Estudios de lengua española: descripción, variación y uso. homenaje a Humberto López Morales 9783964566126

Reúne 26 trabajos que se enmarcan dentro de algunas de las más fructíferas líneas de trabajo de la lingüística actual: s

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Estudios de lengua española: descripción, variación y uso. homenaje a Humberto López Morales
 9783964566126

Table of contents :
ÍNDICE
PRESENTACIÓN
EL ESTUDIO DE LA VARIACIÓN LINGÜÍSTICA
SOBRE EL LÉXICO SEXUAL Y ESCATOLÒGICO
NIVELES DE LENGUA EN EL LÉXICO DISPONIBLE
ESPAÑOL DE AMÉRICA, ESPAÑOL INTERNACIONAL
VARIACIÓN Y CONTEXTO: LA IRONÍA EN LOS DEBATES TELEVISIVOS
CONDICIONALES EN INDICATIVO EN CASTELLANO (SIGLO XV)
LOS CONCEPTOS DE DIASTRATÍA Y DIAFASÍA DESDE LA TEORÍA LINGÜÍSTICA Y LA SOCIOLINGÜÍSTICA VARIACIONISTA
ESPECIALIZACIÓN SEMÁNTICA EN LAS COMBINACIONES LÉXICAS
LOS AMERICANISMOS EN LOS DICCIONARIOS ACADÉMICOS (1726-2001): LA APORTACIÓN DE HUMBERTO LÓPEZ MORALES
EL LÉXICO EN LA ADQUISICIÓN DE LA PRIMERA Y DE LA SEGUNDA LENGUA
PRÁCTICA PRIVADA DEL ARTE EPISTOLAR EN EL SIGLO XVI
SIGNIFICADO, DISCURSO Y CONTEXTO: “EL TOTAL ES LO QUE CUENTA”
LA NEOLOGÌA COMO DISCIPLINA CIENTÍFICA
VARIEDAD INTERNA Y DIFUSIÓN AREAL EN EL LÉXICO ANDALUZ. LA TERMINOLOGÍA DE LA NUBE Y DE OTROS ASPECTOS DEL CIELO
ESTRUCTURAS ELÍPTICAS EN LA LENGUA ORAL: ESTUDIO SOCIOLINGÜÍSTICO
LA REIVINDICACIÓN EN LA PRENSA DE LAS LENGUAS AUTONÓMICAS COMO SEÑA DE IDENTIDAD
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL COMO CORPUS PARA EL ESTUDIO DE LA SINTAXIS COLOQUIAL
¿PREPOSICIÓN IMPERFECTA? ¿PARTÍCULA DUDOSA? 'SEGÚN', TEXTOS DE LOS SIGLOS XIII- XVII
CONCESIÓN E INTERACCIÓN
LOS ENUNCIADOS DE DISCURSO REFERIDO Y LA GRAMÁTICA
VOCES DE LOCALIZACIÓN ANDALUZA EN EL DICCIONARIO HISTÓRICO
EL ESTUDIO COORDINADO DE LAS HABLAS HISPÁNICAS
DIALECTALISMOS EN EL LÉXICO DISPONIBLE DE HUELVA EN RELACIÓN CON EL CENTRO DE INTERÉS ALIMENTOS Y BEBIDAS
EL PROYECTO PANHISPÁNICO DE DISPONIBILIDAD LÉXICA: DATOS ANDALUCES
CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO DE LOS ANGLICISMOS EN EL LÉXICO DEL HABLA CULTA DE SEVILLA: ANÁLISIS CUANTITATIVO DE CINCO CAMPOS SEMÁNTICOS
BASES PARA UN ESTUDIO DE LAS TRANSFERENCIAS LÉXICAS INTERLINGÜÍSTICAS: EL COMPONENTE SILÁBICO

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Estudios de Lengua Española: Descripción, Variación y Uso Homenaje a Humberto López Morales

María Victoria Camacho Taboada José Javier Rodríguez Toro Juana Santana Marrero (eds.)

Estudios de Lengua Española: Descripción, Variación y Uso

Homenaje a Humberto López Morales María Victoria Camacho Taboada José Javier Rodríguez Toro Juana Santana Marrero (eds.)

Iberoamericana • Vervuert • 2009

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La calidad y el rigor científico de los trabajos que se incluyen en esta obra están avalados por la revisión anónima por pares de un comité externo a la editorial Iberoamericana/ Vervuert. Este proyecto ha contado, además, con el apoyo institucional de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa (Junta de Andalucía), de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, del Decanato de la Facultad de Filología (Universidad de Sevilla), y del Departamento de Lengua Española, Lingüística y Teoría de la Literatura (Universidad de Sevilla). Agradecemos a todos su generosidad.

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ÍNDICE

Presentación

7

HUMBERTO LÓPEZ MORALES. E l estudio de la variación lingüística .

9

MANUEL ARIZA VIGUERA. Sobre el léxico sexual y escatológico....

35

JULIO BORREGO NIETO. Niveles de lengua en el léxico disponible..

53

EVA BRAVO. Español de América, Español Internacional

77

ESTER BRENES PEÑA. Variación y contexto: la ironía en los

debates televisivos RAFAEL

CANO

AGUILAR.

99 Condicionales

en

indicativo

en

Castellano (siglo XV)

123

MIGUEL CASAS GÓMEZ Y LUIS ESCORIZA MORERA. LOS c o n c e p t o s

de diastratía y diafasía desde la Teoría Lingüística y la Sociolingüística Variacionista

151

M A AUXILIADORA CASTILLO CARBALLO. Especialización semántica

en las combinaciones léxicas

179

YOLANDA CONGOSTO MARTÍN Y MIGUEL ÁNGEL QUESADA

PACHECO. LOS americanismos en los diccionarios académicos (1726-2001): La aportación de Humberto López Morales

191

CHRISTOPH EHLERS. El léxico en la adquisición de la primera y de la segunda lengua

237

MARTA FERNÁNDEZ ALCAIDE. Práctica privada del arte epistolar en el siglo XVI

261

CATALINA FUENTES RODRÍGUEZ. Significado, discurso y contexto:

«El total es lo que cuenta»

285

JUAN MANUEL GARCÍA PLATERO.

La neología como disciplina

científica

317

Variedad interna y difusión areal en el léxico andaluz. La terminología de la nube y otros aspectos del cielo

333

MARÍA DOLORES GORDÓN PERAL.

ROSARIO GUILLÉN SUTIL.

Estructuras elípticas en la lengua oral:

estudio sociolingüístico

365

La reivindicación en la prensa de las lenguas autonómicas como seña de identidad

383

Los medios de comunicación audiovisual como corpus para el estudio de la sintaxis coloquial..

405

¿Preposición imperfecta? ¿Partícula dudosa? 'Según', textos de los siglos XIII-XVII

439

ELENA LEAL ABAD.

ARACELI

LÓPEZ

MARÍA

MÁRQUEZ

SERENA.

GUERRERO.

JOSÉ JAVIER MARTOS RAMOS.

Concesión e interacción

ELENA MÉNDEZ GARCÍA DE PAREDES.

471

Los enunciados de discurso

referido y la gramática JOSEFA

M. A

GONZÁLEZ.

MENDOZA

483 ABREU

Y M. A

DEL ROCÍO

RIVERA

Voces de localización andaluza en el Diccionario

Histórico FRANCISCO MORENO FERNÁNDEZ.

519 El estudio coordinado de las

hablas hispánicas

547

Dialectismos en el léxico disponible de Huelva en relación con el centro de interés Alimentos y bebidas

567

El proyecto panhispánico de disponibilidad léxica: datos andaluces

595

Contribución al estudio de los anglicismos en el léxico del habla culta de Sevilla: análisis cuantitativo de cinco campos semánticos

619

Bases para un estudio de las transferencias léxicas interlingüísticas: el componente silábico

643

JOSEFINA PRADO ARAGONÉS.

JOSÉ ANTONIO SAMPER PADILLA.

JUANA SANTANA MARRERO.

JOSÉ AGUSTÍN VIDAL DOMÍNGUEZ.

PRESENTACIÓN María Victoria Camacho Taboada José Javier Rodríguez Toro Juana Santana Marrero (eds.) El Departamento de Lengua Española, Lingüística y Teoría de la Literatura de la Universidad de Sevilla se quiso adherir en 2006 a la propuesta de Doctorado Honoris Causa por esta misma institución a D. Humberto López Morales, Secretario General de la Asociación de Academias de la Lengua Española, preparando un seminario en su homenaje que girara en torno al tema de la variación lingüística. Nos encomendó a nosotros tres la tarea de organizado: además de la participación de todos nuestros compañeros, debíamos asegurarnos la presencia de investigadores de prestigio de otras universidades, lo que conseguimos con solo mencionar la identidad del homenajeado. Aceptaron entusiasmados nuestra invitación D.Julio Borrego Nieto (Universidad de Salamanca), D. Miguel Casas Gómez (Universidad de Cádiz), D. Salvador Gutiérrez Ordóñez (Universidad de León), D. Francisco Moreno Fernández (Universidad de Alcalá), Dña. Josefina Prado Aragonés (Universidad de Huelva) y D. José Antonio Samper Padilla (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria). A pesar de su apretada agenda, D. Humberto López Morales podría acompañarnos leyendo la conferencia inaugural. Y es que, como nos dijo la primera vez que hablamos con él por teléfono: «ir a Sevilla me gusta más que chuparme los dedos». El seminario Curso Superior de Estudios Hispánicos: Homenaje a D. Humberto López Morales, celebrado entre los días 2 y 6 de octubre de 2006, se desarrolló con éxito gracias al apoyo generoso y desinteresado de la Facultad de Filología de esta Universidad y de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla: mención especial merecen D. Rafael López-Campos Bodineau, decano de la Facultad, y D. Rogelio Reyes Cano, director de la citada Academia. Fue una semana intensa en la que, tras las sesiones académicas, se celebró una cena de clausura donde López Morales recordó de forma muy emotiva sus estancias previas en nuestra ciudad.

8

María Victoria Camacho Taboada, José Javier Rodríguez Toro y Juana Santana Marrero

Transcurrido algún tiempo desde aquella calurosa semana corresponde pasar por escrito todas aquellas conferencias. Ese es el contenido del volumen que presentamos, destacando en primer lugar la aportación del profesor homenajeado.

EL ESTUDIO DE LA VARIACIÓN LINGÜÍSTICA

Humberto López Morales (Asociación de Academias de la Lengua Española)

1. INTRODUCCIÓN

La variación lingüística no fue objeto de estudio riguroso hasta la llegada de la sociolingüística, concretamente del modelo probabilístico laboviano. No es que no hubiera sido atendida con anterioridad, pues la vieja y no tan vieja dialectología la había hecho suya, pero como esa disciplina era de naturaleza descriptiva, no podía darle rango explicativo ni convertirla en eje de un modelo teórico. Con Labov, a partir de la década de los sesenta, los análisis de probabilidad colocaron a la variación en el punto central. Los fenómenos, desde la fonología hasta la sintaxis, comenzaron a verse como integrantes de conjuntos de equivalencias, que podían ser libremente intercambiables en un contexto dado, sin que se alterara el significado 'semántico' (no pragmático) en cuestión, es decir, que había variación. En primer lugar, había que demostrar que se trataba realmente de variación, y con posterioridad, había que investigar si los elementos de esos conjuntos de equivalencias covariaban con factores sociales. Es evidente que si no existía esa relación, los fenómenos carecían de interés para el sociolingüista. La demostración de que dos o más elementos integraban un conjunto de equivalencias era, pues, esencial para este modelo. Pero, a pesar de lo importante que resultan los aspectos metodológicos en el estudio de la variación, sobre todo de la sintáctica, la morfológica (gramatical) y la léxica. Con excepción de Sankoff (1988a, 1988b) y Silva Corvalán (1997), que han estudiado este asunto de manera monográfica, estas observaciones se encuentran —cuando se encuentran— desperdigadas en páginas que apuntan hacia otros contenidos. Estos valiosos aportes han arrojado mucha luz sobre el asunto; sin embargo, en la actualidad todavía permanecen interrogantes de mucho peso.

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Humberto López Morales

2 . L A VARIACIÓN FONOLÓGICA Y MORFOLÓGICA ( N O LÉXICA)

El estudio de la variación comenzó por la fonología, y era explicable, pues no se necesitaba demostrar que los segmentos fonológicos carecían de contenido semántico. Tampoco la morfología gramatical. Los cuadros 1 y 2 lo ponen bien de manifiesto. Los análisis de covariación pueden comenzar de inmediato, pues no se necesita demostrar previamente que el segmento /s/ puede realizarse como sonoro o con diversos grados de ensordecimiento, sin que se altere el significado 'semántico' de las palabras, e igualmente, la preferencia entre [ste~stes] en las formas verbales. CUADRO 1 Ensordecimiento total de /z/. Coeficientes de probabilidad (Rosario, Argentina) sexo/género

edad

NSC

F

.60

I

.61

1

M

.34

II

.53

2

.64 .46

III

.31

3

.36

Donni de Mirande (1991:16)

CUADRO 2 Distribución de las variantes [-ste, -stes] según clase de conjugación (Rosario, Argentina) \_-stes]

conjugación

Iste]

IA

90,3

9,7

2A

85,9

14,1

3A

76,9

23,1

Basado en Boretti y Ferrer (1987: 28)

El estudio de la variación lingüística

11

3 . L A VARIACIÓN SINTÁCTICA

La variación sintáctica ha sido un tema discutido desde el momento mismo en que G. Sankoff (1972) trató de demostrar que la variación ocurría también, además del fonológico, en otros niveles de lengua. Apoyada en los resultados de su análisis sobre la marca de futuro en tok pisin, en la elisión del complementador que (Sankoff, Sarrasin y Cedergren 1971) y en la variación del indefinido on con tu/vous (Laberge 1977) en el francés canadiense, la autora concluía que la extensión del análisis variacionista más allá de las fronteras de la fonología no era un salto conceptualmente difícil. Lo que servía de pauta para estos análisis era el 'paralelismo semántico', pues el concepto original de variación presuponía que dos o más oraciones, diferentes en su estructura formal, significaran exactamente lo mismo1. Los problemas a los que se enfrentaba la propuesta de G. Sankoff eran que en la sintaxis, 1) los casos de variación no eran tan frecuentes en el discurso2, 2) los contextos de la variación sintáctica presentaban dificultades para ser identificados y definidos adecuadamente, y 3) el más importante de todos, que la sintaxis no era un componente independiente, sino que, por el contrario, debía contar —por lo menos— con la semántica. Tras esta propuesta —como es sabido— surgieron preocupaciones muy diversas. Por una parte, se dudaba de que sin una teoría bien organizada de los significados se pudiera extender el examen cuantitativo de la variación a la sintaxis (Lavandera 1978); por otra, se aceptaba la existencia de la variación, pero —en ciertos casos— limitada solo a contextos determinados (aunque estos fueran mayoritarios), situación que 1 Es verdad que en nuestros días el acercamiento a la variación sintáctica posee otras alternativas. Weiner y Labov (1983) propusieron que «no había razón para confinar el estudio de la variación a formas alternativas de 'decir lo mismo'», y aunque aún no estaban resueltos del todo algunos problemas metodológicos, «sería posible obtener igual beneficio estudiando los casos en que una misma forma era usada con diferentes significados». Sin embargo sobre esta otra posibilidad, de momento, solo disponemos de ideas interesantes pero muy poco desarrolladas. 2 Con el agravante de que con casillas vacías o con cifras muy bajas en ellas algunos programas informáticos dejan de funcionar adecuadamente, y en consecuencia también el aparato estadístico de la investigación.

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Humberto López Morales

llevaba de inmediato a la necesidad de especificar o reducir el concepto de 'significado' (Lavandera 1978, Weiner y Labov 1983, Sankoff 1988b, Silva Corvalán 2001). Pero, además, surgieron otras propuestas, nacidas de la multiplicidad de criterios existentes para satisfacer la afirmación de que con la variación sintáctica el hablante dispone de maneras diferentes de 'decir lo mismo' (López Morales 1990: 82-83 y n. 14; Silva Corvalán 1997). Para los que piensan que este 'decir lo mismo' es un asunto exclusivamente semántico, basta con que las oraciones cumplan con el requisito de ser sinónimos referenciales y de tener el mismo valor de verdad. Sin embargo, son varios los investigadores que creen que para que se entienda que el hablante 'dice lo mismo' no bastan estos criterios (Jacobson 1989, Lefebvre 1989), sino que debe haber también paralelos en las estructuras pragmática e informativa de las oraciones. Es evidente que el aspecto puramente semántico, aunque garantiza la sinonimia, no contempla, entre otras cosas, ni la intención comunicativa del hablante ni su deseo de informar sobre algo en particular (Silverstein 1976; Bolinger 1977; Thibault 1980; Romaine 1981a y sobre todo Romaine 1984). Una postura más radical es la de aquellos que niegan tajantemente la posibilidad de que la variación sintáctica exista, puesto que parten de la base de que todo cambio formal en una oración, no importa lo reducido del mismo, implica forzosamente un cambio de significado semántico y, a veces, también pragmático (García 1985, García 1986)3. No faltaron los que pensaban que la noción misma de variación sintáctica era confusa (Deulofeu 1992) y que los postulados labovianos necesitaban de un cambio completo de perspectiva. Pero sea cual sea la postura teórica adoptada, el análisis de los datos manejados en cualquier investigación de variación sintáctica presenta problemas metodológicos, puesto que es necesario demostrar que las oraciones examinadas significan o no significan lo mismo desde el punto de vista semántico, pragmático e informativo. La preocupación que asalta de inmediato es saber cómo se lleva a cabo esta tarea. 3 El asunto se torna más drástico aún si ha de aceptarse lo señalado por la semántica cognoscitiva de que aun tratándose de la misma oración (exactamente la misma), si esta aparece en dos lugares diferentes del mismo discurso, como es forzoso, ya no significan lo mismo.

El estudio de la variación lingüística

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A. La introspección Algunos autores, herederos indirectos de la tradición chomskiana, acuden preferentemente a la introspección de su competencia lingüística para 'demostrar' la (in)existencia de variación sintáctica. Es el caso, por ejemplo, de García (1986) en su análisis de ciertas estructuras 'dequeístas' en varios dialectos americanos del español. La autora rechaza de plano que el (de)queísmo sea solo cuestión de régimen, fenómeno arbitrario aunque obligado por la selección verbal, sino que la alternancia de/0 obedece a una diferencia de significado: cuando aparece de, la relación entre el sujeto y lo que sigue a de 'es siempre menos segura, más parcial, menos directa, que en los casos en que falta de'. Es evidente que el fenómeno descansa en la función sintácticosemántica de juntar constituyentes: para ello podemos recurrir bien a de bien a 0 , pero si lo hacemos directamente (sin de) no se especifica la relación que existe entre ellos. Teniendo en cuenta la presión a la que está sometido el hablante en su actuación oral, es posible que la imprecisión nexual de 0 afecte también a la de de. De todos modos, contrastada con otras preposiciones, ya de es muy imprecisa semánticamente. Si ello ocurre, el omitir de no conlleva un gran riesgo de malentendido, ya que la presencia de que señala que dos constituyentes han sido combinados. Si de puede omitirse con tanta facilidad, es la forma ideal para juntar dos partes de forma tan poco explícita como lo hace 0 , aunque no de modo tan directo: la autora afirma que de permite unir 'a distancia'; las partes quedan ligadas, pero no yuxtapuestas. Los contrastes señalados sugieren que 'cuando (canónicamente) la cláusula va introducida por de su relación con el verbo es menos total, más inmediata, que en los casos en que de no aparece: una cláusula (des)vinculada por de puede verse —y usarse— como expresión del —subraya la autora— distanciamiento del hablante que no quiere comprometerse totalmente con el contenido de la cláusula'. La conclusión que se desprende de estas premisas es que las construcciones con de, sean canónicas o no (el llamado propiamente dequeísmo) 4 tienen un

4 La autora comienza su trabajo analizando casos de dequeísmo canónico (por ejemplo, 'tengo miedo de que venga'), y explicando las diferencias que cree percibir entre estos y las estructuras sin de ('temo que venga'), tanto semánticas como de intencionalidad

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Humberto López Morales

significado semántico y pragmático diferente, el de distanciamiento y escaso compromiso, tanto en la 'norma' como fuera de ella, sobre todo en Caracas y en Buenos Aires. García llama la atención sobre los siguientes ejemplos canónicos: 1. Pedro necesita 0 que le presten dinero. 2. Pedro tiene necesidad de que le presten dinero. Tras las premisas anteriores, las oraciones (1) y (2) no son sinónimas, describen aproximadamente la misma situación en el mundo real (son paralelos referenciales) pero difieren en el enfoque; en el primer caso la cláusula funciona como complemento directo del verbo, en el segundo, como complemento de un nombre. Como en el verbo se cifra la referencia al sujeto, la conexión entre este y la cláusula es más íntima y directa aquí que en los otros casos. La necesidad de Pedro se siente más directa y urgente en (1) que en (2). La oposición se da, pues, entre [verbo] [cláusula] frente a [verbo + sustantivo] de [cláusula]. Desde el punto de vista estrictamente sociolingüístico esta propuesta constituye una auténtica preocupación. El dequeísmo caraqueño (Bentivoglio y D'Introno 1977:63) aparece entusiastamente patrocinado por el estrato sociocultural medio (53,1%), pero no tanto por el alto (29,7%) ni por el bajo (17%); de verificarse la propuesta de García, los hablantes de nivel medio estarían manejando un recurso lingüístico con implicaciones cognoscitivas, ausente o presente (pero no con la misma frecuencia) en otros sujetos, los que, naturalmente, no serían capaces de percibir tales diferenciaciones. Al no existir esta forma de expresar tal contraste semántico, los hablantes acudirían a otro recurso (u otros), quizás más explícito, a la hora de actuar lingüísticamente, pero este que se propone pasaría inadvertido en la comprensión o quizás interpretado de forma distinta al significado supuesto. La comunicación quedaría maltrecha5.

comunicativa del hablante, para después extender estos razonamientos a las formas censuradas. La moraleja es que el dequeísmo es absolutamente necesario, pues este conlleva una importante diferencia semántica, a la que los hablantes no quieren renunciar. No hay razón para su estigmatización. 5 Los modernos estudios sobre el dequeísmo comienzan en 1977, con un cuidadoso trabajo de Rabanales. A partir de aquí la bibliografía se ha venidb enriqueciendo paula-

El estudio de la variación lingüística

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Este trabajo (García 1986), y otros de parecida índole, se apoyan en consideraciones subjetivas: cuando se afirma que la oración X y la oración Y significan (semántica o pragmáticamente) cosas diferentes, el criterio manejado para emitir el veredicto ha sido, bien la introspección, el escudriñar en la competencia lingüística de un hablante determinado, bien el deseo expreso de ser coherente con unos principios teóricos dados. Resulta (cuando menos) curioso comprobar que estos trabajos carecen de base empírica que corrobore la postura asumida, mucho más si se tiene en cuenta que, aunque la variación sintáctica per se no es asunto de naturaleza sociolingüística, ha sido en el seno de esta disciplina donde se han desarrollado las principales discusiones. B. El análisis de contextos Una opción más atinada para intentar demostrar que dos o más oraciones, diferenciadas en su forma, pueden tener diversos significados semánticos, pragmáticos o informativos, es el examen de los contextos. Los estudios de Sedaño (1994) y de Troya (1998) sobre las formas de expresión de la futuridad: ir a + infinitivo y la paradigmática en —ré también podrán servirnos de ejemplo. Sabido es que para algunos investigadores ambos casos constituyen 'formas diversas de decir lo mismo'; para otros, en cambio, conllevan diferencias de significado. Una de las hipótesis que se han presentado con respecto a la distinción semántica de estas posibilidades es que las perífrasis indican 'futuridad segura', mientras que las formas en -ré significan 'futuridad incierta'. Sedaño intenta corroborar empíricamente esta hipótesis analizando ambas estructuras en el español de Caracas. Escogió de su corpus solo aquellos casos de perífrasis y de formas en -ré, que estuviesen acompañados por expresiones como 'estar seguro', 'saber' y, también, por las opuestas 'no estar seguro', 'no saber'.

tinamente, pero solo García (1966) y parcialmente Mollica (1991), basado en el portugués de Brasil, mantienen esta interpretación. Bentivoglio (1976, 1980-1981), Quilis (1986), Gómez Molina y Gómez Devis (1995), y Schwenter (1999), aunque con matices, piensan en un fenómeno de ultracorrección. Scherre y Naro (1991) anotan que la presencia de de que, en el portugués brasileño, aumenta su frecuencia cuando aparece de en un contexto anterior, y Martínez Sequeira (2000, apud Silva Corvalán, 2001:187) sugiere que, en Costa Rica, de funciona como marcador de información focal.

16

Humberto López Morales

estar seguro, saber ir a + infinitivo futuro en —ré

12

0

no estar seguro, no saber 2

8

Su intención era estudiar el tipo de covariación que producían ambos conjuntos de datos. Los casos que cumplían con este requisito de contextualidad fueron 22: 12 con 'estar seguro', 'saber', y 10 de los contrarios. El resultado fue de gran interés: los 12 casos de 'estar seguro', 'saber' aparecían con ir a + infinitivo, es decir, el 100%, aunque en realidad se trataba de pocos ejemplos; en los de 'no estar seguro', 'no saber', 8 iban acompañados de formas en -ré, y 2, de perífrasis. Aunque no se trataba de una distribución absolutamente complementaria, se encontraba muy cerca de serlo. Troya, por su parte, vuelve sobre el asunto, en este caso estudiando el español de Las Palmas de Gran Canaria. Su metodología es aquí réplica de la de Sedaño, lo que fácilmente nos permite establecer comparaciones. estar seguro, saber ir a + infinitivo futuro en —ré

7 0

no estar seguro, no saber 4 4

En sus materiales, poco abundantes también —15 ejemplos—, los 7 casos de 'estar seguro', 'saber' llevaban perífrasis, pero de los ocho opuestos, 4 estaban acompañados de formas en -ré y otros 4 eran de ir a + infinitivo. Es decir, que mientras el 100% de los ejemplos de 'futuridad segura' estaban unidos a la perífrasis, en los de 'futuridad no segura', los casos estaban divididos en el 50%. Es innegable que ante estos resultados no es posible concluir que cuando el hablante selecciona la perífrasis es que quiere mostrar una futuridad segura, ni viceversa. La alternancia se comporta con libertad, pues ambas formas comparten los mismos contextos en la mitad de las ocasiones. Por otra parte, también se había pensado en que ir a + infinitivo conllevaba el significado de 'futuridad cercana', y la forma sincrética, 'futuridad distanciada'. Es verdad que ya antes algunos investigadores (Moreno de Alba 1985) habían declarado que era muy difícil establecer si el hablante usaba la forma en -ré para acciones mediatas y la perífrasis

El estudio de la variación lingüística

17

para acciones inmediatas; en el español culto de la ciudad de México, las dos formas se usaban indistintamente, en distribución libre; luego eran diferentes formas de decir 'lo mismo'. Troya vuelve sobre este tema en su investigación canaria, y siguiendo de cerca la posición de de Jonge (1991, 1998) sobre la clasificación de los adverbios temporales, establece un análisis de covariación entre ambas formas de futuridad y lo que de Jonge llama adverbios temporales 'de presente' {ahora, hoy, esta noche, etc.).

ir a + infinitivo futuro en —ré

adv. de presente

otros

O/

0/

/o

/o

69,2 30,8

43 57

Si se tratara de una distribución complementaria, prueba importante (pero no definitiva) para demostrar que las perífrasis hacían referencia a una futuridad cercana, la diferencia semántica entre estas y los futuros paradigmáticos empezaría a tener apoyo empírico. Pero acompañando a los adverbios temporales de presente aparecían ambas formas: ir a + infinitivo en unos dos tercios de las ocasiones, y el futuro sincrético, en un tercio de ellas. Todo lo más que pudiera afirmarse aquí es que existe una cuestión de preferencias contextúales, pero nada que indique efectivamente que la perífrasis conlleve el significado de futuridad cercana, opuesto este al de futuridad distanciada, que sería propio de las formas paradigmáticas6. La investigación de la lingüista canaria que comento se adentra en otros análisis de covariación: con las personas gramaticales, el tipo de verbo y el tipo de oración, y en todos esos casos llega a la misma conclusión a la que habían llegado otros (Moreno de Alba 1977a, Gómez

6 Blas Arroyo (2000) ha estudiado también la expresión de futuridad, pero en textos literarios españoles. Tras un análisis muy fino y pormenorizado concluye - e n línea con lo argumentado por Poplack y Turpin (1999) - que la expresión de futuro verbal se manifiesta en su corpus como variantes de una misma expresión lingüística; ninguna de ellas es privativa de contexto alguno, por lo tanto, son formas distintas de 'decir lo mismo'. Su corpus estuvo integrado por tres obras de Buero Vallejo (Historia de una escalera, El tragaluz, Las trampas del azar) y cuatro de Alonso de Santos (Pares y nines, La última pirueta, ejemplos ambas de lengua estándar, y La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro, de tono coloquial-jergal).

18

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Manzano 1988a): relaciones estadísticas laxas, casuales y fortuitas. Es decir, formas diferentes de 'decir lo mismo'. Sin embargo, como en todos los casos de covariación, convendría tener presente que estos resultados no son obligatoriamente causales. La covariación positiva entre conjuntos de datos de superficie no debería ser la clave —al menos, no únicamente— para afirmar que la presencia de ciertos factores determina la realización de X, es decir, que todo ello pertenece a la competencia lingüística de los hablantes (López Morales 1993-1994). No hay que olvidar que este tipo de variación —como todas— se detecta a posteriori, tras el análisis de un corpus producido ya, y que, por lo tanto, los factores que parecen motivarla se descubren entonces, es decir, post factum, no como presentes antes de la actuación, lo que hablaría a favor de una elección consciente7. Si a esto se añade que en estos estudios la cantidad de casos encontrados es sumamente escasa, se explica sobradamente que se requiere prudencia a la hora de ofrecer los resultados de la investigación. Encontrar que una forma tiene una mayor frecuencia en un contexto determinado no autoriza automáticamente a afirmar que ello implica por fuerza la existencia de distinciones semánticas o pragmáticas vivas en la competencia de los hablantes. Datos como los de Sedaño (1994) y los de Silva Corvalán (1980-81, 1981) sí nos autorizan a 'suponer' o a 'sospechar' que pudiéramos estar ante tales diferencias, como con cautela bien proponen estas investigadoras. Es verdad que ciertos factores externos al análisis pueden ayudarnos: no parece posible, por ejemplo, desconocer el hecho de que las formas de ir a + infinitivo como expresión de futuridad está deshancando a las formas paradigmáticas con -ré, luego es lícito 'suponer' también que la frecuencia en general mayoritaria de las perífrasis en todos los contextos solo reproduzca esta realidad.

7 Sus palabras son precisas: 'As for sociodemographic, situational or stylistic factors, there is seldom any justification to treat them as choices to mutual influences of phonological or syntactic performance processes; whether a speaker marks a specific occurrence of a specific norm with a plural morpheme should be analysed as having an immediate effect on the speaker's age or sex, the interlocutors present or the degree of formality adopted. If any such factors is to be analysed as a choice, this must be considered as having occurred prior to performance choices, in some temporal, generative or hierarchical sense', (p. 985).

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C. Las pruebas empíricas Hace ya tiempo que Sankoff (1988b) recordó la imposibilidad de tener acceso directo a las intuiciones e intenciones comunicativas del hablante. Pensaba que la única forma que se tenía de lograrlo era a través de sus enunciados, ni siquiera descansando en la interpretación que hace el propio oyente de sus mensajes, con excepción de las respuestas que ofrece en el caso de discursos conversacionales. Aun los hablantes mismos, después de reflexionar, pudieran creer que su selección lingüística estuviese motivada por una intención comunicativa particular, pero no cabe duda de que se trataría siempre del producto de una introspección hecha a posteriori. Ello nos lleva a concluir que no hay modo de saber si la elección de una forma está realmente inspirada por el interés del hablante en transmitir diferencias sutiles o, por el contrario, si se trata simplemente de una elección entre posibles alternativas paralelas 8 . Aunque los ejercicios señalados por Sankoff presenten dificultades de envergadura, existen otras pruebas empíricas que pueden sernos de ayuda a la hora de determinar si determinados fenómenos lingüísticos forman parte de la competencia del hablante o son enteramente casuales. En este sentido es posible recurrir a unas pruebas en las que se enfrente al sujeto a unos pequeños textos descriptivos creados ad hoc y pedirles después que lo 'traduzcan', seleccionando de entre dos oraciones aquella que indique mejor el significado del texto. Por ejemplo: Pedro está en una situación económica muy difícil. Perdió su trabajo hace un mes, tiene mujer y cinco hijos que mantener y se ha quedado sin ahorros. a. Pedro necesita que le presten dinero. b. Pedro tiene necesidad de que le presten dinero. Pedro se quedó sin trabajo hace una semana, pero su situación económica no es difícil: es soltero y dispone de ahorros. a. Pedro necesita que le presten dinero. b. Pedro tiene necesidad de que le presten dinero.

8 Sankoff señala también que en el proceso de descubrir tales intenciones (o de negarlas) el investigador puede estar motivado por consideraciones teóricas, normativas o críticas. N o puede pasarse por alto el papel de las implicaciones sociológicas de quien enjuicia la función de las formas, algunas estigmatizadas por la comunidad.

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Ante este y otro ejercicio rigurosamente paralelo en cuanto a las estructuras que se estudian, colocado más adelante en la prueba, el sujeto tiene tres diferentes alternativas: a) actuar de acuerdo con la hipótesis manejada (García 1986), en cuyo caso, seleccionaría 9a y 10b, respectivamente; b) comportarse de manera contraria a la hipótesis, marcando 9b ylOa, y c) actuar arbitrariamente: 9a, 9b/10a, 10b. Si se tratara del primer caso, la hipótesis quedaría corroborada, pues los sujetos entienden que al ser muy grave la situación económica de Pedro deberían traducirla por la oración 'Pedro necesita que le presten dinero'. Si triunfara el segundo caso, se confirmaría que estas dos oraciones no significan 'lo mismo' para los sujetos, aunque no erf el sentido que propone García. L a tercera opción indicaría claramente que ambas oraciones son paralelos semánticos para los hablantes. L a muestra quedó integrada por 296 sujetos que produjeron 592 respuestas por cada par, 1.184 en total: para este estudio estaba dividida en tres submuestras: a) Gran Canaria, b) Levante [Alicate y Valencia] y c) Castilla [Zamora, Salamanca y Ávila]. E n el análisis de algunos fenómenos supuestamente variables, convenía unir las tabulaciones, pues las tres submuestras se comportaban de manera idéntica. Este f u e uno de los casos. L o s resultados dejaron claro que la gran mayoría de los hablantes utilizaba una u otra oración indistintamente (93,6%), lo que evidencia que para ellos no eran opciones semánticas distintas, sino formas alternas de decir 'lo mismo'. A esta misma prueba se sometieron otras oraciones, entre ellas las activas y sus pasivas plenas correspondientes. Las gramáticas tradicionales anteriores al siglo X X , salvo contadísimas excepciones, y muchas otras del siglo X X , siempre han considerado que las activas ( Juan pintó la casa) y sus pasivas plenas (La casa fue pintada porjuan) tenían la misma identidad semántica; de aquí los ejercicios escolares de convertir activas en pasivas, y viceversa, en los que subyacía la idea de que ambas eran sinónimas. A u n q u e con la llegada de los estructuralismos la casi unanimidad anterior q u e d ó algo maltrecha, siempre se trató de una postura mayoritaria. A pesar de que los modelos chomskianos vinieron a revisar tantas cosas, lo relativo a las activas y las pasivas en nada cambió. Es verdad que en el primero de ellos — 1 9 5 7 — Chomsky había indicado de pasada que si las oraciones pasivas iban acompañadas de cuantificadores se advertían

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algunas diferencias entre estas (se refería a reacciones intuitivas) y sus activas correspondientes. Esta observación motivó que otros estudiosos creyeran que no había equivalencia semántica entre ellas. Pero la herencia del estructuralismo formalista vigente entonces en los Estados Unidos triunfó aquí como en otros muchos aspectos. Salvo esas excepciones, que no se volvieron a mencionar, las activas y las pasivas correspondientes poseían una misma estructura interna en común (Katz y Postal 1964, Chomsky 1965: 128-132) puesto que la interpretación semántica de ambas era la misma. A la hora de ejemplificar el proceso por el cual dos diferentes historias transformatorias convertían la misma estructura subyacente en oraciones de superficie diferenciadas sintácticamente, la mayoría de los manuales que difundían este modelo transformatorio inicial acudían, precisamente, a las activas y a sus correspondientes pasivas. Aunque en la actualidad un número importante de lingüistas esté de acuerdo en reconocer paralelos semánticos entre activas y sus correspondientes pasivas plenas, son muchos los que piensan que la diversidad de las estructuras pragmáticas de ambos tipos de oraciones implica que, a pesar del paralelo semántico, el hablante dice con ellas 'cosas diferentes'. Estas diferencias parecieron quedar muy claras tras la publicación de un influyente artículo de Givón (1990), en el que afirma que las operaciones de transitividad que caracteriza a la voz pasiva son, fundamentalmente, de índole pragmática, no de carácter semántico; se trata realmente de un cambio de énfasis por parte del hablante y de su intencionalidad comunicativa, manifestada en el cambio de tópico de la oración. Pero la posible diferenciación pragmática de estas estructuras fue puesta en tela de juicio por los estudiosos de la teoría de la información, que piensan que parte de lo que hasta ahora se ha estado atribuyendo al ámbito de la pragmática es asunto que concierne a la estructura informativa de las oraciones. Postulan que lo pragmático se opone a lo lingüístico en rasgos como no codificado/codificado, inferencial/automático, implícito (implicatura)/ explícito. Muchas funciones informativas, en cambio, están perfectamente codificadas; existen incluso estructuras sintácticas explícitamente utilizadas para focalizar segmentos de secuencias: las mismas pasivas plenas son claros ejemplos de ello. 'Decir lo mismo', pero no 'informar de lo mismo' es el punto que plantean los que diferencian con cuidado los niveles 'representativo' e 'informativo' de las lenguas. Este último no ha sido tomado en considera-

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ción en el estudio de activas y pasivas plenas correspondientes hasta hace muy poco tiempo. Según esta postura, ambos tipos de oraciones poseen la misma estructura representativa, pero modifican su organización informativa. El hablante conforma sus mensajes de acuerdo con las supuestas necesidades informativas del interlocutor, imaginando lo que sabe y lo que ignora, y de acuerdo con ello, ordena su mensaje en dos funciones sintagmáticas: la información conocida, a través del soporte o tema, y la desconocida, a través de aporte o rema. El ordenamiento no marcado es tema-rema. En el caso de las activas (Juan pintó la casa) asistimos al ordenamiento no marcado. L a información conocida es Juan pintó, y la desconocida es la casa, como indicaría la pregunta que pudiera motivar esta aseveración: ¿ Q u é pintó Juan? En las pasivas, en cambio, la pregunta generadora es ¿Quién pintó la casa?, por lo que la casa debe ocupar la posición de tema. A pesar de ello, la casa sigue siendo el término de esta estructura y ]uan, el agente. N o han variado ni las funciones ni las relaciones semánticas. Las secuencias 'dicen lo mismo'; no hay diferencia semántica alguna, y tampoco pragmática, por lo que puede concluirse que la pasiva es la consecuencia formal de un fenómeno informativo. Volviendo a las especificaciones de D. Sankoff, la pregunta a la que se debería dar respuesta es la siguiente: ¿Puede comprobarse que las diferencias pragmáticas, apuntadas aquí y allá una y otra vez, sin haber efectuado rigurosos análisis contextúales ni de otra naturaleza, forman realmente parte de la competencia de los hablantes? En la prueba empírica a que se hizo alusión arriba solo se han tomado en cuenta aquellas pasivas de participio que cuentan con un correlato activo; su estructura queda entendida como 'sujeto + un predicado perifrástico (auxiliar ser + participio) + un complemento agente'. Se comprenderá fácilmente que el alcance de este trabajo es limitado, puesto que no toma en cuenta otras formas de indicar pasividad con las que cuenta el español, pero puede ser un buen ejemplo para lo que nos proponemos llegar a saber: si existen o no diferencias de significado (semántico, pragmático o informativo) entre ellas en la competencia de los hablantes 9 .

9 Estas estructuras han dado pie a interesantes estudios y cuestionamientos. En cuanto a la pasiva de participio, se duda de su carácter verdaderamente pasivo, debido a sus

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Como en todos los casos, cada sujeto leía en solitario dos situaciones dadas. En ellas se ponía énfasis especial en un elemento (marcado en negrita, además), Juan: Juan acompañó a su prima a comprar la casa. Juan insistió en que la comprara. Juan mismo se ofreció a pintarla.

Tras la lectura, se escogía la oración que mejor tradujera lo dicho en el texto estímulo: a. Juan pintó la casa » b. La casa fue pintada por Juan.

Se trataba de ver, en una palabra, qué elementos el sujeto prefería topicalizar en cada caso. Las posibilidades eran tres: el sujeto topicalizaba: a) favoreciendo la perspectiva pragmática, b) sistemáticamente en contra de esta perspectiva, y c) arbitrariamente. Los datos apuntaron contundentemente a la topicalización indiscriminada (90,1%, y dentro de este tipo de respuesta, un curioso 16% de especificaciones añadidas: 'es lo mismo')- Aunque no es posible aquí presentar todos los detalles de esta investigación (López Morales 2001), este resultado es de nuevo tan elocuente —la enorme mayoría de los sujetos no distingue diferencias de significado pragmático en estas estructuras— que parece concluyente que entre algunos análisis teóricos y la competencia de los hablantes media un gran trecho.

semejanzas con las estructuras atributivas; se cuestiona también el tipo y el número de verbos introductores que se aceptan como componentes de estas cláusulas, y se discute si el participio por sí solo puede o no formar cláusulas pasivas. Los trabajos más actualizados (Pino 2000), examinan también lo relativo a la estructura sintáctica de estas pasivas plenas, el participio, el verbo en forma impersonal, el sujeto, el complemento agente y las restricciones de uso. Sin embargo, no hay demasiadas novedades sobre la estructura semántica de las activas y las pasivas plenas correspondientes, si exceptuamos las inquietantes dudas que ofrece el hecho de que no siempre las construcciones pasivas de participio cuentan con un correlato activo transitivo, por una parte, y que las restricciones, a veces muy severas, de estas pasivas hacen imposible que algunos tipos puedan convivir con sus activas (cuando las hay) en los mismos contextos. Nótese, sin embargo, que sobre nuestro tema no hay avances significativos.

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Para corroborar empíricamente los reclamos de la teoría de la información sobre estas mismas estructuras, se construyó otra prueba empírica que tenía la siguiente estructura: una serie de preguntas y dos posibles respuestas: a. ¿Quién pintó la casa? Juan pintó la casa. La casa fue pintada por Juan. b. ¿ Qué pintó Juan ? Juan pintó la casa. La casa fue pintada por Juan.

Es evidente que aquí las respuestas posibles eran solo dos: a) se escogía la oración que confirmaba la propuesta informativa —'La casa fue pintada por Juan' y ' J u a n pintó la casa' respectivamente—, o b) se seleccionaban las respuestas de manera arbitraria. La tabulación demostró que solo el 18,7% de la muestra 10 hizo la selección correspondiente a los presupuestos informativos, mientras que el 8 1 , 2 % prefirió otras respuestas, completamente ajenas al patrón esperado. Lo más aleccionador de estos estudios empíricos, a pesar de los reparos que puedan hacérseles11, es la invitación que nos hacen a reflexionar

10 En esta ocasión solo dispongo de datos procedentes de una pequeña encuesta preliminar, que maneja una muestra nada representativa. Tómense, por lo tanto, estos resultados con extrema cautela. 11 Gutiérrez Ordóñez, en comunicación personal, tuvo la gentileza de informarme de lo siguiente: en el caso de 1, Juan es siempre sujeto y agente; en 2, en cambio, no ocurre lo mismo con casa, pues aunque la casa es siempre el centro de atención, no siempre ocupa la función de sujeto: 'Luisa se compró una casa' (término, pero no sujeto), 'La casa no era nueva' (sujeto, pero no término), 'La casa necesitaba....' (sujeto, pero experimentante), y 'Juan se ofreció a pintarla', en la que la organización es la misma que una estructura activa (Juan es sujeto y agente de pintar; una casa es complemento directo y término de pintar). Por todo ello, no cree que la disposición informativa condicione la estructura pasiva, como supone la prueba. Por otro lado, en la segunda prueba los sujetos solo podían seleccionar una de las dos respuestas ofrecidas (la activa y la pasiva plena correspondiente); sin embargo, un sujeto decidió por su cuenta dar una tercera respuesta:

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sobre la sintonía que debe existir entre explicaciones teóricas de los fenómenos lingüísticos y las correspondientes corroboraciones empíricas de que las mismas forman parte en realidad de la competencia de los sujetos de alguna comunidad de habla.

4 . L A VARIACIÓN LÉXICA

La variación léxica ha recibido hasta ahora muy poca atención por parte de los investigadores. Se comprende este desinterés, porque el nivel léxico —como el sintáctico— presenta problemas teóricos que es preciso encarar y solucionar antes de dar comienzo al trabajo propiamente sociolingüístico. El problema teórico mencionado, se refiere naturalmente a la demostración obligada de que dos o más palabras formen realmente parte de un mismo conjunto de equivalencias. Aquí vuelve a hacer su aparición el problema del 'significado', sin duda más agudo en el nivel léxico, y su correspondiente corolario, el de la sinonimia. Las discusiones sobre si existen sinónimos o no cuenta ya con una larga historia, que arranca del siglo XVIII francés, momento en que quedó establecida la negación, basada esta en el tópico de que las lenguas, debido a la economía que las caracteriza, no toleran redundancias: todas las palabras significan cosas distintas, aunque esa distinción sea sutil en ocasiones. Pero hoy, a pesar de que varias tendencias lingüísticas, semánticas y hasta lexicográficas se mantengan aferradas a tal principio, la revisión efectuada sobre la pareja economía/redundancia en las lenguas naturales no permite mantener sin más este viejo postulado. Cuando se revisan los argumentos presentados durante estos dos siglos y medio para negar la sinonimia, como ha hecho Regueiro (1998), se advierte de inmediato la existencia de una confusión de planos y niveles que no podía desembocar en ningún otro resultado. Pero tan

¿Quién pintó la casa? La pintó Juan. ¿Quién saludó al senador? Lo saludó Mario. En estas respuestas, el informante topicalizó (no con la estructura pasiva clásica) de acuerdo a los presupuestos informativos presentados arriba. De haberse ofrecido esta y otras respuestas posibles, los datos hubiesen podido cambiar considerablemente.

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pronto como distinguimos el nivel de lengua del de habla las cosas empiezan a ser matizadas. A la lengua pertenece el significado 'semántico' (o si se quiere, referencial) de los lexemas, en el que nos encontramos con sinonimias absolutas, y también parciales, en los casos en que una misma forma léxica alberga dos o más contenidos semánticos. Claro que las comparaciones con hiperónimos o hipónimos no son de recibo. En el discurso, la realización de la lengua, también los hay, y aún en mayor número, pues a estos hay que añadir el resultado de metaforizaciones, de metonimias y los casos de neutralizaciones léxicas, más —naturalmente— las particularidades de inventarios sociales sociolectales y estilísticos (encinta-preñada, axila-sobaco, testículos-huevos); de registros (enmanillar-esposar)-, pragmáticos (esposo-cónyuge); y hasta geográficos (gorrión-pardillo). La sociolingüística variacionista —aunque aún está pendiente una demostración contundente— se ha decantado a favor de su existencia, aunque no falta algún intento, a mi entender fallido, pues parte de bases semánticas y no sociolingüísticas. Sin esta presuposición —urgida por razones epistemológicas— no existiría la variación léxica. Parece meridiano que para la sociolingüística el significado que le interesa es el lógico o referencial, al que se llega, en primer lugar, apoyados en definiciones analíticas, procedentes de los constituyentes semánticos puestos de manifiesto por un análisis componencial. Dos o más palabras serán consideradas paralelos semánticos si son equivalentes lógicos o poseen un mismo valor de verdad. Debido a ello, pueden intercambiarse libremente en los mismos contextos sin que se altere (referencialmente) el significado. Son muchos los casos, sin embargo, en que los sinónimos no son intercambiables, pero no porque signifiquen (en el sentido semántico del término) cosas diferentes, sino porque pertenecen en exclusiva a una modalidad comunicativa dada. A. El análisis semántico descontextualizado La existencia de la sinonimia, entendida como paralelismo semántico referencial, es un hecho: empezar comenzar iniciar ['dar principio a una cosa'] ['dar principio a una cosa'] ['dar principio a una cosa']

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Casos como estos son de una claridad meridiana. Sin embargo, no solo ellos pueden formar parte de un mismo conjunto de equivalencias: famoso

célebre

1. ['que tiene fama']

1. ['que tiene fama']

conocido

1. ['ilustre', 'distinguido']

2. ['ilustre', 'insigne'] Si en un primer nivel de análisis solo famoso-célebre podrían formar parte del mismo conjunto, al continuar examinando los otros valores de famoso surge el paralelismo semántico de segundo grado. Este tipo de red referencial también permite la inclusión de conocido en el conjunto. Es cierto que aun sin contexto hay ejemplos abundantes de total identidad referencial, sin embargo, cuando se acude a lexemas contextualizados, la situación se enriquece notablemente. Algunos análisis semánticos de carácter teórico, pueden ofrecer resultados convincentes, pero siempre debe tenerse en cuenta que estos casos constituyen situaciones artificiales. No existen diccionarios que sean capaces de indicarnos las posibles neutralizaciones en el discurso a que pueden dar lugar las palabras. B. La semántica léxica contextualizada Escoriza (2002), de cuya tesis tomo los ejemplos (aunque no el análisis), confirmó que a sus sujetos no les causó la menor sorpresa que los lexemas casa, domicilio, vivienda y residencia actuaran como sinónimos y pudieran, por lo tanto, compartir los mismos contextos, a pesar de que sus definiciones —al menos las del DRAE— indicaran diferencias semánticas de importancia 12 . Una de las pruebas a las que sometió a su muestra consistía en presentar texto de categorías estilísticas diversas (carta a un personaje público, noticia de prensa y carta a un amigo) que contaba con espacios en blanco, que deberían ser rellenados con alguna de estas cuatro palabras:

12 Escoriza trabajó con una cuarta posibilidad, un chiste, que no tomo en consideración para no romper el esquema diafásico tripartito que vengo manejando (aparte de que ofrece resultados algo sorprendentes). He modificado la presentación de sus datos, aunque manteniendo absoluta fidelidad a sus cifras.

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Desde hace años venimos padeciendo molestos olores así como ruidos en nuestras casas/domicilios/viviendas/residencias, procedentes de algunos locales comerciales de la zona....' La víctima, un madrileño de 45 años, fue alcanzado por varios disparos cuando volvía a su casa/domicilio/vivienda/residencia.... Querido Paco: Acabo de terminar las vacaciones y cada día me cuesta más volver a mi domicilio/residencia/casa/vivienda para comenzar el trabajo. El resultado general de aceptación (en todos los tipos de texto con los que trabaja) fue el siguiente: casa: 59,9% domicilio: 26%

vivienda: 16% residencia-. 1%

lo que indica que, hasta en el caso de residencia (donde se pudieron haber sobreimpuesto significados terceros (de estudiantes, de viudas, de ancianos), h u b o tres sujetos que la seleccionaron frente a las otras. Se trata de casos de neutralización en el discurso. Si los elementos léxicos no covarían con factores extralingüísticos estamos ante variaciones 'lingüísticas'. Estos casos son abundantísimos en el vocabulario de todas las lenguas. Aunque estas investigaciones son muy escasas, tanto López Morales (2001) como Escoriza (2002), traen ejemplos abundantes de lexemas —frente a otros— que no muestran ningún tipo de relación asociativa con factores sociales: 1. [vagina-vulva cosa/cosita-partes (íntimas) de la mujer-popó-eso-cucacuchito-cocusa-chomba -lo de abajo-matriz-pelvis] 2. {fácil-simple-sencillo] 3. [mono- lindo-bonito-bello] 4. [picap leitos-aboga do -letrado] Por una parte (1) vagina, y por otra (2) fácil, (3) bonito y (4) abogado, se mostraron absolutamente insensibles al contexto social, no así los otros miembros de los conjuntos. En estos casos la variación es solo de carácter lingüístico; no existe variación sociolingüística. Es evidente que

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este tipo de variación, independiente de los contextos sociales, carece de interés para la sociolingüística. Salvo los estereotipos (y ni aun estos, añadiría), no existen hablantes que nunca o que siempre usen una determinada variante; la frecuencia con que eligen una forma u otra es lo que la hace significativa en su asociación con algún tipo de factor lingüístico o social. Sin embargo, Lavandera (1984) propuso en su momento algunas restricciones a la interpretación de estas covariaciones: distinguir entre frecuencia de dos formas diferentes. Unas serían significativas social o estilísticamente, mientras que otras manifestarían el uso más o menos presente en un contexto situacional dado o dentro de un determinado grupo social; si reventado, que conlleva la significación estilística de informalidad (frente a exhausto) presentara frecuencias más altas en contextos comunicativos informales y más bajas en los formales, las diferencias no serían significativas porque son las mismas formas las que introducen diferencias de significado: una variante informal es más apropiada para estilos espontáneos. Se trata de un mecanismo del lenguaje para manifestar información estilística o social y no de una relación de frecuencia que deriva de la compatibilidad entre los significados (referenciales, sociales o estilísticos) y de los diferentes contextos en los que puede aparecer La autora proponía entonces la deseabilidad de que no se analicen como 'variables sociolingüísticas' aquellas formas que —para ella— no son portadoras de significación social y estilística, y que solo se traten como tales los elementos cuya propiedad definitoria sea una covariación cuantificable en la que las relaciones de frecuencias mismas señalen las diferencias. Esta última propuesta, sin embargo, parte de un razonamiento que posee cierta circularidad: porque 'sabemos' (o creemos saber) que una variante corresponde a tal o cual sociolecto o estilo, es esperable que sus frecuencias estén en consonancia, y porque su frecuencia dice que el fenómeno aparece más veces en el sociolecto bajo, por ejemplo, o en el estilo más espontáneo de un determinado sociolecto, sabemos que es 'vulgar' o 'familiar', según sea el caso. La determinación a priori de la 'vulgaridad' o la 'familiaridad' de determinadas variantes puede estar teñida de prejuicios de todo tipo, de creencias que no siempre tienen paralelo en la realidad; si así no fuera, no habría una sola hipótesis de esta naturaleza que resultara rechazada por los datos.

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Las formas mismas no introducen diferencias de significado nocional {exhausto, muy cansado, reventado en sentido metafórico), y el social lo produce la comunidad, una comunidad de habla determinada, no el investigador. Para ejemplificar la objeción presentada arriba a la propuesta de la lingüista argentina presento los siguientes ejemplos. En un estudio de disponibilidad léxica realizado por Ortiz (1991) en San Juan de Puerto Rico, en el que se trabajó con cuatro niveles socioculturales (1. medio alto, 2. medio, 3. medio-bajo, 4. bajo) y con dos estilos (A. espontáneo, B. cuidadoso) se produjeron los siguientes conjuntos de variación en el centro de interés 'Cuerpo humano' NSC medio-alto/estilo cuidadoso

NSC bajo/estilo cuidadoso

[estómago-barriga-abdomen-vientre] [caderas]

[estómago-barriga] [caderas -nalgas - trasero posaderas-fundillo] [anillo] [cráneo] [tetas] [pecho] [batatas- papas del pie] [cojones-güevos-granos] [popi-chocha] [cuerpo]

[ano-recto] [cerebro] [senos] [pecho-pectoral] [pantorrillas] [testículos-genitales] [vagina] [tronco]

En el estilo cuidadoso del sociolecto más alto del espectro, encontramos términos neutrales (no marcados), tecnicismos, algún cultismo, e incluso un término coloquial (barriga). En el mismo estilo, el sociolecto más bajo maneja términos vagos ( c u e r p o por 'tronco'), lexías muy coloquiales (batatas, papas del pie), eufemismos (trasero, posaderas), voces del lenguaje infantil (popí) y, lo más sorprendente, elementos tabuizados (algunos con un índice intermedio de tabuización en el país —entre 50 y 75—-.fundillo, granos, nalgas), pero otros, con un grado máximo —entre 75 y 100— {tetas, güebos, cojones, chocha). Si no olvidamos que se trata de estilo 'cuidadoso', es inevitable la sorpresa.

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5. CONCLUSIONES

Las propuestas que surgen naturalmente tras haber repasado los materiales anteriores es que no se descuide el estudio de la lengua en su contexto social (muestras representativas, corpora adecuados, análisis cuidadoso, aparato estadístico) y, también, que se acuda a todo tipo de prueba que permita distinguir de manera algo más segura entre las coincidencias fortuitas que puedan advertirse en ciertos análisis y la demanda de algunos imperativos teóricos (por muy asentados que estén y compartidos que sean), y la realidad lingüística, la competencia sociolingüística de los hablantes.

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SOBRE EL LÉXICO SEXUAL Y ESCATOLÒGICO Manuel Ariza Vigilerà (Universidad de Sevilla)

En varias ocasiones he escuchado al profesor Humberto López Morales hablar de las diferencias léxicas entre el español de España y el español de América. Recuerdo que en alguna ocasión exponía la sorpresa de un español al oír la siguiente frase: «mañana se corre la poya del presidente», que —como algunos de ustedes sabrá— significa en castellano peninsular «mañana se sortea la lotería del presidente». Digo esto porque el profesor López Morales es de los pocos que se atreven a mencionar en sus charlas y escritos frases y palabras un tanto así, para entendernos. Por eso en esta ocasión de su homenaje, en vez de hablar del siglo X I I —que es lo que en principio pensaba hacer—, voy a hablar del tema del título. No es tampoco la primera vez que hablo de ello, y no sé si será la última. No escasean los estudios sobre el léxico sexual en el mundo hispánico, así tenemos desde el conocido libro de Enrique Montero Cartelle: El latín erótico, hasta los libros hispánicos ha sexualidad en el habla cubana de Carlos Paz Pérez, El tabú lingüístico en México. El lenguaje erótico de los mexicanos de Larry M. Grimes, Léxico sexual ecuatoriano y latinoamericano de Hernán Rodríguez Castelo, el archiconocido Diccionario secreto de Camilo José Cela o su Enciclopedia del erotismo; pero es sobre todo mi colega y amigo de la Universidad de Santiago de Compostela, Emilio Montero, el que más ha tratado este tema en más de trece ocasiones, comenzando por su libro El eufemismo en Galicia, y al que seguiré en muchos momentos de mi exposición, pues es cita obligada. Como ya dije en otra ocasión1, el DRAE no recoge muchos términos que pertenecen no al habla vulgar, sino a la coloquial, como pito, enconar,

1

«Sexo, religión y política en el diccionario de la Real Academia», Interlingüística

11,2002,11-26.

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pelotas o tortillera, pero están todos los que pertenecen al registro culto, porque, efectivamente suele ocurrir que no solo haya dos términos —uno culto y otro popular, e incluso con dos o más términos en el popular— sino que al ser generalmente tabúes las palabras populares hace que sea muy importante el eufemismo. No solo es rico el léxico de estos campos, sino también la fraseología. Y muchas se emplean como exclamaciones o forman parte de una fraseología no sexual. El que conozca los libros de Cela imaginará que me va a ser imposible hablar de todas las palabras y frases eróticas del español, y menos aún si lo ampliamos al ámbito americano. Por consiguiente voy a hacer una selección de los términos. Otro problema que se plantea es qué incluir en el campo erótico; así, algunos de los libros citados recogen pecho como término erótico o sexual, que no digo que no, pero entonces deberíamos incluir también culo —tanto en un sentido heterosexual, como homosexual 2 — o boca —por los besos obviamente.

1. EL ÓRGANO SEXUAL FEMENINO

Matriz, vulva, clítoris, útero y vagina son términos cultos que entraron en época más o menos reciente 3 , por el contrario —y como era de esperar— los populares generalmente tienen una mayor antigüedad. Así coño se registra desde el siglo XIII, por lo que es posible que sea voz que nunca haya dejado de usarse desde la romanización4. Es curioso resaltar que hasta que aparecieron los términos cultos, se empleaba hasta en los libros de medicina, como, por ejemplo, en el Arte complida de la cirugía (a. 1450), o la Traducción de la cirugía mayor de Lanfranco (1495)5. La palabra se ha convertido en una de las más frecuentes exclamaciones, hasta el punto de que —como es sabido— en Chile a los españoles nos llaman «los coños». Su empleo interjectivo es conocido de todos, así

2

Es lo que hace Rodríguez Castelo. Vulva en 1611, clítoris 1765, útero 1611, vagina 1793. 4 Prueba de ello sería su difusión en las lenguas románicas. 5 Tomo estos datos del CORDE. 3

Sobre el léxico sexual y escatològico

37

como los varios eufemismos de que el español dispone como córcholis, contra, etc. Quizá también lo sea coña —que ha adquirido otros significados, como es conocido—, que el CORDE registra solo en el siglo XX. No deja de ser curioso que el gallego cona haya sido sustituido por la forma castellana, seguramente debido —como dice E. Montero (1981) — a que «como extranjerismo que es, se percibe menos vulgar que el autóctono». Es precioso el ejemplo de Cicerón recogido por el mayor de los Montero: «Cum autem 'nobis' no dicitur, sed 'nobiscum'. Quia, si ita diceretur, obscenius concurrerent litterae». Natura ya significaba 'vulva' en latín y de ahí pasó al castellano medieval y clásico. Debió caer en desuso a lo largo del siglo XVI, aunque en el CORDE he encontrado algún ejemplo posterior: uno de 1600 y otro de 1704. De todas formas habría que matizar. Se puede seguir empleando, yo lo he encontrado en el CREA en varios textos actuales —de Carlos Fisas, de la ginecóloga Sagrario Muñoz Calvo, etc.— y todavía en el DRAE de 1992 figura como 'partes genitales' sin especificar, lo que supone que pueden ser las del hombre, lo que no parece que se haya empleado. E. Montero (1981) testifica su uso hoy en El Grove (Pontevedra). Chocho es voz de etimología desconocida, quizá expresiva, que se registra desde el siglo XVII, y que alterna en Andalucía6 y en otras zonas7 con chichi y en zonas de América con chucha. Otros sinónimos entre coloquiales y vulgares son almeja, conejo y, en América concha. Salvo la primera y la última8 ninguna de las otras figuras en el DRAE. Empezando por esta última, su valor translaticio procede tanto de la imagen de las dos valvas, como de la imagen literario-asociativa de la concha de Venus. Si no estoy equivocado la primera documentación de esta acepción está en Góngora. De almeja hay que decir lo mismo que con la voz anterior; el primer testimonio que he encontrado en el CREA con esta acepción es de 19919, pero evidentemente debe ser muy anterior, por lo menos yo lo conozco de Madrid en mi juventud.

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Lo recoge M. Alvar -Tesoro léxico de las hablas andaluzas- en Cazorla y Málaga, pero es general. 7 En el CREA hay ejemplos de Alfonso Ussía, Albert Boadella y Pérez Reverte. En América significa 'teta'; en el DRAE figura como chiche. 8 Que entran en 1992. 9 Y en 1984 en Méjico (datos del CREA y CORDE) (consultado en septiembre 2006).

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La historia se repite —dicen— y así parece demostrarse en el hecho de que sean palabras eróticas almeja y concha, como lo fue también en el latín, y con el mismo significado CONCHA 'concha'. Se plantea Corominas si chumino es un derivado de chumbo, habida cuenta del significado de 'higo', pero dice con razón que seguramente es de origen expresivo. No figura en el DRAE y es de escasa aparición en la literatura; hay ejemplos desde 1874. Conejo no presenta una relación tan clara y las explicaciones comparativas con el animal no me parecen muy convincentes. No figura en el DRAE con esta acepción. Es cierto que en el francés se dice chat y que ambos son animalitos con pelo que despiertan una cierta consideración (para algunos, claro). Podríamos explicarlo siguiendo está línea metafórica, pero —como digo— no creo que sea cierta. Pienso más bien en otra explicación como es sabido cuniculum es un hispanismo del latín que significó 'madriguera', 'galería subterránea'. Nunca tuvo en latín un significado erótico, obviamente. Por otra parte ya en el latín debió significar el animal10; en consecuencia creo que más que una referencia metafórica animalística es otro tipo de metáfora basada en el significado de 'madriguera', 'agujero'; aunque hay otra posibilidad explicativa, que aventuro como hipótesis, el hispano CUNICULUM, pudo ser entendido en Roma como un diminutivo de CUNNUS, lo que no es de extrañar atendiendo a la l e y d e MAMMA-MAMILA11.

En Andalucía es muy general higo —con aspirada—, y mohíno —también con aspiración— El Tesoro léxico de las hablas andaluzas de M. Alvar registra esta última en Jerez, y con el significado de 'culo' en Sevilla. Hay que decir que mojina también es el órgano femenino en Méjico12. Dentro de las frases y valores expresivos están coñazo, palabra que tanto recurso tiene en la bibliografía sexista —en el DRAE desde 1983—; 10

Que se ha conservado en la Romanía occidental, lo que favorecería la tesis céltica, desechada por Corominas. 11 Q u e además presenta dos rasgos que generalmente se consideran fundamentales para que opere la citada ley: que la vocal que sigue sea tónica y breve. Vid., de toda la bibliografía existente al respecto, S. Mariner: «Condicionamientos de la 'ley' mammamamilla a tenor de su extensión en el latín vulgar», recogido en M. Mariner: Latín e Híspanla antigua, Madrid: Universidad Complutense, 177-182. 12 Según Grimes es el nombre de una tortuga, por lo que se trataría de una metáfora «por una supuesta similitud de forma».

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chocho y su diminutivo chochito, de tanto uso entre la juventud13 de Cádiz para indicar meramente 'mujer'. No es una novedad, Enrique Montero14 ya señaló que CUNNUS significaba 'mujer' en las sátiras de Horacio. La virginidad, tan importante para la moralidad de muchas civilizaciones incluso hoy, es un cultismo medieval —del siglo X I I I — como lo es también virgen. Muchos derivados suyos aparecen a fines de la Edad Media —en Nebrija— como son desvirgar o virgo-, también pertenece a fines del siglo XV el cultismo himen. La forma popular es flor y su derivado desflorar. No parece que tuviese este significado la voz latina, pero debió de darse en el español primitivo, pues desflorar aparece a mediados del siglo XIII 15 . Flor ya tiene este significado en Covarrubias.

2 . E L ÓRGANO SEXUAL MASCULINO

El cultismo falo es muy reciente, del siglo XIX; en el DRAE entra en 1899. Un poco más antiguo es pene, que aparece en el DRAE en 1884. Por cierto en el latín primitivo esta voz significaba 'cola, rabo'. El cambio de significado se produce ya en el siglo I a.C.16. De nuevo vemos cómo el proceso se vuelve a repetir con el español en donde cola y rabo pueden ser términos eróticos. No son estos términos sinónimos en el español, por más que ambos sean la extremidad posterior de algunos animales, ni lo son en su significado traslaticio pues el primero se usa más con diminutivo, en el ámbito infantil, y el segundo en el adulto y con una connotación de 'erecto'. Por cierto que ya en latín CAUDA 'cola' pudo significar 'pene'17. Como ya dije en otro sitio18, el DRAE no recoge todavía pito en la acepción de 'pene'. Son muchas las variantes léxicas, muchas de ellas entre vulgares y coloquiales. Citaremos en primer lugar polla, que no entra en el DRAE hasta 1985 y cuyo primer testimonio en el CORDE y

Ignoro si ha pasado a los adultos. Ob. cit. p. 19. 15 En la Edad Media podía significar también la menstruación, que es el que le da Nebrija. 16 E. Montero, ob. cit., p. 62. 17 E. Montero, ob. cit., p. 60. 18 Art. cit. 13

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en el CREA es de 1970; esto no indica necesariamente que sea una creación expresiva tan tardía, al menos en Madrid era una palabra —aunque «grosera»— normal por los años 60. Esta voz, como se sabe, es polisémica, y su origen erótico pudo estar en cualquiera de los otros significados que tiene la voz. No he encontrado testimonios antiguos. Viviendo el dictador solo hay uno, precisamente de Pemán; en la democracia, el CREA registra muchos. De todas formas el que se dé en dálmata y en rumano podría hablar de su antigüedad19. Cipote no es palabra general, al parecer, en español para designar el órgano masculino; según Corominas, se da en algunas regiones y países hispánicos como Murcia, Valladolid, Andalucía, Argentina, Colombia, El Salvador, Honduras, etc., sin embargo el DRAE —que lo recoge a partir de 1970— no trae ninguna consideración geográfica; procede del significado general de esta voz, es decir, 'porra'. Minga no viene en el DRAE 20 , no encuentro testimonios en el CORDE, y en el CREA solo a partir de 1981. Es posible que sea un cultismo formado a partir del latín MINGERE 'mear'; sin duda está relacionada de alguna manera con el italiano minchia 'pene'. Picha, pija y pijo21, de origen onomatopéyico, son palabras muy antiguas; ya hay un documento leonés del siglo XII en donde uno de los firmantes se llama Pixa Feliz y también se han registrado otros dos nombres medievales como Pixa Frígida en Asturias y Pixa Fria en Galicia22. La forma castellana con ch no es más que la conservación de la vieja palatal fricativa sorda23. El DRAE la admitió en 1984. Cotorra es de origen desconocido24, lo mismo que churra25, que, al parecer, es voz andaluza. Carajo es voz afín a todos los romances hispánicos por lo que Corominas supone un origen prerromano. Hay varios testimonios de su

19

Así parece creerlo Montero en 1981, pero lo pone en duda en 1996. Solo aparece en el Diccionario Manual de 1989. 21 Con el significado de 'persona de tal condición' en el DRAE de 1985. 22 Cito por Montero 1996. 23 Que Corominas señala en Aragón y Murcia, en donde puede ser solución dialectal, pero no así en el resto de España. 24 No en el DRAE. No hay ejemplos en el CORDE ni en el CREA (consultado en septiembre 2006). 25 Idem. 20

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antigüedad: en Cataluña desde el siglo X26, en León desde el XIII27 y en la literatura castellana se registra desde el Cancionero de Baena. En esta voz se ha producido un ejemplo de disfemismo muy interesante: en Méjico se emplea con mucha frecuencia como elemento expresivo, pero nunca como elemento perteneciente al léxico erótico. Lo mismo ocurre con el gallego carallo. Menos aún sucede con su derivado carajote, del que hay testimonio en gallego medieval —como apellido—, conservado en el actual como el adjetivo caralloto 'muy indiferente y frío', caralludo 'excelente, muy bueno' —como el castellano cojonudo—, y carallou 'marimacho'. No he encontrado testimonios de carajote en el CORDE ni en el DRAE, y en el CREA los únicos que hay son de dos autores andaluces. Efectivamente parece ser término andaluz, y así figura en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas de Manuel Alvar, con el significado de 'tonto, bobalicón'. Muy vulgar —a mi modo de ver— es verga, sin embargo en los tratados de medicina del siglo XV es término habitual, lo que indica que no era palabra obscena. También la cita Alonso de Palencia28. El 'Diccionario de Autoridades dice que es «el miembro de la generación de los animales mayores»; solo en 1884 se cambia por «miembro de la generación en el hombre y en ciertos animales» y pronto, en 1889, por la definición actual: «miembro genital de los mamíferos». La etimología es conocida: del latín VIRGA, 'bastón'; es, pues, un caso más de eufemismo. Como señala E. Montero, ya en latín MEMBRUM podía emplearse por pene y este uso quizá debió continuar en el habla; tenemos testimonios desde el siglo XIII 29 . Covarrubias hace una referencia a ello, y, púdicamente, lo pone en latín: Membrum aliquando, vulgo significat virilia seu pudenda. En el DRAE no entra hasta 1869 con una definición un tanto pacata que perdura hasta nuestros días: 'Organo de la generación en el hombre y en algunos animales'. No tengo conciencia de que se emplee mucho en el habla, sino como ¿tecnicismo? en el sintagma miembro viril.

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Caralio como topónimo. En una persona que se llama Pedro Carayuelo. 28 «Testiculi [...] compañones, estos ministran la simiente al caño de la verga». 29 «Aquel miembro con que an de fazer los fijos», Alfonso X, Lapidario (ejemplo del CORDE, consultado en septiembre 2006). 27

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Son muchas las metáforas con las que el órgano sexual masculino es sustituido por animales y plantas. No es el caso enumerarlas. De todas formas creo que de las plantas en España la más utilizada es el nabo. Por su parte, a mi modo de ver, en España pájaro pertenece al lenguaje infantil, en contra de lo que ocurre en América y no digamos en Italia, en donde uccello es el término más común. También el cultismo prepucio —de fines del siglo XVI—; tiene un correspondiente popular como es capullo, que es un derivado de CAPUT; en Nebrija significaba todavía 'prepucio', que es el significado que sigue ofreciendo el DRAE 30 , aunque a veces se emplea como sinónimo de pene. Lo curioso es que hay dos cultismos: el ya citado y glande 'bellota' —ya a principios del siglo XVII. Este a su vez no parece que haya tenido este significado metafórico en latín. Los órganos genitales masculinos —los testículos31— son denominados popularmente cojones, que es un aumentativo del latín tardío del grecismo clásico COLEUS. Se da en todas las lenguas romances Por consiguiente, la palabra se ha venido usando en español desde los orígenes. Como ya dije en otra ocasión, es curioso que esta voz aparece ya en el Diccionario de Autoridades, sigue hasta la tercera edición y desaparece hasta que vuelve nada menos que en 1983. Junto a ella se usan pelotas32, huevos33, bolas34 y un larguísimo etcétera. De entre ellos quiero citar algunos: El primero es compañón33, que de significar 'compañero' pasó a significar 'testículo' ya en el siglo XV. Covarrubias no recoge esta acepción36, pero sí el Diccionario de Autoridades.

En donde entró en 1843. Es decir, los «testiguillos»; el cultismo entró a fines del siglo XV. 32 Dice Cela -ob.cit., p. 2 0 2 - que «es acepción moderna, aunque antigua, sin duda». El primer ejemplo que encuentro en el CORDE es de 1896 (consultado en septiembre 2006). 33 En el DRAE desde 1970. Cela mete la pata al poner en su diccionario el arcaísmo huebos, 'necesidad', que no tiene nada que ver, puesto que -como es sabido- viene del latín OPUS. 34 Sobre todo en América. Cela testimonia el uso ya en Quevedo. El DRAE todavía no recoge esta acepción. 35 Generalmente usado en plural. 36 Sí la primitiva. 30 31

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Hasta 1983 el DRAE no la consideró como desusada, sin embargo parece que se conserva en Colombia y quedan restos en Ecuador.37 La otra voz es verija, que procede del latín VIRILIA, que ya en latín pudo significar 'órgano masculino', así como en el español medieval y clásico, pero ya en el siglo XV el plural indica que podía referirse a los 'testículos'. Pudo emplearse también para indicar la parte donde están las partes pudendas, de ahí que pronto, en el siglo XVII pudiese significar 'ingle', como vemos en los Discursos medicinales de Juan Méndez Nieto38, «de suerte que se le hincharon y inflamaron las verijas, el myenbro, la vexiga y los compañones». Este significado genérico es el que han dado hasta hoy los diccionarios académicos: 'región de las partes pudendas', sin embargo, en amplias zonas peninsulares tiene el significado de 'ingle' como decía, así en Salamanca, en Extremadura y en la Andalucía occidental. Esta distribución geográfica podría hacer pensar en un leonesismo, pero no lo es porque la solución fonética es la castellana, no la leonesa. Dice Cela que criadilla es 'cojón', y otro tanto afirma sobre turma. No lo negaré, pero sí matizaré. El latín TURMA, significaba 'escuadrón de caballería' y, de ahí 'tropa' e incluso 'muchedumbre', y con estos significados hay ejemplos medievales; por el vocalismo podría tratarse de un cultismo medieval, si no indica voz latina dialectal, en cuyo caso sería patrimonial. Sea ello como fuere, es posible que de la acepción de 'muchedumbre' se pasara a 'bulto, masa' —como quiere Corominas. Dejando fuera estos problemas etimológicos —de difícil solución—, lo cierto es que ya en la primera mitad del siglo XVI aparece la palabra para designar a la 'criadilla de tierra'. El primer ejemplo que tengo del significado sexual está en Covarrubias: «sinifican unas vezes los compañones del animal, como turmas de carnero y otras, y más propiamente unas raízes redondas...», significado que recoge Autoridades, pero, frente a Covarrubias, el DRAE no trae ninguna indicación de que se trate de los testículos de animales. Creo, por lo tanto, que la denominación sexual procede de la de la trufa, y que solo con valor translaticio se ha

57 38

Vid. Rodríguez Castelo, s.v. Texto tomado del CORDE.

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empleado para las personas. En cuanto a la primera palabra, criadilla es de aparición tardía, en el siglo XVI. Dice significativamente Covarrubias que «este nombre dieron los muy melindrosos o melindrosas a las turmas de tierra», lo que indica que, puesto que había adquirido un valor sexual, se utilizó este eufemismo, que pronto debió tomar ese mismo valor. ¿Por qué pronto? porque ya en 1586 se habla de criadillas de tierra, lo que indicaría que las había que no eran de tierra. La primera mención de criadillas de cordero son de 161139. Desde el Diccionario de Autoridades hasta la edición de 1970 la definición primera de criadilla era «testículo», a partir de entonces se cambia por la más exacta de «en los animales de matadero, testículo». Efectivamente nunca he oído hablar de esta palabra para mencionar los testículos de un animal vivo y sí en las carnicerías.

3 . EL ACTO SEXUAL

Coito es un cultismo del siglo XV, lo mismo que fornicar. Lo interesante es que significaba originariamente 'unión, conjunción', y no penetra en la lengua erótica hasta Ovidio40. Es la misma evolución que el español medieval ayuntar y ayuntamiento, o el actual y rústico ajuntarse. Cópula y copular son cultismos medievales —el primero del siglo XIV y el segundo del XV. El sustantivo aparece en las obras lexicográficas desde fines del siglo XV, el verbo se incorpora al DRAE en 1780. Joder es voz seguramente patrimonial de la que tenemos testimonio desde el siglo XIII. La pronunciación con aspirada seguramente indicaría procedencia meridional. Lo interesante es que la etimología no tiene nada que ver con lo erótico pues FOEDERE era el verbo de la misma raíz que FOEDUS 'feo' y significaba 'afear, manchar, ensuciar, deshonrar'. El cambio de significado se produjo en el latín de los cristianos, lo que era de esperar dado el enorme significado negativo que lo sexual tenía y tiene para el cristianismo, aunque Montero sospecha que el significado erótico pudo existir ya en el latín clásico.

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Datos del CORDE (consultado en septiembre 2006). E. Montero, ob. cit., p. 125.

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Jodido ya era un insulto en los fueros medievales, severamente castigado41 e incluso el compuesto fududinculo está en el Fuero Real de Alfonso X (Montero 2004). Yacer y dormir pueden significar como eufemismos 'hacer el amor'; las dos ya tenían ese significado en latín. También en latín pudo tener este significado IOCAKE. Siempre se ha considerado que hacer el amor era galicismo del siglo XVIII, sin embargo ya hay ejemplos en el siglo XVII. En el CORDE hay uno de Covarrubias42 que parece expresar no el acto sexual sino de la «aproximación»: «explicaba varios géneros de hacer el amor y varios modos de ayuntamiento sexual»; pero un poco más tarde, en el Estebanillo, es claro ya el significado sexual: «y como es muy propio de pollinos el hacer el amor a coz y bocado». Chingar es un gitanismo registrado por primera vez en 1967; en gitano ya tenía el significado sexual, el DRAE solo lo admite en 1983. Follar es quizá un derivado de fuelle-, en el DRAE aparece en 1984, pero en el CORDE hay ejemplos a partir de 1874. Las consideraciones que exponía antes sobre la cronología relativa sirven también para las frases llevar al huerto —en el CREA en 1981—, pasar por la piedra —idem—, o echar un polvo —en el CREA en 1976. Tirarse a alguien no figura en el DRAE, pero ya existe al menos desde el siglo XIX: P o r d o n d e quiera q u e fui, al m u c h a c h o m e tiré, a la viuda jodí, al clérigo forniqué, y a todos gusto les di 43 .

Hace años el profesor Ángel Rodríguez escribió un artículo donde mostraba cómo en un documento del siglo XVI denuncian a una persona porque estaba «haciéndose hombre» con una mujer.

41 Recoge E. Montero (2004) el siguiente texto del Fuero de Alcaraz: «Otrossi qual quier que a alguno dixiere: yo te fodi por el culo, si pudiere ser prouado que aquello uerdat es, amos sean quemados». 42 En el Suplemento. 43 Anónimo, Don Juan Notorio: burdel en cinco actos y 2000 escándalos. Dato tomado del CORDE (consultado en septiembre 2006).

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Manuel Ariza Viguera

Una palabra que siempre me ha chocado. Conocer con el valor de 'tener relaciones sexuales'. Dice Montero Cartelle que es propio del latín cristiano, muy empleado por S. Agustín. Y debe ser verdad no ya porque mi memoria emparenta la expresión a lecturas y oídas eclesiales, sino porque los siete ejemplos que hay en el CORDE son todos de eclesiásticos o juristas —de 1573 a 1745. Ahora bien, ya en Covarrubias aparece en el verbo la siguiente frase: «conocer a una mujer carnalmente», y, claro, lo recoge también el Diccionario de Autoridades y el resto de la tradición académica, sin ningún tipo de notación. Es más, en el CREA hay doce ejemplos de autores y textos periodísticos contemporáneos. Por cierto, no hay ninguno con «conocer hembra». Lo que quiere decir, evidentemente, que los hombres no conocen. Un eufemismo medieval era tener ayuntamiento —recuérdese al Arcipreste de Hita. He dicho era y he dicho mal, pues según el DRAE todavía hoy significa 'coito'44, y es verdad que puede aparecer empleado aquí y allí, así en el CREA lo emplean Luca de Tena y Carlos Castilla del Pino; en el CORDE solo he encontrado un ejemplo en el siglo XIX, de Juan Valera, ya en el XVIII hay algunos más: tres en concreto 45 . Personalmente dudo que se utilice en el habla. Siempre se pone como ejemplo de las diferencias entre el español de España y el de América el hecho de que allí no se puede decir «he cogido el autobús». Este significado americano debe ser uno de los arcaísmos del español de América, aunque no estoy seguro. La RAE no incluyó hasta 1956 el significado de 'cubrir el macho a la hembra', con esta referencia la Academia nos está diciendo que solo se emplea para animales —lo mismo que 'cubrir'—, lo que solo es verdad en España. De su empleo en América, tan conocido, puede servir de ejemplo esta bomba yucateca46: Una muchacha torera en la plaza fue cogida y al saberlo una soltera fue a pedir la alternativa

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Hasta la edición de 1992 la definición era 'cópula carnal'. De Mayans, Forner y a fines de Hipólito Ruiz. 46 Se llaman bombas a unas cuartetas octosilábicas con distintas rimas, de tipo popular, muy conocidas en Yucatán. 45

Sobre el léxico sexual y escatològico

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4 . LA HOMOSEXUALIDAD

Homosexual es un término culto que no registra el DRAE hasta 1936, por más que ya haya testimonios escritos desde fines del XIX. Hasta mediados de siglo fue definido como «sodomita», y de esta voz dice el Diccionario de Autoridades: «concúbito entre personas de un mismo sexo, ó en vaso indebido», es un cultismo medieval. No es necesario explicar por qué los habitantes de la bíblica Sodoma adquirieron esa fama. Lo popular —para el hombre— es marica, ya lexicalizado al menos en el siglo XVI 47 , por lo que ya está en el Diccionario de Autoridades. Como ya indiqué en otra ocasión, la definición de marica en el Diccionario de Autoridades es inefable: «Se llama el hombre afeminado y de pocos bríos, que se dexa supeditar y manejar aun de los que son inferiores». Es definición que llega hasta la edición de 1970 nada menos —«hombre afeminado y de poco ánimo y esfuerzo»—, pues solo en 1992 se define como «hombre homosexual». De bujarrón dicen Corominas-Pascual que es el «nombre de los búlgaros, empleado como insulto por tratarse de herejes pertenecientes a la iglesia ortodoxa griega». Entró en el siglo XVI. Se sigue usando, pero menos que marica*8. La homosexualidad femenina es, léxicamente, muy reciente; solo encuentro en el siglo XX ejemplos del único término popular: tortillera. Ignoro el porqué del nombre. Se me ocurre que podría ser una etimología popular del viejo y todavía usado torticera, pero es solo una mera hipótesis. La voz culta es lesbiana, que no aparece en el DRAE hasta la edición de 1970, aunque el primer ejemplo que registra el CORDE es de fines del siglo XIX.

5 . LA PROSTITUCIÓN

El llamado oficio más antiguo del mundo recibe también una gran cantidad de denominaciones. El cultismo meretriz ya está en el Poema 47 La terminación diminutiva en -ico se puso de moda en la época de los Reyes Católicos, por lo que es probable que proceda de la misma. 48 Sumando las apariciones del C O R D E y del CREA hay 43 de bujarrón y 323 de marica (consultado en septiembre 2006).

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Manuel Ariza Viguera

de Alexandre, un poco más tardío parece ser el otro cultismo protituta. La forma más general, puta, ya está en el siglo XIII y parece haber sido siempre la más empleada. Una más distinguida, al menos en principio, era la ramera, a la que Nebrija llama «puta onesta», lo que tiene su gracia. Parece término del siglo XV introducido para las que ejercían en su casa y se señalaban poniendo un ramo en la puerta. Ya comenté en otra ocasión la definición que nada menos que en 1970 daba el DRAE de esta voz: «mujer que hace ganancia de su cuerpo, entregada vilmente al vicio de la lascivia», que en 1984 cambió a «mujer que por oficio tiene relación carnal con hombres». Un poco más tardía parece ser cortesana, del siglo XVI, y —según Corominas— es un italianismo del español, ya en desuso a mi modo de ver, pese a que el DRAE lo recoge todavía, es más, con el sintagma dama cortesana. La etimología de zorro es discutida. Sabido es que es eufemismo del siglo XV para designar al animal. Sugiere Corominas que el animal tomó el nombre de la mujer, que, en un principio debía significar 'vil'. No es el momento de disquisiciones etimológicas, pero lo cierto es que la aplicación a la mujer solo ocurre a principios del siglo XVII, dos siglos más tarde que la del animal, aunque ya sé que no es un hecho absolutamente definitivo. Muy reciente es fulana-, no he encontrado testimonios claros antes de mediados del siglo XX y el DRAE no la recoge hasta 1984. Otros sinónimos no merecen especial comentario.

6 . OTROS TÉRMINOS

Cachondo es, al parecer, un derivado de CACHO 'perrito' con un sufijo que sirve para indicar el animal en celo —como en verriondo, toriondo—; de hecho Nebrija la define como «dominado por el apetito venéreo (especialmente la perra)». Lógicamente está ya en Autoridades*9'. Onanismo es un cultismo aparecido en 1860, frente a expresiones populares se supone que más tardías como paja que en el DRAE entra en 1984 —en manual—, y por escrito la mención más antigua es de 1962, de Vargas Llosa; en España es a partir de 1975 cuando es relativamente

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Pero cachondeo no hasta 1936. Es curioso pero en el CORDE no aparece hasta 1975.

Sobre el léxico sexual y escatologico

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frecuente. De palete no tengo ningún ejemplo ni viene en el DRAE. El hoy popular masturbarse es un cultismo del siglo XIX. De eyacular ya hablé en otra ocasión por lo que solo diré que es un cultismo del siglo XIX, pero lo que más sorprende es que sea la misma etimología que jaculatoria. Lo popular es correrse, que no viene en el DRAE e ignoro su antigüedad pues solo he encontrado ejemplos del siglo XX. Cascar(sela) conserva la acepción latina de 'sacudir' que tenía la voz latina. No quiere decir esto que considere que esta expresión proviene por vía popular desde los orígenes, si bien es cierto que es un término muy popular y que su no aparición en épocas anteriores puede deberse a consideraciones sociolingüísticas; de hecho no aparece por escrito hasta la muerte del dictador50. Por el contrario masturbarse es un cultismo de finales del siglo XIX. La RAE lo admite —junto con el sustantivo— desde 1884. Cuando era pequeño mis padres me reñían porque no se debía decir la exclamación puñeta. No entendía por qué. Solo de mayor me explicaron que significaba 'hacer la puñeta', que para mí solo significaba 'fastidiar'. Esta acepción erótica ya está en Quevedo y todavía hoy se puede encontrar algún ejemplo en el CREA, pero no es lo habitual. En el DRAE solo aparece en la edición del año 1989. En fin, todos conocemos otros sinónimos de empleo coloquial para el acto, solitario o no.

I I . L O ESCATOLÓGICO

Como ustedes saben esta palabra tiene dos significados dependiendo de si su etimología es el griego ec%(XTO no me acostaré hasta y cuarto — para levantarme a las seis El segundo valor de total precede a un argumento que aparece expresamente minusvalorado por el hablante: paso de. Pero ¿qué introduce este conector, la conclusión o la justificación? Observemos que en este contexto podemos eliminar propiamente la conclusión y se podría entender la justificación en un sentido algo distinto: «total, para levantarme a las seis...», con el enunciado en suspensión. Estaríamos, pues, ante otro empleo de este nexo.

7 Puede interpretarse como un complemento de referencia o respectual (Santos Río: 2000). Este lo llama en Santos Río (2003) «un complemento periférico respectual de carácter comparativo-proporcional» (s.v. total). Vid. para estos usos enmarcadores de para, también Sánchez López (1995).

Significado, discurso y contexto: "El totales lo que cuenta"

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5.2. Mucho más claramente lo podemos ver en la campaña que estamos comentando. Este valor, no recogido por los diccionarios, es el usado por los distintos personajes que ilustran una situación tipo en la que quitan importancia a un hecho evaluado como negativo, que se rechaza o desaconseja. «Total, por un botellín; Total, por dos litros; Total, por unos rastrojos; Total, por una barbacoa»: estos enunciados son emitidos por un personaje en respuesta a una crítica o reproche de otro hablante. Hay, pues, una contraargumentación, una oposición clara entre dos interlocutores. El hablante A evalúa como negativo un hecho que B realiza o propone (tirar de la cisterna, usar la barbacoa, quemar unos rastrojos, tirar una botellín). B replica, oponiéndose a ese rechazo. Y lo hace justificando su actitud. El argumento empleado es la minimización de los efectos negativos expresados por A. Hay una confrontación de posturas y de voces. Los signos de contraposición empleados son: la conjunción pero («pero, tía,... »), «eso está prohibido», «papá, que nos dejamos esto», un mandato... Hay, pues, un diálogo. Uno de los personajes encarna (o pone en marcha) la posición considerada correcta por la sociedad. El otro es el que emite total, y encarna al ciudadano inconsciente, cuya actitud se critica. Este personaje quita relevancia a la crítica expresada o presupuesta en el contexto, y minimiza la importancia de su gesto negativo. Es algo que considera que no tendrá consecuencias, o que estas no son importantes. Por ejemplo, en uno de ellos la propuesta de la hablante A sería: no gastes tanta agua («Tía, no tires eso ahí, se gasta agua»). Hay un rechazo a esa acción negativa, un reproche, expresado por un mandato. Y se acompaña del argumento de ese rechazo: «se gasta agua». La reacción de B es: «Total, por dos litros...» . De este modo pone fin a la controversia, p o r q u e dos litros para ella no es tanta agua. Demuestra una escala de valores diferente a la de A. A: no tires eso ahí f Argumentos: se gasta agua —*• (conclusión): estás atentando contra el medio ambiente. —> (conclusión): Está mal. B: «Total, por dos litros...»: dos litros es una cantidad insignificante —• y no gasta apenas agua. —»(conclusión): no está mal. Es poca cosa para considerarlo mal.

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Catalina Fuentes Rodríguez

A utiliza un argumento cualitativo. Está mal gastar agua, sea mucha o poca. Para B es la cantidad lo que cuenta. El umbral de lo malo está más alto para esta que para aquella. En otro de los casos, «Bah, por un botellín...» se acompaña incluso de la interjección que resta importancia a los efectos negativos y rechaza la actitud del niño: «no hace falta recogerlo o llevarlo. Un botellín es poca cosa, no hace daño». Se opone a la postura del niño. Siempre hay un enfrentamiento. Y se minimizan los efectos negativos que según el otro interlocutor tiene. Esa minimización se expresa en las cantidades consideradas insuficientes: «una barbacoa», «unos rastrojos», «unos litros»8, «un botellín». Estos enunciados terminan en una anticadencia, dejándolos inconclusos, con lo cual el receptor tiene que sobreentender la conclusión, que, por otra parte, es evidente: «por dos litros, por un botellín no pasa nada (conclusión)». Dicha conclusión es la que luego se contrarresta con «El total es lo que cuenta». Oponemos «un botellín» a «el total», y «no pasa nada» a «cuenta». El Ministerio nos indica que el conjunto, la suma de cada acto sí tiene efectos negativos, y los enumera. Para ello procede de forma escalonada. Comienza retomando ese total 5 que han usado los personajes para justificar, minimizando, hechos negativos e introducir con él otros que no indican cantidades menores. TOTAL: Más de 2.500 millones de litros de agua se desperdician cada día en consumo urbano. Mientras, la cuarta parte de España ya se ha desertizado. En todos está invertir ese proceso.

Es un uso polifónico de total 5 que sirve para establecer una inflexión en el texto y contrargumentar. Usa el mismo nexo minimizador y lo muestra de forma ostensiva para criticarlo, porque lo que sigue son cantidades mayores: «2.500 litros, uno de cada 3 incendios forestales, 12.000 hectáreas de bosque quemadas, 22.000 incendios destruyen 50.000 hectáreas». Es un empleo eco, de forma irónica, como medio de crítica: ¿son poca cosa estas cantidades tan grandes? parece decir el Ministerio. Es el uso

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Dos litros en la campaña emitida por televisión.

Significado, discurso y contexto: "El total es lo que cuenta'

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réplica y muestra, ostensivamente, la inadecuación de la valoración minimizadora de los personajes. A continuación, sí usa ya un total claramente de cierre o conclusivo, enumerando los hechos negativos, parte del texto que se repite en todas las variantes del anuncio. Y, por último, como cierre, de nuevo el lema de la campaña que abría el texto y que resume, en el concepto de totalidad: «El total es lo que cuenta». E l mecanismo argumentativo empleado ha sido recrear una situación tipo, con personajes, a los que se opone la voz del Ministerio. El esquema general sería: Personajes Ministerio A: no hagas esto B: no importa..., es poco, no pasa nada 4 conclusión: no pasa nada el conjunto sí cuenta | argumentos: efectos negativos... 4 conclusión: cuida el medio ambiente. Dos movimientos argumentativos contrarios. El de más peso es el del Ministerio. Se usa la situación con los personajes como ilustración, como movimiento argumentativo antiorientado que justificaría la necesidad de la campaña, y le da veracidad a lo dicho. Mov. Argumentativo I

Mov. Argumentativo II

Personajes: A: está mal B: no está mal les propia de Castilla del Norte, Asturias y Santander, y aparece documentada en textos castellanos de la primera época en palabras como polación, polar, por población y poblar, respectivamente. 12 Cit. por Alvar (1960: 491). En el Glosario final de la misma antología cita el maestro otro registro de nublo (remite al texto «CCIV, 57, and. lit.»), que no hallo.

Variedad interna y difusión areal en el léxico andaluz.

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evolución fonética típicamente castellana, nos llevan en otra dirección. Si a tales circunstancias sumamos una más, a saber: que derivados de nulo tales como nulao, anulao, enulao, es decir, formas del participio, se recogen con los valores de 'cielo nublado', 'cielo cubierto' e incluso 'cielo con celajes' en puntos dispersos no solo del este de Andalucía —aunque sí principalmente—, sino también del centro y del oeste 13 , podemos concluir que estamos ante los restos de una variante arcaica del castellano mantenida en puntos aislados de carácter conservador. Una segunda variante menos difundida es nubro, que presenta neutralización de líquidas en contacto con la oclusiva. Se registra en el mapa dedicado al concepto 'nube' (845) solo en una zona muy restringida del sur de la provincia de Granada (puntos Gr303 —Algarinejo, localidad en la que alternan las variantes nublo y nubro—, 409 —Ferreira— y 503 —Escúzar, donde se respondió nubrarrón, cruce de nubarrón y nubro). Muy significativa, a este respecto, resulta la doble respuesta dada en Ferreira, donde se contestó «nubro, nube erara», es decir, 'clara'. Parece ser que estamos ante una alteración fonética típica de la zona de Granada, cuyo centro se sitúa en las localidades de Ferreira y Lanteira. Allí se obtuvieron las siguientes respuestas: para el concepto de 'nube': Ferreira (Gr409), nubro, nube erara; Lanteira (Gr410), ñugro\ para el de 'cielo nublado': Ferreira, nubro; Lanteira, ñubro, ñugro\ para el concepto de 'arreboles' (mapa 835): Ferreira: nubroh kolorao. Ahora bien, esta alteración aparece como fenómeno más extendido en el mapa dedicado al concepto de 'niebla' (846): niebra se obtuvo en Gr503, 509, en Ma203 y en Co607 (Lucena: punto próximo al treviño de Córdoba, Sevilla y Málaga); ñiebra en Gr409, ñebra en Gr306,307, 410 y 512, nebrina y endebrina en Ma406, enebrina en Se305 y nobrina en H302 (voz que se precisó con el significado 'niebla espesa', frente a la estándar niebla 'niebla

13 Así, nulado 'nublado' en Ma403 y H504: 'cubierto' en A1300. Anulado 'nublado' en Co403 y Se304; 'cubierto' en Al 402, Ma403; 'con celajes' en J303. Enulado 'nublado' en Se305, 306, 309, 310, 404, H402 y 600; 'cubierto' en Palos (LMP I, 106). También anulao (J303), encaranulao 'celajes' (ALEA, 833, Ca600) y caraluñao 'cielo aborregado' (832, Se502), esta última seguramente fruto de metátesis a partir de *carañulao (véase más abajo). En relación con las anteriores debe ponerse la forma enulina 'nieblina, niebla' de la localidad onubense de Beas (H600: ALEA 846).

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clara'). Así las cosas, y dado que estas soluciones no cabe explicarlas por influjo occidental en zonas tan diversas —sabido es que este tipo de neutralización es propia del portugués y del leonés— habrá que pensar en un mantenimiento de un rasgo arcaico con carácter vulgar en áreas especialmente conservadoras14. El vulgarismo se muestra más acentuado aún en la variante esporádica ñugro, pues presenta también sustitución de labial por velar —tal forma fue recogida en Lanteira (Gr410) con los significados de 'nube' y 'cielo nublado'. Esta última alteración consonántica se ha verificado asimismo en la forma nuglo 'nublo', recogida por Alcalá Venceslada (s.v.) sin nota de localización específica15. Una tercera variante es nublo (y formas variantes y derivadas), con ñpor n-, que llamativamente no viene recogida en el Tesoro léxico de las hablas andaluzas (en esta obra se omiten inexplicablemente todas las formas con ñ- que en el atlas andaluz presentan el significado de 'nube' u otros análogos: ñubro/ñugro 'nube', ñubro 'cielo nublado' fGr410, Lanteira); los participios ñublao (Gr408), eñublao (Gr505) 'cielo nublado', carañublao 'cielo aborregado' (mapa 832, Gr514), encarañublao 'cielo con celajes' (mapa 833, Se403, Ma500)16 y caraluñao 'cielo aborregado' (832, Se502: Los Molares), forma esta última meramente esporádica y explicable por metátesis a partir de *carañulao, según ha quedado apuntado antes. Esta variante con palatalización se difunde en la actualidad principalmente por Andalucía oriental, más concretamente por la provincia de Granada, aunque aparece también en un punto de la sierra de Málaga (Ma500, correspondiente a Jubrique) y en dos del sur de la provincia de Sevilla, en el límite con la de Málaga (Se403, Marinaleda y

14 En Canarias (isla de Gran Canaria), el topónimo Roque Nublo presenta las variantes Roque Nubro y Roque Nuro, en las que se verifica la misma confusión de líquidas que en áreas andaluzas y leonesas, como ya quedó apuntado en lo anterior. Del arcaísmo de tales variantes es prueba la singularidad de este testimonio, pues ya se ha visto que nublo no se registra en la actualidad en las hablas isleñas. 15 El Tesoro consigna erróneamente (s.v.) nugro (en lugar de ñugro, que aparece en los mapas 830 y 845, en el punto Gr 410), y lo hace repetidamente, pues dedica a la voz dos entradas diferentes. 16 Encarañublado se ha recogido en la Alta Alpujarra con el significado de 'cielo ligeramente cubierto de nubes' (Toro y Gisbert la da también como voz andaluza con el valor de 'cielo nublado', pero sin localización exacta): Tesoro, s. v., 2. a y 3. a acs.

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502, Los Molares). Corominas y Pascual (DECH, s.v. nube) recogen la forma nublo, documentándola en Vélez de Guevara y explicándola por influjo de añublar, a la vez que precisan: «[...] no hace falta citar ejs. de la var. con ñ, comunísima y explicable por la N N del lat. ANNUBILARE, que de ahí se contagió a otras palabras de esta familia». Efectivamente, si hoy es una variante muy localizada, en lo antiguo se trataba de una forma común. Ya Nebrija registraba las formas: nublo del pan 'rubigo, aurugo'; añublo del trigo 'id.'; añublar el cielo 'nubilo'. Y el Diccionario de Autoridades recogía (s.w.) ñublo «lo mismo que nublo», ñublado «lo mismo que nublado» y ñublar «lo mismo que nublar»-, pero, además, incluía una interesantísima marca de uso, pues advertía en las entradas ñublado y ñublar. «Ya no se usa en estilo culto». Una vez más, el atlas lingüístico documenta la pervivencia en hablas populares y rurales de formas muy difundidas en lo antiguo, e incluso admitidas por los cultos, como demuestra el registro de Nebrija. Esta variante palatalizada ya era ajena a la norma culta a principios del siglo XVIII, a juzgar por el testimonio de Autoridades, que, como hemos visto, recoge todavía las tres formas ñublo, ñublado y ñublar, señalando para el participio la autoridad de Héctor Pinto, y advirtiendo, no obstante, para ñublar y ñublado que la voz ya no era tenida por culta. En el sustantivo ñublo se omite la marca, pero la remisión a nublo sin duda significa que la voz, si no era desconocida, al menos era ajena a la norma de los cultos17. La misma palatalización aparece en las denominaciones de la 'niebla' (mapa 846), con formas del tipo de ñebla, ñebra, ñiebla, ñiebra, especialmente abundantes en la provincia de Granada (recuérdense las formas muy localizadas en las que coinciden palatalización y alteración bl > br: ñiebra —en Ferreira: Gr409— y ñebra 'niebla' —registrada en cuatro puntos de Granada: Gr306, 307, 410 y 512; mapa 846 'niebla'—), con extensiones a la parte oeste de Almería, sur de Jaén, sur de Córdoba, provincia de Málaga y puntos del este de las provincias de Cádiz y Sevilla18. Aquí la alteración fonética n- > ñ- podrá explicarse bien por influjo

17 Para el tema de las variantes léxicas en el Diccionario de Autoridades, véase Ruhstaller (2002). 18 Pero es en las hablas asturianas y leonesas donde más abundan los resultados neblina, ñieblina, nebrina y ñiubrina (véase Becerra 2003: 89), aunque la forma palatalizada

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de la palatal de nublo y variantes, bien por la acción de la yod de la primera sílaba (me- > ñe-), o por ambos hechos en concomitancia. Entre los significantes de 'nube' y 'nube tormentosa' destaca una forma que quizá no sea sino otra variante más de la serie que vamos viendo, con la excepcionalidad de que supone una deformación radical de la base. Estoy refiriéndome a la voz rumbo, recogida únicamente en una pequeña área conformada por dos localidades malagueñas y una granadina, las tres colindantes (Ma400: Valle de Abdalajís, 401: Riogordo y Gr507: Ventas de Zafarraya), y en otra población algo más alejada, Igualeja (Ma304), al suroeste de Málaga. Los valores precisos con los que se registra son: 'nube blanca grande' en Ma400 y 401, 'nube tormentosa' en Ma400, y 'nube tormentosa, clara' en Gr 507 y Ma304. Parece ser que en en el pequeño reducto en donde se conoce esta forma se denomina con ella siempre a una 'nube grande', 'blanca o clara' y 'tormentosa'. No he hallado referencia alguna a esta voz con el significado que nos interesa en la lexicografía general ni dialectal hispánica, fuera del registro del Tesoro, tomado del atlas andaluz. Pero quizá pueda explicarse por una deformación de la variante nubro, explicable por una propagación de la nasal (*numbro), seguida de una metátesis violenta, influida a la vez por etimología popular con la voz común rumbo. Téngase en cuenta que el área de rumbo 'nube' está muy próxima a la de nubro, nugro. Puede que guarde alguna relación con esta variante la forma rumazón, usada en el lenguaje marinero con el significado de 'conjunto de nubes', que viene registrada en el diccionario académico (s.v.) con marca de tecnicismo, y que parece haber pasado como voz común a América, pues, en Venezuela, rumazón presenta el valor de 'cielo lleno de nubes, encapotado' y forma parte del acervo toponímico de Colombia (es nombre de lugar de Antioquía).

2.2. Un tipo muy frecuente de denominación de 'nube' es el basado en metáforas (o, en la terminología adoptada por Alvar, «transferencias de

neblina se ha registrado en el occidente de Toledo, según Hernando Cuadrado (1981:53), e incluso en el español de América (Martínez Vigil 1939). En Canarias se ha recogido la variante nieblina (ALEICan, mapa 750) que aparece igualmente en puntos de Andalucía occidental (Huelva, Sevilla, Córdoba, y en uno de Granada: Gr507; ALEA, 849).

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significado»)19, inspiradas, las más de las veces, en formas peculiares del fenómeno atmosférico. La más conocida, por ser propia también de la lengua común, es la basada en el adj. aborregado, que compara el cielo lleno de nubes pequeñas y bajas con un rebaño de ovejas. Son los participios propios de la lengua común aborregado y emborregado (aunque este último no se registra en el diccionario académico) las formas más extendidas en Andalucía, presentándose en alternancia en todas las provincias (ALEA, 832; de manera más escasa se presenta también la variante borregado). Variantes aisladas debidas a cruce o a etimología popular son aberrugao (Ma405) y emborrigao (Co401). Borreguiento (H401) y borregoso (Ma503) son adjetivos con significación colectiva de aparición totalmente esporádica (por lo demás, son formas que faltan igualmente en el DRAE). La misma metáfora la encontramos también como sustantivo en borregos (Co605, Gr500), borreguitos (H 504, C06O8, Ma200, J308), borreguitos [en el cielo] (Co408), [hay] borreguitos (Gr303, Ma201) [hay] borreguicos (Gr305), borreguillos (Co609), tiene borreguitos (Co604), [que tiene] borregas (Ma403), [con] borreguitas (Ma 502; obsérvese que la forma femenina se prefiere en Málaga). El DRAE da como generales en el idioma las aplicaciones metafóricas de borrego (que define como 'nubecilla blanca, redondeada'), aborregarse ('[dicho del cielo] cubrirse de nubes blanquecinas y revueltas a modo de vellones de lana') y aborregado,da ('[dicho de una nube, de una roca, etc.] que tienen forma como de vellones de lana')20. Sin embargo, la documentación dialectal indica que esta metáfora es abundante solo en la mitad meridional: el Léxico de los marineros peninsulares recoge borreguero y borreguitos en el cielo en puntos de Andalucía; borregos

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Alvar (1991: 70, 78). La metáfora borrego 'nube' deberá ponerse en relación, por otro lado, con el registro borra 'nubarrón' (y la frase viaje de borra 'grupo de nubes en tormenta') recogidos en Andalucía —con localización precisa en Cádiz para la primera— por Alcalá Venceslada. Este registro, que parece estar restringido a la región meridional y que resulta desconocido para la Academia, ha de basarse sin duda en una aplicación metafórica de borra 'cordera' (DRAE, s.v.), 'oveja menor de dos años' (Tesoro, s.v.), la cual, a su vez, procederá por metonimia de borra 'lana' (< lat. tardío BURRA id., según el DECH, que desconoce igualmente el registro andaluz). Seguramente del and. borra 'nubarrón' habrá que partir para explicar la forma burro 'cielo cubierto por la bruma del mar' que ofrece el atlas canario (ALEICan 748, Gc4). 20

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de viento se registra en Murcia (Muí) y borregues en algunos puntos de Castellón y Valencia (LMP I, 108). En Extremadura se usan las formas borreguinos, borreguitos y borregos del señor (Becerra, 2003:72); y en León y Castilla se encuentran esporádicamente (el ALCL 196 da emborregado en Sg401 y aborregado en Le302). Pero en Aragón son ya muy contados los registros de borrego y derivados (el ALEANR recoge sólo a borregos —Hu600—, cielo borreguero, emborregado —Te305— y borregones —Huí03: mapa 1311). En la zona navarro-aragonesa aparece con más frecuencia otro tipo de denominaciones metafóricas, como corderos (cielo a corderetes: Huí07, a cordericos: Z605), carneros («cielo a carneros, agua a carderos»: Z201, Hul05; a carneros Hu500, 603: ALEANR, 1311), y lo mismo ocurre en la zona de Asturias y Cantabria, donde se emplean solo a corderones y ovejau (ALECant 1,42). Extraña que en Canarias no se atestigüen más que formaciones del tipo de ovejitas en el cielo (GC3) y nubes de ovejas (ALEICan, 751, Tf21). La explicación de este tipo léxico parece evidente, y en consecuencia no hay necesidad de buscar una relación de las formas mencionadas con un radical bar- o bor-, presente en otras voces como borrasca o borraja, como pretende García de Diego (DEEH, s.v. bóreas). Además, la comparación con este animal aparece, como se ha visto, en otros dialectos (arag. carneros, corderos, sant. corderones y ovejau, can. ovejas, ovejitas), y lenguas: así, al. Schafchenwolke, literalmente 'nube de ovejas', fr. del moutonné, it. cielo a pecorelle, y rum. cer mutonat). Metafóricas son asimismo las designaciones vellones, var. billones, y avellonao que se recogen en un punto al norte de Granada (Gr200) y tres de Almería (A1201, 302, 203), y que tienen continuidad al sur del dominio navarroaragonés (el ALEANR 1311 consigna vellones, [a] velloncicos y avellonao en Teruel (Te306, 102, 406, 501,404,307); cielo a vellones en Castellón (Cs302). En esta imagen precisamente está basada la pregunta indirecta realizada a los informantes para obtener los significantes de 'cielo aborregado' (ALEA, 832): «¿Cómo se dice del cielo que está lleno de nubes pequeñas que parecen vellones de lana?». La misma motivación subyace a la metáfora montón de lana 'cielo aborregado' 21 documentada

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Compárense igualmente las denominaciones enlanao y lanero que el ALCL (mapa 196) recoge para el concepto 'cielo emborregado' en los puntos Sal02 y Bu305, respectivamente.

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en Aragón (Hu300), forma de la que procederán otras como a montoncicos (en siete puntos de Zaragoza, uno de Teruel y otro de Valencia), a montonicos (Cs301), a montonech (Te204).22 La comparación con otro animal gregario se da en denominaciones menos abundantes del tipo de [cielo] encabrillao, acabrillao y cabreao, que se registran en tres puntos de Granada y uno de Almería (encabrillao: Gr 408, acabrillao: Gr504, cabreao: Gr403, A1405). Formas paralelas son encabricao (que el atlas aragonés documenta en el punto Cu400, y que aparece en el dicho popular: «cielo encabricao, a los tres días mojao») y cabreao (en el punto V101: ALEANR 1311). Otra de las metáforas oficializadas es gata 'nube'. El diccionario académico recoge como 3 .a acepción de la voz y sin marca de uso restrictiva la de 'nubecilla o vapor que se pega a los montes y sube por ellos como gateando'. En Andalucía esta denominación se presenta, en cambio, como una designación esporádica, con diferentes matices semánticos y en dos puntos alejados: la localidad de Yunquera (Ma302), donde se usa en plural con valor de 'nubes pequeñas que aparecen por el sur', y la de Belicena (Gr308), en la que con la denominación de gatas se conocen los 'celajes del cielo'. El Tesoro léxico de las hablas andaluzas nos aporta un nuevo registro de la voz: en la localidad malagueña de Coín (que, por cierto, linda con Yunquera), gata vale 'nublado que anuncia lluvia' (s.v., 8.a ac.). El ALEANR y el ALEICan no recogen esta metáfora, pero sí lo hace el ALCL, donde se constata la denominación nubes gatas 'cielo emborregado' en un punto de Valladolid (mapa 196, Val03). Una denominación puramente ocasional (seguramente de carácter local) y también metafórica es la de verracos del tío Jaro, recogida en la localidad malagueña de Teba (MalOl) y referida a las 'nubes que surgen hacia Algeciras y que siempre anuncian lluvia' (ALEA 845 'nube', n.)23.

22 ALEANR, 1311. Este tipo de denominaciones no se documenta en la región meridional, como tampoco otras del tipo de a capacicos (recogida en puntos de Castellón, Teruel y Zaragoza), acapazao (en dos puntos de Teruel), que se explican por la frase «cielo a montonicos, agua a capacicos» (en puntos de Zaragoza y Castellón; la variante catalana se obtuvo en Te204: «riel a montonech, aigua a capacech»), 23 El informante precisó la respuesta nube con la explicación que recoge la nota: «[...] hacia Algeciras [esto es, en dirección suroeste desde la localidad de Teba, especificamos

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El DRAE define verraco como 'cerdo padre' (s.v. I), sin precisar el valor que aquí se considera ni otro similar. Pero el atlas andaluz recoge un significado también traslaticio en cinco localidades de la provincia de Huelva: el de 'burbuja de agua', que seguramente guarda relación con el de 'nube' (ALEA 887; Tesoro, s. v., 3. a ac.). Para la segunda parte de la denominación (del tío Jaro), véase más abajo. Finalmente, la designación yeguas de Ronda, exclusiva de Vejer de la Frontera (punto Ca500) se refiere a las 'nubes blancas que aparecen a veces por el nordeste y que presagian lluvia', con lo que encerrará igualmente una transferencia de significado: la blancura de las nubes y la velocidad con la que atraviesan el cielo crearán la apariencia de una manada de yeguas corriendo. Una forma equiparable es yegüitas '(cielo) emborregado', utilizada en la isla de Tenerife (ALEICan 751, Tf 31). Acabamos de ver una serie de denominaciones originadas en la identificación de las apariencias del cielo con animales. No faltan, empero, otro tipo de metáforas para expresar de manera plástica la forma de las nubes. Algunas están inspiradas en determinadas partes del cuerpo humano, como la de barbas de Levante 'nubes que surgen cuando sopla Levante' (seguramente explicable por la forma alargada y de aspecto desflecado de las nubes cuando sopla un fuerte viento, el levante, en este caso)24 forma que, como la de yeguas de Ronda, solo se documenta en la localidad gaditana de Vejer de la Frontera (Ca500). La misma difusión extremadamente limitada tiene la comparación de la 'nube tormentosa' con un témpano: el atlas la registra en Alcalá la Real, Jaén (J504), y no encuentro ningún caso paralelo en la geografía lingüística peninsular ni en las obras dialectales. El DRAE define témpano (s.v.)

nosotros] surgen otras nubes que conocen con el nombre de los verracos del tío Jaro, y que siempre anuncian lluvia». 24 Metáforas también motivadas en la semejanza con una parte del cuerpo son panza o barriga: panza de burra 'cielo uniformemente entoldado y de color gris oscuro', general en el idioma, aunque calificada de coloquial por la Academia (DRAE, s.v., 2. a ac.), que se convierte en barriga de burra 'cielo empedrado' en Zamora, panzaburro y panzagrulla 'cielo totalmente cubierto, aunque sin amenazar lluvia', en Extremadura (Becerra 2003:71), panza burra 'cielo emborregado' en Burgos (ALCL 196, Bu505), de panza de burra 'cielo con arreboles amarillentos' en Santander (S302: ALECant 43). Otras metáforas relacionadas igualmente con partes del cuerpo de los animales son las registradas en Canarias (ALEANR751 'celajes'): pluma de gallo (Lz2), rabo de gallo (Lz3) y rabo (Gc4).

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en su primera acepción como 'pedazo de una cosa dura, extendida o plana, como un pedazo de hielo o de tierra unida'. Pero en Andalucía se documentan otros valores, entre ellos uno que quizá pueda explicar mejor la aplicación metafórica que nos ocupa: 'tapadera de corcho que cubre el molde por arriba' (ALEA 544 n., Se301; Tesoro, s.v., 5. a ac.). Un registro metafórico totalmente aislado aparece en la denominación gabejón 'nube negra' de la localidad onubense de Campofrío (punto H401), que se basará en la misma identificación que se verifica en otros términos como baraña o maraña (véase más abajo). El Tesoro registra el término s.v. gabajón y también s.v. gabejón; pero en el atlas figura únicamente la forma gabejón. El diccionario académico consigna solo las voces gabejo, de gavilla 'haz pequeño de paja o de leña'; y gabijón (de gabejo) 'haz de paja o de centeno después de separado el grano' (localizándolo en Álava y Palencia). L a denominación nube zocata 'nube blanca aislada', recogida únicamente en la localidad sevillana de L o s Molares ( A L E A 845, Se502), quizá se base en el adjetivo zocato 'zurdo' que se documenta, entre otros puntos, en esa población (véase A L E A 1283, Se502; Tesoro, s.v. zocato,ta, 2. a ac.). En Villamartín (Cádiz), población próxima a L o s Molares, nube zocata es la 'nube que sirve para predecir una variación en el tiempo' ( Tesoro, s.v., 22. a ac.). Ya hemos visto alguna que otra denominación común para la 'nube' y los 'celajes del cielo' (así gatas 'nubes pequeñas' y 'celajes'; encarañublao 'cielo con celajes'—Se403, M a 5 0 0 — o caraluñao id. — S e 5 0 2 — , junto a carañublao 'cielo aborregado' — G r 5 1 4 — y ñublao o eñublao 'cielo nublado' — G r 4 0 8 , 505). Pero son muchas más las ocasiones en que se utiliza una misma forma para estos dos significados y, en la mayoría de los casos, se trata de aplicaciones metafóricas. Para empezar, esto ocurre con el propio término celaje. Se documenta con el valor genérico de 'nube' (en Málaga: Ma406) y con los específicos de 'nube blanca' (en Aracena: H202) y 'nube ligera que se transforma en nube tormentosa' (en Puebla del Río: Se500, A L E A 845 y n.) 25 . Pero celajo es'celaje del cielo' en Alboloduy (Almería: A L E A 833, A1501), celaje 'celaje', en Rosal

25 También el L M P I (mapa 107) registra celaje 'nube' en Algeciras, San Fernando (ambos de Cádiz), Ayamonte, Palos (ambos de Huelva), Estepona (Málaga) y Málaga.

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de la Frontera (H101) y los derivados adjetivos celajao, acelajado, encelajao y celajoso valen '(cielo) con celajes' en los puntos H102, 200, 201, 201, 400 y A1502. Estoy convencida de que estamos aquí ante una aplicación metafórica o traslación de significado, aunque no lo vean así los estudiosos que de la etimología de esta voz se han ocupado. En efecto, por una parte la Academia ofrece (s.v.): «celaje (de cielo) m. Aspecto que presenta el cielo cuando hay nubes tenues y de varios matices. U. m. en pl.» (además, da como 5.a acepción la de 'conjunto de nubes', con marca de tecnicismo de la marina). Corominas/Pascual (DECH), por su parte, incluyen celaje (y celajería) en la entrada cielo, como si de un derivado de esta voz se tratase, documentándolo por vez primera en 1535 (en Fernández de Oviedo) 26 . Ambas obras consideran, pues, que para explicar celaje hay que partir de cielo. Sin embargo, me parece más acertado tomar como base el verbo celar 'encubrir, ocultar' (DRAE, s.v. II), que hoy, a todas luces, es forma anticuada —aunque la Academia omita cualquier nota al respecto— y dialectal. En Andalucía parece conocerse aún celar con los valores de 'encerrar', 'recoger', 'esconderse' (solo en la localidad jiennense de Bélmez de la Moraleda: Tesoro, s.v.). Celaje sería, así, según mi propuesta, un derivado de celar, aludiendo a un tipo de nubes finas y altas que cubren, que ocultan levemente, a manera de velo, el azul del cielo. Debe tomarse en consideración que en todos los demás idiomas se compara el 'celaje' con un 'velo': así, el fr. del voilé, el al. Himmel mit Schleierwolken, el ing. sky coveredwith film ofcloud. Y que, para obtener los significantes de 'cielo con celajes', los encuestadores del atlas andaluz formularon la pregunta: «¿cómo se dice que está el cielo cuando se ve cruzado por unas nubes finas, alargadas, que parecen gasas?» (ALEA 833; cursivas mías). Otra denominación común de la 'nube' y del 'celaje' es pabellón, que sin duda alguna debe contener una transferencia semántica. Se recoge en plural (pabellones) y con el significado específico de 'nubes grandes y

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El CORDE recoge al menos una veintena de referencias textuales anteriores a 1700 de celaje, siendo la más temprana la de 1582: se trata de un texto anónimo titulado Relación de la navegación que hizo el galeón Gran Gui. En Suárez de Figueroa (1607) vuelve a aparecer nuestro término. La cita es la sigue: «[...] corrieron la cortina que servía de celaje al soberano luzero», donde celaje vale claramente 'velo'.

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blancas' exclusivamente en un punto: A1505 (Benahadux: ALEA 845, n.). Seguramente se trata de una acepción localizada y secundaria, originada en la algo más extendida 'celajes del cielo', que fue registrada en otros tres puntos de la misma zona (el suroeste de la provincia de Almería): las localidades vecinas de A1301 (Bacares), 302 (Gérgal) y 303 (Abla: ALEA, 833). Si hacemos caso a Manuel Alvar (1991: 249), el registro de un término en más de tres puntos significa que dicho término goza de una difusión mucho mayor. Cito sus palabras: «[...] este criterio —más de tres— no es demasiado trivial: basta pensar que la red del atlas de Andalucía es muy densa, pero que, así y todo, cada punto de encuesta solo significa el 25 % de los municipios existentes. Por tanto, si una voz ocupa un área en la que aparecen cuando menos 4 localidades exploradas, es de prever que su difusión sea bastante mayor, y, en todo caso, suficientemente grande para no pensar en el carácter ocasional del término». Parece, pues, que estamos ante un uso metafórico bien conocido en este rincón oriental de la región. Pero no tiene continuidad hacia otras zonas del este peninsular, pues está ausente de las obras dialectales correspondientes al dominio murciano y aragonés. Por lo que respecta al valor semántico que nos ocupa, se explicará por traslación a partir de la acepción común en el idioma de 'colgadura plegadiza que cobija y adorna una cama, un trono, un altar, etc.' (DRAE, s.v., 2.a ac.). Puede que nuestro registro esté relacionado con el de la forma pabellones usado en plural en Colombia con sentido de 'cohetes grandes y luminosos', que el diccionario académico recoge como acepción número 15 de la voz. Tal vez estemos ante un andalucismo más en el español de América. De origen metafórico quizá sea la designación paturrey, con var. patorrey, que se conoce en un área restringida a las provincias de Huelva, Cádiz y Málaga con los valores de 'nube alargada que barrunta tiempo' (en Arcos de la Frontera: Ca203, ALEA 845) y '(cielo) con celajes' (en Encinasola: H100, Chipiona: CalOl y tres puntos de Málaga: Ardales: Ma300, Igualeja: Ma304 y Estepona: Ma503, ALEA 833). No he hallado mención de este término en ninguna de las obras lexicográficas consultadas, ni dialectales ni referidas al idioma general (hecha la salvedad, lógicamente, del Tesoro, donde extrañamente no se ha registrado la variante paturrey, a pesar de ser la más abundante: se recogió con el valor de 'celaje' en tres puntos de Málaga y en uno de Cádiz, mientras que patorrey solo se documentó en Encinasola (Huelva) con ese significado, y en

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Arcos de la Frontera (Cádiz) con el de 'nube alargada que barrunta tiempo'. Puede que guarde alguna relación con el vocablo que nos ocupa el término paturreado '(cielo) aborregado' de Cañete la Real: Mal02, ALEA 832). Téngase además en cuenta la forma adjetiva paturro que el DRAE da (s.v.) como exclusiva de Colombia con sentido 'rechoncho, chaparro'27, seguramente relacionada con el gallego patorriño, que se presenta con el significado de 'gordito, rechoncho' (cit. por el DECH, s.v. pata). Más alejado semánticamente estará el término and. paturrear 'pisotear, trillar las bestias' usado con este valor en tres localidades colindantes de las provincias de Córdoba, Granada y Málaga: Iznájar (Córdoba), Venta de Santa Bárbara (Granada) y Villanueva de Tapia (Málaga)28. Paturrear 'pisotear' puede ser un orientalismo léxico en Andalucía, explicable a partir de paturrear 'bailar' y paturreo 'baile', usados en Aragón29. Otras designaciones metafóricas comunes para la 'nube' y los 'celajes del cielo' son las inspiradas en la forma de la palma o la palmera: palma es 'nube' en Gr308 y Se502; 'celajes del cielo', en 8 puntos de Sevilla, 3 de Málaga, 2 de Córdoba, 3 de Jaén, 5 de Granada y 2 de Almería; se registra, asimismo, la variante diminutiva palmita 'celajes'(Se307), y la masculina ( h a y ) palmitos (Ma201)30, además del participio [cielo] palmeado (Gr515), todas con valor de 'celajes'. Y palmera es 'nube' en Gr400 y J600, 'celaje en dirección este-oeste', en Gr400; 'celaje grande y aislado', en J600 y 'celajes del cielo', en A1505, 601, Co302, Gr200, 404, 405, 603, J400, Se601; además, [cielo] empalmerado (en A1400) y [cielo] con palmeras (en Gr200) son denominaciones de 'cielo con celajes'31. Claras alusiones a esta motivación son los registros palma 'nube blanca

27 Efectivamente, aparece como apodo en Colombia; pero paturro se documenta como mote también en Murcia (donde ha pasado a la toponimia: así Huerta del Paturro, en la bahía de Portmán, en las proximidades de La Unión, en el litoral murciano) y en Badajoz (es sobrenombre usado en la Puebla del Maestre). 28 El Tesoro recoge este término (s.v.), que no figura en el diccionario académico . 29 Concretamente, en las localidades de Milmarcos y Fuentelsaz (www.molina-aragon.com), 15/9/2006. 30 No se consigna la acepción 'celajes' en la entrada palmito del Tesoro. 31 Al parecer, en la terminología marinera de la zona de Granada se emplea igualmente la voz palmera para 'cielo con celajes' (así en Calahonda, Castel de Ferro, La Mamola y Salobreña; vid. Tesoro, s.v., 5. a ac.).

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en forma de palmito' de Se502 ( A L E A 845n.) y 'nube estratificada con filamentos laterales' (en puntos de la región meridional, según Alcalá Venceslada), además de cielo con palmas 'con celajes' (Gr507), palmeras 'jirones de nube alargados que son indicio de lluvia' (Salvador 1958: 253) y cielo con palmeras (Gr200). Resulta evidente que en todos estos casos se identifica la forma alargada y extendida en forma de abanico de las nubes con las hojas de la planta o árbol en cuestión. El diccionario académico no recoge el valor traslaticio que analizamos, a pesar de estar ampliamente difundido por gran parte del español occidental, oriental y meridional. E n efecto, a los testimonios andaluces vistos habría que añadir los registros de palma, palmas del charco y palmitas 'celajes en forma de abanico o palma que se ven en la puesta de sol' en Almendralejo (Badajoz; Becerra 2003: 75-76); de palmeras, en Higuera de Vargas (Badajoz; Cortés G ó m e z 1979: 156); de palmeras 'nubes ligeras que anuncian lluvia fuerte', en Orihuela (Guillén García 1974: 89); y de palmeras 'celajes del cielo' en puntos de la franja oriental del español: el ALEANR (mapa 1312), consigna esta voz en los puntos Cu200, V101, Cs301 y Te204. Una metáfora de difusión bastante restringida (marcadamente oriental) y referida tanto a la 'nube' como al 'celaje' es amoladera-, la identificación se apoyará aquí en la analogía entre la f o r m a alargada de las nubes o los celajes y la de la piedra de afilar de mano o la de afilar la guadaña (denominadas ambas amoladera en las hablas andaluzas: Tesoro, s.v., 2. a y 3. a acs.). Se documenta con el valor de 'nube grande, alargada, que anuncia viento' en Diezma (Gr304), y con los más precisos de 'celaje en dirección norte-sur' en Cúllar-Baza (Gr400: ALEA 845 n.) y 'jirón de nubes alargado en dirección este-oeste' (sin nota de localización exacta en el Tesoro, s. v., 9. a ac.). El atlas recoge este término para el concepto de 'cielo con celajes' en otros dos puntos cercanos: L u g r o s (Gr408) y Gafarillos (A1405: ALEA, 833). Amén de esto, amoladera se conoce en Cúllar-Baza con el significado de 'jirón de nubes alargado en dirección este-oeste' y se usa en plural con el de 'nubes que preceden al viento fuerte, nubes de viento', en la Alta Alpujarra ( Tesoro , s.v., 9. a y 10. a acs.). N o lo hallo en fuentes dialectales murcianas, pero en el dominio navarroaragonés aparece esta voz para los 'celajes del cielo', aunque de manera aislada, en el punto 406 de Huesca, y con la forma ezmoladeras (ALEANR, 1311). E n el dominio andaluz, las variantes moraera y

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morarera (de Almería: A1508) se deben a deformaciones vulgares que muestran que los hablantes han perdido conciencia del significado metafórico, algo que será extensible a la forma con bolaeras '(cielo) con celajes' (de otra localidad almeriense: Balerma (A1509: ALEA 833)32. Finalmente, son aplicaciones claramente metafóricas empleadas tanto para 'nube' como para 'celajes' (aunque principalmente para este segundo valor) las formas baraña, maraña y, únicamente para 'celajes', telaraña, que presenta multitud de variantes en las hablas andaluzas: baraña se registra como 'nube' en un punto aislado de Huelva (H203: Santaolalla de Cala) y como 'celajes del cielo' en uno de Huelva (Arroyomolinos de León: H201) y otro de Sevilla (Villafranca y Los Palacios: Se501): se trata, por consiguiente, de una voz de difusión occidental33. El participio embarañao/barañao 'cielo nublado' se da también en la zona occidental (en H203, igual que baraña 'nube'), pero con el significado de 'cielo con celajes' se extiende por un área más amplia, pues se da en 5 puntos de Huelva, 11 de Sevilla, 8 de Cádiz, uno de Málaga (MalOl: Teba) e incluso uno de Almería (A1506: Félix), aunque es más abundante en la mitad occidental de la región. Fuera de Andalucía, baraña y derivados se dan profusamente en las hablas occidentales (León, Zamora, Salamanca y Badajoz) con valores similares a los documentados en el dominio meridional (Becerra 2003: 73-74), pero aparecen de manera esporádica también en Aragón (el ALEANR1312 documenta baraños 'celajes' en dos puntos de Teruel: Te 201, 203), paralelamente a lo que hemos visto que ocurre en la Andalucía oriental con el participio embarañado. Tal difusión indicará más que un occidentalismo la conservación con carácter arcaico en puntos extremos de una variante antiguamente más extendida en el dominio del idioma. La forma baraña no figura en el DRAE con el significado que

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El Tesoro recoge este registro s. v. voladera, 8.a ac., en mi opinión erróneamente. Creo que estamos aquí ante un trueque m>b de carácter vulgar. La misma forma básica (amoladera) explicará las acepciones recogidas por el Tesoro en la entrada boladera-, a saber, 'guijarro' (1.a ac., localizada en Albuñuelas: Gr509) y 'cielo enladrillado', esta última (2.a ac.) documentada en la localidad granadina de Motril (según el L M P I, 108), es decir, ambas de la misma área en que amoladera se conoce como denominación de determinados aspectos del cielo y donde se recoge con alteraciones fonéticas similares. 33 Sin embargo, Alcalá Venceslada recoge (s.v.) baraña 'nube ajironada y poco espesa' sin nota de localización más concreta dentro de Andalucía.

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aquí interesa (solo registra enmarañar 'cubrirse de celajes el cielo': s.v., 3.a ac., pero baraño 'fila de heno recién guadañado y tendido en tierra' y abarañar 'recoger y colocar ordenadamente los baraños de heno', como voces propias de León y Salamanca, además de baraña 'broza del monte' y 'sombra o mota que se ve por efecto de la vista', sin nota de localización). Por lo que se refiere a la variante con m-, maraña, que según Corominas/Pascual (DECH, s.v. maraña) es más tardía (pues —dicen— «[...] la disimilación m-n > b-n es harto menos frecuente que la dilación en sentido contrario»), se documenta preferentemente en la mitad oriental del dominio andaluz: aparece en un punto de Jaén y otro de Granada (J304 y Gr305) del mapa dedicado al concepto 'nube' con el valor de 'celaje' (ALEA 845 n.), y como significante de '(cielo) con celajes' (ALEA 833) en varias localidades de Jaén y de Granada, registrándose solo esporádicamente en un punto de Sevilla (Se402: Carmona)34. Los derivados marañao, enmarañao y amarañao tienen igualmente una difusión marcadamente oriental en la región meridional: se dan en localidades de las provincias de Jaén, Granada y Córdoba, faltando en las provincias occidentales35. Estos datos podrían hacernos pensar en un orientalismo léxico en andaluz36. Sin embargo, la consulta de obras dialectales referidas a otros dominios del español nos muestra que se trata de un término usual no solo en hablas orientales, sino también en las occidentales: el ALEANR 1312 consigna marañas 'celajes' en localidades de Soria, Logroño, Zaragoza, Teruel y Guadalajara, y marañao (en Z207) y maraños id. (en Z602, Tel02, 206); Hernando Cuadrado (1981:52) encuentra

34 A estos datos debe añadirse el registro de Alcalá Venceslada (s.v.): maraña: 'nube ajironada y poco espesa', y otros valores que recoge el Tesoro (s.v.): 'especie de niebla que impide ver con claridad', localizada en Martos (Jaén), 'niebla(s) que a veces se ponen en la vista' (recogida en singular por Alcalá Venceslada , así como, en plural, en el habla de Valdepeñas, Jaén).

También marañoso vale 'cielo nublado con nubes altas y entrecruzadas por la acción incidente sobre ellas de fuertes vientos a niveles superiores' y 'que ve de forma borrosa, con vista nublada', en Belmez de la Moraleda (Jaén: Tesoro, s.v., 1." y 2. a acs.). 35

36 Más aún cuando maraña y derivados se documentan no solo con éstos, sino también con otros valores exclusivamente en la zona oriental de la región: así, maraña 'enredo' en Jaén, 'trampa en el juego', en Cúllar-Baza y en la Sierra de Cazorla; marañar 'sustraer' en Los Pedroches (Córdoba); marañicas 'que hace marañas', en la Sierra de Cazorla (vid. Tesoro, s. w.).

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maraño 'nubecilla pequeña blanca' en Toledo; en Extremadura se dan maraña 'nubecilla ligera semejante a un velo' y enmarañado 'cubrirse el cielo con nubecillas ligeras, a modo de velo'(Becerra 2003: 75); y en Castilla y León se conocen maraña y derivados: el ALCL 196 'cielo emborregado' ofrece maraña en Se302 y marañao en Av603. Parece ser, pues, que estamos ante una voz de difusión amplia en el idioma, aunque dentro de Andalucía se circunscriba a la zona más oriental. Al contrario que las otras dos voces, telaraña y sus múltiples variantes y derivados (telaraña, entelarañao, tararaña, tararañao, atararañao, enterarañao, tarataña) aparecen por toda la región con el valor de 'celajes del cielo': desde Almería (enterarañao, tarataña, tararañao) pasando por Granada (talarañao, con teraraña, entararañao), Jaén (talaraña, entelarañado), Málaga (tararañao, entararañao), Cádiz (con tararaña), y Córdoba (.tararañao, atararañao), hasta Sevilla (enterarañao) y Huelva (enterarañao), si bien aparece con mayor intensidad en las provincias centrales y orientales. El diccionario académico no recoge el valor de 'celaje' (da únicamente la acepción figurada 'nubosidad real o sensación de tenerla delante de los ojos, por defecto de la vista' (s.v., 3.a ac.). Parece que nos hallamos aquí ante una metáfora menos usual en el dominio del idioma, pues no se encuentra en las hablas occidentales (falta en Extremadura y en Castilla y León). Sí se registra en el dominio riojano y navarroaragonés: el ALEANR (1312 'celajes') consigna telarañas 'celajes' en puntos de Logroño (Lo400), Navarra, Huesca (talarañas, entelarañao, entararañat), Zaragoza (tararañas, entalarañao, tararañas, tararañoso, tararaños), Teruel (tarallañas: TelOl; taragañós: Te207, taragañ-. Te205) y Castellón (Cs302: entarallanao).

2.3. Un tercer grupo de formas está constituido por denominaciones basadas en la procedencia de las nubes. Se trata de registros totalmente esporádicos, pues obviamente la referencia es distinta en cada caso: en Casariche (Se405), la nube [dé] Alcalá es la que «[...] sale por el nordeste cuando en tiempo va a cambiar» (se refiere a Alcalá la Real, sita al sur de la provincia de Jaén y enclavada efectivamente al NE de Casariche; población lo suficientemente importante para los habitantes de la comarca de Casariche como para servirles de referencia). En Contador (Almería: A1202), el cojo de Orce es la 'nube que aparece por la Sierra de María

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[es decir, en dirección de Orce] y anuncia tormenta' y el cojo de Málaga es la 'nube que aparece por el suroeste y presagia torment' (Málaga está en dirección suroeste desde esa localidad almeriense). Las Jarotas es el nombre que reciben unas «nubes muy malas que vienen del lado de Pozoblanco» en la población cordobesa de Villaharta (Co300). Para la recta interpretación de esta forma, es preciso conocer el hecho de que jarote y jarota son el apodo colectivo o gentilicio popular que reciben los naturales de Villanueva de Córdoba, pueblo vecino que se localiza al nordeste de Villaharta: por tanto, jarotas son 'las nubes que proceden de esa población', situada en dirección nordeste. En este sentido, debe corregirse la entrada correspondiente a esta voz en el Tesoro, pues allí figura la forma arota, fruto de una mala interpretación de la aspiración de la velar, tomada como procedente de la / -s/ implosiva del artículo. El mapa dedicado al concepto de 'nube' presenta también una errata en la forma transcrita mansega por manchegas, que puede inducir asimismo a mala interpretación. En la localidad de Valsequillo (ColOO), la respuesta nube fue precisada por la aclaración (que figura en nota al pie del mapa): « [ . . . ] hay unas que son manchegas malas», con referencia clara a las 'nubes procedentes del nordeste, es decir, de L a Mancha', pero el transcriptor olvidó el signo de la palatalización. Para el adjetivo, compárese el significado de jarotas ('nubes muy malas que vienen del lado de Pozoblanco', es decir, también procedentes del nordeste). En este grupo de denominaciones motivadas por la procedencia de las nubes deben incluirse asimismo las documentadas en Vejer (Ca500), ya mencionadas en lo que precede (vid. supra, 2.2): a saber: yeguas de Ronda 'nubes blancas que aparecen a veces por el nordeste y que presagian lluvia'37 (para el segundo componente de la forma, vid. la lexía aire de Ronda 'viento del sureste' en Se501: A L E A 825n.) y barbas de Levante 'nubes que surgen cuando sopla Levante' (vid. la expresión aire de Levante 'malhumor, rabieta' , recogida en Málaga: Tesoro, s.v. aire) 1*.

Para la interpretación de la metáfora, véase más arriba y téngase en cuenta que Ronda es la localidad más importante del área situada al N O de Vejer. 38 Puede decirse que es en la denominación de los diferentes tipos de viento donde más abundan estas formas de procedencia, que a menudo no son sino términos de ámbito exclusivamente local, pues se refieren a fenómenos que se identifican por su orientación 37

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2.4. No son infrecuentes en las denominaciones de fenómenos atmosféricos y en general de los aspectos del cielo las alusiones a seres legendarios, míticos o fabulosos. Y es que nos situamos en un terreno en el que asoman ideas y creencias muchas veces sobrenaturales que hacen imprescindible la consideración de la cultura para la correcta interpretación de las palabras. Entre las designaciones ya comentadas figuran algunas en las que se nombra a un personaje que será conocido en alguna leyenda local: así el cojo en las formas el cojo de Orce 'nube que aparece por la Sierra de María [dirección de Orce] y anuncia tormenta' y el cojo de Málaga 'nube que aparece por el suroeste [dirección de Málaga] y presagia tormenta' (ambas, de Contador, Almería: A1202). O el tío Jaro en la designación los verracos del tío Jaro 'nubes que surgen hacia Algeciras [esto es, en dirección suroeste desde la localidad de Teba] y que siempre anuncian lluvia', de Teba, Málaga (MalOl). Con este último puede compararse el registro los borregos del señor 'cielo aborregado' de Extremadura (Becerra 2003: 72). También contendrá una alusión a un personaje conocido en el lugar el significante nubes de Pelayo, que en la misma localidad de Teba da nombre a una 'nube que sale a veces por poniente' 39 .

relativa, tomando su nombre de localidades o lugares menores enclavados en esas direcciones. Como ejemplo, pueden citarse los registros que siguen, todos ellos procedentes de la región meridional: para el concepto 'viento del este': rondino (Cal02, 103, Se601), olvereño (Ca200), antequerano (MalOO), narigüelo (A1506: « [ . . . ] se llama así porque sopla del cerro de la Narigüela»), murciano (A1200: ALEA 825); para el de 'viento del oeste': serreño (J306), montoreño (J303), parmeño ('palmeño': C06OO), lojeño (Gr502: ALEA 826). 39 En relación con estas denominaciones de las nubes están las de otros fenómenos atmosféricos como el arco iris o los arreboles, en las que a menudo aparece la figura de la vieja (la conocida VETULA), que bien se convierte en bruja, bien se cristianiza en la virgen, o se animaliza. El ALEA 885 'arreboles', consigna la expresión soldé las viejas en Gr506, mientras que en Ca602 el informante explica que cuando el cielo tiene esos reflejos rojizos «es que la virgen está planchando». Deben compararse estas formas con las registradas en Canarias: en Gran Canaria se dice que los arreboles de la mañana o de la tarde se producen porque la vieja está planchando, mientras que en Tenerife dicen que quien plancha es la Virgen. También en Canarias está muy extendido llamar arco de la vieja al 'arco iris' (ALEICan 753; vid. la forma asturiana arco de las mozas), pero en Andalucía la referencia se ha cristianizado, pues las voces que se registran son arco del Señor (en tres puntos de Jaén y uno de Córdoba: ALEA 860; vid. la designación faja de Dios 'arco iris' en Navarra) y arco de san Marco (en A1201; compárese esta ultima con las

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3 . CONCLUSIONES

En lo anterior hemos notado cómo las hablas vivas que se muestran en los atlas lingüísticos presentan una sorprendente variedad de formas, elocuentes acerca de cómo los hablantes sienten la necesidad de crear nuevas expresiones para denominar de forma plástica la realidad de los diversos aspectos del cielo: es la creatividad léxica característica del habla popular, que se manifiesta de manera mucho más llamativa en las hablas rurales. Hemos hallado multitud de metáforas creadas para nombrar infinidad de tipos de nubes, para renovar y recrear —en palabras de Hermann Paul— el vocabulario: metáforas a veces necesarias para diferenciar aspectos del cielo, pero en ocasiones también pintorescas. Se ha hecho patente la necesidad de acudir a la relación palabra-cosa y palabra-cultura para explicar no pocas formas, tanto en la valoración de tales metáforas como en la de las varias menciones de personajes legendarios como el cojo de Orce, el cojo de Málaga, las nubes de Pelayo, los verracos del tío Jaro, etc. Los mapas nos han proporcionado datos que pueden redundar en un enriquecimiento de las obras lexicográficas del idioma: hemos hallado voces no registradas con anterioridad (rumbo, paturrey o patorrey, caranublao, entre otras), variantes formales desconocidas, acepciones nuevas (debidas ya a deslizamiento significativo —así nube 'nube tormentosa'—, a transferencia —metáforas— o a homofonía); varios arcaísmos conservados en relictos aislados de la región; hemos podido delimitar

a r a g o n e s a s arco de san }uan,

arco de san Martín,

arco de san Pedro, arco de san Roque-, en

el punto Te300 del A L E A N R 1336 se aclara: « [ . . . ] si salen dos arco iris, uno se llama arco san Juan y el otro arco san Pedro»), También puede encontrarse la figura del diablo o demonio, u otros personajes rodeados de un halo de misterio (así, los gitanos, en Andalucía, como los franceses que aparecen para denominar el 'cielo emborregado' en Aragón), y alusiones a animales que representan las fuerzas del mal. De ahí la forma sol de los gitanos (de Almería y Granada) para los 'arreboles' (ALEA 835), comparable a otras como sol de los muertos, de Tenerife, o las animalizaciones de la vetula y el diablo, las fuerzas malignas de la naturaleza, encarnadas en otros seres que se muestran en las designaciones la pata cabra 'arco iris', de Jaén (J 203); sol de los lobos, sol de los zorros, sol de la rabosa, de Aragón y Navarra. Estas fuerzas malignas explicarán las denominaciones viene el sol con mala idea d e S e 5 0 0 , y viene el sol ensangrentao

to 'arreboles'.

d e S e 2 0 1 p a r a el c o n c e p -

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áreas léxicas (de nube, de nublo, de variantes fonéticas determinadas como nulo, nubro, ñugro o nublo), establecer diversas propuestas etimológicas tomando por base los datos de la geografía lingüística (para celaje, rumbo, patorrey y otras); nos ha sido posible decidir la procedencia de determinados elementos por influencia de adstrato. Amén de esto, hemos podido efectuar determinadas correcciones a lo ya publicado: así, hemos señalado formas erróneas en los mapas, como mansegas (en lugar de la correcta manchegas), o nube tormentao, debidas a meros deslices formales pero que inducen a error 40 . Hemos determinado la forma recta jarota, que debe sustituir en el Tesoro a la errónea arota. H e m o s concluido tomando por base los datos del atlas que nube debe figurar en el Tesoro en calidad de término dialectal, pues se conoce en Andalucía oriental únicamente en la acepción específica de 'nube tormentosa' —allí donde la denominación genérica es nublo. En fin, con mi estudio creo haber puesto de manifiesto una vez más cómo el aprovechamiento de los datos que nos brinda la geografía lingüística, en combinación con los obtenidos de otro tipo de fuentes dialectales, permite obtener informaciones de sumo interés para disciplinas lingüísticas diversas como la dialectología (proporcionando voces y valores semánticos propios de áreas restringidas), la lexicografía (permitiendo el registro de términos y de acepciones desconocidas total o parcialmente),

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Ni qué decir tiene que estas puntualizaciones o correcciones en absoluto minimizan la magnitud de una obra como el atlas andaluz, obra cumbre de la dialectología hispánica. En este orden de cosas, quiero aprovechar la ocasión que se me brinda para comentar que no creo en absoluto que los datos del atlas andaluz estén en general ya trasnochados y hayan perdido toda su validez, como estima Manuel Galeote en su comunicación al reciente Congreso Internacional de Americanistas, celebrado en julio de 2006 en Sevilla, quien prácticamente viene a proponer el «borrón y cuenta nueva». La realidad de la moderna transformación de la actividad agraria y de la evidente pérdida de parte de la terminología agrícola y en parte de la artesanal no autoriza a extrapolar el hecho a todos los demás ámbitos ni invalida en general los resultados de la primera y gran obra de la dialectología hispánica. H e podido comprobar esto a través de las encuestas secundarias que he realizado en las poblaciones de Palos (Huelva) y Puebla de Cazalla (Sevilla) durante la elaboración de este trabajo, que se ciñe a un campo semántico en gran parte influido por la terminología marinera, y que apenas si se ha visto alterado por el paso de los años que nos separan de la fecha de realización de las encuestas para el ALEA.

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la geografía lingüística histórica (mostrando, a través de la comparación de los resultados en diversas zonas, el trazado de áreas de difusión de vocablos que pueden haber evolucionado a lo largo de las diferentes épocas del idioma) y la etimología, disciplina que se ve notablemente favorecida con los materiales que aportan los atlas lingüísticos, p u e s m u c h a s dificultades quedan resueltas al presentarse los datos ordenados geográficamente; de este m o d o —ya nos lo hacía ver el maestro M. Alvar— 4 1 , p u e d e n rastrearse las modificaciones de las palabras y, disponiendo de los p a s o s i n t e r m e d i o s (en la geografía y en la e v o l u c i ó n d e las palabras) los problemas se aclaran o, al menos, se iluminan (recuérdese el caso bien ilustrativo de la palabra rumbo, para cuya identificación p u e d e ser decisivo el conocimiento de otras variantes presentes en la misma carta).

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ESTRUCTURAS ELÍPTICAS EN LA LENGUA ORAL: ESTUDIO SOCIOLINGÜÍSTICO Rosario Guillén Sutil (Universidad de Sevilla)

1. INTRODUCCIÓN

Como ya se dijo en otras ocasiones, denominamos elipsis a la ausencia u omisión de elementos oracionales, que aunque no aparezcan realizados sintácticamente en la estructura superficial de la oración, son necesarios sin embargo para su interpretación semántica. (Guillén Sutil 1993:87) El fenómeno de ausencia u omisión elíptica en el lenguaje puede ser estudiado como opción comunicativa, por medio de la cual el hablante hace uso del contexto para evitar ser redundante y no decir más de lo necesario en el momento de la comunicación. La elipsis forma parte esencial del lenguaje natural, siendo, pues, característica de la competencia de los hablantes nativos. Estos hacen uso de este principio de forma constante, y no tienen problemas a la hora de aceptar las construcciones elípticas, dentro de un contexto determinado. Se eliden, por lo general, elementos que presentan una información dada, conocida y que, por lo tanto, se consideran innecesarios o redundantes. La elipsis tiene fundamentalmente una función cohesiva dentro del texto; va uniendo partes del discurso al tener una naturaleza esencialmente fórica. En este nuevo trabajo intentaremos aclarar las características básicas de la elipsis desde la perspectiva del análisis del discurso, es decir, vamos a tener en cuenta los diversos factores pragmáticos que rodean el acto comunicativo, factores inherentes al uso de la elipsis y que entran en juego a la hora de una correcta interpretación semántica de las construcciones elípticas. Este estudio se estructura en tres partes principales. En la primera, explicaremos brevemente, puesto que ya se han expuesto en otros trabajos, las perspectivas teóricas en las que nos hemos basado. Son las investigaciones realizadas a partir de los años setenta en las que se tienen en cuenta: elipsis y estructura oracional, elipsis y contexto, coherencia y

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cohesión, etc. En la segunda, aplicaremos estos supuestos teóricos en el corpus seleccionado (encuestas del habla urbana de Sevilla en sus diversos niveles: culto y popular), en dos ámbitos: elipsis nominal y elipsis verbal1 y en la tercera, se realizará un contraste sociolingüístico entre algunos de los informantes aquí analizados, y comprobar en qué variable sociolingüística se produce con mayor o menor frecuencia el fenómeno de la elipsis.

2 . P E R S P E C T I V A S TEÓRICAS

Dos son los planteamientos en los que nos fundamentamos para el estudio que nos ocupa: la elipsis como factor de cohesión textual, con-

1

Así, la variable diatópica es bastante precisa. Son informantes de la ciudad de Sevilla. Las preguntas que se les formulan son acerca de una serie de aspectos relativos al lugar de nacimiento, trabajos que realizan en la actualidad, hobbys o distracciones, tipo de literatura preferida, tipo de relación con los medios de comunicación (radio, televisión, prensa, revistas, etc.); papel del arte en la cultura actual, aspectos folklóricos de la ciudad de Sevilla (La Feria y la Semana Santa), eventos importantes en Andalucía (romería del Rocío), ambiente de la Universidad de Sevilla, preocupaciones o inquietudes de la juventud, etc. En cuanto a la variable diastrática, las personas entrevistadas corresponden, en nuestro caso, a los niveles socio-cultural culto y popular. Los del nivel culto son informantes universitarios, y los del nivel popular sin estudios o sólo tienen estudios primarios. En cuanto a la variable generación, hemos seleccionado al azar informantes de las tres generaciones: sevillanos cuyas edades oscilan entre 2 0 y 3 0 años de 30 a 45 años GENERACIÓN: de 45 en adelante.

PRIMERA GENERACIÓN:

SEGUNDA GENERACIÓN: TERCERA

En cada generación se distingue la variable sexo: hombre y mujer. Todos estos aspectos quedan reflejados de forma sintética en las siglas que definen a cada uno de los informantes y que aparecen detrás de cada ejemplo seleccionado. En lo que respecta a la actuación lingüística, vamos a considerar tanto la intervención del entrevistador como la del informante, pues lo que pretendemos comprobar es de qué modo se produce el fenómeno gramatical de la elipsis en el diálogo mantenido entre ambos interlocutores. Si las ausencias u omisiones gramaticales tienen lugar en la respuesta del informante, que omite aquellos elementos que estando presentes en la formulación de la pregunta del entrevistador considera, sin embargo, que su repetición es innecesaria, y por lo tanto redundante. O si, por el contrario, esas lagunas elípticas se producen en el discurso del propio hablante.

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cepción defendida por los lingüistas Halliday/Hasan (1976) y la noción de contexto de Flórez (1984): contexto situational, contexto lingüístico discursivo y contexto oracional. Sin embargo, debemos de especificar que nosotros precisamos aún más la noción de contexto. Distinguimos entre contexto verbal y contexto extraverbal y en relación con cada uno de ellos hablamos de dos tipos de elipsis: elipsis endofórica y elipsis exofórica. La endofórica está determinada por un contexto verbal, en cuanto que el elemento elidido se encuentra en el texto, en el discurso, en posición anterior o posterior a la secuencia. Si es anterior a ésta hablamos de elipsis endofórica con valor anafórico y si es posterior a la secuencia, de elipsis endofórica con valor catafórico. La exofórica está determinada por un contexto extraverbal en la que el elemento elidido no se encuentra en ningún lugar del texto en que se inserta la secuencia. Se establece una relación entre el texto y el contexto situacional (circunstancias que rodean al texto). Aún así, la elipsis tiene un valor fórico al aludir a algún elemento del esquema comunicativo que se encuentra en el extralingüístico. Dado que el contexto lingüístico no sólo es verbal, sino también oracional (planteamiento de Flórez), esta última modalidad contextual determina un tipo de elipsis concreta, la elipsis no cohesiva o estructural (Mederos Martín 1988:142), denominación que corresponde a H H para aquellos tipos de elipsis donde el elemento elidido viene determinado por los constituyentes oracionales que rodean al signo. Por lo tanto, el componente lingüístico es determinado tanto en el caso de la elipsis endofórica como en el de la elipsis estructural, ya que la «elipsis es una relación básicamente textual, bien estructural (dentro de los límites oracionales), bien cohesiva. Casi siempre, por otra parte el antecedente se halla en el texto precedente» (Mederos Martín 1988:144).

3. ELIPSIS Y CONSTITUYENTES ORACIONALES

Entendido el fenómeno de la elipsis como sustitución por cero de un elemento léxico o construcción sintáctica: sustantivo, verbo, cláusula, oración, etc., el objetivo que nos proponemos a partir de ahora es constatar qué tipos de elipsis están presentes en los ejemplos extraídos del

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corpus de las encuestas antes mencionadas. Hemos acotado, pues, el campo de realización en el ámbito discursivo, centrándonos, como se ha dicho, en el estudio de la elipsis del sintagma nominal y del sintagma verbal respectivamente. Con respecto al sintagma nominal, trataremos de comprobar los actantes que el hablante elide y los vamos a considerar en relación a sus posibles funciones sintácticas (Guillén Sutil 1998) Sujeto: Actante Nominativo Implemento: Actante acusativo Suplemento: Actante Acusativo Complemento: Actante Dativo Aditamento: Actante Locativo, etc. Es decir, hablamos de ella cuando se produce la omisión de uno de los constituyentes de la oración. En cuanto al sintagma verbal, tendremos en cuenta la elipsis verbal tanto del verbo copulativo como del predicativo. Cuando se produce este tipo de elipsis estamos en presencia de oraciones de predicado no verbal, denominadas también construcciones nominales, dada la ausencia del verbo. Este tipo de elipsis es muy usual en el diálogo común.

4 . ELIPSIS NOMINAL Y VERBAL EN EL HABLA URBANA DE SEVILLA

4.1. Elipsis nominal En los ejemplos que vamos a estudiar a continuación, partiremos de las funciones que el hablante no realiza, especificando los actantes que se eliden en cada caso, y como hemos dicho (vid. nota 264), los usos discursivos que hemos extraído de las encuestas aludidas se enmarcan dentro del esquema pregunta-respuesta, produciéndose un intercambio de enunciados entre emisor/receptor, que se relacionan entre sí mediante un juego complejo de reenvíos, donde las respuestas estarán condicionadas por las preguntas planteadas, de tal forma que en los ejemplos que presentamos incluiremos ambas.

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4.1.1. Elipsis nominal en función de sujeto La omisión del sintagma nominal en función de sujeto es muy usual. No nos referimos a la ausencia del pronombre de primera o segunda persona con dicha función, pues la norma lingüística española no hace obligatoria esta presencia —como ocurre en francés, por ejemplo—, ya que con la referencia morfológica del verbo es suficiente para entender el mensaje sin necesidad de recuperaciones por elipsis. Sí es posible hablar de elipsis de sujeto en el momento en que el hablante no cree necesario repetir la referencia a la tercera persona, aquello de lo que se habla y cuando la situación o el contexto lingüístico lo haga innecesario. Estas elipsis ocurren tanto en construcciones atributivas como predicativas. /la/ /Ib/ /2a/ /2b/ /3a/ /3b/ /4a/ /4b/ /5a/ /5b/

E: ¿Y las personas, por ejemplo? I: Pues, sí (0) me encantan, (0) son superabiertas (P1H1: 136) E: Por otra parte, hay mucho gamberrillo en la juventud sobre todo. ¿A qué crees tú que se debe? I: Pues creo que será, pues, que como (0) no tiene trabajo, pues, (0) se dedica a... (P3H1:449) E: ¿Te gusta el cachorro? I: (0) Me encanta (P2V3,253) E: ¿Te gusta vivir en el Polígono? I: Sí que me gusta (0), porque también es tranquilo, por lo menos el barrio. (P2V3: 253) E: ¿Cuáles son las cosas que más te gustan de Triana? I: La (0) de Santa Ana es preciosa (P2H3:350)

En todos estos casos, la función de sujeto se corresponde con el actante Nominativo. En / I b / , sería persona; en / 2 b I , juventud-, en /3b/, cachorro; en /4b/, Polígono y en /5b/, Vela. Los ejemplos / l , 2, 3 y 4/ responden al mecanismo pregunta respuesta, por lo tanto, la fuente de referencia estaría en el contexto verbal o discursivo. Se trata de una elipsis endofórica y anafórica, pues los elementos que se eliden pueden recuperarse del contexto previo (pregunta del encuestador). En /5b/, el sujeto es emitido dentro del contexto lingüístico realizado por el mismo hablante. En este caso, la elipsis del sujeto Vela no aparece mencionado en el discurso lingüístico. La información de dicho elemento nos la proporciona tanto el contexto oracional mediante el adyacente Santa Ana, como el

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contexto extraverbal. Es decir, la información de Velá la da el conocimiento de la realidad a la que el hablante se refiere y la omite porque presupone que esa realidad no es desconocida por el oyente. Así, la elisión de este elemento sólo tiene operatividad entre los hablantes sevillanos o residentes en Sevilla y sus alrededores, pues se supone que éstos saben que la «Velá de Santa Ana» es una fiesta popular que se celebra en el barrio de Triana. Se trata, pues, de una elipsis exofórica. Los empleos de elisión de sujeto en el corpus utilizado son abundantes. Su aparición está condicionada por el número de producciones que se realizan en torno a un mismo tema, y por el punto de vista que adopta el hablante, siendo ambos aspectos lo que marcan el desarrollo de las distintas cadenas de referencia. Sin duda, la elipsis de sujeto en español representa el mecanismo cohesivo básico para marcar la coherencia del texto, su textura. Fundamentalmente se da en el marco pregunta-respuesta.

4.1.2. Elipsis nominal en función de implemento La elipsis de objeto directo o actante acusativo no es demasiado normal. El hecho de que la lengua española disponga de un sustituto pronominal específico para esta función, hace que el hablante, y en este caso el sevillano, considere económico su uso y no recurra con frecuencia a la elipsis. No obstante, tanto el contexto verbal como el extraverbal, sí permiten que en ocasiones no se tenga que explicitar dicha función, pues el receptor lo recupera sin dificulta, como así lo constatamos en los siguientes empleos discursivos: /6a/ /6b/ /7a/ /7b/ /8a/ /8b/

E: Pues tiene que dar vértigo. (Se refiere a la Giralda) I: Sí que te da (0); te da miedo. Yo me asomaba ¿no?, pero cerca, cerca no del balcón... (P2H2:338) E: ¿Hay alguna solución? (Se refiere al problema de la pesca entre España y Marruecos) I: Yo creo que sí, pero vamos, eso son cosas que ellos son los que deben... de arreglar (0), no los pescadores sino los de arriba. (P2V3:266) E: ¿En Badajoz ha estado? I: Más por Cáceres que por Badajoz. ¿Por qué dices (0), ¿por las Hurdes y eso? En Badajoz sí que he estado, en la ciudad sí que he estado... (C2H1:156)

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/9a/ /9b/ /9c/ /9d/

/10a/ /10b/ /lia/ /11b/

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E: ¿A ti nunca te ha pasado nada? (Se refiere a las personas que venden droga en el barrio de la informante) I: ¿Dónde? E: En tu barrio I: ¡Ah!, bueno, sí, bueno pasarme no, pero he visto cosas, ¿no?, por ejemplo, debajo... debajo de mi bloque se ponen, bueno cantidad... hay una chica que es la que vende (0), vamos, y viene gente de fuera... (P1H2:143) E: Le estaba preguntando sobre la romería del Rocío I: Yo el Rocío, no he ido. He ido al pueblo, pero cuando no había (0), cuando no ha sido el Rocío... (C2H1:158) E: ¿Qué te gustaría que fueran cuando crecieran? I: A mí gustaría que el niño fuera médico y mi niña pues no sé (0). (P2 V3: 260)

Todos estos casos, excepto en /9d/, participan de la característica común del valor anafórico de la elipsis: el elemento elidido se encuentra en la pregunta del encuestador. En /10b/, se presupone sólo el núcleo de sintagma nominal romería, no el complemento del Rocío, pues ya en la respuesta hace mención al mismo, y sería reiterativo su empleo. En /11b/, con la omisión del implemento sólo queda expresada la modalidad, pues se elide toda la cláusula complementaria: {no sé lo que me gustaría...). En /9d/, Se presupone que el actante acusativo elidido es la droga. En esta ocasión, la informante por el contexto situacional (tema del que hablan y el barrio donde vive), cree innecesario explicitar dicha función, pues piensa que el receptor la recupera sin dificultad. En todos estos usos, la elipsis actúa también como mecanismo de cohesión. Evita la redundancia, por una parte, elidiendo aquellos elementos que ya han aparecido previamente, y por otra, aunque el elemento en sí no haya sido mencionado (como en /9b/), no impide que el texto sea perfectamente comprendido por cualquier hablante español, pues hablan de algo general y no de algo que sea de uso restringido para un determinado grupo social.

4.1.3. Elipsis nominal en función de suplemento Como sabemos, existen verbos que exigen para su perfecta significación la presencia de un constituyente acompañado de una preposición

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específica; nos referimos a construcciones como: acordarse de, dejarse de, hablar de, pensar en, creer en, etc., en las que el complemento no es optativo sino obligatorio, como así sucede con la función de implemento con el que guarda una vinculación semántica, al ser ambos exigidos por el verbo. Por lo general, no son muchos los casos documentados. Sin embargo, se han constatado algunos como, por ejemplo: /12a/ E: ¿Tu mujer se viste de mantilla? /12b/ I: Mi mujer se vestía (0) en el pueblo, y tiene las ropas aquí, pero desde que se casó y eso, pues ya no se ha vuelto a vestir (0) más. (P2V3: 258) /13/1: [...] Luego está José Antonio que creo que tiene diez años o nueve, no me acuerdo (0) ahora. (P1H2: 151) Nos encontramos de nuevo dos casos de elipsis endofórica y anafórica. Presuponemos los elementos elididos por el contexto verbal precedente. El hecho de que aparezca la forma verbal facilita —por la relación tan estrecha entre ésta y el suplemento en general— su recuperación, como es: se viste de mantilla en /12b/ y no me acuerdo de su edad en /13/. Observamos, además, en /12b/, que el predicado antes mencionado, forma parte de la liturgia de la Semana Santa de Sevilla, y aunque el encuestador no lo hubiera mencionado en su pregunta, por el contexto situacional lo habríamos recuperado, pues pensamos que es una construcción bastante usada en el ambiente sevillano de Semana Santa donde las mujeres se suelen vestir de mantilla, sobre todo el Jueves Santo.

4.1.4. Elipsis nominal en función de atributo Los verbos copulativos, como ya se sabe, están altamente gramaticalizados y es frecuente que se elidan; pero además de la elisión del verbo, es frecuente también la elisión de otros elementos que configuran la estructura atributiva. Esto depende de la información discursiva establecida por el interlocutor, es decir, se eliden aquellos elementos presupuestos de lo dado y lo nuevo, como por ejemplo:

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/14a/ E: ¿Eres de alguna cofradía? /14b/ I: Bueno, (0) de la Macarena, como un tópico, y luego, pues de San Bernardo me gusta mucho Nuestra Señora del Refugio, que me encanta; además cuando voy a misa voy allí —si es que voy alguna vez— Y luego, pues (0) de San Benito. (P1H2:150) /15/ I: Super bien, super barato todo, vamos; nos dimos unas panzas de comer horrorosas. Estuvimos también en Granada... Yo qué sé, estaba muy bien; eee... Granada ya la cosa más cara, pero allí en Almuñécar recuerdo que comíamos de todo, en serio, ¿eh?, pero de todo, a hartarte, pero bueno, que tú sabes cómo es Frank, ¿no?, que te dice: «hay que comérsela hasta la última», y estabas hasta aquí, sobre todo (0) de pescado, de pescado, pero a tope. (P1H2: 157) En el ejemplo / 1 4 b / , la elisión del núcleo del atributo «hermana» referido a las cofradías, es algo que no debe extrañarnos si compartimos este contexto situacional y vivencial de las fiestas. Como en otras ocasiones, quizás para alguien que no viva en un entorno como éste de Andalucía, donde la Semana Santa es algo muy popular para todos, pudiera resultar algo confuso, sin embargo, no lo es para los andaluces. Estamos, pues, ante una elipsis exofórica, entendida por el contexto oracionalsituacional. Decimos oracional porque es el adyacente de la Macarena el que nos ayuda a recuperar también la estructura completa de la frase: soy hermana de la hermandad de la Macarena y hermana de la hermandad de San Benito. En /15/, también se suprime el atributo «hartos» que ha aparecido en el mismo discurso del hablante con la forma de infinitivo «hartarse». Pensamos que la forma adjetiva «hartos» es la que debe de ocupar ese hueco funcional, porque, aunque no hubiera aparecido la forma del infinitivo «hartarse», podríamos haberlo restituido gracias a la expresión muy usada en Sevilla, fundamentalmente en el lenguaje coloquial, como es «estar hasta aquí», que acompañada de un gesto —evidentemente no recogido en la encuesta— da el sentido de 'estar saciados', 'hartos', normalmente de comida, pero a veces también referido a alguna situación o persona. Estamos, pues, ante una elipsis endofórica anafórica aparecida no en el esquema pregunta respuesta que es lo habitual, sino que se encuentra en el discurso del propio hablante.

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4.1.5. Elipsis nominal en función de aditamento El fenómeno de elisión del actante locativo es también muy frecuente en el corpus estudiado. Como es evidente, no consideramos el locativo un actante opcional, sino que está presente en la estructura semántica del verbo, como así lo comprobamos en los siguientes empleos discursivos: /16a/ E: Sí, vosotros los lleváis a las sillas, o más bien les dais un paseo nada más por... /16b/ I: No. Yo lo que hago es llevarlos (0) temprano, después de almorzar, cojo el coche y los llevo a una barriada, y les enseño una procesión pasando por la calle. [...] Y ya después los traigo (0) con objeto de que se acuesten temprano, ¿no? (C2V3:129) /17a/ I: [...] Pero vamos, cuando salgo por aquí, pues, qué te digo yo, vamos al centro, eee... a una bodega a tomar unos vinillos, que están muy buenos..., para eso Sevilla, vamos. Y, bueno, luego vamos pues a... a (0) Los Remedios, a (0) Bicicletas ahora: es un pub que han abierto dos amigos nuestros —bueno, amigos... ¡ja! — más o menos. E: Yo no la conozco. /17b/ I.: ¿no?, pues eso queda a... en (0) Federico Sánchez Bedoya, donde yo voy a la academia. (P1H2:149) /18a/ E.: ¿Te convence Felipe? /18b/ Mmm... me convence más que los que han estado antes (0). (P1V3: 91) Con respecto a la recuperabilidad de los aditamentos omitidos en /16b/, tenemos que tener en cuenta que los verbos que aparecen (llevar y traer) se definen por ser deícticos. Este carácter deíctico mostrativo que tienen estos verbos nos permite comprender que el hablante omita sus aditamentos, pues esa información ya está contenida en ellos; pero es también el contexto extralingüístico el que nos ayuda a inferir, en el caso del verbo traer, que se trata de un lugar concreto: Y ya después los traigo a casa y lo inferimos, además, por el contexto oracional: con objeto de que se acuesten temprano. Por otro lado, cuando queremos concretar la referencia específica del lugar, se acude al contexto verbal, mediante una relación catafórica, y así recuperamos el actante locativo elidido: Yo procuro llevarlos temprano a las procesiones. En /17a/, se omite el núcleo del sintagma nominal en función de aditamento, pues sólo aparece el nombre del lugar que funciona de adya-

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cente del elemento elidido. La primera sustitución por cero la recuperamos mediante el contexto situacional, y así constatamos que Los Remedios es un barrio de Sevilla; como también en /17b/: Federico Sánchez Bedoya es una calle de dicha capital; de manera que, como en otras ocasiones, para el que no resida o no conozca esta ciudad todos estos nombres resultarán extraños y no sabrá en qué contexto se está hablando. Hablamos por tanto de elipsis exofórica recuperable por el contexto extralingüístico, de alcance local. Tan sólo en un caso el elemento cero es recuperable, debido a que el propio informante lo aclara a continuación, quizás porque se refiere a un bar nuevo en esta ciudad, que ni siquiera el encuestador, que habita en Sevilla, lo conoce. Nos referimos a la frase: a Bicicletas ahora. El enunciado quedaría como sigue: vamos a un pub que se llama Bicicletas. En este caso, estamos ante una elipsis endofórica catafórica por parte del mismo informante. En /18b/, analizamos de nuevo otro caso de elipsis exofórica, recuperable también por el contexto oracional. El término que se elide no aparece en el discurso, pero podemos interpretarlo por el tema. Están hablando de política; el constituyente Felipe es referido a Felipe González, que era el presidente del gobierno en la época en que se hace la encuesta. Una vez situada la conversación, es fácil de reconocer el sintagma nominal que falta y sería: en el gobierno.

4.2. Elipsis verbal Como se dijo más arriba, entendemos por tales aquellos enunciados que no llevan verbos. Se les denominan también «construcciones nominales». En estos casos los constituyentes que aparecen en la oración lo hacen sin el verbo que los gobierna, tanto si es copulativo como predicativo.

4.2.1. Elipsis del verbo copulativo /19a/ E: ¿Fuisteis muchos años novios? /19b/ I: Pues (0) dos años. (P2V3:258) /20a/ E: ¿Usted es de Sevilla?

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/20b/ I: Sí, sí, (0) nacida aquí. Y mis padres también (0). (C2H1:153) /21a) E: En general son bastantes populares... (Se refiere a las fiestas de Semana Santa y Feria de Sevilla) /21b/ I: Sí, (0) las dos cosas. (C2H1,157) /22a) E: ¿Cuál es tu deporte favorito? /22b) I: (0) El fútbol. (P2V3:236) /23 a) E: Bueno. ¿Y qué te parece la autopista? /24b/ I: (0) Estupenda, magnífica. (C3V3:132) /25a/ E: Es muy difícil juzgar lo actual (Esta opinión del entrevistador se refiere al panorama del arte en la actualidad: pintura, literatura, etc.) /25b/ I: Pues claro (0). Hasta que no pase un poco de tiempo por ella y se ve que ese señor sigue una trayectoria y estaba preparado verdaderamente para seguir en esa cosa, tan avanzado... (C2V2: 117) /26a / E: Sí ¿Y te da buen resultado? (Se refiere al coche del informante) /26b/ I: (0) muy bueno. (C2V3:132)

En todos los ejemplos aquí señalados, salvo en /26b/, el interlocutor no considera necesario realizar el verbo copulativo correspondiente, pues equivale al producido por el locutor en el contexto lingüístico anterior. Estamos de nuevo ante una elipsis anafórica. En /26b/, el verbo que se elide no se encuentra en el contexto verbal y la información completa nos la proporciona, por una parte, el contexto pragmático, y por otra, el contexto oracional de la respuesta. Se trata, pues, de una elipsis exofórica de contexto oracional-situacional. La motivación que condiciona estas ausencias lingüísticas es la economía en el uso discursivo de la lengua. En estos casos de elipsis verbal, el hablante también hace uso del contexto para evitar ser redundante. Es cierto que los verbos copulativos están altamente gramaticalizados, de ahí que su elisión no resulte muy perturbadora a la hora de interpretar el mensaje. Y también es muy probable que además de la elipsis verbal se omitan otros elementos que configuran la oración copulativa. Normalmente se suelen elidir elementos que son presupuestos por ambos interlocutores. Como consecuencia de todo esto, nos queda un tipo especial de estructura sintáctica que puede ser variada. Así, en /20b/, con la respuesta afirmativa se presupone soy de Sevilla. Se elimina todo el predicado por encontrarse en la pregunta del encuestador, al igual que en y mis padres son de Sevilla también. En esta ocasión, la respuesta queda reducida al sujeto: mis padres. La misma estructura la encontramos en /2 Ib/: Sí,

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las dos cosas son bastantes populares. En otras ocasiones, la réplica se reduce al atributo. Este puede presentar diferentes estructuras: la de sintagma nominal, como en /22b/: el fútbol, la de un sintagma adjetivo, como en /26b/: muy duro, o de dos adjetivos coordinados yuxtapuestos, como en /24b/: estupenda, magnífica, o manifestarse simplemente por un adverbio afirmativo: claro, en /25b/. La forma claro utilizada como sustituto oracional presupone toda una oración atributiva en la que el sujeto es la proposición: juzgar lo actual, y el predicado verbal lo conforman el verbo cópula es y el sintagma adjetivo en función de atributo: muy difícil.

4.2.2. Elipsis del verbo predicativo La oración queda frecuentemente reducida en función de lo que se pregunta; es decir, el informante responde perfectamente a la pregunta del encuestador con la omisión respectiva del verbo. Este uso es muy frecuente en los textos de las encuestas, pues al tratarse de un diálogo es normal que se presupongan muchos elementos que se encuentran presentes en el contexto lingüístico anterior. Son, pues, casos de elipsis endofórica anafórica. 1212J E: Y ¿Siempre has trabajado en la carnicería? /27b) I: (0) Siempre, (0) desde chico. (P2V3: 251)

Pero, en otras ocasiones, el verbo que se omite no se encuentra con una referencia anafórica del mismo, por ejemplo: /28a/ E: ¿Y la Feria? /28b/ I: Pues la Feria, mira, primero les he hecho a los niños una blusita de chulito y los he vestido a los dos de chulos, y he ido el jueves el primer día (P2H2: 323)

En /28b/, el encuestador, al hacer la pregunta, elimina todo el predicado. La informante no se lo encuentra en el contexto previo, pero por el tema que tratan: la Feria de Sevilla (contexto situacional) presupone el verbo ir. En un momento determinado dice: he ido (0) eljueves el primer día.

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Aunque a veces la permanencia del objeto directo como centro de la frase, tras la elisión del verbo, es corriente en el diálogo, por supuesto cuando se trata de la elipsis de verbos transitivos: /29/

I: (Habla de la autopista Sevilla-Cádiz) Cuando llueve, me han dicho que apenas retiene el agua. (0) Un sistema de inclinación o de lo que sea, que el agua la expulsa rápidamente. (C2V3:133)

Este ejemplo resulta significativo, ya que la ausencia del verbo tener en la estructura superficial parece querer suplirse de alguna manera mediante la expansión del objeto directo, paliando así, dado el carácter explicativo de la oración de relativo, las posibles interferencias comunicativas que pudieran surgir entre los interlocutores. Estamos, pues, ante un caso de elipsis exofórica, y el verbo queda restituido mediante la ayuda de ese contexto situacional, pero también, como en casi todas las ocasiones, son los rasgos semánticos de los elementos explícitos o actantes los que permiten la recuperación completa de dicho verbo, tal y como comprobamos en los siguientes empleos discursivos: /30a/ E: Cuéntame cosas del niño. (La informante empieza un largo discurso hablando de sus hijos, de cómo son, qué hacen. En un momento dado dice: I: El entra de la calle y lo primero que hace: (0) ¿dónde está el hermano? Y muchas veces, se lo lleva la vecina arriba un rato: (0) ¿y el hermano?, antes que nada; luego me da un beso, pero antes que nada (0) su hermano. (P2H2:337) /31/ (El encuestado hace el siguiente comentario acerca de la opinión que le merece la autopista Sevilla-Cádiz) I: [...] Yo la encuentro que además es muy cómoda, porque no tiene bache ninguno, el piso es estupendo. Y después, sobre todo, (0) que se reduce una barbaridad el peligro de accidentes. (C2V3: 133) En el ejemplo / 3 0 b / , se presupone, en todas las sustituciones por cero, el verbo preguntar que no aparece en el discurso. En este caso, además de la situación y el contexto oracional, lo presuponemos por la entonación de la informante. En / 3 1 / , se omite un verbo de opinión. Estos verbos de opinión (creer, pensar, considerar) suelen eliminarse

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con bastante frecuencia en el diálogo, y sólo aparece en la estructura superficial la oración sustantiva en función de objeto directo, como es el caso del ejemplo que comentamos. Cuando se trata de un verbo intransitivo, la permanencia del complemento en la estructura superficial es también lo normal: /32a/ E: Dime ¿Qué haces un día de Feria? /32b/ I: ¡Ojú! Cuando termino de trabajar, me acuesto un rato y después (0) para la Feria (P2V3:255).

En este caso, como en los anteriores que hemos comentado de elipsis exofórica, el grado de recuperabilidad es alto, pues los datos de la situación nos permiten pensar en la sustitución de un verbo deíctico como ir y no venir. Y también por la presencia del actante locativo interpretamos el mensaje: me voy para la feria. Por otro lado, nos ha llamado la atención cómo ciertos informantes del nivel popular suprimen, en casi todos sus actos de habla, el verbo haber en su forma impersonal sin que haya referencia alguna antes o después de sus discursos. Pensamos que lo omiten porque el carácter mostrativo de este verbo lo hace innecesario. Así, para estos usuarios la presentación de los objetos es suficiente, como en: /33/

/34/ /35/

I: Exactamente. (0) mucho crío, que más que porque fueran crios, gente que tú no conoces, y entonces, no sabes cómo te van a responder. (P1V3: 74) I: Psch.... (0) mucha gente, mucho soldado, mucha criadilla, ese es el rollo. (P1V3: 82) I: Te llevas como cuatro horas en el pan, y... (0) un mogollón de gente y eso, pero vamos; está bien. (P1H2: 144)

En /34/, sólo hemos colocado un símbolo de sustitución por cero a pesar de que encontramos la misma estructura en tres ocasiones. Pensamos que no es necesario repetir dicha sustitución porque al reponer en el primer caso la forma impersonal hay mucha gente, el resto de los implementos están coordinados de forma yuxtapuesta. Por lo general, se omite esta forma impersonal cuando va seguida de un sintagma nominal referido a persona o cosa.

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5 . ESTUDIO SOCIOLINGÜÍSTICO

Tras realizar el análisis de las estructuras elípticas en la lengua oral de los hablantes sevillanos pertenecientes al nivel culto y popular, nos llama la atención el índice de frecuencia tan elevado que se da de las mismas. Hecho que no debe sorprendernos, ya que es un fenómeno característico de los textos orales en forma de diálogo del tipo pregunta-respuesta. En el diálogo la economía lingüística está presente de una manera importante, sin que por ello afecte a la clara comprensión de la conversación entre dos personas que comparten el mismo contexto verbal y extraverbal. La frecuencia de uso se da prácticamente igual tanto en un nivel como en otro. Quizás sea un poco más relevante en el nivel popular. Para ilustrar lo que acabamos de expresar, nos vamos a centrar en el contraste sociolingüístico de cuatro encuestas. Dos del nivel culto: hombre y mujer, y otras dos del nivel popular cuyos informantes corresponden también a la variable sexo: hombre y mujer. Los del nivel culto pertenecen a la segunda generación: edad comprendida entre 30 y 45 años, y los del nivel popular pertenecen a la primera generación cuyas edades oscilan entre 20 y 30 años. La elipsis en las oraciones de predicado no verbal en estos informantes ocupa un lugar relevante en cuanto a su frecuencia: 132 casos en el nivel culto, 140 en el nivel popular, frente a la elipsis nominal cuyo índice de frecuencia es menor: 63 casos en el nivel culto y 40 en el nivel popular. En lo que a la naturaleza verbal se refiere, el número de ausencias u omisiones de los verbos predicativos tanto en uno como en otro nivel se da prácticamente la misma proporción: se elimina en un 50 por ciento de las veces. Con respecto a la elipsis de los verbos copulativos, es menor el número de ausencias en el nivel culto que en el nivel popular. La diferencia significativa viene marcada por las mujeres, pues la del estrato alto realiza menos la sustitución por cero. Esto es debido a que esta informante repite en la respuesta el término por el que se le pregunta: — ¿De dónde eres? — Soy de Sevilla Sin embargo, la del nivel popular es más económica en su respuesta:

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— ¿Cómo son tus hijos? — Mis hijos para mí (0) lo mejor del mundo (P2H2: 33) En todos los usos de elipsis verbal que hemos constatado, el contexto que determina el tipo de elipsis es el lingüístico, con predominio respecto al contexto extraverbal. En el contexto lingüístico es más frecuente la elipsis endofórica con valor anafórico, pues con valor catafórico apenas es relevante. Sin embargo, nos llama la atención que son los informantes del nivel popular los que tienen mayor número de ausencias en el contexto situacional: el 40 por ciento de los usos registrados, frente al nivel culto que la realizan el 30 por ciento de las veces. La justificación que hacemos de este procedimiento gramatical (mayor número de ausencias de elipsis anafórica) tiene su fundamento en la propia definición de elipsis: omisión de un elemento aparecido anteriormente en el discurso. Con respecto a las elipsis nominales que funcionan como constituyentes esenciales de la oración exigidos o no por el verbo, también nos ha llamado la atención las diferentes ausencias que aparecen en estos informantes. En el nivel culto, la elipsis nominal en función de sujeto la hemos computado 34 veces y la elipsis verbal en función de implemento 17. Éstas son las que tienen una mayor presencia contextual. De menor relevancia son los casos de elipsis nominal en función de aditamento y de suplemento, así como la del atributo. En el nivel popular, sucede un tanto parecido, sin embargo, se diferencian del nivel culto en que ellos hacen más omisiones con respecto a la función del aditamento, fundamentalmente las que se dan en el contexto extraverbal o situacional. Al igual que sucede en la elipsis verbal, la presencia destacada de este tipo de omisiones viene determinada por la propia estructura de un texto dialogado, lo que permite que las respuestas de uno de los hablantes —informante o entrevistador, según la secuencia— se apoyen en lo dicho anteriormente por el otro interlocutor. Pero también, como hemos apuntado en otra ocasión, es el conocimiento mutuo que tienen ambos hablantes de la realidad a la que se refieren, lo que hace que muchas veces se eliminen elementos que son conocidos por ambos interlocutores sea del nivel que sea. Son las dos mujeres, por lo general, las que mayor número de ausencias lingüísticas realizan, por ello tengo que decir que quizás en este aspecto sean más expresivas que los hombres.

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En definitiva, de todo ello se deduce que la explicación de determinados fenómenos gramaticales, entre ellos la elipsis, no p u e d e n ser analizados únicamente a través de los conocimientos estrictamente lingüísticos, pues hay q u e tener en cuenta también el factor pragmático que posibilita que la recuperación del elemento elidido se produzca a través del contexto discursivo o situacional. La elipsis no sólo se da por economía lingüística sino que se trata de un elemento fórico que actúa como factor de cohesión dentro de la macroestructura del texto.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Flórez, O. (1984): «Elipsis: un caso de indeterminación contextual», en: Thesaurus 39,124-214. Guillén Sutil, R. (1993): «La elipsis y sus repercusiones sintácticas en el discurso», en: Fuentes, C. (ed.): Estudios sobre el enunciado oral. Sociolingüística Andaluza 8. Sevilla: Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 87-97. Guillén Sutil, R. (1997): «La heterogeneidad del término elipsis», en: Fuentes, C. (ed.): Introducción teórica a la lingüística. Actas del Seminario de Pragmática Lingüística. Sevilla: Departamento de Lengua Española, Lingüística y Teoría de la Literatura. Facultad de Filología, 87-97. Guillén Sutil, R. (1998): «Elipsis y presuposición», en: Anuario de letras 36, 185-204. Halliday, M. A. K./Hasan, R. (1976): Cohesion in English. London: Longman. Mederos Martín, H. (1988): Procedimientos de cohesión en el español actual. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife. Pineda Pérez, M. A. de (ed.) (1983): Encuestas del habla urbana de Sevilla (nivel culto). Sociolingüística Andaluza 2. Sevilla: Publicaciones de la Universidad de Sevilla. Ropero Núñez, M. (ed.) (1987): Encuestas del habla urbana de Sevilla (nivel popular). Sociolingüística Andaluza 4. Sevilla: Publicaciones de la Universidad de Sevilla.

L A REIVINDICACIÓN EN LA PRENSA DE LAS LENGUAS AUTONÓMICAS COMO SEÑA DE IDENTIDAD

Elena Leal Abad (Universidad de Sevilla)

1. INTRODUCCIÓN

Las noticias relacionadas con las lenguas suelen tener cabida con relativa frecuencia en los medios de comunicación. En este sentido, conviene señalar que existe una serie de características comunes a la mayoría de ellas. En primer lugar, no suelen estar vinculadas con la actualidad inmediata, ya que o bien (1) cumplen una función formativa (es frecuente en este sentido encontrar firmas de expertos censurando algunos vicios o advirtiendo de usos incorrectos) o bien (2) son utilizadas a modo de «noticias relleno» cuando la actualidad no cubre el espacio informativo con el que cuenta un determinado medio de comunicación. En segundo lugar, habría que destacar el hecho de que normalmente este tipo de noticias están vinculadas con los medios impresos. Su carácter más formativo y reflexivo unido al alto coste del minuto audiovisual podrían justificar su ausencia de los programas informativos televisivos1 que, en el caso de que se hagan eco de este tipo de noticias, suelen relegarlas a las últimas piezas de la escaleta, donde aparecen las llamadas «curiosidades». Finalmente, se hace necesario señalar la amplia temática que abarcan las noticias relacionadas con las lenguas. En efecto, las informaciones sobre materia lingüística se presentan bajo diversos géneros

1 Existen, no obstante, espacios destinados a ampliar nuestros conocimientos lingüísticos. Es el caso, por ejemplo, de Palabra por palabra, un programa-concurso de La 2 de Radio Televisión Española, que se realiza con el apoyo del Instituto Cervantes y se redifunde por el Canal Internacional de TVE y, también, a través de las páginas del Centro Virtual Cervantes. Asimismo, la televisión autonómica andaluza ha puesto en marcha una serie de documentales que bajo el título Palabra del Sur pretenden, según consta en la página web de Canal Sur, analizar sin entrar en polémica algunos aspectos del habla andaluza, especialmente los que hacen referencia al léxico.

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(columnas, artículos, reportajes, noticias...) y cubren diversos campos. Así, de vez en cuando surgen noticias que despiertan la curiosidad del lector al referirse al número de lenguas en peligro de extinción («Expertos estiman que de las 6.000 lenguas que se hablan en el mundo, un 80% corre peligro de desaparecer», abc.es, 20/07/2006), al lenguaje animal («Los delfines, como los humanos, usan nombres propios para llamarse entre sí», Abe, 12/05/2006, 63; «A los simios no les interesa conversar», El País, 15/03/2006, 44), a los últimos hablante de una lengua determinada («Sólo tres personas hablan el ma tike, una lengua de los aborígenes australianos, y están muy viejos, y además a dos, hermano y hermana, les impide comunicarse entre ellos un tabú tribal...», elpais.es, 17/01/2006) o relacionadas con la ideología que se desprende del empleo social de algunos usos lingüísticos («Guardias civiles dicen que el uso del posesivo 'mi' con los superiores es 'anticonstitucional'», El Mundo, 19/06/2006, 32; «Sexismo lingüístico», Abe, 11/10/2004; «El lenguaje no transforma la sociedad, advierte a la presidenta del Parlamento» [entrevista a Manuel Ariza], Abe, 2/03/2006,34). Este tipo de informaciones suelen surgir con una regularidad variable independientemente del momento histórico o la coyuntura política. Son el resultado de investigaciones y trabajos de ámbito científico y su inclusión en las páginas de los diarios impresos, salvo en el caso de estudios de gran impacto mediático, va a depender, como se apuntó previamente, del volumen de noticias y espacios publicitarios contratados. Existen, sin embargo, otro tipo de informaciones relacionadas con las lenguas más vinculadas a la actualidad inmediata. Es el caso de aquellas que se refieren a los impulsos realizados por el gobierno para fomentar las humanidades («El sueño de un país culto y diverso. Zapatero renueva su respaldo al Instituto Cervantes ante los directores de sus 58 centros», El Mundo, 26/07/2006, pág. 55; «El gobierno cede a la Real Academia un edificio para su Centro de Estudios, abc.es, 26/07/2006) o las relacionadas con las conclusiones elaboradas a partir de reuniones de carácter científico, como ocurrió con el seminario «Valor económico del español: una empresa multinacional», que se inauguró el pasado 22 de junio en Sevilla, y que tuvo repercusión mediática en diversos periódicos: «Un seminario analiza en Sevilla el valor del idioma español en las relaciones económicas», elpais.es, 22/06/2006; «El español, una empresa multinacional», abc.es, 23/06/2006; «El idioma español inyecta ya a la economía

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un valor similar al 15 por ciento del PIB», 23/06/2006; «El español como fuente de riqueza, 23/06/2006, pág. 4). Sin embargo, nada más falso que considerar todas las noticias relacionadas con las lenguas como meras curiosidades más o menos justificadas por las necesidades informativas de la prensa escrita, como mecanismo formativo o reflejo de los impulsos dado a las humanidades por un determinado gobierno. En ocasiones, conllevan un importante trasfondo político, ya que las lenguas otorgan un carácter simultáneamente definitorio y diferencial a un determinado grupo. Sin ir más lejos, los conflictos de Oriente Próximo que han puesto en alerta a la comunidad internacional durante los últimos meses han generado noticias relacionadas con las lenguas, como la que aparece en elpais.es con fecha 31/07/2006 referida al hecho de que «Los ayatolás prohiben decir pizza». Al leer el cuerpo de la noticia, se advierte fácilmente que en el trasfondo existe un miedo a la colonización cultural manifestada en este caso mediante el uso de vocablos occidentales: El presidente iraní Mahmud Ahmadineyad ha ordenado al Ministerio de Educación y a todas las autoridades educativas y culturales del país que modifiquen las palabras del farsi que sean necesarias para reemplazar todos los vocablos extranjeros, algunos muy extendidos en el lenguaje cotidiano, como las pizzas, que a partir de ahora serán conocidas como «pan elástico», según publicó la agencia de noticias estatal Irna. El decreto presidencial, publicado a principios de la semana pasada, ordena a todos los organismos públicos, agencias de noticias, diarios y revistas y cualquier otra publicación, a utilizar las palabras que el organismo oficial considere en cada caso. La autoridad lingüística será el Farhangestan Zaban e Farsi, conocida también como la Academia del Persa. La academia ya ha introducido, en apenas siete días, más de 2.000 palabras del farsi como alternativas a vocablos extranjeros comúnmente utilizados en Irán.

Asimismo, en El Mundo del 20/05/2006 aparecía una noticia que recogía los esfuerzos llevados a cabo por el gobierno estadounidense para defender el inglés como lengua unificadora ante la abundante presencia de hispanos en el país, ya que el español se identifica con el idioma de los inmigrantes 2 . Se trataba de una propuesta de blindaje de la

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La idea de que la integración de los inmigrantes pasa por la inmersión lingüística es una constante en las noticias que recogen la identificación entre lengua, cultura y nación:

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lengua inglesa dentro del paquete de medidas adoptadas por esta administración para combatir los flujos migratorios: militarización de la frontera y construcción de un muro de 590 kilómetros 3 . N o obstante, vuelve a aparecer la identificación romántica e idealista entre lengua, cultura y nación 4 : El bilingüismo oficioso hacia el que caminaba Estados Unidos se estrelló ayer contra el muro del Senado norteamericano, donde la mayoría republicana —con la connivencia de un puñado de demócratas— ondeó la bandera de «un país, una lengua. La primera enmienda, menos polémica, defiende el inglés como «lengua oficial» de estados Unidos (hasta la fecha, tan solo lo era en una veintena de estados). El segundo texto va más allá y defiende el idioma de Shakespeare como la lengua «común y unificadora» del país. «Se trata de una medida racista y dirigida básicamente contra la gente que habla español» denunció el portavoz demócrata Harry Reid,

«A su paso por Yuma, el presidente Bush recalcó también que un requisito imprescindible para que una parte de los 12 millones de indocumentados pueda acceder a la ciudadanía será el aprendizaje del inglés» {ElMundo, 20/05/2006, 38). También la prensa regional española se hace eco de esta necesidad: SE IMPARTIRÁN CLASES D E EUSKERA GRATIS PARA INMIGRANTES [...] Según el presidente de la Comisión de Euskera, Juan Mari Iradi «el Ayuntamiento quiere que los inmigrantes tengan la oportunidad de participar de la diversidad cultural [...] (diariovasco.com, 18/06/2006). 3 Estas medidas políticas no frenarán, según algunos expertos, la tendencia al bilingüismo que se observa en EE.UU: «Muñoz Molina cree que Estados Unidos será bilingüe». En el cuerpo de la noticia pronostica una situación diglósica: «Mi opinión es que esa tendencia al bilingüismo se irá imponiendo con el tiempo en muchas zonas» añade, recordando que ha crecido el interés por aprender español entre los norteamericanos de origen anglosajón, que lo han convertido en su segundo idioma. Muñoz Molina considera que «en esa nueva sociedad bilingüe la gente saltará saludablemente de un idioma a otro según su conveniencia o su placer, dependiendo de su trabajo o su negocio» (Diario de Sevilla, 26/05/2006, 54). 4 Incluso se apoyan en el testimonio de autoridades: «El triunfador de la noche fue el senador ultraconservador de Oklahoma James Inhofe, estandarte de la campaña English Only, más de dos décadas intentando lograr el respaldo oficial del inglés frente a la competencia creciente del español. Inhofe recordó las palabras del presidente Theodore Roosvelt para argumentar su tesis: 'Los que viven en Estados Unidos deben aprender una lengua, y esa lengua es el inglés'» (ElMundo, 20/05/2006, 38).

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momentos antes dé la votación que provocó un debate al rojo vivo en el Capitolio 5 {El Mundo, 2 0 / 0 5 / 2 0 0 6 , 38).

Este tipo de informaciones periodísticas relacionadas con las lenguas como rasgo definitorio y seña de identidad de una determinada comunidad se hace especialmente frecuentes en determinados períodos. Es lo que sucede con los procesos de reforma estatutaria, en los que las lenguas se convierten a menudo en baluartes de identidad para respaldar ese proceso6. En esos momentos, la prensa es testigo de una doble pugna. Por una parte, comienzan a aparecer con frecuencia noticias reivindicativas de las distintas modalidades diatópicas 7 y, por otra, empiezan a ser

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La enmienda del inglés como lengua oficial salió finalmente adelante por 63 votos frente a 34. 6 La Constitución de 1978 reconoce el carácter multilingüe (y multicultural) de la realidad nacional. De este modo, a la existencia de una lengua estatal, el castellano, se suman otras tres vernáculas, gallego, catalán y vasco, que se hablan como cooficiales en las comunidades bilingües (Galicia, País Vasco, Navarra en parte, Cataluña, Valencia y las Baleares). En su preámbulo puede leerse que la «nación española [...] proclama su voluntad de [...] proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones». Y según el artículo 3.°: «1. El castellano es la lengua oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho de usarla. 2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas comunidades autónomas de acuerdo con sus Estatutos. 3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será de especial respeto y protección». Asimismo, la Constitución reconoce que cada comunidad puede legislar, promover y sancionar leyes que regulen el uso, el aprendizaje, la normalización y la protección de las lenguas autóctonas (vid. Leyes de normalización lingüística: País Vasco en 1982; Cataluña, Galicia y Valencia en 1983; Islas Baleares y Navarra en 1986). En todas ellas, se dedica un capítulo al fomento de estas lenguas en los medios de comunicación, ya que sin duda constituyen uno de los instrumentos más eficaces para lograr la equiparación entre ambas lenguas debido, entre otras causas, a la trascendencia social que estos tienen en la llamada sociedad de la información. 7 Se llevan a cabo esfuerzos para darle una mayor legitimación y favorecer su uso. Prueba de ello es el traductor «Opentrad», que a través de internet y de manera gratuita se ha constituido en el primer traductor de las lenguas cooficiales de España. Esta iniciativa fue recogida por la prensa tanto nacional («NACE EL PRIMER TRADUCTOR DE LAS LENGUAS COOFICIALES DE ESPAÑA», elpais.es, 31/05/2006) como regional («DESARROLLAN UN TRADUCTOR AUTOMÁTICO LIBRE DE LENGUAS DE ESPAÑA», Lavanguardia.es, 30/05/2006); («EL PRIMER TRADUCTOR AUTOMÁTICO DEL CASTELLANO SL EUSKERA YA OPERA EN LA RED», diariovasco.com, 31/05/2006).

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abundantes las protestas de un sector de la sociedad que ve mermado algunos de sus derechos y ve peligrar la lengua de uso mayoritario que, como tal, tiene carácter unificador. Las modalidades diatópicas en estos períodos de coyuntura política se convierten de este modo en apoyo de identidad y diferencia con respecto al otro, lo que provoca respaldo o rechazo entre los distintos actores sociales.

2. OBJETIVO

A lo largo de este artículo se intentará ofrecer un panorama general de qué repercusión tienen las noticias relacionadas con las modalidades diatópicas en la prensa durante algunos meses del período de reforma estatutaria llevado a cabo recientemente por el gobierno central. Se intentará establecer un contraste entre algunos medios regionales y nacionales para observar qué posturas y tendencias son defendidas más abiertamente en cada una de ellos. Asimismo, se atenderá tanto a las lenguas autonómicas (euskera, gallego, catalán) como a determinadas modalidades como el andaluz. Partimos de la hipótesis de que se debería dar el mismo fenómeno pero en corrientes de sentido contrarias. Este fenómeno sería el de la defensa de una de las lenguas que se consideraría en peligro con respecto a otra. En el caso de la prensa nacional este peligro afectaría al castellano en relación con las lenguas vernáculas y, en el de la regional, el proceso invertiría el sentido, al ver peligrar la integridad de las lenguas autonómicas frente a la imposición lingüística del castellano. El análisis del corpus permitirá comprobar la validez o no de esta hipótesis inicial.

3. CORPUS

Para poder llevar a cabo el análisis, se han revisado las noticias relacionadas con las lenguas que han aparecido durante el período 1 0 / 0 4 / 2 0 0 6 hasta el 3 1 / 0 7 / 2 0 0 6 . La elección de este lapso temporal viene determinada por varios factores. En primer lugar, por la facilidad de acceder a los periódicos analizados debido a mi colaboración durante esos meses en un gabinete de prensa; en segundo lugar, porque en esos momentos se estaba

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debatiendo en el parlamento andaluz la reforma del estatuto autonómico y, finalmente, porque la prensa se hacía eco de las consecuencias de la aprobación de la reforma en Cataluña, tras el respaldo del referéndum. El panorama político unido a mi circunstancia profesional iba, pues, a permitirme rastrear durante esos cuatro meses una cantidad mayor de noticias relacionadas con las lenguas. N o obstante, la extensión del objeto de estudio hacía necesario supeditar la exhaustividad del análisis a la posibilidad de un doble contraste: (1) entre la prensa local y la nacional y (2) entre las distintas modalidades lingüísticas que se reivindican en cada caso. E n cuanto a los periódicos analizados, se han utilizado las siguientes cabeceras de referencia a nivel nacional: Abe, El País, El Mundo y La Razón. En el ámbito local y atendiendo a cada comunidad, serán Diario de Sevilla y El Correo de Andalucía (Andalucía), El Diario Vasco (País Vasco) y La Vanguardia (Cataluña).

4 . ANÁLISIS DEL CORPUS

E n este apartado se expondrán las corrientes de opinión más frecuentes en cada uno de los periódicos indicados en el apartado previo con el objetivo de dar validez o no a la hipótesis inicial. Tras analizar las noticias aparecidas durante el período señalado, se observan varios fenómenos que serán analizados en dos apartados. E n el primero de ellos, examinaremos las noticias aparecidas en los medios nacionales y, en el segundo, las de los regionales: (1) E n la prensa nacional aparecen varias corrientes de opinión. En primer lugar, interesa destacar, debido a su alta frecuencia, que la idea de discriminación lingüística es mucho más abundante en estos diarios que en los regionales. En este sentido, suelen aparecer noticias que alertan del peligro del castellano frente al catalán 8 . E s lo que sucede con la

8 Los cambios sustanciales en materia lingüística han dado pie a una corriente de opinión que ve mermado los derechos de los hablantes castellanos. En este sentido, conviene señalar que, según el estatuto de 1979, «la Generalitat garantizará el uso normal y oficial de ambos idiomas». El nuevo regula que «todas las personas en Cataluña tienen

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siguiente noticia, en la q u e «El D e f e n s o r del P u e b l o d e n u n c i a q u e en Cataluña se vulnera el d e r e c h o a ser escolarizado en castellano». Este titular, aparecido en portada se desarrolla en las páginas interiores insistiendo en la discriminación n o sólo en el ámbito educativo sino también en el sanitario. Asimismo, se recogen las acusaciones de «catalanofobia» p o r parte de ERC: EL DEFENSOR DEL PUEBLO ALERTA POR EL RECORTE DE DERECHOS DE LA LENGUA CASTELLANA EN CATALUÑA Pide una presencia suficiente en los colegios y ERC lo tacha de «cómplice de la catalanofobia» El Defensor del Pueblo ha trasladado a la ministra de Educación su preocupación con la «progresiva minorización» de las «libertades y derechos lingüísticos» de quienes optan por el uso del castellano en el ámbito educativo de comunidades como Cataluña [... ] Por último, recomienda al Departamento Catalán de Salud que remita las comunicaciones en lengua castellana a los usuarios que así lo soliciten. Tras conocer estas sugerencias, el portavoz de ERC en el congreso, Joan Tarda, acusó al defensor del pueblo, Enrique Múgica, de haberse convertido en «cómplice activo» con sus falsedades, de la «campaña de catalanofobia desatada por la extrema derecha» contra el nuevo Estatuto catalán {ElMundo, 30/06/2006,18). LA GENERALITAT EXCLUYE EL CASTELLANO EN LA PRUEBA DE COMPETENCIA DE LOS ALUMNOS CATALANES Por segundo curso consecutivo, los responsables educativos catalanes no dispondrán de datos fidedignos sobre los niveles de competencia en

el derecho y el deber de conocer las dos lenguas oficiales» («El catalá és la Mengua oficial de Catalunya. També ho és el castellá, que és la llengua oficial de l'Estat espanyol. Totes les persones tenen el dret d'utilitzar les dues llengües oficiáis i els ciutadans de Catalunya tenen el dret i el deure de conéixer-les», Art. 6-2). Asimismo, especifica que el catalán «es la lengua de uso normal y preferente en todas las administraciones públicas y los medios de comunicación» («La llengua propia de Catalunya és el catalá. Com a tal, el catalá és la llengua d'ús normal i preferent de les administracions publiques i deis mitjans de comunicació públics de Catalunya, i és també la llengua normalment emprada com a vehicular i d'aprenentatge en l'ensenyament», Art. 6-1).

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castellano de los alumnos de primaria y secundaria de Cataluña [...] (El Mundo, 22/05/2006,15)9. Esta actitud de temor hacia la integridad del castellano no es la única que se observa en la prensa nacional en relación con el catalán, también aparecen posturas irónicas en columnas de opinión que tratan de ridiculizar determinadas iniciativas del gobierno central, como sucede en las siguientes líneas de Antonio Burgos, en las que el columnista se refiere a la escasa utilidad del diccionario sánscrito-catalán 10 : [...] Se han terminado nuestras duquelas negras porque, como ustedes bien saben, Zapatero, ¡por fin!, ha presentado en su pasaje a la India el Diccionario Sánscrito-Catalán ¡Menos mal! (Abe, 7/07/2006,5). Interesa destacar que, sin abandonar el tono irónico, se deja traslucir en el mismo texto un cierto temor hacia la imposición lingüística catalana que, llevada al extremo, podría, según este columnista, arrinconar pilares fundamentales de la lexicografía española: ¡Cómo te echaba de menos, ansiado Diccionario Sánscrito-Catalán! Sin ti no podía vivir, libro querido. Ven a mis brazos que te abra, que te hojee, que te ojee, que huela la tinta fresca sobre tu papel, que palpe voluptuosamente tu encuademación. ¡A freír espárragos el DRAE, el Corominas, el María Moliner y hasta el viejo Casares! Todo papel viejo. En el anaquel más cercano a la biblioteca ya he hecho limpia y he quitado estos libros inservibles, para colocar el flamante tomo del útilísimo Diccionario Sánscrito-Catalán al alcance de la mano.

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Esta noticia se complementa con un editorial publicado el mismo día en el que se hace explícito el sentimiento de discriminación hacia el castellano en Cataluña: «[...]. Esto demuestra una vez más que la situación del castellano es de total discriminación por parte de las autoridades políticas catalanas [...]» (ElMundo, 22/05/2006, 3). 10 La prensa regional recoge también iniciativas encaminadas a la elaboración de diccionarios que usen las lenguas autonómicas. Sin embargo, en este tipo de informaciones está ausente cualquier tono irónico: «EL CONGRESO APRUEBA UNA PROPUESTA PARA FINANCIAR LA ELABORACIÓN DE U N DICCIONARIO INGLÉSEUSKERA» (diariovasco.com, 22/06/2006).

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Inmediatamente, el tono irónico se hace extensivo al resto de lenguas autonómicas afectando incluso a la modalidad andaluza: E s p e r o y confío en que la provisión de Z P no se quede en el catalán. Urge, urge un Diccionario Sánscrito-vascuence. Y otro Sánscrito-Gallego. Y como somos una realidad nacional, un Diccionario Sánscrito-andaluz 1 1 .

11 El término «realidad nacional» cpntenido en el preámbulo de la propuesta de reforma estatutaria ha sido uno de los puntos más debatidos y controvertidos del proceso, no sólo en el caso de Andalucía, ya que «el término nación y la lengua paralizan el Título Preliminar del nuevo Estatuto gallego» ya que hay discrepancias entre los partidos: «[...] donde si coinciden los socios de gobierno es en la inclusión del deber colectivo e individualizado de conocer la lengua gallega, aspecto rechazado frontalmente por los populares. [...]» (abc.es, 19/07/2006). Durante los meses analizados, que coinciden con el debate y tramitación de la reforma del Estatuto de Andalucía, se perciben diferencias significativas con lo que sucedía en otros períodos, concretamente 1977-1979 y 1980-1981, analizados por la profesora E. Méndez (1997, 2003), en los que se estudiaba la reivindicación de las hablas andaluzas en la prensa durante la transición y el proceso autonómico. En esta época, muchas de las actitudes lingüísticas optaban por un discurso victimista de carácter reivindicativo basado en múltiples ocasiones en un sentimiento de agravio comparativo con el resto de comunidades y en un supuesto complejo de inferioridad. En los meses analizados destacan varios aspectos que marcan una clara diferencia con los anteriores. En primer lugar, habría que destacar que las noticias relacionas con el andaluz son menos numerosas; en segundo lugar, resulta significativo que aparezcan pocas reivindicaciones del andaluz como lengua, aunque este tipo de iniciativas no están completamente ausentes, como se puede observar en la siguiente información en la que se llega a reivindicar una gramática propia :

UNA ASOCIACIÓN REIVINDICA EL ANDALUZ COMO LENGUA PROPIA Una nueva asociación presidida por Rafael Estévez, sobrino-nieto del autor de la música del Himno de Andalucía, José del Castillo, se ha constituido con el objetivo de defender y reivindicar la identidad de Andalucía y solicitar a su vez que se reconozca el andaluz como una lengua propia, con la creación incluso de una academia. En declaraciones a Europa Press, la secretaria de 'Andaluces por Andalucía', Carmen Godoy, avaló la historia e identidad autóctona de Andalucía y consideró que el andaluz debe contar con una normativa y gramática exclusiva (El Mundo, 22/05/2006,27). Pronto aparecen voces académicas que rechazan esta propuesta y consideran la modalidad andaluza como una variante diatópico del español:

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Esta actitud irónica aumenta considerablemente en el caso del gallego, ya que en relación a esta lengua y a diferencia de lo que ocurre con el catalán, no se observa temor hacia la integridad del castellano en esta región. Interesa destacar que a medida que aumenta la ironía se ponen en marcha recursos lingüísticos que alejan el texto de la objetividad del lenguaje informativo (aparecen llamadas al interlocutor, reafirmaciones.

EL DIRECTOR DE LA RAE CREE «UN SOBERBIO DISPARATE» CONSIDERAR LENGUA EL ANDALUZ El director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, opinó ayer que considera el andaluz como una lengua propia, tal y como reivindicó recientemente una nueva asociación, es «un soberbio disparate, porque es español puro» (Abe, 25/05/2006, 36). Por su parte, la prensa regional acoge actitudes de carácter más científico que en épocas anteriores. Así en la información aparecida en El Correo de Andalucía (12/05/2006, 35) bajo el título «Los secretos del habla», José Manuel Trigo, profesor de Lingüística en la Facultad de Ciencias de la Educación, una vez manifestado el carácter heterogéneo de la modalidad andaluza, analiza algunos rasgos característicos del habla umbreteña. No obstante, ni siquiera en este tipo de informaciones está ausente el supuesto complejo de inferioridad de los andaluces con respecto a su modalidad lingüística que tan recurrentemente aparecía en los períodos analizados por la profesora E. Méndez. Prueba de ellos es el despiece que aparece en el texto con el título «EL ORGULLO DE HABLAR ANDALUZ» en el que se recoge las siguiente declaraciones caracterizadas por una fuerte carga de subjetividad: «El profesor rompe una lanza por el andaluz: 'tenemos que estar orgullosos de nuestro habla y desterrar el falso complejo de inferioridad lingüística'. Y asevera: 'El andaluz no es castellano mal hablado, sino una manera diferente de hablar en español'» La misma carga de subjetividad con respecto a la modalidad andaluza se percibe en la presentación del programa Palabra del sur que aparece en página web de Canal Sur: « [ . . . ] no mencionamos sólo las palabras, sino también los rasgos distintivos que otorgan al andaluz su especial fisonomía. El seseo, el ceceo, el yeísmo o la aspiración, por nombrar algunos de estos rasgos, deben dejar de ser vistos como estigmas sociales. Debemos aceptar y, por qué no, estar orgullosos de estas marcas lingüísticas de nacimiento como parte de la herencia que nos hace ser lo que somos. Los andaluces seseamos y ceceamos, los andaluces intercambiamos consonantes, los andaluces obviamos la «s» final, los andaluces somos prolíferos en dichos, refranes y proverbios, los andaluces... Los andaluces vivimos, sentimos y hablamos así. Es nuestra humilde intención que este documental sirva como lugar de encuentro de palabras y acentos, donde tengan voz tanto un «granaíno» como un linarense, un estepeño como un montillano, donde, en fin, los andaluces aprendamos y descubramos los unos de los otros, y dejemos de pensar que hablamos mal, ya que 'sólo esta mal dicho lo que no se entiende'».

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P r u e b a de ello es la siguiente información que recoge la iniciativa del B N G de puesta en marcha de un programa específico de fomento de la lengua gallega en todos los actos, ceremonias y funciones vinculadas con la muerte. A lo largo de t o d o el fragmento se encuentran huellas d e la subjetividad del autor: LA « G A L L E G U I Z A C I Ó N » L L E G A TAMBIÉN A LOS CEMENTERIOS Las ambiciones de los nacionalistas gallegos por convertir el idioma en una lengua fuerte y dominante en la comunidad no va a dejar descansar a nadie, ni siquiera a los muertos. Sí, han leído bien. El diputado del B N G en el Parlamento de Galicia, Bieito Lobeira, denunció ayer que, según un estudio reciente, sólo una de cada 1.000 lápidas de los cementerios de la comunidad están escritas en gallego y es un asunto que según dijo deberá solucionarse. Además, el parlamentario nacionalista se colocó en una situación hipotética algo surrealista: « [ . . . ] si alguna catástrofe acabase con la vida humana, lápidas y cementerios, epitafios de todo tipo, certificarían que Galicia no cuenta con idioma propio.» En sus palabras, Bieito no dejó claro en ese hipotético caso es la procedencia [sic] de la persona que después de la desaparición de los humanos certificaría la existencia o no del gallego (La Razón, 19/06/2006,54). L a s noticias relacionadas con el euskera durante este p e r í o d o s o n p o c o abundantes en la prensa nacional 1 2 , hecho que tal vez habría q u e relacionar con la lejanía del llamado Plan Ibarretxe. E s posible que durante los meses de debate parlamentario fueran más frecuentes este tipo de noticias. Sin e m b a r g o , las limitaciones de e s p a c i o y t i e m p o hacen q u e esta línea de investigación tenga que p o s p o n e r s e para futuros trabajos. N o se percibe, pues, ningún efecto arrastre en la prensa nacional, que se centra fundamentalmente en los problemas del bilingüismo en Cataluña y en el hecho de que en la Proposición de reforma del Estatuto de Autonomía para Andalucía se reconozca en el artículo 210 la heterogeneidad

12 L a mayoría de ellas tiene un mero carácter informativo sin que se pueda percibir en ella la idea de discriminación hacia el castellano o el carácter irónico de las otras lenguas autonómicas. Se suelen recoger hechos objetivos: « E l P S O E rechaza utilizar nombres sólo en euskara» (ElMundo, 10/05/2006, 16).

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de la modalidad lingüística andaluza («Los medios audiovisuales públicos promoverán el reconocimiento y uso de la modalidad lingüística andaluza, en sus diferentes hablas»)13.

13 Este artículo 210 [antes 183] es objeto de polémica en la prensa escrita. En primer lugar, porque algunos creen que el estatuto andaluz en este aspecto ha copiado al catalán. Es el caso de la siguiente carta al director firmada por Javier Tajadura, profesor titular de Derecho Constitucional quien, tras manifestar su sorpresa ante el reconocimiento legal de la modalidad lingüística andaluza, afirma que «afortunadamente, el Estatuto no impone a los ciudadanos la obligación de conocer tal 'modalidad lingüística', pero la sola referencia a la misma produciría hilaridad si no fuera porque es un patético testimonio del particularismo más exacerbado que domina hoy la vida política, y, por ello, un trágico presagio del futuro de nuestro Estado constitucional» (elpais.es, 28/04/2006). En segundo lugar, el artículo es objeto de crítica desde instituciones académicas, como la Real Academia de Buenas Letras que «critica la 'deficiente' forma de expresión del Estatuto» (abc.es, 30/06/2006). No obstante, aunque aparentemente se haga una crítica a la forma de redacción de dicho artículo: «[...] en un comunicado enviado a ABC firmado por el director de la citada academia, Rogelio Reyes, se lamenta de la 'deficiente forma de expresión que se refleja en determinados enunciados del texto' y asegura que la intención de la academia es 'contribuir a mejorar el texto' para que un documento de tanta trascendencia jurídica y política 'posea también la precisión terminológica y el rigor que tan importante documento requiere.' En el fondo se pretenden modificar aspectos del contenido, según se desprende del siguiente fragmento, en el que la academia formula las razones que le llevan a esta iniciativa. Una de las razones por las que no se considera acertada la formulación de este artículo es que 'se limita a hacer recaer de manera expresa en los medios audiovisuales públicos la responsabilidad de su cumplimiento'. Además, la academia afirma que los medios están obligados a fomentar la plena realización personal y social de los ciudadanos y 'contribuir a superar cualquier desequilibrio cultural, a través del conocimiento y la educación', unos objetivos que, según dice, 'difícilmente se alcanzarán si no se afianza la conciencia de que sus variedades habladas lo son del español, la lengua propia de los andaluces.' La academia argumenta que el respeto a la diversidad de usos 'ha de ser compatible con la eficacia de la comunicación y el decoro verbal que deben exigirse a quienes, profesionales o no, se expresan habitualmente a través de los medios de comunicación públicos.' Por todo ello, la Real Academia propone que el artículo quede en los siguientes términos: 'En los medios de comunicación audiovisuales públicos podrán emplearse distintas modalidades del español hablado en Andalucía, siempre que ello no afecte negativamente a la nitidez de la dicción, a la corrección expresiva y elocutiva, a la eficiencia comunicativa y a la máxima proyección de la información, pues sólo tales exigencias contribuirán a fortalecer la cohesión social, solidaridad e igualdad de los andaluces, objetivo básico y primordial del Estatuto.'» Las críticas a las deficiencias lingüísticas del Estatuto llegan también por parte de autores como Rafael Sánchez Ferlosio: «El texto entero [está] confeccionado con pereza, con desinterés.

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(2) Al igual que sucede en la prensa nacional, en la regional se perciben varias corrientes de opinión que difieren notablemente según la lengua a la que hagan referencia. En este sentido, habría que señalar que en el caso del catalán se halla de nuevo al igual que ocurría en el apartado anterior la idea de imposición lingüística pero esta vez en sentido inverso: [Joan Tarda, diputado ERC] denunció la «imposición» del castellano y la «injusticia histórica» con el resto de lenguas en España, «un Estado del que somos contribuyentes y algunos más que otros, por ejemplo, los catalanes» (Lavanguardia.es, 16/05/2006).

[...] No sólo es monstruoso como pieza de literatura jurídica en sí misma, sino también por la tremenda inmoralidad que comporta el haberlo aprobado en calidad de documento público, para tirárselo a la cara a sus destinatarios, que se supone que son los andaluces» (elpais.es, 26/07/2006); y de académicos como José Antonio Pascual: «El que ha escrito esto se ha puesto a hablar de puntillas, se ha puesto estupendo» (elpais.es, 26/07/2006), que aprovecha para criticar algunos aspectos del estatuto catalán: «Más allá del estilo, no faltan errores y atropellos en la redacción. En el Estatuto catalán, por ejemplo, se habla de la 'enseñanza del catalán y castellano' (artículo 35.2), que tomado estrictamente significa que se enseña a la vez, en lugar de decir 'del catalán y del castellano'. En el artículo 37.1 se dice que 'las disposiciones dictadas por los poderes públicos de Cataluña deben respetar estos derechos y deben interpretarse y aplicarse en sentido más favorable a su plena efectividad.' Un letrado de las Cortes puso de manifiesto que el sujeto de 'debe interpretarse' son los derechos, no las disposiciones, como dice este artículo». Finalmente, habría que señalar que algunos columnistas, como Martín Prieto, critican la artificiosidad del concepto de «realidad nacional» contenido en el preámbulo y pronostican una serie de iniciativas encaminadas a subrayar los rasgos lingüísticos de la comunidad: «Como Dios es grande en el Sinaí no se le ha ocurrido a los policastros andaluces reclamar un hecho diferencial lingüístico, pero propugnan la conservación del modo que tienen los andaluces de pronunciar el español (más los giros propios del habla) y me temo una ventolera de catedráticos, profesores, simposios y toda una ferretería cultural en tomo al andaluz. 'Opá, voy a hacé un corrá...' deberían espeluzar a los graves andaluces occidentales, pero el crimen satisface hasta a los severos castellanos, y es que el mal gusto es como la energía cinética: difícil de parar. Pero no duden que la Junta de Andalucía contará con una Consejería de normalización lingüística que establezca qué más consonantes se deben suprimir. Hay que hacer funcionarios a los correligionarios.» (El Mundo, 25/05/2006, 2). Esta columna, que se presenta bajo el título «Ozú, zoy andalú, cazi ná», no es la única que aprovecha la amplia aceptación de la canción de «El Koala» para criticar la definición de Andalucía como realidad nacional. Así, Antonio Burgos en abc.es (24/05/2006) versiona el título («Opá, viazé un Eztatuto») e incluso algún fragmento de la canción: «Opá, viazé un Estatuto / con zu realidá nazioná, ajín de gordo...»

La reivindicación en la prensa de las lenguas autonómicas como sena de identidad

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Asimismo, recientemente la prensa se hacía eco del deseo de ERC de que la representación catalana de la Feria de Fráncfort contase exclusivamente con obras escritas en catalán, identificando una vez más lengua y cultura14: La diputada republicana María Mercé Roca ha presentado esta mañana en el pleno del Parlament una interpelación sobre la presencia catalana en la Feria de Francfort en la que ha criticado que el PSC «tenga la fijación de separar la lengua de la cultura, cuando para nosotros no hay una sin la otra». Según la diputada de ERC, la separación de ambos conceptos «da pie a que, desde el departamento de Cultura, «se cometan errores como el realizado en la Feria de Guadalajara (México) al presentar la Generalitat obras en catalán y en castellano, y quedar la literatura catalana totalmente 'mezclada' con la castellana y en inferioridad de condiciones (Lavanguardia.es, 23/07/2006).

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La idea romántica de la unión entre lengua y cultura se hace recurrente en la prensa regional, tanto en lo que se refiere al catalán como al vasco: «Así, tras asegurar [Ibarretxe] que Euskadi no es un Estado, ha asegurado que se trata de 'una nación como la copa de un pino, con nuestra propia cultura, con nuestra propia lengua, con nuestra propia presencia en el mundo milenario y tenemos cosas que aportar. [...] Asistimos con una tranquilidad inmensa a la desaparición de culturas, a la desaparición de lenguas, a la desaparición de pueblos milenarios y eso es tremendo, eso produce una desazón tremenda aquí en el pueblo vasco, uno de los pueblos más antiguos de Europa que habla la lengua más antigua de Europa'» (Lavanguardia.es, 3/05/2006); «Constatando que la lengua vasca no es nostalgia, no es sólo pasado, sino que es futuro y elemento de desarrollo en la medida que, además de ser patrimonio de todos, es la base de esa fuerte identidad que hace tan atractivo al País Vasco» (Entrevista a Max Brisson, Presidente de la oficina pública de la lengua vasca, diariovasco.com, 1/05/2006); «El presidente del Grupo Liberal en el Parlamento Europeo (PE), Graham Watston, defendió hoy el uso del catalán en la Eurocámara [...] 'defendemos el uso y conservación de las lenguas minoritarias en la Unión Europea. Una lengua como el catalán es parte de la herencia cultural e histórica y representa un elemento clave en la identidad de millones de ciudadanos europeos'» (Lavanguardia.es, 3/05/2006). Esta unión entre lengua y cultura se llega a vincular con la especie, como se puede observar en las siguientes declaraciones de Tina Hickey, experta en bilingüismo, publicadas en el Diario Vasco y referidas al gaélico: «DEJAR MORIR UN IDIOMA ES COMO DEJAR MORIR UNA ESPECIE». Aparece la idea de la lengua como condicionante de la cosmovisión de la realidad: «El gaélico representa nuestra visión del mundo y la de nuestros antepasados. Cuenta con una larga y distinguida tradición literaria y cultural. Y todo ello es importante para la identidad irlandesa» (diariovasco.com, 14/05/2006).

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Esta vinculación entre lengua y cultura se relaciona con el interés por traducir al euskera obras de autores vascos que escribieron en castellano: DOS NOVELAS DE BAROJA SE ADAPTARÁN AL EUSKERA EN EL 50 ANIVERSARIO DE SU MUERTE Zalacain el aventurero y El árbol de la ciencia son las obras seleccionadas [... ] La consejera de Cultura, Miren Azkarate, presentó ayer en Donostia en compañía de los traductores, esta iniciativa con el objetivo de «saldar en parte la deuda que tenemos con este gran escritor trayendo a la lengua vasca dos de las principales novelas de Baroja. En relación a la primera de las obras, la traductora afirma que encuentra algunos rasgos definitorios de la sintaxis de Baroja: «En muchas de las frases de la novela se puede intuir una construcción semántica típica de la lengua vasca» (diariovasco.com, 22/06/2006). Asimismo, aparecen voces que tratan de defenderse de la supuesta marginación del castellano en Cataluña, como sucede con las siguientes declaraciones de Pascual Maragall: Rechazó que en Catalunya se margine el uso de la lengua castellana, y afirmó que es «muy partidario de los idiomas.» «Creo que en Cataluña [sic] deberíamos enseñar cuatro: catalán, castellano, inglés y francés», reflexionó (Lavan guardia.es, 29/04/2006). Sin embargo, la corriente que más se percibe en la prensa regional, especialmente en el caso del euskera, son los intentos de normalización lingüística llevados a cabo por las distintas administraciones y asociaciones15,

15 Estos intentos de normalización adoptan en ocasiones un carácter impositivo, como sucede con la siguiente propuesta del secretario general de kontseilua, Xabier Mendiguren, quien junto a asociaciones de euskaldunes del sector de la enseñanza pide una reforma del sistema educativo:

KONTSEILUA EXIGE LA ELIMINACIÓN DE LOS MODELOS LINGÜÍSTICOS A Y B El organismo aspira a una «Euskal Herria de euskaldunes plurilingües»

(14/06/2006).

L a reivindicación en la prensa de las lenguas autonómicas como seña de identidad

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que tratan de ampliar los usos a distintos ámbitos 16 . Podría decirse que este conjunto de iniciativas se convierten con relativa frecuencia en noticia 17 en la prensa regional. D e este modo, existen varias iniciativas encaminadas a fomentar el uso de la lengua vasca en el tiempo libre, especialmente durante la infancia 18 y adolescencia: LA IKASTOLA J.A. M O G E L CELEBRA E S T E SÁBADO LA FIESTA «X. KIROLA EUSKARAZ BIZI» La coordinadora Euskaraz Bizi [...] promueve esta fiesta, con el objetivo de convertir el euskara pasivo en activo. Conseguida la escolarización en euskara, señalan que el siguiente paso está en conseguir la utilización de la lengua vasca en las distintas situaciones comunicativas (diariovasco.com, 31/05/2006).

16 El deseo de alcanzar la normalización se hace explícito en la siguiente noticia en la que se relaciona el proceso de paz abierto con la oportunidad de acabar con la minorización lingüística: « E l presidente de Kontseilua, Xabier Mendiguren, leyó en rueda de prensa [...] la declaración del movimiento a favor del euskera para que la normalización de esta lengua avance en el marco de la nueva situación política, ya que ven 'con claridad que el presente momento político va a ser de gran importancia para que el euskera encuentre su lugar' en la sociedad vasca. [...] a todos les preocupa 'el deseo de lograr la normalización' de la única lengua preindoeuropea que actualmente sobrevive en el viejo continente» (diariovasco.com, 28/06/2006).

En la prensa regional se convierte en noticia el hecho de que determinadas personas socialmente reconocidas utilicen las lenguas vernáculas en su discurso, como sucede en el siguiente titular, en el que se hace referencia al hecho de que Benedicto X V I pronunciase unas palabras en lengua castellana para saludar al equipo del programa religioso «Signes deis Temps» con motivo de su vigésimo aniversario: «El Papa felicita en catalán al equipo del programa 'Signes deis Temps'.» 18 L a infancia se constituye en una de las etapas preferidas para llavar a cabo la inmersión lingüística: 17

P E R F E C T O S G A L L E G O S D E S D E LA C U N A El B N G lanza una red de guarderías para la inmersión lingüística de menores de tres años. [...] El secretario de Relaciones Institucionales de Vicepresidencia de la Xunta, Antón Losada, niega cualquier asociación entre las galescolas y las ikastolas vascas y explica que el nombre sencillamente se debe a la conunción de Galicia y «escola», escuela en gallego [...] {La Razón, 2imi2W)(>, 21).

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LAS COLONIAS DE VERANO EN ERMUA SE LLEVARÁN A CABO EN EL MES DE JULIO El objetivo de estas colonias es permitir a los niños y niñas la posibilidad de disfrutar de su tiempo de vacaciones utilizando nuestra lengua, el euskera, fuera del entorno formativa (sic) habitual (diariovasco.com, 14/05/2006). CUANDO LOS NIÑOS SON LOS PROTAGONISTAS En el quinto año que se celebra Eskolatik Kalera, una fiesta concebida para que los niños también hablen en euskera cuando se divierten y juegan en la calle (diariovasco.com, 7/05/2006). El carácter lúdico de este tipo de iniciativas puede observarse en la siguiente noticia que hace referencia al Torneo Euskarbel, «versión en euskera del popular juego Scrabble, que consiste en formar palabras a partir de unas fichas con letras, [ . . . ] » (diariovasco.com, 22/06/2006). La prensa regional también recoge iniciativas llevadas a cabo por las instituciones públicas para fomentar el uso del euskera: FIRMADO EL C O N V E N I O PARA EL PRESENTE AÑO E N T R E ABARASKA Y EL AYUNTAMIENTO DE PASAIA Abarca a cinco proyectos en pro del euskera en Pasaia [...] Esencialmente —dijo Izaskun Gómez [alcaldesa de Passaia] — este convenio significa aunar empeños para hacer más efectivos los esfuerzos dirigidos a promover actitudes y hábitos favorables a la utilización del euskera y posibilitar la extensión de su uso en casa, en la calle, en el mundo laboral, en el del ocio...» (diariovasco.com, 4/05/2006). «[...] en las últimas décadas, Euskaltzaindia y las administraciones públicas han centrado sus esfuerzos, respectivamente, en la estandarización de la lengua y en la normalización de su presencia en sectores claves [...]» (diariovasco.com, 3/05/2006). Asimismo, estos intentos de normalización afectan al ámbito comercial, como sucede con el plan presentado por la Asociación Eibar Cen-

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tro Centro Comercial Abierto encaminado a mejorar el nivel de euskera de los comerciantes: El objetivo fundamental de este plan es que los dueños de los comercios aumenten sus conocimientos para atender en euskera al público que elija esta lengua para comunicarse con el propietario del comercio (diariovasco.com, 20/05/2006). El presidente de dicha asociación, Miguel López de Guereñu, advierte de la importancia de esta iniciativa insistiendo en la necesidad del empleo de la lengua vasca ya que «ofrecemos a veces una imagen demasiado castellano-parlante que debemos modificar». Este intento de normalización a nivel comercial está presente también en el caso del catalán: «ERC promueve una ley que obligue a etiquetar en catalán todos los productos» (La Razón, 24/07/2006, 16). La normalización llega también al terreno deportivo: EL EUSKERA ESTARÁ PRESENTE EN LA SALIDA DEL TOUR DE CAMBO [...] Gracias al convenio que próximamente firmarán los responsables del Tour con las instituciones vasco-francesas, el euskera tendrá una presencia oficial que se materializará tanto en las señales y en las banderolas, como en los comentarios de la etapa por los altavoces y en los comunicados oficiales, que serán bilingüe en dicha etapa [...] (diariovasco.com, 13/05/2006). e incluso al cine: UNA PELÍCULA RODADA EN EUSKERA TIENE LAS MISMAS POSIBILIDADES QUE EN OTRA LENGUA (diariovasco.com, 19/06/2006). Estos intentos de normalización lingüística salen fuera de las fronteras, ya q u e el d e b a t e s o b r e el e m p l e o d e las lenguas a u t o n ó m i c a s se extiende al ámbito p a r l a m e n t o e u r o p e o (1) y s u p o n e en m u c h o s casos una ampliación curricular de los idiomas a p r e n d i d o s tradicionalmente fuera de nuestras fronteras (2):

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(1) LOS LIBERALES SE DESMARCAN DE LA DECISIÓN DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEFIENDEN EL USO DEL CATALÁN (Lavanguardia.es, 3/05/2006). EL GOBIERNO ESTUDIARÁ RECURRIR ANTE EL TRIBUNAL DE LA UE EL RECHAZO DE LA EUROCÁMARA A LAS LENGUAS COOFICIALES (Lavanguardia.es, 27/04/2006). (2) UNIVERSITARIOS MEXICANOS ATRAÍDOS POR EL CATALÁN Y EL EUSKERA Casi un centenar de estudiantes aprende estas lenguas en la Universidad Nacional Autónoma de México. El cosmopolitismo de Barcelona y la fuerza de las tradiciones vascas atraen cada año a una prestigiosa universidad pública a casi un centenar de mexicanos. [ . . . ] «El vasco ha comenzado este año con mucha fuerza. Los alumnos se sienten atraídos por su origen desconocido 19 , lo ven exótico y misterioso», dijo el secretario del Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras (CELE) de la UNAM [...] (Lavanguardia.es, 20/06/2006).

5 . CONCLUSIONES

A lo largo de este artículo se han intentado analizar e ilustrar con ejemplos concretos las principales corrientes ideológicas que se perciben en el período analizado tanto en la prensa nacional como en la regional. A continuación se ofrecerán las conclusiones más significativas: (1) Las corrientes de opinión que se ven favorecidas desde la prensa nacional son fundamentalmente dos. Por una parte, la imposición lingüís-

19 Con frecuencia aparecen referencias al origen desconocido y a la antigüedad del vasco en la prensa regional, según se puede observar en el siguiente fragmento, que reproduce palabras de Ibarretxe: «Asistimos con una tranquilidad inmensa a la desaparición de culturas, a la desaparición de lenguas, a la desaparición de pueblos milenarios y eso es tremendo, eso produce una desazón tremenda aquí en el pueblo vasco, uno de los pueblos más antiguos de Europa que habla la lengua más antigua de Europa» ( L a v a n g u a r d i a . e s , 3/05/2006); «[...] Las primeras palabras comunes en euskera serían así las encontradas en Álava, adelantando en varios siglos la fecha de aparición del euskera escrito: el primer euskera que se conocía hasta el momento está, como el castellano, en las glosas de San Millán.» (Lavanguardia.es, 15/06/2006)

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tica llevada a cabo por el gobierno autonómico en las comunidades bilingües. Este miedo a la discriminación lingüística se hace mucho más patente en el caso del catalán. Por otra parte, se percibe una actitud irónica, especialmente en los medios más conservadores, hacia los intentos de normalización lingüísticas impulsados en estas mismas comunidades. Estas posturas suelen expresarse en columnas o artículos de opinión, géneros que contienen habitualmente mayor carga de subjetividad. Sin embargo, algunas informaciones que se presentan bajo la objetividad que confieren los géneros informativos, como la noticia, también adoptan en ocasiones actitudes irónicas hacia las iniciativas de extender los usos de las lenguas autonómicas a un mayor número de situaciones comunicativas. (2) Precisamente, estos intentos de normalización son los que con más frecuencias se convierten en hechos noticiosos en la prensa regional, que se hace eco del conjunto de iniciativas tanto públicas como privadas encaminadas a ampliar los usos de estas lenguas a nuevas situaciones comunicativas. Esta corriente se percibe con mayor claridad en el caso del Diario Vasco que, al menos en el período de tiempo analizado, no hace explícito el temor a la castellanización. En estos casos, las informaciones se suelen presentar como noticias, aunque no se puede hablar de objetividad absoluta, ya que a menudo el redactor se implica en el discurso. (3) Tanto la prensa regional como la nacional carecen normalmente de la colaboración de expertos que aludan a explicaciones de carácter científico. De este modo, la riqueza lingüística se percibe como un instrumento de manipulación política20, muchas veces de carácter artificial, al manifestarse posturas extremas fruto tanto del miedo a una imposición

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En el siguiente fragmento de la entrevista a Albert Rivera, presidente de CiutadansPartit de la Ciutadania, se hace explícita esta idea de manipulación política del pluralismo lingüístico: P: ¿Cree posible, si consigue representación parlamentaria, hablar en castellano en el Parlamento catalán? R: No sólo lo creo posible, sino que sería absolutamente normal. Si el bilingüismo que tenemos en la calle es casi perfecto, sin confrontación, ¿por qué hay crispación? Porque la han creado los políticos (abc.es, 24/07/2006).

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lingüística en las comunidades bilingües como de marginación hacia las modalidades del español que n o se adecúen al estándar normativo. N o cabe d u d a de que estas conclusiones son provisionales, ya que el corto período de tiempo analizado invalida la posibilidad de darles una validez general. Q u e d a n p o r analizar m u c h o s aspectos como, p o r ejemplo, la situación del gallego en la prensa regional o el análisis de la prensa vasca durante el debate del polémico Plan Ibarretxe. Estos dos aspectos serán analizados en f u t u r o s trabajo cuyos datos serán contrastados con los que ahora se han ofrecido para de este m o d o , llegar a conclusiones más sólidas.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL COMO CORPUS PARA EL ESTUDIO DE LA SINTAXIS COLOQUIAL Araceli López Serena (Universidad de Sevilla/Universidad de Extremadura)

En cuanto la Universidad de Sevilla decidió rendir homenaje al profesor Humberto López Morales, me pareció claro que su importantísima contribución al estudio de la variación lingüística me dictaba, en cierto modo, la obligación de ocuparme, en el presente volumen, de esta cuestión. Quería hacerlo, además, abordando asimismo otros dos ámbitos que también han sido objeto de su atención: los medios de comunicación y los corpus orales. Al mismo tiempo, precisamente debido a su magisterio en el campo de la lingüística variacional, en el que, como es sabido, ha destacado, sobre todo, con aportaciones a la sociolingüística, centradas, en los últimos años, más específicamente en el léxico 1 , me decanté inmediatamente por otro tipo de variación, la llamada variación diafásica, variación oral/escrito o variación concepcional 2 , así como por otro nivel de análisis, la sintaxis. De esta forma —mediante una maniobra con la que confío en tener alguna posibilidad de no repetir irremediablemente lo ya hecho por el maestro López Morales— quedó constituido el objeto de esta contribución, en la que mi propósito es averiguar en qué medida las tertulias televisivas, de perfil concepcional cada vez más inmediato, son susceptibles

1

Algunos de los trabajos en los que López Morales se ocupa de las cuestiones mencionadas son López Morales (1977, 1981, 1996, 1998, 2000a, 2000b, 2005, 2006). 2 Aunque encadeno los tres tipos de variación diafásica, oral/escrito y concepcional para estar segura de que, independientemente de la terminología, se entiende a qué tipo de variación me refiero, soy consciente de que autores como Koch y Oesterreicher, responsables de la acuñación del concepto de 'variación concepcional', se niegan, a pesar de la insistencia de algunas voces (vid. Coseriu 1981, Steger 1987, Hunnius 1988, Albrecht 1986/1990, Kiesler 1995), a igualarla con la diafásica, así como de que la equivalencia de ambas con la variación oral/escrito sólo es posible si ésta no se entiende exclusivamente como variación medial entre lo fónico y lo gráfico, sino más bien como variación entre lo comunicativamente inmediato y lo distante (vid. infra, nota siguiente).

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de conformar corpus legítimos para el estudio del español coloquial, algo que supondría un considerable ahorro de esfuerzos, gastos y problemas técnicos en la obtención de grabaciones audiovisuales de interacciones orales espontáneas, ahora que cada vez hay más interés por registrar, no únicamente la voz, sino también aspectos paralingüísticos como el gesto o la cesión del turno de palabra a través de la mirada. Para ello, es necesario comprobar si las conversaciones a las que tenemos acceso a través del medio televisivo presentan los mismos esquemas de construcción que las que nos ofrecen los corpus elaborados específicamente para el estudio lingüístico de esta modalidad comunicativa. Para llevar a cabo tal comprobación, me serviré de un conjunto de figuras de sintaxis, propias de los discursos comunicativamente inmediatos 3 , cuya tipología está basada en las propuestas de análisis sintáctico de los discursos en construcción realizadas por el Groupe Aixois de Recherche en Syntaxe (GARS) de la Universidad de Aix-en-Provence. Antes de entrar en materia, quizá sea útil detenerse unos instantes a trazar, muy rápidamente, el estado de la cuestión que ofrece al actual panorama de estudios sobre sintaxis coloquial. Es de todos conocido que, aunque el giro variacionista que experimentó nuestra disciplina tras la constatación de que la lengua que habla una determinada comunidad no es, en absoluto, el constructo monolítico que había imaginado Saussure —y perpetuado la Gramática Generativo-Transformacional (GGT) 4 — está próximo a cumplir ya el medio siglo, las vías abiertas por la investigación de la variación dialectal, sociolingüística y concepcional están aún lejos de agotarse. En este sentido, el estudio de la inmediatez comunicativa sobresale particularmente por el gran número de cuestiones

3

En el sentido de inmediatez física y social entre los interlocutores y referencial entre éstos y/o su discurso y el objeto de la comunicación (vid. Koch/Oesterreicher 1990[2007], López Serena 2002). Aunque, por el imperativo estilístico de la variatio, en ocasiones alterne los términos español, sintaxis, comunicación o interacción 'coloquial', 'oral' e 'inmediata', lo hago siempre en contextos donde es posible emplearlos con un sentido vago y muy general, distinto del significado preciso que les confiero, por ejemplo, en López Serena (2007a). 4 Sobre los fundamentos epistemológicos y los prejuicios tradicionales que subyacen a tal concepción homogénea, autónoma e inmanentista de la lengua, vid. López Serena (2003 y 2005b).

Los medios de comunicación audiovisual como corpus para el estudio de la sintaxis coloquial

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que t o d a v í a tiene p o r resolver. P o r una p a r t e , la f e m o l o g í a 3 c o n t i n ú a padeciendo, en cierta medida, los tradicionales p r o b l e m a s d e imprecisión terminológica y vacilación conceptual 6 , f r u t o , en última instancia, d e la c o n s i d e r a b l e d e s p r e o c u p a c i ó n teórica q u e ha i m p e r a d o en muchas d e las primeras aproximaciones a la descripción de la lengua hablada o coloquial. P o r otra parte, las propuestas de caracterización interna y externa de esta modalidad no están, por el momento, en condiciones de aventurar otra cosa que listas provisionales de rasgos lingüísticos — p a r a la caracterización i n t e r n a — y parámetros situacionales — p a r a la extern a — 1 . En este sentido, aunque la necesidad de revisar los rasgos que, sin gran fundamento, se reproducen una y otra vez en la bibliografía es evidente también en otros niveles c o m o el léxico-semántico 8 , el v e r d a d e r o talón de Aquiles ha sido, sin duda alguna, la sintaxis.

5 Aunque en España está cada vez más extendido el uso de este neologismo, quizá conviene aclarar que se trata del término acuñado por Salvador (1977/1987) para referirse a todo lo relativo a la lengua oral. 6 Para un intento de superación de ambos problemas, vid. López Serena (2005a, 2007a, 2007b). 7 En cuanto a la caracterización interna, Briz/Grupo Val.Es.Co (2003), por ejemplo, sólo se atreven a afirmar que cada vez estamos más cerca de proporcionar una lista «provisionalmente definitiva» de los rasgos lingüísticos que conforman la variedad coloquial. Por lo que respecta a la externa, autores como Koch y Oesterreicher (1990[2007]) advierten explícitamente de que los parámetros que sugieren para la delimitación externa de diferentes modalidades a lo largo del continuo entre la inmediatez y la distancia comunicativa no pretenden constituir un inventario definitivo, sino que se requiere una labor empírica que constate la existencia de una variación lingüística efectiva en alguno(s) de los distintos niveles de análisis en correlación con estos parámetros y proponga, en su caso, la supresión de alguno de ellos o la adición de otros que se estimen pertinentes (vid. López Serena 2002). 8 Resulta, por ejemplo, anacrónico que ciertos herederos tácitos de la estilística continúen realizando afirmaciones como la siguiente: «El habla coloquial es rica en modismos, frases hechas, refranes y palabras de origen argótico [y que e]ste habla se caracteriza particularmente por la utilización de figuras como la metáfora y otras formas de colorear la expresión como son la comparación, el énfasis, la atenuación y el eufemismo» (Espi et al. 1996: 30), incapaces de resistir un examen comparativo con otras modalidades, que a buen seguro hacen tan buen uso como la coloquial de la metáfora y otros recursos estilísticos. Más convincentes resultan las afirmaciones sobre la baja densidad de variación léxica en la modalidad coloquial, dominada por la iteración y en la que los hablantes se decantan por el uso de términos muy generales de imprecisa referencialización

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Los mayores problemas con los que se ha enfrentado el estudio de la sintaxis coloquial proceden de aspectos subyacentes a la forma de enfocar y llevar a cabo el análisis que, inevitablemente, condicionan los resultados de éste. Así, la tradicional circunscripción de la descripción fonológica a los niveles inferiores de estructuración lingüística, sobre todo al léxico, ha supuesto un enorme retraso para los estudios sintácticos. A esto se suma que los primeros acercamientos a la sintaxis coloquial se han realizado desde una óptica escriptista9, que opera contrastando los esquemas normativos de la modalidad medial y concepcionalmente escrita con los moldes sintácticos recurrentes en la modalidad coloquial. Como consecuencia de este proceder, las estructuras sintácticas coloquiales se han considerado, en el mejor de los casos, como irregularidades (anacolutos, dislocaciones, elipsis, faltas de concordancia, etc.) con respecto a las normativas, cuando no llana y simplemente, lo cual no era infrecuente hasta hace pocos años, como «errores gramaticales». Además, ha habido que esperar a que las aproximaciones discursivas y pragmáticas se consolidaran para que el estudio de los patrones de construcción de la variedad coloquial se emprendiese desde un enfoque que abandonara, al fin, los límites de la estructura predicativa oracional, tan poco adecuados para el examen de esta modalidad. Precisamente bajo el auspicio de corrientes como la lingüística textual o el análisis del discurso, cuestiones como la articulación de los enunciados sobre la base de parejas de nociones informativas como tema/rema, tópico o foco/comentario, información dada/información nueva o los operadores, conectores o marcadores discursivos —que desempeñan su cometido por encima del nivel de la oración— se han convertido en el tema estrella de los estudios de la lengua coloquial, o al menos del español coloquial10. Por otro lado,

como 'cosa', 'hacer', etc., así como sobre la reducida explotación de la diferenciación paradigmática.Vid., por ejemplo, Terrádez (2000, 2001). 9 Vid. Harris (1980: 6-8, 18), Linell (1982, 2005), Koch/Oesterreicher (1990: 19) o Toolan (1996: 13), entre otros, así como López Serena (2005b, 2008b). 10 Es imposible dar cuenta de la amplísima bibliografía sobre marcadores del discurso con que se cuenta en la actualidad. Se recomienda consultar los trabajos más recientes de Briz (1993a, 1993b, 1994), Fuentes (1993, 1997), Pons (1997), Portolés (1993, 1995) y Martín Zorraquino/Portolés (1999), así como el útilísimo repertorio de Cortés (2002), que dedica varios epígrafes específicos a los títulos centrados en esta cuestión. También

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también la escuela etnometodológica norteamericana, interesada, entre otras cosas, por el reparto de turnos de palabra en las conversaciones, llamó la atención sobre la necesidad de superar el límite de los enunciados aislados, para estudiar la estructura global que presentaban los intercambios entre varios interlocutores, veta de análisis, que, en el mundo hispánico había sido entrevista muy tempranamente por Criado de Val11 y que en la actualidad explora con éxito el grupo Val.Es.Co., que ha propuesto un sistema de unidades de análisis propio (vid. Briz et al. 2003). Así las cosas, parece que en el estudio de la sintaxis del español coloquial —que constituye el objeto de estas páginas— la solución no pasaría necesariamente por descubrir fenómenos distintos a los ya tratados en la bibliografía (orden de palabras, prolepsis, topicalización, segmentación, «dislocación», ruptura de la concordancia, estructuras suspendidas o truncadas, etc.) —y para los que, como se aprecia, aún carecemos en español de denominaciones que no remitan indefectiblemente al orden «normal» de la modalidad prototípica de la distancia comunicativa. Se trataría más bien de explicar los mismos fenómenos detectados, pero desde una óptica discursiva y pragmática, interesada por la especificidad de la sintaxis coloquial en sí misma y no como desviación de la sintaxis canónica. El abandono de la óptica escriptista y la adopción de un enfoque discursivo y pragmático contribuyen a superar la reiterada atribución al habla coloquial de una escasa o nula elaboración, debida al supuesto predominio, en esta modalidad, «de oraciones simples y dentro de las que no lo son, de las que se valen de procedimientos paratácticos» (Narbona 2000: 416). Ambas predilecciones —«de la yuxtaposición sobre la expresión relacional con nexo explícito» y de «la coordinación o parataxis sobre la subordinación o hipotaxis» (Vigara 1992: 115)12— se consideraban,

puede resultar interesante la consulta de la base de datos del Grupo Ilse, que les dedica el epígrafe 2.2.3. . 11 Quien consideraba como centro de referencia, «[t]anto para la encuesta y ordenación de materiales de la lengua hablada como para su interpretación gramatical o estilística [una unidad] que no ser[ía] ni la palabra ni el modismo, sino el 'coloquio', es decir, la suma elemental de dos o más interlocuciones con significado complementario» (Criado 1964: 467). 12 En cursiva en el original. Vid. también Vendryes (1967: 190), Herrero (1989: 193).

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además, un «reflejo de pobreza o escasez de recursos de trabazón sintáctica» (Narbona 1988[1989]: 164; vid. también 2002), por lo que, en la actualidad, y a instancias, sobre todo, de Narbona, se prefiere hablar, más que de yuxtaposición, de sintaxis acumulativa, concatenada o parcelada13. Con estos términos se hace referencia a la acumulación de enunciados, sin trabazón aparente entre ellos, que suelen presentar las muestras prototípicas de la modalidad de uso coloquial (Narbona 1988 [1989]: 166, 180; Briz 1998: 68) o, en palabras de Ana M.a Vigara, a la «fragmentación del mensaje en unidades (aparentemente) independientes, aisladas entonacionalmente, incluso cuando existe entre ellas relación semántica clara y explícita» (Vigara 1992: 115) 14 . Además de ser menos trabada, la sintaxis coloquial presenta otra característica fundamental, en la que la mayoría de los estudiosos ha insistido menos: «prefiere servirse de esquemas que no constriñen por anticipado el significado de la relación entre los miembros de un período y de la que inmediatamente contraen éstos con la unidad global resultante» (Narbona 1988[1989]: 167), o, en palabras de Seco, hacer uso de «una arquitectura ordenadora débil» (Seco 1983: 7). Esto favorece «el abundante uso de conectores inespecíficos, fundamentalmente la con-

13 Aunque pueda parecerlo, entre predominio de la yuxtaposición y sintaxis acumulativa o parcelada no hay un mero cambio de nomenclatura. Con el rechazo de la terminología gramatical clásica se pretende poner de relieve que la acumulación sintáctica en la modalidad coloquial es «una técnica muy distinta de la conocida como yuxtaposición y desde luego muy alejada de lo que los gramáticos se limitan a calificar de oraciones 'independientes'» (Narbona 198811989]: 166). Citado también por Vigara (1992: 116). Vid. asimismo Narbona (1986[1989]: 186-187). 14 En cursiva en el original. Fragmentación es precisamente el término que, a propuesta de Chafe (1982), quien lo opone a la integración sintáctica, se ha asentado en inglés para referirse a la sintaxis de las realizaciones orales informales (vid. también Tannen, 1982: 1-2). De hecho, la investigación anglosajona ha recorrido el mismo camino que la hispánica. Tras las primeras afirmaciones sobre la escasa complejidad de la sintaxis de la lengua hablada, que le atribuían porcentajes menores de subordinación que a la lengua escrita (vid. O'Donnell, 1974; Kroll, 1977; Chafe, 1982 y Tannen, 1982: 8, 10, entre otros, así como la revisión de los conceptos de coordinación y subordinación en Beaman, 1984), autores como Halliday (1979: 47) y Poole/Field (1976) negaron la simplicidad gramatical de lo hablado (vid. Beaman, 1984: 46) y se comenzó a defender la existencia de dos tipos de complejidad diferentes en una y otra modalidad comunicativa (Beaman 1984: 78).

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junción copulativa y15, en secuencias de las que emanan los sentidos más diversos» (;ibid.\ vid. también Narbona 1 9 8 6 [ 1 9 8 9 ] : 196) 1 6 . A la acumulación de enunciados y a la conexión inespecífica los analistas añaden otros fenómenos sintácticos coloquiales: el e m p l e o de la repetición c o m o recurso de cohesión (vid., por ejemplo, Payrató 1 9 8 8 [ 1 9 9 0 2 ] , Jurado 1990, Fuente 1991, Bustos 1996: § 4, Briz 1998: 71 y ss., Vigara 1999, A g u d o 2 0 0 0 ) , la abundancia de los llamados enunciados suspendidos (vid. N a r b o n a 1 9 8 6 [ 1 9 8 9 ] : 183 y ss., H e r r e r o 1996), la frecuente aparición de casos de c o n c o r d a n c i a ad sensum cordancia y la consecutio

temporum

— d a d a la laxitud de la con-

(Seco 1983: 7 ) — y la ordenación de

las palabras y las secuencias en virtud de factores pragmáticos 1 7 , que p r o v o c a n la anticipación o posposición de d e t e r m i n a d o s elementos. Ninguno de estos rasgos construccionales es exclusivo del español. Se trata, de acuerdo con Koch y Oesterreicher (1985, 1 9 9 0 [ 2 0 0 7 ] ) , de esquemas de verbalización universales, favorecidos p o r las características situacionales de la comunicación inmediata 18 .

También la denominada conjunción polivalente que. En la modalidad coloquial, la trabazón y conexión entre los enunciados, más que mediante el uso de los conectores sintácticos catalogados por las gramáticas, «se logra a través de lo que S[amuel] Gili Gaya (1976) denominó enlaces extraoracionales» (Briz 1998: 75-76) —y que hoy la pragmática ha bautizado como conectores pragmáticos— y de la entonación. Por ello, como afirma Narbona, «determinados recursos prosódicos —en particular, la entonación y la existencia o no de pausa(s)— han de ser estudiados conjuntamente con los sintácticos, ya que en ellos puede residir gran parte del contenido informativo o de la concreta orientación del mismo» (Narbona 1986[1989]: 189). 17 Narbona habla, a este respecto, de «la preponderancia de las funciones semántico-informativas sóbrelas estrictamente sintácticas» (Narbona 1986[1989]: 191). Briz, por su parte, destaca que «la comunicación al instante, característica de la conversación coloquial, explicaría [...] que el orden de palabras responda a la función pragmática de la topicalización y al realce informativo» (Briz 1998: 77). En términos prepragmáticos, Seco había reconocido en 1983 que «el orden de palabras [en la lengua coloquial] es particularmente variado, obedeciendo a los impulsos espontáneos del interés instantáneo por el 'tema', o por un determinado aspecto del 'tema', de la frase» (Seco 1983: 7). 18 Entre nosotros, Seco fue pionero en advertir que ciertas características asignadas al español coloquial «pueden extenderse sin miedo a toda lengua coloquial, fuera de las fronteras de la nuestra» (Seco 1983: 7). 15

16

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Araceli López Serena

Del mismo tipo son también las peculiaridades sintácticas en las que, originariamente bajo la dirección de Claire Blanche-Benveniste, centran su atención los lingüistas del GARS. Estos enfocan su labor hacia el estudio de discursos concepcionalmente inmediatos, que no han sido preparados con anterioridad a su realización, sino que, al haberse ido componiendo sobre la marcha, contienen huellas de su producción (vid. Blanche-Benveniste et al. 1991: 17). La contribución del GARS, aunque conocida en nuestro país, no ha tenido aún, en mi opinión, la proyección debida, en la medida en que sus propuestas de análisis no han llegado a calar en los estudios sobre el español coloquial. Sin embargo, precisamente en aras de evitar la tendencia escriptista denunciada más arriba, ésta es precisamente la aproximación que me parece más adecuada para emprender el análisis sintáctico comparativo entre las conversaciones coloquiales 'naturales', registradas por los lingüistas para la confección de sus corpus, y las conversaciones coloquiales televisivas, cuya rentabilidad como fuente para el análisis de la sintaxis coloquial se pretende poner de manifiesto aquí. Veamos, pues, aunque sea, necesariamente, a vuela pluma, cuáles son sus fundamentos. El análisis sintáctico de la oralidad concepcional iniciado por el GARS tiene como objeto de estudio las huellas o vestigios del proceso de producción de los discursos que se planifican sobre la marcha, a medida que se van enunciando. Tratan así de descubrir patrones supraindividuales de construcción del discurso no planificado, esto es, mecanismos generales de hacer avanzar el discurso y de ir comentando, como comúnmente ocurre, el propio desarrollo de la composición. En este sentido, el lenguaje propio de la conversación coloquial o inmediata constituiría «un maravilloso observatorio de lenguaje en proceso de realización» que nos permitiría «observar al productor en acción, ver cómo produce un sintagma y lo retoca y cómo informa o conforma el discurso en proceso de producción» (Blanche-Benveniste 1998: 147). La forma que presentan estas huellas de producción es la de rupturas en la cadena discursiva, debidas a la irrupción del eje paradigmático en el sintagmático. Para identificar las zonas de intersección paradigmático-sintagmáticas, Blanche-Benveniste y sus discípulos realizan lo que denominan un «análisis en grilles» —que, a pesar de los precedentes (vid., por ejemplo, Blanche-Benveniste 1998: 105-127), no traduzco como «análisis en grillas», sino como análisis en celdas o en

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celdillas1"*. Éste consiste en la transcripción del material analizado en una disposición gráfica que permite visualizar las intersecciones entre lo paradigmático y lo sintagmático mediante la explotación de la asociación icónica del eje vertical de la página con la selección paradigmática y del horizontal con la combinación sintagmática. Se trata, en definitiva, de un modelo de análisis sintáctico basado en la escritura en columna de elementos que corresponden al eje paradigmático, pero que en el habla, obviamente, aparecen encadenados. Así, un fragmento de discurso inmediato como [la] se transcribiría del modo en que se hace en la tabla [Ib] 2 0 :

19 Esta decisión obedece al hecho de que el español 'grillas' no se corresponde, en absoluto, a pesar de la homofonía con el término francés, al significado de éste. En cualquier caso, la disposición gráfica del análisis en celdas constituye, a todas luces, una elección de sentido común por la que optan, sin necesidad de darle un nombre específico, otros muchos autores (vid., por ejemplo, Tannen 1989/1992). 20 Los ejemplos de conversaciones coloquiales 'naturales' que se emplean en el presente estudio están extraídos del Corpus de conversaciones coloquiales editado por el grupo Val.Es.Co. (Briz/Grupo Val.Es.Co. 2002). Me refiero a ellos empleando la misma nomenclatura con que se denominan en la publicación de la que los tomo y los reproduzco respetando las normas de transcripción manejadas en la edición original, que se puede consultar, tanto en la publicación citada, como en http://www.uv.es/valesco/sistema.pdf. Para facilitar su localización en la obra que me sirve de fuente, se conserva asimismo la numeración de las líneas que se les atribuye en el texto publicado. El esquema que siguen los ejemplos de este corpus es el siguiente:

[Na] (c) 1A: 1...

[Nb] donde Na, que aparece siempre entre corchetes, corresponde al número con que en este trabajo se distinguen los distintos ejemplos con que se ilustra el análisis, (c), entre paréntesis, recoge el código identificativo de la transcripción de Briz/Grupo Val.Es.Co. (2002) a la que pertenece el ejemplo en cuestión, l es cada uno de los números de línea que en el corpus de Val.Es.Co. preceden a las diferentes líneas gráficas en que se disponen las conversaciones en su edición escrita, A es la letra mayúscula que identifica a cada uno de los hablantes al comienzo de cada nueva toma de palabra por su parte y [Nb] antecede a la disposición en celdas del ejemplo en cuestión.

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Araceli López Serena

[la] (ML 84 A 1) 77 A:

es que NO/ es/ soy YO y- y- y/ soy YO y- y/ no quiero meterte

[Ib] es

que

NO

YO

Y

es soy

Y Y soy

YO

Y Y

no

quiero

meterte

Para el GARS es indiferente que la repetición de una o varias unidades responda a un deseo de énfasis o a los intentos del locutor por conservar su turno, enfrentándose a los solapamientos producidos por las intervenciones de los otros interlocutores, (vid. Blanche-Benveniste et al. 1991: 20). En este sentido, afirman que «[n]o hay gran diferencia de forma entre la búsqueda de la palabra que comporta etapas erróneas y el efecto de estilo que consiste en pasar de una característica a otra, para afinar el trazo [que l]os poetas explotan desde hace tiempo» y que este fenómeno de acumulación paradigmática «es una de las características importantes de la producción oral», independientemente de que «produzca o no un efecto de hallazgo estilístico» (Blanche-Benveniste 1997 [1998]: 46). Además, no sólo transcriben de esta manera elementos formalmente idénticos, sino cualquiera que se organice en series formadas por unidades que ocupan el mismo lugar sintáctico. De este modo, junto a los apilamientos paradigmáticos, la disposición en celdas permite ver también las idas y vueltas que se producen y proyectan sobre el eje de los sintagmas. Estos últimos suelen ser «casos de vacilación [en que] el hablante busca la denominación adecuada y, sobre el eje paradigmático, pasa revista a dos o varios elementos de la serie 'asociativa' antes de ofrecer la denominación apropiada» (Blanche-Benveniste 1998: 109). Por último, tampoco se distingue entre las configuraciones sintácticas producidas por un único emisor y las que se deben al concurso de varios interlocutores, dado

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415

que se entiende que los discursos dialogados constituyen el producto unitario de la participación de varias voces. Por lo que respecta al aspecto formal de las figuras de sintaxis a las que dan lugar los procesos de construcción paradigmática al reflejarse en el eje sintagmático, en un trabajo temprano aparecido en español, Blanche-Benveniste (1985) proponía al menos cuatro tipos, que denominaba figura de simetría, figura de enumeración, figura del factor común y figura del paréntesis. A ellas he añadido otra más, de acuñación propia, que he llamado figura de la escalera, que considero más propicia, para los objetivos esbozados, que la figura del factor común, de la que renuncio a valerme. Veamos en qué consiste cada una de ellas. La figura de simetría se produce cuando se asiste a la repetición de materiales sintácticos y léxicos, indiferentemente de que intervenga un único emisor como en [2] y [3], o dos diferentes, como en [4]: [2a] (H 38 A 1) 235 A: tú no hables —• tú no hables§ [2b] tú

no

hables



no

hables

[3a] (ML 84 A 1) 300 B: pues entonces me estás dando la razón j hoy ha llegado el día 301 en que yo ya- yo ya no- no puedo aguantar más la situación/ 302 o sea que tú mismo/ me estás dando la razón// y tú no podrás [...] [3b] Pues

entonces

o

sea

que



mismo

me

estás

dando

la

razón

me

estás

dando

la

razón

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[4a] (H 38 A 1) 744 B: §esa [fue la mejor] 745 C: [pues sí porque] solamente vio las 746 guarras/ las asquerosas// solamente vio las de meadas y cosas 747 de esas/ en lo [mejor]"] 748 D: [esa fue] la mejor§ [4b] esa

fue

la

mejor

esa

fue

la

mejor

Dentro de la figura de simetría, Blanche-Benveniste (1985) distingue entre la repetición de materiales sintácticos y léxicos en la misma disposición, como ocurre en los ejemplos [2], [3] y [4], y en disposición inversa, esto es, en forma de quiasmo, tal como sucede en el caso siguiente: [5a] (ML 84 A 1) 233 B: §PERO ME NECESITAS ¿PARA QUÉ? 234 NANO/ ¿PARA QUÉ ME NECESITAS? [...] [5b] PERO

ME

NECESITAS

¿PARA

QUÉ?

NANO

¿PARA

QUÉ

ME

NECESITAS?

Otras posibilidades, tan abundantes que no hay espacio para entrar en ellas, serían la repetición con anteposición de algún elemento topicalizador, con supresión o reelaboración de algún elemento, con intercalaciones, realizadas de forma inmediata o después de un fragmento de discurso de tamaño variable, etc.21.

21

De algunas de ellas se pueden ver ejemplos en López Serena (2005a y 2007b).

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417

De figura de enumeración se habla en todos los casos de apilamiento paradigmático en el eje sintagmático debidos a la yuxtaposición de cualesquiera elementos (palabras, partes de palabras o sintagmas completos) que ocupen una misma posición sintáctica. En cuanto a su aspecto formal, esta figura puede ser resultado, bien de una simple enumeración, como en [6], bien de un reinicio, como en [7], o bien de la sucesión de formas sintácticas incompletas que se van completando en el desarrollo de la enumeración, como en [8]. En los dos primeros casos me parece preferible hablar, simplemente, de apilamiento paradigmático, mientras que considero más adecuado denominar secuencias en construcción a las ocurrencias similares a [8]. [6a] (H 38 A 1) 423 D: pero habas de esas dee- no son de las otras/ de las congeladas [6b] son

de

las

otras

de

las

congeladas

[7a] (H 38 A 1) 177 D: igual que nosotros/ to- tiene la misma edad [7b] igual

que

nosotros

totiene

la

[8a] (H38A1) 135 D: § ¡hostia!/ es que tú no armabas- antes no 136 [armabas jaleo]

misma

edad

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[8b] que

es

tú antes

no no

armabas armabas

jaleo

En cuanto a la figura del paréntesis, ésta se debe a la configuración sintáctica que muestran los enunciados que, de forma parentètica, se sitúan en medio de otro sintagma, interrumpiéndolo a modo de comentario, como el que se aparece subrayado en [9]. [9] (L 15 A 2) 74 E: 75 76

§ no/ está allí desde que- desde que está enn- en la facultaden la escuela/ él- él estaba enn- scòrno se llamaf/ el colegio?// Montesinos °(me parece)"/// (2") ¿te suena?// es de por aquí [...]

Y ya por último, nos encontramos con la figura de construcción en escalera [10], en la que la producción paulatina del discurso se realiza de forma que las sucesivas nuevas secuencias22 se van anclando en las secuencias anteriores mediante la repetición de uno o varios elementos desde que los que se continúa el enunciado. En su disposición gráfica en celdas, este tipo de construcción se asemeja al dibujo de una escalera; de ahí el término acuñado. [10a] (H 38 A 1) 455 A: te las montabas túf en- en en tu habitación! [o te=]

22

El término secuencia se emplea en este trabajo en el sentido genérico de serie de unidades lingüísticas o fragmento de discurso más o menos extenso que no conforma necesariamente un sintagma o una unidad de análisis cualquiera. En ningún caso se utiliza en el sentido más preciso que se le confiere en los estudios de lingüística textual que siguen las propuestas de Jean-Michel Adam (1990, 1992, 1999).

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[10b] te

las

montabas



en en en

tu

habitación

Con respecto a la figura de simetría, la escalera se diferencia de aquélla por dos motivos fundamentales. En primer lugar, en las figuras de simetría se repiten secuencias completas, de tamaño y naturaleza variable entre la palabra y el enunciado, mientras que en las escaleras abunda la reiteración de elementos inconclusos en su primera enunciación (pe- pero) y de unidades funcionales (conjunciones, preposiciones, etc.) —en [10], por ejemplo, se repite la preposición 'en' 23 . En segundo lugar, en las figuras de simetría la repetición de elementos no constituye un 'escalón' en el avance del discurso, un mecanismo de mantenimiento de la palabra durante la planificación del resto de la intervención, como es el caso de las escaleras, en las que los elementos que se repiten constituyen puntos de apoyo desde los cuales se continúa la construcción del discurso. Además, en las escaleras, la mayoría de las veces los elementos que se repiten son los que se encuentran al principio de un nuevo sintagma, por lo que parece que este fenómeno está estrechamente vinculado con la planificación de nuevas unidades sintácticas justo en su arranque. Una vez ejemplificadas las figuras de sintaxis con ayuda de un corpus de conversaciones coloquiales 'naturales', rastrearemos su aparición en una tertulia del corazón. Este tipo de programas posee, para los estudiosos de la lengua hablada, la extraordinaria ventaja de ser cada vez más abundantes en las parrillas televisivas, así como la de presentar un perfil concepcional cada vez más inmediato. El panorama, en este tipo de emisiones, es tan desolador desde el punto de vista de la calidad de los contenidos como halagüeño en relación con el interés del analista de la

23 Esto no quiere decir, sin embargo, que no haya escaleras en las que se repitan unidades de mayor tamaño y superior jerarquía. De hecho, el corpus televisivo que analizo más adelante está plagado precisamente de escaleras en las que se repiten sintagmas enteros.

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conversación por disponer con facilidad de muestras de interacciones que reúnan el máximo de parámetros situacionales de la inmediatez comunicativa. Los ejemplos que voy a ofrecer proceden de una mezcla entre entrevista y discusión a seis y siete bandas —debido al número de interlocutores co-presentes en el plato, que se disputan, a veces de forma enconada, el turno de palabra— emitida por Tele 5 el día 9 de agosto de 2006 dentro de un espacio matutino llamado El programa de verano y que tenía como protagonistas a un ex-concursante de un programa de los llamados reality-shows —o, en español, de «tele-realidad»—, su exmujer, tres periodistas y otros personajes como la ex-novia de un torero, la cuñada de una folclòrica recientemente fallecida y otra ex-concursante del mismo programa de tele-realidad. Como paso previo a la búsqueda de fenómenos de sintaxis coloquial, conviene establecer el perfil concepcional de la interacción descrita en comparación con el que ofrecen las conversaciones coloquiales 'naturales' que se editan en el corpus de Val.Es.Co. que nos está sirviendo de referencia. Esto se puede hacer con ayuda, por ejemplo, de los parámetros situacionales propuestos por los romanistas alemanes Peter Koch y Wulf Oesterreicher (1985,1990[2007]), que consideran relevantes, para la caracterización externa de una forma de comunicación, las siguientes circunstancias: [111 a) grado de publicidad, es decir, el carácter más o menos público de la comunicación, para el que son relevantes el número de interlocutores (desde el diálogo entre dos hasta la comunicación de masas), así como la existencia de público y sus dimensiones; b) grado de familiaridad entre los interlocutores, que depende de la experiencia comunicativa conjunta previa, del conocimiento compartido, del grado de institucionalización de la comunicación, etc.; c) grado de implicación emocional, que puede estar regida por el interlocutor (afectividad) y/o por el objeto de la comunicación (expresividad); d) grado de anclaje de los actos comunicativos en la situación o en la acción; e) campo referencial, para el que es decisiva la distancia de los objetos y personas referidas con respecto al origo (ego-hic-nunc) del hablante; f) inmediatez física de los interlocutores (comunicación cara a cara) frente a la distancia física en sentido espacial y temporal; g) grado de cooperación, que se mide de acuerdo con las posibilidades de intervención de los receptores en la producción del discurso;

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421

h) grado de dialogicidad, para el que, en primera instancia, son determinantes la posibilidad y la frecuencia de la asunción espontánea del papel de emisor; i) grado de espontaneidad de la comunicación; j) grado de fijación temática.

Si reflejamos gráficamente los valores paramétricos de la conversación 'natural' (CN) y de la televisiva (CT), de acuerdo con la proximidad, en cada caso, a lo largo del continuo de la variación concepcional oral/escrito, bien a la máxima inmediatez, bien a la máxima distancia comunicativa, obtenemos la tabla siguiente:

inmediatez a) b)

distancia

(CN)

(CT)

(CN)

(CT)

c)

(CN) (CT)

d)

(CN) (CT)

e)

(CN)

f)

(CN) (CT)

g)

(CN) (CT)

h)

(CN) (CT)

i) j)

(CT)

(CN) (CT) (CN)

(CT)

En ella se refleja el perfil concepcional altamente inmediato de ambas formas de interacción. En efecto, aunque la conversación televisiva está ligeramente desplazada hacia el polo de la distancia en la mayoría de los parámetros —y bastante más en lo concerniente al carácter público y a la espontaneidad de la comunicación, así como al grado de fijación temática—, no se acerca tanto a ese polo como otros debates televisados en los

422

Araceli López Serena

que los interlocutores no se conocen en absoluto entre sí, no tratan temas personales con un alto grado de implicación emocional —tanto afectiva, por la relación personal con alguno(s) de los demás interlocutores, como expresiva, por el carácter íntimo de los contenidos que se revelan— y no luchan encarnizadamente por arrebatar la palabra a los demás a voz en grito. Con todo, la confirmación de la utilidad de estas emisiones para el estudio de la sintaxis coloquial no puede descansar en su caracterización externa, sino que ha de venir, necesariamente, de la constatación de la presencia en ellas de una configuración lingüística —en nuestro caso, de una andadura sintáctica— similar a la de las conversaciones coloquiales 'naturales'. De hecho, aunque la falta de coincidencia absoluta en la delimitación situacional de los dos tipos de conversación señalados haría esperar la existencia de diferencias también internas, veremos que, al menos en lo que concierne a las figuras de sintaxis mencionadas, es imposible establecer ninguna distinción entre las dos modalidades conversacionales que nos ocupan. En cualquier caso, a mi modo de ver, esta comprobación no se puede basar únicamente en la identificación meramente formal de dichas figuras, sino que debería atender, asimismo, a los distintos tipos de funciones a las que sirven normalmente en la comunicación más inmediata. Creo que esto es fundamental, puesto que, aunque, formalmente, casi todas las figuras de sintaxis se dan en otros tipos de corpus, tradicionalmente empleados para el estudio de lo coloquial —como el constituido por la recreación literaria de esta modalidad (vid. López Serena 2005a y 2007b) o por formas dialogadas como las entrevistas publicadas en la prensa escrita (vid. López Serena 2008a)—, su aparición en ellos no conlleva el despliegue de todo su potencial funcional. En este sentido, y a partir de una revisión y reelaboración propia de las ideas de Tannen (1987a, 1987b y 1989/1992) y Bazzanella (1993, 1994, 1996, ed.), entre otros, sobre la forma y las funciones de la repetición —en nuestro caso, también del apilamiento paradigmático— en la conversación, me ha parecido imprescindible distinguir, (i) en las figuras de simetría, las funciones de a) énfasis, b) evaluación y c) estructuración informativa y (ii) en las figuras de enumeración, las funciones a) semántica y b) de construcción o planificación del discurso. Esta última es también la función principal de las figuras de construcción en escalera, que, sin embargo, también poseen, en ocasiones, valores enfáticos o de evaluación.

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En la transcripción de la citada emisión de El programa de verano del 9 de agosto de 2006 que yo misma he realizado y que, por limitaciones de espacio, no puedo reproducir aquí en su totalidad, ni siquiera en forma de apéndice final, encontramos frecuentes figuras de sintaxis de todos los tipos formales establecidos. Sirva de muestra el fragmento [12], en el que se acumulan una figura del paréntesis, subrayada, una figura de simetría —que resalto en negrita— causada por la repetición múltiple, entre enfática y debida a la lucha por mantener el turno frente al solapamiento de la propia palabra con la intervención de otro interlocutor, de 'no', una secuencia en construcción [12a], que es, como se ha dicho, un subtipo de figura de enumeración, y una figura de escalera [12b]: [12] O: a mí me está dando la sensación que insinúas/ que ella se dedicaba/ y lo voy a decir muy claro/ a la prostitución antes [de...] M: [ no no no no [no no (xxx)] O: [es lo que estás insinuando] M: no no yo no [yo no (xxx) yo no te estoy diciendo]= O: [yo te- yo te pregunto] M: =que se dedicara a la prostitución/ te estoy [diciendo que yo hay rumores(xxx)=] [12a] no no yo

no

[12b] yo

no

yo

no

te

estoy

diciendo

En cuanto a la tipología funcional propuesta, encontramos figuras de simetría con valor enfático, como la ya destacada en negrita en [12] u otras como [13], figuras de simetría con función evaluadora, como [14] o [15], en las que un interlocutor repite lo dicho por otro queriendo

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corroborarlo — y evaluándolo, por tanto, como cierto 2 4 — y figuras de simetría que actúan en el nivel de la estructura informativa del discurso, como [16]: [13] M: escúchame (xxx) rdéjame especificarme= R: [MIGUEL si tú estás diciendo que tenía buenos bolsos buenas joyas y bueno y no trabajaba] [estás dando a en- ¿NO? M: =no déjame especificarme// pero vamos a ver (xxx)] [oye y también puede ser que estuviera mantenida] también puede ser que estuviera mantenida por alguien§= [14] E: y que no sé qué/ bueno ¿por qué este señor ante el juez cuando yo digo que abandona mi casa y está con una señora§ M: §¿cómo?§ E: §dice él que es ruque es m- ante el juez§ B: §ante_eljuez§ [15] O: toma asiento por favor/// bueno Esperanza/ que os lleváis a matar los dos/ la operación bikini E: no matarnos no verdades/[verdades] por delante§ O: [verdades]25 §yy hablas dee- de Miguel eeh/ ¿por despecho oo?/[¿sigues enamorada de él? ¿por qué?]=

24 También es posible que la repetición suponga un cambio de modalidad, de asertiva a negativa, interrogativa o exclamativa, por ejemplo, con lo que la evaluación ya no sería corroboradora, sino negativa, de puesta en duda de lo dicho o de sorpresa ante lo dicho, respectivamente. 25 Obsérvese cómo la primera repetición de 'verdades' constituye una figura de simetría por énfasis, mientras que la segunda, por parte de otro interlocutor, da lugar a una figura de simetría evaluadora, con la misma modalidad asertiva que el original y en la que, por tanto, O corrobora lo dicho por E.

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[16] M: [...] ella ella ha visto me ha visto a mí como un negocio creo yo yo creo que es que soy para ella un negocio a ella le da igual tr- tres- le importa tres pitos lo que hable de mí lo que diga lo que no diga ella lo que ve es dinero ¿sabes lo que te digo? y ahora cada cierto tiempo [digo una]// [es lo que yo pienso] [bueno lo estáis R: viendo los dos Miguel] [porque gracias a eso estáis aquí1 M: [oye te estoy demostrando] de verdad vida te he demostrado que yo el primer programa no quise ganar dinero [no quise hacer un espectáculo] R: [(xxx)] M: [ahora tampoco te digo una cosa] yo digo que fuéramos hermanos no primos tampoco voy a ser primo ¿sabes lo que te digo? [porque] aquí estamos todos sentaditos por- por- [por los duros no estamos por (xxx)] B: [claro] O: Bueno si está claro Miguel que ves a... H: [(xxx)] M: (xxx) veo que ella se ha planteado un negocio co- (xxx) y de verdad de verdad te lo digo sinceramente le da exactamente igual lo que hable ella viene aquí y se lo lleva calentito y (xxx) y después el segundo tema que yo veo

La función de estructuración de la información que cumple la figura de simetría de [16] salta a la vista, en la medida en que la secuencia subrayada que se repite, no de forma literal, sino con ciertas modificaciones, enmarca el principio y el final del fragmento de discurso dedicado al tema 'verlo a uno como un negocio'. De hecho, como se observa, justo después de la última repetición se alude explícitamente al cambio de tema con las palabras 'y después el segundo tema que yo veo'. En cuanto a las figuras de enumeración o de apilamiento paradigmático, las hay, a su vez, con función semántica, esto es, debidas a la necesidad, dictada por el contenido semántico que se quiere transmitir, de enumerar una serie de cosas —en el caso de [17], conformada por la emisión de un único hablante—, como a la necesidad del propio hablante o de algún otro interlocutor, como ocurre en [18], de precisar lo que se ha dicho, haya sido o no uno mismo el emisor de lo que se precisa:

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[17]

M: escúchame (xxx) [déjame especificarme= R: [ M I G U E L si tú estás diciendo que tenía buenos bolsos buenas joyas y bueno y no trabajaba] MIGUEL si



estás

diciendo

que

tenía

buenos

bolsos

buenas

joyas

[18a] M: =no déjame especificarme// pero vamos a ver (xxx)] [oye y también puede ser que estuviera mantenida] también puede ser que estuviera mantenida por alguien R: [(xxx)] §por un señor [entonces es lo mismo] [es una querida y es lo mismo § [18b] También

puede

ser

que

estuviera

mantenida por por

alguien un señor

De entre las figuras de enumeración son, obviamente, las que he llamado secuencias en construcción las que cumplen un cometido relacionado con la planificación del discurso sobre la marcha. Tanto éstas como las figuras de construcción en escalera con idéntica función son muy numerosas en la tertulia televisiva en que se centra el presente análisis. El fragmento siguiente aúna las dos. Así, en las dos primeras filas de [19b] vemos cómo después de haber emitido ya el pronombre personal, el hablante vuelve atrás en el eje sintagmático para añadir, en forma de secuencia en construcción, 'en ese momento pues', antes de volver a repetir el pronombre personal en dos ocasiones, lo que da lugar a una figura de escalera: [19a] M: =¿que qué me gustó de ella?/ ove/ mee- en ese momento pues me- me gustó era yo un niño ¿sabes lo que te quiero decir? (xxx) empezaba a ver la vida§ [19b] Oye

meeen

ese

momento

pues

me me

gustó

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Otras figuras de escalera no sirven, sin embargo, al mantenimiento del tumo de palabra durante la planificación del discurso, mediante la repetición una o más veces de los mismos elementos —como [19b] o [20c]—, sino que se forman, por ejemplo, debido a reinicios, como ocurre en [20b]: [20a] Ra: tú dices «ella tiene- tenía antes fama en Sevilla de ser un poquito golfilla entre comillas porque [no has dicho esa palabra pero paral para que se entienda porque es a lo que vamos= [20b] tú dices ella tiene tenía antes fama en Sevilla de ser un poquito golfilla entre comillas

[20c] pero

para

pero

para

que

se

entienda

porque

es

a

lo

que

vamos

En otras ocasiones, aunque los elementos repetidos en una figura de escalera no cambien, ni siquiera en su morfología, como hemos visto en [20b] y ocurre también con 'es' y 'soy' en las dos ultimas filas de la tabla siguiente, sí lo hacen en su disposición, al modo de una simetría inversa o quiasmo, como en las líneas tres y cuatro de [21], que procede del fragmento [16], reproducido más arriba. En el mismo ejemplo, vemos también, en las dos primeras líneas, una escalera por planificación y sin modificaciones en el elemento repetido, así como, a continuación, una secuencia en construcción: [21] es que ella ella

ha visto me ha visto a mí como un negocio creo yo yo

creo que es que soy para ella un negocio

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Otras escaleras pueden poseer valor enfático, aunque sin perder, en ningún caso, su función de continuar con la construcción del discurso desde el inicio del sintagma: [22a] M: en el año noventa y uno a esta mujer la sacó con seis maletas del hotel Virgen de los Reyes en la cual estaba tirada en la calle en la calle y con una deuda de tres mil euros en un hotel porque la habían echado de su casa [22b] estaba

tirada

en

la

calle

en

la

calle

y

con

una

deuda

de

tres

mil

euros

En otras ocasiones, la necesidad de continuar, mediante una figura de escalera [23 b], con la construcción del discurso desde el inicio del sintagma no se debe a un deseo de énfasis, sino a la voluntad de retomar el hilo de lo que se estaba diciendo antes de interrumpirse el discurso por una figura del paréntesis, subrayada en [23a]. Véase también, de paso, la figura de simetría enfática analizada en celdas en [23 c]: [23a] E: no para nada/ hablo porque él me ha hecho muchísimo daño/ y como me lo ha hecho/// mucho daño y como me lo ha hecho/// quiero decir/ perdonarme pero estoy un poquito nerviosa /eh?§ H: §no te preocupes§ R: §se te veía E: quiero decir que este señor no me conoce en el noventa y uno [23b] quiero decir (perdonarme pero estoy un poquito nerviosa ¿eh?)

quiero decir que

...

....

--



...

....

--



este señor no me

conoce

en

el noventa y uno

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[23c] hablo

porque

él

me

ha

hecho

muchísimo mucho

daño daño

y y

como como

me me

lo lo

ha ha

hecho hecho

Como se ve, y para no alargarnos más con otros muchos ejemplos que cabría traer a colación, el abanico formal y funcional de figuras de sintaxis que contiene la tertulia televisiva no tiene nada que envidiar al que ofrecen los corpus de conversaciones coloquiales registrados y editados con fines lingüísticos. Más aún —y sin detenernos aquí en el espinoso problema de los pros y contras de tales y cuales sistemas de registro, transcripción y edición, ni analizar las diversas tareas que forman parte del laborioso proceso de recogida, selección y tratamiento de los datos en la confección de corpus 26 —, las conversaciones televisivas poseen, sobre las 'naturales', dos ventajas innegables. Por una parte, la interacción original está disponible en formato audiovisual para todo aquel que desee acceder a ella y simultanear el análisis de léxico, sintaxis, entonación, cinésica, cortesía, etc., sin que la investigación lingüística haya tenido que realizar, previamente, los grandes desembolsos en material y personal técnico que suelen acompañar a la confección propia de los corpus que hemos llamado 'naturales'. Por otra parte, en relación con la preocupación, por ejemplo de la sociolingüística, por lograr la máxima fidelidad posible al original, hay que decir que, a pesar del hecho de que cualquier grabación supone siempre una determinada selección de los hechos27 —y de que es evidente que ninguna técnica de grabación, por muy sofisticada que sea, podrá dar cuenta, además de los elementos

Enumeradas y tratadas por extenso, por ejemplo, por Torruella/Llisterri (1999). Para comparativas de ese tipo vid., por ejemplo, en O'Connell/Kowal (1994) y Bilger (2000). Sobre éstas y otras cuestiones de la edición de corpus orales, vid. López Serena (2006). 27 Como dice Payrató (1995: 46): « [ . . . ] por su naturaleza, el producto original es irreproducible con absoluta fidelidad, sea cual sea el medio de reproducción: exclusivamente escrito o auditivo [...] o audiovisual. Incluso las reproducciones audiovisuales, en apariencia las más fieles, dan en realidad un solo punto de vista (la perspectiva única de la cámara que graba), lo que termina con el mito de su perfección». 26

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puramente lingüísticos, como el texto y el co-texto, y los paralingüísticos, como la voz, los gestos, etc., así como las características psico-físicas de la situación, también de aspectos como el conocimiento general o específico, individual y compartido, de los hablantes sobre el mundo, sobre sí mismos y sobre el objeto de la comunicación, etc.—, mientras que el registro audiovisual de una tertulia televisiva no desvirtúa la interacción original, puesto que su forma original es precisamente la de la grabación, el registro audiovisual de una interacción 'natural' sí que constituye un filtro entre la interacción original y el corpus empleado por el lingüista para el análisis, por lo que sería, por tanto, menos fiel a la realidad que se pretende estudiar que el primero. Otra cosa es que esta preocupación por la máxima naturalidad y fidelidad al original posibles sea, por más que parezca apelar al sentido común, epistemológicamente inviable. Tal preocupación está estrechamente vinculada a los desvelos de la sociolingüística laboviana por conseguir captar actuaciones lingüísticas naturales en situaciones comunicativas auténticas, respondiendo a la paradójica premisa de que «[t]o obtain the data most important for linguistic theory, we have to observe how people speak when they are not being observed» (Labov 1973: 113, apud Gadet 2000: 60)28. No es, sin embargo, en este sentido en el que empleo el término 'natural' —sino en el de opuesto a 'televisado'—, puesto que, como argumenta Uli Reich (2002), aunque el requisito de la autenticidad de los registros sea, en cierto modo, legítimo —si bien, vuelvo a insistir en ello, quimérico— en el marco del estudio de las correlaciones entre variantes lingüísticas y grupos sociales —no en vano se trata de buscar los rasgos de los sociolectos auténticos de los informantes, que se presupone salen a la luz únicamente en situaciones de máxima espontaneidad y, por tanto, naturalidad—, desde la perspectiva diafásica o concepcional aquí adoptada, que se centra en la incidencia de las diferentes condiciones situacionales de la comunicación en la configuración lingüística de los

28

Tal premisa subyace, por ejemplo, a las quejas de Salvador Pons y Leonor Ruiz en un reciente trabajo sobre corpus para el estudio de la conversación coloquial, a propósito de que «en pocos casos las grabaciones cumplen los requisitos de [...] haberse recogido mediante grabación secreta; sin que los hablantes fueran conscientes de estar siendo grabados, así como producirse en un marco de interacción cotidiano para los participantes» (Pons/Ruiz 2005: 246).

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discursos, el concepto de naturalidad qua autenticidad carece de sentido. En efecto, en el continuo entre inmediatez y distancia comunicativa que permite c o m p r e n d e r la dinámica propia del edificio variacional de las lenguas, esto es, su diasistema —y para el que, más que la pertenencia a determinados grupos sociales, interesan aspectos como los parámetros e n u m e r a d o s en [11]—, n o hay ningún tipo de discurso que sea más «auténtico» que otro. De hecho, desde esta perspectiva, la tan traída y llevada paradoja del observador — q u e Françoise Gadet considera el motor de las reflexiones metodológicas en sociolingüística (Gadet 2000: 61) y que goza incluso de una entrada propia en diccionarios de sociolingüística como el de Moreau (1997)— no constituye problema alguno, sino que es, simplemente, el resultado de una determinada combinación de los valores graduales de los parámetros situacionales que definen el continuo concepcional (vid. Reich 2002: 35), que en este caso afectaría, como se ha visto, a la privacidad de la comunicación, a la relación de familiaridad entre los interlocutores y al grado de fijación temática. A este respecto, el objetivo de estas páginas ha sido precisamente mostrar que la opción de emplear como corpus de análisis interacciones en las que los participantes se saben observados —y, además, esperan serlo p o r c u a n t o mayor número de espectadores mejor—, lejos de ser un problema, resulta, por el contrario, altamente rentable y muy aconsejable, al menos por lo que respecta al estudio de la sintaxis coloquial.

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¿PREPOSICIÓN IMPERFECTA? ¿PARTÍCULA DUDOSA? 'SEGÚN', TEXTOS DE LOS SIGLOS XIII- XVII

María Márquez Guerrero (Universidad de Sevilla)

1. Las preposiciones 1 , conjunciones y adverbios han sido incluidos dentro de la clase de las partículas: elementos morfológicamente invariables que sirven para establecer relaciones entre oraciones o entre partes de la oración. Como es sabido, las lenguas cuentan con diferentes recursos para relacionar elementos, desde el procedimiento no marcado, porque no lleva conector, que es la yuxtaposición; a los dos procedimientos marcados por partículas de enlace: la parataxis, que se manifiesta por medio de las conjunciones coordinantes, y une elementos homogéneos funcional y semánticamente; y la hipotaxis, que se lleva a cabo por medio de las conjunciones subordinantes y de las preposiciones. Por tanto, preposiciones y conjunciones de subordinación son dos medios para manifestar el procedimiento sintáctico de la hipotaxis; entre sí se diferencian por su distribución: las conjunciones rigen oraciones, mientras que las preposiciones rigen generalmente sustantivo o elemento transferido a la categoría del nombre. Esta función conectora de la preposición, que la convierte en palabra dependiente, fonéticamente átona, la diferencia de las otras clases de palabras, entre ellas el adverbio, que son de naturaleza semántica independiente, y tienen autonomía sintáctica. Así pues, las preposiciones son elementos de relación subordinadores (Bello 1847: 150-160 y RAE 1973: 434) que trasponen el sustantivo que rigen a la categoría de adjetivo —si el regente es nominal— o a la de adverbio —si es verbal. La función propia de toda preposición consiste en servir de nexo entre un elemento sintáctico cualquiera y su complefnento (Gili Gaya 1943 [1985]: 246): «vivo en Sevilla», «bosque de helechos», por ejemplo, donde el primer miembro de la relación recibe el nombre de «término

1

Para una visión general de las consideraciones teóricas acerca de la preposición, véase Morera Pérez (1988).

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primario» o «regente»; puede ser un verbo, un sustantivo; un pronombre; un adjetivo, o un adverbio. El segundo término recibe el nombre de «régimen» o «término de la relación»; pertenece generalmente a las categorías gramaticales del sustantivo, del adverbio, o del pronombre, aunque en casos de fijación preposicional puede aparecer también un adjetivo, «lo tengo por tonto», o un participio, «no son historias para contadas», que algunos gramáticos, como Gili Gaya 2 (1943 [1985]: 247-248) analizan como casos de elipsis (Morera 1988:49) Partiendo de estos criterios de definición, la consideración de la partícula según, su clasificación entre las diferentes partes de la oración o clases de palabras plantea ciertos problemas, como veremos a continuación.

2. Tradicionalmente se ha incluido a según en la lista de preposiciones del español (RAE 1973: ap. 3.II.5; Marcos Marín 1981: ap. 15.1.1) Sin embargo, a diferencia del resto de las preposiciones, tiene carácter tónico3 y no impone el caso oblicuo a los pronombres que toma como término (vid.: según tú). Además, puede introducir oraciones (como las conjunciones) sin necesidad de ir acompañada de la conjunción que («Según lo vayamos viendo, iremos actuando»); por otra parte, aparece aislada en ciertos contextos, como los adverbios: «Todavía no sé si iré a la playa, según». Catalogada como preposición imperfecta (Bello 1847: ap. 1184, Pavón Lucero 1999) o como preposición dudosa (Bruyne 1999), su consideración dentro de las unidades lingüísticas está muy lejos de ser clara y unánimemente aceptada 4 . En su diccionario, la RAE la considera como preposición, tanto cuando introduce un sintagma nominal («Actuar según la ley») como cuando introduce una oración con su verbo en forma personal («Según se encuentre mañana el enfermo») o cuando añade que se utiliza

2

Curso superior de sintaxis española, pp. 247-248. 'Alarcos Llorach (1994, ap. 284) la excluye del grupo de las preposiciones por su carácter tónico y, como consecuencia de este rasgo, por la posibilidad que tiene de aparecer aislada. 4 Corominas/Pascual (s.v seguir) la consideran preposición y conjunción. Algunos autores, como Morera la incluyen dentro de las preposiciones, aunque haya aceptado el criterio según el cual las preposiciones subordinan elementos de la oración a otros, mientras que las conjunciones introducen oraciones.

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con la conjunción que («Según que lo prueba la experiencia»); también la trata como preposición, pero en este caso añade que «con carácter adverbial», cuando en frases elípticas «indica eventualidad o contingencia» («Iré o me quedaré, según»). Junto a estos usos, registra la existencia de las locuciones conjuntivas «según y como» y «según y conforme». Corominas/Pascual (s.v. seguir) consideran que «al principio según era sólo preposición, como en latín, y cuando se le quería dar valor conjuntivo (o de adverbio relativo) se decía según como: «que nos le quiera guardar / según como yo desseo» (Hdz. Santillana, h. 1527). Con respecto a esto, hay que matizar que en latín era también adverbio, aunque no conjunción; y, por otra parte, desde los primeros textos tenemos ejemplos de segunt/segund introduciendo oraciones con verbo en forma personal sin las partículas que, ni como (aunque también es muy frecuente acompañada por que\ con como no es habitual en los primeros textos que hemos consultado; empieza a serlo más tarde, a fines del siglo XIV, como veremos). Segund, -unt (Corominas/Pascual, s.v. seguir) es forma enclítica apocopada de SECUNDUM, la cual ya se utiliza en Berceo. En latín SECUNDUM etimológicamente procede del adjetivo SECUNDUS, -A, -UM, que a su vez procede del antiguo participio SECUNDUS, de SEQUOR, que es en última instancia su origen. En latín clásico, existe ya SECUNDUM con dos funciones: adverbio y preposición; no hay uso de conjunción. Como adverbio parece significar 'detrás' y 'en segundo lugar', pero también 'en una posición paralela o adyacente a algo'. Como preposición de acusativo tiene más usos; los principales son: 'después de' 'detrás de', 'a lo largo de', 'de acuerdo o conformidad con'. Así pues, como preposición tenía un valor temporal ('inmediatamente después'), o con la indicación de 'el que sigue en orden de importancia' ('después de'); y también tenía ya entonces la acepción 'de acuerdo o de conformidad con': secundum natura vivere, 'vivir conforme a la naturaleza'. Creemos que esta idea de 'conformidad' procede directamente del significado del verbo deponente SEQUOR, 'marchar detrás', 'seguir', [fig] 'tomar por guía, seguir la inspiración o los preceptos de' (Epicurum sequor, 'seguir a Epicuro', secundo flumine, 'siguiendo el curso del río' [literalmente, 'yendo el río en la misma dirección que uno']. Estas variantes se daban ya en latín (naturam sequi aparece en Séneca y Lucano, al menos); no vemos la evolución semántica de según exactamente del modo que la describe Morera (1988:139), para quien

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partiría de la preposición con un valor temporal, 'detrás de, después de', que aplicado a objetos en contacto provocaría la variante 'junto a, a ras de'; de donde derivarían los sentidos 'a lo largo de', 'durante', y de este sentido 'en contacto' habría surgido la acepción puramente nocional 'adecuación, conforme a'. E n cualquier caso, si la evolución hubiera sido como comenta Morera, estaríamos hablando de un proceso que ya se habría cumplido en latín, pues el valor de conformidad es ya clásico, procedente del significado de S E Q U O R , sin que parezca necesario postular la existencia de una derivación a partir del significado temporal y espacial. Bruyne (1999: 697) la recoge entre las «preposiciones d u d o s a s » , y señala que «indica conformidad o dependencia» («Todo ocurrió según tus predicciones»; «Según haga frío o calor iremos a la playa»); añade que puede utilizarse también con valor temporal con carácter puntual o durativo («Según llegó, lo detuvieron»; « N o s comíamos las patatas según las iba sacando de la sartén»). Delante de un nombre de persona o pronombre personal, expresa la idea de 'en conformidad con la opinión de'. Pavón Lucero (1999: 587) afirma que según «toma habitualmente como complemento un sintagma nominal», y puede expresar diferentes valores: 1) Conformidad. Equivale a las locuciones «conforme a», « d e acuerdo con» («Vive según sus principios»), 2) Introduce una fuente de información o de opinión («Según ese profesor, no hay clases mañana»). En el primer caso, estamos ante un complemento modal. En el segundo, ante un elemento periférico a la oración, separado de esta por pausa, que también podría ir intercalado dentro de ella como una construcción parentètica. Y añade: En muchos casos, el término de según contiene un verbo, sin que ello conlleve un cambio de significado o de función. En estas circunstancias, el comportamiento de esta partícula es más próximo al de las conjunciones subordinantes que al de las preposiciones, puesto que la oración que lleva por término tiene su verbo en forma personal y no va encabezada por la conjunción subordinante que («Según dice ese profesor, mañana no habrá clases») (Pavón Lucero 1999: 588).

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En estos casos, según adquiere un valor similar a como. Según también puede introducir una oración subordinada modal, con un valor enteramente equivalente a como o un significado similar al de la locución a medida que. La oración subordinada puede ir introducida por la conjunción subordinante que, construcción que no es habitual («son extrañas») en la lengua de hoy, y que, en cambio, era muy frecuente en los primeros textos. En el Diccionario, la RAE la trata como preposición con los siguientes valores: 1. prep. Conforme, o con arreglo a («Según la ley», «Según arte»). 2. prep. Con arreglo, o en conformidad a lo que, o a como («Según veamos», «Según se encuentre mañana el enfermo»), 3. prep. En proporción o correspondencia a («Se te pagará según lo que trabajes»). 4. prep. De la misma suerte o manera que («Todo queda según estaba»), 5. prep. Por el modo en que («La cabeza sin toca, ni con otra cosa adornada que con sus mismos cabellos, que eran sortijas de oro, según eran rubios y enrizados»). 6. prep. Ante nombres o pronombres personales, con arreglo o conformemente a lo que opinan o dicen las personas de que se trate («Según él», «Según Aristóteles»). 7. prep. U. con la conjunción que («Según que lo prueba la experiencia»). 8. prep. Con carácter adverbial y en frases elípticas, indica eventualidad o contingencia («Iré o me quedaré, según»), - y como 1. loe conjuntiva. De igual suerte o manera que («Se lo diré según y como tú me lo dices»). 2. loe. Conjuntiva (II con idea de contigencia) («¿Vendrás mañana? -Según y como»). - y conforme 1. loe. Conjuntiva. Según y como. Para Morera Pérez (1988: 438-440) la forma de contenido de la preposición según está constituida por la siguiente matriz de rasgos semánticos:

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[- sentido, + adecuación], entendiendo [-sentido] en relación al sema 'situación': hace referencia a una noción permanente que implica maneras del estar en cualquier aspecto (acompañamiento, ubicación, acoplamiento, etc.) (87). El sema [+adecuación] es un modo de «situación» que señala una relación nocional de dependencia entre dos elementos, de los cuales el primero está condicionado por la noción significada por el segundo. Este sema se presenta unas veces como relación de igualdad —«La hizo según los planos»—, otras como conformidad —«La condenaron según la ley»—, otras como puntualidad temporal —«Le dio un corte de digestión según entró en el agua» (89). Y señala una serie de variantes, determinadas por el contexto lingüístico, esto es, por el significado de regente y/o régimen: 1) Con sustantivos que expresan las ideas de 'discurso', 'juicio', 'precepto', etc., como ley, norma, opinión, saber, etc. la adecuación de según adquiere el sentido 'en confirmación': «Según mi leal saber y entender», «Según el Código Penal, merece un castigo severo». Cuando el régimen es un sustantivo personal, según adquiere el sentido de 'en conformidad con el juicio, la opinión de...': «Según el ministro de economía, la crisis es superable». 2) Cuando el régimen o el regente están formados por una oración coordinada disyuntiva, la significación 'adecuación" de según desarrolla el matiz 'dependiendo de', determinada por dicha significación disyuntiva: «Iremos a un sitio o a otro según el dinero que tengamos». El mismo sentido de 'eventualidad' se da cuando el régimen hace referencia a una circunstancia futura que presenta diferentes alternativas: «Actuaremos según lo que nos diga el jefe mañana». 3) Si los términos régimen y regente admiten cuantificación o gradación, entonces la significación 'adecuación' de según desarrolla el sentido contextual 'en proporción con': «Se te pagará según lo que trabajes». 4) Cuando el régimen, sustantivo u oración, se presenta como circunstancia de la que se hace depender el aserto del regente, según adquiere el matiz de inferencia 'a juzgar por': «[...] debió recibir muy gran contentamiento, según se frotaba las manos».

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5) Debido a la relación causa-efecto que puede existir entre régimen y regente, respectivamente, la partícula según desarrolla un matiz 'causal': «Pues usté solo, según tiene el puesto de descuidado, se va a quedar sin parroquia». 6) Cuando el régimen es un sustantivo abstracto o una oración que hace referencia al estado del objeto designado por el sujeto o por el objeto directo, entonces según adquiere un sentido 'modal', por lo que puede ser sustituida por la partícula como: «Está según lo dejaste». 7) Cuando el régimen y el regente son los dos miembros de una oración comparativa y repiten el mismo esquema oracional, la preposición según adquiere un matiz contextual de 'comparación de igualdad': «Según los árboles hay que enderezarlos cuando son tiernos, los vicios hay que corregirlos». Aquí puede ser sustituida por tal como, igual que, de la misma forma que, etc. 8) Cuando el régimen es una oración que se presenta como circunstancia temporal, la preposición según adquiere dos sentidos, dependiendo de la significación puntual o durativa del verbo de la oración: 'puntualidad', o 'a medida que' respectivamente: «Según entré en el agua, me empezó a doler el estómago»; «Nos comimos las patatas según las íbamos sacando de la sartén». No vamos a entrar en consideraciones teóricas acerca de la naturaleza de la unidad que nos ocupa, tales como cuestionar por qué no se la considera una conjunción cuando introduce (sin la presencia de que) una oración con su correspondiente verbo en forma personal; o por qué no se le concede el estatuto de adverbio en aquellas ocasiones en las que aparece aislada expresando posibilidad o contingencia. En el presente trabajo, intentaremos solamente describir sus usos en los textos de los primeros siglos del idioma, así como ver la evolución en cuanto a las variantes de la construcción sintáctica y los valores semánticos que expresa. Para ello, hemos utilizado como fuente los textos recogidos en el CORDE, Corpus diacrónico del español, pertenecientes a un tiempo que va de 1200 a 1600. En un próximo trabajo, realizaremos un estudio contrastivo de estos usos con los actuales. En nuestra opinión, el valor básico de SEGÚN consiste en manifestar la existencia de una conexión entre dos realidades entre las que existe una

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relación de determinación: una de ellas se conforma total o parcialmente con la otra; en este sentido, el valor más profundo de según es el de 'dependencia', que en ocasiones se manifiesta como 'conformidad' ('de acuerdo con', 'conforme a', 'en conformidad con la opinión de...', 'en función de', 'en proporción con', 'dependiendo de') y en otros contextos adquiere un sentido de 'equivalencia', valor este muy próximo en algunos textos a la 'igualdad' ('como', 'igual que', 'del mismo modo que', 'en calidad de', o los valores temporales 'tan pronto como' y 'a medida que'). El significado básico de 'dependencia' puede adoptar contextualmente —en función de la relación lógica que se dé entre las dos realidades conectadas— un valor causal: 'pues'; o causal explicativo; puede indicar la causa de la enunciación; o adoptar un valor de inferencia equivalente a 'dado que', 'a juzgar por'; puede adoptar un matiz próximo al sentido condicional; o al consecutivo: 'de modo que'; y en algunos contextos adquiere un valor enfático equiparable a 'tan'. Por otra parte, desde el valor básico de 'equivalencia' se derivan contextualmente otros sentidos. Según manifiesta un valor temporal (coincidencia puntual o coexistencia) equivalente a tan pronto como, al + infinitivo, a/en la medida en que. Cuando según introduce algún elemento que podemos incluir en el concepto «discurso» (opinión, idea, criterio, doctrina, un nombre personal de un autor o de su obra, etc.) se actualiza con el sentido 'de acuerdo con', 'siguiendo a' y entonces actúa como marca de polifonía, señalando explícitamente la introducción de otras voces en el texto. Cuando entre las dos realidades en contacto se establece una comparación de igualdad, según adopta el valor de 'igual que', 'del mismo modo', 'como', 'en calidad de'. Por ese valor de equivalencia próximo a la igualdad (que lo equipara a como) no es extraño que a veces aparezca con así como nexo correlativo discontinuo y con el valor de 'en función de, como... así'. Muchos de estos valores de según son compartidos, desde los orígenes, por la forma como tanto cuando introduce oraciones como cuando tiene un uso preposicional 5 : así, los valores modal («Lo haré como me dijo mi maestro/según deseas»), corroborativo o de 'adecuación', causal,

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Cano Aguilar, R. (1995): Sintaxis histórica de la comparación en español. La historia de como. Sevilla: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.

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ejemplificado):, comparativo, o 'predicativo'; algunos de ellos, como este último («Te hablo como padre»/«La carne segunt culpa deuemos entender») o su uso con adjetivo («Corrieron como enloquecidos»/«Hize lo que devia segund piadosa»), siguen dándose con como pero han desaparecido para según.

3. A primera vista, lo que más llama la atención al acercarnos a estos usos antiguos de según es la utilización frecuentísima de la construcción SEGÚN QUE + O («segund que dicho es en el capitulo de dar los testigos», «segund que fuero es», Fuero de Zorita, p. 349), hoy extraña, realmente minoritaria6. Es también muy llamativo el uso de SEGÚN QUE + S.N., actualmente desaparecido («según que los otros»), con el valor de 'igual que', 'como'. Tampoco son propias del español actual las combinaciones de SEGÚN + ADVERBIO («segunt desuso»), o SEGÚN + ADJETIVO («según piadosa»), esta última del siglo XV-XVI, no anterior. Antes del XV no es posible encontrar casos de utilización aislada de según. Sólo a partir de esta fecha podemos ver en algunos textos un uso cercano al adverbial. Del mismo modo, se observan cambios en cuanto a los valores semánticos que expresa la partícula; mientras que parecen conservarse con plena vitalidad los valores documentados en el español antiguo de conformidad, equivalencia, o el valor temporal, sin embargo hoy nos resultan muy extraños otros como el causal; de inferencia 7 (una variante de este último próxima a un sentido condicional); el consecutivo o el enfático.

4. En los textos consultados, desde principios del siglo XIII hasta fines del siglo XIV, época en la que se produce una inflexión, se da una tendencia

6

¿Propia de un registro formal y de la lengua escrita? Este será uno de los puntos objeto de verificación de un trabajo posterior en el que compararemos estos usos antiguos con los actuales. 7 Corominas/Pascual señalan que «es muy clásica (y vulgar hoy en día) la evolución de la conjunción según hacia el sentido 'atendido lo que', 'a juzgar por lo que', s.v. seguir.

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mantenida a la igualación de las tres estructuras S E G Ú N + SN, S E G Ú N + O , S E G Ú N + Q U E + O. Veamos los resultados por fechas: 1200-1250: SEGUND + SN: 19,8% SEGUND + 0:18,3% SEGUND QUE + 0:50,2% SEGUND + DE + SN: 9,1% SEGUND + COM(MO) + O: 0,48% SEGUND + QUE + SN: 1,4% 1250-1260: SEGUND + SN: 52,4% SEGUND + 0 : 3 6 % SEGUND + QUE + 0:11,2% SEGUND + DE + SN: 0,1% SEGUND + COM(MO) + O: 0,1% 1290-1300: SEGUND + SN: 29% SEGUND + O: 25,7% SEGUND QUE + 0:34,6% SEGUND + DE + SN: 0,5% SEGUND + COM(M)Q + O: 0,1% 1320-1330 SEGUNT + SN: 27% SEGUNT + O: 37% SEGUNT + QUE + O: 35% SEGUNT + C0M(M)0 + 0 : 2 % SEGUNT + ADV: 2% 1340-1350 SEGUNT + SN: 26,6% SEGUNT + O: 43,7% SEGUNT + QUE + 0:28,4% SEGUNT + C0M(M)0 + O: 0,6% SEGUNT + DE + SN: 0,6% SEGUNT + QUE + SN: 1,2% SEGUNT + DE + ADV: 0,6% SEGUNT + QUE + ADV: 0,6%

¿Preposición imperfecta? ¿Partícula dudosa? 'Según', textos de los siglos X I I I - X V I I

1350-1360: SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT +

SN: 26,8% 0:53,6% QUE + O: 18,9% QUANDO + O: 0,27% DE + ADV: 0,27%

1370-1380: SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT +

SN: 24,4% O: 19,5% QUE + 0:55,2% ADV: 0,1% QUE + ADV: 0,2% DE + SN: 0,2% QUE + SN: 0,2%

1390-1395: SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT +

SN: 15,2% O: 53% QUE + O: 29,7% QUE + SN: 1,2% QUE + ADV: 0,8%

449

Vemos que van oscilando los valores, hay cambios, pero no son significativos porque no son constantes; en cambio, desde fines del X I V se da una tendencia estable: la disminución de la frecuencia de la estructura S E G U N T Q U E + O. Del mismo modo, desde principios del siglo X V se observa un incremento llamativo de la construcción SEGÚN + SN: 1395-1397: SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT + SEGUNT +

SN: 29% 0:22,2 % QUE + 0:46,1% DE + SN: 0,4% QUE + SN: 0,3% ADV: 1,4% QUE + ADV: 0,2%

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1405-1415: SEGUNT + SN: 27,4% SEGUNT + 0:40,6% SEGUNT + QUE + 0:31,3% SEGUNT + DE + SN: 0,1% SEGUNT + QUE + SN: 0,1% SEGUNT + QUE + ADV: 0,1% SEGUNT + ADV: 0,1% 1420-1425: SEGUNT + SN: 60,2% SEGUNT + 0:17,2% SEGUNT + QUE + 0 : 2 2 % SEGUNT + C0M(M)0 + O: 0,1% SEGUNT + QUE + SN: 0,1% SEGUNT + ADV: 0,1% 1425-1430: SEGUNT + SN: 58,1% SEGUNT + 0:22,7% SEGUNT + QUE + 0:18,6% SEGUNT + COMO + O: 0,1% SEGUNT + QUE + SN: 0,1% SEGUNT + QUE + ADV: 0,1% 1440-1445: SEGUNT + SN: 59,4% SEGUNT + 0:27,5% SEGUNT + QUE + O: 12,2% SEGUNT + QUE + SN: 0,2% SEGUNT + ADJ.: 0,2% 1455-1460: SEGUNT + SN: 58,8% SEGUNT + 0:29,4% SEGUNT + QUE + O: 10,7% SEGUNT + QUE + SN: 0,2% SEGUNT + ADV: 0,4%

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En el último cuarto del siglo XV hasta principios del XVI observamos nuevamente esa tendencia a la igualación de las tres estructuras, pero parece que se debe a factores coyunturales, pues a principios del XVI el predominio de SEGÚN + SN es clarísimo y, a partir de ese momento, se mantiene. La frecuencia de SEGÚN + QUE + O cae radicalmente: 1502-1504: SEGÚN + SN: 61,8% SEGÚN + O: 32,5% SEGÚN + QUE + 0:5,2% 1510-1515: SEGÚN + SN: 47,8% SEGÚN + O: 40,8% SEGÚN + QUE + O: 12,32% SEGÚN + QUE + SN: 0,1% 1536-1539: SEGÚN + SN: 41% SEGÚN + 0:54,3% SEGÚN + QUE + O: 4,3% 1556-1560 SEGÚN + SN: 44,6% SEGÚN + O: 47,3% SEGÚN + QUE + O: 7% SEGÚN + DE + SN: 0,3% SEGÚN Y COMO + O: 0,3%

5. La alternancia de estas estructuras no obedece a criterios de distribución claramente definidos; de hecho, observando su uso vemos que lo general es que haya una total equivalencia. Con mucha frecuencia coexisten en el mismo texto las construcciones: SEGUNT + QUE + O SEGUNT + SN (SUSTANTIVO + ORACIÓN DE RELATIVO) «Segunt que ha el algo» «Segunt el algo que ha» (1352, Anónimo)

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En el siguiente ejemplo, «según que tienen la parte los arrendatarios» equivale a «según la parte que tienen los arrendatarios», con el significado de 'en la medida, en proporción o de acuerdo con la parte que tiene cada uno de ellos': Como deue ser peyndrada Bestia o molino de dos por el .io. Si bestia. O molino alguno Fuere de dos panjoneros. & conteciere que algunos ayan quereylla de alguno daqueyllos pasioneros. Pueden peyndrar los quereyllantes la bestia o el molino por aqueyll pargonero de quien ouieren quereylla un dia. Et por el otro parfonero de qui no han quereylla deuen lo soltar otro dia. Segunt que han la part los parponeros (Fuero General de Navarra). Et es assaber que los Tales logares no los pueden apear Ni affrontationes mostrar nin Se pueden partir como otros logares. Mas las sayllidas et las redidas Daqueyllos logares Partir se podran segunt que los Herederos auran part en aqueyllos Lugares (Fuero General de Navarra). Atendiendo a estos casos, podríamos considerar que SEGÚN QUE + O y SEGÚN + O podrían proceder, en ocasiones, de una transformación que elimina el antecedente de la oración de relativo para SEGÚN + QUE + O; y el antecedente y el mismo relativo en el caso de SEGÚN + O: «En la forma que antes hemos comentado» «Según la forma que antes hemos comentado»

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«Según (y en la forma) que antes hemos comentado» «Según hemos comentado» 8 Nos apoyamos en textos como los que siguen: El procurador o procuradors de aquella mediant jura por ellos publicament prestada alli en la forma dessuso dita esleyan los ditos hueyto sufficientes mas o menos de aquella parroquia et scriban los nombres de aquellos en sendas cédulas las quales metan en sendos teruelos de cera en la forma que desuso se dize\ feytos los quales sean puestos publicament en el dito vaxiello puesto en el dito lugar et sacados de aquell por el dito viandat dos de los ditos teruelos segunt et en la forma que desuso se contiene et sean abiertos et leydos publicament en el dito capitol et aquellos dos los nombres de los quales serán trobados sian esleydores de los ditos officiales (Anónimo, Ordenación dada a la ciudad de Zaragoza por el rey Juan I, 1391). El tercero, o conoceremos que el espíritu que de antes non era potengia en aquel cuerpo njn conel fue despues potencia aquel cuerpo segunt et por la manera que es la intelligenqia con el cuerpo geleste. / si por ventura dixeren que el espiritu se conuertio et se torno cuerpo esto es del todo jnposible (Lope de Barrientos, Tratado de adivinar y de magia, 1445). Y véase el siguiente texto: Juan I El dito vaxiello pleno de aygua et apres sian ende sacados et alli publicados et levados o enviados a las ditas casas comunes segunt que desuso et en la manera et forma declarada de part desuso faulant de las ditas nuez parroquias (Anónimo, Ordenación dada a la ciudad de Zaragoza por el rey Juan 1,1391). El que estas estructuras están íntimamente relacionadas, que son de hecho intercambiables -verificándose así la falta de límites entre el relativo y la conjunción desde un punto de vista diacrònico— se pone de

8 Sin que se interprete que el orden en el que colocamos las cuatro estructuras indica una relación lineal de causalidad o evolución en el tiempo, pues todas ellas coexisten desde los primeros textos; es decir, que según + O no procede de según + que + O, como podría dar a entender la secuencialidad en la exposición.

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manifiesto en otro fenómeno: cuando a fines del XIV, principios del XV el uso de la construcción con SEGÚN + QUE + O disminuye de forma radical, en beneficio de SEGÚN + O y sobre todo de SEGÚN + SN, es muy frecuente no sólo que desaparezca la conjunción, sino también el relativo, como ocurre en los siguientes casos: Y comoquiera que él pecador fuesse, ovo piedad de los cristianos, segunt el gran peligro seles aparejava, y acordo de lo hazer saber a Esplandián y a sus compañeros porque ellos pusiesen el remedio (Garci Rodríguez de Montalvo, Las sergas del virtuoso caballero Esplandián). E algunos dellos dezían que seria bueno, tomando algún asiento, se tornasen a sus tierras, porque, segunt la gran fuerga sentían en los cristianos y en la ciudad, que con mucha razón devian perder la esperanza de alcanzar la gloria y el vencimiento (Garci Rodríguez de Montalvo, Las sergas del virtuoso caballero Esplandián). Despues que la harina fue repartida, hizo repartir el trigo por casas, segunt los comedores avia en cada casa: a la mayor davan sys cayzes, asi diminuyan en las otras casas según eran hasta donde no avia sino un comedor (Anónimo, traducción de Tirante el Blanco de Joanot Martorell, 1511). La Princesa se llego a su padre por le consolar, que a la Emperatriz y a las doncellas no bastava nadi a darles consuelo, segunt la grand passion y tristeza tenían (Anónimo, traducción de Tirante el Blanco de Joanot Martorell, 1511). E pensava entre si que, si el uviesse de amar a Gridonia, que le convenia irse a combatir con Primaleon y, segunt la enemistad entre sus padres avia, seria gran yerro (1512, Anónimo, Primaleón). Otra equivalencia que también puede explicar, en parte, el origen de según como conjunción se da entre SEGÚN + QUE + O y SEGÚN + ARTÍCULO O DEMOSTRATIVO NEUTRO + ORACIÓN DE RELATIVO. En este caso, el que estén íntimamente relacionadas estas estructuras se entiende a partir de la ausencia, muy frecuente en el español antiguo, de artículo, especialmente lo, ante relativo (Lapesa 1966 [2000]:392). N o es de extrañar, por eso, la coincidencia a principios del XVI entre el

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descenso radical de SEGÚN + QUE + O y el aumento notable en el uso de SEGÚN + SN {lo, esto, aquello, etc. + Oración de relativo). Veamos los siguientes ejemplos: Sj el iudio compra algunos uestidos o otra ropa et otro omne dize que a eyll que li hurtaron aqueylla cosa, si el iudio non tiene tienda en la alcageria del Rey alogada assi como otro omne es tenido de cumplir li drecho al rencurant segunt que manda el fuero sobre tal fecho (Fuero de Navarra). Otrossi es assaber, que si la dicha cequia comunera et presa o puent del rio mayor, en todo o en partida [... ] se adaynnasse, que los dichos herederos del aya sean clamados por quoalquiere de las partidas a fazer sa part, segunt que cada uno tomaremos por sus días et sus noches sobredichos (Anónimo, Documento de venta, 1321). De hecho, en los primeros textos lo normal es la ausencia del artículo. Así, en los textos de 1200-1250, de 165 casos sólo se dan dos de estas estructuras: [...] resucito don Christo, la hora non savemos / domingo de mañana, segunt lo que leemos (Gonzalo de Berceo, Loores de Nuestra Señora, 12361246, p. 896).

6. Antes de entrar a analizar los valores semánticos de según en los textos antiguos, sigamos viendo las construcciones en las que aparece, algunas de las cuales ya no están vigentes: SEGÚN + DE + SN9: Tiene el sentido 'de acuerdo con', 'en función de', 'en calidad de', 'como': «Segunt de las cosas ante ditas» (Fernández de Heredia, De secreto secretorum, 1376-1396); « [ . . . ] e arboles frutuosos que fagan fruto segund de su especia» (Lope García de Salazar, Historia de las bienandanzas e fortunas, 1471-1476).

9 Por supuesto, nos referimos a casos en los que no puede sobrentenderse un verbo que tenga un régimen introducido por de.

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Por que dezimos que cada uno, segund déla quantidad délas oueias et délas uacas, ponga sal e annahaga (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-1250, p. 337) Tod aquel que lenna opiedras oteias oadriellos, o soldada o alguna cobrigon de alguna casa en el monte furtare, pechelo, segund de ladrón, o que se salue assi como de furto, si non pudiere seer prouado con testigos (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-1250, p. 93). Tod aquel que marauedis de calonnas ouiere de pagar, peche los segund déla cuenta de tres mentales et medio (Fuero de Zorita de los Canes, 12181250, p. 391). [S]abet que los sabios Antigos contaron el peso de cada geuo que conuiene para cada Aue segunt de sus tierras (Anónimo, Tratado de Cetrería, 1350-1400).

Es muy frecuente la estructura SEGÚN + QUE + SN, con el valor de 'igual que'; en estos casos, se establece una comparación de igualdad y puede suponerse un verbo implícito: Si por aventura, el iuez annal muriere ante que el termino de su iudgado sea conplido, sea ensu lugar iuez aquel quelos sus bienes ouiere de heredar, et todas aquellas cosas que el heredero enel iudgado ganare, paríalas con los otros herederos segund quelos otros bienes (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-1250, p. 200) Et aquesta geuada, si desde el mes de agosto fasta la nauidad non fuere pagada, non deue seer dada fasta agosto. La otra geuada sea pagada, segund que las otras debdas (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-1250, p. 357). Mas otras bestias non pugen mas de XX marauedis: quanto cada uno iurare con dos uezinos, tanto tome. Los asnos no reciban ninguna erecta, enpero ayan rabiones segund que los caballos (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-1250, p. 289).

SEGÚN + ADJETIVO. No he encontrado casos de esta construcción antes del siglo XV. Hoy, por supuesto, no existe, ni con ésta ni con

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ninguna otra preposición, salvo que se trate de casos fijados («lo tienen por tonto») 10 : Non se podría obligar a bevir segunt religioso (Antón de Zorita, Arbol de Batallas, 1440-1460). [...] y por salvarme deste yerro hable con ella no segund desempachado mas segund temeroso (Diego de San Pedro, Cárcel de amor, 1482-1492) [...] yo hize lo que devia segund piadosa y tengo lo que merezco segund desdichada (Diego de San Pedro, Cárcel de amor, 1482-1492). Actualmente, se dan empleos de según con un valor adverbial; cuando en el contexto aparecen explícita o implícitamente diferentes alternativas, según adquiere un valor de eventualidad próximo a 'quizás', 'dependiendo de...'. Si se elimina —por consabida o porque no interesa desde el punto de vista informativo— la mención de las alternativas, la preposición aparece aislada con el comportamiento propio del adverbio («No sé si iré al cine, según»). En 1370, en el Tratado de la Comunidad, anónimo, encuentro por primera vez según con un valor semejante al del adverbio 'quizás', indicando que la acción está en función de diversas circunstancias — 'dependencia'— que no se hacen explícitas: Enxenplo: los de Atenas vieron un lisonjero estar con el rey Dario, e antes que oviese conplido lo que avia comentado, fue muerto delante del; que todo lisonjero es enemigo mortal [...]. E todo rey o principe debe fuyr a las palabras dulces e peligrosas e falsas de los lisonjeros asi como de pestilencia. Los quales han muy grant abundancia en las cortes, e por sus mentiras placenteras engañas a los omnes. E toda lisonja, segunt mas o menos, enloquece11 (Anónimo, Tratado de la comunidad, 1370).

10 Sí existió y sigue existiendo hoy esta construcción de adjetivo con como: «Feríense unos con otros commo embellinados» (Berceo, Duelo, 195c); «Isabel... cayó redonda al suelo como herida de un rayo» (Galdós, Fortunata, 481), Cano Aguilar, ob.cit., p. 63. 11 Podría interpretarse de dos modos: «Toda linsonja enloquece más o menos, según» interpretación que nos parece coherente, y «toda linsonja, según sea mayor o menor, enloquece», que no parece probable, pues si toda lisonja enloquece, hace superflua desde el punto de vista informativo la matización «según sea mayor o menor»; de ser nuestra interpretación correcta, sobraría la coma antes de enloquece.

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El conto de las Ciuadas a los hostaleros e Recarderos es muyt claro. Car en el cafig ha XXIV quartales e a cada quartal viene por cadahun sueldo mi alia de lo que vale el cafig. Asi que si el cañq costa V sueldos el quartal ha de precio dos dineros e mialla. E asi segunt mas o menos12 (Anónimo, Ordenación dada a la ciudad de Zaragoza por el rey don Fernando I (el de Antequera), 1414).

SEGÚN (Y) COMO. Hemos visto que la frecuencia de esta estructura es muy baja; así, a principios del siglo XIII (1200-1250) sólo registrábamos un caso (0,48%): [...] procurar e recebir en juicio e fora de juicio todas las otras mias cosas que non son escripias en este testamento e metelas por mia alma, segund commo ellos por bien tosieren (Testamento anónimo, 1250, Docs. De la Catedral de León).

De 1290 a 1300 se da también un solo caso. La frecuencia es algo superior a principios del XIV, aunque muy baja de todos modos: 2%, y en los textos posteriores del mismo siglo se puede decir que prácticamente no se utiliza. Según y como empieza a aparecer, aunque sigue siendo absolutamente minoritario, en los textos de la segunda mitad del XV; antes es más frecuente encontrar «según e en la forma e en la manera que...»: [...] Segund e por la forma e manera que en las dichas cartas de preuillejos e en las otras cartas e prouisiones que dello tenedes se contienen... (Anónimo, 1475). [...] que vos den y fagan dar para ello todo el favor e ayuda que les pidieredes e menester ouierdes, segunt y como so las penas que vos de nuestra parte les pusierdes (Anónimo, 1475).

No parece cumplirse la afirmación de Corominas/Pascual a propósito del uso de según como conjunción en los primeros textos, según ellos, siempre con como.

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En este caso, según nuestra opinión se sobrentiende un verbo que regiría según (según la cantidad de sueldos que cueste), y haría falta una coma después de según.

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En general, es propio de esta época de fines del XIV y principios del XV la expresión redundante del contenido de según: según y en la manera y forma que..., según y por la vía que..., según y como, según y al respecto, etc., hecho que podría indicar una pérdida del rendimiento funcional de según para la expresión del 'modo'. En algunas de estas ocasiones de redundancia, las expresiones «por la vía» «en la manera y forma», o «como» expresan el contenido modal, mientras que según parece hacer hincapié en la consideración individual, una a una de las diferentes alternativas o partes de un todo, presentes explícita o implícitamente en el contexto: E mando por esta dicha mi carta a los alcaldes e algunzil.. .que leyendo por parte de los dichos mis rre^ebtores rrequeridos den e fagan dar todo el favor e ayuda que les pidieren e menester ovieren para fazer conplir e ejecutar todo los suso dicho e cada cosa dello segunt e por la vía que en esta mi dicha carta se contiene (Anónnimo 1475). Un mercader vendió 10 marcos de oro por 400 ducados juntamente. Y si este oro fuera fino oro, de a 24 quilates el marco, valia a 60 ducados, pongo por figura. Demando que quantos quilates tenia de ley cada marco de los 10 marcos segunt al respecto del fino oro (Juan de Ortega, Composición del arte de la aritmética y geometría, 1512). E por quitar los dichos ynconvinientes y rremediar y proueer como cumple al bien común desa comarca mandamos dar esta nuestra carta por la que vos mandamos que de aquí adelante dedes e tomedes e contratedes las dichas monedas de oro et plata e villon segunt y a los prestios que se dan y toman y contra tan en la nuestra corte... (Anónimo, 1475). En ocasiones, hallamos estructuras de S E G Ú N + PREPOSICIÓN + SN compuesto por Núcleo + oración de relativo que equivalen a la estructura S E G Ú N + SN (N + O R A C I Ó N D E RELATIVO). Lo que ocurre en estos casos es un cambio en el orden de la preposición, que saltando se antepone al antecedente del relativo, evitando la separación entre ambos: Buen sobrino, mucho me fazeis ledo de todo lo que me aveis dicho, y doy muchas gracias a Dios de lo que ha passado. Solamente me pesa de averme traido las joyas que dezis, porque segunt con el peligro que se ganaron, a

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essos cavalleros les convenían mas que a mi (Garci Rodríguez de Montalvo, Las sergas del virtuoso caballero Esplandián, 1504). Talanque y Maneli fueron a los dos capitanes que con sus fuertes cuchillos en lid entraron delante de todos los suyos, y comentaron con ellos una muy cruel batalla. Norandel no osava partirse de Esplandián, segunt en el gran peligro que le veia siempre (Garci Rodríguez de Montalvo, Las sergas del virtuoso caballero Esplandián, 1504). Finalmente, hemos de señalar el uso de según como conector o enlace extraoracional con el valor de 'así', ejemplificador 13 : Mas quantos fueron muertos de la part de Pirrus d'est non se troba fecha memoria, specialment porque los antigos historiales auian por costumbre de non fazer mención nin contar el numero de los muertos de la part de qui vencían... saluando quando mueren tan pocos que el chico numero de los muertos acreciente marauilla et spanto de la virtut de los vencedores; segunt que fue en la primera batalla que fizieron los persanos con el gran Alexandre, en do, leyendo muertos quasi XL mili de los enemigos, se cuenta que non se trabaron menos de la huest de Alixandre sinon tan solament nueve peones (J. Fernández de Heredia, traducción de la Historia contra paganos, de Orosio, 1376-1396) También como se ha utilizado para introducir ejemplificaciones de una afirmación general contenida en la oración principal; este uso, que constituye una aplicación concreta del valor general de 'conformidad', es muy extraño con ambas formas, y en ambos casos se da con el verbo ser14.

7. Valores de según. Hemos señalado un valor básico de 'dependencia' que se actualiza en ocasiones como 'conformidad', y en otras como 'equivalencia'.

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Es un conector que no hace referencia a las relaciones lógicas entre los enunciados, sino las condiciones relativas a la expresión de los mismos; los ejemplificadotes matizan el enunciado anterior mediante una ejemplificación; en ellos se da una relación de inclusión, C. Fuentes Rodríguez, Enlaces extraoracionales, p. 78. 14 R. Cano Aguilar, ob. cit., p. 43.

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El significado de ' d e p e n d e n c i a ' es especialmente claro en aquellas ocasiones en las que el regente o el régimen hacen referencia a una realidad graduable o cuantificable; en estos casos que mencionamos el valor es 'en función de', 'en proporción con', ' d e p e n d i e n d o de': Cada uno délos sennores tan bien délas oueias como de las uacas, aya del fructo délos quesos et déla manteca, segund que ouieren metido enla despensa (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-1250, p. 337). El sennor de asu yuuero por annafaga, quanto el pleyteare, et un almut de sal, et..., et su parte de tod el fructo que senbrare, segund delpleyto que con su sennor finiere (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-1250, p. 78). Fuyd vn peligro tan apasionado Sabed ser alegres dexad de ser tristes Sabed deserujr a qujen tanto serujstes A otro que amores dad vuestro cuydado. Los quales si diesen por vn igual grado Sus pocos plazeres segunt su dolor Non se quexara njngunt amador Njn desesperara njngunt desamado (AA.W., Cancionero castellano de París, 1430-1470) También resulta m u y claro este sentido d e d e p e n d e n c i a c u a n d o se hace referencia a una realidad compleja, en la que se observa la existencia de diferentes posibilidades o alternativas, que a veces se hacen explícitas mediante la conjunción coordinante disyuntiva 15 : Agora os quiero decir de la Turchomania, que es parte d'ella, en la cual ay tres linajes de gentes; unos se llaman turchomanos, y estos siguen a Mahomad e tienen lengua de persianos, e biven en los montes o en los campos, segunt que hallan la yerva para sus ganados, porque aquella gente bive de industria de ganados (Rodrigo Fernández de Santaella, traducción del Libro de Marco Polo, 1503).

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Los casos en los que existen esas alternativas, pero están implícitas en el contexto lingüístico, son favorables a la aparición de según aislado, funcionando como adverbio.

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Item que a cada una délas ditas confrarias, quando irán a cavar alguna fuessa, sea dado délos bienes déla dita confraria pora mession aquello que sera ordenado por los ditos X X I I I I hommes segunt la sepultura, si sera grant o chica e si auran a cavar de nuyt o de dia (Anónimo, 1323). E l valor básico de dependencia se manifiesta en ocasiones como 'adecuación' con el sentido de 'conforme a', 'de acuerdo con', 'siguiendo' con sustantivos que expresan conceptos c o m o 'juicio', 'norma', 'ley', 'opinión', 'saber', y en general, con aquellos que hacen referencia a algún tipo de 'discurso' o a su autor (Morera 1988:438): [...] Et si fasta los I X meses pariere, guarde las pora su fijo, o entretanto ella biua de aquellos bienes tenprada mente, segund opinion de buenos omnes (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-1250, p. 128). [...] Segund mandaren las leyes et las costunbres de la tierra (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-1250, p. 332). Et tod aquel que afirmar ouiere, firme sobre pendra del doble, o sobre su pie, segund de derecho (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-1250, p. 270) Mandóles que mostrasen, segunt las escripturas / que signos demostrauan; estas tales figuras (Libro de Alexandre, 1240-1250, fol. 73 r). [...] Ordenamos los fueros, segunt Dios, con buenz conexen^a, catando nos muyt bien que no hy pusiésemos algún indicio que se podiesse estender • a pena corporal... (Fuero de Aragón, 1247, párrafo 20) Et despues que hercoles se partió de españa et dexo enella por Rey a yspan su sobrino commo adelante oyredes despues que Repartió la tierra et las fortalezas et poblo los puertos de mar con gentes que le venjeron de gre$ia vjno a toledo por ver en que gujsa poderia poblar aquella £Íbdat et poner buena guarda en(n)la casa. Segunt el mandado de hercoles et non pudo auer gentes con que pudiese fazer (Anónimo, 1344). E n la mayoria de los casos, la construcción con según se utiliza para introducir la fuente, por tanto, como marca lingüística de polifonía. E n

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ocasiones, según el contexto, el hecho de presentar la información como cita p u e d e suponer no tanto la b ú s q u e d a de una confirmación o refuerzo del propio discurso, cuanto el establecimiento de una distancia enunciativa; en tales c a s o s , el e n u n c i a d o i n t r o d u c i d o p o r según tiene un carácter evidencial, pues cuestiona el valor de verdad de lo dicho 1 6 : E veremos y —dixo—, una santa dueña que llego y poco ha, segunt me dixieron por servir a Dios, e metiese monja... (Anónimo, Cuento muy hermoso de Otas de Roma, 1300-1325). E s t e significado básico de 'dependencia' p u e d e concretarse context u a l m e n t e en un valor causal, en o c a s i o n e s explicativo (causal d e la enunciación), con un sentido de inferencia, 'a juzgar por', ' d a d o que': E si los Confrades de Alava o alguno dellos o qual quier o quales quier dellos demandaren esta dicha aldea, [...], que sienpre este de conocido e rasone que la dicha aldea, commo dicho es, que la an e deven aver el con£eio de Salvatierra segunt la tienen comprada e que sienpre rasone e tenga... (Anónimo, Carta de Compraventa, 1321). Et como era Almanzor hombre de muyt grant coraron, con cofia de oro en la caveza en lugar de corona, pussosse en tierra a manera de los principes suyos, reforzó e cobro sus gentes en la batalla e los cavalleros de Vermudo encalzaron entro León. Mas por las grandes pluvias que alli facían, segunt yes tierra de aguas muytas, Almanzor fuese pora su tierra (Anónimo, Crónica de los estados peninsulares, 1305-1328) E asi que el, confortado por la divina revelación [...] fue al Papa Urbano del qual benignamente resgebido anduvo por Italia, et pasando los montes de Alpa, solicitando et amonestando asi a los príncipes de occidente como al pueblo menudo con diversas amonestaciones, segunt que era varón sabio et poderoso en la obra et palabra... (Anónimo, traducción de la Historia de Jerusalem abreviada de Jacobo de Vitriaco, 1350).

16 El carácter evidencial en este caso viene dado por la violación del principio de economía, pues se da por sabido que quien se mete a monja lo hace por servir a Dios; la aclaración, innecesaria, nos lleva a inferir, a cuestionar la veracidad de tal afirmación presupuesta.

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A veces, este valor causal pasa a un segundo plano y prevalece un contenido de intensificación, un valor enfático similar a 'tanto, tan'; esto suele ocurrir en contextos muy expresivos, donde se manifiesta abiertamente la subjetividad, con frecuencia a través de adjetivos valorativos, que suponen de por sí una estimación personal: Melibea. Lucrecia, Lucrecia, corre presto, entra por el postigo en la sala y estórbales su hablar; interrúmpeles sus alabanzas con algún fingido mensaje, si no quieres que vaya yo dando voces como loca, segunt estoy enojada del concepto engañoso que tienen de mi ignorancia (Fernando de Rojas, La Celestina, 1499-1502). Sabido eres, fiel te siento, por buen criado te tengo; haz de manera que en sólo verte ella a ti, juzgue la pena que a mi queda y fuego que me atormenta, cuyo ardor me causo no poder mostrarle la tercia parte desta mi secreta enfermedad, según tiene mi lengua y sentido ocupados y consumidos (Fernando de Rojas, La Celestina, 1499-1502). Y Patagón mostrava tanta saña a todos que fuian ant'el, segunt la su catadura era espantosa. E cuando el señor lo vido, fue muy ledo a maravilla y fue con los bracos tendidos abracar al Cavallero de la Roca Partida (Anónimo, Primaleón, 1512). E con todo este socorro no se pudieron vencer los cavalleros del jayán, según eran buenos, fasta que Palmerín tornó a cavalgar e los ayudó tan bivamente que mato al mas principal d'ellos (Anónimo, Palmerín de Olivia, 1511) Tiene un sentido causal explicativo (del propio decir) en el ejemplo que sigue: [...] e aparejad vuestros cavallos y armas para esta noche fasta cuarenta cavalleros, los que Esplandián señalare, y los otros queden a guardar la villa fasta que venga su tiempo, que yo vos porné en tal parte donde seréis contentos, segunt los peligros y afrentas son por vos desseados y buscados (Garci Rodríguez de Montalvo, Las sergas del virtuoso caballero Esplandián, 1504) El contenido de 'a juzgar por', 'dado que' puede observarse en los siguientes textos:

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Et por que entiendo que la saluacion de las almas a de ser en ley et en estado, por ende conuino, et non pude escusar, de fablar alguna cosa en las leys et en los estados. Et por que yo entiendo que, segunt la mengua del mió entendimiento et del mió saber, que es grant atrevimiento o mengua de seso de entremeter me yo a fablar en tan altas cosas, por ende non me atreui yo a publicarlo este libro fasta que lo vos viesedes (Don Juan Manuel, Libro de los estados, 1327-1332). También desde este valor de inferencia o conjetura (como antes desde el valor de conformidad), la secuencia introducida por según puede adquirir contextualmente un carácter evidencial; esta interpretación se ve favorecida cuando los hechos se presentan como probables o hipotéticos; así ocurre en el siguiente ejemplo, por la presencia de un verbo de opinión, creo, y de las formas verbales en futuro. En estas ocasiones, según se desplaza hacia un valor próximo al condicional de 'si': [ . . . ] y porque no digas que con las palabras te engañé y con las obras te vendí, te aviso diciéndote que será tu daño mucho y mi sufrimiento poco; así que de hoy más, en sosiego tus deseos, y en paz tu vevir, debes poner; lo cual así creo que hazer querrás, segunt tus lágrimas tu afición señalan, más darme plazer que enojarme te plazerá; pues si ál hazes, la fee que por cierta publicas, por infintuosa la terné... (Diego de San Pedro, Tractado de amores de Arnalte y Lucenda, 1480). También derivado de ese significado básico de 'dependencia' se da el valor de consecuencia, 'de modo que' en el siguiente ejemplo: No res menos, Porcina fizo la hora paz con los romanos et mostro enta ellos muchas otras curialidades, et comando a los tírenos que tomasen solament sus armas et que se partiesen, et non ninguna otra cosa, mas que dexassen el lugar do eran atentados pleno de trigo et de auer. Las quales cosas todas el dio a los romanos segunt que entro al dia de oy ellos seruan la memoria de aquella curialidat por regraciamjento de Porcina (J. Fernández de Heredia, traducción de las Vidas paralelas de Plutarco, III, 1379-1384). Hasta ahora, los casos que hemos visto parecen derivados del valor de 'conformidad'. El significado de 'dependencia' se puede presentar también como 'equivalencia'; ocurre cuando las dos realidades puestas

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en contacto se asimilan. En el caso de según con valor temporal, las dos realidades se presentan como coincidentes puntualmente o coexistentes en el tiempo (en función de si la construcción se realiza con un verbo que designa una acción de significado puntual o durativo): E si entre ellos alguno desfallecía en alguna manera non era dexado sin pena por que la obra del perdón non le diese comiendo de pecar et, segunt que la culpa fazia, el culpado, un signo de la cruz de sus vestiduras quitado, asi como mienbro podrido, era echado et a otros en carmeles et presiones ponían... (Anónimo, traducción de Historia abreviada de Jerusalem de J. Vitriaco, 1350). Cuando entre las dos realidades en contacto se establece una comparación de igualdad, según adopta el valor de 'igual que', 'como', 'del mismo modo'; en todos estos casos, puede considerarse implícito el núcleo predicativo oracional: Las codornices despues del estío pasan la mar et tienen morbo caduco segunt que los omnes (Anónimo, traducción de la Historia de Jerusalem abreviada,, 1350). Mas otras bestias non pugen mas de XX marauedis: quanto cada uno iurare con dos uezinos, tanto tome. Los asnos no reciban ninguna erecta, enpero ayan rabiones segund que los caballos (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-1250, p. 289). Ca si por otro lugar entrare, deue pechar la calonna D sueldos, segund por quebrantamiento de casa (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-1250, p. 96). En estos contextos en los que se establece una comparación de igualdad, según puede llegar a equivaler a la simple conjunción introduciendo el segundo término de la comparación: E por tanto, conociendo los dapnos que vienen de la lujuria en el tienpo de guerra, los nobles varones guardan continencia e castidad; quanto mas que en las guerras non ay aquellas ocasiones e incitamientos segunt en las gibdades-, e desta guisa se fasen habituados e usados en toda continencia e castidad (Rodrigo Sánchez de Arévalo, Vergel de los príncipes, 1454-1457)

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U n a variante de este significado de 'equivalencia' se da c u a n d o según introduce un sustantivo con el valor de 'en calidad de', construcción que t a m p o c o está vigente hoy: E torna Sant Gregorio luego a rresponder Deziendo que la carne se puede entender Aquí en dos maneras, segundo demos veer En una descregion, lo qual deues creer. La carne fuera dicha mortal conpusigion, E carne segunt culpa o segunt corrupción [...] La carne segunt culpa deuemos entender, Aquesto cada dia lo podemos leer (Pero López de Ayala, Rimado de Palacio, 1378-1406) Et sobre todas las otras cosas, si fue aquesta grant marauilla que de toda aquella huest no'nde scapo ninguno que de mortaldat de atanta gent pudiesse decir las nueuas, nin fazerlo saber. Et la reyna fizo cortar la cabera del rey Virus et mandola meter en vn odre pleno de sangre de hombres, reprehendiéndolo et vituperándolo, non segunt hembra (J. Fernández de Heredia, traducción de la Historia contra paganos, de Orosio, 1376-1396), fol. 49r). H o y este valor predicativo se expresa con como, que también se utiliza en el lugar de la antigua construcción de segunt + adjetivo: Yo hize lo que devia segunt piadosa, y tengo lo que merezco segunt desdichada (Diego de San Pedro, Cárcel de amor, 1482-1492). A veces con el valor de 'como', 'igual que' entra en correlación con así: Sic amjca mea ínter filias, que quier decir: segunt La Rosa entre las espinas, asi es la mj amiga. Entre Todas las fijas, fijas llama dios alas ssantas... (Alfonso de Valladolid, Libro de las tres creencias, 1320). Et segunt que del comenqamiento et pecar los hombres et séller punydos por los pecados yo non he callado, bien assi agora semblantment yo contare que persecuciones de los cristianos fueron fechas... (J. Fernández de Heredia, traducción de la Historia contra paganos, de Orosio, 1376-1396).

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8. CONCLUSIONES. L O S primeros textos consultados, de principios del siglo XIII, ya revelan la función de según como preposición y conjunción (junto a la forma que, pero también sin ella, directamente introduciendo una oración con verbo en forma personal). En un uso próximo al adverbial no está documentada hasta el siglo XV. Como es sabido, en latín la forma SECUNDUM funcionaba como adverbio y como preposición de acusativo, no como conjunción. Entre otros factores que podrían explicar el origen de la conjunción según, según que se hallan: a) la equivalencia de las construcciones de SEGÚN + SN (N + O. DE RELATIVO) y SEGÚN + QUE + O («segunt el algo que ha»/«segunt que ha el algo») hecho que se explica por la ausencia de fronteras claras entre el que 'relativo' y la conjunción que; y b) la ausencia de artículo, especialmente del neutro lo, ante relativo («segunt (lo) que dicho es»). Hasta fines del siglo XIV las tres estructuras SEGÚN + SN, SEGÚN + O, SEGÚN + QUE -(- O están bastante igualadas, pero a partir de esta fecha asistimos a la decadencia en el uso de la construcción SEGÚN + QUE + O mientras que aumentan de forma notable los casos de SEGÚN + SN. Ya a fines del XlV-principios del XV se documentan casos de según con un valor adverbial. En cuanto a los valores semánticos, consideramos que el valor significativo más profundo de según es el de DEPENDENCIA, que en algunos contextos se actualiza como CONFORMIDAD y en otros como EQUIVALENCIA. A partir de estos significados, se derivan determinados valores contextúales como 'adecuación', 'acuerdo', 'modo', 'causa', 'inferencia', 'condición', 'consecuencia', 'valor enfático' o 'igualdad', que se explican por las propiedades semánticas de los elementos del contexto lingüístico. Algunas construcciones y valores han desaparecido actualmente: es el caso de según que + S.N con el valor de 'igual que'; de según + adjetivo y según + sustantivo con el significado de 'como, en calidad de'; o los valores causal, consecutivo y enfático. Siguen perfectamente vigentes el valor temporal, el de 'acuerdo', 'conformidad', 'proporción' o 'modo'. La comparación del uso de según en estos textos primeros del idioma con textos orales y escritos contemporáneos será objeto de un trabajo próximo.

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CONCESIÓN E INTERACCIÓN José Javier Martos Ramos (Universidad de Sevilla)

Especialmente la interacción es un término que se ha extendido en los últimos años y no sólo en el campo de la investigación lingüística, sino también en otros ambientes de investigación y de manera especial en el lenguaje coloquial. Igualmente se podría afirmar acerca del término concesión, con la salvedad de que éste no ha invadido las conversaciones no específicas de lingüística, precisamente por su alto nivel de especificidad. No obstante, como se pretende poner de manifiesto en este artículo, la concesión resulta una acción extremadamente relevante y común tanto en la lingüística como en una teoría de la comunicación, y consecuentemente en la relación interpersonal. Por un lado, la interacción, investigada por grandes teóricos de la comunicación como Watzlawick o Luhmann, se ha entendido como la actuación y cooperación de al menos dos individuos entre sí. Una condición para el éxito de la interacción es la interpretación adecuada tanto de los motivos y los objetivos de la acción del interlocutor como de las expectativas de su propia acción. Se podría afirmar que la interacción es comunicación, como se desprende del siguiente ejemplo: un alumno plantea una pregunta que el profesor responde. El objetivo de la comunicación se ha cumplido en el momento en el que el alumno ha recibido y entendido la respuesta, de modo que se han cumplido tanto las expectativas del alumno como las del profesor. Por otro lado, la concesión depende directamente del proceso de la comunicación. Supone una herramienta interactiva dentro del proceso comunicativo. Se habla de comunicación exitosa cuando se han alcanzado los objetivos de la interacción y tienen lugar los efectos deseados. No obstante, la interacción de dos individuos no siempre resulta tan fácil y libre de obstáculos como en el ejemplo del profesor y del alumno. La concesión parte efectivamente de los elementos que permiten la interacción como escuchar con atención, dar a entender al interlocutor

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que se tiene interés por su mensaje, en definitiva crear una atmófera interactiva. Sin embargo, es común que las conversaciones suelan estar repletas, si no de desacuerdos, sí de matices, puntualizaciones que difieran del mensaje del interlocutor principal. Estas matizaciones o desacuerdos entre interlocutores se deben transmitir de tal manera que ninguno de los participantes de la conversación se sienta «agredido», deben mostrar una determinada y suficiente consideración de los respectivos mensajes sin que se vean infringidas las normas de interacción. En este sentido, la presencia de una estructura concesiva permite asegurar un nivel de riesgo minino de ruptura de la conversación frente a otros tipos de contraste cuando el hablante muestra un desacuerdo. El término concesión —al contrario que el de interacción— no es tan reciente1, aunque sí lo es la acepción con la que se hace uso en la actualidad. Hoy día fundamentalmente hace referencia a un tipo de interacción entre dos o más personas. Anteriormente, sin embargo, la concesión ha estado muy estrechamente vinculada con la retórica, rama que ha quedado desvinculada de la perspectiva que aquí se propone hace un siglo. Hasta principios de 2000 (Couper-Kuhlen, Barth-Weingarten) —y de manera aislada anteriormente (Klein 1980) —, la concesión no ha contado como estrategia comunicativa, a pesar de la convicción de que para que una comunicación resulte exitosa entre dos interlocutores parece necesaria cierta dosis de concesión en la conversación. Entre otras conclusiones, este estudio también trata de mostrar que la concesión no se puede limitar al análisis de parámetros de la lengua escrita, como ha ocu-

1 Las primeras señales de interés por las relaciones concesivas datan del siglo V a.C especialmente en Sicilia y se componen de tres partes: 1) la «inventio» (búsqueda de argumentos); 2) la «dispositio» (disposición de los elementos según el orden del discurso (compuesta de tres partes: a.- «exordium» (conciliación con el auditorio); b.- «narratio» (se refieren los hechos); c.- «confirmatio» (exposición de argumentos del orador y rechazo de los argumentos del adversario)); 3) La «elocutio» (da forma a los elementos del discurso y se vale de adornos), (s. v. retorica, Enciclopedia Garzanti di filosofía). También en el siglo XVIII Diderot (1753) y Gottsched (1755) reflexionaron sobre tal acción. A principios del siglo pasado —con la corriente semantista— y hasta finales del siglo XX se introduce como una importante relación sintáctica junto con la causalidad, temporalidad y condicionalidad

Concesión e interacción

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rrido en la mayor parte del siglo XX: la descripción semántica con los rasgos como «incausalidad», «anticondición», expresión de una expectación frustrada, desvío de una norma o un obstáculo potencial; y la descripción sintáctica con una estructura hipotáctica («obwohl», «aunque», «although», etc...). La mayoría de estos rasgos no suelen proporcionar resultados acordes a la nueva situación en la lengua oral, especialmente en lo que atañe al aspecto sintáctico, probablemente el aspecto más palpable, pero también en el terreno semántico, y de manera notoria en el pragmático, donde la concesión se define como un juego de fuerzas y argumentos entre interlocutores.

1. CONCESIÓN E INTERACCIÓN

Como ya se ha mencionado, la interacción es una fase precedente a la concesión. El necesario acto de reconocimiento —como elemento fundamental de la acción concesiva— que se produce como paso intermedio entre dos enunciados opuestos, en la interacción de dos interlocutores, representa el elemento más importante para la caracterización de la concesividad en la lengua, como se puede observar en el siguiente diálogo2: (7) EHMER_musikgruppe 3 Hiasl y Markus discuten sobre el mejor modo de ver un partido de fútbol en televisión. 1 Hiasl: