Ataques directos al rey [2. ed.]

Citation preview

BONDAREWSKY

al REY

l. Bondarevsky

ATAQUES DIRECTOS AL REY

RICARDO AGUILERA Editor

Apartado 9.138 MADRID

Copyright 1965 by Ricardo Aguilera Editor, Madrid.

PRIMERA EDICION 1965

Traducción del ruso por José León Vela Portada de Enrique de Za Hoz

Depósito legal: M.-6.128.-1965. AGI Francisco Vivancos, 7 -

-

Madrid

INTRODUCCION

ODOS los ajedrecistas, incluso quienes se inician en los secretos T

del tablero, cobran ánimo y bríos cuando consiguen crear una amenaza directa al rey enemigo. No es por casualidad que los

participantes sientan gran satisfacción si pueden conseguir tal ofensiva. Esto es comprensible, ya que la única forma de victoria que existe en a¡edrez es precisamente dar mate al rey enemigo. Al crear amenazas directas al rey, en el tablero se originan situa­ ciones que aparecen con frecuencia saturadas de ingeniosas combinacio­ nes. Este hecho, sin duda, posee un gran atractivo estético y es causa de que la lucha adquiera especial animación. El estudio de cuanto se relaciona con el ataque al rey debe ocupar, para todo ajedrecista, un lugar preeminente en su estudio de la teoría del medio juego. Si el dar una definición concreta de la combinación resulta cosa harto complicada, en cambio al hablar del ataque al rey no existe difi­ cultad alguna en su definición. Entendemos por ataque al rey la ofen­ siva a una posición enemiga que tiene como fin primordial el asalto inmediato al rey. En este libro, previsto para los ajedrecistas de una categoría inter­ media, serán estudiados sólo aquellos tipos fundamentales de ataque que se dan en la práctica.

J. BONDAREYSKY -5

CAPITULO PRIMERO

ATAQUE AL REY EN EL CENTRO

Se ha convenido en las publica­ ciones sobre ajedrez considerar co­

que

y

pueden

maniobrar

mejor.

Esto es de sentido común. Durante

mo centro las casillas 4D, 5D, 5R,

las luchas que se producen desde el

4R, e igualmente se denomina como

mismo comienzo de la partida por

«centro ampliado» al cuadrado 3AD-

el

6AD-6AR-3AR.

normalmente

dominio

del

centro se

el

origina

clásico antagonis­

Se sobreentiende que cuando ha­

mo o tensión de peones, quedando

blamos del ataque al rey en el cen­

a veces abierta alguna columna del

tro no nos referimos a la situación

centro, mientras que las piezas, co­

del rey en el centro exacto del ta­

mo ya hemos dicho anteriormente,

su posición en una

desarrollan una gran actividad. Es

de las columnas verticales que com­

obvio que en casos semejantes la

prende el centro.

situación del rey aparezca como ex­

blero, sino a

Por regla general, esta posición

tremadamente

peligrosa.

Además,

del rey resulta deficiente al comien­

falta la coordinación entre las to­

zo del medio juego y a veces tam­

rres y resulta difícil introducirlas

bién

cuando

finaliza

la

etapa

de

apertura.

en la lucha. En resumen, la situación del rey

El problema consiste en que en

en el centro es con frecuencia vul­

la mayoría de los casos la lucha en

nerable, y cuando esto ocurre hay

una partida de ajedrez se desarrolla

que precipitarse sobre él mediante

desde el principio, no en los flan­

un ataque directo.

cos, sino en el centro del tablero.

Asimismo, de lo dicho arriba se

Cada uno de los contendientes pro­

desprende que las situaciones difí­

cura obtener la superioridad, ocu­

ciles, consecuencia de

pando los importantes puntos del

del rey en el centro, no siempre

la

posición

centro, con lo cual las piezas ad­

pueden ser descubiertas con facili­

quieren una gran capacidad de cho-

dad, y por esta razón pueden ser

-9

valoradas defectuosamente. Si exis­

del

te un fuerte centro de peones, pon­

grosa.

rey

se

hará mucho

más

peli­

gamos por caso, el rey se «Sentirá»

Mientras más piezas participen en

protegido e incluso a veces perfec­

el ataque, mejor, ya que así será

tamente seguro tras semejante ba­

más difícil al enemigo organizar la

rrera.

defensa y se verá obligado a intro­

Sin embargo, según demuestra la práctica, estos casos se dan relati­

ducir en la lucha todas las reser­ vas existentes.

vamente poco. Más adelante, anali­

Cuando el rey está en el centro

zando los ejemplos de diversas par­

no

tidas, tropezaremos con semejantes

las torres, lo cual, por supuesto, di­

existe

unidad

de acción

entre

casos; pero antes vamos a estudiar

ficulta la defensa. Por esta razón,

aquellas posiciones donde la situa­

incluso si el rey del bando atacado

ción del rey en el centro trae ma­

abandona el centro, es preciso obs­

las consecuencias, y asimismo estu­

taculizar la unión de las torres. Pasemos ahora al análisis. Comen­

diaremos los métodos fundamenta­ les para el desarrollo del ataque. Antes de abordar un análisis con­ creto, nos detendremos ante una se­

zaremos para

por

un

continuar

ejemplo

luego

sencillo

investigando

casos más complicados, contenidos

rie de consideraciones generales, las

en la práctica de grandes maestros.

cuales se deducen

Intentaremos no

lógicamente de

sólo

analizar

co­

todo lo dicho anteriormente. Procu­

rrecta y objetivamente las posicio­

raremos exponerlas con

nes y proponer posibles variantes,

la

mayor

sino que desde los primeros ejem­

brevedad. Si el rey está mal situado en el centro,

el

atacante

debe

procurar

plos dedicaremos nuestra atención a

los métodos de ataque

y

a las

retenerlo allí el mayor tiempo po­

consideraciones de que hemos ha­

sible.

blado arriba.

Dado que al quedar abiertas las

Al objeto de exponer con mayor

columnas o diagonales aumenta la

claridad

actividad

presiden la

de

las piezas, debe ten­

las

consideraciones acción

del bando

derse a abrir al máximo el juego.

cante, pondré

En estas circunstancias, la situación

plos de mi propia experiencia.

10 -

que ata­

primeramente ejem­

ATAQU E NUM. 1

BONDAREVSKY-ILYN GENEVSKY

dentemente en la mala situación del del rey, el cual será objeto de un

( X Campeonato de la URSS, 1937)

ataque. Apoyándose en los principios ge­ nerales antes expuestos, las blan­ cas comienzan por abrir el juego.

1 5 . P5AD!, Después de esta jugada las blan­ cas tienen intención de continuar 16. P x P + , P x P; 17. A3TD, atacan­

do el punto 6D, con la consiguiente introducción de las reservas en el combate,

mediante

la

jugada

18.

TD-lA, etc.

1 5. . . .,

D x PR

Juegan las blancas La situación de las blancas es ex­

Si al bando atacante le conviene abrir las columnas y las diagonales,

celente. Fundamentalmente han fi·

es lógico que el bando a la defen·

nal i zado el desarrollo de sus piezas.

siva deba procurar conservar en lo

La dama ocupa una magnifica po­

posible el carácter cerrado de la po­

sición y sus alfiles actúan sobre dia­

sición y al mismo tiempo tomar me­

gonales abiertas.

didas tendentes a mejorar la situa­

Las fuerzas de las negras están

ción del rey. Sin embargo, en el

pero

presente caso las negras están tan

el defecto fundamental consiste evi-

mal situadas que es dificil hallar

dispuestas

defectuosamente,

- 11

para ellas una solución satisfacto­

guras del bando atacante, mientras

ria. Por esta razón, la captura del

un

peón representa el clásico ejemplo

sido eliminado.

buen

elemento

«defensor»

ha

de «desesperación», que se da con frecuencia en las partidas cuando

1 8. . . .,

no existe una solución «normal».

PxA

19. TR-lR,

D5C

PxP

16. P X P + ,

Seguiría siendo desesperada la si­

1 7 . A5CR,

tuación de las negras tras 19. D3T. Ejemplo : 20. D4TR, R3C; 21.

Tras quedar abierta la columna

T7R, P3TR; 22. A3A.

«e», esta jugada es la más adecua­ da con arreglo al

fin que se per­

20. D x PO,

sigue.

17.

..

Así las negras consiguen defender­

R2A

.,

TlTR

se de la amenaza 21. ASD+, R2C; y 22. D7R+, ¡pero véanse las pirue­ res­

tas que se ven obligadas a hacer! Es

puesta sería 18. TR-lR + , R2D (caso

evidente que la situación de las ne­

En caso de 17.

.. . , DSC, la

ne 18. . .. , R2A, la continuación se­

gras,

ria como en l a partida); 19. A4A, et­

muy desfavorable ya después de la

cétera.

jugada 15. PSA, y podían entonces

hablando

habe r

abandonado

¡Pero en este

1 8 . A X C,

objetivamente,

era

la

resistencia.

caso no

tendríamos

un elemental ejemplo de ataque al rey en el centro !

Con objeto de alcanzar más pron­ to la victoria, las blancas cambian su alfil por u n caballo, que es la

2 1 . TDlA,

única pieza, a excepción de la dama, sobre la que se apoya la defensa de

Las blancas procuran jugar con­

la posición de las negras. Semejan­

secuentemente

tes cambios -préstese una especial

acuerdo con los principios mencio­

hasta

el

final,

de

atenció n a esta circunstancia- son

nados. Mediante esta jugada intro­

ventajosos

ducen

este

al

camino

bando se

agresor. Por

consigue

que

las

en

la contienda sus « reser­

vas»: la torre 1TD.

fuerzas atacantes aumenten en re­ lación con los recursos de la defen­ sa.

Después

de

este

intercambio

quedan en el tablero las activas

12 -

fi.

21. . . . , 22. P3TR,

P5A

Obl igando a la dama a pasar a la

Obsérvese que absolutamente

to­

quinta fila, las blancas preparan el

das las piezas blancas participa n e n

golpe decisivo.

e l ataque.

22. . . . ,

D4C

23. T7R,+

R6C

24. T5A,

24. . . . ,

A4A

25. T X A, Las negras abandonan.

- 13

ATAQUE NUM. 2

mero, la iniciativa está enteramen­

BONDAREVSKY-KASPARIAN

te de su parte. ¿Qué plan deberían

(X Campeonato de la URSS, 1937)

adoptar para conseguir la superio­ ridad? De nuevo

la

lógica y el sentido co­

mún aconsejan retener al rey negro en el centro durante el mayor tiem­ po posible y a la par abrir líneas para la acción de las torres. Ponien· do en práctica este plan de mane­ ra consecuente, las blancas conse­ guirán en algún lugar y en

un

mo­

mento determinado de la contien­ da

una

relativa

fuerzas, lo

superioridad

de

cual le reportará una

concreta ventaja. Decimos que las blancas conse­ guirán la ventaja en

algún

lugar,

pero no podemos precisar el sitio exacto, ya que eso depende del plan que adoptarán las negras para

Juegan las blancas

su

defensa.

Al valorar la situación, salta en seguida a la vista que las blancas han finalizado el desarrollo de sus fuerzas y están preparadas para

1 3 . C5D,

un

juego activo. Las negras aún tienen

Antes que nada el caballo se pre­

que hacer el enroque para llevar al

cipita sobre la mejor posición, ocu­

lugar más seguro, ya que

pando un excelente punto central.

de permanecer éste en el centro co­

rey a

El bando que lleva el ataque debe

rrería

no sólo introducir en el juego las

un

un

peligro evidente.

Dado que las blancas juegan pri-

reservas, sino

tener

en

cuenta la

15

15. 04T!,

continua mejora de la posición de las figuras activas y el aumento de su capacidad de choque.

Esta jugada es más fuerte que

020

1 3. . . . ,

15. C6A+, a la cual las negras re­ plicarían con 15. .. ., R2A, obtenien­ do buenas posibilidades de defen­

Si la dama hubiera retrocedido a

la casilla 7AR, las blancas, de acuer­ do con su plan general, hubieran continuado 14. P4A, con objeto de abrir la columna «f» a la acción de la torre, reteniendo al mismo tiem· po al rey enemigo en el centro, ya que si 14 . . . . , 0-0, las blancas con­

sa. Ejemplo : 16. D4T, D2R; 17. P4A, R2C; o bien 16. D3A, DlD. A 16. D3A se puede contestar también con 16. ..., C5D, lo cual, a pesar de la pér­ dida de un peón, proporciona la po· sibilidad de hacer tablas en una fi· nal

de torres :

17.

C x D,

C x D.+ ;

18. P x C .

seguirán la superioridad con 15. P x P, C X P; 16. D3C, y las negras per­ derían la calidad.

15.

. . .,

02C

En este momento las blancas de­ ben encontrar una jugada que obs­

Evidentemente, no podría hacer­

taculice tanto el enroque largo co­

se el enroque debido a 16. C6A+ .

mo el corto del contrincante. Rete·

La jugada 15 . . . . , D2AR sería segui­

ner al rey en el centro es la tarea

d a de 16. P4A. Después de la ju­

principal de las negras.

gada del texto las negras se pre­ paran ya para reali.zar el enroque

P3C

14. 05T + !,

y las blancas han de impedírselo. Añadiremos que en caso de lfi. . . . ,

No era posible cubrirse con la dama en la casilla 2AR en vista de 15. C7A+ , ganando la calidad. La jugada del rey seria seguida por 15. P4A. De esta manera el rey negro

DlD, las blancas podrían haber al­ canzado una posición ventajosa me­ diante la jugada 16. D6T. Es intere­ sante destacar que así ocurrió en una partida con el maestro Peter­

quedaría retenido en el centro y

son, jugada veintidós años después

las blancas ya sólo tendrían el pro­

en el Campeonato de l a u. R. S. S.

combate

por equipos. Luego siguió: 16. . . .,

cuanto antes la torre blanca con

D4T (amenazaba 17. D7C) ; 17. P4CD!,

blema

de

objeto decisiva

de

introducir

en

crear una superioridad

en

1a s

fuerzas

conten­

dientes.

C x P; 18. D7C, 0-0-0;

de haber perdido una figura.

¡Ahora de nuevo se plantea la ta­ rea de hallar una jugada que obs­ taculice ambos enroques!

16-

19. TD-lC,

y las negras abandonaban después

16. C6A + ,

Era imprescindible, como señala­ mos arriba, retener al rey negro.

16. . . .

,

R 1 E>

La 16. ... , R2A también sería se­ guida por 17. P4A, y el rey no po­ dría encontrar refugio. Ejemplo: 17. ... , PxP; 18. DxP, etc.

17. P4A,

Es el comienzo de las acciones decisivas.

TlAD

19.

• • •

C2R

I

A 19. ..., RlD le gana 20. D6R.

20. T91Af Las blancas ocupan la única co­ lumna abierta, por la cual preten­

Las negras s e proponen jugar 18. ..., R2A, y después subir con el rey a un lugar seguro (la casilla 8CD), estableciendo al mismo tiempo la coordinación entre torres. La inmediata 17 . ..., R2A seria se­ guida de 18. C5D+, RlC (si 18. ..., R2D; 19. D3T+); 19. P X P. La torre negra en lTD seria excluida del jue­ go, lo cual pronto se dejaría sentir. Ejemplo: 19. ..., PxP (o bien 19. ..., CxP;

20.

TDlA,

C6D; 21. D3C. A

19...., D xP se puede responder con

den

irrumpir

en

el

campamento

enemigo . Las negras están indefensas, ya que sus torres no están coordina­ das. Esto no es una circunstancia casual, ya que estando el rey en el centro, como ya hemos dicho, es düícil establecer una unión firme entre

las

torres.

Puntualizaremos

nuevamente que en este caso un in­ tercambio de torres es ventajoso para el bando atacante, ya que des·

el golpe de efecto: 20. DxP! ); 20. T2A, con la consiguiente 21. TlAR,

pués de esto la superioridad de las

etcétera.

das y

blancas con sus piezas desarrolla­ activas aumenta su

poder

ofensivo.

1 8 . CSD+, 20. . . . Continuación del plan general. El rey negro debe ser retenido a ser posible en el centro. Esto lo hemos dicho en más de una ocasión y vol­ vemos a repetirlo ahora.

1 8. . . . , 19. D3Tf,

RlR

,

TXT

2 1 . T X T, ¡Así, en la columna abierta, que constituye un importante sector de la lucha, las blarcas tienen la ven· taja de una torre! Este hecho in· fluye de manera decisiva en la final de la partida.

- 17 II

21. ...

C3A

,

Si 21. .. ., exe, sencillamente 22. D6R+ y mate.

O R2A;

22. E>6R+ , 22.

.. .,

RlA

DSA+, R2A;

18 -

es

R1 D seguida

24. DxP+.

por

23. D x PD + ,

RlA

bien

24.

2 3.

.. . ,

RlR;

C7A+,

25. D6R+, RlA; 26. DSR++.

24. C7R + , 23. Las negras abandonan.

ATAQUE NUM. 3

SMYSLOV-EUWE

fil de rey y lograr el enroque con objeto de

(Torneo poro el Compeonoto del Mundo, 1948)

garantizar la seguridad

de su rey, se impone la idea de una acción

inmediata

y

enérgica

por

parte de las blancas en el centro. Si las negras han de rechazar las amenazas,

posiblemente

gan el enroque en

un

no

consi­

plazo breve,

en cuyo caso su rey se encontrará en

la

zona de acción y susceptible

de ser atacaao.

12. P4AD!, Magnífico sacrificio del peón, con lo cual, según ahora veremos, las blancas el

retienen al

centro

y

luego

rey negro

en

desarrollan

el

ataque.

1 2. . . .,

Juegan las blancas

1 3 . P x P,

PD X P AXP

Las blancas han desarrollado el flanco de rey y las dos torres fun­ cionan

ya

sobre

las

semiabiertas

columnas. El único defecto de su posición consiste en que las piezas ligeras del flanco de dama aún no han tomado parte en el juego. Sin embargo,

teniendo

en

cuenta que

las negras tienen que activar al al·

El señor Euwe acepta el reto. Si las

negras

hubieran

rehusado

to­

mar el peón, se les hubiera origi­ nado

una

posición difícil:

13.

. ., .

P5C; 14. C2D, A2R; 15. D4R, etc.

1 � D4R�

C2R - 19

La primera jugada defensiva de

Esto puede conducir a una escolás·

las negras es bastante desafortuna­

tica apreciación de la verdadera na­

da. Las blancas inmediatamente ga­

turaleza de una posición y al dog­

nan un peón y obtienen un fuerte

matismo. Sin embargo, puedo ase­

ataque.

gurar que el maestro Z. Tarrasch

Por lo visto, el señor Euwe co­



al que tanto se ha criticado por s

mete algún error de cálculo en las

dogmatismo, jamás hubiera jugado

variantes que analizó antes de esta

el caballo a la casilla 2R.

jugada. Por esta razón creo opor­

¿Cómo se hubiera desarrollado la

tuno hacer constar que los cálculos

lucha por parte de las negras? Es­

concretos

tudiaremos las siguientes variantes

durante

la

partida

son

muy importantes; estos cálculos re­ presentan

una notable profundiza­

ción en la valoración de una posi­ ción. Sin embargo, no se debe «exa­ gerar» y basarse exclusivamente en el análisis.

¡El cerebro de un ser

humano no es una calculadora elec­ trónica! Hay que emplear la facul­ tad del raciocinio y autocontrolar­ se desde el punto de vista de los postulados

generales

de

la

teoría

ajedrecista y desde el punto de vis­ ta de la lógica. En este caso es evi­ dente que trasladar el caballo a la casilla 2R resulta erróneo, ya que las negras «echan más leña al fue­ go»

(sic) del enemigo, obstaculizan

el desarrollo de su propio flanco de rey,

y,

por

consiguiente,

su

rey,

dada la creciente iniciativa de las blancas, se encontrará en una zona peligrosa.

las

Si

negras hubieran

desistido de sus cálculos y hubie­ ran contemplado objetivamente su posición, no cabe duda de que hu­ bieran valorado de forma distinta la retirada de su caballo. De haber comprobado luego las variantes, hu­ bieran

podido

descubrir

el

error

con seguridad. en

20 -

los

postulados

P

generales.

14 . ..., D2C;

C4D; 15.

15. C3AD (si 1 5 .

.. ., 0-0-0); 15. .. ., TlCD

Oa amenaza era 1 6 . C4D, ClD; CDXP! Ejemplo: C x P+,

o

bien

17.

17. ... , D x D; 18. 17.

. . .,

A x C;

18.

T x C + ); 1 6 . P6R, P X P (16 . ..., AXP es seguida igualmente de 17. ese, y en caso de 17 . ..., CID; 18. T x C+ , TxT; 19. C x A , P x C; 20. D x P+, y el rey negro sucumbe a un ataque inevitable. En otras respuestas dis· tintas de 17 . . . . , ClD las negras ga­ nan

inmediatamente

uno

de

los

peones sacrificados y conservan un fuerte ataque al rey en el centro);

17.

ese,

ClD;

ese

(después de

1 8 . T x C+. R x T;

17.

. . .,

19. C7A+,

RlR; 20. C x T, D x D ; 21. CXD, la superio1idad está de parte de las blancas, no obstante la mala situa­ ción del caballo 8TR); 1 8 . D 4 C (crea dos

amenazas:

C XPT);

18.

...,

19.

C xPR,

P4TR;

19.

y

19.

D4AR,

P4AD; 20. DSR. Es düícil la defen­ sa de las negras. Ejemplo : 20. . . . , C6D;

21. T X C , AXT;

22. C X P, o

bien 20. .. ., D3C; 21. D4R, etc. 2.ª

Es perjudicial el fundamentarse sólo

fundamentales:

14 . . . . , D3R. Ahora a lS. C 4 D

las negras n o deberían jugar l S. . . . , 0-0-0, o bien lS . ..., T8D a causa

de 16. T x P, pero sí es posible 15.

ciona a las negras más posibilida-

..., D4D; 16. DXD, A x D ; 17. C3A

des. Estas pueden jugar 16 . . . . , A2R,

(en caso de 17. e xP, 17 . .. ., 0-0-0

y en caso de 17. P6R, 17. . . . , 0-0, y

buen

contra p. T6D, A x T; 18. D x C + ,

desarrollo); 17 . . . . , C x C; 18. C x A,

R2R; 19. pXA+. DXP, que condu­

y

las

negras

consiguen

un

y las blancas no consiguen nada.

ce a la posición ya estudiada, con

Pueden jugar 19. A5C con la ame­

la única diferencia que el caballo

naza de 19. .. ., C3R; 20. TXP, T x T;

blanco ocupa la casilla SCR y no

21. C x P + , C x C; 22. T8D+ + , pero

la

las

mediante

D4R + , las negras encuentran la ré­

las jugadas 19. . . ., A4A; 20. T x P,

plica 20. . . ., R2D. Debido al defi­

negras

se defienden

respuesta

a

14.

. .. , D3R,

Smyslov aconseja 15. T6D, lo cual es sin duda una continuación enér­ gica. En efecto, después de 15. . . ., AXT; 16. D x C + , R2R; 17. PXA+ , D x P (caso de 17 . ... , P x P, las blan­ cas continúan 18 . D7C + . Ejemplo: 18.

Por

esta

razón,

tras 20.

ciente desarrollo de las blancas no

0-0, etc. Como

3AR.

. . . , D2D;

19. D4R + , D3R;

20.

D4T+, con una situación semejante a la variante principal); 18. D4R+, D3R; 19. D4T+. Las negras tienen una torre y dos peones frente a dos caballos. Sin embargo, las posibili­ dades de las blancas son óptimas debido a la diferente posición del rey negro. La existencia de alfiles de diferente color, en casos seme­ jantes, es ventajosa para el bando activo. ¿Es posible hallar una forma de fortalecer más el juego de las blan­ cas? Creo que esta pregunta se la formularían

todos

aquellos

que

comprueben atentamente las varian­ tes expuestas. Personalmente no he podido hallar este fortalecimiento, pero lo intenté

pueden desviar el plan mediante 19. P3CD (en lugar de 19. P x A+), que a su vez puede ser respondida con 19. . . . , A x PR; 20. A3T+, RlD! (por supuesto, no se puede hacer 20. .. ., A3D en vista de 21. D x P+ >;

21.

D x T + , R2D, etc. Además, en lugar de 16. .. ., A2R, existe la respuesta 16 .

. . .,

TlD.

Ejemplo:

17.

TXP,

T x T+ (seria erróneo 17 . .. ., CSD a causa de 18. T x C, D x T; 19. TXA!); 18. D x T, D x CD, y a causa del al­ fil «atado» las blancas no pueden desenvolverse:

19. T x C, A5CD (si

19. . . ., A2R; 20. T x P, con la ame­ naza 21. D7D+ ) ; 20. TXA, P x T ; 21. D4T + , RlD; 22. C x P + , RIA, etc. 3."

14. . . ., CSC. El caballo ocupa

una posición excelente. Sin embar­ go, esta continuación no es mejor que 14 . . . ., D3R, ya que después de 15. ASC la ventaja blanca es eviden­ te. Caso de 15. C3T las negras pue­ den responder con 15. . . ., A6C, y si 16. CXP, entonces 16 . ..., TlCD (1).

mediante jugadas

15. ese, D3C; 16. D3A, amenazando

(1)

N. del E.-Sin embargo, 16.

con el avanee del peón 6R. Sin em­

... , TlCD no es satisfactorio, pues

bargo,

existe

comparado con la variante

de V. Smyslov, este camino propor-

la

continuación

17.

C6D+,

P x C ; 18. P x P + , D3R; 19. P7D+,

- 21

La defensa es

difícil para las

16. C X A, 1 7 . D x P4A,

ne­

gras. V. Smyslov supone que lo me­

PxC

jor es entregar la dama a cambio el alfil y el peón me­

de la torre,

diante la jugada 15 .. . ., P3AD, pero incluso en este caso las blancas s i ­ guen teniendo posibilidades, aunque el juego adquiere un carácter espe­ cialmente agudo. Podría parecer que los resultados que alcanzarían las blancas con las variantes expuestas serían demasia­ do modestos. Sin embargo, no con­ viene olvidar que en la posición ini­

Ahora, cuando las fuerzas

mate­

riales s e han igualado y las figuras blancas ocupan unas excelentes po­ siciones,

se puede esperar que las

negras sufrirán una rápida derrota, ya que debido a la sítuación del rey en el centro y al deficiente des­ arrollo de sus fuerzas no están en condiciones

de

una de­

organizar

fensa sólida.

cial antes de sacrificar el peón las blancas arrastraban ya un defecto fundamental: de dama

se encontraban sin des­

arrollar en sus puestos primitivos.

1 5 . C3T!,

D2C

La peligrosidad de la situación de las

negras

queda patente median­

te la variante: 17 . . . . , D3R; 18. TXP,

P3AD

DxD;

15 . ..., A6C es seguida de 16. T3D, y luego 17.

17 . . . . ,

las piezas del flanco

CxP.De esta manera,

19.

TXT+

ClA;

20.

TXC,

R2R; 21. T7A+, RlR ( s i 21. . . . , R3R; 22. TxP+, DxT; 24.

CxD+, RxC;

23. 25.

C4D+, R2D; TlD,

y

las

y a consecuencia de su grave error

blancas ganan fácilmente); 22. ASC,

en la jugada anterior, las negras s e

etcétera.

ven obligadas a entregar el peón, sin mejorar por esto s u posición en

1 8 . P6R,

lo más mínimo. RlD; 20. A5C+, P3A; 21. D4AR, T2C;

Las

blancas,

naturalmente,

pre­

22. C4D. Por supuesto, 16. . . . , Ax T

tenden abrir al máximo el juego, de

es falso, y buen ejemplo de ello fue

acuerdo con los principios del ata­

la partida Gipolis (U.R.S.S.) y Haag

que al rey en el centro, que hemos

(Hungría)

mencionado anteriormente.

en el Torneo Memorial

Doctor As ztalos 1964, que continuó 16.

...•

AXT; 17. CxP+, DxC; 18.

DxT+,

R2D;

19.

A5C,

AxC;

20.

1 8. . . . ,

P3A

DxA,

A4A;

21.

TlD+,

RIA;

22.

TlAD,

TlR;

23.

D8T+,

R2D;

24.

Las negras hacen lo posible por

TlD+, A3D; 25. D4R, T3R; 26. D5A,

evitar abrir las filas y las diagona­

P3A; 27. AXP, C4D; 28. PXA, D4T;

les, pero el ataque blanco continúa

29. A3A. Rinden.

intensificándose.

22 -

f>4C

19. T7D, 20. D X D,

que sólo ahora es cuando las ne­ gras han conseguido finalizar el des­ arrollo de sus fuerzas, pero esto ha sucedido una jugada después de la

Es la solución más sencilla. Las

rendición.

blancas intercambian sus damas, ya que precisamente la dama del con­

26. P3T,

trincante es la única pieza que pres­ ta una ayuda activa a la defensa. De nuevo llamamos la atención so­

Las negras abandonan.

bre esta circunstancia. Si 26. ..., AXA; 27. C7R+, y 28.

20. . . . ' 2 1 . C4D,

PA X E> TlA

C x T. Otras

continuaciones

serian

igualmente desafortunadas para las negras. En los tres ejemplos estudiados

Esta jugada rechaza la amenaza 22. ex P, pero tras la respuesta de

hemos comentado ampliamente los métodos de ataque. Los casos de

las blancas ya no hay posibilidad

posiciones tomados en la práctica

de defender al peón 3TD.

de

grandes

maestros

contemporá­

neos, que expondremos a continua.

22. A3R,

C3C

23. T X PT,

C4R

24. T7C,

A4A

25. C5AR,

0-0

ción, irán acompañados de su co­ rrespondiente análisis, pero ya no detendremos nuestra atención sobre los principios del ataque al rey en el centro, suponiendo que el lector está ya en condiciones de compro­ bar por si mismo en qué medida

A 25.

. . .•

Ax A debería seguir 26.

..., C6D+. Es interesante destacar

estos principios son adecuados para las posiciones más diversas.

- 23

ATAQUE NUM. 4

En todas las partidas que acaba­ mos

de

comentar

siempre

JOLMOV-KERES

era el

rey negro el que permanecía «atas­

(XXVI Campeonato de lo URSS, 1959)

cado» en el centro, pero aún no hemos puesto un solo ejemplo donde tal cosa ocurra con el rey blanco. ¿Es esto casual? Debe decirse que en la práctica s e da, por supuesto, tanto en un caso como el otro. Sin embargo,

es

conveniente

precisar

que este desagradable accidente le ocurre con mayor frecuencia a las negras que a las

blancas,

ya que

las blancas, que tienen derecho a la primera jugada, padecen en menor número las dificultades para el des­ arrollo de sus piezas en la apertu­ ra. Por

regla general, las

blancas

han de cometer un grave error para

El caballo blanco es atacado y se

que s u rey resulte detenido en el

tiene la impresión de que después

centro. Luego nos

detendremos

de s u huida las negras obtendrán

es tudiar

caso

otro.

tanto

un

como

a el

una buena posición. Sin una penetración más

embargo,

profunda en

- 25

los secretos de la posición permitió

de ventaja a la vez que una exce­

al gran maestro R. Jolmov organi­

lente posición); 15. e7A+, RlA; 16.

zar un fuerte ataque al rey negro,

exT, y no se puede capturar el

reteniéndole inteligentemente en el

caballo blanco a causa del mate.

centro.

El

ataque

de

las

blancas

produce una fuerte impresión, ade­ más por la razón de ser efectuado contra uno de los mejores ajedre­ cistas del mundo.

Variantes semejantes surgen des­ pués de la jugada 14. ... , A2D; 15.

eso. Es evidente que la superiori­ dad de las blancas en caso de 14.

. ... A3R; 15. ese, o 14. ..., A4A, 15. esD decidiría la lucha.

12. C6AD!,

Se debe precisar que 12. . .., D2A sería seguida por la misma jugada

Esta irrupción del caballo blanco

que la efectuada en la partida.

en el campamento enemigo de don­ de aparentemente cmo hay salida», requiere

un

cálculo

profundo

1 3 . C X PR!,

y

exacto. Mediante este inesperado sacrifi­

1 2 . . . .'

D2D

cio del caballo, las blancas consi­ guen su fin: retener al rey negro en el centro, precipitando sobre él un

Debe ser estudiada detenidamen­

peligroso ataque.

te la respuesta 12. ..., DxD, con el consiguiente juego contra el «intru­

1 3.

. . .'

RxC

so» caballo blanco. Tras 13. TxD, amenaza el mate, y las negras de­ ben jugar inmediatamente el alfil de dama: 13. ..., A2e, es seguida de

14. eso. Ejemplo: 14. ... , Axe (la paradójica respuesta 14 . ..., R2D es

Estudiemos otras soluciones inte­ resantes :

1)

13. . . . , Dxe; 14. e5D, DlD (en

caso de 14. ... , D2e; 15. e6A+, Axe;

desarticulada con 15. exP, con la

16. PxA+, A3R; 17. Axe, después

consigiúente 16. Ase. Si 14. .. ., RlA;

de lo cual las blancas tienen no

15. . . ., Axe conduce a la variante

sólo un peón de ventaja, sino una

principal, y 15 . . . . , TlAD; 16. e X PT,

considerable superioridad, que con­

proporciona a las blancas un peón

siste en que el rey enemigo ha que-

16 -

dado

detenido

en

el

centro,

por

inmediatamente

una

figura:

19.

cuya causa es difícil introducir en

TxT+ RxT; 20. TXA, PxT; 21.

el juego la torre lTR. Después po­

A7e, y 22. P7A); 18. D4e. Ahora las

dría continuarse, por ejemplo, con y el enroque

17. .. ., D2D; I8. D3A,

blancas amenazan con fortalecer su posición

mediante

la

simple

19.

largo se hace imposible a causa de

TDlD. A las negras, evidentemente,

I8. D8T+, R2A; 19. A4A+. O bien:

no les conviene tomar el peón 2CD,

I7.

...,

TlD;

18.

D4e,

R2D;

19.

ya

que

surgirían

las

jugadas 19.

TDlD+, RIA; 20. TXA!, PXT; 21.

TXA+, PxT; 20. DxP+, RlD; 21.

DxP+, y el peón «AR» decide fá­

TlD+, etc. En caso de 18. ..., D5D,

cilmente el final de la lucha); 15.

resulta

C6A+, Axe Ca 15. ..., R2R es me­

19. T4R. Por esta razón merece más

jor

atención la 18. . . ., 0-0-0, la cual

continuar

atacando

mediante

desagradable

la

respuesta

16. D3A, atentando a la torre. Es cu­

podría ser seguida de 19. A5e, DxP

rioso que en caso de 16. ese+, las

(pierde la calidad con I9. ..., D5D,

negras

tienen

una

sola

solución

a

causa

de

la

simple 20.

Dx D,

Tras 16.

Tx D; 21. A6A. A idéntico resultado

y si ahora 17.

se llega en caso de 20 . ... , D2e; 21.

..., DIAD sigue 18. e4e+, ganando.

D3A, A4D; 22. D6A, DlA; 23. Dx T +)

. ., RIA, se podría

20. D4TD!, y las blancas deben ga­

aceptable:

16.

.. .,

D3A, A3R; 17. A5e,

En el caso de I7.

.

RlR.

ganar la dama mediante 18. eXP+, Txe;

19. AXD, TXA,

ya que las

nar.

Ejemplo:

D6A+,

T2A;

20.

T2D;

21.

22. D8T+, R2D;

...,

23.

tres figuras ligeras no ayudan a las

TDlD+,

negras dada la mala posición de la

TDlD, TxT; 22. D6A+.

torre

en

la

casilla 7TR.

o

bien 20.

... ,

T3D;

21.

Además,

tras I7. ..., RlA, se llega al triunfo .

2)

13. .. ., DxD; I4. TxD, RxC

18.

(de otra forma las negras se que­

..., AxC; I9. AXD, TXA; 20. P6R,

darían sin el peón en una posición

mediante 18. C7D+. Ejemplo:

o bien IS. .. ., Dxe; 19. DxT+, DlR; 20.

DxD+,

RxD;

21. TlD, A2D;

22. T2R, etc.); 16. PXA+, A3R; 17.

deficiente); 15. A5e+, R3R (no tie­ ne aliciente para las negras 15. .. ., P3A; I6. PxP+, AxP; 17. e5D+,

A Xe, DXP (es desafortunado el fi·

etcétera); 16. T6D+, R4A (conduce

nal que surge a consecuencia de 17.

al mate la 16. ..., RxP; 17. T4D+,

..., DxD; 18. TDxD, ya que la to­

R3R; 18. TlR+ ); 17. P4AR, con la

rre 8TR TlD,

las

está «muerta». A blancas

salen

18. . . ., ganando

amenaza principal 18. Axe, AxA; 19. T6A+ +,

y la «secundaria» 18.

- 27

C2R. Las negras no tienen una de-

decisiva, 17. P6R, D2C;

fensa satisfactoria. Ejemplo: 17... .,

RlR; 19. D6A!

18. P7R+,

A3R; 18. C2R, R5R (la única jugada); 19. C3C+ R6R, y las blancas

1 7 . TD-lD,

A2e

dan mate de tres ( ! ) maneras dis­ t.intas. O bien 17 . ..., AxP; 18. T5D, Mejor hubiera sido

y las blancas deben ganar.

17. .. ., D2C,

pero también en este caso ganaban las blancas, continuando 18. P6R!,

AXA

14. A x e,

como lo demuestran las variantes

Para 14... ., DxD existe la jugada

siguientes: 1)

intermedia: 15. A5C +.

18. ..., AXP; 19. TXA, PxT;

20. CxP+, R2A; 21. T7D+.

1 5 . D3A,

A2eR

18. ..., P x P; 19. C4C+ !, R2A

2)

(en caso de 19. ..., R2R; 20. C6A+. Las blancas amenazaban no sólo

Si 19. ..., RlR sigue 20. TxP+. Fi­

con la captura de la torre 8TD, sino

nalmente, 19. ..., A5D; 20. TxA+,

principalmente 16. D6A+, capturan­

P X T;

do la torre del rey.

conduce a una posición muy per­

21.

D6A,

R2A;

22.

dida para las negras);

Es mejor que 16. D xT, A2C; 17. D3A;

18.

P3AR,

TlTD;

C5D+, DxC; 20. DxP, aunque tam­ rían ganar gracias a la superiori­ material y

a una

mejor

1 8 . D3eD,

19.

bién en este caso las blancas debe­ dad

Ahora

las

negras

pierden

la

dama.

po­

1 8 . . . .,

sición.

19. e x P, 16. ...,

20. D3C+,

P4R; 21. TXP, A2D; 22. TBR+!

16. eso + ,

DxP,

D5R +!,

RlD

A3AD Pxe

20. D X P7A,

En caso de 16. ..., RlA, constitu­ ye un bonito final de la lucha

28 -

la

Luego siguieron las jugadas: 20.

...,

AxPR;

TXA,

R2A;

21. TxD+, 23.

T7R,

AxT;

22.

TD-lD;

24.

Las negras

abandonan.

P4TD, P4CR; 25. DSD, TlR; 26. Tx P,

Esta partida fue galardonada en

PSCR; 27. PST, PxPTR; 28. PxP+,

el torneo con un premio especial

RxP; 29. TXA.

dedicado a la belleza.

- 29

ATAQUE NUM. 5

TOLUSH-BOTVINNIK

que apareció como consecuencia de

(XI Campeonato de lo URSS, 1939)

mer lugar, el rey blanco está en el

la síntesis de tres premisas. En pri­ centro. En segundo lugar, todas las figuras del flanco derecho perma­ necen aún en sus puestos primiti­ vos. En tercer lugar, la fuerza ac­ tiva de las negras (la dama, la to­ rre, el alfil y el caballo) están bien distribuidas y actúan con coordina­ ción. El hecho de que las blancas poseían dos peones de ventaja no me parecía grave, ya que uno de ellos podría diatamente

ser recuperado inme­ y el otro

difícilmente

representaba una compensación su­ ficiente a cambio de los defectos de las posiciones blancas que hemos mencionado. Repito que esta valoración surgió inmediatamente después de un re­ conocimiento a simple vista de las

Juegan las blancas

posiciones.

Me llamó la atención esta situa­ ción cuando me paseaba por el es­ cenario durante el torneo, e invo­

Veamos

ahora

de

qué

manera

transcurrió la lucha y analicemos las variantes fundamentales.

luntariamente tuve el pensamiento siguiente: las negras han entrado ya en la fase de medio juego, mientras que las blancas se esfuerzan formé

esta

impresión?

,

CXP

aún

por final z i ar su apertura. ¿Por qué me

9. . . .

Creo

Las negras han logrado concen­ trar tantas amenazas, que la cap-

- 31

tura del caballo es la única jugada

dría calificarse la situación origina­

posible

da en este caso?

para las blancas. En efec­

to, si 10. TlD, 10...., AxC; 11. PXA, C3AD, renovando las amenazas 12. ..., CXA, y 12...., CxPA.

Comparando esta situación con l a inicial, representada

en

el

diagra­

ma, no podemos hallar una notable

Tras 10. c x c, DxD+; 11. RxD,

mejora

en

T XC+, la superioridad de las ne­

fuerzas

blancas:

la

distribución el

flanco

de

las

de

rey

gras es evidente. Ejemplo: 12. RlR,

continúa inactivo. En

AxP; 13. T2A (a 13. A4A es buena

de las

la respuesta 13. ..., A X T; 14. Ax T,

inesperado golpe táctico del enemi­

negras, a

la

posición

consecuencia del

A6TD); 13. ..., A6TD, o bien 12. R2A,

go, se ha roto en parte la armonia:

ASA+; 13. R3C, T7D, etc.

la dama en 2D tíene una posición

De

esta manera, la primera im­

presión resultó correcta. Las blan­ cas

tíenen

peor posición. Sin em­

bargo, esta conclusión sería preci­ pitada si no previéramos una juga­ da, que fue precisamente la que hi­ cieron las blancas.

deficiente, ya que obstaculiza la sa­ lida del alfil. Pero este fácilmente

l o cual, en la presente situación, a nuestro

las

negras

tienen

de ventaja de las blancas. Estudie­ la

posible

continuación,

con

objeto de emitir una valoración más profunda y exacta: 12...., C3A; 13. D2A,

y

juicio,

buen juego, que compensa el peón mos

1 0 . A7A, ¡ Inei.r:ierada

defecto es

corregible. En vista de

hermosa

xespues­

ta! ¿No sería indicado realizar ur­ gentemente el replanteamiento de la valoración anterior? Ahora aclara­ remos este punto. La respuesta de las negras es forzada.

RIA

(amenazaba

14.

C6A+.

Por supuesto, no debe jugarse

13.

..., D4A a causa de 14. Cx P+ ); 14. C3A (las blancas han de continuar el desarrollo de sus piezas. Tras la 14. C3AD, AxC+; 15. PxA, DXT+; 16. DXD, TxD+; 17. RXT, A3R, las negras obtienen un excelente fi­ nal); 14 . ... , D4A. Ahora, si las blan­

10.

cas se deciden por el cambio de las

DxA

. ..,

negras, terminan su

1 1 . e x e,

desarrollo, al

tiempo que el peón 2CD estará ya atacado.

La situación se ha esclarecido. A 11. ..., D2D, las blancas responden

En caso de

15. P4R, 15.... , D4T,

el punto central 4D de las blancas

13.

resultará

C7A! A causa de lo cual las negras

Ejemplo:

no pueden hacer ni 12. . .., P3R, ni

P3R; 18. C3R, AxC; 19. AxA, D4R,

12. . .. , RlA. Sin embargo, aún tie­

etcétera. Claro está que esta varian­

nen en reserva la jugada 12...., C3A,

te

que rechaza la amenaza. ¿Cómo po·

la riqueza del juego que deben des-

con

12. TlD,

32 -

con la

amenaza

no

es

notablemente 16.

A2R,

debilitado.

ASC;

17.

obligatoria, pero

0-0,

ilustra

arrollar las negras en lucha por el

que las blancas poseen venu.jn en

peón. De

cuanto a calidad.

esta

manera, si las

ne­

gras hubiesen jugado 11 ...., D2D, nos veríamos obligados a modificar

13. 020,

sustancialmente la antes expresada valoración de la posición. Sin embargo, las negras poseen una respuesta más firme, que sub­ raya claramente el principal defec­ to de la posición blanca y que con­ firma la suposición de que Ja posi­ ción inicial de las blancas era peor.

11. ...

ría 14. . .., D4T+.

13 . . . .

no sólo eliminan la única pieza im­ portante de las blancas (su caballo central), sino que completan enér­ el

do imposible jugar 14. T2A a causa de 14. ..., A4A, y si 14. TlD, segui­

TXC!

,

Sacrificando la calidad, las negras

gicamente

De producirse 13. D4R, Ja.:; negras tomarían el peón: 13...., AxP, sien­

desarrollo

de

todos

sus efectivos para precipitarse so­

C3A

,

Ahora las blancas tienen ante si una dificil tarea. La siguiente juga­ da de las negras persiguen un ob­ jetivo evidente: introducir en la pe­ lea su torre, ocupando Ja abierta columna central.

bre el rey blanco, «atascado» en el

¿De qué modo prepararse mejor

centro. Es evidente que la defensa

para esta jugada? ¿Cómo compagi­

de las blancas va a ser difícil, ya

nar

que todo su flanco de rey perma­

amenazas de las negras con el des·

nece estacionario.

arrollo del propio flanco de rey?

la

defensa

de

las

crecientes

Las blancas no pueden resolver

12. OxT,

A3R

ahora este problema sin importan­ tes pérdidas materiales. Hay que te­ ner en cuenta que tras jugar la to­

El fin primordial de las negras en su primera etapa del ataque es una completa

movilización de sus

fuerzas. Por esta razón la captura del

peón 2CD sería errónea. Con­

cretamente, si 12. ... , Ax P, las blan­

rre a la casilla D las negras obli­ garán a la dama blanca a abando­ nar la diagonal lR-ST, lo cual ori­ ginaría a su vez la impetuosa entra­ da en juego de la dama negra por vía 4TD.

cas responden 13. T2A, con la con­

Para no perder el control del pun­

tinuación posible 13 . ..., D4T+; 14.

to STD, aparece como jugada más

D2D, o bien 13. ..., A3R; 14. D2D,

adecuada 14. A3D, pero tras 14....,

ganando tiempo para desarrollar el

TlD la amenaza 15. ..., A4A obliga­

flanco de rey. No hay que olvidar

ría a las blancas a retroceder con

- 33 UI

la

dama,

no

consiguiendo

su

ob­

jetivo.

creciente ataque, que pronto condu­ ciría al triunfo.

La siguiente jugada de las blan­ cas,

con

la

cual

no

contribuyen

ciertamente al desarrollo del flanco

1 6. . . . ,

T4D

de rey, no les proporciona, por otra parte, una defensa satisfactoria. Po­ siblemente, convenía haberse decidi­ do de una vez a «incrementar el material» y jugar

14. T3A. En este caso la jugada 14 . ..., TlD ya no es

peligrosa,

toda

vez

que existe la

lS. T3D. Y en el caso de 14 . . . . , A X T, lS. D X A, AXP; 16. C3A, las blancas veían renacer sus

Reforzando al máximo la posición

de todas sus piezas, las negras co­ mienzan «la siega». Pronto del flan­ co de la dama blanca sólo quedará el recuerdo.

respuesta

1 7 . C2R,

esperanzas de una buena defensa, ya que el ataque enemigo era elimi­ nado. Sin embargo, las negras no te­ nían porqué precipitarse para recu­ perar la calidad. Mucho mejor por­ venir le ofrece lS.

. . ., ese, aconse­

Contra

17. C3AR el plan ganador TXP. Ejemplo : 18. DlT, CSC; 19. C4D, e7A+; 20. C x C, T x e; 21. DlD, T X P. o bien 18. me, A X P; 19. DlT, ese, etc. es 17. . . .,

jada por M. Botvinnik.

17. 14. T l D,

TlD

1 5 . DlA,

D4T+

16. T2D,

• • •

I

1 8 . C3AD,

TXP Axe

Esta jugada es más fuerte que 18. .. ., T x e; 19. PxT, A X P ; 20. A3D.

En caso de 16. R2R, para eludir la posición desairada de la torre, las negras jugarían 16. .. ., D4C + ;

17. RlR (17. R3A es seguida de 1 7. .. ., TxT; 18. D x T, D x PC, amena­ zando ganar de n i mediato por vía

19. P X A, 20. D2C,

TXP T6T

D3A+. Además, las blan­

Habiendo conservado la torre, las

cas no pueden salvar su peón de

negras no sólo capturan el último

torre, después

peón del flanco de la dama blanca,

de 19. . . . ,

de

lo

cual las ne­

gras, poseyendo la igualdad mate­

sino que continúan su ataque.

rial y fuerte disposición de figuras, tendrían además un peligroso peón para promocionar);

17. . . ., T x T + ;

18. D x T, D x PC, con un fuerte y 34 -

2 1 . D5C,

D6A

22. D2C,

D4A

2 3. . . . , 24. T x A,

Ahora, después de llevar la dama negra

a

una

nueva

posición,

las

A X P!

blancas no tienen defensa posible contra la amenaza 23. ..., T x PT.

Esto conduce a nuevas pérdidas materiales, pero otras continuacio­

23. D l C,

A 23. D x P seguiría inmediata­ mente la decisiva 23. ... , D8A+; 24.

R2R (en caso de 24. TlD, 24. .. ., D6A+ , y a 25. T2D las negras res­ ponderían con 25. . . ., T x PT. Por otra parte, 25. R2R conducirla al mate tras 25. . . ., ASC+ ); 24. ..., ASA + ; 25. R3A, DXT; 26. AXA (no se puede tomar el caballo a causa de la 26. ..., A4D+ ); 26. ..., C4R + ;

27. R4R (en caso de 27. R3C, las ne­ gras tienen el golpe efectista 27. . . . , T x P + !); 27. .. ., D7A + ; 28. RXC, DxA, y el rey blanco cae en la red: 29. DSD, T4T!; 30. D X T, P3A+ + .

nes

son

igualmente

desfavorables

para las blancas.

24. 25. 26. 27.

. . ., T2D, A3D, A X T,

D4T + TST T x D+

Las negras poseen una superiori· dad suficiente para el triunfo. La parte técnica de la continuación la expondremos sin comentario : 27. ... ,

C4R; 28. R2R, D4C + ; 29. A3D, CxA; 30. T x C, P4TD; 31. TlD, DSA; 32. R3A, P4CD; 33. T7D, PSC; 34. T7T, PST; 35. T8D+, R2C; 36. T8·8TD, P6T; 37. P3C, DSC. Las blancas abandonan.

- 35

ATAQUE NUM. 6

CHIGORIN-SALVE (8.ª Partida del Torneo, 1906)

caso de 16. ... , D4A; 17. P4C, A4CD; 18. P4AD, y si 18. ... , A x P, las blan­ cas consiguen una posición venta­ josa mediante 19. D2C, DSD; 20. T x A+ ! , RlA; 21. D X D, TXD; 22. T X PC, y si 18. . . ., D X PC es asimis­

Juegan las blancas Mediante varias jugadas sencillas las blancas crean un fuerte ataque al rey.

mo desfavorable para las negras, la continuación simple 19. DSR, etcé­ tera. En caso de 16. . . . , D2A, sigue 17. C x P, T2D; 18. TlD, y el juego se reduce a la variante fundamen­ tal); 17. TDlD, D2A (a 17. ... , D4A, las blancas responden 18. P4C. Ejemplo : 18. . .. , A4CD; 19. P4A, D x PC; 20. DSR, con las amenazas 21. D X T+ + y 21. D8C+ , sin men­ cionar ya 21. T x T. O bien 19. . .. , A X P; 20. D2C); 18. e X P. Debido a no poder jugar 18. . .. , T x T a cau­ sa de 19. D xT, las negras no pue­ den evitar el intercambio de torres con la consiguente captura del al­ fil 7R, lo cual proporciona a las blancas dos peones de ventaja.

15. TR 1 R, 14. A x C!,

PxA Amenaza 16. CDx PA. Es mala 16.

A 14. ... , A X A podría seguir 15. CDx PA, P X C; 16. TRlR, T2D (en

. .. , PSAR; 17. CST. Ejemplo : 17. ... , A3D; 18. CSA, A2AD; 19. D4C, etc.

- 37

15.

D4A

. .. ,

Amenaza no sólo 21. DxP+, sino también 21. C5 X PR.

16. TD-10,

en caso de 17. ..., PxC, 18. P4CD.

16.

De otra manera las blancas se in­

P5A

. . .,

Axe P4TR

20 . . . . , 2 1 . O X A,

De nuevo amenaza 17. CDx PA, y

crustaban con su dama a la casilla 7CR, ganando un peón y continuan­

A 16. . .., AlAD las blancas ganan mediante la combinación 17. C R X PxC;

PA,

18.

TxD+, RxT;

D X A+,

D X D;

19.

do el ataque. A 21. ..., TID segui­ ría 22. D7C, TlA; 23. CxP6R!, AxC; 24. T X T, PAxT; 25. T X A+ !

20. CxPAD+, R3R;

22. C5A!,

21. CxT+.

1 7.C4R,

D4R

1 8 . D3A

D2A

A

las

rioso,

ya

que en este caso

la

no

les

captura

del

satisface peón

22.

C X P6A. Continúan su ataque victo­

Las negras rehusan hacer el roque,

blancas

bastante

en­

tam­

bién, a causa de la debilidad de los

amenazando

con

23. C7C + .

Ahora 2 2. ... , T X T; 23. T X T, PxC llevaría a

situación semejante

una

a la que resultó en la partida.

peones 5A y 3AD estarían en fran­ ca

inferioridad.

Ejemplo :

18.

. ..,

0-0; 19. C2R, P4AR (para salvar al peón); 20. C2D, A4C; 21. P4TR, A3T (después de 21. ..., AxP; 22. CxP, D3A;

23. C4A,

22. . . . ,

T4D

23. P4A!,

TXT

24. T X T,

PxC

las negras estarían

completamente «aprisionadas»); 22.

Las negras se ven obligadas a to­

C4AD, D4A; 23. P3CD, P4R; 24. T6D,

mar el caballo blanco, ya que no

A2C;

tienen

25. TRlD, etc.

otra

defensa

contra

25.

C7C+.

19. D5T,

A l AD

A 19. P4AD sería una fuerte res­ puesta 20. C5AR.

20. C5CR,

38 -

25. D7C,

TlA

26. T l R + ,

A3R

27. T X A + !, He aquí el sentido de la combi­ nación

de

las

blanca¡¡. Aunque la

posición se ha simplificado, el ata­

drian pasar a

que continúa a causa de la mala

mediante

situación

D x T + , etc.

del

rey

negro. Además,

29.

un

final de peones

D x P+ ,

RlD;

30.

las negras tienen seis ( ! ) débiles y aislados peones.

27.

29. D4D + I

. . .,

R2D

28. T6T,

D4T

Tras 28. ..., TlR las blancas po-

R1 R

Aún siguieron las jugadas 30. P3TR, P3A; 31. D X P4A, R2D; 32. T X PT, D x P ; 33. T7T+. Las negras abandonan.

- 39

ATAQUE NUM. 7

GROONFIELD-SPIELLMAN (Shopron, 1939)

La posición tiene un carácter ce­ rrado. Ambos alfiles negros tienen limitada su actividad por los peo­ nes. En esta situación, la única co­ lumna abierta no puede ser utiliza­ da para promover la actividad. Después de un atento estudio de la posición, se puede aventurar la tesis de que la superioridad de las negras en movilización de fuerzas no les ofrece posibilidades reales de tomar

la íniciativa y las blancas

conseguirán finalizar sin novedad su desarrollo, igualando así sus posi­ bilidades. Sin embargo, el maestro

R. Spiellman, uno de los máximos representantes del

Juegan las blancas

estilo combina-

tivo en el ajedrez, encuentra, a pesar de todo, un curiosísimo camino

Las negras tienen sus piezas per-

para valorizar su n i iciativa.

fectamente desarrolladas, mientras que las blancas necesitan aún dos jugadas para finalizar la moviliza­ ción de sus fuerzas. Dado que su rey se encuentra todavía en el cen­ tro, se impone la idea de organizar un ataque contra hacerlo?

él.

12. .

. .,

Hermosa

e

P4R! inesperada

jugada,

cuyo sentido aclararemos ahora.

Pero ¿cómo

1 3 . PA X P,

- 41

a

gada fuera refutada. Sin embargo,

ya

en la lucha sobre el tablero, cuan­

que de otra forma se hubiera abier­

do el tiempo para meditar está li­

Las blancas se capturar

al

ven

obligadas

«abnegado»

peón,

to el juego en el centro, cosa que

mitado a

convenía sólo a su enemigo.

jugada así casi siempre debe tener

18 jugadas a la hora, una

un efecto favorable.»

1 3 . . . .,

C X P!

De

esta

cita

se

deduce

que

el

propio R. Spiellman no está seguro En esta nueva jugada combinati­

de

la

corrección

de

su

sacrüicio

va está el quid del plan de las ne­

desde un punto de vista puramen­

gras. Nuevamente las blancas han

te

teórico. ¿Debe este hecho indu­

de aceptar el sacrificio, ya que de

cirnos a confusión. De ninguna ma­

lo contrario se quedan con las ma­

nera. He puesto este ejemplo inten­

nos vacías. Ejemplo : 14. A2R, C4A!,

cionadamente, ya que lo considero

manteniendo el ataque con equili­

de gran utilidad para los ajedrecis­

brio de material.

tas prácticos. No está de más recor­ dar que en nuestros días semejantes

P5D

14. P x c,

sacrificios

se

dan

con frecuencia,

por ejemplo, en las partidas del so­ Ahora las negras alcanzan el fin propuesto : abrir el juego. Todo el

bresaliente maestro

M. Tal.

No obstante, ¿es posible estable­

problema consiste en saber si está

cer la corrección de semejante sa­

o

crificio mediante un análisis o ha

no

justificada

agresión

ultranza.

política

de

Téngase

en

de ser totalmente excluida esta po­

cuenta que las negras han sacrifi­

sibilidad? En mi opinión, una mi­

cado

nuciosa

sin

a

esta

compensación visible un

caballo. Es

ción

interesante

destacar

R. Spiellman en su libro

que

La teoría

investigación

nos

permitiría

de en

la

posi­

bastante

medida aproximarnos a la verdad, pero para esta clase de análisis ha­

del sacrificio, incluye la cita siguien­

ría

te

ponemos al lector ejercitarse en el

que

escoge

de sus propios co­

falta

demasiadas páginas. Pro­

mentarios a esta partida, publica­

análisis del sacrificio de Spiellman,

das en una revista : «La utilidad de

lo cual sería de gran utilidad y ser­

sacrüicar al caballo no puede ser

viría de buena base para una va­

demostrada analíticamente e inclu­

loración objetiva de su plan.

so

es posible

que

en un

estudio

concienzudo de Ja partida esta ju-

42 -

15. C l D,

16.

En caso de retroceder con el ca­ ballo

a

...,

AXP

17. C2A,

la casilla 2R para las ne­

A4D

1 8 . D3TR,

gras no tiene sentido el dar jaque en 4TR, ya que después 16. P3C la dama no tendría un lugar adecua­ do para huir. Mejor seria

15. ...,

Tras 2CR,

haber

las

peón

al

defendido

blancas

tienen intención

AxP. Ejemplo : 16. P X P, A x P ; 17.

de jugar con el aliil a la casilla 3D

C X A, D X C. Las negras obtendrían

y

tan

esto, gracias a su pieza de ventaj a,

sólo

cambio

un

de

peón

de

ventaja

a

una figura, si bien el

hacer

el

enroque.

mantendrían

su

Después

de

Las

superioridad.

rey blanco quedaría retenido en el

blancas podían haber realizado su

centro por mucho tiempo y las ne­

plan, por ejemplo, después

gras

..., A X P ; 19. A3D, A3R; 20. D6T, A2C;

llevarían su ataque sobre él,

de 18.

introduciendo en la lucha todas sus

21. D4A y los tres peones negros no

fuerzas.

compensan suficientemente la figu­

Merece atención la 15. PxP. En este

caso

las negras

deberian re·

ra, ya que el rey blanco está fuera de peligro.

husar de dar jaque en 4TR y jugar simplemente

15.

. ..•

D2R

1 8 . . . ., 19. A2R,

D x P, ya que

15. .. ., DST+; 16. RlD, D X P, per· mitiria a las blancas resguardar al rey en un sitio

menos

peligroso :

Es

comprensible

17. D4T Csi inmediatamente 17. R2A,

las

entonces 17.

cuanto

...•

TDlA), 17. .. ., D x P ;

18. R2A, etc.

blancas

en

antes.

el

hacer Sin

empeño el

embargo,

nueva y brillante jugada

de

enroque una

del con­

trario demuestra que es imposible

1 5.

A x PR

. . .,

16. P4R,

de

todo

original

conseguirlo

y

las

que. Tampoco hubiera sido adecua­ do

Defensa

punto

blancas sucumben a un fuerte ata·

de

las blancas.

19.

A3D

a

causa

ASAR + ; 20. RlD, AxA;

de

19.

. .. ,

21. R X A,

Entregan su peón central con ob·

D5C + .

jeto de no permitir abrir la colum­

23. R2D, D x P y las negras tienen

Ejempl o :

22. R2A,

DST + ;

na de dama y limitar el papel del

tres peones a cambio de una figura

alfil SR, que se verá obstaculizado

más

por su propio peón.

pone que

el

ataque. la

R.

mejor

Spiellman defensa

es

su­ la

- 43

jugada 19. R l D para poder responder a 19. ..., A x P con 20. A4AD.

En

caso

de

23.

A4 AR;

23.

...,

TSR y las blancas están igualmen­ te atadas de pies y manos. Ejem­

19.

P6Df

. . .'

plo:

24.

D6A+; ¡Nuevo sacrificio que abre el juego

AJA,

26.

T x T+;

R2R,

2S.

TlR+;

R xT,

27. A3R,

D7A+. O bien, 24. AlD, TxT+; 2S. R x T, TlR+; 26. RlA, ASAD, etcé­

aún más!

tera. Dado que el alfil 2R no tiene

20. C X P,

buenas jugadas, las negras aumentan

En

caso

de

20.

DxP;

su

presión

mediante

24.

. ..,

TlR, o bien, 24. ..., ASAD. Las otras

20.

21. T l CR, A2CD y luego

soluciones de las blancas, a excep­

tas torres negras entran en la lu-

ción de 23. A4AR, son aún peores

cha,

y no proporcionan una de.fensa só­

Ax PCR;

actuando

sobre

las

abiertas

lida, lo cual se puede probar fácil-

columnas centrales.

mente.

20. . . . ,

TR-lR

2 1 . R lA,

23.

ASD

. .. '

24. D3CR, Renunciando amargamente al en­ roque. Tampoco 21. R l D era solu­ ción,

pues las negras

ganaban

la

calidad y el peón mediante 21. ..., A x PCD. Por supuesto

sería

da

de

21.

0-0

a

causa

Es desesperado para las blancas el plan 24. AJAR, ASA+; 2S. R l C , T x T+; 26. AXT, TlR.

suici­

21.

24. . . . ,

A4D +, ganando una figura.

2 1 . . . ., Sería

erróneo

A x PCD! 21.

...,

A6AD,

T5R!

25. P4TR, Estudiemos otras soluciones para ya

que después de 22. A x A, D x A + ;

las blancas :

a)

25. D3AR, T x A + ; 26. DXT

23. RlC, las blancas pueden contar

(en caso de la 26. D x D sigue 26.

a 23. ..., T6R, con 24. C4A.

..., T x T +) ; 26. .. . , A4A.

b) 22. T l R, 23. C2A,

44 -

D3A+

TXT;

2S. 27.

A3AR, AXT,

ASA+ ;

26.

RlC,

TlR;

28.

A2D,

A x e + ; 29. DXA, DST + .

e)

25. A3D, T5C+.

Esta jugada conduce rápidamen­

25. TlAD. Después de

d)

esta

te al final.

jugada, las negras no se hallan en una situación forzada y en caso de contestar

25

.

. , T4R deben alcan­ ..

28. DSC, 29. R X T,

que la torre 1TR está excluida del

30. R l D, 3 1 . Tl R,

juego.

32. A2R,

zar paulatinamente

el

triunfo,

ya

33. A X A, 25 . . . . ,

34. R2A,

TD l R

TxA+ o x c+ AxP A6AR + A6A DxA+ A XT

26. A5CD, Las blancas abandonan. Eludiendo la amenaza 26. con la consiguiente

27.

...

· · ·•

TxA

, A4AD.

l esta serie de ejemFinaizaremos plos de ataque al rey en el centro con dos típicos finales tomados de

26. . . . , 27. A X T,

T xT + T3Rt

las partidas

de

los más famosos

ajedrecistas del siglo xrx.

- 45

ATAQUE NUM. 8

Las negras se ven obligadas a co­

MORPHY-AFICIONADO

laborar con su sensible rey a la de­

(Nuevo Orleóns, 1858)

fensa si quieren conservar la pie­

Partido jugado en uno sesión de juego simultáneo

o

ciegos

en

seis

tableros.

za de ventaja. Nos asalta la duda de si tal vez seria mejor no obsti­ narse en conservar esta superiori­ dad material. El posterior desarro­ llo de los acontecimientos nos dará una

respuesta

afirmativa

a

esta

interrogante. Sin embargo, un aná­ lisis demuestra que, aun con otras respuestas, la situación de las ne­ gras seguiría siendo insostenible. Estudiemos algunas variantes: 1) 10.

9. . .. ,

una 11.

.

..,

Rl R; 10. A X e, TlA (si

e4R, las blancas obtienen

excelente

posición

D5T+, e3e;

12.

mediante

TlR.

Después

de 10. . . ., D3D; 11. D7A+, las blan­ cas conservarían un peón de ven­ taja.

Juegan las blancas

retenido

el

rey

enemigo

en

el centro y organizan contra él un demoledor ataque directo.

P X A;

12. D x P + , A2D;

I

RXC R3R

A5e);

RlD;

11.

12.

Axe+,

13. D4A y

por el peón perdido. 2) 11.

9

.

. . . , A3A;

AxA+

tendría ya

8. C x PA!, 9. D3A+

13.

. .. ,

A3A;

las negras no tienen compensación

Sacrificando un peón, las blancas han

11.

Ejemplo :

D x P,

que

(en

sentido tras

10.

A x e + , A3R;

esta situación capturar

11.

A XC,

no

al peón, P X A;

12.

D x P, las negras obtienen un buen desarrollo y dos fuertes alfiles); 11.

- 47

... , R x A. Ahora es adecuada la sen­

Se da por sabida la imposibili­

cilJa y a la vez efectiva jugada 12.

dad de capturar al alfil a causa de

A4A. El rey negro tiene una posi­

17. D x P + + .

ción desfavorable en el centro y le es difícil ponerse a cubierto. Ejem­ plo: 12. . . ., R2A; 13. D3C+, o bien, 12.

.

. ., R2D; 13. D3TR + .

Las negras tienen una

torre

de

ventaja, pero su rey ba caído en la trampa. Todo esto es bastante ló­ gico, si tenemos en cuenta que to­ das

10. C3A!

las

piezas

negras

tienen

una

presencia puramente formal, mien­ tras que en el sector principal de

Con ayuda de los sacrificios, el ataque de las blancas se desarro­ lla

la lucha las blancas tienen una su­ perioridad aplastante.

forzada e impetuosamente. La

Ahora «la principal» amenaza de

clave es siempre mantener al rey

las blancas es 17. D x P + , R x A ; 18.

negro en el centro del tablero.

T5R+,

R3D;

D5A+ + ,

10.

D4R+,

PxC

. . .,

caso

C4R

1 1. TlR+,

19.

D5A,

Amena za

R4A;

de

18.

R2D;

20.

también

18.

P4C+,

.. .,

R3C;

R4C; 19.

17. (en

D4D+,

R3T; 20. D4A +, P4C; 21. D6A + + . También 18. . . ., R3D es seguida de

No es düicil ver que todas las respuestas de las negras son obli­ gadas.

19. D5R+, R2D; P4T+ , mate.

RxP; Un

p o ner

plan

en

20. D6R+ + );

20.

TlT+,

análogo

práctica

19.

dando se

puede

mediante

17.

D3D+, R5A; 18. P4CD, etc.

12. A4A,

A3A 1 6. . . . ,

TlR

No obstante, aquí existió una al­ ternativa en la variente siguiente : 12. . . ., P3A; 13. T x C+ , R2D (13. . . . . R2A sería

seguida

de

14. A x C + ,

Estudiemos otras variantes posi­ bles :

P x A ; 15. T x A + , ganando la dama o

un

ataque

i m p a r a b le);

14.

T x C + , P x T ; 15. D x P + , RlR; 16. D7A + , R2D; 17. A5C+ + .

2. (o

1 3 . A X CR,

AxA

14. T X A,

RxT

15. T l R + , 16. A X C,

48 -

R5D

16. .. ., P3A; 17. D3R+, R x A ;

l.

18. D5R+, R5A; 19. T4R+ . 16.

... ,

bien

17.

R3D;

D3A; ....

19. A4A+);

17. R4R;

TlD+, 18.

R4A

D4R+,

18. D3R+, R4C;

19. P4T+ , R X P; 20. D4R+, etc. 3.

16.

.. .,

D4C;

18. P4C+ , R x P ;

17. D3D+, R4A; 19. D4D + .

4.

16.

.. , D3D; 17. P4CD. D x P; .

18. T4R + , R4A;

19. D3R + .

17. D3D+ I

R4A

1 8 . P4C + ,

RxP

19. D4D+ I

Y las blancas dan mate en varias jugadas.

La posición con la cual hemos co­ menzado este análisis se originó después del error cometido por las negras en la defensa de los dos ca­ ballos. No obstante, la refutación de la variante elegida por las ne­ gras produce una impresión colo­ sal. Se debe tener en cuenta que esta partida se jugó hace más de cien años, durante una sesión de juego simultáneo ¡sin mirar al ta­

blero!

- 49 JV

ATAQUE NUM.

STEINITZ-BARDELEBEN

9

A3 x A

1 1 . A x e!

( Hostings, 1895) No se debe capturar al alfil de 5CR, ya que tras 11 . ... , A x A ; 12. A x A, P x A; 13. D3C, las negras no pueden defender suficientemente al peón 6R;

13. . . . , C x P es seguida

de 14. c x c, D x C; 15. D5C + , ga­ nando una pieza.

Dxc

12. C x A,

Nuevamente, tras Ja captura del alfil

5CR,

peón:

12.

las

negras

pierden

. . .,

A xA;

13.

un

C x P+ ,

D x C; 14. C x A .

Juegan las blancas

CxA

13. A X A, A primera vista, la posición de las

negras puede

parecer

14. T l R,

segura.

Pero mediante una serie de inter­ cambios las blancas logran retener firmemente en el centro al rey ene­ migo, y luego organizan un ataque

Maniatando

así

al

caballo,

las

blancas retienen al rey enemigo en una zona peligrosa;

el centro del

tablero.

acompañado de diversas combina­ ciones de efecto.

14. . .. ,

P3AR - 51

Las negras preparan la salida de

hacerla'? Responder a esta pregun­

su rey a la casilla 2AR. No están en

ta

sólo

condiciones

K.

Bardeleben. Nosotros nos

de

asegurar

el

enro­

que, ya que a 14. ..., D3D las blan­ cas responderían con 15. D2R. En caso

de

14. ... , TlD

persiguiendo

15. ..., T2D, es buena también 15. D2R.

Ejemplo :

C5R,

T3D;

e4A!

TxD;

15.

17.

... ,

T2D;

C6e!,

T3R;

19. e x D , ganando la 14. ..., TlD

calidad. Además, a

es

posible responder con la simple 15. D4T+, ganando un peón.

hacerlo

el

propio ocu­

paremos de analizar las variantes que surgen después de

16. ..., R2A,

con objeto de valorar correctamen­ te esta jugada.

16. 18.

podría

En caso de 17. D4R, las negras ocupan con el caballo el importan­ te punto central 5D, y a las blancas les resulta difícil desarrollar la ini· ciativa. Es peor para las negras 17. ...,

D2D

1 5 . D2R,

P3A, ya que tras la 18. D4A surgen las

amen aza s

19. esR+ y 19.

ese+. La dama negra debe no sólo pro­ teger al caballo, sino también res­ guardar la casilla 50, obstaculizan­ do su ocupación por el oponente.

El final originado después de 17. D x e, D x D ; 18. T x D + , R x T ; 19. T x P + es, lución

en

apariencia,

bastante

una so­

favorable

a

las

blancas, pero un estudio más pro­

16. TD l A

fundo de la posición nos defrauda. Ejemplo:

La

segunda

torre

ocupa asimis­

mo una importante linea.

T x PeD, TDleD (también es posi­ ble

P3A

1 6. . . . ,

19. .. . , R3D; 20. T X PeR,

TDlAR; 21. P3CR, T2AD. o bien, 20.

20. ... ,

TDlAD

con

la

guiente 21. .. ., T2A), pero

subsi­ las ne­

gras juegan con más dureza, ¡ a ga­ nar!, 2 1 . T x PeR (en caso de inter­

La

tarea

primordial

de las ne­

gras es llevar al rey a un lugar se­ guro

y establecer

la coordinación

entre las dos torres. Por esta ra­ zón

se

impone

la

jugada

16. .. .,

R2A. ¿Por qué las negras rehusan

52 -

cambiar las torres, la final estaría perdida para las blancas), 2 1. T

...,

x P y las negras ganan el peón

2TD, después de lo cual su peón ex­ tremo iniciará una impetuosa pro­ moción a dama.

En

resumen, nuestra conclusión

amenaza 23. T7D. Ejemplo : 22. . . . ,

es: En el final no son las negras,

TlD;

sino las blancas (aunque suene pa­

nando. Por otra parte, 19. T5A! es

radójicamente) las que han de pen­

más fuerte que 19. D x P, después

sar en salvarse.

23.

TlD,

TlR;

24. P3TR, ga­

de lo cual las negras juegan 19 . . . .,

De esta manera, tras 16. . . ., R2A,

TlAD, con

la

intención

de

conti­

no es fácil continuar P.l ataque. Se

nuar con 20. . . ., P3A, y las blancas

puede

tendrían

proponer

17.

C5R +,

P xC;

que

esforzarse

aumentar

18. P x P. Las blancas obtienen sólo

para

un peón a cambio del caballo sa­

un punto

crificado, pero el rey negro se en­

blancas no les conviene «resucitar»

de

su

mucho

presión.

vista

Desde

general,

a

las

cuentra en una situación peligrosa

a la torre 8TD, excluida del juego,

y no es fácil para las negras orga­

si esto no les reporta una clara su­

nizar

perioridad.

su

defensa.

Sin

embargo,

Después

de

19.

T5A!,

tras 18. . . ., D3R surge una posibi­

las blancas amenazan con hacer 20.

lidad de defenderse.

D x P, ya que a 20. . . ., TlAD segui­

Mejor que nada, en respuesta a 16. .. ., R2A, es atacar mediante 17. C5C+.

PXC

aceptar el mitir

la

(las

negras

han

de

sacrificio para no per­

intrusión

del

caballo

en

6R); 18. D3A+, RlR (está visto que no es posible cubrirse con la dama

ría

la

fuerte

respuesta

T5D!

21.

En caso de 19 . . . . , P3A; 20. T X P5C y el ataque de las blancas, en el cual participan todas sus piezas, se incrementa. Esto es comprensible, ya que la torre 8TD no puede lle­ gar rápidamente en auxilio de las restantes figuras.

a causa de 19. T x C + ). Tras 18 . . . . , C4A; 19. P4CR, la situación de las blancas

mejoraría.

mente

en esta

tienen

las

P er o

variante

negras

1 7 . P5D!,

precisa­

es

donde

excelentes posi·

Magnifico sacrificio del peón que

bilidades de salvarse. Retrocedien­

deja abierta la segunda columna

do con el rey a 3CR, pierden n i me­

despeja la casilla central 4D para

diatamente, de efecto : 18 . . . . , RlC;

y

jugada

el caballo, desde donde éste ame­

caso de

nazará con introducirse en el cam­

19. D x P, son posibles

pamento enemigo. Si las negras re­

después 19.

de

la

T x P!. En

dos variantes. A

19.

. . ., TlAR, las

chazan

este sacrificio, después de

blancas siguen con 20. T x P, D x P;

18. P x P, las blancas podrán

21. D3C + ,

rar

C4D;

22. TlAR, con la

en

el

centro

sobre

ope­

columnas

- 53

abiertas, material.

conservando Esto,

la

igualdad

naturalmente,

les

R2A

19. e6R,

TRlAD

T6R+ );

25.

C6R+,

RlC;

26.

Estudiando las variantes expues­

PXP

1 8 . e4D,

25.

D4AR+, T2A; 27. C x T, etc.

proporcionará un fuerte ataque.

1 7. . . . ,

R2A (pierde 24. ... , T4A a causa de

tas, se llega a la conclusión de que todo

está acabado.

Sin

embargo,

las negras aún encuentran una sa­ lida ingeniosa.

Las negras se defienden de la in· trusión de la torre en 7AD. Si 19.

22. . . . ,

RlA!

. . ., C3A; 20. C5A. Ejemplo: 20. . .. , DlA (O bien, 20. ..., D4A; 21. C X P); Las blancas no tienen «escotilla

21. D5T + , etc.

de respiración» y por ello no pue­ den capturar la dama. Al mismo

P3eR

20. D4e,

tiempo,

todas

sus

figuras

se

en­

cuentran amenazadas. Y a pesar de No existe otra defensa, ya que a

todo, la combinación de las blan­

20. . . . , C3C seguiría la decisiva 21.

cas es correcta. V. Steinitz calculó

C5CR+. En caso de 20. . . . . T X T, se

con exactitud todo hasta el final.

daría mate en dos jugadas.

23. T7A + !,

Rle

R1 R

2 1 . ese + ,

Sigue sin poderse tomar la torre Ahora sigue una brillante combi·

a causa de 24. T x T + .

nación de catorce jugadas.

24. T7e+ !,

22. T X e + !,

RlT!

Es evidente que 24. . . . , RlA pier­ Si 22. . . ., D x T, las blancas ganan simplemente caso

de

con

22.

TlR+, R3D

23.

TxT+.

En

de inmediatamente a causa de 25.

CxP+.

R x T s i g u e 23. (la

23.

. . . , RlD;

24.

C6R+, R2R; 25. C5A + lleva a la

25. T X P + !

Rle

pérdida de la dama); 24. D4CD+ ,

26. T7C + !,

RlT

54 -

Capturando al peón 7TR, las blan­

La retirada del rey a la casJlla

cas consiguen abrir la columna TR,

SR hubiera acortado la partida en

en la cual la dama asesta ahora el

una jugada, según demuestra el

golpe decisivo.

desarrollo posterior.

27. D4T + ,

RXT

3 1 . D8C + , 32. D7A + ,

R2R RlD

28. D7T + ,

RlA

3 3 . D8A + ,

DlR

29. D 8 T + ,

R2R

R2D

30. D7C + ,

RlR

34. C7A + , 35. D6D+ + .

- 55

ATAQUE NUM. 1 0

Al

principio del anterior capítulo

Dado

que

ahora

juegan

las

ne·

hemos dicho que no siempre el rey

gras,

situado en el centro tiene una po­

bas partes están desarrolladas por

sición

igual. Pero las negras tienen al rey

esta caso,

desfavorable. cuestión poniendo

y

Volvamos

estudiemos

en

claro

a

se

puede considerar que am­

este

en el centro y si siempre hubiéra­

cir·

mos considerado este hecho como

sus

cunstancias más caracteristicas.

un defecto grave, entonces, natural­ mente habríamos pensado en el en­ roque. El enroque corto no se pue­

KMOCH-ALEKHINE (Viena, 1922)

de hacer, ya que el peón 4TR se encuentra amenazado. Por ello ca­ bría pensar en jugar la dama a la casilla 2R, con objeto de hacer lue­ go el enroque largo. Pero en este caso.

las

blancas

comenzarían

un

ataque al flanco de la dama ame­ nazando el peón CD, para dejar al descubierto al rey negro. Vemos.

pues.

que

dad del enroque do así,

un

camino

¿para

en

falso.

necesi­ toma­

Siendo

ha­

cer el enroque? En el centro,

las

tienen

apresurarse

esto

a

negras

qué

la

habríamos

una

buena

barrera

de peones. que excluye la posibili· dad de abrir el juego. Y si la posi­ ción tiene un carácter cerrado no hay

duda

que

será

muy

diiicll

crear amenazas al rey. situado en

Juegan las negras

el centro.

- 57

Ciertamente, sin hacer el enroque

P X P con 14. PCxP. Sin embargo,

será difícil utilizar activamente la

el debilitamiento de la posición de

torre de dama en el flanco de rey.

peones que protegen al rey, se deja

Pero, en este caso, tampoco la to·

sentir aún más por la circunstan­

rre blanca de dama participará en

cia de que el ataque es llevado por

el juego, si las negras comienzan

un maestro de la categoría del in·

su ataque en el otro flanco.

superado A. Alekhine.

Razonando

de

esta

forma,

se

1 3. . . . ,

llega a la conclusión de que las ne­

C3Af

gras pueden comenzar su actividad, a pesar de Ja posición del propio rey en el centro.

columnas

las

12

.

. . .,

PST, las blan·

En caso de 13.

cas obstaculizarían la apertura de con

la

jugada

14.

P4C. Ahora, desde luego, 14. P x P

P4CR!

es desfavorable a causa de 14. . . . , ese. Ahora, claro está, a las blancas no les conviene tomar el peón STR,

14. A2C,

ya que después de 13 . . . . , P x P; 14. P x P sigue 14.

. . . , DST. Asimismo

es desfavorable 13. P x P, que deja

Mejor hubiera sido 14. C4A, ya

abierta al ataque de las negras la

que

columna CR. A. Alekhine considera

abrir la posición del rey.

ahora

las

negras

consiguen

como mejor solución para las blan­ cas

13.

PxP

,

también

en

1 4. .

tras la sencilla 13.

. .. ,

1 5 . PR X P,

C4A,

este caso,

aunque

. .

P x P; 14. P x P, C3A, las negras con· siguen una

mejor posición :

han

abierto la columna CR y las blan­ cas

tienen

un

peón

débil

en

el

A 15. PC x P seguiría 15. . .. , C4D, atacando dos peones a la vez.

centro.

15

.

. . .,

P5T

16. D3C,

1 3. P3C,

Si 16. P4CR sigue 16. . . ., TlCR; Las blancas han hecho esta juga­ da para poder contestar a 13 . . . . ,

58

17.

P3TR, C4D,

4AR.

ganando

el peón

1 6.

. . •/

1 7. P X P,

1 8 . C4A, 19. Tl R,

PxP C4D

e x PAt

Podía haberse abandonado la reLa columna descubierta TR tie­

sistencia.

ne un efecto inmediato : ya no hay defensa satisfactoria contra la ame­ naza

de

sacrificar

una figura

en

, 1 9. 20. P5D, . . .

D4C C6D!

5AR, con la consiguiente irrupción de la dama a STR.

Las blancas abandonan.

- 59

ATAQUE NUM. 1 1

KOTOV-KERES

mar al paso, lo cual no es deseable, ya que el peón 5R obstaculiza no·

( Budopest, 1950)

tablemente a las negras. Razonan· do de esta formn, se puede llegar a Ja conclusión de que las negras están mejor situadas, pero tal con­ clusión

seria

errónea.

Si

penetra­

mos más profundamente en la si· tuación,

no

es

demasiado

difícil

comprender que no es posible crear amenazas

al

rey

blanco.

Tras

la

fuerte barrera de peones, éste se encuentra seguro. La posición de la dama blanca en 4TD no es cierta­ mente una suerte. Pero si además se tiene en cuenta que la cobertura de peones del rey negro está debili· tada, se puede intentar hallar una coordinación de acción entre las pie· zas blancas dirigidas hacia el flan­ co de rey enemigo. Queda tan sólo integrar a la dama, con vislas a su

Juegan las blancas

participación en la «tarea común» Las negras han concluido la mo·

con el caballo 3TR, que se encuen­

vilización de sus fuerzas, y median­

tra situado en forma irregular. De·

te

be prestarse atención a la circuns­

su

última

jugada,

avance

del

peón 2D a 4D. atacan al débil peón

tancia de

enemigo. Las blancas tienen al rey

están distraídas del centro de gra·

que

dos figuras negras

en el centro y la dama y el caballo

vedad y Ja tercera aún permanece

en una posición aparentemente des­

«atada». El

favorable.

al

siblemente, razonó de una manera

peón 4AD, y al parecer deberían to-

distinta, pues encontró un camino

No pueden

defender

maestro

A. Kotov, po­

- 61

brillante y concreto que le propor­

«desata» a su caballo para utilizar­

cionó un fuerte ataque al rey y que

lo en la defensa, pero el oponente

determinó

rebate esta maniobra.

la

superioridad

de

las

blancas. Esta clase de juego sólo es posible como resultado de

un

pro­

fundo conocimiento de la posición

15. DZA

C3C

y una lúcida comprensión de los postulados generales de la teoría, aplicada a una determinada y con­ creta situación.

Sería peor 15. . . . , C4A, a la cual se puede responder no sólo con 16. P4CR, sino con la simple 16. A2AR con la amenaza de 17. P4C.

14. A l C!, 16. C4A!, Pocas posiciones pueden hallarse donde

semejantes

jugadas

sean

puestas entre admiraciones. Pero en este caso la jugada realizada es de gran calidad. Las blancas se pro­ ponen jugar la dama a la casilla 2AD, amenazando con dar mate. Su pieza

más

potente

revive,

como

«despertándose» del letargo. ¿Qué pueden hacer las negras? En

Recuerden ¿Cabía

la

pensar

posición entonces

inicial.

que,

tan

sólo tres jugadas después, todas las piezas ligeras junto con la dama iban a actuar coordinadamente? En seguida se nota que las blancas son dirigidas por la mano de un gran ajedrecista.

caso de 14. ..., A X P; 15. D2A, P3C; 16. D2D, R2T; 17. A6A. Si ahora 17. . . ., C6C, sigue 18. ese+, P x C; 19.

1 6. . . . ,

PxA

DXP, o bien 18. . .. , RlC; 19. D4A, C:XT; 20. D4T, P4T; 21. D X P!, P x D ;

Tampoco otras soluciones pueden

22. A7T+ + . En caso de 1 4. ..., P3AR

ya corregir la situación de las ne-

es posible responder con la simple

gras. Ejemplo: 16 . . . . , DlR; 17. C5T,

15. C4A, lo cual es favorable a las

D3A (en caso de 17 . . . . , P4AR; 18.

blancas. El intento de «desatar» al

P X Pap, PxA; 19. PxP, P X P+ ; 20.

caballo 2R mediante 14. ... , DlR, no

R2A. O bien 19 . . . ., R2T; 20. R2A, y

conduce a nada útil: 15. D2A, C3C

las negras están indefensas. La to­

(en caso de 15 . . . . , C5A, 16. P4C); 16.

rre blanca entrará en juego de for­

P X P, PxP; 17. C4A, etc.

ma decisiva en la columna R); 18. PxP, PxP; 19. A3C, y el ataque de

1 4. . . .

,

P4CR

las blancas tras P4TR y P4A será muy fuerte. El rey blanco sigue es­ tando a cubierto. En caso de ne­

Al precio de un mayor debilita­ miento del flanco de rey, P. Keres

cesidad lla 2AR.

podrían

pasar

a

la

casi­

1 1 . e x e,

25. T X P,

TlR

1 8. C8Tf, El frente está roto. Ahora sigue

Otra hermosa jugada que refuer­

una corta «agonía».

za el ataque. Ahora no sólo es la

R2D

dama blanca la que irrumpe en el

25.

campamento enemigo, sino que tam­

26. OSA+ I

R3A

27. D6A+ I

R2D

28. P6R + ,

R3A

bién el caballo toma parte directa en la creación de amenazas deci­ sivas.

1 8. . .

•I

19. D7T + I 20. P4A!,

T2R R 1A

0

bien

28.

. . .,

R3D;

29. T X T,

Las blancas llevan a cabo el ata· que con gran codicia. Preparan la ruptura en el frente 5AR, para in· troducir en la lucha la torre sobre la columna del alfil de rey. Las ne­

29. T X T,

D x T; 30. C7A+ .

DxC

30. T X P + , Combinación definitiva, que cons­ tituye un digno epílogo de este ata­ que ejemplarmente llevado.

gras no pueden huir con el rey al flanco de la dama a través de l R :

R4C

30. . . . ,

20. . . . , RlR; 21. C X P, T X C ; 22. A6C, D2R; 23. PSAR, y las blancas no en· cuentran defensa.

A 30. . . ., R x T seguiría 31. D7R+, RlAD (en caso de 31. . . ., R3A; 32. D7D+ + ); 32. TlA, etc.

20. . . . ,

CxP

2 1 . P5A!,

PXP

22. 0-0,

3 1 . D7R,

P4TD

32. 070 + ,

El fin perseguido por las blancas ha sido alcanzado. La torre comien­ za acciones decisivas sobre la co­ lumna abierta.

R3T

33. T l CD, Las negras abandonan. Los dos ejemplos estudiados de­ ben servir en cierta medida para

22. . . . ,

AlA

23. A x P,

AxA

24. T X A,

RlR

obtener una correcta valoración de la posición del rey en el centro. He· mos destacado ya en ocasiones an­ teriores, y volvemos a repetirlo aho-

- 63

Ta, que en la mayoría de los casos

Todo ajedrecista que busque su

prácticos la posición del rey en el

perfeccionamiento debe aprender a

centro es desfavorable, ya que exis·

determinar correctamente el carác·

te la posibilidad de abrir ventaja·

ter de la lucha, sopesar exactamen­

samente el juego y crear un ata·

te los pros y los contras de la po·

que al rey. Nos hemos convencido

sición con objeto de llegar a una

de esto a través de muchos ejem·

conclusión

plos. Sin embargo, no se debe so·

mala la posición del rey en el cen·

correcta. ¿Es buena o

brevalorar los defectos de la posi·

tro? Además de un detenido estu­

ción del rey en el centro. Si esta

dio de ambos principios, hay que

posición tiene un carácter cerrado,

hacer, naturalmente, la mayor can·

con frecuencia el rey está bien si·

tidad posible de análisis de casos

tuado.

prácticos.

64 -

CAPITULO SEGUNDO

V

ATAQUE AL REY CON ENROQUES DEL MISMO SIGNO

Ante todo intentaremos resolver

de que el fin último de las partes

Ja importantísima cuestión siguien­

contendientes es el dar mate al rey

te:

enemigo, el ataque de este último

¿Es posible,

en principio,

un

victorioso ataque al enroque si los

debe tener un firme fundamento en

peones que protegen al rey forman

forma de debilidades concretas en

una posición suficientemente fuer­

el territorio de su posición.

te, sin puntos débiles ni defectos? Es interesante destacar que cuan­

Resulta que la respuesta negativa de

los

ajedrecistas

medios

a

mi

do yo me dirigia con esta pregunta

pregunta coincide con lo que pres­

a ajedrecistas de categorías inter­

cribe el manual.

res­

Sin embargo, esta deducción no

puesta negativa. Me decían que, lle­

es cierta. Incluso la barrera más

medias,

recibía

a

veces una

vando el ataque a una fuerte posi­

fuerte de peones no representa una

ción del rey no se consigue nada y

defensa segura del rey.

sólo se puede uno «romper la ca­ beza contra la pared». También

he

tenido

Imaginemos que nuestras piezas están bien concentradas contra el

ocasión

de

flanco de rey enemigo, cuyas fuer­

leer en un manual de ajedrez lo si­

zas tienen una disposición desfavo­

guiente :

rable, sin la necesaria coordinación,

«Existen

casos

positivos

cuando es posible crear o descubrir

o bien, pongamos por caso, están

puntos débiles precisamente en el

distraídas en el otro flanco. Sien­

lugar donde se encuentra el rey. En­

do esto así nuestra ventaja será no­

tonces, naturalmente, la lucha ad­

table en la disposición de las figu­

quiere

un

carácter

especialmente

agudo y se convierte en un directo

ras en el flanco de rey y podemos sin miedo comenzar el ataque.

ataque al rey. De esta forma, y a

Todo esto lo demostraremos ana­

pesar de que el rey es el objetivo

lizando ejemplos prácticos. Damos

más codiciado de atacarse, a pesar

por descontado que si en la posi-

- 67

c1on del rey existen puntos débiles

son utilizados en el avance? ¿Esta

o pueden ser provocados imnedia·

participación de los peones en el

tamente, el ataque se desarrolla con

ataque con enroques del mismo sig­

más sencillez, más fácilmente y con

no es determinada por circunstan·

mayor ímpetu. Pero todo esto no

cias fortuitas o peculiaridades de

excluye en absoluto la posibilidad

orden secundario de la posición, o

de una fulgurante derrota de las

por el contrario, cada vez existe una

más sólidas fortificaciones del rey

sustancial razón estratégica que de­ termina la forma de ataque?

enemigo. Cuando ambos reyes, después de hecho el enroque, se encuentran en un mismo flanco, el ataque al rey puede ser llevado con la única par· ticipación de las figuras, o bien con la ayuda de los peones. De esta for­ ma el papel de los peones en el ata· que

inmediato

al

rey

puede

ser

completamente diferente. En los po· los extremos están el ataque de figu­ ras y un avance general de peones.

pregunta

debemos

A

esta

responder afir­

mativamente. El carácter del ataque se deduce de la propia naturaleza de la posición y está determinado por sólidas premisas. Por ahora ha­ cemos esta deducción a modo de «anticipo», pero se comprende que en análisis posteriores

de posicio·

nes concretas, tomadas de la prác­ tica,

habremos

de

fundamentarla

debidamente.

Se impone la pregunta: ¿En qué

Pasemos ahora al análisis, y en

casos el ataque se puede llevar sin

su transcurso haremos útiles gene­

ayuda de los peones y cuándo éstos

ralizaciones y deducciones.

68 -

ATAQUE NUM. 1 2

1 9•

ALATORZEV-BOLESLAVSKY

A6T

. . .,

20. P4A,

( X V I I I Campeonato de lo URSS, 1950)

¿Qué jugada habría continuado a la retirada de la torre? En caso de 20. TRlR, 20. . . . , T x P!, y la torre no puede ser capturada a causa del mate. Sacrificando a la torre, las negras destruyen más aún la ya de­ bilitada posición del rey, dejándolo descubierto ante el ataque de sus fuerzas.

magníficamente

situadas.

Semejantes combinaciones son un fenómeno

habitual

al

llevar

el

ataque. Estudiemos la retirada de la to­ ne blanca de la casilla lAR a las «alejadas» casillas de la primera fi­ la. Ejemplo :

20. TR-lA, T X P ! (¡A

pesar de todo!); 21. R x T, D6R+;

Juegan las negras La posición del enroque de las

22. RlR, DBC + ;

23. R2D, T x A + ;

24. R x T, D x P + , ganando la dama. Entonces sólo queda comprobar la jugada 20. TR-lC para defender a

blancas está debilitada a causa de

Ja dama, pero en este caso 20. . .. ,

la situación del peón 3CR. Esto per­

T x P; 21. R x T, D6R + ; 22. RlR, A5C

mite a las negras organizar inme­

(amenazando 23. . . ., DBC+, y 24. . . . ,

diatamente un ataque al rey. El gol­ pe principal va dirigido a los pun­

T x A + ); 23. RlA, TIA+; 24. RlR, T7A. Si después de Ja jugada, efectua­

tos más débiles de la posición ene­

da en Ja partida, Ja dama negra re­

miga 3TR y 2CR.

trocede a 4AD, dando jaque, se pro-

- 69

duce 21. T2A, y las blancas organi­

nuación

zaban

D X A, T X T + ;

luego

su defensa mediante

para

las

blancas

es

25.

26. R2C, pero des­

pués de 26. . . . , T7T + , 27.RlC, T4A,

AlA, etc.

y las negras tienen una superiori­

20.

dad suficiente para obtener la vic­

A xT!

. . .,

toria. el

¡Brillante jugada! Sacrificando a la dama, las negras debilitan al má­ ximo la posición del rey enemigo y lanzan un ataque imparable.

Si

las

alfil, éste,

blancas

no

con efecto

toman

decisivo,

se traslada a 3AD a través de 7CR o

2D.

Ejemplo :

25.

TlR,

A7C + ;

26. RlC, A3A; 27. D3T, T4A, y las blancas son completamente impo­ tentes, ya que la dama ha de ocu­ parse de la vigilancia de la casilla 2CR y la torre, a su vez, de la pri­

TXA

2 1 . P X 0, 22. 03A,

mera fila. En un momento adecua­ do las negras pueden transformar el juego en un final de torres con

Entre las posibles retiradas de la dama sólo merece un atento estu­

dos

peones

de

ventaja

mediante

T7C+.

dio 22. D4D, como la más activa. La falta de respuestas adecuadas de las

22.

blancas se hace ahora más patente.

A7C

. . .,

Tras la jugada 22. D4D, A6T; 23. D4T (las negras amenazaban 23. . . . ,

Con la amenaza de 23. . . ., A3A,

T7C+; 24. RlT, T7-7A, con la consi­

después de lo cual no existiría una

guiente intrusión en SAR, contra lo

defensa adecuada del jaque de la

que no existiría defensa posible, o

torre en 2CR. A 23. TlR no podía

bien con 23. . . . , T7C+; 24. RlT, Tl-

seguir 23. .. . , A6T, para traducir lue­

7A; 25. D5D + , RlA, y tampoco aho­

go la partida en un final de peones

ra existe una solución satisfactoria.

tras el

En caso de 23. D5D + , 23. . . . , T2A,

lR y el jaque en lAR. En caso de

intercambio

de

torres

en

con intención de jugar 24. . . ., T7AR.

que las blancas respondan con 24.

Las blancas no pueden controlar si­

TlD,

multáneamente

D3D, TSA+, llevando a cabo a pe·

con

su

dama

los

se haría 24.

. .. ,

T7·7AR; 25.

puntos 2AR y 2CR, de lo cual no

sar de todo su idea. El final de peo·

es difícil convencerse, y esto per­

nes es desesperado para las blan­

mitiría a las negras llevar a cabo

cas en vista de que sus tres peones

una de las mencionadas maniobras).

del flanco de rey están retenidos

El

por dos peones negros.

propio maestro

I. Boleslavsky

aconseja continuar con 23. . . . , A7C, pero se puede pasar inmediatamen­ te a la «técnica» con 23. . . . , T7C + ; 24. RlT, T x PTD. La mejor conti-

70 -

23. 030,

24. TlAR,

A6A

Error que conduce a la inmediata

rey negro también fue debilitada y,

pérdida de la partida. Sin embargo,

además, de una manera muy pare­

tampoco otras respuestas salvaban

cida. Entonces la cosa estriba no

a las blancas. Por ejemplo : a 24.

en el mismo hecho del debilitamien­

D4D seguiría la decisiva 24. . . . , A3A.

to, sino en las posibilidades reales,

Si 24. RlA, 24. . . . , T xPTR; 25. D4D

existentes en la situación originada