El pasado como refugio y esperanza. La historia eclesiástica y civil de Nueva Granada de J. M. Groot
 9789586112529

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D EL

IN STITUTO

CARO

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SERGIO

ANDRES

MEJIA MACIA

EL PASADO β ΟΜΟ REFUGIO Y ESPERANZA LA

HISTORIA ECLESIASTICA Y DE NUEVA GRANADA DE JOSÉ MANUEL

BOGOTA 2009

GROOT

CIVIL

PUBLICACIONES

DEL

INSTITUTO

CARO

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CUERVO

CVIII

SERGIO

ANDRES

MEJIA

MACIA

EL P A S A D O COMO REFUGIO Y ESPERANZA LA

HISTORIA ECLESIASTICA Y DE NUEVA GRANADA DE

JOSÉ

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Favor no los libros y

SÍstorpo ; ¡ -

BOGOTÁ

2009

GROOT

CIVIL

M e j i a M agia, S ergio A ndrés

E l pasado como refugio y esperanza : L a historia eclesiástica y civil de N ueva Granada de José M anuel G root / Sergio Andrés Mejía M acía ; prólogo Genoveva Iriarte Esguerra Bogotá : Instituto C aro y Cuervo, Universidad de los Andes, 2009 480 p. : il. ; 23 cm .- (Publicaciones del Ins­ tituto Caro y Cuervo ; 108) IS B N : 978-958-611-252-9 1. Colombia 2 . Colombia 3 . Groot, José 4 . Groot, José interpretación I. C C D 9 8 6 .1 0 2 IC C -BJM R S

H istoria Eclesiástica, 1550-1810 Historia - Colonia, 1550-1810 Manuel, 1800-1878 - Biografía Manuel, 1800-1878 - Crítica e Iriarte Esguerra, Genoveva, pról.

ISBN: 978-958-611-252-9

ES

PROPIEDAD

IM PRENTA PATRIOTICA DEL INSTITUTO CARO Y CUERVO, YERBABUENA.

BIBLIOTECA DE PUBLICACIONES DEL INSTITUTO CARO Y CUERVO

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EL

PASADO

COMO R EFU G IO Y ESPERA N ZA LA HISTORIA ECLESIÁSTICA Y CIVIL

DE NUEVA GRANADA DE

JOSÉ M ANUEL GROOT

[ Τ Ί Universidad de

I JJ los Andes Facultad de Ciencias Sociales

Esta obra una coedición de la Universidad de los Andes

y el Instituto Caro y Cuervo, en virtud del Convenio de colaboración firmado entre las dos instituciones.

Para H

oracio ,

C arlos E

O

lga ,

duardo

y S y lv ia

“Yo no puedo hacer más que emplear m i tiempo en escribir [En carta de José Manuel Groot a José Joaquín Isaza, 4 de abril de 1865, Bogotá.]

A G R A D E C IM IE N T O S Quiero agradecer al doctor José Antonio Amaya por haherm e hecho partícipe en su gusto por la historia, por sus su­ gerencias y por sus correcciones. A l señor Fernando Palau, tataranieto de José M anuel Groot, uno de los herederos de la biblioteca de José M anuel Rivas Sacconi y quien de manera particularmente generosa m e permitió el acceso a papeles y libros sin los cuales este trabajo no hubiera sido posible. A la memoria de José M anuel Rivas Sacconi, guardián y gestor de la biblioteca de bibliotecas que en este trabajo lleva su nombre. Gracias a su amor por las letras, la biblioteca y muchos pape­ les de José M anuel Groot se encuentran excelentemente con­ servados. A Graciela Acero, autora del catálogo general de libros y carpetas de la Biblioteca Rivas Sacconi, documento que m e sirvió como carta de navegación en esa preciosa colección. A Carlos Valencia Editores y el Banco de la República por autorizar la reproducción de algunas ilustraciones de este tra­ bajo. A A na María Groot por haberme puesto en contacto con los actuales propietarios de la Biblioteca Rivas Sacconi y por haberme facilitado un tomo tan importante para esta investi­ gación que después de varios años no le he devuelto. A Roberto Luis Jaramillo porque puso a m i disposición sin reservas la ri­ queza de su erudición, su agudeza de historiador, sus coleccio­ nes y su casa. A los profesores Medófilo Medina y Bernardo Tovar porque en sus Seminarios de Investigación dieron luz a las fases iniciales de este proyecto. A los miembros del grupo de Religiosidad, Cultura y Sociedad, de M edellin, por invitar­ m e a participar en su comunidad de investigación y por su interés en este trabajo. A mis estudiantes de un curso de his­ toria de la historiografía que con mucha más voluntad que

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agradecimientos

tino dicté en la Universidad Nacional de Colombia en 1996. Allí nació la idea de este proyecto y mis estudiantes soportaron su gravidez durante un año, con paciencia. A Judith Amaya por su ejicienda y diligencia en el fotocopiado de las fuentes primarias de este trabajo. A Federico Benninghoff por su lec­ tura de los manuscritos, por sus comentarios, su colaboración en el diseño de las tablas de los apéndices correspondientes al capítulo cuarto y su colaboración siempre oportuna. A Paola Bohórquez por tomarse el trabajo de leer unos manuscritos incipientes en un género que no es el suyo y por sus comenta­ rios siempre acertados. A l grupo de editores e impresores del Instituto Caro y Cuervo, al señor fosé Eduardo Jim énez, a los correctores Claudia Prieto y Roberto Pinzón por su trabajo meticuloso y sumamente profesional y por su amabilidad, y a todas las personas a cargo de las máquinas en la Imprenta Pa­ triótica por su trabajo impecable. A Rodolfo, Margarita, Carlos David, Carlos Eduardo, Horacio y Olga porque m e creen cuan­ do les digo que escribir historia es trabajar. A Sylvia, por los años que pasamos juntos. A Carlos Eduardo, Horacio y Olga üorque este libro viene de ellos. A Carine por todo.

IN TR O D U C C IÓ N Entre 1869 y 1871 fue publicada en Bogotá la Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada - Escrita sobre do­ cumentos auténticos, obra del bogotano José Manuel G ro o t1. Sus tres volúmenes y más de 1.800 páginas, resultado de catorce años de trabajo, tratan/sobre la historia del país desde 1500 hasta 1831. Desde el momento mismo de su pu­ blicación, la Historia Eclesiástica y Civil ha sido considerada una de las dos principales historias colombianas escritas en el siglo X IX , al lado de la Historia de la Revolución de José Manuel Restrepo 12, y una de las muestras más ricas del pen­ samiento tradicionalista colombiano del siglo xix. El volu­ men que el lector tiene en sus manos es una historia de esta obra. Los capítulos de este estudio fueron madurados en la lectura 'y anotación sistemática de la Historia Eclesiástica y Civill Para comprender el contenido de la obra y el pen­ samiento de José Manuel Groot se estudiaron exhaustiva­ mente sus escritos conocidos hasta la fecha, acumulados entre 1835 y 1876, y de los que se provee un catálogo co­ 1 J osé M anuel G root, Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Gra­ nada - Escrita sobre documentos auténticos, Bogotá, Imprenta a cargo de Foción Mantilla (volumen 1), Bogotá, Imprenta y Estereotipia de Medar­ do Rivas (volúmenes 2 y 3), 1869-1871. Todas las citaciones incluidas en este trabajo proceden de esta edición.

2 José M anu el R estrepo, Historia de la Revolución de la Repú­ blica de Colombia, 11 volúmenes, París, Casa Editorial de Dramard Baudry, 1827; segunda edición, aumentada, con el título Historia de la Revolución de Colombia en la América meridional, 4 volúmenes, Besanzón, Imprenta de José Joaquín, 1858.

24

E L PASADO GOMO REFUGIO Y

ESPERANZA

mentado (Apéndice 1). Además de las biografías y comen­ tarios disponibles sobre el historiador y su obra se tuvo acceso a su biblioteca y archivo privados, conservados, en la colección personal de su biznieto, el desaparecido Joisé Ma­ nuel Rivas Sacconi3. El estante número 37 de la Biblioteca Rivas Sacconi contiene carpetas y legajos empastados con documentos familiares sobre la estirpe Groot-Rivas/ y es es­ pecialmente rico con respecto a Medardo Rivas y José María Rivas Groot. La colección de documentos sobre José Manuel Groot es menos rica y presenta lagunas, si bien es conside­ rable 4. Del mismo modo y no menos importante, se revela­ ron dos legajos no catalogados, olvidados en un arcón sin número, vecino al estante 37, en los que se redescubrieron cientos de folios de puño y letra de Groot. Un grupo de ellos consiste en borradores de obras suyas, y otro, en ma­ nuscritos con valor biográfico5. La bibliografía secundaria de esta investigación consta mayoritariamente de títulos sobre la historia política del país e incluye obras especiali­ zadas sobre la historia de la Iglesia, la educación y la prensa en el siglo xix. 3 En este trabajo se utiliza la sigla BRS para hacer referencia a la Biblioteca personal de José Manuel Rivas Sacconi. La BRS contiene en una serie de bibliotecas familiares. En ella se conservan las bibliotecas ^personales de José Manuel Groot, Raimundo Rivas, Medardo Rivas, José María Rivas Groot y José Manuel Rivas Sacconi, fundador del Instituto Caro y Cuervo. La BRS terminó de ser catalogada en julio de 1998 por la bibliotecóloga Graciela Acero, contratada para el efecto por los herede­ ros de José Manuel Rivas Sacconi, Fernando y Luis Palau. La señorita Acero asentó número de orden, número de estante, título, autor, año y lugar de edición para cada libro, legajo empastado o carpeta conser­ vada en la BRS. Este trabajo, realizado en formas continuas, permanece inédito. La realización de un fichero de consulta de la biblioteca sigue pendiente. 4 Los índices de los folios conservados en las carpetas y legajos de la estantería 37 siguen pendientes. Por esta razón se citan en este trabajo como documentos pre-catalogados (P C ). 5 Legajos conservados en un arcón de cinco cajones provisional­ mente numerado como 36A. Los documentos encontrados en él se citan como documentos sin catalogar (S C ), aún no incluidos en el catálogo de Acero.

INTRODUCCIÓN

La

biografía

de

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J ose M a n u el G root

En 1865, cuatro años antes de que la Historia fuese dada a la imprenta, José María Samper felicitaba a su an­ tiguo maestro por la publicación de una Refutación ana­

lítica del libro de Mr. Ernesto Renán titulado ‘Vida de Jesús’ y lo describía de la siguiente manera: La vida de Usted, mi amigo don Pepe, no será tenida por estéril. Si Usted ha sido y es un inmejorable padre de familia, tam­ bién ha servido a la sociedad como institutor de la juventud, como hábil artista y como periodista. . . Aunque Usted goza de buena sâlud y todo hace esperar que vivirá largos años aún, debe serle muy satisfactorio pbder contar con que una obra sólida como la que acaba de producir le asegurará un nombre importante entre nosotros 6.

Hasta 1869 José Manuel Groot fue reconocido en la ca­ pital como editor y columnista del periódico El Catolicis­ mo, apologista de la Iglesia, elector del Partido Conservador, erudito de las antigüedades nacionales, autor de cuadros de costumbres, pintor y educador. La reputación de Groot cambió radicalmente tras la publicación del primer volu­ men de la Historia Eclesiástica y Civil en febrero de 1869. Desde entonces no evolucionó de manera significativa y continuó reflejando la percepción de sus contemporáneos. Su primera biografía fue escrita por Miguel Antonio Caro en 1873 y publicada como introducción a un tomo titulado Obras escogidas en prosa y verso, publicadas e iné­

ditas de José Manuel Groot, ordenadas por los redactores de El Tradicionista, con una introducción por los mismos 7. Para la realización de este escrito Caro pudo valerse de

6 Carta de José María Samper a José Manuel Groot, fechada el 28 de noviembre de 1865 en La Mesa. Samper fue estudiante en la Se­ gunda Casa de Educación, de propiedad de Groot. El original de la carta de Samper se conserva en la BRS, estantería 37, carpeta 8.409. 7 Obras escogidas en prosa y verso publicadas e inéditas de José Manuel Groot, ordenadas por los redactores de E l Tradicionista, con

26

e l

pa sa d o

Co

m o

r e f u g io

y

espera n za

entrevistas con Groot, viejo amigo de familia y a quien llamaba “tío” 8. Menos informativa pero más aguda es la necrología publicada por José María Samper en su Galería nacional

de hombres ilustres o notables, o sea colección de bocetos biográficos9. Samper percibió algunos aspectos de la vida de Groot que complementan la biografía escrita por Caro: su pragmatismo en cuanto historiador, su condición de erudito sin par en las letras neogranadinas y la relación indisociable entre su obra apologética y su obra histórica. Las viñetas biográficas escritas por José María Torres Caicedo, José Joaquín Ortiz, Venancio Ortiz, José Joaquín Borda, Rafael Pombo, José María Rivas Groot y Medardo Rivas son apenas adjetivas en comparación con los escritos de Caro y Samper. E l primer biógrafo no contemporáneo del historiador fue Gabriel Giraldo Jaramillo, quien publicó su Don fosé Manuel Groot en 195310. Aparte de incluir un catálogo de las pinturas de Groot, el contenido de esta obra es esen­ cialmente el mismo del escrito de Caro. La principal con­ tribución de Giraldo fue darle a su escrito un tono literario en el que enfatiza la sencillez y la “vida testi­ monial” de su biografiado. El trabajo más reciente sobre

una introducción por los mismos, Miguel Antonio Caro (ed .), Bogotá, Imprenta y Librería de El Tradicionista, 1873. 8 M iguel A ntonio C aro, Don José Manuel Groot (20 páginas aproximadamente, según la edición) Cf. Obras escogidas, reimpreso en Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada, segunda edición, Bo­ gotá, Casa Editorial de Medardo Rivas y Compañía, 1889-1893, vol. 1; y en Historiadores de América, vol. III, publicación número 97 del Ins­ tituto Panamericano de Geografía e Historia, Bogotá, Prensas del Mi­ nisterio de Educación Nacional, 1950.

9 José M aría Samper , Galena nacional de hombres ilustres o flotables, o sea colección de bocetos biográficos, Bogotá, Imprenta de Zalamea, por F. Ferro, vol. 1, 1879, págs. 186-195. 10 G abriel G iraldo J aramillo , Don José Manuel Groot - TJna vida testimonial, Bogotá, ABC, Prensas del Ministerio de Cultura, 1953.

27

INTRODUCCIÓN

la vida del historiador es la cronología biográfica publi­ cada por Martha Segura en 1991, titulada “Datos biográ­ ficos de José Manuel Groot” u , en la que se incluyen algunos apuntes novedosos sobre el escritor costumbrista111213, el p in to r1S, el apologista católico14 y el historiador. L

a

obra

escrita

de

J osé M a n u el G root

L a obra escrita de Groot ha llamado la atención de cuatro estudiosos. El primero fue Miguel Antonio Caro, con su edición de las citadas Obras escogidas. Caro selec­ cionó 31 títulos de la pluma de Groot y diez extractos de obras mayores, entre ellas la Historia. El tomo no incluye un análisis de conjunto de la obra del escritor ni comen­ tarios sobre los títulos seleccionados. Igual sucede con el tomo Dios y patria - artículos escogidos de don José Ma­ nuel Groot, editado en 1894 por Medardo Rivas, en el que se reeditaron 16 títulos de G ro o t15. 11 M artha Segura, “Datos biográficos de José Manuel Groot”, en Historia de la caricatura en Colombia - José Manuel Groot (1800-1878), volumen escrito a cuatro manos con Beatriz González en la colección Historia de la caricatura en Colombia, vol. 8, Banco de la República, 1991, págs, 8-25.

32 Sobre Groot como literato han escrito, en el siglo xx, Antonio Curcio Altamar, Gabriel Giraldo Jaramillo y Antonio Gómez Restrepo. Para una bibliografía general sobre esta faceta de Groot véase el trabajo de Martha Segura titulado “Lista de artículos, textos y libros escritos sobre José Manuel Groot y publicados hasta la fecha”. Cf. José Manuel Groot (1800-1878), págs. 81-85. 13 Sobre Groot como pintor han escrito, en el siglo xx, Beatriz González, Carmen Ortega Ricaurte, Gabriel Giraldo Jaramillo, Alvaro Medina, Malcolm Deas y otros. Para una bibliografía sobre esta faceta de Groot, véase M artha Segura, op. cit., págs. 81-85. 14 Sobre Groot como apologista han escrito, cio Bej araño Díaz, Carlos Valderrama Andrade, millo, Jaime Duarte French y Armando Rojas. sobre esta faceta de Groot, véase M artha Segura,

en el siglo xx, Hora­ Gabriel Giraldo JaraPara una bibliografía op. cit., págs. 81-85.

15 Dios y patria - Artículos escogidos de don José Manuel Groot, Bogotá, Imprenta de Medardo Rivas, 1894; con una biografía introduc-

28

E L PASADO OOMO REFUGIO Y

ESPERANZA

En 1950, Antanas Kimsa publicó una “Bibliografía de José Manuel Groot”, precedida por una reimpresión de la biografía escrita por Caro en 1873ie. Kimsa pudo con­ sultar la colección de El Catolicismo que fuera propiedad de Groot, en la que los artículos de su autoría aparecen firmados con lápiz o tinta (la mayor parte de ellos fueron publicados sin firm a). De esta manera se logró, por pri­ mera vez, la identificación del grueso de la obra del apo­ logista católico. Ordenada cronológicamente, esta primera bibliografía, incluye reediciones publicadas hasta 1950 y no contiene comentarios de los títulos incluidos; En 1991, Mar­ tha Segura amplió el trabajo de Kimsa con un estudio titulado “Lista de artículos, textos y libros escritos por José Manuel Groot y publicados hasta la fecha ” 11. E l trabajo de Segura está dispuesto en orden alfabético, agrega diez nuevos títulos al listado de Kimsa, además de reediciones publicadas hasta 1991, y tampoco incluye comentarios161718. C omentarios « H istoria E clesiástica

y

C iv il

y de

estudios

sobre

la

N ueva G ranada »

El 25 de marzo de 1868 se publicó el primer número de la Revista de Colombia, redactada por Medardo Rivas, y. con él un avance publicitario del contenido de la Historia escrita por el nieto de Groot, José María Rivas Groot, titulada “Don José Manuel Groot” (también publicada en La Caridad, 66 [29 de abril de 1894], Bogotá). 16 A ntanas

K imsa,

“Bibliografía

de

José

Manuel

Groot”.

Cf.

Historiadores de América. 17 M artha Segura, “Lista de artículos, textos y libros escritos por José Manuel Groot y publicados hasta la fecha”, en José Manuel Groot (1800-1878), págs. 68-80.

18 Sobre la obra de Groot como pintor y caricaturista, no tratada sistemáticamente en este estudio, véanse los artículos de Beatriz Gon­ zález “La otra cara de José Manuel Groot”, “Groot y la caricatura po­ lítica” y “Catálogo de las obras de José Manuel Groot”, en Histo­ ria de la caricatura en Colombia - José Manuel Groot (1800-1878), págs. 26-39, 40-67 y 88-91, respectivamente.

INTRODUCCION

29

toñ a 19. Rivas describía la obra como “la pintura de lo que en la Nueva Granada pasó desde su descubrimiento hasta 1820”, lo que se explicaba porque su autor era también pintor. El libro estaba “por encima de los partidos”, pues su valor patrimonial los trascendía. En abril de 1869, dos meses después de la publicación del primer tomo de la Histoña, Pedro Fernández Madrid envió una carta a Groot en la que incluía un extenso y emocionado Juicio filosó­ fico y literario de la obra. Esta carta fue publicada íntegra en el periódico La Prensa en la primera semana de mayo de ese añ o 20 y constituye el comentario más elaborado so­ bre la Historia producido por los contemporáneos de Groot. Fernández Madrid escribía : Los cuadros que usted traza y en que se encuentran a un tiempo la exactitud del m apa y los amenos atractivos del paisaje, comprenden por lo m ism o tanto entretenim iento com o instrucción; así com o sus personajes nos inspiran interés y simpatía, porque vemos en ellos individuos de nuestra especie y no meros nombres que hayan de confiarse inútilmente a la m em oria. ¡C on cuán enér­ gico buril está grabada en esas gentes la expresión, ora del bien, ora del mal, desde el santo prelado hasta el hum ilde cenobita o m onje; desde el encomendero hasta el indígena labrador; desde el maestro m ayor hasta el simple aprendiz; desde el virrey hasta el alguacil; desde el capitán filibustero hasta el negro bozal o ci­ m arrón! ¡Qué sabrosa fuente de observación y cuán encantadores juegos de luz en esos corrillos de caballeros que con su arrogante “voto a Dios, señores”, se echan el canto de la capa al hom bro y revelan bajo m il rasgos diversos, la soberbia, la codicia, la astucia intrigante y otras veces la mansa reflexión, la piedad fervorosa, el genuino civismo y las demás pasiones y sentimientos de nuestra trabajosa hum anidad!

19 M edardo R ivas, “Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada” en Revista de Colombia, año 1, núm. 1 (25 de marzo de 1868), Bogotá.

20 Carta de Pedro Fernández Madrid a José Manuel Groot, Bo­ gotá, 2 de abril de 1869. Fernández felicita a Groot por su obra y la comenta extensamente. Sus comentarios fueron citados por Miguel An­ tonio Caro en “Don José Manuel Groot”, 1873, y transcritos por Ga­ briel Giraldo Jaramillo en Don José Manuel Groot - una vida testi­ monial, 1953.

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E L PASADO GOMO REFUGIO Y

ESPERANZA

En su biografía de Groot, Miguel Antonio Caro limi­ tó sus comentarios sobre la Historia a un párrafo y optó por citar extensamente apartes del Juicio filosófico y lite­ rario de Fernández Madrid. Es evidente que Caro no habíá leído la totalidad de la obra en 1873 y desde entonces sentó el precedente de comentarla sin haberla leído. En 1957, tres cuartos de siglo más tarde, y cuatro años después de publi­ cada su biografía de Groot, Gabriel Giraldo Jaramillo sos­ tuvo una polémica contra Cornelio Hispano, quien escribió en contra de las reimpresiones de obras de Groot hechas por el Ministerio de Educación Nacional en 1953 y 1956 “a costa del erario público”. Hispano opinaba que los libros de Groot no debían ser reimpresos sino escondidos, en vis­ ta de su ideología conservadora y retrógada 21. Giraldo Jaramillo respondió: G root fue uno de los creadores de la historia colom biana; si el señor Restrepo revivió la historia de la revolución, el señor Groot revaluó la época colonial que, no hay que olvidarlo, constituye uno de los períodos fundamentales del desarrollo de nuestra na­ cionalidad; fue un incansable investigador del pasado neogranadino, reunió materiales abundantes y selectos, utilizó con juicio y discreción las fuentes escritas y consultó innumerables documentos inéditos. Su H istoria es base fundam ental de la cual no puede prèscindirse y contiene, entre algunos errores e ingenuidades, que la crítica^parcial se ha complacido en repetir, no sólo un enorme cau­ dal de noticias, sino una visión personal de la vida colonial y de la época precursora, expuesta en un estilo sencillo, ingenuo a veces, pero siempre grato, directo y elocuente en no pocas oca­ siones 22.

En el comentario de Giraldo Jaramillo se percibe por primera vez el interés académico por la obra y su lectura crítica, más allá de opiniones políticas. La lectura académi­ ca de las historias decimonónicas alcanzará mayor madu­ rez en tiempos de la llamada nueva historia, pero a costa 21 C ornelio H ispano, “Comentarios - Historia Eclesiástica y Civil de Groot”, en El Tiempo (enero 8, 1957), Bogotá.

22 G abriel G iraldo J aramillo, “Réplica Groot”, en El Tiempo (enero 12, 1957), Bogotá.

El

verdadero

señor

IN TRODUCCIÓN

31

de simplificarse. En La Colonia en la historiografía colom­ biana, de Bernardo Tovar, la nueva historia comenta sobre la v ie ja 23. Tovar ofrece un comentario sintético sobre la historiografía conservadora del siglo xix, en el que dedica apenas cinco páginas a una obra que contiene cerca de dos m il y que, sin duda, es la más significativa que cabe incluir en esa corriente. Además, fundamenta su análisis de la Historia Eclesiástica y Civil en la obra de Sergio Ar­ boleda La República en la América española, publicada por entregas en el periódico La República durante el afío de 1868. L a obra de Groot estaba casi terminada en ese afío pero su impresión duró hasta 1871. Si bien los ensa­ yos de Arboleda parecen ofrecer un pensamiento conser­ vador más sintético, la lectura atenta dé la Historia Ecle­ siástica y Civil la muestra como la obra más rica del tradi­ cionalismo decimonónico neogranadino. Por esta razón, el efecto es extrafío cuando Tovar explica que la obra de Groot “se inscribe en el mismo plano político, ideológico y conceptual” que la de Arboleda. En 1988, Jorge Orlando Meló publicó su artículo “La literatura histórica en la República”, cuya contribución más notable es el análisis comparativo de las principales obras históricas neogranadinas 24. Meló muestra cómo las obras de Restrepo, Acosta, Plaza y Posada se acumularon hasta con­ formar, a mediados de la década de 1860, una biblioteca básica de historia nacional que cubría el periodo de 1500 a 1831 y que contenía información útil sobre el periodo pre­ hispánico. Su visión general de la historiografía decimo­ nónica ofrece perspectivas enriquecedoras sobre la Histo­ ria Eclesiástica y Civil, pero, al tocar directamente en ella,

23 B ernardo T ovar, La Colonia en la historiografía colombiana, tercera edición, Bogotá, Ecoe, 1990; primera edición: Bogotá, Univer­ sidad Nacional, 1983. 24 J orge O rlando M eló , “La literatura histórica en la República”, en Manual de literatura colombiana, Bogotá, Procultura-Planeta, 2 vols., 1988.

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EL

PASADO GOMO REFUGIO Y

ESPERANZA

el artículo de Meló se torna menos analítico y se confor­ ma con la descripción distante. Herminia Méndez, historiadora venezolana, publicó eri 1989 un estudio titulado “La obra histórica de José Mánuel Groot ” 25. La autora se propuso reseñar únicamente el tercer tomo de la primera edición, publicado sin los otros dos por la Academia Nacional de la Historia de Venezuela en 1941 26. El trabajo de Méndez hizo parte de un proyecto general de edición y reseña de obras históricas del siglo xix, adelantado por la Academia Venezolana. La autora inte­ rroga la obra de Groot sobre algunos hitos de la historia política venezolana, cita numerosos pasajes de la obra y presenta sus conclusiones como los resultados de una en­ cuesta. La Historia es presentada como una obra centralista, opuesta al filosofismo anticatólico, al utilitarismo de Ben­ tham y al plan de estudios de Santander, favorable a la in­ dependencia pero crítica de algunos de sus momentos, exultante ante la imagen del héroe (encarnado en Bolívar), espiritualista. Todo esto es cierto. En 1993, Luis Javier Ortiz realizó un estudio sobre la publicación de la Historia Eclesiástica y Civil, titulado “José Manuel Groot: editar, publicar y vender un libro en el siglo X IX — Su correspondencia con José Joaquín Isaza, obis­ po de Antioquia ” 27. Ortiz se basó en 26 cartas enviadas por Groot al padre José Joaquín Isaza, principal promotor 25 H erminia M éndez , “La obra histórica de José Manuel Groot” en Boletín de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, voL L X X II, núm. 287 (1989), Caracas. 26 J osé M anuel G root, Historia de la Gran Colombia, 1819-1830, reproducción íntegra del tercer volumen de la primera edición de la Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada, dispuesta por la Aca­ demia Nacional de la Historia de Venezuela, Caracas, Cooperativa de Artes Gráficas, 1941, 689 págs.

27 Luis J avier O rtiz , “José Manuel Groot: editar, publicar y vender un libro en el siglo xix - Su correspondencia con José Joaquín Isaza, Obispo de Antioquia”, en Estudios Sociales, Faes (Fundación Antioqueña para los Estudios Sociales), 6 (septiembre, 1993), págs. 89-106.

33

: I NT R O DU C Cl ÓN

en Antioquia de la empresa de publicación de la Historia, y en algunos escritos del mismo Groot, entre los que se cuenta la Historia misma. Ortiz së concentró en el análi­ sis aislado dé las cartas de Groot a Isaza y en los temas generales de la historiografía sobre el medio siglo xix. Por último, deben mencionarse tres silencios notorios sóbrela Historia Eclesiástica y Civil. E l primero es el de la Academia Colombiana de Historia, en cuyo seno no se ha producido un estudio sobre la obra. El tema en general no ha sido del todo ajeno a los intereses de la Academia. Gustavo Otero Muñoz escribió en 1941 una “Historia de la historiografía colombiana”, pero se detuvo en la obra de fray Bartolomé de las Casas28. Tam bién se echa de menos un comentario acerca de la obra en el ensayo de Ger­ mán Colmenares titulado Convenciones contra la cultura 29. En este sugestivo trabajo sobre la historiografía latinoame­ ricana del siglo X I X , Colmenares no toma en consideración la Historia Eclesiástica y Civil y se limita, para el caso co­ lombiano, a la Historia de la Revolución de José Manuel Restrepo. Su ensayo asume un tono crítico, fundado en una premisa demasiado general: “El pasado es siempre una ideología creada con un propósito, diseñada para controlar individuos, o motivar sociedades, o inspirar clases” 30. Cabe preguntarse si una generalización semejante no opera, ella misma, como una convención contra la cultura. El tercer silencio sobre la obra de Groot es el de Jaime Jaramillo Uribe en El pensamiento colombiano en el siglo X IX 31. Jaramillo consideró a Groot un representante del pen28 G ustavo O tero M uñoz , “Historia de la historiografía colom­ biana”, en Boletín de Historia y Antigüedades, vol. XXV III, núms. 317-318 (marzo-abril de 1941), Bogotá, págs. 185-216. 29 G ermán C olmenares, Convenciones contra la cultura, Bogotá,

Tercer Mundo, 1987. 30 Cf. Convenciones contra la cultura, portada; cita tomada del libro de J. H. Plumb, T he Death of the Past. 31 J aim e J aramillo U ribe , E l pensamiento siglo XIX, 2* ed., Bogotá, Planeta, 1996.

3

colombiano

en

el

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E L PASADO COMO REFUGIO Y

ESPERANZA

samiento religioso, tema al que anunció dedicar otro estudio. Sin embargo, el de Groot fue un pensamiento tradicionalista de largo aliento; la Historia es su obra prin­ cipal, no sus artículos en El Catolicismo. Al igual que Ber­ nardo Tovar, Jaramillo prefirió los ensayos de Sergio Ar­ boleda a la obra histórica de Groot. En los capítulos primero y segundo de este trabajo/se estudia la evolución de la vida y el pensamiento de José Manuel Groot hasta la publicación de la Historia Eclesiás­ tica y Civil. Se presta especial atención a los escritos ante­ riores de Groot, tratados como una serie, y a la información biográfica que cubre el periodo que va desde las últimos años coloniales hasta 1869. En el tercero se trata la publica­ ción de la obra entre 1869 y 1871. E n el cuarto se analiza el contenido del texto tal como fue publicado. En el quinto se coleccionan y comentan los borradores escritos por Groot sobre el periodo 1831-1860, que constituyeron material pre­ liminar de un cuarto tomo, concebido por el historiador y parcialmente trabajado, pero nunca preparado para pu­ blicación. En el sexto se discuten algunos eventos relacio­ nados con la obra después de publicada. A l final se ad­ juntan cinco apéndices, entre ellos un catálogo comentado de la obra escrita de José Manuel Groot.

CAPÍTULO PRIMERO

LA

C O N C E PC IÓ N D E L A

HISTORIA ECLESIÁSTICA Y CIVIL DE NUEVA GRANADA Los

AÑOS FORMATIVOS DE JOSE M A N U E L GROOT

(1800-1832) José Manuel Groot y Urquinaona nació el 25 de diciem­ bre de 1800 en Santafé. Su abuelo paterno, el sevillano José Groot de Vargas Machuca, fue el primer Groot en venir a Nueva Granada, alrededor del año de 1745. En 1746 residía en la villa de San Bartolomé de Honda y el año siguiente era vecino de Santafé, estaba casado con la santafereña Manuela de Alea y Gamuzio y se dedicaba al comercio. E l 25 de mayo de 1750 fue nombrado, por el virrey Alonso Pizarro, Capitán de Caba­ llos Corazas de Santafé* y entre 1759 y 1761 fue alcalde ordina­ rio de primer voto en esa capital, confirmado el 8 de noviembre de 1760 como Regidor Fiel Ejecutor del cabildo y en el por­ te de vara de alta justicia. E l l 9 de febrero de 1785 obtuvo la propiedad sobre el empleo de Fiel Ejecutor, que había re­ nunciado en favor de su hijo Pedro el año anterior L Los Groot fueron, pues, una familia de comerciantes, militares y funcio­ narios que disfrutaban de conexiones cercanas con la Corte virreinal. E l último hijo de José Groot de Vargas fue Primo Groot y Alea, nacido en 1756 y padre de José Manuel. Vistió beca1 1 J osé M aría R estrepo Sáenz y R aimundo R ivas, Genealogías de Santafé de Bogotá, vol. 1, Bogotá, 1928; publicada en seis volúmenes en 1993, aún incompleta, Bogotá.

36

E L PASADO COMO REFUGIO Y

ESPERANZA

de San Bartolomé en 1770 y siguió una carrera que al final de sus días, en 1819, mostraba un perfecto balance^ de servicios ■ rendidos a la Corona española y a la naciente república neogranadina. En 1783 fue Teniente del Regimiento de Milicias de Caballería de Santafé; más tarde, Teniente del partido de Bogotá; miembro en 1791 de la Junta de Policía de la capital, y Regidor Fiel Ejecutor de su cabildo en 1792. Durante la Pri­ mera República sirvió como Teniente Coronel en el Regimien­ to de Milicias de Caballería formado en Santafé en julio de 1810, administrador de las salinas de Nemocón en 1811, elec­ tor por Zipaquirá del Serenísimo Colegio Electoral, Coronel del Regimiento de Milicias de ese cantón en 1812, consejero y amigo de Nariño durante su presidencia de Cundinamarca y Sub-presidente de Zipaquirá. L a derrota de Nariño en 1814 puso fin a la carrera pública de Primo Groot, quien se retiró a la hacienda familiar en Susatá. Fue procesado durante la Re­ conquista, mas logró evitar la sentencia de muerte y sobrevivió hasta marzo de 1819. E l padre de José Manuel continuó, pues, la tradición militar del abuelo y logró hacer una transición exitosa de la burocracia colonial a la política republicana. El abuelo de José Manuel por vía materna fue el vizcaíno Francisco Ignacio de Urquinaona, quien vino a Nueva Gra­ nada en la década de 1760 con su tío, Manuel Balansátegui, último" Superior de los jesuítas en el Nuevo Reino antes de la expulsión de 17672. Francisco Ignacio se casó con Juana Fernández de Pardo y Vázquez, neogranadina, con quien tu­ vo a Francisca Ignacia. José Manuel fue el primogénito del matrimonio entre Primo Groot y Francisca Ignacia Urqui­ naona, quienes tuvieron cinco hijos m á s3. Los dos abuelos de Groot fueron españoles y, si se toman los componentes patriar­ cales de su ascendencia inmediata, Groot fue un criollo neogra2 Acias, de la Junta Municipal de Propios de Santafé de Bogotá, M D C C X C VIl á M DCCCVIII, Edición del Concejo Municipal de Bogo­ tá, vol. 1, Bogotá, 1938. 3 Los hermanos de José Manuel Groot y Urquinaona fueron: María Josefa Estefanía, nacida en 1802; Ignacia, muerta en 1868; María Isabel, nacida en 1807; Jacobo, nacido en 1812 y muerto en 1869, y

L ám in a

i

.

Primo Groot y Alea Oleo de Pablo Caballero Tom ado de B eatriz G onzález y M arta S egura , José M anuel Groot (1800-1878 ), pág. 9.

i

L ám in a

ii.

José M anuel Groot de niño Oleo de Joaquín Gutiérrez (6 cm. x 5 cm.) Tomado de B eatriz G onzález y M arta S egura , José M anuel Groot (1800-1878), pág. 10.

i

L ám in a in. Petronila Cabrera, esposa de G root Miniatura de José Manuel Groot, ca. 1840 (6 cm. X 5 cm.) Tomada de B eatriz G onzález y M arta S egura , José M anuel Groot (1800-1878), pág. 12.

I.

LA CONCEPCIÓN DE LA OBRA

37

nadino de segunda generación. Sus lazos con España existían también en su familia política, pues su esposa, Petronila Ca­ brera, con quien se casó en 1823, era hija del valenciano José Cabrera, Oficial de la Guardia de Caballería del V irrey *4. E n conclusión, la familia Groot pertenecía a la aristocracia española residente en Santafé y frecuentaba la corte virreinal. Por otra parte, José Manuel no descendía de estirpes de bene­ méritos (descendientes de conquistadores y encom enderos)56. Su pertenencia a la élite santafereña estaba mediada por el sistema administrativo colonial del imperio español, en el que su padre, sus abuelos y sus tíos habían ocupado cargos impor­ tantes. E l divorcio sutil entre la condición social de los Groot Urquinaona y la de los criollos americanizados fue bien supe­ rado por su padre y su tío Pedro, cuyo papel en la presidencia de Nariño fue aún más importante que el de Primo, pero no tan bien por José Manuel, quien vivió la transición revolu­ cionaria cuando todavía era un niño y quedó huérfano de pa­ dre a los 19 años. En el momento de la fundación definitiva de la república, su familia se encontró en una situación eco­ nómica estable pero limitada. Primo Groot, preocupado por las malas influencias escola­ res durante la época revolucionaria, decidió no enviar a su hijo a los colegios de la capital y prefirió contratar maestros y pre­ ceptores particulares. Puso a su hijo en manos de hombres como Manuel del Socorro Rodríguez, el pintor Mariano Hinojosa, José María Triana, el también pintor Pedro José Figueroa y Julián Torres, quien le impartió clases de matemáticas desde 1820 e. Primo dio a su hijo una educación que lo puso en con­ María del Pilar, nacida en 1817. Cf. Genealogías de Santafé de Bogotá, t. IV, págs. 42-45. 4 Véanse las ilustraciones 1, 2, 3 entre págs. 36 y 37. 5 Para una definición de nobleza en la Nueva Granada colonial, ver Nobleza e hidalguía: Real Colegio Mayor y Seminario de San Bar­ tolomé - Colegiales de 1650 a 1820, William Jaramillo Mejía (d ir.), Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1996. 6 De Julián Torres dice Juan Francisco Ortiz en sus Reminiscencias (Bogotá, Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, 1946, págs. 85-86)

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E L PASADO GOMO REFUGIO Y

ESPERANZA

tacto con los remanentes de la Expedición Botánica durante la Primera República y la Reconquista. Sin embargo, su edu­ cación se mantuvo al margen del Colegio Mayor de San Bar­ tolomé, probablemente a causa del proceso seguido contra su padre desde 1816 (que habría impedido su admisión) o sim­ plemente porque el joven aprendiz de pintor no se interesó por la carrera de leyes. Si el padre, criollo de primera genera­ ción, tuvo la oportunidad de establecer relaciones sólidas con sus jóvenes contemporáneos que lo llevaron ál círculo íntimo y político del Precursor, el hijo, por contraste, se educó en un ambiente de aislamiento. Sus refugios fueron la familia y los libros, a los que se acercó con libertad desde los nueve años durante los ratos libres de las lecciones tomadas con Manuel del Socorro Rodríguez en la Biblioteca Pública de Santafé. A la muerte temprana de su padre, cuando contaba con 19 años de edad, José Manuel se encontró sin acceso a un título en la universidad. Su peculio consistía básicamente en una casa y cuatro tiendas, tenidas con su madre Francisca, y, según evi­ dencias fragmentarias, el metálico que ella logró salvar de las multas y confiscaciones de los expedicionarios españoles. Groot contaba también con una hacienda en Susatá, heredada de su padre. Estos bienes eran considerables pero constituían una herencia repartida entre la madre y cinco hermanos. Más im­ portante aún, José Manuel tenía un carácter independiente, marcado por la incertidumbre. E l niño aristocrático vivió una adolescencia llena de sobresaltos desde el momento en que se desató el proceso revolucionario de 1810. Su padre ocupó car­ gos importantes en la presidencia de Nariño, pero debió aban­ donar la capital y retirarse con la familia a su propiedad rural tras la derrota del Precursor en el sur. E l padre y el tío fueron encausados por los ejércitos expedicionarios y el primero sólo pudo salvarse de ser ejecutado haciéndose pasar por enfermo mental. L a familia fue multada, y un oficial español, alojado que era monarquista y hombre justo, y que, además de sus lecciones de álgebra, “sus conversaciones rodaban casi siempre sobre Dios y la grandeza de sus obras, sobre Jesucristo y las bellezas de la Biblia, sobre la inmortalidad del alma y los futuros destinos del hombre”.

I.

LA CONCEPCION DE LA OBRA

39

en su casa. Groot vivió una auténtica revolución cuando era todavía un adolescente. En su cuadro de costumbres titulado La barbería, de 1858, se refiere a estos tiempos cuando narra la visita a la casa del peluquero Lechuga por órdenes de su padre: Nunca olvidaré que, a pocos días del 20 de julio, al maestro Le* chuga debí la independencia de mi coleta, que tiranizaba mi cabeza. Era el peluquero de la casa, y como desde aquella gloriosa fecha se proscribió el peinado español y se adoptó el de pelo corto introducido por Bonaparte en Francia, mi padre se hizo cortar la coleta y mandó ejecutar la misma sentencia sobre la mía. Era la coleta un moño largo de menos de una cuarta y tan grueso como una longaniza, el cual se hacía de un mechón largo de pelo que se dejaba en la nuca. Éste se sobaba con alguna pomada j o con sebo y, luego, dándole dos o tres dobleces, se le iba envolviendo un cordón de pabilo muy apretado y, hecho esto, se envolvía como tango de tabaco con una cinta negra más encima.

Sobre los años de la Reconquista escribe en la introduc­ ción a la Historia: Tocante a la sangrienta y ominosa dominación española desde 1816 hasta 1819 puedo decir que fui testigo de esos horrores a la edad de diez y seis años, en que tenía la suficiente razón para comprender y sentir aquella tiranía de que eran víctimas pacientes, entre tantos otros, mi padre y parientes más allegados.

Es poco probable que Groot haya vivido los acontecimien­ tos de 1810 y de los años sucesivos en el ánimo jocoso con que escribió su cuento de 1858. E l padre adhirió a la causa repu­ blicana con plena conciencia y el prospecto de una carrera po­ lítica, pero José Manuel entraba a un mundo nuevo sin las ventajas de los criollos antiguos y sin edad ni inclinación para asumir la carrera de las armas patriotas. Con todo, a la muerte del padre, Groot tuvo una oportunidad de entrar al mundo de la élite criolla republicana y liberal, pero, una vez más, se encon­ tró en desfase con sus contemporáneos. Sus nuevas relaciones pertenecieron a la generación mayor, la de su tío Francisco de Urquinaona y la abuela Juana, con quienes fue a vivir en 1819. E l tío Francisco era un liberal de conciencia. En la pri­ mera página de un libro piadoso sobre la abnegación anotaba

40

EL

PASADO GOMO REFUGIO Y

ESPERANZA

que “mal de muchos es consuelo de tontos” 7. Su liberalismo trascendió con mucho el ámbito de la biblioteca familiar. F ran ­ cisco de Urquinaona fue uno de los amigos más cercanos de Sam tander y el primer declamador, de odas patrióticas en las cele­ braciones de la Independencia organizadas por el vicepresidente. Fue el fundador de la primera logia masónica de la ciudad, la Libertad de Colombia, y el iniciador de su sobrino en la lec­ tura de los enciclopedistas y anticatólicos franceses del siglo 3çvm y de los liberales españoles. En la biblioteca de su tío, José Ma­ nuel se familiarizó con las Ruinas de Palmira de Volney, la Apología de la constitución religiosa del canónigo Llórente, E l origen de toáos los cultos de Dupuis, la Filosofía de la his­ toria y el Diccionario filosófico de Voltaire, y Las cartas escritas de la montaña y la Nueva Eloísa de Rousseau, según testimonio dado por G rooLa su primer biógrafo8. En 1821, Urquinaona viajó a Jamaica para someter una carga de té de Bogotá al escrutinio del botánico Vanescut. Como ayudante llevó a José Manuel, con quien permaneció diez meses en la isla. E l tío tomó tiempo de sus negocios para cam­ biar el nombre de la logia por el de Fraternidad Bogotana N 9 1, negociar algunos grados masónicos e inscribir a su sobrino en clases de pintura. Éste no se limitó a seguir sus cursos de mi­ niatura en cera sino que, al darse cuenta de los tratos del tío con sus cofrades anglófonós, se dedicó a leer sobre masonería. De vuelta en Bogotá, el tío invitó a José Manuel a que pin­ tara la perspectiva de la cámara de reflexión de la nueva logia sin explicarle de qué se trataba todo aquello. Él ya lo sabía y solicitó ser admitido. Urquinaona promovió su entrada, y José Manuel, “incrédulo en Catolicismo pero respetuoso de los cre­ yentes”, se hizo m asón9. Ésta fue su primera experiencia en la vida civili y, con ella, el joven aristócrata parecía recuperar la socialización perdida durante la revolución. 7 C ristóbal L ozano, David perseguido y alivio de lastimados, Bar­ celona, 1791; - conservada en la BRS, estantería 1, núm. 51.

8 Cf. M iguel A ntonio C aro, “Don José Manuel Groot”, pág. 14. 9 J osé M anuel G root, “U na manifestación”, en E l

109 (octubre 8 de 1853), págs, 153,155.

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Catolicismo,

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En la logia, Groot conocio al vicepresidente Santander, a los miembros de su gabinete y su circulo político. E n 1824 fue nombrado Mozo Oficial Escribiente en la Secretaría de Guerra y Marina, a órdenes directas de Carlos Soublette, y desde en­ tonces avanzó en su educación con la lectura de los tratadistas sobre el Estado liberal. Caro menciona su estudio del Derecho público de Lepage, E l espíritu de las leyes de Montesquieu, el Derecho internacional de W attel y L· Legislación d t Ben­ th a m 10*, todas ellas lecturas necesarias p ara avanzar en la bu­ rocracia republicana durante el régimen de Santander. Sin embargo, el contacto de G root con la dirigencia liberal de la Segunda República fue breve. E n 1825 se retiró de la logia, debido a la vulgarización del tono intelectual y la baja extracción social de los cofrades admitidos después de 1823, como explicaría años después11; E n .1827, en medio de las ten­ siones entre bolivarianos y santanderistas, se retiró de la Se­ cretaría de Guerra y Marina. Su renuncia no fue motivada por las políticas antieclesiásticas de Santander, pues Groot se man­ tenía en sus ideas liberales, sino por su adopción del partido de Bolívar. Luego de sus esfuerzos autodidactas, Groot perdía la posibilidad de seguir una carrera pública estable en el mo­ mento en que mas la necesitaba: en 1823 se había casado con Petronila Cabrera y en 1824 tuvo su primera hija, Juana. Por causas políticas, el joven padre de familia se hallaba desem­ pleado en 1822. En esa coyuntura, difícil, Groot se hizo empresario en un ramo que habría de resultarle más agradable que la política. E n 1828 abrió la Segunda Casa de Educación de Alumnos In­ ternos Pensionistas, el segundo bachillerato interno de la Bo­ gotá republicana. Su anico antecesor, la Prim era Casa de Edu­ cación, venía de ser fundada meses antes por José María Triana, uno de sus preceptores de juventud. Los colegios de Triana y de Groot ofrecían una alternativa para los padres que no querían enviar a sus hijos a colegios de religiosos. D e esta ma­

lo Cf. “Don José Manuel Groot”, pág.; 15. U Cf. “Una manifestación”, pág. 155.

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ñera, Groot se inició en la primera actividad pública por la que sería reconocido en la capital. Fue, pues, un miem­ bro de la élite capitalina de comienzos del siglo xix que nb siguió el camino ni del bufete, ni de la milicia, ni de la tonsura. U na prueba del bolivarismo de Groot está en su cercanía con el Libertador a través de la Sociedad Didascálica. L a so­ ciedad fue fundada por Bolívar como institución dedicada al avance de la educación y de la ciencia y funcionó en el cole­ gio de Groot. L a Segunda Casa de Educación interrumpió sus funciones en 1830, según explica Caro, por causa de los trastor­ nos que llevaron a la disolución de Colombia. Una vez más, un cambio político imponía un cambio radical en la vida y la economía de José Manuel Groot. Dos años después, en 1832, Groot perdió a su hija primo­ génita, Juana Nepomucena, de siete años de ed ad 12. Desde 1830 estaba separado de toda áctividad pública, lo que significa que sus entradas pecuniarias derivaban de las tiendas tenidas con su madre y de su actividad de pintor. Por entonces estaba pintando cuadros de costumbres para Joseph Brown, ciudada­ no inglés interesado en hacer un libro de viajes con láminas a la acuarela para comercializarlo en E u rop a13. También en esos años, Groot estableció una estrecha relación con Miguel Tobar, amigo de la familia y uno de los firmantes del Acta de Independencia de 1810, quien llegó a hacer el papel de men­ tor intelectual y espiritual de su joven am igo14. Esa relación

12 En 1832, Groot escribió unos versos en la portada de una copia de la Imitación de Cristo, de Tomás Kempis: “Este libro es para mí un tesoro inestimable / Por la doctrina admirable que contiene todo en sí / Pero además miro aquí, mi nombre por Juana escrito / Oh! qué mérito infinito para quien tanto la amaba / En él mi hija con­ fortaba su virtud en el conflicto”. 13 B eatriz G onzález , “La otra cara de José Manuel Groot”, en José Manuel Groot (1800-1878), págs. 26-39.

14 Miguel Tobar nació en Tocaima y en 1799 era colegial del Ro­ sario, donde pocos años después desempeñaría las cátedras de latinidad, filosofía y derecho civil. En 1810 fue uno de los firmantes del Acta de Independencia y en 1811 hizo parte del Colegio Electoral y de la Comisión Constituyente de Cundinamarca. Nariño lo nombró Auditor

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habría de tener su momento más intenso después de un suceso crítico en los estudios autodidactas de Groot y tras la muerte de su primogénita. Él mismo lo narra así en el artículo “Una manifestación” : . . . y así fue que mi primer paso al examen, lo primero que me hizo abrir los libros de los controversistas cristianos fue el haber encontrado varias citas falsas de. la Sagrada Escritura en la Apología católica de Llórente*lo *15. Entonces comprendí que entre los filósofos no había tanta buena fe ni amor a la verdad como yo pensaba; entonces conocí que aquella máxima de Volney, “el principio de la sabiduría es saber dudar”, debía empezar por aplicarse a los filósofos y esto me hizo compararlos con las doctrinas y estudiar seriamente la religión.

E n este momento de duda intervino Miguel Tobar, quien lo indujo a la lectura de Flavio Josefo 16 y otros paganos que dan testimonio en favor de los cristianos. E n los meses siguien­ tes, Groot se dedicó al estudio del Nuevo Testamento y de apo­ de Guerra y en 1812 tomó armas en la batalla de Ventaquemada. Preso por Morillo en 1816, sirvió como soldado forzado en su ejército. Poco después de Boyacá, Bolívar lo nombró fiscal de lo civil y del crimen, participó en los congresos constituyentes de 1821 y 1830, fue miembro de la Alta Corte de Justicia hasta 1835 y catedrático del Rosario hasta su jubilación en 1846. Groot escribió la nota biográfica de Tobar que aparece en el Diccionario biográfico y bibliográfico de Colombia de Joaquín Ospina, vol. 3, págs. 32-34; en ella dice el discípulo que Tobar era consumado latinista y la persona más versada en jurisprudencia de su tiempo: tanto los abogados publicos como los practicantes privados lo consultaban regularmente. Conoció el fráncés, el italiano, el latín y el griego y tradujo del1inglés y del portugués. Fue colega de Benedicto Domínguez en la Expedición Botánica y poeta que nunca publicó. To­ caba el violín y la guitarra y era experto en filosofía, teología, historia sagrada y patrística. Murió en Bogotá el 3 de abril de 1861. En la época en que Groot volvió al catolicismo, Tobar ejercía como juez de la Corte Suprema de Justicia, cargo que asumió el 5 de abril de 1832 y que desempeñó hasta el 1® de abril de 1835. 15 F rancisco L lórente , Apología de la constitución religiosa, Pa­ rís, 1821. En esta obra, el canónigo español se opone a la inclusión de nociones católicas y conservadoras en la constitución liberal española de 1820.

16 Flavio Josefo es la única autoridad histórica no evangélica sobre Palestina en el periodo de la vida de Jesús. Nacido en Jerusalén en el año 37 d . C., muerto en Roma en el 95, juez judío conocedor del

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logistas católicos como el abate Guenée, autor de unas Cartas de algunos judíos alemanes y polacos a Mr. Voltaire, escritas para refutar las nociones del filósofo contenidas én su Filosofía de la historia17. Guiado por “un amigo [Tobar] interesado en la salvación de su alma”, Groot se aprestó a hacer ejercicios espirituales en el convento de San Diego. De lo sucedido en el convento, Groot escribió un vivido recuento a su amigo y antiguo discípulo José María Samper: Recibida la comunión quedé como anonadado y confundido en la grandeza de Dios; como el arroyuelo que entra en el océano y se pierde en su inm ensidad... Por esto Dios le ha dado auxilios [a Sam­ per, para convertirse] y por lo mismo debe hacerse, como otro Augusto Nicolás, el defensor de los principios católicos, únicos salvadores de la sociedad actual, según lo ha dicho Monsieur Guizot en su libro La Iglesia y las sociedades cristianas. De este modo, y no de otro, es que debe promoverse el progreso social, porque no hay otro nombre dado a los hombres por el cual puedan ser salvos y felices sino el de Je­ sucristo, ni otra ciencia social que el Evangelio*1718.

griego y el latín y miembro de la secta de los fariseos, opuestos a la rebelión contra Roma. Fue nombrado gobernador de la Galilea rebelde y comandante militar. Tras la derrota de los hebreos por los ejércitos de Tito, Josefo supo ganarse la confianza del emperador y se trasladó a Roma. Su primera obra fue la Guerra de los judíos, a la que siguió la que le diera fama, las Antigüedades judías (editada en la Edad Me­ dia como Historia de los judíos desde la creación-hasta el año 66 d. C .). Esta dbra confirma la verdad histórica de algunos pasajes de los dos Testamentos. Josefo escribió también una Autobiografía y se le atribu­ yen otras obras menores. Las Antigüedades judías fueron ampliamente leídas en latín durante la Edad Media y han sido traducidas a las prin­ cipales lenguas europeas desde el siglo xv; al español, por primera vez, en 1492 por A. de Palencia. 17 Groot no lo menciona, pero, en la semana santa de 1832, jó­ venes estudiantes produjeron escándalos en Bogotá cuando se burlaron de las procesiones (según escriben Ángel y Rufino José Cuervo en Vi­ da de Rufino Cuervo y noticias de su época, Varis, 1892; segunda edi­ ción: Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, vol. 1, pág. 183). Groot, como testigo de esos hechos, debió sentir un disgusto similar al que describe a propósito de la vulgarización de la logia masónica Fraternidad. Bogotana desde 1825. 18 De José Manuel Groot a José María Samper, fechada en Bogo­ tá. el ,14 de septiembre de 1865. Copia conservada en la BRS, estantería

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Groot se refirió a su conversion, a su pecado de filosofismo y a su necesidad de consuelo tras la muerte de la hija, de manera lírica y emotiva, en un poema sin firma que fue re­ impreso en 1835 y aparentemente había sido publicado con anterioridad. El poema se titula La fe - Poema qu e entre otros muy piadosos dio a luz el sublime ingenio de un español ame­ ricano, después de su conversión y consta de dos partes, con un total de quince páginas. E n la segunda parte, Groot alude a su antigua incredulidad: En vano una falaz filosofía / Con su doctrina impía / Y sus pomposas máximas viniera / A decirme que al sabio nada altera / Y que debe con el pecho altivo y fuerte / Dominar los sucesos y la muerte. / Retírate de mí, no te oigo nada, / Consolador insípido y grosero. / Dé­ jame mi dolor, déjale entero. / Él me mata cruel pero me agrada. / Y tú en vez de endulzarle le enfureces / Con el débil consuelo que me ofreces19.

E n 1832, José Manuel Groot se hizo católico de manera intensa. Su acercamiento al círculo de prestigio y poder con­ formado por sus contemporáneos, criollos bien provistos con tierras y negocios para dirigir la nueva república, fue breve. Su posición en este círculo era inestable, su ilustración dema­ siado literal y la razón por la que sus abuelos habían venido a América había desaparecido con la revolución. Groot con­ servaba una posición aristocrática, pero sus prospectos eco­ nómicos no eran los más promisorios, y, en lugar de la Corte, a la que había pertenecido su familia, le quedaba como patri­ monio la fe, su baluarte contra la política. De la idea de Dios, Groot derivará los arrestos para mantener su posición de aris­ tócrata en una sociedad que se mostraba hostil a la forma tra­ 37, carpeta 8.409, 11 folios sin numeración. Con nota manuscrita en que se afirma que el original está en el archivo de José María Samper, en poder de Gabriel Giraldo Jaramillo. 19 José M anuel G root, La F e - Poema que entre otros muy piadosos dio a luz el sublime ingenio de un español americano, después de su conversión, Bogotá, Imprenta de Nicomedes Lora, 1835, 15 págs., sin firma, con nota que dice que es reimpresión. La atribución de este poema a Groot se explica en el Apéndice 1, entrada 1, pág. 291. Esta pieza pasa a constituir la primera publicación conocida de José Manuel Groot.

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dicional de vida de su familia y que, a medida que avanzó el siglo, lo fue cada vez más. En los primeros 32 años de su Vida, Groot enseñó, leyó y pintó20. Si escribió algo durante sus años de librepensador, no lo publicó, y es muy probable que haya destruido cual­ quier manuscrito que a partir de 1832 le hubiera parecido pe­ caminoso. Sus escritos se acumularon a partir del momento en que consolidó sus convicciones católicas y asumió una visión tradieionalista del mundo, de la joven república y de la socie­ dad en que vivía. Entre 1835 y 1848, año de su primer escrito propiamente apologético, Groot escribió al menos diecisiete títu­ los, catorce de ellos de cuño literario, aire señorial e intención política tradieionalista. El κ

apolo gista dogmático

(1832-1848)

L a noción de tradicionalismo es la que mejor denota el pensamiento de Groot. Ella se relaciona con las nociones de conservadurismo y sensibilidad aristocrática. De estas dos, la primera se asocia específicamente con la actividad política con­ creta en el seno de un partido, en campañas electorales o en las corporaciones públicas. Groot participó en política por lo menos desde 1836 y perteneció al partido conservador desde su fundación en 1849, pero no fue un político en el sentido estricto de la palabra. Sus cargos públicos fueron esporádicos y más una carga que el ejercicio de una vocación o el medio de promover intereses inmediatos. L a sensibilidad aristocrática consiste en un cuerpo de con­ vicciones y de actitudes que se despliegan más en el trato so­ cial que en el intercambio intelectual. E l tradicionalismo es esencialmente un cuerpo de ideas formuladas de manera más o menos explícita. L a primera se manifiesta en gestos, actitu­ des, destrezas y prejuicios; el segundo se lee en artículos o 20 B eatriz G onzález , “Catálogo de las obras de José Manuel Groot” (se refiere a obras pictóricas), en José Manuel Groot (18001878), págs. 88-91. En él se incluyen quince obras pintadas por Groot hasta 1830, sin contar numerosas entradas sin fecha. Para el mismo pe­ riodo no se conoce ningún escrito salido de su pluma.

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libros. En la vida de Groot hubo tanto una actividad de con­ servador como una actitud de aristócrata. Ninguna de las dös escapa a este trabajo, mas el énfasis se pone en las ideas for­ muladas por Groot a través de la escritura. L a razón de esta elección es que la Historia es una construcción verbal y una sucesión de ideas que siempre acompañan a la narración de los hechos históricos. L a sensibilidad aristocrática precede y las intenciones conservadoras dan continuidad a la Historia en so­ ciedad, mas son las ideas tradicionalistas las que le dan forma. E l primer artículo de Groot de que se tiene noticia, pos­ terior a su poema sobre la fe, es una hoja política en la que llamaba al voto por José Ignacio de Márquez para el periodo presidencial que empezaba en 183721. Los partidarios de Már­ quez adelantaron una campaña contra José María Obando en una serie de artículos sin firma publicados entre julio y noviembre de 1836 en el periódico E l Imperio de los Princi­ pios, dirigido por Eladio U risarri2223*. E n la última página del primer número fue publicado un artículo en que se pedía la anulación de los votos obtenidos por Obando en las elecciones, que los firmantes consideran inconstitucionales, pues el candi­ dato no cumplía con los requisitos de propiedad exigidos por el sistema de voto censatario previsto en la constitución de 1832. José Manuel Groot es uno de los cincuenta firmantes, lo que demuestra sil pertenencia al grupo de los Sin Cuenta, oposi­ tores de Santander entre 1832 y 1836 y responsables de las Car­ tas anónimas al General Santander , o D e los Sin C uenta28. 21 Caro comenta en Obras escogidas: “José Manuel Groot ha ser­ vido infatigablemente a la causa de la religión y de la moral desde 1836, en que por primera vez publicó una hoja en que incitaba a los electores y especialmente al pueblo a concurrir con sus votos a la elec­ ción del doctor Márquez”. Esta hoja no ha sido localizada en las es­ tanterías 1, 2, 3, 14 y 37 de la BRS, en las que se conservan libros y documentos que pertenecieron a Groot. Es posible que se halle en una miscelánea empastada en otra estantería. 22 E l Imperio de los Principios fue publicado en Bogotá entre el 10 de julio y el 20 de noviembre de 1836. 23 Cartas anónimas al general Santander, o D e los Sin Cuenta, doce cartas publicadas como hojas sueltas entre el 17 de diciembre

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Caro, en su biografía, confirma que Groot colaboró en ese periódico, cuyo objetivo fue denunciar la injerencia de Santan­ der en favor de la elección de Obandó. Groot hp firmó nin­ guna de sus colaboraciones y hasta hoy no se ha intentado su identificación sistemática. Para los fines que aquí se persiguen, sin embargo, basta saber que el Imperio adhirió a la candida­ tura de José Ignacio de Márquez contra la de Obando, apoyada por Santander, y que Groot fue uno de sus colaboradores. En el artículo “Indicaciones para la historia” 24 se alude al proceso seguido contra Santander a raíz de lá conspiración contra Bolívar y se le reprocha al presidente su silencio al res­ pecto. El estilo pleitista, la referencia constante a las leyes sin su tratamiento jurídico técnico, la argumentación exhaustiva, todos rasgos presentes en sus artículos polémicos posteriores, hacen pensar en la autoría de Groot. En 1836, su oposición contra Santander había madurado y las inquietudes que lo llevaron por primera vez al debate público fueron estrictamente políticas; más aún, electorales. L a primera intervención de su pluma fue exitosa en lo público y provechosa en lo privado: Márquez llegó à la presidencia y al final de ella conjuró el intento golpista de Obando, lo que puso término a la influen­ cia de Santander en la política neogranadina. E l presidente de los civilistas también fundó el Colegio de L a Merced para ni­ ñas, ^n el que Groot se desempeñaría como profesor de dibujo y escritura en 1841. Después de su contribución en E l Imperio de los Principios, la mayor parte de las publicaciones de Groot en el periodo 1836-1847 presentan un formato literario. E n ellas puede apre­ ciarse el desarrollo de una actitud militante en defensa de la de 1837 y el 11 de febrero de 1838, en oposición a la presidencia de Santander, sin firma. Los cincuenta firmantes del artículo citado arriba coinciden con los autores de las Cartas y son el núcleo de la oposición capitalina contra Santander. Su pertenencia a este grupo significa que Groot probablemente participó en la redacción de las Cartas anónimas ψ de una- parte dé los artículos publicádos en E l Imperio de los Erinapios. 24 “Indicaciones para la historia”, eñ El Imperio de los Principios, Bogotá, 18 (noviembre 6 de 1836).

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ortodoxia católica y del hábito de esgrimirla en contra de las reformas liberales. Progresivamente su tradicionalismo se enri­ queció hasta convertirse en un arsenal polémico. L a muerte de la hija primogénita, el cierre de su colegio por razones po­ líticas, la creciente permeabilidad de la sociedad a las doctrinas liberales y los cambios sociales resultantes contribuyeron a su vuelta a la ortodoxia católica y a la militanda política en su defensa. L a disciplina y el rigor con que se consagró durante estos años al estudio del dogma sugieren, por otra parte, la incertidumbre que creó la política de Santander entre aquellos antiguos cortesanos capitalinos que no establecieron vínculos fuertes con el Vicepresidente de Colombia y sus colaboradores. E n vísperas de la posesión de Márquez y de las celebra­ ciones de la Semana Santa de 1837, Groot escribió un poema titulado M uerte de Jesús25. E n un clima político enrarecido por el ocaso de Santander, Groot desarrolló el tema evangélico del centurión arrepentido ante el cataclismo de la tarde de crucifixión26. Así como el pecador debe arrepentirse ante la fuerza manifiesta de Dios, el novator político debe reformarse. Ésta es la primera vez que el escritor utiliza una metáfora bí­ blica para sostener un argumento político en un momento en que su situación privada y su causa política parecen ir en alza. En 1834, ya la ilusión del orden institucional durante la cam­ paña de Márquez, Groot fundó la Tercera Casa de Educa­ ción. Los negocios y la familia crecían y el reciente converso se sintió con fuerza para conminar a sus rivales políticos al arrepentimiento 27. Es la calma antes de la tormenta. L a Tercera Casa de Educación fue un buen negocio mien­ tras duró. E l libro de cuentas del colegio, llevado entre el 20

25 José M a n u el G root, Muerte de Jesús, publicado en E l Día, Bo­ gotá, 416 (24 de marzo de 1847), págs. 3-4; escrito y firmado el 24 de marzo de 1837. El Día fue publicado entre el 23 de agosto de 1843 y el 15 de julio de 1851. Alcanzó 835 números y fue uno de los perió­ dicos de mayor duración en el país en el siglo xix. 26 L ucas, 23, 44-49.

27 La hija de Groot muerta en 1832 fue su primogénita, Juana Nepomucena, nacida en 1824. Sus demás hijos fueron: Rosa, muerta

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de octubre de 1834 y el mes de abril de 1841, se compone de 36 páginas, una por estudiante. Consta en él que cada inscrito pagaba 16 pesos mensuales, que incluían gastos de alimenta­ ción y hospedaje, pues el colegio era interno. Groot daba cursos de bachillerato, que tomaban cuatro años. Puede calcularse en 20 el número de estudiantes simultáneos durante los siete años de funcionamiento del colegio y estimarse arbitrariamente uña tasa de deserción de uno por cada tres estudiantes. Groot pudo tener en su colegio al menos 12 estudiantes permanentemente durante más de seis años. E n estas circunstancias sus entradas mensuales serían de 190 pesos. A ello debe sumarse el mon­ to por la venta de libros: una Gramática de Nebrija se vendía por 9 pesos y una Aritmética de Vallejo por un peso*28. Pero no era sólo dinero lo que Groot recibía de su colegio. Ejercía en él una verdadera vocación, si se atienden las palabras de José María Samper, uno de sus estudiantes, recogidas en el boceto biográfico sobre su antiguo profesor: “Adicto a la en­ señanza por amor a las letras [ . . . ] ; complaciente y amable y sin la menor petulancia pedagógica”. Todo indica que Groot en su Tercera Casa tenía un buen negocio y era feliz. Ambas cosas terminaron en 1841. E l colegio languideció durante la Guerra de los Supremos y debió ser cerrado. Esta fue la sexta ocasión en que las convulsiones políticas dieron un girp radical a la vida de G root29. L a educación era uno de los ramos más afectados por las convulsiones políticas, debi­ en 1911; Dolores, muerta en 1876, dos años antes que el padre; Tomás, muerto soltero (lo que significa que Groot y su hijo fueron los últi­ mos varones de su línea); María Francisca, nacida en 1850 y muerta en 1920. Cf. Genealogías de Santajé de Bogotá, págs. 42-45. 28 Según consta en un cuaderno de color café y pasta dura con­ servado en el arcón 36A, sin catalogar, en la BRS. En este cuaderno Groot llevó las cuentas de su Tercera Casa de Educación, desde el 20 de octubre de 1834 hasta abril de 1841, bajo el título “Libro 1ro de Pensiones”. Aparecen recogidos allí los nombres de sus estudiantes, sus cuentas, listas de libros vendidos y anotaciones varias, algunas de época posterior. 29 Tijeretazo a su coleta de niño cortesano en 1810; desplaza­ miento familiar a la propiedad rural después de la derrota de Nariño

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do a su bajo nivel de institucionalización. Por esta razón, la polémica sobre la restitución de los jesuítas en 1844 y su expul­ sión en 1850 fueron asuntos políticos tan importantes en su momento. En los colegios de la Compañía, las familias religio­ sas veían la oportunidad de dar a sus hijos una educación cristiana y de buena calidad, y, sobre todo, se esperaba que fuesen neutrales durante los conflictos políticos y por ello ca­ paces de resistirlos. L a Tercera Casa, al igual que el colegio de José María Triana y el de la Merced, fueron instituciones pioneras en la educación laica y eran vulnerables. Al respecto escribió José Eusebio Caro en E l Granadino en 1842: Vino la revolución j[la de los Supremos] y todo se desapareció como el hum o. . . Disipáronse los capitales, multiplicáronse las quiebras, interrumpiéronse las profesiones, la clase más florida de la juventud vio segadas sus filas, cerráronse las escuelas y los colegios, todos se volvieron soldados, el país se militarizó, la República se convirtió en un inmenso cuartel*30.

Groot debió volver a sus tiendas, a su pintura y al patri­ monio de la madre, con quien vivía al lado de su propia fa­ milia en la antigua casa paterna. E n 1841, Groot tenía motivos suficientes para sentir una profunda aversión por el sistema político neogranadino; no por la república como idea sino por la república neogranadina tal como había sido hasta en­ tonces. Groot pasó a dar clases de escritura y dibujo en el Colegio de L a Merced, dirigido por José María Triana, su antiguo maestro, y Lorenzo María Lleras, liberal de convicción. Como asalariado de L a Merced, Groot percibía 20 pesos mensuales y se sentía agobiado por la carga estudiantil que le quedaba tras el retiro de la esposa de Triana. Además, vio sus métodos en Pasto; procesos contra su padre y tío durante la Reconquista es­ pañola; renuncia a la Secretaría de Guerra y Marina en 1828 tras la Conspiración Septembrina; cierre de la Segunda Casa de Educación en 1831; cierre de la Tercera Casa de Educación en 1841. 30 J osé E usebio C aro, “Al señor doctor Ezequiel Rojas, sobre re­ conciliación general entre los granadinos”, en E l Granadino, segunda serie, Bogotá, 13 (septiembre 16 de 1842), págs. 65-67.

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de enseñanza impugnados públicamente por sus colegas libe­ rales. Se refiere a ello en la única serie de artículos no litera­ rios que escribió en la década de 1840. E n las “Novedades viejas del Colegio de L a Merced”, el profesor defiende los mé­ todos tradicionales de enseñanza de la escritura y el dibujo que había utilizado en sus colegios31. Estos métodos fueron criticados públicamente por Triana y Lleras, quienes favore­ cían el dictado, o método de Castairs, prescrito por las reformas educativas de Santander. Además se le exigió enseñar perspec­ tiva antes que dibujo, lo que el pintor costumbrista encontró improcedente. Como profesor, Groot también tuvo un motivo de lucha contra los liberales, quienes buscaron extender su in­ fluencia sobre la educación de las niñas en L a Merced. En la década de 1840, la producción literaria de Groot predomina sobré su producción pictórica. Tras el cierre de la Segunda Casa de Educación en 1831, Groot trabajó para el viajero y pintor inglés Joseph Brown, y de esta manera acudió a la economía de su creciente familia. Durante la década de 1840, sin un mecenas artístico y como asalariado en L a Mer­ ced, la pluma tomó la primacía sobre el pincel en la expresión artística de un orden social deseado32. E n Los dos regidores,

31 J osé M a n u e l G r o o t , “Novedades viejas del Colegio de la Mer­ ced”, serie de tres artículos en El Día, Bogotá, 408, 409 y 411 (17, 24 de febrero y 3 de marzo jde 1847). Las impugnaciones de Triana y Lleras también fueron publicadas en E l Día. Esta polémica sobre los métodos de enseñanza en la república temprana es de interés tanto en la historia política y de la educación como en historiografía. Tén­ gase en cuenta el manual publicado por el historiador José Manuel Restrepo, titulado Método o reglas para enseñar a leer y escribir a los niños - Compiladas por el gobernador político de Antioquia para el uso de las Escuelas de esta Provincia, Medellin, 1821. 32 Para un contrapunto entre la producción escrita de Groot que aquí pasa a tratarse y sus obras pictóricas, véanse los tres artículos de Beatriz González en Historia de la caricatura en Colombia: José Manuel Groot, 1800-1878: “La otra cara de José Manuel Groot” (págs. 26-39), “Groot y la caricatura política” (págs. 40-67) y “Catálogo de las obras [plásticas] de José Manuel Groot” (págs. 88-91). Vale la pena men­ cionar aquí la continuidad entre los cuadros de costumbres al pincel y a la pluma titulados La barbería, el primero de 1830 y el segundo

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de co en de

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1842 33, Groot expresa por primera vez en negro sobre blan­ la impronta señorial de su pensamiento, aspecto infaltable sus escritos sucesivos y que se lee en los pasajes anecdóticos la Historia : Bien montado en mi rocín Vine de Ubaque al congreso Por no venirme tan solo Traje conmigo un arriero Cargándome en sus costillas Las cobijas y arremuescos Paso a paso caminando Con mi mozo maletero Él a pie y yo a caballo Conversábamos contentos34.

E l señor va en su montura sin bultos que desdibujen su elegancia; el arriero, a pie, lleva las cargas. E l acto de describir un orden social estamental poéticamente no es neutral. Groot contribuye a la legitimidad de ese orden con el recurso a la estética, y lo suscribe y enfatiza en un momento en que nue­ vas nociones de libertad, fraternidad e igualdad empiezan a ponerlo en cuestión35.

publicado por primera vez en 1858, pero probablemente escrito mucho antes.. 33 J osé M a n u e l G ro o t , L os dos regidores, e n Obras escogidas en prosa y verso, publicadas e inéditas de fosé Manuel Groot, 1873. 34 Groot no fue uno de los diputados del congreso de 1842. Su mención de esa corporación es puramente hipotética. Ubaque era el sitio preferido de veraneo de la familia. Es probable que Groot alqui­ lara una casa, pues no se han encontrado documentos de propiedades suyas en esa jurisdicción. 35 Del mismo cuño es el cuento de costumbres Nos fuimos a Ubaque, escrito en 1846, y que ha sido, junto con La tienda de don Antuco, uno de los escritos más reeditados de Groot (publicado ori­ ginalmente en 1846 como folleto; reeditado en 1873). Cf. Obras esco­ gidas en prosa y verso; en 1894. Cf. Dios y Patria; artículos escogidos de don fosé Manuel Groot; en 1971, en selección publicada por el Ins­ tituto Colombiano de Cultura, Colección Popular, bajo el título Las fiestas de toros y otras fiestas; en 1973, en la Biblioteca del Banco Po­ pular, selección de cuadros de costumbres titulada Museo de cuadros

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Más rico es su escrito de 1845, titulado Los viajes aerostá­ ticos del Capitán Chinchilla, en el que Groot asume una pose intelectual que hace pensar en el Elogio de la Locura de Erasm o 36. E l capitán Chinchilla, aeronauta, dirige su globo hasta la república Barbárica, situada en las regiones polares, a la sa­ zón sumida en la noche de seis meses y en pleno periodo le­ gislativo, pues en esa república “para ninguna cosa se necesita de menos luz que para legislar”. E l capitán es recibido por un ciudadano, quien “por ser hombre honrado y de oficio no estaba bien con las cosas políticas de su país”. Pedro Alcán­ tara Herrán acababa de terminar su presidencia y de sancionar la Constitución de 1843, autoritaria, centralista y confesional. A las elecciones de 1844 se presentaron tres candidatos minis­ teriales — de tendencia conservadora— y católicos ortodoxos. Los conservadores capitalinos recelaban de Tomás Cipriano de Mosquera, pero el caucano aún no daba señales de su defec­ ción al liberalismo dos años más tarde 37. Los viajes, pues, están dirigidos contra el legislativo neogranadino. Después de la Guerra de los Supremos, la tendencia liberal se concentraba en el congreso, en algunos círculos intelectuales y entre los jóvenes estudiantes. Las leyes de “Medidas de se-

de costumbres, variedades y viajes (todas en Bogotá). En Nos fuimos a Ubaque se perciben los motivos del Quijote y de Sancho, este último en la cocinera que no sabe montar, y que “asida de las barandillas empezó a gritar que le atajaran el caballo, que tomaba ya calle abajo como una carga” ; el Quijote, en el pasaje que dice: “Los demás salía­ mos unos tras otros sin novedad y antes bien con cierto garbo”. En La tienda de don Antuco, primera edición de 1856 (la más reciente es de 1998, por Panamericana), el narrador entra a tertuliar en la tien­ da de don Antuco y cuenta que “Valentín, el músico, me cedió el taburete, que es comodísimo mueble, y se sentó en la petaca”.

36 J osé M a n u e l G ro o t , L os viajes aerostáticos del Capitán Chin­ chilla, fechado en 1845, en Obras escogidas, 1873. 37 En su obra Vida de Rufino Cuervo y noticias de su época (Bo­ gotá, 1892), Ángel y Rufino José Cuervo transcriben las palabras de una mujer “que conocía muy bien” a Mosquera en el sentido de que “ponerlo de presidente era como soltar un mico en un pesebre”, vol. 2, pág. 89.

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guridad”, expedidas por Márquez después de la guerra, esta­ ban diseñadas para proteger a los ejecutivos ministeriales de un nuevo intento de golpe por parte de los santanderistas38. Sin embargo, en los congresos anuales progresaba la reforma del orden tradicional. E n Los viajes, Groot hace la caricatura de un grupo de sabios aplicados a variar la dirección del eje terráqueo sobre un mapamundi. A mediados de la década de 1840, el escritor empezó su cruzadá contra la razón filosófica de los liberales. E n lo sucesivo acumulará un cuerpo de razón filológica: su tradicionalismo se enriquecerá progresivamente con la erudición en el dogma católico y, más tarde, con los hechos de la historia nacional39. Llam a la atención que Groot mantenga un tono tan nega­ tivo sobre la situación del país durante la aparente hegemonía conservadora de 1836-1845. Esta actitud parece haber sido com­ partida con sus contemporáneos y coidearios, hombres como José Eusebio C aro 40. L a Guerra de los Supremos mostró a los

38 Las leyes de Medidas de Seguridad fueron de abril 17 de 1841 y adicional de 25 de mayo del mismo año, sancionadas por el congreso a instancias del presidente Márquez cuando la Guerra de los Supremos estaba todavía en curso. Ellas autorizaban el auxilio de tropas extran­ jeras (ecuatorianas) en caso de rebelión contra el gobierno; prohibían los viajes dentro del país sin pasaporte; el porte y comercio de armas y otros elementos de guerra y preveían su requisición; permitían el allanamiento por las autoridades locales de casas sospechosas y el des­ tierro y arresto de sospechosos de rebeldía por parte de los gobernadores provinciales. 39 Sobre la oposición entre razón filosófica y razón filológica, véase de G e r m á n C o l m e n a r e s , “El debate Bello - Lastarria”, primer ca­ pítulo de Convenciones contra la cultura, Bogotá, Tercer Mundo Edi­ tores, 1987. 40 Ver el poema de Groot titulado La visión, fechado en 1842, en Obras escogidas en prosa y verso, publicadas e inéditas de José Ma­ nuel Groot, 1873. Escrito apenas terminada la guerra, este poema des­ cribe una Nueva Granada sumida en la catástrofe. Ver también el artículo de José E u s e b io C aro , “Al señor doctor Ezequiel Rojas, sobre reconciliación general entre los granadinos” (ver la nota 30 de este ca­ pítulo).

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ministeriales que los liberales estaban dispuestos a recurrir a las armas para acceder al gobierno e imponer sus reformas en caso de no lograrlo por la vía institucional. L a guerra sem­ bró el pesimismo con respecto al sistema político de la joven república, particularmente entre los civiles conservadores que habían confiado en el triunfo electoral de 1836. A diferencia del general-presidente Herrán, su gabinete, sus cuadros mili­ tares y los hombres políticos empleados en su administración, Groot era un padre de familia independiente que había per­ dido una empresa floreciente. Por otra parte, la sociedad neogranadina se liberalizaba aceleradamente y los ejecutivos conservadores se veían obliga­ dos a negociar con los grupos liberales, fuertes en el congreso y en las calles. Uno de los objetivos de Los viajes fue invitar a los artesanos de Bogotá a ingresar en la Congregación de Artesanos, fundada por los jesuítas poco después de su resti­ tución en 1844. L a Congregación fue la apuesta de los ministeria­ les contra los espacios de sociabilidad liberal fundados con el nom­ bre de sociedades democráticas. En su cuento, Groot despliega un panegírico de la Compañía. En una fonda discuten unos artesanos con varios jóvenes liberales. Los primeros defienden a los jesuítas con sensatez, los segundos, los atacan con malas maneras y peores ideas religiosas. E n el congreso de 1845, la bancada liberal empezó la campaña contra los jesuítas, que ter­ minó con su nueva expulsión en 1850; en Bogotá avanzaba la cooptación del artesanado por los liberales, que desde 1850 formarán el ala draconiana del partido. E l camino se preparaba para las reformas liberales, contenidas hasta entonces por ejecu­ tivos conservadores fuertes. Los viajes terminan con el aeronauta Chinchilla y su anfitrión neogranadino descargando desde su globo “una zumba de pedradas” sobre el recinto del congreso. En la década de 1830, Groot adoptó una metafísica del mundo en la forma del dogma católico. E n los diez años si­ guientes agregó a ella una actitud política sobre su país. E n 1845, Groot es un hombre que conoce las ideas de la Ilustra­ ción francesa; que ha acoplado su pensamiento al dogma ca­ tólico sin reservas de ninguna clase, aunque todavía no da

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evidencias de poseer un conocimiento especializado de él; y qüe empieza a desplegar una actitud crítica y pesimista con respecto al curso histórico de Nueva Granada. Su pensamiento aún no se concentraba en la defensa de la Iglesia, lo que su­ cederá, entre 1847 y 1848, a raíz de la persecución liberal contra los jesuítas. D

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J u l io A

je s u ít a s rbo led a

E n 1847, Groot escribió un Rom ance histórico en el que describió con devoción la reclusión forzada del cura Francisco Margallo en 1827 4142. Opositor del Plan de Estudios Generales de 1826 y polemista contra la masonería, Margallo fue recluido en San Diego por or4en del arzobispo Fernando Cay cedo y Flórez, a instancias de Santander. Groot muestra la resignación santa de Margallo en las celdas y pasillos de San Diego — que el escritor conocía bien por haber sido el lugar de su conver­ sión en 1832— y hace de Margallo el símbolo de la defensa de la Iglesia en el momento en que los liberales intensificaban su campaña por la nueva expulsión de los jesuítas. U n año después, la resignación cederá el paso a la refutación activa en la pri­ mera obra de combate de Groot. L a Refutación de algunos errores del señor Julio Arboleda sobre los jesuítas y sus constituciones fue su primer trabajo en apologética católica. El caucano Julio Arboleda servía como re­ presentante a la Cámara por la provincia de Barbacoas cuando publicó un folleto titulado Los Jesuítas42. Entre sus principa­ les argumentos figuraban la ilegalidad de la Compañía en Nue­ va Granada según la pragmática de expulsión de 1767; la inconveniencia general de su presencia en el país; y la de en­ cargarles la educación de la juventud. E n su Refutación de

41 José M a n u e l G ro o t , Romance histórico, fechado en abril de 1847, publicado en El Catolicismo, 155 (mayo 29 de 1855), págs. 103104; también publicado en Obras escogidas, 1873.

42 J u l i o de 1848).

A r b o l e d a , “L

os

jesuítas”, en La Época, Bogotá

(mayo

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Arboleda, Groot se extiende sobre los pormenores jurídicos de la expulsión de 1767, lo que le supuso la realización de una in­ vestigación histórica en legislación indiana. También recurre a la historia cuando compara esa expulsión con la de musul­ manes y judíos de 1492. Argumenta que los segundos eran invitados del reino y que estaba en manos del rey dar por terminada su hospitalidad, mientras que la de los jesuítas fue consecuencia de las maquinaciones oscuras del Conde de Aranda. Al final de su argumentación escribe : “Nosotros citamos hechos y presentamos testigos... ¿A quién debe creerse?”. L a intención retórica es la misma que en una frase de la in­ troducción a la Historia Eclesiástica y Civil·, “Y o levanto el velo que separa la generación presente de nuestro mundo an­ tiguo [la época colonial] y digo a todos: ved aquel mundo tal cual fue, y decidme si es como os lo han pintado los que han escrito para que les creáis sobre su palabra”. L a razón filológica aparece en la obra de Groot desde 1848. A ella se suma el logicismo propio de la teología escolástica, otro pilar del pensamiento tradicionalista. E n su artículo contra los je­ suítas, Arboleda utilizó obras de liberales, protestantes, galica­ nos y jansenistas. Groot, haciendo gala de la más pura lógica balmesiana43, dice que las fuentes de parciales favorables no pueden utilizarse en la demostración de un argumento, pero que cuando se utilizan las de opositores declarados con el mismo fin, su valor es doble. Es con recurso a la Historia de los Papas en la época moderna, del protestante Leopold von Ranke, que Groot refuta la principal referencia de Arboleda: Les Jésuites, escrito a cuatro manos por Jules Michelet y E d ­ gar Quinet. El logicismo balmesiano le servirá a Groot en muchos pa­ sajes polémicos de su Historia. Mas no sólo con lógica elabo­ rará sus argumentaciones. Desde la Refutación de Arboleda es aparente un rasgo permanente de sus obras polémicas: una

43 La Lógica de Jaime Balmes hacía parte de su biblioteca de ca­ becera. La citará innumerables veces a lo largo de su carrera de escritor católico.

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erudición muy superior a la de sus oponentes. E n 120 páginas de pequeño formato (11 cm x 7 cm ), Groot incluye 29 refe­ rencias. Las siguientes son las más importantes por su recu­ rrencia en escritos posteriores : Histoire de la Com pagnie de Jésus, de Crétineau-Joly ; Historia de los judíos desde que cru­ cificaron a Jesus hasta el Descubrimiento de A m érica, de Josep Heydeck; el Serm ón de la circuncisión, de Bossuet; E l Siglo de Luis X IV , de Voltaire; Sobre los jesuítas, de Chateaubriand; y, crucial en su argumentación, el libro editado por la misma Compañía titulado Documentos concernientes a la Compañía de Jesús. Al final, Groot incluye un apéndice tomado de obras históricas de referencia. De la mano de Bercastel y Henrion — cuya Histoire Générale de ΐ Église lo acompañará en todos sus escritos eruditos—, Groot resume la historia de los jesuítas desde su fundación. El cultivo de la erudición será una de las calificaciones imprescindibles que harán posible al historiador a partir del apologista. En la Refutación, Groot hace una demostración semejante a las de los historiadores. Con un documento, conservado en la Secretaría de Gobierno, muestra que Arboleda no represen­ taba la voluntad política de quienes lo eligieron como repre­ sentante por Barbacoas. Se trata de una petición al gobierno central en que los habitantes de ese cantón pedían el envío de un grüpö de jesuítas para fundar un colegio44. Las pesqui­ sas documentales de Groot no contribuyen aún a una argumen­ tación sobre el pasado y sólo sirven para descalificar a su opo­ nente. Por otra parte, esta actitud de pleitista se mantendrá en la Historia Eclesiástica y Civil. N o debe olvidarse que tam­ bién ella es una obra polémica. E n su Refutación de Arboleda, Groot salió en defensa de amigos íntimos. En carta a José Eusebio Caro describe la sa­ lida de los jesuítas de Bogotá en mayo de 1850, y agrega: 44 La consecución de este documento puede guardar relación con que por entonces era miembro suplente del Concejo Municipal de Bo­ gotá. Groot tenía acceso a algunas oficinas públicas durante el primer gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera y parece haber tenido con­ tactos en la Secretaría de Gobierno.

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Yo he hecho los retratos de casi todos los jesuítas de memoria y me han salido bien los bosquejos en términos de que ya he puesto dos en m a rfil... Todos generalmente dicen que ni en el daguerrotipo ha­ brían podido salir más exactas. Las beatas me tienen en peso por ellos; todo el día me vienen a ver o me hablan por la calle; y yo ejerzo sobre esta gente hoy en Bogotá un despotismo completo45.

L a Refutación de Arboleda llamó la atención del arzobispo Manuel José Mosquera, quien, al año siguiente, convocó a Groot, junto con los principales escritores católicos de la capital, para la fundación del principal periódico apologético neogranadino del siglo X IX . D e

LA APOLOGETICA DOGMATICA A LA

G root ,

colarorador y

HISTORIA APOLOGETICA:

ed ito r de

E l Catolicismo (1849-1859)

Entre 1849 y 1859, Groot sirvió como editor y colaborador del periódico E l Catolicismo. Esta labor fue desempeñada al pulso de los tiempos, es decir, en el más auténtico sentido de la actividad periodística. Leyes liberales, desobediencias de clé­ rigos, artículos anticatólicos se sucedían en Nueva Granada semana tras semana. Groot y sus colegas desmentían, refuta­ ban, contraatacaban. L a producción de Groot en E l Catolicismo identificada hasta hoy alcanza los 118 títulos46. Algunos de ellos son series de artículos, la más extensa con doce entregas; series de dos y tres entregas son comunes; la mayor parte son artículos individuales. Los artículos son por lo general ensa­ yos eruditos que ocupan dos o tres páginas del periódico. Una 45 José Manuel Groot a José Eusebio Caro, fechada el 7 de julio de 1850 en Bogotá, conservada en la BRS, estantería 37, carpeta 8.413. 46 Antanas Kimsa tuvo acceso a la biblioteca de José Manuel Rivas Sacconi (BRS) y a la colección personal de E l Catolicismo que perteneció a Groot. En esa colección, el escritor marcaba con sus ini­ ciales los artículos de su pluma. Sin embargo a Kimsa se le escaparon 19 títulos que en este trabajo han sido detectados por los mismos me­ dios. Martha Segura, en la obra a cuatro manos con Beatriz González, ya citada, realizó un nuevo catálogo en el que incluye algunas nuevas entradas con respecto al catálogo de Kimsa, pero ninguna de ellas pu­ blicada en El Catolicismo ni descubierta en la exploración de la BRS.

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mínima parte son notas breves o presentaciones de escritos ajenos. Algunas series fueron editadas como libros de pequeño formato o folletos; es el caso de Los Misioneros de la herejía o defensa de los dogmas católicos47. Los títulos de Groot pu­ blicados en E l Catolicismo constituyen la mayor parte de su obra apologética aparecida en publicaciones seriadas. Aparte de este periódico, Groot hizo publicaciones de polémica reli­ giosa en E l Conservador, E l Símbolo, La Caridad y E l Tradi­ cionista; además publicó tres libros de pequeño formato inde­ pendientes de las series de E l Catolicismo 4849, tres libros de gran formato (sin contar la Historia) 49 y un libro de obras esco­ gidas; de las que un número reducido son polémicas religiosas que no fueron publicadas en E l Catolicismo 50. E n su produc­ ción para E l Catolicismo puede seguirse con detalle la evolución de su escritura apologética51 y percibirse desde 1856 su pro­ gresivo recurso al pasado Como estrategia polémica.

47 J osé M a n u e l G ro o t , L os misioneros de la herejía o defensa de los dogmas católicos, Bogotá, Imprenta de Francisco Torres Amaya, 1853. Otra serie de El Catolicismo publicada como folleto es el Epítome o Compendio de las herejías que han afligido a la Iglesia desde el Siglo Primero hasta nuestros días, Bogotá, 1858. 48 Defensa de la pastoral de 19 de agosto sobre la Ley de celibato eclesiástico o impugnación de las reflexiones del señor Florentino Vezga sobre la misma pastoral, Bogotá, Imprenta Metropolitana, 1869; D e la instrucción primaria, originalmente serie de cinco artículos publicados en La Caridad, núms. 20-24, aumentado y editado como folleto en la Imprenta de El Tradicionista, Bogotá, 1872; La Biblia de la India y el Redentor Jesús Crisna - Contestación al sdñor José María Rojas Garrido, originalmente publicado en tres artículos en el periódico El Tradicionista, núms. 361, 362 y 363 de 1874, y después publicado como libro por la imprenta de El Tradicionista, Bogotá, 1874. 49 Refutación analítica del libro de Mr. Ernesto Renán, titulado Vida de Jesús, Bogotá, Imprenta a cargo de Foción Mantilla, 1865; segunda edición publicada en París en 1869; Discusión provechosa sobre Protestantismo, Bogotá, Imprenta de El Tradicionista, 1874; Ré­ plica al Ministro Protestante H . B. Pratt, Bogotá, Imprenta de El Tra­ dicionista, 1876. 50 Cf. Obras escogidas, 1873. 51 La Refutación analítica del libro de Monsieur Renán, titulado Vida de Jesús, es la excepción porque la polémica sobre la divinidad

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Los artículos de Groot en E l Catolicismo son representa­ tivos de la apologética católica colombiana del medio siglo xix y probablemente constituyen la mayor contribución hecha por un colombiano en ese género. No es exhaustiva porque Groot no estaba sólo y existió distribución del trabajo con los cola­ boradores del periódico y de otras publicaciones. Sobre sus co­ legas apologistas escribió Groot la siguiente nota: El Ilustrísimo Señor Arzobispo Doctor Manuel José Mosquera fue el fundador de este periódico. Para disponer su publicación y redacción reunió en su casa una junta compuesta de las personas siguientes que presidió él: Ilustrísimo Señor Arzobispo, el Sr. Canónigo Dr. Marcelino de Castro, el Sr. Dr. Bernardo Mota, el Sr. Dr. Domingo Riaño, el R. padre Bernabé Rojas dominicano, el fraile Valentín Zapata cande­ lario, el Dr. José Ignacio Márquez, el Dr. Alejandro Osorio, el Dr. Rufino Cuervo, el Dr. Ignacio Gutiérrez, el Sr. José María Saíz, el Sr. Juan Antonio Marroquín y José Manuel Groot. Redactores fueron el Arzobispo, el· Dr. Márquez, el Df. Cuervo, el Dr. Ignacio Gutiérrez y Groot. Los señores Saíz y Marroquín fueron encargados de traduc­ ciones y consecución de pruebas; y los demás fueron colaboradores52.

Rufino Cuervo (1801-1853) había sido el vicepresidente de la república en el gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera y por ausencia de éste ocupó la presidencia en una ocasión. Fue autor de dos defensas del arzobispo Mosquera durante su persecución por parte del gobierno de José Hilario López: la D efçésa del arzobispo de Bogotá y E l arzobispo de Bogotá ante la nación, ambos publicados como folletos en Bogotá en 1852. Alejandro Osorio, nacido en 1790, fue abogado del Colegio del Rosario, encargado de la alcaldía de Santafé después de la fuga del virrey Amar, hombre de confianza de Bolívar en Cúcuta, miembro de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado. Bernabé Rojas, fraile dominico, fue provincial de su orden en 1846, prior del Colegio Máximo de Bogotá (des­

de Cristo ocurrió en 1865 y Groot la sostuvo en E l Símbolo y El Con­ servador antes de decidir escribir un libro completo contra Renán. 52 Anotación de puño y letra de Groot en su colección personal de El Catolicismo, ocho tomos empastados, conservada en la BRS, núms. de catalogación 6.874-6.881.

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pues Seminario Mayor) y obispo de Santa Marta desde 1855 hasta su muerte en 1858. Domingo Antonio Riaño (1788-1866) fue doctor en derecho eclesiástico y civil y médico de San Bar­ tolomé, catedrático de moral, teología y derecho católico en la misma institución y párroco de la catedral metropolitana de Bogotá desde 1841. Como provisor y vicario general del arzo­ bispado fue desterrado en 1852, junto con Antonio Herrán, futuro arzobispo de Bogotá, por su desobediencia del decreto que los conminaba a proponer ternas a los cabildos municipales para la elección de curas. Nombrado obispo de Antioquia, Ria­ ño salió para esa ciudad en 1855, donde murió en 1866, José Ignacio de Márquez (1793-1880), abogado de San Bartolomé y catedrático de derecho real en esa institución durante la Re­ conquista española, era ex presidente de la república en el tiem­ po de su colaboración en E l Catolicismo, José María Saíz (18011857), yerno de Antonio Nariño y comerciante, alcalde ordinario de Bogotá en 1830, secretario del senado en 1840 y 1841, sin ser senador, y senador entre 1841 y 1848, miembro del cabildo de Bogotá en 1855 y traductor de artículos en latín y francés para E l Catolicismo, Juan Antonio Marroquín era el padre de José Manuel — futuro presidente— y patriarca de una familia de hacendados de la Sabana. Ignacio Gutiérrez fue defensor del gobierno de ¡ Márquez como colaborador del periódico legitimista de Liño de Pömbo, E l Observador; gobernador de Cundinamarca entre 1867 y 1868 y opositor de Tomás Cipriano de Mosquera en la década de 1860. Bernardo Mota, Vicente Zapata y Marcelino de Castro eran religiosos de la capital. Manuel José Mosquera fue hombre de la universidad antes de su nombramiento como arzobispo. Entre 1819 y 1823 ade­ lantó estudios de licenciatura en filosofía en Quito y de leyes civiles y eclesiásticas en Popayán. Desde 1825 fue profesor de historia y ley civil institucional en el Seminario de San F ran ­ cisco en Popayán. Fue vicerrector de la Universidad del Cauca desde 1826 hasta 1829 y rector desde ese año hasta su consa­ gración arzobispal en 1835. N o sorprende, pues, que en su primera pastoral anunciara dos temas educativos como las prio­ ridades de su arzobispado:

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. . . m i primer cuidado es el de cultivar la piedad y la ciencia en el clero, para que sea un dechado de buenas costumbres, de manera que los que espían nuestra conducta para censurar hasta los más ligeros defectos, no encuentren nada malo que decir de nosotros. El segundo cuidado de mi ministerio, semejante al primero, es el de la educación cristiana de los niños. . . Porque en vanó se trabajaría en la instruc­ ción del clero [si] la ignorancia general [pusiera] tantos obstáculos al ministerio sacerdotal que apenas bastaría un continuo trabajo para disi­ parla sucesivamente... Por el contrario, trabajando simultáneamente en mejorar la generación que avanza en su carrera y en formar la ' que empieza, se multiplican los medios para conseguir el deseado fin de mejorar la sociedad...

De hecho uno de los mayores logros de Mosquera fue obtener el control del seminario de San Bartolomé en 1841, hasta entonces detentado por el Estado 53. En medio de condiciones políticas tensas, Mosquera siempre se mantuvo fiel a la línea principal de su administración: la consolidación de una Iglesia autónoma y organizada jerárqui­ camente en la que el mando de los superiores fuera más fuerte que la influencia de los poderes locales sobre los cuadros ecle­ siásticos. L a relación con Roma era secundaria ante la urgencia de esa centralización del poder eclesiástico en la alta jerarquía nacional. Todos los proyectos del arzobispo se supeditaban a ese fin, desde la educación del clero — que bien puede verse como/ una homogeneización tanto de la disciplina como de la doctrina— hasta las relaciones de la iglesia con el Estado, que se dirimirían entre jerarcas de ambos órdenes y no en las corporaciones públicas. Mosquera se mantuvo alejado del ultramontanismo vatica­ no hasta 1849, cuando el presidente José Hilario López comenzó un tren de reformas que afectaban directamente a la Iglesia. Esas reformas suponían el desmonte de lo logrado por Mosquera en sus primeros 14 años como arzobispo en la conformación de una iglesia independiente y gobernada por dignidades aristocráticas. 53 Tomado de Terrence B. Horgan, E l arzobispo Manuel José Mos­ quera - Reformista y pragmático, Bogotá, Editorial Kelly, Academia Colombiana de Historia, núm. VII de la colección Biblioteca de Historia Eclesiástica “Fernando Caycedo y Flórez”, 1977.

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A partir de marzo de 1849 fue imposible para el arzobispo ne­ gociar el destino de la iglesia con liberales “de escuela” como Florentino González. Si la política resultaba improcedente, sólo quedaba reemplazarla con las ideas impresas. Fue así como, a instancias de Mariano Ospina Rodríguez, Mosquera fundó E l Catolicismo. Los esfuerzos del arzobispo, encaminados a la edu­ cación del clero, no habían fructificado todavía y los colaborado­ res de E l Catolicismo debieron ser reclutados mayoritariamente entre laicos autodidactas. L a pluma polémica de Groot contó desde entonces con un periódico de influencia nacional. En su artículo “Los defensores de Lutero” 54, Groot inclu­ ye un tratamiento histórico sucinto de la reforma protestante. E l apologista recurrirá frecuentemente a consultas históricas en obras generales o enciclopedias. Contaba en su biblioteca con la sexta edición de la Histoire Générale de l'Église, del barón de Henrion, terminada de publicar en Paris en 1851; la H is­ toire Universelle, del conde de Segur; un Nouveau Dictionnaire Historique - Ou Histoire A brégée, escrito por una Société de Gens Lettrées avec Approbation et Privelège du Roi, publi­ cado en Paris en 1789; la segunda edición del Diccionario de teología del Abate Bergier, publicada en París en 1854; la H is­ toire Générale de la Civilization en Europe, de Guizot, publi­ cada en Paris en 1847; y la Historia Universal de César Cantu, publicada en Paris en 186955. Entre las obras dedicadas exclu­ sivamente a la Reforma protestante, Groot cita frecuentemente las siguientes: la Historia de la Reforma protestante en Ingla­ terra e M anda, del inglés William Cobbett, publicada en Lon­ dres, en dos volúmenes, entre 1837 y 1846, el primero de ellos traducido y editado en Bogotá en 183056 ; los Estudios filosóficos sobre el cristianismo, de Auguste Nicolas, publicados en París

54 José M a n u e l G ro o t , “L os defensores de Lutero”, en E l Cato­ licismo, 14 (mayo 15 de 1850), págs. 121-124. 55 Según puede constatarse en los volúmenes con el ex libris de Groot, conservados en la Biblioteca Rivas Sacconi. Dicho ex libris con­ siste en la firma de Groot o en las iniciales JMG, manuscritas en cursiva. 56 El autor de esa traducción permanece desconocido.

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en 1845, y E l protestantismo comparado con el catolicismo, de Jaime Balmes, publicado en Barcelona en 1844. E l contacto de Groot con la historiografía general europea estuvo media­ do por su labor de apologista católico, y fue esta última el instrumento esencial de sus escritos contra el protestantismo. Además de acumular una cultura histórica general, Groot desarrolló una percepción particular del pasado de su propio país desde antes de hacerse historiador. E n “E l fanatismo” hace un recuento del ateísmo en el país57. Menciona la prescrip­ ción de la enseñanza universitaria con los textos de Jeremías Bentham y Destutt de Tracy durante la vicepresidencia de Santander; los actos públicos en defensa de esas doctrinas; pe­ riódicos anticatólicos tempranos como E l A viso 58 ; su divulga­ ción en tertulias y corrillos; la reciente expulsión de los jesuítas como atentado éontra las misiones y la educación religiosa; y, por último, la “propaganda comunista” de los liberales draconia­ nos del medio siglo. Si bien Groot se vale de su propia me­ moria, llama la atención la disposición de estos hechos en un orden histórico. Dos años más tarde, Groot sostuvo la tesis de que la situación de la Iglesia en 1852 — en un artículo con ese nom bre59 — provenía del hecho de que los padres de familia no sacaron a sus hijos de las escuelas durante la vigencia del Plan Educativo de Santander (1826-1828 y 1832-1837). Se ve cómo en su labor de apologista, Groot formó el hábito de re­ currir al pasado para referirse al presente. Durante los primeros años de su colaboración en E l Cato­ licismo, el interés progresivo del apologista por la historia se compaginó bien con la utilización del dogma católico. E n úl­ timo término, éste es en sí mismo una construcción histórica. En un artículo de noviembre de 1850, Groot explicaba que el protestantismo es el resultado de los pecados de soberbia y 57 José M a n u e l G ro o t , “El fanatismo”, en E l Catolicismo, 22 (sep­ tiembre 15 de 1850), págs. 187-188. 58 E l Aviso, Bogotá, 82 núms., entre el 23 de enero de 1848 y el 5 de mayo de 1849.

59 J osé M a n u e l G ro o t , “Situación de la Iglesia”, en E l Catolicismo, 55 (julio 19 de 1852), págs. 465-468.

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á m in a v .

Portada del periódico E l Catolicismo con ex libris de G root. Colección personal de Groot en ocho volúmenes (32 cm. x 22 cm.). Conservada en la Biblioteca Rivas Sacconi, números de catalogación 6874-6881.

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de sensualidad : “L a primera precipitó en el cielo a la tercera parte de los ángeles, la segunda sumergió al mundo en las aguas del diluvio” 60. El apologista aplica el mismo tipo de argumen­ tación a los asuntos de su tiempo cuando explica que . . . tres han sido los pasos del ‘espíritu de rebelión*: el protestantismo, el filosofismo y el comunismo. Que el primero al menos no era mate­ rialista, que el segundo al menos trabajaba en las ciencias y en las artes y quería hacer de todos filósofos, pero que el último es brutal, se forja en garitos y en lugar de apelar a la curiosidad del sabio apela al ham­ bre del descamisado6162.

Esta retórica dogmática se tornará obsoleta ante el avance de las reformas del medio siglo y su defensa racionalista por parte de los publicistas liberales. Las leyes liberales que rede­ finieron el papel dé la Iglesia en Nueva Granada, aprobadas en su mayor parte entre 1849 y 1853 e2, significaron duros gol­ pes contra los conservadores, si bien su efecto fue menos dra­ mático que el destierro del arzobispo en mayo de 1852. Mos­ quera fue desterrado por orden del presidente López cuando

60 J osé

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El Catolicismo, 25

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213-214. ¡

61 Cf. “Los enciclopedistas y los socialistas comparados en sus medios”, pág. 214. En su artículo inaugural del periódico ( “¿Por qué escribimos?’*), el arzobispo Mosquera se refería a la “rebelión de los espíritus”. 62 Las principales leyes contra la Iglesia en el periodo 1849-1853 fueron: libertad de enseñanza (ley de 15 de mayo de 1850); expulsión de la Compañía de Jesús (decreto de 18 de mayo de 1850); abolición de diezmos (parte de la ley de 20 de abril de 1850 sobre descentralización de rentas nacionales); elección de párrocos por los cabildos municipales (ley de 27 de mayo de 1851); supresión del fuero eclesiástico (ley de mayo 17 de 1851); destierro de algunos obispos y otros eclesiásticos (ley de 27 de mayo de 1851) ; apropiación de fondos del culto por de­ cisión de la Cámara de Representantes (ley de 30 de mayo de 1851); expulsión del arzobispo Mosquera por desobediencia de la ley de 27 de mayo de 1851 (decreto de 27 de mayo de 1852), separación de la Iglesia y el Estado, durante la presidencia de José María Obando (ley de 14 y 15 de junio de 1853),

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se negó a proponer candidatos a los cabildos municipales para el nombramiento de párrocos en las sedes vacantes63. Su sali­ da de Bogotá se verificó el 29 de mayo. E n 1854, Groot escribió el poema Levante la impiedad, dedicado a la memoria del arzóbispo Mosquera, muerto camino de Roma el 10 de diciembre de 1853 64 : Todo esto pudo hacer la furia impía La que pudo matar al gran prelado Que los santos derechos defendía Pero nunca podrá, pues no le es dado Acabar con la fe, que cada día Crecerá con la sangre que ha regado *5.

En 1852, tras el exilio voluntario de José Eusebio Caro en 1851, el destierro del arzobispo y del provisor Domingo Antonio Riaño en 1852, y la muerte de Rufino Cuervo en 1853, Groot quedó en una posición de gran responsabilidad al frente de E l Catolicismo. Sus artículos de esa época, los menos sóli­ dos de toda su producción, aparecieron en la primera página del periódico. Los escritores católicos no alcanzaban a contra­ rrestar la profusión de artículos liberales publicados en la prensa bogotana y en las otras ciudades del país en promoción de las reformas de medio siglo66. Groot perseveraba en su lucha, mas debió sentirse abrumado durante la peor crisis de la Iglesia neogranadina. Por otra parte, la muerte del arzobispo en el destierro tuvo el efecto de unir a los conservadores, lo que no habían logrado

63 Según la ley de 25 de abril de 1845, nunca antes hecha efectiva. 64 L a noticia de la muerte del arzobispo llegó a Nueva Granada el 3 de febrero de 1854. 65 José M a n u e l G ro o t , Levante la impiedad, en El Catolicismo, 131 (marzo 5 de 1854), pág. 333. 66 Algunos de los escritores liberales más productivos en las dé­ cadas de 1850 y 1860 fueron Manuel Murillo Toro, José María Samper, Salvador Camacho Roldán, Manuel Ancízar, Ezequiel Rojas y Floren­ tino González. Sigue pendiente el estudio sistemático de la prensa libe­ ral contra la que José Manuel Groot escribió en E l Catolicismo y en la totalidad de sus obras.

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los líderes del partido 67. L o mismo sucedió en el clero, en el que las diferencias sociales de sus miembros habían dado lugar a conflictos de disciplina. Mosquera fue el mártir de una causa que se fortalecerá desde 1854 hasta su triunfo en la Regenera­ ción. L a ley de separación de la Iglesia y el Estado (ley 15 de 1853) sancionó la independencia formal de la Iglesia en asun­ tos de disciplina y nombramiento de cuadros, pero significó también el fin de sus antiguas prerrogativas como contraparte del poder temporal. L a Iglesia funcionó a partir de entonces como una corporación privada autónoma y los cuadros eclesiás­ ticos se vieron en la condición de ciudadanos comunes y co­ rrientes. Una vez las reformas liberales fueron aprobadas y los hom­ bres en el poder apreciaron la medida de su fuerza con el des­ tierro del arzobispo, la retórica dogmática de Groot empezó a ser tomada a burla por los escritores liberales. E l apologista continuó su labor, decidido a “no dejar pasar esas nocivas es­ pecies”, mas todo su modus operandi entró en crisis: artículo por artículo no era posible oponerse a unas ideas liberales cu­ yos adeptos en Nueva Granada crecían día a día y que se multiplicában en hojas y periódicos. E ra tiempo de recurrir a armas de mayor calibre. Groot empezó por reeditar algunas de sus series de artículos como libros de pequeño formato. T al es el caso de Los misioneros de la herejía o defensa de los dogmas católicos y de Epítom e o compendio de las herejías que han afligido a la Iglesia desde el siglo primero hasta nuestros días, este último destinado a servir como texto de enseñanza en el seminario68. Durante los cuatro años siguientes, Groot descu­ brirá progresivamente la eficacia polémica de las argumenta­ ciones fundamentadas en hechos concretos. 67 Véase la obra de Terrence B. Horgan, E l arzobispo Manuel fosé Mosquera - Reformista y pragmática, publicado en la Biblioteca de historia eclesiástica “Fernando Caycedo y Flórez”, Academia Colom­ biana de Historia, Bogotá, Editorial Kelly, 1977, págs. 97-98. 68 Véase la nota 47 del presente capítulo. Otras series de artículos escritos por Groot en años posteriores nunca fueron editadas como libros; ellas son “La religión demostrada por la razón”, de 1857, y “¿San Pedro fue Papa?”, del mismo año.

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En el artículo “Protesta de los proceres de la Independen­ cia”, de 185469, Groot sostiene que la situación contemporánea de Nueva Granada no era la que habían deseado sus libera tadores: Cansados estamos de oír decir a ciertos hombres de la época que bajo la política e influencias del 7 de marzo 70 se han realizado y cum­ plido las miras de los antiguos patriotas próceres de la Independencia.

A modo de demostración transcribe varios documentos his­ tóricos tomados de un folleto impreso en 1815 y agrega que lo deja a disposición de sus lectores en la imprenta Metropo­ litana71. En 1854, Groot está construyendo argumentaciones a la manera de los historiadores, con fundamento en evidencias provenientes del, pasado. E n los primeros meses de 1854, Groot encontró en los “documentos auténticos” una salida del limbo intelectual en que había estado sumido desde 1852. Sin embar­ go, ellos no le fueron de utilidad inmediata, pues el 17 de abril ocurrió el golpe militar de José María Meló cuando el presi­ dente Obando se negó a declararse dictador liberal. Los editores de E l Catolicismo cerraron el periódico en protesta contra el gobierno, y Groot se recluyó en su casa. N o se conocen publicaciones de Groot durante los ocho meses del gobierno de Meló y lo más probable es que no haya habido ninguna. Aislado de la prensa, Groot llevó un diario fragmentario de los sucesos ocurridos en Bogotá y sus alrede­

69 J osé M a n u e l G r o o t , “Protesta de los próceres de la Indepen­ dencia”, en El Catolicismoy 135 (abril 2 de 1854), págs. 365-366. 70 Se refiere a la administración de José Hilario López. 71 Este folleto no ha sido localizado. Groot transcribió las siguien­ tes piezas: 1 - El artículo 41 de la constitución aprobada por el Con­ greso de las Provincias Unidas en 1813. 2 -U n a circular del poder eje­ cutivo de Tun ja a los cabildos eclesiásticos, de 1813. 3 -O tra al Cabildo Eclesiástico de Santafé, fechada en febrero primero de 1814. 4 -U n oficio del arzobispo de Caracas de 17 de agosto de 1813. 5 -L a contestación de Camilo Torres al anterior, fechada en noviembre 15 de 1813. 6 - Varios decretos ejecutivos y del Congreso, promulgados entre marzo y junio de 1814.

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dores entre junio y agosto de ese añ o 72. E n él recogió anota­ ciones como la siguiente, en tono irónico: El 16 de junio — Contestó Mercado a Girón congratulándose por la toma de Tun ja y dice que será sumamente satisfactoria la noticia al jefe supremo del gobierno provisorio, quien podrá extender su Protec­ ción e influjo sobre esta benemérita ciudad, en donde se venció el ejército opresor destinado a contrariar la regeneración73. Hubo nuevo apretón contra los que no habíamos pagado el empréstito.

Entre el 17 de abril y el 4 de diciembre de 1854, fecha de la caída de Meló, Groot estuvo aislado de la esfera pública y de la prensa; el gobierno de los liberales draconianos le asignó una contribución forzosa, que el 16 de junio no había paga­ do; y entre tanto llevó un diario de los acontecimientos políti­ cos y militares. E n el número de reaparición del periódico, en enero de 1855, Groot publicó un recuento de los sucesos de la revolución y de su sometimiento por parte de los ejércitos regen er ación istas, nombre que da a la coalición contra el go­ bierno de Meló. E n su euforia tras la liberación de Bogotá, el escritor desarrolla la noción de la historia nacional como parte del plan de Dios para el hombre, o teodicea universal. Después de describir la inactividad de las tropas melistas en la Sabana de Bogotá, aprovechada por los comandantes de la ofensiva re gen er adonis ta, Groot comenta: La dictadura estaba entonces atajada como por una mano oculta, para dar tiempo a los que por fuera empezaban de nuevo a trabajar

72 Doce folios sin catalogar, parte de un cuaderno delgado, ma­ nuscritos de puño y letra de José Manuel Groot, titulados Sucesos de 1854 - Revolución de Melo\ contienen una serie de notas encabezadas por fechas, la primera correspondiente al 14 de junio de 1854, la úl­ tima, al ÍO de agosto del mismo año; conservados en la BRS, arcón 36A, liados junto con otras piezas manuscritas por Groot. 73 Groot se refiere a Ramón Mercado, secretario del Interior y Culto del gobierno de Meló, quien felicita al comandante Dámaso Gi­ rón por su victoria sobre el general legitimista Juan José Patria y la consiguiente toma de Tunja por los melistas. En el capítulo quinto se hace un tratamiento más detallado de esta pieza documental.

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para restablecer el orden y el gobierno legítim os... ¿Quién no ve en este conjunto de circunstancias la mano del Todopoderoso? 74.

Groot presenta a Tomás Cipriano de Mosquera, Pedro A l­ cántara Herrán, José Hilario López, Santos Gutiérrez, “los combatientes antioqueños”, la Legión de O riente75, las gue­ rrillas de G uasca76 y la batalla de B ogotá77 como una sucesión de hombres y hechos enviados por Dios. Los líderes del movi­ miento de los artesanos están en las mazmorras panameñas o han caído muertos en la batalla de Bogotá. A los “documentos auténticos” Groot suma, a principios de 1855, la retórica de la teodicea universal, de la que la historia nacional haría parte. Aún le quedaba por adquirir la habilidad para disimular sus convicciones teológicas. Conjurados los draconianos, Groot retornó con optimismo a su pugna contra los gólgotas. Entre enero y febrero sostuvo que la tiranta de Meló demostraba que no se podía gobernar el país sin la Iglesia y pidió la abolición de las leyes contra ella. Su artículo de febrero de 1855 termina con la descripción del hombre llamado a ser el nuevo presidente, en la que los lectores podían discernir sin dificultad al candidato Manuel María M allarino78.

74 J osé M a n u e l G root , artículo sin título, en El Catolicismo, 139 (enero 7 de 1855), págs. 401-405. Este número del periódico aparece numerado 140 por error. El artículo está incluido en la sección edi­ torial del periódico, titulada “El Catolicismo”, razón por la cual Antanas Kimsa le atribuye ese título. 75 Batallones de las provincias de Antioquia y Santander, respec­ tivamente. 76 Organizada por los hermanos Mariano y Pastor Ospina Rodríguez. 77 Sostenida, entre el 3 y 4 de diciembre de 1854, entre las tropas de Meló y los ejércitos re generacionistas. 78 José M a n u e l G ro o t , sin título, en E l Catolicismo, 140 (enero 21 de 1855), págs. 407-410; 142 (febrero 18), págs. 424-427; publica­ dos en la sección editorial del periódico, titulada “El Catolicismo”. Groot pide la abolición de los artículos 49, 7? y 8° de la ley de 15 de julio de 1853: según el 4®, las comunidades laicas serían dueñas de los bienes de la Iglesia en su jurisdicción pasados 25 años; el 7® prohi­ bía una embajada en el Vaticano, excepto por un diplomático en mi­ sión temporal; y el 89 prescribía que los jesuítas no podrían volver jamás.

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Pero pronto su buen estado de ánimo encontrará un fuerte escollo. E l periódico liberal E l Tiem po tenía sus propias ideas sobre cómo reactivar el sistema político después de la crisis del golpe de Meló y contaba con su propio candidato. Manuel Murillo Toro era uno de los fundadores de ese periódico, en el que promocionaba su candidatura con el concurso de M a­ nuel Ancízar, los hermanos José María y Miguel Samper, Sal­ vador Camacho Roldán y otros escritores liberales. Los artículos de Groot publicados en E l Catolicismo durante 1855 confor­ man un bloque de oposición al proyecto político liderado por Murillo Toro. L a guerra periodística del 55 fue ganada por los conservadores, quienes obtuvieron la elección de Mallarino, pero el proyecto libéral se mantuvo activo en las corporaciones legislativas y contó con el relevo fresco del periódico E l Neogranadino. L a fuerza de los liberales en el congreso no permitía a los conservadores hacerse ilusiones sobre el desmonte de las leyes de 1849-1853. Groot, sin embargo, mantuvo su tenacidad en no dejar pasar ninguna “nociva especie” y se enfrentó a los mejores ensayistas colombianos del siglo. Cuando en E l Tiem po lo tachan a él y a sus colegas de “abates y acólitos de la Nunciatura Apostólica”, Groot se siente obligado a defen­ der la obra de su vida. Su celo apologético fue peculiar, pues a diferencia de otros conservadores que también defendían a la Iglesia, él no cultivó una carrera política o de negocios. Ru­ fino Cuervo, por ejemplo, podía presentar, al lado de su defensa del arzobispo Mosquera, sus credenciales como vicepresidente o como secretario de hacienda. Para los negociantes liberales, Groot no era mucho más que un acólito. E n el mismo artículo en que se defiende de ese mote, cuando explica que la Iglesia no se contradice sino que cambia, el tono arcaico de su prosa recuerda al Quijote cuando pontifica ante su escudero: Porque deben saber los de El Tiempo que, en lo tocante a disci­ plina, la Iglesia varía según los tiempos y las circunstancias79.

79 José M a n u e l G ro o t , “El Tiempo”, en El Catolicismo, 146 (m ar­ zo 27 de 1855), págs. 27-28.

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E l “has de saber Sancho” le sirve a Groot para justificar una vida consagrada al estudio del cristianismo sin el cultivo de otras formas de honor, prestigio o fortuna. È1 periodismo durante el siglo xix fue una herramienta más del político, quien también contaba con la oratoria, la formación en dere­ cho, nociones ilustradas sobre el Estado y la sociedad, algunas destrezas administrativas y, frecuentemente, un rango militar. Groot solo tenía el periodismo. Ocupó el cargo de tesorero de la Gobernación de Cundinamarca en la década de 1840 y fue diputado en la Cámara de Representantes en 1856, pero no los asumió con la intención de hacer carrera en la burocracia y rechazó todo cargo público a partir de 1858. Su posición social siempre fue acomodada y nunca estuvo cifrada en los hono­ rarios de la función pública. L a posición argumentativa de los liberales era difícil, pues debían enfrentarse a un dogma construido durante siglos y que resultaba imbatible dentro de su propia lógica. E l trabajo de los escritores liberales era meter piedras en el zapato de los apologistas (las “nocivas especies” de que escribía Groot) y la historia fue una de sus armas. E n su artículo “Qué sabido es E l Tiem po”, de abril de 1855, Groot hace una reseña de los argumentos anticatólicos acuihulados por E l Tiem po en sus primeros 14 números con el fin de justificar la oposición fran­ ca qpe les hizo desde E l Catolicismo, “el Agamenón de la prensa católica” : Así empieza El Tiempo su primer artículo del número 14. Es decir, como quien está haciendo una historia de la sem an a... Todo lo ha de volver historias el editor de El Tiempo. Ya se sabe, es histo­ riador, y los historiadores se quedan con ciertos resabios del oficio80.

Groot se refiere probablemente de los redactores de ese periódico, tor de un recuento histórico de la tomó p a rte 81. L a alusión de Groot

a José María Samper, uno ensayista reconocido y au­ guerra de 1854, en la que a los historiadores liberales

80 J osé M a n u e l G r o o t , “Qué sabido es E l Tiempo”, en E l Catolicismoy 148 (abril 10 de 1855), págs. 43-45. 81 J osé

M a r ía S a m p e r ,

Historia de un alma, Bogotá, 1858.

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que habían publicado obras hacia el medio siglo muestra dos cosas: en abril de 1855, el apologista católico no piensa aún en la historia como vehículo de su causa; por otra parte, sigue atento las obras escritas en ese género por sus contemporáneos liberales y las califica de “resabiadas” . Al despuntar la década de 1850, los liberales habían gana­ do el pasado para su causa. E l Compendio histórico del descu­ brimiento y colonización del N uevo Reino de Granada en el siglo decimosexto, de Joaquín Acosta, publicado en París en 1848, servía como un manual general sobre el pasado colonial, y el Compendio de la historia de Nueva Granada desde su descubrimiento hasta el 17 de noviembre de 1831, para el uso de los colegios y universidades de la república, de José Antonio de Plaza, publicado en 1850, agregaba a un recuento esquemá­ tico de la Colonia un resumen de las gestas de independencia. Sobre este tema, la obra principal era la Historia de la Revolu­ ción de Colombia de José Manuel Restrepo, publicada en 1827 y en vísperas de su segunda edición aumentada, realizada en 1858. Si en su edición definitiva Restrepo asumirá un tono suave con respecto a la Iglesia, en la de 1827 militaba contra ella y daba rienda suelta al filosofismo imperante entre los colaboradores de Santander. A estas obras principales deben sumarse las memorias de los caudillos de la independencia, todos ellos reformistas liberales de primer orden : Santander, José María Obando, José Hilario López y Tomás Cipriano de Mos­ q u era82. L a apropiación del pasado nacional por parte de los liberales fue otra de las motivaciones que condujeron a Groot a la escritura histórica en el curso de 1856.

82 F r a n c isc o d e P a u l a S a n t a n d e r , Apuntamientos para las me­ morias sobre Colombia y la Nueva Granada, publicada, en parte, en 1837 y, en su totalidad, en 1838, en Bogotá; José M a r ía O b a n d o , Apunta­ mientos para la historia, Lima, 1842; José H il a r io L ó p e z , Memorias, París, 1857; T o m á s C ip r i a n o d e M o s q u e r a , Manifestación del señor To­ más Cipriano de Mosquera a la nación, Bogotá, 1858. A ellas puede sumarse la obra de D a n i e l O ’L e a r y , Memorias, publicada en Caracas entre 1879 y 1884. El estudio comparado de la historiografía liberal del medio siglo y de la Historia Eclesiástica y Civil permanece pendiente.

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L a aproximación progresiva a la historia por parte del gru­ po de E l Catolicismo puede verse en una publicación de julio de 1855. Bajo el título “Para la historia”, los editores del pe­ riódico editaron una carta dirigida por Joaquín Mosquera a José Manuel Restrepo el 2 de agosto de 1854 83. L a edición vie­ ne antecedida por una breve introducción y al final de ella se agrega un comentario firmado “R ”, a todas luces de Res­ trepo. E l conjunto no presenta firma y nada indica que sea de Groot, mas su publicación en primera página como ar­ tículo editorial significa que el apologista tomó parte en su edición. E n la carta transcrita, Joaquín Mosquera narra la en­ trevista que sostuvo con Bolívar en Pativilca, Perú, en 1823, cuando la situación de los ejércitos patriotas era desesperada y el Libertador parecía estar enfermo de muerte. L a consigna de Bolívar en tales circunstancias fue triunfar a toda costa y a pesar de todos los sacrificios. E l artículo denota una at­ mósfera en la que campea la historia y muestra el acerca­ miento de José Manuel Restrepo, “el historiador de Colombia”, al grupo de E l Catolicismo. De hecho, Restrepo anunciará ía segunda edición de su Historia de la Revolución de Colombia en el periódico, en carta remitida el 21 de enero de 1857 y publicada en el número 252. Existe evidencia de que Groot recibió al menos una carta de Restrepo84. Desde mediados de 18^5, la escritura histórica ya no será vista como “resabiada” por parte de los apologistas católicos, quienes empiezan a des­ cubrir su utilidad con fines apologéticos. E l 14 de marzo de 1856 se sancionó la ley de libertad re­ ligiosa, promovida por el presidente Mallarino, que perfeccio­ naba la ley de 1853 sobre separación de la Iglesia y el Estado.

83 José M a n u e l G r o o t , “Para la historia”, en E l Catolicismo, 163 (julio 24 de 1855), págs. 161-162. 84 En la BRS reposa un documento mecanografiado de 13 páginas, titulado “Archivo de José Manuel Groot”, en el que se referencia su correspondencia pasiva. Bajo el número 197 se da cuenta de una carta enviada por José Manuel Restrepo. El archivo en cuestión no fue encontrado en la BRS.

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Groot, por entonces diputado de la Cámara de Representantes, y sus colegas de E l Catolicismo entendieron que esta ley les permitía abogar por una Iglesia que se gobernase a sí misma, sin la injerencia del Estado. Fue en este contexto político que Groot prestó su primer servicio en favor del poder temporal de la Iglesia neogranadina. E n su artículo “Informe de la co­ misión sobre la entrega del cementerio público”, de enero de 1856, respondía a la proposición del Cabildo de Bogotá de en­ tregar el cementerio público al manejo de la Iglesia, en virtud de la ley de 14 de mayo de 185585. E l Cabildo contrató una comisión para que dictaminara sobre el monto que la Iglesia debía pagar por concepto de indemnización. Groot, como re­ gidor de la comisión, concluyó que la Iglesia no debía nada y que el traspaso debería hacerse sin dilación. Como colofón de este primer trabajo histórico por contrato agrega una nota de finísimo humor: Es deber [del Cabildo] señalar un área que sirva para recibir los cadáveres rechazados de los otros cementerios. Para este objeto cree­ mos que con que se cercara la octava parte de una fanegada de terreno sería lo suficiente, porque el caso que la ley prevé, quizá en diez años no se presentaría uno, si se ha de juzgar por lo que ahora hemos visto, pues los protestantes y los otros sectarios irían a sus cementerios, y nuestros filósofos, que en buena salud ostentan no tener religión, irán al nuestro porque a las últimas se confiesan y mueren como católicos.

Como parte de la campaña liberal en la prensa, los edito­ res de E l Neogranadino anunciaron, en el número 366 de ese periódico, una serie de artículos bajo el título “E l Clero ultra­ montano”, escrita por José María Sam per86. E n “Los radicales sin máscara”, Groot anunció su propósito de responderles y

85 José M a n u e l G r o o t , “Cementerio - Informe de la comisión sobre la entrega del cementerio público”, en E l Catolicismo, 191 (enero 15 de 1856), págs. 391-394. 86 José M a r ía S a m p e r , “El Clero ultramontano”, publicada sin firma en E l Neogranadino, Bogotá, núms. 366-370, 372, 373, 377, 378, 380 (entre el 16 de septiembre y el 22 de diciembre de 1856). En Historia de un alma, pág. 124, Samper afirma su autoría de esos artículos.

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casó polémica sobre la legitimidad del papado87. En esta serie, Groot recurrió por primera vez a un soporte bibliográfico to­ talmente histórico88. Cita obras del conde de Ségiir, Voltaire, Baronio y Fleury, además de las epístolas de Casiodoro y san Gregorio Papa y el Nuevo Testamento. Sobre la Historia de la Iglesia de Segur escribe que no es precisamente una obra afecta al poder temporal de los Papas, mas sabe leerla en pro­ vecho de su causa. Al final comenta: “Así permite Dios que los detractores de los pontífices se corten la cabeza con su pro­ pia mano”. L a fe de Groot en la teodicea universal no sólo atañe a la historia sirio también a su escritura. Los historiadores también pueden utilizar su libre albedrío para renegar de Dios, mas en último término no pueden escapar a la contradicción en el marco del plan divino para el hombre. Groot entiende que está en posesión de una nueva arma. Cuando los escritores liberales argumentaban que el papado era ilegítimo porque Petrus era un nombre propio, y la petram mencionada en el evangelio de san Mateo (M t. 16-13) era sólo una piedra, Groot les contraponía una formidable erudi­ ción en materia de historia eclesiástica universal y toda su com­ petencia en exégesis bíblica. Los papeles se han invertido en la polémica religiosa durante 1856: cuando los liberales aducen fisuras en el dogma católico no hacen otra cosa que centrar sus argumentaciones alrededor del mismo. Groot, en cambio, ha dejado atrás la retórica dogmática y cuenta ahora con la argumentación histórica. Contra un artículo liberal puede opo­ ner cinco tratados históricos de grandes eruditos. Groot descu­ brió su mayor fortaleza en octubre de 1856. En él mismo año, el apologista sirvió como diputado de la Cámara de Representantes y se batió con éxito contra el

87 J osé M a n u e l G r o o t , “L os radicales sin máscara”, en El Catolicis­ mo, 232 (septiembre 23 de 1856), págs. 305-306. 88 José M a n u e l G ro o t , “El poder temporal de los Papas”, serie de tres artículos, en E l Catolicismo, 235 (octubre 14 de 1856), págs. 335-338; 236 (octubre 21), págs. 341-344; y 237 (octubre 2 8 ), págs. 351-354.

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proyecto liberal de Murillo Toro de abolir la pena de muerte. El contacto directo con el enemigo en la arena publica vino de la mano con su comprensión del valor de la historia para su causa política. E l fundamento “teórico” de su nuevo mé­ todo de polémica cayó en sus manos por la misma época. A finales de 1856, probablemente entre septiembre y octu­ bre, Groot descubrió un folleto titulado Sustancia del método de Leslie contra los deístas89. Desde el momento en que lo leyó se propuso presentarlo a sus lectores de E l Catolicismo, ampliado a su discreción. Groot trabajó en este proyecto entre diciembre de 1856 y mayo de 1857, cuando anunció la publi­ cación seriada de sus resultados en E l Catolicismo y solicitó suscriptores para su edición como folleto90. Así se explica la ausencia de Groot de las páginas del periódico en ese periodo. Además, por el mismo tiempo, trabajaba en una serie de trece artículos sobre el primado de Pedro y ya maduraba el proyecto de su Historia Eclesiástica y Civil. L a serie titulada “L a religión cristiana demostrada por la razón” ampliaba la Sustancia del método de Leslie en cuatro quintas partes. Su importancia ra­ dica en que constituye un manifiesto en favor de la historia como estrategia apologética. Groot introduce su edición libre de la obra de Leslie con las palabras del autor dirigidas a un mecenas np mencionado: 89 Se refiere a Charles Leslie (1650-1722), teólogo anglicano, autor de obras polémicas, contra cuáqueros, judíos, socinianos, católicos y deístas. La principal, dirigida contra estos últimos, se titula A Short and Easy Method with the Deists, wherein the Certainty of the Christian Religion is Demonstrated by Infallible Proof from Four Rules, Londres, 1697. Su primer traductor en español y editor en Nueva Granada, an­ terior a Groot, permanece desconocido. 90 José M a n u e l G r o o t , “La religión cristiana demostrada por la razón”, serie de ocho artículos, en E l Catolicismo, núms. 264 (mayo 5 de 1857), págs. 141-143; 268 (junio 2 ), págs. 172-174; 289 (octubre 2 7 ); págs. 343-345; 290 (noviembre 3 ), págs. 353-354; 293 (noviembre 2 4 ); págs. 376-378; 294 (diciembre l 9) , págs. 385-387; 297 (diciem­ bre 22 ), págs. 413-414; y 298 (diciembre 29 de 1857), págs. 424-426. Kimsa anota que Sturgis E. Leavitt y Carlos García Prada reseñan su publicación como folleto en su obra A Tentative Bibliography of Colombian Literature, pág. 31. Este folleto no ha sido localizado.

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Estimado señor, usted me dice que desea le dé yo una demostra­ ción general de la verdad de la religión cristiana, haciendo notar al mismo tiempo la diferencia que hay entre ésta, las del gentilismo y el mahometanismo; de manera que los deístas se vean obligados a re­ nunciar a su propia razón, y a la del género humanó, o a admitir por medio de la razón la revelación cristiana. . . La verdad del cristianismo quedará suficientemente demostrada si se demuestra que los hechos y milagros de nuestro señor Jesucristo referidos en el Evangelio son ver­ daderos; porque si ellos son verdaderos establecen la verdad de lo que Él nos ha enseñado. Lo mismo podemos decir con respecto a los mila­ gros de Moisés. Si condujo a los israelitas por el Mar Rojo, e hizo todas las demás cosas milagrosas que se refieren en el libro del Éxodo, precisamente ha de haber sido mandado por Dios. Siendo esto de tanta evidencia, creo serán las razones más fuertes que se pueden desear, tanto que los mismos deístas confiesan que, si esos hechos hubieran pasado por sus ojos, no vacilarían en creer. La importancia, pues, del negocio consiste en la verdad de esos hechos.

Leslie pasa a proponer unos criterios de verdad sobre el dogma católico que son muy similares a los de la historio­ grafía tradicional. Para tener certeza sobre un hecho narrado en la Biblia, es suficiente: 1) Que el hecho sea tal, que el hom­ bre pueda juzgar de él por los sentidos exteriores. 2 ) Que se haya verificado publicamente en presencia de testigos. 3) Que haya monumentos públicos y prácticas en su conmemoración. 4) Que estos monumentos y prácticas hayan sido constituidos desde el mismo tiempo en que se verificó el hecho que conme­ moran. L a verdad del dogma queda de esta manera supedi­ tada a una demostración histórica. En lugar de la argumenta­ ción teológica, Groot ha replanteado su trabajo apologético como la demostración de hechos pasados. Ahora bien, si el método de Leslie demuestra la verdad de las Escrituras, les queda a los historiadores eclesiásticos na­ rrar y evaluar el curso ulterior de la teodicea universal en sus respectivos países. El desafío lanzado por Leslie a los deís­ tas fue: “Tócales ahora, si quieren reivindicar el título de hombres de razón, presentarnos un hecho de los siglos pasa­ dos, de esos hechos sobre los cuales no dudan absolutamente, que reúna mayores o iguales condiciones de verdad [que los de la historia sagrada]. . . ” E l reto de Groot será disponer con­ tra sus connacionales liberales toda una sucesión de hechos

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del pasado nacional, desde sus comienzos hasta el presente, para demostrar que la Iglesia católica neogranadina posee las claves de la redención nacional y que, al margen de ella, el país dará en el infierno de la anarquía y el estancamiento. En octubre de 1856, el apologista dogmático ha dado lugar al his­ toriador apologista. E l fruto de esta evolución vendrá después de catorce años de trabajo.

CAPÍTULO SEGUNDO

L A FO R M A C IÓ N H IS T Ó R IC A D E G R O O T D U R A N T E SU H IS T O R IA i

T R A B A JO

E C L E S IÁ S T IC A

EN Y

LA C IV IL

(1856-1869)

José Manuel Groot se hizo historiador en la escritura de la Historia Eclesiástica y Civil. Si bien comprendió progresiva­ mente la utilidad del pasado para su labor de apologista ca­ tólico, fue sólo a finales de 1856 que concibió su proyecto historiográfico. Su desarrollo le llevó catorce años, durante los cuales mantuvo su producción en apologética y publicó escri­ tos de diversos géneros. Más allá de su valor intrínseco, estos títulos arrojan luz sobre la formación de Groot como historiador en un momento en que no había maestros, escuelas o academias de historia en el país. Es, pues, en la totalidad de su obra escrita donde mejor puede estudiarse su formación histórica. E n 1856, Gijoot fue diputado por Bogotá en la Cámara de Representantes y junto con Mariano Ospina Rodríguez, Pedro Fernández Madrid, José Joaquín Ortiz, Carlos Holguin e Ig­ nacio Gutiérrez hizo oposición a los proyectos de simplifica­ ción del código penal, liderados por Manuel Murillo T o ro 1. Ese año, el paquete de reformas liberales incluía la abolición

1 Los resultados de las elecciones de 1855 de senadores y diputa­ dos para el periodo legislativo de 1856 fueron publicados, entre otros periódicos, en el número 31 de ha Esperanza, de 23 de agosto de 1855, pág. 124. En el artículo “A última hora”, Groot es presentado como el quinto candidato en obtener la curul de diputado por la provincia de Bogotá, con 2.986 votos.

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de la pena por homicidio agravado, la despenalización de la calumnia, de las manifestaciones contra el gobierno y de una serie de delitos menores, tipificados para defender el culto re­ ligioso. Durante los gobiernos conservadores del periodo 18551861, el partido necesitaba a sus miembros más confiables, y en 1857 se le pidió a Groot continuar en la Cámara como su­ plente del general Emigdio Briceño. L a restitución de los je­ suítas, después de su segunda expulsión en 1850, fue otro tema candente de la constituyente de 1857 y al año siguiente, el pre­ sidente Mariano Ospina Rodríguez favoreció su regreso al país. Además del federalismo y la restitución de los jesuítas estaba en discusión el desmonte de las leyes eclesiásticas de 1849-1853 y la restitución del Plan Educativo de 1826. E l escritor, enfras­ cado ya en su nuevo proyecto, rechazó el llamado: Sé que van a colocar mi nombre en el círculo de Bogotá; les su­ plico, agradeciendo como es debido, que no se tomen ese trabajo, que será en vano, pues en caso de que llegase a tener mayoría para ser diputa­ do, desde ahora digo que no acepto. Y no se crea que lo hago por egoís­ mo, pues que siempre seguiré trabajando en favor de los principios del orden en el sentido que yo los entiendo, aunque no los entiendan así los conservadores. La base de mis principios es el principio católico porque me parece el principio del orden por excelencia2.

El tenso clima político durante la Confederación Grana­ dina -dio renovados argumentos y motivación al proyecto his­ tórico de Groot. Libre de su compromiso con las corporaciones públicas, Groot pudo dedicar tiempo a la consulta de obras y prensa antigua, probablemente en la biblioteca pública. En septiembre de 1857, con motivo de los debates sobre federalis­ mo anteriores a la reforma constitucional de 1858, Groot editó en E l Catolicismo un documento, fechado el 20 de febrero de 1812, que había sido publicado en el número 30 de la Gaceta Ministerial de Cundinam arca3. E l documento describe las

2 José M a n u e l G r o o t , “Listas eleccionarias”, en El Catolicismo, 276 (julio 28 de 1857), pág. 243; firmado el día 27.

3 J osé M a n u e l G ro o t , “Recreaciones federales”, en El Catolicismo, 283 (septiembre 15 de 1857), págs. 297-298.

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disputas entre Timaná y Neiva en el orden federal de 1812 y anuncia la inminencia de un choque armado causado por temas de jurisdicción. En 1857, el liberalismo cosechaba triun­ fos en las corporaciones legislativas y estaba a punto de lograr una constitución federalista. Para refutarla, Groot aduce momen­ tos de la historia nacional y practica con elegancia el contra­ punto entre pasado y presente. L a Historia ya está en curso de escritura a mediados de 1857. Tres semanas después de esta transcripción, Groot publicó otra en favor del mantenimiento de la política de misiones en zonas apartadas del territorio na­ cional. Bajo el título de “E l Gobernador de Casanare y las misiones de los jesuítas”, el apologista publicó las conclusiones de dicho funcionario en el sentido de que la expulsión de los jesuítas en 1767 había sido una catástrofe para el Casanare4. Estas transcripciones comentadas evidencian la consulta por parte de Groot de los archivos y bibliotecas de la capital y el progreso temprano de su investigación histórica. Desde octubre de 1857 es evidente que el escritor abandona sus viejas formas de polémica. En un artículo titulado “San Pedro, su suegra y el ministro X ” 5, Groot vuelve sobre el tema del primer Papa, extensamente tratado entre junio y sep­ tiembre de ese año 6. Ante el argumento de un anónimo cura

4 J osé M a n u e l G root , “El Gobernador de Casanare y las misio­ nes de los jesuítas”, en E l Catolicismo, 286 (octubre 6 de 1857), págs. 319-321.

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5 José M a n u e l G r o o t , “San Pedro, su suegra y el ministro X ”, en E l Catolicismo, 285 (septiembre 29 de 1857), págs. 310-314; es ré­ plica contra un artículo anónimo publicado en el número 142 de El Tiempo. 6 José M a n u e l G ro o t , “¿San Pedro fue Papa?”, serie de 13 ar­ tículos, en E l Catolicismo, 268 (junio 2 de 1857), pág. 172; 270 (junio 16), págs. 187-190; 271 (junio 23), págs. 195-197; 272 (junio 30), págs. 203-205; 273 (julio 7 ), págs. 213-215; 274 (julio 14), págs. 221-223; 275 (julio 2 1 ), págs. 229-231; 276 (julio 28), págs. 237-240; 277 (agos­ to 4 ), págs. 245-247; 278 (agosto 11), págs. 253-255; 279 (agosto 18 [por error en la paginación el número 279 aparece con fecha 11 de agosto]), págs. 261-262; 280 (agosto 25 ), págs. 269-272; y 281 (septiem­ bre 1? de 1857), págs. 277-281.

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liberal en él sentido de que el apóstol había sido casado — se­ gún se colige de los Evangelios—, el apologista replica, con notoria impaciencia, que un viudo puede tener suegra. Con esta lógica, Groot defiende la castidad mantenida por el primer Papa durante el ejercicio de su ministerio. Entre 1849 y 1856 su estrategia contra los liberales había sido refugiarse en el dogma católico y no permitirles que lo desafiaran en el terreno de los “contenidos sociales”, como ellos mismos le reprocha­ ban. Hacia 1857, los liberales descubren una eficaz contramedida : simplemente ignoran las argumentaciones de Groot y los otros apologistas y los obligan a repetirlas una y otra vez. Sobre el problema del celibato de los clérigos, retomado por el “Ministro X ”, escribe Groot desesperado: “Sobre esta cues­ tión escribimos largamente en los años 53 y 54 y así no tene­ mos otra vez óecesidad de ocupar nuestro periódico en esto. Pero no podemos dejarla pasar por alto”. Las “nocivas especies” de los liberales, repetidas una y otra vez, terminaron por sa­ carlo de casillas. Sobre la prohibición de ciertos libros por parte de la Iglesia exclama en el mismo artículo: “ ¡Valientes cabe­ zas! ¡Por último la prohibición es para el que cree; el que no cree es libre de leer, como lo es de irse para el infierno si se le da la gana!”. Era tiempo de pasar a argumentaciones contundentes. En lpgar^de ocuparse de aspectos dogmáticos, el apologista lo hará en lo sucesivo de los hechos concretos, a la manera descrita por él teólogo anglicano Leslie. Un indicio de la claridad que te­ nía el proyecto histórico de Groot desde 1857 puede verse en una frase del mismo artículo sobre la suegra de san Pedro. T am ­ bién sobre el tema de los libros prohibidos por la Iglesia es­ cribe en contra de una publicación liberal: No se queje pues si usando los mismos medios, ya que han te­ nido el gusto de reimprimir aquí el Secreto de Roma, nosotros reim­ primimos también el verdadero secreto del Protestantismo anglicano, el que está en las cartas de Sir William Cobbet, escritas no sobre ma­ terias como el Secreto de Roma, sino sobre documentos auténticos.

Un año después de acometer su proyecto historiográfico, Groot no sólo resucitaba de las cenizas como escritor católico

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LA FORMACIÓN HISTORICA DE GROOT

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sino que también tenía nada menos que el subtítulo de su futura Historia, “escrita sobre documentos auténticos”. U n año después de su serie sobre el papado, Groot publicó otra titulada “Epí­ tome o compendio de las herejías que han afligido a la Iglesia desde su origen hasta nuestros días” 7. Su propósito fue faciltar a los estudiantes del Seminario Conciliar de la Arquidiócesis el estudio de las herejías ante la dificultad de conseguir y es­ tudiar las extensas y costosas historias eclesiásticas en que se daba “noticia circunstanciada” de ellas. Este trabajo está fun­ dado únicamente en obras enciclopédicas con las que Groot contaba en su casa, en particular el Diccionario de Teología de Bergier. Es dé gran interés que poseyera obras que el mismo Seminario íArquidiocesano no tenía para formar a los cuadros de la Iglesia neogranadina, lo que contribuye a ex­ plicar por qué Groot asumió una tarea que en rigor corres­ pondía a curas bien formados. E l Epítome, si bien no reviste mayor interés heurístico 8, es el primer escrito de Groot construido como una narración histórica. Dispuso su contenido por siglos y, en cada siglo, una sucesión larga de herejes y herejías, a la que agregó una breve explicación de contexto; la narración del origen y fin del mo­ 7 Cf. “Epítome o compendio de las herejías que han afligido a la iglesia desde su origen hasta nuestros días”, serie de cinco artículos, en El Catolicismo, 320 (junio l 9 de 1858), págs. 172-174; 321 (junio 8 ), págs. 18Í-183; 322 (junio 15), págs. 188-189; 323 (junio 22), págs. 198-199; y 324 (jhnio 29 de 1858), págs. 204-205; publicado como fo­ lleto en el mismo año de 1858. 8 Se trata simplemente de un resumen de la parte sobre herejías en la Historia de la Iglesia del Barón de Henrion. Mathieu Richard Auguste, Barón de Henrion, nació en Metz en 1805 y murió en Aix en Provence en 1862. Publicó: Histoire des Ordres Religieux (1831), Tableau des Congrégations Religieuses formées en France depuis le XVllèm e Siècle (1831), Histoire de la Papauté (1832), Histoire Générale de rÉglise pendent le XVIIIème et le XIXème Siècles (1836), Histoire Littéraire de la France (1844), Vie de Mr. de Frassynous (1844), His­ toire Générale des Missions depuis le XHIème Siècle (1845-1847), y su Histoire Ecïésiastique, publicada desde 1852. Henrion también completó el Dictionnaire Historique del belga Francisco Javier Feller (1735-1802), publicado en Lyon en 1867.

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vimiento herético; una explicación de sus errores teológicos, invariablemente tachados de ridículos, locos o perversos; y, por último, un comentario a manera de moraleja en el que los estudiantes del seminario son puestos en guardia contra la rea­ parición de los mismos errores entre los anticatólicos contem­ poráneos. E n la Historia, Groot incorporará fuentes primarias en una matriz narrativa y apologética ensayada con éxito en el Epítom e de 1858. En cuanto a su búsqueda de fuentes primarias, nada más elocuente que un pasaje de su homenaje a la Virgen María el día de su efemérides en 18589. E l Catolicismo promovía el dogma de la Inmaculada Concepción, adoptado por el Vatica­ no en 1854. Groot demuestra con un “documento auténtico” cómo este dogma era sentido y practicado por la feligresía desde mucho antes de la sanción papal. L a pieza que utiliza es una pincelada perfecta: Y sobre la puerta principal del templo de esta Santa Metropoli­ tana Iglesia está grabada en letras de oro esta sentenciosa inscripción: “Bajo el Título y Patrocinio de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, Santafé Religiosa Prosperará — Año MDCCCXIV”.

En 1858, Groot no solamente estaba haciendo un poco de epigrafía, por cierto visible a todos los bogotanos, sino que ya pensaba como un historiador. L a Noticia biográfica

d e l p in t o r

G regorio V Á s q u e z

En 1859, Groot publicó el estudio titulado Noticia biográ­ fica de Gregorio Vásquez A rce y Ceballos — pintor granadino del siglo X V I I — con la descripción de algunos cuadros suyos en que más se da a conocer el mérito del artista10. Este es el primero de sus trabajos que reúne todas las características de una obra original de historia: la utilización de fuentes origi­

9 José M a n u e l G r o o t , “El 8 de diciembre de 1858”, en El Cato­ licismo, 347 (diciembre 7 de 1858), primera página del número. 10 José M a n u e l G r o o t , Noticia biográfica de Gregorio Vásquez A rce i Ceballos — pintor granadino del siglo X V III — con la descripción

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nales; el tratamiento de un tema que pueda considerarse his­ tórico, en el sentido de su situación en el pasado o de la atención a la diacronía; y el descubrimiento de hechos e interpretacio­ nes novedosos. L a Noticia es el único precedente propiamente historiográfico de la Historia en la obra de G roo t11. E l autor la introduce con la siguiente explicación: El deseo de que no se pierda para mi país la memoria de un artista célebre cuando tan escasos han sido nuestros progresos en las bellas artes, me hace publicar las noticias que de largo tiempo atrás he podido adquirir sobre la vida del pintor granadino Gregorio Vás­ quez. Esta idea me ha conducido a diversas investigaciones, las cuales han tenido por resultado la noticia biográfica que presento a mis com­ patriotas, lisonjeándome de. haber conseguido cuanto era posible con­ seguir sobre la vida de un hombre entre el cual y nosotros se interpone siglo y medio, en un país sin establecimientos científicos que transmitan de una edad a otra los anales del saber.

Groot fue consciente de que este era un trabajo esencial­ mente histórico y como tal lo publicó. El tema de Vásquez estuvo en boga de la intelectualidad bogotana en 1859. Así lo sostiene Guillermo Hernández de Alba en su comentario bio­ gráfico sobre Ezequiel Uricoechea*112, quien, junto con José M a­ ría Vergara y Vergara concibieron el proyecto de producir un tomo sobre la obra de Vásquez con fotografías, una noticia

de algunos cuadros suyos en que más se da a conocer el mérito del artista, Bogotá, Imprenta de Francisco Torres Amaya, 1859, 67 págs. 11 En el mismo año 1859, Groot publicó una serie de tres ar­ tículos biográficos sobre el padre Pedro Claver, titulada “Ad Maiorem Dei Gloriam”, en E l Catolicismo, 398 (noviembre 29), págs. 380-382; 401 (diciembre 13), págs. 403-404; y 402 (diciembre 2 0 ), págs. 414-416. Groot recoge en ella un conjunto de tradiciones sobre el padre, no aporta evidencias históricas nuevas y en último término produce un escrito menos histórico que proselitista sobre Claver, de quien en 1859 se seguía en el Vaticano el proceso de beatificación.

12 G u i l l e r m o H e r n á n d e z d e A l b a , “El doctor Ezequiel Uricoe­ chea”, en la serie Filólogos colombianos, Bogotá, Instituto Caro y Cuer­ vo, 1968; también publicado como introducción a la Memoria sobre las antigüedades neo granadinas, núm. 21 de la Biblioteca del Banco Popular, Bogotá, 1971.

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biográfica y la descripción detallada de sus cuadros. E l pro­ yecto que Uricoechea y Vergara no realizaron fue llevado a cabo, punto por punto, por Groot, con excepción de la parte fotográfica. En la Noticia, el autor hace explícitos todos los pasos seguidos en su investigación, lo que hace solamente en raras ocasiones en la Historia Eclesiástica y Civil: Las noticias de que se compone esta biografía son tradicionales, y sólo respecto de Baltazar de Figueroa, maestro de Vásquez, he halla* do razón en don Juan Flórez de Ocáriz, quien hace de él grande elogio (tomo 1°, pág. 257). De Vásquez nada dice porque Ocáriz escribía en 1672 viviendo este pintor, y de consiguiente no es extraño que no hable de él como tampoco habla Piedrahíta; porque los cronistas anti­ guos de nuestro país parece que no escribían para la posteridad sino para sus contemporáneos, a quienes suponían impuestos de lo presente. Solamente el padre Zamora, que escribía en 1699, lo menciona con grande elogio al hablar de los cuadros de la Capilla del Sagrario (Libro V, Capítulo XIII, pág. 507) [ . . . ] Estas noticias las he recogido, hace muchos años, de personas de edad avanzada que viniendo del úl­ timo tercio del siglo anterior, bien han podido conservar las tradiciones ,de sus antepasados, más cercanos a los tiempos de Vásquez [ . . . ] En­ tre estas personas tuve la fortuna de encontrarme con un sujeto muy instruido en nuestras antigüedades, el cual me dijo había leído un manuscrito antiguo de la vida del artista conservado por el maestro Padilla, pintor, hombre muy curioso, hermano del padre fray Diego Pa­ dilla de San Agustín. A dicho sujeto, pues, debo muchas de las noticias que doy, principalmente sobre los principios de la vida del artista. Otro sujeto me informó, por tradiciones que se conservan en su fa­ milia, que Vásquez había vivido más de setenta años y que había vivido en el barrio de la Catedral. Luego supe por un religioso varios pormenores, y entre ellos, haber sido la última obra de su pincel el cuadro de la Concepción de la Candelaria. Inmediatamente fui a in­ vestigar el cuadro, por si encontraba la fecha, y en efecto la encontré, con el nombre de Vásquez todo escrito con pincel blanco en letras grandes, y es del año de 1710. Con este dato y la noticia que tenía de lo que había vivido, siendo cierta, no tenía más que hacer para hallar la partida de bautismo que buscar en los libros parroquiales de la Ca­ tedral desde 1600 para adelante. Así lo hice en asocio del cura, que me permitió consultar los libros antiguos; y en efecto hallé este docu­ mento, el más interesante para el objeto que me he propuesto, que es el de conservar para mi país la memoria de este hombre célebre cuya nacionalidad se había puesto en duda por algunos que lo juzgaban europeo. Para empezar, pues, su biografía, exhibo la partida de bau­ tismo que es copia legalizada.

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En primer lugar, Groot hizo la revisión bibliográfica de los cronistas coloniales hasta el punto de sacar una conclusión general sobre ese género de escritura histórica. Dice que es­ cribían para los contemporáneos. Hecho esto, decidió que las fuentes principales de su trabajo habrían de ser orales y con ellas hizo su libro. Después se planteó el problema del naci­ miento de Vásquez en relación con su nacionalidad. Diseñó üna estrategia de búsqueda del dpcumento necesario y lo en­ contró. Con esa prueba puso el primer eslabón de su argu­ mentación, haciéndola novedosa y contundente al mismo tiem­ po. Puede decirse, habida cuenta de las escasas referencias a Vásquez de los cronistas coloniales de los siglos xvii y xviii, que Groot inauguró la tradición escrita sobre el pintor13. Aparte de su primera investigación de archivo exitosa, Groot practicó en esta obra la investigación basada en fuen­ tes orales, ampliamente utilizada en el tercer tomo de la H is­ toria. Tanto en la Noticia como en la Historia, Groot guarda silencio sobre la identidad de la mayor parte de sus informan­ tes (menciona solamente al maestro Padilla y a su propio pro­ fesor de pintura, Mariano Hinojosa). E n ambos casos, Groot acumuló información desde antes de escribir sus obras. E n el , caso de la Noticia afirma haber recabado testimonios sobre Vásquez a lo largo de “muchos años”. Menciona a algunos de sus informantes, como “personas de edad avanzada que vie­ nen del último tercio del siglo anterior”. Es decir, desde 1766 aproximadamente y por “edad avanzada” pueden tomarse 70 años. Es posible que las pesquisas de Groot sobre Vásquez hayan empezado en la década dé 1830, cuando derivaba entra­ das ; financieras de pintar cuadros dé costumbres para Joseph B row n 14. Es evidente que su interés inicial por Vásquez fue principalmente artístico y que sólo le dio forma histórica cuan­

13 Su única predecesor es fray Alonso de Zamora, en su Historia de la provincia de San Antonino en el Nuevo Reino de Granada (de la Orden de los Dominicos), Barcelona, 1701. 14 Cf. B e a t r iz Groot”, págs. 88-91.

G o n zá lez,

“Catálogo de las obras de José Manuel

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do estaba enfrascado en el proyecto de escribir la Historia Ecle­ siástica y Civil. \ / Algo análogo sucedió con la Historia. Muchos de los tes­ timonios orales sobre el periodo colonial tardío incluidos en ella le fueron comunicados por parientes y amigos de familia, al igual que algunos sobre la Primera República narrados por su padre y el tío Pedro. A estos testimonios se suman sus pro­ pios recuerdos, de una viveza extraordinaria según el testi­ monio de Miguel Antonio G aró1516, de los que se vale exten­ samente en el tercer tomo de la Historia. Es claro que Groot cultivó desde temprano la memoria de eventos que trascen­ dían su propia vida sin la intención de destinarlos a una obra histórica y sólo posteriormente los dispuso para ese fin. E n el caso de la Noticia, los testimonios tuvieron un cierto carácter especializado. N o es casualidad que dos de los infor­ mantes citados hayan sido pintores, pues el interés temprano de Groot en los cuadros de Vásquez hizo parte de su forma­ ción artística. Los testimonios recogidos en la Historia, por otro lado, no son especializados sino de la misma naturaleza de los que circulaban en todas las familias neogranadinas. T an ­ to en las familias prominentes como en las más humildes se cultivaba el recuerdo del papel jugado por sus miembros más venerables en eventos considerados dignos de la historia. De est?L manera, la memoria familiar permitía a la mayoría de los ciudadanos relacionarse con el nacimiento de la república. E n la Historia Eclesiástica y Civil figuran Primo Groot, los tíos Jacobo, Pedro y Francisco y el mismo José Manuel como tes­ tigos de algunos hechos. E n la Noticia, Groot se incluirá como poseedor de un cuadro de Vásquez y como restaurador de otro, dañado por un mayordomo de iglesia. Al igual que en la Noticia, Groot mantendrá en la H is­ toria el anonimato de la mayor parte de sus informantes. Es posible ver en esta aparente falencia un rasgo de la concep-

15 Véase la ilustración 6 entre páginas 92 y 93. 16 Cf. Don José Manuel Groot, 1873.

T \

t

\ *

L ám in a

^

Cabeza de hombre.

v i.

Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos. Dibujo a pincel sobre papel (31 cm. x 22,5 cm.) Museo de Arte Colonial de Bogotá. [Tomado de La Obra de Gregorio Vásquez, Bogotá, Carlos Valencia Editores — Museo de Arte Moderno, 1980.]

L

á m in a v ii .

José M anuel Groot Grabado de Antonio Rodríguez (31 cm. x 21 cm.), 1884. [Publicado en Papel periódico ilustrado, núm. 65, año ni (22 abril, 1884), Bogotá.]

P

Λ.

II.

LA FORMACIÓN HISTORICA DE GROOT

93

ción señorial de la historia persistente en Nueva Granada du­ rante el siglo XIX : la firma del historiador era aval suficiente de la autenticidad del contenido. N o debe olvidarse que la mayor parte de los artículos y folletos de la época (no así los libros)* en particular los de contenido polémico, eran publica­ dos anónimamente. L a firma comportaba una responsabilidad públicamente asumida y significaba que el autor respondía con su nombre por los contenidos de su obra. N o es éste el único rasgo común a la Historia y la Noticia. E n 1859, Groot posee ya las condiciones del escritor que sabe disponer sus argumentaciones con economía, orden y buen efec­ to. Más aún, ya posee la habilidad del historiador para escribir un texto coherente y sólido con base en evidencias fragmenta­ rias, como lo son usualmente las históricas. Aparte de su prueba reina — la partida de bautismo de Vásquez—, Groot contó solamente con testimonios orales inconexos que no daban cuen­ ta de todos los periodos de la vida del pintor. Su solución fue elegante y se supeditó a un propósito consistentemente man­ tenido en la Noticia: el de resaltar para sus contemporáneos y la posteridad el mérito artístico de Vásquez. Incluso sabe aprovechar sus lagunas documentales, como cuando escribe: Cada vez que entro al claustro de Santo Domingo me causa pena el recuerdo de cierta desavenencia ocurrida entre Vásquez y los pa­ dres. Yo no sé quién tendría razón; lo que sé es que por causa de esa desavenencia no tenemos el claustro del convento lleno de cuadros de Vásquez, en lugar de los malísimos que hoy existen17.

Tampoco en la Historia se limitará Groot a los “docu­ mentos auténticos” de que dispone. Mientras en la Noticia el elogio provee la matriz sobre la que el escritor dispone su narración, en la Historia este papel lo cumplen la polémica anti-liberal y la apología de la Iglesia neogranadina. Otra condición común a la Noticia y la Historia es la co­ laboración prestada a Groot por padres y frailes de varias ins­ tituciones eclesiásticas. Desde el cura de la catedral, que le 17 pág. 9.

Cf. Noticia biográfica de Gregorio Vásquez A rce i Ceballos,

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EL PASADO GOMO REFUGIO. Y

ESPERANZA

permitió la consulta de los libros de bautismos e incluso le ayu­ dó a buscar la partida de Vásquez, hasta los monjes de los monasterios de Santo Domingo, San Diego, Santa, Clara, San Agustín y la Candelaria y el sacristán de la capilla del Sagra­ rio. Por lo menos desde 1858, Groot tuvo acceso a todos los claustros, en los que pudo observar los cuadros que comenta en la Noticia. Además de abrirle sus puertas, varios monjés le dieron información valiosa sobre el pintor y sus obras. Groot fue un aristócrata marginal entre los liberales en el poder, mas, en contrapartida, disfrutó de la confianza de la Iglesia neogranadina y pudo valerse de su infraestructura para sus in­ vestigaciones. Prácticamente ninguna de sus obras puede con­ siderarse ajena al establecimiento religioso nacional. Para la Noticia le fueron franqueados los claustros, para la Historia los archivos eclesiásticos. Con todo, el rasgo más sugestivo de la Noticia biográfica de Vásquez es el tipo de sensibilidad que trasluce. E l pathos y el gusto que se leen en sus páginas permiten conocer rasgos íntimos de la personalidad de Groot. Antes de pasar a la des­ cripción de los cuadros del pintor, concluye: Dejó Vásquez al pasar sobre la tierra una huella cubierta de flo­ res ;pero estas flores no han sido debidamente apreciadas porque no han sido conocidas. Yo quiero hacer reparar en ellas para que no las pisen las nuevas generaciones que van pasando cada día más desaper­ cibidas^ ^únicamente entregadas a la política que esteriliza el genio y mata el buen gusto18.

Más de 50 páginas dedicadas a describir las obras de Vás­ quez dejan ver por qué Groot piensa que el arte es una acti­ vidad incomparablemente superior a la política. En ningún otro de sus títulos se siente tanto placer y gusto al escribir. La descripción del cuadro del prendimiento de Jesús en el monte de los Olivos es un buen ejemplo.Su elocuencia justi­ fica la larga cita: [Vásquez] puso en juego tres luces en este cuadro: la dé un rompimiento de gloria que viene a dar de frente sobre la noble y be18 pág. 14.

Cf. Noticia biográfica ' de Gregorio

Vásquez Arce i Ceballos,

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llísima imagen del Salvador; la de la luna que se ve allá, entre las nubes; y la de las hachas y linternas que trae la comitiva de Judas. En la expresión del Señor se veía la majestad divina, aunque eclip­ sada bajo el velo de la humanidad paciente en agonía. Todavía se no­ tan mil bellezas en los fragmentos que se conservan. El colorido vigo­ roso y empastado, pero sin grosuras de color, hace ver unas carnes frescas y robustas. Un coro de angelitos que forman en el aire como una guirnalda con sus cuerpos todos entrelazados entre sí, trayendo la cruz, dan a conocer la idea poética del artista al mismo tiempo que su pericia y magisterio en el dibujo, pues parece que quiso esta vez jugarse con los escorzos burlándose de todas sus dificultades, y así en cada figura y en cada parte de ella los hay tan atrevidos y difíciles que viéndolos de cerca el ojo vulgar no puede darse razón de lo que ve, y el artista admira tanta inteligencia; masal verlos delejos todos comprenden lo que es, todo es fácil, natural yhermoso. Hay un ángel que se ve por las plantas de los pies, que cubren toda la cabeza. De cerca es una cosa informe, pero al alejarse la deformidad desaparece como por encanto y parece que aquel cuerpo está atravesando el lienzo. Se diría que Vásquez tuvo la misma idea que Robusti en su San Mar­ cos liberando al esclavo. Los Apóstoles, unos dormidos y otros cabe­ ceando mancornados en diversas y difíciles actitudes, unos participan de una luz, otros de dos a un mismo tiempo produciendo diversos accidentes y contrastes. Vásquez supo valerse de estas luces para hacer que se vieran ciertas figuras o partes de ellas, que en la oscuridad de la noche habrían quedado perdidas. A lo lejos, tocando el segundo término, se ve a Judas guiando a los ministros, criados y soldados de la casa del sumo sacerdote, con sus faroles, hachas y armas. Se nota que vienen resueltos y confiados, y en Judas la satisfacción y actividad de un traidor que parece viene dando ya sus instrucciones sobre lo que debe hacerse. Estas figuras, unas tienen luces fuertes que reciben de lo que traen en l^s manos, otras las reciben de la pálida luna, y otras de ambas. Hay un contraste muy significativo en este cuadro, y es el que presenta el movimiento y actividad de este grupo con la profunda quietud del que forman los compañeros de Cristo. El con­ junto es tan bello como los detalles; el tono sobrio de una noche de luna, pero nublada, que atraviesa sus escasas luces por entre frondosos árboles que se proyectan tan oscuros sobre el cielo; todo esto formando un conjunto melancólicamente poético. Yo siempre he juzgado este cuadro como una de las obras maestras de Vásquez, y su pérdida como la más lamentable.

Este cuadro lo describe en en gran parte reformistas ni

füe destruido por el terremoto de 1827, y Groot 1859, en disposición de algunos fragmentos y de memoria. E n un país sin librepensadores, protestantes, en una historia nacional acorde

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con la teodicea universal, en paz con su Iglesia y goberna­ do con su participación, Groot no habría dedicado su pluma a los abismos de la política. L a apologética fue para Grqiot un deber sagrado y un compromiso adquirido con el arzo­ bispo Mosquera. A esto se refiere cuando dice que la política esteriliza el genio y el buen gusto. En la Noticia, Groot demuestra no sólo su conocimiento de Vásquez sino su cultura artística general. E n su biblioteca personal contaba con el Museo universal de pintura y escultura, obra de referencia que citó con frecuencia. Conocía el oficio del artista y pudo juzgar con seguridad sobre la técnica y los materiales utilizados por V ásquez19. Y conocía la historia del arte universal, como se ve cuando menciona el “precepto de Mengs” sobre cómo pintar personas que se incorporan, alude a las máximas pictóricas de Zeuxis o compara a Vásquez con Correggio, Velázquez, Ticiano o Guerchino. L a Noticia, al igual que la Historia Eclesiástica y Civil, hace un llamado al salvamento del patrimonio colonial here­ dado por la república, en el momento en que las reformas li­ berales eran interrumpidas por la hegemonía conservadora de 1855-1860. En 1859, los escritos de Groot tienen un tono opti­ mista y constructivo. Había comenzado su trabajo en la H is­ toria en 1856, un año después del derrocamiento de José María Meló. Los líderes democráticos habían sido transportados a las prisiones de Panamá, ejecutados o muertos en la Batalla de Bogotá. E l gobierno conservador de Mallarino transigió con la ley de libertad religiosa, mas, por otra parte, la ley de 14 de marzo de 1856 podía ser aducida en favor de la independen­ cia de la Iglesia. Si el gobierno de Ospina Rodríguez no pudo evitar la constitución federal de 1858, al menos el federalismo podía ser utilizado tácticamente, como se vio cuando Groot y el bloque conservador firmaron en 1856 el acta de constitución del Estado de Antioquia, lo que aseguraba un espacio de con­ 19 Dice, por ejemplo, que el azul y el carmín utilizados por el pintor eran malísimos; el primero degeneraba en un verde oliváceo y el segundo parecía mezclado con siena quemada; en cambio el aceite, útil en blancos y pieles, era bueno.

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tinuidad para la Iglesia. En 1858, Ospina restituyó una vez más a los jesuítas, cuando el partido Conservador gobernaba con amplia mayoría en el Congreso. E n diciembre de ese año, Groot repetía con optimismo la sentencia del frontispicio de la catedral: “Santafé religiosa prosperará”. E n medio de su optimismo, Groot asume una actitud na­ cionalista, como se ve en su tratamiento patrimonial de los cuadros de Vásquez. Igual tono tiene su serie sobre el padre Pedro Claver, titulada “Ad Maiorem Dei Gloriam” 20. El nom­ bre del padre estaba en curso de beatificación en el Vaticano y la promoción de su culto activo ayudaría en el proceso: en tiempos de epidemia de cólera en la ciudad de Cartagena, Groot recomienda el culto de Claver para aplacar la ira de Dios. L a misericordia divina, pues, no estaba negada a la jo­ ven nación y sus pecados pasados eran redimibles mediante la contrición y la restauración de un orden político funda­ mentado en la religión. Sin embargo, desde mediados de 1859 corrieron en Bogotá los rumores sobre la sublevación de Tomás Cipriano de Mos­ quera en el sur. L a Confederación Granadina estaba amena­ zada y con ella el orden conservador que hizo la paz de Groot durante unos pocos años. E n un artículo titulado “Misiones del Meta’’, el apologista celebraba el retorno de los jesuítas, al tiempo !que preconizaba contra el hierro y el plomo: La notoriedad de los hechos y el convencimiento práctico de la ineficacia del poder humano que no se funda en la religión, ha obli­ gado a apelar de nuevo a ésta para que preste mano fuerte, que no consiste ciertamente en el uso del hierro y el plomo, para recuperar

20 José M a n u e l G r o o t , “Ad Maiorem Dei Gloriam - Noticia biográfica del venerable padre San Pedro Claver de la Compañía de Jesús, apóstol de los negros de Cartagena en la Nueva Granada”, serie de tres artículos, en El Catolicismo, 398 (noviembre 29 de 1859), págs. 380-382; 401 (diciembre 13), págs. 403-404; y 402 (diciembre 20 de 1859), págs. 414-416. Kimsa anota que Leavitt y Prada, en su obra A Tentative Bibliography of Colombian Literature, pág. 31, reseñan su publicación como folleto, bajo el título E l Apóstol de los Negros. Este folleto no ha sido localizado en esta investigación.

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la seguridad personal que ha desaparecido y para restablecer la indus­ tria pecuniaria21. ·'

E l 8 de mayo de 1860 se desató la temida sublevación dél sur. E l triunfo liberal puso fin a la paz y el optimismo de Groot e instituyó un régimen en el que los conservadores se sintieron como prisioneros. E l Catolicismo fue cerrado a fina­ les de 1859, y Groot se recluyó en su gabinete. Durante nüeve años se mantuvo relativamente alejado de la prensa polémica — con intervenciones esporádicas en E l Símbolo y E l Conser­ vador — y se dedicó a completar la Historia Eclesiástica y Civil. Si la Noticia biográfica de Vásquez fue escrita con optimis­ mo, ecuanimidad y ánimo de contribúir a la construcción na­ cional, la Historia tendrá el sabor amargo que produjo en su autor la rebeldía de Mosquera y la revitalización de las re­ formas liberales. Durante esos nueve años Groot vivió mar­ ginado de la esfera pública y con riesgo para su persona y su peculio. Mientras en la Noticia el amor al patrimonio artístico de la nación brilla con luz propia, en la Historia la defensa de la Iglesia viene acompañada de la crítica agresiva hacia los dirigentes liberales. Las consecuencias políticas de la guerra civil de 1860 fueron definitivas, no sólo para sellar el destino de Groot como apologista católico y polemista político, sino también para dar a la Historia Eclesiástica y Civil un tono más sombrío del que habría alcanzado de mantenerse las condicio­ nes del periodo 1855-1859. G root

y

e l m o s q u e r is m o e n

l a decada d e

1860

En 1861, Mosquera irrumpió como un nuevo López, un nuevo Obando y un nuevo Meló, todos en uno. En los años siguientes, la situación política empeorará constantemente a la mirada de Groot. Fueron escasos sus escritos en la década de

21 José M a n u e l G r o o t , “Misiones del Meta”, en E l Catolicismo, 382 (agosto 9 de 1859), págs. 252-253. Groot se refiere a un documento firmado por el agustino descalzo fray Pedro José F. de Cristo, fechado el 2 de junio de 1794, que edita en forma de tabla para mostrar la prosperidad de las misiones jesuítas antes de la expulsión de 1767 y compararlas con su estado en 1794.

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1860, aparte de las páginas acumuladas en su Historia. Es en ella y en manuscritos inéditos donde puede seguirse el derro­ tero de su pensamiento durante estos años determinantes. T am ­ bién es posible inferirlo de algunos episodios biográficos y de algunos hechos de la historia política del país que pueden ser correlacionados con el contenido y el tono definitivos de la Historia. En 1863, Groot dirigió al Papa una petición sobre la trans­ ferencia de unos beneficios eclesiásticos a nombre suyo y de su hijo, amenazados por la ley de desamortización de manos muertas sancionada por Mosquera. Groot expone en su borra­ dor en español. . . [ . . . ] que goza por derecho de patronato de un beneficio cuyo principal es de 2.600 pesos y que su hijo [Tomás] goza por el mismo derecho de dos más, uno por 400, otro por 1.000, haciendo los tres la suma de 4.000 pesos, que se hayan vinculados en una finca de mayor valor. En los requerimientos de beneficios eclesiásticos que hizo el gobierno después de las leyes dadas contra la libertad de la Iglesia, el peticionario no denunció aquellos beneficios para que la potestad civil no los usurpase. Mas deseando al presente, para poner en seguro su haber doméstico junto con aquellos beneficios, separarse de la ju­ risdicción de Nueva Granada y pasar a otra parte con su familia y bienes, pide de Vuestra Santidad la facultad de vender aquella finca con la condición de establecer un nuevo beneficio con el mismo capital y fruto en el lugar donde estimare conveniente pasar con sus bienes22.

Groot recibió respuesta positiva de la Sagrada Penitenciaría fechada el 9 de abril de 186423. Antes de recibirla, hizo otra petición en mayo del mismo año, en la que explica con mayor detalle los efectos de la ley de desamortización sobre sus bie­ nes. E scrib e... 22 José Manuel Groot al Papa Pío IX, borrador sin fecha, anterior en cualquier caso al 9 de abril de 1864, fecha de la contestación del Vaticano; en español, con traducción latina oficial hecha en la Nun­ ciatura Apostólica de Colombia, con sello. Dos folios conservados en la BRS, estantería 37, carpeta 8.398. 23 De la Sagrada Penitenciaría del Vaticano a José Manuel Groot, fechada en Roma el 9 de abril de 1864, original conservado en la BRS, estantería 37, carpeta 8.398.

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[ . . . ] que es uno de los que reconoce una capellanía de dos mil pesos sobre la casa de su habitación, a favor de los curas de la Santa Iglesia Catedral y con cuyo rédito anual se costeaba la fiesta del pa­ triarca San José. Este principal fue de los usurpados desde el año de 1861, en que los curas tuvieron que entregar los libros de la Iglesia. Que el infrascrito es padre de familia pobre que apenas tiene con qué subvenir a la subsistencia de ella, y en la cual hay dos menores. Que está avanzado en edad, sin recursos ni esperanza de hacer mejor fortuna para dejar a sus hijos asegurada la subsistencia, y que de consiguiente no teniendo modo de hacerse a los dos mil pesos en dinero para hacer la redención tendrá que vender la casa que es uno de los recursos con que cuenta su familia [ . . . ] . Que la cuestión se reduce a estos térmi­ nos: o la capellanía lo pierde todo y queda gravemente perjudicada una familia que por ser fiel a la Iglesia pretiere este mal al bien que le reportaría aprovechar la ventaja que le brinda el artículo de la ley; o la capellanía no lo pierde todo y se evita el mal a esta familia24.

Groot legó a su muerte un patrimonio de $ 31.000 pesos25. En 1863 tenía $ 6.000 pesos — un quinto de sus haberes más tarde declarados en testamento— comprometidos por las leyes de des­ amortización de Mosquera. L a amenaza fue tan grave que lo llevó a considerar la posibilidad de emigrar del país. Groot confirmó su intención de hacerlo en carta dirigida a su primo Manuel Urquinaona, radicado en Sevilla y quien llegaría a ser obispo de Canarias26.

24 De José Manuel Groot al Papa Pío IX, borrador sin fecha, pos­ terior en cualquier caso al 29 de mayo de 1864, fecha de promulgación de ley de desamortización mencionada en la carta. Dos folios conservados en la BRS, estantería 37, carpeta 8.398. 25 Según consta en una copia protocolizada del testamento de Groot, titulada “Protocolización de la sentencia aprobatoria de la partición extrajudicial de la herencia del señor José Manuel Groot y Petronila Cabrera de Groot”, fechada el primero de julio de 1880 y firmada por el Registrador de la Notaría Tercera de Bogotá, David Vejarano [j*V]. ocho folios conservados en la BRS, estantería 37, carpeta 8.400. 26 José Manuel Groot a Manuel María de Urquinaona, borrador sin fecha, conservado en la BRS, estantería 37, carpeta 8.400. El primo Manuel María confirió a Groot un poder para atender a todos sus ne­ gocios pendientes en la Nueva Granada, luego de su emigración del país tras la independencia definitiva en 1819. El poder fue fechado el 21 de diciembre de 1868 y firmado por el Notario Segundo de Bo­

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Además de las amenazas a su patrimonio, Groot pronto perdería la posibilidad de practicar su religión, que sólo recu­ peraría en virtud de la actitud que más reprobaba en un reli­ gioso: el sometimiento a la autoridad civil. Mosquera emitió su decreto de tuición de cultos el 20 de julio de 1861, que obli­ gaba a los religiosos a prestar un juramento de obediencia al ejecutivo nacional. En decreto arzobispal del 12 de agosto, el arzobispo Antonio H errán y Zaldua27 se resistió a hacer el ju­ ramento y tras un proceso sumario fue desterrado a la costa atlántica por el gobierno de la U n ió n 28. E l arzobispo volvió a Bogotá en 1864, cuando era presidente Manuel Murillo Toro, y entonces accedió a una versión morigerada del juramento. Entretanto, la mayor parte de los religiosos neogranadinos se habían abstenido de dar misa y de ejercer todas las funciones de su ministerio, a pesar de lo cual Groot se opuso a la tui­ ción en las páginas de E l Símbolo. Allí publicó su serie de artículos titulada “L a cuestión re­ ligiosa”, a propósito de la nueva ley de tuición de cultos, mo­

gotá, Narciso Sánchez. Dos folios conservados en la BRS, estantería 37, carpeta 8.400. 27 Antonio Herrán y Zaldua nació en Honda en 1797 y fue her­ mano de Pedro Alcántara, presidente de la república entre 1841 y 1845. Estudió en el Colegio del Rosario de Santafé, donde se doctoró en Derecho Canónico. Fue ordenado en Pamplona y después de ocupar varios curatos y canonjías de la catedral de Bogotá, fue nombrado por el arzobispo Mosquera, en 1840, Provisor y Vicario General del arzo­ bispado. Fue vicerrector del Colegio del Rosario y diputado y senador de la república por Bogotá. En 1851, de consuno con el arzobispo, desacató la ley de 27 de mayo que determinaba el nombramiento de curas por los cabildos municipales, mas fue indultado por el gobierno mientras que el arzobispo Mosquera salía desterrado en mayo de 1852. Tras la muerte de Mosquera en diciembre de 1853, conocida en Bo­ gotá en enero de 1854, Herrán fue consagrado arzobispo, dignidad que ocupó hasta el 6 de febrero de 1868, día de su muerte. 28 Sobre los detalles de este proceso y demás aspectos del arzobis­ pado de Herrán, véase la obra de Gonzalo Uribe Villegas, Los arzo­ bispos y obispos colombianos desde el tiempo de la Colonia hasta nuestros días, Bogotá, 1918, págs. 266-289.

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EL

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dificada él 17 de m ayo29. Groot sostuvo que los eclesiásticos no debían aceptar por ningún motivo la tuición estatal sobre su ministerio, ni siquiera so pena de ser desterrados. El argu­ mento de Groot es que es preferible la suspensión del culto que la sumisión del clero a autoridades ilegítimas. Tras un periodo de abstención del clero en la práctica del culto, el ar­ zobispo prestó el juramento en la versión del presidente Mu­ rillo Toro. Al respecto, agregó Groot una nota al final del últi­ mo artículo de la serie, evidentemente redactada después de la escritura de los cinco artículos. L a nota dice: Después de concluido este trabajo hemos visto la diligencia del juramento prestado en Cartagena por el ílustrísimo Señor Arzobispo conforme a la ley de inspección de cultos. El prelado agrega en seguida de la fórmula legal, la explicación de los términos en que ha sido su ánimo obligarse/sin comprometer los sagrados intereses de la religión y salir de dificultades por su parte. ¿Lo habrá conseguido? ¡Lo veremos!

L a ley de tuición no sólo fue una medida estatal en con­ tra de la autonomía de la Iglesia, sino un motivo de división entre tradicionalistas como Groot y la jerarquía eclesiástica que transigió. E l apologista llegó hasta el punto de lanzar un reto al mismo arzobispo. Su distanciamiento de la jerarquía se in­ tensificará en la década de 1870, durante el arzobispado de Vicente Arbeláez. A esta situación se sumó la tercera expulsión de Ids jesuítas en 1861, lo que significaba que la educación que­ daba cada vez más en manos de particulares o — lo que era peor para Groot — de protestantes. Este problema cobrará pre­ ponderancia a finales de la década de 1860, cuando los asuntos de tuición y desamortización serán hechos cumplidos. Más espectacular que esta tercera expulsión de los jesuítas fue la evacuación de algunos conventos de religiosas. Las mon­ jas de los conventos de Santa Gertrudis, Santa Inés, Santa Clara, L a Concepción y El Carmen fueron sacadas de sus claus­ tros desamortizados, sus órdenes extinguidas, y ellas lanzadas

29 J osé M a n u e l G ro o t , “La cuestión religiosa”, serie de cinco artículos, en El Símbolo, 8 (junio 28 de 1864); 9 (julio 5 ) ; 10 (julio 12); 11 (julio 19); y 12 (julio 26 de 1864), Bogotá.

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al “turbulento mundo”. Hubo quienes como Salvador Camacho Roldán vieron en esta acción del gobierno un atentado contra el género femenino, que había tenido en la vida conventual un refugio seguro ante los imprevistos del amor y la fertili­ dad 30. Para Groot se trató sencillamente de un atentado contra las siervas de Dios. Peor aún sería el espíritu de la Constitu­ ción de 1863, en la que la soberanía se asentaba en el pueblo sin ninguna mención de Dios. De esa manera, el curso histó­ rico nacional se veía completamente descarrilado del plan de Dios para el hombre. Lo más grave parecía que no podía cul­ parse de ello solamente a Mosquera, sino a todo un partido político que incluso había legislado en contra del caudillo caucano en la creación del Olimpo Radical. E l tercer periodo presidencial de Mosquera, entre 1863 y 1864, fue compartido con otros cuatro generales. No sólo había retornado el militarismo conjurado desde la revolución de Meló, sino que también José Hilario López, el decano del reformismo anticatólico, volvía a la máxima magistratura como ministro de relaciones exteriores en el ejecutivo plural previsto por la Convención de Rionegro; Julio Arboleda, presidente encargado de la Confederación Granadina, luego de haber resistido en el Sur, moría asesinado en noviembre de 1862; así terminaban las esperanzas puestas por los conservadores en el gobierno de Popayán. Entre 1864 y 1866, el presidente Manuel Murillo Toro obtenía del arzobispo el juramento de la ley de tuición de cul­ tos y aceleraba lós negocios de desamortización. Entre 1866 y 1867, Mosquera, elegido presidente una vez más, declaraba la guerra a Ecuador, cerraba las cámaras legislativas en medio de escándalos administrativos y terminaba su última presiden­ cia derrocado por un grupo de generales gólgotas el 23 de mayo de 1867. Dos meses después, el 31 de julio, Groot anunciaba en La República — periódico en el que Foción Mantilla había mantenido desde 1865 una viva oposición contra Mosquera — la publicación de su Historia Eclesiástica y Civil.

30 S a lvad o r C a m a c h o R o l d a n , Memorias, Bogotá, Biblioteca Po­ pular de Cultura Colombiana, 1946, t. II, pág. 171.

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L a Historia, inicialmente concebida durante la hegemonía conservadora de la segunda mitad de la década de 1850 — cuan­ do las reformas de 1849-1853 habían sido detenidas y los móvimientos sociales de 1854 conjurados —, terminó siendo dirigida contra el mosquerismo y los radicales de la década de 1860. Así se explica su tono frecuentemente amargo, sentencioso, agresivo y sistemáticamente polémico, en lugar del gusto y la paz de los escritos sobre el pintor Vásquez y el padre Cláver. Desde 1861, Groot vivió como un auténtico aristócrata margi­ nal, alejado de la administración estatal, de la prensa e incluso de la jerarquía eclesiástica. Entre tanto, la Historia fue su re­ fugio y el almacén en que dispuso todo un pensamiento tradicionalista que siguió enriqueciéndose durante la década de 1860. E

l

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c ie n t íf ic o

Historia Eclesiástica y Civil

En 1862 Groot escribió unas Observaciones de un católico romano sobre un folleto publicado en Bogotá por el ministro protestante Guillermo E . M ac L a r e n 31. E n la recopilación de sus obras hecha por Caro, este título aparece fechado en 1862 y se anota que permaneció inédito hasta 1873, lo que confirma la desvinculación del escritor con respecto a la prensa duran­ te la década de 1860. En su respuesta al folleto del predicador protestante, titulado L o que es y no es el protestantismo, pu­ blicado en Bogotá en 1862, Groot mide sus fuerzas con un opositor formado en teología, un profesional. Por esta razón desplegó un nivel de rigor sin precedentes en sus escritos an­ teriores. Los argumentos contra el protestantismo esgrimidos en este folleto no son novedosos en la obra de Groot, ni el des­ pliegue de erudición32 ; sólo lo es su aparato de citación con 38 notas al pie en 16 páginas. 31 William Me Laren llegó a Bogotá en 1862 como predicador an­ glicano y ese mismo año publicó su folleto Lo que es y no es el pro­ testantismo. 32 Ambos presentes en Los misioneros de la herejía o defensa de los dogmas católicos de 1853 y numerosos artículos publicados en El Catolicismo, tales como su serie contra el predicador protestante catalán

L á m in a

v iii.

La conversión de San Pablo Óleo sobre tela de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (165 cm. x 137 cm.) Restaurado en 1979. Iglesia Parroquial de Barichara, Santander. [Tomado de L a Obra de Gregorio Vásquez , pág. 113.]

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N i siquiera en la Historia sostuvo Groot un rigor similar. En ella hay constantes alusiones a los “documentos auténti­ cos”, pero su rigor específico es de naturaleza diferente. Si en las Observaciones G root demostró familiaridad con 300 años de apologética contra-reformista, tomada de enciclopedias y de exégesis bíblica, en la Historia produjo conocimiento histórico sobre una república cuya tradición se remontaba apenas cin­ cuenta años atrás. Groot y sus compañeros de E l Catolicismo llevaron la apo­ logética católica a un alto grado de desarrollo en Nueva Gra­ nada. E l periódico funcionó durante once años como una ver­ dadera escuela del oficio. Sus editores se preocuparon por estar al tanto de los debates europeos, en particular de aquellos sos­ tenidos en el periódico francés de tendencia romanista L'Univers, del cual frecuentemente traducían artículos. E n E l Catolicismo escribieron las mejores plumas tradicionalistas de la Nueva Granada y conformaron una sociedad de escritores que se re­ partían el trabajo y actuaban conjuntamente en la edición de los números semanales. E l periódico, de hecho, funcionaba como una sociedad científica*33. E n la contraparte estaban los escritores liberales empeña­ dos en desmontar el papel tradicional de la Iglesia en la socie­ dad y el gobierno de Nueva Granada. Tenían una formación sólida en temas como la concepción del Estado, la adminis­ tración pública y el derecho republicano, además de una cos­ mología deísta en ψ ιe la ciencia suplía a la tradición bíblica, sin eliminar la idea de Dios. Los tradicionalistas sentían que no podían dejar sin respuesta los artículos de los liberales sobre Simón de Olot: “El tribuno y el predicante”, 172 (septiembre 25 1855), págs. 233-235; “El tribuno y el capuchino”, 173 (octubre págs. 246-247 y 174 (octubre 9 ), págs. 249-250; “Monsalvatge i secuaces en presencia de los doctores de Oxford”, 179 (noviembre de 1855), págs. 289-291.

de 2 ), sus 13

33 El estudio de los apologistas católicos de E l Catolicismo como una sociedad científica puede ser revelador sobre el funcionamiento e identificación política de sociedades análogas que operaron posterior­ mente, como la Sociedad de Naturalistas Neogranadinos fundada por Ezequiel Uricoechea en 1859.

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esos temas, pues encontraban peligrosos e inconvenientes sus planes de reforma y su contradicción de las doctrinas del pul­ pito. Por su parte, los protestantes estaban fundando iglesias de diversas denominaciones en el territorio nacional. Contra ellos los apologistas debían desempeñarse como teólogos auto­ didactas. Cuando Groot escribió sus Observaciones conocía la míasa crítica que las contravendría y el formato convencional en; ese tipo de polémicas. L a Historia fue publicada para una audien­ cia culta pero no especializada, y su autor pudo decidir sobre su estilo y nivel de rigor. El cultivo de actividades intelectuales en Nueva Granada hacia 1870 empezaba a dejar de ser pre­ rrogativa absoluta de las élites. A ellas deben sumarse una porción creciente de las clases medias en el clero, el ejército y el artesanado, que por entonces y, a pesar de la represión de 1855, recuperaba y aumentába su papel en la sociedad neogranadina. Esta audiencia empezaba a madurar su concepción del pasado republicano en una biblioteca histórica en forma­ ción. Con todo, estos lectores de la Historia, ciertamente sensi­ bles a sus implicaciones ideológicas, no podían aún ser exigentes sobre aspectos técnicos como el nivel de rig o r34. L a Refutación

de

R enán

Sj en las Observaciones Groot demostró conocer el rigor necesario que debe acompañar una argumentación científica, en la Refutación analítica del libro de monsieur Ernesto Renán titulado “Vida de Jesús” expuso sus ideas sobre la investigación histórica en un momento en que el manuscrito de la Historia estaba bastante avanzado35. L a Refutación analítica constituye un auténtico ensayo de historiografía y permite conocer aspec­ 34 El estudio de la institucionalización, profesionalización y lec­ tura de la historia en Colombia durante el siglo xix requiere del análisis comparativo y permanece aún pendiente. Los tres constituyen temas de trabajo que se derivan de estudios monográficos como el presente.

35 J osé M a n u e l G r o o t , Refutación analítica del libro de monsieur Ernesto Renán titulado “Vida de Jesús”, Bogotá, Imprenta a cargo de Foción Mantilla, 1865; segunda edición, París, 1869.

II.

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tos de la cultura histórica de Groot, además de algunos rasgos de su pensamiento tradicionalista. En los números 21 y 23 de E l Sím bolo36, de septiembre y octubre de 1864, Groot escribió dos artículos contra la Vida de Jesú s37, de la que se estaba publicando una traducción por entregas en el periódico La Opinión 38. E n el primero de ellos,

36 El Símbolo: Artes, Comercio, Literatura, Política, Religión, Va­ riedades, etc.\ 78 números entre el 10 de mayo de 1864 y el 18 de enero de 1866, Bogotá; circulación semanal, sin paginación; redactor principal Juan S. de Narváez; editor Manuel J. Barrera, opositores del gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera.

37 E r n e s t R e n á n , Vie de Jésus, París, 1863. Renán nació en Tréguier, Bretaña, en 1823 y murió en París en 1892. Muy joven entró al seminario San Sulpicio en París, donde se especializó en estudios filo­ lógicos. En 1845 abandonó la carrera eclesiástica y en 1856 reemplazó a Agustín Thierry como miembro de la Academia de Inscripciones y Bellas Letras. Para entonces ya había publicado una Memoria sobre las lenguas semíticas (1848) que le valió el premio Volney de Lingüística; El griego en occidente durante la Edad Media (1849), Sobre el origen del lenguaje (1 857); y varias otras obras. En 1860 recibió fondos de la Academia de Inscripciones para realizar un viaje a Grecia y Siria, y en 1862 dictó su conferencia inaugural como catedrático de hebreo, caldeo y siríaco en el College de France. En la conferencia expresó sus ideas contra la divinidad de Cristo y su cátedra fue suspendida. Su Vie de Jésus fue el primer volumen de una historia del cristianismo que incluyó también Les Apotres (1866), Saint Paul et sa Misúon (1867), UAnté-Christ (1873), Les Evangiles et la Seconde Génération Chretiènne (1878), Marc Aurèle et la Fin du M onde Antique (1881) y un Tableau Générale des Matières (1883). En 1872, el Papa Pío IX lo llamó “el blasfemo de Europa”. De Renán escribió Jean Gaulmier que, junto con Chateaubriand y Lamennais, fue uno de los pensadores franceses del siglo XIX que interpretaron más profundamente el cambio de la sensi­ bilidad religiosa ante los avances de la ciencia. Ver su prefacio a la edición de Gallimard de la Vie de Jésus, París, 1974, págs. 7-27. 38 El periódico La Opinión fue fundado por Salvador Camacho Roldan y en él colaboró José María Samper. En sus páginas se pro­ movió la candidatura presidencial de Manuel Murillo Toro para 1864. La primera mención de Renán en L a Opinión es del número 37, de noviembre 11 de 1863, pág. 103. En ella se anunció la obra, “recién publicada en París”, pero el redactor debió conformarse con traducir trozos de otra Vida de Jesús, escrita por Mr. A. J. Davis en inglés,

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titulado “Renán en Santafé”, además del giro retórico al re­ ferirse a la ciudad por su nombre antiguo, Groot recomienda al arzobispo Herrán y Zaldúa la prohibición de la obra dé Renán y la recogida de los ejemplares en circulación, así como de los números de La Opinión en que se publicaba su traduc­ ción. Groot se excusa por su intervención, que explica de m a­ nera ilustrativa: Nosotros creemos que estamos en el Tabor y no en el Calvario. Creemos que estamos en tiempo de combate y que es preciso pelear o entregarse al enemigo 39.

Efectivamente la situación era de guerra, y Groot dejó por un momento el gabinete de historiador para defender la divi­ nidad de Jesús. Para ello se enfrascó en toda una discusión historiográfica contra un erudito con alcances mucho mayores que los suyos. Su salida fue astuta, pues dio crédito a Renán por su “ciencia orientalista”, pero la puso en perspectiva: [Renán] quiere decir que si de aquí a mil años se han acabado las costumbres, los usos, las instituciones presentes y nuestro idioma ha pasado a la categoría de las lenguas muertas, los hombres que se

pues la obra de Renán no había llegado a Bogotá. En su número 69, de junio 22 de 1864, págs. 355-356, La Opinión publicó una nota bio­ gráfica, sobre el escritor francés, titulada “Ernesto Renán”. Las traduccionés de capítulos de la obra de Renán se titulan: “Muerte de Jesús”, 83 (21 de septiembre de 1864), págs. 479-480; “Jesús en la tumba”, 84 (28 de septiembre), pág. 489; “Principios de la leyenda de Jesús - Idea que Él mismo tiene de su papel sobrenatural”, 86 (octubre 5 ), págs. 505-506; “Milagros”, 87 (octubre 11), págs. 514-515; y 90 (de 26 de octubre), págs. 542-543, en el que se sostiene la idea del reino de Dios como el advenimiento de los pobres. En “¿Por qué reproducimos a Mr. Renán?”, núms. 86, pág. 507, y 90, pág. 544, los redactores insertaron dos artículos, en el primero de los cuales hacen mención explícita a la “abonada y respetable” pluma de JMG, quien solicitó al arzobispo He­ rrán la excomunión de ios traductores y editores de Renán en Bogotá (el autor se refiere al artículo de Groot en E l Símbolo, núm. 22, de septiembre 27, titulado “Renán en Santafé”). 39 El Tabor es el monte de la primera transfiguración de Jesús ante los apóstoles luego de la resurrección (alusión a Mateo, 28-16). El Calvario o Gólgota es el monte de la crucifixión (Mateo, 27-33).

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dediquen al estudio de nuestra lengua, de nuestras costumbres, de nues­ tra historia, de nuestros monumentos, podrán hacer mejores apropia­ ciones sobre los sucesos ocurridos en Colombia y Nueva Granada que los que nada de ellos hayan estudiado; pero nunca podrán hacerlo mejor que nosotros, los que hoy existimos y tocamos las cosas; en quie­ nes el idioma es natural, naturales las costumbres y con quienes las instituciones sociales y políticas están tan relacionadas como los pro­ pios intereses40.

Toda la “ciencia orientalista” de Renán está aplicada a la construcción de una narración histórica sobre la vida de Jesus. Renán se propuso aplicar la razón científica positivista al ob­ jeto de investigación que más estaba revestido de metafísica y de fe: la divinidad de Jesús. De hecho, Groot se refiere a Re­ nán como “el historiador de Jesús” y a su “ciencia orientalista” — rica en filología, arqueología e historia— opone su propia noción de la historia. Groot reivindica el presente como perspectiva para enten­ der la realidad social; por esa razón “el último” de los con­ temporáneos de los hechos puede conocerlos mejor que los estudiosos posteriores, independientemente del avance de la cien­ cia. Esto sólo es posible si el campo de lo histórico está definido según nociones de sentido común; es decir, según las posibili­ dades de percepción de cualquier contemporáneo en sus caba­ les, indeperídientemente de su nivel de educación. Para Groot lo problemático de la historia es la calidad y cobertura de las fuentes utilizadas ÿ la moralidad de los principios para inter­ pretarlas. Sus críticas a otros historiadores oscilan entre la acu­ sación por desconocer algún documento y el mal fundamento de su pensamiento sobre principios erróneos como el “mate­ rialista”, el “socialista” o el “humanista”. Más allá de los pro­ blemas heurísticos e ideológicos, el campo de lo histórico es claro: está dictado por la percepción natural de quien vive en sociedad 41.

40 Cf. Refutación analítica, pág. 6. 41 En esencia esto es lo que vino a llamarse historicismo en las primeras décadas del siglo xx.

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L a Refutación está construida siguiendo párrafo a párrafo, la argumentación de Renán en busca de faltas lógicas, ideo­ lógicas o formales. Por esta razón, los juicios de Groot sobye la historia aparecen salteados y sin una estructura elaborada. En primer término comenta que los textos citados por Renán en su obra son inaccesibles y escritos en varios idiomas, algunos de ellos muertos, lo que hace impracticable toda verificación42. Más adelante critica su afirmación en el sentido de que Flavio Josefo es la mejor fuente para comprender las circunstancias históricas de los tiempos de Jesús. Con su lógica balmesiana comenta: La buena crítica enseña que ni el testimonio adverso del enemigo ni el favorable del amigo valen nada, y que si el testimonio del ene­ migo es favorable es de doble valor que el imparcial. Pero Monsieur Renán está tan lejos de la buena crítica como de la justicia43.

Groot rechaza la veracidad de Flavio Josefo porque su pro­ pósito es presentar los cuatro evangelios como la única fuente legítima sobre Jesús. En estos pasajes dos cosas son claras: por una parte, Groot manejaba los conceptos básicos de la escritura de la historia y estaba al tanto de la formulación general de su metodología, pero entendía conceptos como crítica histórica de manera algo diferente al legado renacentista de historiado­ res como Lorenzo Valla o Francisco Guicciardini. Su crítica se fundamenta frecuentemente en la lógica y el sentido común que había empleado en su carrera de apologista y no se enfocaba

42 Renán utiliza en su Vie de Jésus obras y autores como la His­ toria eclesiástica de Eusebio de Cesárea, Servius, Dionisio el Joven, Estrabón, el Talmud de Babilonia y el de Jerusalén, la Mischna hebrea, Filón, Diógenes Laercio, Justino, además de escritores cristianos tempra­ nos como Papias, Ireneo, Tertuliano, Orígenes y Clemente. Estos últi­ mos Groot pudo leerlos en la Biblioteca de los Padres de la Iglesia. En realidad, las obras citadas por Renán no debieron resultar tan ajenas a Groot. Más intimidante pudo ser su disposición técnica y minuciosa en las notas a pie de página, la mayor parte de las cuales, sin embargo, son citaciones bíblicas. 43 Cf. Refutación analítica, pág. 19.

II.

LA FORMACIÓN HISTÓRICA DE GROOT

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en el tratamiento técnico de la masa documental disponible44. L a Lógica de Balmes no es precisamente un manual de escri­ tura de la historia, y Groot nunca abandonó su método apolo­ gista dogmático. Por otra parte, la crítica que hace Groot de Renán no es únicamente epistemológica. Sus intenciones son frecuentemente de índole pragmática, como se ve cuando comenta la afirma­ ción de Renán de que en Oriente, en tiempos de Jesús, el robo no se entendía de la misma manera que en el siglo xix. Groot comenta aterrado : ¿*Y no se ve aquí la obra de los demonios? ¿Cómo es que hom­ bres que no pertenecen à las masas estúpidas y bárbaras siembran entre ellas semejantes doctrinas? ¿No es eso dar barreno al buque en que vamos embarcados? ¿No es poner fuego al edificio que habitamos? ¿Será por caridad? ¿Será por hacer bien a los necesitados? 45.

Para Groot la religión cumplía funciones que de otro modo habrían costado todo un cuerpo de policía nacional. L a reli­ giosidad política de Groot se observa más claramente en su crítica a la visión liberal de Renán, quien quiere ver la moral y la religión cristianas como la libertad de cada individuo de ser rey y sacerdote, como la conciencia del hombre justo, como el brazo del pueblo. Groot responde: i Por lo que hace al ‘‘brazo del pueblo”, nosotros los que tenemos la dicha de vivir en república sabemos hasta dónde alcanza. Este es un brazo de fierro que se maneja entre muchos y que algunas veces cae sobre los que lo mueven y los aplasta46.

Una diferencia crucial entre liberales y tradicionalistas en el siglo X IX es que los primeros confiaban en los fundamentos tanto filosóficos como económicos de su causa y de su condi-

44 Sobre el italianos, ver la moderna, Buenos mán: Geschichte

método filológico de los historiadores renacentistas obra de Edward Fueter Historia de la historiografía Aires, Editorial Nova, 1953. Primera edición en ale­ der N euren Historiographie, Berlin, 1911.

45 Cf. Refutación de Renán, pág. 100. 46 Cf. pág. 209.

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ción : en tiempos de ampliación de mercados internacionales y de adscripción de mercados periféricos a sistemas productivos centrales, los liberales contaban con el futuro.VUn tradiciopalista como Groot, en cambio, era por lo común alguien que desconfiaba de poder mantener su condición social privilegiada con los rendimientos decrecientes de antiguas rentas y patri­ monios. Cuando Renán se extiende sobre el advenimiento ine­ vitable del progreso y la justicia sin mediación sobrenatural, Groot da rienda suelta a su pesimismo : Esto es poco menos que los disparates de los fourieristas que pien­ san llegará el armonismo universal a punto en que las aguas del mar se vuelvan limonada, que los peces nos lo hagan atravesar sobre sus lomos escamosos, con la velocidad más grande, se acaben las enferme­ dades, hablen todos una misma lengua, etc. 47.

Si Groot frecuentemente procura presentar los dogmas ca­ tólicos como demostrados por hechos incontrovertibles, en su Refutación de Renán incurre en la apología de la fe contra la historia crítica. A propósito de las profecías mesiánicas que mencionaban el nombre de Jesús, rechazadas por Renán, Groot comenta: Es cierto que el nombre de Jesús no dependió de la intención humana sino del designio de la Providencia. Bien puede Monsieur Renán tener [la coincidencia del nombre de Jesús con algunas profe­ cías ^del Antiguo Testamento] por casualidad; pero que esta casualidad veriga relacionada de siglos atrás con una serie de profecías, con una historia futura del género humano que se ve realizada; esto será lo que Monsieur Renán con todo su aparato científico no podrá explicar nunca en el orden natural de las cosas ni por la vía de las casualidades 48.

Cuando Renán insiste en la voluntad de Jesús de hacer el bien, Groot acentúa su providencialismo : Si tanto pudiera la fuerza de voluntad, Napoleón I no habría acabado en Santa Elena bajo custodia de Hudson Lowe, ni Juliano habría muerto diciendo ‘venciste galileo’ 49. 47 Cf. pág. 210. 48 Cf. pág. 43. 49 Cf. pág. 44.

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E l N iño Jesús en el templo Dibujo a pincel sobre papel^Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (43 cm. x 22,7 cm.) Museo de Arte Coloniál de Bogotá. [Tomado de La Obra de Gregorio Vásquez , pág. 175.]

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Fotografía de la portada del prim er volumen de la prim era edición de la Historia Eclesiástica y Civil de N ueva Granada.

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En efecto, Groot no fue el primer neogranadino en hacer un balance de los cronistas y los historiadores coloniales. Joa­ quín Acosta y José Antonio de Plaza lo hicieron a media­ dos del siglo, el primero en su Compendio histórico del descu­ brimiento y colonización del N uevo Reino de Granada en el siglo decimosexto, publicado en París en 1848, y el segundo en las Memorias para la historia de la N ueva Granada desde su descubrimiento hasta el 20 de julio de 1810, publicadas en Bo­ gotá en 1850*4. Es probable, sin embargo, que en un estudio comparativo, el trabajo de Groot se revele considerablemente más rico que el de sus predecesores liberales. Á falta de documentos inéditos en abundancia, Groot movilizó una gran erudición en bibliografía histórica sobre la Conquista, cotejando testimonios de los cronistas e historia­ dores coloniales hasta lograr una larga serie de conclusiones que encajaban en su propio proyecto histórico. L a Conquista según Groot es original en la medida en que el historiador dis­ pone de hechos establecidos en la tradición colonial para un nuevo plan: la defensa de la Iglesia en todas las edades del pa­ sado nacional y la construcción de una visión tradicionalista del mismo. L a forma en que Groot operó esa reelaboración historiográfica puede apreciarse en una lectura atenta de sus ocho capítulos dedicados a la Conquista (ver la nota 1 de este

y gran erudición sobre la evolución del pensamiento histórico español en relación con el Nuevo Mundo entre los siglos xvi y xvm , e incluye también las principales obras americanas. Su consideración es esencial en cualquier estudio sobre los cronistas y los historiadores coloniales. 4 Sobre la citada obra de Joaquín Acosta, véase de Juan David Figueroa su tesis El compendio de Joaquín Acosta y la construcción de memoria histórica en Nueva Granada (1830-1848), Universidad Na­ cional de Colombia, Maestría en Historia, 2007, inédita. El estudio sistemático y comparativo de la obra de Plaza sigue pendiente. Con respecto a Groot, su obra puede ser estudiada como representativa de la historiografía patriótica del medio siglo xix, junto con las Memo­ rias histórico políticas de Joaquín Posada Gutiérrez (primer volumen, 1865, segundo volumen, 1881, Bogotá). Así lo hace de manera preli­ minar Jorge Orlando Meló en su artículo “La literatura histórica en la República”, en el Manual de Literatura Colombiana, Bogotá, 1988.

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capítulo). Después de referir la muerte de Rodrigo de Basti­ das, el historiador se procura diversos testimonios que justifi­ can su veredicto definitivo: Fray Pedro Simón nos dice, hablando de este conquistador: “Fue Rodrigo de Bastidas vecino de Triana en Sevilla, hombre de buena fe, sangre, calidad y estima”. Y Castellanos, el cura de Tunja, bien inínediato a aquella época, nos dejó estos versos en honor del mismo: “Se­ gún los que más saben de este cuento, / Fue principio y origen dé sus males / No consentir hacer maltratamientos / N i robar en aquellos naturales”. El señor Piedrahíta, obispo de Santa Marta, nos ha dejado en su Historia de la conquista de la Nueva Granada un rasgo en que dice que muchos lo aborrecían por su áspera condición; pero a nosotros nos parece de más peso el testimonio de los dos escritores anteriores al señor Piedrahíta; y todavía más, el del obispo fray Bartolomé de las Casas, bien conocido por su celo en favor de los indios y por sus enérgicas representaciones contra los conquistadores que los maltrata­ ban. Esto dice, hablando de Bastidas: “Siempre le conocí ser para con los indios piadoso, y que de los que les hacían agravios blasfemaba”.

Igual hará Groot con respecto a Balboa (vol. 1, cap. 1, pág. 1) 5; los obispos de Santa Marta, Tomás Ortiz (vol. 1, cap. 1, pág. 7 ), de Cartagena, Tomás de Toro (vol. 1, cap. 2, pág. 15) y de Santafé, Juan de los Barrios (vol. 1, cap. 7, págs. 73-74) ; con Gonzalo Jiménez de Quesada (vol. 1, cap. 3, pág. 22 y sigs.); con los oidores Góngora y Galarza (vol. 1, cap. 7, pág. 74) ; con el visitador Montaño (vol. 1, cap. 8, pág. 85) ; con Oyón (vol. 1, cap. 8, pág. 88) y Aguirre (vol. 1, cap. 8, pág. 91) ; y, en fin, con el presidente Andrés Díaz Venero de Leiva (vol. 1, cap. 8, pág. 98). Sin embargo, el proyecto de Groot no fue escribir unas nuevas Elegías de varones ilustres de In ­ dias. En el balance sobre la presidencia de Díaz Venero de Leiva, al final del capítulo octavo, puede verse a qué fin Groot supedita su crítica de las fuentes secundarias. En las páginas 104 y 105 del primer volumen se lee: El doctor Antonio Plaza, al hacer el elogio del presidente Venero en sus Memorias para la historia de la Nueva Granada, dice lo siguiente: 5 Vol.: volumen; cap.: capítulo; pág.: página. La numeración de capítulos en la Historia Eclesiástica y Civil aparece en romanos; en este trabajo se usan números arábigos para no entorpecer la lectura.

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“No llegó a flaquear en las cuestiones que se suscitaron con la autori­ dad eclesiástica, siendo acérrimo defensor de los privilegios del trono”. Pero el memorista no nos dice cuáles fueron esas cuestiones; y no lo dice porque no las hubo entre el arzobispo y el presidente Venero; lejos de eso, todos los cronistas del tiempo nos dicen unánimes que guardó perfecta armonía con la autoridad eclesiástica.

De Venero pasa Groot a la apología del arzobispo Juan de los Barrios y aduce más testimonios que Plaza para demos­ trar que el Presidente y el Arzobispo gobernaron sus jurisdic­ ciones con armonía. Utiliza a Juan Rodríguez Freyle (Groot escribe Fres le), Juan Flórez de Ocáriz y Alonso de Zamora. L a Conquista según Groot se consolida con la Real Audiencia y el arzobispado manchando al unísono de la mano de gober­ nantes “prudentes, discretos y modelo de todas las virtudes evangélicas”. Hacia 1572 la obra civilizadora de España y del catolicismo había echado raíces firmes en el Nuevo Reino de Granada. L a fiebre brutal de los conquistadores estaba domi­ nada por la Corona y por la Iglesia; los desmanes de Jiménez de Quesada habían sido reemplazados por la prudencia de Díaz Venero de Lei va; la voz frecuentemente desoída de los frailes en las huestes conquistadoras había dado paso a las sentencias y fulminaciones de Juan de los Barrios desde la silla arzobis­ pal de Saptafé; las “selvas habitadas por bárbaros” (Introduc­ ción, pág. II) habían dado lugar a villas en cuadrícula dis­ puestas a los pies de sus iglesias y a reducciones de indios tri­ butarios. i L a expansión española en América y Nueva Granada no es para Groot ni negra ni rosa; es una “conquista evangélica”. L a Iglesia sentó la pauta correcta de la Conquista por la sen­ cilla razón de que obedecía un mandato divino. Groot escribió sobre ese mandato en un artículo de 1858 titulado “L a V ir­ gen”, publicado con motivo del 8 de diciembre de ese año: Pero dejadlo [al Protestantismo] que vomite sus impías injurias, que la humilde y casta Virgen pondrá su planta sobre la cabeza del dragón bermejo. Él se paró frente a ella amenazante en el siglo xvi y ella huyó al desierto de las Américas que se descubrían entonces para recibir la religión católica que huía del dragón del Protestantismo que se levantaba en Europa. La batalla se ha trabado y lidiamos ya con

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El· pasado como refugio y esperanza

el dragón y sus ángeles; pero no prevalecerán contra nosotros que can­ tamos en la Iglesia: Gaude María virgo, cunetas hereses sola intermisti in universo m undo*. \

Groot tuvo su gran teoría sobre la conquista española de América, que sin embargo tuvo el cuidado de no hacer explí­ cita en su Historia. Para ello contaba con otros medios de pu­ blicación, en los que la teología podía dar la pauta. Las nocicf nes generales de “conquista evangélica” y “obra civilizadora de España” están fundamentadas en diversos argumentos. L a Iglesia no es solamente el agente de la civilización de los “bár­ baros” sino también de los conquistadores españoles (vol. 1, cap. 1, pág. 7 ). Los cuadros eclesiásticos son los mediadores en todos los conflictos, caso del motín de los expedicionarios de Jiménez de Quesada que ascendían la cordillera por el Opón (vol. 1, cap. 3, pág. 25) o del encuentro tenso de Jimé­ nez de Quesada, Belalcázar y Federmán en Santafé (vol. 1, cap. 5, págs. 49-51). Los religiosos son los defensores de los in­ dígenas y celosos promotores de las Leyes de Indias (vol. 1, cap. 7, págs. 72-73). L a prédica de curas y misioneros propaga la salvación eterna en todo un continente hasta entonces con­ denado (vol. 1, cap. 1, págs. 6-9). Las construcciones e institu­ ciones eclesiásticas constituyen el más sólido avance material de la civilización en el territorio del Nuevo Reino desde los primeros años de la Conquista, caso de la capellanía fundada por Domingo de las Casas en memoria de los conquistadores muertos o los templos erigidos en las villas y pueblos funda­ dos (vol. 1, cap. 5, págs. 47-48). En el octavo capítulo, último sobre la Conquista, Groot presenta su único gran descubrimiento documental sobre ese periodo y uno de los más importantes de toda su obra. Se trata de una copia del siglo x v i i de las Constituciones del sínodo convocado por el arzobispo Juan de los Barrios en 1556, re­ señadas por Groot como “Constituciones sinodales”. E l histo­ riador las describe en nota al pie de la página 86:6 6 “Alégrate Virgen María, pues te interpusiste sola contra los he­ rejes del mundo entero”. José M a n u e l G root , “La Virgen”, en El Ca­ tolicismo, 348 (diciembre 14 de 1858), pág. 400.

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De estas constituciones habla el señor Piedrahíta, que escribía en 1663, y dice que él leyó algunas de ellas; lo que prueba que eran ra­ ras en su tiempo, y esto a pesar de ser provisor del arzobispado. El padre Zamora, que escribía en 1696, apenas habla de ellas, refiriéndose al señor Piedrahíta. De manera que parece no existían ya en ese tiem­ po tales constituciones sinodales, al menos en los archivos eclesiásticos. En acta del cabildo eclesiástico, de 17 de mayo de 1797, consta que el arzobispo don Baltasar Jaime Martínez de Compañón, tratando de celebrar un sínodo diocesano, dijo hacer 191 años que no se celebraba y que de sus actas y constituciones no había noticia en el archivo epis­ copal. Esto decía refiriéndose al sínodo del señor Loboguerrero, que tuvo lugar 50 años después del señor Barrios. Con tales datos nadie podía formar esperanzas de llegar a ver dichas constituciones; pero buscando el que esto escribe documentos en el archivó episcopal, halló un frágmento de las constituciones del señor Barrios, en letra tan anticuada y en papel tan negro, que apenas se podía descifrar algo. Andando el tiempo y continuando sus pesquisas en busca de docu­ mentos, ha venido por fin a encontrar, en poder de un particular, un libro manuscrito que contiene las sinodales de los tres primeros arzo­ bispos, señores Barrios, Zapata y Loboguerrero, escrito autógrafo de Alonso Garzón de Tahuste, cura de la catedral y secretario que fue del sínodo del señor Loboguerrero, de cuya orden hizo la compilación.

Groot transcribe en 17 páginas todo el texto copiado por Tahuste (apéndice 2, vol. 1 de la Historia). Suscritas el 3 de junio de 1556, las Constituciones sinodales del arzobispo Barrios constituyen el primer cuerpo coherente de disposiciones y po­ líticas emanadas de la institución eclesiástica neogranadina, y bien puede verse en ellas un complemento local a la legisla­ ción imperial de Indias de 1542. En perspectiva local, esas Cons­ tituciones son la evidencia del primer sínodo diocesano neogranadino, del que los jerarcas eclesiásticos habían perdido toda evidencia en el siglo xix. Gracias a ese descubrimiento, Groot se constituyó en la primera autoridad sobre el pasado eclesiástico nacional, con ascendiente sobre toda la jerarquía eclesiástica secular y sobre los contados hermanos eruditos de las órdenes monásticas. Es notorio que Groot haya dedicado sólo dos páginas en cuerpo de texto a discutir el sínodo convocado por el arzobispo Barrios, si se tiene en cuenta que sobre él versa su descubri­ miento documental más importante sobre el periodo. A l sínodo de Barrios siguen en la Historia la consagración del primer obis-

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po en suelo del Nuevo Reino, las revueltas de Oyón y Aguirre, la vida de san Luis Beltrán, la presidencia de Andrés D íaz Venero de Leiva, las primeras viruelas, el descubrimiento d¿ las minas de plata de Mariquita, la muerte del arzobispo Bárrios y la erección definitiva y formal del arzobispado del Nue­ vo Reino de Granada en 1572. En suma, la Conquista según Groot es el resultado de/un estudio extenso de la biblioteca neogranadina de cronistas e historiadores coloniales. E l historiador se sirvió de las nociones de “obra civilizadora de España” y “conquista evangélica”, esta ultima en boga desde el siglo xvi y renovada en el xix con el motivo Mariano, de reciente institución por el Vaticano con la sanción del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854. Se anuncia, desde el último capítulo dedicado a la Conquista, la originalidad y él valor heurístico del tratamiento de la Colonia con el descubrimiento de la copia de las “Constituciones sino­ dales” de Juan de los Barrios. L a última característica de la Conquista según Groot es la novedad que resulta de su natu­ raleza de historia eclesiástica y civil. L a Historia provee un entendimiento más rico de ese periodo que el establecido por la historia oficial liberal en las primeras décadas del siglo xx y enseñado en los manuales escolares 7, pues agrega a la historia política y militar la serie de los hechos eclesiásticos y extiende su téçmino hasta 1572. La Colonia según Groot Groot trata la Colonia entre los capítulos 9 y 43, en un total de 524 páginas. En el capítulo 44 la narración retro­ cede hasta 1808 y se concentra en la invasión napoleónica de España, con lo que la obra entra en la narración de la In­ dependencia. Los precedentes sobre la Conquista disponibles para Groot eran de naturaleza heterogénea, y se referían a un periodo breve e intensamente cultivado. Fuera en la for-

7 Véase, por ejemplo, el Compendio de la historia de Colombia de Jesús María Henao y Gerardo Arrubla, publicado por primera vez en Bogotá en 1910 y reeditado 31 veces hasta 1963.

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ma de crónica de conquista, historias renacentistas, barrocas, de las órdenes religiosas o borbónicas, los hechos de la Con­ quista en territorio neogranadino conformaban una epopeya tradicionalmente aceptada. N o así la Colonia, que se extendía durante 250 años y estaba plagada de oscuridades (téngase presente el olvido del primer sínodo diocesano por parte de la misma jerarquía eclesiástica). Durante el arzobispado de fray Luis Zapata la Iglesia en­ tra en un periodo de expansión. Junto con las constituciones arzobispales de Zapata, tomadas también del manuscrito de Tahuste, Groot incluye la fundación de las primeras cátedras de gramática y filosofía y de la Orden Franciscana en Santa Marta. Las fundaciones eclesiásticas serán en adelante línea di­ rectriz de la obra, al lado de los conflictos entre los poderes temporal y eclesiástico y los de disciplina en el interior de la Iglesia. Sucesos como la rebeldía del obispo de Popayán contra el arzobispo Zapata, ocurrida en 1583 (cap. 10), o la “ruidosa competencia” entre el arzobispo Bernardino de Almanza y el presidente Sancho Girón, en 1631 (cap. 16). Groot también da cuenta de las misiones en el Nuevo Rei­ no. A partir del quince prácticamente todos los capítulos sobre el periodo incluyen una nota sobre misiones. Algunos de ellos, como el 22, 35, 37 y 40 están dedicados a ellas casi por com­ pleto. En! la obra se incluyen también las vidas y gobierno de todos los arzobispos de Bogotá; de los obispos de las dió­ cesis progresivaménte fundadas; de los canónigos, racioneros, deanes y provisores; y de los principales de las órdenes monás­ ticas. Comentarios sobre los religiosos especialmente virtuosos y eruditos, las tradiciones sobre milagros y santuarios y los fe­ nómenos atribuidos a la intervención divina completan el aspecto eclesiástico de la obra. L a parte civil de la Colonia en la Historia incluye las biografías y la función pública de los cuadros principales de la Real Audiencia y el Virreinato: presidentes, oidores, fiscales, virreyes y virreinas. A ellos se suman visitadores y fiscales de residencia enviados por la Metrópoli. Groot también recoge los progresos materiales y culturales acumulados durante la

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administración española: desde instituciones como colegios y bibliotecas hasta obras públicas como el camino de Guanacas. Las Relaciones de los virreyes, que Groot llama Memorias, constituyen la principal fuente consultada sobre el aspecto civil de la Colonia. Algunos capítulos tienen un contenido particular. Es el caso del 28, dedicado a la expulsión de los jesuítas; el 35, ál “Instituto Botánico”; el 36, a la descripción costumbrista de un paseo de la corte del virrey Ezpeleta al Salto dél Tequendama; y el 43, a demostrar que los últimos gobiernos del virreinato, el de Mendinueta y el de A m ar y Borbón, fueron excelentes. Por lo demás, Groot dispuso hechos eclesiásticos y no eclesiás­ ticos en su obra, a veces con una estrecha ilación, a veces sin ella. En el capítulo dieciséis narra un conflicto típico entre las dos potestades, lox que permite al historiador un tratamiento na­ rrativamente orgánico de sus materiales eclesiásticos y civiles: T

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4-A — Contenido del Capítulo Dieciséis

E l presidente Sancho Girón E l arzobispo Bernardino de A lm anza y su conflicto con el presidente Persecución declarada por el presidente al arzobispo E l visitador A ntonio M anrique de San Isidro, junto con el presidente, se declara contra el arzobispo A lm anza E l arzobispo sale de visita y llega a T u n ja Peste y rogativa a la V irgen de Chiquinquirá E l arzobispo m uere de la peste Casos raros sucedidos a Girón tras la m uerte del arzobispo Exequias del arzobispo E l pintor A cero y sus versos al arzobispo E l visitador Bernardino de P rad o m anda preso a España al presidente Otros padecimientos sufridos por el presidente

En casos como este es norma que el funcionario perse­ guidor de un eclesiástico padezca un castigo providencial, como se ve en la conclusión del capítulo: Fue el caso notable que el mismo día en que entraba a Santafé por el camino de San Diego el cadáver del arzobispo, don Bernardino de Almanza, entraba por el de San Victorino el licenciado don Ber-

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nardino de Prado Beltrán de Guevara, oidor de la Real Audiencia, que venía a residenciar al presidente don Sancho Girón; y que el mis­ mo día en que le estaban haciendo las últimas honras en la catedral al señor Almanza para llevarlo a España, en ese mismo día se le no­ tificó a don Sancho Girón la sentencia en que, a más de privarlo del oficio real por toda la vida, se le multaba en ochenta mil pesos por los diferentes cargos que le resultaron en la audiencia8.

En otros capítulos Groot pasa de un tema a otro sin preo­ cuparse por la ilación narrativa. Es el caso del capítulo 17, en el que opera una lógica aditiva en lugar de la construcción or­ gánica propia del anterior. Las transiciones de un tema a otro pueden ser tan abruptas como la siguiente, cuando escribe sobre una casa de niños expósitos : la fundación se verificó el 14 de diciembre de 1642, con el nombre de Nuestra Señora de la Concepción. Por ese tiempo se terminó un pleito ruidoso entre los padres do­ minicanos y los jesuítas, sobre en cuál de las dos religiones debía fun­ darse la universidad pontificia

L a expresión “por ese tiempo” cumple las veces de una coma en los pasajes en que Groot se limita a sumar sus descu­ brimientos históricos en un orden cronológico. L a Colonia se­ gún Groot oscila entre un tejido y un estante. Ambos contri­ buyen a sus propósitos permanentes de defender la obra de España en ¡el Nuevo Reino de Granada, a España frente a las otras naciones europeas, a la Iglesia frente a los poderes civiles o sus propios cuadros remisos. L a Historia Eclesiástica y Civil es además una colección de referencias a tradiciones, orígenes, objetos y personas que constituyen el patrimonio histórico del país. Es también un discurso tradicionalista que aboga por la continuidad del orden señorial en la República. L a Colonia según Groot transcurre en una 'pax hispánica cuyos únicos trastornos fueron los ataques aislados de piratas y bucaneros, los terremotos y las desavenencias esporádicas entre oficiales del imperio y de la Iglesia neogranadina. Estas desa­ venencias son, en último término, los pecados de hombres que

8 Historia Ecledâstica y Civil de Nueva Granada, vol. 1, pág. 211.

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no comprendieron su función o cuyas almas estaban alejadas de Dios. En términos generales, el Nuevo Reino siguió du­ rante los siglos coloniales un curso histórico en armonía con la teodicea universal, con el plan de Dios para el hombre. EÍ avance de la religión católica y de la civilización hispánica en Nueva Granada no requiere explicaciones, que se tornarán ne­ cesarias en el momento de narrar la Independencia. La Independencia según Groot L a Independencia en la Historia Eclesiástica y Civil em­ pieza en el capítulo 44 y continúa, en rigor, hasta la marcha de Bolívar al Alto Perú después del triunfo de Sucre en Ayacucho. Sin embargo, desde el punto de vista de la historia de Nueva Granada, conviene considerar el periodo de la In­ dependencia hasta la batalla de Boyacá, en el capítulo 58, e incluir las campañas bolivarianas en los otros países como parte de la República temprana. Groot empieza su narración de la Independencia con estas palabras: Para formar un juicio exacto sobre los acontecimientos que en el Nuevo Reino de Granada precedieron a la revolución del 20 de julio de 1810, es preciso tener una clara noticia de la metrópoli española, de cuya suerte pendía la de estos países en los años de 1808 a 1810.

E n capítulos anteriores Groot había trasladado su narración a España en varias ocasiones. Incluyó menciones de la corona­ ción de algunos de sus reyes y de las guerras con otras monar­ quías europeas. Llegó al detalle en relación con el gobierno de Carlos III y el ministerio del conde de Aranda, e igual hizo con respecto a Carlos IV y el ministro Godoy, cuyas Memorias consultó. En el capítulo veintitrés trasladó la narración a Es­ paña en medio del asombro. Entre las páginas 344 y 345 del primer volumen se lee: Pocos días antes de dejar la presidencia el arzobispo9 recibió una real cédula fechada en Corella a 20 de julio de 1711, en que se le

9 Se refiere al arzobispo Francisco Cosío y Otero, quien en 1710 reemplazó en las funciones civiles de gobierno en Santafé al presi-

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hacían prevenciones para que estuviera en la mira con respecto a la infidelidad de los vasallos, no fuesen a cundir en estos dominios de América las ideas de infidencia, que los enemigos de la corona trata­ ban de infundir por estos reinos por medio de libros y gacetas para corromper e inquietar la fidelidad de los vasallos de estos dominios [ . ; . ] ¡Cosa rara! Esto escribía el rey de España el 20 de julio de 1711, que por un año no era un siglo completo antes de la revolución del 20 de julio de 1810 *

Y en nota a pie de página, escribe: # No quiero omitir otra circunstancia particular respecto de esta cédula; y es que fue hallada por mí el día 20 de julio de 1860 en el archivo de la Audiencia.

L a Independencia según Groot también parece hacer parte del plan de Dios y estaba prefigurada desde 1710. Su primera causa eficiente no fueron las gacetas inglesassino las ideas filosóficas de Godoy, que influenciaron a Carlos III para ex­ pulsar a los jesuítas y habrían de costarles a los Borbones la pérdida de América. E n el capítulo veintisiete se lee: La ruina, pues, de esta sociedad [la Compañía de Jesús], que Voltaire llamaba la guardia de corps del Papa, debía ser de grande importancia para los enemigos del altar y del trono. Esto fue lo que ellos comprendieron perfectamente y lo que no comprendieron los so­ beranos de Europa hasta que Luis XV I perdió la cabeza en la guillo­ tina y Fernando VII la corona de España*10.

¡

L a parte eclesiástica de la Historia en el periodo de la Independencia también empieza con atención al contexto in­ ternacional. Groot termina surecuento de la imposición de José Bonaparte en el trono de España con la aprehensión del Papa en Saboya, hecha efectiva por los soldados de Napoleón después de sus triunfos en Italia. L a situación mundial tuvo su reflejo providencial en el Nuevo Reino de Granada, pues la teodicea nacional hace parte de la teodicea universal. Justo dente de la Real Audiencia Diego Córdova Lasso de la Vega, cuando éste desplazó su despacho a Cartagena, entre 1710 y 1712, por temor a una invasión extranjera. 10 Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada, vol. 1, pág. 402.

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después de dar cuenta de la aprehensión del Papa, escribe Groot en la página 173 de su segundo volumen: Presagio funesto de tal calamidad y de tan sacrilego atentado pa7 rece que fue el fenómeno meteorológico que en ese mismo año sé experimentó en el Nuevo Reino. Por espacio de seis meses estuvo el sol sin irradiación sensible. Con el cielo limpio se veía el sol de medio día, sin ofender la vista, como se ve la luna. Caldas escribió sus ob­ servaciones sobre este fenómeno.

E l verdadero origen de la independencia de las colonias americanas fue la bienvenida dada al filosofismo europeo en la Corte de Carlos III. A él se sumará la intransigencia de Fernando VII durante la Reconquista. También hubo causas locales según el historiador, una de ellas bastante novedosa: en el capítulo 43 Groot explica con detalle las operaciones de la Caja de Consolidación, concebida por Godoy para amasar fondos destinados a financiar la guerra contra Inglaterra e inaugurada en el Nuevo Reino en 1807. E n la página 150 del segundo volumen se lee: Las urgencias eran verdaderas [de la corona española, ante la amenaza napoleónica], pero la inversión de los caudales que se recogían no era tan verdadera como se pretendía. Godoy se distinguió por su habilidad para sacar dinero: excogitó y llevó a cabo varios modos muy ingeniosos y eficaces, entre ellos el de la caja llamada de consolida­ ción, qüe hizo venir al nuevo reino con todo el tren de amortización11 para feriar en poco tiempo los bienes de comunidades religiosas y obras pías [ . . . ] Las gentes de aquel tiempo no regulaban sus acciones por el principio utilitarista, porque las doctrinas que excluyen la conciencia no habían invadido estos países, aunque no faltaban hombres bien con­ taminados ya con el filosofismo francés. Por eso era que había tan poca concurrencia de licitadores en los remates de fincas de manos muertas: se creía que aquello se verificaba en virtud de una ley injusta y des­ piadada que tendía a concluir con el culto quitando el alimento a sus ministros. Bajo este punto de vista, la amortización era mirada con ho­ rror, y esto contribuyó no poco a formar la opinión contra el gobierno español, y vino a tener sus consecuencias en julio de 1810. 11 Cuando Groot escribe aquí amortización quiere decir desamor­ tización, en el sentido que tuvo esta palabra en el medio siglo X IX . Los términos son intercambiables según el beneficiario que se consi­ dere. Amortizar en favor del Estado suponía desamortizar en detri­ mento de la Iglesia.

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Fotografía de la portada del segundo volum en de la prim era edición de la Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada.

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Este es el componente eclesiástico que Groot agrega a las causas del 20 de julio. E n cuanto a las causas civiles, las rede­ fine en los términos tradicionalistas que domina tan bien12. E n su obra, el 20 de julio no es ni el despertar después de una “oscura noche de 300 años”, ni el resultado natural del movi­ miento de la razón universal. Su explicación es menos grandi­ locuente: el hijo que alcanzó su madurez hace bien en inde­ pendizarse del padre. E n términos más pragmáticos, Groot enfatiza la dificultad en que se veía España para gobernar sus dominios de ultramar. E n la página 175 del segundo volumen escribe: Las Américas habían llegado ya a un estado en el cual no podían permanecer bajo el pupilaje colonial, y esto lo reconocían la junta cen­ tral y la regencia española cuando declaraban las Américas parte inte­ grante de la monarquía española. No podían permanecer en estado de colonias porque ya habían llegado a un punto de incremento que las colocaba en el rango de naciones, así por sus riquezas como por su población y estado de civilización. Era imposible que pueblos de tales condiciones y de una extensión prodigiosa pudieran ser goberna­ dos por expedientes y por un soberano colocado a inmensa distancia, del otro lado de los mares. Preciso era que en tales circunstancias estos países estuvieran siempre expuestos a sufrir mucho de sus mandatarios, que si bien éstos tenían que temer de un soberano que no se hacía sordo a las quejas de sus vasallos, también contaban mucho con poder abusar de la paciencia de éstos, y sobre todo con las dificultades que 12 La Independencia de 1810 había sido discutida por dos histo­ riadores neogranadinos: José Manuel Restrepo, Historia de la re­ volución de la República de Colombia, París, 1827 (primera edición parcial) e Historia de la revolución de Colombia en la América m eñdional, Besanzon, 1858 (edición completa); y Joaquín Antonio de Plaza, Memorias para la historia de la Nueva Granada desde su descu­ brimiento hasta el 20 de julio de 1810, Bogotá, 1850. A estas obras dis­ ponibles debe sumarse el Diario Politico de Santafé de Bogotá, redac­ tado por Francisco José de Caldas y Joaquín Camacho entre 1810 y 1811 y publicado en Bogotá. El primer volumen de las Memorias his­ tórico políticas de Joaquín Posada Gutiérrez fue publicado en Bogotá en 1865 (el segundo, en 1881), pero la obra sólo cubre el periodo 18261853. Las Particularidades de Santafé, de José María Caballero, fueron escritas entre 1813 y 1818, pero sólo fueron publicadas en 1902, en Bo­ gotá; y las Memorias de un abanderado, de José María Espinosa, fueron publicadas en 1876, también en Bogotá.

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ofrecían los recursos a la corte. Agregábase a esto el orgullo nacional, porque el hecho es que en América había ya una nacionalidad por ' naturaleza y por civilización. En todas las provincias se contaban hom­ bres notables por sus luces y talentos, y el mismo hecho de la revó^ lución prueba que los había, porque sin esas inteligencias no la habría habido; y esto prueba más, porque prueba que las declamaciones de algunos escritores contra la ignorancia y la abyección en que dicen nos tenía sumidos el gobierno español son falsas, son calumniosas; por­ que en verdad que de los espinos, como dice el Evangelio, no se cogen uvas; y el árbol que estaba plantado antes del 20 de julio produjo una gran cosecha de hombres verdaderamente sabios como no se han vuelto a producir desde que se sembró el árbol de la libertad, que tiene más de medio siglo de plantado, y mientras más estiércol se le arrima para abonarlo, menos produce; y si algo produce, el fruto es amargo.

Groot elabora no sólo las causas sino algunas consecuen­ cias de la Independencia. Sobre los hechos del 20 de julio se documenta extensamente en el Otario Político, de Francisco José de Caldas y Joaquín C am acho13. E n cuanto a su inter­ pretación, Groot se interesa en mostrar cómo los primeros pro­ ceres proclamaron la religión al tiempo que suscribían princi­ pios revolucionarios. Escribe que la mayor parte de los líderes de la Independencia fueron ortodoxos en materia de religión y que los pocos “contaminado^ de filosofismo,, vieron la nece­ sidad de contener sus ideas ante un pueblo mayoritariamente religioso. Este es uno de los rasgos de los liberales de principio de siglo que contribuirán a que Groot los llame consecuentes, en contraste con los liberales inconsecuentes del medio siglo14. Otro rasgo de la Independencia según Groot es su condena de quienes llama “chisperos”. En las páginas 199 y 200 se lee:

13 F r a n c isc o José d e C aldas y J o a q u ín C a m a c h o , Diario Político de Santafé de Bogotá, 46 números (entre el 27 de agosto de 1810 y el 1? de febrero de 1811), Santafé de Bogotá. 14 Véase sobre la utilización de los términos liberal y conservador, en relación con las primeras tres décadas de la historia republicana de América Latina, el artículo de Luis Barrón, “Republicanismo, libera­ lismo y conflicto ideológico en la primera mitad del siglo xix en Amé­ rica Latina”, en E l republicanismo en Hispanoamérica - Ensayos de historia intelectual y política, México, Fondo de Cultura Económica, 2002, págs. 118-137.

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Los que se apellidaban tribunos del pueblo, que como ya hemos dicho eran el croquis de los demagogos que más tarde habrían de venir, instigaban a la plebe contra los anteriores gobernantes y contra todos los españoles, contando a esas gentes ignorantes patrañas, tales como la de que el virrey y los oidores tenían vendido el pueblo a los fran­ ceses á tres cuartillos por cabeza. Los principales directores de la má­ quina popular eran: el escribano García, llamado por antonomasia el patriota; el doctor don Francisco Javier Gómez (alias Panela); don José María Carbonell, el doctor Ignacio Herrera y otros. Así era que el pueblo estaba siempre a disposición de los chisperos, quienes se en­ tendían inmediatamente con ciertos gamonales, maestros de oficios, carniceros, revendedores y pulperos, que tenían a su disposición las ma­ sas para conducirlas a gritar donde era menester.

Después de esta1 impugnación de los estratos medios de la población, análoga a la que hizo dé los artesanos draconianos en la década de 1850, Groot pasa al tratamiento del periodo que llama “la otra patria”, y al que la historiografía posterior se ha referido frecuentemente como la patria boba. L a llama otra y no boba porque ve en sus prohombres, y especialmente en Nariño, hombres superiores a los que gobernaron la Segun­ da República, con excepción de Bolívar. Su adhesión a Nariño le venía por familia, como que su padre y su tío habían sido figuras centrales de la administración centralista del Precursor e íntimos suyos. Sin embargo, Groot manifiesta sus reservas con respecto al filosofismo de Nariño, a quien acusa de haber sido uno de los primeros “contaminados de filosofismo” y res­ ponsable de la iiñportación de una rica biblioteca prohibida desde la década de 1790. E n los conflictos del gobierno de Cundinamarca con el congreso de la Unión, Groot toma partido sin reservas por la política centralista de Nariño y aduce como argumento el desastre de la reconquista española. Una vez entrado en la narración de ésta, el historiador aprovecha al máximo la ti­ ranía de tres años, la intransigencia de Fernando V II y la bar­ barie de Pablo Morillo. De esta manera, la Historia justifica la Independencia con los tres años de la Reconquista y no con los trescientos del régimen colonial. Sobre el nombramiento de Morillo se lee en la página 406 del segundo volumen :

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De la elección de este bárbaro soldado, quien ha querido pasar por otra cosa en sus memorias, precisamente fue que dependió la total pérdida de estos países para España; y Fernando VII ^ntes de recibir el consejo del inglés Wellington [quien aconsejó su nombramiento al rey español] debió haber recordado la fábula de Sämaniego del perro y el cocodrilo, por aquello de la cooperación que la monarquía espa­ ñola prestó a las insurgentes colonias norteamericanas. Al año de / la pacificación de Morillo ya se decía por todas las bocas y, sin faltar a la verdad, que este hombre había venido a hacer patriotas. /

Los capítulos 53 y 54 de la Historia están dedicados à los años de la Reconquista, de los que Groot guardaba vivos recuerdos. L a narración pasa de Morillo a Bolívar, cuya figuración en la guerra de 1813 se recoge en el capítulo 54. En la página 314 del segundo volumen se lee: Bolívar aparéelo entonces en la escena lastimosa de las guerras civiles como el sol que después de la tempestad disipa los nublados, y restablece con sus luces la alegría de los campos. Así parece que la presencia de este hombre en las provincias conmovidas por las discor­ dias domésticas, fue el iris de paz y el genio suscitado por Dios para abrirles sus ojos sobre sus verdaderos intereses. Desde entonces este genio extraordinario llamó la atención de todos; y desde entonces se tuvo fe en que el país sería libre.

A la altura de la liberación de Venezuela en 1813, Groot explica sus propias limitaciones en la narración de las guerras de la ^Independencia. Dice en nota al pie en la página 345 : \ Como en nuestro plan no ha entrado escribir la historia de las guerras de la independencia, no haremos sino dar razón de los hechos más trascendentales. En los demás nos remitimos a la historia del señor Restrepo y al libro del general Páez.

Al margen de estas palabras, la Historia ofrece un resumen satisfactorio de las campañas militares y un recuento político detallado de los asuntos políticos entre 1808 y 1824 en todos los países boli varianos. N o todo en su versión de la Indepen­ dencia es tomado de otros autores, como Restrepo, Páez, San­ tander, Posada o Larrazábal; es frecuente su utilización de cartas inéditas de Bolívar y de otros generales y de fuentes pe­ riódicas como la Gaceta de Santafé de Bogotá.

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E n su version de la Independencia, Groot se preocupa cons­ tantemente por mostrar el patriotismo del clero, haciéndose el de la vista gorda con respecto al realismo de las jerarquías epis­ copales, nombradas por el rey en ejercicio del Patronato. Desde la fiesta de acción de gracias celebrada en la catedral el 29 de julio de 1810, hasta las donaciones del clero al ejército liberta­ dor, la Historia presenta una Iglesia patriota. Según Groot, sin ella la Independencia no hubiese sido posible, no solamente en virtud de sus contribuciones monetarias sino también del control espiritual que ejercía sobre la mayor parte de la población. El historiador sostiene que, sin el apoyo de la Iglesia neogranadina, los ejércitos patriotas no hubiesen tenido seguidores. La República temprana según Groot L a parte republicana de la Historia Eclesiástica y Civil está contenida en el tercer volumen, con excepción del capítulo 68, ultimo del segundo volumen, en el que se narra el progreso del ejército patriota desde los llanos del Apure hasta la toma de Santafé. Entre los capítulos 69 y 10 6 15 Groot incluye una his­ toria eclesiástica y civil de Colombia en su periodo de existencia entre 1819 y 183116. El tercer volumen conforma una batería polémica en contra del régimen de Santander. E l objetivo dé Groot es demostrar que la anarquía de su tiempo era con­ secuencia de ese gobierno y de sus continuadores. Esta batería polémica está construida con un nivel de detalle mayor que el desplegado sobre la Conquista, la Colonia y la Independen­ cia y conforma un llamado al cambio re generacionista del or­ 15 El último capítulo es el CVI, luego del salto deLV I en el pri­ mer volumen. Ver la nota 1 ,de este capítulo. 16 Groot se refiere sencillamente a Colombia, como era usual hasta el cambio de nombre de Nueva Granada por República de Colombia prescrito en la constitución de 1886. El precedente de esta parte de la obra de Groot es la tercera parte de la edición completa de la His­ toria de la Revolución de Colombia en la América meridional, de José Manuel Restrepo, impresa en Besanzón en 1858. El tercer volumen; de la Historia Eclesiástica y Civil fue reeditado en Caracas en 1941, como una historia de la “Gran Colombia”.

12

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den político liberal, que el historiador desaprueba en todos sus aspectos. En la siguiente tabla se reseña el contenido central de los capítulos 69-106, la mayor parte de los cuales contienen una polémica antiliberal embebida en la matriz narrativa. T abla

69 70 71 72 73 74 75

76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 .88 89 90 91 92 93 94

4-B — Motivos centrales de los capítulos 69-106, periodo 1819-1831

i

Odas y descripción costumbrista del triunfo de Bolívar Refutación de los Apuntamientos para la historia de Santander Congreso de Angostura Fundación de la primera logia masónica; guerra en el Cauca Aniversario de la Independencia; descripción costumbrista de las fiestas Correspondencia entre Bolívar y Morillo sobre el armisticio Inicio de la persecución anticatólica cuando Santander y sus hombres se/sintieron seguros tras la revolución de Riego y Quiroga en España Liberación de Venezuela (capítulo de historia militar) Los santanderistas no preveían las consecuencias de sus políticas Contra las disposiciones sobre la Iglesia en el Congreso de Cúcuta Contra las publicaciones anticatólicas de 1822, en particular la Gaceta de Cundinamarca Actitud benevolente de Bolívar en relación con la Iglesia Contra las pretensiones republicanas sobre el patronato Contra los masones y sus logias Acciones militares en Perú, Venezuela y el golfo de Maracaibo Contra la noción de que el regalismo de Pasto fue instigado por el clero; se explica por excesos del ejército patriota Periódicos anticatólicos y escritores contra los masones Los padres Margallo y Ruiz y el doctor Baños en contra de los escritores anticatólicos, Vicente Azuero entre los principales Las Biblias protestantes fueron traídas a Bogotá por la logia Causa injusta contra el coronel Infante; principio del fin de Colombia Contra la Sociedad Bíblica: las “invasiones protestantes” en Nueva Granada fueron patrocinadas por la logia masónica Contra la enseñanza de Bentham Los males de 1826; el Plan de Estudios fue el peor Proceso contra el padre Margallo por su oposición a las po­ líticas de Santander y de su gabinete Grupos opuestos a las políticas de Santander; constituyen la mayor parte de la sociedad Contra las obras de Bentham y Tracy

;

95 96 , 97 98 99

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Defensa de Bolívar contra Santander Expectativas creadas y frustración por la disolución de Colombia Defensa de Bolívar en el congreso de 1827 Refutación de algunas tesis de Bentham Defensa de Bolívar en la Convención de Ocaña

100

Impugnación y condena de los conspiradores septembrinos

101 102

Los liberales son una minoría políticamente ilegítima Los liberales eran una minoría de 100.000 entre 3 millones de colombianos Defensa de Bolívar en lo relacionado con el plan de monarquía Contra los liberales y los venezolanos responsables de la diso­ lución de Colombia Apología de Bolívar tras su muerte; impugnación de sus enmigos Intrigas liberales j en la renuncia de Urdaneta y contra el go­ bierno de Domingo Caicedo; precedente de un liberalismo insidioso.

103 104 105 106

Sobre este esqueleto polémico Groot dispone varias series históricas: las campañas militares bolivarianas; la política neogranadina de la década de 1820; y los acontecimientos eclesiás­ ticos, en especial la persecución a la Iglesia organizada por el régimen de Santander. L a última argumentación del tercer vo­ lumen — narradas la muerte de Bolívar, la disolución de Co­ lombia y la renuncia de U rdaneta— es contra el perdón con­ cedido por el vicepresidente Caicedo a los conspiradores sep­ tembrinos: La filosofía de nuestra historia presenta a veces contrastes bien singulares y de cuya! observación puede sacarse algún provecho por el conocimiento que da de los efectos que causan las pasiones políticas en los hombres. El lector está impuesto acerca de la causa y condena­ ción a muerte del benemérito coronel Leonardo Infante. Pues bien, compare hechos con hechos y causas con causas: entre la muerte del teniente Perdomo, atribuida por indicios a Infante y los asesinatos del 25 de septiembre, intentados unos, verificados los otros, y los reos con­ victos y confesos.

Groot interrumpió su obra en este punto, a pesar de que tuvo intenciones de llevarla hasta I8 6 0 17. Como historiador se 17 la obra:

Según lo ; afirmó el mismo Groot en su artículo publicitario de “Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada”, en La

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satisfizo con incluir los precedentes de las ; políticas liberales que vinieron después. E n su versión del régimen de Santan­ der, Groot creyó explicar los orígenes de la situación de Nueva Granada en el medio siglo xix, que desaprobaba por completó. A

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Historia

del

m a n u s c r it o

en tre

1856 y 1870

El manuscrito de la Historia Eclesiástica y Civil fue escri­ to por Groot entre 1856 y 1870, según él mismo escribe en la introducción a la obra ( “Cuando en 1856 emprendí este tra­ bajo. . . ” 18), y según consta en el prefacio del tercer volumen, titulado “Una palabra antes de empezar”, incorporado en m ar­ zo de 1870. Durante esos catorce años sucedieron algunas de las reformas liberales más importantes del siglo, además de las realizadas en los siete años anteriores y durante la vicepresi­ dencia y la presidencia de Santander (1819-1827 y 1832-1836). L a progresión de esas reformas y la acumulación del discurso escrito por el historiador contra ellas fueron, pues, simultáneas. Por otra parte, existen evidencias de que Groot escribió su Historia en el mismo orden de su disposición cronológica, es decir que empezó por la\ Conquista y terminó con la diso­ lución de Colombia19. L a hipótesis de la progresión lineal del manuscrito de la obra significa dos cosas. Por un lado, que Groot siguió el orden más común en el trabajo histórico: pri­ mero se dedicó a la lectura y a la colección y estudio de docu­ mentos y, sólo cuando hubo acumulado una cierta erudición República, 5 (31 de julio de 1867), Bogotá. El análisis del trabajo in­ completo de Groot en un cuarto volumen de la Historia Eclesiástica y Civil es tema del capítulo quinto. 18 Cf. Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada, vol. 1, pág. 1. 19 El análisis que se presenta a continuación no es resultado de un cotejo sistemático entre el texto publicado y el manuscrito de la obra. Este último se conserva en el Archivo General de la Nación, fondo Historia Civil y Eclesiástica de la colección Enrique Ortega Ricaurte, Sección República. Este fondo contiene como única pieza el manuscrito de puño y letra de Groot, sin numeración ni comentarios. Su, estudio sistemático y cotejo con la versión publicada continúan pen­ dientes.

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y concebido un orden argumentativo satisfactorio, procedió a la escritura de su manuscrito. Por otro lado, su escritura progresó en un orden acumulativo general desde el primer capítulo del primer volumen hasta el último del tercero. E n su artículo publicitario sobre la Historia, publicado en La República en julio de 1867 20, Groot mencionaba como fuen­ tes de su trabajo “los cronistas antiguos del país y biógrafos de sus notabilidades”, disponibles en la Biblioteca Pública (hoy Biblioteca Nacional) y los archivos del Gobierno Episcopal y del Cabildo Eclesiástico, a los que se refiere como franquea­ dos por el “Ilustrísimo señor Arzobispo y Deán del Capítulo”. Por otra parte, el historiador tuvo a su disposición los frutos de su propia labor de coleccionista de documentos. A ella se refiere en los siguientes términos : En fin, me he servido de los documentos coleccionados por mí a fuerza de diligencias y años de trabajo, pudiendo asegurar que una gran parte de esta colección se compone de manuscritos antiguos, ori­ ginales y autógrafos, únicos que existen21.

E n el mismo artículo, Groot menciona su acceso a los ar­ chivos oficiales desde 1858 : 20 Cf. José M a n u e l G r o o t , “Historia Eclesiástica y Civil de Nue· va Granada”, en La República, Bogotá, 5 (31 de julio de 1867). 21 La colección documental acopiada por Groot durante su vida no se conserva en las estanterías accesibles de la Biblioteca Rivas Sacconi. Puede encontrarse en un lugar restringido de esa biblioteca, en otro archivo familiar o haber sido legada a los archivos públicos. No es probable que se halle en el Archivo General de la Nación, pues el fondo titulado Historia Civil y Eclesiástica del Archivo General de la Nación sólo contiene el manuscrito de la HistoHa de puño y letra de Groot. Entre tanto esa colección sea encontradao reconfigurada, su mejor sucedáneo es la serie de 163 apéndices publicados en los tres volú­ menes de la Historia Eclesiástica y Civil. El estudio erudito de esta colec­ ción, aún pendiente, exige el análisis comparativo y contribuiría a la comprensión histórica del acervo documental colombiano y de sus repo­ sitorios más importantes. Una parte menor de la colección documental reunida por Groot fue empastada junto con su colección personal de El Catolicismo, en ocho volúmenes (BRS, números de catalogación 6.8746. 881) y es utilizada y referenciada en el capítulo quinto.

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Las fuentes de donde he tomado los materiales para la obra han sido: Los archivos del antiguo virreinato y Real Audiencia, que se me franquearon por orden del presidente, doctor Mariano Ospina, quien tomó un grande interés en que llevara al cabo mi trabajo. /

En la Historia Groot hace unas pocas alusiones a aconte­ cimientos contemporáneos que permiten deducir el año en que estaba escribiendo. Ninguna de ellas menciona años antenotes a 1860. Por otra parte, varios de sus escritos de 1859 contiehen información descubierta en los archivos de la capital; es el caso de la Noticia biográfica de Gregorio Vásquez A rce y Cebadlos, y el artículo “Misiones del Meta” 22. Es razonable concluir que en los primeros años de su investigación, desde 1856 hasta 1859, Groot se dedicó a la lectura de los cronistas, a la colección de documentos y a la exploración de los archivos eclesiásticos de la capital, franqueados por el arzobispo Herrán y Zaldúa. A partir de 1858, con el permiso del presidente Ospina, el his­ toriador tuvo acceso a los archivos “civiles” de su historia, y probablemente fue en ese año que decidió que su Historia Ecle­ siástica sería también Civil. Por otra parte, hasta diciembre de 1859 su pluma seguía comprometida con las columnas semanales de E l Catolicismo 23. De 1858 datan las series tituladas “Epítome o compendio de las herejías que han afligido a la Iglesia desde su origen hasta nuestros días” 24 y “Una polémica atrasada” 25. Ambas tienen la extensión de libros de pequeño formato y fueron asumidas 22 Documentos tales como la partida de bautismo de Vásquez, en­ contrada por el historiador en la Catedral de Bogotá, y la pieza titulada Estado que manifiestan las misiones del río Meta, con expresión de sus fundadores, pueblos, curas actuales, número de indios y hacienda de cada uno - Fecho el ano de 1794, firmado por fray Pedro José F. de Cristo, el 2 de junio de ese año; editado y comentado por Groot en “Misiones del Meta”,, agosto de 1859. 23 El último artículo de su serie sobre Pedro Claver, titulado “Ad Maiorem Dei Gloriam”, fue publicado en El Catolicismo el 20 de di­ ciembre de 1859. 24 Cf. junio de 1858.

25 J osé

M a n u e l G r o o t , “Una polémica atrasada”, serie de seis artículos, en E l Catolicismo, 341 (octubre l 9 de 1858), págs. 345-348;

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por Groot como empresas urgentes. L a primera debía ser útil a los estudiantes del seminario de Bogotá y la segunda guar­ daba relación con el candente problema de la educación de los niños a finales de la década de 1850. E n 1857, la actividad de Groot en el periódico había sido aún más intensa, pues en ese año escribió las largas series tituladas “L a religión demostrada por la razón” 26 y “ ¿San Pedro fue Pap a?” 2728. De julio de 1857 data también su renuncia a las actividades públicas. Todo parece indicar, pues, que sólo a partir de 1860, ter­ minada su colaboración en E l Catolicismo, Groot pudo dedi­ carse de lleno a la escritura de la Histona. N o se conoce nin­ guna publicación de Groot en los años 1860, 1861 y 1863. En 1862 sólo escribió À artículo Observaciones de un católico ro­ mano sobre un folleto publicado en Bogotá por el ministro pro­ testante Guillermo E . M ac Laren, que no fue publicado por entonces, y un cuadro de costumbres en el que menciona su trabajo histórico, titulado Un sueño de dos colores28. En 1864 el escritor polémico volvió a la prensa con motivo de la publi­ cación de la Vida de Jesús de Renán en el periódico La Opi­ nión, polémica que lo llevó en 1865 a la publicación de su exten­ sa Refutación analítica de Renán. E n la página 361 del primer volumen de la Historia, capítu­ lo 25, Groot hace una alusión directa a la época en que está escribiendo esa parte de la obra. A propósito de las disposicio­ nes de disciplina eclesiástica ordenadas por el arzobispo Rincón en 1721, escribe en nota al pie:

342 (octubre 8 ), págs. 352-354; 343 (octubre 15), págs. 360-362; 344 (octubre 22), págs. 370-373; 345 (octubre 29), págs. 377-380; y 346 (noviembre 5 de 1858), págs. 383-386. 26 Cf. “La religión demostrada por la razón”, mayo-diciembre, 1857. 27 Cf. “¿San Pedro fue papa?”, junio-septiembre, 1857. 28 José M a n u e l G ro o t , Un sueño de dos colores, publicado en la antología Museo de cuadros de costumbres, Bogotá, Imprenta de El Mo­ saico, vol. 2, 1866, págs. 71-77; reeditado en Obras escogidas en prosa y verso, publicadas e inéditas, de José Manuel Groot, 1873, donde se incluye sin fecha.

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En nuestros tiempos (1860) hemos visto en el adorno del claustro dé un convento láminas francesas de asuntos amorosos [ . . . ] ¡Esto para la octava del Santísimo! ¡Se pregunta por qué estamos tan mal! ¡Por qué se ha agravado la mano de Dios sobre nosotros!

Groot marca el año 1860 entre paréntesis como cercano a “sus tiempos” pero al parecer especificando que no se trata del año en curso en el momento de la escritura. Entretanto , el historiador continuaba sus pesquisas en los archivos civiles y eclesiásticos. En nota al pie de la página 345 del primer vo­ lumen da fe de haber descubierto un documentó fechado el 20 de julio de 1711 que hablaba sobre posibles desafecciones al Rey en el Nuevo Reino. Con sorpresa, Groot anota que en­ contró ese documento en el Archivo de la Real Audiencia el 20 de julio de 1860. En la página 413 del volumen primero, correspondiente al capítulo 28, Groot hace una alusión en el cuerpo del texto a la ley de desamortización de manos muer­ tas, promulgada en septiembre de 1861. En la misma página 413 y a propósito de las reformas de Carlos III, incluye la siguien­ te nota al pie, después de afirmar que todas las desamortizacio­ nes de bienes eclesiásticos no son otra cosa que usurpaciones: De esta verdad, no sólo responde la historia de las temporalidades en la Nueva Granada, sino la presehte historia de las manos muertas, con lo cual se dijo que se iba a sacar de deudas a la República, y no sólo no se sacó de deudas sino que se ha adeudado más.

E l capítulo 28 fue escrito después de la ley de desamorti­ zación, que data de septiembre de 1861. Es sensato suponer que poco antes había escrito el 25 y que, desde 1860, probable­ mente finales de 1859, había estado escribiendo los 27 anterio­ res. Evidentemente la escritura del capítulo 28 pudo ser pos­ terior a septiembre de 1861, pero en ningún caso fue anterior. L a única manera en que podría serlo sería que Groot hubiera revisado y cambiado el cuerpo del manuscrito con vistas a la publicación. E l historiador en efecto hizo cambios editoriales entre 1868 y 1870, pero en escala muy reducida y la mayor par­ te en notas al p ie29. Hasta este punto se puede concluir que 29 Groot incluyó durante esta revisión algunos testimonios que obtuvo tarde, tales como la narración de la derrota de Nariño en los

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Groot se dedicó a la lectura de la biblioteca histórica neogranadina y a la consulta de los archivos de la capital entre 1856 y 1859, y que entre 1860 y 1864 avanzó a buen ritmo en la es­ critura de su manuscrito. También es razonable afirmar que terminó el primer volumen de la Historia éntre finales de 1862 y 1863, luego de cerca de tres años de escritura. De hecho, en la página 175 del segundo volumen, a pro­ pósito de las causas de la Independencia, Groot hace mención al árbol de la libertad, “que tiene más de medio siglo de plan­ tado”. Es imposible saber cuánto más con exactitud, pero lo cierto es que el primer tercio del segundo volumen se estaba escribiendo con posterioridad al último cuarto del primero. L a hipótesis de la progresión lineal del manuscrito se sostiene. E n ­ trado en la discusión de la Independencia, a partir del capítulo 44, el historiador alude recurrentemente a su presente que, se­ gún toda evidencia, es posterior a la constitución federalista de 1863. E n las páginas 208 a 211 del segundo volumen transcribe un discurso de Frutos Joaquín Gutiérrez sobre el destino de la provincia de Santafé como centro de la nueva República. A l final comenta: A los ochenta días de ser libres ya estábamos divididos, con aspi­ raciones y rivalidades. ¿Sería extraño que viniéramos a parar en gue­ rras civiles ?

E l segundo tercio del segundo volumen, y con él la histo­ ria de la Independencia, empieza con alusiones pedagógicas contra el sistema federal. Paralelamente, abundan los comen­ tarios contra Tomás Cipriano de Mosquera. E n el capítulo cin­ cuenta, Groot compara la deslealtad de Bar ay a para con Nariño con la defección de Mosquera en 1861 del orden institucional de la Confederación Granadina. Y en el 52, página 408 del se­ gundo volumen, hace una referencia mordaz a la derrota de Mosquera en la batalla de L a Ladera, en 1828: ejidos de Pasto en 1814, tomada de las Memorias de un abanderado de José María Espinosa. Esta narración ocupa dos páginas del segundo volumen (págs. 370-371) y fue incluida entre comillas. Groot explica en nota al pie que Espinosa le pasó copia de su manuscrito el 8 de mayo de 1868 (ocho años antes de su publicación en Bogotá, en 1876).

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[ . . . ] porque entonces en la patria boba no se confiaba el mando del ejército a quien hubiera sido derrotado hasta no justiñcar su con­ ducta ante el consejo de guerra. \ ;

Las alusiones a Mosquera serán frecuentes en lo sucesivo, como lo será la correlación entre el federalismo de la Primara República y el federalismo desde 1863. Puede deducirse que la narración de la Independencia fue escrita por Groot después de 1863, cuando su ánimo por las “cosas del país” estaba en su peor momento. E n la página 159 del tercer volumen hay una nota al pie con una alusión a los “nuevos” decretos de desamortización expedidos por Manuel Murillo Toro en 1864. L a narración co­ rre por el año 1821. Si se acepta que esa nota no fue agre­ gada en la reyisión final para la publicación de la obra, debe concluirse que el primer tercio del tercer volumen fue escrito después de 1864. Todo indica que la nota al pie es contempo­ ránea a la escritura de la página, pues se refiere a los decretos de 1864 como los de “ahora” : En aquel [el proyecto de desamortización de 1821] se reducían las monjas a dos conventos; en el de ahora [el de 1864] se han botado a la calle repentinamente.

Todo indica que el tercer volumen progresó desde 1865, después de la interrupción que supuso la escritura de la R efu­ tación analítica de R enán. E l volumen no estaba concluido en julio de 1867, cuando Groot aún contemplaba la posibilidad de llevar su narración hasta 1860, según consta en el citado ar­ tículo de julio 31 publicado en La República. L a escritura del tercer volumen se prolongó hasta 1870, cuando el segundo ya estaba en las prensas de la Imprenta y Estereotipia de Medar­ do Rivas. E l contenido del tercer volumen, por otra patre, presenta una estructura polémica mucho más densa que los dos ante­ riores. Los temas qüe trata no son nuevos y muchos de ellos guardan relación con los debates que se ventilaron en Nueva Granada en la segunda mitad de la década de 1860. Es apre­ ciable cómo los primeros siete años del Olimpo Radical se re­

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flejan en la versión que da Groot de la década de 1820, con­ tenida en el tercer volumen de su Historia. L a masonería, renovada en la década de 1860, es impugnada en el capítulo 82, escrito contra la logia de Santafé en los años 1820. Los avan­ ces del Protestantismo, contra los que Groot escribió en E l Ca­ tolicismo y en varios folletos y libros, tienen su reflejo en el capítulo 87, donde el historiador dice que la importación tem­ prana de Biblias protestantes, sin notas, fue obra de los ma­ sones. L a renovada difusión de las obras de Bentham y de Tracy, ya no sólo en las Universidades sino en los colegios, una vez suprimida la reforma educativa de Mariano Ospina Rodríguez, tiene su eco en los alegatos contra el Plan de estu­ dios de Santander contenidos en los capítulos 85, 90 y 94. En fin, la discusión sobre la disolución de Colombia al cierre de la obra reproduce el disgusto que produjo entre los conserva­ dores el orden imperante desde 1863, bajo el nombre de Esta­ dos Unidos de Colombia. Groot siguió trabajando en su tercer volumen hasta 1870, pues en marzo de ese año agregaba el prefacio titulado “Una palabra antes de empezar”. Previamente a la entrega de los tres volúmenes a la imprenta, llevó a cabo una revisión gene­ ral del manuscrito y agregó algunas notas a pie de página entre 1868 y 1870, en las que comentaba sobre pasajes escritos en años anteriores. En efecto, en la página 186 del primer vo­ lumen, capítulo 14, a propósito de la convocatoria de un con­ cilio provincial en 1624, por parte del arzobispo Fernando Arias de Ugarte, Groot escribe al pie: Cuando esto escribíamos en nada menos se pensaba que en reunir concilio provincial. Hoy lo está por mandato de Su Santidad, el ilustre gran Pontífice Pío IX. Su instalación tuvo lugar el día 5 de julio del corriente año.

El Segundo Concilio Provincial Neogranadino se reunió en 1868. Por lo tanto, la revisión del manuscrito ocurrió cuan­ do ya estaba en la Imprenta a cargo de Foción Mantilla, a la que fue entregado en febrero de ese año. E n la página 364 del segundo volumen se lee otra nota con una referencia semejante. Esta vez sobre un sermón del padre Joaquín Guerra, pronun­

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ciado en abril de 1814, en el que se hacía alusión a los “lazos” tendidos contra la religión por el poder civil, y se decía que el pueblo de Santafé ya los conocía bien. En la nota dice Groot: Ojalá esto fuera cierto; pero por desgracia no es así, y lo decimos en 1869 [ . . . ]

A principios de 1869 Groot agregaba notas al manuscrito del segundo volumen, y en marzo del mismo año lo entregaba a la Imprenta y Estereotipia de Medardo Rivás. Por último, en nota incluida en la página 472, capítulo 98, Groot cita un libro que utilizó contra Bentham: [ . . . ] la Refutación del sistema del interés o sea del principio de utilidad, por Monsieur Jouffroy y Rossi, publicado en Bogotá, año de 1870.

En conclusión, se comprueba la hipótesis de la linealidad en la progresión del manuscrito de la Historia en sus dos sen­ tidos. En primer lugar, el hecho de que a su escritura antecedió un periodo de lectura y de trabajo en archivos entre 1856 y 1859. En segundo lugar, su escritura se acumuló entre 1860 y 1870 en un orden cronológico semejante al de su disposición final en los tres volúmenes impresos. Además, el historiador revisó su manuscrito y le agregó algunas notas entre 1868 y 1870. ^

Los PROCEDIMIENTOS DE JOSE MANUEL G rOOT COMO HISTORIADOR

Esta sección está dedicada a mostrar cómo trabajó Groot en la Historia Eclesiástica y Civil. E n primer lugar se presenta la evidencia disponible sobre sus prácticas como historiador. En segundo lugar, se analizan los diferentes tipos de argumenta­ ciones y los recursos narrativos de que se valió para dar cuerpo a su texto. L a información que sobrevive sobre la vida privada de Groot es escasa y es necesario recurrir a datos mínimos para inferir sus actividades como historiador. E n la introducción a la segunda selección de obras suyas, titulada Dios y Patria, escribió su nieto, José María Rivas Groot, que para el abuelo “el metódico paseo que daba en la mañana se convertía casi

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siempre en excursión de anticuario, y era de ver el gozo con que volvía cuando había adquirido algún documento para su Historia o algún Vásquez para su sala de estudio”. Concluye sin más detalles: “Así transcurrió su benéfica existencia divi­ dida entre sus deberes de familia y stis labores de escritor y artista” 30. Estos paseos de anticuario rindieron buenos frutos, pues hacia 1867, en el citado artículo de La República (núm. 5, de julio 31), menciona su propia colección de documentos al lado de las “preciosas colecciones” de Pineda y Acosta. Fue de “un particular” de quien obtuvo el que tenía por el más valioso, el legajo de las constituciones sinodales del arzobispo Barrios, y, como él mismo lo sugiere, fue entre pulperos, tenderos y libreros que tuvo a sus proveedores más frecuentes31. L a Bo­ gotá de entonces parece haber tenido un activo comercio de papeles “antiguos”, la mayor parte de ellos con menos de cin­ cuenta años de producidos, y que por ser contemporáneos del movimiento de Independencia revestían un aura especial. Los papeles verdaderamente antiguos por lo general reposaban en baúles de familia, celosamente guardados por sus herederos — los particulares a que se refiere el historiador—, en archivos eclesiásticos y en archivos públicos sin catalogar en los que los escasos investigadores debían vérselas no con capas de polvo sino de tierra como dice el mismo Groot en una de sus notas. Si los paseos del coleccionista eran matutinos, las horas del lector pasadas( en su propia casa eran nocturnas. En Un sueño en dos colores, cuyo año de escritura es incierto, con se­ guridad anterior a 1866, escribía el historiador: Dedicado al estudio de nuestras antigüedades hace algunos años, tengo la costumbre de emplear parte de la noche en la lectura de cuan­ tos documentos puedo conseguir sobre este asunto importante. Cuando 30 Cf. José M aría R ivas G root, “Don José Manuel Groot”, en Dios y Patna, Bogotá, 1894; también publicado en La Caridad, Bo­ gotá, 66 (29 de abril de 1894). 31 José M anuel G root, Lamentos políticos, literarios y científicos de unos viejos pergaminos, fechado el 2 de enero de 1847, publicado en E l Día, Bogotá, 405 (enero 2 de 1847), págs. 2-3.

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he leído o escrito algunas horas, me pongo a pasear en la sala hasta que el sueño me obliga a tomar cam a32.

. ■ . . . . . \ / L e quedaban las horas de la tarde para su trabajo en bi­ bliotecas y archivos. Groot menciona la Biblioteca Pública, que cambió su nombre por el de Nacional cuando el historia­ dor todavía trabajaba en su obra, y también , “las bibliotecas de algunos conventos”. Un examen preliminar de la bibliote­ ca de Groot, conservada en la Biblioteca Rivas Sacconi, muëstra que el historiador no poseyó la mayor parte de las obras de historia neogranadina que cita, y debe concluirse que dedicó muchas horas a su lectura en las bibliotecas de la ciudad33. Su biblioteca personal, por otra parte, era rica en obras de referencia, grandes obras de historia universal, historias gene­ rales de la Iglesia, diccionarios de teología y diversos títulos de autores contemporáneos que tratan sobre las polémicas religio­ sas europeas de los siglos xviii y xix. E n pocas palabras, su biblioteca personal era la propia de un apologista católico, se diría incluso que de un profesional, pero no era suficiente para escribir la Historia Eclesiástica y Civil. Puede concluirse hasta este punto que Groot se hizo historiador coleccionando pape­ les en las mañanas; consultando la historiografía colonial y republicana en las bibliotecas públicas en las tardes; y transcri­ biendo documentos, leyendo sus obras generales de referencia y escribiendo su manuscrito en las noches. Además de la Biblioteca Pública, Groot dice haber traba­ jado en los archivos de la Real Audiencia y del Virreinato, que se le franquearon por orden del presidente Mariano Ospina Rodríguez; en el del gobierno eclesiástico, o Archivo A r­ 32 José M anuel G root, Un sueño de dos colores, publicado en la antología titulada Museo de cuadros de costumbres, Bogotá, Imprenta de El Mosaico, vol. 2, 1866, págs. 71-77; reeditado en Obras esco­ gidas en prosa y verso, publicadas e inéditas de José Manuel Groot, 1873, donde aparece sin fecha. 33 El estudio de la biblioteca personal de Groot y del conjunto de obras que cita en su Historia continúa pendiente. Por el momento, las listas dé fuentes incluidas en el apéndice 3 son suficientes para sos­ tener las afirmaciones de esta sección.

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zobispal, con permiso del arzobispo Antonio H errán y Zaldúa; en el del cabildo eclesiástico, con permiso del Deán del capí­ tulo; en el archivo de la Catedral, según consta en la Noticia biográfica de Vásquez; y en “las bibliotecas de algunos con­ ventos”, entre ellos el de los franciscanos, en donde además de libros editados se conservaban manuscritos sobre las respec­ tivas órdenes y obras inéditas, según se ve claramente en las citaciones que el historiador hace de algunos de ellos. Sobre la forma en que Groot trabajó en esos archivos no es mucho lo que puede decirse por el momento. N o existe evi­ dencia de que haya tomado notas de manera sistemática. Los cuadernos suyos que se conservan no recogen información ob­ tenida en archivos, íino en su mayor parte notas tomadas de la lectura de libros de referencia, de publicaciones periódicas y testimonios orales. En algunas ocasiones, Groot simplemente anota en ellos ideas que no quiere olvidar o transcribe frases que le interesan, presumiblemente para ser utilizadas en sus escritos periodísticos. Está claro, por otra parte, que transcribió documentos dili­ gentemente. De ello dan fe los 163 apéndices de la Historia. E n total suman 253 páginas in quarto y en letra pequeña. Una parte perteneció a su colección personal y los transcribió en su casa. De ellos el historiador hizo una lista, en ninguna medi­ da exhaustiva, que fue la que publicó en el ya citado artículo de La República, en 1867. Debió transcribir algunos d élos res­ tantes en los cuatro principales archivos en que trabajó. Al parecer, por otra parte, la colección documental del historiador se distinguió más por la preciosidad de sus piezas que por su cantidad. En cuanto a la escritura del manuscrito, ella ocurrió mayoritariamente en el estudio de su casa, por la noche y después de atender “sus deberes de familia y sus labores de artista”, según describe el nieto. Entre los primeros, el mismo José Ma­ ría Rivas Groot menciona cómo “a los niños, en las veladas de familia, se complacía en divertirlos — mientras formaban rueda en torno al sillón del anciano— contándoles las inago­ tables ocurrencias del bufón de Ezpeleta, a los jóvenes los en­

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tretenía mostrándoles obras de arte y relatándoles interesantes sucesos de la Independencia y a la gente de años comunicaba sus meditaciones”. Sus labores de artista, por otra parte, torna­ ron poco tiempo del que tuvo para dedicar a su historia, toda vez que sus últimos cuadros con fecha conocida datan de 1856 y 185734. Después de recogida la familia, Groot se recluía en su estudio y trabajaba hasta tarde. Allí, en papel barato ÿ en hojas reutilizadas en el reverso, acumulaba las páginas de su Historia Eclesiástica y Civil. El manuscrito original, conservado en el Archivo General de la Nación, así lo deja ver. T ip o s d e a r g u m e n t a c i o n e s en

la

Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada

L a Historia contiene argumentaciones fundamentadas en documentos originales de archivo, que Groot llama “auténti­ cos”, y que no constituyen su única fuente. Cuando carece de ellos, el historiador utiliza otras formas de evidencia para res­ paldar sus afirmaciones históricas. Su obra contiene también argumentaciones eruditas, fundamentadas en un buen conoci­ miento de la biblioteca histórica sobre Nueva Granada; argu­ mentaciones apologéticas, fundamentadas en lecturas y opinio­ nes sobre los problemas religiosos del siglo; argumentaciones de carácter filosófico, fundamentadas en citaciones de pensado­ res tradicionalistas o la refutación de pensadores liberales; ar­ gumentaciones de carácter escatológico, fundamentadas en enun­ ciados de fe, en citaciones de la Biblia y en la noción de teodicea universal; argumentaciones de carácter axiológico, fundamen­ tadas en una ética católica ultramontana y en una sensibilidad señorial; argumentaciones testimoniales, fundamentadas en la propia memoria y en informantes de primera mano; en fin, argumentaciones de sentido común, propias de un padre de familia conservador en la Bogotá del siglo xix, lector asiduo de Cervantes y de la Lógica de Jaime Balmes.

34 Según se ve en el citado patólogo de la obra pictórica de Groot realizado por Beatriz González y titulado “Catálogo de la obra de José Manuel Groot”.

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L a más extensa argumentación, derivada de documentos originales en lá Historia Eclesiástica y Civil, versa sobre el con­ flicto entre el obispo y los franciscanos de Cartagena por la jurisdicción del convento de monjas de Santa Clara, en el si­ glo XVII. Groot dedicó 30 páginas a este suceso, lo que se ex­ plica por su descubrimiento de un legajo especialmente rico sobre el tema, reseñado en nota al pie y descrito en un ar­ tículo sobre las fuentes principales de su obra 35. Su pronunciado interés en el tema se relaciona con los episodios de 1852 que involucraron al arzobispo Mosquera, al clero liberal desobediente y a las instituciones del poder civil, desde el ejecutivo hasta el Congreso36. Groot reproduce el con­ tenido del legajo minuciosamente y construye una argumenta­ ción detallada sobre los inconvenientes sociales derivados de los conflictos entre las autoridades civiles y eclesiásticas y de la desobediencia dentro de la Iglesia. Explica en la página 279 del primer volumen, capítulo 20, que cuando el guardián francis­ cano del convento fue depuesto tras un juicio de residencia, las monjas aceptaron pasar a la jurisdicción del obispo de Car­ tagena, pero después cambiaron de opinion y se encerraron en su claustro. Groot incorpora en su prosa diversas expresiones jurídicas del legajo, como “dar providencia”, “practicar exac­ tas diligencias” e “informar a la audiencia” : Las monjas llevaban ya casi seis meses de sitio y todos estaban confundidos sin saber cómo se mantenían cuando no se permitía por ninguna parte la entrada de víveres al convento [ . . . ] . Se vino a des35 José M anuel G root, “Historia Eclesiástica, Política y Civil de Nueva Granada, por José Manuel Groot”, en Revista de Colombia, 11 (noviembre 26 de 1869), págs. 227-230; lista de fuentes, págs. 229-230 (véase el apéndice 3). 36 Las leyes antiliberales de 1849-1851 contaron con el apoyo de una parte del clero. El canónigo Manuel Fernández Saavedra, conocido por algunos en Bogotá como Saaurto, escribió a favor de ellas en un artículo sin firma titulado “A la Nación”, publicado en la Gaceta Ofi­ cial de Nueva Granada, 1246 (julio 2 de 1851), Bogotá. Tras la expul­ sión del arzobispo Mosquera, Saavedra ppblicó el 19 de octubre dé 1852 un folleto anónimo titulado E l arzobispo de Bogotá ante la nación, en el que justificaba la expulsión (véase el capítulo quinto).

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cubrir que las monjas, de acuerdo con algunas personas allegadas o piadosas, habían establecido comunicación por entre unos albañales por donde apenas podían introducírseles los víveres necesarios para no mo­ rir de hambre. Inmediatamente se dio providencia para qüe el escribano don Diego Coronel reconociese aquellas cavidades y certificase sobre el estado que tuviesen [ . . . ]. El escribano informó que las cavidades eran de capacidad suficiente para dar entrada a un hombre sin dificul­ tad alguna. Mandó luego el gobernador albañiles para tapar con cali­ canto los albañales, de lo cual se practicó diligencia, que resultó a favor del crédito de las monjas, porque se vio que aquellas cavidades eran tan estrechas que no sólo no podían dar paso a una persona sino que con trabajo podían caber las cosas de alimento que se les habían es­ tado introduciendo.

Entre las páginas 305 y 307, después de transcribir numero­ sas cartas* excomuniones, representaciones, cédulas y decretos, el historiador llega a su conclusión: Llegó de España el nuevo gobernador, don Martín de Ceballos y la Cerda, trayendo cédula especial para restituir al obispo a su dignidad y jurisdicción, con otras disposiciones consiguientes a este asunto [:...]Publicaron la real cédula en medio del entusiasmo de la población que veía al fin el término de tantos desórdenes, y el prelado fue solemne­ mente restituido a su dignidad y jurisdicción [ . . . ] Después de cono­ cidos por auténticos documentos los acontecimientos de Cartagena, de que tan largamente nos hemos ocupado, puede juzgarse de la veracidad de dos historiadores, uno europeo y otro americano, que al tratar de esta parte de nuestra historia, han decidido la cuestión en cuatro pala­ bras para dar razón a quien no la tuvo. Estos dos escritores son los mismos que pronunciaron severo juicio contra el arzobispo don Anto­ nio Sanz Lozano, a saber, el padre Touron, dominicano, y el doctor Antonio Plaza, cuyas prevenciones contra todo lo eclesiástico conocen yá nuestros lectores.

Después de transcribir la versión de Plaza, Groot conclu­ ye: “Esto se llama escribir la historia sin conocer los hechos”. Los mismos que él copió del legajo compilado por un autor anónimo: “Habiendo yo logrado adquirir una de estas copias en el archivo eclesiástico, me pareció sacar una de él”. A pa­ sajes como este debe Groot su reputación de historiador rigu­ roso e incluso positivista. Sin embargo, no son las únicas. E l apologista también incluye numerosos pasajes sin fuen­ tes documentales de respaldo. En sus capítulos sobre la Con­

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quista, por ejemplo, abundan las argumentaciones eruditas, en las que el historiador compara las versiones de varios historia­ dores sobre un mismo evento. En el capítulo 5, entre las páginas 47 y 48, G root narra la fundación de la primera memoria de misas en el Nuevo Reino de Granada por fray Domingo de las Casas. E l dinero colectado entre los conquistadores de la Sabana desapareció y Groot se propuso demostrar la ino­ cencia del fraile. Su argumentación se basa completamente en la lectura sistemática de obras históricas en que se menciona el hecho. Groot empieza por la transcripción de un pasaje de la Historia del descubrimiento y conquista del N uevo Reino de Granada, de Lucas Fernández de Piedrahíta: Antes de que lös militares malbaratasen en el juego su haber, los conminó el padre Casas a que destinaran alguna parte para fundar una memoria de misas por las almas de sus compañeros muertos en la Conquista. “No parece bien, les dijo, en hombres y caballeros tales, mostrarse ingratos y olvidadizos de tantos compañeros dignos de eterna fama como los que han muerto entre los peligros del hambre y de la guerra en las montañas del Río Grande [ . . . ] es justo que las almas de aquellos héroes [ . . . ] sean socorridas con sacrificios y buenas obras fundando a este fin una memoria perpetua de misas”. Sobre este dis­ curso del padre Las Casas, dice el obispo Piedrahíta: “Aún en los más rebeldes ánimos hace brecha la memoria de la muerte [ . . . ] y así no fue mucho que la propuesta hiciera impresión en aquella gente, por ser toda de sana intención y fray Domingo muy respetado y de grande autoridad ¡y crédito para con ella”.

Después de ¡incluir un pasaje de fray Pedro Simón, en tono neutral, Groot procede a explicar la pérdida del dinero y a desvirtuar las acusaciones contra fray Domingo de las Ca­ sas. Encuentra la prueba reina en un tercer testimonio: Esta calumniá, que en cierto modo repitió el obispo Piedrahíta, fue desmentida por Quesada, quien en sus últimos años quiso juz­ garse a sí mismo, para dar satisfacción de sus yerros, y declaró en su testamento que él sólo era responsable por la retención del dinero de la capellanía, que había percibido del padre Las Casas, y que había tenido en su poder hasta su vuelta al Nuevo Reino, en que pagó la capellanía, que era de una misa cantada y con sermón todos los sábados de cuaresma [ . . . ] No era extraño que en aquel tiempo fuera calumnia­ do este religioso, pues es bien sabido cuánto tenían que batallar coíl los conquistadores, los religiosos que tenían a su cargo la defensa de los

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indios y su instrucción religiosa [ . . , ] Y como por aquel tiempo vi­ nieron las leyes llamadas de Indias, que contra los abusos introducidos por los españoles solicitó el obispo de Chiapa, fray Bartolomé de Las Casas, primo hermano de fray Domingo, la venganza halló su desahogo calumniando a éste*. ' ■ ■ ¡. E l asterisco remite a una nota al pie de página en la que Groot escribe: “Sobre esto cita el padre Zamora los documçhtôs comprobantes del hecho”. Se refiere a la obra La Provincia de San Antonio en el N uevo Reino de Granada, de Antonio Za­ mora, cuarta referencia erudita utilizada, en donde se cita el testamento de Jiménez de Quesada, perdido. L a erudición de Groot subsana esa pérdida con referencias exhaustivas a una biblioteca histórica que conocía bien. Por medio de testimonios cruzados y su ordenamiento, y sin recurso a ningún documento inédito, Groot llega a la conclusión de que la Iglesia es inocente del primer peculado cometido en el país. L a Historia Eclesiástica y Civil también contiene argumen­ taciones análogas a las que Groot utilizó en sus artículos de polémica religiosa. Para ellas tomó a préstamo la lógica y la tradición de los debates religiosos del siglo, que conocía mejor que los mismos debates históricos. Su recuento de la expulsión de los jesuítas en 1767 tiene un alto contenido documental, mas no se abstiene de argumentaciones apologéticas ajenas a docu­ mentos de archivo. E n su lugar, el historiador recurre a ideas sobre la expulsión comunes entre los apologistas de la Compa­ ñía. E n la página 401 del primer volumen, capítulo 18, escribe: .

Así, pues, nosotros consideramos el golpe dado sobre los jesuítas no sólo como dado sobre una institución religiosa, sino también sobre una institución social de la más alta importancia para impedir la acción de los principios disociadores que la falsa filosofía, hija del protestan­ tismo, se empeñaba en propagar para concitar a la rebelión contra todo gobierno de orden. “La corte romana con la espalda en la mano”, dice el conde de Albión, “se avanza a consumar un sacrificio que aturde ál universo, y sobre el altar levantado por mano de sus enemigos in­ mola víctimas cuyo precio no conoce y que nunca debieran haber caído bajo sus golpes”. Contrayéndonos a la España y sus colonias, la maniobrá se dirigía sagazmente en el gabinete de Madrid por los ministros de Carlos IÍI, agentes del filosofismo y jansenismo, escuelas diametral­ mente opuestas pero que se unieron en causa común contra los jesuítas.

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E n nota al pie Groot explica que tomó la citación del con­ de de Albion del libro de Andrés Muriel, Gobierno del Señor Rey don Carlos III, publicado en París en 1838. L a historia fue la solución que el escritor católico encontró para escapar del limbo en que había caído su carrera apologética poco antes de 1856: sus nuevos argumentos serán hechos, no opiniones ni afirmaciones dogmáticas. Sin embargo, el tejido factual de la Historia Eclesiástica y Civil frecuentemente da lugar a pa­ sajes escritos al viejo estilo del apologista. E n ellos se hace ex­ plícita la motivación ideológica de la obra, desnuda de sus “documentos auténticos”. Similares a sus argumentaciones apologéticas, Groot incluyó otras de tipo filosófico — a su m anera— en las que se propuso demostrar la coherencia del dogma católico y oponerse a algu­ nos pensadores liberales. E l apologista escribió pasajes muy entretenidos como refutación de las lecciones de filosofía pres­ critas por los planes de educación liberales del siglo xix. En particular, atacó las ideas de Jeremías Bentham y Destutt de Tracy. También en estos casos Groot prescindió de los hechos y se concentró en ideas muy personales. En la página 420 del tercer volumen, capítulo 94, escribió contra la Ideología de Tracy: Tenemos ya a todos los estudiantes de filosofía a la puerta de las aulas de derecho. Estas puertas no se abren si no se lleva el pasaporte de Destutt de Tracy. Todos lo llevan, por supuesto; ya saben que sentir es pensar, y que por consiguiente los caballos piensan, porque los ca­ ballos sienten; y en consecuencia nosotros somos como los caballos, sin más diferencia que la figura. Pero, ¿la razón humana? Eso nada quiere decir: eso de que el hombre adelanta sus conocimientos a fiierza dé sentir y que sintiendo pueda ir de consecuencia en consecuencia, por medio de números y signos, senos, cosenos, elipses y parábolas hasta medir el diámetro del sol; determinar las órbitas de los planetas y saber lo que distan unos de otros, no quiere decir mucho; las abejas y los castores también hacen primores, aunque sin adelantarlos. Eso de no hablar como el hombre y de no convertir la palabra en signos para transmitirla a sus semejantes con las ideas que expresa, entrando esas palabras, no ya por el órgano de las sensaciones del sonido, sino por el órgano de ver, y que resulte, con diversa sensación, la misma cosa allá dentro del estómago cerebral del hombre, tampoco opone di­ ficultad; esos no son más que fenómenos del organismo: los corderos, se dice, comen contentos y sin alarma cuando en el matadero ven que

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de uno en uno los van degollando; con estos no se entiende aquello de “cuando veas la barba de tu vecino rapada echa la tuya en remojo^; eso tampoco prueba que los corderos no piensan, sino que son dis­ traídos. /

L a ideología y la dialéctica le dejan tiempo a Groot para disertar también sobre hechos sobrenaturales, en un tipo de ar­ gumentación presente en la Historia que puede llamarse /escatológica. El historiador la utiliza en relación con milagros y terremotos. Entre los segundos, Groot explica el del 16 de no­ viembre de 1827 de la siguiente manera: El día 30 de octubre hubo una novedad en Bogotá. Amaneció muerto en las inmediaciones de la ciudad, con un balazo en la frente y una pistola a su lado, el caballero Stuers, cónsul general del rey de los Países Bajos. Lo mató en desafío un joven oficial hijo del general Miranda, quien/se fugó, sin volverse a saber de él, y al muerto le hi­ cieron exequias en la Capilla del Sagrario. El haberle hecho exequias en el templo al que había muerto en desafío, aún cuando el hecho no se había comprobado jurídicamente, escandalizó mucho a la gente y principalmente al doctor Margallo, quien dijo esa noche a los hermanos en la plática que no volvería a entrar a ese templo porque estaba pro­ fanado, y que no quería quedar bajo sus ruinas. El doctor Margallo no volvió a la capilla y el 16 de noviembre a las seis y media de la tarde, estando en oración, vino un temblor de tierra tan fuerte que echó abajo la cúpula del templo, y no queda­ ron allí sepultados muchos de los concurrentes por haber habido pri­ mero un pequeño movimiento de tierra.

E l método de Groot en estos casos es empezar por la des­ cripción detallada de eventos pecaminosos o profanaciones y continuar en párrafo aparte con la descripción del terremoto, sin establecer ninguna conexión explícita. Es el lector quien establece la relación. Groot es prudente en sus demostraciones escatológicas y se cuida muy bien de presentar “los designios de la Providencia” en los mismos términos en que explica las acciones de los hombres. E n ello se ve su fe y también una estrategia retórica ante lectores ilustrados. E n otras ocasiones en que Groot carece de “documentos auténticos” recurre a sus valores morales como fundamento de una argumentación que puede llamarse axiológica. U n ejem­ plo ilustrativo es su comparación del proceso ordenado por

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Santander contra el coronel Leonardo Infante, en 1825, y el indulto ofrecido por Domingo Caicedo a los septembrinos en 1831: La condenación de Infante se publicó como un acto de justicia espléndido; y la condenación de los del 25 de septiembre se calificó de asesinatos judiciales. Sobre esto no hay que hacer comentarios sino imponerse de la causa de Infante y de la de los conspiradores del 25 de septiembre; y estemos en que los mismos que hicieron pasar a In­ fante por asesino calificaban de beneméritos a los del 25.

Groot despliega su sentido de la justicia en el pasaje que cierra toda la obra. Otra forma de argumentación histórica uti­ lizada por el autor, al margen de documentos tradicionales, proviene de testimonios de conocidos. Caso ilustrativo de estas argumentaciones testimoniales es su narración de la derrota de Nariño en el sur, en 1814, contenida en el capítulo 59: Uno de los oficiales que se hallaron en aquella desgraciada acción, que aún vive, nos ha suministrado la siguiente relación: “Después de haber pasado el Juanambú campamos cerca de Buesaco, cuando fue sorprendido por los enemigos el comandante de cazadores, que era un inglés llamado Virgo, en el alto de Cebollas [ . . . ] ”·

Groot narra en tres páginas, entre comillas, los episodios de la batalla de Pasto. Su informante fue José María Espino­ sa, autor de las Memorias de un abanderado, quien comunicó estos pormenores al historiador el 8 de mayo de 1868, ocho años antes de su publicación37. Estas argumentaciones, funda­ das en testimonios de terceros, ocurren con frecuencia en el tercer volumen y demuestran que Groot realizó entrevistas que le sirvieron como fuente para su obra. También utilizó su memoria, toda vez que él mismo fue testigo de algunos de los episodios que narra. D e estas argumentaciones, basadas en recuerdos propios, es buen ejemplo el pasaje sobre el solda­ do español alojado en la casa de su abuela durante la Recon­ quista, incluido en el capítulo 64:

37 José M a r ía E s pin o sa , Memorias de un abanderado, Bogotá, Im­ prenta de “El Tradicionista”, 1876.

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Es de justicia decir que entre esa turba de hombres crueles y despiadados hubo algunos buenos españoles que conservaban aún en su corazón buenos sentimientos. Tuvimos ciertos oficiales que cuando montaban guardia en las prisiones permitían a los presos, por las no­ ches, verse con personas de la familia. Nosotros recordamos con agra­ decimiento los nombres de Invernón, Ruiz y Ceballos, de quieiies logramos esos favores. En casa de la señora de quien acabamos de ha­ b lar38 estuvo alojado don Juan Campuzano, oficial ingeniero del / re­ gimiento de Victoria, el cual, aunque continuamente estaba en la casa dibujando planos, nunca molestó ni sirvió de estorbo para hablar libre­ mente contra las iniquidades de sus jefes, porque desde que entró en la casa y trató con la familia manifestó sus buenos sentimientos y hon­ radez.

Parecidos a estos testimonios son los que toma de la tra­ dición familiar, probablemente transmitidos en conversaciones de sobremesa cuando Groot era niño y el padre entretenía a los suyos con sus propios recuerdos. Estos testimonios versan sobre la participación de sus familiares en la Independencia y en la temprana República. U n caso ilustrativo es la descripción del Cuerpo de Caballería de la Sabana, formado en 1810, a raíz de los sucesos del 20 de julio, y comandado por su propio padre, Primo Groot. El historiador la incluye en el capítulo 46: Figúrese el lector una columna de hombres a caballo de a cuatro en fondo armados de lanzas y medias lunas mohosas; en sillas vaque­ ras de enorme tamaño, con rejo al arción, pellón de lana, arretranca, pendiehtes y grande estribera de cobre, que llamaban de baúl, a manera de las que usan los turcos (que de, ellos las tomarían nuestros padres) y sobre cada una de esas sillas un orejón con gran ruana de lana lis­ tada, calzón corto de gamuza, botas de lana azul, a manera de medias sin pié, zamarros de cafuche, pañuelo rabo gallo en la cabeza, cuyas puntas salían sobre la espalda, sombrero de lana con media vara de ala bajo cuya sombra se veía una caraza embarbuquejada y requemada. Quinientos hombres de esa calaña, marchando a medio trote calle arriba de San Juan de Dios, metían tal ruido con las estriberas que se topeteaban y rozaban unas con otras, que aquello era de ver y oír. Los jefes y oficiales también en sus sillas de pellón, con la ruana atada a la delantera y espada toledána de cinco cuartas y vaina de baqueta. Jamás se había visto en Santafé tanta gente armada de a caballo, y

38 Groot se refiere a su abuela materna, Juana Pardo, con quien vivió durante la Reconquista española.

L á m in a

x v i.

Agrícolas de Funza Litografía de José Manuel Groot (23 cm. X 33 cm.), ca. 1850 Conservada en la Biblioteca Rivas Sacconi [Tomado de G onzález y Segura , pág. 35.]

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L ám in a

x v ii .

Vista de un pueblo Acuarela de José Manuel Groot (23 cm. X 33 cm.), ca. 1830 Conservada en la Biblioteca Rivas Sacconi [Tomado de G onzález y S egura , pág. 34.]

L á m in a

x v iii.

L a Era del Progreso (Tom ás Cipriano de M osquera y su gabinete) Acuarela sobre papel de José Manuel Groot (33 cm. x 23 cm.) Conservada en la Biblioteca Rivas Sacconi [Tomado de G onzález y Segura , pág. 41.]

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todos creían v e r . en cada uno de esos fornidos orejones un Hércules capaz de comerse crudos a todos los chapetones juntos.

L a Historia contiene otra forma de argumentación que no está respaldada en documentos tradicionales y que se destaca pór su frecuencia. Se trata de los pasajes basados en el puro sentido común de un santafereño aristocrático del siglo xix, cüya vida se desenvolvió en la frontera entre la ciudad y el campo y cuya única profesión fue el anti-liberalismo. Su sen­ tido común se reviste frecuentemente con la Lógica de Balmes, mas sus verdaderas raíces son cotidianas, domésticas. U n ejem­ plo tomado entre cientos se refiere a los cargos de monarquismo que le hacían los tunjanos a Nariño en 1812. Groot escribe sobre su reelección presidencial en Cundinamarca en el captulo 53, páginas 293-294 del segundo volumen: Concluida la votación no se halló un solo voto negativo, pero advirtieron los secretarios que algunas personas habían pasado sin votar en ningún sentido. Uno de los asistentes advirtió que el canónigo doc­ tor don Rafael Lasso era uno de los que no habían votado [ . . . ] Na­ riño se empeñó en persuadirle de que debía votar como ciudadano que era de Cundinamarca, pero no fue posible convencerlo. Nariño dijo al señor Lasso que votara de uno o de otro modo o que saliese de la provincia dentro de veinticuatro horas. Apenas oyó esto el señor Lasso, salió de la sala. En el acta de donde extractamos esta relación se dice que el doctor Lasso hacía esto ofuscado por sus ideas en favor de la monarquía, lo que prueba que Nariño no favorecía la causa del go­ bierno español, como con tanta injusticia decían en Tunja.

Es discutible que este pasaje demuestre el patriotismo de Nariño, mas es ilustrativo de una estrategia retórica común en la prosa histórica de Groot. Su percepción de los fenómenos políticos en dicotomías es una de las características principales de la Historia Eclesiástica y Civil, herencia de su obra de pole­ mista: si Lasso es realista y se opone a Nariño, entonces éste es por fuerza un patriota verdadero. E l plan de estudios de 1826 fue ilegal porque contradecía el mandato constitucional de pro­ teger la religión. Una prueba más de la inocencia del coronel Leonardo Infante es su proclamación de la misma en el patí­ bulo. Muchos neogranadinos recibieron con los brazos abiertos a los ejércitos de Morillo en 1816, “porque estaban cansados de

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tantas guerras”. E l regalismo de los pastusos fue consecuencia de la represión de los ejércitos patriotas. Esta forma de sentido común le sirve a Groot en algunas ocasiones para interpretar fuentes documentales y, en otras, como alternativa económica a un análisis complejo que bien podría no encajar con el proyec­ to general de su Historia. Este aspecto de la obra se aprecia mejor con un breve análisis sobre la manera en que Groot hiló las formas de argumentación discutidas en esta sección. N o t a s o b r e l a N a r r a t iv a de la

Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada 30

E l sentido común como forma económica de argumenta­ ción no es propiamente una estrategia deliberada del autor. E n lugar de ello, es la forma de argumentación más viable en una obra cuya intención es decirlo todo sobre el pasado de una nación. Las historias nacionales decimonónicas son es­ tanterías en las que se acomoda la mayor parte posible de hechos, no mesas de disección en las que se analiza un grupo limitado de ellos. L a nación, cuando no el mundo o el uni­ verso, era el objeto de la gran historia. E l análisis riguroso de un tema particular no era digno de los mejores historiadores, aquellos que aspiraban a ofrecer a sus lectores la vida pasada de su nación y a quienes el sentido común les acomodaba co­ mo los guantes del oficio. Si el hilo narrativo de la Historia se hace delgado, frecuen­ temente esto se debe a que es muy largo y está destinado a formar un tejido de cobertura total. L a primera aproximación al estudio de las historias latinoamericanas del siglo xix no debe apuntar a su descripción genérica o al descubrimiento de sus convenciones comunes3940, sino a responder por qué los his­ toriadores decimonónicos se propusieron escribir historias totales

39 Las estrategias retóricas y el estilo narrativo de la Historia Ecle­ siástica y Civil llaman a un análisis más profundo, aún pendiente. 40 Como lo hizo Germán Colmenares en su obra Convenciones contra la cultura, Bogotá, Tercer Mundo, 1987. En esta obra se comen­ tan varias historias latinoamericanas escritas en el siglo xix.

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sobre sus naciones. U na vez tomada esta decisión, la delgadez del· hilo analítico de sus obras es prácticamente inevitable y el sentido común es su herramienta más útil. L a Historia de Groot es además historia doble: eclesiástica y civil. Los hechos que incluye provienen de dos tipos diferen­ tes de repositorios y dan lugar a series históricas diferentes, si bien no independientes. E l trabajo de Groot a este respecto es intercalar esas dos series, para lo que se vale de la cronolo­ gía. Por esta razón su narración salta, con frecuencia abrupta­ mente, de los hechos que él llama civiles a los eclesiásticos. Sin embargo, esto sólo es posible con retrogradaciones, pues cada asunto es nafrado desde su principio hasta su desenlace y, frecuentemente,1 otros hechos contemporáneos se rezagan. Groot vuelve al mes y año en que ocurren y continúa desde allí hasta su desenlace. L a orquestación de esa cronología no sigue reglas precisas ni elaboradas; el historiador frecuentemente pasa de un hecho a otro sin explicaciones y sin otra nomencla­ tura que los 105 capítulos en que dividió su manuscrito. E n consecuencia, la mayoría de los capítulos tienen un contenido mixto y las divisiones entre ellos son por lo general arbitrarias. Es cierto que hay hechos a los que Groot dedica especial atención y que terminan por volverse centrales en sus respectivos capítulos, mas las razones para ello son valorativas o heurísticas: algunos simplemente le parecen más signi­ ficativos al historiador; sobre otros existen evidencias documen­ tales más abundantes. Sin embargo, todos los hechos incluidos, grandes o pequeños, deben tomar el sitio que les corresponde en là cronología. Lo anterior no significa que Groot haya dispuesto los he­ chos narrados en su Historia con neutralidad. Más aún, es indudable que su criterio de selección fue ideológico: la Histo­ ria es una apología de la Iglesia y una versión tradicionalista del pasado nacional. Su interpretación y disposición de los di­ versos tipos de fuentes y argumentaciones le permite construir con eficacia toda una batería de apologética y tradicionalismo. Por otro lado, el tercer volumen de la Historia fue cons­ truido por Groot sobre la misma base cronológica lineal, esta

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vez con un tejido más denso que en los otros dos y con un ánimo polémico minucioso en contra del régimen de Santan­ der. Por esa razón su estructura cronológica es más flexible y frecuentemente cede el lugar a capítulos enteros en los que se desarrolla un argumento polémico. N o puede decirse que la estructura del tercer volumen sea analítica41, sólo que sus ar­ gumentaciones polémicas son más extensas y meticulosas. E n la mayor parte de los capítulos del volumen es posible encon­ trar un leit motiv polémico al que son agregados, algunas veces con mucha brevedad, los demás hechos disponibles (véase la tabla 4-B del presente capítulo, págs. 178-179). Por ejemplo, des­ pués de la polémica contra el Plan de Estudios de 1826, Groot incluye en el ultimo párrafo una lista apresurada de las medi­ das tomadas en el congreso nacional de ese año. L a noción de Groot sobre la cronología y, en último término sobre la historia, está acorde con la ortodoxia cristiana tradicio­ nal y se corresponde con su fe en la teodicea universal o plan divino para el hombre. E l historiador comenta sobre la ceremo­ nia presidida por Ignacio Herrera en Honda en 1810, en la que se plantó el árbol de la libertad (pág. 317, vol. 2, cap. 54) : El doctor Herrera traía la historia emblemática del árbol de la libertad desde el tiempo de los griegos y romanos. Nosotros creemos que pudiera traerse de más atrás. El árbol de la libertad tuvo su origen en el Paraíso terrenal; en aquél en que Adán se tomó la libertad de córner lo que le estaba prohibido. El hombre no tenía libertad para alargar su mano sobre el fruto de ese árbol, y el Diablo se la enseñó. Al cabo de más de cuatro mil años se levantó otro árbol contra aquél, y si en ése el hombre extendió su brazo para gozar de la libertad que le diera el Diablo, en éste extendió sus brazos el Hijo de Dios para ser aprisionado y libertar al hombre de la esclavitud en que lo cons­ tituyó el Diablo con la libertad dada en el árbol del Paraíso. De ma­ nera que el verdadero árbol de la libertad es la Cruz, y era el que se debía haber colocado en todas las plazas de las ciudades, como lo estaba en las de los pueblos desde que los fundaron los misioneros.

Cuatro mil años entre Adán y la crucifixión de Cristo y otros 1.870 hasta los tiempos de la escritura de la Historia 41 Como lo es, por ejemplo, la obra de Juan Pablo Restrepo La Iglesia y el Estado en Colombia, terminada en 1881 y publicada en Lon­ dres en la casa editorial de Emiliano Isaza, en 1885.

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Eclesiástica y Civil de N ueva Granada: este es todo el pasado en la mentalidad ortodoxa de Groot. E n cuanto al futuro, el Juicio Final es el límite. L o que ocurre entre la Creación y el Juicio Final es la realización del plan divino para el hombre y toda la creación. Pero Dios dio al hombre el libre albedrío y con él participación y voluntad en la historia. Porque el hom­ bre tiene el don del libre albedrío, tiene historia. N o porque tenga razón, ni conciencia; ni la opción del progreso, la civi­ lización o la creatividad; ni porque pueda mejorarse a si mis­ mo, controlar la naturaleza en que vive y hacer su comunidad más justa. Es porque tiene la libertad de dar la espalda a Dios, la libertad de errar, de desobedecer como Adán, de condenarse. También tiene la capacidad de arrepentirse, de hacer penitencia y de volver a Dios. Para un católico ultramontano que se desem­ peñó como apologista durante treinta años, la historia humana es, en el mejor de los casos, el recuento de la vuelta a la gracia divina. Por lo general, sin embargo, es la narración de la ne­ gación de Dios por los hombres y de las consecuencias de sus actos pecaminosos. Llam a la atención que uno de los dos historiadores colom­ bianos más importantes del siglo xix, al lado de José Manuel Restrepo, haya acotado la historia humana entre el Paraíso T e­ rrenal y él Juicio Final. Sin embargo, esto no constituyó un anacronismo. En 1871, el mismo año en que la Historia Eclesiás­ tica y Civil completa estuvo a disposición de sus lectores, el Con­ cilio Vaticano Primero proclamó la infalibilidad papal y el sen­ tido literal de la explicación bíblica del mundo. Más allá de la fe, el proceder de Groot seguía siendo legítimo e incluso obligatorio entre quienes habían decidido seguir siendo católicos. E n su as­ pecto práctico, esta fe ortodoxa acogía una visión tradicionalista de la sociedad que rechazaba la noción liberal del progreso. Desplegando una ortodoxia católica que antecedió los man­ datos del Concilio Vaticano Primero, José Manuel Groot hizo de profeta del pasado nacional y predicó la necesidad de una regeneración en su Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Gra­ nada, una de las obras históricas más vastas que se han reali­ zado en el país.

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E l 31 de julio de 1867, el periódico La República publicó una nota titulada “Historia Eclesiástica y Civil de la Nueva Granada, escrita sobre documentos auténticos — Por José Manuel Groot”. E n ella el historiador explicaba su proyecto general: Esta obra se divide en tres partes: 1. Desde la conquista del Darién y fundación de la primera Iglesia hasta la revolución de 1810. 2. Desde el 20 de julio de 1810 hasta la división de Colombia en tres Repúblicas en 1831. 3. Desde 1831 en que se constituyó la República de Nueva Granada hasta la revolución de 1860. Cada tomo llevará un apéndice de documentos.

Duraiíte la impresión de los primeros dos volúmenes, Groot decidió interrumpir su trabajo y se conformó con llevar su H is­ toria hasta 1831. Sin embargo, en sus escritos apologéticos y en manuscritos inéditos de su puño y letra se perciben elaboracio­ nes históricas preliminares sobre el periodo 1831-1860. Más aún: existe evidencia de que el historiador coleccionó documentos so­ bre ese periodo, los ordenó y los estudió. Probablemente Groot sintió desfallecer sus fuerzas para completar su plan inicial y seguramente se sintió decepcionado por la mediocre aceptación de su obra. Groot escribió sobre sucesos ocurridos en ese periodo desde 1836 y, con mayor intensidad entre 1848 y 1859, y habría procedido después de 1870 a la reelaboración de los textos ante­ riores. Sin embargo no lo hizo y sus opiniones históricas sobre el periodo 1831-1860 solamente pueden estudiarse en sus formas preliminares.

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En la primera sección de este capítulo se estudian todos los títulos de Groot en lo que se lee una percepción histórica del periodo 1831-1860, además de notas y manuscritos inéditos, co­ rrespondencia y obras pictóricas. Aquí se tienen en cuenta inate.riales ya utilizados en los capítulos primero y segundo, que son leídos aquí de manera diferente. En la segunda sección se in­ cluye el listado comentado de una parte de la colección docu­ mental acopiada por Groot sobre el periodo 1831-1860., Ambas secciones permiten proponer una tabla de contenido hipotética del cuarto tomo de la Historia Eclesiástica y Civil, que se inclu­ ye en la tercera y última sección. Este análisis contribuye al conocimiento tradicional sobre uno de los periodos menos estudiados de la historia republicana colombiana. E n efecto, las décadas de 1830 y 1840 son las qye menos atención han recibido entre todos los periodos de la his­ toriografía nacional. Ello se relaciona con el hecho de que los dos principales historiadores del siglo xix — Restrepo y Groot — no las incluyeron en sus obras principales. L a Historia de la R e­ volución también termina en 1831, si bien incluye asuntos admi­ nistrativos relativos a la disolución de Colombia hasta 1834. Por su parte, la escritura del tomo correspondiente en la Historia Extensa de Colombia, obra colectiva, dirigida por la Academia Colombiana de Historia, sigue pendiente. Entre los historia­ dores del siglo X I X , estas dos décadas sólo fueron incluidas en las" Memorias histórico-políticas de Joaquín Posada Gutiérrez 1 y en la Historia de la Nueva Granada, 1830-1854, obra de José Manuel Res trepo publicada postumamente12 . L a tabla hipotética de contenido del cuarto tomo de la Historia Eclesiástica y Civil 1 Cf. J o a q u ín P osada G u t i e r r e z , Memorias histórico políticas, dos volúmenes, 1865-1881, Bogotá; la obra cubre el periodo 1826-1853. Sobre la década 1830 y 1840 escribió más tarde Gustavo Arboleda en su His­ toria contemporánea de Colombia, publicada en Bogotá, Cali y Popayán entre 1918 y 1935. 2 José M a n u e l R e s t r e p o , Historia de la Nueva Granada, 1830-1854, 2 volúmenes publicados postumamente, Bogotá, Editorial Cromos, 1952 y 1963; parte del manuscrito fue publicado por Isidoro Laverde Amaya en su Revista Literaria, Bogotá, 1890-1892 y en la Colección Samper Or­ tega de Literatura Colombiana. Bogotá, 1936.

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constituye, por lo tanto, una contribución al universo temático tradicional sobre las décadas de 1830 y 1840. E l p e r i o d o 1831-1860 EN LA OBRA DE JOSE MANUEL GROOT La carrera de Groot como escritor público tuvo comienzo en relación con las elecciones de 1836. E n su campaña a favor de José Ignacio de Márquez, los miembros del grupo de los Sin Cuenta y los colaboradores de E l Imperio de los Principios op­ taron por atacar al presidente Santander más que a su candidato favorecido, José María Obando. Los Sin Cuenta fueron el prin­ cipal grupo de oposición contra Santander desde 1832 y confor­ maron el núcleo de los futuros conservadores bogotanos durante la década de 1830 3. Desde E l Imperio de los Principios exigie­ ron de Santander una explicación sobre su participación en el atentado contra Bolívar en 1828. E l antiguo vicepresidente había sido el principal beneficiado del indulto a los septembrinos otorgado en 1831 por el vicepresidente Domingo Caicedo. Trein­ ta y cinco años después de este debate, Groot pondrá punto final a su Historia con un comentario amargo sobre el indulto de 1831 y sugerirá que esa ley facilitó el progreso del liberalis­ mo en las décadas siguientes. 3 El estudio de este grupo, aún pendiente, es importante para com­ prender la conformación temprana del partido conservador en Bogotá. Los Sin Cuenta se dieron este nombre en 1837, si bien habían firmado pro­ testas desde 1836 (véase el capítulo primero, pág. 47). Es sensato suponer que la mayor parte de ellos fueron partidarios de la dictadura de Bolívar desde 1828 y que los más habían sido partidarios de Nariño durante la Primera República y opositores de la vicepresidencia de San­ tander desde 1821. Es notoria, si bien tímida la oposición de los aristó­ cratas bogotanos al gobierno de la Segunda República (1819-1828), con­ formado mayoritariamente por provinciales. Víctor Uríbe Urán utiliza estos términos en itálicas en Honourable Lives: Lawyers, Family and Politics in Colombia, 1780-1850 (University of Pittsburgh Press, 200). Un análisis, todavía preliminar, de la tension entre el gabinete de San­ tander y los aristócratas bogotanos durante la década de 1820 se encuen­ tra en el libro del autor de este trabajo, titulado La revolución en letras - La historia de la revolución de José Manuel Restrepo (1781-1863), Bo­ gotá, Universidad de los Andes — CESO — Universidad E A FIT , 2007.

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En 1843, a raíz de la Guerra de los Supremos, Groot escri­ bió un poema satírico titulado Los ratones de nochebuena. Una tropa de ratones bisoños invade una cocina repleta de viandas navideñas y los más jóvenes e inexpertos encuentran la muerte bajo las escóbas de la criada y el peón de la casa. Los ratones viejos, “que quieren que los coloquen en alto”, se ponen a salvo. L a alusión a los caudillos caucanos es clara. Groot desaprobaba su revolución, a pesar de que se proclamaba defensora de los conventos menores suprimidos en el sur del país. En un cuarto tomo de la Historia, Groot se habría visto obligado a desvirtuar las exigencias de los Supremos a favor de los conventos; en un artículo de 1852 dirá que “explotaron” esa coyuntura en contra del orden institucional4. Tras la victoria de las tropas legitimistas, el ejecutivo conservador se mantuvo en pie, pero el país quedó en ruinas y la Tercera Casa de Educación para Alumnos Internos Pensionistas se cerró definitivamente. Durante la década de 1840. Groot escribió poco. E n ella se sucedieron dos presidentes centralistas y autoritarios que gober­ naron en medio de la fuerte oposición de los congresos anuales. En las calles de Bogotá se respiraba una atmósfera de posguerra y los jóvenes liberales maduraban su plan de reformas. Los cachacos asumían una actitud irreverente con respecto a la re­ ligión y las viejas costumbres españolas. L a palabra no designaba uniçamente a los jóvenes bogotanos, sino también a los estu­ diantes venidos de las provincias5. E n los contados escritos de

4 José M anuel G root, “El defensor de Vijil calumnia y se ridiculi­ za”, en El Catolicismoy 65 (octubre 15 de 1852); págs. 555-557. 5 En la tercera emisión del Diccionario grotesco, publicado por en­ tregas en el periódico E l Día de Bogotá a partir del 21 de noviembre de 1841, se define la palabra cachaco de la siguiente manera: “Ese ente que se ve allí con un tremendo casacón, que hace diez años habría pasado por un disfraz, con chorreras en la camisa, los guantes de ca­ britilla más blancos que la nieve del Tolima, con el cabello partido a la romántica; ése otro que ve usted envuelto negligentemente en su capa, parado en una esquina o en la puerta de la iglesia; aquél que debajo de un capote oculta muy buenas habilidades; el de más allá con el sombrero en la oreja, el cigarro en la mano izquierda y el bastón en la derecha; ése otro que saca candela con las herraduras de su caballo,

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Groot sobre esta época se leen referencias a ambos fenómenos, formuladas en tono de disgusto. E l educador ha perdido su propio colegio y se halla empleado en el Colegio de la Merced, donde sus métodos de enseñanza son cuestionados publicamen­ te y recibe un mal sueldo. Los ministeriales apenas logran man­ tenerse en el poder a fuerza de guerras civiles y las costumbres señoriales de Bogotá son puestas en ridículo por los jóvenes li­

saluda a todos los balcones y se mira el estribo; en fin, ése que usted ve en las fondas y billares, én los mercados y en los pesebres, en las tiendas y en las iglesias, en los bailes de tono y en los del candil, que si hay teatro es el priinero que ocurre a ocupar la banca pensadora, que en la buena sociedad se acompaña al piano nel furor de la tempesta, nel stragi del pirata, y en los arrabales canta con la guitarra si quieres, niña, marido que te mime y te consienta’, etc. Ése que usted ve que se ríe hasta de su madre (de él), que averigua vidas ajenas, que sabe las aventuras de medio mundo y se las cuenta al otro medio, que pregona las suyas propias cuyas tres cuartas partes son inventadas; ése que todo lo ve, que todo lo huele, que todo lo oye, maligno, mordaz, chistoso, embustero, enamorado, que canta la polizona, que decide de vinos, de poesías y de política; que se ríe del gobierno y de los periódicos y de los viejos. Pero que cuando la Patria está en peligro es el primero que corre a los cuarteles y toma el fusil y hace el servicio y se hace matar. Ese es el cachaco, ente raro, incomprensible, mezcla de bien y de mal. Si usted tiene lalgo que hablar con él, piénselo bien primero, porque es seguro que nunca hará buen negocio. Cuando el Cachaco de Bogotá. . . íbamos a hablar de un periódico publicado en tiempos de Muhamoud Alí, pero nos ha dado un calambre en un dedo”. El Diccionario grotesco no fue obra de Groot, a juzgar por la entrada canónigos, en la que el autor se burla de la inactividad de los eclesiásticos una vez han obtenido una canonjía, y como lo muestran rasgos de estilo tales como el uso de mayúsculas en la palabra Patna, recurso que Groot reservó única­ mente a la palabra Dios. Es probable que esta obra jocosa, muy bien escrita y aún inédita, haya salido de la pluma de Rufino Cuervo, co­ laborador regular de E l Día y cuya actitud sobre la iglesia fue más matizada que la de Groot. En cuanto al mencionado periódico El Ca­ chaco de Bogotá, Ángel y Rufino José Cuervo se refieren a él como el representante de la facción intolerante de los partidarios de Santander en 1833 (en Vida de Rufino fosé Cuervo y noticias de su época, segunda edición, Bogotá, 1946, vol. 1, pág. 161). El Diccionario de construcción y régimen del castellano de Rufino José Cuervo no incluye la entrada “cachaco”.

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berales. A todas luces, el escritor no está satisfecho con los eje­ cutivos copartidarios del periodo 1836-1845. En Los viajes aerostáticos del capitán Chinchilla, de 1845, Groot escribe contra el congreso de la república barbárica! El aeróstata Chinchilla es recibido por “el loco”, un ciudadano de ese país “en que los cuerdos se tienen por locos y los locos por cuerdos”. Cuando sobrevuelan el edificio del congreso, eí loco pide a Chinchilla que dicte un curso de aeronáutica a los ciu­ dadanos para que puedan ver lo que hacen sus legisladores. Chinchilla responde que un curso de taquigrafía sería suficiente, pues con buenos taquígrafos los malos legisladores no queda­ rían impunes. Después de una irónica mención del “almanacón de la recopilación barbárica”, alusión al primer intento de co­ dificación jurídica en el país6, el narrador cuenta cómo los aeróstatas descargan una “zumba de pedradas” sobre el recinto del congreso de la república barbárica. E n el mismo escrito Groot presenta a los artesanos como aliados en su defensa de los jesuítas. L a mayor parte de ellos, sin embargo, se unieron a las sociedades democráticas y parti­ ciparon en la campaña liberal partidaria de la nueva expulsión de la Compañía. Groot sostendrá en lo sucesivo que la expul­ sión fue instrumental en la cooptación del artesanado por las sociedades democráticas y en prolongar el régimen liberal más allá de sus posibilidades en condiciones de juego limpio. La década de los cuarenta terminó también con un presidente coop­ tado por el liberalismo. Cuando Tomás Cipriano de Mosquera

6 Los consejeros de Estado de la segunda presidencia de Santander. José Ignacio de Márquez, Manuel Benito Rebollo, Alejandro Vêlez y Salvador Camacho Roldan, iniciaron en 1833 proyectos de codificación de leyes, según lo afirma José Manuel Restrepo en su Diario Politico y Militar (vol. 2, págs. 283-284). La recopilación propiamente dicha de las leyes granadinas fue propuesta como proyecto de ley por Juan Clímaco Ordóñez en el congreso de 1843. En el de 1844 el proyecto fue convertido en ley y el presidente Pedro Alcántara Herrán asignó a Lino de Pombo un salario de 4.000 pesos para adelantar la labor. La Recopilación granadina fue publicada por Pombo en 1845 en un volu­ men de 460 páginas, e incluyó sólo los artículos legislativos vigentes a la fecha, además de los tratados públicos suscritos por el país.

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nombró a Florentino González como Secretario de Hacienda en 1847, abrió el camino a las reformas liberales de 18494853. Groot no escribió sobre este nombramiento sino que lo carica­ turizó a la acuarela. E n su caricatura política titulada La era del progreso, de 1849, aparecen Tomás Cipriano de Mosquera y su gabinete: Florentino González, secretario de Hacienda; el general Joaquín María Barriga, secretario de Guerra; Francisco Urdaneta, hom­ bre clave en las elecciones de 1845; Antonio' José Irrisari, escritor guatemalteco cercano al general; y Alejandro Osorio, secretario de Gobierno 7. E n la parte alta del cuadro aparece un gallinazo con un estandarte en el pico, en el que se lee: “Progreso del País” y del que cuelga un cangrejo. E n la parte baja están dispuestos los útiles de albañilería que simbolizan la masonería: al frente de González, la piedra; en la mano de Mosquera, el palustre; en manos de Osorio, la mezcla. L a pierna de González se cruza con la de Mosquera y al lado está escrito : “Los extremos se tocan”. Los extremos aludidos son el supuesto conservatismo de Mosquera y el liberalismo de González. Los símbolos masónicos no deben hacer pensar que la crítica del apologista se dirige ex­ clusivamente contra la masonería. E n cuestión está el proyecto político liberal para Nueva Granada, con su noción del progreso opuesta a la de teodicea universal. E n los últimos dos años de la presidencia de Mosquera, Groot vio el otro· gran momento en que los políticos liberales abandonaron el buen curso de la teodicea nacional (la vicepresidencia de Santander en la década de 1820 fue el primero). Su inteligencia de los asuntos políticos contemporáneos, peculiar pero siempre aguda, le permitió com­ prender que los ministeriales habían perdido la batuta de la cosa pública, incluso antes de la elección de José Hilario López en “la tarde de los puñales” del 7 de marzo de 1849.

7 De esta caricatura hizo un detallado análisis Beatriz González en su artículo “Groot y la caricatura política”, en Historia de la cari­ catura en Colombia - José Manuel Groot, págs. 41-47. Partes de su análisis son reproducidas en estas páginas. La acuarela pertenece a la colección Rivas Sacconi, conservada en la BRS.

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L a Refutación de algunos errores del señor Julio Arboleda sobre los jesuítas y sus constituciones, de 1849, es una argumen­ tación jurídica a favor de la permanencia de la Compañía: en Nueva Granada. Su expulsión de 1850 fue, a la mirada de Groot, la causa de renovados males nacionales. Además de la Refuta­ ción de Arboleda, el apologista escribió varios artículos sobre los jesuítas8. En las “Cartas de fray Niporesas al Surdo America­ no” 9, de 1849, sostuvo la idea de que el acercamiento de los liberales al clero en 1848 fue sólo una estrategia para preparar el terreno a la expulsión de la Compañía. Una semana antes de la expulsión, el 15 de mayo de 1850, Groot complementaba su defensa de la Compañía con un argumento histórico : la división de partidos en la década de 1840 no tuvo su origen en la restitu­ ción de los jesuítas en 184410. E n su artículo de octubre de 1852 titulado “El/defensor de Vijil calumnia y se ridiculiza” explico esta idea con atención a detalles históricos: Se dice que la discordia religiosa existe desde la traída de los jesuítas. Y la causa seguida contra el doctor Saavedra en el año de 24 por haber dictado en Facatativá un bando en que prohibía la entrada de extran­

8 José M anuel G root, Arboleda y González y los jesuítas, Bogotá, Imprenta de Espinosa, 1848; hoja suelta sin firma publicada poco después de "la aparición de la Refutación de Arboleda. En “Lista de Artículos, textos y libros escritos por José Manuel Groot y publicados hasta la fecha”, pág. 68, Martha Segura anota que Daniel Restrepo sostiene que esta hoja es de la pluma Groot (La Compañía de Jesús en Colombia, Bogotá, 1940, nota 4, pág. 183). Véanse también los artículos de Groot, de 1850, en E l Catolicismo, “¿En qué ha venido a parar el liberalis­ mo de los filósofos?”, 5 (enero 1), págs. 49-52; y “jesuitismo”, 13 (mayo 1), pág. 115. 9 Hoja, folleto o artículo por localizar mencionado por Groot en “El neogranadino en exhibición” (serie de cinco artículos publicada en E l Catolicismo, núms. 238, 239, 240, 241 y 242, de noviembre de 1856). En nota a pie de página Groot escribe que las Cartas de fray Niporesas se encuentran a disposición de los interesados en la Imprenta de Espinosa y afirma que son de 1849. 10 José M an u el G root, “L os defensores de Lutero”, en El Catoli­ cismo, 14 (mayo 15 de 1850), págs. 121-124.

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jeros que no profesaran la fe católica 11, ¿qué indicaba? Discordia reli­ giosa. Y Los Mastines y los balazos recetados al mismo doctor en el Congreso el año de 36 por la cuestión de la ley de policía contra los predicadores1112, ¿qué indicaba? Discordia religiosa. ¿Por qué se llama­ ron religioneros a los vencedores del Santuario en el año de 30 ? 13. Por discordia religiosa. Esas persecuciones contra el doctor Margallo y esos sus combates contra los masones, los benthamistas y los melosos secuaces del tolerantismo de que el doctor Saavedra nos habló en la oración fú­ nebre de aquel santo sacerdote14, ¿qué indicaban? Discordia religiosa.

11 Se refiere a las prédicas del cura Manuel Fernández Saavedra en Facatativá contra la instalación de extranjeros en su diócesis, lo que mo­ tivó su arresto por orden del vicepresidente Santander. 12 Los Mastines, cuatro entregas anónimas (probablemente de Ma­ nuel Fernández Saavedra) en contra de las leyes de reforma eclesiástica promovidas por los liberales en el congreso de 1839. En Los Mastines en congreso o el Congreso con-jurado, ocho páginas fechadas errónea­ mente el 7 de abril de 1839 (necesariamente anteriores al 31 de m arzo), se responde a unos impresos distribuidos “para insultar al clero atribu­ yéndole los males de la república” y se ataca a “los Azueros, González, Rojas benthamistas, López, Mantillas, Sotos, acaudillados por Santander, el jefe lobo”. El Segundo Mastín, dos páginas fechadas el 31 de marzo, está dirigido contra “el infame proyecto de libertad de cultos”. En el Mastín tercero que busca a sus compañeros, dos páginas fechadas el 5 de abril, se define el futuro de los sacerdotes “a quienes esta república debe la mitad de lo que fue”. El Mastín cuarto que busca a sus com­ pañeros, cuatro hojas fechadas el 5 de abril de 1839, se opone al proyecto de ley sobre el control de los curas por parte de los jueces de la repú­ blica, no ¿probado en ese año. Los Mastines fueron impresos por José Ayarza. ! 13 Groot se refiere a los comandantes y asociados del batallón Callao y la columna Boyacá, alzados en armas contra el gobierno de Joaquín Mosquera por orden del general Rafael Urdaneta en agosto de 1830, después del asesinato de Sucre. Partidarios de la dictadura de Bolívar fueron derrotados en el cerrito del Santuario el 27 de agosto. Entre ellos se cuentan Florencio Jiménez, comandante del Callao, José María Vargas, comandante de la columna Boyacá, José María Ramírez, cura de Cajicá y un número alto de oficiales del ejército libertador. Se les llamó religioneros porque usaron la defensa del catolicismo como pre­ texto de su alzamiento y se aliaron con clérigos de la Sabana que habían sido adeptos a la dictadura de Bolívar desde 1828. 14 Groot se refiere a la polémica del padre Francisco Margallo con Vicente Azuero sobre la enseñanza de los textos de Jeremías Bentham

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Y aquellas reñidas cuestiones con el gobierno sobre las enseñanzas de Bentham y de Tracy que dieron lugar a tantas representaciones / a tantas quejas*15, ¿qué indicaban? Discordia religiosa,, Y la contestación del doctor Saavedra al Observador en el año de 40 16, y la cuestión spbre

en las universidades. Margallo publicó sus ideas en El gallo die San Pedro y otras hojas. Santander solicitó la intervención del arzobispo Fernando Caycedo y Flórez, quien ordenó la reclusión de Margallo por diez días en el convento de San Diego. El castigo no acalló a Margallo, quien atacó el Plan General de Estudios de 1826 hasta su muerte en 1837. El Plan, abolido por Bolívar en septiembre de 1828, fue puesto de nuevo en vigencia durante la presidencia de Santander mediante ley de 30 de mayó de 1835. 15 En febrero de 1834 fue publicado el Código de Instrucción Pú­ blica, redactado por el consejero de Estado Benito Rebollo y en mayo de 1835 fue renovado el Plan General de Estudios (véase nota anterior) que restituía la enseñanza de Jeremías Bentham y Destutt de Tracy. Uno de los sucesos relacionados con esa ley fue el proceso contra José María Botero, clérigo de Antioquia, quien en enero de 1836 escribió contra la enseñanza de Tracy desde Medellin. Botero fue reducido a prisión y condenado a ocho años de cárcel, mas un levantamiento popular lo liberó al poco tiempo. El 31 de diciembre de 1836 Botero fue conde­ nado a muerte, se presentó sin retractarse y se le conmutó la pena tras declarársele loco. En agosto de 1837 numerosos padres de familia solicitaron del nuevo presidente José Ignacio de Márquez la abolición de la enseñanza de estos autores, a lo que éste se negó. El Congreso derogó el Plan General de Estudios de 1826 por ley de 16 de mayo de 1840. \

16 E l Observador fue redactado por Lino de Pombo y alcanzó 39 números hasta el 14 de junio de 1840. La polémica a que se refiere Groot fue suscitada por una publicación de E l Observador (número 34, de 10 de mayo de 1840, pág. 140) en la que se sostenía que las liber­ tades del clero francés (libertades galicanas) eran concesiones pontificias. Esa nota fue respondida en una “Carta a un corresponsal de E l Ob­ servador” , firmada por “Uno” y fechada el 12 de mayo de ese año, y en “Cuatro palabras al corresponsal de El Observador”, de 23 de mayo, firmada por “Frai Ultramontano”, ambas publicadas como hojas sueltas. El autor de estas hojas fue el cura Manuel Fernández Saavedra, diputado en la Cámara en 1840, al lado de Pombo. Éste era partidario del control estatal sobre la Iglesia, “pues cuando el gobierno nombra el alto clero es la nación misma la que lo hace” (en El Observador, núm. 7, de 3 de noviembre de 1839). Fernández por entonces defensor de la independencia eclesiástica, argumentaba sobre las libertades galicanas

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el destierro del mismo Stuart17, y el destierro de varios sacerdotes por el gobernador Acevedo18, ¿qué indicaban? Discordia religiosa. La revolución del afio 40 tuvo su origen y fue explotada en Pasto por dis­ cordias religiosas19. ¿En esos tiempos, en esas diversas épocas, había jesuítas? 20.

que “lo que en estos últimos años se ha llamado Libertades de la Iglesia ne ogranadina no es otra cosa que cisma’’. 17 El destierro de Robert Stewart, encargado de negocios británicos en Nueva Granada, no llegó a ocurrir. El inglés llegó a Bogotá el 29 de marzo de 1842 y desde los primeros días de septiembre organizó en sil casa una misa anglicana a la que invitó a los súbditos ingleses residentes en Bogotá. Para hacerlo pegó carteles en la ciudad, contra lo que hubo una protesta airada de algunos curas y de gente del pueblo. El periódico E l Día publicó en su número 134, de 10 de septiembre de 1842, un artículo en que atacaba los avisos de Stewart. Éste pidió garantías al gobierno de Herrán, en virtud del artículo 12 del tratado de 1825 entre Colombia y el Reino Unido en el que se permitía a los extranjeros el ejercicio de sus prácticas religiosas en privado. El día 17 de septiembre la Gaceta Oficial publicó el apoyo oficial a la deman­ da del inglés. 18 El 28 de diciembre de 1841, cuando el gobierno todavía com­ batía a los Supremos, el gobernador de Bogotá, Alfonso Acevedo, des­ terró a Cáqueza a 12 individuos que consideraba peligrosos, entre ellos algunos curas. 19 La conmoción en Pasto fue promovida por el párroco Francisco Villo ta tras la aprobación de la ley de 27 de mayo de 1839 de sus­ pensión de conventos menores. Tras un sermón de Villota el día 30 de junio, la milicia auxiliar de la ciudad se insurreccionó, dando inicio a la Guerra de los Supremos. 20 Cf. José M anuel G root, “El defensor de Vijil calumnia y se ridiculiza”, 1852. Último en una serie de tres artículos sobre Vijil, junto con “El defensor de Vijil falsifica los textos” (E l Catolicismo, núm. 63, de l 9 de octubre de 1852) y “El defensor de Vijil desconoce la historia” (en E l Catolicismo, núm. 64, de octubre 8 de 1852). La serie es res­ puesta a un artículo en el núm. 210 de El Neo granadino, titulado “La venganza de la verdad”, en donde se defendía la obra de Francisco de Paula González Vijil en contra de la infalibilidad papal. El autor pe­ ruano, citado comúnmente por su segundo apellido, publicó una Defensa de la autoridad de los gobiernos y de los obispos contra las pretensio­ nes de la Curia Romana (Lima, 1848) y una Carta al Papa y el Análisis del Breve de 10 de junio de 1851, en que demostraba el error del Papa en proscribir su primera obra. La Carta al Papa fue proscrita a su vez

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E n este pasaje Groot delinea el plan de un tomo histórico completo, pero no se agotan en él sus argumentos a favor de la Compañía. E n 1856 escribió que là estrategia" liberal de adtilar al clero neogranadino desde 1848 tenía por objeto facilita^ la expulsión de los jesuítas, lo que se demostró cuando las reformas continuaron en contra de toda la Iglesia21. Desde 1850 sostuvo que los verdaderos intolerantes en la política del momento eran los liberales y no los conservadores, pues las familias /tienen el derecho de educar a sus hijos de la mejor manera y de in­ culcarles la fe católica. L a peor arbitrariedad del congreso de 1850 y del ejecutivo de López fue interferir en contra de ese derecho22. E n 1853 desarrolló esta idea y calificó a los liberales del medio siglo de inconsecuentes, a diferencia de los gesto­ res de la Independencia que fueron consecuentes políticamente a pesar de sus errores de religión23. Groot también escribió sobre los jesuítas al abrigo de la intimidad epistolar. En ca rta , a José Eusebio Caro, exilado en Venezuela, se refirió a las noticias que recibió de uno de los padres desterrados, quien realizó observaciones científicas duran­ te su viaje a Santa M arta: por breve del 18 de marzo dé 1852. González Vijil, nacido en 1792, educado en el seminario de San Jerónimo de Arequipa y ordenado sa­ cerdote en 1818, fue bibliotecario nacional de Perú desde 1836 y con las ^ventajas de esa posición produjo una rica obra contra el ultramontanismo de Pío IX. Su último libro importante fue Los jesuítas presen­ tados en cuadros históricos, de 1863. En 1864 Próspero Pereira Gamba reavivó las ideas de Vijil en Nueva Granada, cuando publicó un escrito suyo en el periódico La Opinión (núm. 64, de 25 de mayo de 1864, págs. 315-316) después de haberlo conocido personalmente en Lima. 21 José M anuel G root, “El neogranadino en exhibición”, serie de cinco artículos publicados en E l Catolicismo, 238 (noviembre 4 de 1856), págs. 359-363; 239 (noviembre 11), págs. 367-371; 240 (noviembre 18), págs. 381-386; 241 (noviembre 25), págs. 390-393; y 242 (diciem­ bre l 9 de 1856), págs. 400-404 (este último subtitulado “El radicalismo pantheísta”). 22 J osé M an u el G root, “¿En qué ha venido a parar el liberalismo de los filósofos?”, en E l Catolicismo, 5 (enero l 9 de 1850), págs. 49-52. 23 J osé M anuel G root, “L os liberales consecuentes y los inconse­ cuentes”, en E l Catolicismo, 89 (junio l 9 de 1853), pág. 767.

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¡Qué espectáculo el que presenta al mundo la Nueva Granada en el siglo de las luces: un conjunto de hábiles profesores en las ciencias y de santos en el orden moral, atropellados, sacados a pie de esta ciudad en las tinieblas de la noche, en manos de algunos bárbaros, como el gobernador Franco, para hacerlos montar atropelladamente en las cabalgaduras de la tropa y llevarlos a paso de correo, como m e , dice el padre Cornette, hasta Santa Marta! 24.

Los jesuítas representan la civilización y los funcionarios liberales la barbarie. Más aún, los segundos eran pecadores. En un cuaderno dedicado en su mayor parte a este propósito, Groot acumuló entre 1850 y 1869 anotaciones sobre el destino trágico de algunos perseguidores .de los jesuítas: cuentas pagadas a la Providencia tanto como hechos históricos25. E n ellas puede leerse su rechazo categórico de los grupos medios que emergían en la sociedad y la política neogranadinas del medio siglo: artesanos, cuadros medios del ejército y del clero, campesinos prósperos cercanos a la ciudad, empleados subalternos en la administración del Estado, nuevos comerciantes. E n su Historia, Groot se referirá a grupos análogos de tiempos de la primera independencia como “gamonales, maestros de oficios, carniceros, revendedores y pulperos” (vol. 2, págs. 199-200). Estas son al­ gunas de sus notas manuscritas sobre “démocráticos expulsionistas” que conocieron la furia divina26 :

24 José Manuel Groot a José Eusebio Garo, fechada el 7 de julio de 1850, en Bogotá; conservada en la BRS, estantería 37, carpeta 8.413. Cornette fue uno de los jesuítas expulsados, de origen italiano; Manuel María Franco se desempeñaba como gobernador de Bogotá en el mo­ mento de la expulsión, el 24 de mayo de 1850. 25 Cuaderno de Color Azul (22 cm x 16 cm ), 42 folios manuscritos de puño y letra por José Manuel Groot; conservado en la BRS, en el arcón 36A, liado junto con otras piezas manuscritas de Groot. Contiene, además de sus anotaciones sobre los perseguidores de los jesuítas: listas de citaciones bíblicas, notas sobre la Teoría del poder de Jaime Balmes y citaciones tomadas de obras de Bonald. 26 La palabra democrático era la más común en la época para re­ ferirse a los que hoy llamamos draconianos. La palabra expulsionistas parece hacer parte del vocabulario particular de Groot y de sus coidearios.

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El día 29 de abril, lunes, de 1861 murió Obando lanceado en el puente de tierra cuando se iba a reunir con Mosquera [ . . . ] Obando salió de Bogotá para Popayán en comisión para expulsar {a los jesuítas] en aquella ciudad y los persiguió hasta Quito. / El día 4 de diciembre de 1854 han salido para Panamá entre soldados y con esposas en las manos 100 democráticos. El día------ [faltante en el original] 70 en los mismos términos. Así ha salido la Sociedad Democrática del mismo edificio de donde salieron por ella los jesuítas con soldados. Después de decretada la expulsión se dijo que el gobierno había determinado que quedasen en el país como sacerdotes particulares. Esto fue un mo­ tivo de alegría para la población y en especial para las señoras que rogaban al gobierno que lo hiciera así; pero no se logró. Con la ex­ pulsión de los democráticos ha sucedido que después de dada la orden para sacarlos, se dijo que se les permitiría quedar en clase de soldados en los cuerpos de tropa. Esto fue un motivo de indignación para Bo­ gotá y en especial para las señoras que en el momento empezaron a reunirse y dirigirse a las autoridades demandando porque se llevara a efecto la expulsión de los democráticos. Se sabe que han muerto muchos de ellos en las acciones que ha habido.

No sólo los artesanos democráticos pagaron sus deudas con la Providencia. También lo hicieron sus líderes e ideólogos: Lorenzo María Lleras27, uno de los más encarnizados enemigos de los jesuítas y que tanto hizo para que no les permitieran tener co­ legio, creyendo aumentar considerablemente el suyo, se encuentra hoy sin colegio, pues a pocos meses de la expulsión se rebelaron contra él los jóvenes, se salieron muchísimos del colegio y le declararon una guerra tal que el resultado fue perder el negocio.

E n nota puesta sobre el margen izquierdo del folio, en sen­ tido vertical y con otra tinta, se lee: Lorenzo María Lleras murió el 2 de junio de 1868, todo podrido de llagas desde la cabeza hasta los pies que se le salían los huesos de la cara y se le caía la carne.

Aquí Groot tomó estas notas a medida que se sucedían las defunciones hasta noviembre de 1869, cuando con tinta más 27 voritos de Colegio de 1838 había base de la

Junto con Florentino González, uno de los jóvenes liberales fa­ Santander durante su segunda presidencia. Fue profesor del la Merced cuando Groot enseñó allí, entre 1841 y 1842. Desde fundado en su casa una Sociedad Democrática de Artesanos, que jugará papel tan importante en 1854.

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clara y letra menuda consignó la muerte de José Hilario López, “sin confesión”. E l grueso de ellas corresponde al periodo 18501855. Llam a la atención ver cómo el historiador asocia los he­ chos políticos ocurridos en esos años con la expulsión y cómo ve en las catástrofes de los draconianos la mano de la Provi­ dencia que restituye la teodicea nacional. Otros temas reempla­ zarán a la Compañía en las preocupaciones del apologista a medida que se sucedan las reformas del medio siglo. Tras el exilio voluntario de José Eusebio Caro en 1850, Groot escribió a su amigo dos cartas informativas sobre los que percibía como los hechos más importantes durante los años de 1851 y 1852: Señor José Eusebio Caro: Desde que Ud. se fue hasta hoy ha variado tanto el aspecto político del país cuanto no había variado desde el tiempo del presidente Meneses y del oidor Mena. Vaya una relación de cosas según se me vayan ocu­ rriendo de paso [ . . . ] El congreso autorizó al gobierno para levantar hasta 10.000 hombres con pretexto de guerra al Ecuador; el partido conservador trataba de hacer un esfuerzo, un movimiento vital; mas todo se resintió de cierto espíritu de desconfianza o miedo; del cálculo teórico más bien que del cálculo práctico, más se trató de hacer con conjuros que con obras [ . . . ] y sobre todo [ . . . ] se echó mano de hombres venales, de cobardes, de hombres que estando ya en el ocaso de su carrera política, ninguna noble aspiración podía animarlos, sien­ do de aquellos que ya no piensan sino en pasar los días que les quedan en paz; pero lo que fue peor, se echó mano de traidores [ . . .] Vino al gobierno el parte del pronunciamiento de Antioquia28, cosa que siempre presentaba a los rojos su causa desesperada y la con­ servadora llena de esperanzas. Las casas, los conventos de monjas y frailes, las iglesias, todo se registraba, hasta dentro del sagrario bus­ cando al doctor Ospina29, pero no pudieron hallarlo hasta el 30 de julio por la noche, y vísperas de San Ignacio, en que lo cogieron dis­ frazado de clérigo por la plaza [ . . . ] De la plaza fue llevado preso con cohetes y algazara democrática al edificio que ocupaban los jesuítas y allí le remacharon grillos. Los rojos dicen que esta coincidencia ha sido por haber traído a los jesuítas y yo digo que ha sido por haberlos

28 El l 9 de julio de 1851, el general Eusebio Borrero lideró en Antioquia un pronunciamiento contra José Hilario López, comienzo de una breve guerra civil que terminó con la derrota de los conservadores. 29 Se refiere a Mariano Ospina Rodríguez.

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dejado echar pudiéndolo haber impedido cuando la ocasión se brindó para hacer con mil ventajas lo que hoy se ha tratado de hacer y no se ha podido [ . . . ] . _ \ i Ya se habían sacado dos empréstitos a los conservadores, uno /con el nombre de voluntario y el otro forzoso. Este último ha sido dis­ tribuido de tal manera que a pesar de ser de 50.000 pesos sobre la/pro­ vincia ha habido individuo a quien le han acomodado 3.000 pesos; tal es el doctor Marcelino Castro30, que aunque no es rico predicó el día de San Pedro un sermón que desagradó mucho al pueblo esco­ gido. También tiene usted andando a buen pa;so la confiscación de bienes. A A rdila31 y a otros de los que han tomado armas les han confiscado todos sus bienes y los han rematado los rojos por lo que han querido [ . . . ] Hay aquí más de 100 presos sin comunicación libré [ . . . ] pero don Mariano es la víctima principal [ . . . ] y con él a otros que no han tenido en mira más que la causa de la religión y la moral, es decir los verdaderos intereses de la patria [ . . . ] El país está más militarizado que en tiempos de los godos. Estamos en el caso del diálogo de Morillo para la revolución porque a pesar de la ley de libertad ili­ mitada de imprenta que sancionó el último congreso [ . . , ] los rojos no más escriben32.

A pesar de su última afirmación en la carta a Caro, Groot escribió contra las reformas liberales desde las columnas de E l Catolicismo. En sus artículos de 1850-1851 expresa la percepción de cambios históricos sin precedentes “desde los tiempos del oidor Mena”. Escribía contra el liberalismo romántico de los draconianos : Hasta ahora poco tiempo la impiedad se había presentado con otro carácter. No trataba más que de extinguir la fe. Ahora quiere extin­ guirla suplantando en su lugar el sistema más absurdo, velado con la caridad cristiana y con referencias sacrilegas a esa santa religión [ . . . ] 33.

30 Marcelino Castro fue uno de los colegas de Groot en la redacción de El Catolicismo. 31 Ramón Ardila, quien aceptará la Secretaría de Hacienda en el gobierno de José María Meló. 32 Carta de José Manuel Groot a José Eusebio Caro, fechada el 11 de septiembre de 1852, en Bogotá, conservada en la BRS, estantería 37, carpeta 8.413.

33 J u a n M a n u e l G r o o t , “El comunismo del evangelio y el comunis­ mo de Proudhon”, en E l Catolicismo, 23 (octubre l 9 de 1850), págs. 195-196.

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E n el mismo artículo el apologista escribía con ironía contra la “atracción pasionaria” de Fourier, y el igualitarismo de Prou­ dhon. E n noviembre de 1850 explicaba que la menor desviación con respecto al dogma católico conduce al caos y la anarquía por la vía del protestantismo, el filosofismo y el comunismo34. E n julio de 1852 comparaba a la Nueva Granada con la Ingla­ terra del siglo XVI y anunciaba que la heterodoxia aboca inevi­ tablemente al cism a3536. Un mes más tarde, invocaba los artículos 15 y 16 de la Constitución de 1843, en los que se mandaba al Estado proteger la religión católica y, la ley primera, parte cuar­ ta, título segundo de la Recopilación Granadina, en que se prescribían penas para sus perseguidores. D e esta manera de­ mostraba la inconstitucionalidad de las leyes y decretos relativos a asuntos de religión promulgados entre 1849 y 1852 3e. En mayo de 1853 comparaba las revueltas de esclavos en el Cauca con el Terror francés y describía montañas de esqueletos37. En fin, dos meses más tarde, concluía que la ley de separación de la Iglesia y el Estado, aprobada por la asamblea constituyente de 1853, era conveniente dadas las circunstancias y describía las expectativas de los católicos en el nuevo orden constitucional: Nosotros no esperamos un maléfico meteoro, pero tampoco espera­ mos el astro del día; lo que esperamos es una noche de luna, a cuya opaca luz podamos asistir con libertad a nuestros templos para dar culto al Dios verdadero sin que haya quien nos estorbe38.

L a “noche de luna” de la separación garantizaba que la Iglesia funcionara como una corporación autónoma con derecho 34 José M a n u e l G r o o t , “L os enciclopedistas y los socialistas com­ parados en sus medios”, en E l Catolicismo, 25 (noviembre 1° de 1850), págs. 213-214. 35 José M a n u e l G r o o t , “Situación de la Iglesia”, en E l Catolicismo, 55 (julio 1* de 1852), págs. 465-468. 36 José M a n u e l G r o o t , “¿Quién es el perjuro?”, en El Catolicismo, 60 (agosto 20 de 1852), págs. 511-514. 37 José M a n u e l G ro o t , “ ¡Ved aquí un cuadro!”, en E l Catolicis­ mo, 85 (mayo l ç de 1853), págs. 734-736. 38 José M a n u e l G r o o t , “El Porvenir en sus relaciones con la reli­ gión”, en E l Catolicismo, 98 (julio 30 de 1853), págs. 58-60.

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a decidir sobre los asuntos del culto y la disciplina de sus cua­ dros. Para Groot esta era la única forma de evitar el cisma con Roma, que, a su juicio, era el objetivo de los gobiernos libe­ rales, según sostuvo en noviembre de 18553940. L a Constitución de 1853 buscaba minimizar los roces entre el Estado y la Iglesia pero las reformas liberales continuaban. Para Groot todos estos fueron asuntos políticos de primera línea que hicieron / parte de su plan de continuar su Historia Eclesiástica y Civil has­ ta 1860. Capítulo aparte merece el destierro del arzobispo M a­ nuel José Mosquera. Sorprende que Groot no haya escrito más sobre el tema, si bien lo que escribió permite conocer aspectos importantes de su mirada al curso histórico nacional. El primero de noviembre de 1852, E l Catolicismo publicó un artículo a manera de editorial bajo el título “El arzobispo de Bogotá ante la Nación”, en contra del folleto que con el mismo título acababa ,de publicar la imprenta de E l Neogranadino . En el mismo número de este editorial, Groot publicó un artículo con una serie de ataques contra el tesorero dignidad Manuel Fernández Saa­ vedra, eclesiástico enemigo del Arzobispo41. Los escritos contra 39 José M a n u e l G r o o t , sin título, en E l Catolicismo, 180 (noviem­ bre 20 de 1855), págs. 297-301. Kimsa lo reseña como “Explicación del casq del presbítero Mogollón”, entre corchetes, título que no aparece en el escrito. 40 Tras la expulsión del arzobispo Mosquera, el canónigo Manuel Fernández Saavedra publicó, el 19 de octubre de 1852, un folleto anónimo titulado E l arzobispo de Bogotá ante la nación. La réplica breve e in­ mediata de E l Catolicismo fue publicada en el número 66, de noviembre l 9 de 1852. En esta nota se anunciaba la pronta aparición de varias defensas del Arzobispo, la más estructurada de las cuales fue el folleto de Rufino Cuervo titulado Defensa del arzobispo de Bogotá, publicado el 29 de octubre. Venancio Restrepo publicó por esos días una Im pug­ nación del libelo inflamatorio titulado “E l arzobispo de Bogotá ante la nación”.

41 J osé M a n u e l G r o o t , “Nuevo escándalo”, en E l Catolicismo, 66 (noviembre l 9 de 1852), págs. 570-571. Antes había publicado E l fariseo y los discípulos de Jesucristo, hoja suelta en la Imprenta de E l Día, de José Ayarza, fechada el 31 de julio de 1850; después publicó “Un sa­ cerdote cristiano”, en E l Catolicismo, 194 (febrero 5 de 1856), págs.

f

L

á m in a x i x .

Mensaje del Presidente de la República al Congreso Caricatura atribuida a José Manuel Groot Publicada en E l Día (I o. de marzo de 1851) [Tomada de G onzález y S egura , pág. 59.]

L á m in a

xx.

Tipos. Doctor Aguillón, doctor Saaurto y el padre Gervasio García (José María Aguillón, Manuel Fernández Saavedra y Gervasio García, enemigos del arzobispo Manuel José Mosquera) Acuarela sobre papel de José Manuel Groot (33 cm. X 23 cm.), ca. 1853 [Tomada de G onzález

y

S egura , pág. 47.

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Fernández Saavedra conforman una polémica contra la ten­ dencia liberal dentro de un segmento del clero neogranadino y son análogos a los pasajes de la Historia en contra del arzobis­ pado de Fernando Cay cedo y Flórez durante el régimen de Santander *42. En abril de 1853, Groot editó una serie de documentos re­ lacionados con el provisor de Antioquia, José María Herrera, quien en 1852 acató el decreto ejecutivo que disponía el nom­ bramiento de párrocos por los cabildos municipales entre can­ didatos propuestos por los obispos 43. El arzobispo intervino en contra de Herrera, lo que condujo a su destierro por orden presidencial. Los papeles editados por Groot documentaban la retractación de Herrera un año después: una carta fechada el 5 de enero de 1853, en que el provisor se acusaba a sí mismo de haber estado viejo, enfermo y mal informado cuando acató la orden del ejecutivo; una carta del Papa Pío IX en que in­ vitaba al prelado a retractarse; y la contestación sumisa de éste último. Con estos tres documentos, el apologista desvirtúa las palabras del presidente José Hilario López en su discurso de despedida, en el sentido de que el clero estaba de acuerdo con sus reformas eclesiásticas. Los verdaderos culpables de los males de la Nueva Granada son los liberales inconsecuentes. Ellos también fueron culpables de la muerte del arzobispo, noticia que llegó a Bogotá en diciembre de 1853. Groot los acusa en un poema fúnebre: Todo esto pudo hacer la furia impía La que pudo matar al gran prelado Que los santos derechos defendía 415-419 y “Una mala defensa”, en E l Catolicismo, 199 (marzo 11 de 1856), págs. 38-39. 42 Groot escribió en su Historia Eclesiástica y Civil, vol. 3, cap. 82, pág. 218: “En todos los negocios del orden eclesiástico en aquellos tiem­ pos, siempre los prelados anduvieron con indebidas contemplaciones, so­ metiendo al gobierno lo que era puramente de la competencia de la autoridad eclesiástica”. Se refiere al año de 1823, cuando Caycedo y Flórez acababa de ser nombrado Provisor del arzobispado en sede vacante.

43 J osé M a n u e l G r o o t , “El provisor de Antioquia”, en El Catoli­ cismo, 81 (abril l 9 de 1853), pág. 691.

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Pero nunca podrá, pues no le es dado, Acabar con la fe, que cada día Crecerá con la sangre que ha regado^44.

·

El arzobispo tuvo su calvario entre 1852 y 1854 y desde en­ tonces los tradicionalistas neogranadinos contaron con un m ár­ tir. López, su gabinete, su partido y los segmentos desobediente y liberal del clero — representados por Herrera y Fernández Saavedra respectivamente — completaban el cuadro de la pasión del arzobispo 45. En lo sucesivo vendrán el arrepentimiento, la penitencia y el castigo divino, del que Groot tomó nota en el mismo cuaderno en que registró las desgracias de los persegui­ dores de jesuítas: El 3 de diciembre de 1854, día en que el ejército constitucional atacó a los melistas/ en Bogotá, murió Pedro Morales Montenegro de un balazo, en la calle que va del altozano de San Juan de Dios para el río de San Francisco [ . . . ] Morales se había ofrecido en la sociedad republicana el año de 51 para verdugo del Arzobispo Estuvo insepulto en el cementerio viejo seis días. Murió en el mismo mes que el Arzobispo y fue sepultado el día en que el prelado murió.

En abril de 1854, Groot fue sorprendido por el golpe mi­ litar de José María Meló. E l Catolicismo cerró sus prensas y el apologista se refugió en casa con sus cuadernos de notas. Entre junio y agosto escribió un recuento de sucesos públicos tomadoi de las noticias y de los rumores llegados de la Sabana y otros lugares desde donde progresaban los ejércitos legitimistas. También registró con ironía las noticias publicadas en el Diario Oficial. Estas son algunas de sus notas, tituladas Sucesos de 1854 — Revolución de Meló 46 :

44 J osé M a n u e l G r o o t , Levante la impiedad, en El Catolicismo, 131 (marzo 5 de 1854), pág. 333. Entre febrero 19 y marzo 5 de 1854, Groot publicó seis poemas a la memoria del arzobispo (véase Apéndi­ ce 1, entradas 89, 91-95). 45 Véase lámina xx, entre págs. 224 y 225. 46 Doce folios manuscritos de puño y letra en un cuaderno delgado conservado en la BRS, junto con otras piezas manuscritas sin catalogar. notas titulada Sucesos de 1854 - Revolución de

de José Manuel Groot, en el arcón 36A, liado Contiene una serie de Meló. La primera en­

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El 15 — Boletín Oficial con el parte de haber entrado G irón47 en Funza y la retirada de Patria a T undam a48. En el mismo boletín se da noticia del pronunciamiento de Cartagena; se dice también que en el sur marchan muy bien las cosas en favor de la revolución: que la gente de Arboleda49 y V iana50 que está en Honda y Ambalema pronto será derrotada por el ejército restaurador, si es que se atreven trada aparece fechada el 14 de junio y la ultima corresponde al 10 de agosto de 1854. Sobre los sucesos de la revolución de Meló escribieron, entre otros: José Manuel Restrepo, en Diario Político y Militar, inédito hasta 1954, cuando fue publicado por la Imprenta Nacional, Bogotá, cuatro volúmenes, vol. 4, págs. 361-568; Venancio Ortiz, en His­ toria de la Revolución del 17 de abril de 1954, Bogotá, Imprenta de Francisco Torres Amaya, 1955; José María Samper, en Historia de un alma, segunda edición en la Biblioteca Popular de Cultura Co­ lombiana, Bogotá, 1948, vol. 2, págs. 39-95; Juan Francisco Ortiz, en Reminiscencias, segunda edición en la Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, Bogotá, 1946, págs. 216-223; Pedro María Ibáñez, en sus Crónicas de Bogotá, tercera edición en la Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, Bogotá, 1951, vol. 4, págs. 501-510; José María Cordovez Moure en Reminiscencias - Santafé y Bogotá, edición de la Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, vol. 8, págs. 212-223; Gustavo Arboleda, en Historia contemporánea de Colombia, publicada en Bogotá, Cali y Popayán, 1918-1935. 47 Dámaso Girón, comandante de las tropas melistas de la Sabana al comienzo de la revolución, más tarde destacado en el norte. Ocupó Tun ja, de donde desalojó al general Patria, y avanzó en la dirección del Socorro y Pamplona, pero a mediados de julio debió replegarse hasta Vélez. Girón fue vencido por el avance del ejército legitimista del Norte, al mando dé Tomás Cipriano de Mosquera. A veces Groot llama res­ tauradoras a las tropás de Meló, adoptando con ironía los términos del Diario Oficial. Los legitimistas son los enemigos de Meló. 48 General Juan José Patria quien, desalojado de Tunja por Girón, se retiró hasta Pamplona y reorganizó un ejército. Tras el nombramien­ to de Tomás Cipriano de Mosquera como comandante del ejército del Norte y de sufrir un disgusto con él, el general Patria se retiró a su hacienda, mas volvió a la guerra al mando de una fuerza auxiliar. En 1840 Patria había sido uno de los “Supremos”, insurreccionado en Sogamoso contra el gobierno de José Ignacio de Márquez. 49 Julio Arboleda, con el rango de coronel, comandó la columna Tequendama en la guerra contra Meló y fue uno de los oficiales legi­ timistas de mayor graduación en la toma de Bogotá el 4 de diciem­ bre de 1854. 50 Mateo Viana, gobernador legitimista de la provincia de Mariquita,

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a esperarlo. Se añade que de todo esto se ve que los pueblos van com­ prendiendo el verdadero espíritu de la revolución51. / El 16 — Contestó M ercado52 a Girón congratulándole por la 'toma de T u n ja53 y dice que le será sumamente satisfactoria la noticia al jefe del gobierno provisorio, quien podrá extender su protección y be­ néfico influjo sobre esa benemérita ciudad. Hubo nuevo apretón contra los que no habíamos pagado el empréstito 54. El 20 — En la. Gaceta55 de hoy ha salido una circular de Mercado sobre aprehensión y conducción de presos rematados y se dice, entre otras cosas: “La sociedad está poderosamente interesada en mantener sujetos a los delincuentes, y es indispensable que estos estén prevenidos que en ningún tiempo ni bajo ningún pretexto serán quebrantadas las penas que hayan incurrido [ . . . ] R. Mercado” 56. El comandante de caballería Miguel González57 que está con Meló es reo rematado por sentencia del tribunal a doce años de presidio por el robo de unos novillos gordos. 51 Arboleda y Viana son oficiales legitimistas. 52 Ramón Mercado rehusó el nombramiento como secretario de Re­ laciones Exteriores hecho por el presidente Meló el 20 de abril de 1854. Asumió como secretario del Interior y Cuitó el 7 de mayo. 53 Tunja fue tomada por Dámaso Girón el 12 de junio. El general Patria, quien estaba a cargo de su defensa, se retiró hasta Paipa con 200 hombres; luego siguió a Pamplona. 54 A Groot se le cobró una cantidad no especificada que al parecer no pagó. ^ 55 Gaceta Oficial, que llegó a su número 1.747 al término del go­ bierno de Meló. José de Obaldía, encargado del ejecutivo después de la caída de Meló, decidió continuar su publicación desde el número 1, pero esta idea se cambió por la de continuar la numeración desde el número 1.728, el último antes del golpe de Meló, Por esta razón, los números del 1.728 al 1.747 corresponden a dos entregas diferentes cada uno. 56 José Manuel Restrepo se refiere a estos escritos de Ramón Mer­ cado en la entrada correspondiente al 21 de junio de 1854 de su Diario Politico y Militar (vol. 4, págs. 422-423). En los artículos de la Gaceta Oficial en cuestión, Meló y Mercado expedían decretos en que se con­ formaba un cuerpo de policía y se nombraba un inspector de comercio “para acabar de hacer las liquidaciones pendientes” de los empréstitos forzosos. 57 Es probable que se trate de un error de Groot y que se refiera al coronel Manuel Jiménez, oficial melista originario de los Llanos, en­ cargado de operaciones en la Sabana de Bogotá y alrededores.

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El 26 — Boletín Oficial con parte del cuartel general de Facatativ á 58 en que se participa al gobierno que ha sido invadida Guaduas 59. Pedro Gutiérrez Lee 60 con trescientos hombres se encontró allí con el co­ mandante Flores 61 que tenía solamente cien hombres, con los cuales derro­ tó completamente a Gutiérrez después de un fuego vivo, dejando muchos muertos en el campo, muchos heridos y mayor número de prisioneros. Hubo cohetes y regocijo. . 12 (julio) — Hoy ha amanecido cercada de guardias la manzana de la legislación inglesa porque dicen está allí Obaldía62. “Cúlpense a sí mismos los conservadores si experimentan desgracias” escribió este señor Obaldíá en un cuaderno de 1851 sobre la revolución de aquel añ o 63. Ahora le diremos nosotros los conservadores “cúlpese a sí mismo el

58 El primer cuartel general de la revolución fue establecido por Meló en el Colegio de San Bartolomé, el 18 de abril. Desde el 25 de mayo el cuartel general de operaciones se trasladó a Facatativá para cubrir el ataqúe de los legitimistas desde Honda y Villeta y para con­ trolar la Sabana de Bogotá. 59 José Manuel Restrepo en su Diario Político y Militar (vol. 4, pág. 427) escribe que no fue cierta la victoria de Flores en Guaduas y que, por el contrario, Gutiérrez Lee ganó la acción y tomó 48 prisio­ neros melistas. 60 Pedro Gutiérrez Lee fue gobernador de Bogotá antes de la re­ volución de Meló. Se retiró a Honda y desde allí organizó tropas que puso al servicio de la ofensiva contra los democráticos. 61 Coronel Jacinto Flores. 62 José de Obaldía, vicepresidente durante la presidencia de José María Obando y opositor de Meló durante 1854. Después de la toma de Bogotá por los( legitimistas el 4 de diciembre, Obaldía asumió la presidencia interina hasta el 31 de marzo de 1855, cuando se posesionó Manuel María Mallarino. 63 Dicho folleto no ha sido localizado. Desde el l 9 de abril de 1851 José de Obaldía ejerció como vicepresidente en el gobierno de José Hilario López y estuvo a cargo de la presidencia entre octubre y di­ ciembre, cuando López viajó a Popayán. Desde mayo de ese año hubo levantamiento de guerrillas conservadoras que se extendieron hasta muy cerca de Bogotá, entre ellas la guerrilla de Guasca al mando de Pastor Ospina. Éste cayó preso el 29 de julio y su hermano Mariano el 30. Después de varios meses de prisión solicitaron ser desterrados, a lo que se negó Obáldía, quien los excluyó, junto con otros dirigentes conservadores presos, de los decretos de indulto de octubre 22 y no­ viembre 8. Probablemente de entonces date la frase que recoge Groot en sus notas.

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señor Obaldía de las desgracias que está experimentando y recuerde las peroratas que dijo”. / Julio 16 — Han sido aprehendidos algunos cachacos 64. / Día 21 — Bando para que no se tomen bagajes sin orden dçl go­ bernador. Le han echado 5.000 pesos de empréstito a A rgáez65 y à An­ gulo 4.000, permaneciendo aún preso66. / El 31 — Salió la Gaceta con un larguísimo artículo oficial firmado por Ramón Mercado en contestación a la proclama del Dr. íílariano Ospina6768. iOh y que artículo este! Concluye así: “Lo veremos; si es lo mismo hacer la guerra en la sociedad del Niño Dios, con novenas y escapularios: si es lo mismo escribir artículos en El Día y La Civiliza­ ción 68 para que otros se sacrificaren y . asilarse luego en una legación extranjera o vestir la sotana del jesuíta; si es lo mismo, en fin, acumular dicterios y calumnias en una proclama y-echar bravatas desde un lugar distinto que venir por caminos fangosos y sufriendo toda clase de pe­

64 José Manuel Restrepo en su Diario Político y Militar menciona la captura de los dos hijos de Inocencio Vargas, hacendado de la Sabana, y de Vicente Azcuénaga, por fabricación de balas destinadas a combatir la revolución. Nótese el cambio de acepción de la palabra cachacos con respecto a su uso en la década de 1840; ver la nota 5 de este capítulo. 65 Diputado de la Cámara de Representantes; en las elecciones del 7 de marzo de 1849 fue uno de los escrutadores de la votación en que fue electo presidente José Hilario López. Al agacharse, se le cayó el puñal que llevaba en la levita, lo que dio lugar a que dicha sesión del congreso y la elección presidencial de López fuese desde entonces llamada “la noche de los puñales”. Su persecución por parte de los cjemocráticos de 1854 se explica por el odio sordo entre éstos y los gólgbtas, de los que Argáez era miembro activo. 66 Rafael Angulo, diputado por Barbacoas, hecho prisionero el día 15 de julio hasta el 23, cuando hizo el pago. 67 En 1854 Mariano Ospina Rodríguez ejercía de gobernador de Medellin y desde allí ofrecía sostener el orden legal, junto con Justo Pavón, gobernador de Santafé de Antioquia. Este artículo no ha sido localizado. 68 Periódicos de oposición al gobierno de José Hilario López, cuyas salas de impresión fueron destruidas por una partida armada en 1850. Desde el 7 de julio de 1849 E l Día era propiedad de Mariano y Pastor Ospina Rodríguez y su redactor en el momento de la destrucción de las prensas era José María Torres Caicedo. En La Civilización escribían José Eusebio Caro y Mariano Ospina Rodríguez, y éste era uno de los órganos de expresión del recientemente institucionalizado Partido Con­ servador.

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nalidades a mirarse faz a faz con nuestros valientes; a lidiar con ellos cuerpo a cuerpo y a recibir lanzadas y balazos. ¡Lo veremos!”. ¡Bravo! Agosto l 9 — Diario Oficial69 con exordio sobre la fe con que de­ bemos creer en las noticias que nos dé el gobierno provisorio. Se redu­ cen los de este diario a decir que la provincia de Soto ha sido ocupada por la división de G irón70. Han traído multitud de indios de los pueblos y han seguido quitando cuantas bestias traen a la plaza con víveres, excepto las que cargan sal, porque este es el ramo que dicen le ha tocado al jefe supremo Meló y por lo tanto debe garantizarse su expendio71. Se ha dado orden para aprehender a los de la Corte Su­ prema 72, pero ya se han puesto en salvo. Beriñas ha hecho una excur­ sión con tropa al valle de Cáqueza 73. Día 10 — Vino otro batallón de Facatativá y se fueron los que estaban aquí. Ha circulado una hoja suelta que hace burla de H errera74; dice que ha perdido la vanguardia en el ejército liberal y que si la gracia le fue otorgada tendremos esa otra patente de victoria.

En un momento de incertidumbre, recluido en su casa y mientras se le cobraba un empréstito forzoso, Groot escribió estas notas escuetas, cuya disposición en una estructura narrativa in­ tencionada y cuidadosa habría venido después. Estas notas apor­ tan evidencia sobre una forma de trabajo preliminar practicada por el apologista y más tarde por el historiador. En octubre de 1854, Groot terminó una lista de 19 notas numeradas y redac­ tadas cuidadosamente, que parecen corresponder a un escrito 69 El Diario Oficial fue publicación del gobierno de Meló; su pri­ mer número es del primero de agosto de 1854. 70 Dámaso Girqn ocupó Soto en los últimos días de julio de 1854. 71 José Manuel Restrepo afirma que la sal de Zipaquirá era la renta más productiva del gobierno; antes de la revolución de Meló producía 1.000 pesos diarios. Con el aumento de su precio durante la revolución, Restrepo calculaba esa renta en 2.000 pesos diarios de ocho reales (Diario Político y Militar, vol. 4, págs. 380 y 420). 72 Lino de Pombo, José María Latorre, Miguel Uribe y Miguel Chiari. La Corte Suprema se restituyó en Ibagué el 9 de agosto con Pombo como Procurador General y con José Ignacio de Márquez, Ignacio Ospina y Manuel Antonio Sanciónente como magistrados. 73 Ramón Beriñas, nombrado por Meló como gobernador de la provincia de Bogotá el 17 de abril, en reemplazo de Pedro Gutiérrez Lee. 74 General Tomás Herrera, nombrado por el congreso de 1841, de­ signado a la presidencia en caso de ausencia del presidente y el vice-

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mayor relativo a los sucesos de 1854 75. Es probable que las notas trascritas en las páginas anteriores hayan sido elaboradas eñtre agosto y octubre hasta conformar un recuento., más periodístico que histórico, de la revolución de Meló. A continuación se trans­ criben algunas de las notas agregadas a ese texto inédito, con respeto de su numeración : 1) Una de las casas asaltadas fue la del Dr. Pastor Ospina/ä quien no pudieron coger porque se les escapó por el tejado 76. Pillaron la casa. 4) En la matanza de ganado para racionar tropa ninguna formalidad se observa ni se lleva cuenta ni razón, si no es la que quieren llevar y les conviene a los que mandan a coger y matar. De está manera los ladrones han podido y pueden robar a sus anchas, porque pueden matar veinte reses y en raciones dar cinco, o menos. Así es que, habiendo estado la carne en el mercado a diez y ocho reales, a los tres días de la revolución se vendía a ocho, y en este precio la vendían por las calles y la llevan a ofrecer a las casas entre semana, con que jamás se había visto en Bogotá 77. presidente. Según José Manuel Restrepo {Diario Político y Militar, vol. 4, pág. 370), Herrera era temido por la gente de Meló. Se asiló en la casa del ministro de los Estados Unidos el día 17 de abril. Dos días después escapó hacia el norte y el 21 de abril se declaró en ejercicio del Poder Ejecutivo en Chocontá, poniéndose al mando de la reacción militar contra el gobierno de Meló, Comandó el ejército del Norte, que fue derrotado en Zipaquirá y Tíqüiza los días 20 y 21 de mayo. El mando del nuevo ejército del Norte, organizado en la provincia de Magdalena, pasó a Tomás Cipriano de Mosquera. A fines de este mes Herrera estableció su cuartel y gobierno provisorio en Ibagué, desde donde or­ ganizó una nueva campaña contra las tropas de Meló en conjunción con José Hilario López, comandante del ejército del Sur. Pedro Al­ cántara Herrán regresó de los Estados Unidos de América para asumir el cargo de general en jefe de todos los ejércitos legítimistas. Tomás Herrera murió en la toma de Bogotá el día 4 de diciembre de 1854. 75 Diecinueve notas numerádas, de puño y letra de José Manuel Groot, fechadas el 15 de octubre de 1854, relativas a los sucesos de la revolución de José María Meló entre mayo y diciembre de 1854; con­ servadas en la BRS, en el arcón 36A, sin catalogar; en folios sueltos liados en papel periódico junto con otras piezas manuscritas de Groot. 76 Pastor Ospina era senador y su intento de captura ocurrió en el momento mismo en que se desató la revolución, el 17 de abril de 1854 a las dos de la mañana. 77 Este descenso del precio de la carne debió ser esporádico y co­ rresponder sólo a los días de matanza excesiva. José Manuel Restrepo,

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9) Véase la gaceta llamada de la Nueva Granada, número. 1.735 de junio. Una de las cosas que el reverendo Mantilla7879 dice es que nadie podrá tener garantizado más que “aquello estrictamente necesario para existir”. De manera que el gobierno tiene que entrar en la califi­ cación de las necesidades de cada uno para dejarle lo estrictamente ne­ cesario y poder disponer de lo demás “para cubrir los gastos públicos”, como dice su reverencia. 17) Oscar Levi es uno de los pocos extranjeros que en Bogotá sos­ tienen la dictadura de los ladrones [ . . . ] Hace años que está aquí. Estaba arrancado, se hizo democrático y le dieron el destino de archivero de la secretaría de gobierno. Ejercitó sus talentos arqueológicos demo­ cráticos sobre el archivo del antiguo virreinato de donde ha tomado documentos curiosos de antigüedades y ha dispuesto de ellos. Puede ser que algún día tengamos que comprarlos bien caros a los extranjeros. Gracias al doctor Restrepo que ha recogido de ese archivo lo que ha podido para que no se vuelva todo pichaΤθ. Uno de los documentos preciosos que tenía era el de los límites de la Nueva Granada con Bra­ sil y Venezuela. 19) Desde mayo se estableció el sistema de estoncar a los ciudadanos para juntar mucha plata. El 8 de mayo aprehendieron a unos cuantos, entre ellos al doctor M árquez80, a quien le señalaron lo que debía dar, en su Diario Político y Militar (vol. 4, pág. 527), registra un alza con­ tinua del precio de la carne entre 1852 y 1855, hasta del 300% . 78 Referencia al general José María Mantilla, quien asumió la co­ mandancia militar de Bogotá durante el gobierno de Meló y de quien José Manuel Restrepo escribe que a la época estabá ya muy viejo y “hebetado” (senil). Mantilla no era clérigo sino militar; el uso de la palabra “reverendo” es irónico. 79 En agosto de 1841 el presidente Pedro Alcántara Herrán nombró a José Manuel Restrepo ministro plenipotenciario para finiquitar los asuntos de la antigua unión de Nueva Granada y Venezuela. La Co­ misión Colombiana, como se llamó a esta oficina ad hoc, había sido ocupada antes por Rufino Cuervo y el general Alejandro Vélez, quienes definieron las proporciones de la deuda colombiana a pagar por las dos repúblicas. A Restrepo le correspondió organizar los antiguos documen­ tos de Estado colombianos, labor que le fue. de gran .utilidad en la escri­ tura de la segunda edición de su Historia de la Revolución de Colombia (Besanzón, 1858). Muchos de los documentos publicados bajo el título Documentos importantes de Nueva Granada, Venezuela y Colombia (Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1969, 2 volúmenes) fueron copiados por Restrepo cuando se desempeñó como ministro de la C o­ misión Colombiana. 80 Groot se refiere al ex-presidente José Ignacio de-Márquez.

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y mientras eso lo tuvieron sitiado por hambre no dejándole meter ali­ mento ni camas. Los Marroquines81 han sido de los últimos. A estos los sacaron de su hacienda arreándoles 3.000 reses que tenían. En los pueblos de menor cuantía se ha establecido el cautiverio y rescate en escala menor. Allí cogen a los vecinos que tienen algo y les dicen que los ponen de soldados, pero que contribuyendo con 20 pesos los largan. Sabemos que así se ha practicado en Cajicá. ■



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Después de la derrota de los ejércitos melistas en diciembre de 1854, E l Catolicismo reabrió sus prensas y en febrero de 1855 Groot publicó un recuento suscinto de la “liberación de Bogotá”. Las fuerzas de Meló, que ahora se llaman dictatoriales, han sido vencidas por las “del gobierno”. Ellas incluyen a Tomás Cipria­ no de Mosquera, Pedro Alcántara Herrán, José Hilario1 López, Dionisio Tejada, José Ignacio Márquez, Santos Gutiérrez, los combatientes antioqueños, la Legión de Oriente, las guerrillas de Guasca y los combatientes de la batalla de Bogotá, en una alianza de conservadores y liberales hecha posible por la inter­ vención de la Providencia para restituir la teodicea nacional. E n L a era del progreso, Groot había caricaturizado al ha­ cendado Tomás Cipriano de Mosquera entrecruzando piernas con el doctrinario Florentino González, su figura presidencial adornada por un cangrejo y un gallinazo y rodeado por un gabinete circense. Entre 1850 y 1854 se refirió a la elección presidencial de José Hilario López como obra de los puñales y aPpresidente como al asesino del arzobispo. Si en 1819 Bolívar había sido suscitado por la Providencia para derrotar los ejércitos de Pablo Morillo {Historia Eclesiástica y Civil, vol. 3, pág. 1 ), entre 1854 y 1855 lo peor de los gólgotas se aliaba con los con­ servadores para conjurar a los draconianos. Una vez Meló fue expulsado del gobierno y sus principales partidarios desterrados, Groot promovió la candidatura presidencial de Manuel María Mallarino con la esperanza de ver derogadas las reformas de 1849-1853. Para su satisfacción inmediata, Mallarino derrotó a Manuel Murillo Toro y asumió la presidencia. Sin embargo, el Partido 81 Juan Antonio Mar roquín y su familia, entre cuyos hijos estaba el futuro escritor y presidente José Manuel.

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Liberal contaba, para promover sus proyectos en el congreso, con una fuerza comparable a la de los conservadores y con los periódicos E l Tiem po y E l Neogranadino. Uno de tales proyec­ tos fue la despenalización de las “manifestaciones de carácter político que no se ejerzan contra las personas ni contra las pro­ piedades”; contra la Iglesia, por ejemplo. Otro, contra el que Groot actuó en la Cámara, fue la abolición de la pena de muerte en el homicidio. L a bancada conservadora logró rechazar ambos proyectos de ley, pero no el de libertad religiosa, aprobado el 14 de marzo de 1856, que eliminaba el catolicismo como religión oficial de Nueva Granada. Sobre el gobierno de Mariano Ospina Rodríguez entre 1857 y 1861 Groot no escribió mucho. Su silencio puede explicarse por su dedicación intensiva a la escritura de la Historia desde 1859. Dos aspectos, sin embargo, no le pasaron desapercibidos. E l primero fue el retorno de los jesuítas en 1858, llamados por Ospina y expulsados otra vez por Mosquera en 1861. E l segun­ do, la falta de voluntad del presidente para firmar un concor­ dato con Roma. El apologista insistió en esta acusación desde febrero de 1853: Y no se crea que este cargo pesa sólo sobre la administración del 7 de m a rz o 82. No, él gravita sobre todas las demás, y es uno de los pecados que contra la Iglesia han cometido los hombres públicos del partido conservador y por los cuales la vara de la Divina Justicia pesa tan duramente sobre todos nosotros83.

Groot se refierie aquí a José Ignacio de Márquez, Pedro Alcántara Herrán, Manuel María Mallarino, Mariano Ospina Rodríguez y al mismo Bolívar. E n descargo, Ospina presidió la Confederación Granadina, fundada con la constitución de 1858 como compromiso entre liberales y conservadores, y desde el ejecutivo desaceleró las reformas liberales. Sin embargo, cuan-

82 Se refiere a la administración de José Hilario López entre 1849 y 1853.

83 J osé M a n u e l G r o o t , “Venezuela i la Nueva Granada no están ya identificadas”, en E l Catolicismo, 55 (febrero l 9 de 1853), págs. 644-646.

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do el presidente nombró intendentes de Guerra y Hacienda para los Estados, según la constitución, Tomás Cipriano de Mosquera encontró pretexto para insurreccionar el Sur. E l cau­ dillo entró en Bogotá a mediados de 1861 e inició un gobierno de jacto que puso en marcha las leyes de desamortización de propiedades eclesiásticas, convocó a los federalistas en là cons­ tituyente de Rionegro e instauró una renovada hegemoñía libe­ ral que duraría 25 años. Para Groot, el Olimpo Radical fue la continuidad del régimen impuesto por Mosquera. Su comen­ tario sobre la filosofía de nuestra historia, colofón del tercer volumen de su obra, bien servía para 1860. L a usurpación de Mosquera, la nueva expulsión de los jesuítas, las leyes de desa­ mortización y la Constitución de 1863 eran las “nuevas faces tristes de muestra historia”. Al igual que el perdón de los sep­ tem brinos/que cierra el tercer volumen como una sentencia trágica, el cuarto tomo de la 'Historia Eclesiástica y Civil habría terminado con una protesta, y un lamento por la instauración forzada del Olimpo Radical. . A

lg u n o s d o cu m en t o s

coleccionados

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SOBRE LOS AÑOS POSTERIORES A

1831

A continuación se presenta una lista de 44 piezas documen­ tales sobre la historia neogranadina del periodo 1831-1853, co­ leccionadas por Groot y empastadas después de 1859 junto con su colección de E l Catolicismo 84. Algunas piezas son ante­ riores a 1830 y ninguna es posterior a 1853. Es posible que este conjunto documental corresponda a una selección de materiales utilizados por el apologista durante los primeros años de su colaboración en el periódico. Las piezas se, presentan en el orden que tienen en la colección empastada, con sus datos de autor e impresión y un comentario breve sobre su contenido, excepto en los casos en que su título es suficientemente explicativo. Las entradas 8-14 no corresponden al periodo 1831-1860, mas

84 Colección de E l Catolicismo, ocho tomos empastados, conservada en la BRS, números de catalogación 6.874-6.881. El número 402, último de esta época del periódico, corresponde al 20 de diciembre de 1859.

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se incluyen sin comentario para conservar la integridad de la colección. 1. Ciudadanos senadores i representantes de la N ueva Gra­ nada. Nepomuceno Jiménez Acevedo, marzo P de 1853, Gua­ duas. Tres folios impresos. Discurso del suscrito en favor de la restitución en el territorio nacional de los prelados desterrados en 1852, entre ellos el arzobispo Mosquera. 2. La confesión de mis errores y la profesión de m i fe. Lino Rubio, marzo 8 de 1832, Bogotá, un folio impreso a dos columnas. 3 . Manifestación que de sus sentimientos católicos y amis­ tosos hacen los que suscriben al muy reverendo señor arzobispo. 1852, Bogotá. í 4. Contestación. Manuel José Mosquera, agosto 21 de 1852, Villeta, tres folios a dos columnas. 5. Lista de aproximadamente 1.200 firmas de ciudadanos que apoyan al arzobispo Mosquera y expresan indignación por su destierro; se anuncian dos mil firmas más que no se publican. 6. Exposición católica o principios y reglas de conducta de los católicos en la situación actual de la Iglesia granadina^ Sin autor, mayo 5 de 1853, Bogotá, seis folios impresos. Resumen de los ataques del Estado a la Iglesia Católica neogranadina desde 1850 y sugerencias de la línea de conducta que deben llevar lofe católicos en vista de ellos. 7. Diezm os ¡ y primicias. “Un Católico”, enero 30 de 1852, Bogotá, ocho folios impresos. Defensa del derecho de la Iglesia a recibir rentas temporales y a procurarse en la sociedad sus medios de subsistencia con garantías dadas por el sistema político. 8. Nos don fray Fernando Portillo y Torres, por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, primado de las Indias y arzobispo de Santafé del Consejo de su Majestad. E l suscrito, enero 15 de 1802, Santafé de Bogotá, cinco folios impresos. 9. Nos don fray Fernando Portillo y Torres, por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, primado de las Indias y arzobispo de Santafé del Consejo de su Majestad. E l suscrito, agosto 18 de 1803, Santafé de Bogotá, cuatro folios impresos.

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10. Rafael por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apos­ tólica, obispo de Mérida de Maracaibo a nuestro venerable clero y fieles. El suscrito, marzo 2 de 1823, Santafé de Bogotá, cuatro folios impresos. 11. Nos el doctor Fernando Caycedo y Flores, arcediano dignidad de esta santa Iglesia Metropolitana de Bogotá, provisor vicario general, gobernador del Arzobispado Sede Vacante1,. El suscrito, octubre 19 de 1823, Bogotá, un folio impreso. 12. Nos el doctor Fernando Caycedo y Flores, por la Gracia de Dios y de la Santa Silla Apostólica, arzobispo electo de Bo­ gotá. El suscrito, Octubre 3 de 1827, Bogotá, tres folios, uno im­ preso, dos con firmas. 13. N os el doctor Fernando Caycedo y Flores, por la Gracia de Dios y de la Santa Silla Apostólica, arzobispo electo de Bo­ gotá. E l suscrito, enero 15 de 1830, Bogotá, un folio impreso. 14. N os el doctor Juan Fernández d e Sotomayor, provisor y vicario general y gobernador del Arzobispado por el ilustrísimo señor doctor Fernando Caycedo dignísimo arzobispo en su Santa Pastoral Visita. E l suscrito, agosto 13 de 1830, Bogotá, un folio impreso. 15. Nos el doctor Nicolás Cuervo, prebendado de esta santa Iglesia Catedral Metropolitana, director d e la Escuela de Cristo Sacramentado Sita en su Capilla del Sagrario, provisor, vicario capitular, gobernador del Arzobispado Sede Vacante. El suscrito, octubre 9 de 1822, Bogotá, cuatro folios impresos. 16. N os el doctor Juan Agustín de la Rocha y Flores, abo­ gado d e los tribunales de Colombia, tesorero dignidad de esta S.I.C.M ., provisor vicario capitular, gobernador del Arzobispado, Sede Vacante. E l suscrito·, noviembre 4 de 1826, Bogotá, un folio impreso. 17. M anuel José Mosquera por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, arzobispo de Bogotá. E l suscrito, octubre 1° de 1835, Bogotá, un folio impreso. Edicto arzobispal sobre disciplina eclesiástica en el que se prescribe la obligación de los curas de dormir en los límites de su parroquia, excepto en casos

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de autorización especial o de desplazamientos para prestar servi­ cios a la Iglesia o a la República. 18. M anuel José Mosquera por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, arzobispo de Bogotá. El suscrito, febrero 5 de 1840, Bogotá, un folio impreso. Prescripciones arzobispales para el periodo de la cuaresma, en particular atinentes a la ne­ cesidad de practicar el ayuno. 19. M anuel José Mosquera por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica,. arzobispo de Bogotá. E l suscrito, febrero 5 de 1841, Bogotá, un folio impreso. Anuncio arzobispal de la posibilidad de obtener el privilegio de comer carne a cambio de una limosna dada a la Iglesia. 20. M anuel José Mosquera por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, arzobispo de Bogotá. E l suscrito, día de San Carlos Borromeo de 1841, Bogotá, un folio impreso. Lla­ mado arzobispal a su clero bogotano para asistir a ejercicios espirituales. 21. M anuel José Mosquera por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, arzobispo de Bogotá. E l suscrito, agosto 19 de 1849, Bogotá, dos folios impresos. Disposiciones prácticas y litúrgicas a propósito de la epidemia de cólera de 1849. 22. Manuel José Mosquera por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, arzobispo de Bogotá. E l suscrito, mayo 22 de 1830, Bogotá, un folio impreso. Llamado a la mansedum­ bre, la paciencia y lá humildad ante las “circunstancias difíciles, cuando hay motivos de tristeza y se interesa el bienestar social”. E l arzobispo se refiere a la expulsión de los jesuítas y llama a la paz pública y a la aceptación resignada de las disposiciones gu­ bernamentales. 23. Manifestación del arzobispo de Bogotá manifestando los motivos que le impiden aceptar algunas disposiciones legislativas. E l suscrito, junio 18 de 1851, Bogotá, dos folios impresos. El ar­ zobispo declara que no puede aceptar las leyes siguientes: 14 de mayo de 1851, que abolía el fuero eclesiástico; la de 27 de mayo del mismo año, que prescribía el nombramiento de curas por los cabildos municipales y vecindarios; y la ley de 1Q de junio que

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prohibía la provisión de sillas en los coros mientras las cámaras provinciales no lo acordaran. Esta manifestación desató el pro­ ceso en contra suya que terminó con su destierro. ; 24. Nos Antonio H erran, canónigo de m erced de esta santa Iglesia, provisor vicario general, gobernador de la Arquidiócesis por el ilustrísimo señor arzobispo doctor M anuel fosé Mosquera durante su ausencia de la capital por causa de visita. El suscrito, febrero P de 1843, Bogotá, un folio impreso. Disposiciones so­ bre el ayuno de la cuaresma, dadas por el provisor dél árzobispado en un momento de ausencia del arzobispo. El contenido es similar al del documento reseñado arriba bajo el número 18. 25. Nos el doctor Antonio H errón, maestrescuela dignidad de esta santa Iglesia Metropolitana, provisor vicario general del Arzobispado. El suscrito, julio 29 de 1851, Bogotá, un folio im­ preso. Llamado a la calma pública y a la oración para que la Iglesia y la potestad civil resolvieran sus diferencias después de que el arzobispo se negará a , acatar las leyes mencionadas en la entrada 23. 26. E l Faro. E l que suscribe dedica al honorable pueblo católico esta ligera producción que como alumno del Seminario Mayor, regido por el ilustrísimo señor arzobispo, doctor M anuel fosé Mosquera, le tocó por fuerte pronunciar él 7 de noviembre de 185Q en los últimos certámenes de aquel liceo de las ciencias eclesiásticas. Simón José Cera, noviembre 18 de 1852, Bogotá, très folios impresos. Demostración de la existencia de Dios en tres folios, en lenguaje ampuloso y con mucho latín. Subtitulada Una mirada intelectual al E nte Suprem o, luz leída en los cer­ támenes del Seminario Mayor de ese año. 27. Eudoro o el triunfo de la religión en el guerrero cris­ tiano — Ensayo dramático en cinco actos para concluir los cer­ támenes de 1849 en el Seminario de San fosé. 1849, Bogotá, un folio impreso. Hoja de presentación de un acto dramático en el Seminario de San José. Con lista de actores y personajes. 28. Un retrato de dos caras, al ilustrísimo y señor doctor Manuel fosé Mosquera, dignísimo Bogotá. 15 firmantes, julio 22 de 1852, Bogotá, un Carta de quince mujeres al arzobispo en la que

reverendísimo arzobispo de folio impreso. le declaran su

L á m in a

x x i.

José Manuel Groot Oleo sobre tela de Felipe Santiago Gutiérrez (90 cm. x 70 cm.), ca. 1870 [Tomado de González y Segura, pág. 2.]

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adhesión y le piden permiso para asistir a las fiestas (corridas de toros, bailes, funciones de teatro), organizadas a veces por los enemigos de la Iglesia, aclarando que mientras estén en esas fiestas rogarán por el pronto regreso del prelado. 29. E l folleto titulado “E l arzobispo ante la Nación”. Serie de firmantes, noviembre 24 de 1852, Guasca, dos folios impresos. Protesta contra el folleto mencionado en el título, en que se atacaba al arzobispo Mosquera. 30. E l canónigo Saavedra ante la Nación. Anónimo, sep­ tiembre 2 de 1852, Bogotá, un folio impreso. Diatriba contra Manuel Fernández Saavedra, autor del folleto titulado E l arzo­ bispo de Bogotá ante la Nación y, en particular, contra la página 57 de ese folleto en la que acusaba a unos curas presos, después de la guerra civil de 1851, de haber dado una misa irregular en la cárcel. El autor anónimo desmiente la irregularidad de esa misa. 31. E l canónigo Saavedra ante la Nación. Numero dos. Anónimo, noviembre 7 de 1852, Bogotá, un folio impreso. Sigue la refutación de Saavedra, esta vez en franca defensa del arzobispo. 32. E l canónigo Saavedra ante la Nación. Número tres. Anónimo, noviembre 12 de 1852, Bogotá, dos folios impresos. Continúa la refutación de Fernández Saavedra. 33. E l canónigo Saavedra ante la N ación. Número cuatro. Anónimo, noviembre 15 de 1852, Bogotá, un folio impreso. Con­ tinúa la refutación de Fernández Saavedra. 34. E l canónigo Saavedra ante la Nación. Número seis. Anónimo, diciembre 14 de 1852, Bogotá, un folio impreso. Con­ tinúa la refutación de Fernández Saavedra. 35. M anuel José Mosquera por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, arzobispo de Bogotá. E l suscrito, enero 10 de 1842, Bogotá, un folio impreso. Oficio sobre el recogimien­ to debido durante la cuaresma, el ayuno, las limosnas y las dispensas. 36. Contestación del señor doctor M anuel Fernández Saa­ vedra a un desafío que se le hizo. Daniel Gómez, noviembre 10 de 1852, Bogotá, cuatro folios impresos. Desafío en el que, de manera diplomática pero contundente, Gómez acusaba a Saave-

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E L PASADO COMO REFUGIO Y ESPERANZA

dra de ‘^enemigo declarado del Sumo Pontífice Vicario de Jesu­ cristo; del esclarecido y digno prélado de esta Iglesia, señor Ma­ nuel José Mosquera; de defensor del impío Vijil, cuyas obras con­ denó ya la Iglesia; de defensor de Manuel Fernández Saavedra, ¡el autor del cisma de esta desgraciada Patria!; un nuevo heresiarca que lleva tras sí millares de almas al infierno; el articulista en contra de la disciplina eclesiástica; etc., etc., etc.; y, últimamente, el autor del folleto E l arzobispo de Bogotá ante la Nación”. 37. Señor doctor Florentino González. Nepomuceno Jimé­ nez Acevedo, marzo 21 de 1853, Guaduas, dos folios impresos. Contestación a un artículo de González en el número 242 de E l N eo granadino, en el que éste escribía sobre la imposibilidad de lograr la unión entre sacerdotes y gobernantes. Jiménez con­ testa en el sentido de que todas las grandes naciones, antiguas y modernas^ han defendido su religión. Estos escritos hacen parte del debate en el Congreso sobre la ley de separación de la Iglesia y el Estado. 38. Ciudadanos representantes del Congreso de Id Nueva Granada. Nepomuceno Jiménez Acevedo, abril 27 de 1853, Gua­ duas, dos folios impresos. Sigue el debate sobre la ley de sepa­ ración de la Iglesia y el Estado. Jiménez escribe contra el pre­ sidente Obando, principal promotor de esa ley. 39. La voz del pueblo. “Repúblico”, sin fecha, Bogotá, dos folios impresos. H oja cargada de retórica en que se hacen im­ precaciones contra los legisladores. 40. Primera reprim enda al señor doctor M anuel Fernández Saavedra. Anónimo, octubre 29 de 1852, Bogotá, cuatro folios impresos. Escrito contra el tesorero dignidad Manuel Fernández Saavedra por su autoría de un folleto contra el arzobispo y contra los jesuítas. E l autor anónimo acusa a Saavedra de envidia porque tanto las misas del arzobispo como las de los jesuítas reci­ bían muchos más fieles que las de Saavedra, cuyos sermones eran tenidos anteriormente como los mejores. 41. La mitra de Vaqueta y el sermón de los pasteles. “Patri­ cio Picapica”, sin fecha, sin lugar, dos folios impresos. Poema satírico en el que se narra un sueño de Manuel Fernández Saa­ vedra en el que se cree arzobispo y, sonámbulo, hace un escán­

V.

UN CUARTO TOMO

243

dalo ante sus criadas. E l tono, algunas frases y el sentido del humor hacen pensar en la autoría de Groot, quien bien pudo haberlas escrito en fecha cercana al folleto anterior (octubre de 1852). 42". Carta segunda a Manolo Saavedra, canónigo. “Álvarez del Pino”, diciembre 10 de 1852, Bogotá, un folió impreso. Carta de finísimo humor e ironía en la que se repiten muchos de los motivos del poema reseñado bajo el número 41; el autor parece ser el mismo, probablemente Groot. 43. E l cañón. La N ueva Granada no es patrimonio de tres familias. Anónimo, abril 7 de 1853, Bogotá, dos folios impresos. Escrito contra los miembros del gabinete nombrados por Oban­ do en 1853. Los personajes objeto del ataque son: Lorenzo Ma­ ría Lleras, Patrocinio Cuellar, Jose María Plata y el general Tomás Herrera. El escritor sólo alcanza a dar cuenta de los pecados en las carreras públicas de los dos primeros, y deja a los otros dos para después. 44. Carta de un seminarista a los sacerdotes de la Arquidiócesis de Bogotá. “F . P .”, diciembre 2 de 1852, Bogotá, dos folios impresos. Defensa del arzobispo contra el folleto de Fernández Saavedra, en particular contra la acusación de que Mosquera había promovido las nociones de clero viejo y clero nuevo. El escritor de esta carta dice que Mosquera nunca lo hizo y que la calumnia servía para promover entre el clero el partido con­ tra el arzobispo. E l escritor llama a la unidad del clero. i

C o n t e n id o de la

h ip o t é t ic o

d e l cu a rto t o m o in c o n c l u s o

Historia Eclesiástica y Civil de N ueva Granada, POR CAPÍTULOS

E n esta sección se reúnen los resultados de las dos anteriores en breves tablas de contenido de los capítulos hipotéticos del cuarto tomo, semejantes a los acápites que Groot utilizó en los tres tomos publicados. Sólo se incluyen temas efectivamente tra­ tados en otros escritos suyos sobre el periodo 1831-1861. En con­ tra de la costumbre del historiador se agregan títulos a los capítulos y los temas se ordenan de una manera más analítica, respetando sin embargo el orden cronológico. Los escritos de

244

E L PASADO OOMO REFUGIO Y ESPERANZA

Groot que no han sido discutidos en las secciones precedentes de este trabajo se hallan comentados en el apéndice 1, dispuestos según sus años de publicación. L a información obtenida de los documentos listados en la sección anterior se incluye en lo que sigue, precedida por las letras MD (material documental). L a siguiente tabla de contenido constituye por sí misma la con­ clusión de este quinto capítulo. ' E l e c c io n e s d e 1836 Nepotismo de Santander en favor de Obando. Silencio elo­ cuente del primero ante las acusaciones de haber participado en la conspiración contra Bolívar. Triunfo electoral de José Ignacio de Márquez. M D : Disposiciones del arzobispo Mosquera sobre disciplina eclesiástica: los curas quedaban obligados a dormir en los límites de sus parroquias excepto en casos de licencia especial. x G uerra

d e los

“ Suprem o s”

Ilegitimidad de la guerra desatada desde el sur contra el gobierno legítimo de Márquez. Los “Supremos” defendían una causa falsa aunque alegasen la defensa de los conventos menores. M D : Ejercicios espirituales del clero convocados por el arzobispo Mosquera. E

je c u t iv o s y

congresos e n t r e

1836

y

1845

José Ignacio de Márquez y Pedro Alcántara Herrán no tu­ vieron la valentía política para firmar un concordato con Roma. Los jóvenes liberales en los congresos de la década de 1840. Su oposición a los ejecutivos conservadores fue en contra de los intereses de la Nación. J e s u ít a s

y

a rtesanos e n t r e

1844

y

1850

L a congregación de artesanos de los jesuítas contra las so­ ciedades democráticas de los liberales. Los artesanos tuvieron la opción de organizarse bajo la tutela de los jesuítas en lugar de hacerlo con los socialistas; es decir, con los liberales inconsecuentes. J e s u ít a s

y cachacos e n t r e

1844

y

1850

Los cachacos: jóvenes liberales bogotanos y estudiantes prove­ nientes de las provincias; tipos detestables, faltos de criterio y

V.

245

U N CUARTO TOMO

defensores de malas ideas sobre la religión y el país. Suscribían ideas extranjeras en contra de los jesuítas y promovían su ex­ pulsión del país. T . C.

de

M o sq u era

y

F

l o r e n t in o

G o n zá lez:

COOPTACIÓN DE ÜN PRESIDENTE CONSERVADOR

Tomás Cipriano de Mosquera engañó al electorado al pre­ sentarse como ministerial. Nombramiento de Florentino Gon­ zález en la Secretaría de Hacienda. Gabinete caricaturesco de Tomás Cipriano de Mosquera. L a masonería revive durante su gobierno. L a idea de progreso de los liberales reformistas es un error de concepción, Después del “régimen de Santander”, el siguiente momento fundacional de los males del país es la en­ trega de Mosquera a las ideas liberales, incluso antes del gobierno de José Hilario López. M D : Disposiciones prácticas y de litur­ gia tomadas por el arzobispo a propósito de la epidemia de có­ lera que empezó en Cartagena y se extendió hasta Bogotá en 1849. L

a

e x p u l s ió n de la

C o m p a ñ ía

de

J esu s

Expulsión de los jesuítas en mayo de 1850. L a división de partidos no fue causada por la restitución de los jesuítas en 1844, pues existía desde la década de 1820. Los liberales utiliza­ ron la estrategia de adular al clero para obtener la expulsión de los jesuítas, pero una vez lograda ésta, procedieron a atacar al clero en general. L a expulsión fue un atentado contra los de­ rechos civiles dei los católicos que tenían en los jesuítas la po­ sibilidad de practicar el culto y educar a sus hijos en la religión. L a expulsión fue ilegal, pues las leyes de la república les per­ mitían permanecer en el país. Los jesuítas fueron eximios cul­ tivadores de las ciencias y el saber. M D : Llamado del arzobispo Mosquera a la calma y la resignación ante el decreto de ex­ pulsión. Su ecuanimidad en un momento en que hubiera podido instigar una revuelta popular contra el gobierno de López. C a tá stro fes

o curridas a los e n e m ig o s

de

los j e s u ít a s

L o s agentes de la expulsión de los jesuítas en 1850 pagaron sus deudas con la Providencia durante los años siguientes. Los

246

E L PASADO COMO REFUGIO Y ESPERANZA

artesanos democráticos pagaron sus culpas con la muerte trágica, el destierro o el servicio forzado en el ejército. Los gólgotas expulsionistas también pagaron sus culpas con accidentes, muertes trágicas y reveses de fortuna. Democráticos y gólgotas, aliádos de ocasión para la expulsión de los jesuítas, terminaron por en­ frentarse durante el gobierno de José María Meló. /

LOS LIBERALES INCONSECUENTES

Los verdaderos intolerantes en política fueron los liberales, lo que se demuestra por la expulsión de los jesuítas. En último término, los liberales del medio siglo son inconsecuentes y sus ac­ ciones políticas contradicen los principios sostenidos por sus antecesores de 1820. E l “ g o biern o de los p u ñ a l e s ” L a situación política del país varió más entre 1849 y 1852 que entre el siglo x v i i y 1849. Las elecciones del 7 de marzo fueron ganadas por los liberales en el recinto del Congreso por medio de amenazas de muerte. E l puñal del diputado Argáez. El ejecutivo así elegido mantuvo la coerción y la intolerancia como políticas de gobierno. José Hilario López militarizó al país reclutando diez mil hombres para el ejército. El

partido

conservador

DURANTE EL “GOBIERNO DE LOS PUNALES”

El partido conservador llamó a la primera línea de oposi­ ción a su peor gente: politicos en el ocaso de sus carreras que ya sólo querían pasar sus últimos años en paz y no tenían no­ bles aspiraciones; por ello el partido no logró oponerse a las políticas de López. E l partido conservador fue indeciso·, se de­ dicó al cálculo teórico y no al práctico y no desató la revolución armada que habría terminado con el gobierno de López. M D : Funciones teatrales en el seminario de San José: Eudoro o el triunfo de la religión en el guerrero cristiano. L a buena filosofía persiste en Nueva Granada gracias a las enseñanzas del Semi­ nario Mayor, reorganizadas por el arzobispo Mosquera y, a pesar de la enseñanza de Bentham y Tracy, prescrita por los gobiernos liberales. Prueba de ello es el escrito E l faro del estudiante Simón José Cera.

V.

247

U N CUARTO TOMO

C o n ato s

d e r e v o l u c ió n conservadora e n

1851

Las guerrillas de Sopó y Guasca al mando de Pastor Ospina. Indecisión del coronel Briceño y el general París, conservadores. Pastor Ospina no era hombre idóneo para dirigir una revolu­ ción armada. E l gobierno liberal armó a los artesanos, quienes atacaron a los alzados del partido conservador. Ataque del ge­ neral liberal Joaquín Barriga contra las guerrillas de Sopó y Guasca. Captura y prisión de Pastor Ospina. Pronunciamiento contra el gobierno liberal por parte de Diago y Mateo Viana en Mariquita y del “Mocho” Vargas y los Cay cedo en Purifi­ cación, E l Espinal y E l Guamo. Tem or del gobierno liberal ante esos alzamientos. Derrota del “Mocho” Vargas en Honda por una fuerza superior a órdenes del general liberal Mendoza. P r e n d im ie n t o s

de conservadores e n

la

c a p it a l

Prendimiento del general Briceño. Intento de prendimiento' de Mariano Ospina, su fuga. Las patrullas del gobierno lo buscaron en casas, conventos de monjas y de frailes, iglesias e incluso en el sagrario de las mismas. Prendimiento del general Joaquín París. Mariano Ospina fue prendido finalmente el 30 de julio, víspera de San Ignacio. Regocijo del pueblo liberal ante el hecho, ya que atribuían a Mariano Ospina la organización de todos los alzamientos conservadores. Su reclusión en el antiguo edificio de los jesuítas. Ospina no impidió la expulsión de los jesuítas en 1850 cuando ¡ las condiciones para una revolución estaban dadas. L

e v a n t a m ie n t o

de

A

n t io q u ia

Represión liberal de los levantamientos de Mariquita y Pamplona. Borrero y Henao, generales antioqueños, insurrec­ cionados contra el gobierno. Henao se pasa a las fuerzas lopistas comandadas por el general Herrera. Sospechas de un soborno aceptado por Henao para entregar a sus tropas. L a tropa no sigue a Henao y vuelve a Medellin. E l gobierno ofrece un in­ dulto a Borrero. Precedente de Nemesio Benito, quien insurrec­ cionado en Zipaquirá aceptó el indulto y fue hecho prisionero después. Borrero desconocía este precedente.

248

E L PASADO COMO REFUGIO Y ESPERANZA

E

m p r é s t it o s

forzosos

ordenados

po r e l

g o biern o l ib e r a l

E l congreso liberal de 1852 rechazó tres proyectos de ley: uno sobre empréstitos forzosos, otro sobre confiscación de bie­ nes de conspiradores contra el gobierno y uno más sobre facul­ tades extraordinarias para el gobierno. A pesar de ello se asig­ naron empréstitos forzosos a miembros del partido conservador y a opositores del gobierno. Se les hacía prisioneros y sólo se/ les liberaba una vez habían pagado la suma que se les asignaba. Al cura Marcelino Castro se le asignaron 3.000 pesos por un sermón que no gustó al gobierno. L a confiscación y los em­ préstitos se aplicaban más eficientemente al margen de la ley. A

tentad os

co n tra

los

derech o s d e

los conservadores

Alarmas nocturnas y patrullas liberales en las calles. Alla­ namientos en las casas sin órdenes ni respeto por los aposentos privados. Decreto del gobernador Obando en Pasto que imponía pena de muerte para quienes guardasen armas. E l grado de militarización del país era mayor que en los tiempos de la Re­ conquista. L a ley de libertad de imprenta sólo beneficiaba a los liberales. E

l

com unism o

d e los

democráticos

Hasta 1849 la impiedad sólo buscaba extinguir la fe; a partir de entonces buscó reemplazarla con sistemas absurdos como la “atracción pasionaria” de Fourier y el igualitarismo de Prou­ dhon. Esas doctrinas igualitarias sólo pueden tener consecuen­ cias nefastas, como la violencia desatada de los esclavos caucanos contra los antiguos amos y sus propiedades en 1851. Cualquier salvedad hecha en el dogma revelado desemboca en la anarquía. El comunismo es un error especialmente odioso porque se viste de un falso cristianismo cuando aduce ideas humanitarias y pro­ clama utopías. P e r s e c u c ió n

de

José H

ila r io

L

ó pez

co n tra

la

r e l ig ió n

Las reformas eclesiásticas efectuadas por este gobierno fueron inconstitucionales en vista de los artículos 15 y 16 de la Cons­ titución de 1843 y la ley primera, parte cuarta, título segundo de la Recopilación Granadina, que mandaban al Estado proteger

r

V.

249

UN c u a r t o t o m o

la religión católica. E l mismo presidente López había calificado los artículos 15 y 16 de inconvenientes. E n último término, la política de separación entre Iglesia y Estado era conveniente para la primera, toda vez que ningún entendimiento era posible con liberales inconsecuentes. Lo mejor que cabía esperar de la Cons­ titución de 1853 era la ratificación de la ley de separación, pues así quedaba garantizado que la Iglesia funcionaría como una corporación autónoma que podría regir libremente los asuntos del culto y la disciplina. E n 1853 lös católicos esperaban una noche de luna, a cuya opaca luz pudieran practicar el culto sin impedimento.

El

o p o r t u n is m o

de

J o s é M a r ía

O ba n d o

Cualquier política diferente a la de separación habría abo­ cado en el cisma con Roma, que era lo que los liberales bus­ caban. Sin embargo, los gobiernos liberales reglamentaron a su conveniencia los artículos constitucionales de 1853 por medio de decretos interpretativos. Uno de ellos fue el octavo· de la ley 29 de julio de 1853, en el que se suscribía una definición de católico como todo aquél que hubiera sido bautizado, lo que usurpaba a la Iglesia la prerrogativa de la excomunión. M D : De­ bate de Nepomuceno Jiménez Acevedo contra Florentino Gon­ zález y José María Obando sobre la ley de separación de la Iglesia y el Estado. Impugnación de los miembros del gabinete nombrado por José María Obando en 1853, compuesto· por Lo­ renzo María Lleras, Patrocinio Cuéllar, José María Plata y el general Tomás Herrera. D e s t ie r r o

d el

a r z o b is p o

M an uel

J osé M

o sq u era

L a expulsión del arzobispo fue parte de la amplia persecución orquestada por el gobierno de López contra la Iglesia neogranadina y el catolicismo en general. E l canónigo Manuel Fernández Saavedra fue el autor del folleto impío titulado· E l arzobispo de Bogotá ante la Nación. Rufino Cuervo lo refutó plenamente y otros escritores se pronunciaron en el mismo sentido (José Ma­ nuel Groot, entre ellos). E l 21 de agosto de 1852, la Imprenta de Espinosa publicó una hoja titulada Manifestación que de sus sentimientos católicos y amistosos hacen los que suscriben al

ú

250

E L PASADO COMO REFUGIO Y ESPERANZA

M . R. señor arzobispo, firmada por 1.200 partidarios del arzo­ bispo (se anuncia la existencia de otras 2.000 firmas en los libios de la Imprenta). Expulsión de Antonio H errán yZ aldúa, provi­ sor del arzobispado, quien se mantuvo fiel al arzobispo. D

es t ie rr o d e l a r z o b is po

(continuación)

E l canónigo Saavedra pidió al gobierno el indulto de H errán y Zaldúa. Saavedra cayó en el error de supeditar los asuntos eclesiásticos a la potestad civil. Los provisores de las diócesis de Antioquia y Popayán fueron los únicos prelados que propusie­ ron candidatos a los cabildos municipales para el nombra­ miento de párrocos, acatando la ley de 27 de mayo de 1851, y desobedeciendo al arzobispo. E l provisor de Antioquia se re­ tractó de su conducta un año después. E l Papa escribió al pro­ visor para sacarlo del error. Muerte del arzobispo en Marsella, camino de Roma. E l gobierno de López asesinó al arzobispo. Quienes abogaron por la expulsión murieron poco después en circunstancias trágicas o sin confesión, como fue el caso del mismo presidente López. Mosquera fue el paradigma por exce­ lencia de lo que debía ser la cabeza de la Iglesia nacional, quien mejor entendiera su misión para con ella y quien llegara hasta el martirio por la causa de la religión en la Nueva Gra­ nada. M D : Discursos de Nepomuceno Jiménez Acevedo en favor deL arzobispo desterrado. Manifestaciones de adhesión al ar­ zobispo por parte de la ciudadanía. Oficios del arzobispo en que se declara impedido por los cánones para acatar las dispo­ siciones legislativas de mayo y junio de 1851 sobre nombramien­ to de párracos por los cabildos municipales. Las mujeres de los liberales piden permiso para asistir a las fiestas, corridas de toros, bailes y funciones teatrales con sus maridos después de la expulsión del arzobispo, con la promesa de que mientras estén en ellas rogarán por el pronto regreso del prelado. Pro­ testa de los habitantes de Guasca contra el folleto titulado E l arzobispo de Bogotá ante la Nación. Acusaciones del sacerdote Daniel Gómez contra el tesorero dignidad Manuel Fernández Saavedra, autor del folleto arriba citado: lo acusa de heresiarca, cismático, antipapista y de enemigo del arzobispo. L a animad­

V.

251

UN CUARTO TOMO

versión de Fernández Saavedra contra el arzobispo y los jesuítas era causada por la envidia, pues las prédicas de aquéllos eran más concurridas que das suyas. R e v o l u c ió n

de J ó s e

M

aría

M el ó

Golpe militar de José María Meló. Sucesos militares en la Sabana de Bogotá. Empréstitos forzosos asignados a los hombres pudientes de la capital. Liberación de presos condena­ dos por delitos contra la propiedad. Comunicados del gobierno de jacto en el Diario Oficial y partes de batalla falsos, pregona­ dos por sus comandantes. Confiscaciones de caballos y víveres en los pueblos de la Sabana. Gastos públicos desmedidos del gabinete de Meló: banquetes en Facatativá. Arbitrariedades de la tropa y de los mandos medios Melistas contra los de­ rechos civiles, entre ellos la propiedad privada y, en par­ ticular, los ganados. Las fuerzas dictatoriales de Meló aco­ sadas por las fuerzas legitimistas. Entre los últimos se cuentan Tomás Cipriano de Mosquera, Pedro Alcántara Herrán, José Hilario López, Dionisio Tejada, Santos Gutiérrez, los comba­ tientes antioqueños, la Legión de Oriéntenlas guerrillas de Guas­ ca y los combatientes de la batalla de Bogotá. Todos fueron enviados por la Providencia para liberar a la Nueva Granada de Meló y de los democráticos. G o b ier n o s

conservadores

de

M

a l l a r in o

y

O

s p in a

Manuel María Mallarino era el hombre llamado a liderar la regeneración de los espíritus después del golpe de Meló. De­ portación a Panamá y reclutamiento forzado de líderes demo­ cráticos. Presión de los liberales gólgotas contra el gobierno con­ servador de Mallarino. Campañas contra la religión sostenidas por Manuel Murillo Toro en el periódico E l Tiem po. Propuestas de Murillo en el congreso para la despenalización de los delitos contra la Iglesia; las promueve en el mismo periódico. Campa­ ñas sostenidas contra la religión por Manuel Ancízar, José Ma­ ría Samper, Salvador Camacho Roldán y otros desde el perió­ dico E l Neogranadino. Ley de libertad religiosa que eliminaba el catolicismo como religión oficial de la Nueva Granada. Crea­ ción del Estado de Antioquia. Reticencia de los presidentes Ma-

252

E L PASADO GOMO REFUGIO Y ESPERANZA

llarino y Ospina a firmar un concordato con Roma. Las prédicas del protestante Monsalvatge en Cartagena y Bogotá; lo apoya la Sociedad Bíblica de Nueva York. Existe üna conspiración extranjera para minar el catolicismo en los países de la América española, cuyo último objetivo es la dominación de estos países. Connivencia del periódico cartagenero E l Tribuno en esa cons­ piración. Enseñanza protestante y benthamista impartida /en el colegio de Victoriano Paredes en Piedecuesta. De todos lös me­ dios utilizados por liberales y protestantes contra la religión ca­ tólica, el de la educación de los niños sobre la base de esas ideas es el peor y el único que realmente puede acabar con el catoli­ cismo en el país. Restitución de los jesuítas en 1858. L

e v a n t a m ie n t o d e

T

om as

C ip r ia n o

de

M osq uera

Levantamiento de Mosquera contra la Confederación Gra­ nadina. El levantamiento fue facilitado por el orden federal de 1858. Guerra sostenida por el presidente Ospina contra el cau­ dillo caucano durante dos años. Entrada de Mosquera en Bogotá poco después del término del periodo presidencial de Ospina. Julio Arboleda mantiene la Confederación Granadina en Popayán. Asesinato de Arboleda. Ilegitimidad del gobierno de Mos­ quera, fundado· únicamente en la fuerza de las armas. Ilegiti­ midad, derivada de k> anterior, de la Constitución de Rionegro y del Olimpo Radical. Nueva expulsión de los jesuítas en 1861. Las tristes faces de la filosofía de nuestra historia. Urgencia de una regeneración del curso histórico nacional.

CAPÍTULO

SEXTO

L A H IS T O R IA E C L E S IA S T IC A Y C IV IL D E N UEVA GRANADA D E S P U É S D E SU P U B L IC A C IÓ N L a historia de un texto publicado tiene diversas facetas y, en el caso de obras perdurables, una larga duración. Las histo­ rias latinoamericanas del siglo xix, en particular, pueden ser estudiadas como parte de la tradición nacional, en los manuales para educación de los niños, canonizadas por las academias de his­ toria; su lectura es diferente en épocas sucesivas; son puestas al servicio de múltiples causas e ideales, editadas, comentadas, conti­ nuadas. Este capítulo, por su parte, se limita a cinco sucesos y series de sucesos relacionados con la Historia Eclesiástica y Civil ocurridos después de su publicación. E n la primera sección se estudian, la vida y los escritos de Groot entre 1870 y 1878, evolución intelectual que replica la de los 35 años anteriores. E n la segunda, se documenta su nombramiento como miembro honorario de la Re^l Academia de la Historia de Madrid, el otro reconocimiento oficial que el historiador recibió en vida, al lado de la felicitación papal de 1867 a raíz de su Refutación analíti­ ca de R en án 1. E n la tercera, se discute preliminarmente la rela­ ción de la Historia con el movimiento político de la Regene­ ración. E n la cuarta, se trata un conflicto significativo ocurrido entre 1873 y 1875 entre Groot y el establecimiento eclesiástico nacional. E n la quinta, se dan los primeros pasos en el estudio de la lectura y apropiación culta de la Historia Eclesiástica y Civil desde 1878 hasta el presente.

1 Ver la página 62 y la nota 51 del primer capítulo de este trabajo.

254

E L PASADO GOMO REFUGIO Y ESPERANZA

La

obra es c r it a de

J osé M

an u el

G root ENTRE

1870 Y 1878

Los escritos tardíos de Groot revelan una evolución /sor­ prendente. E n ellos el escritor recorrió un camino semejante al del grueso de su producción entre 1836 y 1870. Esta segünda vuelta de la espiral es más breve y más erudita; menos original y más inteligente. E l escritor parecía tomar un respiro y prepa­ rarse para completar su proyecto de una Historia que llegaría hasta 1860. L a Defensa de la pastoral de 19 de agosto puede considerar­ se un título de transición2. Escrito durante el proceso de im­ presión de la Historia, este ensayo de 24 páginás es la obra de un apologista a tono con los debates del catolicismo mundial en vísperas del Primer Concilio Ecuménico Vaticano. Groot pre­ viene a sus/lectores sobre las intenciones del historiador Flo­ rentino Vezga, de quien dice que quería influir sobre los obis­ pos neogranadinos antes de su viaje a Roma sobre el tema del celibato eclesiástico. En la Defensa el apologista ha logrado la maestría en su profesión: sus opiniones sobre el celibato eclesiás­ tico serán declaradas dogma de la Iglesia un año más tarde; más aún, ha llegado al fondo del problema de la fe en el último tercio del siglo xix : un buen católico sólo necesita saber dos cosas, Mateo, X V III, 17 3 y Primera Epístola a Timoteo, III, 15 4. La junta vecinal, de formato más sintético y prosa más eficaz, sLbien menos artística, es análoga a sus escritos fantásticos de intención política de la década de 18405. E n lugar del proselitismo a favor de la congregación de artesanos de los jesuítas, 2 José M anuel G root, Defensa de la pastoral de 19 de agosto sobre la ley de celibato eclesiástico o impugnación de las reflexiones del señor Florentino Vezga sobre la misma pastoral, Bogotá, Imprenta metropo^ litana, 1869. 3 “Si les desoyese a ellos díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoyese, sea para ti como el gentil y el publicano”. 4 [ . . . ] para que sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la ver­ dad 5 José M anuel G root, La junta vecinal, publicado en Obras esco­ gidas, 1873; fechado en 1871.

V I.

LA OBRA DESPUES DE SU PUBLICACION

255

motivo de Los viajes aerostáticos del capitán Chinchilla, la in­ tención de La junta es organizar a los vecinos contra la reforma educativa liberal de 1870 y la contratación de profesores alema­ nes para asesorar a los directores de las escuelas. A diferencia de sus escritos tempranos, en 1871 Groot pasa por alto la in­ tención literaria y promueve sus objetivos políticos de manera directa: En algunos vecindarios como el de Ten jo, dijo don Marcos, no han andado de bobos, sino que han exigido que los maestros enseñen la doctrina cristiana, y los inspectores han tenido que aflojar porque saben que no pueden sostenerse. Convinieron, pues, en dirigir una represen­ tación al Congreso, y mientras tanto en que nadie mandara a sus hijos a la escuela si se quitaba la doctrina cristiana.

L a reforma educativa liberal fue ordenada por el Decreto Orgánico de Instrucción Pública de 1 ° de noviembre de 1870, promovido por Felipe Pérez y firmado por el presidente Eustorgio Salgar. Groot publicó en el periódico L a Caridad6 una serie titulada “D e la instrucción pública”, que recuerda, por su tono e intención, a la Refutación de Arboleda de 184867. El po­ lemista se opone al golpe dado contra “la potestad paterna, la fe de las nuevas generaciones y la Constitución de Colombia”, pues, a su modo de ver, el último bastión del “principio católico” en Nueva Granada es la educación religiosa recibida en la niñez. Investigó los antecedentes del decreto en la ley de 30 de mayo de 1868, que autorizaba al ejecutivo a promover la educación pú­ blica en los Estados, y concluyó que el Decreto Orgánico se oponía al orden constitucional vigente. 6 La Caridad - Correo de las aldeas, libro de la jamilia cristiana, Imprenta de Ortiz, editado por José Joaquín Ortiz, vol. 1, núm. 1 (sep­ tiembre 24 de 1864) — vol. 14, núm. 38 (octubre 26 de 1882) ; suspen­ dido entre agosto de 1867 y julio de 1868 por falta de papel; reinició numeración como vol. 1, núm. 1 (julio 20 de 1887) y continuó hasta el vol. 2, núm. 40 (marzo 7 de 1889), Bogotá. 7 José M anuel Groot, “De la instrucción pública”, serie de cinco artículos publicados en La Caridad, 20 (octubre 5 de 1871), págs. 308-311, 21 (octubre 12), págs. 324-330, 22 (octubre 19), págs. 340-344; 23 (oc­ tubre 26 ), págs. 356-360; 24 (noviembre 2 de 1871), págs. 372-375; aumentado como folleto con el título D e la instrucción primaria, Bo­ gotá, Imprenta de E l Tradicionista, 1872, 38 páginas.

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EL PASADO COMO REFUGIO Y ESPERANZA

E n “El número '19 de E l Obrero” 8, publicado en el periódico E l Tradicionista9, de Miguel Antonio Caro, Groot tomó pres­ tado el lenguaje de su joven amigo en contra dé la Internacioríal Comunista. Sus ataques contra comunistas y socialistas fueron comunes en la década de 1850, si bien estaban dirigidos contra liberales románticos como Fourier y Proudhon. Su formation intelectual, anclada en el siglo xvm , lo enfrentaba contra las ideas de filósofos como Voltaire y Rousseau y contra los refor­ mistas neogranadinos desde Santander hasta los liberales del Olimpo Radical. L a causa de su vida fue la defensa del orden señorial y tocó en la “catástrofe comunista” sólo para dar el relevo- a Caro. Groot publicó en E l Tradicionista hasta abril de 1875. Su artículo “Abolición del derecho de propiedad” 101 recuerda el tono de sus artículos en E l Catolicismo en la década de 1850. El apologista seguía atento a los ataques contra la Iglesia y se mantenía presto a la polémica, esta vez sobre la extinción en Neiva de un fondo- privado de caridad. E l ejecutivo argumentaba que ese dinero podía ser utilizado para hacer la guerra al go­ bierno federal. Como en los tiempos de E l Catolicismo, Groot avanza sus teorías tradicionalistas sobre el país: Si la sociedad no se despierta y se sacude de süs enemigos, no pa­ sarán diez años sin que se vea sometida al salvajismo más brutal y espantoso. No hay más barca en qué salvarse en el universal naufragio al que está corriendo la sociedad que la del Pescador. El Pescador anuhció el peligro en que estamos desde que anatematizó a las socie­ dades secretas. No se le creyó. Ahora nos presenta la única tabla de salvación que queda para escapar de la tormenta. Esta tabla es el Syllabus, antídoto contra el liberalismo demoledorn .

8 José M anuel G root, “El número l 9 de E l obrero”, en E l Tradi­ cionista, 177 (31 de mayo de 1873), Bogotá, pág. 828. 9 El Tradicionista, de Miguel Antonio Caro, fue publicado en Bo­ gotá entre el 7 de noviembre de 1871 y el 29 de junio de 1875, con un total de 421 números. 10 José M anuel G root, “Abolición del derecho de propiedad”, en E l Tradicionista, 281 (29 de enero de 1874), págs. 1.244-1.246. 11 El Syllabus, una lista de los “80 principales errores de nuestros tiempos”, fue publicado como anexo a la encíclica Quanta Cura, emitida

V I.

LA OBRA DESPIJES .. DE SU, PUBLICACIÓN

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En La. Biblia de la India y el Redentor ]ezeús Crisna12, de 1874, Groot refutaba los 252 endecasílabos en que José Maria Rojas Garrido demostraba que el Nuevo Testamento es una copia acomodada de la leyenda de Krishna, contenida en los Vedas. Groot insiste en que los descubrimientos científicos del siglo corroboraban la verdad del Génesis. Cita la Cosmogonía de la revelación, de Godefroi; las Cartas a los judíos sobre el cumplimiento de las profecías en Jesucristo, de Joseph de Heydeck; las Conferencias de Frassynous; las Vindictas de la Biblia, del abate Duclot; Moisés y los geólogos modernos, de Louis de Bonald; y Cristo ante el siglo, de Roselli de Lorgues. Transcribe de la Historia Universal de César Cantú: “Que da al hombre no más de 7.000 a 8.000 años de antigüedad; y es ciertamente una de las mayores maravillas la concordancia del Génesis con los mas recientes adelantos de la ciencia”. Groot aduce una ciencia ante­ rior, o sorda, a la teoría de la evolución de Darwin, la geología de Lyell, la sociología histórica de Marx y la filosofía moral de Nietzsche. Nuevos debates quitaban sentido a la obra de su vida, y el apologista encontró refugio en las ultimas ediciones de obras qué defendían el sentido literal de la Biblia. La Biblia de la India recapitula su obra de 1856 titulada La religión cristiana demostrada por la razón ; su polémica con­ tra Rojas Garrido, los debates de la década de 1850 contra Ma­ nuel Murillo Toro. L a Discusión provechosa sobre protestantis-

el 8 de diciembre de 1864 por el Papa Pío IX. Su intención fue la de sistematizar y oficializar la posición del sector ultramontano de la Iglesia Católica y de poner en posición de heterodoxia a la tendencia liberal, fuerte en el Vaticano durante los primeros años del papado de Pío IX (iniciado en 1846). El artículo ochenta del Syllabus estigmatizó como error la idea de que el Papa “podía y debía reconciliar a la Iglesia con el progreso, el liberalismo y la civilización moderna” y cortó las rela­ ciones del Vaticano con la Italia unificada bajo el reinado de Vittorio Emmanuele. 12 José M anuel G root, La Biblia de la India y el Redentor Jezéus Crisna - Contestación al señor fosé María Rojas Garrido, serie de tres artículos en el periódico E l Tradicionista, núms. 361, 362 y 363; publi­ cada como folleto por la Imprenta de El Tradicionista, Bogotá, 1874, 46 páginas.

17

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ma, también de 1874, es análoga a Los misioneros de la herejía, de 1853 y a las Observaciones de 1862 contra el protestante Me L a re n 1314. Esta vez Groot escribió contra la prédica del pres­ biteriano Henry Barrington Pratt en E l Socorro, L a Discusión no fue suficiente para acallar a su opositor y en 1876 publicó la Réplica al ministro presbiteriano H . B. Pratt14. En 360 pá­ ginas el apologista refutó párrafo por párrafo el folleto de Pratt titulado La Biblia y sus opositores, el mismo método qué utilizó en 1865 en la Refutación analítica de R enán. L a lógica de la polémica dogmática es repetitiva. Y a se vio cómo la repetición de los mismos temas llevó a Groot a la escritura histórica en 1856. Quinientas páginas reiterativas contra protestantes parecían conducir su pluma a la escritura del cuarto tomo de la Historia Eclesiástica y Civil, pero la muerte interrumpió la obra del apo­ logista historiador. J osé M

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Groot fue un trádicionalista en una república gobernada por liberales y un hombre de sus libros y de su casa. N o debe sor­ prender que su obra le haya reportado tan pocos honores en vida. En 1866 recibió una carta de felicitación de Pío IX por su Refutación analítica del libro de Renán titulado “ Vida de Jesú s” 15. Su primer reconocimiento oficial como historiador tam­ bién vino del extranjero, de la Real Academia de la Historia de Madrid. E l 4 de febrero de 1874 los académicos españoles Carlos Ramón Fort, Cayetano Rosell y Vicente de la Fuente propusie­

13 J osé M anuel G root, Discusión provechosa sobre protestantismo, Bogotá, Imprenta de E l Tradicionista, 1874. 14 J osé M anuel G root, Réplica al ministro presbiteriano H . B. Pratt— Por fosé Manuel Groot, miembro honorario de la Real Acade­ mia de la Historia de Madrid, Bogotá* Imprenta de E l Tradicionista, 1876.

15 Papa Pío IX a José Manuel Groot, fechada el 25 de mayo de 1867 en San Pedro, Roma; originales en español y latín conservados en la BRS, estantería 37, carpeta 8.398.

V I.

LA - OBRA DESPUES DE SU PUBLICACION

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ron a Groot como Académico Honorario de la Real A cadem iaie. Su proposición fue breve: “Los que suscriben tienen el honor de proponer para Académico Honorario en Nueva Granada al señor José Manuel Groot, autor de la obra en tres tomos titulada Historia Eclesiástica y Civil de N ueva Granada”. Al texto de esta carta sigue una nota firmada por el Secretario, en la que se lee: “Academia de 27 de febrero de 1874. Hecha la votación en la forma de reglamento, quedó admitida en la dicha clase”. Así pues, Groot fue Académico Honorario de la Real Academia de la Historia de Madrid, la más antigua del mundo hispano, desde el 27 de febrero de 1874. L a notificación le fue enviada el día siguiente del nombramiento y Groot respondió en carta dirigida al Secretario el 17 de octubre de 1875: He tenido la honra de recibir la nota oficial de Usted en que me comunica el nombramiento que ha hecho en mí esa Real Academia, de miembro honorario suyo. Doy, señor, las gracias a esa honorable cor­ poración por el honroso título con que me ha distinguido, y suplico al honorable señor secretario se digne manifestarlo así, de mi parte, a la Real Academia. Usted me advierte que debo designar la persona que deba recibir el diploma de mi nombramiento; y al efecto encargo para ello al señor doctor don Ignacio Gutiérrez P on ce1617.

E l 17 de septiembre Groot escribía al secretario diciéndole que Gutiérrez no había “pasado a España”, y que tampoco Me­ dardo R ivás18, segundo encargado, había recibido el diploma. Designaba esta vez a Manuel Ponce. E l 31 de enero de 1878 16 Información contenida en ocho copias fotográficas conservadas en la BRS, estantería 37, carpeta 8.401, tomadas de ocho originales con­ servados en la Real Academia de la Historia de Madrid. Las copias están acompañadas por una tarjeta membreteada a nombre de Mercedes Gaibrois de Ballesteros, Académica Bibliotecaria Perpetua de la Real Aca­ demia de Historia. Sobre esa tarjeta está escrito a mano: “Ahí van los documentos referentes a Groot que han esperado tanto la oportunidad de mandárselos”. Esta nota está dirigida a José Manuel Rivas Sacconi, biznieto de Groot. No aparece la fecha del envío desde Madrid. 17 Ignacio Gutiérrez fue compañero de Groot en la edición E l Catolicismo.

de

18 Por entonces Medardo Rivas se desempeñaba como cónsul de Nueva Granada en Alemania y Le Havre.

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L . B. L . M .19, probablemente el nuevo secretario, escribía a Ma­ nuel Ponce que en la secretaría de la Real Academia, en la calle de León, número 21, reposaba todavía el diploma a nom­ bre de Groot y lo ofrecía a su disposición. A cuatro meses de la muèrte del historiador, su diploma de académico seguía en Ma­ drid. L a notificación de su nombramiento había tomado más de año y medio en llegar a Bogotá. Groot murió sin/recibir su diploma, mas se dio el gusto de firmar su Réplica al ministro presbiteriano H . B. Pratt, de 1876, como “ Jo sé Manuel Groot — Miembro Honorario de la Real Academia de la Historia de Madrid”. C o n fl ic t o

d e católicos

E n 1873 murió Ezequiel Rojas y, a pesar de haber sido el abanderado de Bentham y haber proclamado durante años que vivía por fuera de la Iglesia, fue velado y enterrado en tierra consagrada20. Los escritores de E l Tradicionista tomaron a mal este proceder y lo manifestaron en la prensa; Miguel Antonio Caro publicó tres artículos y Groot dos cartas, ambas dirigidas a Caro. E l arzobispo Vicente Arbeláez guardó silencio, toda vez que una de las políticas anunciadas desde su pastoral de inauguración fue la de administrar los sacramentos a todos los

^ 19 Iniciales no descifradas. 20 Véase sobre la muerte de Rojas y los sucesos siguientes: José Restrepo Posada, Arquidiócesis de Bogotá, Datos biográficos de sus pre­ lados, Academia Colombiana de Historia, Biblioteca de Historia Ecle­ siástica “Fernando Caycedo y Flórez”, Bogotá, 1966, tomo III (1868-1891) , págs. 167-180. Véanse también: Carlos Valderrama Andrade, Un capítulo de las relaciones entre el Estado y la Iglesia en Colombia: Miguel A n­ tonio Caro y Ezequiel Moreno, Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1986; del mismo autor, M iguel Antonio Caro y la Regeneración - Apuntes y documentos para la comprensión de una época, Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1997; págs. 660-670. Cordovez Moure narra en sus Reminiscen­ cias de Santafé de Bogotá (edición de la Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, vol. 3, pág. 164) que próxima la muerte de Ezequiel Rojas, cuando el ideólogo liberal ya no podía hablar, el arzobispo Arbeláez se presentó en su casa, le tomó la mano y le pidió que se la estrechara, si quería la absolución in extremis. Rojas así lo hizo y el arzobispo impartió el sacramento.

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^takm k cc44laiw4f¡/¿&f~ te oigo· nada/ Consolador insípido y grosero/ Déjame mi dolor, déjale entero/ Él me mata cruel pero me agrada/ Y tú en vez de endulzarle le enfureces/ Con el débil consuelo que me ofreces”. Los últimos cinco versos, relativos al consuelo, son con toda probabilidad una alusión al deceso de su; fiíja Juana Nepomucena, ocurrido el mismo año de su retorno al catolicismo (véase cap. 1, pág. 4 2 ). Al final del poema hay una nota en la que se ofre­ cen 360 días de indulgencias a quienes lo lean con atención y se pide al lector que ofrezca la mitad de ellas a quienes costearon su reimpresión. La publicación de 1835 fue una reimpresión, lo que acerca su escritura aún más al año del retorno de Groot al catolicismo en 1832. Por último, el poema está dedicado a los niños y la intención del autor es que lo

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aprendan de memoria. Es probable que se refiera en primera instancia a los estudiantes de la Tercera Casa de Educación, el colegio de propiedad de Groot, donde era factible la ense­ ñanza y recitación del poema. No cabe duda de que este escrito es de Groot, que constituye su primera publicación conocida y que ya había sido impreso en 1835 o antes. /.

1836

/

2. Sin título. Hoja suelta en que se llama a la votación por José Ignacio de Márquez para presidente en 1836. Groot la men­ cionó a Miguel Antonio Caro, quien la incluyó en su biografía del apologista en 1873; escribe Caro: “ [José Manuel Groot] ha servido infatigablemente a la causa de la religión y de la moral desde 1836, en que por primera vez publicó una hoja en que incitaba a los electores y especialmente al pueblo a concurrir^con sus votos a la elección del doctor Márquez”. Esta hoja no ha sido localizada en las estanterías 1, 2, 3, 14 y 37 de la BRS, en donde se conservan libros y documentos que pertenecieron a Groot. Es posible que se encuentre en una miscelánea empastadá en otra estantería. 3 . Coedición de los artículos sin firma publicados en el periódico E l Imperio de los Principios. El periódico, opuesto al régimen de Santander y a su continuidad en la candidatura de José María Obando, circuló desde el 10 de julio de 1836 hasta el 20 de noviembre del mismo año. Groot fue uno de sus edi­ tores, junto con Eladio Urisarri y otros bogotanos opositores ■de Santander. En la última página del numero 1 del periódi­ co, de julio 10 de 1836, hay un artículo en el que se pide la anulación de los votos en favor de Obando, que los fir­ mantes consideran inconstitucionales por ser el candidato arren­ datario de una hacienda y no su propietario. José Manuel Groot es uno de los cincuenta firmantes, lo que demuestra su perte­ nencia al grupo de los Sin Cuenta, opositores de Santander durante su presidencia de 1832-1836.

1837 4. Redactor exclusivo del periódico Los Cubiletes. En su biogra­ fía de Groot de 1873, Miguel Antonio Caro informa por pri­ mera vez que Groot fue el autor de este periódico. José María Caicedo y Rojas, en su Don José Manuel Groot (publicado junto con la segunda edición de la Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada, Imprenta de Medardo Rivas, Bogotá, 1889, vol. 1, págs. 25-34) se refiere a Los Cubiletes como a periódico

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de “género burlesco” y agrega que “a pesar de la gran sensa­ ción que hicieron, hasta hace poco tiempo se supo cuál era esta pluma espiritual y llena de chiste”, Se refiere a la men­ cionada noticia de Caro en 1873. Martha Segura incluye la colaboración de Groot en este periódico en “Datos biográficos de José Manuel Groot” (C f. José Manuel Groot, pág. 14), pero no en el catálogo de sus obras. El estudio y atribución de los artículos de Groot publicados en Los Cubiletes sigue pendiente.

1837-1838 5 , Cartas anónimas al general Santander, o de los Sin Cuenta. Doce cartas publicadas como hojas sueltas entre el 17 de di­ ciembre de 1837 y el 11 de febrero de 1838, en oposición al gobierno de Francisco de Paula Santander; publicadas sin fir­ ma. La participación de Groot en su edición y probablemente en su redacción queda establecida por su pertenencia al grupo de los Sin Cuenta (véase entrada 3 ).

1838 6. Colaboraciones para el periódico E l Investigador Católico, Se­ gún testimonio dado por el autor a Miguel Antonio Caro. Martha Segura incluye la colaboración en este periódico en “Datos biográficos de José Manuel Groot”, pág. 14, pero no en el catálogo de sus obras. El estudio y atribución de los artículos de Groot publicados en E l Investigador Católico si­ gue pendiente.

1839 7. (K ) Los impíos con la cabeza cortada. Hoja suelta impresa por José Ayarza en Bogotá, 3 páginas. Kimsa la presenta como “hoja político-religiosa” . Martha Segura comenta en “Datos biográficos de José Manuel Groot”, págs. 14-15, que Groot “defiende en [este escrito] la religión católica y censura a sus enemigos”. Esta pieza no ha sido localizada. 8. Colaboraciones para el periódico Las Tardes del Tunjuelo. Se­ gún testimonio dado por Groot a Miguel Antonio Caro. Fue­ ron publicados 26 números de esta hoja entre el 28 de abril de 1839 y el 11 de septiembre de 1842. El doctor Salomón, eclesiástico, su hermana Benilda, la nieta de esta, Basilisa, el mayordomo don Cándido y su hijo Zacarías sostienen conver­ saciones y diálogos favorables a la religión y en contra de Santander, los Supremos y los liberales. En el número 14, en

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nota al pie, se menciona que fueron doce los editores de Las Tardes en su origen, que uno cometió apostasia como Judas y emigró del país y que varios se hallaban auséntes al servició de la República. Siguen pendientes el estudio y atribución de los diferentes diálogos publicados en Las Tardes del Tunjuelo.

1842 (K ) Colección de versos. Impreso de cuatro páginas que contiene los siguientes seis poemas cortos: 9.

(K ) La visión. En el que se narra una visión onírica sobre Nueva Granada, con el anuncio de una catástrofe social inmi­ nente. Escrito poco después de la Guerra de los Supremos.

10. (K ) Carta de un chirriador gastrónomo a un amigo suyo o los aguinaldos de don Rufo. Pascual escribe sobre las fiestas navideñas mientras se encuentra marginado de ellas por una pierna quebrada. Reimpreso en E l Dia, 401 (diciembre 13 de 1846), pág. 4. Esta reimpresión aparece firmada el 10 de di­ ciembre de 1846 a pesar de haber sido publicada en 1842. El texto es el mismo en las dos ediciones. 11. (K ) La. dama y el retratista. Sobre los gajes del oficio de Groot en tanto que pintor y con referencia al hogar, en el que él y su hijo Tomás eran minoría masculina entre cinco mujeres (sin contar las del servicio). La situación había sido similar en la casa paterna, donde Groot creció con cuatro hermanas y sólo un hermano. Es probable que el poema sea de 1840, año en que Groot pintó una miniatura de su mujer, , Tetronila Cabrera (véase ilustración en el cap. 1, pág. 4 2 ). 12. (K ) Los dos regidores. Groot critica la propuesta liberal de un sistema educativo para todos los ciudadanos y ejercita su estilo señorial, que le sirve para presentar las diferencias estamenta­ les como naturales. 13. (K ) Epigrama - ¿Quién lo cura? Poema en el que un cura da por muerto a un paciente a punto de ser tratado por un “médico ejecutivo”. 14. (K ) Epigrama - A qu í yace un usurero. Poema contra la usura. Corto, fácil, sonoro, pudo circular oralmente entre los conservadores bogotanos del medio siglo.

1843 15. (K ) Los ratones de nochebuena. Fechado en 1843, publicado en O EPV en 1873. Poema sobre cómo los reformadores bisoños

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pagan por los veteranos, “que quieren/ que los coloquen en alto, y que al final se ponen a salvo”’. Tanto unos como otros roen a hurtadillas los manjares de la nochebuena. Se refiere a los caudillos de la Guerra de los Supremos. 16. Colaboraciones para el periódico La Bodoquera. Según testi­ monio dado por Groot a Miguel Antonio Caro. El estudio y atribución de los artículos publicados en La Bodoquera sigue pendiente.

1845 17. Los viajes aerostáticos del capitán Chinchilla. Fechado en 1845, publicado en O EPV en 1873. Ensayo fantástico al estilo de Jonathan Swift. El capitán Chinchilla visita la República Bár­ bara, situada enj las regiones polares, durante su noche de seis meses. Esta coincide con el periodo de sesiones legislativas, puesto que en esa República “para ninguna cosa se necesita de menos luz que para .-legislar”. El capitán es recibido por un ciudadano, quien “por ser hombre honrado y de oficio no estaba bien con las cosas políticas de su país [ . . . ] tierra de locos [donde] a los cuerdos se les tiene por locos”. El anfitrión sugiere a Chinchilla que proponga un curso de aeronáutica a la universidad, para que desde las alturas el pueblo vea cómo lo engañan sus gobernantes; Chinchilla replica diciendo que mejor sería uno de taquigrafía que permita recoger los dis­ cursos de los congresistas. En este escrito aparece el tema de los jesuítas. Al referirse a la Congregación de los Artesanos fundada por la Compañía, el protagonista usa un tono deferente y de complicidad, precisamente en la época en que liberales y conservadores luchan por cooptar políticamente a la clase artesanal.

1846 18. Retrato de una dama. En E l Día, 400 (diciembre 6 ), cuarta página del número ( E l Día no tiene paginación continua para números sucesivos como era frecuente en la época). Firmado por “G”. Atribuido a Groot en virtud del estilo y por su tema, similar al de La dama y el retratista (véase la entrada 11). 19. ( K j La Antigualla en fiestas. Fechado en 1846, publicado en el periódico La Esperanza, 26 (julio 20 de 1855), págs. 102103; reimpreso en versión extensa en la selección de cuadros de costumbres titulada La Guirnalda - Colección de poesías y cuadros de costumbres, Imprenta de Ortiz y Compañía, Bo­ gotá, 1856, págs. 93-102 (S, 8 5 ); reimpreso en O EPV en

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1873. Escrito a raíz de una ley que obligaba a los empleados públicos a asistir en días de fiesta a las iglesias o corporacio­ nes en traje antiguo. Este escrito permite ver el interés de Groot poj el rescate de las tradiciones antiguas. 20. (K ) Nos fuimos a Ubaque. Fechado en 1846, publicado en la antología titulada Museo de cuadros de costumbres, Im­ prenta de E l Mosaico, Bogotá, 1866, vol. 1, págs. 186-195; reimpreso en O EPV en 1873. De salida de paseo para Ubaque con toda la familia, la sirvienta y la cocinera pierden el con­ trol de sus monturas y sobreviene una algarabía de ollas y gritos. Entretanto la familia sale sin novedad, “antes bien con cierto garbo”. 21. “Descomunal batalla”. En E l Día, 401 (diciembre 13), pág. 4. Sátira sobre una polémica de finales de 1846 entre los perió­ dicos E l D uende, representado por un enano, y E l Cristiano, representado por un viejo. Firmado por “G” e impreso junto con Carta de un chirriador gastrónomo a un amigo suyo o los aguinaldos de don Rufo (véase entrada 10). 22. Colaboraciones para el periódico La Verdad y La Razón. Se­ gún testimonio dado por el autor a Miguel Antonio Caro. El estudio y atribución de los artículos de Groot publicados en La Verdad y La Razón sigue pendiente.

1846-1847 23. Colaboraciones para el periódico E l D uende. Según testimonio dado por el autor a Miguel Antonio Caro. Beatriz González en el capítulo “Groot y la caricatura política” (C f. Historia de la caricatura, en Colombia, págs. 40-67) incluye un comen­ tario general sobre este periódico y afirma que las viñetas (dibujos provenientes de sellos) que aparecen en esta publi­ cación se repiten en todos los periódicos en que colaboró Groot, pero no hace atribuciones (págs. 50-51). El estudio y atribu­ ción de los artículos de Groot publicados en E l D uende, y de sus viñetas, sigue pendiente.

1847 24. (K ) Lamentos políticos, literarios y científicos de unos viejos pergaminos. Fechado en 2 de enero de 1847, publicado en El Día, 405 (enero de 1847), págs. 2-3 del número. Poema en el que varios documentos antiguos, extraídos de los archivos y destinados a las pulperías, sostienen una conversación cómica de contenido cómico.

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a p é n d ic e

X

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25. ( K ) “Novedades del Colegio de la Merced”. En E l Día, 408 (febrero 17), pág. 4 y 409 (febrero 2 4 ), págs. 2-4. Polémica con José María Triana y Lorenzo María Lleras, directores del Colegio de la Merced, a propósito de los métodos de enseñanza seguidos por Groot en esa institución. Es respuesta a una circular de Lleras y Triana titulada Reformas en el colegio de la M erced y publicada más tarde en el número 410 de El Día, (febrero 14), págs. 1-2, y acompañada de un artículo en que se atacaba a Groot por no enseñar perspectiva en sus clases de dibujo. 26. (K ) “Al cristiano errante”. En E l Día, 410 (m arzo 3 ), págs. 3-4. Continuación de la polémica sobre pedagogía con José María Triana y Lorenzo María Lleras, esta vez sobre los mé­ todos de Groot en la enseñanza de la lectura y la escritura. Groot era partidario del tablero, mientras que Triana y Lleras utilizaban el dictado, o método de Castairs. 27. (K ) “Novedades viejas del colegio de la Merced”. En E l Día, 411 (febrero 2 1 ), págs. 2-4. Continuación de la polémica con José María Triana y Lorenzo María Lleras sobre métodos de enseñanza en el Colegio de la Merced. 28. “Instrucción bárbara”. En E l Día, 413 (m arzo 7 ), pág. 4. Firmado por un “Amador de las artes”, quien se queja del empañetado del convento de Santa Clara sobre los muros de piedra, del mal retoque de un cuadro sobre Cristo en la Ve­ racruz y de otros atentados al patrimonio artístico nacional (uno de los daños mencionados es el de un cuadro conservado en T unja). Es muy probable que este artículo sea de Groot, toda vez que en su Noticia biográfica de Gregorio Vásquez A rce i Ceballos, pintor granadino del siglo X V III, con la des­ cripción de algunos cuadros suyos en que mas se da a conocer el mérito del artista, Groot menciona cómo se le dan “al pri­ mero que llega las obras de pintura y escultura para que las limpien [ . . . y] otras veces blanquean con tierra las paredes de calicanto, las portadas de arquitectura y las estatuas que las adornan” . (Imprenta de Francisco Torres Amaya, Bogotá, 1859, pág. 10). En el mismo escrito se refiere al padre Galvis, del convento de Santo Domingo, como “amante de las artes” (pág. 3 8 ). 29. “Contestación al artículo de un ‘reformista tapado’ ” . En El Día, 414 (m arzo 14), pág. 3. Firmado por J. M. Groot, fe­ chado en febrero 28 de 1847. Continuación de la polémica con José María Triana y Lorenzo María Lleras sobre métodos de enseñanza en el Colegio de la Merced.

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30. (K ) Muerte de Jesús. En El Día, 416 (marzo 28), págs. 3-4. Evidencias de religiosidad política en tiempos del apoyo del presidente Santander a la candidatura de JoséNMaría Obandó para las elecciones de 1836. El centurión arrepentido tras el cataclismo de la tarde de crucifixión simboliza la actitud que Groot espera de los liberales después de su derrota en las elecciones. / 31. Romance histórico. Fechado en abril de 1847, publicado en el periódico El Catolicismo, 155 (mayo 29), págs. 103-104. Poe­ ma sobre las dos semanas de reclusión pasadas en 1827 por el padre Francisco Margallo en el convento de San Diego. Este castigo le fue impuesto por su superior eclesiástico a raíz de presiones ejercidas por Santander, indispuesto por el ata­ que del padre contra las doctrinas de Bentham. 32. Colaboraciones para el periódico Conversaciones entre un cura, un barberjo y un agricola. Según testimonio dado por el autor a Miguel Antonio Caro. El estudio y atribución de los artículos de Groot publicados en este periódico sigue pendiente.

1847-1848 33. Colaboraciones para el periódico El Día. Según testimonio dado por el autor a Miguel Antonio Caro. Martha Segura reproduce esta información en “Datos biográficos de José Manuel Groot”, pág. 16. El estudio y atribución de los artículos de Groot pu­ blicados en El Día a partir del número 417 sigue pendiente.

1848 34. (K ) Refutación de algunos errores del señor Julio Arboleda sobre los jesuítas y sus constituciones. Libro en dieciseisavo, Imprenta de J. A. Cualla, Bogotá, 1848. Es el primer libro de Groot y consiste en una contestación a la serie “Los je­ suítas”, publicada por Julio Arboleda en el periódico La Época en mayo de 1848. Arboleda argumentaba que la Compañía de Jesús era ilegal en la Nueva Granada, que su presencia era inconveniente y que no debería encargársele la educación de la juventud. Groot recurre a refutaciones de derecho e históricas cuando cita leyes coloniales y republicanas y hace un análisis de la expulsión de 1767. Este escrito le ganó a Groot la confianza del arzobispo Manuel José Mosquera, quien meses después lo convocó como uno de los fundadores del periódico El Catolicismo.

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35. (S ) Arboleda y González y los jesuítas. Hoja suelta sin firma publicada por la Imprenta de Espinosa poco después de la apa­ rición de la Refutación de algunos errores del señor julio A r­ boleda sobre los jesuítas y sus constituciones. Daniel Restrepo sostiene que esta hoja es de Groot en su obra La Compañía de jesús en Colombia (Bogotá, 1940, nota al pie 4, pág. 183). En esta misma nota Restrepo menciona la Refutación de al­ gunos errores del señor julio Arboleda sobre los jesuítas y sus constituciones sin anotar que sea de Groot. L a atribución de Arboleda y González y los jesuítas a Groot es, por lo tanto, dudosa.

1848-1851 36. Colaboraciones para el periódico E l Charivari Bogotano. Según testimonio dado' por el autor a Miguel Antonio Caro. Martha Segura menciona esta colaboración en “Datos biográficos de José Manuel Groot”, pág. 16. Beatriz González, en el capítulo “Groot y la caricatura política” del mismo volumen (págs. 4067) incluye un comentario general sobre este periódico (págs. 51-53) y sugiere que los artículos que cita pueden ser de Groot, pero no hace atribuciones. El estudio y atribución de los ar­ tículos y caricaturas de Groot publicados en E l Charivari Bo­ gotano sigue pendiente. 37. Colaboraciones para el periódico E l Nacional. Según testimo­ nio dado por el autor a Miguel Antonio Caro. Martha Segura menciona esta colaboración en “Datos biográficos de José Ma­ nuel Groot”, pág. 16. E l estudio y atribución de los artículos de Groot publicados en E l Nacional sigue pendiente.

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1849-1851

38. Colaborador del periódico La Civilización. Según testimonio dado por el autor a Miguel Antonio Caro. Martha Segura menciona esta colaboración en “Datos biográficos de José Ma­ nuel Groot”, pág. 16. E l estudio y atribución de los artículos de Groot publicados en La Civilización sigue pendiente.

1849 39. (K ) Bosquejo campestre - E l día del labrador. Fechado en 1849, publicado en O EPV en 1873, págs. 1-3 y en Dios y Patria, 1894, págs. 213-215. Poemas bucólicos sobre el día com­ pleto de un labriego, que concluye con los siguientes versos: “Esos seres sin cuidados/ Gozan verdadera dicha/ Ellos se arropan y duermen/ en paz a pierna tendida/ Y no así los

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cortesanos/ Que entre sus camas mullidas/ Los desvelan los cui­ dados/ Regándoselas de espinas”. 40. Cartas de fray Niporesas al zurda a m erica n o .Hojas sueltas o folleto mencionado por Groot en el artículo de 1856 de E l Catolicismo titulado “El Neogranadino, en exhibición”, en nota a pie de página donde se afirma que data de 1849 y que se encuentra a disposición de los interesados en la imprenta de Espinosa. E l Sur Americano fue el primer periódico liberal de propiedad de Manuel Ancízar, anterior a E l Neo granadino. Estas cartas de Groot no han sido localizadas. 41. (K ) “ ¿Quién da lugar al m al?”. En E l Catolicismo, 2 (no­ viembre 15), págs. 15-16. Groot expone su idea de que el “partido del bien” es mayoritario, pero está dividido en tres: una masa ignorante que necesita dirección, un grupo de gentes que entienden pero no hacen nada y una minoría de entendidos activos. Estos últimos son los únicos que luchan contra el “partido del mal”, homogéneo y unido, y son los inactivos quienes dan lugar al mal de los liberales.

1850 42. Colaboraciones en el periódico h a Sociedad Popular. Según testimonio dado por el autor a Miguel Antonio Caro. Martha Segura menciona esta colaboración en “Datos biográficos de José Manuel Groot”, pág. 16. El estudio y atribución de los artículos de Groot publicados en La Sociedad Popular sigue pendiente. 4 3 / “ ¿En qué ha venido a parar el liberalismo de los filósofos?”. En E l Catolicismo, 5 (enero 1?), págs. 49-52. Groot sostiene que el partido liberal es el agresor y el “católico” sólo se de­ fiende, pues la persecución a los jesuítas es un atentado contra todos los católicos que quieren legar el catolicismo a sus hijos, “principal derecho de un ciudadano”. Concluye diciendo que los liberales son los verdaderos intolerantes, puesto que irres­ petan los derechos ajenos y los de quienes no piensan como ellos. 44. “Jesuitismo”. En E l Catolicismo, 13 (mayo l 9), pág. 115. Res­ puesta a una hoja suelta con el mismo título en la que se presenta a la orden como una milicia para combatir “el espíritu de libertad, el movimiento del espíritu humano y el grito de libertad de la reforma”. Groot enfatiza la relación entre libe­ ralismo y protestantismo. 45. (K ) “Los defensores de Lutero”. En E l Catolicismo, 14 (mayo 15), págs. 121-124. Groot continúa sus argumentos expuestos

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en “Jesuitismo” (véase entrada 4 4 ). Su argumento es que la reforma de Lutero fue motivada por “sus intereses, sus ocios, su soberbia i su lascivia [ * .. ] i en seguida las pasiones de otros hallando abierta la brecha los hicieron entrar por ella arrastrando tras sí naciones enteras”. 46. “Noticias históricas de Santafé de Bogotá”. En E l Catolicismo, 15 (junio l 9), págs. 134-135. Transcripción de unas notas es­ critas por Alfonso Garzón de Tahuste, cura de la catedral de Bogotá por lo menos durante 45 años, hasta 1690. Las notas se refieren a erección de parroquias, construcción de templos y votos hechos en fiestas religiosas. Groot se refiere en varias ocasiones a copias manuscritas de Garzón de Tahuste en la Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada (p. e., vol. 1, cap. 8, pág. 86, ¡nota a pie de página; vol. 1, cap. 14, pág. 184). Una de estas transcripciones, las. Constituciones sinodales del arzobispo Barrios, es la pieza documental sobre el periodo de la Conquista de la que Groot más se preciará. Es razonable atribuir a Groot estas “Noticias históricas” . 47. (K ) Sin título. En E l Catolicismo, 16 (junio 15), págs. 137138. Kimsa lo titula “El Catolicismo”, error que proviene de ser este el título de la sección editorial del periódico (K , 15). Groot desarrolla en este artículo “los principios de la verda­ dera libertad” para decir que los liberales no la suscriben verdaderamente, de igual manera que no suscriben la demo­ cracia. En lugar de ello persiguen intereses personales e in­ cluso “las pasiones más viles que imaginarse puede”. 48. E l fariseo y los discípulos de fesucristo. Hoja suelta publicada en la Imprenta de E l Día, de José Ayarza, fechada el 31 de julio de 185Ó. Es réplica a un artículo contra los jesuítas en el número 106 de E l Neogranadino, escrito que también se publicó como hoja suelta con el título La religión y los jesuítas. Groot dice que el autor fue gestor de la expulsión y que “todo el mundo sabe quién es”. Una insinuación posterior en el mismo artículo hace pensar que se trata de Manuel Fer­ nández Saavedra, con quien Groot polemizará en 1852 [ “Nue­ vo escándalo”, en E l Catolicismo, 66 (noviembre l 9) págs. 570-571], en 1856 [ “Un sacerdote cristiano”, en E l Catolicismo, 194 (febrero 5 ), págs. 415-419] y a quien ridiculizará en su caricatura Tipos - Doctor A guillan, doctor Saurto y el padre Gervasio García, ca. 1853. 49. (K ) “El fanatismo”. En E l Catolicismo, 22 (septiembre 15), págs. 187-188. Alegato en contra del epíteto de “fanáticos”

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dado por los liberales a los conservadores. Groot compara el fanatismo y el ateísmo y concluye que el segundo es mil veces peor, porque; el fanatismo no es problemático en tanto no haÿa opositores a la religión establecida, mientras el atéísmo hace im­ posible la sociedad. Groot pasa a las funciones sociales de la reli­ gión t “Pero si se pudiera concebir siquiera una sociedad de ateos, duraría muy poco, y ese poco de tiempo sería un infierno para todos porque no es posible comprender cómo podrían vivir hombres y mujeres, pobres y ricos que no creyesen en un Dios que les impusiese por precepto y con penas terribles el amor al prójimo, el perdón de las injurias, el respeto por la propiedad, la pureza de costumbres, etc., no creyendo en otra vida más feliz sino sólo en la presente, persuadidos de que el momento que no se goce es perdido para siempre. No sabemos cómo podría sufrir la pobreza el pobre al lado del que no es pobre, ni el voluptuoso a la vista de la mujer ajena, ni de las hijas, ni de las hermanas del extraño o del amigo, sin lanzarse brutalmente en los mayores excesos si esos objetos arrebatasen su pasión” . 50. Έ1- comunismo del evangelio y el comunismo de Proudhon”. En E l Catolicismo, 23 (octubre l 9), págs. 195-196. En contra de las ideas socialistas del medio siglo xix: “El pobre que po­ see este bien inestimable [la fe] trata de cumplir con los pre­ ceptos que la religión le impone; vive según su espíritu. Y como ella le enseña que el hombre por el pecado quedó sujeto a todas las penalidades y a ganar el sustento con el sudor de su frente, la pobreza y el trabajo no lo desesperan. La fe ense. ^ ña que no debe codiciar los bienes ajenos, que debe respetar la propiedad de los otros, que no debe codiciarla, y de este modo el pobre se resigna, se aplica al trabajo, se contenta con lo que puede ganar; y como del trabajo de los individuos se deriva la riqueza pública, la nación, que cuenta con un pueblo lleno de fe, será rica y pacífica”. Y más adelante: “Pero este comunismo [el de la religión católica, que Groot llama el verdadero] no enseña al pobre a mirar al rico como a un ladrón, como a un enemigo, sino como a un hermano a quien puede dirigirse en sus necesidades para que lo socorra; tiene derecho a pedirle, pero no a quitarle. El rico tiene obli­ gación de socorrerle, pero si no lo socorre, no es el pobre quien debe juzgarlo, sino Dios”. Y agrega contra los libera­ les, quienes buscan cooptar al pueblo con el comunismo de Proudhon: “Vosotros con esa bohonomía de tigres lo que pretendéis es sustituir en la sociedad el pueblo trabajador, pa­ cífico, honrado y sin ambición, con una zahúrda de hombres

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turbulentos, ambiciosos, sin fe, sin temores ni esperanzas para la vida futura; de hombres desesperados sin ninguna clase de ideas filosóficas, científicas o literarias que puedan de alguna manera regularizar su conducta ni distraer sus pasiones; de hombres que se devorarán por gozar* y que al fin de sus días serán devorados por la desesperación de no poder gozar y por el tedio que les causará la cercanía de la muerte”. 51. (K ) “La sociedad y el evangelio”. En E l Catolicismo, 24 (oc­ tubre 15), págs. 205-207. Groot sostiene que es imposible la sociedad sin pobres de que hablan Proudhon, Cabet y Fourier. La mejor sociedad posible es aquella en que “el pobre estu­ viese seguro de ser socorrido por el rico”. Y cita los Evangelios: “Allá en Nazaret está Jesús sujeto a sus padres, sirviendo en el taller del santo artesano que, con el trabajo de sus manos, gana el pan para sustentar a la santa familia”. L a solución de Groot en contra de los socialistas del medio siglo es la santificación de la pobreza. Es notable que se dirija tan direc­ tamente a los artesanos con recurso al carpintero José. 52. “Los enciclopedistas y los socialistas comparados en sus medios”. En E l Catolicismo, 25 (noviembre l 9) , págs. 213-214. Sobre el enciclopedismo y el socialismo dice que sólo aparentemente buscan el bien de la humanidad; que en el fondo son el mo­ vimiento de dos pasiones, la soberbia y la sensualidad, auxi­ liadas por la hipocresía: “La primera precipitó del cielo a la tercera parte de los ángeles, la segunda sumergió al mundo en las aguas del diluvio”. Groot agrega que han sido tres los pasos del “espíritu de rebelión” : protestantismo, filosofismo y comunismo. Que el primero no era materialista; que el se­ gundo trabajaba en las ciencias y las artes y quería hacer de todos filósofos, aunque basado en el error. Pero que el co­ munismo es brutal, “se forja en garitos y en lugar de apelar a la curiosidad del sabio, apela al hambre del descamisado”. 53. “El cristianismo a Novo equivale a todas las herejías”. En E l Catolicismo, 28 (diciembre 15), págs. 237-238. En contra de cualquier interpretación del catolicismo que no sea la oficial de la Iglesia, “verdad tan perfecta que si se asume uno de sus principios deben asumirse todos” . Y como ejemplos de estas interpretaciones libres pone la legitimación de la usura, la im­ pugnación del celibato eclesiástico y el socialismo. 54. “Los socialistas son los impostores de que habla el apóstol San Pedro”. En E l Catolicismo, 28 (diciembre 15), pág. 238. Re­ futación de las ideas del “escritor Leroux” ( ? ) , cuya apostasia

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es poner en duda el Juicio Final. Groot argumenta que el Juicio Final es simplemente la verdad dogmática de un hecho que no ha sucedido aún. \

1851 55. (K ) A l hermano capillero José María Saiz. Poema fechado en 1851. Reimpreso en O EPV en 1873. Décimas, en toño de complicidad y humor, dirigidas a su amigo el cura José/María Saíz, sorprendido fuera de casa, lejos de su taza de chocolate caliente, en medio de un aguacero.

1852 56. “La secta socialista”. En E l Catolicismo, 50 (abril 15), págs. 415-416. Artículo contra los socialistas promotores de Fourier en Nueya Granada. Escribe sobre la religión católica que sus “dogmas santos cambian la faz del mundo¿ engrandecen la hu­ manidad, enjugan las lágrimas del pobre y reducen a justos límites las pasiones del poderoso”. 57. ( K ) “Situación de la Iglesia”. En E l Catolicismo, 55 (julio l 9), págs. 465-468. Anuncia la inminente extirpación del catolicis­ mo en Nueva Granada y compara la situación con la de In­ glaterra en el siglo xvi. Artículo escrito ante la primera oleada de leyes contra la Iglesia, sancionadas entre 1849 y 1852 (reden­ ción de censos, decreto de expulsión del arzobispo, cumplido el 29 de mayo, etc.). Groot sostiene que el mal empezó con ^ la reforma educativa de Santander y la falta de decisión de los padres de sacar a sus hijos de los colegios. 58. (K ) “Pío IX ”. En E l Catolicismo, 56 (julio 15), págs. 473474. Respuesta al periódico La Discusión en que se comenta­ ban unas cartas del Papa Pío IX al arzobispo Mosquera y se sostenía que nunca hubo persecuciones contra el arzobispo. El tono de Groot en este escrito es de desespero, incluso de cólera. E l escritor católico parece perder su batalla, su ironía es acerba, sus argumentos débiles. 59. (K ) “L a cuestión clerical”. En E l Catolicismo, 58 (agosto 1?), págs. 495-497. Respuesta a un artículo publicado en La Im ­ prenta de lhaguê, de cuyo redactor Groot dice que es el mismo de E l Sur americano', es decir, Manuel Ancízar. En esta etapa Groot, E l Catolicismo y la misma Iglesia neogranadina están reducidos a la defensiva. Apenas logra responder a una ava­ lancha de artículos publicados en la prensa liberal. La solución

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de Groot es la refutación frase por frase, párrafo por párrafo, estrategia apologética que utilizará en la Refutación del libro de Mr. Renán y repetidamente en la Historia Eclesiástica y Civil. 60. “ ¿Quién es el perjuro?”. En E l Catolicismo, 60 (agosto 2 0), págs. 511-514. Groot responde al número 10 de La Discusión, en donde se acusa al arzobispo Mosquera de perjuro. Groot cita los artículos 15 y 16 de la Constitución que mandan al Estado proteger la religión católica (los mismos que el presi­ dente José Hilario López había calificado de inconvenientes); y la ley primera, parte cuarta, título segundo de la Recopilación Granadina en que se prescriben penas para sus perseguidores. Groot califica de inconstitucionales las leyes anti-eclesiásticas del periodo. En esta época sus artículos van en la primera página de E l Catolicismo. l·

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61. “Retrato del Dr. Francisco Margallo, litografiado por José Manuel Groot, se vende en la tienda del señor Ambrosio Ponce, en la del señor Pedro Heredia y en la del señor Manuel Castro al precio de dos reales”. Anuncio de venta de una lito­ grafía publicada en E l Catolicismo, 63 (octubre l 9), pág. 540. Martha Segura lo menciona en “Datos biográficos de José Ma­ nuel Groot”1, pág. 17. 62. (K ) “El defensor de Vijil falsifica los textos”. En E l Catolicis­ m o, 63 (octubre l 9), págs. 535-538. Respuesta a un artículo en el número 210 de E l Neo granadino, titulado “L a venganza de la verdad”, escrito a su vez en respuesta a otro de E l Ca­ tolicismo, número 57. Groot sostiene que su contrincante re­ curre a rodeos, fanfarronadas y diatribas ante los argumentos irrefutables de E l Catolicismo en contra de la obra del peruano Francisco de| Paula González Vijil, Defensa de la autoridad de los gobiernos y de los obispos contra las pretensiones de la curia romana, publicada en Lima en 1848. 63. (K ) “El defensor de Vijil desconoce la historia” . En E l Car tolicismo, 64 (octubre 8 ), págs. 543-549. Continúa la respuesta de Groot contra el Neogranadino, en donde se defiende la obra de Vijil, polémica relacionada con el rechazo del arzo­ bispo Mosquera de nombrar obispos cuando el gobierno lo conminó a hacerlo y el proceder del vicario capitular de Antioquia que sí nombró uno. A raíz de ese conflicto fue expulsado Mosquera en 1852. Groot menciona a las fuentes de sus argu­ mentos: códices, cánones y recopilaciones dogmáticas. 64. (K ) “El defensor de Vijil calumnia i se ridiculiza” . En E l Catolicismo, 65 (octubre 15), págs. 555-557. Continúa la po-

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lémica contra el número 210 de E l N eo granadino. Aquí Groot se concentra en la defensa del proceder del arzobispo ante lás leyes de 1849-1852 relativas a la Iglesia. Gropt hace una lista de discordias entre Iglesia y Estado desde 1824 en refuta­ ción del argumento del “defensor de Vijil”, en el sentido de que los conflictos religiosos en Nueva Granada empezaron con la traída de los jesuítas en 1844 (véase de la Historia Eclesiás­ tica y Civil el cap. 5, págs. 131-132). / 65. “ ¡Católicos! El cisma amenaza de frente a la Iglesia granadina”. Serie de dos artículos en E l Catolicismo, 66 (noviembre l 9), págs. 563-569; y 67 (noviembre 8 ), págs. 573-579. Artículo con el mismo propósito de la serie contra “el defensor de Vijil”, si bien más conciso. El punto concreto es la legitimidad de los vicarios dejados por Mosquera tras su destierro, impugnada en un artículo publicado en el periódico ministerial La Dis­ cusión (en el que escribía José Hilario López). 66. “E l arzobispo de Bogotá ante la Nación” . En E l Catolicismo, 66 (noviembre l 9) , pág. 569. Artículo breve en que se presenta y refuta el folleto titulado E l arzobispo de Bogotá ante la Na­ ción, publicado por la Imprenta de E l Neogranadino. La re­ futación es general y viene acompañada de la siguiente nota: “Entre tanto sabemos que se preparan diversas contestaciones a cada uno de los cargos y calumnias que contiene el libelo, y ciudadanos distinguidos del país harán la completa Defensa del arzobispo de Bogotá ’. Se refiere a la obra de Rufino Cuervo con ese título, publicada en 1852. Groot no escribió ninguna de esas defensas, lo que sumado a su posición de ^ dirigencia en E l Catolicismo■después de la expulsión del arzo­ bispo, hace pensar que este editorial es suyo. 67. “Nuevo escándalo”. En E l Catolicismo, 66 (noviembre l 9) , págs. 570-571. Groot reprocha un bautismo oficiado irregular­ mente por el tesorero dignidad Manuel Fernández Saavedra en la Iglesia de San Carlos. Previene sobre las posibles reac­ ciones de los liberales y agrega que el proceder no sorprende viniendo de Fernández Saavedra, quien “ha condenado ya la causa de la Iglesia”. Groot se refiere a que Fernández Saave­ dra pidió a las potestades civiles indulto para el Provisor An­ tonio Herrán cuando éste se negó a cumplir leyes “cismáticas” , actitud que fue vista por los conservadores como de indebida sumisión eclesiástica ante las autoridades civiles. 68. “No hay buena fe en nuestros adversarios” . En E l Catolicis­ mo, 70 (diciembre 15), págs. 599-601. Groot expone su ética política: “Dios ha puesto su ley al hombre y está sentado sobre

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un tribunal eterno desde el cual lo juzga por su infracción de esa ley. He aquí la fuente y el principio de todo orden. He aquí el deber del hombre asegurado con una sanción superior a la del hombre, y sin la cual no hay hombre que tenga derecho a imponer la ley a otro hombre, su igual. Este principio es el que mantiene el orden sobre la tierra y no esos sueños de los contratos sociales. Desde que este principio se ha relajado con la duda las sociedades han empezado a conmoverse y la libertad social ha quedado en el nombre y nada más”. 69. (S ) Programa de las materias de examen del colegio del Sa­ grado Corazón de Jesús. Folleto de dieciséis páginas publicado en la Imprenta de Francisco Torres Amaya, en Bogotá (S, 134). Este folleto no ha sido localizado en esta investigación. '

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1853 70. (K ) Los misioneros de la herejía o defensa de los dogmas cató­ licos - Escrita por José M anuel Groot en contestación al ín ­ dice publicado en Bogotá por unos protestantes. Inicialmente pu­ blicado por entregas en E l Catolicismo, 78 (m arzo 8 ), págs. 668-670; 79 (m arzo 15), págs. 677-678 ; 80 (m arzo 2 4 ), págs. 687-690; 84 (abril 2 4 ), págs. 725-729; 87 (mayo 15), págs. 751-754; 89 (junio l 9), págs. 770-771; 92 (junio 2 5 ), págs. 1114 (segunda época); 93 (julio 2 ), págs. 21-22; 95 (julio 9 ), págs. 35-37; 96 (julio 16), págs. 43-45; 98 (julio 3 0 ), págs. 6061; 100 (agosto 13), págs. 78-80; 101 (agosto 2 0 ), págs. 87-89; 103 (septiembre l 9), págs. 103-105; 104 (septiembre 3 ), págs. 112-113; 105 (septiembre 10), págs. 118-120; 107 (septiem­ bre 2 4 ), págs. 135-138; 111 (octubre 2 2 ), págs. 167-170; 113 (noviembre 3 ), págs. 184-186; 115 (noviembre 19), págs. 202206 y 116 (noviembre 2 6 ), págs. 211-214. La última entrega de la serie aparece firmada por J. M. Groot con fecha 29 de octubre de 1853. Publicado como libro por la Imprenta de Fran­ cisco-Torres Amaya, Bogotá, en el mismo año 1853; edición en dieciseisavo de 216 páginas; firmado en la última página por “José M. Groot” y fechado en octubre 24 de 1853. Reedi­ tado en 1856 por la misma imprenta, también en Bogotá, subtitulado En contestación aï índice publicado en Bogotá por los protestantes; edición en dieciseisavo, también en 216 pá­ ginas. Una cuarta edición fue publicada en 1869 por la Im­ prenta de E l Liberal, Bogotá, 250 páginas. Groot se dedica aquí a rebatir un índice que “unos protestantes” publicaron en Bogotá. Tiene una introducción que es “una noticia histó­ rica sobre el protestantismo, para quienes no están instruidos

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en la historia eclesiástica y para que rectifiquen sus ideas sobre las cuestiones religiosas desde el siglo xvi en adelante’’. Des­ pués Groot analiza los dogmas católicos más Importantes, uño tras otro, no como historiador sino como apologista dogmá­ tico y saca a relucir en este escrito un nacionalismo que ráramente será explícito en su obra: “Estos falsos políticos que creen que puede gobernarse el mundo sin Dios se hacen del lado del protestantismo y lo proclaman no porque quieran hacerse protestantes, sino por hacerse a un auxiliar que les ayude a matar el catolicismo en el país, creyendo que deste­ rrada la creencia en que los pueblos han nacido no abrazarán después ninguna. Así se trata de barbarizarlos para dominar­ los mejor, si es que antes no perdemos hasta nuestra naciona­ lidad bajo el poder anglo-americano” . La defensa de los valores hispánicos, en declive en un mundo en que los valores anglo­ sajones y franceses se imponen es un componente del tradi­ cionalismo de Groot, quien, por otra parte, muestra ser un hábil defensor del dogma católico: dispone ordenada y con­ vincentemente citaciones de la Biblia, de historiadores sagrados y de teólogos para ofrecer , un sumario de las herejías y una explicación ortodoxa de por qué todas fueron “errores”. 7 1 . “Mentiris Impudentissime”. En E l Catolicismo, 74 (enero 2 3 ), págs. 635-636. Groot acusa de mentiroso al autor de un artículo

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publicado en el número 210 de E l N eo granadino en que se dice que por un breve enviado al Perú, el Papa se reservaba la provisión de curatos. Y rechaza lo escrito en el número 9 de E l Orden sobre unos fusilados en los Estados Pontificios; dice que eran bandidos, no enemigos políticos. A periódicos “impíos” Groot opone los periódicos “píos” L ’Univers, francés y E l Correo de Ultramar, español.

7 2 . H im no masónico a la R. L . Estrella del Tequendama, pronun­

ciado en el banquete del 24 de junio de 1852. Y la parodia al him no masónico que el respetable maestro Próspero Pereira Gamba pronunció en el banquete del día de San ]uan Bautista que el poeta parece confundir con el evangelista; tal es la cien­ cia histórico-masónica del maestro Pereira. Hoja suelta publicada en la Imprenta de Francisco Torres Amaya, por Carlos López, fechada el 24 de junio de 1852 y acompañada por una nota que dice: “Esta publicación debía haberse hecho desde agosto del año pasado, pero se ha detenido en la imprenta por haberse traspapelado”. Poema satírico en el que Groot toma las palabras de Pereira Gamba y las cambia sutilmente para que produzcan el efecto contrario. En unas notas al reverso ridiculiza aún más a su oponente.

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73. “Venezuela i la Nueva Granada no están ya identificadas”, sobre el envío por parte del gobierno venezolano de un E n E l Catolicismo, 75 (febrero l 9) , págs. 644-646. Escrito ministro plenipotenciario ante el Vaticano con el propósito de firmar un Concordato durante la presidencia de José Monagas. E l artículo es una incitación al gobierno para que haga lo mismo, mas se convierte en una crítica general del orden po­ lítico neogranadino cuando Groot comenta: “N o fue esta la tierra de promisión que vieron nuestros padres cuando en el año de 10 proclamaron la Independencia, sino la que con ojo perspicaz vio el general Bolívar desde el año de 28 en que la llamó ‘tierra de maldición y de crímenes en que las cons­ tituciones son libros, las leyes papeles y la vida un tormento’ ”. 74. “E l mensaje i los obispos”. En E l Catolicismo, 78 (m arzo 8 ), pág. 673. Artículo en contra del último mensaje del presidente López ante el Congreso, en el que culpaba a los obispos de los conflictos religiosos durante su gobierno. Groot escribe con­ tra el presidente: “ [ . . . ] el lenguaje empleado para esto en el mensaje era natural que fuese zahumado con toda la termi­ nología que en tales casos se acostumbra y que los filósofos de fonda y de billar recitan de memoria cuando hay que ha­ blar mal de los ministros de Jesucristo”. 75. “E l provisor de Antioquia”. En E l Catolicismo, 81 (abril l 9), pág. 691. Groot publica, con una breve nota introductoria, unos documentos referentes a la retractación del provisor y vicario capitular de la diócesis de Antioquia, José María Herrera, quien contravino órdenes del arzobispo Mosquera y en 1852 nombró obispo sufragáneo en su diócesis. En carta fechada el 5 de enero de 1853, uno de los documentos publicados, Herrera se acusa de haber estado viejo, enfermo y mal instruido cuan­ do lo hizo. Groot escribe que se hace responsable de la auten­ ticidad de esta carta y publica también una del Papa en latín, fechada el 10 de junio de 1852, en la que improbaba al provi­ sor y lo invitaba a retractarse. Por último, Groot publica la traducción española de la carta del Papa y la respuesta de Herrera en que acata la orden. 76. “ ¡¡Ved aquí un cuadro!!”. En E l Catolicismo, 85 (mayo l 9), págs. 723-725. Groot hace una descripción escabrosa del Te­ rror francés, haciendo uso de las Memorias de un detenido, de Riturfe, y lo compara con los desórdenes civiles en el Cauca cuando partidas de esclavos fugados atacaron haciendas y personas.

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77. “Los-liberales consecuentes e inconsecuentes”. En E l Catolicis­ mo, 89 (junio 1?) , pág. 767. Groot pide del presidente electo,' José María Obando, y del congreso de 1853 que deroguen las leyes en contra de la Iglesia. Analiza las leyes de libertad religiosa de 1839, promulgadas por los “liberales consecuen­ tes” entre quienes incluye a Santander, Florentino González, Vicente Azuero, Francisco Soto y Ezequiel Rojas. De las leyes de 1851 dice que convirtieron la libertad en sumisión y la tolerancia en intolerancia. A sus autores los llama “liberales inconsecuentes”, entre los que incluye a gol gotas y ministeriaríales (estos últimos activos en el medio siglo, hoy conocidos como draconiano, diferentes a los seguidores de José Ignacio de Márquez en 1836). En 1853 Groot pide explícitamente un retorno al orden político-religioso de 1839. 78. (K ) “F7 porvenir en sus relaciones con la religión”. En E l Ca­ tolicismo., 98 (julio 3 0 ), págs. 58-60. Groot escribe este artículo a la expectativa de la Constitución de 1853 y sostiene que es mejor para la Iglesia continuar en la línea de separación del Estado, pues este no protege a aquella sino que la persigue; escribe: “Nosotros no esperamos un maléfico meteoro, pero tampoco esperamos el astro del día; lo que esperamos es una noche de luna, a cuya opaca luz podamos asistir con libertad a nuestro templo para dar culto al Dios verdadero sin que haya quien nos lo estorbe”. 79. (K ) “Nueva ley sobre separación de la Iglesia i el Estado”. En E l Catolicismo, 99 (agosto 6 ), págs. 67-68. Este artículo se refiere al decreto ejecutivo de 29 de julio de 1853, publicado ^en el número 1.577 de la Gaceta Oficial y emitido poco después \ de sancionada la Constitución de 1853. Groot llama la aten­ ción sobre el artículo octavo, en el que se dice que es católico quien haya sido bautizado. El apologista defiende así la pre­ rrogativa eclesiástica de la excomunión. 80. (K ) “Las elecciones se acercan”. En E l Catolicismo, 104 (sep­ tiembre 3 ), págs. 109-110. Artículo en que Groot recomienda la unidad conservadora para las elecciones presidenciales de 1853. Escribe: “Los partidos que hoy se disputan las eleccio­ nes son: el del gobierno (vergüenza de tener que decir esto en una república), el conservador y el gólgota”. Desde 1853 Groot tenía conciencia de la existencia de los liberales que más tarde serán llamados draconianos. 81. (K ) “Una manifestación”. En E l Catolicismo, 109 (octubre 8 ), págs. 153-155. Reimpreso como folleto en la Imprenta de Francisco Torres Amaya, en Bogotá (S, 164). Uno de los pocos

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escritos autobiográficos de Groot, en el que contesta al em­ plazamiento que se le hizo en la prensa por haber sido masón. Incluye datos de mucho interés: su tío Francisco Urquinaona fue “uno de los primeros masones” (Groot se abstiene de de­ cir que fue uno de los fundadores de la Fraternidad Bogota­ n a ); escribe haber sido activo en la logia entre 1820 y 1825; reitera que el libro que desencadenó su rechazo de los filósofos fue la Apología Católica de Llórente; confiesa ser de carácter reservado; cita el aparte bíblico que le dio consuelo en 1832: la Primera Epístola a Timoteo, capítulo 1, versículo 13, que habla sobre la misericordia acordada a San Pablo después de haber sido blasfemo, pues lo hizo “por ignorancia en su in­ credulidad”. 82. (K ) “Galileo en la cárcel de la Inquisición”. En E l Catolicis­ m o, 118 (dicienibre 10), págs. 229-230. Contra el proceso in­ quisitorial seguido a Galileo Galilei como argumento liberal. Groot empieza por describir el cuadro sobre la prisión del sabio por el pintor francés Laurent Berton, conservado en el Louvre y que él puede apreciar en su libro Museo universal de pin­ tura y escultura,. A continuación cita un artículo del anti-revolucionario francés Mailet du Pan, publicado en el tomo 3 de E l mercurio de Francia, en 1784. Groot anuncia la pronta publicación en Roma de todos los documentos del proceso contra Galileo, que promete publicar en E l Catolicismo una vez tenga en su poder un volumen de esa edición. 83. (K ) “Noticia sobre Lutero y su Reforma hasta el Concilio de Trento”. Serie de dos artículos en E l Catolicismo, 118 (diciem­ bre 10), págs. 227-229 y 119 (diciembre 17), págs. 236-237. Reedición de la introducción a Los misioneros de la herejía (véase la entrada 7 0 ). 84. (K ) “Calumnias contra el gobierno pontificio”. En E l Catoli­ cismo, 120 (diciembre 2 4 ), págs. 245-246. Inserción comentada de un artículo publicado en el periódico E l Pasatiempo, nú­ mero 131, de 14 de diciembre de 1853, en el que, citando el número de 31 de octubre del Liverpool Times, se hablaba con horror de la existencia de 30.000 presos políticos en los Estados Pontificios. Groot refuta esta cifra con la inserción de un artículo del periódico francés L'Univers, publicado en el número 252, de 15 de septiembre de 1852, en el que se habla de sólo 469 condenados. Groot anota que la calumnia de los periódicos protestantes europeos, de tanto eco entre los periódicos liberales neogranadinos, “es impotente contra la verdad”.

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85. (K ) “Certámenes literarios en la capital” . En E l Catolicismo,/ 120 (diciembre 2 4 ), págs. 246-248. Comentarios sobre los cer­ támenes de graduación en el Instituto de Cristo, de Bogotá. 86. (K ) “E l Constitucional y el matrimonio de los clérigos”. Serie de seis artículos, el primero de ellos en E l Catolicismo, segunda época, 120 (diciembre 2 4 ), págs. 244-245. Escrito a raíz de la solicitud del cura de Taboga, Gregorio Luna, de contraer/ma­ trimonio civil. Luna fue excomulgado por el vicario capitular de la diócesis de Panamá, Manuel de la Barrera, y los libérales salieron en su defensa desde los periódicos E l Constitucional y E l Panameño. Groot escribe contra las intenciones de los liberales de imponer leyes civiles en asuntos eclesiásticos, como lo son el dogma y la disciplina del clero.

1854 87. (K ) “E l Constitucional y el matrimonio de los clérigos”. Con­ tinuación de la serie de seis artículos empezada en E l Catolicis­ m o, número 120 de diciembre 24 de 1853. En números 121 (enero l 9), págs. 249-251; 122 (enero 8 ), 262-266; 123 (enero 15), 268-271; 124 (enero 2 2 ), 277-280; y 125 (enero 2 9 ), 283287. Continuación de la polémica sobre la excomunión del cura de Taboga, Gregorio Luna, quien pidió autorización para casarse por lo civil. 88. (K ) “E l Pasatiempo y el arzobispo”. En El Catolicismo, 128 (febrero 19), pág. 311. Artículo breve contra la acusación de /beato y fanático hecha en el periodico· E l Pasatiempo contra \ Félix Frías, autor de la primera acusación contra los persegui­ dores del arzobispo Mosquera publicada en E l Catolicismo. Groot defiende en este artículo a uno de los colaboradores de su periódico. De paso incluye en nota al pie de página una carta de un tal José María Trujillo a E l Pasatiempo, en la que retira su suscripción a ese periódico en vista de su persecución a la memoria del arzobispo. 89. (K ) H uérfano hemos quedado sin padre. En E l Catolicismo, 128 (febrero 19), pág. 311. Poema a la memoria del arzobispo Manuel José Mosquera, cuya muerte fue conocida en Nueva Granada a principios de 1854 por noticia del Correo de Ul­ tramar de 15 de diciembre de 1853. 90. (K ) “Carta de un fraile al Pasatiempo”. en E l Catolicismo, 129 (febrero 2 2 ), págs. 318-320. Firmado con el pseudónimo Fray Niporesas y supuestamente redactado durante un breve

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descanso de “las ocupaciones del convento”. Groot polemiza contra un artículo del número 134 de E l Pasatiempo en pro­ moción del proyecto de ley de matrimonio civil, y concluye: “Ahora en lugar de escalar el templo de Minerva se escala el de Venus i en lugar de Apolo tenemos a Baco”. 91. (K ) Por que la Iglesia en funerario. En E l Catolicismo, 131 (m arzo 5 ) , pág. 332. Poema a la memoria del arzobispo Ma­ nuel José Mosquera, titulado según su primer verso. 92. (K ) Solo en la cruz de Cristo. En E l Catolicismo, 131 (marzo 5 ), pág. 332. Poema a la memoria del arzobispo Manuel José Mosquera, titulado según su primer verso. 93. (K ) Zozobrada la nave. En E l Catolicismo, 131 (m arzo 5 ), pág. 332. Poenla a la. memoria del arzobispo Manuel José Mosquera, titulado según su primer verso. 94. (K ) Levante la impiedad. En E l Catolicismo, 131 (m arzo 5 ), pág. 333. Poema a la memoria del arzobispo Manuel José Mosquera, titulado según su primer verso. 95. (K ) Todo perece en esta triste vida. En E l Catolicismo, 131 (m arzo 5 ), pág. 333. Poema a la memoria del arzobispo Ma­ nuel José Mosquera, titulado según su primer verso. 96. (K ) “E l Pasatiempo i la religión papista”. En E l Catolicismo, 131 (m arzo 5 ), págs. 334-335. Polémica con un articulista de E l Pasatiempo que escribía que el catolicismo no permite la lectura de la Biblia. Groot lo refuta diciendo que las notas ortodoxas de las ediciones vulgares son la única exigencia im­ puesta por la Iglesia, y que aparte de ello fomenta ediciones en todos los idiomas. Groot llega a perder las casillas ante la mala forníación de su opositor: “ ¿Y no es cosa ridicula que quien tan atrasado está en gramática, en geografía y en historia, en fin, que quien aparece como un idiota, pretenda dogmatizar sobre política, moral y religión?”. Le ofende que la teología, antigua prerrogativa de cardenales, se haya con­ vertido en derecho popular. 97. Sin título. En E l Catolicismo, segunda época, 132 (marzo 12), págs. 345-346. En la sección editorial del periódico, titulada “El Catolicismo”. Groot escribe contra el decreto de 29 de julio de 1853, en ejecución de la ley 15 de junio del mismo año. En él se define como católico a todo bautizado, y en el ar­ tículo 49 se dice: “Los templos católicos que hoy existen, así como los bienes y rentas que les pertenecen, corresponden a los vecinos católicos de las respectivas parroquias”. Su escrito

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hace referencia a uno con que el secretario de gobierno le contestó al provisor de la diócesis de Popayán, diciéndole que incluso quienes no fueran católicos para la Iglesia podían serlo para el Estado. Groot dice que no entiende cómo el de cató-/ lico puede ser un concepto civil. 98. (K ) “Protesta de los proceres de la Independencia”. En El Catolicismo, 135 (abril 2 ) , págs. 365-366. Edición de docu­ mentos de la Primera República que busca demostrar que el orden político de la década de 1850 no era el deseado por los proceres. Groot anota que “para nuestros sabios y diplomá­ ticos de hoy las cosas de la otra patria están envueltas en tan oscura antigüedad como que de los tiempos colombianos ape­ nas dan razón de algunos cuentos”. En 1854 Groot está con­ vencido de que la generalidad de los neogranadinos tienen mala memoria histórica. Edita los siguientes documentos: el artículo 41 del Congreso de 1813; una circular del poder ejecu­ tivo desde ^Tunja a los cabildos eclesiásticos; otra al cabildo eclesiástico de Santafé, fechada en febrero l 9 de 1814; un oficio del arzobispo de Caracas de 17 de agosto de 1813; la contestación de Camilo Torres al anterior de noviembre 15 de 1813; un oficio del cabildo eclesiástico de Cartagena al ejecutivo de diciembre 10 de 1813; y varios decretos ejecutivos y del congreso entre marzo y junio de 1814. En nota a pie de página dice Groot que esos documentos componen un cuaderno impreso en 1815, que él deja en la imprenta de El Catolicismo para su consulta.

1855 99. E l mono nivelador entre los gatos. Fábula política impresa en O EPV en 1873, fechada en 1855. Dos gatos se reparten un pedazo de queso en partes desiguales, el mono viene a impar­ tir justicia y nivelando los pedazos con los dientes se los come enteros: “Vino a ver lo que ocurriera/ Entre aquellos démo­ crates”. Concluye el mono: “Mi dictamen, escuchadlo/ Por las leyes comunistas/ Todo bicho chico o alto/ Vagamundo o diligente/ Desde el tigre hasta los sapos/ Deben quedar por parejo/ En fortuna nivelados/ Sin tener uno más que otro/ A pie todos o a caballo”. 100. (K ) Sin título. En E l Catolicismo, 139 (por error aparece numerado 140 (enero 7 ), págs. 401-405. En la sección editorial del periódico, titulada “El Catolicismo”, razón por la cual Kimsa le da ese título. El periódico reapareció en esta fecha después de su cierre desde el 17 de abril de 1854 tras el golpe

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militar de José María Meló. Groot hace un recuento providencialista de la deposición de este gobierno, en la que pre­ senta a los generales Tomás Cipriano de Mosquera, Pedro Alcántara Herrán, José Hilario López, a los oficiales Tejada, Márquez, Ardila y Santos Gutiérrez y a los cuerpos militares que llama los combatientes antioqueños, la Legión de Oriente y las guerrillas de Guasca, como una sucesión de enviados de Dios, y a la batalla de Bogotá, de diciembre 3 y 4 de 1855, como su apoteosis. 101. (K ) “Una pérdida lamentable”. En E l Catolicismo, 139 (por error aparece numerado 140) (enero 7 ), pág. 406. Necrología de Joaquín Guarín, primer pianista de Nueva Granada, muer­ to en enero de 1855. 102. (K ) Sin título. En E l Catolicismo, 140 (enero 2 1 ), págs. 407410. En la sección editorial del periódico, titulada “El Catoli­ cismo”. Groot sostiene en este artículo un tono optimista y conciliador después de la derrota de Meló. Sugiere la supresión de las “leyes malas” y defiende la participación de los curas en las elecciones que vienen. Guarda la esperanza de que la “lección” del gobierno de Meló haya sido suficiente para que en adelante se gobierne con la Iglesia. 103. (K ) Sin título. En E l Catolicismo, 142 (febrero 18), págs. 424427. En la sección editorial del periódico, titulada “El Catoli­ cismo”. Con optimismo Groot pide al nuevo presidente la derogación de la ley 15 de julio de 1853, en particular de los artículos 4, 7 y 8. El cuarto, prescribía que después de 25 años la comunidad respectiva sería dueña de los bienes de la Iglesia en su jurisdicción; el séptimo, que la república no tendría un representante de( Papa que no fuera un diplomático en misión temporal; y el octavo, que los jesuítas no podrían volver nunca al país. 104. (K ) “El Tiempo”. En E l Catolicismo, 146 (m arzo 2 7 ), págs. 27-28 (nueva numeración, año II de la segunda época). Contra artículo en el número 12 de E l Tiem po en que el autor, muy probablemente José María Samper, partidario por entonces de la candidatura de Manuel Murillo Toro, llama a los escritores de E l Catolicismo “abates y acólitos de la nunciatura apostó­ lica”. Groot responde llamando a los liberales “diáconos de­ pendientes de la logia” y defendiendo su profesión de escri­ tor católico. 105. (K ) “E l Tiem po”. E n E l Catolicismo, 147 (abril 3 ), págs. 3538. Groot hace una lista de apologistas laicos importantes en

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el mundo. Se siente atacado en su dignidad y se reivindica mostrando la grandeza de personas que hacen lo que él hace. El articulista de El Tiempo hace mención de la excomunión de escritores laicos ordenada por el Papa Alejandro IV en el siglo X III. Groot comenta: “Deben saber los de El Tiempo que, en lo tocante a disciplina, la Iglesia varía según los tiempos y las circunstancias”. Agrega que en su tiempo los laicos saben de ciencia sagrada, pero que no se diga por ello que se presenta como doctor. 106. (K ) “Qué sabido es El Tiempo ”. En El Catolicismo, 148 (abril 10), págs. 43-45. El artículo es respuesta a otro del editor de El Tiempo, José María Samper (de quien no se menciona el nombre explícitamente), en el que este se queja de los ataques a su periódico por parte de la prensa católica y de su “grande obús, el Agamemnon de la batería”, E l Catolicismo. Escribe Groot: “Así empieza El Tiempo [ . . . ] como quien está/haciendo una historia de la semana [ . . . ] Todo lo ha de volver historia el editor de El Tiempo. Y a se ve, es historiador, y los historiadores se quedan con ciertos resabios del oficio”. 107. (K ) “El ciudadano Parra ante la esfinge”. En El Catolicismo, 150 (abril 2 4 ), págs. 62-64. Artículo contra Ricardo de la Parra, defensor del matrimonio civil e impugnador de la indisolubili­ dad del matrimonio en artículo publicado en el número 7 de El Tiempo. Por esos días se discutía en el Congreso, por proposición de Manuel Murillo Toro, el artículo 59 de la Constitución que trataba sobre libertad religiosa. Más tarde *erá promulgada la ley de 14 de marzo de 1856 sobre libertad de cultos, bajo el gobierno de Manuel María Mallarino. Groot acusa a Parra de mazzinista (epíteto tomado del liberal ita­ liano Giuseppe Mazzini, 1805-1872, promotor de la unificación italiana y opositor de la política ultramontana de Pío IX ). 108. (K ) “Abolición de la pena de muerte”. Serie de dos artículos en El Catolicismo, 151 (mayo l 9) , págs. 68-69; y 152 (mayo 8 ), págs. 76-78. Contra del proyecto de abolición de la pena de muerte que pasó en la Cámara por amplia mayoría en las sesiones legislativas de 1855. Groot hace una lista interesante de intentos “racionalistas” de reemplazar la verdad revelada: 1 — Los filósofos, 2 — Los filántropos políticos, 3 — Los humanitarios, entre los que se cuentan los abolicionistas (de la pena de m uerte). Sobre estos últimos escribe: “Las conse­ cuencias de la ley humanitaria de nuestros Representantes pue­ de ser la tapa del sepulcro de la parte ilustrada y rica de la

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sociedad”. El proyecto de abolición fue rechazado por el Se­ nado. Como Representante en 1855 Groot participó en el debate en la Cámara sobre la derogación de la pena de muerte y fue uno de sus principales opositores. 109. (K ) “Sobre abolición de la pena de muerte en el homicidio”. En El Catolicismo, 153 (mayo 15), págs. 68-88. Sigue la dis­ cusión con E l Tiempo , empezada en el número 151 de El Catolicismo. Groot sostiene que la pena de muerte es disuasoria, no vindicativa. Tampoco busca evitar la reincidencia, sino que los delitos que la tienen por castigo se multipliquen en la población. “No decimos que se mate al homicida para que no reincida, sino para contener a otros”. 110. “Una fecha misteriosa”. En El Catolicismo, 154 (mayo 2 2 ), pág. 96. Presentation dé una serie de sucesos ocurridos el 21 de mayo de diferentes años: expulsión de los jesuítas en 1850; ratificación de su proscripción en 1851; ejecución de la Cons­ titución de 1853, presentada por Mariano Ospina Rodríguez, con el mandato de no molestar a la Iglesia; muerte de Tomás Herrera y de Manuel María Franco, generales de la guerra contra José María Meló en 1854; destitución de Obando y restitución de los jesuítas en 1858. Y en nota manuscrita a pie de página: “Sigue el misterio: Obando salió de Bogotá para Popayán con la misión de expulsar a los jesuítas el día 29 de abril de 1850 y el día 29 de abril de 1861 murió lan­ ceado en Puente [de T ierra]” . L a atribución de este artículo a Groot queda establecida por unos manuscritos de su puño y letra con el mismo contenido que este artículo, transcritos en el capítulo quinto de este trabajo (pág. 2 2 0 ). 1 111. (K ) La vida del soldado granadino. En La Esperanza, 18 (mayo 2 4 ), págs. 70-71. También fue impreso como hoja suelta junto con una miscelánea reunida por el mismo Groot y con­ servada en la estantería 14 de la BRS, en la que ocupa las páginas numeradas 1-8. Poema cargado de humor y de la pe­ dagogía señorial que es común en los cuadros de costumbres y fábulas políticas de Groot. En la primera estrofa hace una burla jocosa de los militares, no del todo desprovista de res­ peto, en donde Groot expresa su condición de civil en una sociedad todavía dominada por militares. Describe las aspira­ ciones del soldado raso para luego mostrarlo mutilado, empo­ brecido y en posesión de un vale emitido por el gobierno que vende a mitad de precio a un agiotista. 112. (K ) Los campos de Bogotá bajo la dictadura de Meló. En La Esperanza, 20 (junio 7 ), págs. 79-80; reimpreso como hoja

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suelta junto con una miscelánea reunida por Groot, conservada en la estantería 14 de la BRS. Oda pastoril a los campos neogranadinos, felices antes de la guerra del 54: “De prados abun­ dosos/ Donde están los rebaños, tanta gente/ Qúe cruzaba los llanos en los briosos corceles [ . . . ] / [ . . . ] . Y repitiendo alegre el labrador la rústica tonada/ Por entre ambiente embalsamado y puro/ Repitiendo contento iba seguro/ De volver a la noche a su m ajada/ A descansar tranquilo con su amada”. La retó­ rica de figurarse un antes idílico se refiere aquí al año inme­ diatamente anterior. Groot idealiza el presente y exige del pueblo que esté satisfecho con él. En este poema aparece por primera vez en su obra el “miedo negro”, en relación con las revueltas de esclavos en el Cauca: “Y descarados el crimen protegieron/ Para hacerse en la tierra americana/ Un patri­ monio tal de la africana”. El tema de los negros en Nueva Granada es apenas tocado en la Historia Eclesiástica y Civil·, en este escrito se les presenta como extranjeros en América, posición que Groot mantendrá en su biografía de Pedro Claver (véase la entrada 193). 113. (K ) “Nuestro deber en las elecciones”. En E l Catolicismo, 157 (junio 12), págs. 117-119. Artículo en favor de la elección presidencial de Manuel María Mallarino, con el consejo de que se vote por el candidato designado por el partido del orden y no por el que se crea que es mejor. Groot escribe: “Sabemos que el mal social viene de las malas leyes; sabemos que las malas leyes vienen de los malos legisladores; sabemos que los malos legisladores vienen de la mayoría de los malos en /las elecciones; y sabemos que los malos obtienen mayoría por­ que los buenos no votan”. 114. (K ) “A la memoria de un hombre justo”. En E l Catolicismo, 157 (junio 12), págs. 119-120. Fechado en junio 6 de 1855. Escrito necrológico a la memoria del inglés Thomas J. Stevens, muerto a los 45 años, el 5 de junio de 1855. Había sido pro­ testante pero se convirtió al catolicismo. Groot dice haber sido su amigo y cuenta que Stevens fue científico· (entomólogo), hombre culto que hablaba cinco idiomas y el tutor de tiempo completo de los hijos de José Eusebio Caro, Miguel Antonio entre ellos. 115. “El periodismo en las elecciones”. En E l Catolicismot 158 (junio 19), pág. 124. En la sección editorial del periódico, ti­ tulada “El Catolicismo”. Introducción de un escritor del obispo de Arrás, monseñor Parisis, titulado Casos de conciencia con motivo de las libertades ejercidas y reclamadas por los católicos;

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o acuerdo de la doctrina católica con la forma de los gobiernos modernos, publicado en París en 1847. Este escrito fue diri­ gido por el obispo al conde de Montalambert, a raíz de su consulta sobre cómo proceder como católico ante diversas co­ yunturas políticas. Groot presenta el escrito de Parisis como “un excelente tratado de derecho constitucional teológico, nue­ vo en su especie. Comprende cuantos casos en el orden político constitucional pueden afectar la conciencia”. Fue obra de ca­ becera que Groot citó con frecuencia. 116. (K ) Una compra de novillos. Serie en tres entregas en La Esperanza, 22 (junio 2 1 ), págs. 86-87; 23 (junio 2 8 ), pág. 91; y 24 (julio 7 ), pág. 95; impresas también como folleto con paginación de 1 a 11, fechado en junio de 1855; en esta reim­ presión fue publicado junto con cuatro poemas (véanse las tres entradas subsiguientes); entre ellos, ¿Quién lo cura? había sido publicado en 1842 (véase entrada 13). Escrito lleno de nostalgia y con un acento fuertemente personal qué lo hace de gran interés biográfico. En él pueden verse los recuerdos de Groot sobre las fincas familiares y la faceta agraria de su vida. El campo le representa la paz, por oposición a la ciudad en donde practica a diario la polémica periodística. El lenguaje que usa en este escrito es casi dialectal, completamente ausente de sus escritos polémicos. Escribe en cursivas palabras que ya empezaban a ser arcaicas, tales como jumo, desmanchado, ar­ ción, arcionado, pretiles de vareque, tunos, chicha, chipitas, timanejas, taquero, chorote, yerbatera, que denotaban objetos desplazados en Bogotá por nuevas maneras y utensilios. No usa cursivas para: chicote, paso largo, camellón, ricachones co­ lorados, ruanas pastusas, maleza (en sentido de potrero), m er­ car encargos, majadas, poleos, barcino, entrambas, mozo, za­ marros, sombrero de ule [sic], nudosos tuertos, harneros, pese­ tas, perder reales en el vivis, tascar el freno, componer la corraleja. 117. (K ) Un saludo a tiempo. En La Esperanza, 24 (julio 7 ), pág. 95. Impreso también en un folleto independiente, pág. 12, junto con Una compra de novillos y tres poemas más (U n vejete se miró, Epitafio y ¿Quién lo cura?) ; fechado en junio de 1855. Un paseante saluda al otro quitándose el sombrero, se le espanta la montura y cae por tierra. Parece ser una burla de la costumbre de quitarse el sombrero para saludar, al pa­ recer reciente. 118. (K ) Un vejete se miró. En La Esperanza, 24 (julio 7 ), pág. 95, Impreso también en un folleto independiente, pág. 12?

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junto con Una compra de novillos y tres poemas más { Un saludo a. tiempo, Epitafio y ¿Quién lo cu ra ?); fechado en junio de 1855. Sobre la furia que produce éh el vicioso que se le hable de su vicio. Groot sugiere que sus escritos son tin espejo en el que se miran los liberales, de quienes muestra sus vicios en política, en argumentación y en filosofía. 119. (K ) Epitafio. En La Esperanza, 24 (julio 7 ), pág. 95. Impreso también en un folleto independiente, pág. 12, junto con/ Una compra de novillos y tres poemas más (U n vejete se'm iró , Un saludo a tiempo y ¿Quién lo cu ra ?); fechado en junio de 1855. 120. (K ) “E l Tiem po”. En E l Catolicismo, 162 (julio 17), págs. 156-159. Groot responde a E l Tiem po, donde se le ataca por favorecer a hombres retrógrados en las elecciones (el redactor de E l Tiempo, José María Samper, se refiere así a Manuel María Mallarino). Groot responde que escribe en favor de hombres de orden, juicio y conciencia en contra de la línea “Gólgotamelista” y agrega que no presentó lista particular. Se cuida de hacer propaganda eleccionaria ad hominem. 12L “Para la historia”. En E l Catolicismo, 163 (julio 2 4 ), págs. 161-162. Breve introducción sin firma a la edición de una carta de Joaquín Mosquera a José Manuel Restrepo de 2 de agosto de 1854. La edición incluye un comentario firmado “R ”, seguramente de Réstrepo. En la carta, Mosquera se re­ fiere a la entrevista suya con Bolívar en Pativilca, Perú, diez meses antes del triunfo de Junín en 1824. El mensaje de \ ^ Bolívar, enfermo por entonces, es triunfar a toda costa. En tiempos del gobierno de Meló, Mosquera hacía un parangón con la causa legitimista. El comentario de “R ” era una queja ante la campaña contra la memoria de Bolívar desatada por Rafael Diago Mérida y José Domingo Díaz en un escrito titulado Historia de la escuela boliviana, publicado por entre­ gas en la Gaceta Oficial. Groot se suma a Restrepo y Mosquera en la defensa de la memoria de Bolívar contra los jóvenes liberales de la década de 1850. 122. (K ) “Los abolicionistas quiteños”. En E l Catolicismo, 163 (julio 2 4 ), págs. 162-165. Contra un artículo en el número 113 de La Democracia en el que se comentaba que sólo E l Ca­ tolicismo se oponía a la derogación de la pena de muerte, aprobada en Ecuador. Groot menciona los periódicos La Es­ peranza, La Caridad, E l Tolima y dos hojas sueltas, opuestos a la derogación, y responde que sólo E l Tiempo la sostiene.

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1237 (K ) “Intervención del clero en los negocios del Estado”. En E l Catolicismo, 165 (agosto 7 ), págs. 178-181. Artículo contra el número 31 dé E l Tiem po, en el que se prevenía al clero sobre los peligros de unir sus destinos a los del partido con­ servador, qiie llama retrógrado y absolutista. Groot responde que los gólgotas se unieron a los del 17 de abril (los melistas). José María Samper y Salvador Camacho Roldan, editores de E l Tiempo, reconocen dos fuerzas diferentes en la Iglesia y el partido conservador. Groot, por su parte, reconoce en los gólgotas y los melistas a enemigos políticos diferentes. 124. (K ) “Moralidad del cura” . En E l Catolicismo, lú7 (agosto 2 1 ), págs. 195-197. Kimsa lo reseña como “Moral del cura”. Groot interpela a dos curas acusados de simonía y avaricia, de quienes no dsj el nombre y expone su idea sobre la rique­ za de la Iglesia Católica: en un principio ella era marginal, ahora es la religión de ricos y poderosos y debe presentarse de igual manera para no ser despreciada por ellos. Avanza también su modelo· de cura: el doctor Ochoa, cura de Suba, a quien Bolívar ofreció el obispado de Bogotá, pero gracias a su virtud y sabiduría prefirió seguir en su curato, que mantuvo durante 45 años. Por último, Groot se regocija en la deroga­ ción de la ley 27 de mayo de 1851, que disponía la elección de curas por los cabildos municipales, y constata el mejoramien­ to de la disciplina eclesiástica a partir de la promulgación de la ley de 15 de julio de 1853, de separación de la Iglesia y el Estado. 125. (K ) “E l Tiem po y sus indicaciones” . Serie de dos artículos, en E l Catolicismo, números 169 (septiembre 4 ), págs. 211-213; y 170 (septiembre 11), págs. 220-222. Polémica contra el nú­ mero 33 de E l Tiempo en que se abogaba por la reforma fede­ ralista de la Constitución de 1853. Groot ataca la campaña de Manuel Murillo Toro en E l Tiem po a favor de despenali­ zar delitos “absolutistas”, tales como los definidos contra la religión y la calumnia. Sobre la despenalización de los delitos contra la religión, Groot dice que es el primer paso hacia la guerra de religión, puesto· que se elimina el recurso jurídico para su defensa. Tácitamente hace una manifestación de fuerza y anuncia la presteza de los conservadores para la guerra civil. Por último llama la atención sobre la contradicción entre la libertad de cultos y su desprotección legal. 126. (K ) “E l Carabinero de Santa Marta” . En E l Catolicismo, 169 (septiembre 4 ), págs. 213-214. Respuesta a un artículo publi­ cado en el número 2 de E l Carabinero, periódico de Santa

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Marta, sobre el proyecto de abolición de la pena de muerte. Groot dice que vuelve sobre esto para poner dique al perio­ dismo “disparatado en principios, disparatado en lógica y dis­ paratado en gramática”. Agrega que E l Carabinero está pla­ gado de “afectada fraseología de moda”. 127. (K ) “Abolición de la autoridad”. En E l Catolicismo, 171 (sep­ tiembre 18), págs. 226-227. Contra un artículo del número 33 de E l Tiempo en el que se proponía la despenalización de las “manifestaciones de carácter político que no se ejerzan sobre las personas y las propiedades”. Groot argumenta que eso consiste en la abolición de la autoridad, pues las autoridades constituidas quedan sin recurso contra irrespetos o entorpeci­ mientos que se les hagan bajo la forma de manifestaciones. Y adelanta un poco de teoría social: “En política como en todas las cosas hay extremo y hay medio. En un extremo está el despotismo neto con la esclavitud y en el otro está la libertad demagógica. En el medio está la libertad positiva, en donde los ciudadanos no son tiranizados ni por uno ni por la multitud desenfrenada. De estos dos extremos el se­ gundo es el peor, porque en el primero todos temen y todos sufren; teme el hombre de bien, sufre el bueno, pero también sufre el malvado; mas en el segundo sufren los buenos sola­ mente, teme el mérito, teme la riqueza mientras el malvado no tiene nada que temer, porque en ese extremo los malvados son los que imperan. Tenemos de esto una muestra en el reinado del 17 de abril”. 128 V (K ) “E l Tribuno y el predicante”. En E l Catolicismo, 172 (sep­ tiembre 2 5 ), págs. 233-235. Artículo polémico contra E l T ri­ buno de Cartagena que desde su número 4 publicaba artículos del predicador protestante Monsalvatge. Este antiguo capuchi­ no catalán predicaba tres cosas: que en sus sermones no daría “gerundiadas” como los capuchinos de su antigua orden, que todo el mundo tenía derecho a predicar la palabra de Dios y que no se metería en política. Sobre lo segundo dice Groot: “El reverendo Monsalvatge, que quiere hacer predicadores de la ley a los marineros y bogas del Magdalena, a los in­ dios de los llanos, a las viejas y cocineros” . 129. (K ) “El Tribuno y el capuchino”. Serie de dos artículos, en E l Catolicismo, 173 (octubre 2 ), págs. 246-247; y 174 (octu­ bre 9 ), págs. 249-250. Kimsa los cita como parte de la serie que empieza con “E l Tribuno y el predicante”, que lleva el mismo título (K , 7 5 ). Artículo polémico contra E l Tribuno de Cartagena y los artículos del predicador protestante Mon-

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salvatge. Groot dice avergonzarse de E l Tribuno, que por su mala redacción “nos dará mala fama en el exterior”, pero que esa no es razón para evitar la polémica. El articulista opositor dice que es bueno que vengan todos los cultos “para que compitan en eficiencia, oportunidad, completitud, perfec­ ción y precio”. Groot contesta: “El más palurdo le dirá que no quiere irse al infierno a tan cómodo precio”. 130. (K ) “Monsalvatge i sus secuaces en presencia de los doctores de Oxford”. En E l Catolicismo, 179 (noviembre 13), págs. 289-291. En su discusión contra el protestantismo, Groot se vale del historiador César Cantu, a su juicio el más grande del siglo X IX , para presentar el avance del catolicismo en tie­ rras protestantes a lo largo del siglo, especialmente en Estados Unidos e Inglaterra. Transcribe un largo trozo de su Historia universal sobre el protestantismo como responsable de la pau­ perización de los obreros ingleses y otro· sobre el movimiento católico surgido en la Universidad de Oxford con Newman, . Pusey, Palmer e Ives. Groot se pregunta: “Si eso está pasando en Inglaterra, que sabios como Newman se pasan al catolicis­ mo, ¿cómo es posible que en Nueva Granada se escuche a un oscuro capuchino para hacer lo contrario?”. 131. (K ) Sin título. En E l Catolicismo, 180 (noviembre 2 0 ), págs. 297-301. Kimsa lo reseña como [Explicación del caso del pres­ bítero Mogollón], entre corchetes, título que no aparece en el escrito, si bien sí corresponde al contenido (K , 6 1 ). E l Catoli­ cismo publicó un artículo de La Situación, periódico antioqueño, en que el autor apelaba a la ley de libertad religiosa como defensa de la religión católica ante los ataques de los protestantes. El cura Leonardo Mogollón reaccionó contra esa publicación y dijo a “las beatas y los artesanos” que E l Ca­ tolicismo era hereje y que falsamente decía proteger la religión. Groot se encontró con uno más papista que él mismo y se puso en el arduo trabajo de explicar por qué la separación fue lo mejor que pudo pasarle a la Iglesia neogranadina. Ar­ gumenta que de otra manera habría habido un cisma de Roma porque eso era lo que buscaba el Estado liberal y que a la ley de separación se debía la independencia de la Iglesia. Antes de contestarle, Groot y el editor general de E l Catolicismo, Ignacio Gutiérrez, le enviaron una carta a Mogollón en la que ofrecían rectificar cualquier error involuntario. En res­ puesta, el padre recomendó a Groot leer historia. Groot con­ testó que precisamente de eso se trataba, que E l Catolicismo era consecuente con la historia y que por esa razón asumía como un hecho la situación de la Iglesia desde 1849,

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132. “Policía. No queremos garantías que nos hagan perecer”. En E l Catolicismo, 184 (diciembre 11), págs. 336-337. Artículo contra la tenencia de pólvora en casas de particulares por ¿1 peligro que esto entraña para los vecinos. Sucedió que el de­ pósito de Domingo Hernández voló por los aires y hubo muertos. Todo indica que se trató de pólvora navideña, mas es evidente que Groot busca la prohibición de la tenencia de pólvora por particulares como una forma de proteger el· go­ bierno conservador de Mallarino. En general, Groot discute sobre la vigencia de la ley de policía, de lax que dice que está vigente y que es acorde con la constitución que condiciona la libertad de cada individuo al respeto de sus vecinos. Dis­ cute en este punto la oposición entre la libertad de industria y la ley de policía y escribe que no quiere garantías que lo hagan perecer. A propósito de esa ley dice dos cosas interesan­ tes: que no debería haber representaciones teatrales sin la in­ tervención de la policía, en lo que se revela su posición ante el teatro santafereño, mayoritariamente liberal, y del que ha­ bla tan poco en sus obras; y que el entierro de cadáveres en las iglesias es bastante menos peligroso que la tenencia de pólvora en casas de particulares y sin embargo está prohibido por la ley de policía. 133. E l labrador de Punza. Publicado en La Guirnalda — Colec­ ción de poesías i cuadros de costumbres, Imprenta de Ortiz y Compañía, editor José Joaquín Ortiz, Bogotá, págs. 164-168. Reedición con otro título de Bosquejo campestre - E l día del labrador, fechado en 1849, también publicado en O EPV en 1873, págs. 1-3 y en Dios y Patria, 1894, págs. 213-215 (véase la entrada 3 9 ).

1856 134. La tienda de don Antuco. Publicado en la antología titulada Museo de cuadros de costumbres, Imprenta de E l Mosaico, Bo­ gotá, 1866, volumen 1, págs. 14-18; reimpreso en O E P V en 1873, donde aparece fechado en 1856. Cuadro de costum­ bres en que Pacho, el narrador, sale de su oficina al final de la jornada y se va a tertuliar a la tienda de don Antuco. Allí se encuentra con el músico Valentín, quien le cede su silla, un rasgo señorial de los que nunca faltan en los cuadros de costumbres de Groot. Sigue una remembranza de los tiem­ pos de Nariño, cuando “se hallaba esta tienda muy surtida [ . . . ] el ramo de alquileres de cucuruchos y túnicas para los nazare­ nos de Semana Santa no más daba un platal” . U n campesino entra en la tienda a venderle unos alpargates a don Antuco.

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Don Pacho se sorprende al ver cómo ambos dicen estar per­ diendo en el negocio y sin embargo salen muy contentos una vez lo terminan. 135. (K ) “Cementerio — Informe de la comisión sobre la entrega del cementerio público”. En E l Catolicismo, 191 (enero 15), págs. 391-394. Después de una larga introducción viene el in­ forme propiamente dicho, fechado el 17 de enero de 1856. Groot hizo parte de la comisión que dio su opinión sobre la proposición del Cabildo de Bogotá de entregar el cementerio público a la Iglesia, en virtud de la ley del 14 de mayo de 1855. La comisión, nombrada por el Cabildo, debía opinar sobre el monto que la Iglesia debía pagarle. Groot, regidor de la comisión, hace una breve historia del cementerio y con­ cluye que el Cabildo debe entregarlo inmediatamente a la Igle­ sia en acatamientó de la ley y que no tiene derecho a cobrar por el terreno. Para llegar a esta conclusión hace un balance de las cuentas entre la Iglesia y el Cabildo y demuestra que _ no existe deuda alguna. Al final pone una nota de finísimo humor: “El deber del Cabildo es el de señalar un área que sirva para recibir los cadáveres que fueran rechazados de los otros cementerios. Para este objeto creemos que con que se cercara la octava parte de una fanegada de terreno sería su­ ficiente, porque al caso que la ley prevé, quizá en diez años no se presentará uno, si se ha de juzgar por lo que ahora hemos visto, pues los protestantes y los otros sectarios irán a sus cementerios y nuestros filósofos que en buena salud osten­ tan no tener religión irán al nuestro, pues a las últimas se confiesan y mueren como buenos católicos”. 136. (K ) “Un sacerdote cristiano”. En E l Catolicismo, 194 (febre­ ro 5 ), págs. 415-419. Contra un artículo del número 325 de E l Neogranadino sobre un sermón del doctor Manuel Fernán­ dez Saavedra pronunciado el l 9 de enero de 1856 en la catedral metropolitana de Bogotá. Este largo artículo teológico sostiene que Dios no contradice su creación, que incluye el libre albe­ drío del hombre y, por lo tanto, no obliga a nadie a creer. Lo que más preocupa a Groot es que estos asuntos de “alta teología se ventilen ante el pueblo, lo que sólo puede llevar a producirle dudas. Pide prudencia a Fernández Saavedra, a quien sin embargo encomia por su sermón en el entierro del padre Francisco Margallo en 1837. 137. (K ) “Abolición de la pena de muerte”. En E l Catolicismo, 196 (febrero 19), págs. 14-98. Bajo el pseudónimo “Justus”. Nuevo artículo polémico sobre la propuesta de Manuel Murillo Toro de derogar la pena de muerte, con cuatro argumentos nuevos:

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1 - Sí son horrorosas las escenas patibularias, pero lo son más los asesinatos cometidos por fascinerosos. 2 - Que la propuesta de abolición amenaza las elecciones, pues ellas pueden deci­ dir ce con matar a un hombre, pasar diez años siendo alimen­ tado por el gobierno e incluso salir libre antes de cumplida la condena (G root parecía pensar que los candidatos conser­ vadores corrían mayor riesgo de ser asesinados). 3 - Que en 1826 la ley de pena de muerte funcionó poniendo cóto a una ola de robos, que entonces cesó y la ley se derogó, 4 j- Que es mejor pasar leyes nuevas, que si no funcionan se derogan, que suprimir leyes que funcionan sin conocer el efecto de hacerlo. 138. (K ) “Monsalvatge”. Serie de cinco artículos (el cuarto y el quinto titulados “Monsalvatge y su Reforma), en El'-Catoli­ cismo, 199 (m arzo 11), págs. 34-38 (nueva numeración, año III de la segunda época); 216 (junio· 2 4 ), págs. 178-180; 217 (julio 1°), págs. 185-187; 220 (julio 15), págs. 207-208; y 221 (julio 2 2 ), págs. 217-220. Kimsa reseña toda la serie con el título “Monsalvatge” (K , 8 3). Groot sostiene que detrás de la oleada de predicadores protestantes en Nueva Granada está el apoyo de los Estados Unidos y su cruzada contra el catolicismo en la América española para la que el país sería el puerto de entrada. Incluye una serie de transcripciones dedicadas a los prelados neogranadinos. Una de ellas proviene de un escrito titulado Exposición respecto al establecimiento de una iglesia protestante en Cartagena, firmada por los comi­ sionados de la Sociedad Bíblica de Estados Unidos, Thomas ✓ de W itt, P. Perit, J. C. Brigham, Jos Holdich y Howard Crosby, fechada en Nueva York el 8 de diciembre de 1855. Transcribe también una carta del cónsul británico· Arthur C. Kortright dirigida a Monsalvatge, fechada el 10 de octubre de 1855, de­ seándole suerte con esta primera iglesia protestante en el país; otra de Francis Hesse, encargado de negocios de Prusia cerca de Nueva Granada, también dirigida a Monsalvatge, fechada en octubre de 1855, en que ofrece al predicador ayuda de su oficina para el establecimiento de su iglesia. 139. (K ) “Exposición respecto del establecimiento de una logia protestante en Cartagena”. En E l Catolicismo, 199 (m arzo 11), págs. 34-38. Sobre las prédicas del protestante Monsalvatge en esa ciudad. Artículo polémico contra un escrito titulado E x ­ posición respecto al establecimiento de una iglesia protestante en Cartagena, firmado por los comisionados de la Sociedad Bíblica Americana Thomas de W itt, P. Perit, J. C. Brigham, Jos Holdich, Howard Crosby, y fechada en Nueva York el

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8 de diciembre de 1855. En la Exposición se narra la venida dé Monsalvatge a Cartagena, su viaje a Nueva York, su retorno con el apoyo dado por la Sociedad Bíblica Americana y el establecimiento de una iglesia en que predicaba a protestantes y católicos en un local facilitado por el gobernador de la provincia. 140. ( K ) “Una mala defensa”. En E l Catolicismo, 199 (marzo 11), págs. 38-39. Artículo a raíz de un sermón de Manuel Fernán­ dez Saavedra en la catedral metropolitana. Contra él se pu­ blicó en Bogotá un folleto anónimo titulado Implacabilidad, y los números 61 de E l Tiempo y 325 de E l Neogranadino salieron en defensa de Fernández Saavedra. Groot le reco­ mienda al padre no permitir que los editores de los periódicos liberales lo defiendan y le advierte que E l Tiempo promueve la candidatura de Manuel Murillo Toro para el Senado des­ pués de su derrota en las elecciones presidenciales. Groot in­ sinúa que fue Fernández Saavedra quien escribió el folleto E l arzobispo de Bogotá ante la nación contra el arzobispo Manuel José Mosquera en 1852. 141. (K ) “E l Tiempo y el clero”. Serie de dos artículos, en E l Cay tolicismo, 201 (m arzo 2 5 ), págs. 52-55; y 204 (abril 15), págs. 73-76. Groot denuncia que los acercamientos de Manuel Mu­ rillo Toro al clero son puramente electorales, puesto que lo había atacado desde las páginas de E l Tiempo. Se refiere a la siguiente frase de Murillo: “Creemos que en vez de ser reaccionario [el clero] será iniciador, y que por tanto dejará su puesto de acólito entre los conservadores para ocupar el de apóstol entre los que sostienen en política la ley del amor y la caridad anunciada en el Evangelio”. 142. (K ) “MonsalVatge y Sincelejo” . En E l Catolicismo, 205 (abril 2 2 ), págs. 82-84. Fechado en abril 18 de 1856. Contra el ser­ món de Monsalvatge pronunciado en Cartagena el 17 de fe­ brero de 1856 y contra el periódico de Sincelejo, impreso en Cartagena, la Crónica de Sotavento. Groot sostiene que el ser­ món de Monsalvatge es copiado de Lafitau y que al plagio no hizo más que agregar la parte protestante. Sobre ésta remi­ te a su escrito Los misioneros de la herejía (véase la en­ trada 7 0). 143. (K ) “Abolición del infierno”. En E l Catolicismo, 213 (junio 10), págs. 147-149 (hay error en la numeración, debería ser págs. 145-147). Artículo contra el presbítero Pedro Antonio Vezga, quien en un sermón dijo que no era necesario apelar a las penas del infierno para predicar. Los liberales aprove-

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chaban este tipo de sermones, y Groot escribió para exigir el infierno en el púlpito y aducir que es herética la prédica contra él. \ 144. (K ) “La moral conservadora”. En El Catolicismo, 213 (junio 10), pág. 147 (hay error en la numeración, debería ser pág. 149). Artículo polémico contra una publicación del número 38 del periódico El Pueblo de Medellin, en el que se argumen­ taba contra los principios morales de los conservadores / por querer imponerse en política a todos los neogranadinos. El articulista de El Pueblo transcribía y comerítaba un escrito no reseñado del jesuíta Rivadeneira. Groot sostiene que la trans­ cripción es adulterada y que el articulista liberal insertó trozos espurios para sostener que los jesuítas aceptan qué el “buen fin” justifica los medios y que los conservadores operaban en po­ lítica de acuerdo con ese precepto. Groot cita la conocida frase de Voltaire en carta a Thiriot de octubre 21 de 1736: “ [Contre l’Éghse] il·faut mentir comme un diable, non pas timidement, non pas pour un jour, mais hardiment et toujours”. 145. (K ) “Satisfacción y defensa”. En El Catolicismo, 215 (junio 17), págs. 166-167. Groot empieza por dar una satisfacción a Pedro Antonio Vezga, quien se defendió de los cargos por descartar el infierno de su prédica (véase entrada 143). Groot encomia a Vezga por haberse defendido también de los libe­ rales cuando El Neogranqdino publicó que el cura rechazaba el dogma del infierno. Vezga reclama a El Catolicismo por apresurarse a atacarlo. Groot contesta que defiende el dogma contra quien sea, aunque cura, y agrega: “Sacerdote fue Judas, E TEMAS Colección personal de Groot, 24, 28, 60, 62, 181, 189-191, 236, 237, 290, 379-399. Colección Pineda, 180, 358, 380, 381, 385-387, 391. Convento de los Franciscanos, 191 381 385 Virreinato/182, *190, 381, 384, 385. Aristocracia colonial española, 3537. Banco de Santander, 360. Batalla de Bogotá (diciembre 4 de 1854), 72, 96, 234, 251, 315. Batalla de La Donjuana, 283. Biblioteca de Autores Colombia­ nos, 279, 363. Biblioteca del monasterio de los Franciscanos, 191. Biblioteca de José Manuel Groot, 24, 96, 190, 379-399. Biblioteca del arzobispo Manuel José Mosquera, 381. Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, 37, 44, 103, 226, 227, 260, 279, 362. Biblioteca Pública (actual Biblio­ teca Nacional), 38, 181, 190, 380, 385. Biblioteca Rivas Sacconi (perso­ nal o BRS), 24, 25, 40, 44, 47, 50, 60, 62, 65, 71, 76, 99101, 118, 122, 132, 134, 137, 145, 151, 181, 190, 213, 219,

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INDICES

222, 226, 232, 236, 258, 259, 261, 264, 266-268, 274, 276, 280, 290, 292, 317, 318, 337, 338, 380, 401, 407. Bolivarianos (y bolivarismo de Groot), 32, 41, 42, 62, 76, 158, 159, 170, 175, 176, 178, 179, 209, 215, 234, 309', 320, 374, 392, 393. Cabildo de Bogotá, 77, 325. Cachacos, 210, 211, 230, 244, 350. Caja de Consolidación, 172, 386. Capellanías, 100, 148. Capilla del Sagrario, 90, 198, 263. Casa Editorial dé Medardo Ri­ vas y Compañía, 26, 135, 204, 272, 273, 360, 361. Catedral Metropolitana de Bogo­ tá, 63, 90, 93, 101, 165, 169, 325, 419,420. Capellanía de Groot en favor de los padres de l a . . . , 148. Libros parroquiales de l a .. . 90. Cementerio público, 77, 325. Ciençia en el siglo xix (comen­ tadores tradicionalistas), 257. Clero: Antioqueño, 124-127, 368, 369, 370. Bogotano, 124, 130, 141, 142, 239, 261. Francés, 216, 422, 423. General, 366, 422. Inglés, 422. Neogranadino, 63-65, 69, 77, 102, 106, 119, 122-127, 129131, 138, 145, 146, 177, 178, 193, 214, 215, 218, 219, 225, 226, 238, 243-245, 262, 264267, 274, 312, 321, 327, 329, 331-332, 341, 342, 349, 350,

368, 371, 372, 374, 386, 391, 414-427, 428, 429. Colegio de La Merced para ni­ ñas, 48-52, 211, 220, 297. Colegio del Rosario, 62, 101. Colegio Instituto de Cristo, 312. Colegio Máximo de Bogotá (Se­ minario Mayor Arquidiocesano), 62, 63, 240, 246. Colegio Mayor de San Bartolo­ mé, 37, 38, 63, 229, 396. Seminario de San Bartolomé (desde 1841), 37, 64. Comunismo, 67, 223, 248, 269, 302, 303. Concejo Municipal de Bogotá, 36, 59, 275. Concilio de Trento, 269, 311. Concilio Vaticano Primero, 205, 269, 351. Concordato con Roma, 235, 244, 252, 253. Confederación Granadina, 84, 97, 98, 103, 135, 185, 186, 235, 236, 252. Congreso de las Provincias Uni­ das, 70, 140. Constituciones: De 1813, 70. De 1832, 47. De 1843, 54, 223, 248, 249. De 1853, 223, 224, 249, 310, 316, 317, 321, 339. De 1858, 84, 96, 235, 236, 336. De 1863, 103, 124, 125, 185, 236, 252, 255, 271. De 1886, 177. Convento de la Concepción, 102. Convento del Carmen, 102. Convento de San Diego, 44, 57, 94, 142, 215, 273, 281, 298. Convento de Santa Clara, 102, 193, 194, 297. Convento de Santa Gertrudis,

102.

ÍNDICE DE TEMAS

Convento de Santa Inés, 102. Coronas poéticas de la Virgen María, 353, 354. Corte virreinal, 35, 37, 115. Criollos beneméritos, 37, 199. Deísmo, 79, 80, 105, 116, 331333. Desamortización de manos muer­ tas, 99, 100, 102, 103, 125, 172, 184, 186, 235, 236, 262, 356. Diario Político y Militar (de Jo­ sé Manuel Restrepo), 212, 226233. Diccionario(s), 40, 43, 65, 87, 190, 210, 211, 275, 332, 345, 346, 415, 416, 423. . . . de Teología del Abate Bergier, 65, 87, 332, 415, 416, 423. Dogma de la Inmaculada Con­ cepción, 88, 166, 342, 343, 416. Educación (ver también Cole­ gios), 24, 25, 42, 49, 50-52, 57, 63, 65, 66, 102, 124, 127, 182, 183, 197, 252, 253, 255, 266, 298, 352. De Groot, 37-41. En la república temprana, 51. Métodos de enseñanza, 52, 297. Primera Casa de Educación (de José María Triana), 41. Segunda Casa de Educación (de Groot), 25, 41, 42, 51,

52.

Tercera Casa de Educación (de Groot), 49-51, 122, 210, 292. Reformas de Santander, 32, 57, 178, 187, 201, 204. Tras la expulsión de los jesuí­ tas en 1861, 102. Enciclopedia(s), 65, 105, 390. . . . Británica, 390.

455

Estados Unidos de América, 231, 252, 323, 326, 327, 331, 339, 360. Estados Unidos de Colombia, 124-126, 135, 187, 273. Expedición Botánica, 37, 38, 43, 346. Gran Colombia, 152, 153, 177, 278, 279. Guerras Civiles: De 1831, 159, 179, 199, 209, 236, 342. De los Supremos (1839-1841), 50, 51, 54, 55, 210, 217, 244, 259, 293-295, 342. De 1851, 221, 229, 241, 247, 248. De 1854, 70-72, 74, 75, 103, 104, 226, 227, 229-232, 234, 314, 315, 317, 342. De 1860-1861, 98, 104. De 1876-1877, 270. De 1884-1885, 270. Guerrillas: De Guasca, 72, 229, 234, 247, 251, 314, 315. Del “Mocho” Vargas, 247. De los Caicedo, 247. De los hermanos Diago y Ma­ teo Viana, 247. Historia(s) Civil, 151, 167, 168, 173, 182, 203-205. Concepción señorial de la. . . 46, 53, 73, 74, 92, 93, 169, 192, 256, 269, 294, 317, 324, 352. Eclesiástica, 59, 65-67, 77, 78, 79-81, 85, 86, 87-89, 97, 106114, 159, 163, 167, 171-173, 177, 192, 196, 203-205, 214217, 300, 307, 311, 331, 333,

456

ÍNDICES

334, 336, 341, 345, 349, 350, 357, 358, 414-427. . . . de la historia, 23, 28-34, 281 “ . . . menuda”, 29, 114-116, 348. Positivista, 109, 194. Institucionalización de la . . . en Colombia, siglo xix, 106. . . . patria, 277. Sagrada, 43, 79-81, 116. Historiadores académicos colom­ bianos, 33, 64, 69, 208, 253, 280, 281. Historiadores coloniales y cronis­ tas, 159-161, 166, 194, 195, 280, 381-399. Historiadores coloniales y cronis­ tas citados por Groot: Aguado, Fray Pedro, 96, 160. Arias de Ugarte, Fernando (arzobispo), 187, 279, 354, 362, 389. Casani, Fray José, 160, 388. Casas, Fray Bartolomé de las, 33, 162, 196, 387. Castellanos, Juan de, 160, 387. Castillo, Francisca de la Con­ cepción, 389. Fernández de Oviedo, Gonza­ lo, 160, 387, 388, Fernández de Piedrahíta, Lu­ cas, 129, 160, 195, 387. Flórez de Ocáriz, Juan, 90, 160, 163, 388. Garzón de Tahuste, Alonso, 165, 167, 301, 388. González Dávila, Gil, 388. Gumilla, José, 160, 389. Jiménez de Quesada, Gonzalo, 160, 162-164, 196, 381, 388. Julián (padre jesuíta), 389. López de Lisboa, Diego, 389. Ordóñez Ceballos, Pedro, 384, 388.

Oviedo, Basilio, 388. Rivero, José, 389. Rodríguez Freyle, Juan, 160, 163, 388. / Simón, Fray Pedro, 129, 160¿ 162, 195, 387. Solis y Valenzuela, Pedro, 389. Zamora, Alonso de, 91, 160, 163, 387. Historiadores extranjeros citados por Groot: Baronio, Cesare, 78, 331. Berault-Bercastel, Antoine Hen­ ri, 59, 340, 343. Bossuet, 59', 416. Cantú, César, 65, 257, 323. Cóbbet, William, 65, 86. Flavio, Josefo, 43, 110. Fleuri, André Hércule, 78, 331. Guicciardini, Francesco, 110. Guizot, François, 44, 65. Henrion, Barón de, 59, 65, 87, 340, 343. Michelet, Jules, 58. Muriel, Andrés, 197, 389. Ranke, Leopold von, 58. Ségur, Conde de, 65, 78, 331. Touron ( padre dominicano), 194. Historiadores y memorialistas re­ publicanos citados por Groot: Acosta, Joaquín, 75, 160, 161, 277, 388. Borda, José Joaquín, 26, 277, 354. Caballero, José María, 173. Caldas, Francisco José de, 173, 174, 391. Castillo, José María, 390. Caycedo y Flores, Fernando, 386, 388, 389', 393, 394. Cordovez Moure, José María, 227, 260. Espinosa, José María, 173, 185, 199, 356, 390, 395.

ÍNDICE DE TEMAS

Gálvez, Fray Joaquín, 389. Herrán, Pedro Alcántara, 390. Larrazábal, Felipe, 390. Lasso de la Vega, Rafael, 171, 201, 390. López, José Hilario, 75, 390. Nieto, Juan José, 388. Obando, José María, 75, 390. O’Leary, Daniel Florencio, 277. Ortiz, Juan Francisco, 37, 227. Páez, José Antonio, 387, 389. Plaza, José Antonio de, 160162, 173, 194, 277, 388. Posada Gutiérrez, Joaquín, 161, 173, 208, 277. j Quij ano Otero, José María, 277, 353, 354. Restrepo, José Manuel, 23, 3033, 52, 75, 76, 140, 150, 173, 176, 177, 205, 208, 209', 212, 227-233, 277, 280', 281, 320, 353, 380, 387, 389, 398. Rodríguez, Manuel del Soco­ rro, 37, 38, 389', 391. Rosillo, Andrés María, 389, 394. Samper, José María, 26, 68, 74, 77,,227. Santander, Francisco de Pau­ la, 75, 178, 390. Torres y Peña, José Antonio, 390, 393. 1 Uricoechea, Ezequiel, 89, 105. Vergara y Vergara, José Ma­ ría, 89, 121, 132, 263, 277, 280, 338, 389. Vezga, Florentino, 61, 141, 142, 254, 350. Historiadores y memorialistas re­ publicanos (otros) : Arboleda, Gustavo, 208, 227. Ibáñez, Pedro María, 227. Historiografía, 29-34, 52, 66, 75, 80, 106, 111, 160, 161, 175, 190, 208, 277, 278, 280', 281.

457

Historiografía europea del siglo XIX, 58, 6 6 , 79-81, 114-116, 194, 202, 203, 308. Hospital San Vicente, 369. Imprenta... A cargo de Foción Mantilla, 23, 61, 103, 106, 118-151, 187, 273, 349, 351. A Vapor de Echeverría Her­ manos, 119. A Vapor de Zalamea Herma­ nos, 26, 360. Casa Editorial de Medardo Ri­ vas (e Imprenta, Estereoti­ pia y Encuadernación de Me­ dardo Rivas), 23, 26, 27, 120, 128, 132-155. De El Tradicionista, 25, 26, 61, 199, 255-258, 262, 268, 271, 353, 354, 358, 359. De J. A. Cualla, 119, 298. De José Ayarza, 215, 224, 294, 301. De José Benito Gaitán, 119. De la Nación, 134-135, 137, 143. De Nicolás Pontón, 119, 138, 141, 146. De Nicomedes Lora, 45, 291. De Ortiz y Compañía, 295, 324. Librería Nueva de Bogotá, 361. Metropolitana, 61, 70, 142, 254, 350. Impresión de obras en Nueva Granada, 31-33, 117-155, 230, 272, 291, 349, 351, 365-378, 420. Instituto Caro y Cuervo, 24, 89, 259, 263. Jesuítas, 36, 51, 56-60, 66, 84, 85, 87, 98, 102, 115, 141, 168,

458

INDICES

169, 171, 196, 212, 214-221, 226, 230, 235, 236, 239', 242, 244, 245, 247, 251, 252, 254, 298-301, 305,306, 315,317,328, 336, 337, 344, 345, 351, 366, 382, 385, 387, 389, 394, 425. Castigos divinos a sus “expulsionistas”, 219-221, 226, 245, 246, 317. Congregación de Artesanos, 56, 212, 244, 254, 295. Contribución a las ciencias, 218, 219. Debates sobre su expulsion, 1845-1850, 57-60, 84, 115, 214-218, 242, 244, 245, 251, 301, 305, 306. Expulsion de 1767, 57, 66, 85, 98, 168, 171, 196, 336, 337, 344, 345, 366, 382, 385, 394. Expulsion de 1850, 51, 72, 214, 218, 239, 242, 245, 247, 315, 317. Expulsion de 1861, 102, 235, 236, 252. Papel en la educación, 51, 169, 300. Perseguidores de lo s ..., 219221, 226, 245, 246, 317, 394. Refutación de Arboleda sobre l o s ..., 57-60, 115, 214, 298, 299. Restitución en 1816, 387. Restitución en 1844, 51, 214. Restitución en 1858, 84, 97, 235, 252, 317. Retratos de los. . . pintados por Groot, 59, 60. Juventud Católica, 262, 263. Ley (leyes): Sobre la Iglesia 1849-1864, 67, 69, 76, 96, 99-103, 124, 125, 172, 184, 186, 223, 235, 236, 242, 249, 251, 262, 310, 312,

313, 316, 321, 323, 330, 347, 356. De desamortización de bienes; eclesiásticos, 99, 100, 102/ 103, 125, 172, 184, 186, 236, 262, 356. De libertad religiosa, 76, 96, 235, 251, 310, 316, 323. / De matrimonio civil (proyec­ to), 312, 313, 316. De medidas de seguridad, 55. De separación de la Iglesia y el Estado, 67, 69, 76, 223, 242, 249, 262, 310, 321, 323, 330. De tuición de cultos, 101, 102, 124, 125, 262, 347. Educativas de mayo de 1868, 255. Reformas de Medio Siglo (en general), 135. Liberales (usado como adjetivo y como sustantivo), 39-41, 43, 49, 51, 52, 54-57, 58, 59, 6571, 73-75, 77-80, 83, 85, 86, 93, 94, 96, 98, 105, 111-113, 115, 116, 119, 124, 134-136, 139, 141-144, 153, 161¿ 166, 174, 177, 179', 180, 192, 193, 197, 201, 205, 209, 210, 212215, 218-220, 222, 224-226, 231, 234-236, 244-252, 256, 262, 263, 265, 270, 293, 295, 298, 300302, 306, 310-312, 315, 320, 327, 328, 332, 334, 342, 343, 351, 355, 359, 386, 396, 408, 411, 425. “Consecuentes”, 174, 310. “Doctrinarios”, 263. “Draconianos”, 56, 66, 71, 72, 175, 219', 221, 222, 234, 310. “En política” ( “no de escuela doctrinaria”), 263, 355. Españoles, 40.

INDICE DE TEMAS

Gólgotas, 72, 103, 230, 234, 246, 251, 310, 321. “Inconsecuentes”, 218, 225, 244, 246, 249, 310. Independientes, 270, 271. Radicales, 77, 78, 104, 125, 139, 270, 271, 330. Librería Voluntad S. A., 278. Masonería, 40, 41, 44, 57, 178, 187, 213, 215, 245, 308, 310, 311, 340, 391, 392, 394, 396, 399. Logia Libertad de Colombia, 40, 41, 399. I Logia Fraternidad Bogotana, 40, 41, 44, 395. Materias opinables (teología), 267, 407, 414-427. Memoria e historia en la repúbli­ ca temprana, 88-98, 192, 199201, 278, 314, 344. Memorias históricas, 75, 89, 103, 160-162, 168, 170, 173, 176, 185, 199, 208, 309, 382, 388390, 395. Método de Castairs, 52, 297. Ministeriales, 54-56, 211, 310. Ministerio de Cultura, 26. Ministerio de Educación Nacio­ nal, 26, 30, 279', 362, 363. Ministerio de Fomento, 274. Monasterio de la Candelaria, 94. Monasterio de San Agustín, 94. Monasterio de San Diego, 94. Monasterio de Santa Clara, 94. Monasterio de Santo Domingo, 94. Museo Universal de Pintura y Escultura (obra de referencia, siglo X IX , sin autor especifica­ do, Barcelona, 1841), 96, 311, 344.

459

Negros (población negra), 29, 97 318 345 Nueva Historia, 30, 31, 278, 281. Observatorio astronómico de tafé de Bogotá, 273, 274, 281, 382, 398. Olimpo Radical, 103, 125, 186, 187, 236, 252, 256, 263, 270.

San276, 140, 262,

Padres Redentoristas de la Con­ gregación de San Alfonso de Liguori, 345. Panteísmo, 331, 332. Partido Católico, 262, 263, 355, 356. Partido Conservador, 25, 46, 97, 124, 209, 221, 230, 235, 246, 247, 248, 262, 270, 321, 408. Periódicos: Aviso del Terremoto, 390. Colombia Cristiana, 277. Conversaciones entre un Cura, un Barbero y un Agrícola, 298. Correo Curioso, 391. Correo de Bogotá, 392. Correo de Ultramar, 308, 312. Crónica de Sotavento, 327. Diario de Cundinamarca, 353, 357, 358, Diario Oficial, 134, 226, 227, 231, 251. Diario Político del Socorro, 391. Diario Político de Nueva Gra­ nada, 391. Diario Político de Santafé de Bogotá, 173, 174. El Alba (periódico en español editado en Londres), 328, 329. El Alternativo del Redactor Americano, 391.

460

I N D I C E S

El Anteojo, 391. El Anteojo de Larga Vista, 391. El Argos, 391. El Aviso, 66, 128, 367, 393. El Bien Público, 353. E7 Carabinero, 321, 322. £ / Catolicismo, 25, 26, 28, 33, 34, 40, 57, 60-63, 65-68, 70, 72-74, 76-79, 84, 85, 87-89, 97, 98, 104, 105, 113, 115, 119, 120, 123, 129, 164, 181183, 187, 210, 214, 217, 218, 222-226, 234-236, 256, 259, 290, 291, 298, 300-318, 320337, 339-345, 354, 391, 419, 420. Carátula, 67, 68. Cierre en 1854, 70, 314. Escuela de apologética, 6065. Fundación y colaboradores, 59, 60. Oposición a El Tiempo, 30, 73, 74, 85, 119, 136, 162, 163, 234, 235, 251, 315317, 320-322, 327, 330, 333, 334, 336, 337, 343. Reapertura en 1855, 7L Cierre en diciembre de 1859, 129. Reapertura en 1868, 129. El Celaje, 277. El Colombiano Huérfano, 392. El Conductor, 393. El Conservador, 61, 62, 98, 119, 120', 348. El Constitucional, 312, 343, 393. El Correo Nacional, 276. El Cristiano, 296. El Charivari Bogotano, 299. El Charqui, 393. El Demócrata, 393. El Despertador, 392.

El Día, 49, 52, 189, 210, 211. 217, 224, 225, 230-298, 301. E l Duende, 296, El Extraordinario, 391. El Gallo Antimasón, 392. El Gallo de San Pedro, 216, 392. El Granadino, 51, 393. / El Heraldo, 277, 370. El Imperio de los Principios, 47-49', 209, 292. El Investigador Católico, 293. El Liberal, 134, 136, 141-143, 307, 308, 350, 351, 375, 419. El Mensajero del Corazón de Jesús, 261. El Montalbán, 391. El Nacional, 299. El Neogranadino, 73, 77, 78, 119, 120, 217, 218, 224, 225, 235, 242, 251, 252, 300, 301, 305, 306, 308, 325, 327-333. El Noticiosotey 392. El Obrero, 256, 263, 355. El Observador, 63, 216. El Orden, 274, 275, 308. El Panameño, 312. El Pasatiempo, 311-313. El Patriota, 392. El Perro de Santo Domingo, 392. El Pésame, 392. El Pueblo (periódico de Me­ dellin), 328. El Reconciliador, 393. El Redactor Americano, 391. El Siglo (periódico liberal es­ pañol), 331, 343. El Símbolo, 61, 62, 98, 101, 102, 107, 108, 347, 348. El Soldado de Colombia, 392. El Sur Americano, 300, 304. El Tiempo, 30, 73, 74, 85, 119, 136, 162, 163, 234, 235, 251,

INDICE DE TEMAS

315-317, 320-322, 327, 330, 333, 334, 336, 337, 343. El Tolima (periódico de Iba­ gué), 320. El Tradicionista, 25, 26, 61, 136, 199, 255-258, 260-264, 268, 271, 272, 289, 352-359, 406, 407, 410-414, 425-428. El Traductor, 392. El Tribuno (periódico de Car­ tagena), 252, 322, 323, 328. El Verdadero Censor de Colombia, 392. El Zurriago, 393. Gaceta de Cartagena, 393. Gaceta de Colombia, 393. Gaceta de Santafé de Bogota, Í76, 392. Gaceta Ministerial de Antioquia, 391. Gaceta Ministerial de Cundu namarca, 84, 335, 336, 342, 391. Gaceta Oficial, 193, 217, 228, 310, 320, 392. La América, 136, 357. La Aurora (de Bogota), 393. La Aurora (de Popayán), 391. La Bagatela, 391. La Ballena, 393. La Bandera Tricolor, 393. La Bodoquera, 295. La Caridad, 28, 61, 129-131, 136, 144, 189, 255, 320, 339, 351-353, 355, 369, 370, 430. La Civilización, 230, 299. La Correspondencia - Edición diaria, comercial y de infor­ maciones, 278. La Democracia, 320. La Discusión, 304. La Época, 57, 298. La Esperanza, 83, 295, 317, 319, 320. La Hazaña, 393.

461

La Ilustración, 425. La Imprenta de Ibagué, 304. La Lira, 393. La Miscelánea, 393. La Opinion, 107, 108, 183, 218, 347, 348. La Patria, 335, 338. La Prensa, 29, 374. La Presse, 331. La República, 103, 118-122, 128, 130432, 135, 136, 138, 141-144, 179-181, 186, 189, 191, 207, 369, 379. La Situación, 323. La Sociedad Popular, 300. La Tapa del Cóngolo, 392. La Verdad y la Razón, 296. La Voz del Norte (de Santan­ der), 337. Las Albricias, 392. Las Damas de Bogotá, 392. Las Guerras Panáticas contra Masones, 392. Las Tardes, 294. Las Tardes del Tunjuelo, 293, 294. L e Mercure (periódico fran­ cés), 311. Los Cubiletes, 292, 293. Los Mastines, 215. Los Toros de Fucha, 392. LTJnivers (francés), 105, 308, 311, 339, 343, 423-425. Papel Periódico de Santafé de Bogotá, 390. Semanario del Nuevo Reyno de Granada, 391. Tardes Masónicas, 392. The American Monitor (perió­ dico de Estados Unidos), 393. Voluntad, 278. Periodo de l a ... en la Historia Eclesiástica y Civil:

462

INDICES

Conquista, 157, 159-166, 194196. Colonia, 157, 166-170, 193, 194, 196, 197. Independencia, 157, 170-177, 199, 201, 204, 314, 320. Reconquista, 39, 175, 176, 199, 200, 248, 386, 392, 396, 398. República temprana (18191831), 157, 158, 177-180, 197-199, 201, 202. Periodo 1831-I860 (hipotético; no escrito por Groot), 207-252. Personajes de la Historia (men­ cionados en el análisis de con­ tenido del Capítulo Cuarto y la lista de fuentes del Apén­ dice 3) : Aguirre, Lope de, 162, 166. Alea y Estrada, Juan de, 397. Almanza, Bernardino de, 167, 168. Amar y Borbon, Antonio, 398. Aranda, conde de, 58, 170. Azuero, Vicente, 178, 215, 31Ô, 393. Baraya, Antonio, 185, 398. Barrios, Juan de los, 162-164, 166, 381. Bastidas, Rodrigo de, 162. Beltrán, San Luis, 166. Benalcázar, Sebastián de, 164. Bentham, Jeremías, 32, 41, 66, 178, 179,, 187, 188, 197, 215, 216, 246, 260, 266, 298, 337, 351, 355. Bolívar, Simón, 32, 41-43, 48, 62, 76, 121, 140, 158, 159, 170; 175, 176, 178, 179, 209, 215, 216, 234, 235, 244, 273, 275-277, 279, 309, 320, 321, 342, 355, 362, 363, 374. Bonaparte, José, 171.

Bonaparte, Napoleón, 39, 112, 113, 166, 171, 172, 386. Caballero y Góngora, Antonio; 158, 384,385. Caicedo, Domingo, 179, 199, 209. Carbonell, José María, 175. Carlos III, 170-172, 184, tó6, 197, 389. Carlos IV, 170, 382. Casas, Fray Domingo de las, 195. Colón, Cristóbal, 157. Díaz Venero de Lei va, An­ drés, 162, 163, 166. Ezpeleta de Galdeano, José de, 168,390. Federmán, Nicolás de, 164. Fernando VII, 171, 172, 175, 176. Flórez, Manuel Antonio, 385. Galarza, Juan López de, oidor, 162. Girón, Sancho, 167-169. Godoy, Manuel, 170-172, 386. Gómez, Francisco Javier, 175. Góngora, Juan de, 162. Groot de Alea y Estrada, Jacobo, 397. Groot de Vargas Machuca, Jo­ sé, 35, 397. Groot, Felipe, 397. Gutiérrez, Frutos Joaquín, 185. Herrera, Ignacio, 175, 204. Infante, Leonardo, 178, 179, 199, 201. Jiménez de Quesada, Gonzalo, 160, 162-164, 196, 381, 388. Lasso de la Vega, Rafael, 171, 201, 390. Loboguerrero, Bartolomé, 165. Margallo, Francisco, 57, 215, 298, 305, 325, 392, 393. Martínez de Compañón, Bal­ tasar Jaime, 165.

INDICE DE TEMAS

Mendinueta y Múzquiz, Pe­ dro, 168, 383. Montalvo, Francisco, 386. Montano, Juan de, 162. Morillo, Pablo, 43, 144, 175, 176, 178, 201, 222, 234, 359, 371, 383, 386, 387, 390, 398. Nariño, Antonio, 36-38, 42, 50, 63, 119, 121, 138, 175, 184, 185, 199, 201, 2091, 324, 342, 371, 383, 391, 392, 395, 396, 398. Núñez de Balboa, Vasco, 157. Ortiz, Tomás, 162. Oyón, Alvaro de, 162, 166. Pedroza y Guerrero, Antonio de la, 384. Sacristán, Juan Bautista, 138, 371, 383, 386, 391, 394, 395. Santander, Francisco de Pau­ la, 32, 40, 41, 47-49, 52, 55, 57, 66, 72, 75, 176-180, 187, 199, 204, 209, 211-213, 215, 216, 220, 225, 244, 245, 256, 292, 293, 298, 304, 310, 360, 387, 390, 392, 395, 396, 399. Solís Folch de Cardona, José, 385, 394. Toro, Tomás de, 162. Tracy, Destutt de, 66, 178, 187, 197, 216, 246, 351. Urdaneta, Rafael, 159, 215. Urquinaona, Francisco Ignacio, 36. Zapata, Luis de, 167, 381. Pintura, 26, 27, 40, 42, 51, 52, 91, 274,. 280', 297, 356, 357. Costumbrista, 27, 42, 52, 91, 279, 280, 339. Museo Universal de Pintura y Escultura (obra de referen­ cia, siglo X IX , sin autor es­ pecificado, Barcelona, 1841), 96, 311, 344. Precepto de Mengs, 96.

463

Plan de estudios de 1826, 32, 57, 178, 187, 201, 204. Plan de estudios de Moreno y Escandón, 382. Primera Casa de Educación, 41. Prescindencia de la prensa en la polémica eclesiástica, 264. Protestantismo, 58, 61, 65-67, 77, 86, 95, 102, 104, 106, 136, 163, 178, 183, 187, 196, 223, 252, 257, 258, 269, 300, 303, 307, 308, 311, 318, 322, 323, 325-329, 334, 336, 340-343, 346, 352, 355, 358-360, 393, 394, 407, 408, 417, 419, 420, 422, 429, 430. Quijote y Sancho (alusiones a), 54, 73, 192. Razón Filológica, 55, 58, 77-81, 106-114. Razón Filosófica, 55, 106-114, 197, 198. Real Academia de la Historia de Madrid, 253, 258-260, 277, 359, 400-405. Miembros de l a . .. : Fort, Carlos Ramón, 402, 403. Rosell, Cayetano, 402, 403. Fuente, Vicente de la, 402, 403. Reconquista, 36, 38, 39, 51, 63, 172, 175, 176, 199, 200, 248, 386, 392, 396, 398. Recopilación Granadina (obra de Lino de Pombo y José Anto­ nio de Plaza, Bogotá, 1845), 212, 223, 248, 305. Reforma educativa liberal de 1870 (Decreto Orgánico de Instruc­ ción Pública), 255, 352. Reformas del Medio Siglo (ver bajo Leyes).

464

INDICES

Regeneración, 69, 177, 178, 205, 252, 253, 260, 263, 269^277, 358, 359, 408. Relaciones de los virreyes, 167, 168. . Revolución Francesa, 112, 113, 171, 172, 175, 223, 309, 422, 423. Revistas: Revista Bolívar, 279, 362, 363. Revista de Colombia (periódi­ co), 28, 29', 118, 128, 129, 133, 136, 137, 142-144, 149, 152, 153, 155, 193, 380, 381. Santanderistas (y oposición a ellos por parte de Groot), 32, 41, 47-49, 51, 55, 57, 66, 75, 177180, 187, 199', 204, 209, 211213, 215, 216, 220, 225, 244, 245, 256, 292, 293, 298, 304, 310, 392, 395, 396,. 399. Secretaría de Guerra y Marina, 41, 51, 396. Segunda Casa de Educación de Alumnos Internos Pensionistas, 2 5 ,4 1 ,4 2 , 51, 52. Segunda edición de la Historia Eclesiástica y Civil, 26, 129, 272-274, 278, 292, 360. Segundo Concilio· Provincial Neogranadino, 187, 266, 267, 406, 414, 416, 425. Seminario de San Bartolomé (hasta 1841 Colegio Mayor d e ...) , 37, 64. Seminario de San Francisco (Popayán), 63. Seminario Mayor Arquidiocesano (ver Colegio Máximo de Bogota).

Sensibilidad aristocrática, 46, 47. Separación de la Iglesia y el Es­ tado, 67-69, 76, 77, 223, 242¿ 249, 262, 310, 321, 323, 330./ Sin Cuenta (Grupo de l o s ...) , 47, 208, 209, 292, 293. Socialismo, 112, 222, 223, 248, 256, 269, 302-304. Sociedad Bíblica de Nueva York, 252, 326, 32?. Sociedad Didascálica, 42. Sociedades Democráticas, 56, 212, 220, 244, 340. Syllabus, 256, 257. Teodicea universal (y neogranadina), 71, 72, 78, 80, 96, 116, 170, 171, 192, 204, 213, 221, 234, 265, 277. Tercera Casa de Educación, 4951, 122, 210, 292.

Tradicionalismo, 31, 46, 47, 49, 55, 203, 269-271y 308.

Ultramontanismo, 64, 77, 192, 205, 216, 218, 257, 316, 331, 332. Universidad del Cauca, 63. Vaticano, 64, 72, 88, 89, 97, 99, 122, 166, 205, 235, 244, 252, 254, 257, 269, 309', 341, 342, 351, 416. Concilio Vaticano Primero, 205, 254, 269, 309, 351, 416 Concordato, 235, 244, 252, 309. Dogma de la Inmaculada Con­ cepción, 88, 166, 3391, 340, 342, 416. Estados Pontificios, 308, 311. Sagrada Penitenciaría, 99. Vedas (libros), 257, 357, 358.

ÍNDICE D E NOMBRES Acevedo, Alfonso, 217. Acosta, Joaquín, 75, 160, 161, 277, 388. Aguado, Pedro de, 96, 160. Aguillón, José María (pie de ilustración 20, entre págs. 226

y 227). Aguirre, Lope de, 162, 166. Alea y Estrada, Juan de, 397. Alea y Gamuzio, Manuela de, 35. Allies, Tomás Guillermo, 334. Almanza, Bernardino de, 167, 168. Amar y Borbón, Antonio, 398. Ancizar, Manuel, 68, 73, 119, 251, 300, 304. Aranda, conde de (Pedro Pablo Abarca de Bolea), 58, 170. Arbeláez, Vicente, 102, 124, 129, 260, 261, 262, 268, 283, 350, 401, 407, 408, 411, 412, 414, 429, 430. Arboleda, Gustavo, 208, 227. Arboleda, Julio, 57, 103, 214, 227, 252, 270, 298, 299. Arboleda, Sergio, 31, 34, 121. Ardila, Ramón, 222. Arias de Ugarte, Fernando, 187, 279, 354, 362, 389. Arnoult, Gateen [refutador del sistema filosófico de Cousin], 332. Arouet, François Marie (véase Voltaire).

30

Azuero, Vicente, 178, 215, 310, 393. Balansátegui, Manuel, 36. Balmes, Jaime, 58, 66, 192, 219, 329. Baraya, Antonio, 185, 398. Barbiéri, Giovanni Francesco, il Guercino, 96. Baronio Cesare, 78, 331. Barriga, Joaquín María, 213. Barrios, Juan de los, 162-164, 166, 381. Bastidas, Rodrigo de, 162. Benalcázar, Sebastián de, 164. Benito, Nemesio, 247. Bentham, Jeremías, 32, 41, 66, 178, 179, 187, 188, 197, 215, 216, 246, 260, 266, 298, 337, 351, 355. Bentley, Richard, 358. Berault-Bercastel, Antoine Hen­ ri, 340. Bergier, Nicolás, 65, 87, 329, 332, 415, 416, 423. Bermas, Ramón, 231. Bernal, Félix, 348. Berrío, Pedro Justo, 124, 127, 366. Beltrán, San Luis, 166. Bolívar, Simón, 32, 41-43, 48, 62, 76, 121, 140, 158, 159, 170, 175, 176, 178, 179, 209, 215, 216, 234, 235, 244, 273, 275-277, 279, 309, 320, 321, 342, 355, 362, 363, 374.

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ÍNDICES

Bonald, Luis de, 219, 257. Bonaparte, José, 171. Bonaparte, Napoleón, 39. Borda, José Joaquín, 26, 277, 354. Borrero, Eusebio, 221. Bossuet, Jacques Bénigne, 59, 416. Botero, José Maria, 216. Bravo, Pascual, 124. Briceño, Emigdio, 84, 335. Brown, Joseph, 42, 52, 91. Buffon, conde de (ver Leclerc, Georges Louis). Caballero, José Maria, 173. Caballero y Góngora, Antonio, 158, 384, 3 8 5 ./ Cabet, Étienne, 303. Cabrera, José, 37. Cabrera, Petronila, 37, 41, 100, 294. Caicedo, Domingo, 179, 199, 209. Caicedo Rojas, José Maria, 276. Caldas, Francisco José de, 121, 172-174, 346, 382, 386, 391. , Camacho, Joaquín, 173, 174, 391. Camacho Roldan, Salvador, 68, 73, 103,107, 212,251, 321, 360. Cantu^ César, 65, 257, 323. Carbónell, José María, 175. Carlos III, 170-172, 184, 196, 197,

389· Carlos IV, 170, 382. Caro, José Eusebio, 51, 55, 59, 60, 68, 218, 219, 221, 222, 230, 318. Caro, Miguel Antonio, 25-27, 29, 30, 40, 92, 256, 260, 262, 264, 270, 271, 272, 283, 284, 289, 292, 293, 295, 296, 298-300, 354, 355, 359, 407, 408, 409, 411, 412, 414. Casani, Fray José, 160, 388. Casas, Bartolomé de las, 33, 162, 196, 387.

Casas, Domingo de las, 195. Casiodoro, Magno Aurelio, 78, 331. Castellanos, Juan de, 160, 387. Castillo, Francisca de la Concep­ ción, 389. Castillo, José María, 390. Castro, Manuel, 143, 147, 149, 155, 305, 376. Castro, Marcelino de, 62, 63, 222, 248. Caycedo y Flórez, Fernando, 57, 64, 69, 216, 225, 238, 260, 386, 388, 389, 393, 394. Cervantes Saavedra, Miguel de (y alusiones al Quijote), 54, 73, 192. Claver, San Pedro, 89, 97, 182, 279, 318, 345, 363. Cobbet, William, 65, 86. Colón, Cristóbal, 157. Cordovez Moure, José María, 227, 260. Correggio, Antonio Allegri il, 96. Cortés Lee, Carlos, 276. 1 Cousin, Víctor, 332. Crétineau-Joly, Jacques, 59. Cuéllar, Patrocinio, 243, 249. Cuervo, Ángel, 275. Cuervo, Nicolás, 238. Cuervo, Pachito, bufón de la cor­ te del virrey Ezpeleta, 394. Cuervo, Rufino, 44, 54, 62, 68, 211, 224, 233, 249, 270, 306. Cuervo, Rufino José, 44, 54, 211, 359. Chateaubriand, François-René de, 59, 107. Chiari, Miguel, 231. Darwin, Charles, 257. Díaz, Eugenio, 132. Díaz Venero de Leiva, Andrés, 162, 163, 166.

INDICE DE NOMBRES

Donoso Cortés, Juan, 416, 423. Duclot, Abate, 257. Dupuis, Charles François, 40. Erasmo de Rotterdam, 54. Espinosa, José María, 173, 185, 199, 356, 390, 395. Ezpeleta de Galdeano, José de, 168, 390. Fallon, Diego, 356, 357. Federmán, Nicolás de, 164. Fernández de Oviedo, Gonzalo, 160, 387, 388. Fernández de Pardo ÿ Vázquez, Juana, 36. Fernández de Piedrahíta, Lucas, 129, 160, 195, 387. Fernández Madrid, Pedro, 29, 83,^ 139, 143, 271. Fernández Saavedra, Manuel, 124, 193, 215, 216, 224, 241, 242, 250, 301, 306, 325, 327, 330. Fernando VII, 171, 172, 175, 176. Figueroa, Baltazar de, 90. Figueroa, Pedro José, 37. Flavio Josefo, 43, 110. Fleury, André Hércule, 78, 331. Flores, Jacinto, 229. Flórez de Ocáriz, Juan, 90, 160, 163, 388. Flórez, Manuel Antonio, 385. Fort, Carlos Ramón, 258, 402. Fourier, Charles, 223, 248, 256, 303, 304. Franco, Manuel María, 219, 317. Frassynous, Claudio, 87, 257. Frías, Félix, 312. Fuente, Vicente de la, 258, 402. Galán, José Antonio, 158. Galarza, Juan López de, 162. Gálvez, Fray Joaquín, 389. García, Gervasio, 301.

467

García, Severo, 145. Garzón de Tahuste, Alonso, 165, 167, 301, 388. Giraldo Jaramillo, Gabriel, 26, 27, 29, 30, 45, 279, 280, 357. Girón, Dámaso, 71, 227, 228, 231. Girón, Sancho, 167-169. Godefroi, Eusébe, 257. Godoy, Manuel, 170-172, 386. Gómez, Francisco Javier, Panela, 175. Gómez, Ruperto, 132. Góngora, Juan de, 162. González Dávila, Gil, 388. González, Florentino, 65, 68, 155, 213, 220, 234, 242, 245, 249, 310. González Vijil, Francisco de Pau­ la, 217, 218, 305. Groot de Alea y Estrada, Jacobo, 397. Groot de Vargas Machuca, José, 35,297. Groot, Felipe, 397. Groot y Alea, Pedro, 397, 398. Groot y Alea, Primo, 35-37, 92, 200, 394. Groot y Urquinaona, Ignacia, 36. Groot y Urquinaona, Jacobo, 36, 150. Groot y Urquinaona, Josefa Es­ tefanía, 36. Groot y Urquinaona, María Isa­ bel, 36. Guarín, Joaquín, 315. Guenée, Abate, 44. Guicciardini, Francesco, 110. Guizot, François, 44, 65. Gumilla, José, 160, 389. Gutiérrez Lee, Pedro, 229, 231. Gutiérrez, Frutos Joaquín, 185. Gutiérrez Ponce, Ignacio, 259, 403.

468

ÍNDICES

Gutiérrez, Santos, 72, 136, 234, 251, 315. Hegel, Georg Friedrich, 332. Henao, Braulio, 247. Henrion, Barón de, 59, 65, 87, 340, 343. Hernández de Alba, Guillermo, 89, 279, 281, 362. Herrán, Pedro Alcántara, 54, 56, 72, 212, 231, 233, 234, 244, 251, 315, 390. Herrán y Zaldúa, Antonio, 101, 108, 123, 124, 182, 191, 250, 262, 265, 347, 368. Herrera, Antonio de, 160, 388. Herrera, Bernardo, 261, 275, 407, 409, 411. Herrera, Ignacio, 175, 204. Herrera, José María, 225, 309. Herrera, Tomás, 231, 243, 249, 317. Heydeck, Joseph, 59, 257. Higuera, Moisés, 358, 359. Hinojosa, Mariano, 37, 91. Holguin, Carlos, 83. Holguin, Jorge, 277. Ibáñéz, Pedro María, 227. Infahte, Leonardo, 178, 179, 199,

201. Irisarri, Antonio José, 213. Isaacs, Jorge, 119, 121, 132. Isaza, José Joaquín, 32, 117, 118, 120, 126-128, 130-133, 137, 142, 144, 146, 365, 372. Jiménez Acevedo, Nepomuceno, 237, 242, 249, 250. Jiménez de Quesada, Gonzalo, 160, 162-164, 196,, 381, 388. Jiménez, Valerio Antonio, 125, 152, 365. Julián [padre jesuíta], 389. Larrazábal, Felipe, 390.

Lasso de la Vega, Rafael, 171, 201, 390. Latorre, José Máría, 231. Laverde Amaya, Isidoro, 208, 360. Leclerc, Georges Louis, conde ide Buffon, 337. Leslie, Charles, 79, 333. j Ligorio, Alfonso María de, 415. Loboguerrero, Bartolomé, 165. López de Lisboa, Diego, 389. López, José Hilario, 62, 64, 70, 72, 75, 103, 115, 213,221, 225, 229, 230, 231, 234, 235, 245, 246, 248, 251, 305, 306, 315, 359, 390. Lorgues, Roselli de, 257. Luna, Gregorio, 312. Lutero, Martín, 65, 214, 300, 311, 328, 341, 421, 423. Lyell, Charles, 257. Lleras, Lorenzo María, 51, 220, 249, 297. Llórente, Francisco, 43. Mac Laren, William, 346. Mallarino, Manuel María, 72, 229, 234, 235, 251, 316, 318, 320, 330. Mallet du Pan, Jacques, 311. Mantilla, Foción, 23, 61, 103, 106, 119, 120, 123, 130, 132, 151, 187, 273, 349, 351. Mantilla, José María, 233. Margallo, Francisco, 57, 215, 298, 305, 325, 392, 393. Márquez, José Ignacio de, 47, 48, 63, 209, 212, 216, 227, 231, 233, 235, 244, 292, 310. Marroquín, José Manuel, 276. Marroquín, Juan Antonio, 62, 63, 234. Martínez, Bernardo, 142, 276, 371.

ÍNDICE DE NOMBRES

Martínez de Compañón, Balta­ sar Jaime, 165. Martínez Silva, Carlos, 263, 264, 359. Marx, Karl, 257. Mazzini, Giuseppe, 316. Melo, José María, 70, 96, 113, 222, 226, 232, 246, 251, 315, 317. Mendinueta y Múzquiz, Pedro, 168, 383. Mercado, Ramón, 71, 228, 230. Michelet, Jules, 58. Mogollón, Leonardo, 323. Mommsen, Theodor, 276. Monsalvatge (seudónimo de Si­ món de'O lot), 105, 252, 322, 323, 326-328, 334, 358. Montalvo, Francisco, 386. Montaño, Juan de, 162. Montesquieu, Charles de Secon­ dât, 41. Morales Montenegro, Pedro, 226. Morillo, Pablo, 43, 144, 175, 178, 201, 222, 234, 359, 371, 383, 386, 387, 390, 398. Mosquera, Joaquín, 76, 135, 215, 320. Mosquera, Manuel José, 60, 6264, 69, 124, 127, 224, 237-242, 249, 298, 312, 313, 327, 420. Mosquera, Tomás Cipriano de, 54, 59, 62, 63, 72, 75, 97, 103, 107, 119, 136, 185, 212, 213, 227, 231, 234, 236, 245, 251, 252, 315. Mota, Bernardo, 62, 63. Müller, Juan de, 337. Müller, Max, 357, 358. Muriel, Andrés, 197, 389. Murillo, Bartolomé, 339. Murillo Toro, Manuel, 68, 73, 83, 101, 103, 107, 119, 125, 136, 186, 234, 251, 257, 283, 284, 315, 316, 321, 325, 327.

469

Mutis, José Celestino, 121, 346, 382, 391, 397. Nariño, Antonio, 36-38, 42, 50, 63, 119, 121, 138, 175, 184, 185, 199, 201, 209, 324, 342, 371, 383, 391, 392, 395, 396, 398. Nicolás, Auguste, 65. Nieto, Juan José, 388. Nietszche, Friedrich, 257. Niño, José Luis, 339. Núñez de Balboa, Vasco, 157. Núñez, Rafael, 270, 271, 283285. Obaldía, José de, 228, 229. Obando, José María, 47, 48, 67, 70, 75, 98, 209, 220, 229, 242244, 248, 249, 292, 298, 310, 317, 390. O’Leary, Daniel Florencio, 277. Ordóñez Ceballos, Pedro, 384, 388. Ortiz, José Joaquín, 26, 83, 255, 270, 324, 351, 354, 355. Ortiz, Juan Francisco, 37, 227. Ortiz, Tomás, 162. Ortiz, Venancio, 26, 132, 354. Osorio, Alejandro, 62, 213. Ospina, Ignacio, 231. Ospina, Joaquín, 43, 345. Ospina Rodríguez, Mariano, 65, 83, 84, 187, 190, 221, 230, 235, 270, 317. Ospina Rodríguez, Pastor, 72, 230. Oviedo, Basilio, 388. Oyón, Alvaro de, 162, 166. Padilla, [maestro de pintura], 90, 91. Páez, José Antonio, 387, 389. Palacios, Eloy, 274. Pardo Vergara, Joaquín, 261, 360, 407, 409, 411-413.

470

INDICES

Paredes, Victoriano, 252, 337, 339, 341. París, Joaquín, 247. Parisis, Pierre Louis, 318, 319. Parra, Aquileo, 283, 284. Patria, Juan José, 71, 227. Paúl, José Telésforo, 273. Pedroza y Guerrero, Antonio de la, 384. Pereira Gamba, Próspero, 218, 308. Pérez, Felipe, 255. Pío IX, 99, 100, 107, 114, 123, 225, 258, 262, 304. Pizarro, Alonso, 35. Plata, José María, 243, 249. Plaza, José Anjtonio, 160-162, 173, 194, 277, 388. Pombo, Lino de, 63, 212, 216, 231. Pombo, Rafael, 26, 346, 355. Ponce, Manuel, 259, 260, 404, 405. Portillo y Torres, Fernando, 237. Posada Gutiérrez, Joaquín, 161, 173, 208, 277. Pratt, Henry Barrington, 61, 136, 258, 260, 267, 268, 283, 358360/407, 408, 429, 430. Quijano Otero, José María, 277, 353, 354. Quijano Wallis, José María, 284. Quinet, Édgar, 58.

Restrepo, José Manuel, 23, 33, 52, 75, 76, 140, 150, 173, 177, 205, 208, 209, 212, N227-233, 277,1 280, 281, 320, 380, 387, 389¿ 398. Riaño, Domingo, 62. / Rivas, Medardo, 23, 24, 26-29, 120, 128, 129; 132-136, 141, 143, 144, 151, 153-155, 186, 188, 259, 272, 273, 278, 292, 351, 360, 361, 380, 404. Rivas Groot, José María, 24, 26, 28, 188, 189, 191, 274, 361. Rivas Sacconi, José Manuel, 24, 60, 65, 132, 181, 190, 213, 259, 290, 380, 401, 407. Rivero, José, 389. Roa, Jorge, 361. Rocha y Flores, Juan Agustín de . la, 238. Rodríguez Freyle, Juan, 160, 163, 388. Rodríguez, Manuel del Socorro, 37, 38, 389, 391. Rojas, Bernabé, 62. Rojas, Ezequiel, 51, 55, 68, 136, 260, 310, 353, 407. Rojas Garrido, José María, 61, 136, 257, 357. Rosell, Cayetano, 258, 402. Rosillo, Andrés María, 389, 394. Rousseau, Jean Jacques, 40, 256. Rubio, Lino, 237. Ruiz, Rafael, 124, 341.

Ramírez, José María, 215. Ranke, Leopold von, 58. Rebollo, Manuel Benito, 212, 216. Renán, Ernest, 25, 61, 62, 106113, 116, 119, 122, 126-128, 131, 147, 183, 186, 253, 258, 305, 341, 347-350, 358, 366, 367, 369, 376, 377.

Sacristán, Juan Bautista, 138, 371, 383, 386, 391, 394, 395. Saíz, José María, 62, 63, 304, 355. Salgar, Eustorgio, 255. Samper, José María, 25, 26, 44, 45, 50, 68, 74, 77, 107, 227, 251, 315, 316, 320, 321, 354, 360, 362.

ÍNDICE DE NOMBRES

Samper, Miguel, 73. Sanclemente, Manuel Antonio, 231. Santander, Francisco de Paula, 32, 40, 41, 47-49, 52, 55, 57, 66, 72, 75, 176, 177-180, 187, 199, 204, 209, 211-213, 215, 216, 220, 225, 244, 245, 256, 292, 293, 298, 304, 310, 360, 387, 390, 392, 395, 396, 399. Santiago Gutiérrez, Felipe, 280, 356. Schelling, Friedrich Wilhelm, 332. Segur, Louis Philippe, conde de, 65, 78, 331. Silvestre, Antonio María, 274. Silvestre, Lino María, 274. Simón, Pedro, 129, 160, 162, 195, 387. Solís Folch de Cardona, José, 385, 394. Solís y Valenzuela, Pedro, 389. Soto, Foción, 353. Soto, Francisco, 310. Sotomayor, Juan Fernández de, 238. Soublette, Carlos, 41, 387. Stevens, Thomas J., 318. Stewart, Robert, 217. Swift, Jonathan, 295. Tamayo, Eulogio, 261, 407, 409, 411, 425. Tejada, Dionisio, 234, 251. Tiziano (ver Vocellio, Tiziano). Tobar y Serrate, Miguel, 345. Toro, Tomás de, 162. Torres Amaya, Francisco, 61, 89, 119, 297, 307, 308, 310, 344, 419. Torres Caicedo, José María, 26, 122, 230, 356, 376. Torres, Julián, 37, 397.

471

Torres y Peña, José Antonio, 390, 393. T o u ro n [padre dominicano], 194. Tracy, Destutt de, 66, 178, 187, 197, 216, 246, 351. Triana, José María, 37, 41, 51, 297. Trujillo, Julián, 270, 283-285. Urdaneta, Alberto (pie de ilus­ tración 23, entre págs. 272 y 273). Urdaneta, Francisco, 213. Urdaneta, Rafael, 159, 215. Uribe, Miguel, 231. Uricoechea, Ezequiel, 89, 105. Urisarri, Eladio, 47, 292. Urquinaona, Andrés de, 399. Urquinaona, Francisca Ignacia, 36. Urquinaona, Francisco Ignacio de, 36. Valla, Lorenzo, 110. Vargas, José María, 215. Vásquez Arce y Ceballos, Gre­ gorio, 88, 182. Vásquez, Rafael María, 351. Vecellio, Tiziano, 96, 338. Velásquez, Diego, 96. Vélez, Alejandro, 212, 233, 393. Vélez, Francisco de Paula, 342. Vergara y Vergara, José María, 89, 121, 132, 263, 277, 280, 338 389 Veuillot, Louis, 343, 423, 424. Vezga, Florentino, 61, 142, 254, 350. Vezga, Pedro Antonio, 123, 124, 327-329. Viana, Mateo, 227, 247. Villota, Francisco, 212. Volney, Constantin François, 40, 43, 107.

472

ÍNDICES

Voltaire (Aíouet, François Marie), 40, 44, 59, 78, 171, 256, 328, 331, 357. Wattel, Emérico de, 41.

Zamora, Alonso de, 91, 160, 163, 387. Zapata, Luis de, 167, 381. Zapata, Valentín, 62. Zeuxis, 96, 344.

ÍNDICE DE ILUSTRACIONES L á m in a i .

Primo Groot y Alea. Óleo de Pablo Caballero. Tomado de Beatriz González y Marta Segura, José Manuel Groot (1 8 0 0 -1 8 7 8 ), pág. 9.

L á m in a i i .

José Manuel Groot de niño. Óleo de Joaquín Gutiérrez (6 cm. x 5 c m .). Tom ado de Beatriz González y Marta Segura, José Manuel Groot (1 8 0 0 -1 8 7 8 ), pág. 10.

L á m in a i i i .

Petronila Cabrera, esposa de Groot. Miniatura de José Manuel Groot, ca. 1840 (6 cm. x 5 cm .). Tomado de Beatriz González y Marta Segura, José Manuel Groot (1 8 0 0 -1 8 7 8 ), pág. 12.

L á m in a i v .

Joseph Brown en traje de montar. Acuarela de José Manuel Groot, ca. 1830 (2 5 cm. x 17 cm .). Tomado de Beatriz González y Marta Segura, José Manuel Groot (1 8 0 0 -1 8 7 8 ), pág. 3 6 .

L á m in a v .

Portada del periódico El Catolicismo con ex libris de Groot. Colección personal de Groot en ocho volúmenes (3 2 cm . x 22 c m .). Conservado en la Biblioteca Rivas Sacconi, números de catalogación 68 7 4 -6 8 8 1 .

L á m in a v i .

Cabeza de hombre. Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos. Dibujo a pincel sobre papel (31 cm . x 22,5 c m .). Museo de Arte Colonial de Bo­ gotá. [Tom ado de h a Obra d e G rego rio V á sq u ez , Bogotá, Car­ los Valencia Editores. Museo de Arte Moderno, 1 9 8 0 ].

L á m in a v i i .

José Manuel Groot. Grabado de Antonio Rodríguez (31 cm . x 21 c m .), 1884. [Publicado en P a p el p eriódico ilustrado , núm. 65, año ΙΠ (2 2 abril, 1 8 8 4 ), B ogotá].

L á m in a v i i i .

La conversión de San Pablo. Óleo sobre tela de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (1 6 5 cm. x 137 c m .). Restaurado en 1979. Iglesia Parroquial

I NDI CES

474

de B anchara, Santander. V á sq u ez , pág. 1 1 3 ].

L a m in a

ix

.

[Tornado

de L a

Obra

de

G rego rio

El Niño Jesús en el templo. Dibujo a pincel sobre papel de Gregorio Vásquez de Arce y Céballos (43 cm. x 22,7 cm .). Museo de Arte Colonial de Bo­ gotá. [Tom ado de L a Obra d e G rego rio V á sq u ez , pág. 1 7 5 ].

L a m in a

x

L ám in a

x i.

Página del periódico La República, del 19 de agósto de 1868, con el anuncio de la suscripción a la Historia Eclesiástica y Civil (la marca roja ha sido agregada).

.

José Manuel Groot en la época de la publicación de la Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada. Litografía (21 1870. Autor: Sacconi.

L ám in a

x ii.

cm. x 24,5 cm .), basada en daguerrotipo, ca. anónimo. Conservada en la Biblioteca Rivas

Daguerrotipo de José Manuel Groot, ca. desconocido. Conservado en el Archivo Histórico Bogotá.

1865, autor

“José Manuel Restrepo” ,

L á m in a

x iii.

Fotografía de la portada del primer volumen de la primera edición de la Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada.

L á m in a

x iv .

Fotografía de la portada del segundo volumen de la primera edición de la Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada.

L a m in a

xv

L á m in a

x v i.

.

Fotografía de la portada del tercer volumen de la pri­ mera edición de la Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada. Agrícolas de Funza. Litografía de José Manuel Groot (2 3 cm. x 33 cm .), ca. 1850. Conservada en la Biblioteca Rivas Sacconi. [Tom ado de Gon­ zález y Segura, pág. 3 5 ].

L á m in a

x v ii.

Vista de un pueblo. Acuarela de José Manuel Groot (2 3 cm. x 33 c m .), ca. 1830. Conservada en la Biblioteca Rivas Sacconi. [Tom ado de Gon­ zález y Segura, pág. 3 4 ] .

L á m in a

x v iii.

La era del progreso. (Tom ás Cipriano de Mosquera y su gabinete). Acuarela sobre papel de José Manuel Groot (3 3 cm . x 23 c m .). Conservada en la Biblioteca Rivas Sacconi. [Tom ado de González y Se­ gura, pág. 4 1 ] .

INDICES DE ILUSTRACIONES

L

a m in a

x ix

475

Mensaje del Presidente de la República al Congreso.

.

Caricatura atribuida a José Manuel Groot, publicada en E l D ía ( l 9 de marzo de 1 8 5 1 ). [Tom ada de González y Segura, pág. 5 9 ]. L

a m in a

x x

Tipos. Doctor Aguillón, doctor Saaurto y el padre Gervasio García.

.

(José María Aguillón, Manuel Fernández Saavedra y Gervasio García, enemigos del arzobispo Manuel José Mosquera). Acua­ rela sobre papel de José Manuel Groot (3 3 cm . x 23 cm .), ca. 1853. [Tom ada de González y Segura, pág. 4 7 ]. L

á m in a

José Manuel Groot.

x x i.

Óleo sobre tela de Felipe Santiago Gutiérrez (9 0 cm. x cm .), ca. 1870. [Tom ado de González y Segura, pág. 2 ] .

70

Carta de nombramiento de José Manuel Groot como Miembro Honorario de la Real Academia de la His­ toria de Madrid, fechada en Madrid el 25 de enero de 1874 y firmada por el secretario.

L

á m in a

x x ii.

L

á m in a

x x iii.

José Manuel Groot septuagenario. Grabado de Alberto Urdaneta (3 0 cm . x 20 c m .), 1884. En P apel Periódico Ilustrado ( l 9 de mayo de 1 8 8 4 ), Bogotá.

L

á m in a

x x iv

.

Busto de José Manuel Groot. Escultura en mármol blanco con pedestal en piedra de Eloy Palacios, 1893. Emplazada hasta el 200 7 en la Recoleta de San Diego, carrera 7^, con calle 2 7, Bogotá.

L

á m in a

xxv

.

Esta fecha está mui cnfusa, no ha lugar a la forma­ ción de Causa. Caricatura de José Manuel Groot, publicada en L o s M atachines Ilustrados , núm. 2 (febrero de 1 8 5 5 ), Bogotá.

λ

ÍNDICE GENERAL Págs. E l pasado com o refugio y esperanza. L a Historia Eclesiástica y Civil de N ueva G ranada de fosé M anuel Groot, por G enoveva I riarte E sguerra .......................... ...............................

13

[ D edicatoria]

17

............................... ........................................ .............................

A gradecim ientos I ntroducción

...................... i ................................................... ...................

..............

21 23

L a biografía de José M anuel G root

.........................................

25

L a obra escrita de José M anuel G r o o t .........................................

27

Comentarios y estudios sobre la H istoria Eclesiástica y Ci­ vil de N u ev a G ranada ....................................................................

28

C apítulo prim ero . — L a concepción de la H istoria Eclesiás­ tica y Civil de N u ev a G ranada ............ .........................................

35

Los años formativos de José Manuel G root (1 8 0 0 -1 8 3 2 )

35

E l apologista dogm ático (1 8 3 2 -1 8 4 8 )

46

.........................................

Defensa de los jesuítas - L a refutación de Julio Arboleda

57

D e la apologética dogm ática a la historia apologética: Groot, colaborador y editor de E l Catolicismo (18 4 9 ........................................................................................................ 1859)

60

C apítulo segundo. — L a form ación histórica de G root du­ rante su trabajo en la H istoria Eclesiástica y Civil (1 8561869)

83

L a N oticia biográfica del pintor Gregorio V á s q u e z ..........

88

G root y el m osquerismo en la década de 1860 ------. . . .

98

E l origen del rigor científico de la H istoria Eclesiástica y Civil ................................................................ La

Refutación de R enán

104

........................................

Inclusión de la “H istoria m enuda”

106

...............................................

114

C apítulo tercero . — L a publicación de la H istoria Eclesiás­ tica y Civil (1 8 6 7 -1 8 7 1 ) .......................................................................

117

478

ÍNDICES

Págs. C apítulo cuarto. — Contenido y escritura de la H istoria Eclesiástica y Civil de N u ev a Granada ............ ........................ E l contenido de la obra .....................................................\ ............ L a Conquista según G root

.......................................................

157 157 159

L a Colonia según G root ........................ ......................................

166

L a Independencia según G root

................................................

/170

L a República tem prana según G root ....................................

177

Anotaciones sobre la progresión del m anuscrito de la H is­ toria entre 1856 y 1870 ............................................................

180

Los procedimientos de José Manuel G root com o historiador

188

Tipos de argum entaciones en la H istoria Eclesiástica y Civil de N u ev a G ranada .............................................................

192

N ota sobre la narrativa de la H istoria Eclesiástica y Ci­ vil de N ueva Granada .............................................. ........... . . . 202 C apítulo quinto . — U n cuarto tom o de la H istoria Eclesiás­ tica y Civil de N u ev a Granada ...................................................

207

E l periodo 1831-1860 en la obra escrita de José Manuel G root ........................................................................................................

209

Algunos documentos coleccionados por G root sobre los años posteriores a 1831 ........................... ........................................

236

Contenido hipotético del cuarto tomo inconcluso de la H is ­ toria Eclesiástica y Civil de N u ev a Granada, por capítulos

243

C apítulo sexto . — L a H istoria Eclesiástica y Civil de N u ev a Granada después de su publicación .........................................

253

L a obra escrita de José M anuel G root entre 1870 y 1878

254

José M anuel Groot, m iem bro honorario de la Real A ca­ demia de la H istoria de M adrid ............................................

258

Conflicto de católicos ...........................................................................

260

L a H istoria Eclesiástica y Civil d e N u ev a G ranada y el m ovim iento político de la Regeneración .............................

269

L a H istoria Eclesiástica y Civil d e N u ev a Granada en el siglo XX ......................................................................................................

277

Epílogo

...............................

283

479

ÍNDICE GENERAL

A PÉ N D IC ES Págs. A péndice 1. — Catálogo com entado de la obra escrita de José Manuel G root . ........................................................................

289

A péndice 2. ·— Transcripción de quince de las veintiséis cartas dirigidas por José M anuel G root a José Joaquín Isaza con motivo de la publicación de la Historia Eclesiástica y Ci­ vil de N u ev a Granada .....................................................................

365

A péndice 3. — Las fuentes de la H istoria Eclesiástica y Civil de N u ev a Granada ................... ....................... ...................................

379

A — Transcripción de la lista de fuentes de la H istoria Eclesiástica y Civil d e N u ev a Granada, publicada en la Revista de Colombia, entrega 11, de noviembre 26 de 1869, págs. 229-230 ..................................................

381

B — Listas de fuentes tomadas de la lectura de la H isto­ ria Eclesiástica y Civil de N u ev a G ranada, distri­ buidas en siete tablas por categorías, dentro de cada una de las cuales las entradas están dispuestas en su orden de aparición en el texto publicado de la H is ­ toria Eclesiástica y Civil (prim era edición, Bogotá, 1869-1871) ....................................................

383

Tabla 1. Fuentes primarias (legajos docum entales)

384

Tabla 2. Fuentes secundarias

..........

.................................

Tabla 3. Periódicos ................................................................................

387 390

Tabla 4. Panfletos y hojas sueltas .................................. ..............

393

Tabla 5. Testimonios orales dados a G root por terceros . .

394

Tabla 6. Recuerdos de G root en la H istoria Eclesiástica y Civil ......................................

396

Tabla 7. Presencia de la familia de Groot en la H istoria Eclesiástica y Civil ...........................................................................

397

A péndice 4. — Documentos relacionados con el nombram iento de José Manuel G root com o M iembro H onorario de la Real A cadem ia de la H istoriá de M adrid .............................

401

A péndice 5. — Documentos relacionados con el Conflicto de Católicos de 1875 ................................................

407

Conferencia

de Católicos

.................................................................

409

480

ÍNDICE GENERAL

Págs. B ib lio g r a fía

...................

431

Fuente principal ................................................

432

Documentos inéditos

432

................................................

Cartas ........................................

438

Periódicos

441

................................................

Libros consultados (en bibliotecas diferentes a la BRS)

443

Artículos

4^5

..............

ÍNDICES .............

Ín d i c e

de

tem as

Ín d i c e

de

nom bres

Ín d ic e

de

ilu str a c io n es

Ín d ic e g e n e r a l

453

..............................................

............

...............................

465 473 477

CORRIGENDA

Pag.

D e b e d ec ir

D ic e

L ín e a

de la pena por homi­ cidio

de la pena de muerte por homicidio

83

1

86

27

una

la citada

115

2

la edición

de edición Ahora bien podía

148

1

Ahora bien: podía,

166

7

1910

1911

167

23

22, 35, 37 y 40

22, 34, 37 y 40

169

28

constituyen el

presentados por Groot como el

172

24

nuevo reino

Nuevo Reino

9

“jesuitismo”

“Jesuitismo”.

220

33

Aquí Groot

Groot

222

21

afirmación en la carta a Caro, Groot

afirmación, Groot

214, nota 8

227, nota 46

10

del 17 de abril de 1954

del 17 de abril de 1854

232

16

con

cosa

262, nota 24

16

de Mosquera

de Tomás Cipriano de Mosquera

exigir

incitar

Dieganze

Die ganze

265, nota 29 276

4 11

π

P

SE TERMINÓ

DE

IMPRIMIR ESTE LIBRO

E L DÍA 2 1 DE DICIEM BRE D E 2 0 0 9 , EN L A IM PRENTA PATRIÓTICA D E L IN STITU­ T O CARO Y CUERVO, E N YERBA BU EN A .

LAVS

DEO