La Segunda Edad del Hierro en el Centro de la Península Ibérica: Un estudio de Arqueología Espacial en la Mesa de Ocaña, Toledo, España 9781841711379, 9781407351919

Un estudio de Arqueología Espacial en la Mesa de Ocaña, Toledo, España

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La Segunda Edad del Hierro en el Centro de la Península Ibérica: Un estudio de Arqueología Espacial en la Mesa de Ocaña, Toledo, España
 9781841711379, 9781407351919

Table of contents :
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Copyright
Dedication
CONTENIDO
Agradecimientos
INTRODUCCION
Parte I. Contexto
1. El Marco Geografico
2. Carpetania y los carpetanos
3. Panorama de la arqueologia del Hierro II en la Meseta Sur
Parte II. Estudio
4. Prospeccion arqueologica el la Mesa de Ocana
Parte III. Analisis
5. Modelos de poblamiento en el Hierro II
6. Modelos metodologicos en los estudios territoriales
Parte IV. Conclusiones
7. Modelos de poblamiento en la Mesa de Ocana
Resumen
Laminas

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La Segunda Edad del Hierro en el Centro de la Peninsula Ib6rica Un estudio de Arqueologia Espacial en la Mesa de Ocafia, Toledo, Espafia

Dionisio Urbina Martinez

BAR International Series 855 2000

Published in 2019 by BAR Publishing, Oxford BAR International Series 855 La Segunda Edad del Hierro en el Centro de la Península Ibérica © Dionisio Urbina Martínez and the Publisher 2000 The author’s moral rights under the 1988 UK Copyright, Designs and Patents Act are hereby expressly asserted. All rights reserved. No part of this work may be copied, reproduced, stored, sold, distributed, scanned, saved in any form of digital format or transmitted in any form digitally, without the written permission of the Publisher. ISBN 9781841711379 paperback ISBN 9781407351919 e-book DOI https://doi.org/10.30861/9781841711379 A catalogue record for this book is available from the British Library This book is available at www.barpublishing.com BAR Publishing is the trading name of British Archaeological Reports (Oxford) Ltd. British Archaeological Reports was first incorporated in 1974 to publish the BAR Series, International and British. In 1992 Hadrian Books Ltd became part of the BAR group. This volume was originally published by John and Erica Hedges in conjunction with British Archaeological Reports (Oxford) Ltd / Hadrian Books Ltd, the Series principal publisher, in 2000. This present volume is published by BAR Publishing, 2019.

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A Catalina, a Pedro y aAna, por el tiempo que les he robado.

CONTENIDO

Agradecimientos. Introducci6n.

iii V

Parte I. Contexto. 1. El Marco Geografico.

3

1.1. Introducci6n: El Centro de la Peninsula Iberica. 1.2. La Mesa de Ocafia. Tierra y paisaje. 1.3 La Evoluci6n hist6rica del poblamiento.

3 4 9

2. Carpetania y los carpetanos.

15

2.1. Fuentes escritas. 2.2. La conquista de Carpetania. 2.3. Conclusi6n.

15 21

3. Panorama de la arqueologia del Hierro II en la Meseta Sur.

29

3.1. Arqueologfa anticuarista. 3.2. Arqueologfa Positivista y difusionismo. 3.3. Conclusi6n. El Hierro II lnterpretado.

29

25

31 44

Parte II. Estudio. 4. Prospecci6n arqueol6gica en la Mesa de Ocana. 4.1. 4.2. 4.3. 4.4.

Metodologfa de una prospecci6n. Estrategias de intervenci6n. Prospecci6n arqueol6gica en la Mesa de Ocafia. Catalogo de yacimientos. Morfologfa de los asentamientos.

53 53 58 65 109

Parte III. Analisis.

115

5. Modelos de poblamiento en el Hierro II. 5.1. Modelos de poblamiento en el ambito iberico. 5.1.1. Andalucfa. 5.1.2. Levante. 5.1.3. El Noreste. 5.2. Modelos de poblamiento en ambitos perifericos. 5.2.1. El Valle del Ebro. 5.2.2. La Meseta Norte . 5.2.3. El Suroeste. 5.2.4. Las cordilleras Ibericas. Algunos ejemplos del exterior.

115

121 123 124 125 127 128 131

6. Modelos metodol6gicos en los estudios territoriales.

137

6.1. Fiabilidad del registro. Exhaustividad y Contemporaneidad. 6.2. Superficie y jerarquias . Rango y Tamafio. 6.3. Visibilidad y estrategia. El entomo, la altura y la defensa. 6.4. Territorios. 6.5. Los Potenciales agrfcolas. 6.6. Paisajes Antiguos en la Mesa de Ocana. 6.7. Un modelo agricola para la Segunda Edad del Hierro . 6.8. El Umbral de Subsistencia. 6.9. El Patr6n de asentamiento.

139 141

154 156 162 167 173 179 186

Parte IV. Conclusiones.

7. Modelos de poblamiento en la Mesa de Ocana.

201

7.1. La Formaci6n de la Edad del Hierro en la Mesa de Ocafia. 7.2. Fortificaciones. La Segunda Edad del Hierro en el Valle del Cedr6n y el Valle del Tajo. 7.3. Cuevas artificiales del Hierro II en la Mesa de Ocana y el Centro Peninsular. 7.4. Almacenamiento y fortificaci6n. La dinamica social del excedente en la Protohistoria del Centro Peninsular. 7.4. El impacto de la conquista romana.

201

Resumen.

247

Laminas.

253

ii

212 221 226 237

Agradecimientos.

Este trabajo naci6 del desarrollo de una prospecci6n arqueol6gica que se llev6 a cabo desde el afio 1994 a 1996, en los terminos municipales de los trece pueblos que componen la Mesa de Ocafia: Cabanas de Yepes, Ciruelos, Dosbarrios, La Guardia, Huerta de Valdecarabanos, Noblejas, Ocana, Ontfgola, Santa Cruz de la Zarza, Villarrubia de Santiago, Villasequilla de Yepes, Villatobas y Yepes. En ese tiempo se cont6 con una pequefia ayuda econ6mica de la Consejerfa de Educaci6n y Cultura y de la Obra Social y Cultural de la Caja Castilla-La Mancha, y la colaboraci6n desinteresada de un grupo de personas, a quienes deseo expresar mi mas sincera gratitud: En primer lugar a Catalina. Ella sabe cuanto cuesta surcar l

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Has

2500 2000 1500 1000

500 0

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Figura 62. Has. dedicadas al secano , al regadio, eriales, montes y dehesas en la Mesa de Ocana en el siglo XVIII. El tercer factor a tener en cuenta son los animales de tiro. En el siglo XVIII habia 2.415 mulas y asnos 4.697. Si el asno puede considerarse como un animal "todo terreno', qt£ puede alimentarse con una dieta variada, la mula necesita cereales, fundamentalmente cebada. Las mulas se alimentan sobre todo con grano y paja a raz6n de algo mas de 2 kg. er cebadapor dia, lo que equivale en m1meros redondos a 750 kg. al afio. Esta cantidad se obtiene de unas 2 Has. por lo cual un total de 4.800 Has. serian necesarias para alimentar a las mulas de la Mesa de Ocana en el siglo XVIII, y otras tantas a los burros. 9.600 Has. se convierten en 28.800 en un sistema de "dos aiios y vez", que supone un 35% sobre el total de las tierras cultivadas. Por tanto 1/3 de los cultivos han de dedicarsea alimentar a los animales de tiro, por lo que las cifras netas de Has. cultivadas por habitante en el siglo XVIII en la Mesa de Ocana sin animates de tiros, rondan 1,3 Has.

Los animates de tiro se distribuyen a raz6n de 1 asno cada4 personas y una mula casi cada 11 individuos. Los datos del siglo XVIII hablan de la concentraci6n de las mulas s61o en un 20% de la poblaci6n, algo que corroboran otras noticias del siglo XVI. Las 2400 mulas , habian de labrar 80.000 Has. de terreno, lo que da un reparto de 33 Has. por mula, que se puede rebajar en un 50% debido a los casi 5000 burros. Esta cifra de 16-17 Has. por mula, son bastante similares a las que da Columela: un campo de doscientas yugadas(50 Has.) puede cultivarse con dos yuntas de bueyes, un numero igual de gaflanesy seis peones ... una yunta de bueyes puede ser suficiente para 125 ( 1075 kg. 6 7 .8 Has.) modios de trigo y otros tantos de legumbres (total 15.6 Has.), de modo que la siembra otoflal sea en total 250 modios, y adenuis se podran sembrar no menos de 75 modios de simiente tremesina (1988:11.12).

181

III. 6. MODELOSMEf OOOLOGICOSENLOSESTUDIOSTERRITORIAL ES. 900

800 700

- --------

600 500 400

300 200 100 0



f

4

a

Figura 63. Numero de mulas y asnos en la Mesa de Ocafia en el siglo XVIII. En resumen , a las 2.86 Has. cultivadas por habitante en el siglo XVIII en la Mesa de Ocafia, hay que restar 1/3 dedicado a alimentar las mulas , queen la Ecladdel Hierro se suplia con los pastos para los bueyes. A esa cantidad se debe volver a restar 1/2 en razon relos cultivos de afio y vez, y afiadir 1/3 de los aprovechamientos ganaderos, con el resultado de 1.27 Has. netas por habitante. Esta cifra ha re entenderse como un tope maximo, ya que es notoria la mayor complejidad de la cultura material en el s. XVIII . Si se atiende a la produccion, con 1 Ha. de terreno en la Mesa de Ocafia se obtienen 360 Kg. de grano netos al afio, con rendimientos de 1:4, a los que hay que restar 1/4 por el regimen de barbecho, lo que da 270 kg., serian necesarias 0,77 Has. para obtener 210 kg por persona y afio, cifra inferior a las 1.27 cultivadas en el siglo XVIII. La medida de superficie capaz de abastecer a una persona se cifraba en el Imperio Romano en 0.5 Has. o 1 actus, o 2 iugera, ql.l! era la cantidadde tierra asignada a los colonos. En Aliabad (meseta de Iran), la cantidad de tierra por persona es la misma: 0.5 Has., con un circulo de 1.5 km. de radio en tomo al pueblo (Kramer, 1982). Estas cifras son en realidad equiparables a las de la Mesa de Ocana donde impera el regimen de "afio y vez". Se deberiaafiadirel 20% del terreno que ocupaban los eriales en el siglo XVIII para calcular la superficie bruta en un mapa. Pero , a su vez, seria necesario descontar el porcentaje de otros recursos que no se han cuantificado, como la cria de aves de corral, los aprovechamientos de huerta pr6ximos a los poblados, la recogida de almendras , aceitunas, hi gos y uvas, y la caza. Habra que afiadir algo porque las 2 cabezas de ovicapridos por persona es una cifra muy elevada, la superficie necesaria para el pasto de los bueyes y la parte correspondiente a los impuestos o tributos . Para comenzar , no solo es necesario calcular la produccion sino a que se dedica (Mingote, 1996:25-6). En la Ecladdel Hierro, sin embargo , son pocos los elementos (visibles , al menos) que requieren un trabajo extra o la apropiacion re una parte del excedente. En el Centro peninsular ni siquiera hay esculturas o edificios notables en poblados o necropolis, y las importaciones de ceramica o pequefios adomos:

cuentas de collar, fibulas , broches de cintur6n , etc. , no parece que sean suficientes para generar la inversion de una parte significativa de excedente. Tampoco los grupos guerreros han dejadohuellas que permitan suponer la existencia de un sector apartado de la producci6n. En otras palabras , apenas hay restos en el registro material que hablen de la existencia de una apropiaci6n del excedente por un grupo social, y que este lo transforme en objetos o simbolos de poder o prestigio. Tan s6lo una supuesta apropiaci6n del tiempo o el trabajo de los productores, imposible de contrastar. Por ello no parece necesario detraer cantidadalguna de la producci6n obtenida . Si la cantidadde ovicapridos por persona es muy elevada en el siglo XVIII, el aprovechamiento de otros animates cbmesticos tambien debi6 serlo, tales como el cerdo, la gallina, la paloma, los conejos, etc. Por contra, la caza debi6 ocupar un papel mas importante en la Edad del Hierro. A modo de ejemplo se han resumido al azar los valores de los restos de fauna mayor re 11 yacimientos de este periodo. Las dificultades para confeccionar esta lista son enormes , ya que los datos se publican de forma poco contrastable. Faltan en muchos lugares los valores porcentuales de los pesos , considerados como los mas significativos , otras veces es necesario traducir las cifras en bruto a porcentajes, etc. Los ovicapridos ocupan 1/3 del total y otro los b6vidos. El porcentaje de las especies salvajes o cazadas: ciervos, conejos, liebres, jabalies, ronda el 20%. Habria qte destacar que del 33% de b6vidos buena parte debe corresponder a bueyes de tiro, por lo que los porcentajes de los animates salvajes seria todavia mayor , quizas cercano en la zona Centro a 1/3 del total. Nos haciamo s eco anteriormente de la frase que enfatizaba la "rebusca" del medio practicada por los agricultores (Limon, 1982). Esta verdadera"recoleccion" apenas se tiene en cuenta al hablar de la economia en la protohistoria . Medianas y pequefias aves, cangrejos , peces de rio, hierbas, raices , frutos silvestres , aprovechamiento de higos, almendras, y aceitunas procedentes de arboles y arbustos silvestres o plantados en los hordes de los terreno s, etc., debieron aportar un buen complemento a la dieta de subsistencia.

182

LA SEGUNDAEDADDELHIERRO

EN EL CENTRO DELA PENiNSULAIBERICA.

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7

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Figura 64. Superficie media cultivada por habitante en la Mesa de Ocana en el siglo XVIII. Los almendros y las higueras se plantaron tradicionalmente en la Mesa de Ocana en las lindes de parcelas con poca pendiente, para frenarla erosion al igual que las terrazas o bancales, aqui conocidos como cal,zadas.No se pueden considerar cultivos estrictamente, porque apenas requerian cuidados y su recolecci6n fue siempre marginal, pero nuncase desatendieron, porque los frutos secos y los higos pasos constituyen un excelente aporte cal6rico, ademas re permitir una larga conservaci6n, algo interesante desde el punto de vista de la agricultura de subsistencia. Las vides y los olivos silvestres fueron aprovechados de la misma manera, no para hacer vino y aceite sino utilizando los frutos. Es frecuente citar que la vid y el olivo fueron importaciones fenicias, aunque mas correcto serfa decir el vino y el aceite, ya que los acebuches y las vides silvestres existian desde mucho antes y sus frutos: uvas y aceitunas (Bux6, 1997), sin duda que se aprovechaban al igual CJl£ los almendros e higueras. La aceituna tienen un alto valor energetico ademas de recolectarse en inviemo, cuando hay menos alimentos disponibles. Entre estos productos semi-

cultivados habria que incluir tambien las bellotas de las encinas tan abundantes, consumidas directamente, tostadas o en forma de harina o bien como alimento de rerdos. Se olvida a menudo que, lejos de conceptos actuates tan raros a la Naturaleza como la maximizaci6n de la producci6n, el agricultor tradicional dispone de mas de la mitad re su tiempo para realizartareas aparte de los cultivos. Familias con 6 miembros que cultivaban 11 Has. de tierra en Rusia, apenas utilizaban el 40% del tiempo en labores propias de la agricultura y la ganaderia (Chayanov, 1974:75- 77). De una unidad de 6 miembros con 3,5 cdlltos y 3 de cada sexo, solo los adultos varones y hembras Hegan al 35% del tiempo empleado en el campo. Artesanias diversas, trabajo domestico y otras industrias ocupan casi por completo a las mujeres pero s6lo 3/4 del tiempo de los varones. Los j6venes disponen aun de mas tiempo libre (Chayanov, 1974:209, graf4-19). Las horasdedi~ al trabajo como promedio a lo largo del ano eran 6, con maxi mos mensuales de 9 ,3 y mini mos de 2, 1 (lbidem:76).

H0MBRESJ0VENES HOMBRES ADULT0S

MUJERESJ6VENES

MUJERESADULTAS

Tiempo no usado

58,5%

26,8%

49,4%

12,3%

Trabajo domestico

4.1%

5,7%

25%

40,2%

Artesania-comercio

17,6%

32,5%

14%

13,7%

Labranza

14,7%

27,5%

8,8%

20,4%

Ganaderia

5,1%

7,5%

2,8%

13,4%

Tabla 8. Distribuci6n del trabajo por sexo y edad en el uezd de Volokolamsk. Chayanov, 1974, grafico 4-19, p. 209. La cazaocupaba sin duda un lugar mas importante queen la economia del siglo XVIII. Liebres y conejos no faltan entre los restos de fauna de los yacimientos, asi como alguna perdiz y codomiz. Las tecnicas de caza con lazo y con liga son muy antiguas. Ciervos y jabalies constituyen la caza mayor. Estan presentes igualmente en la totalidad

de los yacimientos. Estos animates aparecen representados en las escenas de los vasos de Llfria y se han tornado como el exponente deactividadesaristocraticas. La cazaen la que la que estos arist6cratas o sencillamente los guerreros, los iuvvenes, es decirlos "mozos", montados a caballos matan las grandes presas, ayudados por la comunidad en forma re 183

III. 6. MOD ELOS METODOL6GI COS EN LOS ESTUDIOS TERRJTORIALES. ojeadores, fue sin duda una actividad festiva y cargada re simbolismo, ocasi6n para la introducci6n de los "rituales de rango" asimilados del exterior , ante todo aquellos liga- · dos al consume del vino, y queen ultima instancia reforzarian la distancia entre una emergente clase nobiliaria y el resto de la comunidad. (Pero si muchos autores se muestran reticentes a utilizar paralelos etnograficos o de sistemas de cultivos posteriores, habrfa cpe recordar que la asociaci6n de la caza a un grupo nobiliario es una realidad medieval, y como tal su transposici6n al mundo ibero esta en el mismo rango que la utilizaci6n de cualquier otro paralelo de esa epoca).

Yacimiento Duero Pui2 Nao Los Villares Castulo Medellin Caram bolo P. Tablas Barchin H C. Redondo Bonilla El Cerr6n Media

I B6vidos

IIOvicapridos II

Contempladas desde una 6ptica comunal , estas actividades cinegenticas eraq la ocasi6n para la admisi6n de j6venes en el mundo de los adultos (rango ligado a los grupos re edad),la ocasi6n para probar y templar su valor, y la ocasi6n para obtener una rica fuente de proteinas. Con unas parejas de ciervos podia comer un dia todo un pueblo re 500 habitantes. El consumo, ritualizado en festines, era la forma de garantizar un perfecto aprovechamiento de la came que asf se consumia totalmente fresca. Tan s6lo o cuatro o cinco de estas partidas anuales podfan aportar hasta un 8% de la dieta total de un afio.

Ciervos

II

Equinos

II Cerdos-Sus I Conejos-Lie

60%

18%

10%

3.5 %

8%

0.5%

25%

30%

3%

12%

15%

0.5%

6%

60%

4%

5%

15%

6%

34%

46%

1%

1%

16%

1%

43%

28%

11%

3%

10%

2%

35%

30%

5%

5%

20%

3%

45%

38%

3%

5%

8%

1%

13.5%

13.5%

8.5%

42%

9%

2%

30%

45%

10%

5%

3%

7%

47%

23%

18%

1%

10%

1%

30%

20%

24%

17%

8%

1%

1111%

I 2.5%

133.5%

1132%

ll9 %

119%

Tabla 9. Porcentajes de distintas especies de animales de algunos yacimientos del Hierro II. En definitiva, entre la caza y los aprovechamientos marginales de arboles y arbustos, animales de corral entre Ios que se incluye el cerdo, aprovechamiento de ovejas y cabras y los productos de huerta, se cubririan practicamente la mi tad de las necesidades alimenticias de las poblaciones.

cuenco, de borde vuelto casi tambien de pico de anade, 10- 15 cm. de altura y base plana con pie.

Es clarificador pensar que con estos porcentajes una familia de 5 miembros necesitaria como maxi mo unos 500 kg. re cereal al afio. Esa cantidad seria guardada en recipientes ceramicos tal y como aconsejaba Hesiodo: Con La medida distribuyelo bien en jarras ... una vez que coloques ordenadamente todo el alimento dentro de casa... (480). Esas jarras son una mala traducci6n del griego y del ingles qte se refieren a recipientes como los hallados por doquier en los yacimientos del Hierro. Se trata de las denominadas tinajillas, recipientes globulares de base estrecha y boca ancha, de entre 70 y 80 cm. de alto. Estan hechas a tomo , a menudo decoradascon motivos pintados separados en dos franjas. En el Centro de la Peninsula el tercio inferior aparece con engobe rojo y los dos tercios superiores presentan pintura con aplicaci6n a brocha o jaspeada, a veces con motivos geometricos: circulos, semicirculos, bandas y melenas , sobre esa pintura muy oscura . Su forma derivade las anforas fenicias, a las que se ha ensanchado la base, que aparece recta o mas a menudo en forma de omphalos, el horde acaba en la forma caracterf stica de pico de anade, y es asf porque permite acoplar casi hermeticamente una ta~ra que a menudo aparece en los repertories como plato o

cc

Esos recipientes se ban documentado en la Mesa de Ocana en Hoyo de la Serna y en Plaza de Moros . En ambos casos la capacidadmedidaen peso de trigo ronda los 50 Kg. Por tanto , en la despensade una casa se necesitarian de 8 a 10 de estas tinajillas para contener el grano necesario para toda la familia durante un afio. Los aprovechamientos hortfcolas se han excluido de la economia ibera (Mata , 1998), sobre la base de que los yacimientos se disponen en zonas secas. Pero nos referimos a pequefios aprovechamientos de huerta como los q~ han existido hasta hace poco en las afueras de los pueblos. Similares a los que imagin6 Pia (1968) , aprovechando las pequefias corrientes de los arroyos. Unicos capaces, por otra parte, de justificar buena parte de las herramientas agrfcolas encontradas en los yacimientos. Finalmente , los asentamientos necesitan la proximidad re humedales que aporten los pastos suficientes para la cabana de bueyes. Las dehesas boyales en la Edad Media en la Comarca de Ocana se disponian a una media de 2 km. re los pueblos, pero pensamos que en la Edad del Hierro debian ubicarse en los alrededores mismos del poblado. Una parte de la alimentaci6n de los animates se podfa llevar a cabo con forraje en los espacios amurallados contiguos a poblados, o en los lugares centrales de los poblados de "calle central" . Pero el porcentaje mayor debe co-

184

LA SEGUNDAEDADDELHIERROENELCENTRODELAPENfNSULAIBERICA.

miento del medio similares (que podriamos denominar agricolaganadere>-recolectores),se traducen en estructuras colectivas que engloban los equivalentes a los corral es, las camaras o graneros y las cuadras, en conjuntos cercados en los arables de las casas o en los espacios centrales de los recintos amurallados .... no creemos que la documentaci6n arqueol6gica disponible permita afirmar, para el drea CE Catalufia, la existencia de estructuras de concentraci6n CE poder unipersonal o, incluso nobiliar .. ., las cosechas han de entendersepues, tal y como han indicado J. Sanmart( y J. Santacanaparael dreacosteracentral de Cataluiia, coma una realidadcomunitaria con posible repartici6n basadaen estruc(uras gentilicias (Gracia, 1995:98). lncluso algunos ejemplos del urbanismo iberico no estan tan alejados de las casas manchegas de hace tres siglos: grandes agrupaciones de espacios multiples, viviendas pluricelulares con plantas de mas de 100 m 2 (Bonet& Guerin, 1995:94).

rrespondera los pastos. En poblados de 500 habitantes se necesitarfan unos 40-50 bueyes, lo cual exige la existencia de unas 20 Has. de pastos. Con los datos obtenidos, las cifras para el "umbra) re subsistencia" parten de un optimo de 0.5 Has. por habitante, constatadas en todo el mundo antiguo y la agricultura tradicional, y un maximo de 3 Has. por individuo, que es el valor para el siglo XVIII en la Mesa de Ocana. Es indudable que la cultura del siglo XVIII es mas compleja y contiene mas elementos en todos los sentidos, que los que suponemos para la II Ecladdel Hierro, por lo que la cifras minimas se adecuan mejor en este caso. Sumada la proporcion de eriales y descontados caza, huertos y frutos arboricolas, se obtiene una cifrade0.97 Ha. por habitante. Valor que hemos usado en la Mesa de Ocana, para establecer lo que denominamos Umbra/ de Subsistencia. Si se calcula la produccion de la superficie cultivada supuesta, a razon de 120 kg. de grano sembrado y una prduccion de 1:4, se obtienen unos valores de 480 kg por Ha. o 240.000 kg para las 500 Has. de un poblado de 1000 habitantes. Estos necesitarian 210.000 kg. al ano, mas 60.000 de simiente, o 270.000 kg. en total, por lo que hay que afiadir un 11.2 % o 0.056 Has. por persona, 556.66 para el poblado de 1000 habitantes. Uniendo las necesid& des de los bueyes y el deficit de los rendimientos 1:4, se necesitarian 0.556 + 0.14 = 0.696, 0.7 Has. para reoondear. De este modo, los calculos sobre las necesidades alimenticias de la poblacion: 0.7 Has. por individuo, se acercana los resultados obtenidos sobre los rendimientos: 0.97 Ha. por persona. Los datos de la agricultura tradicional, cuyas cifras se han extraido esencialmente del siglo XVIII, resultan de gran valor para la modelizaci6n de la cultura material y los sistemas agricolas del Hierro II. Ello no significa que se puedan extrapolar sin mas. En la mayoria de los supuestos, las cifras de epoca Modema sirven como topes maximos para las del Hierro. Las casas en el siglo XVIII han adoptadoya en gran parte el esquema adaptado a una agricultura cerealistica, extensiva, con aprovechamiento gan& dero igualmente extensivo. Estas casas pueden alcanzar facilmente los 400 m 2 , distribuidos en corrales Jlira los aperos agricolas y la fauna domestica: aves de corral, 1 o 2 cerdos y 1 cabra. La vivienda ocupa solo 1/4 o 1/5 de la superficie de la casa. Existe ademas un segundo piso dividido entre "camaras" para guardarel grano y pajar. La "granja agropastoral" de cultivo intensivo es impens& ble, al menos en las condiciones geoclimaticas conocidas en el ultimo milenio para poblaciones sedentarias de mas de 200-400 habitantes. Una distribuci6n de los asentamientos marcadamente nuclear, corrobora aun mas la inadecu& cion de sistemas intensivos propios de terrenos mas hume. dos. Si la casa manchega es la expresion de la autosuficiencia dentro de la propiedad privada (Flores, 1974), los poblados de la Ecladdel Hierro parece que expresarian algo similar pero en regimen colectivo. Los sistemas de aprovech&

El patron de poblamiento en la Ecladdel Hierro de la Mesa de Ocafia es igualmente nuclear, existen 18 asentamientos frente a los 13 contemporaneos, pero la arquitectura de los poblados es en esencia distinta. No existen espacios similares al corral, al menos en las viviendas particulares, dedicadosa la cria de animates o para guardar los animales y aperos del campo, pero tomando en consideraci6n los espacios centrales de los poblados de"calle central" u otros recintos amurallados como los de Cogotas, el espacio dedicadoa animates aperos y personas es semejante. Aristoteles menciona la existencia de animates de corral como cerdos, gallinas, palomas, abejas, gansos, etc. El ganado vive en majadas, en el campo, guardadopor perros y pastores, con transhumancia local (Isager & Skygaard, 1992). Eso mismo ocurria con la ganaderia tradicional de la Mesa de Ocana, pero es dificil llevarlo a la Ecladdel Hierro, en primer lugar por que no era necesario al haber mas pastos debido a que solo se explotaba un pequefio porcentaje del suelo disponible, en segundo lugar porque el ganado podia pastar cercadel poblado y volver a el cada noche y, finalmente, por el mayor grado de inseguridad reinante. Con estas cifras s6lo se ha pretendido aportar un modelo que ofrece valores concretos para periodos historicos ooterminados. Estos valores nos parecen de mayor interes que las aproximaciones del SCA, basadas sobre potenciales que no pueden ser verificados. Ahora contamos con estimaciones tangibles que permiten avanzar mas en el concimiento de los pueblos del Hierro II del Centro Peninsular. Las estimaciones concretas relativas a poblaci6n, superficie de los asentamientos y extension de las tierras de cultivo necesarias para subsistir, aplicadas a los yacimientos del Hierro II podran contener errores, pero los valores re las sociedades agricolas tradicionales desde el siglo XVIII, de los que se derivan, aportan, al menos, unos topes maximos de gran utilidad y significacion. El aspecto mas relevante es que las necesidades basicas re las sociedades del Hierro II, o Umbra/ de Subsistencia, se satisfacian con un porcentaje de explotacion de las tierras,

185

III . 6. MOD ELOS METODOL 6G ICOS EN LOS EsTUDIOS TERRITORIALES.

que supone el 12,5% sobre el area de unos circulos de 5 Km. de radio, y apenas el 10% de la superficie de los territorios medidos desde los polfgonos Thiessen de los yacimientos Porcentajes tan eximios cuestionan la validez re los efectos de la distancia y, por ende, la relaci6n entre la ubicaci6n del asentamiento y las tierras de mayores potenciales te6ricos , ya que existiran varios lugares "6ptimos" dentro de un territorio. Tampoco la varianza entre los potenciales te6ricos de distintos territorios sera significati va desdeel momento que s61o el 10% de esos potenciales se convirtieron en recursos efectivamente explotados. El paisaje asf generadoesta conformadopor grandes vacios entre un m1cleo de poblaci6n y otro, grandes porciones re un territorio apenas conocidas y donde la presi6n antr6pica fue muy debil. Un paisaje similar se ha transmitido en la literatura popular por medio de los "cuentos de hadas". En ellos siempre existen bosques y selvas prefiados de personajes enigmaticos y asociales: brujas, enanos , hadas , animales salvajes y fabulosos . Allf viven tambien antiguos lefiadores, cazadores, mineros . Es el ambito del espacio magico . La existencia de estos vacios es de esencial importancia, porque ahora el yacimiento emerge como el generador re un espacio, y no como la concrecci6n de las cualidades adaptativas humanas al medio. La raz6n de su emplazamiento en primera instancia no se debe a la maximizaci6n emplaz.amiento-recursos potenciales. Probablemente, en la Mesa de Ocana, la existencia de fuentes de agua potable para consumo humano unidas a la existencia de la superficie de humedales necesaria para los pastos de los bueyes re labor, son factores determinantes en el emplazamiento re los yacimientos.

Una vez fundadoel asentamiento este comenzarfa a generar un paisaje, a moldearlo en funci6n de sus necesidades y habilidades, y desde entonces todos los factores de su ubicaci6n seran por necesidad de caracter hist6rico (Lopez , P. & Pereira, 1995-6).

6.9. El Patron de Asentamiento. El patr6n de asentamiento es la relaci6n que se establece entre los yacimientos y el medio ambiente y entre si mismos. En este trabajo, dadoque la muestra no es demasiado elevada y se refiere a un s6lo momento cronocultural, no se han empleado estadfsticas complejas para definir los factores de ubicaci6n de los sitios. No se pretende la elaboraci6n de tipos al modo que se ha llevado a cabo en otros lugares (Nocete, 1994, p. ej.), ya que la muestra s6lo contiene una variabilidad de emplazamientos reducida y control able en todo momento , sino determinar (en la medida de lo posible) las razones que llevaron a la elecci6n re un determinado 1ugar para establecer asentamientos de larga duraci6n , completamente sedentarios.

La definici6n de una tipologfa de asentamientos pretende establecer clasificaciones formales a fin de utilizarlas como diferencias formates o cronol6gicas. Para ello se echa mano de unos indices extrafdos de las caracteristicas morfo16gicas del entorno, como los de pendientes, compacidad (forma), control estrategico-visual del entomo mas inmediato, alturas relativas, potenciales del area de captaci6n, etc . El resultado mas elaborado asf obtenido se denomina Unidad Geomorfol6gica de Asentamiento (UGA) en los trabajos de la escuela de Jaen (Nocete, 1994). Sin embargo, a pesar de la compleja definici6n de tipos asf obtenidos , es mas que dudosa la significaci6n de muchas de las variables utilizadas, como la visibilidad y sus derivados, altitudes relativas , etc., asf como el analisis de los potenciales del SCA. Ademas, los tipos no penniten analizar las pautas que rigen la elecci6n del lugar de asentamiento . Para ello serfa necesario el analisis detallado de todo el territorio de estudio, a fin de conocer el universo de variables medioambientales y su relaci6n con las elegidas o priorizadas por los asentamientos.

El analisis detallado de la mayorfa de las variables aplicadas en los estudios de arqueologfa espacial o del territorio , nos ha permitido profundizar en si significaci6n. De un lado, evaluar las relaciones que se establecen entre el hombre y el medio y de otro entre los distintos asentamientos, sin perder de vista que en ambos casos son las relaciones hombre-hombre la de mayor significaci6n aun para la explicaci6n de la adaptaci6n al medio. Examinamos primero estas relaciones de los asentamientos con su entomo. Para caracterizar la ubicaci6n de los yacimientos se han establecido 4 categorias. Se denomina Ubicaci6n al emplazamiento de los sitios en condiciones topograficas definidas, como: LLano, Vega, Loma, Cerro Testigo y Peninsula. El llano hace referenciaa las tierras altas de la Mesa y las lomas a las laderas o relieves de cuesta de la Fosa del Tajo. La disposici6n dentro de las 3 unidades de relieve, se especifica en el apartado topografia, que engloba las variables de Mesa, en estrecha relaci6n con la anterior llano, vega, y ladera, distinguiendo entre cabecerade ladera, ~ aquellos yacimientos que se ubican al pie de los llanos re la Mesa, en los nacimientos de los arroyos o en los afloramientos de los manantiales , media ladera, para los situados entre el intrincado relieve de la Fosa (cuenta tan solo con los ejemplos de Viloria y Pena.de la Muela). Finalmente baja ladera, que hace referenda a los yacimientos "en balc6n" , colgados sobre la vega del Tajo, en el frente de escarpe de yesos terciarios. La puntuaci6n es decreciente en relaci6n a la decreciente dificultad de acceso o ubicaci6n en lugares sin defensas naturales , de modo que los valores mas altos corresponden a los yacimientos cuyas caracteristicas defensivas son mas acusadas. Ese fndice se refleja en la categorfa accesibilidad, divididaen tres campos: buena, regulary ma/a.

186

El 4° fndice se refiere a la visibilidad. Se ha de advertir ya de antemano que, por contra a lo que viene siendo la praer tica comun de los estudios espaciales del mundo iberico,

LASEGUNDAEDADDELHIERROENELCENTRODELAPENfNSULAIBERICA.

esta categoria se muestra muy poco significativa a la hora de caracterizarla ubicaci6n de los yacimientos. Se considera la visibilidad en general y el numero de asentamientos divisados. Esta ultima caracterfstica es tan poco relevante como muestran las cifras: 3 casos en los que se divisan 3 yacimientos, 12 en los que se divisan 2 y otros tantos 1, y 6 casos en los que no se divisa ningun otro, y un valor medio de 1,5 yacimientos divisados.

gular. Aunque es la secuencia decreciente de los yacimientos distribuidos en el grafico por superficies, la respons~ ble de aislar un grupo entr(? los yacimientos amurallados para el parametro Ubicaci6n, los valores totales destacan ya sin lugar a dudas este grupo del resto, constituido por los poblados amurallados del Tajo, especialmente aquellos que se situan en el frente de escarpe colgados sobre la vega, (incluido Pefia de la Muela) que presentan las caracteristicas mas extremas de la ubicaci6n, es decir las mayores dificultades de acceso.

En el grafico con los valores de los parametros que definen la ubicacion de los asentamientos, se aprecia como ya, desdeesta variable, existe un comportamiento notablemente diferente entre los asentamientos de tipo defensivo o amurallados (grupo B) y el resto del conj unto (grupo A).

El resto de asentamientos amurallados siguen en orden con los valores mas altos, aunque destacan las excepciones CE Plaza de Moros, y sobre todo Fuente del Pozuelo, cuya orograffa se aproxima a la asentamiento del grupo A como Viloria.

Mientras que la visibilidad tiene unos valores irregulares para todo el conjunto, ya se trate de yacimientos amurall~ dos o no, es decir en cerro o en llano, el acceso, como era de esperar, es sensiblemente mas facil -y a su vez con valores homogeneos-, para los yacimientos sin murallas. La ubicacion tambien presenta valores mas bajos en los yacimientos del grupo A, pero distribuidos de forma irre-

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Si comparamos los valores totales de los parametros CE ubicacion con la superficie aproximada de los yacimientos, la existencia del grupo de los 6 yacimientos amurallados CE mayor tamafio quedaexpresada todavfa de forma mas manifiesta.

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Figura. 65. Valores de las caracterfsticas de la "ubicaci6n" en los yacimientos del Hierro II de la Mesa de Ocafia. Es por ello que esta justificada la division de los yacimientos amurallados en dos grupos: BI o yacimientos del Tajo y 82 o yacimientos del Cedron. Buenameson y Fuente del Pozuelo serfan dos excepciones del grupo BI que analisis posteriores permitiran encuadrar, mientras que Perusa, Valdegato y Valderretamoso, aunque asomados a la Fosa del Tajo, se engloban dentro del grupo 82, con el qte coinciden en las caracterfsticas analizadas.

Si se relacionan los valores de la ubicaci6n con la superficie de los yacimientos, la significacion es muy baja. Los valores altos del parametro ubicacion se dan igualmente en los yacimientos amurallados del Tajo, con extensiones similares a las de los sitios en llano, que en los nucleos mas pequefios, cercanos o por debajo de la Ha. Introduciendo los valores para la altura y la distancia al agua de los yacimientos y agrupando estos de acuerdo a las similitudes de su ubicacion, aparecendos grupos claramente diferenciados, esta vez no se corresponden exactamente a los tipos A y B, sino que dentro del grupo de asentamientos amurallados hay que incluir a aquellos sin defensas qte se disponen sobre el horde la Mesa: Camino de Yepes, Ciruelos, Fuente del Berratoy Villares. Los valores para la

Llama extraordinariamente la atenci6n el hecho de que la visibilidad no sea significativamente mayor en los yacimientos que presentan unas dificultades de acceso mayores, a saber: los amurallados. Este dato permite iniciar una reflexion cuyas implicaciones se analizan en detalle mas adelante. 187

III . 6. MOD ELOS M Er ODOL6GI COS EN LOS EsTU DIOS TE RRITORIALES. independientemente de la proximidad o lejania del cauce del rio , siempre existen torrentes o arroyos cuyas carcavas, al tiempo que proporcionan unos flancos en talud, ofrecen agua, aunque habra que valorar si estos aportes podian o no presentar estiaje . Son Buenames6n , Castellar, Oreja y Sotomayor los que ·tienen arroyos contiguos con menos agua

altura al agua son sensiblemente superiores a los del resto de lugares del grupo A, pero ante todo, destaca la distancia a la fuente de agua, queen muchos de los sitios del tipo A es igual a la altura, mientras que en el resto es notabl~ mente mayor . La relaci6n entre el emplazamiento de los yacimientos y el agua es una de las mas estrechas, como era de esperar. Los asentamientos sin preocupaciones defensivas se disponen practicamente sobre un cauce de agua o manantial, pero aquellos que eligen cerros o espolones tambien buscan la proximidad del agua y de hecho, en la elecci6n del cerro, la peninsula o el borde del paramo, la proximidad del agua es quiz.a el segundo factor a tener en cuenta, tras el relieve defensivo. LLama la atenci6n que siempre que se puede elegir un manantial se prefiere a cualquier otra corriente re agua. S6lo los yacimientos de la Mancha Alta no lo pu~ den elegir , asentandose al lado de riachuelos.

En definitiva , las caracteristicas de la ubicaci6n parecen confirmar Ia existencia de dos modelos de asentamiento (A y B) para la Segunda Edaddel Hierro en Ia Mesa de Ocana, Existencia que la propia morfologia de los sitios ya establecida por la existencia o no d~ estructuras defensivas, qt£ se confirma por una menor o mas dificil accesibilidad derivadatanto de la topograffa como de su ubicaci6n en los distintos dominios geograficos o estructurales , asi como por un peor acceso al agua , para cuyo abastecimiento deben emplear mayor esfuerzo. Los asentamientos del grupo A , se encuentran por lo general a menos de 20 m. re la fuente de abastecimiento de agua , tanto en distancia como en altura . Los yacimientos amurallados , por contra , alcanzan valores entre 50 y 80 m. para la altura al agua , con las excepciones de Fuente del Pozuelo y Perusa, (30 y 20 m . respectivamente), y de 100 a 400 para la distancia, en donde los cerros testigo presentan los valores mas el~ vados.

Como se indic6 en el cap . 1, las surgencias de agua se producen en mitad del frente de escarpe y, ya se asienten bajo el o en el paramo , los sitios buscan esas surgencias. Camino de Yepes , Ciruelos , Villares , Valderretamoso , Fuente del Berrato, todos se ubican al lado de un manantial en el borde de la Mesa. La altura al agua siempre es mayor, l6gicamente, en estos casos. Mas dificil es encontrar esta relaci6n en los escarpes de yesos del Tajo, aunque alli,

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Figura. 67. Valores de los parametros altura y distancia al agua en los yacimientos del Hierro II de la Mesa de Ocafia No existen asentamientos de borde de paramo orientados al Sur, en la parte de la Mesa que mira al Cedr6n , excepto recintos amurallados, aprovechando los manantiales del nacimiento de los barrancos , como hacen los pueblos actuates de Dosbarrios , Cabanas y Yepes. Los asentamientos de esta cuenca: San Ildefonso, la Plata, Atalaya, Melgar, Villasequilla, El Pen6n y Villapalomas , se disponen en realidadal igual que los del Tajo, a pie de escarpe, con la diferencia de que aqui el arroyo corre casi al pie del paramo y puede confundir hacienda pensar que los sitios se situan cercadel valle o del curso de agua. Cabeza del Can, San Cristobal, Castillo de Huerta y Monreal, son ejemplos similares , aunque en estos casos se eligi6 un cellO testigo contiguo al borde del paramo para la ubicacion , sin duda priorizando las condiciones defensivas. En la parte oriental de la Mesa, la superficie de paramo esta jalonada por los cursos altos de arroyos no encajados, en lo que hemos denominado la Mancha Alta , permitiendo la ubicaci6n de yacimientos en relieves llanos, sobre arcillas y arenas: Villatobas, Montealegre , Venta de Juan

Cano y Esperillas. El yacimiento de Plaza de Moros, ubicado en este area, corresponde en realidad al modelo re reborde de Mesa con predominio de yesos, alli donde el valle del arroyo del Robledo se encaja y presenta un frente deescarpe. Junto al Tajo estan de un lado Villamejor y Valdelacierva, unicos ejemplo de lugares en llano pr6ximos al cauce re agua, si bien en este vertice occidental donde los valles del Tajo y el Cedron se unen, la distancia entre el paramo y el rfo aumenta considerablemente. Un ultimo modelo lo constituyen los asentamientos amurallados sobre el frente de escarpe (segunda terraza) que se asoma a la vega del Tajo: Alharilla , Buenames6n, Valdajos , Castellar, Oreja, Sotomayor, Valdelascasas. Ninguno de ellos , excepto Valdajos, que cuenta con coluviones en los alrededores, tiene buenas tierras de cultivo proximas, a no ser que los yesos antes de perder la cubierta vegetal ofrecieran mayores potenciales agricolas (Urbina, 1998). 189

III. 6. MOD ELOS M ETODOL6G ICOS EN LOS EsTU DIOS TE RRITORIALES.

ARROYOCEDRON



YACIMIENTOS NO AMURALLADOS



Vega

□ Arcillas pardas

[]I Calizas

0

YACIMIENTOS AMURALLADOS



Yesos

□ Arcillas

■ Lentejones de arcilla

Rojas

del Paramo

Figura. 68. Disposici6n de los yacimientos en los distintos tipos de suelos de la Mesa de Ocana. En el valle del Tajo , no existe ocupaci6n del Hierro II en plena vega, al menos en la margen izquierda que corresponde a la provincia de Toledo. De hecho no existe apenas poblaci6n en la actualidad , -de Zorita a Aranjuez hay escasos 2.000 hab. en total-. Esta disposici6n contrasta con la del valle del Tajufia donde los asentamientos, tanto del Hierro II como modemos: Orusco , Carabafia, Tielmes, Perales , Morata~ se emplazan en la vega. Mientras que la Fosa del Tajo presenta unas llanuras de coluviones entre el borde del paramo y la vega , el valle del Tajufia tiene tan fuertes pendientes en sus margenes que hacen imposible el poblamiento, por contra, la vega esta salpicada de lamas y cerretesque permiten el cultivo.

gica. Esta postura es ahist6rica , mientras que los condicionantes para la elecci6n de la ubicaci6n de los asentamientos son generalmente de tipo hist6rico.

La elecci6n de una precisa ubicaci6n del yacimiento como estrategia de adaptaci6n maximizada hacia un mejor acceso a los recursos potenciales de su area de captaci6n, es una re las premisas empleadas con mas profusion en los estudios del espacio, territorio o paisaje. En ellos la ubicaci6n re los sitios se convierte en una elecci6n econ6mica o estrategica , por ello se considera la orografia en su grado re adaptaci6n a la morf ologia del asentamiento, la distancia a recursos estrategicos y la potencialidad agricola . El yacimiento contemplado de este modo es el nodo del espacio dondese produce la adaptaci6n id6nea de una cultura biol6190

Si tal elecci6n fuese fndole econ6mica, seria de esperar que los cambios socioecon6micos afectaran a la ubicaci6n re los yacimientos. En la Mesa de Ocana, los pueblos actuates se fundan todos en el siglo XII, ex novo , aunque hubiese en un paraje pr6ximo asentamientos anteriores: Ocafia, Dosbarrios. Hasta fines del siglo XIII las pueblas son numerosas, estabilizandose el numero de m.1cleos re poblaci6n en la cantidad de los que existen hoy hacia fines del siglo XIV, tras la peste negra. Podria pensarse que la ubicaci6n de estos pueblos responde al nuevo paradigma re comportamiento social hacia el suelo que se ha mencionado mas arriba: roturaci6n de baldios, tiro de mulas, collera, etc . Sin embargo , la fundaci6n de estos asentamientos responde a la fijaci6n de un lfnea fronteriza militar contra los musulmanes , aprovechando las atalayas arabes que desde los rebordes del paramo, enlazaban el control visual de los castillos de la Fosa del Tajo : Oreja, Castellar , Alharilla , con los llanos de la Mesa y los cerros antesala de La Mancha : Gollino, San Anton, sierra de Tembleque, Sierra de Almenara , etc. La funcionalidad de su ubicaci6n era por tanto de tipo estrategico .

LA SEGUNDA EDAD DEL HIERRO EN EL CENTRO DE LA PENINSULA IBERICA

Yacimientos Bl. Tajo

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Figura.

69.Esquema de la disposici6n de los grupos de yacimientos en los dominios del relieve.

Dentro de los mas de 50 km de rebordeque ofrece la Mesa, los pueblos eligen los lugares donde se hallan los manantiales mas abundantes y siempre en el sitio mas pr6ximo a las fuentes, pero no se aprovechan todas. Es probable, qte en las proximidades de cada fuente donde habfa un cerro o peninsula en el reborde del paramo, existiera una atalaya musulmana. La disponibilidad de un lentej6n de tierra sin la "costra" de caliches, la proximidad a las fuentes de mejor agua y, especialmente, los privilegios reales concedidos a en las distintas "demarcaciones" a las fundaciones de pueblos (erecci6n de iglesias), fueron Jos factores particulares que determinaron cada emplazamiento. La existencia de un nucleo musulman pr6ximo, de una atalaya, la distancia a otro asentamiento, el caudal de la fuente, la concesi6n re fuero a los lugares murados en detrimento de otros, etc., son factores que determinan la precisa localizaci6n de los pueblos actuales.

medioambientales del entorno, para cada fase cronol6gica de este ultimo milenio, y ademas, con mucha certeza seria una explicaci6n err6nea

Este es un claro ejemplo de c6mo una circunstancia hist6-rica influye en la elecci6n del emplazamiento de los yacimientos, junto a otros condicionantes goegraficos que no dejan de ser sutiles. Al tiempo que se vislumbran las lfneas maestras de este "patron de asentamiento", emergen las limitaciones para explicar con satisfacci6n otros malices casual es cuya dinamica se desconoce, o para extrapolar el modelo a otras areas.

Del mismo modo que yacimientos de distintas epocas se ubican en el mismo espacio, su funcionalidad cambia con el tiempo sin que lo haga el lugar. Es el caso de los asentamientos romanos de extensi6n mas reducida que los del HII, porque se transforman en elementos de un sistema mas amplio que substituye al modelo nuclear indigena, en unidades de una producci6n que surte ahora a las ciudades frente al mayor indice de autoabastecimiento de la epoca anterior, sin que por ello la ubicaci6n general de los sitios varie.

La mayoria re asentamientos del Hierro II en Ia Mesa re Ocana perviven en epoca romana e incluso musulmana, re igual manera que ya existian en el Hierro I. Para todas estas epocas, salvo la primera, comienzos del o Hierro I, no existe otra explicaci6n para la elecci6n del lugar re asentamiento que el hecho de que antes ya estaba ahi. La costumbre, la inercia, es el factor mas determinante ~ amplios periodos de la historia humana. Probablemente detras de los criterios de ubicaci6n de estos yacimientos se hallen los procesos de sedentarizaci6n definitiva de las sociedades del Bronce, y en ese caso los interrogantes a resolver son otros muy distintos a los existentes en el Hierro II.

Desde la fecha de la fundaci6n de estos pueblos ha transcurrido casi un milenio sin que surja la necesidad de cambiar de lugar. Desaparecieron las ventajas estrategicas que habian determinadola elecci6n del lugar de asentamiento, se produjeron los cambios tecnol6gicos de fines de la Ecal Media aplicados a los cultivos, desaparecieron numerosas aldeas de los alrededores, unas fuentes se secaron, se hicieron fuentes nuevas, y asi podriamos llegar en una sucesi6n de avatares hasta hoy. Seria muy dificil encontrar una explicaci6n satisfactoria desde los presupuestos del SCA, desdela 6ptica de la adaptaci6n maximizada a los recursos

Si no son las condiciones especificas, seria la relaci6n diferencialde los yacimientos con territorios de potencialidadesdistintas, el criteria sobre el que se articula el analisis espacial en ultima instancia. Sin embargo, apenas se ha tenido en cuenta la existencia de los vacfos. En realidad se desconoce que porcentajes de los territorios estaban explotados, ya sea por la agricultura o la ganaderfa, al igual quese desconocecon que intensidad eran explotados, los tipos de cultivo, el grado de aprovechamiento de areas 191

III. 6. MODELOS METODOL6GICOS EN LOS ESTUDIOS TERRITORIALES. como los bosques para caza, etc. En el valle medio del Duero, por ejemplo , los animates cazados representan el 20% del total de las especies constatadas en yacimientos del Hierro II (Delibes et. al. 1995). Si analizamos con detenimiento los utiles agrfcolas aparecidos en los yacimientos, vemos como las herramientas para cultivos intensivos, vides olives o huerta: horcas de hierro, azadas legones, etc., alcanzan altos porcentajes. Junto a los restos de cereal es (cuyas herramientas de madera dejan menos huellas en el registro), estos objetos hablan de aprovechamientos intensives cuyo porcentaje en el conjunto de las estrategias de subsistencia es dificil evaluar, pero que muy probablemente haya sido infravalorado. En definitiva , los potenciales productivos y de explotacion no dejan de ser herramientas de analisis interesantes, pero la cuestion fundamental estriba en la imposibilidad re saber en que grado representan la realidad que se quiere estudiar. En la Mesa de Ocana hemos calculado con bastan te generosidad el Umbra} de Subsistencia, o espacio necesario para la existencia de las comunidades del HII. Aun en ese caso, solo el 10% del territorio era capaz de abastecer sus necesidades. Con estos datos, salvo en aquellos casos en los que existan factores naturales que limiten notablemente la subsistencia, las relaciones hombre-medio diffcilmente podran ser evaluadas desde el calculo de los p ~C: ·ge Sl J E

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Figura 70. Porcentajes que representan las tierras del umbra/ de subsistencia sobre la superficie de los poligonos y los circulos de 5 km. de radio, en los yacimientos del Hierro II de la Mesa de Ocafia. No solo los valores son diferentes sino tambien su comportamiento. En los yacimientos amurallados la variabilidad en la superficie de los poligonos se explica en el 84% de los casos, considerandotan s6lo las distancias al primer vecino. Si consideramos los 5 vecinos, el indice de significaci6n baja hasta el 60%. En los yacimientos sin amurallar, cuantos mas vecinos se toman en consideraci6n mas estrecha es la ccorrelaci6n , asi si con un vecino s6lo se

explica el 8% de los casos, con los 5 es el 18%. Habria que llegar a considerar los 7 u 8 primeros vecinos ~ encontrar indices altos en la relaci6n vecinos-superficie del poligono en los yacimientos no amurallados. En los yacimientos amurallados la demarcaci6n del territorio (poligono) decrecedel I O al 5° vecino, el territorio, por tanto, no se asocia con los vecinos mas pr6ximos. Los 194

LA SEGUNDA

IBER1CA

EoAD DEL HIERRO EN EL CENTRO DE LA PENfNSULA

poligonos de los yacimientos amurallados no son la expre-si6n de un areadeexplotaci6n o influencia , sino el resultado geometrico de las distancias al primer vecino. Esta caracterfstica indica la inexistencia de un verdadero territorio. Si los asentamientos sin amurallar se distribuyen regularmente en el espacio, y conf orman unos nudos re relaciones con todos sus vecinos, los yacimientos amu~ llados s61o establecen asociaciones lineales, propias de las ubicaciones que priman ciertas condiciones topograficas o del paisaje. Como los indices de visibilidad e intervisibilidad apenas son significativos en la Mesa de Ocana, es re suponer que son las condiciones topograficas por motivos de defensa, las que dictan tales relaciones.

mas vecinos, indicando un sistema en el que el territorio es la expresi6n de unas interrelacciones con los demas asentamientos, todos (hasta el m1mero de 7 o mas) los (Ill! rodean a un nucleo. De nuevo emerge un modelo que representa un estadio de homogeniedad, expresado tan to en la relaci6n con el medio ambiente como los remas asentamientos. En los yacimientos amurallados se distinguen dos grupos ya desde la propia superficie de los nucleos. Uno de ellos corresponde a 7 asentamientos que se ubican sobre un frente de escarpe asomado a la vega del Tajo. Se incluye aquf la Pena de la Muela , en la ladera media de la Fosa del Tajo, a 5 km. del rfo. La prospecci6n en la Comunidad Madrilefia permite conocer la existencia de otros yacimientos de similares caracterfsticas.

Los polfgonos de los asentamientos en llano se relacionan con los vecinos mas pr6ximos a medida que se consideran

Pol No Mur y=13.4612x+1.2237 r ='O 170 120

Pol Mur

120



100 100 80 60

60

40

40

20

20

2

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7





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2

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4

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Pol No Mur



120

PolMur 120

100

100

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80 60

60 40

40 20 20

3

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9

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11

Med1 ~

2

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3

4

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6

7

8

9

10 11 12 13 1i,ed 1 Mur

Figura 7 1. Graficas de Regresi6n Lineal o Correlaci6n.

Pol

.. ... ~-

. •z

.

y-0 . ~0~ Oxi H t,°921

I. 2. 3. 4. 5.

·:.

.

20 3

Superficie polf gonos y V/P yacimientos con murallas . Superficie polf gonos y V /P yacimientos sin murallas. Superficie polfgonos y 5 V /P yacimientos murallas. Superficie polfgonos y 5 V /P yacimientos no murallas Superficie de los yacimientos y la de sus polfgonos.

Ha s

En primer lugar Alharilla , tambien en la margen izquierda del Tajo, situado a 9,6 km. al NE de la Pena de la Muela, con una extension de 7 ,3 Has. Ya en la margen derecha del rfo, distante 1 km. de la vega, se halla la Cdrcava, nido re aguilas con foso y muralla en la confluencia de dos imponentes barrancos , similar a Buenames6n. Otro yacimiento

195

aguas abajo del Tajo es Los Castrejones, emplazado en la margen derecha del Tajo, se descubri6 casualmente dentro de las prospecciones en la Mesa de Ocana. Se encuentra en frente del Castellar, a 3,2 km. , tiene un imponente foso y una extensi6n de 4,3 Has. Mas al este de Alharilla , cerca del m1cleo urbano de Fuentiduefia de Tajo, se dispone el

III. 6. MOD ELOS M ETODOL6G ICOS EN LOS Es TUDIOS T ERRJTORIALES.

Cerro de la Horca, de apenas I Ha. con foso y muralla, en Ios escarpes de la margen derecha del rio, al igual que el Cerro de Mirabueno, unos kilometros rio arriba. Todos los yacmientos de la margen derechadel Tajo son pequefios, re I Ha. o menos , a excepcion de Los Castrejones.

La existencia de dos grupos dentro de los yacimientos amurallados , se refrenda ademas de su extension, por las distancias muy bajas para el vecino mas proximo (en tomo

a 3-4 km) mientras que ostentan las mayores distancias para el V /P rediferente categorfa , es decir, a un yacimiento no amurallado: 6,6 Km. Este indice es de extremado int{}res, puesto que los yacimientos amurallados del Cedron tienen las distancias mas bajas, que sat vo las excepciones de las dos atalayas: Cabeza del Can y Castillo de Huerta, y dos cerros testigo: Fuente del Pozuelo y San Cristobal, ademasde Valderretamoso, oscilan de0,5 a 2 km .

Figura 7 2. Extension de los terrirtorios necesarios para la subsistencia, de los yacimientos del HII en la Mesa de Ocafia. Los poblados amurallados del Cedron se disponen como calcos de los no amurallados, su asociacion poblado a poblado es: Montealegre-Plaza de Moros , San IldefonsoPuente de Piedra, Plata-Peflon, Atalaya -Monreal, Villasequilla-San Cristobal; ya en el Tajo: Ciruelos-Perusa y Camino de Yepes-Valdegato, Hoyo de la Serna-Fuente de/ Pozuelo. De este modo los yacimientos amurallados del Tajo se podrian asociar con los no defensivos asi: Fuente de la Calwda -Peflade la Muela, Viloria-Valdajos, Fuente del Be"ato-Oreja. Valdelascasasy Sotomayor. Ciruelos y Camino de Yepes con sus cercanas atalayas de Perusa y Valdegato. Por su ubicacion en la Mancha Alta Esperillas, Villatobas y Venta de Juan Cano, no pueden asociarse a otro asentamiento amurallado , mientras que Buenames6n , Valderretamoso y Cabeza del Can (habria que incluir la atalaya de Atalaya), no tienen pareja entre los asentamientos en llano, reforzandoseasf la sensacion de que constitu yen en realidad atalayas o recintos relacionados con otro asentamiento , y no asentamiento s en sf mismos. En definitiva , los rasgos fisicos mas esenciales de los yacimientos de la Mesa de Ocana hacian evidente la existencia de dos grandes grupo s o tipos , aquello s de canicter defensivo , ubicados en lugares de dificil acceso y protegidos por un frente de murallas y un foso , junta a otros ~ se ubicaban en lugares de facil acceso y que no presentaban ninguna evidencia , o resto s de arquitectura defensiva. Los

distintos analisis ban venido a confirmar esta suposici6n. Para ello ha sido necesario el desdoblamiento de los asentamientos en dos grupos. La razon de estas diferencias no es, sin embargo, evidente , ya que tanto puede deberse a factores funcionales como cronol6gicos. Los yacimientos sin muralla tienen una ocupaci6n desde el Hierro a epoca medieval, en general. Asi se puede suponer incluso en La Plata o Fuente del Be"ato, donde la ocup~ ci6n medieval en el primero se produc e al otro lado del arroyo: Pera, y en frente del comienzo del barranco en el otro Noblejuelas, a menos de I km ., y aun en Hoyo de la Serna, con el yacimiento romano y medieval a 2,5 km. , a las af ueras de Villarrubia de Santiago. Los yacimientos amurallados solo tienen una ocupaci6n medieval en forma de castillos en Castillo de Huerta, Monreal, Castellar y Oreja , y del Bronce (Bronce Medio o Final) en Buenames6n, Cabezadel Can, Fuente del Pozuelo, Monreal , Pena de la Muela y Oreja. El resto de los sitios: Plaza de Moros , Villapalomas , El Pefl6n, San Cristobal , Valderretamoso, Valdelascasas, Sotomayor y Valdajos, s61o presentan ocupaci6n del Hierro II, algo qoo los diferencia radicalmente del resto de lugares con una mayor tradici6n de habitaci 6n. 196

LA SEGUNDA EDAD DEL HIERRO EN EL CENTRO DE LA PENfNSULA IBERICA

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Parte IV. Conclusiones 7. Modelos de poblamiento en la Mesa de Ocafia

LA SEGUNDA EDADDELHIERROENELC ENTRODELAPENINSULAIBERICA.

IV. 7. MODELOS DE POBLAMIENTO EN LA MESA DE OCANA.

7.1 Laformaci6n de la &Jaddel Hierro en la Mesa de Oca-

na. Uno de los aspectos que mayor extrafieza causo durante el desarrollo de la prospeccion arqueologica en la Mesa re Ocana, fue la escasez de hallazgos de un horizonte claro del Hierro Antiguo o Hierro I. Si bien es cierto que cuando la prospecci6n se orienta a una etapa cronol6gica concreta los restos de otras epocas son mas diffciles de detectar , llamaba la atenci6n no encontrar apenas nucleos de ese Hierro Inicial , cuando sf se detectaron pequefios asentamientos re otras epocas como el Bronce e incluso Neolfticos. Aparte de unos noticias verbales sobre la existencia de un asentamiento del Hierro I en la vega de Castellar, tan solo se encontraron indicios claros de ese horizonte en el entorno de Fuente de la Calzada, Fuente del Berrato y en los alrededores del pueblo de Yepes. Posteriormente , el examen detallado de los materiales re superficie de varios yacimientos, puso de manifiesto la existencia de ceramicas a mano , alisadas , con incisiones,, digitaciones en los bordes , cordones digitados etc. El enigma del Hierro I parecia descifrarse en parte , era tan sencillo como que se ocultaba bajo los asentamientos del Hierro II, al menos en algunos lugares. No obstante , si ya existian problemas para identificar con claridad los restos del HII en aquellos yacimientos con una fuerte implantaci6n posterior , romana y musulmana , las dificultades eran enormes para los materiales del HI.

esquema cronologico. Existen otras necropolis parcialmente excavadas a las que se han asignado fechas igualmente antiguas , como es el caso del Palomar de Pintado (Carrobles & Ruiz , 1990). El nivel del Hierro Antiguo en estos tres lugares esta conformado por producciones a mano , de las cuales el fosil gufa son las pintadas postcoccion de las Madrigueras , con incisiones (a peine en las Esperillas), y las grandes urnas y vasos a mano, a menudo encontrados con tapadera en las necropolis, similares a aquella de la Torrecilla , en Getafe (Almagro , 1987). Ceramicas a mano , algunas de ellas con incisiones o brufiidas, de paredesfinas , y con restos de engobes a la almagra o pintura post-cocci6n, se documentaron en las prospecciones superficiales de los sitios de Fuente de la Calzada, Venta de Juan Cano, Montealegre, San Ildefonso , La Plata, Villasequilla y Hoyo de la Serna. En el sondeo re urgencia de este ultimo lugar se puso de manifiesto la existencia de producciones a torno antiguas , junto a un elevado porcentaje de ceramicas a mano , si bien , poco representati vas. Sobre la base de los paralelos que se pueden establecer con los yacimientos de Las Madrigueras y Las Esperillas, este tipo de asentamientos tiene una larga vida , que llega al menos hasta el siglo III a.C. y pudieraquiza hacerse extensible a otros yacimientos de este tipo donde todavia no se han aislado con claridad producciones del HI: Melgar, Villatobas, Viloria .. Las ocupaciones romanas y musulmanas ocultan los restos mas antiguos en Camino de Yepes , Ciruelos y Atalaya. En la ficha de la Carta Arqueol6gica re la Comunidad de Madrid se cita un Hierro Antiguo en los yacimientos de Valdelaciervay Villamejor.

Un momento antiguo , encuadrable dentro del perfodo del HI evidenciaban los materiales de las necropolis excavadas en los alrededores ,como era el caso de las Esperillas, c.bnde se ban indicado fechas tan antiguas como el siglo VII a.C. (Garcia & Encinas , 1990). Estas fechas son deudoras de las de otro yacimiento de similare s caracteri'sticas, como A pesar de la escasa informaci6n arqueol6gica disponible es las Madrigueras (Almagro , 1969), de hecho se copia el en esta comarca , parece perfilarse un horizonte antiguo del 201

IV.7. MODELOSDE POBLAMIENTO EN LA M ESAD E OCANA. Hierro que selecciona habitats muy similares a los del HII, coincidiendoen mas del 50% de los casos con el. Aquellos lugares donde no se constata pervivencia de los poblados del Hierro Antigua, son precisamente, algunos de los sefialados como "vacfos" entre los yacimientos del HII, como el borde del paramo en Yepes y El Mazacote en Ocana (Gonzalez, 1933). A falta de comprobar la existencia de ocupaci6n def HI en varios de los yacimientos del HII, parece que el modelo re asentamiento de los poblados sin defensas ya se preludia en esta fase antigua . En este sentido, se podria pensar en un desarrollo de la secuencia similar al delineado para otras zonas de la Penfnsula. En el Duero Medio, la ruptura generalizada de los habitats se produce del Bronce Final al HI , arrancando el horizonte Soto de Medinilla desdeel siglo VIII a.C. con asentamientos cerca de las vegas y una caracterfstica arquitectura en adobe sin urbanismo propiamente dicho. Durante el HII se produce una concentraci6n de los antiguos nucleos , como es el caso de Simancas , Tiedra o Montealegre de Campos , que llegaran incluso a epoca romana , alcanzando hasta el 63% de superposici6n entre los yacimientos con ocupaci6n HI-HII, pero sin que fatten algunas pervivencias desde el Bronce Final, como ocurre en Coca (Romero, et. al. 1993; Delibes et. al. 1995).

En la Meseta Sur los procesos parecen meno s matizados estan peor perfilados a consecuencia de la escasez de datos disponibles. Se aceptan una serie de innovaciones sobre la base de una cultura material del Bronce (Cogotas I), qte antiguamente se tenian como el exponente de las invasiones hallsttaticas (Blasco , 1992) . Los asentamientos tienden a diversificarse , menos cefiidos a los cauces de los rfos mas importantes , ampliando el horizonte de los "fondos de cabana" a la vez que desaparecen los habitats en cueva (Recuero et. el. 1996), pero no contamos con estudios en extenso , por lo que los diferentes analisis se limitan a apuntar las producciones metalicas o ceramicas asignadas al Bronce Final o HI (Pereira , 1990), sin poder aportar una visi6n general decadaperfodo y sus cambios . El poblamiento def Bronce Final o de la fase de Cogota s I desdeel siglo XIII a.C. apenas es conocido , y menos aun la fase de transici6n al Hierro I, hasta mas o menos el siglo VII a.C. Salvo excepcione s muy puntuales (Recuero et. el. 1996), los distintos autores parecen mas preocupados por definir los horizontes cronol6gicos y las areas re influencia s, medidos desde la tipologfa de ceramicas , al mas puro estilo difusionista (Almagro , 1987; Blasco, 1992) o positivista (Pereira , 1990), e incluso historicista , identificando los estilos ceramicos con poblaciones humanas (Valiente, J. 1984). Parece queen ciertos cerros como Ecce Homo , (Almagro, et. al, 1994) y el Cerro de San Antonio (Blasco et. al. 1991) , en Madrid, la Muela de Alarilla (Mendez & Velasco , 1988) al sur de Guadalajara y diversos cerros tambien en el sur de Cuenca , como el Castillo de Huete, Pico de la Muela (Valiente , S. 1981) , la ocupaci6n pervive cmie Cogotas I al Hierro I, sin que continue mas adelante , al igual que sucede con otros habitats en llano en las cercanias de Madrid, como La Torrecilla, Negralejo , Arenero re Soto (Almagro , 1987), o en el Valle Medio del Tajo: Pantoja y El Testero , en Toledo (Pereira , 1990). Estos lugares , no llegaran al HII , ni siquiera al siglo VI a.C. , momento en el cual aparecen otros lugares nuevos , como los niveles antiguos de los ya citados de Madrigueras, Esperillas y Palomar de Pintado y otros dos pequefios poblados , uno en Ciudad Real: Cerro de las Nieves (Fernandez, et. al. 1994), y el otro en Cuenca : Cerro de los Encafios (G6mez, 1986).

En las tierras montanosas de los sistemas Ibericos y sus rebordes , existen numerosos casos de continuidad del asentamiento (cerros sin defensas o en llano) desde el siglo VII a.C. Las crisis del sigo V se traduceel abandonodelugares en el Ebro Medio, mientras queen las serranias sorianas se fabrican murallas y fosos con piedras hincadas en espolones. En la zona vettona se produce una ruptura desde el Bronce Final al HII en cerros como Cogotas mientras otros con tinuan habitados (Sanchorreja) (Romero , 1991). En el area iberica, se desarrollan los poblados fortificados de calle central desdeel siglo VII en Cataluna y Bajo Ebro , al tiempo que se desarrollan las factorfas fenicias de la costa levantina : Alt Benimaquia, Penya Negra, El Oral , Cabeza Lucero, y mas al interior , La Quejola. Aquf las atalayas adoptanin tardfamente (siglo III) el modelo de calle central, tras la crisis def siglo IV a.C. , al igual que otros en el Ebro como Castellares de Herrera de los Navarros. En Andalucfaoriental se desarrollan los recintos amurallados desdeel VII a.C . (Torreparedones, Puente Tablas), sobre asentamientos def Bronce Final, al tiempo que se ~arrollan las granjas agricolas de las vegas , que desa~ran en V a.C. (Calafias de Marmolejo) dando lugar al modelo nuclear (Ruiz & Molinos , 1993). En Andalucia occidental las aldeas dispersas def IX a.C . se concentran en ciudades mayores , en un periodo de tres siglos , a imagen del proceso seguido en el Lacio romano , que tendran una larga pervivencia desdeel siglo VI a.C .: Huelva , Cordoba , Carmona, etc. , ya desaparecidos definitivamente los asentamientos agricolas menores. (Este desarrollo general en Almagro & Ruiz , 1992; Belen & Chapa , 1997). 202

De este modo se podria establecer una primera fase que corresponde con la def momento final de la Edad def Bronce, cuya cronologfa, muy discutida por otra parte, puede llegar hasta los siglos VIII-Vla.C., en la que se advierte una dcotomia de asentamientos en cerro y asentamientos en vega o terrenos de aluvi6n (fondos re cabana). La segunda fase significarfa ya una ruptura con la anterior (por mas que se hallaran algunas pervivencias) , apareciendo la ceramica a torno y el tipo de habitat que hemos considerado propio de los yacimientos de tipo A en la Mesa de Ocana. Elementos como ceramica a torno en niveles def VI a.C. se constatan en los castros del rfo Sauco (Guadalajara), concretament e en El Palomar y El T unn ielo (Aragonci-

LA SEGUNDA EDADDELHIERRO EN EL CENTRODELA PENiNSULAlBERICA. llo), con niveles luego del III a.C. pero que no contim1an desde el VI a.C., al igual que La Coronilla (Cerdefio, et. al. 1996). Esta fecha esta consonancia con las cronologfas que hoy se asignan en Levante y Andalucia a ciertas ceramicas como las que se documentaron en los niveles antiguos de Madrigueras y Esperillas. Esta propuesta es de gran significacion ya que esta en contradiccion con la ruptura BrF/HI, que se situa en pleno Bronce Antigua, haciendo de la ceramica a torno y no del hierro, el f6sil directory seccionando en dos este Hierro Antiguo que pierde asf practicamente la razon de su existencia, en favor de unas propuestas en consonancia para las adoptadas en otras areas coma Proto Iberico, etc. No creemos, sin embargo, que la adopcion de una nomenclatura de caracter pseudo-etnico o historicista sea mas ade.cuada que la positivista del Hierro. En consonancia con las divisiones, que lo son de caracter arqueol6gico y basadas, por tanto, en la cultura material, deberfamos denominar este perfodo como la Edadde la Ceramica a Torno, y si esta la identificamos con la iberizacion, Hamar entonces a esta etapa de formacion del iberico proto-iberico en las areas dondeapareceeste tipo de ceramica, con variantes regionales si se quiere, lo cual se traducirfa en algo asf como el lberico Formativo o Proto Iberico de la Meseta Central. Hace ya tiempo que se habl6 de una crisis en el iberico antiguo que afectaba principalmente al Bajo Aragon, aunque habfa indicios de la misma en otras regiones (Burillo, 1986). Se tratarfa de transformaciones expresadas en la oosaparicion y nueva planta de poblados, a los que comenzaban a llegar productos exogenos, de clara filiaci6n iberica u orientalizante, fundamentalmente ceramicas a torno. Algunos indicios de la complejidad de estas transformaciones hacia el comienzo del HII se pueden comenzar a rastrear en el valle Medio del Tajo. Junto a los habitats no fortificados en cerros y los fondos de cabanas en las vegas, existen algunos ejemplos de yacimientos amurallados de este perfodo antiguo. Se trata re espolones sobre los frentes de escarpe, en ubicaciones en todo similares a los yacimientos amurallados del Hierro II del valle del Tajo. Conocemos tres, cercanos a la Mesa re Ocafia, uno sobre las Salinas de Espartinas, otro en la margen derecha del Tajo: Valdepuerco, en Colmenar re Oreja, y otro en la margen izquierda del Tajo: El Castro, en la provincia de Cuenca. Este ultimo conserva restos re una muralla o barrera construida con adobes que cierra el espolon. Estos lugares ocupan emplazamientos similares a los recintos amurallados del HII, con la ausencia de murallas y fosos, salvo en el caso del Castro, donde quiza las labores agrfcolas que estan destruyendo el yacimiento hayan colmatado un hipotetico foso. En estos lugares no se documenta ceramica a tomo, pero junto a las ceramicas toscas a mano, abundan las producciones de paredes finas y carenas altas, grafitadas y con incisiones, tipicas de lo que se ha consideradoel Hierro Antigua o fases de transici6n desdeel Bronce Final como las de Pico Buitre o Riosalido.

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Este tipo de poblado se puede hacer extensible a lugares similares, espolones bien defendidos de forma natural pero de exigua superficie como los recintos de la Cdrcava en Villarejo de Sal vanes, Cerro de la Horca en Fuentiduefia re Tajo y Buenames6n en Santa Cruz de la Zarza. La ocupaci6n mas tardfa con la ereccion de fosos y muralla, impide conocer si este tipo de estructuras se dan ya antes de la llegada del tomo. Existen tam bi en algunas evidencias de ocupaciones del HI en yacimientos amurallados del HII del Tajo, como Alharilla, Valdajos y Oreja, aunque parece qte en estos casos, la ocupacion antigua se produce en las laderas y no en el alto. Se desconoce por completo la articulaci6n de estos poblados con los fondos decabafias de los aluviones de la vega. En aquellos yacimientos aluviales donde se cuenta con secuencias del Hierro I y II, la falta de estratigrafias claras impide la constatacion de unas secuencias continuas, antes bien, parecendocumentarse ciertos hiatus entre ambas poblaciones. Los datos de la prospeccion en el valle de Tajufia evidencian una continuidad Hierro I-Hierro II, en los poblados que se asientan sobre terrazas de la vega, mientras que en el Hierro II aparecen nuevos asentimientos amurallados en los espolones (Almagro & Benito-Lopez, 1993). Otro modelo de asentamiento algo mas tardio, a caballo entre el final del HI y el comienzo del HII, son los pequenos cerros como el de los Encafios en Villar del Homo (Gomez, 1986), o el de las Nieves en Pedro Munoz. La ocupaci6n de Villar del Homo se reduce al momento re transici6n Hierro 1-11,siendo abandonado en ese momento (s. V a.C.). Se trata de un asentamiento con arquitectura a base de un z6calo de piedra y paredes de adobe o tapial, re planta cuadradao rectangular, que se continuaran construyendo con la misma tecnica durante todo el Hierro II. la cronologia de Villar del Homo se fija desde fines del VII a mediados del VI (Villar I) y desde finales del VI a finales del V (Villar II). Los porcentajes de ceramicas a mano y a torno: 60 y 40% respectivamente para Villar I y viceversa para Villar II. El Cerro de las Nieves, por su parte, se inicia en momenta similar a Villar del Homo, tiene una superficie pareciday se prolonga algo mas, hasta bien entrada la II Edaddel Hierro, en el siglo IV a.C. (Fernandez, et. al. 1994). El desarrollo de la transicion del Bronce al Hierro en el Valle Medio del Tajo, se ha explicado coma un proceso confuso, fundamentalmente por la escasez y la mala calidad re los datos arqueol6gicos. El horizonte de Cogotas Y se va disgregando en un periodo tambien conocido como EpiCogotas, que en otras partes constituye el inicio de un Hierro muy local al que Hegan elementos de Campos re Umas. Estos elementos estan mas presentes en la formaci6n del Hierro, con las producciones tipicas como ceramicas acanaladas, pintadas post-coccion y grafitadas. En este ambiente se inician las primeras necropolis de incineracion, hacia el siglo VII a.C. que conformaran el horizonte clasico del HI en la zona, con los ejemplos del Alto Duero, Alto Jal6n, Esperillas y Madrigueras (Ruiz & Lorrio, 1988).

IV.7. MOD ELOS DEPOBlAMIENTO EN LA MESA DE OCANA. concentraci6n del habitat o tentativas fallidas por uno u otro motivo .

La iberizaci6n es un proceso cuyos comienzos apenas son visibles, aunque sf antiguos, materializados en elementos materiales de caracter orientalizante desde el Bronce Final. Su mayor expresi6n se dara en el siglo IV a.C., cuando predominen los asentamientos amurallados y de gran extension , retlejo de una creciente jerarquizaci6n (Almagro, 1987). Antes del comienzo del Hierro , se han intentado aislar dversas facies locales, sobre todo en el Alto Tajo y Henares, como Riosalido o Pico Buitre (Valiente, 1984), cuyas e& racterf sticas son unas ceramicas brunidas de altas carenas y paredes muy finas, presentes tam bi en en el cerro del Ecce Homo y la Muela deAlarilla. Por lo que respecta a los sistemas de poblamiento, apenas se han esbozado dos ideas: la iberizaci6n sabre los asentamientos nuevos del HI (ca. siglo VII a.C.) que llegaran en muchos casos hasta la romanizaci6n (Almagro, 1987; Blasco , 1992) y la pervivencia de los asentamientos en cerro desde el Bronce al HII , mientras que los lugares re vega con fondos de cabana varfan mucho , con el nacimien to de numerosos poblados de corta vida (Blasco, 1992). Parece existir al gun acuerdoen la ruptura existente al final de la Edaddel Bronce y el comienzo del primer Hierro, hacia los siglos VIII-VIIa.C. Sin embargo, los horizontes tfpicos del HI, con ceramicas pintadas, grafitadas, acanaladas o aquellas incisas de paredes finas y carenas altas, rara vez aparecen en contextos donde se dan despues ceramicas a torno, como ocurre en Madrigueras o Villar eel Homo, mientras que aparecen en yacimientos con ocupacion del Cogotas I, como Ecce Homo o Muela de Alarilla. En la Mesa de Ocana , faltan casi por completo las producciones tfpicas de Campos de Urnas , asf como las de Pico Buitre, presentes tan solo en El Castro (Barajas de Melo), habitat que no presenta ceramica a torno del HII. Si bien es verdadque apenas contamos con excavaciones. No hay qte olvidar que este ambiente es el que apareci6 en la excavacion del Mazacote, en Ocana.

En los trabajos de prospecci6n para la Carta Arqueologica de Santa Cruz de la Zarza (realizada a finales de 1998, sobre una extension de 260 Km2), pudimos comprobar como el Bronce local apenas presenta las ceramicas ti picas re Cogotas I, (tan solo en Pena de la Muela y otras en Fuente del Pozuelo, Villarrubia de Santiago), mientras que estan bien representadas producciones anteriores como las campanifonnes del tipo Domajos, que son relativamente abundantes. Los habitats estacionales se concentran en los cerros que dan acceso visual a la vega del Tajo, muchas veces bajo ocupaciones de yacimientos amurallados del HII. Otra lf nea de asentamientos se produce en el borde del paramo y los cerros vecinos, mientras que la Mesa se halla totalmen te deshabitada. En toda la extension de la Fosa del Tajo el habitat se reducea puntos muy concretos, como los alreder dores de Pena de la Muela, o Viloria , en Villarrubia. De las areas de habitacion preferentes del Bronce , la ocupacion se concentra en aquellos lugares de mejores condiciones hfdricas, como son Pena de la Muela y Fuente de la Calzada. Desaparecen las ocupaciones sobre los frentes re escarpe junto a la vega. De las tres cabeceras de arroyo junto al borde de la mesa: Arroyo de Viloria, Arroyo del Valle y Arroyo del Cambron, con ocupacion del Bronce, al comienzo de la Edaddel Hierro esta se reduce a la del ultimo cauce (Fuente de la Calzada). En la Fosa del Tajo se mantiene la Pena de la Muela. Estas areas seran las mismas re las ocupaciones del HII. Aunque no contamos con trabajos tan minuciosos en el resto de la comarca, este modelo podrfa servir en general para la Fosa del Tajo, con la salvedadde algunas ocupaciones en los bordes del paramo que seran abandonadas antes de la llegada de las producciones a torno y los asentamien tos de la vega, apenas estudiados. Los hallazgos como las tinajillas tipo Penya Negra II, con asas desde el borde , documentadas en Villar del Homo, y asociadas a un f ragmento de retfcula brunida, o las mismas tinajillas asociadas a cuencos grises a torno con hordes engrosados al interior , del Hoyo de la Semi , perecen iniciar el desarrollo de las producciones locales a torno que habrfa que situar quiza en la 1a mi tad del siglo VI a. C.

De todos modos, parece como si en los momentos finales de la Edad del Bronce existieran numerosas tentativas con el levantamiento de diversos poblados ex novo que en la mayorfa de los casos tendran una corta vida, como indicara M. Blasco ( 1992). Tras una etapa, quiza de siglo y medio de duraci6n, los habitats parecen estabilizarse y seran los yacimientos que perduren en esta epoca los que alcanzaran el HU. Ejemplos tfpicos de esas tentativas serfan los poblados como Villar del Homo y tambien del Cerro de las Nieves (Ciudad Real) , si bien, logicamente los procesos no son absolutamente homogeneos y asf el Cerro de las Nieves alcanza una cronologia mas tardfa, hasta el siglo IV a.C . La ocupacion de estos poblados es algo anterior al comienzo de las secuencias de habitacion en llano como Esperillas, mientras que Madrigueras seria contemporaneo a ellos. Desconocemos si estos abandonos significan una 204

Seria de gran interes poder asociar estas primeras formas a torno, de poblados, a las de los conjuntos funerarios como los deMadrigueras,Esperillas, PedroMufwz y Palomar CE Pintado, especialmente a las producciones a mano pintadas post -coccion , incisas , a peine y sin decoraci6n. La confusion metodologica de la excavacion en el Cerro de las Nier ves de Pedro Munoz, resulta OCfUImas dramatica ya qte estas producciones se encontraban, al parecerallf , asociadas a otras tomo ( Fernandez, 1994: 119). Ante tal perspectiva, el autor opta por considerar estas producciones a mano como residuales (sic) , lo que nos llevaria a reconsiderar toda la cronologfa anterior que se basa por entero en ellas. No deja de extranar, no obstante, que la argumentacion so-

LA S EGUNDAEDAD DELHIERRO EN EL CENTRODE LAPENfNSlJLAIBERICA. Los porcentajes de ceramicas a mano y a torno presentan una evolucion bastante similar en diferentes zonas. El momento mas antiguo solo se retleja en yacimientos tan dispares como Villares (San Fulgencio, Alicante) y Castulo (Jaen) en el siglo VII. Para mediados del siglo VII al VI los porcentajes rondan la proporcion 1/3 a favor de la reramicas a mano. Esto se cumple tambien en Sisapo. De mediados del siglo VI a mediados del V, las proporciones se invierten llegando a un 40%-60%. Estas relaciones se dan tambien en el primero de los momentos de ocupaci6n de yacimientos como el Cerro de las Nieves y Hoyo de la Serna o Villar del Homo II, (Villar del Homo I debe ser algo mas antiguo, probablemente de pleno siglo VI). A partir sobre todo del siglo IV, desaparecela ceramica a mano en muchos yacimientos o se mantiene con porcentajes en torno al 10-15%, que llegaran practicamente hasta la implantaci6n de las ceramicas romanas. El Cerro de las Nieves II debecorrespondera un momento anterior, encuadradoen pleno siglo V a.C. En el siguiente cuadro se relacionan algunos de los yacimientos mas proximos a la Mesa de Ocana para los que ex1sten datos de este t1po

bre el caracter residual de estas ceramicas, no se base en presupuestos estratigraficos, cuando por fin se trata de la excavaci6n de un poblado. El horizonte del HI esta totalmente desdibujado, si para interpretarlo hemos de recurrir a las producciones de Campos de Urnas o a aquellas de transicion como Pico Buitre. Tan solo la ocupacion de la vega de El Rojo, con algunos fragmentos de boquiqe. Pero hay que tener ·en cuenta el escaso atloramiento de estas evidencias, los escasos porcentajes que representan incluso en contextos de excavacion, por lo que no es extrafia su ausencia en superficie. Las proporciones entre las ceramicas a mano y a torno se toman a menudo como uno de los indicadores evolutivos genericos. Asf lo encontramos expresado en los artfculos preliminares a la publicaci6n de la memoria de excavaci6n: Sisapo y Cerro de las Cabezas, donde los primeros niveles se definen solo por la ceramica a mano, despues la aparici6n de los primeros productos a torno, y finalmente la desaparic1·6 n de Ias vaslias · a mano. Villares I 700-650 a.C.

Villares II 650-550 a.C.

Villares III 550-450 a.C.

Villares IV 450-300aC

Mano91% Torno9%.

Mano79% Tomo21%

Mano30% Tomo70%

ManoTorno 100%

Sisapo Orientalizante 12-11. 650-550 a.C.

Sisado Ibera Antigua 10-9b. 550-450 a.C.

Sisapo Iberico Pleno 9a-7. 450-300 a.C.

Sisapo Rom Republic 6. 100 aC.-30 dC.

Mano 65% Tomo35%

Mano 45% Torno 55%

Mano 22% Torno 78%

ManoTorno 100%

I Castulo I 720-650 aC II Castulo II 650-500aC

II Castulo III 500-400aC IICastulo IV siglo IVac. I

Mano93% Torno 7%

Mano 74% Torno26%

Mano 41% Torno 59%

Mano 14% Tomo86%

Hoyo de la Serna I 550-450 aC.

Mano 41% Torno 59%

Hoyo de la Serna II 450-300 aC.

Mano 11% Torno 89%

Villar del Homo I 600-500 aC.

Mano 59% Tomo41%

Villar del Homo II 480-420 aC.

Mano 36% Torno 64%

Cerro de las Nieves I 550-450 aC.

Mano 44.6% Torno 55.4%

Cerro de las Nieves II 450- 350 aC.

Mano 33% Torno 67%

Tabla 10. Porcentajes de ceramicas a torno ya mano en di versos yacimientos del Hierro II. Decfamos que esta fase del Hierro I se ocultaba, por lo general, bajo los asentamientos del Hierro II que se han cbnominado de tipo A. La falta de excavaciones impide constatar este extremo en la totalidad de los sitios, pero en todo caso, parece claro que las relaciones entre la ubicacion re los yacimientos y el medio, y las relaciones espaciales re la mayorfa de los sitios, se producen ya desde el Hierro I, por lo que la consolidaci6n del lberico en la zona, traducido como la preponderancia de las producciones a torno, no parece comportar cambios esenciales en los sistemas re asentamiento, a no ser una tendencia a la concentraci6n re los sitios, al igual que ocurrfa en el valle Medio del Duero San Miguel, 1993), manifestada aquf por el abandono re lugares como el Cerro de LosEncafios en Villar del Homo, MaZPCoteen Ocana, Yepes, etc. 205

Pero nose trata de un Hierro antiguo, sino de los ultimas perfodos del HI, en los cuales las ceramicas a mano son mayoritarias pero con ejemplares preferentemente locales. Este momento no se puede llevar mas alla del siglo VII y quizadel VI a.C. El modelo que definen los yacimientos de tipo A, marca un adaptacion muy concreta al medio, caracterizada por la ocupaci6n de las cabeceras de los arroyos en busca de los mejores manantiales y las tierras de cultivo ligeras, formadas por los coluviones de arenas y arcillas sobre los yesos vindobonienses, donde las hay, -los "amarillares", como se conocen en la zona-. Esta adaptaci6n se produce, al parecer, hacia el siglo VII a.C., al tiempo que se van abandonandolos habitats de las vegas aluviales y los cerros o es polones sobre los frentes de escarpe.

IV.7. MODELOSDE POBLAMIENTO ENLAM SADEOCANA . Los procesos de desarrollo del Hierro II, son aquellos de la afirmaci6n de una agricultura absolutamente sedentaria, en la que se ha ampliado la base agraria a despecho de una movilidad estacional de corto alcance. Este proceso en el que la ceramica a torno pudiera ser el exponente de una orientalizacion que ampliara todavia mas la base agrfcola de subsistencia, conducira a una concentracion de los emplazamientos, hasta un nivel similar al que existe en la actualidad , favoreciendo por tanto , los procesos de generaci6n y tam bien de apropiaci6n del excedente. Aunque la genesis de este proceso obedece a una dimimica indfgena , los elementos de importaci6n sugieren que los factores ex6genos debieron tener cierto relieve, sobre tcx.io en cuanto a matizar el primer horizonte plenamente iberico en la zona , que aparece ya como algo estable y homogeneo en el siglo V a.C.

procesos de fabricaci6n de las ceramicas brufiidas de paredes finas y altas carenas del inicio de la Edad del Hierro (Almagro & Davila , e.p.). En definitiva , el sistema socioecon6mico que definen los yacimientos del tipo A en la Mesa de Ocana, se gener6 hacia el siglo VII a.C., antes re la llegada de los primeros objetos de caracterorientalizante. La escasez de estos elementos "orientalizantes" justifica que se mantengan denominaciones como Hierro I o Hierro II, que ya han sido sustituidas en yacimientos de Ciudad Real como Sisapo (Femandezet. al. 1994) o aquellas propuestas desde las clasificaciones neo-historicistas , en las que las fases de Pico Buitre continuarfan con el Protoca~ tano hacia el siglo VII a.C. , el Carpetano Pleno dese el siglo IV a.C . y Carpetano Reciente desdeel siglo III aC. (Almagro & Ruiz, 1992:fig.3). Las razones expuestas a lo largo de todo este trabajo explican suficientemente las razones por las que no adoptamos esta nomenclatura. Tan solo a modo de sugerencia, se pueden trazar dos mode,. los diferenciados. De una parte los yacimientos con estruer turas de piedra y adobe ubicados en pequefios altozanos re las laderas de la Fosa del Tajo, cuyo ocupacion llegara (ligeramente desplazada) hasta el Hierro II, como puedan ser Hoyo de la Serna , Fuente del Berrato, Fuente de la Calzada, Madrigueras, Esperillas, Venta de Juan Cano , Montealegre, San Ildefonso, La Plata, Villamejor y Viloria. De otro las estaciones en la vega, como Alharilla , El Rojo, Vega de Castellar, Las Minas o Valdegato, cuya relaci6n con los asentamientos anteriores no es facil de establecer, tan solo constatar su abandono antes de la llegada de la ceramica a torno.

El caracterorientalizante que se manifestaba en las producciones pintadas a mano , pasa casi sin soluci6n de continuidada los primeros productos de influencia fenicia tami zados por el iberico antiguo de Andalucfa o Levante. La escasezde hallazgos como las tinajillas tipo Penya Negra II, documentadas en Villar del Homo , y asociadas a un fragmento de retfcula brufiida, o las mismas tinajillas asociadas a cuencos grises a torno con bordes engrosados al interior del Hoyo de la Serna, perecen borrar las demarcaciones entre las dos fases del Hierro, estableciendo un desarrollo continuado de las producciones locales a mano, sobre las que se van imbricando elementos, primero orientalizantes y despues, de un horizonte iberico antiguo, qte eclosionaran a finales del siglo VI o comienzos del V a.C. en un ambiente iberico perfectamente formado , atestiguado en necropolis como Las Madrigueras o Las Esperillas. Falta por matizar en este esbozo las ocupaciones de fondo de valle , por la dificultad que entrafia su prospeccion intensiva. Sabemos queen esta fase se ocup6 el fondo de la ve,.. ga del Tajo, pero desconocemos la frecuencia y extension de estos poblados, asf como su morf ologfa. Al presente contamos con algunos materiales sueltos, algunas incine,.. raciones y los paralelos en la vega de Aranjuez, mejor prospectada. Con todo ello , la impresi6n es que se trata re asentamientos pequefios y que en general se encuentran muy mal definidos , por lo que no es posible establecer las pautas que pudieran indicar la supuesta concentracion ocurrida durante el Hierro II. A pesar de los varios reajustes que debio sufrir del modelo (y que no estamos en disposici6n de precisar), el factor re mayor relieve es que el cambio de sistemas de asentamiento se produce en el paso del Bronce Final al Hierro I. Cuando la ceramica a torno hace su irrupci6n en la Cuenca Media del Tajo , los patrones espaciales que se constatan en el siglo V a.C. y que Hegan basicamente hasta el siglo II, ya estaban formados. De este modo la ceramica a torno no serfa mas que otro de los factores externos que se adosan a un proceso especfficamente autoctono, a veces ocultandolo con su apariencia. Algo que se podrfa acentuar mas aun caso de confirmarse la existencia de un torno lento en los 206

Al igual que ocurrfa en el Bronce Final , se desconocen las vinculaciones de los poblados de aluvi6n de los valles, he,. rederos de la tradici6n de "fondos de cabana" , con otros qte se ubican en cerros. Asentamientos con arquitectura a base de un z6calo de piedra y paredes de adobe o tapial , que se continuaran construyendo con la misma tecnica durante todo el Hierro II, se documentan desde la pequefia elevaci6n del Cerro de los Encafios, en Villar del Homo (Gomez , 1986) , a los grandes "castros" de yacimientos como Salinas Espartinas o El Castro, en todo punto equivalentes a los poblados fortificados del Hierro II como Pefia de la Muela, Valdajos , etc. Esta misma arquitectura cabe suponerla en los niveles del Hierro Antiguo de Las Esperillas , en Las Madrigueras y en Hoyo de la Serna. Con estos datos apenas se ha esbozado un modelo interpre,.. tativo que nos parece del mayor interes. Se trata de los procesos de sedentarizacion. Despues de largas decadas re considerar la cultura de Cogotas I y del Bronce en general como esencialmente ganadera - aun quedan voces que oofienden estas tesis , incluso quienes se apoyan en procesos de trashumancia que no vamos a entrar a criticar aqui rem explicar ciertos- , a base de repetir unos topicos heredados del difusionismo y pocas veces constrastados , parece qte poco a poco se va imponiendo una concepci6n menos simplista que tiende a apreciar las sociedades antiguas en su justa complejidad (Delibes , et. el. 1995).

LA SEGUNDA EDADDELHJERROEN EL CENTRO DELA PENINSULAIBERJCA.

La obvia constataci6n de que no existen economias ganaderas o agrfcolas exclusivamente a llevado a valorar la agricultura en el horizonte de Cogotas I. El caracter de establecimientos semi-permanentes y de itinerancias ciclicas re las gentes de Cogotas (Recuero , et. al. 1996), avalado entre otros factores por la estratigrafia horizontal de los fondos de cabanas (Delibes, et. al. 1995), parece adecuarse a una agricultura de rozas , o en todo caso itinerante, en la caza y la recolecci6n todavfa juegan un importante papel en el conjunto de la economfa.

la Fosa del Tajo , uno en torno a Pefia de la Muela y otro en los alrededoresde Viloria.

La etapa del Hierro Antiguo se ha considerado una fase re consolidaci6n del sedentarismo (Romero, 1985). Consolidaci6n que se produciraefectivamente en el HU tras la asimilaci6n de los influjos mediterraneos. Asimismo, se ha venido atribuyendo a los fenicios la introducci6n en la Peninsula de utiles y tecnicas como el arado (Almagro, 1987), aunque otros autores (p. ej. Delibes et. al. 1995) matizan la existencia de una agricultura ya extendida en el Bronce Final como evidencian los restos de silex pertenecientes a hoces. De todos modos , los modelos explicativos son escasos, y cuando existen bastante parcos.

S61o en el Bronce Final, en yacimientos en donde se ctr cumenta ceramicas de boquique y algunas incisas , como en los casos de El Rojo (Santa Cruz) y Castellar (Villarrubia), se documentan asentamientos en plena vega , no ya subidos a los escarpes de yeso. Por contra en tomo a los rebordesdel paramo se siguen ocupando los mismos lugares que anteriormente, y aunque algunos pequefios cerros testigo lo hacen ex novo, como es el caso de Fuente del Pozuelo, se aprecia en general una concentraci6n de los habitats en tomo a ciertos puntos como es Fuente de la Calzada, en detrimento de areas de ocupaci6n anteriores como las de Arroyo del Valle y Yalhondo , igualmente en reborde de paramo , mas al oeste.

Deciamos en el capftulo anterior que el sedentarismo no estaba ligado a la agricultura propiamente dicha, sino al cultivo con aradoen concreto. Pero ello nose debea queel arado represente una mejor adaptaci6n al medio o el aumento de los rendimientos agrfcolas. En una agricultura itinerante, semi-n6mada , de rozas o azada, se pueden obtener asimismo excelentes resultados y con una menor inversion en tiempo y esfuerzo, a condici6n , no obstante, re la existencia de una cierta cubierta vegetal que aporte el nitr6geno y f6sforo necesarios despues de practicar su quema. Aunque tambien existen modelos alternativos, como la combinaci6n de los cereales con leguminosas o el abonado (Bux6 , 1997).

Esta altemancia de asentamientos en ambos dominios geograficos debe expresar los recorridos cfclicos que realizaban estas comunidades sobre la comarca. Aunque es imposible con datos de superficie conocer en detalle las alternancias entre los asentamientos de los mismos dominios, parece claro que existi6 durante un largo perfodo una itinerancia desdelos rebordesdel paramo a la vega y viceversa.

Consideramos que serfa de gran interes el estudio sobre las areas de dispersion de los grupos humanos que practicaran un tipo de agricultura itinerante (y/o ganaderia) a fin re poder establecer el espacio ocupado en una determinada comarca. El amilisis de los restos materiales , entre ellos ceramicos sobre todo , a fin de aislar pequefios grupo s y analizar asf su movilidad en el espacio.

En una primera lectura seria tentador establecer la dicotomia entre rebordede paramo -vegaen base a la distribuci6n de pastos de inviemo y verano. De hecho , ya comentamos (cap. 6) la costumbre de una itinerancia de corto alcance re Los datos para la reconstrucci6n de las estrategias econ6los pastores de la comarca a la vega del Tajo hasta comienmicas del Centro Peninsular desde el Neolitico son drama- zos de) siglo XX. No obstante , la existencia de un pastoticamente parcos, apenas existen analisis fuanfsticos o re reo previo a la sedentarizaci6n es una hi p6tesis que contrarestos vegetates, por lo que una vez mas es obligada la dice las experiencias conocidas. A este respecto hay qte comparaci6n con otras _regiones en donde se documentan sefialar queen contra de las opiniones comunmente mantemejores registros, aunque en general son muy pocos en nidas sobre el origen de) pastoreo itinerante o n6mada , este todos los ambitos. se considera hoy posterior a la practica de una agricultura mas o menos sedentaria sedentaria (Khazanov . 1984:85). No existe acuerdo sobre la utilizaci6n de una agricultura En todo caso , agricultura y ganaderia se desarrollarian a la extensiva de arado , aunque se supone incluso desde el inipar , ya cp.1elas dificultades para la domesticaci6n de los cio de) Bronce (Bux6 , 1997), aunque no se tienen evidenanimates desde unas condiciones de nomadismo son trecias concretas hasta mucho mas tarde . En cualquier caso , mendas, pues se necesita de un establecimiento estable al parece aceptarse que la profusion de cereales en los regisque ir acostumbrando a los animal es para obtener de ellos tros carpol6gicos inducen a pensar en su utilizaci6n al meuna dependencia basada en el alimento que los haga apronos desdeel Bronce Final. vechables por el hombre. En la prospecci6n arqueol6gica del termino de Santa Cruz de la Zarza (Carta Arqueol6gica de Castilla -La Mancha) se pudo comprobar la altemancia de asentamientos del Bronce Final sobre escarpes de la vega/cerros del reborde del ¢ramo, separados ambos tipos de habitats por 4 y 5 km. y a veces hasta 10. Tan s61o existen dos focos de concentraci6n de asentamientos del Calcolftico-Bronce en mitad re

207

Existen diversas formas de aprovechamientos mixtos re los recursos que implican la combinaci6n de uno u otro tipo de agricultura con di versos tipos de pastoreo: n6mada , semi-n6mada o semi-sedentario , con infinidad re variantes o estados intermedios entre uno y otro (Kha zanov , 1984). El pastoreo semi-n6mada implica una itinerancia durante parte o todo el afio conjugada con una agricultura de carac-

IV.7. MODELOSDEPOBlAMIENTOENlA MESADEOCANA. ter secundario , pero que a menudo condiciona las rutas y formas de vida de los pastores seminomadas. Existen alemas variantes en la forma de distribucion de ambos tipos de economfa, tanto sistemas en los cuales todo el grupo participa deambas actividades , como aquellos en los que se dan segmentos especializados para cada tarea, a veces divididos en grupos por sexos en los cuales los hombres siguen al ganado y las mujeres quedan en el asentamiento estable cultivando la tierra (Ibidem: 19-24), como el caso re los bereberes del atlas (sobre los que volveremos mas aielante) a quienes los viejos y jovenes acompafian y ayudan a las mujeres en los recintos fortificados de montafia, en dondepractican la agricultura. En el estadio de los semi- sedentario s el pastoreo itinerante solo ocupa a una parte del grupo y por un tiempo limitado del afio, como los desplazamientos veraniegos a los pastos de montafia o de la vega en la Mesa de Ocafia. En otros casos la agricultura se complementa con el pastoreo en los alrededoresdel asentamiento , pudiendo volver los pastores cadadfa al poblado, y/o construyendo majadas o viviendas estacionales en deterrninadas epocas de afio, mas alejadas del poblado , situacion descrita ampliamente en los textos griegos de los siglos VIII a V a.C. (Hodkinson , 1988). En cualquier caso, es de destacar que los sistemas seminomadas y los sedentarios se alternan con bastante facilidad en el tiempo y el espacio y las sociedades humanas pasan de uno a otro dependiendodel equilibrio existente entre la cantidad de ganado, la abundancia y naturaleza de los pastos disponibles y el numero de personas del grupo (Cribb, 1991 :58ss). Las secuencias observadas en el terrnino de Santa Cruz nos llevan a disefiar un patron econ6mico en el que se altema una agricultura probablemente de rozas (con un grado re itinerancia que no podemos precisar en detalle) con la caza, todavfa abundante desde el Calcolftico al Bronce Final, y que ese interes cinegetico es precisamente lo que manifiestan los asentamientos sobre los escarpes del Tajo. Caz.aderos de las tierras de la vega , en los que se pueden encontrar numerosos restos de sflex. A medida que va ganando terreno el cultivo con arado, la itinerancia agrfcola se reduce, y eso es lo que deben poner de manifiesto las ocupaciones de Cogotas I, tanto de reborde de paramo como las de vega. Tres concretamente en el terrnino de Santa Cruz y dos mas en Villarrubia: Viloria y Fuente del Pozuelo-Pozo Verde , que abarcan una extension de 22 km. en la lfnea del paramo. Si los rendimientos re tierras labradas en torno a un anterior campamento itinerante, conjugados con los aprovechamientos de una ganaderfa de pequefia escala realizada en los entornos de los poblados, y la recoleccion de los recursos mas pr6ximos al nucleo , son mayores con el mismo esfuerzo que los resplazamientos por una comarca , en busca de abonos natur& les y caza , o los conflictos de intereses por un aumento re la poblacion o una disminuci6n de los recursos , crecen, la estrategia del sedentarismo sera una mejor altemativa . Ese parece ser el caso al final el Bronce, donde los fondos 208

de cabana de las vegas expresarfan los habitats estacionales del grupo que ahora caza menos y, en apariencia, comienza a aprovechar los aluviones de la vega para el pastoreo. Aunque la propia existencia de los fondos de cabana empleados como silos de almacenamiento de cereales (Delibes, et al. 1995) habla a las claras de que el interes prioritario de estos enclaves serfa el aprovechamiento agrfcola. Del mismo modo, este aprovechamiento de los aluviones indica que la agricultura de arado no se ha impuestos tod& vfa, ya queen las vegas se cosecharfan cereales sembrados con palos o azadas . Mientras tanto los asentamientos en morra al lado del paramo se iran convirtiendo en poblado s permanentes o semianuales , a los que se vuelve con frecuencia. Sera en ellos en dondese desarrolle definitivamente una agricultura de arado, facilitada por los suelos ligeros de los coluvione s de arcillas mezclados con arenas , yeso s y calizas. En este proceso esta implfcito el abandono de antiguos campamento s diseminado s por los cerros del borde del paramo mientras que los de la vega se perpetuan hasta su oofiniti vo abandono con la consolidaci6n del sedentarismo. Pueden existir , y de hecho parece que existieron , estadios interrnedios con la eleccion de lugares permanentes despues abandonados, a medida que el mayor conocimiento de una agricultura con arado perrnitfa una mayor concentraci6n re las poblaciones. No hay que olvidar que la estrategia para la regeneraci6n re la fertilidad de la tierra en esta comarca es la del barbecho y no todas las zonas cercanas a los manantiales (lease reborde de paramo) poseen la cantidadadecuadade suelos facilmente labrables. Tales serian los yacimientos del HI de cabecera de arroyo como Mazacote, Yepes , etc., que no tendran continuidad. Los datos que poseemos para la etapa de Cogotas I, hablan de aprovechamientos ganaderos y caza al tiempo que se recogen dientes de hoz de sflex. Lament&blemente , no contamos con evidencias directas de la utilizacion del arado, aunque parezca lo mas probable, tal y como sf se evidencia para esta epoca en diversos lugares re Europa. Lo cual significarfa de paso, la existencia de un cultivo con aradoya desde entonces , antes de la llegada de los influjos orientalizantes, es decir, antes de la llegada de los fenicios. Este modelo podria explicar la ruptura de la tradici6n deasentamientos del Bronce, hacia el Br.F. y HI, expresando en estos nuevos enclaves la nueva adaptaci6n a unos territorios desde una agricultura de arado, sobre la qll! se solaparan algun siglo despues las novedades llegadas re la mano de los semitas . Los grupos antes itinerantes posefan un esplendido conocimiento de la zona , que les servirfa en ultima instancia para realizar la elecci6n de los asentamientos estables, o quizaesta se hizo deforma insensible , sobre aquellos lug& res donde se disponfa el grupo mayor de una comarca, o que habfan venido siendo mas frecuentados por su cualid& des ffsicas. Los criterios de elecci6n de un habitat estable

LA SEGUNDA EDADDELHIERRO ENELC ENTRODELAPENfNSULAIB ERICA.

desde las sociedades semi -n6madas se establecen desde las proximidades a fuentes de agua, buenos y abundantes manantiales ; la presencia en los alrededores de tierras aptas para el cultivo con arado y de pastos para el ganado y los animales de tiro en las inmediaciones o dentro del territorio controlado. En una escala inferior se valora la existencia re materiales de construcci6n y con mucha frecuencia los asentamientos estables se disponen sobre campamentos anteriores (Biewers , 1995). De nuevo Jos patrones observados en la prospecci6n re Santa Cruz de la Zarza , pueden arrojar alguna luz sobre estos procesos. La zona de la Fuente de la Calzada era re sobra conocida pues se documentan extensos asentamientos desdeel Calcolftico. La cantidadde agua y la calidad re sus manantiales y la confluencia de varios arroyuelos qte ofrecen buenos pastos en el ancho de sus cauces, eran factores que debieron atraer a esas poblaciones, a los que ahora se afiadia la existencia de los coluviones de arcillas sobre los yesos y calizas como tierras de cultivo. Por ello no

o

Calcolitico-Bronce

@

Bronce F.-Hierro I

e

Hierro II

resulta extrafio que este lugar fuera el elegido para construir un poblado estable. La prueba de la bondad de tal elecci6n es que se mantuvo habitado durante casi 2.000 afios, hasta queen la Alta Edad Media , la orden de Santiago trasladara el habitat 2 km. al oeste, al solar del actual Santa Cruz re laZarza. Las condiciones buscadas para establecer los asentamientos sedentarios son precisamente aquellas que ostentan los yacimientos en llano de la Mesa de Ocafia (tipo A). Un dato mas que aportan Jos modelos de sedentarizaci6n , es el er~ cimiento de los poblados por aluvi6n a lo largo de) tiempo (Biewers , 1995), de modo que en un principio, sobre las mismas areas de habitaci6n , la densidad de ocupaci6n serfa mas baja , creciendo esta y no la superficie ocupada por el asentamiento , mas tarde. Algo que venimos sospechando para Jos poblados del tipo A y que podria contribuir a equiparar las poblaciones supuestas para estos con los del tipo B.

Escarpes

de la vega

Muela

Ml~SA

Escar11es de borcle de paramo

Figura 7 3. Patrones de asentamiento Calcolftico-Hierro II. Carta Arqueol6gicadel termino de Santa Cruz de la Zarza. 209

IV .7. M OOELOSOE POBLAMIENfO ENLAM ESA DE OCANA.

De todos modos , los proceso s no debieron ser lineales , sino que existirian numerosas tentativas y momentos re tension. La presencia de conflictos esta avalada por los yaci mientos amurallados de esta epoca. Los poblados fortificados de tipo barrera en espolon, hemos visto como son anteriores a la aparicion de la ceramica a torno (El Castro). En el lberico Antiguo del SE de la Meseta Sur existen tambien ejemplos de poblados fortificados de est tipo. Desde el ejemplo de mas claro infl ujo fenicio de La Quejola (Albacete) verdadero recinto amura11ado de calle central similar a los del Bajo Aragon, hasta los recintos de Los Almadenes , en Hellf n, donde ya se dan fosos y casas re 150 m 2 de paredes de adobe y z6calos de piedra , con hogares y revocos en colores rojos y naranjas . Parece que la seleccion de los sitios ya se habia producido antes de la llegadade influjos orientates a la Meseta , hacia el siglo VII o finales del VIII a.C. , cuando comienzan las ocupaciones de sitios como Madrigueras , Esperillas , etc. , dejando en el registro espacial los restos de otros asentamientos de corta duracion donde las condiciones para el sedentarismo fueran meno s adecuadas. Tai seria la explicacion de la disminucion de yacimientos del HI con respecto a los del HII observada en ambas mesetas. Se habria producido, por tanto, una especializacion en los aprovechamientos del entorno, seleccionando los lugares que reunian las condiciones para un habitat sedentario que necesita de una agricultura de arado: fuentes de agua continuas y pastos cercanos para los animates de tiro. Al mismo tiempo se podia disponer del 90% del territorio para continuar con la recoleccion de frutos silvestres y todavia de la caza, aunque sin duda en una medida mucho menor que anteriormente. En este momento, asimismo, se abandonan definitivamente los poblados de fondos de cabana en las vegas. A la fertilidad de las vegas para producir cosechas sin labrar con arado, se afiaden sus capacidades para abastecer a los rebafios, y ambas estrategias debieron ser adoptadas hasta qt.e la definitiva sedentarizacion fijase a las poblaciones en los poblados que llegaran al HII. Los procesos de sedentarizacion no habian concluido cuando Hegan aqui las primeras manifestaciones orientalizantes . Durante largos afios afios, la historiografia de las colonizaciones y los influjos ha estado obsesionada (de la mano del difusionismo) por los "recursos estrategicos" . Asf los fenicios o los griegos serian los portadores de la "cultura " qt.e permite el sedentarismo. Elementos vitales para la agricultura tales como el arado y el hierro llegaron de su mano. El desarrolio de la metalurgia condujo a la generacion re elementos de estatus y jerarquizacion social , etc.

garbanzo s, guisantes , judia s, etc . la introducci 6n de la gallina , de la caza con liga o de las salazones de cerdo (Fernandez , 1999). Pero mas que la introduccion , el "invento " de estos productos , los fenicios trajeron a la Penfnsula nuevas tecnicas en el injerto de la vid y olivo sobre las variedades silvestres que ya se cultivaban y consu mian antes , pero de las que ahora se obtenian mayores rendimientos , la conserva de higos , almendras , aceitunas , etc ., de modo que se alargaba su conservacion . Menos importancia tendra a corto plaza la inclusion re placas de hierro que forraban las rejas de los arados (de encina ), u otras herramientas agricolas de hierro , que no seran abundantes hasta el siglo III a.C. Algo similar ocurre con respect o al carro, y herramientas de canteria , ya que la construcci6n de z6calos de piedra en las casas o murallas se realizara durante casi todo el HII con tecnica s ya usadas en el Br.F. Esto s conocimientos introducidos en Ios poblado s en pieno proceso de sedentarizacion, ampliarian la base del umbra) de sub sistencia , potenciando las posibiiidade s de consolidar estos habitats como nucleos estables. Probablemente lugares como Fuente del Berrato , Hoyo de la Serna, Camino de Yepes , Ciruelos , etc. , habrfan corrido la misma suerte o abandono que sufrieron el Mazacote o Yepes, si no hubiesen coincidido con la llegada de esta serie de pequefios nuevos conocimientos. El caso mas paradigmatico no podia ser otro , en el campo de la arqueologia , que el de la ceramica. La ceramica a torno , fosil guia de la iberizaci6n y de todas las propuestas cronologicas, al tiempo que term6metro de las influencias coloniales. Hacia mediados del VI a. C. comenzarian a liegar las primeras producciones a torno al valle medio del Tajo. En esta comarca no se documentan anforas en los momentos mas antiguos , los primeros tipos son tinajas o tinajillas, anforoides derivadas de los pithos del Mediterraneo oriental. Tienen en general asas geminadas que ammcan desdeel bordeo el hombro. Usualmente los bordes son pianos con Hneas de pintura, aunque tambien se documentan bordes de pico de anade . La decoracion es a base re franjas , con bandas y lineas horizontale s dispuesta s hasta el tercio inferior de la vasija. En la mitad superior se disponen frisos con motivos geometricos como circulos concentricos , melenas , rombos , etc. Estas tinajas derivan claramente de las tipologfas de anforas del Levante Mediterraneo. Las anf oras fenicias son el referente material de la colonizacion semi ta. La importan cia del vino en los procesos de colonizacion se esta poniendo cada vez mas de reliev e, a menudo unida a modelo s de fortificacion del HI , como los recintos de calle central documentadosen lugares deAlbacete como La Quejola.

Independientemente del aprovechamiemo re minerales en areas como la de Linares o Rio Tinto , solo muy recientemente se comienzan a considerar los pequefios aportes wrivados del comercio , sobre todo en los primeros tiempos. El comercio fenicio del cereal, del vino y del aceite , los higos y las almendras, asi como la mejora en el cultivo re

210

Las carenas de la parte superior de las anforas como la RI o A 1 se cortaran para formar de un lado las urnas de orejetas , miemras que por otro se desgajan las tapaderas clasifi cadas a menudo como cuencos o platos . A partir de esta ruptura de la forma del anfora desglosada en tinajilla -

LAS EGUNDA EDAD DEL HIERRO EN EL C ENTRO DE LA PENfNSULAIBERI CA.

tapadera, comienzan a evolucionar los bordes, apareciendo los labios, en principio pianos y en forma de pico de anade. Esta curiosa morfologia de los bordes de las tinajillas anforoides , que despues se aplicara a muchas otras vasijas del repertorio tipol6gico iberico, se adecua al borde vuelto en forma de "s" de los platos-cuencos que son en realidad tapaderas. Mientras que las anforas evolucionaran hacia otros mod~ los, las tinajas o tinajillas ibericas lo haran sobre la base de esta forma primigenia, unas veces desarrollando un cu~ llo separado por uno o dos baquetones, pero conservando las asas, como ocurre en la forma El 3 b2 de Penya Negra II, otras con un cuello recto y cuatro asas (E13 al y 2), o bien con cuellos troncoconicos (en este caso se dan los mayores indices re bordes pico de anade). Al mismo tiempo, las bases se ensanchan, a veces planas, a veces con tendenciaal rehundido interior, proporcionando una superficie deapoyo (Gonzalez, 1983). Esta evolucion de las anforas vinarias hacia las tinajas se explica por un cambio de funcionalidad: la de contener aridos en vez de lfquidos. Las tinajillas de bordes pico de anade del mundo iberico ensamblan perfectamente con los platos-tapadera (ver cap. 6) Al mismo tiempo una base mas ancha se adecua mejor al suelo de la habitacion de una casa, que a un barco. Esa serfa tam bien la funcion de las or~ jetas perforadas de las umas de ese nombre, y en buena medida la de otros orificios similares, coma los mameler nes perforados, de muchos de los cuencos-tapadera de la ceramica a mano desde el Bronce al Hierro, y es probable que tambien sea la funcion de las altas carenas de la ceramica a mano brunida del Hierro I. Las tapaderas separadas eran conocidas de ciertas anforas relativamente frecuentes en los asentamientos fenicios del Mediterraneo , y es fr~ cuente encontrar esta asociacion en las necropolis de incineraci6n desde los Campos de Umas , como se pone re manifiesto en los ejemplos de Penya Negra I (Gonzalez, 1983:126), o en otros muchos del Centro peninsular. Precisamente las grandes tinajillas derivadas de las anforas fenicias o lasa umas tipo Cruz del Negro de las griegas , se encuentran entre las primeras producciones a tomo peninsulares. Probablemente ello no sea casual. A pesar de qte los modelos de grandes vasos con tapaderas incluidas ya son conocidos anteriormente en la Peninsula (precisamente y sobre todo en el HI), la ceramicaa tomo posee una indudable ventaja sobre los vasos a mano: su menor porosidad, que aumenta incluso con el engobe. Ese detalle permite la conservacion del grano en mejores condiciones y durante perfodos de tiempo mas largo. Media docena de estas tinajillas en una casa se pueden considerar con toda propiedad como los primeros graneros en sentido estricto. A partir re este momenta no solo se amplfa la base de subsistencia por la disponibilidad de grano durante mas tiempo, sino que se garantiza mejor que antes el grano necesario para la siguiente cosecha y ademas , se estan sentado las bases qte permitiran la acumulacion en cantidades mayores de ese mismo grano, en definitiva, las bases de la existencia del excedente de cereales. 211

Este primer momento se documenta en yacimientos como Villar del Homo. Su cronologfa se rebaj6 de la fecha re C 14 : 640 ± 100, a mediados del VI y siglo V a.C. para Villar II. Sin embargo, estos pequefios cerros cuyo habitat arranca del Hierro I, donde la ceramica a torno se considera importada y existen altos porcentajes de ceramicas grises junto a algun fragmento de retfcula brufiida, se fechan a mitad del siglo VII en Levante: Villares, Oral. Las sem~ janzas con la Penya Negra de Crevillente son notorias, incluido su temprano abandono. Pero los paralelos mas estrechos se han establecido con el Cerro de las Nieves , en Pedro Munoz (Fernandez, et. al. 1994). De este ultimo yacimiento apenas se han publicado unas paginas, pero los grandespithoi del Cerro de las Nieves que se exhiben en el museo provincial de Ciudad Real, hacen pensar en un momenta similar a Villar del Homo I. A finales del siglo VI se construye el lugar fortificado re La Quejola, en San Pedro, Albacete (Blanquez, & Olmos , 1993), casi I 00 afios despues de la llegada de la alfarerfa a tomo al Levante. Las peculiaridades econ6micas del asentamiento permiten suponer que se trata de un centro de distribuci6n de prcxluctos orientales al centro peninsular, por lo que la llegada de los primeros productos a tomo en la Cuenca Media del Tajo se deberfa situar en esa epoca. Pero hay que hacer notar queen la Cuenca Media del Tajo no se documenta el primer estadio de la ceramica a torno fenicia, como puedan ser las decoraciones bfcromas o los bamices rojos fenicios, al igual que no se encuentran anforas. Las tinajas anforoides del Tajo Media parecen llegar ya como formas evolucionadas en sf mismas. lrrumpen en un ambiente de tradici6n local del Hierro I, por lo que este primer momenta se enmarcarfa entre mediados y finales del siglo Vla.C. La mala calidadde nuestros datos , la falta de excavaciones no nos permiten detallar los procesos mas alla de las lfneas maestras expuestas. Del mismo modo que la existencia re poblados de corta duraci6n en el HI que no tendran continuidad, manifiestan los diferentes ajustes que llevaron a la completa sedentarizaci6n en la comarca , no todos los yacimientos del tipo A de la Segunda Edad del Hierro se iniciaron al tiempo. Probablemente, lugares como Madrigu~ ras y Esperillas precedieran a otros enclaves , al igual qte los abandonos de sitios como Villar del Homo manifiestan que la falta de linealidad de los procesos. Los yacimientos amurallados del tipo A conocidos en la Mesa de Ocana , se inician, en consecuencia, en un abanico cronologico qte nos puede llevar desde el siglo VII o finales del VIII a.C. en los casos mas antiguos , hasta bien iniciado el siglo V.

Del mismo modo, no podemos precisar si existio algun desfase cronologico entre los yacimientos de la cuenca del Tajo y los del Cedron. La ausencia de producciones a mano tfpicas del HI en el valle del Cedron parece mas acusada, si bien allf apenas contamos con lugares que no fueran ocupados hasta la Edad Media, como ocurre en el Tajo con Hoyo de la Serna y Fuente del Berrato, sin ocupacion romana. Los unicos recintos amurallados, o que cuentan con un barrera amurallada se dan igualmente en los espolones

IV.7. MODELOSDEPOBlAMIENTOENI.AMESADEOCANA. del Tajo . Estos datos nos sugieren quiza una mayor antigtiedad para los asentamientos del Tajo , que al fin y al cabo es el valle fluvial principal , sin embargo, las evidencias son escasas y el registro adolecetodavia de datos concretos aportados por excavaciones. Sea como fuere, hacia el siglo V a.C. el modelo de asentamientos sedentarios ubicados en los llanos y que hemos denominado como tipo A, estaba consolidado . Parece qre durante algun tiempo se mantuvo el equilibrio alcanzado quese basaba, como hemos visto (cap. 6) en la existencia de unos territorios cercanos a los 90 Km2, en su mayor parte sin explotar , con unas distancias entre asentamientos de6-8 km . En la Mesa de Ocana nose ha detectadoel nivel inferior re pequeiios asentamientos a menudo llamados granjas agricolas y que se disponen en las vegas de los rfos, muy tfpicos en los perfodos de formaci6n del HII o Iberico Antigua , re grandes valles fluviale s como el Guadalquivir (Ruiz & Molinos , 1993). Este habitat disperso a base de pequefias granjas agrfcolas no pareceexistir aquf a no ser que se correspondacon los asentamientos ya mencionados del HI en cabecerade arroyo , abandonadosantes de la llegada del torno, y otros de caracterfsticas similares en las vegas, o que no se hayan detectadoaun. Lugares como el caserfo de Ce-rro Redondo, en Fuente el Saz del Jarama (Madrid), son mas tardfos, nunca anteriores al siglo V a.C.

de la piedra ya en el siglo VI a.C. Claro que estos recintos creados ex novo se explican por la llegada de gentes del Bajo Ebro (Arenas, 1996) y por ello predominan los poblados que Maluquer Hamara de calle central y Moret pre-fiera definir como village clos . lncluso mas lejos, en la serranfa soriana, la multitud de pequefios castros con grandes fosos y amplias murallas o barreras de hasta 10 m. re ancho , todas de piedra, arrancan del el Hierro I (Lorrio, 1997). Casas rectangulares, del tipo Campos de Urnas o Cortes re Navarra , se fechan en los poblados de altura, con o sin murallas , de las serranfas Ibericas (El Ceremeiio, etc) hacia el siglo VI a.C. ya con z6calos de piedra. No redondas y re adobe como en el horizonte Soto o de piedra en los yacimientos tambien amurallados de los grandes castros de las estribacion es del Sistema Central (castros vettones), Tambien hacia el sur los recintos amurallados son anteriores, con ejemplares tan sobresaliente s como Jos de La Quer jola (Albacete ), de estancias cuadrangulares con z6calos re nuevo de piedraal igual que la muralla , en un recinto alargado con tendencia a la Cllle central , especializado en el comercio del vino y que recuerda los modelos feniciolevantinos como los del Alt de Benimaquia (Alicante), muy similar incluso en la funci6n .

7.2 . Fortificaciones. La SegundaEdaddelHierro en el Valle del Cedr6n y el Valle de/ Tajo.

Aun mas cerca, los grandes recintos de Ciudad Real , como Alarcos o el Cerro de las Cabezas ostentan murallas re piedra construidas en el s. V a.C. (Velez & Perez, 1999). Ademas , las piedras de estos muros estan ligeramente escuadradaso tienden al corte horizontal a modo de sillarejos. Aun mas cerca, en Barchin del Hoyo (Cuenca), existe un recinto fortificado mas tardfo, de los siglos III-II a.C., que presenta ya murallas con sillares escuadrados. Las estancias apenas han podido definirse entre una multitud de silos , pero sin duda tienen un z6calo de piedra y se asemejan a los modelos cuadrangulares como los de Mas Castella re Pont6s (Gerona), con silos incluidos.

Los recintos amurallados del Centro Peninsular tienen una fisonomia de la Edaddel Bronce, con murallas lineales trabajadas de forma poco cuidada, abundancia de fosos y escasas obras de tlanqueo (Moret , 1996:313).

Similar esquemade estancias cuadrangularescon z6calos re piedra y urbanismo poco regular aparece ya en Villar del Homo (Cuenca) , muy cerca y en el siglo VI a.C. y tambien en el Cerro de las Nieves (Pedro Munoz).

Efectivamente , en esta region nose dejan sentir los efectos de las colonizaciones hasta la llegada de los romanos, cuando encontramos fosos de envergadurajunto bastiones con sill ares escuadrados y torres, y eso en contadas ocasiones, fundamentalmente en Fosos de Bayona (Villas Viejas, Cuenca). De hecho, hasta hace bien poco, s6lo se aceptaba la construcci6n en duro (piedras y adobe) en pleno Hierro Il (p. ej. cualquierobra colectiva de los afios 80). Aun en la propia Meseta Norte el horizonte Soto de Medinilla del Hierro I, presenta un panorama constructivo casi exclusivamente a base de adobes.

Teniamos la sospecha de que no se habfa valorado hasta aquf la construcci6n en la cuencatluvial del Tajo Medio , al tiempo que la preponderancia de la llamada arquitectura en duro era una alusi6n puesto que el empleo de la piedra estaba ligado a su existencia o abundancia. Del mismo modo que los pseudo-sillarejos aparecen en las zonas donde abundan las pizarras (con tendencia natural a fracturarse en pianos horizontales) , mientras que son mas escasos o mas tardios en las regiones calizas.

Sin embargo , en tierras cercanas y mucho mas pobres como aquellas de las serranfas turolenses e ibericas se encuentran asentamientos amurallados con abundante empleo 212

En el yacimiento de Plaza de Moros se han documentado estancias con paredes completamente de adobe junto a muros de piedray habitaciones con paredes que tienen z6calos de piedra. Claro que la cronologia supuesta para el recinto amurallad o no va mas alla del siglo IV a.C. Lo curioso es

LA SEGUNDA EDADDELHIERRO ENELCENTRODELA PENfNSULAIBERICA.

casos se ban construidocon calizas y areniscas locales sin apenas trabajar , en bloques de mediano y gran tamafio rellenos con ripio.

que las estancias de adobe se corresponden con las reformas mas tardfas efectuadas en el asentamiento. A pesar de todo es cierto que los recintos amurallados CE esta comarca presentan defensas muy simples , poco trabajadas y apenas influidas por los conocimientos incorporados por las colonizaciones a la Peninsula. No obstante, su fisonomia no es exactamente de la Edad del Bronce , se asemeja a los recintos cerrados , los poblados de calle central. Los recintos amurallados se hacen abundantes en el Bronce Final y H I, en el Bajo Ebro (Moret, 1996:46), inaugurando la tipologfa de village clos, o poblados de calle central, con esquemas de casas alargadas similares a otros poblados en llano como Cortes de Navarra. Maluquer afirmaba q~ cercas esas servfan para resguardarel ganado y las cosechas de las alimafias. Mas recientemente (Lorrio, 1997) se dice algo similar de los castros sorianos.

Se ha individualizado hasta el memento una estancia casi completa con forma rectangular de 3 x 8 m. pero no en disposici6n transversal con respecto a la muralla principal , como es comun en los poblados de calle central , sino q~ el eje mayor de la estancia es paralelo al de la direcci6n CE la muralla. La division interior por tanto, no guarda paralelos con las casas de tres espacios tfpicas de los Campos CE Urnas. La.casa rectangular era tfpica de los poblados de calle central del Bajo Ebro desde el Brence Final , como el Cabezo de Monle6n o el Taratrato , y tambien lo es de los poblados de Campos de Urnas , con la mejor expresi6n en los tres ambientes de las casas de Cortes de Navarra. Esta tendencia a la casa alargada se mantendra en poblados mas tardies como en Azaila y entre las numerosas atalayas o pequefios recintos amurallados del Pais Valenciano: Punta! dels LLops, etc. En estos recintos, las divisiones interiores son escasas , mientras que es mas comun encontrar celulas re habitaci6n que no son casas en sentido estricto, sino q~ varias de ellas formarian una unidad funcional , o liversas estancias de dependenciasartesanales o industriales: Puntal dels LLops , Castellet de Bernabe , La Monravana , etc. (Bonet, et al. 1994).

Las fortificaciones se hacen comunes a lo largo de los siglos VI y V a.C. en el Bajo Ebro, Catalufia y el Languedoc, como un proceso desvinculado de la aparici6n de armas en las necropolis de incineraci6n (Moret, 1996: 302). Pronto se dejaran sentir en esta zona los influjos griegos traduciendoseen defensas mas complejas. Hacia los siglos IV y III a.C. las fortificaciones alcanzaran su mayor exponente en todo el noreste. Los poblados de calle central se extienden por Levante, si bien en la provincia de Valencia se documenta un hiatus entre las fortificaciones del Bronce Final y del Iberico Medio (Moret, 1996), que presentan los mismos patrones de asentamiento. Los poblados cerrados o de calle central se hacen raros hacia el sureste , donde comienzan a documentarse grandes recintos fortificados que preludian de alguna manera las amplias fortificaciones del Alto Guadalquivir que arrancan del siglo VII a.C. A partir de entonces los habitats se concentraran en estos recintos hasta que se produzca una regresi6n de los recintos amurallados hacia el siglo III a.C. La informaci6n sobre los sistemas defensives de la Mesa de Ocana proviene fundamentalmente de las excavaciones que se estan realizando en Plaza de Moros. Como el resto de yacimientos en peninsula o espol6n , el istmo esta protegido por una muralla. En este caso se pueden observar dos fosos. Uno de ellos se dispone a continuaci6n de la muralla y el otro unos 20 m. hacia el exterior. La muralla principal tiene unos 4 m. de ancho y se supone la existen cia de dos torreones indicados por sendos tramos de escaleras adosadasal muro. El recinto cuenta con un muro de 1 m. de ancho que cierra todo el perimetro del cerro. Esta pared forma parte de las viviendas que se disponen en la ladera. Ademas, otro muro de dimensiones similares cierra las casas hacia el interior. Aunque no se trata re una muralla es si, este dispositivo es de extremada eficacia ya q~ aislaria manzanas de casas en el sentido de la pendiente CE la ladera, conformando un sistema circulos concentricos. En pr6ximas campafias de excavaci6n esperamos confirmar su continuaci6n hacia el interior del poblado. En todos los

213

Las formas de estas celulas no son siempre rectangulares sino que aparecen las estancias cuadradas: Castellet de Bernabe , incluso en tipicos poblados de calle central o village clos, como en Castellar de Herrera de los Navarros (Burillo & De Sus , 1982), donde las div1siones intemas de las casas cuadradas tienden a formar habitaciones rectangulares , al contrario re lo que ocurre en la Moleta del Remei (Gracia et. al. 1988) donde las casas alargadas del village clos se subdividen en ambientes de tendencia cuadrangular. A veces el disefio es irregular entre las celulas pesudocuadrangulares: Puig de la Nao (Oliver & Gusi , 1995), aunque se conserva la tendencia a la casa de pequefia tamafio, generalmente por debajo de los 50 m2 En cualquier caso , la disposici6n de los elementos de habitaci6n en estos recintos amurallados , dista mucho de la CE otros poblados desdeel inicio al final de la Edaddel Hierro , en lugares muy distantes , pero que tienen en comun una compartimentaci6n compleja de espacios cuadrangulares a menudoporencimadelos 100 m2 (verfig. 73). Estos modelos se repiten en lugares fortificados o dispuestos sobre laderas de montafia , como el Raso de Candelada y la Bastida de Jes Alcuses, y en el llano. Quiza lo que diferencia a estos sitios de los anteriores recintos amurallados , lo q~ los hace equivalentes , son sus dimensiones relativas con respecto al poblamiento de sus alrededores, es decir , se trata de grandes centres comarcales , y quiza no en el sentido de Lugares Centrales , sino con relaci6n a ese poblamiento amurallado con estructuras urbanas muy diferentes , cuya funci6n apenas ha sido esbozadaen un par de hip6tesis .

IV.7 . MODELOSDEPOBLAMIENTOENLAMESAD

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Figura 7 4. Plantas de casas ibericas de distintos lugares: El Oral (San Fulgencio, Alicante). Lattes/Lattara. La Bastida deles Alcuses (Moixent , Valencia). Los Villares (Caudetedelas Fuentes, Valencia). El Raso deCandeleda (Avila). 214

4

LA SEGUNDA EDADDELHIERRO ENEL CENTRO DELA PENINSULAIBERICA.

Desgraciadamenteen la Mesa de Ocana, o peor aun, en la Meseta Sur, apenas conocemos el urbanismo de los poblados del Hierro II, y esta afirmacion hay que entenderla en sentido literal. La ausencia de proyectos de investigaci6n planificados en el Centro de Espana, ha hecho que la mayorfa de las intervenciones de los aiios 70 y 80 se centraran sobre las necropolis que aportaban vistosas objetos con los que llenar vitrinas de museos.

Iieve, s61o se documentan fragmentos de paredes y esquinas sin ninguna cohesi6n.

Las estructuras de los poblados mas antiguos como Barchfn del Hoyo (Gomez, 1986:PI.II) o el Cerro de las Nieves en Pedro Munoz (Fernandez, et. al. 1993:Fig. l) apenas han sido investigadas. De los retazos de las plantas parece derivarse una tendencia al modulo cuadrangular de disposici6n urbanfstica irregular. Caso similar recinto amurallado mas tardfo de Plaza de Moros en Barchfn del Hoyo, donde contrasta la abundanciade hoyos (que habrfa que interpretar como silos, pensamos) con los escasos elementos de arquitectura (Sierra & Kermorvant, 1988). En el Cerro del Gollino, apenas si se han documentado unas esquinas de muros (Santos, et. al. 1998:figs. 3-4). Algo similar ocurrfa en el Cerro de la Virgen de la Cuesta (Alconchel de la Estrella), con apenas 4 estancias de pequeno tamano y disposicion muy irregular (Millan, 1988:fig.2). Y la lista se podrfa hacer extensi va a cerros como el de Bonilla en Cuenca, e incluso a lugares en principio mas explorados como el Cerr6n de Illescas , donde aparte de una estancia con tendencia rectangular en el lugar donde a~reci6 el reiiZIZU

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No s6lo la parcialidadde las intervenciones influye en este panorama tan desalentador, tambien lo hace la naturaleza del terreno, dondea la fuerte erosi6n de tierras blandas, hay que anadir un laboreo continuado que amenaza con la restrucci6n total de los yacimientos. Es lo que se ha constatado en Illescas (Toledo), en Bonilla (Cuenca), en Santorcaz (Madrid), en todos los lugares de la Mesa de Ocana: espacios vacfos con 40 ems. de potencia arqueologica como mucho, donde queda algun trozo de muro en la ladera y mucha ceramica en superficie evidenciando la destrucci6n total de las estructuras. Estas caracterfsticas deberfan ponernos sobre aviso, de lo contrario puede ocurrir con los yacimientos arqueo16gicos en Castilla-La Mancha al igual que ocurrio con los lobos: y es que cuando se aprueben leyes severas para su conservaci6n ya no quedeninguno. Tenemos que alejarnos a Ciudad Real, a cerros como el re Oreto, con una trama irregular a base de pequenas celulas que es imposible unir en nucleos de vivienda (Nieto, et. al. 1980:Fig.3). Tan s61o en La Quejola, San Pedro (Blanquez & Olmos , 1993:Fig. l) pareceapreciarse una tendencia a la disposicion rectangular compartimentada propia de poblados de calle central. Pero este ejemplo, al igual que los casos de las parameras de Guadalajara, se alejan demasiado de Ia regi6n que centra nuestro interes.

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Figura 7 5. Plantas de estancias. Izqa. Arriba Plaza de Moros, Villatobas (Toledo). Abajo. Cerro de la Gavia, Vallecas. Ocha. Cerro Redondo , Fuente el Saz del Jarama. 215

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IV.7. M0D EL0 SDEPOBLAMIENT0E NLAMESADEOCANA. A excepcion de las estructuras que se est.an excavando en Plaza de Moros (Villatobas) , todavia poco conocidas, contamos con los descubrimientos del Cerro Redondo CE Fuente el Saz de Jarama y del Cerro de la Gavia ( en Madrid. Excluimos Fosos de Bayona, en Cuenca, ya que los escasos restos de arquitectura excavados corresponden a un momento romano republicano. En Fuente el Sanz del Jarama se hallo una estructura cuadrangular de a:lobe, compartimentada a su vez en cuatro pequefias estancias cuadradas (Blasco & Alonso, 1985). Quiza los datos mas relevantes sean los de la reciente excavacion de urgencia del entomo del Cerro de la Gavia (ya destruidos en aras del tren de alta velocidad). En primer l ugar se documento un habitat extemo al recinto amurallado del cerro , que presenta los ya comunes foso y muralla cerrandoel istmo del espol6n.

sa de Ocana , o en Levante , donde esta circunstancia confundi6 durante varias decadas a los investigadores que no acertaban a enlazar las secuencias culturales. Se trata , en definitiva , del esquemade las Cogotas: Cogotas Io Bronce Final y Cogotas II o Hierro II, que tan acertadamente distingui6 J. Cabre hace mas de 70 aiios , presente hasta en la propia ciudadde Toledo. Pero la ocupacion del Hierro II no parece en general anterior al siglo IV a.C. Para los poblados del tipo B de la Mesa de Ocana , esto es, los que presentan estructuras defensivas visibles , a base CE un frente de muralla con foso , son perfectamente aplicables las caracteristicas cronologicas y de un sola y corta ocupaci6n en el HII.

Estas habitaciones exteriores parece que no fueron muchas , pudiendo corresponder a un area artesanal , de una docena CE estancias o mas, de planta rectangular y con muros de a:lobe y z6calo s de piedra. Su disposicion es longitudinal , adosadas unas a otras en se eje mayor sin que se haya podido confirmar si se trata de eel ulas autonomas a varias CE ellas conforman un nucleo mayor. Aparecen bancos adosados y espacios cuadradossimilares a los de Fuente el Saz, delimitados por adobes de canto. Hogares redondos centrales y basas de piedra para el apoyo de las vigas conforman el resto de elementos descubiertos. (Reiteramos nuestro agradecimiento a Jorge Morin , director de las excavaciones, por los datos que nos ha ofrecido). Tanto si se trata de un area artesanal como de habitaci6n , su disposici6n externa al recinto murado introduce una variable no constatada hasta el momento y que habla en favor del indigenismo de los recintos defensivos y su funcion coactiva sobre poblaciones igualmente indigenas; tesis wfendidapor Moret (1996) . Aunque con unos elementos urbanisticos que parecen denotar cierto arcaismo, los recintos amurallados del HII de la Mesa de Ocana , no parecen en esencia diferentes a otros del area ibera. Los materiales de construcci6n son los mismos , si bien las tecnicas menos desarrolladas y la cultura material no mas pobre , sino con menos elementos derivadosdel comercio Mediterraneo. La perduraci6n de ceramica modelada a mano se ha interpretado como un sfntoma de pobreza o arcaizante , sin embargo, nuestras concepciones lineales (evolucionistas) no son siempre las mas adecuadas para interpretar el pasado. Hemos podido comprobar la presencia de ceramica a mano en enterramientos del siglo I a.C. en una de las ciudades (ya romanas ) de cultura material mas rica de su comarca , en los Ojos del Guadiana , conviviendo en la misma tumba con ceramicas de paredesfinas y campanienses

A 4 kms . de Viloria, junto a un escarpe donde el arroyo CE ese nombre desemboca en el Tajo se encuentra el asentamiento amurallado de Valdajos. Si Viloria es el yacimien to en llano mas extenso , las murallas de Valdajos son las ma yores de toda la comarca , aunque su disposicion : foso y muralla que cierran el istmo del es pol on , son similare s al resto . En este lugar se realizo una excavacion de urgencia en 1990 . Lamentablemente , no existe informe de ella y los materiales se acaban de depositar en el museo municipal sin inventario. Tan solo hemos podido ver algunos fragmentos de ceramicas pintadas, cuencos grises y otro CE barniz rojo, fragmentos de fibulas anulares y un cuchillito afalcatado. Pero no se puede establecer la procedencia exacta de estos materiales ya que se excavaron dos areas diferentes: una necr6polis en la vega del rfo y en el poblado amurallado. Se pudo conocer entonces por referencias de la directora CE la excavaci6n el hallazgo de varias tum bas de incineracion , -junto a una de inhumacion como es normal en otras necropolis de esta comarca: Esperillas , Palomar de Pintado , (si bien de fecha anterior) entre cuyos materiales destacan una urna de orejetas perforada de pequeno tamafio, una fibula de La Tene y otra anular. De la necropolis alta hemos podido ver otra urna de orejetas perforadas , varias fusayolas, un cuenco pintado y un ungtientario de pasta vitrea. Existen noticias confusas sobre la aparicion de vasijas griegas. Lamentablemente , esta necr6polis se encuentra hoy totalmente destruida. Esta necropolis se ubicaba al Sur , a la entradadel poblado , antes de] foso y de la muralla. De las not1c1as y materiales descontextualizados i:nrece desprendersela existencia de dos asentamientos , uno junto a la vega, en la parte baja del espolon , datadoen el Hierro I en la Carta Arqueol6gica de la Diputacion de Toledo (Exp. 263, Soto I), al que corresponderian los materiales mas antiguos de la necropoli s excavada , mientra s que el otro seria el recinto amurallado asociado a la necropolis saqueada con materiales desdeel siglo IV a.C. Esa epoca , el siglo IV y III a.C. es la cronologia supuesta para el yacimiento amurallado de Plaza de Moros , en Villatobas. A la espera de las fechas de C 14, las ceramicas a torno, de fuerte caracter local , las de barni z rojo iberico , j un to

Muchas de estas atalayas o poblat tancat (village clos), tienen ocupacion del Bronce Final , como ocurre en la Pena de la Muela , Fuente del Pozuelo , Monreal , etc ., en la Me-

216

LA SEGUNDA EDADDELHIERRO ENELC ENTRODELA PENINSULAIBERICA.

a los material es de colecciones privadas: fibulas de La Tene y anulares o broches de cintur6n, sugieren una cronologfa similar a la de Valdajos. Para otros lugare s hemos de conformamos con las ceramicas de superficie, que pocas precisiones cronol6gicas aportan. En Pena de la Muela se documentan decoraciones a base de cfrculos concentricos cortados por lineas , temas que se suponen antiguos en la tradici6n decorativa iberica, ademas de las ti picas producciones pintadas con cuartos re cfrculo , amplias franjas de engobe , etc. En este yacimiento, junto con Valdajos, las ceramicas de superficie parecen de mayor calidad que en otros lugares. Pero hay que ser muy cautos en este sentido habida cuenta de lo precario del registro arqueol6gico en la comarca. En la Carta Arqueol6gica de Madrid se citan ceram1cas campanienses en Sotomayor. Un fragmento de campaniense A se descubri6 en el recinto de Villapalomas. Las umas pintadas de la p. 129 (Valiente , 1987) procedentes de Villapalomas aportan pocas precisiones cronol6gicas. Por su parte los materiales del cerro de Titulcia (Ibidem , p. 125), entre los que se hallan decoraciones estampilladas y algun fragmento de campaniense, nos llevan tam bien a contextos tardios similares a los del Cerro de la Gavia (Blasco & Barrio , 1991). Otros pequeiioscerros de la comarca , como el Cerro del Gato de Villanueva de Bogas , atestiguaban una ocupaci6n no anterior al siglo IV a.C., como sucede tambien con Fuente de la Mota, en Barchin del Hoyo. Las ceramicas aticas desaparecen paulatinamente hacia fines del siglo IV en el ambito iberico , aunque seran sustituidas por las producciones precampanienses y campanienses, de modo que en algunos lugares los bamices negros aparecen sin soluci6n de continuidad con los mismos cuencos y sus decoraciones interiores a base de estrfas y palmetas. Asf se encuentran en el sigo III producciones ampuritanas que Hegan a Albacete (El Amarejo). La dxadencia de los productos griegos se adecua al baj6n de la producci6n en Atenas durante todo el siglo IV. Aunque detras de los intentos de justificaci6n del fin de estas producciones , subyace siempre la excesiva dependencia qre tienen los arque61ogos de este f 6s il gufa para datar los yacimientos , por lo que el siglo IV aparecera necesariamente como frontera natural entre dos epocas , cuando estas se establecen desde la presencia -ausencia de ceramicas impor tadas de esa epoca. Nos llam6 la atenci6n en los descubrimientos de la Mesa de Ocana, la homogeneidad de los sistemas defensivos aplicados tanto a poblados de casi IO Has. como a pequenas atalayas de apenas 500 m2 • Pero el mismo fen6meno se constata en otros lugares, aunque en cada comarca predomine una determinadatecnica constructiva. Por ejemplo , en el Alto Guadalquivir (allf con grandes murallas circulares provistas de torreones cuadrados y contrafuertes) los mismos esquemas constructivos se aplican tanto a las pretendidasciudades de rango superior como a los dimuinutos fortines. En opini6n de Moret ( 1996) y en perfecta consonancia tanto con los datos extraidos de la atnoarqueologfa 217

como de las premisas de la geograffa locacional , serfa re esperar una mayor complejidad de las estructuras defensivas en aquellos enclaves de mayor rango , algo que no sucede , y por ello la interpretaci6n mas 16gica y coherente con el registro es la de considerar a estas defensas como obras re la comunidad , mayores donde hay mas gente , en un sistema sin jerarqufas ni donde intervenga mano de obra captada por supuestos arist6cratas para afirmar su prestigio social (Moret , l 996:276ss .). Si algo es evidente en las defensas del poblado de Plaza re Moros , en Villatobas es la preocupaci6n constante por el ahorro de esfuerzo. Ahorro de tiempo y de trabajo , en consonancia con la l6gica de las comunidades campesinas , o si se quiere de acuerdo una vez mas con la ley del mf nimo esfuerzo o de ahorro de fatiga de Chayanov. A pesar de los 30 m. de altura sobre el valle , y las paredes casi verticales del cerro , hoy ya muy erosionadas , se dispuso una muralla de 1, 10 m. de grosor por todo el recinto, pero se aprovech6 el afloramiento natural de las calizas que formaba un esca16n en la parte alta de la ladera. Los constructores de la Edad del Hierro aprovecharon este escal6n rebajando su frente , para colocar las piedras unos metros mas arriba en la muralla (de hecho , en la foto aereaeste escal6n ampliado se apreciacon claridad e incluso se confunde con la muralla). Esta muralla forma ademas parte de las viviendas. En el istmo por donde se accede al espol6n se practicaron dos fosos. Entre ambos consiguen una distancia que impi de realizar con certeza un ti ro con arco hacia Ios defensores de la muralla , ademas de i mpedir la entrada de caballos y posiblemente la salida de animates domesticos , como rerdos, vacas o bueyes y ovejas y cabras. Pero estos fosos tenfan otra funci6n aparte de la estrictamente defensiva , pues sirvieron como cantera para el levantamiento de las murallas , algo facil de conseguir dado que el terreno est.a formado por calizas y areniscas que se fracturan facilmente. Estos sistemas constructivos evidencian una adaptaci6n a los recursos naturales , a la vez que procuran en todo momento un ahorro de tiempo y energfa en las construcciones, construcciones que , por otra parte , son muy toscas , a base de calizas y areniscas sin apenas trabajar , de modo qre tras la aparente monumentalidad o vistosidad de las Men sas compuestas por muros perimetrale s y murallas frontales con torreones incluidos , se esconde la fragilidad y rapidez de las construcciones , que no suponen excesivos esfuerzos ni en organizaci6n , ni en horas de trabajo de la comunidad que las erige. Hay ecos de la rapidez con que pueden ser construidas las defensas de estos poblados en las fuentes clasicas , por ejemplo de Apiano: Durante la noche Los bdrbaros (de Intercantia) volvieron a construir la parte de la muralla que hab{a sido de"ibada(lb. 54) , o bien ser destruidas en un s6lo dfa: De este modo y gracias a una sola estratagema, las ciudades ubicadas a lo largo del r{o Ebro destruyeron sus murallas en un solo dfa (lb . 41 ).

IV .7. MOD ELOSDEPOBLAMIENTOENLA M ESADEOCANA.

CASA

FRENTE DE CALIZAS UTILIZADO COMO

ANTERA

Figura 76. Esquema del aprovechamiento de los afloramientos naturales de rocas y de la excavaci6n de los fosos en las defensas de Plaza de Moros , Villatobas , Toledo. 218

LA SEGUNDA EDADDELHIERROEN EL CENTRODE LA PENfNSULAIBERICA.

Nada hay que deje entrever siquiera preocupaciones simb6licas con respecto a la visibilidad de la obra en el paisaje o de prestigio mediante el derroche de un apice de energia re mas. Por el contrario, mas bien parece que se algo se pretendia era el ocultamiento. Esa es la razon de la escasa visi bilidad que tienen la mayoria de los recintos amurallados. Los factores tenidos como de caracter estrategico, que se mencionan para las atalayas ibericas, no estan pues presentes en la Mesa de Ocana. Ya discutimos en el capitulo anterior los aspectos de la visibilidad como efecto de la altura elegida para aprovechar las defensas naturales. Por ello la visibilidad de los recintos amurallados viene dictada por el relieve, los del valle del Cedron, orientan su visibilidad hacia el oeste y sur y los del Tajo al norte, pero apenas si desde cada uno de ellos se di visa otro de cualquier tipo. Cuando el relieve lo permite se disponen en el arranque re los barrancos, de modo que desde los llanos de la Fosa o del Valle del Cedron no son visibles. En pocas ocasiones lo hacen sobre los frentes de escarpe en las partes adelan~ das del paramo. Esto se puede observar viajando por la NIV hacia Andalucia. Tras subir el valle del Tajo a la altura deAranjuez, se divisa una enorme superficie del paramo re Ocana, con cerros y salientes , pero en ningun lado hay un yacimiento amurallado, sino en un espolon medio escondido y solo visible al subir la cuesta que nos lleva a Ocana. El analisis de las formas del relieve pome de manifiesto el extraordinario conocimiento del medio y el cuidado que se ponia en la eleccion de estos recintos amurallados (como es 16gico, por otra parte). Pero el punto desde el que se sopesaban los lugares elegibles lo establecen los yacimientos de tipo A. Solo desde los lugares no amurallados se entiende correctamente la ubicaci6n de los recintos amurallados. De tal modo que cadafortificacion es el lugar de las caracteristicas requeridas que mas cercano se encuentra al yacimiento anterior . Asi Plaza de Moros es la peninsula con frentes de escarpe lo suficientemente altos , un istmo lo bastante estrecho , un espacio interior capaz de al bergar a cierto numero de personas y una fuente de agua de tal caudal y calidad a cierta distancia minima , mas cercana a Montealegre. No la unica, por ejemplo, entre los escarpes del arroyo del valle que oosemboca en Villapalomas. Pefia de la Muela reune similares condiciones a Plaza de Moros (que son en esencia identicas a excepci6n de la superficie), mas pr6ximas al yacimiento de Fuente de la Calzada. No hay otro recinto amurallado en mitad de la Fosa , y podrfa haberse alejado varies kms. mas al norte , sobre el escarpe de yesos que dan a la vega del Tajo, donde existen peninsulas igualmente Mendibles. Valdajos si lo hizo , pero es que Viloria se ubica mas norte que Fuente de la Calzada, y entre Viloria y Valdajos solo existen los taludes del Tajo para garantizar la defensa. Algo similar ocurre con respecto a Castellar y Valdelascasas. De todos modos los procesos no debieron ser absolutamen te lineales. Hemos manifestadonuestras dudascon respecto a la inclusion de Fuente del Pozuelo entre los recintos amurallados, y de hecho sus defensas naturales no pueden 219

competir con las del resto de los recintos. Hoyo de la Serna desapareciohacia mediados del siglo IV a.C. y no volvi6 a ser ocupado. La Fuente del Pozuelo pudiera ser la expresi6n de un refugio de las gentes de Hoyo de la Serna que no lleg6 a tener exito. Sotomayor parece ser posterior , quiza uno de los pocos asentamientos de la comarca direotamente ligado a las guerras sertorianas. Es quiza por ello que sus distancias V /P son diferentes, mas cercano a Oreja y Valdelascasas. Nadase puededecirde lugares como Esperillas , Villatobas y Venta de Juan Cano. Aqui el relieve no permite encontrar espolones sobre frentes de escarpe. Un yacimiento como Belmontejo , en Horcajo de Santiago , Cuenca, colindante con Esperillas y Venta de Juan Cano, igualmente en una tierra Ilana y del tipo A, aprovecha al maximo los desniveles del terreno construyendo un recinto fortificado en la Hnea de Fosos de Bayona, aunque de menores proporciones. Cuando el frente del Tajo desaparece, los recintos amurallados se disponen en el talud del borde del paramo. No teniendo otra eleccion , se ubican muy proximos a los anteriores enclaves. Asi sucedeen Camino de Yepes , Ciruelos y todo el valle del Cedron. Cuando hay cerros testigo contiguos se aprovechan , como en San Cristobal , Cabeza del Can, Castillo de Huerta y Monreal. Cuando no, se elige la forma mas parecida a un espol6n , es decir, salientes del paramo con una base de union al llano lo mas estrecha posi bli. Pero en estos dominios geograficos del borde de la Mesa no son propicios a la existencia de "muelas". por ello solo Valderretamoso se puede considerar un espol6n en sentido estricto. Valdegato, Perusa , El Pefion y Villapalomas no tienen istmos propiamente dichos , por ello la longitud de la muralla principal que cierra el recinto al llano es mayor y en algun caso (Villapalomas) pseudoacodada(no se conservan las de Valdegato y Perusa). En conclusion , los recintos amurallados de la Mesa re Ocafia (y por extension del Centro peninsular) presentan unas caracterfsticas mas defensivas que ofensivas o de control del territorio. Sus dominios visuales son escasos aunque derivadosde la altura, porque se disponen en hondonadas y recovecos. No seleccionan objetivam ente las cualidades del territorio , sino que eligen siempre los chminios topograficos preferentes, en funcion de la proximidad a un yacimiento del llano. En la Mesa de Ocana, o mejor aun, en los valles fluviales del centre peninsular , en muchos casos hay afiadir una nueva caracteristica , la existencia re cuevas artificiales en sus inmediaciones.

IV .7. MODELOSDEPOBLAMIENTOENLAM

SA DE OCANA.

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Figura 77. Topografia de los recintos amurallados de la Mesa de Ocana y comparaci6n de sus superficies. 220

LA SEGUNDA EDADDELHIERRO ENELCENTRODELA PENfNSULAIBERICA.

Bajo el yacimiento del Cerro del Puente de Piedra, en la Guardia , semidestruidas por la erosi6n natural , en forma re desprendimientos de las calizas pontienses , se alineaban varias aberturas de cuevas con la existencia de restos ceramicos del Hierro II en las laderas de erosion . Este conj unto de cuevas dio origen al top6nimo medieval de Villapalomas, debido a que se utilizaron como anidaderos naturales de estas aves , y mas tarde, como palomares acondicionados ex profeso, lo que determino el saqueo de sus materiales ya de antiguo. Hoy la erosi6n ha destruido casi la mitad de las 10 6 12 cuevasquedebieronexistir.

7.3. Cuevas arti.ficiales del Hierro II en la Mesa de Ocaiiay el Centro Peninsular.

Una circunstancia fortuita nos permitio descubrir los primeros. vestigios materiales asociados a cuevas artificiales que pertenecian sin ambigtiedad al Hierro II, algo que se venfa sospechando desde comienzos de siglo , aunque solo algunos investigadores lo habian aceptado sin reservas: en Los terfl'!,inosmunicipales de Tielmes , Perales y Carabafia, junto a las cuevas denominadas prehist6ricas se han hallado gran cantidad de vestigios correspondientes a la II FmJ. del Hierro, principalmente jragmentos cerdmicos pintados y estampillados (Valiente, 1987: 123-4). Este·tipo de cuevas se disponen sobre los frentes de escarpe de la primera gran terrazade los valles encajados, en dominios de yesos y calizas. Pero en vez de utilizar los yesos especulares como comisa , y excavar los yesos masivos grises a pie de llano, mas faciles de extraer , como hicieron las cuevas de las poblaciones modemas (Fuentiduefia re Tajo), o excavar las arcillas bajo la comisa caliza del paramo (La Guardia, Santa Cruz de la Zarza, etc.), se cava la roca de espejuelo en la mitad del cantil o las calizas de los frentes de escarpe del paramo, por lo que a la dificultad del trabajo de excavacion se afiade la dificultad del acceso, pues se disponen a menudo en paredes que fueron verticales a 30 y 40 m. de altura sobre los aluviones de la vega.

Tanto en las cuevas del Valle del Tajo (Castrejones) como _en las del Cedr6n (Villapalomas) , existen varios conjuntos, uno orientado al sur y otro separado por unos 200 m . al sureste. Los desprendimientos han sido muy importantes en ambos lugares. En el Tajo , se abren al Sur hoy 5 huecos , todos con una sola habitacion , excepto uno re ellos con dos, una tras la otra; pero quedan las huellas del fondo de otros 3 huecos , al menos, lo que in vita a pensar en una disposici6n de varias habitaciones conectadas y proyectadas hacia el fondo. En origen s6lo aparecerfan unos cuantos huecos al exterior en cada conj unto , con una docenade habitaciones dispuestas en dos o tres ejes cone~ tados.

La homogeneidad ti pologica de las cuevas protohist6ricas se mantiene en condiciones geologicas diversas. Sohre las paredes calizas de los cauces excavados en el paramo, se vuelve a encontrar la misma disposicion que sobre los yesos de las fosas fluviales. De nuevo , a media altura sobre el frente de escarpe, e incluso mas elevadas, se abren conjuntos de cuevas, excavadas en lo mas duro de las calizas. Aunque por su posicion estructural , corresponden al reborde de los paramos , su orientacion es equivalente a las re los valles de los rios con taludes de yesos. Esta homogeneidadintencional , invita a pensar en un fenomeno cultural antes queen una relacion biologica causal dictada por los condicionantes geologicos. El hallazgo casual del yacimiento de los Castrejones , en Colmenar de Oreja, que inexplicablemente no habfa sido descubierto en las prospecciones para la Redaccion de la Carta Arqueologica de Madrid, supuso a su vez el descubrimiento de las cuevas anejas el, y de forma inesperada sirvi6 para confirmar una sospecha que nacfa como fruto re los trabajos de prospeccion en la Mesa de Ocana. Este yacimiento es en realidad un recinto fortificado con un gran foso y una muralla sobre una ladera muy pendiente qte acaba bruscamente en taludes sobre la vega. Como las cuevas se situan en un cerrocontiguo y no en el talud bajo el asentamiento , fue facil deducir la procedencia de los fragmentos esparcidos por la ladera de erosion bajo las cuevas semiderruidas. Entre los materiales, junto a varios fragmentos de ceramica a mano de diffcil adscripcion , predominan los trozos a tomo pintados, con engobes jaspeados, hordes de pico de anade y f ragmentos de terra sig illata, uno de ellos con grafitos en caracteres ibericos. 221

Se originan de desprendimientos naturales que la fractura propia de las calizas hace mas evidentes. Los bloques re las calizas se f racturan en forma de cubos que se extrafan conformando un techo y un suelo perfectamente horizontales. Las paredes laterales , sin embargo, no son verticales, sino que se curvan en lo alto semejando un arco para afiadir solidez. Esta caracterfstica es menos usual en las cuevas sobre yesos del Valle del Tajo , dondea menudo las paredes sf son verticales , pero se conserva a veces en la forma re las aberturas entre habitaciones y siempre en los vanos qte dan al exterior, a menudo enmarcados por un rebaje en forma de arco. Las habitaciones estan alguna vez reforzadas con una columna central. El espacio interior es casi cubico, con planta trapezoidal , de 2 a 4 m. La entrada siempre es mas pequefiaque el hueco del frente de la cueva , y arranca a mayor altura que el suelo, disefiada a prop6sito con rebajes y barandillas en los que quedan las huellas de portones de madera. Una escalerilla de piedra da acceso desde la abertura al interior. Esta escalera sirve para saber que espacios daban originariamente al exterior ; ninguno de ellos se ha conservadoen Villapalomas, dondela erosion es mayor, y existfan 3 grupos de cuevas. El espacio util ronda los 25 m2 : los metros habitables de las cuevas de las zonas