El espinoso sujeto. El centro ausente de la ontología política

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Slavoj Zizek

El •espinoso sUJe o El centro ausente de la ontología política

Slavoj Zizek (1949), doctor en Filosofía y en Artes, es investig dar superior del Instituto de Estudios Sociales de Liubliana, Eslovenia, y profesor visitante en la New Scl100l for Social Re search de Nueva York y en la Universidad de París VIII, En los últimos quince años ha participado en numero os imposios sobre crítica cultural, filosófic y política, y ha tenido partícip< ió n política ctiva en la República de Eslovenia. Entre sus libros se cuentan Todo /0 que u tcd c¡u ri saber sobre Lacan y nunca e atrevió a preguntarle a H'tchcock (Manantial, 1994), ¡Goza tu sin ama! (Nueva Visión, 1994), Porque no saben /0 que hacen (1 98) Y Mirando alsesgo (2000) , estos últimos de uestro fondo editorial.

Slavoj Zi zek

El espinoso sujeto El centro ausente de la ontologia política T raducci ón de j orge Piarigorsky

PAIDÓS UUt:lIUS Aires - Barcelona - .\ l éxico

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Indice

Tf rulo urigi n;l : 11NTui/ish S"bj«t. TlN A/ormr Cntrn ofPo/irwl Ontolog;f el Sln'Oj tiMo. 19'XI V~

Londn:s-Nucv, Yod." 1'J99

Cublerta de Gusuvo MxIi Motr.v didoo la I'rica "e n su devenir" ( CO Ill O dirío Kicrk cg-,lan l) no c\ percibirla como un conju nto positivo de rasgos ("el 1110110 como son rcalnu-nulas cosas") sino disce rnir cn ella los vestigios de los inren ros frll'tr"1n O, es deCir, :! \;\ vtolCll\"l,1

dest ructiva unilatera l que n el Sujeto.

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meuens ~undamen tal de la realidad en sí: lejos de se ñalar el fracaso de nuestro pe nsamie nt o en la aprehen sión d e la realidad, la inconsistencia int rínseca de n llc~t ro aparato ('onceP.t llal cons tituye la prueba definitiva de que nuestro pcn sam l~nn.l l~() es so lo un Juego l ógico , sino que llega ha sta la re alidad , expresando su p rmClplO estr ucturador in trínseco .

. Desd~ ~ ~eg(). lo qu e explica esta supe rpos ici ón paradójica de la necesi dad y 13 lInpoSI ~I~ldad es ~I c~mcepto de la universalid ad auto rr efe reneia l fund ada en Sil exce pcro n co nS tl ~lI tl va. ¿Por q ué las mon edas de cinco cen ta vos so n más ~~andcs qu e las de die z centavos? ~ Por qué esta excepción a la regl a general sergu n ..'la cualI el- volumen es proporcio nal al valor? Karel van het "'" e ve,• e,1 ce' 1e bre mgursta 1 anes, c:srudioso de la literatu ra y crítico popper iano del psicoa nálisis y la.descon 5trueelOn, ~ a f(~n~~lado la lógica de esta regla y su excepc ión en la fo rma de lo llue d en omina rrorncamc nre "la co njetura de Reve''," en el domin¡ > 1 Ias regl as SIIll ' huT teas, Il¡ly q ue invertir' la lógica de la fnlsnci ún (J refu tnciri ' uen de Popper; I.lay lJ ue bu scar I ~ excepció n para COnfi17!lar la regl a, y no par a rc futa rl~. Adem és de enumera r e jem plos de una multitu d de act ividades simbólicas re~das po r r~glas (e~ ~I ajedr ez ten emos com o excepc ió n el tnroqllr, un ml)vi~ IllI~ntO q ue VIo la la 10g](.'3 fundamen ta] de las o tra s movidas pos ibles; e n los juegn s de c.a rtas haX :I menudo un a combinación infe rio r exce pc iona l q ue de rrota .1 1~.1 super]{~r'. ,c~cetcr:1), el CI.l ~{)que {~c Rcve es so bre todo lin güístico: e n gramriti ca, se ll e C e ~Jla una excepoon P¡~ rtJ c ular para revelar (para hacernos sensibles a) la regla um ve~~al q ue no se aplica en ese caso : " Una regla no puede existir sin algu na exccpc ron co nt ra la cual puede distingu irse".l1 Estas excepci o nes suelen se r d~artadas_ co.m,o tlrpollmtia, ir reg ularidades "irracio nales" debidas a 1erlal:! como nourne n al (véase supra. el capítulo 1).

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tr asce ndental, sino ante una "intu ición intelectu al", una intui ción que direc ta mente cre a lo que percibe: una prerrogati va del Ser Divino infinito.) D e modo que .n? se o~ ta de negar el modo específi camente humano de "in mortalidad" (la parncrpacron en un acontecimien to-verdad que sos tiene una di mensió n irrcductib.le al orden positivo y lim itado del ser), sino de te ner presente que esa inmortabda.d se basa e.n el modo específico de la finitud humana. Para el propio Kant, la ?lUtud del SUje to tra~endcntal no es una limitación de su libertad y espon raneidad t~ascellllental, smo su condición definitiva: si un sujeto humano tuv iera a.cccso du ect? al d~minio nou menal, dejaría de se r un sujeto libre para con vern rsc en un tltere inerte, enfrentado di rectamente al temible Poder Di vino y domin ado por él. ' En síntesis, y contra Badiou, ha bría (Iue sostener que solo para un ser finito/ mort al el acto (o el acontecimiento) aparece como un a intrusión tra um át ica de lo Real, como algo que llO se puede nombrar direct ame nte: el he cho mismo de que el ho mb re cs ré dividido entre ti mortalidad (L'S un ser finito dest inado a per ecer), y la ca pacidad para part icipar en la et ernidad del aconteci miento-verdad, atestigua que est amos ante un ser finito/morta l. Para un ser verdaderamente in finito/inmortal, el acto sería tran sparente. estaría directa mente simbolizado, lo Real con cidi rfa co n lo simbólico: en los ténn inos de Hadiou , el nom brar nom inar, estaría directamente inscrito en el accm ecimiemo en sí coi ncidiría con él, qu e por lo tanto perder ía su car ácte r traumático com o int;usi ón de lo Real Í1l11vlJIbra /JIe (lo que no puede no mbrarse). O bien (para decirlo de ot ro mo do), el acto ~aconte~itIli~l~to) nun~a puede ser totalmente sobjcr ivizado, in tegrado e n el U?lVe rSO ~Imhohco, precrsam cn re en cuanto el sujeto que es su agente es una en tidad fini ta/mortal. ¿No co nst ituye una prueba adicion al de est e pun . ro el hecho de que, para Badíou. la Verdad es siem pre la verdad de un a situación es~cífi~ conti n.gente Iiga~a a ~I!a? La ete rn idad/inmortalidad es siem pre la etern~dadJmmortahdad de la srruacron o co ndición dada, contingente, espccí-

fica, finita.

Es posi ble que la brecha qu e en últi ma instancia separa a Badiou de Lacan tam bién se ~ueda ~ormular en [os t érmin os de la di fer encia ent re la histéri ca y el amo. A Badiou le Interesa el modo de co nservar la fidel idad al aco nteci miento. ver~ad, de form ular el marco simbii lico universal q ue garantice y realice esa fidelid ad, de transmutar la singu laridad úni ca del acon tecimient o, convirt i éndol o e n el gesto constit utivo de un cdificio sim bólico du radero, basado en la fldclí da~ a ese aconteci m!ento. Es decir que Badiou se o pone a la falsa poética de qUle?eS qu edan fascm~dos po: la singu laridad in efabl e del acontecimiento r con sideran 'lIle cualq uier nonunacíon que se le asign e ya lo traicio na. Por es ta ra zón Badiou exalta la figu ra del amo, en su aspecto de maestro; el am o nUlllbra el ocontenmümto; es qui e n, prod uciendo un nuevo punto de almohadillado, el 178

significante

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reconfigura el ('¡lm po ~imi ~')I;~o por Ill~diu lit, ('S,\ rt'fc r~'lI d;1

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acontecimiento lluevo . L:II::ln, en cambio, s lg Ulcm lu ;\ Frcud. llJlll;I IUrllllu pUl

la histéri ca que, precisamente, cuestio na y desa ña la nc~ll1in:ld{lIl del :,~~o'. lI("{· i ­ mie nto po r el :1I11U : la hist ér ica, e n nOIll.hl"e d ~ su. ~d c hd • dio de una sim ple mvcrs tun cambio en todo el t~rreno ~Iel pen sarmenro, ~o~ : oe e~ en modo algu no cquivc s imé trica. El en unc.lado "¡I" yl y~ e~ la ~~:~a::~nna la sim ple subo rdin ación (tri lente a "La susta ncia es e o , e pn 1) " '.,

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'" ' rano ele verdad de la reciente polémica de Richard Rnrty ron I ,,~ d i 54. En esto reside el g i l " R" h ._.J Rorty A(hin ';ng Our ,,1111" /(11, ( .~ll' " radi I " d I rudios cu rufa es (vease IC ... u , tIS~;lS I''¡ ICI es e os es _. ' Pres 199!l): con el pretexto d e cuestio nar radicalmente al bndgt:• .\lA. H arvard Uníversiry S, fecta I rep roducción de u s rrltuiOlI(f ,Ir 1'f/ e spectro míti~ del potIer. se ade"(."U~n ~r od me~t~i:na para parafrasear la tesis de W al1 ('1 Jno tXiSU ll ttt, sm amenazarlas de nlll~~ ,111 dO: . I , I,~ ~elaciones sociales existentes ('llI'~i'lI' " " . I le -larada de UPU S1CJ()ll ra !ca ; ~ ,I BCll p rnln, su actltm 1 cl: " 1 " ',nel"ama~ del h istér ico I'rn\l,'r1l1~ , " ~ t dm trQ de la es re acw nes, a se o.:1 , I"¡,,út ica). T omemo s el caso extre mo de la coprofagia (la ingestión de excreIIU '1I 10S): ni siqu ie ra e.sa prácti ca es necesariame nte perversa, pues bien pu ede inscri ta en una econo mía histéri ca, es decir que bien pu ede funcionar co1110 IIn ele mento de la pro vocació n histéri ca y la interpel ación al deseo del O tro: "t \' ~¡ comiera mierda para averi guar cuál es mi po sición respecto del deseo de 1 hlo? 'M e segu irá amando cuando me vea hacerl o? ¿Me abandonará finalmenl ' 1'lJ1Il~ 1 su ob jeto? Esta práctica puede funcio nar tambi én como psicótica si, l"!! ejemplo, el suje to cree que los excrementos de su com pañera son una s.usI ,111 l'i.1 divin a milagrosa, de mod o que al tragarlos e ntra e n contacto co n DIOS, IITi hc su energía. O bien , po r supuesto , pu ede funcion ar co mo una perversión, _1 r-l sujet o, al realizarla, asume la po sición del objeto-instrumento del deseo del litro (si lo hace para generar goce en su com pañera). En un nive l más gen eral, resulta int er esante observar que, cuando uno des, I ihc un fenómeno nuevo, como regla pasa po r alto su funcion ami ento histéri , '1 predomi nante, privileg iand o el funci onamiento perverso o psicótico, sup uest.uucntc más "radicales", E n el caso del cíb crcspa cio, somos bombardeado s con luu-rpret acíoncs qu e subrayan la posibilidad que abre de un juego perv erso polil1lor fo con la propia identi dad sim bólica, y de su permanente refundició n, o lurn esas interpretacio nes señalan la reg resió n implícita a la inm ersión psic ótica l'

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incestuosa en "la pan ta lla" co mo la Cosa mat erna que nos tr aga, privándo nos d r la capacidad para 13. distan cia y la re flexió n sim bólicas. No ob s tan t e, puede sos te ne rse qu e la reacción más común de todos nosotros fre nt e al ciberespacio t'\ aún un a perplejidad histérica, una int errogación pe rmanente: " ¿cuál es mi po-icióu con r especto a est e Otro anónimo, qué qu ier e él de mí, a qué juega co nrni go .... C o n resp ecto a esta oposici ón cruci al entre la histeria y la perversión, es impo rt ante observar que LAfi losofio de /11 nnam música, de Adorno, esa obra maestra del análisis dialéctico de "la luch a de clases en la música", recurre prec isa. men te a las categorías de la histeria y la perversió n para elabo rar la o posición de las dos te nde ncias fundamen ta les de la música mode rna, des ignadas co n los nombres de Schoenber g y St ravinsky: la música "pro gres iva" de Schoe nbcr g presen ta los rasgos claros de una extrema te nsión histé rica (reacci ones carga das de ang ustia ante encue ntros traumát icos), mientras qm: Stravinsky, con su reco rr ido im itativo de todos los est ilos m usicales po sib les, exh ibe rasgos no menos claros de perversión, es decir, de re nu ncia a la dimensión de la subjetividad pro~ pia, de adopción de un a actitu d de explotación de la multip licidad polimorfa, sin ni ngún verd adero com promis o sub jenvc con algún ele mento o modo específ i-

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y (para darle a esta o posición un giro filosófico) uno se siente te ntado de sostener que esta fidelidad de la histeria a la verda d, contra la falsa tr ansgresión del perverso, es lo q ue llevó a Lacan, en los últimos años de su enseñanza, a sosten er d ram áticamente: "Me suhlevo cont ra la filoso fía" ("J e m'insurge centre In pbilosopbie"'), A propós ito de esta afirm ación ge nera l, hab ría q ue plantea r de inmedi ato el interrogante leninista: ¿qué filosofía (singular) te nía Lacan en rnente, qué filosofía representaba para él a la filosofía "co mo tal"? Sigu iendo una suge renc ia de Francois Regnau h (qu ie n llama la ate nción so bre el hecho de que Lacan em itió esta o pinión en 1975, inmediatamente después de la publicación de El Allti~Edipo), 1 se pod ría sostener que la filosofía realmente atac ada, lejos de representar alg una metafísica heg eliana tra dic iona l, no era otra q ue la de G iIles Deleuze, filósofo si los hay de la perversió n glob ahzada. L a cr fnca realizada por Deleuze al psicoa nálisis "edípico" , ¿no es un caso ejemplar del rechazo perverso de la histeria? Contra el sujeto histéri co q ue man tien e una act itud ambigua res pecto de la autoridad simbólica (co mo el psicoa nalista qu e reconoce las consecuencias patológicas de "' a represión", pero al m ism o tiempo afirma (Iue ella es la condi ció n del progreso cu ltural, puesto que fue ra de la autoridad sim bó lica no hay más que vacío psic ético) , el perverso no teme ir hasta el lím ite en el so-

1. Franecis Regnault, COllfbYnm.t'mlNti'lurlaamirnne, Par ís, Agalma, 1997,

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1'11 ' 1'1 'o 111' 1110; fundam entos de la nntoridad sim bólica, y suscr ibe plenam en 1 l"udw ln' itl.ul lllllhiple del fl ujo libidinal pn..-simbólico . ¿ Para Lacan, po r 1"11 1", 1'0;1.1 rndicalización "aruic dfpíca" del psicoa nálisis es el modelo de la 1'-'11 1" quehuy (lile evitar a cualqui er pre cio : el modelo de la falsa radicaliza1 ' 11 ~ lI ¡'\' (' I~ i v ; 1 q ue se ade cua perfectamente a la co nste lación existe nte del poI 1 I 11 1111,10; palabr as, para Laca n, el "r adicalismo " de l filósofo, su cue stiona1 1'1" ll'lI' l:pitlo de to dos los presu puestos, es el modelo del radicalismo lO 101 " 0;" 1 f;ll o nuestra anterior ide nposlc l,on se. vuel ve mucho m ás fuerte pue sto que podemos so stener' , q ue nu estra reSIstencla h 1 di ' m nseca del sistema imperialis ta' 1 ' . . se asa e n a má m ica inantagonismo intrÍn sel..'() de to na I e fuPro plo Siste ma Imperialista, a través de Sil , as en:a s q ue lleva ' . ,. m o ocurre con la fun dam entac í é d J . . • ran a su exn ncmn. (Lo mism ujer es "un síntom a del ha 1 )~ el l a resisten cia fem en ina: si decimos que la . , mnre", e ugar en el 11 " 1 m tr tnsecoc del orde n sim h61ico a ' l . e e me rge n os antagon ismo s p tnarca , esto no rcsrrmge en m odo alguno el

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de la resis ten cia feminista , sino {lue le proporciona una fuerza detonaincl uso mayo r.) O, para decir lo de otro modo, la prem isa de que resisten'1.1 ;]1 po der es iumnscca e inma nente al edificio del po der (en el sentido de qu e 1.1 ¡':l'llera la dinámica inhe rente al edificio del poder) no nos impone 1;1 cond u_ 11 '11 1 ele q ue toda res iste ncia está cooptada de antem ano , in cluida en el juego 1' 1(' 1"110 del po der co nsigo m ismo , El punto clave es que, como efecto del crecimien to, de la producción de un excedente de r esist encia, el propio anta gonismo uunuseco de un siste ma puede muy bien poner en marcha un proceso que lleve .1 " 1 derrumbe final.' l'arecerfa que es este co ncepto de antagon ismo lo q ue falta e n FOUC3UIt: a p.ur¡r del hecho de que toda res ist encia es generad a ("pu est a") por el edificio .h-lpoder, a par tir de esta inh erencia absoluta de la resistencia al pod er Foucault p.lrCct: extr aer la co nclu sión de qu e la resistenci a está cooptada de antemano , de '11lC no pu ede socava r seriamente el sistema, Es decir que él excluye la posihilid.ul de qu e el siste ma en sí, en razón de su inco nsistencia intrínseca, ge nere una lucrza cuyo exceso ya no sea capaz de dom inar, y que po r e llo haga esta lla r su unidad, su capacidad para r eproducirse. En síntesis, Fo ucaul r no con side r a ti plJsihilid ad de escap:lr, de exceder a la causa, de modo tal que, aunq ue [a fuer za ~ ll r i :1 co m o resi stencia al poder, y sea en tal sen tido absolu tame nte inhe rent e a él, pueda ir más allá y hacerlo esta llar. (Aq uí corresponde seña lar qu e este es el 1.I' go fu nd am ental del co ncepto m ate rialista dialéctico de "efecto": el e fecto puede "superar" a su ca usa; puede se r o ntol ógicamente "superior" a su ca usa.) Nos sentimos tent ados de invert ir la co ncepción fo ucaultiana de un edi ficio om lI ílll 0 r10 del poder que des de siem pre co ntien e su transgr esión, eso qu e supues mmcnre lo elude: ¿y si el precio fuera q ue el mecanismo de l poder no puede siquiera co nt ro larse 11 sí m ism o, sino q ue debe basar se en una oscura excrece ncia tille está en su co ra zón ? En o tr as palabra s: lo q ue efectivamen te elude el co ntrol cid poder no es ta nto el "en sí" exte rn o qu e ese poder intenta dominar , sino el suplemenro obsceno que sostiene la propia o per ación del pod er," y esta es la raz ón po r la que falta en FOUC3Ult el conce pto apropiado del sujl 'lO: el sujeto es po r de finic i ón un exce dente so br e su causa, y com o tal surge 1II .111I' C

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7. ,\i.:arJ: dij.... lo mismo acerca del cap italismo. lIe g:a.ri a su fin no a causa. de la resistenci a Il"e le opongan las fuerzas en em as