Orígenes de la novela

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Dirección Del

Erono. Sr. D. dDdrcelino ilDcnénDei ^ "pelado,

7

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IRovclat^ de los etgloe

XV

la

IRoocla

11

y XVI, con un cotuí^ío px^eltnitnav

de

de

la

lineal

Scademía Española.

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aDadríd 3B aílli^/JB aílUézc c Ifeíjos, ^1338 De

Santa Bna. nüm.

1907

Editores io«

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.

INTUODUCCION

IX tuadücciones de boccaccio, líandello, glkaldi clnthio, y novelas coutas. Stkapauola, Doni, Lcis Güicciaudini, Bellefouest, etc. «Silva de varia lección», DE Pero Mexía, considerada bajo el aspecto novelístico. «Miscelánea», de don

cükntos





Zapata. — «Philosophia Vulgar», de Juan

de Mal Lara: relaciones entre la Luis paremioloqía y la novelística.— «Sobremesa v alivio de caminantes», de Juan de Timoneda. «El Patrañuelo»: estudio de sus fuentes. Otras colecciones de





cuentos: Alonso de Villegas, Sep.astián de Houozco, Luis de Pinedo. Garibay.—

«Glosas del sermón de Aljubarrota», atriuuidas á D. Diego Hurtado de Mendo«Floresta Española», de Melchor de Santa Cruz. Liimos de apotegmas: Juan Rufo. El cuento español en Francia. «Silva Curiosa», de Julián de MeDRANo. — «Clavellinas de recreación», de Ambrosio de Salazar.— «Rodomüntadas españolas». Cuentos portugueses, de Gonzalo Fernández Trancoso. El «Fabü«ülÁLOGOS DE APACIBLE ENTRETENIMIENTO», DE GasPAR LARIO», DE SeüASTIÁN MeY. Lucas Hidalgo. «Noches de invierno», de Antonio de Eslava. za.

















Los orígenes más remotos del cuento que buscarlos en

la

ó novela corta

en

la literatura

española hay

Disciplina Clericalis^ do Pedro Alfonso, j en los libros de apólo-

gos j narraciones orientales traducidos é imitados en los siglos xiii y xiv. Más independiente el género, con grande y verdadera originalidad en el estilo y en la intención

El Conde Lucano)\ y episódicamente en algunos

moral, se maestra en

libros de

Eamón

Lull y en la Disputa del asno^ de Fr. Anselmo de Turmeda. Pero cortada esta tradición después del Arcipreste de Talavera, la novelística oriental y la española rudimentaria

que

se había criado á sus pechos cede el puesto por

liana. Este período

de reposo y nueva preparación es

Miguel de Cervantes en 1613 con

la

más de una el

centuria á la

ita-

que rompió triunfalmente

publicación de sus Novelas Ejemplares^ que sir-

vieron de pauta á todas las innumerables que se escribieron en

el siglo xvii.

Entendida

como debe entenderse, es de rigurosa exactitud esta afirmación del príncipe de nuestros «Yo soy el primero que he novelado en lengua castellana; que las muchas

ingenios: »

novelas que en ella andan impresas todas son traducidas de lenguas estrangeras, y no imitadas ni hurtadas; mi ingenio las engendró y las parió

»

estas son raias propias,

»

mi pluma, y van creciendo en

los brazos de la

estampan

Estas lenguas extranjeras se reduceU;, puede decirse, al italiano. Pero no se crea

que todos,

ni siquiera la

parte de los novellicri^ fuesen traducidos íntegros ó en

mayor

parte á nuestra lengua. Sólo alcanzaron esta honra Pjoccaccio, Bandello, Giraldi Cinthio,

Straparola y algún otro de

menos cuenta. Por

el

número de

estas versiones,

que ade-

más fueron poco reimpresas, no puede juzgarse del grado de la influencia italiana. Era tan familiar á los españoles, que la mayor parte de los aficionados á la lectura amena gozaba de estos libros en su lengua original, desdeñando con razón

las traducciones,

que

y adocenadas como las que ahora se hacen de novelas franlado de estos intérpretes, que á veces ocultaban modestamente su nom-

solían ser tan incorrectas cesas. "

Pero

al

bre, había imitadores

y refundidores, como

los valencianos

Timoneda y Mey y

el

por-

tugués Trancoso, que. tomando por base las colecciones toscanas, manejaban más libreORÍOENES DE LA

NOVELA— 11. —

orígenes de la novela

II

mente

los

argumentos y aun solían interpolarlos con anécdotas españolas y rasgos de Abundan éstos, sobre todo, en las colecciones de cuentos brevísimois

nuestro folk-lore.

j de forma

casi esquemática, tales

como

Sobremesa^ del mismo Timoneda;

el

resta Española^ de Melchor de Santa Cruz, y los apotegmas

y dichos agudos

la

Flo-

ó chistosos

que recopilaron Luis de Pinedo, D. Juan de Arguijo y otros ingenios, con quienes ya las obras misceláneas que ofrecen

iremos trabando conocimiento. Son varias también ocasionalmente materiales para

el

estudio de este género embrionario, que por su en-

manera

lace con la novelística popular despierta en gran

muy

Este aspecto cribimos de

la

curiosidad de los doctos.

interesante tenemos que relegarle á segundo término, porque no es-

novela como folkloristas^ sino como

erudición suficiente para comparar entre blos.

la

Ateniéndonos, pues, á



los textos escritos,

é interesantes

que

el

las

caudal de

de los diversos pue-

daremos razón ante todo de

xv y

ciones de novelas italianas hechas en España durante los siglos

Ningunas más antiguas

poseemos

literatos, ni

las narraciones orales

las traduc-

xvi.

de Boccaccio, aunque por ventura

el

Decameron fue menos leído y citado que ninguna otra de sus obras latinas y vulgares; menos seguramente que la Calda de Pi-íncipes^ traducida en parte por el canciller Ayala antes de 1407 y completada en 1422 por D. Alonso de Cartagena; menos que la Fiammetta y el Co?'baccio^ cuya profunda influencia en nuestra novela, ya sentimental, ya satíi'ica, hemos procurado determinar en capítulos anteriores; menos que el libro De claris muUeribiis^ imitado por D. Alvaro de Luna y por tantos otros; menos que sus repertorios de mitología y geografía antigua (De Genealogiis Deorum^ De montibus^ silvis^ lacubus, fluniinibus^ stagnis et paludibus et de nominibus 7naris). De todas estas

otras obras de Boccaccio existen traducciones castellanas ó catalanas en varios

y

códices y ediciones, y su difusión está atestiguada además por ellas

hacen nuestros autores del

las de los clásicos antiguos, ó

Bernat Metge en su Sompni

siglo xv, citándolas

aprovechándolas

con

mismo encarecimiento que sin citarlas, como hizo

(•).

rias deshonestas, tuvo que ser leído

ninguno

más en

secreto

{-)

y que contiene tantas

histo-

y alegado con menos frecuencia.

No

de los cuentos hasta la mitad del siglo xvi, pero

todos ellos habían sido trasladados al catalán y

(•)

uso constante que de

muy gentilmente

El Decamei'on^ libro reprobado por su propio autor se encuentra imitación de

el

el

al castellano

en

la

centuria anterior.

Con erudición verdaderamente admirable, no sólo por lo extensa, sino por lo minuciosa y más r.iras que su erudición, discurre sobre todos

segura, y con agudeza y sagacidad crítica todavía

estos puntos Arturo Farinelli en su reciente opúsculo Note sul Boccaccio in IspagnanelV Etii Media,

Braunscliweig, 190G (tirada aparte del Archivfür das studium der neuren Sprachen und Literaturen,

de L. Herrigs),

al

cual debe añadirse su estudio sobre

el

Corbaccio en

la

España medioeval, publi-

Miscelánea Mussafia. Oreo qi\e entre los hispanistas que hoy viven nadie ha avanzado tanto como Farinelli en el estudio comparativo de hia letras españolas con las extranjeras, especialmente con la italiana y la alemana. Sus monografías son un tesoro, todavía no bastante apreciado en

cado en

la

España, y la rica materia que contienen hubiera bastatlo á un escrit voluminosos libros.

r

menos docto y conciso para

escribir (')

Así resulta de su célebre carta á Mainardo Cavalcanti

,

mariscal del reino de

Sicilia,

descu-

y publicada por Tirabosclii {Stnria della letterahira italiana, i. V, pág. 844, ed. de Milán, 1823): «Pane quod inditas muliercs tuas domesticas meas legere pcrmiseris, )jnon laudo; quin imo quívso per fidem tuam, ne fcceris... Cave igitur iterum meo monitu precibusDque, ne feceris... Et si decori dominarum tuarum parcere non vis, parce saltem honori meo, si adeo

bierta en

la

biblioteca de Siena

INTRODUCCIÓN

„i

La primera novela de Boccaccio que penetró en España, en

refundición latina que había hecho

pero no en su forma ori-

Petrarca con

el título De obefue la última del Decameron^ es decir, la historia do la humilde y paciente Griselda, tan recomendable por su intención moral. Bornat Met"-e secretario del rey D. Martín de Aragón y uno de los más elegantes y pulidos prosistas

ginal, sino

la

dientia ac fide uxoria

(•),

catalanes, puso en lengua vulgar ^quel sabroso

obsequiar con

él

á

el

Madona

Isabel de

Guimerá

aunque algo inverosímil cneuto, para

(-).

No

se conoce

de esta versión, que en uno de los dos manuscritos que

la

exactamente

contienen lleva

fecha

la

de Historia de las bellas virñits, pero de seguro es anterior á 1403, en que el mismo autor compuso su célebre Sucño^ donde atestigua la gran popularidad que la novela de la marquesa de Saluzzo había adquirido ya, hasta el punto de entretener las veladas del invierno, mientras hilaban las mujeres en torno del fuego (^). el título

Un

arreglo ó traducción abreviada de la misma historia, tomada también del Pey no de Boccaccio, se encuentra en un libro castellano anónimo Castigos ii dotrinas que un sabio dava a sus hijas {''). Es breve esta versión y tan apacible y gra-

trarca,

»me

diligis, ut

lacrimas ín passionibus ineis effiíndas. Existimabunt enini le"-enles

Blenonem, incestuosura seiiem, impurum »aviduin relutorem. »8Ít, et

Non

me spur^-idum turpiloquum, iiialedicum, et alionnn scelerum excueationem nieam consui-gens dicat: iuvenis scrip-

lioiiiinem,

eniín ubique est qui in

majoris coactus imperio».

Hugo

Foseólo, en su precioso Discorso sul

Florencia, 1850), supone con probabilidad que

grafo de su libro, lo cual explica

la

testo del el

Decamerone (Prose Letterarie

mismo Boccaccio

t.

ed

III

de

llegó á destruir el orio-inal autó-

incorrección de las copias,

Es cosa digna de repararse que el Petrarca, con &er tan amigo de Boccaccio, no recibió de su parte el Decameron ni le vio más que por casualidad, ni elogió en él otra cosa que esta novela y la descripción de la peste: «Libruin tuum, quem nostro materno eloquio, ut opinor, olim iuvenis ediídidisti, nescio quidem unde vel qualiter ad me delatum vidi». Sin duda por haberse omitido la epístola proemial en algunas copias fue tenida la (>)

Griselda

entre

muchos humanistas por composición

original del Petrarca, pero no creo que incurriesen en tal error Bernat Metge, tan versado en las obras de Boccaccio, ni Cluiucer, que la imita en uno de los

Canterbunj Tales. Peni

la

verdad es que procedieron como

si

ignoraran

el

verdadero autor de

la

fábula.

Hizo

una elegantísima edición de este tratado D. Mariano Aguiló en su Bihludlieca (2) d' obresingulars del hon temps de nostra lengua materna estampades en letra lemosina (Barcelona librería de Verdaguer). La portada dice así: tes

Historia de Valter e de la pucient Griselda escrita en llati per Francesch Petrarchu: e arromanqada per Bernat Metge. Estampada en Barcelona per re' Evarist Villa.itres en V any M.DCCC.LxxxiiJ. Dos códices tuvo presentes el Sr. Aguiló: uno de la Biblioteca Universitaria de Barcelona, y otro, al parecer más antiguo, que él poseía, comprado en Cádiz al bibliófilo D. Joaquín Rubio. En este segundo códice, el título era Istoria de Valter é de Griselda, composta por Bernat

Metge, la qual

racita Petrarcha poheta laureat en les obres del qual io he singidar afeccio.

Hay

tres

romances modernos escritos sobre

el

texto de la novela de Metge: Historia de Griuna humil pastoreta e isqué lo mes singular

selda la qual lo marques Valter prengué per muller essent

exemple de la obediencia que tota dona casada den teñir a son marit (Barcelona, 1895). Lleva ciales A. B. T. (Antonio Bulliena y Tusell).

las ini-

(») «La pasciencia, fortitut e amor conjugal de Griselda, la istoria de la qual fon per mi de latí »en nostra lengua vulgar transportada, callare, car tant es notoria que ya la reciten per engañar les »nit8 en les vetles e com filen en ivern entorn del foch.» (*) Manuscrito de la Biblioteca Escurialense (a-IV-S), dado á luz por Hermán Knust en un tomo de la Sociedad de Bibliófilos Españoles, Dos obras didácticas y dos leyendas. Madrid 1878 Vid. pp. 260.265. '

orígenes de la novela

IV

que

ciosa de leugua,

me

parece bien ponerla aquí, para amenizar

la aridez

de estos

prolegómenos bibliográficos: «Léese en un libro de

las cosas viejas

que en una parte de

llama de los Saludos ovo un marqués sennor de aquella

se

muy

tuoso j

discreto, pero

no cura va de

y commo ya

se casar,

en una tierra que

Italia

muy

qual era

tierra, el

vir-

fuese en tal hcdat que

devia tomar muger, sus vasallos y cavalleros le suplicaron que se quisiese casar, porque

que heredase aquella

dól quedase fruto le plazía,

pero que

quería escoger la

61

Y

tierra.

tanto golo amonestaron que dixo que

muger que

avia de tomar, y que ellos le prome-

que

tiesen de ser contentos con ella, los quales dixeron

tiempo

él

tomó por su muger á una donzella

hija de

do buen gesto y onestas y virtuosas costumbres. fu6 á casa de su padre, al qual preguntó

commo

cavallero pobre, »

de mi

Faz

hija.

ser su

muger,

:->para

me

» lo

que,

que si

la

ellos

Y

rrespondió: «Sennor, veo que soy yndigna

la donzella si queria

voluntat de Dios es aquesta y mi ventura es

si la

que yo contenta soy de

mostrar posar por cosa que á

rrespondieron que

La

que mandares»

lo

.

El marqués

tal,

muy

pequenna

y

61

mas que de

pluguiese ni mandase,

dixo que así

le

lo faria.

Y

lu6go

todo

marqu6s en pre-

el

vasallos suyos dixo que él queria á aquella por muger,

les plazía.

Y

luego la fiestas

y

mandó

grandes.

commo

sirviesen

vestir y aderes(;ar

Y

á su muger.

commo

muy

bivieron después en uno

el

assy su vida el marqués y su muger, y teniendo una marqués quiso provar cá su muger hasta do podria

Y

muger que sus vasallos estavan muy desmanera no quedarían por sus sennores fijos de que por esto le conplia que no toviese más aquella hija, por-

y bondat.

dixo á su

diziendo que en ninguna

nuiger de tan baxo linaje,

que sus vasallos no qual

le

se le rrevelasen,

y que gelo hazia saber porque á

ella

pluguiese

respondió que pues era su sennor, que hiziese á su voluntad.

marqués dende á poco enbió un escudero suyo á su muger á demandarle la qual, aunque pensó (jue la avian de matar, pero por ser obediente no mostró

Y

qual rrogó que

tal

manera

sennor otra cosa

le

mandase.

toviesse

Y

el

commo

tristeza

hízolo assi.

jamas

dio á

marido.

marciués dixo á su

ál

u)i

conde dende, á

al

fieras, salvo si el

Bo-

hija á

la qual enbió rogar

á su hija, sin que persona lo supiese que lo era.

que

Y la

Y

la

después parió un hijo

muger

enbió á su hermana que

alguna ni de

comiesen bestias

muger commo quier que pensava que su hija era muerta, entender cosa ni le mostró su cara menos alegre que primero por no

hermana le

Y

commo

la

marqués embió luego secretamente á su

lonna á una su hermana que era casada con

y acostuubrase

no

el

hija, la

ninguna, y miróla un poco y santiguóla y besóla y dióla al mensajero del marqués,

enoja]' á su

Y

á novia.

Y hazieudo

hermosa,

llegar su obediencia

la criase

faz

dixo

le

qual sallió y se mostró tanto buena y discreta y de tanta virtud que

todos se maravillavan.

dolió; la

el

marques preguntó á

de ser plazentera, la qual

del,

Y

«Sennor eres de mí y

le

todos fuesen contentos con ella y la enrasen

pagados

61 se

el

.

en aquel dia hizo sus bodas y sus

hija

ovo de tomar

la

avia de casar, que parase mientes que jamas avia de contradizir lo que

61

alegremente.

tiempo que

luego

á tu voluntad»

sencia de todos los cavalleros

y que

Y

deude á poco

quería dar á su hija por muger.

so maravillase de aquello, le rrespondió:

casar contigo, pero

él quisiese, ni

ello avia

al

Y

les plazía.

vasallo suyo bien pobre, pero

qual con grant vergüeuva

te pluguiere,

con

Y

le

si

un

lo

muy

que primero por

lo criase.

Ni nunca por

Y

hermoso.

la hija,

y en

á cabo de dos anuos el

esto esta noble

curava sino de plazer hazer á su marido.

misma manera lo muger mostró tristeza

a(|uella

Y commo

quier que harto

.

INTRODUCCIÓN bastara esta cspirioncia para provar

algunos anuos, pensó de la provar

muger que

el

v

inarqués la bondat de su miiger, poro á cabo do

más y eubió

Y

por sus hijos.

dio á entender á la

quería casar con otra porque sus vasallos no querían que heredasen

ól se

muy

sus hijos aquel seunorio, lo qual por cierto era por el contrario, antes eran

con-

Y el tentos y alegres con su sennora, y se maravillavan qué se avian hecho marqués dixo á su muger que lo era tratado casamiento con una hija de un conde, y que le era forjado de so fazer, por ende que toviesse fuerte coraron para lo sofrir, y que se tornase á su casa con su doto, y diese logar á la otra que venia cerca por el los hijos.

camino ya, á

lo

qual olla rrespondio: «Mi sennor, yo siempre tove que entre tu gran-

»dezay mi humildat no avia ninguna proporción, ni jamas me sentí digna para tu sery tú me fezisto digna desta tu casa, aunque á Dios hago testigo que en mi vo-

» vicio,

Y

»luntad siempre quedé sierva.

que en tanta honrra contigo estove

dcste tiempo

sin

»mis meroscimientos do gracias á Dios y á ti. El tienpo por venir aparejada estoy con buena voluntad de pasar por lo que me viniese y tú mandares. Y tornarme he á la ;>

me

»casa de mi padre á ha/er mi vejez y muerte donde »

siempre seré honrrada biuda, pues fuy muger de

»

comigo mi dote, ya sabes, sennor, qne no traxe

tal

crié

varón.

A

ál sino la fe,

y hizo mi ninnez, poro lo que dizos que lleve

y desnuda

salli

de casa

»de mi padre y vestida de tus pannos los quales me plaze desnudar ante ti; pero pídete »por mercet siquiera, porque el vientre en que anduvieron tus hijos no paresca desnudo »

al

las

pueblo, la camisa sola

me

dexes

llevar;í

.

Y commo

quier que

lágrimas á los ojos mirando tanta bondat, pero bolvió

al

marqués

le

vinieron

yda su muger á

la cara. Y^

casa de su padre vistióse las rropas que avia dexado en su casa, las ([uales el padre

todavía guardó rrecolando lo

mismo que

veya. Las duennas todas de aquella cibdat de

grant compasión acompannavanla en su casa. los fijos del

commo y

Y''

allegasen cerca de la cibdat

marqués, embió por su muger y díxole: «Y^a sabes

commo

viene esta don-

un su hermano donzel pequenuo y asi» mismo el conde mi cunnado que los trae y otra mucha gente, y yo querría les fazor » mucha onrra, y porque tú sabes de mis costumbres y de mi voluntad, querría que tú '^liizieses aparejar las cosas que son menester, y aunque no estés así bien vestida, las »

celia

»

otras

con quien tengo de casar, y viene con

duennas estarán

La qual »

le

»

el

mandares»

Y luego

.

puso en obra

y con grant desseo de

que era nescesario.

lo

te

conplazer

Y commo

llegó el

donzel y con la donzella, luego la virtuosa duenna la saludó y dixo: «En

ora buena venga

mi sennora»

y tan alegre en

solícita

rrecíbimíento dellos y tú aderescarás las cosas uescossarías»

rrespondio: «Sennor, de buena voluntad

faré lo ([uo

conde cou

al

ella

lo

»

hermosa que

»

podrás ser contento con otra.

no

la

Y" el

marqués después que vído á su muger andar tan

que avía mandado,

»parosco de aquesta donzella?» ésta

.

Y

podrías hallar, y Y""

le

olla rrespondio: sí

dixo ante todas: «Duenna, ;.qué vos

«Por

con ésta no

cierto, sennor, te contentas,

yo creo que más

yo creo que jamás

espero en Dios que íarás vida pacífica con

ella,

mas

»rruégote que no des á ésta las tentaciones que á la otra, ca según su hodat pienso que »

no

podrá comportar»

las

.

Y

commo

esto

oyó

el

marqués, movido con grant piedad y

grande ofensa que avia hecho á su muger y commo ella lo avia conportado dixo: «O muy noble muger, conocida es á mí tu fé y obediencia, y no creo que considerando á

»so »

el

cielo

muger

la

ovo otra que tanta espcriencia de

sino á

ti,



mostrase.

Y''o

no tengo ni torné otra

y aquesta que pensavas que era mi esposa, tu hija

»savas que avias perdido, juntamente

lo

has fallado». Y"

commo

es,

y

ella esto

lo

que pen-

oyó con

el

ORÍGENES DE LA NOVELA

VI

graud gozo pareció

A

sallir

de seso y con lágrimas de grant plazer fué abracar á sus

liijos.

la qual

dias.

Y

luego fueron traydas sus rropas, j en gran plazer j alegría pasaron algunos después siempre bivieron contentos y bienaventurados. la grant fama y obe-

Y

diencia desta sennora oy en dia tura en aquellas tierras».

La

indicación del «libro de las cosas viejas» nos hace pensar que el Sabio

autor de los Castigos pudo valerse de alguna compilación en que

trarca

este texto, cualquiera

('),

y no de

la

de Boccaccio, puesto que conviene con la primera en todos los puntos

de detalle en que llano no hace

anónimo

cuento de Griselda

como prueba con toda evidencia miss Bourland en su magistral quo fuese, estaba tomado de la versión de Pe-

estaba extractado. Pero,

monografía

el

imitador latino altera

el

más que suprimir

los

el original.

nombres de

Por su

parte, el imitador caste-

los personajes, omitir ó abreviar con-

siderablemente algunos razonamientos y convertir al padre de Griselda, que en nal es un pobre labrador, en un caballero pobre.

el origi-

Es cosa digna de notarse que en las primitivas traducciones catalana y castellana Decameron^ que citaremos inmediatamente, la Griselda de Boccaccio está sustituida con la del Petrarca, que sin duda se estimaba más por estar en latín. Y del Petrarca proceden también por vía directa ó indirecta la Patraña 2.^, de Timoneda; la Comedia del

muy

ejemplar de la Marquesa de Saluzia, del representante Navarro

mismo Timoneda y

Suplemento de todas

al

las crónicas del

(-),

mundo

que sigue

(3),

y hasta

al

los

romances vulgares de Oriselda y Oualtero^ que andan en pliegos de cordel todavía {'*). Sólo puede dudarse en cuanto á la comedia de Lope de Vega El exempilo de casadas y prueba de la paciencia^ porque trató con mayor libertad este argumento, que según dice

mismo andaba figurado hasta en los naipes de Francia y Castilla. De este raro género de popularidad disfrutaron también otros cuentos ds Boccaccio. Fernando de la Torre, él

poeta del siglo xv, dice en una cierta invención suya sobre »

de ser la figura del cavallero

» til »

onbre en un cavallo e

la ystoria

le trae

el

de

Guysmonda como

las novelas

juego de le

los

naipes:

«Ha

envia su padre un gen-

cora9on de su enemigo Eriscardo (Guiscardo),

qual con ciertas yerbas toma en una copa de oro e muere»

Todas

el

de Boccaccio (excepto

la última,

el

(^).

que fue sustituida con

la

Histo-

C) Boccaccio and the Decameron in castilian and catalán literature. Thesis presented to thefaculty of Brijn Mawr College for the degree of doctor of phtlosojjhy hy Caroline Brown Bourland, 1905 (Tirada aparte de la Jievue Hispanique, t. XII). Tesis semejantes á ésta convendría que apareciesen de vez en cuando en las universidades españolas. La joven doctora norteamericana examina y describe con todo rigor bibliográfico los códices

y ediciones españolas dramaturgia de

del

ciones de cada cuento.

Para no repetir

Decameron y busca luego el rastro de Boccaccio en nuestra novelística y y xvii, analizando una por una, y en todos sus detalles, las imita-

los siglos xv, xvi

lo

que

Es un allí

trabajo de investigación

y de

crítica

digno de

está inmejorablemente dicho, abreviaré

mucho

las la

mayores alabanzas.

parte concerniente á

Boccaccio en estas páginas. ^^^

C)

Ha

sido reimpresa por miss Bourland en el

tomo IX de

la

Revue Hispanique, conforme

al

único ejemplar conocido de 1G03. (^»)

También ha reimpreso (ib.) la señorita Bourland este texto, tomado de la Suma de todas las mundo (Valencia, 1510), traducción hecha por Narcis Vínoles del Suplemenium Chroni-

crónicas del

corum, de Foresti.

Ns. 1273, 1274 y 1275 del liomancero de Duran. Nota comunicada á miss Bourland por D. Ramón Menéndez Pidal. La composición de Fcrnando de la Torre está en un códice de la Biblioteca de Palacio. (*)

{")

INTRODUCCIÓN

vii

ria de las bellas virtuts, de Beniat Metge) fueron traducidas al catalán en 1429 por

autor anónimo, ([ue residía en San Cugat del Valles, monje quizá de aquella cólebro casa benedictina. El precioso y solitario códice que nos ha conservado esta obra perteneció á D. Miguel Victoriano Amer y pertenece hoy á 1). Isidro Bonsoms y Sicart,

que lo guarda con tantas otras joyas literarias en su rica biblioteca de Barcelona ('). Pronto será del dominio público esta interesante versión, que está imprimiendo para la Biblioteca Hispánica el joven y docto catalanista D. J. Massó y Torrents. A su gene-

monumento de en la Edad Media,

rosidad literaria debo algunas páginas de esta obra, que es no sólo un lengua, sino una traducción verdaderamente literaria, cosa rarísima

en que

las versiones solían ser calcos groseros.

Contiene no sólo las novelas, sino todas

giornate y á cada una de las novelas en particular, y todos los epílogos. Omite la ballata de la jornada décima, y en general todos los versos; pero las introducciones á las

jornadas primera, quinta, sexta y octava las sustituye con poesías catalanas originales, que no carecen de mérito. Muy linda es, por ejemplo, ésta, con que termina en

la

las

jornada octava:

Pus que vuyt jorns stich, Senyora, Que no us mir, Ara es hora que me'n tolga

Lo

desir.

E quaüt en pas per la posada Eu dich, Amor, qui us ha lunyada Que no us mir? Ara es hora que me'n Lo desir. Una

(')

tolga

detallada é interesante descripción de este códice puede verse en el estudio de misB

Bourlaiid. Para mi objeto basta con la sij^uiente nota, que

me comunicaron

los señores

Bonsoms y

Massó y Torrents antes que «Es un manuscrito en papel que conserva su encuademación antigua, con señales de los clavos »y cierres; en un tejuelo de papel pegado se lee: Las Cien... manuscriptas catalán. La medida gene»ral de la página es de 295 X 216 milímetros. La foliación, que va de 1 á OOCxxiij, empieza en la la

j)!."

novela de

la 1."

erudita señora diese á luz su trabajo:

jornada, con las palabras Covinent cosa es 7nols cares dones. Contiene entero el

»Decameron, que termina en

el folio

COOxxxiij de esta manera:

y>E vosallres gradases dones ab la sua gracia romaniu en í>de

pau recordant

vos de mi

si

d'alguna cosa

aqüestes que haureu legides per ventura vos ajudau. :s>Fo

acabada

la present translacio

dimarts que comptaven

V dies

del mes d' Abril en l'any de la

Incarnacio del fill de deu M.CCCC.xxviiij, en la vila de Sant Cugat de Valles. j>Ac¿feneix la deena e derrera Jornada del libre appellat De (sic) Cameron, nominal lo Princep

y>fructijicant

y>Galeot, en altra

manera Lo

cento vovella.

proemio y la introducción, de manera que está completa de Boccaccio. De los folios preliminares, útiles, aparecen recortados la mayor parte y alte5 ff. de »rado su orden 8 ff. blancos (el último de loa cuales lleva alguna anotación ajena al texto) 9 ff. de proemi y introdúcelo. :>)Taula á 2 columnas 2 ff. de introducció 2 ff. blancos ))Los folios preliminares contienen el

»la obra

+

+

+

+

»Hay letra de dos manos distintas, como si los redactores se hubi(!sen partido el trabajo. La Dprimera es más hermosa, aunque no cuidada. Escribe á renglón seguido y caligrafía alguna inicial, y azul: comprende la introducción, el proemio y el texto hasta el la .5." jornada) La segunda mano escribe á dos columnas, y comprende resto del manuscrito incluso la suscripción anal; es más corrida y no tiene inicial ninguna.

))alternando las tintas roja »folio

OLxxxii (novela

ítodo

el

))Todo

el

8.»

de

.

manuscrito carece de epígrafes en tinta

»pondiente)).

roja,

habiéndose dejado en blanco

el

espacio corres-

ORÍGENES DE LA NOVELA

VIII

Yo dicli, Amor, qui us ha lunyada Lo falr- marit qui m' ha reptada Que no us mir? Ara es hora que me'n Lo desir.

tolga

E quant eu pas per la partida Eu dich, Amor, qui us ha trahida Que no us mir? Ara es hora que me^n tolga Lo desir. Yo dich. Amor, qui us ha trahida Lo fak; gelos qui m' ha ferida Que no us mir? Ara es hora que me'n tolga Lo desir. Todavía es más primorosa, aunque algo liviana,

No puch dormir ¿Que m' fare lassa

amich,

mon

canción

final

de la joi-nada sexta:

soleta no,

Si no mi spassa? Tant mi turmenta

Ay

la

1'

amor.

dolQ amich,

Somiat vos he esta nit, ¿Que m' fare lassa? Somiat vos he esta nit

Que us

tenia en

¿Que m' fare

Ay

amat,

mon

lit,

lassa?

mon

dolo amat,

Anit vos he somiat

¿Que m" fare lassa? Anit vos he somiat

Que us

tenia en

mon

braí;^,

¿Que m' fare lassa? Así, por coincidencia de sentimiento ó de sensación, se repiten, á través de los las (juejas

de

la

enamorada

Es verosímil que

Safo:

»

forradas en cuero colorado»

(').

Y

en

el inventario,

mucho más antiguo

(1440), de la

Benavente D. Rodrigo Alfonso Pimentel, publicado por Fr. Limencionan «unos cuadernos de las cien novelas en papel cebtí

biblioteca del conde de

ciniauo Sáez :>

menor».

No

so

(-),

se dice

expresamente

dernos, que parecería impropia de

frecuente en España durante después, hacen

muy

([ue estuviesen

un códice

el siglo

en castellano,

traído de Italia,

y

pei'O la

forma do cua-

la calidad del papi;! tan

xiv y principios del xv, y enteramente desusado (3). Quizá la cir-

verosímil que las novelas estuviesen en castellano

cunstancia de andar en cuadernos sueltos fue causa de que se hiciesen copias parciales

como la del Escorial, y que tanto en estas copias como en la edición completa del Decameron castellano de 1496 y en todas las restantes se colocasen las novelas por un orden enteramente caprichoso,

nada tiene que ver con

([ue

El manuscrito del Escorial, cuya

letra es

el del texto italiano.

de mediados del siglo xv, tiene

el

siguiente

encabezamiento: «Este libro es de las ciento novelas que conpuso »

poeta de Florencia,

qual libro, según en

el

prologo siguiente paresce,

él fizo

y enbió

nobles dueñas de Florencia y en general a todas las señoras y dueñas de qualquier nascion y Rcyno (|ue sea; pero en este presente libro non están más de

»en especial a »

el

Juan Bocacio de Cercaldo, un grant

las

»la cinquenta e nueve novelas»

En

realidad sólo contiene cincuenta, la mitad exacta; pero el prólogo general está

partido en diez capítulos. Desaparece la división en jornadas

puramente narrativo. No

pero seguramente no se detuvo

el

incluye la novela de Ser Ciappelleto, tales, ni

con que

es fácil adivinar el criterio

y

casi todo lo

que no es

la selección fue

hecha,

traductor por escrúpulos religiosos, puesto que la del

judío Abraham, la de Frate Cipolla

por razones de moralidad, puesto que admite

la

de Peronella,

la

y

otras

de Tofauo, la

y alguna otra que no es preciso mencionar más expresamente. Sólo el gusto personal del refuudidor, ó acaso la circunstancia de no disponer de un códice completo, sino de algunos cuadernos como los que tenía el conde de Benavente, pueden del ruiseñor

explicar esto, lo

mismo que

la rara disposición

Real Academia de

en que colocó

las historias.

La

traduc-

(')

Memorias de

(')

Demoslracioii histórica del verdadero valor de todas las monedas que corrían en Castilla

durante (')

el

la

reí/nado del señor don Enrique

CF. Mis3 Boiirland: «If

«papel cebli menor on ^vliich

it

tlie

was

la Historia,

t.

p.

460.

///(MadriJ, 1796, pp. 374-379).

manuscript of the library o£ Benavente waa written, woiild

show

»8panish, at Icast in part, during the fourteenth or at

(Pág. 24.)

IV,

in

Spariisli,

the

Decameron waa tianslated into the very drawn of the íifteenth century». that

tlie

orígenes de la novela

X ción es servilmente

y

literal,

á veces confusa é ininteligible por torpeza del intérprete ó

por haberse valido de un códice incorrecto j esti-opeado, Miss Bourland publicó la tabla de los capítulos, pero no só que ninguna de las novelas se haya impreso todavía. Por

mi

parte, atendiendo á la antigüedad,

no

al

mérito de la versión, pongo en nota la

de la quinta giornata^ de donde tomó Lope de Vega

halcón de Federico Capitulo

(')

el

9.''

argumento de su comedia El

(*).

Xlv de como Fadrique ama

qual non auiendo mas de un falcon a

la.

e

non

dona suya

es

amado

e

en cortesía despendiendo se consume el

lo dio.

Devedes pues saber que Copo de Burgesi Dominiqne

el

qual fue en

la

nuestra cibdat, por ven-

tura aun es, oiubre de grand reveren9Ía e abtoridad, e de los nuestros por costumbres e por virtud

mucho mas que sas

vegadas de

con mejor

e

mas orden

de dezir entre fijo

por nobleza de sangre caro e diño de eterna fama, e seyendo ya de años lleno espe-

las cosas

las otras

e

pagadas con sus vezinos

e

con otros ne deleytavade rrazonar,

la

qual cosa

el

con mayor memoria apostado de fablar que otro ombre sopo fazer. Era usado

sus bellas cosas que en Florenfia fue ya un

man9ebo llamado Fadrique

e

de JMi^er Felipo Albergin en obra de armas e en cortesía preciado sobre otro ombre donzel de

Toscana

e quel, asi

I\Iadona

Jovena

como á

los

mas de

los gentiles

ombres coutes9e, de una gentil dona llamada mas bellas donas e de las mas graciosas

se enamoró, en sus tiempos tenida de las

que en Florenfia fuesen e por quel amor della conquistar podie-e justava e facía de armas e fazia fiestas e dava lo suyo syn algund detenimiento, mas ella, non menos onesta de bella, de aquestas cosas por ella fechas nin de aquel se curava que lo fazia. Despendiendo pues Fadrique allende de asi como de ligero conteste las riquezas menquedado salvo un solo pequeño heredamiento de las

todo su poder mucho, en ninguna cosa conquietando,

guaron e

el

quedó pobre syn otra cosa

rrentas del qual

mundo

le

muy

serle

estreciíamente bevia, e allende de aquesto un solo falcon de los mejores del

avia quedado. Por que

deseava, a los campos allá donde

amando mas que nunca, no paresciendole mas 9Íbdadano el

syn alguna cosa rrequerir padescientemente

cacando

e

seyendo

asi

Fadrique

e

veniendo

al

ser

como

su pobre heredamiento era se fue a estar e aqui quando podia

estremo

el

la

pobreza comportava. Ora acaes^io que

marido de madona Jovena enfermó e veyendose á

la

muerte venir fizo testamento e seyendo muy rico en ella dexó su heredero a v:n su fijo ya grandezi11o e después de aquesto aviendo mucho amada a Madona Jovena a ella, sy conteseiese aquel fijo syn

Quedada pues biuda Madona fijo se fue a un condado en una su posesión asaz vezina aquel'a de Fadrique, por lo qual contes^ioque aqueste moyuelo a amistar con Fadrique e deleytarse con aves e con canes e aviendo muchas vegadas visto el falcon de Fadrique bolar, est[r]aña mente plaziendole, fuerte descava de averio, mas después non osava demandarlo veyendo a el ser tanto caro, e asi estando la cosa contesgio quel man9ebo enfermó, de que la dolorosa madre mucho temerosa como aquella que mas no tenia e lo amava quanto mas se podia fijo amar, (e) todo el dia estandole en derredor non queda va de conortarlo espesas vegadas e le preguntava si alguna cosa era la qual desease, rogándole mucho que gelo dixiese que por fierto sy posible fuese trabajaría de averio. El moyuelo oydas muchas vegadas aquestas profiertas dixo: madre mia, sy vos fazedes que yo aya el falcon de Fadrique, yo me creo prestamente guarir; la dona 03'endo aquesto algund tanto estovo e comenco a pensar aquello que fazer devia: ella sabia que Fadrique luenga mente la avia amado e que jamas un solo mirar della non avia ávido, porque dezia como enbiaré yo o yre a demandarle aqueste falcon que por lo que yo oygo es el mejor falcon que ombres viesen e allende desto le mantiene en el mundo? E como yre yo nin seré en desconortar un ombre gentil como este al qual ningund otro deleyte le es quedado e que aqueste le quiera tomar? E asi fecho pensamiento ocupada, aunque ella fuese §ierta de averio sy lo demandase, syn saber que avia de dezir non respondió al fijo, mas ultima mente tanto la ven9Ío el amor del fijo que ella consigo dispuso de con9ertarlo como quiera que acaes9iese de non enbiar, mas ir ella mesnia por el e traerlo, e respondióle: fijo mió conortate e piensa de guaresrer e aver fiier9a, que yo te prometo que la primera cosa que yo fare de mañana sera yr por el asy que te lo traeré. El moyuelo de aquesto alegre el dia rnesino mostró alguna mejoría; la dona de mañana seguiente tomada una muger en conpañía por manera de deporte se fue a la pequeña casa de Fadrique e fizólo llamar, e el por que legitimo heredero muriese, su heredera sola estable^'o, e muriese

Jovena, como usanca es de

las

nuestras donas,

el

(sic).

año adelante con aqueste su

INTRODUCCIÓN Sabido es que

imprenta madrugó mucho en

la

tura del Decarneron.

A

de Yeuecia, 1471;

la

la

una edición

que

Italia

para difundir

se estima

como

la

no

ejemplares de ellas en

la

la peligrosa lec-

primera, sucedieron

de Mantua, 1472, y luego otras trece por

del siglo XV, rarísimas todas, clios

sin año,

xi

menos dentro

lo

sólo á título de incunables, sino por haber ardido

grande hoguera que

el

y de su compañero

predicaciones de Fr. Jerónimo Savonarola

mu-

pueblo florentino, excitado por las Fr.

Domingo da

Pésela,

cr;i ydo aqiiel dia a ca^ar e era en nn sii huerto e fazia sus fiertas lavores apaoyendo que Madona Jovena lo llaniava a la puerta, maravillándose fuerte alegre corrió aiiii, la qual veyendolo venir, con una feminil plazenteria fuele delante aviendola \íx Fadrique reverente mente saludado, dixo: bien este Fadrique (faltan algunas palabras entre el fin de un folio y comienzo de otro) e mas que non te fuere menester, e el satisfazimiento es tal que yo entiendo con

non era tiempo non

rejar, el qiial

esta

mi conpañia en uno amigable mente contigo comer esta mañana.

me

respondió: señora, ningiind don jamas

sy

3-0

alguna cosa

vah',

vuestra liberal venida

der quanto en

lo

A

la

qual Fadrique omil mente

rrecuerdo avcr resfibido de vos salvo tanto de bien que

por

el

vuestro amor e valor que valido vos he ha seydo e por

me

es

mucho mas

pasado he ya espendido, avnque a pobre huésped seades venida.

mente dentro en casa

la rre99Íbio e

en un su huerto

la llevó, e allí,

(.'ierto

mi dado

cara que non seria sy comien90 fuese a

E

asi

non aviendo quien

esta

a espen-

dicho alegre

le

fazer tener

conpañia, dixo: señora, pues que aqui non es otrie, aquesta mujer deste labrador vos terrna conpañia en tanto

que yo va3'a a facer poner

tanto vista quanto nescesario

le fazia,

mesa,

la

ca

el

E

el

aunque

la su

pobreza fuese estrema non se era

avia fuera de orden despendido sus rriquezas,

mañana fallando ninguna cosa de que podiese

a la

dueña onrrar por amor de

la

ombres onrrados avia fecho fuera de razón, congoxos entre sy meemo maldiziendo

ombre fuera de sy fuese agora acá agora la ora

tarde e

el

deseo grande de

dor rrequerir, vido

al

mucho

allá corriendo, nin dineros nin

onrrar

su buen falcon en

la

la

el

la

fortuna,

como

prenda fallándose e seyendo

gentil dona e non queriendo a otro

su sala sobre

mas aquesta

qual el a intinitoa

mas

al

su labra-

alcándara porque non aviendo otra cosa

a que acorrerse tomólo e fallándolo grueso pensó aquel ser digna vianda de tal dueña e por tanto syu

mas pensar

cabefa e auna su mo^a presta mente

lo fizo pelar e poner en un asador asaz dilimesa con unos manteles muy blancos de los quales algunos avia, con alegre cara torrno a la dueña en su huerto e el comer que fazer se podia dexolo aparejado. Entanto la dueña con su compañera levantándose fue á la mesa e syn saber que se comia en uno con Fadrique, el qual con muy grand fee la conbidara, comieron el buen falcon e levantados de la mesa ella algund tanto con plazibles nazones conel estava e paresfiendole a la dueña tiempo de dezir aquello por que era allí venida, asy benina mente con Fadrique comento a fablar: Fadrique, recordándote tu de la pretérita vida [e] de la mi oncstidad la qual por ventura tu as rreputado a dureza e crueldad yo non dubdo ninguna cosa que tu te devas maravillar de la mi presup(ri)9Íon sentiendo aquello por que prin9¡pal mente aqui venida so; mas si fijos ovieses ávido por los quales podieses conosfer de quanta fuerza sea el amor que a ellos se ha, pares9eme ser fierta que en parte me averias por escusada; mas como tu non los tengas, yo que uno he, non puedo por ende las leyes comunes de las madres fuyr, las quales fuerzas seguir conveniendome, convieneme allende del plazo tuyo e allende de toda razón, quererte demandar un don el qual yo se que grave mente as caro e es razón ca ninguno otro deleyte nin ninguna consolación dexada ha a ti la tu estraña fortuna, e aqueste don es el falcon tuyo del qual el niño mió es tanto pagado que sy yo non gelo lievo temo que lo agravie tanto en la enfermedat que tiene que después le sigua cosa por la qual lo pierda. E por esto yo te rruego non tiróle la

gente mente.

por

el

E

amor que

puesta

tu

me

la

as al qual tu de

ninguna cosa eras tenido mas por la alta nobleza la cual te deva plazer de dármelo por que yo

en usar cortesya eres mayor que ninguno otro mostrando que por este don pueda dezir de aver resfebido en vida mi

demandava

fijo e

por ende averíelo he sienpre obligado,

que servir non le podia por que a comer gelo avia dado, comenfo en presencia a llorar ante que alguna palabra respondiese. La dueña veyendo el grand llanto quel fazia, pensó que del dolor de ver de sy partirle el buen falcon veniese mas que de otras cosas quasy fue por dezir que non lo quería; mas después del llanto rrespondiendo Fadrique dixo asy: señora, después que a Dios plogo que en vos posiese mi amor en asaz me ha Fadrique oyendo aquello que

reputado

la

la

dcua

le

e sentiendo

fortuna contraria e some della dolido, mas todas son seydas ligeras en respeto de aque-

ORÍGENES DE LA NOVELA

XII

euceudió en

la plaza el

último día de Carnaval de 1497, arrojando á ella todo género

de pinturas y libros deshonestos.

Por extraño que parezca, ninguna de de texto á

sirvió

hasta mediar

el siglo

Valladolid, 1550)

que

estas primitivas ediciones de las Cien

(').

texto de la edición sevillana está

el

Novelas

1496 y reimpresa cuatro veces xvi (Toledo, 1524; ValladolLd, 1539; Medina del Campo, 1543; Miss Bourland prueba, mediante una escrupulosa confrontación,

española, publicada en Sevilla en

la

muy

estrechamente emparentado en

En muchos

códice del Escorial para las cincuenta novelas que éste contiene.

literalmente idénticos; convienen en la sustitución de algunos del original italiano; tienen en algunos pasajes los

mismos

del

el

casos son

nombres propios á

otros

errores do traducción, los

mismos cambios y adiciones. Coinciden también en dividir la introducción en capítulos, aunque no exactamente los mismos. Finalmente, so asemejan en la inaudita confusión que ella me faze al presente por que con ella jamas paz aver non dcvo pensando que vos aqui a mi pobre casa venida seades donde en tanto que rico fue venir desdcñastes, e de mi un pequeño don queredes e ella rae aya asi feclio quedar que vos lo non puedo dar, e porque esto ser non puede lio

la

vos diré breve mente: como yo oy vy que vuestra merced comigo comer queria, aviendo rreguardado a vuestra ex^elen^ia e a vuestro

valor reputé digna e conuenible cosa que con mas cara vianda mi posibilidad yo vos deviese onrrar que con aquello quii general mente por las otras presonas non se usa, por que rrecordandome del falcon que me demandados e de la su bondad ser digno manjar de vos lo reputé e desta manera a el asado avedes comido el qual yo por bien em-

segund

la

,

pleado rreputé, mas veyendo agora que en otra manera servir fizo

non vos puedo que jamas paz non puedo dar.

en testimonio laucar delante,

la

la esperan(,-a

de aver

después

deseavades

lo

me

es asy

grande duelo pues

esto dicho las plumas e los pies e el pico le

qual cosa veyendo

comer a dona tan excelente falcon non avia podido nin podia contrastar a

de

E

la

dona

e oj-endo

primero

lo

retraxo por dar

grande nobleza de su coraron la qual la pobrezo (e) niucho entre sy mesrna lo loo. Después de quedada fuera

e

falcon por

la

fijo (e) entrada en pensamiento e rregra9Íando buena voluntad, toda malenconia en sy se partió e torrnó al fijo, el qual por la malenconia quel falcon aver non podia e por la enfermedad que mucho aquesto le deviese aver traydo non pasaron muchos días que con grand dolor de la madre de aquesta vida pasó, la qual después que llena de lagrimas e de amargura rrefrigerada algund tanto, e seyendo muy rica quedada e aun(a) moca, muchas vegada[s] fue de los hermanos costrefiida a torrnar a casar. La qual aun que querido non lo oviese mas ve^endose aquexada e rrecordandose del valor de Fadrique

mucho

e

de

la

el

la

salud del

a Fadrique el honor fecho e la su

su manifieen^ia ultima, esto es de aver

muerto un

asi

maravilloso falcon por onrrar a

a los hermanos: pues que asy vos plaze que yo case aunque toda via de

ploguiese syn maridar

me

estarla,

mas sy

a vosotros

mas

como

ella,

voluntad

si

dixo

vos

tome por 9¡erto yo jamas hermanos faziendo burla dixie-

plaze que yo marido

non tomaré ninguno sy non he a Fadrique de Harbegin. De ron: hermana, qué es esto que tu dizes,

muy buena

lo

qual los

quieres tu aquel (jue non ha cosa de! inundo?

A

los

qualcs

mas yo quiero antes ombre que aya menester riquezas que rriquezas que ayan menester ombre. Los hermanos oyendo el coraron e voluntad della e conoscicndo que Fadrique era ombre de mucho bien aunque pobre, a?i como ella queria a el con todas sus rriquezas la dieron. El qual asy fecho la dona a quien tanto el amava por muger ávida e allende de aquesto verse muy rico en alegría con ella mejor e mas sabio termino ella rrespondio:

tovo

e los

liermanos míos, yo se bien que asi es

como vos

ocros dezides,

años suyos acabo.

(Debo a mi querido amigo D. Ramón Menéndez Pidal la copia de esta novela ) velas de Jua Docacio (portada en grandes letras monacales). (') Las C no (Al fin): Afjui se acaban las Ciento novellas de Mirerjuan hocac'io, poeta eloquete. Iinpreessas en muy noble y muy leal c'ibdad de Seuilla: i)or Meynardo ungut aleinuno y Stanislao polono copañeros. \\

la

Ea la

el

año de uro. señor Mili quatrocictos noventa y seys: a ocho días del mes de noviembre, (N.° 54 de XV de Haebler.)

Bibliografía ibérica del siglo 2.» ed.

Las C

novelas de micer

Juan Vocacio Florentino poeta

eloquente.

En

las quales se hallara nota-

xm

INTRODUCCIÓN y barullo en que presentan suprimir la mayor parte de

los cuentos,

perdida del todo lu división en jornadas, y en

los prólogos

y epílogos que las separan, y por de contado, dócima jornada, que está en el impreso,

todos los versos, á excepción de la ballata de la

pero no en el manuscrito

(').

mismo estilo, no de finos, sino de seguro por el mismo traductor, üe todo esto se ([uc el Dccamcron de Sevilla, cuyo texto es un poco

Las otras cincuenta novelas están traducidas en de principios del siglo xv, y casi

el

con mucha verosimilitud menos incorrecto que el del manuscrito escurialense, ya porque el editor lo cotejase y enmendase con el italiano, lo cual no puedo creer, yñ porcino se valiese de un códice mejor, representa aquella vieja traducción en cuadernos^ los cuales, trastrocados y

infiere

uno en otro poseedor ó en que hasta los nombres de

revueltos de actual,

copista, llegaron á la extravagante los narradores

casos, y se altera el texto para justificar el

hhs exemplos y muy elegante

mezcolanza

aparecen cambiados en muchos

nuevo enlace do

las liistorias.

Pero

es

impo-

Agora nuevamente ympressas corregidas y emendadas de muchos

estilo.

vocablos y palabras viciosas.

(Al

fin):

Aqui

Fueron impressas en la Imperial cibdad de Tolledo, costa de Cosme damian. Acabóse a vüj del mes de nascimiento de nuestro Salvador y Redemptor Jesu Christo de mili y quinientos y

se

acaban

las cient noveUas...

por Juan de Villaquiran impresor de Noviembre: Año del

A

libros.

XX.iiij. 3." ed.

Las

cient novellas...

Fueron impressas en

(Colofón)... iro días del

mes de Marro.

Año

muy

la

noble y leal villa de ralladolid. Acabóse a veynte y qua-

de nuestro Salvador y redemptor Jesu Christo de Mili y Quinientos

y trcynta y nueve años, 4." ed.

Las

cient novellas...

Fueron impressas en

(Colofón)...

Jua

Castro impresor: a costa de

M. y D. XL, iij Además de Las

muy

noble villa de

Median

A

(sic) del

Campo: por Pedro de

orne días del mes de agosto de

años. los

ejemplares citados en

el texto, existe

uno en

la

Biblioteca Imperial de Viena.

cient novellas...

(Colofón)...

imprrssas en la costa de

la

de espinosa mercader de libros.

Juan

Aqui

muy

se

acaban

las cient nouellas de

Micer Juan bocado poeta eloquentc. Fueron

noble villa de Valladolid: en casa de

espinosa. Acabossc a quinze dias del

Juan de Villaquiran impresor de

libros:

mes de Deziembre. Año de mil y quinientos y

a

cin-

queiiía años.

Como Tofano

(4."

muestra del de

la

estilo

jornada

7.",

de esta traducción puede verse

numerada 72 por

el traductor)

la

novela del Fermoso escarnio de

que ha reimpreso

el Sr. Farinelli

(Note

pp. 100-107) conforme al texto de la edición de Burgos. El códice escurialense termina precisamente con esta novela: «De como rnadona Guita, muger de Cofnno, pensando que oviese embriagado a sn ))marido fue a casa de su amante e alia fasta la media noche estovo, e de como Cofano cerro la puerta )>por

de dentro, e como torno su

O

muger que non

Ed. de Medina del Campo,

fol.

OLXXIV

la

quiso abrir. Et de

1'

arte

que

ella fizo».

vuelto:

amor, y vete al mi señor las penas que sostengo su causa á muerte vengo Galhindo mi querer por gran temor... Parte

te,

Y cuenta le Y como por

(Está en la Novela XCV «de como una donzella se enamoro en Palermo del rey don Pedro de Aragón, y como cayo en grande enfermedad por aquella causa y como después el rey la galardono

muy

bien».)

orígenes de la novela

XIV sible

que

una

corruptela, que

que tenemos es un rifacimento^

la primitiva versión estuviese dispuesta así; lo

tampoco puedo atribuir

hubiera sido restablecer

el

al

editor de 1496, porque

orden italiano de las historias

más

fácil le

que armar tan extraño embo-

que tenía, y este manuscrito era un centón de algún lector antiguo que, perdido en el laberinto de sus cuadernos, los zurció y remendó como pudo, sin tener presente el original, que le hubiese salvado de

lismo. Se limitó, sin dada, á reproducir el manuscrito

tal extravío.

Dos cosas más hay que notar en

minuciosa cuenta miss Bourland. Contiene todas

más

las

licenciosas;

muchas de que da Decameron^ incluso

esta versión, aparte de otras

novelas del

las

únicamente suprime^ sin que pueda atinarse

la causa, la

novela

b!"

(Calandrino)^

y la sustituye con otra novela de origen desconocido, aunque probablemente italiano. La Griselda, como ya indicamos, no está traducida de de la jornada

9.''

Boccaccio, sino de la paráfrasis latina del Petrarca.

A

pesar de sus cinco ediciones,

el

Decameron

castellano es

uno de

los libros

más

peregrinos de cualquier literatura. Nuestra Biblioteca Nacional no posee, y eso por

más que

reciente entrada de la librería de D. Pascual Gayangos, la

penúltima edición,

la

de Medina del Campo, j es también la única que se conserva en

En

París sólo tienen la

última de 1550.

Mucho más afortunada la

el

Museo

Británico.

Biblioteca Nacional de

Bruselas, posee, no sólo el único ejemplar conocido de la edición incunable, sino también la

primera de Yalladolid. El precioso volumen de Toledo no existe más que en la Biblio-

teca Magliabecchiana de Florencia. "Vino á cortar el vuelo á estas ediciones la prohibición fulminada por el Concilio de

Trente contra las Cien Novelas^ consignada en

el

índice de Paulo

y trasladada por nuestro inquisidor general Yaldés cuenta ediciones iban publicadas hasta entonces en

al

lY (Enero de

1559),

suyo del mismo año. Más de cin-

Italia.

fue transitoria, puesto que San Pío Y, á ruegos del Gran

Sabido es que la prohibición

Duque Cosme de

Mediéis, per-

mitió á los académicos florentinos (llamados después de la Crusca) que corrigiesen el

Decayneron de modo que pudiese correr sin escándalo en manos de lengua toscana. Esta edición corregida no apareció hasta

cado de Gregorio XIII; refundición bien extraña, por

el

cierto,

los

amantes de

año 1573, bajo

la

el pontifi-

en que quedaron intactas

novelas indecentísimas sólo con cambiar las abadesas y monjas en matronas y doncellas, los frailes

para

ello

da de

los

en nigromantes y los clérigos en soldados. Kespetamos los altos motivos que

hubo y nos hacemos cargo de

la diferencia de los tiempos.

Esta edición, llama-

Deputati^ fue considerada desde luego como texto de lengua, y á ella se ajus-

tan todas las de aquel siglo y los dos siguientes, salvo alguna impresa en Holanda y las que con falso pie de imprenta se estamparon en varias ciudades de Italia en el siglo XVIII.

La

Inquisición Española, por su parte, autorizó

uso de esta edición en

el

el

índice

de Quiroga (1583), donde sólo se prohiben las Cien Novelas siendo de las impresas antes del Concilio: «Boecacii Decades sive

»rint ex purgatis ces posteriores (*)

Vid.

la

(*).

et

A

Decameron

aiit novelice

cenium^ nisi fue-

impressis ab auno 1572» fórmula que se repite en todos los índi^

la traducción castellana,

como completa que

era, le alcanzaba

de

colección de Reusch Die índices Librorum Prohihitorum des [sechssehnten Jahrhun-

derts (tora, 176 de la Sociedad Literaria de Stuttgart), p. 394.

libros latinos. Entre los que se prohiben en

romance están

las

El

Decameron está puesto entre

novelas de Juan Boccaccio

los

(p. 437).

INTRODUCCIÓN lleno

prohibición, y nadie pensó en expurgarla, ni hacía

líi

camcron italiano corría con echaba

muy

profusión

tal

mucha

(')

más que

xvii

al siglo

al xvi.

Antes de

la

cuento de la piedra en

como

pozo, tal

el

Talavera, proceda de la novela de Tofano tener por fuente

común

nión de Landau

('*),

cés

más

como todos

á Pedro Alfonso

que

romance

el

los carolingios,

se lee en el

es seguro

que

jornada VII); una y otra pueden Todavía es más incierto, á pesar de la opi-

(é.'*

(^).

No

Corvacho del Arcipreste de

de

la

Comle Birlos^ que debe de ser de origen fran-

del

tenga con

tema general de

relación que el

(-).

mitad de esta centu-

apenas se encuentra imitación formal de ninguna de las novelas.

ria

De-

el

de Boccaccio como cuentista y como mina de asuntos

la influencia

dramáticos corresponde

porque

falta,

y era tan fácilmente entendido, (|U0 no se

do menos aquella vieja traslación tan ruda y destartalada

Precisamente

el

xv

la

novela do Messer Torello (giorn. X, n.

la vuelta del esposo, á

9)

quien se suponía perdido ó

muerto, y que llega á tiempo para impedir las segundas bodas de su mujer. El romance carece enteramente de la parte mágica que hay en la novela de Boccaccio y no hay

nada que recuerde

la

intervención de Saladino.

En una

versión juglaresca

y muy tardía

romance de El Conde Claros añadió el refundidor Antonio de Pansac una catástrofe trágica (el corazón del amante presentado en un plato), tomada, según creo, del del

Dccamero7i, ya en

novela de Ghismonda y Guiscardo (giorn. IV,

la

Cruiglielmo Rossiglione (Guillem de Cabestanh), que

Escasas son también lo

es la 9.*

de

la

ya en

la

de

misma jornada

(•').

1),

reminiscencias en los libros de caballerías, salvo en Tiran!:

las

Blanch., que tanto difiere de los demás, no sólo por la lengua, sino por el espíritu.

Además de

varias frases

novela entera (giorn.

y sentencias

II, n. 4), la

del

un

perdido todos sus haberes en

cajita llena de piedras preciosas.

literalmente traducidas, Martorell reproduce

Hay

(*)

En

aun en

inie.slras bibliotecas,

la

de

las

las

como

tabla de salvamento

una

otras evidentes imitaciones de pormenor,

que

naufragio, encuentra

recoge con admirable diligencia Arturo Farinelli,

Decameron. En

una

mercader Landolfo Kuffolo, que después de haber

el

primero que se ha fijado en

menos conocidas, suelen encontrarse

ellas

{^).

raros ejemplares del

Escuelas Pías de San Fernando (Madrid) recuerdo haber visto, liace años,

más apreciadas y de las que han alcanzado premás exorbitantes en las ventas. (') El Decameron fue mirado siempre con indulgencia aun por los varones más graves de nuestro siglo XVI. En un curioso dictamen que redactó como secretario del Santo Oficio sobre prohibición de libros, decía el gran historiador Jerónimo de Zurita: «En las novelas de Juan Bocatio hay

la

auténtica de Florencia de 1527, que es una de las

cios

«algunas

muy

deshonestas, y por esto será bien que se vede

la

Bfuese espurgándolas, porque las más dellas son ingeniosissimas y vos, Bibliotecas y Museos, 1903, t. VII, pp. 220 y ss.) (^) Sobre las imitaciones

Stcrico della letteratura italiana,

XLIV,

Decameron

y ss.) Dekameron, von Dr. Marcus Landau

(*)

Die Quellen des

mi Tratado de

(*)

Vid. Tratado de

los

t.

romances

los

muy

romance sino

eloquevtes. (Revista de Archi-

que Boccaccio hizo de Pedro Alfonso debe consultarse un ermlito y

reciente tral)ajo de Letterio di Francia, Alcune novelle del

Cf.

translación dellas en

viejos,

romances

iUusírate nellefonti. (Giornale

p. 2.S

t.

viejos,

II, pp. t.

(2.* ed.); gtuttgart, 1884, p. 203.

425-42G.

II, p.

404. Corríjase

la étT&ta

giornata terza en vez de

quarta, (^) El

mismo

99} ha sorprendido en

la otra novela catalana del siglo xv Curial y novela de Ghismonda y Guiscardo: «Recordats vos, senyora, de »les paraules que dix Guismunda de Tancredi a son pare sobre lo fet de Guiscart, e de la descripcio

Farinelli

(p.

Guelfa una cita mu}' detallada de

la

)»de noblesa?...»

En

la

Comedia de

la Gloria de

amor

del

comendador Rocabcrti, en

el

Inferno dos namorados del

ORÍGENES DE LA NOVELA

XVI

Otro libro de caballerías, excepcional también en algunas cosas,

una imitación de

terra, de Francisco Moraes, contiene

la

Palmerín de Ingla-

el

novela de Ghismonda: «Tomó

corazón de Artibel palabras de mucho dolor, y »diziendo muchas lástimas, la hinchió de lágrimas» (').

í>

la

copa en las manos, y diziendo

El ejemplo más singular de

al

la influencia

de Boccaccio en España es

la

adaptación

completa de una novela, localizándose en ciudad determinada, enlazándose con apellidos históricos, complicándose con

como

el

hallazgo de unos restos

humanos

ó

imponiéndose

creencia popular, viva todavía en la mente de los españoles. Tal es

el

caso de la

leyenda aragonesa de los Amantes de Teruel, cuya derivación de la novela de Girolamo (giorn. lY, 8) es incuestionable

y Salvestra

que valga en contra segunda mitad del

la tradición local,

siglo xvi, tradición

de

la

y

está

hoy plenamente demostrada

que no

que ya en

1

(2),

sin

se encuentra vestigio antes de la

619 impugnaba

el

cronista Blasco de

Lanuza {^) y que intentó reforzar con documentos apócrifos el escribano poeta Juan Yagüe de Salas. El «papel de letra muy antigua» que él certifica haber copiado y lleva por título Historia de los amores de Diego Juan Martines: de Marcilla é Isabel de Segura^ ario 1217, es ficción suya, poniendo en prosa, que ni siquiera tiene barniz de

mismo que antes había contado en su fastidiosísimo No por eso negamos la existencia de los Amantes, ni

antigua excepto al principio, lo

poema publicado en 1616

('*),

siquiera es metafísicamente imposible que la realidad haya coincidido con la poesía,

algún fundamento más serio que los que Antillón deshizo con crítica

"^ero sería preciso

aun

inexorable,

sin conocer la fuente literaria de la leyenda.

portugués Duarte de Brito, y en otras composiciones análogas, figuran Gliisnionda y Giiiacardo entre enamoradas de trágica nombradla.

las parejas

A

la

celebridad de esta novela contribuyó

mucho

la

traducción latina de Leonardo Bruni de

Arezzo (Leonardo Aretino), cuyos escritos eran tan familiares á nuestros humanistas. (') Para esta imitación vid. el libro de miss Bouriand, pp. 95-97. (^)

Véase orincipalmente

leyenda de Los

el

artículo de D.

Emilio Colarelo Sobre

el

origen y desarrollo de la

Amantes de Teruel (Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos,

pp. 343-377). Miss Bouriand,

cuya

tesis se

n. 5,

mayo de

1903,

publicó en 1905, llega por su parte á las mismas conclu-

siones.

A es

la

numerosa

una do

en 1512). Falta, en Seronis Bilbilitani

mismo

serie de obras poéticas relativas á la historia

las mát* antiguas, la Silva sexta del

de Los Amantes debe añadirse, y nacido

poeta latino de Calataynd Antonio Serón

(

tomo de sus versos que publicó D. Ignacio de Asso en Amsterdam (Avtonii Carmina, 1781), pero está en otras muchas composiciones suyas inéditas en el el

códice de la Biblioteca Nacional que sirvió á Asso para hacer su selección. Las noticias de la

vida de Serón alcanzan hasta 1567. (')

«No

jiescritor

lo que se dice del suceso tan sonado y tan contado de Marcilla y tengo por impossible creo certissimamente ser fabuloso, pues no ha}'

quiero tratar aquí de

))Scgura, que

aunque no

lo

de autoridad y classico, ni aquellos Anales tantas veces citados con ser particulares de las si bien algunos Poetas le han

Bcosas de Teruel, ni otro Auctor alguno que dello haga mención;

))tomado por sujeto de sus versos, los quales creo que

»en

las

ruynas de

^sepultura de

la

parroquial de San

marmol con

hallaran en Archivos alguna cosa desto ó

si

reedificar) se huviera hallado

inscripción de estos Amantes, no lo callaran.»

{Historias eclesiásticas y seculares de Aragón... (•)

si

Pedro de Teruel (queriéndole

Tomo

11.

Zaragoza, 1619,

Vid. Noticias históricas sobre Los Amantes de Teruel por

¡mp. de Fuentenebro, 180G. Este folleto, tan convincente y bien

lil).

III, cap. 14.)

D. Isidoro de Antillón. Madrid,, razonado como todos los escritos

históricos de su autor, nada perdió de su fuerza con el lialla/go de otra «escritura publican, fabrica-

ción del Teruel.

mismo

Yagiic, que publicó en 1842 D. Esteban

Gabarda en su Historia de

los

Amantes de

— INTRODUCCIÓN

xvii

Antonio do Torq nómada, ou sus Coloquios Satiricos (lóSo), y Juan do Timoneda, en su Pntraniiclo (1566), son

los

primeros cuentistas del siglo xvi que empiezan á

mina de Boccaccio. Después de ellos, j sobre todo después del triunfo do Cervantes, quo nunca imita á Boccaccio directamente, pero que recibió do 61 una influencia formal y estilística muy honda y fue apellidado por Tirso «el Boccaccio

explotar la

español»

los imitadores son legión.

,

ingenioso, les

y

El cuadro general de

las novelas, tan apacible ó

mismo tiempo tan cómodo, se repite hasta la saciedad en Los Cigarradel mismo Tirso; en el Para todos^ de Montalbán; en la Casa del placer

al

de Toledo^

Jornadas aleyres^ Noches de Huerta de Valencia^ Alivios de Casandra y Quinta de Laura, do Castillo Solórzano; en las Novelas amoj'osas, de Doña María de Zayas; en las Navidades de honesto^ do Salas Barbadillo; en las Tardes entretenidas^

placer^

Madrid, de Doña Mariana de Carvajal; en

las

Navidades de Zaragoxa, de D. Matías de

Aguirre; en las Auroras de Diana, de D. Pedro de Castro y Anaya; en las Meriendas del ingenio, de

Andrés de Prado; en

los

Gustos y digustos del Lentiscar de Cartagena,

de Ginés Campillo, y en otras muchas colecciones de novelas, y hasta de graves diser-

como

taciones,

Hubo

los

Días de jardín,

del Dr. Alonso Cano.

también, aunque en menor número de

novelas sueltas, escogiendo por do contado las

Eeyes, autor de pobre inventiva y buen

lo

que pudiera creerse, imitaciones de

más honestas

estilo, llevó la

y ejemplares. Matías de los

imitación hasta el plagio en

El

Curial del Parnaso y en El Menandro. Alguna imitación ocasional so encuentra también en

el

Teatro Popular, de Lugo Dávila; en El Pasajero, de Cristóbal Suárez deFigue-

y en El

roa,

Ci'iticón,

de Gracián. Puntualizar todo esto y seguir

más oscuros

hasta en nuestros cuentistas

es tarea

el rastro

de Boccaccio

ya brillantemente emprendida por

miss Bourland y que procuraremos completar cuando tratemos de cada uno de los autores en la presente historia de la novela. Pero desde luego afirmaremos que las historias de Boccaccio, aisladamente consideradas, dieron mayor contingente novela. loas

(').

De un

al teatro

que á

la

pasaje de Kicardo del Turia se infiere que solían aprovecharse para

Pero también servían para argumentos de comedias. Ocho, por

lo

menos, de

Lope de Vega tienen este origen, entre ellas dos verdaderamente deliciosas: El anzuelo de Fenisa y El ruiseñor de Sevilla (^). Pero en esta parte no puede decirse que su influencia fuese mayor (]ue la de Bandello. De todos modos, lo que Boccaccio debía á

('")

Miss Bonrland recuerda oportunamente este pasaje de Kicardu de Turia en

á su comedia

La

la loa

que precede

burladora hurlada:

La diversidad de asuntos Que en las loas han tomado Para pediros silencio Nuestros Terencios y Plantos, Ya contando alguna hazaña De César ó de Alejandro, Ya refiriendo novelas Del Ferrares ó el Bocacio... El Ferrares debe de ser Giraldi Cinthio,

eu

la

que precede á

La Rueda de

la

Un

precioso ejemplo de este género de loas tenemos

Fortuna, del doctor Mira de Amescua, donde está referido aquel

•mismo cuento de Bandello que fue germen de la admirable comedia de Lope El villano en su rincón. (*) Las restantes son: El llegar en ocasión, La discreta enamorada. El servir con mala estrella, La boda entre dos maridos, El exemplo de casadas. ORÍGENES DE LA NOVELA.

II.

—h

orígenes de la novela

XVIII

Esi^aúa por medio de Pedro Alfonso, quedó ampliamente compensado con lo que le

debieron nuestros mayores ingenios.

Hasta

la

mitad del

Apenas me atrevo á

lianas.

en Yenecia, 1551,

el

xvi no volvemos á encontrar traducciones de novelas

siglo

ita-

La Zuca del Doni en español^ publicada mismo impresor que el texto original ('). Por-

incluir entre ellas

mismo año y por

el

Doni En Spañol. Per Francesco Marcolini II Mese cV Ottohre MDLI. 8." 166 pp. y 5 hs. sin foliar de índice. Con diez y seis grabados en madera. (Dedicatoria): La Zuca del Doni de lengua Thoscana en Castellano. c(A] Illustre Señor Juan Bautista de Divicii, Abbad de Bibiena y de San Juan in Venere. 3)Entre las virtudes (Illustre Señor) que a un hombre hazen perfeto y acabado, una y muy principal, es el agradecimiento; porque por él venimos á caber con todos, ganamos nuevas amistades, conservamos las viejas, y de los enemigos hazemos amigos. Tiene tanta fuerza esta virtud, que á los

La

(*)

(Al

I

fin):

Zueca del In Venetia \

liombres cobardes haze ros liberales.

\

\

|

muy osados

Buena cosa

en

el dar,

\

á los que reciven ¡regocijados en

y malísima ser ingrato... partes á V. m. no he querido

el

pagar y á los ava-

es ser agradecido,

))Siendo yo, pues, deudor por tantas (ó

\

|

ser de los

que pagan luego

por mejor dezir), no he podido serlo, ni tan poco de los que tardan en pagar, por no ser tachado

de hombre desconocido, ansi queriendo yo tener

el medio, por no errar: suscedió que estando con el Doni (hombre como V. m. sabe, agudo) venimos a hablar de la Zueca, que él no ha muchos días hizo estampar: roguele que me embiase una, porque no havia provado calabafas este año* él lo hizo como amigo, agradóme la materia o argumento del libro (que sin dubda para entretener una conversación

un

de los buenos que he jeido). Encarecisele tanto

rato, es

go, que él

me

ñola, alli

mas

como deseoso de

rogó con gran instancia

le traduxeí^e,

redundaría á muchos que carescen de escreuir de

mió



la

poniendo

Señor Conde Fortunato de Martinen-

me

delante la utilidad

la

naciop espa-

y probedlo que de

lengua Italiana. Conoscida su voluntad (aunque querría

supiese que tradazirlo de otros) le otorgué lo que

pués, que para hombre que podía poco, este era la

al

saber nuestro lenguaje, allende de ser tan aficioqado a

el

me

pidió;

acordéme des-

tiempo, lugar y coyuntura donde podría mostrar

voluntad que tengo de servir a V. m. pagando en parte

lo

que en todo no puedo, y

así

determiné

dedicarle este pequeño trabajo del traslado de la Zueca, dado que el original el Doni no le haya con-

sagrado a ninguno. Porque de mas de mostrar que reconozco

la deuda, la obra vaya más segura y sombra y favor de V. m. y asi le suplico la reciva en servicio: que yo soy cierto que le agradará, confiado de su ingenio y buen natural, y si no le contentare, será más por el nombre que por lo que la calabaza contiene. Está llena de muchas y provechosas sentencias, de muy buenos exemplos, de sabrosos donaires, de apacibles chistes, de ingeniosas agudezas, de gustosas

amparada debaxo

la

boverias, de graciosos descuidos, de bien entendidos tnotes, de dichos

y

prestezas bien dignas de ser

manera que por ella se puede decir: «so el sayal hay al». Lo que se ve paresce cosa de burla, y de lo que no se paresce todo ó la inuior parte es de veras. Es un repertorio de tiempos, una red varredera que todos los estados, oficios, edades recoge en sí. Finalmente es un Sileno de Alcibiades, a todos avisa, con todos habla, de suerte que asi grandes como pequeños, ricos y pobres, doctos y ignorantes, señores y los que no lo son, viejqs y mo90S, y en conclusión desde el Papa hasta el que no tiene capa, sin sacar ninguno, pueden sacar desta Zuca tanto ^umo que salgan llenos, }• la calabaca no quede menguada. Una cosa quiero advertir a quien este librillo leerá, que la Zucc;i en el vulgar italiano tiene tanta fuerza, que a penas se puede traduzir en otra lengua con tanta. La razón es porque cada lengua tiene sus particulares maneras de hablar, de manera que lo que suena bien en una, volviendo lo en otra, palabra por palabra, suena mal. Como paresce por machos libros traduzisabidas, de

dos en esta lengua de italiano, y en los que de latiu y griego se traduzen en castellano; pero, como el romance nuestro sea tan conforme al Toscano, por ser tan allegado al latín, aunque en algo difieran, no en todo.

No dexo

de confesar que

la

lengua Toscana no scaauuy abundante,

rica

y

llena de

probervios, chistes y otras sentenciosas invenciones de hablar: las quales en nuestro castellano nin-

guna fuerza tendrían. Como que

le

si

dixesemos de uno que quieren ahorcar «han nuindado los alcaldes le mandan yr a una ciudad, qiie se

lleven a Fuligno». Esta palabra tiene dos sentidos, o que

llama Fuligno, ó que

le

mandan ahorcar /ííjie, quiero

dezir soga ó cordel, ligno^ leño ó madero; quien

INTRODUCIÓN que propiamente

Zueca

la

XIX

no es una colección de novelas, sino de anécdotas,

ó calabaza

y dichos agudos, repartidos cu las varias secciones de cicalcimenii^ bak, chiacchiere, foglic^ fiori^ fr/ítfi ('). El anónimo traductor, que dedicó su

chistes, burlas, donaires

versión al abad de Cibbiena

y de San Juan

in

Venero en un iugenioso y bien parlado

manera que es menester que en y no queramos ir atados a la y letra como los judios. Por lo qual han lieclio muchos errores algunos interpretes. Es averiguado (como paresce) que ni ellos enteiidian los originales, ni sus traslados los que los leen, antes sé dezir que quedan embelesados, parescicndoles que leen cosas encantadas y sin pies ni cabera, a cuya caiuia quisiere darle esla l"ucr/.a en castellano, tcrnia l)¡en qué liazer; de

algunas partes tomemos

el sentido,

vienen a ser tenidos en poco

lo

volvamos en

los authores por aquellos

otras palabras,

que

peregrina, allende que confunden ciui palabras groseras

una disonancia

experimentar

chos autliores, de en Hespaña) por

grande, que dospeHarian

más sufrido que

llas al

siere

tctn

el

el libro, sin

los

se hallase.

dicho lea

lo

la

Por

el

los leen

mal traducidos, en otra lengua

sentido que

el

author pretende y hazen

más gravo y saturno, y sncarian de sus casipodria dezir: Habló el Buey y dixo mu. Quien (juiBoccacio y del Plutarco, Quinto Curcio y otros mu-

la risa al

é.stos se

traducion del

quales por no ser prolixo no hago memoria. Algunas veces solia yo leer (est^tndo las más no acertava la entrada, y si acaso atinava, me perdia

Boccacio, pero sin duda

saber

digo que en una hora dava veinte tropecones, que bastavan confundir el sefior) destos preámbulos y corolarios para venir a este punto.

salir,

He

ingenio de Platón.

usado (Hlustre

Conviene a saber que mi intención no ha sido en la traducion deste libro llegarme mucho a la letra, porque la letra mata, mas antes al spiritu, que da vida, sino es quando fuere menester. Desta manera, yo fiador, que la calabaza no salga vana, ni los que la gustaren vuelvan desagradados, ni mal contentos ó confusos. Pero dirá alguno: «en iin es calabaza»; yo lo coniieso, pero no por eso se ha de dexar de comer de ella, que ni ella comida tiara mal estomago ni el nombre ha de poner miedo a las calabazas, y según mi opinión no hay hombre que unos disimulan más que otros, y aun veemos muchas vezes que en la sobrehaz algunos parescen y son tenidos por calabazas y no lo son del todo, aunque (como he dicho) lo sean en algo. Todas las cosas perfectas no son estimadas por de fuera. Natura-

uúmero de

ninguno. Escrito está que

infinito es el

que no

la diferencia,

lo sea,

pero esta es

leza es tan sabia cielos

oro,

y

y en

y

discreta que puso

la tierra:

en

los otros metales.

mesmo podremos de

la

la

virtud dellas debaxo de

llaves.

Como

paresce en los el

mar? Pues

lo

¿Qué diremos de

las piedras preciosas,

exterior sean tenidos por livianos.

lo

muchas

qual veemos que los arboles tienen su virtud ascendida, y asimesmo

dezir que acaesce entre los hombres: que los

ascendida, aunque en la corteza

la

A

que se hazen en

más

la

sabios tienen su prudencia

éstos soy cierto

que no

más

les dará hastío

calabaca, antes se holgarán de tocarla, porque saben que leyéndola gozarán de los

secretos interiores que debaxo de

la

corte9a, o por

mexor

dezir del

nombre de calab^9a están ence-

m. este pequeño presente de la Zueca, o calabafa, que por haberla el Doni cortado fresca con el roció de la mañana, temo que de mis manos no salga seca y sin ^umo. Verdad es que he trabajado de conservarla en aquella frescura (ya que no he podido mejorarla) que el Doni la cortó de su propio jardin. Ella va a buena coyuntura: e que según me paresce agora es tiempo de

rrados. Reciva pues V.

las

calaba9as en esta tierra, aunque en otras sea en Setiembre. Pienso que tomará V. m. tanto gus-

to

que perdonará parte de

a

XXV (*)

la

deuda en que estoy, y acceptará

el

presente en servicio...

De Venecia

de Setiembre MD.LI.»

Gran parte de

los cliistes ó cicalamentos, halas

y charheras del Doni (nombres que

el

traduc-

tor conserva) están funtlados en proverbios ó tienden á dar su explicación) po'' lo cual figura este

Monogntfia sobre los 7-efnines, adagios, etc., del Sr. D. José María Sbarbi (1891), donde pueden verse reproducidos algunos de estos cuentecillos (pp. H92-393). Entre ellos está el siguiente, que á los bibliólilos nos puede servir de defensa cuando parece que nos detenemos en

libro en la erudita

poco momento. «No me paresce cosa

libros de

justa

(me dixo

el

Bice) (¡ne en vuestra IJlireria hagáis

memoria de algu-

nos authores de poca manera y poco crédito; pero yo le dixe: las plantas parescen bien en un jaidin, porque aunque ellas no valgan nada, a lo menos hazen sombra en el verano. Siempre debriamos dis-

mundo, por que tales cuales son siempre aprovechan «No hay cosa mala que no aproveche para algo».

currir por las cosas deste

suelea dezir las viejas:

para algo, por lo qual

orígenes de la novela

XX

prólogo, que pongo íutegro por nota, era tesco de la letra.

especial

amigo del Doni y debía de tener algún paren-

humor con él, porque le tradujo con verdadera gracia, sin ceñirse demasiado á Razón tenía para desatarse en su prólogo contra los malos traductores, liaciendo del de Boccaccio. Curiosísimo tipo literario era el Doni, escritor de los

mención

que hoy llamaríamos excéntricos ó humoristas y que entonces se llamaban heteroclitos 6 extravagantes, lleno de raras fantasías, tan desordenado en sus escritos como en su

como

vida, improvisador perpetuo, cuyas obras, escritas

y

;

mismo

de ser

dice, «se leían antes

libelista cínico,

digno rival del Are-

desalmado sicofanta, capaz de delatar como reos de Estado á sus enemigos

tino;

rios; traficante

de Florencia y uno de los pocos que se salvaron

el dialecto

afectada imitación de Boccaccio

la

litera-

mediano poeta

perpetuo en dedicatorias; aventurero con vena de loco;

cómico, cuentista agudo en

de

él

estampaban antes de ser compuestas»

se

(').

En medio

de sus caprichos y bufonadas tiene

rasgos de verdadero talento. Sus dos Librerías ó catálogos de impresos y manuscritos

con observaciones historia literaria.

críticas se

Y

cuentan entre

para los españoles, sus

más antiguos ensayos de bibliografía é Mundos celestes^ terrestres é infernales (2), los

Divina Comedia^ son curiosos, porque presentan alguna remota anaSueños inmortales de Quevedo, aunque no puede llevarse muy lejos la

en que parodió logía con los

la

comparación.

Menos importancia

literaria

que

la

Zueca tienen

Horas de

las

Guicciardini, sobrino del grande historiador Francisco.

A Luis

recreación^ de Luis

se le conoce

y estima

principalmente por su descripción de los Países Bajos, que tuvo por intérprete nada

menos que

á nuestro rey Felipe IV.

colecciones de anécdotas

de Millis Godínez, que

De

y

las

facecias,

A

las

Horas de recreación^ que

cupo traductor más humilde,

publicó en Bilbao en 1580

el

una de tantas

es

impresor Vicente

(3).

el más leído y estimado por los que mayor número de argumentos proporcionó á

todos los novelistas italianos Mateo Bandello fue

españoles después de Boccaccio y

nuestros dramáticos. Lope de

el

Vega hacía

profesión de admirarle,

y en

el

prólogo de su

/

Con

(*)

novelas esparcidas en

las

Dimna

las varias

obras del Doni (que además hizo una imitación del

formó una pequeña colección el eruGamba, á quien tanto debe la bibliografía de la novelística italiana (Venecia, 1815), Otra edición algo más amplia de estas novelas selectas hizo en Luca, 1852, Salvador Bongi, reimpresa con otros opúsculos del Doni en la Biblioteca Rara de Daelli: Le Novelle di Antonfrancesco Doni, giá ijuhhlicate da Salvatore Bongi, nuova edizione, diligentemente rivista e corretta. Con V aggiunCalila y

intitulándola Filosofía Morale (Venecia, 1552),

dito Bartolomé

Mida

ta della

e

della Chiave, dicerie, e dello

aStufajolo», commedia, del medesimo Doni. Milán,

Daelli, 1863. (2)

Mondi

celesti, terrestri, e infernali,

de gli Accademici Pellegrini. Composti dal Doni;

piccolo, grande, misto, risibile, imaginato , de' Pazzi, e tatif delle

puttane

e

Horas de

ducidas de lengua Toscana. Licencia y privilegio Real. de 1586. 8.", 208 pp.

In Venetia. Appresso Domenico Farri.

En

que

se

En

mucha

doctrina. (Escudo del impresor.)

Bilbao, por Mathias Mares, Impressor d'

Censura de Lucas Gracián Dantisco: «Por mandado de le

MD.LXXV {Iblb).

hallaran dichos, hechos y exemplos de personas señaladas, con

este libro intitulado lloras de Recreación de

y

Mondo

malmari-

recreación, recogidas por Ludovico Guicciardino, noble ciudadano de Florencia. Tra-

aplicación de diversas fábulas de que se puede sacar

ñol,

gli scolari, de

ru/Jiani, soldati e capitani polfroni, Dottor (sic) cattivi, legisti, artisíi, de gli unu-

rai, de'poeti e componitori ignoranti. (^)

Massimo, Inferno de

el

señorío de Vizcaya.

los señores d' el Real

Con

Año

Consejo he visto

Ludovico Guicciardino, traduzidas de Laliano en Espa-

he conferido con su original impresso en Venecia, y hallo que no tiene cosa contra

la fe,

INTRODUCCIÓN Diana parece que

novela Las fortunas de

«También hay

vantes: /

cu que no

del >

libros de novelas, dellas traducidas de italianos

faltó gracia

y

estilo á

y que podrían

entretenimiento,

xxi

quiere contraponerle maliciosamente á Cer-

ser ejemplares,

como algunas de

Bandelo; pero habían de escribirlos hombres

científicos, ó

do estas palabras, cuya fuese

hombre

y mala

fe es notoria, puesto

por

lo

menos grandes

Aparte que Cervantes, aunque no

y aforismos»

científico ni gí'an cortesano, está á cien codos sobre Baudello

razonable altura sobro todos los novelistas dol mundo,

el

.

y á

muy

estudio de las historias trági-

del ingenioso dominico lombardo, superior á todos sus coetáneos en la

y cómicas

cas

dellas propias,

las historias trágicas

cortesanos, gente que halla en los desengaños notables sentencias injusticia

y

Miguel Cervantes. Confieso que son libros de grande

invención y en

la

variedad de situaciones, ya que no en

el estilo,

fue tan provechoso para

Uno y otro encontraron allí á Julo y Komeo (Castelvines y Monteses)^ y Lope de Vega, además, el prodigioso Castigo sin venganxa^ sin contar otras obras maestras, como El villano en su riricón^ La vítala Lope como

era simultáneamente para Shakespeare.

lieta

valenciana y Si no vieran las mujeres...

(').

Ya mucho

antes de Lope

el teatro

español

n¡ contra buenas costumbres, ni deshonesta, antes para q le vaya mas casta la letura le he testado algunas cosas que van señaladas, y emendado otras, sin las quales lo demás puede passar, por ser lectura apacible, y al lia son todos apotegmas y dichos gustosos, y de buen exemplo para la vida

humana, y puestas en un breve y compendioso

Juan de

Licencia á

Recreación, las quales Dedicatoria:

«A

el

la

tratado... (Madrid, 4 de Julio de 1584.)

Millts Godinez impresor (hijo de Vicente) para imprimir las lloras de

avia hecho traduzir. (Madrid, 17 de Julio de 1584.)

muy

illustre

señora dona Gincsa de Torrecilla, miiger

Licenciado Duarte de Acuña, Corregidor

d'

el

muy

d' el

Ilustre señor

señorío de Vizcaya, Vicente de Millis Godinez, tra-

ductor de esta obra».

No hay duda que que para sacarle salir

debaxo

esta

d' el

amparo de quien

hazer assi, por lo cual

Es

libro raro

Sobre

la

esta edición es la primera, por lo que dice en la dedicatoria:

primera vez á luz en nuestra lengua vulgar tenia necessidad las

«y parcciéndome como 3-0 de

assi él

lenguas de los maldicientes estuviesen arrendadas,

dedico y !e ofrezco á V. m ». todos los impresos en Bilbao en

quise

como

el siglo xvr.

familia de los Millis, que tanta importancia tiene en nuestros annles tipográficos, ha

recogido curiosas noticias D. Cristóbal Pérez Pastor en su excelente monografía sobre

Medina

lo

le

La Imprenta

Campo

(Madrid, 1895). Eran oriundos de Tridino, en Italia, y estuvieron dedicados al trato y comercio de libros en Lyón y Medina del Campo simultáneamente. Guillermo de Millis, el que podemos llamar patriarca de la dinastía española, empieza á figurar en Medina como librero en

en 1530,

del

como

editoi-

en 1540 y

como impresor en

1555. Hijo suyo fue Vicente de Millis, librero é

impresor como su padre, aunque con imprenta pobre y decadente, que fue embargada por deudas en 1572, Tal contratiempo le oblig6 á trasladarse á Salamanca, donde trabajó en la imprenta de los

hermanos Juntas, á quienes debió de seguir á Madrid en 1576.

Allí parece

que mejoró algo de for-

tuna, imprimiendo por cuenta propia algunos libros. Presumía de cierta literatura, puesto que ade-

más de

las

las cosas

obras de Guicciardino y Bandello llevan su nombre Los ocho libros de los inventores de lo que hizo fue apropiarse casi literalmente la traducción que

de Polidoro Virgilio, pero

Prancisco Thamara había hecho del mismo tratado (A mberes, 1550) expurgándola algo.

De laque nombre de Millis no he manejado edición anterior á la de Medina del Cainpo de 1599, pero de sus mismos preliminares resulta que estaba traducida desde 1584. El privilegio de esta obra, lo mismo que el de las Horas de Recreación, está dado á favor de Juan Millis Godinez impressor, que por lo visto disfrutaba de situación más bonancible que su padre. Aparece como impresor en Salamanca, en Valladolid y en Medina del Campo hasta 1614. A la misma familia perteneció el acaudalado librero de Medina Jerónimo de Millis, editor del Inventario de Antonio de Villegas en 1577. Añádanse La mayor victoria. El mayordomo de la Duquesa de Amalji, Los bandos de Sena, La quinta de ílorencia^ El desdén vengado, El perseguido y alguna oira. tiene el

O

orígenes de la líOVELA

XXII

explotaba esta rica mina. probarlo

La Duquesa

de la Ixosa, de Alonso de la Vega, basta para

(').

Aunque

voluminosa colección del obispo de Agen, que comprende nada menos

la

que doscientas catorce novelas, fuese continuamente manejada por nuestros dramaturgos y novelistas, sólo una pequeña parte de

ella

pasó á nuestra lengua, por diligencia

que ni siquiera

del impresor Vicente de Millis Godínez, antes citado,

se valió del origi-

nal italiano, sino de la paráfrasis francesa de Pedro Boaystau (por sobrenombre Lau-

nay) j Francisco de Belleforest, que habían estropeado tinentes adiciones.

De

el texto

con fastidiosas é imper-

estas novelas escogió Millis catorce, las

que

le

parecieron de

mejor ejemplo, y con ellas formó un tomo, impreso en Salamanca en 1589 {^). Los Hecatommithi^ de Giraldi Cinthio, otra mina de asuntos trágicos en que

Una de

(')

las

más

Slia-

apreciables ediciones de las novelas de Bandello fue hecha por un español

Alfonso de Ulloa, editor y traductor ambidextro. II primo volume del Bandello novamente corrctto et illustrato dal Sig. Alfonso ülloa. In Venetia, appresso Camillo Fruncenchini MDhVI,

italianizado,

4."

Del misino año son los volúmenes segundo y tercero. (*) Historias trágicas exemplares sacados de las oirás del Bandello Veranes. Nueuamente trada-

zidas de las que en lengua Francesa adornaron Fierres Bouistau, y Francisco de Belleforet. Contienense

Año

en este libro catorze historias notables , repartidas por capitulos

Salamaca, por Pedro Lasso

y 373 pp. Tasa-Surama

iutpressor.

A

costa de

1689. Con Privilegio Real.

luán de Millis Godinez.

8.*,

10 hs.

En

prls. sin foliar,

Juan de Millis Godinez, vezino de Medina del Campo, para que y no otra ninguna persona pueda hazer imprimir la primera parte de las «Historias Trágicas»... (18 de Setiembre de 1584). Aprobación de Juan de Olave: «no hallo en él ))cosa que offenda a la religión catholica, ni mal sonante, antes muchos y muy buenos exemplos y amoralidad, fuera de algunas maneras de hablar algo desenvueltas que en la lengua Francesa (donde »está mas estendido) deven permitirse, y en la nuestra no suenan bien, y assi las he testado, y emen»dado otras». A D. Martin Idlaquez, Secretario del Consejo de Estado del Rey nuestro señor (dedicatoria): del Privilegio: «a

»por tiempo de diez años...

«Considerando pues »3e pueden grangear de

el

él

Bandello, natural de Verona

la historia...

recogió muchas y

(*),

muy

author grave,

el

fruto,

y riquezas que

notables, unas acontecidas en nuestra

»edad y otras poco antes, queriendo en esto imitar a algunos que tuvieron por mejor escrevir lo »8Uccedido en su tiempo, y debaxo de Principes que vieron, que volver a referir los hechos antiguos.

»Lo qual haze con toda »bran

la

Dtriar

y

verdad de

fidelidad, sin procurar afeytes ni colores rethoricos, que nos encuy destas escogi catorce, que me parecieron a proposito para indusjuventud de nuestro tiempo en actos de virtud, y apartar sus pensamientos de

llaneza

y

los succesos;

disciplinar la

y peccados, y pareció me traduzirlas en la forma y estilo que están en la lengua Francesa, «porque en ella Pierres Bovistau y Francisco de Belleforest las pusieron con más adorno, y en estilo »muy dulce y sabroso, añadiendo a cada una un sumario con que las hazen más agradables y bien »vicios

»recebidas de todos»... (De Salamanca, en ocho de Julio 1589).

Al

lector...

«Me

pareció no seria razón que la nuestra (lengua) careciesse de cosa de que se le

»podia seguir tanto fruto, mayormente que no hay ninguna vulgar en que no anden, y assi las reco»gi, añidiendo o quitando cosas superfinas, y que en el Español no son tan honestas como devieran,

que

))attento

la

Francesa tiene algunas solturas que acá no suenan bien. Hallarse han nmdadas sen-

Dtencias por este respeto, y las historias puestas en capitulos porque

Erratas.

— Tabla de

Historia primera.

las Historias

que

se contienen

«De como Eduardo

la

letura larga no canse»...

en esta obra.

tercero Re}' de Ingalaterra se

enamoró de

la

Condesa de

y como después de averia seguido por muchas vias se vino á casar con ella». H. 2.''' «De Mahometo Emperador Turco, tan enamorado de una griega, que so olvidaba de

Salberic,

negocios del imperio, tanto que se conjuraron sus vassallos para quitarle (»)

Ds error: KaiiduUu uadú cu CASluliiugva eu

el l'iumonlfi, y

pgr üu uducaciúu fuú

el

luniljardo.

estado,

Y cómo

los

adver-

INTRODUCCIÓN

XXIII

kespearo descubrií^ su Ótelo y Lope do Vega El 'piadoso veneciano ('), tenían para nuesmás rígida que la de Italia, j aun para el gusto general do nuestra gente,

tra censura,

de no sbr

la ventaja

liceiiciosos, sino patéticos

que compensaba en parte su inverosimilitud j

j

dramáticos, con

falta

imprimió en Toledo Juan Gaitán de Yozmediano dividen estas historias, »

España

y en

el

prólogo

este género de libros, por

dijo:

la

un género de

de gracia en la narrativa.

primera parte de

«Ya que hasta ahora

no haber comenzado á traducir

se

las dos

interés

En 1590 en qu© se

ha usado poco en

los de Italia

y Fran-

>cia, no sólo habrá de aquí adelanto quien por su gusto los traduzca, poro será por »

el ver que se estima esto tanto en los estrangoros, para que los uaturaque nunca han hecho, que es componer novela. Lo cual entendido, harán mejor que todos ellos, y más en tan venturosa edad cual la presente» (^). Palabras que

ventura parte

»les »

mandó

tido yaj

hagan

lo

juntar los Baxas y principales de su corte, y en ku presencia la conjuración».

él uiisnio le

cortó la cabc-

por evitar

H. muerto H.

se mató con veneno y el otro murió de pesar de ver y Romeo.) «De una dama piamontesa, que aviendola tomado su marido en adulterio la castigó

«De dos enamorados, que

3.*

uno

el

otro». (Es la historia de Julieta

al

4."

cruelmente».

H. ticularj

5." «De como un como no pudiesse

cavallero valenciano,

enamorado de una donzella,

hija

gozarla sino por via de matrimonio, se casó con ella,

de un

oflicial par-

y después con

otra

su igual, de que indinada la primera se vengó cruelmente del dicho cavallero».

«De como una Duquesa de Saboya fue accusada falsamente de adulterio por el Conde de Y como siendo condenada a muerte fue librada por el combato de don Juan de Mendoga caballero español. Y como después de muchos successos se vinieron los dos á casar». H. 7." «De Aleran de Saxoniá y de Adelasia hija del Emperador Otton tercero. Su huyda a Italia, y como fueron conocidos y las casas que en Italia decienden dellos». H. 8.* «De una dama, la qual fue accusada de adulterio, y puesta y echada para pasto y manjar de los leones, y como fue librada, y su innocencia conocida, y el accusador llevó la pena que estava H.

tí."

Pancaller su vassallo.

aparejada para ella».

H.

«De

9.*

la

crueldad de Pandora,

verbe desamparada de quien

«En que

le

dama milanesa,

contra el propio fruto de su vientre, por

avia engendrado».

un cavallero Albanes, que estando en lo últimuerto gozaria otro de su hermosura, que era estreraada. Y conlo queriendo tener compañía a su muger, se mató en acabándola de matar a ella». H. 11." «De un Marques dé Ferrara que sin respeto del amor paternal hizo degollar a su propio ri. lO.'^

mo

se cuenta la barbara crueldad de

de su vida mató a su muger, temiendo que

él

halló en adulterio con su madrastra, a la qual hizo también cortar la cabera en la argumento de Parisina y de El Castigo sin venganza.) H. 12." «En que se cuenta un hecho generoso y notable de Alexandro de Mediéis, primero Duque de Florencia, contra un cavallero privado suyo, que aviendo corrompido la hija de un pobre molinero, se la hizo tomar por esposa, y que la dotasse ricamente». H. 13." «De Menguólo Lercaro genovés, el qual vengó justamente en el Emperador de Trapisonda el agravio que avia recebido en su corte. Y la modestia de que usó con el que le avia offenhijo,

porque

le

cárcel», (Es el

dido, teniéndole en su poder».

H.

14.'

«En

cjile

dahia a quien servid,

se cuenta

y como

ál

comO

el

señor de Virle, estuvo

mudo

tres años, por

mandado de una

cabo se vengó de su termino».

Las dedicatorias de cada una de tnanifiestan el carácter histórico de la

las

novelas, parte esencialísima do la obra de Bandello, que

mayor

parte de sus relatos, faltan en esta versión,

como en

la

de

Belleforest. (*)

De

(^)

Primera parte de

Giraldi procede también otra comedia de Lope, í'ervir á señor discreto. las Cien

Novelas de

M. Ivan

Baptista Giraldó Ciiithio: donde se hallaran

de entretenimiento, doctrina moral y política, y senienciué, y cítisos notables. Traducidas de su lengua Toscana, por Luys Gaytan de Vozmediano. Dirigidas á don Pedro Lasso de la Vega,

vái-ios discúrstís

— orígenes de la NOVELA

XXIV

concLierdan admirablemente con las del prólogo de Cervantes y prueban cuánto tardaba abrii'se camino el nuevo género, tan asiduamente cultivado después.

en

Las Píacevoli Notti^ de Juan Francisco de Caravaggio, conocido por Straparola,

mucho más

amenas y

variadas,

divertidas que los cien cuentos de Giraldi,

aunque no

señor de las villas de Cuerva y Batres y los Arcos. (Escudo del Mecenas). Imirresso en Toledo por

Pedro Rodríguez. 1590. A costa de lulian Martínez, mercader de Las señas de la iinpresióa se repiten al fin. 4.0, 288 hs. Privilegio

al

— Dedicatoria. — Prólogo —Canción del Maestro Cristóbal de Toledo. — Estancias del

traductor, vecino de Toledo, por ocho años.

Aprobación de Tomás Gracián Dantisco. Maestro Valdivielso.

— Soneto del Licenciado

Esta traducción comprende sólo

cuentos ó exemplos, como

que llega hasta

italiana,

libros.

el

la

Luis de

la

Cruz.

al lector.

— Texto. — Tabla sin foliar. — No'.a

traductor los llama.

No

abarca, por consiguiente, toda la primera parte

quinta década inclusive. Algunos pasajes están expurgados

novelas sustituida con otra de Sansovino. Los versos entretejidos en Copiaré es

muy

lo

más

final.

introducción y las dos primeras décadas: en total treinta

la

la

y una de

las

prosa se traducen en verso.

sustancial del ^róZo^o al lector, porque contiene varias especies útiles,

y

el libro

raro:

«Lo mesmo entiendo que debió de considerar Juan Baptista el qual viendo que si escrevia historia sola como

poner esta obra, ria sino las

quando quiso com-

tíiraldo Cinthio, la

que hizo de Ferrara, no grangea-

le son afficionados, y si cosas de Poesia, como el Hery muchos sonetos y canciones que compuso, no gustarían

voluntades de aquellos pocos que

cules en estancias, algunas tragedias,

dello sino los que naturalmente se inclinan a leerlo, quiso escrevir estas cien Novelas, con

dió agradar generalmente a todos.

toda

la obra, a los

A

los

amigos de historia verdadera con

afficionados a Philosophia con

esta primera parte,

el

la

Amor que

Dialogo de

que están

que entenque pone esparcida por

sirve de

introducion en

los que que gustan de cuentos fabulosos con ciento y diez que cuentan las personas que para esto introduce, pues en todos ellos debe de haver muy pocos verdaderos, puesto que muy conformes a verdad ya razón, exemplaresy honestos, Honestos digo, respecto de los que andan en su lengua, que para lo que en la nuestra se usa no lo

y

los tres diálogos de la vida civil

tratan de Poesia con las canciones que dan fin a las Decadas,

y

al principio

de

la

segunda, a

a los

son tanto que se permitieran imprimir sin hacer lo que se ha hecho, que fue quitarles lo que notablemente era lascivo y deslionesto. Para lo qual uvo necessidad de quitar clausulas enteras, y aun toda una novela, que es la segunda de la primera Decada, en cuyo lugar puse la del Maestro que enseña a amar, tomada de las ciento que recopiló el Sansovino. Esto y otras cosas semejantes hallará el original, especialmente el Saco de Roma que que pudieran seguirse de imprimirle. No quise poner en esta primera parte mas de veynte novelas, y la introducion con sus diez exemplos, viendo que hazen bastante volumen para un libro como este que por ser para todos ha de ser acomodado en el precio y en el tamaño. Movióme a sacarle a luz el ser de gusto y entretenimiento, y ver que no ay en nues-

quitadas y mudadas

el

que confiriere

la

traduzion con

se quitó por evitar algunos inconvenientes

tra

lengua cosa deste subjeto que sea de importancia, pues son de harto poca los que llaman entrete-

nimientos de

damas y

quien alcanzó a ver

uno

a otro lo

y pesavame que a falta de otros mejores los tomasse en las manos Novelas de Juan Bocacio que un tiempo anduvieron traduzidas, pues va de

galanes,

las

que de oro terso y pulido a hierro tosco y mal labrado. Aora también han salido algu-

nas de las historias trágicas traduzidas de francés, que son parte de las Novelas del Vandelo autor

y no han parecido mal. A cuya causa entiendo que ya que hasta aora se ha usado poco en España este género de libros, por no aver comen§ado a traduzir los de Italia y Francia, no solo avrá de aqui adelante quien por su gusto los traduzga, pero será por ventura parte el ver que se estima esto tanto en los estrangeros, para que los naturales hagan lo que nunca han heclio, que es componer Novelas. Lo qual entiendo harán mejor que todos ellos, y mas en tan venturosa edad qual la

italiano,

como vemos tiene nuestra España, no un sabio solo como los Hebreos a Salomón, Romanos, conviene a saber Catón y Lelio, ni siete como los Griegos, cuyos nombres son tan notorios, sino millares dellos cada ciudad que la illustran y enriquezen. Entretanto yo que he

presente, en que ni dos

como

los

dado principio a

la

traauzion de esta obra del Giraldo

se recibe con el gusto

y aplauso que

el

la

yre prosiguiendo hasta

el fin,

si

viere que

ingenio de su auctor pide, y mi tral)ajo y voluntad merecen»'

— INTRODUCCIÓN siempre honestas ni siempre originales (puesto que

XXV

manos

autor saqueó á

el

los novelistas anteriores, especialmente á Morlini), hablaban podei'osamentc á

nación de toda casta de lectores con prestigios de la magia, asemejándose tos

empleo continuo de

el

no poco á

los

lo

llenas á la

sobrenatural

imagi-

j de

los

cuentos orientales de encantamien-

y metamorfosis. Francisco Truchado, vecino de Baeza, tradujo en buen

estilo estas

doce Noches^ purgándolas de algunas de las muchas obscenidades que contienen, y esta traducción, impresa en Granada por Eenó Rabut, 1583, fue repetida en Madrid, 1598,

y en Madrid^ 1612, prueba inequívoca de

la aceptación

que lograron estos cuentos

(').

había penetrado alguno que otro francés, y ya hemos hecho memoria del rifacimento de las Historias Trágicas^ de Bandello, por

Juntamente con

Boaystuau y título, las

los libros italianos

Belleforest.

No han

de confundirse con

ellas,

á pesar de la semejanza del

Historias -prodigiosas y maravillosas de diversos successos acaecidos en

el

mundo que compilaron los mismos Boaystuau y Belleforest y Claudio Tesserant, y puso en lengua castellana el célebre impresor de Sevilla Andrea Pescioni (-). Obsérvese que

O

Primera y segunda j>ai'te. del honesto y agradable entretenimiento de damas y galanes, conipor Irán Francisco Carracho^ Cavallero Napolitano. Traduzido de lengua Toscana, en la nuesvulgar, por Francisco Truchado, vezino de la ciudad de Baeca. Con Privilegio. En Madrid^ por

2)uesto

tra

Ltiys Sánchez: 8.°,

Tassa.

costa de

Miguel Martínez, mercader de

— Erratas. — Privilegio, — Dedicatoria. — AI discreto y

amigo Lector,

y agora

Año M.D.XCVIII. A

libros.

8 hs. prls. 287 pp.

le

si

prudente lector: «No os maravilléis,

á caso liuvieredes lej'do otra vez en lengua Toscana este agradable entretenimiento,

hallasedes en algunas partes (no del sentido) diferente: lo que hize por la necessidad que

en tales ocasiones se deve usar, pues bien sabéis la nuestra, lo

la

diferencia que liay entre

la libertad

Italiana

qual entiendo será instrumento pura que de mí se diga que por emendar faltas

y y y

defetos ágenos saco en público los mios; por tanto (prudentissimo Letor) suplico os los corrijays, amigablemente emendeys, porque mi voluntad y deseo fue de acertar con la verdadera sentencia, y ponerlo en estilo más puro y casto que me fue possible, y que vos escardando estas peregrinas plantas, cogiessedes dellas sus morales y virtuosas flores, sin hazer caso de cosas que sólo sirven al gusto. Atrevime también a hermosear este honesto entretenimiento de damas

y

galanes, con estos

últimos y ágenos versos de divino juyzio compuestos. Y usar de diferente sentido, no menos gustoso y apacible que el suyo propio, porque assi convino, como en la segunda parte deste honesto

entretenimiento vereys». (Estos versos, que por

lo

visto no pertenecen á Truchado, y son por cierto detestables, sirven

para sustituir á los enigmas del original, que ofrecen casi siempre un sentido licencioso.)

Soneto de Juan Doncel.

No

tengo

ni

he visto más que

el

primer tomo de esta edición.

— Primera parte del honesto y agradable

entretenimiento.

na, en casa de Nicolás de Assiayn, Impressor del

..

(ut supra). Con licencia.

Reyno de Navarra. Año 1612.

A

En

Painplu-

costa de luán de

Bunilla, Mercader de libros. 8.°,

203 pp.

Aprobación de Fr. Baltasar de Azevedo, de

— Erratas. — Licencia y Tassa.



Al

la

Orden de San Agustin

y prudente lector (prólogo). Segunda parte... Pamplona, Nicolás de Assiayn, 1612.

8.°,

discreto

4 hs. prls., 203 foliadas y una en que se repiten

idénticos, salvo el soneto,

las

señas de

la

(4 de

Septiembre de 1612).

— Soneto de Gil de Cabrera. edición.

Los preliminares son

de Juan Doncel y no el de Gil de Cabrera. Historias prodigiosas se imprimiesen por primera vez en Sevilla,

que es aquí

el

(^) Es muy verosímil que las donde tenía su establecimiento tipográfico Andrea Pescioni. Pero no encuentro noticia alguna de esta edición, y sólo he manejado las dos siguientes;

— Historias prodigiosas y maravillosas

de diversos svcessos acaescidos en

el

mundo. Escripias en

lengua Francesa^ por Pedro Bouistau, Claudio Tesserant, y Francisco Belleforest. Iraducidos en



— orígenes de la NOVELA

XXVI

casi siempre erau tipógrafos ó editores versados

nes frecuentes con sus colegas

(á las

en

el

comercio de libros y en relacio-

veces parientes) de Italia y Francia los que intro-

ducían entre nosotros estas novedades de amena literatura, desempeñando á veces, y el papel de intérpretes, aspecto muy curioso en la actividad intelectual del

no mal,

Andrea

siglo XVI.

demostró en

Pescioni,

es

si

la traducción

suya realmente

muy

condiciones

ella

que

lleva su

nombre,

superiores á las de Vicente de Millis en lenguaje

y

romance Castellano, j)or Andrea Pescioni, vezino de Seuillu. Dirigidait al muy Illustre señor Licenciado Pero Díaz de Tudanca, del Consejo de su Magestad, y Alcalde en la su casa y Corte. Con Privilegio. En Medina del Campo. Por Francisco del Canto. A cosía de Benito Boyer, mercader de libros.

MD.LXXXVI. 391 folios.

8.»,

Aprobación de Tomás Giacián Dantisco (Madrid, 10 de Noviembre de 1585).

Andrea Pescioni por (prólogo),

de

seis

años (Monzón, 29 de Noviembre 1585).

— Dedicatoria.

Al

— Privilegio

á

cristiano lector

— Texto-Tabla de capítulos. — Tabla alfabética de todas las cosas más señaladas. — Catálogo

los autores citados.

— Fe de

— Historias prodigiosas...

erratas.

Con

licencia.

En

Madrid, por Luis Sánchez, Año 1603.

A

costa de

Bautista López, mercader de libros. 8 hs.

8.°,

prls.,

402 pp. dobles y 5

hs,

más

sin foliar para la tabla.

Tasa (Valladolid, 19 de Julio 1613]. Aprobación de Gracián Dantisco. Erratas.— Licencia (Valladolid, 15 de



Mayo de

1603).

Dedicatoria y prólogo, lo mismo que en la primera, de la cual ésta es copia exacta. Én el prólogo dice Pescioni:

cAlgunos años ba que

vi la

primera parte de aquestas Historias Prodigiosas^ que en lengua

docto y ilustré varón Pedro Bouaistau, señor de Launai, y me pareció obra que merecía estar escrita en los corazones de los fieles: porque con singular erudición, y con vivos y

Francesa escrivio

el

maravillosos exemplos nos enseña y dótriiia; y luego me dio Voluntad de traduzirla y por entonces no pude poner en execüción mi desseo, porquis bailé qué aquel librd estava imperfeto y defetuoso de algunas hojas, de que avia tenido culpa la ig;noráneia de alguno, que por no aver conocido aquella

joya se

las avia quitado,

para desflorarla de algunas pinturas

y

retratos

que en

el

principio de cada

capitulo tenia, que la curiosidad del autor avia fecho tetratár, para con olayor facilidad representar á los ojos de los letores las Historias

y casos que

éti

ellas se contenían:

de que recibi no pequeño

desgusto, y procuré que de Francia me fuesse tráydo Otró de aquellos libros, y se passaron muchos meses antes qué hdviesse podido conseguir mi intentó; pero con la mucha diligencia y cuydado que

en ello puse,

le

conseguí, y aun aventajadamente, porque

aquesta mi traducíoh, que no sólo

lo

me

fue traydo

el

original de

que he sacado

fue de aquella obra que tanto avía deseado, mas aun tuvo aña-

didas otras tres partes que tratan del lílismb sugetb, que htln escrito dos eruditos varones, quales son

Claudio Tesserant y Francisco Bellefurest...

»En no tiene

traduzir no he guardado

el

el

de

la

el

rigbl-

una buena consonancia en

tuvieron los que lo escrivieron,

y

de

la letra,

porque como cada lengua tenga su

lá dtra; sólo lie

frasis,

proctirado no apartarme del sentido que

en aquesto he excedido en algunos particulares casos, porque

auii

dizen algunas cosas que en aquesta lengua no fueran bien recebidas,

y por la misma causa he cercenado algunas dellas. También he dilatado otras algunas, por hazerlas más inteligibles, que estavan cortas, porque el original las suple con los retratos de las figuras que en él están debuxadas, y en ésta traducidn no se han podido estampar por la carestía assi del artífice

he encubierto y dissimulado algunos nombres de personas que eú

por no

como de

la obra.

Assimismo

discurso de aquesta obra se citan,

que mi intento ha sido que no iiaya cosa con que las orejas de los píos puedan aunque bien se conoce que el mismo intento tuvieron los autores originarios de

ser católicos,

eer ofendidas:

aquestas historias, mas en su natural patria

Al

el

fin

Cap.

añadió

I:

el

(cUe un

les es

comedido más

libertad,

debaxo de ser

catolicosty.,,

traductor tres historias de su coseclia:

monstruo que

el

año de mil y quinientos y cincuenta y cuatro nació en

la villa

de Medina del Catnpo». Cap. II: (íDe un monstruo que

el

año 1563

tiacio

en Jaén». (Está hiátoria, verdaderamente mons-

INTRODUCCIÜÍÍ estilo.

Muy

XXVII

será encontrar galicismos en hi pura y tersa locución de las Histo-

difícil

rias jjrodif/iosas^ que salieron enteramente castellanizadas de

imprimiéndoles

el sello

manos

del traductor,

de su nativa ó adoptiva leng-ua, como cuadraba al señorío j le

manejaban

humanas como no

fuese para

pujanza de nuestro romance en aquella edad venturosa, hasta cuando extranjeros de origen, que no hacían profesión de letras

y aplicaban su industria á libros forasteros, que tampoco por la dicción eran notables, ni se encaminaban al público más selecto. Libro de mera curiosidad

traficar

con

ellas,

y entretenimiento truosa,

do

es el de las Historias, recopilación de casos prodigiosos

un sacerdote

(lo

Turmeda

sacn'Ieg-o

recuerda

líi

manera de

los

extraordi-

y

cuentos anticlericales que Fr. Anselmo

intiTcaló en su Disputa del Asno.)

Cap. III:

Además

c(.De

un prodigio que

el

año ló79 se vio en Vizcaya, cerca de

intercala en el texto alguno

la villa

que otro párrafo suyo, por ejemplo éste

do Bermeo».

(f ol.

54 de

la edi-

ción de Madrid), al tratar de ciertos peces voladores:

«Uno de el

aquestos mismos pescados monstruosos, ó particular especie de voladores, he visto yo

traductor de aqueste libro en

el

museo de Gonzalo Argote de Molina,

ilustre cavallero

de aquesta

ciudad de Sevilla y veynteiquatro de ella, provincial de la Santa Hermandad de la provincia del Andaluzia, que tiene de muchos libros raros y otras varias curiosidades; el qual después presentó a

Mateo Vázquez de Leca,

secretario de la

Magestad del Católico Rey don Felipe nuestro señor, único

protector de los virtuosos».

Ocasionalmente triduce algunos versos de Virgilio, Horacio y Lucano, y también algunos de Ronsard (pp. 254, 255, 384, 395), de Boyssiero (p. 388) y de otro poeta francés (en lengua latina) cuyo nombre no expresa (p. 292). Estas versiones no son inelegantes, como puede juzgarse por estas dos cortísimas muestras del «famoso poeta Pedro Konsardo, en algunos do sus graves versos que «escribió,

abundosos de admirables sentencias»: El valeroso padre siempre engendra hijo imitador de su grandeza, Y assi por solo el nombre de la raza Es el joven caballo apetecido, Y el podenco sagaz sigue al venado Sólo imitando a sus progenitores. Que es cosa natural el heredarse De los padres los vicios y virtudes.

Al

Los malos acarrean en la tierra Pestes, hambres, trabajos y tormentos,

Y

causan en el aire mil rumores, Para con el estruendo amedrentarnos, Y vezes hay noa íingen a la vista

Dos

Y Y Andrea Pescioni,

sin

Soles, o la

Luna escura y negra,

hazen que las nubes lluevan sangre, que horrendos prodigios se nos muestren.

duda oriundo de

años de 1572, dando trabajo á

Italia,

empieza á figurar en Sevilla como editor por

los

prensas de Juan Gutiérrez y Alvaro E-cribano, que estamparon á su costa algunos libros, entre ellos el Solino, De las cosas maravillosas del mundo, traducido por Cristóbal de las Casas (1573).

que

las

En 1581 tenía ya imprenta propia, de la cual salieron una porción de libros como el Libro de la Morderla de Alfonso XI y el Viaje ó Itinera'

hoj^ son joyas bibliográficas,

Ruy González de Clavijo en su embajada al Gran Tamerlán, publicados uno y otro por Argote la Crónica del Gran Capitán, los Diálogos á& Bernardino de Escalante, varias colecciones poéticas de Juan de la Cueva, Joaquín Romero de Cepeda, Pedro de Padilla, y el rarísimo tohfio que

rio

de

de Molina;

contiene Algunas obras de Fernando de Herrera, Desde 1585 Pescioni aparece en sociedad con Juan de León. Hasta 1587 se encuentra su nombre en portadas de libros. (Vid. Escudero

Imprenta en Sevilla

y Peroso, Tipografía Hispalense (Madrid, 1894), (Sevilla, 1892), pp. 82-84.)

p. 33,

y Hazañas y

la Riia,

La

DE LA NOVELA

ORÍGEÍí'ES

xxvili narios, de

fenómenos

insólitos de la naturaleza, de supersticiones, fábulas

escoltadas siempre con algún testimonio clásico: »

que no compruebe con

ria

el

«No

patrañas,

y

escriviré caso fabuloso, ni histo-

autoridad de algún escritor de crédito, ora sea sacro ó

Con

esta salvedad pasa todo, ya bajo el pabey Solino, ya bajo la de médicos y naturalistas del siglo XVI, como Conrado Gresnero y Jerónimo Cardano, á quien con especial predilección se cita. Hasta la demonología neoplatónica de Miguel Psello, Porfirio, lámblico »

profano, griego ó latino»

90

(p.

vuelta).

llón de Eliano, Julio Obsequente, Plinio

esta compilación, llena, por lo demás, de disertaciones orto-

y Proclo logra cabida en doxas.

Hay

capítulos especiales sobre los terremotos, diluvios

y grandes avenidas; sobre

cometas y otros «prodigios y señales del cielo»; sobre las erupciones volcánicas; sobre las virtudes y propiedades de las piedras preciosas, de las plantas y de las aguas.

los

Pero

el fuerte

de los tres autores son los monstruos: su

libro,

de

más de ochocientas

páginas, ofrece amplio material para la historia de las tradiciones teratológicas, desde las clásicas

tos

de Sirenas, Tritones, Nereidas, Faunos, Sátiros y Centauros, hasta los par-

monstruosos, las criaturas dobles ligadas y conjuntas, los animales de figura huma-

na, los

hombres que llevan terneros

tas, los

forest

al

descubierto las entrañas, los cinocéfalos, los hermafrodi-

y lechónos monstruosos y

otra infinidad de seres

anómalos que Belle-

sus colaboradores dan por existentes ó nacidos en su tiempo, notando escru-

y

la fecha y demás circunstancias. Aparte de estas aberraciones, contiene el libro otras cosas de interés y de más apacible lectura: curiosas anécdotas, narradas con garbo y bizarría. Así, en el capítulo

pulosamente

de los amores prodigiosos novelas cortas, refinado

(XXH

de la

1.''

de Mileto,

tomada de Ateneo,

historia de

y sentimental decadentismo, que presenta una rarísima competencia de gene-

rosidad amorosa entre dos meretrices. Así,

Boaistuau á

los referidos

Jionesta voluptate^ »

que llamaríamos

parte) ingiere, entre otras

de la cortesana Plangon

la

ditísimo

uno de que

él

fue testigo en Aviñón cuando «oía

j docto varón Emilio Ferreto»

gastronomía en

la

(p. 96),

En

época del Renacimiento.

fidelidad de los perros

de los convites monstruosos, añade

al tratar

por los antiguos y á los que consigna Platina en su libro

no olvida ni

al

Scaligero, ni al famoso Becerril, de

allí

página curiosa para

De

leyes del eru-

la historia

de

largo capítulo del entendimiento

el

la

y

de Montargis, cuya historia toma de Julio César

que habla tanto Gonzalo Fernández de Oviedo en

su Historia de Indias.

No

sólo las rarezas naturales

y

los casos extraños

de vicios y virtudes, sino

lo

sobrenatural propiamente dicho, abunda sobremanera en estas Historias, cuyo único fin es

eficaz

sorprender y pasmar la imaginación por todos los medios posibles. Ninguno tan como los cuentos de aparecidos, fantasmas, visiones nocturnas, sueños fatídicos,

travesuras de malignos espíritus, duendes

De

siones de almas en pena. diversas.

A

Máximo;

la tragedia

la

Geniales.^ de

que anunció

las

Cardano, como

trasgos;

de Cleonice, en Pausanias; el

combates de huestes aéreas, proce-

todo esto hay gran profusión, tomada de las fuentes

antigüedad pertenecen muchas

Atenodoro, en Plinio

Días

y

Joven). Otras son

(los el

fantasma que se apareció

más modernas, entresacadas

Alexandro de Alexandro, coino

la visión

de Margarita

la

al filósofo

á veces de los

de Cataldo, obispo de Tarento,

desventuras de la casa aragonesa de Ñapóles

la historia

más

mancebos de Arcadia, en Valerio

(p.

103), ó de

Jerónimo

milanesa y de su espíritu familiar

(p.

109).

Pero nada hay tan singular en este género como un caso de telepatía que Belleforest

.

INTRODUCCIÓN no por información ajena, sino por

reLata.

que no será

inútil

xxix

hal^erle acontecido á ól

mismo

(p.

361),

este género de creencias, supersticiones ó lo

conocer hoy que

y que

fueren vuelven á estar en boga y se presentan con vestidura científica: «Algunos espíritus se lian aparecido ú lioinhj-es con quien en vida han tenido amis-

y

tad,

manera de despedirse

esto á

aquesto yo doy liento,

aver

mas tan

me

despierto

acaecido, es que

como

lo

dellos,

quando de aqueste mundo

partían.

once do

noche, solo

la

un dia de

me

la

Natividad de Nuestra Señora, que es á ocho de

llegué a un peral para coger unas peras,

puso delante una figura blanca de un hombre, que excedía qual en

me

el

aspecto

me

de

ha acaecido, y no fue estando dormido ni soñoestoy ahora que escrivo aquesto, y el caso que digo

Setiembre, unos amigos mios e yo fuymos a holgamos a un jardín, y siendo ya las

Y

me

que á mí mismo

fe

pareció que era

mi padre, y

so

me

y

común

la

vi

que

como

me

se

proporción,

llegó para abra(,'arme: de

el

que

y di un grito, y a él acudieron aquellos mis amigos para ver lo que me avia sucedido, y aviendo me preguntado qué avia ávido, les dixe lo que avia visto, aunque ya se avia desaparecido, y que sin duda era mi padre. Mi ayo me dixo que sin duda se devia de aver muerto, y fue assi, que murió en aquella hora misma que se me representó, aunque estavamos lexos en harta distancia. Aquella fue una cosa que me haze creer que la oculta ligadura de amistad que hay en los cora9ones de los que ver-

yo

atemorizó,

daderamente

se

aman puede

ser causa de

que

se representen algunas especies, ó

seme-

janzas de aparecimientos; y aun también puede ser que sean las almas mismas de

me puedo

nuestros parientes ó amigos, ó sus Angeles custodes, que yo no

que sean

persuadir

espíritus malignos»

Son de origen español algunos de pilación francesa. toria del león de

A

Fr. Antonio de

Androcles (epístola

los materiales

que entraron en esta enomie com-

Guevara siguen y traducen literalmente en la hisXXIY de las Familiares); en la de Lamia, Laida

enamoradas antiquísimas»

LIX), y en el razonamiento celebérrimo del Villano del Daimbio^ esta vez sin indicar la fuente, que es el Marco Aurelio.

y

Flora, «tres

(ep.

El obispo de Mondoñedo, con toda su retórica, no siempre de buena calidad, tenía excelentes condiciones de narrador las

y hubiera

brillado en la novela corta, á juzgar por

anécdotas que suele intercalar en sus libros, y especialmente en las Epístolas Fa-

miliares. Recuérdese, por ejemplo, el precioso relato que pone en boca de viejo de

Granada, testigo de la llorosa partida de Boabdil y de

madre (ep. VI de la Seguiida Farte). Amplia materia suministró también á

las

un moro

imprecaciones de su

las Historias pivdigiosas otro prosista espa-

y cronista cesáreo Pero Mexía, comameno como Guevara, pero nada semejante á él en los (que es inafectado y aun desaliñado con cierto dejo de can-

ñol de la era de Carlos V, el magnífico caballero pilador histórico

y moralista

procedimientos de su didez sabrosa), ni despreciar,

y

estilo

menos en

que, por

el

la

puntualidad histórica, que nuestro Fr. Antonio afectaba

contrario, respetó siempre aquel docto

y

diligente sevillano,

digno de buena memoria entre los vulgarizadores del saber. Su Silva de varia

lección.^

publicada en 1540 y de cuyo éxito asombroso, que se sostuvo hasta mediados del siglo xvii,

dan testimonio tantas ediciones castellanas, tantas traducciones en todas

las

lenguas cultas de Europa, es una de aquellas obras de carácter enciclopédico, de que

Renacimiento gustaba tanto como famosos como

las

la

Edad Media, y que

Noches Áticas^ de Aulo

el

tenía precedentes clásicos tan

Gelio; las Saturnales., de Macrobio; el

Ban-

.

DE LA XOVELA

ORIGE]N"ES

X3X

quete de los sofistas, de Ateneo. Los humanistas de Italia habían comenzado á imitar este género de libros,

amantísimo de

aunque rara vez

componían en lengua vulgar. Pero Mexía,

los

suja nativa, que procuró engrandecer por todos caminos, siguió este

la

nuevo j holgado sistema de componer con especies sueltas un libro útil y Los capítulos se suceden en el más apacible desorden, única cosa en que

el libro se

Ensayos de Montaigne. Después de una disertación sobre la Biblia de Setenta, viene un discurso sobre los instintos y propiedades maravillosas de las hor-

asemeja á los

deleitable.

los

«Hame

migas:

parecido escribir este libro (dice Mexía) por discursos

»

diversos propósitos sin perseverar ni guardar orden en ellos,

»

nombre

capítulos de

y

y por esto le puse por y bosques están las plantas y árboles sin orden ni » regla. Y aunque esta manera de escrivir sea nueva en nuestra lengua Castellana, y »creo que soy yo el primero que en ella haya tomado esta invención, en la Griega y » Latina muy grandes autores escrivieron, assi como fueron Ateneo... Aulo Gelio, Ma»crobio, y aun en nuestros tiempos Petro Crinito, Ludovico Celio, Nicolao Leonico y Silva, porque en las silvas

Y

pues

lengua castellana no tiene

bien se considera) por qué

»

otros algunos.

»

reconozca ventaja a otra ninguna, no sé por qué no osaremos en ella tomar las inven-

»

ciones que en las otras, y tratar materias grandes,

la

(si

como

»lo hazen en las suyas, pues no faltan en Espaila agudos

los italianos

y

»yo, preciándome tanto de la lengua que apreudi de mis padres »

mostraron preceptores, quise dar estas

»nos,

y

ellos principalmente quiero

que

vigilias a los

me

otras naciones

y

altos ingenios.

Por

como de

que no entienden

la

qual

lo

que

me

los libros lati-

agradezcan este trabajo: pues son los más

que más necesidad y desseo suelen tener de saber estas cosas. Porque yo cierto y » he procurado hablar de materias que no fuessen muy comunes, ni anduviessen por el los

»

»

vulgo, que ellas de



fuessen grandes y provechosas, a lo menos a mi juyzio» lo mucho que Boaystuau, Tesserant y Belleforest tomaron de

Para convencerse de la

obra de Mexía, traducida ya

tivos capítulos de las Historias con lo

Nereydas»

mucho y

,

«de algunos hombres

más que

francés en 1552, no hay

al

muy

que en

crueles»

la

cotejar los respec-

Silva so escribe «de los Tritones

y

«de algunos exemplos de casados que

,

fielmente se amaron», «de los extraños y admirables vicios del emperador

Heliogábalo, y de sus excesos y prodigalidades increíbles» «de las propiedades maravillosas y singulares de algunos ríos, lagos 3^ fuentes» «de algunas cosas maravillosas ,

,

que aparecieron en

cielo

y

tierra»

y

otros puntos

que sería

fácil

nios alegados son los mismos, suele serlo hasta el orden

declaran

Pero

y la

los

argumentos que

las

señalar.

Los testimo-

nalabras con que se

se traen para hacer creíbles tan desaforados portentos.

Silva de varia lección es obra de plan

razonable que las Historias prodigiosas. lo increíble, ni se

y

mucho más

No predomina

aquí

vasto

y también más

ción con su época, Pero

Mexía parece un

espíritu culto

y

y aun

así osa cojitradecir

muy

XXXIV

->

los grandes, digo

que engordan más, y

así teniéndolos los reyes

más

»las alas de la soberbia, crecen en. ;>

renta

y

en suma tranquilidad y paz, quitadas tranquilidad...

Pues demos gracias á

Dios que en estos reinos nadie puede hacer agravio ni demasía á nadie, y

»en manos

está el cetro

que hará á todos

como hoy diríamos, ardiente

justicia igual»

si la hiciese,

(^).

mismo que y de ningún modo quería admitir la superioridad de los antiguos sobre los modernos. Es curiosísimo sobre esto su capítulo De invenciones nuevas: «Cuan » enfadosa es la gala que tienen algunos de quejarse del tiempo y decir que los hombres Era,

partidario de la ley del progreso, lo

Cristóbal de Yillalón,

»

de agora no son tan inventivos ni tan señalados, y que cada hora en esto va empeorando! Yo quiero, pues, volver por la hom-a de esta nuestra edad, y mostrar cuanto en in-

»

venciones y sotilezas al

:>

mundo

de agora somos en cargo...

En

las ciencias

y

artes hace

»el tiempo de agora al antiguo grandísima ventaja... Cuanto á la pintura, dejen los anti»

guos de blasonar de sus milagros, que yo pienso que como cosas nuevas

falto de varias hojas, sino

que en

las

que debió de ser retocado ó interpolado imichos años después de

admirala

muerte

página 16 están citados libros de Fr. Prudencio de Sandoval y de don Alonso Núñez de Castro, los cuales de ninguna manera pudo conocer D. Luis Zapata, que escribía del autor, puesto

la

antes de 1592, (')

«Aunque

los libros de caballerías mienten, pero los

buenos autores vánse á

la

sombra de

la

verdad, aunque de la verdad ala sombra vaya mucho. Dicen que hendieron el yelmo, ya se ha visto.

Y

que cortaron

las mallas

de

las lorigas:

ya también en nuestros tiempos se ha

todos los golpes que fingen de Amadis y los fieros hechos de los gigantes, los de los españoles celebrasen» (pp. 20

y

«Del autor del famoso

21).

si

visto...

Una

higa para

hubiese en España quien

libro poético de

Amadis no

se

sabe hasta hoy el nombre, honra de la nación y lengua española, que en ninguna lengua hay tal poesía ni tan loable» (p. 304). (")

De

los

alumbrados do Llerena; de

las

lena de la Cruz y Sor María de la Visitación, las cercanías de (^)

Madrid, trata largamente en

Miscelánea, pp. 331-334.

doe monjas milagreras de Córdoba y Lisboa, Magday de ciertos «falsos apóstoles» que se presentaron en

el ctvpítulo

«de invenciones engañosas» (pp. 69-76).

INTRODUCCTON j>

que aquellos

roU; y creo

»de

xxxix

agorfi de

tan celebrados Apeles y Protóg-eues y otros, á las estampas Miguel Augel, de Alberto Uurero, de Kafael de Urbino y de otros íarno-

»sos modernos no pueden igualarse... Ni en la música se aventajaron los antiguos, que

»en

ella

»tras

en nuestra edad ha habido monstruos y milagros,

ti-aían

y árboles, háse de entender con esta alegoría ([xw eran fieras y plantas música do entonces, porque era cosa nueva, se espantaban; ([ue agora de

sí las tieras

;>los

que de

:>las

maravillas de este arte,

^>

Anfíon y Orfeo

(iiio si

la

más consumada que nunca,

espantan. l*ues ¿cuándo igualaron á las comedias

^Terencio y de Planto?»

Y

hombres no

los

se

admiran ni

farsas de agora las frialdades de

y

aquí comienza un largo capítulo de invenciones del Rena-

cimiento; unas grandiosas y otras mínimas, entusiasmándose por igual con el descubri-

miento de

con

las ludiaS;

con

la Artillería, (|ue

para hacer tinta,

el

circunnavegación del globo terráqueo, de Aparicio,

el

arte de hacer bailar los osos

este curiosísimo trozo

tiempo de Felipe

la

el aceite

II,

con

la

enumeración de

á quien da

el

guayaco y

y

t-on la

Imprenta y

la zarzaparrilla, las recetas

de criar gatos de Algalia. Termina

el

las obras públicas llevadas á

dictado de «príncipe republicano»

,

que tan extraño

sonará en los oídos de muchos: tro,

avivan los ingenios de los suyos, y les hacen hacer cosas admirables, y se

como

>]a gloria

al capitán general de cuanto sus soldados hacen,

era sin duda,

como aunque no fuese ningún Montaigne). No

el

les

nues-

debe

aderezan y limaír»

(').

todos los escritores llamados oísaijisüís (y

xVlguna vez se contradice Zapata, 61 lo

cabo en

se conq^adece, por ejemplo,

tanto entusiasmo por las novedades de su siglo, entre las cuales pone la introducción del verso toscano por

tratando de poesía

Boscán y Garcilaso, con otro

pasaje, curiosísimo también, en que,

y de poemas, dice sin ambages: «Los mejores de todos son los roman-

»ces viejos; de novedades Dios nos libre, y de leyes y sectas nuevas y de jueces nue-

»vos»

Como

(-).

casi todos los españoles

de su tiempo, vivía alta y gloriosamente satis3" era acérrimo enemigo de las sectas

fecho de la edad en que le había tocado nacer,

nuevas, á

en

lo

menos en

religión

y en

política.

Ponderando

de París de 1590, que hizo levantar

el sitio

elocuencia

(^).

el fanático

Profesa abiertamente

más

feroz, la apología de

la

el

heroísmo de

el

los ligiieros

príncipe de Parma, llega hasta la

doctrina del tiranicidio,

y hace, como pudiera

Jacobo Clemente: «Salió un

fraile

dominico de

»

París a matar por el servicio de Dios al tirano favorecedor de herejes; y llegando á

-->

hablarle, le dio tres puñaladas, de que

»

á hierro, á fuego, violenta

» religioso

/.ballos»

murió

el rey,

y furiosamente, mas de

de Dios y su siervo,

al

la

no de

la

guerra que suele matar

mansedumbre y santidad de un

cual bienaventurado ataron á las colas de cuatro ca-

(*].

Para conocer

y preocupaciones de una época ya remota, y que, sin embargo, nos interesa más que otras muy cercanas, libros como el de Zapata, escritos sin plan ni método, como gárrula conversación de un viejo, son documentos inapreciables, mayormente en nuestra literatura, donde este género de misceideas, costumbres, sentimientos

láneas familiares son de hallazgo poco frecuente.

tenimiento por donde quiera que se

O

PP.

la

La de Zapata

ofrece materia de entre-

abra y es recurso infalible para las horas de

350-3(50.

C*)

P. 365

(")

Pág. 209, aDe fe, firmeza y conatanciaj», y 224, nDel cerco de

() Pág. 40.

Puríej),

ORIGEÍÍES DE LA ÍÍOVELA

XL tedio, (¡up

no toleran otras lecturas más graves. De

a(|uel abigarraflo conjunto brota una un período sorprendente. Baste lo dicho en recomendación de este libro, que merecía una nueva edición, convenientemente anotada, así en la parte histórica como en el material novelístico ó novelable que contiene, y que

visión histórica liastante clara de

generalmente no se encuentra en otras compilaciones, por haber quedado inédita

la

de

Zapata,

Antes de

llegar á las colecciones de cuentos

propiamente dichas, todavía debemos

consagrar un recuerdo á la FhUosophia n/Iga?- (IññS). obra por tantos títulos memorable del

humanista sevillano Juan de

Erasmo. en cuvas ideas ci('»n.

críticas

,Mal

Lara,

((ue,

á imitación de los Ad/rgíost de

estaba imbuido^ emprendió comentar con rica erudi-

agudo ingenio y buen caudal de sabiduría práctica

los refranes castellanos, lle-

gando á glosar hasta mil en la primera parte, única publicada, de su vasta obra ('). En ella derramó los tesoros de su cultura grecolatiua, trayendo á su propósito innumerables autoridades de poetas antiguos puestos por él

jnoralistas é historiadores; pero gustó

en verso castellano, de

más todavía de exornar

filósofos,

la declaración de cada

proverbio con apólogos, cueutecillos,

íiicecias, dichos agudos y todo género de narraciones brevísimas, pero tan abundantes, (|ue con entresacarlas del tomo en folio de la Phi/osophia Vulgar podría formarse una floresta que alternase con el Sobremesa y el

Porta-cumtos de Timoneda. Algunas de estas consejas son fábulas esópicas; pero la mayor parte parecen tomadas de la tradición oral ó inventadas adrede por el glosador para explicar

un poco más

el

origen del refrán, poniéndole, digámoslo

libres

y también más extensos que

así,

en acción. Tres cuentos,

los otros, están

en verso y no carecen

intención y gracejo. No son de Mal Lara, sino de un amigo suyo, que no quiso revelar su nombre: acaso el licenciado Tamariz, de quien se conservan inéditos otros (le

del mismo estilo y picante sabor (-). Pero de los cuentos en verso prescindimos ahora, por no hacer interminable nuestra tarea, ya tan prolija de suyo. 3ral Lara había pasado su vida enseñando las letras clásicas. ;,Quién se atreverá á

decir ([ue le apartasen de la comprensión

y estimación de

la ciencia popular, en

que

tanto se adelantó á su tiempo? Al contrario, de los antiguos aprendió el valor moral é histórico de los proverbios ó ixiremías. El

luimanistas, en ella

renovó

(')

La

el

Erasmo ante

mismo fenómeno observamos en

estudio de la antigüedad; en el

Plúlosoplúa Vulgar de loan de

Mal Lara,

Comendador Hernán Núñez,

rezino de Sevilla.

A

la C.

fin);

Acabo

se

vena y con infatigable

R. M. del Rey

Philippe nuestro señor dirigida. Primera parte que contiene mil refranes glosados. Sierpe. En casa de Hernando Díaz. Año 156S.

(Al

otros grandes

todo, que abrió por primera vez esta riquísima

En

Dan

la calle de la

de imprimir esta primera izarte de la Philosophia Vulgar, que contiene mil refra-

nes de los que se usan en Bespaña.

muy leal ciudad de Sevilla, en FoL 30 hs. prls. y 294 folios.

y

En

casa de Hernüdo Díaz, Impressor de libros.

la calle de la Sierpe.

A

En

la

muy

noble

veynte y cinco días del mes de Abril 1568.

Es la única edición en que el texto de Mal Lara está completo. Las de [Madrid, por Juan de la Cuesta, 1018, y Lérida, por Luis Menescal, 1021, añaden los Refranes del Comendador Hernán Núñez, pero carecen de los importantísimos preámbulos de Mal Lara.

Q) Novelas «de

la tinta», «de las flores», «del portazgo», «de los bandos», «del ahorcado», etcéCreo que también pertenece á Tamariz ]a «del Corderitoi) (el «enxemplo de Pitas Payas» que ya iiabía contado el Arcipreste de Hita). Son varias las copias anti.í^uaR de estas novelas ó fábulas,

tera.

como también

se intitulan.

.

IXTRODUCCTON

de nuestros rofnuies. y en Rodri.uo Caro, iliislrador de los juegos de los mucha-

L-oleclor

chos. Creía

Mal Lara. v todo su incstimal)lo

No

libro se

encamina

á probarlo,

que

liay arte ó ciencia en letras apartada,

vulg-o

(^Hie el

Xo

xm

no

la

tenga decorada.

ha escrito pi-og-rama más elocuente de foll-lorc que aquel PrcdnihiiJo de la P////ofiophi(í Vulgar, en que con tanta claridad se discierne el carácter espontáneo y se

saber del vulgo, y se da por infalible su certeza, y se marcan las

))r»^cieutíñco del

cipales condiciones de esta primera y rápida intuición del espíritu

En

primeros hombres...

los

]>riii-

humano.

fresco se pintaban las imágenes de aquella

(dice) al

divina sabiduría heredada de aquel retrato de Tlios en

hombi"e, no sin gran merced

el

dibuxado... Se puede llamar esta scieucia, no libro esculpido, ni trasladado, sino natu-

y estampado en memorias y en ingenios humanos;

ral

y,

según dize

Arist(')teles,

pares-

cen los Proverbios o Refranes ciertas reliquias de la antigua Philosophia, que se perdió por las diversas suertes de los hombres,

Xo hay

como

-burla,

antiguallas...

di/e Hesiodo». Jjihro natural llama en otra parte á los refranes, que él

pretende emparentar nada

que hubiese

tes

y quedaron aquellas como

refrán que no sea verdadero, porque lo que dize todo el pueblo no es do

fih'ísofos

menos que con

la

antigua sabiduría de los turdetanos.

en (irecia tenía España fundada

la




campos apacientan acaben

:^

los

y dan por bueno?... Es grande maravilla que se

populosas ciudades, las bárbaras Pyrámides, los más

moneda que va de mano en mano gran distancia de leguas, y de allá misma ligereza por la circunferencia del mundo, dejando impresa la doctrina... Son como piedras preciosas salteadas por ropas de gran precio,

vuelve con la

-señal de su :>

las

poderosos reynos. y que la Philosophia Vulgar siempre tenga su reino dividido en todas las provincias del mundo... En fin, el refrán corre por todo el mundo de boca en boca, según

;>

ovejas, saben

superbos ediñcios,

que arrebatan

los ojos

Coincidió con

con sus lumbres»

Mal Lara, no ciertamente en

lo

elevado de los propósitos, ni en

lo

procedimiento de explicar frases y dichos proverbiales por anécdotas y chascarrillos a posteriori., el célebre librero de Valencia Juan de Timoneda, que en 1563, y quizá antes, había publicado el Sobremesa y alivio de camina)i-

gallardo del estilo, pero

tes ('), colección

tiene en la

más



en

el

minúscula, que, ampliada en unas ediciones y expurgada en oti"as, completa (Valencia, 1569) dos partes: la primera con noventa y tres

cuentos, la segunda con setenta (*)

El Sobremesa y

y

dos, de los cuales cincuenta pertenecen al

alivio de caminantes de

graciosos dichos, cuentos heroycos y de

mucha

Joan Timoneda:

dominio de

en el qual se contienen affahles y

sentencia y doctrina.

(Al 'iDPsa tle

la

fin): Caragora, en casa de Miguel de Guesa. 156.^, 8.", let. gót. Las dos partes del Sohretienen respectivamente XXTT y XXI hojas foliadas. En otras 21 hojas sin foliar van, á modo

apéndice, dos trutadillos de noticias históricas:

Memoria hispana copilada por Joan Timoneda,

en



Memoria Valentina. hallaran cosas memorables y dignas de saber y en que año acontecieron. Esta edición, descrita por Briinet, lia de sor, por lo menos, la segunda, reimpresa de una de

qual

se

Valencia, donde

—A

lirio

Timoneda publicaba lodos sus

libros.

de caminantes compuesto por luán de Timoneda.

En

esta última impreísion

van quitadas

.

.

orígenes de la novela

xLii la

.

paremiología. Tanto éstos como los demás están narrados con brevedad esquemática,

duda para que «el discreto relatador) pudiese amplificarlos y exornarlos á su guisa. Pero esta misma concisión y simplicidad no carece de gracia. Yéase algún ejemplo: Caento XL (2.'' parte). «Por qué se dijo: jjerdices me manda mi padre que coma^> sin

«Un padre envió su hijo á Salamanca á estudiar; mandóle que comiese de las cosas »más baratas. Y el mozo en llegando, preguntó cuánto valía una vaca: dijéronle que »diez ducados, y que una perdiz valía un real. Dijo él entonces: según eso, perdices me » manda mi padre que coma». Cap. XLII.

«cl^or

qué

se dijo:

no hará sino cenar

«Concertó con un pintor un gentil-hombre que

»de

y por descuido que tuvo en

Cristo,

lar su yerro, añadió al

»

bajo,

*

apóstoles, respondió el pintor:

»

correo no hará sino cenar

En

y

un comedor

la cena

no reciba pena vuestra merced, que ese que

del

Campo

mal sonantes que en

las otras imjíressiones estarán.

impresso por Francisco del Canto.

la lioja 3." sig-nat. t.

está

'?>

empiezan

los

Año

Con Ucen-

de 1563.

cuentos de Joan Aragonés. (Salva.)

— FA Sobremesa y alivio de caminantes de loan Timoneda... Agora de nuero añadido ptor autor, assi en los cuentos

como en

como

partirse»

superjlaas, deshonestas y

En Medina 12."

pintase en

la

señor rehusando de dársela por la falta que había hecho en hacer trece

el

muchas cosas cia.

le

pintura pintó trece apóstoles, y para disimutreceno insignias de correo. Pidiendo, pues, la paga de su tra-

»

y

partirsey^

ij

las

memorias de España

?/

el

mismo

Valencia (líetiato de Timoneda). Impreso

con licencia. Véndese en casa de Joan Timoneda. ( Al Jin). (ÍÁ-cuho se de imprimir este libro del »Joan Navarro, a 5 de Mayo. Año de 1509»,

Solirern esa.



8." let. gót. sign,

Además de Poética: que

es

a

g,

todas de ocho hojas,

menos

la última,

y Alivio de Caminantes en casa de

que tiene doce.

(Salva.)

dos Memorias Hispana y Valentina, contiene este raro lihrito una Memoria mui breve compendio de cdgunos de los más señalados Poetas que hasta hoy ha hulas

vido (sic). (Ejemplar que fue de Salva y hoy pertenece á la Biblioteca Nacional).

— Valencia, por Pedro de Hnete, 1570 fCitada por Ximeno, Escritores del reino de Valencia). — Alivio de Caminantes, compuesto por Juan Timoneda. En esta ultima impresión van quitadas muchas cosas superfinas^ deshonestas y mal sonantes que en las otras estavan. Con licencia. Impresso en Alcalá de Henares j^or Sehastia Martines. Fuera de la puerta de los sanctos Martyres. M.D.LXXVI. 12.",

72 pp.

dol)les.

Hasta setenta y cinco cuentos de

los

(íEpistola al lector. Curioso lector:

por do

))dolas, )jeii

que

me

el

que hay en

Como

oir,

la edición

de Valencia faltan en ésta.

ver y leer sean tres causas principales, ejercitán-

hombre viene a alcázar toda sciencia, esas mesmas han tenido fuerza para comigo componer el libro presente, dicho Alivio de Caminantes, en el qual se con-

dispusiese a

)Uienen diversos y graciosos cuentos, afables dichos y muy sentenciosos. Asi que fácilmente lo que )>yo en diversos años he oído, visto y leido, podras brevemente saber de coro, para decir algún

más importa para ti y para mí, porque no nos tengan por friáque estando en conversación, y quieras decir algún contecillo, lo digas al propósito de lo »que trataren; y si en algunos he encubierto los nombres á quien acontescieron, ha sido por celo de

))Cuento de los presentes. Pero lo que ))ticos, es

íhonestidad y evitar contiendas. Por tanto, ansi por ))pien80

no se

me

el

uno como por

el otro, te

— Amberes, 1577. Sigue texto de expurgadas. — Sevilla, en casa de Fernando de Lara, 1596. (Biblioteca Nacional, al

— Pamplona,

número de

las

la

de Gayan-

Xovelititaa anteriores

ú Cervan*

procedente de

expurgadas).

el

Sobremesa, pero no íntegro, en

de Autores Españoles). Sigo

corriente.

cual

1608 (Catálogo de Sora).

Aribau reimprimió tes (3.°

el

las

el

gos, Pertenece

pido perdón,

podrá negar. Vale.)^ (Biblioteca Nacional).

la

numeración de

loa

el

tomo de

cuentos en esta edición, por ser

la

más

.

INTKODUCCIÓN Cap. LXYIII. «Por que so

dijo: sin. esto

xliii

no sabrás

¡//lisallas,)

«Un caballero dio á im mozo suyo vizcaino unas turmas de carnero para que se »las guisase; 7 á causa de ser muy ignorante, diulo un papel por oscripto cómo las »

había de guisar. El vizcaino púsolas sobi'e un poyo, vino un gato y llevóse las turmas;

»al »

fin,

no pudiendo habellas, teniendo

aprovecha

llevallas,

que

sin esto

el

papel en las manos,

dijo: ¡ali gato!

poco

te

no sabrás guisallas».

que Tiraoneda llama «apacibles y graciosos cuon;>tos, dichos muy facetos y exomplos acutísimos para saberlos contar en esta buena ;>vida», encontró manera de resumir en algunos de ellos el argumento de novelas enteras de otros autores. Tres del DeccuNcrone (V í, 4; Vil, 7; X 1) han sido reconocidas

Con

ser tan microscópicos estos

,

por miss Bourland en El Sobroncsa

(').

Todas están en esqueleto:

la facecia del coci-

no tienen más que una pata pierde su gracia y hasta su sentido en Timoneda. Melchor de Santa Cruz, en su Floresta Española^ conserva mejor los rasgos esenciales del cuento, aun abreviándole mucho (-). El de cornudo y nero que pretendía que

las grullas

apaleado es por todo extremo inferior á una novela en redondillas que hay sobre el mismo asunto en el Romancero General de 1600 (^). El que salió menos mal parado de los así

y

cuentos decameronianos es

ti-es

el

de

la

mala

estrella del caballero

Rugero;

pei-o,

todo, es imposible acordarse de él después de la lindísima adaptación que hizo

Antonio de Torquemada en sus Coloquios Satíricos

(1)

Boccaccio and the líDecamerom)

C)

uJuan de Ayala, señor de

una pierna de

ella á su

m

la villa

('').

casülian and catalán literature, pp.

121), 13:5,

de Cel)olIa, voló una grulla: su cocinero

mujer. Sirviéndosela á

la

145.

la guisó,

y dio

mesa, dixo Juan de Ayala: «¿Y la otra pierna?^

Respondió el cocinero: «No tenia más de una, porque todas las güilas no tienen sino una». Otro dia, Juan de Avala mandó ir á caza al cocinero; y hallando una bandada de grullas que estaban todas en un pie, dixo el cocinero: «Vea v. md. si es verdad lo que dixe». Juan de Ayala arremetió con su caLas grullas volaron y estendieron sus piernas, y dixo: «Bellaco, mira si el cocinero: «Cuerpo de Dios, señor, dixérades «ox, ox» á la que plato, y entonces ella extendiera la pierna que tenia encogida», (Floresta Espaüola^

ballo, diciendo: «ox, ox».

itienen dos piernas ó una». Dixo

»teníades en

el

ed. de

Madrid, 1790, p. 73). Casi en los mismos términos, pero sin atribuir

los Cuentos de

Garibay, y de

allí la

la

anécdota á persona determinada, se reliere en

tomó probablemente Santa Cruz. (Sales

Ei^pañolas, de A. Paz

y

Melia, tomo II, pág. (U). (^)

Es

la

que comienza:

Huvo

un cierto mercader

Que en Valladolid

vivia,

El qual mercader tenia Una hermosa mugar...

(Romancero General, Madrid, por Luis

Sancliez, IGOO, fol. 344-345 vto.)

(*) «Quiero deziros en breves palabras una novela, que

quando niño me acuerdo que me conta-

Un Rey que huvo en los tiempos antiguos, de cuyo nombre no tengo memoria, tuvo un criado que le sirvió muchos años i;on aquel cuidado y fidelidad que tenia obligación, y viéndose ya en la

ron.

y que otros muchos que no avian servido tanto tiempo, ni tan bien como él, avian recevido grandes premios y mercedes por sus sei vicios, y que el solo nunca avia sido galardonado, ni el Rey le avia hecho merced ninguna, acordó de yrse a su tierra passar la vida que le quedava en gran-

vejez

y

gear un poco de hazienda que tenia. Para esto pidió licencia, y se partió, y el Rey le mandó dar una raula en que fuesse: y quedó considerando que nunca avia dado nada aquel criado suyo, que

y

teniendo razón de agraviarse, se yva sin averie dicho ninguna palabra.

Y

para experimentar

más

su paciencia invió otro criado suyo que haziendose encontradizo con él fuese en su compañia dos o tres jornadas y procurase de entender si se tenia por agraviado; el criado lo hizo assi y por mucho

.

ORÍGENES DE LA NOVELA

xLiv

El mismo procedimiento aplica Timoneda á otros novelUeri italiauos, dejándolos materialmente en

los huesos.

Como

en su tiempo no estaban impresas las novelas de

Sacchetti, ni lo fueron hasta el siglo xviii, os claro

aquel célebre narrador florentino

que no procede de

la

novela 67 de

gracioso diciio siguiente, que indudablemente está

el

tomado de

las Facecias de Poggio {'): «Fue convidado un nescio capitán, que venia de

Italia, por un señor de Castilla á comer, j después de comido, alabóle el señor al capitán un pajecillo que traia, muy agudo j grau decidor de presto. Visto por el capitán, y maravillado de la agudeza del

merced

pajecillo, dijo: \ El

Rey

le

la

lo

las

que

sentia,

espuelas, dixo: «llarre allá

avia menester, y dexava do darla donde avia necessidad della, que era en

respondió: «¿Piensas que tengo yo toda

la

la

culpa? La mayor parte tiene tu ventin-a,

no quiero dezir diclia o desdicha, porque de verdad estos son nombres vanos, mas digo ventura, tu negligencia y mal acertamiento fuera do sazón y oportunidad. Y porque lo creas quiero que hagas la esperiencia dello». Y assi lo metió en uña cámara, y le mostró dos arcas yguales, ygnalmente ade-

«La una está llena de moneda y joyas de oro y plata, y la otra de arena: escoge que aquella llevarás». El criado después do averias mirado muy bien, escogió la de la

rezadas, diziéndole:

una

dolías,

Y

arena.

entonces

el

Rey

le

dixo: «Bien as visto que la fortuna te haze

yo, pero yo quiero poder esta vez

más que

la

fortuna», y assi

le

el

agravio tan bien

como

dio la otra arca rica con que fue

bienaventurado»,

(Los colloqu'ws (') Fac.

satíricos...

CCXI:

hechos por Antonio de Torquemada... 1553 (Mondoñedo), fols.

IV y V).

«.Cujusdam. jnieri miranda responsio in Angelottu)i% cardinalem^>

Algunas otras Facecias del humanista florentino se encuentran taml)¡éu en el Sobremesa, por la GO.", que es el cuento primero en la colección de Timoneda: ade eo qui iixorem in ffumine peremptam qicaerehaty>. ejemplo

uxorem quae in ilumine perierat quaerens, adversus aquam proficiscebatur Tum quicum deorsum secundum aquae cursum illam quaeri adnionerot: «Nequáquam hoc ))modo reporietur», inquit. «Ita enim, dum vixit, difiícilis ac moro-a fuit, reliquoruinque moribus ))contraria ut nunquam nisi contrario et adverso flumine etiam post mortem ambulassct». The Facetiae orjocose Tales of Poggio... Paris, Liseux, 1879, t. I, p. 100). Algunas de estas Facecias estaban traducidas desde el siglo xv en la colección del infante «Altor,

-i>da.m

admiratiis,

D. Enrique de Aragón. Aun en via, 1813, íe

encuentran en

la

las

últimas ediciones de

X. «.De midiere qnni vinim defrandaritt). el

de Esopo,

v. g.,

en

la

de Scgo-

— Fái)ula XV.

«De

la

mujer y del marido encerrado en

palomar».

L aFahula un

las Fál)ulas

última sección («Fábulas Coletas») las siguientes Facecias:

hijo,

IL

prima, cujusdam Cajeiani panperis naucJerin.

— F;íbula

XVI. «Do

la

mujer quo

parii'i

siendo su niarido ausente)). (íDe medico qui dementes

et

insanos

— Fál)ula

XIX. «Del

— Fáiinla

XX. «Del

ciirahaf>>.-

loco y del cavallero

y ca-

zador».

XXXVI aDe

Sacerdote qui caniciüum

sepelirit.

Sacerdote y do su perro, y

del Ot)ispo»,

En

las

ediciones antiguas hay más, ontro ellas la indecentísima 43: no sé si la

pienso de hacer», dijo

tomado en

el

mesmo

que ya perdidos

tenía,

un lugar bien seguro; agora teugo otra

lugar,

tan seguro es oso

si

y despedidos,

el ciego;

ciones), el í^obrcmesa

tanta,

como vos

decís»

.

labrador tornó la cantidad (|ue

el

«Así lo le

habia

lugar, por coger los otros. Vueltos, el ciego cogió sus dineros

muy

y

«Nunca más perro

alegre, diciendo:

manera quedó escarmentadov (-). En suma (y para no hacerme pesado en florestas

menos. Imagi-

tengo los otros ó en otra parte». Respondió el labrador:

«En verdad que yo no mudaria >

visitallos, bailólos

el

mesmo, y díjole: «Señor, como bien querría que me diósedes un conse,io, y es: que yo tengo

cierta cantidad de dinero escondida en

»

yendo á

dia

de un árbol en un campo,

labrador los hubiese tomado, fuese á ól

el

paresceis

Un

al pie

alicio

ele

examen de

el

al

tan ligeras

salteó el cuento del caballero de los

muchos

apellidos,

En

aquesta

y fugaces produc-

caminantes^ según uso inmemorial de

y misceláneas, está compilado de todas partes.

De

molino».

los autores

Bandello (parte

S."",

de

nov. 41)

que no encuentra posada

libro

para tanta gente: en las Epístolas familiares^ de Fr. Antonio de Guevara, varios ejemplos de filósofos antiguos

eran

y

Preceden á

los

consabidas historietas de Lamia, Laida y Flora, que

las

quintaesencia del gusto

la

mundano para

cuentos de Timoneda

{^)

en

los lindos

y galancetes de entonces. de Medina del Campo, 1563,

las ediciones

udendo le parole di questo fanciiillo, dice verso la brinon fu ma¡ nessiin fanciullo savio da piccolino, che non fnsse pazzo da grande. II fanciullo, Dudando questo, disse: in fe di Dio, gentiluomo, voi dovest' essere un savio fantolino». (Delle Novelle di Franco Sacchetti Citladino Fiorentino. Parte Prima. In Firenze, 1724. «Messeí- Valore quasi tiitto scornato,

( ')

))gata: e'

pp.

I(i9

«Messer Valore de' Buondeltnonti

110.

('

conquiso e riinaso scornato da una parola, che nn

»fancinllo gli dice, essendo in Roinagna»). (^) Novella

O.XOVIII. «Un cieco da Urvieto con

»r¡ni, fa tanto col

suo senno, che chi

gli

(Delle Novelle di Franco Sacchetti Ct.

..

ha toki,

gli

gli

occhi mentaü, cssendoli fiirato cento

iio-

rimettc donde gli ha levati».

Parte Secouda, pp. 142- 147).

Hieronymi Morlini, Purthenopei Novellae, fahulae, comoedia. Editio

ieríia einendata et aucta,

París, Jannet, 1855, p. 86. (')

Muy

publique

nado

lo

el

rápidamente he hablado de

ellos.

Su estudio más minucioso queda reservado para quien

Fahidario ó Novelero español, empresa digna de tentar

mismo á

los

la

an)bic¡ón de cualquier añcio-

estudios populares que á los de tradición erudita. Apenas hay anécdota del

Sobremesa que no pueda dar motivo á una curiosa nota.

No

quiero omitir que entre ellos ñgura

(1.''

cuento 72) el apólogo clásico del poeta y el menestral que le estropeaba sus versos, aplicado por D. Juan Manuel, en el prólogo general de sus obras, á un trovador de Perpiñán, y por Sacchetti parte,

á Dante:

«Filogeno, famosísimo poeta, viendo que unos cantareros cantaban sus versos trastrocando y ellos, con un báculo que llevaba dio en los jarros y quebrólos, diciendo: (iPues vos-

quebrando de

»otros dañáis mis obras,

3-0

Todavía es más curioso

también dañaré

las vuestras».

siguiente ejemplo, en que un cuentecillo de

Timoneda viene á ilustrar un episodio de una comedia de Lope de Vega, cuyo argumento está tomado de la antigüedad romana.

Eu

el tercer

el

fascículo de la Zeitschrift für romanische Fhilologic (1905,

t.

XXIX)

se ha publi-

onÍGEKES BE LA KOVELA

%i\n

Alcalá, 1576, doce «de otro autor llamado

y

Juan Aragonés, que sancta

gloria liaya»,

persona de quien no tenemos más noticia. Es lástima que estos cuentecillos sean tau pocos, porque tienen carácter

más nacional que

de Timoneda. Dos de ellos son

los

dichos agudos del célebre poeta Garci Sánchez de Badajoz, natural de Ecija; tres se refieren á cierto juglar ó truhán del

Bey

Católico, llamado Velasquillo, digno predece-

sor de D. Francesillo de Zúñiga. Pero otros están ilística,

como

el

tomados del fondo común de

mucha

cuento del codicioso burlado, que tiene

195 de Sacchetti

('),

con

la fábula

cado una nota de Stiefcl sobre

Ia«

S.''

de

la

Séptima

fuentes del Episodio de

JSToche

la

la

de Straparola, con

Capa en

nove-

analogía con la novela

el

acto 2." de

la

ba-

El Honrado

Hermano. Está en Timoneda, Alivio de caminantes (núm. 29, parte 1.-') y en el Libro de chistes de Luis de Pinedo (Sales Españolas de Paz y Melia, pp. 310 y 312). Timoneda: «Venido un embajador de Venecia íi la corte del gran turco, dándole audiencia á él> juntamente con otros muchos que había en su corte, mandó el gran turco que no le diesen silla al embajador de Venecia, por cierto respecto. Entrados los embajadores, cada cual se sentó en su debido lugar. Viendo de brocado hasta

el

veneciano que para

el suelo,

su debido acatamiento

al

y asentóse encima

gran turco, salióse

faltaba

él

della. el

silla,

quitóse una ropa de majestad que traia

Acabando todos de

esto dijo el gran turco: «Mira, cristiano, que te dejas tu ropa »los embajadores de Venecia

relatar sus embajadas,

embajador veneciano, dejando su ropa en

acostumbran dejarse

las sillas

y.

y hecho

el suelo.

A

Piespondió: «Sepa su Majestad que

en que se asientan».

Pinedo: «Dicen que un Embajador de Venecia, en presencia de la Pieina Doña Isabel, y visto que no le daban silla, se desnudó la ropa rozagante que llevaba, y la puso en el suelo doblada, y sentóse;

y después que hubo negociado, se fué en cuerpo. La Pieina envió un mozo de cámara que le Embajador respondió: «Ya la Señoría no necesita de aquel escabel». Y no quiso

diese la ropa. El

tomar

la ropa».

Pinedo

(p. 312):

Duque de Alba y

«D. Juan de Velasco, hijo del Condestable D, Bernardino, entró á visitar

Confieso que ambos textos Honrado Hermano en la colección académica, aunque

me

al

No le dieron luego silla: dobló su capa, y sentóse en el suelo». se me pasaron por alto al escribir el prólogo de la comedia de El

á otros grandes.

tanto el libro de

Timoneda como

el

de Pinedo,

primero desde mi infancia y el segundo desde que el Sr. Paz y Melia le sacó del olvido. Pero también el Sr. Stiefel, que tan agriamente censura los descuidos ajenos, olvidó en el

fuesen familiares;

el

presente caso otro librejo todavía

más vulgar en España,

en cuya séptima parte (Z)e dichos ¡jraciosos) se lee le

la

Floresta de Melchor de Santa Cruz,

mismísimo cuento, siendo verosímil que de alU tomase Lope, que cita más de una vez aquella colección popular de apotegmas y chascarrillos. «Un escudero fué á negociar con el Duque de Alba, y como no le diesen silla, quitóse la capa, el

y asentóse en ella. El Duque le mandó dar silla. Dixo el Escudero: «V. Señoría perdone mi mala crianza, que como estoy acostumbrado en mi casa de asentarme, desvanecióseme la cabeza». Como la capa, Tra^-éndosela un page, que á mí me ha servido de silla, y no quiero llevarla más á cuestas». Los versos de Lope de Vega que corresponden á esto son los siguientes:

Iiubo negociado, salióse en cuerpo, sin cobijarse

le

dixo: «Servios de

»el!a,

CüEíACio

1."

Vuelve, Horacio, fuerte.

1."

Toma

¿A qué?

Horacio. CuRlACio

el

manto.

Horacio.

¿Para (jué?

GuiílAi.lo 1."

Pues ¿por qué

Horacio.

No me acostumbro llevar La silla en que me asenté.

has de dejar?

OXCV. «Uno villano di Francia avendo preso uno sparvicro del He Fiiippo di Vauno maestro uscier del Pe, volendo parte del dono a luí fatto, ha vonticinquc battiturc».

(') Novella »lois, e

le

(Sachetti, Norelle, Parte 2:\ pp. 134-137).

INTRODUCCIÓN inglesa Sir Clcges

liida

uno de

el

oti'os

fundadores de

los

«Solía

j

un

villano

textos que

la novelística

muy

que

«Xo

pensando que

tengo de dejar entrar

te

si

no

('),

un rey muchos presentes de poco valor, y muchos donaires. Acaesció que una vez

rey haría mercedes

el

doctísimo Félix Liebrecht

le decía

viUano tomó unas truchas, y llevólas (como

el

la sala real,

el

comparada.

gracioso llevar á

rey holgábase mucho, por cuanto

de

enumera

XLvit

solía) á presentuí- al rey, el

por haber parte

al villano,

me das la mitad de lo muy buena voluntad, y

que

el

rey

te

portero le

dijo:

mandare dar».

así entró y presentó las truy más con las gracias que el villano le dijo; y muy contento, le dijo que le demandase mercedes. Entonces el villano dijo que no quería otras mercedes sino que su alteza le mandase dar quinientos azotes. Espantado el rey de lo que le pedía, le dijo que cuál era la causa por que aquello le demandaba. Respondió el villano: «Señor, el portero de vuestra alteza me ha demandado la mitad

El viHano

chas

»de

lo dijo

rey.

al

que

lo

placía de

Holgóse cou

el presente,

mercedes, y no hallo otra mejor para que á 61 le (juepan doscientos azotes». al rey que luego le hizo mercedes, y al portei'o mandó cas-

las

Cayóle tanto en gracia tigar»

(2).

Dos

ó tres de los cuentos del

Sobremesa están en catalán,

ó si se quiere

en dialecto

más en otra colección rarísima de TimoEl Buen aviso y portacuentos (1564), que Salva poseyó {^), pero de la cual no hemos logrado hasta ahora más noticias que las contenidas en el Catálogo de su biblioteca: í.El libro primero, intitulado Buen Aviso^ contieno setenta y un cuentos del mismo vulgar de Valencia. Acaso hubiera algunos

neda,

género que los del Sobremesa^ con gracioso,

á veces

y

con

el

diferencia de

una especie de moraleja de

versos. El libro segundo, ó sea el

igual clase, pero

la

el

la historieta,

mismo Timoneda

.

En

el

van puestas en cinco

las distinguió

y

ó seis

éstos,

de

esta colección

perfectamente en la Epístola

1564 de El Buen Aviso: «En

imprimí primera y segunda parte del Sobremesa y alivio de caminantes^

(') Geschichíe

(2)

sentencia ó dicho agudo

Algunos han confundido

al benigno lector (|ue va al principio de la edición de >dias pasados

la

Porta cuentos^ comprende ciento cuatro de

no tienen nada metrificado»

Sobremesa^ pero

que

der ProsacUchiungen. Berlin, 1851,

Libro de

lox

enxemplos

(n.

146 de

p.

la ed.

257.

de Gayangos) hay

lui

apólogo que tiene

el

sentido y que se halla también en el Poema de Alexandre (coplas 2197-2201). uEs enxemplo de un rey que conocia dos omes, uno muy codicioso, otro muy invidioso, é pro-

mismo

le demandasen, en tal manera que el postrimero hobiese don doblado. E esperando el uno al otro que demandase, el rey mandó al invidioso que dcman>'dase primero, é demandó que le sacasen un ojo porque sacasen al otro amos los suyos, e non quiso »pedir cosa buena porque el su prójimo non la hobiese doblada». (^) El Bue aviso >/ 2J0)-tac tientos de loan Timoneda: en el qual se contienen innumerables y (jraciosos dichos^ y apazibles acontescimientos para recreación de la vida humana, dirigidos al sabio y discreto lector (Retrato de Timoneda, el mismo que va en el Sobremesa). Con 2Jr¡uilegio Re(d. Iirtpresso D.LXiiij (1564). Véndense en casa de loan Timoneda. 8.", 56 en Valencia en casa de loa Mey.

»met¡óles que los darie cualquier don que ))el

M

folios.

La En

licencia del santo oficio es de 12 de Setiembre de 1563.

29 comienza con nueva portada la «Segunda parte del Porla eventos de Ivan Timoqual se contienen diversas sentencias, memorables dichos, y graciosos cuentos, agora

el fol.

»neda, en

el

»nuevamente compuestos. Año 1564». Ximeno cita una edición de Valencia, por Pedro de ciudad, por Juan Navarro, á 5 de Mayo de 1569.

ITueto, 1570,

y Fuster

otra de la

misma

.

y uuiuü

;

>

NOVELA

OKlGENEtí DE LA

xLviii este tratado

haya sido

vencieron que imprimiese

muy

muchos amigos y señores mios, me cou-

acepto á

presente llamado Bicen aviso y Porta cuentos^ á

el libro

» donde van encerrados y puestos extraños y muy facetos dichos». Parece, sin embargo, que ambas colecciones fueron refundidas en una sola (Recreación y jjasatienipo de

el mismo Salva un ejemplar sin principio ni fin, y por tanto La segunda y tercera parte de este librillo comprendían las anécdotas del Buen Aviso^ con numerosas variantes y muchas supresiones ('). Timoneda, cuyo nombre va unido á todos los géneros de nuestra literatura popular

caminantes)^ de

la cual

tuvo

sin señas de impresión.

ó popularizada, á los romances, al teatro sagrado

y profano,

á la poesía lírica

volantes, no se contentó con ensayar el cuento en la forma infantil

mesa y

del

(¿1566?),

Buen

Aviso.

formando

la

A

en hojas

y ruda del Sohre-

mayores alturas quiso elevarse en su famoso Patrañuelo

primera colección española de novelas escritas á imitación de las

tomando de ellas el argumento y los principales pormenores, pero volviendo á contarlas en una prosa familiar, sencilla, animada y no desagradable. En lo que no de

Italia,

hizo bien fue en darse por autor original de historias que ciertamente no había inventado,

diciendo en la Epístola al amantísimo lector: «No te des á entender que lo que en el >

presente libro se contiene sea todo verdad, que

lo

nids es flnyido

y compuesto de

niies-

poco saber y bajo entendimiento; y por más aviso, el nombre del te manifiesta clara »y distintamente lo que puede ser; porque Patrañuelo se deriva de patraña, y patraña » no es otra cosa sino una fingida traza tan lindamente amplificada y compuesta que »

tro

»

paresce que trae alguna apariencia de verdad» Infiérese del

mismo prólogo qué todavía

el

nombre de novelas no había prevalecido

en España, á pesar del ejemplo del traductor de Boccaccio y algún otro rarísimo: «Y »así, semejantes marañas las intitula mi lengua natural A^alenciana Eondalles., y la tos-

»cana Novelas, que quiere » >

»

relatados, para

puestos»

( '

que no pierdan

que

tal

at[uel asiento

y

lustre

y gracia

la

parte superior de las páginas).

))Cuento8 sacados de la Floresta Española de Melchor de Sta. Cruz»

C^) Sólo el canónigo Mayans, en su prólogo de

El Pastor

La cuarta parte contiene la Memoria Hispanea.

— Primera parte de las Patranyas casa de Sebastian Martínez

8.»

de Filida, cita un Patratluelo de Va-

comprobada por

la

aprobación

en.

las qiiales se tratan

.

el

admirables cuentos^ graciosas marañas

discreto relatador.

Con

licecia en

Alcalá de Hena-

15 76. (Biblioteca Nacional).

127 fols.

Tasa.

nentre

(.(.otros

copia en las siguientes (Valencia, 22 de Setiembre de 1566).

y delicadas invenciones para saber las contar res, en

con

como aquí van con que fueron com-

y

lencia, 1566, pero la existencia de tan rara edición está indirectamente ijue se

te desvelaré

los sepas contar

(-).

Alivio de caminantes (así en

)

pues no velas, yo

decir: Tú, trabajador,

algunos graciosos y asesados cuentos, con

el

— Aprobación de Joacjiíin Molina. —-Licencia del canónigoTomásDasi. — Privilegio. — Soneto

— Soneto de Amador de Loaysa, en loor de obra. — Epístola aman— Texto. — Tabla. — Una hoja sin foliar con dos quintillas tituladas ((Disculpa de

auctor y su pluma».

ríssiino Lector.

»Joan Timoneda a

los

al

la

pan y aguados de

la

prudencia colegiales del provechoso Silencio».

— Barcelona. Año 1578,

Al jin: ((Fue impresso el presente Patrañuelo en »Jayme Sendrat. Año 1578». 8.°, 103 folios. (Biblioteca

la

insigne ciudad de Barcelona en casa de

Nacioiuil, ejemplar de Salva).

— Bilbao, 1580, Por Matías Mares. (Biblioteca Nacional). — El discreto primera de las Patrañas de Joan de Timoneda, en tertuliante;

jxirte

trata de admirables Cuentos ¡jraciosos, Novelas cjem-plares,

las cuales se

marañas y delicadas invenciones para saber

— INTRODUCCIÓN No pasan

\hix

de veintidós las ijalrañas do Timonoda, y á excepción de una sola, que

puede ser original

(')

j

muy

vale

poco, todas tienen fuente conocida, que descubrió

antes que nadie Liebrecht en sus adiciones á la traducción alemana de la llislorij of fiction de

Dunlop

(-).

Estas fuentes son tan varias, que recorriendo una por una las

imfrañas puede hacerse en tan corto espacio un curso completo de novelística. Kl padre de la liistoria entre los griegos, padre también de la narración novelesca

como

en prosa, por tantas y tan encantadoras leyendas

suministrar á la ¡Mitraña díex y seis

el relato

107-123). Pero es seguro que Timoneda no

misma

trae la

le

do

recogió en sus libros, pudo

la fabulosa infancia

tomó

de Ciro (Clio^

que

de Herodoto, sino de Justino,

narración, aunque abreviada y con variantes, en el libro 1 de su epí-

al castellano en 1540 por Jorge de Bustamante. Algún detalle, que no está en Herodoto y sí en aquel compendiador (3), y la falta de muchos otros que se leen en el historiador griego, pero no en Justino, prueban con toda evidencia esta derivación. Por el contrario, Lope de Vega, en su notable comedia Contra valor no han (Jfsdiclm., tomó la historia de Herodoto por base principal de su

tome de Trogo Pompeyo, traducido

poema, sin excluir alguna circunstancia sacada de Justino

C"^).

Del gran repertorio del siglo xiv. Gesta Romanoriun, cuyo rastro se encuentra en todas las literaturas do Europa, proceden mediata ó inmediatamente las patrañas

y

que corresponden á

11/'',

los capítulos

81 y 153 del Gesta. Trátase en

el

5.*

primero

repugnante y fabulosa historia del nacimiento é infancia del Papa San Gregorio Magno, á quien se suponía iiijo incestuoso de dos hermanos (•^), arrojado al mar, donde cierta

le

encontró un pescador, y criado y adoctrinado por un abad. Esta bárbara leyenda,

contar

sabio y discreto relatador. Sacudas segunda

el

ver:

a luz

ijor

José de

Afranea

y Mendoza. Con

Madrid en la oficina de Manuel Martin. Se hallará en la librería de P. Tejero, calle de Atocha, junto a San Sebastian (1759). La licencia se dio «con calidad de que no se impiinia la patraña octava». Es edición incorrecta, además de mutilada. El ridículo cambio del Patrañuelo en el Discreto Tertuliante no pasa de la porlicencia en

tada: en lo alto de las páginas se da al libro su título verdadero.

En

ejemplar que tuvo Salva un curioso moderno había anotado

el

ñas, pero

las

fuentes de varias patra-

no siempre son exactas sus indicaciones.

— El Patrañuelo está íntegramente reimpreso en

la

colección de Ariban (Novelistas anteriores á

Cervantes). (')

Me

(•)

Geschichte der prosadichtungen... pp. 500-501.

O

«Indignado

refiero á la patraña

el

novena.

rey de semejante traición, juntó

muy

gran hueste y vino sobre Ciro y

llar-

pago, y llevándolos de vencida á los soldados que iban huyendo, salían las madres y sus mujeres al encuentro, que volviesen á la batalla. Y viendo que no querían, alzándose las madres sus faldas y

mostrando sus vergüenzas, á voces altas decían: «¿Qué es esto? ¿Otra vez queréis entrar en los vienDtres de vuestras madres?» Los soldados de vergüenza desto volvieron á la lialalla con grande áni-

mo»

(Timoneda).

aPulsa itaque quuní Persarum

acies paullatim cederet, matres et uxores eoruui

obviam occurrunt:

orant in praelium revertantur. Cunctantibus, subíala veste, obscoena corporis ostendunt, rogantes «.num '»in

úteros

matrum

vel

Mxorum

velint refugere».

Hac

repressi castigatione, in 2»'oeliuni redeunt: etfacta

impressione, quos fugiebant, fugere compellunt)') (Just., (*) Vid.

Ilist..,

I,

G).

mis obsers'aciones preliminares sobre esta comedia en

el

tomo VI de

la

edición acadé-

mica de Lope de Vega. ('')

Gesta Romanoruní, ed. de

na dispensatione

et

Hermann

Oesterley (^Berlín, 1872), pp. 399-409 (De mirabili divi-

ortu beati Gregorii Papae), y las versiones que cita el

ORÍGENES DE LA NOVELA.



11.

d

mismo

Oesterley, p. 725.

.

ORÍGENES DE LA NOVELA

L

que,

como

otras

ricordia divina,

muchas de su clase, tenía el sano propósito de mostrar patente la miseaun con los más desaforados pecadores (puesto que Gregorio viene á

ser providencial instrumento de la salvación de su madre), parece ser de origen ale-

menos un poeta de aquella nación, Hartmann von der Aue^ que vivía en el primero que la consignó por escrito en un poema de 3.752 versos, que sirvió de base a un libro de cordel muy difundido en los países teutónicos, San Oregorio sobre la piedra. Los antiguos poemas ingleses la citta.

»festa

il

Lo vivo

e pieso,

confessa

essere stato

lui

vero, e al fratre é perdonata la

1'

la

lanza alia resta, seguelo per tutta

omicida; volesi giustiziare. II cavaliere mani-

non meritata morte.»

II Novellino di Masuccio Salernitano restituito alia sua antica lezione da Luigi Settemhrini, poli,

En Masuccio la acción de la novela pasa en Salamanca, y el protagonista Diego de Arévalo. Timoneda, que por otra parte abrevia mucho el cuento, héroe es «un quistor llamado Sbarroya».

tro el

Na-

1874. Pág. 7. es

un

fraile, el

Maes-

le traslada á París

y

patraña 18 es la novela 20 de las Porretane de Sabadino degli Arienti: «Misser Lorenzo Spaza cavaliero Araldo se la fa convenirc denanti al pretore da uno nolaro: il ))quale dimostrato non csser in bono sentimento: et Misser Lorenzo libero se parte lassando el notaro La.

«scernito et desperato».

Fol.

(Al

XVII íin):

de las Settanta Novelle.

Qai finiscono

le

dolce et amorose Settanta nnuelle

diño degli Arienti Bolognese. Intitúlate a

Nouam'ete hitiloriade

et

lo

carréete per el doctisaimo

la iaclyla Cita de Venetia stampate.

Xel

dd preclaro homo

misaer lohanne Sala'

Daca

de Ferrara,

homo Sebastiano Manilio. Et con grande

aitentionc in

inuictissimo signare Hcrcule Estl'se

M.CCCCCX

(1510) a di

XVI de

Marzo.

INTRODUCCIÓN la

vasta colección del obispo de Agen.

Eu

liii

19 encontramos una imitación libro y muy (') (Amores de Felicia, Lionata y Tim-

la

abreviada de la novela 22 de la Primera Parte breo de Cardona), sugerida en parte por

Y

canto

Blanco

del Criando Furioso^

A

{-).

Xo

óste lo fue por

y Ginebra, en un episodio análogo de Tirante

su vez la novela de Bandello es fuente

del cuento

thio,

tiothing

como

episodio de Ariodantc

el

de Timonoda y de

la

común de

el

el

otra de Giraldi Cin-

comedia de Shakespeare MiicJi ado

(ihoitt

(;').

menos curiosidad para

la Patraña sétiDuquesa de la Rosa». Esta comedia existe y es la más notable de las tres que nos quedan del famoso repi-ssentante Alonso de la Vega. Pero ni la novela está tomada do la comedia ni la comedia de la novela. Alonso de la Yega y Juan de Timoneda tuvieron un mismo modelo, que

tiene

ma. «De

doza

2.''

de las de Bandello, titulada

Duckessa di Savoja, con varii

c di'lla

de la poesía romántica

hay hecha comedia, llamada de

este cuento pasado

es la novela 44, parte

la historia

e

Amare

la

di

Don Oiovanni

mirabili accidcnti che

di

Men-

interrcngono.

í}'

amigo el noble milanos Filipo Baldo, que un caballero español cuando anduvo por estos reinos (*), y en

F)andello pone esta narración en boca de su

decía habérsela oído á

semejanza con otras leyendas caballerescas españolas de origen ó aclima-

efecto, tiene

tadas

muy

de antiguo en nuestra literatura

(^).

El relato de Bandello es

muy

largo

y

recargado de peripecias, las cuales en parte suprimen y en parte abrevian sus imitadores.

Uno y

cambian

otro

el

nombre de Don Juan de Mendoza, acaso porque no

les pareció

conveniente hacer intervenir un apellido español de los más históricos en un asunto de

pura invención. Timoneda

llamó

le

el

Conde de Astre y Alonso de

Para borrar todas

Dulcelirio de Castilla.

Yega

la

el infante

llamaron entrambos

las huellas históricas,

duquesa de la Eosa á la de Saboya. Uno y otro convienen en suponerla hija del rey de Dinamarca, y no hermana del rey de Inglaterra, como en Bandello. De los nombres de la novela de éste Timoneda conservó únicamente el de Apiano y Alonso de la Vega ninguno.

Timoneda hizo un pobrísimo extracto de la rica novela de Bandello: omitiendo hermana de Don Juan de Mendoza á Italia, la fingida enfermedad de

viaje de la

duquesa y (')

»col

la

intervención del médico, dejó casi sin explicación

«Novella XXII. Xurra

Re Piero

d'

Aragona

in

il

sign. Scipione Attellano

Messina,

avennero prima che per moglie

))clie

Novelhdi Multen Bandello, (-)

Vid. Orígenes de la novela,

Dunlop-Liebrecht,

(*)

«Vi narrern una mirabile

mi fu

li

innamora

di

come

il

sig.

Fenicia Lionata, c

Timhreo i

de

el

Caríona, essendo

varii e fortnnevoli accidenti

prendesse.»

t.

I, p.

COLVII.

p. 'J88.

¡storia

che giá da un cavaliere Spagnuolo, essendo

io altre

volte in

narrata.»

Vid. Novelle di Mañeo Bandello... Vobime sesio, Milán, 1814, pp, 187-145. C) La más antigua é importante de estas leyendas es la de la libertad de

mania por

di

á Santiago;

IMilano, Silvestri, 1813. T. II, pp. 99-150.

(3)

)»Spagna,

s'

el viaje

el

la

Conde de Barcelona, sobre

romances viejos (pp. 271-276). En

la

cual he escrito largamente en

el

Rosa Gentildel mismo Timoneda

la

emperatriz de Ale-

tomo

II de

162 de

mi Tratado

Primavera un largo y prosaico romance juglaresco sobre este tema. Es leyenda de origen provenzal, y debió de popularizarse muy pronto en Cataluña; pero antes que Desclot la consignare en su Crónica existía ya una variante castellana (la falsa acusación de la Keina de Xavarra defendida por su entenado D. líamiro), que recogieron el arzobispo D. Rodrigo Ion

de Wolf)

la

(n.°

la

ha}»^

y

la

Crónica general.

ORÍGENES DE LA NOVELA

Liv

reconocimiento por medio del anillo y en cuatro líneas secas

suprimió en

el

despachó

incidente tan dramático de la confesión.

el

desenlace

el

una impertinente carta de

los

embajadores de

En

cambio, añade de su cosecha

duquesa de

la

Kosa

la

rey de Di-

al

namarca.

Alonso de acción

la

Yega, que dio en esta obra pruebas de verdadero talento, dispuso

mucho mejor que Timoneda y que

apenas tolerable en

la

mismo Bandello

visto

en

la

más

como en Timoneda,

casto recuerdo de

el

la

la

absurdo,

el

vida y sólo conocía por fama, y

ni

un

esposa

fiel

un inocente amor

como en

brutal capricho fisiológico,

Bandello, que la hace adúltera de intención, estropeando

mo. Es

cae en

desatinada peregrinación para buscarle. Su pasión no es ni una insen-

sata veleidad romántica,

pureza de

No

(').

cuentos orientales, de hacer que la duquesa se enamore loca-

los

mente de un caballero á quien no había

emprenda

el

el tipo

con su habitual cinis-

juvenil que no

empaña

intachable

la

á sus deberes. Si emprende el viaje á Santiago os para implorar

un acto de piedad, el cumplimiento de un voto; no es una farsa torpe y liviana como en Bandello, preparada de concierto con el médico, valiéndose de sacrilegas supercherías. Cuando la heroína de del Apóstol la curación de sus dolencias.

Su romería

es

Vega encuentra en Burgos al infante Dulcelirio, ni conocer: sus almas se comunican en silencio cuando el infante deja Alonso de

él ni ella

la

dan á

se

caer en la copa que

ofrece á la duquesa el anillo que había recibido de ella al despedirse de la corte de su

padre en días ya lejanos.

La

Como Timoneda y Alonso

dello

y

á

la. infancia del arte.

de la Vega, aunque con méritos desiguales, coinciden en

varias alteraciones del relato de Bandello,

recientemente por D.

mucho

nobleza, la elevación moral de esta escena, honra

quien fue capaz de concebirla en

Eamón Menóndez

hay lugar para

Pidal

(-),

de

un

la

suposición,

apuntada

texto intermedio entre

Ban-

los dos autores españoles.

Otras dos patrañas, la

I.""

y

la 13.^,

reproducen también argumentos de comedias,

según expresa declaración del autor; pero estas comedias, una de las cuales existe todavía, eran seguramente de origen novelesco ó italiano. De la Feliciana no queda más noticia

que

que da Timoneda. La Toloinea

la

de Alonso de

la

Vega, y sin duda una de

tiempo alguno se han visto sobre estropear

las tablas.

un cuento que ya en su

es la

las farsas

primera de las

más

Su autor

tres

que

se

conocen

groseras y desatinadas que en

maña posible para y repugnante. No pudo sacarle

se dio toda la

origen era vulgar

muerte y donde está citada su comedia, de toman literalmente varias frases. Hay que suponer, por tanto, un modelo italiano, que no ha sido descubierto hasta ahora. Los dos resortes principales de la comedia, el trueque de niños en la cuna y el incesto de hermanos (no lo eran realmente

del Patrañuelo^ obra impresa después de su la cual se

Argentina y Tolomeo, pero por tos populares

La patraña por

tales se tenían), pertenece al

fondo común de los cuen-

{^).

la fantasía

cuarta^ aunque de antiquísimo origen oriental, fue localizada en

de

la

Edad Media y forma parte de

ciudad. «Para entendimiento de la presento patraña es de saber que hay en (')

Vid. Tres comedian de

Alomo

de la Vega, con un prólogo de D. Marcelino

yo. Dresden, l'JOá (Gesellschuft für ronianische Uteratur. Band. Q) Cultura Española, Mayo de 1906, pág. 467. (^)

Eoma

la arqueología fabulosa de aquella

Menéndez y

G).

Vid, los paradigmas que apunta Oesterley en sus notas al Gesta

Eoma,

Romanorum,

p. 730.

Pelíi-

.

INTRODUCCIÓN deutro de los muros della,

lv

monto Aveutino, una piedra á modo de molino una cara casi la media de león y la media de liom-

al pie dol

librando que en medio della tiene

dia se llama la piedra de la verdad... la cual

»bre, cou

una boca

atenía

propiedad, que los que iban á jurar para hacer alguna salva ó satisfacción de

tal

abierta, la cual

»lo que les inculpaban^ metían la »

era interrogado^ el

hoy en

mano

en la boca, y

no decían verdad de

si

ídolo ó piedra cerraba la boca y les apretaba

la

mano

lo

do

que tal

les

raa-

»nera, que era imposible poderla sacar hasta que confesaban el delito en que habían

y

no tenían culpa, ninguna tuerza

»

caído;

>

sueltos del crimen

»

libertad»

si

que

era impuesto,

les

les

hacía

la jñedra,

y con gran triunfo

y ansí eran salvos y volvían su fama y

les

Esta piedra, que parece haber sido un mascarón de fuente, so ve todavía en de

tico

la iglesia

Veritci,

mer

que

pór-

de Santa María ¿n Cosinedino y conserva el nombre de Bocea della también á la plaza contigua. Ya en los Mirahilia urhis Romae, pri-

se da

como

texto que la menciona, está considerada

la

avanzó más, haciendo entrar esta antigualla en

tasía

el

boca de un oráculo. Pero el

ciclo

la fan-

de las leyendas vírgilia-

y mago, Jiabía labrado aquella lealtad conyugal y apretar los dedos á las

nas. El poeta Yirgílio, tenido entonces por encantador

con

efígie

principal objeto de probar la

el

adúlteras que osasen prestar falso juramento.

Una

de ellas logró esquivar

la

prueba,

haciendo que su oculto amante se fingiese loco y la abrazase en el camino, con lo cual pudo jurar sobre seguro que sólo su marido y aquel loco la habían tenido en los brazos; Yirgílio,

que

que lleno de malicia contra

el

sexo femenino había imaginado aquel arti-

mágico para descubrir sus astucias, tuvo que confesar que

ficio

vamente

indio; se encuentra en el ('nJaisaptati ó libro del

tibetana ó mongólica citada por Benfey. El

dota

muy

Macrobio (Sat.

mismo

y

6, 30).

I,

La

común

al

la

Edad Media,

cita á este propósito

un texto de

atribución á Yirgílio se encuentra por primera vez, según

que para nada suena

cuento de Timoneda, cuyo

ya que no puede 2."

Papagayo y en una colección también una anéc-

clásico conoció

en una poesía alemana anónima del siglo xiv; pero hay muchos tex-

filólogo,

tos posteriores, en

íábula

mundo

á la leyenda virgiliaua. Comparetti, que ilustra doctamente esta leyen-

da en su obra acerca de Virgilio en

el

mujeres sabían más

semejante, pero sin intervención del elemento amoroso, que es

relato oriental

el

las

y podían dar lecciones á todos los nigromantes juntos. Este cuento, como casi todos los que tratan de «engaños de mujeres», fue primitiél

serlo

el

nombre

original verdadero

ninguna de

las

del poeta latino

(').

Uno de

ellos es

no ha sido determinado hasta ahora,

dos novelas italianas que Liebrecht apuntó.

de la cuarta Noche de Straparola

(-)

La

no pasa en Roma, sino en Atenas, y carece

de todos los detalles arqueológicos relativos á la Bocea della Veritii, los cuales Timo-

neda conservó escrupulosamente. Además, y esto prueba la independencia de las dos versiones, no hay en la de Straparola rasti-o de dos circunstancias capitales en la de 'l'imoneda: la intervención del

nigromante Paludio y

la

herida en un pie que finge la

Virgilio nel Medio Evo (Liorna, 1872), t. II, pp. 120-123. «Argumento. Glauco cavallero de Alhenas recibió por adoptiva esposa a Tliilenia Céturiona, ))y por el grande celo que della tenia la acusó por adultera ante el juez, y por intercession y astucia )ide Hipólito su amigo fué libre, y Glauco su marido condenado a muerte.» Parte primera del Iwnesto y agradable entretenimiento de Damas y Galanes... Pamplona, 1612, (í)

(-)

p.

146

vta.

Es

la

traducción de Francisco Truchado.

ORÍGENES DE LA NOVELA

Lvi

mujer adúltera para que venga su amante á sostenerla, no en traza y ademán de loro, sino en hábito de villano. De la novela 98 de Celio Malespini no hay que hacer cuenta, puesto que la primera edición que se cita de las Diwento Novelle de este autor es de 1609, y por tanto

Tampoco

muy

posterior al PatraTnielo

(•).

patraña 17 venga en línea recta de

creo que la

68 de

la

las

Genio Xove-

Antiche^ porque esta novela es una de las diez y ocho que aparecieron por primera vez en la edición de 1572, dirigida por Yinceuzio J^orghini (-), seis años después de lle

haber sido aprobado para

la

impresión

el librillo

éste la tomase del capítulo final (283) del Oesta

rosos los libros profanos

que ardió en

el

y devotos que contienen

horno encendido para

el

de Timoneda.

Romanornm

(^).

Más

verosímil es que

Pero son tan nume-

ejemplar historia del calumniador

la

inocente, que es casi superfina esta averigua-

más insistir en una leyenda tan famosa y universalmente divulSomadeva y á los cuentos de Los Siete Visires (sin contar otras versiones en árabe, en bengalí y en turco), que tiene en la Edad Media tantos paradigmas, desde el fabliaii francés del rey que quiso hacer quemar al hijo de su

ción,

y todavía

lo sería

gada, que se remonta al

senescal, hasta nuestra leyenda del paje do Santa Isabel de Portugal, cantada ya por

Alfonso

el

Sabio

prestó argumento

C*^),

y que, después de pasar por

infinitas transformaciones,

á Schiller para su bella balada Fridolin^ imitada de

todavía

una novela de

Restif de la Bretonne,

Lo que



advertiremos es que

el

cuento de Timoneda,

lo

catalana del siglo xv, servilmente traducida del fabliau francés

mitiva forma de la leyenda

en que

que

el

el

acusado no

lo es

oriental-,

que es también

la

mismo que

(^),

la versión

pertenecen á

más grosera y menos

la pri-

poética,

de adulterio, como en las posteriores, sino de haber dicho

rey tenía lepra ó mal aliento

(").

La patraña catorcena es el cuento generalmente conocido en ]a literatura folldórica con el título de El Rey Juan y el Abad de Cantorbery. ISTo creo, por la i-azón cronológica ya expuesta, que Timoneda le tomase de la novela 4/ de Sacchetti ('), que es mucho más complicada por cierto, ni tampoco del canto 8."^ del Oi'landino de Teófilo Folengo, donde hay un episodio semejante. Este cuento vive en la tradición oral, y de ella hubo de sacarle inmediatamente Timoneda, por lo cual tiene más gracia y frescura (')

Vid.

Gamba (Bartolommeo),

Delle Noreüe ¡taliane in prosa. Bihliografia. Florencin, 1835.

PP. 132-133. (-)

Sobre las diferencias de estas primitivas ediciones, véase el precioso estudio de Alejandro

de Ancona, Del NovelUno

e delle

sue fonti (Studí di Critica

e

Síoria Letteraria, Bolonia, 1880), pági-

nas 219-359.

C) Gesta Romanornm, (*)

ed. Oestcrley, p. BOO,

y una

rica serie

de referencias en

la p. 749.

Cantiga 78. Parece liaber venido de Provenza. El conde de Tolcsa es quien manda quemar

á su privado. (^)

Publicada por Morel-Fatio on la Romanía,

t.

V, con una noticia

muy

interesante de Gastón

París.

C) Opina Gastón París que los cuentos occidentales de la primera serie (lepra, mal aliento) proceden de una de las dos versiones árabes, y los de la segunda serie (adulterio) de la otra, por intermedio de un texto bizantino. di Metano comanda a uno Al)ate, clie lo cliiarisca di quattro cosa imo mugiiajo, vestitosi de' panni dello Abate, por lui le cliiarisce in forma clie j)rimane Abate, e l'Abatc rimane mugnajo.» (Novelle di Franco SarrJirffi... T. I, pp. 7-10.

C)

«Messer Bernabü signore

»impossil)ili, di clie

.

INTRODUCCIÓN y

mismo tiempo más



con imitaciones (lías le

luña

lvii

precisión esquemática ([ue otros suyos, zurcidos laboriosíimente

literarias.

Todos hemos oído esto cuento en

ha vuelto á escribir Trueba con

do

el título

y en nuestros

la infancia

La Gramática parda

En

(').

Cata-

solución do las tres preguntas se atribuye al Rector de A'ailfogona, que carga

la

como Quovodo en Castilla, (¿ulero transcrila más antigua de las publicadas en España sino para dar una muestra de su estilo como

aUí con la paternidad do todos los chistes,

de Timoneda, no sólo por ser

bir la versión

y quizá

la

cuentista,

más fiel al dato tiudicional, más sabroso que limado.

«Queriendo cierto rey quitar :^

ciertos revolvedores, llamóle

»

no

á un muy honrado abad y darla á otro por «Reverendo padre, porque soy informado que

el al)adía

díxole:

conviene

sois tan docto cual

reino

y

^>Y>ov

vos

;>uas

que

rdía,

y

me

si

son declaradas, haréis dos cosas:

tal os

han levantado;

la otra

no, habréis de perdonar»,

la

una

(]ue

queden mentirosas

respondió

lo cual

el

primera que quiero que

que adonde está

el

me

medio

declaréis es que

del

mundo, y

mes

>

»

qué es

aba-

el

abad: «Diga vuestra alteza,

lo

La

sus, dijo el rey.

digáis yo cuánto valgo;

la tercera,

me

no penséis que os quiero apremiar que

:

me

si

las perso-

que os confirmaré para toda vuestra vida

A

»que yo haré toda mi posibilidad de habellas de declarar». «Pues

>

mi

estado vuestro requiere, por pacificación de

el

}'

y descargo de mi consciencia, os quiero preguntar tres pregujitas, las cuales,

y que yo pienso.

las declaréis de improviso,

la

segunda,

Y porque

andad, que un

os doy de tiempo para pensar en ello»

Yuelto

el

abad á su monesterio, por más que miró sus libros y diversos autores,

por jamás halló para las tres preguntas respuesta ninguna que suficiente fuese. Con

:>

>esta imaginación,

como

fuese por el monesterio argumentando entre



mismo muy

relevado, díjole un dia su cocinero: «¿Qué es lo que tiene su paternidad?» Celándoselo el

:

abad, tornó á replicar el cocinero diciendo: «No dexe de decírmelo, señor, porque á

-veces debajo de ruin capa yace buen bebedor, y las piedras chicas suelen -r

grandes carretas». Tanto se

»

ñero: «Yuestra paternidad haga

»

esta barba,

y como

le

lo

importunó, que se

el

las

coci-

y es que me preste sus ropas, y raparéme parezco algún tanto y vaya de par de noche en la presencia del una

no se dará á cato del engaño;

:>rey,

lo

mover

hubo de decir. Dicho, dixo

cosa,

así

que teniéndome por su paternidad, yo

le

pro-

•>meto de sacarle deste trabajo, á fe de quien soy». »

Concediéndoselo

el

abad, vistió el cocinero de sus ropas, y con su criado detrás,

»con toda aquella cerimonia

([ue convenía,

»

vido, hízole sentar cabe de sí diciendo:

"

el cocinero:

«Yengo delante de vuestra

vino en presencia del rey. El rey,

como

le

«Pues ¿qué hay de nuevo, abad?» Respondió alteza para satisfacer por

mi honra»

.

«¿Así?

veamos qué respuesta traéis á mis tres preguntas» Respondió el cocinero: Primeramente á lo que me preguntó vuestra alteza que cuánto valía, digo que vale » veinte y nueve dineros, porque Cristo valió treinta. Lo segundo, que donde está el medio mundo, es a do tiene su alteza los pies; la causa que como sea redondo como bola,

•>

dijo el rey:

.

V

^

adonde pusieren

el pié es el

•dice vuestra alteza, »

medio

que diga qué

está hablando con su cocinero»

»dad?'- Respondió: «Sí, señor,

(')

En

si;s

CtMnínx Popúlame.

.

del;

es lo

y

esto

que

Admirado

no

se

el

me puede

negar.

Lo

que cree hablar con

tercero

que

abad, y rey desto, dixo: «Qué, ¿éso pasa en ver-

piensa, es

el

que soy su cocinero, que para semejantes preguntas era

,

orígenes de la novela

Lviii

»To

suficiente,

»no sólo ;•>

le

y no mi señor

abad». Viendo

el

rey

el

la osadía

y viveza

del cocinero,

confirmó la abadía para todos los dias de su vida, pero hízole infinitas mer-

cedes al cocinero»

Sobre blicó

el argumento de la ¡xitrar/a 12.' versa una de las piezas que Timoneda puen su rarísima Tur ¿ana: Paso de dos ciegos y un mozo vniy gracioso -para la

noche de Navidad

(V;. Timoneda fue editor de estas obras, pero no consta con certeza que todas salieran de su pluma. De cualquier modo, el Paso estaba escrito en 1563, antes que el cuentecillo áQ^El Patrañuelo^ al cual aventaja mucho en desenfado y chiste. Con ser tan breves el paso y la patraña, todavía es verosímil que procedan de

alguna floresta cómica anterior

{^).

Aunque Timoneda no

sea precursor inmediato de Cervantes, puesto que entre Patrahuelo y las Novelas Ejemplares se encuentran, por lo menos, cuatro colecciones de alguna importancia, todas, excepto la portuguesa de Troncóse, pertenecen el

á los primeros años del siglo xvii, por lo cual, antes de tratar de ellas, debo decir

dos palabras de los libros de anécdotas

sean menos,

si

j

análogos

chistes,

al

Sobremesa^ que esca-

bien no todos llegaron á imprimirse y algunos han perecido sin dejar

rastro.

Tal acontece con dos libros de cuentos varios que D.

Tomás Tamayo de

A^'argas cita

en su Jimia de libros la mayor que España ka visto en su lengua, de donde pasó noticia á Nicolás Antonio.

de Villegas y Sebastián de Horozcp, aventajado

como

la

el

primero en géneros tan distintos

prosa picaresca de la Comedia Selvagia y la narración hagiográfica del Flos

Sanctorum; poeta

el

segundo de

festivo

y

picante

humor en

sus versos de burlas, inci-

piente dramaturgo en representaciones, entremeses y coloquios que tienen

tano que de sagrado; narrador fácil y sable de

la

Fueron sus autores dos clarísimos ingenios toledanos: Alonso

memorias

históricas

ameno de

más de

pro-

sucesos de su tiempo; colector incan-

y de proverbios; ingenioso moralista con puntas de

satírico

en sus glosas. Las particulares condiciones de estos autores, dotados uno y otro de la facultad narrativa en grado no vulgar, hace muy sensible la pérdida de sus cuentos, irreparable quizá para Alonso de Villegas, que entregado á graves

y

religiosos pensa-

mientos en su edad madura, probablemente haría desaparecer estos livianos ensayos de su mocedad, así como pretendió con ahinco, aunque sin fruto, destruir todos los ejem(')

Saldrá reimpreso

muy

pronto por la Sociedad de Bibliófilos de Valencia con las demás piezas

dramáticas de Timoneda. (-)

La patraña sexta

tiene

seguramente origen

italiano,

como

casi todas; pero

no puede ser

la

novela cuarta de Sercambi de Luca, citado á este propósito por Liebrecht, porque los cuentos de este autor del siglo xv estuvieron inéditos liasta 1816, en que imprimió

bien puede pensarse en la novela nona de la primera década de los thio: ((Filargiro perde

)>guiderdone; poi clie ))in

una borsa con molti 1' lia

Gamba

algunos de

HecutommitM de

ellos.

scudi, promette, per publico bando, a chi gliela dá

ritrovata, cerca di

non servar

la

promessa, et cgli perde

i

Más

Giraldi Oliin-

buon

ritrovati denari

castigo della sua frode.»

(Hecatommithi ovvero Novele di M. Giovanhattista Giraldi Chithio nobile ferrarese... Di mtovo rivediite, corrette,

et,

riformate in questa terza impressione In Vinegia, appresso

Enea

de Alaris 1574.

PP. 84-85. Es curiosa esta patraña de Timoneda, porque de desrabado del aguador, para trasplantarle á 738). Por cierto que de este asno no

La

hay rastro en

janza genérica con la de Timoneda, y tampoco

ella

pudo tomar Cervantes

ilustre fregona,

me

la

como ya

el ciiiste del

asno

indicó Gallardo '^Ensayo, III,

novela de Giraldi, que sólo tiene una seme-

parece su fuente directa.

INTKODUCCIÓN

lix

de su Sehr/fjia, comedia del género do las Celestinas

]ilai'cs

mirse tales escrúpulos en Sebastián de Horozco, ([ue traspasa la raya del decoro,

Conservemos

fana.

la

Tero no pueden presu-

en su Cancionero tantas veces

cultivó asiduamente la literatura pro-

y que toda su vida

esperanza do ([ue algún día desentierre cualquier afortunado

investigador su Libro de aientos; del

modo que han

ido apareciendo sus copiosas rela-

ciones históricas, su Jlecopilación de refranes y adagios

comunes y vulyares de España,

mayor y más copiosa (pie hasta ahora se ha hocho>, puesto aun incompleta como está, comprende más de ocho mil; y su Teatro imiversal de

no en vano llamó

([uo

(').

([ue,

«la

proverbios^ glosados en verso, donde se encuentran incidcntalmente algunos «cuentos

graciosos

pero con

y fábulas moralizadas» siguiendo novedad de la forma métrica (-). ,

camino abierto por Juan de Mal Lara,

el

la

Jün su entretenido libro Sales

Españolas ha recopilado

el

docto bibliotecario D.

An-

Paz y Melia, á quien tantos obsequios del mismo género deben nuestras letras, varias pequeñas colecciones de cuentos, inéditas liasta el presente. Una de las más antiguas es la que lleva el título latino de Liber facetiariun et similitndinum Ludovici di

tonio

Pi}}edo et amicoruin,

aunque

esté

en castellano todo

el

contexto

i^).

Las {acedas de

Pinedo, como las de Poggio, parecen, en efecto, compuestas, no por una sola persona,

una

sino por

tertulia ó reunión de

amigos de buen humor, comensales acaso de D. Diego

de Mendoza ó formados en su escuela, según conjetura tuales de

(')

»me

el editor,

citando palabras tex-

una carta de aquel grande hombre, que han pasado á uno de los cuentos

«Selvagia Comed/a ad Celestinas ivnitationem oh'm confecerat,

quam tamen supprimere

voluit ciiravitque jam major annis, totusqiie sUidio pietatis deditus.» (Bibl. Hisp. Nov., (-)

Trati extensamente de ambas colecciones, inéditas aún, D. Antonio Martín

\^).

niaxi-

I, p. 55.)

Camero en

las

eruditas Cartas literarias que preceden al Cancionero de Sebastián de Horozco publicado por la Socie-

dad de Bibliófilos Andaluces (Sevilla, 1874),

Compuso Horozco

otros opúsculos de curiosidad

y donaire, entre

ellos

unos coloquios (en prosa)

de varios personajes con el Eco. Dos de los interlocutores son un fraile contento y una monja descontenta (Vid. apéndice

al

Cancionero, p. 260

}'

ss.).

Hijo de este ingenioso es-jritory heredero suj'o en

la

tendencia Immorística y en

la atición á los

proverbios fue el famoso lexicógrafo D. Sebastián de Cobarrubias y Horozco, de cuyo Tesoro de la lengua castellana (Madrid, 1600), que para tantas cosas es brava mina, pueden extraerse picantes

anécdotas y chistosos rasgos de costumbres.

También en

el

Vocabulario de refranes del Maestro Gonzalo Correas, recientemente dado á luz

por el P. Mir, se encuentran datos útiles para la novelística. Sirva de ejemplo el cuento siguiente,

exemplo 43 de El Conde Lucunor

que corresponde

al

tomado de aquel

libro, sino

«En

Chincliilla, lugar cerca

un palo debajo de

la falda,

(«del cuerdo

y del loco»), pero que no está

de la tradición vulgar:

de Cuenca,

liabía

y en viniendo algún

un loco que, persuadido de holgazanes, llevaba

forastero, se llegaba á él con disimulación, pregun-

tándole de dónde era y á qué venia, le daba tres ó cuatro palos, con lo que los otros se reían, y luego los apaciguaban con la excusa de ser loco. Llegó un manchego, y tuvo noticia en la posada de lo

que hacía

y prevínose de un palo, acomodado debajo de su capa, y fuese á la plaza á lo que el manchego y dióle muy buenos palos, con que le huyendo, dando voces y diciendo: ¡Gente, cuidado, que otro loco liay en Chinchilla!». el loco,

había menester, Llegósele el loco, y adelantóse hizo

ir

Otros cuentos están tomados de (^)

la

Floresta de Santa Cruz.

Sales españolas ó agudezas del ingenio nacional recogidas por A.

Paz y

Melia. Madrid, 1890.

(En

la Colección de Escritores Castellanos, pp. 253-317.)

teis

(*) «En las Cortes de Toledo fuisteis de parecer que pechasen los hijodalgo; allí os acuchillascon un alguacil, y habéis casado vuestra liija con Sancho de Paz: no tratéis de lionra, que el rey

tiene harta». (Carta al

Duque

del Infantado).) (Cf. Pinedo, p. 272.)

.

.

ORÍGENES DE LA NOVELA

Lx

De

todos modos, la colección debió de ser formada en los primeros años del reinado de

Felipe

pues no alude á ningún suceso posterior á aquella fecha. El recopiladoi- era,

lí,

al parecer, castellano viejo

ó liabía hecho, á lo

menos, larga residencia en

tierra de

Campos, porque se muestra particularmente enterado de aquella comarca. El Libro de chistes es anterior sin disputa al

más

tener

Sobremesa de Timoneda j tiene

problemas de aritmética recreativa, personajes

más famosos

del

porque tienen

Y

tiempo de

verdadero interés histórico á esta vecliase,

muy

duda porque dejaron en

floresta.

seso.

Por

Eeyes Católicos y del Emperador, lo cual da creo que Melchor de Santa Cruz la apro-

No

pocos cuentos comunes, y aun éstos referidos con

uno y

otro cuentista suelen ser los

muy

mismos,

Castilla tradicional reputación de sentenciosos

y agudos, de duque de Nájera, el Almirante de poeta Carci Sánchez de Badajoz, que por una amorosa pasión adoleció del

burlones ó de extravagantes: Castilla, el

de no con-

estas anécdotas se refieren casi siempre á los los

diversas palabras. Pero los personajes de sin

la ventaja

anécdotas españolas, salvo un pequeño apólogo de la Verdad j unos

([uo

el

módico Villalobos,

el

ser breves, citaré, sin particular elección, algunos de estos cuentecillos, para

dar idea de los restantes.

Sobre

saladísimo médico Villalobos hay varios,

el

condición de judío converso, que

ver á cada

momento en

y en casi todos se alude á su mismo convertía en materia de chistes, como es de á los más encopetados personajes, á quienes trataba

él

sus cartas

con tan cruda ñxmiliaridad. Los •dichos que se

humor

le

atribuyen están conformes con

el

y desgarrado de sus escritos.

que no saben

Bey D.

leer

más

de romance^

como

yo^

y no para

los doctos»

.

Y

dedicando

al

Felipe el Prudente la segunda parte de dicha obra, da á entender otra vez que

toda su lectura era de libros en lengua vulgar: «El sosiego tan grande y dichosa paz

que en en

los

bienaventurados tiempos de Vuestra Magestad hay, son causa que florezcan

buenas artes y honestos

ellos todas las

mas

doctos,

ejercicios;

y que no solamente

los

hombres

ignorantes como yo^ se ocupen en cosas ingeniosas y eruditas, cada

los

uno conforme á su

posibilidad. Yo, poderosísimo señor, he sido siempre aficionado a

gastar el tiempo en leer buenos libros, principal los morales que en nuestra lengua yo

he podido haber (que no han sido pocos), de donde he sacado estas sentencias»

Todos sus trabajos pertenecen, en

Los Cien Tratados

efecto,

á la literatura vulgar

y paremiológica.

son una colección de máximas y sentencias morales en tercetos ó ternarios de versos octosílabos, imitando hasta en el metro los Trexientos Prover(-)

bios^ Consejos y avisos muy provechosos para el discurso de 7iuestra liumana vida del abogado valenciano D. Pedro Luis Sanz (^). Del mismo modo, la Floresta^ cuya primera

edición es de

Pero

el

1574

(''),

fue indudablemente sugerida por el Sobremesa de Timoneda.

plan de Santa Cruz es más vasto y envuelve un conato de clasificación seguido

con bastante regularidad, que hace (')

Piihücado por

('-)

Libro primero de

el Sr,

Paz y

]\IeI¡a

cu

los cien tratados.

notables sentencias, assi morales tellanos.

fácil el

— Libro segundo de

el

manejo de su

tomo

librillo.

II de las Sales

Españolas

(pp. 35-Gll)

Recopilado por Melchior de Sánela Cruz de Dueñas.

como naturales, y singulares avisos para todos

los cien tratados, etc.

Ambas

estados.

partes, impresas en Toledo,

En

De

tercetos cas-

por Diego de

Ayala, 157G, son de gran rareza. (^)

plar,

le

Opúscnlo gótico,

sin lugar ni año, dedicado al Duque de Calabria. Salva, que poseía un ejemsupone impreso en Valencia, hacia 1535. Los que Sanz y Santa Cruz llaman tercetos y

mejor se dirían ternarios para distinguirlos de

los tercetos endecasílabos, están dispuestos en esta

forma, bastante frecuente en nuestra poesía gnómica:

No

bailo mejor alquimia,

Más segura •,¿ue la

('')

les;

ni probada lengua refrenada.

floresta Española de apotegmas y sentencias, sabia y graciosamente dichas, de algunos españo-

colegidas por ^Selclúor de Santa, Cruz de Dueñas, vecino de la ciudad de Toledo. Dirigido al Exce-

lentísimo Sr.

D. Juan de Austria. Impreso con

de Guzmán, 1574. El catálogo las siguientes:

8."

licencia de la C.

R. M. en Toledo en Casa de Erancisco

—272pp.

más copioso de

ediciones de la Floresta, que es

el

formado por Scbneider, registra

Salamanca, 1576; Valencia, 1580, Salamanca, 1592; Toledo, 159G; Bruselas, 1596;

y 1598; Lyún, 1600

(en castellano

y francés); Valencia, 1603; Toledo, 1605; Bruselas, 1605; Barcc-

— INTRODUCCIÓN Aunque Melchor no

pia,

lxv

de Santa Cruz da á entender que no sabía

más lengua que

la pro-

creo enteramente forastero en la italiana, de tan fácil inteligencia para todo

le

me

español, y

parece

muy verosímil, aunque

no he tenido ocasión de comprobarlo, que

conociese y aprovechara las colecciones de Faxecie^ mott/\ bntfonerie

et

hurle del Fio-

motti argiiti di alciini ecce-

vano Arlotto, del Gonella y del Barlaccbia: las Facexie et llentissimi ¿mjegni de Ludovicico Domenichi(1547); las Hore di recreazione de Ludovico Guicciardini, uo traducidas en at[uella fecha al castellano, y algunas otras ligeras producciones de

la

misma

Y

índole que la Floresta.

aun suponiendo que no

las

hubiese

visto en su original, las conocía indirectamente á través de Tiraoneda, sin contar con

que

los chistes les

se

hubiesen incorporado en la tradición

oral.

Pero estos cuentos son

fáci-

de distinguir del fondo indígena de la Floresta^ cuyo verdadero carácter señala per-

fectamente

el

autor en su dedicatoria á D. Juan do Austria.

«En tanta multitud de

libros

niosas invenciones, que con

inventan,

me

imprimen y en tan diversas 6 ingebuenos ingenios de nuestra nación se

dia se

habían olvidado de una no menos agradable que importante

pai-eció se

para quien es curioso

como cada

la fertilidad de los

á las cosas propias de la patria,

y afícionado

y

es la recopilación

de sentencias y dichos notables de españoles. Los cuales, como no tengan menos agudeza, ni menos peso o gravedad que los que en libros antiguos están escriptos, antes en

que son mejores, estoy maravillado qué ha sido la causa que no haya habido quien en esto hasta ahora se haya ocupado. Yo, aunque hombre de ningunas letras y de poco ingenio, así por intercesión de algunos amigos, que conocieparte,

como luego

diré, creo

ron que tenia inclinación á esto, como por la naturaleza, que do esta antigua y noble

ciudad de Toledo tengo

('),

donde todo

Y

he atrevido á tomar esta empresa.

la

primor y elegancia del buen decir florece, me dificultad que en escribir estos dichos hay es la

el

moneda de buen metal y subida de quilates. Porque así como aquella es más estimada que debaxo de menos materia contiene más valor, así aquellos son más excelentes dichos los que en pocas palabras tienen encerradas muchas y notaque

se tiene en hallar

bles sentencias.

lona, 1606;

Porque unos han de

una de 1617,

ser graves

y entendidos:

sin lugar de impresión; Bruselas,

otros agudos

y

maliciosos:

1614 (bilingüe); Cuenca, 1617; Huesca,

1618; Barcelona, 1621; Bruselas, 1629; Zaragoza, 1646; Bruselas, 1655. Con ser tantas las ediciones antiguas de la Floresta, rara vez se encuentran, sobre todo íntegras

y en buen estado. Suplen su falta las tres de Madrid, 1730, 1771 y 1790, copiadas, al parecer, de la de Huesca, 1618, cuyos preliminares conservan. El editor Francisco Asensio añadió las partes segunda y tercera, y prometió una cuarta: todo con el título general de Floresta Española y hermoso ramillete de agudezas^ motes, sentencias

y graciosos dichos de

la discreción cortesana.

La traducción francesa de Pissevin apareció en Lyón, 1600, y fue reimpresa selas con el texto castellano:

La Floresta

spagnola, ou

le

varias veces en Bru-

plaisant bocage, contenant plusieurs comptes,

gosspries, hroeards, cassades et graves scntences de personnes de tous estats.

(Bruxellcs, Rutger Vel-

Hubert Antlioine, 1614.) En una vasta colección alemana de apotegmas y dichos faceciosos publicada en Tübingen, en 1630, tomada casi toda de fuentes italianas y españolas (entre ellas la Silva de Julián de Medrano, está incorporada la mayor parte de la Floresta. Vid. Adam Schneider Spaniens Anteil an der deuts' pins et

,

chen litteratur (1898), pp. 133 139, ('j Parece que en estas palabras se declara Melchor de Santa Cruz natural de Toledo, aunque en la portada de sus libros no se llama más que vecino^ y Nicolás Antonio le da por patria la villa de

Dueñas.

De

todos modos,

si

no era toledano de nacimiento,

naturaleza.

ORÍGENES DE LA NOVELA.

II.



e

lo

fue por adopción, que es una segunda

orígenes de la novela

Lxvi

y apacibles; otros donosos para mover á risa; otros que lo tengan todo, y otros hay metaforizados, que toda su gracia consiste en la semejanza de las cosas que se apropia, de las quales el que no tiene noticia le parece que es el dicho frió, y que otros agradables

j''

no tiene donayre, siendo

muy

las diversas significaciones de lo escribe,

»En

como

lo

que

el

que toca

al contrario

un mismo

que entiende. Otros tienen su

el

en

sal

tenga ingenio para sentirlo y juicio para considerarlo... y propiedad con que se debe escribir, una cosa no me

lo lee,

al

para

vocablo; y para esto es menester que así el que

estilo

puede dejar de favorecer; y es el lugar donde lo escribo, cuya autoridad en las cosas que toca al común hablar es tanta, que las leyes del Eeino disponen que cuando en alguna parte se dudare de algún vocablo castellano,

que

alli

se hallare

(').

Lo cual por

que esta ciudad está en

el

justas causas se

lo

determine

el

hombre toledano

mandó juntamente:

la

primera por-

centro de toda España, donde es necesario que,

corazón se producen más subtiles espíritus, por

que es

envía, así también en el pueblo

el

sangre

la

más

como en

delicada que

el

se

allí

corazón de alguna región está la habla y

la

más aprobada que en otra parte de aquel reino. »La segunda, por estar lejos del mar, no hay ocasión, por causa del puerto, á que gentes extrangeras hayan de hacer mucha morada en él; de donde se sigue corrupción de la lengua, y aun también de las costumbres. »La tercera, por la habilidad y buen ingenio de los moradores que en ella hay; los conversación

cuales, o

porque

el aire

con que respiran es delgado, o porque

el

clima y constelación

ayuda, o porque ha sido lugar donde los Eeyes han residido, están tan despiertos

les

para notar cualquiera impropiedad "que se hable, que no es menester se descuide

con

el

que

ellos quisiere tratar desto...»

Es

libro curiosísimo,

en

efecto,

como

texto de lengua; pero debe consultarse en las

ediciones del siglo xvi, pues en las posteriores, especialmente en las dos del siglo xviii, se tos

modernizó algo

el lenguaje,

que parecieron

además de haberse suprimido ó cercenado varios cuencuerda prevención que hacía el

libres ó irreverentes, á pesar de la

mismo Santa Cruz en

estos versos:

De

aquesta Floresta, discreto lector,

Donde hay tanta copia de rosas y De mucha virtud, olor y colores,

flores,

el que es sabio de aquí lo mejor. Las de linda vista y de buen sabor

Escoja

Sirvan de salsa á las virtuosas,

Y no de manjar, si fueren viciosas, Pues para esto Las sembró el autor.

O Nada

pueile decirse á ciencia cierla sobre esta fantástica ley tan traida y llevada por nues-

Acaso nació de una errada interpretación de e?ta cláusula de San Fernando Fuero General de Toledo: «Todos sus juicios dellos sean juzgados según el Fuero-Juzgo ante

tros antiguos escritores.

en

el

»diez de sus mejores e

mas nobles,

e

mas

sabios dellos que sean siempre con el alcalde de

»e que a todos anteanden en testimonianzas en todo

universo regno

illius,

dice el original latino

)

sii,

regnoi).

(Et

ut precedant

omnes

la

Claro es que en este singularísimo privilegio concedido

á los toledanos no se trata de disputas sobre vocablos, sino de testimonios jurídicos; pero

pudo conducir á

la

invención de

lo otro.

la imperial ciudad de Toledo sobre pesos

drés Marcos Burriel. Vid. pág. 298.

cibdad;

in testimoniis in

Esta idea se

me

lo

uno

ocurrió leyendo el eruditísimo Informe de

y medidas (1758), redactado, como es notorio, por

el

P.

An-



.

INTE0DUCCIÓÍ7 Las partes de en

la de Alcalá,

que fueron diez en

la Floresta^

1576, llegaron definitivamente

Lxvii

la

primera edición toledana y once

doce, distribuidas por el orden si-

í\

guiente:

«Primera Parte: Capítulo

De

tulo III.

Arzobispos.



1.

De Sumos

Pontífices.

Cap. IV. De Obispos.

— Cap.

— Cap.

II.

Be

— Capí-

Cardinales.

V. De Clérigos.

— Cap.

VI.

De

Frayles.



I. De Keyes. Cap. De aposentadores.

Segunda Parte: Capítulo

»

tanes T soldados.

II.

De

— Cap.

— Cap. IV.

caballeros.

A^.

De

— Cap. De capi— Cap. VI. De III.

triilianes.

pajes.



De responder con la misma palabra. Cap. 11. De resCap. IV. De dos sigcopulativa antigua. Cap. III. De gracia doblada. Cap. VI. De enmiendas y Cap. V. De responder al nombre propio.

Tercera Parte: Capítulo

»

I.





ponder con

la

nificaciones.





declaraciones de letras.

— Cap.

De letrados.— Cap. III. De escribaCapínos. Cap. IV. De alguaciles.— Cap. V. De hm-tos. — Cap. VI. De justiciados. tulo VIL De médicos y cirujanos.- Cap. VIH. De estudiantes. Cap. III. Do Quinta parte: Capítulo I. De vizcaynos. Cap. II. De mercaderes. oficiales. Cap. IV. De labradores. — Cap. V. De pobres.— Cap. VI. De moros, » Sexta parte: Capítulo 1. De amores. Cap. III. De locos. Cap. 11. De músicos. Cap. Vil. Cap. IV. De casamientos. Cap. V. De sobrescriptos. — Cap. VI. De cortesía. De juegos. Cap. VIII. De mesa. Cap. íll. De .-Séptima parte: Capítulo I. De dichos graciosos. — Cap. 11. De apodos, Capímotejar de linaje. Cap. IV. De motejar de loco. Cap. V. De motejar de necio. moteVIII. De tulo VI. De motejar de bestia. Cap. Cap. VIL De motejar de escaso. Cuarta parte: Capítulo

»

De

I.

jueces.

II.









í>

























jar de narices. »

Octava parte: Capítulo

Cap. IV.

De

gordos.

I.

— Cap.

De

ciegos.

V. De

— Cap.

flacos.

II.

De

chicos.

— Cap.

VI.

dislates.

— Cap.

De

— Cap.

De

III.

corcobados.

largos.

— Cap.

VIL De

cojos.

»íí'ona parte: Capítulo

I.

De

burlas

camino. ^Cap. IV. De mar y agua,

y

— Cap. V.

De

retos

y

De

II.

desafíos.

fieros.

— Cap.

— Cap. VI.

111. Do De apodos

de algunos pueblos de España y de otras naciones. » >

Décima parte: De dichos extravagautes. Undécima parte: Capítulo I. De dichos avisados de mujeres.

graciosos de mujeres.

Cap. V. ;>

De

— Cap,

III,

De

dichos á mujeres.

— Cap.

— Cap, IV.

II.

De

De mujeres

diclios feas.

viudas.

Duodécima

parte:

Capítulo

1.

De

niños.

— Cap.

11.

De

— Cap.

viejos.

111.

De

enfermos^-

En una

menos de haber muchos enteramente insulsos, como aquel que tanto hacía reir á Lope de Vega: cHallé una vez en un librito gracioso que llaman Floresta Española una sentencia (jue había dicho un cierto conde: «Que Vizcaya era pobre de pan y rica de manzanas» y tenía puesto á la marcolección tan vasta de apotegmas no puede

,

gen algún hombre de buen gusto, cuyo había sido notable douayre;

(')

En

('),

el libro:

Pero no por eso ha de menospreciarse

su novela El desdichado por la honra (tomo

VIH

de

«Sí diría»

,

la edición

me

que

el trabajo del

pareció

buen Santa-

de Sandia,

p. 93).

.

orígenes de la NOVELA

Lxvui

pueden sacarse varios géneros de diversión j provecho. Sirve, no sólo estudio comparativo y genealógico de los cuentos populares, que allí están pre-

cruz; del cual

para

el

como en un libro de ejercicios muchas agudezas y primores de la lengua castellana en su mejor tiempo, registrados por un hombre no muy culto, pero limpio de toda intluencia erudita, y que no á los doctos, sino al vulgo, encaminaba sus tareas. Además de este interés lingüíssentados con lapidaria concisión, sino para ver en juego,

gramaticales,

tico

y

que

folJdórico,

duda

es sin

más

gido una porción de dichos,

muy

á conocer

al

el

ó

principal, tiene la Floresta el mérito de haber reco-

menos

auténticos, de españoles célebres, que nos dan

vivo su carácter, ó por lo

menos

contemporáneos. Por donde quiera está sembrado

más dignos de atención cuanto que fueron

bres, tanto

que de

la idea

el libro

ellos se

formaban sus

de curiosos rasgos de costum-

recogidos sin ningún propósito

y no aderezados ni aliñados en forma novelística. Las anécdotas relativas al doctor Villalobos y al famoso truhán de Carlos V D. Francesillo de Zúñiga, que tantas y tan sabrosas intimidades de la corte del Emperador consignó en su Crónica burlesca ('), completan la impresión que aquel extraño documento deja. Del arzobispo D. Alonso grave,

Carrillo, del

gar,

y aun

canónigo de Toledo Diego López de Ayala, del cronista Hernando del Pul-

del

Gran Capitán y de

Aun

anécdotas interesantes. la Floresta.

rey

Por no haberlo hecho

Don Pedro, hemos

zapatero y

los cardenales

Mendoza y

los

que hemos tratado de

retrasado hasta el siglo xvii la

prebendado, que ya Melchor de Santa Cruz

el

Cisneros, hay en este librillo

para tiempos más antiguos puede ser

útil

las

consultar á veces

leyendas relativas

al

primera noticia del caso del refirió

on estos términos:

de Sevilla mató á un zapatero de la misma ciudad, y un hijo suyo fué á pedir justicia; y condenóle el juez de la Iglesia en que no disese

«Un arcediano de

la Iglesia

Misa un año. Dende á pocos dias se fue al le

el

Rey D. Pedro

vino á Sevilla, y

el hijo del

muerto

Eey, y le dixo cómo el arcediano de Sevilla había muerto á su padre. El rey si habla pedido justicia. El le contó el caso como pasaba. El Rey le dixo:

preguntó

«¿Serás tú

hombre para matarle, pues no

«Pues hazlo siguiente,

así>

como

,

el

dixo

te

hacen justicia?» Respondió:

Rey. Esto era víspera de

el

Arcediano iba en

la

la fiesta del

Corpus

«Sí, señor»

Christi.

Y el

dia

procesión cerca del Re}^, dióle dos puñaladas,

y

y mandó el Rey que lo truxesen ante él. Y preguntóle, ¿por qué habia muerto á aquel hombre? El mozo dixo: «Señor, porque mató á mi padre, y aunque pedí justicia, no me la hicieron» El juez de la Iglesia, que cerca estaba, cayó muerto. Prendióle

la justicia,

.

y mu}^ cumplida. El Rey quiso saber la justicia habia hecho. El juez respondió que le habia condenado que en un año no

respondió por

que

se le



dixese Misa. El »

que

se la había hecho,

Rey dixo

año no cosa zapatos» (1)

No

á su alcalde: «Soltad este hombre,

y yo

le

condeno que en un

el

mismo D.

(-).

es verosímil, ni

aun

creible,

que

el

autor de esta Crónica sea

Francesillo,

ucriado privado, bienquisto y predicador del emperador Carlos V». Pero fuese quien quiera el que tomó su nombre, aprovechando quizá sus apodos, comparaciones y extravagantes ocurrencias, era sin

duda persona de agudo ingenio y

muy

conocedor de los Iiombrea, aunque no todas

las alusiones

sean

un comentario histórico y una edición algo más esmerada que la que logró en el tomo de Curiosidades Bibltogrújicas de la colección líivadeneyra. Véase, entretanto, la memoria de Fernando Wolf, tan interesante como todas las stij^as: Ueber den Hofnaclaras para nosotros por la distancia. Merecía

El Conde don Frunces de Zuñiga uml seine Chronik (1S50 en der kaiserl. Akademie der Wi^senschaftcu). mi Tratado de los ro¡nances viejos, tomo II, pág. 151 y ss.

rren Kaiser Carl's V, genannt berichle der (-) Cf.

¡^hiloíí, histor. Cl(i»sc

los Sitziings-

.

INTRODUCCIÓN Es también

Floresta

la

el

más antiguo

libro

impreso en que recuerdo haber leído

leyenda heroica de Pedro González de Mendoza,

la 1).

Juan

I

para, salvarse

en

lxix

el

que dicen que prestó su caballo á

batalla de Aljubarrota

la

Por

('|.

palabras de este relato sencillo tienen

más energía

poética que

romance de Hurtado de Velardo Si

caballo

]nui

el

co.s

que

las últimas

muerto. sion, »

y entró en una cámara, y sacó dos pañi-

y en cada uno do ellos mil ducados, y dióselos, diciendo:

zuelos,

cuidado de proveeros

lo

-A'cis

aquí

la provi-

que toca á vos, yo tendré

»

La Floresta ha

prestado abundante material á todo género de obras literarias. Sus y cuentecillos pasaron al teatro y á la conversación, y hoy mismo se repiten muchos de ellos ó se estampan en periódicos y almanaques, sin que nadie se cuide de su procedencia. Su brevedad sentenciosa contribuyó mucho á que se grabasen en la chistes

memoria, y grandes ingenios no los desdeñaron. Aquel sabido romance de Quevedo, que termina con los famosos versos: Arrojar la cara importa,

Que

el

espejo no

hay por qué,

tiene su origen en este chascarrillo de la Floresta (Parte 12."!:

«Una echando

Y

vieja liallóse

la

culpa

un espejo en un muladar, y como «Y aun por

al espejo, le arrojó diciendo:

otros al licenciado Porras de la

Casó de un Arzobispo

no es más que burlas,

tal,

él

y

se vio tal,

estás en tal parte».

que

tal

«Un

el

Cámara:

despensero...

en forma méti-ica y lengua libre de este cuentecillo de como está en la Floresta (Parte undécima, capítulo TTl). no puede escan-

dalizar á nadie,

la traducción

aunque bien se trasluce la malicia: un obispo habia mucho tiempo que no habla

criado de

obispo licencia que íuesse á su casa. El Maestresala, el

('l

miró en

aquel picaño soneto, excelente en su línea, que algunos han atribuido sin funda-

mento á Góngora y

el

se

ser

Vid. en

el

mismo Tratado,

II,

1(1;")

10(5.

visto á su mujer,

Mayordomo y

el

y

dióle

Veedor, bur-

,

.

ORIGEÍÍES DE

Lxx lándose con

él,

que eran

muy

LA NOVELA

amigos, rogáronle que en su nombre diese á su mujer la

primera noche que llegase un abrazo por cada uno. El se cumplió

casa,

mujer

me

tenia

si

Contándole

la palabra.

más

el

cómo

caso

lo

prometió, y

lo

como

fué a su

habia prometido, preguntó

criados el obispo; respondió el marido: Si, señora;

mas

los otros

la

no

dieron encomiendas»

Abundan en

la

Floresta los insulsos juegos de palabras, pero hay también cuentos

de profunda intención satírica.

Mucho

antes que

Luque

licenciado

el

Fajardo, en su

curiosísimo libro Fiel clesengaTw contra la ociosidad y los juegos^ nos refiriese plar historia de los Beatos de la Cabrilla

(*),

la

ejem-

había contado otra enteramente análoga

Melchor de Santa Cruz (cuarta parte, cap. V): capitán de una quadrilla de ladrones, que andaban á asaltear, disculpábase

«Un

que no habia guerra y no sabia otro oficio. Tenia costumbre que todo lo que robaba partia por medio con aquel á quien le tomaba. Eobando á un pobre hombre, que no trahia mas de siete reales, le dixo: «Hermano, de éstos me pertenecen á mí no más de

y medio; llevaos vos los otros tres y medio. Mas ¿cómo haremos, que no hay medio que os volver?» El pobre hombre, que no veia la hora de verse escapado de sus manos, dixo: «Señor, llevaos en buen hora los quati'o, pues no hay trueque» Kespon-

tres

real

.

«Hermano, con lo mió me Con detención hemos tratado de un libro tan vulgar y corriente como la Iloresta^ no sólo por ser el más rico en contenido de los de su clase, sino también por el éxito persistente que obtuvo, del cual testifican veintidós ediciones por lo menos durante los haga Dios merced»

dió el capitán:

XVI y XVII. Todavía en el siglo xviii la remozó, añadiéndola dos volúmenes, Francisco Asensio, uno de aquellos ingenios plebeyos y algo ramplones, pero castizos y sim-

siglos

páticos,

que en

en

la poesía festiva,

costumbres, conservaban^ aunque

el

muy

entremés y en

la farsa,

en

la

pintura satírica de

degeneradas, las tradiciones de la centuria ante-

á despecho de la tiesa rigidez de los reformadores del buen gusto.

rior,

En

Francia, la

Floresta fue traducida íntegramente por un Mr. de Pissevin en 1600; reimpresa varias veces en ediciones bilingües, desde 1614; abreviada y saqueada por Ambrosio de Salazar

y

otros maestros de lengua castellana.

Hubo, finalmente, una traducción alemana,

no completa, publicada en Tubinga en 1630.

Por más que Melchor de Santa C-ruz fuese hombre del pueblo y extraño al cultivo de las humanidades,- el título mismo de apoteg¡nas que dio á las sentencias por él recogidas prueba que le eran familiares los libros clásicos del mismo género que ya de tiempo atrás hablaban en lengua castellana, especialmente los Apotegmas de Plutarco, tra-

O

«Los años passados salieron una suerte de salteadores, que con habito reformado despojalas manos, en esta forma: que haziendo cuenta con la bolsa,

van toda quanta gente podian aver a tassadamente, les quitavan

la

mitad de

la

moneda, y

los

en aquellos dias passar de camino un pobre labrador, y

enviaban sin otro daño alguno. Aconteció

como no

llevase

mas de quinze

reales,

que

eran expensas de su viaje: hecha la cuenta, cabían a siete y medio, no hallava a la sazón trueque de

un

real;

y

el

buen labrador (que diera aquella cantidad, y otra de mas momento, por verse fuera de

sus manos) rogavales encarecidamente tomassen ocho reales, porque

estos salteadores por el

él se

contentava con

siete.

De

que es nuestro nos haga Dios merced... Beatos llaman a trage y modo de robar. El nombre de Cal)rilla tomáronle de la mesma sierra

ninguna manera (respondieron

ellos),

con

lo

donde se recogian». (Fiel desenfjaño contra la ociosidad y losjuego:^.,. clérigo de Sevilla

y beneficiado de Pilas.

Año

Por

el

licenciado Francisco de

Luque Faxardo^

1602, Madrid, en cusa de IMiguel Serrano de Varjjas.)

INTEODI'CCION ducidos del griego eu 1533 por dichos de los

más

secretario Diego Graciúii

sabios philosoph os que hubo

Apotegmas de

copiosa colección de

la

ol

Lxxi

cu, este

(');

niurido^ de

hi Vida y excelentes Hernando Díaz {-), y

reyes, ])ríiicipes, capitanes, filósofos

y oradores

antigüedad que recogió Erasmo de Koterdam y pusieron en nuestro romance de Juan de Jarava y el bachiller Francisco Thamara en 1549 (=^). la

Tampoco fue Melchor de Santa Cruz, á pesar de

lo

que insinúa en su prólogo,

el

primero que, á imitación de estas colecciones clásicas, recopilase sentencias y dichos de españoles ilustres. Ya en 1527 el bachiller Juan de Molina, que tanto hizo gemir las prensas de Valencia con traducciones de todo género de libros religiosos y profanos, había dado á luz el IJbro de los dichos ¡j hechos del lie/j Don Alonso, quinto de este

nombre en la

de Aragón, conquistador del reino de Ñapóles y gran mecenas de península itálica que le apellidaron el Magnánimo C*^). Xo fue esta

la casa

humanistas de

los

única,

(')

aunque

la sí

la

más divulgada

versión de los cuatro libros de Antonio Panor-

Apothefjmas del exceleniesimo Philosoplio y Orador Platarclio Cheroneo Maestro del Emperalos dichos notables, biuos, y hreues de loa Emperadores, Reyes, Capitanes, Oradores.

dor Trujano: q son

Legisladores, y Varones Illustres: assi Griegos, como Romanos, Persas, y Lacedemonios: traduzidos

de legua Griega en Castellana; dirigidos a la S. C. C.

M. por Diego Gradan,

secretario del

muy

Illus-

y Reverendissimo Señor don Francisco de Mendoga Obispo de Qamora. Colofón: ((Fue impressa la presente obra en la insigne universidad de Alcalá de Henares en Casa de Miguel de Eguia. Acabóse a treinta de Junio de Mil j' Quinientos y Treinta y tres Años». 4° g()t. Reimpreso en los Morales de Plutarco traduzidos de lengua Griega en Castellana por el mismo tre

Diego Gracián (Alcalá de Henares, por Juan de Brocar, 1548, folios II á XLIII). Q) El autor ó más bien recopilador de este librejo, en que alternan las anécdotas y las sentencias, es ol mismo que tradujo la novela sentimental de Peregrino y Ginebra. Hay, por lo menos, tres ediciones góticas de las Vidas de los filósofos (Sevilla, 1520; Toledo, 1527; Sevilla, 1541). Parece un extracto de la compilación

rum poetarumque y

mucho más

vasta de Gualtero Bav\ey Líber de vita

veterum, traducida al castellano y tan leida en

las costumbres de los viejos filósofos (((Crónica

los

Ríos).

tomo

(^)

en

la

Hermann Knust

GLXXVII

de

la

publicó juntos

de

las

el

texto

el

siglo

et

xv con

fazañas de los filósofos» latino

y

la

moribus philosopho'

el título la

traducción

llamó

de

La

vida

Amador de

castellana

en

el

Biblioteh des litterarischen vereins de Stuttgart (Tiibingen, 1886).

El traductor primitivo fue Tliamara. No he

visto la primera edición, de Sevilla, 1548; pero

de Zaragoza, 1552, por Esteban de Nájera, se copian

la

aprobación de los Inquisidores, dada en

de Triana «a 18 dias del mes de enero de 1548», y un Proemio y caria nuncupatoria, firmada por «el bachiller Francisco Tliamara, catedrático de Cádiz, intérprete y copilador desta obra». En un mismo año, 1549, aparecen en Amiieres dos distintas ediciones de este libro de Erasmo el castillo

el título de Aj^otheginas que son dichos graciosos y notables de muchos y principes illustres, y de algunos philosophos insignes y memorables y de otros varones antiguos que bien hablaron para nuestra doctrina y exemplo; agora nuevamente traduzidos y recopilados en nuestra lengua castellana (Envers, por Martin Nució), reproduce el texto de Thamara y su Carta nuncu-

en castellano. La que lleva

reyes

patoria.

La

otra,

cuya portada dice: Libro de vidas, y dichos graciosos, agudos y

sentenciosos, de

mu-

chos notables varones Griegos y Romanos, ansí reyes y capitanes como ¡ihdosopJios, y oradores antiguos: en los quales se contienen granes sentencias e auisos no menos provechosos que deleytables... (Anvers,

Juan Steelsio, 1549), parece nueva traducción, ó por lo menos refundición de la anterior, hecha por Juan Jarava, que añadió al fin la Tabla de Cebes. {*) Libro de los dichos y hechos del Rey don alonso: aora nueuamente traduzido. 1527. Al reverso de la portada principia una Epístola del bachilhn- Juan de Molina, ((sobre el presente tratado, que de latin en lengua Española ha mudado». Colofón: «Fue impreso en Valécia. En casa de Juan Joffre ipressor. A XXI de Mayo de nuestra reparación.

Hay

M.D.XXVII».

4.» gót.

reimpresiones de Burgos» por Juan de Junta, 1530; Zaragoza, 1552, y alguna más.

orígenes de la novela

Lxxii

De

mita,

vivo

pre

con

historia de Alfonso

el

corte.

et

XeapoUs

('),

que no

es propia-

muj

Y, sino una colección de anécdotas que pintan

Unido

j su Commentarius de Eneas nombre de Pío II carácter

sLi

el

Aragonum

díctis et factis Alpho?is¿, regís

mente una

al

Be

Silvio,

dictis factisque del

Panormita va

al

casi siem-

Papa

obispo de Siena cuando le escribió y lneg:o

('-^).

Un

aunque

jantes,

Reyes Católicos logró honores seme-

solo personaje español del tiempo de los

otros los mereciesen

más que

de Lara, tipo arrogante de

Pedro Manrique

Fue

él.

el

primer duque de Nájera, don

gran señor, en su doble condición de bravo

guerrero y de moralista sentencioso y algo excéntrico. Un anónimo recopiló sus hazañas valerosas y dichos discretos (3); y apenas hubo floresta del siglo xvi en que no se consignase algún rasgo, ya de su mal humor, ya de su picante ingenio.

Al

siglo

XVII

muy

entrado pertenece

en todos conceptos vulgarísimo. Bichos

el libro,

y hechos del señor rey don Felipe segundo el prudente (''), que recopiló con mejoivoluntad que discernimiento el cura de Sacedón Baltasar Porreño, autor también de otros

Bichos y hechos de Felipe ITI^ mucho menos conocidos porque

muy

tardíamente, fueron impresos.

Son

casi desconocidos

da durante

el siglo

lles

al

literaria.

colección de sus propios apotegmas.

driera de Cervantes

Abundan

las

principie.

(•'),

donde

etc.),

de que hubo plaga en Francia y Holan-

A

y entre

ellos

este género

la sencillísima

alguno bien

ilustre,

repetidas veces

al

que hiciesen

puede reducirse El Licenciado Vi-

fábula novelesca sirve de pretexto para

ediciones de esle curioso libro: la elzeviriana de 1G4G lleva

Fue traducido

catalán y

al

castellano,

jurisconsulto Fortún García de Ercilla, padre del poeta de la Araucana. Sobre

el título

una de el

de Specu-

ellas

el

storia

A. Beccadelll (Palermo, 1883).

Puede verse también en

(^)

por

Paño: mita (célebre

con infame celebridad por su Hermaphroditus), véase especialmente Ramorino, Contribuíi alia hiografica e critica di

y

El carácter español se presta poco á este género de

crónica menuda. Pero no faltaron autores,

(')

vez,

xvii y que, á vueltas de muchas anécdotas apócrifas ó caprichosapersonaje que da nombre al libro, suelen contener mil curiosos deta-

de historia política y

lum boni

una

en nuestra literatura aquellos libros comúnmente llamados

anas (Menagiana^ Scaligerana^ Bolaeana^

mente atribuidas

sólo

la colección

general de sus obras (Basilea, 1571), en que hay muchas

V

debe tener presentes. (') Hazañas valerosas y dichos discretos de D. Pedro Manrique de Lara, ¡primer Duque de Nújera, Conde de Treviño, Señor de las villas y tierras de Amusco, Navarreie, Redecilla, San Pedro de que

el

historiador de Alfonso

y Cabreros. (Impreso conforme á una copia de la colecMemorial Histórico Español que publica la Real Academia de la Historia, Madrid, 1853). Salazar, que ya transcribió alguna parte de las noticias de esle cuaderno en las Pruebas de su Historia Genealógica de la Casa de Lara, había encontrado el origiYanguas, Ocon, Villa de

ción Salazar en el

nal en el archivo de los (*)

la Sierra, Senehrllla

tomo VI (pp. 121-146

No conozco

la

del

Condes de Frigiliana. fecha de

la

primera edición, pero algunas de las posteriores conservan

la

aprobación de Gil González Dávila de febrero de 1627. Fue reimpresa en Sevilla, 1639; Madrid, 1663,

y

y tipos, exceptuando la elegante edición elzeviriana de Muchas de las anécdotas que recopila son pueriles y prueban

otras varias veces, siempre con mal papel

Bruselas, por Francisco Foppens, 1666.

en su autor poca sindéresis.

Los Dichos y Hechos de Felipe III están en las Memorias para la historia de aquel monarca, I). Juan Yiñez (Madrid, 1723), copiados de un manuscrito original que tenía todas las

que recopiló

licencias para estamparle en 1628. (")

Notó bien este carácter aforístico de El Licenciado Vidriera

e! ^r.

P. Francisco A. de Icaza

en su elegante estudio sobre las Novelas Ejem,plares de Censantes (Madrid, li)0], pág. 151).

INTRODUCCIÓN

lxxiii

como Luciano había puesto

intercalar las senteucias do aquel cuerdo loco, así

suyas

las

en boca del cínico Deinouacte.

De es

jurado cordobés Juan Rufo, infeliz cantor de D. Juan de Austria, distancia á pesar de la simpática benevolencia con que el primero habló

Cervantes

grande

la

al

del segundo en el famoso escrutinio de los libros del hidalgo

guemos por

la Aiislriaild^

y por los versos que Los Comendadores^

las

sino por

Las

acompañan,

(')

cuales están la intíu'osantc leyenda de

los

poemita humorístico de

el

le juz-

apotegmas que publicó en 1596

sciiscifntds

(Mitre

manchego. Pero no

muerte del ratón,

la

alahanxa

la loa ó

de la comedia^ precursora de las de Agustín de Hojas, y sobre todo la Carta á su hijo, que tiene pasajes bellísimos de ingenuidad y gracia sentenciosa. Juan Rufo, que tan

desacordadamente se empeñ(j en embocar creto,

la

trompa

épica, era

un ingenio ñno y

nacido para dar forma elegante y concisa á las máximas morales que

sugerido la experiencia de

vida

la

más bien que

prosa testifican esto mismo, y cuando se forme nuestros moralistas prácticos

el trato

le

dis-

había

de los libros. Sus apotegmas en

la colección,

que todavía no

existe,

de

lacónicos, merecerán honroso lugar en ella. Sólo inciden-

y

talmente tocan á nuestro propósito, puesto que suelen ser breves anécdotas selladas con

un dicho agudo. Entre de ser impresos, y su doctrina) los

que

los

contemporáneos de Rufo tuvieron mucho aplauso, aun antes

agustino Pr. Basilio de

el

me

(sobrino de Fr. Luis

y heredero de

recomendó en estos encarecidos términos: «Llegó á mis manos, antes

se imprimiesse, el libro de las

deramente

León

juzgué

riqueza verdadera.

rico,

Y

hay

pues

tanta,

Apotegmas lo

del lurado luán Rufo; con el qual A'erda-

que enriquoze

no sólo en todo

al

entendimiento, es del homl)re

el libro

(que no os poco, según salen

muchos á luz, grandes en las hojas y en las cosas pequeños), sino

lo

que

es más,

qualquiera parte dól, por pequeña que sea, que con razón puede juzgarse por

en

muy

grande, porque la pureza de las palabras, la elegancia dellas, junto con la armonía que

hazen

unas con

las

las otras, es

que escriven. Allegóse a

esto la

de tanta estimación en mis ojos quanto deseada en

los

gravedad que

tie-

agudeza de

los dichos, el sentido

nen, la philosophia y

el

particular discurso que descubren.

como

el

autor deste libro, se

bien y tan bien

y

la

De manera que

al

que dice

puede dar justissimamcnte un nuevo y

le

admirable nombre de maravillosa eloquencia: pues los que hablan mal son innumerables, el

y

aventaja á muchos de los que bien se han esplicado. El aver enxerido en

él se

amargo para las dañadas costumbres, juyzio y de prudencia. Como el otro que á una dama á quien, ó por

donayre y dulzura de

nació de particular

las palabras, lo

miedo, ó por melindre, espautava

mente con tenga,

la esponja.

y muy

dueño todo

Hemos

lo

En

fin,

que

es

el hierro del

barbero, la sangró disfrazándole astuta-

no entiendo que avrá ninguno de buen gusto que no

grande, con este libro, y Córdova no

que en sus claros

visto

que

el título

menor

hijos luze repartido».

de Apotegmas había sido introducido por los

de Plutarco y Erasmo. Creemos que Juan Rufo fue ción original, dando la razón de

ello:

«El

el

primero que

nombre de Apotegmas

muchos vocablos recebidos ya en nuestra lengua; trúxole

(')

Las

tro Señor. 8." 9

Seyarientas

Cm lis.

le aplicó

es griego,

á ella,

con

la

ti-aductoi'es

una coleccomo lo son á

autoridad de

Apotegmas de Tuan Rufo. Y otras obras en verso Dirigidas al Principe nuesEn Toledo j^or Pedro Rodríguez, iinpressor del Rey nuestro Señor. 1.596.

Privilegio.

prls.

le

gozo, viendo cifrado en su

y 270

folios,

de los cumies 195 corresponden á

los

Aiiotegmas.

.

ORlGEIíES DE LA ÍÍOVELA

Lsxiv

grandes escritores, sentencia, dicho

j

la uecessidad

que avia deste término, porque

respuesta; sentido

significa breve

que con menos palabras no

se

j aguda

puede explicar»

Para dar idea del carácter de este curioso librito, citaré sin particular elección unos cuantos apotegmas, procurando que no sean de los que ya copió Gallardo, aunque no siempre podrá evitarse la repetición, porque aquel incomparable bibliógrafo tenía particular talento para extraer la flor de cuanto libro viejo caía en sus manos.

«Oyendo cantar algunos romances de poetas enamorados, con relación especial de sus desseos j pensamientos, y aun de sus obras, dixo (Ruto): Locos están estos hombres,

pues se confiesan a gritos.»

«Un año después que estuvo

(Pol. 4.)

estays de lo que os vi aora un año.

un año de

un amigo, viéndole bueno: Harto mejor más salud tenía entonces, pues tenia más R. Mucha

oleado, le dixo

vida, (Fol. 6 vuelto.)

«Mirando á una

martyr de enrubios, afeytes, mudas, y de vestirse y ataviarse como los hongos, que no se

fea,

costosamente, y con estraña curiosidad, dixo que las feas son

pueden comer

si

no en virtud de estar bien guisados, y con todo son ruyn vianda.»

«Preguntóle un viejo de sesenta años

hora

que Dios ha

lo

escrito

se teñirla la canas,

si

en sesenta años.»

y R. No

(F. 7.)

borréis en

una

(Fol. 7 vuelto.)

«El agua encañada, quanto baxa sube, y la palabra de Dios entra por los oydos, y

penetra hasta

el

corazón,

si

sale del.» (Fol. 9.)

«Oontava un cavallero una merienda que ciertos fray les tuvieron en un jardín del susodicho;

y que

tras la

abundancia de

la

vianda^ y diferencias de vinos que huvo, fue

Y

notable el gusto y alegría de todos aquellos reverendos.

dezia también que

uno

y compuesto religioso) se puso de industria á pescar en un estanque, por behetiia do los demás. Oydo lo qual, dixo: no se podra dezir por esse: no

dellos (devoto

escusar la

sabe lo que se pesca.» (Fol. 13.) «El

duque de Osuna, D. Pedro Girón, tenia á

gran fuente de el

la

de nieve y engastados en

plata, llena

hora de su muerte junto á

ella

Condestable de Castilla, su yerno: Ningún consuelo hay para

aquella nieve cerca de

sí.

«Huvo

disciplinas en

(').

andavan

Madrid por

donde avian de pasar

los passeos tan

aquel concurso. Yisto

una

Duque

igual á tener le

pregunten

(Fol. 15.) la falta

y hazla calor, no sallan hasta que anochezia. calles por

el

R. Quiere morir en Sierra Nevada, porque no

por D. Alonso de Aguilar»



algunos vasos de agua, y dixo

de agua; y como era en

De manera que

los disciplinantes, de

en forma, como

si

mes de Mayo

el

toda la tarde no cabían las

damas y gente de á

algún grande regocijo fuera

lo qual, al salir los penitentes,

la

cavallo;

y

causa de

dixo que parecia entremés á

lo

divino en comedia deshonesta.» (Fol. 18.)

«Tratándose del Cid, y de sus gi-andes proezas, dixo, que fue catredatico valentía, pues enseñó á ser esforvado á Martin Pelaez»

(')

Alude, con discreta malicia, que no

del)ió

(-).

de sentar bien á

(sic)

de

(Fol. 19.)

los

de

la

casa de Osuna, á aqr.el

sabido cantarciilo: Decit, buen conde de Ureñu,

¿Don Alonso dónde queda? (^)

y

La

frase ¡profesor de energía que Stliendlial inventó (según creo) para aplicár.-;ela á Napoleón,

se ha repetido tanto después, recuerda bastante ésta de catedrático

del Cid.

d,e

valentía que

Juan Rufo

dijo

INTRODUCCIÓN

lxxv

hombre que más largas narices tuvo eu su tiempo, dezia

(Fol. 22.)

No

«Estando un carpintero labrando, aunque toscamente, los palos para hazcr una horca, y otro vezino suyo murmurando de la obra del artífice, los puso en paz diziendo,

que

de la horca son puntales de

los palos

la república.»

hombre el hacerse viejo, y corríase de verse algo vergonvoso. Y como fuesse su amigo, y le viesse que en

«Sentia ásperamcuto un 'gentil

cano,

como

si

fuera delito

cierta conversación

que

dava señales

dosto, lo dixo para consuelo

y reprehensión,

los versos

se siguen:

Si

quando

Yenios que

el seso

el

íl

crece

hombre encanece:

Las canas deven do ser Flores que brota el saber

En

quien no las alutrrece.» (Fol. 21 vuelto.)

«Sin duda este tiempo florece de poetas que hacen romanceS; sonadas: lo uno

y

lo otro

y músicos que

les

dan

con notable gracia y aviso. Pues como es casi ordinario amolla primera copla de cada romance, dixo á uno de los poetas

dar los músicos los tonos con

componen que escusase en el principio afecto ni estrañeza particular, si en todo el romance no pudiesse continualla; porque de no hazello resulta que el primor cuarteto se lleva el mayorazgo de la propiedad de la sonada, y dexa pobres á todos los que mejor

demás.»

los

(Fol.

26 vuelto.)

«Considerados los desasossiegos, escándalos y peligros, gastos de hazienda y menoscabos de salud^ que proceden de amorosos devaneos, dixo que los passatiempos del

Amor gastan

son como el

el tesoro

de los alquimistas, que costándoles mucho tiempo y trabajo,

oro que tienen por el que después no sacan.» (Fol. 67.)

«Alabando algunos justissimamente

la

rara habilidad del doctor Salinas

('),

canó-

nigo de Segovia, dixo que era Salinas de gracia y donaire, con ingenio de acucar.» (Fol. 74.)

«El (autor) y un amigo suyo, que le solia reprehender porque no componía la segunda parte de la Austriada^ passaron por donde estava un paxarillo destos que

suben

la

comida y

la

bovida con

el pico,

entre otros que e.stavan enjaulados.

Y

como

y aquel no, dixo: Veys aquí un retrato del silencio de mi pluma, porque no soy paxaro enjaulado, sino aijuel que está con la cadena al cuello. Pretodos cantassen,

guntado por qué, dixo estos versos: Para el hombre que no Cadena es el matrimonio, Y tormento del demonio

es rico

Sustentarse por su pico.» (Fol. 91.)

(')

la

Ahule

al

Dr. Juan de Salinas, festivo poeta sevillano, cuyas Obran han sido puMioadas por

Sociedad de Bibliófilos Andaluces.

orígenes de la NOVELA

Lxxvi

«De quinientos ducados que fue gastando en

quales se puso á jugar reliquias de

el

Eey

le hizo

de merced por su libro de la Austriada,

sustento de su casa hasta que no le quedaban sino cincuenta, los

el

(').

Y preguntado

por qué hazia aquel excesso, R. Para que las

mis soldados vendan, ó mueran peleando, antes que

el

largo cerco los acabe

de consumir.» (Fol. 99 vuelto.)

«Como hay mujeres

feas,

han de suplir con curiosidad

que siendo

ricas se

dan á entender que á poder de atavíos

los defectos de naturaleza: de la

algunos que por ser estudiosos y leydos, han de

salir

misma manera piensan

buenos poetas, siendo cosa,

si

no

del todo agena de sus ingenios, á lo menos cuesta arriba y llena de aspereza. T para más confirmación deste engaño, nunca les faltan aficionados que los desvanezcan. Pues como un hombre que era apassionadissimo de un poeta por accidente, defendiesse sus Mussas con dezir que era hombre que sabia, le dixo: No es todo uno ser maestro de

y tener buena

capilla

voz.»

135.)

(F'ol.

«Yivia en la corte un pintor

y era

(-)

que ganava de comer largamente á hazer

retratos,

mejor pie de altar para su ganancia una caxa que traya con quarenta ó cin-

el

cuenta retratos pequeños de las mas hermosas señoras de Castilla, cuyos traslados

muy

pagavau

bien,

le

unos por afición y otios por sola curiosidad. Este le mostró un dia le confessó los muchos que le pedian copias dellas.

todo aquel tabaque de rosas, y R.

Soys

el

más famoso

rufián

del

mundo, pues ganays de comer con cincuenta mujeres.»

(Fol. 131).)

sa,

la

«Armándose en Flandes D. Lope de Acuña, para un hecho de armas, algo de priesdixo á dos criados que le ayudavan á armar que le pussiessen mejor la celada: qual como fuesse Borgoñona, y al cerralla

mucho sino

fastidio.

muy

tró assi

Los criados

Y

en su lugar.

en

mansedumbre

una

á los

como

le

no

las ocasiones

oreja assida á la

que

le

huviessen cogido una oreja,

dava

le

respondieron una, y dos, y más vezes, que no yva

que fué sangrienta.

la refriega,

se le saliesse la

le

Y

lo

davan para detenerse mucho, en-

desarmándose después D. Lope, como

celada, en vez de enojarse,

mucha

dixo con

armaron: ¿No os dezia yo que yva mal puesta

la celada?»

(Fol 148.)

«Acabando de

leer

unos papeles suyos,

no os proveen en un corregimiento de errárades,

y yo fuera

los

le

dixo uno de los oyentes:

buenos de España; mas a

fe

No que

presidente, que os avia de ecJiar á galeras^ pues

sé por

no podiades

haxello de ignorancia. R. Rigurosissimo andays conmigo, pues antes que acepte

me tomays

el

cargo

la residencia» {^). (Fol. 155.)

«Desde que

el

Rufo debía de

le hazia mucha merced, nunca tuvo hombre bien afortunado, y tanto que era ya como proverbio su

señor don luán murió, que

sucesso que fuesse de

(')

qué

en algo

si

«"^r

un jugador empedernido, y á esto aluden muchos pasajes de sus Apo'

ter/nicift.

(^)

¿Sería Felipe de Liaño, cuya especialidad eran los retrates pequeños, especialmente de

mujeres? (')

Este apotegma tiene poco mérito, pero no he querido dejar de citarle, porque acaso nos pone

en camino de interpretar uno de los

más oscuros

pasajes del Quijote: el relativo á Tirante

el

Blanco.

suponemos que hay errata donde dice industria, y leemos ignorancia, como en el texto de Juan liufo, queda claro el sentido. Sin duda Rufo y Cervantes usaron una misma frase hecha, y no es cieible que el segundo la alterase con menoscabo de la claridad.

Si

.

INTRODUCCIÓN mala dicha. Estando, pues, un día con dolor en un

lxxvii pie,

diziéndolo su doctor que era

gota, respondió:

xVunquc pobre y en pelota, ricos me importuna,



Mal de

Porque

No

mar de mi

al

le faltasse

una

fortuna

gota,/> (Fol. 150.)

y proprio dixo que seria á los prelados gastar todas sus rentas en hazer dar luz y calentar.» (Fol. 163.) hijo su de once años, le sucedió una noche quedársele dormido en dos (5 «Siendo «Tan

bien,

fácil

como

tres sitios

al sol el

muy

cama donde

desacomodados; por

y deve de

quiera,

lo

qual dixo uno que

lo

avia notado: Este niño halla

ser de bronco ó trae lana en las costillas. K.

Qué más bronce (^ue años once,

Y

qué más lana Que no pensar en mañana.» (Fol. 189 vuelto)

Los apotegmas no son

seiscientos, sino

mismo Rufo en una advertencia tencias, aforismos

A

final.

que llegan á

ésta

y dichos agudos cuadra de

como á

(').

setecientos,

como expresa

el

casi todas las colecciones de sen-

lleno la sentencia de Marcial sobre sus

propios epigramas snnt bona^ simt qiifedam mediocria^ sunt

mala

Pero aun-

piltra.

queda en

los res-

tantes bastante materia curiosa, ya para ilustrar las costumbres de la época,

ya para

que muchos puedan desecharse por

ser insulsos juegos de vocablos,

de su autor, poeta repentista, decidor discreto y que, como todos los ingenios de su clase, tenía que brillar más en la conversación que en los escritos. El

conocer

mismo

el carácter

lo

reconoce ingenuamente: «Importunándole que repitiesse los dichos de que se

acordasso, dixo que no se podia hazer sin perderse por lo

vendo oro la

viejo:

pues quando

ocasión en que se dixo,

fin,

el

el

oro del

buen dicho

no esperarse entonces

menos

la

hechura,

como quien

se estuviesse entero, era la la

admiración que causó.

fuera de su primer lugar eran piedras desengastadas, que luzen

hechura

Y

que en

mucho menos. O

como pelota de dos botes, que por bien que se toque no se ganan quiuze» Tuvo Juan Rufo un imitador dentro de su propia casa en su hijo el pintor y poeta cordobés D. Luis Rufo, cuyos quinientos apotegmas (en rigor 455) ha exhumado en nuestros tiempos

el

erudito Sr. Sbarbi

(-).

Pero

la

fecha de este libro, dedicado al Prín-

cipe D. Baltasar Carlos (u. 1629, m. 1646), le saca fuera de los límites cronológicos del

presente estudio, donde por la

(')

misma razón tampoco pueden

figurar los donosos

Cuen-

Esta fácil y pronta respuesta se atribuye en Cataluña al Rector de VallCogona, y dicen que que le reconociese Lope de Vega. El festivo poeta tortosino babía nacido en 1582, é

ella bastó para

bizo un

Sillo

más que (2) ¡/idas al

viaje á Madrid, en 1623.

diclios originales

Los Aijotegmas estaban impresos desde 1596, y no contienen

de Juan Rufo.

Las quinientas apotegmas de D. Luis Rufo, hijo de D. Juan Rufo, jotrado de Córdoba, diri. Ahora por primera vez publicadas. Madrid, imprenta de

Principe Nuestro Señor (Siglo xvii).

Fuentenebro, 1882,

12.°

ORÍGENES DE LA NOVELA

Lxxvin ios

que notó D. Juan de Argiiijo, entre

Farfán, agustiniano

los cuales se leen

algunas agudezas del Maestro

(').

Volviendo ahora

de las fronteras patrias, debemos hacer mérito de

la vista fuera

algunas misceláneas de varia recreación impresas en Francia para uso de los estudiosos de la lengua castellana,

según

testifica

Cervantes en

cuando nadie, el

«ni

como

reros españoles, á veces notables escritores,

de los bienes ajenos

v

ñarla ó publicaban

allí

varón ni mujer dejaba de aprenderla»,

Una

Persiles (Libro III, cap. XIII).

La

autor de

el

porción de aventu-

desordenada codicia

segundo continuador del Lazarillo de Tormes^ vivían de ense-

el

sus obras de imaginación. Otros, que no llegaban á tanto, se

limitaban á los rudimentos de la disciplina gramatical, hacían pequeños vocabularios,

manuales de conversación, centones y rapsodias, en que había muy poco de su cosecha. A este género pertenecen las obras de Julián de Medrano y de Ambrosio de Salazar.

Julián ó Julio Iñiguez de Medrano, puesto que de ambos libro, era

un

España y de ambas »

de natura »

rita

,

modos se titula en su muchas tierras de

caballero navarro que, después de haber rodado por Indias, aprendiendo, según dice, «los

vivía «en la ermita del Bois de

de Valois.

A

estos viajes suyos

Vincennes

> ,

aluden en términos

que en varias lenguas celebraron su

libro,

más

raros

y curiosos

al servicio

muy pomposos

comenzando por

el

secretos

de la Eeina Margalos panegiristas

poeta regio Juan Daurat

ó Dorat (loannes Auratus): Julius ecce

A

Medrana uovus velut

alter Ulysses^

variis populis, a varioque mari,

G-einmarum omne genus, genus omne reportat Thesaurus nunquam qnautus Ulyssis

La verdad

que de

es

tales tesoros

da

mu}''

et auri:

erit.

pobre muestra su Silca Curiosa^ cuya

primera y rarísima edición es de 1587 (^). De los siete libros que la portada anuncia, sólo figura en el volumen el primero, que lleva el título de «dichos sentidos y motes breves de amor» Los otros seis hubieron de quedarse inéditos, ó quizá en la mente de .

su autor, puesto que parecen meros títulos puestos para excitar

segundo debía tratar de

«las

yerbas y sus más raras virtudes

>

;

la curiosidad.

el tercero,

El

de las piedras

preciosas; el cuarto, de los animales; el quinto, de los peces; el sexto, de las «aves celestes

y

terrestres»

ofrece las

más

;

el

séptimo «descubre los

delicadas recetas».

Ni

más

ocultos secretos de las muieres,

y

les

del tratado de los cosméticos, ni de la liistoria

natural recreativa que aquí se prometen, ha quedado ningún rastro, pues aunque lleva el

nombre de

O

Julio Iñiguez de

Alií'iinos

Medrano

cierta rarísima Historia del Can, del Caballo^

de estos Cuentos, cuyo borrador se conserva en

cados por D. Juan Eugenio Hartzenbnscli, como apéndice á tos

y fábulas (Madrid, 1861), y

español, (-)

2."'

La

casi todos lo

la

la

Biblioteca Nacional, fueron publi-

primera edición de sus propios Cueii'

han sido por D. Antonio Paz y

IVIelia

(Salesldel ingenio

serie, 1902, pp. 91-211).

Silva Curiosa de lulian de Medrano, cavaUero naiuirro: en

sessenta e nove^ nesta peste perdemos mulheres, filhos e fazeiida, nos esfor9aremos e

»nao nos entristegamos tanto, que caíamos

em

caso de desespera^ao

sem comer

e

sem

paciencia, dando occasiao a nossa morte» no en un proemio como el novelista florentino, sino en una Carta que dirigió á la Reina Doña Catalina, viuda de D. Juan III y Regente del Reino. En esta carta, que sólo se halla en la primera y rarísima edición de los Contos de 1575 y fue omitida »

.

malamente en

las posteriores, refiere

su mujer, á su

hija,

Trancóse

liizo la

descripción de esta peste,

Trancóse haber perdido en aquella calamidad á

de veinticuatro años, y á dos hijos, uno estudiante y otro niño de

Agobiado por el peso de tantas desdichas, ni siquiera llegó á completar el número de cuentos que se había propuesto escribir. De ellos publicó dos partes, que en coro.

junto contienen veintiocho capítulos.

Antonio Fernandes, añade otros

Con

el

Una

tercera parte postuma, dada á luz por su hijo

diez.

deseo de exagerar la antigüedad de los Contos

historias de proveito e

e

exemplo^ supone Teófilo Braga que Trancoso había comenzado á escribirlos en 1544

Pero

el

(').

texto que alega no confirma esta conjetura, puesto que en él habla Traucoso

de dicho año como de tiempo pasado: «e

elle

levaba consigo duzentos e vinte reales

Me

parece evi-

escribía, sino al

año en que

de prata, que era isto o anuo de 1544^ que haria quasi tudo dente que Trancoso no se refiere aquí

al

año en que

pasa la acción de su novela. Tampoco hay

el

menor

él

indicio de

reales-».

que

la

imprimiese suelta antes de 1575, en que apareció juntamente con

primiéndose ambas en 1585 y 1589.

La

tercera es de

1596

{^).

No

Primera Parte la

se

Segunda, reim-

cabe duda, pues, de

jano (n. 133), y de Rosiiminda y Alboino (n. 149); algunas leyendas religiosaB, que tienen sus paradigmas en las cantigas del Rey Sabio, como la del diablo escudero (n. 145) y la del caballero que dio su mujer al diablo (n. 144). Otros pertenecen al fondo común de la novelística, como el de la prueba de los amigos (Disciplina Clericalis, Gesta Romanorum, Conde Lucanor...) y alguno, como el «de la buena andanza de este mundo» (n. 139), subsiste todavía en la tradición popular. El texto de la Edad Media es muy curioso, porque viene a acrecentar el número de leyendas que se desenlazan por medio de convites fatídicos:

Un

caballero, arrastrado por la insaciable codicia de la

dama á quien

servía,

mata alevosamente

á un mercader y le roba toda su hacienda. Emplazado por una voz sobrenatural para dentro de treinta años si no liace penitencia, edifica en un monte unas casas muy nobles y muy fuertes y busca en aquella soledad el olvido de su crimen. «Y estando él un día en aquel lugar comiendo con su mujer y con sus

y con sus nietos en gran solaz con la buena andanza de esie mundo, vino hizo sentar á comer. Y en tanto que él comia, los sirvientes destemplaron el instrumento del juglar y le untaron las cuerdas con grasa. Y acabado el yantar, tomó el juglar su instrumento para tañerle, y nunca le pudo templar. Y el caballero y los que con él estaban comenzaron á escarnecer del juglar, y lanzáronle fuera de los palacios con vergüenza. Y luego vino un un juglar y

el

viento grande

iiijos

caballero

le

como de tempestad y

fue hecho un grande lago.

Y

derribó las casas y

paró mientes

unos guantes y un sombrero, que se de ella». Acrecientan

el

caudal de

la

le

el

al

caballero con todos los que

juglar tras de

quedaron en

la

sí,

y

alli

estaban.

Y

vio en cima del lago andar nadando

casa del caballero, cuando

le

lanzaron

primitiva novelística portuguesa las curiosísimas leyendas genealó-

gicas consignadas en el Nobiliario del Infante D. Pedro, sobre el cual nos referimos á lo que larga-

mente queda dicho en

el

primer tomo.

Q) Contos tradicionaes do povo portuguez, II, 19. (^) Sobre la fe de Teófilo Braga cito la edición de 1575, que no he visto ni encuentro descrita en ninguna parte. Brunet dio por primera la de 1585 (Lisl)oa, por Marcos Borges, 1585, dos partes en un volumen en 4.°, la priniera de 2 -j- 50 pp. y la segunda de 2 -f- 52). Tampoco he visto ésta ni

INTRODUCCIÓN

lxxxix

de Timoueda, cuyas Patrañas estaban impresas desde 15G6, tres años

la prioridad

antes de la peste de Lisboa.

No

embargo, que Trancóse

creo, sin

mucho.

las utilizase

Las grandes semejanzas que el libro valenciano y el portugués tienen en la narración de Griselda quizá puedan explicarse por una lecciiín italiana común, algo distinta de las

de Boccaccio y Petrarca.

Traucoso adaptó

portugués varios cuentos italianos de Boccaccio, Bandello, Stra-

al

de Lisboa, 1580 (por Juan Alvares), á la cual se agregó la tercera parte impresa en 1596 por Simón Lopes. Nuestra Biblioteca Nacional sólo posee cinco ediciones, todas del siglo xvii, y al la

parecer algo expurgadas.

— Primeira, segunda hora

e

terce/ra parte dos coritos e historias de proveito e exemplo. Dirigidos a Sen-

Dona loana D'Albur querque, molher

que foy do Viso Rey da India, Ayres de Saldanha.

E nesta

impressáo rao emendados. (A continuación estos versos):

«Diversas Historias,

et

contos preciosos,

Que Goncalo Fernandez Tiancoso ajuntou,

De

cousas que ouvio, aprendeo, et notou, Ditos et feytos, prudentes, graciosos: Os quaes coni exemplos bOs et virtuosos, Ficáo en partes muy bem esmaltados: Prudente Lector, lidos, et notados, Oreo acharéis que sam proveitosos.

Anno 4.°,

1608.

4 hs.

Com

prls,

licengada Sancta Inqiüsiram.

Em

Lisboa. Per Antonio Alvarez.

y 68 pp. dobles.





Licencia de la Inquisición. Escudo Aprobación de Fr. Manuel Ooellio (9 de agosto de 1G07). Dedicatoria del mismo Antonio Alvarez á doña Juana de Alburquerque (29 de mayo

del Impresor.

de 1608).



—Soneto de Luis

Brochado, en alabanza del

libro.

Tiene este volumen tres foliaturas, 52 pp. dobles para Al principio de la segunda hay estos versos:

parte, 58 para la 2.", 68 para la

|la 1."

?,."

Se a parte primeira, muy sabio Lector, Vistes e lestes da obra presente, Lede a segunda, que muy humiiraente, Aqui vos présenla agora o Auctor: pois sois sabedor

Pedevos muito,

Mostréis, senhor, ser discreto, prudente, Suprindo o que falta, de ser eioquente, Oom vossa eloquencia, saber e primor.

Procede este raro ejemplar de

— Primeira, segunda Com em

todas as Ucencas

et

e terceira

la

biblioteca de D, Pascual de Gayangos.

Parte dos Contos

approua(;oes necessarias.

Em

e

Historias de Proveito,

e

exemplo...

Anno 1624.

Lisboa. Por lorge Rodríguez. Taixado em papel

seis vintens, 4.°,

4 hs. prls. y 140 pp. dobles.

Aprobación de Fr. Antonio de Sequeyra (16 de marzo de 1620). De ella se infiere que además de las enmiendas que llevaba la edición anterior, se suprimió un pasaje en la Tercera Parte. Licen-



cias, Tasa, etc.

— Soneto de

Procede de

la

— Anno 1633.

Luis Brochado.

— Tabla.

biblioteca de D. Agustín Duran.

Com

todas as Ucencas e aprouacoes necessarias-

Taixado na mesa do Paqo a Edición idéntica á

la

seis vintens

em

Em

Lisboa.

Por Jorge Rodriguez.

papel.

anterior.

— Anno de 1646... Em Lisboa, por Ant.° Alvares, Impressor del Rey N. S. 8

°,

381 pp. de texto y tres de tabla.

A

la

vuelta de la portada van las licencias y

el

soneto de

Luis Brochado.

— Historias proveitozas, Primeira, segunda

e terceira parte.

Que

contení Contos de proveito et exem-

ORÍGENES DE LA NOVELA

xc

más

valor folkló-

la fuente

de la tradi-

parola y Giraldi Cinthio, pero lo que caracteriza su coleccióu j la da rico

que á

ción oral.

pueden

de Timoneda es

la

La

el

haber acudido con frecuencia á

intención didáctica y moralizadora predomina en estos cuentos, y algunos

calificarse

de ejemplos piadosos, como

«del ermitaño

el

y

el

salteador de cami-

nos», que incaica la necesidad del concurso de las buenas obras para la justificación, pío, iKira boa

Policia 8.",

educaram da vida liumana. Compostos per Gonzalo Fernandez Trancoso, Leva En Lisboa, na opicina de Domingos Carneiro, 16S1.

no_fin

a

Urhanidade Chrisiian,

e

343 pp.

La última obra que Policia

se cita en la portada tiene distinta pa,^•inación

Urbanidade Christiam. Composta pelos

e

PP.

y

frontis,

que

dice:

do Collegio Monipontano da Companhia de

Jesu,

e traduzida per Joam, da Costa, Lisboa, 16S1. Tanto esta edición, como la anterior, llevan intercalado, entre la portada }- el texto de los cuentos, un pequeño Catecismo, que atestigua la gran popularidad del libro de Trancoso, al cual acompañaba (Breve Recopilacam da Doctrina dos Misterios mais injportantes de nossa Sánela Fe, a qual

todo o Chrisiáo he abrigado saber

hum: recopilado

Además de

e crer

com Fe

explícita,

pelo P. Antonio Rebello, irmáo professo estas ediciones existen, por lo

menos,

da

quer dizer conhecimento distincio de cada 3.'^

Ordem de Nossa Senhora do Carmo).

las siguientes,

enumeradas por Inocencio da

Silva, en su Diccionario bibliugraj^hico portuguez (III, 155-15G; IX, 427).

— Coimbra,

por

Thomé

Carvalho, 1600, 8."

— Lisboa, por Antonio Craesbeck de Mello, 1671. —Por

Felipe de Sousa Villela, 1710.

— Historias proveitosas: Prinieira, segunda

e

terceira parte; que contení contos de proveito e exenc

para boa educacao da vida humana. Leva no Jim a Policia Fiüppe de Sousa Villela, 1722. 8.°, XVI + 383 pp.

pío,

— Por Manuel Fernandes da Costa, 1734,

e

urbanidade christa. Lisboa, na

off.

de

8."

En

su ya citada obra Contos tradicionaes do povo portuguez (11, pp. 63-128) ha reproducido Teófilo Braga diez y nueve cuentos de la colección de Trancoso, ilustrándolos con curiosas notas y

paradigmas.

En

todos ellos

Trancoso y abrevia mucho por el orden que tienen en

el

erudito profesor suprime las moralidades y divagaciones retóricas de

el texto.

las

Tanto de estos cuentos, como de

los

que omite, pondré

el

índice

ediciones del siglo xvii, únicas que he podido manejar

Parte 1.*

«Contó primeiro. Que diz que todos aquelles que rezao aos Sanctos que roguem por

elles,

tem

necessidade de fazer de sua parte por conformarse com o que querem que os Sanctos Ihe alcancem. Tratase hüa Historia de hum Ermitáo, et hum Salteador de caminlios» (Está en Braga, n. 151). Cont, II. «Que as filhas devem tomar o conselho da sua boa may, e fa/er aeus mandamentos. Trata de hüa que o nao fez, e a morte desastrada que ouve» (Braga, n. 152). Oont. III. «Que as donzellas, obedientes, devotas e virtuosas, que por guardar sua honra se aventuráo a perigo da vida, chamando por Déos, elle les acode. Trata de hüa donzella tal que he digno de ser lido» (Braga, n. 153). Cont. IV. (iQue diz (juc as zombarias sao perjudiciaes, e que he autorizado con

hum

bom nao

usar delles, concluosse

dito grave».

Es meramente un dicho sentencioso de un caballero de la Corte de D. Juan Til: «Senlior, nao »zombo, porque o zombar tem resposta». Cont. V. «Trata do que aconteceo en hüa barca zombando, e hüa resposta sotüfl. Son zumbas y motejes entre un corcobado y un narigudo, que acabaron mal. Cont. VI. «Que en toda parceria se deve tratar verdade, porque o engaño deixa envergonhado seu mestre. Trata de dous rendeiros».

lia

se de doscobrir,

ando

.

»

luego, ir juntos»,

sin gastar

como tenían concertado. «Que vamos en buen hora»

más razones

en camino. Llegados

se pusieron

rrado, por bien que cavaron alrededor,

señal de dinero; el

mal hombre que

le

al árbol

(dixo el otro), y

donde

le

avian ente-

como no tuvo remedio de hallarle, no haviendo havia robado, comentó a hazer ademanes y ges-

y grandes estremos y quexas diciendo: «No hay el dia de hoy fe ni verdad hombres: el que pensays que os es mas amigo, esse os venderá mejor. De quién

tos de loco,

»en »

los

podremos

fiar

hoy en

mundo? ah

el

traydor, vellaco, esto

me

teniades guardado? quién

»ha podido robar este dinero sino tu? ninguno havia que supiese del». Aquel simplezillo

que tenia más razón de poderse quexar y de dolerse, por verse despedido en un

punto de toda su esperanza, por culparse,

aunque

le

y con grandes juramentos

saber,

protesta va

que no sabia en

aprovechaba poco, porque mostrándose más indignado

«No pienses que

res bozes dezia: »

contrario se vio necesitado a dar satisfacion

el

y darte

el

castigo

el

y des-

robo arte ni parte,

el otro

y dando mayo-

te saldrás sin pagarlo: la justicia, la justicia lo

que merece tu maldad» Keplicando

el otro

.

ha de

que estava ino-

cente de semejante delito, se fueron gritando y riñendo delante el juez, el qual tras

haver

los dos altercado en su presencia

quando escondían

el

grande

rato,

preguntó

más

dinero? Aquel tacaño, mostrando

si

estava presente alguno

confianza que

si

fuera un

momento respondió: «Señor, sí, un testigo havia que no sabe mentir, el qual »es el mismo árbol entre cuyas raizes el dinero estava enterrado. Este por voluntad de » Dios dirá toda la verdad como ha pasado, para que se vea la falsedad deste hombre, y santo, al

»sea

El juez entonces (que quiera que

la justicia ensalmada».

lo

moviese) ordenó de

hallarse las partes en el dicho lugar el siguiente dia, para determinar alli la causa, asi

por un ministro

les hizo

mandato

presentarse, dando primero,

como

so graves penas,

lo hicieron,

y que huviesen de comparecer y

buena seguridad. Parecióle

muy

a su

proposito esta deliberación del juez al malhechor, pretendiendo que cierto embuste que iva tramando, ternia por semejante via ofeto.

llamando a su padre,

le

dixo

assi:

«Padre

Por donde bolviendose a su

muy amado, un

casa,

y

secreto quiero descubriros,

»que os he tenido hasta agora encubierto, por pareccrme que assi con venia hazerse... »Haveys de saber que yo propio he robado el tesoro que demando a mi compañero por »justicia, para

»Pios

poder sustentaros a vos y a mi familia con más comodidad. Dense a

las gracias

y a mi buena

industria,

que ya está

el

negocio en punto que solo

.

.

INTRODUCCIÓN

ov

>con ayudar vos im poquito, será sin réplica ninguna nuestro». havia passado, j

que havia provellido

lo

que vays esta noche a esconderos en

os ruego, es

V

fácilmente podreys entrar por la parte de arriba, y estar dentro

»

puedan veros, porque

grueso y

lo

»pondereys de

manera que conviene». El mal

él,

y

litigantes,

negocio, al

la

el árbol.

muy

a placer, sin que

bien notado.

Y

quaudo

Vino

que havia criado a su

viejo

se convenció de presto de sus razones,

aquella noche se escondió dentro

que

el

boz que parezca de algún espíritu, res-

disimulando entonces vos

qual era

muy

tengo yo

>juesc interrogare,

la

lo

hueco de aquel árbol: porque

el

>

el árbol es

Y contóles todo

a lo qual añadió: «Lo que al presente

el juez,

y

juez

alli el

hijo tal

sin temerse de peligro alguno, el

dia siguiente con los dos

acompafiavan, y habiendo debatido buen rato sobre el cabo preguntó en alta voz quién habia robado el tesoro. El ruin viejo, en otros

muchos que

le

tono extraordinario y con boz horrible, dixo que aquel buen hombre. Fue cosa esta

que causó

al

juez y a los presentes increible admiración, y estuvieron suspensos un

rato sin hablar, al cabo del qual dixo el juez: «Bendito sea el Señor,

»tan manifiesto ha querido mostrar quanta fuerza tiene

la

que con milagro

verdad. Para que desto quede

»

perpetua memoria, como es razón, quiero de todo punto apurarlo. Porque

»

que antiguamente havia Nimias en

»

crédito a cosas semejantes, sino

»Mas agora no »

»

y una cosa

tiene,

fuese

si

En

lo tenia

destas,

me

todo por patrañas y fábulas de poetas.

holgaría saber

si

y

el

humo

Nimfa o

es

hermosura encarecida por

testigos oido

espíritu,

los poetas.

.

al pie del árbol leños secos

que havia por

fuego. Quién podrá declarar quál se paró el pobre viejo, calentarse,

acuerdo

y ver qué Pues caso que poco mal podriamos nosotros hazerle por ninguna via» Dicho estremo

es do aquella

mandó amontonar

esto

que

me

verdad sea que nunca yo habia dado

qué dezirme, ha viendo aqui en presencia de tantos



hablar a este árbol.

» talle

los arboles,

alli

hartos,

quando comentó

y ponerles el

tronco a

muy me quemo»

a ahogarle? Sólo sé dezir que se puso entonces con bozes

me

que

Lo qual

sido el milagro por virtud Divina, ni por haber

visto por el juez,

Nimfa en hijo,

el árbol,

y que no havia

haziendole sacar de

según merecian, mandó que

le

ellos

ahogo, que

medio ahogado, y castigándole a

él y a su y entregósele al buen infamado. Assi quedó premiada la verdad y

truxesssen

hombre, que tan injustamente havian la

alli

abraso, que

me

altas a gritar: «Misericordia, misericordia;

alli

todo

el

dinero,

mentira castigada.

La verdad

Y Aunque otros

el

muchos,

la

cuento en Calila y lo es

finalmente prevalece,

mentira con su autor perece»

Dimna

{')

Mey

remediaron su aridez, haciendo correr por

logo.

Y

no

me

sea inferior á

parece que ella,

no sea tan seco y esquemático como el aliño con que Firenzuola y

bastante para que no lamentemos

la

él la

savia de

un

fácil

y gracioso

diá-

versión del segundo, aunque inspirada por la del primero,

á pesar de

la

amena y

exquisita elegancia del monje de

Va-

llumbrosa. Sebastián Mey, aun en los raros casos en que traduce fielmente algún original conoDel falso e del torpe. (*) Dixo Calila; «Dos homes eran en una compaña, et el uno dellos era torpe, e el otro falso, e ficieron aparcería en una mercuderia; et yendo por un camino fallaron una bolsa en que habia mil maravedís, e tomáronla, e ovieron por bien de le tornara la cibdat. Et quando fueron cerca de la cibdat,

orígenes de la novela

cvi cido,

procura darle color

local,

introduciendo nombres españoles de personas y lugares.

Tal acontece en el cuento 53, «La Prueba de bien querer»

En

que es una paráfrasis ampli-

,

116 de Poggio «De viro quae suae uxori mortuum se ostendit»

ficada de la facecia

(').

escena pasa en Montevarchio, j el protagonista es un cierto hortelano, «hortulanus quidam» Mey castellaniza la anécdota en estos graciosos

cuento latino

el

la

.

términos:

«Antón Gon9alez Gallego era hombre que se bivia

muy a plazer en la villa de Torre-

una mujeraga de mediano talle, y de una condicionaba muy buena, de manera que aunque él era un poquito reñidor, ella siempre le abonan(;ava, porque no le entrava a ella el enojo de los dientes adentro; y assi eran presto apaziguados. Acaeció que bol-

jon; tenia

viendo

él

donde

un

mujer havia ido

dia de labrar, halló que la

un poyo, esperando a que

se recostó sobre

a divertir en pensamientos,

y

a lavar los paños, por

al rio

y como

viniese,

comentó

ella tardase,

entre otros le acudió en quanta paz bivia con su muger,

y y en el amor que me tiene, porque » hartas ocasiones le doy yo con mi reñir, pero quiéreme tanto que todo lo disimula con »muy gran cordura a trueco de tenerme contento. Pues si yo me muriese, qué haria dezia en su imaginativa: «La causa está en

dixo

«Toma

torpe al falso:

el

la

ella,

metad destos dineros,

pensándose levar todos los maravedís: «Non fagamos

Dmanos de

fazen

otri

más durar

el

amor entre

tomaré yo

et

asi,

otrameatad». Et dixo

la

que metiendo

los

mas tome cada uno de nos pora

ellos;

el falso,

amigos sus faziendas en gastar, e sote-

quando hobiéremos menester delloa, Dtomarlos hemos». E acordóse el torpe en aquello, et soterraron los raaravedis so un árbol muy grande, e fuéronse ende, e después tornó el falso por los maravedís, e levólos; e cuando fue días, dixo el falso al torpe: «Vayamos por nuestros maravedís, que yo he menester que despienda». E fuéronse para el logar que los posieron, e cavaron e non fallaron cosa; e comenzóse a mesar el falso ))rremos los otros que fincaren en algún logar apartado, et

comenzó a dezir: «Non se fie home en ninguno desde aqui, nin se crea «Tú tornaste aqui et tomaste los maravedís». Et comenzó el torpe a jurar e non feciera, e el falso diciendo: «Non sopo ninguno de los maravedís salvo yo

et a ferir en sus pochos, et 3>por él».

E

dixo

al torpe:

confonderse que

lo

E

»et tú, e tú los tomaste». al álcali

cómo

el

sobre esto fuéronse pora

tomado

torpe le habia

torpe: «Sí, que fio por Dios que el árbol esto

mandó

Ddecides».

»dixe

el álcali

E

fuese

el

haber». Dixo

e quiero

ídas caber, et cuando »dentro que

el

me

será testigo, e

me

que

te

«¿Tú has testigos?» Dixo

afirmará en lo que yo digo».

«Venid vos para mí

fiadores, et díxoles:

querellóse

el álcali, e el falso

E

e iremos al árbol

su padre et fizogelo saber e contóle toda su fazienda, et díxole:

el

padre: «¿Qué eb?» Dixo

fuere ende, e

si

que

«Yo no

tú acordares comigo, habré»

«Yo busqué

el

mas hueco

árbol que

metas dentro aquel logar y donde puepreguntare quién tomó los maravedís, responde tú

vayas esta noche allá

el álcali

el falso:

el

sobre

e

que

te

torpe los tomó...

»Et non quedó de otro dia de

pora

esto que te he contado, salvo por una cosa que pensé;

al álcali

»mo3 ganado »pude fallar,

que se diesen

el falso a

la cíbdat, e

los maravedís, e dixo el álcali:

mañana

le

rogar que lo fiziese fasta que gelo otorgó. Et fuese a meter en

el

árbol, e

llegó el álcali con ellos al árbol, e preguntóle por los maravedís, e respondió el

padre del falso que estaba metido en el árbol, et dixo: «El torpe tomó los maiavedis». E maravillóse de aquello el álcali e cuantos ende estaban, e andudo alrededor del árbol, e non vio cosa en que

mandó meter y mucha lefia e ponerla en derredor del árbol, e fizo poner fuego. E cuando fumo al viejo, e le dio la calor, escoraenzó de dar muy grandes voces e demandar acorro; et

dudase, e llegó

el

entonces sacáronle de dentro del árbol medio muerto, e dat, e los

mandó

justiciar al padre e al fijo e tornar los

maravedís, e su padre fué justiciado por cabsa de

Dymna,

el álcali fizo

maravedís la

al

su pesquisa e sopo toda

la

ver-

torpe; e así el falso perdió todos

mala cobdicia que ovo

et por la artería

que

Gayangos, pp. 32-33). C£. Johunnis de Capua Directorium riiae humanae... ed. de Derenbourg, París, 1887, pp. 90-92. Agnolo Firenzuola, La prima veste de' discorsi degli animuli, ed. Cameriní, pp, 241-242.

fizo», (Quilla e

(!)

ed.

The Facetiae orjocose

tales

of Poggio.., París, 1879,

I,

187,

.

,

INTRODUCCIÓN que

»ella? Creo

cvii

se moriría de tristeza. ¡O qiüón se hallase alli para ver los estreñios

que

que echarla de aquella su boca! pues en verdad que y Sintiendo en esto que la muger » lo he de provar, y asegurarme dello por la vista» venia, se tendia en el suelo como un muerto. Ella entró, y mirándole de cerca, y prolas palabras lastimeras

» baria,

.

vando a

levantarle,

como

61

no hazia movimiento, y

vio sin resuello, creyó verdade-

le

ramente que era muerto, pero venia con hambre y no sabia resolverse en si comería primero o Horaria la muerte del marido. En fin, constreñida de la mucha gana que determinó comer primero,

traia,

tocino que tenia tanto. la

alli

Y

poniendo sobre

las brasas parte

de un recuesto de

colgado, se le comió en dos palabras sin bever por no se detener

Después tomó un

jarro,

y comenzó a baxar por

la escalera,

con intención de

Ella que

la

sintió,

dexa de presto

el jarro,

y como que huviese espirado entonces

marido, comieuQa a mover gran llanto y a lamentar su muerte. Todo

a los él

a

ir

bodega por vino; mas he aqui donde llega de improviso una vezina a buscar lumbre.

gritos,

el

bamo

el

acudió

hombres y mugeres; y espantados de muerte tan repentina (porque estava

tendido con los ojos cerrados, y sin resollar de manera que parecía verdaderamente

muerto), consolavanla lo mejor que podían. Finalmente quando a él le pareció que se

havía ya satisfecho de

que tanto deseava

lo

con aquel alboroto: quando más

la

y que huvo tomado un poco de gusto diciendo: «Ay marido mío de mi

ver,

muger lamentava

»

coraron, desdichado ha sido el día y la hora en que pierdo yo todo

»

soy

la

desdichada, faltándome quien solía ser

»de mí, y

me

consuele en mis trabajos

y

mi amparo; ya no

fatigas;

qué haré yo

»rada de mí?» El entonces, abriendo súpitamente los

mi

bien, pero

yo

terne quien se duela

sin vos agora, desventu-

ojos, respondió:

«Ay muger mía

»de mis entrañas, qué haveys de hazer? sino que pues haveys comido, baxeys a bever »

a

bodega»

la

cijo,

.

y como

burla,

los que estavan presentes, trocando la tristeza en regoy más después quando el marido les contó el intento de la

Entonces todos

dispararon en le

reír:

havía salido.

Tal se pensó de veras ser amado,

Y En

burlando quedó desengañado»

el número 60 preimpuesto era que cada año liavia de tener

un

hijo

yo

me

mi

familia,

Pero

casé con

y mi

no más, pero havieudo parido

»mi muger a cabo de dos meses, no estoy yo tan abastado, si cada dos meses ha de »tener el suyo, que pueda criarlos, ni darles de comer; y para vos no seria honrra nin»guna que viniese a' pobreza vuestro linage. Y assi os pido por merced, que la deys a » hombre que sea más rico que yo, para que pariendo tan amenudo, pueda criar y dexar y a vos no os venga desonrra por ello». El Governador, que era discreto y sagaz, oyendo esto, quedó confuso, y replicóle que tenía razón en lo que >

ricos todos sus hijos,

dezia,

y con

esto le despidió.

La hazienda que

entre pocos es riqueza,

Repartida entre muchos es pobreza»

No en vulgar

la

todos los casos parece tan obvio

anécdota y no presentar en

el

el

origen literario del cuento, por ser

texto de

Mey ningún

rasgo que arguya paren-

tesco directo con otras versiones. Tal sucede con la fábula LA"I

aumiue con Cuerdos de Garibay y en

que

figura,

(')

muy

distintos la

accesorios,

Floresta Española

«En un gran banquete, que la

pececillo

la

El convidado acudido^

cuadernillo manuscrito de los

Cotejando

la versión

de

Mey que

y pusieron

á un capitán de una Nao, que estaba al

muy

pequeño, y mientras que los otros comian de los grandes, tomó él el oreja. El señor que hacia el banquete, paróse mientes, }• preguntóle la causa.

mesa, un pez

y púsole á

(').

el

hizo un señor á niuchos caballeros, después de haber servido

diversos manjares, sacaron barbos enteros,

cabo de

en

muy

Respondió: «Señor, mi padre tenia

el

mismo

oficio

que yo tengo, y por su desdicha y mía anegóse

.

orígenes de la novela

ex

pongo á continuación con entre

de Santa Cruz, que va por nota, se palpará la diferencia

la

conciso y agudo del toledano j la

el estilo

manera más

pintoresca, verbosa

y

fes-

tiva del impresor de Valencia.

«Francisco Quintañón vezino de Bilbao, combidó, según acostumbrava cada año,

Santo de su nombre, en

el dia del

si le

bite,

el

qual havia nacido, a algunos amigos. Los quale&

combite a Luis Logano, estudiante, hombre gracioso, bien entrañado, y que llamavan a un combite, no dezia de no, y por caer aquel año en Viernes el com-

truxeron

al

hubo de

pescados

A

ser de pescado.

bueno. Sentados a tales.

la

lo

qual proveyó

el

Quintañón en abundancia y

Sólo a Loyano

le

dieron sardinas, y no sé qué pescadillos menudos, por

ventura por no haver sido de los llamados, sino que aquella menudencia en su plato, en lugar de comer pescadillo,

y

muy

mesa, dieron a cada uno su porción de vesugos, congrios y otros

llegavasele al oido,

y

le

havian traído.

como hazian

los otros,

Como

él vio

tomava cada

Reparando en aquello

bolviale después al plato.

los

combidados, y preguntándole por qué hazia aquéllo? respondió: «Havrá seys años, que » pasando un hermano mió a Flandes, y muriendo en el viaje, echaron su cuerpo en el mar; y nunca he podido saber dónde vino a parar, y si tuvo su cuerpo sepultura o no, »y por eso se lo pregunta va a estos pececillos, si por dicha lo sabian. Todos me respon»

»den en conformidad que no saben »

tal,

porque en ese tiempo no havian

nacido: que se lo pregunte a esos otros pescados mayores que

»sin duda

me

hay en

la

ellos

aun

mesa, porque

darán relación». Los combidados lo echaron en risa, entendiendo la y Quintañón, echando a los moQos la culpa que lo havrian hecho

causa porque

lo dezia;

por descuydo,

mandó

traerle

un

Si en

plato de lo mejor

que havia.

un combite fueres encogido,

Serás también sin duda mal servido»

Otra anécdota

En

el

mucho más conocida que la anterior es la de El truhán y el Buchanan pueden verse útiles indicaciones bibliográficas

estudio del Sr.

as7io.

sobre

las transmigraciones

de esta facecia, que se repite en el Esopo de Waldis, en el alemán Til Enlenspiegel, en los Cuentos de Buenaventura Des Periers y en oti-as muchas partes. Entre nosotros anda en la tradición oral, pero no conozco texto literario libro

anterior al de

Mey, que

«Delante del

es

muy

donoso por

Duque de Bayona tomava

cierto. el

ayo un dia lición a

los pages, entre los

quales havia uno de tan duro ingenio, que no podian entrarle las letras en la cabe9a.

De

lo

Den

el

»cl.

qual se quexava

el

ayo, diziendo que havia seys meses que le enseñava

mar y no sabemos adonde, y desde entonces á todos Díceme ésto, que era cliiquito, que no se acuerda». {Floresta Española... Sexta parte. Capítulo VIII, n.

los peces

que veo, pregunto

si

y no

saban de

XII de «dichos de mesa», pág. 254 de

la

ed. de 1790.)

Pequeñas variantes tiene

el

cuento de Garibay:

mesa del Señor unos peces pequeños y al Señor grandes. Estaba a la mesa un fraile, y no hacia más que tomar de los peces cliicos y ponellos al oido y echallos debajo de la mesa. El Señor miró en ello, y díjole: aPadre ¿huelen mal esos peces?» Respondió: «No, señor, sino que »pasando mi padre un rio, se ahogó, y preguntábales si se hablan hallado a la muerte de mi padre. «Sirvieron a

la

»Ello8 me respondieron que eran pequeños, que no, que esos de V. S." que eran mayores, podría ser »que se hubiesen hallado». Entendido por el Señor, dióle de los peces grandes, diciéndole: (cTome, y «pregúntesle la muerte de su padre» (Sales Españolas, de Paz Melia, II, p. 62).

INTRODUCCIÓN sabia

aun

deletrear.

»

Hallándose un truhán presente dixo: «Pues a un asno enseñaré yo

Duque,

dixo: «Pues

yo te apostaré que no lo Duque: «Pues sabes cómo te va? que me has de dar en un año un asno que sepa leer, so pena que si no lo hazes, has

»en seys meses a »

cxi

Oyéndolo

leer».

enseñas ni en doze». Porfiando

el

él

que

le

dixo

sí,

el

»de recebir quatrocientos agotes publicamente del verdugo, y si lo hazes y ganas, te lo que te has puesto por parlar».

»haya yo de dar quatro mil ducados; por eso mira en Pesóle

un

de haber hablado; pero en

al trulian

despavilar

le

piedra, por

y ver

muy

pequeño

asnillo

bien que

ingenio,

el

brama va

Duque, procuró Mercó primeramente

fin vista la deliberación del

tenia remedio de librarse del castigo.

si

y bien tratado, y púsole delante un c. no havia remedio más que

luzio

a las orejas A. b.

librazo;

donde viendo que esto era por demás, imaginó de hazer otra

sobre una mesa

el

mas por

dixera a una

si lo

cosa.

Puesto

dicho libro delante del asno, echavale unos quantos granos de cevada

sobre una de las hojas y otros tantos sobre la otra hoja siguiente, y sobre la tercera

también. Después de haverse comido

truhán con

y a

vies3;

mano

la

la otra

hoja buen rato,

la

ojos viese la

y después dexavale que con

le

medio de una quadra

Y

quando

le

desta

tuvo bien impuesto (que fue antes del

entoldada, haviendo acudido muchísima gente, pusieron

mesa un grandísimo

manera

se entretuvo

libro: el

un grande

tu asno? tu has perdido»

qual comeuQÓ

.

rato.

la

asno a cartear de la otra

mirando

El Duque dixo entonces

«Antes he ganado (respondió

mundo vee como lee. Y yo emprendí de enseñarle » Yo he cumplido ya con mi obligación, y lo protesto »

el

una hoja a

»

» testigos

a todos los que están presentes, para que

el

al

la

manera

el libro.

truhán:

Y

«Cómo

truhán) porque todo

el

a leer solamente y no de hablar. assi,

requiriendo y llamando por

me hagan

fe

de aquesto. Si hallare

vuestra Excelencia quien le enseñe a hablar, entonces podrá oirle claramente leer,

» si

el

hozico se bol-

señaló dia, venido el qual, fue traido el asno a palacio, y en

muy

que havia acostumbrado, estando un rato de » lee

el

Duque cómo ya su asno sabia leer: que le señalase dia en que por sus prueva. Aunque lo tuvo el Duque por imposible, y que saldría con algún

donayre, con todo eso

sobre una

asno los granos de la hoja primera, tenia

hoja hazia lo mismo. Poco a poco habituó al asno a que sin echarle

cevada hiziese también aquello. año) avisó al

el

y

acaso huviere quien tal emprenda, seguramente puede ofrecerle vuestra Excelencia

»

doze mil ducados, porque

»

habilidad».

A

si

sale

con

ello, los

todos les pareció que dezia bien

dose por convencido,

mandó Como

merecerá el

muy

truhán, y

el

bien por su trabajo

mismo Duque

y

tenién-

darle los quatro mil ducados que le havian ofrecido.

tengas paciencia y perseveres,

Saldrás con cualquier cosa que emprendieres».

Algunos cuentecillos de Mey, como otros de Timoneda, son explicación rio

de algún dicho proverbial. Esta

frase,

por ejemplo. Parece á

lo del

ó

comenta-

ratón que no

un agujero^ se comprueba con los dos ejemplos del pintor de retablos que no sabía hacer más efigie que la de San Antonio, y con ella, ó con dos del mismo Santo, pensaba satisfacer á quien le pedía la de San Cristóbal: y el del músico que no sabía cantar más letrilla que la de «La mañana de San Juan- al punto que alboreaba» (').

sabe sino

(')

Fáb. XVI.

De ser cantor no tenga presunción El qne no sabe mág de una canción.

.

orígenes de la novela

cxii

El color local da frescura é interés á las más

huye siempre de

y de

lo abstracto

anécdotas del Fabulario.

.triviales

impersonal. Así,

lo

Mey

pintor de retablos no es

el

un

pintor cualquiera, sino «Mase Rodrigo pintor que vivia en Toledo cabe la puerta de

Yisagra»

,

y

el

cantor es «Juan Pie de Palo, privado de la vista corporal»

XX,

alusión al héroe del libro de Cervantes realza la fábula

en que

vanidad del hidalgo y

la

cómico que

cuadrito

de su criado producen

la torpeza

curiosa

agradable,

mismo

el

en

las astucias de Caleb, el viejo servidor del hidalgo arruinado,

de Walter-Scott The Bride of

Una

.

muy

la

efecto

novela

Lammermoor.

«Luis Campuzo, de tierra de la Mancha, y 'pariente de D. Quijote, aunque Masonava de hidalgo de secutoria^ no acompañavan el poder y hazienda a la magnánima grande9a que en su coragon reynava; mas si con las obras no podia, con las palabras procurava de abultar las cosas, de manera que fuesen al mundo manifiestas y tuviesen que hablar del. Era amigo de comer de bueno, aunque no de combidar a nadie; y para que dello también se tuviesse noticia, hijos y mujer ayudavan a pregonarlo, diziendole quando estava en conversación con otros hidalgos que las gallinas o perdices estaban ya asadas, que entrase a cenar. Quando hijos y mujer se olvidavan, él tenia cuidado de preguntarlo en presencia de ellos a un criado: que como de ordinario los mudava, no podia tenerlos habituados a su condición y humor. Haviendo pues asentado Arguixo

con

según acostumbraba con

él,

otros, le

preguntó a vozes en presencia de sus amigos:

«Qué tenemos para cenar, hermano Arguixo?» El otro sin malicia ninguna respondió: «Señor, una perdiz» y bolviendo el otro dia con semejante demanda, quando le dixo: ,

«Qué hay

esta

noche de cenar?»

el

otro respondió: «Señor,

un palomino» Por donde .

el amo y dado una manezica sobre que no se sabia honrar ni hazer con enseñarle de qué manera havia de responderle de alli adelante,

haviendole reñido tener, concluyó

quando de aqui adelante os interrogare yo sobre el cenar, haveys numero plural, aunque no haya sino una cosa; como si hay una perdizes^ perdizes; si un pollo: pollos, pollos; si un palomino: palomi-

diziendole: «Mirad,

»de responder por » perdiz, direys: » nos,

él

palominos,

y

el

assi

de todo

lo

demás» Xi .

al criado se le olvidó la lición, ni

como

hidalgos se deshiziese, queriéndose honrrar

solia,

en presencia

dellos, a bozes

preguntó: «Qué hay que cenar esta noche, Arguixo?» «Vacas, señor, vacas» él:

dexó

passar la ocasión de executarla, porque venida la tarde, antes que la junta de los

de que rieron los hidalgos; pero el

amo

,

respondió

indignado, bolviendose al movo, dixo: «Este

»vellaco es tan grosero, que no entiende aun que no hay regla sin excepción». «¿Qué »

culpa tengo yo, replicó

despedido

el

amo

sobre

él, si

el

vos no

me

enseñastes

que

caso, fue causa

más Gramática?»

Y

haviendole

se vino a divulgar el chiste de sus

grandezas.

Quien más

se entera de lo

que conviene,

Sin pensarlo a quedar burlado viene»

Con

la

misma candorosa

puedo detenerme, como

(')

el

de

Fáb. XIII. Ks cuento de

No

malicia están sazonados otros cuentos, en que ya no

El mentiroso burlado

nieiitiras

('),

el

de cazadores.

disimules con quien

iiuiclio

Porque delante de otros no

miente,

te afrente.

de Los labradores codicio-

INTRODUCCIÓN sos

dos

o,

cxiii

de El cura de Torrejon {^) y sobre todo el de La porfía de los recien casaque con gusto reimprimiría á no habérseme adelantado Mr. Buchanau. Es el

el

(3),

mejor specimen que puede darse del gracejo picaresco y de la viveza expresiva y familiar de su prosa, dotes que hubieran hecho de Mey un excelente novelista satírico de la escuela del autor de

El Lavarillo^

vidad en un cauce tan estrecho como ción pedagógica no podía ser

ejemplo

(*)

si

no hubiese encerrado constantemente su

el

de la fábula y

más honrada y

el

cristiana,

acti-

proverbio moral. Su inten-

y bien

lo

prueba

el

piadoso

con que su libro termina; pero es lástima que no hubiese tenido más am-

bición en cuanto á la extensión

y forma de sus narraciones y

al desarrollo

de la

psicología de sus personajes.

Dos veces ensayó, aventuras, que era el

sin embargo, la novela italiana; pero

menos adecuado á

en

el

género de amores y

condiciones de su ingenio observador

y El Emperador y su hijo (^), tiene alguna remota analogía con la anécdota clásica de Antíoco y Selenco, y en ciertos detalles recuerda también la novela de Bandello que dio argumento para el asombroso drama de Lope El castigo sin venganxa, pero va por distinto rumbo y es

festivo.

La primera de

las

estas dos narraciones relativamente largas,

mucho más complicada. El anciano Emperador de Trapisonda Florisena, hija del rey de Natolia, visto de ella.

concierta casarse con

enamorado de su beldad por un

retrato

que había

El rey de Natolia, á trueco de tener yerno tan poderoso, no repara en

desproporción de edad, puesto que

la

no llegaba á los

él pasaba de los sesenta y Emperador envía á desposarse en nombre suyo y á traer la novia á su hijo Arminto, gentil mozo en la flor de su edad, del cual se enamora locamente la princesa,

ella

veinte. El

llegando á declararle su pasión por señas inequívocas y finalmente requiriéndole de amores. El, aunque prendado de su hermosura, rechaza con horror la idea de hacer tal

ofensa á su padre, y huye desde entonces cuanto puede del trato y conversación

Emperador, quejándose del desvío y rustiqueEmperador le ordena ser obediente y respetuoso con su madrastra; pero los deseos de la mala mujer siguen estrellándose en la virtuosa resistencia del joven. Emprenden finalmente su viaje á la corte, y en el camino la princesa logra, mediante una estratagema, atraer al joven una noche á su aposento, y rechazada otra con

la princesa. Frenética ella escribe al

za de su

(')

hijo,

Fáb.

y

el

XXXII. Habíale de ganancia

al codicioso,

Si estás de hazeile burla deseoso. (2)

Fáb.

XLVI. Si hizieres al

Publicará que (3)

ingrato algún servicio, hazes maleficio.

le

Fáb. LI.

Harás que tu muger de ti se dexas salir con su porfía.

ria,

Si la

(*)

Fáb. LVII, El Maestro de escuela

A (^)

Fáb.

Encomiéndate a Ohristo y a María, tu Ángel y a tu Santo cada dia.

XXXIV. No cases con mocliacha si eres viejo; Pesarte lia si no tomas mi consejo.

ORÍQKNES DE LA NOVELA.— 11.— /(

orígenes de la novela

CXI7

vez por

sale diciendo á voces

él,

Emperador,

el

que

había deshonrado. Conducidos á la presencia del

la

príncipe nada quiere decir en defensa propia,

de ser condenado á muerte,

Emperatriz reclama

la

y cuando estaba

á punto

privilegio de dar la sentencia,

el

Emperador que pasará por lo que ella ordene. «Felisena entonces dixo: «La verdad es que mi padre no me dio deste casamiento más razón » de que me casava con el Emperador de Trapisonda, sin dezirme de qué edad era, ni » otras circunstancias; j en viendo yo al Principe crei que él era mi marido, y le cobré » voluntad y amor de muger y no de madre: ni mi edad ni la suya lo requieren, y desde » aquella hora nunca he parado hasta que al oabo le forzé a cumplir mi voluntad, de haciendo jurar solemnemente

al

fuer9a y no

»

manera que yo

»

intención de que era verdadero esposo

le hice

a

él

>no puedo en manera ninguna >

supuesto que ha de ser

Emperador

señor

Si es otra su voluntad,

yo

me

a mí: yo

serlo del padre, pero

yo de

me

desposé con

prestado. Siendo pues

casamiento voluntario y

le serviré

» »

el

el

él

y no

rodillas

y siempre con

quando no huviera nada

libre,

como Rey mi hija

bolveré a casa del

él^

ya muger del

y no

for90SO, digo

y nuera, pero no

hijo,

desto,

que a mi

como muger,

padre, y biuda esperaré á lo

Los sabios del Consejo y todos los que estaban preEmperador para que cumpla su juramento y renuncie á la mano de la princesa en favor de su hijo. Hay en este cuento, como queda dicho y de su simple exposición se infiere, algunos detalles comunes con el de Parisina, tal como >

que Dios querrá disponer de mí»

.

sentes interceden con el

le trataron

Bandello y Lope; pero

aunque no

lo

el.

desenlace no es trágico, sino alegre y placentero, sin contar con la

Emperador de Trapisonda. Esto

fuese para el burlado

inocencia del príncipe y otros rasgos que hacen enteramente diversas

También

de

la

Mey

de los novellier'i está tomada ni Mr. Buchanan

En

un arreglo

ó adaptación de la

con ligeras variantes, entre

Rodrigo y español,

el

como

historias.

ha averiguado tampoco.

lo

cambio, se debe á este erudito investigador

sión la fuente de otra historia de es

ambas

es de corte italiano, aunque no puedo determinar ahora de cuál

el

haber determinado con toda preci-

Mey, El caballero leal a su señor (fáb. XLÍX), que quincuagésima y última de Masuccio Salernitano (•),

ellas el

nombre de Pero López de Ayala cambiado en

de su hijo Aries ó Arias en Fadrique. El cuento parece de origen

un dominan son idénticos

otros de Masuccio, el cual lo da por caso auténtico, aprendido de

noble ultramontano

(-);

los afectos

de honra y lealtad que en

él

á los que campean en nuestras comedias heroicas, aunque fuera del título ninguna

semejanza se encuentra entre

la

comedia de Lope

que pongo aquí por última muestra de su

estilo

Leal Criado y este cuento de Mey, en un género enteramente diverso de ILl

los anteriores:

«Muchos años ha que en López, tenido por hombre de

y un

la

ciudad de Toledo huvo un cavallero llamado Rodrigo

mucha honrra y de buena

hazienda. Tenia éste dos hijas,

y muy

gentil hombre; pero preciavase

hijo sólo llamado Fadrique, mo(;o virtuoso

de valiente, y pegavasele de aqui algún resabio de altivez. Platicando éste y baziendo (') II Novellino di (*)

Masuccio Salernitano,

Cercando ulüiuarnente tra virtaosi

eil.

gesti,

de Settembrini, Ñapóles, 1874. Vhj^h.

de prossimo

me

é gitt stuto

.519 y ss. da uno nobile oltramontano

é ben lempo passato che in Toleto cita notevole de Castiglia fu un cavaliero famiglia chiainato misser Piero Lopes (¿' Aiala, il quale avendo un suo único figUolo molto leggiadro e bello e de gran core, Aries nominato... En el exordio dice también que su novela ha sido ule virtao»! ollramontani gest! fabbricatav.

per autentico recontato, che d' antiqua e generosa

INTRODUCCIÓN

cxv

camarada con otros cavalleros de su edad, acaeció que una noche se lialló en una (¿uistion con otros a causa de uno de sus compañeros: en la qual como los contrarios fuesen mayor número, j esto fuese para 61 causa de indignación, j con ella le creciese el denuedo, túvose de manera que mató a uno dellos.

Y

porque

el

muerto era de

muy

determinó de ausentarse y buscar por el mundo su ventura. Lo qual comunicó con su padre, y le pidió licencia, y su bendición. El padre se la dio con lagrimas, y le aconsejó cómo se havia de regir, y juntamente le principal liuage, temiendo de

la justicia,

proveyó de dineros y de criados, y

dio dos cavallos.

le

Francia guerra contra Inglaterra, por

lo

En

aquel tiempo tenia

su ventura quiso, asentó por hombre de armas con

el

rey de

campo

cual determinado de servirle, fue al

del

Conde de Armiñac,

Rey, y como que era general del exército y pariente del Rey. Viniendo después las ocasiones, se comentó a señalar, y a dar muestras de su valor, haziendo maravillosas proezas assi en

que

como en

de campaña

las batallas

el

de castillos y ciudades, de manera

las baterías

Franceses como entre los enemigos no se hablava sino de sus haza-

assi entre los

ñas y valentía. Esto fue causa de ganarse la voluntad y gracia del General, y de que le hiziese grandísimos favores; y como siempre le alabava, y encarecía sus hechos en presencia del Rey, pagado

Rey de

el

su valor

le

quiso para su servicio; y

hizo su

le

Gentilhombre, y cavallero mejor del Campo, señalándole pla^a de grandísima ventaja, y era el primero del Consejo de Guerra; y en fin hazia tanto caso del, que le parecía

que

Fadrique no se podía dar efeto a cosa de importancia. Pero venido

sin su

retiró el

Rey su Campo, y con

se bolvió a Paris.

quiso hazer una

y

a las

más

Llegado

tiesta:

principales

la flor

por dar plazer

alli,

a la qual

damas

ivierno

el

de sus cavalleros, llevando entre ellos a Fadrique, al

pueblo y por las Vitorias alcanzadas a los varones más señalados,

mandó que combidasen

del reyno. Entre las

damas que acudieron

a esta fiesta,

que fueron en gran número, vino una hija del Conde de Armiñac, a maravilla hermosa.

Dado pues ella

principio a la fiesta con general contento de todos,

Fadrique en

puso

en

los ojos

él,

y por

lo

le

y señalándose mucho en Conde

los otros exercicios de Cavalleria, la hija del

que habla oido de sus proezas, como por

lo

que con sus

enamorada; y con mirarle muy a menudo, y con otros manifestó su amor, de manera que Fadrique se dio acato dello; pero siendo

ojos vio, vino a quedar del

ademanes

y en

los torneos,

muy

de su inclinación virtuoso, y acordándose de los beneficios que havia recevido del

Conde su padre, hizo como quien no donzella que le

de loca. dolo en

Y con

amava de

lo entendía,

y passavalo en disimulación. Pero

esta turbación le pasó por el pensamiento escrivirle

efeto, le

la

coraron, estava por esto medio desesperada, y hazia estremos

una

carta;

y ponién-

pintó en ella su afición y pena con tanto encarecimiento y con tan

lastimeras razones, que bastara a ablandar el coraron de criado de quien fiava,

y encargándole

el

secreto, le

una

fiera;

mandó que

y llamando un

llevase a Fadiique

aquella carta. El criado receloso de que no fuese alguna cosa que perjudicase a la

honrra

della,

Fadrique

y temiendo

del

daño que a

la carta, se la llevó al

él se le

Conde su

podia seguir, en lugar de llevar a

señor. El qual leida la carta,

y

visto el

intento de su hija, pensó de poder dar con la cabera por las paredes; imagina va

matarla, o

si la

cerrarla en

una

prisión para toda su vida; pero reportado

deliberación de provar a Fadrique, vió a cerrar la carta,

y mandó

que de parte de su

hija,

y ver cómo

al criado

que

lo

muy

tomava.

Y

si la

un poco, hizo

con este presupuesto bol-

cautelosamente se

la diese

a Fadri-

y cobrase respuesta del. El criado se la llevó, y Fadrique

.

orígenes de la NOVELA

cxvi

entendido cúja era, la recibió algo mustiamente; j su respuesta era en suma, que le suplicava se quitase aquella locura de la cabepa; que la desigualdad era entre los dos

que no podian juntarse por via legitima, siendo

tanta,

él

un pobre

cavallero

ella hija

j

de señor tan principal, y que a qualquier desgracia y trabajo, aunque fuese perder la vida, se sugetaria él primero que ni en obra ni en pensamiento imaginase de ofender al

Conde su señor, de quien tantas mercedes havia recebido; que si no podia vencer del le moderase alómenos, y no diese de sí qué dezir; que la fortuna con el

todo su deseo,

tiempo

Rey

le

como convenia

podia remediar, entibiándosele a ella o mudándosele

dándole a

tad; o

tal

lo

subiese a

la

volun-

tanta ventura, que por sus servicios haziendole nuevas mercedes el

él

mayor grado: que entonces podria ser que viniese bien su padre, y en él merced grandísima; pero que sin su consentimiento ni por el pre-

caso seria para

sente ni jamas tuviese esperanza de lo que pretendía del. Esto contenia su respuesta.

después de haver cerrado

muy

Y

bien la carta, se la dio al criado para que la llevase a

Conde, como

él propio se lo havia ordenado. El Conde la y fue parte aquella carta no solo para que se le mitigasse el enojo contra la hija, pero para que con nueva deliberación se fuese luego al Eey, y le contase todo quanto

su señora. El se

la llevó al

leyó;

havia pasado, hasta mostrarle las cartas, y hazer. Oido el

Rey

le

manifestase

lo

que havia determinado de

todo esto, no se maravilló de la donzella, antes la desculpó, sabiendo

quanta fuer9a tiene naturaleza en semejantes casos: pero quedó atónito de

y constancia

y de aqui

del cavallero,

discurriendo con

el

Conde sobre

la

por obra, y diese cumplimiento a

se le dobló la voluntad

y

afición

orden que se havia de tener,

lo

que

la

modestia

le tenia.

mandó que

le

que havia deliberado: que en

lo

Y

pusiese

que a su parte

como pertenecía a su Real persona, y assi lo cumplió. Con esto mandaron llamar a Fadrique, y el Conde muy alegre en presencia del Rey le dio a su hija por mujer. Y el dia siguiente haviendo el Rey llamado a su palacio a los

tocava, él le ofrecía de hazerlo

Grandes que havia en Corte,

dama

recibió, viendo

que

le

los hizo desposar.

Quién podria contar

nada, y sin esperan9a de alcan9arle? Fadrique quedó también tas

muy

que se hizieron a sus bodas fueron

y quietud acompañados sus

el

contento que la

davan por marido aquel por quien havia estado tan apasiograndes,

y

muy

contento.

ellos bivieron

Las

fies-

con mucha paz

largos años.

Si a tu señor guardares lealtad,

Confia que ternas prosperidad»

La

extraordinaria rareza del libro y la variedad é importancia de su contenido nos

han hecho

dilatar tanto en las noticias

y extractos

harto inexacta Puibusque, uno de los pocos escritores que

que ni

las

una idea mencionan; puesto

del íahidario^ del cual dio le

fábulas están «literalmente traducidas de Fedro» (cuyos apólogos, no impre-

sos hasta 1596 y de uso poco frecuente en las escuelas de España antes del siglo xviii, no es seguro que Sebastián Mey conociese), sino que están libremente imitadas de Eso-

po y Aviano; ni mucho menos constan «de versos fáciles y puros» pues no hay más versos en toda la obra que los dísticos con que termina cada uno de los capítulos. De ,

los cuentos,

sí,

juzgó rectamente Puibusque: «son ingeniosos y entretenidos

exhalan un fuerte olor del terruño y no carecen de intención

O

Le CouUe Lucanor.,,

París, 1854, pág. 149.

filosófica»

(*).

(dice),

INTRODUCCIÓN Xotable contraste ofrece con

m\\\ popular á principios del

tendencia moral y didáctica del Fahulario otro libro

la

siglo xvii,

Gaspar Lucas Hidalgo, vecino de

autor,

que su nombre,

noticia

cxvii

y

parte.

Su

de Madrid, de quien no tenemos más

Diálogos de apacible entretenimiento^ y no llevaba

lo tituló

amena y

que hacer una obra de puro pasatiempo, tan

otro propósito

mayor

tejido de cuentos en su

la villa

regocijada y de y franca alegría como un sarao de Carnestolendas, que por contraste picante colocó en la más grave y austera de las ciudades castellanas, en Burgos. Dos honrados matrimonios y un truhán de oficio llamado Castañeda son los únicos intertan descompuesta

locutores de estos tres diálogos, que se desarrollan en las tres noches de Antruejo,

que serían sabrosísimos por

y

el chiste

dad de

un poco más

la gracia

Pero

culto.

y

ligereza de su estilo

las opiniones sobre el

cómicas cambian tanto según

las sales

si

la sal fuese

decoro del lenguaje y

no tiene cosa que ofenda; antes por su buen

.

No sabemos

que

lo

se

verdaderas enormidades, que indican

enmendaría, pero en la

manga ancha

italianas,

sino por lo desvergonzadísimo de la

ción.

Su

libro es de los

más

sucios

gracia, con verdadera gracia,

más bien que

peores capítulos,

Avellaneda.

A

un paladar

la sistemática

delicado no puede

que en grandes ingenios, como tolera episódicamente,

y

el

al cual

el

3"

Kcencia

texto impreso quedaron

el

No porque haya

nin-

menudo en las colecciones expresión en muchos de ellos, y sobre el

á

autor se complace con especial frui-

y groseros que existen en

que recuerda

censor

el privilegio

del censor.

gún cuento positivamente torpe y obsceno, como sucede todo por las inmundicias escatológicas en que

el

curiosidades y donayres

estilo,

permitidos para pasatiempo y recreación, se podrá dar al autor

que suplica»

la cali-

Tomás Graque «emendado como va

que

los tiempos,

cián Dantisco, al aprobar este libro en 1603, no temió decir el original,

y menos espesa

castellano; pero lo es con

Buscón^ de Quevedo, siquiera sea en

y desaliñada procacidad

menos de repugnar semejante

de nuestro D. Francisco ó

el

los

del Quijote de literatura,

de Rabelais, sólo se

no dejó de pagar tributo Moliere en sus farsas

satíri-

cas contra los médicos. Si por el tono de los coloquios de Gaspar Lucas Hidalgo hubié-

ramos de juzgar de

lo

que era

la

conversación de

media de su tiempo, á

la clase

la

cual pertenecen los personajes que pone en escena, formaríamos singular idea de la

cultura de aquellas damas, calificadas de honestísimas, que en su casa autorizaban tales

saraos y recitaban en ellos tales cuentos y chascarrillos. sería precipitada,

porque aquella sociedad de tan

libres

Y

sin

embargo,

formas era en

el

la conclusión

fondo

más mo-

rigerada que la nuestra, y reservando la gravedad para las cosas graves, no temía

lle-

gar hasta los últimos límites de la expansión en materia de burlas y donaires.

Por de pronto,

los

Desde 1605 á 1618

(')

el

ediciones

('),

y

si

más

tarde los llevó

Domingo, Lunes, y Martes de Antniexo. Compvesto por Gaspar Lucas Hidalgo.

avtor en este libro entretener al Letor con varias curiosidades de gusto, materia permitida

Para recrear penosos cuydados a

Año

menos ocho

Diálogos de apacible entretenimiento^ que contiene vnas Carnestolendas de Castilla. Diuidido en

las tres noches del

Procvra

Diálogos de apacible entretenimiento no escandalizaron á nadie.

se hicieron á lo

todo genero de gentes, Barcelona, en casa de Sebastian Gorniellas.

1605.

3 hs. prls. y 108 folios. Según el Catálogo de f alvá(n. 1.847), hay ejemplares del minino año y del mismo impresor, con diverso número de hojas, pero con igual contenido. Una y otra deben de ser copias de una de Valladolid (¿1603?), según puede conjeturarse por la 8.°,

ihM(^

.

ORÍGENES DE LA NOVELA

cxviii

la Inquisición á su Índice, fue de

ble

seguro por

la irreverencia,

aun suponiéndola exenta de malicia, con que en por los cuentos de predicadores, por

eclesiásticas,

las aplicaciones bajas

la

j profanas de algunos textos de el cura de Eibilla y

se había

los

de cosas v personas

parodia del rezo de las viejas, por

decentes burlas del sacristán y

Gaspar Lucas Hidalgo escribía en

verdaderamente intolera-

ellos se trata

la

Sagrada Escritura, por

otros pasajes análogos.

las in-

Aunque

primeros años del siglo xvii, se ve que su gusto

formado con

los escritores más libres y desenfadados del tiempo del Emperamédico Yillalobos j el humanista autor del «Crótalon» En cambio no creo que hubiese frecuentado mucho la lectura de las novelas italia-

como

dor, tales

como da

nas,

el

á entender Ticknor. El cuadro de sus Diálogos, es decir, la reunión de

algunas personas en día de

mente

italiano, pero las

para divertirse juntas j contar historias, es cierta-

fiesta

costumbres que describe son de todo punto castizas y

no contiene verdaderas novelas, sino cuentecillos varios papeles de donaire

muy

el libro

breves, ocurrencias chistosas

más

y

menos oportunamente. Son, pues, los Diálogos de apacible entretenimiento una especie de miscelánea.4 floresta cómica; pero como predominan extraordinariamente los cuentos, aquí y no en otra parte debe hacerse mención de ella. Escribiendo con el único ñn de hacer reir, ni siquiera aspiró Gaspar tulos

ma

y

curiosidad, intercalados

Lucas Hidalgo

más extensos de su

al

ó

lauro de la originalidad. Algunos de los capí-

obrita estaban escritos ya,

aunque no exactamente en

la

mis-

forma. «La invención y letras» con que los roperos de Salamanca recibieron á los

Reyes D. Felipe HI y Doña Margarita cuando visitaron aquella ciudad en junio de 1600 al género de las relaciones que solían imprimirse sueltas. El papel de los gallos^ ó sea vejamen universitario en el grado de un Padre Maestro Cornejo, de la Orden Carmelitana, celebrado en aquellas insigues escuelas con asistencia de dichos pertenece

Reyes, es seguramente auténtico y puede darse como tipo de estos desenfados claustrales que solían ser pesadísimas bromas para el graduando, obligado á soportar á pie firme los vituperios

y burlas de sus compañeros, como aguantaba

aprobación de Gracián Dantisco y aquel año.

privilegio,

el

3

ha. prls.

y 108

folios. (N.» 2

triunfador

que están fechados en aquella ciudad y en

— Diálogos... Con Ucencia. En Logroño, en cusa de 8.0,

el

Matias Mares, año de 1606.

520 de Gallardo.)

— Barcelona, 1606. Citada por Nicolás Antonio. — Barcelona, del Pino. 8.",

Año

en casa de Hieroniíno Margarit, en

la calle

de Pedrixol, en frente Nuestra Señor»

1609.

5 hs. prls., 120 pp, dobles

y una al fin, en que se repiten Roger Velpius, inipressor jurado, año 1610. 135 folios y una hoja más sin foliar,

las

señas de

la

impresión.

— Brusselas, por 8.°,

2 hs.

prls.,

— Año 1618. En Madrid, por

la

viuda de Alonsso Martin.

A

costa de

Domingo González, merca-

der de libros. 8.',

4 hs.

— Con

prls. sin foliar

y 112 pp. dobles.

menos seguridad encuentro

citadas las ediciones de Amberes, 161G, y Bruselas, 1618» que nunca he visto. D. Adolfo de Castro reimprimió estos Diálogos en el tomo de Curiosidades Bibliográficas de la Biblioteca de Rivadeneyra, y también se lian reproducido (suprimiendo el capítulo, de la-; bubas) en un tomo de la Biblioteca Clásica Española de la Casa Corlezo, Barcelonn, 1884. que lleva el título

de Extravagantes. Opúsculos amenos y curiosos de

ilustres autores.

INTRODUCCIÓN men

que rodeaban su carro

los cánticos insolentes do los soldados

romano

ó actiis (jallicus

que todavía

cxix

se conserva

{-)

(:'

.

esposo».

La acongojada dama

se acuerda

muy

oportunamente de

clemencia de Nerva

la

más

dispuesto á

imitar al último que á los primeros, la contesta con otro razonamiento no

menos eru-

y Teodosio y

de la crueldad de Calígula; pero su hermano, que parece

en que salen á relucir Agripina y

dito,

el

Emperador Claudio,

la cortesana

incendio de Persépolis, Lais de Corinto, Pasiphae, Semíramis y

quien cambia

el sexo,

convirtiéndole en

amiga de

Aristóteles.

la condena á muerte, encerrándola por de pronto en

Pero

al

tiempo que

«el

más

Morfeo esparcía su vaporoso

«el dios

En

el

Tais y

el

tirano Hermias, á

vista de todo lo cual

alto alcázar

de Palacio»

licor entre las gentes»

,

fue

Milón de Anglante con ocultos amigos, y con largas y gruesas cuerdas apearon del alto alcázar á Berta, y fueron huyendo solos los dos verdaderos amantes... y en este ínterin,

ya

el claro

lucero daba señales del alba, y en la espaciosa plaza de París andaban

solícitos los obreros

«haziendo

el

funesto cadahalso, adonde se habia de poner en exe-

cucion la rigurosa sentencia»

Carlomagno envía pregones á todas

y lugares de su reino, ofre«Y como llegase á oidos del desdichado Milón de Anglante, andaba con su amada Berta silvestre, incógnito y temeroso; caminando por ásperos montes y profundos valles, pedregosos caminos y abrojosos senderos; vadeando rápidos y presurosos ríos; durmiendo sobre duras las ciudades, villas

ciendo 100.000 escudos de oro á quien entregue á los fugitivos.

rayces de los toscos y silvestres árboles, teniendo por lecho sus frondosas ramas; los que estaban acostumbrados á pasear y á dormir en entoldados palacios, arropados de cebellinas ropas,

mencia de

comiendo costosísimos y delicados manjares, ignorantes de

los elementos...

y

assi

la incle-

padeciendo infinitos trabajos, salieron de todo

el

Reyno de Francia y entraron en el de Italia... Mas sintiéndose ella agravada de su preñez y con dolores del parto, se quedaron en el campo, en una oscura cueva, lexos una milla de la ciudad de Sena en la Toscana... Y á la mañana, al tiempo que el hijo de Latoua restauraba la robada color al mustio campo, salió de la cueva Milon de Anglante á buscar por las campestres granjas algún mantenimiento, ropas y pañales para poder cubrir la criatura.» Durante esta ausencia de su marido, Berta «parió con mucha »

facilidad

un niño

muy

proporcionado y hermoso,

»de su madre, fué rodando con

el

Por eso su padre, que llegó dos horas después, corrompido el nombre y lo llaman Orlando» Hasta aquí

las variantes

el cual, así

como nació

del vientre

cuerpo por la cueva, por estar algo cuesta abaxo». le

llamó Rodando

(sic),

y «de

allí

fué

son pocas, pero luego se lanza la fantasía del autor con

desenfrenado vuelo. Milón perece ahogado

al

cruzar un

río,

y Eslava no nos perdona

.

orígenes de la novela

cxxxii la

.

lamentación de Berta, que se compara sucesivamente con Dido abandonada por

Eneas, con Cleopatra después de la muerte de Marco Antonio, con Olimpia engañada

por

Vireno.

el infiel

retórica

Hay que

puede estropear

leer este trozo para

más

las

comprender hasta qué punto

bellas invenciones del genio popular.

Lo que

todavía peor: el sueño profetice de Berta pareció, sin duda, al novelista,

y

cosa,

le

sustituye con

la

aparición de

una espantable

sierpe,

la

mala

sigue es

muy

tímida

que resulta ser una prin-

cesa encantada hacía dos mil años por las malas artes del mágico Malagis, el cual la

había enseñado «el curso de los cielos móviles, y

y

la influencia

cofistelacion de todas

y por ellas los futuros sucesos y la intrínseca virtud de las hierbas, y otra infinidad de secretos naturales» las estrellas,

Contrastan estas ridiculas invenciones con cia es la de los Reali,

sin omitir los

el

fondo de

pormenores más

la narración,

que en sustan-

característicos, por ejemplo, la

«Y así un mucho amor que le

mocha-

confección del vestido de Orlando con paño de cuatro colores:

dia los

chos de Seiía, viéndolo casi desnudo, incitados del

tenían, se con-

certaron de vestirle entre todos,

y para eso

los

de una parroquia ó quartel

le

compra-

ron un pedazo de paño negro, y los de las otras tres parroquias ó quarteles otros tres le hizieron un vestido largo de los cuatro colores, y en memoria desto se llamaba Orlando del Quartel; y no se contentaba con sólo esto, antes más se hacía dar cierta cantidad de moneda cada dia, que bastase á sustentar a su madre, pues era tanto el amor y temor que le tenían, que hurtaban los dineros les

pedazos de diferentes colores, y así

mochachos á sus padres para dárselos á trueque de tenerlo de su bando»

La narración

prosigue limpia é interesante en

magno. «Estando, pues, en Sena, en su

lance capital de la

el

pobres por la limosna ordinaria de los Beyes, y entre ellos

como un

mesa de Garlomuchos

real palacio, acudían á él á su tiempo

dia llegase tarde... se subió á. palacio,

el

niño Orlando...

el

qual

y con mucha disimulación y atrevi-

Emperador estaba comiendo, y con lento paso se y se salió muy disimulado, como si nadie lo hubiera visto, y así el Emperador gustó tanto de la osadía del mochacho, que mandó á sus caballeros le dexasen ir y no se lo quitasen; y así fué con él á su madre

miento entró en allegó á la

muy

el

mesa y

aposento donde

asió de

un

el

plato de cierta vianda,

contento y pensando hacerla

rica...

El segundo dia, engolosinado del primero, ape-

nas se soltó de los brazos de su madre, cuando fué luego á Sena y nadie

le

estorbó la

al palacio del

Empe-

Emperador estaba comiendo, y entrando en su aposento, entrada habiendo visto que el Emperador gustó del la primera vez,

rador y llegó á tiempo que

el

y y el Emperador, disimulando, quiso ver el mochacho, al ánimo del tiempo que el mochacho quiso asir de una rica fuente de oro, y el Emperador echó una grande voz, entendiéndole atemorizar con ella; mas el travieso de Orlando, con ánimo increíble le asió con una mano de la cana barba y con la otra tomó la fuente, y dixo al Emperador con semblante airado: «No bastan voces de Beyes á espantarme», y fuese, con la fuente, de palacio; mandando el Emperador le siguiesen fuese allegando poco á poco á su mesa,

cuatro caballeros, sin hacerle daño, hasta do parase, y supiesen quién era.»

La escena donde

del reconocimiento está dilatada con largas

se cita á Tucídides

y otros

clásicos; todo lo cual

brutalidad de Carlomagno, que da á su suelo,

provocando

así la justa cólera

y pedantescas

hermana ud p/fntülaxo y

de Orlando. Al

fin

extraviarse, regalándonos la estrafalaria descripción de

oraciones,

hace singular contraste con

do

la

la

derriba por

novela vuelve

el

un encantado palacio

la el

autor á del Pía-

INTRODUCCIÓN monte, donde residía cada

meses^ recobrando su forma natural, la hermosísima don-

seis

condenada por maligno nigromante á pasar en forma de sierpe

cella

año. ¿Quién no ve aquí

ya

cxxxni

al castellano

en

una reminiscencia de xv?

el siglo

Si las dos novelas de

la

la otra

mitad del

Meliisina de Juan de Arras, traducida

(*).

Antonio de Eslava qne hasta ahora llevamos examinadas des-

piertan la curiosidad del crítico

como degenerada expresión

ya

del ideal caballeresco

de la Primera noche^ fenecido, un género de interés muy en que el doctor Garnett y otros eruditos ingleses modernos han creído ver el germen del drama fantástico de Shakespeare La Tempestad^ que es como el testamento poético del gran dramaturgo {^). Ya antiguos comentadores, como Malone, habían insinuado la especie de una novela española utilizada por Shakespeare en esta ocasión, pero segudistinto se liga al capítulo 4."

i-amente habían errado la pista fijándose en Aurelio é Isabela^ ó sea en la Historia de

Grisel y Mirahella de

Más

soberbia del

no»

Juan de

Flores,

que ninguna relación tiene con

Como

.

libro

que

Rey Niciphoro y

esta fábula

la contiene,

incendio de sus naves, y la Arte Mágica del

no ha entrado todavía en

la

común

procede dar aquí alguna idea de

El Emperador de Grecia Nicéforo, hombre

Kqj Dárdano de Bulgaria

argumento.

menos que Nicéforo

ella.

y arrogante,

altivo, soberbio

ello, é

Historia de la linda Melosina de

Juan parís

en Castellano.

e

el

sabio

Estevan Clehat alemanes que con grand diligencia

nueue años a

la

XIII dias

mandaron imprimir.

En

el

los

honorables

la hizieron

e discretos

pasar de francés

año del SeFior de mili

e

qua-

del mes de julio.

Hay otras ediciones de Valencia, 1512, y Sevilla, 1526. No conozco más que por referencias estos trabajos de

(•)

dónde

Rey Dárdano venmayor

Juan de Arras.

E después de muy emendada

trocientos e ochenta e

resistió á tal preten-

quisiera usar del Arte Mágica, porque en aquella era no avia

Colofón: íenesce la ystoria de Melosina empremida en Tholosa por maestros

exigió del

hizo cruda guerra al de Bulgaria,

despojándole de su reino por fuerza de armas. «Bien pudiera

(')

el

consintiese en la boda de su primogénito con esta princesa.

El arrogante Nicéforo no quiso avenirse á

si

por ser tan raro

noticia,

Dárdano, que sólo tenía una hija llamada Serafina, se

hijos.

sión, á

cer á Niciphoro

«la

Rey Darda-

su vecino que le hiciese donación de sus estados para uno

de sus

3>

tal

razonable ha sido buscarle en la historia que Antonio de Eslava escribió de

Garnett, ni aun puedo recordar á punto

no gusto de engalanarme con plumas ajenas, y se trata de un descubrimiento de alguna importancia, lie creido justo indicar que un inglés había notado antes que yo la analogía entre la novela de Eslava y La Tempestad. Los comentadores de Shakespeare fijo

los he visto citados. Pero corno

que tengo á mano no señalan más fuentes que una relación de viajes y naufragios, impresa en 16X0 con el título de The Discovery of the Bermudas or DeviVs Island, y una comedia alemana del notario de Nuremberg Jacobo Ayrer, La hermosa Sidea {Die Schone Sidea), fundada al parecer en otra inglesa, que pudo conocer Shakespeare, y de la cual supone Tieck que el gran poeta tomó la idea de la

conexión que establece entre Próspero y Alonso, Miranda y Fernando. Pero, según Gervinus, á más se reduce la semejanza entre ambas obras. Vid. Shakespeare Commentaries by

esto ó poco

Dr. G. Gervinus... Trunslated... by F. E. Bunnét, Londres, 18S3, pág. 788. Tampoco Ulrici acepta la conjetura de Tieck, y aun sin tener noticia de se inclina á admitir la liipótesis de

Shakespeare y

al autor

las

Noches de Invierno,

una novela española antigua que pudo servir de fuente ccmún á

de una antigua balada, descubierta por Collier, que

la

publicó en

la

Quarterly

Revieio, 1840. Siento no conocer esta balada.

Vid. Shakespeare's Dramaiic Art, History Ulrici. Translated from the third edition

pp. 38-39, nota.

and character of Shakespeare Plays. By Dr. Hermann L Dora Schmitz. Londres, 1876 Tom. II,

nf the Germán... by

.

.

orígenes de la NOVELA

cxxxiv nigromántico que

»

él,

sino que tenía ofrecido al Altissimo de no aprovecharse della

»para ofensa de Dios ni daño de ->

¿>

»

,

tercero...

Y

assi

viéndose fuera de su patria y reynos,

desamparado de sus exercitos, y de los cavalleros y nobles del, y ageno de sus inestimables riquezas, desterrado de los lisonjeros amigos, sin auxilio ni favor de nadie, se ausentó con su

amada

hija...»

un espeso bosque, y después de hacer un largo y filosófico razonamiento sobre la inconstancia y vanidad de las cosas del mundo, la declara su propósito de apartarse del trato y compañía de los hombres, fabricando con su arte Retírase, pues, con ella á

rico palacio, debaxo del hondo abismo del mar, adonde acabemos y demos fin a esta caduca y corta vida, y adonde estemos con mayor quietud »y regalo que en la fértil tierra» Préstase de mejor ó peor grado Serafina, con ser tan

mágica «un sumptuoso y »

.

bella

y moza, á

lo

que de

ella

exige su padre,

cual confirma con tremendos juramen-

el

tos «al eterno Caos» su resolución de huir «de la

«Y andando en

compuesta barca, en do con

humana

contratación de este

estas razones, llegaron á la orilla del mar,

anchos remos, y rompien-

la qual entraron, asiendo el viejo rey los

ellos la violencia

mundo»

adonde halló una bien

de sus olas, se metió dentro del Adriático golfo, y estando en

pasó la ligera barca, sacudiendo á las aguas con una pequeña vara, por

él,

virtud abrió el

mar sus senos

muros, por donde baxó

la

á una parte

y

otra,

la

qual

haziendo con sus aguas dos fuertes

barca á los hondos suelos del mar, tomando puerto en un

admirable palacio, fabricado en aquellos hondos abismos, tan excelente y sumptuoso quanto Rey ni Principe ha tenido en este mundo». Hago gracia á mis lectores de la

absurda descripción de este palacio, pero

que no puede ni debe omitirse es que

lo

la

mágica servida de muchas Sirenas, Nereydes, Dríadas y Ninfas marinas, que con suaves y divinas músicas suspendían á los oyentes» Así pasaron dos años, pero, á pesar de tantos cánticos, músicas y regalos, algo

hermosa Serafina era «con

echaba de menos «Si » j>

la bella Serafina,

las cosas hay,

amado

y un

día se atrevió á confesárselo al rey Dárdano:

padre,

un

efecto del

amor

natural, no es

de admirar, que en esta vuestra solitaria hija obre los mismos efectos

Por algo deshonesta me tendreys con

»el »

en todas

arte

verme

estos

sin esperan9a alguna de

hondos abismos; y

»mi joventud en » edad un varón

assi os pido

estos vuestros illustre

estas

mucho, ni

mismo amor,

agudas razones, mas fuer9ame a dezirlas

humana y

el

conversación, metida y encarcelada en

suplico,

ya que permitís que muera y fenezca me deys conforme a mi estado y

Mágicos Palacios, que

por marido»

.

El viejo rey Dárdano, vencido de las eficaces

razones de su hija, promete casarla conforme á su dignidad Entretanto había partido de esta vida

y estado. emperador Nicéforo, conquistador

el altivo

del reino de Bulgaria, dejando por sucesor á su hijo

menor

Juliano,

muy

semejante á

aspereza y soberbia de su condición, y desheredando al mayor, llamado Valentiniano, mozo de benigno carácter y mansas costumbres. El cual, viéndose desposeído él

en

la

de los estados paternos, fue á pedir auxilio al emperador de Constantinopla.

»más disimular su »

» »

intento, se partió solo,

y arribó á un canal

del

mar

«Y para

Adriático, á

buscar embarcación para proseguir su intento, y solamente halló una ligera barca, que de un pesado viejo era regida y governada, que le ofreció le pondría con mucha

brevedad do pretendia»

«Y >tuvo

sabreys, señores, que el dicho barquero era

al

Principe Valentiniano dentro en

el

el viejo

ancho

Rey Dárdano, que quando

golfo, hirió

con su pequeña vara

INTRODUCCIÓN

oxxxv

»las saladas aguas, y luego se dividieron, liaziendo dos fuertes murallas,

espantado Principe al Mágico Palacio,

>

el

»

quedó

muy

contento de verse

»pecto porque »

alli

allí;

y

qual admirado de ver tan excelente fábrica

el

Rey Dardano

el

y descendió

informó quién era, y

le

el res-

habita va, y luego que vido á la Infanta Serafina, quedó tan preso

de su amor, que tuvo á mucha dicha

aver baxado aquellos hondos abismos del

el

»mar, y pidióla con muchos ruegos al Rey su padre por su legítima esposa y mujer, »que del viejo padre luego le fue concedida su justa demanda, y con grande regocijo y »

alboro90, se hicieron las Reales bodas por arte Mágica: pues vinieron á ellas mágica-

»

mente muchos Principes y Reyes, con hermosissimas Damas, que residían en todas

.»las islas

del

mar Occeano».

Celebrándose estaban las mágicas bodas cuando estalló de pronto una furiosa tem-

«Comentaron

pestad.

las olas del

mar

á ensoberbecerse, incitadas de

en un punto de

un

Nord-

furioso

muy

obscuras y gruesas nubes; pelean contrasuerte que arranca y rompe los gruessos masteles, las carruchas y

»

ueste: túrbase el cielo

»

rios vientos, de tal

»gruessas gúmenas rechinan, los governalles se pierden, »

popas baxan

rompen,

las

»

rayos y relámpagos. Tragava las hambrientas olas

la

al centro, las jarcias todas se

al cielo

suben

las proas, las

nubes disparan piedras, fuego,

mayor

parte de los navios; la

sinfinidad de rayos que cayeron abrasaron los que restaron, excepto cuatro en los

»quales yva »

el

nuevo Emperador Juliano y su nueva esposa, y algunos Príncipes

Griegos y Romanos, que con éstos quiso

el cielo

mostrarse piadoso. Davan los navios

sumergidos del agua, y abrasados del fuego, en los hondos abismos del mar, inquie»tando con su estruendo á los que estavan en el mágico palacio».

>

Entonces

el

rey Dárdano subió sobre las aguas «descubriéndose hasta la cinta,

mostrando una antigua y venerable persona, con sus canas y largos cabellos, assi en »la cabe9a como en la barba, y vuelto á las naves que avian quedado, adonde yvan el »

->

Emperador y Príncipes, encendidos

ambición y soberbia que fatigado

y estragado

la tierra,

los ojos

en rabiosa cólera»,

á inquietar los senos del

y anunció á Juliano que no

«Y acabado que huvo

nico y usurpado imperio. »

les llevaba

se zambulló, sin aguardar respuesta,

en

las

el

sería

les

increpó por su

mar después de haber

muy

duradero su

tirá-

rey Dardaijo de hazer su parlamento,

amargas aguas del mar, quedando

el

Em-

»perador Juliano de pechos en la dorada popa de su nave, acompañado de la nueva »

Emperatriz su mujer, y de algunos Príncipes que con él se avian embarcado». Cumplióse á poco tiempo el vaticinio, muriendo el emperador apenas había llegado

á la ciudad de Delcia

donde tenía su

corte.

El rey Dárdano, sabedor de

la catástrofe

por sus artes mágicas, deshace su encantado palacio, se embarca con su yerno y su

y los pone en quieta y pacífica posesión del imperio de Constautinopia. Pero para no quebrantar su juramento de no habitar nunca en tierra, manda labrar en el puerto hija

un

palacio de

madera

flotante sobre cinco navios,

Las semejanzas de este argumento con difícil

dejar de admitir

una imitación

el

y en

él

pasa sus últimos años.

de The Tempest son tan obvias que parece

directa. El rey

Serafina es Miranda, Valentiniano es Fernando.

Dárdano

Lo mismo

el

duque de Milán han sido desposeídos de sus estados por

la

Uno y

los

otro son doctos

en

las artes mágicas,

y disponen de

El encantado y submarino palacio del uno difiere poco de del otro, poblada de espíritus

es Próspero, su hija

rey de Bulgaria que

el

deslealtad y la ambición.

elementos á su albedrío.

la isla

también encantada

aéreos y resonante de música divina. La vara es el sím-

ORÍGENES DE LA NOVELA

oxxxvi

bolo del mágico poder con que üárdano lo

del

mismo que Próspero obra

Dárdauo destina para su

lentiniano es el esposo que

mágico esquife, como Próspero atrae á su

isla

tad para someterle á las duras pruebas que le hacen digno de la

Este es sin

duda

obra misma! Todo

rablemente

sumerge

que de de

esquema de

la

Va-

mano de Miranda.

obra shakespiriana, pero ;cuán lejos está de

la

que tiene de profundo y simbólico, todo lo que tiene de musical es creación propia del genio de Shakespeare, que nunca se mostró tan admi-

etéreo,

y

el

sus maravillas.

7 que atrae á su palacio á bordo á Fernando por medio de la tempeshija

lírico

lo

como en

ella se

la poesía,

esta prodigiosa fantasía, la cual, por su

en inefable arrobamiento. Ninguna de

el espíritu

han dado puede agotar su riquísimo contenido

sonoro y luminoso, emancipado por

fin

de

la

misma vaguedad,

las sutiles interpretaciones

poético. Ariel, el genio

servidumbre

utilitaria; Cali-

como símbolo de la plebe, ya de la bestia humana en estado salvaje, que no es humanidad primitiva sino humanidad degenerada; Gonzalo, el dulce utopista; Miranda, graciosa encarnación del más ban,

monstruo

el

terrible

y grotesco, ya

se le considere

ingenuo y virginal amor; Próspero, el gran educador de sí propio y de los demás, el nigromante sereno y benévolo, irónico y dulce, artífice de su destino y de los ajenos, harto conocedor de la vida para no estimarla en más de lo que vale, harto generoso para derramar

bien sobre amigos y enemigos, antes de romper la vara de sus pres-

el

y consagrarse á la meditación de la muerte: toda esta galería de criaturas inmortales, que no dejan de parecer muy vivas aunque estén como veladas entre los vapores de un sueño, claro es que no las encontró Shakespeare ni en la pobre rapsodia de tigios

Eslava, ni en la relación del descubrimiento de las islas Bermudas, ni en la vida salvaje, ni

Montaigne sobre las cuales

no debemos omitir

en

las

demás fuentes que

se

el

pasaje de

han indicado, entre

Espejo de Príncipes y Caballeros^ más comúnmente

el

llamado El Caballero del Febo, en que recientemente se ha fijado un erudito norte-

americano

(^).

el más probable hasta ahora, y también el más imporNoches de Invierno^ puesto que contienen, aunque sólo en germen, datos

Pero de todos estos orígenes, tante, son las

que son fundamentales en

cómo un

libro

la

acción de la pieza.

A

los

eruditos ingleses toca explicar

no de mucha fama publicado en España en 1609 pudo llegar tan pronto

á conocimiento de Shakespeare, puesto que

La Tempestad

fue representada lo

más

tarde en 1613. Traducción inglesa no se conoce que yo sepa, pero cada día va pare-

más

ciendo

verosímil que Shakespeare tenía conocimiento de nuestra lengua. Ni la

Diana de Jorge de Montemayor Los dos hidalgos de Verona^

ni

estaba publicada en inglés cuando se representaron

estaban los libros de Feliciano de Silva cuando

lo

apareció el disfrazado pastor D. Florisel en el Cuento de Invierno

No

extremo inferiores á la

las citadas.

Muy

ingeniosa sería,

Fuente del desengaño^ cuyas aguas tenían

amada de (')

(^).

creo necesario detenerme en las restantes novelas de Eslava, que son por todo

(juien

en

ellas se

miraba.

Y

la

si

estuviese mejor contada, la de

virtud de retratar la persona ó cosa

no son únicamente

los interesantes

más

enamorados

Vid. Perott (Joseplí de), The probable source of Ihe plot of Shakespeare' s «.Tempests (En las

Publications of the Ciarle Univessity Library Worcester, Mass. Octubre de 1905). (^) No híi faltado quien sospechase, pero esto parece ya demasiada sutileza, que este título de

una de

de Eslava.

las

últimas comedias de Shakespeare {Winter's tale) era reniinÍHcenc¡a de

las

mismo Noches

.

INTRODUCCIÓlí de

la fábula los

que

se

ven sujetos á

percance, sino

tal

ve una hecliicera feísima, que con sus artes diabólicas

oxxxvii el

mismo Rey,

á cuyo lado se

sorbido

le tenía

el seso,

y

los

ven descubiertas sus secretas imperfecciones. «Al lado de uno

mismos jueces que allí ^ que viudo era, una rolliza moza de

cántaro, que parecía que con él quería agotar la

en venganza do su afrenta; y

al lado

»

fuente,

»

quienes tenia puesta toda su afición; y

»

doblones,

como aquel que

»

vezes juzgava por

^

se rieron

unos de

el

al

tenia puesto su

de otro muchíssimos libros abiertos en

lado de otro tres talegos abiertos, llenos de

amor y pensamiento en

y que muchas

ellos,

dinero injustamente: de suerte que hallándose cada uno culpado,

otros,

dándose entre

Esta fuente nada tiene que ver con

ellos el

muchos y

discretos motes

y vexámenes» modo de que

ingenioso pero no sobrenatural

Arcadia de Sannazaro para hacer la declaración amorosa á su zagala; tema de novelística popular que también encontramos en el Heptameron de la reina de Navarra, donde la declaración se hace por medio de un espejo. En cambio el cuento de Eslava está enlazado con otra serie de ficciones, en que ya se vale el pastor Charino de la

por una copa, ya por un espejo mágico, ya por un manto encantado, se prueba la vir-

tud femenina ó se descubren ocultos deslices.

Los demás capítulos de cristiano,

las

Noches de invierno apenas merecen

citarse.

Un

esclavo

de alquitrán» hace volar todas

que «con doce trompas de fuego sulphureo y una nuera que para vengarse de su suegro

las galeras turcas;

le

da á comer en una em-

de su nieto; dos hermanos que sin conocerse lidian en público palenuna que; princesa falsamente acusada, víctima de los mismos ardides que la reina Se-

panada villa,

los restos

son los héroes de estas mal concertadas rapsodias que apenas pueden calificarse

de originales, puesto que están compaginadas con reminiscencias de todas partes. historia del rey Clodomiro, por ejemplo,

La

no es más que una variante, echada á perder,

de la hermosa leyenda del Emperador Joviniano (cap.

LIX

del Gesta

Romanorum),

toma su figura y sus vestiduras regias mientras anda por el mundo haciendo penitencia de su soberbia y tiranía. En Eslava, toda poesía mística de la leyenda desaparece, pues no es un ángel quien hace la transfor-

sustituido por su ángel custodio, que él

la

mación, sino un viejo y ridículo nigromante.

Además de

las

novelas contiene

el libro,

de todas suertes curiosísimo, del poeta de

Sangüesa varias digresiones históricas y morales,

una

menor Tal

como autor de

ella á

femenino y que dice traducida

del sexo

fábula alegórica del nacimiento de la reina Telus de Tartaria,

de lengua flamenca, citando la

una apología

Juan de Vespure, de quien no tengo

noticia.

es,

más de una

salvo omisión involuntaria centuria;

('i,

el

pobre caudal de

y ciertamente que maravilla

la

novela corta durante

tal esterilidad si se

compara con

la

todo el siglo xvii, llegando á

pujanza y lozanía que iba á mostrar este género durante ser uno de los más ricos del arte nacional. No faltan elementos in(ftgenas en las colecciones que quedan reseñadas, pero lo que en ellas predomina es el gusto italiano, Y aun pudieran multiplicarse las pruebas de esta imitación, mostrando cómo se infiltra y penehe podido encontrar un rurisirao pliego suelto gótico que describe Salva (n. 1.179 de su Cbmo vn rustico labrador egaño a vnos mercaderes, cuatro hojas, sin lugar ni año, iiacia 1510, según el parecer de aquel bibliógrafo. Sir Thomas Grenville tuvo otra edición del mismo pliego con el título algo diverso, Como vnrustico labrador astucioso con (*)

No

Catálogo) y contenía un cuento en prosa,

cosejo de su mujer engaño a vncs mercaderes.

ORÍGENES DE LA NOVELA.

— H.—

;/

Supongo que hoy parará en

el

Museo

Británico.

ORÍGENES DE LA NOVELA

cxxxviii

tra hasta en las obras de temple

más

castizo

y que son

sin

duda emanación genuina

del ingenio peninsular. Así, el capítulo del buldero, uno de los rillo

más

atrevidos del

de Tormes^ tiene su germen en un cuento de Masuccio Salernitano

novelas románticas intercaladas en nia^ la de Bonifacio

y Dorotea^ la la manera de

procede también de Masuccio loudo debe

más

al

{^).

Así, las

Ouxmán de Alfarache^ la de Dorido y Cloride Bon Luis de Castro y Don Rodrigo de Mon-

el

enteramente en

talvo^ están

(').

Laza-

los

noveUieri italianos^ y

última de ellas

la

Diana de Jorge de Montemayor, que en su

Así, la

bucolismo galaico-portugués que á la Arcadia de Sannazaro, se enga-

lana con la historia de los amores de D. Félix y Felismena, imitada de Baudello

{^).

Novelas del mismo corte y origen se encuentran por incidencia en otros libros, cuya materia principal no es novelesca, especialmente en los manuales de cortesía y buena crianza, imitados ó traducidos del italiano. Prescindiendo por ahora del Go7-tesano de Boscán, que es pura traducción, aunque admirable, y que tendrá más adecuado lugar la presente historia, donde estudiaremos los diálogos que pintan

en otro capítulo de

aspectos varios de la vida social, no

podemos omitir

la ingeniosa refundición

que del

Galateo de Messer Giovanni Della Casa hizo Lucas Gracián Dantisco en su Galateo

Español (1599), nes

El autor nos ofrece

(*).

más populares, como lo acreditan sus numerosas edicioá un tiempo la teoría y la práctica de las novelas y caejitos^

libro de los

dándonos curioso specimen de

(*)

Es

la

conversación de su época.

Novellino. Notó antes que nadie esta semejanza Morel-Fatio.

el 4," del

«Fra Girolamo da Spoleto con un osso »ccio di Santo Luca:

11

coinpagno

gli

epagno finge cascar morto, ed esso oramai »moiieta, diventane prelato, e col

di

corpo morto fa credere

da contra:

liii

al

popólo Sorrentino

sia

prega Iddio che ne dimostri niiracolo:

lo ritorna in vita; e

per

li

il

il

bra-

com-

doppi miracoli raduna assai

compagno poltroneggia».

[II

Novellino di Masuccio Salernitano, ed. de Settembrini,

(^)

Esta imitación fue ya indicada en

la

p.

53 y

ss.)

History of fiction de Dunlop

(trad.

alemana de Lie-

novela 41 de Masuccio (p. 425). Due cavalieri fiorentini se innamorano de due sorelle fior entine, son necessitati rítornarsi in Francia. Una delle quelle con una sentenziosa Intramessa de un falso diamante fa tiitti doi ritornare in Fiorenza, e con una strana maniera godono a la fine di brecht, p. 268). Es

la

loro amorey>.

De (^)

(*)

y otras imitaciones trataré en sus lugares respectivos. Aquí basta indicarlas. Véase el primer tomo de la presente obra, pág. CCCOLVIII.

estas

Las ediciones más antiguas

del Galateo

que citan

los bibliógrafos son: la

de Zaragoza, 1593;

de Barcelona 1595, y la de Madrid, 1599; pero debe de haberlas algo anteriores, puesto que dedicatoria está firmada á 10 de enero de 1582. La más antigua de las que he manejado es la

la

la

siguiente:

— Galateo Español. Agora de nuevo corregido y emendado. Autor

Lucas Gradan Dantisco criado

de sa Magestad. Tmpresso en Valencia, en casa de Pedro Patricio Mey. 1601.

Simón mercader de 8.°,

A

costa de Balthasar

libros.

239 pp. (por err^a 29B).

Aprobación del Dr. Pedro Juan Asensio, por comisión del patriarca D. Juan de Ribera (20 de mar2o de 1601).

«Aviendo visto en

el

discurso de mi vida, por esperiencia todas las reglas de este libro,

pareció aprovecharme de las más, que para

el

tiempo de

la

me

juventud pueden ser de consideración,

traduziendolas del Galateo Italiano, y añadiendo al proposito otros Cuentos y cosas que yo he visto y oydo; los quales servirán de saínete y halago, pura pasar sin mal sabor las pildoras de una amable

reprehensión que este libro haze. Que aunque va embuelto en cuentos y donayres, no dexara de aprovecliar a quien tuviere necessidad de alguno destos avisos, si ya no tuviere tan amarga la boca,

y estragado

el

gusto, que nada

le

parezca bien...»

INTRODUCCIÓN

cxxxix

el gentil hombre que que no tenga palabras desonestas,

«Allende de las cosas dichas, procure

cuento ó fábula, que sea

tal

puercas que puedan causar asco á quien

le

se

pone á contar algún

ni cosas suzias, ni tan

oye, pues se pueden dezir por rodeos

y

tér-

minos limpios y honestos, sin nombrar claramente cosas semejantes; especialmente si en el auditorio hubiesse mugeros, porque alli se deve tener más tiento, y ser la maraña del tal cuento clara, y con tal artificio que vaya covando el gusto hasta que con el remate y paradero de la novela queden satisfechos sin duda. Y tales pueden ser las novelas y cuentos que allende del entretenimiento y gusto, saquen dellas buenos exemy moralidades; como hazian los antiguos fabuladores, que tan artificiosamente

plos

hablaron (como leemos en sus obras), y á su imitación deve procurar fábulas

el

que cuenta

consejas, o otro cualquier razonamiento, de yr hablando sin repetir

y vezes una misma palabra

sin necesidad (que es lo

las

muchas

que llaman bordón) y mientras pu-

diere no confundir los oyentes, ni trabajalles la memoria, excusando toda escuridad,

especialmente de muchos nombres»

Como muestra

del

modo de

Novela del grati Soldá7i con

(').

más

contar que tenía por

los

amores de

apacible, trae la ingeniosa

Axa y

la linda

el

Prínci'pe de Ñápales.

Esta novela es seguramente de origen italiano, y en Castilla había pasado ya al teatro, según nos informa Gracián Dantisco. «Y pues en todas los cosas deste tratado procu»

ramos

»

dremos un cuento

»

una hermosa tragicomedia»

traer comparaciones

y exemplos

unos discretos cómicos, se hizo

(^).

Lucas Gracián Dantisco, que no el

en este que se nos ofrece pon-

al proposito,

del cual, por aver parecido bien á

es

un mero

traductor, sino que procura

acomodar

Galateo toscano á las costumbres españolas, nos da suficiente testimonio de que

ejercicio de novelar alternativamente varias personas en saraos

y

tertulias era

el

ya cosa

Sonetos laudatorios del Licenciado Gaspar de Morales, de Lope de Vega y de un anónimo. el libro está lleno de cuentecillos, unos traducidos del italiano y otros originales de Gra-

Todo

cián Dantisco.

— Galateo

Español. Agora nueuamente inpresso, y emendado. Avtor Lucas Gradan Dantisco, Y de nueuo va añadido el destierro de la ignorancia^ que es Quaternario de

criado de su Magestad.

auisos conuenientes a este nuestro Galateo,

En

Valladolid.

Y la

vida de Lazarillo de Tormes, castigado. Con licencia.

Por Luii Sánchez. Año de 1603.

8.°, 6 hs. prls. y

A

costa de Miguel Martínez.

295 pp. dobles.

Pág. 171. aDestierro de ignorancia, Nueuamente compuesto y sacado a luz en lengua Italiana Y agora traduzido de Lengua Italiana en Castellana. Con Ucencia,

Horacio Riminaldo Bolones. Valladolid.

¡)or

En

Por Luys Sánchez. Año M.DCIII.

kEs obra muy prouechosay de gran curiosidad y artificio: porque cifrándose todo lo que en debaxo del numero de quatro, discurre con él por todo el Abecedario, comentando meramente por cosas que tienen por principio la letra ^1 desta suerte. .»

se contiene

Fol. 217. Lazarillo de Tormes^ castigado.

Agora nueuamente

ella pri-

impresso, y emendado.

Hay (')

reimpresiones de 1632, 1637, 1664, 1722, 1728, 1746, 1769 y otras varias. Pág. 151 de la ed. de Valencia, 1601.

(')

PP. 154-179.

Esta novelita llegó á ser tan popular, que todavía se dos del

Iiizo

de ella una edición de cordel á media-

f-iglo xviii.

Historia del

Rodríguez de

Gran Soldán con

los

amores de

la linda

Axa

y Principe de Xapoles. Córdoba, Juan

la Torre. Sin año.

Modernamente

la

refundió Trueba en uno de sus Cuentos Populares que lleva por título

Principe Desmemoriado.

El

orígenes de la novela

cxL

«Deve también

corriente en su tiempo.

novela como

el

que acaba de contar qualquiera cuento o

aunque sepa muchas, y le oygan de buena gana, dar lugar á que >cada qual diga la suya, j no enviciarse tanto en esto que le tengan por pesado o

»

ésta,

importuno; no combidando siempre a í>

chir con ellas el tiempo ocioso»

Hemos de

pues principalmente sirven para hen-

seguido paso á paso esta incipiente literatura, sin desdeñar

aun exponiéndonos

ella,

dezillas,

(*).

al

más menudo

lo

dictado de micrófílo^ para que se comprenda qué prodi-

gio fueron las Novelas Ejemplares de Cervantes, surgiendo de improviso

como

sol

de

verdad y de poesía entre tanta confusión y tanta niebla. La novela caballeresca, la novela pastoril, la novela dramática, la novela picaresca, habían nacido perfectas y adultas en el Amadis^ en la Diana^ en la Celestina^ en el Lazarillo de Termes^ sus primeros y nunca superados

tipos. Pero la novela corta, el género de que simultáneamente fueron precursores D. Juan Manuel y Boccaccio, no había producido en nuestra literatura del siglo xvi narración alguna que pueda entrar en competencia con la más

endeble de ó con el león^

las

novelas de Cervantes: con

el

embrollo romántico de Las dos doncellas,

empalagoso Amante Liberal, que no deja de

no tanto en

el

embargo,

la

garra del

apostrofe retórico á las ruinas de la desdichada Nicosia

como en

llevar, sin

primorosa miniatura de aquel «mancebo galán, atildado, de blancas manos y rizos » cabellos, de voz meliflua y amorosas palabras, y finalmente todo hecho de ámbar y de la

2>

alfeñique, guarnecido de telas

y adornado de brocados». ¡Y qué abismos hay que

salvar desde estas imperfectas obras hasta el encanto de

ción de la vida nómada, ó la sentenciosa agudeza de picaresco de

La

La

La

Gitanilla, poética idealiza-

El Licenciado

Ilustre Fregona, ó el interés dramático de

Vidriera, ó el brío

La Señora

Cornelia y de

Fue7-za de la Sangre, ó la picante malicia de El Casamiento Engañoso, ó la pro-

funda ironía y la sal lucianesca del Coloquio de los Perros, ó la plenitud ardiente de vida que redime y ennoblece para el arte las truhanescas escenas de Rinconete y Cortadillo! Obras de regia estirpe son las novelas de Cervantes, rico

Schlegel que quien no gustase de ellas

entender ni apreciar debidamente

el

y no

Quijote.

y con razón

las encontrase divinas

Una

autoridad literaria

dijo

Fede-

jamás podría

más grande que

suya y que ninguna otra de los tiempos modernos, Goethe, escribiendo á Schiller en 17 de diciembre de 1795, precisamente cuando más ocupado andaba en la composición de Wilhelm Meister, las había ensalzado como un verdadero tesoro de deleite y la

de enseñanza, regocijándose de encontrar practicados en principios de arte que á

boriosas

él le

el

autor español los mismos

guiaban en sus propias creaciones, con ser éstas tan

y aquéllas tan espontáneas. ¡Divina espontaneidad y columbra la estética del porvenir!

la del

su propia estética adivina

genio que

hi-

al forjarse

(-).

M. Menéndez y Pelayo. Santander, Enero de 1907,

O (-)

PP. 179-180. La extensión que ha tomado

guiente, que será

el

tercero de estos

el

presente capítulo

bres y do las novelas dramáticas anteriores á Cervantes.

y bibliográficas de algunos diálogos presente volumen,

críticas el

me

Orígenes de la novela,

En

él

obliga á diferir para el

el

volumen

si-

estudio de las novelas de costum-

se encontrarán también las noticias

satíricos afines á la novela,

cuyo texto va incluido en

1

ORÍGENES DE LA NOVELA NOVELAS Y LIBROS DE PASATIEMPO ANTERIORES Á CERVANTES

CÁRCEL DE AMOR

DIEGO DE SAN PEDRO EL SEGUIENTE TRACTADO FUE HECHO A PEDIMIENTO DEL SEÑOR DON DIEGO HERNANDES: ALCAYDE DE LOS DONZELES Y DE OTROS CAUALLEROS CORTESANOS: LLÁMASE «CÁRCEL DE AMOR)). CONPÚSOLO SAN PEDRO.

comiexane

pisas encai'nadas sobre las cuales auia vnas letras de plata grandes que dezia:

Quien á lo blanco tirare donde guarda lo encarnado por demás haufá tirado. Salió el mismo con vnos paramentos de raso encarnado chapados con yna obra relevada de plata muy rica, la cual hazia vnos vacios en el raso en los quales hauia dos víboras de oro en cada vno. La cimera de las mismas víboras. Veynte mocos vestidos a la tudesca de terciopelo encarnado e raso blanco, con otro cauallo en que hauia de justar, con vna guarnición de lo mismo. Vn paje vestido de lo mismo. Dezia la letra de las víboras:

Cuando

la novela Sacó Alarcos de Reyner vnos paramentos de brocado rico de pelo, con vn paje vestido de negro, en otro cauallo con vnos paramentos de terciopelo negro, con una reja de plata que los cobria. Hauian en los vacios de las rejas vnas erres doradas. Traya por cimera un relox. Decía la' letra:

No Sacó

es tenella

Sacó vn otro paje con vn cauallo que traya vnos paramentos de terciopelo verde oscuro e raso verde claro que son esperanca perdida e cobrada, con vnas letras por la cortapisa que dezia:

Perdióse la de la vida pero la del morir queda porqu'el dolor viuir pueda.

conde Sauriano con vnos paramen-

tos de raso naranjados cubiertos de vnas jao-

Ha

e naranjado; doze mocos de las mismas colores, vna cimera de vna jaola con una calandria de plata. Dezia la letra de la calandria: (Está en el 9aguer verso el nombre de la dama).

Pues que de mi vida poca su silencio da señal, calle el bien e cante el mal. Sacó el señor marques de Carlerin vnos paramentos de plata texida cubiertos de ymagineria de oro, con vna cimera hecha de portales y en cada vno vna imagen; eran todas las ymagines de rostro de damas. Dezia la letra de las ymagines:

porque es tal que ninguna

l'es

ygual.

otro cauallo con lo

mesmo. Vna

sembrado mi ventura e mi querella

no espero fruto

della.

Sacó el conde de la Marca vnos paramentos de terciopelo carmesí cubiertos de chapería de plata de vnos Uobres o señuelos, con otro cauallo con vn paje, con vnos paramentos de brocado negro e brocado blanco con vnas faxas de terciopelo morado que partía los quartos, con una cimera de los mismos señuelos, con vna letra

ymagen

que dezia:

Mi pensamiento ha subido do no le calle llamar pues que no cabe baxar. Sacó Lisandro de Xarqui vnos paramentos de terciopelo negro cubierto de lagrimas de plata con vna cortapisa ancha de vnas peñas bordadas de oro llenas de lagrimas que las rompían todas, e la cimera de lo mismo. Vn paje con vna guaz'nicion de brocado en otro cauallo.

Dezia

de plata, con otro cauallo con vna guarnición de lo mismo, con vn paje vestido de blanco

está en estas vuestra

Vn

mi querer

la letra:

Mis tristes lagrimas viuas en estas hazen señal, y en vos nunca por mí mal.

las

No

marques de Persiana vnos paramen-

vn paje con vna guarnición de palmera por cimera. La letra:

e

pues qu'es mayor mal querella.

el

tal.

la vida.

Sacó Vasquiran vnos paramentos de terciopelo negro, y su persona vestida de negro. Vn paje en otro cauallo con una guarnición negra, vestido de negro; veynte mocos vestidos de negro, vna cimera con vna muerte que dezia:

Salió

el

plata chapadas de todos.

su herida,

Pequeño mal

mi mal

tos de terciopelo leonado con vnas palmeras de

llega al cora9on

no hay mas remedio en

fuera fino

porque mi ventura es

Sacó el prior de Albano vnos paramentos de brocado encarnado; otro cauallo con vna guarnición 'de lo mismo, los paramentos e la guarnición con vnas lamparas de plata que mostrauan estar muertas, con una cimera de las mismas lamparas con una letra que dezia:

Muertas están, pues la vida de males viue encendida. Sacó el marques de Villatonda vnos paramentos de raso carmesí cubiertos de otros de brocado, cortados todos de manera de unas clarauoyas, estañan releuados los unos de los otros, encima del el brocado, estañan cubiertos de vnos pésales de plata; la cimera de lo mismo con vna letra

que dezia:

QUESTION DE AMOR íío hay con qué puedan pesarse

mis querellas sino con el pesar Sacó

prior de

el

dellas.

Mariana unos paramentos

de oro tirado escacado a girones, con otros de raso encamado, chapado el raso de vnos marmoles de plata, e la cimera de lo mismo; otros tres cauallos sacó pero ni del ni de los otros, por acortar no se cuenta, sino de uno. Los marmoles de los paramentos e cimera eran quebrados.

La

letra dezia:

No hay quien pueda sostener de mis males su pesar que no le haga quebrar.

Peligrosa está

No

Fineo. Dezia la letra:

Mi

codicia es

pues desseo

más

terrible

al niuel

que mi bien

de mis males

muy

desiguales.

Sacó Antineo de Leverin vnos paramentos de raso amarillo cubiertos de espinas de plata, con una cimera de muchas coronas de espinas e vna real encima, con vna letra que dezia:

La vna mereceys vos de ra9on, yo las otras de passion.

tercio-

pelo negro cubiertos de puntas de plata como vn erizo espesas y en cada punta un batiente de plata blanca; sacó por cimera las arpias de

es possible

poi'que son

para dalle complimiento a vuestro merecimiento.

Sacó Francalver vnos paramentos de

que dezia:

venga

el

Menester fuera crecerse

vida

Sacó el marqiies del Lago vnos paramentos de raso azul con vnos niuoles de plata muy ricos, e por cimera un niuel de niuelar con vna letra

dorados de las espigas de la masiega, sacó por cimera un mundo. Dezia la letra:

la

do ventura no tiene cosa segura.

duque de Felernisa vnos paramentos de raso blanco cubiertos de vnos manojos de masiega hechos de plata con muchos batienti s Sacó

87

Sacó el marques de la Chesta vnos paramentos de brocado blanco e terciopelo leonado cubiertos de vidrios de muchas maneras hechos de plata, e por cimera un aparador de los que tienen los que venden vidrios, con muchas piecas de vidrio. Dezia la letra:

Sacó Alualader de Caronis vnos paramentos de terciopelo carmesi con vnas esponjas de plata por encima, vn bi'aco por cimera que tenia vna esponja en la mano apretada que salian vnas llamas de fuego, con una letra que dezia:

lo impossible.

Sacó el conde de Torremuestra vnos paramentos de terciopelo leonado cubiertos todos de vna obra de plata enrrejada; hauia en los espacios vna cosa de los martirios de la passion; sacó por cimera todos los martirios.

La

letra

dezia: Si con la fe e con sofrillos

lo

Del coracon ha sacado que muestra

qu'está dentro a causa vuestra.

Sacó Ipolito de Castril vnos paramentos de raso pardillo cubiertos de vnos tornos de tirar hilo de oro con su hilera, e sacó por cimera vno dellos con vna letra que dezia:

han sainado, yo soy bien auenturado. los mártires se

Sacó el duque de Grauisa vnos paramentos de brocado rico blanco con unas pie9as de armas como trofeos de vitoria o de triunfo sembradas por ellos, con la cimera de las mismas pie9as con una letra que dezia:

Pues no quise defendenne

Mi pena puede alargarse, que mi vida corta tiene la medida. Sacó el conde de Poncia vnos paramentos de raso azul con vnos laberintos de oro bordados por ellos, con vn laberinto con el minotauro dentro preso, con vna letra que dezia:

No hay prission do remedio no se espere

el mejor perdido yo triunfo de bien vencido.

de ser

Sacó Rosseller el pacifico vnos paramentos de brocado negro con vnas ruedas de fortuna sembradas de plata, con vna rueda de la fortuna quebrada por cimera, con vna letra que dezia.

Si andmiiera como suele después que yo ando en ella cabo houiera mi c^uerella.

sino en la qu'el preso quiere.

Estos fueron los caualleros que a la tela sadexase aqui de contar, por abreuiar, muchos otros atauios que sacaron e a quien se dieron los precios, assi de gentil hombre como de mejor justador. Agora se contarán los que a la noche salieron galanes a la fiesta que tiralieron, e

ron

al precio.

ORÍGENES DE LA NOVELA Muy poca es la claridad donde tantas desuenturas se dexan la vida ascuras.

Primero nombraremos a los que fueron sin invenciones, que al precio no tiraron. Los quales fueron el señor visorey, los dos cardenales,

duque de Altamura,

conde de Traviso, el marques de Telandra, el duque de Belisa, el conde de Leonis Pomerin, el duque de Terminado, el señor Fabricano, el gran Antolino, los hermanos del conde de Tormestra, Guillermo de Lauro, Petrequin de la Gruta, el conde de Ponteforto, el Franco Ortonis e muchos otros caualleros de los quales aqui no se haze memoria. Los que a la fiesta salieron inueneionados fueron los que agora contaremos. Sacó Flamiano vna ropa de azetuni carmesi forrada de damasco encarnado con vnas faxas de raso blanco sobre el azetuni cubiertas de cuentas de oro esmaltadas de las que se ponen por señales en los rosarios, con vna letra que el

el

principe de Melisena, su hijo

dezia:

Son

señales

de las cuentas de mis males.

Sacó Vasquiran

ropa de carmesi que el á.a, con las alleluyas, porque era conocida que no era suya, con vna letra que dezia: la

visorey hauia sacado aquel

Sacó el prior de Albano vna ropa de brocado encarnado hecho a lisonjas, con vnas lisonjas de oro pequeñas en las otras lisonjas. Dezia la letra:

e raso

No son sino de veras mis quoxas e verdaderas. Sacó

el

No

Sacó el prior de Mariana vna ropa de brocado pardillo con faxas e cortapisa de terciopelo morada cubiertas de vnas cifras de cuento de al guarismo que cada vna hazia millar, eran de oro de martdlo. Dezia la letra:

el

conde de Sarriano

A^ia

ropa de da-

vna

letra

masco blanco forrada de brocado con vnos manojos de cascaueles de oro bordados por con vna letra que dezia:

Sacó

el marques Carlerin vna ropa de la plata texida délos paramentos, con vnas

faxas e cortapisa sembradas de vnos yugos de oro de raso leonado forrada délo mismo, con

vna

letra

que dezia:

El que os

viere

verse libre no lo espere.

Sacó Alarcos de Reyner vna ropa de terciopelo azul oscuro forrada de brocado con remos de oro bordados por ella quebrados, con vna letra que dezia:

Todos estos se rompieron bogando con mi porfía e jamas hizieron via. Sacó Lisandro de Xarquc vna ropa de termorado forrada de raso negro con vna cortapisa ancha de raso blanco e faxas cubiertas de medias lunas de oro, como quando queda de la luna muy poco. Dezia la letra:

ciopelo

que dezia:

Han

ella

Ya la vida de males está dormida. misma

Las cuentas de mis pesares han de contar a millares.

Sacó el duque de Grauisa vna ropa de vellutado negro fondada de damasco blanco con vnas alas de oro de martillo que cubrían la ropa, con

al

Sacó

está aqui vuestra figura

porque su propio treslado en mi alma está estampado.

se

Siendo alegria agena, que no tiene plazer mas triste le haze ser.

marques de Villatonda vna ropa de

altibaxo carmesi forrada de raso amarillo, cubierta de muchas medallas de oro de diuersas caras. La letra dezia:

subido tan arriba

mi pensamiento e querer que no pueden decender. Sacó el conde de Torreniuestra vna ropa d'altibaxo negro con vnas manos bordadas en ella que mostrauan el sino de la ventura con vna letra

que dezia:

Luego

se vio en

mi ventura

que hauia de ser mi vida venturosa de perdida. Alaalader de Caronis sacó vna ropa de raso leonado forrada de raso carmesi con vnas sepulturas abiertas bordada de oro tirado, muy rejeuadas, con vna letra que decia:

Hala de tener la vida

abierta

que viue muerta.

Sacó Rosseller el pacifico vna ropa de brocado de oro tirado negro forrada de raso azul con vnos ramos del domingo de ramos porque dizen que valen contra los rayos. Dezia la letra:

No del

han

seruido, pues

mesmo nombre

mi vida

es herida.

QUESTION DE AMOR Sacó

La

joya que más se estima guarda donde lastima.

se

Sacó el marques del Lago vna ropa de brocado azul con unas limas sordas bordadas sobre vna cortajiisa de raso azul. La letra dozia:

¿Cómo puedo yo secreto del

mal que

siendo publico

el

librarme siento,

tormento?

secretas,

con vna letra que dezia:

El secreto de mis males aunque es grave padecello la causa merece sello. Sacó el marques de Persiana vna ropa de brocado rico leonado forrada de damasco blanco con vn collar rico hecho de peones d'axedrez, con vna letra que dezia:

La primer trecha fui mate, por ser mortal mi debate. duque de Fernisa vna ropa d'altibaxo morado forrada de raso blanco con vna cortaj)isa''e guarnición del mismo raso chapada de vnas matas de maluas con vna letra que estaña 'entre mata e mata que dezia: Sacó

el

Si te mata tu querella mal vas en yr más tras ella.

Sacó Altiueo de Leuesin vna ropa de ternaranjado con faxas de raso blanco con unos candeleros de oro por las guarniciones sin velas. Dezia la letra: ciopelo

Van sin velas porque ves siempre escura la lumbre de mi ventura.

vi su

nombre

a

mi

después que os ni vieron

mas

vi sin enojos bien mis ojos.

aquí da ra(;on el autor de lo passado y declara la ficion de acuello

damas que en la presente como a la tela, como a la noche en la fiesta, son arriba mencionados. Digo en parte los que principalmente alli se señalaron, porque sin ellos houo muchos otros e nuichas damas que aqui no se ha hecho

Los

caualleros e

salieron assi atauiados

fiesta

dellus relación por acortar la obra.

mo Sacó el marques de la Chesta vna ropa de raso'leonado forrada de brocado blanco con vna chapería de oro de vnos sellos de sellar cai-tas

89

Nunca

conde de Poncia vna ropa de brocado forrada de raso azul con muchos joyeles, en ella,'e vno muy rico sobre el coraron, con vna etra que dezia: ol

E

assimes-

que en la fiesta se siguieron, ni la determinación del juyzio de los precios, esto tanto por la breuedad, quanto porque pues los atauios e inuenciones e letras están relatados tengan los lectores en qué especular e porfiar, a quién cada precio se deue dar segund el juyzio de cada vno. Y esto conformará con la causa principal de la obra, pues su fundamento es sobre la porfia e question de Flamiano e Yasquiran; la qual se queda también indeterminada. Verdad es que el precio de mejor justar ganó Alualader de

dexa de especificar

las

ciisas

Caronis. Agora aqui mudaremos el estilo o forma de obra. Esto será que agora todos los

damas assi de titulo, como nombraremos por propios nombres en

caualleros e

los

otros,

las

cosas acaecidas después desta fiesta hasta la

dolorosa batalla de Ravena donde la mayor parte destos señores e caualleros fueron muertos o presos.

E

assi

haurá otra manera de es-

pecular en sacar por los nombres verdaderos los que en lugar de aquellos se han fengido o trasfigurado. E ha de saber el lector que aunque en lo que hasta aqui se ha escripto algo se haya compuesto o fengido, como al principio

deximos, que en lo que agora se escriuira ni houo mas, ni ha hauido vn punto menos de lo fue e como passó. Assi que los agudos e discretos miren de aqui adelante los nombres verdaderos e tornen atrás, que alli los hallarán.

LO QUE SE SIGUIÓ HASTA LA PARTIDA

DEL VI60REY Sacó Ipolito de Castril vna ropa de brocado pardillo con vna cortapisa e faxas de raso pardillo con vnos alambines de oro de martillo sembrados por ellas; vna letra que dezia:

El fuego

qu'el coraron

tiene secretos de enojos sale

en agua por

los ojos.

Sacó Francaluer vna ropa de raso negro forrada de brocado blanco e la ropa guarnecida de fresos de oro e por el raso sembrados vnos antojos de oro, con vna letra que dezia:

es de saber que cosas en este tratado escripias fueron o se siguieron o escriuieron en la uobilissima cibdad e reyno de Ñapóles en el año de quinientos e ocho e c^uinientos e nueve et diez et

Para mejor esto contenderse

las

onze que fue la mayor parte e quinientos e doze que fue la fin de todo ello. En el qual tiempo todos estos caualleros, mancebos e damas e

muchos otros principes e señores se hallauan en tanta suma e manera de contentamiento e fraternidad los vnos con los otros, assi los Es-

ORIGEÍÍES DE LA ÍÍOVELA

90

pañoles vnos con otros como los mismos naturales de la tierra con ellos, que dudo en diuersas tierras ni reynos, ni largos tiempos passados ni presentes, tanta conformidad ni amor

tan esforzados e bien criados caballeros ni tan galanes se hayan hallado. En tanta manera que mouida la fortuna de enemigable embidia comengo a poner en medio deste fuego vna fuente de agua tan cruel e fria, que la mayor parte, como agora se diria, casi consumió, e lo que por consumir dexó quedó en el plazer e alegría que sin escriuirse quien quiera contemplar puede. E por mejor entendello habeys de saber que en el año de quinientos e onze, como a todo el mundo ha sido y es notorio, se hizo la liga e concordia del summo pontífice e santissimo padre nuestro Julio segundo e del católico rey don Fernando de España e los venecianos. Para lo qual fue diputado por general capitán de toda la santa liga el ylustrissimo don Remon de Cardona visrey del realme de Ñapóles, el qual en el dicho tiempo governaua y es vno de los arriua nombrados. Pues llegándole la determinación e mandado del rey en las cosas que hazer deuia, en la cibdad de Ñapóles se comen9Ó a hazer vno de los mas nobles e poderosos exercitos de gente de guerra que por ventura entre los christianos hasta oy se haya visto, de tanta por tanta gente, assi de los caualleros de titulo que en él fueron, como de los capitanes de gente d'armas e hombres d'armas que llevauan e de los capitanes de infantería e infantes que con ellos yuan, cada vno en su suerte e manera segund para lo que era diputado; dudo que los que han escripto, por mucho que hayan sabido bien componer, si este canpo al tiempo que partió de Ñapóles vieran, no conocieran ser el más noble e mejor de los hasta oy vistos, assi en esffuerzo e saber de capitanes,

como

esffor9ados e platicos soldados

e discretos en la guerra.

Quanto aun en ser el campo de aderezos e atauios ropas como de tiendas e los

mas

rico e luzido

assi

de armas e

otros aparejos a la guerra competentes que jíimas se vio, de lo qual adelante más largo se

contará; solo agora se dirá como en este tiempo viniendo la señora condessa de Avellino muger del nol)le don Juan de Cardona conde de Avellino, visrey de la provincia de Calabria, de las dichas tierras de Calabria para Ñapóles, por la mar adoleció en el camino e murió en la cibdad de Salerno, que fue la primera aldabada (jue en esta alegre corte de tristeza la fortuna comenco a dar. Pues ya su fuego comentado dende a no muchos dias con vua enfermedad assaz breue pusso fin la muerte en la vida del revorendissimo don Luys de Borja, cardenal de Valencia, que dcsta corte, aunque perlado, en las cosas de cauallero mancebo era vno de los quiciales sobre

quien las puertas de las fiestas e gentilezas se rodeauan. E dende a ocho dias no más fizo lo mismo en los dias e junentud de doña Leonor de San Severino, princesa de Visiñano que era vna de las que al cabo de la danca desta escriptura ha llenado. En el mismo tiempo acabó la juvenil e luzida junentud de doña Marina de Aragón, pi-incesa que hauia sido de Salerno e a la ora era señora de Piombino. Assi que mirad señores si estas quatro plecas bastan para vn comienzo de combate.

LO QUE ADELANTE SE SIGUIÓ ANTE DE LA PARTIDA E LA SUMA E CUENTA DEL NUMERO DE LA GENTE QUE PARTIÓ

Passando las cosas adelante e poniéndose en orden las cosas del campo, fueron señalados todos los cargos que se deuian de dar sin los que ya estaban dados. Estos eran los capitanes de gentes d'armas. Los quales son los siguientes: Primeramente el señor duque d'í Termens con cient hombres d'armas, el qual fue deputado por capitán de la Iglesia. El señor Prospero Colona con cient hombres d'armas. El señor Fabricio Colona que fue elegido lugar teniente general del canpo con cient hombres d'armas. El conde Populo con cinquenta hombres d'armas. El conde de Potencia don Juan de Guevara con cinquenta hombres d'armas don Juan de Cardona, conde de Avellino con sesenta hombres d'armas; el prior de Mesina con cinquenta hombres d'armas. Don Jei'onimo Lloriz con cinquenta hombres d'armas. El capitán Pomar con cinquenta hombres d'armas. Diego de Quiñones con cient hombres d'armas que era la compañía del gran Capitán. Estas eran las ordenanzas que el rey nuestro señor allí tenia e los capitanes que la tenian. Después llegó Carauajal con quatrocientos hombres d'armas e seyscientos ginetes de los quales capitanes no nombramos ninguno porque en nuestro tratado ninguno dellos hay nombrado. Solo baste que fue la suma de la gente d'armas que el visrey llenó mili e dozientos hombres d'armas e setecientos cauallos ligeros o ginetes, con la compaña que don Pedro de Castro alli tenia e los cinquenta ballesteros a cauallo del rey. Fue elegido capitán general de los cauallos ligeros el marques de Pescara. Fueron maestros de canpo el señor Alarcon e Diego de Cornejo. Hizo el visrey cien alauarderos para la guarda de su persona, de los quales fue capitán mossen Tallada. Fueron los coroneles de la infantería onze, los capitanes fueron ciento e ocho, sin onze que el visrey hizo para su guarda con tres ;

mil infantes escogidos. Los coroneles fueron el primero, Zamudio con dos mili infantes que lleuó de España, Arriata, Joanes, Dondiaqui-

QUESTION DE AMOR to ('),

Luxan, Bouadilla, Francisco Marques,

Salgado, Mexia, Cornejo sobrino del camarero. De los capitanes no se habla por ser muchos, saino de los que el visrey hizo, (^ue fueron don Pedro de Arellano, Martin Gómez, Juan de Orvina, Juan de Vargas, Cristoual de Paredes, Christoual de Helin, Bregúela, el trinchante del visrey, Diego Montañés, Buytron, Ventelloys.

Murió

alli

ante do partir Diego Montanos,

diose su conpaña a Torres; murió Torres, diose su conpaña a Borregan. Assi que fue en suma la infantería

española que de Ñapóles

salió,

diez mili infantes, mili e dozientos hombres d'armas, setecientos cauallos ligeros, cinquenta

continos criados del rey, e muchos otros hombres de titulo e caualleros napolitanos e españoles e algunos sicilianos, de los quales adelante señaladamente hablaremos.

DE LOS ATAUIOS E GASTOS DEL VISREY Por mexor llenar ordenado

el estilo e

manera

deste campo e de la partida del visrey será menester primero hablar de la orden e atauios de sil persona e el estado que lleuó, el que fue

desta

manera. Primeramente, como diximos,

lleuó su señoría cien alabarderos vestidos con

ropetas de paño verde escuro e rosado de grana, jubones de raso o tafetán blanco e morado, calcas blancas e moradas, e gorras de grana. El capitán dellos que fue mossen Tallada lleuó sin otros atauios, dos cauallos d'armas para su persona atauiados con todo su conplimiento; el vno con vnas sobreuardas de raso morado cubiertas de chapería de plata de unos cordones de san Francisco que hazian una reja, e en los quadros de la reja sobre el raso hauia dos esses

de plata con vn sayón de terciopelo carmesi hecho a punta con pestañas de raso blanco; el otro cauallo lleuó con vnas sobre cubiertas de terciopelo verde e raso amarillo a metades cubiertas de unos escaques de tiras de tres en tres de la vna color en la otra sobre pestañas de raso blanco. El sayo desta manera, sin los otros atauios que lleuó. Lleuaua mas el visrey cinquenta continos del rey todos mancebos, hijos de caualleros, los canales yuan tan bien atauiados que ninguno lleuaua menos de dos cauallos de armas con todo su conplimiento de las personas. Lleuaua mas veynte mo^os de espuelas con ropetas de paño morado e jubones de terciopelo verde e cal(?as de grana. Lleuaua veinte e quatro cauallos de su persona; ocho de armas, ocho estradiotas, ocho a la gineta, con veinte e quatro

(')

Ea

la edición

de Nució: don I)¡a¡/uito.

91

pajes en ellos, vestidos con ropetas de grana, jubones de terciopelo o de raso negro, gorras

de grana, capas aguaderas de paño de Perpiñan.

Lleuaua dozientos gastadores con su capitán para asscntar sus tiendas. Lleuaua su capilla con doze cantores muy coniplida. Lleuaua sus atauales e trompetas ytalianas, con todos los conplimientos de su casa e criados ordinarios como se requería. De los atauios de su persona solamente hablaremos de los que lleuaua de las armas, que fueron ocho para ocho cauallos; los otros dexaremos por abreuiar. Primeramente licuó vnas sobreuardas e sayón de brocado blanco e raso carmesi hechos a girones, e los girones hechos a puntas de lo vno en lo otro con pestañas de raso azul. Lleuaua vnas sobreuardas e vn sayón de raso azul cubierto de unos lazos de brocado que lo cubria todo, sentados sobre raso blanco. Lleuaua vnas sobreuardas e vn sayón de terciopelo carmesi e raso blanco hechos a quartos, e sobre los quartos de carmesi hauia ^Tia rexa de fresos de oro de vn dedo en ancho, hecha a centellas, dentro en las centellas hauia vnos otros de oro releuados que descubrían tanto de la seda como era de ancho el freso. Sobre los quartos del raso blanco hauia vna rexa del mismo freso, dentro en los quadros hauia dos yes de oro, en cada vno lleuaua vnas sobre cubiertas e vn sayón de raso blanco con faxas anchas de brocado negro de pelo rico, con vna faxa ancha e dos faxas angostas, todo guarnecido. Lleuaua vnas sobreuardas de brocado raso e vn sayón con vnas faxas de dos dedos en ancho de raso carmesi con vn ribete negro por medio de la faxa, con vnas franjas angostas de plata de vn cabo e de otro del ribete. Lleuaua vnas sobreuardas e sayo de raso amarillo cubiertas de chapería de plata como vnas medias rosquillas que hazian la obra como escama de pescado, saluo que en las cubiertas era la obra gruesa y en el sayo menuda. Lleuaua vnas sobi-euardas e sayo de raso carmesi con vnas cortapisas muy anchas de lazos de cordones de oro e plata releuados, que sentauan sobre dos bordones de brocado embutidas e releuadas, bordados de los mismos cordones de oro muy ricos. Lleuaua otras sobreuardas e un sayo de brocado rico sobre rico que costó a ciento e veynte ducados la cana. De todos los otros atauios assi forrados como por forrar, e cadenas e vagílla no escreuímos por

que vno de brocado carmesi

abreuiar, saluo dos cortinajes e cobertores lleuó para dos lechos,

todo, e otro de brocado blanco e raso carmesi.

Baste que se supo por muchas certcnidades que gastó sin lo que propio suyo tenia, veynte e dos mil ducados de oro antes que de Ñapóles partiesse, en solo el aparejo de su persona e casa.

orígenes de la novela

92

LOS ATAUIOS DE LOS CAPITANES d'arMAS, SOLO DE LAS ARMAS

Los adereces ele los capitanes solamente contaremos los de los cauallos de armas e los de sus personas para las armas, de los quales el primero que aqui se cuenta es el duque de Termens, el qual entre otros cauallos muchos que lleuaua vimos quatro atauiados señaladamente, los dos con dos pares de sobreuardas de brocado e sus sayones de lo mismo, otro con vnas sobreuardas de terciopelo carmesi e sayón con faxas de raso carmesi, el principal con vnas sobreuardas de terciopelo morado y el sayón de lo mismo, con vnos troncos bordados de oro de martillo muy releuados con vnos fuegos que salian por los concauos dellos, de manera que los troncos e las flamas liencliian el campo de los paramentos e del sayón, con vnas cortapisas en lo uno y en lo otro de letras grandes del mismo oro bordadas en que blasonaua la fantesia de la inuencion. El señor Prospero Colona hizo seys atavíos aunque entonces no partió. El vno era de carmesí vellutado, los dos eran el vno de brocado rico, el otro de brocado raso; los tres eran bordados, vno de terciopelo negro con vnos toros de oro en cada p¡e9a o en cada quarto del sayo muy releuados estaua el toro puesto sobre vn fuego de troncos del mismo oro de manera que se henchia todo el campo. Era el toro que dizen de Ñero. En las cortapisas hauia bordada vna letra de letras de oro que dezia: ;

Non

es questo simil al nuestro.

El otro atauio de raso azul con vnos soles en cada cantón de las piezas en lo alto y en lo baxo, vnos espejos en que dauan los rayos del sol de do salian flamas que sembrauan las piezas.

En

las cortapisas

los campos de estañan como en

lo otro, las letras

de la inuencion. El otro atade raso carmesi con vna viña bordada por todas las piezas, con sus sarmientas e hojas e razimos maduros e por madurar, hecho todo de oro tirado e plata e matizes de seda de rellene, de manera que la obra allende de ser muy galana era muy rica. El señor Fabricio 'leuó cinco cauallos de su persona; los dos con atauios de sedas de colores, el vno con vnas sobreuardas de sayo carmesi e brocado hecho a quartos, otro de brocado raso, otro de brocado rico. El marques de la Padula no hizo alli ningún atiiuio por el hito que lleuaua de su cunada, pero llenó oro de martillo toxido escacado para vn sayo e sobre cubiertas e brocados uio e

jiara

mas

rico, era

otros atauios; su hijo don otra cosa sino paño negro Dor muffer.

Juan no el

llenó

luto de su

El conde de Populo llenó sus cauallos atauiados de brocados e sedas, pero su persona no llevaua mas que vna jornea a la usanza antigua; mas lleuó su sobrino don Antonio Cantelmo que yua por su lugar teniente, tres cauallos con tres atauios,

uno de brocado, otro de raso azul e brocado a puntas, otro de raso azul chapado de vnas matas de siempre vinas

muy

releuadas.

El conde de Potencia

lleuó dos cauallos con sobre cubiertas e sayones de sedas de colores e vn otro atauio de brocado, y el principal de raso azul con vnas estrellas, en cada campo vna, que los rayos della henchian toda la pie9a, eran

de oro texido bordadas muy releuadas, en las cortapisas yua bordada la letra de la inuencion. El prior de Mesina hizo quatro atauios para quatro cauallos; el vno era de brocadelo e de brocado rico a mitades; otro de raso pardillo e terciopelo leonado a puntas; otro de terciopelo leonado e raso encarnado a centellas con vnas tiras de tafetán blanco sueltas por encima las costuras como vnas lazadas de lo mismo que las atañan a las juntas de los centelles. El principal atauio era de raso carmesi e brocado rico de pelo hecho a ondas a puntas. Hauia por medio de la tira del raso vnos fresos de oro que hazian la misma onda a puntas, e de la vna parte e de la otra dos tiras de margaritas de perlas. Estañan juntado el brocado e el raso con pestañas blancas. Antonio de Leyna lleuó quatro cauallos de su persona, atauiados, vno de raso naranjado e raso blanco á puntas; otro con vnas sobrecaidas e sazón de brocado e damasco blanco hecho a escaques, assentadas vnas tiras angostas en torno del escaque del brocado en el de la seda, e de la seda en el brocado e dos cees encanadas de lo vno en lo otro, bordado todo de cordón de oro. El principal cauallo con vnas sobre cubiertas de brocado blanco e terciopelo carmesi hecho assimesmo a escaques, e dos barras travessadas en cada escaque de lo vno en lo otro sentadas sobre raso blanco, e en las barras de brocado hauia en cada vna tres candeleros de plata estampados y en las de carmesi otros tres dorados. Don Jerónimo Lloriz lleuó quatro cauallos de su persona; vno con vnas cubiertas de azero, otro con sobre cubiertas e sayo de azeituni negro c de brocado hecho a puntas. Otro con sobre cubiertas e sayo de raso blanco e terciopelo carmesi hecho a centelles con vnas tiras de brocado de otro tirado, assentadas encima las costuras como vna reja, e vnos lazos dentro en cada centelle del mismo brocado, bordado todo de cordón de oro. El otro cauallo llenó con vnas cubiertas de carmesi raso de la manera de las ricas del visrey.

QUESTION DE AMOR

93

Aliiarado Ueuó tres canallos de su persona; el vno con vnas sobre cubiertas de terciopelo negro con vnas tiras de raso amarillo; el otro con vnas sobre cubiertas e sayo de terciopelo morado e raso amarillo a meatades, cubierto de escaques de tres en tres tiras de la vna seda en la otra, sentadas sobre raso blanco. El otro con vnas sobre cubiertas e sayo la mitad de brocado rico e raso carmesi, la mitad de brocado raso e terciopelo carmesi, iiecho todo a escaques con vnas cruzes de Jerusalen, de lo vno en lo otro, bordadas de cordón de plata. El capitán Pomar llenó tros canallos do su persona; vno con vnas sobre cubiertas e sayo de raso carmesi con vnos entornos de puntas de raso blanco; otro con vnas sobre cubiertas e sayo de raso blanco e terciopelo carmesi e brocado hecho a puntas de manera de vna venera; el otro con vnas sobre cubiertas de raso azul con vna reja de tiras de brocado con vnas piecas de plata estampadas, en cada quadro eran

sayos de brocado; los dos de rico, el vno de raso. El principal era de raso carmesi con vnos fresos de oro entorneados, vna oíano vno de otro e de freso a íreso estaña cubierto el carmesi de hilo de oro que cubria la seda, saluo que de tres a tres dedos se ataua el oro con vn cordoncico pequeño fecha vna lazada e quedana entre vno e otro hecho vn centelle de la seda y el oro hecho dos medio centelles.

vnas aes góticas. Diego de Quiñones lleuó tres canallos de su persona; el vno con vnas sobre cubiertas e sayo de terciopelo negro e raso amarillo hecho a puntas; otro de terciopelo morado con vnas faxas de brocado entorno; otro con vnas sobre cubiertas e sayón de brocado. Carauajal lleuó cinco canallos de su persona aderezados los dos de brocado con sus sayones, dos de sedas de colores con sus sayos, vno con vnas sobren ardas e sayos de terciopelo carmesi guarnecido de irosos de oro, con vnas rosas de plata sombradas por encima. Los capitanes que nueuamente con Carauajal yuan fueron bien en orden; no los contamos porque en nuestro tratado no están nombrados e no queremos turbar los nombres para los que querrán sacar por los vnos nombres los otros. Rafael de Pacis se partió ante deste porque se fue a viuir con el papa e houo una conducta de setenta lan9as, pero lleuó tres adereces fechos de Ñapóles para su persona e tres canallos. El vno era vnas ricas cubiertas pintadas con vn braco en cada picea que tenia vna palma en la mano, con vn rétulo reuuelto en ella con vna letra que dezia:

raso blanco.

La primera letra desta tengo yo en las otras puesta. Para este atauio lleuó vn sayo do brocado negro; lleuó otro atauio de brocado con vnas ciuzes coloradas de sant Jorge sembradas por encima; otro atauio lleuó de terciopelo negro cubierto de lazos de brocado sentados sobre raso blanco e todos los vazios llenos de vnas palmas pequeñas de plata a manera de batientes. El marques de Pescara lleuó cpiatro canallos con cuatro aderezos; los tres con sobreuardas

e

El conde Atorran Farramosca entre otros atauios que lleuó,

el principal fue vnas sobreuardas e \n sayón de raso carmesi con vnas águilas de oro bordadas en las piezas, de las quales salían vnos fuegos que ocupauan todos los vazios. Era tan rico que se cree que fuosse el atauio que más avía costado vno por vno.

Su hermano Guidon Farramosca lleuó el principal atauio de su persona de brocado e terciopelo carmesi hocho a triangulo?, con vnos triángulos del brocado en

mesi en

el

el

carmesi; del car-

brocado pequeños, con pestañas de

Don Luys de Hiscar hizo dos atauios de su persona vno de brocado de oro tirado, sobreuardas e sayos, otras sobreuardas e sayo de raso amarillo e raso blanco a meatades; el raso amarillo cubierto de una red de plata con vnos batientes de plata en los nudos, y en lo vazio sobre el raso vna cifra de plata estampada; sobre el raso blanco la misma red de oro con ;

los batientes e piezas doradas.

Pero este murió

ante de la partida de Ñapóles. Mossen Torel hauia hecho sin otro atauio vnas sobreuardas e sayo de terciopelo carmesi e raso carmesi a meatades cubierto todo de vnas tortugas do plata, saluo que en las uardas eran grandes y en el sayo pequeñas; pero este también murió antes del partir e llevólo su hijo. El marques de Bitonto sin otros atauios de brocado que lleuó hizo vnas sobrecubiertas e vn sayo de terciopelo negro con vnas epigramas de oro bordadas por él, muy ricas. El prior de Roma hizo vn atauio de brocado azul e terciopelo carmesi hocho a triángulos con pestañas de raso blanco, sobre los triángulos de carmesi hauia vnas piezas de oro estampadas tan espessas que a penas se descubría la seda.

Don Jerónimo Fenollet lleuó dos atauios vno de terciopelo morado e raso encarnado hecho a centellas con tiras e lazadas de tafetán blanco, como el del prior de Mesina; lleuó otras uardas de terciopelo negro con vna reja de fresos de oro sobre tafetán encarnado hecho a centelles; en las juntas de los fresos hauia vnas puntas de plata bien relcuadas e vn batiente en cada punta; en los vazios del terciopelo han\a vn centelle de plata estampado tan grande que de terciopelo se descubría tanto como era

ORÍGENES DE LA NOVELA

94

el freso de ancho. Lleuó con ellas vn sayo de raso blanco e raso encarnado a meatades, con vnos lazos de brocado por medio de los giro-

nes e cortapisa sentados sobre lo encarnado con pestañas blancas, sobre lo blanco con pestañas encarnadas Hauia en los vazios de los lazos vnas villetas de plata estampadas, en lo blanco doradas, en lo encarnado blancas, con batientes de la misma manera. El cuerpo del sayo estaña forrado de brocado muy rico acuchillado el raso de encima e muy guarnecido. Mossen Gomaran fue por alférez real; lleuó

mnchos

vn

rico atauio bordado.

El duque de Grauina, el duque de Trayeto, el marques de la Tela, el marques Gaspar de Toralto, el conde de Montelion destos no esque lleuauan, porque según estos otros quien quiera lo puede considerar e porque sus atauios eran de brocados e de sedas, sin manera de deuisas

pecifica la escriptura particularmente lo

ni inuenciones.

algunos caualleros; aqui conde de Golisano y el lugar teniente de Cicilia que se llamaua Don Juan de Veyntemilla. Cualquier destos caualleros napolitanos e cecilianos que no tenian cargos, fueron tan complidamente en orden, que ninguno lleuó menos de veynte gentiles hombres de cadenas de oro de su nación. De manera que se estima que sin las mili e dozientas laucas de ordenanca e capitanes, lleuó el visrey con los cincuenta continos del rey y estos señores e los italianos que con ellos yuan e muchos otros caualleros Españoles que viuian con el rey, e otros que de nueuo alli se llegaron délos otros campos de Francia e venecianos e del papa e de Ferrara, trezientos caualleros de cadenas de oro entre hombres de titulo e varones e caualleros. Agora hablaremos del dia qu'el virrey partió; las damas que en tres o quatro partes se juntaron, porque por su nombre propio las nombraremos, mas como hauemos hecho los caualleros, para quien quiera especular o escaruar por los vnos nombres los otros, pues que se podran hallar vnos por el principio de los nombres o títulos fengidos, otros por las deuisas e colores; assi que mire bien cada vno que no es esto

De

no

Cicilia vinieron

nombra

se

nada

sino

el

falso ni fengido.

el duque de Bisella, el conde de Soriano, el conde de Matera, el conde de Cliariata, el conde de Trauento, el almirante Villamarin, el marques de Layno, el conde de Marco e muchos otros caualleros. En estos que aqui se nombran que quedaron hay muchos de los que en el tratado hauemos continuado en las fiestas nombradas los quales son el marques de Nochito, el duque de Bisella, el duque de Ferrandina, el conde de Marco, el conde de Sarno,el conde de Trauento, el almirante, el cardenal don Carlos de Aragón. En las casas del principe de Salerno estañan las señoras reynas de Ñapóles con sus damas-, doña Juana Castriote, la duquesa de Grauina, doña María Enriquez, doña Maria Cautelmo,

dino, el señor Prospero,

duque de Atria,

;

doña Porfida, doña Angela Villaragut, doña Juana Carroz, doña Violante Celles, la señora Diana Gambacorta, la señora Marusa, la marquesa de Layno, la marquesa de Toralto e otras muchas damas.

En

Novo estaua la visreyna e su hercondesa de Capacho mnger del almirante, su hermana la muger de don Alonso de

mana,

visrey partió de Ñapóles,

domingo

ron, entre los quales, fue el cardenal de Sorrento, el

ñano,

arzobispo de Ñapóles, el principe de Visiel príncipe de Melfa, el duque de Ferran-

la

e otras muchas señoras. casa del conde de Trauento estaua la condessa e su hermana la condessa de Terranoua e sus hijas, la marquesa de Nochito, la condessa de Soriano, la condessa de Matera e otras muchas señoras. En casa de la señora duquesa de Milán la

En

señora su hija doña Bona, la duquesa de Tra-

doña Maria de Aragón, la Griega e las otras damas de la señora duquesa e la condessa de Marco. En casa de lamarquessa de Pescara estaua la marquesa, e la marquesa del Guasto, la marquesa de la Padula, la condessa de Benafra, doña Castellana muger de AntoniodeLeyua, la marquesa de Vitonto, la duquesa de Franca Vila. En casa de madame Andriana estaua ella e su hija e doña María Dalíse e las hijas de Cario de Fango.

yeto, la señora Isabel, la señora

'

LO QUE DESPUÉS DE PARTIDO EL VISREY SE SIGUIÓ E LO QUE FLAMIANO HABLÓ A VASQUIRAN DESPIDIÉNDOSE DEL. DONDE EL AUTOR TORNA A USAR EL ESTILO PRIMERO DE LOS NOMBRES FENGIDOS.



se

El señor

Castel

Aragón,

LA PAllTIDA DEL VISREV"

a medio dia, ocho de nouiembre, acompañado de todos estos caualleros e otros nuichos principales e perlados e señores qne en la tierra queda-

el

Las otras damas que en aquel día houo no nombran aunque fueron muchas, mas no ha-

al proposito de nuestro tratado porque en no se han liallado. Partido el visrey quedaron alli algunos caualleros por algunos negocios que les cumplían o satisfazian, entre los quales quedó Flamiano por poderse despedir deVasquiran

zen él

a su plazer, el queriéndose partir comcnro a hablar con Vasquiran desta manera:

más

QUESTION DE AMOR Agora, Vasquiraii, conozco que mi poco o durará poco, porque dos cosas que vina la sostenian agora la acaben; la vna era tener yo esperanza de ver a mi señora I'elisena que della era señora, la otra era tu compañia c conucrsacion cjuc a los males della ponia consuelo. Pues agora el ausencia apartándome dos bienes tan grandes no puede sino encausarme dos mili males mayores, por donde conozco en mí que me acerco a la muerte, apartándome de ti. Una cosa te suplico, que no te enojes de escriuirme, por que yo se que poco te durará tal fatiga. E si de mi fuere lo que pienso que será, ruegote C{ue este amor tan grande que agora nos sostiene e conserua en tanto estremo de bien querer, que de tus entrañas no lo dexes amenguar ni venir a menos, como muchas vezes acontece, según yo te lo he escripto contradiciendote; mas ante te suplico que en el pligo de tus lastimas lo envueluas, para que con aquellas, de mi te duelas como dellas hazes. Esto te pido no por darte a ti fatiga como dello recibirás, mas por el consuelo que mi alma recebira de ver la memoria que de mi tienes, e plega a nuestro Señor que en ti dé tanto consuelo e alegria quanto yo desseo e tú has menester. íío me cuentes esto a pobreza de animo, porque parecen palabras en algo mugeriles, ante lo atribuye a lo qu'es razón, porque lo mucho que tu ausencia me lastima, la poca esperanca que de vida tengo me lo haze dezir. Suplicóte que en tanto que aqui estaras no dexes de visitar a mi señora Belisena, porque sola esta esperanca me dará esfuerzo para lo que me cjuitará la vida, que será poder caminar donde de su presencia me alexa? e. No quiero más enojarte con mis fatigas, pues que siempre desseé complazerte con mis seruicios, sino qiie me encomiendo a ti, e te encomiendo a Dios, vida os

95

no se hable más porque parece feo. Mandas me que a la señora Belisena visite; también es escusado mandaiuielo, pcirque quando tu amistad no me obligara a hazcrlo, su merecimiento me forrara. Lo que me pides que te escriua, te suplico que llagas como es razón. Yo me partiré lo mas presto que pudiere para Felernisa, negociado que alli haya algunas cosas que me conuienen, trabajaré de ser muy presto contigo si algún graue impedimento no me lo estoma, lo que Dios no quiera. Entre tanto viue alegre como es razón, pues que vas en tal camino que por muchas causas a ello te obliga. La una yr en seruicio de la yglesia como todos ys. La otra en el de tu rey como todos dcuen. La otra por que vas a usar de aquello para que Dios te hizo, qu'es el habito niilitar donde los que tales son como tú, ganan lo que tú mereces e ganarás. La otra e principal que llenas en tu pensamiento a la señora Belisena e dexas tu cora9on en su poder, qu'esto solo basta para fazerte ganar quantas Vitorias alcancar sl- podrian. Una cosa temo, que la gloria de verte su- seruidor e las fuercas que su seruiVio te ofrecerán, no te pongan en mas peligro de lo que haurias menester. Yo te ruego que pues la honrra es la prenda deste juego, que dexes donde menester fuere la voluntad e te gouiernes con la discreción. E assi te encomiendo a Dios hasta que nos veamos e siempre.

LA PARTIDA DE FLAMIANO Acallados

sus

razonamientos hablaron en

muchas cosas todo aquel dia, hasta tarde que Flamiano fue a besar las manos a otras

señora duquesa e despedirse della e de su señora con la vista. la qual embio estas coplas que hizo por la ¡Dartida, después de haberse despedido.

A

RESPUESTA DE VASQUIRAN A FLAMIANO bien que la muerte me pudo quitar me quitó; todo el consuelo e descanso que la fortuna me podia apartar para mis trabajos, me apartó en tu partida, y esta lastima te deue bastar, Flamiano, vienio con tu ausencia quál me dexas, siii que con tal pronostico más triste me dexes como hazes. 'No son tus virtudes, siendo tantas, para que tus dias sean tan breues, por-

Todo

que

el

muy

fuera

andana

la

raz^n

e la justicia

de

sus quicios si tal consintiesse. Tu viuiras e plega a Dios cpie tan contento e alegre como yo agora triste e descontento viuo. Lo que a mi

memoria encomiendas, por dos cosas es escusado; la una por lo que he dicho, la otra porque si otro fuesse lo que no será, quien a tus dias daria fin a los mios daria cabo, por muchas razones que escusar no lo podrian; mas en esto

la la

Poco es el mal que m'aquexa estando en vuestra presencia en respecto del que axisencia dentro en el alma me dexa y en la vida, porque siento en la partida tanta pena e tal tormento que no hallo a lo que siento ya medida

me

basta el suffrimiento. siendo mi pena tal, no me quexo ni hay de quién que quien nunca tuvo bien ni

E

no

se ha de quexar de mal, yo lo hago porque con la pena pago aunque me sea cruel mi pensamiento, pues del ni

ORIGEÍíES DE LA

9G

me

satisfago

con que no hay remedio en él. Callo porque siempre crece mi dolor que nunca mengua pues ha callado mi lengua lo que mi alma padece, con tal pena, mas agora me condena este

mal deste

partir

para que os ose dezir: aun no suena que se acaba mi viuir. Acabase porque veros me mata con dessear y el desseo con pesar de verme no mereceros, pues presente 'de tal bien tan mal se siente

NOVELA quanto en ella adolecía me sanana cada vegada c'os via. De suerte que mi dolencia, me fuerca para que muera pues la salud no se espera que daua vuestra presencia, pues sin ella todo'l mal de mi querella no'stá

más

junto con no hauria

d'en

el viuir

ella,

mucho que sofrir. Assi que parto muriendo e voy viuo desseando la muerte que ya demando por no morir mas viniendo. Dios me guarde que su venir no se tarde

que no os verá, dezidme qué sentirá

mas

siendo ausente,

tan cobarde quanto estoy de la partida.

el triste

c£ue abreuie

su venida, la vida

porque ya estoy de

claro esta que morirá,

De manera que tardarse poco que durará no es viuir pero será la muerte más alargarse, porque della

Assi que, señora mia, que siempre desseé fue morir en vuestra fee como agora se me guia, lo

lo

mi suerte alcancasse con la muerte tanto bien en pago della

menor mal es padecel'a que penando desealla

si

qu'os pesasse a vos con

menos

ella,

fuerte

me seria padecella. Mas nunca vos hareys

tal

pues el triste qu'en buscalla va tras ella descansará si la halla. de ser con ella cierto

Y

porque vuestro merecer no lo consiente hazer viendo que es pequeño mal morir por ello, assi que si me querello será, señora, de mi, porque nunca os mereci

no puedo mucho tardar

6 sin merecello

muerto estoy e muerta el anima mia.

tantos males padeci.

E podeys ser cierta desto qu'en veros supe juzgar que no se podia pagar tanto bien con menos qu'esto, de manera, que conocerá quien quiera pues que se muestra tan claro que a muy poco mal me paro aunque muera que no me cuesta caro, Assi que con la partida no'stá mi mal en morir

e

siendo qual será la vida, consiste en el viuir,

mas que

si

pensaua

todo el mal que me causaua lo que yo no merecía,

pues comen9adme a contar dende agora ya por muerto: que lo ya soy e no creays que dende hoy, porque dende el primor dia c'os puse en mi fantasía

Pues embiadas estas coplas con vn paje suyo para que a la señora Yssiana se las diesse, porque de su mano a noticia de Beliseua vinicssen, Flamiano se partió con el marques de Persiana que avn no era partido, e con el prior do Albano y el prior de Mariana, los quales juntos partieron. Vasquiran salió con ellos vna gran pie^a del camino, en la cual siempre con Flamiano fue hablando. Llegados donde despedirse deuian, Flamiano dixo a Vasquiran: Señor Vasquiran, esto que agora os quiero dezir, va fuera de todas las passioncs e fantasías de las cosas de amores, ni sus vanidades, saino que la verdad es esta, que después que esta partida determiné nunta mi coraron, dello ha podido tener contentamiento e alegría, ante

7

QlIKSTION viiíi

iiitrinseca

tristrra

(|Ut'

del

t'sj)¡r¡tii

c del

me

dexa, sin poder eoiiocer eansa que para ello toii,ti;a, quitadas las que te dixe que no son desta qualidad, por lo que apartarme de ti me Fatiga, desiiiiiiiK)

uie nace o imiiea viia Imra

seo y esperanza de tornarte a ver daria consuelo e de la señora Ik'lissena assi mesmo; mas ereeme vna cosa e mira en qué hura te lo

muy poca porque yo me en la mano c verlo lias que assi será. A lo qual Vascpiiran con muchas rascones satistizo, apartándoselo de la memoria y en íi1l;o reprehendiéndole, aunque en lo intrinseco no digo, que un vida será lo siento

menos

E

alteración recibia qu'el otro publicaua.

Vasquiran d(!l señor marde los dos priores e de otros caualleros que con ellos yuan, c a la fin de Flamiano con tantas lagrimas (jue ninguno podia prenunciar palabra al otro; ante estando vn poco abracados, al vno e al otro las entrañas verdaderamente se les arrancaban, hasta que despartidos sin hablar se dieron paz, e assi Vasquiran e los suyos se tornó a Noplesano tanto Heno de tristeca que en todo el camino ni en aquella noche a ninguno habló palaltra, ante la pasó toda trastornando por el juyzio dinersas cosas; veassi se despidió

cpies e

memoria sus viejas e frescas llagas, su nueua soledad, las palabras que Flamiano le hauia dicho que de nueuo dolor le afiigian, recelando lo que tenia como fue. níanle a la

CUENTA EL AUCTOU LO QUE VASQÜIUAN HIZO DESPUÉS DE TORNADO TODO EL TIKMl'O qVE DURÓ HASTA QUE SUPO LA KfEdA DE LA BATALLA Tornado V'asquiran a Xoplesano conienco aderecar las cosas de su partida, en el cpuil tiempo cada dia y na a visitar a la señora duquesa e muchas vezes hablaiia con la señora Belisena de diversas cosas, en especial de los caualleros que eran partidos. E assi a cabo de algún tiempo, hauida vna ñaue se partió. Llegado a Felernisa comenco a poner en orden las cosas necessarias para partirse en este tiempo siempre esluno con

al

campo, y

mucha con-

goxa e tristeca recelando alguna mala nueua como después le vino, la qual fue cansa qu dinersas uezes determinara

])artirs( dlssimuladamente, porque las palabras que Flamiano en la l)artida le habló le causauan infinitos e temerosos pensamientos. Pues estando assi recelando e su partida poniendo en orden, vna noche passada la semana de passion, que era la priniera de la pascua de alegria en la ({ual fue la cruel l)atalla de Ranena, Vasquiran estando en su lecho dormiendo le siguió vn sueño en el qual vio todt^ o lo mas que en aquella triste jornada de R-.iuena se era st\gu¡do. Lo qual con uuiclia

CRÍO RN ES DE LA NOVELA



l)K

AMOR

97

turbación otro dia cont(j a sus criados, siempre diziendolcs lo ijue tíMuia, assi conin fue

CUENTA VAS(^U1KAN A SUS CRIADOS LAS COSAS QUE LA NOCHE ANTE HAUIA SOÑADO Habeys de saber, hermanos, que no puedo menos de hazer de no descobriros vn caso qu'esta noche me ha seguido, como a fieles seruidoi'es e buein)S amigos, aunque las cosas de los sueños en general por cosas vanas son tenidas, como plega a Dios f{ue esta sea. Mas como la materia della tan graue me sea, el recelo que dello tengo me haze que me parezca a la vista ver adera. Haueys de saljer que esta noche estando de mis fatigas con el dolor mas atónito que dormido, como suelo, me pareció que me hallaua caminando a la marina de Venecia por vna llanura cerca de vna ciudad la ([ual veya cercada de gente cpie no podia nnignno conocer. E assi andando por vna ribera de vn rio arriba sintia nniy gran roydo de armas e de artiUeria en tanta manera que me parecia que la tierra toda se queria hundir e que el cielo se caya. E como tal roydo senti, apressuré mi andar jioivn pequeño bosque y en poco espacio me vi al salido del en vna altura e assi mirando el gran alarido de las vozes, miré allende el rio que junto me estaua, vi la mas cruda batalla e la mayor que parece hauer oydo, no solo en vna parte, mas en dinersas, de la qual me parecia que via salir muy muclia gente e meterse en el rio en vnas barcas e los vnos yuan el rio arriba e lo* otros el rio abaxo, de los quales no podia conocer quién ninguno dellos fuesse, sainos que los que yuan })or el rio arriba lleuauan vnas cruzes coloradas en los pechos e los cuerpos e ropas teñidos de sangre, e parecia que yuan cantando e muy alegres. E los que yuan el rio ayuso lleuauan vnas cruzes blancas en los pechos e los cuerpos assi mesmo de sangre teñidos, e los rostros assi mesmo de sangre llor«v sos, e pareciame que sus barcas yendo el rio abaxo, que se hundían en el agua e ninguna parecia, ni los que en ellos yuan. E las otras que arriba caminauan me parecia que se metian

por vna floresta la mas hermosa del mundo, e que todos yuan cantando e muy alegres, e assi desaparecían de mi uista. Estando assi vi venir vna gran bai-ca con muchos T-aualleros mancebos, con la deuisa de los que arril)a caminauan, e vilos a todos con vnas coronas de flores en las cabecas e vnos ramos en las manos, cantando muy alegres, e como en par de mi llegaron, vino la barca acostándose a la ribera del rio donde yo estaua, e como mas cerca de mi fue, conocí qn'en la proa de la barca venia Flamiano con nnichas heridas en el rostro y en la persona, e vi que me saludó con la cabe9a e no

98

orígenes

t)e

hablaua. Vi junto con el a su costado al cunde de Auei'tino, de la misma manera del herido. Vi en la delantera assentados al prior de Mariana e al prior Albano, e vi a Rosseller el pacifico e Alualader de Caronis e a Pomerin e a Petrequin de la Gruta, e vi a Guillermo de Lauro e a su hermano el conde de Torremuestra e mas de cien caualleros Españoles e de Noplesano, e vilos todos con muchas heridas en sus personas. Vi infinitas barcas de aquella manera, en las quales parecía que mucha gente conocía. E como esta barca principal tanto cerca de mi llegó, puseme al orilla del agua por entrar en ella, e siendo cerca de mi Flamiano, alargó la mano contra mi, e yo por entrar en la barca, parecióme hauer caydo en el agua. Con la qual turbación recordé, e tan alterado que mas no podia ser. Assi que todo lo que de la noche quedaua, passé velando en diuersos pensamientos. Plega a Dios que no hayamos alguna mala nueua.

CUENTA EL AÜCTOR COMO DENDE A POCOS DÍAS LLEGÓ FELI8EL A FELERNISA CON LA NUEUA DE LA BATALLA Passados algunos dias después desto, llegó en el puerto de Felernisa vna nave que de Noplesano venia, por la qual se supieron las nueuas de la batalla passada. Venia en la nave Felisel, el qual como a Vasquiran vio, ¿quie'n podrá contar los dolorosos gemidos, los entrañables gritos que en su presencia dio, estando gran pie^a sin palabra poderle pronunciar? Al qual con muchos ruegos e consolaciones, Vasquiran comento a rogar que se reposasse, aunque no menos alteración en él hauia para oyr lo que ya pensaua que le podria contar cpie en él para podérselo dezir. Pues algo Felisel sosegado, comentó en esta manera a dezir: Agora podras, Vasquiran, de verdad plañir, agora no tienes quien tu porfía te ven^a, agora el más de los solos te puedes llamar, agora el más verdaderamente lastimado, agora el más sin consuelo e con menos remedio; agora podras dezir que tus males esperanca de bien no tienen, agora con racon pedirás la muerte porque en ella halles reposo, agora con racon della te podras quexar, pues lo que recelas perder te llena e a ti que la pides dexa, agora tienes ra9on de aborrecer la vida, agora conozco que ninguno en desdichas te es igual, agora puedes dezir que la fortuna teniéndote debaxo su rueda ha parado ñiera de toda ra^on contra ti; agora comienza de nueno a plañir e llorar con la muerte de Violina, la de tu carissimo amigo Flamiano, con todos (juantos amigos en el mun-

la novela do tenias, pues cpie la muerte ninguno te ha dexado. Assi que no me pidas más particularidades de tu mal e mis malas nueuas,sino que ninguno te queda de quien alegrarte puedas; por eso en general comienca de todos a dolerte e de ti a hauer lastima, porque ellos con honrrosas nmertes ya repossan e tu amarga e triste vida viuiras desseandola. Vna carta te traygo de mi señor, la qual en mi presencia acauó de escreuir dando fin a su vida.

CARTA DE FLAMIANO A VASQUIRAN ESTANDO PARA MORIR Vasquiran, largo espacio

si la

me

breuedad de mi muerte más

diera,

más

larga te huuiera

hecho mi carta. Pero pues la vida no ha tenido más lugar para partirse de mi, perdóname. No te escribo del caso, ni de como nuestra batalla passó, porque de muchos lo sabrás, e ninguno sabe como fue, ni puede saber mas de lo que vio. Solo quiero que sepas que sin mí ninguno de c|uantos amigos tenias te queda viuo, salvo algunos que en prission quedan. Bien sé que nos ternas envidia por no hauerte hallado con nosotros para dexar nuestra compañía, como soy cierto que lo hizieras. Yo te lloro porque agora conozco que tu vida será qual publicauas. Ningún i'emedio para tu consuelo tienes mejor que con la discreción esperar tras lastimada vida honrrosa muerte, donde según comiendo a sentir, creo que el verdadero reposo se halla. Assi que discreto eres, conforma tu desseo con la voluntad de Dios y él te dará remedio a tus pesares como a mi me ha hecho. De mi te ruego que no plangas mi muerte porque es la cosa de que en este mundo he sido más contento. Si mi ausencia te fuere grane, piensa en que la vida no es tan larga c^ue presto no nos veamos e con esta esperanza que de tu desseo me consuela, vive contento. Solo vna cosa me parece que a mi anima da pena queriendo de mí partirse e a mi cuerpo queriendo despedii'se della, esto es que mis ojos no ayan podido ver a mi señora antes de mi fin, para que dende aqui comencara a sentir la gloria que allá espero, pues cjue acá siempre me falleció. Verdad es que siempre esperé en la muerte el descanso que en la vida nohallaua. E no alargo mas porque mi viuir se acorta, que a esta e a mi vida a vna dio cabo, encomendándote a Dios a quien mi alma encomiendo. Hecha en Ferrara a XVII de Aln-il. Año 1512. El que en la muerte mas que tú ha sido venturoso, tu verdadero amigo, Flamiano. Deo gratias.

FIN

CRISTÓBAL DE VILLALON

DIALOGO QUR TRATA DE LAS TRASFOKMACYONES DE PITAGORAS, EN QUE HK ENTRUDUCE UN ZAI'ATERO LLAMADO MIOYLLO E UN GALLO EN QUYA FIGURA ANDA PITAGORAS.

OBRA INÉDITA

Como

el

gallo despertó á su consejos (¡ue

le

amo

Micillo

me

mas mira e los

da.

Micillo. — Gallo. Micillo.— ¡Oh

maldito gallo! que con esta tu hoz ynI)idiosa tan aguda Júpiter te destruya, porque con tus bozes penetral iles me has

más apazible que homhre nunca tubo, porque yo gozaba de nuiy conplida bienabenturan(;a, sonnando que poseya muy grandes riquezas ¡y que ni en la noche no me sea posible huyr de la pobreca, clamándome tú con tu canto enojoso, pues según yo conjeturo aun no es la media noche, agora por el gran silencio, ora por el gran rygor del frió que avn no me hace cosquillas como suele hacerme quando quiere amanescer, lo qual me es muy cyerto pronostico de la mañana; mas este desventurado velador desde que se puso el sol bozea como si guardase el bellocyno dorado; yo te prometo que no te bayas sin castigo porque con vn palo te quebrantaré esa tu cabeca si despertado del sueño

amanesciere tan presto, porque agora mayor serbycio me arias si callases en esta tan esqura noche. Gallo. Mi señor amo Mi[ci]llo, en verdad que pensaba yo que te azia muy agladal>le serbizyo si te manifestase la mañana con mi canto, porque levantándote antes del dia pudieses azer gran parte de tu labor. Si antes quel sol saliese hubieses cosidos vnos 9apatos, trabajo más provechoso seria para ti comer, y si más te aplaze el dormir yo te contentaré callando

mudo que

bien que aunque

agüeros; ¡o Herqules! apartador de todo mal, ¿qué cosa es esta, quel tiene vmana boz?

Gallo. cyllo,



haré más

los peces de la mar; durmiendo te parescas rico no seas pobre quando despiertes. Micillo.-- ¡O Júpiter! destruydorde malos

y

CAPITULO PRIMERO

si

— ¿Y encantamyento te paresce. Mi

yo

asi

Micillo.

hablo

como vosotros

— ¿Piies quién más

cantamiento? ¡o gran mal de mi!

— Por

])if)S

ablays.'

verdadero ensoberano! apartad tan

me paresces muy sin pues que no as leydo los versos de Omero, en los quales quenta que Xanto caballo de Archilles, después de aver relinchado en medio de la batalla, comen90 a cantar en alta boz rezando por orden los versos e no como yo que ablo en prosa; mas él profetizaba y dezia grandes oraqulos de las cosas que estaban por venir, mas a ninguno pareszio que azia cosa misteryosa ni prodigiosa, ni alguno de los que le oyan le juzgaban por cosa mala ni dannosa, como tú agora azes llamando a Dios, pues no es niara vylla que yo able boz de honbre siendo Gallo.

cierto tú

letras ¡o Micillo!

tan allegado de Merencio ('), el más parlero y eloquente orador entre todos los dioses y más siendo yo vuestro continuo conpannero, (pie lo puedo bien aprender; y si me ([uieres olgaré mucho de te dezir la causa mas principal de donde yo tenga lengua y l)Oz como vosotros y

tenga esta faqultad de ablar.

Micillo. - Oyrete, Gallo, con tal condicyon lo que me contares, mas que me digas la muy berdadera ocasión que te nio-

que no sea suenno

bio a ablar conií» onttre.

(')

S¡(\ por Mercurio.

ORÍGENES DE LA NOVELA

100

Mycillo.

CAPÍTULO Como

Gallo da a entender a su amo Mic¿/-

el

quel es Pitagoras y como fue trasfonnado cilio dize vnn fahvla de quien en gallo y llo

My

fue

el

— Lo vno

es verte

gallo.

contradize a su ley porque como yo no tubiese ayer que te dar de comer te eché vuas abas y tú las comiste con muy buena boluntad, por lo qual es muy mas necesario que mientas tu en

que si eres Pitagoras has contradezido pues mandaste que se abya de huyr de comer las habas como la misma cabeca del padre. Gallo. ¿No has conoscido ¡oh Micillo! qué sea la causa de aqueste acaescimiento que qunple para qualquier género de bida? entonces quando era filosofo desechaba las habas; mas agora que soy gallo no las desecho, por serme agradable manjar; mas si no te fuere molesto, óyeme e dezirte he cómo de Pitagoras comencé a ser esto que agora soy, aiique hasta agora he sido transformado en otras muchas diversas figuras de animales dezirtelo he lo que me acaesc3'0 en cada vna por si. Mycillo. Yo te ruego me lo quentes porque a mi me será muy sabroso oyrte e tanto que si alguno me preguntare quál queria mas, oyrte a ti o bolver aquel dichoso suenno que sonnava astaqui, juzgarya ser yguales los tus sabrosos quentos con aquella sabrosa posesión de riquezas en que yo me sonnava estar. Gallo. - Tú tanbien me traes a la memoria lo que en el suenno biste como quien guarda vnas vanas ymajinaciones, tu fantasía te regozijas de vna vana felicydad. Mycillo. -Mas sé cyerto que m'es tan dulce este suenno que nunca del me olvydaré ni de otra cosa más me quiero acordar. Por cierto que me muestras ser Gallo. tan dulce este suenno que deseo saber qué fue.

dezir que seas Pitagoras

Pues óyeme, Micyllo, que tú oyras de mi vu quento muy nuevo c incleyble; que te ago saber queste que agora te parezco gallo no a mucho tienpo que fue onbre. Mycillo. - En verdad yo he oydo ser esto ansi quel gallo fue vn paje muy privado del dios Mares que sienpr^' le aconpannó en los plazeres y dcleytes e que vna noche le llevó consigo quando yba a dormir con Venus, y que porque tenia gran temor del sol y que no los viese y lo parlase a Vulcanoj dexole en su guarda, requeriendole que no se durmiese porque si el sol salia y los bia que lo parlarya a Bulcano, y dizen que tú te dormiste y el sol salió y que como los vido f uelo a dezir a su marido de Venus, y asi Bulcano con gran enojo vino y pren-

vna rez que fabrycó y presos llevólos ante los dioses, y que Mares con el gran enojo que hubo te bolbió en gallo y que agora por satisfazer a Mares quando no haces otro provecho alguno manifiestas la salida del sol con

diólos en

grandes clamores y cantos. Es la verdad todo eso que se Gallo. cuenta, mas lo que yo agora quiero dezir otra cosa es; muy poco tienpo ha que yo fay trasfor-



mado en

gallo.

— ¿Deque manera eso mucho saber? Gallo. — Dime, Micyllo, ¿oyste algún

Mycillo. que

lo

es

que eres parle-

ro y bullicyoso, mandando el que por cynco años enteros no ablasen los onbres; lo otro

\l

ansi; por-

deseo

tien-

po de vu Pitagoras sabio? Mycillo. ¿Acaso dizes por vn sofista encantador el qual constituyó que no se comiesen carnes ny abas, manjar muy suabe, para la des pedida de la mesa, y aquel que presvadio a los onbres que no ablasen por cynco años?



;

le



;







Gallo.

— Pues

sabes tanljien

CAPITULO (¿ue i/uentu

como Pitago-

el

Mycyllo

lo

IIT

que

le

sucedió en

conbite del rico Ererates.

ras abia sido Eufurbio?

Mycillo.

— Yo

no sé mas sino que dizen

queste Pitagoras abia sido vn honbre enliaydor que azia prodigios y encantamientos. Gallo. - Pues yo soy Pitagoras, por lo qual te ruego que no me maltrates con esas enjuryas, pues

no conoscyste mis costumbres.



Mycillo. Por cierto esto es mas milagroso ver vn gallo filosofo; pues decláranos, buen yjo de Menesarca, qué causa fue la que te mudó de onbre en ave, porque ny este acontecimiento es verisimile ni razonable creer, e ademas por aA'er visto en ti dos cosas muy ajenas de Pitagoras.

Gallo.-— Dime quales son.

—Yo te [lo dejseo contar porque sabroso dezirlo y acordarme del; mas dime tú, Pitagoras, ¿quando me contarás estas tus transformacyones? Quando tú, Micyllo, acabares de Gallo. contarme lo que te acontecyo en la cena y me dixeres tu suenno, porque te lo deseo saber. Mycillo. —Bien te acordarás que no comí ayer ninguna vez en casa, porcj[ue topándome ayer aquel rico Eberates en la pla^a me dixo (jue Libado y polido me fuese con él a comer. Gallo. Bien me aquerdo, porque yo en todo el dia no i-omi, asta quime agora, después de que dede ser Pitágoras, ¿en quién fuistes transformado y qué cuerpo tomaste?

jaste

)

ORÍGENES DE LA NOVELA

104

derme retrajeme á

CAPÍTULO

VI]

Co7no siendo Pitágoras fue transfonnadu en Dionisio rey de Sicilia y lo que por mal gobernar se sucede.

— Después sucedi en MiciLLO. — ¿Pueste tú aquel nombre Dionisio mas su Gallo. — No Gallo.

el

cuerpo de

Dionisio rey de Secilia.

que tuvo por

mayor. MiciLLO. - Pues di la verdad, que también tueste algo cruel y aun si digo mas no mintiré; tú ¿no mataste á tus hermanos y parientes poco á poco porque temías que te liabian de privar del reino? bien sé que sino te llamaron el tirano fue' porque en el nombre difirieses de tu padre; basta que te llamaron siracusano por las crueldades que heciste en los siracusanos; dime la verdad, que ya no tienes que perder. Gallo. No te negaré algo de lo que pasó desde mi niñez, porque veas el mal reinar á qué ese,

hijo el



vino á traer. Yo fue el mayor entre de mi pach-e y como el reinado se adquirió por tiranía no sucedimos los hijos herederos, sino trabajábamos ganar la gente del pueblo que nos habia de favorescer, y ansi yo procuré quanto á lo primero haber á ^esar de mis hermanos los tesoros de mi padre, con los cuales como liberal distribuí por los soldados y gente de armas, que habia mucho tiempo que mi padre los tenia por pagar, y después por estado

me

los hijos

el pueblo á mi favor solté tres^,mil varones que mi padre tenia en la carcer muy miserablemente atados porque no le_^querian acudir con sus rentas y haciendas para aumentar sus tesoros y solteles el tributo por tres años á ellos y á todo el pueblo. Mas después que fue

atraer

elegido de los ciudadanos y comarcanos, Micillo! vergüenza tengo de te lo decir.



Dimelo, no tengas vergüenza de contar á un tan amigo y compañero tuyo

MiciLLO. lo

¡oh

como yo. Gallo.



Comencé luego de siguir la tirania y porque tenía sospecha de mis íiermanos yo los degollé y después los quemé á ellos y á mis parientes y aquellos mayores de la ciudad, que fueron mas de mili, y después dóbleles el tributo fingiendo guerras con las cercanas provincias y grandes prestamos; mi intención era aumentar tesoros para defender mi misera vi(hi; deleitábame mucho en cortar cabezas de los mayores y en robar haciendas de los menores; hacia traer ante mí aípiellas riquezas; deleitábame en verlas; en fin, todo este mi deleit(> se me convertio en gran trabajo y pesar, porque como el pueblo se agraviase con estas sinrazones, conspiraron contra mi y ¡)()r defen-

la fortaleza

quisieron seguir.

Ya

y ellos me rescibieron muy bien como no sahian que yo iba huyendo; yo como hombre habituado á las pasadas costumbres comencé á robar entrello's

tirano?

el

con algunos que estando allí cercado, yo aun quisiese usar de crueldad porque inviandome embajadores de paz los prendí y los maté y plugo á Dios que por mi maldad fue echado por fuerza de allí y fueme acoger con los lucrenses, que era una ciudad sujeta á Siracusa,

me

f

ricos,

(sic) lucrenses las haciendas de los las nuijeres hermosas á sus ma-

tomando

ridos y sacando las encerradas doncellas que estaban consagradas á los templos, y robaba los templos de todos los aparejos de oro y plata qiie habia para los sacreficios, y con estas obras viniéronse los lucrenses á enojar de mi; ¡oh onmipotente Dios! y qué trabajo tenía en conservarme en la vida; ¡cuan temeroso estaba de morir! ni osaba beber en A'aso, ni aun comer ni dormir, porque en lo uno y en lo otro temia que me habian de matar ¿qué más quieres, sino que te doy mi fe que con un carbón aidieiido me cortaba la barba por no me fiar de la mano y navaja del barbero, y trabajé por enseñar el oficio de barbero, á unas dos hijas que yo tenia, porque me quemaba con el carbón que no lo podia ya sufrir? Después que por seis años pasé estos trabajos, no me pudiendo sufrir los lucrenses echáronme por fuerza de la tierra, y sintiendo en paz á Siracusa volvime para ella, y como de ahi algunos dias yo volviese á ser peor me venieron á echar de la tierra jion (sic e yo ilesventurado, corrido y afrentado, sin poderle resistir me fue (') en Corintio destruido por me guarescer; aqui vine á vevir en uuiclia miseria demandando á mis amigos y enemigos por limosna el mantinimiento e no lo querían dar, á que vine á vevir en unicha miseria y tanta necesidad que no tenia una capa con que me defender del frió; en fin, yo me vi aqui en extrema miseria, tanto que me vine á enseñar niochachos á leer y escrebir porque de aquel salario me pudiese mantener. Micillo. Mas antes yo lie oido decir que lo hacias por ejercitar tu crueldad castigando los mochachos con continas disciplinas, y eras tan extremadamente cruel que dicen de ti que (MI Siracusa una bieja de muy grandisima edad rogaba á los dioses continuamente por ti que te dejasen vivir por muchos años, y preguntando porqué lo hacia, t)ues toda la cilidad blasfemaiía de ti, respondió que habia visto en su vida larga nnichos señores tiranos en aquella ciudad y que de contiiio sucedía otro tirano })eor y que rogaba á los dioses que tú vivieses inuclio, porque si acaso liabia de suceder oíro ;



(')

Jín este

veces en

el

diálogo está nsndo

sentido de fn¡.

fiir

iiiniiim'i;ililf
lacer; piensa desde los primeros justos gobernadores de Atenas e de toda Asia, Europa, África y hallarás que no hay mayor dolor en la vida de los hombres quel regir y goliernar. Si no, pregúntalo á Asalon (Solón) el cual decía que tanto cuanto más trabajaba por ser buen gobernador de su república tanto y más trabajo y mal anadia; pero si consideras tú cuan gran carga echa acuestas el que de república tiene cuidado y aquel que bien ha de regir las cosas, piensa que no tiene de pensar en otra cosa en todos los dias do su vida, sin nunca tener lugar para pensar un momento en su propio y privado bien, con cuánta solicitud procura que se guarden y estén en su vigor y fuerza las leyes quel fundó y no ñrmó con cuánto cuidado trabaja que los oficiales de su república sean justos, no robadores, no coecheros ni sosacadores de las hacieudas de los míseros de ciudadanos y qué continua congoja tiene, considerando que'stá puesto sobre el pueblo por propio ojo de todos con el cual todos se han de gobernar, como piloto de un gran navio en cuyo descuido está la perdición de toda la (•¡r,

;

mercadería y junto en el flete del navio va, y tienen gran cuidado en ver que si en el menor j)ecado ó vicio incurre, á todo el pueblo lleva

de otra parte le combate su mucha liy su mando y señorío })ara usar del deleite de la lujuria, del robar para adquirir tesoros, vendiendo synos (sic) preturas y gobiernos para personas tiranas que le destruyan los

de

si;

l)(írtad

vasallos é suditos, lo cual

cipe posponiendo cual(|uiera

huye

buen prininterese; ¿pues que el

soberano trabajo es sufrir los adúlteros y lisonjeros que por servirles le cantan moviendo al buen rey con loores que claramente ves que en si mismo no los hay; pues, ('que afrenta rescibe cuando le canta en sus versos: hice escaramuzas notables, si nunca entró en batalla ni {)elea. y cuando le procura importunar trayendo á la memoria la genología de sus antecesores, de (;nya gloria, él como buen rey no se quiere preciar, sino de su propia virtud? Alleganse á esto

los,

odios, las invidias, las

murmuraciones

de los menores, de las guerras, disenciones y desasosiegos de sus reinos, que todo ha de caer -obre él y sobre su buena solicitud; pues allen-

I^AS

TRANSFORMACTONES

105

de desto qué trabajos se ofrecen en las encomiendas de las capitanias y de los oficios del campo, de oir las quejas de los miseros labradores que los soldados les destruyen sus niieses y viñas y les roban su ganado, que no basta inantenerlos de balde, mas que les toman por fuerza las mujeres y hijas y sin les poder defender de todo esto. ¿1)1, Micillo, el buen rey (|ue sintirá, con (|ue sosiego podrá dormir, con er; en esto solo se tienen por bienaventurados en poder llamar amo al rey, en saber saludar á todos conforme al palacio y que tienen noticia de los títulos y señores que andan en la Corte y saben á cuál han de llamar ilustre, á cuál manifico, á cuál serenisimo señor; precianse de saber bien lisonjear, porque esta es la ciencia en (jue más se ha de mostrar el hombre del palacio. Pues si miras toda la manera de su vivir en qué gastan el tiempo de su vida, ¡oh qué confusión y qué trabajo y qué laberintio (h' eterno dolor! óyemelo y cree ([ue lo dirá hombre expirimentado y que todo ha pasado por mi sudor hasta el medio día ponjue se fueron acostar cuando queria amanescer; luego man-

dan que

esté apai-ejado

muy

un asalariado sacerdote

Dios junto á su hora de medio día y después comenzanse á vestir con mucho espacio con todas las pesadumbres y polidezas del mundo y a la hora de las vísperas van á ver si quiere comer el Key: ¡oh qué hacen en palacio! dispónense á servir á la mesa; á la hora (pie ni entra en sabor ni

(pK!

cama á

apriesa sacrefique a

la

en sazón se van ellos á comer frió y mal guisado y luego á jugar con las rameras ó acompañar al Rey doquiera que fuere; venida la hora de la cena tornan al mismo traliajo y después (pie á ellos les dan de cenar, á la media noche vuelven al juego y si juega el Rey ó Principe ó oti'o cuaUpiiera (pie sea su señor, están alli en pie hasta que harto su apetito de jugar se quieren ir á dormir cuando quiere amanescer. Pues las camas y posadas de la gente de pa-

orígenes de la novela

106

¿quién te las pintará? cada día la suya y tres ó cuatro echados en una, unos sobre arcas e' otros sobre cofres tumbados. En cuanto se debe estimar; ¡oh vida de más que desesperados! ¡oh Purgatorio de perpetuo dolor! Pues entre estos anda un género de hombres malaventurados que no los puedo callar; su nombre es truanes chucarreros, los cuales se precian deste nombre y se llaman ansí y pienso que en los decir su trabajo no merezco culpa si a[ca]so no me erré. Estos para ser estimados y ganar el comer se han de hacer bobos ó infames para sofrir cualquier afrenta que les quisieren hacer; precianse de sucios borrachos y glotones; entre sus gracias y donaires es descobrir sus partes vergonzosas y deshonestas á quien las quiere ver; sin ninguna verlacio,

güenza

ni

temor nombran muchas cosas sucias

mueven al hombre á se recoger en sirven de alcahuetes para pervertir á las muy

las cuales si;

vergonzosas señoras y doncellas y casadas y aun muchas veces se desmandan á tentar las monjas consagradas á Dios. Su principal oficio es lisonjear al que tiene presente porque le dé y decir mal de la gente publicando que nunca le dio; y en fin de todos dicen mal porque otra vez tienen aquel ausente. Esta es su vida, este es su oficio, su trato y conversación y para esto. son hábiles y no para mas; de tal suerte que si les vedas.' algún principe esta su manera de vivir por les rescatar sus ánimas, no sabrían de qué vivir ni en qué entender, porque qu'edarian bobos, necios, ociosos, holgazanes, inútiles para cualquier uso y razf»n, inorantes de algún oficio en que se podiesen aprovechar, en este género de vanidad, trabajando hechos pedazos por los palacios tras los unos y los otros confusos sin se conoscer y al fin todos mueren muertes viles é infames; (pie estos mismos que les hicieron mercedes los hacen matar porque en su malaventurado decir no les trató bien. Dejémoslos, pues pienso nuestra reprensión poco les aprovechará; solo una cosa ¡oh Micillo! podemos de aqui concluir; que en la vida y ejercicio destos necios bobos malaventurados no hay cosa que tenga sabor de felicidad, mas gran trabajo y peligi'o y desventura para si. Micillo. ¡Oh! Euforbio, ¡oh! Pitágoras, ¡oh! Dionisio, que no sé como te nombre, qué admirables cosas que me has contado en el trabajo de mandar reinos y provincias, á tanto que me has hecho conceder que no hay estado mas quieto quel mió, pues en los reyes y los que comunican en el palacio real donde paresce estar la bienaventuranza está t;into trabajo y desasosiego de cuer))o y de ánima (jue casi no parezcan vivir. Dime agora j)orque me place mucho Síibcr mas; después que Fuesíe Dionisio ¿qué veniste á ser?



CAPITULO IX pone como fue tr a sforinado de Dionisio en Epulón el rico y cuanto trabajo tiene uno en ser rico y lo que le sucedió.

(¿lie

Gallo. caudal en

— Mira, mi amo Micillo, yo no hago el

nombre, llámame como mas

te

Sabrás que después de poco tiempo que fui Dionisio vine á ser un rico de Siria llamado Epulón el rico, de cuyo desasosiego y trabajo te quiero ahora decir. Yo fue hijo de padres muy ricos; yo ansi por herencia, como por la gran contratación sobrepijé en el poseer muy mayores tesoros que ellos, por lo cual fue muy estimado del pueblo y todos me deseaban servir; hacíanme gran veneración con gran reverencia; no habia noble que en estima se me pensase igualar; tenia grandes vajillas de plata, vasos de oro para me servir en el comer; hacia grandes convites y banquetes á mis amigos por hacer gran fama de mi; servíanse con gran aparato de pajes muy graciosamente ataviados los manjares; en mucha copiosidad aquellos potages y salsas en perfección; asalariaba grandes cocineros examinados en su arte que supiestíU gran diversidad de los guisados como para un rey; mientras comia tenia gran diversidad de música, de cantores é instrumentos que daban mucho deleite; bebia las aguas destiladas y cocidas y los vinos puestos á infriar, muy acompañado de juglares y chocarreros que me daban á los convidados mucho placer. Después de haber comido jugaba todo el dia grandes cantidades de moneda por me solazar; ataviábame muy suntuosamente; tenia muy poderosos cavallos; iba á caza de altanería y de galgos; mas ¡ay de mi! que Dios sabe con qué ánimo hacia yo estas profanidades, que del alma me salía cada pequeña moneda que se gastaba, porque si me esforzaba á lo hacer era por los ([ue á mi se allegal»an por dar de mí buena fama, que escondido donde no me podían ver en mi casa con mis familiares y apaniguados esforzábame á pasar con un misero potaje de miseras lentejas y aunque en él no había para todos poder comer, siempre andaba amarillo y pensativo como se me gastaba lo que con tanto trabajo habia adquerido yendo á las ferias de todo Egito e Palestina y aun á las de Grecia por convenir con los tratantes y mercaderes y con los deudores á quien con grandes intereses y usiiras yo prestaba mi moneda; venia por los caminos y por el mar aventurando mi persona y hacienda á los cosarios que me robasen y me quitas(Mi la vida, sufriendo las crueles tempestades que cada hora me ponían placerá.

VILLALOK— PtAloGO DE LAS osaba dar ú ningún en pelij^n'ii ele iiii' ponlor; meiuligd un solo cornado pensando de me venir empobrecer; pesábame con grandisimo dolor en pensar que con la nmerte lo liabia de dejar. Si préstamos ó tributos se habian de dar al lOniperador yo habia de ser el primero; si guerra lialiia en la provincia ó que Roina las quisiese tener yo habia de ir allá y aun liabia de llevar lanzas á mi costa y mension en todo esto pasaba en el campo la misera vida cjue pasan lui

TTí

AXSFORMACTONES

107

quel guardar y arquerir tesoros y habellos de conservar. Gran trabajo es sobre todo ver el honbre veynte hyjos alredor de si de contiiio

pregón á Dios que yo me aya de morir porque entreguen y hereden mi posesión. Pues sol)re todos mis males te quiero contar los trabajos que pasé después.

ellos se

;

los soldados y suelen pasar en el

campo de

Temia siempre si mi hacienda que había dejado soterrada pensando que si me la hallalian quedaría pobre y si moria sin que supiesen donde estaba pesábame pensar que se habia de ]H rder. Pues venido á mi patria y no sin congoja y dolor, venida la noche, cuando todos estaban en silencio y ([uietud, levantábame yo y abria las huesas adonde tenia el tesoro enterrado y en una mesa comenzal)alo á contar y mirándolo me pesaba porque lo poseia, pues en conservarlo me daba tanta congoja y dolor, y después de vuelto á la tierra no podía dormir considerando si estaba seguro allí, si los cofres en que estaba la plata y aparador los podiau hurtar; en viendo un ratón ó una mosca luego saltaba de la cama pensando que ladrones me liurtalian y robaljan; voceaba con gran priesa y espanto y levantada mi gente decíanme denuestos é injurias, ([ue aun agora con ser gallo no los querría sufrir, llamábanme abariento rixoso miserable y que ellos mismos me robarían con enojo de mi misera abaricia, deziau que no quCTian serbirme y tenían mucha razón porque muchas noches los azia lebantar cinco y seys vezesque no losdexal)a dormir: ¿Quién contaría agora, "Micillo, por orden los sobresaltos, las malas comidas y bebidas que yo pasé? Hallarías de verdad que son los ricos verdaderos infelices sin algún descanso ni plazer porque se les va la gloria y el descanso por otros albañares de asechanzas que no se paresce, ladrillados por encima con lisonjas. E quánto mejor duerme el pobre que no el que tiene de guardar con solicitud lo que con trabajo ganó y con dolor de lo dejar. El amigo/lel pobre será berdadero y el del rico sinuilado y fingido, el pobre es amado por su persona y el rico por su azienda, nunca el rico oye verdad, todos le dizen lisonjas y todos les maldizen en ausencia por la enbídía que tienen á su posesión. Con gran dificultad aliarás en el mundo un rico que no confiese que le será mejor estar en su mediano estado e en esta pobleza, porque en la berdad las riquezas no hazen rico sino oqupado, no hazen Señor, sino mayordomo, y más son siervos de sus riquezas y ellas mesmas les acarrean la muerte, quitan el plazer, Ijorran las buenas costumbres; ninguna cosa es tan contraria del sosiego y buena bida guerra.

CAPITULO X

la

r. Estábamos tan fatigados que ninguno curó de comer ni llegar al peseble, sino arrojarnos en aquel establo por descansar; y como las nmjeres supieron la fortuna acontecida, rasgalianse con las uñas el rostro y traian los hijos porque llorasen con ellas. Después (jue por algunos días hubieron llorado su dolor, como vieron perdido el trigo acordaron de remediar con vender algunos de nosotros para tornar á tratar, y para esto nos trujeron á una ciudad que estaba en los confines de Gre-

Gallo.

los arrieros lo ¡j

vendieron á un

lo (¡ue allí le

sucedió.

—Y

llegados que fuemos aquella feria, un hombre natural de la isla de Rodas, que era mercader de bestias, y este nos compró á mi y á otros dos compañeros míos y luego nos pasó en su patria, y acaso se ofreció uu húngaro que tenía nescesidad de mi para ir á su tierra y como me hubo comprado dispuso de me llevar á su tierra. Este era un mísero labrador del campo é venido en un pequeño lugar de donde era natural, descansamos por alli

se ofreció

algunos dias del trabajo pasado é después hizome ir á la labranza; junto con otro asno que tenía me hacía arar todo el día y si tenía alguna pereza dábame nmy grandes palos en los costados, metíame un aguijón por las aneas que me hacía saltar con ánimo, y yo cansado con su furia y gran trabajo que me daba, ya posponía mi salud y me determinaba aborrido á consentir que me matase, y era que como él no quisiese perder el interés molíame á palos y con esto se satisfacía. Tenia otra bellaquería, que si le acontecía alguno quererme ver andar, agora por su placer, ora por me querer comprar, sobía el vellaco del húngaro sobre mí en pelo sin albarda, porque yo aguijase lanzábame un clavo ó un aguijón por el lomo y por la espalda y cruz, que me hacía salir el alma; era tan grande mi pasión que por muchas veces me quise echar en un río y ahogarme alli, antes que no servir á un tan mal hombre; un día acaescio que quiso ir á sembrar cuatro millas de ahí y cargóme muy bien de trigo y sacóme delante de sí, y caminando hacía muy gran agua y lodos en tanta manera que él no pudiendo andar subió encima del costal de trigo y comenzóme á herir, é yo como le vi pertinaz en su mala costumbre dispúseme á andar lo más que pude, y él se descuidó y comenzóse á dormir y quando yo h> sentí dormido comienzo á correr

;

orígenes de la novela

112

y como asno

por una sieD'a abajo, pedregosa y llena de i>\que derroqué al húngaro y dio con la cabeza en una piedra, que se descalabr() y no pudo tan bien escapar de mí que al tieni po que le sentí caido le di un par de pernadas en aquellas espaldas, de lo cual yo quedé muy contento; y después echo de mi el costal de trigo y aun quiebro la cincha de la albarda y dejóla allí y roznando y saltando me vuelvo para casa, pensando haberme bien vengado de aquel ladrón; y él corriendo sangre fue tras de mí por el campo y como no me alcanzó volvióse al trigo y acordó de lo levar acuestas liasta la sembrada, porque estaba una milla de allí; yo i'ueme á un prado é dime á placer; y el húngaro desque hubo hecho su labor tomó la albarda acuestas é fuese á su casa é iba por los lodos cansado renegando, y llegando preguntó á su mujer por mi; y como ella no me había visto fueron al establo y halláronme echado, y toma el marido un palo grueso é descansó por dos veces en mis costados, que me dejó ])or muerto, diciendo que determinadamente me quería matar, y estaba tan enojado de mí que si no fuera por su uuijer que se lo estorbó, ciertamente me matara. Tuvo Dios por bien que saliese de sus manos, aunque bien castigado, dende á pocos días.

el

húngaro

y

lo

que

le

lo

vendió á

los



I

te acaescio?



Gallo. Estos mancebos me compraron para levar su fato y dispuestos para se partir cargáronme todas sus ropas y fardaje, y por sobrecarga echáronme encima una mujer que sacaron de con su marido para que en el real ganase para ayuda de sus juegos y glotonería,

in-

contar todas sus maldades y todo lo que hacían enseñaban á la pobre umjer que levaban, cómo se había de haber con los hombres que se la ofreciesen en conversacicni, cómo los había de atraer ansí y cómo los había de robar y después de despojados cómo se había de descabullir dellos; inventaban ellos entre sí nuevas maneras de fieros para blasfemar y espantar hombres; en conclusión, ellos s iban emponiendo en todo género de maldad y bellaquería. Llegados al ducado de Saionia fueles necesario de me vendci'. "

CAPITULO XVI II Como

los sol(hidos

nes que iban á

lo

rendieron á unos alema// lo que cuenta por el

Roma

camino; cosa de notar:







¡Oh! Dios

gos, los adulterios, los sacrilegios, ("quién te lo huljiese de decir? en un año no te acabaría de

soldados



sofrir.

que hacían á los venteros y caminantes, las sinrazones que hacían á los labradores, las blasfemias y renie-

acaescio con ellos.

Gallo. Dende á pocos días suscedio que unos dos mancebos se determinaron de ir en Alemania que al presente estaba en diferencia de guerra y disencion con las señorías de Italia y querían ir á tomar sueldo para defender la parcialidad que mejor lo pagase. MiciLLO. ¡Oh! válame Dios, que donoso interés para ir á pelear; paresce verdaderamente á los letrados que en Corte del Rey toman sueldo é salarios de señores obligándose á los defender cualesquiera pleitos que se le ofrezcan, aunque sean sin justicia ni razón. Gallo. Mas lo mismo es, porque se obligan de vejar con todas cautelas á las partes contrarias que les pidan ante cualquier juez. MiciLLo. ¡Oh poderoso Dios, qué seguridad de ánimas; pues di, Pitágoras, ¿pues qué

hube de

los robos, los hurtos, los desafueros

CAPITULO XVJJ Gnmo

lo

mortal, qué vida tan trabajada y quién lo hu-: biese de contar lo que pasaban y por el camino

oarros, á tanto

í

Gallo. Puesto por obra de me vender por alguna necesidad me compraron unos alemanes que á título de peregrinación iban á un negocio á Roma y yo pense de nuevo resucitar cuando me vi escapado de las manos de tan mala gente porque me temía mucho que por su maldad habia Dios de permitir en nosotros algún mal acaescimiento. En fin, con la ayuda de Dios comenzamos nuestro viaje, y más que tenía yo mucho deseo de ir á Italia porque después que yo fue Pitágoras no había vuelto por allá y por verlas novedades que de allá contaban todos los que de allá venían, y iba muy contento porque ya habia cristiandad y residía un Pontifiee de toda la monarquía en la ciudad de Roma y todas las cosas de la gobernación y templos y sacreficios eran mudados. Pues uña mañana, ya que comenzaba á salir el sol, íbamos por una deleitosa floresta de muy hermosas huertas de fresca arboleda; iban por allí mis dos buenos amos á A-eces contando, de la manera que halúan de tener en su negociación en llegando á Roma, cómo habían de verse con el Papa en la i'xpedicion de las bulas; lialdaban de un Cardenal que tenía el cargo de los despachos; decían no sé que, el uno que llamaban abroviador; en cuanto yo pude colegir de la calidad del negocio alcancé que era una dispensación para que se pudiesen casar dos grandes señores de acpu'11a tierra, que no lo podían hacer por ser ])aríentes dentro en el cuarto grado; concertaban entre sí que llegados á Roma y prcs(Mitada su

8

V LL ALÓN.— DIALOGO DE LAS TRANSFORMACIONES I

aplicación ante los oficiales del papa no bían de decir la calidad de las personas,

le si

ha-

no

solamente los nombres.

fengían —Dime, ¿porqne declaraban todo Gallo. — No

MiciLLO.

Gallo,

se

y trataban ansí?

se

mas sigun yo conosci de

del

ellos,

sns pláticas, creo que

si dijeren al Papa ó á los oficiales ü aquellas personas con (juien liabian de dispensar que eran señores de mucha calidad j A'alor, les llevarian mas cuantía de maravedís por la dispensación, á tanto que decían que si salían con su propósito sin ser descubiertos que no les haría de costa más de cien ducados y que sí supiesen la verdad de la calidad de las personas les costaría más de seis mili ducados. MiciLLO. ¡Oh; nefandísimo ge'nero de simonía, que en las cosas de la Iglesia que va tanto ínteres á nuestra salud no haya otra mayor dificu'tad para las alcanzar si no es añadir

fue porqne



dinero.



Gallo. Después que hubieron bien concertado su negocio vinieron de platica en platica á tratar de la gran suma de dinei'o que se consumía en Roma; hablaban de las riquezas que tenía el Papa, de las posesiones de los Cardenales y de los tesoros que había cnti-e los obispos y oficiales que trataban este género de contratación. MiciLLO. Mira, Gallo, avisóte no hables de la Iglesia- ni de las cosas sagradas de la cristiandad; ¿de qué te ríes, que paresce que burlas



de

mí.'



Gallo. Rióme de que me acuerdo que llegando ellos á este paso yo iba tan atento á su que descuidado cai en^un charco y me hínchí de lodo, y viniendo ansí por nuestro camino hubieron nos de alcanzar dos hombres plática

que en su representación parescían ser gente de bien, y

como

llegaron á nosotros saludáronse

el uno dellos: razón es que no perdamos vuestra compañía y conversación, pues Dios nos ha juntado; y apeados de sus cuartagos ataron los cabestros á mí y mandáronnos andar delante; uno de mis amos les preguntó que dónde era su viaje; respondiéronle que una ciudad de los confines de Italia, de la señoría del Papa y que venían de complír un voto que habían hecho por devoción, y era ir á ver el cuerpo de Santa Ana, madre de Nuestra Señora, é que la mostraban los alemanes en Dura, ciudad en Alemania, que por una pequeña hmosna voluntaria concedía el Papa muchos años de perdón. Dijo mi amo: ya somos nosotros estados ahí é tenemos con esa señora gran devoción porque nos ha hecho grandes mercedes. Respondió el italiano: basta que sea haber trabajado en venirla á A-esítar; mas yo no sé si esté aquí ó sí esté mas de verdad en León ORÍGENES DE LA NOVEL.V.—

entre



y dijeron

113

de Francia, porque lo mesmo dicen que está allí en Ñapóles, y como dicen muchas veces estas cosas nos hacen perder la devoción á los cuerpos santos, porque por estas diferencias les dejamos de liacer la veneración debida, sospechando que hagamos á cuerpos que debemos maldecir en lugar de santificarlos. Respondió mi amo: verdad dices, mas luego sacamos cuál sea el verdadero de los milagros que hacen en cuerpos enfermos y en personas necesitadas, y también el Papa concede sus indulgencias adonde está persuadido por buena información (pie esté lo verdadero y veda que se publique loque no fuere ansi. Dijo el italiano: pues decirme, señor, ¿y no dio también perdones para Francia como para Dura? y pues se precian en Roma de tener la cabeza de San duan Bautista, ¿por qué se consiente que también se publique que esté en Francia en la ciudad de Aniañes? y si fue un prepucio el que circundaron á Jesu Cristo, ¿por qué se precian los cristianos de tener tres: imo en Roma, y otro en Brujes y otro en la ciudad de Unberes (sic). Con una cosa me consuelo, que conozca Dios mi sana intención y que no sea dado á mi hacer bastante información de lo verdadero para evitar la idolatría; pecan los principes que lo consienten por sus particulares intereses mas dejemos agora esto, que es muy larga cuestión; yo os quiero hacer saber que entre otras cosas notabres que yo vi en la iglesia de Santa Ana en Dura, que en un altar junto á la madre vi á Nuestra Señora la madre de Dios tan al natural de una linda mujer en una imagen que con todas las partes de su rostro y cuerpo mostraba estar viva; en sola una cosa me descontentó, que es en los vestidos que tenía, porque de creer es que fuese ella la más honesta que en el mundo nunca mujer nasció ni fue; pues no sé porqué la atavian los cristianos tan deshonestamente con unos carmesis y brocados cuchillados de colores y puestos que reprueban aun las mujeres por mostrarse honestas en si. Esto quería yo qu'el pueblo cristiano mirase sin pasión ni boba afición é se piensen mas la servir si la pintan y la visten en hábito que por la reverencia que le debo quiero callar; con unas mangas acuchilladas y llenas de bocadillos y con colores de afeites en el rostro y con grandes pechos descubiertos y con camisas rayadas y polainas muy galanas y polidas, y dicenme que en Esjíaña son en eíto muy demasiados, porque les {)onen unos verdugados que usan allá y unos rebociños en el cuello y otras cosas deshonestas que fuerzan á los hombres á pecar teniendo con las tales imagines poca i*everencia y devoción, y acaesce muchas veces que si un pintor ha de pintar una imagen de Nuestra Señora ó de la Madalena, toma ejemplo de alguna uuijer des;

:

ORÍGENES DE LA NOVELA

114

honesta ramera la qual tiene puesta delante por muestra de su labor y pintura; yo no digo esto de mí, porque en la verdad yo lo he visto. Dijo mi amo: en este caso solamente tienen la culpa los obispos porque en sus obispados no vesitan ni proveen estas cosas, pues nos va en ellas tan gran parte de nuestra cristianidad, no se habian de descuidar con sus regalos y deleites y con sus rentas y tesoros, los cuales habiéndose de gastar juntamente con todas las rentas de toda la Iglesia, digo del Papa y de los Cardenales y obispos y todas las otras dinidades con los pobres y otras muchas obras de caridad, y consúmenlas en juegos, en banquetes y fiestas y otros muchos deleytes del mundo, que yo no digo, que solo en decirlo me paresce seria deshonesto y sin tener memoria del morir ni de la estrecha cuenta que han de dar á Dios, porque me paresce á mi que pues los obispos son obligados á visitar cada año su obispado y no lo visitan, sino repélanlo, no quedando mejor que de antes; por el mismo caso ansí habian de ser obligados los Papas á visitar su papazgo de dos en dos años, porque de contino se pierden las ovejas por el descuido del pastor; antes son ellos en ocasión de perderlas y destruirlas desasosegándolas con guerras y tumultos, tiranizando en la cristiandad con mayor crueldad que todos los Dionisios juntos tiranizaron en su tiempo: por cierto yo querría ser dos años Papa y no mas porque en estos yo pornia en orden el Pontificado y lo haría tan ejemplo y regla de Cristo y de sus apóstoles que ninguno le viese que se quejase. Respondió el italiano: ¡ay, señor! por amor de Dios que no llevéis tal carga acuestas porque yo os doy mi fe que es la más incomportable que nunca hombres pudieron sufrir, ni tenga ninguno envidia á sus deleites ni banquetes y placeres, porque os doy mi fe que desde el Papa hasta el muy mísero sacristán viven en contina miseria y dolor; tómense para si sus placeres y pasatiempos los obispos si juntamente con ellos han de rezar por toda su familia, emitar á los apostóles en cuyo lugar vinieron á suceder y á lo qual cumplir con lo que denota su habito oljispal: que aquella túnica blanca lavada, limpia, blanca, sin mácula heclia á ejemplo de pueblo (') ¿qué sinifica la mitra con dos cuernos si no el cuidado que han de tener en declarar al pueblo ambos testamentos Viejo y Nuevo? qué denotan los guantes limpios en sus manos? la administración pura de los sacramentos; ¿qué los zapatos que le calzan en los pies? la vigilancia de su gley ¿qué la cruz é báculo que le dan en la mano? la vitoria y triunfo de los humanos afetos; y lo mismo es al Cardenal; ¿no os pares;

(*)

Parece qne falta algo en

el

manuscrito.

que debe tener esto de contino en su pecho y consideración que tiene trabajo? pues alléganse á esto otros dos mili embarazos de la vida que á un momento no le dejan descansar el ánima, porque la trae solicita en mili cuidados que le menoscaban la vida: la visitación do ce que el

su obispado, el examen de sus curas é beneficiados los quales han de encargar la administración de su iglesia y ánimas de sus feligreses: la visitación de los pobres y destribucion de sus bienes: aquel contino despachar negocios para

Corte romana é imperial, aquel asestir á pleique les ponen en las dinidades é pensiones; ¡oh Dios inmortal! pues también tienen ellos sus prestamos y censuras de las quales demandan prestados á nunca volver; pues ¿qué trabajo tienen en las judicaturas de todo el día, oyendo quejas é pleitos de agraviados: con todos ha de complir, á todos ha de responder, á todos ha de satisfacer, á ninguno ha de inviar quejoso, sino á todos contentos y satisfechos. Pues vengamos al descanso y deleite del Papa; por cierto si bien considerase su dolor y trabajo contino, no hay hombre de sano juicio que un dia le pudiese sufrir, ni aunque se le diesen con toda la posesión y mando de universo mundo no le querría tomar por un momento; mas la desordenada codicia que agora reina en nuestras ánimas causa en todos tan gran ceguedad que no hay quien mire con ojos libres su tan trabajada carga é la repudie y la eche de sí; ¡oh! qué trabajo considerar que ya no se abscondan los hombres como hacían en otro tiempo los santos por no ser Pontífices, mas antes hay ya quien mucho antes que A'aque lo negocia con sobornos inlícitos y si menester es con yerbas le aben (sic ) antes, y que no hay uno en toda la cristiandad de quien se presuma que si se lo diesen no lo tomaría. Pues si se ponen á considerar que tiene el Papa las veces de Cristo y que está puesto en su lugar en el mundo y que le debe remedar y seguir en la pobreza, en los trabajos, en la dotrina, en la cruz, en el menosprecio del mundo, en las continas lágrimas, en los ayunos, en las oraciones, en los sospiros, en los sermones, en otras dos mili fatigas, decirme ¿ quien le querrá? ¿qxiien le tomará? y esto no es nada en comparación de lo que á esto se les allega: aquella guarda de tesoros; aquella conservación de honras, aula

tos

mentar

las

Vitorias,

acrecentar los

oficios

y

multiplicar las dispensaciones, engrandecer las

rentas, ensanchar las indulgencias, proveerse de caballos y muías, de grandes familias y

que conoscer de nuevo tantos escritotantos notarios, tantos abogados, tantos fiscales, tantos secretarios, tantos caballerizos, tantos despenseros; á todos ha de mirar é favorescer, con todos ha de cumplir, á todos ha

criados, res,

V LLALOX. -DIALOGO UE LAS TRANSFORMACIONES I

pagar con proveer

(le

el

al

uno

el

obispado,

al otro

abadia, al otro el beneficio, al otro la canon-

jía, é la

dinidad, por pagar sus servicios; pues

,'qué trabajo es

el

despachar cada día los in-

didtos, las indulgencias, las conipusiciones, las

cspetativas, los entredichos, las suspensiones, las citaciones

me

y descomuniones? Por cierto que

paresce á mí que por penitencia no lo habia

un bueno de tomar

ya no es tiempo rueguen por el Ponporque ya no es tiempo que los Papas á cargo é

sino que todos trabajen tificado,

e'

como los santos lo hacian antiguamente, ni ya enseñan al pueblo porque es trabajoso, ni declararán las Sagradas Escrituras porque es de maestros de escuelas, ni lloran porque es de mujeres, ni consienten en su casa pobreza porque es gran miseria; procuran siempre vencer porque es gran vileza ser vencido; seguir la cruz es gran infamia; huir cuanto pueden de la muerte porque les es el morir muy amargo. Pues si algunos soberbios papas acaesce jjredominar en la monarquía del mundo, ¡oh! Dios inmortal, cpié trabajo incomplensible tienen en conservar su ruin vida con sus odios, enemistades é sediciones; para salir con su tiranía hacen grandes ligas con soldados, con tiranos y robadores, los cuales les hagan espaldas y los favorezcan y defiendan, y para estas cosas echan susidios, bulas, indulgencias y pre'stamos; vereislos tan solícitos y tan cuidadosos en recatarse de todos, en no se fiar de alguno: todos le son enemigos y le cavilan la vida: uno le da el veneno; otro le procura matar porque suceda su patrón; ¡oh! qué trabajo, ¡oh! qué fatiga, ¡oh! qué curiosidad vana, ¡oh! qué costosa vida, ¡oh! (jué desabrida muerte, ¡oh! qué infernar de ánima é martirizar del cuerpo; de verdad os digo, señor, y créame quien quisiere, que no tengo mas que os decir sino que me cpiiero ser ínas esto poco que mo soy con no tener más cargo de mi, ni de más tengo de dar cuenta á Dios cpie ser cualquiera destos papas que agora se ofrecen, porque con sus trabajos é cuidados yo no podía mucho vivir: tómelo quien quisiere que ni á mi me lo dan, ni yo lo demando, ni yo lo querría. Como el italiano acabó su tragedia dijo mi amo: por Dios, señor, que tenéis mucha razón; c(ue es gran trabajo su vida; buena sin alguna comparación; si la hacen mala porque viven siempre en sobresalto y desasosiego, muriendo siempre sin nunca vevír. Estas cosas y otras semejantes iban [pa]sando tiempo por aquella floresta y ya iba calentando el sol, por lo cual procuraron darse alguna priesa por llegar á comer á un lugar que cerca estaba. liagau milagros



MiciLLO. Admirado me tienes ¡oh! fortunuoso Pitágoras con tan inumerables trabajos y tan bien representados que con mis mismos ojos me los haces ver; basta que me pensaba

115

yo que esos grandes Pontífices se tenian la su})rema felicidad, porque pensaba yo que los grandes Pontífices junto con los grandes tesoros y riquezas y el gran mando no tenian que desear otra cosa alguna. Agora que tengo visto su dolor parescemc que ellos viven en el estado mas njísero de los moi'tales. Prosigue por amor de mi y acaba tu tragedia como mientras fueste asno, ¿que te sucedió?

Gallo.

— Pues

llegado al lugar, lo prim'.-ro

proveyó en entrando en la posada fue dar ú nosotros las bestias de comer; fueron luego muy llenos los pesebres, donde matamos nuestra hambre del caminar; después se salieron ellos á un portal fresco donde con mucho placer les aparejan su comer; por estar yo lejos de su mesa y porque venia cansado no o¡ nada de lo que en la mesa pasó: mas después que todos hubimos reposado y que fue caída la siesta despedieronse los italianos de nosotros diciendo que iban por otro camino á su tierra, demandada licencia de los compañeros, saludándose se fueron con Dios; nosotros también, pagada la huéspeda, comenzamos nuestro camino. Pierres, que ansi se llamaba uno de los dos mis amos dijo á Perequíu que ansi se llamaba el otro: hermano Perequin, si mi juicio no me engaña en pronosticar...

que

se

CAPITULO XIX (lúe cuenta en pronosticar

y

lo

de los agüeros;

cosa de notar.

Estoy turbado de una cierta ave que agora voló y vengo á conjeturar que nos ha de suceder en esta noche algún enojoso acontescimiento, por lo cual encomendémonos á Dios y aparejémonos á padescer, pues no se puede escusar. Perequin, se rió mucho burlando de Pierres; y dijo: por Dios que me maravillo de tí que con todo tu saber des crédito á liviandades tan sin razón, y si en agüeros crees nunca harás cosa buena, porque si viendo esas vanidades esperas á ver si aciertan ó no, agora por temor, agora por engaño del demonio puedes peligrar en tu salud, por lo cual te ruego c[ue depongas de tu pecho esta tu errada opinión y no le des alguna fe, porque permitirá Dios que acaezca el mal pronosticado por castigar tu yerro y no porque de allí hubiese de suceder necesariamente. Respondió Pierres más me maravillo yo de tí, porque me quieres convencer que sea arte de vanidad, pues en todos los acaescimientos pronosticados he hallado que vengan á suceder según é como yo los he agüerado; y no pienses que lo supe de mi, que mucho trabajo me costó á la deprender de grandes sabios que me la enseña:

116

ORÍGENES DE LA NOVELA

ron y cree tú que tiene gran fundamento, pues todos los sabios antiguos mentan que tenian en suprema veneración y le daban tanta fe como á los muy dinos oráculos de su Dios, pronosticaban de cosas acaescidas de improviso, agora en cuerpos muertos de animales sacrificados á sus dioses, agora de vuelo a graznido de las aves, y convencíales á lo creer las grandes ex;

periencias que se les ofrecían, como fue lo que cuentan de Julio Cesar, qu'el primero día que se asentó en la silla imperial sacreficó un buey á Júpiter y abriéndole fue hallado sin corazón, de lo qual los agüeros pronosticaron tristemente y le señalaron todo el mal, lo qual asi ha sucedido, que de veinte é tres puñaladas fue muerto en el senado. Y también leemos que Cayo Claudio é Lucio Petilio cónsules sacreficaron como lo habían de costumbre á los dioses, y en matando el buey ante las aras le sacaron el corazón, el qual de improviso se corrompió de podre, por lo qual los agüeros venieron á pronosticar triste suceso en sus muertes, á los cuales "dijeron que morirían muy breve; é ansi fue, que no mucho tiempo murió Claudio Cayo de una grave enfermedad y Petilio en la guerra. Como Antioco rey de Siria tuviese guerra con los partos aconteció que estando en el real hizo una golondrina nido en su mismo pavellon, de lo qual los agüeros denunciaron mal suceso de la batalla, y así fue, que en el comitimiento de los ejércitos fue muerto el rey Antioco y todo desbaratado y perdido. Otros muchos enjemplos de las historias notables te pudiera yo agora traer para corroboración de que fue creida mi verdad; mas pues tu pertinacia me lo ha todo de destruir, aguardemos á lo que hubiere de acaescer. Luego le respondió Perequin: por hombre para poco me tienes si confiando en Dios no te convenciere á que creas sin hacerme algún perjuicio tus argumentos ser falsos y diabólico y vano el agorar; yo te probaré que estos sus acaescimientos no pueden ser causa ni ocasión para que dellos se pudiese pronosticar lo que está por venir, y porque no parezca que mi persuacion procede sin autoridad, sabrás que se lee en los Proverbios del sapientísimo Salomón que no queramos ser como los hombres mintirosos que se mantienen de viento y dan crédito á las aves que vuelan, porque en la verdad gran liviandad es seguir cosa tan incierta y cosa que nunca se puede saber; [de] sentencia de tanta autoridad se puede colegir la vana superstición que está en esta ciencia; después dcsto quiero que vengamos á considerar cuanta fuerza é sustentación de las aves é cualesquiera otros brutos en el ser y obras del hombre; de las unas aves con su canto ó con su vuelo o chellido; los brutos con sus corporales dispusiciones de corazón ó bazo, para que señalen lo que nos ha

de acaescer, y porque tú y cuantos uascieron mejor se pueden convencer, vengamos á la razón natural que muestra mi entencion. todos es notorio que los brutos animales tan solamente se mueven por un sentido aquello que de presente le es y solo se aplican aquello que ante si tienen, sin consideración de lo que en ausencia les está. E ansi todas las aves mueven su cuerpo, alas é pies por solo impeto de su naturaleza, por hacer cualquiera ejercicio, como para hablar, para comer ó cantar, sin ser de otra parte costreñidos á ello é sin primero lo pensar que lo salgan hacer; pues esto es ansí ¿quien será tan falto de saber que pueda afirmar que las aves con su vuelo ora en la mano diestra ó siniestra cantan ó no, que senifica en nuestras obras bien ó mal? si con hambre comen «qué tienen que hacer si yo moriré? y si con sed beban ¿qué tiene que hacer? y si comiendo algo se les caiga del pico, ¿qué convenencia tiene con si me sucederá prósperamente un viaje? ¿qué razón lieva que los homl»res veneren todas las obras y movimientos de los brutos y tengan por muy cierto que todo aquello les venefique que ellos de su libre albedrio han de hacer? por cierto gran bajeza. después pensar que Dios onipotente hiciese un tan perfeto animal como es el hombre y de tan alto intendimiento que conosciese lo que estaba por venir por las obras de las miserabres avecicas y de brutos sin uso de razón, las quales como ellas mesmas comienzan á volar no saben donde van ni qué les pueda suceder, pues cuanto ellas en este caso puedan muy bien nos lo mostró Mosolanion indio, hombre de muy iminente saber é industria de la guerra, de muy facunda prudencia; de aqueste leemos que siguió á los griegos y macedones después de la muerte de Alejandro, y como un día fuese con él al ejército é por el camino acaesciese que se puso un ave en un árbol é como los agoreros la viesen comenzaron agorar sobre si debían de pasar adelante: paró alli el Mosolamo como los vio en esta disputa, tomó el arco y mató el ave, burlando de la veneración del agorar; y como el agorero mayor lo vio entristecióse mucho, é alzando Mosolamo el ave del suelo dijo ansi: decir porque os aceleréis; nunca esta ave supiera lo que nos habia de acaescer pues de si misma no supo procurando por su salud, y pues inorante de su muerte se puso en el árbol para que la matase yó, mal podria saber nuestro mal ó bien acaescimiento; ansí que de todo esto se puede muy bien deducir la vanidad del agorar de las aves é brutos cualesquiera é de cualesquiera otros acontecimientos que se puedan ofrecer, como varonilmente nos lo mostró aquel glorioso y felice gran capitán español Gonzalo Hernández de Córdoba, varón que después que la fama lo co-

A

Y

A^LLALOX.— DIALOGO DE LAS TRANSFORMACIONES noscio solo él quiso, no César ininortal, porque auiKjuc muerto, la eternal memoria de sus buenos heolios le hace revivir; fue en fin tal que si le alcanzaran los gentiles que á Aquiles y á Mares y á Palas hicieron sacreficio, á este sin controversia le adoraran todos por Dios.

Leemos

que estando aparejado en Ñapóles para acometer con su ejército gran compañía de enemigos acaeseio por mal recado se les prendió di'l

la pólvora de la artilleria, y entristeciéndose toda la gente teniéndolo por mal agüero, salió ante todos con gran ánimo diciendo: no desmaye nadie, caballeros; esforzad el corazón, que estas almenaros (s¿c por luminarias) son de nuestra vitoria; y diciendo esto los esforzó tanto para acometer que brevemente destruyó los enemigos. Convencido me estoy yo bastante á creer t^ue todo género de agorar sea vano y de ninguna certeduinbre, ni sé mas de que el demonio nos quiere engañar con hacernos entender que todo sea ansí como nos lo muestra y trabaja con toda su industria que suceda aquello que nos mostró ó que pronosticaron del vuelo del ave, ó de cualquiera otra cosa, y esto aunque nunca hubiera de acontecer, porque solamente le creáis; y agora me temo yo, señor Fierres, que pirmitirá Dios que nos suceda el 7nal que vos liabeis agorado, por castigaros el yerro que cometisteis en dar crédito á cosa tan vana y tan errada, la qual es de pura industria y engaño del deuionio y no porque creo que hubiese ansi de acaescer. Fierres quedó convencido y atemorizado con el miedo quo lo puso Ferequin de parte de Dios porque daba crédito al agorar; y asi razonando fueron toda la tarde en esta materia hasta que llegamos á una aldea de po-

cos vecinos.

MiciLLO.

sen tan alegres con su priesa y fuese algo oscura la noche, perdieron el vado, y llegados al rio, confiando en que yo pasaría delante aguijáronme para que pasase y en entrando no muy lejos de la orilla, lancé los pies y las manos en un tremadal, y como el agua era alta luego me ahogué y la hacienda todo se perdió sin poder cobrar nada.

CAFITÜLO XX Como fue

convertido en rana

lo (¡ue le

sucedió

Gallo. — Yo ahogado á

la

verdad no

me

pesó, por dejar tanto trabajo y mala compañía que me llevaba. Flugo á Dios que me dieron

por complida

la penitencia

por

las

deudas de

Epulón é fui convertido allí en rana. Cuéntame ¡oh Fitágoras! qué MiciLLO. vida hacías cuando eras rana. Gallo. Muy buena, porque luego hice

— —

amistad con todos los géneros de peces que alli andaban é todos me trataban bien; mi comer era de las ovas del rio, é salida á la orilla saltando y holgando con mis compañeras pasciamos unas yerbecitas delicadas é tiernas que eran buenas para nuestro comer; no teníamos fortuna, ni fuego ni tempestad ni otro género de acaescimiento que nos perjudicase. Pasado ansi algún tiempo...

CAPITI'LO XXI convertido en ramera mujer llamada

Clarichea.

no

que bien se te entendia, pu; s fueste discípulo de los magos? Gallo. Forque mientras fue asno no pude hablar. Como fuemos llegados á la aldea aparejóse la cena, porque llegamos tarde é después de haber cenado fuéronse mis amos á reposar y sosegóse la casa. Sucedió que junto á la me-

y

(le allí.

Como fue

— Fues, tú Fitágoras, ¿porque

117

diste en aquel arte tu parescer,



dia noche, en lo

mas sabroso

del sueño, entran

en casa unos ladrones y roban las arcas del huespede, que era rico, y levantados con la presa porque no lo podian levar acuestas, vienen al establo y tomanme á mí para cpie mis hombros lo lleven, y como vieron que tenían cogido quien lo levase sin trabajo suyo, tornaron á hurtar, doblado y cargáronme de aquellos tesoros y buena ropa una carga que no la levaran dos como yo, y abiertas las puertas sin ser sentidos me sacaron fuera del lugar. Tenian su vivienda en una cueva que hablan hecho ciaco millas de aquella aldea y liabiamos de pasar un rio para ir allá por un vado, y como los ladrones vinie-

Pasado así algún tiempo en aquel rio fue convertido en Clarichea, ramera famosa. MiciLLO. ¡Oh! qué admirable transformación; de asno en rana; de rana en ramera ga-



lana.

Gallo.— Pues quién bastara á te contar lo que siendo rana me aconteció y siendo ramera la solicitud que tenía, si no fuera por sernos ya el

dia tan cercano para te lo contar muy por exno me da lugar; y aquel cuidado

tenso, lo qual

que tenía de en adquerir los enamorados y el trabajo que sufría en conservar los servidores y el astucia con que los robaba su moneda; aquella ínanera de los despedir y aquella industria de los volver y el contino hastío que tenia de mis afeites y composturas de atavíos y el martirio que pasaba mi rostro y manos con las mudas; aquel sufrir de pelar las cejas, que con cada pelo que sacaba se me arrancaba el alma de dolor, y con los afeites y adobos, pues todo mi

118

ORÍGENES DE LA NOVELA

cuerpo con los baños y ungüentos y otras muchas cosas que aplaciese á todos los que me querían; y aquel sufrir de malas noches y malos días, no tengo ya fuerza para te lo contar por extenso. Después...

ño no moramos de hambre, que creo que desde las diez encomenzamos la prática sin nada nos estorbar y son dadas cinco horas. Micillo. Admirado me tienen los trabajos desta vida, ¡oh Gallo! Pues dime ahora lo c|ue me prometiste, que deseo mucho saber:



¿cual estado te paresció mejor?

CAPITULO XXII convertido en gañan del catnpo y como á un avariento y después fue tornado jmvon é otras muchas cosas.

Como fue servio

Después desto fue convertido en gañan del campo, adonde de contino con mucho trabajo sin reposo ninguno ni nunca entrar en poblado pasaba muy triste vida. Vine á servir y ser criado de un mísero avariento que me mataba de hambre, de lo cual no te doy entera cuenta lo que en este caso me sucedió, y fue transformado en pavón y agora gallo. ¡Oh! Micillo, si particularmente te hobiese de decir la vida- y trabajos que he pasado en cada uno destos miseros estados no bastarían cien mili años que no hiciese sino contártelo. Por eso ya viene la mañana, por lo qual quiero concluir porque vayas al trabajo, porque en esperanza de tu sue-



Gallo. Entre los brutos cuando ei'a rana; entre los hombres siendo un pobre hombre como tú, porque tú no tienes que temer próspera ni adversa fortuna, ni te pueden perjudicar, no estás á la luz del mundo porque nadie te calunie; solo vives sin perjuicio de otro, comiendo de tu sudor ganado á tu placer, sin usuras ni daño de tu ánima; duermes sui ño seguro, sin temer que por tu hacienda te hayan de matar ni robar; si hay guerra no hacen cuenta de tí; si préstamos ó censuras no temes que te ha de caber nada. En conclusión que bienaventurado el que vive en pobleza si es prudente en la saber sollevar. Micillo. ¡Oh! mi buen Gallo, yo conozco que tienes mucha razón y pues es venido el día quiero ir al trabajo y por el buen consuelo que me has dado en tu comer te lo agradeceré, como por la obra lo verás. Quédate con Dios, que yo me voy á trabajar.



FIN DEL DIALOGO DE LAS TE ANSFOEM ACIONES

EL

CROTALON DE

GHRISTOPHORO GNOSOPHO Natural de la ínsula Eutrapelia, una de las ínsulas Fortunadas.

rrxOLOGO DEL AUCTOR

Cristo enseñó con parábolas y exemplos

al

pue-

blo y á sus discípulos la dotrina celestial. El título de la obra es Crotalon (}) que es vocablo griego; que en castellano quiere decir; juetjo

AL LECTOR CURIOSO

:

Porque cualquiera persona en cuyas manos cayere este nuestro trabajo (si por ventura fuere

de sonajas, ó terreuuelas, conforme á la intin-

digno de ser de alguno

Coutrahaze el estilo y inuencion de Luciano; famoso orador griego en el su gallo: donde hablando vn gallo con vn su amo capatero lla-

tenga entendida la intincion del auctor, sepa que por ser enemigo de la ociosidad, por tener esperieu.

(•)

(•)

(')

(') (*)

G., esta. G., hermoso. G., auia musayco y nmcaraues

muy

perfectos.

EL CROTALON Aiiia por todo el torno ricas imagines y piedras dol Oriente, y ania en los corredores altos gruesas colunas enteras d(! diamante, no sé si verdadero o falso, pero oso juzgar que no ania mas bella cosa en el mundo. Por lo alto de la casa ania terrados de muy hermosos y agraciados edeficios, por los quales andauan lindas y hermosas damas vestidas de verde y de otros amorosos colores, (-on guirnaldas en las cabezas, de rosas y llores, daneando a la muy suane música de ar])as y dnl^aynas que les tañian sin pare9er quién. Bien puede qualquiera que aqui entre afirmar que fuesse aqui el parayso o el lugar donde el amor fue inxcido: porque aqui ni entra, ni admiten en esta compañía cosa que pueda entristecer, ni dar passion. No se vsa (') aqui otra ('^) cosa sino (*) juegos, plazeres, comeres, danzar, vaylar y motexar. otras vezes juntas damas y caualleros cantar música muy ordenada, que juzgaras estar aquí los angeles en contina conuersacion y festiuidad. Nunca alli entró cana, arruga, ni vejez;

Y

sino solamente juuentud de doze hasta treynta años, que se sepa comunicar en todo deleyte y plazer. En esta casa siempre es abril y mayo,

porque nunca en todo el año el suane y templado calor y fresco les falta; porque aquella diosa lo dispone con su arte a medida de su voluntad y necesidad. Acompañanla aqui a la contina muy valerosas damas que ella tiene en su compañía de su linaxe, y otras por amistad, las quales atraen allí caualleros que vienen en seguida de su valor. Estos hazen la corte mas vfana y graciosa que nunca en casa de Rey ni emperador tan adornada de cortesanía se vio. Porque solamente entienden (*) en inuenciones de traxes, justas, dantas y vayles; y otras a la sonbra de muy apazibles arboles nouelan, motejan, rien con gran solaz qual demanda questiones y preguntas de amores; hazer sonetos, coplas, villancicos, y otras agudecas en que a la contina reciben plazer. Por lo alto y por los xardines, por cima de chopos, fresnos, laureles y arrayanes, huelan calandrias, sirgueros, canarios y ruyseñores que con su música hazen suane melodía. Estando yo mirando toda esta hermosura ya medio fuera de mi, se me pusieron delante dos damas más de diuina que de humana representación porque tales parecían en su habito, modo y gesto; que todas venian vestidas como de casa real. Trayan muy ricos requamados, joyas y piedras muy finas; rubies, esmeraldas, diamantes, balajes, zafires, jacintos y de otras infinito numero que no cuento. Estas puestas ante mi con humilde y agraciado ;

G., entiende. G., en otra. ('} G., sino en. {*) G., se ocupan.

149

semblante, auiendoles yo hecho a tales

damas

zonamiento

cortesía que

me

ofrecieron el hospedaje y ser-

uicio de aquella noche de parte de la señora del

y yo auiendo aceptado la merced con hazimiento de gracias, me dixeron estar me

castillo;

aguardando arriba; y ansi dexando el cauallo a mi escudero me guiaron por el escalera. Avn no auiamos acabado de subir quando vimos a la bella Saxe que venia por el corredor, la qual con aquella cortesía y semblante me recibió si yo fuera el Señor de todo el nmndo, y ansi fue de toda aquella y trihunfante y agraciada corte tan reuerenciado y acatado como si yo fuera todo el poder que los auia de mandar. Era aquel palacio tan adornado y excelente, y tan apuesta aquella bienauenturada (') compañía que me parece que mi lengua la haze injuria en querértelo todo pintar. Porque era ello todo de tanto aparato y perfección, y mi lújenlo de tan poca eloquencia que es necesario que baje su hermosura y grandeza muy sin comparación. Muchos abría a quien yo contasse esta historia que por su poca esperiencia les pareciese ('*) manera de fingir. Pero esfuercome a te la pintar a ti Micilo lo más en la verdad que puedo porque tengo entendido de tu cordura que con tu buen crédito debajo destas toscas y cortas palabras entenderás lo mucho que quiero sinificar. Porque ciertamente era aquella corte y compañía la más rica, la más hermosa, agraciada y generosa que en el mundo nunca fue: ni lengua humana con muy alta y adornada

como

eloquencia nunca podría encarecer, ni pluma escreuir. Era toda de florida y bella edad, y sola entre todas venia aquella mi bella diosa relumbrando como el sol entre todas las estrellas, de belleza estraña. Era su persona de miembros tan formados quanto pudiera con la agudeza de su ingenio pintar aquel famoso Apeles con su pincel. Los cabellos luengos, rubios y encrespados; trancados con vn cordón de oro que venia a hazer una injeniosa lacada sobre el lado derecho de donde colgaua vn joyel que no auia juizio que le bastasse estimar (^). Traya los carrillos muy colorados de rosas y jazmines, y la frente parecía ser de vn liso marfil; ancha, espaciosa, llana y conueniente, que el sol hazla eclipsar con su resplandor. Debajo de dos arcos de cejas negras como el fino azabache le están baylando dos soles piadosos a alunbrar a los que los miran, que parecía estar amor jugando en ellos y de alli disparar tiros gentiles con que visiblemente va matando a qualquier hombre que con ellos echa

(*) (')

la

se les deuia, con nuiy cortés ra-

(')

G., juuenil. G., pare(;eria.

('')

G., de inestimable valor.

(•)

OEÍGENES DE LA NOVELA

150 de ver.

La

nariz pequeña y afilada, en que na-

turaleza mostró su jierfecion. Muestrasse debajo do dos pequeños valles la chica boca de coral

muy

fino,

y dentro della

labrio angelical se

al abrir

muestran dos

y cerrar de un liylos de per-

que trae por dientes. Aqui se forque bastan al)landar coracones de diamante. Aqui se forma vn reyr tan suaue que a todos fuerca a obedecer. Tenia el cuello redondo, luengo y sacado, y el pecho las orientales

man

celestiales palabras

mos guiados por vna

escalera que decendia sobre vn vergel, donde estaña hecho vn paseo debajo de vnos corredores altos cjue cayan sobre la gran huerta; el qual jiaseo era de largo de docientos pies. Eran todas las colunas de verdadero jaspe puestas por muy gentil y agraciado orden todas perradas de arriba abajo con muy entretexidos gazmines (') y rosales que dauan en aquella pieza muy suave olor, con ;

la

que lancauan de si muchos clabeles y albahacas y naranjos que estañan cerca de alli. Estaña vna mesa puesta en el medio de aquella pieza que era de largo cien pies, puestos los manteles, sillas y aparato, y ansi como decendimos a lo bajo comencé a sonar grandissimo numero y differencia de música: de trompetas, cheremias, sacabuches, dulcaynas, flautas, cornetas y otras muchas differencias de sonajas

dar.

muy

ancho, lleno y blanco como la nieue, y a cada lado puesta en él vna mancana qual siendo ella diosa pudiera poner en si para mostrar su her-

mosura y perfecion. Todo lo demás que secreto está, como cuerdo puedes juzgar corresponder a lo que se muestra de fuera en la mesma proporción. En fin en edad de catorce años escogió

hermosura que naturaleza en vna dama pudo Pues visto lo mucho que te he dicho de su veldad no te marauillarás, Micilo, si te digo que de enamorado de su belleza me perdi y encantado sali de mi, porque depositada en su mano mi libertad me rendi a lo que de mi quisiesse ;

liazer.

MiriLO. si

— Por

perdiessos

cierto

el juizio

mosura, pues a mi te lo oyr.

— Pues

me

no

me marauillo, Gall'^,

por tan estremada hertiene encantado en solo

andando ansi. como al lado siguiéndonos toda aquella graciosa compañia, me yua ofre9Íendo con palabras de toda cortesanía á su subjecion: proponiendo nunca querer ni demandar libertad, teniendo por aueriguado que todo el merecer del mundo no podia llegar a poseer joya de tan alto valor; y avn juzgaua por bienauenturado al que residiendo en su presencia se le diesse sola su gra9Ía sin mas pedir. HaJjlando en muy graciosos requiebros, fa]>ore9Íendome convnos ofrecimientos muy comedidos: vnas vezes por mi persona, otras diziendo que por quien me embiaua alli. Entramos a vna gran sala adornada de muy sumptuosa y estraña tapicería: donde al cabo della estaña vn gran estrado, y en el medio del vn poco más alto, que mostraua alguna differcncia que se daua algo a sentir, estaña debajo de un rico dosel de brocado hecho el asiento de la bella Saxe con muchos coxines, debajo del qual junto consigo me metió; y luego fue lleno todo el estrado de graciosas damas y caualleros, y coraencando mucha música de menestriles se coraenco vn diuino serao. Y después que todos aquellos galanes huuieron danoado con sus damas nniy a sii contento y yo con la inia dan^é, entraron en la sala muchos pajes con muy galanes libreas, con hachas en sus manos, que los guiaua vn maestresala que nos llamó alacena; y leuantandose todos aquellos caualleros, tomando cada qual por la mano a su dama fuo-

Gallo.

rae tomó,

lo (2)

graciosas y apazibles que adornauan

mu-

y engrandecian la magestad y enchian los coracones de mucha alegría y plazer. Ansi se sentaron todos acpiellos caualleros y damas en la mesa, vna dama con vn cauallero por su orden; y luego se comenco la c^n» ^ seruir, la qual era tan sumptuosa y opnlenta de viandas y aparato de oro, plata, riqueza y scruicio qiTe no hay injenio que la pueda descreuir en particular. Mi(,'iLO. Alguna parte della nos falta agora

cho

la fiesta



aqui.



Gallo. Fueron alli seruidos en ovo y plata todos los manjares que la tierra produce y los que el ayrc y el mar crian, y los que ha inquirido por el mundo la ambición y gula de los hambre n¿ ne(;esidad lo manos en fuentes de cristal agua rosada y de azahar; y el vino en perlas cabadas muy grandes, y no se preciauan (^) alli de beuer niños muy preciados de hombres

sin cpio

la

requiriesse. Seruian a las

Castilla; pero traídos de Candia, de Grecia

y

Egipto. Eran las mesas de cedro cosido del Libano, y del ciprcs oloroso asentadas sobre peanas de marfil. Los estrados y sillas en que estañamos sentados al comer eran labradas a manera de taraces de gemas y jaspes finos; los asientos y respaldares eran de brocado y de mny fino carmesí de Tiro. MiriLC — ¡O gallo! qué sabroso me es este (*) tu canto: no me parece sino que poseo al presente el oro de aquel rico Midas y Creso, y que estoy asentado a las opulentas mesas del emperador Eliogabalo. Querria que en (^'wn años no se me acabasse esta bienaventuranca en que agora estoy. Mucho me entristeze la miseria en que pienso venir quando amanezca. jazmines.

(')

(í.,

(») (»)

G., él. G., contentaimn.

(i)

li.,

ese.

EL CROTALON Gallo.

— Todos

aquellos caualleros entenen muclio regocijo y pala-

dian con sus damas 9Í0, on motejarse y en discantar donayres y motes y sonetos de amores: notándose vnos a otros de algunos graciosos descuydos en las leyes del amor. La mi diosa puesta en mí su coraron me sacaua con fabores y donaires á toda cortesanía. Cada vez que me mirana, agora fuesse derecho, ai/oi-a al traues, me encantaua y me oonuertia todo en si sacándome de mi natural. Sentime tan preso de su gran valor

que no pudiendo disimular le dixe: ¡O señora! no más. Piedad, señora, qUe ya no sufre pa9Íen(;'ia que no me dé a merced. Como fueron acabadas las viandas y al9adas las mesas, cada qual se apartó con su dama sobre tapetes y coxines de requamados de diuerso color. Donde en el entre tanto que se llegaua la hora del dormir ordenaron vn juego para su solaz. El qual era: que cada qual con su dama muy secreto y á la oreja le (*) preguntasse lo que más se le antoje; y la primera y mas principal ley del juego es: que infalibremente se responda la verdad. Fue este juego gran ocasión y aparejo para que entre mi y mi diosa se declarasse (^) nuestro deseo y pena: porque yo le pregunté conjurándola con las leyes del juego, me diga en quien tuuiesse puesta su fe, y ella muy de coraron me dixo, que en mi. Con la qual el proceso, estando ella segura de mi voluntad y amor; y ansi concertamos que como yo fuesse recogido en mi cámara en el sosiego de la obscura noche, ella se yria para mi. Con esta promessa y fe se desbarató el juego de acuerdo de todos, y ansi parecieron muchos jiajes delante con hachas que con su lunbre quitauan las tinieblas, y hazian de la noche dia claro, y después que con confites, canelones, alcorzas y mazapanes y buen vino hezimos todos colación: hecha por todos vna general

confession se cerró

reuerencia,

toda aquella

graciosa y excelente

mostrando queremic acompañar se despidió de mi; y hecho el deuido cunplimiento á la mi bella dama, dándonos con los ojos á entender la palabra que quedaua entre nos, me guiaron las dos damas c^ue me metieron en el castillo hasta vna cámara de entoldo y aparato celestial, donde llegado aquellas dos diosas con vn agraciado semblante se despidieron de mi. üexaronme vn escudero y vn paje de guarda que me descalcó, y dexando vna vela encendida on medio de la cámara se fueron, y yo me deposité en vna cama dispuesta á todo deleyte y plazer, entre vnos liencos que parecía auerlos hilado arañas con todo primor. Olía la cámara á nuiy silabes pastillas: y la cama y ropa á agua corte

(«) {')

R., se. R., declare.

151

de angeles y azahar; y quedando yo solo puse mí sentidos y oreja atento todo á si mi diosa venía. Por muy poco sonido que oya me alterana todo creyendo qiuí «'Ha fucss(>, y como me hallase engañado no hazia sino cnbiar sospiros que la despertasscn y luego de nueno me recogía con nneua atención midiendo los passos que de su aposento al mío podía auer. Consíderaua cualquiera ocupación que la podía estorbar; lebantauame de la cama nuiy pasito y abría la puei-ta y míraua á tadas partes sí sentía algún meneo o bullicio, o vía alguna luz: y como no vía cosa alguna con gran desconsuelo me boluía acostar. Deshazíame de zelos sospechando por mi poco merecer, si burlándose de mí estaua en los brazos de otro amor, y estando yo en esta congoja y fatiga estaua mí diosa aparejándose para venir con la quietud de la noche: no porque tiene necesidad de aguardar tiempo, pues con echar en todos vn sueño profundo lo podía todo asegurar. Pero por encarecerme á mí más el precio de su valor, y la estima que de su persona se deuía tener, aguardaua haziendoseme vn poco ausente, estando siempre por su gran poder y saber ante mí; y quando me vi más desesperado siento que con vn poco de rumor entre la puerta y las cortinas me comienca pasito á llamar, y yo como la oy, como suele acontecer sí alguno ha peleado gran rato en vn hondo piélago con las malezas que le querían ahogar, y ansi afanando sale asiéndose á las espadañas y ramas de la orilla que no se atreue ni se confia dellas porque se le rompen en las manos, y con gran trabajo mete las uñas en el arena por salir, ansi como yo la oy á mi señora y mi diosa r^alto de la cama sin sufrimiento alguno: y recogiéndola en los (*) bracos me la comienco á bessar y abracar. Ella venia desnuda en vna delgada camisa: cubiertos sus delicados mienbros con vna ropa sutil de cendal, que como las rosas puestas en vn vidrio toda se trasluzía. Traya sus hermosos y dorados cabellos cogidos con vn gracioso y rico garbín, y dexando la ropa de acuestas, que

avn para ello no le daña mí sufrimiento lugar, nos fuemos en vno á la cama. No te quiero dezír más sino que la lucha de Hercules y Anteo te pareciera allí. Tan firmes estañamos afferrados como puedes imaginar de nuestro amor: que ninguna yedra que á planta se abraza podía compararse á ambos á dos. Venida la mañana la mi diosa se leuantó: y lo más secreto que pudo se fue á su aposento, y luego con vn su camarero me enbíó vn vestido de recamado encarnado con vnos golpes sobre vn tafetán azul, tomados con vnas cintas y cíanos de oro del mesmo color; y quando yo (»)

G., mis.

orígenes de la novela

152

mostraré hecho por

muy

gran orden do-

senti el pala9Ío estar de connersa^ion rne leuan-

te lo

té y atauié y salí á la

gran sala tloude hallé vestida á la mi diosa de la mesuia librea, que con amoroso donayre y semblante me re9Íbiü;

cientos años ha. Alli verás su buena fortuna y su buen hado de que fue hadado, por las grandes vatallas que en tiempos aduenideros ven-

á la qnal siguieron (') todos aquellos cortesanos por saber que la liazian mucho plazer; y ansi cada dia mudanamos ambos dos y tres libreas de vna mesma deuisa y color á vna y otra vsanca, de diuersidad de naciones y pronincias; y luego todos nos fuemos a ver muy lindos y poderosos estanques, riberas, bosques, jardines que auia en la casa para entreternos hasta que fue llegada la hora del comer. La qual como fue llegada y el maestresala nos fue a llamar boluimos a la gran sala: donde estaiia todo aparejado con la mesma sumptiiosidad que la noche passada; y ansi conmencando la música comenco el seruÍ9Ío del comer; fuemos seruidos con la mesma magestad y aparato que alli estaña en costunbre, y después como fue acabado el yantar y se leuantaron las mesas quedamos todos hablando con diuorsas cosas, de damas, de amores, de fiestas, justas y torneos. De lo qual venimos a hablar en la corte del Enperador Carlos Quinto deste nonbre nuestro Rey y señor de Castilla. En la qual platica me quise yo mostrar adelantándome entre todos por engrandecer su estado y magestad, pues de mas de ser yo su vasallo, por llenar sus gajes era mi Señor. Lo qual todos aquellos caualleros y damas oyeron con atención y voluntad, y algunos que de su corte tenian noticia proseguian comigo en la prueba de mi intento; y como mi diosa me conoció tan puesto en aquel proposito, sin darme lugar a nuichas palabras me dixo. Señor, porque de nuestra corte y hospedaje vayas contento, y porque ninguno deste parayso sale desgraciado, quiej'o que sepas agora ('omo en esta nuestra casa se honrra y se estima ese bienauenturado principe por Rey y Señor. Porque nuestra progenie y decendenoia tenemos por derecha linea de los Reyes de Castilla; y por tales nos trataron los reyes catholicos don Fernando y doña Ysaliel, dignos de eternal memoria; y como fuesse de tanto valor ese nieto suyo por los buenos hados que se juntaron en él, esta casa siempre le ha hecho gran veneración, y ansi vna visabuela mia que fue en esta tierra la más sabia muger que on ella nunca nació en las artes y buen hado, se empleó mucho en saber los sucesos deste valeroso y Ínclito principe, y ansi edificó vna sala muy rica en esta casa y todo lo que con sus artes alcancó en vna noche lo hizo pintar alli; y porque en ninguna cosa aquella visabuela mia mintió de quanto alli hizo a sus íamilianis pintar conl'orme a lo que por este felicissinio jirincipe pasara,

cerá,

y gentes belicosas que traerá a su subje-

ciou; y diziendo esto se leuantó de donde estaña sentada, y con ella yo y toda aquella corte de

damas y

caualleros que por el semejante lo deseauan ver, y ansi nos fuemos todos donde nos guió, que como con vna cadena nos lleuaua tras si. porque ya parece, Micilo, que es tarde y tienes gana de dormir, porque siento que es ya la media noche, quiero por agora dexar (') de cantar; y porque parece que nos desordenamos cantando a prima noche, nos boluamos a nuestra acostunbrada hora de nuestra canción, que es quando el alúa quiere romper, porque es mas conforme a nuestro natural; y ansi para el canto que se sigue quedará lo demás. MiriLO.— ¡O gallo! quan fuera de mi me has tenido con esta tu sabrosa canción de comida y aparato sumptuoso; y nosotros no tenemos más de cada quatro habas que comer oy. Solamente quisiera tener el cargo de limpiar aquella plata y oro que alli se ensució, por gozar alguna parte del deleyte que reciben estos ricos en lo tratar. Ruegote que no me dexes de contar lo que en el fin te sucedió; y agora, pues quiei'es, vamonos a dormir.

Y

Fin

del quinto canto del gallo de Liiriano.

ARGUMENTO DEL SEXTO CANTO En

canto que se sij^uc

descriue por industria que el nuestro iniíicdeste nombre obo en la prisión del Hey Francisco de Francia en Pauia, y la que obo en Túnez y en la batalla que dio a Lansj;rauo y a Juan du(|ue de Saxonia y liga de herejes alemanes junto al rio Albis en el sexto

admirable de vna pintura tlssiino

el aiictor

las victorias

Emperador Carlos quinto

Alemania

(-).

— duermes, —Di, que despierto estoy y con voluntad de Gallo. — Deseo mucho oy discantar aquella Gallo.

Micilo, despierta.

Si

Mk.'ILO.

gallo;

oyrte.

facunda historia que alli descriuio aquel pintor. Porque era de tanta excelencia, de tanto spiritu, y de tanta magestad; de tanta extrañeca el puesto y repuesto de todo quanto alli pintó que no ay lengua que pueda llegar allá. Dezian los antiguos que la escriptura era la Retorica sin lengua; y de aquella pintura dixeran que

Porque tanta ventaja parece que lleuaua aquella pintura a lo que Demostenes, Tullio, Ksífiíines, y Tito Linio

era la eloquencia hablada.

me

(')

G.,

(')

(iiiiero (|ne jior iigdra

'l'arhiido:

Si>;iK'sse

i'l

dexenios.

aosto cimtt) del gallo de

Luciano orador griego, contrahecho en (')

G., siguicmlo.

por

el

niesnio autor.

el

castellano

EL CROTALON puclioraii 011 aquel proposito orar,

como

lo ver-

dadero y real llena difíeren^ia y ventaja a la sonbra y fi9Íoii. Veras alli los honhres vibos que no les faltaua sino el spiritii y lengua con que hablar. Si con grande afi'ecto hasta agora he hablado por to conplazer, agora en lo que dixere pretendo mi interés; que es descriuiendo la sunptuosidad de aquella casa y el gran saber de aquella maga discantar el valor y inagcstad de Carlos medio Dios; porque sepan oy los honbres que el gallo sabe orar. MiriLO. Pues de mí confiado puedes estar que te prestaré la deuida atención. Gallo. Pues como al mouimiento de la mi bella Saxe toda aquella corte diuina se leuantó en pie, tomando yo por la mano a mi diosa nos fuemos a salir a vn corredor; y en vn cuarto del llegamos a vnas grandes puertas que estauan cerradas, que mostrauau ser del parayso terrenal. Eran todas, avnque grandes, del hebano niareotico sin mezcla de otra madera; y tenia toda la clabazon de plata y no porque no í'uesse alli tan fa^il el oro de auer, sino porque no es el oro metal de tanta trabazón. Estauan por las puertas con grande artifi9Ío entretexidas conchas de aquel pre9Íado galápago indio, y entrescmbradas muchas esmeraldas que variaban el color. Eran los vnbrales y portada del mar-





;

mol fino y marfil, jaspe y cornerina; y no solamente era destas preciosas piedras lo que parepor los remates del edefi^io, pero avn auia tan grandes piezas que por su grandeza tenian í'uer9a bastante para que cargasse en ellas parte del edefi9Ío. La bella Saxe sacó vna llaue de oro que mostró traerla siempre consigo, porque no era aquella sala de confiar, por ser el secreto y vigor de sus artes, encanto y memoria; y como fueron las puei'tas abiertas hizieron vn brauo ruydo que a todos nos dio pabor. Pero al animo que nos dio nuestra diosa todos con esfuerco entramos. Era tan sunptuoso aquel edeficio como el templo mas rico que en el mundo fue. Porque excedia sin comparación al que descriuen los muy eloquentes historiadores de Diana de Effeso y de Apolo en Delplios quando quieren más encare9er su hermosura y sumptuosidad. No pienso que diria mucho quando dixesse ex9eder a los siete edefi9Íos que por admirables los llamaron los antiguos los siete milagros del mundo. Era el techo de artesones de oro macico, y de mozaraues cargados de riquezas. Tenia las vigas metidas en grueso canto de oro: y el marmol y marfil, Jcíspe, oro y jjlata no tenia solamente la sobrehaz y cubierta del pre9Íado metal y obra rica, pero la coluna era entera y macica, que con su groseca y fortale9a sustentaua el edeficio; y ansi auia de pedazos de oro y plata grandes piezas de aquellas entalladuras y molduras. Alli estaña mia

la ágata,

153 no solo para sor

pero para crecolorada sardo está (') vista,

9Ímiento de la obra; y la alli (pie a todo daua hermosura y fortaleza; y todo el pabimento era enladrillado de cornerinas y turquesas y jacintos; yua quatro palmos del suelo por la pared por orla de la pintura vn musayco de piedras finas del Oriente, que desbaratauan todo juizio con su resplandor. Diamantes, esmeraldas, rubios, zafiros, topazios y carbuncos y luego comencaba la pintura, obra de gran magostad; y ansi luego comon90 la mi bolla Saxe a mostrarnos toda aquella diuinada historia, cada parte por si, dándonosla a entender. Dixo: veys alli ante todas cosas cómo viendo el Rey Fran9Ísco de Fran9Ía las alteraciones que en Castilla leuantaron las Comunidades por laausen9Íade suRey,pareciendole que era tiempo conueniente en aquella disensión para tomar fácilmente el Reino de Nauarra, enbió su exeryito. El cual apoderado en la fiudad de Pamplona y en todas las villas y castillos della han corrido hasta Estella y puesto cerco sobre la ciudad de Logroño: la cual 9Íudad como valerosa se ha defendido con gran daño de franceses. Agora veys aqui como los gouernadores de Castilla auiendo pacificado las disensiones del reyno, auiendo nueua del estado en que al presente está el reyno de Nauarra determinan todos juntos con su poder venir a remediar el daño hecho por fran9eses y restituir el reyno a su rey de Castilla que al presente estaua en Flandes: lo qual todo que veys ha do9Íentos años que se ;

pintó; y quierote agora, señor, mostrar lo que desta tu guerra, a que ybas agora su9ederá. Ves aqui como sintiendo los franceses venir los

gouernadores de Castilla leuantan el cerco de Logroño, y retiranse a la 9Íudad de Pamplona por hazerse fuertes alli. Ves aqui como el Condestable y todos los otros Señores de Castilla, ordenadas sus batallas los siguen en el alcan9e a la mayor furia y ardid qiie pueden; ansi ves aqui como los atajan el camino junto a la ciudad de Pamplona (^), donde el miércoles que verna, que serán quinze deste mes, todos con animo y esfuer90 de valerosos principes los acometen diziendo: España, España, Sanctiago: y ansi veslos aqui rotos y muertos mas de 9Ínco mil franreses sin peligrar veynte personas de Castilla. Dexote de mostrar las brauezas que estos capitanes en particular hizieron aqui conforme a lo que se pintó: las quales no ay lengua que las pueda encare9er. Enton9es le demandé a mi diosa lifcufia para me hallar alli: y ella me dixo: no te hago, señor (*), poco seruiyio en te detener: porque yo he alcancado por mi saber (•) G., estaua. {*i G., antes ejue entren en la yiudad, estando ya junto.

(')

G.,

pequeño.

orígenes de la novela

154 el

peligro en que tu persona auia de venir: y

ansi proueyeron tus hados que yo te aya de sainar aqui. No quieras más buenanentura que me le rendi por perpetuo poseerme a mi. juré de nunca me rcuelar a su imperio. basallo

Yo

y ansi luego prosiguió diziendo: Veys aqui cómo con esta vitoria quedó descnbaracado de franceses todo el reyno de Nauarra, y los gouernadores se bueluen en Castilla dejando por virrey deste reyno al conde de Miranda. El qual va luego sobre el castillo de Maya y le combate con gran ardid, y le entra y mata a quantos dentro están. Veis aqui cómo siendo Carlos anisado por los de su reyno la necesidad que tienen de su venida y presen9Ía, despedidos muchos y muy arduos neg09Íos que tenia en Alemania se embarca para venir en España en diez y ocho de julio del año de mil y quinientos y veynte y tres con gran pujan9a de armada. Veys aqui cómo se viene por Ingalaterra por visitar al rey y reyna su tia, de los quales será recevido con mucha alegria, y le íiazen

Y

muchas y muy solenes fiestas. Las cpiales acabadas y despedido de aquellos cristianissimos Reyes se viene a España aportando a la villa de Laredo, donde es rebujido con plazer de los grandes del reyno que le estaran alli aguardando. Veis aqui cómo viendo el Rey Fran9Ísco de rran9Ía no auer salido con la empresa de Nauarra, y visto que el Prin9Ípe (O de Castilla Carlos está ya en su reyno, determina en el año de mil y quinientos y veynte y quatro emprender vn acometimiento de mayor interés, y fue que acuerda con todo su poder y muy pujante exer9Íto tomar el ducado de Milán y teniendo gente de su valia dentro do (2) la 9Íudad de Milán sumesma persona estando presente poner (^) 9erco a la 9Íudad de Pauia, en que al presente está por teniente el nunca vencido capitán Antonio de Leyua con alguna gente española y ytaliana que tiene para en su defensa. Veys aqui cómo teniendo el i'ey de Fran9Ía 9ercada esta 9Íudad acuden a su (lefensa todos los capitanes y compañías que el Rey de Castilla tiene en aquella sazón por la Italia y Lombardia, y todos los prin9¡pes y señores que están en su serui^io y liga. Viene aqui en defensa Cario de Lanaya, o Charles de Limoy que enton9es estara por visorrey de JMapoles, y el marques de Pescara, y el illustrissimo duque de Borbon, y el duque de Tracto, y don Fernando de Alarcon, y Pero Antonio conde de Policastro; y avnque todos estos señores tienen aqui sus capitanes y compañias en alguna cantidad, no es tanto como la tercera (*) parte de la (pie el Rey

de Francia tiene en su campo. Pues como el exercito del rey de Castilla está aqui seys meses en que alcanca todo el inuierno, pade9Íendo gran trabajo, y como el Rey de Fran9Ía no acomete ni haze cosa de que le puedan entender su determinación, determinan los españoles darle la Iiatalla por acabar de partir esta porfía; y veys aqui cómo auiendo el marques de Pescara a los diez y nueue de hebrero del año de mil y quinientos y veynte y cinco dado vn asalto en el campo de los fi"an9eses por probar su cuydado y resisten9Ía, en el qual con dos mil españoles acomete a diez mil, y sin perder diez hombres de los suyos les mata mil y do9Íentos, y les gana vn bestión con ocho piezas de artillería. Pues viendo esta flaqueza acuerda el virrey con todos aquellos señores dar la batalla al rey de Fran9Ía en el lugar donde está fortalezido; y ansi el viernes que son veynte y quatro dias del dicho mes de hebrero; vn hora antes del dia trayendo todos camisas sobre las armas, porque se conozcan en la batalla, dando alguna poca de gente con muchos atambores y trompetas al arma por la puerta del hospital de San Lázaro, donde están los fosos y bestiones de los fran9eses para estorbar que los imperiales no entren en Pauia; y mientra estos hazen este ruydo, la otra gente rompe con 9Íertos injenios y instrumentos por algunas partes el muro del parco; y dan aqui como veys en sus enemigos. De todo esto es auisado el Rey de Fran9Ía por secreto que se liaze, y ansi manda la noche antes que todos los mercaderes, y los que venden mantenimientos y otra gente inútil para la guerra salgan del real por dexar escuta la plaza. Los quales luego se ponen el campo y el Tesin sobre Pauia, donde el Rey tiene echo vn puente para passar las vituallas que vienen de Piamontc. De manera que quando los imperiales ponen en effecto su empresa ya el Rey de Francia con todo su excr9Íto está aniiado y puesto en orden de batalla, y no se rompe tan presto el muro que no se puedan muy bien conocer vnos a otros en la batalla sin diuisa. El marques de Pescara toma consigo sete9Íentos caballos ligeros y otros tantos arcabuzeros españoles, y la gente de armas hecha dos partes llena el virrey la auanguardia, y el duque de Borbon la batalla:

y

los otros canalleros ligeros llena el

duque de Tracto. El marques la infantería

del

Gasto

lleva

española; la infanteria ytaliana y

lancenequeneques se haze tres partes; la vna es cabo el conde de Guiarna; y de la otra es cabo Jorge cauallcro alemán; y del otro es cabo otro capitán de alemanes y ves aqui cómo en el punto que el muro del parco es derribado y los ;

imperiales llegan a la plaza los suy/.aros se hazen en contra de los alemanes y juntos comba-

(5)

G., en. Ci., puso.

(*)

G., tercia.

ten

(M '

fi.,

Rey.

muy hermosamente

de

las picas,

y juega

EL CROTALON con tanto espanto la (') artillería, qao todo el campo mete a temor y braueza, y ansí cada qnal lleno de yra vusca a sn enemigo: y rebolniendose todas las csqnadras y liiitallas de gciilc de armas y eanallos ligeros, so enciende vna cruel y sangrienta contienda ('^) y luego del castillo y ciudad de Tauia, por esta puerta que se dize de Milán, salen en labor de España quatro mil y quinientos infantes con sus piezas de artillería y do9Íentos hombres de armas, y trecientos cauallos ligeros. Los qualcs todos dan en la gente ytaliana de los franceses, que está en esta parte aposentada, la qual fácilmente fue rota y desbaratada. Aqui llega vn soberuio soldado, y sin catar reuerencia al gran Musiur de la Pausa le echa vna pica por la boca, que encontrándole con la lengua se la echa juntamente con la vida por el colodrillo. Un arcabuzero español asesta a Musiur el Almirante que da bozes a sus soldados que passen adelante: y hallando la pelota la boca abierta, sin hazer fealdad en dientes ni lengua le passa a la otra parte, y cae muerto luego; yendo Musiur de Alueñi con el bra^o aleado a (3) herir con el espada a vn principe español, llega al mesmo tiempo

vn otro cauallero de España y córtale el bra^'O por el honbro y juntamente cae el braco y su poseedor sin la vida. Musiur Buysi recogiéndole con vna herida casi de muerte le alcancan otra cpie le acaba. El conde de Tracto arrojó (*) una lan^a a Musiur de la Tramuglia, que dándole por 9Íma la vedixa le cose con la brida y cae muerto él y sn cauallo. El duque de Borbon hyere de vna hacha de armas sobre la cabeca a Musiur el gran Escuir, que juntamente le echó los sesos y la vida fuera. Un cauallero ytaliano, criado de la casa del mangues de Pesda una cuchillada sobre la zelada a Muque le saltó de la cabeca: y acudiendo con otro golpe, antes que se guarde le

cara,

siur de Cliete

abre hasta la nariz.

Un

soldado español esgri-

miendo con vn montante se encontró en la batalla cow Musiur de Boys, y derrocando de vna en cayendo en el suelo corOtro soldado de la mesma nación, jugando con vna picaj passa de vn bote por vn lado al duque de Fusolca y (}) le salió el hierro al otro; y luego da otro golpe al hermano del duque de Loren en los pechos que le derrueca del cauallo: y la furia de otros cauallos que passan le matan hollándole. También este mismo hiere a Musiur de Sciampaña, que venia en compañía destos dos principes, y le haze igual y compañero en la muerte. Veis estocada

el cauallo,

ta al señor la cabera.

155

cómo el Rey de Francia, viendo roto su campo piensa sainarse por el puente d(;l Ti'sin; aqui

y otra nnicha parte d(í su exerc-ito ([ue ante él van huyendo con intención de so sainar por allí: los qualos todos son muertos a manos de los cauallos ligeros liorgoñones, y muchos ahogados en el rio; porque los nn^rcaderos y tenderos

que el dia antes hazen salir del real, como ven en rota el campo de Francia, se passan el rio y quiebran el puente por asegurar que los españoles no los signan y roben; y ansi sucede, que yendo el Rey de Francia al puente por se sainar, a cinco millas de donde la batalla se dio, le encuentran en su cauallo quatro arcabuzcros españoles, los quales, sin conocerle se le ponen delante, y le dizen que se rinda; y no respondiendo el Rey, mas queriendo passar adelante, vno de los arcabuzcros le da con el arcabuz vii golpe en la cabeca del cauallo de que el cauallo cae en vn foso, como aqui le veys caydo y a esta sazón llega vn hombre de armas y dos cauallos ligeros del marques de Pescara: y como ven el cauallero ricamente atauiado y el collar de San Miguel al cuello quieren que los arcabuzcros partan con ellos la presa, amenacandoles que donde no la partieren que les matarán el prisionero. En esto llegó vn criado de Musiur de Borbon, y como conoce al Rey de Francia va al virrey que viene alli cerca y auisale el estado en que está el Rey; y llegado el virrey haze sacar al Rey debajo del cauallo: y demandándole si es el Rey de Francia y a quién se rinde, responde, sabiendo que aquel es el virrey, que el es el Roy de Francia, y que se rinde al ;

Emperador; y veys aqui cómo luego

le desaren calcas y jubón, herido de dos pequeñas heridas, vna en el rostro y otra en la mano: y ansi es llenado a Pauia y puesto en buena guarda y recado. el virrey luego des-

man quedando

Y

pacha al comendador Peñalosa que lo haga saber en España al Rey {}). El qual es recebido con aquella alegría y plazer que tal nueua y Vitoria merece. En compañía del Rey de Francia son presos el que se dize ser Rey de Nauarra, y Musiur el Gran Maestre, y Memoransi, y el vastardo de Sauoya, y el señor Galeazo Visconte, y el señor Federico de Bozoli, y Musiur San Pole, y Musiur de Brion, y el hermano del marqués de Saluzo, y Musiur la Valle, y Musiur Sciande, y Musiur Ambrecomte, y Musiur Caualero, y Musiur la Mota, y el thesorero del Rey, y Musiur del Escut, y otros nnichos caualleros, principes y grandes de Franyia que veys aquí juntos rendidos a prisión, cuyos nombres seria largo contaros.

(O G., el. (») G., batalla, (») G., por. (') [^)

Y

luego acabado de nos mostrar en aquella pintura esta vitoria y buenauentura del nuestro

G., arroja.

G,

que.

(*)

G..

Emperador.

ORÍGENES DE LA NOVELA

15G

feli^issimo Carlos principe y Rey de España nos passó a otro quarfcel, donde no con menos

prinior

y

perí'eyion del arte estaña pintada la

imperial coronación y trilmnfo ('esarico (*) que hizo en Bolonia en el año de mil y quinientos y

veynte y niieue aTios, siendo pontifice el papa Clemente séptimo; y tanbien el viaje que liaze luego alli en Alemana por resistir al turco que viene con gran poder hasta Viena por destruir la cristiandad; y veys aqui todo su campo y batallas puestas apunto, y cómo le haze retirar. como nos obo mostrado en todo primor de la pintura todas estas grandezas nos passó a otro paño de la pared, y nos mostró la tercera Vitoria igual a las passadas c^ue obo en el reyno de Túnez diez años después, que fue en el año de mil y quinientos y treynta y cinco; y ansi nos comentó a dezir. Veis aqui cómo después que este bienauenturado prin9Ípe huuiere hecho vn admirable alarde de su gente y exer^ito en la fiudad de Barcelona sin dezir a ninguno

Y

veis aqui cómo vn miércoles nueue de Junio, estando todo el campo a punto de guerra y partida como conuiene, auiendo los

donde va:

manda leuantar las uequales son tre9Íentas en que va la flor y prez de España, y con gran música y bozeria mueuen soltando mucha artilleria del mar y tierra, que es cosa marauillosa de ver. Veis aqui cómo el sábado siguiente a las seys de la tres dias antes anisado, las: las

mañana

llega toda la armada a la ysla de Cerdeña, donde hallan al marques del Gasto que con su armada y compañía les (''^) está aguardando. Tiene consigo ocho mil alemanes y dos mil y quinientos españoles de los viejos de Ytalia; y siendo aqui re9ebidos con muy solene saina se rehazen de todo lo necesario, y luego el lunes adelante, que son catorce del mes, salen del puerto alas seys de la mañana con prospero viento, guardado el orden necesario; y el martes alas nueue horas de la mañana llegan a la vista de la Goleta, que es en las (^) riberas y costa de Túnez: puerto y castillo inexpugnable. Pues tomada tiei-ra avnque con alguna defensa de los contrarios (''); porque luego acudieron al agua gran cantidad de moros, turcos y genizaros, a defenderles el puerto, Pero jugando desde los nauios muy poderosa artilleria apartaron C) los enemigos del puerto, tanto, que todos aquellos señores y prin9Ípes sin peligro se pueden saltar a tierra; y ansi todos recogidos por aquellos campos con la mejor guarda y miramiento que pueden se aloxan hasta que todo el canpo es desembarcado. J)es2)ues cpie en dos dias en-

•) =•)

(_,

G., Qesareo. ( G-, 1

puertos y. rcüistcnciu de los enemigos. apartan.

teros

han desenbarcado armas y cauallos y apa-

manda su Prin9Ípe bienauenturado (') que todos se pongan apunto de guerra: porque los moros los desasosiegan nuich, que a la contina están sobre ellos escaramu9ando. Veys rejos

aqui cómo viene a bessar las manos del Emperador Muley Alhazen Rey de Túnez, con trecientos de cauallo, y no se parte de aqui hasta que el Rey (2) le mete y apodera en su ciudad. Veis aqui cómo se hazen trancheas y vestiones y terreplenos para conbatir la Goleta: en los quales tardan veynte y ocho dias. Veis aquí

muchas y muy cotidianas escaramucas y rebamoros con los christianos a donde cada cpial se señala con gloria eterna de buena fama. Pues como es acabado este vestion muy fuerte que aqui tes

que tienen

los

vista de su principie:

en contra deste castillo de la Goleta, manEnperador que se ponga en orden de vateria; y ansi ponen en él treynta y seys piezas de artilleria gruesa, los mejores tiros de toda la armada, los quales asestan a las dos torres prin9Ípales del castillo; y en los otros vestiones y trancheas ponen hasta quatrocientos cañones gruesos y menudos, los qtiales asestan á la fortaleza y galeras que tenian (^) los moros en el estaño de agua que viene de Túnez hasta la mar. Veis aqui cómo estando todos apunto para dar la vateria haze el Emperador vn admirable razonamiento a todos sus capitanes y soldados, animándolos al acontecimiento y prometiéndoles grandes premios. Veys aqui cómo miércoles que serán cator9e del mes de Julio, quando fue (*) venida la mañana el Emperador manda que se comience la vateria por la (') mar y tierra. La qual es la mas fuerte y contina y admirable que nunca se dio en campo de griegos, romanos ni egip9Íos. Porque dentro de quatro horas están deshechos y hundidos por tierra los muros, cercas y valuartes mas fuertes que tubo la antigüedad. Todo es aqui en breue roto y horadado, que ya no tienen los moros con que se amparar, cubrir ni defender, y les es ne9esario salir al canpo a pelear como están los de fuera. Veys aqui cómo a las dos horas después de medio dia los soldados españoles enbian a suplicar al Emperador les dé licencia para entrar la fuer9a, porque ya no es menester gastar mas munición; ya eomiencan los moros a salir al campo viendo poca defensa en su fuer9a, y los españoles los reciben con gran animo y matándolos y hiriéndolos lan9an animosamente en sus muros que ya están sin albergue ni defensa, y tanta es la matan9a t¡ue en ellos ha veis,

da

el

O (')

G.,

manda

el

Enijierador.

G., este nuestro dichcso caudillo. tienen.

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]{. (7ííí7/í/^7í(),

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(i.,

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G.,os

(*)

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G.,

el.

EL CROTALON :en que los liazon liuyr (') por el ostaño adelanto, donde se hahogan infinitos dcllus. Veys

cómo con «^ran C^) alogria y cstuerzo ponen españoles las randeras sobre los nnirosy fuerza, auiendo nuierto más de treynta mil moros (pieestanan en aquella defensa sin morir (') diez de los cristianos. Están tan eslor^ados y animosos estos soldados españoles con esta vitoria, aqiii

los

que

si

en esta coyuntura los tomasse de aqui el serian bastantes para fácilmente

Emperador

vencer los exer^itos del Turco y gran Can y Soplii si todos estos poderosos principes y sus luengas se juntasen en vno. Porque acjui ganan la mas fuerte y iuexpunable fuerza que en el mundo está en ediíi(;'io. Ganan aqui trecientas piezas de artillería gruesa de bronce muy hermosa, y mucha muni