basan en la presuposición de la validez de determinadas instituciones jurídicas. e Otro ejemplo interesantede raciocinio normativo es el que podría denominarse "contrario sensu" compuesto. Se trata de un contrario sensu cuyo antecedentepuede,a su vez, analizarseen alguna forma coligativa más o menos rica, lo que permita llegar a conclusionesmuy precisas, a las que no podría llegarse si no fuera por la complicación coligativa de la condición jurídica. Consideremosel art. 6 del Código de ProcedimientosPenales del Perú: El peruano que fuera del territorío de la República haya cometido un delito penado por la ley nacional y por la del país en que se perpetró, puede ser juzgado a su regreso al Perú.

La interpretación coligativa de este artículo tampoco es fácil, pues, como hemosvisto con todo detalle," el sentidoextralógicode las normasy la enorme cantidad de presupuestosimplícitos hechospor el legislador al redactar el texto de la ley constituyen serias dificultades para el análisis lógico. Por eso a primera vista parece que se trata de una implicación simple entre el antecedente, que es la comisión de un delito por un peruano en el extranjero,y el consecuente, que es la posibilidad de ser juzgado a su regreso al Perú. Y decimos implicación simple, porque el antecedentees una condición suficiente, no una condición necesaria,y porque puede muy bien darse el caso de que un peruano cometa un delito en el Perú y huya para evitar la acción de la justicia. Entonces, si regresaantes de que se cumpla el término de la prescripción, podrá ser juzgado a su regresoal Perú. El consecuentepuede, pues, ser implicado por dos antecedentesdiferentes. Pero si tenemosen cuentala intención del legislador, vemosque se ha puesto en el caso del peruano que, sin haber cometido ningún delito previo en el Perú, ha cometido uno en un país extranjero cuya legislación 10 considera también como delito. El legislador ha querido ponerse en el caso exclusivo de la comisión de un delito en el extranjero,y en este sentido ya no se trata de una implicación simple u ordinaria sino de una implicación exclusiva. El an31

De esto se tratará en el cap. 20.

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tecedente, la comisión de un delito penado por la legislación peruana y por la del país en que se comete, es una condición suficiente y necesaria del consecuente, la posibilidad de ser enjuiciado en el Perú. Es suficiente, pero basta que se cumpla para que se cumpla también la posibilidad de enjuiciamiento; es necesaria, porque si no se cumple no se puede cumplir de ninguna manera dicha posibilidad (porque se supone que el infractor no ha cometido ningún delito en el Perú). Analicemos ahora el antecedente. Es obvio que se trata de una conjunción, puesto que para que sea posible el enjuiciamiento en el Perú deben de cumplirse dos condiciones: comisión de un delito en relación con la legislación peruana y comisión de un delito en relación con determinada legislación extranjera. La primera proposición puede enunciarse como sigue: x es peruano y comete un delito en el país extranjero La segunda proposición será: el delito de x es considerado delito en el Perú El consecuente podrá expresarse como: a su regreso al Perú x puede ser juzgado Designando por "p" a la primera, por "s" a la segunda y por "r" a la tercera proposición, se llega a la fórmula coligativa final:

p 1\ q.:p .r Por lo tanto, contrario sensu, se podrá poner: ""' (p 1\ q).:p . ""' r Pero, como ya hemos visto, (p 1\ q)

== ""' P v,.."

q

Esto nos permite poner

""' p v ""' q.:p . ""' r De aquí se deriva que basta que la legislación del país extranjero o que la legislación del Perú no considere como delito la acción cometida por un peruano para que éste no pueda ser enjuiciado a su regreso al Perú. Este raciocinio, que se efectúa también con gran frecuencia en la práctica, permanece aún en el ámbito de la evidencia intuitiva, pero, lógicamente analizado, nos ofrece ya una forma coligativa interesante que no puede de ninguna manera considerarse trivial. FRANCISCO

Universidad de San Marcos Lima, Perú

MIRÓ

QUESADA

Diánoia, vol. 1, no. 1, 1955

SOBRE LA POSIBILIDAD FILOSOFíA

REAL DE LA

l. Consideraciones preliminares Una de las más provechosasexperienciasque ofrece la lectura meditada de la historia de la filosofía es,sin lugar a dudas, la que consisteen comprobarcómo el quehacerfilosófico se caracterizainequívocamente,en radical diferencia con otros saberes,por su necesidadde reforma y reconstitución,tan íntegra, cada vez que se le acomete-según lo demuestrasu propia historia-, que se puede afirmar que la filosofía, si ha de tener algún sentido, vale decir alguna justificación, sólo puede encontrarlo en esa forma radical de su contenido y modo de operar, si es que de veras aspira a subsistir como una manifestación válida del conocimiento a que puede llegar el hombre, y, todavía más, de dondedimana su conflicto,la máxima manifestación t;álida del saber en general. Esta última expresiónes quizás la que determina en definitiva la suertede la filosofía, porque la doble pretensiónde un saber que implica todo posible saber y del cual aspira a ser la máxima expresión válida posible le señalan ya a la filosofía ciertas dificultades, sin las cuales no podría haber llegado a ser todo lo que ya es;pero que, por otra parte,y por lo mismo,no le permiten, como probablementejamásse lo permitan,llegar a ser todo lo que no es. Porque en esta esencialparadojaparece venir a consistir la filosofía, a saber: ser lo que no puede y no ser lo que debe. El itinerario filosófico desde Tales hasta Heidegger nos deja ver a las claras que la filosofía ha sido, de una parte -en contadasocasiones-, resuelta y dramática expresiónde su naturaleza conflictiva, paradójica: éste es el caso de Sócrates,Descartesy Husserl. En los grandesmomentosque corresponden a dichos pensadores,la filosofía, a la vez que se ha mostradoal desnudo,dando al aire sus más turbadoras intimidades, vale decir la esencia misma de su contradictibilidad, o seala paradojaen que consistesu naturaleza;a la vez que .ha hecho esto, ha sido el punto de partida de un optimista afán por escapar a toda contradicción,a toda radical imposibilidad, y de ahí la plétora filosófica que subsiguea Sócrates(Platón, Aristóteles, Plotino, todo el filosofar cristiano de la antigüedady el medíevo ), como igualmente a Descartes (toda la modernidad) y lo mismo a Husserl, pues basta pensar en la mole impresionantede la filosofía contemporánea.Y es esto lo que, por otra parte, ha sido la filosofía, esdecir, la "construcción"entusiasmaday hastadelirante en ocasiones(piénsese,por ejemplo, en Hegel) de toda suerte de imaginables posibilidades de deshacerla imposibilidad en que pareceresolversela filosofía desdesusmismos comienzos. Se diría que los contadosy solemnesmomentosen que el filosofar [292 ]

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cobra plena concienciade sí mismo, en los que parece dejar de actuar con el automatismoque uno cree advertir, siempre de algún modo, en la mayoría de las elaboracionesfilosóficas -algo así como una obsesiónde finalidad a toda costa-, que tales contadasy solemnesocasionesson como una incitación para el comienzode una carrera que sólo concluye, al cabo de algunossiglos,cuando la actividad filosófica queda exhaustapor consecuenciade su infatigable creatividad, y debe entoncesvolverse otra vez sobre sí misma y preguntar por el valor y el sentido de lo que en el trayecto recorrido ha podido realizar efectivamente. Sin embargo, una duda inicial, como insoslayable cuesti6n previa, nos sale al paso, para decirnos si, por ventura, también los contados filósofos que han hecho de la filosofía un memento hamo se han quedado en esta escueta actitud, o si, por el contrario, ellos no han intentado también fraguar soluciones y dejar como definitivas algunas de aquellas cuestiones por las cualeshan debido,en el comienzo,sometera implacablecrítica la naturaleza misma de la filosofía. Porque, relativamente en Sócrates,pero sin lugar a dudas en lo que conciernea Descartesy a Husserl, la filosofía ofrece también su contenidopositivo,al menosen lo que alude a la formulación de soluciones. Pero, en estecaso,si bien es cierto que ningúri filósofo ha dejado de darnossu versiónde la realidad segúnél la entiende,en los que, como Sócrates,Descartes y Husserl, hay inicialmente una actitud rigurosamentecrítica, también es posible advertir que el contenido de sus ~editaciones es como una masa que gira atraída en su movimientopor el punto de partida problemáticoy problematizante,y que las dificultades que constituyenel comienzosubsistensiempre y, por consiguiente,jamásdejan coagular ese contenido especulativoen la forma que es posible advertirlo en otros filósofos. Tal es la diferencia más importante que, a nuestro juicio, cabe encontrar entre Sócratesy el mismo Platón o Aristóteles,como asimismoentre Descartesy Leibniz, o Kant o Hegel; como sucedede igual modo entre Husserl y cualquiera de sus contemporáneos. La reformay reconstituciónque acontecetemporalmentea la filosofía no es, desde luego, algo que le acontezca a ella solamente,sino que, como es sabido, pertenece a la naturaleza misma del proceso del saber en general. Pero la reformade las ciencias -para hablar con los mismostérminosde Hus- . serl- no tiene lugar del mismo modo que en la filosofía, pues mientras en aquéllas toda reforma ha de ser siempre parcial y relativamentecondicionada en cada forma de conocimientoa las restantesformas, en la filosofía, por el contrario,la reformaha de ser siempretotal y sin relación alguna can el resto de los saberes,ya que, por el contrario,son éstoslos que han de buscar apoyo y justificación en la reforma integral de la filosofía. Y así como una reforma total de la ciencia la invalidaría para siempre,toda reformaparcial de la filosofía no hace sino entorpecerpaulatinamentesu real posibilidad de desarrollo. Esta es la obra muerta de la actividad filosófica, o su inevitable lastre, que a trechos tiene que ir liberando, si quiere persistir como tal actividad filosófica.

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En consecuencia,la reformade la filosofía que se va elaborandoa partir de un momentode denuncia de su estadocrítico, eso es precisamentelo que podemos llamar reformas parciales, sobreañadidosy retoques (la idea platónica y la materia y la forma aristotélicas, como lastre principal a partir de Sócrates; el monismo spinoziano,la mónada de Leibniz, el ocasionalismo de Malebranche, el empirismo inglés a partir de Locke, como consecuenciade Descartes;el existencialismo,la axiología fenomenológica, el empirismo lógico, etc., tras Husserl). Esta dificultad en que va consistiendo la filosofía, en que resulta ella a partir de la espectacular denuncia de su crisis, ya por entonces casi insalvable, estátejida con la urdimbre que proporcionantodos aquellos pensamientos que se sobreañadenal momentosolemnede la denuncia de sus males y al análisis espectralque sobrevienede inmediato. Se diría que la posibilidad de que exista la filosofía, a partir del momento susodicho, consiste en la yuxtaposición de imposibilidades, las cuales van lastrando la filosofía con un peso muerto,del que sólo otro momentode singular lucidez puede liberarla... pero sólo para dar comienzo a un nuevo proceso similar a los anteriores,en cuanto se refiere a la imposibilidad misma. Lo que se acabade exponerlleva inevitablementea la siguienteconclusión: que en la filosofía no subsiste,tras el momentode revisión que alguien acomete en la forma que, por ejemplo,lo realiza Descartes,nada válido. Pero ésta no sería, en modo alguno,una consecuenciaaceptable,si se la obtiene en la forma usual de generalización. Pues el caso de la filosofía es, en lo que respecta al problema del saber, un caso sui generis, ya que no se trata, entonces,de descubrir, organizar y exponer,tal como han de hacerlo los restantessaberes. Si así fuera, la filosofía sería entoncesun saber más, otra forma de saber que añadir al conjunto de los existentes. Pero pertenecea la esencia misma de la filosofía, por una parte,la característicade ser una crítica de todo fundamento, y, por otra, la característicade ser una supresión de toda posible parcialización del conocimiento. Es decir, que en modo alguno, ni en instante alguno del tiempo, puede la actividad filosófica, si ha de seguir siendo lo que realmente tiene que ser, convertirse en justificadora de una situación dada, como sí ocurre con la ciencia en general. Me refiero, por supuesto,a la verdadera filosofía y no a tanto pretensosustitutivo de ella, como es de sobra conocido. De donde la inevitable pluralidad y disparidad de criterios sobre, por ejemplo, la noción de sustancia,o de causa,o de libertad, o de belleza, etc. Mientras que la ciencia, salvo discrepanciasque son más bien de detalle, se asienta sobre el sólido basamentode concepcionesque sólo experimentanbruscos cambios muy tardíamente,y aun esto mismo en forma que resulta atenuada por cierta relatividad en el tránsitode una idea de la cuestióna otra. Y es que la filosofía está en todas partesy a la vez no se encuentra en ninguna. No podemos decir que la filosofía perteneceal sector de la matemática,o de la física, o de la historia,o el arte;pero ¿qué duda cabe acerca de que,en cierto modo, no puede

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haber filosofía si no se la implica en todosesossaberes? Y advierto que no me estoy refiriendo a esa manipulaci6n "regional", como diría Husserl, que se denomina filosofía de la matemática,o filosofía de la historia, o del arte, etc. No. Sino que por cuanto todo saber es referenciaa una manifestaci6nde la realidad,ningunopuede,en consecuencia,escapara su implicaci6n en la filosofía. Pero es que, extendiendotodavía más la cuesti6n,resulta que, con toda propiedad, no cabe asignar a la filosofía ni siquiera aquellos sectorescomo el de la ontología,la teoría del objeto o la gnoseología,donde aún parece que puede ser ubicada. Pues en cuanto cualquiera de esos saberesse constituye con cierta precisi6n temática y deja ver cierto contornomás o menosdefinido, comienzaa escaparde la filosofía comoposibleasientoreal y efectivode ésta.O sea,que en cuantoun sectordel conocimientoen generaldeja de ser motivo de "escándalo",dado que ya poseeun determinadoobjeto específico y sus finalidades consiguientes,se pierde irremisiblementepara la filosofía como posible fundamentode esta actividad. La filosófía parece,pues, no estar en ninguna parte, sino más bien ser algo. La pregunta que sobreviene entonces,y que pareceque no esposible soslayaren modo alguno,esla siguiente:¿c6mopuede la filosofía no estar en ninguna parte,y, sin embargo,ser algo? Para responder a esta pregunta, es preciso referirse antes a otra peculiaridad de la filosofía como es la del sujetofilosofante. 2. El problema del "suieto filosofante" Creo que no resulta en modo alguno exageradoafirmar que la causadirecta y deliberada de la filosofía es quién la hace. Digo que no hay exageraci6n en esto, porque aSÍ,de buenas a primeras, parece que también debe haber siempre un alguien responsablede todo saber, no importa el que sea. Pero al reflexionar de este modo, corremos el peligro de hablar con demasiada ligereza, pues si bien es cierto que jamás puede faltar un sujeto cognoscente a quien interesa saber el algo y los porqués de lo que conoce,no es menos cierto que, en apreciable medida, cualquiera de esossaberes,excepto el filosófico, constituyeuna típica forma de reacci6n ante lo que está a la mano,un tanto a la zuhandene Welt, que dice Heidegger. Mientras que la filosofía es siempreescándalo, un buscar los tres pies al gato, o empeñarsetal vez, según la despiadada ironía volteriana, en encontrar ese felino, que no existe, en la oscuridad de un aposento. Como es de sobra sabido,la filosofía, siempre que lo es de veras, constituyeuna cuesti6n personalísíma del fil6sofo, a tal punto, que de la actitud filosófica real o supuestaque adoptequien filosofa depende siempreque haya o no haya efectivamenteeso que puede ser llamado la filosofía. Pero -y aquí viene a su punto la cuesti6n-, si el filósofo se propone realmentesaber,¿qué saber es el que aspira a alcanzar con su actividad? Porque

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la experiencia en que consiste la dilatada trayectoria histórica del filosofar demuestra,sin lugar a dudas, que la filosofía no se puede justificar con el simple saber como comprobar, aun cuando esta comprobación implique todos los procesosde conocimientoposibles,hasta los de más subido nivel. No es el contenido, ni su convincente explicación, ni las comprobacionesmás satisfactorias lo que puede justificar la existencia de la filosofía, como sí es el caso de la ciencia y en general de toda otra forma de conocimiento. La filosofía no puede aspirar a un saber que sea meramente infomÍativo o expucauco, o de justificación de una determinadacIasede realidad, con el propósitode obtener para dicho saberun rango ontológicoy epistemológicoque le capacite para convivir con otras formas del saber ya organizado. Por esto es que la física, o la psicología, o la sociología se incorporan históricamente,vale decir en un momentodeterminado,al conjuntode las cienciasya existentes,a causaprecisamente de que han alcanzado ya la delimitación mínima de sus respectivos contenidosy la justificaciónde su convivenciacomo saberesorganizados.Mientras que el filosofar no ha alcanzadojamás,ni tiene sentido que lo alcance,un redondeamientode su corpus idearum, que le habilite para la pacífica eonvívencía junto a las demás ciencias, en respetuosatangencia con ellas y preocupada, sobre todo, por desarrollar sus propias posibilidades. La peripecia del filósofo importa la de su propia personalidadcomo tal y suponerigurosamente ess saber del no saber con el cual -perfeccionando la convicción pitagórica l_ e! viejo sátiro ateniensecomprometiópara siempre al filósofo con su quehacer. Esa docta ignorancia que obliga al filósofo a partir siempre de una comprobacíón insoslayablecomoes la que consisteen advertir que la sabíduría no es cosa de máso menoscantidad de conocimiento,ni de dominio o pericia en su manejo, sino, por el contrario, resulta siempreimplacable renuncia a todo saber,tal como, hasta su muerte, defiende y predica Sócrates en las calles y plazas de Atenas. Renuncia al saber que aparecemaravillosamenteexpresadaen la ironía socrática. En efecto, Sócrates no sólo no sabe nada, cosa de la cual está plenamente convencido, sino que, además,y sobre todo, está convencido de que jamás podrá saber algo. Pero ¿por qué no puede llegar a saber nada? No porque se lo impida un saber que, en formas múltiples y más o menos precisas,estáante él, en torno suyo;ni mucho menos por subjetivaincapacidad de aprehender conocímíentos.s No se trata de nada de esto, sino de algo de 1 "Raros essequosdam,qui ceterís omníbuspro nihílo habitis rerum naturam studiose intuerentur:has se apellare sapientiaestudiosos(id est enim philosophos)."Cicerón, CuestioIles tusculanas,V, 3, refiere que éstas fueron las palabras de Pítágoras a León, el tirano de

Fliunte, quien indagó con él acerca de la verdadera naturaleza del filósofo. . 2 "Lo que casi seguramente constituye una certeza es, varones atenienses, que real y verdaderamente sólo Dios es sabio (ó i}E01:croep0l:elvor), y que el oráculo sólo pretende expresar que 'muy poco o nada es 10 que vale la sabidura humana'. Y no me parece que quiera decir que 'Sócrates es sabio', sino servirse tan sólo de mi nombre como de paradigma, cual si dijera: 'será .el más sabio de vosotros, oh hombres, aquel que, como lo hace

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naturaleza radicalmente diferente, tan diferente, que en ello va implicado el destinodel filosofar. Por esa la gran hazañasocráticaes,en mi concepto,la utilización de la ironta, eseformidable instrumentoque sirve admirablementepara calar hasta las más oscuras profundidades del espíritu humano y llegar a la conclusión de que, si algo constituye realmentela sabiduría, es precisamente ese austeroy melancólico estadopor el cual el hombre comprendeque hay, en efecto,un saber que es en esencia aspiración a justificar la propia existencia del hombre, y que esta justificación no puede provenir de ninguna realidad externay ajena a 10 humano, sino que, muy por el contrario,ha de hallarla el hombre en sí mismo. De donde esa conversión anhelada por el filósofo, que se manifiesta en la ironía socrática como expresiónde radical desconfianza a todo 10 exterior,en el interiorismo agustiniano,en el solipsismoen que se funda la subjetividadfilosofante de Cartesiusy en la rigurosa actitud fenomenológica de Husserl. Pero no se trata ahorade presentar,con el mayorrelieve posible, el aspecto ético de esta cuestión, sin duda alguna de extraordinaria importancia. Lo que ahoranOSproponemosdestacares la razón por la cual el filósofo se ve constreñido,en los momentosde auténticaformulación de la imposibilidad cognoscitiva en que parece consistir la filosofía, a la adopciónde una actitud negadora de todo contenido,a retraerse hasta la nihilidad más absoluta posible y buscar en ella el punto de partida, vale decir el fundamento,de la filosofía. Diríamos que una poderosa intuición guía el ánimo del filósofo en momentos de tanta importanciapara el destino de su empresacomosucedeen los respectivos casosde Sócrates,Descartes y Husserl, haciéndolesprescindir de toda posible concesión a lo dado, a toda Gegenstandstheorie, para buscar intrépidamente en el mar infinito de ese vacío que es el punto de partida puro y simple, desprovisto de todo presupuesto. y volvemos aquí, por consecuencia de lo inmediatamentedicho, a una cuestión formulada en este trabajo,es decir, a la diferencia que sí es posible establecer entre los grandes radicalizantes de la filosofía -principalmente Sócrates,Descartesy Husserl- y los restantesfilósofos,hayan sido o no creadores de sistemas,tal como sucede con Platón, Aristóteles,Santo Tomás, Kant, Hegel, etc. Los radicalizanies -empleo la palabra con toda deliberaciónno creen en ninguna forma de realidad para la filosofía. Sócrates, COmoes sabido,desconfíade la investigaciónfísica y -según nos dice Xenofonte- le llenaba de asombroque los hombres no llegasen a comprenderla imposibilidad en que se encuentran para resolver los enigmas que la realidad exterior les plantea. Pero es que tampoco, en lo que atañe a la realidad interior, jamás encontramosen Sócratesuna afirmación que nos deje convencidosde que, al menos,creía en esto o aquello. Por eso los diálogos llamados «socráticos",en Sócrates, reconozca que, en relación con la Sabiduría, la suya nada vale'," Platón, Apología, 9, 23b.

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los cuales interviene Sócrates decisivamente, carecen de toda posible conclusión: por el contrario, en ellos vemos que la discusión, no importa cuán dilatada haya sido, termina con una declaración de expresa ignorancia, de impotencia para saber lo que ha sido el objeto de la discusión. Y lo decisivo a esterespectoes que las cosaspuestasen serio entredicho por Sócratescontinúan en ese estado, a pesar de los siglos ya transcurridos, lo que demuestra que supo calar hasta las más insondablesprofundidades y advertir que el sao ber que busca la filosofía no es,pudiera decirse,de contenido, sino actitudinal; y en estoreside el inmensosignificado del "sólo sé que nada sé" socrático,tan trivializado por demás en los manuales de filosofía. Pero con él ha puesto Sócratesla piedra angular de la verdaderafilosofía, de la que implica su esencia como tal en la dramatis personae del sujeto filosofante. A partir de la lección socrática,todo aquel para quien la filosofía sea algo más que una logomaquia deberá convencersepreviamentede que filosofar es partir de la más radical nihilidad y disponerse,no importa cuán largo sea el trayecto y las tentaciones que le salgan al paso, a no perder el camino por causa del paisaje, o sea que la filosofía puede proporcionarnosinnumerableselementoscon los cuales urdir toda la estofade una realidad que nos satisfaga,pero, así y todo, esa urdimbre será siemprealgo puesto por nosotros,pues mientrasmás se desmesurey complique, tanto más estaráella desviándonosde la realidad a que aspira la filosofía; mientras mayor vaya siendo el caudal de que disfrute, tanto menor irá resutandola verdad de ese caudal. Porque en definitiva -y éste es el mérito inmensode Sócrates- el filósofo nunca puede estar satisfechode "su" verdad. Hacerlo equivale a ocultarseen el amasijo de lo que ha elaborado con el propósitonada filosófico de reposarcómodamenteen un conjunto de suposiciones. y la filosofía, cuando se le toma en serio, no puede ser ni comodidad ni seguridad. De esto último se desprendefácilmente la explicación de por qué la filosofía consisteen un constantereplanteode las mismas cuestionesfundamentales. Todo aquel que tenga suficiente capacidad para verlo, advertirá cómo el quehacerfilosófico consisteen la revisión de los supuestossobre los cuales.han venido trabajando otros filósofos. Pero esta revisión puede, al menos,ser llevada a cabo o bien en forma radicalísima, tal como acontececon Sócrates,Descartes y Husserl, o bien puede ser que se le acometa sin la exigencia de un riguroso recomienzo. Pero, en cualquiera de los dos casos,filosofar es siempre revisar y replantear nuevamente,como si jamás lo hubiese sido, determinadas cuestionesque interesan al filósofo. Pero la diferencia que acabamosde apuntar entre la radicalidad absoluta y la radicalidad relativa en cuantoal modus operandi del filósofo, determinaa su vez el grado de credibilidad que el filósofo concedea la realidad y, por consiguiente, al saber que es posible derivar de dicha realidad. Cuando el sujeto filosofanteopera como es posible observarque ocurre en Santo Tomás, Leibniz

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o Hegel, es decir, que parte del conjuntode supuestosque constituyenla problemática de su tiempo, y elabora un sistema de la realidad que consisteprimordialmenteen organizar y reestructurarlo ya dado, sin que esto impida a veces una asombrosaoriginalidad, la radicalidad es relativa. En esta misma situación se encuentraKant, pues ya sabemosque no parte de ninguna situación radicalmentenueva, es decir, de un recomienzoa outrance, SIDO que, mejor, lleva a cabouna síntesisreorganizativade supuestosdados ya en el pensamiento de su época,aun cuando realice modificacionescomo la implicada en la trasceruientalidad a de su sistema. Mientras que en Sócrates,Descartesy Husserl nos encontramosen presenciade la radicalidad absoluta. Descartes -¿habrá que decirlo?- entiendeque es preciso acometeren serio la empresa de poner a un lado todo aquello en que se ha estadocreyendo,y empezarde 3 Es claro que Kant introduce modificaciones tan decisivas en el proceso de investigación de la realidad que debe ser inalienable para la filosofía, como es la de su idea de la trascendentalidad, no ya sólo y en el comienzo, del conocimiento, sino por implicación, y en definitiva, de la realidad misma como tal. A este respecto, nos dice; "Icli nenne alle .Erkenntniss transscendental, die sich nicht sowohl mit Gegenstiinden, sondern mit unseter .Erken!ltníssart con Gegenstiinden, sofem diese a priori moglich sein soll, iiberhaupt beschiiftig. Ein System solcher Begriff würde Transscendentalphilosophie heissen:" ("Llamo trascendental todo conocimiento que en general se ocupe, no de los objetos, sino de la manera que tenemosde conocerlos, en tanto que sea posible a priori. Un sistema de tales conceptos se llamaría Filosofía trascendental." E. Kant, Kritik der reinen Vernunft, Einleitung, VII, 25.) Yen otra parte: "Und hier mache ich. eíne Anmerkung, die ihre Einfluss aut alle nachfolgenden Betrachtungen erstreckt, und die man wohl vor Augen haben muss, ndmlich: dass nicht eine [ede Erkenntriss a priori, sondern nur die, dadurch wir erkenneti dass und wie gewisse Vorstellungen (Anschauungen oder Begriffe) lediglich a priori angewandt icerden oder mogiicb. sind, transscendentai (d. i. die Moglichkeit der Erkenntnis oder den Cebraucb aerselben a priori betrejjend} heissen m-Usse. Daher ist weder der Raum noch irgend eine geometrische Bestinmung desselben a priori eine transscendentale Vor-Stellung; sondern nUT die Erkenntniss, dass diese Vorstellungen gar nicht Empirischen Ursprung seien, und die Moglichkeit, uiie sie sich gleichwohl a priori auf Gegenstiinde der Ehrjahrung beziehen. kiinne, kan transscendental heissen. Imgleichen wiirde der Gebrauch des Raumes van Gegenstiinden ilherhaupt aucli transscendental sein; aber ist er lediglich aut Gegenstíinde der Sinne eingeschriinkt so heisst er empirisch. Der Unterschied des Transscendentalen und Empirischen gehort also nur zar Kritik der Erkenntnisse und betrift nicht die Beziehung derselben auf ihren Gegenstdnd" ("Debo hacer aquí una observación que tiene mucha importancia para lo que sigue y que es preciso no olvidar un instante. La palabra trascendental no conviene a todo conocimiento a priori, sino sólo a aquel mediante el cual conocemos que ciertas representaciones-intuiciones o conceptos- no son aplicados o posibles más que a priori y cómo lo SOn-pues esta palabra designa la posibilidad del conocimiento o de su uso a priori-. De esta suerte, no son representacionestrascendentalesel espacio ni cualquier determinación geométrica a priori del espacio, y sólo puede tener el nombre de trascendental el conocimiento del origen no empírico de esas representacionesy de la manera con que pueden referirse a priori a objetos de la experiencia. Así, también, será trascendental la aplicación del espacio· a los ob¡etos en general [el subrayado es mío. Hay en esto último, mutatis mutandis, un desplazamiento de la idea de trascendentalidad a la posible realidad filosófica], y empírica cuando se limitara únicamente a los objetos de los sentidos.La diferencia de lo trascendental y lo empírico pertenece, pues, tan sólo a la crítica de los conocimientos y en nada respecta a la relación de esos conocimientos con sus objetos." E. Kant, op. cit., Die transscendentalen Logik, Einleítung, 11,80.)

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nuevo, desde los fundamentos, si se quiere establecer algo firme y constante en las ciencias+ Por su parte, Husserl, como es sabido, acoge gozosamenteel criterio cartesiano,y en cuantoa él se refiere estrictamentecomo punto de partida del filosofar, lo suscribesin reservas. "La filosofía -la sabiduría- es una incumbencia totalmente personal del sujeto filosofante. Debe ir fraguándose como su sabiduría, como aquel su saber tendientea universalizarseque él adquiere por sí mismo, de que él puede hacerseresponsabledesde un principio yen cada paso,partiendo de aquella su evidencia absoluta."5 Tendamos ahora una doble curva, que de Husserl vaya a parar, primero, a Descartes, y luego de éste a Sócrates:¿no es cierto que en los tres alcanzamosa ver perfectamente la actitud del suieto filosofante, para quien la filosofía ha de partir inevitable y necesariamentede sí mismo, que en el saber del no saber, no sólo inicialmente,comoseha pretendidoque sucedeconSócrates,sino como conditio sine qua non inexorable del filosofar, reside la posibilidad misma de esa imposibilidad cognoscitivaque es la filosofía? Casi que estamostentadosa decir que ese saberdel no saberes la tomade concienciadel no saber del saber, que cuandose hace lúcido, perfectamenteclaro, transparentaesa última y decisiva verdad en que parece consistir la filosofía: la comprobaciónefectiva de que, en última instancia, no podemossaber nada. Que al hombre le es dable ver para prever, como quería Comte, pero que esa visión no puede consistir más que en el acopio de datos y sus correspondientesrelativas significaciones con la finalidad de tenernos en el mundo,una especiede Wissen8chaft als Ob. La sabiduría que puede proporcionarla filosofía no puede ser ningún conocimiento, sino la lucidez por la cual advertimosla virtualidad de toda manifestación de la realidad. Recomenzar,como 10 han querido algunos filósofos, es la mejor prueba efectiva de esa lucidez que, por otra parte, no se manifiesta del .mismomodo en todo sujetofílosofante," 4 "Animadverti {am ante alíquot annos quam multa, ineuente aetate, falsa pro oeris admiserim, & quam dubia sint quaecunqueistis postea superextruxi,ac proinde funditus omnia semelin l/ita esse el/ertenda,atque a primis fundamentísdenuo inchoandum, si quid aliquando [irmum & mansurumcupiam in scientis stabilire... " ("Hace ya mucho tiempo

que me he dado cuenta de que, desde mi niñez, he admitido como verdaderas una porción de opiniones falsas, y que todo lo que después he ido édificando sobre tan endebles principios no puede ser sino muy dudoso E! incierto; desde entonces he juzgado que era preciso seriamente acometer, una vez en mi vida, la empresa de deshacerme de todas las opiniones a que había dado crédito, y empezar de nuevo, desde los fundamentos, si queda establecer algo firme y constante en las ciencias." R. Descartes, Meditationesde prima philosophia, 1,

ah ínitio.) 5 E. Husserl, Meditaciones cartesianas,trad. de pág. 5.

J. Gaos,

El Colegio de México, 1942;

.

6 "Oberlegungen darüber, wie sich das überall noch metaphysische und nur metaphysischeVorstellen in Wirksamer und nützlicher Weise zur unmittelbaren Aktion im tiiglichen und offentlichen Leben bringen lasse,schweifen im Leeren. Denn [e denkenderdas Denken wird, fe entsprecheruleres sich sud dem Bezug des Seins zu ihm vollzieth; um so reiner stehtdas Denken von selbstschon in dem einemihm allein gemassenHandeln." ("La

reflexión sobre la vía que el pensamiento más universal y exclusivamente metafísico deberla

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Tal parece ser la condición del sujeto filosofanteen el destino que le correspondea la filosofía, pues mientrasen el resto de los saberescabe'siempre un distanciamientoentre el que hace una ciencia y la ciencia misma, en lo que respectaa la filosofía es imposible realizar esta separación,ni siquiera con fines metodológicos. Por otra parte, como ya se ha dicho, la deliberación del sujetorespectode la filosofía no la podemoshallar en la ciencia, pues en tanto que ésta se encuentra,de algún modo, en todas partes, circundando al hombre que con ella trabaja,al punto de que casi pudiera decirse que mientras la ciencia esuna respuestaa ciertosestímulosque la realidad provoca en el hombre, la filosofía es pura invención humana,es morbosidaddel espíritu, que lleva a éstea sospecharlo que en forma alguna le resulta advertible, ni tampoco se le insinúa bajo ningún aspecto. Eso que Sócratesllamaba, con el risueño aire de quien apenasdice nada,su demonio inspirador.i Es preciso, sin embargo,regresar a la pregunta que caracteriza de modo inequívoco al sujeto filosofante, de modo especial a aquel cuya radicalidad implica un riguroso recomienzo. ¿Por qué es preciso volver al punto de.partida? Y, admitido que deba ser así, ¿cuál puede ser ese punto de partida? Y, todavía más,¿por qué ese punto de partida? No creo que haya otro quehacer cognoscitivo,excepción hecha del filosófico, donde resulte imprescindible regresar al punto de partida. En ninguna ciencia esposible encontrar,a lo largo de toda su trayectoria hasta el presente, casoscomo los de Sócrates,Descartes y Husserl. En ninguna de ellas cabría semejantedemolición, tal derrumbe de todo supuestohasta entoncesadmitido, para edificar completamentede nuevo los cimientossobre los cualesdeberá comenzara erguirseotra vez la estructurafilosófica. Y así como no tiene sentido realizar esa demolición en el sectorde ciencia alguna, porque todas ellas se fundamentany justifican en la continuidad histórico-temáticaque respectivamentelas constituye,la filosofía, en cambio,sí requiere de esa disolución, la ouslossung que para Husserl es imprescindible si de veras se quiere llegar a la constitución de una filosofía genuina y por lo mismo válida. Peculiarísima condición esta de un periódico recomienzo,sin el cual no hay filosofía seguir eficaz y útilmente para ejercer una acción inmediata en la vida cotidiana y pública se convertiría entonces en algo caduco. Según el pensamiento-se hace más pensante, haciéndose más puro a partir de su relación con el ser, y más determinado, se encuentra empeñado consigo mismo en la única acción, la única que le es adecuada." M. Heidegger, Was ist Metapht¡sik?, Einleitung, Der Rückgang in den Grund der Metaphysik, S. 12.) 7 "Quizá resulte extraño que aconseje privadamente tales cosas, yendo de uno a otro, con gran diligencia, y que, no obstante, al subir aquí no me atreva, en nuestra Asamblea, a aconsejar con vosotros públicamente a la Ciudad. La causa de esto es, según me lo habéis oído referir en diferentes ocasiones, y en diversas formas, que me sobreviene algo a la vez divino y demoníaco (81:L uor i}fióv 1:L xnl IIcu¡.tóvlOv Y[YVF1:o.l), tal como aparece, en forma de farsa, en la acusación que contra mí ha redactado Méletos. Y esto es algo que empezó a sucederme desde pequeño, en forma de cierta voz (te.El __ en_c:a~fami~n~oresurta al fin posible para Sancho,y, así, al término de la segundaparte, despuésde la derrota de Don Quijote por el Caballero de la Blanca Luna, se convierteen un hecho."Parecíale que todo aquel sucesopasaba en sueños,y que toda·aqUe1Iilñ1áquinaera cosade encantamiento"(p. 671). Con gran habilidad, Cervantes describe esta transición y los medios por los cuales un mismo sub-universode comunicación-se establece entre el caballero y el escudero. Ambos tienen buenos argumentospara explicar sus discrepancias. Don Quijote reconoceque Sanchono es un caballero y, por lo tanto,estásujetoa otrasleyes (p. 94); quizá su miedo le impide ver y escuchar lo que en verdad es (p. 100); si Sancho siguiera furtivamentelos dos rebaños de ovejaspor un momento,descubriría que fueron transformadosen dos ejércitos tal y como lo describió Don Quijote (pp. 101-102). Por otra parte, Sancho Panza se inclina a creer que las desgracias del caballero se deben al hecho de que Don Quijote quebrantóun juramentosolemne(p. 104); o tal vez a que tiene poderessobre gigantesreales,pero ningún poder sobre fantasmas (p. 187). y habiendo descubiertoque él tiene que aceptar el encantamiento comoun esquemade interpretación,para poderestablecerun universode comunicación con Don Quijote, Sancho aprende a expresarsecomo un discípulo de los filósofos escépticos. Sancho corrige varias veces su juicio original sobre le que Don Quijote declara que es el Yelmo de Mambrino, y que para él es sólo una bacía de barbero,que tiene el valor de un real, sí es que tiene algún valor: "que no semejasino una bacía de barbero, pintiparada" (p. 119). Y después(p. 304) habla incluso de un baciyelmo. Hacia el final de la primera parte (p. 304) el relato de esta aventura se usa para desarrollar,como en un stretto de complicada fuga, ~ te.!!l~jI_lfip-ª1de. re;lli.4ruLintersubJ_etiva