Ataques al rey
 9788427002166, 8427002165

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(Reprocesado con Scan Tailor por jparra, 2012-02-21)

B. F. BARANOV

ATAQUES

AL REY

El asalto directo a la fortaleza del rey es el más eficaz, pero es tam­ bién el que entraña mayor respon­ sabilidad y mayor riesgo. Para lle­ gar hasta el rey enemigo, con fre­ cuencia se precisa lanzar a la lucha todas las fuerzas útiles y sufrir pér­ didas tanto de posición como de material, ya que el éxito posterior del ataque puede compensar y jus­ tificar cualquier sacrificio momen­ táneo. B. F. Baranov, autor de este exce­ lente manual, relata los procedi­ mientos y métodos de ataque y los principios estratégicos que deben guiar su mejor conducción. El ata­ que al rey es examinado en todas las etapas de la partida: apertura medio juego y final, aunque Bara nov analiza más detalladamente el ataque en el medio juego, fase en la cual éste tiene lugar con más frecuencia. Otro gran trabajo de la Escuela So­ viética que, por su claridad y senci­ llez, está al alcance de cualquier aficionado por escasa que sea su preparación teórica.

Cubierta de G. Marí

B.

F.

BARANOV

ATAQUES AL REY

EDICIONES

MARTINEZ BARCELONA

ROCA,

S. A.

Traducción de MARGARITA ÁLVAREZ DE ARGÜELLES y Luis URALDE RUIZ Revisión técnica de JosÉ LUIS BRASERO

© 1973 Ediciones Martínez Roca, S. A. Gran Via, 774, 7.0, Barcelona- 13 - 70-0216-5 ISBN 842 Depósito Legal: B. 5616-1981 Impreso en Gráficas Diamante, Zamora, 83, Barcelona - 18 Impreso en España - Printed in Spain

IN DICE

Prefacio 1.

Fundamentos del ataque

7

9

2. Medios de ataque

19

3. Derrota en la apertura

33

4. El dominio de las columnas centrales

40

5.

Cara a cara

6. Enroques en distintos flancos 7.

Con pocas fuerzas

54

69 83

8. Contraataque

88

9. Debilidad permanente y temporal

92

10. ¿Está o no está justificado? Conclusión

97 103

PREFACIO

Este libro está destinado a los ajedrecistas que saben lo que representa el ataque al rey, pero no sie1npre entienden cuándo es peligroso este ataque y cuándo no, có1no debe prepararse y cómo debe llevarse a cabo. Por ello, además del nlis1110 ataque, en él se han examinado procedilnientos enérgicos de lucha, tales como la combinación y el sacrificio. Naturalnzente, ta1nbién se han exantinado algunos prin­ cipios estratégicos, sobre los cuales se apoya la preparación del ataque. De este 1nodo, el lector llega preparado para el análisis del te1na principal. En este libro se exanlina el ataque al rey en todas las etapas de la partida, pero es el ataque en el 1nedio juego el que se analiza ntás detalladamente, ya que éste tiene lugar con más frecuencia. Al comentar las partidas, el autor

no

pretende dar su análisis

contpleto, y omite conscientenzente el conzentario de la apertura -si no tiene relación directa con el ataque- a fin de acentuar la atención de los lectores sobre el tema principal : el asalto a la posición del rey.

7

1.

FUNDAMENTOS DEL ATAQUE

El contenido de la lucha aje­ drecística es profundo y varia­ do. Pero son las combinaciones efectivas y los ataques rápidos los que adornan las partidas. Sin embargo, los ataques no surgen por sí mismos. Para lle­ varlos a cabo con éxito se pre­ cisa una larga, minuciosa, y a veces «aburrida » labor de pre­ paración. Y sólo una sólida base posicional puede proporcionar el éxito. Steinitz ya decía que en posi­ ciones similares existen idénti­ cas posibilidades y, si el juego se desarrolla con exactitud por ambas partes, surgen de nuevo situaciones de equilibrio. Por lo tanto, es evidente que antes de iniciar un avance decidido es preciso obtener alguna ventaja. Un ataque injustificado y pre­ maturo está condenado al fra­ caso. ¿ En qué consisten esas venta­ jas? Ante todo en un superior desarrollo de las fuerzas de com-

bate, posesión de espacio y de líneas abiertas. superación de fuerzas en el área principal de acción. en debilitar el campo enemigo, etc. Un buen ajedrecista nunca ini­ ciará un ataque si no puede apoyarlo sólidamente, basándose en principios estratégicos. Y la preparación, la elección de una línea de ataque, a veces exige más arte que la materialización del asalto. Por ello la existente división del ajedrecista en posi­ cionales y combativos es muy re­ lativa. Las metas más elevadas solamente las podrá alcanzar aquel ajedrecista que domine to­ do el conjunto de medios actua­ les de lucha ajedrecística. En otras palabras: el buen ajedre­ cista debe ser universal. DESPLIEGUE DE FUERZAS

Uno de los objetivos princi­ pales que debe plantearse el ju­ gador es el rápido despliegue de las piezas. Pero el despliegue no 9

debe ser una autofinalidad; por el contrario, debe obedecer a un plan preconcebidtJ. Al elegir el emplazamiento de las piezas, es preciso conseguir la máxima ac­ tividad y conjunción de todas las fuerzas. Aquel de los con­ trincantes que consiga aventajar al contrario en el despliegue, toma la iniciativa, pues crea las condiciones necesarias para ini­ ciar el ataque. Si no se siguen los principios de despliegue armónico, diga­ mos, por ejemplo, si se produ­ cen movimientos reiterados de una misma pieza en la apertura mientras el contrario pone en pie de lucha varias piezas, nor­ malmente las consecuencias son lamentables. Se pueden citar innumerables ejemplos sobre este tema. Nos limitaremos a dos de ellos.

Las negras hicieron tres mo­ vimientos con la dama. mientras que las blancas introducían en juego una nueva pieza casi en cada jugada. Los resultados es­ tán a la vista. Al concluir el tema sobre la importancia de un rápido des­ pliegue, una de las perogrulla­ das de la estrategia ajedrecística, examinaremos una variante de apertura en que el afán de ven­ taja material a expensas del des­ pliegue condujo a mal fin. Esta variante fue analizada ya en el siglo xvn por el italiano Greco, y forma parte de todo libro de texto : 1 . P4R, P4R; 2. CJAR, C3AD; 3. A4AD, A4AD; 4. P3AD, C3AR; S. P4D, p X P; 6. p X P, ASC +; 7. CJAD, CR XP; 8. 0-0'! CXC; 9. P XC, A XP; 10. D3C, A XT? Diagrama

BOTVINNIK - SPIELMANN Moscú. 1935 1.

P4R,

P4D; 3. PR

P3AD; X

P, p

X

2.

P4AD,

P; 4. P4D,

C3AR; S. C3AD, C3AD; 6. ASCR, D3CD; 7. p X P, D X PC? ; 8. TIA, CSCD; 9. C4T, D x PT; 1 0. A4AD, ASCR; 11. C3AR.

Las negras se entregan. Después de 11. . A X e ; 1 2. p X A, D6TD ; 13. T3AD, tienen enor­ mes pérdidas. .

10

.

núm. 1

Ahora, todo ajedrecista que conoce los principios de la teo­ ría de apertura sabe que es me­ jor jugar 1 0 . , P4D ; 1 1 . A xP, y enrocar. .

11. A x P +

.

1

Rl A; 12. ASCR,

C2R; 13. C5R, A

X

P; 14. A6CR,

P4D; 15. D3AR +, A4AR; 16. A

X

A,

A3AR;

17. A X C; 18. A X A, p

A6R +' X

D x P + , Rl A; 20. D7A

A;

rápido. La lucha por las casillas centrales se conjuga con el des­ plazamiento oportuno de las fuerzas principales al área más importante o más vulnerable. Veamos el siguiente ejemplo, tomado de la partida Gufeld­ Balitinov (semifinal del campeo­ nato de la URSS de 1 963).

19.

mate.

Diagrama núm.

2

CENTRO

Está admitido considerar como centro del tablero de ajedrez la zona de las casillas 4R-5R-4D5D. A veces se habla también del denominado centro amplio o cuadrado, limitado por las ca­ sillas 3AD-6AD-6AR-3AR . Es evidente que la pieza que se encuentra en las casillas cen­ trales puede desarrollar una ma­ yor actividad que la situada en el borde del tablero. Por ello, la lucha por el centro es un pro­ blema importante y primordial. De acuerdo con la situación de los peones en las casillas cen­ trales, se distinguen las siguien­ tes variedades de centro de peo­ nes. CEN TRO ABIERTO

Cuando no hay peones en el centro, surge el juego de piezas que ge n e ralme n te toma un ritmo

La lucha por el centro se re­ fleja bien en las jugadas siguien­ tes: l . P4R 2. C3AR 3. ASC 4. P3AD S. P4D 6. PSR 7. 0-0 8. P xP a. p. 9. PXPA

P4R C3AD A4A C3AR PxP CSR P4D 0-0 DxP tJ

10. p X p 11. D2A!

T1D

12. e x e

TxC

C x PD

Como se observa, las blancas no han conseguido superioridad en el desarrollo, pues la finali­ dad era distinta, ya que consis­ tía en atraer las piezas enemigas hacia posiciones desfavorables, y, atacándolas, conseguir un rit­ mo apropiado para terminar el desarrollo y, seguidamente, crear amenazas al rey. 13. A3R

TSCD

14. A3D

D4R

Evidentemente, la única posi­ bilidad de salvar las dos piezas atacadas : 1s. A xe

AxA

nuevo, no se ve otra res­ puesta. De

Es un momento importante. Las blancas no se apresuran en tomar el peón de T y, desple­ gando las piezas, intensifican su potencial de ataque. •

12

. . .

D4TD

17. . . . 18. D3D

A3R

No servía 18. . . A x C, dado que 1 9. A x P + y seguidamente T8R o D6D, daban mate. .

19. P3TD

TSAD

Hasta este momento las blan­ cas se atenían al principio de que la amenaza tiene más fuer­ za que su realización. Éstas si­ tuaron cómodamente todas sus piezas, lograron atraer la torre negra hacia una posición desfa­ vorable y ahora. toman el peón, seguidamente liquidan al único defensor de la infortunada torre. 20. A

RlT P xT

P+ 21. T X A X

En la 2 1 . , T x C, es sufi­ ciente 22. P x T, A xP (22 . . . . , D X PAD? ; 23. T6R- 1 R) ; 23. D3TR, p X T; 24. A6C +' R l C ; 25. DxP + , RlT; 26. TlAD. .

16. C3A !

16 17. TRlR!

orientación del juego sigue invariable : lo más im portante es la actividad máxima de las piezas. La

ASD

22. D xT 23. A3D

.

.

AxC

Probablemente también era su­ ficiente 23. D x A. D xD ; 24.

P x D, pero las blancas prefieren

Diagrama núm.

3

mantener el ataque, favorecido por la diferencia de color de ál­ files. 23.

AxP

24. TIC 25. D x P

AJA D4TR

Amenazaba 26. D3 T + y 27. A4A + con mate. 26. TSC

También era más sencill o , 26. T x P. 26



. . .

DBD +

27. AlA

TlAR

28. TSAR 29. P3C

R2T TlD

30. R2C 31. TSCD

R3C D2D

32. D4R +

R3T

Si 32 . . . . , R2A, entonces 33. A4A + , R l A ; 34. TST R .

33. TST +

Las negras se entregan ante el mate inevitable. CENTRO MóVIL

Se entiende por centro móvil aquel en que los peones centra­ les (dos o uno) no encuentran obstáculos en su camino y su avance puede crear las condicio­ nes necesarias para un ataque decidido.

A esta situación se llegó en la partida Keres-Fine (Ostende, 1 937). Las blancas tienen en el centro dos peones contra uno ne­ gro, y ello les permite iniciar el ataque en el momento oportuno con PSR o PSD. 14. TRlR

Las blancas no se apresuran y refuerzan el peón central, aumentando de este modo su potencial. Antes de iniciar ope­ raciones activas, es preciso refor­ zar al máximo las posiciones de las piezas. 14. 15. 16. 17. 18.

.

. .

A3C D4AR D4T T3R

TlAD C3AR D2AD TR lD

Momento importante. Este plan condujo, por fin, a la meta . . . , aunque se debió a un error de las negras. En efecto, ¿ esta­ ban en lo cierto las blancas en seguir esperando? Resulta que no, pues la decidida jugada 1 8. P5R conducía a una clara supe­ rioridad. Después de la natural 1 8. . . . , C4D, las blancas, mediante 1 9. C5C, P3TR ; 20. C4R, C6AD (amenazaban 2 1 . C6D y 2 1 . T3D) ; 2 1 . C6A + producían un intenso ataque. No servía 1 8. . . . ' A X e, pues­ to que con 19. P x C, A x T ; 20. D5CR, R 1 A ; 2 1 . D x P + R 1 R ; 22. T x P + , y en caso de 1 8. . . . , C2D ; 1 9. C5C, C 1 A ; 20. C4R (también podría ser 20. T3P), 20. . . . , A x C ; 2 1 . D x A, las blancas mantenían superio­ ridad posicional. llhora las negras aprovechan la lentitud del enemigo e inician un contraataque de peones, pro­ porcionando a la dama, al mis­ mo tiempo, la importante casi­ lla 3CD. ,

18 . . . . 19. 1D1R

P4CD! P4TD

Inexacto. Era mejor 1 9. . . . , P3TR ; y si 20. P4C, entonces 20. . . . , D5AR. Tampoco resul­ taba bien 20. P5D, puesto que 14

20. . . . , p X p ; 2 1 . P5R. C5R . Probablemente las blancas ten­ drían que volver a 20. P5R, pero ya no resultaba igual que antes, pues 20 . . . . , C4D ; 2 1 . T4R, D2R y las negras rechazan el ataque, manteniendo superioridad posi­ cional. 20. P4TD

PSC?

Es natural que resulte tenta­ dor tener fortificado un peón ya pasado. Sin embargo, la posición exigía otro planteamiento : en primer lugar, era preciso asegu­ rarse contra la brecha en el cen­ tro y decidirse a 20 . . . , P x P, 2 1 . A x P, P3T ; con algunas ventajas para las negras. Por lo visto, las negras no deseaban debilitar la posición del rey ; de otro modo no se explica por qué Fine insistentemente no tenía en cuenta la jugada P3T. .

21. PSD!

PxP

22. PSR!

Solamente después de quitar­ les a las piezas negras la posibi­ lidad de utilizar la casilla 40, las blancas amenazan y están en condiciones de atacar. Ahora no vale 22 . . . . , C5R, puesto que 23. P6R, p X p; 24. T X c. p X T; 25 . ese, y después de 25 . . , D6A, las blancas podían conti. .

nuar el ataque mediante 26. A X P + R l A ; 27. TlAR. '

22. . . . 23. ese

C2D ClA

les de ambas partes quedan blo­ queados. El juego se traslada a los flancos. Diagrama núm.

4

Es más fuerte 23. . . . , P3T, aunque el ataque de las blancas después de 24. P6R, p X e ; 25. P xP + R xP ; 26. T7R + , es extremadamente peligroso. ,

24. e xPT 25. T3T

e xe D8A

Muy ingenioso, pero insufi­ ciente. El ataque de las blancas se desenvuelve con más rapidez. 26. DxC + 27. T3T-3R 28. D8T +

RlA PSD

29. D xP

R2R TlAR

30. D6A +

RlR

31. P6R!

Las negras se entregan . Un ejemplo interesante, que demuestra la fuerza de los peo­ nes móviles en el centro y, al mismo tiempo, la importancia de saber elegir el momento para su avance. CENTRO CERRADO

Se entiende por centro cerrado aquel en que los peones centra-

A esta situación se llegó en la partida Spassky-Arutunian (Spar­ takiada CCS. Consejo Central de Sindicatos de la URSS, 1 965). Como ven, el centro está fuer­ temente cerrado, pero la inicia­ tiva de las blancas en el flanco del rey tiene más posibilidades que el juego contrario en el flan­ co de dama. Sin embargo, la po­ sición de las negras es bastante segura, y su desorganización pre­ cisa una « intervención quirúrgtca ». .

28. T xe!

Una decisión totalmente ines­ perada : las blancas, aparente15

mente se preparan para atacar en el flanco del rey y, sin em­ bargo, ¡ sacrifican en el flanco de la dama ! Pero la finalidad de este sacrificio se aclara inmedia­ tamente : las blancas atraen una de las piezas enemigas que de­ fienden al rey y crean una supe­ rioridad de fuerzas en el área principal de acción. 28



A xT

. . .

29. T

X

A!

30. A x P!

TxT C2T

El sacrificio de alfil no podía ser aceptado por las negras, pues a 30. . . . , P X A seguía 3 1 . D6A. Ello explica la liquidación del alfil lD. 31 . C x P

P4AR

32. P x P

RlT

33. CST 34. P6A

TlCR

Las negras se rinden. Hemos analizado tres clases de centro de peones, pero pue­ den existir otros. Consideremos el denominado centro fijo, cuan­ do, digamos, al peón 4R se le antepone el peón 4R, y, por regla general, la lucha se inicia por la posesión de las casillas 50 y 4D. Con frecuencia nos encontramos con el centro inde16

terminado (por ejemplo, a los peones blancos 3D y 4R les ha­ cen frente los negros 3D y 3R) ; entonces ambas partes tratan de situar sus peones en posición fa­ vorable. Queremos prevenir a los lec­ tores contra la idea dogmática sobre el centro, concretamente sobre la pretendida necesidad de poseerlo a toda costa. Indicare­ mos que, en algunas situaciones concretas, resulta conveniente dejar el centro al enemigo, si existe posibilidad de atacarlo cómodamente. En este principio se basan incluso algunas apertu­ ras, tales como la de Reti, la de­ fensa Grünfeld o la defensa Alekhine.

COLUMNA ABIERTA

Lo posesión de una columna abierta supone una ventaja defi­ nida y clara. La ventaja consiste en que, al apoderarse de esta co­ lumna, las piezas mayores que­ dan en condiciones para penetrar de modo decisivo en las posicio­ nes del enemigo. La posesión de la fila siete del campo enemigo, por regla general proporciona una ventaja decisiva, y el dominio de la columna central dificulta los movimientos de las piezas ene­ migas y facilita el despliegue de

fuerzas a las áreas de acción más importantes. Veamos el ejemplo de la par­ tida Steiner-Flor (match URSS­ EE. UU., 1946) que se conside­ ra clásico. Diagrama núm. 5

torres, puesto que después del cambio de torres en 4R el al­ cance real es la penetración a la séptima fila, que con cuatro to­ rres no ofrecía ventajas impor­ tantes. Por ejemplo, 27 . .. . , T7D ; 28. T2R, y las negras, de todos mo­ dos, están obligadas a cambiar torre por torre, en este caso con pérdida de tiempo. 28. D x T

T7D

29. P4TD

D3A!

Una jugada fina. Las negras están dispuestas a continuar con los cambios, pues después del cambio de damas las blancas no podrán defender los dos peones débiles 3C y 5 R. La ventaja más importante de las negras consiste en el domi­ nio de la única columna abierta (columna de la dama). Es natural que las blancas, con la j ugada Tl R, pretendan anu­ lar esta ventaja del enemigo, pero éste no deberá permitírselo. 24 25. RlT 26. D3AR •

. . .

27. T4R

D2A P4TD P3T TxT

Un momento muy alecciona­ dor. Ya no tenía sentido mante­ ner la columna de dama con dos

30. D4C 31. DST

T6D T x PC

Las negras no temen la pe­ netración de las blancas hasta 7A, ya que la eliminación del peón 3C, que crea otras debili­ dades, es más importante. Ahora ambos reyes se encuen­ tran al alcance de las piezas ma­ yores. Ambas partes logran evi­ tar un peligro inmediato, pero de esta lucha sólo las negras sa­ len sin pérdidas. 32. D x P + 33. RlT

R2T

17

Amenazaba no sólo 33. . . . , D x PA, smo también 33. . T x P+.

. . ,

33. .

.

.

D x PA

34. T6A La partida entra en una fase

de complicaciones tácticas que favorecen a las negras. A 34. T5A le seguiría 34. . . . , D5TR. 34. . .

.

35. T3A 36. T x T

D6D D4D

Conduce a un final adverso. Pero 36. T5A, D7D; 37. D x PR, T7C, solamente precipitaba la derrota. �- ...

DxT

37. D7D

DSA

38. D6D

R3C D4D

39. RlC 40. D7A

DSD +

41 . RlT

Y las blancas se rinden, dado que después de 4 1 . . . D x PT ; 42. D X PC, DST + ; 43. R2T, D x P + , perdían el segundo peón. Ahora vamos a examinar to­ das las clases de situaciones po. •

18

sicionales que proporcionan el éxito del ataque. Nos encontra­ remos con ellas repetidas veces en páginas sucesivas. y nos con­ venceremos de la veracidad de la fórmula básica de un ataque victorioso : el ataque no surge por sí solo, sino que se basa en sólidos fundamentos estratégicos. De momento sólo haremos mención de algunos momentos muy importantes de la estrategia ajedrecista. N o es ningún secreto que el asalto a la posición debilitada del rey es más efectivo que un ataque a fortificaciones sólida­ mente defendidas. Por ello, es preciso tratar de crear tales de­ bilidades. Pero también es preciso llamar la atención de los lectores. ante una apreciación dogmática de sus posibilidades: la estabilidad y solidez de las posiciones del enemigo dificultan el ataque, pero no excluyen su posibilidad, pues existen otras ventajas posi­ cionales : en primer lugar, una mejor situación de las piezas, y en segundo. superioridad de fuer­ zas en el área principal de ac­ ción. Durante el examen de los siguientes ejemplos se conven­ cerán rápidamente de ello.

2.

MEDIOS DE ATAQUE

Además de la acumulación programada de potencial de ata­ que, existen otras medidas más enérgicas para crear un cambio decisivo del desarrollo de la lu­ cha. En primer lugar nos referi­ mos a los sacrificios y combina­ ciones. La mayor parte de los ataques al rey culminan con una combi­ nación. Suele suceder también que la combinación no llegue a realizarse, si el adversario adi­ vina su intención y pone los me­ dios necesarios para evitarla. No obstante, estas combinaciones pueden decidir de un modo de­ cisivo el final del combate. Re­ sumiendo, la importancia de las combinaciones en la partida de ajedrez es enorme, y por ello analizaremos algunas clases de combinaciones, motivos e ideas sobre las cuales se basa la posi­ bilidad de su surgimiento.

Con frecuencia, las operacio­ nes tácticas y las combinaciones se basan en jugadas de doble efecto. Diagrama núm 6

l . D4T 2. D4R

P3CD

Como consecuencia de un ata­ que doble a la casilla 7T y al alfil 2R, las negras pierden. 19

Es un ejemplo elemental de un doble golpe. Generalmente todo suele ser más complicado, y en las combinaciones se utili­ zan no uno, sino varios motivos. Diagrama núm.

no hay posibilidad de evitarlo. Por ello las blancas defienden la infortunada casilla 2C. Pero las negras utilizan un motivo auxi­ liar : desviar la dama de la gran diagonal negra.

7 4. DSR

TlR

S. D4D

P4A

6. D3A

La dama, no obstante, se ha mantenido en la gran diagonal, pero ha sido llevada a la casilla 3AD y bloquea el camino al peón 2A. Ahora se puede dejar en libertad al caballo para ocu­ parse de otro objetivo : el ata­ que al rey. l.

o

o

o

A6TD

2. C4T

En caso de 2. D x D, las ne­ gras resuelven la partida con va ­ rios jaques a la descubierta, ga­ nando material : 2 . , A x P + ; 3 . R lC, A X C+; 4. R lA, A7C+ ; 5 . RlC, A6T + ; 6. RIT, A x D. .

2 3. C x A •

. . .

.

.

A x P+ D6T

El bloqueo de caballo es extre­ madamente desagradable, pero 20

6. . . .

DxP

7. AlR

T7R!

Utilizando dos motivos más, para llevar a cabo un golpe de­ cisivo : evitar el dominio del al­ fil sobre 4R y doble golpe sobre las casillas 3AD y 2D. 8. A x T

CSR

Las blancas se rinden. Sloñim­ Ri u m in (Moscú, 193 1). Como ven, para llevar a cabo la combinación con éxito se han

utilizado

sucesivamente

varios

Diagrama núm. 9

motivos : clavando, desalojando, atrayendo, bloqueando, de nuevo

y, finalmente, ¡ eje­

desalojando

cutando un doble golpe! He aquí

bre el

un

ejemplo claro so­

tema del jaque doble.

Diagrama núm. 8

En esta posición las negras jugaron

l. . . .' T X e

pensando

2. P x T, e x PT + ; 3. R2D, e x P ; 4. R x e, A5CD + ; 5. R x A, D5A + . Sin embargo . . . lograr el empate con

l. D8D + ! 2. C X A + l. D8D + 2. ASC +

RxD

RxD R2R

Las negras también recibían mate en caso de 2 . . , R l A (o 2 . . , RlR ; 3 . C x PC + , A x C; 4. A5C + ) .

.

¡ Jaque doble ! Ahora, des pués de 2. .. , R 1 R sigue el mate 3 . T8D, y en el caso de 2 . . . . , R2A, se llega al mismo resul­ tado con 3. A8D (Reti-Tartako­ ver, Viena, 1 9 1 0). Esta idea, en una posición bastante más complicada, tiene lugar en la partida Bonch-Osmo­ lovsky, Baranov (Moscú, 1954).

.

.

.

.

3. ASC + 4. C8D +

P3A

Las negras se rinden. Los motivos de jaque doble y jaque a la descubierta, así como la atracción, se observan clara21

mente en la posición que surgió en la partida Utiuganov-Kono­ valov (Krasnodar, 1 950). D iagr ama núm.

10

l. D8A+

Se sacrifica la dama sólo con un fin : atraer al rey a la casilla 1 A. Ahora, al ser tomada por e l rey. seguirá 2. T8T +, y si es to­ mada con la torre, entonces 2. C7R mate. Un frecuente motivo de com­ binación es la pieza clavada. Diagrama núm.

12

(para atraer al rey a la casilla 2C) ; 2. R x D, CSA + ; 3. RlC, C6T mate. l

.

. . .

, D7C +

Diagranw núm.

JI

El alfil blanco de la casilla 3 R

está clavado y po r ello no ofrece ningún peligro para las negras. Y si además se tiene en cuenta que la dama blanca está amena­ zada, debe iniciarse una acción decidida. l. T

X

P+!

no poder realizar la inmo­ vilización en la diagonal ( l . ASC), las blancas la realizan en la horizontal. Ahora lo mejor Al

22

era l . . . . , D x T ; 2. ASC+ , R lA ; 3. A6R, D x A+ , pero la partida se desarrolló del siguien­ te modo: l . .. . 2. A6R+

RxT RlD

3. ASC

Y, nuevamente, inmovilización de la dama. 3. . . .

o 3

TlR

La jugada anterior de las blan­ cas l. RlC-2A? ha sido un fatal error (debía haberse jugado l . RlA. Aparentemente la diferen­ cia no es esencial, pero es esta jugada concreta la que ha influi­ do decisivamente sobre el resul­ tado del duelo). Continuó l . . . . , TlAR (las blancas, naturalmente, esperaban esta jugada) 2. T8D (en respues­ ta a la inmovilización sigue una contrainmovilización, pero . . . ) .

. A4A ; 4. A X D+ ' A x A ; 5. D3A y D6AD. .

. ..

4. A x D +

TxA

S. D8C +

TlR T2R

6. DSC+ 7. DSD +

DST+

2. . . .

Una nueva inmovilización (sin l . R l A no existiría tal posibili­ dad), la última por esta vez (Ma­ cogonov-Chejover, Tbilisi, 1937). Diagrama núm. 14

Y las blancas ganan. Detengámonos también en la inmovilización recíproca. Diagrama núm. 13

En esta posición, que ha teni­ do lugar en la partida Shamayev­ Ufimtzev (Leningrado, 1949), el punto

más

débil de las blancas 23

es la casilla 2CD. Pero para al­ canzar el éxito es preciso retirar el caballo 3D. ¿ Será suficiente el procedi­ miento más sencillo l , T x C? Debe tenerse presente que des­ pués de 2. P x T la dama se suma a la defensa de la casilla 2C. Resulta que sí es suficiente. Después de l . . , T x C; 2. P x T desaparece el caballo, y la dama, que se ha sumado a la de­ fensa, puede ser retirada con 2. •

.

.

.

.

. . .

.

Examinen la posición. Salta a la vista que el ataque de las blancas decidiría el final del juego a su favor si no fuese por la salida que tiene el rey negro por la casilla 2A. ¿Sería posible obligar al adversario a que ocu­ pe con alguna pieza la casilla indicada, privando de ese modo al rey del único camino de es­ cape? l. CSR !

, A4C.

La anulación de la defensa es un motivo que tiene lugar prác­ ticamente en toda partida. Y, finalmente, sobre el tema de bloqueo. Para tener una idea más clara sobre este tema, exa­ minemos algunos ejemplos clá­ sicos (Alekhine-Guiulsher, 1933).

Cubriendo la casilla 7A y amenazando con mate. De in­ mediato l. P6C no resolvía nada, puesto que l. . . , D x P ; 2. D4A + , P4D ! Por ello primero era necesario evitar la posibili­ dad de la jugada P4D. .

l. . . . Diagranza núm. 15

1

PxC

hacerse l. . , D x C, se conseguía el fin previsto con más facilidad : 2. D x D, P x D ; 3. P6C y quedaba controlada la ca­ silla 7A. De

2. P6C!

.

.

DxP

De este modo la dama ha sido apartada de la diagonal 2T-8C que ocupaba. 3. D4A+ 24

Las negras están obligadas a bloquear la casilla 2A, y con ello queda resuelta la partida. El lector seguramente se habrá dado cuenta de que en toda com­ binación tiene lugar el sacrificio. Pero el sacrificio no sólo es un elemento necesario de la combi­ nación ; con frecuencia se emplea también para lograr una decidi­ da mejora de la actividad de las p1ezas. En condiciones de igualdad posicional, mediante el sacrificio se gana tiempo, y en la apertura se logra ventaja en el desarrollo. Y el desarrollo, debido al sacri­ ficio, en unos casos conduce al ataque incontenible, y en otros a una sólida ventaja posicional. El gran maestro R. Spielmann, en su libro El arte del sacrificio -probablemente el único libro, hasta el momento, que trata ex­ clusivamente este tema-, ha dado una clara definición de las distintas clases de sacrificios, cla­ sificándolos en ficticios y reales. ¿En qué consiste su diferen­ cia esencial ? El sacrificio ficticio es el que se realiza por un tiem­ po determinado y con una fina­ lidad concreta. El sacrificio real se realiza por un tiempo indefi­ nido y el jugador no puede pre­ ver con rigor todas sus conse­ cuencias ; únicamente podrá va­ lorarlas y establecer su finalidad

preliminar. Es evidente que el sacrificio real va acompañado de un mayor nesgo. Las distintas maniobras rela­ cionadas con los sacrificios pue­ den originarse desde las prime­ ras jugadas. Comparemos dos aperturas : gambito de dama y de rey. En el primer caso el sacrificio es ficticio, puesto que el desquite se produce rápidamente, mien­ tras que en la segunda apertura, por regla general, no se esfuer­ zan por tomar el peón contrario. Apartado el peón negro del cen­ tro, las blancas tratan de aven­ tajar al contrario en el desplie­ gue de fuerzas, abriendo líneas a sus piezas. Pero incluso en el caso de sa­ crificios ficticios los cálculos no siempre son tan sencillos. .

Diagrama núm.

1

�� ��d/� ...

16

-� • �""�

" .

25

A esta posición se llegó en la partida Tal-Suetín (Tbilisi, 1 9691 970), que prosiguió :

(Moscú, 1 945). Sacrificando la calidad y una torre, las blancas fuerzan la victoria. l. T

l . D x C!

Sacrificio de la dama, elimi­ nando al defensor de la casilla 2AR.

X

A+

Las blancas eliminan el alfil que protegía las casillas 7A y 7T. l . . ..

l . ... 2. p X P +

PA x T

PxD

Las negras se rinden. Si 2. . . . , R 1A, entonces 3. A6T mate ; y si 2. . . . , R2D (2. . . . , R 1 D ; 3. P8A-D + ), enton­ ces 3. ASAR + , R3A ; 4. A4R + con amplia ganancia de material. Diagrama núm. 17

En caso de l . , R x T, la partida se resolvía con 2. D3C + , R3T ; 3. D4A + . R2C; 4. D X P + . R 1T ; 5. C6A. .

.

.

2. T7A + !

Es un necesario complemento del sacrificio anterior. Las blan­ cas persiguen al rey negro, em­ pujándolo hacia el centro. 2



. . .

3. D x PT +

RxT R3R

Si 3. . . . , R 1 A ; 4. C4A, T 1 R - 1 A ; 5 . C x P + , R 1 R ; 6. D8C mate. 4. D x PC + 5. D7C +

R4R

6. C6A +

PxC

RxP

7. D x D

Las negras se rinden. Otro ejemplo más complejo . Esta posición se registró en el encuentro Ragosin - Verosov 26

En este caso el cálculo de va­ riantes es sensiblemente más complicado, pero de todas for-

mas el sacrificio es ficticio, aun­ que sólo sea por el hecho de que el juego lleva una marcha for­ zada y, al iniciar las operacio­ nes de sacrificio, las blancas te­ nían una clara visión de su obje­ tivo final. Y ahora veamos una nueva modalidad de sacrificio, que tam­ bién se da con bastante frecuen­ Cia.

resante ataque con sacrificio de dos piezas. 1.

RxA

Si l . . . , Rl T, de todas for­ mas 2. C5C ! y si se acepta el sacrificio se produce mate : 2. , P x e ; 3. D5T. .

.

.

.

2. eSC + Diagrmna núm. 18

R1e

También aquí la aceptación del sacrificio conduciría a con­ secuencias irreparables : 2. . P x C; 3 . D5T + , R lC ; 4. D X PA + , R l T; 5 . D5T+. R l C; 6. p X P, C2R ; 7. D7A+. R l T ; 8. R2A. . .•

3. e x PA

D1e

4. e x P +

Pxe

5. D4C + 6. T7A

RlT

Las negras se rinden. Esta pos1C1on surgió en la partida Lisitzin-Ragosin (Lenin­ grado, 1 934). 1. A7T + !

Se sacrifica el alfil con la única finalidad de atraer el rey a la ca­ silla 2T. Y es precisamente esta circunstancia la que permite a las blancas desarrollar un inte-

Aquí también nos encontra­ mos con complicadas combina­ ciones, pero éstas pueden ser previstas con todo detalle. Por ello este sacrificio se debe con­ siderar también ficticio. Los sacrificios más frecuentes son los que tienen por finalidad frenar el desarrollo de las piezas, impidiendo alguna jugada que las libera. ., .., _,

Un sacrificio típico para fre­ nar el despliegue en la apertura es el siguiente : l. P4R, C3AR ; 2. C3AD, P4D ; 3. P5R, CR-2D ; 4. P6R. Ahora, después de 4. . .. , p X P; 5. P4D, C3AR ; 6. C3AR, las salidas centrales de los alfi­ les negros quedan bloqueadas. Por ello, para evitar esta situa­ ción, en lugar de 5 . . . , C3AR, resulta mejor entregar el peón 3R jugando 5 . . . . , P4R. Examinemos ahora ejemplos de sacrificios reales. .

Diagrama núm.

Este pnmer sacrificio real­ mente es ficticio, pues tras l. . . , p X e, sigue 2. D X p + D2R ; 3. D x C, compensando la pér­ dida rápidamente. .

t

l.

'

.

.

CxC

2. P x C

AxP

3. A6TR + 4. T X A!

RlC

Segundo sacrificio. Era preciso eliminar el alfil negro, que do­ minaba las casillas más vulnera­ bies de las proximidades del rey.

19 4. . . S. D x P .

P xT TJA

Ahora, después de eliminar el peón 6R, el rey negro tendrá sa­ lida hacia la casilla 2A y la torre 1 T podrá entrar en com­ bate. Pero . . . 6. D X C!

Esta situación se registró en la partida Y. Gusev-Averbach (Moscú, 1 946). En esta posición resulta extremadamente difícil predecir la posible evolución de la partida. l. C xP6A 28

Un nuevo sacrificio, esta vez de la dama. Las negras están obligadas a aceptarlo, puesto que si 6. . . . , T x P, entonces 7. A4AD ! , P x D ; 8. T l AR y des­ pués 9. A x T + . 6



. . .

PxD

Ahora la barrera defensiva del rey negro está definitivamente

desorganizada, y el mismo rey está situado en una casilla de la que no puede moverse. 7. TlAR

TlA

8. AlD

TSA

Es la única posibilidad de se­ guir la lucha� si 8 . . , D x P, en­ tonces 9. A3C, DXA; 10. PXD, y las blancas, aprovechándose de que las negras están totalmente inmovolizadas, desplazan su rey hacia el flanco de dama y ganan fácilmente. Si 8 . . . , T2A, enton­ ces 9. A3C, T2R ; 10. A5D, D l D, y la partida se decidiría con 1 1 . T7A, D 1 R ; 12. T x T, D x T ; 1 3. P4AD y las negras, por fin, están obligadas a aban­ donar el bloqueo del peón 6R. .

.

.

9. A3C

P4CD

10. A x T

PxA

Las blancas. por el sacrificio de la dama, sólo ganan el alfil, pero la dama negra está conde­ nada a permanecer en la primera fila. 11. P3C 12. p X p

P4T

No servía 1 2. P4C, puesto que 1 2. . . . , p X p ; 13. p X p. P6A. y ganarían las negras.

D2R

12 13. RlC 14. T2A

D6T D2R

15. TIA

P4C



. . .

Las negras comprenden que las blancas no repetirán jugadas y que, una vez situado su rey fuera de peligro de jaque, irrum­ pirán con la torre. Pero el avance de peones no modificará nada. 16. PSA!

Es una marcha decidida. Las negras no pueden tomar el peón, aunque sólo sea porque 1 7. T7A, D6T ; 1 8. R3C, D X PA + � 1 9. R4C, D6TD ; 20. T7D. 16.

. .

D1D

.

17. P6A

D2R

18. P7A

Y las negras se rinden. La partida que sigue es m uy instructiva, tanto por los nume­ rosos sacrificios reales como por la extraordinaria potencia y be­ lleza del ataque. RAVINSKY- PANOV

Moscú, 1 943 1. P4R 2. CJAR 3. P4D

P4AD PJR PxP 29

4. C x P

C3AR

S. C3AD

PJD

6. P3CR 7. A2C

C3AD A2D

8 0-0

PJTD

Las negras han realizado va­ rias jugadas imprecisas en la apertura sin preocuparse del de­ sarrollo del flanco del rey. El contraataque iniciado con esta jugada es continuación del mis­ mo planteamiento erróneo. 9 AJR 10. D2R

T1A P4CD

1 1 . PJTD

Las blancas quieren evitar el avance del peón a 5C. Pero aho­ ra, después del inevitable movi­ miento del caballo negro hacia la casilla 5AD, quedará amena­ zado el peón 3T debido a la po­ sibilidad de T x C. Las blancas debían haber previsto todo esto. Además, están obligadas a pla­ near una rotunda respuesta. De otro modo resultaría que no era el plan de las negras el equivo­ cado, sino que sería el desplie­ gue propio el que padecía serios defectos. 11. . . . 12. TD1D 13. AlA 30

C4R CSA

Y se llega a la posición que ambas partes deseaban. Las ne­ gras aceptan el reto inúti lmente. En esta posición era m ás razo­ nable 1 3 . . . . , A2R, y si 14. P3C, entonces no 1 4. . . . , C X .Pf ; 15. C2T, P4R ( 1 5. .. , D4T; 16. P3AD) ; 1 6. A x C, PxC ; 17. A2CD, con evidente ventaja para las blancas, sino 14 . . . . , C3C. .

1 3. .. .

C x PT

El sacrificio del peón blanco perseguía varios objetivos : En primer lugar, se pretendía ganar tiempo, ya que el caballo regre­ saría de todas formas a la casilla SA, y preparar nuevos sacrificios con el fin de retener al rey negro en el centro. 14. PSR

PxP

15. C6A 16. C x PR

D2A CSA

11. e x A 18. CSD

CxC D2T

19. C4A

Ahora la casilla 6R es tá cons­ tantemente amenazada. Lo me­ jor era 1 9. . . . , D3C ; aunque después de 20. P3C, C 5 A-4R ; 2 1 . A2C, las blancas sigu e n man­ teniendo una fuerte presión. 19. . . .

CSA-4R

Diagrama núm. 20

Forzado. En caso de 23 . . . , C3C, podía seguir 24. A5C, T2A ; 25. A6AD + , R l A ; 26. T3R. Diagrama núm. 21

20.

T X C!

C

xT

Si 20. . . . , D x T, entonces 2 1 . n x e, T x P ; 22. A3R. 21.

24. P4CD!

e x P!

Nuevo sacrificio, lógicamente relacionado con el anterior, que conduce a la desorganización de la barrera de peones del rey negro. 21 22. D x P + •

. . .

O 22 . . . . , R l D; R2A (23 . . . . , C3A ; 24. D6A + , R lC ; T2A ; 26. A x T, D8T mate. 23. T1R

PxC A2R

23. A5C + , 24. T l D + ) ; 25. A4A + , D x A ; 27.

D4A

C1A?

Resulta una posición crítica para poder evaluar si es o no correcto el ataque de las blan­ cas y, en consecuencia, si han sido o no correctos los sacrifi­ cios. Después de esta jugada las negras pierden, aunque no de forma clara. Debe examinarse la aceptación del nuevo sacrificio : 24. . . . , D x P, aunque esta jugada su­ ponga cambio de alfiles en la casilla 5C, que era el objeto de la jugada 24. P4CD. La variante principal sería: 24 . . . . ' D X PC ; 25. A5C, D X T + ! ; 31

26. D X D, C3A ; 27. D6R, T x P ; 28. A6 A + R l A. Ahora las blancas pueden tomar varios peones o ganar calidad, pero las negras aún disponen de medios para resistir. Por ejemplo : 29. D8A + , R2A ; 30. D X T, T X A; 31. A X C, A X A ; 32. D X PT, T5A Las blancas quedaban en ven­ taja, pero aún era necesaria una complicada lucha. Esto confir­ ma una vez más que los sacrifi­ cios de las blancas no eran fic­ ticios, sino que, de acuerdo con la clasificación adoptada, eran verdaderamente reales.

28. DlD + !

,

.

25. D4C!

D6A

En caso de 25 . . . . , D2AD. se­ guiría el mismo sacrificio de to­ rre : 26. T x A+, D x T ; 27. D x T + , R2A; 28. A5D + . R 3A ; 29. D3A+ ! . 26. T

X

A+ !

27. ASC +

RXT R3D

No servía tampoco 27. . . . , RIR, puesto que 28. D2R + , R2A ; 29. A5D + , R3C ; 30. D4R+, R X A; 3 1 . D4A + , R4T ; 32. A7 A + , P3C ; 3 3 . D4T mate.

32

Es lo más exacto. Sería me ­ nos claro 2 8. D4A + D4R ; 29. A7R + , R3R ; 30. A3T +, R4D. ,

28. . . . 29. A4A + 30. D6D + 31. D7R + 32. A x T

R2A R3C R2T T2A

Es un pequeño error que, sin embargo, no influye sobre el re­ sultado. 32. A3R + , conducía a mate en tres jugadas. 32 . . . .

D8T +

Si 32 . . . . , C3C, entonces 33. A6C + .

34. OSA +

C3C R2C

35. AST

TlAR

33. AlA

O 35 . . . . . T l AD ; 36. D6C + . R l T ; 37. D x PT + . R lC ; 38. A7A+. 36. D6C +

Las negras se rinden.

3.

DERROTA EN LA APERTURA

¿Ataque ya en la apertura ? ¿No es esto una contradicción con el principio anteriormente señalado, de que el ataque sólo puede tener lugar después de una preparación cuidadosa y pla­ neada ? No, no lo es. Si uno de los contricantes no se atiene a los principios de la lucha ajedrecís­ tica y comete graves errores en la fase de la apertura, deberá responder de ellos inmediata­ mente. Examinemos algunos ejem­ plos. Ante todo consideremos la in­ fracción del principio de un des­ pliegue rápido o el movimiento reiterado de una misma figura. DEFENSA PIDLIDOR

RUDZINSKY - ALEKHINE París, 19 13 l. P4R

2. CJAR 2

-

Ataques al rey

P4R PJD

3. A4A

CJAD

4. PJAD

ASC

S. DJC?

Las blancas orientan su juego al a taque de la casilla 7 AR. la más vulnerable del dispositivo enemigo. Pero recordemos nues­ tros primeros pasos de ajedre­ cistas. ¿ Quién de nosotros no anunció a su enemigo aún me­ nos experimentado el llamado « mate pastor» en la casilla 7AR ? Pero más adelante, al tro­ pezar con una defensa correcta, ya no repetíamos tal ataque apre­ surado, puesto que nos había­ mos convencido de que no con­ ducía a nada positivo. Tampoco da ningún resultado positivo el ataque directo en esta partida. La doble amenaza sobre 7 AR y 7CD es aparente. 5



. . .

D2D

Queda defendida la casilla 2AR y después de 6. D x P, 33

T 1 C, las negras, a cambio del peón, obtienen una gran ventaja posicional. 6. ese

Insistencia al borde de la ter­ quedad. 6 7. A X P + 8. C x C

CxA

9. D x P

R2D



. . .

El rey negro sólo puede ser ame­ nazado por la dama, mientras que el blanco está amenazado por fuerzas superiores. Esto es decisivo. 10 . . . .

DSAD!

11. P3A

AxP

12. p

CSD!

X

A

e3T DxC

10. D x T

Las negras atacan con pocas fuerzas, pero los efectivos defen­ sivos son aún inferiores. Si 1 3 . P x C, D x A + y 14 . , D x T, las amenazas negras son irresis­ tibles. Las blancas intentan re­ forzar sus efectivos de combate, pero resulta demasiado tarde. .

Diagrama núm. 22

.

.

13. P3D

DxP

14. P x e

A2R

Doble amenaza. 15. D

Las blancas han ganado cali­ dad y dos peones, pero llevan un retraso irremediable en el desarrollo y su rey quedó atado en el centro. Es cierto que el rey negro también quedó en el cen­ tro, pero hay una gran diferen­ Cia entre ambas disposiciones. 34

X

T

ASf

mate

El descuido del desarrollo ar­ mónico de las fuerzas, las prisas por adquirir ventaja material a costa de la movilización rápida de las piezas. todo condujo a la derrota de las blancas. El ataque de las blancas a la casilla 7 AR ha tenido un peno­ so final. No obstante. esta casilla exige una atención continua.

DEFENSA SICILIANA

Diagrama núm. 23

FISCHER - RESHEVSKY Estados Unidos, 1958 l. P4R

P4AD

2. C2R 3. CDJA

CJAD

P3CR

4. P4D

PxP

s. e x P 6. AJR

A2C CJAR

7. A4AD

0-0

8. A3C

C4TD?

Sin haber concluido el desarro­ llo las negras inician el contra­ ataque. Era preciso 8 . . . , P3D para evitar el avance del peón a 5R, y sacar el alfil de dama.

10. A

X

P + !!

.

9. PSR!

Las blancas aprovechan inn•e­ diatamente la posibilidad brin­ dada por las negras.

El peligro para las negras es­ taba donde menos lo esperaban : la casill a 7AR, amenazada por una sola pieza, estaba defendida por dos, pero todo consiste en que al eliminar el peón 2AR (eliminación de la defensa) se debilita l a casilla 6R. Ahora, si 1 0 . , T x A ; 1 1. C6R ! las negras pierden la da­ ma, y si 1 0 . . . , R x A, entonces 1 1 . C6R ! . R x e ; 12. D5D + , R4A ; 1 3. P4C + , R x P; 14. TIC + , es mate inevitable. Todo cuanto se ha dicho sobre la casilla 7AR, se refiere tam­ bién en el mism o grado a la 2AR. Debe dedicarse especial aten­ ción al movimiento de peones del enroque. Los descuidos, en .

9



C lR

. . .

.

.

.

una falta total de atención. Las negras aún no han capta­ do las intenciones del contrario, de otro modo se conformarían con : 9 . ' e X A ; 1 0. p X e6A, ex T ; 1 1 . P x A, e x P ; 1 2. D X e, c omo lo había hecho Shamkovich contra Bastrikov unos meses antes en el torneo de Sochi. Es

.

.

.

35

estos casos, conducen a lamenta­ bles consecuencias, como ocurre en el ejemplo siguiente.

Diagrama núm. 24

DEFENSA HOLANDESA

GRONFELD - TORRE Baden-Baden, 1925 l . P4D

P3R

l. C3AR

P4AR

3. P3CR

C3AR P4D

4. AlC

5. 0-0 6. P4AD 7. DlA 8. P3C

A3D P3A

0-0 CSR

9. A2C

Merecía atención 9. A3TD, con cambio de alfiles y dominio de la casilla SR. 9.

. . .

10. CSR

C2D D3A

Hasta este momento ambos jugadores desarrollan sus piezas en combinación con la lucha por el centro del tablero. Las negras por lo menos han logrado nive­ lar el juego, y las blancas debían obrar con cuidado. Pero decidie­ ron expulsar de inmediato al ca­ ballo y menospreciaron la debi­ litación de la posición de su rey. 1 1. P3A? 36

El castigo (ataque) por me­ nospreciar los principios estra­ tégicos (debilitación de posición) no se hace esperar. 11 . . . .

CxC

12. PD x C

A 1 2. PA X e la respuesta se­ ría 1 2 . . . ., C5C ; 1 3. P5R, D3T; 14. P3TR, C6R; 1 5 D2D, e X T, y las negras ganan ca­ lidad. .

12. . . . 13. RlT Y

A4A + CxP +

las blancas reciben mate.

Y he aquí las consecuencias de una actividad injustificada en la apertura.

D x P, y en el caso de 10 . . ,

DEFENSA ESeANDINA V A

.

A X P. la respuesta sería 1 1 .

RA VINSKY - BEBCHUK Moscú, 1 964 l. P4R

P4D

2. P x P 3. e3AD

DxP

i

� � %,_,_%

, Hubiera sido más eficaz 3 D4TD. No obstante, las blancas deben actuar enérgicamente, pues de lo contrario no podrán apro­ vechar la pérdida de tiempo de Jas negras. P3CR

5. A4AR 6. e3A

A2e

.

.

.

ASe

.

P3R

Ya se impone la necesidad de contrarrestar la amenaza 8. A x P+. 8. P3TR 9. D x A 10. 0-0-0

A 10

.

. . .

, eX

• � -� jj)



�/m%

i

11. PSD!

Las negras hacen un juego agresivo. Pero ¿ tienen motivos para ello? No, ninguno. Han perdido tiempo en retroceder con la dama, mientras que las blan­ ca s realizaron varias jugadas úti­ Jes, por ello lo correcto sería 6 . . . , C3AR, y seguidamente en­ rocar, alejando el rey del centro. 7. A4AD

• �///,..!� •

1. .



D1D

4. P4D

ese.

Diagrama núm. 25

1 .

.

Axe C3AD CR2R

P, seguiría 1 1.

Las blancas han evolucionado muy bien y por ello la brecha en el centro es oportuna. 11 12. e x P •

. . .

13. TR1R +

Si 1 3 .

. .

.

PxP exe RlA

, CD2R, entonces

14.

A x C. 14. T x e 15. D3T +

D3A RlC

16. ASCR

DxP

17. TIA

Y las negras se rinden. Des­ pués de 17. , D x P; 18. T2D, las negras pierden la dama. También es frecuente que una po s ición de enroque, sólida a 37

primera vista, de pronto se vea amenazada incluso en la fase de iniciación de la partida. ¿ Cómo puede ser? A menudo la causa es la excesiva valoración de su seguridad.

del flanco del rey. Entre tanto han perdido mucho tiempo en maniobras de las piezas en reta­ guardia, y ya era el momento de tomar medidas adecuadas para la defensa. Hubiera sido m á s efectivo 1 O , A5C. .

DEFENSA UFIMTSEV

MAKAROV - SCHMID Riga, 1964 l. P4D

P3CR

2. C3AD

A2C

3. P4R

P3D

4. P4AR

C3AR

S. C3A

0-0

6. PSR

ClR

, CR2D, y des­ Era mejor 6 pués P4AD, intentando desorga­ nizar el centro de las blancas. .

P3AD

8. A3D

C2D

9. P4TR

.

..

Aprovechándose de la posición cerrada de las negras, las blan­ cas inician un ataque decidido al rey. .

C3C C2A

Las negras no presienten el peligro que se cierne sobre ellas y retiran el caballo de la defensa 38

X

p

12. CSCR 13. PD X p 14. D3A

.

.

PT x P PxP A4A DlA

Amenazaba 1 5 . A x A y 1 6. D3T. Si 1 5 . . . . , A x A, también seguiría 1 6. D3T. En la colum­ na de la torre tampoco salvaba del ataque a la jugada de la par­ tida.

. . .

7. A3R

9. . . 10. PST

1 1 . PT

.

15. A X A 16. P4CR

DxA D x PAD

Diagrama nú1n. 26

Las negras tenían grandes es­ peranzas en esta jugada. Ahora a 1 7. D3T, la respuesta sería 1 7 . . . , TR l D, lo cual dejaría libre la casilla l A para el rey, pero las blancas no les dan esta po­ sibilidad. .

17. T8T + !

Y las negras se rinden. No es posible evitar el mate. Cualquie-

ra que sea la forma en que se tome la torre, se decide la par­ tida con 1 8. D3T. De este modo, en los ejemplos que hemos expuesto en este ca­ pítulo, se observa que el éxito del ataque ha sido posible de­ bido a infracciones, por parte del contrario, de los principios estratégicos de apertura.

39

4. EL DOMINIO DE LAS COLUMNAS CENTRALES

A veces resulta imposible es­ tablecer la diferencia entre el ataque en la apertura y el ata­ que al rey retenido en el centro. Todos sabemos que el rey se en­ cuentra más seguro en los flan­ cos, y, por ello, es lógico el deseo de enrocar. Además, el enroque facilita el desplazamiento de to­ rres hacia las columnas centrales. Pero el enroque no siempre resulta posible. Naturalmente, el hecho de que el rey no haya en­ rocado, no implica necesaria­ mente que será atacado. En el caso de centro de peones estable y cerrado, por ejemplo, la posi­ ción más segura del rey puede ser precisamente el centro. Pero, repetimos, sólo algunas veces. Por norma general, el rey que ha quedado retenido en el centro se encuentra en serios pe­ ligros, especialmente cuando se abren columnas y uno de los 40

contricantes logra situar en ellas sus torres. Examinemos algunos ejem­ plos, dedicando especial atención a las causas que facilitaron el éxito del ataque. DEFENSA SICILIANA

GUSEV - CRUTIJIN Moscú, 1 9 63

N.

l . P4R

P4AD

2. eJA R 3. P4D 4. e x P

eJAD PxP C3AR

S. eJAD

P3R

6. A4AR

ASC

7. e x e

Pe x e

8. A3D

P4D

Ahora el en roque será difícil. Otra pos i b i l idad era 8 , D4T; ó 8 , P3 D. .

.

.

.

.

.

9. PSR 1 0. D4C

e2D AlA

.

.

Está claro que las negras ten­ drán que conformarse con la idea de que su rey quedará retenido en el centro durante mucho tiem­ po o hasta el final. 1 1 . 0-0

P4TR

Solución errónea. Al quitarle a las piezas blancas unas casi­ llas, las negras les proporcionan otras y, al mismo tiempo, su po­ sición es más comprometida. En estos casos la mejor solución es el contrajuego en el flanco opues­ to, con objeto de atraer hacia él las fuerzas del enemigo. Debía ser considerada la jugada 1 1 . . . . , C4A, y, después, D3C o T 1 CD . 1 2. D3T

P4C?

Diagrama núm. 27

más importante es ia eliminación del peón SR, pero preparan un golpe combinativo. 13. D x PR + !

P xD

14. A6C +

R2R

15. A

C3A

X

P+

16. A x C +

Y las blancas ganan. El ataque de las blancas ha sido impetuoso y ello fue debido a que las negras debilitaron brus­ camente su propia posición. Nor­ malmente todo resulta más com­ plicado ; para retener al rey enemigo en el centro es impres­ cindible jugar con exactitud y, a veces, se preci san esfuerzos he­ roicos, acompañados de conside­ rables sacrificios. Examinemos la posición que se creó en la partida Steinitz­ Bardeleben (Hastings, 1 895). Diagran1a núm. 28

La agresividad es totalmente inoportuna. Las negras han lle­ gado a una decisión correcta : lo 41

La apertura está prácticamen­ te concluida a falta del enroque de las negras. Steinitz trazó un plan concre­ to : detener al rey negro en el centro cueste lo que cueste. El plan en sí no tiene nada de ori­ ginal, pero su materialización presenta un gran interés. 1 1 . A X C!

primera vista, esta jugada no encaja con la idea general so­ bre el ataque, según la cual todo cambio lo debilita. Pero en de­ terminadas condiciones son pre­ cisas tales soluciones. A

A X AR

11. . . .

Si

1 1 . . . . , A x AD ; 1 2 . A x A,

las negras se verían en dificultades para de­ fender el peón 3 R . PxA;

1 3 . D3C,

12. e x A

DxC

13. A

CxA

A 1 4. TlR X

Queda aclarado el sentido de los cambios. La pieza clavada en la columna de rey no permite el enroque. No vale tampoco 1 4 . . . . , D3D, puesto que 1 5 . D2R. Y si 14 . . . . , T 1 D (con idea de mover T2D), además de 1 5 . D4T + con ganancia de peón, 42

podría hacerse 1 5. D2R, T2D ; 1 6. C5R. A 1 6. . . . , T3D, las blancas pueden responder 1 7. C6C, T 3R ; 1 8. C4A, T X D ; 19. C x D

.

P3AR

1 4. . . .

Al perder las esperanzas de enroque natural, las negras tra­ tan de realizarlo artificialmente y abren paso al rey. 15. D2R

D2D

16. TOlA

P3AD

¿ Por qué no jugaron las ne­ gras R2A? Probablemente su­ ponían que esta jugada se podría hacer en otro momento y deci­ dieron asegurarse de posibles contrariedades en la columna de AD. También es posible que a las negras no les gustara el final 1 7. D x C + . D x D ; 1 8. T x D + .

R x T ; 1 9 . T x P + En honor a la verdad, indicaremos que este final no está muy claro. Es más probable que Bardeleben temie­ se un ataque con sacrificio del caballo. Por ejemplo 1 7 . C5C + . .

p X C ; 1 8 . D3A + . R 1 R ( 1 8 . . . . ,

R3c ; 1 9 . T x 1 9.

D

x

PC,

P. ó 1 8 . . . R 1 e ; amenazando 20. . •

D3C + ) ; 1 9 . T5A ! 17. PSD!

Echando leña al fuego del apa­ rentemente apagado ataque. Las

negras están obligadas a acep­ tar el sacrificio ; de otro modo, después de 1 8 . P x P quedarán en mala posición con equilibrio material. p

1 7.

X

p

decisivo, se precisan medidas de gran efectividad. Debe indicarse que un buen ajedrecista valora tales situaciones no cuando se producen, sino con mucha anti­ cipación al momento en que se presentan en el tablero.

1 8. C4D

El caballo tiene ahora una si­ tuación óptima y amenaza con la jugada mortal 1 9 . C5A. 18 . . . . 19.

C6R

R2A TR-l AD

Contrarrestando así la amena­ za 20. T7A. D4C 21. CSC + 20.

P3CR RlR

Diagrama núm. 29

22. T X C + !

Precisamente es ésta la com­ binación que tenían en mente las blancas cuando iban a todas es­ tas complicaciones. Está claro que la captura de la torre con­ duce a la derrota inmediata : 22. . . . , D X T � 23. T X T + ' ó 22 . . . . R X T ; 23. T l R + ' R 3 D ; 24. D4CD + . R2A (24 . . . . , T4A ; 2 5 . T6R + ) ; 25 . C6R + , R l C ; 26. D4AR + . T2A ; 21. e x T. Pero las negras tienen una res­ puesta imprevista, que plantea nuevas d ificultades al adversario. .

22 . . . .

R1 A !

Las negras tienen un caballo de menos, pero las piezas blan­ cas están todas bajo fuego. 23. T7A + !

La dama y caballo blancos es­ tán a tiro. Se llega al momento en que, para lograr un cambio

¡ Bonita jugada ! Nuevamente no se puede tomar la torre, puesto que 24. T x T + . 23

.

.

.

.

RlC

24. T7C + ! 43

Los motivos siguen siendo los mismos ; ahora el rey no puede retroceder a la casilla 8A, pues­ to que 25. e X P + . 24. . . 25. T

.

X

PT +

R1T R1C

retener al rey en el centro es el sacrificio de caballo en la ca­ silla 5D. A la posición que sigue se llegó en la partida Lepioshkin­ Yurcov (Moscú, 1 963). Diagrama núm.

26. T7C +

La torre repite su movimiento y se mueve en dirección opuesta. Ha sido eliminado el peón 7T y ahora a las blancas se les pre­ senta la posibilidad de dar jaque por la columna abierta de la torre. Esto, por fin, obliga a las negras a aceptar el sacrificio de torre, después de lo cual se ini­ cia un nuevo capítulo de una apasionante aventura ajedrecís­ tica. 26.

RlT

27. D4T +

RxT R1A R2R

28. DTf + 29. D8T + 30. D7C + 31. D8C + 32. D7A + 33. D8A + 34. C7A +

R1R R2R R1D D1R

30

1

A las negras les quedaba por jugar A2R para completar el desarrollo y enrocar. Pero el cen­ tro no está cerrado y deben de tomar en consideración el avan­ ce de peones a 5R y 5AR . 10. T1R

Tratando de impedir la juga­ da 1 0. . . , A2R ; a la que se­ guiría 1 1 . P5R, y las negras no pod rían responder con 1 1 . . . . , C4D. .

Y en la siguiente jugada las blancas dan mate. Uno de los procedimientos que se emplean con frecuencia para 44

10. 11. P4TD

C3C

Antes de iniciar acciones de­ cisivas en el centro conviene de­ bilitar los peones enemigos en los flancos.

Diagrama núm.

6A frenaría la evolución de to­ das las piezas negras. 15. p

X

A+

31

Y he aquí la utilidad de la

jugada 1 1 . P4TD, que aparente­ mente no amenazaba al rey negro. 16. . . . 17. P4AD

1 2. CSD!

un típico sacrificio de pieza menor con objeto de abrir la co­ lumna de rey. Es

PxC

12 . . . .

13. p

X

P+

R2D

Mala jugada 1 3 . . . . , A2R, puest o que 14. C5A, C lA ; 15. C X P + , R lA ; 1 6. C5A, y las blancas mantendrían el ataque tomando el segundo peón. 14.

C6A

RlA

16. PST!

PSC

11.

De otro modo, el caballo e n

AxC

C1A A2R

Era necesario desarrollar las piezas; pero ¿es conveniente si­ tuar el alfil en 2R? Resulta dudo­ so. Era mejor avanzar el peón de dama a 4D. Después de 1 8. A3R, A3D (mala jugada la 1 8. . . . . P x PA, puesto que 1 9. A6C + , C x A ; 20. P x C + . R x P ; 2 1 . P7A); 1 9. P x P, TlR, y las ne­ gras tienen más posibilidades de organizar la defensa, puesto que los peones blancos quedan in ­ movilizados y han sumado la to­ rre a la labor defensiva. 18. PSAR

P3C

Clamaba 18. . . . , TlR, pero ahora esta jugada no tenía ya tanto valor, puesto que las blan­ cas responderían con 1 9. A4A. AlA ; 20. D4D, y la posición negra se vería amenazada con P5AD. 45

19. D4D

T1R

Las piezas blancas apuntan al rey enemigo. Se puede mejorar la posición del alfil y de la torre, pero, en primer lugar, esto re­ quiere tiempo, y en segundo lu­ gar, aún no está claro dóndo se­ rán más necesarias. Por ello las blancas inician inmediatamente el ataque, abriendo columnas y diagonales. 20. PSA! 21. T

X

P x PAD

A+!

Probablemente las negras con­ taban con 2 1 . A4A + , A3D, y no han tenido en cuenta la po­ sibilidad de sacrificio de calidad. 21



. . .

DxT

22. A4A + 23. D x PA

TR-1CD

24. T1D

C3A-1R

C3D

Diagrama núm. 32

Esta jugada merece especial atención. Aparentemente la po­ sición de la dama en 5AD y de la torre en I D era ideal. Pero, ¿ y después ? La casilla 6D está muy defendida por las negras, y las torres controlan el flanco de dama impidiendo la penetración blanca. De aquí, una conclusión que surge con frecuencia durante el ataque : la modificación de la si­ tuación exige una redistribución de las piezas. La defensa ha re­ chazado unas amenazas, pero al hacerlo ha creado otros puntos débiles, abrió otros caminos. En este caso, la defensa ha precisa­ do el desplazamiento del cen­ tro de la torre, y por ello es pre­ cisamente en el centro donde ahora existen posibilidades de un nuevo golpe. La j ugada 25 . D2AR precisamente prepara el camino a la torre para que ésta ocupe la columna de rey. 25.

.

.

.

26. TlR

pXp DlD

Si 26 . . . . , D3A, entonces 27. T X C, T X T ; 28. D6C + . 27. D4D

La dama ha cumplido su mi­ sión en la casilla 2AR y ahora regresa al centro. 25. D2AR 46

27 . . . .

C3AR

28. TlD

C3A-1 R

29. TlR

Las blancas ganaban tiempo repitiendo jugadas o, por el con­ trario, no encontraban una so­ lución correcta. Aunque las ne­ gras ya no regresan con el caba­ llo a 3A, puesto que 30. D X e + ' D x D ; 3 1 . T7R + , R 1 D ; 32. A x D, y esto no resuelve nada. 29 . . . .

D3A

30. D X D

C xD

31. T7R +

R1A

32. A

xe

33. T

X

T4C

p

las blancas ganan con faci­ l idad. Y

he aquí otro ejemplo en que el típico sacrificio de caballo en la casilla 5D, aunque no fue aceptado, permitió a las blancas situar la pieza en un punto fa­ vorable. Y

Diagrama núm. 33

A esta posición se llegó en va­ rios torneos. Examinemos su de­ sarrollo sucesivo ; por ejemplo, en la partida de Petrosian contra Bertok (torneo interzonal, 1 962). 1 5. CSD!

Nuevamente el mismo proce­ dimiento, cuya finalidad es rete­ ner al rey enemigo en el centro. Por norma general, estos sacri-­ ficios son bastante problemáti:­ cos, y si la defensa se realiza con exactitud, no proporcionan ven­ tajas considerables. Pero una cosa está clara, y es que plan­ tean a las negras el difícil pro­ blema de rebatirla casi con ju­ gadas únicas. En una palabra, tales sacrificios están plenamente justificados y conducen a situa­ ciones críticas. Esta partida es una excepción de la regla, pues, en ella, el sacrificio es realmente ficticio, puesto que su aceptación por parte de las negras conduciría a estas últimas al desastre. Por ejemplo : 1 5. . . . , p X C ; 1 6. p X P + ' R1A ; 1 7. P6D T 1 R (ó 1 7 . . , A X P ; 1 8. T l T- l D) ; 1 8. A 7R + R 1 e ; 1 9. A x P + , R X A ; 20. C5e + , R3C ; 2 1 . D x C. ,

. .

.

1 5. . . .

D4T 47

Era mejor 1 5 . . . , A X e ; 1 6. p X A, P4R ; 1 7. A4TR, 0-0, y las negras, aunque en peor posi­ ción, pueden defenderse. .

16. T1 AR

TlAD

No se puede enrocar, puesto que 17. e7R + , A x e ; 1 8. A x A, e5e-4R ; 1 9. e x e, e x e ; 20. A x T, e x T ; 2 1 . A x PC. 17. C4AR

CSC-4R

18. e x e

CxC

19. T3T

CSA

El enroque bajo el fuego de todas las figuras blancas resul­ ta evidentemente peligroso. Por ejemplo, 20. e X P, p X e ; 2 1 . A x P + , e2A ; 22. D4e, amena­ zando con 23. A6A ó 23. D4T. 20. T1D 21. CST 12. T3T-3D 13. PSR 14. A3R

en este caso surgían dificultades técnicas. Ahora las blancas, des­ pués de contrarrestar el peligro que se cernía sobre el peón 2A, tntctan un ataque decisivo.

D3C T1CR C3D CSR

26. D4C

D3A R2R

27. TD-1R

P4A

No valía 27 . . . , C4A, puesto que 28. D5C + . R 1A ; 29. T l D, D2A ; 30. T3AD. .

28 p

X

48

p

a. p. + p X p

29. D3T

P4A

A 25 . . . . , C4C, Petrosian tenía preparada la siguiente respuesta: 30. T x P + . R l A ; 3 1 . T x P + . D X T ; 32. D X T + . A X D ; 33. T8R + . R x T ; 34. e x o + . R2A ; 35. e x T. 30. P3A 31. D X p

ó 31.

. . . •

32. T

Esta decisión de las blancas indica la flexibilidad de su plan de ataque. Después de impedir el enroque de las negras, pasan a un activo juego en el centro. También podría haberse jugado 24. T8D + , T x T ; 25. T x T. D x T ; 26. A x D. R x A, pero

AxA

24 . . . . 25. T X A

X

e x P + ; 32. T x c. P+

33. T x C + 34. D3D + Y

C4C TD1A

exT R1D

las negras se rinden.

El ataque en el centro con fre­ cuencia se combina con golpes en los flancos.

Diagrama núm. 34

Debe tomarse. En caso de 1 5 . . . . , T 1 A, las blancas realizan la idea de apartar la torre, pero con menor pérdida : 1 6. D5T + D2A ; 17. T8D + , T x T ; 1 8. C x P+ . ,

16. DST +

D2A

Si 1 6. . . . , C3C, entonces 1 7. T x T + , A x T ; 1 8. e x e, D2A; 1 9. D4e. 17. T x T +

Esta posición surgió en la par­ tida Spassky-Taimanov (Moscú, 1 965). La última jugada de las negras ha sido 14. . . . , P4CR . Sus intenciones están claras : dado que el caballo no tiene ha­ cia dónde retroceder, parece que deberá jugarse 1 5. D5T + , pero la simple jugada 1 5 . . . . , D2A, contrarresta la amenaza. ¿No sería posible alcanzar ventajas más reales por medio de jaque en 5T?

18. T8D +

A xT RxT

19. D x D

PxC

Las negras han perdido la da­ ma, pero disponen del material equivalente. Sin embargo, su po­ sición « se resquebraja por todas partes », y para defenderse deben hacer considerables concesiones. Al decidirse a los sacrificios, las blancas han debido de calcular sus posibilidades en esta posición y evaluar con exactitud todas las . consecuencias. 20. D x PA

t5. e x P!

21. P3AR

Se sacrifica el segundo caballo con el fin de apartar la torre, por todos los medios posibles, de la defensa de la casill a 80, y entonces el inofensivo jaque en 5T irá cargado de veneno. 15.

...

PT x C

22. P3C 23. D x P 24. D x PC + 25. D8C + 26. D x P

TIC P6T RlR T3C AJA R2A

Y las blancas aprovecharon su ventaja. 49

La defensa enemiga a veces es tan sólida que los ataques lentos no conducen a nada positivo. En estos casos, el atacante debe ha­ cer uso de los sacrificios, a fin de abrir brechas en las filas de­ fensivas enemigas. Diagrama núm. 35

1

mente. De otro modo, las negras hubiesen contestado inmediata­ mente con 1 6 . . . . , ese. A esta jugada las blancas tenían pre­ vista la siguiente evolución de acontecimientos : 1 7. P x PC, A4A + (mala jugada 1 7. . . . , PT x P, a causa de 1 8 . T x P, A4A + ; 1 9. A X A, D X A + ; 20. T2A) ; 1 8. A X A, D X A + ; 1 9. R 1 T, PT x P ; 20. P3TD (si 20. T X P, e X A ; 2 1 . D X P, en­ tonces 2 1 . . , e X PR), e X A ; 2 1 . p X e , y aunque las blancas están en ventaja, aún queda mu­ cho juego. . .

17. D7C 18. A x PA

A esta posición se llegó en la

partida Lútikov-Sajarov (Alma­ Ata, 1 969). 16. PSA!

Avance de peón, típico en ta­ les posiciones, que constituye la señal de un ataque decidido. 16 . . . .

PC x P

Probablemente ambos conten­ dientes habían previsto las suce­ sivas complicaciones combinati­ vas, pero las valoraban distintaso

TIA PSD

Está claro que no se puede tomar el alfil, puesto que 1 9. e x P, con la terrible amenaza 20. C7A + . En caso de 1 9 . . . . , A1D ; 20. A x A, si se toma con la dama, entonces 2 1 . T I T- 1 D, y después 22. C6A + ; y si 20. . . . , e X A, también es suficiente 2 1 . C6A + , R2R ; 22. D5C. 19. A x PT

Eliminando así la defensa de la casilla 6C. 19. 20. 21. 22.

... TxP A6C DxC

PxC TxT CxP

Es lo más sencillo . Después de 22. A X T + ' e X A ; 23. D8C + , A l A ; 24. TlAR, R2R ; 25. T x C + , R3D, el rey se esca­ paba del mate, pero su situa­ ción, de todas formas, es inde­ seable. 26. D3C + , R3A ; 27. A2A, y las blancas mantienen su peligroso ataque. 22



. . .

DSA

23. A x T +

RxA

24. TIA + 25. A4D

R3C D xT+

ó 25 . . . . , TlCR ; 26. D4R + . 26. R x D 27. RIC

TIA + P xP

28. A x P

TICR

29. D7A

TID

30. D3C + 31. DSR +

R4A

Las negras se rinden. El contraataque es la mejor forma de defensa, pero una ac­ ción inoportuna por parte del defensor antes de completar su despliegue, y en caso de centro abierto, es muy peligrosa. En estos casos, el factor deci­ sivo y el que dará los frutos de­ seados es la mejor distribución de fuerzas.

DEFENSA FRANCESA

TAL - ZAITSEV Moscú, 1 969 l . P4R

P3R

2. P4D

P4D

3. C2D

P4AD

4. CR3A S. PR x P

C3AD PR x P

6. ASC

D2R +

Está claro que la dama se ha situado en mal lugar, pero no tiene intención de permanecer en él, pues las blancas deberán de­ cidir entre el cambio de damas o la cobertura con el alfil ; por tanto, no hay pérdida de tiempo. D2A

7. A2R 8. 0-0

pXp A3D

9. C3C

Es una jugada natural, activa y. . . mala. ¡ Es mala porque es activa ! Hay posiciones en las que, ante todo, hay que pensar primero en la seguridad y des­ pués en crear contraamenazas. ¿ En qué consisten los defectos del alfil en la posición 3D? En que aumentan la acometividad del caballo 3C y queda descu­ bierta la columna del rey. Me­ recía atención 9 . , C3A, y des­ pués 1 O . . . . , A2R. .

.

.

51

10. CD x P

P3TD

t4. o x e

CxA

11. P4AD! Diagrama núm. 36

Las blancas se han desarrolla· do mejor, el rey negro quedó re­ tenido en el centro y, por ello, la apertura de juego es conveniente y oportuna. Ahora no se puede jugar 1 1 . . . . , P x P, puesto que 1 2. A x P. cR-2R ; 1 3 . e x e, o x e ; 1 4. D3C, y si 14 . . . . , 0-0, entonces 15. ese, quedando amenazada la casilla 7A. También resulta mala la inmediata jugada 1 1 . . . . , CR-2R, puesto que 12. P x P. C x P (ó 1 2 . . . . , C5C ; 1 3 . D4T + , A2D ; 1 4. CD5C, D 1 C ; 1 5. C x A + , D x C ; 1 6. D3C. con evidente ventaja para las blancas) ; 1 3. A4AD, y las ne­ gras se encuentran seriamente amenazadas, puesto que no les resulta nada fácil el enroque. Por ejemplo: 13. . . . , CD-2R ; 14. D4T + , ó 1 3 . . . . , CR-2R ; 14. D3e, amenazando a 7A. De todas formas, la jugada 1 1 . . . . , CR-2R era la mejor posibilidad. 11. .

.

.

C3A

12. A5C

Esta jugada es más enérgica que 1 2. P x P. 12. . . . 13. p X p 52

CSR C xC

15. D X p

Tal nunca deja pasar la posi­ bilidad de tales sacrificios. Las negras deben olvidar el enroque corto, y ahora el único proble­ ma es lo que puedan tardar las blancas en ocupar con una torre la columna del rey. 15 . . . . 16. 17. 18. 19. 20. 21.

Axe TIA RlT P3CR pXA TRlR +

CxC+

TIA AxP+ D3D AxP A4A

Y las negras se rinden.

A 2 1 . . . . , R 1 D, seguiría 22. D5C + , y si el rey retrocede a

20, podría continuar el ataque en la siguiente forma acelerada : 22. D5C, A3C ; 23. T7R + , D X T ; 24. T7A + ; R X T ; 25.

D x D + , R3C; 26. D6D + , R4T (26 . . . . , R2T ; 27. D5A + ) ; 27. D5A + , P4C ; 28. D7A + , dan­ do mate.

53

5.

CARA A CARA

El ataque en la apertura y el ataque al rey en el centro, en principio se pueden considerar sencillos, pero ello no significa que su realización esté exenta de elementos de juego complicados. Sencillamente, en el primer caso el ataque no requiere una pre­ paración especial, y éste se ini ­ cia cuando uno de los conten­ dientes comete algún error gra­ ve. En el segundo caso, el rey. que es objeto del ataque, está muy expuesto, dada la amplitud del frente de ataque. En una pa­ labra, en ambos casos conside­ rados, la preparación no requiere los esfuerzos que son imprescin­ dibles cuando el rey se encuentra en una sólida posición en uno de los flancos. El asalto a la posición del en­ roque es más complejo y tiene sus particularidades, que depen­ den de la posición del rey del atacante. 54

Examinemos primeramente el ataque en caso de que ambos re­ yes enroquen hacia el mismo lado, y veamos brevemente los secretos en la fase de preparación de la lucha. Incluso los ajedrecistas expe­ rimentados, a veces cometen equivocaciones en la elección del plan estratégico, considerando que con una sólida cobertura de peones en torno al rey están asegurados contra posibles dis­ gustos y pueden realizar opera­ ciones activas en otros lugares de combate. Sin embargo, el ataque tam­ bién puede tener lugar contra las posiciones del enroque, si se con­ sigue encontrar puntos vulnera­ bles en sus proximidades y lo­ grar una mayor maniobrabilidad de las piezas en comparación con las del contrincante. Tal supe­ rioridad de fuerza con un mate­ rial potencialmente equivalente

se logra frecuentemente median­ te la victoria en la lucha por el centro, y la movilidad de las pie­ zas crea las condiciones necesa­ rias para el éxito : la posibilidad de movilizar en un momento dado una fuerza superior a la del enemigo. El cuadro de la lucha, con los reyes cara a cara en el mismo flanco, puede ser muy variado, y su desarrollo dependerá en ca­ da caso de las condiciones con­ cretas. Dado que cada movimiento de peón del flanco de rey aumenta la amenaza de peligro, el ataque de piezas adquiere especial im­ portancia. Ésta es una de las formas de ataque a la posición del enroque. Pero no siempre es posible re­ solver la lucha por medio del ataque exclusivo de piezas. Por ello, como elemento de choque para abrir brechas, se utiliza uno de los peones : en enroque corto frecuentemente el PA o PT. Ésta es otra forma de ataque. Y, finalmente, en posiciones cerradas con centro estable se consigue lanzar al ataque dos e incluso tres peones, organizando el ataque mixto de peones y fi­ guras. Ésta es la tercera forma de ataque. Examinaremos sucesivamente esas tres formas. utilizando al-

gunos ejemplos y analizando sus particularidades. APERTURA ESP�OLA

KLOVSKY KLOVAN Palanga, 1969 -

l. P4R

P4R

2. C3AR

C3AD PnD

3. ASC 4. A4T

C3AR

S. P4D

PxP

6. 0-0 7. TlR

A2R P4CD CxP P3D

8. PSR 9. T x C 10. TlR

La atractiva 1 0. T x A + , no conducía a nada, a causa de 1 0. . . . , D X T ; 1 1 . A3C, P4AD, y si 1 2. P4AD, entonces 1 2. . . . , P4D ! También podía ser 1 O. T5C , pero esta jugada tampoco proporcionaba los resultados apetecidos. PxA D2D

10 1 1. e x P •

. . .

Solución equivocada. Debía jugarse 1 1 . . . , A2D, sin temor a la respuesta 12. D2R, a la que se podía contestar con 1 2. . . . , P4AD ; 1 3. C3AR, A5C, con un cómodo desarrollo de juego. Des­ pués de la jugada de la partida, la dama negra se encuentra en .

55

una situación desfavorable en 20, y ello origina serias dificul­ tades para las negras. 12. D3A

P4D

13. ASC

0-0

Las negras han conseguido en­ rocar, pero lo han hecho a costa de debilitar el centro, proporcio­ nando a las blancas nuevas po­ sibilidades de aumentar su pre­ sión. Pero la situación del rey negro en el centro tampoco con­ ducía a nada positivo. 14. C3A

A2C

No era el propósito de las ne­ gras alejar el alfil del flanco de rey, pero ¡ qué se iba a hacer ! 14. . . . , P3A, no servía, puesto que se contestaba 1 5. e X PA, pero amenazaba 1 5. T x A, D x T ; 1 6. e X PD. Ahora las blancas pueden disponer de la casilla 5AR. 15. CSAR 1 6. A6T

56

18. 19.

.

.

xT PJC T

.

TxT

¡ Por fin el peón se libró de la amenaza inmediata ! Pero ahora surgen nuevos motivos de ata­ que. Diagrama núm.

37

AlD AlA

El alfil es invulnerable debido a 17. D3C + , y está claro que la debilidad de la casilla 7CR es irreparable, aunque de momento 1 7. e x P no conduce a nada, puesto que 1 7 . . . . , D5C. 17. TSR 18. TlT-lR

Las blancas podían ganar un peón mediante 1 8. A x P, pero les pareció, y con razón, dema­ siado poco. Después de 1 8. . . . , T x T ; 1 9. D3C, D x e ; 20. A x e + , D3C ; 21. A x T, D x D; 22. PT x n, P6T ; 23. e x PD, P x P ; 24. A x P, las negras ten­ drían posibilidades de salvarse.

TlR

20. e

x PD!

P

x

e

La captura de CD con el ca­ ballo conducía a la derrota des­ pués de 2 1 . T x C, D l R ; 22. D4R ! (atracción). A3R ; 23.

P3AR ; 24. C7C, y si 20. . . . , A2C, entonces 2 1 . C5A7R + , A x C ; 22. D X C, A l A ; 23. C7R + . La aceptación del sacrificio de caballo es obligada, y la debilidad de la octava fila facilita las maniobras combati­ vas de las blancas, que atacan de forma incontenible. D4D,

21. D X P!

RlT

22. DSC

C4T

23. n x e

A2C

24. TSC

D3R

25. A7C +

RlC

26. C6A +

AxC

27. A x A +

RlA

28. D6T +

RlR

29. TSR

Las negras se rinden. Naturalmente, resulta más sencilio alcanzar el éxito cuando el ataque se realiza sobre una posición debilitada en vez de asaltar posiciones bien defendidas. Pero también sabemos que pue­ den ser tomadas fortalezas bien defendidas si se logran las ven­ tajas posicionales adecuadas en cada caso. la partida que sigue, las blancas han realizado también un ataque de piezas sin interven­ ción de peones. En

GAMBITO DE REY

BARANOV-BONCH­ OSMOLOVSKY Moscú, 1 952 l. P4R 2. P4AR 3. A4A

P4R PxP C2R

Ahora esta jugada está total­ mente en desuso. Las negras, ciertamente, defienden el peón moviendo el caballo a 3CR, pero pierden tiempo. Además, el ca­ ballo en 3CR es menos activo que en 3AR, y no ejerce presión sobre el centro de las blancas. 4. CJAD

PJAD

S. P4D

C3C

6. CJA 7. 0-0

A2R

O-O

8. CSR!

De este modo las blancas recuperan el peón y mantienen mejor posición. 8. . . . 9. P x C

CxC P3D

Se impone la necesidad de de­ sarrollar las piezas. 10. AD x P 11. A x PR

PxP DJC +

Se inicia un plan equivocado, basado en la supuesta seguridad 57

de la posición del rey. Natural­ mente, no resulta fácil confor­ marse con una posición inferior, pero a veces es necesario. Lo correcto era 11. . . . , D x D; 1 2. TD X D, C2D. 12. RlT

D4A

Diagrama ntím. 38

negras deben preocuparse del punto crítico 2AR . Es cierto que esta casilla se encuentra bajo amenaza doble y tiene doble de­ fensa, y por lo tanto parece que de momento no hay motivos para preocuparse. Pero las blan­ cas están en condiciones de su­ mar nuevas fuerzas de ataque con mayor rapidez que las ne­ gras, a fin de reforzar la defensa. Si estas últimas hubiesen eva­ luado sus posibilidades de esta forma, entonces probablemente no confiarían únicamente en la continuación 13. D4D, D x D ; 1 4 . A x D. y cambiarían damas ya en la jugada 1 1 . , aunque en­ tonces la situación no les resul­ tara totalmente favorable. 13. T X P!

Las negras se han retrasado en el desarrollo del flanco de dama, pero aparentemente esto no entraña dificultades, ya que no se observan debilidades im­ portantes. Pero analicemos la posición con más detalle . . . Las manio­ bras de la dama exigen tiempo, y ello debería poner en guardia a las negras, sobre todo teniendo en cuenta que las blancas han evolucionado mejor. Éstas han a bierto la columna de alfil, y las 58

A

pesar de todo

13.

0

0

0

TxT

Está claro que no se pueden tomar los alfiles, pues a 13. . . . , D x AD, seguirá jaque a la des­ cubierta 1 4. T x A + , y si 1 3 . . . . , D x AD, está 14. T x P + , com­ binación conocida bajo la deno­ minación de (( el molino » . 14. A x T +

RxA

15. DST +

RlA

En contestación a 1 5 . . . . , P3C, puede hacerse 1 6. D x PI' + , R3R ; 1 7. A4A, y si 1 5. . . , R1C, entonces 1 6. D8R + , AlA: 1 7. D X A, D X A; 18. D X PC, A3D; 1 9. P3CR. .

1 6. TIA +

AJA DEFENSA SICILIANA

17. CSD!

Un procedimiento de cobertu­ ra que ya conocemos. Ahora la dama de las blancas queda libre, y, además, éstas amenazan con la ocupación de la casilla 6AR. 17.

defensivas enemigas mediante la movilización exclusiva de las pie­ zas. S i el centro no está cerra­ do, como indicábamos, es más corriente que se incorpore al ataque alguno de los peones de la cobertura del rey propio.

C2D

En caso de 17. . . , p X e se ganaba con 1 8. A x A, P x A ; 1 9. T X P + . R2R ; 20. T7A + . R3D (si 20. . . . , R3R, entonces 2 1 . D5A + , R3D ; 22. P5R + . R3A ; 23. D X A + , R4C ; 24. T x PCD + . R5A ; 25. T7AD) ; 2 1 . D6T + , A3R ; 22. P5R + . R3A ; 23. D X A + . R4C ; 24. T X PC + . R5A ; 25. D4C + . .

JOLMOV - BANNIK Minsk, 1962 l. P4R 2. C3AR 3. P4D 4. C x P S. CJAD

P4AD P3D P xP CJAR PJTD

6. A2R

PJCR

7. 0-0 8. P4A

A2C CD-2D

Tal evolución del caballo en esta variante, aparentemente re­ sulta elástica, pero tiene sus in­ convenientes. Ante todo, el ca­ ballo en 4D no está amenazado, y ello deja libres a las blancas para iniciar operaciones activas.

18. P4CD 9. RlT

Es el golpe definitivo. Desalo­ jada la dama de la diagonal 3T-8A, resuelve la partida el jaque con el alfil en 6D. Por lo tanto, las negras se rinden. Pero, frecuentemente, no es posible abrir brecha en las líneas

10. AJR 1 1 . P4TD

0-0 D2A

Tratando de impedir el contra­ juego de las negras, con P4CD, que sería posible en caso de 1 1 . Dl R, P4CD ; 1 2. P3TD, A2C. 59

11 . . . .

P3C

Diagrama núm. 39

Las negras no modifican su plan e insisten en su realización, pero pronto se encuentran en si­ tuación apretada. Ahora no se debía facilitar a las blancas la libertad de acción en el centro. Era más efectiva la jugada 1 1 . . . , P4R.

1

.

12. CSD

exe

13. P x C

A2C 17. . . .

14. P4AD!

A3TD

18. e4D

En definitiva, las blancas lle­ van ventaja en el dominio de es­ pacio, y sus posibilidades de lu­ cha son superiores en ambos flancos (ante la posibilidad de P4CD y P5T). Por ello las negras ceden la casilla 4CD y aseguran la casilla 4AD para su caballo. Pero esto crea nuevas debilida­ des en el campo propio. 14 . . . .

P4TD

1s. ese

D1A

16. D2D

C4A

17. T3T

La torre, sin renunciar a sus obligaciones en el flanco de da­ ma, está lista para trasladarse· al lado opuesto del tablero. 60

Las blancas consideran, con razón, que su caballo es más fuerte que el alfil 3T, y que les será útil para el ataque. Aunque con 1 8. P5AR también seguían manteniendo ventaja. Todo esto se debe a la despreocupación de las negras en la lucha por el centro durante la apertura. 1 8. . . .

TlR?

Esta jugada es un error estra­ tégico grave. Está claro que de todas formas las blancas move­ rán el peón de AR, y el punto crítico 7AR será objeto de «dis­ cusión creadora» . La última esperanza de las ne­ gras era introducirse en la lucha , por el centro mediante 1 8 . P3R. .

.

.

19. PSA!

CSR

20. D2A

C3A

24. A6R!

21. T3AD

Anulando la defensa del peón 3CR. A 24. . . , P x A, seguiría 25. o x P + , A2C ; 26. e x P. Al mismo tiempo, las blancas amenazan con 25. D x P + . .

Evitando la celada 2 1 . C x PD. 21.

. . .,

C2D

La casilla 5R (después de P5AR) está controlada por las negras, pero las blancas no les permiten que mantengan en ella el caballo, puesto que éste frena­ ría seriamente el ataque. 22. p

X

p

23. A4C

PT x P AJA

Es obligado considerar la ame­ naza 24. T x P. Diagrama núm. 40

24.

...

R2C

Parece que las negran han estabilizado su posición. Pero ahora seguirá un bonito ataque, basado en la mayor movilidad de las piezas blancas y en la su­ perioridad de fuerzas en el flanco de rey, principal área de batalla. 25. A6T +

26. CSA +

RxA PxC

La aceptación de este sacrifi­ cio también es obligada. Si 26. . . . , R2T, seguirá 27. T3T + , R 1 e ; 28. e x P + , T x e ; 29. D x P + , R 1 A ; 30. T8T + , A x T ; 3 1 . T x P + R l R ; 32. T8A + , R x T; 33. D8C mate. ¡Verdaderamente efectivo! ,

1

27. D2D + 28. T3T + 29. A X PSA +

A4C RJC

Y las negras se rinden. El elemento de empuje que permitió a las piezas blancas el asalto de la fortaleza, fue el 61

peón AR . Frecuentemente se uti­ liza con idéntico fin el peón de la misma columna. GAMBITO DE DAMA

POLUGAEVSKY - TAL Moscú, 1969 l. P4AD 2. C3AD 3. C3AR 4. P4D S. PA X p

C3AR P3R P4D P4AD

xP CxC C

6. P4R 7. P x C 8. P x P

A5C +

9. A2D

A x A+

1 0. D

X

A

PxP

C3A

12. 0-0

P3CD

13. mtn

La elección de una disposi­ ción correcta de torres no es asunto fácil. Así, por ejemplo, en la partida contra Euwe, Alekhine jugó TR 1D, y esta jugada fue considerada más con­ veniente. No obstante, desde en­ tonces ha pasado mucho tiempo, la experiencia de lucha ajedre­ cística ha enriquecido la teoría de esta variante, y los maestros han llegado a la conclusión de que para el ataque en el centro la disposición más cómoda de torres es en I D y 1 R.

62

A2C

C4T

Las blancas disponen de un centro móvil de peones, y está claro que sus esperanzas se cen­ tran en el avance del PD. En la partida contra Spassky (1969), Petrosian jugó 14 . . . . , TIA, pero después de 1 5. P5D, P x P ; 1 6. A x P, quedó en mala posición . La presente partida presenta especial interés debido a que los contendientes estaban preparados para una disputa creadora y, por tanto, adquirió forma particular. 1 5. A3D

TIA

1 6. PSD

0-0

1 1 . A4A

1 3.

14. TRIR

Es oportuno recordar la par­ tida Keres - Fine (véase pág. 1 3). En ella, el mismo avance fue realizado para privar al caballo de la casilla 5D, y aquí limita la acción del alfil 2C. Pero lo prin­ cipal es que el caballo blanco ahora tiene salida al puesto de mando 4D. Las negras están obligadas a aceptar el sacrificio de peón ; en caso contrario, des­ pués de 1 6 . . . . , C5A ; 17. A x C, T x A ; 1 8. P x P, D x D ; 1 9 . p X P+ T X PA ; 20. T X D, T X p; 2 1 . T X T, A X T ; 22. C5C perderían. En caso de 1 6. . . , D2R ; 17. D4A, la ventaja de las blancas tampoco ofrece duda. ,

,

.

1 6. . . .

P xP

17. PSR 18. D4A

CSA C7C

Las negras, después de la pri­ mera jugada con el caballo, es­ tán obligadas a hacer la segun­ da. Era malo 1 8 . . . . , T3A, pues­ to que seguía 19. C5C, P3TR ; 20. A7T + ! , R l T ; 21 . C x P + . La inmediata 1 8 . . . . , P3TR, de­ bilitaba catastróficamente el flan­ co de rey. Las blancas, claro está, tenían en cuenta la posibilidad de 1 8 . . . . , C7C, y estaban obligadas a tener preparada una decidida respuesta, puesto que con el cam­ bio del alfil las posibilidades de ataque quedarían bruscamente reducidas. Diagrama núm.

41

. . . , R 1 C se ganaba inmediata­ mente con 2 1 . D4TR (21 . . . . , T1R ; 22. D7T + , R 1 A ; 23. D8T + , R2R ; 24. D x P, etc.). 21. P4TR

El PT se suma al ataque. Las amenazas blancas son extrema­ damente molestas. En primer lu­ gar amenazan 22. P5T + . R X P ; 23. P4C + , R3C ; 24. D5A + , R3T ; 2s. D7T + , R x e ; 26. D5T + , R5A ; 27. D5A mate. Si 2 1 . . . . , D2D, entonces 22. P4C! El menor mal parece 2 1 . P4A, pero esa jugada tiene una fuerte respuesta : 22. T4D, con la misma amenaza 23. P5T + . Tal decidió conservar la pieza, aunque esto entrañaba peligros. . . . •

21. . . . 22. PST + 23. C x P + 24. DSA +

TSA R3T R2T R1C

Diagrama núm.

19. A x P + 20. CSC +

42

RxA R3C

El rey está obligado a esta « actividad », puesto que si 20. 63

25. P6R!

D3A

De otra forma, sería difícil

contrarrestar ambas amenazas : 26. P7R y 26 . P6T .

26. D x D

PxD

Amenazaba 36. C6C + ; 37. P6T. 36. C6C + 37. T X p

RlC

Y las negras se rinden.

27. T2D

Estas jugadas, que frenan el ritmo del ataque, deben reali­ zarse con sumo cuidado, aunque a veces son indispensables. En este caso concreto supone para las negras una tregua e incluso posibilidades de salvación. Hu­ biera sido más enérgica la juga­ da 27. C6D ! , y si 27 . . . . . T3A , entonces 28. T x P, T2AD; 29. e x A, T x e ; 30. T7D. T2C- 1 C ; , e x T ; 28. 3 1 . T3R. S i 2 1. P7R, las blancas seguían mante­ niendo posibilidades de victoria. .

.

T3A

28. T x C

TlR

La mejor defensa era 28 . . . . , AlA. Ahora las negras se en­ cuentran en mala situación.

64

Diagrama núm. 43

.

27. . . .

29. C6T + 30. CSA 31. T x T 32. T2A 33. T2R 34. T7R + 35. C4T!

Examinemos un ejemplo de un asalto conjunto de piezas y peones al enroque corto.

R2T TR x P TxT T3A AlA RlT P4A

esta posición se llegó en la partida Podgaets - Klovan (Alma Atá, 1 969). Hasta el momento no se ven « señales de tormenta )>. Los re­ yes se encuentran relativamente seguros y no parece fácil abrir líneas en el centro. Para evaluar las posibilidades de ambas par­ tes debe examinarse la movili­ dad de las piezas y sus posibiA

lidades de incorporación a la lucha activa en el flanco del rey. En este sentido, la ventaja fa­ vorece a las blancas, con la da­ ma, ambos caballos y un alfil dispuestos para iniciar inmedia­ tamente las operaciones ofensi­ vas en esta zona. Las negras pueden defenderse con los alfi­ les, un caballo y una torre. Las blancas están en superioridad, pero ésta no es contundente ; por ello deciden utilizar también los peones en el ataque, dado que las negras no están en con­ diciones de atacar y. por lo tan­ to, el avanee de peones no ofrece pel igro. 16. P4T

A3C

17. A3TR

P3T

21. TlCR 22. P4CR!

PSA

Es evidente que con el peón negro en 2T, esta jugada no ten­ dría tanta fuerza como la que posee ahora. Ciertamente, aun ahora no resulta fácil abrir lí­ neas. P x PD

22. 23. p

X

p

ese

Si 23 . . . . , D x PC, el ataque de las blancas adquiriría mayor rapidez. 24. PSC

P4T

Diagrama núm. 44

Esta debilitación tenía que su­ ceder más pronto o más tarde, pues las blancas ya habían fija­ do su línea de acción CR-2C-4A. No obstante, la posición del peón en 3T es motivo para que las blancas refuercen los efecti­ vos de asalto con el segundo peón PC. 18. C2 C 19. C4A 20. R1T

C1A A2T P4AD

Es natural el deseo de iniciar una contraofensiva, pero ésta se ha retrasado.

peón 4 TR de momento es invulnerable, debido a la ame­ naza sobre P3D, pero ahora se produce una ruptura efectiva. El

65 3-

Ataques a l rey

25. P6e! 26. e4D

A x Pe

Abre paso a la dama hacia 5T. Además, en algunas varian­ tes es importante contar con una amenaza más sobre P3R. Las negras, para compensar sus des­ gracias, deciden capturar un peón. 26.

A x PT

21. e x A

Pxe

28. T X P!

Nuevo golpe, que destroza las líneas defensivas del rey negro. Las negras no pueden tomar la torre, puesto que entonces 29. A x P + y 30. D x P. 28 29. T •

TlR

. . .

X

P+!

La inquieta torre se sacrifica nuevamente. Ahora las negras están obligadas a tomarla ; sin embargo, la segunda torre toma a su cargo las funciones de la pieza caída. 29. . . . 30. Tle + 31. D x P + 32. D X A

R xT RlT C2T

Resumiremos la situación. Las blancas llevan desventaja de ca­ lidad y ventaja de un peón , pero 66

disponen de una clara superiori­ dad de fuerzas en el flanco de rey. Incluso el alfil 2C, que has­ ta el momento sigue inmóvil, es el que dará el golpe decisivo después de la caída del peón 3R de las negras. 32. .

.

.

TleR

33. A x P 34. R x T

T xT+ D2A

3S. ASA

TleR +

36. RlA

T2e

37. e6R

D2R

38. D6T

T2A

39. ese

Dxe

40. P6R +

T2C

41. D X e

mate.

Es evidente que el ataque fron­ tal a la posición de enroque no siempre es posible. No obstante. esto no significa que se deba re­ nunciar al asalto, aunque pueda ser preciso su aplazamiento. La lucha debe librarse en aquellas partes del tablero donde exis­ tan las condiciones necesarias y, una vez reunidas las fuerzas y creadas las condiciones que sean precisas, se podrá variar bruscamente el curso de la ba­ talla. Los casos más frecuentes son los cambios de juego en el cen­ tro por el ataque en el flanco. Veamos cómo sucede en la realidad.

Diagrama núm.

45

16. CSA

D4A

17. T2D

También se podía conservar los alfiles mediante 1 7. Al T, pero con el cambio la debilidad de la casilla 6D será aún mayor. 17. . . . 18. TlA-lD 19. p X p 20. T6D

A esta situación se llegó en la partida Yanata - Boicovich (Brniachka Bania, 1 963). Juegan las negras. La ame­ naza P5R se puede contrarrestar fácilmente con 1 4 . . . . , A6T. Ésta es precisamente la jugada que debían hacer las negras, aunque su posición quedara un tanto restringida. Pero deciden no ce­ der ni un palmo de terreno en el centro, y, lógicamente, tropie­ zan con serias dificultades. 14



. . .

P4R?

Dado que las negras no dis­ ponen de alfil en casillas blan­ cas, ahora les será muy difícil defender la casilla 4AR, y la ju­ gada P3CR comprometería se­ riamente la posición del rey. 1 5.

C4T

A6T

PST pXp C3C ClR

Las negras se ven en la nece­ sidad de defender la casilla 3AR, pues con su caída peligraría también la casilla 3TR. 21 . T6D-3D

AxA

Las negras, por lo visto, te­ mían que el regreso del caballo a 3 A obligara a las blancas a variar su . plan de juego, olvidán­ dose del cambio de alfiles (22. A l T) y, aprovechando la posi­ bilidad de trasladar la torre al flanco de rey, iniciaran allí el ataque. 22. D

X

A

TIC

Esta jugada no tenía objeto. La situación de las negras es cada vez más difícil. 23. A3T

P3A

Por fin las negras liberan a la dama, que estaba retenida con la defensa del peón 4R , pero 67

surgen nuevas debilidades y nue­ vas preocupaciones. Ahora debe pensarse también en el dominio de la casilla 3R. 24. D2D!

C2A

Contrarrestando la amenaza sobre 3T, pero creándose nuevos problemas. 25. T6D

ClR

Diagrama núm. 46

26. C7R + !

El ataque combinativo es un final natural. Después de las operaciones de preparación, la situación del rey negro no es muy segura; sus piezas están dispersadas y las blancas han logrado ventaja de fuerzas en la zona principal de la lucha. .26



. . .

RlA

ó 26. . , R2T ; 27. ASA + seguidamente, 28. C6C + . .

.

27. T7D!

y,

CxT

28. D x C

Las negras se rinden. No se puede tomar el caballo, pues se­ ría mate: 29. D x D + , R x D ; 30. T7D mate.

68

6.

ENROQUE EN DISTINTOS FLANCOS

Al pasar al análisis de nuevas estructuras de posiciones, ante todo es útil señalar las princi­ pales particularidades caracterís­ ticas de realización del ataque cuando los reyes se encuentran en flancos opuestos. Cuando los reyes se encuen­ tran uno frente al otro, cada mo­ vimiento de peón no sólo crea amenazas, sino que puede influir también seriamente sobre su pro­ pia seguridad. Por ello, el asalto con peones, medio tan efectivo de lucha, en la mayoría de los casos se emplea sólo parcialmen­ te o no se emplea. En caso de enroque hacia dis­ tintos lados, la importancia de los peones en el ataque es in­ comparablemente mayor ; aun­ que, como veremos, el asalto con peones no es condición indispen­ sable de todo ataque. El empleo más amplio de peo­ nes conduce a una rápida aper­ tura de columnas, y la disposi-

ción de los reyes en diferentes flancos aumenta el frente de ope­ raciones y conduce a un juego más dinámico. En este caso ad­ quiere especial importancia el factor tiempo, la lucha por la iniciativa. Al mismo tiempo, los princi­ pios fundamentales de juego po­ sicional -y en primer lugar la lucha por el centro-, mejor des­ arrollo y superioridad de fuer­ zas en la zona principal conser­ van la misma importancia que en el ataque frontal. Examinemos las formas más típicas de ataque cuando los re­ yes se encuent ran situados en distintos flancos. DEFENSA INDIA DEL REY

SPASSKY EVANS Varna, 1 962 -

l . P4D

CJAR

2. P4AD 3. CJAD

P3CR

A2C 69

4. P4R

P3D

5. P3AR

P3AD

6. A3R

PJm

Es evidente que las blancas atacarán en el flanco de rey, puesto que las negras harán ine­ vitablemente enroque corto, pues no tienen posibilidad de encon­ trar refugio en el centro. Por ello las intenciones de las negras de actuar en el otro flanco re­ sultan lógicas. Pero la práctica demuestra que esta forma de juego estará justificada cuando se aclare la situación en el centro. 7. D2D

P4CD

8. 0-0-0

Decisión correcta. Probable­ mente las negras no podrán arre­ glarse sin la captura de P4AD, así que de momento no tiene sentido perder tiempo en mover el alfil de rey. 8



.

.

PxP

.

Las negras se apresuran con el cambio de peones en vano. Estaba más acorde con su plan , D4T; 9. R 1 C, de acción 8 . CD2D, después T l CD, y dejar el cambio de peones para un mo­ mento más oportuno. .

9. A x P 10. P4TR 70

.

.

O-O

P4D

Diagrama núm.

47

El contragolpe en el centro en respuesta al ataque en el flanco es una reacción natural y com­ prensible. Pero era mejor esperar con esta jugada y decidirse por 1 0. . . . , P4TR, que debilitaba la posición, aunque frenaba el avance de peones en el flanco de rey. 1 1 . A3C

PxP

Ahora no servía 1 1 . . . . , P4TR, puesto que las blancas respon­ derían 1 2. P5R, y después de 1 2 . . . . , C l R ; 1 3. P4C, PT X p ; 14. P5TR se produciría una apertura de columna, mortal para las negras. 12. PST!

PR x P

La jugada 1 2 . . , e X p era mala, puesto que sigue 1 3 . P4C. .

.

C3A ; 1 4. A6T. Las blancas no sienten la pérdida de peones si con ello logran sus intenciones. Las negras no pueden elegir y, en compensación por el papel de defensores que les ha corres­ pondido, tratan de ganar todo el material posible. 13. PT x P 14. A6T

PT x P PxP

16. A 17. D

XA X

RxA C3T

p

Evans no quiere aceptar el fracaso de sus esperanzas, de otro modo se hubiese conforma­ do con la pérdida de dos piezas por torre después de 1 7. D3D, aunque ello probablemente no le libraría de la derrota. No se podía jugar 1 7 . . . , C6R, puesto que seguía 1 8. D2T, T1T; 19. T x T, D x T ; 20. D5R + ; y 1 7. , P4AR no evitaba los problemas en la columna de to­ rre. Por ejemplo : 1 8. C3A, T 1 T (en otro caso 19. TD- 1 T) ; 1 9. T X T, D X T ; 20. T1 T. .

15. T4T Diagrama mJm. 48

. . .

18. C3A

C4A D3D

19. T2T

Nuevamente surgen motivos similares a los que existían con el caballo en 5C: si 19 . , C6R , entonces 20. D5C y si 1 9. . . , Tl T, entonces 20. A x P ! . . .

,

La amenaza de captura en 7CR es una realidad. No resuel­ ve nada 1 5 . . . . , C4T, puesto que está 1 6 T X e y después D5C. Las negras no pueden entregar la casilla 3TR sin lucha, pero, después de la jugada de las ne­ gras, el caballo también se en­ cuentra i nseguro. .

1s. . . .

ese

20. CSR 21. C4R 22. TD1T

.

C2D D2A T1CR

Además de 23. T7T + , ame­ nazaba 23. A x P. 23. T7T + 24. T x P +

R1A R1R 71

25. D x P

CxP

26. T x P +

Las negras se rinden. Partida complicada, interesan­ te y típica en cuanto se refiere al ataque sobre posiciones con en­ roque en flancos opuestos. Aun­ que, naturalmente, muchas va­ riantes interesantes han quedado inéditas. ¿ Pero es que se puede prever con exactitud todas las variantes posibles durante el desarrollo de la partida? A veces resulta im­ posible incluso para los mejores ajedrecistas. Esto, naturalmente, no significa que realicen el ata­ que a ciegas. Pero los grandes maestros, con frecuencia toman decisiones importantes intuitiva­ mente, basándose exclusivamen­ te en consideraciones generales o, dicho de otro modo, basán­ dose en el profundo conocimien­ to de las leyes de lucha ajedre­ cística. Así ha sucesido en esta par­ tida. Spassky difícilmente podía prever todas las variantes posi­ bles, pero comprendía perfecta­ mente que la posesión de co­ lumnas abiertas y la superiori­ dad de fuerzas en el flanco del rey le permitiría encontrar solu­ ción correcta a cualquier res­ puesta de las negras. 72

La confianza en la intuición alcanza aún mayor grado en Tal. En su juego, el elemento riesgo ocupa un lugar importante, pero Tal confía en su arte táctico, en superar al enemigo en las impre­ visibles y complejas situaciones. Es una especie de orientación práctica del juego, de saber crear tales posiciones en las que re­ sulta más fácil atacar que de­ fenderse. Precisamente este enfo­ que del ajedrez es uno de los elementos que ha contribuido al logro de los mayores éxitos de­ portivos de Tal . Aunque a veces los críticos han encontrado fa­ llos en sus ataques, éstos reci­ bieron una acertada réplica del hoy difunto gran maestro B. Kostich: «Tal plantea proble­ mas que deben solucionarse hoy, ya que mañana será tarde . . . ,, Diagrama núm. 49

A esta posición se llegó en la partida de la última fase del campeonato de la URSS, en 1 957, entre Tal y Tolush. La vic­ toria proporcionaba a Tal el tí­ tulo de campeón.

26 27. A4A •

. . .

CD4R

Era mejor 27. A3R. 27 . . . .

ClA

Tenía más fuerza 27. . . ,. e X A, que eliminaba al peli­ groso alfil. .

23. P4AR!?

Es una incisiva jugada, pero extremadamente peligrosa, cuya finalidad consiste en poner en juego cuanto antes, al alfil l C y al caballo de 3A. Las negras. en vista de la amenaza P5A, están obligadas a tomar este peón que, por otro lado, les resulta favo­ rable, ya que así disponen de la casilla 4R . 23. . . . 24. D x P

28. D6T

C4R-3C

Las negras no han podido sa­ car provecho del dominio de la casilla 4R, y en vista de la ame­ naza 29. A5C se hallan obliga­ das a abandonarla. 29. ASC

P3A

Diagrama núm . 50

PR x P DlD

No servía 24 . . . . , C4R, puesto que entonces 25. D6A. 25. PT x P

Esta jugada es más efectiva que 25. D x PD, puesto que 25 . . . . , T4R , con amenaza de T3CD. 25 . . . . 26. D2T

CxP

Pero no 26. D x PD, C3C-4R , con amenaza de 27. . . . , T3C.

30. PSR!

La estrategia de las blancas ha sido victoriosa ; ahora se su­ man al ataque el alfil lC y el 73

caballo y, en consecuencia, se logra en el flanco del rey la su­ perioridad de fuerzas necesaria para alcanzar el éxito. El plan iniciado con la jugada 23. P4A parecía arriesgado, pero la am­ plia previsión, la valoración de las posibilidades de las negras, que se estaban originando en re­ lación con el dominio de la im­ portante casilla 4R , permitió a las blancas valorar correctamen­ te todas las consecuencias. Ahora la defensa de las ne­ gras es insuficiente. 30. . . .

T x PR

Si 30 . , PA x P, entonces 3 1 . A x C, P x A ; 32. D8T + , R2A � 33. T7T + . .

.

.

31. A x e

T2C

32. C4R

PA x A

33. T1A

TxC

Amenazaba 34. C6A + . 34. A x T

T2CR

35. T6A 36. T1T-1A 37. T X p 38. T x P 39. A x P 40. ASA + 41 . A6R + 42. T X A

A xP C2D D2R R1T C1C R1C AxA

Las negras se rinden. 74

Diagrama nú1n . 51

1

••

Esta posición surgió en la par­ tida Alejandrio-Konoplev (Ash­ jabad, 1 968). Es una posición típica de la defensa siciliana, con enroque hacia distintos lados y ataque mutuo a ambos reyes. En tales situaciones, el factor tiempo tiene una gran importan­ cia, y el primero que logre crear amenazas efectivas es quien ten­ drá mayores posibilidades de éxito. Por esta razón las manio­ bras en este caso están fuera de lugar, y lo que se requiere son acciones enérgicas con apertura de líneas a toda costa. 12. P4TR

C4R

Salta a la vista la diferencia del tipo de ataque. Las blancas intentan desmoronar la defensa del enroque enemigo mediante el avance de peones, mientras

que las negras no pueden irni· tarlas y necesitan hacer uso de las piezas. Además, la última jugada de las negras dificulta el avance del peón de caballo. 13. RlA

CSA

14. A x C

TxA

15. C3C

D3T

16. PSR

A esta posición se llegó repe· tidas veces en la práctica ajedre­ cística y ha sido objeto de vivas discusiones. Finalmente, los teó· ricos han llegado a la conclusión de que en este caso la mejor reacción de las negras es 1 6 . . . . , P x P ; 1 7. C5AD, D3D, con un juego muy movido. 16.

.

.

.

Después de 1 8 . . . . , PA x P ! . probablemente las blancas la­ mentarían su inoportuna activi­ dad o, en todo caso, no logra­ rían ninguna ventaja. Ahora, por el contrario, tienen posibilidades de realizar un contundente ata­ que. 19. A6T

A x PR

20. CSD

AJAR

21. ASC! Diagrama núm. 52

ClR

17. PST

La teoría recomienda 1 7. C5D, A x P ; 1 8. C x P + , R 1 A ; 1 9. C5D, con complicaciones intere­ santes que en la mayoría de los casos han favorecido a las blan· cas. 17. 18. PT x P

TD-1A PT x P?

Es un error típico. No había necesidad de abrir la columna de torre, que sólo puede ser uti· lizada por las blancas.

Sólo se han realizado 3 juga­ das después de la equivocada apertura de columna de torre, y las negras ya no tienen defensa. El contraataque mediante 2 1 . . . . , T x P, se retrasa: 22. A x A ! , C x A ; 23. C x C + . P x C ; 24. D6T, T X p + ; 25. R X T, T7A + ; 26. R X T, D X p + ; 27. R3A, y el rey blanco se escapa del ja75

que, mientras que el mate al rey negro es inevitable. Para evitar mayores desventuras, las negras ceden calidad, pero esto no les salva de la derrota. 21 . . . .

A2C

22. C x P +

R1A

23. C x T

A4A

24. T1AD

TST

25. A6T

AxC

26. A X A +

RxA

Esta posición tuvo lugar en la partida Neustadt - Seiler (torneo por correspondencia 1 963-64 ). Se esperaba la jugada 10. P5T (para quebrantar la cobertura del rey negro). Pero tal decisión sig­ nificaría un serio error, dado que ]as blancas no pueden sumar al ataque a los restantes peones y, como se verá más adelante, ne­ cesitan conservar la casill a 5T para las piezas. Por ello . . .

27. DJAD + 10. ASC!

Las negras se rinden. Al asaltar la posición de en­

roque, debe cuidarse especial­ mente el movimiento de peones. A diferencia de las piezas, el peón no puede retroceder ; en caso de moverse antes de tiem­ po, a veces puede privar de ca­ sillas importantes al atacante. Diagrama núm. 53

Resulta que también se pue­ den crear debilidades atacando con piezas, aprovechando la au­ sencia del alfil del mismo color. 10. . . . 11. R2D!

D4T

En caso de centro de peones estable, tales jugadas no sólo es­ tán justificadas, sino que el rey se encuentra aquí más seguro, pues para acercarse a él hay que atacar la casilla 4D, y las negras no disponen de suficientes fuer­ zas para hacerlo. 1 1. . . .

C2D

Es obligado tener que renun­ ciar a C3AD, debido a la ame­ naza 1 2. A6A. S i 1 1 . , P3TR, entonces en vez de 1 2. A4AR, .

76

.

.

e3A, sería 1 2. D5T, y si 1 2 . . . . , P x A, entonces 1 3. P x P. Ésta es la razón por la cual no se debía mover el peón de torre a 5T. 12. A6A

R1T

Diagranza núm. 54

Para evitar mayores males, las negras se ven en la necesidad de tomar el peligroso alfil con el caballo. 13 . . . . 14. P x e

exA P3CR

A 1 4 . . . . , P x P, seguiría 1 5 . ese. 15. DSe

D1D

16. P4e

De nuevo era prematuro 1 6. PST, puesto que 1 6 . . . . , R lC ; 1 7. P4C, C3D, y se crea una amenaza al peón 6A después de esR o C l R. e3D

16. . . . 17. T1R

13. DST!

De nuevo la posesión de la casilla ST permite crear amena­ zas. El peón en 4T no permite a las negras tomar el alfil : 1 3 . . . . , P x A ; 14. ese ! , P x e ; t s . P x P, P3TR ; 1 6. P4C. Mala j u­ gada también 1 3 . . . . , P3TR en vista de la captura de peón con alfil. Por ejemplo: 1 3 . . . . , P3TR ; 1 4. A x P + . R x A ; lS. P4C, C2R ; 1 6. PSe, C4A ; 1 7. T lCR, T1T; 1 8. p X P + , R lA ; 1 9. P7T, DlD ; 20. A3T, amenazan­ do 2 1 . A X e ; 22. T8C y 23. D6T + .

Contrarrestando la amenaza 1 7 . . . . , C5R + , en vista de 1 8. T x C, P x T ; 1 9. D6T, TIC ; 20. ese. 17. . . .

e1R

Ahora cae el peón 6A, pero las blancas han reunido nuevas fuerzas para el ataque y crean nuevas amenazas. 18. D6T 19. ese 20. T3T 21. T3A

exP D2R T1eR T2e

Las negras cubren todos los puntos vulnerables y amenazan con 22. . . ' e X PC. Pero las blancas ya lo tenían previsto, e .

77

inician una combinación deci­ siva. 22. T x C!

A2D

No se puede tomar la torre, puesto que existe la amenaza 23. e X PT. En definitiva, las negras pierden la pieza y luego la partida. En todos los ejemplos exami­ nados, el elemento principal uti­ lizado para crear brechas en la posición del enroque han sido los peones. Pero ello no significa que cuando los reyes se dispo­ nen en distintos flancos, éste sea el único medio de quebrantar sus líneas defensivas. A veces el ataque se realiza únicamente con las piezas, y los peones cumplen m isiones auxi­ liares, preparándoles espacios bá­ sicos. Diagranza núm .

1 � -� •

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• �- � �/.... �

78

i

55

Esta posicion t uvo lugar en la partida Poi ugaevsky - Os nos (Alma-Atá, 1969). Presenta particularidades ca­ racterísticas de diversas varian­ tes de la defensa siciliana. El plan de las blancas consiste, en primer lugar, en lograr superio­ ridad en el centro, y sólo des­ pués iniciar operaciones activas contra el rey. Las negras reali­ zan un juego defensivo en el centro y poco a poco preparan un contraataque en el flanco de la dama aprovechando el domi­ nio de la columna de a l fil y pre­ parando el terreno para el a vanee de peón de caballo dama. No es buena la jugada inme­ diata 12 . . , P4CD, en vista de 1 3. P5R ! , y por ello antes se debía jugar 12 . . , TR I D. La jugada realizada por Osnos merece ser criticada, puesto que debilita la defensa de la casilla 3 R y. de este modo, aumentan las posibilidades de ataque de las blancas . .

.

. .

1 2. . . . 13. TR-I A

AJA

Dado que P5R no ofrece nada positivo, las blancas preparan el avance del peón de alfil con vis­ tas a dominar la casilla SD des­ pués de la jugada de las negras P4R .

P4CD

13 14. A X C! •

. . .

AxA

En caso de 1 4. . . . , P x A, la jugada 1 5. P5A cobraba más fuerza. 15. D x PD

AxC

16. D

TD-1 A

X

A

ma la casilla 2AR quedaría de­ fendida. 21. PSR!

Desorganizando la acción coor­ dinada de las piezas negras, que podrían restablecerse en caso de la equivocada 2 1 . P3CR, D2A !

TR-10?

17. D7D

Es un grave error que con­ duce a la derrota. Como vere­ mos más adelante, la casilla I D debería ser ocupada por la torre de dama.

21 . . . .

D7D

22. P3TD

TlAR

Diagrama núm. 56

A7D +

18. D7R

O 1 8 . . . . , A3A ; 1 9. D7CD, y las blancas tienen un peón más que las negras. 19. R1C

A xP

Aprovechando las posibilida­ des tácticas, las negras recupe­ ran el peón, pero la presencia de alfiles de distinto color favo­ rece el ataque de las blancas. 20. T x T +

TxT

Ahora se comprende por qué era mejor 1 7 . . . , TD- l D. Si la torre estuviese en lAR, las ne­ gras podrán jugar 20. . . , D x T ; 2 1 . D x PT, A x P, y d e esta for.

.

23. A

X

P!

Después de este sacrificio, las blancas logran ventaja material en todas las variantes. Si 23 . . . . , P x A, entonces 24. D x P + , R lT ; 25. P3CR. 23 . . . . 24. P3CR

P4CR PxA 79

Tampoco salvaba 24 . . . . , D7R, puesto que 25. T x A ! , P x T ; 26. D5C + . R l T ; 27. D6T ! , TIC (27 . . . . , R l C ; 28. ASA) ; 28. D6A + , T2C ; 29. A X P. La amenaza de mate por la columna de torre facilita el avan­ ce de peón de rey. 25. D

X

PR +

26. p X A

DEFENSA INDIA DE REY

AVERBACH - PANNO Buenos Aires, 1 954 1. P4D

C3AR

2. P4AD 3. C3AD

PJCR

4. P4R

PJD

R2C

5. A2R

0-0

D7C

6. ASCR

P4AD

7. P5D

PJTD

8. P4TD

D4T

El final de damas después de 26 . . . . , T X p ; 27. T X T, D X T ; 28. D7D + . R3C ; 29. D x PC, D x PT ; 30. D6A + , R4T ; 3 1 . D4R, tampoco favorecía a las negras. 27. TlD

PxP

28. D7D +

T2A

A2C

9. A2D!

Tratando de impedir 9. . . . , P4CD, que podría ser si 9. D2D. Diagrama

núm. 57

29. P6R

Las negras se rinden. Al con el u ir el examen de ata­ ques, con reyes en distintos flan­ cos, debe considerarse también otra cuestión : se debe pensar también en la posición del rey propio (si aún no está definida). El asalto de peones es asunto decidido. Pero, para ello, ¿ es imprescindible refugiar al rey en el flanco opuesto? No siempre. A veces la posición del rey en el borde del tablero puede ser más peligrosa que en el centro. Examinemos un ejemplo sobre este tema. 80

9



.

.

.

P4R

Grave error. Ahora las blan­ cas quedan libres para atacar al rey. No se debía cerrar el centro bajo ningún concepto, puesto

que hasta entonces el avance de peones blancos en el flanco de rey sería expuesto, ya que el rey podría quedar en posición peli­ grosa. Era mejor 9. . . . , P3R ; 1 0. C3A, p X p ; 1 1 . PR X P. A5C. 10. P4CR! 11. P4T

C1R P4A

La actividad de las negras con­ tribuye a acelerar los peligros que se ciernen sobre ellas, pues la superioridad de las blancas consistirá en que el rey enemigo será más vulnerable. Aún se po­ día organizar la defensa median­ te 1 1 . . . . . Dl D. 12. PST

PSA

Es obligado. La amenaza 1 3 . PT x P, PT x P ; 1 4. PC x P. con apertura de l íneas era más des­ favorable. 13. PSC

T2A

14. A4CR

seguro precisamente en este lu­ gar. 1 7. .

.

.

T2C

18. T4T

C20

19. PT X p

PT x P

20. OlT

A2R

21 . T8T +

R2A

22. 06T

ClAR

Cada vez resulta más difícil contrarrestar las amenazas. Si 22 . . . , A l A, entonces 23. C4T, y, ahora, lo mismo 23. . . , T 1 CR ; 24. T7T + que 23 . . . . T l CD ; 24. C5A, T l CR ; 25. T7T + , resulta desagradable para las negras. .

.

.

23. T1T

Ahora el alfil , que ha estado (( adormecido », amenaza con sa­ crificarse en 4A. 23.

T1CD Diagrama núm. 58

Este cambio es oportuno, pues el alfil negro es más fuerte y, además, se debilita aún más la casilla 3R de las negras. 14. 1 5. 16. 17.

... AXA C3AR R2R

010 OxA AlA

El centro está cerrado y, por lo tanto, el rey se encuentra más 81

24. A

X

p

D2A

No se podía tomar el alfil de­ bido a P5R. pero se amenazaba 25 . A X P (si 24 C2D. enton­ ces 25. D3T, C3CD ; 26. A X P ! ). .

. . . •

25. D2T

e2D

26. D3T

etA

21. T

x

e+!

Liquidando al principal defen­ sor de la casilla 6R. 27. . . . 28. D6R 29. e4T 30. e x P + 31 . e x P

82

RxT TIC A ID R2C

Las negras se rinden. Hemos examinado únicamente el a taque a la posición del enro­ que corto, y lo hemos hecho conscientemente. Se debe a que los procedimientos de ataque no ofrecen diferencias especiales con respecto al asalto de la posición de enroque largo, pero las accio­ nes del atacante se ven facilita­ das debido a la mayor extensión de las líneas defensivas. Por ello el ajedrecista que haya asimilado bien los métodos de 1 ucha con­ tra el enroque corto, podrá ata­ car también, con el mismo éxito, la posici ón del rey en el flanco de dam a.

7.

CON POCAS FUERZAS

Consideremos ahora el ataque al rey en el final de juego. Dado que no siempre es posible esta­ blecer límites precisos entre me­ dio juego y final, dedicaremos atención únicamente a las posi­ ciones en que sólo quedan dos o tres piezas por cada lado. Es sabido que con los cam­ bios de piezas se reduce el peli ­ gro sobre e l rey y en l a lucha activa aumenta l a importancia de éste. Para que el ataque en el final tenga éxito, debe lograr­ se la máxima actividad de cada pieza y util izarse todo su poten­ cial. Sólo entonces podrán sur­ gir las condiciones necesarias para concluir la lucha con éxito. Al mism o tiempo, debe tenerse mucho cuidado para que el rey propio no caiga en una trampa. Los ataques al rey más fre­ cuentes son aquellos en que i n ­ tervienen las piezas mayores.

Diagrama núm. 59

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Diagrama núm. 77

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Diagranza núm.

78

¿ Han valorado la posición ? ¿ Han definido el plan de juego ? Ahora comparen la solución con el desarrollo real de la lucha.

1 05

SOLUCIONES

Diagrama 76

Las

ta de 29. T6D, y

También se perd ía con 1 2 . , P x C, puesto que 1 3 . A5C + ,

T6D, T2A ;

R1D;

3 2 . T8D + .

.

14.

A x C,

P5C ;

.

.

15.

entonces 29.

T x P+.

si

vis­

28 . . . . , R2R ,

TSD ! , D3C ;

30.

3 1 . D6A + , R 1 R ;

(Ta l-Averbach , Moscú , 1 96 1 ) .

13. DSA

ó

rinden . No se

puede j ugar 2 8 . . . . , R 1 C, en

DlD

12. CSD!

se

negras

C3R

Diagrama 78

1 3 . . . . , P3A ; 1 4. D3C + .

23. C6A + !

14. C6C

Interesante sacri ficio d e peón ,

Las negras se rinden (Bannik­ Atamanov, Kiev, 1 9 64).

que tiene por objeto abri r una segunda columna

X

P!

T

X

23

.

X

T+'

; . ,

.

.

1 06

X

26.

p+ !

D p

'

X

X

PT,

T;

T1R;

28.

27.

D7T + .

R l A ; 29. A6T + . 25. ASC

D xP

26. D2T

D4T

.

. . . , P4 TR , se ganaba

27. D2A

T2C R1A

P, se p r oduci r ía

con 26. C2D.

PxC

Esta jugada ha tenido que ser prevista con mucha an ti c ipaci ón

28. D6T +

x

el golpe combinativo 2 5 . D2T .

Si 2 6

DxA

26. A3C!

27. D x PC +

DxP

Si 24 . . . . , A

T

No valía 24. A x D, T x T + 25. R 2T, puesto qu e 2 5 . . . AxC

26. . . .

CxC

. . .

P4TR ;

24. T x T!

24 . . . . 25. D X A



24. P x e

T

o 23 . . . , D X A ; 24. T e x T ; 25. n x A.

flanco

de rey.

Diagrama 77 23. A

en e l

28. D3R

A6T P3TR

29. C2D

Las negras se rinde n . (Vasiu­ kov-Parma , encuentro URSS-Yu­ gosla v i a , 1 96 3 ) .

COLECCION

ESCAQUES

F i nales de peones. - l . M a i z e l i s . 2

F i nales de alfil y de caballo . - Y . Ave rbac h .

3

Teoría d e fi nales d e torre . - Ltiwe nfi s h y S m y s l o v .

4

Teoría de aperturas, tomo 1 : Abi ertas. - V . N . P a n o v .

5

Teoría de aperturas, tomo 1 1 : Cerradas. - V . N . Panov .

6

Defensa i nd ia de rey. - P . C h e rt a .

7

Táct ica moderna e n ajedrez , tomo l . - L . Pach m a n .

8

Táctica moderna en ajedrez, tomo 1 1 . - L . Pach m a n .

9

Estrategia moderna e n ajedrez . - L u d e k Pach m a n .

1O

L a trampa e n l a apertura. -- B . W e i nste i n .

11

Apertu ras abi e rtas . - L . Pach m a n .

12

Aperturas semiabiertas .

13

Gambito de dama. - Lud e k Pach m a n .

14

Aperturas cerradas . - L u d e k Pach m a n .

15

E l arte d e l sacrificio e n ajedrez. - R . S p i e l m a n n .

16

Cómo debe juga rse l a apertura . - A . S u e t i n .

17

Teor í a d e los finales d e partida. - Y . Ave rbac h .

18

E l arte d e l a defensa. - l l i a Ka n .

19

Táctica del medio juego. - l . B o n d a rews k y .

20

L a estructura de peones centrales. - B . Pers i t s .

21

La perfección e n e l ajed rez . - F red R e i n fe l d .

22

El gambito de rey. - P a u l Kere s .

23

Lecturas d e ajedrez. - Y u r i Ave rb a c h .

24

200 cel adas d e apertura. - E m i l G e l e n cze i .

25

Defensa sicil iana. Variante Najdorf. - P . C h e rta .

26

Ajedrez de e ntrenamiento . - A . Ko b l e n z .

27

Jaque mate . - K u rt R i c hte r .

28

Combi naciones en e l medio juego. - P . A . R o m a n ows k y .

29

L a defensa P i re. - G . F ri d s hte i n .

30

E l sentido común e n ajed rez . - E . L a s k e r .

31

Ajedrez elemental . - V . N . P a n o v .

32

L a defensa cata lana. - N e ustadt.

33

El ataque y la defensa. - Hans M ü l l e r .

34

Defensa sici l i ana. Variante Paulsen. - P . C h e rta .

-

L . Pac h m a n .

35

La psicolog ía en ajedrez. - Kro g ius .

36

El arte del aná l i s i s . - Paul Kere s .

37

Bobby fischer. - P a b l o M o rá n .

38

Partidas decisivas . - L . Pach m a n .

39

200 partidas abiertas. - D . Bronste i n .

40

E l match del siglo: Fischer-Spassky. - L . Pach m a n .

41

ABC de las aperturas. - V . N . Panov.

42

La batalla de las ideas en ajedrez. - A . S a i d y .

43

Ataques a l rey. - B . F . B a ranov.

44

Capablanca . - V . N . Panov .

45

Los niños prodigios del ajedrez. - P . M o rá n .

46

Tablas. - L . V e rjovsky.

47

Leyes fundamentales del aje d rez. - l . Kan .

48

Ajedrez y matemáticas. - Fabe l , Bonsdorff y R i i h i maa .

49

El laboratorio del ajedrecista. - A . Suet i n .

50

Cómo pien san los grandes maestros. - P . Schmidt.

51

Defensa S i c i l iana. Vari ante del D ragón. - E . G u fe l d y E . Lazarev.

52

Psicolog ía del jugador de ajed rez .

53

Los ca m peo natos del mundo. De Ste i n itz a Alekhine.

54

Los campeonatos del mundo. D e Botv i n n i k a F i scher. Wa d e .

55

Viaje a l reino del ajed rez. - Ave rba c h y B e i l i n .

56

Anato l i Karpov. - A n g e l M a rt í n .

57

Alekhine.

58

300 M i n iatu ras . - R o i z m a n .

-

-

Reuben F i n e .

Kot ov .

59

Errores t í picos. - Pe rsits y Voro n k ov .

60

L a defensa Alekhine. - E a l e s y W i l l i a m s

61

F i nales artí sticos. - K as pa r i a n

62

D i cc io na r io de ajedrez.

63

Curso d e aperturas. Abiertas . - Pa nov y Estri n .

64

Curso d e aperturas. Sem i ab iertas . - Pa nov y Estri n .

65

Curso d e aperturas. Cerradas . - Panov y Estri n .

-

.

.

R a mó n I be ro .

-

P . M o rá n . G l igoric