Acerca de la donación : una perspectiva fenomenológica
 9789879020555, 9879020553

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SERIE HUMANITAS Director: Carlos R. Ruta

JEAN-LUC MARION

Marion, Jean-Luc Acerca de la donación. Una perspectiva fenomenológica - 1 ed. ·· Buenos Aires - Jorge Baudino - Universidad Nacional de General San Martín, 2005. 98 p.; 21 x 15 cm. (Serie Humanitas dirigida por Carlos R. Ruta) Traducido por: Gerardo Losada el

ISBN 987-9020-55-3 1. Pilosofía Moderna 2. Hermenéutica l. Losada, Gerardo, trad. Il. Título CDD 121.686

ACERCA DE LA DONAC:IóN UNA PERSPECTIVA JFENOMENOLÓGICA

Esta obra, publicada en el marco del Programa de Ayuda a la Publicación Victoria Ocampo, ha recibido el apoyo del Ministere des Affaires Etrangeres y del Servicio Cultural de la Embajada de Francia en la Argentina. Cet ouvrage, publié dans le cadre du Prograrnme d' Aide a la Publication Victoria Ocampo, bénéficie du soutien du Ministere des Affaires Etrangeres et du Service Culture! de!' Arnbassade de France en Argentine.

1ª edición abril de 2005

ISBN 987-9020-55-3 ©2005 Jean·-Luc Marion C92005 Universidad Nacional de General San Martín [email protected] ©2005 Jorge Baudino Ediciones Fray Cayetano Rodríguez 885 (1406) Buenos Aires - República Argentina [email protected] Queda hecho el depósito que dispone la Ley 11.723 Editado e impreso en la Argentina. Colaboraron en esta edición: Daniela Verón Perla Youngerman Procesos técnicos: Alfredo Seiler Disefí.o de tapa: Ángel Vega Se utilizó papel obra de 90 gr. para el interior y para la tapa, papel Júpiter de 300 gr.

Jorge Baudino Ediciones

UNSAM UNIVERSIDAD NACIONAl. DE

SAN MARTÍN

BUENOS AIRES - ARGENTINA

2005

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Acerca de la donación

ÍNDICE PRÓLOGO ...................................................... '"° .................................................... 9 I. LA INTUICIÓN COMO PENURIA l. La dualidad del fenómeno ............................................................................. 13 2. La .falta y la nada ............................................................................................. 19 3. Bosquejo del fenómeno saturado: el horizonte ............................................ 20 3.1. Según la cantidad - inabarcable ...................................................... 20 3.2. Según la relación - absoluto ............................................................. 29 4. Bosquejo del fenómeno saturado. Yo ............................................................ 35 'Ll. Según la modalidad - inmirable ...................................................... 35

U. LA OTRA FILOSOFÍA PRIMERA Y LA CUESTIÓN DE LA DONACIÓN 1. De una cuestión a la otra ................................................................................ 39 2. Una tercera filosofía primera ......................................................................... 42 3. La fenomenología como posibilidad de otra "filosofía primera" ...................................................................................... 45 4. La donación como último principio .............................................................. 51 5. Del uso de la donación en teología ................................................................ 54

IH. LA ENCARNACIÓN COMO DONACIÓN DEL SÍ MISMO L La ligadura al cuerpo sentíente - Descartes ................................................. 57 2. La carne como "lo más originariamente mío" - Husserl ............................ 60 3. Sufrimiento, placer, envejecimiento ............................................................... 64 4. La facticidad individualizad.ora .................................................................... 68 5. El fenómeno saturado según la relación ...................................................... 70 6. Tomar carne. La Encarnación como paso límite .......................................... 7 4 7

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IV. EL EVENTO, EL FENÓMENO Y LO REVELADO l. Lo que se muestra y lo que se da .................................................................... 75 2. El evento como el sí mismo del fenómeno dado .................................. :........ 79 3. El tiempo del sí mismo ..................................................................................... 83 4.

La reducción a lo dado, ¿se contradice? ....................................................... 89

5. Lo revelado ....................................................................................................... 93

Los análisis que constituyen este pequefio volumen fueron leídos en un seminario desarrollado por invitación del profesor Carlos Ruta, director de la Escuela de Humanidades de la Uníversidad Nacional de General San Martín en junio de 2000. Antes de toda otra consideración quisiera expresarle mi gratitud a él y a la Institución que representa. Porque no es corriente acoger con tanta generosidad un trabajo generalmente considerado de acceso difícil y a veces reputado un tanto demasiado original para inscribirse en el paisaje de la racionalidad filosófica tradicional y generalmente admitida. En efecto, la fenomenología, al cumplir hoy, como tal, un recorrido coherente e incesantemente renovado de más de un siglo y al constituir una de las raras tradiciones vivientes de la modernidad (e incluso de la posmodernidad), se expone inevitablemente a la crítica y a la rivalidad de otras corrientes. La "vuelta a las cosas mismas" cae siempre bajo la sospecha de sacrificar la discursividad lógica a la inmediatez de la intuición y de poner así en peligro la racionalidad científica. A esta desconfianza difusa se añade además desde hace poco un temor más particular: que "las cosas mismas" que se pretende describir no ofrecen más las garantías supuestamente indiscutibles de la objetividad. En resumen, se estaría produciendo una adhesión a fenómenos no objetivos, con el riesgo de suspender las condiciones mismas de la inteligibilidad, para volcarse hacia la literatura, la poesía y -lo que es peor- incluso hacia la teología. Estos temores, que aquí fueron superados con los hechos, merecen que se los tome en serio y que se intente superarlos también con la razón.

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La fenomenología, desde sus avances iniciales (con Investí·· gaciones lógicas que Husserl publicó en 190CH901) tuvo como preocupación (incluso en el examen de los problemas de lógica formal) no los objetos ya constituidos, sino las condiciones de su constitución --en otros términos, se preguntó no sobre qué objetos conocía la razón sino cómo le acontecía lo que ella finalmente recibía como objetos. Todos los s Jcesivos descubrimientos de la significación, de la intencionalidad, de la plenificación veritativa y, después, tras un largo recorrido, de :as diferentes reducciones (eidética, psicológica, trascendental) y de la constitución conciernen no a la recensíón de los objetos, sino a las etapas hasta entonces disimuladas o ignoradas de su manifestación. La fenomenología se preocupa tal fue su originalidad radical, siempre actual- no de los objetos, sino de los carninos que los han conducido a su visibilidad y, eventualmente, a la evidencia qte automáticamente les reconocernos. Esa dudosa evidencia de la evidencia objetiva es justamente lo que el método . fenomenológico pone en cuestión (entre paréntesis).

Heidegger (al punto que su identidad fenom~'nológica puede resultar discutible), nunca fue cuestionada esta orientaciótf hacia los nómenos no-objetivos. Lo mismo ocurrió con Lévinas, en quien el primado de la ética (primeramente la evasión de la ipseidad fuera de la totalidad y del existir) apunta hacia la fenomenalidad evidentemente no-objetiva de lo infinito, nóema sin ninguna nóesis ade-· cuada. La obstinada búsqueda de Henri de una identidad absoluta de la conciencia consigo misma (auto-afectación) se abre también con el rechazo incondicional de la intendonalidad del objeto (el éxtasis) como horizonte de la fenornenalidad. Se podría encontrar un.a puesta entre paréntesis similar tanto en la configuración hermenéutica de la fenomenología (Gadamer, Ricoeur) corno en su versión de·· construcdonista (Derrida). La cuestión de saber si una fenornenología de los fenómenos no-objetivos es legítima ni debería plantearse. Primero porque la fenomenología siempre se desplegó por este camino, ya desde Husserl. Después porque la operación misma de la reducción (cualesquiera que sean sus sucesivas figuras) equivale de derecho a suspender el objeto supuestamente cumplido para extraer los operadores más originales que lo hacen posible, es decir, visible, las vivencias de la conciencia, Erlebnisse, y la intencionali .. dad (que apunta a una significación) -operadores que nacen de la vida de la ipseidad y son los únicos que la áctivan. Antes del objeto (y, eventualmente, para volverlo visible) despliegan su acción Jos agentes originales de la fenomenalidad.

No resulta i;orprendente entonces que, desde temprano, el objetivo de la fenomenología no se haya limitado a la objetividad de los objetos. Husserl, desde antes de 1905, colocó en el centro de sus investigaciones la fenornenalidad del tiempo, de la impresión ori!,?inaria, del flujo y de la retención,. todas operaciones que preceden desde siempre al menor de los ob¡etos. Desde antes de 1910 se dedicó también a la cuestión de la intersubjetividad, tanto para determinar las vías de acceso al otro (intersubjetividad en sentido estric· to) como para fundar la constítudón del objeto media1,te el concurso de más de .'~n .ego .(interobjetivida_d): estas. dos investigaci,ones,, por otra parte md1sociables, se desphegan evidentemente mas aca del objeto mismo. Este camino fue preferido y empleado por todas las fenomenologías significativas. Heidegger, al intentar desplegar la ontología fundamental a partir del Dasein, hace que la fenomeno-logía rompa definitivamente con el proyecto de una "ciencia rigurosa" y sustituye definitivamente el horizonte de la objetividad por el de la pregunta por el ser. El objeto resulta marginado por las sucesivas irrupciones del ente, del ente zuhanden (lejos ya del ente vorhanden), del modo de ser del Dasein mismo, de la nihilización por. éste en el estado de angustia del ente en general y, finalmente, por el cumplimiento de la decisión anticipante. Cualesquiera que sean los avatares que la Kehre ha podido imponer a la fenomenología de 10

Queda por lo constituye la actividad central de la fenomenología al alba de su · determinar esos ope,. radares más originales y, además, el horizonte último) de la fenomenalidad. Desde hace diez años hemos intentado con, tribuir a esa tarea mediante la proposición de dos tesis. Primero, la tesis de que el horizonte de la fenomenalídad la no sola· mente más allá la objetividad, sino del ser, hasta la donación misma (Gegebenheil decía ya l-Iusserl). Donación no significa evidentemente un nuevo refrito de la causalidad eficiente (un agente que produciría lo dado) sino el modo de fenomenalidad del fenómeno en tanto que él se da de sí mismo y por sí rnismo, bajo la figura un acontecimiento irrepetible, imprevisible e inconstítuible. Y esto para todo fenómeno, incluso si, en apariencia, depende de la simple objetividad. Luego, la tesis de que ciertos fenómenos cumplen la donación al punto de ejemplificarla como fenómenos 11

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saturados. Saturados en el sentido de que por oposición a los fenó-menos pobres o comunes (para los que la intuición plenificante lo-gra siempre introducirse en un concepto que la abraza y la contiene), su intuición ex , 1pre como un blanc (f . bl , v1s1 e en las apariciones sensibles de 1 , ? r. v:sa .e), si no sente en todo ramillete" / 1 fl d - as que esta excluida. La "au·1. a or e pensamie t senswles a la "gloria del larg d , -,,;, . n o convoca las flores la íde~, al dejarse mentar fue~ de~s~~s c!~~:.sobr_e~~ve; igualmente menahdad, marca tanto má 1 l' : 1c1ones fi;adas a Ja fenofantasmal de un no obJ'etc sl ~sd imites de ésta. A la manera cuasi ., >, a 1 ~>a acusa los r 't d c10n q~e no ha podido darla. Por~ end . im1 es e una intuí-· ~le, la idea no sólo testimonia su ro :, al ~o !ogr~r hacerse sensitiza la falencia de Ja · t · . , P. pia falencia, sino que estigma- - m mc1on sensible en general.

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3. BOSQUEJO DEL FENÓMENO SATURADO· ELHORUONTE . 3.1. Según la cantidad - inabarr:able Bosquejaremos la descri ,·, d l , vés del hilo conductor de 1_-, ~oon, e fenomeno saturado a tracias por Kant Pero el feno' as ca egonas del entendimiento definí· - · meno saturad 0 d ·· (como los principios), puesto gue en él . e.x~~ e esas categorías cepto. Las seguiremos or ende . . . . 1.ª mtmcion sobrepasa el condo se describirá como ~naba ~i1v1rtíe~1dolas. El fenómeno saturaseg.ún la cualidad, absol~to se~~n sefu~ la .can~idad, insostenible dahdad. Los tres pr1'meros t - re ac10n, mm1rable según lamo. carac eres cuesti ., d el horizonte, el últi ~ ., · · onan 1a acepc1on común 1 . . mo a aceptac1on trascendental del Yo.

1:

15 Sucesivamente Kan t' en/1ca · · de In razón puro A 32 339/B397("unvermeidlichSchem")·tr 't ' 7/B 383 ("notwendzg") y A respe:tiva;,nente Varia ti ons sur (in ·s~1~~'~1 . ~-~!~ 8 y 327 resp' después Mallarmé, completes, Pléiade" ed H M d p y pour des Essemtes, en Oeuvres , . on or, ans, 1945, pp. 361 y 56

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Acerca de la donación Primeramente, el fenómeno saturado néi puede abarcarse. Esta imposibilidad se debe a su carácter esencialmente imprevisible. Su intuición donadora le asegura por cierto una cantidad, pero tal que ella no se puede prever. Esta determinación se aclara mejor invirtiendo la función de los axiomas de la intuición. Según Kant, la cantidad (las magnitudes extensivas) se declina por composición del todo a partir de sus partes; esta "síntesis sucesiva" permite recons·· tituir la representación del todo según la representación de la suma de las partes; en efecto, la magnitud de un quan-tum tiene la propiedad de no implicar nada más que la suma de los quanta que se adicionan a ella. De esta homogeneidad se sigue otra propiedad: un fenómeno cuantificado se encuentra " ... visto por anticipado [schon angeschaut] como un agregado (suma dE~ las partes dadas por anticipado) [vohrer gegebener ]" 16 ; tal fenómeno siempre se dejaría pre-ver. Literalmente, ver antes de ser visto en persona o ver por procuración, a partir de otro distinto de él mismo ---precisamente el número supuesto finito de sus partes y de la magnitud supuesta finita de cada una de ellas. Ahora bien, son esas propiedades las que se convierten justamente en inabarcables, cuando se trata de un fenómeno saturado. En efecto, como la intuición que lo da no se limita a su concepto eventual, su exceso no se puede ni dividir ni recomponer adecuadamente en virtud de una magnitud finita homogénea con las partes finitas. No podría medirse a partír de sus partes, porque la intuición saturante sobrepasa sin limitación la suma de las partes al añadir sin cesar. Tal fenómeno, siempre desbordado por la intuición que lo satura, debería más bien ser llamado inconmensurable, no mensurable (inmenso), desmesurado. Esta desmesura no se ejerce por otro lado siempre ni de entrada según la enormidad de una cantidad sin límites; se caracteriza más frecuentemente por la simple imposibilidad para nosotros de aplicarle una síntesis sucesiva, que permita prever un agregado a partir de la suma finita de sus partes finitas. Como el fenómeno saturado sobrepasa toda suma de sus partes -las cuales, por otro lado, frecuentemente no se pueden enumerar-, es necesario abandonar la síntesis sucesiva en vistas a lo que llamaremos una síntesis instantánea, cuya representación precede y sobrepasa la de los eventuales componentes, en lugar de resultar de ellos según lo previsto.

-16. Crítica de la razón pura, A 163/B 204;

tr. es. cit. p. 201.

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Un ejemplo privilegiado de esto es el asombro. Según Descartes, esta pasión nos afecta aun antes de que conozcamos la cosa, o, más bien, precisamente porque la conocemos sólo pars;ialmente: " ... no se puede percibir del objeto sino el primer aspecto que se ha presentado, ni, en consecuencia, adquirir un más particular conocimiento de él" 17 • El "objeto" no nos entrega sino un solo "aspecto" (se podría decir también una sola Abschattung) y, sin embargo, se nos impone inmediátamerite con una potencia tal que somos inundados por lo que se muestra, eventualmente hasta la fascinación. Y, sin embargo, la "síntesis sucesiva" ha sido suspendida desde su primer término; ocurre por ende que se cumple otra síntesis, instantánea e irreductible a la suma de partes eventuales, Todo fenómeno que producE' asom15ro se impone a la mirada, incluso en la medida (más exactamente, en la desmesura) en que no resulta de ninguna suma previsible de cantidades parciales; la síntesis ocurre sin conocimiento completo del objeto, por ende sin nuestra síntesis; se libera así de la objetividad que le impondríamos, para imponernos su propia síntesis, realizada de su parte antes de que nosotros podamos reconstituirla (por ende, síntesis pasiva). Su arribo precede nuestra aprehensión, lejos de resultar de ella. Esta anticipación del fenómeno por sobre lo que nosotros prevemos de él desconcierta: viene antes de nuestra visión de él, viene antes de hora, antes que nosotros. Nosotros no lo prevemos, él se nos adelanta, En consecuencia también nos asombra porque surge sin una medida común con los fenómenos que le preceden, sin que puedan anunciarlo ni explicarlo -porque, según Spinoza, " ... nullam cum reliquís habet connexionem" 18 . Desconectado del resto de los fenómenos o de sus conceptos ya conocidos, se impone sin precedentes, ní partes ni suma. 17. Las pasiones del alnw, §73, AT XI, p. 383, 7-10; tr. es. de Francisco Fernández Buey, Barcelona, Península, 1972, p. 55. Ver §78: " ... se fija la atención sólo sobre la primera imagen de los objetos que se han presentado, sin requerir otro conocimiento de él'' (Ibídem, p. 386, 14-17; tr. es. cit. p. 57-58). Comentario impecable de D. Kambouchner: la admiración (ligada al asombro) " ... que tiene por objeto una cosa corporal no ti(,me a esa cosa por objeto sino en tanto que ella aparece, y en tanto que con su carácter 'nuevo', 'raro', 'extraordinario' inesperado, su sola aparición es un evento. [ ... ] tiene por objeto el fenómeno de una cosa o la cosa ,m su fenomenalización" (L'homme des passions. Commentaires sur Descartes, Paris, 1995, t. l. p. 295, cursiva nuestra). 18. Ethica IIJ, apéndice, definición IV.

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Acerca de fa donación . . . do viene del cuadm cubista, que se Otro ejempl~ p~1v1le·~~~ de ue, de hecho y por construye sobre la constatac . 'to; sobrepasan la suma los fenómenos destinados~ ser v1s s a; ectos. O. mc1s bien, p~r.i " partes --los bosque¡os y su p un número nunca fuuto de ·S\1 " H u aparPcer en verlos hay que desp 1egar s 1 caso-elemental del cubo . us· de aspectos, que (como ~n.e ~e acumularse. Los objetos serl) no cesan de demult1pl\~ar. ire mesita redonda, con tamente más simples -v10.m sore mucho más para ver lo y jarrón- de hecho ~ª1:' s1~m~r intuiciones del momento y lo que pensam.os; lo que perc1b1mo. re~ulta inconrnensurablemente ensamos de ellos por concep os h.:., realmente· sus conceptos, meP para ver a 1 · ' h . ver 1 pobre que lo que 1ay tanta seguridad lo que ay . diante los cuales saben:o~ ~~~po ni el trabajo de ir a ver que no nos tomamos ni ,e ie , a simplifid,rnoslos a sólo sirven para resu~1rnos~ol s, tPª~a mayor p.ute tiempo . beranc1a rutl an e. , . . isas sin tener mnguna ' mascarar su exu remos hacernos una ideaf~edlas ccneJ·~rlas con facilidad, como ocv· · 1 ente a m e ma r b' en si olvidáramos 1os ,. de verlas, s1mp ex:'.· rre con los utensilios. A iora 1 ' .. , por ver / :antas co~.as ve1 , hay tantas cot.as b im le mesita, con un po re ellas, venar;tos _q~e, con ese viohn v1e¡o sobre Ja sl , p a ser manifestados todos . . Óff estan a 11 par d l distinguidos por to os os con ese tnste ¡arr · 11 pedos de cada uno de e os, ~e la modifican en igual colores que ofrecen a la luz y q olarnente de ués todas las perspectivas, no s. Jl despl¡zarnos alrededor P ·" ' , . y 1 olro tales como, a alinearse con e ' f' tiv·imente captarlos, smo, (anamorfosis), podemos e ec ;to odemos ír'.laginarlos y sobre todo, las irreal~s, ta~~s. co , c~mparar el anverso de ur~o (por mos incluso verlos, s1 pu~1e{.ª)10s el reverso e el otro (por e1empllo ejemplo del esh:~h~ del v1~ m .cº~a de uno arriba (el jarrón) con ,-, el título del penod1co), la izqmer abajo) el suelo coH el oeloderecha del otro (las patas de lab~nl=~~~nes sig~'~n siendo visibles de p todas sus com 1 l '.) y nues.. , -por ende nuef>tras ~ ,_ rraso, etc. orque derecho, aunque nuestra v~~~~ino un número res ya no --tras i~ltuiciones- no ~ka{~ sab~ el pintor cubista, el tríng1do de ellas. y esto . revenido apresurado, ll'-'"''""'~ re dar a ver lo que cualqu1ert t. do Ío que ro conoce por ve es decir, alguien que exc uye '.~quien por ende, no le interes1'ª ' y, por en d e,.no reconoce Y "NAC:Ié)N 1. DE UNA CUESTIÓN A LA OTRA Por antiguo que sea, el terna mismo 1

ra' sigue cargado de cuestiones, tanto

cluso de polémicas y de pasiones. No hay el establecimiento de una "filosofía primera" no es excéntrico a la filosofía tomada corno En efecto, la que no se resigna a entrar en el rango las ciencias comunes ----fundadas (o finalmente sin fundamento, lo el horizonte de la fundación), derivadas, en resumen mente segundas---- debe sostener que ella reivindica la o, al menos, un cierto tipo de primacía en su definición misma. La filosofía no permanece conforme a su propia esencia sino al derse por esencia una filosofía prirnera. Porque una da, o bien se convierte en una ciencia regional (la ciencia de Aristóteles), o bien pierde simplemente su de hecho los dos términos se equivalen ---sin el el. desaparece. Por consiguiente, no se puede a la el reivindicar la primacía, puesto que, sin esa prirnacía, cería como tal. Por ende, si la primada de la filosofía "filosofía primera", entonces la dificultad consistirá menos en Ja gitimidad de esta prirpacía que en la su al punto la dificultad cambia de naturaleza: se trata a de ahora de definir y de establecer la pnmada que, guir siendo ella misma, la filosofía debe . No guntaremos más si la filosofía primera sigu!'.? siendo sino qué determinación de la primacía se puede legítimamente. 39

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Esta reserva no debe entenderse evidentemente como un índice de ateísmo, anacronismo hasta el contrasentido: puede en vez entenderse de otra manera, quizá extraña a Aristóteles, pero,·segu .. rarnente, no a nuestra actitud ~-moderna, por ende, necesariamen-te nihilista--- con respecto a ella. ¿Qué significa para nosotros tal ousía akinéte? No considero aquí ni la existencia de una tal entidad ni su carácter inmutable (por ende divino), sino más simplemente su carácter de ousía ---por ende, siguiendo la traducción introducida por el uso metafísico, su carácter sea de sustancia, sea de esencia. Ahora bien, el concepto de sustancia ha sufrido la crítica cartesiana (y antes la medieval), según la cual la sustancia nos resulta desconocida como tal, a no ser según su dependencia epistemológi-ca con respecto a sus atributos y sus accidentes; también ha sufrido la crítica de Hume y de Kant, que no la admiten sino como una función del entendimiento y por ende limitan su validez sólo a los fenómenos, es decir, exactamente a lo que para Aristóteles ella debía sobrepasar; de tal suerte que Nietzsche no tuvo más que despedirse de ella simultáneamente con todos los otros ídolos metafísicos. Si uno trata de evitar esta aporía comprendiendo la ousía como una esen-· cia, surge la pregunta de qué queda hoy (después de los argumentos de Descartes, Kant y Nietzsche, y también de Wittgenstein) de la noción de esencia, sino, en el mejor de los casos, la definición de "lo que un ente es", por ende, de lo que de él conocemos como más cierto, es decir, nuevamente, una toma de conocimiento del ente, no en cuanto él es sino en cuanto conocido, o sea exactamente lo que Aristóteles pretendía sobrepasar accediendo a la ousía. Concluimos entonces que la justificación de la "filosofía primera" por su estudio de una ousía aparece frágil, no sólo porque pretende tener como objeto una instancia inmóvil y separada (divina), sino simplemente porque admite que una tal instancia pueda definirse y entenderse como tal (como simplemente ousía) y, por ende, justificar una primacía.

Aristóteles, bajo el título prestado de "metafísica": "Ella es llamada en efecto, ciencia divina o teología, en cuanto considera las sustancias previamente mencionadas (praedictae substantiae). [Es llamada] metafísica en cuanto que considera el ente y lo que se sigue de él. Es llamada también filosofía primera, en cuanto considera las causas de las cosas" 1 . Esto podría ser comprendido así: la ciencia de lo divino, que se apoya sobre sustancias (y que sufre, para nosotros, modernos, de la impracticabilidad de la ousía en general), puede y debe ser reforzada por otras dos ciencias. En primer lugar por la ciencia del ente en cuanto ente, ya establecida por Aristóteles en Metafísica, libro gamma, 1, pero que recibe aquí el título de metaphysica, tomada en un sentido restringido; esta innovación, que corresponde en lo esencial a Tomás de Aquino, tendrá, como se sabe, una importancia determinante a doble título: en un primer momento desembocará en la ciencia de la ontología, mas tarde concentrará sobre ella la ambigüedad de la onto-teo··logía: ---es bien claro que estos dos ca-racteres aparecen hoy como bastante problemáticos para que nosotros no intentemos extraer de ellos una nueva determinación de la "filosofía primera". En cambio, la segunda las nuevas ciencias af\adidas a la theologia define bien no sólo una phílosophia prima, sino sobre todo en términos muy diferentes de los de la philosophía próte: ya no se trata de considerar una ousía sino las causae de las cosas, de las ousíai, de ahora en más separadas de la "filosofía primera", por el escalón de la causa. Pero, como Dios causa no sólo los entes creados (causali~ad óntica), sino también su entidad y su esse (causalidad ontológica), la consideración de las causas por la philosophia prima reconducirá, mediante otro modo, a lo que ya consideraba la phílosophía próte, Dios. Sin embargo, Tomás de Aquíno fija un límite a esta aproximación: en Dios, la causa no pasa por una ousía. ¿Este desplazamiento basta para validar, para nosotros, la "filosofía primera"? Se puede, sin ninguna duda, cuestionarlo.: el concepto de causa, corno todas las categorías de la metafísica, ha debido exilarse fuera de las cosas mismas y reducirse a los simples "conceptos del entendimiento"; se sigue de ahí la ilegitimidad de su uso trascendente más allá de los límites de la experiencia posible, concretamente más allá de los límites de la intuición sensible; en conse-· cuenda, la causalidad no puede ni alcanzar lo divino ni, por ende,

Se puede objetar con razón que la institución real de la noción de "filosofía primera", tanto corno la de "metafísica", provienen menos de Aristóteles que de su posteridad. Puesto que evidentemente no aspiramos aquí a un desarrollo detallado propio de un historiador, consideraremos directamente la posición de Tomás de Aquino. O más exactamente, nos atendremos a su intento de redefinir las diferentes acepciones de la única ciencia que se atribuye a 40

1. In duodecim libros Metaphysicorum Aristotelís expositio. Proemium, ed. Cathala, Roma, 1964, p. 2.

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Primero en filosofía es lo que se puede conocer con certeza como primero, sin presuponer nada y cualquiera que sea esa verdad -·--·-terminada (ego sum), abstracta (ego cogito), formal (ecuación, figura, igualdad, etc.), incluso vacía (ego dubito); la excelencia óntica,no tiene más ninguna intervención en la jerarquización de los términos primeros, los cuales no se vuelven tales síno en cuanto que conocidos, jamás en cuanto entes. (b) Cuando Kant pide que " ... el nombre orgulloso de la ontología, que pretende prop