Nociones de gramática. (El estudio de la gramática convertido en juego de mesa)
 8479230134

Table of contents :
ÍNDICE
A modo de prólogo
Nomenclatura gramatical
La nomenclatura de tus libros de texto
Partículas de subordinac.ión y oraciones subordinadas
A) Oraciones completivas -sustantivas: partícula subordinante que
B) Oraciones adverbiales
1 ) ORACIONES CAUSALES
2 ) ORACIONES CONCESIVAS: AUNQUE
3 ) ORACIONES CONDICIONALES: SI
4 ) ORACIONES TEMPORALES
5 ) ORACIONES COMPARATIVAS: COMO
6 ) ORACIONES FINALES: PARA QUE
7 ) ORACIONES CONSECUTIVAS
C) Oraciones subordinadas de RELATIVO
RECAPITULACIÓN GENERAL
I. Vista panorámica de la MORFOLOGÍA (y sintaxis)
II. Vista panorámica de la SINTAXIS (y morfología)
Comentarios y Reglas de juego
CONCLUSIÓN
POST SCRIPTUM
Contraportada

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L I S A R D O

RUBI O

NOCIONES BASICAS DE GRAMÁTICA El estudio de la gramática convertido en juego de mesa

L I S A R D O

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R U B I O

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lM U L lU n C b U U S IL U S

de gramática ( E l e s t u d i o de la g r a m á t i c a c onver t i do en j uego de mesa)

Ediciones del O rto

E D I C I O N E S

DEL

P rim e ra e d ic ió n 1 9 9 3

© Lisardo Rubio © EDICIONES DEL ORTO (EDICLÁS) Magnolias 9, bajo izda. 2 8 0 2 9 Madrid

I.S.B.N. 8 4 -7 9 2 3 - 0 1 3 - 4 Depósito Legal: M - 3 7 9 4 8 -1 9 9 2 Impreso en Espada

Imprime:

EDICLÁS Magnolias 9, bajo izda. 28 0 2 9 Madrid

O R T O

ÍNDICE

P r ó l o g o ................................................................................................. IX N o m e n c l a tu ra g r a m a t i c a l ............................................................................................ 1 La n o m en cl a tu r a de tus libros de t e x t o ........................................................... 4 Partículas de subordinación y oraciones s u b o r d i n a d a s .......................... 6 Re ca pi tu la c ió n g e n e r a l .............................................................................................26 Vi stas pa n or ám ic a s de la l e n g u a .................... ................................................. 34 C o m e n t a r i o s y regl as de j u e g o ...........................................................................36 C o n c l u s i ó n ......................................................................................................................50 Post s c r i p t u m ................................................................................................................. 51

VII

_A_

m n d n ------------------

d p_. rυ τ η ί η σ 0 η-

Como viejo profesor universitario y autor de manuales ("Introduc­ ción a la Sintaxis estructural del Latín", 1966; "Nueva Gramática La­ tina", 1985), frecuentemente reeditados y bastante manejados en la especialidad por los estudiosos a quienes iban dirigidos, pido perdón por cambiar de ambiente (¡"turista de la 3a edad"!) y meterme en un terreno que no está registrado legalmente a mi nombre y puede perte­ necer más bien a mis colindantes, los maestros en gramática española. Cambio, momentáneamente, de zona y de público sin ceder un ápice en mi modo de pensar como lingüista y siguiendo el rumbo exacto marcado por mis publicaciones anteriores. Una niña, escolar de EGB, y sus libros de texto motivaron ahora mi cambio de tercio. La niña tuvo la oportunidad de comentar conmigo sus conocimientos gramaticales y los libros de texto que estaba estu­ diando: son los manuales de Vicens Vives sobre el lenguaje. Encontré en ellos, junto a muchas páginas impecables, otras con ciertas obscuri­ dades o incluso graves carencias en lecciones fundamentales; ante tal coyuntura reaccioné redactando para mi jovencísima alumna los apun­ tes que ahora ofrecemos a cualquier profesor o estudiante de lengua española.

IX

Conservamos expresiones estilísticas (formas del verbo en impera­ tivo, léxico conversacional que pretende traducir la terminología "consagrada" por tradición, algunas referencias dialogísticas de Is a 2persona, etc.), reflejos todavía de la exposición viva y oral, es decir, de las "clases particulares" que dieron origen a esta breve publicación.

X

Nomenclatura gramatical A) P r e p o s ic ió n es la partícula que se antepone a un nombre para subordinarlo y hacer de él - ya sea un complemento de otro nombre (tipo N + de + N), es decir, un adjetivo funcional: ca sa de l p a d re

m ca sa p a tern a

(adjetivo funcional, aunque no morfológico)

- ya sea un complemento circunstancial de un verbo: H a b la r co n s e r e n id a d = H a b la r s e re n a m e n te

Los llamados complementos circunstanciales son adverbios fun­ cionales (aunque no adverbios morfológicos). B ) Las mal llamadas c o n ju n c io n e s d e su b o r d in a c ió n no son conjunciones (porque no sirven para unir). Son partículas que se ante­ ponen al verbo para subordinarlo y hacer con él lo mismo que las preposiciones hacen con el nombre. Es decir, hacen del verbo (y todo lo que de él cuelgue) - ya sea un complemento circunstancial, es decir, un adverbio funcional (aunque no morfológico). Se trata aquí de lo que siempre se han llamado oraciones subordinadas circunstan­

1

cíales o adverbiales. Son, a fin de cuentas, adverbios funcio­ nales (aunque no morfológicos), - ya sea lo que siempre se ha llamado una oración subordi­ nada completiva y que yo prefiero llamar sustantiva para apuntar a una función típicamente nominal, a saber, la de sujeto o complemento directo del verbo. La partícula subor­ dinante en este caso es QUE (ver los gráficos de nuestros ejemplos). Tales oraciones subordinadas son NOMBRES ( = SUSTANTIVOS) funcionales (aunque no morfológicos). C) ORACIÓN INDEPENDIENTE, ORACIÓN PRINCIPAL, ORACIÓN SUBORDI­ NADA. Puesto que una oración se define como unidad de sentido, es razonable hablar de oración independiente y oracion principal, ya que efectivamente constituyen una unidad de sentido. Pero es infundado hablar de oración subordinada, puesto que una "oración subordinada" precedida de la partícula (la "conjunción de su­ bordinación") que la introduce, pierde todo sentido por sí sola. Yo seguiré hablando de "oración subordinada", pero insistiendo en que lo sustantivo de las dos palabras radica en la segunda (el adjetivo "subordinada"); la primera de las dos palabras, el nombre "oración", es un vocablo vaciado de contenido al añadírsele el adjetivo "subordina­ da". D) C o n jun ció n . De lo dicho se sigue que tampoco me satisface lla­ mar a las partículas subordinantes del verbo "conjunciones de subor­ dinación". No son conjunciones, es decir, elementos de unión o nexos (= "nudos"). Sin embargo, para no desorientar demasiado a mis lectores, diré in­ diferentemente PARTÍCULAS SUBORDINANTES DEL VERBO o CONJUN­ CIONES DE SUBORDINACIÓN. Pero, también aquí, lo importante es "de subordinación", y no "conjunciones".

2

En cambio, sí me gusta hablar de CONJUNCIONES, &sccssj cuando me refiero a las CONJUNCIONES DE COORDINACIÓN como Y, O, NI. Estas conjunciones sí que sirven para conjuntar o unir, como su nom­ bre expresa, y lo expresa tan claramente que incluso nos parece super­ fluo o pleonástico el añadido "de coordinación".

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La nomenclatura de tus libros de texto (Se trataba de los manuales de Vicens Vives sobre el lenguaje)*

A) Llaman p r o p o s ic io n e s a lo que generalmente llamamos en Es­ paña "oraciones"; y, como luego hablan de "proposiciones inde­ pendientes, principales y subordinadas" caen en el mismo vicio que hemos señalado en la nomenclatura tradicional de "oraciones inde­ pendientes, principales y subordinadas" (ver, poco antes, apartado C). Eso de llamar "proposiciones" a las "oraciones gramaticales" es un hecho habitual entre los gramáticos extranjeros. El cambio de nombre no tiene importancia. Lo que importa es definir los conceptos, como hemos intentado hacerlo en nuestro aludido apartado C. B) Tu Libro de Texto llama

n exo s

(= "nudos", es decir, medios de

* Con posterioridad, durante el proceso de impresión de este ensayo, una sugerencia de Alfonso Martínez, gramático él también y directivo de la Empresa Editorial, nos llevó a re­ visar el conjunto de los manuales escolares de lengua utilizados en nuestro país y hemos comprobado que la nomenclatura aquí criticada es la usual en todos ellos con sorprendente uniformidad.

4

unión o enlace) tanto a las conjunciones de coordinación como a las de subordinación. El nombre de "nexos" aplicado a las conjuncio­ nes de coordinación me parece perfecto (ver tu manual de 7S, pp.238ss). Pero llamar "nexos" igualmente (pp.226s.) a las conjuncio­ nes de subordinación es radicalmente inaceptable, porque no se trata de "unir" o "anudar" nada, sino de subordinar un verbo (y todo lo que de él cuelgue) para hacer de él un complemento del único verbo en función predicativa esencial, que es el verbo principal: la resultante del verbo subordinado se convertirá (por obra y gracia de la partícula subordinante) en un nombre funcional, un adjetivo funcional o un ad­ verbio funcional, como queda demostrado en nuestros análisis e ilus­ traciones gráficas que los acompañan. C) En general, tus libros del lenguaje no captan el valor fundamen­ tal de ninguna partícula subordinante y ven por todas partes "nexos", incluso cuando no les dan ese nombre. Así, hablando de las PREPOSICIONES, se dice en tu libro de 6(p.159) que las "preposiciones sirven-para unir...''. ¿No te parece que si "sirven para unir" son nexos (aunque no se les dé tal nombre)? En el libro de Ί- no he visto nada sobre las preposiciones. Así también, en el libro de Ί- (p.70) leo que "los pronombres relati­ vos sirven para enlazar oraciones". Si enlazan, ¿no te parece que se trata de otro nuevo nexo? (lee lo que yo te digo sobre el pronombre relativo y verás para qué sirve).

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Partículas de subordinac.ión y oraciones subordinadas Las preposiciones y las conjunciones de subordinación son, como ya dijimos (p.l), PARTÍCULAS SUBORDINANTES respectivamente del nombre y del verbo. Tales partículas son la gran clave para entender el sutil juego del lenguaje y, lamentablemente, las páginas que les de­ dican los libros de texto suelen ser las más deficientes en los manua­ les escolares de todos los niveles. Una persona de cultura media puede creerse suficientemente docta en gramática porque sabe distinguir entre un nombre, un verbo, un ad­ jetivo y un adverbio. Probablamente también cree saber lo que es una preposición y hasta una conjunción. No obstante, suele reconocer que no ve el valor de esas "palabritas" con tanta claridad como el de las cuatro primeras, pero se consuela pensando que "son muy pocas y de menor importancia". Sin embargo, ¿cómo puede menospreciarlas si, de hecho, resultan imprescindibles y hasta más rentables que cualquier nombre o ver­ bo...? Diremos más: quien no conozca el papel de las partículas subordi­ nantes, tampoco entenderá demasiado el juego de los nombres y los

verbos, esas piedras angulares ciertamente en todo edificio lingüístico. Esas dos palabras-reinas son movidas y trasladadas de sus posiciones básicas sobre el tablero del juego (o "cuadrilátero básico", cf. infra, pp.27-30 y 34) por las diminutas partículas que, con increíble agilidad, hacen cambiar de valor, a cada paso, tanto al nombre como al verbo. Esperamos que la importancia de las partículas brille con claridad

A) Oraciones compíetivas-sustantivas :

que

...

Son sustantivos funcionales

B) Oraciones circunstanciales o adverbiales : 1. Oraciones causales:

POfíQUE... PUESTO QUE...

2. Oraciones concesivas: 3, Oraciones condicionales:

AUNQUE... SI... CONTAL QUE...

4. Oraciones temporales:

Son adverbios funcionales

CUANDO... ANTES QUE... HASTA QUE... DESPUÉS QUE... TAN PRONTO COMO...

5. Oraciones comparativas:

c o m o ...

6, Oraciones tíñales:

PARA q u e ...

COMO SI... A FIN DE QUE... 7.

Oraciones consecutivas:

QUE... DE TAL MODO QUE...

C) Oraciones (de subordinación) relativas : ( in t r o d u c id a s p o r el p r o n o m b r e r e la t iv o )

QUE...

Son adjetivos funcionales

7

en nuestra recapitulación ulterior... Ahora, como introducción al tema, tratemos de exponer el meca­ nismo operativo de las partículas subordinantes del verbo. Adelante­ mos que es un mecanismo paralelo y muy similar al de las partículas subordinantes del nombre.

A ) Oraciones

c o m p l e t i v a s -s u s t a n t i v a s :

partícula subordinante

que

Cuando decimos que una conjunción de subordinación "rebaja" el VERBO a la categoría del NOMBRE o del ADVERBIO, fíjate en que, al "rebajar" el verbo propiamente dicho ("el núcleo verbal"), rebajará todo el grupo verbal, es decir, el verbo con todo lo que ese verbo lleve colgando de él. Empecemos por ver cómo opera la partícula QUE. Nota.- Pero, antes, una observación previa, marginal y un tanto personal. Yo me siento atraído por la tentación de llamar a esta partícula subordinante la "reina de las conjunciones de subordinación" por dos razones: 1) parque "rebaja" la oración subordinada encabezada por ella a la categoría nomi­ nal para funcionar como un nombre

sujeto o complemento directo; y ya sabes lo

importantes que son el sujeto y el complemento directo en cualquier oración;

2) porque ese que aparece como elemento básico en la mayoría de las demás conjunciones de subordinación: porque, puesto que, aunque, con tal que, an­ tes que, hasta que, etc. Este grupo de conjunciones de subordinación son las que rebajan el verbo (con todas sus dependencias) a la categoría del adver ­ bio

(con las funciones circunstanciales propias del adverbio).

Veamos ya cómo opera el QUE. Ejemplo: Cantas bien esa jota

8

Ahí tenemos una oración normal, perfectamente comprensible:

cantas

adjetivo

esa Pongámosle un QUE delante: que cantas bien esa jota. Toda la oración ha quedado estropeada; ya no es un mensaje inteligible; sería frase de un demente. Pero ese organismo ahora muerto y sin vida, lo podemos transplantar o injertar en otro organismo mayor en el que re­ cobrará vida y desempeñará una importantísima función: Veo que cantas bien esa jota

c. directo

c. directo

'9

¿Qué hace, pues, el QUEl 1) Destruye la razonable predicación verbal que antes tenía­ mos en "cantas bien esa jota" (operación comparable a la que efectúa cierta tecla de los ordenadores para borrar lo que había escrito antes y sustituirlo por un nuevo texto). 2) Habilita ese verbo "cantas" (juntamente con sus dependen­ cias) para funcionar como un NOMBRE en oficio de comple­ mento directo. El grupo verbal queda así convertido en un nombre funcional. Nota 1 ,- A ese QUE suelen llamarlo los gramáticos "conjunción de subordi­ nación completiva", porque, dicen, la oración subordinada que introduce "completa el sentido del verbo principal del que pasa a depender cuando se produce la degradación causada por el

q ue ".

No nos satisface la denomina­

ción, pues, por la misma razón, todas las conjunciones de subordinación de­ bieran calificarse de "completivas", porque todas degradan a un verbo (y lo que de él cuelga) para colocarlo bajo la dependencia del verbo principal y completar su sentido de alguna manera. Lo cierto es que, aunque todas las conjunciones de subordinación introducen un complemento al verbo principal y por lo tanto todas podrían calificarse de "completivas", el que es la conjunción completiva por excelencia (o la más completiva de todas), poique suministra los dos complementos más esencia­ les requeridos por un verbo, a saber, el sujeto y el complemento directo. Y el QUE es la partícula subordinante que convierte una oración entera en el sus­ tantivo funcional que nos suministra ya sea el sujeto, ya sea el complemento directo requeridos por el verbo principal.

Nos gustaría llamar a tal QUE "conjunción de subordinación" completiva-sustantiva para apuntar con tal denominación a las previsibles funciones de esas

oraciones subordinadas llamadas, demasiado simplemente, "completivas".

Nota 2.- Como queda dicho, las oraciones subordinadas introducidas por

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QUE serán, unas, sujeto, y otras, complemento directo. Aparecerán con mu­ chísima mayor frecuencia las subordinadas compl. directo que las subordina­ das sujeto.

La oración analizada y dibujada antes era complemento directo. He aquí ahora otra completiva-sustantiva que hará de sujeto: No me gusta que vengáis tan pronto

gusta

adverbio

pronto adverbio

tan

B) Or acion es

a d v e r b ia l e s

1) ORACIONES CAU SALES

Operemos con otra partícula subordinante, la causal PORQUE. He aquí dos oraciones sencillas, independientes entre sí, cada una con sentido propio: Cayó una gran nevada. No pudimos em prender el viaje

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1a

23

Cayó sujeto

irnos ^c.directo

sujeto adverbio

una nevada

(nosotros)

. emprender π directo

adjetivo

gran(de)

el viaje

Si a la Is oración le anteponemos la partícula causal porque , pier­ de su independencia y vida propia. Sólo recobrará sentido si la apoya­ mos o injertamos como un miembro más de la segunda:

pudimos

una nevada adjetivo

gran(de)

12

el viaje

2)

OR ACIONES C O N C E S IV A S : AUNQUE

La mayoría de los siete calificativos que se dan respectivamente a las siete subordinadas adverbiales no sorprenden a los escolares. Les parece natural que se hable de oraciones "causales" al oir "porque " llueve...

de oraciones "condicionales" al oir "si " q u ieres...

etc. Tan sólo les cuesta asimilar dos de los siete calificativos que van a encontrar en este apartado. El primero es el de "(oraciones) concesivas" (el segundo será el de "consecutivas"; lo comentaremos a su hora). El adjetivo "concesivo / a" y el sustantivo "concesión" derivan de "conceder" = "dar": co n ced er o dar un perm iso c o n c e d e r o dar la razón

En una discusión o argumentación una persona puede conceder parcialmente la razón al adversario: tal persona sabe hacer "concesio­ nes", no es intransigente, es "concesiva". En este sentido se dice que es concesiva una oración gramatical: "aunque..." = "admito, concedo que..." (caiga el general). Aunque caiga el general en el combate, seguiremos luchando sin tregua

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seguiremos adverbio funcional

adverbio funcional

el general

3)

adverbio"·

(nosotros)

aunque caiga oiiiptn

s u je to /

adverbio v funcional

en el combate

ORACIONES

C O N D I C I O N A L E S ·. S I

Si quieres la paz, prepara la guerra.

Si tú no vienes, no vamos.

prepara adverbio funcional

si quieres

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sin tregua

luchando

sujeto

(tú)

vamos c.directo

adverbio fu n cio n a l.

adverbio sujeto

la guerra

si vienes

(nosotros)

no

4) ORACIONES

TEMPORALES

Partícula CUANDO: Cuando calienta el sol, aquí, en Lo Pagán, bajamos a la playa

bajamos

adverbio funcional

cuando cal

s u je to /

(nosotros)

/adverbio \

aquí

,a üvert)l0,

en Lo Pagán

adverbio funcional

a la playa

sujeto

el sol Partícula

hasta q u e ·.

Hasta que me digas que vienes conmigo a Madrid, te mantendréprisionera

itendré adverbio funcional

c. directo

te (= a tí)

hasta que... digas c. indirecto

^nombre (funcional) directo

adjetivo predicativo

prisionera adverbio unclonal

conmigo

a Madrid

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Nota

Esta oración subordinada temporal ("hasta que me digas") nos pre­

senta una complicación no vista hasta ahora, a saber, que ella misma lleva bajo su dependencia una nueva oración subordinada como complemento di­ recto de "digas"; esta subordinada de la subordinada es, pues, la subordinada completiva-sustantiva que hemos estudiado en el apartado A). La oración intermedia "hasta que..digas" es subordinada con relación a "man­ tendré"; y es principal con relación a "que vienes".

5)

O RACIO N ES

C O M P A R A T IV A S : CO M O

Como te dijimos en nuestra carta, venimos a visitarte

venimos

como dijimos

(nosotros)

a visitar-

c. directo sujet

nosotros

te (= a tí)

en carta

te (= a tí)

adjetivo

nuestra Nota.- ¿Es comparativo el siguiente "como"? ¿Te gustaría ponerlo en otro apartado? (Observa que parece equivalente a "porque" o "puesto que").

Como llovía, no p u d i m o s venir

6)

ORACI ONES

F IN A L E S : PARA

QUE

Te co m p ré una ca sera para que sa cies tu sed

sed adjetivo

tu

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7)

ORACIONES CONSECUTIVAS

Su partícula introductora es QUE, como lo es para las subordinadas completivas-sustantivas (cf. supra, apartado A), y lo será para las su­ bordinadas relativas (cf. infra, apartado C). ¡Cuidado, pues, cuando nos encontremos con un QUE, ese elemento "rey" de la subordina­ ción, como dijimos más arriba! Luego veremos cómo se puede distinguir entre el QUE pronom ­ bre relativo y el QUE conjunción subordinante completiva-sustantiva. Ahora veamos cómo se puede reconocer y distinguir el QUE consecutivo, frente a los otros dos valores. El QUE consecutivo siempre aparece en la secuencia lineal ligado a otras palabras que lo arrastran (por estar ligado a ellas). He aquí algunos ejemplos: Esta ch ica es tan gu a p a / que atrae todas las m iradas La p ersp ica cia d e esta niña es tal / que no le p u ed es d a r gato p o r lieb re La m uchacha estaba en fu recid a de tal modo / q u e no atendía a razones M e su p licó con tanta-insistencia / que no p u d e n ega rm e Te q u iero tanto / que p o r ti h a ré c u a lq u ier sa crificio

Obsérvense las expresiones: tan (g u a p a ) / que tal / que tanta (in s is te n c ia ) / que tanto / q u e

La oración subordinada consecutiva empieza con QUE: es una consecuencia arrastrada por los términos tan, tal, tanto, etc. de la oración principal, términos que forman con el QUE subordinante co­ rrelaciones mutuas, de tal modo que resulta prácticamente inconcebi­ ble un término sin su compañero de correlación.

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c.directo

(ella)

me

con insistencia adjetivo

tanta adverbio funcional

q u e ... pude

C ) O ra cio n es su b o rd in a d a s de RELATIVO 1. Tratemos de distinguir entre el QUE pronombre relativo (que encabeza las oraciones subordinadas de relativo), y el QUE partícula subordinante que, como ya sabemos, encabeza las subordinadas compjíetivas-sustantivas. 2. El pronombre relativo y la subordinación relativa a que da lugar

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ha hecho correr mucha tinta en las gramáticas de diversas lenguas (no faltan incluso para varias de ellas voluminosas y sabias monografías consagradas al tema). Al pronombre relativo español no se ha prestado demasiada aten­ ción, aunque sea quizás más problemático que el de otras lenguas de nuestro entorno lingüístico. 3. He aquí una serie de oraciones subordinadas de relativo·. El niño que estudia aprueba. La niña que estudia aprueba. Los niños que estudian aprueban. Las niñas que estudian aprueban.

A ese QUE se le llama pronom bre por representar a un nombre sin repetirlo. El nombre en este caso es niño / a / / niños / as. A tal pro­ nombre se le añade la calificación de relativo ("pronombre relativo"), porque hace referencia al nombre que le p reced e en la secuencia li­ neal. Dicho nombre recibe la denominación de antecedente (palabra que significa "que va delante"). Fijémonos en que, efectivamente, niño / a //n i ñ o s / a s están delante del QUE. 4. Salta a la vista la originalidad de las oraciones subordinadas r e lativas frente a las demás oraciones subordinadas. Hasta aquí (aparta­ dos A y B), siempre hemos visto una partícula subordinante con el co­ metido único y exclusivo de subordinar un nucleo verbal con todo lo que de él cuelgue, es decir, en suma, toda la oración introducida por la partícula subordinante. Ahora resulta que nuestro QUE relativo presenta una primera cara y oficio de partícula subordinante del verbo, como otra partícula su­ bordinante cualquiera de las que hemos visto; pero, además, presenta (¡extrañísimo producto híbrido!) una segunda cara pronominal. Y ,

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como tal, ha de tener, como todo pronombre, una función nominal: la de sujeto o complemento directo, indirecto o circunstancial del mismo verbo al que simultáneamente subordina. 5 . - Para distinguir el QUE pronombre relativo del QUE partícu­ la subordinante completiva-sustantiva, aconsejan nuestros gramáticos intentar sustituirlo por un claro pronombre como el cual / la cual / / los cu a les/ las cuales. Si la sustitución es posible, el QUE será pro­ nombre relativo: El niño que (= el cual) estudia aprueba. La niña que (= la cual) estudia aprueba. Los niños que (= los cuales) estudian aprueban. Las niñas que (=las cuales) estudian aprueban.

6. Si ahora nos ponemos a representar gráficamente el esquema sintáctico de estas oraciones subordinadas relativas, como hemos he­ cho con todas las demás subordinadas, nos vamos a ver ante un gran aprieto, debido a la "doble cara" del pronombre relativo: su cara de subordinante, nos invita a colocarlo junto al verbo que va a subordi­ nar (posición que hemos dado a todas las conjunciones de subordina­ ción en nuestros esquemas precedentes), a) Empecemos por colocarlo ahí:

a) aprueba el niño

b) aprueba el niño

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b) Pero ¿cuál es ahora el sujeto de "estudia"? "niño" es el sujeto del verbo principal: e l niño ... a p ru eb a

El sujeto de "estudia" no es "niño", sino el pronombre que lo repre­ senta: QUE ("el cual"). Entonces esta 2a cara del QUE requiere el puesto normal del nom­ bre (o pronombre) que sea sujeto de "estudia". No vemos más solu­ ción al problema que la de colocarlo dos veces: — una primera vez atendiendo a su Ia cara (de subordinan­ t e ),y

— una segunda vez atendiendo a su 2a cara de pronom bre (sujeto, como aquí, o, en otros textos, complemento direc­ to, indirecto o circunstancial). Nota Marginal.- La subordinación mediante el pronombre relativo es un fenómeno único en el campo de la subordinación. No era tan extraño en la prehistoria de nuestra lengua, es decir, en latín. En la lengua madre del espa­ ñol el pronombre relativo no era invariable como lo es ahora nuestro QUE, sino que era muy variable (con una treintena de formas), de modo que era posible distinguir y separar un elemento invariable, QU- (que todavía conser­ vamos tal cual) y unos cuantos morfemas variables (reducidos todos a nues­ tra pobre e insignificante e final). Esos morfemas cambiantes indicaban claramente el valor pronominal y las funciones (pronominales de sujeto, complemento directo, indirecto o circunstancial. Así resultaba factible dividir la palabra en dos segmentos y asignar, en la representación gráfica, un puesto al segmento del relativo responsable de la subordinación y otro puesto al seg­ mento responsable del valor pronominal. No nos veíamos obligados a situar en dos puntos distintos una misma palabra como ocurre con nuestro indivisi­ ble QUE,

7.1. Hemos referido, líneas más arriba, la receta tradicional para reconocer el QUE pronom bre relativo, frente al QUE partícula

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de subordinación completiva-sustantiva·. la posible sustitución por el cual / la cual / / los cuales / las cuales. Tal sustitución no parece demasiado cómoda a las mentalidades juveniles; les parece un tanto artificial y forzada; comprendemos su actitud: ni a los jóvenes ni a los que pasamos por maestros de la asignatura, se nos ocurrirá en un texto acudir a la aludida sustitución prescindiendo del comodísimo QUE en las oraciones propuestas como ejemplos de sustitu­ ción. Sin embargo, reconoceremos valor a la prueba de la sustitución, si comprobamos que dicha sustitución es radicalmente inconcebible con el QUE partícula completiva-sustantiva; recordemos los ejem­ plos analizados antes: Veo q u e cantas bien esa jo ta

Si aquí sustituimos el QUE por el cual o la cual nos queda un sinsentido radical e inimaginable. El resultado de la hipotética sustitución en el segundo ejemplo propuesto sería un enigma de la misma envergadura que el ante­ rior.

7.2. Aunque damos, pues, por aceptable el consejo tradicional de la sustitución, proponemos, además, otro que corrobora el anterior y resulta quizás más expeditivo: la consideración de las secuencias en que aparecen ya sea el pronombre, ya la partícula subordinante. El QUE pronombre relativo, va precedido del NOMBRE que le sirve de ANTECEDENTE (recuérdese que "nombre anteceden­ te" significa "nombre que va delante"); y, en cambio, el QUE partícula completiva-sustantiva, va precedido de un VERBO al que le aporta el SUSTANTIVO fu n cio n a l que dicho verbo necesite ya sea com o sujeto, ya como complemento directo: los dos hue­ cos primarios que han de rellenarse ante una predicación cual­ quiera.

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8. Aludamos, por último, a la función de la oración subordinada de relativo. Si tenemos en cuenta que toda oración de relativo determina a un NOMBRE ANTECEDENTE, está claro que la oración de relativo es un ADJETIVO FUNCIONAL. La función adjetiva de la oración de relati­ vo es tan evidente que siempre ha sido reconocida como tal. Véase qué fácil sería comprobar en los ejemplos propuestos la po­ s i b l.......... e s u -s — t i t u -------c i ó n —d e l----a s rvrarvinrifis tiv n nn ------------------ Hp. m l n —·— .r —r ~n H ip ~ tiv n c y n n ' jr~f n l A o i*.

eos equivalentes: E l niño "estudioso" ap ru eba La niña "estudiosa" ap ru eba

etc. 1) Tal ADJETIVO FUNCIONAL, como cualquier adjetivo morfoló­ gico, puede SUSTANTIVARSE mediante el artículo: "El que estudia" ap ru eba

2) Y , ya sustantivado, a) puede ir precedido, com o cualquier nombre, de una prepo­ sición que lo trasladará, como a otro nombre cualquiera, a la categoría del ADVERBIO (¡o lo devolverá a su categoría previa de adjetivo funcional!).

Nota.- Para entender lo que aquí se dice ha de tenerse en cuenta el cuadro de la pág. 34 y lo que se explica después, en "Reglas del Juego Lingüístico'', apartados 4) y 5).

Empecemos por ejemplificar el paréntesis: Me gusta verte en compañía "de los que estudian en serio".

El grueso de la flotilla de transporte "verde" trasladará los SUSTANTIVOS FUNCIONALES materializados en oraciones de relativo a la categoría ADVERBIAL:

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Me encanta verte a gusto "con los que estudian en serio " A hí tien es la m uñeca "por la que tanto interés m ostrabas" Sigo en e l co le g io en (el) que nos conocim os"

b) y puede, con la ayuda del verbo auxiliar SER, constituirse en el predicado NOMINAL, como otro nombre cualquiera: E ste m ensajero "es e l q u e me trajo la g ra n noticia".

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1. Iniciamos nuestro cursillo de gramática con el (imaginario) des piece de un diccionario cuyas palabras recortamos en papeletas y ar­ chivamos en 9 secciones (una para cada clase de palabras consignadas en el diccionario).

2. Hubo bastante sorpresa al comprobar la colosal desproporción en el número de palabras que habían ido a parar a cada sección de nues­ tro improvisado fichero. Cayeron miles de palabras en las secciones reservadas tanto al NOMBRE como al VERBO. Resultaron mucho menos cargadas las cajas reservadas al ADJETI­ VO y al ADVERBIO. Y las restantes cinco cajas (las del ARTÍCULO, el PRONOMBRE, la PREPOSICIÓN, la CONJUNCIÓN y la INTERJECCIÓN) resultaron tan se­ m ivacías que hubiéramos podido escribir en un solo folio todo el con­ tenido de las cinco cajas juntas. 3. Con el juego del despiece pudimos apreciar claramente varias realidades: a) Que, entre las nueve clases de palabras registradas en nuestro diccionario, destacan, a grandísima distancia de las

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demás, el VERBO y el NOMBRE. Forman la línea más com­ pacta y cerrada en el frente del lenguaje. Sólo con nombres y verbos ya podríamos mantener algo de comunicación con nuestros semejantes: P edro d uerm e P edro com e pan P ed ro busca am igos

etc. b) Vienen, luego, como clases numéricamente dominantes, aunque a gran distancia del verbo y del nombre ( y también de las ya aludidas cinco clases minoritarias) la del ADJETI­ VO y la del ADVERBIO. Con estas dos nuevas clases de palabras ya podemos ampliar un poco nuestras posibilidades de comunicación: P edro duerm e bien P ed ro com e pan blanco P edro busca afanosam ente buenos am igos

etc.

4. Las cuatro clases de palabras que hemos utilizado hasta aquí en nuestros primeros balbuceos de hablantes constituyen el cuadrilátero básico en que se mueven nuestras lenguas. De ese cuadrilátero básico saldrán, como de una cantera, las pie­ dras de construcción para construir cualquier mensaje lingüístico. Analicemos el último y más completo de los seis mensajes que he­ mos referido en las líneas anteriores. Así empezaremos a bucear hasta el fondo de tal mensaje: P edro busca afanosam ente buenos amigos

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Las cinco palabras que ahí vemos nos salieron en orden alfabético en el despiece de nuestro diccionario. Pero, ni antes en el diccionario ni después en sus respectivas cajas de clasificación, nos transmitieron ningún mensaje. No constituirán un mensaje hasta que no las conecte la mente del emisor primero, y, después, la del receptor, en determina­ da estructura sintáctica. Representamos esquemáticamente tal estruc­ tura (con las debidas conexiones entre las cinco palabras en cuestión):

buenos

Cada palabra tiene su oficio o función en el mensaje (u "oración gramatical"). La palabra clave es siempre el VERBO, cuya función primaria es la de predicar (= "decir") algo de alguien o de algo. Aquí se dice que la acción expresada por "busca" tiene su soporte o SUJETO GRAMATICAL en alguien cuyo NOMBRE es "Pedro". La tercera palabra "afanosamente" es un ADVERBIO: palabra cuya función normal es la de determinar o, como término consagrado, "modificar" (= expresar modalidades, modos o matices en la forma de actuar del sujeto) al VERBO (y, ocasionalmente, también al ADJETIVO y hasta a otro ADVERBIO, como tendremos la oportunidad de ver). La quinta palabra, "amigos", vuelve a ser otro NOMBRE: si el pri­ mero, "Pedro", desempeñaba la función de sujeto (en respuesta a la

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cuestión "¿quién busca?"), el segundo desempeña la función de com­ plemento directo (en respuesta a la cuestión "¿qué busca Pedro?"). Sólo nos falta aludir al ADJETIVO, "buenos": es una determinación de "amigos"; la concordancia gramatical en género y número nos indi­ ca inequívocamente que la cualidad expresada por el adjetivo ha de recaer sobre el nombre que atrae a tal adjetivo sobre sí imponiéndole necesariamente su género y número. La función propia de un adjetivo es la de determinar a un nombre^ como la función propia de un adverbio es la de determinar (o "modifi­ car") a un verbo: e l a d je tiv o e s a l NOMBRE lo q u e e l a d v e rb io e s a l VERBO.

5. En un organismo animal debe distinguirse entre "órganos" y sus "funciones", por ejemplo, entre "pulmones" y "función respiratoria", entre "estómago" y "función digestiva", etc. Identificar aquí "órganos" y "funciones" sería una equivocación, pero, quizás, sin graves consecuencias: ¡van tan ligados uno al otro! Sin pulmones no habrá respiración, sin estómago no habrá digestión... En una "oración gramatical" sería nefasto identificar una clase de palabras con sus respectivas funciones. Hemos hablado aquí del VERBO, el NOMBRE, el ADJETIVO y el AD­ VERBIO; y paralelamente hemos señalado las funciones propias de cada una de esas 4 clases de palabras. No identifiquemos, sin embargo, como igualdades las siguientes desigualdades de conceptos: VERBO Ψfunción predicativa (con relación al sujeto). NOMBRE * función nominal (de sujeto / c. directo). ADJETIVO * función adjetival (como determinante del nombre). ADVERBIO * función adverbial (como determinante del verbo).

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Hemos visto, al analizar la oración "Pedro busca afanosamente buenos amigos", que, efectivamente: - el verbo es órgano de la función predicativa; - el nombre es órgano de la función nominal; - el adjetivo es órgano de la función adjetival; y - el adverbio es órgano de función adverbial. En la aludida oración tenemos, pues, la primera y más natural rea­ lización de cada una de las 4 funciones gramaticales; y no hay más, n u n c a a p a r e c e r á n m ás q u e e s a s c u a t r o . Pero el concepto de "función sintáctica" no queda reducido y liga­ do en exclusiva a un órgano único (entiéndase a una única clase de palabras); puede haber: - función predicativa sin verbos morfológicos; - función nominal sin nombres morfológicos; - función adjetival sin adjetivos morfológicos; y - función adverbial sin adverbios morfológicos. En resumen: aunque las funciones sintácticas nunca serán más que las cuatro mencionadas, existen múltiples posibles realizaciones mor­ fológicas para cada una de ellas. Más adelante sintetizaremos en un cuadro el listado de esas posi­ bles realizaciones (p.35).

6. Hemos visto, poco ha, que , con las cuatro clases de palabras de nuestro cuadrilátero básico, ya podíamos alcanzar un cierto nivel de comunicación a través del lenguaje. Pero, ;qué poca altura alcanzaría ese nivel! ¡Qué trabados nos ve-

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riamos si pretendiéramos jugar a hablar con sólo nombres, verbos, ad­ jetivos y adverbios, sin poder echar mano de artículos, pronombres, preposiciones ni conjunciones! Nota.- No nombro aquí la novena clase de palabras, la interjección , por­ que el prescindir de interjecciones no supondría ninguna dificultad ni empo­ brecería demasiado nuestra capacidad de conversar (cf. infra, ρ.39). Dejando, pues, de lado las intelecciones, nos quedan cuatro clases de pala­ bras, breves todas ellas y pocas en número para cada clase, pero más renta­ bles e imprescindibles que otras muchas en cualquiera de las cuatro clases constituyentes del cuadrilátero básico.

7. Consideremos pues las fichas de esas palabritas que no parecen hacer referencia a nada concreto. Se puede expresar por palabras o por gestos lo que significa un ver­ bo (como "bailar" o "comer", etc.), un nombre (como "gato", "agua", etc.), un adjetivo (como "azul", "redondo", etc.), un adverbio (como "bien", "alegremente", etc.). En cambio, las palabritas que nos quedan por ver sólo tienen un valor gramatical y abstracto, ni fácil de captar ni representable por gestos escénicos. El ARTÍCULO . Es la palabra que acompaña al N O M BRE para presentarlo como "de­ finido"/ "indefinido". Tiene dos formas: 7.1.

Ia forma: EL, con sus variantes E L ¡ LA // LOS / LAS, A dicha forma le dan los gramáticos varios calificativos igualmente aceptables: a) "determinante" ( "determinar" significa señalar o po­ ner un término para delimitar algo); b) "definido": "definir", según su etimología latina (de

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finis, "frontera"), es "delimitar", "señalar fronteras". En suma, las dos calificaciones del artículo resultan sinóni­ mas. El artículo E L , efectivamente, separa, precisa o indivi­ dualiza una de las personas o cosas entre todas aquellas que lleven el mismo nombre; por ejemplo, si yo digo a alguien: D am e el lib ro

es porque mi oyente y yo sabemos de qué libro concreto se trata y el destinatario de mi mensaje no puede conformarse con darme un libro cualquiera. 2a forma: UN(0), con sus variantes: UN(O) / UNA / / UNOS / UNAS.

A dicha forma le dan los gramáticos los calificativos opuestos a los que atribuyeron a la primera forma: "indeterminante" o "indefinido": "un libro" ya no sería un libro concreto sino un libro cualquiera. 7.2. El PRONOMBRE. Ha de considerarse también como algo cercano al NOMBRE: el "pro-nombre" (= "en lugar de-nombre") es un "sustituto del nombre" para evitar su repetición; y, como cualquier sustituto, debe tener todas las atribuciones del titular sustituido. Su función será pues NOMINAL a todos los efectos. La PR EPO SIC IÓ N . Debe su nombre (pre-posición) al hecho que siempre va colocada ("posición") delante ("pre", del latín prae = "delante") del nombre. El término no alude para nada a su importantísima función. Y nuestras gramáticas en uso tampoco prestan la debida atención 7.3.

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al papel de esa p artícula, papel que consiste nada m enos que en habi­ litar al NOMBRE para que éste se desplace de su base y vaya a de­ sem peñar funciones no nom inales sino funciones adjetivales o adverbiales (cf. supra p . l.A , y la vista panorám ica que vam os a dar del conjunto de la m orfología).

La CONJUNCIÓN. Así como la preposición quedó definida simplemente por su "colo­ cación" en la secuencia lineal, el término conjunción sí alude a una función sintáctica: la de "conjuntar", "enlazar" o "unir" algo a algo. Pero también aquí la denominación ha sido nefasta, porque no todas las llamadas conjunciones unen o enlazan; unas sí (y entonces es afor­ tunadísimo el término "conjunción") y otras, no. No las metamos a to­ das en el mismo saco (cf. supra, p.I.B). 7.4.

8. He aquí ahora un esquema gráfico de las clases de palabras en conjunto, o, dicho de otro modo, una visión panorámica de la MORFO­ LOGÍA. A esta panorámica de la morfología enfrentamos otra panorámica de la SINTAXIS.

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I. Vista panorámica de la MORFOLOGÍA (y sintaxis)

IJ

Partículas Subordinantes

COMODÍN

auténtica

(de reiteración

CONJUNCIÓN

hom ofuncional)

O

ARTÍCULO

O

-í q



Λϊΐ°

I'IIO NOM IIKI

COMODÍN (de irrupción emocional)

Nota Importante

Bajo el título de "Partículas Subordinantes", al flanco de las Preposi­

ciones, sólo pueden enfrentarse las mal llamadas "conjunciones de subordinación". El juego de las "auténticas conjunciones" es tan distinto del juego de las "pseudo conjunciones" que, de acuerdo con sus respectivas funciones específicas, hemos de representarlas con fichas distintas y asignarles en el Tablero de Juego distinto asentamiento como punto de partida.

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II. Vista panorámica de la SINTAXIS (y morfología) FUNCIONES SINTÁCTICAS

SUS REALI ZACI ONES MORFOLÓGI CAS

Función VERÇAL (predicado)

VERBO íel predicado más normalV v. como predicado NOMINAL, cualquier realización de la serie de elementos en función nominal Realizaciones según clases de palabras

Realizaciones “oracionales“

Función NOMINAL (sujeto / c. directo)

a) NOMBRE b) Pronombre c) Adjetivo sustantivado d) Infinitivo

a) Oraciones completivas sustantivas b) Oración pronominal relativa sustantivada

Función ADJETIVAL (satélite en torno al NOMBRE)

a) ADJETIVO, b) Nombre precedido de de c) Nombre 'adjetivado' en aposición

Oración pronominal relativa icon antecedente^

Función ADVERBIAL (satélite en torno al VERBO)

a) Oraciones a)ADVEBBIQ subordinadas adverbiales b) Nombre, pronombre o b) Or. 'relativas' de lupar adjetivo sustantivado con c) Oraciones 'relativas' preposición sustantivadas v con p js e o s m

La interjección es ajena al sistema de las 4 funciones sintácticas consignadas en nuestra panorámica. La INTERJECCIÓN, como el verbo en IMPERATIVO y el nombre en el llamado "caso V O CA TIV O ", son inserciones marginales en el orga­ nismo sintáctico y constituyen el coto reservado a la Sintaxis impresiva-expresiva.

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C o m en ta rio s

y R eg la s de j u e g o

1. Recordando lo dicho más arriba sobre los conceptos de "órgano y "función orgánica", ya sabemos que no han de confundirse las dos realidades, aunque anden inseparablemente unidas. En gramática es usual distinguir y separar Morfología y Sintaxis. La Morfología estudia las "formas" (del griego morphé = "forma"), es decir, "los órganos", y la Sintaxis estudia el funcionamiento de esas formas, es decir, sus "funciones". Pero nos condenaríamos a la cegue­ ra, si pretendiéramos ver aisladamente, por un lado, las formas (sin preguntar ni preguntamos para qué sirven), y, por otro lado, la función (desligándola del órgano que la soporta y pone en funcionamiento). Morfología y Sintaxis resultan así prácticamente inseparables. Difícil dilema, el de estudiarlas en tratados aparte: andan siempre unidas. Nuestra visión panorámica de la Morfología, con el cuadrilátero básico como fondo, pone en primer plano, la Morfología, las clases de palabras; pero, a la vez, señalamos con flechas adonde apuntan sus funciones.

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Y nuestra panorámica de la Sintaxis es ya una visión claramente sintáctica (columna de las FUNCIONES), pero, a la vez, señalamos su apoyo orgán ico, es decir, el m aterial m orfológico (¡co n sid e ­ rablemente variable!) que da lugar a cada una de las cuatro funciones abstractas de la Sintaxis. 2. La gran utilidad de nuestra visión panorámica de la Sintaxis radi­ ca en la presentación sintética y organizada de datos que andan desperdi­ gados y sueltos a lo largo de todo libro de texto; y, como consecuencia, el alumno se encuentra media docena de lecciones a lo largo del curso en que se aludirá a la misma función sintáctica sin percatarse de la unicidad de la función bajo formas morfológicas tan diversas. 3. Empecemos por prestar atención a los "comodines" de nuestro juego. Son factores discrecionales (no esenciales) en la comunicación. Aludimos con nuestros "comodines" a las CONJUNCIONES (¡de co ­ ordinación!) y a las INTERJECCIONES. a) El error tradicional más grave, y de más nefastas conse­ cuencias en el estudio de la gramática, es quizás el de ha­ ber aplicado la misma denominación a dos realidades tan distintas como son conjunciones de coordinación y las de subordinación. Nosotros nos vemos obligados a desglosar el concepto tra­ dicional, separando "pseudo conjunciones" y "auténticas conjunciones". Éstas sirven para unir elementos de cualquier categoría (oraciones o partes de oración) co n tal q u e ten g a n la m ism a f u n c i ó n : una c o n ju n c ió n s ó lo p u e d e e n l a ­ z a r e le m e n t o s h o m o fu n c io n a le s (sin subordinar unos a otros, sin rebajar el nivel sintáctico de ninguno de ellos). El comodín de "reiteración homofuncional" (y, o, ni) acu-

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mula varias realizaciones que comparten la misma función sintáctica. Dos nombres en función de sujeto: M e encantan la m úsica y la p o esía

Dos adjetivos en su función normal de determinación del nombre: c G ñ o c i d c a u í ia t íiu j c t g u a p a y k c T ir a d a

Dos determinaciones adjetivales, aunque la segunda está realizada mediante un adjetivo funcional y no morfológico como la primera: He conocido a una m ujer honrada y de extraordinaria belleza

Dos complementos circunstanciales, es decir, con la misma función adverbial: M e g o lp e ó a puñetazos y patadas

Dos infinitivos, es decir, dos sustantivos verbales con la misma función de complemento directo: Q uiero co m er y b eb er

Dos oraciones independientes: Ju a n d u erm e y su herm ano trabaja

Dos oraciones subordinadas causales, o sea, dos adverbios funcionales: A y er no vine a c la se p o rq u e estaba algo resfria d o y nevaba

Dos oraciones subordinadas sustantivas en función nomi­ nal de compl. directo de "dijo": Dijo q u e q u ería cerv eza y que la q u ería bien fr ía

Etc.

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b) La INTERJECCIÓN o comodín-válvula de escape en estado de alta tensión emocional, es una súbita irrupción del "yo" hablante que se permite interrumpir el relato para saltar, personalmente, al primer plano de la comunicación, y, de­ jando de lado la "objetividad" del narrador imparcial, ex­ playa — parentéticamente y entre signos de admiración ( / . . . ! )— , los sentimientos que lo embargan; prorrumpe entonces en exclamaciones de alegría o dolor, de felicita­ ción o reprobación, de protesta o amenza, de saludo cordial o rencoroso, etc. Como los comodines de reiteración homofuncional, tam­ bién las interjecciones son comodines siempre disponibles y utilizables a discreción en cualquier momento del juego lingüístico. 4) ¿Cómo utilizar o leer nuestros esquemas? Son legibles e interpretables leídos independientemente uno y otro. También pueden leerse paralelamente y por partes, buscando, paso a paso, la coincidencia y concordancia en el contenido de ambas versiones. a) Por ejemplo: partamos, en el tablero morfológico, de la partícula subordinante del verbo. Vemos que la flecha nos lleva al verbo del que se apodera para trasladarlo de lugar; en determinado punto del traslado la ruta se ramifica en tres direcciones; sigamos, por ejem­ plo, la que efectúa el traslado a la categoría del NOMBRE y convierte el nucleo verbal (con todo lo que de él pueda col­ gar) en un NOMBRE FUNCIONAL. De la categoría del NOMBRE (sea éste morfológico o, como aquí y ahora, funcional) no tenemos más salida que la de sujeto / complemento directo: estamos pues ante una ora­ ción completiva-sustantiva del verbo (verbo que, por cier-

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to, no será el que hemos anulado en el traslado, imponién­ dole con nuestra "tecla" (cf. supra, p. 10) de la partícula una función sustantiva', tiene que ser, entonces, el verbo de la ora­ ción principal que acoge al trasladado bajo su dependencia). En resumen: hemos partido de una forma morfológica y hemos llegado al final del recorrido a una función sintácti­ ca nominal. b) También podemos recorrer el mismo camino en sentido inverso. Utilicemos el segundo esquema, el de las FUNCIO­ NES y sus REALIZACIO N ES MORFOLÓGICAS. En la colum­ na de las FUNCIONES, nos situamos en lá casilla de la FUNCIÓN NOMINAL y ... topamos en frente con la "Oración completiva-sustantiva" (que es una de sus posibles realiza­ ciones); pero, naturalmente, decir "oración subordinada completiva-sustantiva" es decir implícitamente VERBO y PARTÍCULA que lo subordina. En suma, la misma carretera en ambas direcciones: Ruta en la opción a): Partícula — Verbo — Func. nominal. Ruta en la opción b): Función nominal — Verbo — Partícula. 5.1. En el juego de las Partículas Subordinantes se habla de "tras­ lados" y "rutas", como si se tratara de dos grandes empresas de trans­ porte: cada una de ellas tendría alrededor de una docena o docena y media de vehículos en servicio. La "empresa verde" (PREPOSICIONES): a,

ante,

bajo,

con,

contra,

de,

desde

...

La "empresa roja" (conjunciones de SUBORDINACIÓN): p o r q u e , a u n q u e , si, c u a n d o , c o mo , p a r a q u e . . .

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Son empresas que prestan ya sean servicios regulares, para los que disponen de amplias vías (líneas de trazo grueso en nuestro dibujo), ya sean servicios discrecionales por simples caminos vecinales (líneas de trazo fino en nuestro dibujo). 5.2. Dicho esto, y con el esquema a la vista se advierte: l 2 que el grueso de las PREPOSICIONES tienen por misión trasladar o rebajar el NOMBRE a la categoría del ADVERBIO (= Función ADVERBIAL), o, en términos más tradicionales, convertir al NOMBRE en complemento circunstancial. 2- que el grueso de las CONJUNCIONES de SUBORDINACIÓN hacen exactamente lo mismo con el VERBO: lo trasladan o rebajan a la categoría del ADVERBIO (= Función ADVER­ BIAL). Son las numerosísimas subordinadas llamadas tra­ dicionalmente "circunstanciales" o "adverbiales", de las que nos hemos ocupado detenidamente antes (pp.10-18). ¡Qué sorpresa! En el cuadrilátero básico del verbo, nom­ bre, adjetivo y adverbio, hemos señalado la categoría del adverbio mediante un círculo de radio inferior al del verbo y el nombre, porque, en el despiece del diccionario (cf. su­ pra, pp.26-27), nos había salido una colección de papeletas muy inferior en volumen al de las papeletas correspondien­ tes al verbo y al nombre. Ahora resulta que, con la aportación de esas hormiguitas (¡las partículas subordinantes!) en febril actividad transpor­ tando los pesos pesados de los nombres y los verbos a la categoría del ADVERBIO, a la vez que revelan su propio e importantísimo papel en el juego lingüístico, enriquecen el acervo de la categoría adverbial con las más variadas e im­ previsibles formas de adverbios "funcionales": suma de los

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"complementos circunstanciales" (aportados por el acarreo de las preposiciones) y de las "oraciones subordinadas cir­ cunstanciales (aportadas por el acarreo de las conj. de su­ bordinación); véase, como ejemplo, el texto "cuando calienta el sol...", analizado en p.15; en su gráfico corres­ pondiente se verá que, de los cinco miembros que arropan el predicado verbal, sólo uno no es adverbio. 5.3. Ocupémonos ahora de los ramales secundarios. a) En la línea verde sólo una preposición se encarga de llevar el N O M BRE a la categoría del adjetivo, para convertir el "de + N(ombre)" en ADJETIVO FUNCIONAL con relación a un nombre anterior en la cadena lineal. Así se da el frecuentí­ simo tipo "N + de + N "ca sa - d e - el p a d r e " » "casa p a t e r n a "

Se dice tradicionalmente que "del padre" es complemento determinativo de "casa"; pero como el ADJETIVO es, por definición, la complementación primaria de todo nombre, cualquier otra complementación del nombre será ADJETI­ VO FUNCIONAL (aunque no morfológico). En cambio, si un "de + N" se presenta precedido, no por otro nombre sino por un verbo, el grupo "de + N" ya no se desviará de la ruta general, sino que como "cualquier preposición + N" seguirá la gran vía que lleva a la categoría A D VERBIAL. He aquí un ejemplo con ambas alternativas: vengo de la tienda d e ultram arinos

donde "de la tienda" es adverbio funcional, y "de ultrama­ rinos", adjetivo funcional, Más ejemplos de adverbios funcionales:

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co n la esp a d a p o r la esp a ld a c o n tra la p a r e d

etc. Son los tradicionales "complementos circunstanciales" del verbo. b) También en la línea roja sólo una unidad de la flotilla de las conjunciones subordinantes, la completiva QUE, se en­ carga de llevar el VERBO a la categoría del NOMBRE, para convertir ese verbo en NOMBRE FUNCIONAL (véase supra, pp.8-11). Pero en el punto de la ramificación en que la completiva QUE deja la ruta general seguida por todas las demás conjunciones, sale otro ra­ mal que nos lleva a la categoría del ADJETIVO. Este ramal nos plantea un auténtico rompecabezas. La única oración subordinada con función ADJETIVA que siempre se ha reconocido y seguimos reconociendo como tal (ver Función AD­ JETIVA en el cuadro y columna de las Funciones SINTÁCTICAS) es la oración subordinada de relativo, introducida por el pronombre relativo QUE.

Entonces, ¿hemos de situar este QUE en el paquete de las partículas subordinantes del verbo, como una más entre las conjunciones subor­ dinantes? O bien, ¿hemos de situarlo, como pronombre, en la clase de sus congéneres, sustitutos del nombre? O, finalmente, ¿tiene ese QUE derecho a figurar en las dos posicio­ nes? Nos hemos explicado detalladamente sobre el tema, supra, pp.1925. Remitimos, pues, a esas páginas, donde el lector verá cómo hemos solucionado el rompecabezas.

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6.1. Y , como último comentario a nuestros esquemas, creemos con­ veniente clarificar algunos conceptos tan manoseados e importantes como son: V E R B O / P R E D IC A D O N OM BRE

/ P R E D IC A D O (nom inal) / S U JE T O

En el esquema morfológico se ve que el V ERBO es órgano de P R E ­ DICACIÓN, ("predicado") del SUJETO / NO M BRE. Y , en el esquema sintáctico de las funciones, se ve que la función de predicado tiene su soporte morfológico en VERBO / NOMBRE. He ahí una serie de alternancias un tanto confusas y que, probablemente, por su misma presentación en esta serie de alterna­ tivas formando conjuntos, aún se habrán vuelto más confusas ahora mismo en la mente de algún lector. Bueno es tener conciencia de una mala situación para buscar y po­ ner el remedio que haga falta. Vamos a plantear el problema en otros términos y en una situación práctica y concreta. Ésta podría ser la asistencia a un examen de un alumno listillo y es­ tudioso (de cualquier nivel desde EGB hasta la enseñanza superior de la Universidad). Supongamos que el profesor propone el siguiente tema de examen: "Analícese la oración Pedro duerme" . El profesor entrega una cuartilla con preguntas y sus posibles respuestas para que el alumno conteste tachando lo que proceda: Is fase (escrita) del examen: 1. ¿Hay ahí algún nombre?........SÍ / ^ 0 2. ¿Hay ahí algún sujeto?...........SÍ / ^ 0 3. ¿Cuál es el nombre?............... Pedro / dvíeíqíe 4. ¿Cuál es el sujeto?.................. Pedro / dyéaííe

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5. ¿Hay ahí algún verbo?.................................... SÍ / 6. ¿Hay ahí algún predicado?.....SÍ 7. ¿Cuál es el verbo?...................... Ρ Ν φ / duerme 8. ¿Cuál es el predicado?...............Pedio / duerme 2- fase (oral) del examen: (el profesor): ¿Cómo a dos preguntas tan distintas como son la 3 y 4 contesta Vd. con la misma respuesta? Y lo mismo ocurre con la 7 y 8: muy distintas, y misma respuesta. ¿Ve Vd. acaso como igualdades los siguientes conceptos: "nombre" = "sujeto" "verbo"

= "predicado"?

¿Cómo reaccionaría el estudiante ante esta serie de preguntas ora­ les? Probablemente, así como en la prueba escrita había contestado correctamente y seguro de sí mismo a todo el cuestionario, ahora se sentiría trabado... y probablemente no superaría la prueba. La situación de ese alumno sería la de quien vive tan tranquilo con­ fundiendo "órgano" y "función" (cf. supra, pp.29-30). La respuesta correcta sería: "Y o doy, efectivamente, la misma respuesta, «Pedro», a las preguntas 3 y 4, pero una vez (pregunta 3), porque miro a «Pedro» como forma morfológica o «clase de palabras»; y, otra vez (pregunta 4), porque su pregunta me sugiere que debo mirar a «Pedro» en el plano de la Sintaxis, o sea como elemento funcional en la estructura de la oración. La misma respuesta para las preguntas 7 y 8 tiene la misma explicación mutatis mutandis que acabo de dar en el caso anterior".

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Creemos que con esta escena del examen habrá desaparecido el posible confusionismo planteado al comienzo del párrafo. 6.2. PREDICACIÓN VERBAL / PREDICACIÓN NOMINAL. La función predicativa se materializa, se realiza mediante un VERBO (morfológi­ camente verbo); el verbo es la primerísima realización de la función predicativa; el verbo es el predicado por antonomasia: PREDICACIÓN VERBAL. Pero existe en lengua otra realización —nada desdeñable y muy rentable— de la misma función predicativa: es la PREDICACIÓN NO­ MINAL, que conocen todos los manuales de lengua. Las realizaciones nominales son del tipo: "verbo SER + nombre o adjetivo (indistintamente)" Conviene notar aquí que se llama igualmente NOMINAL tanto a la predicación con nombre como a la predicación con adjetivo; no suele decirse "predicación nominal / predicación adjetival" (aunque sería legíti­ mo decirlo). Creemos aceptable la única y tradicional denominación, por­ que la categoría del nombre y la del adjetivo andan siempre muy próximas; podríamos extendemos en esta idea, pero nos limitaremos a recordar que, hasta hace relativamente poco tiempo, las gramáticas llamaban "nombre" tanto a lo que ahora seguimos llamando "nombre" como a lo que ahora llamamos "adjetivo"; se decía, no sin razón, que ha­ bía "nombres sustantivos" para designar las "sustancias" (personas, ani­ males y cosas) y "nombres adjetivos" para designar sus "cualidades". 6.3. Fijémonos en lo que tienen de común y en lo que se diferen­ cian la predicación VERBAL y la predicación NOMINAL. Un día puedo decir: Mi p r i m o

es

buen

ca ntor de

ópera

Y otro día: Mi

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primo

canta

bien

la

opera

o también (aunque será menos usual): Canta

bien

la o p e r a

mi p r i m o

En distintas fechas y con variantes en la expresión hemos dado 1< misma información en las dos ocasiones; los mensajes han resultadc equivalentes. a) Analicemos las unidades significativas que hay en tocl; PREDICACIÓN VERBAL: (mi p r i m o )

CANTA

=

CANT - A

El primer elemento o lexema CANT- nos dice de qué ac ción se trata; está muy claro y se puede explicar con pa labras o, sin palabras, con simples modulaciones de la voz, con gestos, etc., lo que hace el sujeto (cf. supra p.31). El segundo elemento o morfema es la desinencia A, que añade a la acción aludida un conjunto de nociones simultáneas (modo + tiempo + persona + número) que ninguna otra clase de palabras puede ofrecer y constitu­ yen la esencia de la categoría verbal: su alma. En suma: en el común de los verbos podemos distinguir claramente dos componentes que nos llevan a comparar el común de los verbos —por decirlo de alguna manera— con la especie humana, compuesta ella también de dos ele­ mentos: un cuerpo visible y palpable, y un alma invisible y... difícil de definir. b) Pasemos a analizar ahora la PREDICACIÓN NOMINAL: ( mi p r i m o ) E S C A N T O R

O C A N T O R E S ( mi p r i m o )

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También aquí hay dos unidades significativas, aunque ahora no se escriben en una sola palabra como en la predicación verbal. Una es el verbo SER ("es" en 3a pers. sg. de presente de indica­ tivo). ¡Qué verbo tan original! ¿Qué significa SERl No vemos aquí nada parecido a un lexema que señale algún sentido: aquí no caben palabras ni gestos para aclarar un sentido concreto... En ese extra­ ño verbo "auxiliar" sí vemos las categorías verbales (modo + tiem­ po * persona ‘ numero) que constituyen la esencia deí verbo: su alma. ¡Pero un alma sin cuerpo! El verbo "auxiliar" es un verbo puro, se parece a un "ángel", no a un hombre, como decíamos líneas más arri­ ba tratando de la predicación verbal. En "(mi primo) es..." no hay predicación: no se dice nada del pri­ mo; o, en todo caso y con la máxima benevolencia, diríamos que hay un principio de predicación, una predicación mutilada: le falta el im­ prescindible lexema que veíamos en la predicación verbal. La complementación indispensable del lexema nos la da el NOMBRE: con "es + nombre" ya tenemos una predicación completa y perfectamen­ te comparable a la predicación verbal: cantor...

es

como: cant........ a bail........ amos com.......

es

etc. En suma, el verbo SER es puro morfema verbal que necesita com­ pletarse con lexemas morfológicamente nominales o con elementos funcionalmente nominales. En la panorámica de las Funciones SIN­ TÁCTICAS y sus realizaciones morfológicas se consignan seis posibles

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realizaciones de la función nominal que pueden entrar como elemen tos de una PREDICACIÓN NOMINAL. Nota.- Hemos puesto los dos elementos de la predicación nominal en el 01 den "cantor es", en lugar del orden (más usual) "es cantor", para que así re sultara más clara la correspondencia, parte por parte, entre "cant-a" "cantor-es", ya que , entre "canta" y "es cantor" se cruzarían las correspon dencias. Tamhiftn

podría darse como ejemplo, quizás más evidente, "había cantado" i

"era cantor" donde aparecen las dos predicaciones, tanto la verbal como 1; nominal, con sus respectivos formantes en el mismo orden y escritos come palabras independientes en ambas realizaciones de la función predicativa.

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El análisis gramatical siempre se ha considerado como el mejor ter­ mómetro para medir el nivel de conocimientos que alcanzan nues­ tros alumnos en el estudio de la propia lengua como la traducción es la prueba más objetiva de sus conocimientos en una lengua ex­ tranjera. Quien logra superar brillantemente un examen de análisis gramati­ cal demuestra, en efecto, el dominio que tiene de su lengua tanto en morfología como en sintaxis. Las deficiencias de conocimientos en gramática, que arrastran tantos fracasos escolares, se revelan, en subi­ da proporción, en las pruebas de análisis gramatical; y los ejercicios en esta materia son quizás una de las tareas menos atractivas y hasta más antipáticas entre las actividades del escolar. Si, con esta modesta aportación, hubiéramos logrado convertir el estudio de la gramática en un "Juego de Mesa", más o menos diverti­ do, evitaríamos, sin duda, muchos disgustos y habríamos conseguido el objetivo que nos habíamos propuesto.

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1. Nos imaginamos que un lector atento tendrá buenas razones para anotar en este breve opúsculo ciertas deficiencias que podrían dar lu­ gar a un juicio como el siguiente: "el autor de esas páginas cae en in­ coherencias como las que él condena en el estudiante que somete a examen en pp.44-45; además, malgasta tinta y papel en excesiva insis­ tencia sobre tan pocas novedades básicas de su nueva gramática". 2. Me reconozco culpable —mea culpa— y acepto la condena... a condición de que me tire la primera piedra quien se considere libre de similares culpas. Adelantémonos a señalarlas. 3. Empecemos por las incoherencias. a) Generalmente actúo como un entusiasta de la sintaxis funcional (lo que realmente creo ser). Y, no pocas veces, parezco estar anclado en la morfología, incapaz de dar el salto al plano de la sintaxis. En la escena del examen que hemos presenciado, insinuamos que el alumno, en la segunda parte de su examen, difícilmente hubiera ob­ tenido un "aprobado" (por barajar promiscuamente los conceptos de '"órgano" y "función"). Y ahora —post scriptum!— resulta que también nosotros hemos caído en el mismo error.

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Expliquémonos. En los esquemas sintácticos de los numerosos ejemplos que ponemos (pp.8ss.) para marcar las conexiones sintácti­ cas que debe establecer el hablante entre las distintas palabras que in­ tegran una oración, sobre las líneas de conexión escribimos generalmente el nombre adecuado a la función (sujeto, c. directo, etc.), como debe ser en un análisis sintáctico; pero, algunas veces, consignamos el nombre del "órgano"; sobre todo, aparecen sobre las líneas de conexión dos clases de palabras: "adjetivo" y "adverbio"; aquí está el "órgano", pero no su "función". Para ser coherentes debié­ ramos anotar la función. Como consta en el tablero de la p.34, debiera escribirse para ambas clases de palabras: "determina a" o "determi­ nante de". Pero, ¿cómo podíamos utilizar, ya de entrada, un lenguaje estricta­ mente "funcional" sin haber mencionado todavía el cuadrilátero bási­ co con sus cuatro clases de palabras básicas, sus correspondientes cuatro funciones igualmente básicas y la inmediata advertencia de que ya nunca aparecerían en la lengua nuevas funciones, pero que, en cambio, sí podríamos encontrar, y encontraremos abundantemente, otros muchos e imprevisibles medios de realizarlas? Creimos conveniente expresamos ante el lector en un lenguaje asequi­ ble al modo de pensar y expresarse que, nos imaginamos, es el suyo. Ahora, cuando, sobre las bases morfológicas (Panorámica I), he­ mos rematado nuestro edificio con la bóveda que sistematiza las fun­ ciones sintácticas (Panorámica Π), podemos dominar en perspectiva única los puntos de apoyo de la cúpula y, entonces, nos daremos cuenta de que lo que hemos llamado ADJETIVO y ADVERBIO forman todavía parte de la infraestructura (morfológica); no son todavía co­ lumnas, sino dos zócalos más, que, añadidos a los del NOMBRE y el VERBO, constituyen el cuadrilátero básico, de donde arrancan las cuatro columnas de las "funciones" que, definitivamente, rigen todo el juego lin­ güístico. Corríjase, pues, en buena hora nuestra... "confusión" (?).

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b) Y sigamos con la pesadilla de la reiterativa insistencia en "tan pocas novedades" de nuestra "nueva gramática". En este cursillo nos propusimos la tarea de construir el edificio de una nueva gramática, pero, simultáneamente temamos que destruir los cimientos del edificio anterior: esta segunda tarea, al sometemos a un continuo vaivén entre posiciones, unas veces coincidentes, y, otras, muy distantes (para desechar piedras del edificio antiguo, o acoplarlas en la medida de lo posible al nuevo), nos obligaba a luchar en doble frente y a recurrir al doble lenguaje: uno como traducción del otro. Algo similar a lo que, mutatis mutandis, hacen con igual espontanei­ dad un hablante español y otro francés, cuando, para expresar la idea de "prestar atención", el primero dice "prestar oído", es decir, el senti­ do del oído, y el otro dice "prêter l’oreille", o sea, "prestar la oreja" (= el órgano sensorial). De ahí que se repita por activa y por pasiva nuestro navegar entre alternativas como: PARTÍCULAS SUBORDINANTES DEL NOMBRE / PREPOSICIONES PARTÍCULAS SUBORDINANTES DEL VERBO / Parte (¡sólo parte!) de CONJUNCIONES

¡Qué aligerada quedaría la exposición de nuestras ideas si se impu­ sieran, generalizándose en los escritos gramaticales, el fondo y la ade­ cuada terminología que proponemos! En tal supuesto podríamos pre­ sentar una segunda redacción de nuestro trabajo con la misma doctri­ na en la mitad del espacio que ahora le hemos dedicado, y, sin duda, ganaríamos en sencillez y claridad.

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Este opúsculo es un manifiesto de protesta ante los «libros de texto del lenguaje» manejados por nuestros es­ colares, libros en que conceptos gra­ maticales básicos andan desdibujados y revueltos en una oscura penumbra que los hace inasequibles a las mentes juveniles -¡y también a sus profesores! Aquí se observará el juego lingüís­ tico directamente y a la luz del sentido común; aquí se preconiza una recon­ versión de la gramática o su reconci­ liación con el aludido sentido común, sin dejarse mediatizar por desafortuna­ das nomenclaturas y definiciones tan generalizadas en los manuales al uso.