LA COOPERACIÓN ESPAÑOLA AL SUBDESARROLLO DE GUINEA ECUATORIAL 9798605550693

España, el país “sin fuerza para litigar”, que en el París bullicioso de los albores del siglo XX apenas pudo salvar alg

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LA COOPERACIÓN ESPAÑOLA AL SUBDESARROLLO DE GUINEA ECUATORIAL
 9798605550693

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LA COOPERACIÓN ESPAÑOLA AL SUBDESARROLLO DE GUINEA ECUATORIAL Oportunidades perdidas y propuestas frustradas en la década de los ochenta. Relato documentado de un cooperante.

Luis de la Rasilla Versión digital en pdf obsequio del autor 2021

Foto del “ALYOLEX” a punto de atracar en el puerto de Bata, el 29 de julio de 1987. La víspera, la población ecuatoguineana, sin transporte de ningún tipo para desplazarse a la región continental, optó por ocupar el carguero español en el puerto de Malabo. La foto del barco, en el que se encontraban a bordo el autor y algunos miembros de la Expedición “MIL KM DE AMISTAD”, fue tomada por Juan Echeverría y publicada en Diario 16 en septiembre de 1987.

A mi buen amigo Donato Ndongo Bidyogo, intelectual ecuatoguineano internacionalmente reconocido, honesto e indoblegable, alarmado ante el estrechamiento del cerco con el que la larga mano del dinero del dictador Obiang 1 le viene presionando en España.

En este caso, y a título de ejemplo práctico de lo que denomino actoescritura/actolectura, la alfaflecha incluida en la dedicatoria brinda, a quien estuviese leyendo la versión ediaccionada en un soporte electrónico conectado a Internet, la oportunidad (oportunidad de participación fraccionada) de sumarse a una ciberacción propuesta por el autor (11.2017) en defensa de Donato Ndongo. Ciberacción consistente en ejercer el derecho de petición ante el Congreso de los Diputados para exigir el estricto cumplimiento de la normativa en materia de incompatibilidades por parte de los altos cargos del Gobierno, tras su cese en la función pública. Iniciativa, en este caso, motivada por las noticias de determinados encuentros de ciertos políticos retirados de visita de negocios en Malabo. 1

ÍNDICE AUTOR

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NOTA DEL AUTOR

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SÍMBOLOS

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SINOPSIS

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PRESENTACIÓN

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BREVE APUNTE HISTÓRICO Del comercio de negros. El presagio de una tumultuosa colonización. Un país sin credibilidad para… cooperar

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UN FRACASO ANUNCIADO El escaparate de la ayuda española. El origen: un esquema ineficaz abocado a la descomposición. El relevo: la indecisión socialista. 1985: la redefinición del objetivo. La normalización de las relaciones a toda costa. La evaluación oficial. Otra oportunidad perdida en África. Discrepancias en el seno del Gobierno. Desidia parlamentaria y desacierto gubernamental. Un panorama desolador.

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UNA REACCIÓN INDIGNADA La voz de alerta o “Una voz en el desierto”. Una cruzada en toda regla. Represalias. Una confesión y una denuncia.

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INICIATIVAS FRUSTRADAS Un II Informe al Congreso de los Diputados. Retomar la iniciativa e insertar la cooperación en un marco multilateral eficaz. Estrategia y modus operandi. Una cooperación al servicio del retorno de los guineanos del exilio. Guinea Ecuatorial país hispánico. En la senda de la Declaración y del Pacto de Madrid. El Pacto de Madrid.

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CONCLUSIÓN

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ANEXO DOCUMENTAL

Crónica de la entrevista del autor con el Presidente Obiang, París, 23.09.1988. El contexto de la entrevista del autor con el presidente Obiang en París. Publicaciones del autor sobre Guinea Ecuatorial. Carta abierta al secretario de Estado de Cooperación. Diario 16, Madrid, 03.05.1986. Morir en Guinea. Diario 16, 09.01.1987. La cooperación con Guinea entre el silencio y la Desesperanza. Razón y Fe, núm.1063, mayo, 1987, pp.534-538. Cooperación con Guinea: incompetencia total. Diario 16, 16.11.1987. Sus señorías tienen la palabra El País, 01.03.1988. Guinea Ecuatorial: ¿y ahora qué? Diario 16, Madrid, 08.10.1988. Guinea Ecuatorial: las Cortes en el banquillo ABC, 2410.1988. La cooperación española al subdesarrollo de Guinea Ecuatorial. ABC, Madrid, 06.11.1987. Sostenella y no enmendalla. Diario Ya, 08.11.1988. Volver a Guinea Diario 16, 16.11.1988.

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Retomar la iniciativa en Guinea (I) Diario 16, 19.11.1988. Retomar la iniciativa en Guinea (II) Diario 16, 20.11.1988. Documentos relacionados con la campaña de represión de Asuntos Exteriores contra el autor. Documento 1. Archivo por la Audiencia Nacional (Juzgado núm. 5, magistrado Baltasar Garzón) de la falsa denuncia contra el autor interpuesta por el MAE. Documento 2. Certificación del Tribunal de Cuentas por la que se declara “no haber lugar a la incoación de proceso judicial contable en el procedimiento de reintegro por alcance núm. 19/89” promovido contra el autor. Documento 3. Reconocimiento por la Junta de Gobierno de la UNED de la deuda contraída con el autor por el anticipo de 1.882.177 pesetas (11.338 euros) para agilizar el funcionamiento del Centro de la UNED en Bata. Documento 4. Escrito de la Rectora de la UNED al subsecretario de Asuntos Exteriores solicitando la suspensión del acto mediante el que se cesa irregularmente al Director del Centro de la UNED en Bata. Documento 5. Acta original y tanscripción de la “certificación de constación de hechos” en relación con la falsa amenaza de expulsión del país del director de la UNED, emitida por el delegado del Ministerio de Educación y Deportes en la Región Continental de Guinea Ecuatorial D. Jaime Ngonga Ndong Mikue, por instrucciones presidenciales.

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Documentos varios I y II Informe del autor al Congreso de los Diputados. Declaración y Pacto de Madrid para la Democratización y el Autodesarrollo de Guinea Ecuatorial. Una voz en el desierto Alberto Míguez, La Vanguardia, 09.10.88. Vídeos (enlaces) Intervención del autor en el III Seminario Internacional sobre Guinea Ecuatorial (UNED, julio, 2016). Iniciativa Expedición Mil km de Amistad (agosto, 87).

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LUIS DE LA RASILLA Sevilla, 1948. [email protected]

Doctor. Licenciado en Ciencias Políticas, Estudios Internacionales. Fue secretario general de la UEF (Unión Europea de Federalistas, España) y promotor, a finales de los setenta, de la Asociación para la Integración Europea (AIE) y de la Sociedad Iberoamericana de Estudios Europeos (SIAE). Ha sido profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la UNED y en las Universidades de Sevilla y Huelva; Jefe del gabinete técnico del rectorado de la UNED y director de su Programa en Guinea Ecuatorial; subdirector de la Universidad Hispanoamericana de la Rábida y vicedecano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Huelva. En 1988 presentó al Congreso de los Diputados un Informe-denuncia de la política española de cooperación con Guinea Ecuatorial y un Informe-propuesta para una nueva cooperación al servicio del autodesarrollo y la libertad en Guinea Ecuatorial que inspiró la Iniciativa Pacto de Madrid para la Democratización y el Autodesarrollo de Guinea Ecuatorial, de marzo de 1989. Junto con el decano Ramón L. Soriano Díaz, catedrático de Filosofía del Derecho, presentó, en 1994, una Queja al Defensor del Pueblo Andaluz y un Informe-denuncia al Parlamento de Andalucía sobre el funcionamiento irregular de la entonces recién creada Universidad de Huelva. Es coautor con el Prof. Ramón Soriano de Democracia vergonzante y ciudadanos de perfil (Editorial Comares, Granada, 2002). y autor de diversas publicaciones, entre ellas Archimedes’ Return or the Power of Imagination on the Streets, y El amanecer de una

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democracia inesperada, título genérico de la pentalogía que incluye las publicaciones que derivan de su tesis doctoral: Puedo, puedes… ¿podemos?, Pasota o implicado, Asociacionismo blando y participación a la carta, El fin de la universidad… que conocemos y De la edición a la ediacción: en la senda de la actoescritura y la actolectura. Desde 1996 ha desarrollado, en el ámbito de INTER/SUR (proyecto no gubernamental para la innovación política) diversas propuestas educativas experimentales: Cursos de verano de Doñana, Expediciones para la ecociudadanía, Travesías náuticas-debates en la mar, ALANDALUS 3.0 (alternativa luso, andaluza y norte-africana de diálogo y de acción localglobal de los universitarios del sur), AMITIE (iniciativa para el apoyo mutuo y el intercambio transnacional entre instancias educativas), PAUTA/e 3.0 (Plataforma para la autoformación y la acción ecociudadanas), Interuniversidad abierta, Iniciativa RIC de Tánger (para la promoción de recursos interuniversitarios compartidos), WIKIACCIÓN (agenda virtual para la acción)... y de iniciativa y control ecociudadanos —OEGA (observatorio ecociudadano del Guadiana Atlántico), OCCCULO (observatorio de control ciudadano de la corrupción urbanística en el litoral onubense), Observatorio ciudadano de control de diputados y europarlamentarios, Observación popular (para el control ciudadano de la función judicial, etc. Un ensayo —Eurídice y yo— y una propuesta —Plataforma multimodal de interconexión civeturística y ocupacional— son sus últimas publicaciones, (2021) ambas al hilo de la COVID19. Actualmente trabaja en la finalización de Despierta la libélula, tercera parte de la trilogía Noticia de un amanecer fugaz.

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NOTA DEL AUTOR

En la senda de la actoescritura y la actolectura

Ésta, como otras publicaciones mías, además de su carácter transmedia e hipertextual, avanza una apuesta ambiciosa y original: la inexorable transición de los modos de edición convencional y electrónica hacia la ediacción. Una modalidad inédita de la ecdótica que conlleva el tránsito de la escritura a la actoescritura y, por ende, de la lectura a la actolectura. Una iniciativa que, al incorporar en el texto recursos insólitos que brindan oportunidades de participación en los asuntos públicos (algo que, obviamente, impide la impresión en papel), hará actolector al homo ociosus del futuro. Homo ociosus, antes depredator, cultor, faber, creator…, que, provisto de tan formidable útil para su adiestramiento cabal en el ejercicio directo de una nueva ecociudadanía o ciudadanía global, incrementará exponencialmente su cultura política y dejará de estar en manos de esos “resabiados mercachifles del pasteleo, encorbatados animales burlescos que recorren los pasillos del Parlamento haciendo de la política el desconsuelo de los justos”.2 Edición en papel Este código QR permite acceder a la edición en papel en Kindle/Amazon.

Rasilla del Moral, Ignacio; Crónicas de los Cursos de Verano de Doñana, 2000-2002. 2

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SÍMBOLOS La ediacción (digital) de La cooperación al subdesarrollo de Guinea Ecuatorial utiliza tres tipos de recursos que pueden activarse en un soporte digital. Los primeros, que proporcionan a la obra su carácter transmedia, y los segundos, que posibilitan la actolectura, requieren conexión a Internet; los terceros, que la agilizan y facilitan, no. Recursos transmedia Documento de texto Página electrónica Imagen o fotografía Galería de imágenes o fotografias Película o vídeo Programa de radio Presentación powerpoint Información práctica Recursos propios de la actoescritura Infórmate para actuar con criterio Actúa Genera y comparte oportunidades de participación Recursos facilitadores de la lectura atajo Reduce la lectura lee+ Amplía la lectura recuerda Vuelve a leer salta Omítelo n Nota regresa Retorna al símbolo de atajo

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SINOPSIS España, el país “sin fuerza para litigar”, que en el París bullicioso de los albores del siglo XX apenas pudo salvar algunos jirones de sus viejas posesiones en el Golfo de Guinea, reaparece, a punto de finalizar el milenio, en el París amigo y socialista del ocaso, sin credibilidad para… cooperar. Relato documentado: a) de un nuevo fracaso en África por la probada incompetencia de los Gobiernos de la época; b) de cómo la opinión pública fue reiteradamente engañada por los sucesivos responsables gubernamentales y, en general, por una clase política que, a pesar de las abrumadoras denuncias de los medios de comunicación y de la evidencia de los hechos, tardó nueve años en decidir la constitución de una comisión parlamentaria que, a pesar de las maniobras de su presidente para evitarlo, constató el fracaso; c) de la pertinente denuncia ciudadana ante la opinión pública y las Cortes; d) de la inaceptable actitud de los políticos españoles ante un tema demasiado complicado e insignificante como para permitir que se interpusiera en sus carreras; e) de cómo se toleró el rebrote de los viejos hábitos coloniales que hicieron el juego a grupos minoritarios que manejaron sin escrúpulos los hilos de la política de cooperación con total impunidad; f) de la malversación del dinero del contribuyente, con el agravante de causar perjuicios irreparables a los destinarios de los fondos de ayuda al desarrollo ―un pueblo que estaba y sigue estando en la miseria―; g) de cómo los nuevos demócratas, sin la existencia de un estatuto del coope-

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rante, impusieron fácilmente el silencio a los testigos cualificados, represaliando y violando los derechos constitucionales de quienes se atrevieron a denunciar los hechos; h) del relevo de España por Francia en Guinea Ecuatorial como fórmula para salvaguardar in extremis los intereses occidentales dominantes en la zona; i) de la pérdida de toda credibilidad para cooperar al desarrollo; j) de las oportunidades perdidas tras el abandono de la estrategia que se plasmó en el frustrado Pacto de Madrid para la Democratización y el Autodesarrollo de Guinea Ecuatorial, de marzo de 1989; en fin, k) de la responsabilidad en ello del presidente González Márquez y de los ingenuos dirigentes de la oposición ecuatoguineana que se dejaron embaucar por él.

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PRESENTACIÓN Si indefinición, improvisación, inexperiencia, ineficacia, dispersión y descontrol constituyeron, en esencia, las conclusiones de la Comisión de Estudio de la Cooperación con Guinea Ecuatorial, constituida en el Congreso de los Diputados el 09.02.88, podemos entrever que el título de esta publicación no va descaminado. Y eso que el Gobierno de la época, con la connivencia de los restantes grupos representados en la misma, impidió que el diputado Gerardo Iglesias, secretario general del Partido Comunista de España y representante de Izquierda Unida, incluyese en la resolución final el término corrupción, en referencia a la propiciada por la Administración española. El guion básico de este texto incluye cuatro apartados: un muy breve apunte histórico, la descripción documentada de un fracaso anunciado, la peripecia de una denuncia ciudadana ante la opinión pública y las Cortes y, por último, las propuestas colectivas que se plasmaron en el frustrado Pacto de Madrid para la Democratización y el Autodesarrollo de Guinea Ecuatorial, de marzo de 1989.

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BREVE APUNTE HISTÓRICO Del comercio de negros…

Como es bien sabido, la presencia española en el Golfo de Guinea se inició el 24 de marzo de 1778. El Tratado del Pardo, celebrado entre la Reina María I de Portugal y el Rey Carlos III, ratificó los acuerdos de primero de octubre de 1777, alcanzados entre D. Francisco de Souza Coutinho y el Conde de Floridablanca en San Ildefonso, mediante los que su Majestad Fidelísima cedía a su Majestad Católica “la isla de Annobom, en la costa de Biafra, con todos sus derechos, posesiones y acciones que tiene a la misma, para que, desde luego, pertenezca a los dominios españoles, del mismo modo que hasta ahora ha pertenecido a los de la Corona de Portugal, y asimismo todo el derecho y acción que tiene o pueda tener a la isla de Fernando Poo, en el Golfo de Guinea, para que los vasallos de la Corona de España se puedan establecer en ella y negociar en los puertos y costas opuestas a la isla como son los puertos del río Gabón, de los Camarones, de Santo Domingo, de Cabo Formoso y otros de aquel distrito”. Una instrucción reservada, dada el 20 de octubre de 1777, reconocía que “la finalidad de las islas era hacer el comercio de negros en la costa de Guinea y tener alguna arribada propia en la ruta de Filipinas”. El presagio de una tumultuosa colonización

La expedición para posesionarse de los nuevos territorios, presagio de una tumultuosa colonización,

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resultó harto accidentada. Las fragatas Santa Catalina y Nuestra Señora de la Soledad, acompañadas por el bergantín Santiago, zarparon del puerto de Montevideo el 17 de abril de 1778 al mando del Conde de Argelejos. Tras arribar a la isla de Príncipe tuvieron que aguardar casi cuatro meses la llegada de Fray Luis Caetano de Castro, el comisionado real que debía presidir la entrega oficial. Reanudada la navegación avistaron Fernando Poo el 21 de octubre. Tres días después tuvo lugar el desembarco en una bellísima bahía que bautizaron con el nombre de San Carlos, hoy bahía de Luba. Según las crónicas los expedicionarios tomaron posesión de aquel trozo de África con “lanzamiento de salvas y quebranto de ramas”. En la travesía hacia la isla de Annobón, así llamada por haber sido descubierta el primero de enero de 1475 por los portugueses João de Santarém y Pêro Escobar, falleció el Conde de Argelejos y asumió el mando el coronel don Joaquín Primo de Rivera. El 29 de noviembre las naves arribaron a su destino, sin embargo, la actitud belicosa de los annoboneses les impidió tomar posesión de la isla, viéndose forzados a poner rumbo a Santo Tomé. De vuelta a Fernando Poo, con intención de fundar en las costas del continente africano algunos establecimientos militares y comerciales, las cosas se complicaron aún más. La falta de quinina para combatir el paludismo y la escasez de víveres diezmó la expedición. El sargento Jerónimo Martín se sublevó, arrestó al coronel y ordenó el regreso a Santo Tomé. Primo de Rivera, liberado al llegar a la isla portugue-

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sa, tuvo que aguardar un año en aquellos insalubres parajes en espera de socorro e instrucciones. El 12 de febrero de 1783 la expedición arribó a Montevideo con los exiguos restos de una tripulación que tuvo que resistir los ataques de tres fragatas inglesas al bergantín Santiago. Tras esos largos y penosos años que demoró tamaña peripecia atlántica España olvidaría aquellos territorios. De hecho, en 1827, el Anuario Real Británico incluía la isla de Fernando Poo como dominio colonial inglés. Aún habría que aguardar hasta el 23 de febrero de 1843 para que el capitán de navío Juan José Lerena y Barry arribase a Fernando Poo a bordo del bergantín Nervión y proclamase a Isabel II reina soberana de aquel rincón de África. Desde aquella lejana mañana de 1778, en la que el Conde de Argelejos zarpó de Montevideo, hasta que la expedición de Lerena hizo efectivos los derechos españoles en el Golfo de Guinea, transcurrieron 65 años. Dilatado tiempo de desinterés y abandono que no culminó con la firma de un acuerdo hispano-británico de compraventa de la isla de Fernando Poo gracias a que las Cortes Españolas rechazaron in extremis la propuesta del general Espartero. Un país sin credibilidad para… cooperar

Cuando medio siglo después, el 2 de febrero de 1900, el embajador de España don Fernando León y Castillo, asistido por don Gonzalo de Reparaz, tuvo que afrontar el duro trance de negociar el futuro de las posesiones españolas en África con el ministro de negocios extranjeros Delcassé, era plenamente cons21

ciente de que no corrían buenos tiempos. La España de la época, tras los desastres de Cuba y Filipinas, era, según su conocida sentencia, un “país sin fuerza para litigar”. A punto de finalizar el milenio, Alabart, otro embajador de España, iba a pasar un mal trago en la audiencia concedida por el jefe del Estado de la antigua colonia ecuatorial al ginecólogo sevillano Luis Yáñez Barnuevo, a la sazón secretario de Estado de Cooperación Internacional e Iberoamérica. Acomodado frente al negro dictador ecuatoguineano en el sofá azul turquesa de una lujosa suite de la segunda planta del exclusivo Hotel de Crillon comprobó que la España de la democracia, que él y sus acompañantes representaban, era un país sin credibilidad... para cooperar. Y es que si, en el París bullicioso de los albores del siglo XX, el marqués del Muni salvó algunos jirones de las viejas posesiones españolas en el Golfo de Guinea, él, probablemente, albergaba serias dudas de que en el París amigo y socialista del ocaso la nueva misión alcanzase a convencer al dictador de las buenas intenciones del Reino de España. Máxime cuando sabía, y lo corroboraba el diario Le Monde de la víspera, que Obiang y Mitterrand acababan de rubricar en el Eliseo el definitivo ingreso de la antigua Guinea Española en el llamado círculo de la francofonía. Y ello, como se lamentaba el vespertino, "a pesar de las numerosas violaciones de los derechos humanos" 3

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Le Monde, 20.09.88.

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UN FRACASO ANUNCIADO El escaparate de la ayuda española

Tras el derrocamiento de Macías, en 1979, la situación en Guinea Ecuatorial era catastrófica: apenas había alimentos, no llegaban suministros del exterior, los hospitales carecían de medicinas y España, por evidentes razones de solidaridad y responsabilidad histórica, se volcó brindando una cooperación masiva con el objetivo global de reconstruir el Estado y el país.4 Dicho de otro modo: la dura realidad se impuso desde el primer momento5 provocando la adopción de facto de unos compromisos tan amplios como dispersos. En la época de la UCD tuvo lugar, tanto el refrendo jurídico-formal del programa de ayuda, como la formulación político-internacional del compromiso con Guinea Ecuatorial. De hecho, el 23.10.80 se firmó el Tratado de Amistad y Cooperación, cuyo análisis no deja lugar a dudas sobre la amplitud y globalidad de la cooperación bilateral que reEspaña “Se volcó literalmente ante la catástrofe sobrevenida al pueblo de Guinea… orientando su acción en un triple campo: el político, el económico y el de cooperación técnica, tratando de lograr: la reconstrucción del Estado, el desarrollo económico de la nación y la recreación de los servicios para el pueblo”. Documento de trabajo preparatorio del Plan Marco de Cooperación elaborado por el embajador Núñez García-Sauco, en octubre de 1985, que está en la base del nuevo enfoque de la política guineana que analizamos. Embajada en Malabo (Anexo Documental, Vol. I, p.1). 5 No estaría de más reflexionar sobre la garrafal falta de previsión del servicio exterior ante el deterioro de la situación de la Guinea de Macías que, presumiblemente, iba a implicar, antes o después, la acción de cooperación española. Lo que resultaría imperdonable si, como se ha dicho, el golpe de Obiang no fue ajeno a la colaboración de nuestro país. 4

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gulaba.6 Y en abril de 1982, ya en vísperas del relevo socialista, se celebró en Ginebra la Conferencia Internacional de Donantes en la que el destacado protagonismo español, en su organización y desarrollo, supuso tanto el refrendo ante la comunidad internacional del citado objetivo de su política exterior en Guinea, como de la voluntad y del compromiso de asumir la responsabilidad histórica de hacer frente a la reconstrucción de Guinea Ecuatorial. Y ello, como recalcara el subsecretario Ortega Salinas, presidente de la delegación española,“con independencia del grado de participación internacional en el proceso de reconstrucción económica de dicho país”. 7 Matización ésta nada baladí que no sólo da idea cierta de la profunda convicción que respaldaba el compromiso nacional adquirido, sino que dejaba traslucir un primer uso, ¿imprudente, tal vez, a la luz de los resultados?, de la cuestión guineana como medio de reforzar la, por aquellos años emblemática, política de presencia española en los foros internacionales. El origen: un esquema ineficaz abocado a la descomposición

La modalidad específica de cooperación fue la ayuda oficial articulada principalmente mediante donaciones de emergencia, asistencia técnica y acuerEl artículo 11 mencionaba diecisiete acuerdos complementarios que iban desde la educación a la emisión de sellos postales, pasando por la asistencia técnica en materia de defensa. 7 Intervención del Subsecretario Ortega Salinas (Presidente de la Delegación española). Citado por Antonio Martínez Puñal en Revista de Estudios Internacionales. Vol. 5. Núm. 1. Enero-marzo, 1985. Pág. 58. 6

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dos económico-financieros ventajosos. Decenas de miles de millones de pesetas que constituyeron, tanto en términos absolutos como relativos, el esfuerzo de cooperación al desarrollo de mayor envergadura emprendido nunca por el Estado español, como da idea el hecho de que fue superior a toda la ayuda dispensada en la época a América latina. Por su carácter global y masivo comprometió prácticamente a todos los órganos de la Administración española en múltiples acciones directamente gestionadas in situ que pretendieron hacer de la cooperación con la ex-colonia la piedra de toque —el escaparate, valga la expresión— de la política de ayuda al Tercer Mundo de la incipiente democracia española. Sin embargo, en mi opinión, el presidente Adolfo Suárez cometió un error de partida: nombrar embajador en Malabo al funcionario José Luis Graullera, un incondicional que ya había colaborado estrechamente con él cuando fue director general de Televisión Española. Cierto que su condición de interventor de Hacienda y su previa experiencia como subsecretario de la Presidencia y secretario de Estado de la Función Pública avalaban un buen conocimiento de la Administración española, pero aquello era África, una realidad compleja que, como él mismo manifestó, desconocía completamente. Además, sus desmesuradas atribuciones, expresadas por el propio rey Juan Carlos ante Obiang,8 potenció su natural carácter resoluEl propio Graullera ha contado que: el Rey, que me conocía perfectamente por la Transición, fue quien me presentó al Presidente Obiang. Le expuso cuáles iban a ser las competencias del embajador de España, que no tenía que consultar ni con él, ni con Suárez. “Lo que decida José Luis es la decisión de España”. Vid. La cooperación militar española con 8

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tivo a la hora de hacer y deshacer lo que estimó oportuno. Se le había encomendado la tarea de reconstruir la inexistente Administración guineana y se puso a ello con un notable brío que, ayuno del más mínimo conocimiento de la idiosincrasia del país, sólo podía abocar al fracaso. De ahí que la interacción del todopoderoso masa valenciano, de aquellos que prestos le acompañaron con sus antiguos hábitos coloniales intactos, de la pléyade, excepciones aparte, de bisoños funcionarios y colonos atraídos por los elevados emolumentos y/o los pingües beneficios que producía el mercado negro 9 y, claro, de unos dirigentes nativos tan recelosos de España como propensos a la coGuinea Ecuatorial, Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional, Documentos de Seguridad y Defensa, octubre, 2006, p. 86. Disponible en.http://www.defensa.gob.es/ceseden/Galerias/destacados/publicacion es/docSegyDef/ficheros/005_COOPERACION_MILITAR_ESPANOLA_CON _GUINEA_ECUATORIAL.pdf 9 Téngase en cuenta que una peseta eran dos bikueles al cambio oficial, mientras que, dependiendo del momento, se podía conseguir con total impunidad entre diez y veinte en el mercado paralelo. Contaré una anécdota ilustrativa. En mi primer viaje a Guinea, en febrero de 1983, organicé una recepción en Malabo para los alumnos y profesores del centro de la UNED, a la que, por cierto, también asistió el embajador Fernández Trellez. De regreso a Madrid, pasé por la oficina del habilitado de mi universidad para liquidar el anticipo recibido al efecto. Le entregué la factura de los doscientos mil bipkweles que la misma había costado y él, obligado a aplicar el cambio oficial, anotó las correspondientes cien mil pesetas. Es decir, que yo, que no había tenido otra opción que recurrir al mercado negro, donde cambié a diez y, por tanto, sólo había gastado veinte mil pesetas, me embolsaba en esa operación ochenta mil libres de polvo y paja que, según me indicó, tenía que quedarme sí o sí. Obviamente, como miembro del equipo de gobierno de la universidad y responsable de la coordinación de los centros de la UNED en Guinea, informé a la rectora de esa práctica. Ella habló con el gerente que, digo yo, daría instrucciones al habilitado para que, en lo sucesivo, el dinero sobrante, generado por la aplicación del tipo de cambio oficial, fuese a parar a una caja B debidamente controlada.

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rrupción, sólo podía alumbrar el esquema de cooperación ineficaz y abocado a la descomposición que no tardó en convertir a Guinea Ecuatorial, como señaló el Informe Donovan del FMI, en el segundo país más corrupto del mundo. Lamentablemente una ocasión perdida para institucionalizar la cooperación moderna que ya practicaban con éxito los países de nuestro entorno, como lo prueba la nula presencia de organizaciones no gubernamentales (ONG)10 y la ausencia de cualquier atisbo de cooperación al desarrollo con participación empresarial, en el sentido propugnado desde hacía años por las diversas corporaciones financieras de desarrollo europeas y norteamericanas. El relevo: la indecisión socialista

Aunque la llegada del Gobierno del PSOE, a finales del 82, se caracterizó por el mantenimiento formal del objetivo global de nuestra política guineana consensuada en la época de UCD, pronto surgió una incipiente tendencia abandonista 11 y con ella el inicio de una seria discrepancia en el seno socialista.12 La única excepción a la gestión directa por parte de la Administración de la ayuda la constituye el acuerdo Ministerio de Asuntos Exteriores /Ministerio de Sanidad/Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE) mediante el que ésta recibió la financiación básica para asegurar su presencia religioso-educativa-sanitaria en Guinea. 11 Muy especialmente entre los sectores económicos del gobierno. La lectura atenta de las páginas dedicadas a Guinea Ecuatorial por el ministro Morán en su libro “Una Política Exterior para España” (Madrid, Planeta, 1980) son muy reveladoras de la que posteriormente fue su actitud como titular de Exteriores, precisamente en estos años. 12 El propio Secretario de Estado de Cooperación Internacional alude a ello en su primera comparecencia en la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados. Diario de Sesiones. 18/XII/1985. Núm. 383. p. 11649. 10

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De hecho, durante este periodo contrasta el impulso inicial, consecuente con el compromiso de una ayuda masiva y global —protagonizado por la Oficina de Cooperación con Guinea Ecuatorial, hasta la dimisión, en septiembre de 1983, de su director el diplomático Ricardo Peidró y la salida de José María Castroviejo, otro diplomático sensato e inteligente como él— con el entorpecimiento, cuando no la paralización de facto, de la cooperación por parte, fundamentalmente, de los responsables económicos. En la práctica hubo graves dificultades presupuestarias que, traducidas en falta de liquidez, afectaron negativamente al trabajo de los cooperantes y repercutieron negativamente en la ejecución de los programas de cooperación previamente acordados con la parte ecuatoguineana.13 1985: la redefinición del objetivo

Resulta fácil perderse en el complejo panorama de la acción española en Guinea Ecuatorial durante esta década si no se tiene en cuenta un hecho esencial: la modificación sustancial del objetivo de nuestra cooperación forjada a lo largo de 1985. De su inicial carácter global de ayuda masiva, justificada por el grave deterioro del país, se pasó a un planteamiento que primaba esencialmente la consolidación de la hisPara hacerse una idea de la gravedad de la situación, debe recordarse al efecto que la aprobación del crédito extraordinario en 1984, que desbloqueó tan agobiante situación, vino precedida por —y cito sólo la más difundida por los medios de comunicación— la denuncia pública de la rectora de la UNED, Elisa Pérez Vera, que recordó al gobierno algo tan elemental como que “los convenios internacionales se cumplen o se denuncian, pero no cabe olvidarlos”. 13

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panidad. Una modificación sustancial que suponía un cambio radical del soporte ideológico de nuestra política de cooperación al desarrollo. Ésta, coincidiendo con un gobierno socialista, dejó de justificarse por sí misma, esto es, por las razones de justicia y solidaridad que están en la base de su indiscutible obligatoriedad jurídico-internacional, para hacerlo sólo en la medida en que resultare un instrumento útil desde la perspectiva del interés nacional del donante. Qué duda cabe que tamaña desviación de la política española de cooperación al desarrollo en un sentido inmovilista o, más precisamente, reaccionario, tuvo consecuencias alarmantes que no se hicieron esperar. Vayamos paso a paso. Tras el relevo en el Ministerio de Asuntos Exteriores, en 1985 —Fernández Ordoñez sustituyó a Morán— y la subsiguiente creación de la Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional e Iberoamérica, tuvo lugar la aprobación por la III Comisión Mixta Hispano-Ecuatoguineana (Malabo, noviembre de 1985)14 del Plan Marco de Cooperación citado. Este hecho, que se produce cuando Guinea Ecuatorial ya es miembro de pleno derecho de la Unión Aduanera y Económica de África Central (UDEAC),15 supuso la renuncia a un modelo de cooperación global de carácter sustitutorio destinado a suplir o a reemplazar a la Administración guineana en lo que estaba fuera de su alcance, que era casi todo dado el estado del país. La redefinición del objetivo general de la po14

Vid El País, 19.11.85. El ingreso en la UDEAC y la consiguiente sustitución del bikuele por el franco CFA fue operativo desde principios de enero de 1985. 15

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lítica de cooperación se hizo en el triple sentido: a) de proceder a su delimitación, como única vía razonable de afrontar la acción y evaluar objetivamente los resultados; b) de renunciar a continuar abarcando la totalidad y la dispersión de los sectores objeto de la cooperación; y c) de, en palabras del artífice de esta política, el embajador Núñez García-Sáuco, “desjustificar la cooperación por si misma e instrumentarla al servicio de un fin político”. 16 En resumen: “Frente a una Cooperación global, autojustificadora, desprovista de prioridades y objetivos, se propone una cooperación esencialmente finalista, orientada no sólo a la defensa y potenciación de la lengua y cultura comunes, sino a incentivar el carácter hispánico de Guinea Ecuatorial (único en toda África negra), como factor de identidad e independencia nacional”. La normalización de las relaciones a toda costa

Quedaría incompleto el panorama si no añadiésemos una breve reflexión en torno al permanente fracaso en el intento de normalizar las relaciones diplomáticas bilaterales entre Guinea y la ex-metrópoli. Y es que tras estos grandes rasgos que caracterizaron los nuevos objetivos jurídicos-formales de la acción española en Guinea, se oculta la intencionalidad real de una incipiente política exterior española en el África subsahariana para la que, obviamente, la 16

Documento propuesta del Plan Marco de Cooperación…, p. 8.

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presencia en Guinea se reveló inicialmente como la más adecuada vía de penetración en la zona. Sin embargo, la lamentable evolución posterior de los hechos acabó dando al traste con las expectativas que había generado la reconstrucción española de la excolonia. La consecuencia no se hizo esperar: la drástica y forzada reducción del atractivo de Guinea Ecuatorial como objeto y como instrumento de la política exterior española en África que, sin duda, está en la base de la generalizada y creciente sensación de abandonismo que los medios de comunicación trasladaron paulatinamente a la opinión pública. No obstante, esta reducción progresiva de las expectativas españolas en la zona encontró un tope difícilmente franqueable, al menos en lo que atañe a la formulación político formal, en la necesidad de conservar la hispanidad de Guinea. Cuestión que, como hemos visto, se convirtió en la idea fuerza del nuevo compromiso indicado en el Plan Marco de Cooperación. Como es bien sabido las relaciones diplomáticas hispano-ecuatoguineanas post-coloniales se caracterizaron por el permanente conflicto que impedía normalizar sobre bases sólidas el trato entre ambos países. Situación tensa con conflictos graves y muy graves en la década de Macías, aunque explicables ante el cariz de los acontecimientos que siguieron a la independencia, tanto por el alineamiento de Guinea con la Unión Soviética en un contexto de Guerra Fría, como por el talante del dictador. Menos tensa y menos grave, pero con insólitas crispaciones intermitentes,

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desde el inicio de la segunda dictadura nguemista,17 por emplear la acertada terminología del profesor Liniger-Goumaz, pero paradójica en el nuevo escenario marcado por una cooperación tan gravosa para España. Por ello si, en lo atinente a la formulación político formal del objetivo de la política exterior, salvar la hispanidad de Guinea constituía, a mediados de 1985, un fin, teóricamente al menos, irrenunciable para los responsables políticos españoles, el logro de la normalización real de las relaciones diplomáticas bilaterales constituyó la tarea prioritaria y urgente que se asignó en Guinea el servicio exterior.18 Y es que el mantenimiento permanente de la tensión guineana, siempre presta a saltar a los primeros titulares de las noticias, era cada vez más difícilmente sostenible ante una opinión pública atónita ante lo que sólo podía tildar de fracaso. Y ello precisamente en un momento y en unas circunstancias en las que la pérdida definitiva del influjo económico español, Vid. por ejemplo, Liniguer-Goumaz, M.; Guinea Ecuatorial. Diecisiete años de la segunda dictadura nguemista (1979-1996), disponible en: http://www.proyectointersur.org/novela/documentacion/articulosgediver sosautores/geliniguer1996.pdf 18 Personalmente estoy convencido de que lograr dicha normalización, es decir, evitar a toda costa los conflictos intermitentes, fue la verdadera meta, por no decir la única, que motivaba al ambicioso embajador Núñez García-Sauco. De hecho, mantengo que no es posible comprender el significado del Plan Marco de cooperación —ni la razón última de su fracaso— sin percatarse de que el objetivo “normalizar las relaciones bilaterales a toda costa” determinó de facto toda la acción española en Guinea a partir de 1985. Es lo que en alguna ocasión he descrito como la “obsesión de la Administración exterior para dar satisfacción a un rotundo y permanente no queremos problemas. Parecer que se hace, más que hacer. Idea fuerza de la actual política de cooperación que propicia el maquillaje y camuflaje de la realidad…” Rasilla, L.; Morir en Guinea, Diario 16, 9-I-87, p. 2. Incluido en el anexo documental, página 93. 17

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unido a la persistencia de los problemas básicos que, como indicaré a continuación, aquejaban a la ruda maquinaria de nuestra cooperación, no pueden menos que convertir en quimera —y, por tanto, en pretexto político— la permanencia de lo hispánico en el Golfo de Biafra. En una quimera y, claro está, en una estafa para una opinión pública a la que la Secretaría de Estado trataba de convencer de que con ellos las cosas habían cambiado en las relaciones hispanoguineanas de la época. La evaluación oficial

Un primer análisis global de la acción de cooperación llevada a cabo por España fue efectuado con motivo de la elaboración del referido Plan Marco de Cooperación que señaló sin ambages los siguientes rasgos que la política Yáñez pretendía corregir: improvisación, inexperiencia, indefinición de los objetivos, falta de programación y de eficacia, dispersión de esfuerzos y ausencia de mecanismos prácticos de control y evaluación. Oficialmente nunca se hablaba de corrupción, no se sabe si por no ofender al Gobierno Obiang o para no echar tierra sobre el propio tejado. Y por si, a estas alturas, alguien continuase dudando de la pertinencia y veracidad del título de este artículo, puede que el siguiente párrafo, extraído de dicho documento oficial, que resume el panorama desolador que ya se reconocía oficialmente en el otoño de 1985, acabe por convencerle.

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“Así nuestra Cooperación Técnica se ha visto comprimida y asfixiada entre un Estado guineano sin infraestructura medianamente eficaz para asimilar con eficacia nuestra aportación y un Estado español sin unidad de acción exterior y sin una política definida, incapacitado para ofrecer una ayuda coherente, ordenada y medianamente eficaz al desarrollo de Guinea”.19 Qué duda cabe que esta realidad, asumida por ambos Gobiernos, no es otra cosa que la constatación oficial de un rotundo fracaso —el de tres años de gobierno UCD y el de tres años de gobierno socialista— del compromiso oficial español, expresado en la ONU, de asumir la responsabilidad histórica de hacer frente a la reconstrucción de Guinea Ecuatorial, incluso “con independencia del grado de participación internacional en el proceso…”. Otra oportunidad perdida en África

Tras la actuación de los Gobiernos de la UCD y la titubeante indecisión socialista en sus primeros tres años resultaba acuciante hacer algo, pero la tarea no iba a resultar fácil. La situación se había deteriorado hasta límites insospechados. Y, aún más grave, España acababa de ser relevada en la zona por Francia. Guinea, con su economía maltrecha por los zarpazos de la corrupción galopante que su antigua metrópoli, lejos de combatir, propiciaba, cayó como fruta madura en la red de la Unión de Estados de África Central tejida en la zona por la hábil y mucho más 19

Documento propuesta del Plan Marco de Cooperación…, p. 7.

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previsora diplomacia francesa. España, abocada a dar un giro radical a su presencia en la ex-colonia, lo hizo, como ya hemos señalado, mediante la reformulación teórica del objetivo de su política de cooperación. Sin embargo, el escollo no era simplemente teórico y el éxito no sólo dependía de la cuasi enfermiza obsesión de los representantes del Palacio de Santa Cruz de evitar conflictos asegurando la unidad de la acción exterior. Y es que una política de cooperación al desarrollo, máxime en las condiciones en que se encontraba Guinea Ecuatorial, exigía un marco jurídico, unos esquemas organizativos y unos mecanismos de actuación específicos difíciles de improvisar. La pregunta es obvia: ¿atinó Núñez García-Sauco con su hoja de ruta, asumida por el Gobierno y concretada en el Plan Marco de Cooperación? No. Lamentablemente estamos ante otra oportunidad perdida en África.20 Y ello, de un lado, por haberse cometido graves errores de planteamiento, diseño y negociación que limitaron de antemano el alcance de la reforma emprendida; de otro, por no asegurar razonablemente la unidad de la acción exterior. En cuanto a lo primero cabe señalar que su proceso de diseño fue excesivamente precipitado —menos de un mes—, personalista y, en lo sustancial, impuesto por un embajador, tan ambicioso como oportunista, que limitó, cuando no excluyó expresamente, la participación de En este sentido mi Carta abierta al Secretario de Estado para la Cooperación Internacional, Diario 16, 03.05.86. Incluida en el anexo documental, página 92. Vid. también: Rasilla, L.; La cooperación con Guinea entre el silencio y la desesperanza; Razón y Fe, mayo, 1987. p 534. y Rasilla, L.; Cooperación con Guinea: incompetencia total, Diario 16, 16.11.87. Disponible en anexo documental, página 99. 20

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los expertos de las distintas áreas ministeriales. La negociación con la parte guineana, cuando la hubo, fue apresurada y, en todo caso, superficial. Exteriores optó por jugar a fondo su papel de donante y no tuvo mayores dificultades en obtener el visto bueno de la maleable parte receptora. Y ello en el tiempo y en la forma que convenía a una Embajada de España y a una Oficina de Cooperación con Guinea deseosas de demostrar sus aptitudes a un nuevo y poderoso patrón que pertenecía, nada más y nada menos, que al socialista y sevillano “clan de la tortilla”.21 Discrepancias en el seno del Gobierno

Si la manifiesta situación privilegiada de poder del secretario de Estado de Cooperación, que él mismo o sus colaboradores no dejaron de hacer valer ante otros ministerios u organismos públicos implicados, propició inicialmente una mayor unidad en la acción exterior, ésta no tardó en toparse con el equipo económico del Gobierno socialista, que acabó imponiendo la salida del Guinextebank del Banco Exterior Tal actitud negociadora, basada en la imposición a Guinea del papel de donante, mantuvo en silencio a la parte guineana hasta que se hizo evidente el fracaso. En este sentido adquieren especial relieve las declaraciones efectuadas a la Televisión Catalana por el Presidente Obiang, en el programa "Trent Minuts", en el sentido de denunciar la unilateralidad del Plan Marco de Cooperación. Hay que hacer constar que esta sensación guineana, expresada reiteradamente, no se correspondía con la posición oficial mantenida en el curso de las reuniones de la Comisión Mixta. Obviamente, hay que descubrirse ante la habilidad de sus organizadores españoles para asegurarse la colaboración de la parte guineana, pero esa argucia diplomática en que se basaba la tan aireada como precaria normalización de las relaciones bilaterales, ¿qué utilidad tenía?, ¿a qué intereses efímeros sirvió realmente? 21

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de España, presidido a la sazón por Miguel Boyer. Demasiado tarde ya para dar respuestas a viejas preguntas que se obviaron en su momento. ¿Quién y por qué obligó políticamente al Exterior a entrar en la operación Guinextebank? ¿La presencia de aquella pistola sobre la mesa ―denunciada por su consejerodelegado Martínez Cortiña―22 fue un elemento de presión o significaba, tal vez, la garantía de que en esas condiciones el dinero fluiría fácilmente? Si no, ¿qué sentido tenía tolerar desde el Gobierno tamaña amenaza? ¿Siempre hubo pérdidas o sólo se anunciaron cuando interesó hacerlo? ¿Realmente el Gobierno no estaba al corriente de lo que la auditoría de Pricewaterhouse puso al descubierto? Y sabiendo que el banco público perdería dinero en la operación ¿por qué su dirección asumió, sin las habituales precauciones bancarias al uso, un riesgo excesivo en sus créditos sin adoptar a tiempo medidas para controlarlo? ¿O, acaso, hubo personas o grupos de interés, representados en su Consejo de Administración, que utilizaron en su beneficio el juego que tan bien representa la esperpéntica imagen de la pistola? ¿O, en realidad, no era tan grave dado que siempre cabía la posibilidad de tapar los agujeros que se generasen con el dinero del contribuyente? ¿Por qué los Gobiernos españoles se obcecaron durante tanto tiempo en mantenerlo?...23

Vid diario Ya, 04.09.87. Martínez Cortiña: “Hay que salirse del Guinextebank” 23 Vid Diario 16, “El Gobierno opina que siempre tiene que haber un banco español en Guinea”, Fernando Baeta, 31.10.87. 22

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La siguiente noticia, publicada por Fernando Jáuregui en el diario El País, en octubre de 1988,24 es especialmente reveladora de la situación creada tras el que se denominó “escopetazo Boyer”. Yáñez devuelve a Boyer los ataques sobre la cooperación con Guinea Fernando Jáuregui El País, Madrid, 25.10.88.

El secretario de Estado de Cooperación, Luis Yáñez, devolvió ayer al presidente del Banco Exterior, Miguel Boyer, los ataques y acusaciones lanzados la semana pasada por éste contra los responsables del Ministerio de Asuntos Exteriores acerca de la marcha de la cooperación con Guinea Ecuatorial. Luis Yáñez explicó ayer ante una comisión parlamentaria que los fracasos de la cooperación financiera "son exclusiva responsabilidad de las autoridades ecuatoguineanas y de las del Banco Exterior de España". Esto puso de manifiesto, admitieron medios diplomáticos, las divergencias entre un sector del Gobierno afín al vicepresidente Alfonso Guerra y el equipo económico del Ejecutivo. Contradiciendo la versión que Boyer ofreció la pasada semana ante la comisión parlamentaria que estudia la cooperación entre España y su última colonia, Yáñez asegura que, desde 1985, intentó que se replanteara la cooperación financiera. El secreta24http://elpais.com/diario/1988/10/25/espana/593737214_850215.html

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rio de Estado intentó salvar las responsabilidades del actual ministro de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, antecesor de Boyer en la presidencia del Banco Exterior, pero atacó reiteradamente su actuación, sin nombrarle expresamente. Entre las acusaciones de Yáñez figura la de que los responsables del Guinextebank la filial hispano-guineana del Banco Exterior, jamás consintieron en dar cuenta de su actuación a la Embajada española en Malabo: "El Ministerio de Exteriores quiso poner orden en el caos, pero nunca se nos permitió ayudar", dijo Yáñez, en una inequívoca réplica a las afirmaciones de Boyer. Éste había señalado que los responsables de Exteriores desoyeron sus advertencias y las del ministro de Economía, Carlos Solchaga, que deseaban concluir la cooperación financiera con la ex colonia. Medios gubernamentales admitieron que las divergencias entre los responsables de la cooperación con los países en desarrollo y, en general, de Exteriores y el equipo económico que comanda Solchaga, no se limitan al problema de Guinea, y se extienden "cada año" a la elaboración de los Presupuestos del Estado. La intervención de Yáñez ―quien anunció que el presidente guineano, Teodoro Obiang, realizará una visita oficial a Madrid probablemente en diciembre― clausuró el turno de comparecencias ante la citada comisión parlamentaria, que reiteradamente solicitó, y no obtuvo, la presencia de Fernández Ordóñez. La comisión deberá presentar un informe

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mañana mismo, antes de disolverse a finales de este mes, como conclusión de sus trabajos y sesiones, que han supuesto la comparecencia de una docena de altos cargos. Un clima de cierta tensión con los representantes de la oposición en general, y con el democristiano José Manuel García Margallo en particular, rodeó la intervención de Yáñez, quien admitió que la cooperación "no es perfecta". Tanto Yáñez como el presidente de la comisión, el socialista Ciriaco de Vicente, aseguraron que no es voluntad del Gobierno disminuir la ayuda que se presta a Guinea, aunque haya que partir de bases nuevas: "No me gusta la expresión borrón y cuenta nueva (pronunciada por Obiang), pero sí la de empezar desde cero", dijo el secretario de Estado. Yáñez aseguró también, contra lo que afirmaban algunos miembros de la oposición, que Francia no tiene gran interés en penetrar económica y políticamente en Guinea Ecuatorial, y así lo comunicó recientemente el ministro francés de Exteriores, Roland Dumas, al Gobierno español. La sesión de ayer de la comisión, a la que hoy seguirá la elaboración de un informe "muy crítico con la actuación del Gobierno", según un representante nacionalista, se completó con las comparecencias de dos de los responsables de la cooperación con la ex colonia en el inmediato pasado, Enrique Bernaldo y Gabriel Abad. Ambos reconocieron la existencia de una contabilidad

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basada en el cambio del ekuele en el mercado negro y los insuficientes medios para un adecuado control de las cuentas, aunque afirmaron que ahora todo se encuentra ya en orden Corolario: el Banco Exterior de España permaneció en el Guinextebank mientras hubo negocio ―no exactamente para el banco público español― y salió cuando la situación se hizo insostenible y resultó patente la pérdida de influencia española derivada del ingreso de Guinea en la Unión Aduanera de Estados de África Central (UDEAC) y de la consiguiente substitución del ekuele por el franco CFA.25 Desidia parlamentaria y desacierto gubernamental

La constitución en 1988 de la comisión parlamentaria ad hoc, mencionada en la anterior nota de prensa, supuso una fecha clave: por fin se iba a investigar la acción española en la ex-colonia. Un hito histórico en las relaciones hispano-ecuatoguineanas que aproveché registrando, el 22 de junio, un Informe-denuncia en el Congreso de los Diputados26 Debe ser considerada la interesante carta al director, “Pactos sobre Guinea” del ex-ministro Fernando Morán. “No ha habido nunca ningún acuerdo de trueque de influencias en Guinea, ni con Francia ni con ningún otro país…” El País, 04.11.87. 26 El informe, que desarrollaba una ponencia presentada un mes antes en unas jornadas sobre la política exterior española, organizada por el Instituto de Cuestiones Internacionales (fusionado desde 1991 con el Centro de Estudios de Política Exterior en el seno del actual INCIPE) pretendió ser una modesta contribución ciudadana y un testimonio personal para suscitar la reflexión. Constaba de una parte general, una especial y un anexo documental. La primera, centrada en explicar la evolución de la cooperación española a partir del llamamiento del Presidente OBIANG 25

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que tuvo notable impacto como muestra esta nota del diario El País. El ‘informe De la Rasilla’ Ana Camacho/Fernando Jáuregui El País, Madrid, 08.09.88. El ex-delegado del programa universitario español en Guinea Ecuatorial, Luis de la Rasilla, envío el pasado mes de junio, un voluminoso informe a los diputados miembros de la Comisión de Estudio de la Cooperación entre España y Guinea Ecuatorial, denunciando no pocas irregularidades en la ex-colonia. El informe, en el que se acusa a la Administración española de “malversar” el dinero del contribuyente, de “engañar” a la opinión pública y hasta de “violar” derechos constitucionales, se convirtió ayer en el principal testigo de cargo contra la actuación del Ministerio de Asuntos Exteriores y constituyó una constante munición en manos de los diputados de la oposición que interrogaron a Fernando Riquelme, director general de la Oficina de Cooperación con Guinea Ecuatorial, y a Antonio Núñez, ex-embajador en el citado país. El informe De la Rasilla, contra quien el Ministerio de Exteriores interpuso en el 79, las razones del fracaso, sus graves consecuencias y cómo el descontrol parlamentario había posibilitado un peligroso juego de intereses espurios cuyas conexiones políticas debían ser investigadas. La segunda, destinada a denunciar el riesgo y la inseguridad jurídica de los ciudadanos comprometidos en las tareas de cooperación y las graves consecuencias de posponer sine die la promulgación de un estatuto del cooperante. El anexo documental recogía diversos testimonios que no eran más que la punta de un siniestro iceberg. Incluido en el anexo documental, página 119.

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en su día una querella ante la Audiencia Nacional, sugiere que la situación en Guinea “ha tenido beneficiarios claros”, y cita algunos casos de muertes violentas sin aclarar, como el de la hermana Carmen Samaranch, “quien a todas luces conocía perfectamente la corrupción" imperante. La querella del citado ministerio contra DíazCueto se basaba en la acusación de no haber justificado parte del ejercicio económico de 1985 y de 1986, algo a lo que el delegado del programa universitario español en Guinea Ecuatorial se negaba al alegar que las justificaciones sólo deberían presentarse ante las autoridades universitarias. El informe, y esto deseo destacarlo, estaba dedicado "A la Hermana Carmen Samaranch Kirner, universitaria inteligente y honesta, asesinada, ante la indiferencia del Gobierno y de las Cortes, por haberse atrevido a vencer la complicidad del silencio.27 A todos los ciudadanos españoles que en Guinea Ecuatorial, se han esforzado por acercar la utopía al presente. Al sufrido pueblo ecuatoguineano, al que la España oficial tanto ha perjudicado”. El brutal asesinado, perpetrado en Ebebiyin, el 2 de septiembre de 1983, como ya denuncié en mi I Informe al Congreso, continúa siendo un asunto olvidado oficialmente por el Gobierno de Guinea, que jamás abrió ninguna investigación, ¿podía haberlo hecho?, y por el español que, al conocer el trasfondo, optó por el silencio. Tampoco la FERE (Federación Española de Religiosos de la Enseñanza), supongo que por unas muy calculadas razones, ha querido remover algo que dio por zanjado con una nueva mártir. Sin embargo hay evidencias más que razonables para considerar que el asesinato de la hermana Samaranch tuvo un móvil concreto: silenciar a quien a todas luces conocía perfectamente la corrupción que presidía todo lo referente a la abundante ayuda alimenticia internacional regularmente desviada de sus fines. 27

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Hermana Carmen Samaranch Kirner

El hecho es que nueve largos años de despreocupación parlamentaria o, si se prefiere, de preocupación superficial, con respecto a cualquier asunto de Estado es demasiado tiempo para no encontrarse la casa revuelta. Y si, como fue el caso, a la desidia parlamentaria se sumaba el desacierto gubernamental, la tarea resultaba tan ingente y comprometida que se corría el riesgo, como ocurrió, de que todo quedase en agua de borrajas. Aunque la primera reunión formal de la Comisión tuvo lugar el 22 de junio de ese año, las comparecencias no se iniciaron hasta después del verano. A partir de ese momento todo lo relativo a la ex-colonia se convertía en titular candente, en gran medida por la creciente costumbre del partido socialista, en el poder desde finales del 82, de usar a fondo su mayoría absoluta para bloquear cualquier intento de investigar

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de manera efectiva la corrupción galopante que salpicaba al Gobierno de D. Felipe González Márquez.

El autor (tercero por la izquierda).

A ese respecto resulta significativa la negativa del partido en el Gobierno a mi comparecencia ante la comisión, solicitada por todos los grupos parlamentarios. Negativa que tuvo un notable efecto boomerang al darme la oposición la oportunidad de informar y de responder a sus preguntas, personalmente y en presencia de los medios de comunicación, en una larga comparecencia oficiosa, en el Edificio de los Grupos Parlamentarios, que tuvo una amplísima difusión me-

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diática. Reunión que, como editorializó el Ya, 28 se interpretó como síntoma del deterioro de las instituciones al reproducir en plena democracia un fenómeno del franquismo tardío: las reuniones y asambleas de los “procuradores trashumantes” fuera del recinto de las Cortes Orgánicas. Un panorama desolador

A finales del verano del 88 las relaciones con Guinea Ecuatorial atravesaban una fase especialmente delicada. El Congreso de los Diputados, al propiciar la posibilidad de poner sobre el tapete parlamentario el bochornoso papel jugado por la Administración española en uno de los escenarios más atrasados y corruptos del mundo, despejaba el camino para la prosecución de una iniciativa que yo había comenzado a gestar en Bata a principios de 1986: desenmascarar la connivencia con la dictadura de Obiang de los sucesivos Gobiernos de la UCD y del PSOE y de ciertos grupos económicos españoles y atajar cuanto antes un modelo de cooperación desordenado, ineficaz y dispendioso que, por el volumen de recursos y el grado de control e influencia que ejercía, interfería negativamente en la realidad socio-económica, generaba una corrupción galopante y esterilizaba toda posibilidad de autodesarrollo del país y de progreso hacia la democracia. A este respecto, el editorial de El País del 28.02.88, es rotundo.

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Vid. Editorial del Diario Ya del 16.09.88 http://www.proyectointersur.org/novela/documentacion/comisioninvesti gacion/ya160988.jpg

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“La cooperación española ha sido y sigue siendo sensiblera, dispendiosa para el bolsillo del contribuyente y absolutamente inútil para el enderezamiento de la economía ecuatoguineana. Sería necesario examinar en profundidad el esfuerzo cooperador de España, ejercido a través del Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), para averiguar dónde están las raíces de tal fracaso, pero probablemente no le es ajeno un anti-imperialismo distorsionado y una política de ayuda a fondo perdido que excluye cualquier filosofía inversora seria”. Lo cierto es que la cuestión guineana volvía a estar en el candelero. Y es que cada cierto tiempo, como si de algo inevitable se tratase, desde siempre, la antigua colonia irrumpía bruscamente en los hogares españoles: el dictador Macías, el golpe de libertad, el oficialmente olvidado asesinato de la hermana Carmen Samaranch, el grave incidente del sargento Micó, la extraña muerte de Martínez Líster al pie de la escalerilla de un avión al que nunca subió, el terrible accidente del “Aviocar”, en enero del 87.29 Sucesos excitantes que en la mente de los españoles relevaban al recuerdo, ¿al desdén?, del anterior acontecimiento y, en el súbito alboroto, conformaban paulatinamente la parcial, aciaga y confusa imagen de la antigua colonia ecuatorial. Tras cada espectáculo que sobresaltaba a la opinión pública, fluía un devenir y una realidad insólitos. Un día a día que configuraba la 29http://www.proyectointersur.org/novela/documentacion/articulosluisde

larasilla/morirenguinea.pdf Incluido en el anexo documental, página 93.

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agitada historia de un pueblo que no levantaba cabeza: un joven país, mal habituado por los antiguos amos, ahora títere de la ineficaz y corrupta cooperación internacional liderada por España. En la ciudad de Bata, capital de la región continental, acababa de ser encarcelado el secretario general del Partido del Progreso, el abogado José Luis Jones Dougan que, en compañía del dirigente opositor Severo Moto, había viajado a Malabo para forzar la legalización de su formación política. A su vez, un elevado número de disidentes, entre los que se encontraban algunos ciudadanos hispano-ecuatoguineanos, fueron acusados de un supuesto intento de golpe de Estado. Por su parte, la organización ecologista Greenpeace denunciaba a bombo y platillo los planes gubernamentales de convertir la Isla de Annobom en un enorme basurero de desechos tóxicos que, en un plazo de diez años, albergaría cinco millones de toneladas de residuos radiactivos, como informaron oportunamente Ana Camacho y Tasio Camiñas…30 Así estaban las cosas con respecto a ese pequeño país africano a finales del verano del 88. Y es que aquel doce de octubre los restos maltrechos de las viejas posesiones españolas del Golfo de Guinea cumplirían dos décadas de independencia. Su crónica, en tantos aspectos anunciada, era una amarga mezcla de subdesarrollo y paranoia. Un esperpento propiciado, a golpe de complicidad y desatino, por el enjambre insaciable de demasiados nuevos colonos llegados 30http://elpais.com/diario/1988/09/22/internacional/590882404_850215

.html

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de demasiadas metrópolis. Un mes después de su independencia Guinea Ecuatorial se había convertido en el 126 Estado miembro de la Organización de las Naciones Unidas. Sin embargo, ya se habían cometido tantos errores históricos que su futuro se encontraba seriamente hipotecado. Pero ¿alguien —como preguntaba en aquel duro artículo 31 que el profesor Ramón Tamames me solicitó para el Anuario de El País del 88— alcanzó a imaginar que, veinte años después, apenas unas horas en la antigua Santa Isabel bastarían para dar rienda suelta al desaliento? Y es que, sometido a una inaudita tensión entre la golosina y los ancestros, aquel pueblo pluriétnico era señor, por supuesto, mas también esclavo, de una geografía artificial y dispersa. Buena gente, sin duda, que continuaba confiando en un futuro que, por incierto que se vislumbrase, no atinaba a turbar el ritmo sosegado y pastoso de su sangre-yuca africana. ¡Sería que eran jóvenes!

Rasilla, L.; Guinea Ecuatorial: un futuro incierto, Anuario El País, enero, 1989, p.108. 31

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UNA REACCIÓN INDIGNADA La voz de alerta o “Una voz en el desierto”

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Desde que pisara por primera vez tierra guineana, a principios del 83, supe que allí, ante aquella penosa e injusta realidad que se percibía por doquier, estaba mi próximo reto. Primero, un ímprobo esfuerzo, apoyándome a fondo en el principio constitucional de autonomía universitaria, por librar al programa de la Universidad Nacional de Educación a Distancia del irracional corsé de la cooperación española oficial y tratar de convertirlo en una referencia de cooperación educativa modélica, con centros dignos en Malabo y Bata y extensiones, asociadas a los centros de enseñanza secundaria existentes, en toda la región continental. Luego, mi desigual contienda con el petulante embajador-virrey, Antonio Núñez García-Sauco; el inicio de mi batalla pública alertando personalmente al secretario de Estado de Cooperación Internacional con motivo de su primera visita a Malabo y a Bata y, meses después, en una carta abierta 33 que publicó Diario 16, el 3 de junio de 1986, siendo aún director del programa universitario español en Guinea, en la que escribí: ”El plan marco de cooperación con Guinea que propone el embajador Núñez es irrealizable con la estructura anquilosada de una Oficina de Cooperación que mantiene, curiosamente, a la 32

Como titularía su crónica en el diario La Vanguardia, el 09.10.88, el periodista Alberto Míguez. Incluido en el anexo documental, página 140. 33 Incluido en el anexo documental, página 92.

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gente de siempre. Es un hábil montaje que arropa muchos y variados intereses. Entre otros, el de un Gobierno teóricamente progresista que desea a toda costa salvar la cara de algo que ha hecho tan mal como la UCD...”. Y recordaba: “Que la cooperación para el desarrollo es un deber internacional que compromete seriamente a un Gobierno progresista. Por ello es un grave error ceder la responsabilidad de su diseño y ejecución, como ha hecho, a quienes están dando pruebas de ser profundamente reaccionarios”. Y le reté abiertamente: ”Aún está a tiempo. Revise el desarrollo del plan marco de cooperación, abra una investigación sobre las irregularidades que están sucediendo en la cooperación española en Guinea Ecuatorial y, ¿por qué no?, atrévase a iniciar una auditoria que aclare lo que ha pasado desde que llegamos aquí en agosto del 79”. Una cruzada en toda regla

La cruzada en toda regla para denunciar al Gobierno español,34 una apasionante aventura de “orfebrería política”, como la calificaría años después el diputado vasco Iñaki Anasagasti, me ocupó plena34http://www.proyectointersur.org/novela/documentacion/guinextebank

/farodevigoefe311087.pdf

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mente 35 desde el verano del 86 hasta finales del 89. Quejas al Defensor del Pueblo.36 Imperiosa reclamación del inaplazable estatuto del cooperante 37 para dignificar la incipiente cooperación española. Continuo y siempre tenso trabajo en los medios de comunicación para sensibilizar a la opinión pública y desmontar y acallar la sarta de graves calumnias vertidas por el secretario de Estado Luis Yáñez y sus colaboradores. Constitución de la Asociación de Amigos de Guinea Ecuatorial. Promoción y, en buena medida financiación, de la iniciativa Expedición Mil km de Amistad 38 del verano del 87 que, junto con algunos enviados de los medios de comunicación, RNE entre otros, recorrimos Guinea Ecuatorial para mantener Hasta el punto de renunciar al puesto de profesor en la Facultad de Derecho de la UNED. Vid. http://www.proyectointersur.org/novela/documentacion/conflictounedm ae/solicitudrescicioncontratouned.pdf 36http://www.proyectointersur.org/novela/documentacion/defensorpuebl o/rasillaquejadefensordelpueblocontramaeasuntoge.pdf 37 Un instrumento esencial que reivindiqué en mi I Informe al Congreso y de cuya ausencia me he quejado reiteradamente. Su promulgación, que era una de las conclusiones-compromiso de la comisión parlamentaria, se ha demorado casi veinte años. Hizo falta esperar una década para que la Ley de Cooperación Internacional, de 7 de julio de 1998, estableciese en su art. 38.2 la “obligación de aprobar el Estatuto del cooperante, marco normativo en el que deben contemplarse una serie de aspectos esenciales de la labor de los cooperantes, como son sus derechos y obligaciones, régimen de incompatibilidades, formación, homologación de los servicios que prestan y modalidades de previsión social”. Y ocho años más para la publicación en el BOE del Real Decreto 519/2006, de 28 de abril, que, por fin, lo estableció. Y eso que en ya en 1988 el propio Defensor del Pueblo español, a la sazón, Álvaro Gil-Robles, me comunicó personalmente que el Gobierno le había informado que lo ultimarían con carácter inmediato. 38 Vid. los cinco vídeos subidos a Youtube por el realizador Juan Guerra. http://www.proyectointersur.org/novela/videos/milkilometrosdeamistad. htm Enlace incluido en el anexo documental, página 141. 35

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vivo el interés de la opinión pública sobre sus dificultades y expectativas. La larga lista de comprometidos artículos en la prensa nacional.39 Dos informes al Congreso de los Diputados. En fin, mis fructíferas entrevistas con Obiang en París, recogida por la prensa, lee+ (26 pp) pág. 84 y en Malabo. Esta última el día de Fin de Año de 1988, en la que, como relato con detalle en mi trilogía Noticia de un amanecer fugaz,40 le puse al corriente de las gestiones en curso en torno a preparación del documento que, dos semanas después, sería la Declaración de Madrid (a la que aludiré en la última parte) y contribuí, decisivamente creo, a adelantar varias semanas la salida de prisión de mi recordado amigo José Luis Jones Dougan, ya acordada con el Gobierno español.41 Represalias

Las represalias no se hicieron esperar. El gran batiburrillo de socialistas de pacotilla, pillos y prepotentes oportunistas en que, día a día, parecía transformarse el PSOE, era incapaz de digerir que ellos también podían equivocarse. Y cuando, en el cenit de su poder político, sus prebostes o sus paniaguados eran pillados en el error y la incompetencia o, simplemente, atrapados con las manos en la masa, la falta generalizada de convicciones y de solidez democrática sólo les permitía reaccionar como habían mamaIncluidos en el anexo documental, página 92. www.noticiadeunamanecerfugaz.es 41 Algo, de carácter confidencial, que yo conocía gracias a la llamada que el mismo día de mi viaje a Malabo me hizo el entonces diputado demócrata cristiano José Manuel García Margallo. 39 40

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do en la dictadura franquista: demonizando a quienes les criticaban. En los medios, en el Congreso de los Diputados o donde fuese menester. Y si eso no bastaba, reprimiendo sin escrúpulos y con técnicas inconfesables la osadía de atreverse a retarles en el coso. No me arrepiento de haberlo hecho tirando a dar, desde la cuneta de la izquierda, a un poderoso paisano cuyos únicos méritos para ser secretario de Estado de Cooperación Internacional era, lo reitero, formar parte del conocido clan sevillano “de la tortilla”, que acababa de hacerse con el control absoluto de la maquinaria del Estado.

Profesora Elisa Pérez Vera, ex-rectora de la UNED y ex-magistrada del Tribunal Constitucional.

Un primer cese encubierto por parte de Exteriores, del que es exponente la carta remitida por la rec-

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tora Elisa Pérez Vera 42 lee+ (2 pp.) pág. 131 al subsecretario del departamento, tensó las relaciones con mi universidad y trascendió a los medios de comunicación. El cese definitivo impuesto de facto a la UNED gracias a una treta inicua, urdida por Yáñez, los diplomáticos Núñez y Riquelme y el ministro de Aguas y Bosques, Ángel Alogo, que, servil como era, se prestó a comunicar al rectorado una supuesta amenaza de expulsión del país del director de su programa. Expulsión pronto desmentida por orden del propio presidente Obiang, según consta en el insólito documento que cito y aporto. lee+ (1p.) pág. 133 A partir de ahí dos largos e intensos años de represión política sin cuento cuyos elementos más destacables fueron sendas falsas denuncias por parte de Exteriores: una ante la Audiencia Nacional y otra ante el Tribunal de Cuentas. Y digo falsas porque lo puede probar gracias a la honestidad de la rectora Elisa Pérez Vera y al apoyo desinteresado de dos buenos amigos y prestigiosos letrados: Juan José Sanz Delgado y Jaime Gil-Robles. Y es que, como demuestran los documentos 1 y 2 incluidos en los anexos, ambas instancias las sobreseyeron. lee+ (4 pp.) pág. 126 Lo cierto era que no sólo había justificado correctamente Con párrafos tan reveladores como “Sorprende ante todo la falta de motivación de un acto por el que se prescinde de los servicios de una persona, sobre cuya capacidad, integridad y rendimiento se han pronunciado en términos unánimemente elogiosos, tanto en público como en privado, los máximos responsables de la cooperación española con Guinea Ecuatorial, así como las autoridades ecuatoguineanas…” o “De una parte, la falta de motivación, ya señalada, hace presumir que es administrativamente impugnable. De otra, indirectamente, invade competencias de los Órganos de Gobierno de la Universidad, conculcando el principio de autonomía universitaria consagrado en nuestra Constitución”… Incluida en el anexo documental, página 115. 42

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los gastos del programa de la UNED en Guinea, sino que la Junta de Gobierno de la universidad reconoció y me abonó la deuda contraída conmigo por haber adelantado de mi propio peculio, durante el tiempo que fui director del Programa de la UNED en Guinea, casi dos millones de pesetas de la época para asegurar su normal y regular funcionamiento —y el lector también puede acceder a ese documento incluido en el anexo documental. lee+ (1p.) pág. 130 Confesión y denuncia

Y al hilo de lo anterior me permitiré hacer una breve confesión y denuncia. Ciertamente no me resultó agradable, en la década de los setenta, ser multado con veinticinco mil pesetas de la época por el Gobernador Civil de Madrid; ni ser procesado y condenado en dos ocasiones por el Tribunal de Orden Público franquista; ni pernoctar varias veces en los siniestros calabozos de la Puerta del Sol; ni pasar un total de casi siete meses en mis tres visitas a la tercera galería de la Cárcel de Carabanchel; ni, por supuesto, ser destinado a una compañía de castigo durante el servicio militar sólo por el mero hecho de haber manifestado mis ideas y ejercido mis funciones de representante estudiantil, pero me resultó mucho más dolorosa, con diferencia, la experiencia vivida en los ochenta a la que me acabo de referir. Represión arbitraria, injusta y, sobre todo, impune, que alteró profundamente mi vida personal y familiar. Ejecutada en plena democracia por personajes obscuros, oportunistas y reaccionarios como Antonio Núñez García-Sauco y Fernando Riquelme Lidón que, no obstante, han gozado de la condición de embajadores de España. O 59

por mi paisano Luis Yáñez Barnuevo, que tras su anodino paso por Asuntos Exteriores, nos representó sin pena ni gloria ―éste, al menos, elegido, por los votantes socialistas― en el Parlamento Europeo. Y algunos otros, subalternos o no, de aún peor ralea y condición si cabe, a los que o no conocí o que ni siquiera son merecedores de este recuerdo.43 Claro que lo esencial, lo que finalmente compensa cualquier inconveniente de este tipo, es que ni así lograron apartarme ni un milímetro de mis dos objetivos esenciales: forzar la convocatoria de una investigación parlamentaria que pusiese coto a los desmanes españoles en la ex-colonia y promover la articulación de una nueva cooperación progresista al servicio del autodesarrollo y de la libertad.

Antonio Núñez García-Sauco, Fernando Riquelme Lidón y Luis Yáñez Barnuevo.

Si deseo excluir expresamente al diplomático, y luego embajador de España, Fernando Valderrama Pareja, en aquellos tiempos colaborador directo del secretario de Estado Luis Yánez, a quien conocí personalmente en los Cursos de Verano de la Universidad Iberoamericana de La Rábida, que no sólo no tuvo inconveniente en darme explicaciones públicas y disculparse, sino que atendió muy cordialmente en su despacho oficial de Ginebra al grupo de alumnos de la Universidad de Huelva que participaban en un viaje de estudios a las instituciones internacionales que organicé a principio de los noventa. 43

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INICIATIVAS FRUSTRADAS Un II Informe al Congreso de los Diputados

Tras el notable eco mediático que tuvo mi primer informe-denuncia al Congreso de los Diputados consideré, parafraseando a Mongo Beti, uno de los pensadores más críticos de la corrupción y la mala gestión de las dictaduras africanas, que movida la primera piedra, debía proseguir el esfuerzo para mover la montaña. Lo esencial era evitar que la política exterior española volviese a errar tan groseramente. Y para contribuir a ello, el 24.10.88 registré en la Cámara Baja y entregué personalmente a los miembros de la Comisión un segundo informe titulado Propuestas para una cooperación alternativa al servicio de la democracia y del autodesarrollo de Guinea Ecuatorial. Al confirmar la comisión del Congreso de los Diputados que el último episodio de la historia de las relaciones entre España y Guinea había sido un nuevo cúmulo de errores y traspiés resultaba esencial no equivocarse en la siguiente decisión. Por ello, si mi primer informe-denuncia a la Cámara trató de desenmascarar la complicidad con la dictadura nguemista y atajar un modelo de cooperación que había violado gravemente el derecho internacional del desarrollo, al interferir de modo negativo en la realidad socio-económica de un Estado soberano con consecuencias difícilmente reparables, el segundo se centraba en un conjunto de propuestas orientadas a poner coto al gravísimo nivel de corrupción que soportaba el país y

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a asegurar una cooperación eficaz al servicio de la libertad y el respeto a los Derechos Humanos. Retomar la iniciativa e insertar la cooperación en un marco multilateral eficaz

El primer requisito para ello, desde una óptica progresista, era retomar la iniciativa internacional propiciando una cooperación multilateral. Y me apoyaba para ello en el espíritu, al menos teórico, que animaba el Acta Única Europea y, por supuesto, en el de todas las resoluciones de la ONU que habían dado cuerpo al incipiente derecho internacional del desarrollo. Guinea Ecuatorial, como otros muchos países del Tercer Mundo, no podía permitirse el lujo de ser mendigo obligado a venderse al mejor postor, ya que la competencia entre los intereses de los Estados y la descoordinación de sus acciones de cooperación al desarrollo no tienen justificación en un mundo interdependiente. De ahí que, aunque sólo fuese por su total descoordinación con el resto de los esfuerzos internacionales en pro de Guinea, el referido Plan Marco de Cooperación Hispano-Ecuatoguineano, entonces en vigor, pero que ni siquiera era aceptado ya por el gobierno de Obiang, resultaba absolutamente inviable. Lo que no significaba que gran parte de su contenido no resultase útil si, tras revisiones profundas, se enmarcaba dentro de un proyecto de cooperación multilateral. Estrategia y modus operandi

La estrategia incluida en mi II Informe-propuesta al Congreso de los Diputados consistía en: diseñar 62

una iniciativa o anteproyecto español para la adopción de un plan comunitario de cooperación al autodesarrollo y a la libertad en Guinea Ecuatorial; propiciar en el seno de la Comisión europea, aprovechando la Presidencia española, su elaboración, a partir del anteproyecto español; y lograr que Bruselas convocase una nueva Conferencia de Donantes en el marco de Naciones Unidas para coordinarlo internacionalmente. Y ello con el siguiente modus operandi: 1) Constitución con carácter inmediato, en el seno de las Cortes, de un órgano ad hoc con funciones de iniciativa, estudio, asesoramiento y control en todo lo relativo a la cooperación con Guinea. Un órgano integrado por diputados y/o senadores y asistida por los responsables gubernamentales en la materia y por expertos propuestos por los partidos parlamentarios.44 2) Elaboración de dicha iniciativa o anteproyecto español para la adopción del referido Plan comunitario. 3) Aprobación en las Cortes. 4) Propuesta a la Comisión y al Parlamento Europeo de la iniciativa o anteproyecto español para la adopción de un plan comunitario de cooperación al autodesarrollo y a la libertad en Guinea Ecuatorial. 5) Participación en los trabajos del órgano ad hoc constituido en el seno de ambas instituciones comunitarias. 6) Negociación del Plan europeo para Guinea Ecuatorial en el Consejo de Ministros de la Comunidad y respaldo al mismo en el seno del Parlamento Europeo. 7) Actuación, en los términos acordados, en el marco de la Conferencia de Donantes de la ONU. 8) Ejecución. 44

Y me refería muy especialmente a aquellos vinculados a las ONGD.

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En cuanto a la que denominé Iniciativa o anteproyecto español para la adopción de un Plan comunitario de cooperación al autodesarrollo y a la libertad en Guinea Ecuatorial añadí que, además de suplir todas las lagunas de nuestra cooperación detectadas en los trabajos de la comisión parlamentaria y, por supuesto, además de recurrir a los mecanismos imprescindibles ―ONG, estatuto del cooperante, cooperación con participación empresarial, etc.― ésta debería girar en torno a un principio que sometí a la consideración de sus señorías. Una cooperación al servicio del retorno de los guineanos del exilio

Y ello porque hacía tiempo que no tenía la menor duda de que la clave del futuro de Guinea radicaba en el retorno de los guineanos en el exilio y en su incorporación, especialmente de los cuadros técnicos, a la vida social, cultural y político-económica de su país. 45 De ahí mi propuesta de elaborar un Plan de retorno de los exilados a Guinea Ecuatorial que debería afrontarse inmediatamente en el seno del órgano parlamentario propuesto. ¿Cómo? La dificultad estribaba en los innumerables obstáculos que planteaba al efecto un país que no gozaba, ni goza aún, de la más mínima seguridad jurídica y que, en aquella época, no había puesto en marcha ni siquiera un atisbo de proceso productivo. No obstante, hice algunas sugerencias que posteriormente resultarían útiles en la vía ciVid. Rasilla, L.; Volver a Guinea. Diario 16, 16.11.88. Incluido en el anexo documental, página 114. 45

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vil que emprendimos cuando el Congreso de los Diputados hizo caso omiso a mis propuestas. Entre ellas: 1) Auspiciar y posibilitar financieramente los contactos necesarios entre los portavoces de las distintas etnias, partidos políticos, asociaciones y colectivos profesionales guineanos presentes en España y en el extranjero con miras a facilitar la organización de la representación de los guineanos residentes fuera de Guinea llamados a participar en las negociaciones. 2) Actualizar y/o conocer el censo de quienes deseaban regresar; de los cuadros técnicos disponibles; el inventario de proyectos empresariales, culturales, educativos, etc. existentes; las condiciones y requisitos exigidos; las posibles alternativas y soluciones… 3) Recurrir con imaginación a fórmulas y mecanismos de cooperación específicos para posibilitar el retorno, dando prioridad: a la inclusión generalizada en los programas de cooperación de la contratación, en los términos más adecuados, de los cuadros técnicos guineanos disponibles; al desarrollo y financiación de los proyectos empresariales que facilitasen el retorno de los guineanos. Y todo esto en estrecha colaboración con las ONG, los mecanismos del Convenio de Lomé, como el Centro de Desarrollo Industrial (CDI) dirigido a promover la creación de empresas mixtas en los países ACP, las diversas corporaciones financieras de cooperación al desarrollo, etc. 4) Condicionando, y logrando que se hiciese internacionalmente, toda la ayuda al desarrollo a la aceptación inmediata, por parte del Gobierno guineano, de la negociación del referido Plan de retorno. 5) Organizando concienzudamente las tareas de mediación entre el gobierno de Guinea y el colectivo del retorno. 6) Disponiéndose a

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garantizar efectivamente, durante el tiempo necesario y en los términos que se conviniesen entre las partes, la necesaria cobertura y el respaldo jurídico-político y financiero, tanto de los individuos, como de los proyectos empresariales acogidos al Plan de retorno, etc. Guinea Ecuatorial país hispánico

El que España, jugando a fondo la baza comunitaria, propiciase el apuntado esfuerzo coordinado de la comunidad internacional en pro del autodesarrollo y la libertad en Guinea Ecuatorial, no relevaba a nuestro país de diseñar y ejecutar eficazmente ―y sugerí, al efecto, contar con los restantes países de la Comunidad Hispánica― un Plan para la promoción de Guinea Ecuatorial como país hispánico que, obviamente, incluiría una parte sustancial de los aspectos educativos, culturales y lingüísticos contemplados en el vigente Plan marco de cooperación.46 En la senda de la Declaración y del Pacto de Madrid

Dos hechos: que el Congreso de los Diputados hiciese caso omiso a este conjunto de iniciativas y la aparición en escena de una gran luchadora, Clara López de Letona, que conocía mis denuncias y se interesó por mis propuestas, abrieron la senda a un amplio esfuerzo colectivo. Persona muy activa en el En este sentido vid. Rasilla, L.; La promoción de la cultura española en Guinea E. Diario YA, 01.10.88. http://www.proyectointersur.org/novela/documentacion/articulosluisdela rasilla/promocionculturage.pdf 46

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seno de la sociedad civil organizada, que tenía las claves para que mi tarea de francotirador diese paso a una nueva fase de trabajo compartido. Su generosidad, sentido práctico, habilidad política y buen hacer contribuyeron decisivamente, tanto a sumar a nuestra lucha el inestimable asesoramiento y apoyo logístico del Instituto de Estudios Políticos para América Latina y África (IEPALA) 47 dirigido por Carmelo García; como a favorecer la imprescindible implicación de la oposición guineana en España y de las llamadas organizaciones culturales. Diré más, sin Clara no habría sido posible sacar adelante la Declaración de Madrid para la democratización y el autodesarrollo de Guinea Ecuatorial,48 de 12.01.89, que propuso el inicio de conversaciones con el Gobierno de Obiang e invitó a España a actuar como activadora del proceso democratizador. Declaración, firmada por todos los partidos y grupos políticos de la oposición y las principales asociaciones culturales y profesionales ecuatoguineanas: Frelige, Molifuge, Partido del Progreso de GE, Unión Popular Eriana, Organización de técnicos y profesionales guineanos en España (OTEPGE). 49 El Pacto de Madrid

A dicha declaración siguió El Pacto de Madrid,50 de marzo de 1989, firmado en una dependencia

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http://www.iepala.es

48http://elpais.com/diario/1989/01/14/espana/600735616_850215.html

Incluida en el anexo documental, página 133. http://www.proyectointersur.org/novela/documentacion/pactodemadri d/pactodemadridge031989.pdf Incluido en el anexo documental, página 146. 49 50

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del Congreso de los Diputados,51 que fue la expresión del compromiso de estímulo y respaldo de los demócratas españoles ―no de todos― a los demócratas ecuatoguineanos, cuyo conjunto de textos y protocolos pueden consultarse en el anexo. Transcribiré a continuación cómo el protagonista de Noticia de un amanecer fugaz explicaba a sus interlocutores el sentido profundo que lo inspiró. … Aquel último sábado de agosto, tras algunas explicaciones técnicas al pie de la avioneta, Ágata, con un mono de piloto que le habían prestado, caminó hacia el hangar del Aeropuerto Coronel Edmundo Carvajal de Macas en el que Naylea, Ayman y Álvaro aguardaban al Dr. Isaba para acompañarle a pasar consulta en la pequeña población de Taischa, cabecera del cantón ho-

Lamentablemente no dispongo del manuscrito firmado, pero puedo referir una anécdota al respecto. Lo edité personalmente en mi ordenador y se lo llevé a Gerardo Iglesias la mañana de la firma, pero decidí no comparecer en dicho acto. ¿Razón? El diputado comunista, media hora antes, recibió en mi presencia una llamada en su despacho del Congreso. Era Elena Flores, secretaria de relaciones internacionales, desde la sede del PSOE de la calle de Ferraz, ofreciéndole la siguiente opción: los socialistas firmaremos, ¡ojo! sólo como observadores, a condición de que Luis de la Rasilla no esté presente. Gerardo se indignó, pero yo le aconsejé que accediera y así se hizo. Y, para completar la anécdota, contaré que me despedí de él, subí a un autobús y, poco antes de llegar a mi destino, caí en la cuenta de que el manuscrito aún estaba en mi cartera. Bajé, cogí un taxi y me apresuré para que un ujier se lo hiciese llegar a tiempo a los firmantes que aguardaban en un recinto del Edificio de los Grupos Parlamentarios. Por parte española firmaron todos los partidos políticos representados en las Cortes, a excepción del PSOE que, como se acaba de indicar, se limitó a estar presente en el acto como observador, y las principales ONG españolas (Iepala, Derechos Humanos etc.). 51

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mónimo fronterizo con Perú, perteneciente a la provincia ecuatoriana de Morona Santiago… —¿En qué consistía aquel plan? —quiso saber Ágata aún a sabiendas de que él aprovecharía la ocasión para enrollarse. ―El Pacto de Madrid era la expresión del compromiso de estímulo y respaldo de los demócratas españoles a los demócratas guineanos y se concretaba en un instrumento de cooperación política flexible basado en una estrategia que conjugaba cuatro principios: retorno en libertad, diálogo oposición-gobierno, cooperación condicionada y mantenimiento de la hispanidad. A continuación, Álvaro aportó una serie de datos que procedían de una información proporcionada por la Organización de técnicos y profesionales guineanos en España (OTEPGE). Que había un total de 727 ciudadanos de origen guineano graduados en España desde 1969. Que 74 de estos poseían título universitario superior y 332 de grado medio, mientras que los restantes habían finalizado la formación profesional u otros estudios. Que 67 tenían más de una titulación y 121 eran funcionarios de la Administración española. Que habían regresado a Guinea 91 y sólo tres contratados como cooperantes. Que sólo con este número Guinea, en proporción a su extensión y población, era uno de los países africanos mejor dotados. Y que, dado que más del 80 por ciento de toda la ayuda al desarrollo debe destinarse a sufragar los salarios de los expertos ex-

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tranjeros que cubren la falta de personal local cualificado, la aceptación del principio del retorno obligaba a diseñar con imaginación y financiar con generosidad la ejecución de un plan al respecto. ―Sí, Ágata, el principio del retorno era esencial. ¿O cabe pensar que es viable un Estado cuando más de la tercera parte de su población y, entre ella, el 85% de sus intelectuales, cuadros técnicos y mano de obra cualificada viven en el exilio? El diálogo oposición-Gobierno ―continuó Álvaro― constituía la única vía para aplicarlo. La primera tarea del Pacto de Madrid era el logro de una ronda de conversaciones Obiang-guineanos del exterior con la mediación de todos los partidos políticos españoles y las ONG firmantes, que sería la antesala de la constitución efectiva de una mesa de negociación en torno a un plan de apertura democrática y despegue económico. Y yo, recién llegado de Malabo, tenía datos para afirmar que eso era alcanzable a corto plazo. —¿Qué datos? —Deseos más que fundamentos objetivos; su afán voluntarista por sacar adelante aquel plan volvió a traicionarle —sentenció Ayman. —Debió ser así a juzgar por lo sucedido hasta la fecha. —No te quepa la menor duda, Ágata. La llave maestra del plan era la aceptación por los países donantes, al menos por España y Francia, del principio de la cooperación condicionada. Sólo

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el cumplimiento riguroso por parte de Obiang del calendario de reformas que se hubiese acordado abriría el grifo de una financiación del despegue guineano internacionalmente coordinada. —Eso suponía un riesgo que ni González, ni Mitterrand, estarían dispuestos a correr. —Y yo, Ágata, debí suponerlo tras el revelador comentario de Obiang en aquella entrevista en Malabo el día de fin de año del 88. —¿Qué te dijo? —Me recordó que en la audiencia que nos concedió en el Hotel de Crillon de París a José Luis Sanz, el periodista de “El Independiente”, y a mí, yo le había hablado de la conveniencia de hacer gestos de apertura política… —¿Te atreviste? —interrumpió Naylea, sorprendida. —Sí. La ONU se disponía a celebrar en Ginebra una nueva Conferencia de Países Donantes y estaba convencido de que Obiang sólo conseguiría la financiación que necesitaba mostrando una nueva imagen. —Y lo que le confesó —se adelantó Ayman— es que había obtenido todo lo que pretendía sin haber hecho la más mínima concesión en ese sentido. —Lo recuerdo perfectamente: arqueó los ojos y extendió sus brazos mostrándome las palmas de sus grandes manos para expresar con elocuente cinismo el “ya ve usted… ¿qué puedo hacer?” de quien sabía que otros más poderosos le necesitaban en el puente de mando.

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—Pero eso significaba que… —Contaba con el respaldo internacional. —Pero se trataba de un dictador. —Y qué importaba, Naylea. Obiang, dadas las circunstancias del país, era el mal menor. ¿Quién iba a poner cortapisas al único guineano que había dado muestras fehacientes de su aptitud para desempeñar con garantía el rol de carcelero de un pequeño enclave africano que pronto dispondría de ingentes cantidades de petróleo? —Eso no se sabía entonces. —¿Tú crees, Ágata? Esa podría ser una buena pregunta para tu tío el príncipe Jaled Al Saud y tu primo Said. —Ayman tiene razón —terció Álvaro—. Esa es la verdadera clave para entender la larga permanencia en el poder de la segunda dictadura Nguemista. —Y si era así ¿qué sentido tenía vuestra iniciativa de Pacto de Madrid? ―Todo. Comprende Ágata que si Obiang se las había arreglado para que se le considerase la única garantía de mantener bajo férreo control a aquel prometedor país de apenas medio millón de habitantes la solución no podía ser el golpe de Estado que preconizaban algunos incautos. —¡Ah, no! —Carecía de sentido substituir a un dictador por otro que, dadas las circunstancias, sólo podría haber sido otro nguemista fang menos experimentado.

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—¿Acaso no había demócratas? —Los había, sin duda, pero en ese momento ninguno capaz de aglutinar a todo el pueblo guineano y liderar su desarrollo. —¿Acaso sólo Obiang podía hacerlo?

El autor. Primer viaje a Guinea Ecuatorial, 1983.

—Digo que sólo esa dictadura nguemista evitaba el previsible estallido del latente conflicto de intereses étnicos y tribales que, por amenazar la convivencia,comprometía los intereses extranjeros en presencia. —¿Y cómo pensabas resolverlo? —Como todo en la vida: con tiempo, audacia política y mucho sentido común. Por lo pron73

to, la voluntad de la oposición guineana de recurrir al apoyo y confiar en la mediación española constituía un buen pretexto para intentarlo y reforzar la hispanidad. —Cuenta. —Lo haré, Ágata, no lo dudes, pero eso ya será en Quiebra el Albor. Y ahora llévanos a la selva amazónica en ese pájaro. —Eladio gesticulaba impaciente para que se acercasen; el mensaje que acababa de recibir le anunciaba la inminente llegada al aeropuerto de su jefe… Fue a Severo Moto al primero que le hablé de la idea que estaba fraguando. Lo hice cuando ambos desayunábamos en el hotel de San Sebastián en el que nos había alojado la Televisión Vasca la víspera de un programa en el que nos iban a entrevistar. Recuerdo que le dije que era esencial crear condiciones en España para que los dirigentes de la oposición guineana en el exilio y también, recalqué, los de las organizaciones culturales, pudiesen asesorarse, trabajar y debatir entre ellos en condiciones dignas. Una estructura colectiva y plural, abierta a todas las ideologías, que debería ser el caldo de cultivo de un conjunto de líderes demócratas capacitados para aglutinar al pueblo ecuatoguineano. Y ese era el sentido que tenía la inclusión en el Pacto de Madrid de una Secretaría Permanente cuya sede, debía ser facilitada ―léase financiada― durante turnos trimestrales por las organizaciones firmantes. Por tanto, y en esto estribaba su originalidad, no se trataba sólo de iniciar negociaciones con Obiang, sino de crear, con el debido respaldo de los demócratas españoles, las estructuras

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imprescindibles para articular una alternativa, consistente y reconocida internacionalmente, a la segunda dictadura nguemista. Y eso nada tiene que ver con la práctica al uso de limitarse a apoyar, por presuntas afinidades políticas, a supuestos líderes no debidamente contrastados.

En la Isla de Corisco, agosto 1987. Expedición “Mil Km de Amistad”.

El autor en su casa de Asonga (Bata), 1985.

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El autor en su casa de Asonga (Bata). De izquierda a derecha Pascual, Ramón Bobala y Mondito (1986).

Expedición Mil Km de Amistad. En el puente sobre el río Benito.

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Rumbo a la Isla de Corisco Expedición “Mil Km de Amistad” En primer plano Antonio Juárez y Sixto Nvono. Abre el código QR para acceder al vídeo.

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Expedición Mil Km de Amistad (1987). Abre los códigos QR para acceder a los vídeos.

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El alcalde de Ebebiyin (con traje) y el autor (centro). A la derecha Juan Antonio Muñoz Latorre, coorganizador de la Expedición Mil Km de Amistad. Verano del 87.

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CONCLUSIÓN Esta crónica del innegable fracaso histórico en Guinea Ecuatorial de la España oficial de los años ochenta ante el que siempre se ha considerado un “tema menor” de nuestra política exterior revela el pésimo resultado de uno más de los elementales test que no supo superar nuestra incipiente democracia. Y no cabe esgrimir, ni por los Gobiernos, ni por los representantes políticos, como se hizo, argumentos de buenas intenciones o de generosidad para eludir impunemente la responsabilidad política, ¿penal?, de actuaciones onerosas para el erario público que tuvieron, y siguen teniendo, consecuencias nefastas para el pueblo ecuatoguineano. Errores que enquistaron y aplazaron sine die conflictos cuya solución sólo requería algo de imaginación, mucho sentido común, tolerancia cero con el rebrote de rancios hábitos coloniales y cierta dosis de humildad política para atender las sugerencias ciudadanas. Esto no ocurrió en la política exterior española con respecto a Guinea Ecuatorial y ahí están las consecuencias casi tres décadas después. Personalmente estoy convencido de que la iniciativa colectiva que alumbró la incumplida estrategia que subyacía al Pacto de Madrid fue otra oportunidad perdida. Seguro que hacer fermentar aquel caldo de cultivo nos habría llevado tiempo, pero probablemente menos y con más éxito y, sobre todo, futuro, que lo intentado hasta la fecha. Desconozco que pasó finalmente con aquel conjunto de iniciativas consensuadas en interminables reuniones en la sede de IEPALA. Arruinado, pero ni cansado, ni doblegado, tras

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tan intensa cruzada tuve que abandonar Madrid en 1990 y refugiarme en una casa de mi familia en una playa del sur de España. Y lo cierto es que hasta que el profesor Juan Aranzadi me propuso participar en el III Seminario Internacional sobre Guinea Ecuatorial que organizó en el ámbito de la UNED, nadie mostró en todo ese tiempo el menor interés en invitarme a participar en ninguna actividad relacionada con Guinea Ecuatorial. Así que pregúntenle al presidente González Márquez qué le llevó a desmontarlo y a los representantes ecuatoguineanos en el mismo qué les ofreció a cambio tan hábil embaucador.

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ANEXO DOCUMENTAL Dado que algunos de los documentos incluidos pueden resultar poco legibles en la edición en papel, se sugiere la posibilidad de leerlos en la ediacción en pdf, a la que se puede acceder libremente abriendo el siguiente código QR.

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Entrevista con el presidente Obiang en París Diario EL INDEPENDIENTE, 23.09.1988

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Entre otras cosas, José Luis Sainz escribía en El Independiente que: "...Teodoro Obiang concedió una audiencia en París a Luis de la Rasilla una hora antes de la entrevista Obiang-Yáñez en la que el cooperante español en Guinea planteó al Presidente el estado de la cuestión hispanoguineana en la actualidad. Luis de la Rasilla fue director del programa universitario español en Guinea y autor de un amplio informe sobre la cooperación, que ha venido utilizando la oposición en la comisión de investigación en el Parlamento para hostigar al Gobierno. Luis de la Rasilla planteó a Obiang la posibilidad de desarrollar proyectos de cooperación no gubernamentales como el proyecto “Cervantes”, para la promoción de la cultura y la lengua española, y el proyecto “Ceiba” para la conservación de la naturaleza en Guinea. Sin embargo, el objetivo esencial de la audiencia fue solicitar al Presidente su colaboración para impulsar las tareas de investigación que desarrolla el Parlamento. Luis de la Rasilla, que se ha destacado en los últimos años por denunciar el estado de la cooperación en Guinea, tiene presentada una queja al Defensor del Pueblo en la que denuncia la persecución a la que ha sido sometido. La Audiencia Nacional sobreseyó y archivó la querella interpuesta contra él por el Ministerio de Asuntos Exteriores. El ministro guineano de asuntos exteriores ha confirmado a esta publicación el deseo del Presidente Obiang de recibir en Malabo a la comisión de investigación y animarles a que viajen a la región continental y su preocupación por la escasa duración del viaje de los parlamentarios. Marcelino Nguema ha reiterado 85

que, en cualquier caso, los parlamentarios españoles van a tener ocasión de ver la realidad de la cooperación española en estos últimos nueve años y la escasa rentabilidad de la ayuda española a Guinea, que ha superado los 20.000 millones de pesetas”.

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Contexto de la entrevista del autor con el presidente Obiang en París 21.09.1988. (Crónica extractada de Azar de azahar, I parte de la trilogía Noticia de un amanecer fugaz).

Se despidió del periodista José Luis Sanz52 sin apenas tiempo para comentar la insólita entrevista que acababan de mantener con el presidente de la República de Guinea Ecuatorial en una espléndida y luminosa suite de la segunda planta del gran hotel de la Plaza de La Concorde. El Hotel de Crillon, residencia tradicional de aristócratas, magnates y altos dignatarios, es un ediJosé Luis Sanz y Álvaro Díaz-Cueto son los nombres figurados en la novela del periodista y del autor. 52

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ficio señorial que data de finales del siglo XVIII cuando la Villa de París cedió, allá por el año 1775, el número 10 de la Plaza de Luis XV ―bautizada Plaza de la Concorde en 1792― al arquitecto Louis-François Trouard, que lo construiría siguiendo los atinados consejos del duque de Aumont, hombre de refinado gusto y buen amigo de las letras. En 1788 fue adquirido por Francois-Felix-Dorothee Berton des Balbes, Conde de Crillon, cuya familia, tras el obligado paréntesis de la Revolución, lo conservó hasta 1907. El nuevo propietario confió al arquitecto Destailleurs la transformación en el actual hotel que fue inaugurado en 1909 con alharaca y gran boato. Su salida del lujoso palacio no pasó desapercibida para el secretario de Estado Luis Yáñez que, acompañado del nuevo embajador de España en Guinea y del director general de la Oficina de Cooperación con la antigua colonia, el diplomático Fernando Riquelme, también se había desplazado a París para entrevistarse con el mandatario guineano. Llegaban en el preciso momento en que ambos se despedían. Yáñez advirtió a sus acompañantes y ambos torcieron el gesto contrariados. José Luis optó por alejarse guareciéndose bajo el paraguas de la curiosidad de los recién llegados. Exultante, respiró hondo, atravesó la Plaza de la Concorde, cruzó el Sena por el puente de Alejandro III y caminó por la rue de l’Université en busca de su máquina de escribir dispuesto a plasmar cuanto antes su gran exclusiva. El miércoles 21 de septiembre de 1988 la gran urbe comenzaba a resplandecer con los caprichosos destellos de las mil y una luminarias que la lluvia distorsionaba por doquier.

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Que Yáñez, el embajador y Riquelme volasen a París había sido una repentina decisión del ministro Fernández Ordóñez que contrarió sobremanera a un secretario de Estado que ya había hecho planes para asistir con su esposa a la cena de gala que el Rey de España se disponía a ofrecer en honor de la señora Thatcher. Y es que no corrían buenos tiempos para las casi siempre procelosas relaciones entre España y su antigua colonia africana… Cuando medio siglo después, el 2 de febrero de 1900, el embajador de España don Fernando León y Castillo, asistido por don Gonzalo de Reparaz, tuvo que afrontar el duro trance de negociar el futuro de las posesiones españolas en África con el ministro de negocios extranjeros Delcassé, era plenamente consciente de que no corrían buenos tiempos. La España de la época, tras los desastres de Cuba y Filipinas, era, según su conocida sentencia, un “país sin fuerza para litigar”. Ahora, a punto de finalizar el milenio, Alabart, otro embajador de España, iba a pasar un mal trago en la audiencia concedida por el jefe del Estado de la antigua colonia ecuatorial al ginecólogo sevillano Luis Yáñez Barnuevo, a la sazón secretario de Estado de Cooperación. Acomodado frente al negro dictador ecuatoguineano en el sofá azul turquesa de aquella lujosa estancia de la segunda planta del exclusivo Hotel de Crillon comprobó que la España de la democracia, que él y sus distinguidos acompañantes representaban, era un país sin credibilidad... para cooperar. Y es que si el marqués del Muni, en el París bullicioso de los albores del siglo XX, pudo salvar algunos jirones de las viejas posesiones españolas en el Golfo de Guinea, 89

él, probablemente, albergaba serias dudas de que en el París amigo y socialista del ocaso la nueva misión alcanzase a convencer al dictador de las buenas intenciones del Reino de España. Máxime cuando sabía, y lo corroboraba el diario Le Monde de la víspera, que Obiang y Mitterrand acababan de rubricar en el Eliseo el definitivo ingreso de la antigua Guinea Española en el llamado círculo de la francofonía. Y ello, como se lamentaba el vespertino, "a pesar de las numerosas violaciones de los Derechos Humanos". Aquella semana los acontecimientos se estaban desarrollando con gran celeridad. Un día antes, el martes, los medios de comunicación españoles difundieron en portada una escueta noticia: Detenido con drogas en Barajas el “hombre fuerte” de la embajada de Guinea. (El País, 20.09.1988). El primer secretario y “hombre fuerte” de la Embajada de Guinea Ecuatorial en Madrid, Lucas Nguema Esono, fue detenido en la madrugada del pasado domingo en el Aeropuerto de Barajas cuando pretendía abandonar España con una voluminosa maleta que contenía “todo tipo de drogas”, según afirmaron fuentes policiales. Lucas Nguema fue posteriormente puesto en libertad, en virtud de su inmunidad diplomática. Fuentes gubernamentales españolas consultadas al respecto admitieron que se trata de algo “grave”, máxime cuando el embajador lleva ya tres semanas ausente de Madrid, aparentemente evacuando consultas en 90

Malabo... Esta detención deteriora aún más las relaciones de España con su ex-colonia, precísamente cuando el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, acaba de anunciar una inesperada visita a Madrid a finales de esta semana. El Gobierno no tardó en reaccionar con firmeza y acordó la expulsión del diplomático ecuatoguineano: El primer secretario de la embajada de Guinea Ecuatorial será expulsado en los próximos días. (El País, 21.09.1988). El Gobierno español ha comunicado al de Guinea Ecuatorial la expulsión del primer secretario de su embajada en Madrid, Lucas Nguema... La salida del diplomático debe producirse “en el plazo más breve posible” según informó ayer Luis Yáñez, secretario de Estado para la Cooperación. Las relaciones con Guinea Ecuatorial atravesaban una fase especialmente delicada. A principios de 1988 el Congreso de los Diputados había adoptado la decisión de constituir una Comisión parlamentaria de estudio y desarrollo de la cooperación hispanoecuatoguineana. De este modo, al propiciar la posibilidad de poner sobre el tapete parlamentario el bochornoso papel jugado por la Administración española en uno de los escenarios más atrasados y corruptos del mundo se despejaba el camino para que prosperase la iniciativa que Álvaro comenzó a gestar a principios de 1986: desenmascarar la connivencia con la dictadura de Obiang de los sucesivos Gobiernos de la UCD y del PSOE y de ciertos grupos económicos es91

pañoles. Y es que resultaba esencial atajar un modelo de cooperación desordenado, ineficaz y dispendioso que, por el volumen de recursos y el grado de control e influencia que ejercía, interfería negativamente en la realidad socioeconómica, generaba una corrupción galopante y esterilizaba toda posibilidad de autodesarrollo del país y de progreso hacia la democracia. El editorial del El Pais, tras esta decisión del Congreso, afirmaba: “La cooperación española ha sido y sigue siendo sensiblera, dispendiosa para el bolsillo del contribuyente y absolutamente inútil para el enderezamiento de la economía ecuatoguineana. Sería necesario examinar en profundidad el esfuerzo cooperador de España, ejercido a través del Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), para averiguar dónde están las raíces de tal fracaso, pero probablemente no le es ajeno un antiimperialismo distorsionado y una política de ayuda a fondo perdido que excluye cualquier filosofía inversora seria”. Aunque la primera reunión formal de la Comisión tuvo lugar el 22 de junio de ese año, las comparecencias no se iniciaron hasta después del verano, concretamente el 7 de septiembre. A partir de esa fecha todo lo relativo a la ex-colonia se convertía en titular candente, en gran medida por la creciente costumbre del partido socialista, en el poder desde finales del 82, de usar a fondo su mayoría absoluta para bloquear cualquier intento de investigar de manera efectiva la corrupción galopante que salpicaba al Gobierno de D. Felipe González Márquez. Álvaro, tras 92

sus esfuerzos para sensibilizar a la opinión pública sobre lo que él calificaba de “cooperación al subdesarrollo de Guinea Ecuatorial”, se había concentrado en elaborar un documentado informe-denuncia al Congreso de los Diputados que, como publicó El País, proporcionó munición a diputados y periodistas que, ante las limitaciones sin cuento que imponía el “rodillo socialista” de la época, se lanzaron a airear la compleja trama de ineficacia, derroche y corrupción de esta última gesta española en África. En la ciudad de Bata, capital de la región continental, fue encarcelado durante el verano el secretario general del Partido del Progreso, el abogado José Luis Jones Dougan que, en compañía del dirigente opositor Severo Moto, había viajado a Malabo para forzar la legalización de su formación política. A su vez, un elevado número de disidentes, entre los que se encontraban algunos ciudadanos hispano-ecuatoguineanos, fueron acusados de un supuesto intento de golpe de Estado. Por su parte, Greenpeace denunciaba a bombo y platillo los planes para convertir la isla de Annobom en un basurero de desechos tóxicos que, en diez años, albergaría cinco millones de toneladas de residuos radiactivos. Obiang Nguema, conocedor del interés de ciertas empresas norteamericanas por deshacerse de ingentes cantidades de bidones con residuos de origen diverso acumulados en Bergen, una pequeña localidad convertida en el mayor centro de almacenaje de sustancias tóxicas de Estados Unidos, dio instrucciones a su embajador en Naciones Unidas, Florencio Mayé, para que aceptase la oferta del presidente de la Miele Sanitation: 150 dólares por cada tonelada de 93

asbesto, seiscientos por la de desechos de origen sanitario y 2.000 por la de residuos radioactivos, que abonaría la Autoridad para los Servicios del Condado de Bergen. El traslado de los contenedores desde el puerto de Newark sería gestionado por Axim, una entidad mercantil con representación en España creada al efecto. Además, Obiang Nguema habría firmado otros acuerdos similares. Entre ellos, según fuentes del Grupo Arco Iris del Parlamento Europeo, uno con la empresa Hamilton Resources, con sede en el 115 de Eaton Square, en Londres. Guinea, como informaron oportunamente los periodistas Ana Camacho y Tasio Camiñas, estaba a punto de formar parte del grupo de países africanos ―Benín, Congo, Guinea Bissau, Gabón, Senegal, Nigeria, Zimbabue, Guinea Conakry y Sudáfrica― convertidos en receptores de basuras tóxicas y peligrosas procedentes de los países desarrollados. Así estaban las cosas con respecto a ese pequeño país africano a finales del verano del 88. La cuestión guineana volvía a estar en el candelero. Y es que cada cierto tiempo, como si de algo inevitable se tratase, desde siempre, la antigua colonia irrumpía bruscamente en los hogares españoles: el dictador Macías, el golpe de libertad, el oficialmente olvidado asesinato de la hermana Ana Llopart, el sargento Micó, la extraña muerte de Martínez Líster al pie de la escalerilla de un avión al que nunca subió, el terrible accidente del “Aviocar”, en enero del 87, que motivó un artículo en Álvaro en defensa de los aviadores… Sucesos excitantes que en la mente de los españoles relevaban al recuerdo, ¿al desdén?, del anterior acontecimiento y, en el súbito alboroto, conformaban paulatinamente la parcial, aciaga y confusa imagen de la antigua colonia ecuatorial. Tras ca94

da espectáculo que sobresaltaba a la opinión pública fluía un devenir y una realidad insólitos. Un día a día que configuraba la agitada historia de un pueblo que no levantaba cabeza: un joven país mal habituado por los antiguos amos, ahora títere de la ineficaz y corrupta cooperación liderada por España. El doce de octubre los restos maltrechos de aquellas viejas posesiones españolas del Golfo de Guinea cumplirían dos décadas de independencia. Su crónica, en tantos aspectos anunciada, era una amarga mezcla de subdesarrollo y paranoia. Un esperpento propiciado, a golpe de complicidad y desatino, por el enjambre insaciable de demasiados nuevos colonos llegados de demasiadas metrópolis. Un mes después de su independencia Guinea Ecuatorial se había convertido en el 126 Estado miembro de la Organización de las Naciones Unidas. Sin embargo, ya se habían cometido tantos errores históricos que su futuro se encontraba seriamente hipotecado. Pero ¿alguien — como Álvaro se preguntaba en el duro artículo (Guinea Ecuatorial: un futuro incierto) que el profesor Ramón Tamames le publicó en el anuario del diario El País del 88— alcanzó a imaginar que, veinte años después, apenas unas horas en la antigua Santa Isabel bastarían para dar rienda suelta al desaliento? Y es que, sometido a una inaudita tensión entre la golosina y los ancestros, aquel pueblo pluriétnico era señor, por supuesto, más también esclavo, de una geografía artificial y dispersa. Buena gente que continuaba confiando en un futuro que, por incierto que se vislumbrase, no atinaba a turbar el ritmo sosegado y pastoso de su sangre-yuca africana. ¡Sería que eran jóvenes!

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Una burda treta

El martes 20 de septiembre era un día desapacible. Tras el largo estío el agua caía atropelladamente a impulso de las caprichosas ráfagas de un viento inusitado. Los semáforos no funcionaban. Los guardias municipales, héroes del instante, sabedores de que la ciudad, ahora en modo manual, era suya, se tornaban intratables dictadores que gesticulaban y soplaban con fruición sus estridentes silbatos. El sonoro caos iba in crescendo. El Madrid que se ve desde el cielo, sorprendido por los elementos, debía tener el apocalíptico aspecto de un hormiguero en apuros envuelto en la enervante y monótona sonoridad de un disco rayado. El periodista José Luis Sanz desistió de ir al Congreso de los Diputados a pillar alguna información sobre Guinea. Se apeó del autobús en la glorieta de Emilio Castelar, entró en un estanco, compró una cajetilla de tabaco, encendió un cigarrillo y subió a la redacción del diario El Independiente. Aceptó el café que le ofreció una compañera, se hizo con varios periódicos, se instaló en su mesa de trabajo y comprobó cómo había quedado su crónica. La cotejó con las de otros medios: ningún colega parecía darle mayor relevancia a la expulsión. Él sí lo había hecho y se sentía inquieto ante las consecuencias que podría tener la detención del funcionario guineano. El incidente no habría revestido mayor importancia de no ser por una circunstancia de la que muy pocos estaban al tanto: hacía dos semanas que una nota diplomática del Gobierno ecuatoguineano, que denunciaba el consumo de estupefacientes por parte 96

de un grupo de españoles, aguardaba respuesta en la mesa del embajador en Malabo. Si a ello se añadía el hecho de que Lucas Nguema era, y en Exteriores lo sabían, un personaje cercano al presidente Obiang, resultaba verosímil que el dictador acordase en cualquier momento la expulsión del citado grupo. Y, de ser así, la tensión política derivada de tal medida de retorsión propiciaría la deseada excusa que necesitaba el Gobierno para aplazar sine díe el inminente viaje oficial al país de la comisión parlamentaria española de investigación de la cooperación hispano-ecuatoguineana. Ese era el quid de la cuestión. Tenía el aspecto de una burda treta del Palacio de Santa Cruz que depararía un ansiado respiro al cuestionado equipo del secretario de Estado Luis Yáñez y al presidente de la comisión, Ciriaco de Vicente, en un conflicto que se les escapaba de las manos. Hacía varios días que el periodista barruntaba la idea de entrevistar a Obiang. Suponía que otros colegas pensarían lo mismo por lo que debía actuar con celeridad y diligencia. Necesitaba ayuda y recurrió a Álvaro. ―Van a expulsar a Luquito ―Lo sé. ―Obiang está en Francia y le esperan en Madrid el viernes. Arrancarle alguna declaración en París sería un bombazo, pero no concede entrevistas a los medios españoles desde que El País denunció el envío de residuos tóxicos a la isla de Annobom. —Tal vez si… ―¿Se te ocurre algo? ―Si tu periódico se hiciese cargo de los gastos de desplazamiento podría tratar de conseguir una au97

diencia. Me interesaría hablar con Obiang para evitar que obstaculice la próxima visita a Malabo de los integrantes de la comisión parlamentaria y, de paso, sugerirle que les facilite información sobre determinados aspectos de la cooperación española. ―¿Y por qué habría de recibirte? ―Tengo un plan que podría funcionar. Consúltalo con tu director, que yo voy a localizar a Eloy Eló. El ministro para las Relaciones con el Parlamento, uno de los principales asesores de Obiang Nguema, llevaba ya cuatro días en la ciudad a la espera de la visita de su patrón que el viernes sería recibido por el rey y el presidente del Gobierno. Eloy Eló Nvé Mbengono había nacido en 1944 en un poblado fang de la región continental próximo a Mongomo. Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense regresó a su país en 1972 donde ejerció la abogacía y desempeñó diversos puestos administrativos. Tras el llamado Golpe de Libertad le impusieron el mal trago de defender al derrocado dictador Macías Nguema qué, condenado a la pena capital el 29 de septiembre de 1979, sería fusilado esa misma tarde por un pelotón de guardias marroquíes sin que el letrado se hubiese atrevido a solicitar clemencia al presidente golpista. Estrecho colaborador de Obiang, era considerado el cerebro gris del régimen. De hecho, formó parte de la Comisión Constitucional que elaboró la Ley Fundamental en 1982 y fue el padre del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial. Eló, en pijama y enfrascado en la lectura de la prensa, apuraba un copioso desayuno en su habitación del Hotel Eurobuilding de Madrid. Estaba satisfe98

cho, casi eufórico, del eco que estaban teniendo sus duras declaraciones a Radio Nacional de España: "El dinero no llega a Malabo. Creo que hay mucha corrupción. Tengo fe en que la comisión parlamentaria española pueda descubrir a los culpables. Sé que el Gobierno español ha venido destinando ciertas cantidades de dinero para ayudar a Guinea, pero creo que esas cantidades nunca han llegado. Guinea es un país pequeño que no tiene ni medio millón de habitantes. Si hay 20.000 millones de pesetas en ayudas, algo se vería. Si no hay carreteras, si no hay hospitales, si no hay... por lo menos el dinero estaría en la calle, como las hojas de los árboles.” Una crónica de Diario 16, firmada por los periodistas Fernando Baeta y Alfonso Rojo, recogía en portada una frase del ministro. En Guinea no hay bolsillos para el dinero que dice haber dado España. Guinea no está satisfecha. La cooperación que recibimos es insuficiente y su eficacia nula. Estamos convencidos que se puede hacer más. Es duro decirlo, pero la eficacia de la cooperación española no alcanza ni los mínimos... España no ha tenido hasta el momento una política de Estado para cooperar con Guinea. Sólo ha habido política de partido. Primero de la UCD y luego del PSOE... Por eso el Gobierno y el pueblo guineano se alegran mucho de que vaya a Malabo una delegación parlamentaria española.

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Todo lo que ellos quieran saber, nosotros se lo vamos a decir... Los medios de comunicación resaltaron una noticia llamativa: Obiang, de visita en París, acababa de solicitar a Mitterrand la entrada de su país en la zona francófona. “Somos ―recogía la crónica de Ana Camacho en El País― el único país bantú de lengua española de África Ecuatorial y nos sentimos huérfanos: todos los otros países bantúes de esta región son francófonos. Por eso pedimos nuestra entrada en la francofonía...” ―Excelencia, le llama el Sr. Díaz-Cueto. Quiere hablar con usted. ¿Va a atender la llamada? ―Sí. ―El ministro Eló apartó el periódico, apuró el café y descolgó el auricular. ―Ministro, Eloy, soy Díaz-Cueto, Álvaro DíazCueto... ¿Cómo estás? ―Bien, muy bien. ¿Y tú? ¿Qué ocurre? ―Necesito ver al presidente Obiang y quisiera que me consiguieses una audiencia. ―Imposible. Su excelencia se encuentra en París con Mitterrand. El viernes estará unas horas en Madrid con el rey. El sábado regresamos a Malabo y luego debe asistir a la Conferencia de Donantes organizada por la ONU en Ginebra. Lo veo muy complicado. Tal vez a principios de noviembre, en Guinea. Quizás…, ya veremos… ―El asunto es de gran trascendencia y no puede esperar. Debe ser hoy o mañana, en París… Lo antes posible. ¿Podríamos vernos a lo largo del día? ―Esta tarde; a las cuatro en mi hotel. ―Gracias, ministro, iré con José Luis Sanz. ―¿Quién? 100

―Un periodista al que conociste en Bata. ―De acuerdo, pero a las cuatro en punto, que debo asistir a un acto oficial… Díaz-Cueto y Eló se conocían desde hacía algunos años. Habían coincidido varias veces en Guinea y en Madrid y mantenían una buena relación. El primer encuentro tuvo lugar en Bata, en la bonita y acogedora casa junto al mar de un amigo común: el empresario italiano Bruno Bertoni Monta. Un hombre influyente que había pasado gran parte de su vida en Guinea, ya que su padre inició negocios de construcción en la colonia tras la II Guerra Mundial. Casado con una esbelta y guapa española, hacía muchos años que vivía a caballo entre España y Guinea. El italiano, un hombre afable y elegante, ya bien entrado en la cincuentena, sabía tantas cosas del tenebroso papel que muchos de los nuevos dirigentes guineanos habían desempeñado en la época de la dictadura de Macías que resultaba confusa la linde entre el afecto y el temor que le profesaban. ―¿El Independiente? —Sí, dígame. —El Sr. Sanz por favor. ―En este momento no puede atenderle. —Por favor, dígale que le ha llamado Álvaro Díaz-Cueto para confirmarle que esta tarde, a las cuatro, nos recibirá el ministro Eló. Que le espero media hora antes en la cafetería del Eurobuilding. No lo olvide señorita… El periodista fue puntual. Álvaro, impaciente, comenzó a contarle el plan que había diseñado…

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―Intentaremos que el ministro nos gestione una entrevista con Obiang. Si accede, el plan es el siguiente: nos vamos a París y yo informo al presidente de mi propuesta. Como es un asunto delicado, que puede tener consecuencias políticas, tengo mucho interés en que seas testigo. A continuación le haces la entrevista. ¿Se hará cargo de los gastos el periódico? ―Tenemos vía libre. En cuanto se confirme sacarán los pasajes y reservarán el hotel. El ministro les recibió en torno a la pequeña mesa circular que ocupaba el rincón izquierdo del dormitorio, entre el gran ventanal y la cama. Estaba en mangas de camisa y se había aflojado el nudo de su corbata de seda de suaves tonos azules y amarillos. Les saludó campechanamente. No reconoció al periodista hasta que éste le recordó su encuentro en el Palacio de África, hacía dos años, con motivo de una Comisión Mixta Hispano-Guineana, que cubrió para Diario 16… ―¡Al grano! ¿Qué sucede? ¿A qué viene esa urgencia? ¿Qué queréis plantearle a su excelencia? Álvaro expuso su punto de vista sobre el nuevo escenario generado tras la detención y expulsión del diplomático guineano y el consiguiente riesgo de que el presidente cayese en la provocación de Exteriores con el resultado final de frustrar la inminente visita a Guinea de los miembros de la comisión parlamentaria. Insistió en que debería recibir cordialmente a los diputados y facilitarles cuanta información le requiriesen, en particular, la relativa a determinados asuntos turbios clarificadores del papel de algunos empresarios y funcionarios, apoyados por el Gobierno 102

y el Banco Exterior de España, en la desviación de los fondos de ayuda al desarrollo. Y completó su exposición relacionando todo ello con la inminente Conferencia Internacional de Países Donantes, organizada por la ONU, en la que Guinea Ecuatorial cifraba grandes esperanzas de obtener abundante financiación internacional. Omitió algunos otros aspectos que no hacían al caso y reservaba para Obiang. ―Además ―añadió el periodista, rompiendo el silencio que había mantenido hasta el momento―, dado que su excelencia tiene previsto viajar a Madrid este viernes le interesará la información de primera mano que podemos aportarle. ―José Luis, como otros colegas que habían viajado al país y conocían a fondo el caótico asunto guineano, solía mostrarse bastante crítico y beligerante con la política oficial con respecto a Malabo. El enfoque del problema de las relaciones de cooperación hispano-ecuatoguineanas que Álvaro venía manteniendo en diversas intervenciones públicas y artículos de prensa, resultaba para el mandatario guineano de suma utilidad. Suponía un oportuno salvavidas al que asirse en la tempestad que arreciaba. Frente a la tendencia habitual de culpar de todos los errores a la corrupción e incompetencia de la dictadura guineana, mantenía ―y esa era la tesis del documentado informe-denuncia que había remitido al Congreso de los Diputados― que “el Estado español, al amparo de la cooperación, había violado gravemente el derecho internacional del desarrollo al interferir de modo negativo en la realidad socio-económica de un Estado soberano con consecuencias difícilmente reparables.” En su opinión “España se encontraba 103

moral y jurídicamente obligada a hacer un nuevo esfuerzo para indemnizar a Guinea Ecuatorial...” No había dudado en salir en defensa del indígena y poner contra las cuerdas a la desconsiderada metrópoli. Y eso le venía bien a un dictador que no parecía dar mayor importancia a la condición esencial que explicitaba el informe: “...un esfuerzo que sólo tendría sentido en el marco de la Comunidad Europea y, por supuesto, nada más que en la medida en que el Gobierno ecuatoguineano demuestre con hechos y medidas concretas su inequívoca voluntad, tanto de poner coto al gravísimo nivel de corrupción que soporta el país, como a su capacidad para sumar al esfuerzo colectivo a los guineanos en el exilio”. Dadas las circunstancias no era descabellado apostar por quien atribuía una parte sustancial de la responsabilidad política del caos a los sucesivos Gobiernos españoles y le ponía, ¡qué ingenuidad!, condición tan inviable. Eloy Eló se levantó pensativo. Conocía sobradamente el papel que, desde la sociedad civil y en abierta confrontación con el Gobierno español, estaba jugando el ex-cooperante. Por eso le apreciaba y le había apoyado ante el presidente Obiang en anteriores ocasiones. La última, con motivo de la Expedición Mil Kilómetros de Amistad, que contó con total respaldo de la presidencia. Tampoco desconocía el nivel de información de ambos interlocutores. Se asomó a la ventana durante unos instantes sin prestar atención al monumental atasco que provocaba la coincidencia de las primeras lluvias con las salidas de los colegios. La entrevista podría resultar provechosa para alguien ávido de información ante su inminente 104

escala en Madrid. No lo dudó más. Se sentó en la cabecera de la cama, se ajustó las gafas de media luna y buscó un número en la pequeña agenda que extrajo de la billetera que guardaba en el bolsillo posterior de su arrugado pantalón de franela gris marengo. A juzgar por la decisión y soltura con la que marcó el número no era la primera vez que telefoneaba a Obiang durante aquella jornada. Su interlocutor en París debió reconocer de inmediato el firme tono de voz de quien acababa de hacerle una breve indicación en lengua fang y no requirió ulteriores explicaciones. Eloy, sabedor de su ascendiente sobre él, aguardó sin inmutarse. Era obvio que se regodeaba del fluido acceso al todopoderoso jefe del Estado. La conversación con el dictador no duró más de cuatro o cinco minutos durante los que el rostro del abogado de Macías no abandonó en ningún momento el rictus de sumisión al general. Colgó sin disimular una expresiva sonrisa. ―Su excelencia os recibirá en el Hotel de Crillon y desea ―añadió, resaltando un matiz que posiblemente él mismo habría sugerido― que la entrevista se celebre antes de la audiencia que ha concedido, mañana por la tarde, al secretario de Estado de Cooperación… ―Exteriores te culpa del portazo de Obiang al Rey. Escucha lo que escribe Jáuregui en El País: "La cancelación de una visita que había sido solicitada por el propio Obiang ha caído como un jarro de agua fría en el Ministerio de Exteriores, según fuentes del Palacio de Santa Cruz, donde existe auténtica indignación por 105

este episodio, hasta el punto de que en algunos medios se habla de proceder a una reconsideración global de la cooperación con la que fue la última colonia española... El dirigente guineano pensó, creen en medios españoles, que el momento no era acaso el más propicio para emprender reivindicaciones, máxime cuando la situación interna de Guinea es considerada unánimemente fluida e inestable. Por otro lado, antes de entrevistarse con una delegación española que, encabezada por Luis Yáñez, e integrada por el director de la Oficina de Cooperación con Guinea, Fernando Riquelme y por el embajador Manuel Alabart, que acudió a París el pasado miércoles por la tarde, Obiang había recibido a Álvaro Díaz-Cueto. Este último, enzarzado en varias querellas con el Ministerio de Asuntos Exteriores, que le acusa de no haber justificado algunas cuentas, ejerció aparentemente también cierta influencia, a juicio del Gobierno español, sobre la decisión de Obiang en el sentido de no acudir a Madrid... Puede que también haya influido en la suspensión del viaje la petición presentada por Obiang al Gobierno francés... para integrar a su país en el grupo de Estados francófonos." ―Creo que tus “amigos” de Exteriores ―prosiguió su interlocutor— tratan de encontrar algún resquicio legal para que te procesen, ya que no han podido hacerlo por el asunto de las cuentas del centro de la UNED en Bata. Dicen que es intolerable que un ciudadano se entreviste con un jefe de Estado extranjero para interferir en la política exterior de su país. Qué eso es traición, alta traición. 106

―¡Que lo hagan si se atreven! Se sentía orgulloso y satisfecho. Su osada iniciativa había logrado el objetivo: Obiang no había caído en la provocación de Exteriores y se disponía a reunirse en Malabo con los parlamentarios. Ahora todo dependía de que les proporcionase la información que le había sugerido en París, les dejase libertad de movimiento y, claro, que algunos cooperantes y empresarios españoles, cosa poco probable, se decidiesen a hablar. Los últimos acontecimientos se encauzaban en la dirección que propugnaba y el dictador parecía dispuesto a colaborar. Esa fue la impresión que José Luis había sacado de la reacción del presidente guineano ante la propuesta hecha por el profesor en un tono deliberadamente solemne: Excelencia, he viajado a París porque he considerado mi deber expresarle mi opinión sobre una cuestión esencial que deberá afrontar en este momento histórico para las relaciones entre su país y España. Es la primera vez en muchos decenios que las Cortes Españolas estudian, ante la mirada atenta de los ciudadanos españoles y guineanos, las relaciones entre ambos Estados. El próximo viernes, cuando se entreviste en Madrid con el presidente del Gobierno y el Rey Juan Carlos, puede que se encuentre ante un dilema envenenado: de un lado, llegar a un acuerdo inmediato con el Gobierno que ponga sordina al escándalo que supone el gran fracaso de la cooperación; de otro, colaborar con todos los medios a su alcance, para posibilitar que el Congreso de los Diputados lleve a cabo su trabajo de investigación con la máxima objetividad. Permítame, Excelencia, que le recuerde que estas Cortes Españolas son las herederas de aquellas otras que en 1840, en nombre del pueblo, vetaron la decisión guberna107

mental de vender la isla de Fernando Poco a los ingleses por un puñado de libras esterlinas. Excelencia, soy un simple ciudadano español y no represento a nadie, pero ―y en el trance, Álvaro concentró en su firme mirada a los ojos negros del dictador todo el poder de convicción de que era capaz― apelo al Jefe del Estado de un país hermano para invitarle a que en esta ocasión histórica, alegue lo que alegue el presidente del Gobierno o el mismísimo Rey, no dude en apostar decididamente por apoyar sin ambages el trabajo de las Cortes en las que reside la soberanía del pueblo español… regresa pág. 56

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PUBLICACIONES DEL AUTOR SOBRE GUINEA ECUATORIAL Carta abierta al secretario de Estado para la Cooperación Internacional Diario 16, Madrid, 03.05.1986.

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Morir en Guinea Diario 16, 09.01.1987.

110

La cooperación con Guinea entre el silencio y la desesperanza Razón y Fe, núm.1063, mayo, 1987, pp.534-538.

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115

Cooperación con Guinea: incompetencia total Diario 16, 16.11.1987.

116

Sus señorías tienen la palabra El País, 01.03.1988, p.16.

117

Guinea Ecuatorial: ¿y ahora qué? Diario 16, Madrid, 08.10.1988.

118

Guinea Ecuatorial: las Cortes en el banquillo ABC, 2410.1988, p.13.

119

La cooperación española al subdesarrollo de Guinea Ecuatorial ABC, Madrid, 06.11.1987.

120

Sostenella y no enmendalla Diario Ya, 08.11.1988, p.17.

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Volver a Guinea Diario 16, 16.11.1988.

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Retomar la iniciativa en Guinea (I) Diario 16, 19.11.1988, p.2.

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Retomar la iniciativa en Guinea (II) Diario 16, 20.11.1988, p. 2.

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CINCO DOCUMENTOS QUE EL AUTOR DESEA VINCULAR PERMANENTEMENTE A ESTA PUBLICACIÓN Este anexo incluye cinco documentos probatorios que el autor desea vincular permanentemente a esta obra. Documento núm. 1 Archivo por la Audiencia Nacional de la falsa denuncia presentada contra el autor por Asuntos Exteriores. Documento núm. 2 Certificación del Tribunal de Cuentas por la que se declara No haber lugar a la incoación de proceso judicial contable en el procedimiento de reintegro por alcance núm. 19/89 promovido contra el autor por Asuntos Exteriores. Documento núm. 3 Reconocimiento de la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de la deuda contraída con el autor por el anticipo de su propio peculio de un total de 1.882.177 pesetas (11.338 euros) para agilizar el funcionamiento del Centro de la UNED en Bata (Guinea Ecuatorial), reiteradamente bloqueado por las disfunciones de la Cooperación Española de la época. Documento núm. 4 Escrito de la Rectora de la Universidad Nacional de Educación a Distancia al Subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores solicitando la suspensión del acto mediante el que se cesa al Director del Centro de la UNED en Bata. Documento núm. 5 Acta o “certificación de constación de hechos” en relación con la falsa amenaza de expulsión del país del Director de la UNED, emitida por el Delegado del Ministerio de Educación y Deportes en la Región Continental de Guinea Ecuatorial D. Jaime Ngonga Ndong Mikue.

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Documento 1

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Documento 2

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regresa pág.58

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Documento 3

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Documento 4

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Documento 5

Véase la transcripción literal en la página siguiente

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Transcripción literal Nota: el acto tuvo lugar en Bata, en el despacho oficial del Delegado de Educación y Deportes de la Región Continental y en presencia del Ministro de Educación y Deportes y del Director de la UNED. La certificación constata la declaración del Ministro ante el Director de la UNED ordenada por el Presidente dela República. DON JAIME NGONGA NDONG MIKUE. DELEGADO DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y DEPORTES DE LA REGIÓN CONTINENTAL. CERTIFICO: que en la audiencia mantenida en el día de la fecha con el Excmo. Sr. Ministro de Estado de la Educación y Deportes, en la que se transmiten a D. LUIS DE LA RASILLA SÁNCHEZ-ARJONA, las instrucciones dimanantes de la Alta Magistratura de la Nación, en relación con su expulsión del país; se desprende que, con fecha veintitrés de mayo del año en curso, un miembro de Gobierno de la República, dijo en el Aeropuerto Internacional de esta Capital, que se le iba a expulsar del país; que el Excmo. Sr. Titular de Educación y Deportes, hace saber al interesado que, según instrucciones de la Presidencia del Gobierno, dicha información es, a todos los efectos, falsa por lo que su cese como Director de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, en su centro de Bata (Litoral), originó por dicha amenaza, no está reconocida por parte del Gobierno de la República de Guinea Ecuatorial.------Que, el Delegado suscribiente, independientemente del acta que en su día se elaboró el claustro de profesores, certifico la brillante labor llevada a cabo por D. LUIS DE LA RASILLA SÁNCHEZARJONA, en su cometido al frente de dicha institución, dentro del ámbito de la Región Continental, donde ostento la máxima representación del Ministerio de Educación y Deportes.-------------Y PARA QUE CONSTE Y SURTA LOS OPORTUNOS EFECTOS EN DONDE CONVENGA, EXPIDO LA PRESENTE CERTIFICACIÓN DE CONSTATACIÓN DE HECHOS. EN LA CIUDAD DE BATA, A LOS DIECISIETE DÍAS DEL MES DE JUNIO DEL AÑO MIL NOVECIENTOS OCHENTA Y SEIS.--------------POR UNA GUINEA MEJOR Firmado: Jaime Ngonga Ndong Mikué Sellado: Ministerio de Educación y Deportes. regresa pág. 58

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DOCUMENTOS Y ENLACES VARIOS INFORMES AL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

El pasado 9 de febrero el Congreso de los Diputados aprobó, a propuesta del Sr. GARCÍA MARGALLO (Democracia Cristiana) la constitución de una comisión no permanente de ESTUDIO Y DESARROLLO DE LA COOPERACIÓN ENTRE ESPAÑA Y GUINEA ECUATORIAL. Su primera reunión tuvo lugar el día 22 de junio, iniciándose las comparecencias a principios del mes de septiembre. Participaron los siguientes diputados: Sr. Sr. Sr. Sr. Sr. Sr. Sr. Sr. Sr.

de VICENTE (PSOE). Presidente ABRIL MARTORELL (CDS) BOTELLA CRESPO (Partido Liberal) FABRA VALLÉS (Coalición Popular) ANASAGASTI (PNV) GARCÍA MARGALLO (Democracia Cristiana) CASA I BEDÓS (Minoría Catalana) IGLESIAS ARGÜELLES (IU) COSTA SANJURJO (Grupo Mixto)

El 22 de junio, presenté un primer informedenuncia AL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS SOBRE ALGUNOS ASPECTOS DE LA COOPERACIÓN ESPAÑOLA CON GUINEA ECUATORIAL.53 53. Este Informe se completó con un ANEXO DOCUMENTAL que, dado su volumen, se ha omitido en esta publicación. La base de la parte general de este informe fue la conferencia pronunciada el día 4 de mayo de este año en el marco del ciclo “UN EXAMEN DE LA POLÍTICA EXTERIOR

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En septiembre, al iniciarse los trabajos de la Comisión, el PSOE denegó mi comparecencia gracias al recurso al voto ponderado. Ésta había sido solicitada por todos los grupos de la oposición. No obstante, el día 14 de septiembre fui convocado por todos estos grupos a una reunión extraparlamentaria que se celebró ese mimo día en una dependencia del edificio de los grupos parlamentarios y tuvo gran eco en los medios de comunicación. Tras el viaje de los miembros de la Comisión a Guinea Ecuatorial, la oposición solicitó de nuevo mi comparecencia. Esta volvió a ser denegada por el grupo socialista. El 24 de octubre, cuando la Comisión iniciaba la redacción de sus conclusiones, presenté un informe-propuesta al Congreso de los Diputados titulado ALGUNAS REFLEXIONES Y PROPUESTAS PARA UNA NUEVA COOPERACIÓN AL SERVICIO DEL AUTODESARROLLO Y LA LIBERTAD DE GUINEA ECUATORIAL. El 16 de noviembre, el Plano del Congreso de los Diputados aprobó, con la abstención de toda la oposición, el dictamen de la Comisión presentado por el grupo socialista, así como algunas enmiendas propuestas por los distintos grupos parlamentarios.

ESPAÑOLA”, organizado en Madrid por el INSTITUTO DE CUESTIONES INTERNACIONALES (INCI). Publicada en INCI, núm. 40, octubre/1998, pp. 58-75.

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I Informe Sobre algunos aspectos de la cooperación con Guinea Ecuatorial Madrid, 22 de junio de 1988

A la Hermana CARMEN SAMARANCH KIRNER, Universitaria inteligente y honesta, asesinada, ante la indiferencia del Gobierno y de las Cortes, por haberse atrevido a vencer la complicidad del silencio. A todos los ciudadanos españoles que en Guinea Ecuatorial, se han esforzado por acercar la utopía al presente. Al sufrido pueblo ecuatoguineano, al que la España oficial tanto ha perjudicado. Parte general CARTA AL PRESIDENTE DEL CONGRESO PRESENTACIÓN TESIS GENERAL NUEVE AÑOS DE COOPERACIÓN OBJETIVOS LA NORMALIZACIÓN DE LAS RELACIONES BILATERALES A TODA COSTA LA EVALUACIÓN UN PANORAMA DESOLADOR EL NEGOCIO DE GUINEA PROPUESTAS

Parte especial Riesgo e inseguridad jurídica de los cooperantes españoles en Guinea Ecuatorial: la necesidad de un estatuto del cooperante

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INTRODUCCIÓN DENUNCIA LA AUSENCIA DE UN ESTATUTO DEL COOPERANTE GARANTÍAS LABORALES Funcionarios. Contratación laboral de ciudadanos españoles. Prestaciones sanitarias. Contratación laboral de ciudadanos ecuatoguineanos CONCLUSIONES TESTIMONIOS Asunto: ASESINATO DE LA HERMANA CARMEN SAMARANCH KIRNER Asunto: CONFLICTO MECÁNICO c/ EMBAJADOR Asunto: CONFLICTO UNED-EXTERIORES

II Informe

Algunas reflexiones y propuestas para una nueva cooperación al servicio del autodesarrollo y la libertad en Guinea Ecuatorial. Madrid, 24 de octubre de 1988 CARTA AL PRESIDENTE DEL CONGRESO PRESENTACIÓN EL PRIMER PASO Desenmascarar la complicidad El reconocimiento de los errores Atajar los efectos nocivos de la acción española EL SEGUNDO PASO Lograr una cooperación eficaz

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La trascendencia de la decisión española Condicionar la cooperación a la libertad y a la democracia y recuperar la iniciativa internacional respecto a Guinea Ecuatorial Estrategia Modus operandi El anteproyecto o iniciativa española para la adopción de un Plan Comunitario de Cooperación al autodesarrollo y a la libertad en Guinea Ecuatorial: algunas propuestas La cooperación como instrumento efectivo para posibilitar el retorno de los guineanos y su incorporación efectiva a la reconstrucción de su país Guinea Ecuatorial país hispánico

CARTA AL PRESIDENTE DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS 54

EXCMO. SR.: Esta modesta contribución ciudadana es fruto, tanto del conocimiento directo del país, como de la profunda reflexión sobre nuestra cooperación al desarrollo. En su parte testimonial es también, Sr. Presidente, una buena prueba de los graves riesgos que todavía conlleva discrepar en nuestra democracia. Confío en que al denunciar algunas prácticas reprobables al uso en la Administración, contribuya a poner el dedo sobre la llaga de tantos y tantos compatriotas anónimos que, obviamente, no cuentan para nada en nuestro país. Pero también en la de los ciudadanos 54

Sin respuesta, ni acuse de recibo.

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extranjeros a los que tanto afectan las decisiones españolas. Las gravísimas consecuencias de todo orden derivadas del rotundo fracaso de los gobiernos españoles en Guinea Ecuatorial y la escasa y poco eficaz atención dispensada hasta el momento por las Cortes a esta importante faceta de nuestra política exterior, han estimulado mi esfuerzo. ¡Ojalá!, y con esto termino, Sr. Presidente, fuese el nuestro un país en que el hecho de presentar un informe-denuncia al Parlamento garantizara razonablemente la atención de sus Señorías. Mi profundo escepticismo al respecto aconseja recurrir cautelarmente a los medios de comunicación. Los únicos, por cierto, que en relación con el asunto que nos ocupa, han estado a la altura de las circunstancias. PRESENTACIÓN

La constitución en el Congreso de los Diputados de una Comisión ad hoc tras nueve años de cooperación con Guinea Ecuatorial es, sin duda, un hito histórico en las relaciones hispano-ecuatoguineanas. Y, desde luego, supone una fecha importante para quienes llevamos años pidiendo, por todos los medios a nuestro alcance, que se investigue la acción española en la ex-colonia. Nueve largos años de despreocupación parlamentaria o, si se prefiere, de preocupación superficial, respecto a cualquier asunto de Estado es demasiado tiempo para no encontrarse la casa revuelta. Pero si, como es el caso, a la desidia parlamentaria se suma el desacierto gubernamental, la tarea puede ser tan 140

ingente y tan comprometida que todo quede en agua de borrajas. El reiterado fracaso histórico en Guinea Ecuatorial, con todas sus consecuencias nacionales e internacionales, las amenazas de todo tipo que, una vez más, se ciernen en la actualidad sobre los ecuatoguineanos y el lícito derecho de los ciudadanos a recibir una explicación satisfactoria de la gestión político-económica reclaman un esfuerzo suplementario de los miembros de esa Comisión parlamentaria. Este informe-denuncia sólo pretende ser una modesta contribución ciudadana y un testimonio personal que ayude a suscitar la reflexión sobre un tema complejo. Consta de dos partes: PARTE GENERAL: Centrada en explicar la evolución de la cooperación española a partir del llamamiento del Presidente OBIANG, así como las razones profundas y las consecuencias del fracaso. Y todo ello para poner de relieve cómo l descontrol parlamentario ha posibilitado un peligroso juego de intereses espúreos –cuyas conexiones políticas deben ser investigadasque han campado por sus respetos. PARTE ESPECIAL: Dedicada a un aspecto tan delicado como lo es el riesgo y la inseguridad jurídica de los ciudadanos comprometidos en las tareas de cooperación y las consecuencias de postponer sine die la promulgación del Estatuto del Cooperante. ANEXO DOCUMENTAL: En el que se recogen diversos testimonios que no son más que la punta de un siniestro iceberg.

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TESIS GENERAL

La tesis general que mantenemos en relación con la política exterior de España en Guinea Ecuatorial a partir del golpe de Estado del Presidente OBIANG, en 1979, es que el Estado español, al amparo de la cooperación al desarrollo, ha violado gravemente el Derecho Internacional del Desarrollo, al interferir de modo negativo en la realidad socio-económica de un Estado soberano, con consecuencias difícilmente reparables. Consiguientemente España se encuentra moral y jurídicamente obligada a hacer un nuevo esfuerzo para indemnizar a Guinea Ecuatorial. Esfuerzo que, como se matiza en las propuestas recogidas al final de este informe, sólo tendría sentido en el marco de la Comunidad Europea y, por supuesto, nada más que en la medida en que el gobierno ecuatoguineano demostrase con hecho y medidas concretas su inequívoca voluntad, tanto de poner coto al gravísimo nivel de corrupción que soporta el país, como a su capacidad para sumar al esfuerzo colectivo a los exilados. Qué duda cabe que la evidente incompetencia en materia de cooperación al desarrollo de los distintos gobiernos (UCD y PSOE) y la notoria desidia de los representantes parlamentarios ante el que, sin duda, han considerado un “tema menor” de nuestra política exterior, no sólo ha propiciado el rotundo fracaso cuyas consecuencias hoy percibimos, sino que han hecho el juego a un grupo minoritario con intereses económicos en la ex-colonia que, con habilidad y sin escrúpulos, ha manejado de facto los hilos de la política española en Guinea Ecuatorial con total impunidad hasta el momento. 142

Pero hay más: La opinión pública ha sido reiteradamente engañada por los sucesivos responsables gubernamentales y, en general, por una clase política que, a pesar de las abrumadoras denuncias de los medios de comunicación y de la evidencia de los hechos, ha tardado nueve años en decidir la constitución de una Comisión Parlamentaria ad hoc. Se ha malversado el dinero del contribuyente, con el agravante de causar perjuicios irreparables a los destinatarios originales ―un pueblo que estaba y sigue en la miseria― de los fondos. La Administración, sin la existencia de un ESTATUTO DEL COOPERANTE, ha impuesto fácilmente el silencio a los testigos cualificados, represaliando y violando los derechos constitucionales de quienes se han atrevido a denunciar los hechos. Y a todo esto, ya de por si grave, deben añadirse, al menos, dos consecuencias político-internacionales de este fracaso de efectos incalculables para la imagen internacional de la España democrática: PRIMERA: La de haber tenido que ser relevada internacionalmente en Guinea Ecuatorial por Francia, como única fórmula para salvaguardar los intereses occidentales dominantes en la zona que, desde 1979 representaba España y que su inoperancia ponía en peligro.55

55. Más que la idea de “abandono español de Guinea”, me permito resaltar la de “relevo internacional de España por Francia” impuesto a nuestro país tras su progresiva pérdida de credibilidad para asegurar los intereses occidentales dominantes en la zona. Obviamente la veracidad o no del rumoreado pacto de La Granja no resulta excesivamente significativa desde la tesis que mantenemos.

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SEGUNDA: La pérdida de credibilidad para cooperar al desarrollo. Hasta el punto de que tras el fracaso en Guinea cabe hablar sin ambages de España como un país sin credibilidad para cooperar. Valga esta primera aproximación para desechar de una vez por todas la idea la uso de que Guinea Ecuatorial es un tema menor de la política exterior española. No sólo es un Estado soberano frente al que España se encuentra jurídica y moralmente obligada ―lo que no es poco― sino que además, dadas las características de tales obligaciones y las circunstancias que han envuelto su cumplimiento, el papel de España en la ex-colonia ha supuesto un más que significativo test de penoso resultado para nuestras instituciones democráticas… Nota del autor

Registré ambos informes en la Secretaría General del Congreso de los Diputados el 22 de junio y el 24 de octubre de 1988, respectivamente.

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PACTO DE MADRID

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UNA VOZ EN EL DESIERTO Alberto Míguez La Vanguardia, 09.10.1988. Mientras se escuchan rumores de corrupción y la Secretaría de Estado de Cooperación investiga, se alza una voz en el desierto: la del director de la Universidad a Distancia en Guinea Ecuatorial, Luis de la Rasilla, un profesor de 38 años, que se quedó patidifuso cuando, metido en las entrañas de la cooperación española, empezó a ver “cosas inverosímiles”. Inquirió, protestó, escribió a Madrid: silencio. Pronto advirtió que a su alrededor se creaba un extraño ambiente. La Embajada potenció su destitución y el Ministerio de Exteriores se enfrentó con la rectora de la UNED. Finalmente, para completar su sacrificio, fue sacrificado en el altar de los altos intereses del Estado, acusado de malversación de fondos. Es la historia de un pequeño profesor luchando contra gigantes ministeriales con tirachinas. Durante dos años, De la Rasilla acusó a la Embajada de España y a los dirigentes de la cooperación de cambiar en el mercado negro muchos miles de millones de pesetas para financiar actividades dudosas. Siguió el silencio oficial pero, poco a poco, la oreja tardía de la opinión pública y de algunos partidos de la oposición despertó. Nueve años después de haberse iniciado el “siniestro total” de Guinea, se formó una comisión de investigación en el Congreso y se decidió que esta comisión viajara a Guinea para investigar sobre el terreno. La comisión no puede oír el testimonio de De La Rasilla porque su presidente, el socialista Ciriaco de Vicente, lo impide. Y debe convertirse en “comisión en el exilio” para que, por fin, se escuche la diatriba de De la Rasilla. Finalmente la comisión viajó a Guinea. Y mientras la comisión sesiona, suceden cosas todavía más pintorescas que las anteriores: un cónsul guineano en Madrid es acusado de tráfico de drogas y Obiang declara en Francia que “si hay corrupción y responsable del desastre de la cooperación deben buscarse en la Administración española”. Eloy Eló (uno de los ideólogos de Obiang) declara por su parte en Madrid que “esas cantidades de dinero de las que se habla (20.000 millones de pesetas) que España dio a Guinea nunca llegaron, alguien se las quedó en el camino”. Y todo ello en un ambiente de tensión y enfrentamiento entre los dos países, de rencores y venganzas de vía estrecha. Finalmente, Luis Yáñez viaja a París y

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le pide a Obiang Nguema que place su prevista visita a Madrid porque el momento es el menos adecuado. Hasta aquí algunos hechos pasados y presentes. El “imbroglio” guineano no termina, naturalmente, con el viaje de la comisión de diputados ni con las cabriolas del gobierno ante un cúmulo de despropósitos, corruptelas y torpezas, encadenadas y, en muchas ocasiones, ocultadas. La primera víctima o el primer damnificado por este rosario de insensateces puede ser el supuesto inocente Luis Yáñez cuya tradicional bonhomía puede que en este caso no le vaya a servir para mucho. O, tal vez, suceda lo contrario porque, en el sexto año de la era felipista, comienza a ser un dogma que la mejor manera de seguir al timón es equivocarse muchas veces de rumbo. En el palacio de Santa Cruz, Paco Ordóñez, recién llegado de Nueva York con el nuevo convenio con Estados Unidos bajo el brazo, silva una canción de Antonio Machín.

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VÍDEOS Intervención del autor en el III Seminario Internacional sobre Guinea Ecuatorial (UNED). https://canal.uned.es/mmobj/index/id/51777 Vid Aranzadi, J.; Álvarez Chillida, G. (Coordinadores), Guinea Ecuatorial (des)conocida. (Lo que sabemos, ignoramos, inventamos y deformamos acerca de su pasado y su presente). Dos volúmenes, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Centro de Estudios Afro-Hispánicos (CEAH). UNED, Madrid, 2020.

Iniciativa Expedición Mil km de Amistad.

http://www.proyectointersur.org/novela/videos/milkilometrosdeamist ad.htm

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