Plurifuncionalidad modotemporal en español y griego moderno
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Studien zur romanischen Sprachwissenschaft und interkulturellen Kommunikation H

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Eleni Leontaridi

Plurifuncionalidad modotemporal en español y griego moderno

Umschlaggestaltung: © Olaf Gloeckler, Atelier Platen, Friedberg Cover Design: © Olaf Gloeckler, Atelier Platen, Friedberg Conception de la couverture du livre: © Olaf Gloeckler, Atelier Platen, Friedberg

Band 134

Plurifuncionalidad modotemporal en español y griego moderno

STUDIEN ZUR ROMANISCHEN SPRACHWISSENSCHAFT UND INTERKULTURELLEN KOMMUNIKATION Herausgegeben von Gerd Wotjak

Band134

Eleni Leontaridi

Plurifuncionalidad modotemporal en español y griego moderno

Bibliografische Information der Deutschen Nationalbibliothek Die Deutsche Nationalbibliothek verzeichnet diese Publikation in der Deutschen Nationalbibliografie; detaillierte bibliografische Daten sind im Internet über http://dnb.d-nb.de abrufbar.

La publicación de esta obra ha contado con el apoyo del Máster en “Traducción, comunicación y mundo editorial“ del Departamento de Filología Italiana de la Universidad Aristóteles de Tesalónica (Grecia).

ISSN 1436-1914 ISBN 978-3-631-77831-9 (Print) E-ISBN 978-3-631-78600-0 (E-PDF) E-ISBN 978-3-631-78601-7 (EPUB) E-ISBN 978-3-631-78602-4 (MOBI) DOI 10.3726/b15449 © Peter Lang GmbH Internationaler Verlag der Wissenschaften Berlin 2019 Alle Rechte vorbehalten. Peter Lang – Berlin · Bern · Bruxelles · New York · Oxford · Warszawa · Wien Das Werk einschließlich aller seiner Teile ist urheberrechtlich geschützt. Jede Verwertung außerhalb der engen Grenzen des Urheberrechtsgesetzes ist ohne Zustimmung des Verlages unzulässig und strafbar. Das gilt insbesondere für Vervielfältigungen, Übersetzungen, Mikroverfilmungen und die Einspeicherung und Verarbeitung in elektronischen Systemen. Diese Publikation wurde begutachtet. www.peterlang.com

A Nikos, Ilías y Elina por su apoyo y paciencia y por hacer que la vida tenga sentido. A Jesús F.G., que siempre me ha acompañado en este camino.

“El significado de cada uno de los signos que integran un sistema verbal como el del español actual es el resultado de la suma de un contenido funcional de orden temporal y otro contenido funcional de orden modal”. 

Veiga (1991a: 164)

“…la dislocación constituye un fenómeno sistemático que afecta a conjuntos de unidades verbales que presenten algún rasgo común en sus valores temporales. No se trata, pues, de enumerar usos diversos para formas verbales inconexas, sino de reconocer y explicar un mecanismo que en el interior del sistema verbal interrelaciona ciertos rasgos de contenido temporal y ciertos rasgos de contenido modal, posibilitando que determinadas formas verbales puedan expresar más de una combinación modo-temporal de constenidos gramaticales, lo que supone una innegable economía para el sistema”. 

Rojo & Veiga (1999: 2896)

Trabajo enmarcado dentro de los proyectos de los Grupos de Investigación «Lenguas europeas: enseñanza/aprendizaje, pragmática intercultural e identidad lingüística» de la Universidad de Valladolid y «Adquisición y enseñanza de segundas lenguas y lenguas extranjeras de la Universidad de Alicante» (grupo AcqUA) de la Universidad de Alicante.

Me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento al Prof. Dr. D. Jesús Fernández González, al Prof. Dr. D. Alexandre Veiga y a la Prof. Dña. María Kitova-Vasileva por sus inestimables observaciones, orientación y generosidad a lo largo de estos años. Igualmente, al Dr. D. Isaac Gómez Laguna por su compañerismo y contribución a la edición del presente trabajo. Posibles errores, carencias o imprecisiones son patrimonio mío.

Índice Capítulo 1:  Introducción.................................................................15 1.1 Introducción............................................................................15

Capítulo 2:  Marco Teórico.............................................................21 2.1 Introducción............................................................................21 2.2 Plurifuncionalidad modo-temporal..........................................25 2.2.1 Relaciones temporales y fórmulas vectoriales................. 27 2.2.2 Sobre la nomenclatura de Bello...................................... 34 2.2.2.1 Sobre algunas innovaciones en las fórmulas vectoriales y la nomenclatura empleadas............ 36 2.2.2.2 Sobre el punto de origen (O).............................. 39 2.2.3 Valores temporales y valores modales en español........... 41

Capítulo 3:  Los Tiempos del Futuro.............................................53 3.1 Los tiempos del futuro y el IND 1...........................................53 3.2 Los tiempos del futuro: Consideraciones de orden cuantitativo y cualitativo entre el español y el griego...............57 3.3 Cantaré / Θα γράψω O+V vs. Θα γράφω O+(VoV) ...................62 3.4 Habré cantado / Θα έχω γράψει O+(V–V).................................75 3.5 Cantaría / Θα έγραψα (O–V)+V vs. Θα έγραφα (O–V)+(VoV)......76 3.6 Habría cantado / Θα είχα γράψει (O–V)+(V–V)........................84

Capítulo 4:  Los Tiempos del Pasado.............................................87 4.1 Los tiempos del pasado y el IND 2..........................................87 4.2 Los tiempos del pasado: Consideraciones de orden cuantitativo y cualitativo entre el español y el griego...............88 4.3 Cantaba / Έγραφα (O–V)oV.....................................................89

4.4 Canté / Έγραψα (O–V).............................................................98 4.5 He cantado / Έχω γράψει Oo(V–V)........................................101 4.6 Había cantado / Είχα γράψει (O–V)–V...................................104

Capítulo 5:  El Aspecto Gramatical..............................................109 5.1 Introducción..........................................................................109 5.2 Sobre la categoría del aspecto gramatical..............................110 5.3 La funcionalidad (?) del aspecto gramatical en el sistema verbal................................................................116

Capítulo 6:  Conclusiones...............................................................121 6.1 Conclusiones generales..........................................................121 6.2 Los tiempos del futuro...........................................................123 6.3 Los tiempos del pasado.........................................................127 6.4 A modo de conclusión...........................................................127

Bibliografía.......................................................................................131 Índice de tablas.................................................................................151 Índice de autores..............................................................................153

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Capítulo 1: Introducción 1.1 Introducción1 El español siempre ha sido un idioma muy especial para nosotros; prácticamente desde siempre ha estado presente en nuestra vida y, a lo largo de este tiempo, nunca ha dejado de sorprendernos la asombrosa similitud que presenta en distintos niveles2 con nuestra lengua materna, el griego moderno. Nuestra experiencia en la docencia de español como lengua extranjera a discentes grecófonos durante todos estos años puso ante nuestros ojos la sorprendente facilidad con la que estos alumnos aprenden español y no hizo sino respaldar nuestras intuiciones teóricas sobre las semejanzas entre los sistemas lingüísticos de estas dos lenguas, semejanzas que no siempre resultan evidentes. Por esa razón, como era de esperar, pronto quisimos profundizar más en ese campo de arenas movedizas que es el análisis contrastivo entre el español y el griego moderno, tan poco labrado hasta hace unos años, lo que confería a nuestro reto un atractivo mayor. Y, dentro del análisis contrastivo, las similitudes en el funcionamiento de las formas verbales, en particular de aquellas que conforman los llamados tiempos del indicativo, son –a nuestro criterio- especialmente llamativas3.

1 Algunas partes de este trabajo fueron ya publicadas en Leontaridi (2011a) [Publicado originalmente en: Moenia. Revista lucense de Lingüística & Literatura, Vol. 17, pp. 179–242, ISSN 1137–2346. © Universidade de Santiago de Compostela, 2011. Todos los derechos reservados]. 2 De similitudes de este tipo, que se encuentran, sobre todo, a nivel de fonética, fonología, sintaxis y semántica, nos hemos ocupado en varios trabajos nuestros, tanto desde un enfoque teórico (a modo de ejemplo, véase Leontaridi 1999, 2000, 2002b, 2006, 2008b; Leontaridi et al. 2007; Leontaridi & Gómez Laguna 2018c; Gómez Laguna & Leontaridi 2018), cómo desde un enfoque aplicado a la enseñanza del español a grecófonos (entre otros, consúltese Leontaridi & Peramos Soler 2011; Leontaridi et al. 2008, 2009, 2010; Leontaridi & Pérez Bernal 2008b; Peramos Soler et al. 2007). Últimamente también nos hemos interesado por temas relacionados con el desarrollo lingüístico infantil bilingüe grecoespañol (Leontaridi & Gómez Laguna 2018a, 2018b). 3 Sospechamos que también ocurre lo mismo con el subjuntivo, pero ello constituye objeto de estudio futuro.

Así pues, esta monografía es fruto de nuestro interés por investigar y plasmar la categoría de la temporalidad en español y griego. Nuestra trayectoria investigadora, empezada a finales de los años 90, en el marco de los cursos de doctorado de la Universidad de Salamanca, nos condujo en 2001 a la obtención del título de doctora en la misma institución, bajo la supervisión ejemplar del Prof. D. Jesús Fernández González. Dicha investigación tuvo la suerte de coincidir con la publicación de un trabajo tan importante como la Gramática Descriptiva de la Lengua Española (Bosque & Demonte 1999); en la que se recogía –entre otros magníficos trabajos- el modelo interpretativo (Rojo & Veiga 1999) que constituyó la base de nuestra tesis doctoral sobre los tiempos del pasado del indicativo en español y griego (Leontaridi 2008 [2001]). Dicha teoría tiene sus cimientos en la teoría de la temporalidad de Rojo (1974), la cual ha sido evolucionada y adaptada en distintos trabajos de Veiga sobre las funciones modotemporales en español desde principios de los años 80 hasta hoy. Pues bien, esta teoría constituye también la base del presente estudio, que abarca las conclusiones de una trayectoria investigadora centrada tanto en las afinidades y divergencias de funcionamiento entre los tiempos del pasado en español y griego (Leontaridi 2011a, 2011b) como en la categoría del aspecto verbal (Leontaridi 2002a, 2002b, 2008), trayectoria que se ha visto ampliada en los últimos años al estudio de la temporalidad en el campo de los tiempos del futuro en griego y español (Leontaridi 2018). En este recorrido investigador, principalmente en el ámbito de la lingüística teórica, el Prof. D. Jesús Fernández González de la Universidad de Salamanca ha estado siempre a nuestro lado, a quien se han sumado en la última década otras dos eminencias en el campo, el Prof. D. Alexandre Veiga (Universidad de Santiago de Compostela) y, más recientemente, la Prof. Dña. María Kitova-Vasileva (New Bulgarian University). Desde estas páginas me gustaría expresar, una vez más, mi profundo agradecimiento a los tres, por su orientación académica, por sus inestimables y oportunas observaciones y por su generosidad (hasta el punto de llegar a ofrecerme fuentes de su propia biblioteca personal, e incluso ejemplares únicos) pero, sobre todo, por haberme demostrado repetidamente que, además de ser excelentes estudiosos de lo que tanto nos apasiona a los tres, la lengua española, son excelentes personas.

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Volviendo al tema del presente estudio, adelantamos que en ambas modalidades, tiempos del pasado y tiempos del futuro, el brillante modelo explicativo de Alexandre Veiga (que se cimienta en el de Rojo y lo amplía en las distintas etapas de su evolución) sobre la plurifuncionalidad modotemporal de las formas verbales españolas, es capaz, según nuestro criterio, de dar cuenta del funcionamiento de las correspondientes formas verbales griegas. Estos trabajos coinciden en señalar la falta de correlación entre lo lingüístico y lo cronológico, para lo que conviene recordar también la inadecuación de las aproximaciones tradicionales –que se remontan a la época de Nebrija-, las cuales suelen atribuir un valor concreto a una determinada forma verbal, cuando la realidad es que hay usos asignados a una forma que no se corresponden con la denominación establecida. Por citar un ejemplo de Veiga (2008: 11), la referencia a cantaré como “futuro imperfecto de indicativo” en: (1)

En estos momentos serán las cuatro.

no es capaz de dar cuenta de la orientación temporal de presente –y no de futuro- en oraciones como la arriba mencionada. Igualmente, ¿hasta qué punto se justifica la denominación “condicional” de cantaría en oraciones como: (2) (3)

Cuando llegaron serían las cuatro. ¿Podrías hacer menos ruido?

que en ningún modo expresan algún tipo de “condición”?4 A nuestro juicio, para responder a preguntas como estas, habrá que optar por una aproximación metodológica que, más allá del terreno terminológico, permita dar cuenta de las relaciones entre el conjunto de las formas verbales y de los valores gramaticales que estas puedan expresar. En este plano de la expresión, siguiendo a Veiga (2008: 26), hay que entender que el conjunto de formas verbales en lenguas como el castellano (y el griego, a nuestro juicio) no establecen una correspondencia biunívoca entre sus elementos, lo que puede atribuirse a dos hechos de signo contrario: 4 Respecto a ello, como muy acertadamente señala Veiga (2008: 11): “hacer referencia a cantaría como un ‘condicional’ choca de frente, para empezar, con el hecho de que en castellano común esta forma no pueda expresar ‘condición’ en la prótasis de una ‘oración condicional’”.

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“a) Puede suceder que dos o más realizaciones expresivas transmitan un mismo contenido gramatical, caso en el cual hemos de hablar de una relación de alomorfía y […] b) puede suceder que una misma realización expresiva sea capaz de transmitir distintos contenidos gramaticales funcionalmente diferenciados con arreglo a oposiciones radicadas en dos o más categorías independientes de expresión simultánea”. Ejemplo de la primera relación constituyen las formas cantara-cantase en español (siendo un caso parecido en griego la pareja τραγουδούσα-τραγούδαγα –registrada sobre todo en la variedad ateniense del griego), mientras que como muestra de la segunda (en ambos idiomas) podría servir el “imperfecto” cantaba/ έγραφα, dado que como veremos más adelante, dicha forma es capaz de expresar más de una combinación de contenidos modo-temporales funcionalmente diferenciados en el sistema. Por otra parte, en el plano del contenido, aunque son varias las categorías que se han venido considerando responsables de la estructuración funcional de un sistema verbal, a saber, el tiempo verbal (o temporalidad), el modo y el aspecto, ello no significa que todas esas categorías tengan que estar presentes con valor funcional (o en el mismo grado de funcionalidad) en un sistema verbal. Por tanto, seguimos a Veiga (2008: 27–28) en que “hemos de contar, de entrada, con que significados remisibles a priori a alguna de estas categorías ‘generales’ sean configurados en una lengua dada bien en el léxico o bien en puntos de la gramática externos al sistema verbal en sentido estricto; además determinados matices remisibles a priori a una de ellas podrían constituir en un sistema dado manifestaciones secundarias de propiedades funcionales radicadas en otra categoría diferente”. El modelo de análisis de este autor nos servirá para verificar la funcionalidad de dichas categorías en los sistemas verbales español y griego (en los que más de una categoría gramatical actúa en el plano del contenido de sus unidades integrantes), y aplicaremos el principio de la funcionalidad, según el cual partiremos de la “conmutación de matices significativos en estricta igualdad de circunstancias a todos los niveles […] y verificando si dicha conmutación conduce o no a un cambio en el plano del significante” (Veiga 2008: 29). En las siguientes páginas, intentaremos arrojar luz, de manera contrastiva, al funcionamiento de las formas verbales indicativas de estos dos idiomas, organizando nuestro trabajo grosso modo en tres grandes partes: tras una revisión general del estado de la cuestión y una presentación 18

introductoria al modelo vectorial de Rojo (modificado por la teoría veigana) en el capítulo 2, estudiaremos por separado el comportamiento del paradigma de los tiempos del futuro (capítulo 3) y el paradigma de los tiempos del pasado (capítulo 4) en los dos idiomas. En el capítulo 5 nos ocuparemos de cuestiones relacionadas con la categoría del aspecto gramatical, para recoger, finalmente, nuestras conclusiones en el capítulo 6. Adelantamos ya, que el modelo vectorial adoptado permite explicar de forma adecuada no solo los usos rectos5 sino también aquellos usos no rectos de las formas indicativas españolas y griegas, de ahí que no sea necesario hablar de usos ‘idiomáticos’, sino que basta con reconocer que estamos frente a formas plurifuncionales en términos modotemporales, lo que supone una indiscutible economía para los dos sistemas lingüísticos en cuestión.

5 El término recto, que explicaremos más adelante, proviene de la teoría temporal de Rojo (1974). Cfr. el concepto de valor recto en Rojo & Veiga (1999: 2894).

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Capítulo 2: Marco Teórico 2.1 Introducción “Los tiempos verbales adquieren otros valores además de los puramente temporales”. (RAE-ASALE6 2009: 1681)

En las páginas anteriores, se ha dejado entrever que tanto en español como en griego moderno, las formas verbales se usan a menudo para expresar significados que no corresponden al valor temporal que tradicionalmente se les ha asignado. Hemos visto que el llamado futuro simple puede expresar conjetura en el presente, el imperfecto cortesía, etc. Así, si Kostas le dice a su amiga Carmen: (4)

Κάρμεν, μη φύγεις! Σε ένα λεπτό έφτασα!

¿Ella le esperará o se irá, dando por terminada la relación? De modo parecido, ¿los hablantes griegos y españoles, entienden fácilmente enunciados como los siguientes?: (5)  –Πόσο του κόστισε το αυτοκίνητο; –Δεν ξέρω. Φαντάζομαι θα κόστισε γύρω στις 30.000€. (6)  –¿Cuánto le ha costado le coche? –No sé, me imagino que le habrá costado unos 30.000€.

Asimismo, en ambos idiomas, ¿cómo es posible comprender oraciones que en realidad son gramaticalmente incorrectas?, como: (7) (8)

No iba, aunque me pagaras los billetes. Δεν πήγαινα, ακόμη και να μου πλήρωνες τα εισιτήρια.

En otras palabras, en nuestra comunicación cotidiana nos encontramos con ejemplos en los que los significados temporales de las formas verbales parecen confluir con significados o matices modales. Por ejemplo: (9)

–¿Qué será eso del matiz modal de incertidumbre y matiz modal de irrealidad? –No estoy seguro, pero viendo los ejemplos, me imagino que le pedirían que tratara una categoría desde un punto de vista contrastivo y ella habrá

6 Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2009); a partir de ahora recogida como RAE-ASALE (2009).

decidido examinar la expresión de la probabilidad y otros usos, digamos idiomáticos, de los tiempos en español y griego moderno. Me imagino que habrá consultado los trabajos de Rojo, Veiga y Kitova-Vasileva. –¿Será interesante? Leamos más. –¡Hecho! (10)  –Τι θα είναι άραγε η εγκλιτική χροιά αβεβαιότητας και η εγκλιτική χροιά μη πραγματικότητας; –Δεν είμαι σίγουρος, αλλά βλέποντας τα παραδείγματα που δίνει υποθέτω ότι θα έχει μελετήσει εργασίες των Rojo, Veiga και Kitova-Vasileva και θα αποφάσισε να μιλήσει για την έκφραση της πιθανότητας και άλλων ιδιωματικών χρήσεων των χρόνων στα Ισπανικά και στα Νέα Ελληνικά. –Θα είναι άραγε ενδιαφέρον; Ας διαβάσουμε παρακάτω να δούμε. –Έγινε!

Ahora bien, nuestro propósito es estudiar de forma contrastiva el comportamiento de las formas verbales que constituyen el modo indicativo en español y en griego, en otras palabras, intentar acercarnos a los tiempos del indicativo en las dos lenguas en cuestión. La tradición gramatical ha denominado tiempos a los distintos grupos de posibilidades formales de las que dispone el enunciador en el sistema verbal; y se utilizó el término tiempos porque cada uno de estos grupos de formas se analizaba en relación con un momento o período del tiempo cronológico. No obstante, hay que tener claro que, aunque los distintos tiempos están en parte relacionados con el tiempo cronológico, es erróneo creer que a cada uno de ellos le corresponde un momento del tiempo cronológico. En otras palabras, hay que seguir la línea trazada por Benveniste (1965) y distinguir entre tiempo físico, tiempo cronológico y tiempo lingüístico7. Para Rojo (1974: 76–77), aunque la temporalidad lingüística por una parte está “en estrecho paralelismo con el tiempo cronológico subjetivo”, por otra parte no se puede identificar con el fenómeno físico del tiempo ni con el tiempo cronológico objetivo, y como resultado, el autor afirma que “emplearé […] el término ‘temporalidad’ para referirme únicamente a las relaciones temporales propias de los elementos lingüísticos y reservaré ‘tiempo’ para designar el físico y cronológico”, aproximación que adoptaremos también nosotros.

7 Consúltense también las observaciones pertinentes de Rojo (1974: 70 y ss) y Rojo & Veiga (1999: 2871–2874) que explican detalladamente las diferencias entre tiempo físico, tiempo cronológico y temporalidad lingüística.

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El planteamiento de la temporalidad (que implícitamente era lo que subyacía en la teoría de Bello 1988 [1847])8 se caracteriza por considerar cada valor temporal como una situación relativa a un cierto punto de origen, que a su vez, puede estar igualmente orientado de forma secundaria o no. Volvemos a recordar que es justo esta aproximación deíctica que recibe el tiempo en el estudio de la temporalidad, tal como queda expuesta en Rojo (1974), Rojo & Veiga (1999), y varios de los trabajos de Veiga recogidos en este estudio, la que constituye el fondo teórico sobre el cual se basa el análisis contrastivo del español y del griego en las páginas que siguen9. Lo cierto es que ya desde bastante tiempo, el estudio de la temporalidad en general, y la estructuración de los sistemas verbales de distintas lenguas en particular, entre ellas el español y en menor grado el griego, ha sido muy intenso10. Para ello, se han postulado propuestas que ofrecen esquemas, representaciones gráficas o fórmulas que pretenden recoger de un modo geométrico o matemático la estructura, el significado y los valores de las formas11. Como muy acertadamente señala Fernández González (1993: 105) “Los diagramas son casi tantos como autores se han ocupado del tema, aunque algunos –como es lógico- han hecho más fortuna que otros”. No es objetivo del presente análisis revisar críticamente algunas de estas propuestas, dado que dicha tarea se ha llevado a cabo en otros

8 Planteamiento ya presente en Bello (1891 [1841]). 9 Moreno Cabrera (1991: 291 y ss), en la misma línea que Rojo & Veiga (1999), señalaba que “la categoría deíctica típica del verbo y del sintagma verbal es el tiempo”. Es importante tener claro que el tiempo verbal siempre es deíctico ya que sitúa las acciones respecto a un punto, que suele ser el momento de la enunciación. El autor lo expresa así: “Hay que partir del momento en el que tiene lugar el acto comunicativo y considerar ese momento [punto O] como eje en torno al cual se van a situar los diversos momentos denotados por los sintagmas verbales”. 10 La lista de los trabajos que estudian la temporalidad en español parece interminable: la bibliografía que se ocupa de la temporalidad griega se muestra bastante más limitada (consúltese Leontaridi 2008 [2001], 2011a, 2011b, 2018 y las fuentes allí recogidas). 11 En general, podríamos clasificarlos en tres tipos: los planteamientos que siguen el modelo estructural de Alarcos Llorach (1980 [1949], 1980 [1959], 1980 [1975]), modelos de fórmulas como el trazado por Reichenbach (1947) y los modelos de tipo vectorial de Rojo (1974).

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trabajos12; y ni que decir tiene que podríamos incluir otros muchos nombres en la nómina, ya que no son estos los únicos modelos posibles. Basta con decir que la organización de las formas verbales según el criterio de la temporalidad se puede dividir, a grandes rasgos, en tres modelos: a) Lineal b) Reichenbachiano c) Generativo Según un modelo lineal, el tiempo se contempla como teniendo una sola dimensión, y consecuentemente se puede representar como una línea recta en la que se dan tres divisiones básicas13: -------------x------------------------------x---------------------------x----------- Pasado Presente Futuro

Este esquema general se puede segmentar a su vez en más subdivisiones: ----+---------x--------+---------------------x-----------------------+---------x-----------+---- Pasado Presente Futuro Ante-pas. Post-pas. Ante-fut. Pos-fut.

En el ámbito de la gramática generativa, se tienen en cuenta los aspectos sintácticos y semánticos; más detalladamente, a excepción del modelo de Chomsky (1957 y 1965), el resto de los planteamientos entran en la corriente de la semántica generativa, y tienen como denominador común la consideración de tres tiempos básicos: pasado, presente y futuro, a partir de los cuales, mediante un proceso de iteración, se definirían los restantes14. Nosotros hemos adoptado un modelo que entra en la segunda corriente, la reichenbachiana. Más detalladamente, según los modelos reichenbachianos –que tienen su origen en el trabajo de Reichenbach (1947)- los tiempos son definidos como configuraciones de tres entidades básicas: el momento de la enunciación, el punto de referencia y el momento del suceso, los cuales se ordenan mediante las operaciones de linealidad y 12 Para ello remitimos, a modo de ejemplo, a Fernández González (1991 y 1993) y a Leontaridi (2008 [2001]), entre otros, y a la gran mayoría de los estudios de Veiga, Kitova-Vasileva y Tsangalidis recogidos en este trabajo. 13 Esquemas extraídos de Fernández González (1991: 145). 14 Se pueden citar por ejemplo, McCawley (1971), Eberenz (1981), Alcina Franch & Blecua (1975), etc. Para más detalles, véase Leontaridi (2008 [2001]: 128 y ss).

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asociatividad. Formulaciones inspiradas en este modelo han sido propuestas para el castellano por Bull (1960), Rojo (1974), Hernández Alonso (1979, 1986), Sánchez Barrera (2012), etc. Por otra parte, no hay que perder de vista la influencia –como cabe esperar- que ejerce una aproximación sobre otra. Así, en formulaciones de tipo reichenbachiano, uno puede detectar la subyacente influencia del modelo lineal (que además, siendo muy claro, resulta muy útil de cara a la pedagogía), ya que al tener cada tiempo una fórmula diferente que representa su valor temporal, todos ellos pueden ser ordenados según coordenadas de anterioridad y posterioridad. Pero, como señalan Rojo & Veiga (1999: 2885), la insuficiencia en el sistema temporal de Reichenbach (1947) radica en el hecho de que no se han tenido en cuenta la “jerarquización de los puntos de referencia ni la posibilidad de su encadenamiento”15. O, como muy bien resumió Fernández González (1991: 149), los problemas principales a los que se enfrentan estos modelos a la hora de explicar los usos principales de los tiempos son: a) insuficiencia explicativa para integrar la multiplicidad de usos que cada uno de ellos encierra, especialmente de los usos dislocados; b) omisión de aspectos sintácticos que indiquen el uso de los tiempos; c) consecuente exceso de generalización en las definiciones.

2.2 Plurifuncionalidad modo-temporal Lo que sí queda claramente reflejado en ejemplos como los citados en las páginas anteriores es que “los tiempos verbales adquieren otros valores además de los puramente temporales. No es temporal, por ejemplo, el concepto de ‘conjetura’ que forma parte del termino ‘futuro de conjetura’ (como en Ahora estará durmiendo ‘Es muy probable que ahora esté durmiendo’)” (RAE-ASALE 2009: 1681). Para interpretaciones modales de este tipo, diferentes autores han usado distintas denominaciones, así Bello (1988 [1847]) habló de significados metafóricos16; un siglo más tarde, Bull (1960) lo llamó migración

15 Para una crítica, a modo de ejemplo, a algunos de los puntos problemáticos que presenta de teoría de Reichenbach, veáse Veiga (2004) y Comrie (1981: 25 y ss, 1985: 126–128). 16 Así, por ejemplo, el futuro indica la “posterioridad del atributo al acto de la palabra” pero también que “la relación de posterioridad se emplea metafóricamente

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(migration)17; Rojo (1974)18 –y posteriormente Rojo & Veiga (1999)- lo interpretó como dislocación temporal19, y Veiga (2008)20 habló de dos nociones modales independientes y combinables en el núcleo del sistema verbal español21. Este último autor, en cuya teoría –adelantamos- nos basamos, anotaba que: La teoría temporal de Rojo (1974), que, partiendo en buena medida de la aproximación critica a la de Bull, vino a suponer en tantos sentidos una actualización de ciertas ideas de Bello, planteó la cuestión de las plurifuncionalidades modotemporales hablando de un mecanismo de dislocación que puede afectar, de un lado, a las formas que expresan posterioridad (con el resultado de la adición de un significado general de “probabilidad”) y, de otro, a formas que expresan anterioridad (con el resultado de la adición de un significado general de “irrealidad”). Dos tipos de “usos dislocados” se presentan así al lado de unos “usos rectos” que constituyen los contenidos temporales sobre los que se establece la posición de cada elemento en el sistema. (Veiga 2012: 856–857)

Sea como sea, todas las aproximaciones coinciden en que se trata de “empleos diferentes, tanto desde el punto de vista temporal como desde el modal de los que en unos u otros términos son considerados los “principales” por estos autores y de tal manera que entre aquellos y estos se establece una

para significar la consecuencia lógica, la probabilidad, la conjetura” (Bello 1988 [1847]: 433, 457). 17 Para Bull (1960: 60), la “migración” se entendía como “some arbitrary shift in systemic position [of a tense form]”. Dicho cambio, motivado por la combinación con adverbios o expresiones temporales, señala unas backward migrations y unas forward migrations, que resultan, respectivamente, en un mode of probability (por ejemplo, “Ese chico tendrá quince años” [= probablemente tiene]) y un mode of irreality (por ejemplo, “De buena gana estaría~estaba ahora en la playa” [= no estoy]). 18 Rojo, toma como fuentes más inmediatas el planteamiento de Bello (1988 [1847]) y la metodología de Bull (1960) y Klum (1961), introduciendo modificaciones notables. 19 Para una presentación integral de la teoría temporal de Rojo, consúltese Veiga (1999, 2012). 20 Idea ya presentada en Veiga (1988, 1989, 1991a, 1996). 21 Habría que señalar que el hecho de que Veiga (2008) no emplee el término dislocación no significa que el autor no acepte el funcionamiento de dichos mecanismos, pues habla de cinco contenidos modales (cfr. también Veiga 1991a: 61, Rojo & Veiga 1999: 2897) que vienen a ser los resultados de la aplicación de mecanismos de dislocación: indicativo 0, indicativo 1, indicativo 2, subjuntivo 0, subjuntivo 2. Volveremos a este tema más adelante.

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determinada relación que se observa de forma paralela en todos los elementos integrantes de ciertos subconjuntos de formas verbales” (Veiga 2008: 19). Pero, ¿qué es exactamente la dislocación temporal? En este punto, cabe reproducir algunas de las explicaciones de Rojo (1974: 112–113) sobre ciertos aspectos del fenómeno: El sistema verbal está integrado por un conjunto F de formas {f1, f2,…fn} cada una de las cuales puede ser definida temporalmente […] mediante un cierto rasgo o conjunto de rasgos r, representable en una fórmula […] según el cual le corresponde expresar una relación temporal R entre un cierto hecho y el origen o una referencia. Cuando la forma f1, definida según el rasgo r1, es empleada para expresar la relación temporal R1, no encontramos en la acción expresada ningún matiz extratemporal que no pueda ser explicado mediante su pertenencia a un cierto modo. Lo mismo sucede cuando la forma f2, definida según el rasgo r2, indica una relación temporal R2. Ahora bien, cuando la forma f1, es empleada para indicar la relación temporal R2, que presupone la posesión del rasgo r2, a su significado se añade un cierto matiz extratemporal m que no aparece cuando indica la relación R1. Esto es un caso de dislocación del sistema: el empleo de una forma en una función distinta a la que corresponde a su valor implica la adición de un matiz no temporal que sólo puede ser explicado mediante la alteración de la identidad entre valor y función [énfasis nuestro].

Y continúa un poco más adelante: La dislocación es por tanto un hecho intrasistemático, perfectamente explicable como alteración de las relaciones temporales. El cambio de posición [de una forma] dentro del sistema ocasiona, además de la expresión de una relación temporal distinta, la adquisición de un matiz extratemporal que no posee [la forma] en la función original ni, por otro lado está en la forma sustituida. […] La dislocación del sistema temporal no consiste en que una o varias formas adquieran ciertos significados nuevos cuando son utilizadas en una función que corresponde a otra forma. Es todo un subconjunto de formas, definido a partir de un cierto rasgo común, el que altera su posición en el sistema en un mismo sentido y consigue de este modo la adición de un mismo significado no temporal [énfasis nuestro].

2.2.1 Relaciones temporales y fórmulas vectoriales Ahora bien, las formas verbales expresan un tipo de temporalidad que no es absoluta (es decir, no hay “presentes”, “pasados” o “futuros”) sino que expresan relaciones temporales lingüísticas; de modo que un evento puede ser anterior, simultáneo o posterior, siempre en relación con otro evento. 27

Rojo (1974) y Rojo & Veiga (1999) –en la misma línea que Bull (1960)22 y Klum (1961)- emplean un conjunto de vectores23 para representar de un modo económico el valor temporal de las formas verbales a través de fórmulas que parecen fórmulas matemáticas24. Estas relaciones temporales, que es posible contemplar como vectores (V), se pueden simbolizar como –V (anterioridad), oV (simultaneidad) y +V (posterioridad). Podemos optar por designar O (“origen”)25 el punto central de todas las relaciones temporales, y por tanto, las tres relaciones posibles entre un acontecimiento y el punto cero se pueden simbolizar como:

22 “En el sistema de Bull, adoptado también por Klum, cada punto situado a partir del present point (PP) adquiere una cierta independencia con respecto a él. Se crea así un retrospective point (RP), un anticipated point (AP) y un retrospective anticipated point (RAP) con referencia a los cuales se establecen nuevas relaciones de anterioridad (–V), simultaneidad (oV) y posterioridad (+V). […] Las diferencias entre el sistema de Bull y el adoptado aquí no consisten solo en la formulación de las relaciones. Las fórmulas empleadas son distintas porque responden, dentro de un sistema semejante de simbolización, a dos concepciones divergentes del sistema verbal. En primer lugar, he preferido no utilizar el término “presente” que supone una falsa relación necesaria de identidad entre el origen y el momento del discurso. Tampoco hay en el sistema empleado aquí la relativa autonomía que otorga Bull a los que denomina retrospective point, anticipated point y retrospective anticipated point, sino que todas las posibles orientaciones se establecen mediata o inmediatamente con respecto al origen […] Hay también diferencias en la caracterización de algunas formas verbales” (Rojo 1974: 79–80). Para una presentación crítica de ciertos puntos de la teoría de Bull, consúltese Veiga (1991a: 166–170). 23 “Un vector es un segmento que posee origen, cantidad, dirección y sentido. Lo esencial en un vector temporal, tal como aquí lo concebimos, es el sentido, esto es, la orientación a partir de un origen. La cantidad, en cambio, no se especifica. Todo acontecimiento anterior o posterior a otro ha de serlo forzosamente en una cierta medida, pero la cantidad no se concreta. Se marca únicamente la orientación” (Rojo 1974: 75). 24 Rojo & Veiga (1999: 2876) advierten que “las formulas pueden parecer complicadas al principio, pero resultan de gran ayuda y efectividad en la plasmación de las relaciones temporales”. 25 O punto cero; también se llama punto de anclaje, según la teminología más reciente de la RAE-ASALE (2009: 1682). Retomamos algunas consideraciones sobre este término en las páginas siguientes.

28

 O–V = anterior al origen [un acontecimiento que es anterior (–V) al origen (O)]  OoV = simultáneo al origen [un acontecimiento que es simultáneo (oV) al origen (O)]  O+V = posterior al origen [un acontecimiento que es posterior (+V) al origen (O)]26 En cuanto al punto de referencia (el origen), este “ha de ser forzosamente móvil, como lo es el tiempo cronológico subjetivo”. En otras palabras, esta consideración conlleva que la temporalidad lingüística es algo totalmente relativo y que “cada hecho expresado por una forma verbal es anterior, simultáneo o posterior únicamente en relación con otro acontecimiento”27 (Rojo 1974: 77). Siendo pues el tiempo verbal una categoría deíctica, establece un sistema centrado en una referencia interna (el origen); normalmente, dicho punto de origen se identifica con el momento de la enunciación. Podemos seguir a Rojo & Veiga (1999: 2874) y representar provisionalmente el tiempo lingüístico como “una línea con un punto central (O), doblemente orientada y abierta por ambos extremos, en la que los acontecimientos pueden ser situados en la zona de lo anterior (A), simultáneo (S) o posterior (P) al punto cero”. Y siguiendo ahora la convención habitual, según la cual lo posterior se sitúa a derecha del origen y lo anterior a la izquierda del origen, las tres relaciones temporales de anterioridad/ simultaneidad/ posterioridad quedan representadas como sigue:

26 La formulación de la propuesta al nacimiento de la teoría (Rojo 1974: 75–76) era la siguiente: “Las relaciones entre dos acontecimientos no pueden ser más que las tres siguientes: – Acontecimiento1 anterior a acontecimiento2 – Acontecimiento1 simultáneo a acontecimiento2 – Acontecimiento1 posterior a acontecimiento2 Esto es, el acontecimiento1 (A) es anterior (–V), simultáneo (oV), o posterior (+V) al punto de referencia P (el acontecimiento2). […] Las relaciones temporales pueden ser establecidas también entre más de dos acontecimientos…”. 27 “Lo característico del tiempo cronológico subjetivo y de la temporalidad lingüística es la primacía concedida a la orientación. La cuantificación, la medida del espacio temporal entre dos acontecimientos, no puede ser integrada en un paradigma por lo costoso que sería su manejo” (Rojo 1974: 77).

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O | S

A (O–V)

P

(OoV)

(O+V)

Así, por ejemplo, Rojo & Veiga (1999: 2877) explican que una oración como (11) representaría la A; el ejemplo (12) representaría la S, y (13) la P: (11) Salieron ayer de París. (12) Están hoy en Madrid. (13) Llegarán a Sevilla mañana.28

A su vez, estas tres relaciones temporales básicas pueden dar lugar a relaciones temporales más complejas. Dicha complejidad no radica en el aumento de estas relaciones iniciales, sino en el encadenamiento de las mismas en una serie teóricamente ilimitada de escalones. En palabras de los autores (Rojo & Veiga 1999: 2877): … un punto cualquiera, orientado con respecto al origen, puede convertirse en referencia con respecto a la cual se sitúe un acontecimiento que, entonces, está orientado directamente a esa referencia y sólo indirectamente con respecto al origen.

Lo que se puede representar gráficamente así (Rojo & Veiga 1999: 2877):

O | S

A A´





A´´

S´´

P P´´

A´´´

S´´´ P´´´

28 En cuanto a los marcadores temporales presentes en estos tres ejemplos, Rojo & Veiga (1999: 2877) observan que “son congruentes con los valores de las formas verbales de las expresiones respectivas, pero su significado temporal es propio e independiente”. Dentro del marco del mismo modelo, y en referencia a la combinatoria de los marcadores con las relaciones temporales podemos citar como ejemplos: – anterioridad al origen: ayer/χθες, la semana pasada/την προηγούμενη βδομάδα, el año pasado/πέρυσι, etc. –  simultaneidad al origen: hoy/σήμερα, ahora/τώρα, esta semana/αυτή τη βδομάδα, este mes/αυτό το μήνα, etc. – posterioridad al origen: mañana/αύριο, la semana proxima/την επόμενη βδομάδα, el mes que viene/τον ερχόμενο μήνα, el año proximo/την επόμενη χρονιά, etc.

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En otras palabras, el punto A, que es anterior al origen, puede constituir la referencia con respecto a la cual otros acontecimientos pueden ser anteriores (A´), simultáneos (S´) o posteriores (P´). Igualmente, el punto S –simultáneo al origen- puede ser el punto de referencia con respecto al cual se orienten acontecimientos anteriores (A´´), simultáneos (S´´) o posteriores (P´´), etc. Así, en el siguiente ejemplo, habían salido indica anterioridad (–V) a una referencia que, a su vez, es anterior al origen –me comunicaron (O–V): (14) Me comunicaron que habían salido de París el día anterior. (O–V) (O–V)–V

En (15), estaban expresa una relación de simultaneidad (oV) a una referencia anterior al origen –aseguraron (O–V): (15) Nos aseguraron que estaban en Madrid ese mismo día. (O–V) (O–V)oV

Llegarían, en (16), marca posterioridad (+V) a una referencia anterior al origen –me prometieron (O–V): (16) Me prometieron que llegarían a Sevilla al día siguiente. (O–V) (O–V)+V

No hay que perder de vista que el valor lingüístico de las formas habían salido, estaban y llegarían (de anterioridad, simultaneidad y posterioridad) se manifiesta según su relación temporal, no directamente con respecto al origen, sino con una referencia anterior al origen. Aún así, lo anteriormente descrito supone tan solo una primera y general aproximación al modo en que se estructura el sistema verbal español, pues “De entre todas las relaciones temporales que pueden ser realización de una misma unidad llamaremos relación o realización básica a aquella que sea identificable fuera de la correlación temporal” (Veiga 1991a: 188). Y que “además de la relación básica –la prototípica para cada unidad funcional[podemos hablar] de variantes para referirnos a las demás realizaciones posibles de cada unidad. […] Las variantes se obtienen generalmente mediante la adición a la relación básica de nuevos vectores, cuya presencia y orientación carecen de valor distintivo” (Veiga 1991a: 188–189). Así, la relación básica será la realización en que cada función temporal se manifiesta en circunstancias de influencia contextual mínima, pero cada función

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temporal se puede manifestar, a su vez, en diversas realizaciones concretas de sustancia de contenido temporal29. En todo caso, es importante comprender que la orientación (directa o indirectamente) de los eventos expresados por las formas verbales en relación con el origen, no implica su localización en el eje temporal de forma absoluta, es decir, a una distancia concreta del origen, sino solo su orientación con respecto a él30. Ahora bien, la diferencia entre expresar una relación temporal con respecto al origen o con respecto a una referencia secundaria lleva a Rojo & Veiga (1999: 2880) a la siguiente observación, relacionada con la distinción hecha en ocasiones (entre otros por la RAE 1931) entre “tiempos absolutos” y “tiempos relativos”31. Así, “Prescindiendo de las inevitables 29 Por citar un ejemplo de Veiga (1991a: 187–188): “Si […] establecemos correlación temporal entre varios verbos encadenados, de forma que cada uno se oriente tomando como punto de referencia temporal la realización expresada por el precedente, podemos comprobar que también he cantado, canto y cantaré pueden expresar relaciones multivectoriales. Así, en un ejemplo como mañana escucharás que Vicente dice que al día siguiente Beatriz observará que Amparo ha predicho que tres días después Mónica comprobará que llueve, las relaciones contextualmente concretas expresadas por cada verbo son: dice (O+V)oV (co-futuro) observará ((O+V)oV)+V (pos-co-futuro) ha predicho (((O+V)oV)+V)-V (ante-pos-co-futuro) comprobará ((((O+V)oV)+V)-V)+V (pos-ante-pos-co-futuro) llueve (((((O+V)oV)+V)-V)+V)oV (co-pos-ante-pos-co-futuro)



y comprobamos que en cuanto a vectores obligatorios (los primarios) o excluidos (el originario, nunca negativo) nada varía respecto de lo ya observado”. 30 Dicho hecho se ejemplifica en la RAE-ASALE (2009: 1675) así: “La oración El tren se averió a pocos metros de la estación no indica el momento preciso en que tuvo lugar la avería, pero sí que ese punto temporal es anterior al momento de la enunciación”, a lo que se añade que estas nociones de ‘anterioridad’ –o ‘posterioridad’ y ‘simultaneidad’- “ponen de manifiesto la naturaleza relacional del tiempo lingüístico”. 31 En cualquier caso, como se advertía más tarde en el Esbozo (RAE 1973: 463), esta oposición “no debe ser tomada como una clasificación rigurosa cuyos términos se excluyan entre sí” y se afirmaba al respecto: “Se llaman tiempos absolutos los que, medidos desde el momento en que hablamos, se sitúan por sí solos en nuestra representación como presentes, pasados o futuros, sin necesitar conexión alguna con otras representaciones temporales del contexto o de las circunstancias del habla. […] Los restantes tiempos de la conjugación son relativos o indirectamente medidos porque su situación en la línea de nuestras

32

diferencias de formulación, se entiende habitualmente por tiempo absoluto (o empleo absoluto de una forma) el que orienta una situación con respecto al momento en que se habla [ya que normalmente el origen coincide con el momento de habla] y por tiempo relativo (o empleo relativo de una forma) el que orienta una situación con respecto a algún otro momento”32. No obstante, si tenemos en cuenta que el tiempo verbal es una categoría deíctica, y que todas las formas orientan directa o indirectamente con respecto a un punto central, entonces se puede sugerir que ninguna de las formas desempeña una localización “absoluta”, sino que en todos los casos se trata de localizaciones relativas. En palabras del propio Rojo (1974: 83): “Podemos marcar, pues, tres grados de relatividad pero nunca hablar de formas absolutas”. Las consecuencias más importantes de esta afirmación son las siguientes (Rojo & Veiga, 1999: 2885 y ss.): a) Lo importante en la consideración de una forma verbal (o adverbial) es su relación temporal primaria, es decir, el valor temporal que expresa primariamente. b) El punto de origen es una entidad del mismo tipo que los puntos de referencia secundarios o terciarios. No se trata de diferencias de estatus jerárquico entre las relaciones temporales expresadas por las distintas fórmulas, sino de diferencias en cuanto al número de vectores que posea la fórmula. Lo que diferencia esos puntos de referencia es el hecho de que el origen, siendo el punto central del sistema con respecto al cual se orientan todos los demás, es el más importante de ellos. Y aunque este punto de origen habitualmente coincide con el momento de la enunciación, también puede admitir desplazamientos. representaciones temporales necesita ser fijada por el contexto y especialmente por medio de otro verbo o de un adverbio con los cuales se relaciona”. 32 Comrie (1985: 36–82), a su vez (citado en Rojo & Veiga 1999: 2881), sugería la distinción entre: a) tiempo absoluto: el que orienta con respecto al momento de habla, b) tiempo relativo: el que orienta con respecto a un punto cualquiera, c) tiempo relativo-absoluto: el que localiza una situación con respecto a una referencia que a su vez está orientada hacia el orígen. Rojo & Veiga (1999: 2881), sin embargo, sugieren que “parece más clara y adecuada la distinción establecida aquí entre formas con orientación alocéntrica y formas orientadas directa o indirectamente con respecto al origen”.

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c) “La cronología relativa que las formas verbales muestran entre sí o bien con respecto a expresiones temporales de diferentes tipos da lugar a la ‘correlación temporal’ o ‘consecutio temporum’”. Y según los autores, “la correlación temporal es la consecuencia directa del hecho de que las formas verbales expresen relaciones temporales y que los puntos indicados por unas puedan convertirse en referencias a partir de las cuales se orientan otras”: (17) a. Nos dijo: “ayer llovió”. b. Nos dijo: “hoy llueve”. c. Nos dijo: “mañana lloverá”. (18) a. Nos dijo que había llovido {la víspera/el día anterior}. b. Nos dijo que llovía {el/aquel} mismo día. c. Nos dijo que llovería al día siguiente.

2.2.2 Sobre la nomenclatura de Bello Hemos visto, pues, que la adopción de las fórmulas vectoriales permite distinguir entre la relación temporal de anterioridad/ simultaneidad/ posterioridad que expresan las formas verbales y el punto en relación con el cual lo hacen33. Pero junto con el uso de estas fórmulas, Rojo & Veiga (1999) también han optado por adoptar la nomenclatura propuesta por Bello (1988 [1847]) por revelarse ésta mucho más fiel a la realidad lingüística a la hora de describir funciones temporales34, para denominar cada una de las formas verbales

33 Cfr. Rojo (1974: 78), RAE-ASALE (2009: 1682–1683, 1715–1716), Veiga (1987: 33–6), Rojo & Veiga (1999: 2892). 34 Como se señala en la RAE-ASALE (2009: 1680), el sistema terminológico de Bello es “autodefinido y composicional. Así pues, el nombre de cada tiempo expresa su significado, obtenido en función de la combinación de las denotaciones de los tiempos que lo contienen con los prefijos que se le anteponen ordenadamente”. Bello (1988 [1847]: 226–227, nota XIV) defendió en su momento sus propuestas terminológicas como sigue: “Mi explicación de los tiempos ha parecido a varias personas una innovación caprichosa de la nomenclatura recibida. […] Pero no es así. Yo me propuse que la denominación de cada tiempo indicase su significación de una manera clara y precisa. Las formas verbales, o expresan una relación simple de coexistencia, anterioridad o posterioridad, respecto del acto de la palabra […], o expresan combinaciones de dos o más de estas mismas relaciones; y el nombre que doy a cada forma denota esa misma simplicidad o composición”. Y más adelante, “Mi nomenclatura de los tiempos, además de analizar su significado fundamental, se aplica al secundario y metafórico según

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dado que “la etiqueta empleada para cada forma refleja el valor temporal que posee” (Rojo & Veiga, 1999: 2882). Esta es la línea que, en general, adoptamos nosotros en el presente trabajo, puesto que aparte de ser “más descriptiva, sistemática, didáctica y nemotécnica” (Cartagena, 1999: 2941) nos permitirá evitar el uso de doble terminología para los tiempos en los dos idiomas. La idea básica que subyace bajo esta aproximación se puede resumir así: “Se parte de tres valores básicos: ‘presente’, ‘pretérito’ y ‘futuro’ y luego, mediante la adición de los prefijos ante-, co- y pos(t)- se crea una denominación que refleja casi exactamente los valores temporales tal como figuran en las fórmulas que les hemos asignado. Así canté, que expresa una situación anterior al origen, recibe en Bello la denominación ‘pretérito’; por tanto, cantaba, que denota una situación simultánea a una referencia anterior al origen, será un ‘co-pretérito’ y cantaría, un ‘pos-pretérito’” (Rojo & Veiga, 1999: 2882). Adelantamos que a estos tres prefijos, Veiga (1991a: 193) añadió uno más, pre-, que representa el vector de pre-posterioridad +(V–V), y más recientemente (Veiga 2013) propuso la adición de otro vector primario doble, el de pre-simultaneidad o(V–V). En una línea parecida, nosotros (Leontaridi 2018) sugerimos la introducción del prefijo sincro- como representante del vector doble de sincro-posterioridad +(VoV)35. Aunque Rojo & Veiga (1999) en general siguen la nomenclatura propuesta por Bello (1988 [1847]), se diferencian de éste en el término asignado al pluscuamperfecto. Los autores lo llaman ante-pretérito, término que Bello había guardado para el pretérito anterior hube cantado (siendo –según él- una forma viva de la conjugación castellana), presentando el estudioso venezolano había cantado como un ‘ante-co-pretérito’36. Por otra parte, ciertas modificaciones del primero, sujetas a reglas constantes en que un principio idéntico se desarrolla con perfecta uniformidad: lo que a primera vista era caprichoso y complicado, aparece entonces regular y analógico, y presenta la unidad en la variedad, que es el carácter inequívoco de un verdadero sistema”. 35 Las razones esgrimidas a favor de esta decisión se desarrollan detenidamente en los apartados que siguen. 36 Bajo esta decisión subyace su convicción de un paralelismo absoluto (aunque, en realidad, inexistente) entre los significados temporales de las formas simples y aquellos de las formas compuestas correspondientes (sobre esta cuestión cfr., p. ej., Veiga 1991b: 95–6). Rojo & Veiga (1999: 2881) no incluyeron la forma hube cantado en la nómina de las formas verbales que estudiaron porque “es hoy en día mero arcaísmo del sistema verbal, solamente registrable en la lengua literaria,

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pese a que en otros trabajos37, por razones de claridad expositiva, se ha mantenido la caracterización de ante-futuro (O+V)–V y ante-pos-pretérito ((O-V)+V)-V, aquí adoptaremos los términos pre-futuro y pre-pos-pretérito38 para referirnos a habré cantado y habría cantado respectivamente, por seguir a Veiga (1991a: 189–195; 2008: 79) y su postulación de un “vector primario doble”. Cabe anotar que más recientemente Veiga también vino a diferenciarse (aunque por las razones esgrimidas a favor de ello remitimos al trabajo del profesor gallego39) en la representación/ denominación del antepresente he cantado (OoV)–V que ahora se concibe como un pre-presente Oo(V–V) –postura que adoptamos también nosotros en el presente estudio. Por otra parte, nuestro intento de adaptación de la nomenclatura de Bello al griego (Leontaridi 2018), nos ha llevado al empleo de los términos προγενεστερο-, ταυτο-, μετα-, προ- y συγχρο- para los prefijos correspondientes ante-, co-, pos(t)-, pre- y sincro-. Así por ejemplo, el pretérito O–V se llamaría παρελθοντικός, el co-pretérito ταυτο-παρελθοντικός, el pos-pretérito (O–V)+V μετα-παρελθοντικός, el pre-futuro O+(V–V) προ-μελλοντικός, etc.40.

2.2.2.1 Sobre algunas innovaciones en las fórmulas vectoriales y la nomenclatura empleadas Como acabamos de mencionar, frente a la distinción tripartita original de las relaciones temporales y los vectores empleados en Rojo & Veiga (1999), Veiga introdujo un vector primario “doble”, el de pre-posterioridad +(V–V), donde el prefijo pre hace referencia a “la relación temporal de anterioridad indisolublemente unida a otra relación temporal que siempre es de posterioridad” (Veiga 2008: 79) y acompaña la respectiva divergencia –en

donde suele restringir sus apariciones a ciertas subordinadas temporales en que existe una relación de anterioridad inmediata; es dudosamente justificable, pues, su inclusión como elemento integrante de la estructura del verbo español actual”. 37 Por ej. Rojo & Veiga (1999); Cartagena (1999); RAE-ASALE (2009). 38 Acompañados por el correspondiente reajuste de formulación vectorial: habré cantado O+(V–V) y habría cantado (O–V)+(V–V). 39 Consúltese Veiga (2013: 123, 2015a: 139, 2015b: §4). 40 Para una breve descripción de la implementación en el indicativo griego de las fórmulas vectoriales de este modelo y de la terminología adoptada por los autores que se han ocupado del tema, consúltese Leontaridi (2008 [2001]: 166, 2011a, 2011b, 2018).

36

relación con la obra anteriormente mencionada de 1999)- en lo que respecta a la denominación y formulación vectorial de habré cantado y habría cantado. Más recientemente el profesor gallego explicaba al respecto: “[…] no podemos mantener las denominaciones ante-futuro y ante-pos-pretérito ni las paralelas formulaciones vectoriales (O+V)–V y ((O–V)+V)–V para hacer referencia a las realizaciones temporales básicas expresadas por otras dos formas de IND 0 […], habré cantado y habría cantado, pese a haber sido precisamente estas denominaciones y fórmulas las aplicadas respectivamente por Bello […] y Rojo […] [y RAE-ASALE 2009] a los usos fundamentales de dichas formas verbales y a que sí las hemos mantenido, por razones de claridad expositiva en Rojo & Veiga (1999)” (Veiga 2008: 79)41 Consecuente con esa opción, Veiga en 2013 propuso la adición de otro vector primario doble, el de pre-simultaneidad o(V–V) para la forma he cantado (que ahora llama pre-presente, como hemos mencionado). En una línea parecida, para la adecuada caracterización de las variantes imperfectivas de los ‘futuros’ y ‘condicionales’ griegos (es decir, θα γράφω y θα έγραφα) frente a sus variantes perfectivas, proponemos la introducción de otro vector primario doble de ‘sincro-posterioridad’ +(VoV), denotando el prefijo sincrο- la relación temporal de simultaneidad indisolublemente unida a otra relación temporal que siempre es de posterioridad (Leontaridi 2018: 75). Estudiaremos detalladamente el funcionamiento de estas y otras formas verbales en los apartados que siguen, por lo que, en este punto, nos limitamos a señalar que, en la estructura de las fórmulas vectoriales, que deben leerse de derecha a izquierda, podemos distinguir: a) El vector primario: es el extremo derecho de cada fórmula. Refleja la relación temporal primaria, que es lo que expresa básicamente cada forma. b) El punto de referencia: es todo lo que queda a la izquierda del vector primario en la fórmula. Puede ser el origen o un punto situado con relación a él; este punto establece la ubicación en el eje temporal del momento con respecto al cual las formas expresan la relación primaria. c) El vector originario: es lo que está situado inmediatamente después del símbolo de origen42 en la fórmula. 41 Cfr. Veiga (1991a: 189–19; 1999; 2013: 19). 42 El término vector primario proviene de Rojo (1974), y vector originario de Veiga (1983).

37

Así, por utilizar el ejemplo de Rojo, en la forma verbal cantaba cuya representación formular sería (O–V)oV, podemos distinguir: – El vector primario (oV), que expresa simultaneidad. – El punto de referencia, que expresa un punto anterior al origen (O–V). – El vector originario, que expresa anterioridad (–V). A la luz de estas observaciones, en la tabla siguiente presentamos la nomenclatura y fórmulas empleadas para las formas verbales que constituyen el indicativo español. Tabla 1: Fórmulas vectoriales de las formas verbales del indicativo español (Fuente: elaboración propia) i)

FORMA VERBAL

FÓRMULA VECTORIAL DENOMINACIÓN

Canté

O–V

Pretérito

OoV

Presente

O+V

Futuro

Eduardo llegó ayer. ii)

Canto Eduardo está hoy en Vigo.

iii) Cantaré

Eduardo saldrá mañana de viaje. iv) Había cantado

(O–V)–V

Ante-pretérito

El jueves me enteré de que Eduardo había llegado el día anterior. v)

Cantaba

(O–V)oV

Co-pretérito

El jueves me enteré de que Eduardo estaba ese mismo día en Vigo. vi) Cantaría

(O–V)+V

Pos-pretérito

El jueves me enteré de que Eduardo llegaría al día siguiente. vii) He cantado

Oo(V–V)

Pre-presente

O+(V–V)

Pre-futuro

Eduardo ha llegado hoy. viii) Habré cantado

Cuando llegue Eduardo, habremos terminado el trabajo. ix) Habría cantado

(O–V)+(V–V)

Pre-pos-pretérito

Estaba seguro de que habríamos terminado el trabajo cuando llegara Eduardo.

La inclusión en la lista de las formas cantaría y habría cantado como integrantes del Indicativo no sorprende, aunque lo cierto es que esta aproximación no fue unánimemente aceptada hasta hace pocos años por todos los 38

autores43. En el caso de las correspondientes formas griegas, como veremos más adelante, el panorama sigue siendo bastante complicado y todavía parece lejos de llegar a un consenso.

2.2.2.2 Sobre el punto de origen (O) … lo característico de la temporalidad verbal es la expresión de la anterioridad, posterioridad o simultaneidad de un hecho con respecto a otro y/o a un origen móvil que, aunque suele coincidir con el momento en que se realiza la comunicación lingüística, no siempre es identificable con él. (Rojo 1974: 78)

Antes de seguir con nuestro análisis, consideramos necesario examinar con más detalle algunas características del punto de origen (O), siendo éste, como hemos visto, el punto central del sistema, el centro deíctico de las orientaciones temporales con respecto al cual se orientan directa o indirectamente todos los demás puntos. En cuanto a la cuestión de dónde se sitúa este punto central, siguiendo la revisión de Rojo & Veiga (1999: 2889) podemos decir que varios autores “han aludido al momento de habla, enunciación o emisión del mensaje como referencia última de las diferentes orientaciones temporales”. Así, Bello (1988 [1847]): §§ 622 y ss.) consideraba el acto de la palabra como el centro de las referencias, mientras que cien años más tarde, Reichenbach (1947) hace referencia al punto del habla H (speech time S). Bull (1960: 17) en su modelo destaca como primer ‘eje de orientación’ (axis of orientation) lo que él denomina point present, y que define como “any act of observation, the actual experiencing of any event”. A su vez, para Benveniste (1965) el centro del tiempo lingüístico (temps linguistique) se sitúa en el ‘presente’ del momento de habla. Entre los estudios del griego, Clairis & Babiniotis 43 En las gramáticas del siglo XIX y hasta la Gramática de la RAE de 1917, estas formas se encasillaban entre las formas del subjuntivo. Bello (1988 [1847]) las clasificó entre las formas de indicativo, mientras que la RAE, a partir de 1917, crea un nuevo modo formado por las mismas que denominó “modo potencial”, haciéndose habituales las denominaciones “potencial” y “condicional” [simplecompuesto/perfecto]; Gili Gaya (1961 [1943]), la Academia en su Esbozo (1973) y Lázaro Carreter (1991) las incluyen en el modo indicativo. A su vez, Alarcos Llorach (1994) crea el “modo condicionado”, en el que incluye el condicional/ potencial (simple y perfecto) y, según ciertos criterios, también el futuro (simple y perfecto).

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(1999) consideran como punto central el presente de cada hablante, en su sentido menos estricto ya que el ‘presente’ por naturaleza es algo transitivo. De todos modos, no hay que perder de vista que, aunque en términos generales, en la conversación cotidiana parece ser que la emisión y recepción del mensaje pueden considerarse simultáneas, se dan situaciones comunicativas en las que la localización del origen no coincide con el momento de la comunicación verbal: es el caso de la redacción y lectura de correo, el diseño, instalación y lectura de indicadores de carretera del tipo “You are now leaving West Berlin” (ejemplo de Comrie, 1985: 16); también el caso de los pies de fotos de los medios gráficos de comunicación, en los que se usa lo que Fernández Ramírez (1986: §34) denomina ‘presente analítico’, que a su vez, Rojo & Veiga (1999: 2891) relacionan con el llamado ‘presente histórico’44, etc. En otras palabras, no siempre es posible la identificación del punto de origen (= el centro de referencias temporales) con el momento de la enunciación o el momento en el que se establece la comunicación. En resumen, aunque se ha visto que la emisión y la recepción del mensaje pueden distanciarse cronológicamente (en ciertos casos localizándose el centro deíctico de referencias temporales –el origen- exclusivamente en función del emisor, o coincidiendo con un punto diferente del ‘ahora’ de todos los interlocutores), siguiendo a Rojo & Veiga (1999: 2892), “por razones de claridad expositiva, utilizaremos en adelante ejemplos en que no haya problemas para admitir la coincidencia del origen con el momento de la comunicación verbal”.

44 Como por ej. en “La policía dispersa la manifestación con botes de humo”: en este caso de ‘presente analítico’, el punto origen respecto del cual la forma verbal de ‘presente’ contempla el acontecimiento como simultáneo, se sitúa en el momento de los mismos hechos. En el caso del ‘presente histórico’ (“Te cuento: ayer voy yo tan tranquilo por la calle cuando aparece un chiflado en una moto que casi me atropella”, ej. de Rojo & Veiga 1999: 2891), en lugar de formas de ‘pretérito’ se usan formas de ‘presente’, desplazándose retrospectivamente el centro de referencias a un momento del pasado. Dicha reorientación temporal no es exclusiva de las formas de presente, ya que puede ocurrir lo mismo con un pretérito perfecto, un futuro imperfecto, etc. (Cfr. Veiga 1987: 33–6, Rojo & Veiga 1999: 2892, cfr. también RAE-ASALE 2009: 1682–3, 1715–6).

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2.2.3 Valores temporales y valores modales en español Habitualmente, las gramáticas encuadran las formas verbales en categorías que se denominan modos. A su vez, los modos se sub-dividen en tiempos y, a veces, éstos últimos en aspectos. No obstante, frente a esta estructuración tan jerarquizada surgen discrepancias en casos en los que los valores temporales confluyen con los modales, siendo los ejemplos del español más llamativos las formas cantaría y habría cantado: (19)

a. Me prometió que volvería pronto. b. Cuando nos conocimos, ella tendría treinta años. c. Si tuviéramos tiempo, iríamos a verte. d. Me gustaría trabajar en ese lugar.45

Lo interesante en el ejemplo anterior (a-d) es que la misma forma puede expresar varios valores distintos, y esto sucede también con otras formas verbales; con lo cual se hace evidente la necesidad de proporcionar un modelo capaz de explicar la aparición de los valores temporales de una forma junto con sus valores modales. En otras palabras, se constata la existencia de usos que no responden al valor inicial; por una parte, se presentan funciones temporales diferentes a las reflejadas por las fórmulas, y por otra, las acciones expresadas pueden verse cargadas con ciertos matices que no pertenecen a la esfera temporal. Frente a esta observación caben dos posturas: a) Considerar dichos usos desviaciones, incorrecciones o usos especiales. b) Considerar que detrás de estos usos subyace algún tipo de sistematicidad, partiendo de criterios distintos al de la temporalidad, y relegando ésta a un plano secundario. En este sentido, Rojo (1974: 90) es muy ilustrativo: … hemos caracterizado cada forma verbal mediante una fórmula en la que se expresa su relación temporal primaria y, cuando existe, la secundaria. […] No todos sus usos responden plenamente al valor asignado. Hay extensiones o ampliaciones,

45 Ejemplos de Rojo & Veiga (1999: 2893). Compárese en griego: (1) a. Μου υποσχέθηκε ότι θα γυρνούσε νωρίς. b. Όταν γνωριστήκαμε, θα ήταν τριάντα χρονών. c. Αν είχαμε χρόνο, θα ερχόμασταν να σε δούμε. d. Θα μου άρεσε να εργασθώ σε αυτό το μέρος.

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neutralizaciones y, probablemente lo más importante, la posibilidad de alterar la estructura del sistema en ciertos puntos y según unas líneas determinadas. Esto último es lo que llamaremos dislocación del sistema temporal [énfasis nuestro]. La gran variedad de usos de cada forma se basa, además de en las ampliaciones significativas y en la neutralización de ciertas oposiciones, en la posibilidad de abandonar los usos ‘rectos’ (los que responden a la definición de cada una) y adoptar una función diferente. […] Aun suponiendo que estos empleos ‘dislocados’ puedan anular las relaciones temporales, esto no significa negarlas; simplemente se suspenden ciertas características, generalmente conservando un notable paralelismo en varios puntos del sistema. La suspensión o incluso la anulación de las funciones iniciales implican su previa existencia.

La propuesta, pues, consiste en diferenciar –en todas las formas- entre un ‘valor recto’ y un ‘valor dislocado’ o ‘desplazado’. Dicho esto, debemos matizar, por una parte, que no todas las formas del sistema verbal español pueden experimentar una dislocación, y por otra parte, que es posible que la realización temporal que funciona como punto de partida para una dislocación exprese, bien los contenidos modales propios del uso recto, bien los del correspondiente uso dislocado. Por ejemplo: (20) Dijo: Iré más tarde con vosotros de buena gana. (21) Dijo: Iría más tarde con vosotros de buena gana.

En estos ejemplos, ambas formas iré/ iría expresan la relación temporal de futuro, O+V (siendo éste el uso recto de iré y el uso dislocado de iría). Si transformásemos estas oraciones al estilo indirecto, ambas darían lugar a “Dijo que iría más tarde con vosotros de buena gana”. Por otra parte, que una forma verbal se use conforme a sus usos dislocados (es decir, cuando se le añade a su significado algún nuevo contenido modal), no implica que la forma pierda su condición modal de indicativa o subjuntiva. Explicado esto, en resumen, podemos hablar de dos casos generales de dislocación: i) Matiz modal de incertidumbre: el primer caso de dislocación afecta exclusivamente a formas verbales de indicativo en cuyo valor temporal recto interviene un vector de posterioridad: cantaré, cantaría y sus correspondientes formas compuestas. Dichas formas pueden adquirir un valor modal de incertidumbre.

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ii) Matiz modal de irrealidad: determinadas formas indicativas y subjuntivas46 en cuyo valor temporal recto interviene algún vector originario de anterioridad (esas serían básicamente cantaba, cantaría y sus compuestas, y cantara/-ase y sus compuestas47) pueden adquirir contenidos modales relacionados con la irrealidad o el alejamiento en general. Para ejemplificar mejor lo anteriormente mencionado usaremos los siguientes ejemplos de Rojo & Veiga (1999: 2894–95): (22) a) En este momento son las diez48. b) Dentro de un rato serán las diez49. c) Serán las diez (en este momento). (23) a) En aquel momento tenía treinta años.50 b) Me dijo que cumpliría treinta años al día siguiente51. c) En aquel momento tendría treinta años.

En los ejemplos anteriores, las oraciones (a) y (b) expresan los valores temporales rectos de las formas utilizadas. Al contrario, las oraciones (c) muestran los mismos valores temporales que aparecen en (a) –simultaneidad (con respecto al origen y a un punto anterior al origen)- pero emplean las formas de (b). Como resultado de este desajuste entre el valor central y la relación temporal expresada, los ejemplos (c) adquieren un valor modal adicional de incertidumbre o probabilidad52 que no aparece ni en las oraciones (a) ni en las (b).

46 Al fin y al cabo, como resumía recientemente Bajo Pérez (2017: 139) en su trabajo comprensivo sobre la expresión de la irrealidad en español, “La irrealidad no es exclusiva del indicativo ni del subjuntivo, se expresa con formas verbales de ambos modos. La oposición entre real e irreal se da sistemáticamente con ambos modos: ind. Mañana iremos cuanto antes / Mañana iríamos cuanto antes; subj. Ojalá esté nevando en mi pueblo / Ojalá estuviera nevando en mi pueblo”. 47 En las páginas siguientes, veremos que dicho matiz se puede producir también con otras formas; todas ellas, no obstante, comparten la característica de expresar anterioridad. 48 Son expresa simultaneidad al origen, O+V. 49 Serán expresa posterioridad al origen, O–V. 50 Tenía expresa simultaneidad a una referencia anterior al origen, (O–V)oV. 51 Cumpliría expresa posterioridad a una referencia anterior al origen, (O–V)+V. 52 Consúltese Veiga (1991a: 57) en relación con la adopción del término incertidumbre frente a probabilidad. (Cfr. nota 66 en las siguientes páginas).

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El segundo caso de dislocación, el conducente a matices modales de irrealidad, se da entre determinadas formas indicativas y subjuntivas en cuyo valor temporal recto interviene obligatoriamente algún vector originario de anterioridad. Cabe señalar que Vairel (1979) y James (1982) han defendido que esta doble posibilidad modo-temporal de significación (existencia de formas verbales que pueden expresar contenidos temporales en los que interviene la anterioridad y, a la vez, contenidos modales relacionados con la irrealidad) constituye un fenómeno universal53. En las oraciones (a)-(c) del siguiente ejemplo de Rojo & Veiga (1999: 2895), las formas cantaría, cantaba y cantara/-ase se emplean según su valor temporal recto, sin añadir ningún contenido modal especial al que les corresponde, de acuerdo con su condición indicativa o subjuntiva: (24) a) La radio anunció que llovería. [(O–V)+V]54 b) Entonces me comunicaron que tu primo vivía en el campo. [(O–V)oV] c) No creí que estuvieras-eses tan enfadado. [(O–V)oV]55

No ocurre lo mismo en los siguientes ejemplos que también ofrecen estos autores en la misma página: (25)  a) Si no se hubiera producido el cambio climático anunciado, en estos momentos llovería por toda la península. b) De buena gana vivía en el campo, pero no me lo puedo permitir. c) Ojalá estuvieras-eses contenta.

Lo que sucede en estas tres últimas oraciones es que la relación temporal ha suprimido el vector originario de anterioridad propio de los empleos ‘rectos’

53 Vairel (1979) ha estudiado el fenómeno en inglés, francés, latín y griego, mientras que James (1982) lo ha rastreado en diversas lenguas indoeuropeas (inglés, francés, ruso, latín, griego clásico, antiguo irlandés), así como en lenguas de otras filiaciones: cree (algonquino), chipewa (atabascano), tonga y haya (bantúes) y garo (tibeto-birmano). Esta interconexión entre “pasaso” e irrealidad ha sido objeto de mención o estudio como fenómeno interlingüístico por parte también de otros autores, como Steele (1975), Ultan (1978) y, desde luego, Veiga (1991a). En lo que concierne al griego moderno, tal propuesta parece justificada (Leontaridi 2008 [2001], 2011a, 2011b). 54 Llovería marca una relación temporal de ‘pos-pretérito’, es decir, posterioridad directa a anunció, que a su vez marca anterioridad al origen. 55 Vivía (b) y estuvieras/-eses (c) orientan el proceso representado como simultáneo desde la referencia en que se ha constituido el verbo principal.

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de estas formas, lo que permite la expresión de una relación de simultaneidad directa al origen, OoV (o sea, de ‘presente’). Este cambio temporal viene acompañado por un cambio modal, pues las formas verbales en cuestión, sean indicativas o subjuntivas, vienen a expresar ahora un contenido de irrealidad, matizado más concretamente en negación implícita propiamente dicha desde el momento en que llovería, vivía y estuvieras~-eses comunican respectivamente que “no llueve […]”, “no vivo […]” y “no estás contenta”. A la vista de ejemplos como los anteriores, y teniendo en cuenta que en un proceso de dislocación los valores temporales y modales de una forma verbal se alteran, es posible deducir dos cosas: “Todas las formas en que se distingan usos rectos y dislocados pueden considerarse formas verbales plurifuncionales en la estructura del sistema verbal, esto es, formas verbales que pueden expresar más de una combinación modo-temporal de contenidos funcionalmente diferenciados en el interior de dicha estructura” (Rojo & Veiga 1999: 2897)56. Y “Las repercusiones de índole modal del fenómeno dislocación condicionan una organización de la categoría verbal modo en el núcleo del sistema verbal español bastante más compleja que la definible mediante la simple consideración de la oposición entre ‘indicativo’ y ‘subjuntivo’ o la posible adición de algún ‘tercer modo’, como determinados autores han propuesto para dar cuenta, fundamentalmente, de lo que en rigor son los empleos dislocados de algunas formas en particular” (Rojo & Veiga 1999: 2897). Una descripción minuciosa de los mecanismos de ‘dislocación’ y de la consecuente redistribución modo-temporal de determinadas formas indicativas o subjuntivas se ha llevado a cabo en otros trabajos57, por lo que pasaremos a retomar el asunto en los apartados siguientes. En este punto nos limitaremos a señalar que la idea básica radica en diferenciar en las formas verbales entre un valor recto y un valor dislocado o 56 Es decir, según Veiga (2008: 23), no existe “una correspondencia biunívoca entre el número de formas verbales y el número de valores de contenido gramatical correspondientes a las diferentes unidades funcionales que se integran en la estructura del sistema”. 57 Véase, a modo de ejemplo, Rojo (1974), Rojo & Veiga (1999), Veiga (1991a, 1999, 2004, 2008, 2011, 2012, 2013), Veiga & Mosteiro Louzao (2006); para una descripción de los mecanismos de dislocación operantes y la consiguiente reorganización de contenidos modo-temporales en el indicativo del griego moderno, consúltese Leontaridi (2008 [2001], 2011a, 2011b, 2018).

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desplazado58, pues la ‘dislocación temporal’ “consiste en una reorganización de los contenidos temporales que conlleva una reorganización paralela de los contenidos modales” (Rojo & Veiga 1999: 2896)59. Esta base de partida revela la plurifuncionalidad modo-temporal que caracteriza al sistema verbal español, de manera que –siguiendo las modificaciones del modelo de Rojo que ha venido introduciendo Veiga60 en sus numerosísimos trabajos- podemos hablar de la existencia de cinco funciones modales y

58 Cfr. significados fundamentales y significados metafóricos (Bello 1988 [1847]); systemic functions y non-systemic functions (Bull 1960); valores primarios y valores secundarios (Gutiérrez Araus 1995); valores prototípicos o básicos y valores pragmáticos o contextuales (Sastre Ruano 1996: 385). Rojo (1974: 145) critica el empleo del término nonsystemic functions de Bull porque “ambos tipos de empleo –los que he denominado rectos y dislocados- dependen igualmente del valor básico. Por ello debe ser rechazado el término ‘nonsystemic funtions’ que utiliza Bull para referirse a los segundos. Los usos dislocados responden a ciertos principios que actúan en todo el sistema y mantienen un evidente paralelismo, tanto entre sí como con respecto a los rectos. Son, por tanto, hechos plenamente sistemáticos”. 59 Fernández González (1993: 119), basándose en lo postulado por el modelo vectorial ofrece el siguiente esquema de desplazamientos operantes en el sistema verbal español: 1. Desincronicación: Desconexión al origen y del momento del habla, siendo el ejemplo más claro los ‘tiempos históricos’. 2. Desplazamiento retrospectivo: de “+V” a “oV + probabilidad”. Por ejemplo, futuro O+V  presente OoV + probabilidad; condicional (O–V)+V  imperfecto (O–V)oV + probabilidad… 3. Desplazamientos prospectivos: 3.1 Temporales: presente OoV  futuro O+V; pretérito perfecto (OoV)–V  futuro perfecto (O+V)-V 3.2 Modales: imperfecto (O-V)oV  presente OoV + irrealidad; condicional (O–V)+V  presente/ futuro OoV/ O+V + irrealidad.



De forma análoga, según Nowikow (2018: 104), los dos tipos de desplazamiento temporal que se registran en español se pueden concebir como: a) de retroceso (simultaneidad  posterioridad), como en “Tendrá 30 años (= Posiblemente tiene; ‘incertidumbre’)”, y b) de propulsión (anterioridad  simultaneidad / posterioridad), como en: “Te ayudaría con mucho gusto (= En este momento no lo hago; ‘no-realidad’)”.

60 Sobra decir que los planteamientos teóricos sólidos y consecuentes de Veiga constituyen la base sobre la que fundamentamos las ideas aquí expresas.

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nueve temporales en la estructura del sistema verbal español61. En relación con los primeros, compárense las siguientes oraciones cuyo cotejo revela una serie de diferencias de matices de contenido modal con idéntico enfoque temporal de presente: Tabla 2: Oposiciones modales en el sistema verbal español62 (Fuente: adaptado de Veiga 1991a: 61 y Rojo & Veiga 1999: 2897) i. Los amigos que ahora quieren escucharme. ii. Los amigos que ahora querrán escucharme. iii. Los amigos que ahora querrían escucharme. iv. Los amigos que ahora quieran escucharme. v. Los amigos que ahora quisieran escucharme.

IND 0: objetivo + no irreal + no incierto IND 1: objetivo + no irreal + incierto IND 2: objetivo + irreal SUBJ 0: subjetivo + no irreal SUBJ 2: subjetivo + irreal

En otras palabras, estas cinco funciones modales63 que operan en la estructura del sistema verbal español en realizaciones de contenido temporal de ‘presente’ (OoV) son64: 61 Esta concepción permite eludir la jerarquización entre valores primarios y secundarios de las formas verbales. Además, como señala Vásquez González (2015: 198) en su crítica a la teoría de la temporalidad de Rojo, Veiga [en Veiga & Mosteiro Louzao 2006] “prefiere no hablar de usos ‘rectos’ frente a ‘dislocados’, términos de Rojo –aunque tuviera que aceptarlos para con él redactar el capitulo 44 de la Gramática descriptiva de la lengua española (Bosque & Demonte 1999). El sistema de Veiga, que en algunos casos coincide con el de Rojo, demanda un estudio aparte”. Nosotros, aunque seguimos, como hemos indicado, la línea trazada por Veiga, empleamos los términos ‘usos rectos’ y ‘usos dislocados’ por razones tanto de claridad expositiva como de alcance en la bibliografía que se ocupa de esta problemática. 62 Ofrecemos la correspondiente traducción griega como introducción a lo que vamos a desarrollar en las páginas que siguen. i. Οι φίλοι που τώρα θέλουν να με ακούσουν. ii. Οι φίλοι που τώρα θα θέλουν να με ακούσουν. iii. Οι φίλοι που τώρα θα ήθελαν να με ακούσουν. iv. Οι φίλοι που τώρα μπορεί να θέλουν να με ακούσουν. v. Οι φίλοι που τώρα μπορεί να ήθελαν να με ακούσουν.

IND 0: objetivo + no irreal + no incierto IND 1: objetivo + no irreal + incierto IND 2: objetivo + irreal SUBJ 0: subjetivo + no irreal SUBJ 2: subjetivo + irreal

63 Cfr. Veiga (1991a: 61, 215–216; 2008: 36), Rojo & Veiga (1999: 2896–2897), Veiga & Mosteiro Louzao (2006: § I.3.5.). 64 Los dígitos 1 y 2 utilizados simbolizan los valores modales obtenidos mediante el primero y el segundo caso de dislocación, según la teoría de Rojo (1974). El cero (0), a su vez, simboliza el valor modal no marcado, respecto de las correspondientes oposiciones modales; en otras palabras, corresponde a los denominados ‘usos rectos’ de las formas verbales. Para una presentación integral

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 INDICATIVO 0 (IND 0): contenido modal expresado por las formas verbales indicativas en sus usos rectos65.  INDICATIVO 1 (IND 1): contenido modal expresado por aquellas formas verbales indicativas que han experimentado el primer caso de dislocación [= matiz modal de incertidumbre]66.  INDICATIVO 2 (IND 2): valor modal expresado por aquellas formas verbales indicativas que han experimentado el segundo caso de dislocación [=matiz modal de irrealidad]67.

del fenómeno de dislocación en relación con los valores modales que se pueden expresar en el indicativo y subjuntivo español, consúltese Veiga (2012: 857). 65 IND 0 es el contenido modal expresado por las formas indicativas cuando se usan de acuerdo con lo que Bello llamaba valores o significados fundamentales, y Bull (1960) systemic functions. Según Veiga (1999: 131), es el único matiz modal que permite el uso de todas las oposiciones temporales del sistema. IND 0 es el término no marcado de la oposición indicativo/subjuntivo, pero también de las oposiciones real/irreal y cierto/incierto, es decir, de todas las oposiciones que operan en el sistema modal. 66 El IND 1 es el contenido modal expresado por las formas indicativas (en cuyo valor temporal recto interviene un vector de posterioridad) cuando se usan de acuerdo con lo que Bello llamaba significado metafórico de la relación de posterioridad, y Bull (1960) backward migrations. Estudiaremos exhaustivamente la plasmación de este contenido modal entre las formas del futuro en español y griego en el capítulo siguiente. Para una breve presentación de índole contrastiva de los usos dislocados del IND 1 registrados en español entre las formas cantaré, habré cantado, cantaría, habría cantado y las formas θα γράψω, θα γράφω, θα έχω γράψει, θα έγραφα y θα είχα γράψει en griego, consúltese Leontaridi (2018). En este punto, basta con señalar que el contenido modal IND 1 “para el que adelantamos la denominación incertidumbre, que estimamos más adecuada por su mayor amplitud significativa que la estricta etiqueta probabilidad manejada por Rojo y otros autores es de funcionalidad más restringida, ya que solo puede operar como término opositivo en combinación con el contenido expresado por formas de indicativo, siempre y cuando, además, estas expresen no irrealidad: en combinación con el contenido irrealidad no puede plasmarse una diferenciación modalmente funcional en que intervenga el contenido incertidumbre” (Veiga 1991a: 57). 67 El IND 2 es el contenido modal expresado por las formas indicativas (en cuyo valor temporal recto interviene un vector de anterioridad) cuando se usan de acuerdo con lo que Bello llamaba significado metafórico de la relación de anterioridad, y Bull (1960) forward migrations. Veiga (1991a: 58) afirma que en la lengua española, “De los dos contenidos marcados correspondientes a la segunda noción modal, irrealidad e incertidumbre, el primero manifiesta su

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 SUBJUNTIVO 0 (SUBJ 0): valor modal expresado por las formas verbales subjuntivas en sus usos rectos68.  SUBJUNTIVO 2 (SUBJ 2): valor modal expresado por las formas verbales subjuntivas que han experimentado el segundo caso de dislocación [=matiz modal de irrealidad]69. Lo que, siguiendo a Veiga (2008: 3870), también se puede representar gráficamente así: Tabla 3: Cinco funciones modales en español (Fuente: Veiga 2008: 38) Primera noción modal básica objetivo

no incierto no irreal incierto

Segunda noción modal básica irreal

IND 0 objetivo no irreal, no incierto IND 1 objetivo no irreal, incierto IND 2 objetivo irreal

subjetivo

SUBJ 0 subjetivo no irreal SUBJ 2 subjetivo irreal

La expresión de estas cinco funciones modales que surgen de la conjunción entre la oposición ‘indicativo/subjuntivo’ por una parte, y los posibles contenidos modales obtenidos por dislocación por otra, en circunstancias

superioridad jerárquica frente a segundo… […] Irrealidad es, pues, un contenido modal más marcado en el sistema que incertidumbre, y ambos, por supuesto, son marcados frente a cero”. Volveremos a estudiar la plasmación de este contenido modal entre las formas del pasado en español y griego en el capítulo 4. 68 El SUBJ 0 es el contenido modal expresado por las formas subjuntivas cuando se usan de acuerdo con lo que Bello llamaba valores o significados fundamentales, y Bull (1960) systemic functions. 69 El SUBJ 2 es el contenido modal expresado por las formas subjuntivas cuando se usan de acuerdo con lo que Bello llamaba significado metafórico de la relación de anterioridad, y Bull (1960) forward migrations. 70 Cfr. Veiga (1991a: 62), Veiga & Mosteiro Louzao (2006: § I.3.6).

49

temporales de ‘presente’, corre a cargo de las formas verbales canto, cantaré, cantaría, cante y cantara/-ase respectivamente. Por esa razón, Rojo & Veiga sugieren que, para obtener un estudio completo del sistema verbal español, es imprescindible examinar las formas que expresan cada uno de dichos contenidos modales, en combinación siempre con cada una de las posibles significaciones temporales que el sistema admita como integrantes en su estructura; O, dicho con sus propias palabras: “en términos propios de la gramática tradicional podríamos atrevernos a decir que en cada uno de estos cinco ‘modos’ hay que buscar sus ‘tiempos’” (Rojo & Veiga 1999: 2898). Así, la realización de los significantes correspondientes a cada una de estas funciones queda recogida en la tabla siguiente:

50

51

pre-presente

pre-futuro

había cantado hubiera ~ pre-pos-pretérito habría cantado hubiese cantado

Oo(V–V)

O+(V–V)

(O–V)–V

ante-pretérito

pretérito

O–V

(O–V)+(V–V)

pos-pretérito

(O–V)+V

habré cantado

he cantado

canté

cantaría

cantaba

cantaré

IND 1

haya cantado

habría cantado

habré cantado

cantara ~ cantase cantaría

co-pretérito

(O–V)oV

cantaré

presente

futuro

OoV cante

SUBJ 0

O+V

canto

Funciones Funciones modales IND 0 temporales Denominación

SUBJ 2

habría cantado ~ había cantado hubiera ~ hubiera cantado hubiese cantado ~ hubiese cantado

cantaría cantara ~ ~ cantaba cantase ~ casos de cantara

IND 2

FUNCIONES MODALES Y FUNCIONES TEMPORALES EN ESPAÑOL

Tabla 4: Funciones modales y funciones temporales en español (Fuente: adaptado de Veiga 1991a: 219)

Ahora bien, dado que el objetivo de este trabajo es estudiar el funcionamiento de los llamados “tiempos del futuro” y “tiempos del pasado” del indicativo en español y griego moderno, se sobreentiende que en las próximas páginas desatenderemos los contenidos modales SUBJ 0 y SUBJ 2. Además, como nos interesa principalmente sacar a la luz los –asombrosos, según nosotros- paralelos existentes que presentan los fenómenos de dislocación en los dos idiomas, prestaremos especial atención a los contenidos IND 1 e IND2, en lo que se refiere a las formas verbales en cuestión. Así, para el caso de los tiempos del futuro, nos centraremos en el comportamiento de cantaré / θα γράψω – θα γράφω; habré cantado / θα έχω γράψει; cantaría / θα έγραψα – θα έγραφα; habría cantado / θα είχα γράψει, especialmente en lo que respecta a la expresión de IND 1. En cuanto al paradigma de los tiempos del pasado, nuestro análisis se aproximará a cantaba / έγραφα; canté / έγραψα; he cantado / έχω γράψει; había cantado / είχα γράψει y la expresión, sobre todo, de IND 2.

52

Capítulo 3: Los Tiempos del Futuro 3.1 Los tiempos del futuro y el IND 1 Como hemos visto, el contenido modal llamado IND 1 implica el empleo de formas verbales indicativas que expresan un matiz modal de incertidumbre, tras haber experimentado el primer caso de dislocación. No obstante, no todas las formas indicativas son capaces de expresar dicho matiz, sino que –como veremos- condición para ello es la posesión, en la fórmula vectorial correspondiente de la forma, de un vector de posterioridad +V. Nos referimos a ejemplos como los siguientes: (26) –¿Dónde estaba Juan? No lo vi en casa. –Estaría en el trabajo. (27) –Πού ήταν ο Γιάννης; Δεν τον είδα στο σπίτι. –Θα ήταν στη δουλειά. (28) –¿Qué hora es? –No tengo reloj; serán las 3. (29) –Τι ώρα είναι; –Ε, δε θα είναι 3;

Tratándose de ejemplos que son frecuentemente escuchados, uno se pregunta, ¿cuál de los significados de una forma se considera básico, y en virtud de qué criterios?71 ¿En el caso de cantaré, por ejemplo, es el temporal, que indica posterioridad al momento de habla, o el modal que expresa “suposición, conjetura o vacilación” (Gili Gaya 1961 [1943]: 165) en el presente?

71 Kitova-Vasileva (1996a y 2000) llama la atención sobre el hecho de que en (algunos de) los idiomas en los que se distinguen modos verbales, a veces aparece una categoría modal secundaria responsable de denotar justamente incertidumbre o apreciación probabilística. Según esta autora, tal vez debamos preguntarnos sobre la conveniencia de constituir una subcategoría modal dentro del indicativo formada por los ‘futuros y condicionales’. Según la profesora búlgara, en español se halla en marcha un proceso, de forma parecida a lo que ocurre en búlgaro y otras lenguas eslavas, según el cual diferentes formas verbales marcan las distintas actitudes del hablante frente a la manera de expresar la acción. Kitova-Vasileva estudia los recursos gramaticales semánticos (formas modales, verbos auxiliares y otros elementos) disponibles en español para formalizar estos matices en su intento de contestar a “una cuestión que sigue siendo objeto de acaloradas controversias en la lingüística moderna: ¿Qué es el futuro en realidad? ¿Es un tiempo del modo indicativo o más bien una forma perteneciente a otro modo que reclama sus derechos de existencia al lado de los modos clásicos establecidos por la tradición?” (Kitova-Vasileva 1996a: 4).

La frecuencia no parece que pueda ser un criterio fiable72; y es más: desde el punto de vista de la adquisición de la lengua, el modal precede al temporal (Fernández González, 1993: 106). Como hemos dicho, este fenómeno dislocatorio, afecta exclusivamente a formas verbales indicativas en cuyo valor temporal recto interviene un vector de posterioridad, por lo que estamos ante usos dislocados de las formas cantaré, habré cantado, cantaría, habría cantado (y sus correspondientes formas griegas, como veremos). Las representaciones vectoriales de las formas en cuestión se recogen en el siguiente cuadro: Tabla 5: Indicativo español: ‘tiempos del futuro’ (Fuente: elaboración propia) FORMA VERBAL i)

FÓRMULA VECTORIAL DENOMINACIÓN

Cantaré

O+V

Futuro

Ana saldrá mañana de viaje. O+(V–V) ii) Habré cantado Cuando llegue Ana, habremos terminado el trabajo. (O–V)+V iii) Cantaría El jueves me enteré de que Ana llegaría al día siguiente.

Pre-futuro Pos-pretérito

(O–V)+(V–V) Pre-pos-pretérito iv) Habría cantado Estaba seguro de que habríamos terminado el trabajo cuando llegara Ana.

Recordemos de nuevo unos ejemplos anteriores: (30) a) En este momento son las diez. b) Dentro de un rato serán las diez. c) Serán las diez (en este momento).

Aquí, las oraciones (a) y (b) expresan los valores temporales rectos de las formas utilizadas (simultaneidad y posterioridad al origen respectivamente). No obstante, la oración (c) expresa el valor temporal de simultaneidad que aparece en (a), pero emplea la forma de (b). Este desajuste tiene como

72 Nótese por ejemplo que, según Cartagena (1981: 388), los valores temporal y modal (probabilístico) se distribuyen respectivamente en 89,41% y 10,59% en el caso de cantaré, pero en 31,82% y 68,18% en el caso de habré cantado. (cfr. Cartagena, 1999, 1995–1996). Consúltese también Sedano (2006).

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resultado que este último ejemplo adquiera un valor modal adicional de probabilidad que no está presente en (a) y (b). Ejemplos parecidos se podrían ofrecer, como comprobaremos más adelante, para las cuatro formas verbales recogidas en la tabla anterior. ¿Se trata de una coincidencia? En relación con esto, es significativo recordar que Coseriu (1973: 169), al referirse a la evolución del futuro romance señalaba que “se observa una duplicidad del futuro que oscila entre dos polos: el que se puede indicar como ‘puramente temporal’ y el ‘modal’”73. La explicación, pues, se encuentra en el fenómeno de dislocación de la teoría de Rojo que hemos descrito en el capítulo anterior. Se trata de una interpretación altamente económica, como indica Fernández González (1993: 113): “Como Bello y Bull, Rojo busca integrar estos usos dislocados dentro de patrones generales de desplazamiento de las formas. Así por ejemplo, resuelve muy elegantemente los casos de lo que Bull llamaba backward migration: las formas que poseen un vector +V pueden perderlo a favor de otro oV, lo que implica la adición de un matiz de probabilidad”. Dicho de otra forma, las cinco actuaciones del primer tipo de dislocación temporal en el indicativo español se dan entre los llamados ‘futuros y condicionales’, tras ser sustituido (o en algunos casos tras ser suprimido), en sus realizaciones básicas, el vector de posterioridad por uno de simultaneidad, lo que podemos representar vectorialmente de la siguiente manera:

73 En su estudio de la evolución histórica del futuro, Kitova-Vasileva (1992: 531), defiende esta conexión con la modalidad: según ella, tanto en las lenguas romances como en las eslavas “las formas de F[uturidad] surgen como resultado de la paulatina gramaticalización” y temporalización “de las perífrasis modales primitivas”, proceso por el que los valores modales ceden frente a los valores temporales que expresan futuridad (cfr. Kitova-Vasileva 1996a, Fidalgo Enríquez 2011). De modo parecido, Clairis & Babiniotis (1999: 449) destacan también el origen perifrástico del futuro griego: “Η έκφραση τού μελλοντικού χρόνου είναι πολύπλοκη σε όλες τις γλώσσες. […] το μέλλον δεν έχει πραγματοποιηθεί. Εγγενώς, λοιπόν, οτιδήποτε λέμε για το μέλλον περιέχει τροπικότητα […]. Οι μελλοντικές εκφράσεις δεν είναι ποτέ τελείως απαλλαγμένες από το τροπικό στοιχείο. Αυτός είναι και ο λόγος για τον οποίο μία από τις πιο συχνές μεταβολές που παρατηρείται στην ιστορία των γλωσσών είναι η αντικατάσταση των τύπων τού μέλλοντα, συχνά από περιφράσεις. Οι περιφράσεις αυτές χρησιμοποιούν συνήθως ως βοηθητικά ρήματα που έχουν μία σχετική με το μέλλον σημασία, που δηλώνουν δηλαδή προσδοκία, επιθυμία ή απλώς κίνηση προς τα εμπρός. Τέτοια είναι η προέλευση του τύπου τού μέλλοντα στα Ελληνικά: προέρχεται από την περίφραση θέλω να γράφω/ να γράψω”.

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Tabla 6: IND 1 entre los ‘tiempos del futuro’ en español (Fuente: elaboración propia) Cuando se usa… en lugar de… Cuando se usa… en lugar de… O+V

 OoV

futuro

cantaré

 presente

Se produce:

canto

 O–V

O+(V–V)

 pretérito canté pos-pretérito valor cantaría  co-pretérito modal de  (O–V)oV cantaba incertidumbre (IND 1)  Oo(V–V) pre-futuro  pre-presente

(O–V)+(V–V)

 (O–V)–V

(O–V)+V

habré cantado

he cantado

pre-pos-pretérito  ante-pretérito habría cantado había cantado

Así, por ejemplo, cantaré puede expresar la relación ‘presente’, cantaría las relaciones ‘pretérito/co-pretérito’, etc., como muestran los siguientes ejemplos de Veiga (2012: 855): (31) a. Ese chico tendrá quince años. [= probablemente tiene] b. Cuando llegó, serían las cuatro. [= probablemente eran] c. Sería tu primo quien se lo dijo. [= probablemente fue] d. A estas horas el concierto ya habrá terminado. [= probablemente ha terminado] e. A aquellas horas el concierto ya habría terminado. [= probablemente había terminado]

Se establece, pues, una oposición modal entre los valores de IND 1 e IND 0, que podemos llamar de incertidumbre / no incertidumbre (‘Ese chico {tendrá/ tiene} quince años’; ‘Cuando llegó, {serían/son} las cuatro’, etc.). Obsérvese que: […] las relaciones temporales básicas en que interviene un vector de posterioridad, puntos de partida de estos procesos dislocatorios, no disponen de formas verbales específicas para marcar el contenido de incertidumbre resultante de la dislocación. Ello no quiere decir que estos matices de incertidumbre no sean combinables con relaciones temporales como la de ‘futuro’; lo que sucede es que la ausencia de formas diferenciadas condiciona que el matiz modal resultante de la dislocación tenga que ser en estas circunstancias temporales expresado por las mismas formas que se encargan

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de los correspondientes usos rectos, por lo que sólo indicaciones contextuales podrán permitir captar este matiz modal” (Rojo & Veiga 1999: 2914)74.

3.2 Los tiempos del futuro: Consideraciones de orden cuantitativo y cualitativo entre el español y el griego Un primer punto problemático para nuestro análisis constituye el hecho de que frente a cantaré, el griego cuenta con dos formas futuras, que tradicionalmente se denominan futuro puntual (θα γράψω ‘escribiré’) y futuro continuo (θα γράφω ‘estaré escribiendo’). Y si ya el modelo vectorial prevé el uso de la fórmula O+V para cantaré (/ θα γράψω) y O+(V–V) para habré cantado (/ θα έχω γράψει), ¿cómo se puede representar el valor de θα γράφω (‘estaré escribiendo’)? Como señala Fernández González (1993: 105) “los casos de autores que se han atrevido a incluir [en el paradigma del sistema verbal español] la perífrasis estar + gerundio, la perífrasis ir a + infinitivo, o ambas son franca minoría”75. Dicha inclusión de las perífrasis en el paradigma verbal supera los límites y objetivos del presente trabajo –aunque

74 Aunque no afecta directamente al objeto del presente trabajo, consideramos muy interesante la opinión de Kitova-Vasileva (1996b: 382) en relación con la evolución y reorganización del sistema verbal español para la expresión de la “modalidad dubitativo-probabilística del enunciado”, por lo que reproducimos parte de sus explicaciones: “Quedaba, por lo tanto, al descubierto la zona de la ‘duda atenuada’, la del juicio probabilístico, la de la modalidad conjetural del enunciado, cuando esta debía expresarse en oraciones independientes desprovistas de marcas de modalización de tipo léxico. En este tipo de secuencias, las formas indicativas ‘relativas’, como son el futuro compuesto y los ‘condicionales’, quedaban sin el soporte habitual del momento de orientación temporal y podrían ‘desplazarse’ temporalmente; su posibilidad de funcionar como formas ‘dislocadas’ acentuaba su valor modal y las hacía particularmente aptas para expresar lo que –sin coincidir con la realidad objetiva ni con los juicios emitidos sobre ella-, tampoco coincidía con su concepto antinómico –la realidad no objetiva-, con cuya expresión en las oraciones independientes, provistas del soporte de lexemas modales, cargaban las formas subjuntivas”. 75 Fernández González (1993: 105–106) sugiere que determinadas perífrasis aspectuales (al menos estar + gerundio e ir a + infinitivo) deben quedar integradas en el sistema verbal. Los argumentos esgrimidos se pueden resumir básicamente en que “nada exige que la inclusión en un sistema dependa del carácter analítico o sintético de la formas”; y “…desde el punto de vista del uso de las formas no hay razón para excluirlas”.

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reconocemos la solidez de los argumentos que ofrece Fernández González (1993)76-, por lo que no vamos a profundizar ahora en el tema. Y, aunque inicialmente habíamos adoptado la fórmula (O+V)οV propuesta por el autor citado para representar el valor de la perífrasis ‘estaré cantando’77 para dar cuenta del valor temporal recto del ‘futuro continuo’ (‘co-futuro’) en griego, que denota una situación simultánea a un punto posterior al origen, la simetría observada en el comportamiento del pos-pretérito imperfectivo θα έγραφα, nos indujo finalmente a postular el anteriormente citado vector primario “doble”, de sincro-posterioridad +(VoV), que enfatiza la indisoluble unidad de la relación de simultaneidad con otra relación de posterioridad, a la vez que refleja la diferencia del futuro usado en su variante perfectiva. Así tenemos: − θα γράψω (O+V) = ‘μελλοντικός’ futuro − θα γράφω O+(VοV)= ‘συγχρο-μελλοντικός’ sincro-futuro − θα έχω γράψει: O+(V–V) = ‘προ-μελλοντικός’ pre-futuro Igualmente, hay que examinar qué ocurre con las formas griegas correspondientes a cantaría y habría cantado, es decir θα έγραφα/ θα έγραψα y θα είχα γράψει. Aunque en el caso del español, la Academia se ha decantado finalmente por la inclusión de cantaría y habría cantado en el modo indicativo (cfr. RAE-ASALE 2009: 1778)78, la mayoría de las gramáticas

76 Pues, al fin y al cabo, “mucho más inteligente y acorde con la realidad es la postura de G. Rojo (1974: 68) cuando escribe: Reconozco la arbitrariedad que supone considerar formas como ‘he llegado, había llegado’, etc., y eliminar los tipos ‘voy a llegar, estoy llegando’ y otras muchas perífrasis que podrían figurar aquí con el mismo derecho que las formas compuestas” (Fernández González 1993: 114–115). 77 En el pasado (Leontaridi 2008 [2001]: 435 y ss.) recurrimos a otras soluciones, pero tras mostrarse poco productivas decidimos buscar interpretaciones alternativas. 78 Aunque, como ya hemos señalado, no faltan estudios que proponen la existencia del modo potencial u otro “tercer modo” en español, como es el caso de la Gramática de la Academia (RAE 1917: §§ 285, 298) o Alarcos Llorach (1994) (o incluso Matte Bon 1995: 31, desde un punto de vista más comunicativo y pedagógico). Para una revisión de la historia de la problemática en cuestión, consúltese Kitova-Vasileva (1981); Veiga (1991a: 72–106); Veiga & Mosteiro Louzao (2006: § I.3.6).

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griegas tiende a ignorar los llamados por Triandafillidis (1941: 315) “modos sintácticos”; así, la pregunta de si las formas θα έγραφα y θα είχα γράψει (y para algunos autores, incluso θα έγραψα) constituyen modos aparte o tiempos aparte, raras veces se postula y raras veces recibe respuesta79. Las razones fundamentales de la confusión y de la reticencia de su descripción y análisis80 radican en la relación de estas formas con el modo (más concretamente, la modalidad), su correspondencia (semántica) con las formas del ‘indicativo potencial’ del griego antiguo81, y su aparición en las apódosis de las oraciones condicionales (cfr. Tsangalidis 2001a, 2012a, 2013, 2015). Y, aunque en griego no se ha llegado a un acuerdo definitivo sobre la descripción y naturaleza de las mismas, estamos de acuerdo con Tsangalidis (2015: 561–562) en que las tres formas deben incluirse en la descripción del sistema verbal griego, dado que presentan características de tiempo a nivel morfológico, sintáctico y semántico. Es más, dada la mayor afinidad – tipológica y funcional- de estas perífrasis con el indicativo82, opinamos que 79 Clairis & Babiniotis (1999: 438–443) clasifican dichas perífrasis en el grupo de las “formas modales potenciales” (sin intentar postular una correspondencia con tiempos o modos concretos). En eso se diferencian Holton et al. (1999: 228) que incluyen estas tres combinaciones en la unidad de Tiempo (§1.6.4 y §1.6.8), aunque enfatizan su conexión con la modalidad: “Αυτή η δομή αποτελείται από τον συνδυασμό του μορίου θα με τον παρατατικό. Σημασιολογικά δεν είναι τόσο χρόνος όσο τροπικότητα, εξ ου και ο όρος υποθετική”. Ntinas (1987: 383) considera θα έγραφα y θα είχα γράψει como formaciones morfosintácticas que no disponen de “formas morfológicas particulares”, sino que se corresponden con los modos condicionales de otros idiomas. Solo Vlastos (1914: 58) recoge una referencia explícita a lo que llama “tiempos derivados”, formados mediante la combinación de θα y de los tiempos pasados del indicativo. Entre los que conciben como modo (perifrástico) las combinaciones de θα con las formas pasadas (con la excepción de γράψω) se encuentran Thomopoulos (1945: 58), Mirambel (1959/1988: 137–139) y Tsopanakis (1994: 342). 80 Indicativo de ello es el hecho de que ni siquiera se ha llegado a un consenso en relación con la terminología que se debe adoptar para designar estas formas (véase al respecto Tsangalidis 2001a, 2012c). 81 “Κάποιοι τύποι δεν κατονομάζονται: δηλαδή κάποιοι τύποι δεν εντάσσονται στις υπάρχουσες κατηγορίες είτε γιατί ιστορικά δεν εντάσσονταν εκεί είτε γιατί δεν είναι εύκολο να αντιστοιχιστούν” (Tsangalidis 2013: 4). 82 Por ejemplo, factores de formación impiden su inclusión en el subjuntivo: los tiempos del subjuntivo, creados normalmente mediante la conjunción να, forman la negación con μη (mientras que las formas de indicativo lo hacen mediante

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podríamos incluir dichas formas en el último83, tal como se ha hecho en español; así, adoptando la nomenclatura de Bello, tendríamos: − θα έγραψα: (O–V)+V = ‘μετα-παρελθοντικός’ pos-pretérito − θα έγραφα: (O–V)+(VoV) = ‘συγχρο-μετα-παρελθοντικός’ sincropos-pretérito84 − θα είχα γράψει: (O–V)+(V–V) = ‘προ-μετα-παρελθοντικός’ pre-pos-pretérito Resumiendo, estamos de acuerdo con Tsangalidis (2012c: 2–3) en que el indicativo neogriego, por lo menos desde el punto de vista morfológico, está conformado por un sistema simétrico de doce tiempos, aunque las aproximaciones tradicionales no dan cuenta de ello y reconocen como tales solo ocho de ellos85. la conjunción δεν). Además, el aumento ε- de θα έγραφα/ θα έγραψα, no se puede dar en el subjuntivo (véase también Leontaridi 2008 [2001]: 66–67). 83 De hecho, Tsopanakis (1994: 343–342), que distingue el modo potencial por razones de claridad descriptiva, señala que sus tiempos podrían añadirse a los tiempos proverbales y perifrásticos del indicativo, sin que se presentaran contradicciones en cuanto a la categoría del aspecto, ya que el imperfecto expresaría de nuevo la duración, y el pluscuamperfecto la perfectividad/ lo perfecto. La dificultad práctica en tal caso, residiría, según él, en que sería necesario crear dos imperfectos (έγραφα – θα έγραφα) y dos pluscuamperfectos (είχα γράψει – θα είχα γράψει) en un mismo modo. En cada par de tiempos, un miembro sería perifrástico y el otro no, y el perifrástico, aparte del significado temporal básico, tendría que estar acompañado por un significado potencial, imperativo, optativo, etc. A nuestro modo de ver, la dificultad señalada se podría evitar mediante el uso de elección onomasiológica de corte “tradicional”, como “δυνητικός παρατατικός, δυνητικός υπερσυντέλικος”, etc., que podría dar fe de estas diferencias. 84 Retomaremos las consideraciones sobre la oposición entre θα έγραψα/ θα έγραφα y la correspondencia de ambos con cantaría más adelante. 85 Tsangalidis (2012c: 2–3) resume muy bien la situación: “Η μορφολογία του ΝΕ ρήματος (σε επίπεδο μονολεκτικών τύπων) μπορεί να διακρίνει μόνο τους τύπους της προστακτικής (γράφ-ε, γράψ-ε) από όλους τους υπόλοιπους παρεμφατικούς τύπους, οι οποίοι μπορούν να χαρακτηριστούν ως προς την έγκλιση μόνο «μη προστακτικοί» […]. Από αυτούς τους τέσσερις τύπους (γράφ-ω, γράψ-ω, έ-γραφ-α, έ-γραψ-α) η παραδοσιακή περιγραφή εξαιρεί τον τύπο γράψω και έτσι κατατάσσει μόνο τους άλλους τρεις ως ‘χρόνους’ της ‘οριστικής’. Εκεί εντάσσονται και δύο από τους συνδυασμούς του θα (θα γράφω, θα γράψω –αλλά όχι και θα έγραφα, θα έγραψα) καθώς και τρεις από τους συντελικούς τύπους (έχω γράψει, είχα γράψει, θα έχω γράψει– αλλά όχι και θα είχα γράψει). Η παραδοσιακή προσέγγιση, επομένως, κλείνει τα μάτια σε ένα πλήρως συμμετρικό (από την άποψη του μορφολογικού

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Tabla 7: Las formas del indicativo griego conforme a sus características morfológicas (Fuente: Tsangalidis 2012c: 3) Formas ‘sencillas’ γράφω γράψω86 έγραφα έγραψα έχω γράψει είχα γράψει

en combinación con el θα θα γράφω θα γράψω θα έγραφα θα έγραψα θα έχω γράψει θα είχα γράψει

Explicado esto, y centrándonos en las formas que aquí nos interesan, la tabla 5 de formulaciones vectoriales quedaría de la siguiente manera tras la inclusión de las formas correspondientes griegas: Tabla 8: Indicativo español y griego: ‘tiempos del futuro’ (Fuente: elaboración propia)

i)

ii)

FORMA VERBAL FÓRMULA VECTORIAL Cantaré O+V Θα γράψω Ana saldrá mañana de viaje. Η Άννα θα φύγει αύριο για ταξίδι. ‘Estaré cantando’ O+(VoV) Θα γράφω Mañana Ana estará trabajando toda la tarde Αύριο, η Άννα θα δουλεύει όλο το απόγευμα.

DENOMINACIÓN Futuro Μελλοντικός

‘Sincro-futuro’ Συγχρο-μελλοντικός

σχηματισμού) σύστημα και επιλέγει, αντί για δώδεκα, μόνο οκτώ τύπους που ορίζονται ως «χρόνοι» του ρήματος στην οριστική. […]. Ως προς την υπόσταση του γράψω είναι προφανής η μορφολογική ταύτιση στη ΝΕ των καταλήξεων του με αυτές όλων των ‘μη παρελθοντικών’ και ‘μη προστακτικών’ τύπων. Επομένως ως προς τη διάκριση οριστικής-υποτακτικής η μορφολογία δίνει σαφέστατη απάντηση […]. Το ερώτημα που τίθεται όμως εδώ δεν αφορά την υπόθεση της υποτακτικής αλλά την υπόσταση των τριών άλλων τύπων […] (θα έγραφα, θα έγραψα, θα είχα γράψει), οι οποίοι προφανώς αποτελούνται από τα ίδια συστατικά όπως οι αναγνωρισμένοι χρόνοι της οριστικής αλλά δεν χαρακτηρίζονται ως τέτοιοι”. 86 Consúltese Tsangalidis (2002a, 2015) en relación con las razones por las que este autor defiende el reconocimiento de la temporalidad de la forma γράψω y su aceptación como tiempo verbal.

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FORMA VERBAL FÓRMULA VECTORIAL DENOMINACIÓN Habré cantado Pre-futuro O+(V–V) Προ-μελλοντικός iii) Θα έχω γράψει Cuando llegue Ana, la película habrá terminado. Όταν φτάσει η Άννα, η ταινία θα έχει τελειώσει. Cantaría Pos-pretérito (O–V)+V Μετα-παρελθοντικός iv) Θα έγραψα No me acuerdo de la hora, pero saldría hacia las 4, como siempre. Δεν θυμάμαι τι ώρα ήταν αλλά θα έφυγα γύρω στις 4, όπως πάντα. ‘Sincro-pos-pretérito’ ‘Estaría cantando’ (O–V)+(VoV) Συγχρο-μεταv) Θα έγραφα παρελθοντικός El jueves me enteré de que Ana llegaría al día siguiente. Την Πέμπτη έμαθα ότι η Άννα θα έφθανε την επόμενη. Pre-pos-pretérito Habría cantado (O–V)+(V–V) Προ-μεταvi) Θα είχα γράψει παρελθοντικός Estaba seguro de que habríamos terminado el trabajo cuando llegara Ana. Ήμουν σίγουρος ότι θα είχαμε τελειώσει τη δουλειά όταν θα έφθανε η Άννα.

Dicho esto, pasemos a examinar de forma contrastiva algunos aspectos relacionados con el uso, en los dos idiomas, de las formas objeto de estudio. Anticipamos que, a grandes rasgos –como queda patente en las respectivas formulaciones vectoriales-, los usos rectos coinciden entre los pares de tiempos; por lo tanto, nos centraremos principalmente en sus usos dislocados, deteniéndonos con mayor detalle en su empleo para expresar incertidumbre o probabilidad (IND 1).

3.3  Cantaré / Θα γράψω O+V vs. Θα γράφω O+(VoV) Como queda reflejado por la fórmula vectorial O+V de cantaré, este tiempo en su valor temporal recto expresa una situación posterior respecto del momento de habla. Y lo mismo es válido para θα γράψω O+V: (32) Si la situación sigue así, le escribiré una carta al director mañana. (33) Αν η κατάσταση συνεχίσει έτσι, θα γράψω ένα γράμμα στον διευθυντή αύριο.

Se trata, por tanto, de un tiempo absoluto según la RAE-ASALE (2009: 1767–1768)87. No obstante, “puede remitir también a un pasado cuando 87 Cfr. Gili Gaya (1961 [1943]).

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se interpreta en relación con el llamado presente histórico…”, pues, al desplazarse el presente, los demás tiempos se desplazan con él. Considérese por ejemplo estrenará y tendrá en el siguiente texto donde las formas en cuestión no se miden en función del momento de enunciación, sino del nuevo centro deíctico creado por el presente histórico: “De nuevo en Madrid, […] [Falla] trabaja en un importantísimo ballet […]. “El sombrero de tres picos” se estrenará en Londres en el año 1919 con éxito clamoroso, pero muy poco después Falla tendrá su casa en el granadino Carmen de Santa Engracia…” (RAE-ASALE 2009: 1716). El mismo desplazamiento (con la orientación retrospectiva del centro deíctico88) se registra en griego con θα γράψω O+V, otro tiempo absoluto89. ¿En qué se diferencia este último del futuro continuo θα γράφω O+(VοV)? Aunque ambos tiempos griegos expresan posterioridad en relación con el momento de habla, la fórmula O+(VοV) de θα γράφω resalta la naturaleza aspectual imperfectiva de este tiempo: “Futuro: (a) […] LING. El tiempo gramatical que sitúa una acción o situación en el espacio temporal posterior al presente del hablante; Indica: a) duración (futuro continuo) estará nevando todo el año || estaré trabajando sin cesar todo el mes b) un hecho instantáneo o considerado en su totalidad: Te mostraré el plan mañana || harán faltan cinco años más para que termine el metro || vivirá muchos años más…” (Babiniotis 1998: 1076)90. Aunque no es objeto del presente trabajo entrar en detalles sobre la descripción de la dicotomía entre los dos tiempos, cabe señalar que, en 88 Sobre el funcionamiento del mecanismo del desplazamiento del centro deíctico, consúltese Briz Gómez (2004: 45–46). 89 Por ejemplo, Clairis & Babiniotis (1999: 450) señalan que el futuro perfectivo puede ser usado en la narración, para hacer referencia a acontecimientos pasados como en: (2) Ο Διονύσιος Σολωμός γεννιέται το 1798 στη Ζάκυνθο. Τα πρώτα του χρόνια θα τα περάσει στο νησί αλλά αργότερα θα φύγει για την Ιταλία

90 Hemos optado por traducir este fragmento para que resalte mejor la diferencia de uso entre las dos variantes del futuro griego. “Μέλλοντας: (ο) […] γλωσσ. ο γραμματικός χρόνος που τοποθετεί μια ενέργεια ή κατάσταση στη χρονική βαθμίδα μετά το παρόν του ομιλητή. Δηλώνει: α) διάρκεια (διαρκής μέλλοντας): θα χιονίζει όλο το χρονο || θα δουλεύω αδιάκοπα ολόκληρο τον μήνα β) ένα στιγμιαίο ή συνολικά θεωρούμενο γεγονός: θα σου δείξω το σχέδιο αύριο || θα χρειαστεί άλλα πέντε χρόνια για να τελειώσει το μετρό || θα ζήσει πολλά χρόνια ακόμη…” (Babiniotis 1998: 1076).

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realidad, es más que un asunto de duración lo que los diferencia. A modo de ejemplo, considérense estas oraciones de Tsangalidis (2013: 18): (34) Αύριο θα διαβάζω από τις 12 μέχρι τις 5 το απόγευμα. (35) Αύριο θα διαβάσω από τις 12 μέχρι τις 5 το απόγευμα.

Las oraciones son semánticamente equivalentes, la referencia temporal es la misma (de 12h a 5h), y, además, a pesar de la nomenclatura convencional que señala la (larga o continua) duración del futuro continuo (‘estaré estudiando’) y la puntualidad del futuro puntual (‘estudiaré’), la situación descrita por el verbo dura exactamente lo mismo (y, desde luego, no solo un momento). En otras palabras, la diferenciación que se consigue entre las dos variantes es claramente una cuestión de perspectiva91: la misma situación se presenta de forma imperfectiva mediante el tema del presente (γραφ-) y perfectiva mediante el tema del aoristo (γραψ-)92. No cambia ni 91 “Η λεξική και η γραμματική όψη διαπλέκονται με το χρόνο για να δώσουν συγκεκριμένες ερμηνείες στους διάφορους ρηματικούς τύπους που προκύπτουν συνδυαστικά. Με άλλα λόγια, κάθε πρόταση σημαίνει οτιδήποτε σημαίνει αλλά ο ομιλητής πρέπει να επιλέξει σε κάθε περίπτωση από ποια πλευρά θα το «δει»” (Tsangalidis & Koutoupi-Kiti 2004: 4). Al fin y al cabo, nuestras elecciones lingüísticas dependen de “una serie de factores que influyen en la elección de una u otra forma de expresión: la actitud del hablante ante el mensaje, ante su interlocutor, ante la situación, el motivo por el que enuncia un determinado mensaje, las intenciones expresivas […] etc.” (Sastre Ruano 1998: 412–413). 92 Sobre los procesos y problemas relacionados con la morfología y distribución de dichos temas, consúltese por ejemplo a Tsangalidis (2013). Aquí nos limitamos a reproducir las observaciones de Mackridge (1985: 106): “In expressions of past or future action, the perfective is the unmarked aspect, in the sense that a verb in the perfective does not specify whether the action is progressive or iterative or neither: it may simply state that something happened or will happen […]. Thus in past or future reference the perfective is the most frequently used aspect: it is the natural aspect for the verb to be in unless there are clear grounds for using the imperfective (i.e. that the action is considered as durative or repeated). This, coupled with the fact that morphologically the perfective stem is diachronically and synchronically more stable than the imperfective (i.e. the perfective stem of a large number of verbs has not changed since classical times, while their imperfective has [cfr. también la opinión de Tsopanakis 1994: 366, § 532]); and with some verbs speakers who use the same perfective stem may differ in their usage of the imperfective […]), has led some grammarians to see the perfective as the basic stem of the MG verb. (Nevertheless, it is always the imperfective stem that appears in dictionaries)”. En cuanto a su frecuencia,

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la duración ni la referencia temporal93. Lo que cambia es la forma de contemplar el evento: θα γράφω O+(VοV) presenta la situación en su curso, es decir, enfocando su desarrollo interno sin aludir a su comienzo ni a su final, ocultándose al oyente cualquier información relativa a sus límites. Así, la oración Ο καθηγητής θα κατεβαίνει τις σκάλες ‘El profesor estará bajando las escaleras’, se diferencia de la variante en la que se usa futuro puntual θα γράψω (O+V) (Ο καθηγητής θα κατεβεί τις σκάλες, ‘El profesor bajará las escaleras’) en que no implica que el profesor termine su descenso. Tsangalidis (2013: 28) también esgrime que el hecho de que las situaciones estativas no incluyen un punto inicial y final de la acción hace que sean incompatibles con el funcionamiento del aspecto perfectivo: precisamente el hecho de que el aspecto perfectivo haga visible el conjunto (y por lo tanto, los puntos de delimitación) de la circunstancia, impide que se pueda aplicar en situaciones de este tipo. En griego moderno, dicha incompatibilidad queda patente de forma muy clara en que los verbos estativos principales (έχω ‘tener’, είμαι ‘ser’, ανήκω ‘pertenecer’…) no forman el tema del aoristo94; y, si lo forman, es decir, si permiten el significado perfectivo, dejan de interpretarse como estativos95. Por ejemplo: (36) Α  γαπούσε/ θα αγαπά μια πριγκίπισσα. (= Estaba/ estará enamorado de una princesa) (37)  Αγάπησε/ θα αγαπήσει μια πριγκίπισσα. (= Se enamoró/ se enamorará de una princesa)

Mirambel (1959/1988: 125 y ss) observa que las formas provenientes del tema de aoristo son más que las formadas a partir del tema de presente. 93 Para profundizar con mayor detalle, consúltense al respecto las acertadas observaciones de Tsangalidis (2013: 18). 94 De ahí que los siguientes verbos solo dispongan de formas para el presente OoV y co-pretérito (O-V)oV, pero no el pretérito O-V, etc.: έχω-είχα, είμαι-ήμουν, ανήκω-ανήκα, χρωστώ-χρωστούσα, αξίζω-άξιζα, etc. Así que no forman ni “futuro puntual” o subjuntivo perfectivo (por ej. *θα/να ανήξω, *θα/να χρωστήσω) ni formas compuestas (por ej. *έχω έξει, *έχω ανήξει, *έχω αξίσει). 95 Sobre la distinción entre verbos estativos y no estativos, y sobre temas relacionados con el aspecto (gramatical y léxico) consúltese Moser (1994a: 7282, 1994b, 1996, 2005, 2009), Tsangalidis (1995, 1998, 2001a, 2001b, 2002a, 2002b, 2003, 2004a, 2009, 2013), Tsangalidis & Koutoupi-Kiti 2004) para el griego en particular y Comrie (1976), Dahl (1985), Binnick (1991) y Smith (1991) en general.

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En todo caso, la expresión de posterioridad de ambas formas admite muy diversos matices: “órdenes, solicitudes, recomendaciones, promesas, compromisos y otras nociones próximas a estas, en función de las cuales cabe esperar algún comportamiento futuro del hablante o del oyente” (RAEASALE 2009: 1769). Se trata de un mecanismo tan gramaticalizado que en ambos idiomas los morfemas de persona contribuyen en la interpretación correcta; así, la segunda persona indica que el futuro se debe interpretar como petición, mandato o prohibición, mientras que la primera como promesa o compromiso96. Respectivamente: (38) (39) (40) (41)

Te disculparás mañana con él. No se te olvide. Me disculparé con él. Θα του ζητήσεις συγνώμη αύριο. Μην το ξεχάσεις. Θα του ζητήσω συγνώμη.

Eso sí, en el caso de que en griego se trate de acciones (órdenes, promesas, etc.) repetidas en el futuro, es necesario usarse la forma continua: (42) Θα μου γράφεις κάθε μέρα! –‘Me estarás escribiendo [= escribirás] todos los días’ (43)  Θα σου γράφω καθημερινά και θα σε παίρνω τηλέφωνο κάθε βράδυ. – ‘Te estaré escribiendo [=escribiré] todos los días y te estaré llamando [= llamaré] todas las noches.’

Resumiendo, el futuro en español (y griego) no se limita a indicar localización temporal futura, sino que posee una amplia gama de valores97, siendo

96 Considérense las siguientes oraciones recogidas en la RAE-ASALE (2009: 1769) que expresan predicciones, a la vez que se asocian con otros sentidos en la conciencia lingüística de los hablantes: “Cumpliré mi palabra [promesa]; Te recuperarás muy pronto [expresión de ánimo]; Todos moriremos algún día [predicción; juicio categórico]; Te arrepentirás [amenaza]; Irás y le pedirás perdón [mandato]; Un poco de limonada te sentará bien [recomendación]; Te caerás al suelo y te harás daño [advertencia]; Me disculpará usted [petición; excusa]; Te esperaré durante diez minutos [compromiso]; No te lo tendré en cuenta [exculpación]; El acusado cumplirá diez años de prisión mayor [mandato; acto de condena]”. 97 A modo de ilustración, Escandell Vidal (2010: 11–12) recoge algunas de las distinciones propuestas por Fernández Ramírez: “a) Nadie te exigirá que trabajes (estipulativo); b) No matarás (prescriptivo); c) Todo se andará (de confianza); d) Será muy estudioso, pero no es nada listo (concesivo); e) No harás tal cosa (categórico); f) Te lo traeré (vinculativo); g) ¿Se tomará usted un café? (de propuesta); h) Si dos ángulos equivalen a un recto, el otro será… (demostrativo); i) Comprenderás (apodíctico); j) Tendrá sus compromisos (de conjetura)”.

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especialmente común el uso de cantaré que, habiendo experimentado el primer caso de dislocación, adquiere un matiz modal de incertidumbre98, como en: (44) Pablo no está aquí. Estará en casa. [= probablemente está]. (45) Han trabajado mucho. Querrán descansar. [= probablemente quieren]. (46) Estoy confundida. ¿Me querrá? [= probablemente me quiere].

O dicho de otra forma, la pérdida del vector +V en favor de oV implica la adición de un matiz de probabilidad. Así: “Se llama futuro de conjetura, futuro de probabilidad o futuro epistémico el que introduce alguna suposición del hablante relativa al presente, como en Serán las ocho, en el sentido de ‘Probablemente son las ocho’ o ‘Deben de ser las ocho’; Estará enfadado conmigo, en el de ‘Supongo que está enfadado conmigo’ […]. El futuro tiene valor modal en estos contextos. Las paráfrasis que admite se forman con adverbios de probabilidad (probablemente, posiblemente, seguramente) [99] o de duda (tal vez, quizá, a lo mejor), en ambos casos con verbos en presente100:

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Para Briz Gómez (2004: 50) “que formas de futuro, con vector temporal de posterioridad, al dejar dicha marca temporal pasen a tener un valor de incertidumbre, está en consonancia con el valor de probabilidad que toda forma de futuro expresa. Y que sea precisamente el futuro y no otro tiempo el que exprese probabilidad en el presente tampoco extraña, dado que con el presente tiene en común el punto de origen”. Veiga (1991a: 140–141) señala que en sentencias interrogativas o exclamativas no cabe una paráfrasis de este tipo, como se ve en los siguientes ejemplos donde las primeras oraciones no admiten ser sustituidas por las segundas: (3) ¡Serás cabezota! ~ *¡Probablemente/ posiblemente eres cabezota! (4) ¡No serías tú el que ayer tocaba la trompeta! ~ *¡No eras probablemente/ posiblemente tú el que ayer tocaba la trompeta! (5) ¿Quién habrá sido el imbécil que…? ~ *¿Quién ha sido probablemente/ posiblemente el imbécil que…? (6) ¿No habría llegado ya Julia cuando nos fuimos? ~ *¿No había llegado ya probablemente/ posiblemente Julia cuando nos fuimos?

100 O dicho de otra forma, según Laca (cfr. Fălăuş & Laca 2014), cuyos ejemplos reproducimos, “el futuro es incompatible con los adverbios epistémicos de necesidad o de certidumbre” (Laca 2016: 15): (7) a. Decididamente/indudablemente, la culpa de todo debe tenerla ella. b. *Decididamente/indudablemente, la culpa de todo la tendrá ella. (8) a. Necesariamente, tiene que haberse imaginado la escena. Es imposible que la haya visto. b. *Necesariamente, se habrá imaginado la escena. Es imposible que la haya visto.

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Sabrás que ya no vivo aquí ~ Probablemente sepas que ya no vivo aquí; Estarán en la cafetería ~ Tal vez están en la cafetería” (RAE-ASALE 2009: 1771).

Según se señala en la misma obra (RAE-ASALE 2009: 1771), el futuro de conjetura también admite paráfrasis con verbos modales (Estará en casa ~ Debe de estar en casa; ¿Qué costará? ~ ¿Qué puede costar?), así como paráfrasis o fórmulas que introducen otras actitudes proposicionales similares101 (Cabe pensar qué…; Supongo que…; Tú sabrás…102). No obstante, la elección del futuro de conjetura, suele implicar un juicio especulativo más firme que el que se manifiesta mediante los verbos modales. Compárense por ejemplo: (47) (48) (49) (50)

–¿Quién es ese tipo? –Será el director. vs. –¿Quién es ese tipo? –Debe de ser el director. –Ποιος είναι αυτός ο τύπος; –Θα είναι ο διευθυντής. vs. –Ποιος είναι αυτός ο τύπος; –Πρέπει να είναι ο διευθυντής.

Sea como sea, parece que “La existencia misma del futuro de conjetura se suele relacionar con la capacidad de este tiempo para crear situaciones no factuales, de forma que se usa la expresión de lo venidero como sustitución de lo supuesto” (RAE-ASALE 2009: 1771). Este uso del futuro es característico de los verbos que expresan estados, pero también actividades, es decir de los predicados atélicos. Un ejemplo sería una oración como “–Hace mucho que no veo a Luis. ¿A qué se dedicará? –No sé, trabajará en cosas de informática seguramente”, pero no se diría “–Luis se caerá por la escalera” si lo que se quiere señalar es la elevada probabilidad de que la caída se produzca en el

101 Cfr. Kitova-Vasileva (1979, 1991–1992, 1996b, 1997, 1998, 2000, 2002) sobre la expresión de conjetura y el tema de las perífrasis dubitativas que, para la autora búlgara (1996b: 381) “constituyen un paradigma autónomo y paralelo al de los morfemas de indicativo”, y “si bien los futuros y los ‘condicionales’ pudieran ser separados tanto del indicativo como del subjuntivo, formando, por consiguiente, un tercer ‘modo’ distinto, en este deberían ser incluidas asimismo las perífrasis dubitativas, cuyos auxiliares teóricamente pueden aparecer conjugados en todos los tiempos del indicativo, llegando a constituir un complejo paradigma paralelo al de los morfemas temporales indicativos” (Kitova-Vasileva 1996b: 379). 102 Sobre este futuro de conjetura expresado por Tú sabrás…. consúltese también la RAE-ASALE (2009: 1777).

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momento en que se habla103. En la misma línea, Porto Dapena (1989: 53) esgrimía que en español, la relación de simultaneidad en el futuro con verbos no estativos ha de expresarse necesariamente con el futuro continuo104, pues el simple indica posterioridad (y no probabilidad)105, como en: (51) Cuando regrese a casa, mis padres cenarán (posterioridad). (52) Cuando llegue a casa, mis padres estarán cenando.

Por otra parte, no hay que perder de vista que a veces, la interpretación modal o temporal de cantaré O+V depende del contexto106, lo que implica que el oyente ha de elegir entre una y otra en función de la situación: (53)  Pensará que somos tontos. (futuro de conjetura en una de sus interpretaciones) vs. (54) Se convencerá de que somos listos. (solo valor temporal, sin sentido modal)

En todo caso, dicha interpretación modal o temporal se revela de mayor trascendencia en el español europeo que en el americano107, pues en este 103 En relación con esto, hay que observar que la presencia de ciertos adverbios de tiempo o de aspecto le confiere al futuro sentidos especiales. Así, con predicados atélicos, el futuro en su interpretación de conjetura admite el adverbio ahora como en: A saber dónde andará ahora (Cercas, Soldados), no obstante, adquiere sentido estrictamente temporal si la interpretación de ahora es ‘a partir de este momento’: Ahora viviremos mejor. Al contrario, en caso de predicados télicos, la que predomina como interpretación de ahora es ‘inmediatamente’: ¿Por qué no lo hice? Ahora lo sabrá (Mendoza, Verdad). A su vez, el adverbio ya, expresa dilación cuando precede al futuro en oraciones afirmativas y en ciertas expresiones semilexicalizadas, como Ya veremos, Ya hablaremos, etc. Al contrario, en las oraciones negativas, antepuesto o pospuesto al futuro equivale a más: Ya no volverán. Ahora bien, si el futuro es de conjetura, la oración con ya se interpreta como un presente con valor modal: Me imagino que ya estará por habitar (RAE-ASALE 2009: 1775–1776). 104 Y, más recientemente, Soto (2008: 198) sugería que la lectura modal excluyente, es decir, la que no se asocia a futuridad, “no debiera ser posible en realizaciones momentáneas […], toda vez que estas, por su instantaneidad, no pueden incluir el momento de habla”. 105 Cfr. Gennari (2002). 106 Cfr. los ejemplos de Veiga (1991a: 202–203). 107 Así, frente a tendrás hambre, en el español americano sería más natural la variante vas a tener hambre si se pretende decir que se dará dicha situación pasado algún tiempo. De todos los futuros perifrásticos, el español americano muestra preferencia por la construcción “ir a + infinitivo” (RAE-ASALE 2009: 1772 y

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último se observa una marcada tendencia a sustituir el futuro sintético por el futuro perifrástico (voy a cantar, y en ciertos contextos, quiero cantar, pienso cantar) en los usos temporales108. Y en griego, ¿qué ocurre? Como se ha dejado entrever, la dislocación de este tipo se da también en el futuro griego, como en: (55) Ο Παύλος δεν είναι εδώ. Θα είναι [θα βρίσκεται] στο σπίτι. (56) Δούλεψαν πολύ. Θα θέλουν να ξεκουραστούν. (57) Είμαι μπερδεμένη. Θα με μισεί;

No obstante, una mirada más de cerca revela que, en realidad, en los ejemplos anteriores se ha empleado la forma continua θα γράφω O+(VοV) para trasmitir este matiz de incertidumbre. Y, lo que es más, parece que la forma θα γράψω (O+V) expresa solo valor temporal, sin sentido modal. Recordémonos el anterior ejemplo de Porto Dapena, cuya traducción ofrecemos en griego: 1775). Para el uso de esta perífrasis con la interpretación de conjetura (como en Ahora resulta que vas a tener razón), consúltese la RAE-ASALE (2009: §28.8f). 108 “…el futuro sintético [se compara] con las demás variedades que presenta hoy el futuro analítico o perifrástico (voy a cantar, y también, en ciertos contextos, quiero cantar, pienso cantar). Estas formas de expresar futuridad son hoy más características del español americano que del europeo” (RAE-ASALE 2009: 1768). Es más: en países como Argentina, Venezuela, Puerto Rico y Chile para la expresión de futuridad se usa en más del 80% de los casos el futuro perifrástico frente al futuro flexivo, llegando al extremo de 100% en la República Dominicana (véase al respecto el gráfico ilustrativo de Escandell Vidal 2010: 12, que incluye además datos sobre la situación en España y México; véase también Sedano 2006). Con respecto a esto, Cartagena (1995–1996: 90) señalaba que “el predominio de la forma perifrástica sobre la simple no es un hispanoamericanismo propiamente tal, sino que corresponde, en rigor a un fenómeno que se da más o menos paralelamente en la lengua hablada de todo el ámbito de la lengua española. Más todavía, es un hecho de sobra conocido que tal fenómeno no es de carácter exclusivamente español, sino que está ampliamente extendido en la Romania”. Téngase en cuenta, además, que “el fenómeno de debilitamiento formal y funcional de las formas sintéticas de futuro y su posterior sustitución por otras formas analíticas, en principio cargadas de contenidos modales, es común también a las lenguas eslavas y no solo a las romances” (Kitova-Vasileva 1992: 531; cfr. Kitova-Vasileva 1979). Y son varios los autores (Lope Blanch1968; Moreno de Alba, 1970; Montes Giraldo 1962) que hacen hincapié en que este retroceso en el uso de cantaré con valor temporal, va acompañado de su –cada vez mayor- especialización en expresar valores modales de probabilidad.

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(58) Όταν επιστρέψω στο σπίτι, οι γονείς μου θα δειπνήσουν (posterioridad). vs. (59) Όταν επιστρέψω στο σπίτι, οι γονείς μου θα δειπνούν.

Igualmente, en los siguientes ejemplos, el ‘futuro continuo’ (entre corchetes) es el que conlleva el matiz modal de incertidumbre; mientras que el ‘futuro puntual’ solo tiene valor temporal: (60) (61) (62) (63) (64) (65)

Θα νομίσει ότι είμαστε χαζοί. [vs. Φαντάζομαι θα νομίζει…] Θα πιστέψει ότι είμαστε χαζοί. [vs. Μάλλον θα πιστεύει…] Θα πεινάσεις; [vs. Πέρασε η ώρα. Θα πεινάς.] Ο Παύλος δεν είναι εδώ. Θα βρεθεί στο σπίτι. [vs. Υποθέτω ότι θα βρίσκεται…] Δούλεψαν πολύ. Θα θελήσουν να ξεκουραστούν. [vs. Φαντάζομαι ότι θα θέλουν …] Είμαι μπερδεμένη. Θα με μισήσει; [vs. Άραγε θα με μισεί;]

¿Por qué ocurre esto? Para poder contestar debemos recordar que γράψω es el representante del aspecto perfectivo en el presente, mientras que γράφω lo es del imperfectivo. Según Tsangalidis (2013: 31), la incompatibilidad de características semánticas de [presente] y [perfectivo] de γράψω explica las restricciones de uso de esta forma; el [presente] debería ubicar temporalmente la situación descrita por un verbo en el momento de enunciación del mismo. A la vez que el [perfectivo] debería hacer visible la situación en su totalidad. En otras palabras, para que fuera correcta una oración como “*Γράψω ένα γράμμα” la escritura de la carta debería poder completarse al mismo tiempo que su enunciación, pero ello sería imposible. Así, las restricciones sobre el uso de γράψω se pueden atribuir a esta generalización pragmática básica: es empíricamente rarísimo que una acción se complete en el momento que se pronuncia el enunciado que la describe. Por lo tanto, no es sorprendente que se impida el uso del perfectivo para hacer referencia al presente109. De ahí que el futuro puntual, θα γράψω O+V, sitúe la realización de la circunstancia en un tiempo posterior al momento de habla110 en ejemplos como el siguiente: 109 Desde este punto de vista, según Tsangalidis (2013), esta oposición aspectual puede explicar la diferencia fundamental en la distribución de γράψω en relación con γράφω y del resto de las formas verbales. En casos en los que γράψω puede aparecer en oraciones principales (por ej. acompañado por θα, να y ας, o en oraciones subordinadas tras όταν, αν, αφού, εφόσον, etc.), su referencia temporal NO se encuentra en el presente sino normalmente en el futuro. 110 O posterior al tiempo del verbo de la oración principal, en caso de subordinación. Si examinamos cualquier otra combinación de γράψω con otras

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(66) Θα γράψει ένα γράμμα.

Por el contrario, el aspecto imperfectivo del futuro continuo θα γράφω O+ (VοV) permite que la referencia temporal sea no solo futura, sino también simultánea al momento de la enunciación111: (67)  Θα γράφει ένα γράμμα. (en el futuro, o –expresando probabilidad- en el presente).

Resumiendo: lo postulado por el modelo vectorial sobre la adición de un matiz de incertidumbre tras la sustitución (o eliminación) del vector +V por otro oV (o dicho de otra forma, la expresión de la función modal IND 1 en una realización de contenido temporal de presente) se da no solo en español cuando se usa cantaré O+V en lugar de canto OoV, sino también en griego, al emplearse θα γράφω O+(VοV) en lugar de γράφω OoV. La posibilidad mencionada de hablar de un “sincro-futuro de conjetura” en griego, no invalida esta teoría. Más bien sucede todo lo contrario, la ratifica, pues dada la doble formalización aspectual en griego, el mecanismo de dislocación se especializa morfológicamente, teniendo en cuenta las restricciones anteriormente mencionadas112, las cuales hace unos años resumía Soto (2008: 199) en su estudio del futuro de probabilidad en español del siguiente modo: “En síntesis, la lectura de modalidad surge en predicaciones estativas, prototípicas o derivadas, o en predicaciones dinámicas durativas partículas modales, comprobaremos, igualmente, que su interpretación normal localiza las acciones en el futuro: a) Ας έρθει, b) Να φύγουμε άραγε;, c) Πρέπει να κοιμηθεί νωρίς, d) Μπορεί να τον δούμε, e) Του ζήτησα να φύγει (Tsangalidis, 2013: 31). 111 Lo mismo es cierto para la combinación de partículas modales con el aspecto imperfectivo, que permite que las acciones se sitúen en el futuro o presente (o que se interpreten como simultáneas al tiempo del verbo de la oración principal). Así por ejemplo: a) Θα γράφει ένα γράμμα (en el futuro o expresando probabilidad en el presente), b) Ας έρχεται (en el futuro o en este momento), c) Να φεύγουμε άραγε; (en el futuro o en este momento), d) Πρέπει να κοιμάται (en el futuro o en este momento), e) Μπορεί να τον βλέπουμε (en el futuro o en este momento), f) Τον βλέπω να φεύγει (en el futuro o en este momento). 112 Ya hemos hecho alusión al hecho de que, incluso en español, cuando el futuro pierde el vector de posterioridad y se añade el valor modal, “parece preferible el uso de la perífrasis salvo con verbos estativos o puntuales ¿Por qué no llamará Pedro? ??se duchará/ se estará duchando ¿Qué hacen los niños? No sé, ?? jugarán/ estarán jugando” (Fernández González, 1993: 117–118).

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en tanto la información contextual deje en claro que estas refieren a estados de cosas en curso. No parecen posibles, por el contrario, con predicaciones momentáneas. Dado que lo común en todos los casos es la duración, podemos concluir que la interpretación modal requiere, por una parte, una predicación durativa y, por otra, la inferencia pragmática de que dicha predicación contiene al momento de habla”. Examinemos en más detalle algunos puntos. En español, cuando el futuro de conjetura va seguido de oraciones adversativas en presente, a menudo acepta paráfrasis concesivas. Es el caso de los siguientes ejemplos citados en la RAE-ASALE (2009: 1772): (68)  Otras virtudes no tendrá Sempere, pero hay que reconocer que es un buen raceador (Pérez Merinero, Días) (69)  Le parecerá [= ‘le puede parecer’] una tontería, pero aquello me salvó de morir (ABC 20–11–1983)

En estos casos, la parte en cursiva puede equivaler tanto a ‘Seguramente no tiene otras virtudes’ como a ‘Aunque Sempere no tenga otras virtudes’. De ahí que el llamado futuro concesivo no parezca ser más que una variante contextual del futuro de conjetura113, donde el empleo de cantaré en construcciones adversativas se usa de manera estilística para conseguir la expresión de un cierto rechazo –generalmente fingido- a admitir la verdad de lo afirmado114 (Veiga 1991a: 142). Lo mismo es válido en griego, lengua en la que, de nuevo, se exige el empleo de la forma continua θα γράφω O+(VοV): (70)  Θα σου φαίνεται βλακεία, αλλά δεν θα δεχτώ την προσφορά του. [‘Ίσως/ μάλλον σου φαίνεται βλακεία’ / ‘Αν και φαίνεται βλακεία’ / ‘Μπορεί να φαίνεται βλακεία’] (71)  Σε ξέρω καλά… Εσύ θα θέλεις να πάμε, αλλά σου το ξεκαθαρίζω ότι δεν πρόκειται να πατήσω το πόδι μου εκεί! [‘Ίσως θέλεις να πάμε’ / ‘Αν και θέλεις να πάμε…’]

113 Cfr. Veiga (1991a: 141–142), Veiga & Mosteiro Louzao (2006: cap. I), Rojo (1974: 116). 114 Todas las formas del IND 1 así usadas expresan estos matices, como en los siguientes ejemplos de Rojo (1974: 116): (9) (10) (11) (12)

Será buena persona, pero no lo demuestra. Sería buena persona, pero no lo demostraba. Habrá sido un gran hombre, pero ahora no es nada. Habría sido un gran hombre, pero entonces no era nada.

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Ya hemos comentado que las paráfrasis que admite dicho uso modal del futuro se forman con adverbios de probabilidad o duda y con verbos en presente. Y es que la coaparición de dichos adverbios (probablemente, posiblemente, seguramente, tal vez, quizá, a lo mejor…) con el futuro de conjetura, aun siendo hasta cierto punto redundante, no se considera censurable115: “Son en parte redundantes, aunque plenamente aceptables, las construcciones en las que el futuro de conjetura aparece subordinado a predicados que expresan actitudes proposicionales relativas a lo que se imagina, se calcula o se piensa que puede ser cierto”[116] Me imagino que estará muy ocupado con el viaje […]; Supongo que no te importará que te tutee” (RAE-ASALE 2009: 1773). Igualmente, en los siguientes ejemplos el empleo de formas en cuyas representaciones vectoriales participan vectores +V (para una referencia presente, en la que se podrían usar formas OoV) conlleva un matiz de probabilidad117: (72) (73) (74) (75)

Supongo que no te importará que vaya sola. No está en casa. Me imagino que estará ocupado. Τον παίρνω τηλέφωνο αλλά δεν μου απαντά. Φαντάζομαι/ μάλλον θα διαβάζει. Δεν είναι σπίτι. Υποθέτω θα δουλεύει.

115 Εn griego, igualmente, el marcador de futuridad θα aparece bien acompañado por adverbios de alta probabilidad, como μάλλον ‘probablemente, seguramente’, σίγουρα ‘seguramente’ y οπωσδήποτε ‘definitivamente’, pero resulta agramatical o por lo menos extraño con adverbios de simple posibilidad como ίσως ‘quizá/ tal vez’ y πιθανόν ‘posiblemente’. Considérense al respecto los siguientes ejemplos:

(13) Η Αριάδνη {μάλλον/προφανώς/σίγουρα/οπωσδήποτε} θα είναι γιατρός. (14) Η Αριάδνη {ίσως/πιθανόν} *θα είναι γιατρός.

Según Giannakidou (2012: 51), quien destaca las semejanzas en el uso del futuro y los adverbios también en italiano, este contraste sugiere que la fuerza de la modalidad de θα es más fuerte que la mera posibilidad (cfr. Tsangalidis 1999). 116 “Junto a estos verbos de suposición y percepción mental, forman un segundo grupo de predicados que admiten futuros de conjetura subordinados algunos de los verbos que expresan constatación, así como aceptación o reconocimiento de algo, como en Comprendo que estará usted molesto…” (RAE-ASALE 2009: 1773). 117 Frente a: (15) (16) (17) (18)

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Sé que no te importa que vaya sola. No está en casa. A estas horas siempre está trabajando. Τον παίρνω τηλέφωνο αλλά δεν μου απαντά. Σίγουρα διαβάζει. Δεν είναι σπίτι. Δεν ανησυχώ, ξέρω ότι δουλεύει.

3.4 Habré cantado / Θα έχω γράψει O+(V–V) El pre-futuro habré cantado/ θα έχω γράψει en su uso recto expresa “una acción posterior al origen pero anterior al momento designado para tal especificación” (Veiga 1991a: 190), o dicho de otro modo, “una acción venidera, pero anterior a otra igualmente futura” (RAE-ASALE 2009: 1792)118: (76) (77) (78) (79)

Cuando lleguemos, el partido habrá terminado. Όταν φτάσουμε, ο αγώνας θα έχει τελειώσει. A finales del año ya habrá terminado sus estudios. Στο τέλος του έτους θα έχει ήδη τελειώσει τις σπουδές του.

Pero dicha forma también expresa incertidumbre respecto de un hecho coexistente a este o anterior a él, como resultado de un proceso dislocatorio, tras la sustitución del vector +V por otro oV. Es más, según Cartagena (1999: 2959) “desde el punto de vista estadístico el hecho más relevante es la escasa frecuencia general del ante-futuro [habré cantado] y el claro dominio de su empleo probabilístico en todos los registros de la lengua”119. De forma paralela a lo que ocurre con la sustitución del futuro de conjetura por un presente más un elemento modal (tendrá por ‘tal vez tiene’ o ‘probablemente tendrá’), el empleo de habré cantado O+(V–V) por he cantado Oo(V–V) conlleva un contenido de incertidumbre, como en los siguientes ejemplos de Veiga (2012: 855), Cartagena (1999: 2958) y Matte Bon (1995: 118) respectivamente: (80)  A estas horas el concierto ya habrá terminado [= probablemente ha terminado]. (81)  Antes de pasar por aduana ya te habrán controlado un par de veces el equipaje. (82)  –No entiendo por qué todavía no está aquí. Ya es tardísimo. –No te preocupes, seguro que llama. Habrá perdido el tren y estará buscando una cabina.

En todos estos ejemplos, habré cantado viene a sustituir a he cantado, no obstante, habría que tener en cuenta que: “El futuro compuesto de conjetura equivale en unos países […] a un pretérito perfecto compuesto más ese otro componente, como en Me habré equivocado ~ Probablemente me he equivocado, y en otros, a un pretérito perfecto simple más dicho

118 Recordemos que en la RAE-ASALE (2009: 1791–1792) para habré cantado se emplea el término antefuturo, “ya que denota un tiempo anterior a otro posterior al momento del habla”. 119 Cfr. RAE-ASALE (2009: 1793).

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componente, como en Me habré equivocado ~ Probablemente me equivoqué. En unos y otros se admiten las paráfrasis con verbos modales e infinitivos compuestos, como en ¿Qué habrá sido de él? ~ ¿Qué puede haber sido de él?” (RAE-ASALE 2009: 1793). Clairis & Babiniotis (1999: 451) señalan la “relatividad” de dicho tiempo, en el sentido de que denota anterioridad frente a otro acontecimiento futuro. (83) Όταν έρθεις εσύ, εγώ θα έχω τελειώσει τη δουλειά μου. (84) Αν έρθεις μετά τις δέκα, θα έχω φύγει.

Sea como sea, en griego parece que el mismo mecanismo de neutralización entra en función, cuando se emplea θα έχω γράψει O+(V–V) en lugar de έχω γράψει Oo(V–V), conllevando matices de probabilidad: (85) –Πού είναι η Μαρία; –Δεν ξέρω, θα έχει πάει στο σπίτι των γονιών της. (86) Δεν ξέρω πόσο κάνει αλλά φαντάζομαι θα του έχει κοστίσει πάνω από 3.000 ευρώ. (87) Θα έχετε γνωρίσει τη γυναίκα μου, αφού δούλευε εδώ για πολλά χρόνια.120

3.5 Cantaría / Θα έγραψα (O–V)+V vs. Θα έγραφα (O–V)+(VoV) Ya se ha aclarado que cantaría se considera hoy un tiempo del indicativo español, mientras que en griego, en el caso de θα έγραφα (y aún menos en el caso de θα έγραψα) el panorama no está tan claro. Sea como sea, “el condicional presenta puntos de contacto con el futuro, ya que se formó, como él, sobre el infinitivo [121]. También presenta analogías con el imperfecto con el que coincide en ser un tiempo relativo y en interpretarse con relación a un pretérito o a una situación irreal. […] el pretérito imperfecto se considera un “presente del pasado”, lo que refleja el término copretérito en la terminología de Bello, mientras que el condicional simple se interpreta como un “futuro del pasado”, tal como recoge el término pospretérito, que lo caracteriza en ese mismo sistema conceptual” (RAE-ASALE 2009: 1778). Ahora bien, cantaría se considera un “futuro del pasado”, en el sentido de que se interpreta como un tiempo que se ancla en un pretérito. Así, su valor temporal recto de “pos-pretérito”, vectorialmente formulado en el

120 Ejemplo de Tsangalidis (2013: 5). 121 En relación con la evolución historica de la forma cantaría en español, consúltese Kitova-Vasileva (1981).

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esquema (O–V)+V, designa una situación posterior a otra situación pasada (pero no posterior a una futura o presente). Ejemplos como los siguientes comparten el rasgo más destacable de este tiempo, que es el hecho de que el estado de cosas que denota esta forma únicamente tiene sentido si se vincula de manera tácita o expresa con situaciones no actuales, sean pretéritas o hipotéticas122, pero consideradas como posibles (RAE-ASALE 2009: 1783). (88) (89) (90) (91) (92) (93) (94)

Me prometió que volvería pronto. Dijo que no asistiría a la reunión. Si tuviéramos tiempo, iríamos a verte. Te lo daría si lo tuviera. Se lo preguntaría, pero no me atrevo. Me gustaría trabajar en ese lugar. Nos encantaría viajar a la Patagonia.

En cuanto al griego, como hemos señalado, las gramáticas griegas raras veces se ocupan de la descripción de combinaciones como θα έγραφα, θα έγραψα y θα είχα γράψει123, lo que es debido, según Tsangalidis (2013: 33), a que se consideran poco usuales y un tanto problemáticas, dado que combinan marcadores de futuridad (θα) y marcadores de pasado (la morfología de tiempos pasados como el co-pretérito, pretérito, etc.). La única referencia a las mismas que resulta relativamente común se enmarca en la presentación de las oraciones condicionales124. Aún así, los ejemplos españoles arriba mencionados se traducen a la perfección mediante su correspondiente forma griega. 122 Lo mismo señala Gutiérrez Araus (2012: 400) al indicar que en la forma cantaría confluyen dos significados diferentes: el de “pospretérito que señala posterioridad respecto a un momento anterior al punto central” (como en Nos dijo que cantaría con mucha ilusión), y el de “futuro hipotético, que señala posterioridad respecto al punto central y en relación a una restricción de modalidad hipotética” (como en Iría a tu casa si tuviera tiempo). 123 Y aún menos de combinaciones como να/ας έγραφα, να/ας έγραψα y να/ας είχα γράψει. Las gramáticas extensas suelen hacer breve referencia a su formación y su función (por ejemplo Triantafillidis 1941; Mirambel 1959/1988; Tsopanakis 1994; Holton et al. 1997; Clairis & Babiniotis 1999) y, más raramente, pueden hacer referencia a ello las gramáticas escolares (por ejemplo Philippaki-Warburton, et al. 2009; Chatzisavvidis & Chatzisavvidou 2009). 124 Véase, por ejemplo, Tsangalidis (2012b). Sobre la incompatibilidad del condicional con la prótasis de los períodos condicionales (Si {*tendría~tuviera} dinero, te lo prestaría) y las prótasis concesivas (Aunque {*tendría~tuviera} dinero, no te lo prestaría) en español, consúltese RAE-ASALE (2009: 1779–1780).

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(95) Μου υποσχέθηκε ότι θα γυρνούσε νωρίς. (96) Είπε ότι δεν θα ερχόταν στη συνάντηση. (97) Αν είχαμε χρόνο, θα ερχόμασταν να σε δούμε. (98) Θα σου το έδινα αν το είχα. (99) Θα τον ρωτούσα, αλλά δεν τολμώ. (100) Θα ήθελα να εργασθώ σε αυτό το μέρος. (101) Θα μας άρεσε να ταξιδέψουμε στην Παταγονία.

Examinemos qué ocurre con el valor modal del IND 1. Para ello echamos mano de nuevo de los ejemplos de Rojo & Veiga (1999: 2894): (102) a. En aquel momento tenía treinta años. b. Me dijo que cumpliría treinta años al día siguiente. c. En aquel momento tendría treinta años. (103) a. Εκείνη την εποχή ήταν τριάντα χρονών. b. Μου είπε ότι θα έκλεινε τα τριάντα την επόμενη μέρα. c. Εκείνη τη στιγμή θα ήταν τριάντα χρονών.

De forma análoga a lo que hemos visto en el caso del futuro, aquí también podemos hablar de condicional de conjetura (o condicional de probabilidad o condicional epistémico), diferenciándose este de aquel en que se refiere al pasado en lugar de al presente. De modo paralelo a lo que ocurría con el futuro de conjetura, el ‘condicional de conjetura’ puede coaparecer con adverbios de probabilidad. Igualmente, cuando va seguido de una coordinada adversativa admite paráfrasis concesivas125: (104)  La mujer hablaba poco. […] Seguramente pensaría en su hijo (Delibes, Sombra) (105)  –Lo llamé pero no me contestó. –Probablemente estaría todavía enfadado contigo. (106) Sería muy listo, pero no se le notaba. (107) Estaría muy cansado, pero siempre nos leía un cuento antes de dormir.

Como variantes de este uso modal se recogen también el condicional de rumor (RAE-ASALE 2009: 1782) y el condicional de atenuación (RAEASALE 2009: 1782; Foullioux 2006: 30). El primero, que se usa principalmente en el lenguaje periodístico para ofrecer noticias no suficientemente contrastadas o presentar la información de forma cautelosa126, equivale a 125 Para más información véase RAE-ASALE (2009: 1781–1782). 126 O, en palabras de Matte Bon (1995: 47), “para decir cosas a medias (señalar que no hay plena aceptación del predicado) en el presente cronológico”.

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presente o imperfecto. El segundo es un modo cortés de introducir sugerencias y equivale al presente en contextos que denotan distanciamiento o alejamiento. Así respectivamente: (108)  Se trata, en suma, de evitar que haya partidos que vean en la aprobación de las propuestas autonómicas de CiU el precio que el Gobierno estaría [= probablemente está o estaba] pagando a cambio del apoyo de los nacionalistas. (109)  Convendría, por otra parte, conocer alguna explicación sobre… [= probablemente conviene]

Estos dos usos modales se relacionan con contextos que implican distanciamiento127 o cortesía128, de la misma forma que se registra el llamado condicional de modestia o de cortesía, paralelo al imperfecto de ese mismo tipo, con el que, además, puede alternar en esas construcciones, igual que con el presente (RAE-ASALE 2009: 1783). (110) {Desearía ~ deseaba ~ deseo} hablar con el doctor.

Son muchos los puntos de alternancia de cantaría y cantaba, dada la posibilidad del primero de expresar tanto matices modales de IND 2 (irrealidad) como de IND 1 (incertidumbre)129. El primero –que volveremos a examinar en el capítulo siguiente- se debe a la presencia del vector originario de anterioridad en el valor temporal recto de cantaría; el segundo se debe al uso de una forma verbal indicativa en cuyo valor temporal recto interviene un vector de posterioridad (+V), para indicar una relación temporal de simultaneidad (oV), como en:

127 Es decir, se sobreentiende alguna situación hipotética creada retóricamente: ‘si fuera posible’, ‘si pudiera’, etc. 128 Consúltense las observaciones de Bajo Pérez (2017: 123–129) sobre la interacción entre irrealidad y cortesía como también el repaso suyo de las explicaciones ofrecidas por distintos autores en relación con los imperfectos y condicionales ‘de cortesía’ en español. 129 Kítova-Vasíleva (2003: 128), muy acertadamente, señala que cantaría y habría cantado “constituyen una especie de ‘biparticipantes’: por un lado estas estructuras forman parte del ‘indicativo 1’ donde, junto con cantará2 y habrá cantado2, expresan la noción modal [(+) incertidumbre]; por otro lado, junto con otras formas, participan en la configuración del ‘indicativo 2’, cuya semántica modal corresponde a la irrealidad”.

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(111) No estaba en casa. Estaría ocupado. [= probablemente estaba] (112) Me imagino que estarían todos en la fiesta anoche. [= probablemente estaban] (113) Serían más o menos las 5 de la tarde cuando lo vi. [= probablemente eran]

Reformulando en términos vectoriales, el matiz de probabilidad que transmiten estas oraciones es resultado de la neutralización del vector de posterioridad de cantaría (O–V)+V por el vector de simultaneidad de cantaba (O–V)oV, de ahí que en la RAE-ASALE (2009: 1781) se comente al respecto: “…de forma similar a como el futuro de conjetura admite la paráfrasis «probablemente + presente» o «puede +infinitivo», además de otras[130] […], el condicional de conjetura equivale a «probablemente + imperfecto» [énfasis nuestro] o «podía + infinitivo», como en Serían las diez ~ Probablemente eran las diez; Tendría entonces treinta años ~ Podía tener entonces treinta años y otras similares”131. Aunque encontramos dicha explicación muy clara, lamentamos la desatención al hecho de que el ‘condicional de conjetura’ en realidad presenta una doble posibilidad de concreción temporal, dado que puede expresar no solo la relación temporal (O−V)oV (co-pretérito), sino también la relación O−V (pretérito)132, como se aprecia, por ejemplo, en: (114)  –¿A qué hora te fuiste ayer del trabajo? –No me acuerdo pero me iría sobre las 4, como siempre. [= probablemente me fui]. (115)  –Tenía que estar aquí a las nueve. –Ya sabes como es… Saldría tarde y perdería el tren. [= probablemente salió y perdió]. (116)  Se conocerían en España cuando ella estudiaba ahí. [= probablemente se conocieron]

130 Por ejemplo, sobre la diferencia entre la probabilidad expresada mediante deber de y la probabilidad expresada mediante el uso epistémico de cantaría (o habré cantado), véase Foullioux (2006: 76–77). 131 A diferencia de lo que ocurre con el futuro de conjetura (RAE-ASALE 2009: 1775), el uso de la perífrasis “ir a + infinitivo” no se extiende al condicional. Según la RAE-ASALE (2009: 1781), “cabe entender dicha asimetría como la consecuencia natural de que «ir a + infinitivo» se considere un futuro analítico”. Sobre consideraciones relacionadas con las características del uso de la perífrasis en cuestión, sus posibles efectos expresivos y diferencias entre el presente y futuro flexivo, consúltese Matte Bon (2006); también Cartagena (1999: 2965–2969) y Bravo & Laca (2011). 132 El propio Veiga (2012: 858) señalaba dicha debilidad en la interpretación estricta del modelo inicial de Rojo que implicaba “atribuir a cada relación temporal de partida (en este caso en IND 0) una sola relación correspondiente de llegada (en este caso en IND 1) y no dos. Pero los hechos prueban que las equivalencias formales entre ambos conjuntos modales son más flexibles de lo que permite suponer una estricta sustitución de vectores”.

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Es decir, en circunstancias modales de IND 1, cantaría (O–V)+V puede equivaler no solo a «probablemente + cantaba», sino también a «probablemente + canté»133. Y eso porque, según muy acertadamente señala Veiga (2001), “en combinación con el contenido modal oportuno cantaría puede ser expresión […] de cualquier realización de sustancia de contenido temporal que ofrezca como vector primario un vector de posterioridad y como vector originario uno de anterioridad”. En cuanto a canté, “el carácter ‘único’ de su vector de anterioridad, que no puede combinarse con otro y, en consecuencia, es por igual primario y originario, es la explicación del hecho en principio sorprendente de que esta relación temporal confluya funcionalmente […] con otras de anterioridad primaria (ante-presente[134], etc.) en IND 2 y SUBJ 2, pero, contrariamente, confluya con relaciones de anterioridad no primaria, sino originaria (co-pretérito y pos-pretérito) en SUBJ 0 e IND 1: en el primer caso funciona conforme a su condición de vector primario; en el segundo, conforme a su condición de vector originario” (Veiga 2008: 79)135. Veamos qué ocurre en griego. Ya hemos hecho alusión a la problemática de la descripción de las formas θα έγραφα, θα έγραψα y θα είχα γράψει, y hemos visto que la primera corresponde al ‘condicional de conjetura’ español en ejemplos como: (117) Θα ήταν τότε γύρω στα 30 υποθέτω. [vs. ξέρω ότι ήταν…] (118) Φαντάζομαι θα βρισκόντουσαν εκεί από νωρίς. [vs. ξέρω ότι βρισκόντουσαν…] (119) Μάλλον θα ζούσε στην Ισπανία εκείνα τα χρόνια [vs. ξέρω ότι ζούσε…]

El mismo contenido en circunstancias de IND 0 se expresaría (cfr. oraciones entre corchetes) en ambos idiomas mediante el uso del co-pretérito cantaba/ έγραφα. No obstante, en el caso del ejemplo de conjetura de ‘No me acuerdo pero saldría sobre las 4, como siempre’, saldría debería traducirse en griego no por el ‘pos-pretérito imperfectivo’ (O–V)+(VoV), sino por el 133 Este uso de cantaría por canté se debe diferenciar del ‘condicional factual o narrativo’ (RAE-ASALE 2009: 1784), empleado principalmente en la lengua literaria y periodística para introducir hechos acaecidos y no situaciones hipotéticas, como en “Al final el partido terminaría 2–0” [= terminó]. 134 Recordamos que Veiga ya no concibe he cantado como un ‘ante-presente’ (OoV)–V sino como un ‘pre-presente’ Oo(V–V), postura que adoptamos nosotros en este trabajo. 135 Sobre este particular comportamiento de canté, consúltese las observaciones muy esclarecedoras de Veiga (1999: 144–149).

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‘pos-pretérito perfectivo’ (O–V)+V, formado este último mediante el tema del aoristo: (120)  –Τι ώρα έφυγες χθες από τη δουλειά; -Δεν θυμάμαι αλλά θα έφυγα [*θα έφευγα] γύρω στις 4, όπως πάντα. [= μάλλον έφυγα]. (121)  –Έπρεπε να είναι εδώ στις εννέα. –Αφού τον ξέρεις… Θα άργησε [*θα αργούσε] και θα έχασε [*θα έχανε] το τρένο [=μάλλον άργησε και έχασε]. (122) Θα γνωρίστηκαν [*θα γνωριζόντουσαν] στην Ισπανία όταν αυτή σπούδαζε εκεί. [= μάλλον γνωρίστηκαν]

Independientemente de los muchos problemas relacionados con la naturaleza y denominación usada para cada uno de estos tipos (véase Tsangalidis 1995, 2001a, 2002a, 2012c, 2015), que todavía no parecen haberse resuelto, el hecho es que hay muchas más restricciones en el uso de la forma perfectiva (la formada mediante el tema del aoristo γραψ-) que en la forma imperfectiva (aquella formada mediante el tema del presente γραφ-). De hecho, θα έγραψα parece ser una forma periférica del sistema, de distribución bastante limitada, cuya ‘temporalidad’ no suele reconocerse en los mismos términos que θα έγραφα y θα είχα γράψει. La discusión en torno a las razones –a algunas de las cuales ya hemos hecho alusión- de su exclusión136 de (o inclusión parcial en) el paradigma verbal griego, supera los límites y objetivos presentes. No obstante, querríamos indicar que la desatención que esta forma sufre está en parte justificada, dado que en realidad se usa hoy en día en griego para expresar única y exclusivamente conjetura en el pasado137, en casos en los que, en circunstancias de IND 0, se requeriría el pretérito έγραψε O–V. Es decir, perdidos los usos temporales rectos, a θα έγραψε (O–V)+V no le quedan más empleos indicativos que los dislocados;

136 Recordamos que, como ya hemos mencionado, con la excepción de Tsangalidis, la mayoría de los autores no incluyen θα έγραψα en la nómina de tiempos, debido, sobre todo, a su distribución sintáctica limitada. 137 Dicho comportamiento funcional (expresión de matices modales sin posibilidad de expresión de matices temporales en circunstancias de IND 0) no debe extrañarnos; cabe pensar, siguiendo a Veiga (2012: 861–862) y su explicación sobre el comportamiento de las formas verbales simples y compuestas en –ra, que aunque la idea estricta de dislocación debiera implicar que toda expresión de una unidad verbal que reflejase un ‘uso dislocado’ poseyese el correspondiente ‘uso recto’, estrictamente hablando esto no es siempre así.

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es decir, aquellos en los que expresa una situación anterior al origen con un valor adicional de incertidumbre: (123) Θα το έγραψε το γράμμα και θα ξέχασε να το στείλει.  [vs. Το έγραψε και ξέχασε…]. (124) Το αεροπλάνο θα προσγειώθηκε στις τρεις. [vs. Προσγειώθηκε…].

Así, de forma paralela, al igual que el ‘futuro perfectivo’ θα γράψω tiene obligatoriamente referencia futura, y el ‘futuro imperfectivo’ θα γράφω admite también referencia presente, en la esfera del pasado el ‘condicional perfectivo’ θα έγραψα tiene obligatoriamente referencia pasada, mientras el ‘imperfectivo’ θα έγραφα (O–V)+(VoV) puede disponer tanto de referencia presente como futura138. Tsangalidis (2015: 561–562) explica al respecto: Ως προς τη σημασιολογία, ο συνδυασμός των στοιχείων [+ παρελθόν] και [+μέλλον] είναι προβλέψιμα προβληματικός: μπορεί άνετα να ερμηνευθεί ως “μέλλον στο παρελθόν”, αλλά αυτή είναι μία μόνο από τις πιθανές χρήσεις –και, για την ακρίβεια, μόνο των συνδυασμών θα έγραφα και θα είχα γράψει, στην περίπτωση του πλάγιου λόγου και χωρίς ποτέ το ‘πλάγιασμα’ να είναι υποχρεωτικό: πάντα μπορεί να εναλλάσσονται τα είπε ότι θα έγραφε και είπε ότι θα γράψει. Η πιο συχνή χρήση –των ίδιων πάντα δύο συνδυασμών (και όχι του θα έγραψα)– είναι η ‘δυνητική’ (ή ‘υποθετική’) που κανονικά απαντά στις αποδόσεις υποθετικών λόγων (κυρίως του ‘αντίθετου του πραγματικού’): αν διάβαζε/είχε διαβάσει, θα έγραφε/θα είχε γράψει. Παράλληλα, είναι δυνατή, υπό προϋποθέσεις, και η ερμηνεία του ως συνήθειας στο παρελθόν, π.χ. Κάπου κάπου θα έγραφε και κανένα γράμμα στους δικούς του, και βέβαια είναι δυνατή και η πιθανολογική ερμηνεία, π.χ. θα έγραφε γράμματα, φαίνεται, γι’ αυτό δεν τηλεφωνούσε. Η τελευταία αυτή ερμηνεία είναι και η η μόνη διαθέσιμη για τον συνδυασμό θα έγραψε [énfasis nuestro].[139]

En los siguientes ejemplos queda patente que el ‘condicional de conjetura’ español en circunstancias de IND 1 equivale en griego a la forma imperfectiva θα έγραφα o a la forma perfectiva θα έγραψα, lo que depende de si usa en español (en circunstancias de IND 0) el co-pretérito o pretérito respectivamente.

138 “Έτσι εξηγείται η πολύ μεγάλη διαφορά στη συμπεριφορά των τύπων γράψωγράφω, η υποχρεωτικά μελλοντική αναφορά των τύπων θα/να/ας γράψω (ενώ οι θα/να/ας γράφω αναφέρονται άνετα και στο παρόν) και η υποχρεωτικά παρελθοντική αναφορά των τύπων θα/να/ας έγραψα (ενώ οι θα/να/ας έγραφα αναφέρονται άνετα και στο παρόν ή το μέλλον)” (Tsangalidis, 2013: 31). Considérense al respecto los esclarecedores ejemplos que ofrece este autor (2013: 34). 139 Cfr. Hesse (1980: 63); Mackridge (1985: cap. 9); Tsangalidis (1995).

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Tabla 9: Equivalencias del ‘condicional de conjetura’ español (IND 1) en IND 0 griego (Fuente: elaboración propia) Θα έγραφα (O–V)+(VoV) en IND 1 equivale a (125) Θα βρισκόντουσαν όλοι εκεί φαντάζομαι. Estarían todos ahí me imagino. (126) Θα έβρεχε, γι’ αυτό άργησε. Llovería, por eso llegó tarde. (127) Θα κέρδιζε πολλά χρήματα, γι’ αυτό ταξίδευε τόσο. Ganaría mucho dinero, por eso viajaba tanto.

έγραφα (O–V)oV en IND 0

Θα έγραψα (O–V)+V en IND 1 equivale a (128) Δεν ξέρω τι ώρα ήταν. Φαντάζομαι θα έφυγα στις 3, όπως πάντα. No sé qué hora era. Me imagino que saldría a las tres, como siempre. (129) Φαντάζομαι θα άργησε γιατί έβρεχε. Me imagino que llegaría tarde porque llovía. (130 Υποθέτω θα έγραψε το γράμμα και θα ξέχασε να το στείλει. Supongo que escribiría la carta y se le olvidaría enviarla. (131) Φαντάζομαι θα έφυγε από τη γιορτή χθες γιατί θα του μίλησαν άσχημα. Me imagino que se iría de la fiesta porque le hablarían mal.

έγραψα O–V en IND 0

Βρισκόντουσαν όλοι εκεί. Estaban todos ahí. Έβρεχε, γι’ αυτό άργησε. Llovía, por eso llegó tarde. Κέρδιζε πολλά χρήματα, γι’ αυτό ταξίδευε τόσο. Ganaba mucho dinero, por eso viajaba tanto.

Έφυγα στις 3. Salí a las tres. Άργησε γιατί έβρεχε. Llegó tarde, porque llovía. Έγραψε το γράμμα και ξέχασε να το στείλει. Escribió la carta y se le olvidó enviarla. Έφυγε από τη γιορτή χθες γιατί του μίλησαν άσχημα. Se fue de la fiesta ayer porque le hablaron mal.

3.6 Habría cantado / Θα είχα γράψει (O–V)+(V–V) La diferencia entre cantaría y habría cantado corresponde a la diferencia entre cantaré y habré cantado. Como hemos visto, cantaré presenta un valor temporal futuro respecto de canto mientras habré cantado es posterior a este último, pero anterior a cantaré. De la misma forma, cantaría presenta

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un valor temporal futuro respecto de cantaba o canté, mientras que habría cantado es posterior a estas dos últimas formas, pero anterior a cantaría140. Su composición temporal inherente a esta noción de “pre-pos-pretérito” es vectorialmente formulada como (O–V)+(V–V). Dicha forma suele aparecer en contextos sintácticos similares a los que caracterizan cantaría; así, “se usa en las apódosis de los períodos condicionales irreales introducidos por pretéritos imperfectos y pretéritos pluscuamperfectos de subjuntivo, pero también por presentes o por formas no personales del verbo” (RAE-ASALE 2009: 1795). Además, frente al valor temporal (como en “Le dije que en menos de una hora habríamos terminado”) también puede denotar matices modales de incertidumbre, conjetura, suposición, etc., refiriéndose –igual que cantaría- a procesos considerados como “inactuales, inciertos, supuestos, probables, condicionados o dependientes de ciertas contingencias”141 (Cartagena 1999: 2959). (132) Si hubieras salido a tiempo, no habrías perdido el avión. (133)  Nos dijo que probablemente el sospechoso ya se habría marchado a las diez de la noche. (134) ¿Quién habría podido celebrar su cumpleaños estando en esas condiciones?

De hecho, de todas estas posibilidades expresivas, “el llamado condicional perfecto se usa no solo predominantemente sino casi exclusivamente [énfasis nuestro] con el valor de hipótesis, de conjetura, de incertidumbre” (Cartagena 1999: 2959; cfr. RAE-ASALE 2009: 1794). En tal caso, su forma correspondiente en circunstancias de IND 0 sería había cantado. (135) Habría estado de viaje estos días. [= probablemente había estado] (136)  Mi padre no pudo hacer nada porque ya se habrían marchado, supongo. [vs. Sé que mi padre no pudo hacer nada porque, cuando llegó, ya se habían marchado] (137)  No sé qué le pasaba, pero cuando llamó tenía una voz rarísima. –Habría tenido una discusión con su jefe.142

140 En palabras de la RAE-ASALE (1791–1792), habría cantado “denota un tiempo anterior a un condicional, es decir, a un tiempo que designa un punto posterior a un pretérito”. 141 En este sentido, cantaría y habría cantado se diferencian de cantaré y habré cantado en que se refieren a procesos concebidos como reales. 142 Ejemplo de Matte Bon (1995: 120).

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Igualmente, coincide con cantaría en su uso de rumor, y su interpretación de modestia o de cortesía –este último más frecuente en el español americano que en el europeo- (RAE-ASALE 2009: 1794–1795): (138)  Dos periódicos argelinos daban cuenta ayer de una operación en la que habrían [=‘probablemente habían’] muerto más de 400 militantes. (139) Habría querido hablar con usted un momentito143.

Por otra parte, θα είχα γράψει, según Clairis & Babiniotis (1999: 440), es la combinación de los rasgos de aspecto gramatical [perfectivo/ perfecto] tiempo [pasado] y modalidad de [probabilidad o posibilidad]. Se usa, al igual que en español, en las oraciones condicionales para indicar distanciamiento de la realidad (Clairis & Babiniotis 1999: 486–487), o, cuando se emplea en lugar del ante-pretérito είχα γράψει (O–V)–V, en oraciones que denotan significado epistémico, probabilidad, etc.: (140) Θα σε είχα βοηθήσει αν είχα προλάβει. (141) Αν είχες έρθει στην ώρα σου, θα είχαμε προλάβει το λεωφορείο. (142) Αν έτρεχες, θα τον είχες προφτάσει. (143) Η Έλλη θα είχε ξεκινήσει όταν τηλεφώνησες. (144) Αφού πήγε μαζί τους στο θέατρο θα είχε τελειώσει τη δουλειά του. (145) Δεν τους είδες γιατί φαντάζομαι θα είχαν φύγει όταν έφτασες.

Para terminar, nos limitamos a reproducir las palabras de Kitova-Vasileva (1979: 36), tan adecuadas para el tema de la expresión de matices de IND 1 mediante las formas verbales a las que hemos hecho referencia en este capítulo: “Paradójicamente, tan solo el futuro será capaz de comprobar la validez o la invalidez de las conclusiones a las que hemos llegado”.

143 Dado que aquí, en realidad, la interpretación equivale a un presente, se observa neutralización de varios tiempos verbales: {Quiero ~ Quisiera ~ Hubiera querido ~ Quería ~ He querido ~ Habría querido} hablar con usted un momentito (RAE-ASALE 2009: 1795).

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Capítulo 4: Los Tiempos del Pasado 4.1 Los tiempos del pasado y el IND 2 Dado que anteriormente nos hemos ocupado de los ‘tiempos del futuro’, es decir, de las formas verbales indicativas que expresan primariamente posterioridad, en este capítulo estudiaremos formas indicativas que expresan primariamente anterioridad, basándonos en los ‘tiempos del pasado’ del indicativo de los dos idiomas, formas verbales cuyos usos rectos hacen referencia a hechos pasados. No obstante, según el modelo vectorial sobre el que fundamentamos este trabajo, y como ya se ha explicado en apartados anteriores, las formas indicativas (y subjuntivas) en cuyo valor temporal recto interviene obligatoriamente algún vector originario de anterioridad, pueden ser exponentes del segundo caso de dislocación, conducente a matices modales de irrealidad –IND 2 (Rojo & Veiga 2008: 2897). Así que a continuación estudiaremos la plurifuncionalidad modotemporal de los “tiempos del pasado” del indicativo español y griego, centrándonos en las oposiciones de cantaba/ έγραφα, canté/ έγραψα, he cantado/ έχω γράψει y había cantado/ είχα γράψει, cuyas representaciones vectoriales se recogen en el siguiente cuadro: Tabla 10: Indicativo español: ‘tiempos del pasado’ (Fuente: elaboración propia) FORMA VERBAL x)

Canté

FÓRMULA VECTORIAL DENOMINACIÓN O–V

Pretérito

(O–V)–V

Ante-pretérito

Eduardo llegó ayer. xi)

Había cantado

El jueves me enteré de que Eduardo había llegado el día anterior. xii)

Cantaba

(O–V)oV

Co-pretérito

El jueves me enteré de que Eduardo estaba ese mismo día en Vigo. xiii) He cantado Eduardo ha llegado hoy.

Oo(V–V)

Pre-presente

4.2 Los tiempos del pasado: Consideraciones de orden cuantitativo y cualitativo entre el español y el griego En cuanto a las formas que tradicionalmente vienen llamándose tiempos del pasado, los dos idiomas parecen contar con paradigmas cuantitativamente iguales144, constituidos por cuatro formas. Además, al adaptar el modelo vectorial a las formas griegas, observamos que los valores temporales de las mismas, tal como quedan reflejados por las fórmulas correspondientes, son idénticos a los de sus correspondientes formas españolas. En la tabla siguiente se hace explícita la primacía de la relación temporal primaria de anterioridad entre estas formas: Tabla 11: Los ‘tiempos del pasado’ del indicativo en español y griego moderno y la estructuración de sus fórmulas vectoriales (Fuente: elaboración propia) FORMULA VECTORIAL FORMA VERBAL Canté / Έγραψα (Pretérito) Había cantado / Είχα γράψει (Ante-pretérito) Cantaba / Έγραφα (Co-pretérito)

O–V

Vector originario

Vector primario

O

–V

–V

Expresa un evento anterior al origen. (O–V)–V

(O–V)

–V

–V

Expresa anterioridad en relación con un punto de referencia que es anterior al origen. (O–V)oV

(O–V)

–V

oV

Expresa simultaneidad en relación con un punto de referencia que es anterior al origen. Oo(V–V)

He cantado / Έχω γράψει (Pre-presente)

Punto de referencia

Ο

o(V–V)

o(V–V)

Expresa relación temporal de anterioridad, indisolublemente unida a otra relación temporal que siempre es de simultaneidad.

El paradigma de estas formas se complica fundamentalmente por la delimitación del alcance y usos de he cantado/ έχω γράψει, canté/ έγραψα y cantaba/ έγραφα. Dichos tiempos presentan solapamientos de usos de índole variada,

144 Recordamos que seguimos a Rojo & Veiga (1999) y no incluimos hube cantado en el paradigma español.

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lo cual hace que la tarea del establecimiento de un esquema de usos resulte más difícil de lo que quizá cabría esperar. Fernández González (1991: 404) hace notar muy acertadamente lo siguiente en relación con el español (algo que, hasta cierto punto, es también válido para el griego): “La delimitación de usos abarca una gama que va desde la rigidez prescriptivista, a la que tantas veces contradice el habla coloquial, hasta la laxitud de quienes consideran, por ejemplo, que pretérito perfecto e indefinido funcionan casi como variantes libres”. Lo cierto es que, a menudo, la oposición de los miembros del paradigma entre sí, tomado cada idioma por separado, se explica recurriendo a consideraciones de índole aspectual (sobre todo para el griego, y especialmente en lo que se refiere a έγραψα/ έγραφα). No obstante, adelantando lo que se analizará en el siguiente capítulo, se ha de advertir que, aunque para este modelo la categoría del aspecto gramatical de los sistemas lingüísticos griego y español es funcional, lo es solo de forma secundaria. O, dicho de otra forma, no se puede postular una oposición de carácter aspectual funcionalmente independiente en el núcleo del sistema verbal; su existencia es innegable, no obstante, sus distintas realizaciones se pueden explicar como derivadas de mecanismos de temporalidad pues, como veremos, se observa concordancia entre ciertos contenidos de aspecto gramatical y cierta relación temporal145. Pasemos ahora a estudiar más detenidamente los constituyentes de esta área de expresión modotemporal.

4.3 Cantaba / Έγραφα (O–V)oV146 El significado temporal básico de cantaba y έγραφα se refleja por la fórmula (O–V)oV: ambas formas indican simultaneidad (relación temporal primaria), pero no con respecto al origen sino con relación a un punto de referencia

145 Véase indicativamente, Rojo (1974, 1988, 1990), Rojo & Veiga (1999), Veiga (1992, 2008: 95–127, 141–146, 2015a), Leontaridi (2002a, 2002b, 2008, 2008 [2001], 2011a, 2018). 146 En lo que se refiere a las principales cuestiones debatidas en torno a la naturaleza de cantaba, consúltese el interesante y detallado repaso que ofrece García Fernández (2004). Para una y revisión exhaustiva, desde una perspectiva contrastiva, de las funciones modotemporales de la forma (O–V)oV en los español y griego moderno, consúltese Leontaridi (2011a).

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anterior al origen147. En otras palabras, las formas cantaba y έγραφα son respectivamente paralelas a canto y γράφω, ya que ambas indican simultaneidad, pero mientras las segundas marcan la simultaneidad con respecto al origen, las primeras lo hacen con referencia a un punto anterior a él148. Podríamos decir que en los dos idiomas estamos ante formas que funcionan como un ‘presente del pasado’, aunque en la RAE-ASALE (2009: 1747) se matiza que “…más que un presente en el pasado, el pretérito imperfecto parece denotar un presente coexistente con un pasado”149. Esta simultaneidad –al igual que ocurre con canto- puede ser puntual, amplia, habitual o permanente150.

147 En todo caso, hay que dejar claro que “hablar de co-pretérito no presupone que la referencia de anterioridad tenga que ser contextualmente identificable” (Veiga 2008: 86). 148 Una vez más, Bello (1988 [1847]: 201) acertaba al señalar: “Cantaba, copretérito. Significa la coexistencia del atributo a una cosa pasada” y “En esta forma el atributo es, respecto de la cosa pasada con la cual coexiste, lo mismo que el presente respecto del momento en que se habla…”. 149 “Esta simultaneidad primaria, que la relación temporal de ‘co-pretérito’ ((O– V)oV) comparte con la de ‘presente’ (OoV), es la responsable […] de que cantaba se comporte frecuentemente como un ‘presente del pasado’, de que refiera procesos pasados de larga duración, de inicio y final que no interesa precisar o bien períodos igualmente pasados en que ha tenido lugar la reiteración de una acción determinada, así como de que […] sea normal su empleo en la narración para presentar […] acciones ‘secundarias’ o ‘de fondo’ frente a las que desarrollan los hechos normalmente narrados empleando enfoques temporales como el de ‘pretérito’”. (Rojo & Veiga 1999: 2908). Por su parte, en la RAE-ASALE (2009: 1746–1747) leemos: “Se ha descrito el pretérito imperfecto como un presente que aparece formalmente como pasado por razones sintácticas, en concreto, cuando está bajo el influjo de un pretérito perfecto simple (canté). Así pues, era aparece en pretérito imperfecto por la influencia de presentaron en el ejemplo […] A Luisa le presentaron dos muchachos; uno de ellos era rubio, y el otro, moreno. Aun siendo morfológicamente un pretérito, se ha defendido que equivale a un presente. Desde este punto de vista, el pretérito imperfecto sería un presente en el pasado…” 150 Contra lo que se podría esperar sobre el hecho de que cantaba no pueda emplearse paralelamente al presente intemporal porque la presencia del vector –V (simultaneidad a una referencia anterior al origen) impediría la destemporalización, son totalmente admisibles ejemplos como los siguientes, siendo la oración española perfectamente gramatical y traducible al griego: (19) Copérnico probó que la tierra giraba [/gira] alrededor del sol. (20) Ο Κοπέρνικος απέδειξε ότι η Γη γυρνούσε [/γυρνά] γύρω από τον ήλιο.

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Estos son, por excelencia, los tiempos de las descripciones. En general, sus usos rectos se identifican y se usan para expresar duración, repetición o hábito en el pasado, acciones pasadas simultáneas, acciones de duración interrumpidas por otra acción, etc.151 (146) En 1960 vivíamos en Madrid. (147) Το 1960 ζούσαμε στη Μαδρίτη. (148) Mi abuelo llevaba siempre sombrero y llevaba bastón. (149) Ο παππούς μου φορούσε πάντα καπέλο και κρατούσε μπαστούνι. (150) En aquella época iba al pueblo todos los fines de semana. (151) Εκείνη την εποχή πήγαινε στο χωριό κάθε Σαββατοκύριακο. (152) Cuando entré, cerraba el libro. (153) Όταν μπήκα, έκλεινε το βιβλίο. (154) María se peinaba, cuando sonó el timbre. (155) Η Μαρία χτενιζόταν, όταν χτύπησε το κουδούνι.

Según la RAE-ASALE (2009: 1743), dos son los rasgos fundamentales que caracterizan la forma cantaba (que, además, quedan patentes también para el griego en los ejemplos anteriores): su naturaleza imperfectiva y su carácter de tiempo dependiente: El primer rasgo es el hecho de que el pretérito imperfecto es un tiempo que presenta las situaciones en su curso es decir, enfocando su desarrollo interno sin aludir a su comienzo ni a su final. Así, la oración El mayordomo bajaba las escaleras se diferencia de la variante con pretérito perfecto simple El mayordomo bajó las escaleras en que no implica que el mayordomo terminara su descenso. El proceso descrito se presenta en su desarrollo, de forma que se oculta al oyente cualquier información relativa a sus límites. Este rasgo se asocia con la naturaleza aspectual (en particular imperfectiva de este tiempo verbal). El segundo rasgo es de naturaleza deíctica, referencial o anafórica, y afecta al hecho de que el uso del pretérito imperfecto requiere que se vincule su denotación temporal con otra situación pasada. Dicha situación puede expresarse con otro pretérito (como en Cuando sonó el teléfono, el mayordomo bajaba las escaleras), o bien mediante un adjunto temporal (En ese preciso momento, el mayordomo bajaba las escaleras). El término copretérito de Bello […] recoge con exactitud esa interpretación.

151 Para una descripción pormenorizada de estos y otros usos rectos, véase Leontaridi (2011a: 200–203).

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Otro uso común es el denominado ‘imperfecto de conato’152/ ‘αποπειρατικός παρατατικός’, mediante el cual se expresan acciones que (generalmente) no han llegado a realizarse, y que quedaron en una simple intención. Igualmente, en ambos idiomas se registra el uso de ‘imperfecto de apertura’/ ‘εναρκτικός παρατατικός’ e ‘imperfecto de cierre’/ ‘παρατατικός κλεισίματος’ (especialmente tras uno o varios pretéritos, como efecto estilístico) para enfatizar una acción particular o crear una mayor cercanía psicológica153. (156) Salíamos cuando llegó Juan. (157) Βγαίναμε όταν έφτασε ο Γιάννης. (158) Érase una vez una niña llamada Caperucita Roja… (159) Μια φορά και έναν καιρό ήταν ένα κοριτσάκι που το έλεγαν Κοκκινοσκουφίτσα… (160) El 12 de octubre de 1492 llegaba Colon a las costas del Nuevo Mundo. (161) Στις 12 Οκτωβρίου 1492 έφτανε ο Κολόμβος στις ακτές του Νέου Κόσμου.

Pero, ¿qué pasa exactamente con los usos dislocados? La forma (O–V)oV, en ambos idiomas no se limita al espacio de tiempo del pasado, sino que frecuentemente se usa para hacer referencia a acciones presentes o pasadas. Como hemos comentado, cuando formas que expresan anterioridad a un punto se desplazan y expresan simultaneidad con respecto a él, adquieren una carga modal relacionada con la irrealidad o el alejamiento (IND 2). Es decir, el empleo de una forma –V para expresar una relación temporal oV, añade a la acción un matiz de irrealidad154. Esta transferencia de formas es 152 También ‘de conatu’ o ‘conativo’. Cfr. Gili Gaya (1961 [1943]), Rojo (1974), Alarcos Llorach (1994: 163), Seco (1995: 300), Sastre Ruano (1995: 38), RAE-ASALE (2009: 1759–1760), Leontaridi (2011a: 209–211). Gutiérrez Araus (1995: 50 y ss.) lo llama ‘imperfecto de acción inminente frustrada’. 153 Cfr. Sastre Ruano (1995: 41), Gutiérrez Araus (1995: 55–56), Leontaridi (2011a: 211–213). 154 En otras palabras, en el caso de cantaba, mientras el vector primario de simultaneidad es responsable de la configuración del valor temporal de co-pretérito en IND 0, el vector originario de anterioridad es responsable de la expresión de distintas relaciones temporales en IND 2. Veiga (2008: 91) lo explica así: “cantaba constituye, por un lado, la manifestación del significante de un signo verbal cuyo valor modal es el de IND 0 y cuyo valor temporal es el de /copretérito/ y, por otro, una de las posibles manifestaciones del significante de otro signo verbal cuyo valor modal es el de IND 2 y cuyo valor temporal es una archifunción marcada por el rasgo negativo –anterioridad primaria, que configura toda la sustancia de contenido temporal que en IND 0 se distribuye

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responsable de los denominados usos del ‘imperfecto de cortesía’ e ‘irreal’ en español155, la mayoría de los cuales comparte también el griego156. Así, έγραφα (O–V)oV puede expresar cortesía, irrealidad, etc., pero ello no

funcionalmente en cuatro funciones: /presente/, /futuro/, /co-pretérito/ y /pospretérito/”. 155 Cfr. Leontaridi (2011a: 221–224 y 227–229 respectivamente), también desde un enfoque contrastivo con el griego. 156 A estos dos usos, varios autores (por ejemplo Rojo 1974: 118, WilkRacięska 2004, Miyoshi 1986) agregan el uso de ‘imperfecto prelúdico’ para la expresión de hipótesis imaginarias en el lenguaje infantil o en los sueños. En la misma línea, Gutiérrez Araus habla de ‘imperfecto lúdico’, ‘imperfecto de juego’ e ‘imperfecto onírico o de figuración’ (1995: 55 y 1998: 299 respectivamente). De hecho, anticipamos que no solo cantaba sino que también había cantado puede expresar la fantasía que está directamente relacionada con el juego –por lo que estas formas se usan por parte de los niños para el reparto de papeles anterior al comienzo de sus juegos- en oraciones como (ejemplos de Rojo 1974: 118–9, y de Rojo y Veiga 1999: 2917): (21) Yo era el policía y vosotros los ladrones. (22) Yo había perdido mi espada, pero tenía un puñal.



Según Rojo (1974: 119), el elemento imaginativo involucrado en cualquier actividad de juego de este tipo se denota mediante el uso de formas verbales cuya función directa es denotar una relación de anterioridad. Sin embargo, Veiga (2008: 58) considera que estos usos mantienen significados temporales y, por lo tanto, no deben considerarse dislocados. Rojo y Veiga (1999: 2916– 2917), y más recientemente la RAE-ASALE (2009: 1749), ofrecen un punto intermedio, argumentando que estos usos del llamado ‘imperfecto lúdico’ no son claramente modales, sino que conservan ciertos significados temporales y que se podrían considerar “extensiones naturales de la noción de ‘copretérito’, concebida en el sentido amplio […] que incluye marcos o escenarios evocados” (RAE-ASALE 2009: 1749). (Para un repaso crítico de estas y otras explicaciones ofrecidas consúltese Bajo Pérez 2017: 127–129). Este empleo característico del lenguaje propio de ciertos juegos infantiles de cantaba/ έγραφα y había cantado/ είχα γράψει (cfr. Leontaridi 2011a: 224–227 y 2008 [2001]: 370–371, respectivamente) no es compartido por cantaría (Rojo & Veiga 1999: 2916–2917), pero sí por su correlato griego θα έγραφα (O–V)+V, cuyo vector de anterioridad parece ser responsable, en este caso, de la expresión de contenidos de alejamiento, pudiendo marcar la ficción envuelta en actividades lúdicas, en oraciones como: (23) Θα είχαμε ένα σκυλάκι και θα το πηγαίναμε βόλτα. (24)  Εσύ θα ήσουν η μαμά μου και θα μαγείρευες και εγώ θα ήμουν το παιδάκι σου και θα με τάιζες.

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significa que lo pueda hacer en todos los contextos; a menudo en su lugar es preferible en griego el empleo de θα έγραφα (O–V)+V. En cualquier caso, ambas formas en griego (έγραφα y θα έγραφα) coinciden en que, gracias a su vector de anterioridad, pueden expresar alejamiento del presente. La neutralización frecuente de cantaba/ έγραφα (O–V) oV y cantaría/ θα έγραφα (O–V)+V se debe a que las formas que expresan posterioridad siempre tienen valor +V, mientras que las formas que expresan simultaneidad pueden presentar valor de oV o +V157. En otras palabras, el matiz modal de irrealidad (IND 2) que se expresa principalmente por la forma cantaría, en ocasiones se puede expresar (principalmente en el habla oral) por la forma cantaba para denotar un deseo, una disposición para una acción futura. Respectivamente en griego, aunque en menor medida, la forma έγραφα (O–V)oV puede reemplazar a θα έγραφα (O–V)+V, resultando esta neutralización en un matiz de alejamiento de la realidad158: (162) De buena gana iba ~ iría esta tarde al cine, pero no puedo. (163) Ευχαρίστως πήγαινα ~ θα πήγαινα σινεμά απόψε, αλλά δεν μπορώ.

En una línea parecida, podemos dar cuenta del uso dislocado conocido como ‘imperfecto de cortesía’/ ‘παρατατικός ευγενείας’159: La expresión de un deseo, un ruego o una opinión conlleva inevitablemente cierta imposición sobre el interlocutor y un modo para disminuir este probable tono imperativo que supondría el uso de una forma “directa” como canto/γράφω

157 Y eso porque, como explica Rojo (1974: 100 y ss.), una forma que expresa simultaneidad oV al origen también puede expresar posterioridad +V en relación a ello (cfr. Veiga 2008: 41–43; RAE-ASALE 2009: 1752). 158 Véase Veiga & Mosteiro Louzao (2006) y Leontaridi (2011a, 2018). 159 Estos usos se pueden extender a los enunciados aquellos en los que se solicitan disculpas (Me quería excusar por…) o en los que se denota solicitud o sugerencia (cfr. RAE-ASALE, 2009: 1750). A su vez, Gutiérrez Araus (1995: 54–55) habla de ‘imperfecto de cortesía y modestia’: “La vitalidad del imperfecto para expresar la subjetividad del hablante y su actitud ante lo que dice, le convierten en una forma especialmente interesante en las relaciones sociales, entre las cuales la cortesía o la modestia presentan un planteamiento pragmático muy atractivo”. Por eso, nos parece interesante la aproximación de Fernández González (1991: 554), quien, siguiendo los mismos criterios, clasifica todos estos usos bajo el epígrafe ‘usos que reflejen actitudes del hablante’.

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OoV, consiste en el empleo de la forma cantaba/ έγραφα (O–V)oV (es decir, una forma –V para la expresión de la relación oV), la cual atribuye al enunciado un matiz de alejamiento160 o distanciamiento (real o ficticio). En palabras de Rojo (1974: 120), “el medio idóneo para lograr la disminución del valor del sentimiento personal es, precisamente, utilizar una forma que indique anterioridad por el carácter irreal que supone su empleo en función de simultaneidad”161. Por ello, dado que “…no deja de constituir una convención verbal el hecho de que el presente se pueda asociar –así sea veladamente- con la rudeza o la brusquedad…” (RAE-ASALE, 2009: 1750), es generalmente reconocido (y particularmente frecuente con los verbos querer y desear162) el empleo de la forma (O–V)oV con valor de OoV, con el fin de que el hablante exprese menor imposición y deje la realización de la petición a la voluntad del oyente163:

160 La misma idea subraya Veiga (2008: 34) cuando dice que “…las formas indicativas en –ría o las subjuntivas en –ra~–se son frecuentes vehículos expresivos de matices de alejamiento cortés frente a la exposición directa de que se encargan otras formas indicativas o subjuntivas: (25) Querría pedirle un favor. (26) Quiero pedirle un favor. (27) Si fuera~se usted tan amable… (28) Si es usted tan amable…”

161 Obviamente, en oraciones de este tipo el contexto indica que el matiz atribuido a la acción no es exactamente uno de irrealidad, sino uno de un distanciamiento especial; nociones que, para Rojo (1974: 120), son muy próximas. Cfr. RAE-ASALE (2009: 1750): “con el imperfecto de cortesía se presentan las situaciones reales como si no lo fueran, es decir, como ficticias o como pretéritas. Se alejan por tanto de manera deliberada de la realidad con la intención de atenuar lo que en ellas se afirma o se demanda”. 162 Es interesante la observación de la RAE-ASALE (2009: 1750) de que, pese a la mencionada frecuencia de los verbos deseaba (y desearía), en contextos similares se rechazan otros verbos que denotan sentimientos relativos a la manifestación de deseos, como me gustaba (y me gustaría). 163 En estos contextos de ‘cortesía’, formas como quería, deseaba, etc. “se interpretan […] como presentes, pero a la vez designan situaciones enmarcadas en un escenario supuesto o ficticio que se crea, por razones retóricas, en ciertas relaciones sociales sujetas a fórmulas convencionales” (RAE-ASALE, 2009: 1750).

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(164) –¿Qué quería usted? –Quería preguntar el horario del tren para León. (165) –Τι θέλατε; –Ήθελα να ρωτήσω το ωράριο των τρένων για τη Λεόν. (166) –Me preguntaba si podrías venir a ayudarme esta tarde. (167) –Αναρωτιόμουν αν θα μπορούσες να έρθεις να με βοηθήσεις σήμερα το απόγευμα.

Así, “cuando se expresan deseos, es habitual que el imperfecto de cortesía alterne con el condicional simple (deseaba~desearía)” (RAE-ASALE, 2009: 1749): (168)  –¿Es usted el señor de Caballero? –Servidor de usted… yo deseaba… (Galdós, Tormento) (169) Le quería pedir el favor de que me guardara mi revólver (Alape, Paz).

En relación con esto la RAE-ASALE (2009: 1750) señala que “Tales equivalencias prueban que las características que se suelen atribuir al pretérito imperfecto (“presente del pasado”) y al condicional simple (“futuro del pasado”) se neutralizan en parte cuando las situaciones que parecen pretéritas se presentan en realidad como no factuales, en el sentido de circunstancias a un entorno hipotético, supuesto o ficticio”. A mecanismos similares parece que obedece el empleo de cantaba y έγραφα para expresar ‘sorpresa en el presente’164. En este caso, según Gutiérrez Araus



Según Matte Bon (1995: I: 29), en contextos como éstos, el empleo de cantaba presenta los deseos, peticiones, etc., como algo que ya estaba anteriormente en la situación: (29) –Quería un jersey como ése del escaparate. (30) –Ήθελα ένα πουλόβερ σαν αυτό της βιτρίνας.

164 Gutiérrez Araus (1995: 52–54) da un paso más y distingue entre imperfecto de ‘sorpresa admirativa’ (¡Pues estaba bueno!) y ‘de desencanto, de desaprobación’ (¡Así cocinaba de bien! –dicho irónicamente). Usos parecidos se podrían dar en griego (Δεν ήταν άσχημο!; Τόσο καλά μαγείρευε;). En la misma línea, la autora registra el uso ‘de contrariedad’ (¡Ahora que estaba yo tan feliz, vienes tú con ese lío! / Τώρα που ήμουν τόσο ευτυχισμένος, έρχεσαι μ’ αυτή την ιστορία…) y ‘de reproche’ –¿Qué te creías? ¿Qué íbamos a tragárnoslo? –Τι νόμιζες; Ότι θα το χάβαμε;), pues “en igualdad de condiciones expresivas de todo tipo, como las retóricas (modalidad interrogativa-exclamativa), prosódicas (entonación) y paralingüísticas (gestos), es mayor la fuerza comunicativa al romper con lo habitual y conectar con un discurso pasado que contrasta supuestamente con el presente por llevar implícitas dos visiones distintas” (Gutiérrez Araus 1998: 299). Estos usos de la forma (O–V)oV parecen representar de nuevo, en términos más abstractos o generales, el “marco situacional” dentro del cual ocurren ciertas cosas; estos usos se registran igualmente en griego (cfr. Leontaridi 2008 [2001]: 208–210, 2011: 216–217).

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(1995: 52 y ss.), el pasado al que el hablante se refiere indirectamente es el de sus expectativas, que resultan contradichas en el presente. Es como si estuviéramos usando cantaba (O-V)oV para expresar algo que ya estaba en el contexto, mientras que al preferir el uso de este frente a canto OoV, la expresión de sorpresa en el presente queda más pronunciada. Por lo tanto, en vista de la visita inesperada de Kostas, Carmen podría exclamar: (170) ¡Anda! ¡Si eras tú…! ¡Qué alegría! (171) Αχ! Εσύ ήσουν; Τι χαρά!

Mientras él, a su vez, sin esperar verla en casa, contestaría: (172) ¡Pero, ¿tú estabas aquí? ¿No te habías ido de viaje? (173) Α! Μα καλά, εδώ ήσουν εσύ; Δεν είχες φύγει ταξίδι;

Donde cantaba y έγραφα se diferencian, es en su uso en las llamadas oraciones condicionales irreales165, que expresan algo irreal (pero no imposible de cumplir). En español, se dan casos esporádicos en los que el imperfecto puede aparecer en el habla oral tanto en la prótasis166, como en la apódosis167 (reemplazando las formas –gramaticalmente correctas- cantaría y cantara)168. (174) Si tenía dinero, me iba de viaje. (175) Si tuviera dinero, me iba de viaje.

Por el contrario, en griego, el uso de έγραφα en la prótasis es gramaticalmente aceptable. Sin embargo, su aparición en la apódosis –en lugar de θα έγραφα (O–V)+V- es un fenómeno todavía menos frecuente que en español. En cualquier caso, la presencia de la forma (O–V)oV en estas ocasiones podría explicarse como el intento del hablante de mitigar el sentido de irrealidad, creando proximidad psicológica. Estas son oraciones condicionales que afirman que algo no ha sucedido o indican que lo expresado se contempla como algo que no se puede realizar, bien porque es imposible

165 Usos del ‘imperfecto con valor de futuro’ para Gutiérrez Araus (1995: 46 y ss). 166 Para más observaciones sobre la sustitución de formas subjuntivas por formas indicativas en prótasis de oraciones condicionales, véase Veiga (2006) y Veiga & Mosteiro Louzao (2006). 167 En relación con la aparición de cantaba en la apódosis, consúltense las observaciones de Rojo (1974: 123 y ss.). 168 Cfr. Gutiérrez Araus (2012).

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objetivamente, bien porque tiene tan pocas posibilidades de verse realizado que se considera completamente ficticio169. (176) Εγώ δεν το πιστεύω. Αν ήθελες, [θα] μπορούσες να τον είχες πείσει. (177) Αν είχα τελειώσει, [θα] ερχόμουν μαζί σας. (178) Αν κέρδιζα το λαχείο, [θα] αγόραζα ένα αμάξι και [θα] παράταγα τη δουλειά.

Obedeciendo a procesos de desplazamiento similares, se observa el uso de cantaba/ έγραφα (O–V)oV en oraciones concesivas, siempre en el habla oral, donde se neutraliza con cantaría/ θα έγραφα (O–V)+V en la oración principal170): (179) Aunque fuera la mujer más pobre del mundo, me casaba con ella. (180) Ακόμη και η φτωχότερη του κόσμου να ήταν, την παντρευόμουν. (181) Aunque me lo pidiera de rodillas, no me quedaba. (182) Ακόμη και γονατιστός να μου το ζητούσε, δεν έμενα. (183) No iba, aunque me pagaras los billetes. (184) Δεν πήγαινα, ακόμη και να μου πλήρωνες τα εισιτήρια.

En resumen, hemos visto que, tanto en griego como en español, es posible usar la forma (O–V)oV para expresar la relación temporal (O–V)+V. Y a su vez, ambas se pueden usar en lugar de la forma OoV o O+V, agregando un matiz de alejamiento a la oración.

4.4 Canté / Έγραψα (O–V) Tanto la forma canté como έγραψα en los siguientes ejemplos se usan para expresar un evento anterior al origen: (185) El año pasado fuimos a París. (186) Πέρυσι πήγαμε στο Παρίσι.

En general, sus usos directos son muy parecidos171. La forma O–V es la forma que generalmente usamos para referirnos a una acción pasada, única172, 169 Para más detalles sobre el uso de cantaba/έγραφα en las oraciones condicionales, consúltese Leontaridi (2008 [2001]: 227–234, 2011a: 229–234). 170 Cfr. Sastre (1995: 40), Gutiérrez Araus (1995: 49); Leontaridi (2008 [2001]: 234–236, 2011a: 234). 171 Para una presentación detallada de los usos rectos y dislocados de canté y έγραψα, véase Leontaridi (2008 [2001]: 250–271). 172 Pueden ser acciones pasadas no necesariamente definidas con precisión en el eje temporal: ‘Te lo advertí’. / ‘Σε προειδοποίησα’; pero también ‘Colón llegó a América en 1492’. / ‘Ο Κολόμβος έφτασε στην Αμερική το 1492’.

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de corto o largo plazo173. Su diferencia radica en el hecho de que έγραψα se utiliza en griego para eventos que han tenido lugar muy cerca del presente (donde en español se usa he cantado). (187) Ha llamado Juan hace 5 minutos.  (188) Τηλεφώνησε (*έχει τηλεφωνήσει) ο Γιάννης πριν από 5 λεπτά. (189) Esta mañana he visto a Mario.  (190) Σήμερα το πρωί είδα (*έχω δει) τον Μάριο.

vs. vs.

Sea como sea, en todos los casos los eventos se sitúan en un contexto cerrado. Debido a esto, canté/έγραψα es la forma verbal de las narraciones y se usa para hacer referencia a eventos pasados que no se definen con precisión. Igualmente coinciden estas formas en su uso “prototípico” para describir acciones pasadas (no instantáneas) en su totalidad: (191) Estudió sistemáticamente dos años y entró a la Universidad a la primera. (192) Μελέτησε συστηματικά δύο χρόνια και πέρασε στο Πανεπιστήμιο με την πρώτη.

También denotan acción momentánea que interrumpe otra acción duradera en el pasado174 o acción que se interrumpe en un momento específico en el pasado175. Asimismo, pueden adquirir un significado gnómico, principalmente en proverbios o axiomas generales176. Sorprendentemente, no se registran usos dislocados para la forma O–V en español. Sin embargo, la singularidad, como hemos visto, del vector –V de canté como vector primario, y al mismo tiempo vector originario, explica la coincidencia funcional de esta forma con otras relaciones temporales de anterioridad primaria (he cantado, había cantado, etc.), pero también anterioridad originaria (cantaba y cantaría). En otras palabras, en español, la relación monovectorial O–V puede identificarse funcionalmente tanto con el resto de las relaciones de anterioridad primaria como con las relaciones 173 En el sentido de que no son necesariamente acciones instantáneas: ‘Reinó durante más de tres décadas’ / ‘Κυβέρνησε για πάνω από τρεις δεκαετίες’. 174 Por ej.: ‘Cocinaba cuando sonó el teléfono. / Μαγείρευα όταν χτύπησε το τηλέφωνο’. 175 Sin embargo, cantaba/ έγραφα también se puede usar para esta función. El empleo de una forma u otra depende de la intención comunicativa del hablante: ‘Colaboré [vs. colaboraba] con ellos hasta que se marcharon’. / ‘Συνεργάσθηκα [vs. συνεργαζόμουν] μαζί τους, μέχρι που έφυγαν’. 176 Por ej.: ‘No se hizo la miel para la boca del asno’. O en griego: ‘Κύλησε ο τέντζερης και βρήκε το καπάκι’. Cfr. Mackridge (1985: 129), Tsopanakis (1994: 366), Clairis & Babiniotis (1999: 66).

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de anterioridad originaria, ya que su oposición con OoV y O+V continuará funcionando en todos los casos (Veiga 1999: 147)177. Al contrario, en griego la forma O–V se puede usar para expresar no solo anterioridad –V, sino también simultaneidad oV y posterioridad +V178. Este es el caso cuando el hablante desea cambiar la situación en el presente o cuando una situación en el futuro se percibe como algo muy cercano o seguro. Aunque se trata de ejemplos provenientes de la lengua oral, en griego se registran a menudo casos en los que el pretérito en griego adopta valor de presente [O–V como OoV]179. Creemos que ello es debido a que el hablante quiere que la acción presente cambie, por lo que la expresa como una acción que ya ha empezado. El resultado es que la expresión de dicho deseo se vuelva más imperativa. De ahí que, si en un congreso de lingüística alguien le dijera a su compañero: (193) Πείνασα! o (194) Βαρέθηκα!

probablemente ello implicaría ‘πεινάω, πάμε να φάμε’ o ‘βαριέμαι, πάμε να κάνουμε κάτι πιο ενδιαφέρον’. De forma similar, el pretérito griego se puede usar con referencia futura, en lugar del futuro “puntual” [O–V como O+V]. Como señala Mackridge (1985: 130): “It is interesting to note the frequent colloquial use of this form [of έγραψα] to refer to future time. The cases in which this occurs are expressions of promise or threat, in which the action is viewed by the speaker as being so certain that (s)he wants to avoid the rather contingent nature of a situation expressed by a “future tense”. Thus: έγινε! –‘done!’ (i.e. ‘consider your request as having already been carried out’) έφτασα! –‘I’ve arrived!’ (said by a waiter to reassure a customer who has summoned him)”.180

177 Sobre este comportamiento particular de canté, consúltense las esclarecedoras observaciones de Veiga (1999: 144–149). 178 “The Aorist Indicative is a much more versatile form [in relation to έχω γράψει], which can be used not only for different degrees of remoteness in the past or to indicate anteriority […] but even for events in the present or in the future” (Moser 1994b: 86). 179 Cfr. Mirambel (1959/1988: 143). 180 Cfr. Tsopanakis (1994: 366), Mirambel (1959/1988: 143), Moser (1994b: 86), P.I.D.E. de GM/LE (1998: 122), Clairis & Babiniotis (1999: 66).

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(195) –Τι θα πάρετε; –Μια μπύρα. –Έφτασε! (196) Φύγαμε! Μας περιμένουν! (197) Παιδιά υπομονή! Σε πέντε λεπτά ήρθε ο μπαμπάς! (198) Μήπως μπορείς την άλλη βδομάδα να πληρώσεις τον λογαριασμό της ΔΕΗ; –Έγινε.

4.5 He cantado / Έχω γράψει Oo(V–V) El ‘problema’ recurrente que presenta la categoría intra-lingüística del ‘perfecto’ es que no es posible atribuirle características puramente temporales o puramente aspectuales181. Dado que las características aspectuales en el sistema verbal griego y español ya han sido analizadas y descritas en Leontaridi (2002a y 2008), a continuación haremos breve referencia a las características temporales182. Ante todo, debemos recordar que en trabajos anteriores183 el nombre usado por Veiga –siguiendo a Bello- para la forma he cantado, era antepresente, y la fórmula vectorial propuesta (OoV)–V denotaba anterioridad en relación con un punto de referencia simultáneo al origen. No obstante, en correspondencia con la (re)formulación de las fórmulas para habré cantado y habría cantado, el autor ahora denomina a he cantado ‘pre-presente’; en la nueva fórmula, Oo(V–V), el uso de un vector primario doble184 indica una relación temporal primaria de anterioridad indisolublemente unida a otra relación temporal, que es siempre de simultaneidad185.

181 Según Moser (1988: 51), en términos temporales, se sitúa entre el presente y el pasado; en términos aspectuales, se encuentra fuera de la oposición bipartita entre perfectivo e imperfectivo, aunque su nombre (‘perfecto’) puede indicar una mayor afinidad con el primero (véase también Veiga 2015a, RAE-ASALE 2009: § 23.2k). 182 Véase Leontaridi (2008 [2001]: 307–320, 2002a, 2008) para más información sobre la relación de aspecto y tiempo con respecto a la forma Oo(V–V) en los dos idiomas. También Kouti (2012) para una referencia (contrastiva) más detallada sobre los usos y funciones de esta forma en español y griego. 183 Cfr. por ej. Veiga (1991a: § IV.2.3.3, 1999, 2010: § 3.2). También Rojo & Veiga (1999: 2902). Y, respectivamente para el griego, véase Leontaridi (2008 [2001], 2011a, 2011b). 184 o(V–V): ‘pre-simultaneidad’. 185 En relación con las razones que llevaron a la adopción de este cambio, consúltese indicativamente a Veiga (2013: 123, 2015b: §4, 2015a: 139).

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En general, he cantado y έχω γράψει coinciden en que expresan primariamente anterioridad, y secundaria (y necesariamente) simultaneidad (en el sentido más amplio del término). Sin embargo, la función ‘prototípica’ de ‘perfecto de pasado reciente’186, que consiste en referencia a acciones pasadas pero muy cercanas al presente, en griego, a diferencia del español, la desempeña el pretérito O–V como muestran los ejemplos siguientes: (199) Se ha ido hace poco. (200) *Έχει φύγει πριν από λίγο. (vs. Έφυγε πριν από λίγο) (201) Me he enterado ahora mismo de que os vais mañana. (202) *Έχω μάθει τώρα μόλις ότι φεύγετε αύριο. (vs. Έμαθα μόλις τώρα ότι…),

Aparte de la diferencia arriba mencionada, estos tiempos parecen coincidir en la mayoría de sus usos rectos187. Así, se suele hablar de ‘perfecto de experiencia’, el cual indica si el sujeto ha tenido (o no) en el pasado (que se extiende hasta el presente) la experiencia descrita por el verbo188, y también de ‘perfecto de consecuencia’, que denota acciones pasadas cuyas consecuencias se relacionan con el presente189. La forma Oo(V–V) también expresa un evento o proceso de larga extensión en el pasado cuyo desarrollo continúa en el presente y trasciende al futuro190, como en: 186 Es decir, que hace referencia a acciones que han tenido lugar en un periodo de tiempo que todavía no ha concluido, en un periodo de tiempo muy cercano al presente, o en un periodo que psicológicamente incluye al presente. 187 Deberíamos señalar que, en lo que a he cantado concierne, nos referimos a sus usos en la zona central y meridional del español europeo, dado que la RAE-ASALE (2009: 1721) reconoce he cantado como “la forma verbal cuyos usos muestran mayor variación geográfica en el español de hoy”. 188 ‘No he probado nunca comida japonesa’. / ‘Δεν έχω δοκιμάσει ποτέ γιαπωνέζικο φαγητό’. Es interesante señalar –siguiendo a Clairis & Babiniotis (1999: 69–70)que, aunque en griego έχω γράψει puede ser reemplazadο casi siempre por έγραψα, la referencia a experiencias es casi exclusivamente expresada por έχω γράψει. 189 O, acciones pasadas, cuya distancia del momento de la enunciación no constituye un hecho de especial interés, y cuyas consecuencias, no obstante, se extienden hasta el presente y nos afectan de forma objetiva o subjetiva/ afectiva: ‘La Guerra Civil española ha dejado secuelas importantes’. / ‘Ο Εμφύλιος Πόλεμος έχει αφήσει σημαντικές συνέπειες’. 190 ‘Valor de pasado continuativo-resultativo’ para Gutiérrez Araus (1995: 22), y uso ‘continuativo’ para Veiga (2011: 443). Sastre Ruano (1995: 52) habla de ‘acción o proceso que ocupa una extensión larga en el pasado’. Esta última descripción,

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(203) Nunca ha habido huelgas aquí. (204) Ποτέ δεν έχουν γίνει απεργίες εδώ. (205) Jorge, jamás se ha quejado como hacían todos sus compañeros. (206) Ο Γιώργος ποτέ δεν έχει παραπονεθεί όπως έκαναν όλοι του οι συνάδελφοι.191

Precisamente la nueva fórmula Oo(V–V) de he cantado sugiere que esta forma tiene una naturaleza dual de orientación temporal (anterior y simultánea)192, a la vez que resalta con mayor eficacia tanto los distintos aspectos de “vínculo con el presente” (tan común en los análisis gramaticales) como la posible continuidad presente-futuro de esta forma verbal193. En cuanto a los usos desplazados de la forma Oo(V–V) en griego y español, nos encontramos con que ambas formas, dado que expresan (secundariamente) simultaneidad, pueden expresar posterioridad en el habla oral, denotando O+(V–V) en vez de Oo(V–V)194. En este caso, el punto de referencia se desplaza al futuro, y como se hace referencia a momentos posteriores al punto de enunciación, la acción se presenta como ya realizada y cargada de un matiz modal de seguridad, dentro de la irrealidad que representa el futuro. Es, pues, un ‘perfecto pro futuro’ o ‘perfecto prospectivo’ como en los siguientes ejemplos: (207) Seguro que mañana ya hemos terminado( habremos terminado) (208) Αύριο σίγουρα έχουμε τελειώσει.( θα έχουμε τελειώσει)195

191

192 193 194 195

a nuestro criterio, no es suficientemente clara, pues usos parecidos se podrían atribuir también a otras formas, como, por ejemplo, a cantaba/ έγραφα. Como se ve en estos ejemplos, en el contexto aparecen habitualmente adverbios como siempre/ πάντα y nunca/ποτέ y sus equivalentes semánticos (jamás/ ποτέ, desde hace mucho tiempo/ εδώ και πολύ καιρό, durante mucho tiempo/ για πολύ καιρό, toda su vida/ όλη του τη ζωή, etc.). En relación con el empleo de los marcadores temporales en griego y español, consúltese Leontaridi (2010) y Leontaridi & Pérez Bernal (2008a). Cfr. Veiga (2011: §§ 5.3–5), Rojo & Veiga (1999: §§ 44.2.2.3, 44.3.1.1). Cfr. Veiga (2011, 2014, 2015a, 2015b: §4). Véase la anteriormente mencionada neutralización de simultaneidad-posterioridad en el caso del ‘imperfecto de cortesía’, etc., que se debe al hecho de que las formas que expresan simultaneidad pueden tener valor oV o +V. En relación con esto, se debería señalar que en ambos idiomas, si se hace referencia a acciones que van a realizarse dentro de un contexto sintáctico de hipótesis introducido por “si/αν”, la norma requiere el empleo de Oo(V–V), mientras que el uso de habré cantado/ θα έχω γράψει O+(V–V) se descarta: (31) Si mañana ya hemos terminado… (*Si mañana ya habremos terminado…) (32) Aν αύριο έχουμε τελειώσει… (*Αν αύριο θα έχουμε τελειώσει…)

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Por último, entre los usos dislocados del español hablado, podemos incluir el uso del ‘perfecto de mandato’196, ‘perfecto con valor de presente’197, etc., funciones, no obstante, que en griego no se expresan de forma exclusiva mediante έχω γράψει, dado que la elección de έγραψα también constituye otra posibilidad expresiva198.

4.6 Había cantado / Είχα γράψει (O–V)–V Ambas formas, había cantado e είχα γράψει, expresan anterioridad en relación con una referencia anterior al origen, y coinciden, en buena parte, en sus usos rectos y dislocados. El punto más importante de su divergencia es su uso en las oraciones condicionales irreales, al que nos referiremos más adelante, y el uso de είχα γράψει (pero no de había cantado) en contextos en los que el hablante expresa acciones acaecidas en un pasado lejano199, pero sin relacionar estas acciones a otras; mientras que en español: “Con el pluscuamperfecto (pasado en imperfecto) el enunciador cuenta el hecho en cuestión sólo en relación con otro momento del pasado del que quiere hablar, como suceso previo a la situación pasada que está intentando describir” (Matte Bon 1995: 116)200.

196 Como en Leontaridi (2008 [2001]: 346): (33) ¡Ya te has callado (= ¡cállate!)! (34) Myriam, ¡ya te has ido (= ¡vete!, te vas ahora mismo) a la cama!



En griego, dado que en contextos que hacen referencia al pasado reciente se usa la forma O–V, podríamos también hablar de ‘aoristo (pretérito) de mandato’: (35) Έχεις πάει [~ πήγες!] τρέχοντας στο κρεβάτι! (= Πηγαίνεις! Πήγαινε!) (36) Έφυγες, όπως είσαι! Δεν θέλω να σε βλέπω! (= Φύγε!)

197 ‘Perfecto ficticio’ o ‘perfecto pro presente’ para Porto Dapena (1989: 63–107): “Y las nieblas bajan y ciegan los horizontes… el pastor y el ganado se han perdido dentro de este humo espeso…”. Cfr. Leontaridi (2008 [2001]: 347–348). 198 Consúltese al respecto Leontaridi (2008 [2001]: 342–352). 199 Para Dahl (1985, en Moser 1988: 69–70) este uso de είχα γράψει de designación de un marco temporal pasado, que permite que se use como un pasado lejano remoto, recuerda usos en lenguas como el Hindi-Urdu, Bengalí y Amhárico. 200 Es decir, aunque había cantado se puede usar para conseguir el mismo efecto de lejanía, al contrario de είχα γράψει, no es contextualmente independiente, dado que en español la referencia a una acción específica, o, al menos, a un “antes genérico” (que se menciona o no –cfr. RAE-ASALE 2009: 1786) relativo al momento de enunciación que remite la acción al ámbito del pasado,

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(209) Κάποτε είχα επισκεφτεί τον καθεδρικό της Λεόν και είχα εντυπωσιαστεί. (210)  Una vez vi/ *había visitado la catedral de León y me impresionó/ *me había impresionado.

Básicamente, pues, en ambos idiomas se usa la forma (O–V)–V para hacer referencia a acciones pasadas y completadas en relación a otras acciones pasadas201, por lo que se puede usar esta forma para dar información sobre las premisas de una situación en relación con la que sucedió otro acontecimiento. En otras palabras, la información presentada por las formas (O–V)–V constituye el marco de la experiencia que se posee con anterioridad a ese momento; para su interpretación el oyente activa en su conciencia lingüística cierto escenario mental, dentro del cual suceden los hechos pretéritos que se detallan: (211)  –¿Cómo te enteraste? –Es que ya me habían hablado de este programa, había leído unas cosas relacionadas con estas becas… (212)  –Πώς το έμαθες; –Μου είχαν ήδη μιλήσει για αυτό το πρόγραμμα, είχα διαβάσει κάποια πράγματα σχετικά με αυτές τις υποτροφίες…202

Igualmente, en un contexto negativo puede transmitir una afirmación explicita de que “la acción verbal se realiza totalmente o empieza a realizarse” (Gutiérrez Araus 1995: 64): (213) Lo sentimos, Marta, no nos habíamos enterado del incidente. (214) Λυπόμαστε Μάρτα, δεν είχαμε μάθει για το γεγονός.

En cuanto a sus usos dislocados, gracias a la presencia del vector primario de anterioridad en sus usos rectos, είχα γράψει, pero especialmente había cantado, se pueden usar –acompañados normalmente por expresiones como al instante, al momento, etc.– en lugar de la correspondiente forma O–V, añadiéndose así al enunciado un matiz de irrealidad y enfatizando la rapidez con la que se ha producido un hecho203: es obligatoria. Consúltense también las observaciones de Cartagena (1999: 2953 y ss.) sobre estos usos de había cantado. 201 Por ej. ‘Cuando llegó, nosotros ya habíamos comido’. / ‘Όταν έφτασε, εμείς είχαμε ήδη φάει’. 202 Ejemplos de Leontaridi (2008 [2001]: 362–363). Cfr. las observaciones de RAE-ASALE (2009: 1788) en cuanto a este uso de había cantado en el comienzo absoluto de un texto. 203 Cfr. Sastre Ruano (1995: 64), Gutiérrez Araus (1995: 64). De todas formas, dicha neutralización de había cantado con canté, es menor en el español europeo que en el americano (RAE-ASALE 2009: 1789).

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(215)  Saqué los pasteles del horno y en un segundo habían desaparecido (= en vez de desaparecieron) (216)  Έβγαλα τα γλυκά από το φούρνο και σε ένα δευτερόλεπτο είχαν εξαφανιστεί. (= en vez de εξαφανίστηκαν).

Por otro lado, en correspondencia con el llamado uso ‘de cortesía’ de cantaba en español (pero no en griego) podemos hablar de ‘antepretérito de cortesía’204. Así, en los siguientes ejemplos la neutralización de había cantado (O–V)–V con canté O–V o he cantado Oo(V–V) crea una sensación de alejamiento, añadiendo al enunciado un matiz de cortesía: (217) ¿Me había llamado, señor? (en vez de: ¿Me ha llamado señor?)205 (218) *Με είχατε φωνάξει, κύριε;

De forma similar a como cantaba alterna con cantaría, también observamos que había cantado alterna con habría cantado y hubiera cantado en las oraciones condicionales206, como en “Si yo fuera tú, ya {había ~ habría ~ hubiera} aceptado”207. Dicho uso, registrado sobre todo en la lengua conversacional, crea una mayor cercanía psicológica; así, tenemos enunciados como:

204 ‘Pluscuamperfecto de cortesía’ o ‘modestia’ (Cartagena 1999: 2955). De todas formas, “el pluscuamperfecto de cortesía es mucho menos frecuente que el imperfecto de este mismo tipo” (RAE-ASALE 2009: 1787–1788). 205 En todo caso, a nuestro criterio, este uso de había cantado no expresa exactamente lo mismo que el ‘imperfecto de cortesía’. Compárense las oraciones: (37) Pensaba pedirle que me diera unos días de vacaciones, señor. (38) Había pensado pedirle que me diera unos días de vacaciones, señor (en vez de: he pensado/ pensé pedirle que…).



La segunda oración puede indicar cortesía, pero también trasmite un matiz como “había pensado hacerlo pero ya no lo pienso o no me atrevo”. 206 Cartagena (1999: 2955) añade que había cantado también puede neutralizarse con habría hecho y hubiera/-se hecho en oraciones condicionales, así como con el co-pretérito de subjuntivo con valor de indicativo (hiciera = había hecho), pero “El empleo del co-pretérito de subjuntivo con su valor etimológico de ante-co-pretérito de indicativo (hiciera < lat. feceram, cantara < lat. cantaveram) requiere precisiones respecto de los contextos en que aparece, del valor temporal y estilístico que allí presenta y de la distribución geográfica que posee”. Observa también el autor que ejemplos de este tipo se encuentran en la lengua literaria, en un contexto culto periodístico o literario; en empleos fuera de los contextos indicados la construcción “tiene un sabor arcaico […] o pertenece a textos de un estilo un tanto alambicado”. 207 Cfr. RAE-ASALE (2009: 1788 y 1784).

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(219) Si hubiera tenido dinero, me había comprado un coche. (220)  Si hubiera sabido que no estabas de acuerdo, no lo había planeado de esta forma. (221)  Si nosotros hubiéramos estado de viaje esos días no nos había sucedido ese percance.208

Mientras en español había cantado se emplea en la apódosis de la oración (sirviendo propósitos de dislocación), el uso de είχα γράψει en la prótasis de oraciones condicionales que expresan lo “no real en el pasado” es gramaticalmente correcto (a tal punto que los autores del P.I.D.E. de GM/LE 1998: 123 llegan a clasificar dicho uso entre lo significados “básicos” de esta forma): (222) Αν είχατε έρθει στην ώρα σας, θα είχαμε δει την αρχή του έργου. (223) Αν δεν είχες αργήσει, θα είχαμε προλάβει το λεωφορείο.

208 Ejemplos de Sastre (1995: 64) y Gutiérrez Araus (1995: 64).

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Capítulo 5: El Aspecto Gramatical 5.1 Introducción No podemos concluir el presente análisis sin hacer referencia a la tan arduamente defendida categoría del aspecto gramatical, tan entretejido con las explicaciones que suelen ofrecerse en relación con el funcionamiento del sistema verbal griego. Lo expuesto hasta aquí ha puesto de manifiesto la temporalidad inherente a cada una de las formas verbales analizadas en el presente trabajo (temporalidad reflejada, además, de forma clara y concisa mediante las fórmulas vectoriales usadas), y sus propiedades modo-temporales. No obstante, la dicotomía que se desprende, especialmente entre θα γράψω/ θα γράφω y θα έγραψα/ θα έγραφα, lleva aparejadas cuestiones relacionadas con la categoría gramatical del aspecto. No es nuestro objeto adentrarnos en el tema (pues ya lo hemos hecho en otros trabajos nuestros209). Por esa razón, recordaremos, como se viene señalando en los trabajos de “corte vectorial”, que aunque la presencia de la categoría del aspecto no se niega, el apreciable paralelismo que presentan las caracterizaciones aspectuales con los rasgos funcionalmente temporales no permite defender su funcionalidad independiente respecto de la categoría temporal en el núcleo210 del sistema verbal. A modo de ejemplo, Veiga (2004: 612) explica: Que cantaba transmite habitualmente ciertos matices de contenido aspectual –insistamos, no obstante, en que no siempre […]- es algo innegable, pero igualmente innegable es que en una lengua como el castellano, cualquier fonema funcionalmente vocal, líquido o nasal (al menos) se realiza fonéticamente sonoro, no constituyendo dicha sonoridad sino un rasgo redundante desde el momento en que no puede establecer oposición con la sordez en ninguno de estos subconjuntos

209 Leontaridi (2002a, 2002b, 2008, 2008 [2001]: 178–180, 2010, 2011a, 2011b, 2018). Consúltese también Batista Rodríguez (2011) sobre consideraciones sobre la categoría del aspecto en español y griego. 210 Veiga (2015a: 144) vuelve a explicar que “entendemos el ‘núcleo’ del sistema verbal constituido por los valores gramaticales transmitidos por las formas flexivas simples junto con las compuestas, cuyas significaciones se insertan en un mismo conjunto de oposiciones morfológicas con las expresadas por aquellas, pero a diferencia de los significados propios de las habitualmente consideradas ‘perífrasis verbales’”.

fonemáticos. […] Valga este símil para insistir en que la simple observación de propiedades de sustancia de contenido aspectual, por diáfanas que estas resulten –lo que tampoco se cumple en todos los casos-, no puede proporcionar directamente soluciones a problemas relativos a la organización funcional de un sistema verbal.[211]

No obstante, dada la importancia que tradicionalmente viene atribuyéndose al aspecto en el sistema verbal griego, pasaremos a continuación a considerar algunos puntos relacionados con el tema.

5.2 Sobre la categoría del aspecto gramatical Las definiciones del término –cuyo origen se remonta a estudios del rusooriginariamente oscilaban entre las que se enfocaban en el modo con el que el hablante ve la acción (noción subjetiva) y las que, centrándose en nociones objetivas, prestaban atención al desarrollo mismo de la acción. Así, en 1908 Agrell212, en su estudio del sistema temporal del polaco, sugirió la distinción entre aspecto y Aktionsart (modo de acción)213. A pesar de que la distinción puede resultar un tanto borrosa214, podemos trazar la línea de división entre dichas categorías si entendemos que el modo de la acción es una categoría semántica que indica la manera en que se desarrolla una acción o dura un proceso expresado por el verbo. Es, por esa razón, un fenómeno perteneciente al plano léxico o morfológico (por ello puede realizarse por medio de afijos derivativos), y no gramático-flexional. El aspecto, al contrario, se caracteriza por una regularidad que, prácticamente, se extiende a 211 Para un análisis exhaustivo de la relación entre temporalidad y aspecto gramatical, remitimos a Rojo (1974, 1988 y 1990), Rojo & Veiga (1999) y Veiga (2008: 95–127, 141–146, 2015a). 212 De las propuestas de Agrell, quien a su vez se había inspirado en Streitberg (1891) y en Brugmann (1896–1916), se sirvió también Koschmieder (1929). 213 “El término Aktionsart que fue propuesto inicialmente por los lingüistas alemanes de finales del siglo XIX, aparte de la traducción de ‘modo de acción’, ha recibido también denominaciones como ‘carácter’, ‘naturaleza’, ‘índole’, ‘cualidad de la acción’, ‘orden del proceso’, ‘carácter aspectual’, etc.” (Miguel Aparicio 1999: 2981, 2987). Para más detalles sobre el empleo de los términos “modo de acción” y “aspecto léxico”, véase el breve repaso histórico que ofrece Veiga (2008: 27). 214 Slawomirski (1983: 99–101) señala que Bull (1960), por ejemplo, confunde las dos categorías en su estudio del sistema verbal.

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todos los verbos conjugables, independientemente de su valor semántico215. Según la RAE-ASALE (2009: 1684–1685), la categoría del aspecto verbal se diferencia de la del tiempo en que: “Como categoría deíctica, el tiempo vincula los eventos con puntos temporales. El aspecto verbal informa, en cambio, de la estructura interna de los eventos, es decir, de la manera que surgen, se terminan o se repiten, pero también de si se perciben en su integridad o se muestran únicamente algunos de sus segmentos. El aspecto no es, por consiguiente, una categoría deíctica. En efecto, lo que diferencia la oración Arturo lee el periódico de Arturo está leyendo el periódico no es el tiempo (presente en los dos casos), sino el aspecto”. En términos generales y a un nivel inter-lingüístico, parece que existen dos tipos de aspecto –que a su vez se dividen en sub-categorías. Así, se suele distinguir entre el aspecto perfectivo y el aspecto imperfectivo216, que es la oposición que se refleja –entre otras- en muchas lenguas eslavas como el ruso, en lenguas románicas (español: leyó-leía217, francés: lut-lisait, italiano: lesse-leggeva, portugués: leu-leia, etc.) y en el griego (διάβασε-διάβαζε). Según Comrie (1976: 16), la diferencia entre esos dos tipos de aspecto radica en que la perfectividad indica que la acción está vista como un conjunto, sin que se distingan las varias fases separadas que la forman, mientras la imperfectividad pone atención especial a la estructura interna de la acción218. Desde una aproximación más bien de carácter semántico, el autor propone la siguiente clasificación:

215 Consúltese la RAE-ASALE (2009: 1685–1709) para una presentación de las distintas categorías del aspecto y las sub-clases de cada una. 216 Existen otras denominaciones como puntual/durativo; o complexivo/no complexivo (Porto Dapena 1989). Aún así hay que notar que esta división no es aceptada por todos –considérese por ejemplo la clasificación tripartita de Mackridge (1985) entre perfectivo, imperfectivo y perfecto; de la RAE-ASALE (2009: § 23.2k) que distingue entre formas aspectualmente perfectivas, imperfectivas y neutras, etc. El tema se estudia de forma más concluyente –especialmente en lo que al español se refiere- en el apartado siguiente. 217 Rojo & Veiga (1999: 2875) observan que la existencia de términos como “pretérito imperfecto” o “pretérito perfecto”, etc., no necesariamente implica que quienes los utilizan postulen la existencia de la categoría del aspecto, ya que, en realidad, pueden ser denominaciones adaptadas de otros sistemas. 218 Para Comrie (1976: 21) el aspecto perfectivo “involves lack of explicit reference to the internal temporal constituency of a situation”, mientras que el

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Tabla 12: Clasificación de las oposiciones aspectuales (Fuente: Comrie 1976: 25219) ASPECTO Perfectivo 1

Imperfectivo 2 Habitual 3

Continuo 4 Progresivo 5

No progresivo 6

El esquema arriba mencionado evidencia que el tipo de aspecto más complejo de los dos es el imperfectivo. Por otra parte, hay que tener en cuenta que se trata de una clasificación inter-lingüística; es decir, una determinada lengua no necesita gramaticalizar todas estas distinciones, y si lo hace, no sigue necesariamente el mismo orden. De este modo, por ejemplo, el español dispone de una forma progresiva, cuyo uso, sin embargo, no es obligatorio (ya que leía también se puede utilizar con el significado progresivo de estaba leyendo). El griego, por otra parte, no distingue morfológicamente (es decir, con un tipo gramatical diferente) las sub-categorías del imperfectivo; existe simplemente una distinción general entre el perfectivo y el imperfectivo. Consecuentemente, las formas verbales griegas derivadas del tema de presente (imperfectivo) se usan para todos los tipos del imperfectivo (habitual, continuo, progresivo)220: (224) Τα καλοκαίρια πηγαίναμε στα νησιά. (habitual) (225) Τραγουδούσαμε όλη τη μέρα χτες. (continuo) (226) Την ώρα που τραγουδούσαμε ήρθε ο Γιάννης. (progresivo)221

imperfectivo implica “explicit reference to the internal temporal structure of a situation viewing a situation from within” (1976: 24). 219 Los términos originales usados por Comrie y su respectiva traducción al griego por Moser (1996: 84) serían: 1: perfective – συνοπτικό; 2: imperfective – μη συνοπτικό; 3: habitual –σύνηθες; 4: continuous – συνεχές; 5: non-progressive – μη προοδευτικό; 6: progressive –προοδευτικό/ (εξελικτικό). 220 Mackridge (1985: 108) nota que el aspecto imperfectivo griego, aparte de su significado progresivo e iterativo, también puede tener un sentido que indica capacidad (‘a potential sense’); es decir, puede indicar si el sujeto es capaz de actuar (o posibilita que actúen sobre él) en el modo designado por el verbo. Por ejemplo: ‘Κόβει εκείνο το μαχαίρι;’ –¿corta aquel cuchillo? (= ¿está afilado?), ‘Αυτό το κρέας δεν κόβεται’ –esta carne no se puede cortar. 221 Ejemplos de Moser (1994b: 79).

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Como señala Moser (1994b: 77 y ss.), esta definición de Comrie sobre el aspecto no solo refleja el significado básico de la categoría, sino que consigue explicar los usos de ambos aspectos que parecen más idiosincrásicos. Este sería el caso, por ejemplo, del uso del perfectivo para referirse a situaciones de compleja estructura interna, como las que indican duración larga o reiteración. Para destacar mejor dicha calificación, Moser222 cita algunas otras definiciones que, por una u otra razón, no logran describir eficientemente el fenómeno en su totalidad: a) Se ha sugerido que el aspecto perfectivo denota duración corta mientras el imperfectivo duración larga223. Sin embargo, dicha proposición se contradice con ejemplos en los que ambos aspectos se pueden emplear para referirse al mismo evento de larga duración224: (227) El año pasado estudié inglés en una academia. (228) Πέρυσι πήγα σε ένα φροντιστήριο αγγλικών. (229) El año pasado estudiaba inglés en una academia. (230) Πέρυσι πήγαινα σε ένα φροντιστήριο αγγλικών.

222 También Clairis & Babiniotis (1999: 78 y ss). 223 Slawomirski (1983: 100) también nota que entre los errores más comunes en las investigaciones sobre el aspecto, se encuentra la “identificación de imperfectividad con duratividad y sobre todo, de perfectividad con puntualidad o terminatividad”. 224 Clairis & Babiniotis (1999: 78 y ss.) señalan que se puede utilizar el aspecto perfectivo incluso en casos en los que aparecen expresiones adverbiales que indican la duración o el desarrollo de la acción:

(39) Χτες όλη μέρα έγραψα ένα γράμμα. [aspecto perfectivo/pasado] (40) Χθες όλη μέρα έγραφα ένα γράμμα. [aspecto imperfectivo/pasado]

La diferencia entre las acciones descritas en estas dos oraciones no consiste en la diferencia de la duración de la actividad (se trata del mismo hecho), sino en el diferente punto de vista desde el cual el hablante contempla el evento; en el primer caso lo contempla como un conjunto en su totalidad, en el segundo en su desarrollo. Así, cada una de las oraciones conlleva diferentes connotaciones: por ejemplo, la primera se emplearía seguramente si el hablante quisiera dejar sobrentender o dar énfasis al hecho de que durante todo el día no consiguió hacer nada más. La segunda podría implicar que pasó todo el día ocupado con dicha redacción (cfr. las observaciones de Tsangalidis 2013: 18 y Tsangalidis & Koutoupi-Kiti 2004: 4, recogidas en el capítulo 3).

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b) Según otra definición, el aspecto perfectivo indica acción acabada, completada. No obstante, Comrie (1976: 18) señala que, aunque eso es verdad, no se presta énfasis especial a la terminación de la situación, sino a que las distintas partes de ella se presentan como un conjunto. Ahora bien, tal posición es fácilmente refutada si tomamos en consideración el uso del aspecto perfectivo para indicar acciones no terminadas, como en: (231)  Σκοπεύω να πάρω το πτυχίο μου το καλοκαίρι, φοβάμαι όμως ότι δε θα τα καταφέρω.

O lo contrario (imperfectivo para acción acabada): (232) Αυτό το γράμμα είδα και έπαθα να το τελειώσω. Τρεις ώρες τo ’γραφα.225

Sea como fuere, lo que es indiscutible es que la categoría de aspecto se revela de mayor importancia en el sistema verbal griego que en el sistema verbal español, dado que en griego la información aspectual está presente en términos de plasmación morfológica en la totalidad de las formas del sistema verbal (por ejemplo, se da también en el imperativo: γράφε, γράψε, etc.)226.

225 En otras palabras, la perfectividad no implica duración breve o limitada, ni puntual o terminativa. Para más propuestas de este tipo, entre ellas “el rasgo distintivo entre los dos aspectos es el hecho de que el perfectivo se emplea para acciones momentáneas o puntuales” y “el carácter habitual no se debe confundir con el iterativo ya que la repetición de una acción no necesariamente indica hábito y vice versa”, véase Leontaridi (2008 [2001] 94–96, 2002: 131–133). También Tsangalidis (2013) y Tsangalidis & Koutoupi-Kiti (2004). 226 Moser (1996: 77) señala que la importancia que tiene el aspecto en la estructura del sistema verbal griego queda reflejada en el hecho de que la distinción entre tema de presente (imperfectivo) / tema de aoristo (perfectivo) se da en casi todas las formas verbales y los tiempos griegos. Más detalladamente, la autora dice “en casi la totalidad con la excepción del presente de indicativo”, no obstante, a nuestro juicio, el presente de indicativo no constituye excepción; quizá Moser considere esta forma un tanto neutralmente marcada en cuanto a la distinción aspectual. Sin embargo nosotros no vemos en qué sentido el presente de indicativo se encuentra fuera de la oposición aspectual, ya que –como ocurre con todas las formas verbales griegas- en su formación entra obligatoriamente un tema -en este caso el tema de presente- que se identifica con el aspecto imperfectivo. En todo caso, hay que tener claro que el tema verbal neogriego expresa solamente diferenciación de índole aspectual, o dicho de otra manera, en griego moderno no existe “tema” de modo (“tema” de indicativo, “tema” de subjuntivo, “tema” de imperativo, etc.) ni “tema” temporal. Consúltense al respecto las acertadas observaciones de Tsangalidis (2012c, 2013), ya citadas en el capítulo 3, sobre γράφω-γράψω.

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En general, en ambos idiomas, la mayor distinción de aspectos se presenta en el pasado, mientras que en griego, como hemos visto, la categoría también está presente en el futuro (θα γράψω – θα γράφω)227, siendo distinción básica la que se da entre aspecto perfectivo e imperfectivo. Sin embargo, el español distingue morfológicamente las sub-categorías del imperfectivo228, mientras el griego no lo hace. De todos modos, como hemos indicado en trabajos anteriores (cfr. Leontaridi 2008 [2001], 2008, 2002), en ninguno de los dos idiomas se contempla la categoría del aspecto como una categoría constituyente del sistema verbal, como lo son el tiempo y el modo, aunque sí es mencionado por la mayoría de los autores –especialmente en el caso del griego-, por lo que es imposible negar su existencia229. Parece, pues, que lo que varía es el grado de importancia que se le atribuye. 227 En relación con esto, Breu (1994: 40) afirma: “In typological respects it seems that we get a universal implication: if aspect exists in a given language in future forms, then it also exists in past tense forms, but not the other way round”. De forma parecida, si buscamos conclusiones de validez más o menos “universal” propuestas por varios autores sobre propiedades de la categoría del aspecto, podemos también mencionar a Comrie (1976: 63–64) según quien: “There does still, however, remain the generalisation that there are some languages, like modern Greek, where the perfect is restricted to perfective aspect, while there are apparently none where the perfect is restricted to imperfective aspect, i.e. there is a more natural relationship between perfect and perfective than between perfect and imperfective. If we look again at the meaning of the perfect and of the perfective/ imperfective opposition, the reason for this frequent, but by no means obligatory, relation becomes clear: the perfect looks at a situation in terms of its consequences, and while it is possible for an incomplete situation to have consequences, it is much more likely that consequences will be consequences of a situation that has been brought to completion, i.e. of a situation that is likely to be described by means of the perfective”. En la misma línea, Breu (1994: 36–37), en su propuesta de una teoría universal de aspecto, partiendo de ejemplos de lenguas eslavas, románicas, germánicas, pero también de lenguas como el griego moderno, señala que en el campo de posibles combinaciones de las categorías de aspecto y tiempo, nos encontramos con “incompatibilidad sistemática del aspecto perfectivo con el presente temporal” (cfr. las anteriormente citadas observaciones de Tsangalidis 2013: 31 sobre dicha incompatibilidad). 228 Como sería en el caso de la perífrasis “estar + gerundio” para indicar lo progresivo, por ejemplo. 229 Cfr. RAE-ASALE (2009: 1685): “Constituye una polémica tradicional no resuelta la presencia que debe otorgarse en español a la noción de ‘aspecto’. Las respuestas que se han dado en los estudios clásicos y en los modernos son

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5.3 La funcionalidad (?) del aspecto gramatical en el sistema verbal Resumiendo, de lo anteriormente mencionado se desprende que en griego todavía hay desacuerdo en cuanto a los términos empleados para describir las distinciones aspectuales, pero en general suelen reconocerse dos tipos de aspecto, según la forma verbal esté creada mediante el tema del presente (γραφ-, que es el exponente del aspecto ‘imperfectivo’- ‘μη συνοπτικό’) o mediante el tema del aoristo (γραψ-, por lo que estaríamos ante formas ‘perfectivas’ -‘συνοπτικό’)230. En cuanto al sistema verbal español, la RAE-ASALE (2009: § 23.2k) reconoce la existencia de tres tipos de aspecto, por lo que se viene distinguiendo entre formas aspectualmente perfectivas, imperfectivas y neutras231, de la siguiente manera: sumamente variadas: desde ‘ninguna’ o ‘mínima’ hasta ‘máxima’, pasando por varios estadios intermedios”. 230 Traducciones de Moser (2007). Existen otras denominaciones (y clasificaciones) en griego e lo que respecta a esta dualidad. Babiniotis & Kondos (1967), Clairis & Babiniotis (1999), como también los autores del curriculum del P.I.D.E. de GM/LE (1998) optan por τέλειο y ατελές, Moshonas (1990–1991) por συντελεσμένο-ασυντέλεστο, Petropoulos (1990, traduciendo a Mackridge, 1985) por συνοπτικό-εξακολουθητικό, Kavoukopoulos (1996) por στιγμιαίο (ο συνοπτικό) y διαρκές (ο συνεχές) y Karatzas (1988, traduciendo a Mirambel 1959) por εξακολουθητικό-μη εξακολουθητικό. Para una revisión amplia y crítica de la bibliografía pertinente y la adecuación de dichos términos, consúltese Tsangalidis (2012a, 2013, 2014). Consúltese Moser (2007) sobre una aproximación general a la evolución de las categorías de aspecto y tiempo del griego antiguo al griego moderno. 231 Carrasco Gutiérrez (1999) ofrece una clasificación de cuatro contenidos aspectuales básicos: de Perfecto, Prospectivo, Perfectivo o Aorístico e Imperfectivo. En una línea parecida, García Fernández (1999, 2008: 58) propone una distinción cuatripartita entre aspecto Imperfecto, Aoristo o Perfectivo, Perfecto y Neutral. Según él, la naturaleza y ‘componentes’ del aspecto Imperfecto y Neutral coinciden con lo expuesto en la primera y última categoría de la RAE-ASALE. No obstante, el aspecto Perfectivo de esta engloba lo que para García Fernández sería el aspecto Aoristo o Perfectivo (canté y las formas compuestas), por una parte, y el aspecto Perfecto (las formas compuestas), por otra. Para este autor (García Fernández (2008: 49), el Perfecto sería “aquella variedad aspectual en que se focaliza una parte del período que sigue al final de la situación”. En cuanto al aspecto Neutral, “sólo visualiza el inicio de la situación, de modo que puede

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• Las formas perfectivas (por ejemplo canté, había cantado, habré cantado) focalizan la situación en su totalidad y expresan, por tanto, que la acción descrita llega a su término. • Las formas imperfectivas (por ejemplo canto, cantaba) presentan la acción en su curso, sin hacer referencia al inicio o al final de la misma. • Por último, las formas neutras en cuanto al aspecto (cantaré, cantaría) se denomina neutras porque pueden comportarse como perfectivas en unos contextos y como imperfectivas en otros232. Frente a este panorama, es importante dejar claro, como hemos venido haciendo, que el modelo vectorial no niega la presencia de la categoría del aspecto en el paradigma verbal, sino que, basándose en criterios distintos, constituye una propuesta explicativa alternativa del mismo. Así, las diversas realizaciones de la categoría del aspecto se pueden explicar como derivadas de las relaciones temporales primarias, puesto que se observa concordancia entre ciertos contenidos de aspecto gramatical y ciertas relaciones temporales. Más detalladamente, Rojo (1988: 207–208)233 observa que, teniendo en cuenta que todas las formas “perfectivas” expresan una relación temporal primaria de anterioridad –algo que no expresa ninguna forma “imperfectiva”234-, parece que la oposición entre formas perfectivas e imperfectivas resulta redundante, ya que, estando asociada la perfectividad con la relación temporal primaria de anterioridad, es suficiente con considerar como distintivo uno de estos rasgos. Dicho de otra manera, en el sistema verbal del español actual,

recibir una interpretación equivalente al Imperfecto o al Aoristo”, coincidiendo con este último “porque no da ningún tipo de información sobre el final de la situación”. En resumen, “el hecho de permitir al mismo tiempo interpretaciones de aspecto Imperfecto y de aspecto Aoristo, pero nunca de aspecto Perfecto, es, sin duda alguna, la característica que mejor define el aspecto Neutral” (2008: 55). 232 Consúltense al respecto las explicaciones de García Fernández (2008: 54–58). También Veiga (2015a: en especial 143–144). 233 El autor se mueve en la misma línea que Alarcos Llorach (1959: 96–97), quien afirma que: “El valor aspectual originario de las formas compuestas (‘perfectivas’ o más bien ‘resultativas’) había comenzado pronto a deslizarse hacia la expresión de la ‘anterioridad’ respecto al valor de las formas simples paralelas”. 234 Según Rojo (1974: 131), la explicación es lógica: “Una acción directamente anterior a un punto ha de estar, por este mismo hecho, terminada o, dicho de otra forma, ser presentada como perfectiva”.

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el establecimiento de la oposición entre formas perfectivas e imperfectivas235 es innecesario, ya que es posible reconocer la existencia de significados aspectuales perfectivos como valores asociados a la relación temporal de anterioridad. Por lo tanto, no se puede justificar la adición del aspecto como una nueva categoría, junto a las categorías del tiempo y modo, en la explicación estructural del sistema verbal. Rojo & Veiga (1999: 2921–2922) reconocen que la presencia de la categoría del aspecto en el paradigma del sistema verbal español es innegable, pero concluyen que “los diversos matices aspectuales […] son efectos secundarios de las distinciones temporales; […] no existe una base suficientemente sólida para individualizar esta categoría gramatical [la del aspecto] respecto de la categoría temporal en el núcleo del sistema verbal español, sin prejuicio de que podamos reconocer valores aspectuales en otros puntos de la gramática o en unidades léxicas de esta lengua”236. Veámoslo de forma esquematizada237: Tabla 13: Correspondencia entre distinciones temporales y aspectuales (Fuente: elaboración propia) Forma verbal (IND 0)

Formula vectorial

Caracterizaciones aspectuales de las formas españolas (RAE-ASALE 2009: § 23.2k)

Caracterizaciones aspectuales de las formas griegas

canto γράφω

OoV

forma imperfectiva

forma imperfectiva

cantaba έγραφα

(O–V)oV

forma imperfectiva

forma imperfectiva

cantaré θα γράψω

Ο+V

forma neutra en cuanto al aspecto

forma perfectiva

— θα γράφω

O+(VοV)



forma imperfectiva

cantaría θα έγραψα

(O–V)+V

forma neutra en cuanto al aspecto

forma perfectiva

235 Rojo (1988: 208) señala que Coseriu (1980) no reconoce como funcional dicha oposición en las lenguas románicas. 236 Para más consideraciones sobre el tema, véase Veiga (2008: 95–127, 141–146). 237 Seguimos a Veiga (2015a: 143), aunque efectuando las modificaciones necesarias para incluir referencia a las formas verbales griegas.

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Forma verbal (IND 0)

Formula vectorial

Caracterizaciones aspectuales de las formas españolas (RAE-ASALE 2009: § 23.2k)

Caracterizaciones aspectuales de las formas griegas

— θα έγραφα

(O–V)+(VoV) —

forma imperfectiva

he cantado έχω γράψει

Oo(V–V)

forma imperfectiva o perfectiva

forma perfectiva

canté έγραψα

O–V

forma perfectiva

forma perfectiva

había cantado είχα γράψει

(O–V)–V

forma perfectiva

forma perfectiva

habré cantado θα έχω γράψει

O+(V–V)

forma perfectiva

forma perfectiva

habría cantado θα είχα γράψει

(O–V)+(V–V) ?

forma perfectiva

Como puede verse, en la tabla quedan reflejados paralelismos entre las realizaciones temporales básicas de las formas y las calificaciones aspectuales que recaen sobre ellas. Por lo que se refiere al espectro cubierto por el parámetro del aspecto gramatical en griego, la distinción bipartita entre formas perfectivas e imperfectivas, reflejada tan claramente en la morfología de los verbos griegos (γραφ- / γραψ-), también se ve ‘confirmada’ en términos vectoriales: todas las formas verbales cuya relación temporal primaria expresa anterioridad (vector –V a la extrema derecha de la fórmula), se caracterizan por aspecto perfectivo238. Al contrario, son imperfectivas las formas que temporalmente expresan una realización básica en la que interviene un vector de simultaneidad oV. Queda patente el desequilibrio cuantitativo entre los dos idiomas, debido a las formas continuas griegas θα γράφω O+(VοV) y θα έγραφα (O–V)+(VoV), de cuya presencia carece tipológicamente el español.

238 Entre ellas destaca “el apreciable olvido […] de habría cantado por la RAEASALE”, según Veiga (2015a: 143). Sea como sea, no hay ninguna forma verbal que exprese relación primaria de anterioridad y que sea imperfectiva al mismo tiempo (cfr. Rojo 1974: 131).

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Faltan las formas cantaré/ θα γράψω Ο+V y cantaría/ θα έγραψα (O–V)+V para completar el cuadro. Según Veiga (2015a: 143), el empleo del vector +V a la derecha de la fórmula va cogido de la mano del aspecto neutro, que es justo la caracterización aspectual que reciben cantaré y cantaría239. Recordemos que una forma neutra puede comportarse como perfectiva en unos contextos y como imperfectiva en otros. Es en esto en lo que se diferencian las formas del futuro y pos-pretérito ‘puntual’, θα γράψω y θα έγραψα, pues de las dos posibilidades de realización aspectual, el griego elige la perfectiva. Dicho de otra forma, la ausencia de un vector oV en el campo del futuro español, lo que obliga al sistema a una realización aspectual neutra, se contrapesa por la capacidad que tienen las formas cantaré Ο+V y cantaría (O–V)+V de comportarse como perfectivas en unos contextos e imperfectivas en otros. Al contrario, en griego, lengua en la que se formalizan morfológicamente ambas posibilidades, cada forma está especializada en la expresión de la perfectividad (+V) o de la imperfectividad (oV). Por último, destaca en la tabla el caso de he cantado, que según la RAEASALE (2009), se concibe como forma tanto imperfectiva como perfectiva. En este sentido, las explicaciones de Veiga (2015a: 144) son esclarecedoras: si atendemos […] a la presentación gramatical de la forma he cantado […], observaremos que la NGLE [RAE-ASALE 2009] (§ 23.2k) la caracteriza aspectualmente como una forma cuya perfectividad o imperfectividad “depende de varios factores gramaticales”, pero no deja de resultar sintomático que, pese a la citada doble caracterización aspectual en términos recíprocamente antagónicos, en ningún momento la describa como aspectualmente “neutra” […], lo que visiblemente obedece a que en su significado temporal no puede señalarse una relación primaria de posterioridad y pone así en evidencia con especial nitidez, insistamos en este punto, la realidad de una serie de trasvases a términos aspectuales efectuados desde determinadas propiedades o distinciones de índole temporal.

239 En ello coinciden la RAE-ASALE (2009: § 23.2k) y García Fernández (2008: 54–58).

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Capítulo 6: Conclusiones 6.1 Conclusiones generales “…la dislocación [temporal] consiste en una reorganización de los contenidos temporales que conlleva una reorganización paralela de los contenidos modales”. (Rojo & Veiga 1999: 2896)

En este trabajo hemos intentado aproximarnos contrastivamente al funcionamiento de los llamados ‘tiempos del pasado’ y ‘tiempos del futuro’ que integran el indicativo del español y (en nuestra opinión) del griego moderno. Tras una revisión crítica de los distintos intentos explicativos que se han propuesto para la lengua española, hemos concluido que el modelo que mejor podía dar cuenta de los asombrosos paralelos entre los dos idiomas es la teoría de la temporalidad, cuyo origen se halla en los estudios de Bello (1988 [1847]), inicialmente propuesta por Rojo (1974) y adoptada por Rojo & Veiga (1999) en la Gramática Descriptiva de la Lengua Española (Bosque & Demonte 1999). Esta teoría conforma la base del genial planteamiento de Veiga sobre la plurifuncionalidad modotemporal en español, y también subyace en las explicaciones ofrecidas acerca del funcionamiento verbal de la lengua española en la más reciente gramática de la Academia (RAE-ASALE 2009). Hemos visto en las páginas precedentes que la temporalidad, junto con las categorías básicas de dislocación temporal, es capaz de explicar todos los usos, rectos y dislocados, de las formas verbales indicativas en español y griego. Por lo tanto, los usos dislocados no se consideran excepciones o usos idiomáticos, sino que son perfectamente explicables, siendo posible sistematizarlos. Más detalladamente, se ha visto que cada forma verbal española y griega posee cierto valor temporal que se puede expresar mediante una fórmula vectorial. A este valor recto básico se le puede asignar una serie de empleos relativamente amplia, pero: “Sin salirnos de la esfera de usos que he llamado rectos, hay que tener en cuenta la posibilidad de desplazamientos, ampliaciones significativas y, naturalmente, de neutralizaciones. Lo fundamental […] es tratar de reducir las diversas utilizaciones a un valor general único a partir del cual pueden explicarse todas ellas” (Rojo 1974: 127). En otras palabras, los usos rectos son primordiales y, a partir de ellos, se pueden explicar los usos dislocados, pero, además, se puede comprobar la existencia de ciertas tendencias bien definidas para conjuntos de formas; “Las formas verbales no indican

[…] relaciones temporales caprichosas ni anárquicas. Hay en ellas una evidente regularidad funcional que se manifiesta en cuanto prescindimos de ideas como la correspondencia entre tiempo físico y temporalidad lingüística” (Rojo 1974: 128). Hay que dejar claro que la dislocación, aunque conlleva la adquisición de algún valor nuevo que no poseía la forma de acuerdo con su posición en el sistema, no implica que estos nuevos usos nieguen la temporalidad, ya que ciertas relaciones temporales siguen siendo expresadas (aunque son distintas de las inicialmente atribuidas); simplemente el desplazamiento de la función puede implicar la expresión de matices extra-temporales. En palabras de Rojo (1974: 114): “en ningún caso se da la anulación, sino un cambio en la relación temporal expresada por cada forma. No se puede negar por tanto la existencia de una función temporal en las formas verbales ni siquiera cuando son utilizadas para expresar una orientación que en principio no les corresponde. La dislocación del sistema verbal consiste en la alteración de la función temporal en ciertas formas, pero se mantiene siempre la validez de la temporalidad verbal”. Teniendo en cuenta el objeto del presente trabajo, que no es otro que contrastar el funcionamiento de los llamados tiempos del pasado y tiempos del futuro en el indicativo español y griego moderno, ha quedado claro que deberíamos centrarnos en las funciones modales que, según el modelo, se denominan IND 0, IND 1 e IND 2. En este punto, conviene reproducir las palabras de Veiga (2012: 857): Esta idea de la dislocación temporal supuso el más elaborado paso previo hacia la sistematización de una serie de oposiciones modales que integran de hecho una subcategoría independiente y combinable con aquella en la que descansa la oposición plasmada en indicativo / subjuntivo. En trabajos anteriores […] hemos presentado los resultados de nuestro análisis considerando como punto de partida las diferencias funcionales modales y llegando a hablar de unos subsistemas m0, m1 y m2 […] cuyos contenidos diferenciales arrancan de los que en la descripción de Rojo vienen a constituir los ‘usos rectos’ y los casos primero y segundo de ‘dislocación’. Los subsistemas m0 y m2 resultan combinables con ambos miembros de la oposición indicativo / subjuntivo; de ahí que hayamos señalado unas funciones modales en términos de Indicativo 0 (IND 0: indicativo sin otra marca modal), Subjuntivo 0 (SUB 0: subjuntivo sin otra marca modal), Indicativo 2 (IND 2: indicativo con marca modal de irrealidad) y Subjuntivo 2 (SUB 2: subjuntivo con marca modal de irrealidad); el valor marcado del subsistema m1 únicamente resulta combinable con el término indicativo de la susodicha oposición, originando el valor modal que llamamos Indicativo 1 (IND 1: indicativo no irreal con marca modal de “incertidumbre”).

Desde esta perspectiva, en el capítulo 3 nos hemos centrado en las formas del futuro cantaré / θα γράψω (O+V) – θα γράφω O+(VοV); habré cantado / θα έχω 122

γράψει O+(V–V); cantaría / θα έγραψα (O–V)+V – θα έγραφα (O–V)+(VoV); habría cantado / θα είχα γράψει (O–V)+(V–V). Y en el capítulo 4 nos hemos ocupado de las formas del pasado cantaba / έγραφα (O–V)oV; canté / έγραψα (O–V); he cantado / έχω γράψει Oo(V–V); había cantado / είχα γράψει (O– V)–V. Por otra parte, como hemos demostrado en el capítulo 5, dedicado a la categoría del aspecto gramatical, no se puede postular una oposición de carácter aspectual funcionalmente independiente en el núcleo del sistema verbal español, aunque la existencia de la categoría del aspecto es innegable. En palabras de Rojo (1974: 143): “las formas verbales españolas no tienen función aspectual, sino una simple significación secundaria y ocasional que no afecta a lo morfológico”. Ο, como señala también Veiga (2008: 141), sirviéndose de la supuesta base aspectual de la distinción entre canté-cantaba: “Es un hecho que el uso de canté o cantaba puede en muchas ocasiones poner de manifiesto diferencias de enfoque aspectual. […] pero dichos matices de contenido aspectual resultan, de hecho, combinables con enfoques temporales de anterioridad o posterioridad primaria”. Extrapolando estas observaciones al griego, y pese al hecho de que la categoría del aspecto se expresa morfológicamente (tema de presente o tema de aoristo) en todos los componentes del paradigma verbal, creemos haber demostrado sólidamente que, también en este idioma, las distintas realizaciones aspectuales se pueden explicar como derivadas de mecanismos de temporalidad, pues se observa concordancia entre ciertos contenidos de aspecto gramatical y cierta relación temporal. Aclarado esto, pasemos a presentar algunas de las conclusiones más llamativas a las que hemos llegado en relación con los subparadigmas de los tiempos del futuro y los tiempos del pasado. Teniendo en cuenta que los correspondientes pares de tiempos coinciden a grandes rasgos en los llamados por Rojo (1974) usos rectos, o en su valor modal Indicativo 0 (terminología de Veiga 1991a, cfr. también Rojo & Veiga 1999: 2897), prestaremos especial atención a sus usos dislocados, o en otras palabras, al valor modal Indicativo 1 para los primeros, e Indicativo 2 para los segundos.

6.2 Los tiempos del futuro Hemos visto que el valor modal IND 1, que es responsable de la expresión del matiz modal de incertidumbre en español, también opera en griego, lengua en la que las formas verbales indicativas (en cuyo valor temporal recto interviene un vector de posterioridad) también pueden expresar matices de incertidumbre 123

o probabilidad. Así, en ambos idiomas, hemos podido comprobar que: “La naturaleza semántica del F[tuturo] lo convierte en una forma especial dentro del sistema verbal: incluso como ‘tiempo’ el F representa el eslabón intermedio entre la realidad objetiva y la realidad subjetiva, entre los actos que han de realizarse y aquéllos que se piensan sólo como deseados o posibles. […] Es por eso que –considerando el F como forma temporal del modo indicativo-, al mismo tiempo lo concebimos como forma-puente entre el modo de la realidad objetiva y el de la realidad no-objetiva” (Kitova-Vasileva 1992: 541). Se ha visto que, en español, las formas indicativas en -ré y -ría, que sirven para la expresión de relaciones temporales de posterioridad, pasan a expresar un nuevo valor modal, prototípicamente manifestado en una noción de probabilidad o conjetura, cuando sus contenidos abandonan la antedicha perspectiva de posterioridad tras ser sustituido (o suprimido) el vector de posterioridad por uno de simultaneidad. Esto es posible, según Veiga (2012: 855), gracias a la “característica estructural, ni mucho menos exclusiva, del sistema verbal español”, que permite “identidad de expresión para más de una combinación de contenidos gramaticales pertenecientes a las categorías modo y temporalidad. Esta posibilidad se concreta en la existencia de una serie de formas “plurifuncionales” que, precisamente por serlo, suponen un recurso de economía expresiva para la transmisión de unos valores gramaticales que, de otra manera, requerirían un número más elevado de formas en la conjugación. El aspecto quizá más llamativo de esta plurifuncionalidad modo-temporal es la comunicación de unos valores modales que se añaden a los contenidos propios del indicativo o el subjuntivo por parte de determinadas formas”. El funcionamiento del sistema verbal griego se caracteriza, a grandes rasgos, por mecanismos similares a los del español, por lo que las afinidades entre las dos lenguas se revelan llamativamente grandes: al igual que en español, en griego el contenido modal de probabilidad o incertidumbre también se plasma mediante las formas del futuro, quedando circunscritas a puntos concretos las divergencias entre ambos idiomas, las cuales son el resultado, por un lado, de las diferencias cuantitativas de las formas que componen los sistemas verbales griego y español, y, por otro, de la importancia desigualmente atribuida en cada una de las lenguas a la categoría del aspecto gramatical, por razones de formación morfológica. Hemos hecho hincapié sobre el hecho de que las formas del futuro analizadas se consideran integrantes del indicativo en español, pero, al contrario, los lingüistas griegos todavía están lejos de llegar a un consenso, no solo en cuanto 124

a la pertenencia de las mismas a un modo en concreto, sino también en cuanto a su reconocimiento como ‘tiempos’, resultando especialmente problemática la definición de la naturaleza de θα έγραφα, θα έγραψα y θα είχα γράψει. En cualquier caso, hemos visto que las formas compuestas habré cantado O+(V–V) y habría cantado (O–V)+(V–V) encuentran en griego su perfecta correspondencia tipológica y funcional en θα έχω γράψει O+(V–V) y θα είχα γράψει (O–V)+(V–V), respectivamente. No obstante, en el caso de las formas simples el panorama resulta algo más complejo: por una parte, la forma española cantaré Ο+V corresponde cuantitativamente en griego a dos formas distintas: al ‘futuro puntual’ θα γράψω Ο+V y al ‘futuro continuo’ θα γράφω O+(VοV), diferenciándose además este último cualitativamente, ya que es el único responsable de la expresión del matiz modal de probabilidad en la esfera del presente, asumiendo la forma perfectiva θα γράψω únicamente valor temporal240. Por otra parte, para la expresión de la probabilidad en el pasado ambos idiomas recurren al uso de los ‘condicionales’. Así, aunque los usos rectos y dislocados de cantaría (O–V)+V encuentran correspondencia prácticamente exacta en la variante imperfectiva del pos-pretérito θα έγραφα (O–V)+(VοV), las restricciones en el uso del ‘pos-pretérito puntual’ θα έγραψα (O–V)+V convierten esta forma en una combinación morfológica periférica del sistema, cuya distribución se limita exclusivamente a la expresión de conjetura en el pasado. Dicho de otra forma, en circunstancias de IND 1, cantaría equivale en español tanto a ‘probablemente + co-pretérito’ como a ‘probablemente + pretérito’, mientras que las formas griegas θα έγραφα y θα έγραψα equivalen respectivamente al co-pretérito (‘probablemente escribía’) y al pretérito (‘probablemente escribí’). Conviene tener en cuenta, pues, que tanto en español como en griego: Todos estos “usos dislocados” son mecanismos que […] al interrelacionar tiempo y modo son muy económicos para el sistema. Si no fuera por estos tendrían que multiplicarse las formas de expresión temporal. Por ejemplo, el español tendría que haber incorporado nuevas formas para expresar todo este conjunto de matices (certeza, realidad, objetividad, evidencialidad, probabilidad, cortesía); por ejemplo, una forma para expresar la probabilidad en el presente, otra para la expresión de la probabilidad en el pasado, otra para indicar mayor intensidad obligativa al oyente, para indicar mayor cortesía, para expresar mayor certeza, etc. O tendría que haber recurrido a otros recursos marcadores de estos efectos de sentido, por

240 Cfr. Roussou & Tsangalidis (2010: 49–51).

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ejemplo, a ciertos sufijos, como sucede en otras lenguas e, incluso, puede documentarse en el español del área andina. (Briz Gómez 2004: 52)

Así, hemos visto que en lo que se refiere a la expresión de matices modales de probabilidad, dicha economía del sistema español y griego consiste en un mecanismo dislocatorio según el cual el vector de posterioridad que interviene en las fórmulas vectoriales de cantaré/ θα γράψω – θα γράφω, cantaría/ θα έγραψα – θα έγραφα, habré escrito/ θα έχω γράψει, habría escrito/ θα είχα γράψει es suprimido o sustituido por otro de simultaneidad. De forma esquemática, podríamos resumir de la siguiente manera los mecanismos que permiten entender correctamente ejemplos de dislocación como los vistos a lo largo del capítulo 3241. Tabla 14: Correspondencias entre la función modal IND 0 e IND 1 en español y griego (Fuente: Leontaridi 2018: 91) IND 0 OoV presente

IND 1 español IND 1 griego O+V O+(VοV) futuro sincro-futuro (‘futuro continuo’)  canto cantaré γράφω θα γράφω Oo(V–V) O+(V–V) O+(V–V) pre-presente pre-futuro pre-futuro  he cantado habré cantado έχω γράψει θα έχω γράψει O–V (O–V)+V Pretérito pos-pretérito (‘pos-pretérito puntual’)  canté (O–V)+V έγραψα θα έγραψα pos-pretérito (O–V)oV cantaría (O–V)+(VοV) co-pretérito sincro-pos-pretérito (‘pos-pretérito continuo’)  cantaba έγραφα θα έγραφα (O–V)–V (O–V)+(V–V) (O–V)+(V–V) ante-pretérito pre-pos-pretérito pre-pos-pretérito  había cantado habría cantado είχα γράψει θα είχα γράψει

241 Para un resumen parecido, de orientación pedagógica hacia la enseñanza y práctica del español como lengua extranjera a estudiantes grecófonos respecto a la expresión de contenidos de IND 1, consúltese Leontaridi & Pérez Bernal (2008a: 68–71) y Pérez Bernal & Leontaridi (2008: 70–78).

126

6.3 Los tiempos del pasado En lo que se refiere al valor modal IND 2, se ha comprobado en ambos idiomas que la presencia del vector originario de anterioridad entre los llamados tiempos del pasado, permite que los usos dislocados de dichas formas adquieran contenidos modales relacionados con la irrealidad o el alejamiento en general. En este caso, las correspondencias entre los dos idiomas son cuantitativa y cualitativamente muy parecidas. De entre los pares de cantaba/ έγραφα (O–V)oV, canté/ έγραψα (O–V), he cantado/ έχω γράψει Oo(V–V) y había cantado/ είχα γράψει (O–V)–V, el tiempo que presenta el mayor número de usos desplazados (y los más interesantes) en ambos idiomas es el co-pretérito. Su particularmente frecuente neutralización con otros tiempos, especialmente con cantaría/ θα έγραφα (O–V)+V, se debe al hecho de que siendo una forma que expresa simultaneidad al origen, puede denotar oV pero también +V. En otras palabras, estas formas no se limitan a la expresión del pasado, sino que a menudo se usan para hacer referencia a acciones del presente o futuro. En cuanto a έχω γράψει Oo(V–V), al contrario de lo que sucede con su correlato he cantado, no se puede usar para expresar acciones muy cercanas al presente. A su vez, el pretérito canté O–V no presenta usos dislocados, mientras que έγραψα puede denotar no solo anterioridad –V sino también simultaneidad oV y posterioridad +V, especialmente cuando la acción se percibe como algo muy cercano o seguro. Por último, había cantado e είχα γράψει (O–V)–V presentan usos similares. Lo que sí comparten todos ellos, es el hecho de que el vector originario de anterioridad –V es el factor responsable de la adición de un matiz modal de irrealidad en los enunciados en los que tiempos indicativos del pasado se usan acorde a lo que venimos llamando usos dislocados, para expresar cortesía, rapidez, etc.

6.4 A modo de conclusión Con esta exposición esperamos haber puesto de relieve el hecho de que el significado de cada uno de los signos que integran el sistema verbal español y griego no es más que “el resultado de la suma de un contenido funcional de orden temporal y otro contenido funcional de orden modal”, de manera que tiempo y modo son categorías estrechamente relacionadas entre sí. Y que “nada impide que una misma forma verbal pueda ser manifestación de dos significantes distintos, es 127

decir, expresión de dos contenidos modo-temporales diferentes” [énfasis nuestro] (Veiga 1991a: 164). La siguiente tabla, resume de forma esquemática e íntegra lo que hemos venido explicando en las páginas anteriores: Tabla 15: Funciones modales y funciones temporales en el indicativo español y griego (Fuente: elaboración propia) FUNCIONES MODALES Y FUNCIONES TEMPORALES EN EL INDICATIVO ESPAÑOL Y GRIEGO

Funciones modales

Funciones temporales Denominación presente OoV παροντικός

IND 0

IND 2

canto γράφω

O+V

futuro μελλοντικός

cantaré θα γράψω

O+(VοV)

sincro-futuro συγχρο-μελλοντικός

θα γράφω

(O–V)oV

co-pretérito ταυτο-παρελθοντικός

cantaba έγραφα

(O–V)+V

pos-pretérito μετα-παρελθοντικός

cantaría θα έγραψα

sincro-pos-pretérito (O–V)+(VοV) συγχρο-μεταπαρελθοντικός

IND 1

cantaré θα γράφω

θα έγραφα

cantaría cantaba θα έγραφα έγραφα έγραψα

cantaría

θα έγραφα

O–V

pretérito παρελθοντικός

canté έγραψα

Oo(V–V)

pre-presente προ-παροντικός

he cantado έχω γράψει

θα έγραψα

habré cantado habría cantado había cantado pre-futuro habré cantado θα έχω γράψει O+(V–V) προ-μελλοντικός θα έχω γράψει έχω γράψει ante-pretérito είχα γράψει había cantado (O–V)–V προγενεστεροhabría θα είχα γράψει είχα γράψει παρελθοντικός cantado pre-pos-pretérito habría cantado θα είχα γράψει (O-V)+(V–V) προ-μετα-παρελθοντικός θα είχα γράψει

128

Estos procesos se producen tanto en griego como en español, por lo que creemos haber demostrado sobradamente que “la dislocación constituye un fenómeno sistemático que afecta a conjuntos de unidades verbales que presenten algún rasgo común en sus valores temporales. No se trata, pues, de enumerar usos diversos para formas verbales inconexas, sino de reconocer y explicar un mecanismo que en el interior del sistema verbal interrelaciona ciertos rasgos de contenido temporal y ciertos rasgos de contenido modal, posibilitando que determinadas formas verbales puedan expresar más de una combinación modo-temporal de contenidos gramaticales, lo que supone una innegable economía para el sistema” (Rojo & Veiga 1999: 2896). Es justo este mecanismo el que permite que entendamos inequívocadamente diálogos como los siguientes (escuchados, por ejemplo, en un congreso de lingüística), en los que las formas verbales marcadas242 se usan para expresar valores modales que no corresponden a su valor temporal básico: (233) -¡Ay! Ahora que ESPERABA cambiarme de sala, no creo que me dé tiempo. -¿Cuánto tiempo lleva esta tal Leontaridi hablando de este tema? -Llevará unos 30 minutos. -Pero bueno, ¿no sabe que había un límite de 20 minutos? -Me imagino que se lo dirían pero se le habrá olvidado… La verdad es que yo también tengo mucha hambre ahora. De buena gana ME IBA… -Bueno, yo en cinco minutos ¡ME HE LEVANTADO y ME HE IDO! -¡Espera! ¡En un minuto HA TERMINADO! (234) -Πω πω! Τώρα που ΗΛΠΙΖΑ να αλλάξω αίθουσα δε βλέπω να προλαβαίνω. -Πόση ώρα μιλάει αυτή η Λεονταρίδη για αυτό το θέμα; -Θα κοντεύει τα 30 λεπτά. -Καλά, δεν ξέρει ότι το όριο ήταν 20 λεπτά; -Φαντάζομαι θα της το είπαν αλλά θα το ξέχασε φαίνεται… Η αλήθεια είναι ότι και εγώ ΠΕΙΝΑΣΑ πολύ τώρα. Ευχαρίστως EΦΕΥΓΑ… -Να σου πω, εγώ σε πέντε λεπτά ΕΧΩ ΣΗΚΩΘΕΙ και ΕΧΩ ΦΥΓΕΙ! -Περίμενε! Σε ένα λεπτό ΤΕΛΕΙΩΣΕ! [ind 1] [IND 2]

242 El empleo de cursiva marca la expresión del contenido modal de IND 1, y la mayúscula el contenido modal de IND 2.

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Índice de tablas Tabla 1: Fórmulas vectoriales de las formas verbales del indicativo español...............................................................38 Tabla 2: Oposiciones modales en el sistema verbal español..................47 Tabla 3: Cinco funciones modales en español......................................49 Tabla 4: Funciones modales y funciones temporales en español...........51 Tabla 5: Indicativo español: ‘tiempos del futuro’.................................54 Tabla 6: IND 1 entre los ‘tiempos del futuro’ en español.....................56 Tabla 7: Las formas del indicativo griego conforme a sus características morfológicas..............................................61 Tabla 8: Indicativo español y griego: ‘tiempos del futuro’....................61 Tabla 9: Equivalencias del ‘condicional de conjetura’ español (IND 1) en IND 0 griego........................................................84 Tabla 10: Indicativo español: ‘tiempos del pasado’................................87 Tabla 11: Los ‘tiempos del pasado’ del indicativo en español y griego moderno y la estructuración de sus fórmulas vectoriales..............................................................................88 Tabla 12: Clasificación de las oposiciones aspectuales.........................112 Tabla 13: Correspondencia entre distinciones temporales y aspectuales......................................................118 Tabla 14: Correspondencias entre la función modal IND 0 e IND 1 en español y griego...............................................................126 Tabla 15: Funciones modales y funciones temporales en el indicativo español y griego...................................................128

Índice de autores A Agrell 110, 131 Alarcos Llorach 23, 39, 58, 92, 117, 131 Alcina Franch 24, 131 Azpiazu Torres 131, 149

Chomsky 24, 133 Clairis 39, 55, 59, 63, 76–77, 86, 99–100, 102, 113, 116, 133, 145 Comrie 25, 33, 40, 65, 111–115, 133 Coseriu 55, 118, 133, 136

B Babiniotis 39, 55, 59, 63, 76–77, 86, 99–100, 102, 113, 116, 131, 133 Bajo Pérez 43, 79, 93, 131 Batista Rodríguez 109, 131, 139, 142 Bello 13, 23, 25–26, 34–37, 39, 46, 48–49, 55, 60, 76, 90–91, 121, 131–132 Benveniste 22, 39, 132 Binnick 65, 132 Blecua 24, 131 Bosque 16, 47, 121, 132–134, 141, 143 Bravo Martín 132 Breu 115, 132 Briz Gómez 63, 67, 126, 132 Brugmann 110, 132 Bull 25–26, 28, 39, 46, 48–49, 55, 110, 132

D Dahl 65, 104, 133 Demonte 16, 47, 121, 132–134, 141, 143

C Carrasco Gutiérrez 116, 132 Cartagena 35–36, 54, 70, 75, 80, 85, 105–106, 133 Chatzisavvidis 77, 133 Chatzisavvidou 77, 133

E Eberenz 24, 133 Escandell Vidal 66, 70, 132, 134 F Fălăuş 67, 134 Fernández González 11, 16, 23–25, 46, 54–55, 57–58, 72, 89, 94, 134 Fernández Ramírez 40, 66, 134 Fidalgo Enríquez 55, 134 Foullioux 78, 80, 134 G García Fernández 89, 116–117, 120, 134 Gennari 69, 134 Giannakidou 74, 135 Gili Gaya 39, 53, 62, 92, 135 Gómez Laguna 11, 15, 135, 139 Gutiérrez Araus 46, 77, 92–94, 96–98, 102, 105, 107, 135

H Hernández Alonso 25, 135 Hesse 83, 135 Holton 59, 77, 135 J James 44, 135, 141 K Kavoukopoulos 116, 135 Kitova-Vasileva 11, 16, 22, 24, 53, 55, 57–58, 68, 70, 76, 86, 124, 136–137 Klum 26, 28, 137 Kondos 116, 131 Koschmieder 110, 137 Kotzoglou 143 Kouti 101, 137 Koutoupi-Kiti 64–65, 113–114, 146 L Laca 67, 80, 132, 134, 137 Lázaro Carreter 39, 137 Leontaridi 3, 15–16, 23–24, 35–37, 44–45, 48, 58, 60, 89, 91–94, 96, 98, 101, 103–105, 109, 114–115, 126, 129, 135, 137–140, 142 Lope Blanch 70, 140 Louka 143 M Mackridge 64, 83, 99–100, 111–112, 116, 135, 140 Matte Bon 58, 75, 78, 80, 85, 96, 104, 140 McCawley 24, 141 Miguel Aparicio 110, 141 Mirambel 59, 64, 77, 100, 116, 141 Miyoshi 93, 141 Montes Giraldo 70, 141 154

Moreno Cabrera 23, 141 Moreno de Alba 70, 141 Moser 65, 100–101, 104, 112–114, 116, 141–142 Moshonas 116, 142 Mosteiro Louzao 45, 47, 49, 58, 73, 94, 97, 149 N Nowikow 46, 142 Ntinas 59, 142 P Peramos Soler 15, 139–140, 142 Pérez Bernal 15, 103, 126, 140, 142 Philippaki-Warburton 77, 135, 143 P.I.D.E. de GM/LE 100, 107, 116, 142 Porto Dapena 69–70, 104, 111, 143 R RAE 32, 39, 58, 82, 95, 143 RAE-ASALE 21, 25, 28, 32, 34, 36–37, 40, 58, 62–63, 66, 68–70, 73–81, 85–86, 90–96, 101–102, 104–106, 111, 115–116, 119–121, 143 Reichenbach 23–25, 39, 143 Rojo 7, 16–17, 19, 22–23, 25–30, 32–41, 43–48, 50, 55, 57–58, 73, 78, 80, 87–90, 92–95, 97, 101, 103, 110–111, 117–119, 121–123, 129, 135, 143, 147–149 Roussou 125, 143 Ruiz Morales 139–140, 142 S Sánchez Barrera 25, 143 Sastre Ruano 46, 64, 92, 102, 105, 144 Seco 92, 144

Sedano 54, 70, 144 Slawomirski 110, 113, 144 Smith 65, 144 Soto 69, 72, 144 Steele 44, 144 Streitberg 110, 144 T Thomopoulos 59, 144 Triandafillidis 59, 144 Tsangalidis 24, 59–61, 64–65, 71–72, 74, 76–77, 82–83, 113–116, 125, 143, 145–146 Tsopanakis 59–60, 64, 77, 99–100, 147

U Ultan 44, 147 V Vairel 44, 147 Vásquez González 47, 147 Veiga 7, 11, 16-19, 22-37, 39-41, 43–51, 56–58, 67, 69, 73, 75, 78, 80–82, 87–90, 92–95, 97, 100–103, 109–111, 117–124, 128–129, 135, 143, 147–149 Vlastos 59, 149 W Wilk-Racięska 149

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Este trabajo, enmarcado en el ámbito de la lingüística contrastiva y centrado en la plasmación de la categoría de la temporalidad en español y griego moderno, somete a una mirada crítica la plurifuncionalidad modotemporal de los llamados tiempos del pasado y tiempos del futuro de indicativo de ambos idiomas, a la vez que resalta las afinidades y divergencias que presenta la categoría del aspecto gramatical. Asimismo ofrece una explicación satisfactoria desde una perspectiva interlingüística al mecanismo que, en el interior de los sistemas verbales español y griego, posibilita que determinadas formas verbales puedan expresar más de una combinación modotemporal de contenidos gramaticales, lo que supone una innegable economía para los sistemas verbales estudiados.

Eleni Leontaridi es licenciada en Filología inglesa por la Universidad de Atenas y doctora en lingüística española por la Universidad de Salamanca. Es profesora titular de Lingüística Española en la Universidad Aristóteles de Tesalónica (Grecia). Sus principales líneas de investigación son la lingüística contrastiva entre el español y el griego moderno, la morfosintaxis española, la lingüística aplicada a la enseñanza de español como LE, el análisis de errores y la formación de profesores de LE.

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