Visión periférica: marginalidad y colonialidad en las crónicas de América Latina (siglos XVI-XVII y XX-XXI) 9783954872091

La presente monografía es sumamente valiosa para todos aquellos interesados en la larga historia textual y vivencial de

217 23 2MB

Spanish; Castilian Pages 268 [266] Year 2013

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Polecaj historie

Visión periférica: marginalidad y colonialidad en las crónicas de América Latina (siglos XVI-XVII y XX-XXI)
 9783954872091

Table of contents :
ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS
INTRODUCCIÓN. LA CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA DE LA PERIFERIA LATINOAMERICANA
CAPÍTULO 1. LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA: GASPAR DE CARVAJAL Y LOS CRONISTAS DE LA SELVA
CAPÍTULO 2. PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS: LA SEGUNDA EXPEDICIÓN DE ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA A AMÉRICA SEGÚN LOS COMENTARIOS DE PERO HERNÁNDEZ
CAPÍTULO 3. LAS VICISITUDES DEL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL: LOS PROYECTOS UTÓPICOS DE CLAUDE D’ABBEVILLE E YVES D’ÉVREUX A LA LUZ DE OBRAS PORTUGUESAS
CAPÍTULO 4. RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO: EL INTERIOR DE MARTÍN CAPARRÓS Y LA EXPLORACIÓN CONTEMPORÁNEA DE LA ARGENTINA MARGINADA
CONCLUSIÓN
ILUSTRACIONES
BIBLIOGRAFÍA

Citation preview

00-preliminares.indd 1

07/08/2013 12:47:10

00-preliminares.indd 2

07/08/2013 12:47:16

VISIÓN PERIFÉRICA Marginalidad y colonialidad en las crónicas de América Latina (siglos XVI-XVII y XX-XXI)

KIM BEAUCHESNE

COLECCIÓN NEXOS Y DIFERENCIAS, N.º 37

00-preliminares.indd 3

07/08/2013 12:47:16

Colección nexos y diferencias Estudios de la cultura de América Latina

E

nfrentada a los desafíos de la globalización y a los acelerados procesos de transformación de sus sociedades, pero con una creativa capacidad de asimilación, sincretismo y mestizaje de la que sus múltiples expresiones artísticas son su mejor prueba, los estudios culturales sobre América Latina necesitan de renovadas aproximaciones críticas. Una renovación capaz de superar las tradicionales dicotomías con que se representan los paradigmas del continente: civilización-barbarie, campo-ciudad, centro-periferia y las más recientes que oponen norte-sur y el discurso hegemónico al subordinado. La realidad cultural latinoamericana más compleja, polimorfa, integrada por identidades múltiples en constante mutación e inevitablemente abiertas a los nuevos imaginarios planetarios y a los procesos interculturales que conllevan, invita a proponer nuevos espacios de mediación crítica. Espacios de mediación que, sin olvidar los nexos que histórica y culturalmente han unido las naciones entre sí, tengan en cuenta la diversidad que las diferencia y que existe en el propio seno de sus sociedades multiculturales y de sus originales reductos identitarios, no siempre debidamente reconocidos y protegidos. La Colección nexos y diferencias se propone, a través de la publicación de estudios sobre los aspectos más polémicos y apasionantes de este ineludible debate, contribuir a la apertura de nuevas fronteras críticas en el campo de los estudios culturales latinoamericanos.

Directores Fernando Aínsa Santiago Castro-Gómez Lucia Costigan Luis Duno-Gottberg Frauke Gewecke † Margo Glantz Beatriz González-Stephan Gustavo Guerrero

00-preliminares.indd 4

Jesús Martín-Barbero Sonia Mattalia † Kemy Oyarzún Andrea Pagni Mary Louise Pratt Beatriz J. Rizk Friedhelm Schmidt-Welle

07/08/2013 12:47:17

VISIÓN PERIFÉRICA Marginalidad y colonialidad en las crónicas de América Latina (siglos XVI-XVII y XX-XXI) Kim Beauchesne

Iberoamericana

00-preliminares.indd 5



Vervuert



2013

07/08/2013 12:47:17

Las versiones previas de algunos capítulos ya aparecieron en revistas y volúmenes especializados. Partes del capítulo 2 se publicaron en Estudios coloniales latinoamericanos en el siglo XXI: nuevos itinerarios, ed. Stephanie Kirk (Pittsburgh: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, 2011) y Los géneros poéticos del Siglo de Oro: centros y periferias, eds. Rodrigo Cacho Casal y Anne Holloway (Woodbridge: Tamesis, 2013). Asimismo, una sección del capítulo 4 salió en la Revista Canadiense de Estudios Hispánicos 35.3 (primavera 2011). Se obtuvieron los permisos necesarios para su reproducción.

Cabe agregar que la financiación del presente libro fue posible gracias al generoso apoyo financiero de la Universidad de la Columbia Británica (UBC).

Reservados todos los derechos © Iberoamericana, 2013 Amor de Dios, 1 E-28014 Madrid Tel.: +34 91 429 35 22 Fax: +34 91 429 53 97 © Vervuert, 2013 Elisabethenstr. 3-9 D-60594 Frankfurt am Main Tel.: +49 69 597 46 17 Fax: +49 69 597 87 43 [email protected] www.ibero-americana.net ISBN 978-84-8489-744-6 (Iberoamericana) ISBN 978-3-86527-793-0 (Vervuert) Depósito legal: M-22659-2013 Diseño de la cubierta: Carlos Zamora Ilustración de cubierta: S.O.S. Brasil (Amazonia), 1991 © Colección de la Fundación Nicolás G. Uriburu

The paper on which this book is printed meets the requirements of ISO 9706 Impreso en España

00-preliminares.indd 6

07/08/2013 12:47:17

A mi padre, quien me transmitió su pasión por la literatura extranjera.

00-preliminares.indd 7

07/08/2013 12:47:17

00-preliminares.indd 8

07/08/2013 12:47:17

ÍNDICE Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Introducción. La construcción discursiva de la periferia latinoamericana. . . . . . . . . . . . . 1. La emergencia de la periferia latinoamericana en la cultura colonial 2. Un salto hacia adelante: la configuración de la periferia latinoamericana en la cultura contemporánea . . . . . . . . . . . . . . . . . 3. Reflexiones teórico-críticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. Organización del libro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo 1. La escritura límite de la Amazonía: Gaspar de Carvajal y los cronistas de la selva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1. Introducción: el impacto de la Amazonía en la producción cultural del Viejo Mundo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. La escritura fundacional de Gaspar de Carvajal . . . . . . . . . . . . . . . 2.1. Un modelo periférico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2. La ambigua transgresión de la frontera ética . . . . . . . . . . . . . . 2.3. La representación mediatizada de la resistencia indígena . . . . 3. Francisco Vázquez y el resurgimiento de la crisis ética en el mundo periférico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. La maravilla problemática en las obras de Carvajal y Vázquez . . . 5. Otra repercusión narrativa: Cristóbal de Acuña y su exceso de poesía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo 2. Poder y «amor» en los trópicos: la segunda expedición de Álvar Núñez Cabeza de Vaca a América según los Comentarios de Pero Hernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1. Introducción: más allá del canon colonial latinoamericano. . . . . . . 2. El discurso periférico en los Comentarios de Pero Hernández . . . . 2.1. El paratexto de los Comentarios de 1555 . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2. Una conquista en la sombra del Perú . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.3. Cabeza de Vaca y su uso político del «buen tratamiento» . . . . 2.4. Un Cortés fallido: la concepción de un mundo en crisis. . . . . . 2.5. ¿Los Comentarios como texto protoetnográfico? . . . . . . . . . . . 3. De los Naufragios a los Comentarios: continuidades y rupturas. . . 4. Análisis de algunos documentos del Archivo General de Indias . . .

00-preliminares.indd 9

11 13 16 22 24 36

41 41 45 45 53 58 65 71 75 81

85 85 88 88 90 93 104 108 115 118

07/08/2013 12:47:17

10

VISIÓN PERIFÉRICA

5. Repercusiones literarias: Cabeza de Vaca visto por Martín del Barco Centenera y Ruy Díaz de Guzmán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo 3. Las vicisitudes del discurso colonial sobre la Francia Equinoccial: los proyectos utópicos de Claude d’Abbeville e Yves d’Évreux a la luz de obras portuguesas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1. Introducción: un encuentro «feliz» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. La singularidad de un caso «menor»: apropiaciones discursivas del Maragnan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.1. La construcción ficcional del paraíso en las obras de los padres Claude e Yves . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2. ¿Un salvaje verdaderamente «bueno» y «noble»? . . . . . . . . . . 2.3. Una crisis latente en el Edén . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.4. Señales inquietantes en la obra del padre Yves: el problema de la mímica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3. Los relatos de la Francia Antártica: Jean de Léry y su relación con el centro imperial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. Manuel da Nóbrega: conexiones y divergencias . . . . . . . . . . . . . . . 5. Martim Soares Moreno y la retórica del soldado «indianizado» . . . 6. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo 4. Resonancias coloniales en el nuevo milenio: El interior de Martín Caparrós y la exploración contemporánea de la Argentina marginada . . . . . . . . . . . . 1. Introducción: la periferia latinoamericana en la producción cultural de los siglos XX y XXI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. De la crónica de Indias a la crónica actual. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3. La representación de la periferia interna en El interior de Martín Caparrós. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.1. El proyecto de Caparrós: la persistencia (a veces irónica) del discurso colonial en el siglo XXI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.2. La permanencia de la retórica de la ambivalencia . . . . . . . . . . 3.3. Reciclajes culturales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. Roberto Arlt como antecedente indirecto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5. El interior visto desde dentro: Héctor Tizón y los intelectuales del norte argentino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ilustraciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

00-preliminares.indd 10

119 130

133 133 136 136 140 144 148 155 158 166 171

175 175 178 181 181 187 195 205 208 214 217 223 231

07/08/2013 12:47:18

AGRADECIMIENTOS

Muchas son las personas que me han acompañado a lo largo de este proyecto, beneficiándolo de varias maneras, algunas de ellas tal vez insospechadas. En especial, quiero mostrar mi agradecimiento a los miembros de mi comité de tesis doctoral, la cual dio como fruto el presente libro: a José Antonio Mazzotti, mi director de tesis, además de maestro y amigo, por su apoyo constante y su fe inquebrantable en mi trabajo; a Tom Conley por sus reflexiones entusiastas y múltiples sugerencias bibliográficas; así como a Doris Sommer por su pericia y valiosa ayuda en momentos decisivos. Todos los especialistas que, durante las etapas de investigación, han enriquecido esta obra mediante numerosas y largas conversaciones reciben también mi gratitud sincera: José Leandro Urbina, Nelson Osorio y Grínor Rojo (Santiago de Chile, Chile); Jean-Jacques Decoster, U. Juan Zevallos Aguilar y Luis Millones (Cuzco, Perú); Luiz Felipe de Alencastro y María Soledad Barbón (Providence, EE. UU.); João Adolfo Hansen, Andrea Daher, Telê Ancona Lopez, Antonio Porro e Ivan Teixeira (São Paulo, Brasil). Al personal de los siguientes establecimientos le agradezco sus consejos prácticos y amable disponibilidad: la Biblioteca Houghton de la Universidad de Harvard (Cambridge, EE. UU.); el Archivo General de la Nación (Lima, Perú); el Archivo Departamental del Cuzco y la Biblioteca del Centro Bartolomé de Las Casas (Cuzco, Perú); la Biblioteca John Carter Brown de la Universidad de Brown (Providence, EE. UU.); el Instituto de Estudos Brasileiros de la Universidad de São Paulo (São Paulo, Brasil); el Arquivo Público do Estado do Maranhão (São Luís, Brasil); la Biblioteca Nacional de la República Argentina, el Archivo General de la Nación Argentina, las bibliotecas de la Universidad de Buenos Aires (Buenos Aires, Argentina); y, sobre todo, el Archivo General de Indias (Sevilla, España). Es preciso agregar que todos estos viajes de investigación fueron posibles gracias al respaldo financiero de distintas instituciones: el Departamento de Lenguas y Literaturas Romances de la Universidad de Harvard, el Real Colegio Complutense y los fondos Lehman, Tinker y Edmund J. Curley. De igual manera, me siento realmente privilegiada de haber recibido la beca Whiting, la cual me permitió terminar mi tesis a tiempo.

00-preliminares.indd 11

07/08/2013 12:47:18

12

VISIÓN PERIFÉRICA

Asimismo, estoy agradecida a mis amigos y colegas de la Universidad de la Columbia Británica (UBC), en particular a Rita De Grandis por su extrema generosidad y revisión aguda del manuscrito, y a André Lamontagne, Ralph Sarkonak, Alessandra Santos y Nancy Frelick. Desde luego, no podría dejar de dar las gracias a Susa Oñate, mi excelente asistente de investigación, por sus inestimables correcciones de pruebas, a Paul Firbas por sus astutos comentarios y a mi editora Anne Wigger por su gran eficiencia y profesionalismo. Por último, quiero mencionar a Ginette Létourneau, Jacques Beauchesne, Maude Beauchesne, Hernán Orgueira y Maia Orgueira Beauchesne, así como a mis mejores amigos de Montreal, Boston y Vancouver, imprescindibles en esta empresa como en tantas otras. A ellos, todo mi amor y agradecimiento.

00-preliminares.indd 12

07/08/2013 12:47:18

INTRODUCCIÓN LA CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA DE LA PERIFERIA LATINOAMERICANA

Teníamos la ilusión de ir fundando ese espacio desconocido a medida que íbamos descubriéndolo, como si ante nosotros no hubiese otra cosa que un vacío inminente que nuestra presencia poblaba con un paisaje corpóreo [...]. Juan José Saer, El entenado (1995 [1983]: 27)

No cabe duda de que los vastos espacios de América Latina constituyen una persistente obsesión en la cultura moderna. Consideradas a veces como territorios desprovistos de «civilización» o zonas inasimilables y, por ende, excluidas de ciertos proyectos sociopolíticos, estas regiones misteriosas son al mismo tiempo una fuente de fascinación y de malestar para numerosos intelectuales tanto locales como extranjeros. Más específicamente, la preocupación por dichos espacios y sus habitantes se agudiza en el período de formación de las naciones latinoamericanas, como revela claramente Domingo Faustino Sarmiento en su famoso Facundo (1845).1 Un ejemplo más actual se encuentra entre las abundantes obras artísticas y científicas generadas por la impresionante resistencia de la Amazonía a la apropiación absoluta: la serie televisiva The River (2012), creada por Oren Peli junto con Michael R. Perry y producida por Steven Spielberg, cuyos protagonistas experimentan simultáneamente una seducción cautivadora y un terror agobiante al sumergirse en el mundo selvático. Sin embargo, no se trata de un fenómeno reciente. El pertinaz vaivén entre la atracción y la repulsión hacia las áreas marginadas conoce una larga tradición que se remonta al principio de la conquista de América, la cual fue la primera instancia en la que se impuso el sistema jerárquico que pervive hasta nuestros días. Ubicado en este marco temporal, el pasaje de Juan José Saer citado arriba expresa cabalmente el deseo colonial de llenar físicamente el Río de la Plata, que se concibe como «un vacío inminente», sublime pero perfectamente adquirible y maleable. El propósito del presente libro es Cabe señalar que, entre los diversos títulos que ha llevado este texto canónico, el de la edición que manejo es Facundo: civilización y barbarie (2011 [1845]). 1

01.indd 13

07/08/2013 12:47:54

14

VISIÓN PERIFÉRICA

precisamente trazar las continuidades y rupturas de la ambigua marginación sociocultural de algunos pueblos latinoamericanos tal como aparece representada en las letras coloniales y contemporáneas, yendo contra la corriente usual en los estudios (pos)coloniales que ha desatendido «las otras crónicas» relativas a la periferia.2 Este proyecto nació de mi interés a la vez académico y personal por las culturas discriminadas de América Latina, las cuales en muchos casos comprenden la mayoría de la población de un mismo país. Aunque la problemática principal está lejos de ser desconocida, me pareció productivo empezar con un enfoque en los estudios coloniales, un campo en que se suele poner énfasis en las sociedades adelantadas (maya, azteca o inca) de los virreinatos de la Nueva España y del Perú. Luego, al toparme con El interior: la primera Argentina (2006) de Martín Caparrós en una librería porteña durante uno de mis viajes de investigación a la Argentina, me resultó fascinante constatar que varios mecanismos retóricos que había observado en los primeros capítulos de mi manuscrito volvían a surgir en esta crónica del siglo XXI, junto a una multitud de comentarios de otra índole. Enseguida me propuse detectar con minuciosidad y ojo crítico las huellas de este «legado colonial» con el fin de arrojar una luz distinta sobre la compleja naturaleza de las culturas de la periferia latinoamericana en el nuevo milenio. Por lo tanto, en una primera etapa analizaré cómo opera el discurso colonial en una serie de relaciones escritas en los siglos XVI y XVII sobre lo que llamaré la «periferia colonial» (esos inmensos espacios que son la Amazonía, el Gran Chaco y el Maranhão, por ejemplo).3 Los textos en cuestión son la Relación del nuevo descubrimiento del famoso río grande de las Amazonas (1542) de Gaspar de Carvajal, los Comentarios (1555) de Pero Hernández, la Histoire de la mission des pères capucins en l’isle de Maragnan (1614) de Claude d’Abbeville y la Suitte de l’histoire des choses plus mémorables

Nótese que toda referencia a América Latina (o al adjetivo latinoamericano) en los siglos XVI y XVII es anacrónica, ya que este término surge oficialmente en 1856. Para más información, ver Mazzotti (2000). 3 Según Peter Hulme, el discurso colonial es «an ensemble of linguistically-based practices unified by their common deployment in the management of colonial relationships, an ensemble that could combine the most formulaic and bureaucratic of official documents [...] with the most non-functional and unprepossessing of romantic novels» (1992 [1986]: 2). Para otras definiciones, ver González Stephan y Costigan (1992), así como Poupeney Hart y Chacón Gutiérrez (2002). Aunque Rolena Adorno (1993) y Walter Mignolo (2003 [1995]) han criticado este concepto por razones legítimas, sugiero que todavía tiene sentido usarlo en relación con los escritos de mi corpus. 2

01.indd 14

07/08/2013 12:47:57

INTRODUCCIÓN

15

advenues en Maragnan (1615) de Yves d’Évreux.4 En una siguiente etapa examinaré El interior de Caparrós para estudiar un caso ilustrativo de la persistencia (probablemente paródica) de dicho discurso colonial en la narrativa latinoamericana del siglo XXI. Es innegable que lo que vincula los relatos de este corpus es su posible clasificación como crónicas. En efecto, tiene sentido relacionar escritos que pertenecen al mismo género, un género particularmente interesante por su hibridez y oscilación entre la ficción y la no ficción, con la intención de ofrecer un punto de vista singular sobre las estrategias retóricas usadas para describir un «nuevo» entorno.5 Otro aspecto que entrelaza las obras seleccionadas es el hecho de que se aúnan a los esfuerzos actuales por descubrir las conexiones entre los textos (pos)coloniales de las Américas más allá de las fronteras geográficas, lingüísticas o sociales, y cuyo mejor ejemplo son las conferencias organizadas por el profesor Ralph Bauer: «Summit of Early Ibero- and Anglo-Americanists» (Tucson, EE. UU., 2002) y «Beyond Colonial Studies» (Providence, EE. UU., 2004).6 En una disciplina como la de la crítica literaria donde se han ido subcategorizando las regiones culturales,7 su comparación es a la vez útil y necesaria, sobre todo cuando se trata de «zonas de contacto».8

Conforme a las normas de la colección Nexos y Diferencias, todas las cuales sigo en este libro, las citas de las obras en idiomas extranjeros (y, por ende, los títulos) aparecerán en su versión original. También, siempre y cuando sea posible, no repetiré el año de publicación de las fuentes primarias después de la primera cita. Respecto a los nombres foráneos, emplearé su forma castellana si esta es común. Quisiera agregar que la cursiva en las citas textuales refleja el énfasis del autor, a menos que se indique lo contrario. 5 Para un análisis de la crónica latinoamericana desde el siglo XVI hasta el XXI, ver el inicio del cap. 4. 6 No puedo dejar de precisar que mi propia territorialidad académica es extremadamente variada, dado que soy quebequense y, tras obtener un doctorado en la Universidad de Harvard, trabajo como latinoamericanista en la Universidad de la Columbia Británica. Al escribir en castellano espero establecer un diálogo múltiple con los (pos)colonialistas hispanohablantes que ejercen su profesión desde otras academias y discursos críticos. 7 «Durante la segunda mitad del siglo XX y fundamentalmente a partir de los años setenta, se comenzó con lentitud a trabajar en base a la percepción de la diversidad del continente, centrada en algunas áreas que pluralizan su perfil internamente, por una parte en matrices culturales distintas, por otra en función de la evolución histórica de éstas» (Pizarro 2005: 59). 8 El término contact zone fue acuñado por Mary Louise Pratt, quien lo definió de la manera siguiente: «“[C]ontact zone” is an attempt to invoke the spatial and temporal copresence of subjects previously separated by geographic and historical disjunctures, and whose trajectories now intersect» (1992: 7). 4

01.indd 15

07/08/2013 12:47:57

16

VISIÓN PERIFÉRICA

Con estos factores culturales en mente, me interesa plantear que en la época colonial el discurso periférico, aunque mantiene vínculos sólidos con el discurso canónico (como el de Hernán Cortés, entre otros autores), enfatiza algunos mecanismos discursivos y estrategias narrativas para retratar el medio físico y humano. Empleo el término periferia a lo largo del libro porque estos territorios fueron descuidados —tanto a nivel cultural como político— por el aparato colonial y percibidos como casi vacíos; es decir, a diferencia de los centros de los virreinatos de la Nueva España y del Perú, estaban desprovistos de monumentos culturales, organización urbana y sujetos «civilizados».9 Por consiguiente, representaban lo que no cabía en la visión de los nacientes imperios europeos y aquello de lo que se podía prescindir: lo exorbitante, lo bárbaro y lo ajeno. No obstante, es importante señalar que los exploradores de estas tierras no llegaron del todo a instaurar una separación concreta entre el espacio que ocupaban y el de los indígenas. Esta circunstancia provocó que lo «civilizado» y lo «salvaje» tuvieran que coexistir en el mismo lugar, acarreando visibles crisis de identidad y el frecuente cruce de la frontera moral por parte de los expedicionarios. En la época contemporánea dicha periferia consiste en inmensas regiones marginadas en el «interior» de América Latina que todavía resultan algo problemáticas para los centros geopolíticos como Buenos Aires, Río de Janeiro y São Paulo, entre otros.10

1. La emergencia de la periferia latinoamericana en la cultura colonial La periferia colonial se formó progresivamente debido a varios factores, como nos recuerda Benedict Anderson en Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism (1983): predominan la arbitrariedad de los límites impuestos por las primeras conquistas, la falta de Es indudable que los colonizadores necesitaban considerar estas regiones como vacías: según plantea Ernesto Livon-Grosman acerca de la Patagonia, «[l]a colonización, el encuentro con los indígenas, en última instancia la ocupación de un territorio y lo que habrá de ser la justificación de esa guerra de ocupación requieren de ese vaciado. Requieren que se presente a la Patagonia, a los indígenas y al territorio, como un fenómeno natural cuya historia se funde con la narrativa misma del viajero» (2003: 35). Además, Anne McClintock (1994: cap. 1) se refiere, desde las perspectivas feminista y racial, a los espacios vacíos como parte de la retórica imperial. 10 Por supuesto, es indiscutible que, pese a que este no sea mi enfoque principal, existen otros tipos de marginación sociocultural en las Américas, incluso en dichos centros urbanos. 9

01.indd 16

07/08/2013 12:47:58

INTRODUCCIÓN

17

comunicación entre las unidades administrativas y la especificidad de las políticas comerciales de Madrid respecto a cada zona económica (2006 [1983]: 52-53). La marginación de estas comarcas, no del todo sujetas al poder de la metrópoli, llama aún más la atención si se tiene en cuenta que, irónicamente, lo que se considera como la periferia de los imperios europeos cubre la parte más sustancial del área geográfica sudamericana, mientras que el núcleo del virreinato del Perú está situado en los márgenes centro-occidentales del continente, configuración que persiste hoy en día en los países andinos.11 Habría que añadir que, aunque en nuestro período posderridiano de teoría literaria se impone la deconstrucción del binarismo centro/periferia, me parece fundamental resaltar la relación jerárquica que se estableció entre dichas instancias, antes de subvertirlas. Sin duda alguna, la metrópoli colonial tenía numerosas razones para privilegiar los centros de la Nueva España y del Perú sobre los territorios periféricos. La riqueza inmediata y las recompensas sociales obtenidas por Cortés y los hermanos Pizarro como resultado de sus conquistas generaron un clima de euforia que tuvo notorias repercusiones en las crónicas y el arte visual de la época.12 Además, la cultura sofisticada y la organización social de los mayas, aztecas e incas eran admirables y fáciles de asociar con la sociedad monárquica de la patria europea. Por el contrario, el estatus de la periferia se fue determinando en contraste con las concentraciones urbanas, según se verá en el primer capítulo: los extensos espacios naturales carecían de todo lo que representaba la ciudad, como el orden y la civilización. En La ciudad letrada (1984) Ángel Rama lo explica en estos términos: «[T]odo orden implica una jerarquía perfectamente disciplinada, de tal modo que las ciudades americanas entraron desde el comienzo a una estratificación que, a pesar de sus cambios, fue consistentemente rígida e inspirada por los mayores o menores vínculos con el poder transoceánico» (18).13 Obviamente, en la periferia no existía la «ciuSobre la conformación de la América Latina colonial, ver el mapa que aparece al principio de Ceremonies of Possession in Europe’s Conquest of the New World, 14921640 (1995) de Patricia Seed. En cuanto a la concepción de la brecha entre las culturas costeña y serrana en el Perú, ver Gelles (2002: 250). 12 Respecto a estas representaciones, ver Rojas Mix (1992), así como Magasich y de Beer (2001). 13 Rama pone un énfasis particular en la ciudad latinoamericana: «Desde la remodelación de Tenochtitlan, luego de su destrucción por Hernán Cortés en 1521, hasta la inauguración en 1960 del más fabuloso sueño de urbe de que han sido capaces los americanos, la Brasilia de Lucio Costa y Oscar Niemeyer, la ciudad latinoamericana ha venido siendo básicamente un parto de la inteligencia, pues quedó inscripta en un ciclo de la cultura uni11

01.indd 17

07/08/2013 12:47:58

18

VISIÓN PERIFÉRICA

dad letrada», esa ciudad «no menos amurallada ni menos sino más agresiva y redentorista», «sacerdotal», el origen y templo de la alta cultura (25). El entorno, definido en función de su grado de urbanización, tenía entonces connotaciones simbólicas: como precisan Santa Arias y Mariselle Meléndez, coeditoras de Mapping Colonial Spanish America: Places and Commonplaces of Identity, Culture, and Experience (2002), «[p]lace influenced the way colonial Spanish America was created discursively, historically, culturally, politically, and legally» (16). Merece la pena observar que también los relatos de las conquistas de los centros de la Nueva España y del Perú eran impresionantes y más inteligibles que los de la periferia. Su estilo triunfalista era seductor y recordaba el género épico y/o las novelas de caballerías, correspondiendo así al «horizonte de expectativas» implícito en los mecanismos interpretativos del público lector. Las estrategias empleadas por Cortés para presentarse a sí mismo como modelo de conquistador y fiel vasallo del rey, según demuestra magistralmente Beatriz Pastor en Discursos narrativos de la conquista: mitificación y emergencia (1988 [1983]), tenían la capacidad de convencer al lector tanto de su valor personal como del de la conquista. Por otro lado, los textos provenientes de las áreas marginadas eran más ambiguos y revelaban los fracasos de la retórica imperial. Este juicio de valor es todavía más significativo si se considera que, en cierto sentido, la preferencia por las crónicas canónicas sobre las conquistas «heroicas» de los imperios «civilizados» azteca e inca, como las del propio Cortés y Pedro de Cieza de León, implica una valoración prefigurada que se ha mantenido hasta hoy en día en el campo de la crítica académica.14 Paradójicamente, las regiones «no civilizadas» se convirtieron al mismo tiempo en una fuente única de fascinación y maravilla para el ojo imperial, y fomentaron la producción de una gran cantidad de escritos literarios, etnográficos e históricos.15 Por ejemplo, el ya mencionado espacio enigmático de la Amazonía es un desafío crucial para numerosos historiadores, literatos y

versal en que la ciudad pasó a ser el sueño de un orden y encontró en las tierras del Nuevo Continente, el único sitio propicio para encarnar» (1984: 1). 14 Se podría argüir que cuando Cortés redactaba su Segunda carta de relación, su escritura era radicalmente periférica respecto de las colonias caribeñas. Sin embargo, es evidente que suele existir desde el inicio un gesto canonizador debido a la presencia de un espacio urbano prehispánico y/o colonial. 15 Se debe mencionar el valor poético de la Amazonía, atrapada entre la sombra y los reflejos de luz, frecuentemente descrita como una gruta o catedral, entre otros aspectos (Meunier y Savarin 1991 [1969]: 20).

01.indd 18

07/08/2013 12:47:58

INTRODUCCIÓN

19

científicos, desde la llegada de los primeros viajeros hasta nuestros días (Gaspar de Carvajal, Pedro Teixeira, Charles-Marie de La Condamine, Antonio de Ulloa, Alexander von Humboldt, José Eustasio Rivera, Mário de Andrade, Betty Meggers, John Hemming, Mario Vargas Llosa, Anna Roosevelt y Ana Pizarro, solo por nombrar a algunos).16 Es primordial destacar, como resultado, el carácter multicultural de esas inmensas zonas marginales, el cual se ve claramente reflejado en el corpus diverso de obras primarias que analizo aquí.17 En efecto, a pesar de mi marcada concentración en las letras hispánicas, incluyo también textos escritos por autores franceses y portugueses para demostrar que el contacto con los territorios periféricos generó una variante particular del discurso europeo, un hecho que pone en cuestión la idea misma de territorialidad.18 Cabe añadir que la periferia colonial abarca más áreas heterogéneas que las que elegí, como las islas del Caribe a las que llegó Cristóbal Colón en sus cuatro viajes.19 Por razones prácticas, me será imposible estudiar a fondo la producción cultural de la periferia en su totalidad, aunque me referiré a una variedad adecuadamente amplia de espacios marginados. Si se tiene en cuenta la naturaleza híbrida de las Américas, queda claro que la compartimentalización académica del mundo colonial a la que aludí más arriba tiene sus desventajas. John H. Elliott sostiene lo siguiente: 16 Para más información, ver la introducción a mi cap. 1. No olvidemos que esta región constituyó probablemente una fuente de fascinación para los autóctonos mismos. 17 Obviamente, no considero que se trate de una situación idílica sino de una «armonía imposible», término que emplea Antonio Cornejo Polar para caracterizar el contexto andino del Inca Garcilaso de la Vega (ver Cornejo Polar 1993). Asimismo, conviene examinar la pertinencia y capacidad productiva de conceptos como «heterogeneidad cultural» (Cornejo Polar), «culturas alternativas» (Lienhard), «hibridación» (García Canclini) o «pensamiento fronterizo» (Mignolo) para el análisis de textos sobre el contacto cultural en la época colonial y poscolonial. Para una mejor comprensión de los usos y abusos de la noción de hibridez, ver Mazzotti y Zevallos Aguilar (1996) o Bueno (2004) sobre el pensamiento del célebre teórico peruano, y De Grandis y Bernd (2000) sobre la importancia de cuestionar este concepto. 18 «Since the first decades of the sixteenth century, the modern world [...] had been dominated by a struggle between the three major European powers —Spain, France and Britain— for control of the non-European world. And the main theatre for that struggle had been America» (Pagden 1995: 2). No obstante, existen diferencias entre los acercamientos propios de estos imperios; por ejemplo, solo los españoles actuaron como conquistadores, dando lugar a los criollos, quienes se autodefinieron en relación con la aristocracia de la conquista del Nuevo Mundo. 19 Ver Benítez Rojo (1989) para más detalles sobre la riqueza de la herencia cultural caribeña como resultado de sus diversas experiencias coloniales.

01.indd 19

07/08/2013 12:47:59

20

VISIÓN PERIFÉRICA

Intensity of research, whether on the Caribbean colonies, colonial Mexico, or British North America, has inevitably led to a narrowing of focus. Regions have been broken up into subregions and colonial empires have been fragmented into a congeries of individual historical units, leaving a great divide even between specialists working on the same empire [...]. [I]n spite of the marked differences between the two colonizing powers, the settler communities which they established had a number of characteristics and problems in common (1987: 3).

Para evitar este tipo de divisiones artificiales, el análisis comparativo de las obras de mi corpus puede ser realmente fructífero en términos de aportar a los estudios coloniales una perspectiva alternativa sobre el proceso de conquista en su dimensión discursiva y experiencial, así como un panorama más complejo de la «invención» europea de América.20 En este sentido, mi trabajo ofrece «otro» discurso y una imagen americana más completa, además de mostrar de manera concreta que el colonialismo (y, por ende, el discurso colonial) no es homogéneo ni operó de la misma forma en todas las regiones del mundo, ni tampoco dentro de un mismo continente, incluso cuando se comparten el objetivo político y elementos de su formulación retórica.21 En la época contemporánea, después de los planteamientos sobre el imperialismo que han tendido a presentar tal fenómeno como más o menos uniforme (los de Jean-Paul Sartre, por ejemplo), se ha tratado de matizar estas afirmaciones, pero no de modo suficiente.22 Quisiera insistir en que, desde los márgenes, los escritos «menores» tienen la capacidad y el poder de cuestionar y/o modificar las distintas manifestaciones locales del discurso colonial canónico. Conviene añadir que otro aspecto notable de la formación de la periferia colonial, y por lo tanto de su representación en un corpus considerado como secundario, es la falta de autores parecidos al Inca Garcilaso de la Vega o Felipe Guamán Poma de Ayala para expresar su propia visión de la conquista 20 La invención de América: investigación acerca de la estructura histórica del Nuevo Mundo y del sentido de su devenir (1958) de Edmundo O’Gorman es un estudio fundamental sobre la construcción ideológica del continente americano. 21 Respecto a las estrategias de dominación europea en el caso latinoamericano, ver Galeano (2004 [1971]), cuyo clásico libro continúa siendo influyente hoy en día. Sobre la ideología del colonialismo a nivel mundial, ver Blaut (1993) y Thomas (1994), entre otros. 22 «Those who today emphasize its geographical and historical differences may in effect be only repeating uncritically colonialism’s own partitioning strategies. Yet at this point in the postcolonial era, as we seek to understand the operation and effects of colonial history, the homogenization of colonialism does also need to be set against its historical and geographical particularities. The question for any theory of colonial discourse is whether it can maintain, and do justice to, both levels» (Young 1995: 165).

01.indd 20

07/08/2013 12:47:59

INTRODUCCIÓN

21

española y la cultura invadida, aunque este hecho no le reste trascendencia. Hasta el siglo XVIII los habitantes de los territorios periféricos produjeron pocos registros escritos u otro tipo de semiosis colonial, término acuñado por Walter Mignolo,23 permitiendo que la etnohistoria, la arqueología y la transcripción contemporánea de mitos populares constituyeran unas de las fuentes de conocimiento más estimables.24 Desde entonces se han publicado numerosas recopilaciones de cuentos o leyendas indígenas de la Amazonía y demás espacios marginados,25 pero a pesar del valor etnográfico y literario de estos documentos, sigue siendo difícil, e incluso insensato, averiguar si algunos relatos orales se remontan, sin cambios, al período de los primeros contactos con los europeos. Lo que sí es posible es examinar ciertos casos de resistencia amerindia que han ingresado en las letras coloniales.26 Si bien dichos casos aparecen mediatizados por el discurso europeo oficial y suelen servir de contraejemplos o «escarmientos», es digno de interés referirse a ellos. Finalmente, vale recordar que la importancia de los textos marginales se debe también a que han contribuido a definir las identidades regionales del continente latinoamericano y, como mencioné, han permanecido en el imaginario de las naciones modernas. En efecto, es innegable que están relacionados con asuntos de gran actualidad, tales como la destrucción de la Amazonía y la segregación de los autóctonos en las zonas periféricas.

Mignolo define este concepto en los siguientes términos: «However, when pushed to the limit, the notion of colonial discourse, desirable and welcome as it is, is not the most comprehensive one we can concoct to apprehend the diversity of semiotic interactions in colonial situations and, thus, to shed more light on the darker side of the Renaissance. The notion of discourse, although it embodies both oral and written interactions, may not account for semiotic interactions between different writing systems, such as the Latin alphabet introduced by the Spaniards, the picto-ideographic writing system of Mesoamerican cultures, and the quipus in colonial Peru» (2003 [1995]: 7-8). 24 Ver, entre otros, Meunier y Savarin (1991 [1969]), así como Sá (2004). 25 Ver Nimuendajú (1914), Koch-Grünberg (1917-1923), Armellada (1964), Stradelli (1964 [1890]), Cadogan (1970 [1965] y 1992 [1959]), Reichel-Dolmatoff (1971), Roe (1982), Brandão de Amorim (1987 [1928]), etc. 26 Para un panorama general de la historia de la resistencia indígena en América Latina, ver, por ejemplo, Oliva de Coll (1974) y Kicza (1993). 23

01.indd 21

07/08/2013 12:47:59

22

VISIÓN PERIFÉRICA

2. Un salto hacia adelante: la configuración de la periferia latinoamericana en la cultura contemporánea Tras la descripción anterior de la periferia colonial, me propongo abordar la recurrencia de ciertos modelos provenientes de los siglos XVI y XVII en la época contemporánea, más allá de las obvias diferencias. En otras palabras, me interesa indagar cómo varias de mis observaciones acerca de los escritos coloniales vuelven a ser vigentes para el estudio de la narrativa latinoamericana (en particular la cronística) de los siglos XX y XXI. Es consabido que la Amazonía, el Gran Chaco y el Maranhão siguen siendo áreas hasta cierto punto marginadas y alejadas de los centros de poder urbanos.27 Sin embargo, a pesar de haber sido denigrados en mayor o menor grado y grandemente diezmados, los pueblos de estas regiones periféricas desempeñan un papel primordial en la (re)construcción discursiva y práctica de los países modernos. De hecho, la periferia ayuda a explorar la identidad nacional, como demuestra Caparrós en El interior al preguntarse en qué consiste ser argentino a lo largo de su viaje al norte del país. No sorprende, empero, que este tipo de reconocimiento no sea homogéneo: si bien los indígenas forman una parte integral del inconsciente político del Brasil, según explican Alcida Rita Ramos (1998) y David Treece (2000), en la Argentina la otredad étnica ha sido «olvidada», al decir de Susana Rotker (1999), en un proceso de blanqueamiento ideológico.28 En cuanto a la casi omnipresencia de la naturaleza en esos espacios, los ecosistemas gigantescos como la cuenca amazónica y la cuenca del Plata, merced a su riqueza ecológica y diversidad biológica, llaman cada vez más la atención mundial por concebirse como fundamentales para desarrollar estrategias alternativas de sostenibilidad medioambiental.29 En el campo de la literatura contemporánea, las periferias nacionales han logrado cierto protagonismo e inspirado una gran cantidad de obras notables: Os sertões: campanha de Canudos (1902) y otros libros de Euclides da CuPor ejemplo, pese a avances considerables como la fundación de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) en 1984, un informe de la organización Survival acaba de declarar que alrededor de quince grupos aislados de la Amazonía peruana corren peligro de extinción por la pérdida de sus tierras y la exploración petrolífera (ver «Los indígenas aislados» [2012a]). Entre ellos, los awás, por los cuales Colin Firth lanzó una campaña en abril de 2012, son una tribu en vías de extinción (ver «La tribu más amenazada de la Tierra» [2012b]). 28 Para más información, ver la conclusión del cap. 2 del presente libro. Sobre la complejidad del concepto de etnicidad, ver Fenton (2003). En cuanto a la noción de inconsciente político, ver Jameson (1981). 29 Ver el sitio web Cuenca del Plata-Gran Chaco. 27

01.indd 22

07/08/2013 12:47:59

INTRODUCCIÓN

23

nha, La vorágine (1924) de José Eustasio Rivera, O turista aprendiz (1927) de Mário de Andrade, Los pasos perdidos (1953) de Alejo Carpentier, La casa verde (1965) y El hablador (1987) de Mario Vargas Llosa, Maíra (1976) de Darcy Ribeiro, El entenado (1983) de Juan José Saer, Un viejo que leía novelas de amor (1989) de Luis Sepúlveda, La tierra del fuego (1998) de Sylvia Iparraguirre, Rouge Brésil (2001) de Jean-Christophe Rufin,30 Los conjurados del Quilombo del Gran Chaco (2001) de Augusto Roa Bastos, Ursúa (2005) y El país de la canela (2008) de William Ospina, entre muchas otras.31 Asimismo, en el cine argentino y brasileño se manifiesta hoy en día un resurgimiento del interés por ese remoto «interior», variado y multifacético, en las siguientes películas: La ciénaga (2001) y La mujer sin cabeza (2008) de Lucrecia Martel, Historias mínimas (2002) de Carlos Sorín, Nordeste (2005) de Juan Solanas, Casa de areia (2005) de Andrucha Waddington, Nosilatiaj. La belleza (2011) de Daniela Seggiaro y As hiper mulheres (2011), un documental en kuikuro y portugués dirigido por Carlos Fausto, Leonardo Sette y Takumã Kuikuro. Incluso varios directores extranjeros demuestran su fascinación por los lugares marginados; por ejemplo, además de The River, contamos con las destacadas películas de Werner Herzog sobre la Amazonía: Aguirre, der Zorn Gottes (1972) y Fitzcarraldo (1982).32 A mi modo de ver, se trata de una lenta tendencia hacia la reivindicación de un área menor que todavía se desprecia y subestima, denegándole estatus artístico y cultural.33 Con esta producción literaria y cinematográfica en mente, me planteo redefinir la clasificación binaria entre interior y centro, y estudiar la relación tensa y ambigua de América Latina con sus periferias, desde el siglo XVI hasta el presente. No hay duda de que el tropo de la marginación, con el desprecio o la atracción que conlleva, es todavía sumamente actual y verdaderamente urgente.

30 Existe una adaptación televisiva de Rouge Brésil, llevada a cabo por Sylvain Archambault (2012). 31 Entre los textos menos conocidos, se encuentran El abuelo: novela histórica costumbrista chaqueña (2002) de Elio Montes Sánchez, El Dorado en el Amazonas (2009) de Fernando Bermúdez Ardila y Agua clara en el Alto Amazonas (2010) de Marco Tulio Aguilera. 32 Por supuesto, el interior no está exento de representaciones erróneas, como en The Road to El Dorado (2000), película dirigida por Eric «Bibo» Bergeron y Will Finn en la que se reúnen elementos de las culturas olmeca, maya, azteca y chibcha, además de asociar a Cortés con la búsqueda de El Dorado. 33 Rita De Grandis aclara, en una entrevista con Xavier Lasso para el programa Palabra suelta, que debido a la condición posmoderna el eje cultural cambió al romper con el mito de la megaciudad y el ensayismo de Ezequiel Martínez Estrada.

01.indd 23

07/08/2013 12:48:00

24

VISIÓN PERIFÉRICA

Desde luego, es importante precisar que, para entender la periferia latinoamericana de los siglos XX y XXI, conviene tener en cuenta la discusión sobre los términos región, literatura regional/regionalista y escritores del NOA-NEA, los cuales han sido ampliamente superados por la crítica desde los años 1940 hasta nuestros días. Me referiré a estos conceptos en el apartado siguiente, apoyándome en las observaciones del especialista argentino Pablo Heredia. Finalmente, se debe deducir de los comentarios expuestos hasta ahora que, desde la sociedad colonial hasta la contemporánea, existe un estrecho vínculo entre lo marginado y lo canónico a nivel cultural, a pesar de la clara disparidad que los separa. A lo largo de este libro veremos que casi no se puede aislar el corpus «periférico» del corpus más prestigioso, ya que el uno remite constantemente al otro, lo que crea una red de conexiones intertextuales muy complejas. Así, ambos tipos de espacio —las zonas marginadas y los centros (culturales, económicos o políticos)— son categorías flexibles que se definen por una marcada fluidez, en tanto significantes vacíos que se van reconfigurando territorialmente junto con otras variables con las que interconectan o entran en conflicto, resignificándose en distintas situaciones.34 Por consiguiente, intentaré demostrar cuán operativas y lábiles son estas nociones para la lógica imperial, indicando cómo y por qué en un determinado momento se desestima una región, y proponiendo que la periferia es tal vez uno de los términos del discurso (pos/neo)colonial que ineludiblemente dependen de un «Otro periférico» para reafirmar su poder.

3. Reflexiones teórico-críticas Desgraciadamente, los cronistas y la Corona no son los únicos en haber privilegiado los textos sobre los centros de los principales virreinatos. En nuestros días la falta de interés por el corpus colonial de la periferia se ha reflejado en el área de la crítica literaria. Si bien han aparecido hace poco algunos trabajos sobre el impacto de la producción cultural de la Amazonía en la literatura hispanoamericana contemporánea, siendo Rain Forest Literatures: Amazonian Texts and Latin American Culture (2004) de Lúcia Sá un estudio innovador, las investigaciones sobre esta problemática en el período 34 Por ejemplo, es interesante recordar que en el siglo XX, y más precisamente durante el boom del caucho, la selva amazónica fue un territorio de gran explotación de materia prima que se resistió a la territorialidad nacional, aunque nunca llegó a ser un centro propiamente dicho.

01.indd 24

07/08/2013 12:48:00

INTRODUCCIÓN

25

(pos)colonial son muy escasas. En cambio, se nota una atracción creciente (y merecida) por la cultura urbana colonial en los escritos de Susan Migden Socolow y Louisa Schell Hoberman (1986), Richard L. Kagan y Fernando Marías (2000), Boris Muñoz y Silvia Spitta (2003), Porfirio Sanz Camañes (2004), Stephanie Merrim (2010) y Gisela Heffes (2013), entre otros. En este apartado haré una reseña necesaria de los libros teóricos y críticos que, junto a los ya mencionados, me ayudaron explícita o implícitamente a indagar en un campo poco explorado. Respecto a la noción de periferia, me parece apropiado reorganizar el espacio escritural desde una perspectiva que sigue algunas líneas establecidas por los autores de Negotiated Empires: Centers and Peripheries in the Americas, 1500-1820 (2002), antología editada por Christine Daniels y Michael V. Kennedy.35 Muchos de los ensayos recogidos en este volumen revisan y hacen aportaciones críticas a las propuestas sobre la relación entre centro y periferia expuestas en los años 1960 y 1970 (por Günther Frank, Immanuel Wallerstein, etc.) como aparato interpretativo de los intercambios desiguales que producían subdesarrollo y dependencia tanto en América Latina como en otras partes del mundo. Este enfoque rearticula de una manera más detallada tales nociones y las devuelve a los terrenos cultural, económico y social. Por ejemplo, el trabajo de Turner Bushnell distingue entre periferia interna y externa, así como entre periferia y frontera, grupo de conceptos que me permitirá caracterizar los vínculos entre los sitios descritos en mi corpus y las actitudes que asumen los narradores inscritos en ellos. Me gustaría sugerir que, además de lo que compete a la base cultural, los planteamientos textuales están determinados por cuestiones de inserción espacial que deben ser examinadas desde esta doble perspectiva. Considérese, como caso ilustrativo, la visión demonizante del río Amazonas que expresan Francisco Vázquez y Lope de Aguirre, y contrástese con la que manifiesta Cristóbal de Acuña. Antes de seguir adelante, es imperativo insistir en que el presente libro se ocupa sobre todo de los mecanismos retóricos empleados para referirse a la periferia y sus habitantes.36 Discursos narrativos de la conquista de Pastor es una obra crítica excepcionalmente informativa a este respecto. Su principal aporte consiste en formular dos tipos de discursos organizadores, el discurso mitificador y el discurso del fracaso, cuyas máximas representaciones son, respectivamente, la Segunda carta de relación (1520) del aludido Cortés y 35 Para una serie de reflexiones sobre el rol actual del interior de América Latina, ver el estudio interdisciplinario editado por Potthast-Jutkeit, Kohut y Kohlhepp (1999). Sobre las prácticas de exclusión social y geográfica en Occidente, ver Sibley (1995). 36 Sobre la historia de la retórica, ver Meyer (1999).

01.indd 25

07/08/2013 12:48:00

26

VISIÓN PERIFÉRICA

los Naufragios (1542) de Álvar Núñez Cabeza de Vaca.37 Esta distinción resulta útil para desarrollar la discusión sobre los componentes del canon y de los escritos marginales. Sin embargo, como es natural, complementaré el clásico ensayo de Pastor con publicaciones posteriores y las problemáticas emergentes en la crítica literaria. También de gran relevancia para el análisis del lenguaje utilizado en los textos coloniales, Ceremonies of Possession in Europe’s Conquest of the New World, 1492-1640 (1995) de Patricia Seed compara los discursos de posesión inglés, francés, español y portugués con un énfasis particular en los ritos de apropiación y despojo siempre implícitos en el acercamiento europeo al Nuevo Mundo. Es evidente que este conjunto de monografías cubre gran parte de mi campo de interés al confrontar documentos de distintos orígenes.38 En cuanto a la noción de marginalidad, cabe aclarar que mi propio trabajo se ha inspirado de manera implícita en los numerosos estudios teóricos sobre las culturas segregadas.39 Entre ellos, se encuentran las reflexiones que surgieron en el seno del Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos, algunas de las cuales están recogidas en The Latin American Subaltern Studies Reader (2001) de Ileana Rodríguez, como es el caso de las de John Beverley, Walter Mignolo, Alberto Moreiras, José Rabasa, Doris Sommer, Marc Zimmerman y la misma Rodríguez, entre otros. Un aspecto significativo de los estudios subalternos es su concepción del subordinado (ya sea indígena o no, mujer u hombre) como agente cambiante y sujeto activo, lejos de ser un objeto pasivo que tiende a ser victimizado. En efecto, en la introducción a su «Founding Statement» (1993), o «Manifiesto inaugural», dicho grupo proclama: The subaltern, in other words, is not only acted on, despite the tendency in traditional paradigms to see it as a passive or «absent» subject that can be mobilized only from above; it also acts to produce social effects that are visible, if not always predictable or understandable, by these paradigms or the state policies and research projects they authorize. It is the recognition of this role of the subaltern, how it curves, alters, modifies our life strategies of learning, understanding, and

37 Es importante diferenciar entre una marginalidad espacial o política y otra definida por la etnicidad de los agentes. Cabeza de Vaca puede considerarse marginal o periférico por haber establecido un discurso del fracaso en sus Naufragios y ocuparse de un espacio no urbano, pero no en relación a su posición en la administración colonial. 38 Respecto al colonialismo comparado, ver Bennassar (1980), Bitterli (1986), Elliott (1987), Pagden (1995 y 2001) y Hart (2003 y 2005), entre otros. 39 En cuanto a las obras críticas relativas a esta cuestión, ver, por ejemplo, Lienhard (1991) sobre los largos procesos de marginación en la cultura latinoamericana.

01.indd 26

07/08/2013 12:48:00

INTRODUCCIÓN

27

research, that underlies the doubts besetting these traditional disciplinary and historiographic paradigms [...] (111-112).40

A pesar de estas ventajas de los estudios subalternos y su papel esencial en la redefinición de los sujetos marginados, concuerdo con Yolanda Martínez-San Miguel cuando sostiene que el boom de este movimiento nos llevó a pasar por alto las sinuosidades o complejidades de las relaciones de poder entre subalternidad y hegemonía, de ahí la necesidad de una lectura que tiene en cuenta la ambigüedad inherente a los individuos coloniales: «To decolonize our critical interventions we should acknowledge the intrinsic contradictions and ambiguities of the colonial subjectivities we are analyzing here» (2008: 139).41 Por lo tanto, From Lack to Excess: «Minor» Readings of Latin American Colonial Discourse (2008) de Martínez-San Miguel es un excelente libro que se acerca a los estudios coloniales con un énfasis en la minoría (o estudios menores). Para leer los textos coloniales en clave «menor», la crítica puertorriqueña se basa en la teoría expuesta por Gilles Deleuze y Félix Guattari en Kafka: pour une littérature mineure (1975), la cual ofrece una definición ya clásica: «Une littérature mineure n’est pas celle d’une langue mineure, plutôt celle qu’une minorité fait dans une langue majeure» (29).42 Apoyándose en las características de lo que estos teóricos llaman «literatura menor» (es decir, la desterritorialización, la dimensión política y la enunciación colectiva, junto con su condición revolucionaria [2008: 18-19]), Martínez-San Miguel se propone detectar los momentos en que los relatos coloniales devienen menores frente a la literatura imperial, probando los límites del lenguaje para expresar la realidad americana (38).43 Florencia Mallon corrobora esta visión del subalterno: «[N]o subaltern identity can be pure and transparent; most subalterns are both dominated and dominating subjects, depending on the circumstances or location in which we encounter them [...]. To see both sides at the same time, to mark the heroism and the treachery, is most certainly a challenge» (1994: 1511). Por consiguiente, no se debe olvidar que el subalterno se encuentra a veces involucrado en cuestiones de complicidad con el orden colonial ni que, obviamente, no todos los indígenas están marginados. 41 Para una discusión exhaustiva de las contribuciones y lagunas de los estudios subalternos, ver Mallon (1994), Moraña (1997), Beverley (1999) y Rodríguez (2001b). 42 En From Lack to Excess se usa la traducción de este libro al inglés, Kafka: Toward A Minor Literature (1986). 43 He aquí su definición de las minorías y, por ende, del discurso minoritario: «Minorities are currently conceived of as sectors of a population that have been traditionally excluded from institutional or official forms of representation and/or power and as such are protected by law. Thus, a minority is simultaneously a disenfranchised col40

01.indd 27

07/08/2013 12:48:01

28

VISIÓN PERIFÉRICA

En este sentido, la originalidad de este ensayo radica en el manejo del concepto de literatura menor para intentar superar las limitaciones de los estudios actuales (coloniales, poscoloniales, transatlánticos y de la modernidad temprana) y, de este modo, arrojar una nueva luz sobre el canon literario colonial. Si bien ya se ha recurrido a la teoría sobre la escritura menor para abordar las letras (pos)coloniales, como en los casos de la literatura francófona y anglófona,44 esta combinación resulta novedosa en relación con el corpus de la literatura hispanoamericana colonial. Una contribución sustancial de dicho trabajo consiste precisamente en concebir la escritura menor en su acepción más amplia. Mientras que la tendencia predominante en esta área de estudio, tal como se ve claramente ilustrada en el brillante libro Proceed with Caution, When Engaged by Minority Writing in the Americas (1999) de Doris Sommer, es privilegiar la producción literaria de los sujetos (pos)coloniales marginados (indígenas, africanos, mestizos, criollos y mujeres), Martínez-San Miguel opta por incluir también textos pertenecientes al canon literario colonial dentro de la categoría del «discurso minoritario» (2008: 38-39). Así, aunque la selección de obras primarias diste de ser original, lo es decididamente el punto de vista de la autora. No cabe duda de que valoro el planteamiento principal de Martínez-San Miguel, según el cual los textos canónicos pueden ser menores respecto al centro de poder imperial. No obstante, me propongo enfatizar la importancia de complementar este enfoque con el análisis de un corpus menor (es decir, menos conocido o más marginado) con el fin de resaltar su carácter singular y su aporte considerable a los estudios coloniales y poscoloniales. Al igual que esta crítica puertorriqueña (y muchos otros especialistas), prestaré atención a las ambigüedades del discurso colonial. Aunque los primeros capítulos de la presente obra se concentran en la versión de los colonizadores, trataré de revelar las tensiones entre estos y los damnés de la terre (los «condenados de la tierra»), en términos de Fanon, así como la agencia indígena que se encuentra en las fisuras textuales, sin negar por ello la intensidad de la violencia empleada en los actos de conquista. En otras palabras, aunque reconozca que el poder colonial significa control,45 prefiero hacer lectivity and a politically visible entity [...]. Minority discourse presupposes a system of incorporation within the hegemonic discourse and official politics that parallels literary recreation of marginal voices as a legitimate way of forging official and public spaces of representation» (29). 44 Ver Bensmaïa (1993) y Harrison (2003), así como Hogan (2000) y Flannery (2009), respectivamente. 45 Ver Mignolo (2005: 32).

01.indd 28

07/08/2013 12:48:01

INTRODUCCIÓN

29

hincapié en instancias donde dicho control se critica o se quiebra. Asimismo, es imprescindible cuestionar los estereotipos y las ideas preconcebidas sobre las regiones periféricas, rechazando una visión estática de lo marginado. En efecto, «The Myth of Authenticity: Representation, Discourse and Social Practice» (1994) de Gareth Griffiths y la definición del concepto de marginalidad en Post-Colonial Studies: The Key Concepts (1995), una antología editada por Bill Ashcroft, Helen Tiffin y el mismo Griffiths, nos recuerdan que no es apropiado idealizar a las poblaciones indígenas, encasillándolas en la categoría de «auténticas». Desde una perspectiva más amplia todavía, además de los estudios coloniales propiamente dichos (incluyendo los trabajos canónicos de Rolena Adorno, Walter Mignolo, Peter Hulme y Catherine Poupeney Hart, entre otros), la crítica poscolonial del célebre teórico Homi K. Bhabha y las propuestas de revisión de dicha crítica (José Antonio Mazzotti, Kyung-Won Lee) han resultado muy productivas.46 Por ejemplo, la noción de ambivalencia colonial desarrollada por Bhabha sirve para considerar las culturas representadas en las obras en estudio como cambiantes, dinámicas y no siempre marginadas.47 Sin embargo, conviene notar que cada vez que utilizo un concepto clave de este teórico, tal como la misma ambivalencia o la mímica, lo matizo en función de la especificidad del contexto latinoamericano colonial.48 46 A nivel general, consulté libros fundamentales sobre el poscolonialismo, tales como los de Williams y Chrisman (1994), Ashcroft, Griffiths y Tiffin (1994 y 1995), y Young (2003). Thomas (1994) también discute las teorías de Edward Said, Homi K. Bhabha y Gayatri Chakravorty Spivak, quienes constituyen la «Santa Trinidad» del poscolonialismo, según Young (1995: 163). Ver, además, el famoso y mal entendido ensayo de Spivak (1988). 47 Respecto a la ambivalencia colonial, ver Bhabha (2004 [1994]: cap. 4). 48 Entre los aspectos que se suelen pasar por alto, Mazzotti menciona el hecho de que «durante los siglos XVI y XVII las relaciones de poder y dominación están orientadas ante todo por una voluntad oficial de llevar verdades religiosas consideradas inapelables al centro mismo de la subjetividad de los dominados, en este caso las poblaciones indígenas. Esto, naturalmente, no elimina ni necesariamente supera las consecuencias prácticas de la política imperial ni los deseos individuales de peninsulares advenedizos por un enriquecimiento súbito. Sin embargo, el análisis del discurso “colonial” hispanoamericano debe inevitablemente pasar por el tamiz de esta concepción trascendentalista de las operaciones dominantes —con su preocupación neotomista por el “bien común” y la “gloria externa de Dios”— si desea mantenerse en contexto» (2000: 20). Asimismo, los editores de Coloniality at Large: Latin America and the Postcolonial Debate (2008), Mabel Moraña, Enrique Dussel y Carlos A. Jáuregui, insisten en las consecuencias de las diferencias temporales entre el colonialismo en Hispanoamérica y la India: «The differential quality of Latin American colonial history suggests that the phenomenon of imperial expansion

01.indd 29

07/08/2013 12:48:01

30

VISIÓN PERIFÉRICA

Tampoco puede pasar desapercibido que este libro se une a la corriente de publicaciones, como las de Álvaro Félix Bolaños y Gustavo Verdesio (2002), Rolena Adorno (2007) o Carlos A. Jáuregui (2008 [2005]), que analizan las conexiones entre la literatura colonial y la contemporánea.49 Dentro de este marco, una noción fundamental, sobre todo para el último capítulo, es claramente la de legado colonial. A pesar de su aparente sencillez, constituye un concepto bastante polémico que ha suscitado un debate notable en torno a la metodología que se suele emplear para manejarlo. Por ejemplo, el punto de vista de Ricardo J. Kaliman al respecto, tal como lo expone en «What is “Interesting” in Latin American Cultural Studies» (1998), es particularmente radical: «[T]hough it is used in the desire to reveal and condemn, [el concepto de legado colonial] is in fact limited to emphasising the analogy that can be established between cultural elements in the past and in the present, and generally ignoring the specific form that these elements assume in practical contemporary consciousness» (263). No obstante, se puede observar cierto cambio desde la puesta en circulación del artículo de Kaliman, gracias a libros como Colonialism Past and Present: Reading and Writing about Colonial Latin America Today (2002), editado por Bolaños y Verdesio. En el primer ensayo de este volumen colectivo, «Colonialism Now and Then: Colonial Latin American Studies in the Light of the Predicament of Latin Americanism», Verdesio responde a la crítica de Kaliman para justificar el enfoque elegido: «The strategy of studying colonial legacies is not, in my opinion, another way of justifying mere analogies, but a tool for understanding the genesis of current situations of social injustice» (2002a: 2); por lo tanto, este concepto «entails a notion of change and historical process, contrary to Kaliman’s belief that it ignores the workings of the mechanisms of social reproduction (1988, 263)» (2). Concuerdo en que, al discutir los legados coloniales, es posible tener en cuenta la especificidad de la condición neocolonial de hoy, sin establecer analogías de manera automática. A mi modo de ver, tampoco se trata de criticar ferozmente a los autores que emplean, tal vez sin pensarlo, estrategias retóricas propias de las crónicas coloniales, sino de has, in the Western world, a genealogy that is much longer and more complex than the one generally considered by postcolonial studies. Spanish and Portuguese colonialism triggered, during the sixteenth and seventeenth centuries, a long series of political, economic, and cultural processes which —with the support of an intricate and diversified web of projects and discourses— instituted modernity» (8). 49 En Colonial Legacies: The Problem of Persistence in Latin American History (1999) Jeremy Adelman ya se interesa por las huellas culturales del pasado colonial en el campo de la historia latinoamericana.

01.indd 30

07/08/2013 12:48:01

INTRODUCCIÓN

31

entender mejor la trayectoria de dichas estrategias y su relevancia en la actualidad. Así, en este libro me propongo considerar la complejidad del proceso por el cual persisten las huellas del sistema colonial en la narrativa cronística contemporánea de América Latina, respetando las sutilezas que implica la comparación entre el pasado colonial y su repercusión en el presente. Para esclarecer los vínculos que existen entre la época colonial y su legado actual, The Polemics of Possession in Spanish American Narrative (2007) de Adorno es una obra crítica que resulta sumamente valiosa.50 Esta especialista insiste en la importancia de leer los textos coloniales para interpretar la literatura moderna, aclarando las relaciones que los ligan: «I present my arguments in the conviction, based on many years of study, that Latin American literature today, or at least Latin American literature through the period of the literary Boom in the 1960s and 1970s, cannot be read without (or, rather, is best read with) its antecedents from the Spanish colonial era» (xiii). En otras palabras, la autora arguye que «the narrative web created by writers in sixteenth- and early seventeenth-century Spain and America constitutes the living core of the Spanish American literary tradition» (xiv). Más exactamente, declara que los mejores escritores latinoamericanos contemporáneos reciclaron los relatos de la conquista: «The sixteenth-century accounts of encounter, conflict, and destruction have kindled the imaginations of Latin America’s novelists from the post-World War II years to the present. The best of Latin America’s writers renewed these narratives and transformed them, making them our stories, too» (3). Estos comentarios contribuyen a fortalecer la estrecha conexión entre la cultura colonial y su reciclaje (muchas veces implícito) en las obras contemporáneas que suelen ser celebradas, un tanto paradójicamente, por sus rasgos (pos)modernos. Además de estudiar el legado literario de las crónicas en términos de las figuras y los temas que se reformulan en la literatura de hoy —Adorno se refiere a que «these figures and the ideas they espoused have stepped out of the pages they authored and into the present» (16)—, deseo rastrear sus

50 American Pentimento: The Invention of Indians and the Pursuit of Riches (2001) de Seed es otro libro que examina las relaciones entre el pasado colonial y la época contemporánea en América Latina desde un doble enfoque legal y cultural. Asimismo, Le livre noir du colonialisme, XVIe-XXIe siècle: de l’extermination à la repentance (2003), dirigido por Marc Ferro, traza la historia del colonialismo moderno hasta nuestros días. Cabe agregar que el clásico libro The Colonial Heritage of Latin America: Essays on Economic Dependence in Perspective (1970) de Stanley y Barbara Stein estudia el legado colonial a nivel económico.

01.indd 31

07/08/2013 12:48:02

32

VISIÓN PERIFÉRICA

manifestaciones más subterráneas, las resonancias que forman parte de la retórica e incluso de la estructura narrativa. Así, aunque dichos temas —como la soberanía, la lucha por la justicia, los derechos humanos, etc. (19)— y figuras —sobre todo Bartolomé de las Casas (18)— son fascinantes, prefiero enfocarme en las reconsideraciones más sutiles y ambiguas. Estas reflexiones permiten abordar una noción crucial que atravesará mi trabajo en su totalidad y vinculará los textos del corpus entre sí: la colonialidad.51 Acuñada por Aníbal Quijano en los años 1990 y consagrada por él en el término «colonialidad del poder»,52 luego desarrollada por Mignolo (entre otros críticos), la colonialidad se distingue del colonialismo al no referirse a los períodos históricos en los que se estableció el sistema de colonización. En cambio, constituye una matriz de poder inseparable de la descolonización y la modernidad. Mignolo explica: «Coloniality» is instead a logical matrix, an epistemic mechanism to classify people around the planet and to rank them in relation to the invisible matrix provided by the enunciator that naturalized hierarchies and justifies domination. «Modernity» and its invisible side «coloniality» tell the story of five hundred years: a triumphal and universally desired modernity that has to leave behind everything that is nonmodern. «Coloniality» emerges in the arguments that justified

51 Pese a que este término ha sido atacado por ser un anglicismo que se puso de moda con la llamada teoría poscolonial, resulta pertinente aquí, dado que se refiere a una larga trayectoria que llega hasta el presente. Sobre este concepto, ver los trabajos de los miembros del grupo de la «colonialidad del poder»: además de Quijano, Edgardo Lander, Enrique Dussel, Catherine Walsh, Javier Sanjinés, Fernando Coronil, Oscar Guardiola, Ramón Grosfoguel, Freya Schiwy, Nelson Maldonado-Torres y Santiago CastroGómez (Beverley 2002: 49-50). El ensayo de Castro-Gómez, «(Post)Coloniality for Dummies: Latin American Perspectives on Modernity, Coloniality, and the Geopolitics of Knowledge», es particularmente relevante: por ejemplo, se plantea que «during the 1990s, Quijano broadened his perspective, affirming that colonial power cannot be reduced to economic, political, and military domination of the world by Europe, but that it involves also and primarily the epistemic foundations that supported the hegemony of European models of production of knowledge in modernity [...]. For Quijano, the critique of colonial power must necessarily entail the critique of its epistemic nucleus (Eurocentrism), that is, a critique of the type of knowledge that contributed to the legitimization of European colonial domination and its pretenses of universal validation» (2008: 280). 52 «Esto quiere decir que la colonialidad del poder basada en la imposición de la idea de raza como instrumento de dominación, ha sido siempre un factor limitante de estos procesos de construcción del Estado-nación basados en el modelo eurocéntrico, sea en menor medida como en el caso norteamericano o de modo decisivo como en América Latina» (Quijano 2000: 238).

01.indd 32

07/08/2013 12:48:02

INTRODUCCIÓN

33

the «advance» of modernity in Western Europe and the United States [...] (2003 [1995]: 441).53

El uso del concepto de colonialidad ayuda, por lo tanto, a reconocer el sistema de calificación que aparece en las crónicas sobre la periferia colonial y sigue poniéndose en práctica en las de los siglos XX y XXI, a pesar de que el colonialismo acabó oficialmente en los años 1810-1820. Es nuestro deber, en tanto críticos literarios y/o culturales, examinar las huellas de dicha colonialidad en los textos que integran nuestro objeto de estudio.54 Otros conceptos propios de la época actual, los ya mencionados términos región y regionalismo, deben manejarse con cautela. Heredia los pone en cuestión en su libro El texto literario y los discursos regionales: propuestas para una regionalización de la narrativa argentina contemporánea (1994) por tratarse de nociones demasiado reduccionistas: Con esta base crítica, reformular la historia de la literatura argentina (sus textos, sus autores y su crítica), por medio de una regionalización, implicaría revisar y reconsiderar aquella categoría construida desde un espacio de la legitimización literaria, como es la del regionalismo. De este modo, los textos literarios de la región metropolitana (que son más numerosos que los de cualquier otra región del país), precisarían de otras categorías críticas para circular y legitimizarse dentro de la literatura nacional (44).

El autor sigue desarrollando este tipo de razonamientos sensatos sobre la construcción discursiva del regionalismo y el indispensable cambio de enfoque en El suelo: ensayos sobre regionalismos y nacionalismos en la literatura argentina (2005) y otros trabajos. Así, en el artículo titulado «¿Existen las regiones culturales? Introducción, crítica y proyecciones de los estudios geoculturales» (2004), Heredia vuelve a insistir en la importancia de concebir la región como algo heterogéneo, variable, inclusivo y plural: «Es necesario, se sostiene, construir la región en tanto “geocultura”, desde diferentes 53 En The Idea of Latin America (2005), más allá de sus definiciones (6-7), Mignolo vuelve a aclarar la diferencia entre el colonialismo y la colonialidad: «This explains the distinction between “colonialism” and “coloniality.” Colonialism has different historical and geographical locations. Coloniality is the underlying matrix of colonial power that was maintained, in the US and in South America and the Caribbean, after independence. The colonial matrix of power remained in place; it only changed hands» (69). 54 El ya mencionado libro Coloniality at Large expone de manera clara y estimulante las aplicaciones del concepto de colonialidad en la cultura latinoamericana, del siglo XVI al siglo XXI. Ver también Maldonado-Torres (2007) y Mignolo (2010a).

01.indd 33

07/08/2013 12:48:02

34

VISIÓN PERIFÉRICA

disciplinas y a partir de allí delimitar sus alcances desde una perspectiva histórica, política y social (dinámica historicista, resultado de hechos, movilidad social) en relación con las identidades que fundan y generan dichas generaciones» (108). De acuerdo con los estudios geoculturales, entonces, las regiones son «lugares móviles» donde se negocian las identidades colectivas (108). El ensayo «Más allá del regionalismo: la transformación del paisaje» (2000) de Enrique Foffani y Adriana Mancini también discute de manera convincente la noción de literatura regional/regionalista. Por ejemplo, sus autores opinan que «el término regionalismo es anacrónico frente a la modernidad o es retrógrado de espaldas a ella» (261). Por último, Heredia propone ir más allá de las dicotomías culturales, puesto que no son sino construcciones simplistas y artificiales que se deben superar.55 En efecto, es imprescindible considerar que las etiquetas de lo «regional/regionalista» y lo «céntrico» no son estáticas y se pueden revaluar sin atribuirles una connotación fija, sea positiva o negativa.56 Es más, en vez de pensar en términos de regionalismos, el crítico argentino insinúa que toda literatura pertenece a una región, demostrando así que esta es una entidad relativa. Habría que mencionar, además, los trabajos de índole histórica, antropológica o literaria que tratan aspectos parciales del universo configurado en cada uno de los textos del corpus elegido.57 Por ejemplo, el historiador John 55 «Muchos estudios científicos, ensayos críticos, declaraciones periodísticas, conferencias o charlas cotidianas sobre este tema, se manifiestan a través de aquel paradigma, orientándolo analíticamente por una ideología que se centra en el concepto de la regionalidad, interiorizada en una actitud de reivindicación localista de un territorio en referencia a otras regiones, ya sea asumiendo una “condición regional (o regionalista)” gratificante, o negándola como una fatalidad. Intentaremos desviarnos de esta dicotomía partiendo de otras categorías, o bien otorgándoles otros significados a las existentes, no para reivindicar o defender ideológicamente una regionalidad, sino para descubrir y mostrar algunos mecanismos y usos de los códigos que funcionan en los discursos que la definen» (1994: 24). 56 Según Heredia, otro aspecto que sin duda incentivó estos juicios de valor estereotípicos es la dicotomía civilización/barbarie: «La oposición Interior/Capital Federal engloba otra oposición anterior, a través de una perspectiva ideológica que fundó un texto de la historia del país: Civilización/Barbarie» (1994: 38). 57 Respecto a la relación entre el medio ambiente y los expedicionarios europeos, cabe mencionar la tendencia de los estudios poscoloniales que pide un mayor interés por la ecocrítica: «Surely, any field purpoting to theorise the global conditions of colonialism and imperialism (let us call it postcolonial studies) cannot but consider the complex interplay of environmental categories such as water, land, energy, habitat, migration with political and or cultural categories such as state, society, conflict, literature, theatre, visual arts» (Mukherjee 2006: 144). Los autores de Postcolonial Ecocriticism: Literature, Animals,

01.indd 34

07/08/2013 12:48:03

INTRODUCCIÓN

35

Hemming es el autor de algunas monografías informativas sobre la frontera amazónica y la conquista de los indígenas del Brasil entre los siglos XVI y XVIII. En cuanto al antropólogo Claude Lévi-Strauss, le debemos los famosos estudios sobre las tribus del litoral brasileño y, en particular, el contacto de estas con los exploradores franceses. Para complementar el análisis textual, me beneficié de mapas (inéditos o publicados, definidos o en forma de bosquejos, «diseños» y «apuntes») y diversos materiales iconográficos de la época, como las ilustraciones insertadas en los relatos coloniales.58 Este suplemento no solo sirve para esclarecer la narración escrita,59 sino que también constituye un componente integral de la creatividad literaria del Renacimiento, como señala Tom Conley en The Self-Made Map: Cartographic Writing in Early Modern France (1996).60 En efecto, los distintos tipos de «escritura», que forman parte de la ya aludida noción de semiosis colonial acuñada por Mignolo, remiten al enorme poder

Environment (2010), Graham Huggan y Helen Tiffin, confirman que la alianza entre los estudios poscoloniales y la ecocrítica sirve para interpretar la ideología colonial (6), pero nos avisan del riesgo que pueden generar términos supuestamente «políticamente correctos» como el poscolonialismo y la ecología (2). Conviene precisar que los estudios ecocríticos relativos a América Latina tardaron en publicarse, según apunta Odile Cisneros (2011: 96). Concuerdo en que uno de los motivos posibles es la asociación tradicional entre naturaleza y barbarie en la cultura latinoamericana desde la época colonial (96). Para cubrir esta carencia, el libro Reading and Writing the Latin American Landscape (2009) de Beatriz Rivera-Barnes y Jerry Hoeg aparece como ejemplo ilustrativo del entrelazamiento del examen de textos coloniales con la ecocrítica en los estudios latinoamericanos (1), que incluye también las ciencias naturales y sociales. No obstante, es importante señalar que ninguno de los escritores que se estudian en el presente libro tiene una conciencia ecológica sumamente desarrollada, aunque cada uno de ellos se tiene que enfrentar inevitablemente al mundo natural. Sobre este tema, ver Crosby (1986), Grove (1995 y 1997) y Merchant (2003). Para saber más sobre los orígenes y definiciones de la ecocrítica, ver Glotfelty y Fromm (1996), así como Garrard (2004). 58 Ver la Fig. 5, por ejemplo. 59 De este modo se explica su carácter discutiblemente «prefotográfico» o etnológico, según Jean-Paul Duviols (1978: 27). 60 «In that age [the Renaissance], as it seems in no other, writings are spatially conceived and materially determined; they explore surfaces and volumes in ways that were perhaps unknown prior to the development of print culture and the discovery of the New World. To see whether and how cartography is a virtual or even a real component of the literary imagination of the early modern age, I have started from the position that textual creations are coordinated as might be both maps and works of art. The question I have asked throughout the study is whether their words and figures are measured, “compassed,” or gridded according to procedures that develop on cartographers’ tables or in engravers’ workshops» (xi). Acerca de las artes visuales en general, ver también Honour (1975).

01.indd 35

07/08/2013 12:48:03

36

VISIÓN PERIFÉRICA

de las imágenes y su estrecho vínculo con el imaginario del consumidor, según explica Serge Gruzinski en La guerre des images: de Christophe Colomb à «Blade Runner» (1492-2019) (1989). Así, para dar cuenta de la riqueza de los discursos que atraviesan las obras seleccionadas ha sido preciso recurrir a una metodología multidisciplinaria,61 cubriendo intereses académicos diversos desde las perspectivas de los estudios literarios, el colonialismo comparado, las artes visuales y la teoría poscolonial. Finalmente, este trabajo fue indudablemente enriquecido por las consultas realizadas en la Biblioteca Houghton de la Universidad de Harvard (Cambridge, EE. UU.); el Archivo General de la Nación (Lima, Perú); el Archivo Departamental del Cuzco y la Biblioteca del Centro Bartolomé de Las Casas (Cuzco, Perú); la Biblioteca John Carter Brown de la Universidad de Brown (Providence, EE. UU.); el Instituto de Estudos Brasileiros de la Universidad de São Paulo (São Paulo, Brasil); el Arquivo Público do Estado do Maranhão (São Luís, Brasil); la Biblioteca Nacional de la República Argentina, el Archivo General de la Nación Argentina, las bibliotecas de la Universidad de Buenos Aires (Buenos Aires, Argentina); y, sobre todo, el Archivo General de Indias (Sevilla, España).62 Además de echar mano de documentos inéditos o poco conocidos que se encuentran en estos archivos, examino textos contemporáneos que no han sido extensamente estudiados todavía y cuyos análisis no abundan fuera de algunos blogs efímeros.

4. Organización del libro En el primer capítulo demuestro que con la Relación del «descubrimiento» del río Amazonas (1542) de Gaspar de Carvajal sobre el viaje de Francisco de Orellana se inicia un (sub)género en el que se asientan las bases de la escritura de la periferia. Ciertos elementos, tales como la indeterminación y el carácter laberíntico, persisten en la Relación de la jornada de Pedro de Ursúa a Omagua y al Dorado63 (1561) de Francisco Vázquez y el Nuevo descubrimiento del gran río de las Amazonas (1641) de Cristóbal de Acuña, los cuales ofrecen puntos de comparación significativos. La ambigüedad que atañe a Como nos recuerda Adelman, «[c]olonialism was as multipolar as it was multifaceted» (1999: ix). 62 Suelo usar las ediciones modernas de los textos primarios, pero, como es habitual, conservo la ortografía original de los manuscritos que encontré en archivos. 63 Esta crónica también aparece publicada bajo el título El Dorado: crónica de la expedición de Pedro de Ursúa y Lope de Aguirre. 61

01.indd 36

07/08/2013 12:48:03

INTRODUCCIÓN

37

la naturaleza se mantiene en la representación de las costumbres indígenas, dando lugar a una mezcla de curiosidad y aversión hacia los autóctonos. En el segundo capítulo me enfoco en la imagen de «lo otro» (humano y geográfico) en los Comentarios (1555) de Pero Hernández, el relato de la expedición de Álvar Núñez Cabeza de Vaca al Río de la Plata.64 Quisiera sugerir que aquí se observa una preocupación similar por la ausencia de objetos míticos, víveres, centros urbanos y sujetos civilizados. Este es, entonces, un universo despojado de los elementos de valor que aprecia la cultura europea. Al mismo tiempo, es un universo hostil donde acechan las amenazas de traición y muerte, y donde reaparece la figura del caníbal instituida por los anteriores cronistas europeos. También intento explicar por qué la crítica literaria ha prestado menos atención a este libro que a los Naufragios (1542). Luego exploro las huellas de la aventura rioplatense del jerezano en el poema épico Argentina y conquista del Río de la Plata (1602) de Martín del Barco Centenera y en la Historia argentina del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata65 (1612) de Ruy Díaz de Guzmán, obras en las que se reescribe este momento fundacional. En el tercer capítulo me detengo en las narraciones francesas del Maragnan (denominado Maranhão en portugués), es decir, la Francia Equinoccial: la Histoire de la mission des pères capucins en l’isle de Maragnan (1614) de Claude d’Abbeville y la Suitte de l’histoire des choses plus mémorables advenues en Maragnan (1615) de Yves d’Évreux.66 Me propongo averiguar cómo los padres Claude e Yves se enfrentan a este mundo «no civilizado» y a sus habitantes, los tupinambás. Mientras la crítica suele centrarse en la relación idílica que ambos grupos mantuvieron, pretendo mostrar que la utopía edénica que se presenta aquí rebosa de fisuras y grietas. Según mi lectura, resurgen preocupaciones, dudas y ambigüedades patentes respecto al proyecto 64 Aunque este viaje de Cabeza de Vaca se realiza en un territorio que desborda el Gran Chaco (sobre todo entre Santa Catarina y Asunción), por razones prácticas me referiré a esta unidad geográfica, así como al Río de la Plata (más formalmente, el virreinato del Río de la Plata a partir de 1776), región con la cual coincide parcialmente, ya que incluye lo que hoy son la República Argentina, el Uruguay, el Paraguay y Bolivia. Adorno y Pautz (1999: I y III), entre otros especialistas, aluden a ambas zonas al estudiar la segunda expedición del jerezano a América, poniendo en evidencia la pertinencia de las dos designaciones. 65 Esta Historia es conocida como La Argentina o los Anales. 66 Desde luego, se utiliza la denominación portuguesa (Maranhão) cuando se trata del estado actual o de su colonización por los portugueses, la variante francesa (Maragnan) cuando se evoca la Francia Equinoccial y la variante española (Marañón) cuando los cronistas mientan el río que lleva este nombre.

01.indd 37

07/08/2013 12:48:03

38

VISIÓN PERIFÉRICA

colonial y su eficiencia. Por último, comparo estos relatos con los de Martim Soares Moreno y otros viajeros portugueses para subrayar sus conexiones y divergencias con el vasto corpus sobre la periferia colonial. En el cuarto capítulo, después de dar cuenta de la representación de la periferia en la producción cultural contemporánea, analizo la crónica El interior (2006) de Martín Caparrós con el fin de examinar la imagen de la periferia interna en la narrativa argentina actual.67 Se arguye que vuelven a emplearse en este libro algunas estrategias retóricas que ya están presentes en narraciones de la conquista tales como los Comentarios de Hernández, pero en un estilo irónico, paródico y desestabilizador. La apropiación de dichos mecanismos hace hincapié en la relevancia de los escritos coloniales para la cultura latinoamericana de los siglos XX y XXI, y viceversa. Una comparación con otros textos sobre el interior argentino (de Roberto Arlt, Héctor Tizón, etc.), en los cuales se pueden percibir ciertas constantes y diferencias, complementa las reflexiones sobre el legado colonial en la crónica de Caparrós. De este modo, se demuestra que, al entrar en la segunda década del siglo XXI, es necesario dirigir una mirada atenta hacia el principio de la colonización para entender el presente de las regiones periféricas. Para ello, como se advirtió, se deben cuestionar los estereotipos y las ideas preconcebidas sobre tales territorios, evitando victimizar o idealizar a las poblaciones marginadas. Por último, es fundamental apreciar los matices de los niveles de poder involucrados en los procesos de exclusión e inclusión. Esta tarea es aún más urgente en la llamada «era global»: tal como Mike Featherstone y Scott Lash declaran en su introducción a Global Modernities (1995), «[i]t is therefore important that we become attuned to the nuances of the process of globalization and seek to develop theories which are sensitive to the different power potentials of the different players participating in the various global struggles» (3).68 Se podría incluso argüir que la especificidad de la multipolaridad global es lo propio de la configuración de América Latina en el nuevo orden social. Si bien menciono textos de los siglos XVIII y XIX en este libro, no estudio estos períodos detenidamente porque un análisis de la marginalidad y colonialidad desde la época colonial hasta nuestros días sería demasiado extenso. Además, me interesa examinar la repercusión del discurso colonial en torno a esta problemática en la literatura contemporánea, en lugar de rastrear su evolución diacrónica. 68 Respecto a las desigualdades sociales en el mundo global, Zygmunt Bauman plantea lo siguiente: «I am sure, however, that the explosive compound of growing social inequality and the rising volume of human suffering relegated to the status of “collaterality” (marginality, externality, disposability, not a legitimate part of the political agenda) has all the markings of being potentially the most disastrous among the many problems humanity 67

01.indd 38

07/08/2013 12:48:04

INTRODUCCIÓN

39

Desde ya se puede anticipar que el cierre de este libro es obligatoriamente abierto, puesto que la razón imperial siempre seguirá produciendo periferias. Los países latinoamericanos, ellos mismos considerados periféricos, se encuentran, de hecho, en una coyuntura crucial, ya que se han creado un espacio singular en la lógica neocolonial de las últimas crisis económicas, sobre todo en relación a sus anteriores dueños políticos. Por este y los demás motivos mencionados anteriormente, la presente obra puede ser de interés para todos aquellos que se preocupan por la larga historia textual y vivencial de los pueblos marginados de América Latina.

may be forced to confront, deal with and resolve in the current century» (2011: 9). Ver también Negri y Cocco (2006). Sobre las distintas funciones de la literatura en tiempos globales, ver Spivak (2012).

01.indd 39

07/08/2013 12:48:04

01.indd 40

07/08/2013 12:48:04

CAPÍTULO 1 LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA: GASPAR DE CARVAJAL Y LOS CRONISTAS DE LA SELVA

1. Introducción: el impacto de la Amazonía en la producción cultural del Viejo Mundo Cuando Orellana y los miembros de su expedición penetran en la selva amazónica en febrero de 1542, se ven sumergidos en un mundo completamente desconocido hasta entonces. Este espacio insólito tiene muy poco en común con los centros de la Nueva España y del Perú, y sus habitantes son, de acuerdo con la perspectiva del cronista Carvajal, mucho menos civilizados que los aztecas e incas.1 Debido a su carácter singular, desde (e incluso antes de) la llegada del primer explorador europeo a la Amazonía, esta constituye una fuente única de fascinación. Como mencioné en la introducción, la atracción por esta región enigmática que se resiste a la apropiación sigue siendo un desafío crucial para los artistas, críticos literarios, historiadores, antropólogos y conservadores del medio ambiente tanto locales como internacionales.2 Así, en palabras de la ya citada Pratt, «[t]he jungle remains a world of fascination and danger» (1992: 20). La enorme producción cultural europea empieza a mediados del siglo XVI, cuando la Amazonía llega a significar en la mentalidad de los viajeros, y luego la de los lectores del viejo continente, un verdadero mundo «nuevo». Es interesante que, en una fecha tan tardía como 1641, Acuña enfatice la novedad de este universo: «Lo primero, con prometerte un nuevo mundo, 1 Una excepción a esta percepción es, obviamente, el episodio de las amazonas en el que abundan los indicios de adelanto cultural. 2 Neide Gondim añade que la Amazonía entró en el circuito internacional al ser tratada por Jules Verne, Conan Doyle y Vicki Baum (1994: 139). Además, se sigue explorando el río Amazonas con el fin de «descubrirlo» de nuevo y elucidar su enigma, como es el caso de la expedición relatada por Joe Kane en Running the Amazon (1989) o la que salió de España el 7 de julio de 2006 (ver la conclusión de este capítulo). Para una visión más amplia de las huellas que dejó en el Viejo Mundo la llegada de los exploradores europeos a América, ver Chiapelli (1976).

01.indd 41

07/08/2013 12:48:04

42

VISIÓN PERIFÉRICA

Naciones nuevas, Reinos nuevos, ocupaciones nuevas, modo de vivir nuevo, y para decirlo, en una palabra, un Río de agua dulce navegado por más de mil trescientas leguas, todo desde su nacimiento hasta su fin, lleno de novedades» (1986 [1641]: «Al lector», 29). Más notable aún, La Condamine, uno de los más famosos viajeros científicos del Amazonas en el siglo XVIII, todavía tiene la impresión de estar inmerso en un entorno nuevo: «Je me trouvais dans un nouveau monde, sur une mer d’eau douce, au milieu d’un labyrinthe de lacs et de rivières qui pénètrent en tous sens une forêt immense. Je rencontrais de nouvelles plantes, de nouveaux animaux, de nouveaux hommes» (1981 [1745]: 24). La supuesta novedad de este lugar, que borra por completo la existencia de los autóctonos, no solo remite a la del Nuevo Mundo como totalidad sino también a su marcada diferencia con otras zonas recién «descubiertas» como los núcleos de la Nueva España y del Perú.3 La vastedad del territorio, la falta de centros urbanos, la multitud de animales desconocidos, la inmensidad del río (sin parangón en sus dimensiones ni en su indescifrable diseño),4 etc.: todo indica que se trata de un ámbito ignoto. Según mi hipótesis, dicha novedad y la disimilitud con el resto del continente americano conocido se reflejan claramente a nivel discursivo. Más específicamente, quisiera postular que con la Relación del nuevo descubrimiento del famoso río grande de las Amazonas5 del misionero dominico Carvajal se abre un nuevo capítulo (o una especie de archivo) en el acervo de escritos de tema americanista. A nivel cronológico se trata de la Conviene aclarar que, aunque uso la palabra Amazonía en este libro, todavía no se tenía conciencia del conjunto geográfico de esta región, conocida más bien por su cercanía al río Amazonas. 4 Basta recordar los comentarios de Pedro Mártir de Anglería, el «primer historiador de América» (según declara Ramón Alba en la solapa de Cartas sobre el Nuevo Mundo [1990 (1530)]), refiriéndose a la increíble anchura del río Marañón, uno de los principales afluentes del Amazonas (1574 [1516]: Déc. 1, lib. 9, cap. 2 y Déc. 2, lib. 9, cap. 3). Sobre la concepción del río Marañón en el siglo XVI, ver la Fig. 1, «Diseño de la costa y desembocadura del río Amazonas» (1551), documento disponible en el Archivo General de Indias (MP-Buenos Aires, 261v). 5 Se conocen dos copias de esta Relación: la primera se encuentra en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, con algunas lagunas; la segunda se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid (Díaz 1986: 16). Sobre la circulación de este relato, inclusive su versión en la Historia general y natural de las Indias, islas y tierra-firme del mar océano (1535, 1851-1855) de Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, y otras crónicas de la época, así como la publicación completa del erudito chileno José Toribio Medina (1894), ver Díaz (1986: 15-18). Cabe agregar que el título de la edición de Historia 16 que empleo es La aventura del Amazonas. 3

01.indd 42

07/08/2013 12:48:04

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

43

representación del primer contacto sostenido —aunque no el primer encuentro en sí, como explicaré más adelante— de los europeos con la Amazonía y sus habitantes indígenas. Al mismo tiempo, como resultado de esta realidad histórica, se formula otro tipo de escritura que podríamos denominar «periférica», la cual definiré aquí. Es cierto que el Diario del primer viaje6 (1492-1493) de Colón había abierto el camino para la descripción de los espacios marginados y de los autóctonos «primitivos» con su configuración de los «buenos salvajes» según los paradigmas jurídicos y económicos del Viejo Mundo que Pastor analiza en Discursos narrativos de la conquista. También emergen en el discurso colombino los salvajes menos buenos, esos fieros caribes que estimulan la aparición del nunca visto antropófago. No obstante, como veremos adelante, la calificación del indígena (y su medio) se vuelve compleja a medida que el intercambio con él se hace más urgente, y se busca ampliar las posibilidades de comunicación por razones sobre todo pragmáticas. No se llega, sin embargo, a la extrema situación de Cabeza de Vaca relatada en los Naufragios, donde los roles parecen invertirse y el colonizador se adapta física y mentalmente a la cultura del Otro, aunque solo sea por razones de supervivencia. Pretendo sobre todo analizar los aspectos principales que hacen que la narrativa sobre la Amazonía colonial sea una escritura peculiar y específicamente «periférica». Por consiguiente, estudiaré la narración de Carvajal junto con la de Acuña, el viajero ulterior, sin olvidar la importante crónica de Vázquez, desde los puntos de vista de la arquitectura textual y los mecanismos retóricos que se usan para representar este «nuevo» mundo y las consecuencias del contacto tanto para los españoles como para los indígenas. Cuando sea pertinente, ilustraré mis argumentos mediante referencias concretas a un estilo canónico (en particular las Cartas de relación [1519-1526] de Cortés y las crónicas de la conquista del Perú). Como ya mencioné, a diferencia de lo que se cree comúnmente, si bien Carvajal es el primer explorador que navegó todo el curso del Amazonas, ya había noticias del río desde 1500: Vicente Yáñez Pinzón, Diego de Lepe y Alonso Vélez de Mendoza, entre otros, llegaron a su desembocadura e intentaron internarse en ella, aunque sin éxito (Amate Blanco 1992: 65). Asimismo, algunos historiadores afirman que el primer europeo que vio el Amazonas es el francés Jean Dieppe en 1488 (Soublin 2000: 31) o Jean Cousin (Lévi-Strauss 1955: 75). Antonio Porro, en As crônicas do Rio Amazonas: tradução, introdução e notas etno-históricas sobre as antigas populações 6

01.indd 43

El Diario del primer viaje también lleva como título Diario de a bordo.

07/08/2013 12:48:05

44

VISIÓN PERIFÉRICA

indígenas da Amazônia (1991), se refiere también a la expedición de Alonso Mercadillo hasta la provincia de Machifaro (1538), relatada por Diogo Nunes.7 Este autor, al contrario de lo que él mismo afirma, parece responder más a la necesidad propagandística que a la observación atenta. Su breve relato se limita a hacer un elogio hiperbólico de las grandezas de la tierra, las cuales no corresponden al estado del terreno en aquella época. Por ejemplo, resalta la calidad de la tierra y su potencial: «[A]chamos boa terra e bem povoada de índios e rica de ouro segundo o que vi e no que os índios traziam» (Porro 1993 [1991]: 33); y agrega, haciendo una comparación un tanto apresurada con el Perú: «Nesta Provincia de Machifaro que eu vi se podem povoar cinco ou seis vilas mui ricas, porque sem dúvida há nela muito ouro. E ao que ela me pareceu, é tão bondadosa de mantimentos e sã como a do Peru» (34). Se puede observar que la presencia de los metales preciosos no se pone en duda: «sem dúvida» es una expresión que se irá repitiendo en los relatos llamados «periféricos» para referirse a lo que se hallará en un futuro cercano, postergando constantemente la meta deseada. Además de ser de interés por sus estrategias retóricas propias de la propaganda, este informe contiene información valiosa para el campo de la etnología: a saber, el registro de la impresionante migración de «14 mil tupi-guaraníes» hacia el Perú (34). Valga insistir en que este discurso del elogio incondicional del potencial de la tierra y sus habitantes formará parte de la escritura periférica como contrapeso a la escasez de riquezas materiales. A título de ejemplo, se puede citar la famosa descripción de Sir Walter Raleigh en The Discoverie of the Large, Rich, and Bewtiful Empyre of Guiana (1596), donde se combinan varios tópicos: «For health, good ayre, [...] I am resolved it cannot be equalled by any region either in the East or West. Moreover the countrey is so healthfull, as of an hundred persons and more [...] we lost not any one, nor had one ill disposed to my knowledge» (1997 [1596]: 153-154). Así, el impulso utópico respecto a este supuesto locus amoenus queda manifiesto.

Una recapitulación sumaria de las expediciones al río Amazonas hasta mediados del siglo XVII se encuentra al principio del libro de Acuña. 7

01.indd 44

07/08/2013 12:48:05

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

45

2. La escritura fundacional de Gaspar de Carvajal 2.1. Un modelo periférico Si lo que distingue en parte la Relación de Carvajal de las anteriores (las de Cortés o Cieza de León) es lo que significa el contacto con el mundo completamente «desconocido» (para los europeos hasta entonces) de la Amazonía, no sorprende el hecho de que antes de que Orellana se presentara en la corte española ante el emperador Carlos V, su expedición ya había tenido un impacto considerable en Cubagua (ubicada en el mar Caribe, al nordeste de Venezuela) y en La Española (que actualmente comparten la República Dominicana y Haití), dos islas adonde el explorador arribó con sus compañeros. En esta última, el famoso cronista Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, claramente fascinado por esta aventura, recogió las declaraciones orales y escritas de los amazonautas para incluirlas en la tercera parte de su Historia general y natural de las Indias, cuyo prólogo rebosa de entusiasmo: «[...] ques una de las mayores cosas que han acaesçido á hombres» (1855: 384).8 En primer lugar, es preciso recordar el contenido de la Relación de Carvajal. El punto central en torno al cual esta se estructura es sin duda el momento en que, durante el recorrido del Amazonas en busca del País de la Canela, en vez de regresar al sitio que él y el gobernador Gonzalo Pizarro habían determinado para reunir a los dos grupos de la expedición, Orellana y sus hombres siguieron navegando hasta la desembocadura en el océano Atlántico. A pesar de este gesto, Carvajal, el cura que participó en la expedición de Orellana, «quiere justificar la rectitud de Orellana y disipar cualquier duda sobre su presunta traición al no haber regresado al real de Pizarro» (Díaz en Carvajal 42, n. 16). Por supuesto, no se debe pasar por alto que, por ser miembro de la expedición, Carvajal se hace partícipe de la presunta traición. Tal como sostiene Rafael Díaz, este es uno de los motivos por los cuales el fraile escribió su Relación, cuando se enteró de los cargos que pesaban sobre Orellana (en Carvajal 42, n. 16). Con el fin de presentar a su jefe como modelo de gobernador (que no traicionó ni a Pizarro ni al rey), Carvajal empieza su crónica haciendo un retrato de él, donde se destacan su lealtad y obediencia a la Corona: Para que mejor se entienda todo el suceso desta jornada, se ha de presuponer que este Capitán Francisco de Orellana era Capitán y Teniente de Gobernador en la Para una comparación entre la versión de Fernández de Oviedo y la de Carvajal, ver Silva Ugarte (2003: 45-56). 8

01.indd 45

07/08/2013 12:48:05

46

VISIÓN PERIFÉRICA

ciudad de Santiago la que él en nombre de Su Majestad, pobló y conquistó a su costa, y de la Villa Nueva de Puerto Viejo, ques en las provincias del Perú; y por la mucha noticia que se tenía de una tierra donde se hacía canela, por servir a Su Majestad en el descubrimiento de la dicha canela [...] (1986 [1542]: 39; énfasis mío).

La búsqueda del botín para el enriquecimiento del rey, tal como se menciona aquí, es sin duda un motivo común en las crónicas coloniales cuyo fin es defender a su autor o protagonista. A continuación, Carvajal explica la imposibilidad de su gente de volver al lugar convenido. Su argumento está basado, primero, en el principio de la buena fe (indisociable del honor)9: «[E]n confianza que no podíamos estar lejos, acordamos de pasar adelante, y esto no con poco trabajo de todos» (43); y, segundo, en el de la voluntad de Dios, quien decide el destino de este bando: «Nuestro Señor que tendría por bien de conservar nuestras vidas fasta ver nuestro remedio» (44). Agotadas todas las posibilidades, y enfrentando la certeza de la muerte, Carvajal, con el acuerdo de Orellana, celebra una misa —el rito cristiano de comunicación con Dios— en medio del espacio selvático de una tierra ignota, de dimensiones insospechadas y en la que el peligro parece acechar bajo múltiples formas. Más tarde, el grupo toma la decisión de separarse definitivamente del grueso de la expedición, tras reafirmar que las circunstancias hacen imposible el principio de obediencia, pero que su adhesión a la doctrina católica es tan fuerte que les salvará milagrosamente la vida (51, 53, 93-97, etc.). Carvajal logra con su relato acreditar la lealtad de Orellana, quien finalmente obtiene en 1544 una nueva capitulación «firmada por el príncipe, en ausencia de Carlos I, por la que se le concedían 200 leguas al oeste de la desembocadura del Gran Río» (Díaz 1986: 29). En suma, el conquistador ideal que el cronista dominico construye en este escrito es un vasallo valiente y subordinado al rey así como un buen cristiano, incluso cuando este modelo se plantea in absentia y el personaje no reúne todas estas características. Es también el caso de la construcción que Cortés hace de sí mismo en las Cartas de relación sobre las circunstancias de la conquista de México. Orellana, considerado al principio como traidor, termina por ser reivindicado en la trayectoria argumentativa de Carvajal. En esta puesta en escena del poder, la afirmación central de la unidad del imperio en construcción solo puede ser posibilitada por el soldado leal. En tal caso, entonces, la crónica asume su Ver Chauchadis (1984: 220), donde se explica que en la España de Felipe II el honor y la virtud están íntimamente ligados y hasta denotan la clase social (según la premisa básica, el noble es naturalmente virtuoso). 9

01.indd 46

07/08/2013 12:48:05

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

47

función ideológica y restablece el orden supuestamente amenazado. No obstante, aparte de cumplir con el proyecto reivindicativo —aspecto que la asemeja al modelo cortesiano—, la Relación de Carvajal va más allá al instaurar las bases retóricas, ideológicas y temáticas desde las que se construirán las crónicas de los márgenes americanos. Sin subestimar la singularidad de las subsiguientes, muchas de ellas tendrán como referencia, en mayor o menor medida, el texto del dominico, que será reproducido numerosas veces como narración insertada en obras que tratan de la historia de la región (por ejemplo, las de André Thevet y del ya aludido Fernández de Oviedo). Entre los intentos de clasificar los relatos coloniales, el ya clásico Discursos narrativos de la conquista de Pastor contrapone el «discurso mitificador» de Colón y Cortés a la «desmitificación y cuestionamiento» de Cabeza de Vaca y Vázquez.10 A pesar de su gran utilidad, como mencioné en la introducción, en el caso de mi corpus se pueden complementar los planteamientos valorativos de la crítica española desde una perspectiva que matice el eje triunfo/fracaso (el cual, sin embargo, se presenta de manera compleja en su estudio).11 Quisiera proponer que lo que distingue ambas familias de crónicas es la radical diferencia entre los lugares que representan y el nivel de civilización de las comunidades con las que se topan, es decir, el distinto grado de presencia (aunque retórica) de lo familiar y lo desconocido, cuyas múltiples implicaciones examinaré a continuación.12 10 Resumiendo su tesis, ella sostiene brillantemente que el proceso de ficcionalización en las Cartas de relación de Cortés (la Segunda carta de relación en particular) se basa en: 1) el modelo utópico de colonización (por oposición al modelo de saqueo en las Antillas) sin conflictos de intereses; y 2) la creación de un modelo caballeresco (el propio Cortés como modelo de líder militar, gobernante político y héroe-vasallo). En cambio, en el discurso del fracaso que culmina en los Naufragios de Cabeza de Vaca, 1) la naturaleza vasta, salvaje y hostil cancela la América mítica fundada por Colón; 2) la acción heroica se convierte en lucha por la supervivencia; 3) se destruye simbólicamente el modelo de conquista y el conquistador se transforma en artesano. 11 Por ejemplo, si bien se invalida en los Naufragios de Cabeza de Vaca el modelo de conquista formulado por Cortés, queda al mismo tiempo la posibilidad de una conquista futura (ver la posible interpretación del cap. 25 como manual de tácticas de guerra). Más importante aún, si el modelo del héroe cortesiano ya no funciona, no por eso Cabeza de Vaca abandonará el esfuerzo por autoconstruirse como un héroe ético comparable con Jesucristo, tal como se verá más adelante. Por otra parte, hay fisuras en las Cartas de relación de Cortés que dejan entrever señales de «fracaso» (la pérdida de Tenochtitlan, la incapacidad de su retórica para encubrir este desastre y la consiguiente necesidad de comida, etc.). 12 Como sugiere Cornejo Polar respecto a otro contexto cultural, la extrema heterogeneidad del referente modifica los modelos tradicionales. De hecho, Santiago López

01.indd 47

07/08/2013 12:48:06

48

VISIÓN PERIFÉRICA

Queda claro que el paradigma de lo que serán los espacios deseados se organiza a partir de la famosa llegada de Cortés a las grandes ciudades del imperio azteca (Tlaxcala y sobre todo Tenochtitlan) en su Segunda carta de relación. En la descripción de ellas se hace mención a los «buenos edificios» y se presta especial atención al mercado. En el caso de Tizatlan predominan las alusiones a la abundancia y al orden: allí se encuentran «todas cuantas cosas» (1993 [1520]: 185) de mantenimiento, calzado, joyería, etc.; al mismo tiempo, la sucesión de frases cortas que empiezan con «Hay» crea un efecto de organización. Ambos elementos parecen confirmar que entre los habitantes de la ciudad hay «buena orden y policía» (185) y, por ende, que la sociedad autóctona despliega un alto grado de civilización. Además, el área se puede comparar con lo ya conocido: supera a la vez a Granada y a África (nótese la referencia subyacente al mundo musulmán que reenvía tanto a la noción de lujo como a la Reconquista).13 Si bien Cortés declara que deja fuera mucho de lo que se podría decir sobre este sitio, termina resaltando su grandeza. La descripción de los mercados de México que Francisco López de Gómara, el biógrafo de Cortés, incluye en su Historia de la conquista de México (1552) es muy parecida. En efecto, se recalcan los mismos aspectos: el orden («cada oficio y cada mercadería» [1979 (1552): 126]), la abundancia (ver las largas listas de artículos que están en venta) y la incapacidad de dar cuenta de todo.14 Ahora bien, la representación de Tenochtitlan, la «culminación lingüística» de la Segunda carta de relación de Cortés, en términos de Martínez-San Miguel (2000: 116), es la máxima instancia de este modo de narrar. La capital del imperio azteca es la ciudad-todo, el «microcosmos de la realidad natural» (Checa 1996: 190) que se puede catalogar15 y comparar a Salamanca o a las mezquitas andaluzas: en fin, «lo mejor de España» (Martínez-San Miguel Maguiña define adecuadamente el concepto de discurso heterogéneo: «Es importante entonces preguntar ¿cómo aparece la heterogeneidad en los discursos? No creo traicionar el pensamiento de Cornejo Polar si respondo que ella aparece como la manifestación simultánea de al menos dos puntos de vista contradictorios y contrarios. Son puntos de vista que ocupan siempre posiciones diferenciales que nunca llegan a amalgamarse. Para Cornejo Polar no es posible el discurso mestizo [...] [ni] combinaciones que supriman las oposiciones, las diferencias, para alcanzar un punto de vista único» (2003: 25). 13 Estas frecuentes comparaciones con lugares ya conocidos, sobre todo en España, sirven no solo para facilitar la comprensión del lector sino también para concederle cierto grado de civilización a la región recién «descubierta». 14 El entusiasmo no cesa y cuando el padre Gerónimo de Mendieta escribe a finales del siglo XVI sobre la llegada de los franciscanos a México, resalta su arrobamiento ante la ciudad de Tlaxcala y su plaza el día del mercado (1971 [1597]: cap. 12). 15 Ver la noción de inventario en Merrim (1986).

01.indd 48

07/08/2013 12:48:06

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

49

2000: 102). Si hay una impresión de exceso y descontrol lingüístico, como indica la crítica puertorriqueña (105), es para resaltar la plenitud de tal visión, la magnificencia de la ciudad. A mi entender, también es importante señalar que en este lugar Cortés reconoce el centro del poder azteca. Según esta lógica, la descripción es un tanto hiperbólica por ser Tenochtitlan la ciudad clave cuya posesión implica la posesión del imperio. En el famoso plano de La gran ciudad de Temixtitan que apareció inicialmente al principio de la edición latina de 1524 de la Segunda carta de relación,16 se pueden observar todos los elementos arquitectónicos comentados por Cortés, como las calles rectas y anchas. Los edificios a los cuales este se refería son modelados según casas del Viejo Mundo; incluso el formato circular se asemeja a la vista «ojo de pez» que se encuentra en muchas ilustraciones alemanas de ese período.17 Lo interesante es que a pesar de parecer muy europeo, su fuente principal es un mapa mesoamericano, de ahí su carácter híbrido, propio de la ya mencionada semiosis colonial. En el mismo sentido, el plano anónimo de la ciudad del Cuzco, titulado Il Cuscho Citta Principale Della Provincia Del Peru,18 refleja cómo los europeos imaginaban la capital inca: grande, amurallada y simétrica, una ciudad que correspondía a los estándares idealizados de la vida urbana. Adorno explica la significación, a la vez imaginaria y práctica, de este tipo de representaciones cartográficas: «These maps are portraits, but they are portraits that tend to idealize. They reflect the imposition of a new order. To impose, and then to portray, are the sequential, founding procedures of colonialism» (2007: x). Una admiración similar por las obras arquitectónicas con las que se encuentran los españoles en la región andina queda patente en La crónica del Perú (1553) de Cieza de León. Según este autor, el camino construido por los incas «da muestra de la grande cosa que fue y del poder de los que lo mandaron hacer» (1986 [1553]: 258). Él también, al igual que Cortés, enfatiza la «policía» y el «orden» propios de las grandes civilizaciones urbanas: «[S]e entiende que antiguamente no tuvieron el orden en las cosas ni la policía que después que Es decir, la Praeclara Ferdinandi Cortesii de nova maris oceani Hyspania narratio (Núremberg, 1524). Una reproducción de este plano se encuentra en Kagan y Marías (2000: 65). 17 Conley añade que en su Isolario (1528) Benedetto Bordone remodela este mapa para que se parezca más a la legendaria Venecia: «The figural context of the isolario makes Mexico City a complement to Venice: the square center of the plan is surrounded by agglomerations of houses whose bases move around the map» (1996: 180-184). 18 Este plano fue publicado en Navigationi et viaggi de Giovanni Battista Ramusio (Venecia, 1550-1559). Una de sus reproducciones está incluida en Kagan y Marías (2000: 70). 16

01.indd 49

07/08/2013 12:48:06

50

VISIÓN PERIFÉRICA

los ingas los señorearon y agora tienen; porque cierto entre ellos se han visto y ven cosas tan primamente hechas por su mano, que todos los que dellas tienen noticia se admiran» (384). En esta descripción, como en las demás, no escasea el superlativo tan; y al concluirla aparece de nuevo la comparación habitual con España que sirve como referente y punto de partida para elevar el estatus de lo observado: «Para hacer estas ropas tuvieron y tienen tan perfetas colores de carmesí, azul, amarillo, negro y de otras suertes, que verdaderamente tienen ventaja a las de España» (385).19 De manera más general, en Urban Images of the Hispanic World, 14931793 (2000) Kagan aclara el valor de la ciudad en el Nuevo Mundo y su asociación con la civilización: Despite these similarities, what does appear different about the idea of the city in the Hispanic world was the emphasis accorded to the Aristotelian concept of the city as the locus of civilized life. This notion emerged during the course of the medieval Reconquest of Muslim Spain and later had special significance for Spaniards engaged in the conquest and settlement of the Americas. This emphasis also derived from the city’s imperial role in the New World, one reminiscent of the Roman idea that the city should serve as the mediator between Rome and the indigenous population, the instrument through which Roman civilitas would replace the rusticitas of the barbarian (26).20

Un ejemplo de esta forma de pensar se encuentra en De regia potestate (1571) de Las Casas, donde la ciudad es un concepto clave para probar que los indígenas poseen potencial para una cultura más ilustrada (1969 [1571]: 125). Kagan añade que la política de la reina Isabel de «poblar y pacificar» significaba sobre todo fundar poblaciones y construir así un imperio de ciudades (Kagan y Marías 2000: 28).21 La urbe funcionaba entonces como un baluarte contra el «salvajismo», creando una división que, según Spitta, se resumía en la dicotomía «espacio urbano civilizado versus espacio no urbano salvaje» (2003: 11). 19 Sobre la cuestión de las comparaciones entre Europa y las Américas, entre otros temas, ver Gerbi (1955). 20 Como Rama plantea al respecto, «[l]a traslación del orden social a una realidad física, en el caso de la fundación de las ciudades, implicaba el previo diseño urbanístico mediante los lenguajes simbólicos de la cultura sujetos a concepción racional. Pero a ésta se le exigía que además de componer un diseño, previera un futuro» (1984: 6). 21 Según Socolow, en 1580 se habían fundado 225 ciudades y hacia principios del siglo XVII ya existían casi todos los centros urbanos hispanoamericanos de hoy en día, además de Bahía, Pernambuco y Río de Janeiro en el Brasil colonial (1986: 3-4).

01.indd 50

07/08/2013 12:48:06

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

51

Además, no se debe olvidar que en la ciudad suele estar concentrado todo el poder institucional, reconocible en su monumentalidad. Esto es lo que Cortés puede «leer» en su diseño y lo que le permite un acercamiento político y militar sistemático, con las variantes del caso, pero a la europeo-caballeresca, es decir, con batallas espectaculares. Este tipo de representación no implica que no haya sido prudente al dar cuenta de la nueva realidad: se puede percibir en algunos momentos el uso del casi como para referirse al «orden» del ente político, un detalle que demuestra su cautela. En contraste, en la Amazonía no abundan las marcas de civilización comparables a las europeas, lo cual facilitó sin duda la clasificación de esta región como la periferia misma de la periferia colonial.22 El descontrol lingüístico se transforma en una especie de afasia que se nota sobre todo en la descripción del río, «crecido y aumentando así» (Carvajal 43), cuya grandeza aterradora es enfatizada hasta el punto de ser casi difícil de expresar. Aunque los cronistas canónicos experimentan una crisis del lenguaje similar, aquí esta revela más intensamente la imposibilidad de aprehender el «nuevo» entorno en términos de una lógica conquistadora precodificada.23 A nivel de la estructura textual, mientras las crónicas de las conquistas de la Nueva España y del Perú contienen un núcleo narrativo o centro organizador en torno al cual se construyen (como la ciudad de Tenochtitlan en Cortés y Bernal Díaz del Castillo), los relatos de la periferia están desprovistos de tal centro, en parte porque no hay grandes concentraciones urbanas que desear y conquistar siguiendo una metodología a la vez militar y discursiva. Así, la obra de Carvajal se deja guiar por el curso del río. El carácter laberíntico e impenetrable del escenario amazónico se manifiesta también en las vicisitudes del hilo narrativo, el «discurrir» en ese «camino tan incierto», términos que usa Carvajal con frecuencia. Asimismo, la primera impresión que nos causa el mapa del Brasil (que incluye la Amazonía) en la «Cosmographie universelle» (1555) de Guillaume Le Testu es de completo desorden.24 Gran parte del espacio está vacío y llama la atención la vasta «Terra Incognita». Si

22 Auxiliomar Silva Ugarte apunta hacia esta definición al plantear que los europeos «não somente revelaram a si mesmos essas “margens” — limites — do mundo, mas também, e principalmente, transformaram tais “margens” em periferia — cultural, econômica e política — de seu universo social» (2003: 3). 23 Ver López-Baralt (2005: 186-189) sobre la afasia en las crónicas canónicas del Nuevo Mundo. 24 Este mapa se ha publicado en libros contemporáneos como L’Amazone, un géant blessé (1988) de Alain Gheerbrant (12), entre otros. Sobre Le Testu y los cosmógrafos del Renacimiento, ver Lestringant (1991).

01.indd 51

07/08/2013 12:48:07

52

VISIÓN PERIFÉRICA

bien se encuentran algunas representaciones de indígenas semidesnudos, la naturaleza es sin duda predominante. Al contrario de la Segunda carta de relación de Cortés, donde este considera que ha logrado descifrar la cultura del Otro,25 en el mundo periférico reina la pura indeterminación. Toda noticia provista por los aborígenes amazónicos tiene cierto carácter de vaguedad y el entendimiento solo es posible en las zonas donde se habla un poco de quechua, el idioma que pasa a ser la lengua franca, y se guarda algún eco mitificado del imaginario andino. Por lo tanto, si tuviera que definir lo que a mi entender sucede con el discurso periférico, tendría que recurrir a la noción de Charles S. Peirce de «semiosis infinita», según la cual los representámenes llevan a un vértigo de significación.26 Hay en ellos una hipótesis que se desliza y se renueva permanentemente: todos los elementos del nuevo universo podrían ser «algo», un índice de lo que se desea conseguir, en esta dialéctica de estructura abismada que produce significantes. Así, en estas crónicas hay una persistente postergación del sentido; mejor dicho, el hallazgo de lo concreto se encuentra diferido. Lo que es presencia en Cortés, Bernal Díaz y otros, queda en este caso registrado como virtualidad, como ausencia posible, como promesa. Por consiguiente, el objeto deseado adquiere un mero carácter textual. El párrafo siguiente, sacado de la obra de Carvajal, ilustra de manera ejemplar dicha indeterminación: Aquí nos dieron noticia de las amazonas y de la riqueza que abajo hay, y el que la dio fue un indio señor llamado Aparia, viejo que decía haber estado en aquella tierra, y también nos dio noticia de otro señor que estaba apartado del río, metido en la tierra adentro, el cual decía poseer muy gran riqueza de oro: este señor se llama Ica; nunca le vimos, porque como digo, se nos quedó desviado del río (48).

Todos los elementos principales de este pasaje resultan imprecisos: tanto los sujetos emisores («nos dieron noticia») como los lugares geográficos («abajo», «aquella tierra», «apartado del río», «la tierra adentro») y la certidumbre de la información («decía haber estado», «decía poseer»). La vaguedad se confirma con la imposibilidad de verificar la existencia del objeto deseado: «nunca le vimos». Ver Todorov (1991 [1982]: cap. 2). Para Peirce, un signo es «[a]nything which determines something else (its interpretant) to refer to an object to which itself refers (its object) in the same way, the interpretant becoming in turn a sign, and so on ad infinitum» (1932 [1901]: § 303). Para algunos análisis clave de la teoría peirceana, ver Derrida (1967: cap. 2) y Eco (1990: cap. 2). 25 26

01.indd 52

07/08/2013 12:48:07

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

53

La referencia al tal Ica nos lleva a sugerir cierto vínculo entre este señor, «metido en la tierra adentro, el cual decía poseer muy gran riqueza de oro», y los incas del Perú. No sería inverosímil suponer que los indígenas de la zona fronteriza tuvieron noticias de la gran civilización del Tahuantinsuyo. Es un hecho comprobado que algunos incas ya habían entrado en la selva amazónica para intentar conquistarla y que varios pueblos aborígenes de esa región dominaban el quechua. Esta conjetura, además de señalar una conexión entre el imperio andino y la Amazonía, insinúa que los rumores sobre El Dorado estaban relacionados de algún modo con creencias amerindias, no solo europeas.27 Se podría considerar este fragmento como una instancia significativa en la colaboración entre el explorador y el hablante indígena para la creación de una historia que ingresará en la Relación de Carvajal y, a través de ella, en una serie textual que cruza las fronteras lingüísticas (Thevet, Raleigh, etc.).28 Los ejemplos mencionados nos ayudan, entonces, a resaltar la naturaleza híbrida, diversa y ambigua de esta área, características que se ven acentuadas repetidas veces en la periferia colonial. 2.2. La ambigua transgresión de la frontera ética La ambigüedad aparece también en la particular representación que hacen los europeos del universo amazónico como frontera geográfica y simbólica. Efectivamente, los españoles perciben el cruce de dicha frontera a la vez como acto explícito de conquista y como viaje peligroso de supervivencia que termina en transgresión y crisis ética. En este sentido, expresan una mezcla de miedo y fascinación hacia el territorio desconocido de la Amazonía, territorio que, como indican los supuestos actos de canibalismo de los autóctonos, está desprovisto de límites morales.29 La borradura de la distinción clara 27 Ver el análisis de Enrique de Gandía sobre el origen indígena de los mitos de las amazonas y El Dorado: «Nuestras investigaciones demuestran por primera vez en la historia que todos los pormenores que los indios referían de unas mujeres que vivían sin hombres, que se dedicaban al culto del Sol, que poseían riquezas infinitas, que se unían a los hombres una vez por año, que guardaban para sí las hijas que daban a luz y entregaban a los padres, o mataban a los hijos varones, pertenecen exclusivamente a las Vírgenes del Sol y a las mujeres del Inca, y a la organización social del Perú» (1932: 102). Ver también Gil (1989), aunque es cierto que este autor tiende a confundir la utopía y los mitos, según advierte Pastor (1988 [1983]: 26). 28 Tal es el caso de las amazonas, siempre ligadas a la presencia de oro, como se constatará más adelante. 29 Sin embargo, el canibalismo no era totalmente nuevo para los españoles, puesto que ya se había observado en otras regiones (ver Bernal Díaz, por ejemplo). Además, hay que

01.indd 53

07/08/2013 12:48:07

54

VISIÓN PERIFÉRICA

entre el bien y el mal al afrontar «lo otro», aspecto que impregna numerosas crónicas sobre la periferia, revela las crisis políticas y culturales del mundo cristiano, las cuales afectaron directamente las fuerzas sociales que configuraron los métodos y estructuras de colonización, desdibujando los límites culturales europeos (incluidas las divisiones de clase, las identidades sociales y la superioridad moral). Cabe observar que, para contrarrestar este efecto, las relaciones coloniales tratan ansiosamente de erigir una pared contenedora y de restaurar en el relato la ley y el aparente orden de la lejana Europa. A consecuencia de su contacto con el espacio amazónico y su población nativa, los exploradores y colonizadores se sumen en una experiencia transgresiva insoslayable. Así, más allá del desliz inicial, la obra de Carvajal muestra cómo el encuentro con el mundo amazónico trae toda suerte de dilemas morales; o, desde otra perspectiva, el cruce de la frontera amazónica empuja a sus compañeros hacia un ámbito caracterizado por lo que Michel Foucault llama la «heterotopía».30 Cuando, demasiado ocupados en busca de comida y abrumados por la fuerza del río, Carvajal y su grupo de expedicionarios deciden que es imposible volver atrás, se cruza un umbral y estos saben que se hallan en peligro. De ahí que marquen su decisión con la misa ya mencionada, acto ritual supremo de la cristiandad ejecutado por Carvajal en medio del río. Posteriormente, cuando la naturaleza crece en dimensión y poder, aumentando así su hambre y desesperanza, los viajeros pierden sus mecanismos de control y experimentan un proceso ostensible de animalización: «[A] falta de otros mantenimientos, vinimos a tan gran necesidad que no comíamos sino cueros, cintas y suelas de zapatos cocidos con algunas hierbas» (44). Después de comer su propia ropa, «unos a gatas y otros con bordones», se sacian con hierbas peligrosas «no conocidas» y están «a punto de muerte», «como locos [...] [sin] seso» (44). Más tarde sucede un episodio remitirse a la propia cultura europea, que ofrece indicios de caníbales en el Viejo Mundo, como se señala en Los nueve libros de la historia de Heródoto (cuyo original en griego data de ca. 444 a. C.) y mucho más tarde (incluso después de la llegada de Carvajal a la Amazonía) durante las guerras de religión en Francia (1562-1598). Sobre esta cuestión, ver Barker, Hulme e Iversen (1998), cuya antología incluye un ensayo de William Arens, el famoso antropólogo que cuestiona la existencia de prácticas caníbales (mayormente en el Nuevo Mundo y África) en The Man-Eating Myth: Anthropology and Anthropophagy (1979). 30 Las heterotopías, según las define Foucault, son «des sortes de contre-emplacements, sortes d’utopies effectivement réalisées dans lesquelles les emplacements réels, tous les autres emplacements réels que l’on peut trouver à l’intérieur de la culture sont à la fois représentés, contestés et inversés, des sortes de lieux qui sont hors de tous les lieux, bien que pourtant ils soient effectivement localisables» (1984: 3).

01.indd 54

07/08/2013 12:48:07

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

55

de alucinación colectiva cuando los españoles creen haber oído unos tamboriles que se volverán reales en cuanto el Capitán siga los sonidos y lleve a sus compañeros a un pueblo indígena donde los bastimentos no escasean. Es importante subrayar que la pérdida de la racionalidad y el total descontrol son otros rasgos determinantes de las crónicas periféricas.31 Vale agregar que ese mismo año (1542) se publican los Naufragios de Cabeza de Vaca, un relato tan marcado por el fracaso como la Relación de Carvajal y que incluye también elementos de heroísmo. En contraposición a las precarias condiciones de vida de los exploradores españoles de la Amazonía, se puede deducir de las crónicas del siglo XVI (sobre todo las de Nunes, Carvajal y Vázquez) y de los trabajos arqueológicos o etnohistóricos posteriores que los indígenas de la región tenían alimentos en abundancia, como el maíz, la mandioca y el cazabe, y bebidas como la chicha. Además, al contrario de lo que generalmente se cree, habían desarrollado abundantes y sofisticadas prácticas de pesca, agricultura y caza.32 Tal como nos recuerda Silva Ugarte, retomando una cita de Acuña, «“jamás saben estos bárbaros que cosa sean hambres”, algo que não podiam dizer com tanta convicção sobre os habitantes da Europa Occidental, no mesmo período» (2003: 327). Sin embargo, es consabido que la llegada de los europeos, así como la imposición de su sistema militar y comercial, cambiaron para siempre las prácticas cotidianas de los indígenas. Meggers, entre otros antropólogos, explica de forma clara el fenómeno de la explotación de la Amazonía: The arrival of European explorers at the beginning of the sixteenth century had very different consequences, for two reasons: 1) the primary aim was commercial exploration rather than settlement; and 2) close contact was maintained with the homeland, which dictated the kind of commodities to be supplied and their price. For the first time in its long history, Amazonia thus came under the continuing influence of an agent that was extra-continental and consequently immune to the molding forces of local natural selection (1996 [1971]: 150).

En este contexto en que impera la lógica conquistadora, si bien Cortés y Pizarro aparecen como capitanes exitosos y políticos sagaces a pesar de (o gracias a) las dificultades que enfrentan, Orellana, tal como Cabeza de Vaca, 31 En La vorágine, la novela de Rivera a la que ya se ha aludido, así como en los cuentos de Horacio Quiroga todavía se le atribuye mucha importancia al tema de la locura en escenarios periféricos. 32 Ver Meggers (1996 [1971]: cap. 2).

01.indd 55

07/08/2013 12:48:08

56

VISIÓN PERIFÉRICA

es construido como un santo. Cuando ataca y mata a los indígenas, siempre es en legítima defensa y porque ha leído en la actitud de «aquella mala gente» (Carvajal 65) intenciones agresivas o maldad moral. Justamente, los naturales se asocian explícitamente con el campo semántico de lo diabólico en una escena donde es obvio que el ritual de guerra autóctono involucra brujería: Andaban entre esta gente y canoas de guerra cuatro o cinco hechiceros todos encalados y las bocas llenas de ceniza, que echaban al aire, en las manos unos guisopos, con los cuales andaban echando agua por el río a manera de hechizos, y después que habían dado una vuelta a nuestros bergantines [...] llamaban a la gente de guerra [...] y con muy gran grita nos acometían [...] (66).

Además de la existencia de estas figuras extrañas, como se repite constantemente en dicha obra, los «indios» actúan como caníbales: en una de las numerosas batallas «[t]raían muy gran grita, tocando muchos atambores y trompetas de palo amenazándonos que nos habían de comer» (60). La demonización de los indígenas por el cronista es enfatizada de nuevo cuando se comenta que los tributarios «ofrecían sus sacrificios [a las amazonas] con su dañada intención» (73). Para castigar todos los ataques de estos aborígenes, en los que pelearon «con muy gran furia» (75) y «como perros encarnizados» (90), Orellana ordena ahorcar unas «ciertas piezas que allí se habían tomado [...] y esto porque los indios de adelante nos cobrasen temor y no nos acometiesen» (75). En el discurso del dominico emerge, entonces, un indicio de cierto descontrol por parte del jefe aún cuando este intenta dar un castigo «ejemplar» que impida nuevas agresiones. Habría que enfatizar que la Relación de Carvajal es una defensa de las acciones del capitán y su grupo, de igual modo que el relato de su viaje de exploración se asemeja a un peregrinaje en busca de expiación. Según el autor-narrador, aunque los viajeros piensen en los tesoros escondidos en la selva o agredan a los indígenas en arremetidas preventivas, la intensidad de su sufrimiento es tal que debería otorgárseles el perdón. En cierto sentido, el viaje por este río infernal, donde los procesos de degradación, animalización, alucinación y muerte amenazan a los miembros de la expedición, lava los pecados cometidos. Por lo tanto, de acuerdo con mi hipótesis, la fuerte ambigüedad moral es un rasgo constitutivo de las crónicas del descubrimiento del Amazonas y, como se verá, de otras zonas periféricas. Por ejemplo, Les singularitez de la France Antarctique (1557) de Thevet, obra que volveré a mencionar más tarde, sigue este modelo. En un episodio sobre las amazonas, copiado de Carvajal, un elemento de crítica moral está claramente presente: al mismo tiempo

01.indd 56

07/08/2013 12:48:08

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

57

que se muestra fascinado con la confirmación del mito de las guerreras y las riquezas potenciales de esta región fabulosa, el franciscano francés condena la avaricia de los españoles. Esta indeterminación moral es sin duda generada por la hostilidad del mundo físico de la Amazonía. En la Relación de Carvajal la regresión del grupo es producto de la inseguridad y del espanto ante un medio incontrolable; esto provoca la desaparición de las nociones que definen la relación del hombre con el futuro e instala en el centro de la práctica la ley de supervivencia. Simultáneamente, se puede destacar el contenido liberador que el cruce de la frontera ética facilita. La transgresión de tal confín reconfigurará los mecanismos de regulación sociopolítica e ideológica en ambos lados del Atlántico. Es importante considerar que estamos ante un momento de transición en el que se están estableciendo los límites de la expansión europea y creando las estructuras de control imperial, en las circunstancias de un cisma que obliga a renegociar los contratos culturales y axiológicos. Así, se ha delimitado la frontera entre «nosotros y los demás» (o sea, nous et les autres, evocando el título de un libro notable de Tzvetan Todorov). Según esta lógica, el apetito por el área amazónica justifica la destrucción y pone al Otro en una posición desechable, lo cual se observa mutatis mutandis hasta hoy en día. A nivel discursivo, la crónica intenta reintegrar, ya sea justificando o condenando, los elementos transgresivos dentro del marco de compromisos éticos previos. Finalmente, como ya se señaló, el orden se restablece en el espacio textual y la narrativa asume su rol clásico de controlar el imaginario social.33 Por otro lado, el aspecto más positivo de la experiencia amazónica ha sido destacado por algunos autores, como el traductor de la Relación de Carvajal al francés, Marin Le Roy de Gomberville. En efecto, en la Relation de la rivière des Amazones (1682) se complementa el relato original con citas del Inca Garcilaso y de Antonio de Herrera, así como con referencias a los conceptos del paraíso terrenal y del «noble salvaje» que estaban en boga en la Francia de aquella época. El resultado es obviamente la idealización del territorio (y sus habitantes, aparentemente poco resistentes). Como confirma Dominique Anne H. Linchet a lo largo de su tesis doctoral, esta reescritura del original sirve para fomentar la ocupación colonial por parte de la Francia de Luis XIV.

«[N]osotros llegamos a once del dicho mes con el bergantín grande, donde venía nuestro Capitán: tanta fue el alegría que los unos con los otros recebimos, que no sabré decir, porque ellos nos tenían a nosotros por perdidos y nosotros a ellos» (Carvajal 97). 33

01.indd 57

07/08/2013 12:48:08

58

VISIÓN PERIFÉRICA

2.3. La representación mediatizada de la resistencia indígena Otro rasgo que caracteriza la Relación de Carvajal es su hincapié en la resistencia indígena, el cual varía en función de las tribus con quienes interactúan los miembros de la expedición. Por ejemplo, al llegar por primera vez a tierra firme, los viajeros españoles cambian rápidamente de humor cuando se topan con un pueblo «guerrero» que no se deja dominar: Al cabo de dos leguas que habíamos ido el río abajo vimos venir por el río arriba cuatro canoas llenas de indios a ver y requerir la tierra, y como nos vieron, dan la vuelta a gran priesa, dando arma, en tal manera que en menos de un cuarto de hora oímos en los pueblos muchos atambores que apellidaban la tierra [...]; y así fue que a muy gran priesa comenzamos a caminar, y llegamos al pueblo a donde los indios todos estaban esperando a defender y guardar sus casas [...] (45).

La amenaza, a la vez visual y sonora, de los amerindios se advierte aquí de manera clara. Sin embargo, poco después, mostrando la supuesta superioridad española, el narrador transforma este conflicto en un acto performativo de triunfo: «[A]sí los indios tomaron lo que les fue dado y fueron luego a decirlo a su señor, el que vino luego muy lucido donde el Capitán y los compañeros estaban [...] y le abrazaron, y el mesmo Cacique mostró tener en sí mucho contentamiento en ver el buen recibimiento que se le facía» (46). A esto sigue un típico intercambio ceremonial de ofrendas. No obstante, me interesa subrayar el hecho de que sea el Cacique quien es acogido por el Capitán y no viceversa. En un gesto verbal que puede ser sorprendente, Carvajal se apodera del papel de agente y se apropia del espacio ritual de ambas comunidades: el Cacique, o autoridad local, no recibe sino que es recibido. A continuación, se realiza el gesto supremo de sumisión, esto es, la oferta de paz por parte del Cacique, un acto clásico en las crónicas del Nuevo Mundo. Luego viene un segundo paso: la culminación de la pacificación. Después de hacer «un largo razonamiento» (47) mediante un discurso que recuerda el Requerimiento,34 el capitán Carvajal toma simbólicamente posesión de 34 Se trata de un documento legal, preparado por el famoso jurista Juan López de Palacios Rubios en 1512 y usado por primera vez por Pedrarias Dávila en Panamá en 1513, en el que se les requería a los autóctonos que se convirtieran al cristianismo, entre otras cláusulas. En él se les informaba de que San Pedro había dejado en Roma al Papa como cabeza de la Iglesia y que uno de ellos, Alejandro VI, había encargado a la Corona de Castilla la evangelización de las Indias. Por lo tanto, se les explicaba (en castellano o latín) que debían aceptar el sometimiento a la metrópoli española si no querían ser el blanco de una «guerra justa». Para más información, ver Hanke (1949), Zavala (1963) y

01.indd 58

07/08/2013 12:48:08

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

59

la tierra, uno de los propósitos finales de los conquistadores que resulta casi absurdo en este contexto. Se percibe también que, como en la primera carta sobre el Brasil de Pero Vaz de Caminha (1500), se oscila entre la imagen aterradora del indígena combativo y la del «buen salvaje», lo cual lleva a relativizar este último concepto que, sobre todo desde los movimientos culturales de la Ilustración francesa (encabezados por Montesquieu, Voltaire, Diderot y Rousseau), llega a opacar la representación de las tribus marginadas de Sudamérica.35 En efecto, existen numerosos pasajes en la obra de Carvajal donde, a pesar del miedo ante la amenaza inminente que significa la proximidad de los aborígenes, se percibe cierta admiración y curiosidad por sus rituales guerreros, como sugiere esta descripción detallada: «[N]o habíamos andado mucho cuando vimos venir por el río arriba muy gran cantidad de canoas, todas puestas a punto de guerra, lucidas, y con sus pabeses, que son de conchas de lagartos y de cueros de manatís y de dantas, tan altos como un hombre, porque todos los cubren» (60). Solo el potencial de violencia crea un ligero contraste con el extraño carácter estético de la escena militar. Otro ejemplo clave de las distintas facetas de la resistencia indígena en la Relación de Carvajal es sin lugar a dudas el episodio de las amazonas. El autor nos cuenta que la expedición de Orellana las halló «de golpe» (79) y que, al ver a los aborígenes que salieron a su encuentro, el Capitán quiso «traerlos de paz» (79), o sea que seguramente intentó leerles el Requerimiento. Sin embargo, la primera afrenta de estos «subjetos y tributarios a las amazonas» (81) consiste en reírse de ellos: «[E]llos se rieron y hacían burla de nosotros e se nos acercaban» (79). Es más, al llegar a un pueblo «no pequeño» (82), los autóctonos «en celada» se dirigieron hacia ellos y «comenzaron a flechar tan bravamente» (82). Evidencia de la poderosa y longeva fascinación que ejercían estas guerreras sobre los europeos es el hecho de que Thevet se haya apropiado de este pasaje del escrito de Carvajal en los capítulos 62 y 63 de Les singularitez de la France Antarctique, libro dedicado en gran parte a una región completamente distinta.36 Según el cosmógrafo francés, las declaraciones del misioSeed (1995: cap. 3), entre otros especialistas. Sobre la relevancia cultural del concepto de guerra justa, ver Bellamy (2006). 35 Ver, por ejemplo, Melo Franco (1937) sobre el uso político del «buen salvaje» en el Brasil. 36 Sobre la historia del interés europeo por las amazonas desde la época grecorromana, ver Magasich y de Beer (2001: cap. 6) y, sobre este caso en particular, Jáuregui (2008 [2005]: 55, n. 15).

01.indd 59

07/08/2013 12:48:09

60

VISIÓN PERIFÉRICA

nero dominico confirman la creencia de que cada continente (Escitia, Asia, África y ahora América) tiene sus propias amazonas. Por un lado, la distancia geográfica y cultural que separa a Thevet de Carvajal hace que la conexión entre sus obras sea inusual; por otro lado, esta relación puede explicarse por el deseo del cosmógrafo de establecer su autoridad mediante referencias a relatos anteriores de primera mano. Thevet crea así una red de vínculos intertextuales de acuerdo con las prácticas discursivas del Renacimiento: es sabido que los historiadores humanistas europeos no solo solían referirse al canon clásico, sino que también citaban y/o copiaban secciones importantes de los textos de sus coetáneos.37 En los siglos XVI y XVII esta actividad se realizaba con el fin de distribuir el conocimiento y/o reafirmar los sistemas axiológicos; por lo tanto, las crónicas de Thevet y Carvajal necesitan percibirse como parte de un corpus de documentos que trazan el mapa textual y filosófico de los márgenes del Nuevo Mundo. Al poner por escrito las fronteras físicas, estos autores las transforman en fronteras simbólicas. En otras palabras, sus obras, de propósitos múltiples (que llegan a ser, de hecho, una encrucijada de mitología clásica, observación de primera mano y estilo legal o religioso), reproducen y validan muchos de los elementos de la autoridad ética y epistemológica europea en el espacio donde esta entra en crisis. Es indudable que el episodio de las amazonas narrado por Carvajal ha atraído también a los críticos contemporáneos. En sus análisis la mayoría de ellos enfatizan su parentesco con el feminismo (Maria Isilda S. de Matos) o el realismo mágico (Trinidad Barrera, Jorge H. Valdivieso, Anthony Smith y Juan José Amate Blanco). En tanto que unos atribuyen la presencia del realismo mágico a la alucinación causada por el hambre y la ingestión de yerbas alucinógenas (por ejemplo, Valdivieso 1989: 330 y 333, y Smith 1990: 74), otros la relacionan con la propensión de los cronistas de la época a trasponer a América los mitos del Viejo Mundo (Barrera 1989: 60).38

Acuñado por Julia Kristeva, el concepto de intertextualidad supone que un texto no es autosuficiente ni un sistema cerrado, sino que está atravesado de distintos códigos, discursos y voces (ver Kristeva 1969). De hecho, Kristeva traslada al texto la teoría de Mijaíl Bajtín, según la cual todo enunciado ya ha sido dicho, y por ende cada enunciado (o texto) dialoga con otros enunciados (o textos) anteriores a él. Marc Angenot añade un énfasis en la cuestión de la circulación de valores y conocimientos: la intertextualidad sería entonces un mecanismo a través del cual se transmiten los ideologemas de una época dada (1983: 106-107). La interdiscursividad en este mismo sentido sería una ampliación hacia los sistemas de valores. 38 Sin embargo, Barrera insiste en definir el proceso de creación y difusión del mito de las amazonas como un «mestizaje mítico» que depende de «factores que derivan de 37

01.indd 60

07/08/2013 12:48:09

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

61

En cambio, propongo considerar la función sociopolítica de este episodio en el marco global del libro. En las páginas precedentes ya han ido apareciendo unos «grandes señores», como Aparia, Machiparo y Omagua, cuyos entornos señalan siempre cierto grado de civilización y riqueza. En el pueblo de Omagua, por ejemplo, «[h]abía muchos caminos que entraban la tierra adentro muy reales» (68); igualmente, se cuenta con gran abundancia de comida: «[F]allamos en este pueblo muy gran cantidad de bizcocho muy bueno, que los indios hacen de maíz y de ayuca y mucha fruta de todos géneros» (68). Poco después, los españoles descubren una «casa de placer» con obras de arte y objetos de porcelana dignos, según Carvajal, de la cultura romana: En este pueblo estaba una casa de placer, dentro de la cual había mucha loza de diversas hechuras, así de tinajas como de cántaros muy grandes de más de veinte y cinco arrobas, y otras vasijas pequeñas como platos y escudillas y candeleros desta loza de la mejor que se ha visto en el mundo, porque la de Málaga no se iguala con ella, porque es toda vidriada y esmaltada de todas colores y tan vivas que espantan, y demás desto los dibujos y pinturas que en ellas hacen son tan compasados que naturalmente labran y dibujan todo como lo romano [...] (69).

Sorprendentemente, surge en este contexto una de las pocas comparaciones hiperbólicas con España (e incluso con lo romano y sus connotaciones imperiales), que por el contrario se hallan tan a menudo en las cartas de Cortés. Nos encontramos, entonces, en el camino hacia la utopía, cuya culminación es la comarca de las amazonas, lo que se deduce de los elementos propios del discurso canónico. Allí la presencia de las guerreras está asociada con «muy grandísima riqueza de oro y plata, [...] [un] servicio [...] [de] oro y plata, [...] cinco casas muy grandes que son adoratorios [...] [con] gruesos techos aforrados de pinturas de diversos colores [...] [y] muchos ídolos de oro y de plata en figura de mujeres» (86), «ciudades» (87), etc.39 Carvajal, movido por la admiración, añade que «andan vestidas de ropa de lana muy fina, porque en esta tierra hay muchas ovejas de las del Perú» (86-87); además, «según entendimos, hay camellos» (87). En este lugar civilizado existen una jerarquía social (la señora domina a las demás mujeres, quienes dominan a códigos provenientes de culturas distintas y alejadas en el tiempo, tales como los libros de caballería medievales, las mitologías incaicas y el caudal clásico» (64). 39 Acerca de la importancia del oro y la plata en el Perú desde la época precolombina, ver la exposición «Luminescence: The Silver of Peru» comisariada por Anthony Alan Shelton (Museo de Antropología, Universidad de la Columbia Británica, Vancouver, noviembre-diciembre de 2012) y la colección de ensayos sobre dicha exposición, editada por el mismo Shelton en 2012.

01.indd 61

07/08/2013 12:48:09

62

VISIÓN PERIFÉRICA

su vez a los hombres) y una opulencia comparable al Tenochtitlan de Cortés. De hecho, desde Colón, las amazonas están ligadas a los metales preciosos: «De la isla de Martinino dixo aquel indio que era toda poblada de mugeres sin hombres, y que en ella ay mucho “tuob”, qu’es oro o alambre, y que es más al Leste de Carib» (1982a [1492-1493]: 115). En el relato de Carvajal, estos componentes en la descripción de los pueblos autóctonos suelen brillar por su ausencia. Por otra parte, cabe subrayar la importancia de las referencias a la cultura andina en estos pasajes. No solo se mencionan los «ídolos» sino también los «camellos», que bien podrían ser llamas, animal cuyo nombre probablemente era todavía desconocido para los expedicionarios españoles. Estos son algunos de los indicios que sugieren una fuerte contribución indígena al mito europeo de las amazonas. Porro, al igual que Gandía, confirma esta interpretación: «Carvajal não inventou as amazonas [...]. O contexto cultural e geográfico desse país fabuloso, com casas de pedra, ídolos e utensilios de ouro e prata, lhamas, roupas de lã, clima frio e vegetação rala, é decididamente andino [...]. Ele foi ouvido nos Andes peruanos e intercalado por Carvajal» (1996: 145). Según una posible lectura, se deja entrever aquí una especie de «pensamiento mestizo», como lo concibe Gruzinski en La pensée métisse (1999), o una de las escasas articulaciones transculturales en estado incipiente.40 Por 40 En su primer capítulo, titulado «Amazonies», Gruzinski se refiere a una realidad en la que todo encaja: «Rien n’est inconciliable, rien n’est incompatible, même si le mélange est parfois douloureux» (21). En cuanto al concepto de transculturación, soy consciente de que su definición debe ser matizada, ya que suele aplicarse a sociedades posilustradas, con miras a una cultura nacional. Recordemos, primero, el debate terminológico que surgió en torno a esta noción. He aquí cómo el antropólogo cubano Fernando Ortiz la define en Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar (1940): «Entendemos que el vocablo transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque este no consiste solamente en adquirir una distinta cultura, que es lo que en rigor indica la voz anglo-americana aculturation [sic], sino que el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial desculturación, y, además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse de neoculturación» (1987 [1940]: 96). En su libro El proceso de aculturación (1957) Gonzalo Aguirre Beltrán hace un repaso detallado de las distintas interpretaciones que se han ofrecido de los términos aculturación y transculturación, proponiendo al mismo tiempo lo que él considera como la definición más exacta. Según el etnohistoriador y antropólogo mexicano, la aculturación, tal como es concebida por los teóricos anglosajones (Robert Redfield, Ralph Linton y Melville J. Herskovits), es sinónima de un contacto cultural continuo con los subsecuentes cambios que se producen en la cultura de ambos grupos, y la transculturación es simplemente el paso de una cultura a otra (10-11). No obstante, varios críticos de los años 1980 y 1990 (Rama y Spitta, entre

01.indd 62

07/08/2013 12:48:09

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

63

cierto, ya se ha aludido a la aptitud de Orellana para «dialogar» con ciertas tribus amazónicas en quechua. En otro momento de la Relación de Carvajal se comenta que el Capitán había confeccionado un «vocabulario», es decir, un diccionario quechua-español en este caso: «[Y]a le entendía por un vocabulario que había fecho» (85). Esta supuesta capacidad de Orellana para aprender una lengua indígena debió impresionar a Juan de Castellanos, puesto que en sus Elegías de varones ilustres de Indias (1589-1601) le dedica una estrofa a este tema: Por señas Orellana le hablaba En el discurso deste su viaje, Y todos los vocablos asentaba Según comprehendía del salvaje; Hasta ver si por ellos alcanzaba Inteligencia cierta del lenguaje, Porque tuvo de lenguas gran noticia, Y para las hablar mucha pericia (1955 [1589]: 616; énfasis mío).

Sin embargo, los términos que se emplean en esta cita resultan bastante exagerados. No creo que haya que sobreestimar el interés de Orellana por aprender la lengua y la cultura locales, tal como hace Amate Blanco al alabar su «inquietud por la cultura prehispánica» y «verdadero interés por el conocimiento y la comprensión del mundo americano» (1992: 69). En realidad, no hay ninguna huella textual que nos permita ver en su aprendizaje de un idioma autóctono algo más que una táctica utilitaria para sacarles información a los aborígenes y sobrevivir en el nuevo ambiente. Corrobora esta postura el hecho de que Carvajal no haya buscado la manera adecuada de describir una realidad desconocida: por ejemplo, Cândido de Melo Leitão advierte, en su traducción de la obra al portugués, que las «pavas» que este menciona otros) reivindicaron la teoría de Ortiz, a pesar de que este hubiera mal interpretado el término inglés de acculturation, puesto que da cuenta de la especificidad del caso latinoamericano. Entonces, según mi hipótesis, el problema no reside tanto en la interpretación más o menos errónea de Ortiz, ni en qué teórico tiene más razón que otro, sino en cómo se puede emplear el término transculturación tal como Ortiz lo define. Más precisamente, quizá este concepto sea inapropiado para calificar las producciones culturales de la época de los primeros contactos violentos entre europeos y amerindios. Tendremos que esperar hasta más tarde, durante la época colonial, para que aparezcan verdaderos productos de transculturación. Ver también Bernand y Gruzinski (1993) sobre la historia del mestizaje en el Nuevo Mundo.

01.indd 63

07/08/2013 12:48:10

64

VISIÓN PERIFÉRICA

no existían en el Amazonas y enumera las otras aves que pudo haber visto el autor (1941: 22, n. 2). La supuesta hibridez no impide que los conquistadores deseen apropiarse del espacio amazónico sumándolo al imaginario europeo, acto que lo transforma de manera instantánea en mapa político. Si bien hay que aceptar, como subrayan numerosos críticos literarios e historiadores que han escrito sobre el texto de Carvajal (entre otros, Alfred Métraux y María Teresa Pérez), que las descripciones de la población indígena se hacen de pasada y de manera superficial, me parece importante haber enfatizado los breves momentos en los que surge la agencia de los sujetos amerindios (mediatizada, naturalmente, por la escritura del cronista dominico). Participantes en un diálogo casi imposible, estos son, no obstante, un factor determinante en la elaboración textual gracias a la variedad de funciones actanciales que cumplen (objeto, ayudante, oponente, etc.). Así, provocan peripecias y contribuyen a crear el universo mítico en el que se van empantanando los conquistadores. Su presencia, aunque escasa, hace que el relato de Carvajal se transforme en un testimonio de gran valor etnográfico, ya que todavía se usa como una de las pocas fuentes escritas en el siglo XVI.41 En este contexto, es obvio que la tarea de recuperar la voz de los indígenas amazónicos del siglo XVI resulta extremadamente difícil. En The Cambridge History of the Native Peoples of the Americas (1999) Frank Salomon explica este problema: What little we know about oral representations of the past in pre-European times comes mostly from the viceroyalty of Peru. In Amazonian and Pampean regions, early testimonial data are very scarce, because there was no period of «indirect rule» during which translation, transculturation, and writing could develop within native society (23).

En efecto, en concordancia con esta cita, conviene señalar que en el campo de los estudios amazónicos se tiene acceso a pocas fuentes de conocimiento, entre otras: 1) pedazos de traducciones y «noticias» de los aborígenes a través del filtro de los cronistas europeos; 2) la etnohistoria, basada parcialmente en búsquedas arqueológicas; y 3) las narrativas indígenas de la época contemporánea o las de antropólogos como Curt Nimuendajú, que tratan a veces del trauma causado por la conquista. Por consiguiente, las crónicas del Viejo Mundo se deben considerar como documentos limitados que ofrecen una visión llena de brechas latentes, las cuales necesitan complementarse con un marco metodológico más amplio. 41

01.indd 64

Ver Steward (1948).

07/08/2013 12:48:10

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

65

3. Francisco Vázquez y el resurgimiento de la crisis ética en el mundo periférico Cabe analizar otra crónica fundamental respecto a la exploración española del Amazonas en el siglo XVI: la de Vázquez sobre el famoso rebelde Aguirre.42 Aunque la expedición de Pedro de Ursúa a El Dorado generó una enorme producción cronística,43 según la jerarquización de estas obras propuesta por varios críticos, la relación de Vázquez suele ser concebida como la más importante. Para Pastor se trata de la más interesante desde el punto de vista de los elementos ficcionales, la organización narrativa y la perspectiva ideológica (1988 [1983]: 417), y Emiliano Jos opina que «ésta y la de Hernández son las más valiosas, es la más detallada, acaso la más verídica, y sin acaso, la que más datos nos da sobre la vida de Aguirre en el Perú» (1927: 24). Todas las crónicas relatan grosso modo los mismos sucesos. Después de un largo retraso debido a problemas económicos y logísticos, la expedición zarpa en septiembre de 1560 de la provincia de los Motilones, en el Perú, en dirección a las tierras fabulosas de Omagua y El Dorado. El descontento entre los tripulantes, los marañones, se hace sentir unos meses antes del inicio del viaje. Al gobernador Ursúa, elegido por el marqués de Cañete, virrey del

Sobre la importancia de Aguirre en la cultura latinoamericana y europea, desde el siglo XVI hasta hoy en día, ver Beauchesne (2000) o Galster (2011 [1996]), por ejemplo. 43 Existe una serie de relaciones sobre esta expedición: la Relación de todo lo que sucedió en la Jornada de Omagua y Dorado, que fue a descubrir el Gobernador Pedro de Ursua, con poderes y comisiones que le dio el Virrey Marqués de Cañete Presidente de Perú [...] (1561) de Francisco Vázquez; la Relación de todo lo que sucedió en la Jornada de Omagua y Dorado [...] (1561) de Pedrarias de Almesto; la Relación breve fecha por Pedro de Monguia [...] de lo mas sustancial [...] de la Jornada del Gobernador Orsua [...] e del alzamiento de Lope de Aguirre [...] (1561) de Pedro de Monguia; la Relación muy verdadera de todo lo sucedido en el río Marañón en la provincia del Dorado (1561) de Gonzalo de Zúñiga; la Jornada del río Marañón (1586) de Toribio de Ortiguera; Esta es parte de una relación de un tirano que se dize Lope de Aguirre y no va entera porque no uvo lugar (1561) de un hijo de Juan Pérez; la Relación muy berdadera que trata de todo lo que acaeció en la entrada de Pedro de Orsua en el descubrimiento del Dorado y Amagua [...] (1561), texto anónimo pero atribuido por Emiliano Jos a Custodio Hernández; la Relación de todo lo sucedido en la governación de Omagua que por otro nombre se llama el Dorado des que fue encargada a Pedro de Ursua (1561), texto anónimo; la Carta-relación (1561) de Juan de Vargas Zapata; El Marañón (1561) de Diego de Aguilar y Córdoba; y la Relación de la Jornada del Dorado del capitán Altamirano incluida en el Compendio y descripción de las Indias Occidentales (1629) de Antonio Vázquez de Espinosa (Jos 1927: 21-22 y Ortiz de la Tabla 1987: 34-35). Para una lista completa de ellas, incluyendo las obras inéditas, ver Jos (1927: cap. 1). 42

01.indd 65

07/08/2013 12:48:10

66

VISIÓN PERIFÉRICA

Perú, se le reprocha haber llevado consigo a su amante doña Inés y, sobre todo, su creciente indiferencia hacia las miserables condiciones de la expedición. Aguirre se destaca como jefe de los revoltosos y planifica con algunos compañeros la muerte de Ursúa, la cual se lleva a cabo el primer día del año 1561. Don Fernando de Guzmán es proclamado príncipe de Tierra Firme y Perú, pero su reino es breve: Aguirre y sus cómplices lo matan el 22 de mayo de 1561 porque supuestamente no sabe gobernar. El rebelde vasco se convierte inmediatamente en el nuevo líder de la expedición. Los asesinatos que comete se multiplican a toda velocidad. Al mismo tiempo, el hambre y el sufrimiento se agravan cada vez más. Los marañones salen al mar y llegan a la isla de Margarita el 20 de julio de 1561. Acto seguido, toman presos a numerosos vecinos de dicha isla y matan a su gobernador, don Juan de Villandrado. Muchos marañones (por ejemplo, Pedro de Monguía), estando en tierra, aprovechan la ocasión para huir. Entonces, Aguirre le escribe una carta al padre provincial Francisco Montesinos, fiel vasallo del rey, para declararle la guerra y preguntar por los marañones que se han refugiado en su barco. Sin embargo, el «tirano» ya no puede quedarse en la isla de Margarita: en todas las regiones cercanas lo están buscando para matarlo, por lo que sale de la isla en agosto de 1561, después de haber matado allí a catorce compañeros suyos y a once vecinos, entre ellos dos frailes y dos mujeres. Aguirre abandona su plan de pasar por Nombre de Dios y Panamá, y se dirige hacia Borburata (Venezuela) y seguidamente, a Valencia, donde escribe la famosa carta a Felipe II en que declara su «desnaturalización» de España y su rebeldía contra el rey. Llega, así, finalmente a Barquisimeto. Los gobernadores de los alrededores reúnen sus fuerzas y acogen a un número cada vez mayor de marañones que huyeron de Aguirre, quien, sabiéndose cercado, mata a su hija para que los vencedores no abusen de ella. El «tirano» es asesinado el 27 de octubre de 1561 por dos marañones pasados al campo del rey: Custodio Hernández y Cristóbal Galindo. Por último, se lo descuartiza para servir de escarmiento a los demás. Varios escritores incluso sostienen que fue al infierno por todos los crímenes que cometió.44

Además, es interesante notar que Roberto González Echevarría (al igual que el novelista Miguel Otero Silva) llega a considerar a Aguirre como precursor de los caudillos del siglo XIX, al explicar la atracción de Simón Bolívar por esta figura: «It could be argued that the clash between a central authority governing large states and small, feudal-type caudillos that beset nineteenth-century Latin America is prefigured in the struggle between Philip II and the seditious Aguirre» (1985: 66). 44

01.indd 66

07/08/2013 12:48:10

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

67

Echando mano del concepto de paranoia colonial acuñado por Bhabha,45 se podría plantear que la necesidad de los cronistas del siglo XVI de calificar a Aguirre como encarnación del mal muestra claramente la histeria y la ansiedad experimentadas por el sistema imperial que intenta consolidarse reprimiendo (discursiva y/o físicamente) las rebeliones; de ahí la dureza de la sentencia de Alonso Bernáldez contra la memoria de Aguirre, mediante la cual se quiere aniquilar todo lo relacionado con él.46 No obstante, urge matizar este concepto del renombrado teórico del poscolonialismo: la diferencia radica en que aquí el Otro no es un indígena sino un español que forma parte del «nosotros» y, por ende, genera una suerte de paranoia interna. En la crónica de Vázquez se da una crisis ética muy parecida a la que acabo de mencionar en mi análisis de la Relación de Carvajal. Se puede proponer que al cruzar la frontera geográfica que conduce al Amazonas, los protagonistas de esta obra cruzan también la frontera de su propia cultura. Tal cruce

45 Bhabha, basándose en la noción de paranoia empleada por Said en Orientalism (1978), plantea que la ambivalente «paranoia colonial» contribuye a revelar las fisuras del discurso del colonizador: «The authoritarian demand can now only be justified if it is contained in the language of paranoia. The refusal to return and restore the image of authority to the eye of power has to be reinscribed as implacable aggression, assertively coming from without: He hates me. Such justification follows the familiar conjugation of persecutory paranoia. The frustrated wish “I want him to love me,” turns into its opposite “I hate him” and thence through projection and the exclusion of the first person, “He hates me.”» (2004 [1994]: 100). Se debe hacer la salvedad de que esta cita se refiere a un contexto colonial distinto del caso latinoamericano. 46 «[F]allo que devo declarar y declarava y declaró, el dicho tirano Lope de Aguirre haber cometido crimen lesa magestatis contra la magestad rreal del rrey don Felipe nuestro señor, y aberle sido traidor muchas vezes, en cuya consequençia condenaba y condeno a su fama y memoria a que desde oy en adelante y desde la hora que propuso y determinó de cometer trayçción y tiranía, a que sea tenida por de hombre traydor y tirano contra su rrey y señor natural, y como tal declaro haber sido justamente degollado y hecho quartos. Asimismo declaro todos y cualesquier bienes que dexase abellos perdido e ser e perteneçer a la camara e fisco de su majestad, y por tal los aplico, e mando que doquiera que el dicho Lope de Aguirre dexase casas de su morada, le sean derribadas por los cimientos de arte que no quede figura ni memoria dellas ni de parte dellas, y ansí derribadas sean aradas y sembradas de sal con pregón publico desta sentencia. Así mismo declaro todos los hijos barones que del dicho Aguirre ayan quedado, oro sean legítimos o bastardos o espúreos, por infames para siempre jamás, como hijos de padre traydor e tirano a los cuales también declaro por yndignos e yncapaçes de poder tener honrra de cauallería ni denidad ni officio publico ni otro de los proybidos en derecho, ni poder rresçibir herençia ni manda de pariente ni destrana persona, y condeno a la dicha memoria e bienes en lo arriba dicho y mando que esta sentencia se cumpla y execute sin embargo de apelación que cualquier persona quiera poner» (1561: s.p.).

01.indd 67

07/08/2013 12:48:11

68

VISIÓN PERIFÉRICA

implica un proceso de desaparición de ciertos anclajes éticos,47 es decir, una operación de desestructuración del habitus (entendido, según propone Pierre Bourdieu, como la interiorización no consciente de los valores sociales).48 Desde el comienzo, en torno al astillero donde se prepara la expedición, se produce una serie de crímenes que para Vázquez, en su posterior organización narrativa, anticipan el destino final de esta empresa. Se puede agregar que la meta fabulosa supuestamente ubicada en el interior de la selva, en una hipotética ciudad junto a un lago, desata de antemano las amarras morales en estos exploradores que viven en el límite de la transgresión.49 Además, parecería que la indeterminación que se percibe en el texto de Carvajal se expresa asimismo en el de Vázquez. De hecho, el término El Dorado era tan abstracto que se convirtió progresivamente en sinónimo de cualquier territorio mítico lleno de riquezas, como Meta, la Casa del Sol y los tesoros del Inca.50 Por lo tanto, llegó a figurar de diversas maneras en el arte visual de la época. En el mapa del Nuevo Mundo reproducido en «A incrível conquista da Amazônia» (2005) de Ronald Raminelli, se observa que El Dorado es un lago situado en un espacio casi blanco o «vacío» (como una tierra de nadie), calidad propicia para la superposición de mitos como este y el de las amazonas. En cambio, el dibujo de El Dorado que Teodoro de Bry incluye en su Americae pars VIII (1599) es la representación de un «cacique dorado» que, según una leyenda chibcha, les pedía a sus asistentes que lo cubrieran 47 En un documento de aquella época que encontré en el Archivo General de Indias, «Noticias sobre el descubrimiento de Amazonas y El Dorado» (1560), sobre la historia del «descubrimiento de las amazonas y El Dorado, para cuyo descubrimiento salió Ñuflo de Chaves, de la ciudad de la Asunción, en 1560», aparece de nuevo la falta de inhibiciones morales que caracteriza frecuentemente a los exploradores de la región amazónica: «Las cosas que en aquel Pueblo Pasan y se hazen son tan en deservicio de Dios y de su Mag. que no se por donde las encarezca Porque los hombres que van alli a poblar no es sino con designio de sacar la gente [...] a la ciudad de la Plata Porque sacandolos les vale munchos dineros la orden que en esto se tiene es de tal manera que con un disfraz que a mi juizio no es de admitir se pasa» (1); el autor añade: «Pero como la tierra del Peru es tan larga hazese lo que digo sin Poderse Remediar» (1). 48 Ver Bonnewitz (1997: 61-74). 49 «[N]os echamos por el río abajo con harto riesgo de nuestras personas, luego topamos los más poderosísimos ríos del Perú» (Vázquez 1987 [1561]: 141). 50 «De ahí deriva posiblemente la importancia que concedieron a este mito tantos cronistas e historiadores, señalándolo erróneamente como el objetivo mítico de muchas expediciones que en realidad buscaban Meta, La Casa del Sol, o los tesoros del Inca, objetivos míticos todos ellos que se habían ido desarrollando sin ninguna relación con la leyenda del famoso indio dorado» (Pastor 1988 [1983]: 356-357). Ver también el tercer volumen de Mitos y utopías del descubrimiento (1989) de Juan Gil.

01.indd 68

07/08/2013 12:48:11

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

69

todos los días con polvo de oro antes de sumergirse en la laguna de Guatavitá para hacerles ofrendas a los dioses.51 En cuanto al dibujo que usa Raleigh,52 es sumamente interesante observar que El Dorado constituye en él una ciudad formada de edificios de diseño europeo, lo cual revela las fantasías de civilización del Viejo Mundo. La percepción del entorno natural como ente hostil es evidente en las restricciones que este impone y la forma en que actúa sobre los instrumentos de conquista. Por ejemplo, Vázquez identifica la acción del medio ambiente como factor principal en el fracaso de la construcción de los navíos: puesto que «la tierra es muy lluviosa, se pudrieron de suerte que cuando los echaron al río se quebraron los más de ellos, que solamente quedaron dos bergantines y tres chatas» (57). Debido a dicho fracaso, la mayoría de los caballos «se quedaron en una montaña perdidos» (57). Aquí, como en la obra de Carvajal, se suma un hambre creciente. En tal contexto creado por el principio moral y la necesidad humana básica aparecen unas descripciones más detalladas de los pueblos autóctonos. En la isla en que se han refugiado García de Arce y sus compañeros, los indígenas son bien agestados y dispuestos, andan vestidos de camisotas de pincel labradas, las casas son cuadradas y grandes, sus armas son una manera de varas con puntas de palmar del tamaño de los dardos de Vizcaya, tíranlas con una manera de brincos de palo que las hay en la mayor parte de las Indias, y las llaman tiraderas de estoligue; al cacique desta isla llaman en su lenguaje el Papá (64).

En esta breve cita se puede reconocer el método de representación colombina que enfatiza la apariencia física, las tecnologías de guerra, las posesiones materiales y algún detalle de la configuración social (ver la Carta a Luis de Santángel de 1493, por ejemplo). Más importante aún es el hecho de que, a pesar de ocupar los márgenes del relato, la obsesión de los miembros de la expedición con las costumbres caníbales de ciertos grupos aborígenes reaparezca continuamente. Así, Vázquez empieza su crónica acusando a los «indios Brasiles» de haber llegado a esa región «más bien creo a hartar sus malditos vientres de carne humana, la cual todos ellos comen y se pierden por ella» (50). Luego, al aproximarse al Marañón, el autor califica la decisión

51 Ver Pastor (1988 [1983]: 267-268), así como Magasich y de Beer (2001: 105-107). Para un estudio de los dibujos realizados por de Bry según la teoría de Lévi-Strauss, ver Bucher (1977). 52 Se trata de la imagen 1-225-154 titulada The City of Manoa (1599) en la Biblioteca Británica. Ver también Nicholl (1995) y Aronson (2000).

01.indd 69

07/08/2013 12:48:11

70

VISIÓN PERIFÉRICA

de Aguirre de dejar a «casi cien piezas ladinas cristianas» como una «gran crueldad, porque los indios de allí por ser caribes los comerían» (106). La clara hostilidad se expresa en que los acercamientos de los amerindios, ya sean pacíficos o agresivos, son contestados con una fuerza desmesurada que produce masacres constantes. El río, como elemento central de este universo que se va volviendo apocalíptico, sigue creciendo en dimensiones que desafían todo conocimiento. Poderoso es el adjetivo clave que Vázquez repite tres veces cuando se refiere a los ríos que va encontrando, un río «tan grande que no creo que pueda haber otro tan grande en el mundo» (62). Más adelante, surgirá en este proceso de magnificación la mirada de Aguirre, quien en su carta a Felipe II moraliza metonímicamente el paisaje al yuxtaponer la descripción de los terribles ríos amazónicos al asesinato de Ursúa y la seguidilla de crímenes que se cometieron a lo largo del viaje por el río Marañón (81, 120, 164, 166, etc.). En ese momento todo parece sugerir que en la interacción con el mundo amazónico se han roto los vínculos con el sistema ético cristiano. Se produce, en cierto sentido, una perversa liberación de la ley paterna (Dios y rey) en este ambiente natural donde la pérdida de los anclajes culturales conduce a la regresión a lo primario y, por ende, remite a lo psicótico.53 En este contexto moral y sociopolítico, resulta lógico que, al final del viaje del «tirano» Aguirre, el cual es transformado en un acto de rebelión contra la Corona, la recomposición del orden y la reimposición de la frontera ética impliquen la ejecución forzosa del transgresor.54 Esto supone a su vez, a nivel discursivo, que la crónica, además de constituir un proceso acusatorio, suscita una operación de demonización que desplaza los métodos comunes del ámbito religioso (la acusación del judío, del pagano o del hereje) al políVer Roudinesco y Plon (2000 [1997]: 864-866). Sin embargo, hay que tener en cuenta que este es un contexto preilustrado, anterior a la interpretación psicoanalítica de la episteme humana. 54 Tirano, loco y demonio son calificaciones que tienen una significación precisa en el mundo colonial y teocéntrico. Sebastián de Covarrubias nos da una idea muy concreta de la fuerza represiva de estas palabras que comparten ciertos aspectos semánticos. Cuando define el sustantivo tirano —«y de aquí llamamos tirano cualquiera que con violencia, sin razón ni justicia se sale con hacer su voluntad» (2006 [1611]: 1471)—, el paso a la condición de demonio necesita solo una leve intensificación: «Al hombre malo y perverso suelen decir que es un demonio, por imitarle y tener su condición» (677). La intersección de estos dos términos con la locura es aún más expresiva. En su definición de loco, el lexicógrafo insiste en características como no estar «en su juicio», «agitados de las Furias», «ofuscado y entenebrecido el entendimiento», «hablar mucho y dar muchas voces», etc. (1210). 53

01.indd 70

07/08/2013 12:48:12

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

71

tico (el castigo del rebelde). Llevando un poco más lejos el planteamiento de Elaine Pagels sobre la demonización del opositor ideológico, quisiera insistir en que la crónica de Vázquez usa el mismo mecanismo para el tratamiento de la rebeldía política, un fenómeno creciente dentro de la situación colonial que arraiga en la segunda mitad del siglo XVI. Sin recurrir a los habituales mecanismos explicativos basados en una combinación de locura y decepción (ver los trabajos de Juan B. Lastres y Carlos Alberto Seguín), propongo que la crónica de Vázquez, a pesar del rígido marco moral que caracteriza este documento acusador, deja entrever el trastorno que produjo la interacción entre el explorador europeo y el abrumador espacio amazónico. Este encuentro, lejos de la mirada de la autoridad monárquica, deja sin función (o con una función meramente retórica) a los dispositivos represivos del universo cristiano. De hecho, el cronista nunca se refiere a sus propias acciones, probablemente por temor a reconocer la naturaleza contagiosa de la hibris, tan presente en los relatos autobiográficos de los supuestos héroes del Nuevo Mundo.55

4. La maravilla problemática en las obras de Carvajal y Vázquez Un fenómeno indisociable de este cruce de la frontera moral en los textos de Carvajal y Vázquez es el carácter inusual que llega a tener el concepto de maravilla en la zona marginada que es la Amazonía, donde existen otros factores, como la ansiedad del fracaso ligada a una realidad sumamente difícil y desagradable. Por lo tanto, es preciso matizar aquí los planteamientos del historiador Stephen Greenblatt en Marvelous Possessions: The Wonder of the New World (1991), libro que se dedica enteramente a la noción de maravilla en el Nuevo Mundo. Resumiendo brevemente, Greenblatt define dos usos cruciales de este concepto en el período de «descubrimiento» y conquista de América: a) como instrumento de conocimiento, «a central feature then in the whole complex system of representation [...] through which people in the late Middle Ages and the Renaissance apprehended, and thence possessed or discarded, the unfamiliar, the alien, the terrible, the desirable, and the hateful» (22-23); y b) como instrumento de apropiación, ya que los europeos, a partir de Colón, usaron el concepto de maravilla para justificar su Hibris (o Hybris) era la personificación de la insolencia, el orgullo y la violencia excesiva. Su hijo Coros, a su vez, representaba el desdén y el hastío (ver Cirlot 1969 [1958]: 57). 55

01.indd 71

07/08/2013 12:48:12

72

VISIÓN PERIFÉRICA

derecho a la posesión física de los territorios «hallados» desde 1492: «The production of wonder then is not only an expression of the effect that the voyage had upon Columbus but a calculated rhetorical strategy, the evocation of an aesthetic response in the service of a legitimation process» (7374). Finalmente, Greenblatt define el momento estético como componente inseparable del proceso de maravillamiento: no es solo el reconocimiento de lo inusual lo que constituye una maravilla sino también «a certain excess, a hyperbolic intensity, a sense of awed delight» (76). Por el contrario, quisiera plantear que no se puede sostener una noción transhistórica de la maravilla. Para utilizarla en el análisis de las obras de Carvajal y Vázquez, la concepción de Greenblatt debe redefinirse y ampliarse para dar cuenta de las nuevas circunstancias y problemáticas sociopolíticas. En efecto, en tiempos de Carvajal el término ya ha perdido parte de su vigencia: se nota un cierto vacío, un deterioro de la fe y otras convicciones que se traducen en usos obsoletos y, por ende, una pérdida de la intensidad con la que el crítico americano lo asocia. A mi modo de ver, los significados específicos del discurso de lo maravilloso en el texto de Carvajal pueden ser considerados desde tres perspectivas distintas: su coexistencia 1) con el discurso del fracaso, a diferencia de los escritos colombinos que dan lugar a un discurso mitificador y triunfalista de la fase inicial de la conquista; 2) con el discurso de vindicación, siendo su función la de marcar la diferencia entre los mismos españoles (no entre ellos y los Otros); y 3) con el discurso de lo milagroso. La persistencia del discurso de lo maravilloso a lo largo del relato de Carvajal, a pesar de la emergencia del discurso del fracaso, revela una etapa intermedia entre el proceso mitificador y el de la rebelión, según las categorías de Pastor (1988 [1983]: 176). El surgimiento del discurso del fracaso se puede detectar claramente en las descripciones de las ceremonias de posesión que ya están desprovistas de solemnidad. Puesto que el propósito principal de esta obra se ha desplazado de la legitimación de la empresa colonial (como en los diarios de Colón) a la defensa de Orellana, basada en las horribles condiciones de una jornada que se debe acabar lo antes posible, no es necesario representar las tierras poseídas como si produjeran un efecto de maravilla. Los territorios recién descubiertos no tienen mucho que ofrecer y, lo que es aún más importante, las ganancias territoriales se han convertido en un objetivo secundario, dadas las circunstancias. Como consecuencia, los actos de habla empleados por Colón en sus escritos fundacionales han perdido su utilidad. A ello se suma el sentimiento de miedo: en palabras de Rodríguez, «[e]n lo que respecta al miedo, uno de los aspectos recurrentes que organizan

01.indd 72

07/08/2013 12:48:12

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

73

la narrativa es la presencia de un ojo narrativo preocupado que a su vez constituye un tipo de sujeto imperial a la vez intrépido y amenazado» (2000: 100). Sin embargo, una indicación de la validez del discurso de lo maravilloso es que el cronista presta mucha atención a la información dada por algunos indígenas sobre la proximidad de los objetivos míticos (la Tierra de la Canela, Omagua, las amazonas, etc.). También es posible percibir, sobre todo en su referencia al principal Aparia (48), un uso estratégico de la maravilla para justificar y legitimar la jornada no autorizada de Orellana. Parecería que lo que se quiere demostrar es que si Orellana y sus compañeros no han alcanzado sus metas míticas, no es porque estas no existan, sino porque los expedicionarios toman un camino diferente o porque el dueño del tesoro los evita. Así, dichas metas quedan confinadas al interior legendario, o «hinterland fabuloso», tal como lo formula Pastor (1988 [1983]: 167). Por lo tanto, conservan su poder de atracción porque siempre están más adelante y no se buscan en las coordenadas concretas del aquí y ahora. Además, Carvajal se da cuenta de que Orellana y sus hombres están llevando a cabo un gran «descubrimiento»: el río Amazonas (Pérez 1989: 108).56 La diferencia entre los relatos de Carvajal y Colón es que aquel presenta un mundo de crisis incipiente donde lo maravilloso tiene que cumplir nuevas funciones. Es cierto que el desencanto y el sufrimiento se expresan con frecuencia en la Relación del cuarto viaje (1503) de Colón, donde la naturaleza se percibe como la suma de fuerzas destructivas, pero, como sugiere Pastor, este «logró evitar la desilusión evitando sacar comparaciones realistas entre lo que encontraba y lo que esperaba» (1988 [1983]: 116).57 En otras palabras, el éxito del «hallazgo» nunca se cuestiona en los escritos colombinos; en cambio, en el texto de Carvajal la representación del fracaso se evidencia en la disociación antiheroica entre los rituales de apropiación de la tierra y los objetivos míticos. Paso a centrarme ahora en los aspectos de lo maravilloso que Greenblatt no aborda de manera directa. Cuando el término maravilla aparece explícitaEn este sentido, no cabe duda de que el «nuevo» escenario genera al mismo tiempo cierto placer. Como sugiere Ileana Rodríguez, «la estética de la contemplación del Amazonas se inscribe en una visión agraria utópica, mediatizada por una vasta gama de códigos europeos sobrepuestos sobre el paisaje natural amazónico. En Carvajal, la naturaleza misma toma la forma y figura de lo que Kenneth Clark llama un paisaje agrario del Renacimiento, que organiza, en el mejor de los casos, una enciclopedia de asuntos alegóricos o estereotípicos en el estilo de herbalistas o ilustradores de calendarios —cosas naturales, bosques, selvas, mosquitos, pescados, tortugas, manatíes» (2000: 99). 57 La Relación del cuarto viaje también es llamada Carta de Jamaica y su versión italiana se conoce con el título de Lettera rarissima. 56

01.indd 73

07/08/2013 12:48:12

74

VISIÓN PERIFÉRICA

mente hacia el comienzo del relato de Carvajal (55), es evocado por los expedicionarios españoles mismos, particularmente en relación con sus nuevas acciones. Más exactamente, la maravilla suele surgir cuando los viajeros enfrentan la adversidad, mostrando su capacidad para luchar, sobrevivir y trabajar en un ámbito hostil. Se trata, entonces, de la reacción al reconocimiento del impacto de la Amazonía, un espacio que produce actitudes sorprendentes en los españoles. Una prolongación de este fenómeno se puede percibir en las alusiones de Carvajal a la supuesta admiración maravillosa de los indígenas hacia los españoles, lo cual es claramente un mecanismo de autoexaltación ligado al deseo de producir una imagen de superioridad étnica y moral a pesar de las circunstancias poco favorables.58 No obstante, al sostener que la maravilla sirve para contener todo lo que es (agradable u horriblemente) extraño, Greenblatt se refiere sobre todo a una experiencia con la alteridad cultural: uno de los ejemplos que provee es el comportamiento de Jean de Léry durante una ceremonia tupinambá que seduce sus sentidos antes de conocer su significación (1991: 17). Por consiguiente, se precisa aquí una definición más amplia que la que maneja este crítico americano. Además, es interesante mencionar que el uso estratégico del concepto católico de milagro que predomina en la Relación de Carvajal está vinculado a la concepción medieval de la maravilla; basta recordar el efecto positivo de la misa improvisada en medio del Amazonas. Como nos recuerda Jacques Le Goff, el milagro era un elemento esencial del pensamiento cristiano sobre la maravilla. De hecho, su estatus era menos problemático, ya que era Dios quien lo causaba. Por el contrario, la Iglesia fue trabajando poco a poco para descartar la maravilla como superstición y, por lo tanto, necesitaba distinguir los dos conceptos con nitidez.59 Se puede deducir que en la obra de Carvajal los «servicios» maravillosos de los expedicionarios (atacar a los indígenas, construir barcos, etc.) se presentan al mismo tiempo que los objetos míticos (las huellas de oro, la descripción de las amazonas, etc.). Si bien las estrategias retóricas de Colón están basadas en el objeto maravilloso siempre postergado, la estrategia de Carvajal consiste en ofrecer al rey los objetos así como las acciones de los sujetos españoles. En otras palabras, las acciones transitivas del Almirante (que llevan hipotéticamente al descubrimiento de oro) se complementan en el caso del fraile dominico con acciones intransitivas (que tienen valor en sí mismas, 58 En instancias como esta se trata de construir un sujeto heroico, al igual que en los textos de las zonas centrales, pero la heroicidad depende aquí en mayor medida del enfrentamiento con la naturaleza, generando así un estilo algo más sobrecogedor. 59 Ver Le Goff (1985), sobre todo la primera parte.

01.indd 74

07/08/2013 12:48:13

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

75

como el conocimiento en los Naufragios de Cabeza de Vaca).60 Sin embargo, independientemente de lo distintas que sean las estrategias de Colón y las de Carvajal, su propósito nunca deja de ser el de loar la Corona española. El uso político del discurso de lo maravilloso que se encuentra en el texto de Carvajal se desarrolla aún más en el de Vázquez, hasta tal punto que se experimenta una crisis completa. Una de las diferencias principales entre ambos escritos es que, mientras el del misionero se centra en las acciones maravillosas de los protagonistas, el del bachiller se preocupa por el contraste entre el carácter monstruoso del antihéroe Aguirre y los actos portentosos de los personajes secundarios (los líderes de turno y los demás expedicionarios). Así, el discurso de lo maravilloso se construye en oposición al tratamiento del rebelde vasco como encarnación del mal en todas sus manifestaciones.61 De la maravilla como objeto se pasa a unos enunciados sumamente políticos, los cuales, con el fin de asegurar la lealtad al rey, reafirman que no se ha interrumpido la búsqueda de El Dorado. No obstante, incluso el narrador se somete a veces al proceso general de desilusión. No olvidemos que en esa época ya se ha cruzado una frontera cronológica: el régimen colonial está en marcha, el imperio formal (Osterhammel 2009 [1995]: 24-26) ha sustituido el orden de la aventura y la libre adquisición. No cabe duda de que el discurso de lo maravilloso se ha vuelto obsoleto debido a estas nuevas coordenadas históricas.

5. Otra repercusión narrativa: Cristóbal de Acuña y su exceso de poesía Casi exactamente cien años después del periplo de Carvajal, el jesuita Acuña escribe el Nuevo descubrimiento del gran río de las Amazonas, donde relata su viaje río arriba, desde el Pará hasta la frontera con los Andes.62 Sin dejar de lado la distinción entre ambos textos, me gustaría señalar aquí cómo

Ver el apartado 2.1. de mi cap. 2. En pleno discurso del fracaso, el de la maravilla emerge solo cuando está relacionado con el providencialismo y lo milagroso. Por ejemplo, la protección de Dios se percibe en las acciones maravillosas de los españoles, sobre todo cuando estos exterminan a Aguirre. En otra ocasión se acusa a Inés de Atienza de haber provocado todos los desastres de la expedición al hechizar a su amante Ursúa (80). Esta explicación, basada en un fenómeno sobrenatural, se repite múltiples veces a lo largo del texto. 62 Ver Esteve Barba (1964) para una reseña de las obras históricas sobre la Amazonía que fueron escritas entre la de Carvajal y la de Acuña. 60 61

01.indd 75

07/08/2013 12:48:13

76

VISIÓN PERIFÉRICA

se desarrolla el estilo periférico en el de Acuña y en qué sentido este retoma algunas de las bases escriturales establecidas por el misionero dominico. Obviamente, las condiciones históricas y sociopolíticas en las que dichos escritos están insertados distan de ser iguales. En la época de Acuña, España, aunque tiene derecho a poseer todo el territorio del Amazonas de acuerdo con el Tratado de Tordesillas (1494), no ha asegurado su poder en esa inmensa zona: In a relaxed and unconquering fashion the Portuguese would find themselves consuming almost all the Amazon basin while the Spaniards were busily taking possession of everywhere else. It just so happens, which no one could have known at the time, that the single Amazon river drains more than half of the South American continent, and therefore whoever controlled the river would control a major portion of South America (Smith 1990: 141).63

Para responder a esta situación nace la expedición hispano-portuguesa encabezada por Pedro Teixeira en 1639 y narrada por Acuña, jesuita español designado por el gobierno de Lima.64 Aunque en teoría los reinos de España y Portugal se hallan gobernados por la misma monarquía entre 1580 y 1640, en la práctica la rivalidad entre las dos naciones es particularmente intensa (Smith 1990: 138-139). Además, la unión ibérica resiente las entradas de otros transgresores extranjeros, como los franceses y holandeses. No se trata de un fenómeno nuevo, puesto que en un documento de 1615 (cuyo original se encuentra en el Patronato, 272, R. 5 del Archivo General de Indias), presentado por el capitán Manuel de Sossa Dessa al Señor Virrey, ya aparece como rasgo definitorio este tipo de amenazas: «[S]erá muy importante impedir este puerto a los extrangeros assi para bien de toda la costa del Brasil» (58r-58v). Se teme, por ejemplo, la presencia francesa: «Y tambien que no se ocupando este sitio el frances que se retirase del Marañón de fuerza se ha de yr a recoger a el por no tener otro de ay hasta a las Indias y no quedará siendo de ningun efeto la conquista del Marañón porque son cinquenta leguas de una a otra por costa derecha» (59r). Dicho temor es una consecuencia directa del deseo de tener acceso exclusivo al Perú, lo cual representaría un beneficio Los siguientes documentos que se conservan en el Archivo General de Indias tratan el tema de las luchas entre las distintas potencias europeas por poseer el río Marañón y sus cercanías: «Franceses apresados en la batalla de Guasinduba, río Marañón» (1614; Patronato, 272, R. 2); «Avance de holandeses, franceses e ingleses en el Amazonas» (1615; Patronato, 272, R. 3); y «Viaje y jornada al Marañón: encuentro con franceses» (1615; Patronato, 272, R. 4). 64 Ver Soublin (2000: 78). 63

01.indd 76

07/08/2013 12:48:13

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

77

económico considerable «porque este Rio va a dar al Pirú y se tiene que es todo navegable [...] y podrá el enemigo yrlo conquistando y poblando y llegar al Pirú y molestarnos [...]. Deste dicho Rio se podra sacar la plata que viene del Pirú con mucho menos costa de lo que se haze al presente» (58v-59r).65 Así, el sentido de urgencia provocado por la amenaza extranjera es omnipresente y afecta los objetivos principales de la exploración de la región. Pese a los cambios sociohistóricos que los separan, es posible plantear que de Carvajal a Acuña se mantienen algunos aspectos fundamentales, como la sensación de incertidumbre. En efecto, el jesuita se refiere con frecuencia a «confusas noticias» que se tienen del río, transformado en objeto misterioso, y a los «deseos» e «intentos» que han hecho diversos aventureros para «desentrañarle de sus grandezas» (37, por ejemplo). Este mismo anhelo se convierte rápidamente en motor de la narración. Otro discurso que persiste, indisociable de esta indeterminación, es el mítico, expresado aquí también con cierto ojo crítico. Una vez más, se alude a El Dorado de manera escéptica: «Entre estas naciones [...] según las noticias que por la parte del nuevo Reino de Granada hay, está el deseado lago Dorado, que tan inquietos tiene los ánimos de toda la gente del Perú. No lo afirmo de cierto, pero algún día querrá Dios que salgamos de esta perplejidad» (79). Lo sorprendente es que incluso cien años más tarde, después de los fracasos anteriores, no se haya cancelado por completo el objeto mítico sino que por el contrario perdure la maravilla problemática. Curiosamente, la incertidumbre ante el famoso mito de El Dorado coexiste con una creencia en personajes fabulosos que no parece cuestionarse. Acuña menciona que los aborígenes le hablan de «gigantes de diez y seis palmos de altura» (81), enanos (90) y «una gente que todos ellos tienen los pies al revés» (90). No es de extrañar que algunos antropólogos hayan tratado de aclarar estas alusiones poco verosímiles. Jaime Regan, en su prólogo al relato de Acuña, ofrece un dato relevante: «Puede tratarse de personas con defectos físicos o de seres que han visto en sus sueños. Es muy frecuente entre los indígenas amazónicos la práctica del ayuno y el uso de plantas alucinógenas y los seres que ven en tales trances son considerados más reales que los que viven en la experiencia ordinaria» (1986: 15). Sea este el motivo de tales creencias o no, conviene entenderlas como parte de una visión mítica compartida, ya que la inclusión de leyendas autóctonas que alimentan el impulso mítico del autor español es una marca textual más de la compenetración entre

Ver también la descripción geográfica del cosmógrafo Juan Bautista Gesio sobre el Brasil (1579; Patronato, 29, R. 32). 65

01.indd 77

07/08/2013 12:48:13

78

VISIÓN PERIFÉRICA

el imaginario europeo y el indígena durante la época colonial. Así, la naturaleza híbrida de la narrativa se conserva en este escrito donde, con mayor énfasis que en el de Carvajal, los datos geográficos se van yuxtaponiendo a los elementos poéticos que de algún modo sustituyen la ficcionalidad insertada en los textos precedentes como sistema explicativo. En cuanto a su empleo de la retórica, queda claro que la escritura es sumamente importante para el cronista Acuña. Dado que el lenguaje no es para él un mero medio, se hace patente su voluntad de construir imágenes que revelan una gran sensibilidad a la vez estética y afectiva respecto al Amazonas, como en el siguiente pasaje: Si bien como tan poderoso en su entrada, que es de legua y media de ancho, parece que se corre de reconocer otro mayor, y aunque el de las Amazonas con todo su caudal le echa los brazos, no queriéndolo sujetar hombro con hombro, sin respeto alguno, señoreando de la mitad de todo el río, le acompaña por más de doce leguas, distinguiéndose claramente las aguas unas de las otras, hasta que no sufriendo el de las Amazonas tantas mayorías, revolviéndole en sus turbias hondas le hace entrar por camino y reconocer por dueño al que él quería avasallar (83; énfasis mío).

Esta personificación del río que se manifiesta también en otros momentos (91 y 92, por ejemplo) le atribuye al Amazonas un carácter todavía más majestuoso y loable, puesto que se representa como un señor que logra «avasallar» a los demás ríos, plasmando así la política colonial de los imperios europeos en la Amazonía. Al inyectar lo que podríamos llamar un «exceso de poesía», el elogio cobra dimensiones hiperbólicas. El ansia ante las fuerzas naturales que estaba latente en las descripciones de Carvajal ha dado lugar a evidentes instancias de utopía.66 La Amazonía de Acuña es, más que nunca, 66 La definición del concepto de utopía que uso tiene en cuenta algunos de los aspectos que Ruth Levitas estudia cuidadosamente en The Concept of Utopia (1990). En el caso de mi corpus, dicho concepto se refiere a un lugar idílico que, si bien no es ficticio —como en Utopia (1516) de Tomás Moro (cuyo título original es Libellus vere aureus, nec minus salutaris quam festivus, de optimo reipublicae statu deque nova insula Utopia)—, es apropiable y manejable, un espacio sobre el cual se pueden proyectar los deseos del autor (por ejemplo, la naturaleza paradisíaca, el ambiente de paz, la aceptación de los valores cristianos por parte de la comunidad indígena). En cambio, la distopía es la negación total de la utopía y está relacionada en los textos en cuestión con la influencia del demonio en las poblaciones del Nuevo Mundo, la hostilidad de la naturaleza, los conflictos coloniales, la desarticulación del proyecto misionero y, por último, el desorden. Para una visión más reciente y multidisciplinaria de la función de la utopía en América Latina desde el siglo XVI hasta hoy en día, ver Beauchesne y Santos (2011).

01.indd 78

07/08/2013 12:48:13

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

79

una enorme riqueza, un inmenso regalo para el rey, un «imperio» mismo, mayor que Etiopía, la China y el Perú, que «encierra más de ciento cincuenta naciones de lenguas diferentes, suficiente cada una de ellas a hacer por sí sola un dilatado Reino» (28). El inventario del hambre se ha convertido, entonces, en discurso de la abundancia.67 Además, cabe señalar que Acuña suministra una información más amplia sobre la geografía amazónica (incluyendo datos náuticos) y sus habitantes.68 En este sentido, es una especie de Humboldt avant la lettre. De hecho, tuvo una influencia notable en autores como el ya mencionado La Condamine y Juan de Ulloa.69 Es más, puede considerarse como uno de los primeros cronistas en proveerle al lector los nombres exactos de multitud de naciones, lo cual indica una actitud mucho más preocupada por el Otro que la que implica una pura interacción con fines pragmáticos. Por ejemplo, enumera los nombres de los «nuevos» espacios sin ligarlos a temas utilitarios ostensibles: «Los nombres de las provincias que le habitan, son: Yurunas, Guraricús, Yacariguaras, Parianas, Ziyus, Atuais, Cunas» (75), etc. Debido a la gran cantidad de detalles informativos que faltaban después de las exploraciones de Orellana y Aguirre, esta obra tuvo un éxito inmediato entre el público lector de su época (Regan 1986: 11). Es cierto que Acuña es uno de los pocos autores del período colonial que parecen poner en duda que los indígenas de la zona comieran carne humana: Estos aseguraron que jamás les habían visto comer los esclavos que traían, sino que lo que usaban con los más principales y valientes, era matarlos en sus fiestas y juntas generales, recelando mayores daños si les conservaban la vida; y arrojando los cuerpos en el río, guardaban por trofeo las cabezas en sus casas, que eran las que por todo el camino veníamos encontrando (74).

Esta rectificación es significativa no solo porque contribuye a la revaluación de la imagen de los amerindios, sino también porque ataca el mecanismo de asignación que usaban los conquistadores para convertirlos en entidades cuya subyugación era supuestamente necesaria, ya fuera por su oposición al invasor o por su salvajismo irredimible.

67 Sobre la importancia de esta modalidad retórica en el contexto latinoamericano, ver Ortega (1990). 68 Ver en particular los caps. 48-83. 69 Ver Regan (1986: 12).

01.indd 79

07/08/2013 12:48:14

80

VISIÓN PERIFÉRICA

Tampoco se puede pasar por alto que el relato de Acuña es un documento valioso sobre la religión de los tupinambás.70 Tal vez por su condición de sacerdote, por la finalidad dada a su texto y por el cambio epistemológico que empieza a insinuarse en su época, el jesuita va recogiendo con interés y cuidado numerosos datos sobre la cosmovisión religiosa indígena, tema que se menciona pocas veces en los escritos de Carvajal y Vázquez. Un ejemplo de ello es cuando cuenta que, según «toda esta gentilidad», los dioses (porque se trata de una sociedad politeísta) «bajaron del cielo, para acompañarlos y hacerles bien» (63). Los tupinambás confeccionan ídolos, pero no suelen rendirles homenaje durante ceremonias, sino que solo los sacan antes de ir a la guerra. El mismo rito aparece en la narración de Francisco de Figueroa y el antropólogo Regan confirma la existencia de esta práctica al plantear que explica la diferencia entre los pueblos amazónicos y los andinos, quienes mantienen un culto permanente a sus ídolos (1986: 16). En otra anécdota, «uno de estos bárbaros» (63), como recompensa por su hospitalidad, quiso «que le dejásemos allí un Dios de los nuestros» (63) para que le trajera paz y protección a su comunidad, alusión que sin duda sirve para demostrar la facilidad con que se podría convertir a este grupo étnico. Sin embargo, el español no consintió que «se levantase la santa cruz» (63) por varias razones: entre otras, no quería que el indígena empezara a idolatrar a Dios ni que la cruz causara problemas. Según lo que relata Acuña con una mirada crítica, los portugueses fijan la santa cruz en las casas de los aborígenes más apacibles, y si esta cae, «los condenan a todos los de aquel pueblo por esclavos perpetuos, no sólo por su vida, sino por todos sus descendientes» (63). Esta denuncia revela la incipiente conciencia moral del jesuita español, puesto que un poco antes había criticado el problema de la esclavitud «de los pobrecitos indios, que como mansos corderos, los llevan en rebaños a sus casas para venderlos los unos, y servirse con rigor de los otros» (63).71 Al mismo tiempo, a pesar del interés protoetnográfico que permea la obra, es interesante subrayar que Acuña usa términos como «pobrecitos indios», «mansos corderos» y «bárbaros» que, si bien forman parte de la retórica de la época —de hecho, Las Casas califica a los indígenas de «ovejas mansas» (1987 [1552]: 77, por ejemplo)—, connotan cierto paternalismo y una jerarquización propia de la colonialidad del poder.

70 Para un análisis contemporáneo de la religión tupinambá, ver Métraux (1928), y sobre el pueblo tupinambá en general, Métraux (1948b). 71 Acuña protesta de manera explícita contra la esclavitud de los indígenas y el comportamiento violento de los bandeirantes portugueses en las secs. 47, 66 y 75.

01.indd 80

07/08/2013 12:48:14

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

81

Habrá que esperar hasta el siglo XVIII para que se les otorgue un estatus literario más elevado a los pueblos originarios de la Amazonía. El poema épico Muhuraida (1785) del soldado portugués Henrique João Wilkens — clave, aunque poco conocido— se distingue de muchos escritos indianistas del mismo período, como Caramuru (1781) de José de Santa Rita Durão, por prestar atención a las problemáticas de su entorno, en particular la relación de la comunidad mura con los demás grupos sociales, sin girar en torno a una historia de amor interracial.72 No obstante, la voz poética nunca deja de apoyar la política pombalina que propone desarrollar e industrializar la región, integrando a la población indígena al sistema económico dominante.73 Según nos recuerda Treece, esta es justamente la época en que los administradores y criollos abogan por una vuelta a las políticas militares de exterminación (2000: 48). No es casual, entonces, que el mura sea considerado admirable y digno de la poesía épica únicamente en la medida en que se somete al régimen colonial. Si no acepta la pacificación, no es más que un ser despreciable comparable a un animal: «Qual lobo astuto [...] / Cruel, insaciável, se prepára, / Medita nova empréza, e se repára» (Wilkens 1993 [1785]: I, 12.ª estr.; 105). En resumidas cuentas, se sugiere que solo al adaptarse a las nuevas leyes los autóctonos y su ámbito saldrán de su condición periférica, tanto a nivel político como textual.

6. Reflexiones finales Se puede deducir de los análisis anteriores que las crónicas sobre la Amazonía, desde la de Carvajal hasta la de Acuña, comparten ciertos mecanismos discursivos, a pesar de sus diferencias inherentes. Dichas crónicas suelen estar marcadas por la indeterminación y un tipo de composición híbrida que reúne elementos míticos, políticos, religiosos, protoetnográficos, etc. Entre distópico y utópico, el universo es representado mediante una retórica de la ambivalencia que se va redefiniendo constantemente. Por otro lado, debido a la fractura ética que provoca el mundo amazónico en los conquistadores, los personajes de estas obras tienden a ser calificados en términos de los paradigmas morales cristianos como santos o demonios. Se trata sin duda de una caracterización inestable, pues en el devenir histórico dichos personajes 72 Así se presenta el tema principal de la primera parte: «Do Muhura a examinar, já se demôra, / Uzos, Costumes, Guerras, e o Destino, / Que, entre as informes Choças, inaudito, / Ao prizioneiro dá, mísero, afflicto» (Wilkens 1993 [1785]: I, argumento; 99). 73 Ver Treece (2000: 68).

01.indd 81

07/08/2013 12:48:14

82

VISIÓN PERIFÉRICA

serán resemantizados de acuerdo con las coordenadas ideológicas hegemónicas. Cabe señalar que esta retórica de la ambivalencia todavía se observa en las llamadas «novelas de la selva» contemporáneas, donde la descripción del espacio amazónico oscila entre lo sagrado (una «catedral») y lo diabólico (un «infierno»), como queda patente en La vorágine.74 Así, el indígena escapa a una categorización fija. Este tiene una presencia importante en los textos estudiados, ya sea visto como obstáculo a la conquista o como fuente de información útil para alcanzar el objetivo mítico. Sin embargo, si bien puede suscitar una especie de interés antropológico, se ve representado en la mayoría de los casos a través del ojo militar, según su función de aliado crucial o amenaza, al igual que en las crónicas canónicas. En instancias más radicales se recurre a una estrategia de borramiento: como plantean algunos críticos, la imagen que circula desde los primeros cronistas europeos es la de un «vacío demográfico» que a veces se ha mantenido hasta hoy en día en las políticas gubernamentales de ocupación del territorio.75 Más precisamente, la Amazonía, desde los relatos de los siglos XVI y XVII, se suele concebir como un universo impenetrable que es al mismo tiempo tierra de todos. Es sabido que la industrialización masiva de la zona y su progresiva «occidentalización» son la prolongación de una lógica ciega que le fue impuesta tempranamente desde diferentes centros de poder.76 Por otra parte, no se debe olvidar que los aborígenes de la selva amazónica supieron resistir, a su manera y dentro de las limitaciones de sus circunstancias, a la invasión europea a partir de sus inicios: The imbalance of power in this confrontation is undeniable, yet the process cannot be described exclusively as the imposition of one cultural system upon another. From the first moments of contact, rain forest peoples resisted invasion. Speeches they have made record clear scepticism toward European claims to cultural superiority. When imposed, European religious and cultural practices have rarely been accepted entirely but more often have been adapted and modified in order to fit indigenous needs and beliefs. Conversely, native knowledge and ways of living have left a definite mark on the European and Europeanized worlds (Sá 2004: xiv).

Ver, al respecto, Bensen (1992) y French (2005). Ramos, entre otros críticos, usa el término «demographic void» (1998: 222). 76 O, en palabras de Pizarro, se presencia «la continuidad de una racionalidad extraña y brutal» (2004: 119). 74 75

01.indd 82

07/08/2013 12:48:15

LA ESCRITURA LÍMITE DE LA AMAZONÍA

83

Como consecuencia de estas múltiples invasiones y de las olas de inmigración posteriores, la Amazonía conserva su carácter multicultural, el cual se manifiesta desde las primeras relaciones. Mejor dicho, según arguye la crítica chilena Ana Pizarro, ya no se trata de hibridismo ni de un proceso de transculturación entre dos culturas sino de una «negociación pluricultural» entre varios grupos étnicos.77 En cuanto a la versión de los propios habitantes de la Amazonía, existen cada vez más testimonios que se dedican a transmitir sus voces.78 Un ejemplo de los esfuerzos que se llevan a cabo para entender las necesidades de los indígenas de esta área, sobre todo en el contexto de la crisis ecológica, es el Foro Social Mundial que tuvo lugar en Belén (Pará, Brasil) en 2009.79 Asimismo, la literatura amazónica contemporánea es abundante, como indica la antología Literary Amazonia: Modern Writing by Amazonian Writers (2004) editada por Nicomedes Suárez-Araúz.80 Para enfatizar la importancia de los escritos analizados en este capítulo, es interesante recordar que el 7 de julio de 2006 partió de España un grupo de realizadores, dirigido por José Ricardo Fernández, rumbo al Amazonas. Su meta consistía en realizar un documental sobre este río que, según nuevos datos, sería 740 kilómetros más largo de lo que se pensaba. Además de difundir un amplio reportaje fotográfico de la expedición en exposiciones, charlas y conferencias, el equipo se propuso promover la figura de Acuña colocando una placa conmemorativa en el nacimiento del río y otra en su tumba anónima en la iglesia de San Pablo en Lima. Los expedicionarios viajaron de Lima a Manu, pasando por Arequipa, Chivay, Fuente Amazonas, Cavanoconde, Puno, el lago Titica, Cuzco, etc., y todo pudo seguirse en la Red.81 No se me

«Su universo cultural es de múltiples orígenes: ingleses, holandeses, franceses, judíos, árabes actuando sobre poblaciones de diferentes etnias indígenas y de origen africano provenientes de antiguos esclavos o quilombolas; el mundo plural de seringueiros venidos de las mezclas étnicas del nordeste brasileño, como garimpeiros, de orígenes inusitados, ribeirinhos de difícil definición además de las poblaciones de origen o mezcla andina del llamado “pie de monte”, en la Amazonía andina. En esta multiplicidad y efervescencia étnica los imaginarios también encuentran una dinámica febril» (Pizarro 2004: 119). Un indicio de la diversidad cultural de la Amazonía es la inmensa variedad de idiomas (más de trescientos) que se hablan allí, como explica Alexandra Y. Aikhenvald en The Languages of the Amazon (2012). 78 Ver Pizarro (2005) para algunos ejemplos de interés. 79 Ver Melo (2011). 80 Ver también Rumrill (2010), entre otros. 81 Para más información, ver «La expedición “Fuentes del Amazonas” alcanza el nacimiento del río» (2006). 77

01.indd 83

07/08/2013 12:48:15

84

VISIÓN PERIFÉRICA

ocurre mejor manera de ilustrar la relevancia y actualidad de la problemática tratada en este capítulo. Sin embargo, como advertí en la introducción, se debe evitar idealizar a los pueblos originarios de la Amazonía precolonial (e incluso colonial o poscolonial) a pesar de la atracción que puedan provocar. Denise Maria Cavalcante Gomes, después de sus innovadoras investigaciones alrededor de Santarém, en la Amazonía baja brasileña, cuestiona abiertamente este tipo de interpretaciones: «[T]he model proposed by archaeologist Anna Roosevelt has produced essentialist reconstructions of the Amazonian past, which (among other problems) tend to over-emphasize the historical distance from contemporary indigenous Amazonian societies» (2007: 189). Por consiguiente, la arqueóloga brasileña revalúa la imagen heroica de los indígenas (pre)coloniales de la Amazonía para ofrecer un panorama más diverso, equilibrado y realista de estas sociedades, y así acercarlas a las contemporáneas. Es cierto que una visión menos embellecida tiene el poder de reducir la brecha entre los antiguos autóctonos de la zona amazónica y los actuales, lo que fomenta un mayor respeto por estos y atenúa el habitual menosprecio presente en las comparaciones con sus antepasados. Dicha actitud crítica es adoptada más tarde por Martín Caparrós, autor que abordaré en el último capítulo. En su libro Contra el cambio (2010), por ejemplo, se propone atacar explícitamente los discursos tanto oficiales como populares sobre la deforestación de la Amazonía y la victimización de sus habitantes. Para este intelectual argentino, esa región sigue siendo un espacio complejo que produce una mezcla de fascinación y malestar en el viajero extranjero. En efecto, mientras que reconoce que se trata de «uno de los paisajes fetiche de este mundo: el río más potente» (11), también deja transparentar cierta incomodidad hacia «el Amazonas [que] nos desdeña» (9) y parece estar perdido en un «mundo [que] sigue su avance hacia ninguna parte» (10). La Amazonía es, según su perspectiva, un ambiente que reúne elementos a la vez familiares y desconocidos, locales y globales, atractivos y repulsivos; en pocas palabras, un entorno sumamente híbrido que genera reacciones ambivalentes. En el próximo capítulo me enfocaré en las representaciones coloniales de lo que se denomina el Gran Chaco, del cual una parte pertenece al norte argentino de hoy, otro territorio que le interesa a Caparrós y que volveré a examinar en el capítulo 4.

01.indd 84

07/08/2013 12:48:15

CAPÍTULO 2 PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS: LA SEGUNDA EXPEDICIÓN DE ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA A AMÉRICA SEGÚN LOS COMENTARIOS DE PERO HERNÁNDEZ

1. Introducción: más allá del canon colonial latinoamericano Cuando Las Casas declara en el capítulo sobre el Río de la Plata de su Brevísima relación de la destrucción de las Indias (1552) que «en particular, como está muy a trasmano de lo que más se tracta de las Indias, no sabemos cosas que decir señaladas» (1987 [1552]: 156), en realidad expresa la acostumbrada indiferencia del aparato imperial español por este gigantesco espacio marginado. En el mismo sentido, los Comentarios de Hernández sobre la expedición de Cabeza de Vaca a la región rioplatense entre 1540 y 1545 han atraído muy poca atención crítica y editorial todavía, a pesar de su riqueza discursiva. Recordemos que el jerezano exigió que este escrito se publicara junto con el texto que es conocido hoy bajo el título de Naufragios. De acuerdo con este requisito, el ejemplar príncipe es una edición conjunta, impresa por Francisco Fernández de Córdova en Valladolid, en el año 1555.1 En la dedicatoria al infante Don Carlos que aparece al principio de los Comentarios, se justifica una lectura yuxtapuesta no solo por lo provechoso de los sucesos y el conocimiento que se pueda extraer del testimonio sino también por el placer de la lectura ligado a «las variedades de las cosas y tiempos» (1984 [1555]: 147). Se declara, por ejemplo, que se espera que el volumen le provea al rey de «algún gusto» (147), una referencia implícita al precepto horaciano del dulce et utile. Por ser el personaje central de estas dos obras, Cabeza de Vaca parece considerarlas como suyas, siendo Hernández la mano diligente a quien encargó la ejecución de la segunda de ellas. Como confirma el Consejo que 1 Los ejemplares antiguos de este libro se encuentran hoy en día en la Biblioteca Houghton de la Universidad de Harvard, así como en la Biblioteca John Carter Brown de la Universidad de Brown, entre otras instituciones. Su título original es La relacion y comentarios del gouerna- / dor Aluar nuñez cabeça de vaca, de lo acaescido en las / dos jornadas que hizo a las Indias.

02.indd 85

07/08/2013 12:49:03

86

VISIÓN PERIFÉRICA

autoriza la publicación conjunta, «el un libro y el otro era todo una misma cosa» (145). Así, la identidad autor-narrador-héroe típica del relato autobiográfico padece un leve «desvío» en los Comentarios, pero quien controla la narración está fuera de duda.2 Tampoco se debe olvidar que se trata de la culminación de una serie de textos relativos a la (falta de) legalidad de las acciones del gobernador del Río de la Plata, entre ellos la Relación de Hernández completada en Asunción el 28 de enero de 1545,3 la Relación general del propio Cabeza de Vaca enviada al Consejo de Indias el 7 de diciembre de 1545 y los interrogatorios llevados a cabo contra él. Por consiguiente, se puede concebir como una especie de hipertexto en función del cual los documentos anteriores serían hipotextos, a manera de palimpsesto.4 Rolena Adorno y Patrick Charles Pautz explican por qué Hernández, y no Cabeza de Vaca, redactó los Comentarios: puesto que la Relación general no logró disipar la controversia legal, el jerezano se dio cuenta de que no era un abogado eficiente de sí mismo y que necesitaba pedirle a otra persona que escribiera su versión (1999: III, 100).5 Hernández resultó ser la persona adecuada: además de ser el escribano oficial del Río de la Plata, era su secretario personal, elegido por él mismo.6 La mayoría de los críticos incluso opinan que Cabeza de Vaca le dictó los Comentarios (Bailini 2005: 118, por ejemplo). Queda claro, entonces, que es una obra justificatoria por excelencia, al igual que la Relación de Carvajal. Por lo tanto, no deja de sorprender que la siguiente edición combinada no se hubiera realizado hasta el siglo XIX, siglo en que aparecen también las primeras traducciones de los Comentarios al francés e inglés.7 Todavía en el siglo XX la mayoría de los editores publican estos textos por separado considerando los Comentarios de menor valor y cuestionando su autoría. Si ambos relatos fueron publicados originalmente como parte de un solo volu2 Gérard Genette define el desvío como el enmascaramiento o encubrimiento voluntario del enunciador (1991: 49). 3 En la Fig. 2 se muestra una reproducción de la primera página del original, que se conserva en el Archivo General de Indias (Patronato, 29, R. 5). Ver también los documentos firmados por Antonio de la Trinidad (1554-1555; Patronato, 29, R. 8). 4 «J’appelle donc hypertexte tout texte dérivé d’un texte antérieur par transformation simple (nous dirons désormais transformation tout court) ou par transformation indirecte: nous dirons imitation» (Genette 1982: 14). 5 Como confirma Pedro Lastra, «la transferencia de la escritura es un imperativo de la credibilidad» (1984: 101). 6 El mismo Cabeza de Vaca, en su Relación general, lo describe como una «persona abil y suficiente é de confianza» (1906 [1545]: 33). 7 Bertrand (París, 1837) y Buckingham (Washington, DC, 1851), respectivamente.

02.indd 86

07/08/2013 12:49:06

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

87

men, cabe preguntarse por qué se ha atribuido más atención crítica a uno que al otro y averiguar si esta inclinación se debe en cierto sentido a las áreas geográficas descritas en ellos. La preferencia valorativa por los Naufragios se evidencia en las declaraciones editoriales mismas (ver las de Aguilar, Taurus, Historia 16, etc.). Por ejemplo, en la contracubierta de la edición de Taurus de 1969, la cual contiene sin embargo ambas obras, se indica con un tono sensacionalista que el lector tiene en sus manos «dos libros que recogen las extraordinarias historias vividas por un español del siglo XVI. Sobre todo, la primera de ellas que le lleva a recorrer en ocho años de terrible peregrinación, desnudo, hambriento y prisionero de los indios [...]» (énfasis mío). De un modo parecido, los críticos literarios y los historiadores de las academias norteamericanas y latinoamericanas han tendido a privilegiar la lectura de los Naufragios sobre la de los Comentarios. Entre los pocos estudios pioneros que se enfocan en este segundo escrito se destacan Álvar Núñez Cabeza de Vaca: His Account, His Life, and the Expedition of Pánfilo de Narváez (1999) de Adorno y Pautz, el artículo de José Rabasa titulado «Alegoría y etnografía en Naufragios y Comentarios de Cabeza de Vaca» (1993), así como las transcripciones de algunas fuentes fundamentales efectuadas en la primera mitad del siglo XX por Manuel Serrano y Sanz, José Rodríguez Carrión y Morris Bishop. Si bien se suelen elogiar los Naufragios por su relato de la relación peculiar que su autor establece con los indígenas de la hoy llamada Norteamérica, es indudable que su contacto con los habitantes del Río de la Plata es muy distinto. Cabeza de Vaca se encuentra ahora en un nuevo contexto donde las circunstancias geopolíticas, los grupos étnicos y su propio rol han cambiado. Por consiguiente, lo que me interesa explorar aquí es la doble condición marginal de los Comentarios, tanto por su estatus secundario en el canon colonial como por los espacios y culturas supuestamente poco prestigiosos a los que se refiere. En este sentido, mi análisis permitirá ofrecer una lectura alternativa de la construcción de la figura mítica de Cabeza de Vaca y, en especial, examinar la íntima interconexión de los Comentarios con el modelo periférico.

02.indd 87

07/08/2013 12:49:06

88

VISIÓN PERIFÉRICA

2. El discurso periférico en los Comentarios de Pero Hernández 2.1. El paratexto de los Comentarios de 1555 El estudio del paratexto, término acuñado por Genette para denominar todo el material que acompaña el texto principal, contribuirá a mi lectura global de la obra.8 Es interesante señalar que en la página titular de la edición de Valladolid el color rojo embellece la ilustración de un águila bicéfala que nos remite a la vez al escudo del mismo Cabeza de Vaca y al de los Habsburgo, como Carlos V, detalle que no aparece en la hoja que anuncia solo los Comentarios.9 Si bien esta diferencia se puede explicar por ser la primera página titular la más importante del volumen, también revela que se le concede menos prestigio al segundo escrito, lo que confirma la preferencia valorativa que acabo de mencionar. Otro aspecto significativo es que el título de la página inicial parece subrayar el papel fundamental desempeñado por Cabeza de Vaca en la autoría de este segundo texto: COMMENTA / RIOS DE ALVAR NVNEZ CABE / ça de vaca, adelantado y gouernador dela pro / uincia del Rio dela Plata. / Scriptos por Pero hernandez scriuano y secre- / tario dela prouincia. Y dirigidos al sereniss. / muy alto y muy poderoso Señor / el Infante don Carlos. N.S. A pesar de ser sutil, el matiz que se crea al establecer que los Comentarios son «de» Cabeza de Vaca, pero escritos por Hernández, insinúa la superioridad del rol del conquistador español. Asimismo, es innegable que el estudio de la ya citada dedicatoria al nieto del emperador, la cual sirve de proemio, resulta ser muy productivo. El mero hecho de que probablemente haya sido dictado (o redactado) por el propio Cabeza de Vaca nos invita a analizarlo en profundidad.10 Lo que llama la atención es el énfasis, ya presente en los Naufragios, que se otorga a la cuestión del conocimiento. En efecto, el jerezano nos recuerda constantemente «[P]aratexte: texte, sous-titre, intertitres; préfaces, postfaces, avertissements, avantpropos, etc.; notes marginales, infrapaginales, terminales; épigraphes; illustrations; prière d’insérer, bande, jaquette, et bien d’autres types de signaux accessoires, autographes ou allographes, qui procurent au texte un entourage (variable) et parfois un commentaire, officiel ou officieux, dont le lecteur le plus puriste et le moins porté à l’érudition externe ne peut pas toujours disposer aussi facilement qu’il le voudrait et le prétend»; por lo tanto, se trata de un «contrat (ou pacte) générique» entre el lector y la obra (1982: 9). 9 Ver las Figs. 3 y 4. 10 Los críticos discrepan sobre la autoría del proemio. Si bien Pupo-Walker lo atribuye a Hernández, Adorno y Pautz sostienen que fue escrito por Cabeza de Vaca por la pasión que se percibe en él (1999: I, 403). 8

02.indd 88

07/08/2013 12:49:07

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

89

que el conocimiento es poder, como famosamente lo teorizó Foucault en sus trabajos. Ya usó esta ecuación para justificar la falta de éxito material de sus empresas en el proemio a los Naufragios, donde le declara al rey que lo único que le puede entregar es la información disponible en su narración —por este motivo, dice «tener particular memoria de todo» para «servir a Vuestra Majestad» (2005 [1542]: 76). Los datos que posee abarcan desde la geografía hasta las tácticas bélicas de los indígenas en el capítulo 25 de los Naufragios. De forma similar, en la dedicatoria-proemio a los Comentarios hace una apología de los maestros del delfín, Honorato Juan y Antonio de Rojas y Velasco, y de las bondades de la educación cristiana, formulando de esta manera una propuesta para la formación de la élite colonial (148-149). Ambas obras constituirían así un documento didáctico, una especie de manual para las futuras conquistas de los diversos grupos de amerindios, de cuya importancia Cabeza de Vaca está convencido. El entusiasmo de este conquistador por los nuevos «descubrimientos» es evidente en el proemio a los Comentarios, sobre todo cuando se refiere a «tantas gentes como Dios va sacando a la luz del Evangelio de Jesucristo, no permitiendo que estén más tiempo en las tinieblas y ceguedad y tiranía del demonio» (148) y «tantas y tan nuevas provincias, abundantísimas de todos los bienes de naturaleza» (150). Sin embargo, y a pesar de los «muy grandes peligros y trabajos» pasados (147), el jerezano ya no pide cargos, quizás porque en 1555, en un clima político adverso, ya se había concedido la gobernación del Río de la Plata a su rival Domingo Martínez de Irala. De hecho, el comentario final parece ser un ataque un tanto velado contra este (152). En todo caso, Cabeza de Vaca expone estratégicamente su erudición en los campos de las humanidades y las matemáticas en un esfuerzo por presentarse como un ser refinado, digno de pertenecer a la corte. Además, muestra una gran familiaridad con los asuntos internos de la realeza, como el protocolo en torno a la educación del infante. Por razones similares, Adorno y Pautz afirman que se trata de un texto de agradecimiento al rey debido a su nueva situación en el ámbito cortesano (1999: I, 403). Se podría concluir con ellos que, según este proemio, el jerezano quizás no terminó su vida en la oscuridad, bajo el peso del fracaso, tal como sugiere Enrique Pupo-Walker (1992). Al mismo tiempo, la autorrepresentación de Cabeza de Vaca como intelectual asentado le confiere autoridad al proemio (el cual recibe su aprobación aunque no lo hubiera escrito) y al relato que sigue. Es este acto de legitimación de su narración y de sí mismo como autor lo que necesita para asegurar el poder de las palabras, fenómeno que Bourdieu teorizará en Langage et pouvoir symbolique (2001): «Ce qui fait le pouvoir des mots et des mots d’ordre, pou-

02.indd 89

07/08/2013 12:49:07

90

VISIÓN PERIFÉRICA

voir de maintenir l’ordre ou de le subvertir, c’est la croyance dans la légitimité des mots et de celui qui les prononce, croyance qu’il n’appartient pas aux mots de produire» (210).11 Es posible que el estilo triunfalista del jerezano genere cierta sorpresa en el lector contemporáneo de los Naufragios, pero veremos a continuación cómo el análisis detallado de los Comentarios nos lleva a apreciar mejor la transición entre los dos escritos.

2.2. Una conquista en la sombra del Perú Para aproximarse al discurso periférico que subyace en esta obra, se debe tener en cuenta que cuando los primeros europeos llegaron al Río de la Plata esta región consistía en una gran extensión de praderas, sin huella visible de ningún monumento comparable a los de las civilizaciones precolombinas maya, azteca o inca.12 Solo bastan las siguientes palabras del historiador David Rock para confirmarlo: In the sixteenth and seventeenth centuries the River Plate territories —a vast region of more than a million square miles— were among the least developed in Spain’s great American empire, remaining a remote, ignored outpost of the viceroyalty of Peru. European settlement was confined to isolated pockets, often quite far apart and sparsely populated in comparison with the centers of the empire, Mexico and Peru (1987 [1985]: 1).13

Respecto al poder de las palabras en el siglo XVI, se pueden consultar los escritos de Rama (1984) y de González Sánchez (1999), e incluso el prólogo de Las Casas a su monumental Historia de las Indias (en tres volúmenes), finalizada en 1561 pero no publicada hasta 1875-1876. 12 El Chaco argentino actual guarda semejanzas y diferencias con el del siglo XVI, el cual coincidía parcialmente con la cuenca del Río de la Plata, como se mencionará seguidamente: «The western Argentinean Chaco is dominated by a landscape that is flat, monotonous, and often overwhelming: el monte, the bush. The dirt roads that cut through the region are surrounded by forest and often look like frail marks of human presence trying to prevent nature from fully taking over [...]. Yet despite its sheer presence, people remember that the bush did not exist in the past. When they refer to their ancestors, who roamed those same lands in foraging bands prior to their defeat by the Argentinean army and the arrival of Criollo settlers in the 1910s, they emphasize that they inhabited a world of wide grasslands, free of forest» (Gordillo 2004: 1). Ver también Métraux (1946). 13 En el «Apunte del río de la Plata y costa del Brasil» (1581), disponible en el Archivo General de Indias (MP-Buenos Aires, 2), se nota claramente que los poblados de la costa brasileña quedan mejor definidos que los del Río de la Plata. La «Carta geográfica de las provincias de la Gobernación del Río de la Plata, Tucumán y Paraguay con parte de las 11

02.indd 90

07/08/2013 12:49:07

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

91

En este sentido, por su aislamiento y exclusión a nivel sociopolítico y cultural, el territorio del Gran Chaco —que, como hoy en día, cubría parte de la cuenca del Río de la Plata— mantenía una relación estrecha con el mundo natural de la Amazonía. Recordemos, por cierto, que los habitantes de ambas zonas pertenecían a familias aborígenes emparentadas.14 Sin embargo, un aspecto que las distingue es el hecho de que en el Gran Chaco las condiciones eran más favorables al establecimiento temprano de ciudades españolas, tales como Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero, San Miguel de Tucumán, Salta, Jujuy y Asunción, entre otras.15 Asimismo, circulaban noticias que dejaban entender que eran tierras fabulosas, motivación suficiente para impulsar múltiples exploraciones. Los primeros viajeros al Gran Chaco, Sebastián Caboto y García de Moguer, tuvieron que rendirse ante la imposibilidad de la conquista y volver a España sin las riquezas esperadas, debido a la inmensidad del área y las dificultades que acarreó la empresa (Gandía 1929: 162; Adorno y Pautz 1999: I, 384). Estaban lejos de saber que, en realidad, se trataba de rumores sobre el imperio inca y el cerro de Potosí (Bakewell 1984: 9; Adorno y Pautz 1999: I, 382).16 Como se señaló en el capítulo anterior, esta enorme contradicción entre las expectativas y lo hallado en el espacio a conquistar es lo que marca los textos periféricos con una mezcla de esperanza y frustración. Siempre hay un más allá fabuloso inalcanzable, un sostén imaginario acompañado de un impedimento físico que se transforma en conflicto. El deseo insatisfecho resulta en violencia, pero no desaparece, sino que articula las luchas por el liderazgo que derivan en pugnas geopolíticas.

confinantes de Chile, Perú, Santa Cruz y Brasil» (1683; MP-Buenos Aires, 29) revela la misma indeterminación. De hecho, cabe recordar que el carácter periférico del Río de la Plata dentro del virreinato del Perú seguirá hasta el final del siglo XVIII, al menos en el plano político: «Until 1776 the Argentine territories remained at least nominally subject to Peru and Lima, but the Bourbon reforms—Spain’s great effort to save and fortify the empire—belatedly freed them from this tie and gave them separate status as the viceroyalty of the River Plate» (Rock 1987 [1985]: 40). 14 «The Guaraní were part of the large group of peoples who spoke languages of the Tupí-Guaraní linguistic family, which, before the European invasion, stretched from Amazonia to the delta of the Río de la Plata. There were differences among the many groups, but the lack of serious archaeological studies makes it difficult for us to evaluate and compare these differences today» (Garavaglia 1999: 3; énfasis mío). Para más información sobre el pueblo guaraní, ver Métraux (1948a). 15 Ver Rock (1987 [1985]: 4). 16 Sobre la conquista del Chaco, ver también Sáenz Quesada (2001).

02.indd 91

07/08/2013 12:49:08

92

VISIÓN PERIFÉRICA

Prueba de la persistencia de dicho deseo es la siguiente expedición, la del portugués Martín Alonso de Souza, que tenía como objetivo cruzar las fronteras del territorio español y viajar por el Río de la Plata (Adorno y Pautz 1999: I, 385). Conviene mencionar que en un manuscrito disponible en el Archivo General de Indias (Patronato, 28, R. 45), la «Descripción del Río de la Plata» (1530) del piloto Juan Sánchez de Vizcaya, ya se insiste en la temible amenaza de los portugueses. El navegante vasco pide que se tome la situación en serio «porque pretenden los portugueses ser toda la costa suya» (4). Relata que «en la capitanía de San Vizente en toda su comarca y en la parte donde nosotros poblamos» los rivales oriundos del Portugal explotan «muchas minas de plata muy rricas, [...] muchas fundiciones las quales todo enbian [al rey] de Portugal para que luego enbie a poblar toda la costa» (4). Además, este texto viene acompañado de documentos sobre el dominio que quería obtener la Corona portuguesa sobre el río de Solís, los cuales constituyen un llamado a la acción: «Su mag. debe con toda brevedad poner rremedio en esto porque los portuguezes no tomen la tierra que es muy buena» (4). Sin lugar a dudas, el Río de la Plata era entonces una zona de frontera, expuesta no solo a las conquistas de los españoles sino también a las de los portugueses que estaban explorando al mismo tiempo el Pantanal.17 Cinco meses más tarde, las riquezas encontradas por Francisco Pizarro en Cajamarca inspiraron el viaje de Pedro de Mendoza (Gandía 1929: 190-191, 195; Adorno y Pautz 1999: I, 385). Una de sus obligaciones, aparte del anhelo personal por conocer a otro Atahualpa, consistía en hacer respetar el Tratado de Tordesillas e impedir así la intrusión de los portugueses que deseaban llegar a las minas del antiguo Perú (Gandía 1929: 191, 197; Vas Mingo 1986: 290, 292; Adorno y Pautz 1999: I, 385). El famoso soldado alemán Ulrico Schmidl, conocido por ser uno de los primeros cronistas del Río de la Plata, viajó con la expedición de Mendoza y volvió a Alemania en 1554, tras dos naufragios y numerosas batallas con los aborígenes de la región.18 Nunca se descubrió la Sierra de la Plata, por lo cual el cronista Fernández de Oviedo

17 De hecho, el Pantanal brasileño tiene una historia parecida a la de la Amazonía y el Gran Chaco (ver Gomes Costa 1999). Lo mismo podría decirse de la Patagonia (para más información, ver Livon-Grosman 2003). 18 Es interesante señalar que el escritor argentino Manuel Mujica Láinez se basó en la traducción castellana de Warhafftige und liebliche Beschreibung etlicher fürnemen Indianischen Landtschafften und Insulen (1567) de Schmidl, entre otros relatos coloniales, para escribir el cuento «El hambre» que está incluido en Misteriosa Buenos Aires (1950).

02.indd 92

07/08/2013 12:49:08

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

93

afirma que el Río de la Plata fue mal llamado, ya que allí se halló poca plata (1852: II, 181b, lib. 23, cap. 6). Como respuesta, la Corona española envía a Cabeza de Vaca, ahora con el título de adelantado y gobernador del Río de la Plata, a socorrer la expedición de Mendoza. En las capitulaciones que él mismo firma en 1540 a este efecto, se detalla cómo se habrá de dividir el botín, dato que revela las metas secundarias de la empresa (Vas Mingo 1986: 365; Adorno y Pautz 1999: I, 385). Los Comentarios narran este viaje de Cabeza de Vaca hasta Asunción, donde es derrocado en 1542 por una rebelión de oficiales y colonos partidarios de Irala, y pasa casi un año preso. Regresa en cadenas a España, donde se le hace un juicio a raíz del cual es desterrado a Orán durante ocho años hasta ser absuelto por Felipe II en 1552. Lo que no se debe olvidar, y en ello insisten Adorno y Pautz, es que los Comentarios se escriben cuando Cabeza de Vaca ya ha resuelto sus problemas jurídicos y quiere obtener todavía más ventajas (1999: I, 402).

2.3. Cabeza de Vaca y su uso político del «buen tratamiento» En los Comentarios, el relato de la dificultad de las condiciones (incluida la falta de metales preciosos, sujetos civilizados y comida decente) recuerda inmediatamente la escritura de Carvajal. Además, tal como este logra representar a Orellana como modelo de conquistador (al ser a la vez figura santa y fiel vasallo del rey) a pesar del contexto concreto de la expedición, en los Comentarios también el protagonista aparece como héroe. En efecto, una de las estrategias retóricas de compensación empleadas aquí, y que se usa, aunque en menor grado, en el texto de Carvajal, consiste en retratar al jefe como un conquistador ideal que busca activamente pacificar a las poblaciones indígenas, según el precepto de «los buenos tratamientos» (177) y «con mucho amor» (178). Así, se formula una propuesta de método de conquista manejada por un líder cuyo programa se aparta del modelo militar encarnado por Cortés en sus Cartas de relación.19 El hincapié en el empleo de un procedimiento pacífico se hace a través de insistencias modales que complementan este mismo núcleo temático, el cual se despliega en acciones diversas. Desde el principio de los Comentarios Hernández enfatiza cómo Cabeza de Vaca trata al Otro. Al alejarse del río

Cabe recordar que las cartas de Cortés están lejos de ser homogéneas y no siempre ostentan un discurso triunfalista inquebrantable, aunque esta es la tendencia predominante. 19

02.indd 93

07/08/2013 12:49:08

94

VISIÓN PERIFÉRICA

Iguazú, el gobernador se encuentra con un grupo de amerindios, con quienes inicia un intercambio supuestamente ameno: De dos leguas cerca de este río vinieron los indios con mucho placer a traer a la hueste bastimentos para la gente, por manera que nunca les faltaba de comer, y aun a veces lo dejaban sobrado por los caminos. Lo cual causó dar al gobernador tanto y ser con ellos tan largo, especialmente con los principales, que, demás de pagarles los mantenimientos que les traían, les daba graciosamente muchos rescates, y les hacía muchas mercedes y todo buen tratamiento; en tal manera, que corría la fama por la tierra y provincia, y todos los naturales perdían el temor y venían a ver y traer todo lo que tenían, y se lo pagaban, según es dicho (163; énfasis mío).

El uso frecuente de adverbios y adjetivos que connotan la abundancia en términos hiperbólicos —«mucho/a(s)», «nunca», «tanto», «tan», «tal», «todo(s)»— salta a la vista y destaca la amplitud de las buenas intenciones de Cabeza de Vaca. Este no solo es justo al «pagar» las dádivas de los indígenas, sino que también «da graciosamente» lo que tiene. Por consiguiente, el tipo de relación que se establece incluso es ventajoso para los autóctonos, quienes salen ganando con creces. Esta escena se convierte en ritual a lo largo de la obra, incorporando los mismos elementos. Al saber de la llegada de los españoles, los indígenas se preparan para recibirlos con gran cantidad de bastimentos; el gobernador siempre les «paga» con regalos (nótese de nuevo el término económico), con los cuales los aborígenes se van «muy contentos» después de la finalización del intercambio. Se advierte, entonces, un claro énfasis en la felicidad que genera Cabeza de Vaca, distinguiéndolo de los conquistadores presas del hambre y de los asaltos de los indígenas, tales como Orellana y Vázquez. Suele tratarse, además, de un rito escenificado que crea un efecto de espectáculo. Este carácter teatral se evidencia en la siguiente cita: [Los indios] les limpiaban los caminos por do habían de pasar, [...] en señal de paz y amor alzaban las manos en alto, y en su lenguaje, y muchos en nuestro, decían que fuesen bien venidos el gobernador y su gente, y por el camino mostrándose grandes familiares y conversables, como si fueran naturales suyos, nascidos y criados en España (177-178).

Este episodio, que evoca las entrevistas propias de la corte, con todos los protocolos correspondientes, responde exactamente a la fantasía europea de elevación y mímica del poder monárquico. Por un lado, se expresa el deseo

02.indd 94

07/08/2013 12:49:08

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

95

de Cabeza de Vaca de ser rey, lo cual ha sido sustentado en las acusaciones legales; por otro, se sugiere que los indígenas son asimilables y convertibles. Se produce en este caso una doble mímica: el colonizador imita al rey, mientras que el colonizado imita (o, mejor dicho, parodia) al súbdito y se distorsiona así la escena tan cargada ideológicamente.20 Al definir el concepto de mímica, Bhabha subraya dos aspectos cruciales, a saber, el paso sutil de la mímica a la burla (paródica) y, de ahí, a la amenaza: It is from this area between mimicry and mockery, where the reforming, civilizing mission is threatened by the displacing gaze of its disciplinary double, that my instances of colonial imitation come. What they all share is a discursive process by which the excess or slippage produced by the ambivalence of mimicry (almost the same, but not quite) does not merely «rupture» the discourse, but becomes transformed into an uncertainty which fixes the colonial subject as a «partial» presence [...]. The success of colonial appropriation depends on a proliferation of inappropriate objects that ensure its strategic failure, so that mimicry is at once resemblance and menace (2004 [1994]: 86).

De este modo, se supone que la mímica, al deformar la imagen que reenvía, tiene un impacto perturbador. Sin embargo, si bien se percibe una sensación de extrañeza en este pasaje de Hernández, no puede considerarse como una amenaza que desestabiliza del todo el discurso colonial.21 Lo que hay que enfatizar aquí es que, cuando es conveniente, se propone que los amerindios son «como» los españoles y asimilables a la cultura europea, pero tampoco llegan a serlo totalmente. Este desajuste crea una situación incómoda, aunque nunca abiertamente amenazante. En definitiva, el hablante colonizador mantiene su autoridad y el Otro sigue siendo más bien «the empty sign of unfulfilled desires», en la expresión de David Spurr (1993: 97). Al mismo tiempo, queda la esperanza de que los indígenas sean vasallos dignos y capaces de integrarse en la estructura imperial española, esperanza que funciona

20 Sin lugar a dudas, la supuesta unidad de los autóctonos le conviene al autor para sugerir que la falta de resistencia es generalizada. 21 Como ya se ha mencionado, es imprescindible matizar los planteamientos de Bhabha teniendo en cuenta que se refieren a otro contexto que el de la expansión española del siglo XVI. Además, muchas de sus reflexiones se basan en la teoría psicoanalítica de tendencia lacaniana, lo cual requiere cierta toma de distancia por parte de los críticos de las crónicas del Nuevo Mundo. Para un análisis de la aplicación de la teoría poscolonial a los estudios coloniales latinoamericanos, ver Klor de Alva (1992 y 1995) y Mazzotti (2000).

02.indd 95

07/08/2013 12:49:09

96

VISIÓN PERIFÉRICA

como mecanismo de compensación por la imposibilidad de llevar a cabo una grandiosa conquista de tierras civilizadas llenas de metales preciosos. Así, según la retórica de Hernández, la relación de Cabeza de Vaca con los aborígenes se basa en un intercambio igualitario que se desarrolla pacíficamente. Como ya mencioné, incluso parece que estos salen «ganando» al concluirse la interacción: «[D]emás de pagarles el precio que valían, a los indios principales de los pueblos les dio graciosamente e hizo mercedes de muchas camisas y otros rescates» (162). Además, en su Relación general él mismo afirma que, en lo posible, aboga por los derechos de los autóctonos: «[H]ize hordenanças para que los naturales no fuesen molestados, ni fatigados, como lo abian sydo hasta entonces, ni les tomasen sus haciendas e hijas y mugeres [...] para que fuesen los naturales bien tratados» (30). También repite constantemente que procura evitar la guerra o la carnicería y hasta protege a las mujeres indígenas que suelen ser violentadas por los soldados de Irala (41, 68, etc.).22 La descripción de la interacción entre españoles y amerindios como un intercambio igualitario va de la mano de la representación de Cabeza de Vaca como una suerte de mesías. En su Relación general sobre esta expedición, recurre a los modelos hagiográficos para relatar su experiencia en los confines del Nuevo Mundo: se presenta como un ser maltratado, un mártir en agonía, «á punto de morir» (59) por la envidia y la traición de sus enemigos, si bien insiste en que se sacrifica por el bien común. En efecto, cuando algunos compañeros intentan sacarlo de su cautiverio, decide rechazar la ayuda para tranquilidad de todos: «[M]e tenian mas consumido los escandalos y alborotos que la áspera prisión que tenía» (66). Es más, abre caminos y reparte comida con generosidad, liderando por vía del ejemplo en un gesto de comunión, sin cometer ningún acto de violencia contra los aborígenes: Por esta tierra y probincias fue caminando tienpo de cinco meses syn que diese alteración, ni rompimiento con los yndios, en los quales se caminaron quatrocientas leguas de camino, y casi las docientas se abrieron é talaron de cañaberales y bosques muy espesos; yo camyné sienpre á pie y descalço por animar la gente que no me desmayase, porque demás del trabajo del camino en el desmontar, hazer

Hernández agrega que «dijo al indio por la lengua que dijese a su principal que Su Majestad le había mandado que fuese en aquella tierra a asentar la paz con ellos y con las otras gentes que la quisiesen, y que las guerras ya pasadas les fuesen perdonadas; y pues su principal quería ser amigo y restituir lo que había tomado a los españoles, que viniese a verle y hablarle, porque él tenía muy gran deseo de lo ver y hacer buen tratamiento, y asentarían la paz y le recebiría por vasallo de Su Majestad» (235). 22

02.indd 96

07/08/2013 12:49:09

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

97

caminos, [y] puentes para pasar los rrios, que fueron muchos, padecimos grandes y excesibos trabajos (15; énfasis mío).

Cabeza de Vaca se construye a sí mismo como el Cristo mártir y el Cristo de la bondad, reciclando varios elementos con resonancias bíblicas. Esta técnica no es de sorprender, puesto que en su famosa obra de 1542 ya se autorrepresentaba de modo similar al hacer uso de «un copioso discurso hagiográfico» (Pupo-Walker 1987b: 521).23 Basta citar el siguiente pasaje de los Naufragios para dar cuenta del poderoso imaginario religioso del jerezano: «No tenía, cuando estos trabajos me veía, otro remedio ni consuelo sino pensar en la pasión de nuestro redentor Jesucristo y en la sangre que por mí derramó, y considerar cuánto más sería el tormento de las espinas él padeció que no aquél que yo sufría» (162). La discusión sobre si este subtexto bíblico obedece a estrategias retóricas conscientes o no es de poca relevancia. Lo importante es detectar las referencias al «texto cultural», tal como ha sido definido por Edmond Cros.24 El «buen tratamiento» de los indígenas por el casi divino Cabeza de Vaca es un rasgo que la crítica ha subrayado hasta llegar a interpretaciones un tanto excesivas. La opinión de Eduardo Bueno es la más radical: «Durante toda sua vida aventureira [...], lutou em favor dos povos indígenas. E pagou caro por isso: foi preso e enviado para o exílio. Em Naufragios e Comentarios, Cabeza de Vaca narra [...] suas infructíferas tentativas de impedir o genocidio perpetrado pelos brancos na América» (contracubierta). Y concluye: Ao contrário do fracasso imediatista de Irala, no entanto, o desmantelamento do projeto de Álvar Núñez Cabeza de Vaca de establecer um governo igualitário nos confins de América do Sul e fundamentar as bases de uma política indigenista infinitamente mais ética do que a de seus contemporâneos marcaria muito mais profundamente os destinos do continente. E ao ouro e à prata saqueados se somariam as centenas de culturas indígenas dizimadas em nome da ganância, do etnocentrismo e da prepotência. Arruinou-se assim a utopia do homem que che23 Sobre este recurso, ver Maura (1980 y 2005 [1989]). En los Comentarios también aparecen algunos elementos milagrosos. En el cap. 2, por ejemplo, un grillo que surge súbitamente salva a los expedicionarios de un naufragio: «que es cierto, si el grillo no cantara, nos ahogáramos cuatrocientos hombres y treinta caballos» (155). Para una lista de los motivos, tanto hagiográficos como seculares, más comunes en la Edad Media, ver Curtius (1948). 24 «On définira le texte culturel comme un fragment d’intertexte d’un certain type qui intervient suivant des modes spécifiques de fonctionnement dans la géologie de l’écriture» (1995: 17).

02.indd 97

07/08/2013 12:49:09

98

VISIÓN PERIFÉRICA

gou à América disposto a ensinar o mundo a conquistar «pela bondade, não pela matança» (1999: 24).

Según esta lectura, Cabeza de Vaca habría deseado transformar la empresa colonial por pura generosidad con el fin de mejorar las condiciones de vida de los indígenas bajo el dominio español. En el campo de la crítica hispánica, el juicio de valor es a veces muy parecido. Por ejemplo, Dionisio Ridruejo de Ros afirma que «[s]e ha señalado que Álvar Núñez fue uno de los hombres buenos, políticos y humanitarios de la conquista, y así lo demuestran los Comentarios sobre su empresa paraguaya» (1969: 10).25 Si bien es cierto que se evidencia aquí un distanciamiento de las crónicas canónicas, y que el componente de violencia ha sido sustituido en parte por un discurso de convivencia pacífica con los habitantes de las tierras conquistadas, propongo que una interpretación crítica de los Comentarios debe poner en cuestión tal discurso sobre la supuesta «política indigenista» de Cabeza de Vaca. Cabe preguntarse, entonces, por qué se usa la estrategia del buen tratamiento en este relato. Se pueden mencionar primero las razones de orden práctico. Desde el principio de la Relación general, el mismo Cabeza de Vaca sugiere que la buena convivencia es crucial para sobrevivir y llevar a cabo la conquista: «[A]ntes que de alli me partiese, les di muchas camisas y bonetes y otras cosas por los dexar contentos, y de su boluntad se ofrescieron cierta cantidad dellos a yr en mi conpañia, asy para enseñarme el camino, como para llevarme las cargas del mantenimiento para sustentar la gente» (9; énfasis mío). Si los «deja contentos», expresión que se repite a lo largo del texto como un leitmotiv, los indígenas ayudarán a los españoles. Ya aprendió durante su primera aventura que la supervivencia (propia o colectiva) depende de la cooperación con los aborígenes. Para aclarar la problemática de la colaboración de los autóctonos en los Comentarios, el ensayo de Marcel Mauss titulado «Essai sur le don. Forme et raison de l’échange dans les sociétés archaïques» (1923-1924) resulta su-

25 La representación cinematográfica de Cabeza de Vaca es bastante ambigua. En Cabeza de Vaca (1991) de Nicolás Echevarría se presenta al jerezano como un conquistador fracasado que logra acercarse a los indígenas, pero cuya locura (explícita en la primera escena) invalida en cierto sentido sus buenas intenciones. Richard Gordon, en el detallado análisis que desarrolla en su libro Cannibalizing the Colony: Cinematic Adaptations of Colonial Literature in Mexico and Brazil (2009), cuestiona hasta qué punto la película critica el colonialismo y se pregunta si en realidad no termina cayendo en la trampa de la exotización del Otro (50-51).

02.indd 98

07/08/2013 12:49:09

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

99

mamente útil. Lo innovador de su tesis consiste en que el intercambio en las sociedades «arcaicas» (al parecer, voluntario) es en realidad un contrato que obliga a una serie de gestos, entre otros la invitación, aceptación y devolución del «regalo» (8). En este contexto, el objeto intercambiado ya no es una simple mercancía sino un bien espiritual, una parte del alma del Otro. Por lo tanto, «la conservation de cette chose serait dangereuse et mortelle et cela non pas simplement parce qu’elle serait illicite, mais aussi parce que cette chose qui vient de la personne, [...] ces rites ou ces communions, donnent prise magique et religieuse sur vous» (20-21). El sistema de reciprocidad simbólica basado en un pacto implícito podría aplicarse también a los habitantes del Río de la Plata, lo que explicaría en cierto sentido el vínculo entre estos y el grupo de Cabeza de Vaca en el texto de Hernández. Según esta lógica, los amerindios se sentirían obligados a aceptar y devolver los regalos ofrecidos por los españoles dentro del marco de un acuerdo; de ahí el carácter pacífico de su comportamiento. Como en los centros coloniales, en los márgenes del imperio el proyecto político depende en gran medida de la buena relación con los aborígenes. Muchos de ellos son supuestamente indómitos y raras veces se pueden someter por la fuerza a no ser que se practique una política de genocidio, la cual no convenía a los conquistadores o colonos europeos, pues necesitaban la mano de obra indígena (el «oro rojo», tal como la denominará más tarde el padre portugués António Vieira).26 Además, a largo plazo, dicha relación armoniosa facilita indudablemente la evangelización de los pueblos originarios. De hecho, Cabeza de Vaca declara en su Relación general que fomenta la amistad entre los religiosos españoles y los indígenas para asegurar la instrucción de estos: «[L]os favoreci [a los frailes] porque tuviesen cargo de industriar á los indios de la dicha tierra, é puse mucha diligencia en sosegarlos é hacerlos sus amigos» (4-5). El sentimiento de alegría que expresan los autóctonos al recibir a los europeos sería, por consiguiente, una estrategia retórica para demostrar que la predicación cristiana se realiza sin obstáculos y con la voluntad de los nuevos receptores, tal como es el caso en la Histoire de la mission de Claude d’Abbeville, según el análisis de Seed en Ceremonies of Possession, como se verá en la introducción al tercer capítulo. Al mismo tiempo, este tipo de retórica responde a las directivas de la Corona. No se debe olvidar que cuando aparece la edición conjunta en 1555, Si bien destaco este rasgo común a los variados grupos étnicos de la zona, entiendo la importancia de señalar sus numerosas diferencias. Además, ver Hemming (1978) sobre dicho «oro rojo». 26

02.indd 99

07/08/2013 12:49:10

100

VISIÓN PERIFÉRICA

Las Casas ya ha publicado su Brevísima relación y ha sacado a la luz pública sus argumentos a favor de una mayor protección de los aborígenes, lo cual resulta en la promulgación de las Leyes Nuevas de 1542 que intentan legislar su trabajo y restringir los derechos de los encomenderos.27 He aquí un pasaje de la Real Provisión de Barcelona, decretada el 20 de noviembre de 1542, donde se refleja tal toma de postura: Porque nuestro principal yntento y voluntad siempre ha sido y es de la conseruacion y agmento de los yndios y que sean ynstruidos y enseñados en las cosas de nuestra sancta fee catholica y bien tratados como personas libres y vasallos nuestros como lo son encargamos y mandamos a los del dicho nuestro consejo tengan siempre muy gran atencion y especial cuydado sobretodo de la conseruacion y buen gouierno y tratamiento de los dichos yndios y de saber como se cumple y executa lo que por nos esta ordenado y se ordenare para la buena gouernacion de las nuestras yndias y administracion de la justicia en ellas y de hazer que se guarde cumpla y execute sin que en ello aya rremission falta ni descuydo alguno (cit. en Morales Padrón 1979: 434; énfasis mío).

Las instrucciones sobre el buen tratamiento de los indígenas son explícitas, aunque solo tengan el propósito de mantener el crecimiento de la población del reino. Recordemos, entonces, como señala Rabasa, que Cabeza de Vaca tiene la obligación de informar al rey sobre cualquier forma de justicia hacia los amerindios (1993: 392). Él mismo insiste en ello en su Relación general, mostrándose así como un vasallo fiel hasta el final. Los aspectos que le interesa destacar son su cuidado en reunir a los letrados del grupo para obtener su aprobación, su responsabilidad al promover los principios de Carlos V y su respeto de los textos escritos por este. Baste la siguiente cita para ilustrar la argumentación del jerezano: Otro si, mandé juntar los officiales de Su Magestad, clerigos y religiosos, y les rogué y esforçé con buenas palabras tubiesen especial cuydado en la doctrina y enseñamiento de los yndios naturales basallos de Su Majestad, é demás desto les mandé leer los capitulos de una carta acordada de Su Magestad, que habla sobre

Ver Hanke (1949) y Lockhart (1968) para más información sobre las Leyes Nuevas. Aunque estas no se obedecieron, marcaron una etapa en la legislación de las Indias. Según Rabasa, «en 1540 hubo un amplio apoyo oficial a la posición de Las Casas, en una serie de decretos destinados a alentar las conversiones pacíficas; el 17 de octubre, en víspera de la partida de Cabeza de Vaca al Río de la Plata el 2 de noviembre, se escribieron doce de dichos decretos (ver Hanke, 1942: 50)» (1993: 393). Sobre la defensa de los derechos de los indígenas, ver Zavala (1963). 27

02.indd 100

07/08/2013 12:49:10

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

101

el buen tratamiento de los yndios y que ellos tengan especial cuydado en mirar que no sean mal tratados (23; énfasis mío).

Asimismo, el latente lascasismo en el relato de Hernández ha sido subrayado por el ya citado Rabasa. Este crítico plantea que «él elabora una declaración sobre la política colonial, que imita el título de un libro que Las Casas estaba escribiendo en 1537» (1993: 392-393), o sea, Del único modo de atraer a todos los pueblos a la verdadera religión. Se puede añadir que, en realidad, se trata de una práctica difundida en la España de aquel período y que incluso en la Milicia y descripción de las Indias (1599) de Bernardo de Vargas Machuca, el manual proconquista por excelencia y profundamente antilascasista, se promueve la conquista pacífica por motivos morales y estratégicos.28 No obstante, si bien se recomienda la falta de violencia, nunca se cuestiona el propósito de la empresa colonial. Así, es importante tener en cuenta que ni Cabeza de Vaca ni Las Casas denuncian abiertamente el Requerimiento, la «guerra justa» o la sumisión de los aborígenes a la Corona como objetivo final, aunque intentan limitar todo abuso. En efecto, en el capítulo 16 de los Comentarios el gobernador reúne a «una generación de los guaraníes» para leerles en voz alta una especie de Requerimiento en el que se proclama que deberán «venir en conoscimiento de Dios» (182), convertirse en vasallos del rey y dejar de comer carne humana.29 Se van enunciando aquí los argumentos más importantes de la «guerra justa» según Juan Ginés de Sepúlveda, a pesar de que luego el gobernador les ofrece ropa y otros artículos a los indígenas 28 «[C]onuiene saquemos esta gente que esta hecha y preuenida con buen pie, de la tierra de paz, sin que haga daño alguno, o agrauio, como suele acaecer, quitando al hijo, la muger, o la hija, y al vecino el servicio mas regalado, como son Chinas, y muchachos ladinos: y apeando en el camino al otro de su cauallo, o mula, o tomando del campo [...]. Pues quien sale con este pie y principio, que puede esperar sino todo mal sucesso. Y esto bien se sabe, que el Caudillo ni lo quiere, ni permite: pero los soldados malos y perniciosos lo acometen [...] no pesando la honra, ni considerando el riesgo en que van, que tan desalmadamente se arrojan a cometer robos, fuerças, y malos tratamientos» (2003 [1599]: 57; énfasis mío). A continuación, Vargas Machuca da consejos para implementar este principio mediante el discurso y no la fuerza. De hecho, el título indica que en el lib. 4 «se trata como se han de assentar las pazes, y de como se ha de poblar vna ciudad: y como se ha de repartir la tierra: y el buen tratamiento que se deue al Indio, con el premio de conquistadores, y pobladores» (101; énfasis mío). 29 De este modo, Cabeza de Vaca «hace algo» con las palabras, como diría John Langshaw Austin en How to Do Things with Words (1962). Recurriendo también a los enfoques de Foucault y Bourdieu, se puede constatar que el lenguaje es tanto (si no más) un instrumento de poder y de acción que de comunicación (ver Bourdieu 1994: 265).

02.indd 101

07/08/2013 12:49:10

102

VISIÓN PERIFÉRICA

con «que se alegraron» (182). Más precisamente, para retomar las palabras de Sonia Bailini: «La actuación política de Álvar Núñez se coloca entonces en un punto intermedio entre las dos posturas de Las Casas y Sepúlveda, confiriendo un valor seglar y objetivo a las teorías de Las Casas, sin llegar por esto a negar la utilidad de la guerra propugnada por Sepúlveda» (2005: 101102). Estamos ante un caso idóneo de conquista pacífica, donde el aparente buen trato no significa que no se considere válida la empresa de conquista o se dude de la superioridad del europeo y de la religión cristiana. Es imposible ignorar que lo fundamental para Cabeza de Vaca es desarrollar la efectividad de un método de pacificación, evangelización y dominio. En este sentido, también es viable percibir en la obra de Hernández la transición entre el conquistador y el funcionario imperial. Tal vez no resulte extraño que la retórica del buen tratamiento entre en conflicto con las acusaciones que se le hicieron a Cabeza de Vaca respecto a delitos y crímenes contra las poblaciones indígenas y sus propios compañeros.30 De hecho, en su Relación general él se muestra a veces cruel con los autóctonos. Por ejemplo, en lugar de castigar la rebelión de Aracaré con un parlamento, lo manda ejecutar: «[M]andé á Domingo de Yrala, bizcaíno, que executase en el pena de muerte como honbre que ynpedia el descubrimiento de la tierra» (35). Por lo tanto, es muy probable que una de las principales razones por las cuales insiste en autorrepresentarse (y ser representado por Hernández) como defensor de los amerindios sea para proyectar una imagen favorable ante el rey. Otro ejemplo de ello es cuando declara que «la gente se quiso lebantar contra ellos y derramarles los yndios, é yo no se lo consentí por lo que tocaba al servicio de Dios y de su Magestad» (13). Lo que se puede leer entre líneas es una mentalidad de conquista calculadora y pragmática. Es cierto que el conquistador jerezano retoma el mando y el control: su «buena gobernación» (43) es una forma de asegurar su dominio sobre los indígenas. Es imperativo admitir que, si bien funciona en otros contextos Adorno y Pautz nos informan de que el interrogatorio que se le impuso a Cabeza de Vaca estaba estrechamente ligado a la manera en que había tratado a los indígenas de la región de Asunción: «[O]f the thirty-four criminal charges drawn up by Villalobos against Cabeza de Vaca, a great many claimed his exploitation, abuse, and destruction of the Indians» (1999: III, 108). Basándose en el resumen de Bishop transcrito por Rodríguez Carrión (1985: 101-106), ellos mencionan, entre otros ejemplos, «hanging the Guaraní lord Aracaré without a trial; illegally selling free Indian women as slaves [...]. In addition, Cabeza de Vaca was charged with destroying nine Guaycuru villages and four thousand lives to punish them for refusing to provide the expeditionaries with foodstuffs» (1999: III, 108). Por consiguiente, Hernández tuvo que encargarse de presentar a Cabeza de Vaca como un jefe que solo apoyaba la «guerra justa». 30

02.indd 102

07/08/2013 12:49:11

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

103

la teoría de Bhabha sobre la ambivalencia colonial, la cual sugiere que la afirmación de que el colonizador es dueño del discurso colonial es una simplificación histórica y teórica (2004 [1994]: 158), no parece ser apropiada aquí. Aunque se establece una retórica de la reciprocidad, el colonizador sigue ejerciendo su poder discursivo y, de nuevo, la ambivalencia no llega a desestabilizar completamente la autoridad de sus palabras. Así, se distingue también de la ambivalencia presente en los escritos de Cortés y Colón por manifestarse estos en el marco de una relación de superioridad establecida de manera inmediata por los europeos frente al Otro.31 En estos textos canónicos confluyen la promesa del súbdito ejemplar que se quiere poner al servicio de la Corona y la necesidad de presentar al aborigen como bárbaro inferior con el fin de legitimar la conquista. Ni en los peores momentos de peligro o agresión se pone en duda la supremacía española, lo cual le confiere estabilidad al discurso que Pastor llama «triunfalista». Entonces, queda patente que se debe matizar el concepto de ambivalencia de Bhabha, como propone la teoría del revisionismo poscolonial. De acuerdo con Lee, no en todos los casos (e innegablemente no en el de Cabeza de Vaca, se podría añadir) puede tener lugar un diálogo en el sentido bajtiniano: «To use Bakhtin’s metaphor again, colonialist discourse was rather a monologue at work in a Ptolemaic universe, where it enjoyed for centuries extraterritorial immunity from the threat of counter-discourse. If there had been a dialogue at all, it might have taken place between “in-groups” themselves» (1997: 103-104). Esta situación se aplica a las obras de Cabeza de Vaca y los documentos sobre su persona, en los cuales la ilusión de un intercambio igualitario viene a ser, en realidad, un intento de dominio unidireccional. Finalmente, conviene postular que esta retórica del buen tratamiento hacia el indígena tiene una función de compensación para reemplazar el modelo militar (que no funciona en esa zona) con el del misionero armado que lleva mensajes de paz y amor.32

Todorov atribuye la creación colombina de «ces deux mythes apparemment contradictoires» (el «buen salvaje» y el «pobre perro») a «la méconnaissance des Indiens, et le refus de les admettre comme un sujet ayant les mêmes droits que soi, mais différent» (1991 [1982]: 67). En el texto de Hernández se comete el mismo acto de violencia implícita hacia el Otro, aunque ya se trata de otro período. 32 Esto recuerda la retórica de Colón en la Relación del cuarto viaje, donde el Caribe tiene un manifiesto carácter laberíntico que dificulta la apropiación. 31

02.indd 103

07/08/2013 12:49:11

104

VISIÓN PERIFÉRICA

2.4. Un Cortés fallido: la concepción de un mundo en crisis A pesar del intento de Hernández de representar a Cabeza de Vaca como un sujeto ideal (y de la propia autorrepresentación laudatoria del jerezano), este podría ser interpretado como un Cortés fallido.33 Los puntos en común entre ambos personajes históricos saltan a la vista: en tanto jefes dadivosos, son buenos estrategas capaces de prever los peligros y salvar a los suyos. Esta actitud se evidencia en la Relación general: por ejemplo, el explorador jerezano declara que «[b]isto el peligro [...] enbié luego dos bergantines con quarenta honbres y muchos bastimentos, ansí para los socorrer, como para que tornasen luego á poblar pueblo» (20). Además, en materia de protagonismo, este texto revela la construcción de un «yo» predominante que, como el de Cortés, tiende a ocultar las acciones de los demás integrantes de la expedición. Sin embargo, al mismo tiempo se deja entrever en los Comentarios que el segundo viaje de Cabeza de Vaca a América, como el primero, resulta ser una especie de fracaso. La empresa conquistadora no da el fruto esperado, no se realizan descubrimientos grandiosos ni hallazgos de depósitos de riquezas fácilmente explotables, circunstancias todas que contradicen la grandeza del líder. Se va anulando de este modo el efecto de las predicaciones y, por ende, el relato se descompone en sus elementos ideales así como los sometidos al régimen referencial, lo que los historiadores denominan «hechos». En cuanto al despliegue discursivo, no hay muchos aspectos parecidos a la racionalidad cortesiana. En los Comentarios no se avanza hacia una meta clara, esa que Cortés enuncia en el segundo párrafo de su Segunda carta de relación cuando se refiere al destino de Moctezuma e indirectamente al suyo: «[C]ertifiqué a Vuestra Alteza que lo habría preso o muerto o súbdito a la Corona real de Vuestra Majestad» (1993 [1520]: 162). La obra de Hernández, en cambio, es imprecisa y solo se adivina su contenido; es decir, en ella se encuentran diversas hipótesis, en especial en lo que atañe a la existencia de oro. Así, el tono se vuelve prosaico y se desvanece el impulso épico. Se podría considerar esta desorientación como típica de la escritura periférica, reforzada por el encuentro con espacios inconmensurables y laberínticos. Muy poco en este terreno es comparable a las otras crónicas de la Nueva España o del Perú, pues a pesar de los enormes obstáculos, tanto el camino hacia el centro urbano (o sea, el corazón político, económico y religioso) como los objetivos prefijados son explícitos y, sobre todo, alcanzados en estas. De hecho, se puede deducir del análisis anterior que el jerezano está lejos de parecerse a Julio César, el héroe romano al que alude el título de los Comentarios, comparación que resulta absurda en este contexto. 33

02.indd 104

07/08/2013 12:49:11

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

105

En tal contexto, se produce en los Comentarios la misma crisis que en la narración de Carvajal: se trata de un trastorno moral que afecta a la hueste conquistadora y que se puede concebir como un fenómeno transoceánico caracterizado por su distancia respecto al núcleo del poder regulador. En este escenario combaten el deseo y la ley, pero no hay quien actúe en definitiva como figura paterna capaz de arbitrar el conflicto. A pesar del contacto con el Nuevo Mundo, gran parte del texto está marcado por la pugna principal entre las facciones españolas, de modo que la transgresión de los valores que se enuncian como constitutivos de la superioridad civilizadora provoca el caos. Se transparenta, entonces, un mundo al revés, donde la imposición «normal» de la dicotomía entre el bien y el mal se altera, sobre todo a causa de la «tiranía» de los europeos. En cierta medida, se sigue el modelo del relato de Vázquez sobre Aguirre, puesto que incluso su atmósfera recuerda la de la expedición del rebelde vasco (67). Ambas obras comparten esa mezcla de terror y seducción, ansia y determinación. Además, en ellas afloran con fuerza los problemas ligados a la supervivencia y a la relación con el entorno. La ruptura del orden cultural termina con el abuso sexual de las mujeres guaraníes por parte de los compañeros de Irala: ellos raptan a las indígenas libres, a veces las matan «por celos» y las cambian por esclavos, provocando así la huida de muchas comunidades autóctonas. No es de sorprender que Rabasa compare estos delitos con las barbaridades narradas en la Brevísima relación de Las Casas (1993: 394). Como ya vimos, resulta fácil (aunque no siempre apropiado) establecer una conexión con el llamado lascasismo, ya que Cabeza de Vaca suele utilizar esta postura para distanciarse de los grupos de conquistadores y colonos que desafían la política indigenista de la Corona, también inclinada bajo el reinado de Carlos V a respetar los testimonios del dominico. Por este tipo de medidas, el explorador jerezano, gobernador supuestamente ejemplar, es maltratado por el bando de Irala. Según la Relación general, este y los suyos lo quieren quemar (83) e impiden que cartas y documentos en su favor lleguen al rey «por donde constará á Su Magestad los males, daños, robos, malos tratamientos que abian fecho, asi á los pobladores y conquistadores como á los naturales, con una probança general» (84). Se supone que su rival desea envenenarlo para que le quede «libre la gobernación» (74). Es más, los oficiales de Su Majestad son corruptos (28) y crueles con los amerindios (29). En cambio, se insiste en que el gobernador prohíbe la prostitución y la esclavitud de las indígenas, lo cual genera un sentimiento de «odio» en los demás «crystianos» (28-29).

02.indd 105

07/08/2013 12:49:11

106

VISIÓN PERIFÉRICA

Desatada esta especie de guerra civil, en la que la traición y la desobediencia están vinculadas a Irala (tal como Cortés criminalizaba de facto a Narváez y a su gente), se refuerza la preferencia por la vía pacífica en un clima ético que favorece la agresión por parte de los españoles violentos. El escrito relaciona la interrupción del orden con el subsiguiente desastre que revierte la labor de los buenos: «Otro sy, dixeron que los officiales de Su Magestad que en la dicha tierra resydian avian hecho é hazian muy grandes agravios á los pobladores é conquistadores é á los yndios naturales, y los capitanes, ni mas ni menos, hazian malos tratamientos á la gente» (7). Después de la prisión de Cabeza de Vaca, «toda la gente andaba muy descontenta y que se yban y despoblaban la tierra» (77): mientras que él asegura la paz, sus enemigos dejan que los indígenas maten y coman carne humana (78). A continuación, se observa la reaparición textual del héroe como víctima. En efecto, emerge una vez más la figura del santo mártir. Por ejemplo, se comenta que el solo hecho de impedir agravios y no ser reverente hacia los oficiales provoca un complot contra él. Los adversarios de Cabeza de Vaca impiden que la conquista se lleve a cabo según el diseño del líder: derrumban la horca (77) —señal clara de que ya no hay justicia—, destruyen los bergantines (82) y ponen fuego a las casas (83). Los «casos» son tan «atroces» que no hay «medios de concierto» (96). Al mismo tiempo, el gobernador reafirma su obediencia denunciando las «yntolerables perdidas de su rreal patrimonio» (98) así como los «agrabios, delitos é sinjusticias» (97) causados por sus enemigos. Es importante subrayar que todo el espacio rioplatense creado por la escritura queda impregnado por el destino trágico de los supuestos probos. Ya sea a causa de los querandíes que eliminaron a Mendoza, el fundador de Buenos Aires, o de los españoles insurrectos que traicionaron al Adelantado y por ende a la Corona, el aspecto predominante es el de un territorio inclemente. El mundo natural, en este contexto, se va transformando en un infierno verde, como la Amazonía de Carvajal y Vázquez. No cabe duda de que las condiciones son difíciles: los españoles sufren enfermedades tropicales y los inconvenientes acarreados por los ríos: «[L]es han de dar hombres que sepan la nabegación del rrio, porqu’es muy trabajosa é dificultosa de entender por los muchos rrios é todos caudalosos que atrabiesan é se dibiden por muchas partes del dicho rrio» (20). Cuando logran atravesar las corrientes de agua, les cuesta abrirse camino por el bosque y caen en las ciénagas; es más, los acechan los murciélagos, el calor insufrible, la sed, la esterilidad de la tierra, etc. El discurso se asemeja al del fracaso con el que Pastor califica los Naufragios, pero se mezcla con el equívoco discurso heroico mencionado más arriba. Evidentemente,

02.indd 106

07/08/2013 12:49:12

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

107

la ambigüedad afecta del mismo modo las descripciones de la naturaleza: si bien se advierte una fuerte marca de hostilidad en el medio ambiente, esta alterna con breves comentarios elogiosos sobre la calidad de la tierra (31, por ejemplo) y su potencial mercantil, en un estilo abiertamente propagandístico. A estos elementos se suma un segundo actor deseante que provoca una especie de «deseo triangular», que René Girard define en Mensonge romantique et vérité romanesque (1961; cap. 1) como el hecho de desear lo que otros desean. Se sabe que el Gran Chaco es una zona de frontera, codiciada también por los portugueses; la ecuación se complica cuando entran en competencia los grupos indígenas y con ellos la violencia. En la Relación general se cuenta que estos mataron a algunos portugueses (11) y, de ahí en adelante, la misma ambivalencia ante el entorno hostil se aplicará a ciertas tribus guaraníes. De manera similar, se percibe un universo despojado de los valores que, de modo más inmediato, rigen la cultura europea. Por ejemplo, no resulta extraño que, en un extenso espacio inhóspito donde acechan las amenazas de traición y muerte, reaparezca la figura del caníbal instituida en toda la región por los anteriores cronistas europeos. Así, estas frecuentes referencias a situaciones análogas a las de las crónicas amazónicas crean, mediante la escritura, una red de significantes compartidos que expande el territorio marginado. Al parecer, la periferia tiende a producir intensas crisis de lógica y credibilidad en los actores/narradores, lo que finalmente multiplica los textos justificatorios. La descripción, imposibilitada por una epistemología saturada debido a sus propios límites, recurre a la invención y a los mecanismos compensatorios. Los autores «edenizan» el horror y son incapaces de entender que el devenir natural no cede ante su deseo invasor. Por consiguiente, se destruyen a sí mismos y a sus compañeros ante la ley impenetrable del paraíso, el cual deben a su vez destrozar para apropiárselo. En el caso de la expedición de Cabeza de Vaca al Río de la Plata, el vasco Irala se apodera del poder temporalmente. Según los Comentarios, él no tiene ninguna pauta moral fija; para él, lo bueno es malo y viceversa. Como sugiere Rabasa, la versión del jerezano y su secretario es unívoca: «[E]l virtuoso gobernador se encuentra con frailes lascivos, capitanes asesinos y, en general, un puesto colonial regido por el terror» (1993: 394). Sin embargo, la ley divina apoya al gobernador en su propósito de llevar a cabo la justicia. Ocurre entonces un supuesto milagro que mitiga el daño, recordando la cooperación sobrenatural del grillo que les salvó la vida a los españoles en el capítulo 2. Como consecuencia, los oficiales que tomaron preso a Cabeza de Vaca se dan cuenta de sus errores cuando llegan a creer que Dios les mandó una tormenta para castigarlos: en palabras de Hernández,

02.indd 107

07/08/2013 12:49:12

108

VISIÓN PERIFÉRICA

Los oficiales que traían preso al gobernador les paresció que por el agravio y sinjusticia que le habían hecho y hacían en le traer preso y aherrojado era Dios servido de dalles aquella tormenta tan grande, determinaron de le soltar [...] y acabado de soltarle, cesó el agua y viento y tormenta, que había cuatro días que no había escampado (302-303).

De este modo, la fuerza natural, a través de la voluntad divina, favorece la liberación del jerezano. Los aparentes culpables reciben como aditamento una muerte brutal: «[M]urieron súpita y desastradamente los frailes que fueron en los escándalos y levantamiento contra el gobernador; que paresce manifestarse la poca culpa que el gobernador ha tenido en ello» (304). Así termina el escrito de Hernández: todo vuelve al orden, como cuando se mata a Aguirre al final de la crónica de Vázquez.

2.5. ¿Los Comentarios como texto protoetnográfico? Es ciertamente discutible tratar el tema de la etnografía en una obra tan marcada ideológicamente como la de Hernández. No cabe duda de que este texto responde a un objetivo político y propagandístico muy claro, la reivindicación de Cabeza de Vaca, y que se somete a un discurso colonialista. De más está mencionar la famosa tesis de Margaret Hodgen, según la cual la mente del explorador europeo del siglo XVI nunca es una tábula rasa, en el sentido de que suele estar contaminada por el eurocentrismo (1971 [1964]: 9). En efecto, es evidente que la «razón» imperial impregna todas las representaciones del indígena en esta narración. Tal ha sido la tendencia valorativa de algunos críticos, como Rabasa, respecto al contenido antropológico de los Comentarios.34 Por otro lado, la gran cantidad de datos etnográficos que encierra fue una fuente de información fundamental para los trabajos del antropólogo Métraux y de su colega Hélène Clastres. En este contexto, es interesante preguntarse por qué el relato de Hernández contiene tanta abundancia de observaciones sobre las costumbres de los pueblos originarios del Río de la Plata, demostrando más interés por ellas que la Relación general de Cabeza de Vaca.35 Por ejemplo, Rabasa sostiene que «la resistencia no tiene lugar en su representación e interpretación de los nativos» (1993: 398). 35 Un capítulo en que se hallan muchos comentarios de carácter protoetnográfico es el 54, titulado «De cómo los indios del puerto de los Reyes son labradores» (247). Las referencias a la actividad laboral de los indígenas, la digresión sobre los animales malignos de la zona (murciélagos, sabandijas, etc.) y las descripciones del cuerpo aborigen son datos etnográficos que escapan al relato estrictamente justificatorio. 34

02.indd 108

07/08/2013 12:49:12

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

109

Es preciso señalar, primero, que los Naufragios también son conocidos por su «relevancia antropológica», según la formulación de Pupo-Walker.36 Este crítico nos recuerda que muchos antropólogos, entre los cuales figuran Justin Winsor, Frederic W. Hodge, John R. Swanton, W. W. Newcomb y Alex Krieger, han confirmado «la riqueza testimonial de los Naufragios como fuente seminal para el conocimiento antropológico e histórico de pueblos prehistóricos que ocuparon áreas diversas de Norteamérica» (1987a: 755). Otros estudios, ya canónicos en el campo colonial hispanoamericano, han privilegiado una lectura más trascendente del contacto de Cabeza de Vaca con los indígenas. De acuerdo con Spitta, al movilizar los códigos de las dos culturas (especialmente la calabaza y la cruz), Cabeza de Vaca termina por vivir «neither here nor there, allowing him to be neither Spaniard nor Native American, neither civilized nor barbaric» (1995: 51); por ende, el Cabeza de Vaca de Spitta se queda en una especie de limbo que no es ni esto ni lo otro. En el mismo sentido, Pastor plantea que surge en el jerezano una «conciencia nueva» (1988 [1983]: 225), el «rechazo de la dicotomía maniquea propia de la percepción y representación épicas: infieles vs. cristianos [...]; salvajes vs. civilizados [...]; naturales vs. españoles» (225). El proceso comienza con una inversión de roles en la que el conquistador se ve en una situación de sumisión y recurre, para sobrevivir, a actos que han justificado anteriormente la condena del amerindio (el canibalismo, por ejemplo). De ahí que tenga lugar una serie de metamorfosis —«[de] conquistador–náufrago–esclavo–mercader–médico en hijo del sol» (229)— que produce esa suerte de «mestizaje cultural» (239), el cual culminará en lo que Pastor caracteriza como «la humanización del conquistador, la desmitificación crítica de la conquista y el cuestionamiento de toda la ideología subyacente en los modelos del discurso mitificador —expresión exacta de la base ideológica de la conquista» (243). El énfasis en el carácter literario de los Naufragios y el espacio metafórico «en el que se consuma la transformación de una expedición fracasada en vivencia personal de la problemática de toda una época» (244) realza la importancia del primer choque cultural experimentado por Cabeza de Vaca. Sin embargo, es irrefutable que en los Comentarios no se evidencia la misma relación íntima con los autóctonos ni las inversiones de poder que colocan a estos en una posición moralmente privilegiada.37 El acercamiento entre ambos grupos es sin duda más convencional. Incluso en los raros mo-

Ver Pupo-Walker (1987b y 1990). Por ejemplo, en el cap. 14 de los Naufragios los amerindios se horrorizan ante un acto de canibalismo cometido por los españoles. 36 37

02.indd 109

07/08/2013 12:49:13

110

VISIÓN PERIFÉRICA

mentos en que los españoles necesitan la ayuda de los indígenas, el vínculo entre ellos no es tan estrecho como en los Naufragios: Allí suscedió un caso de mucha lástima, que como los españoles procuraban de embarcarse primero unos que otros, cargando en una barca mucha gente al un bordo, hizo balance y se trastornó de manera que volvió la quilla arriba y tomó debajo toda la gente, y si no fueran también socorridos, todos se ahogaran; porque, como había muchos indios en la ribera, echáronse al agua y volcaron el navío (191).

Queda patente que esta cita, aunque remite a una escena de cooperación, no llega a cuestionar el estatus superior de los españoles. Recordemos que los habitantes del Río de la Plata con quienes se encuentran Cabeza de Vaca y sus compañeros pertenecen a una multitud de etnias variadas (a saber, guaraníes, agaces, guaycurús, apirús, guajarapos y socorinos, entre otros), diferentes de las que poblaban lo que hoy llamamos el sur de los Estados Unidos.38 Casi todos los indígenas de esa zona están ligados a la macrofamilia tupí-guaraní, pero existen diferencias significativas entre ellos, las cuales son a veces tomadas en cuenta por Hernández. Cabe mencionar que gran parte de las descripciones del secretario personal de Cabeza de Vaca se enfocan en la apariencia física del aborigen, como es la costumbre en muchos textos coloniales.39 Más exactamente, se observa su fascinación por lo «distinto» del cuerpo indígena: [L]as orejas tienen horadadas y tan grandes, que por los agujeros que tienen en ellas les cabe un puño cerrado, y traen metidas por ellas unas calabazuelas medianas, y contino van sacando aquéllas y metiendo otras mayores; y ansí las hacen tan grandes, que casi llegan cerca de los hombros, y por esto les llaman los otros indios comarcanos orejones, y se llaman como los ingas del Perú, que se llaman orejones (248).

La abundancia de detalles sobre esta práctica inusual para los europeos revela el gran interés que genera. Además, se señala con frecuencia que «andan desnudos», lo cual denota una diferencia corporal visible respecto a los españoles, a pesar de que el juicio de valor no es explícito (es decir, no se

38 Esta diferenciación entre los grupos étnicos es excepcional en un contexto en el que se suelen generalizar las «propias y singulares identidades históricas» de los pobladores originarios de América bajo la etiqueta de «indígenas» (Quijano 2000: 221). 39 Ver Spurr (1993) para un análisis poscolonial del cuerpo colonizado (caps. 3, 5 y 8).

02.indd 110

07/08/2013 12:49:13

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

111

especifica la reacción del europeo ante el estado de desnudez de los autóctonos). De este modo, como plantea Derrida, la escritura «marca una frontera» entre el «yo»/«nosotros» y los demás (1967: 167-168).40 Asimismo, a diferencia de la Relación general, al relatarse los eventos bélicos en los Comentarios se pone más énfasis en el aspecto estético de la escena que en las acciones de Cabeza de Vaca: [E]ra cosa muy de ver cómo iban todos pintados de almagra y otras colores, y con tantas cuentas blancas por los cuellos, y sus penachos, y con muchas planchas de cobre, que, como el sol reverberaba en ellas, daban de sí tanto resplandor que era maravilla de ver, los cuales iban proveídos de muchas flechas y arcos (193; énfasis mío).

Se nota aquí cierto placer suscitado por lo espectacular de este rito indígena. El autor expresa curiosidad por el tratamiento particular que los pueblos originarios hacen del cuerpo e incluso echa mano del famoso concepto de maravilla, el cual discutí en el primer capítulo. Un encanto similar queda manifiesto en otro pasaje sobre la tremenda violencia de los aborígenes hacia el cuerpo del cautivo durante sus actos de canibalismo: «[T]eniendo a los prisioneros por los cabellos, con tres o cuatro refregones que les dan, corriendo la mano por el pescuezo y torciéndola un poco, se lo cortan, y quitan la cabeza, y se llevan en la mano, asida por los cabellos»; «y aunque van corriendo, muchas veces lo suelen hacer así tan fácilmente como si fuese otra cosa más ligera» (199). La profusión de datos y la precisión de la escena demuestran la atracción del narrador por estos hábitos grotescos y su sorpresa ante la relativización de la crueldad por parte de los indígenas. A la ya mencionada curiosidad se añade una sensación de repugnancia que tiene la virtud de funcionar como elemento definidor del límite entre la cultura propia y la de los Otros, tal como explica Mary Douglas en su magnífico libro Purity and Danger: An Analysis of Concept of Pollution and Taboo (1966).41 Así, los gestos bárbaros de los amerindios se pueden usar para clasificarlos como seres despreciables y, por tanto, excluirlos de la cultura cristiana/occidental/racional como iguales y al mismo tiempo incluirlos, a través de la conversión, en una posición subalterna dentro del esquema de subyugación de la sociedad naciente. Los comentarios ambiguos sobre el salvajismo y la brutalidad de los autóctonos siempre alternan con el elogio de su docilidad. En otras palabras, según Spurr, dicha escritura «is drawing lines» (1993: 164). Ver la sec. 4 de mi cap. 3 para más información sobre las teorías expuestas en el libro de Douglas. 40 41

02.indd 111

07/08/2013 12:49:13

112

VISIÓN PERIFÉRICA

No se debe olvidar que la representación de los indígenas depende a menudo de la experiencia de los españoles con la tierra americana. En efecto, se realiza frecuentemente un proceso de naturalización del aborigen, que Spurr analiza en The Rhetoric of Empire: Colonial Discourse in Journalism, Travel Writing, and Imperial Administration (1993).42 Durante dicho proceso los rasgos del indígena se asocian con la calidad del terreno y viceversa: por ejemplo, en palabras de Hernández, a orillas de los ríos Iguazú y Piqueri está «la más fértil tierra del mundo» y habita «toda gente muy doméstica y amiga de cristianos» (172). Se yuxtapone, además, una visión mercantilista al precisarse que se pueden instalar ingenios de azúcar y que se hallan indicios de riquezas materiales: «[S]egún la manera de la tierra, se tiene por cierto que si minas de plata ha de haber, ha de ser allí» (172). La naturalización del autóctono y la concepción comercial de su territorio no son los únicos asuntos que se abordan en el texto de Hernández. En el capítulo 23 se alude a la inclinación de los guaraníes a la traición: «[S]uelen hacer mayores traiciones y maldades si con ellos se tiene algún descuido y confianza; y ansí, suelen hacer de las suyas» (194). De hecho, se repiten a lo largo de la obra los tres tópicos que aparecen en los primeros escritos portugueses sobre el Brasil, según aclara Felipe Eduardo Moreau respecto a las cartas de Manuel da Nóbrega y José de Anchieta: el canibalismo, la poligamia y la inconstancia de los indígenas. Tal vez sin sospecharlo, el autor de los Comentarios proporciona también una valiosa fuente de información sobre la resistencia amerindia. Surgiendo como una fisura en el discurso omnipresente de reciprocidad voluntaria entre europeos e indígenas, el relato de las rebeliones de los principales Aracaré y Tabaré, que ocurrieron en 1542, sugiere que dicho discurso tiene una base histórica discutible. En los Comentarios y la Relación general, como cabe esperar, no se mencionan los motivos que llevaron a Aracaré y a su gente a levantarse contra los españoles. Solo se da a entender que su movimiento acontece in medias res, como una noticia lejana, provocando escándalos e interrumpiendo la paz establecida con actos de violencia gratuita. Se procede entonces contra Aracaré, declarado enemigo público, ejecutándolo. En los Comentarios el tono es sumamente legal:

42 «Colonial discourse may be said to naturalize in both of these senses: while it identifies a colonized or primitive people as part of the natural world, it also presents this identification as entirely “natural,” as a simple state of what is, rather than as a theory based in interest» (157).

02.indd 112

07/08/2013 12:49:13

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

113

Y vistos los daños tan notorios que el dicho Aracare indio había hecho y hacía, y cómo estaba declarado por enemigo capital, con parescer de los oficiales de Vuestra Majestad y religiosos, mandó el gobernador proceder contra él, y se hizo el proceso, y mandó que a Acarare le fuesen notificados los autos, y así se lo notificaron, con gran peligro y trabajo de los españoles que para ello envió [...] y hecho y fulminado el proceso conforme a derecho, fue sentenciado a pena de muerte corporal, la cual fue ejecutada en el dicho Acarare indio, y a los indios naturales les fue dicho y dado a entender las razones y causas justas que para ello había habido (215; énfasis mío).

Según esta retórica, las «causas justas» legitiman cualquier tipo de acción contra este jefe aborigen. Sin embargo, Juan Carlos Garavaglia propone otra interpretación cuando explica que los españoles explotaban a los amerindios al obligar a los varones a ocuparse de tareas reservadas a las mujeres durante las expediciones por tierra y al no proveer nada a cambio de los bienes que estos debían entregarles (1999: 8). Aracaré y sus hombres estarían simplemente respondiendo a una evidente situación de abuso. En las obras de Hernández y Cabeza de Vaca, como consecuencia de la ejecución de Aracaré, sus hermanos Tabaré y Guazari (o Atabare y Guazani) toman las armas para vengarse. No obstante, se le encarga a Irala que intente hacer las paces con ellos antes de recurrir a la represión física. Los indígenas, aparentemente agotados por la guerra con los españoles (lo cual insinúa que sí hubo conflicto armado), se rinden. En la versión de Hernández los «vencidos» reconocen la superioridad europea y ofrecen «de nuevo la obediencia a Su Majestad» (224). Para confirmar la tregua, el jerezano les regala dádivas a ambos principales, quienes se van «muy alegres y contentos» (224). Se vuelve así al discurso del buen tratamiento. A pesar de esta retórica de la reconciliación, parece que la relación entre indígenas y españoles no era tan idílica ni consensual como se presenta aquí. De hecho, se produjeron numerosas rebeliones después de esta, algunas de las cuales pusieron en peligro la colonización europea: «Resistance increased after Domingo Martínez de Irala instituted the first grants of encomienda in 1555, which provoked uprisings and rebellions. Some of these movements, such as the uprisings of 1556 and 1575-1579, seriously jeopardized the European colonization of Paraguay» (Garavaglia 1999: 15). Obviamente, no se expresa en los textos de Hernández y Cabeza de Vaca la perspectiva de los autóctonos; ni siquiera se les hace hablar en estilo directo.43 Según la tesis titulada «Práticas letradas guarani: produção e usos da escrita indígena (séculos XVII e XVIII)» (2005) de Eduardo Santos Neumann, los guaraníes de las 43

02.indd 113

07/08/2013 12:49:14

114

VISIÓN PERIFÉRICA

Habrá que esperar hasta el siglo XIX para que Juan Zorrilla de San Martín escriba un poema épico titulado Tabaré (1888), reconocido hoy como una «ficción fundacional» del Uruguay, en parte por su representación elogiosa de la resistencia charrúa. Se debe, sin embargo, tener en cuenta que se trata de una interpretación romantizada, de tendencia nacionalista, como nos recuerda Sommer en Foundational Fictions: The National Romances of Latin America (1991).44 Solo basta mencionar, por ejemplo, que en esta historia de amor se inventa el origen mestizo del protagonista.45 Volviendo al contexto del siglo XVI, Adorno y Pautz, siguiendo a Rodríguez Carrión (1985: 103), explican que la inserción de los episodios sobre las rebeliones de Aracaré y Tabaré en los Comentarios y la Relación general sirve para contradecir las acusaciones contra Cabeza de Vaca sobre su maltrato de los indígenas y el caso particular de la ejecución de Aracaré (1999: III, 111). Su función también consiste en confirmar el control del gobernador sobre los autóctonos (cuando hacen las paces) y a la vez probar con el «mal ejemplo» el servicio que le rinde al rey. Es indiscutible, pues, que el imperio necesita desacuerdo para mejor explayarse, como plantea Greenblatt en «Invisible Bullets: Renaissance Authority and Its Subversion, Henry IV and Henry V» (1994). Es consabido que el poder, para consolidarse y hacerse perceptible, tiene que mostrarse; es decir, es menester que haya actantes sociales que, exhibiéndose en principio como oponentes, finalmente cumplan con el papel de ayudantes. En otras palabras, la autoridad se nutre de la subversión.46 Precisamente, en el Renacimiento europeo la Corona ejecuta sus actos de represión mediante formas muy elaboradas de teatralidad y logra representar su suprema potestad rectora con marcada fuerza expresiva; ejemplo de ello son los autos de fe escenificados por la Inquisición.47 Al contener públicamente las manifestaciones de reducciones del Paraguay, al igual que los incas, se apropiaron de la escritura para sus estrategias de negociación, produciendo las protestas redactadas en 1702-1704. Dicha escritura se podría definir, pues, como una forma de comunicación «legal» con la administración colonial. 44 En este estudio Sommer hace una lectura de Tabaré en función de su relevancia como obra de ficción fundacional para la cultura uruguaya. Analiza, por ejemplo, la significación de las características raciales de Blanca (1991: 245). 45 Ver Anderson Imbert (1970 [1954]: 350). Verdesio insiste en que Zorrilla de San Martín avanza la «hipótesis de la inevitable desaparición de los charrúas debido a su falta de aptitud para la vida civilizada» (2005: s.p., n. 13). 46 Ver también Foucault (1975) y Eco (2011). 47 Ver Kamen (1997: 80-81) para una descripción del auto de fe dirigido por Felipe II en Valladolid el 8 de octubre de 1559.

02.indd 114

07/08/2013 12:49:14

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

115

rebeldía o herejía, el sistema monárquico muestra su soberanía infalible y se impone el castigo. Así, la etapa de Cabeza de Vaca como náufrago y máximo representante del «discurso del fracaso», como lo califica Pastor, está bien lejos. Las instancias de rebeldía no son más que interrupciones manejables dentro de la empresa conquistadora y se responde a ellas con toda la potencia del aparato legal.48

3. De los Naufragios a los Comentarios: continuidades y rupturas De este análisis se puede deducir por qué la narración de las desventuras de Cabeza de Vaca a través de lo que es hoy el sur de los Estados Unidos y México ha gozado de una profusión de estudios críticos. No cabe duda de que los Naufragios se prestan más a las lecturas antropológicas y culturales que se favorecen desde los años 1960 (Pupo-Walker, Pastor, Spitta, etc.), las cuales enfatizan sobre todo el carácter transcultural de esta obra y la aparente inversión de roles entre conquistadores y conquistados.49 También es impor48 De hecho, hay pocos momentos en los que la subyugación de los autóctonos no se puede ejercer. Sin embargo, a veces el discurso imperial y los intentos de evangelización se rinden ante la realidad cuando la tarea de cristianizar a ciertas tribus nómades se hace imposible: en palabras de Hernández, «deseoso el gobernador de atraerlos a nuestra santa fe católica, preguntó a los clérigos y religiosos si había manera para poder industriar y doctrinar aquellos indios. Y le respondieron que no podía ser, por no tener los dichos indios asiento cierto, y porque se les pasaban los días y gastaban el tiempo en buscar de comer [...] y que sería por demás el trabajo que en ello se pusiese, porque no podrían venir ellos ni sus mujeres e hijos a la doctrina, ni los religiosos estar entre ellos, porque había poca seguridad y menos confianza» (208-209). 49 Ver Spitta (1995: cap. 1), como ya mencioné. No obstante, se podría intentar matizar la postura sobre la existencia de la transculturación en los Naufragios por distintas razones. Si bien Cabeza de Vaca pudo haber manipulado ciertos códigos de la cultura indígena, es probable que lo hiciera por motivos pragmáticos. Puesto que su supervivencia dependía de su relación con los amerindios, puede que se viera obligado a actuar en función de las leyes establecidas por la sociedad autóctona, pero esto no implica necesariamente que tuviera que adaptarse completamente a las costumbres de dicha sociedad. Tampoco es viable pensar que creyera realmente en las prácticas religiosas de los aborígenes. Por lo tanto, sugiero que la ilusión de transculturación corresponde a una estrategia voluntaria para alcanzar una meta específica. Además, aunque se perciben una desmitificación de la conquista y una inversión de valores, el autor-narrador nunca llega a poner en tela de juicio su pertenencia al patrimonio europeo. Por consiguiente, a mi modo de ver, los Naufragios no reflejan los procesos definitivos de desculturación y neoculturación que Ortiz había articulado como parte del fenómeno general de transculturación.

02.indd 115

07/08/2013 12:49:14

116

VISIÓN PERIFÉRICA

tante el que se haya podido recuperar en la academia norteamericana como parte del canon sobre la historia regional. Otro aspecto significativo es que el texto de Hernández no tiene el mismo valor autobiográfico que los Naufragios: «El hecho de que hayan sido dictados a su secretario Pero Hernández, sin que sea posible estimar la medida en que su mano interfiere, ha producido el desinterés con que la crítica considera esta obra» (Urbina 1996: 3351). Tampoco llaman la atención las descripciones del espacio geográfico y sus habitantes que aparecen en los Comentarios. En lugar de comparar ambos escritos en términos valorativos (es decir, por qué uno es «mejor» o «más interesante» que el otro), prefiero examinar las interconexiones que existen entre ellos. Las semejanzas pueden ejemplificarse de manera evidente en la capa textual que compone el discurso sobre el supuesto buen tratamiento de los indígenas. En este sentido, concuerdo con Pedro Lastra y José Leandro Urbina cuando proponen cierta unidad literaria entre ambas obras, a pesar de sus diferencias. Por ejemplo, como indica Urbina acerca del ambiente que construyen, el capítulo 2 de los Comentarios, de modo similar a los Naufragios, «introduce de lleno lo sobrenatural con el relato del milagro del grillo que salva a las naves de Cabeza de Vaca de perecer contra unos roqueríos. De ahí en adelante, todas las entradas del gobernador por tierra de indios tendrán el mismo tono mesiánico» (1996: 3351). A esta altura del presente capítulo, queda claro por qué el análisis de los Comentarios permite arrojar nueva luz sobre la tendencia supuestamente «proindia» de los Naufragios. Según Pastor, las implicaciones políticas e ideológicas de la narración de Cabeza de Vaca eran tan evidentes que algunos defensores de los amerindios, como el obispo Juan de Zumárraga, se refirieron a ella para demostrar que se debía prohibir la guerra contra los pueblos originarios de América (1988 [1983]: 325). La crítica española ve en el Cabeza de Vaca de los Naufragios el desmitificador del modelo de conquistador por excelencia. En cambio, el protagonista de los Comentarios no necesita adaptarse a la cultura autóctona para sobrevivir y hasta logra mantener su posición de autoridad. Por lo tanto, el concebir los Naufragios como parte de un proyecto mayor que incluye también los Comentarios nos ayuda a entender la tarea colonizadora de Cabeza de Vaca como una empresa común con distintas variantes, de acuerdo con las condiciones dadas. Además, se podría sostener que ambos textos se valen de una mirada retrospectiva y una actitud testamentaria de tipo justificatorio. Recordemos de nuevo que la edición de los Naufragios de 1555 es producto de una serie de versiones anteriores y que su propósito más explícito es la obtención de un

02.indd 116

07/08/2013 12:49:15

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

117

cargo prestigioso como recompensa de los servicios rendidos al rey.50 Así, es posible que al ser publicada junto con los Comentarios sirva para apoyar su argumento principal. Dicho posicionamiento atribuye entonces cierta continuidad ideológica a estos dos relatos. En los Naufragios, y aún más en los Comentarios, se hallan evaluaciones administrativas y legales recurrentes, insinuaciones sobre la ineptitud o los propósitos errados de otros líderes.51 En este marco, el uso del Requerimiento en los Comentarios, aunque puramente formulario, es un acto de lenguaje que la instancia narrativa emplea para respaldar y legitimar sus acciones así como la autoridad del rey. Se nota en ese gesto una incipiente y progresiva mentalidad burocrática. Con el recurso a lo legal se termina de establecer la figura de Cabeza de Vaca como fiel vasallo del rey y ejecutor de su voluntad, modelo heroico que corresponde perfectamente al momento histórico de consolidación colonial.52 Escritas desde la lógica conquistadora, estas obras son también una toma de posición que afirma lo religioso como elemento central para conservar el eje ético que asegure la supervivencia del aparato imperial. En su dedicatoria al infante Don Carlos, el autor le pide «recoger con grande clemencia y amor [...] tantas gentes como Dios va sacando a la luz del Evangelio de Jesucristo» (148). Reitera tal propósito con su (auto)retrato como figura de santo, la cual coexiste sin aparentes contradicciones con el rol jurídico. Si en los Naufragios se va autoconstruyendo explícitamente como un personaje mesiánico al que siguen multitudes hacia el final del texto, en los Comentarios los autóctonos que tienen noticias de su bondad lo esperan en los caminos. Se trata de una combinación de dos posturas políticas bajo una misma ideología: una que resalta sus sufrimientos y esfuerzos al servicio del rey, otra que recuerda la noción de misión civilizadora y ejemplar que fundamenta la conquista. En conclusión, se podría considerar que ya aparecen en los Naufragios varios elementos que se irán acentuando en los Comentarios, lo que revela en estos discursos periféricos la transición del papel de explorador al papel de funcionario. Más importante aún, el estudio de los Comentarios permite revaluar la naturaleza política de los Naufragios y reexaminar los mitos que este Es decir, la relación conjunta de 1537 y la edición de 1542 de Zamora. Ver el cap. 4 de los Naufragios sobre los desacuerdos del autor-narrador con Narváez y los caps. 75-76 de los Comentarios sobre la traición de Irala. 52 Aunque no se trate de textos ficcionales propiamente dichos, se confirma la tesis de González Echevarría: «Writing is bound to the founding of cities and to punishment» (1998 [1990]: 3), es decir, que hay «a variety of beginnings at the origin, the most powerful being the language of the law» (4). 50 51

02.indd 117

07/08/2013 12:49:15

118

VISIÓN PERIFÉRICA

escrito ayudó a crear. La lectura conjunta nos invita a cuestionar, sobre todo, la imagen de Cabeza de Vaca como defensor de los indígenas y crítico del sistema colonial español, imagen fomentada por una serie de interpretaciones interesadas y que permanece hoy en el imaginario popular de América Latina.

4. Análisis de algunos documentos del Archivo General de Indias En el Archivo General de Indias se encuentran algunos manuscritos inéditos (o poco leídos) de viajeros menos conocidos que aportan una visión complementaria del universo rioplatense de aquella época. Entre otros, la relación de Francisco Ortiz de Vergara sobre su viaje al Río de la Plata (Patronato, 29, R. 19), redactada en 1565, es de interés, ya que relata sus exploraciones de la región en 1540 en compañía de Cabeza de Vaca. Su descripción del territorio corresponde al típico elogio de la fertilidad que forma parte del ya mencionado discurso de la abundancia americana: «La tierra que ay desde el desembarcadero a Sancta Cruz [Brasil] es llana y en munchas partes ay anegadizos, yslas y Rasos y partes de muy buenas tierras: eneste camino no ay poblado pueblo alguno mas que munchas muestras que halle de aver avido poblaciones» (2); añade que las tierras son «muy bien asombradas y al parescer fertiles» (2) y que el área «tenia munchas y muy buenas aguas y munchissimos pescados y muy graciosas tierras Para sembrar» (5). Al mismo tiempo, el escenario idílico se ve contaminado por las condiciones difíciles de la expedición y cierto sentimiento de desencanto hacia la falta de metales preciosos: «[U]n soldado me traxo un pedaço de metal que parescía pura plata y en el peru como lo vieron me dixeron que era plomo» (2). Dadas las circunstancias, se acentúa la atmósfera de peligro y amenaza causada por los aborígenes. Primero, los episodios de canibalismo ya no se ven como simples actos de venganza sino como meta final de la guerra: [A]vian muerto y comido toda aquella gente que de alli faltava, porque enaquellos tiempos su comida principal desta nacion era carne humana y la que ellos en mas tenian en especial tomada en guerra y su principal intento de hazer estas conquistas y guerras era Para este effecto y ansi como salteadores Andavan por los bosques (2).

El lugar preponderante que ocupa la práctica caníbal según este pasaje es claramente perturbador para los españoles. Además, los métodos de guerra indígenas aterrorizan a los conquistadores, tal como en la crónica de Carvajal: los autóctonos «que eran sentidos dan en el tanto flechazo [...] tocando

02.indd 118

07/08/2013 12:49:15

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

119

atambores y trompetas» (6). No obstante, Ortiz de Vergara cierra su relato de manera conveniente al asegurar la vuelta del orden y la superioridad militar de los europeos: «Parescionos Acometelles Por una Parte la mitad de la gente metiendo mano a las espadas Porque se acercava tanto a nosotros» (6); y prosigue: «[Y]o con la mitad de la gente acometi y fue dios [...] tan cerca y nuestras ganas eran tan buenas [...] que los rrompimos tomando a manos algunos [...] y ansi ellos [...] en todo el viaje nunca mas me salieron mas» (6). De este modo, los gestos de violencia perpetrados por los amerindios, ya sea en las obras de Ortiz de Vergara, Carvajal, Cabeza de Vaca o Hernández, casi siempre terminan neutralizados, perdiendo así su poder amenazante. Otro documento digno de atención es la relación del portugués Juan Pinto (Patronato, 29, R. 36), escrita en 1585, sobre el viaje que hizo al Río de la Plata con el adelantado Juan Ortiz de Zárate. Aquí se vuelve a insistir en las dificultades que experimentaron los miembros de la expedición, pero es interesante señalar que se trata de una valiosa narración de primera mano sobre la amenaza de los piratas ingleses en la región rioplatense. Aunque la presencia de los portugueses en Buenos Aires ya era legal debido al tratado de unión firmado entre España y Portugal en 1580 (Rock 1987 [1985]: 24), al ser un lugar estratégico para el comercio entre Potosí y el Brasil, el puerto se veía constantemente asaltado por corsarios de otras naciones que atacarían luego el Perú (27). Pinto describe entonces con horror su segundo viaje a aquel reino durante el cual peleó con piratas ingleses (1585: 7), quienes lo tomaron preso y lo llevaron a Londres. Este documento confirma, pues, el sentimiento de miedo, muy intenso en aquel período, ante las invasiones extranjeras en un contexto periférico. 5. Repercusiones literarias: Cabeza de Vaca visto por Martín del Barco Centenera y Ruy Díaz de Guzmán Finalmente, me propongo examinar el efecto que han tenido las distintas manifestaciones de la escritura periférica en torno a la segunda expedición de Cabeza de Vaca en la producción cultural posterior. Me enfocaré, primero, en el impulso de glorificación de una zona marginada a través de la resemantización de esta aventura en Argentina y conquista del Río de la Plata o La Argentina (1602) de Barco Centenera,53 obra en octavas reales que pertenece al corpus de la poesía fundacional rioplatense. Mi análisis textual mostrará Este libro salió de la imprenta de Pedro Crasbeeck, donde se publicó la Primera parte de los Comentarios reales (1609) del Inca Garcilaso. 53

02.indd 119

07/08/2013 12:49:15

120

VISIÓN PERIFÉRICA

cómo el tratamiento de la figura de Cabeza de Vaca se va transformando en función de las circunstancias (como demuestra Jaroslav Pelikan con respecto a la imagen de Jesucristo a través de los siglos)54 y, sobre todo, de qué manera el discurso periférico, al igual que todo discurso, adquiere connotaciones distintas de acuerdo con los objetivos de su autor. Para abordar estas dos cuestiones, será imprescindible estudiar, además, la relación entre la poesía y la prosa de la época, particularmente del siglo XVII. Es evidente que la figura de Cabeza de Vaca desempeña un rol fundamental desde los inicios de las letras coloniales sobre el Río de la Plata. Willis Knapp Jones nos informa de que la primera obra de teatro escrita allí tiene precisamente como tema la segunda expedición del jerezano a América: The first dramatic performance in the River Plate region of which we have record occurred during the Corpus Christi celebration of 1544 when Padre Juan Gabriel Lezcano appeared as a sheperd in his own play at the Cathedral of Asunción. Though it was the typical «pastores» play of Spain, it had its local color, for it sided with the seditious colonists and sneered at the recently deposed Adelantado, Álvar Núñez Cabeza de Vaca, whom the author called a «scurvy wolf» (1941: 79).

Así, desde temprano, Cabeza de Vaca se utiliza como personaje político para participar en el polémico debate entre los «leales» monárquicos y los rebeldes. Unos años más tarde el relato se recicla de nuevo en la ya mencionada obra de Barco Centenera, donde se expone con tono didáctico la historia colonial del área a partir del origen de los pueblos amerindios hasta «la gran victoria que tuvieron los portugueses contra el Señor de Mitiley» en el canto 28. Una marcada tendencia en la crítica literaria en torno a este poema épico consiste en considerarlo como un texto de poco valor poético y cuyo interés reside básicamente en la abundancia de datos históricos que ofrece.55 Delfín

54 Pelikan sugiere que en la historia de las imágenes de Jesús, una de las figuras más destacadas de la cultura occidental, «it is not sameness but kaleidoscopic variety that is its most conspicuous feature» (1985: 2). En efecto, «it has been characteristic of each age of history to depict Jesus in accordance with its own character» (2). 55 Según Verdesio, «en tanto que en La Araucana la forma escogida (poema épico) era un elemento fundamental en la producción de sentido, en La Argentina el sesgo “poético” está prácticamente ausente. En opinión de varios críticos, entre ellos Ricardo Rojas, lo que fue escrito en octavas reales bien podría haberse expresado en mera prosa, sin que el sentido final y (lo que es más importante) el estilo se hubieran alterado mayormente. Creo que no es forzar demasiado las cosas si se adscribe este texto a la clase correspondiente a las Historias, sin olvidar, claro, su carácter híbrido desde el punto de vista de la tipología textual» (1993: 345).

02.indd 120

07/08/2013 12:49:16

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

121

Leocadio Garasa, por ejemplo, afirma: «Un clérigo poeta, tan mal clérigo como mal poeta, llamado Martín del Barco Centenera, escribió una crónica en verso, —no alcanza a ser poesía— sobre la conquista de esta zona» (1965: 364).56 Tal vez a causa de estos juicios la obra pertenece a «un corpus olvidado», en palabras de Verdesio (1993: 345). A diferencia de lo que opinan estos críticos, quisiera plantear que La Argentina, aunque no presenta la misma destreza estilística que otros poemas coloniales, tiene una función poética, o sea que la elección de su género no es fortuita. Obviamente, no se puede negar que el autor tiende a poner énfasis en los hechos que refiere, prestando más atención al contenido que a la forma. Al ser contemporáneo de los conquistadores, tiene el privilegio de relatar eventos que «[d]e vista muchos son, otros oídos, / que vine a descubrir yo preguntando» (1998 [1602]: vv. 19-20). Asimismo, este texto no corresponde al concepto tradicional (es decir, intimista y romántico) de la poesía, según el cual «[g]enau umgekehrt ist es der Dichtung wesenhaft, die Worte zu erleben in ihrer unangetasteten Sinnfülle und Bildträchtigkeit: das Anschauen hat das Übergewicht über das Begreifen, das Bild den Vorrang vor dem Begriff [...] etwas wie ein stimmungsgetragenes Bild geweckt» (Pfeiffer 1949 [1934]: 20), lenguaje que, al contrario del científico y del filosófico, es intraducible (12). No obstante, según mi lectura, el escrito de Barco Centenera es de central importancia gracias al «plus» que le proporciona la licencia poética.57 En efecto, su representación del imaginario fantástico de los conquistadores es una contribución importante que las crónicas no llegaron a incorporar del todo, quizás por las limitaciones que impone un género cada vez más verista. Primero, cabe subrayar que en La Argentina se les otorga al Río de la Plata y a sus habitantes un estatus mucho más excepcional que en la Relación geneSin embargo, Garasa reconoce la importancia de este poema épico para la construcción de la identidad argentina: «Como era la época renacentista, época de gran prestigio del latín, tradujo al latín el nombre de nuestro Río de la Plata. En latín “plata” se dice “argentum” y así tituló su libro La Argentina. El libro fue impreso en 1602 y allí ya se habla de “río argentino”, “tierra argentina”, “gobierno argentino”. Otros escritores adoptaron el toponímico y así empezó a cundir, al impulsor conjuro de la poesía, el nombre con que nuestra tierra sería designada en el futuro. Claro está que el término poético “Argentina” era impreciso y no correspondía a los límites actuales de la República Argentina, la cual se extiende entre el Océano Atlántico y la Cordillera de los Andes, entre las selvas tropicales y la zona de los hielos eternos [...]. [N]adie pensó entonces que este nombre cultista y un tanto presuntuoso estaba ya marcando nuestro destino futuro» (364-365). 57 Si bien muchas narraciones en prosa se refieren a elementos que se consideran hoy como fabulosos (los gigantes en la obra de Antonio Pigafetta o las amazonas en la de Carvajal), no cabe duda de que la licencia poética permite una libertad mayor. 56

02.indd 121

07/08/2013 12:49:16

122

VISIÓN PERIFÉRICA

ral y los Comentarios, colocándolos al mismo nivel que los centros de los virreinatos de la Nueva España y del Perú, cuyos tesoros seguían ejerciendo un enorme poder de fascinación sobre los europeos. Desde el inicio del primer canto, la voz poética anuncia que se propone rescatar la historia del «indio Chiriguana», «el ser tan olvidado / del argentino reino» (vv. 3-4), por lo que apela a una figura tan consagrada como el «Gran Apolo» (v. 4). Después de mencionar brevemente el prestigioso «Perú de fama eterna y estendida / por sus ricos metales por el mundo» (vv. 25-26) y «la Potosí imperial» (v. 27), se detiene en el mito fundacional de los indígenas del Río de la Plata, sobre todo los tupí-guaraníes. Llama la atención el hecho de que se ubique su lugar de origen en Extremadura, estableciendo así relaciones de parentesco con los propios españoles. Pero «expulsos de la tierra» (v. 113), se ven obligados a viajar al Brasil. Entre ellos se encuentran los hermanos Tupí y Guaraní, quienes, después de una riña, dan principio a dos grupos de descendientes distintos. Esta no es sino una de las versiones de la famosa disputa que también coincide con una leyenda tupí, a la que se le ha añadido el vínculo con España, seguramente para aumentar el renombre de este pueblo.58 En el segundo canto, dentro del mismo contexto elogioso, se pasa a la descripción de la grandeza natural del Río de la Plata. Basta señalar que se compara con el Nilo, río de incuestionable carga mítica al cual incluso supera: Del rio Nilo escriuen sscriptores Lo mesmo pero es tanta la grandeza De aqueste y de sus braços, que mayores Los juzgo que no estiman la braueza Del Nilo en tanto grado los autores, Y si del Nilo fuera la estrañeza Tan grande como deste, y se escriuiera Al mundo admiracion mayor pusiera (vv. 465-472).

Los términos hiperbólicos saltan a la vista: «tanta la grandeza», «en tanto grado», «tan grande», etc. Así, el escenario de la Relación general o los Comentarios se extrae de su condición periférica para atribuirle una centralidad «Una vieja leyenda habla de la existencia de dos hermanos, Tupí y Guaraní, que llegaron a la selva brasileña procedentes de una tierra misteriosa del otro lado del mar. Fundaron en su nuevo hogar la toldería y sembraron la tierra. Ahí vivieron en paz por algún tiempo, hasta que las disputas entre sus esposas hicieron imposible que los dos hermanos continuasen juntos. El mayor de ellos, Tupí, quedó en la región del Mato Grosso. Guaraní emigró hacia el sur y fundó la nueva raza que se extendió por el actual Paraguay. En esta forma explica el propio guaraní su parentesco con el tupí» (Cadogan 1970 [1965]: 13). 58

02.indd 122

07/08/2013 12:49:16

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

123

épica. Por otro lado, no deja de sorprender que en el quinto canto, dedicado enteramente a las hazañas de Cabeza de Vaca, se haga una larga digresión sobre el gran Mojo (o Moxo), «Señor del Paytití» (vv. 1617-1704), a pesar de que no se aluda a él ni en el texto del jerezano ni en el de Hernández. La inclusión de este pasaje supuestamente verídico —«no es negocio fabuloso» (v. 1622); «y es sabido / muy cierto su valor y su nobleza» (vv. 1690-1691)— justo después de una presentación somera de Cabeza de Vaca tiene sin duda una función política, la de enaltecerlo en el marco de la polémica entre este y sus adversarios como Irala. En efecto, se sugiere que el Adelantado habría tenido el honor de descubrir las riquezas del «Argentino» si no hubiera sido por las condiciones difíciles de la empresa, donde se unen con un ritmo acelerado «la gran miseria», «trabajos», «infortunios», «laceria», «hambre y sed» (vv. 1577-1580) y hasta «la rabiosa muerte» (v. 1607), tal como relatará más tarde Manuel Mujica Láinez. Este episodio contribuye, entonces, a la construcción cumulativa del jerezano como héroe ejemplar, que correspondería al modelo cortesiano si hubiera podido llevar a cabo la conquista deseada. Una vez más, el señor del Paytití se asocia estrechamente con el mito de El Dorado.59 La primera señal que revela dicha asociación es que se presenta «reluciente» de plata y oro (v. 1621), y posee objetos de mucho valor, como los «cántaros de oro a maravilla» que riman con la «gran vajilla» (vv. 16231624). La repetición del término oro será, de hecho, muy frecuente, a veces dentro de la misma estrofa. Luego se agrega que «[e]n una gran laguna este habitaba» (v. 1625) y se sigue insistiendo en la presencia de una laguna (vv. 1629, 1644, 1645, 1898). Como ya mencioné, la aparente fábula se formó en torno a una antigua leyenda indígena, según la cual antes de la llegada de los españoles una tribu, durante una ceremonia ritual, ofrecía oro y otros metales preciosos a su cacique llamado El Dorado, quien entraba cubierto de polvo de oro en la laguna Guatavitá para rendirle homenaje. Se puede constatar, entonces, la afirmación de Pastor respecto a las connotaciones de dicho mito: El Dorado se convirtió con el paso del tiempo en sinónimo de cualquier territorio lleno de riquezas abundantes (1988 [1983]: 268). A continuación, se destaca la arquitectura del palacio, que parece sacado de una novela de caballerías, mediante un lenguaje inflado sumamente adecuado para asignarle un carácter casi divino, hasta milagroso: «[S]e formaba / un isla de edificios fabricados / con tal belleza y tanta hermosura / que exceden a la humana compostura» (vv. 1629-1632). En la estrofa siguiente Existen ortografías alternativas como Paititi y Paitití. Conviene precisar que este mito articula una zona fronteriza entre el territorio controlado por los incas y las tierras de los chiriguanos. 59

02.indd 123

07/08/2013 12:49:17

124

VISIÓN PERIFÉRICA

predomina el campo semántico de lo urbano/civilizado: «casa [...] labrada / de piedra blanca» (vv. 1633-1634), «dos torres muy altas» (v. 1635), «un poste [...] derecho» (v. 1638) y «dos vivos leones a sus lados, con sus cadenas de oro aherrojados» (vv. 1639-1640). Es posible que la rima de «hechura» (v. 1658), «compostura» (v. 1660) y «hermosura» (v. 1662) unas estrofas más abajo no sea fruto del azar: se emplea probablemente para enfatizar la belleza refinada del lugar. En cuanto a la plaza, acusa una fuerte influencia árabe, con sus fuentes y su frescura que se mantiene en verano (vv. 1649-1656), lo cual recuerda de manera explícita la referencia a las casas de Moctezuma en la Segunda carta de relación de Cortés.60 Además, el señor del Paytití reúne todos los atributos del noble cortesano, incluidos la fineza y el poder sobre sus súbditos; dichos atributos son eficazmente realzados por la rima entre «riqueza» (v. 1689), «nobleza» (v. 1691) y «destreza» (v. 1693). En pocas palabras, se parece a un rey del Viejo Mundo ubicado en un centro civilizado. Es esta insistencia en un oasis urbano lo que marca una enorme diferencia con el escenario de la Relación general o los Comentarios y le concede un carácter respetable, capaz de hacer olvidar el hambre y la pobreza material. No es difícil deducir que la alusión a la geometría simétrica del palacio en La Argentina crea una imagen de orden y civilización, imprescindibles para que el público lector europeo de la época admire un sitio específico.61 Vale la pena añadir que el hombre «fabrica» la naturaleza misma en esta escena (véanse los árboles plantados en el v. 1652, por ejemplo), de modo que es mucho más manejable que el ámbito hostil e impenetrable de la selva. La licencia poética no podría quedar más patente: mientras que los relatos de Cabeza de Vaca y Hernández son más realistas, relegando los prodigios a selectos casos naturales (como Iguazú) o la destreza del gobernador, en esta obra poética surge de la nada una maravilla urbana, hecha por el hombre, 60 «Tenía así fuera de la cibdad como dentro muchas casas de placer y cada una de su manera de pasatiempo tan bien labradas como se podría decir y cuales requerían ser para un gran príncipe y señor. Tenía dentro de la cibdad sus casas de aposentamiento tales y tan maravillosas que me parescería casi imposible poder decir la bondad y grandeza dellas, y por tanto no me porné a expresar cosa dellas más de que en España no hay su semejable. Tenía una casa poco menos buena que ésta donde tenía un muy hermoso jardín con ciertos miradores que salían sobre él y los mármoles y losas dellos eran de jaspe muy bien obrados. Había en esta casa aposentamiento para se aposentar dos muy grandes príncipes con todo su servicio. En esta casa tenía diez estanques de agua donde tenla todos los linajes de aves de agua que en estas partes se hallan, que son muchos y diversos, todas domésticas» (1993 [1520]: 244). 61 Ver los mapas ya mencionados que se encuentran en Kagan y Marías (2000: 65, 70, etc.).

02.indd 124

07/08/2013 12:49:17

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

125

equivalente a las construcciones vistas por Cortés. Pese al hambre, que es una constante en este canto (donde llega a su clímax en la última estrofa, en la cual se enumeran todos los males padecidos, incrementando el ritmo de la melodía de esta sección y acentuando su carga emotiva) y los siguientes, la configuración verbal del palacio constituye un locus ideal que establece vínculos con las tierras soñadas de los mayas, aztecas o incas. Al cerrarse esta digresión, sigue el recuento de las tentativas de apropiación de la región. Se presenta a Irala como un caudillo «astuto, sabio, cauteloso» (v. 1729) que sabe convencer a su gente, matar y dominar, y por ello se aproxima bastante al modelo cortesiano. Sin embargo, sus acciones son reprensibles —«A muchos ahorcó de los leales» (v. 1753)— y a lo largo del canto se expresa claramente una postura favorable a Cabeza de Vaca, cuyo «caso» (en particular su encarcelamiento) es «atroz y horrendo» (v. 1917). Este ha empezado la expedición como un conquistador ideal, cuidando la salud de sus compañeros (v. 1587) y teniendo «noticia de riqueza» (v. 1610). «Florece» (v. 1600), en palabras de la voz poética, pero es perseguido por la envidia, lo cual le impide llevar a cabo una conquista exitosa. De ahí que sea víctima de las circunstancias, como se repite luego cuando se deplora que las injusticias cometidas por los sediciosos (en contraposición a los «leales») contra él nunca hayan sido castigadas (v. 1915). Se suma a la construcción del héroe la crítica explícita de la avaricia de muchos soldados (vv. 16971700 así como en las primeras estrofas del poema, entre otros pasajes), un tópico común en aquel período empleado aquí para recalcar el comportamiento irreprochable del Adelantado en oposición al de los insurgentes. En cuanto al carácter protoetnográfico de la obra, Barco Centenera atribuye a los guaraníes cualidades dignas de respeto, producto de observaciones hechas en conformidad con las convenciones épicas. Siguiendo el camino abierto por Alonso de Ercilla y Zúñiga en La Araucana (1569, 1578, 1589), retrata a los autóctonos como seres admirables por su valentía y orgullo, al mismo tiempo que apoya la empresa colonial. Por ejemplo, se refiere con entusiasmo a las técnicas militares del «Charruaha», «a quien ha repartido el fiero Marte / su fuerza, su valor y poderío» (vv. 3459-3460). Su destreza con las «bolas» es tan perfecta que «no yerra ni un punto aquella cosa / que tira, que do apunta allí la hiere» (vv. 3483-3484).62 Al igual que el charrúa, el guaraní es valiente, belicoso y muy astuto: «con pecho y osadía / y toda la maraña descubriendo» (vv. 5778-5779). La voz poética acumula, entonces,

En este sentido, la actitud de la voz poética recuerda la ambigua admiración de Sarmiento por las habilidades singulares de los gauchos en su Facundo. 62

02.indd 125

07/08/2013 12:49:17

126

VISIÓN PERIFÉRICA

una gran cantidad de rasgos merecedores de encomio. Además, se debe llamar la atención sobre el hecho de que Barco Centenera haya incluido muchos americanismos léxicos provenientes de las lenguas quechua y guaraní. No obstante, nunca se cuestiona la lealtad del poeta hacia España y su proyecto colonizador.63 Sin duda, estas descripciones laudatorias solo se aplican a los aborígenes considerados como dóciles. En el canto 20, que aborda las rebeliones indígenas lideradas por Obera, este es caracterizado ahora con términos sumamente peyorativos: «diablillo» (v. 7419), «tirano» (vv. 7062, 7414), «perro» (vv. 7405, 7863, 7871), calificativos que revelan simultáneamente la paranoia colonial (según la ya mencionada definición de Bhabha) y las concepciones europeas del autóctono en la cultura de aquella época. La solución está en la expulsión de los indígenas y la confiscación de sus tierras: «Habiéndose los indios, pues, huido, / los nuestros han quedado sosegados, / las tierras entre sí han repartido / contentos de se ver que están poblados» (vv. 8049-8052). Según esta perspectiva, para que vuelvan la paz y el orden, se debe necesariamente domar al Otro o rechazarlo. Se observa una dinámica parecida en la Historia argentina del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata (1612) de Díaz de Guzmán, libro comúnmente llamado la Historia (también La Argentina o los Anales) y que ocupa un lugar privilegiado en la literatura paraguaya colonial por constituir una narrativa fundacional.64 Como subraya Gruzinski, se trata de un texto bien distinto de la Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala (1584) idealizada de Diego Muñoz Camargo o las Décadas (1616) de Diogo do Couto (2004: 178). La Historia de este famoso autor de origen mestizo, hijo de Alonso Riquelme de Guzmán y Úrsula de Irala (a su vez, hija del mentado Irala y de Leonor, una concubina indígena sin duda convertida), se distingue por su insistencia en los fracasos de la conquista de esta zona y las difíciles condiciones de tal empresa. De acuerdo con el crítico Juan Manuel Marcos, esta obra es una manifestación literaria propiamente americana (1987: 389-390). Es más, plantea que la postura general de su autor es más favorable al líder autóctono que a los conquistadores españoles: «Guzmán is the authentic father of Paraguayan and River Plate fiction, the founder of an imaginative practice conceived as a remythification of democratic values, based on the quest for an American 63 No olvidemos que el poeta salió a defender Buenos Aires contra los piratas (Tieffemberg 1998: 19). 64 Hay un facsímile de la primera edición de 1835 disponible en el sitio web Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

02.indd 126

07/08/2013 12:49:18

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

127

expression and thought: his hero is not a Spaniard or even a brave but brutish Indian; his hero is Mangoré» (390). En cambio, propongo que se podría matizar esta afirmación al tener en cuenta la complejidad identitaria de dicho individuo. Sin caer en la lectura españolizante que hace Gandía,65 urge reexaminar la Historia bajo una luz más crítica y revaluar si realmente su escritura es muy diferente de la que se plasma en la Relación general, los Comentarios o La Argentina. En la dedicatoria al duque de Medina Sidonia ya se destaca el aparente menosprecio por la tierra inculta en la que el autor nació, «puesto que el tratado es de cosas menores, y falto de toda erudición y elegancia, al fin es materia que toca a nuestros españoles, que con valor y suerte emprendieron aquel descubrimiento, población y conquista, en la cual sucedieron algunas cosas dignas de memoria, aunque en tierra miserable y pobre» (1986 [1612]: 52-53; énfasis mío). Y agrega: «A vuestra Excelencia humildemente suplico se digne de recibir y aceptar este pobre servicio, como fruta primera de tierra tan inculta y estéril, y falta de educación y disciplina, no mirando la bajeza de sus quilates, sino la alta fineza de la voluntad con que es ofrecida» (53; énfasis mío). Estas líneas se podrían interpretar como declaraciones de falsa modestia al uso en aquel período. Sin embargo, parece haber aquí algo más que una simple captatio benevolentiae, como si el sujeto de ascendencia mestiza hubiera interiorizado el discurso colonial sobre su región marginada al considerarla «miserable», «pobre», «inculta» y «estéril»; en otras palabras, vacía, de menor importancia y desprovista de todo valor según los estándares europeos. Desde la misma perspectiva ideológica, el narrador también pretende rescatar la historia de su «patria» y elogiar a los conquistadores españoles que cayeron en el olvido, tomando la pluma para escribir estos anales del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata, donde en diversas armadas pasaron más de cuatro mil españoles, y entre ellos muchos nobles y personas de buena calidad, todos los cuales acabaron sus vidas en aquellas tierras, con las mayores miserias, hambres y guerras, de cuantas se han padecido en las Indias; no quedando de ellos más memoria que una fama común y confusa de su lamentable tra-

65 Ver su introducción a la edición de Historia 16 (1986): «En primer término, se sentía y consideraba español. Estas tierras eran una prolongación de España [...,] la España de todas las tierras donde ondeaba su bandera y se hallaba su lengua» (30). Enrique Anderson Imbert concuerda con esta aserción: «Aunque mestizo, su punto de vista es siempre el del lado europeo de su familia» (1970 [1954]: 71).

02.indd 127

07/08/2013 12:49:18

128

VISIÓN PERIFÉRICA

dición, sin que hasta ahora haya habido quien por sus escritos nos dejase alguna noticia de las cosas sucedidas en 82 años, que hace comenzó esta conquista (55).

Por un lado, entonces, Díaz de Guzmán describe el Río de la Plata con una mirada europea, deplorando el sufrimiento padecido por conquistadores que habrían merecido otra suerte debido a su estatus y otros atributos estimables («nobles y personas de buena calidad»). Incluso estructura su libro en torno a las tres etapas de la fundación de esta área (con los gobernadores Mendoza, Cabeza de Vaca e Irala), basándose en la cronología de la ocupación española del territorio y borrando la versión indígena. En este sentido, adopta el punto de vista de la Relación general, los Comentarios y, en menor grado, La Argentina. De hecho, en el segundo libro, dedicado a su pariente Cabeza de Vaca, se recogen los episodios clave de la aventura del Adelantado en un tono tan elogioso como el que emplean el mismo jerezano, Hernández y Barco Centenera. Se presenta como jefe pacífico y buen estratega capaz de trabar amistad con los amerindios,66 y quien nunca se olvida de la meta principal de la expedición (es decir, conseguir metales preciosos para el rey). Después de relatar la rebeldía de Tabaré, el narrador hace un comentario entusiasta sobre el orden restablecido resaltando el buen gobierno del jerezano, método que le trae éxito y envidia: «[E]staba el Adelantado muy obedecido y respetado de los indios de la tierra, aunque por otra parte se hallaba en grandes diferencias con los oficios reales, a causa de querer ellos tener tanta mano en el gobierno» (159). Dicho orden se ve amenazado, según esta versión, por los tumultos desencadenados por la injusta prisión de Cabeza de Vaca a cargo de sus rivales españoles.67 Además, al igual que la mayoría de los cronistas de los siglos XVI y XVII, Díaz de Guzmán hace hincapié en la presencia de oro, la fertilidad de la tierra y la viabilidad de los ingenios en esta zona. Respecto a su representación de los aborígenes, se nota una oscilación entre la admiración por jefes militares como Mangoré y cierto desprecio por los indígenas comunes que lo rodean.68 Estos solo son concebidos como amigos cuando no entran en conflicto con los españoles y no resisten al ataque (66, por ejemplo); si no, se los llama «carniceros», «traidores» (75, 87, 144) o «fieras» (158). En cuanto a los miVer el cap. 1. Ver el cap. 5. 68 Por ejemplo, después de narrar cómo los autóctonos mataron a Alejo García, declara que estos decidieron «hacer esto de su mala inclinación, que es en ellos el hacer mal, sin tener estabilidad en el bien ni amistad, dejados llevar de la codicia por robarles lo que tenían, como gente sin fe ni lealtad» (87). 66 67

02.indd 128

07/08/2013 12:49:18

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

129

tos de la conquista, no se cuestionan de manera explícita y efectivamente tienen más importancia que en la Relación general y los Comentarios, aunque en menor medida en comparación con La Argentina. El narrador incluso afirma que la leyenda de las amazonas «[c]onfirmóse [...] con la [noticia] que adquirió el capitán Orellana» (180).69 Es más, llega a silenciar los actos violentos cometidos por los españoles. Al explicar la desaparición de gran parte de la población autóctona de la costa, argumenta que «con las guerras que unos con otros tenían, se destruyeron; y otros, dejando sus tierras, se fueron a meter por aquellos ríos» (67). Así, no menciona los factores que tuvieron un impacto fundamental en el aniquilamiento de los aborígenes, como las luchas con los conquistadores y las epidemias masivas causadas por las invasiones europeas. Otro episodio significativo ilustra esta tendencia procolonialista del narrador: la famosa historia de Lucía Miranda que será reapropiada y reescrita múltiples veces en la literatura argentina.70 El rapto de la bella y católica dama española, esposa de Sebastián Hurtado, por Mangoré y su hermano Siripo define el inicio de la formación cultural de la Argentina como un momento de violencia perpetrada por el hombre autóctono contra la mujer blanca. Este gesto criminal es, entonces, una justificación más de la venganza de los españoles contra los amerindios, ya que viene acompañado de una «alevosa traición» (96) de parte de Mangoré por motivos de celos. Por otro lado, se revela la procedencia mixta de Díaz de Guzmán en varios pasajes, donde su discurso termina siendo más ambivalente de lo que parece en la dedicatoria y el prólogo. Su uso de ciertos vocablos indígenas no es de sorprender, puesto que se sabe que hablaba guaraní con fluidez. Es más, recordando al Inca Garcilaso, su orgullo hacia el producto de uniones entre españoles y aborígenes se hace manifiesto: [S]ucedió que los españoles tuvieron en las indias que les dieron, muchos hijos e hijas, que criaron en buena doctrina y educación, tanto que S. M. ha sido servido honrarlos con oficios y cargos, y aun con encomiendas de aquella provincia, y ellos han servido a S. M. con mucha fidelidad en sus personas y haciendas, de que ha resultado gran aumento a la real Corona (146).

Anderson Imbert añade que Díaz de Guzmán «nos habla de pigmeos, amazonas, milagrosas intervenciones de santos y cuentos, como el ya citado de Lucía Miranda: sus fuentes son orales, y al escribir sigue también los modos de la conversación» (1970 [1954]: 71). 70 Para un análisis brillante de las distintas reescrituras del mito de Lucía Miranda, ver Rotker (1999). 69

02.indd 129

07/08/2013 12:49:18

130

VISIÓN PERIFÉRICA

Por supuesto, de acuerdo con esta cita, los mestizos son dignos de admiración en la medida en que pueden integrarse en el sistema característico de la colonialidad e imitar las normas de conducta propias de los europeos. En este sentido, la hibridez —tanto biológica como cultural— constituye para Díaz de Guzmán una fuente de complacencia para la nación rioplatense y la posibilidad de que cambie por fin el estado periférico de la región.

6. Reflexiones finales Se acaba de comprobar que algunos rasgos inherentes a las crónicas de la Amazonía vuelven a aparecer en los Comentarios y otros textos relativos al viaje de Cabeza de Vaca al Río de la Plata. Además de la esperada decepción ante las arduas condiciones de la conquista y el aplazamiento del logro del objeto deseado (sea este una meta mítica o la usurpación de tierras), prácticamente nada de lo encontrado permite producir ganancias rápidas, ni tampoco existen estructuras complejas de gobierno apropiables y reemplazables a través de la construcción de instituciones que aseguren la transición sin complicaciones hacia los esquemas de dominación europeos. Por consiguiente, se usan continuamente mecanismos de compensación como el discurso del buen tratamiento: se representa al jerezano como una especie de profeta que lleva mensajes de paz y amor como alternativa al modelo del héroe militar ideal que busca y alcanza su objetivo (Tenochtitlan en las Cartas de relación de Cortés o la masacre de Cajamarca en las crónicas sobre el Perú).71 También se emplean de nuevo los tópicos de la traición y la transgresión en una zona de ambigüedad ética. En este contexto, se advierte una retórica de la ambivalencia en el retrato del indígena, cuyo cuerpo es a la vez motivo de admiración (por su valor estético) y de extrañeza (por su desnudez y asociación con ritos exóticos). En todo caso, si bien ciertos pasajes se podrían concebir como protoetnográficos, la descripción de los amerindios ocupa un lugar secundario en comparación con el relato de las luchas internas entre los miembros de la expedición. Queda claro que, aunque la empresa de Cabeza de Vaca está lejos de ser un éxito, él nunca deja de ejercer su autoridad sobre los indígenas, al menos según la versión que Hernández presenta en sus Comentarios. Debe ser por esta razón (a diferencia de la inversión de poder patente en los Naufragios),

Sobre el llamado «encuentro» de Cajamarca, ver la lectura innovadora de Lamana (2008). 71

02.indd 130

07/08/2013 12:49:19

PODER Y «AMOR» EN LOS TRÓPICOS

131

además de la falta de fenómenos radicales (el protagonista no sufre una gran transformación, por ejemplo), que la relación de la segunda aventura del jerezano ha recibido menos atención que la de la primera. En obras posteriores, como las de Barco Centenera y Díaz de Guzmán, se percibe nítidamente la misma conciencia de la situación periférica de la región y sus habitantes, ligada a los habituales mecanismos compensatorios: en La Argentina las alusiones ficticias al reino fabuloso del señor del Paytití, supuestamente rebosante de metales preciosos, y la glorificación de los antiguos pueblos guaraníes son elementos que, gracias a la licencia poética, sirven para incrementar la reputación del área. De hecho, la yuxtaposición entre la semblanza de Cabeza de Vaca y la aparición de este oasis urbano (casi divino) provisto de oro y plata no es casual: se insinúa que el jerezano podría haber llevado a sus compañeros a un lugar civilizado y ofrecido riquezas materiales al rey si no lo hubieran apresado. Es evidente que, al igual que en sus Naufragios, su Relación general y los Comentarios, es aquí una víctima heroica, incluso un mártir portador de milagros, caracterización muy diferente a la de la primera pieza teatral del Río de la Plata. Ya no se subraya su bondad, sino que se enfatiza más que en otros textos su potencial para realizar conquistas tan deslumbrantes como las de Cortés y los Pizarro. Por lo tanto, no cesa de transformarse de un modo similar al sugerido por el ya mencionado Pelikan o, yendo más lejos, como un significante flotante.72 Es interesante señalar que el tratamiento de los sujetos étnicos al que me he referido (sobre todo la tendencia a idealizar a los del pasado y menospreciar a los del presente) persiste hasta hoy en día. Según declara pertinentemente Rotker, Argentina es el único país de las Américas que ha decidido, con éxito, borrar de su historia y de su realidad las minorías mestizas, indias y negras. Las ha omitido de los relatos nacionales y, a comienzos de este siglo, ha decidido que desaparezcan incluso de los censos de población. A diferencia del resto del continente, las minorías han sido borradas incluso de la memoria colectiva, sin que a nadie le llame la atención que en este país blanco siempre haya un niño que deba pintarse de negro para actuar en las fiestas patrias escolares, o que los indios sean sólo Acerca de la noción de significante flotante, James D. Faubion explica que «[i]n his introduction to Marcel Mauss’s collected papers, Lévi-Strauss expands Jakobson’s concept of a phoneme that has no distinct differential value (Jakobson and Lotz 1949) into the concept of the “floating signifier,” a meaning-bearing unit that nevertheless has no bearing unit and so is capable of bearing any meaning» (2010: 93). Aunque la imagen de Cabeza de Vaca no podría adquirir cualquier significado, es capaz de cambiar de connotación en función de cada contexto de enunciación. 72

02.indd 131

07/08/2013 12:49:19

132

VISIÓN PERIFÉRICA

unos pocos nómades que tuvieron el remoto papel de comerse a los primeros conquistadores españoles que asomaron a sus costas (1999: 37).

En efecto, la añorada crítica venezolana expone acertadamente el fenómeno de blanqueamiento que ha experimentado, entre otras, la figura del indígena en una Argentina que empleó (a veces sin remordimientos) políticas genocidas, como es el caso de la famosa Conquista del Desierto, que culminó con la campaña impulsada por el general Julio Argentino Roca.73 En el capítulo 4 se volverá a discutir la segunda expedición de Cabeza de Vaca en el contexto de la representación contemporánea del interior argentino. Mientras tanto, en el siguiente capítulo se analizará cómo evoluciona el discurso periférico en las obras más representativas de los misioneros franceses en el Maragnan. Aunque se mantienen las características fundamentales, se podrá observar que se le otorga un papel mucho más importante al amerindio debido en parte a la naturaleza distinta de la empresa francesa.

Entre los casos más recientes se encuentra la brutal represión contra los tobas el 23 de noviembre de 2010 en Formosa (ver León 2010 y DYN 2010). 73

02.indd 132

07/08/2013 12:49:19

CAPÍTULO 3 LA

LAS VICISITUDES DEL DISCURSO COLONIAL SOBRE FRANCIA EQUINOCCIAL: LOS PROYECTOS UTÓPICOS DE CLAUDE D’ABBEVILLE E YVES D’ÉVREUX A LA LUZ DE OBRAS PORTUGUESAS

1. Introducción: un encuentro «feliz» Hay una escena en la Histoire de la mission des pères capucins en l’isle de Maragnan de Claude d’Abbeville que ha llamado constantemente la atención de los lectores y críticos del libro principal del corpus sobre la Francia Equinoccial. Se trata del capítulo 13, en el que, durante una ceremonia de júbilo general, se erige la cruz en el Maragnan, es decir, el Maranhão actual.1 Según el relato, los indígenas de esa comunidad valoran en tal grado este acto que expresan su voluntad de participar activamente en él, provocándoles lágrimas de alegría a los misioneros franceses (1963 [1614]: 88v-89r). La famosa ilustración que acompaña este episodio expone el supuesto sentimiento de intensa felicidad no solo de los europeos sino también de los autóctonos que parecen estar muy atentos y en un estado de gran fervor, con las manos alzadas en el aire, ilustración que legitima a la vez la conversión de los «infieles» y la dominación francesa en el Brasil.2 De hecho, en Ceremonies of Possession Seed explica que en la mayoría de los escritos de los colonizadores franceses en las Américas el protocolo de la ceremonia de posesión no se puede cumplir sin que haya una demostración, a título de confirmación, del consentimiento de los indígenas.3 Esta se Ver la Fig. 5. Sobre la historia del Brasil colonial, ver Studart (1904-1921), Capistrano de Abreu (1976 [1907]), Viotti da Costa (1977), Varnhagen (1978 [1854-1857]), Bethell (1987), Gambini (1988), Bosi (1992), Russell-Wood (1998), Levine y Crocitti (1999), Alencastro (2000), Vainfas (2000), Schwartz (2009) y Chartrand (2012). Más específicamente, sobre la colonización francesa del Maragnan, ver Pereira de Berredo (1749), Heriarte (1874 [1662]), Bettendorf (1910 [1698]), Lima-Barbosa (1923), Bonnichon (1994), Obermeier (1995), Fornerod et ál. (2001) y Daher (2002). 3 Por ejemplo, ese es el caso en los textos de Jacques Cartier sobre la actual provincia de Quebec. 1 2

02.indd 133

07/08/2013 12:49:19

134

VISIÓN PERIFÉRICA

realiza a través de la colaboración «voluntaria» de los habitantes de la tierra conquistada (al levantar ellos mismos la cruz, por ejemplo) y sus expresiones faciales, movimientos físicos (como el baile) o gritos (Seed 1995: 56, 59). Por consiguiente, no debe sorprender que en el texto del padre Claude se ponga tanto énfasis en la euforia que se dice que los aborígenes sienten ante la llegada de los capuchinos franceses.4 Conviene señalar que las dos narraciones más importantes sobre la Francia Equinoccial, la Histoire de la mission de Claude d’Abbeville y la Suitte de l’histoire des choses plus mémorables advenues en Maragnan de Yves d’Évreux,5 contienen una retórica de la amistad y conciliación con los indígenas parecida a la que se acaba de observar en los relatos en torno a Cabeza de Vaca. Estos dos autores son los principales miembros de una misión comandada por Daniel de La Touche, señor de La Ravardière, para evangelizar a los tupinambás de esa región, convertirlos en vasallos dignos de la monarquía francesa y fundar la France Équinoxiale.6 La presión es grande porque el primer proyecto de colonia francesa en el Brasil, la France Antarctique (la Francia Antártica descrita por Thevet y Léry), se considera como un fracaso. En sus obras, el hincapié en la relación supuestamente idílica con los amerindios es sumamente explícito, ya que en este contexto sociohistórico, como precisa Andrea Daher, otra especialista de este corpus, el público francés exigía una 4 Siguiendo las normas establecidas, se debe mencionar el nombre completo (Claude d’Abbeville, Yves d’Évreux) o solo el nombre (los padres Claude e Yves). 5 Como indica Daher, la aventura del manuscrito de Yves d’Évreux es bastante tumultuosa. Cuando ya se había obtenido el privilegio real para su impresión, los ejemplares fueron destruidos en los talleres del impresor François Huby por razones políticas, las mismas que obligaron a la monarquía francesa a abandonar la Francia Equinoccial (2002: 86). Sin embargo, se logró salvar una copia: «François de Razilly, conscient des enjeux politiques qui menacent de léser l’entreprise coloniale de Maragnan, réussit “par subtils moyens” à sauver un seul exemplaire, hélas lacéré, du livre» (86). Luego, «[d]eux siècles plus tard, le livre du P. Yves est toujours anonymement déposé dans les rayons de la Bibliothèque Impériale lorsque, en 1835, M. Ferdinand Denis, conservateur à la Bibliothèque Sainte-Geneviève, le retrouve» (89). Denis decidió publicarlo y su edición es la versión que conocemos hoy en día. El relato de Claude d’Abbeville, en cambio, fue reeditado varias veces y tuvo un éxito enorme en la Francia de aquella época (282). En su introducción a una de las traducciones de la obra del padre Claude al portugués, Rodolfo Garcia estima esta superior a la del padre Yves por la gran cantidad de datos etnográficos y astronómicos que se hallan en ella (1945: 12). No se trata de determinar cuál es la más interesante o importante, pero la del padre Yves es, según mi punto de vista, tanto o más valiosa a nivel discursivo. 6 Es esencial tener en cuenta que la misión obtuvo un decreto de aprobación por parte de María de Médici, en nombre del rey Luis XIII (Fishman 1989: 21).

02.indd 134

07/08/2013 12:49:20

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

135

política de dulzura (2002: 300).7 No hace falta agregar que las metas discursivas y políticas son algo distintas de las de los textos estudiados anteriormente, dado que los padres Claude e Yves son evangelizadores oficiales cuya posición religiosa marca la escritura. Sin embargo, quisiera plantear que esta representación utópica es mucho más ambivalente de lo que parece, dada la incomodidad manifiesta de los autores respecto a las costumbres de los indígenas de la zona. Vale recordar que cuando los capuchinos llegan a la isla de Saint-Louis (el São Luís do Maranhão de hoy) en julio de 1612, este lugar se encuentra habitado mayormente por tupinambás, quienes solo habían tenido un contacto esporádico con los mercaderes franceses y todavía no habían llamado la atención del imperio portugués, demasiado preocupado por los autóctonos de la costa. A mi modo de ver, la supuesta falta de civilización de los aborígenes se convierte paulatinamente en una obsesión latente, sobre todo en la obra del padre Claude, quien insiste en la naturaleza deplorable de los tupinambás y particularmente en su dudosa inclinación religiosa, destacando de este modo los rasgos fundamentales del discurso periférico. Por tal razón, según mi lectura, se manifiesta aquí un exceso de utopía que no logra ocultar, y más bien revela, los problemas e inseguridades de la misión capuchina. Mostraré, entonces, lo que subyace bajo el estilo propagandístico de optimismo general que caracteriza a primera vista los relatos franceses sobre el Maragnan, detectando las brechas y tensiones que vinculan este corpus con los textos de los capítulos anteriores.8

La escena del entusiasmo de los indígenas durante la primera misa también es central en la carta de Vaz de Caminha, otra manifestación de esta política de afabilidad a la que se refiere Daher. 8 A pesar de que existen varios trabajos sobre la Francia Equinoccial (aunque de difícil acceso en las bibliotecas norteamericanas), esta ha sido marginada en comparación con los estudios sobre la Francia Antártica (Río de Janeiro) y la Nueva Francia (la provincia de Quebec). 7

02.indd 135

07/08/2013 12:49:20

136

2.

VISIÓN PERIFÉRICA

La singularidad de un caso «menor»: apropiaciones discursivas del Maragnan

2.1. La construcción ficcional del paraíso en las obras de los padres Claude e Yves La representación utópica de la isla no solo implica la idealización de la relación entre los tupinambás y los franceses. Desde el principio de su Histoire, Claude d’Abbeville construye discursivamente el área como un universo edénico, pasando por alto las condiciones insalubres y las enfermedades tropicales que afectaban a ambos grupos.9 La primera descripción corresponde claramente al tópico del locus amoenus, con su «beau lieu de plaisance» en cuyo centro hay una fuente y muchas plantas exóticas (66v-67r). Este paisaje es más atractivo todavía por su potencial para la civilización: el narrador añade que, además de estar situado cerca de unas minas de piedras preciosas (66v), se pueden construir iglesias y viviendas allí gracias a la madera de la selva (67r). Así, como sostiene Michel de Certeau (citando a Karl Marx) en su análisis de la Histoire d’un voyage faict en la terre du Brésil (1578) de Léry, la misión al Brasil se ve ante todo como una empresa productiva, esto es, «un travail qui produit du capital» (1975: 234). Es cierto que se puede entender la «invención» del paraíso a lo largo del libro del padre Claude a la vez como indicio de la fe genuina de su autor y como estrategia narrativa que resalta lo idóneo del sitio para la evangelización. Me gustaría agregar, no obstante, que este discurso está mezclado con otro, el del valor económico de la tierra, que sirve para compensar la supuesta falta de desarrollo en esa zona. Por lo tanto, es evidente que no solo hay un propósito religioso para el viaje sino también la posibilidad, siempre hipotética, de un beneficio material. Al mismo tiempo, como subraya Daher, Claude d’Abbeville esperaba toparse con bestias feroces y seres humanos mucho más brutos (2002: 311), por lo que está encantado de constatar los dones naturales de los tupinambás. Otro momento clave se encuentra en el capítulo 43, donde el padre Claude transpone de nuevo, aunque más explícitamente, la noción de paraíso al Maragnan:

9 Por ejemplo, el padre reverendo murió de una enfermedad causada por la fiebre tropical: «Enfin, en dépit de cet éternel printemps, le P. Ambroise d’Amiens meurt d’une pleurésie le 9 octobre 1612 déjà. La fièvre l’avait terrassé le 26 septembre après qu’il eut beaucoup transpiré en coupant des arbres» (Pianzola 1991: 70).

02.indd 136

07/08/2013 12:49:20

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

137

Il me semble apres auoir parcouru le païs de Maragnan & fait vne reueuë de tant de biēs & de commoditez que Dieu par sa bonté infinie, y a mis comme en vn autre lieu de Volupté, c’estoient autant de moyens pour attirer les habitans de ce païs à le recognoistre, au moins pour admirer l’excellence de leur Ouurier Souuerain: & toutefois il ne se trouue pas que iamais il y ait eu nation plus barbare, plus cruelle & plus alienée de toute humanité que celle là (259v).

Aquí aparece en pocas palabras la paradoja que preocupa al narrador: el espacio físico se parece al Edén, pero sus habitantes no son totalmente dignos de vivir en él.10 Por supuesto, este razonamiento no es nuevo. Como se verá más adelante, el padre Nóbrega, el jesuita portugués y uno de los primeros misioneros en la costa del Brasil, considera que es escandaloso que los indígenas posean una tierra tan fértil, por lo que declara que debe ser entregada a manos europeas para que prospere (1956 [1549]: 136).11 Sin embargo, el comentario del padre Claude es una interrupción desestabilizadora en su recreación discursiva del paraíso y la utopía, que resulta forzada y solo expone las inseguridades del evangelizador respecto a su proyecto. En este sentido, recuerda la definición clásica de Moro —aunque el tono del humanista inglés es mucho más paródico y humorístico—, ya que incluso en su texto la utopía está lejos de ser perfecta.12 Obviamente, la identificación del Nuevo Mundo con el Edén es un tópico común en las obras canónicas de ese período desde los primeros contactos culturales. Como se sabe, Colón cree haber encontrado la ubicación del Paraíso Terrenal durante su tercer viaje.13 Si existe una leve diferencia entre 10 Sobre la relevancia del paraíso perdido en la literatura universal, ver Kirkconnell (1967 [1952]). 11 En su edición de la Monumenta Brasiliae (1956-1968), Serafim Leite usa el manuscrito de Madrid, redactado en una mezcla de español y latín. Esta carta aparece en portugués en Cartas do Brasil e mais escritos (1955 [1549-1560]: 44-57) del mismo editor. 12 Puesto que la utopía en este libro fundacional no es una utopía propiamente dicha y se resiste a una definición unívoca, Levitas explica que «[u]topia as colloquially understood contains two meanings: a good, but non-existent and therefore impossible, society. The elision stems from Thomas More’s book, Utopia, first published in Latin in 1516. The title, like many of the names in the book, is a joke. It contains deliberate ambiguity: is this eutopia, the good place, or outopia, no place—and are these necessarily the same thing? The pun has left a lasting confusion around the term utopia, and one which constantly recurs like a familiar but nonetheless rather troublesome ghost» (1990: 3). También merece la pena insistir en un detalle llamativo: el lugar elegido por Moro es una isla. 13 Al final de su Relación del tercer viaje (1498), Colón afirma que «allí, adonde dixe [en la tierra de Gracia], es el Paraíso Terrenal, y descanso sobre las razones y auctoridades sobre escriptas» (1982c [1498]: 220). A muchos autores posteriores les convenció (o al

02.indd 137

07/08/2013 12:49:20

138

VISIÓN PERIFÉRICA

sus escritos y los que estudiamos aquí, esta radica sobre todo en el hecho de que la función del paraíso haya ido cambiando con el tiempo (se trata de la dolorosa conversión al realismo de la cual habla Jean Delumeau): ya no se intenta probar que existe en esa parte del mundo sino compensar la carencia general del lugar.14 Aportando una capa suplementaria de sentido, el discurso edénico del padre Claude se entremezcla con un mito supuestamente indígena en torno a una región utópica: «En premier lieu il conuient sçauoir que les Indiens de Maragnan tiennent que vers le Tropique de Capricorne il y a vn beau païs qu’ils appellent Cayeté, qui veut dire la grand forest, parce qu’en ce lieu il y a quantité de bois & de forests remplies d’arbres d’vne incroyable grosseur & admirable hauteur» (259v-260r). En este pasaje se alude a la «tierra sin mal» sobre la cual se ha vertido mucha tinta en la época contemporánea. Mientras algunos antropólogos y/o etnólogos, como Clastres en La terre sans mal: le prophétisme tupi-guarani (1975), postulan que consiste en una creencia indígena que impulsó largas migraciones antes de la conquista de América, otros, entre ellos Ronaldo Vainfas en A heresia dos índios: catolicismo e rebeldia no Brasil colonial (1995), no descartan la posibilidad de una sutil influencia del cristianismo europeo en su formación. Para mi análisis, lo interesante es que en esta búsqueda de densidad tópica se entrecruzan en el espacio textual la utopía europea y la aborigen. Nótese también que el paraíso descrito por el padre Claude no se halla allí, tal vez mucho menos desde la ocupación francesa, sino en un lugar lejano e indefinido. La culminación de este discurso edénico se observa en la obra de Yves d’Évreux. Desde el principio de su relato parece que los franceses han construido su colonia en el corazón del Edén: «Car nous celebrâmes l’espace de quatre mois et plus, les saincts sacrifices sous vne belle tente, au milieu des menos les influyó) la tesis colombina, entre ellos el mismo López de Gómara, Antonio de Herrera y José de Acosta (Delumeau 1992: 205). 14 Ver Delumeau (1992: caps. 6 y 7), donde se plantea que en los siglos XVI y XVII, si bien se pierde progresivamente la creencia en el Paraíso Terrenal, este proceso se realiza con cierto malestar y coexiste con una nostalgia muy marcada por los mitos edénicos y la Edad de Oro. De hecho, de acuerdo con Watson Kirkconnell, entre 1540 y 1700 se publican en Europa al menos 155 obras literarias e históricas sobre el tema del Paraíso Terrenal (1967 [1952]: 541-639). Entre ellas, en el monumental volumen de Antonio de León Pinelo, redactado entre 1645 y 1650, se determina que del Paraíso Terrenal salen el Río de la Plata, el Amazonas, el Orinoco y el Magdalena, localizándolo así en pleno centro de Sudamérica (lib. 1, por ejemplo). En 1663 Simão de Vasconcelos lo ubica en el Brasil. Al mismo tiempo, existe una corriente científica que, según Delumeau, considera el paraíso como un objeto «histórico» (1992: 191).

02.indd 138

07/08/2013 12:49:20

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

139

arbres verdoyans [...] nous fismes bastir la Chappelle de Sainct Francois de Maragnan en vn lieu beau & plaisant, ioint à la mer, enrichy d’vne belle fontaine, qui iamais ne tarit» (1864 [1615]: 10). Se podría sugerir que esta vez se hace referencia al mito de la eterna primavera tan presente en la cultura europea medieval y renacentista.15 Además, la comunidad indígena en sí es utópica por sus valores y principios morales —«Iamais ils ne s’entre-dérobent, ains tout est à la veuë d’vn chacun, suspendu aux poutres & soliueaux de leurs loges» (75)—, recordando la sociedad incaica que el Inca Garcilaso retrata en el capítulo 13 del libro 2 de la Primera parte de los Comentarios reales.16 Se completa este cuadro con la presencia de esmeraldas, las cuales se conciben como un símbolo de vida eterna desde la Edad Media (Buarque de Holanda 1969 [1959]: 68).17 De hecho, tal vez no sorprenda que ese extenso territorio se preste a múltiples impulsos idealistas. El filósofo y crítico francés Gaston Bachelard ha teorizado cómo la inmensidad lleva a la ensoñación: L’immensité est, pourrait-on dire, une catégorie philosophique de la rêverie. Sans doute, la rêverie se nourrit de spectacles variés, mais par une sorte d’inclination native, elle contemple la grandeur. Et la contemplation de la grandeur détermine une attitude si spéciale, un état d’âme si particulier que la rêverie met le rêveur en dehors du monde prochain, devant un monde qui porte le signe d’un infini (1958 [1957]: 168).

Así, la vastedad, como en los casos de la Amazonía y el Gran Chaco, sería propicia a la imaginación de los recién llegados y habría facilitado la imposición de sus fantasías occidentales de índole religiosa y colonialista.18 En este sentido, también es importante notar que, al situar la región periférica del Maragnan en una especie de Paraíso Terrenal, los autores franceses le atribuyen cierta centralidad y la reposicionan como si pudiera ser la futura Ver Delumeau (1992: cap. 6). «Nunca tuvieron pena pecuniaria ni confiscación de bienes, porque decían que castigar en la hacienda y dejar vivos los delincuentes no era desear quitar los malos de la república, sino la hacienda a los malhechores, y dejarlos con más libertad para que hiciesen mayores males» (2003 [1609]: 117). 17 Como menciona Sandra Marchand-Horcel, las piedras verdes suelen ser, hasta en la obra de La Condamine, el efecto de lo real que indica la presencia de las amazonas y, junto a ellas, el oro (2003: 83). 18 Asimismo, a lo largo de su Histoire de lynx (1991) Lévi-Strauss enfatiza el rol del espacio (la inmensidad, la neblina, el viento, etc.) en la formación de los mitos indígenas y europeos. 15 16

02.indd 139

07/08/2013 12:49:21

140

VISIÓN PERIFÉRICA

base de una colonia ultramarina, empleando una retórica parecida a la de Carvajal y Hernández, entre otros autores españoles ya estudiados. Por ejemplo, en el capítulo 16 de su obra Claude d’Abbeville cree firmemente en la viabilidad de fundar un imperio ininterrumpido que iría desde Francia hasta Saint-Louis.

2.2. ¿Un salvaje verdaderamente «bueno» y «noble»? A este contexto supuestamente idílico debería corresponder naturalmente la figura del «noble» o «buen salvaje». Es cierto que se encuentra en los escritos de los padres Claude e Yves una variante del discurso que, desde Colón hasta Rousseau, considera al autóctono como un ser bondadoso, dócil y digno de admiración por su estado natural o, mejor dicho, «primitivo».19 En un período en el que se tiene conciencia del lado oscuro de la civilización europea, el «buen salvaje» es idealizado en la medida en que no ha sido corrompido todavía por el proceso imparable que afecta el Viejo Mundo.20 Entonces, a primera vista no habría por qué no concordar con los numerosos críticos (entre ellos, Daher, Duviols, Marchand-Horcel, Sá, etc.) que opinan que se puede observar aquí la imagen del buen salvaje en toda su plenitud. Se describe al tupinambá como un ser inocente, fácil de manejar y «convertible», en palabras de Daher. En cuanto a su cuerpo, es caracterizado como «naturellement beau et bien proportionné», adelantándose a «la représentation du sauvage naturel chez Rousseau», como señala Marchand-Horcel (2003: 32).21 Además, se sugiere en el propio texto de Claude d’Abbeville que los amerindios poseen capacidad racional y, sobre todo, están predispuestos a asimilar los conceptos más trascendentales (162v, por ejemplo), lo cual es esencial para validar el proyecto evangelizador de los franceses. Más aún, parece sencillo, al menos al principio, convertir a los habitantes del Maragnan porque no se adhieren a ningún culto religioso, como si fueran una tábula rasa y,

El motivo del buen salvaje será retomado más tarde en la literatura contemporánea (en Rouge Brésil de Rufin, por ejemplo). Sin embargo, casi siempre va de la mano de la figura del caníbal, como en las crónicas fundacionales. 20 Ver Lestringant (1994a), donde se discute y revalúa este punto de vista. 21 Marchand-Horcel agrega que si bien existen algunos ejemplos de niños feos o deformados, estos aparecen en contextos antinaturales, como cuando las matronas los sacan del vientre de su madre con herramientas inadecuadas (2003: 38). 19

02.indd 140

07/08/2013 12:49:21

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

141

por lo tanto, se supone que se les puede imponer una doctrina sin encontrar resistencia: Ie n’estime pas qu’il y ait eu aucune nation au monde sans quelque espece de religion, sinon les Indiens Topinamba, lesquels n’ont cy-deuant adoré aucun Dieu, ni celeste, ni terrestre, ni d’or, ni d’argent, ni de pierre, ni de bois, ni autre chose que ce soit. Ils n’auoient iusques à present aucune religion ni sacrifice; & par consequent point de Prestres, point de ministres, point d’Autel, point de Temples ny auncune Eglise, [...] en fin ils n’ont aucun culte, soit interieur, soit exterieur (322r).22

En esta cita la total ausencia de creencias espirituales en la cultura tupinambá está fuera de duda, dato que la antropología moderna ha desmentido con vehemencia. Por mi parte, quisiera resaltar las contradicciones que esta concepción del aborigen implica en los relatos de ambos misioneros franceses. Un aspecto significativo es que, aunque se elogian repetidamente las virtudes del estado natural en el que viven los habitantes del Maragnan, este mismo estado se percibe como una carencia porque se suele insistir en su falta de civilización y demás insuficiencias en comparación con los europeos, tal como se vio en los capítulos anteriores. El siguiente comentario de Yves d’Évreux es iluminador al respecto: Pareillement ce que la Nature a osté d’vn costé à ces Sauuages, à sçauoir les viures bien apprestez, les potions bien friandes, les habits pompeux, les licts molets, & les superbes maisons & palais, elle les a recompencez d’vn autre part, en leur donnant vne pleine liberté, comme aux oyseaux de l’air, & aux bestes des forests, sans estre molestez des mangeries & plaideries de par deçà, qui n’est pas vne des moindres afflictions d’entre les autres, qui balancent les commoditez que nous pensons auoir en ce monde Ancien (105-106).

A pesar de que la referencia del padre Yves a la diferencia cultural podría ser entendida como un acto homogeneizador, ya que insinúa lo que les falta a «ellos» para ser «nosotros», contribuye más bien al discurso relativista propio de la visión americana de Léry.23 Se asemeja, entonces, a la operación alegorizadora y al relativismo politizado que se manifiestan claramente en el ensayo «Des cannibales» (1580) de Michel de Montaigne, donde se pone en duda la barbarie del «salvaje» del Nuevo Mundo y se denuncian los crímenes mucho más «bárbaros» Esta imagen se irá modificando a lo largo del relato del padre Claude, quien mencionará luego las semejanzas entre los mitos indígenas y bíblicos, como el diluvio universal. 23 Sobre la representación del tupinambá en Léry, ver Lestringant (1999). 22

02.indd 141

07/08/2013 12:49:21

142

VISIÓN PERIFÉRICA

cometidos por los europeos. Según uno de los argumentos más famosos de Montaigne, «chacun appelle barbarie ce qui n’est pas de son usage» (1988 [1580]: 344); y precisa: «Nous les pouvons donc bien appeler barbares, eu égard aux règles de la raison, non pas eu égard à nous, qui les surpassons en toute sorte de barbarie» (351). Al analizar las dos culturas, tanto Léry como Montaigne reconocen que la suya puede resultar más despreciable que la otra.24 El texto del padre Claude se acerca a esta mentalidad, aunque no cuestiona con el mismo ímpetu la etiqueta de «bárbaro». En el pasaje que acabo de citar, la alusión positiva (y probablemente cargada de envidia) a la libertad del indígena viene acompañada de la animalización retórica de este, a quien se compara con los pájaros y bestias de la selva, quedando clasificado como un ser inferior.25 La desnudez, si bien es considerada como menos peligrosa que la ropa lasciva de las damas del Viejo Mundo, de acuerdo con el célebre juicio del padre Claude (271r), es otro elemento que resalta el primitivismo del autóctono según el autor (270r). Le preocupa no solo que esta costumbre del tupinambá sea supuestamente extraña y poco común, sino también que este no se avergüence de ella, lo cual lo desvincula totalmente de la Biblia, donde el ser humano se cubre desde su caída en el paraíso. Esta observación acarrea toda una serie de preguntas éticas sobre el origen del indígena del Maragnan, libre de pecado pero ciego e ignorante de la ley divina. En cambio, cuando se desea elevar el estatus de los tupinambás, se los equipara a los romanos de la Antigüedad clásica. En plena descripción de las costumbres aborígenes en torno a la muerte, Yves d’Évreux se acuerda de sus lecturas de Polibio y Diodoro de Sicilia: «[L]es Anciens Romains auoient ceste coustume de faire porter les defuncts en la Place Publique» (126). Esta identificación de los tupinambás con los romanos es precisamente lo que Todorov le critica a Montaigne en Nous et les autres: la réflexion française sur la diversité humaine (1989): aunque el humanista renacentista tenga buenas intenciones, al asociar a los caníbales con ese pueblo antiguo de gran prestigio cultural los oculta detrás de un estereotipo europeo. Así, «[l]e jugement de valeur positif est fondé sur le malentendu, la projection sur l’autre d’une image de soi —ou, plus exactement, d’un idéal du moi, incarné pour Montaigne par la civilisation classique. L’autre n’est en fait jamais perçu ni connu» (60). Todorov concluye que, si bien Montaigne se enorgullece de asumir una postura relativista, no deja de ser un pensador de tendencia universalista (61). A pesar de que la reflexión del crítico búlgaro-francés es apropiada, Para un paralelismo entre la eucaristía católica y el canibalismo americano, ver Lestringant (1996). 25 Ver Conley (2005) sobre la estructura de este ensayo. 24

02.indd 142

07/08/2013 12:49:22

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

143

peca de caer en una simplificación excesiva por no siempre leer los móviles de los Essais en el sentido de su escritura política.26 Más importante aún, el supuesto primitivismo del tupinambá, quien constituye una suerte de fetiche cultural, es idealizado en la medida en que formará parte del pasado. En efecto, se juzga en función de cómo se puede adaptar a la vida «civilizada» y se define como admirable por su maleabilidad. Este razonamiento se percibe en el entusiasmo persistente de Yves d’Évreux por la habilidad de los indígenas para imitar las «manières de table» francesas (como las llamaría Lévi-Strauss), es decir, los buenos modales en la mesa, por ejemplo, «s’asseoir en table, mettre la seruiette deuant soy, lauer leurs mains, prendre la uiande auecques trois doigts, la coupper sur l’assiete, boire à la compagnie: bref faire toutes les autres honnestetez & ciuilitez qui sont entre nous» (64). También en otros ámbitos los franceses imponen sus reglas, formalidades, requisitos, en fin, su savoir-vivre. Se trata de un amplio protocolo de prácticas sociales europeas que los autóctonos deben seguir al pie de la letra: «LES Tapinambos depuis deux ans en çà que les François leur apprennent à oster leurs chappeaux & salüer le monde, à baiser les mains, faire la reuerence, donner le bon iour, dire Adieu, venir à l’Eglise, [...] entendre le sermon, quoy qu’ils n’y conçoiuent rien» (64). Como señala Daher, mientras Claude d’Abbeville enfatiza el deseo de conversión de los tupinambás, Yves d’Évreux insiste en su aptitud para la civilización (2002: 215). Conviene recordar que la oscilación entre la admiración edénica y la necesidad de civilizar, rasgo que comparten las crónicas coloniales europeas (Ramos 1998: 61), no es del todo contradictoria en aquella época. El propio Roberto Fernández Retamar plantea que no se oponen estos polos aparentemente antagónicos, sino que son reconciliables (1995 [1971]: 8). Sin embargo, si los padres Claude e Yves ensalzan algo (los clichés del estado natural, la libertad y la ingenuidad de los amerindios) que desean destruir al mismo tiempo, no se puede aceptar sin reservas la existencia de una relación idílica entre los franceses y los tupinambás de la Francia Equinoccial tal como la describe Lévi-Strauss refiriéndose a la Francia Antártica (1955: 76).27 El fracaso de la praxis y la retórica imperiales se hace notar de manera nítida al reforzar el vínculo de los escritos sobre el Maragnan con el discurso periférico. Inspirándose en Léry, Montaigne compara a los habitantes del Nuevo Mundo con los del Viejo Mundo para criticar los crímenes cometidos en Francia en nombre de la religión. 27 No es este el punto de vista expresado en Histoire de lynx, donde los franceses, situados en otro ámbito geográfico, no colonizan sino que son coureurs des bois (literalmente «corredores de bosques», o sea, comerciantes de piel en la colonia de Nueva Francia). Para más información sobre la interpretación posestructuralista de Léry, ver Lévi-Strauss (1994). 26

02.indd 143

07/08/2013 12:49:22

144

VISIÓN PERIFÉRICA

2.3. Una crisis latente en el Edén En este contexto, la obsesión con el demonio se hace cada vez más patente en las obras de los dos misioneros franceses. Según estos autores, los «salvajes» ya no corresponden tan fácilmente a una imagen paradisíaca, puesto que los dominan espíritus maléficos, entre ellos el diablo. El padre Yves dramatiza esta creencia y considera la región como un «Païs plein d’Indifelité & d’Ignorance de Dieu farcy de Diables, effrontement tyrannisans ces Pauures ames captiues» (10). Así, se deja entrever cierto sentimiento de terror o «repulsión», en términos de Laura Fishman (1989: 25), aunque todo parezca estar bajo control. El padre Yves usa también una metáfora particular, la de la basura, cuando deplora «l’aueuglement des ames detenuës en la captiuité de cet immonde esprit, qui ne cesse de precipiter d’ordure en ordure les ames qui luy seruent» (43). Como se verá, las referencias explícitas a la suciedad y los desechos reaparecerán en los textos de Nóbrega. Hacia el final del escrito del padre Claude se narra una escena donde este sorprende a un grupo de indígenas fumando, es decir, «[c]aouinnoyent» (303v), desnudos, algunos despeinados, otros gritando o bailando. Lo que se desprende de la descripción de esta fiesta es el caos y, en especial, el hecho de que se asemeje, según el narrador, a un pequeño infierno: «[I]l me sembloit à voir quelque symbole ou figure d’vn petit Enfer» (304r). Se sigue comentando que el diablo debe estar deleitándose ante la reunión de este pueblo envilecido por sus costumbres «bárbaras» y lamentables, o sea, «ce miserable peuple qui a tousiours esté sien comme barbares, cruels & yurongnes, ne prenant plaisir qu’à danser & Caouinner lors que l’occasion y eschet» (304r). Estamos lejos de un Léry totalmente cautivado y maravillado («ravi») al espiar una ceremonia de baile y canto tupinambá que no llega a entender del todo (1994 [1578]: 403-405).28 Esta no es sino la culminación de todo un proceso en el que el menosprecio del Otro se hace cada vez más intenso. A lo largo de la obra del padre Claude, a los aborígenes se los trata como «inhumains» (294v), tienen una rabia «plus que diabolique» contra sus enemigos (294v) y son capaces de cometer «la plus grande cruauté & la plus grande inhumanité qui fut iamais» (295r).29 Es cierto que la representación de América como infierno es muy común en la época. Muchos viajeros europeos, entre ellos Léry, están convencidos de que los demonios, derrotados por el éxito del cristianismo en el viejo Ver Certeau (1975: 221-222), Lestringant (1994b) y Clastres (1985). A diferencia de Fishman, no considero que la expresión «pauvres sauvages», empleada numerosas veces por el padre Claude, exprese siempre «compasión» (1989: 21). 28 29

02.indd 144

07/08/2013 12:49:22

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

145

continente, huyeron al Nuevo Mundo para mantener su dominio allí. Asimismo, Marc Lescarbot, escritor francés conocido por su imagen del noble salvaje, hace digresiones sobre los defectos dañinos de los indígenas y propone, en consecuencia, una política del terror.30 Los misioneros españoles y portugueses (además de los ya mencionados Nóbrega, Anchieta y Acuña, Bernardino de Sahagún, Antonio Ruiz de Montoya, etc.) también conciben a los autóctonos como víctimas del diablo o reencarnaciones de este.31 Incluso los propios indígenas han llegado a asimilar esta visión, o por lo menos fingen haberla interiorizado, como demuestra el discurso del jefe Jacoupen en el texto del padre Yves (348-350). La razón por la cual los tupinambás están en desventaja, según sostienen los dos misioneros franceses del Maragnan, está en manos del orden divino y no se puede explicar con el entendimiento humano. De acuerdo con esta mentalidad, la única solución es la colonización: como resume Raminelli, «a luta contra o Mal concedia aos infortúnios e às desventuras da colonização uma lógica, uma racionalidade. E o embate contra o demoníaco —o “inimigo político”— respaldava a conquista e a colonização, realizadas sobre as ruínas do Império Diabólico» (1996: 134). Sin embargo, me interesa postular que esta lucha contra el demonio es más problemática de lo que parece. En efecto, según la doctrina cristiana, si el indígena no se puede deshacer de sus supuestas supersticiones, no está completamente listo para aceptar la evangelización ni tiene la capacidad de entender el concepto de Dios. Entonces, a pesar del potencial para el futuro, la ansiedad del narrador queda explícita y marcada por la imposibilidad de enseñar su religión con facilidad.

«Indeed, as a colonialist confronting not only Indian alliances and friendship but also hostile peoples whose opposition sometimes violated European norms of the sanctity of property, and sometimes embraced the use of lethal force, Lescarbot presents one of the most remarkable rhetorical stances in the French colonial literature in his oscillation between strongly positive and negative rhetoric, the latter extending so far as the evocation of an incipient theory of terrorism» (Ellingson 2001: 18). Ver también Dickason (1984) y Cro (1990). 31 De hecho, para entender los textos de Claude d’Abbeville e Yves d’Évreux en su totalidad, conviene compararlos con la obra maestra del famoso misionero Sahagún. La Historia general de las cosas de Nueva España (ca. 1575-1580) es sumamente distinta, lo cual resalta la condición periférica de los escritos sobre la Francia Equinoccial. Puesto que en este libro se manifiesta una gran admiración por las grandes civilizaciones, se hacen referencias a Roma, Troya y Venecia (448), y se insertan genealogías magníficas así como anécdotas sobre reyes, mercaderes y metales preciosos, es evidente que el estado ideal del Maragnan ya se encuentra concretamente en el México del franciscano español. 30

02.indd 145

07/08/2013 12:49:22

146

VISIÓN PERIFÉRICA

Al mismo tiempo, cabe señalar que se deja entrever una gran curiosidad por el amerindio en los escritos de ambos autores.32 El odio y el desprecio se complementan, pues, con un interés aparentemente genuino por el Otro que lleva en algunos casos a momentos de profundo placer. Yves d’Évreux, por ejemplo, estalla de risa ante ciertos actos de los tupinambás: «Pour moy ie confesse que iamais en ma vie ie n’ay eu tant enuie que lors que ces femmes escrimoient les vnes contre les autres, auec des gobelets de bois pleins de ce vin, beuuans l’vne à l’autre, faisant mille grimaces & démarches» (42). Vale recordar que esta curiosidad risueña, inevitablemente asociada a la infantilización del sujeto indígena, no se observa en muchos otros textos coloniales de aquel período. Tal actitud va de la mano de una predilección «protoetnográfica», en términos de Daher, por los idiomas autóctonos, aunque solo sea con fines didácticos (es decir, evangelizadores e imperialistas): el relato del padre Yves, en particular, incluye léxicos en una lengua tupí (93-94, 9698, 114-117, etc.), además de traducciones de algunas oraciones y doctrinas del francés a este idioma aborigen (272-277), seguramente para fomentar la transculturación. Al respecto, conviene remitirse al planteamiento de Doris Garraway en The Libertine Colony: Creolization in the Early French Caribbean (2005) sobre el diccionario en situaciones coloniales, a través del cual se inserta en los textos literarios una especie de dialogismo que desestabiliza la superioridad de la voz del colonizador sobre la del colonizado: «[T]he dictionary represents a diverse and discontinuous set of exchanges, encounters, and dialogues in which the positions of the observer and the observed, subject and object, are in constant flux» (89). Por tanto, se puede sugerir que en los escritos de los dos misioneros franceses, la incorporación de una lengua tupí evoca la presencia del Otro y desafía en cierta medida la hegemonía europea. Como efecto de la misma curiosidad por lo ajeno, se nota también el afán de describir la novedad que caracteriza este mundo recién «descubierto» y sus habitantes: el padre Yves se propone revelar la idiosincracia de los tupinambás, «desquels personne n’a point encore escrit, au moins parlé suffisamment, & sont belles & rares, qui faict que ie m’y estendray plus amplement» (39). Este interés recuerda el de Thevet por las singularidades (singularités) que anota con minuciosidad en sus relatos y que Conley define adecuadamente: como Ulises, el cosmógrafo «returns with reports of new and unique phenomena that are, like the insular spaces he visits, replete with unique Por lo tanto, se puede matizar la siguiente afirmación de Silviano Santiago: «The navigators and the colonizers were not truly curious about the Other and dissatisfied with the European reality of the time» (2001: 10). 32

02.indd 146

07/08/2013 12:49:23

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

147

impressions. Singularités, they are also pebbles and pieces of strangeness, isolated and scattered bits, insularités, peppering an oceanic surface» (2000: 761-762). Por supuesto, no sostengo que el motivo principal de los viajes a la Francia Equinoccial sea el fruto de un encanto comparable al que producen dichas singularidades. No obstante, tampoco creo que se deba subestimar el rol que desempeña la fascinación con el Otro, tan visible aquí como en las obras que analicé en los capítulos anteriores. Finalmente, más allá de los problemas que acarrea el poder del demonio, el medio físico no es tan edénico como lo parece a primera vista. En lo específico, es menos digno de admiración que Europa o las famosas colonias españolas (el Perú y la Nueva España) que impresionaban al lector francés de la época (Marchand-Horcel 2003: 20). Según se queja Claude d’Abbeville, el paisaje no solo está poblado de pájaros preciosos sino también de murciélagos de naturaleza «effroyable» (240r) e innumerables animales que molestan al ser humano (254v). Más importante aún, tanto el padre Claude como el padre Yves son conscientes de que el Maragnan pertenece a la periferia. De hecho, esta isla constituye un caso de doble marginalidad por su distancia de la metrópoli (Francia) y de uno de los centros coloniales (la Nueva Francia). Dicha conciencia se pone de manifiesto cuando el padre Claude insiste en que allí no hay grandes monumentos de arquitectura refinada: MAIS en premier, il est à remarquer que leurs Villages ne sont pas comme les nostres, ny moins comme nos villes, bien basties, enuironnées de remparts, de murailles & de fossez, où il se trouue de beaux logis, de riches bastimens, des superbes Palais ou des Chasteaux imprenables. Leurs villages qu’ils appellent Oc, où Taue en leur langage, ne sont autre chose sinon quatre loges faites de gros arbres ou pieux de bois, couuerts depuis le haut iusques au bas, de fueilles de Palmes qu’ils appellent Pindo; dont il y a grande abondance parmy les bois & forests, tant qu’elles en sont presque toutes pleines: & estant ainsi mises en oeuure, elles resistent merueilleusement à la pluye (181r-181v).

Si bien el misionero reconoce la funcionalidad de este espacio donde las viviendas son resistentes a la lluvia, su descripción se basa en la negación, de acuerdo con lo que no es en comparación con la cultura europea. Este razonamiento expone sin duda el sentimiento de inferioridad respecto al Perú, que se expresa también en los Diálogos das grandezas do Brasil (1618) de Ambrósio Fernandes Brandão,33 entre otras obras portuguesas, reflejando una operación de jerarquización propia de la colonialidad del poder. Sin em33

02.indd 147

Ver Buarque de Holanda (1969 [1959]: cap. 4).

07/08/2013 12:49:23

148

VISIÓN PERIFÉRICA

bargo, el Maragnan se considera a su vez superior a África, por lo que se establece otro sistema de centros y periferias (Yves d’Évreux 193-194, 196). Más específicamente, el Maragnan es un mundo que no está formado todavía, lo cual prueba que todo es potencial en la escritura periférica. Mediante sus alusiones al paraíso, los evangelizadores franceses aportan la grandeza de la que este territorio supuestamente carece. Así, la conquista se realiza sobre todo en términos discursivos, compensando el hecho de que se trate de una especie de fracaso político.34 No obstante, aunque marcada por su estatus periférico, esta región no tardará en transformarse en una zona estratégica que, tal como explica un autor de la época, Alexandre de Moura, cuenta con muchas ventajas: «Deste Reino pode V. Mag. de mandar ir o provimento para o Maranhão e Amazonas por custar tudo menos da metade que no Brasil e pelo tempo adiante seja cada um deles governo per si [...] por serem muito distantes, um do outro e longe do Brasil que mais facilmente se vai a Portugal do que se vai a ele» (cit. en Melo Sampaio 2003: 123). Evidentemente, el estilo periférico se irá modificando a la par de los cambios geopolíticos, perdiendo cada vez más su intensidad.

2.4. Señales inquietantes en la obra del padre Yves: el problema de la mímica Es común plantear que los escritos de la Francia Equinoccial le otorgan una importancia especial a la voz del amerindio, convirtiendo el discurso directo de este sujeto en una práctica bastante corriente en las letras francesas (Daher 2002: 225). Más precisamente, no se debe olvidar que la cita oral del Otro, altamente retórica, tiene una larga tradición desde Tucídides: unos casos notorios entre las obras del Nuevo Mundo son también los elocuentes parlamentos de los caciques mapuches en La Araucana de Ercilla y Zúñiga y los de Moctezuma en las Cartas de relación de Cortés. Estos discursos, a pesar de sus aparentes buenas intenciones, tienen como propósito corroborar las declaraciones de los misioneros en el marco de su proyecto colonialista y evangelizador, puesto que se espera de los indígenas que confirmen su entusiasmo por la cultura del invasor. Es interesante recalcar, empero, que dejan entrever al mismo tiempo la visión de los vencidos (Daher 2002: 112), la cual se manifiesta a veces de forma subversiva. AlguAl fracaso político se suman las arduas condiciones de trabajo: la tierra es estéril, por lo cual «nous patissions beaucoup en ces commencements, voire à peine auions nous de la farine du Païs, de laquelle nous faisions du Migan» (Yves d’Évreux 12). 34

02.indd 148

07/08/2013 12:49:23

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

149

nos críticos se han referido a los pasajes donde la resistencia autóctona es explícita; por ejemplo, Maurice Pianzola insiste en el efecto preocupante que genera la arenga del viejo jefe Momboré Uaçu y las medidas tomadas para contrarrestarla: On sait l’effet de certains de leurs discours, c’est donc qu’ils ont parlé vrai, comme ce vieillard nommé Momboré Ouassou dont une harangue réussit à troubler si profondément les habitants de son village d’Eussaouap (le «Lieu où l’on mange des crabes», l’actuelle Vinhais, à quelques kilomètres au nord-est de la capitale São Luís), que Razilly demanda en un premier temps à des Vaux de répondre à l’Ancien (1991: 64).

La angustia provocada por la diatriba de este jefe, quien critica la llegada de los franceses, debió ser considerable, ya que se desplegaron muchos esfuerzos para intentar convencerlo, así como a los demás miembros de su comunidad, de lo inofensiva que era la empresa francesa. Pero, a mi modo de ver y en contraste con lo que sugiere Pianzola, quizás no importe tanto saber si la inclusión de este tipo de monólogo en estilo directo prueba que se enuncia «la verdad», sino entender su función en los textos de los misioneros franceses. Como Martín Lienhard arguye, lo notable en un documento colonial no es su veracidad o «lo que dice o lo que parece decir»; es «lo que trata de ocultar» (2008: 27). La protesta de Capiton contra el sistema colonial tiene el mismo impacto en el relato del padre Yves. Este barbero se propone responder con una política del terror: «Moy, moy, moy, Ie suis furieux & vaillant. […] Ie suis un grand Sorcier: C’est moy, c’est moy, qui tuë les Peres &c. [...]. Ie tourmenteray les François auec maladies, et leurs donneray tant de vers aux pieds & aux jambes qu’ils seront contraints de s’en retourner en leur païs» (31). Se siente superior, además, a nivel mágico dado que es brujo («sorcier»), profesión de la cual asegura que los franceses no saben nada (31). Llama la atención que este indígena, al saber argumentar su postura al igual que Caupolicán o Lautaro en La Araucana, se vea dotado de racionalidad y técnicas retóricas (puesto que tiene cierto poder persuasivo, o más bien performativo, en palabras de Austin), y por ello sea representado como digno de admiración y respeto. Al mismo tiempo, se califica a Capiton desde el principio como «vn plaisant & rusé Sauuage» (30); por consiguiente, es inocuo y domesticable, y debe ser dominado. El uso del estilo directo por parte de los personajes autóctonos es un rasgo interesante de subrayar, sobre todo porque difícilmente podría ser una característica de las crónicas portuguesas. Como comenta acertadamente João

02.indd 149

07/08/2013 12:49:23

150

VISIÓN PERIFÉRICA

Adolfo Hansen, «o índio não fala, nesses textos, nem poderia falar, logicamente, pois a analogia pressupõe que sua língua é muda, ausente do sentido» (1993: 50). Solo hace falta citar la opinión de Gabriel Soares de Souza sobre los idiomas de los indígenas del Brasil para confirmar este juicio: Têm muita graça quando falam, mormente as mulheres; são mui compendiosas na forma da linguagem, e muito copiosos no seu orar; mas falam-lhes três letras das do ABC, que são F, L, R grande ou dobrado, coisa muito para se notar; porque, se não tem F, é porque não têm fé em nenhuma coisa que adorem; nem os nascidos entre os cristãos e doutrinados pelos padres da Companhia têm fé em Deus Nosso Senhor, nem têm verdade, nem lealdade a nenhuma pessoa que lhes faça bem (2000 [1587]: 231).

La carencia de ciertas letras en el alfabeto de los aborígenes refleja, según el autor, la supuesta falta de cultura de estos pueblos, lo cual deslegitima su discurso. Si bien el tupinambá tiene derecho a expresarse en el escrito del misionero francés, se termina silenciando todo enunciado perturbador, como el de Capiton, desligándolo de su contenido político y subversivo. Se menciona, por ejemplo, que este pronuncia palabras amenazantes solo para darse más importancia, «ayant un desir extrême d’estre estimé grand» (30). De todas formas, el rebelde pide perdón y desmiente los rumores: «Ie n’ay rien dit de tout cela» (32). Este episodio, aparentemente sin consecuencias graves, sigue siendo inquietante, ya que el final feliz, en el que todos se regocijan, incluido el mismo Capiton (33), no logra borrar del todo el mensaje crítico. Aunque la alocución de este hechicero, como las demás, queda sujeta al marco procolonialista de la obra y sirve para celebrar la imposición del poder colonial, no deja de dar lugar a una voz de disensión que perturba la autoridad política. Sin embargo, el aparato imperial, como se vio en el segundo capítulo, sabe aprovechar los gestos de rebeldía para reafirmarse.35 Así, el texto del padre Yves se aparta del estilo colonial canónico que, por lo general, se localiza en una mirada externa, privilegiada, la del autor europeo que tiene pleno control sobre los elementos observados, lo que recuerda el panóptico de Jeremy Bentham teorizado por Foucault en Surveiller et punir: naissance de la prison (1975). Spurr explica esta relación entre dicho panóptico y el punto de vista colonialista: Like the supervisor in the Panopticon, the writer who engages this view relies for authority on the analytic arrangement of space from a position of visual advan35

02.indd 150

Sobre la Norteamérica colonial, ver también Trigger (1985) y Axtell (1992 y 2001).

07/08/2013 12:49:24

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

151

tage. The writer is placed either above or at the center of things, yet apart from them, so that the organization and classification of things takes place according to the writer’s own system of value. Interpretation of the scene reflects the circumspective force of the gaze, while suppressing the answering gaze of the other. In this disproportionate economy of sight the writer preserves, on a material and human level, the relations of power inherent in the larger system of order (1993: 16-17).

Si bien esta afirmación expresa de manera apropiada las repercusiones del sistema de vigilancia puesto en práctica por el escritor europeo, resulta sumamente radical por no conceder ningún espacio a la posible respuesta de quien es objeto de la mirada imperial. Me gustaría detenerme ahora en casos de resistencia mucho más sutil e implícita: la mímica del indígena. Según mi propia hipótesis un tanto provocativa, la mímica constituye aquí otra forma de subversión, menos abierta pero igualmente (o quizás más) poderosa. Es fundamental tener en cuenta que, si bien la imagen del europeo que reenvía el amerindio en el escrito de Yves d’Évreux es obligatoriamente favorable, esta siempre queda deformada, revelando así las dudas y preguntas de los sujetos enunciadores. El acercamiento escogido puede ser extremadamente productivo en el marco de las tendencias académicas actuales. En efecto, durante las últimas décadas la cuestión del antagonismo entre seres marginados y potencias imperiales europeas ha cobrado popularidad en los estudios coloniales latinoamericanos. Entre los ejemplos más famosos de dicha oposición se encuentran los actos de rebelión de Juan Santos Atahualpa, José Gabriel Condorcanqui Túpac Amaru y François-Dominique Toussaint Louverture, los cuales se estudian en Disidentes, rebeldes, insurgentes: resistencia indígena y negra en América Latina. Ensayos de historia testimonial (2008) de Lienhard.36 En el Brasil colonial dos de los rebeldes más célebres son, sin lugar a dudas, los líderes guerreros del Quilombo de Palmares, Ganga Zumba y Zumbi (1655-1695), cuya lucha es objeto de la película Quilombo (1984) de Carlos Diegues. No obstante, en mi opinión, se debe llamar la atención sobre formas de resistencia menos explícitas que la crítica literaria o historiográfica ha pasado por alto (tal vez, en parte, por ser menos comerciales). Al mismo tiempo, contrariamente a la creencia común de que las dos colonias francesas en el Brasil, la Francia Antártica y la Francia Equinoccial, eran totalmente pacíficas (a diferencia de las colonias portuguesas u holandesas), el relato de Cabe precisar, sin embargo, que estos líderes ocupan una posición privilegiada dentro de su marginalidad. 36

02.indd 151

07/08/2013 12:49:24

152

VISIÓN PERIFÉRICA

Yves d’Évreux contiene instancias contestatarias que ponen en cuestión esta dicotomía simplista (resistencia vs. pacifismo). Ya se mencionó que a nivel de las prácticas cotidianas los indígenas aprenden a imitar a los franceses. Incluso surgen momentos ridículos (desde la perspectiva de los evangelizadores) cuando los aborígenes intentan «copiar» a los europeos y combinan ropa elegante con otras prendas inapropiadas. Sin embargo, prefiero enfocarme en la mímica oral del tupinambá, ya que el poder de su voz en el texto del padre Yves me parece todavía más desconcertante. En una escena incluida en la segunda parte de la Suitte de l’histoire, un anciano trata de probarle al misionero que su hijo está listo para el bautismo. Concibiendo la lengua francesa como garantía de la preparación de este, lo obliga a pronunciar un breve discurso: «Bon ioure monseïeur comme re vo reporteré vou. Ben monseïeur, à vostre seruirice, volè vou mangeare, Oy: du pain, peïsson, char, may teste, men chapeyau, pourpuin, Chaüsse, Chamise» (361). Esta deformación del francés estándar crea un nuevo lenguaje o «glosolalia», noción que Certeau, entre otros, conceptualiza en «Utopies vocales: glossolalies» (1980). De hecho, se podría tratar de un tipo de glosolalia que el destacado filósofo e historiador francés describe en estos términos: «S’appuyant sur le parler articulé, elle procède à sa déconstruction par jeu sur les phonèmes et/ou par dérision de la parole» (29).37 No sorprende, entonces, que la reacción del padre Yves sea una risa explosiva, lo cual subraya, si no la amenaza, sí el carácter paródico de la mímica verbal: «I’auois bien de la peine à me cōtenir de rire, & ne pouuois iouyr de mon Truchement, tant il estoit transporté de la passion de rire sur la simplicité de ce personnage» (361). El mismo Certeau plantea en L’écriture de l’histoire (1975), respecto a la obra de Léry, que la oralidad es fuente de placer (221); convendría matizar este comentario y sugerir que aquí es a veces fuente de burla. Es interesante señalar, además, la selección del vocabulario: de la actitud servil del criado se pasa a una enumeración de las comodidades privilegiadas por los franceses. Es más, el anciano (y tal vez su hijo) cree que la enunciación de tales palabras, casi mágicas para alguien que no las entiende, basta para ser digno del bautizo. Se puede deducir que el anciano, al igual que los demás, no ha captado la esencia del acto bautismal. Se resuelve el desajuste al tomar la medida de dejar al hijo en Saint-Louis para que profundice su aprendizaje en una especie de programa de lengua y cultura intensivo. No Certeau agrega que se trata de una «fachada» (façade) que distorsiona el lenguaje cuando se conocen sus reglas (26). La diferencia es que en este caso el indígena no domina completamente las reglas gramaticales del francés. 37

02.indd 152

07/08/2013 12:49:24

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

153

obstante, gracias a este pasaje queda claro que los tupinambás interpretan a su manera las prácticas europeas. Se nota así la agencia de los indígenas al generar una parodia que tiene el potencial de ser niveladora.38 Más importante aún es el episodio en el que los representantes del pueblo autóctono reproducen, deformándolo, el discurso cultural francés (230). Se trata de un momento en que el narrador otorga la palabra a un grupo de autóctonos para que expliquen cómo perciben a los curas franceses y el cambio que la llegada de estos implica para su comunidad. Un tupinambá se anima a exponer las costumbres aparentemente extrañas de los franceses: «Tous les François escoutent, & est longtemps à parler, & se fache en parlant, & on ne sçait à qui il parle: car tous se tiennent fermes» (230). Se nota un énfasis en la recepción, es decir, en cómo los indígenas conciben y reciclan las prácticas europeas. Sin duda cabe preguntarse si comprenden de verdad lo que se dice, lo cual, como ya mencioné, es un requisito para la predicación a la francesa.39 Por lo tanto, se podría proponer que se repite, en menor grado, la situación creada por el Requerimiento, donde la falta de comunicación efectiva es manifiesta. El representante amerindio sigue describiendo gestos que parecen carecer de sentido al sacarse de su contexto: «Ils ont des iours ausquels ils ne mangent point de chair, encore qu’on leur en apportast. Ils ne passent point de iours au nōbre des dix doigts de la main, qu’ils ne fassent vne ou deux fois vestir aux François leurs beaux habits, & venir à la maison du Toupan, pour parler auec luy, & escouter la parole de Dieu» (231). También alude el narrador a otras acciones que podrían dar la impresión de ser ligeramente incoherentes, como esta: «Apres qu’il a parléē, ils se mettt à chanter les vns apres les autres» (230). El resultado, entonces, no es una reproducción cultural exacta: es «almost the same, but not quite», en términos de Bhabha (2004 [1994]: 86). Como toda mímica, es a la vez una burla y una amenaza, «so that mimicry is at Ver Lévi-Strauss (1962) para una reflexión sobre el concepto de agencia desde el punto de vista estructuralista. En cuanto a la mímesis de la incorporación de las estructuras coloniales, es imprescindible mencionar el clásico documental de Jean Rouch, Les maîtres fous (1955). Finalmente, sobre la relación entre la mímesis y la lógica de la colonialidad desde la perspectiva etnográfica, ver Taussig (1993). 39 Al igual que Fishman, quiero enfatizar la posibilidad de que el diálogo entre los franceses y los tupinambás no haya sido tan idílico como se presenta: «Problems in communication were undoubtedly a factor, and misinterpretations of intentions on both sides surely arose. It is unlikely that Father Claude could have explained so readily the full meaning of Christianity to the natives, and perhaps he misunderstood their responses. But it is also unlikely that he fabricated the entire scenario» (1989: 22). 38

02.indd 153

07/08/2013 12:49:24

154

VISIÓN PERIFÉRICA

once resemblance and menace» (140). Sin embargo, como ya aclaré en los capítulos anteriores, este mecanismo no desestabiliza totalmente la autoridad colonial, aunque insinúe cierta incertidumbre en la estructura del dominio imperial. Así, el acto de prestarle voz (aunque ficticiamente) al indígena puede ser un arma peligrosa para el colonizador, ya que la imitación oral o gestual opera como un espejo que devuelve una imagen distorsionada.40 Cuando los tupinambás ofrecen su visión de los sacerdotes franceses, destacan particularmente las condiciones materiales que son los elementos visibles de un sistema simbólico que se les escapa: «Ils font boire & manger le Toupan dans de beaux vases d’or & la table où ils mangent, est bien accommodee & ornee de belles estoffes, & de beaux linges: Et quant à eux, ils sont vestus de riches accoustremēs» (230). Mediante esta selección subjetiva de los aspectos más llamativos de la cultura francesa, se hace más evidente la diferencia entre los modos de vida de ambos grupos y, por ende, lo absurdo que resulta el lujo excesivo de un ritual sobrecodificado en un ámbito marginal. Siguiendo la misma lógica, se produce una deformación que causa hilaridad cuando otro indígena relata en sus propias palabras el concepto de resurrección. Según él, cada uno puede elegir sus características físicas y hasta su género en el cielo, después de muerto: «[Q]uand le Toupan r’enuoyera vn chacun prendre son corps, si tu aymes mieux porter les cheueux longs & auoir vn corps de femme au Ciel, que celuy d’vn homme, tu prieras le Toupan qu’il te face vn corps de femme, & tu resusciteras femme, & là haut au Ciel, tu seras mis au costé des femmes, & non au costé des hommes» (262). Esta interpretación insólita del concepto cristiano recuerda que casi siempre existe un desajuste entre lo que los tupinambás parecen entender y lo que los europeos desean enseñarles. Para limitar el impacto de tales palabras, el narrador les quita su carga polémica usando como excusa el poco conocimiento del indígena, quien todavía no ha sido sometido a los esquemas educativos del cristianismo: «VOVS excuserez ce pauvre Sauuage non encore Chrestien ny Catecumene touchant le poinct de la Resurrection» (262). Si bien la mímica no es propia de la periferia, se podría postular que allí adquiere un carácter bastante radical, puesto que la diferencia entre el imitador (el «colonizado») y lo imitado (el «colonizador» y su cultura) es mayor. En estas circunstancias, se advierte el escape de un «plus» de sentido al no siempre representarse lo que se quiere representar; es decir, se expresa 40 Por supuesto, dicha distorsión sale de la pluma del padre Yves, más que de la boca del indígena, y debe ser considerada como una estrategia ficcional usada tal vez para caricaturar al tupinambá. Asimismo, una cita de la oralidad aborigen no necesariamente tiene que ser genuina y auténtica (ver Griffiths 1994).

02.indd 154

07/08/2013 12:49:25

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

155

de otra manera (de ahí, nuevamente, el «almost the same, but not quite» de Bhabha) lo que se supone que se debería simular y, por consiguiente, se trata indudablemente de un desafío, aunque controlado, al poder. Sería legítimo atreverse a plantear que, paradójicamente, al imitar oral o físicamente a los misioneros franceses y al reproducir su versión oficial, los autóctonos marcan una distancia entre «ellos» y «nosotros». El efecto generado es el de extrañeza (Verfremdungseffekt)41 para los europeos (en particular el narrador y los posibles lectores), lo que aumenta todavía más la disparidad entre ambos grupos étnicos. La traducción como paradigma de contacto cultural revela toda su complejdad en este caso, con las pérdidas y ganancias de significado que el proceso implica.42 Como ya se señaló varias veces, la mímica que se manifiesta en el relato de Yves d’Évreux está lejos de ser un acto hostil de insurgencia. Los que la practican no llegan a experimentar el éxtasis al que se refiere Lienhard, inspirándose en Albert Camus, para describir el momento en que el subalterno decide liberarse (2008: 19). Sin embargo, si uno lee la historia a contrapelo, siguiendo el consejo de Carlo Ginzburg, entre otros historiadores, es posible interpretar la mímica como una estrategia (consciente o no) que perturba la mirada privilegiada del colonizador. Al contener instancias ambiguas de resistencia, se sugiere que la colonización francesa del Maragnan no fue tan ideal como suele ser retratada y presenta un discurso mucho más «dialógico» sobre la conquista del Brasil.

3. Los relatos de la Francia Antártica: Jean de Léry y su relación con el centro imperial No se puede analizar el corpus de los escritos sobre la Francia Equinoccial sin considerar el de la Francia Antártica. Teniendo en cuenta que esta fue la primera colonia francesa en el Brasil, constituyó sin duda el modelo (bien que lejos de ser perfecto) a la vez político y textual de la fundación del Maragnan francés. Daher, en su comparación adecuada de ambos acervos (2002: 226-238), sostiene que Claude d’Abbeville llega a plagiar en algunos Como se sabe, este concepto fue acuñado por Bertolt Brecht, echando mano de la noción de ostranenie del crítico literario Víktor Shlovski, para definir un acercamiento al teatro que pide un distanciamiento emocional por parte del público a través de un efecto de extrañeza. 42 Sobre el tema de la traducción cultural, ver, por ejemplo, Balibar y Wallerstein (1988), Geertz (1993), Schwartz (1994), Carbonell i Cortés (1997) y Mackenthun (1997). 41

02.indd 155

07/08/2013 12:49:25

156

VISIÓN PERIFÉRICA

momentos la obra de Léry. En este estudio se enfatiza, entre otros aspectos, el optimismo del padre Claude ante la conversión de los indígenas, en contraste con la mentalidad condenadora del pastor protestante francés.43 La relación intertextual entre la narración de Léry y la del padre Claude no es de extrañar dados los vínculos evidentes que unen ambas empresas colonizadoras, pero lo que la crítica académica no ha mencionado es el patente interés del viajero francés por los documentos españoles sobre el Nuevo Mundo, particularmente el Perú, es decir, uno de los dos centros coloniales más importantes del imperio ibérico. Si bien los misioneros de la Francia Equinoccial aluden en ocasiones al Perú, Léry no solo lo hace con más insistencia sino que también remite a menudo a las producciones textuales de la zona andina. Estos datos podrían ser de poca importancia si no fuera porque, a mi modo de ver, a veces indican cierta dependencia (o un leve sentimiento de inferioridad, aunque involuntario) hacia lugares de más prestigio cultural y, por tanto, reflejan la condición marginal de la propia escritura del pastor. El caso más conocido es el de las observaciones sobre la Brevísima relación de Las Casas, traducida al francés por Jacques de Miggrode con el título de Tyrannies et cruautez des Espagnols (1579).44 La obra lascasiana se usa aquí, al igual que en numerosos textos de aquella época, como fuente de autoridad sobre la famosa «leyenda negra»: Mais afin de renvoyer l’horrible cruauté en l’Amerique mesme, non pas seulement exercée par les naturels habitans les uns contre les autres, mais beaucoup plus detestablement par les Espagnols sur les miserables nations de ces païs-là, lesquelles Dieu par son juste jugement a livrées entre leurs mains, il faut voir le livre de frere Barthelemi de las Casas, moine et Evesque Espagnol [...] où il y a des choses tant espouvantables seulement à ouïr (1994 [1578]: 591-592).

Al relatar algunas de las atrocidades cometidas por los católicos españoles justo después de un capítulo sobre el canibalismo de los tupinambás, no sorprende que este parezca un crimen menor.45 Al mismo tiempo, sirve para «Mais le P. Claude a réussi à insérer la paraphrase du texte de Jean de Léry dans la dispositio de son récit missionnaire, en montrant l’Indien en tant qu’objet d’analyse ethnographique sans pour autant l’exclure, comme l’avait fait le huguenot, de la possibilité du salut. Rien du pessimisme attesté de Léry quant à la possible conversion des Tupinamba, porteurs de la malédiction chamitique, ni de la condamnation du destin colonial français au Brésil ne subsiste sous la plume du Capucin» (Daher 2002: 300). 44 Este manuscrito se encuentra en la Biblioteca William L. Clements (Ann Arbor, EE. UU.). 45 Para un análisis detallado de la escenificación del canibalismo colectivo de los tupí-guaraníes, ver Combès (1992). 43

02.indd 156

07/08/2013 12:49:25

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

157

aclarar las diferencias respecto a la política americana entre las naciones europeas, así como para definir la frontera ideológica entre los protestantes y los católicos. Además, Léry se refiere constantemente a López de Gómara, a quien suele llamar el «historien des Indes Occidentales», como parte de una especie de proyecto (proto)etnográfico. En efecto, alude frecuentemente al erudito español para comparar la tierra y los habitantes del Perú con los de la costa del Brasil.46 Por ejemplo, al describir el Avati, asegura la importancia de este producto asemejándolo al maíz que los conquistadores habían encontrado en el Perú y que es una prueba concreta de la fertilidad del suelo (242). De hecho, la etnología comparada ya había sido un método de análisis en las obras de Las Casas y Acosta, donde se equiparan sobre todo las culturas de la Nueva España y del Perú.47 Tal acto realizado por Léry demuestra cierta atracción por esta última región y un deseo integrador que le permite estar más o menos al mismo nivel que ella. En otras ocasiones el pastor francés subraya de modo sutil los distintos grados de civilización de ambos espacios: [L]eurs tabernacles sont si aisez à transporter, que non seulement ils n’ont point de grands palais eslevez (comme quelqu’un a escrit qu’il y a des Indiens au Peru qui ont leurs maisons de bois si bien basties qu’il y a des sales longues de cent cinquante pas, et larges de huictante), mais aussi que nul de ceste nation des Toüoupinambaoults dont je parle, ne commence ni logis ni bastiment qu’il ne puisse voir achever (441).

Así es como Léry transforma un aspecto negativo desde su perspectiva cultural (la falta de civilización) en algo mucho más positivo (el fácil manejo de las comodidades). Nótese que el relativismo se establece aquí con el Perú, y no con Europa, revelando el nuevo sistema de jerarquías que se va creando en aquel período. Existen muchas más referencias a este historiador español (214, 221, 239, 292, 307, 349, 368, 381, 389, 393, 422, 517, 522, etc.). 47 Ver Pagden (1986 [1982]: caps. 6 y 7). Por ejemplo, este afirma que «America was, Acosta knew, a place of wide cultural diversity, and before the fledgling missionary could carry out his task it would first be necessary for him to possess some understanding of the culture to which each group of his potential converts belonged. Methods of instruction, even modes of address, if they were to have the desired effect, had to be determined by the cultural background of the audience. It was no good talking to a nomadic culture-less being such as a Chichimeca in the same terms used to address an Inca or a Mexica» (157158). 46

02.indd 157

07/08/2013 12:49:25

158

VISIÓN PERIFÉRICA

4. Manuel da Nóbrega: conexiones y divergencias El corpus referente a la Francia Equinoccial cobra mayor significación cuando se coteja con las crónicas portuguesas sobre el Brasil colonial. Cabe precisar que las semejanzas y diferencias entre los relatos portugueses y españoles ya han sido estudiadas por historiadores como el brasileño Sérgio Buarque de Holanda, quien arguye que, pese a que la visión edénica impregna ambos conjuntos de textos, los narradores españoles están más obsesionados con las riquezas materiales (1969 [1959]: 34, 144). No obstante, la compleja relación entre las obras de los dos misioneros franceses y las crónicas portuguesas más canónicas ha sido examinada por unos pocos especialistas, incluida Daher. En general, se ha conjeturado que algunas de estas últimas son un tanto esquemáticas y homogéneas a nivel etnográfico. Basta traer a colación la siguiente cita de Soares de Souza: «São os tupinambás grandes flecheiros, assim para as aves como para a caça dos porcos, veados e outras alimárias, e há muitos que matam no mar e nos rios de água doce o peixe à flecha» (2000 [1587]: 239). Estamos bien lejos de las anécdotas sabrosas y el estilo ameno del padre Yves. Además, el empresario e historiador del Brasil insiste en la crueldad de los indígenas, lo cual demuestra cierta falta de interés genuino por la vida cotidiana de estas comunidades, aunque esta actitud no sea exclusivamente propia de los autores portugueses. Pero de Magalhães Gândavo, por su parte, propugna la colonización a cualquier precio, al contrario de los franceses que, como se vio, promueven una conquista más pacífica acorde al propósito de su misión religiosa. En palabras de Hansen, De modo mais eficaz — em termos da destribalização do gentio o padre [jesuita] afirmará a tese de Trento: o índio não conhece a Revelação, mas não está excluído da lei natural; logo, é humano, ainda que num grau distantíssimo da boa humanidade católica. O que faz o tutelado, uma vez que, pela reatualização da Política, de Aristóteles, é próprio do inferior submeter-se naturalmente ao superior para receber o dom da boa direção (1993: 53).48

De acuerdo con un razonamiento que recuerda el debate que protagonizaron Las Casas y Sepúlveda en la controversia de Valladolid, el aborigen tiene, entonces, un estatus ambivalente: si bien puede ser considerado como ser humano, debe ser subyugado para aprender a ser un buen católico. Más específicamente, la famosa carta de Nóbrega escrita en Salvador el 10 de

48

02.indd 158

Ver también Hansen (1995) y Daher (2012).

07/08/2013 12:49:26

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

159

agosto de 1549 al doctor Navarro en Coimbra me permitirá profundizar este estudio comparativo de las representaciones del indígena periférico. Según la cronología establecida por José de Melo Pimenta, en esas fechas Nóbrega acaba de renunciar al alto cargo de «Comendador do Mosteiro de Sanfins» para sustituir al padre Simão Rodrigues en la tarea de cristianizar a los autóctonos del Brasil. A los 31 años, el 1 de febrero de 1549 se embarca en la armada de Tomé de Sousa, el primer gobernador general del Brasil, como jefe de la primera misión jesuítica en Santa Cruz. El 29 de marzo llegan a Salvador, donde Nóbrega instaura el primer Colegio Real del Brasil, organiza un servicio de catequismo y ayuda a fundar la ciudad (Pimenta 1970: 11-12). Al redactar su carta, el célebre jesuita portugués es novato en el arte de convertir a los indígenas, pero ya ha comenzado su labor de acumulación de justificaciones para su empresa evangelizadora.49 Este texto se construye en una especie de crescendo. Nóbrega, tras alabar la hermosura de la tierra y en ella la labor del Creador, se admira de que tan buen terreno haya sido regalado a «gente tan inculta» (1956 [1549]: 136). Declara que el contraste radical entre suelo y gente es «mucho d’espantar» (136) y luego pasa a retratar a los amerindios atribuyéndoles una serie de rasgos peyorativos: son impulsivos, guiados por un «apetito sensual» sin límite (136), irracionales y violentos. De modo similar, proclama: Rígense por inclinación, la qual semper prona est ad malum, e apetito sensual, gente absque consilio et sine prudentia. Tienen muchas mugeres en quanto se contentan dellas y ellas dellos sin entre ellos ser bituperado. Tienen guerra unos con otros, scilicet una generación contra otra generación, a diez e quinze e veynte leguas, de manera que todos entre sí están divisos (136).

La estrecha yuxtaposición entre sexo y guerra, usual en aquella época, da paso a la somera descripción del ritual antropófago del que son víctimas los enemigos capturados. Nóbrega alude a las etapas que se narrarán un poco más adelante en los escritos de Léry y del soldado alemán Hans Staden, pero en vez de adoptar una mirada relativista, enfatiza el carácter supuestamente repug49 He aquí cómo Alfredo Bosi describe el quehacer de los misioneros portugueses en el Brasil: «Quanto às ordens religiosas, especialmente os jesuítas, empenhados na prática de uma Igreja supranacional, cumprem o projeto das missões junto aos índios. Essa possibilidade, aberta no início da colonização, quando era moeda corrente a idéia do papel cristianizador da expansão portuguesa, passaria depois a exercer-se apenas às margens ou nas folgas do sistema; enfim, a longo prazo sucumbirá sob a pressão dos bandeirantes e à força do Exército colonial. Aos jesuítas sobraria a alternativa de ministrar educação humanística aos jovens provenientes de famílias abastadas» (1992: 25).

02.indd 159

07/08/2013 12:49:26

160

VISIÓN PERIFÉRICA

nante de dicho ritual: «Esta es la cosa más abominable que entre esta gente ay» (137). Reitera que el mismo trato se dispensa a los muertos en batalla y resume a continuación: «Y en estas dos cosas, scilicet, en tener muchas mugeres y matar sus contrarios, consiste toda su honrra, y esta es su felicidad y deseo, lo qual todo heredaron del primero y segundo hombre, y aprendieron de aquel qui ab initio mundi homicida est» (137). Este fragmento, una referencia al diablo en San Juan (8:44), es fundamental para el proceso de apropiación de la cultura tupí que realiza el sacerdote portugués al traducirla en términos de la historia cristiana universal. Si Dios es uno, el relato de su creación debe constituir forzosamente una unidad, ya que nadie más que él tiene su poder creador. Por lo tanto, dicha gente «abominable» forma parte de la obra de Yahvé en el Antiguo Testamento, aunque haya heredado el instinto homicida y los impulsos fratricidas de Caín, quien los dramatiza en la muerte de Abel. Estos datos ubican a los indígenas al otro lado de la frontera moral y el misionero, como un santo, la tendrá que atravesar para rescatarlos. Nóbrega prosigue: Y no tienen guerra por cobdicia que tengan, porque todos no tienen nada más de lo que pescan e caçan, y el fruto que toda la tierra da: sino solamente por odio y vengança, en tanta manera que, si dan una topada, se arrojan con los dientes al palo o piedra donde la dieron, y comen piojos y pulgas y toda ymundicia solamente por se vengar del mal que les hizieron, como gente que aún no aprendió non reddendum malum pro malo (137; énfasis mío).

Según este pasaje, la venganza rige la vida de los aborígenes y se extiende a los objetos inanimados así como a los insectos repudiados en el Levítico. El jesuita insinúa que los habitantes del Brasil todavía no saben que no se debe devolver mal por mal, como aconseja San Pedro (3:9), lo cual es la marca cultural que los convierte en receptores ideales para el que viene a cristianizar, pero es al mismo tiempo un indicio del supuesto salvajismo que los sitúa a un nivel inferior como seres de estirpe primitiva, esto es, como discípulos íntimos del «padre de la mentira». No resulta raro, entonces, que en el texto de Nóbrega aparezca inmediatamente después una referencia a este —«Tienen mucha noticia del demonio» (137)— y que se mencione que los indígenas conocen algunas historias bíblicas, aunque no las verdaderas: por ejemplo, «Tienen noticia del diluvio de Noé, puesto que no según la verdadera historia, porque dizen que murieron todos, sino una vieja que escapó en un árbol alto» (138). Obviamente, nunca se cuestiona la versión europea: David R. Castillo comenta al respecto que «de acuerdo con Nóbrega, la narrativa de los indios es falsa en la medida en que entra en conflicto con las noticias bíblicas [...]. [E]l discurso del misionero desautoriza la memoria colectiva de

02.indd 160

07/08/2013 12:49:26

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

161

las comunidades amerindias mediante su constante apelación a la autoridad cultural cristiana» (1998: 427). Si bien Nóbrega concluye que «es cosa para tener mucha compassión de tantas animas» (138), lo cierto es que su escrito no ha hecho sino construir a un sujeto cuyo papel, ya fijado en la historia cristiana, no inspira una piedad profunda. Atrapada en el campo semántico del exceso sexual, el canibalismo, la violencia irracional, Caín y el diablo, esta gente supuestamente inculta apenas merece el calificativo de humana por no tener conciencia de cometer ni los pecados capitales de la glotonería y la lujuria ni la transgresión del tabú de comer carne humana. La sección que sigue explica por qué sus almas deben convertirse, y con ello se cierra el círculo de las tareas coloniales. Anticipando en cierto modo los argumentos de John Locke sobre el derecho de propiedad,50 Nóbrega asume que la tierra debe pasar a manos europeas que la hagan prosperar mientras ellos, los jesuitas, cumplen con su misión evangelizadora.51 Castillo confirma la existencia de motivos políticos detrás de estas reflexiones: «La observación de Nóbrega parece sugerir la posibilidad de que los amerindios no sean dueños legítimos de la tierra que habitan puesto que desconocen a su Creador, lo cual ayudaría a justificar las acciones tanto de religiosos como de colonos en el nuevo mundo» (1998: 428). Así, la supuesta falta de mérito de los indígenas para poseer sus propias tierras se convierte, de nuevo, en una premisa básica. Si bien este es el marco en el que se vinculan las acusaciones de canibalismo con la legitimación moral de la conquista y la explotación (Pagden 1986 [1982]: 83-86), la creencia de que comer carne humana consiste en una práctica generalizada entre los autóctonos afecta a todos los europeos, puesto que está basada en gran medida en un sustrato cultural. Los detalles como la asociación del apetito sexual con el rito antropófago son lugares comunes que abrevan de la literatura clásica;52 también lo es, según Anthony Pagden, devorar carne humana y basura. Por lo tanto, quisiera subrayar dos aspectos significativos en la elaboración específica del discurso sobre el caníbal en esta carta: el asco y la inferioridad.

Ver Locke (1980 [1690]: cap. 5). Se usa el mismo razonamiento en otros contextos, como demuestran Jean y John Comaroff en Of Revelation and Revolution: Christianity, Colonialism, and Consciousness in South Africa (1991), donde, por ejemplo, se plantea que «Barrow’s Account was also a moral geography of the interior of the Cape, one which not so much emptied the landscape of its human inhabitants (Pratt 1985) as denied them any legitimate claim to it. The text cleared the ethical ground for British colonialism by depicting the territory as a polarized human universe of unregenerate natives and degenerate Dutchmen» (95). 52 Ver Livio (2010 [25 a. C.]). 50 51

02.indd 161

07/08/2013 12:49:26

162

VISIÓN PERIFÉRICA

Es llamativo el sentimiento de aversión ontológica que determina en gran parte la relación de Nóbrega con los tupinambás. La obvia repugnancia que experimenta el jesuita ante los supuestos hábitos impuros de los indígenas de esa región impregna las sucesivas articulaciones, en las que se mezclan la observación, la noticia y la autoridad bíblica. Esta reacción funciona en su estadio final como un elemento que traza el límite entre la cultura europea y la de los Otros, límite que le permite a Nóbrega organizar hasta cierto punto el turbulento mundo americano. Paul Ricœur ya enfatizó el efecto de horror que produce la suciedad: «La souillure elle-même est à peine une représentation et celle-ci est noyée dans une peur spécifique qui bouche la réflexion; avec la souillure nous entrons au règne de la Terreur» (1960: 31). A partir de esta cita, la antropóloga Douglas va más allá al teorizar sobre la noción de pureza como clave para entender toda sociedad. Según ella, la línea divisoria entre pureza e impureza refuerza la cohesión de una comunidad: «In this book I have tried to show that rituals of purity and impurity create unity in experience» (2002 [1966]: 3); y luego añade: «By their means, symbolic patterns are worked out and publicly displayed. Within these patterns disparate elements are related and disparate experience is given meaning» (3). William Ian Miller, en su The Anatomy of Disgust (1997), expone el mismo argumento en otros términos: Disgust, along with contempt, as well as other emotions in various settings, recognizes and maintains difference. Disgust helps define boundaries between us and them and me and you. It helps prevent our way from being subsumed into their way. Disgust, along with desire, locates the bounds of the other, either as something to be avoided, repelled, or attacked (50).

Tales hipótesis resultan sumamente útiles para analizar el texto de Nóbrega, donde se recurre a la aparente falta de pureza de los amerindios para clasificarlos como Otros despreciables y, por ende, excluirlos de una posición de iguales en la cultura cristiana/occidental/racional y simultáneamente incluirlos, a través de la conversión, en una posición subalterna dentro del esquema de subyugación de la sociedad naciente. Es más, Kristeva amplía las ideas anteriores en su examen de la función de la abyección. Como plantean Julian Wolfreys y sus colaboradores, para ella, «[a]bsolutely essential to all cultures, the abject is, amongst other things, the fluid locus of forbidden desires and ideas whose radical exclusion is the basis of cultural development» (2002: 3). Es así como, en la intersección de estos conceptos (impureza, asquerosidad, repulsión), se encuentran los criterios de demarcación de las fronteras culturales que limitan nuestra re-

02.indd 162

07/08/2013 12:49:27

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

163

lación con los demás. La teórica francesa de origen búlgaro insiste en las ambivalentes reacciones corporales que produce el asco, sobre todo el asco alimentario: «Dégoût d’une nourriture, d’une saleté, d’un déchet, d’une ordure. Spasmes et vomissements qui me protègent [...]. Sursaut fasciné qui m’y conduit et m’en sépare. Le dégoût alimentaire est peut-être la forme la plus élémentaire et la plus archaïque de l’abjection» (1983 [1980]: 10).53 Más tarde añade: «Ce n’est donc pas l’absence de propreté ou de santé qui rend abject, mais ce qui perturbe une identité, un système, un ordre» (12). En efecto, lo que parece afectar a Nóbrega es la alteración de los límites de lo aceptado en su propia cultura religiosa. Las numerosas transgresiones de los aborígenes, que van desde lo cósmico de su vínculo con el demonio hasta la ingestión de «piojos y pulgas», impiden la reconciliación con el hombre en la unidad de Dios porque imposibilitan el reconocimiento del bien y del mal.54 La aversión del jesuita se atenúa con la certidumbre de la inferioridad epistemológica de una cultura que no tiene acceso fácil a la verdad debido, como se infiere de la descripción del misionero, a su asociación con el diablo, una presencia permanente en el escrito en cuestión. La deficiencia del estado cultural de los indígenas tiene en tal asociación demoníaca un motivo más preocupante que el mero desconocimiento de la tradición bíblica. Este tipo de referencias a las supuestas equivocaciones de los autóctonos constituye más bien un indicio de que para Nóbrega la historia es universal y cristiana, y la acción evangelizadora es necesaria para corregirlas. En la «Informação das terras do Brasil aos padres e Irmãos de Coimbra» (1549),55 vuelve a hacer hincapié en que los indígenas malinterpretan el relato del diluvio, calificando su conocimiento de falso: «[T]êm memória del diluvio, mas falsamente, porque dizem que cobrindo-se a terra de água, uma mulher com seu marido, subiram em um pinheiro, e depois de minguadas as águas desceram: e destes procederam todos os homens e mulheres» (1955 [1549]: 65). Por otra parte, el jesuita tiene esperanza, ya que, según su «Carta a D. João III» (1551), los amerindios «têm mui poucos vocábulos para lhes poAdemás, en Étrangers à nous-mêmes (1988) Kristeva toma prestado el concepto de «inquietante extrañeza» de Sigmund Freud para explicar que el malestar del ser humano frente a la alteridad se debe a «lo extraño» que se encuentra en él mismo. 54 Es interesante señalar que Santiago se enfoca en dichos conceptos de unidad y pureza: «The major contribution of Latin America to Western culture is to be found in its systematic destruction of the concepts of unity and purity: these two concepts lose the precise contours of their meaning, they lose their crushing weight, their sign of cultural superiority, and do so to such an extent that the contaminating labor of Latin Americans affirms itself as it becomes more and more effective» (2001: 30-31). 55 Este documento está incluido en Cartas do Brasil e mais escritos (57-67). 53

02.indd 163

07/08/2013 12:49:27

164

VISIÓN PERIFÉRICA

der bem declarar a nossa fé» (1955 [1551]: 66), lo cual los transforma, aquí también, en una tábula rasa («papel branco») en la que se podrá escribir «ha vontade» (100).56 A pesar de sus prejuicios, Nóbrega nunca niega que los indígenas tengan alma. Su Diálogo sobre a conversão do gentio (1557), considerado como el primer texto en prosa escrito en el Brasil, es de hecho una contribución importante al debate de la época sobre este asunto.57 Mateus Nogueira, uno de los dos protagonistas de la obra y probablemente el álter ego del propio Nóbrega,58 explica que si los aborígenes tienen un comportamiento «bestial», no se debe a su potencial limitado sino a la impaciencia de los apóstoles europeos. A su vez, el crítico Fred Gillette Sturm nos ofrece un resumen sintético del punto de vista del jesuita portugués sobre dicho tema: Nóbrega’s view of the nature of the Brazilian Indian is clearly articulated in the Diálogo. That nature is, in his opinion, decidedly human. It does not differ essentially from Portuguese nature or European nature in general [...]. If there has been a peculiar difficulty in effecting large-scale and lasting conversion of the peoples of the New World, the reasons should be sought not in the lack of capacity on the part of the Indians of Brazil to comprehend the gospel and respond to rational persuasion but rather in the attitudes and practices of the missionaries themselves (1985: 79).

En este planteamiento se observa sin duda una evolución del pensamiento de Nóbrega: desde el diagnóstico inicial hasta la redacción del Diálogo su experiencia sistemática de predicación lo lleva a oponerse a la esclavitud de

El título completo es «Carta a D. João III, rey de Portugal; Olinda (Pernambuco)» (14 de septiembre de 1551). 57 «The appearance of Nóbrega’s Diálogo demonstrates, however, that even among the Jesuits there had arisen doubts about whether the inhabitants of this “New World” did in fact possess a human nature» (Sturm 1985: 72). Respecto a las diferencias entre la perspectiva lusófona y la hispánica sobre este debate, ver Castillo (1998). Según Sturm, «[h]is was certainly the most articulate voice in the Portuguese world of the time to be raised in favor of a view of the Brazilian Indian as fully human, of equal status in nature to the Portuguese, and therefore possessing the same rights and deserving the same protection under natural law as the Portuguese» (1985: 81). Mecenas Dourado agrega: «O Diálogo sobre a conversão do gentio é a melhor produção literária do século XVI. Sob o ponto de vista documental é de suma importância para a história da catequese. Ajuda-nos a precisar um fato que, em geral, não tem sido analisado como seria de desejar, mesmo porque é dado como indiscutível — a conversão do índio» (1958: 54). 58 Ver Sturm (1985: 73). 56

02.indd 164

07/08/2013 12:49:27

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

165

los indígenas.59 Por un lado, aunque su visión de las costumbres tupíes sigue siendo marcadamente ambigua, reconoce los límites de la cultura occidental: tal como señala Castillo, en la obra del padre portugués «se pueden encontrar numerosos pasajes que ilustran, no la supuesta incompetencia cultural de los amerindios, sino al contrario, la insuficiencia de los códigos simbólicos cristianos para representar el entorno, las formas de expresión ritual de las culturas indígenas, sus sistemas de organización, etc.» (1998: 427). Por lo tanto, de ninguna manera se puede concordar con el discurso encomiástico de Mário Alves60 en Nóbrega e a civilização brasileira (1948) o el de Alberto José C. Campello61 en Nóbrega e seu tempo (1977), dos críticos que vehiculan una concepción tradicional del jesuita, basada en lo que los panegiristas de imperios llaman la misión civilizadora sin reconocer las complejidades del proceso de colonización. Por otro lado, como opina Bosi, es evidente que Nóbrega no se aparta de la meta imperial que consiste en imponer la cultura portuguesa con el fin de crear un espacio de normalidad para la explotación del trabajo de los autóctonos, produciendo el desequilibrio requerido entre el colonizador y el colonizado.62 Dadas las circunstancias, la posibilidad de una convivencia pacífica resulta demasiado simplista. Tal vez se pueda afirmar que el objetivo mismo de las empresas europeas (la competencia por la tierra brasileña para instalar una colonia protestante o católica, unida al historial de sus órdenes reflejado en el conflicto de sus visiones en plena colisión) forma parte de la estrategia de representación del mundo americano. Sin embargo, en los textos de Nóbrega no aparece ninguna huella de la utopía francesa. Si bien en los escritos de los 59 «Portuguese colonists, and even some of the missionaries, were taking Indians as slaves, a practice which Nóbrega opposed» (Sturm 1985: 73). 60 Por ejemplo, «Nóbrega foi o sol radioso e regenerador das selvas; o dominador dos bárbaros; [...] o orientador supremo, pela ação e pela inteligência, da civilização brasileira. E terá sido, mesmo, o fator mais preponderante da existência do Brasil de hoje — porque, incontestavelmente, foi êle quem assegurou a unidade territorial da colônia. A individualidade de Manuel da Nóbrega tem singular relêvo, destaque inconfundível, entre os primeiros propugnadores pela grandeza do Brasil» (Alves 1948: 20). 61 Ver Campello (1977: 23, 30, etc.). 62 «[T]alvez não faça mal arriscar uma prudente retificação semântica de termos como assimilação (Gilberto Freyre) e de expressões como processo de feliz aclimação e solidariedade cultural (S. B. de Holanda) quando se aplicam aos contactos entre colonizadores e colonizados. O uso desse vocabulário poderá levar o leitor menos avisado a supor que os povos em interação se tornaram símiles e solidários no seu cotidiano, ilustrado pelo regime alimentar, pelos hábitos sexuais, pelas técnicas de produção e transporte, etc. [...]. O máximo que se poderia afirmar é que o colonizador tirou para si bom proveito da sua relação com o índio e o negro» (1992: 28).

02.indd 165

07/08/2013 12:49:28

166

VISIÓN PERIFÉRICA

padres Claude e Yves los indígenas inspiran a veces asco y horror, en las obras del sacerdote portugués esta caracterización se hace mucho más constante, hasta el punto de que transforma el nuevo ámbito en un lugar más bien distópico. Hacia el final de la Histoire, Claude d’Abbeville expresa su entusiasmo por los tupinambás que se llevaron a la corte francesa. En la ilustración que retrata este episodio se pueden contemplar los seis indígenas que viajaron a Francia: arriba, los tres que murieron antes de su bautismo están desnudos y sujetan un arco y una flecha; abajo, los que lograron convertirse a la religión católica visten ropa europea y tienen en las manos una flor de lis, símbolo de la monarquía francesa. La dicotomía civilización/barbarie, y la jerarquización (típica de la colonialidad) que implica, se traduce drásticamente en la dicotomía vida/muerte. No obstante, ya está decayendo la utopía francesa. El soldado portugués Soares Moreno pone fin a la colonia «equinoccial» en 1617. La propia narración de su conquista es de gran interés, no solo porque es valorada como el discurso fundacional sobre el Brasil a partir de su adaptación en Iracema: lenda do Ceará (1865), la novela indianista de José de Alencar, sino también porque se trata de un intento poderoso de extraer el Maranhão de su condición periférica.

5. Martim Soares Moreno y la retórica del soldado «indianizado»63 Existen muchos motivos por los cuales Soares Moreno llegó a ser un héroe nacional en el Brasil. A nivel político, es el fundador del Ceará, el «iniciador» del Maranhão, en términos del historiador Afrânio Peixoto, y el que se dedicó a contrarrestar la invasión portuguesa de Pernambuco. Sin él, la conquista de esta región se habría demorado mucho más, como afirma João Capistrano de Abreu: «Nem a expedição numerosa, aparelhada para a guerra, de Pedro Coelho, nem a missão pacífica dos jesuítas adiantara um passo à questão de avanço para a costa Leste-Oeste, destinada talvez a adiamento indefinido, se não interviesse Martim Soares Moreno» (1976 [1907]: 61).64 Al mismo tiempo, su conquista de esa área, que tuvo como consecuencia la expulsión de los franceses y el fin de la Francia Equinoccial, contradice la confianza total de estos, resumida en la famosa declaración de Claude d’Abbeville: «C’EST donc niaizerie de penser que l’on puisse desloger les François de ce lieu, lors quils y seront bien Establis» (180v). Quisiera agradecer al profesor Hansen por haberme recomendado esta obra poco estudiada. 64 Para más información, ver Ribeiro y Araújo Moreira Neto (1992). 63

02.indd 166

07/08/2013 12:49:28

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

167

Los franceses, al percatarse de la presencia de este enemigo portugués, reconocen la magnitud de la amenaza sin ocultar el miedo que el Otro representa para su proyecto colonial: Je ne dis pas le nombre de voyages et de chemins que j’ai parcourus et fait parcourir par les miens dans ces terres et fleuves, ni de mon voyage que je comptais faire aux Amazones et qui est devenu difficile à cause de l’arrivée dans cette terre de Martim Soares Moreno, Portugais, qui est venu découvrir ces terres et anses du Maragnan au mois d’août 1613 pour le compte de Jeronymo d’Albuquerque, lequel y est présent comme il apparaît dans nos Articles de paix (La Touche 2001 [1614]: 60-62).65

Si bien constituye un obstáculo notoriamente molesto para el imperio francés (de ahí la rabia incontenible de Daniel de La Touche, señor de La Ravardière), Soares Moreno desempeña un papel mucho más positivo en otros contextos. En efecto, fuera de su huella textual, se ha construido una identidad propia en la memoria popular brasileña, donde sigue siendo considerado como un héroe. Su aura especial queda atestiguada al principio de Iracema, cuando el narrador revela cómo se percató de las aventuras del protagonista masculino de su relato: «Uma história que me contarão nas lindas varzeas onde nasci, á calada da noite, quando a lua passeava no ceo argenteando os campos, e a brisa rugitava nos palmares» (1965 [1865]: 2). No obstante, es sobre todo la Relação do Seará [sic] (1618), escrita por el mismo Soares Moreno, la obra que nos da una clave para entender por qué el imaginario lusobrasileño lo ha idealizado. Su autor aboga por el buen tratamiento de los indígenas o al menos la guerra «justa», denunciando las crueldades innecesarias: «Alli houve muitos desassocegos nos Indios por algumas sem razões que se lhe fizerão assim foi forçoso a despovoarse aquelle sitio donde já era feita uma Cidade em muito bom sitio» (1941 [1618]: 49-50). También resulta impactante cómo describe su relación supuestamente solidaria con los autóctonos: «Neste discurso de tempo aprendi muita parte da lingoa daquelles Indios e travei com elles particular amizade particularmente com o principal dali chamado Jacaúna» (50). Más allá del compañerismo, Soares Moreno experimenta todo un proceso de adaptación a la cultura indígena, recordando al Cabeza de Vaca de los Naufragios: «[P]ara fazer esses assaltos [de franceses y piratas flamencos] me despia nú e me rapava a barba tingindo de negro com um arco e frechas ajuEsta es una traducción de la versión portuguesa de Diogo de Campos Moreno, ya que el original ha desaparecido. 65

02.indd 167

07/08/2013 12:49:28

168

VISIÓN PERIFÉRICA

dando-me dos Indios fallando-lhes de contino a lingoa e perguntando-lhes o que já sabia bem fazer» (51).66 No es de extrañar, entonces, que se haya podido interpretar como un caso de transculturación o, mejor dicho, de asimilación voluntaria al estilo de vida de los amerindios. Se podría sugerir que este fenómeno consiste en una especie de mímica al revés: el europeo aprende el nuevo idioma y mimetiza físicamente a los aborígenes, aunque solo sea de manera superficial. Sin embargo, conviene insistir en que, si bien Soares Moreno hace suyas algunas prácticas indígenas, nunca deja de mantener un discurso colonialista. Cuando parece que ha logrado desarrollar un vínculo basado en la concordia e igualdad con la comunidad autóctona, y sobre todo su jefe, emplea la retórica típica del conquistador: apoya a los padres de la Compañía de Jesús, Francisco Pinto y Luiz Figueira, quienes «com suas praticas domarem aquelles Indios» (50). Sin duda decide hacer las paces con los «Indios» por razones prácticas, precisamente para obtener información y asegurárselos como aliados: «[F]iz pazes com 3 castas de tapoyas alli vizinhos e por meio delles tive novas do Maranhão e forão Indios delle a fallar comigo donde me derão noticias das boas terras que havia naquellas partes e gastando muita de minha fazenda para fazer estas pazes» (51). En este sentido, su enunciado está marcado por la ambigüedad: se acerca a los amerindios como amigo, pero con el objetivo propio del conquistador.67 A pesar de estas señales de mentalidad colonialista, existe una tendencia en la crítica literaria e historiográfica a idealizarlo como un defensor de los indígenas verdaderamente interesado en ellos. Por ejemplo, en palabras de Heitor Marçal, «Martim Soares Moreno não entrou na empresa para “descer bugre”, para trazer ao cativeiro os índios da região. A sua aventura tem outro sentido. E incapaz de pactuar com essa baixeza. Vai alí naquela entrada para aprender a língua dos índios, conhecer-lhes os costumes, ficar familiar dos hábitos dos nativos» (1943: 34). Para este intelectual cearense, la pureza y la irreprochabilidad del héroe portugués son innegables: «Ele foi fiel aos seus propósitos e regressou senhor da amizade do indígena. Não se entregou ao desmoralizante mister que enegreceu as páginas da ida dos primeiros colonizadores portugueses ao Ceará» (34). Esta posición, sumamente radical y También como el Cabeza de Vaca de los Naufragios, Soares Moreno enfatiza los sufrimientos pasados, ligados a las condiciones difíciles de la conquista: «[S]empre assisti com muitos trabalhos, sustentando-nos de cobras e lagartos porque naquele tempo nunca se deu ordem a plantar mantimentos» (50). 67 De hecho, lo mismo podría decirse del autor-narrador de los Naufragios, a diferencia de lo que plantea Spitta (1995). Al respecto, ver mi cap. 2. 66

02.indd 168

07/08/2013 12:49:29

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

169

desprovista de matices, no es del todo sorprendente, ya que el mismo tipo de afirmaciones elogiosas se generó, como se vio, en torno a la aventura que Cabeza de Vaca narra en sus Naufragios. Respecto a su concepción de «lo otro» en general, incluida la tierra americana, es evidente que el soldado portugués es consciente del carácter periférico de esa zona y se propone tomar medidas prácticas para la conquista del norte del Brasil. De hecho, la mayoría de sus escritos (no solo la Relação do Seará sino también sus numerosos documentos legales dirigidos al gobierno colonial) apuntan en esa dirección. En efecto, pide constantemente provisiones y armas para poder establecer la potencia de su nación. Queda manifiesto que Soares Moreno está decepcionado con la tierra encontrada, que le resulta áspera e intratable. Como añade Marçal, «[a] região não corresponde aos sacrifícios e renúncias que a sua conquista impôs [...]. Não se revela nessa primeira aproximação nenhuma possibilidade de uma vida própria. O terreno não se apresenta apto a nenhum desarrollo de colonização» (1943: 35). Así, los esfuerzos no parecen valer la pena allí. En un «panorama de pauperismo» (36) hay pocos productos útiles («pau violeta», «âmbar gris», «tatajiba») y mucho menos oro, perlas, plata (36) o simplemente comida: «E como único alimento castanhas, que quando faltaram foram substituidas por ratos, raízes de ervas cozidas nágua, amargosas sem azeite nem sal “e era um regalo terem lagartos ou caracóis d’água ou cousa semelhante”» (37). Al mismo tiempo, los indígenas se perciben como mano de obra barata, lo que cuestiona de nuevo la postura amistosa del soldado portugués hacia ellos. No obstante, en Iracema predomina una relación de conciliación entre el héroe portugués y los habitantes del Ceará. Como en su relato, si bien Martim nunca llega a abandonar su rol de conquistador,68 se adapta a la vida cotidiana de los autóctonos: se menciona que «banhou-se n’água do rio, e passeou na praia para secar o corpo ao vento e ao sol» (1965 [1865]: 112) junto a Iracema, su amada. Igualmente, como en su texto, participa en el rito de la tinta, un indicio de que es casi uno de ellos: «O estrangeiro tendo adotado a pátria da espôsa e do amigo, devia passar por aquela ceremônia, para tornar-se um 68 Por ejemplo, Martim declara lo siguiente: «— Sou dos guerreiros brancos, que levantaram a taba nas margens do Jaguaribe, perto do mar, onde habitam os pitiguaras, inimigos de tua nação. Meo nome é Martim, que na tua língua quer dizer filho de guerreiro; meu sangue, o do grande povo que primeiro viu as terras de tua pátria. Já meus destroçados companheiros voltaram por mar às margens do Paraíba, de onde vieram; e o chefe, desamparado dos seus, atravessa agora os vastos sertões do Apodi. Só eu de tantos fiquei, porque estava entre os pitiguaras de Acaracu, na cabana do bravo Poti, irmão de Jacaúna, que plantou comigo a árvore da amizade» (1965 [1865]: 54; énfasis mío).

02.indd 169

07/08/2013 12:49:29

170

VISIÓN PERIFÉRICA

guerreiro vermelho, filho de Tupã. Nessa intenção fôra Poti se prover dos objetos necessários [...]. O chefe [...] traçou pelo corpo os riscos vermelhos e prêtos, que ornavam a grande nação pitiguara» (113). Ahora, en mayor grado que en el caso de Cabeza de Vaca, es aceptado hasta el punto de «deber» enarbolar los elementos que definen la identidad sociopolítica del Otro. En esta novela decimonónica la supuesta amistad no se limita a la mera alianza que implica el ritual aborigen: con Iracema, india tabajara (aunque blanqueada, como sostiene Jáuregui 2008 [2005]: 294), Martim llega a tener un hijo, Moacyr, que representa simbólicamente al primer brasileño por ser producto del mestizaje. En algún momento el protagonista incluso llega a considerar América como su nueva patria: «O guerreiro branco não quer mais outra pátria, senão a pátria de seu filho e de seu coração» (1965 [1865]: 112). Sin embargo, lo consume la saudade, añoranza propia de la cultura lusobrasileña. La incipiente situación de hibridez está lejos de ser idílica: requiere, además de la abnegación y muerte de la madre indígena (Treece 2000: 181), la vuelta del portugués a su tierra natal. Tal como plantea magistralmente Sommer en Foundational Fictions, Iracema «is about Martim’s loss of cultural moorings, the one loss that transmutes all the others into a gain [...]. Being under Iracema’s spell, giving in to her uninhibited love, was just what Martim needed to become Brazilian. That and nostalgia for her love» (1991: 169-170). Así, el texto de Alencar revela a la vez cierto optimismo y un escepticismo considerable respecto a la armonía interracial del Brasil. No sería desacertado ver aquí, mutatis mutandis, una especie de malinchismo que hace que la posición privilegiada de un agente colonial al interior de una colectividad ayude a abrir la puerta a quien va a destruirla. Se puede concluir que el Martim de la Relação do Seará también se ha adaptado mucho más que otros soldados europeos a las costumbres autóctonas, aunque solo sea por motivos políticos de orden práctico y a pesar de que no incluye discursos enunciados por indígenas en estilo directo como es el caso de varios relatos sobre la Francia Equinoccial. Por lo tanto, se trata de una excepción entre las crónicas de conquista portuguesas. Si bien la retórica de Soares Moreno sigue siendo tan colonialista como la de sus compatriotas, su conocimiento de la «otra» cultura parece ser más profundo, lo cual no altera la creencia de que el amerindio de la periferia debe ser concebido, según él, sobre todo como aliado de guerra y fuente de información útil en la lucha contra los enemigos europeos.69 Para cerrar este capítulo, es imprescindible referirse a la obra del padre Vieira, particularmente su representación de la periferia y sus habitantes. Cuando este renombrado intelectual de las letras coloniales lusobrasileñas llega a São Luís hacia finales de 1652, 69

02.indd 170

07/08/2013 12:49:29

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

171

6. Reflexiones finales Me interesa enfatizar que el análisis de las obras seleccionadas en este capítulo permite confirmar la existencia de aspectos singulares que caracterizan la narrativa periférica, como el hecho de que el ámbito representado siempre sea un mundo por crear. La ambivalencia radical frente a los indígenas (y su entorno) vuelve a aparecer aquí, aunque se supone que estos son enaltecidos por un impulso utópico: en los relatos de Claude d’Abbeville e Yves encuentra la ciudad en una fase avanzada de decadencia. Según describe Jean Soublin, «[p]artout la saleté, la puanteur, la charogne. Une mission délabrée, des catéchumènes ivrognes [...]. Un désastre pour cet homme qui confessait le roi et traitait avec les grands d’Europe» (2000: 92). En realidad, se le ha ofrecido la peor empresa, las misiones de la Amazonía, «une guenille» (92). El religioso portugués tiene plena conciencia de estar en la periferia y su descripción de los indígenas lo demuestra. En el «Sermão da epifania», proclamado en 1662 con ocasión de la expulsión de los jesuitas del Maranhão, retoma el juicio de Soares de Souza respecto a la «lengua general» autóctona: «[A] língua geral de toda aquela costa carece de três letras: F, L, R: De F, porque não tem fé, de L, porque não tem lei, de R, porque não tem rei: e esta é a polícia, da gente com que tratamos» (Vieira 1931 [1662]: 242). También se compara con sus colegas en China para resaltar la dificultad de su propia tarea: «A estrela dos Magos fez sua missão entre púrpuras e brocadas, entre pérolas e diamantes, entre âmbares e calambucos, enfim, entre os tesouros e delícias do Oriente» (242). A continuación, al lujo y las riquezas de Asia, Vieira opone la pobreza y «ascos» del Brasil, evocando la repugnancia ontológica de Nóbrega (243). Obviamente, para él, los aborígenes marañenses viven en un estado natural; pero, en vez de acudir al tópico del «buen salvaje», interpreta dicho estado como una carencia, un gesto de pereza por parte del «arte y la fortuna» (243). Además, hay evidentes problemas de comunicación con las tribus amerindias, por lo cual el esfuerzo del evangelizador debe ser mucho mayor, según él: «É necessário tomar o bárbaro à parte e instar com ele muito só por só, e muitas horas, e muitos dias; é necessário trabalhar com os dedos, escrevendo, apontando, e interpretando por acenos o que se não pode alcançar das palavras; é necessário trabalhar com a língua, dobrando-a, e torcendo-a, e dando-lhe mil voltas para que chegue a pronunciar os acentos tão duros e tão estranhos; é necessário levantar os olhos ao céu uma e muitas vezes com a oração, e outras quase com desesperação; é necessário, finalmente, gemer, e gemer com toda a alma: [...] e gemer até com a vontade, por constante que seja, porque no aperto de tantas dificuldades desfalece e quase desmaia» (239). Así, el reconocido orador portugués respalda la categorización jerárquica de los autóctonos según su capacidad para la civilización. Sin embargo, como ya se señaló, su voz tuvo un impacto enorme en el reconocimiento de los derechos de los indígenas. Recordemos que el 1 de abril de 1680 se promulga una nueva ley sobre los pueblos del Maranhão y del Pará, favorable a la libertad de los amerindios, para la cual Vieira fue consultado como experto en la región por su rol en la crítica de los colonos y su sistema de esclavitud: «A partir da resposta favorable, Vieira tornar-se-ia o protetor da tribo e o avalista da paz entre os colonos e os ameríndios do Maranhão. Somente a sua presença poderia remediar os agravos cometidos pelos portugueses» (Raminelli 1996: 45). Para más información, ver también Neves (1997).

02.indd 171

07/08/2013 12:49:29

172

VISIÓN PERIFÉRICA

d’Évreux la figura del aborigen «primitivo» se idealiza siempre y cuando no amenace e ingrese en el escenario de la Francia Equinoccial que ambos autores han construido como reflejo de la Nueva Jerusalén. Es así como se lo viste, se lo hace hablar, se lo manipula y se lo rechaza dependiendo de cómo se adapte a la vida civilizada que le es impuesta. En otras palabras, los misioneros aprecian el potencial del indígena para dejar de ser lo que es y convertirse, retomando la conocida expresión de Bhabha, en alguien que es casi como «yo», pero no exactamente. Además, al igual que en los escritos portugueses más canónicos, el oscuro objeto del deseo siempre va acompañado de elementos que contradicen la imagen correspondiente: el impacto del diablo en los amerindios, sus supersticiones y sus vicios. A fin de cuentas, lo que se señala con cierto interés protoetnográfico nunca anula el proyecto expansionista. Incluso en la narración de Soares Moreno, el soldado portugués que logró abrazar numerosas costumbres culturales de los autóctonos del Maranhão (probablemente por motivos prácticos), no se pone en duda el rol superior del colonizador. Pese a esta lógica imperialista, el indígena consigue ejercer cierta agencia mediante la mímica: al reproducir, sobre todo en el marco del relato del padre Yves, el discurso de los franceses, lo deforma y despoja de todo sentido.70 De este modo, muestra (inconsciente y/o ficcionalmente) su absurdidad y revela las brechas que subyacen en dicho discurso, matizando la versión de una perfecta armonía entre ambos bandos. Sin embargo, a título de advertencia, quisiera resaltar que se podría cuestionar la naturaleza de los actos de resistencia que mencioné, es decir que si hubo resistencia en la recepción distorsionada de la oratoria misionera, se trata de una reacción tal vez involuntaria que el público lector europeo pudo haber interpretado de otra manera. No obstante, esta problemática es debatible e irresoluble, ya que es imposible saber a ciencia cierta qué efecto causaron las instancias de mímica. Lo que sí queda patente es que la descripción de los aborígenes que acabo de abordar forma parte de las estrategias de compensación propias del estilo periférico: los padres Claude e Yves se sirvieron de ella creyendo acaso (y paradójicamente) que podía demostrar la docilidad de sus «súbditos», supuestamente salvajes pero aptos para ser civilizados. También me gustaría aclarar que, si bien insisto en la retórica de la ambivalencia colonial al examinar el retrato de la relación entre los tupinambás y los predicadores franceses, no es mi intención minimizar las consecuencias Resulta pertinente aludir de nuevo a Bosi para destacar su concepto de dialética da colonização, concepto que asume la complejidad y el enriquecimiento mutuo del intercambio cultural a pesar de la maquinaria colonial y la destrucción que conlleva. 70

02.indd 172

07/08/2013 12:49:30

EL DISCURSO COLONIAL SOBRE LA FRANCIA EQUINOCCIAL

173

catastróficas de la colonización del Maragnan ni a nivel material ni psicológico. Es importante volver a recordar que para ese momento los escritores estudiados en este capítulo ya están perdiendo su foco de observación: con una combinación de letras y armas, los indígenas han sido reducidos a un estatus ficcional y sometidos a la eliminación física. Este proceso se acentuará a lo largo del siglo XVII, tomándose medidas cada vez más genocidas.71 Como resultado de su conquista, el Maragnan/Maranhão, al igual que la Amazonía, se convirtió en una sociedad multicultural (o incluso intercultural) con componentes franceses, portugueses, africanos y aborígenes, entre otros. El mejor ejemplo actual de esta fusión de culturas es el famoso baile del Bumba-meu-boi de tradición afroindígena que se celebra en São Luís en el mes de junio durante las festas juninas. Desgraciadamente, al mismo tiempo la explotación del territorio continúa hoy en día, aunque de manera más implícita. Solo algunos pueblos autóctonos de este estado han sobrevivido, como los krikati, canela, guajajara-tenetehara y gaviões, y todavía sufren los efectos de la pérdida de gran parte de sus tierras. En el próximo capítulo estudiaré con detenimiento la representación contemporánea del interior de la Argentina, otro espacio latinoamericano que se puede considerar como marginado, estableciendo vínculos entre el tratamiento de la periferia que se ha analizado hasta ahora y las formas que adopta en el presente.

71 De modo parecido, en la Amazonía «[e]ach nation recruited thousands of Indians to defend its claim to sovereignty, and mortality was so great that by 1631, when the Portuguese emerged victorious, there were few natives left to exploit» (Meggers 1996 [1971]: 151).

02.indd 173

07/08/2013 12:49:30

02.indd 174

07/08/2013 12:49:30

CAPÍTULO 4 RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO: EL INTERIOR DE MARTÍN CAPARRÓS Y LA EXPLORACIÓN CONTEMPORÁNEA DE LA ARGENTINA MARGINADA

1. Introducción: la periferia latinoamericana en la producción cultural de los siglos XX y XXI Es consabido que la dicotomía civilización/barbarie, que nace en el período colonial, es un rasgo predominante de la cultura decimonónica en la medida en que llega a definir lo que puede formar parte —y lo que debe ser excluido— de las nuevas naciones.1 En los siglos XX y XXI dicha dicotomía persiste, aunque de modo más sutil y en combinación con otros factores, permeando la relación ambigua de los intelectuales latinoamericanos con la periferia de sus propios países. El propósito de este capítulo consiste en examinar las conexiones y divergencias entre el discurso periférico de la época colonial y el de la época contemporánea con el fin de reflexionar sobre las múltiples continuidades, rupturas y reconceptualizaciones que caracterizan su larga trayectoria durante el proceso de colonialidad. Este análisis contribuirá a destacar la relevancia actual de los textos estudiados en los capítulos anteriores (en particular los del segundo capítulo) al demostrar que el pensamiento colonial en torno al espacio y los pueblos marginados sigue vigente a través de los siglos, a pesar de que se expresa a veces en un tono irónico o paródico. Según plantea Mignolo a nivel teórico, es posible rastrear las semejanzas entre las distintas instancias de colonialismo desde el siglo XVI hasta nuestros días: «The colonial matrix of power continues to be rearticulated, and the appropriation and control of space (not just land) are at the core of the new form of colonialism we have been witnessing developing since the early 1990s» (2005: 49). Me ocuparé aquí de una lógica ligeramente distinta, Sobre el siglo XIX y sus laboratorios sociales, ver Trifilo (1959), cuyo libro está consagrado a los naturalistas que atravesaron el territorio argentino: Charles Darwin, Francisco P. Moreno, los hermanos Florentino y Carlos Ameghino, así como Francisco Muñiz, entre otros. También son informativos los estudios de Adolfo Prieto (1996) y del mismo Livon-Grosman (2003). Para consultar algunas obras primarias, ver Gillespie (1818) y Fernández Cornejo (1836). 1

02.indd 175

07/08/2013 12:49:30

176

VISIÓN PERIFÉRICA

la de la colonialidad interna, teniendo en cuenta todos los matices que sean necesarios.2 Obviamente, el acercamiento a un corpus más reciente requiere que se reformule la problemática en cuestión desde el enfoque de la teoría contemporánea. No se puede ignorar que existen claras diferencias con las crónicas de los siglos XVI y XVII, las cuales están inmersas en una cosmovisión preilustrada, sumamente dependiente de la trascendencia divina, y, por lo tanto, responden a otras premisas y principios ontológicos que las obras de hoy en día. Por ejemplo, los temas de la soledad y la desolación del paisaje, y la retórica con la que se inscriben en la literatura del nuevo milenio, están probablemente ligados a la crisis del sujeto occidental (pos)moderno. En términos generales, numerosos géneros literarios se prestan a la representación actual de la periferia latinoamericana: sobresalen las crónicas de viaje, las reescrituras de la historia colonial en la novela (incluida la Nueva Novela Histórica), la poesía y los relatos breves, entre otras manifestaciones culturales. En el caso de la Amazonía, algunos de los libros contemporáneos más importantes, además de los de Vargas Llosa, Ospina y otros autores aludidos en la introducción, son Amazonía (2001) de Carmen Resino, Nove noites: romance (2002) de Bernardo Carvalho y el relato de viaje El río de la desolación: un viaje por el Amazonas (2004) de Javier Reverte, junto con la producción textual de los indígenas de la zona, varias de cuyas muestras están recogidas en la ya mencionada antología Literary Amazonia.3 En cuanto al Maranhão, los centros culturales locales están promoviendo actividades intelectuales y fomentando publicaciones artísticas. En efecto, casi dos siglos después de la formación del Grupo Maranhense (1832-1868) —con figuras como el célebre escritor romántico y miembro de la Academia Brasileña de Letras Antônio Gonçalves Dias— y a una centuria de la funda2 Acerca del colonialismo interno, Mignolo menciona que «[t]he singularity of the Americas, seen from the perspective of coloniality, also resides in its being the space where a population of Creoles of European descent gained independence from the imperial metropolis, and reproduced the logic of coloniality in the new independent governments in both the North and the South against the Indigenous and the Afro populations. Thus, the Creole population of European descent became, in South America and the Caribbean, the master while remaining the slave with respect to Western Europe and the US» (47). 3 Además, ver Moran (1993), entre otros trabajos científicos. Respecto a la crítica literaria, ver Garramuño (1998), Slater (2002) y Pizarro (2009). En el campo de las artes visuales, abundan las obras de corte sociopolítico o ecologista sobre el río Amazonas, cuyo mejor ejemplo ilustrativo es S.O.S. Brasil (Amazonia) (1991) del argentino Nicolás García Uriburu, cuadro que figura en la tapa del presente libro.

02.indd 176

07/08/2013 12:49:30

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

177

ción de la Academia Maranhense de Letras (1908), la región está conociendo otro renacimiento literario. Ejemplos de esta efervescencia son Chão do tempo (1991) de Antônio Martins, los poemas de Laura Amélia Damous que aparecen en la antología A poesia maranhense no século XX (1994: 267-272), O roteiro literário do Maranhão (2001) editado por Clóvis Ramos y O palácio das lágrimas: novela maranhense (2008) de Clodoaldo Freitas.4 De hecho, no sorprende que São Luís, la «Atenas brasileña», haya sido designada «capital americana de la cultura» en 2012. A su vez, el interior argentino sigue siendo objeto de estudio para sus propios habitantes y los de afuera. En los siglos XX y XXI ha surgido una cantidad considerable de escritos sobre el Chaco, entre otras provincias norteñas, como La reina del Chaco: novela americana de aventuras (1935) de Ciro Bayo, ¡Esta tierra es mía!... Novela del Chaco argentino (1947) de José Pavlotzky, Tres ciclos chaqueños: crónica histórica regional (1955) de Guido Miranda, Dios era verde (1963) de José Chudnovsky, Gesto de soledad (1964) de José Adán Molfino Vénere, Historias del Gran Chaco: recopilación de relatos aborígenes (2000) de Jorge Antonio Oliva y Crónicas de Salta (2011) de Francisco Centeno, a los cuales se suman fuentes secundarias como Chaco: historia general (2008) del investigador Ramón de las Mercedes Tissera.5 Cabe añadir que, a partir de los años 1950, el filósofo y antropólogo argentino Rodolfo Kusch, como nos recuerda Mignolo, renueva la concepción de la cultura indígena en el interior de América Latina haciendo hincapié en la coexistencia de saberes, en una época en la que escasean los estudios de esta índole (2000: 149-168). Más concretamente, Mignolo afirma que este pensador reconoce la importancia de prestar atención a los pueblos, no solo a la naturaleza, de las periferias internas del continente americano e integrarlos al «nosotros» en una especie de «tercer espacio» (2003 [1995]: 14). Sin embargo, es interesante notar que, pese a utilizar esta loable postura, en Indios, porteños y dioses (1966), publicado después de América profunda (1962), Kusch emplea el término inteligencia para referirse al ámbito urbano, como si la dicotomía civilización/barbarie no se pudiera borrar totalmente.6 Como señalé en la introducción, The Polemics of Possession in Spanish American Narrative de Adorno es sumamente útil a la hora de enfatizar los estrechos vínculos entre la narrativa contemporánea aludida arriba y la coloVer la lista de poetas marañenses disponible en el sitio web de Antonio Miranda. Para un breve análisis de algunas representaciones contemporáneas del Chaco en la literatura latinoamericana, ver Espínola (2006). 6 Sobre la concepción kuscheana de la cosmovisión autóctona, ver también Mignolo (2010b). 4 5

02.indd 177

07/08/2013 12:49:31

178

VISIÓN PERIFÉRICA

nial, revelando así las huellas escritas de la colonialidad. Uno de los aspectos pertinentes que esta especialista destaca es lo enriquecedor que puede resultar el análisis conjunto (y bidireccional) de textos del pasado y del presente: según ella, hay un «mutual enrichment of colonial- and contemporary-era writings that comes from reading backwards and forwards, that is, from one to the other and back again» (2007: 279). Otro rasgo significativo que guiará mi lectura comparada es la incuestionable continuidad de los tropos literarios: «The operative principle is not causality but continuity and consistency in the transformative life of a literary culture [...]. [C]olonial-era narratives do not stand apart from, but rather constitute an integral (not eccentric or irrelevant) dimension of, the Spanish American literary heritage» (302). En este sentido, la referencia que el Inca Garcilaso hace a Guancane en La Florida del Inca (1605), topónimo tomado probablemente de la geografía andina, «is as real, and as Latin American, as Comala and Macondo» (302). Por lo tanto, me interesa detectar los elementos que, a pesar de parecer nuevos, ya existen en los siglos XVI y XVII, para confirmar que el lugar que ocupan las crónicas coloniales en la larga tradición literaria de América Latina no debe subestimarse. Al mismo tiempo, conviene reparar en que un escrito contemporáneo sobre la periferia puede ayudarnos a entender mejor el momento fundacional de la creación de esa inmensa zona. Como ejemplo ilustrativo, decidí centrarme en la representación del interior argentino tal como se articula en El interior de Caparrós. Esta elección me lleva a reconsiderar la problemática principal de este libro en relación con el siglo XXI, evitando relegarla al regionalismo o a la literatura paseísta, como suelen hacer los trabajos de sesgo conservador.7

2. De la crónica de Indias a la crónica actual Antes de iniciar el análisis textual de El interior, es importante tener en cuenta el género al que pertenece: la crónica contemporánea. Vale la pena precisar que, aunque esta ha mantenido su relevancia a través de los siglos, ha sufrido muchas modificaciones. En efecto, la crónica de Indias, origen De este modo, me uno a los críticos que ya leen a Tizón, entre otros escritores del interior argentino, sin clasificarlo ni imponerle la etiqueta de «autor regionalista» y, sobre todo, sin idealizar ni victimizar a los habitantes (indígenas, blancos, mestizos, etc.) de la periferia latinoamericana. Los dos tomos de Literatura de las regiones argentinas, el primero editado por Marta Elena Castellino y Gloria Videla de Rivero en 2004 y el segundo por Castellino en 2007, muestran esta nueva tendencia. 7

02.indd 178

07/08/2013 12:49:31

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

179

distante e implícito de la crónica de los siglos XX y XXI, se basa a su vez en la crónica medieval, relato histórico que tiene como objetivo anotar eventos en orden cronológico.8 Según Esperança Bielsa, quien explica la evolución de este género a lo largo de la historia en el segundo capítulo de The Latin American Urban Crónica: Between Literature and Mass Culture (2006), su expresión colonial consta de un programa ambicioso, responde a preocupaciones formales y (como también recalca Mignolo) suele ser escrita por letrados que a menudo sirven de soldados (40). En el siglo XIX la crónica conoce otro auge y los poetas más destacados (entre ellos, José Martí) incursionan en este género, desarrollando una forma innovadora de narrar.9 Hoy en día la crónica se caracteriza principalmente por su capacidad de superar limitaciones empíricas y problematizar la frontera entre periodismo y ficción. En su introducción a The Contemporary Mexican Chronicle: Theoretical Perspectives on the Liminal Genre (2002) Ignacio Corona y Beth E. Jörgensen subrayan la incesante transformación de esta clase de escritura: «The presence of the chronicle on the Spanish American literary scene since the period of European exploration and conquest is an irrefutable cultural phenomenon. This widely practiced and constantly evolving genre, conceived on the battlefields and in the streets [...] is a hybrid form of writing» (1). Enfatizando dicha condición híbrida, agregan que «the discourse of the chronicle is contiguous to four subgenres, with which clear-cut borders do not exist: in journalism with reportage and human interest pieces; and in literature with the short story and the essay» (4). Debido precisamente a su naturaleza ambigua, sigue siendo una fuente de debate acerca de sus propiedades genéricas. Carlos Monsiváis, al contrario de otros peritos, sostiene que se trata de una forma literaria digna de interés: es una «reconstrucción literaria de sucesos o figuras, género donde el empeño formal domina sobre las urgencias informativas» (1980: 13; énfasis mío). Ya pertenezca al campo de la literatura o no, es innegable que se observa en ella cierta preocupación estilística, aunque se manifieste bajo presión. A pesar de las obvias diferencias entre las crónicas coloniales y las actuales, parece lógico establecer conexiones entre ellas. Bielsa nos recuerda que la fantasía desempeña un papel preponderante desde las crónicas de Indias, la de Bernal Díaz siendo un ejemplo idóneo de ello (2006: 40-42). En suma, 8 Mignolo distingue entre los distintos géneros en boga durante la época colonial en su ensayo «Cartas, crónicas y relaciones del descubrimiento y la conquista» (1982). Sobre los límites entre ficción e historia en la modernidad temprana, ver también Nelson (1973). 9 Rotker demuestra que el escritor cubano hace algo más que «“literaturizar” los datos extraídos del referente periodístico» (1992: 239).

02.indd 179

07/08/2013 12:49:31

180

VISIÓN PERIFÉRICA

del siglo XVI al siglo XXI la retórica cronística es dialógica, híbrida y subjetiva, según plantea esta crítica (42). Además, lo que continúa vinculando los distintos tipos de crónica es su manera de narrar la historia a medida que se va construyendo,10 al mismo tiempo que conserva una relación estrecha con el testimonio y el discurso antropológico.11 Para los propósitos de este libro, es oportuno mencionar que Bielsa sugiere que la crónica es un género particularmente apropiado para representar lo marginal: «[A]t a level of contents, the crónica has often been the only suitable genre to express and describe from within the most varied conditions of social and political marginality» (38). Esta aptitud particular sería posible gracias a su propio estatus marginal dentro de la institución literaria, tal vez atribuible a su estilo oral y espontáneo (39). La autora añade que «the crónica does not judge the realities it portrays from a distance, does not imply a superiority of vision but, as John Kraniauskas has shown (1997), its position is one of critical proximity. Crónicas [...] express solidarity with the marginalized sectors of society and value their survival strategies and culture» (49-50). Aunque esta afirmación parezca convincente, resulta algo radical, ya que no es adecuado homogeneizar el conjunto entero de cronistas. Entre ellos se encuentran intelectuales tanto marginados como establecidos que no siempre se muestran comprometidos con los seres más desfavorecidos.12 Si bien esta iniciativa no es el primer intento de comparar las crónicas coloniales y las contemporáneas, mi contribución a la discusión ya existente consiste en apreciar la particularidad de El interior (que se aleja del enfoque esencialmente urbano de muchas crónicas) y su vínculo con ambos tipos de crónicas. Más exactamente, en el presente capítulo me propongo analizar este texto con el fin de examinar una concepción significativa de la periferia interna, y su relación con la perenne dicotomía civilización/barbarie, en la Argentina del siglo XXI.

Sobre este concepto, ver Veyne (1970). Para más información sobre la conexión entre la narrativa latinoamericana moderna y la antropología, ver González Echevarría (1990) y López-Baralt (2005). Además, sobre la forma testimonial, ver Beverley (2004), y sobre la concepción de la movilidad en la práctica antropológica, Clifford (1992). 12 Ver Muñoz y Spitta (2003), así como Holmes (2007). 10 11

02.indd 180

07/08/2013 12:49:32

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

3.

181

La representación de la periferia interna en El interior de Martín Caparrós

3.1. El proyecto de Caparrós: la persistencia (a veces irónica) del discurso colonial en el siglo XXI13 Como ya mencioné, es un lugar común de la crítica literaria hispánica el que, desde las crónicas del Nuevo Mundo hasta la producción cultural del siglo XXI, el vasto territorio fuera de la capital de la Argentina haya sido y siga siendo una persistente obsesión para un sector importante de la ciudad letrada local. En tal marco, la crónica El interior de Caparrós, reconocido historiador, periodista, cronista y novelista argentino, merece especial atención por ser una de las obras más recientes que abordan esta cuestión intentando deconstruir la dicotomía centro/periferia. Cuando Caparrós sale a «descubrir» el interior, su propósito consiste en redefinir su propia nación explorando la «primera Argentina», es decir, el norte.14 Explica que no está buscando una esencia patriótica ni cierta autenticidad, sino que tratará de desafiar estereotipos comunes: «Es probable que, para nosotros porteños, el interior sea más que nada un folclore: la zamba, la pobreza, el feudalismo, la pachorra, la inmensidad vacía —distintas formas de folclore. Para mí, supongo, también: tengo que verlo para no creerlo» (6; énfasis mío).15 En tiempos globalizantes y posteriores a la proclamación del fin del Estado-nación, su interés tardío por la periferia interna puede parecer anacrónico, pero corrobora la afirmación de Rita De Grandis y William French según la cual las preocupaciones nacionales siguen vigentes: «[T]he

Quisiera agradecer a los miembros del Departamento de Humanidades de la Universidad de San Andrés, sobre todo a Eduardo Zimmermann, Florencia Garramuño y Luz Horne, por sus excelentes comentarios y sugerencias sobre esta sección. 14 El mismo Caparrós explica que «[e]ste país se ha especializado en dividirse. Pero he dado con una división que me interesa: están por un lado, al norte de Buenos Aires, las regiones que crearon la Argentina; y, por el otro, al sur, las regiones que la Argentina creó» (cit. en Lennard 2006: s.p.). Esta preferencia geográfica no es inusitada, puesto que dicha región ha sido ampliamente representada por numerosos intelectuales, como los escritores norteños Andrés Fidalgo, Eduardo Perrone, Juan Ahuerma Salazar, Susana Szwarc y los autores cuyos textos aparecen recogidos en Pertenencia: cuentos y relatos del Nordeste Argentino (2001) a cargo de Mempo Giardinelli; en el campo del cine se destacan los directores Alejandro Arroz y Marcel Czombos, sin olvidar a las ya mencionadas Seggiaro y Martel. 15 La repetición de la palabra folclore es llamativa porque, pese a ser estilísticamente satisfactoria, no se suele emplear para aludir a los elementos que engloba esta cita. 13

02.indd 181

07/08/2013 12:49:32

182

VISIÓN PERIFÉRICA

symbols of nationness, the reservoir of images in the national imaginary, not only continue to be good to think with, but constitute a necessary prosthetic to post- or transnational imaginings» (2008: 6).16 Para confirmar la urgente necesidad de finalmente revelar el interior, la mayoría de las reseñas, artículos de periódico y blogs elogian a Caparrós, quien representa el arquetipo mediático del intelectual argentino en la cultura de masas.17 Inclusive numerosos comentarios emitidos por críticos de fuera de Buenos Aires son laudatorios y valoran la mente inquisitiva del autor. Por ejemplo, Claudia Bazán, de Rosario, declara que «vale la pena leer las crónicas de El interior, ya que permite acercar una mirada cuestionadora a diferentes lugares que —si bien pertenece [sic] a lo que convenimos en llamar Argentina— no deja [sic] de ser un mosaico, con colores, olores, tonadas y formas de concebir la vida, sencillamente diferentes» (2007: s.p.).18 De hecho, es curioso que el mundo académico no le haya prestado suficiente atención a este texto. A diferencia de los volúmenes de La voluntad: una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina (2006 [1997]) escritos junto a Eduardo Anguita, que lograron insertarse en el canon configurado por el campo de la historia y los estudios culturales, esta crónica de Caparrós parece haber sido pasada por alto, quizás simplemente porque su tema no está de moda.19 No obstante, es posible sugerir que se trata de un conjunto de relatos afines al periodismo de investigación (algunos de los cuales adelantó la revista Viva del diario Clarín) cuyos antecedentes podrían encontrarse en Rodolfo Walsh, Tomás Eloy Martínez y la propuesta de Gabriel García Márquez sobre el Nuevo Periodismo Iberoamericano. En este sentido, considero El interior

Para una crítica del énfasis contemporáneo en la globalización, ver, por ejemplo, Rojo (2006). 17 Aclamado por su talento en las disciplinas del periodismo, la historia y la literatura, es un escritor muy premiado: hasta ahora, se le han otorgado el Premio Rey de España (1992), la Beca Guggenheim (1993), el Premio Konex (2004), el Premio Planeta latinoamericano (2004) y el Premio Herralde (2011). Su fama se debe también a su participación activa en los medios de comunicación tanto argentinos como extranjeros, tales como el diario Perfil y el suplemento cultural Babelia de El País, en cuya versión digital mantiene un fascinante blog llamado Pamplinas. 18 Asimismo, el artículo de Gisele Sousa Dias publicado en Clarín (2006) en torno a la presentación de El interior en Irazusta dista de ser crítico. 19 Por otra parte, respecto a la recepción actual de Caparrós en la Argentina, es posible (aunque no estrictamente apropiado) que el lector se deje influenciar por la posición política explícita de este sobre los Kirchner y cierta izquierda que él mismo representaba décadas atrás (ver Di Marco 2010). 16

02.indd 182

07/08/2013 12:49:32

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

183

como un artefacto cultural importante que se refiere a muchos de los discursos que circulan en la sociedad argentina (y latinoamericana) actual.20 En vez de adoptar la actitud generalmente acrítica de los comentaristas culturales, me propongo señalar las sutiles ambigüedades que subyacen en la concepción del interior de Caparrós. Argüiré que esta radiografía del norte oscila entre el reconocimiento y el silenciamiento de la diferencia, entre la intensa fascinación y el leve menosprecio por el territorio. Su estilo ambivalente, entre otras estrategias narrativas, pone de manifiesto un malestar que hace resonar, repetidas veces, el discurso colonial de los primeros cronistas de América, como si lo hubiera interiorizado (o, desde otra perspectiva viable, como si quisiera parodiarlo a propósito). Sin embargo, queda claro que esta obra va más allá de la «retórica del imperio», tal como la define Spurr: «The writer’s eye is always in some sense colonizing the landscape, mastering and portioning, fixing zones and poles, arranging and deepening the scene as the object of desire» (1993: 27).21 De una manera mucho menos autoritaria y en un contexto sociohistórico muy distinto, Caparrós reactiva la mirada colonial con ironía socarrona, haciendo uso de otras mediaciones relevantes como la crónica moderna y el relato de viaje contemporáneo. Según una lectura más extrema, se contempla la posibilidad de que el libro entero sea irónico, lo cual aporta un sentido todavía más complejo al reciclaje del discurso colonial realizado aquí. Fiel a la definición de la crónica contemporánea y al horizonte de expectativas del lector, El interior es concebido como una serie de historias mínimas (tomando prestado el título de Sorín),22 cada una de las cuales corresponde a un destino del viaje e incluye conversaciones improvisadas, reflexiones filosóficas o políticas, poemas espontáneos, descripciones del paisaje, recetas y datos enciclopédicos.23 Cabe agregar que, más que simplemente un género, La ausencia de una producción académica considerable sobre El interior podría confirmar la brecha que existe entre los temas pertinentes a la cultura latinoamericana y los proyectos impuestos por las autoridades, es decir, «political and economic hegemonies» (Kaliman 1998: 271), guiadas por la ideología del mercantilismo. 21 Conviene advertir que esta afirmación, aunque muy útil, es bastante absolutista, pues reduce al escritor (o la escritora) a una entidad homogénea. En su definición del discurso colonial Spurr agrega, de acuerdo con otros críticos como Pratt, que las relaciones imperiales están basadas en el derecho a «mirar»: el colonizador (supuestamente superior) puede observar, y por ende controlar, al Otro (ver Spurr 1993: cap. 1). 22 Sobre el itinerario de este viaje, ver el mapa insertado antes de la primera página de El interior. Cada una de las veintitrés secciones está dedicada a una provincia que aparece ubicada en el mapa, siguiendo la estructura cronológica de un diario de viaje. 23 No es la primera vez que Caparrós experimenta con los géneros narrativos, recordando el estilo de Saer en El río sin orillas: tratado imaginario (1991), entre otras obras. 20

02.indd 183

07/08/2013 12:49:32

184

VISIÓN PERIFÉRICA

la crónica es una práctica, según asevera Viviane Mahieux (2011: 8), ya que los cronistas no solo escriben sino que también practican su entorno gracias a su compromiso con la vida pública. En efecto, Caparrós define explícitamente su tarea como una combinación de los actos de escuchar y mirar sus alrededores (12, 630), como si estuviera recurriendo al estilo realista propio del siglo XIX, pero trasciende dicho estilo al involucrarse activamente, performando así al intelectual.24 Esta actuación (o performance) desestabilizará al lector y lo incitará a preguntarse constantemente si hay una ironía implícita en sus afirmaciones polémicas. Del mismo modo en que su escritura desafía la categorización genérica, Caparrós tiene mucho interés en mostrar una visión más matizada de la relación entre centro y periferia. En la primera página cuestiona esta simple dicotomía al jugar con el tropo del interior: «Si estamos en Buenos Aires tenemos dos opciones: de un lado está el interior, del otro el exterior; podemos ir al interior o al exterior. Si el interior y el exterior juntos forman un todo, entre los dos no hay nada: nosotros somos esa nada» (5; énfasis mío).25 Lo que llama la atención es el pronombre personal nosotros que el autor-narrador usa, asumiendo tal vez que su público lector implícito es, como él, mayormente bonaerense.26 Mediante su retórica de la intimidad (y la accesibilidad), que Según Beatriz Sarlo, «La historia toma el camino de un relato desaforado: un relato que literalmente se ha puesto fuera de la protección de los géneros narrativos. Caparrós quiere mostrar un gigantesco potlach de invenciones. Esta abundancia insólita sirve para pensar que una cultura es, en el límite, irrepresentable» (2007: 433). 24 Todo en él es performativo e histriónico, contribuyendo a la autoconstrucción de la figura del cronista. Otra personalidad mediática importante de la Argentina es obviamente Jorge Lanata, con quien colaboró en el diario Crítica de la Argentina (2008-2010) y que se distingue por «los tiradores sobre la camisa y el cigarillo humeante entre los dedos» (Stiletano 2012: 9). 25 Heredia, el ya citado especialista del regionalismo literario en la Argentina, subraya la misma absurdidad de la división interior/exterior: «El sentido que denota el significado interior, encierra en la lógica lingüística una contradicción de origen político-cultural. Si al pensar geoculturalmente al país a través de sus límites físicos —lo que es el mapa geopolítico—, descubrimos que todo lo que está dentro de la línea imaginaria que señala los límites con otros países, es el interior y lo que se ubica fuera es el exterior ¿sobre qué fundamento se sostiene la designación de interior para todo el país excepto la Capital Federal?» (1994: 38). 26 Uso la categoría «autor-narrador» para referirme a Caparrós, dado que, según el «pacto autobiográfico» de Philippe Lejeune, en todo texto predominantemente autorreferencial (incluyendo las memorias y las crónicas de viaje) siempre hay una identificación entre el autor, el narrador y el protagonista. Menciono esta entidad para variar el estilo, pero queda claro que se podría aplicar a Carvajal, Cabeza de Vaca y otros autores coloniales.

02.indd 184

07/08/2013 12:49:33

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

185

también fue empleada por Arlt en sus crónicas de los años 1920 y 1930, genera una práctica de lectura comunitaria entre porteños.27 Este gesto inclusivo, a la vez que recuerda ciertamente la descripción de Anderson de la camaradería profunda y horizontal —«a deep, horizontal comradeship» (2006 [1983]: 7)— que acompaña la nación, oculta una exclusión: la del interior, es decir, la del resto de la Argentina. En «nosotros somos esa nada» hay una doble marca de identidad simultáneamente inscrita en una autoborradura y en una autoafirmación.28 Asimismo, esta ambivalencia atañe al interior cuando se sugiere, unos capítulos más adelante, que puede ser considerado como una mera continuación del centro: [S]i pienso a Buenos Aires como los barrios de la ciudad y sus alrededores, entonces todo el resto de las ciudades del país son su continuidad: las mismas casas bajas y modestas, muchas cuadradas, italianas algunas, chalets las pretenciosas, misma mezcla de estilos confundidos, mismos cordones altos rotos mal pintados, mismos carteles del almacén y la carnicería, farmacia y telecentro, los mismos arbolitos recortados, mismos colores con predominio de uno que fue blanco, mismos cables cruzando por el aire, farolas oxidadas, baldosas caprichosas, mismas rejas ahora y, por supuesto, mismos nombres. Debe ser que somos, de algún modo, un país (64-65).

Si bien se va disolviendo de este modo la jerarquía tradicional entre el centro y lo que queda fuera, al mismo tiempo se minimiza la diferencia del Otro interno. En consecuencia, se pasa por alto la singularidad de la periferia (o sea, según esta perspectiva, todo menos Buenos Aires, ciudad que consiste aquí en una construcción más imaginaria que empírica) y se homogeneizan sus varios grados de marginalidad relativa.29

27 Sin embargo, la inserción de múltiples voces fisurará la horizontalidad de la comunidad lectora. Se debe considerar igualmente la reflexión insistente de un «yo» tal vez colectivo que se lee como una especie de metaforización de la doxa, diseminada a lo largo de la obra (por ejemplo, pp. 16, 17, 35, 54, 87, 112 y 267). El resultado consiste en una tensión entre la pluralidad de discursos anónimos y la escisión del autor-narrador como «sujeto cultural» (Cros 1995). 28 Caparrós parece ir más lejos al sugerir que el grupo con el que se identifica (y, por ende, la [pos]modernidad porteña) queda fuera de lugar. 29 Es consabido, empero, que existen diferencias evidentes entre el noroeste (NOA) y el nordeste (NEA) argentinos, a nivel de su estatus cultural, socioeconómico y político, lo que crea un leve contraste entre sus condiciones de marginalidad. Por cierto, es interesante que Caparrós decida no insistir en estas divisiones y desee privilegiar un objeto de estudio general: el norte.

02.indd 185

07/08/2013 12:49:33

186

VISIÓN PERIFÉRICA

Insistiendo de nuevo en ciertas ideas preconcebidas de los habitantes de Buenos Aires, Caparrós explica, en el ya mencionado artículo de periódico redactado por Sousa Dias, que «[l]as imágenes que los porteños tenemos del interior están atiborradas de prejuicios. Cuando pensamos en el interior imaginamos aquel ranchito en medio de la cerrazón, de las lejanías; ese escenario bucólico donde los animales se pasean crudos por las praderas» (2006: s.p.). Por lo tanto, en su crónica el autor-narrador se propone revelar el interior, pese a que recalca a veces hechos suficientemente conocidos. He aquí un ejemplo: Hay cuatro millones de habitantes del Interior —¿los interiores— que viven así: en el campo. Pero todos los demás interiores —dieciocho millones, cuatro de cada cinco— viven en centros de más de dos mil habitantes. Eso es, en realidad, el Interior: una red de ciudades. Es sólo una cuestión de grado: ciudades mayores y menores, mejores y peores, más aisladas y más comunicadas, más o menos ricas, más peculiares, más banales, más pobres, más desarrolladas, cercanas o lejanas de algún centro (33).

Desde una mirada positiva, se tienen en cuenta los matices inherentes a la zona geográfica. No obstante, a pesar de este tipo de comentarios que pretenden echar luz sobre las facetas supuestamente ocultas del interior, el cronista porteño parece aceptar varios clichés, en vez de rechazarlos. En efecto, opta por referirse constantemente a lugares comunes sin criticarlos de manera profunda. Declara en algún momento: «Para mí —para mí, digo— ser argentino también es tomar mate» (106). Más tarde saca a colación otro estereotipo bastante habitual, justamente porque es indisociable de la cultura popular: «Un problema grave para tratar de pensar la Argentina es que su presente fomenta uno de los cliches [sic] más bobos, más antiguos: que todo tiempo pasado fue mejor» (257).30 Además, él mismo reconoce su propia incapacidad para deshacerse de sus concepciones peyorativas sin fundamento real: «Aquí sólo se captan emisoras locales que aguzan mis peores prejuicios de porteño» (87). Se podría conjeturar que le gusta jugar con los estereotipos y confirmarlos en algunos casos para demostrar que son omnipresentes y casi inevitables.

Es probable que el final de esta frase aluda a las Coplas por la muerte de su padre de Jorge Manrique (siglo XV): «cualquiera tiempo pasado / fue mejor», de donde viene la expresión. 30

02.indd 186

07/08/2013 12:49:33

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

187

3.2. La permanencia de la retórica de la ambivalencia Caparrós no disimula que el interior es un lugar que, aunque interesante, le harta. Las frecuentes observaciones sobre su vastedad y monotonía son sumamente claras: «Monte, monte, más monte. Voy hacia el interior del Chaco y durante kilómetros [...] lo único que se ve al costado del camino es este monte hecho de árboles bajos y de arbustos, pajonal medio seco, alguna vaca flaca» (191). En pocas palabras, según él, «[e]s una vida rara» (105). La retórica de la ambivalencia se vuelve a manifestar en el impulso del autor-narrador por buscar señales de diferencia que son a la vez familiares y extrañas —«[e]sa mezcla de proximidad y de exotismo» (582), como él expresa—, entre sus intentos de definir qué es un país a través de la igualdad (mirar el mismo partido de fútbol, vivir en casas similares, compartir la práctica diaria de tomar mate o tener un gusto especial por la tragedia). Un ejemplo de diferencia radical, que sin embargo forma parte de dicho país, es el paisaje semivacío del noroeste, al cual alude con una combinación de desprecio y sobrecogimiento. En la provincia de Catamarca es sorprendido por la dudosa utilidad del «desierto»: «¿Para qué sirve, ahora, un territorio tan repleto de nada? ¿Qué significa, ahora, este desierto?» (483).31 Es más, a veces Caparrós está encantado cuando escucha a alguien decir en voz alta lo que él piensa, como que ese lugar es «aburrido» (495), no solo meramente tranquilo.32 Otras veces, se vale del término maravilla (435, 482) para insistir en la belleza eminente del escenario natural. En este sentido, su opinión sobre la provincia de Misiones es reveladora: «A mí me cautiva el paisaje misionero tropical lujurioso selvático excesivo [...] la tierra es majestuosa. El rojo, los verdes de todos los colores, la voluptuosidad, el manierismo, la voluntad de llenar todo el espacio con más y más variaciones del verde» (109). En la primera frase la ausencia de comas presta un aura poética al lugar, dando la impresión de que no corresponde a reglas fijas, de ahí los dos versos que siguen: «En Misiones hay verdes / de todos los colores» (109). Unas líneas más abajo, admite finalmente que esta área se resiste a toda definición: «[M]e empiezo a hacer ideas, a creer que entiendo qué podríamos llamar la Argentina justo Desde luego, no puede pasar desapercibida la famosa palabra desierto que, desde Esteban Echeverría y los inicios de la literatura nacional letrada, «implica un despojamiento de cultura respecto del espacio y los hombres a los que se refiere» (Sarlo 2007: 25). No obstante, es necesario precisar que en algunos momentos de la historia argentina se ha empleado el vocablo desierto de una manera todavía más controvertida para designar la región pampeana. 32 Se trata sin duda de una suerte de celebración de lo no «políticamente correcto». 31

02.indd 187

07/08/2013 12:49:34

188

VISIÓN PERIFÉRICA

a tiempo para que aparezca otra distinta, para que todo cambie, para que mis ideas pasen a valer un velín mocho» (109).33 Más que una descripción analítica, estas son marcas de subjetividad emotiva basadas en cierto sensacionalismo, una sutil trivialización (o «turistización») del interior que imita tanto el discurso de las crónicas del Nuevo Mundo como el de las guías de viaje contemporáneas. Por ejemplo, en el clásico The Rough Guide to Argentina (2000) de Danny Aeberhard, Andrew Benson y Lucy Phillips, figura el siguiente comentario: «Away from these dramatic interludes, the landscape is marked by gradual shifts in terrain or vegetation rather than major topographical accidents, though the verdant hills of Misiones Province are an area of outstanding beauty» (2005 [2000]: 314).34 Aquí también se destacan a la vez el atractivo exótico de Misiones y su falta de espectacularidad. Poco después, en las cataratas del Iguazú, sitio preferido de los turistas ecológicos internacionales,35 el autor-narrador lucha con la dificultad de retratar un paisaje único y recurre de nuevo al registro poético: «el asombro digamos / la maravilla digamos el sobrecogimiento / digamos el desdén / digamos [...]» (132).36 Esta técnica juguetona que enfatiza el deslumbramiento del viajero o turista expresa nítidamente el carácter sublime del interior y la casi imposibilidad de definirlo en prosa.37 La inefabilidad del norte argentino

María Laura de Arriba sostiene que «ése es el viraje crítico y lúcido de este libro en donde el viajero, más que un cronista, es un intelectual que está pensando al país y, simultáneamente, lo relata de un modo altamente eficaz y estético» (2008: 9-10). Si bien este juicio es acertado, en mi opinión, no se puede ignorar la exotización que asoma en El interior, como se verá a continuación. 34 Cabe señalar que las descripciones de esta índole se reformularon, y hasta se eliminaron de la edición de 2010 de The Rough Guide to Argentina. 35 En cuanto a la conciencia ecológica, conviene mencionar a los miles de turistas actuales que van en busca de esos «paraísos» naturales «perdidos» con todo tipo de experiencias excitantes como el parapente o el senderismo (en el Camino del Inca hacia el Machu Picchu, las islas Galápagos y la Amazonía, por ejemplo). 36 El asombro ante la espectacularidad de las cataratas del Iguazú también se deja entrever en las artes plásticas de la Argentina contemporánea, incluyendo Cataratas del Iguazú (1947) de Antonio Berni, Iguazú nocturno (Cataratas) (1987) o Iguazú roca (1990) del ya aludido García Uriburu y Cataratas del Iguazú (2007) de Mario Stratiotis (ver la Fig. 6 sobre el salto San Martín), entre otras obras. En este último cuadro el estilo realista logra acentuar la fuerza de la naturaleza y la vista frontal permite recrear la profundidad así como el dinamismo de la escena. 37 El cuestionamiento de la forma que el interior parece generar es una cuestión a la cual otros autores, como Augusto Roa Bastos, José María Arguedas, Nellie Campobello y el mismo Saer se enfrentaron respecto a la marginalidad: según explica Horacio Legrás, «when it became apparent that the dialogue between the excluded and the literary regime 33

02.indd 188

07/08/2013 12:49:34

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

189

constituirá un leitmotiv en la invención de esta región por parte de Caparrós. De hecho, en otro momento se pregunta: «¿Cómo se dicen esas avenidas largas desangeladas que salen de las ciudades argentinas, [...] las casitas de un piso árboles sucios ralos el asfalto emparchado las estaciones de servicio el barrio [...]?» (253), lo que evidencia su rechazo de las comparaciones fáciles. Estas dudas lo llevan a concluir que «[e]s tan injusto hablar del Interior como hablar de Buenos Aires» (293). La tendencia (tal vez lúdica) a exotizar el interior, que coexiste con el deseo de resaltar su complejidad, se observa también en el paratexto. En efecto, la portada de El interior, cuya ilustración muestra un coche blanco (quizás una metonimia de la ciudad de Buenos Aires en este contexto) y un hombre a caballo acompañado por su perro con un fondo de atardecer (tal vez el típico gaucho que sirve para vender el libro), refuerza la dualidad entre la capital federal y la Argentina marginada, inclinando la balanza por la estrategia comercial de la que esta crónica es objeto.38 Se trata de una imitación de una fotografía en sepia, dañada en las esquinas, lo cual sugiere que pertenece a otra dimensión temporal. Así, se lleva a cabo una operación semiótica por la que se superponen numerosos planos significativos que reactualizan las dicotomías culturales. Es posible que el mismo Caparrós, en tanto turista, interprete el nuevo entorno cotejándolo con un conjunto de imágenes vistas o descripciones leídas anteriormente, las cuales fueron generando un producto visual que se va modificando o corroborando.39 De esta manera, en los pasajes que acabo de mencionar se pone en práctica lo que John Urry llama la «mirada del turista», o sea, una mirada que se crea en función de signos preconcebidos: «[A] “tourist gaze” is fashioned via a collection of culturally constructed signs that the subject interprets, acting as a semiotician, by reading the landscape for signifiers made up of pre-established ideas or signs» (2002 [1990]: 13).40 Si of representation could not continue without a more radical questioning of the literary form itself [...] the limits of literary representation [were put to the test]» (2008: 1). 38 Existe una representación similar del interior en Norte argentino: los circuitos clásicos (2005), libro donde se exotiza el folclore regional: «Gauchos a caballo. Vinos, telares y platería colonial. Locro, empanadas, humitas y tamales. Guitarras, sikus, quenas y charangos; de los que brotan zambas, vidalas, carnavalitos o bagualas. Palabras que evocan la vida en esa región» (2). 39 Para las definiciones más aceptadas del término paisaje, ver Brunet (1995), quien propone su propia definición: «ce qui se voit» (8-9). 40 Todorov ofrece una clasificación completa de los tipos de viajeros (1989: 451463). Sin embargo, es cierto que su definición del turista es más radical de lo que se entiende aquí: el recorrido de Caparrós por el norte argentino no es extremadamente largo,

02.indd 189

07/08/2013 12:49:34

190

VISIÓN PERIFÉRICA

bien a veces le faltan las palabras al autor-narrador, queda manifiesto que ha aprendido cómo, cuándo y dónde mirar (9).41 En Cosmópolis: del flâneur al globe-trotter (2010), uno de los estudios más recientes sobre la literatura de viaje en América Latina, Beatriz Colombi expone este concepto en términos similares: «La biblioteca viajera irrumpe a cada momento, con la cita de los escritores que lo precedieron [al cronista] en esos mismos parajes y pasajes. Por eso el problema de la originalidad los recorre: qué puedo decir de nuevo, se preguntan frecuentemente, qué sensación — propia de la hiperestesia del género — debo consignar» (19). Así se confirma (aunque se deba evitar toda generalización) que el cronista viajero suele construir su narración a partir de un archivo, pero se podría matizar esta cita al agregar que en algunos casos, como ciertamente en el de Caparrós, el material previamente visto o leído coexiste con la sorpresa ante los lugares visitados y la creación de nuevas interpretaciones. Entre los textos ya existentes, he aquí un ejemplo ilustrativo de cómo las guías turísticas promueven las cataratas del Iguazú, al poner de relieve su belleza singular: según The Rough Guide to Argentina, Composed of 250 separate falls and straddling the Argentina/Brazil border, the Iguazú Falls [...] are quite simply the world’s most dramatic waterfalls. Set amongst the exotic subtropical forests of the Parque Nacional Iguazú in Argentina, and the Parque Nacional do Iguaçu in Brazil, the falls tumble for some 2 km from the Río Iguazú superior over a cliff to the Río Iguazú inferior below. At their heart is the dizzying Garganta del Diablo [...] (Aeberhard, Benson y Phillips 2005 [2000]: 344; énfasis mío).

Esta actitud de fascinación por lo exótico se observa, además, en otros escritores argentinos, como César Aira. En su ensayo «Exotismo» (1993), adoptando la famosa premisa de Carpentier en el prólogo a El reino de este mundo (1949), el autor de La liebre (1991) afirma: «El americano no necesita viajar tanto como el europeo, porque en sus países inconexos, a medio hacer, encuentra mitades exóticas mirando por la ventana» (77).42 pero no siempre tiene prisa y tampoco se interesa más por los monumentos que por la gente. Para una apreciación compleja de la relación indisoluble entre viaje y literatura, ver Sánchez (1999). 41 Sobre la evolución de la mirada turística del viajero, ver Leed (1991 y 1995). Para más información sobre el impacto de los relatos de viaje en el género novelístico, ver Adams (1983). 42 Respecto a la atracción de los viajeros argentinos por lo exótico, ver también «Niponas» de Caparrós y los demás relatos que componen la antología Pasaje a Oriente: narrativa de viajes de escritores argentinos (2009) editada por María Sonia Cristoff.

02.indd 190

07/08/2013 12:49:34

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

191

No obstante, la leve «turistización» de la mirada de Caparrós no tarda en entrelazarse con sus propias declaraciones negativas sobre el turismo de masas. En efecto, el cronista critica explícitamente el impacto que tuvo la adaptación del Parque Nacional Iguazú a las demandas de un turismo creciente, recordando los planteamientos de Walter Benjamin respecto a la obra de arte que pierde su aura en la era de la reproductibilidad técnica: El trencito implica colas, esperas, aglomeraciones. Ha transformado lo que solía ser un dulce paseo por la selva en un momento más del turismo de masas, del amontonamiento. El turismo de masas —gran invento de la segunda mitad del siglo XX— es un problema. Por supuesto, ningún espíritu democrático negaría que está bien que muchos accedan a todo lo posible; la contradicción es que la cantidad arruina a aquello a lo que acceden (127).

Cabe señalar que, al mismo tiempo que se valora ese lugar, se lo encasilla en un estado estático que se asemeja más bien a una postal. Esta forma de pensar ligeramente ambivalente no es inusual. El economista Ezra J. Mishan, al igual que Lévi-Strauss, idealiza con un dejo de nostalgia una supuesta época anterior donde la belleza natural era intocable: «The tourist trade, in a competitive scramble to uncover all places of once quiet repose, of wonder, beauty and historic interest to the money-flushed multitude, is in effect literally and irrevocably destroying them» (1969 [1967]: 141). Con una actitud reprobadora similar, el autor-narrador de El interior subraya la violencia de los turistas, en constante búsqueda de su presa: «La excitación de la caza sin la culpa: disparar, atrapar, con una máquina de fotos» (103). Sin embargo, se podría argüir que él también capta imágenes con su escritura mediante una atractiva estética del flash que se aparta de la retórica tradicional.43 Al llamar la atención sobre la visión turística de Caparrós, es preciso insistir en que, según una lectura posible, los elementos que han sido destacados hasta ahora, a saber, la ambivalencia hacia el «nuevo» territorio, el énfasis en su naturaleza vacía y la dificultad de describirlo, son todos aspectos que están presentes en el discurso colonial de los primeros viajeros a esa región.44 Además, el autor-narrador parece guiarse implícitamente por la

De hecho, Silvio Méndez y Juan Cruz Varela lo han presentado como un «cazador de historias» en el título de su entrevista disponible en Análisis digital (2005). 44 Los Comentarios de Hernández, entre otras narrativas de exploración (incluyendo las de los colonos y exploradores ingleses del siglo XIX), son un caso ilustrativo. Cabe agregar que, obviamente, los aspectos enumerados aquí no son exclusivos del discurso colonial. 43

02.indd 191

07/08/2013 12:49:35

192

VISIÓN PERIFÉRICA

ya mencionada jerarquía colonial entre el «espacio urbano civilizado» y el «espacio no urbano salvaje» (Spitta 2003: 11), jerarquía que se desafía continuamente a lo largo de su viaje. Efectivamente, al entrar en Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos, las numerosas instituciones monumentales y «civilizadas» lo desconciertan: «Y al principio, confieso, me sorprende la grandeza y la elegancia de muchas construcciones, ciertas calles» (233). De modo parecido, admite: «El teatro Kadima es un exceso en un pueblito [...] me emociona de verdad [...] pensar que estos fulanos, perdidos ahí en el fin del mundo, supusieron que la cultura era tan importante como para creer que tenían que edificar en este lugar este teatro» (258). Tales citas revelan, pues, que se admira de ver señales de «alta cultura» en lugares periféricos. Este modus operandi desestabiliza al lector al poner en escena la estupefacción del autor-narrador en distintas ocasiones, dando la impresión de que a veces solo está actuando como un personaje estereotípico. Por ejemplo, en una ocasión, en un bar moderno de Resistencia, capital del Chaco (una de las provincias más pobres), donde la música es «cool» (181), se pone aparentemente una máscara para empezar una conversación con el dueño del lugar: «[Y]o juego mi rol: le digo que no me imaginaba que en Resistencia hubiera público para un lugar como éste. El porteño —“el porteño”— debe ser prejuicioso despectivo» (181). Este sentimiento de sorpresa fingida se transforma luego en desprecio provocativo durante su visita al museo del Cabildo en Salta.45 Primero, identifica los objetos precolombinos como dibujos de niños y los compara con los descubrimientos más «avanzados» de los romanos y chinos antiguos: En el museo del Cabildo, frente a la plaza, hay una buena colección de objetos precolombinos: piedras talladas, vasijas medio rotas, hachas, flechas. Un guía co-

45 Aumax, el autor del blog All Buenos Aires: comentarios, reflexiones, fotos, sólo por ahora..., también menciona el carácter limitado de estas declaraciones de Caparrós: «Por esto, el comentario de Caparrós me parece reduccionista, solamente comparando algunos utensilios de la vida cotidiana de una región periférica a ciertos centros andinos (Tiwanaku, Aguada) como lo era Salta en ese momento. Tampoco hay que olvidar que Europa y Asia tenían sus regiones periféricas, y si no conocemos a los grandes pensadores (ya que sugiere que mientras acá se hacían dibujos tipo “jardín de infantes”, Europa producía Homero, Platón o Cátulo) de la antigüedad americana (que sin dudas los hubo), es gracias a los “daños colaterales” que produce toda conquista (por ej. la destrucción de los códices mexicanos)» (2007: s.p.). Este pasaje de El interior recuerda las polémicas reflexiones de Caparrós en torno a los pueblos originarios en la entrada «Qué fantástica esta fiesta» de su blog Pamplinas, entrada que generó un debate entre su autor y el historiador argentino Felipe Pigna.

02.indd 192

07/08/2013 12:49:35

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

193

menta con entusiasmo los petroglifos de «nuestros ancestros»: son dibujos sobre la piedra, tan bonitos, tan bastos: el típico dibujo que trae el nene del jardín y uno le dice qué bueno diego qué lindo ese dibujito contame qué es. Muy preciosos. Un cartelito dice que datan del 500 después de Cristo. En esos días Homero y Platón y Cátulo y César y san Agustín habían escrito muchas cosas, Roma ya estaba dejando de ser una ciudad con edificios de ocho pisos, en China había papel, pólvora y murallas muy grandes, en la India refulgían templos y palacios —y la rueda, que los americanos nunca supieron, era algo muy antiguo (348).

Caparrós concluye que «parece lógico que los invadieran, que los conquistaran, que les ganaran la pelea» (348). El argumento de la ventaja tecnológica de los conquistadores es bien conocido,46 pero es notable la sensación de que el fantasma de la barbarie sigue vigente en El interior, como lo que Mignolo, entre otros, llama un «legado colonial» (2003 [1995]: 14-15). Se podría plantear que la clasificación valorativa de las culturas europeas e indígenas presente en las crónicas del Nuevo Mundo y luego en la obra de Sarmiento, reaparece en esta crónica contemporánea a pesar de ser mucho más matizada y sutil, demostrando la persistencia de la colonialidad. Es más, dado que supuestamente tiende a caricaturizarse a sí mismo como intelectual prejuiciado, o «viajero idiota» (39), hasta el punto de la autoparodia, uno se pregunta a veces si todavía lleva una máscara o si la ha dejado atrás (o, incluso, si está atrapado en su propio juego). Conviene detenerse un poco más en cómo Caparrós representa a los indígenas del norte argentino, especialmente los guaraníes y los tobas. Queda claro que percibe la incómoda dificultad de abordar la cuestión racial: «En Añatuya ya casi todos son ¿cómo decirlo? ¿Morochos, cobrizos, aindiados? Hay problemas para describir ciertas cosas tan visibles» (268). De hecho, no sorprende que sea un gran admirador de Lucio V. Mansilla (212-213), autor de Una excursión a los indios ranqueles (1870), otro texto marcado por la ambigüedad.47 Por un lado, como vimos, explica de forma simplista la Ver Diamond (1998), por ejemplo, y su explicación de la ventaja tecnológica de Eurasia a causa de las condiciones ambientales propias de esta zona geográfica. 47 El libro de Mansilla, junto con Callvucurá: la dinastía de los Piedra (1884) de Estanislao Zeballos, son las fuentes en las que se basa La liebre (1991) de César Aira. Según Garramuño, «[e]sos dos textos que La Liebre elige representan dos formulaciones antagónicas de la dicotomía entre civilización y barbarie que estructuró el extenso campo discursivo de la literatura de frontera en la Argentina del siglo XIX [...]. Mientras que el texto de Mansilla, aun cuando irónicamente a veces, apela a la conversión de los indios a la civilización y los propone como “argentinos”, el texto de Zeballos, en cambio, considera la exterminación de los indios como única solución para la constitución del estado 46

02.indd 193

07/08/2013 12:49:35

194

VISIÓN PERIFÉRICA

conquista de los autóctonos: «Los guaraníes fueron víctimas del gran truco cristiano: la oferta de un paraíso que nadie puede certificar, el gran curro de la vida tras la muerte» (150-151). Por otro lado, al aceptar el derecho del indígena a adoptar unos hábitos que se apartan de los de sus antepasados, critica el discurso del «buen salvaje» y los conceptos que se suelen asociar con él: está en contra de «[l]a tradición, la pureza, la autenticidad» (200).48 Así, no les atribuye un papel delimitado ni fijo, un aspecto importante según Griffiths.49 Aunque este perito se refiere al campo de los medios de comunicación, en los estudios literarios y culturales es importante tener en cuenta su advertencia sobre el riesgo de considerar la voz indígena como inherentemente auténtica para lograr abrazar una concepción más flexible y realista de ella. Basándose en la mentalidad abierta de Caparrós, varios críticos, como Norma Edith Crotti, sostienen que este forma parte de un grupo de cronistas conscientes de la naturaleza cambiante y compleja del Otro: [A]bogando por el reconocimiento de que las identidades son plurales y de que la importancia de una identidad no necesariamente debe borrar la importancia de las demás, [...] las crónicas [de Walsh, Tizón y Caparrós] abren un espacio a lo inesperado, a la posibilidad de hacer visible lo que no se deja ver, buscan horadar las representaciones colectivas, producir grietas en el «nuevo orden instituido», indagar en valores del orden antiguo derrotados para rescatarlos del olvido, ver su incidencia en la construcción de identidad y en la elaboración de una forma de cultura (Crotti 2009: 7-8). argentino» (1998: 150). Ver Fernández (2000) para otro análisis detallado de La liebre y su representación del interior. 48 En este sentido, Caparrós ataca cierto progresismo de fachada que rebosa de hipocresía. Expone el mismo tipo de visión en la ya mencionada entrada «Qué fantástica esta fiesta» de su blog Pamplinas: «Los progres defienden encarnizados los derechos de los aborígenes a seguir viviendo igual que sus tatarabuelos. ¿Por qué se empeñan en suponer que hay sociedades “tradicionales” que deberían conservar para siempre su forma de vida, y que lo “progresista” consiste en ayudarlos a que sigan viviendo como sus ancestros? ¿Porque ellos mismos siguen usando miriñaques y polainas, casándose con vírgenes o vírgenes, viajando a caballo con su sable en la mano, escribiendo palabras como éstas con la pluma de un ganso, reverenciando al rey, iluminándose con el quinqué que porta, temeroso, aquel negrito esclavo?» (2011b: s.p.). 49 «There are real dangers in recent representations of indigenous peoples in popular discourse, especially in the media, which stress claims to an “authentic” voice. For these claims may be a form of overwriting the complex actuality of difference equal but opposite to the more overt writing out of that voice in earlier oppressive discourses of reportage; in fact it may well be the same process at work, and the result may be just as crippling to the efforts of indigenous peoples to evolve an effective strategy of recuperation and resistance» (1994: 70).

02.indd 194

07/08/2013 12:49:35

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

195

Este comentario es ciertamente agudo, puesto que es probable que Caparrós tenga un interés genuino por la percepción cabal de las identidades de los sujetos étnicos. Sin embargo, me gustaría insistir en que (felizmente) su mirada no es del todo unívoca ni «políticamente correcta», tal como sugieren a veces sus irónicas y mordaces declaraciones. Respecto a dichas declaraciones, no es descabellado plantear que se observa una tensión entre la retórica de la ambivalencia y el registro de astuta burla que atraviesa el texto. En efecto, la oscilación entre aproximación y distanciamiento, entre el reconocimiento de la diferencia y su silenciamiento, se enfrenta con un gesto marcadamente irónico del autor-narrador. Dicho uso de la ironía es, además de inestable, claramente político, si se entiende, según sostiene Linda Hutcheon en Irony’s Edge: The Theory and Politics of Irony (1995), como el establecimiento de una jerarquía entre el enunciador y su público (17).50 En este sentido, la propuesta de análisis de la teórica canadiense sobre la escena de la ironía (2), donde cabe perfectamente la performatividad del intelectual, ayuda a consolidar la retórica de la ambivalencia y la ironía/ autoparodia del viajero.

3.3. Reciclajes culturales Al haber examinado los pasajes citados arriba, tal vez no sorprenda que Cabeza de Vaca, cuyo viaje al Río de la Plata analicé en el segundo capítulo, se perciba como un héroe en esta crónica. Caparrós envidia explícitamente al español por haber sido el primer explorador de las cataratas del Iguazú, puesto que le habría gustado vivir la experiencia original.51 Al igual que Cabeza El registro irónico puede abordarse de diferentes maneras: por ejemplo, como paradoja (Berrendoner 1981) o desde la polifonía, asumiendo el enunciador la responsabilidad de sus palabras y atribuyendo los cambios de puntos de vista a otro enunciador implícito en su propio enunciado (Ducrot 1984). Ver Hutcheon (1995: cap. 1) para un breve panorama de las acepciones de este concepto. 51 En la ya citada crónica Contra el cambio Caparrós vuelve a compararse con algunos de los viajeros europeos más famosos de la época colonial, tales como Colón (2010: 9) y Orellana (12), haciendo resaltar su rol de explorador. Es más, sigue reafirmando algunos estereotipos: por ejemplo, declara (tal vez irónicamente) que «en el interior de América la gente es más fea que en la costa» (45). De hecho, su interés por el pasado colonial recuerda el de Saer: según De Grandis, «[a]lthough research on sixteenth-century Argentina exists in the disciplines of history and ethnology, and the colonial period is well documented, contemporary Argentinean writers are not particularly preoccupied with the period of the first European contacts. Yet, Juan José Saer in his nouvelle, El entenado (The 50

02.indd 195

07/08/2013 12:49:36

196

VISIÓN PERIFÉRICA

de Vaca, describe las cataratas como una «maravilla» (128, 129) —un término cargado semánticamente en los estudios coloniales desde la publicación de Marvelous Possessions de Greenblatt— o el lugar más «impresionante» del mundo, un «espectáculo [...] suntuoso» (129) y «único» (132), echando mano de las hipérboles privilegiadas por los escritores coloniales, entre otros. Asimismo, concibe al jerezano como uno de los mejores prosistas de aquella época, pasando por alto el hecho de que el texto de los Comentarios fuera escrito por su secretario, Hernández. Este encomio es significativo porque El interior emplea sin duda la misma retórica ambivalente que permea el relato del siglo XVI. Navegando a lo largo del río Iguazú, Hernández no oculta una mezcla de sobrecogimiento y terror por la fuerza increíble del curso de agua, como revela la cita elegida por Caparrós: «E yendo por el dicho río de Iguazu abajo era la corriente de él tan grande, que corrían las canoas por él con mucha furia [...] y da el agua en lo bajo de la tierra tan grande golpe, que de muy lejos se oye» (173-174). En su Relación general el propio Cabeza de Vaca expresa simultáneamente quejas sobre la hostilidad del paisaje y elogios sobre la calidad de la tierra y su potencial comercial, en un estilo abiertamente propagandístico (31). Además, Caparrós ensalza al explorador español por sus «buenas intenciones» (130), justicia económica y vindicación de los «derechos» de los indígenas (130), deplorando que fuera víctima del primer golpe de Estado en América, a pesar de admitir escuetamente que la política del buen tratamiento fue otra estrategia para oprimir al pueblo guaraní. Como se vio en el segundo capítulo, este acto de idealización y victimización de Cabeza de Vaca, aunque mitigado, corresponde a la tendencia general en la crítica académica de glorificar a dicho personaje histórico como defensor de los amerindios.52 La otra figura canónica presentada como modelo cultural es Sarmiento, insigne autor de Facundo, en torno a quien Caparrós construye su propia genealogía. Cuando llega frente a la casa natal del escritor, pedagogo y hombre de Estado argentino, otro sitio imprescindible en cualquier viaje cultural al norte, no puede sino manifestar su supuesta admiración por él: «Cuando sea grande quiero ser Sarmiento. Lo pensaba, supongo, cuando chico, y todavía lo pienso» (546). A continuación, explica que este intelectual decimonónico es su «maestro» (547) por haber sido un «gran educador» (546) y, junto con Witness) (1983), examines the first colonial encounter in the Río de la Plata region and questions the fictive nature of history» (1993: 30). 52 Existe toda una serie de alusiones a la época colonial en este libro: la búsqueda de El Dorado (10), el padre Roque González (151), etc. Es evidente que estas referencias ocupan un lugar importante en el imaginario del autor-narrador.

02.indd 196

07/08/2013 12:49:36

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

197

Lucio V. Mansilla, el autor de una de las crónicas de viaje más logradas.53 Por consiguiente, es posible observar huellas implícitas del legado sarmientino en El interior. A primera vista, se mueven en direcciones opuestas: intrigados por el interior, Sarmiento trata de excluirlo, mientras que Caparrós procura integrarlo en su concepto de nación. No obstante, ambos experimentan una perplejidad similar ante este espacio natural y sus habitantes, la misma mezcla de seducción y desconcierto que vierten en un estilo poético. Es más, el cronista contemporáneo tiende a veces a reafirmar la clásica polaridad civilización/barbarie (reflejada en la dicotomía centro/periferia), como en la anécdota sobre el museo del Cabildo, aunque también la supere ocasionalmente.54 Incluso si sus comentarios se tomaran en serio, es llamativo el que aluda a un palimpsesto de referencias literarias canónicas sin revaluarlas ni dialogar con ellas. Al contrario, prefiere usar la técnica del reciclaje cultural, apropiándose de los clichés que pertenecen a la memoria colectiva nacional como una máquina que copia y pega al servicio de la cultura de masas.55 Así, produce simulacros como si fuera el único rol que le queda al intelectual contemporáneo.56 Si bien esta técnica parece meramente mimética, Jean Klucinskas y Walter Moser nos recuerdan que consta de indudable valor artístico y creativo (2004: 13). El gesto de recurrir a estereotipos del archivo nacional puede ser interpretado, entonces, como una singular toma de postura que se niega 53 Para la delimitación territorial de esa primera Argentina (el famoso «espacio de la trajinería», según Luis M. Glave) son relevantes el Lazarillo de ciegos caminantes (1773) de Concolorcorvo (Alonso Carrió de la Vandera), los Viajes por la América meridional (1809) de Félix de Azara y El mundo de los recuerdos (1886) de Juana Manuela Gorriti. 54 Sobre los usos y abusos de la dicotomía civilización/barbarie, ver Shumway (1991) y Sorensen (1996), entre otros. Asimismo, cabe señalar que los sitios que Caparrós describe, y que configuran una cartografía no solo geográfica sino también sociocultural, parecen corresponder a la imaginación de otros escritores latinoamericanos decimonónicos clave (como Andrés Bello y el propio Bolívar), es decir, a una «imaginación espacial que constituye el territorio, el paisaje y lo fija en la escritura para desentrañarle sentidos vinculados a la organización nacional, cultural y política: la naturaleza y la cultura, la civilización y la barbarie, impresas sobre el cuerpo borroso, esquivo o ausente de la patria» (Montaldo 1999: 18). A pesar de la distancia temporal que existe entre los textos estudiados por Graciela Montaldo y El interior, el territorio que se «descubre» en esta crónica sigue concibiéndose en función de coordenadas similares. 55 Según plantea De Grandis en torno a la obra de José Pablo Feinmann, «[e]sta lógica es simultáneamente amnesia y memoria, residuo y ruina con los cuales se recompone, recrea e interpela un imaginario nacional» (2006: 212). 56 Como sostiene Fredric Jameson, si la parodia pertenece a la modernidad, el pastiche pertenece a la posmodernidad (1991: 17). Para una definición del simulacro, ver Baudrillard (1981: 1-2).

02.indd 197

07/08/2013 12:49:36

198

VISIÓN PERIFÉRICA

a revisar la tradición cultural, renunciando precisamente a la oportunidad de debatir algunos lugares comunes.57 Tal como indica el recurso posmoderno del reciclaje cultural, propio de una literatura mediada por nuevas tecnologías narrativas y mediáticas, no sería justo interpretar El interior solamente a la luz de sus siniestras conexiones con el discurso colonial. Es indiscutible que Caparrós no tiene los objetivos de un colonizador y que su texto va más allá de esas afinidades compartidas. Practicando una novedosa forma de etnología interna, no le interesa indagar sobre el individuo primitivo (o «noble salvaje»), sino que aboga por el derecho de los tobas y otros pueblos originarios a cambiar (134, 145, 149), como ya mencioné. Su preocupación por lo local podría constituir asimismo una reacción al entusiasmo de algunos por la globalización. En este aspecto, Gastón Lillo arguye que el interés de los intelectuales argentinos de hoy por la periferia interna, como se manifiesta en las películas La deuda interna (1987), Un lugar en el mundo (1992) e Historias mínimas (2002), forma parte de una estrategia de resistencia a la doctrina neoliberal tras el fracaso del discurso izquierdista de los años 1960 y 1970 (2008: 130, 132-133), doctrina que se representa aquí como desastre.58 Es probable que la actitud vacilante de Caparrós hacia los lugares que visita esté asociada también a su búsqueda de una identidad personal en la aldea global actual. En efecto, el viaje al interior de su país se convierte rápidamente en un viaje al azar al interior de su ser, como sugieren estas preguntas: «¿Cómo, de qué extraño modo nos parecemos mutuamente, la Argentina y yo, yo y la Argentina? ¿Por qué ahora, mientras voy por esta carretera de lomas pinos vacas y naranjos la miro pensando que yo soy todo esto?» (78). Pese a no poder conseguir las respuestas que está buscando, el acto de formular dichos interrogantes revela su necesidad de definirse en relación con la periferia interna debido al encanto afectivo de la pertenencia nacional.59 Igualmente, no se debe olvidar que 57 Conviene recordar que los lugares comunes, al igual que los mitos, pueden deformar la realidad: «El mito no oculta pero distorsiona y empobrece aquello que está lleno de significado» (Livon-Grosman 2003: 34). Ver también Barthes (1957). 58 «Se trata, sobre todo, de un presente de ruinas, restos de lo que presuntuosamente la Argentina quiso ser y, debacles políticas mediante, no pudo lograr. Lo trunco, lo baldado, lo arrasado por el neoliberalismo iniciado con la dictadura del ’76 dibujan el mapa de nuestras esperanzas frustradas. El texto es pródigo en descripciones que retratan el desastre pero, también, es pródigo en cifras que grafican con contundencia la caída» (Arriba 2008: 8). 59 Caparrós está evidentemente preocupado por la identidad nacional, como esboza su escrito Qué país (2002) y, más recientemente, Argentinismos (2011). Ver Forn (2002) al respecto.

02.indd 198

07/08/2013 12:49:37

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

199

la indagación en sus raíces lo obliga a experimentar una transformación progresiva, como si fuera un viaje de iniciación:60 «Llevo días y días en la ruta. Me parece —de pronto me parece— que la mugre me hace mirar distinto» (105).61 De nuevo, la alteridad y la suciedad van unidas: aunque esta ligazón tiene un fundamento innegable (las condiciones materiales del camino), la selección de este aspecto llama la atención. En términos generales, Eric J. Leed plantea en The Mind of the Traveler: From Gilgamesh to Global Tourism (1991) que el ansia del viajero contemporáneo de volver a los orígenes se puede atribuir a su insatisfacción con el mundo moderno: The sense of emptiness characteristic of the society of travelers—the absence of content, richness, complexity in the land that journeys have produced—itself becomes a stimulus to travel, a motive for return to the land of beginnings [...]. Modern migrations outward seem to create a new need for Florence, Prague, Paris, Rome, and Jerusalem, for that old world where may be found much that has been lost and forgotten on the journeys that generated the new (292-293).

Si bien es afín a este impulso, la motivación del autor-narrador de El interior resulta algo diferente: en vez de deplorar la pérdida de una esencia y salir a buscarla en ciudades extranjeras de largo pasado histórico, viaja a los lugares locales donde se fundó oficialmente la Argentina para repensar el estado actual de su país.62 A pesar de las claras diferencias, su viaje se parece al que Ernesto «Che» Guevara describe en Diarios de motocicleta: notas de viaje por América Latina, texto redactado en 1951-1952 y publicado por primera vez en 1993. Al principio de este libro se nota la misma fiebre y tal vez la misma sed de conocimiento. Además, ambos periplos se realizan en dirección a las zonas marginadas del norte, ya sea latinoamericano o argentino. 61 En la segunda parte de una entrevista con Leandro Zanoni (2006), Caparrós comenta que esa aventura le cambió la percepción de su ciudad natal: «El final del libro es una vuelta a Bs. As. y recuerdo la impresión de que cada vez que volvía era la sorpresa por la magnitud de Buenos Aires. En las provincias hay ciudades grandes que se entra por autopista, lo que sea. Pero cuando llegás acá por la panamericana [sic] empezás a ver que todo es mesurado, seis carriles de coches, construcciones, movimiento y ruido. Te das cuenta de la diferencia fuerte de una manera en que por lo general no lo notás estando acá adentro. Era de alguna manera redescubrir esta ciudad. Fue aprender a mirar para después contar lo más difícil, que es la manzana de mi casa. Eso que es tan común, tan habitual, [...] poder mirarlo con los ojos un poco descentrados» (s.p.). 62 Sobre el viaje, en Una luna: diario de hiperviaje (2009) Caparrós declara que «[v]iajar es, por supuesto, la confesión de la impotencia: / ir a buscar lo que te falta a otros lugares. Si realmente creyera / que no necesito nada más me quedaría en mi casa. 60

02.indd 199

07/08/2013 12:49:37

200

VISIÓN PERIFÉRICA

De hecho, el anhelo por encontrar una identidad colectiva en el interior (geográfico e íntimo) no es casual, ya que la periferia interna casi siempre ha estado vinculada a la construcción política de lo nacional, aunque obviamente de manera desigual.63 Como explica Heredia, dicho vínculo suele traducirse en una «homogeneización cultural» manipulada por el centralismo que «derivó en la construcción hegemónica de una región “metropolitana” que capitalizó y cerró simbólicamente el programa de integración regional» (2007: 158).64 En la trayectoria que se va realizando desde el regionalismo histórico del siglo XIX hasta la nueva generación literaria de los años 1960 y 1970, que ha sido estudiada por críticos como Pedro Luis Barcia, Adrián Pablo Massei y el mismo Heredia, se nota un deseo creciente de combatir este centralismo criticando el persistente etnocentrismo y la exaltación del folclore. Así, Caparrós se une a los esfuerzos de algunos escritores, tales como Antonio Di Benedetto, Haroldo Conti, Daniel Moyano y el propio Tizón, quienes se empeñan en desafiar la visión reduccionista y estereotípica del interior, a pesar de que él no siempre logra (ni probablemente quiere) evitar totalmente los lugares comunes. Vale agregar que la retórica de la ambivalencia empleada por Caparrós corresponde a una tendencia filosófica casi omnipresente en el relato de viaje contemporáneo, el cual está imbuido de un sentimiento de incertidumbre y dislocación. Como afirma Casey Blanton, refiriéndose a uno de los ejemplos más ilustrativos de esta corriente, In Patagonia (1977) de Bruce Chatwin, «[t]he most persistent characteristic of late-twentieth-century travel writing is the refusal of the authors to admit to knowing anything for sure. There is a mood of off-centeredness in the books of these writers, as if, through the ex-

/ Si realmente creyera que no necesito nada más sería un necio. / Si realmente creyera que no necesito nada más sería / feliz. Lo intento, desde hace mucho tiempo» (16). En El interior también admite que se desplaza porque está insatisfecho (232), aunque no sabe exactamente lo que desea: «Querría saber qué estoy buscando» (10). 63 Por lo tanto, se podría conjeturar que el énfasis en la región periférica señala el regreso de lo reprimido (es decir, la vuelta de lo que se ha excluido y marginado a nivel nacional), quizás con un leve sentimiento de culpa subyacente. 64 Tizón lo explica en sus propias palabras: «He nacido y vivo en una región situada en el confín norte de Argentina, pero en el sur remoto del mundo. Esta región está separada por dos mil kilómetros de Buenos Aires, esa ciudad que edificó su grandeza y su prestigio a expensas del interior del país, asumiendo como propio un modelo impuesto por la potencia imperial de turno, que por entonces, en lo económico, no era otra que Inglaterra, aunque en lo cultural fuera Francia» (2000 [1998]: 25).

02.indd 200

07/08/2013 12:49:37

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

201

periences of travel, certainties have been displaced» (1997: 95).65 Evocando la narración del novelista inglés, la búsqueda personal de Caparrós carece de rumbo fijo: «¿Tiene algún sentido que yo lleve dos horas buscando un cuarto de hotel en Oberá, Misiones, esta noche? Digo: ¿hay algo en mi vida que me dirija a esto?» (108). Como el flâneur representativo de la modernidad urbana descrito por Charles Baudelaire y luego teorizado por Benjamin, el viajero siente placer (aunque se trate a veces de un placer angustiado) al deambular y perderse en los sitios que explora. Un aspecto que también distingue claramente a Caparrós de los cronistas coloniales, y que lo asemeja a Tizón, es el hecho de que deja mucho más espacio al discurso directo del Otro, ya sea indígena o criollo, de su misma clase social o no. Creando lo que Crotti llama una «utopía de autoría plural» (2009: 2), entrelaza hábilmente con su propia narración las palabras de personas (muchas veces anónimas) que se expresan sueltamente sobre una gran cantidad de temas, incluso aquellos que parecen insignificantes pero tienen cierto valor cultural:66 — Vieja, no me digas que te olvidaste de traer los bizcochitos. — No, Ricardo, ahí están. — ¿Dónde, vieja? — Ahí, ¿no los ves? — No, ésos son los cuernitos. — ¿Y no te da lo mismo? (11).

Aunque no se puede comprobar a ciencia cierta hasta qué punto las intervenciones de este tipo son modificadas o no por Caparrós, él mismo asevera en una entrevista que solo se limita a transcribir las conversaciones que sostuvo: «La mayor parte de los testimonios son grabados porque si no me hubiese sido difícil reproducir el habla con ciertos detalles y me parece muy importante. Editar lo que alguien dice me parece siniestro y es una costumbre muy propia del periodismo argentino. Y yo nunca entiendo por qué lo hacen» (cit. en Zanoni 2006: s.p.). 65 Por consiguiente, no se pueden ignorar las diferencias que marcan las distintas etapas de la literatura de viaje a través de los siglos (Defert 1982: 12). 66 Es interesante que él mismo reconozca, en la tercera parte de la entrevista con Zanoni, que no sigue un proceso de selección rigurosa al escribir sus textos: «Me parece que hay muchas cosas para contar y no me decido a dejar de contar algunas de ellas. Por supuesto que hay muchas que no cuento, pero aún así, todas las cosas que están en esos libros me parece que son las indispensables. Tal vez debería tener más capacidad crítica y dejar afuera cosas. Pero cuando empiezo a pensar en el libro, pienso: “bueno, esta vez sí voy a hacer un libro cortito”. Y después termino haciendo estos mamotretos...» (2006: s.p.).

02.indd 201

07/08/2013 12:49:37

202

VISIÓN PERIFÉRICA

Esta técnica afín al género testimonial, que también se usa en las demás crónicas de Caparrós, ha sido señalada por especialistas como María Laura de Arriba (2008: 9) para resaltar la dimensión periodística de su producción escrita. Sin embargo, lo que llama la atención, además de los provocativos comentarios sobre la mentalidad de los norteños, es la observación explícita del autor-narrador de que no logra comprender todo, como en la siguiente reflexión: «Pienso en la cantidad de palabras que no se dirigen a mí —o que no entiendo» (225). De hecho, las personas con quienes dialoga le deben explicar algunas expresiones para iniciarlo a su mundo y tratar de resolver los problemas de comunicación. Él llega incluso a declarar su impotencia ante los chistes que no capta: «Hay algo que yo no voy a entender —que ella [doña Mencia], supongo, necesita que no entienda: una parte importante de su ser criollo consiste en mantener un gesto que los demás no pueden entender, así se crea un ellos y un nosotros» (293).67 Por tanto, confirma su afirmación de que el interior, al igual que la cultura de sus habitantes, es inalcanzable: «Siempre hay un interior del Interior, un interior del interior del Interior —y de seguido: ¿quién tendrá, alguna vez, la sensación de haber llegado al interior?» (186). En otras palabras, Caparrós reconoce la diferencia del Otro, tal como lo hace el lector ideal que se enfrenta a sujetos de etnicidad distinta y mantiene una «distancia ética» con ellos, según propone Sommer en Proceed with Caution.68 Es ciertamente loable su esfuerzo por respetar la alteridad, pero el propósito de su crónica se aleja del de la profunda investigación, llevada a cabo en archivos así como en el terreno, del antropólogo Gastón R. Gordillo, quien rescata la memoria social de los tobas en Landscapes of Devils: Tensions of Place and Memory in the Argentinean Chaco (2004), entre otros libros. Al mismo tiempo, la narración de Caparrós pone al descubierto una serie de prácticas culturales que muestran el impacto del neoliberalismo en el En realidad, se siente desconectado de este universo, como demuestra esta cita: «Entonces me pregunto, como siempre en estos casos, qué carajo hago acá» (258). De hecho, la gente del interior también se sorprende de ver al periodista de Buenos Aires allí. En la ya mencionada entrevista «Cazador de historias» para Análisis digital, Caparrós revela que «lo primero que me dicen es “¿qué hacés vos por acá?”» (2005: s.p.). 68 «If our training assumes that learning is a progression, that it is always learning something, how does interpretive reticence make sense? At our most modest we have been assuming, with New Criticism and then more radically with deconstruction, that ambiguity cannot be conquered. But an ethical distance from the object of desire? Confessed ignorance of that subject? No trespassing signs that suggest cautious approaches? We have yet to recognize those purposefully offputting enticements» (1999: 31). 67

02.indd 202

07/08/2013 12:49:38

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

203

presente inmediato. En efecto, se denuncia un programa político que contribuye a borrar el recuerdo de los acontecimientos del pasado reciente como la dictadura militar (1976-1983) y los resabios de la política promovida por la presidencia de Carlos Saúl Menem, cuyas referencias explícitas e implícitas se observan a lo largo de la obra (47, 217, 243, 367, etc.).69 Por consiguiente, El interior no es solo una crónica de viaje sino también una revisión más o menos crítica de la historia argentina contemporánea (más allá de las múltiples incursiones en el pasado colonial), lo que lo ancla en su propio medio sociohistórico.70 Finalmente, conviene tener en cuenta que el proceso de «devenir» de Caparrós, junto con su enfoque en microhistorias y sucesos diarios, está quizás en deuda tanto con la crónica modern(ist)a como con la de la modernidad temprana, según explicaré en el próximo apartado.71 En conclusión, El interior, así como su objeto de estudio, desafía una interpretación estable, de ahí su gran riqueza textual. En el último capítulo, cuando el autor-narrador vuelve feliz a su casa, tiene la impresión de que la Argentina que aspiraba a «descubrir», como un turista que reactiva (seria o paródicamente) la mirada colonial, no puede encontrarse: «Si es por buscar mejor que busques lo que nunca perdiste —me decía [mi padre], y se me hace difícil pensar que es la Argentina: tenemos, ahora, un país hecho de lo que se perdió» (631). Caparrós parece sentir cierta nostalgia por un país que se percibía como prometedor y está actualmente atrapado en clichés tradicionales o referencias literarias canónicas (Cabeza de Vaca, Sarmiento) que el intelectual, en tanto intermediario cultural para su público lector, está condenado a reciclar. A pesar de sus esfuerzos por desafiar los estereotipos, tiende a reforzar algunos de ellos mediante una sutil recuperación del discurso colonial, sin expresar la voluntad de abandonar completamente las dicotomías más arraigadas. De este modo, se constata que, aquí como en otros casos, el legado colonial persiste (incluso irónica o paródicamente) en la narrativa latinoamericana contemporánea a la vez que mantiene una interacción fluida con la especificidad de su contexto de producción, en el cual se inscriben las Cabe agregar que el momento en el que se publica El interior es significativo, ya que 2006 es un año marcado por los conflictos entre el entonces presidente argentino Néstor Kirchner y el sector agropecuario, disputas que adquieren su mayor intensidad en 2008. Para más información, ver Fillol (2010). 70 Sus críticas no carecen de humor. Por ejemplo, comenta que «[h]ay países que tuvieron que trajinar siglos y siglos para ir haciéndose, lentos, lentos, de ruinas. Grandes países, países importantes tardaron tanto tiempo. Nosotros, argentinos, lo hemos logrado en plazos increíbles. Somos extremos fabricando ruinas. / La Argentina es un país tan fulminante» (71). 71 Para una definición clásica de la crónica modernista, ver González (1983). 69

02.indd 203

07/08/2013 12:49:38

204

VISIÓN PERIFÉRICA

leyes del mercado editorial y cultural.72 Inversamente, la obra de Caparrós, a través de sus alusiones a los relatos del siglo XVI, como el de Hernández, nos ayuda a revaluarlos desde el presente.

72 Antes de terminar este análisis, se debe precisar, no obstante, que Caparrós constituye un ícono ambiguo de la cultura de masas. Por un lado, no cabe duda de que produce una literatura mediada por tecnologías narrativas y mediáticas fuertemente marcadas por estrategias comerciales, según las cuales el relato de viaje es atractivo porque combina viejos y nuevos tropos, así como subjetividades a la vez locales y globales. Por otro lado, su crónica El interior es difícil de categorizar inequívocamente como simple producto de la cultura masiva, dado que, entre otros motivos, su público lector es bastante reducido. Esta problemática depende, por supuesto, de la definición de cultura de masas que se maneje. Como es bien sabido, Benjamin ya trató de superar la dicotomía entre la cultura de masas y la alta cultura en «Das Kunstwerk im Zeitalter seiner technischen Reproduzierbarkeit» (1936), basándose en la importancia de la percepción y la experiencia. Desde entonces, como señala De Grandis, los estudios más recientes del mismo Jameson, Jesús MartínBarbero, Néstor García Canclini y George Yúdice nos ayudan a refrescar la perspectiva crítica sobre este fenómeno (2006: 171). Así, estamos lejos de los planteamientos de Theodor Adorno, adoptados en la América Latina de los años 1970, que proponen que la cultura de masas implica una degradación cultural porque entorpece la capacidad crítica del consumidor. De hecho, en Memory and Modernity: Popular Culture in Latin America (1991) William Rowe y Vivian Schelling declaran explícitamente que ya no se puede considerar la cultura de masas desde un enfoque estrictamente negativo, resumiendo de esta manera los pensamientos de muchos críticos actuales: «We reject both Manichean and apocalyptic views of mass culture in Latin America: we do not believe either that it is destroying all that is “pure” and “authentic”, nor that the mass media merely manipulate a passive audience» (3). Por ejemplo, el célebre teórico contemporáneo Martín-Barbero sugiere que las nuevas tecnologías son propensas a posibilitar la emancipación y la democratización; en este sentido, su énfasis en el concepto de mediación, como instancia a partir de la cual el receptor de los medios negocia significados, proporciona una concepción más dinámica y tolerante de la cultura de masas. Teniendo en cuenta estos matices, Rowe y Schelling ofrecen una definición aceptable, aunque breve, de la cultura de masas, sin dejar de relacionarla con la cultura popular: «Mass culture is a term associated with the expansion of cinema, radio, comics, fotonovelas and, above all, television. It has been taken by some to spell the end of any genuinely popular culture and by others to be the only form that popular culture can take in the late twentieth century» (7). Por una parte, si se admite esta definición como adecuada, queda claro que a nivel genérico la crónica de Caparrós no se encasilla en ella. Además, como mencioné, no se puede contar con que su público sea masivo y se le atribuye un estatus menor dentro de la producción de su autor. Por otra parte, este intelectual es una figura mediática que forma parte del ámbito de la televisión, la Red y la radio tanto argentinas como mundiales. En realidad, el estilo a veces coloquial y la «retórica de lo instantáneo» de El interior, aunados a su vínculo con el mercado editorial, nos obligan a ubicar la obra en el tenue límite entre la cultura letrada y la masiva.

02.indd 204

07/08/2013 12:49:38

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

205

4. Roberto Arlt como antecedente indirecto Para entender todavía mejor El interior, es esencial detenerse en su relación con la crónica contemporánea, en particular la modernista. Si bien saltan a la vista las conexiones con los escritos de Martí, «el gran cronista» (Caparrós, El interior 13), también existen resonancias con las célebres Aguafuertes porteñas (1933) de Arlt y, sobre todo, aunque traten de otra área periférica, sus Aguafuertes patagónicas, impresas en el diario El Mundo en 1934 y luego publicadas por Sylvia Saítta bajo el título En el país del viento: viaje a la Patagonia (1934) en 1997. Es interesante observar que en esta colección de crónicas sobre la Patagonia Arlt ya se vale de la retórica de la ambivalencia, es decir, un vaivén entre hastío y fascinación, para referirse a esa vasta región tan alejada de Buenos Aires. Enfrentado a un entorno que no le es familiar, el consagrado autor argentino no oculta su decepción, convertida ahora en resentimiento, ante un paisaje que le parece monótono, una «aburrida llanura» (56). Declara en una cita famosa: «Otra vez el tren. Resuelvo no mirar por la ventanilla. Este paisaje me da bronca. Ya empiezo a considerarlo como enemigo personal. Poco a poco, mi enemigo se modifica y empiezo a reconciliarme con él» (57). Por otro lado, goza de una experiencia sublime al encontrarse con lugares de singular belleza como Bariloche y sus «acuarelas montañesas, de las que es imposible dar visión en una sola nota» (59), o el Nahuel Huapí, «el lago más hermoso del mundo» para el cual «[t]oda otra descripción [...] queda chica» (63). En estos casos no faltan las hipérboles para dar cuenta de un sitio que le resulta sobrecogedor. Asimismo, a Arlt le cuesta relatar lo totalmente desconocido y, como arguyen varios críticos, incluida Martha Barboza de Tesei (2002: 10-11), prefiere acudir a criterios preconcebidos claramente urbanos en vez de adaptar su visión a otra situación.73 Cabe insistir en que, a diferencia de Caparrós, Arlt viaja en tren, medio de transporte que afecta su percepción y alimenta su obsesión por las nuevas tecnologías y la modernización creciente en América Latina. Este dato se hace evidente cuando compara la imponente naturaleza de la geografía patagónica con el asombro provocado por edificios altísimos: «[L]as montañas parece que se nos vinieran encima. Como cuando uno se acerca a un rascacielos» (63). Al respecto, Saítta sostiene que «[s]ignificativamente, Arlt no modifica su aparato de percepción sino que apela al sistema de metaforización característico de su narrativa urbana, sólo «Resulta así una proyección o desplazamiento del discurso de la modernidad, una transposición del paisaje urbano sobre la naturaleza, aun ajena a los avances técnicos. Arlt se instala en la Patagonia unido a su percepción urbana» (Barboza de Tesei 2002: 11). 73

02.indd 205

07/08/2013 12:49:38

206

VISIÓN PERIFÉRICA

que lo hace para narrar y describir un escenario diferente» (1997: 14-15). En este sentido, le hace cierta violencia al espacio periférico al imponerle un imaginario inadecuado, por lo que termina encubriéndolo en vez de «descubrirlo». No sorprende que esta retórica recuerde el discurso colonial basado en ideas prefabricadas cuyas mejores ilustraciones son el diario de Colón, según demuestra Pastor (1988 [1983]: cap. 1), y los relatos de los viajeros ingleses del siglo XIX estudiados por Prieto (1996). Así, el énfasis de Arlt en la condición semivacía de la zona y su asombro ante la majestuosidad del paisaje son solo algunos de los aspectos que lo llevan a reactualizar los textos fundacionales de los conquistadores españoles.74 De hecho, él asume burlonamente su rol de explorador cuando declara que espera «descubrir más tierras y maravillas que sir Walter Raleigh» (34). Al mismo tiempo, con el fin de justificar su postura, se refiere a la supuesta necesidad de desempeñar el papel de turista para satisfacer al público lector porteño: «Y yo, y yo, con mi indumentaria mitad inglesa y mitad linyera, represento al turismo; un turismo que me estoy tragando con resignación para satisfacer la curiosidad de mis lectores porteños» (55). Por consiguiente, se anticipa la actitud performativa del autor-narrador de El interior mediante el uso de la máscara del porteño prototípico y un tono casi (auto)irrisorio. Más relevante aún es el ansia de ambos autores argentinos por vincular la periferia interna (sea el norte o el sur) con el concepto de nacionalidad. Mientras Caparrós se afana en encontrar una identidad nacional en un territorio a la vez extraño y conocido, Arlt está notoriamente decepcionado por la ausencia de argentinidad en los sitios que visita. En «Hombres y mujeres fuertes de Bariloche», tras enumerar las múltiples instituciones alemanas que existen allí, el autor deplora la falta de compatriotas: «Bariloche es algo así como una semicolonia chileno-alemana. Los ingleses escasean. Y los argentinos ¡ni qué hablar!» (117).75 Queda manifiesto que el cronista, acostumbrado a 74 Barboza de Tesei constata que «es necesario destacar que el discurso de Aguafuertes patagónicas no está alejado de los textos fundadores de los primeros viajeros y científicos que recorrieron la Patagonia, y que instauraron un paradigma de percepciones que aún se mantiene. En sus discursos, y también en el de Arlt, es posible visualizar un conjunto de rasgos que han determinado la tipicidad del espacio: el asombro frente a la inmensidad del territorio, el aspecto desierto e inhóspito de la zona, la severidad del clima y el abandono u olvido geopolítico, constituyen el tópico fundamental que sostienen y estructuran los discursos sobre la Patagonia» (2002: 13). 75 Acerca de los comentarios nacionalistas de Arlt sobre la presencia alemana en la Patagonia, Jennifer M. Valko plantea que «[r]egardless of the disreputable element of this population’s past, the author openly admires their transformation of a forest into a town with roads, streets, and urban structures. By establishing connections with icons of epic

02.indd 206

07/08/2013 12:49:39

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

207

interpretar signos colectivos en la capital, se encuentra ahora perdido y fuera de lugar, como señala Valko (2009: 89).76 En resumidas cuentas, a pesar de las diferencias inherentes a sus respectivos contextos de producción, los dos escritores no solo comparten las estrategias retóricas de la crónica moderna, sino que también luchan de manera similar por definir en sus propios términos el valor cultural de la periferia interna. No obstante, las transformaciones mediáticas y tecnológicas que han ocurrido desde las crónicas de viaje de Arlt hasta las de Caparrós son imposibles de ignorar: mientras aquel se sitúa en la vanguardia modernista, este pertenece a la era actual, en la que coexisten los géneros creados por la Red (el blog, el periódico en línea, etc.) y los más tradicionales (la novela, el cuento, el periódico en papel, etc.). Cabe subrayar, además, que las miradas de Arlt y Caparrós evocan, mutatis mutandis, las de los viajeros europeos del siglo XIX. En las obras de estos aventureros, la invariabilidad del paisaje del interior parece ser un elemento inevitable, una suerte de estereotipo que se niega a desaparecer. Por ejemplo, en En Argentine: de Buenos Aires au Gran Chaco (1911) el francés Jules Huret afirma: «La monotonie du voyage nous repose délicieusement de nos fatigues. Les heures se passent à contempler un paysage toujours le même, et les moindres incidents deviennent des drames» (1913 [1911]: 345).77 Sin embargo, a pesar de esa similitud, se trata de una interpretación determinada —la del flâneur que disfruta del ocio— más cercana, pues, a la actitud de Caparrós que a la impaciente, casi urgente, de Arlt.

literature (titans/giants), popular culture (boxers), and internationalized Western frontier myths (pioneers), the Germanic residents of Bariloche become more palatable for the journalist and his readers. Arlt’s aguafuertes borrow from these accepted sources and help him to write a new frontier story: Patagonia’s conquest by immigrant pioneers. Through his fictional portraits, the author incorporates settlers of Germanic origin into his homeland’s national narrative» (2009: 88). 76 De hecho, la Patagonia casi siempre se ha vinculado con el proyecto nacional: según Livon-Grosman, «[a] su vez, esta fundación contiene desde su primera manifestación un doble mito, el de la región como un territorio primigenio y tierra de nadie, y el de ese territorio como parte integral de la nación» (2003: 10). 77 El argentino nacido en Suiza Aimé Félix Tschiffely es otro viajero de la primera mitad del siglo XX que recorre la República Argentina: la primera vez hacia el norte hasta llegar a Washington, DC (1925-1928); la segunda, hacia el sur hasta alcanzar la Tierra del Fuego (1937). Su relato de la primera expedición, el best seller Tschiffely’s Ride (1933; su título completo es Tschiffely’s Ride [Southern Cross to Pole Star]: Being the Account of 10,000 Miles in the Saddle Through the Americas from Argentina to Washington), ostenta muchas semejanzas con el de Huret.

02.indd 207

07/08/2013 12:49:39

208

VISIÓN PERIFÉRICA

Otro rasgo común entre los escritos de los exploradores europeos sobre la Argentina (es decir, especialmente Buenos Aires, pero también el interior) y las percepciones de Caparrós o Arlt consiste en la improbabilidad desestabilizante de poder describir una diferencia que, aunque tiende a ser radical en algunos casos, es particularmente familiar, lo cual le otorga un carácter ambivalente a este espacio. Así, se reconoce su posición intermedia, el inbetweenness que Christian Kupchik intenta concretar en La ruta argentina: el país contado por viajeros y escritores (1999): Con seguridad, la pregunta [¿Qué país es este?] se la han planteado [...] muchos de los extranjeros que por un motivo u otro hayan resuelto emprender la ruta argentina. La dificultad fundamental [...] es que la Argentina, desde su constitución como país, parece estar fuera del alcance de una singularidad que la caracterice. En otras palabras: no ejerce la seducción de aquello «totalmente» distinto, no consigue ofrecer su «descubrimiento» (9).

Esta incapacidad de discernir la peculiaridad de la Argentina —un territorio nuevo para el forastero pero nunca novedoso— se relata aquí desde un lugar de enunciación eurocéntrico que borra la especificidad del interior, más allá de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Kupchik sigue: «¿[Q]ué puede buscar un extranjero en la Argentina? Un país lejano de todo, sin exotismos [...]; con evidentes bellezas naturales, por supuesto, pero siempre relativizadas frente a otras similares [...]. A juzgar por los testimonios de los viajeros que asumieron el riesgo de semejante empresa, mucho» (11). Pareciera que el crítico se esfuerza por salvar la imagen de la Argentina, pero su defensa de la particularidad nacional resulta extremadamente vaga, como si fuera casi imposible delimitar ese «mucho». Esta es una actitud similar a la que se observa en los textos de Arlt y Caparrós, quienes se enfrentan a dudas ineludibles al tratar de definir su propio país.

5. El interior visto desde dentro: Héctor Tizón y los intelectuales del norte argentino Afortunadamente, en contraste con las complicaciones relativas a la época colonial, hoy en día se tiene acceso a la versión de los pueblos marginados a los que me he referido en este capítulo. En efecto, numerosas iniciativas se proponen hacer escuchar la voz (mejor dicho, las voces) de los grupos étnicos marginados, y ellos mismos toman la palabra. Por ejemplo, múltiples antologías recogen inestimables testimonios, como las ya mencionadas Historias de

02.indd 208

07/08/2013 12:49:40

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

209

Oliva o Mensajes del Gran Chaco: literatura oral indígena (2005) de Mercedes Silva, además de los libros del antropólogo Gordillo.78 No obstante, no se debe olvidar que los autores oriundos del interior tampoco están a salvo de «inventar» su región.79 Si se compara El interior con las obras de escritores norteños como Tizón, elegido aquí por su fuerza ilustrativa y autoridad en el campo literario,80 se hace visible una serie de semejanzas y diferencias con respecto a su construcción del espacio periférico (que, siguiendo a Paul Claval y Henri Lefebvre, no deja de ser, al igual que el ámbito urbano, un espacio producido socialmente).81 En sus memorias publicadas en 2008, El resplandor de la hoguera, Tizón enfatiza el carácter marginal y aislado del noroeste argentino, un «mundo limitado y circunscripto entre los bosques y el desierto» (17). Como Caparrós, se frustra con la desolación del paisaje: «[L]as plantas y los pastos, casi todo es de un color pardo y ocre en Yala, y esta pesadumbre, por momentos, nos contagia el alma» (41). En con-

78 Por supuesto, también existe una gran cantidad de organizaciones humanitarias, como Pequeños Gestos, Grandes Logros, la fundación creada por Patricia Sosa y sus colaboradores (ver la sección «Nosotros» en el sitio web Fundación Pequeños Gestos, Grandes Logros). Tampoco se deben olvidar las importantes contribuciones de algunos críticos y activistas como Silvia Rivera Cusicanqui, quien en Oprimidos pero no vencidos: luchas del campesinado aymara y qhechwa de Bolivia, 1900-1980 (1986) o Ch’ixinakax utxiwa: una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores (2010) se enfoca en los efectos del legado colonial en los pueblos indígenas de los Andes. 79 Como arguye Leonor Fleming en un ensayo que volvió a discutir en la Feria del libro de Buenos Aires (2013), «la Puna de Tizón es sobre todo una invención. Sin embargo, esa Puna literaria existe porque los espacios literarios son espacios reales. Aunque los cartógrafos no los detecten, inciden en la realidad y la modifican. Así como un dique cambia el curso de un río, una literatura puede cambiar y, de hecho cambia, no sólo la historia literaria, sino el entramado de una sociedad» (2006: 1-2). El propio Tizón explica su vacilación al elegir el lenguaje adecuado para representar su región: «Y he aquí el primer asunto: ¿En qué lengua hablo, o mejor, escribo? No precisamente en la de Burgos o Salamanca, sino en otra, no igual, pero distinta» (2000 [1998]: 26); y agrega: «Yo quería ser cronista de mi pueblo, pero narrar con un instrumento universal» (31). Algunas páginas más adelante, expone sus «reflexiones sobre la naturaleza del arte de escribir en provincia» (47-53). 80 Lejos de proponerme analizar sus obras completas, me interesa detectar las conexiones y diferencias que una parte de sus escritos mantiene con El interior de Caparrós. 81 Según Claval, «Henri Lefebvre subraya que el espacio por donde se mueven los hombres está modelado por sus actividades (lo que evidentemente ya se sabía) y expresa sus aspiraciones, sueños, proyectos y planes, aquello que negaban las teorías reinantes. El espacio, así concebido, no sólo es la resultante de la evolución y el producto de la historia, sino que también es la consecuencia de la capacidad de los seres humanos para proyectar su futuro (Lefebvre, 1974)» (2002: 32).

02.indd 209

07/08/2013 12:49:40

210

VISIÓN PERIFÉRICA

secuencia, no oculta su aburrimiento y afirma que está «[h]arto de la soledad y del silencio de Yala» (117). Al mismo tiempo, tanto en este texto como en la mayoría de sus novelas, las «crueles provincias» se transforman en el centro del universo y su pueblo llega a ser concebido como un lugar mítico donde cohabitan los arquetipos de la humanidad. En varias ocasiones, por ejemplo, el narrador equipara a los habitantes de Yala a los personajes de La Odisea (Ulises, Circe y Polifemo, entre otros). Estas comparaciones explícitas con el canon de la literatura universal podrían ser interpretadas como una estrategia retórica para deconstruir los estereotipos reduccionistas en torno a la cultura «regional» o «regionalista».82 Se trata de uno de los objetivos del escritor jujeño, según el ya mencionado crítico Massei y Gabriela Stöckli.83 El propio Tizón explica por qué prefiere insistir en el carácter universal del área en vez de exaltar sus singularidades: nos advierte sobre la trampa del discurso único cuyo peligro más grave «es el de poner el acento excesivo en la “diferencia”, en la exaltación nacionalista, racista y folklórica» (2004: 18). Además, conviene observar que las influencias son mutuas: si bien Tizón modifica su mundo al incorporar en él los mitos universales, estos también se reciclan y transforman al ser adaptados al nuevo contexto. Aunque la mirada de Caparrós apunta hacia lo particular en lugar de lo universal, ambas visiones están atravesadas por una mezcla bastante similar de idealización y hastío.84

En el mismo sentido, Sarlo afirma que «Tizón había trazado la línea original de un regionalismo libre de pintoresquismo, de paisajismo y de folclore. Tizón trabajó como nadie el entramado de mitos provincianos con mitos universales» (2007: 427). Unas líneas más abajo, añade que «Tizón pone a la literatura de su provincia en una dimensión no regionalista, sin perder nunca la materia figurativa y lingüística de ese espacio cultural que no es el del Río de la Plata» (427). 83 Por ejemplo, Stöckli sugiere que el escritor de Yala supera la literatura regional, aunque no se pueda desprender totalmente de ella. Empieza su ensayo con las siguientes preguntas: «¿Existe la posibilidad del tránsito poético de la región al universo como alternativa al pasaje descalificado del terruño al país? ¿Cómo leer una obra como la de Tizón, que desborda esta ardua cuestión a la vez que queda, de alguna manera, atrapada en ella?» (2006: 210). Concluye que Tizón se sirve estratégicamente de la ambigüedad y el silencio para no participar del debate: «El novelista se permite prescindir de tener una opinión (y estar obligado a defenderla) en una discusión que le resulta obsoleta. Opta por “pasarla por silencio” [...]. Destruye la oposición entre particularidad y universalidad, un artificio sutil que hace naufragar en los enredos inextricables del narrador la discusión trasnochada acerca de lo “regional”» (218). 84 Además, sería interesante analizar en un proyecto futuro el paralelismo entre el cuento de Tizón «Los indios» (1968) y las cartas de Cortés. 82

02.indd 210

07/08/2013 12:49:40

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

211

Finalmente, cabe enfatizar el papel que desempeña la naturaleza en Tizón, quien dista de reafirmar el «paseísmo» tradicional. Esta es sin duda mucho más que un simple escenario geográfico en el que se desarrolla la trama literaria. Según Foffani y Mancini, en su obra «[e]l paisaje no es el marco que encuadra la historia o los personajes; el paisaje es la historia misma, porque así como el personaje engendra el paisaje, en un movimiento de endogénesis, también los personajes y sus historias sólo pueden ser concebidos en ese paisaje» (2000: 279). Entonces, no es casual que la naturaleza le cause al escritor norteño un efecto «sublime» (en el sentido que le confiere Immanuel Kant), a pesar de su carácter supuestamente monótono: Y callamos, no podemos hacer otra cosa que guardar contrito silencio. Frente a esta infinita grandeza no hay lugar para las palabras, o para las ideas, de ahí que la aspiración de Confucio haya sido no hablar más. [...] Aquí se puede vivir sólo contemplando las montañas y el cielo. Por otra parte, la soledad y el aire puro compensan en el desierto la falta de humedad y fertilidad. Aquí está el hombre ante la naturaleza o ante sus semejantes en su destino más elemental, la mirada de los niños, estupefacta y envejecida por la miseria (Tizón 2004: 37).

Aunque Caparrós considera a veces el paisaje del noroeste como sobrecogedor, se deduce de esta cita que Tizón le atribuye todavía más importancia y entiende mejor su complejidad, actitud que solo es posible gracias a una profunda familiaridad con ese entorno natural. Es más, la grandiosidad del interior, que produce una extraña afasia parecida a la de los primeros exploradores, está ligada al inmenso respeto del narrador por la aparente sencillez de su ámbito, lo que subsana en parte sus deficiencias. La ambivalencia de Tizón (y de Caparrós) hacia la puna, a la vez espléndida y aburrida a su modo de ver, se observa en la obra novelística de otro autor del interior, Mempo Giardinelli.85 En Santo oficio de la memoria (1991), el escritor chaqueño, al igual que el cronista porteño, no deja de lado los estereotipos sobre el aspecto tedioso de este territorio, «mi Chaco argentino, que realmente no tiene variedad. Cuya monotonía es implacable porque Según Tizón, dicha ambivalencia se advierte en la mentalidad tradicional de su mismo pueblo (tanto en el pasado como en el presente, a través de los cuentos orales de las niñeras), la cual oscila entre la «derrota» y la «esperanza»: «Mi infancia transcurrió en la Puna, la alta meseta andina, fría y barrida por los vientos. Allí, en los remotos orígenes de su cultura, estaba la derrota, porque el dios del mal la había transformado de tierra fértil en estéril paramera, pero, en contraposición, un mensaje mesiánico avivaba la esperanza en el corazón de sus pobres pobladores» (2000 [1998]: 30). 85

02.indd 211

07/08/2013 12:49:40

212

VISIÓN PERIFÉRICA

el horizonte no se altera jamás» (421); y añade: «[E]s feo sin remedio» (422). Además, como Caparrós, se refiere a lo misteriosa que es para él la provincia chaqueña: «Me parecía un sitio tan exótico como el Amazonas o como el Congo [...]. Pero para mí decir Chaco seguía siendo como decir el Congo o Nepal» (66-67). Evidentemente, la comparación con África es significativa, ya que se le otorga así al espacio marginado un estatus juzgado como inferior respecto a la civilización supuestamente más «avanzada» de los demás países del mundo. En pocas palabras, para un personaje de esta novela, la Nona, el Chaco es un lugar a evitar.86 La visión que expone el narrador de Giardinelli se vuelve más ambigua con los seres humanos. Resalta sus idiosincrasias, pero clasifica a los chaqueños según un estilo casi decimonónico que recuerda el inventario propio del museo: el indio, el inmigrante, el arribista (415-416). Por un lado, los concibe como brutos e impulsivos —la gente es «tan atropelladora, ordinaria, procaz, exagerada» (419); por otro, permite entrever de vez en cuando un dejo de fascinación —«No sé si territorio de locos, pero sí de desaforados, el Chaco [...] se me volvió completamente fantástico» (420). Por lo tanto, le produce placer (re)pensar su región, ofrecer una perspectiva diferente sobre ella y «jugar a inventar[la] nuevamente en cada libro» (422).87 Final de novela en Patagonia (2000) es otro escrito de Giardinelli sobre una de las periferias argentinas, aunque el viaje relatado aquí se realiza de forma muy distinta al de Caparrós. Además de desplazarse en dirección contraria (de norte a sur), el novelista decide apartarse de (y reformular) la gran cantidad de obras literarias y fílmicas que existen sobre esta área geográfica (2010 [2000]: 16). Una diferencia adicional consiste en que, en vez de buscar

«Pero hablamos del Chaco, mijito, un lugar feroz y despiadado, mera selva impenetrable, puro lodo, cerrazón, alimañas y ni siquiera bonitos paisajes. Es la región más olvidada de la mano de Dios. Grande como casi toda Europa, el Gran Chaco, corazón de Sudamérica» (85). La Nona continúa: «Es tierra maldita [...]. Todo improvisación, delirio y fantasía, el Chaco se hizo en un descuido de Dios y a los ponchazos» (103-104). Aunque se trata de una tierra ignorada, valga señalar que es aquí el centro (el «corazón») de América Latina. 87 También se podría comparar a Tizón con Quiroga, el célebre autor uruguayo que se inspira en la geografía chaqueña. Uno de los primeros enunciados de «La insolación», famoso relato que aparece en Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917), recuerda de alguna manera el sentimiento del escritor argentino hacia su paisaje natal: «Veía la monótona llanura del Chaco, con sus alternativas de campo y monte, monte y campo, sin más color que el crema del pasto y el negro del monte» (2007 [1917]: 39). Su relación con la naturaleza del norte no deja de ser ambigua, ya que se nota simultáneamente cierta atracción por este territorio. 86

02.indd 212

07/08/2013 12:49:41

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

213

una definición de su nación para sus compatriotas, intenta traducirla para un público principalmente extranjero.88 No obstante, uno de los puntos comunes entre estos escritores es el reconocimiento de la escasez generalizada de conocimiento de la zona explorada: «Pero nosotros no, la Patagonia Argentina [sic] es una inmensidad vacía, un desalojo universal lleno de misterio» (15). Ambos textos son, al fin y al cabo, intentos de explicar la Argentina actual a partir de viajes a la periferia interna.89 En cuanto a las obras cinematográficas al respecto, vale la pena mencionar como ejemplo ilustrativo el cine de Lucrecia Martel, quien forma parte de un grupo de artistas que se preocupan por los temas sociales del norte argentino.90 En muchas de sus películas, como La ciénaga (2001) o La mujer sin cabeza (2008), que la crítica suele considerar características del «nuevo cine argentino», Martel aborda la cuestión de la discriminación social y étnica en la periferia interna de su país.91 En esta última película el accidente que se convierte en el núcleo de la trama es una especie de choque cultural: en ese instante trágico los distintos estratos socioculturales (sobre todo la conductora aparentemente burguesa y el niño indígena al que quizás atropelló y mató en el acto) entran en un contacto íntimo que se intensifica en contraste con la canción alegre de «Soleil soleil» de Nana Mouskouri.92 Pese a que el marido y el primo de Vero, la protagonista (María Onetto), se esmeran por borrar las huellas de este enigma para mantener la amnesia —o por lo 88 Un ejemplo de ello es su explicación, desde la primera frase del libro, del lenguaje regional que emplea: «La soleada mañana en que partimos parecíamos dos chicos haciéndonos la rabona, que es como se llama en la Argentina al faltazo a la escuela» (13). 89 Ver Giardinelli (1999) para una comprensión más profunda de su concepción de la periferia interna en la Argentina. 90 Conviene precisar que dicho grupo no es orgánico ni comparte la misma visión. 91 De hecho, en una entrevista con Mariana Enríquez para Página/12, Martel insiste en el carácter específicamente norteño de La mujer sin cabeza, a pesar de su relevancia en el mundo globalizado: «Yo creo que es mi película más argentina, y hasta diría más salteña, o del Norte en todo caso. Pienso que es un milagro que haya críticos de afuera que le encuentren un montón de valores. Hubo incluso un director de una cultura muy diferente a la nuestra que me escribió después de Cannes conmovido con la película; no me voy a poner a indagar qué le vio de fantástico, mejor si fue así, pero me extrañó porque a mí me parece que no se puede entender sin ciertos códigos» (2008: s.p.). 92 Dicha canción, popular en los años 1970, podría ser un guiño al contexto de la dictadura argentina. Respecto a la presencia indígena (especialmente toba), ella es ubicua en el filme, sobre todo a nivel de los empleados domésticos y demás prestadores de servicios. En cuanto a las huellas que denotan la ausencia del Otro, estas también son omnipresentes, como las que dejan los niños en las ventanas del auto y se ven nítidamente en la escena del accidente, aunque no son exactamente iguales por un problema de continuidad.

02.indd 213

07/08/2013 12:49:41

214

VISIÓN PERIFÉRICA

menos la negación— colectiva,93 asegurándole una y otra vez que no mató a un ser humano («Te asustaste. Atropellaste a un perro», afirma su esposo), ella se obsesiona con este roce efímero que no pudo aceptar en su momento y que resurge constantemente. Al haberse quedado traumatizada, su terapia consiste en tratar de narrar el incidente. De este modo, la película podría representar la falsedad (resaltada por el uso frecuente de gafas de sol) o incluso la alienación de cierta gente acomodada del norte argentino ante la condición de los pueblos marginados con quienes coexiste y la necesidad de romper el silencio en torno a este asunto, exponiendo la violencia subterránea de los gestos cotidianos y el racismo corrientemente interiorizado.94 Sin embargo, la incertidumbre (enfatizada por las lluvias torrenciales, las tomas fuera de foco y la atmósfera onírica) es tal que las interpretaciones son casi infinitas: en palabras del crítico español Jaime Pena, «[d]e ahí que podamos ver e interpretar La mujer rubia [el título del filme en España] a nuestro antojo, como un melodrama social que denuncia la inmoralidad de la burguesía argentina, como una metáfora de la dictadura y los desaparecidos, como una mera pesadilla o como un film fantástico habitado por muertos, posibilidades, estas dos últimas, que no negarían las dos primeras» (2008: 24). Debido a su gran variabilidad semántica y «estética de la opacidad» (François 2009: s.p.), no cabe duda de que este filme se distingue de las películas costumbristas tradicionales sobre el interior y plantea dramáticamente algunas de las problemáticas más urgentes de la Argentina contemporánea.95

6. Reflexiones finales En este capítulo se ha argumentado que, a pesar de sus buenas intenciones, alabadas en distintos medios de comunicación, Caparrós parece reactualizar (tal vez paródicamente) la mirada colonial mediante el uso de estrategias retóricas propias de las narrativas de la conquista tales como los Comen-

93 El clímax de dicha amnesia colectiva es claramente la fiesta llena de júbilo en la escena final. 94 Sobre estos temas, ver la sección de preguntas y respuestas con la directora en el DVD de la película. 95 Para más información sobre el cine de Martel, ver Jubis (2009). Unos enfoques más específicos se hallan en los artículos siguientes: sobre el vínculo entre la exclusión social y el duelo en La mujer sin cabeza, ver Sosa (2009); sobre la temporalidad en este filme (en particular sus alusiones a la dictadura militar y al neoliberalismo), Quirós (2010); y sobre la discutible mirada feminista de Martel, Forcinito (2006).

02.indd 214

07/08/2013 12:49:41

RESONANCIAS COLONIALES EN EL NUEVO MILENIO

215

tarios de Hernández: la retórica de la ambivalencia (que se traduce en una mezcla de atracción y desprecio por el territorio y su población), el énfasis en el carácter vacío del «nuevo» espacio, la casi imposibilidad de describirlo y la exotización de la naturaleza, son todos mecanismos que conviven aquí con una mirada sumamente irónica que socava cualquier declaración. Si bien su visión del entorno natural no se puede comparar con la de los literatos norteños que experimentan un acercamiento vivencial a este, es interesante constatar que la oscilación entre fascinación y aburrimiento se observa en numerosos escritos, más allá de las diferencias que los separan, ya sean sus autores oriundos del interior (Tizón) o de la capital federal (Arlt). Asimismo, llama la atención que el gran interior de América Latina (el norte argentino en este caso, pero también la Amazonía y el Maranhão) siga siendo un ámbito misterioso para ciertos habitantes del «centro».96 LivonGrosman ha notado una percepción parecida de la Patagonia, la otra periferia interna de la Argentina: «A pesar de que la literatura de viaje del siglo XVI al XIX es extensa como los territorios y las travesías de las que se ocupa, hay pocas zonas tan inhóspitas y de tan difícil acceso que como la Patagonia hayan sido capaces de atraer, a lo largo de los últimos dos siglos, semejante interés y producción narrativa» (2003: 9).97 Es indiscutible que la ambivalencia que causan estas características se debe relacionar con la construcción de las dos Argentinas, la «civilizada» y la «bárbara», cuya dicotomía continúa reciclándose. En el contexto de la globalización estas reflexiones llegan a ser aún más relevantes. Como señalé hacia el principio del presente capítulo, Caparrós es uno de los innumerables intelectuales que se interrogan sobre el valor del

El propio Jorge Luis Borges mantenía una relación ambigua, de fascinación y desdén, con el interior argentino y uruguayo: «Los cuentos que transcurren en el interior muestran a sus idealizados gauchos, un prototipo de hombre que habitó las pampas uruguayas y argentinas en el siglo pasado caracterizados por su bravura, anarquía, apego al caballo y nómade soledad, de los que Borges nunca vio un ejemplar genuino en su vida. Entre esos cuentos “uruguayos” se destacan “El muerto”, “El otro duelo”, “El congreso” y “Funes el memorioso”. Estos cuentos son sobre personajes representantes de la violencia y la barbarie que Borges fascinaba [sic] tanto como despreciaba» (Laborde 1999: s.p.). 97 Sobre la escritura de los confines en la poesía colonial, ver Firbas (2006). Respecto a las imágenes de la Patagonia en la crónica contemporánea, ver Cristoff (2005 y 2009). En cuanto a la necesidad de rectificar la percepción del espacio patagónico, ver Cros (2004), Aliaga (2009) y Pollastri (2010). Por ejemplo, Laura Pollastri afirma que «[l]a Patagonia no es inhóspita, es extensa; no estamos en la pretecnología ni habitamos la utopía; tenemos nuestros problemas y compartimos los del país y el mundo. Aquí habitamos nosotros» (2010: 456). 96

02.indd 215

07/08/2013 12:49:41

216

VISIÓN PERIFÉRICA

interior para su país en una época en la que la doctrina neoliberal proclama el borramiento de las fronteras. De modo similar, desde el inicio del siglo XX algunos escritores viajeros sienten cierta nostalgia por los espacios supuestamente «puros», alejados de los grandes núcleos urbanos y de los destinos más turísticos: puede que intenten rescatar lo local, lo que no dañó el transnacionalismo o lo que está amenazado por la desaparición y/o la desertificación. En torno a esta tendencia, Leed sostiene que varios autores modernos, como Paul Theroux, V. S. Naipaul y el propio Lévi-Strauss, se sienten desilusionados al comparar sus viajes con las exploraciones fundacionales del Nuevo Mundo. El historiador estadounidense concluye: «The reality of one world may be sensed in the depth of the deprivation caused by the pervasive feeling that real travel —outward-bound, hard, dangerous, and individualizing— is no longer possible» (1991: 286). Uniéndose a dichos escritores, Caparrós admira (seria o paródicamente) el acto supuestamente primigenio de los aventureros europeos de los siglos XVI y XVII, revelando la importancia de estos en el imaginario nacional de un sector concreto de latinoamericanos contemporáneos. Sin embargo, es consciente de que la identidad argentina que busca constituye una especie de palimpsesto compuesto de una multitud de eventos tanto coloniales como poscoloniales, lo cual contribuye a su complejidad y, por ende, a la dificultad de definirla.

02.indd 216

07/08/2013 12:49:42

CONCLUSIÓN

A lo largo del presente libro se pudo comprobar que los textos de la periferia latinoamericana, dada su considerable inestabilidad significativa, constituyen un corpus valioso que se distingue de las obras más conocidas o privilegiadas dentro del canon establecido por la cultura académica tradicional, mas sin desvincularse del todo de ellas. Sin caer en generalizaciones, planteo que en las representaciones coloniales de los espacios periféricos se manifiesta con frecuencia la imposibilidad de aprehender el «nuevo» entorno en términos de una lógica conquistadora precodificada. Si bien la mayoría de las crónicas canónicas asimilan las distintas situaciones con cierta fluidez (aunque existen excepciones), describiendo los ámbitos urbanos de forma inteligible para su público, los escritos periféricos —sobre todo los del siglo XVI— están marcados por una doble exploración: la caracterizada por la indeterminación y desorientación ante lo desconocido, y la del imaginario en tensión a medida que va creando un universo textual de alguna manera inédito. Así, el descontrol lingüístico se convierte en una «maravilla» problemática que desvela los fracasos de la retórica imperial, lo que da lugar a una «escritura límite» que se ve obligada a realizar una integración conceptual de mundos disímiles.1 Otro elemento importante que aúna a los autores coloniales de mi corpus es la experiencia común con una otredad más radical, esto es, más «salvaje» según el criterio europeo, ergo, más exótica o al menos singular.2 La escritura de dicha otredad parece comunicar una curiosa mezcla de admiración y repugnancia al discutir la desnudez, la inocencia o los rituales «bárbaros» de los indígenas de las zonas marginadas. Es esta actitud, ligada a la visión conflicEste concepto se acerca al que exponen Gilles Fauconnier y Mark Turner en The Way We Think: Conceptual Blending and the Mind’s Hidden Complexities (2002): «Conceptual blending operates largely behind the scenes. We are not consciously aware of its hidden complexities, any more than we are consciously aware of the complexities of perception involved in, for example, seeing a blue cup. Almost invisibly to consciousness, conceptual blending choreographs vast networks of conceptual meaning, yielding cognitive products that, at the conscious level, appear simple» (v). De hecho, la metáfora conceptual tiene la misma función: «In the cognitive linguistic view, metaphor is defined as understanding one conceptual domain in terms of another conceptual domain» (Kövecses 2002: 4). 2 Según Gilbert Chinard (1978 [1911]: 11) y otros especialistas (Mathé 1987 [1972]: 14, por ejemplo), el exotismo está íntimamente relacionado con lo nuevo. 1

03.indd 217

07/08/2013 12:50:35

218

VISIÓN PERIFÉRICA

tiva de una naturaleza inconmensurable que oscila entre imágenes de infierno y paraíso, lo que provoca una mutación del modelo idílico y sigue motivando una enorme producción literaria, histórica y antropológica hasta nuestros días. La crónica periférica se centra en los tropos extremos de la experiencia europea (el río infernal, el edén defectuoso, la selva hostil, etc.) y, por lo tanto, da cuenta de un cosmos penetrado por un halo apocalíptico y una vivencia intensa que en ocasiones desembocan en crisis y/o transgresiones éticas por parte de los exploradores. Por consiguiente, mi análisis permite revaluar y discutir las figuras estereotipadas del «buen salvaje» y del caníbal. Aunque estas etiquetas aparecen repetidamente en las letras coloniales, es evidente que aquí el término salvaje resulta mucho más ambiguo y no logra liberarse del atributo bárbaro. Asimismo, el canibalismo recibe un tratamiento particular: en algunos casos es una costumbre autóctona digna de castigo y prohibición; en otros es un ritual inocente que recuerda los del Viejo Mundo. Es preciso, entonces, enfatizar la necesidad de reformular y ampliar el marco teórico que se suele emplear en los estudios coloniales latinoamericanos. Las nociones de maravilla y ambivalencia, por ejemplo, deben ser reconsideradas a la luz del examen de otros (con)textos calificados de secundarios, tales como los que conciernen la periferia de los imperios europeos en América. En cuanto a los mecanismos específicos que se utilizan en las obras coloniales (e incluso poscoloniales) «menores», el más importante es sin duda el de compensación por la supuesta falta de magnificencia de la región y sus habitantes. Esta estrategia discursiva lleva al narrador a expresarse a menudo en términos hiperbólicos para exponer la naturaleza imprevisible del «nuevo» universo desde una perspectiva utópica. Así, en la Relación de Carvajal, puesto que la meta mítica se difiere continuamente y rara vez llega a alcanzarse, la grandeza del río Amazonas (y de las amazonas mismas) se acentúa hasta tal punto que se vuelve imposible efectuar su descripción. Además, la retórica de la ambivalencia hacia el indígena (y hacia todo lo que se entiende como «lo otro») genera una curiosa protoetnografía que se aparta de la ambivalencia que se suele manifestar en el discurso colombino o en el cortesiano por el hecho de que la relación de superioridad establecida por los europeos frente al aborigen, la cual confería a veces cierta estabilidad axiomática, queda menos clara.3 Al mismo tiempo, se observa un reajuste del modelo de conquistador, que pasa de figura militar agresiva y racional (la Obviamente, como se ha visto a lo largo del libro, no es posible homogeneizar ni los textos canónicos ni los periféricos. Los de Colón, por ejemplo, tienen un carácter ambiguo que los hace oscilar entre ambos tipos de obras. 3

03.indd 218

07/08/2013 12:50:40

CONCLUSIÓN

219

de Cortés) a santo bondadoso. Por ejemplo, los Comentarios de Hernández representan a Cabeza de Vaca como un profeta que, aun en su rol de invasor, propaga mensajes de paz y amor en una actitud de buen samaritano hacia el amerindio, compensando las consecuencias de una conquista que, bajo su mando y enfoque ideológico, es improbable. De este modo, el tono épico que suele acompañar las empresas de Cortés (salvo en sus momentos más trágicos) se vuelve prosaico ante la impotencia política del jerezano, frecuentemente incapaz de coordinar discurso y práctica. Este tipo de conquistador tiende a concebir el territorio «descubierto» como un espacio lleno de potencial pero en última instancia «vacío», lo que posibilita procesos de violencia y aniquilación. Sin embargo, a nivel cronológico, se advierte un desplazamiento desde la concepción (seguramente discutible) de la tierra como una especie de desierto demográfico hasta una mayor consideración de su población indígena. En efecto, mientras que Carvajal y Cabeza de Vaca usan a los autóctonos como armas estratégicas, los misioneros del Maragnan se proponen dialogar con ellos al no poder evitarlos. Respecto a las alusiones a la resistencia a la conquista, no solo sirven para denigrar a los aborígenes, sino que también dejan entrever una suerte de agencia por parte de estos. Se trata de actos y enunciados que desestabilizan en cierto grado el discurso imperial e intentan curar la herida infligida por la diferencia colonial,4 aunque no con la radicalidad que sugiere Bhabha al referirse a otro contexto sociohistórico, el de la India bajo dominio británico. Por supuesto, se encuentran casos de insurgencia en las obras canónicas, pero, debido a situaciones de clara supervivencia, estos episodios constituyen aquí una enorme amenaza que se convierte paulatinamente en obsesión. Incluso aparecen instancias de resistencia implícita en los relatos de los capuchinos franceses, las cuales se concretan en forma de una mímica que reproduce, distorsionándolo, el estilo (y, por ende, la cosmovisión) de los europeos. En resumidas cuentas, las acciones se revelan más discursivas en la periferia, ya que suelen resultar inútiles. De hecho, es innegable que el lenguaje crea objetos deseables, llena huecos y suplementa gestos fallidos. No obstante, no se puede subestimar el impacto físico que tuvieron los europeos en el medio ambiente y los habitantes de la región conquistada. El crítico Verdesio lo explica de este modo: «Those actions had very concrete, tangible effects over the territory, the fauna, the flora and the human beings that inhabited the American continent. Those actions are proof that the Spaniards and other

4

03.indd 219

Sobre este término, ver Mignolo (2005: 62).

07/08/2013 12:50:41

220

VISIÓN PERIFÉRICA

Europeans [...] set out to modify, through specific actions, the nature they encountered» (2002b: 137).5 Así, en una época como la nuestra en la que la conciencia ecológica es cada vez más crucial, las crónicas de la periferia tienen que lidiar inevitablemente con los elementos naturales. Las narrativas que analicé tanto en el último capítulo como en los anteriores adquieren, pues, un nuevo sentido gracias al incremento de la popularidad de la ideología ecologista.6 Sin embargo, como ya se señaló en la introducción, si bien se constata el efecto abrumador (más bien sublime) del mundo natural en los autores de los textos en estudio, en cada uno de ellos estamos lejos del discurso «políticamente correcto» de hoy en día que requiere, con toda la razón, un mayor respeto al medio ambiente. En cuanto al período contemporáneo, queda patente que la era colonial no es sino una etapa en la apropiación de la América marginada y sus habitantes durante el largo proceso de colonialidad hasta nuestros días. Tal como plantea Sá, «[t]he “conquest” of native America did not happen just in the sixteenth century: it is still happening now» (2004: xxviii). Es indudable que la situación geopolítica de los espacios «menores» ha mejorado a través de los siglos, pero se siguen desatendiendo, en cierto modo, a nivel sociocultural y sometiéndose a (casi) los mismos sistemas de exclusión y/o dominación inicua. Más específicamente, El interior de Caparrós revela que, a pesar de las obvias transformaciones que ha sufrido la colonialidad con el paso del tiempo, muchas de las constantes que examiné en las obras de los siglos XVI y XVII persisten en los siglos XX y XXI, acompañadas de las mediaciones de la ironía o la parodia. Ejemplos de esta perpetuación son el discurso de la ambivalencia (esto es, la mezcla de fascinación y desprecio hacia la periferia), O, como declara Charles C. Mann en 1491: New Revelations of the Americas Before Columbus (2005), «[f]aced with an ecological problem, the Indians fixed it. Rather than adapt to Nature, they created it. They were in the midst of terraforming the Amazon when Columbus showed up and ruined everything» (311). 6 Aquí se entiende la ideología como un sistema de ideas dominantes y no necesariamente una falsa conciencia. En Ideology: An Introduction (1991) Terry Eagleton intenta ampliar este concepto con el fin de evitar a la vez las definiciones reduccionistas o parciales y las generalizaciones simplistas (ver el cap. 1). Bourdieu, en una entrevista con Eagleton publicada en Mapping Ideology (1994), reconoce que esta noción se suele utilizar de manera imprecisa. Para el sociólogo francés, el término ideología, sobre todo en el contexto de las confrontaciones políticas, ha caído en una especie de descrédito. Por consiguiente, se ha tratado de sustituir dicho concepto por otros, como los de dominación simbólica y poder simbólico, en un intento de controlar algunos de los usos y abusos a los que se ha sometido (Bourdieu 1994: 266). 5

03.indd 220

07/08/2013 12:50:41

CONCLUSIÓN

221

la concepción del «nuevo» territorio como (a veces) vacío y misterioso, la exotización del entorno y sus habitantes, y la dicotomía civilización/barbarie (reflejada en la de centro/periferia) que, si bien se desarrolla más sistemáticamente en el siglo XIX, aparece desde los albores de la conquista. No obstante, conviene detenerse también en las diferencias que separan la fascinante crónica de Caparrós del conjunto de escritos de los siglos XVI y XVII. De más está mencionar que los propósitos del intelectual argentino, particularmente preocupado por cuestiones estilísticas, no son los mismos que los de los cronistas de aquella época: aunque desea «descubrir» y explorar un territorio que no conoce todavía, no necesita adueñarse de las tierras encontradas ni probar al máximo representante de su país (como el rey en la época colonial) que su expedición le garantizará beneficios económicos, políticos y religiosos. Pese a que puede haber tenido en cuenta las demandas del mercado y la rentabilidad de su libro para la editorial elegida, no se ve obligado a enfatizar continuamente el mecanismo de compensación para describir sus hallazgos; al contrario, no tiene ningún reparo en criticar abiertamente ciertos aspectos de las culturas y los paisajes con los que entra en contacto. Además, toma distancia de su objeto de estudio e impregna muchos de sus comentarios con un dejo de ironía y/o parodia que enriquece el texto. Esta estrategia retórica contribuye a matizar las polémicas afirmaciones del autor-narrador y a hacer que el lector se pregunte hasta qué punto debe interpretarlas literalmente. El impacto desestabilizador acentúa todavía más la ambivalencia que define la totalidad de los escritos estudiados en este volumen. Finalmente, cabe señalar que la urgencia de los desafíos de los habitantes discriminados de la América Latina contemporánea ha sido una gran fuente de motivación para Visión periférica, aunque sería arriesgado idealizarlos. Como ya anunció Quijano, la colonialidad del poder está atravesando su peor crisis gracias a los movimientos indígenas de los últimos años, que tienen como propósito luchar por el derecho a la tierra y lograr la autodeterminación, un Estado plurinacional e igualdad social en una era neoliberal que impulsa tanto avances significativos como conflictos graves para sus comunidades.7 Entre los casos más notables, numerosos grupos se enfrentan a los efectos funestos de petroleras como Chevron-Texaco y mineras como la Barrick Gold, regidas por los «nuevos conquistadores».8 La condición actual de estas colectividades 7 Ver Quijano (2005), quien declara, por ejemplo, que «[f]rom the outset it is pertinent to note that the current “indigenous movement” is the clearest sign that the coloniality of power is in the most serious of its crises since its establishment 500 years ago» (s.p.). 8 Así se los denomina de manera controvertida en el documental The New Conquistadors (2012) de Melissa Fung y Lynn Burgess. Aunque es cierto que la explo-

03.indd 221

07/08/2013 12:50:41

222

VISIÓN PERIFÉRICA

está íntimamente ligada a las situaciones que abordé en el presente libro y son las que, desde mi especialidad, me llevaron a abogar por una mayor consideración de los textos relativos a los pueblos de la periferia latinoamericana en los estudios (pos)coloniales.9

tación minera de la América española se lleva a cabo desde el siglo XVI, ahora los dueños son distintos y justifican los cambios que generan con una política oficial de sostenibilidad y rendimiento económico locales (respecto al caso argentino, ver Bonasso 2011). Sobre los movimientos indígenas de los siglos XX y XXI, ver también Yashar (2005), Sosa Fuentes (2010), Calderón Gutiérrez (2012), Madrid (2012) y Rice (2012). Además, dado que algunos activistas, sean indígenas o no, son esencialmente campesinos, resulta útil consultar el sitio web La Vía Campesina: Movimiento Campesino Internacional. Sus reclamos incluso se unen frecuentemente a los de manifestantes de otros países, como ocurrió en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible que tuvo lugar en Río de Janeiro del 20 al 22 de junio de 2012 (ver el Portal Río + 20: construyendo la Cumbre de los Pueblos Río + 20 en la Red) y el Foro Social Mundial que se reunió en Túnez del 26 al 30 de marzo de 2013 (ver el sitio web Foro Social Mundial 2013). 9 Desgraciadamente, los estereotipos, predominantemente peyorativos, aplicados a los indígenas de las regiones marginadas persisten hoy en día, como revela la extensa controversia en torno a los trabajos de James Neel y Napoleon Chagnon (ver Borofsky et ál. 2005).

03.indd 222

07/08/2013 12:50:42

ILUSTRACIONES

03.indd 223

07/08/2013 12:50:42

03.indd 224

07/08/2013 12:50:42

ILUSTRACIONES

225

Fig. 1. Representación visual del río Amazonas y sus alrededores «Diseño de la costa y desembocadura del río Amazonas» (1551) MS MP-Buenos Aires, 261v. AGI, Sevilla. Con permiso del Archivo General de Indias.

03.indd 225

07/08/2013 12:50:42

226

VISIÓN PERIFÉRICA

Fig. 2. Primera página de un texto de Pero Hernández «Relación del descubrimiento del Río de la Plata» (1545) MS Patronato, 29, R. 5. AGI, Sevilla. Con permiso del Archivo General de Indias.

03.indd 226

07/08/2013 12:50:45

ILUSTRACIONES

227

Fig. 3. Página titular de los Naufragios y Comentarios Álvar Núñez Cabeza de Vaca (y Pero Hernández), La relacion y comentarios del gouerna- / dor Aluar nuñez cabeça de vaca, de lo acaescido en las / dos jornadas que hizo a las Indias (1555) US 2415.3*. Biblioteca Houghton, Cambridge, MA. De dominio público.

03.indd 227

07/08/2013 12:50:49

228

VISIÓN PERIFÉRICA

Fig. 4: Página titular de los Comentarios Álvar Núñez Cabeza de Vaca (y Pero Hernández), La relacion y comentarios del gouerna- / dor Aluar nuñez cabeça de vaca, de lo acaescido en las / dos jornadas que hizo a las Indias (1555) US 2415.3*. Biblioteca Houghton, Cambridge, MA. De dominio público.

03.indd 228

07/08/2013 12:50:56

ILUSTRACIONES

229

Fig. 5. Escena de elevación de la cruz en el Maragnan Claude d’Abbeville, Histoire de la mission des pères capucins en l’isle de Maragnan et terres circonvoisines ou est traicté des singularitez admirables & des meurs merveilleuses des indiens habitans de ce pais (1614) SJ HO 151/106 (entre las pp. 90 y 91). Biblioteca municipal, Lyon. De dominio público.

03.indd 229

07/08/2013 12:51:01

230

VISIÓN PERIFÉRICA

Fig. 6. Las cataratas del Iguazú en el arte argentino contemporáneo Mario Stratiotis, Cataratas del Iguazú (2007) Colección del artista, Buenos Aires. Con permiso de Stratiotis.

03.indd 230

07/08/2013 12:51:06

BIBLIOGRAFÍA

Corpus principal1 ACUÑA, Cristóbal de (1986 [1641]): Nuevo descubrimiento del gran río de las Amazonas. En: Informes de jesuitas en el Amazonas. Ed. Jaime Regan. Iquitos: IIAP/ CETA, 25-135 (Monumenta Amazónica). BARCO CENTENERA, Martín del (1998 [1602]): Argentina y conquista del Río de la Plata, con otros acaecimientos de los reynos de Perú, Tucumán y estado del Brasil. Ed. Silvia Tieffemberg. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires. CAPARRÓS, Martín (2006): El interior: la primera Argentina. Buenos Aires: Seix Barral. CARVAJAL, Gaspar de (1986 [1542]): Relación que escribió Fr. Gaspar de Carvajal, fraile de la orden de Santo Domingo de Guzmán, del nuevo descubrimiento del famoso río grande que descubrió por muy gran ventura el capitán Francisco de Orellana desde su nacimiento hasta salir a la mar (Relación del nuevo descubrimiento del famoso río grande de las Amazonas). En: La aventura del Amazonas. Ed. Rafael Díaz. Madrid: Historia 16, 37-98. CLAUDE D’ABBEVILLE (1963 [1614]): Histoire de la mission des pères capucins en l’isle de Maragnan et terres circonvoisines ou est traicté des singularitez admirables & des meurs merveilleuses des indiens habitans de ce pais. Introd. Alfred Métraux y Jacques Lafaye. Graz: ADEVA. DÍAZ DE GUZMÁN, Ruy (1986 [1612]): La Argentina. Ed. Enrique de Gandía. Madrid: Historia 16. HERNÁNDEZ, Pero (1984 [1555]): Comentarios. En: Álvar Núñez Cabeza de Vaca (y Pero Hernández), Naufragios y Comentarios. Ed. Roberto Ferrando. Madrid: Historia 16, 145-304. NÚÑEZ CABEZA DE VACA, Álvar (1555): La relacion y comentarios del gouerna- / dor Aluar nuñez cabeça de vaca, de lo acaescido en las / dos jornadas que hizo a las Indias. Valladolid: Fernández de Córdova. US 2415.3*. Biblioteca Houghton, Cambridge, MA. — (1906 [1545]): Relación general. En: Relación de los Naufragios y Comentarios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Ed. Manuel Serrano y Sanz. Madrid: Suárez, vol. 2, 1-98 (Colección de Libros y Documentos Referentes a la Historia de América, 6).

Siempre y cuando sea necesario, las ediciones originales de estas obras se mencionan en las notas a pie de página. 1

04.indd 231

07/08/2013 12:51:51

232

VISIÓN PERIFÉRICA

— (2005 [1542]): Naufragios. Ed. Juan Francisco Maura. Madrid: Cátedra, 7.ª ed. SOARES MORENO, Martim (1941 [1618]): Relação do Seará (Martim Soares Moreno, fundador do Seará, iniciador do Maranhão e do Pará, herói da restauração do Brasil contra francêses e flamengos. Nota a «Iracema»). Ed. Afrânio Peixoto. Belo Horizonte: Bluhm (Os Nossos, 7). VÁZQUEZ, Francisco (1987 [1561]): El Dorado: crónica de la expedición de Pedro de Ursúa y Lope de Aguirre. Ed. e introd. Javier Ortiz de la Tabla. Madrid: Alianza. YVES D’ÉVREUX (1864 [1615]): Voyage dans le nord du Brésil fait durant les années 1613 et 1614 (Suitte de l’histoire des choses plus mémorables advenues en Maragnan es années 1613 & 1614). Ed. Ferdinand Denis. Leipzig: Franck.

Documentos del Archivo General de Indias (AGI) «Apunte del río de la Plata y costa del Brasil» (1581): MS MP-Buenos Aires, 2. AGI, Sevilla. «Avance de holandeses, franceses e ingleses en el Amazonas» (1615): MS Patronato, 272, R. 3. AGI, Sevilla. BERNÁLDEZ, Alonso (1561): «Sentencia que dio el hacendado Bernáldez Juez de residencia contra la memoria y fama de Aguirre». MS Justicia, 997, 3, R. 3. AGI, Sevilla. «Carta geográfica de las provincias de la Gobernación del Río de la Plata, Tucumán y Paraguay con parte de las confinantes de Chile, Perú, Santa Cruz y Brasil» (1683): MS MP-Buenos Aires, 29. AGI, Sevilla. CHAVES, Ñuflo de (1560): «Noticias sobre el descubrimiento de Amazonas y El Dorado». MS Patronato, 29, R. 14. AGI, Sevilla. «Diseño de la costa y desembocadura del río Amazonas» (1551): MS MP-Buenos Aires, 261v. AGI, Sevilla. «Franceses apresados en la batalla de Guasinduba, río Marañón» (1614): MS Patronato, 272, R. 2. AGI, Sevilla. GESIO, Juan Bautista (1579): «Descripción geográfica hecha por Juan Bautista Gesio de la provincia del Brasil». MS Patronato, 29, R. 32. AGI, Sevilla. HERNÁNDEZ, Pero (1545): «Relación del descubrimiento del Río de la Plata». MS Patronato, 29, R. 5. AGI, Sevilla. ORTIZ DE VERGARA, Francisco (1565): «Relación del viaje de Francisco Ortiz de Vergara: Río Plata». MS Patronato, 29, R. 19. AGI, Sevilla. PINTO, Juan (1585): «Relación del viaje de Juan Pinto al Río de la Plata». MS Patronato, 29, R. 36. AGI, Sevilla. SÁNCHEZ DE VIZCAYA, Juan (1530): «Descripción del Río de la Plata». MS Patronato, 28, R. 45. AGI, Sevilla. SOSSA DESSA, Manuel de (1615): «Capitán Manuel de Sossa Dessa: derrota del Amazonas». Trad. Tomás Gracián Dantisco. MS Patronato, 272, R. 5. AGI, Sevilla.

04.indd 232

07/08/2013 12:51:55

BIBLIOGRAFÍA

233

TRINIDAD, Antonio de la (1554-1555): «Carta, relación [y] testimonio sobre el Río de la Plata». MS Patronato, 29, R. 8. AGI, Sevilla. «Viaje y jornada al Marañón: encuentro con franceses» (1615): Trad. Tomás Gracián Dantisco. MS Patronato, 272, R. 4. AGI, Sevilla.

Referencias (textos primarios y secundarios) ACUÑA, Cristóbal de (1682 [1641]): Relation de la rivière des Amazones. Trad. Marin Le Roy de Gomberville. Paris: Barbin. ADAMS, Percy G. (1983): Travel Literature and the Evolution of the Novel. Lexington, KY: University Press of Kentucky. ADELMAN, Jeremy (1999): Colonial Legacies: The Problem of Persistence in Latin American History. New York: Routledge. ADORNO, Rolena (1993): «Reconsidering Colonial Discourse for Sixteenth- and Seventeenth-Century Spanish America». En: Latin American Research Review 28.3, 135-145. — (2007): The Polemics of Possession in Spanish American Narrative. New Haven, CT: Yale University Press. ADORNO, Rolena y PAUTZ, Patrick Charles (1999): Álvar Núñez Cabeza de Vaca: His Account, His Life, and the Expedition of Pánfilo de Narváez. Lincoln, NE: University of Nebraska Press, 3 vols. AEBERHARD, Danny, BENSON, Andrew y PHILLIPS, Lucy (2005 [2000]): The Rough Guide to Argentina. London: Rough Guides, 2.ª ed. AGUILERA, Marco Tulio (2010): Agua clara en el Alto Amazonas. Puebla: Universidad de Puebla. AGUIRRE BELTRÁN, Gonzalo (1957): El proceso de aculturación. México: UNAM. AIKHENVALD, Alexandra Y. (2012): The Languages of the Amazon. Oxford: Oxford University Press. AIRA, César. (1991): La liebre. Buenos Aires: Emecé. — (1993): «Exotismo». En: Boletín del Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria 3, 73-79. ALBA, Ramón (1990): Introducción a: Pedro Mártir de Anglería, Cartas sobre el Nuevo Mundo. Trad. Juli Bauzano. Madrid: Polifemo, 9-17. ALENCAR, José de (1965 [1865]): Iracema: lenda do Ceará, 1865-1965. Ed. del centenario. Rio de Janeiro: Olympio. ALENCASTRO, Luiz Felipe de (2000): O trato dos viventes: formação do Brasil no Atlântico Sul, séculos XVI e XVII. São Paulo: Companhia das Letras. ALIAGA, Cristián (2009): «Vándalos y antropófagos». En: Desorbitados: poetas novísimos del sur de la Argentina. Ed. Cristián Aliaga. Buenos Aires: Fondo Nacional de las Artes, 11-19.

04.indd 233

07/08/2013 12:51:56

234

VISIÓN PERIFÉRICA

ALVES, Mário (1948): Nóbrega e a civilização brasileira. Rio de Janeiro: Imprensa Nacional. AMATE BLANCO, Juan José (1992): «El realismo mágico en la expedición amazónica de Orellana». En: Cuadernos Hispanoamericanos 510, diciembre, 61-72. ANDERSON, Benedict (2006 [1983]): Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. London: Verso, 3.ª y nueva ed. ANDERSON IMBERT, Enrique (1970 [1954]): Historia de la literatura hispanoamericana. México: Fondo de Cultura Económica, 2.ª ed. ANDRADE, Mário de (1976 [1927]): O turista aprendiz. Ed. Telê Porto Ancona Lopez. São Paulo: Livraria Duas Cidades/Secretaria da Cultura, Ciência e Tecnologia. ANGENOT, Marc (1983): «Intertextualité, interdiscursivité, discours social». En: Texte 2, 101-112. ANGLERÍA, Pedro Mártir de (1574 [1516]): De rebs oceanicis et novo orbe: decades tres. Coloniae: Apud Geruinum Calenium & haeredes Quentelios. ANGUITA, Eduardo Y CAPARRÓS, Martín (2006 [1997]): La voluntad: una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina. Buenos Aires: Booket, 5 vols. ARENS, William (1979): The Man-Eating Myth: Anthropology and Anthropophagy. New York: Oxford University Press. ARIAS, Santa y MELÉNDEZ, Mariselle (eds.) (2002): Mapping Colonial Spanish America: Places and Commonplaces of Identity, Culture, and Experience. Lewisburg, PA/London: Bucknell University Press/Associated University Presses. ARLT, Roberto (1997 [1934]): En el país del viento: viaje a la Patagonia (1934). Ed. Sylvia Saítta. Buenos Aires: Simurg. — (2000 [1933]): Aguafuertes porteñas. Buenos Aires: Losada. ARMELLADA, Cesáreo de (1964): Tauron panton: cuentos y leyendas de los indios pemón (Gran Sabana, Estado Bolívar, Venezuela). Caracas: Ministerio de Educación, Dirección de Cultura y Bellas Artes, Departamento de Publicaciones. ARONSON, Marc (2000): Sir Walter Ralegh and the Quest for El Dorado. New York: Clarion Books. ARRIBA, María Laura de (2008): «El arte de narrar: El interior de Martín Caparrós». En: Actas del Congreso Redcom «Conectados, Hipersegmentados y Desinformados en la Era de la Globalización». Universidad Católica de Salta, 4-6 de septiembre. Archivo PDF. ASHCROFT, Bill, GRIFFITHS, Gareth y TIFFIN, Helen (eds.) (1994): The Post-Colonial Studies Reader. London: Routledge. — (1995): Post-Colonial Studies: The Key Concepts. London: Routledge. AUMAX (2007): «Comentario al libro El interior de Martín Caparrós». En: All Buenos Aires: comentarios, reflexiones, fotos, sólo por ahora..., 17 de febrero. Web: (última consulta: 20-01-2010). AUSTIN, John Langshaw (1975 [1962]): How to Do Things with Words. Cambridge, MA: Harvard University Press.

04.indd 234

07/08/2013 12:51:56

BIBLIOGRAFÍA

235

AXTELL, James (1992): Beyond 1492: Encounters in Colonial North America. New York: Oxford University Press. — (2001): Natives and Newcomers: The Cultural Origins of North America. New York: Oxford University Press. BACHELARD, Gaston (1958 [1957]): La poétique de l’espace. Paris: Presses Universitaires de France, 2.a ed. BAILINI, Sonia (2005): Los «Comentarios» de Cabeza de Vaca: crónica americana de una utopía europea. Milano: Arcipelago. BAKEWELL, Peter (1984): Miners of the Red Mountain: Indian Labor in Potosí, 15451650. Albuquerque, NM: University of New Mexico Press. BALIBAR, Étienne y WALLERSTEIN, Immanuel (1988): Race, nation, classe: les identités ambiguës. Paris: La Découverte (Sciences Humaines et Sociales, 42). BARBOZA DE TESEI, Martha (2002): «Aguafuertes patagónicas: el viaje como desplazamiento del sujeto y de la escritura». En: Revista de Literaturas Modernas 32, 7-15. BARCIA, Pedro Luis (2004): «Hacia un concepto de la literatura regional». En: Literatura de las regiones argentinas. Ed. Gloria Videla de Rivero y Marta Elena Castellino. Mendoza: Universidad Nacional de Cuyo, 25-45. BARKER, Francis, HULME, Peter e IVERSEN, Margaret (eds.) (1998): Cannibalism and the Colonial World. Cambridge, UK: Cambridge University Press. BARRERA, Trinidad (1989): «El discurso mítico de Fray Gaspar de Carvajal». En: La historia en la literatura iberoamericana. Ed. Raquel Chang-Rodríguez. Hanover, NH: Ediciones del Norte, 55-66. BARTHES, Roland (1957): Mythologies. Paris: Seuil. BAUDRILLARD, Jean (1981): Simulacres et simulation. Paris: Galilée. BAUMAN, Zygmunt (2011): Collateral Damage: Social Inequalities in a Global Age. Cambridge, UK: Polity. BAYO, Ciro (1935): La reina del Chaco: novela americana de aventuras. Madrid: Caro Raggio. BAZÁN, Claudia (2007): «El interior de Martín Caparrós». En: Cultura activa: actualidad y cultura en general desde Rosario, Argentina, 20 de marzo. Web: (última consulta: 20-01-2010). BEAUCHESNE, Kim (2000): «Lope de Aguirre el eterno viajero: su trayectoria discursiva en el imaginario cultural hispánico». Diss. University of Ottawa, 2000. BEAUCHESNE, Kim y SANTOS, Alessandra (eds.) (2011): The Utopian Impulse in Latin America. New York: Palgrave Macmillan. BELLAMY, Alex J. (2006): Just Wars: From Cicero to Iraq. Malden, MA: Polity. BENÍTEZ ROJO, Antonio (1989): La isla que se repite: el Caribe y la perspectiva posmoderna. Hanover, NH: Ediciones del Norte. BENJAMIN, Walter (1963 [1936]): Das Kunstwerk im Zeitalter seiner technischen Reproduzierbarkeit; drei Studien zur Kunstsoziologie. Frankfurt: Suhrkamp.

04.indd 235

07/08/2013 12:51:56

236

VISIÓN PERIFÉRICA

BENNASSAR, Bartolomé (1980): La América española y la América portuguesa: siglos XVI-XVIII. Madrid: Akal. BENSEN, Robert R. (1992): «Refining El Dorado: The Problem of Cultural Continuity in Exploitation and Native Literatures of the Americas». En: Proteus 9.1, otoño, 32-37. BENSMAÏA, Réda (1993): «The Exiles of Nabile Farès: Or, How to Become a Minority». En: Post/Colonial Conditions: Exiles, Migrations, and Nomadisms. Ed. Ronnie Scharfman y Françoise Lionnet. Núm. esp. de Yale French Studies 83, vol. 2, 44-70. BERMÚDEZ ARDILA, Fernando (2009): El Dorado en el Amazonas. Bogotá: Bermúdez Ardila. BERNAND, Carmen y GRUZINSKI, Serge (1993): Histoire du Nouveau Monde. Paris: Fayard, vol. 2. BERRENDONER, Alain (1981): Éléments de linguistique pragmatique. Paris: Éditions de Minuit. BETHELL, Leslie (ed.) (1987): Colonial Brazil. Cambridge, UK: Cambridge University Press. BETTENDORF, João Felipe (1910 [1698]): Chronica da missão dos padres da Companhia de Jesus no estado do Maranhão. Rio de Janeiro: Leite. BEVERLEY, John (1999): Subalternity and Representation: Arguments in Cultural Theory. Durham, NC: Duke University Press. — (2002): «La persistencia del subalterno». En: Nómadas 17, octubre, 48-56. — (2004): Testimonio: On the Politics of Truth. Minneapolis, MN: University of Minnesota Press. BHABHA, Homi K. (2004 [1994]): The Location of Culture. London: Routledge, 2.a ed. BIELSA, Esperança (2006): The Latin American Urban Crónica: Between Literature and Mass Culture. Lanham, MD: Lexington Books. BISHOP, Morris (1933): The Odyssey of Cabeza de Vaca. New York: Century. BITTERLI, Urs (1986): Alte Welt, neue Welt: Formen des europäisch-überseeischen Kulturkontakts vom 15. bis zum 18. Jahrhundert. München: Beck. BLANTON, Casey (1997): Travel Writing: The Self and the World. New York/London: Twayne/Prentice. BLAUT, J. M. (1993): The Colonizer’s Model of the World: Geographical Diffusionism and Eurocentric History. New York: Guilford. BOLAÑOS, Álvaro Félix y VERDESIO, Gustavo (eds.) (2002): Colonialism Past and Present: Reading and Writing about Colonial Latin America Today. Albany, NY: State University of New York Press. BONASSO, Miguel (2011): El mal: el modelo K y la Barrick Gold. Amos y servidores en el saqueo de la Argentina. Buenos Aires: Planeta. BONNEWITZ, Patrice (1997): Premières leçons sur la sociologie de P. Bourdieu. Paris: Presses Universitaires de France.

04.indd 236

07/08/2013 12:51:56

BIBLIOGRAFÍA

237

BONNICHON, Philippe (1994): Des cannibales aux castors: les découvertes françaises de l’Amérique (1503-1788). Paris: France-Empire. BOROFSKY, Robert, et ál. (2005): Yanomami: The Fierce Controversy and What We Can Learn from It. Berkeley, CA: University of California Press (California Series in Public Anthropology, 12). BOSI, Alfredo (1992): Dialética da colonização. São Paulo: Companhia das Letras. BOURDIEU, Pierre (1994): «Doxa and Common Life: An Interview» (entrevista de Terry Eagleton). En: Mapping Ideology. Ed. Slavoj Žižek. London: Verso, 265-277. — (2001): Langage et pouvoir symbolique. Paris: Fayard. BRANDÃO DE AMORIM, Antônio (1987 [1928]): Lendas em nheengatu e em português. Manaus: Fundo Editorial-ACA. BRASIL, Assis (ed.) (1994): A poesia maranhense no século XX: antologia. Rio de Janeiro/São Luís: Imago/SIOGE. BRUNET, Roger (1995): «Analyse des paysages et sémiologie. Éléments pour un débat». En: La théorie du paysage en France (1974-1994). Dir. Alain Roger. Paris: Champ Vallon, 7-20. BRY, Teodoro de (1599): Americae pars VIII. Continens primo, descriptionem trivm itinervm nobilissimi et fortissimi eqvitis Francisci Draken. Frankfurt: de Bry. BUARQUE DE HOLANDA, Sérgio (1969 [1959]): Visão do paraíso: os motivos edênicos no descobrimento e colonização do Brasil. São Paulo: Companhia Editora Nacional, 2.a ed. rev. BUCHER, Bernadette (1977): La sauvage aux seins pendants. Paris: Hermann. BUENO, Eduardo (1999): «Cabeza de Vaca e a utopia plausível» (introducción). En: Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Naufrágios e comentários. Trad. Jurandir Soares dos Santos. Porto Alegre: L & PM, 13-28. BUENO, Raúl (2004): Antonio Cornejo Polar y los avatares de la cultura en América Latina. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos. CADOGAN, León (1970 [1965]): La literatura de los guaraníes. México: Mortiz, 2.ª ed. — (1992 [1959]): Ayvu rapyta: textos míticos de los mbyá-guaraní del Guairá. Asunción: Fundación León Cadogan, 2.ª ed. CALDERÓN GUTIÉRREZ, Fernando (2012): La protesta social en América Latina. Buenos Aires: Siglo XXI/PNUD/PAPEP. CAMPELLO, Alberto José C. (1977): Nóbrega e seu tempo. Recife: MARGRAF. CAPARRÓS, Martín (2009): Una luna: diario de hiperviaje. Barcelona: Anagrama. — (2010): Contra el cambio. Barcelona: Anagrama. — (2011a): Argentinismos. Buenos Aires: Planeta. — (2011b): «Qué fantástica esta fiesta». En: Pamplinas, 12 de octubre. Web: (última consulta: 13-10-2011). CAPISTRANO DE ABREU, João (1976 [1907]): Capítulos de história colonial. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 6.a ed. (Octalles Marcondes Ferreira, 1).

04.indd 237

07/08/2013 12:51:57

238

VISIÓN PERIFÉRICA

CARBONELL I CORTÉS, Ovidi (1997): Traducir al otro: traducción, exotismo, poscolonialismo. Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha. CARPENTIER, Alejo (2012 [1953]): Los pasos perdidos. Madrid: Cooperación. CARTIER, Jacques (1986 [1534-1542]): Relations. Montréal: Presses de l’Université de Montréal. CARVALHO, Bernardo (2002): Nove noites: romance. São Paulo: Companhia das Letras. CASAS, Bartolomé de las (1969 [1571]): De regia potestate, o, Derecho de autodeterminación. Ed. Luciano Pereña et ál. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. — (1986 [1561, 1875-1876]): Historia de las Indias. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 3 vols. (Biblioteca Ayacucho, 108-110). — (1987 [1552]): Brevísima relación de la destruición de las Indias. Ed. André Saint-Lu. Madrid: Cátedra, 3.a ed. CASTELLANOS, Juan de (1955 [1589]): Obras de Juan de Castellanos. Elegías de varones ilustres de Indias. Pról. Miguel Antonio Caro. Bogotá: ABC, vol. 1 (Biblioteca de la Presidencia de Colombia, 9). CASTELLINO, Marta Elena (ed.) (2007): Literatura de las regiones argentinas II. Mendoza: Universidad Nacional de Cuyo. CASTILLO, David R. (1998): «Colón, Las Casas, Gandavo, Soares, Nóbrega en el país de las maravillas». En: Romance Languages Annual IX, 424-428. CASTRO-GÓMEZ, Santiago (2008): «(Post)Coloniality for Dummies: Latin American Perspectives on Modernity, Coloniality, and the Geopolitics of Knowledge». En: Coloniality at Large: Latin America and the Postcolonial Debate. Ed. Mabel Moraña, Enrique Dussel y Carlos A. Jáuregui. Durham, NC: Duke University Press, 259-285. CAVALCANTE GOMES, Denise Maria (2007): «The Diversity of Social Forms in PreColonial Amazonia». En: Revista de Arqueología Americana 25, 1-37. CENTENO, Francisco (2011): Crónicas de Salta. Ed. Eulalia Figueroa Solá. Buenos Aires: La Crujía. CERTEAU, Michel de (1975): L’écriture de l’histoire. Paris: Gallimard. — (1980): «Utopies vocales: glossolalies». En: Traverses 20, 26-37. CHARTRAND, René (2012): O Brasil colonial: tropas e uniformes, 1500-1822. Lisboa: Fronteira do Caos (Soldados do Império, 1). CHAUCHADIS, Claude (1984): Honneur, morale et société dans l’Espagne de Philippe II. Paris: CNRS. CHECA, Jorge (1996): «Cortés y el espacio de la conquista: la Segunda carta de relación». En: Modern Language Notes 111.2, 187-217. CHIAPELLI, Fredi (ed.) (1976): First Images of America: The Impact of the New World on the Old. Berkeley, CA: University of California Press. CHINARD, Gilbert (1978 [1911]): L’exotisme américain dans la littérature française au XVIe siècle, d’après Rabelais, Ronsard, Montaigne, etc. Genève: Slatkine.

04.indd 238

07/08/2013 12:51:57

BIBLIOGRAFÍA

239

CHUDNOVSKY, José (1963): Dios era verde. Buenos Aires: Goyanarte. CIEZA DE LEÓN, Pedro de (1986 [1553]): La crónica del Perú. Ed. Manuel Ballesteros. Madrid: Historia 16, vol. 1 (Crónicas de América, 4). CIRLOT, Juan Eduardo (1969 [1958]): Diccionario de símbolos. Barcelona: Labor, 2.ª ed. CISNEROS, Odile (2011): «Ecocannibalism: The Greening of Antropofagia». En: The Utopian Impulse in Latin America. Ed. Kim Beauchesne y Alessandra Santos. New York: Palgrave Macmillan, 93-106. CLASTRES, Hélène (1975): La terre sans mal: le prophétisme tupi-guarani. Paris: Seuil. — (1985): Introducción a: Yves d’Évreux, Voyage au nord du Brésil. Paris: Payot, 9-21. CLAVAL, Paul (2002): «El enfoque cultural y las concepciones geográficas del espacio». En: Boletín de la AGE 34, 21-39. CLIFFORD, James (1992): «Traveling Cultures». En: Cultural Studies. Ed. Lawrence Grossberg, Cary Nelson y Paula A. Treichler. New York: Routledge, 96-116. COLOMBI, Beatriz (ed.) (2010): Cosmópolis: del flâneur al globe-trotter. Buenos Aires: Eterna Cadencia. COLÓN, Cristóbal (1982a [1492-1493]): Diario del primer viaje. En: Textos y documentos completos: relaciones de viajes, cartas y memoriales. Ed. Consuelo Varela. Madrid: Alianza, 15-138. — (1982b [1493]): Carta a Luis de Santangel. En: Textos y documentos completos: relaciones de viajes, cartas y memoriales. Ed. Consuelo Varela. Madrid: Alianza, 139-146. — (1982c [1498]): Relación del tercer viaje. En: Textos y documentos completos: relaciones de viajes, cartas y memoriales. Ed. Consuelo Varela. Madrid: Alianza, 204-223. — (1982d [1503]): Relación del cuarto viaje. En: Textos y documentos completos: relaciones de viajes, cartas y memoriales. Ed. Consuelo Varela. Madrid: Alianza, 291-305. COMAROFF, Jean y COMAROFF, John (1991): Of Revelation and Revolution: Christianity, Colonialism, and Consciousness in South Africa. Chicago: University of Chicago Press. COMBÈS, Isabelle (1992): La tragédie cannibale chez les anciens Tupi-Guarani. Paris: Presses Universitaires de France. CONLEY, Tom (1996): The Self-Made Map: Cartographic Writing in Early Modern France. Minneapolis, MN: University of Minnesota Press. — (2000): «Thevet Revisits Guanabara». En: Hispanic American Historical Review 80.4, 753-781. — (2005): «The Essays and the New World». En: The Cambridge Companion to Montaigne. Ed. Ullrich Langer. Cambridge, UK: Cambridge University Press, 74-95.

04.indd 239

07/08/2013 12:51:57

240

VISIÓN PERIFÉRICA

CORNEJO POLAR, Antonio (1993): «El discurso de la armonía imposible (El Inca Garcilaso de la Vega: discurso y recepción social)». En: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana 38, 73-80. CORONA, Ignacio y JÖRGENSEN, Beth E. (2002): Introducción a: The Contemporary Mexican Chronicle: Theoretical Perspectives on the Liminal Genre. Ed. Ignacio Corona y Beth E. Jörgensen. Albany, NY: State University of New York Press, 1-21. CORTÉS, Hernán (1993 [1519-1526]): Cartas de relación. Ed., introd. y notas Ángel Delgado Gómez. Madrid: Castalia. COVARRUBIAS OROZCO, Sebastián de (2006 [1611]): Tesoro de la lengua castellana o española. Ed. Ignacio Arellano y Rafael Zafra. Pamplona/Madrid/Frankfurt: Universidad de Navarra/Iberoamericana/Vervuert (Biblioteca Áurea Hispánica, 21). CRISTOFF, María Sonia (2005): Falsa calma: un recorrido por los pueblos fantasma de la Patagonia. Buenos Aires: Seix Barral. — (ed.) (2009): Pasaje a Oriente: narrativa de viajes de escritores argentinos. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. CRO, Stelio (1990): The Noble Savage: Allegory of Freedom. Waterloo: Wilfrid Laurier University Press. CROS, Edmond (1995): D’un sujet à l’autre: sociocritique et psychanalyse. Montpellier: CERS. CROS, Graciela (2004): Libro de Boock. Buenos Aires: Ediciones en Danza. CROSBY, Alfred W. (1986): Ecological Imperialism: The Biological Expansion of Europe. Cambridge, UK: Cambridge University Press. CROTTI, Norma Edith (2009): «Fronteras, identidades y violencia: una conjunción problemática». En: Actas del II Congreso Internacional de «Cuestiones críticas». Rosario, 28-30 de octubre. Archivo PDF. CUNHA, Euclides da (1902): Os sertões: campanha de Canudos. Rio de Janeiro: Laemmert. — (1909): À margem da história. Porto: Livraria Chardron. — (1976): Um paraíso perdido: reunião dos ensaios amazônicos. Petrópolis: Vozes. CURTIUS, Ernst R. (1948): Europäische Literatur und Lateinisches Mittelalter. Bern: Francke. DAHER, Andrea (2002): Les singularités de la France Équinoxiale. Histoire de la mission des pères capucins au Maragnan (1612-1615). Paris: Champion. — (2012): A oralidade perdida: ensaios de história das práticas letradas. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira. DAMOUS, Laura Amélia (1994): «Quiromância», «Circo», «Papagaio», «Oferenda», «Torres da Sé». En: A poesia maranhense no século XX: antologia. Ed. Assis Brasil. Rio de Janeiro/São Luís: Imago/SIOGE, 267-272. DANIELS, Christine y KENNEDY, Michael V. (eds.) (2002): Negotiated Empires: Centers and Peripheries in the Americas, 1500-1820. London: Routledge.

04.indd 240

07/08/2013 12:51:57

BIBLIOGRAFÍA

241

DEFERT, Daniel (1982): «The Collection of the World: Accounts of Voyages from the Sixteenth to the Eighteenth Centuries». En: Dialectical Antropology 7, 11-20. DE GRANDIS, Rita (1993): «The First Colonial Encounter in El entenado by Juan José Saer: Paratextuality and History in Postmodern Fiction». En: Latin American Literary Review 21.41, 30-38. — (2006): Reciclaje cultural y memoria revolucionaria: la práctica polémica de José Pablo Feinmann. Buenos Aires: Biblos. — (2011): Entrevista de Xavier Lasso. En: Palabra Suelta (Quito), 24 de mayo. Radio y televisión. DE GRANDIS, Rita y BERND, Zilà (eds.) (2000): Unforeseeable Americas: Questioning Cultural Hybridity in the Americas. Amsterdam: Rodopi (Critical Studies, 13). DE GRANDIS, Rita y FRENCH, William (2008): «The Nation in Question in the Literatures, Cinema and Art of Latin America and the Caribbean / La nación en cuestión en las literaturas, cine, y arte latinoamericanos y caribeños». En: The Nation in Question in the Literatures, Cinema, and Art of Latin America and the Caribbean. Ed. Rita De Grandis y William French. Núm. esp. de Canadian Journal of Latin American and Caribbean Studies 33.66, 5-29. DELEUZE, Gilles y GUATTARI, Félix (1975): Kafka: pour une littérature mineure. Paris: Éditions de Minuit. DELUMEAU, Jean (1992): Une histoire du paradis. Le jardin des délices. Paris: Fayard, vol. 1. DERRIDA, Jacques (1967): De la grammatologie. Paris: Éditions de Minuit. DIAMOND, Jared (1998): Guns, Germs, and Steel: The Fates of Human Societies. New York: Norton. DÍAZ, Rafael (1986): Introducción a: Gaspar de Carvajal, Pedro de Almesto y Alonso de Rojas, La aventura del Amazonas. Ed. Rafael Díaz. Madrid: Historia 16, 7-36. DICKASON, Olive Patricia (1984): The Myth of the Savage, and the Beginnings of French Colonialism in the Americas. Edmonton: University of Alberta Press. DI MARCO, Laura (2010): «El modelo Kirchner y el de la derecha son muy parecidos». En: La Nación, 10 de febrero. Web: (última consulta: 2005-2012). DOUGLAS, Mary (2002 [1966]): Purity and Danger: An Analysis of Concept of Pollution and Taboo. London: Routledge. DOURADO, Mecenas (1958): A conversão do gentio. Rio de Janeiro: Livraria São José. DUCROT, Oswald (1984): Le dire et le dit. Paris: Éditions de Minuit. DUVIOLS, Jean-Paul (1978): Voyageurs français en Amérique (colonies espagnoles et portugaises). Paris: Bordas. DYN (2010): «Hablan de más muertos en represión a tobas en Formosa». En: Perfil, 24 de noviembre. Web: (última consulta: 20-02-2011).

04.indd 241

07/08/2013 12:51:58

242

VISIÓN PERIFÉRICA

EAGLETON, Terry (2000 [1991]): Ideology: An Introduction. London: Verso, 2.a ed. ECO, Umberto (1990): I limiti dell’interpretazione. Milano: Bompiani. — (2011): Costruire il nemico e altri scritti occasionali. Milano: Bompiani. ELLINGSON, Ter (2001): The Myth of the Noble Savage. Berkeley, CA: University of California Press. ELLIOTT, John H. (1987): «Colonial Identity in the Atlantic World» (introducción). En: Colonial Identity in the Atlantic World, 1500-1800. Ed. Nicholas P. Canny y Anthony Pagden. Princeton, NJ: Princeton University Press, 3-14. ENRÍQUEZ, Mariana (2008): «La mala memoria» (entrevista a Lucrecia Martel). En: Página/12, 17 de agosto. Web: (última consulta: 10-02-2011). ERCILLA Y ZÚÑIGA, Alonso de (1998 [1569, 1578, 1589]): La Araucana. Ed. Isaías Lerner. Madrid: Cátedra. ESPÍNOLA, Lourdes (2006): «El Chaco como territorio literario: un bio-análisis de los textos». En: Nuevo Mundo Mundos Nuevos, 1 de febrero. Web: (última consulta: 10-09-2010). ESTEVE BARBA, Francisco (1964): Historiografía indiana. Madrid: Gredos. «La expedición “Fuentes del Amazonas” alcanza el nacimiento del río» (2006). En: Gente en Burgos IX.381, 17-23 de noviembre, 11. Archivo PDF. FANON, Frantz (2004 [1952]): Peau noire, masques blancs. Alger: ANEP. — (2010 [1961]): Les damnés de la terre. Paris: La Découverte (Essais, 134). FAUBION, James D. (2010): «From the Ethical to the Themitical (and Back): Groundwork for an Anthropology of Ethics». En: Ordinary Ethics: Anthropology, Language, and Action. Ed. Michael Lambek. New York: Fordham University Press, 84-101. FAUCONNIER, Gilles y TURNER, Mark (2002): The Way We Think: Conceptual Blending and the Mind’s Hidden Complexities. New York: Basic Books. FEATHERSTONE, Mike y LASH, Scott (1995): «Globalization, Modernity and the Spatialization of Social Theory: An Introduction». En: Global Modernities. Ed. Mike Featherstone, Scott Lash y Roland Robertson. London: Sage, 1-24. FENTON, Steve (2003): Ethnicity. Cambridge, UK: Polity. FERNANDES BRANDÃO, Ambrósio (1977 [1618]): Diálogos das grandezas do Brasil. São Paulo: Melhoramentos. FERNÁNDEZ, Nancy (2000): Narraciones viajeras: César Aira y Juan José Saer. Buenos Aires: Biblos. FERNÁNDEZ CORNEJO, Juan Adrián (1836): Expedición al Chaco, por el río Bermejo. Buenos Aires: Imprenta del Estado. FERNÁNDEZ DE OVIEDO Y VALDÉS, Gonzalo (1535, 1851-1855): Historia general y natural de las Indias, islas y tierra-firme del mar océano. Ed. José Amador de los Ríos. Madrid: Real Academia de la Historia, 4 vols. FERNÁNDEZ RETAMAR, Roberto (1995 [1971]): Calibán: contra la leyenda negra. Lleida: Universitat de Lleida.

04.indd 242

07/08/2013 12:51:58

BIBLIOGRAFÍA

243

FERRO, Marc (dir.) (2003): Le livre noir du colonialisme, XVIe-XXIe siècle: de l’extermination à la repentance. Paris: Laffont. FIGUEROA, Francisco de (1986 [1661]): Informe de las Misiones en el Marañón, Gran Pará o Río de las Amazonas. En: Informes de jesuitas en el Amazonas. Ed. Jaime Regan. Iquitos: IIAP-CETA, 143-309 (Monumenta Amazónica). FIGUEROA ALEXANDER, Ana Inés y LINDHOLM, Ossian (2005): Norte argentino: los circuitos clásicos. Buenos Aires: Maizal. FILLOL, Salvador (2010): «Los Kirchner y el largo conflicto agropecuario: el gobierno argentino en un combate a todo o nada con los ruralistas». En: Suite 101, 14 de enero. Web: (última consulta: 10-01-2012). FIRBAS, Paul (ed.) (2006): Armas Antárticas. De Juan de Miramontes Zuázola. Estudio, edición crítica y notas Paul Firbas. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú (Clásicos Peruanos). FISHMAN, Laura (1989): «Claude d’Abbeville and the Tupinamba: Problems and Goals of French Missionary Work in Early Seventeenth-Century Brazil». En: Church History 58.1, marzo, 20-35. FLANNERY, Eóin (2009): Ireland and Postcolonial Studies: Theory, Discourse, Utopia. Houndmills: Palgrave Macmillan. FLEMING, Leonor (2006): «La narrativa de Héctor Tizón: una lengua de frontera». Consejo de Investigación, Universidad Nacional de Salta. Archivo PDF. FOFFANI, Enrique y MANCINI, Adriana (2000): «Más allá del regionalismo: la transformación del paisaje». En: Historia crítica de la literatura argentina. La narración gana la partida, vol. 11. Dir. del vol. Elsa Drucaroff. Dir. de la obra Noé Jitrik. Buenos Aires: Emecé, 261-291. FORCINITO, Ana (2006): «Mirada cinematográfica y género sexual: mímica, erotismo y ambigüedad en Lucrecia Martel». En: Chasqui: Revista de Literatura Latinoamericana 35.2, noviembre, 109-130. FORN, Juan (2002): «Radiografía de la pampa». En: Página/12, 5 de mayo. Web: (última consulta: 15-01-2010). FORNEROD, Nicolas, et ál. (ed.) (2001): Sur la France Équinoxiale / Sobre a França Equinocial. São Luís: Alliance française/Academia Maranhense de Letras. FORO SOCIAL MUNDIAL (2013): Foro Social Mundial 2013. Web: (última consulta: 10-04-2013). FOUCAULT, Michel (1975): Surveiller et punir: naissance de la prison. Paris: Gallimard. — (1984): «Des espaces autres». En: Architecture, Mouvement, Continuité 5, octubre, 46-49. FRANÇOIS, Cécile (2009): «El cine de Lucrecia Martel. Una estética de la opacidad». En: Espéculo: Revista de Estudios Literarios. Web: (última consulta: 10-01-2012).

04.indd 243

07/08/2013 12:51:58

244

VISIÓN PERIFÉRICA

FREITAS, Clodoaldo (2008): O palácio das lágrimas: novela maranhense. São Luís: Academia Maranhense de Letras/Universidade Estadual do Maranhão (Fundadores, 7). FRENCH, Jennifer L. (2005): Nature, Neo-Colonialism, and the Spanish American Regional Writers. Hanover, NH: Dartmouth College Press. FUNDACIÓN PEQUEÑOS GESTOS, GRANDES LOGROS (s.f.): «Nosotros». En: Fundación Pequeños Gestos, Grandes Logros. Web: (última consulta: 10-01-2012). GALEANO, Eduardo (2004 [1971]): Las venas abiertas de América Latina. México: Siglo XXI, 76.ª ed. GALSTER, Ingrid (2011 [1996]): Aguirre o La posteridad arbitraria: la rebelión del conquistador vasco Lope de Aguirre en historiografía y ficción histórica (15611992). Trad. Oscar Sola. Bogotá: Universidad del Rosario/Universidad Javeriana, ed. rev. (Textos de Ciencias Humanas). GAMBINI, Roberto (1988): Espelho índio: os jesuítas e a destruição da alma indígena. Rio de Janeiro: Espaço e Tempo. GANDÍA, Enrique de (1929): Historia crítica de los mitos de la conquista americana. Madrid: Sociedad General Española de Librería. — (1932): Historia de la conquista del Río de la Plata y del Paraguay: los gobiernos de don Pedro de Mendoza, Álvar Núñez y Domingo de Irala, 1535-1556. Buenos Aires: García Santos. — (1986): Introducción a: Ruy Díaz de Guzmán, La Argentina. Madrid: Historia 16, 7-48. GARASA, Delfín Leocadio (1965): «Como somos los argentinos». En: Journal of Inter-American Studies 7.3, julio, 363-374. GARAVAGLIA, Juan Carlos (1999): «The Crises and Transformations of Invaded Societies: The La Plata Basin (1535-1650)». En: The Cambridge History of the Native Peoples of the Americas. Ed. Frank Salomon y Stuart B. Schwartz. Cambridge, UK: Cambridge University Press, vol. 3, pte. 2, 1-58. GARCIA, Rodolfo (1945): Introducción a: Claude d’Abbeville, História da missão dos padres capuchinos na ilha do Maranhão e terras circunvizinhas; em que se trata das singularidades admiráveis e dos costumes estranhos dos índios habitantes do país. Trad. Sérgio Milliet. São Paulo: Livraria Martins, 9-12. GARCÍA CANCLINI, Néstor (1990): Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad. México: Grijalbo. — (1995): Consumidores y ciudadanos: conflictos multiculturales de la globalización. México: Grijalbo. GARCILASO DE LA VEGA, El Inca (2003 [1609, 1605]): Comentarios reales. La Florida del Inca. Introd., ed. y notas Mercedes López-Baralt. Madrid: Espasa-Calpe. GARRAMUÑO, Florencia (1998): «La liebre, de César Aira, o lo que quedó de la Campaña del Desierto». En: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana 48, 2.º semestre, 149-158.

04.indd 244

07/08/2013 12:51:59

BIBLIOGRAFÍA

245

GARRARD, Greg (2004): Ecocriticism. London: Routledge. GARRAWAY, Doris (2005): The Libertine Colony: Creolization in the Early French Caribbean. Durham, NC: Duke University Press. GEERTZ, Clifford (1973): The Interpretation of Cultures: Selected Essays. New York: Basic Books. GELLES, Paul H. (2002): «Andean Culture, Indigenous Identity, and the State in Peru». En: The Politics of Ethnicity: Indigenous Peoples in Latin American States. Ed. David Maybury-Lewis. Cambridge, MA: David Rockefeller Center for Latin American Studies/Harvard University Press, 239-266 (Series on Latin American Studies, 7). GENETTE, Gérard (1982): Palimpsestes: la littérature au second degré. Paris: Seuil. — (1991): Fiction et diction. Paris: Seuil. GERBI, Antonello (1955): La disputa del Nuovo Mondo: storia di una polemica, 1750-1900. Milano: Ricciardi. GHEERBRANT, Alain (1988): L’Amazone, un géant blessé. Paris: Gallimard. GIARDINELLI, Mempo (1991): Santo oficio de la memoria. Barcelona: Norma. — (1999): «El Chaco interior: una reinvención». En: El espacio interior de América del Sur: geografía, historia, política, cultura. Ed. Barbara Potthast-Jutkeit, Karl Kohut y Gerd Kohlhepp. Madrid/Frankfurt: Iberoamericana/Vervuert, 413-423. — (ed.) (2001): Pertenencia: cuentos y relatos del Nordeste Argentino. Buenos Aires: Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. — (2010 [2000]): Final de novela en Patagonia. Buenos Aires: Edhasa. GIL, Juan (1989): Mitos y utopías del descubrimiento. Madrid: Alianza, vol. 3. GILLESPIE, Alexander (1818): Gleanings and Remarks: Collected During Many Months of Residence at Buenos Ayres, and Within the Upper Country. Leeds: Dewhirst. GINÉS DE SEPÚLVEDA, Juan (1997 [ca. 1544]): Demócrates segundo: apología en favor del libro sobre las justas causas de la guerra. Pozoblanco: Ayuntamiento de Pozoblanco. GINZBURG, Carlo (2000): Rapporti di forza: storia, retorica, prova. Milano: Feltrinelli. GIRARD, René (1961): Mensonge romantique et vérité romanesque. Paris: Grasset. GLAVE, Luis M. (1989): Trajinantes: caminos indígenas en la sociedad colonial, siglos XVI-XVII. Lima: Instituto de Apoyo Agrario. GLOTFELTY, Cheryll y FROMM, Harold (eds.) (1996): The Ecocriticism Reader: Landmarks in Literary Ecology. Athens, GA: University of Georgia Press. GOMES COSTA, Maria de Fátima (1999): História de um país inexistente: o Pantanal entre os séculos XVI e XVIII. São Paulo: Estação Liberdade/Kosmos. GONDIM, Neide (1994): A invenção da Amazônia. São Paulo: Marco Zero. GONZÁLEZ, Aníbal (1983): La crónica modernista hispanoamericana. Madrid: Porrúa Turranzas. GONZÁLEZ ECHEVARRÍA, Roberto (1985): The Voice of the Masters: Writing and Authority in Modern Latin American Literature. Austin, TX: University of Texas Press.

04.indd 245

07/08/2013 12:51:59

246

VISIÓN PERIFÉRICA

— (1998 [1990]): Myth and Archive: A Theory of Latin American Narrative. Durham, NC: Duke University Press. GONZÁLEZ SÁNCHEZ, Carlos Alberto (1999): Los mundos del libro: medios de difusión de la cultura occidental en las Indias de los siglos XVI y XVII. Sevilla: Diputación de Sevilla/Universidad de Sevilla. GONZÁLEZ STEPHAN, Beatriz y COSTIGAN, Lúcia Helena (eds.) (1992): Crítica y descolonización: el sujeto colonial en la cultura latinoamericana. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. GORDILLO, Gastón R. (2004): Landscapes of Devils: Tensions of Place and Memory in the Argentinean Chaco. Durham, NC: Duke University Press. — (ed.) (2005): Nosotros vamos a estar acá para siempre: historias tobas. Buenos Aires: Biblos. — (2006): En el Gran Chaco: antropologías e historias. Buenos Aires: Prometeo. GORDON, Richard A. (2009): Cannibalizing the Colony: Cinematic Adaptations of Colonial Literature in Mexico and Brazil. West Lafayette, IN: Purdue University Press (Purdue Studies in Romance Literatures, 45). GREENBLATT, Stephen (1991): Marvelous Possessions: The Wonder of the New World. Chicago: University of Chicago Press. — (1994 [1985]): «Invisible Bullets: Renaissance Authority and Its Subversion, Henry IV and Henry V». En: Political Shakespeare: New Essays in Cultural Materialism. Ed. Jonathan Dollimore y Alan Sinfield. Ithaca, NY: Cornell University Press, 2.ª ed., 18-47. GRIFFITHS, Gareth (1994): «The Myth of Authenticity: Representation, Discourse and Social Practice». En: De-Scribing Empire: Post-Colonialism and Textuality. Ed. Chris Tiffin y Alan Lawson. London: Routledge, 70-85. GROVE, Richard H. (1995): Green Imperialism: Colonial Expansion, Tropical Island Edens and the Origins of Environmentalism, 1600-1860. Cambridge, UK: Cambridge University Press. — (1997): Ecology, Climate and Empire: Colonialism and Global Environmental History, 1400-1940. Cambridge, UK: White Horse Press. GRUPO CUENCA DEL PLATA-GRAN CHACO (s.f.): Cuenca del Plata-Gran Chaco. Web: (última consulta: 01-06-2012). GRUZINSKI, Serge (1989): La guerre des images: de Christophe Colomb à «Blade Runner» (1492-2019). Paris: Fayard. — (1999): La pensée métisse. Paris: Fayard. — (2004): Les quatre parties du monde: histoire d’une mondialisation. Paris: La Martinière. GUEVARA, Ernesto «Che» (2004 [1952]): Diarios de motocicleta: notas de viaje por América Latina. México: Ocean Sur. HANKE, Lewis (1949): The Spanish Struggle for Justice in the Conquest of America. Philadelphia, PA: University of Pennsylvania Press.

04.indd 246

07/08/2013 12:51:59

BIBLIOGRAFÍA

247

HANSEN, João Adolfo (1993): «Sem F, sem L, sem R: cronistas, jesuítas e índios no século XVI». En: A conquista da América. Ed. Elisa A. Kossovitch. Campinas: CEDES/Papirus, 45-55 (Cadernos do CEDES, 30). — (1995): «O nu e a luz: cartas jesuíticas do Brasil. Nóbrega – 1549-1558». En: Revista do Instituto de Estudos Brasileiros 38, 87-119. HARRISON, Nicholas (2003): Postcolonial Criticism: History, Theory and the Work of Fiction. Cambridge, UK/Malden, MA: Polity/Blackwell. HART, Jonathan (2003): Comparing Empires: European Colonialism from Portuguese Expansion to the Spanish-American War. New York: Palgrave Macmillan. — (2005): Contesting Empires: Opposition, Promotion, and Slavery. New York: Palgrave Macmillan. HEFFES, Gisela (ed.) (2013): Utopías urbanas: geopolíticas del deseo en América Latina. Madrid/Frankfurt: Iberoamericana/Vervuert (Nexos y Diferencias, 35). HEMMING, John (1978): Red Gold: The Conquest of the Brazilian Indians. Cambridge, MA: Harvard University Press. — (2001 [1978]): The Search for El Dorado. London: Phoenix. HEREDIA, Pablo (1994): El texto literario y los discursos regionales: propuestas para una regionalización de la narrativa argentina contemporánea. Córdoba: Argos. — (2001): «¿Existen las regiones culturales? Introducción, crítica y proyecciones de los estudios neoculturales». En: Silabario: Revista de Estudios y Ensayos Geoculturales 7.7, 103-111. — (2005): El suelo: ensayos sobre regionalismos y nacionalismos en la literatura argentina. Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba/Universitas. — (2007): «Regionalizaciones y regionalismos en la literatura argentina: aproximaciones a una teoría de la región a la luz de las ideas y las letras en el siglo XXI». En: Literatura de las regiones argentinas II. Ed. Marta Elena Castellino. Mendoza: Universidad Nacional de Cuyo, 155-182. HERIARTE, Mauricio de (1874 [1662]): Descripção do estado do Maranhão. Wien: Hijo de C. Gerold. HERÓDOTO (1999 [ca. 444 a. C.]): Los nueve libros de la historia. Trad. María Rosa Lida de Malkiel. Barcelona: Océano. HODGEN, Margaret T. (1971 [1964]): Early Anthropology in the Sixteenth and Seventeenth Centuries. Philadelphia, PA: University of Pennsylvania Press, 2.ª ed. HOGAN, Patrick Colm (2000): Colonialism and Cultural Identity: Crises of Tradition in the Anglophone Literatures of India, Africa, and the Caribbean. New York: State University of New York Press. HOLMES, Amanda (2007): City Fictions: Language, Body, and Spanish American Urban Space. Lewisburg, PA: Bucknell University Press. HONOUR, Hugh (1975): The New Golden Land: European Images of America from the Discoveries to the Present Time. New York: Pantheon Books. HUGGAN, Graham y TIFFIN, Helen (2010): Postcolonial Ecocriticism: Literature, Animals, Environment. London: Routledge.

04.indd 247

07/08/2013 12:51:59

248

VISIÓN PERIFÉRICA

HULME, Peter (1992 [1986]): Colonial Encounters: Europe and the Native Caribbean, 1492-1797. London: Routledge. HURET, Jules (1913 [1911]): En Argentine: de Buenos Aires au Gran Chaco. Paris: Fasquelle, 2.ª ed. HUTCHEON, Linda (1995): Irony’s Edge: The Theory and Politics of Irony. London: Routledge. IPARRAGUIRRE, Sylvia (1998): La tierra del fuego. Buenos Aires: Alfaguara. JAMESON, Fredric (1981): The Political Unconscious: Narrative as a Socially Symbolic Act. Ithaca, NY: Cornell University Press. — (1991): Postmodernism, or, The Cultural Logic of Late Capitalism. Durham, NC: Duke University Press. JÁUREGUI, Carlos A. (2008 [2005]): Canibalia: canibalismo, calibanismo, antropofagia cultural y consumo en América Latina. Madrid/Frankfurt: Iberoamericana/ Vervuert (Ensayos de Teoría Cultural, 1). JENKINS, Richard (1992): Pierre Bourdieu. London: Routledge. JONES, Willis Knapp (1941): «Beginnings of River Plate Drama». En: Hispania 24.1, febrero, 79-90. JOS, Emiliano (1927): La expedición de Ursúa al Dorado, la rebelión de Lope de Aguirre y el itinerario de los «Marañones», según los documentos del Archivo de Indias y varios manuscritos inéditos. Pról. Agustín Millares Carlo. Huesca: Imprenta V. Campo. JUBIS, Oscar (2009): The Films of Lucrecia Martel: The Salta Trilogy. Saarbrücken: Dr. Müller. KAGAN, Richard L. y MARÍAS, Fernando (2000): Urban Images of the Hispanic World, 1493-1793. New Haven, CT: Yale University Press. KALIMAN, Ricardo J. (1998): «What is “Interesting” in Latin American Cultural Studies». En: Journal of Latin American Cultural Studies 7.2, 261-272. KAMEN, Henry (1997): Philip of Spain. New Haven, CT: Yale University Press. KANE, Joe (1989): Running the Amazon. New York: Knopf. KANT, Immanuel (2002 [1764]): Beobachtungen über das Gefühl des Schönen und Erhabenen. Ed. Klaus H. Fischer. Schutterwald/Baden: Wissenschaftlicher Verlag. KICZA, John E. (ed.) (1993): The Indian in Latin American History: Resistance, Resilience, and Acculturation. Wilmington: Scholarly Resources. KIRKCONNELL, Watson (1967 [1952]): Celestial Cycle: The Theme of Paradise Lost in World Literature with Translations of the Major Analogues. New York: Gordian Press. KLOR DE ALVA, J. Jorge (1992): «Colonialism and Postcolonialism as (Latin) American Mirages». En: Colonial Latin American Review 1.1-2, 3-23. — (1995): «The Postcolonization of the (Latin) American Experience: A Reconsideration of “Colonialism,” “Postcolonialism,” and “Mestizaje”». En: After Colonialism: Imperial Histories and Postcolonial Displacements. Ed. Gyan Prakash. Princeton, NJ: University of Princeton Press, 241-275.

04.indd 248

07/08/2013 12:52:00

BIBLIOGRAFÍA

249

KLUCINSKAS, Jean y MOSER, Walter (2004): Introducción a: Esthétique et recyclages culturels. Ed. Jean Klucinskas y Walter Moser. Ottawa: Presses de l’Université d’Ottawa, 1-28. KOCH-GRÜNBERG, Theodor (1917-1923): Vom Roraima zum Orinoco. Berlin: Dietrich Reimer, 5 vols. KÖVECSES, Zoltán (2002): Metaphor: A Practical Introduction. Oxford: Oxford University Press. KRISTEVA, Julia (1969): Semiotiké: recherches pour une sémanalyse. Paris: Seuil (Points, 96). — (1983 [1980]): Pouvoirs de l’horreur: essai sur l’abjection. Paris: Seuil, 2.a ed. — (1988): Étrangers à nous-mêmes. Paris: Fayard. KUPCHIK, Christian (1999): La ruta argentina: el país contado por viajeros y escritores. Buenos Aires: Planeta. KUSCH, Rodolfo (1962): América profunda. Buenos Aires: Hachette. — (1966): Indios, porteños y dioses. Buenos Aires: Stilcograf. LABORDE, Gustavo (1999): «El costado oriental de Borges». En: Servicio Informativo Iberoamericano, noviembre. Web: (última consulta: 17-01-2010). LA CONDAMINE, Charles-Marie de (1981 [1745]): Voyage sur l’Amazone. Ed. Hélène Minguet. Paris: Maspero. LAMANA, Gonzalo (2008): Domination without Dominance: Inca-Spanish Encounters in Early Modern Peru. Durham: Duke University Press (Latin America Otherwise). LASTRA, Pedro (1984): «Espacios de Álvar Núñez: las transformaciones de una escritura». En: Revista Chilena de Literatura 23, abril, 89-102. LASTRES, Juan B. y SEGUÍN, Carlos Alberto (1993 [1942]): Lope de Aguirre, el rebelde: un ensayo de psicohistoria. Lima: Universidad de Lima. LATIN AMERICAN SUBALTERN STUDIES GROUP (1993): «Founding Statement». En: Boundary 2 20.3, 110-121. LA TOUCHE, Daniel de (2001 [1614]): «Rapport sommaire de La Ravardière sur ses activités au Brésil». En: Sur la France Équinoxiale / Sobre a França Equinocial. Ed. Nicolas Fornerod. São Luís: Alliance française/Academia Maranhense de Letras, 48-63. LEE, Kyung-Won (1997): «Is the Glass Half-Empty or Half-Full? Rethinking the Problems of Postcolonial Revisionism». En: Cultural Critique 36, primavera, 89-117. LEED, Eric J. (1991): The Mind of the Traveler: From Gilgamesh to Global Tourism. New York: Basic Books. — (1995): Shores of Discovery: How Expeditionaries Have Constructed the World. New York: Basic Books. LEFEBVRE, Henri (1974): La production de l’espace. Paris: Anthropos. LE GOFF, Jacques (1985): L’imaginaire médiéval: essais. Paris: Gallimard.

04.indd 249

07/08/2013 12:52:00

250

VISIÓN PERIFÉRICA

LEGRÁS, Horacio (2008): Literature and Subjection: The Economy of Writing and Marginality in Latin America. Pittsburgh, PA: University of Pittsburgh Press. LEITE, Serafim (1956-1968): Monumenta Brasiliae. Roma: Monumenta Historica Societatis Iesu, 5 vols. LEJEUNE, Philippe (2005 [1975]): Le pacte autobiographique. Paris: Seuil, 2.ª ed. LENNARD, Patricio (2006): «Rutas argentinas». En: Página/12, 27 de agosto. Web: (última consulta: 20-01-2010). LEÓN, Pablo de (2010): «Acusan al Gobierno de Insfrán por la represión en Formosa». En: Clarín.com, 26 de noviembre. Web: (última consulta: 20-02-2010). LEÓN PINELO, Antonio de (1943 [1650]): El paraíso en el Nuevo Mundo. Ed. Raúl Porras Barrenechea. Lima: Torres Aguirre, vol. 1. LÉRY, Jean de (1994 [1578]): Histoire d’un voyage faict en la terre du Brésil (1578). Ed. Frank Lestringant. Paris: Le Livre de Poche. LESTRINGANT, Frank (1991): L’atelier du cosmographe ou l’image du monde à la Renaissance. Paris: Albin Michel. — (1994a): Le cannibale: grandeur et décadence. Paris: Perrin. — (1994b): Prefacio a: Histoire d’un voyage faict en la terre du Brésil. Ed. Frank Lestringant. Paris: Le Livre de Poche, 15-39. — (1996): Une sainte horreur ou le voyage en Eucharistie, XVIe-XVIIIe siècle. Paris: Presses Universitaires de France. — (1999): Jean de Léry ou l’invention du sauvage. Paris: Champion. LEVINE, Robert M. y CROCITTI, John C. (eds.) (1999): The Brazil Reader: History, Culture, Politics. Durham, NC: Duke University Press. LÉVI-STRAUSS, Claude (1955): Tristes tropiques. Paris: Plon. — (1962): La pensée sauvage. Paris: Plon. — (1968): L’origine des manières de table. Paris: Plon. — (1991): Histoire de lynx. Paris: Plon. — (1994): «Sur Jean de Léry» (entrevista de Frank Lestringant). En: Histoire d’un voyage faict en la terre du Brésil. Ed. Frank Lestringant. Paris: Le Livre de Poche, 5-14. LEVITAS, Ruth (1990): The Concept of Utopia. New York: Philip Allan. LIENHARD, Martín (1991): La voz y su huella: escritura y conflicto étnico-cultural en América Latina, 1492-1988. Hanover, NH: Ediciones del Norte. — (2008): Disidentes, rebeldes, insurgentes: resistencia indígena y negra en América Latina. Ensayos de historia testimonial. Madrid/Frankfurt: Iberoamericana/ Vervuert.

04.indd 250

07/08/2013 12:52:00

BIBLIOGRAFÍA

251

LILLO, Gastón (2008): «Nuevas posturas críticas en el cine argentino: La deuda interna (1987), Un lugar en el mundo (1992) e Historias mínimas (2002)». En: Ed. Rita De Grandis y William French. Núm. esp. de Canadian Journal of Latin American and Caribbean Studies 33.66, 129-156. LIMA-BARBOSA, Mario de (1923): Les Français dans l’histoire du Brésil. Trad. Clément Gazet. Rio de Janeiro/Paris: Briguiet/Blanchard. LINCHET, Dominique Anne H. (1995): «La Relation de la Rivière des Amazones de M. de Gomberville: la traduction au service du colonialisme, du patriotisme et de la propagande sous Louis XIV». Diss. University of North Carolina. LIVIO, Tito (2010 [25 a. C.]): Ab urbe condita. Turnhout: Brepols. Libro electrónico. LIVON-GROSMAN, Ernesto (2003): Geografías imaginarias: el relato de viaje y la construcción del espacio patagónico. Rosario: Beatriz Viterbo. LOCKE, John (1980 [1690]): Second Treatise of Government. Indianapolis: Hackett. LOCKHART, James (1968): Spanish Peru, 1532-1560: A Colonial Society. Madison, WI: University of Wisconsin Press. LÓPEZ-BARALT, Mercedes (2005): Para decir al Otro: literatura y antropología en nuestra América. Madrid/Frankfurt: Iberoamericana/Vervuert. LÓPEZ DE GÓMARA, Francisco (1979 [1552]): Historia de la conquista de México. Ed. Jorge Gurría Lacroix. Caracas: Biblioteca Ayacucho (Biblioteca Ayacucho, 65). LÓPEZ MAGUIÑA, Santiago (2003): «El concepto de discurso heterogéneo en la obra de Antonio Cornejo Polar». En: Heterogeneidad y literatura en el Perú. Ed. James Higgins. Lima: Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar, 23-48. MACKENTHUN, Gesa (1997): Metaphors of Dispossession: American Beginnings and the Translation of Empire, 1492-1637. Norman, OK: University of Oklahoma Press. MADRID, Raúl L. (2012): The Rise of Ethnic Politics in Latin America. Cambridge, UK: Cambridge University Press. MAGALHÃES GÂNDAVO, Pero de (1980 [1570]): Tratado da terra do Brasil. História da província de Santa Cruz. Belo Horizonte/São Paulo: Itatiaia/Universidade de São Paulo (Reconquista do Brasil, 12). MAGASICH, Jorge y BEER, Jean-Marc de (2001): América mágica: mitos y creencias en tiempos del descubrimiento del Nuevo Mundo. Santiago de Chile: LOM. MAHIEUX, Viviane (2011): Urban Chroniclers in Modern Latin America: The Shared Intimacy of Everyday Life. Austin, TX: University of Texas Press. MALDONADO-TORRES, Nelson (2007): «On the Coloniality of Being: Contributions to the Development of a Concept». En: Cultural Studies 21.2-3, 240-270. MALLON, Florencia (1994): «The Promise and Dilemma of Subaltern Studies». En: American Historical Review 99.5, 1491-1555. MANN, Charles C. (2005): 1491: New Revelations of the Americas Before Columbus. New York: Knopf. MARÇAL, Heitor (1943): Martim Soares Moreno, o «guerreiro branco» de «Iracema». Rio de Janeiro: Vecchi.

04.indd 251

07/08/2013 12:52:01

252

VISIÓN PERIFÉRICA

MARCHAND-HORCEL, Sandra Pierrette (2003): «Tupi or not Tupi: la représentation de l’homme sauvage dans trois récits de voyages français au Brésil (1600-1750)». Diss. University of Miami. MARCOS, Juan Manuel (1987): «Ruy Díaz de Guzmán in the Context of Paraguayan Colonial Literature». En: MLN 102.2, marzo, 387-392. MARTÍN-BARBERO, Jesús (1987): De los medios a las mediaciones. Barcelona: Anthropos. — (2002): Oficio de cartógrafo: travesías latinoamericanas de la comunicación en la cultura. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. MARTÍNEZ-SAN MIGUEL, Yolanda (2000): «Poder y narración: representación y mediación de un deseo americano en la Segunda carta de relación». En: Agencias criollas: la ambigüedad «colonial» en las letras hispanoamericanas. Ed. José Antonio Mazzotti. Pittsburgh, PA: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, 99-130. — (2008): From Lack to Excess: «Minor» Readings of Latin American Colonial Discourse. Lewisburg, PA: Bucknell University Press. MARTINS, Antônio (1991): Chão do tempo. São Paulo: Massao Ohno/Aliança Cultural Brasil-Japão. MASSEI, Pablo Adrián (1998): Héctor Tizón: una escritura desde el margen. Córdoba: Alción. MATHÉ, Roger (1987 [1972]): L’exotisme. Paris: Bordas. MATOS, Maria Izilda S. de (1999): «Imagens perdidas no rio das Amazonas: conquista e gênero». En: Luso-Brazilian Review 36.2, invierno, 51-61. MAURA, Juan Francisco (1980): Los «Naufragios» de Álvar Núñez Cabeza de Vaca: o el arte de la automitificación. México: Frente de Afirmación Hispanista. — (2005 [1989]): Introducción a: Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Naufragios. Madrid: Cátedra, 7.ª ed., 9-72 (Letras hispánicas, 306). MAUSS, Marcel (1923-1924): «Essai sur le don. Forme et raison de l’échange dans les sociétés archaïques». En: L’Année Sociologique 2.ª serie, 30-186. MAZZOTTI, José Antonio (2000): Introducción a: Agencias criollas: la ambigüedad «colonial» en las letras hispanoamericanas. Ed. José Antonio Mazzotti. Pittsburgh, PA: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, 7-35. MAZZOTTI, José Antonio y ZEVALLOS AGUILAR, U. Juan (eds.) (1996): Asedios a la heterogeneidad cultural: libro de homenaje a Antonio Cornejo Polar. Philadelphia: Asociación Internacional de Peruanistas. MCCLINTOCK, Anne (1994): Imperial Leather: Race, Gender, and Sexuality in the Colonial Contest. New York: Routledge. MEDINA, José Toribio (ed.) (1894): Descubrimiento del río de las Amazonas según la relación hasta ahora inédita de Fr. Gaspar de Carvajal. De Gaspar de Carvajal. Sevilla: Rasco. MEGGERS, Betty J. (1996 [1971]): Amazonia: Man and Culture in a Counterfeit Paradise. Washington, DC: Smithsonian Institution Press, 2.ª ed.

04.indd 252

07/08/2013 12:52:01

BIBLIOGRAFÍA

253

MELO, Carla (2011): «Urgent (Anti)Spectacles of Critical Hope». En: The Utopian Impulse in Latin America. Ed. Kim Beauchesne y Alessandra Santos. New York: Palgrave Macmillan, 259-274. MELO FRANCO, Afonso Arinos de (1937): O índio brasileiro e a Revolução francesa: as origens brasileiras da teoria da bondade natural. Rio de Janeiro: Olympio. MELO LEITÃO, Cândido de (ed.) (1941 [1542]): Descobrimentos do rio das Amazonas. De Gaspar de Carvajal. São Paulo: Companhia Editora Nacional (Brasiliana, 203). MELO PIMENTA, José de (1970): Vida e obra do Pe. Manoel da Nóbrega. São Paulo: Portugália. MELO SAMPAIO, Patrícia (2003): «Administração colonial e legislação indigenista na Amazônia portuguesa». En: Os senhores dos rios: Amazônia, margens e histórias. Ed. Mary del Priore y Flávio Gomes. Rio de Janeiro: Elsevier, 123-139. MÉNDEZ, Silvio y CRUZ VARELA, Juan (2005): «Cazador de historias». En: Análisis digital, 6 de octubre. Web: (última consulta: 15-01-2010). MENDIETA, Gerónimo de (1971 [1597]): Historia eclesiástica indiana. México: Porrúa (Biblioteca Porrúa, 46). MERCHANT, Carolyn (2003): Reinventing Eden: The Fate of Nature in Western Culture. New York: Routledge. MERRIM, Stephanie (1986): «Ariadne’s Thread: Auto-Bio-Graphy, History, and Cortés’ Segunda carta-relación». En: Dispositio 11.28-29, 57-83. — (2010): The Spectacular City, Mexico, and Colonial Hispanic Literary Culture. Austin, TX: University of Texas Press, 2010. MÉTRAUX, Alfred (1928): La religion des Tupinamba et ses rapports avec celle des autres tribus tupi-guarani. Paris: Leroux. — (1946): «Ethnography of the Chaco». En: Handbook of South American Indians. Ed. Julian Haynes Steward. Washington: United States Government Printing Office, vol. 1, 197-370. — (1948a): «The Guaraní». En: Handbook of South American Indians. Ed. Julian Haynes Steward. Washington: United States Government Printing Office, vol. 3, 69-94. — (1948b): «The Tupinamba». En: Handbook of South American Indians. Ed. Julian Haynes Steward. Washington: United States Government Printing Office, vol. 3, 95-133. MEUNIER, Jacques y SAVARIN, Anne-Marie (1991 [1969]): Le chant du Silbaco: chronique amazonienne. Paris: Phebus (D’ailleurs). MEYER, Michel (1999): Histoire de la rhétorique des Grecs à nos jours. Paris: Le Livre de Poche. MIGNOLO, Walter (1982): «Cartas, crónicas y relaciones del descubrimiento y la conquista». En: Historia de la literatura hispanoamericana. Coord. Luis Íñigo Madrigal. Madrid: Cátedra, vol. 1, 57-116.

04.indd 253

07/08/2013 12:52:01

254

VISIÓN PERIFÉRICA

— (2000): Local Histories/Global Designs: Coloniality, Subaltern Knowledges, and Border Thinking. Princeton, NJ: Princeton University Press. — (2003 [1995]): The Darker Side of the Renaissance: Literacy, Territoriality, and Colonization. Ann Arbor: University of Michigan Press, 2.ª ed. — (2005): The Idea of Latin America. Malden, MA: Blackwell. — (2010a): Desobediencia epistémica: retórica de la modernidad, lógica de la colonialidad y gramática de la descolonialidad. Buenos Aires: Ediciones del Signo. — (2010b): «Immigrant Consciousness» (introducción). En: Rodolfo Kusch, Indigenous and Popular Thinking in América. Trad. María Lugones y Joshua M. Price. Durham, NC: Duke University Press, xiii-liv. MILLER, William Ian (1997): The Anatomy of Disgust. Cambridge, MA: Harvard University Press. MIRANDA, Antonio (2004): «Maranhão; Poetas». En: Antonio Miranda. Web: (última consulta: 10-04-2011). MIRANDA, Guido (1955): Tres ciclos chaqueños: crónica histórica regional. Resistencia: Norte Argentino. MISHAN, Ezra J. (1969 [1967]): The Costs of Economic Growth. Harmondsworth: Penguin. MOLFINO VÉNERE, José Adán (2008 [1964]): Gesto de soledad. Resistencia: La Paz. MONSIVÁIS, Carlos (1980): A ustedes les consta: antología de la crónica en México. México: Era. MONTAIGNE, Michel de (1998 [1580]): «Des cannibales». En: Essais I. Paris: Imprimerie Nationale, 339-358. MONTALDO, Graciela (1999): Ficciones culturales y fábulas de identidad en América Latina. Rosario: Beatriz Viterbo. MONTES SÁNCHEZ, Elio (2002): El abuelo: novela histórica costumbrista chaqueña. Santa Cruz: El País. MORALES PADRÓN, Francisco (1979): Teoría y leyes de la conquista. Madrid: Cultura Hispánica del Centro Iberoamericano de Cooperación. MORAN, Emilio F. (1993): Through Amazonian Eyes: The Human Ecology of Amazonian Populations. Iowa City, IA: University of Iowa Press. MORAÑA, Mabel (1997): «El boom del subalterno». En: Revista de Crítica Cultural 14, 48-53. MORAÑA, Mabel, DUSSEL, Enrique y JÁUREGUI, Carlos A. (2008): «Colonialism and Its Replicants». En: Coloniality at Large: Latin America and the Postcolonial Debate. Ed. Mabel Moraña, Enrique Dussel y Carlos A. Jáuregui. Durham, NC: Duke University Press, 1-20. MOREAU, Felipe Eduardo (2003): Os índios nas cartas de Nóbrega e Anchieta. São Paulo: Annablume. MORO, Tomás (1516): Libellus vere aureus, nec minus salutaris quam festivus, de optimo reipublicae statu deque nova insula Utopia. Leuven: Martens.

04.indd 254

07/08/2013 12:52:02

BIBLIOGRAFÍA

255

MUJICA LÁINEZ, Manuel (1999 [1950]): Misteriosa Buenos Aires. Buenos Aires: Sudamericana, 34.ª ed. MUKHERJEE, Pablo (2006): «Surfing the Second Waves: Amitav Ghosh’s Tide Country». En: New Formations: A Journal of Culture/Theory/Politics 59, otoño, 144157. MUÑOZ, Boris y SPITTA, Silvia (eds.) (2003): Más allá de la ciudad letrada: crónicas y espacios urbanos. Pittsburgh, PA: Biblioteca de América/Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana. NEGRI, Antonio y COCCO, Giuseppe (2006): GlobAL: biopotere e lotte in America Latina. Roma: Manifestolibri. NELSON, William (1973): Fact or Fiction: The Dilemma of the Renaissance Storyteller. Cambridge, MA: Harvard University Press. NEVES, Luiz Felipe Baêta (1997): Vieira e a imaginação social jesuítica: Maranhão e o Grão-Pará no século XVII. Rio de Janeiro: Topbooks. NICHOLL, Charles (1995): The Creature in the Map: A Journey to El Dorado. New York: Morrow. NIMUENDAJÚ, Curt (1914): «Die Sagen von der Erschaffung und Vernichtung der Welt als Grundlagen der Religion der Apapocúva-Guaraní». En: Zeitschrift für Ethnologie 46, 284-403. NÓBREGA, Manuel da (1954 [1557]): Diálogo sobre a conversão do gentio. Ed. Serafim Leite. Lisboa: Ministério dos Negocios Estrangeiros (IV Centenário da Fundação de São Paulo, 1). — (1955 [1549-1560]): Cartas do Brasil e mais escritos do P. Manuel da Nóbrega. Ed. Serafim Leite. Coimbra: Universidade da Coimbra. — (1956 [1549]): «Carta do P. Manuel da Nóbrega ao Dr. Martín de Azpilcueta Navarro, Coimbra». En: Monumenta Brasiliae. Ed. Serafim Leite. Roma: Monumenta Historica Societatis Iesu, vol. 1, 132-145. OBERMEIER, Franz (1995): Französische Brasilienreiseberichte im 17. Jahrhundert: Claude d’Abbeville, «Histoire de la mission» (1614); Yves d’Évreux, «Suite de l’Histoire» (1615). Bonn: Romanistischer Verlag. O’GORMAN, Edmundo (2006 [1958]): La invención de América: investigación acerca de la estructura histórica del Nuevo Mundo y del sentido de su devenir. México: Fondo de Cultura Económica, 4ª ed. OLIVA, Jorge Antonio (2000): Historias del Gran Chaco: recopilación de relatos aborígenes. Resistencia: T&T Comunicación Creativa. OLIVA DE COLL, Josefina (1974): La resistencia indígena ante la conquista. México: Siglo XXI. ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (2012): Portal Río + 20: construyendo la Cumbre de los Pueblos Río + 20. Web: (última consulta: 2006-2012). ORTEGA, Julio (1990): El discurso de la abundancia. Caracas: Monte Ávila.

04.indd 255

07/08/2013 12:52:02

256

VISIÓN PERIFÉRICA

ORTIZ, Fernando (1987 [1940]): Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Caracas: Biblioteca Ayacucho (Biblioteca Ayacucho, 42). ORTIZ DE LA TABLA, Javier (1987): Introducción a: Francisco Vázquez, El Dorado: crónica de la expedición de Pedro de Ursúa y Lope de Aguirre. Ed. Javier Ortiz de la Tabla. Madrid: Alianza, 7-45. OSPINA, William (2005): Ursúa. Bogotá: Alfaguara. — (2008): El país de la canela. Bogotá: Norma. OSTERHAMMEL, Jürgen (2009 [1995]): Kolonialismus: Geschichte - Formen - Folgen. München: Beck, 6.ª ed. PAGDEN, Anthony (1986 [1982]): The Fall of Natural Man: The American Indian and the Origins of Comparative Ethnology. Cambridge, UK: Cambridge University Press. — (1995): Lords of All the World: Ideologies of Empire in Spain, Britain and France, c. 1500-c. 1800. New Haven, CT: Yale University Press. — (2001): Peoples and Empires: A Short History of European Migration, Exploration, and Conquest, from Greece to the Present. New York: Modern Library. PAGELS, Elaine (1995): The Origin of Satan. New York: Random House. PASTOR, Beatriz (1988 [1983]): Discursos narrativos de la conquista: mitificación y emergencia. Hanover, NH: Ediciones del Norte, 2.ª ed. rev. [título original: Discurso narrativo de la conquista de América]. PAVLOTZKY, José (1947): ¡Esta tierra es mía!... Novela del Chaco argentino. Buenos Aires: El Ateneo. PEIRCE, Charles Sanders (1932 [1901]): Collected Papers of Charles Sanders Peirce. Ed. Charles Hartshorne y Paul Weiss. Cambridge, MA: Belknap of Harvard University Press, vol. 2. PELIKAN, Jaroslav (1985): Jesus Through the Centuries: His Place in the History of Culture. New Haven, CT: Yale University Press. PENA, Jaime (2008): «Mirar sin querer ver: La mujer rubia, de Lucrecia Martel». En: Cahiers du cinéma España 17, noviembre, 24-25. PEREIRA DE BERREDO, Bernardo (1749): Annaes históricos do estado do Maranhão, em que se dá notícia do seu descobrimento. Lisboa: Ameno. PÉREZ, María Teresa (1989): El descubrimiento del Amazonas: historia y mito. Sevilla: Alfar. PFEIFFER, Johannes (1949 [1934]): Umgang mit Dichtung: eine Einführung in das Verständnis des Dichterischen. Leipzig: Meiner. PIANZOLA, Maurice (1991): Des Français à la conquête du Brésil (XVIIe siècle): les perroquets jaunes. Paris: L’Harmattan. PIZARRO, Ana (2004): «Hispanoamérica y Brasil: encuentros, desencuentros, vacíos». En: Acta Literaria 29, 105-120. — (2005): «Imaginario y discurso: la Amazonía». En: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana 31.61, 1.er semestre, 59-74.

04.indd 256

07/08/2013 12:52:02

BIBLIOGRAFÍA

257

— (2009): Amazonía. El río tiene voces: imaginario y modernización. Santiago de Chile: Fondo de Cultura Económica. POLLASTRI, Laura (2010): «El desierto letrado: Patagonia, escritura y microrrelato». En: La huella de la clepsidra: el microrrelato en el siglo XXI: actas del V Congreso Internacional de Minificción, Universidad Nacional del Comahue, Argentina, 2008. Ed. Laura Pollastri. Buenos Aires: Katatay, 439-459. PORRO, Antonio (1993 [1991]): As crônicas do Rio Amazonas: tradução, introdução e notas etno-históricas sobre as antigas populações indígenas da Amazônia. Petrópolis: Vozes. — (1996): O povo das águas: ensaios de etno-história amazônica. Petrópolis/São Paulo: Vozes/EDUSP. POTTHAST-JUTKEIT, Barbara, KOHUT, Karl y KOHLHEPP, Gerd (eds.) (1999): El espacio interior de América del Sur: geografía, historia, política, cultura. Madrid/ Frankfurt: Iberoamericana/Vervuert. POUPENEY HART, Catherine y CHACÓN GUTIÉRREZ, Albino (eds.) (2002): El discurso colonial: construcción de una diferencia americana. Heredia, CR: EUNA. PRATT, Mary Louise (1992): Imperial Eyes: Travel Writing and Transculturation. London: Routledge. PRIETO, Adolfo (1996): Los viajeros ingleses y la emergencia de la literatura argentina, 1820-1850. Buenos Aires: Sudamericana. PUPO-WALKER, Enrique (1987a): «Los Naufragios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca: notas sobre la relevancia antropológica del texto». En: Revista de Indias 47.181, 755-776. — (1987b): «Pesquisas para una nueva lectura de los Naufragios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca». En: Revista Iberoamericana 140, 517-539. — (1990): «Notas para la caracterización de un texto seminal: los Naufragios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca». En: Nueva Revista de Filología Hispánica 38.1, 163-196. — (1992): Sección introductoria a: Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Naufragios. Ed. Enrique Pupo-Walker. Madrid: Castalia, 9-80. QUIJANO, Aníbal (2000): «Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina». En: Colonialidad del saber y eurocentrismo. Ed. Edgardo Lander. Buenos Aires: UNESCO/CLACSO, 201-246. — (2005): «The Challenge of the Indigenous Movement in Latin America». En: The Reawakening of the Revolution in Latin America. Núm. esp. de Journal of the Research Group on Socialism and Democracy Online 19.3, noviembre. Web: (última consulta: 10-01-2012). QUIROGA, Horacio (2007 [1917]): Cuentos de amor, de locura y de muerte. Montevideo: Trilce. QUIRÓS, Daniel (2010): «“La época está en desorden”: reflexiones sobre la temporalidad en Bolivia de Adrián Caetano y La mujer sin cabeza de Lucrecia Martel».

04.indd 257

07/08/2013 12:52:02

258

VISIÓN PERIFÉRICA

En: A Contracorriente: Una Revista de Historia Social y Literatura de América Latina 8.1, otoño, 230-258. RABASA, José (1993): «Alegoría y etnografía en Naufragios y Comentarios de Cabeza de Vaca». En: Notas y comentarios sobre Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Coord. Margo Glantz. México: Grijalbo, 379-402. RAFFLES, Hugh (2002): In Amazonia: A Natural History. Princeton, NJ: Princeton University Press. RALEIGH, Walter (1997 [1596]): The Discoverie of the Large, Rich, and Bewtiful Empyre of Guiana. Ed. Neil L. Whitehead. Norman, OK: University of Oklahoma Press (American Exploration and Travel Series, 77). RAMA, Ángel (1984): La ciudad letrada. Hanover, NH: Ediciones del Norte. RAMINELLI, Ronald (1996): Imagens da colonização: a representação do índio de Caminha a Vieira. Rio de Janeiro/São Paulo: Zahar/EDUSP/FAPESP. — (2005): «A incrível conquista da Amazônia». En: Nossa História 17, marzo, 78-83. RAMOS, Alcida Rita (1998): Indigenism: Ethnic Politics in Brazil. Madison, WI: University of Wisconsin Press. RAMOS, Clóvis (ed.) (2001): O roteiro literário do Maranhão. Niterói: Ramos. RAMUSIO, Giovanni Battista (1978 [1550-1559]): Navigationi et viaggi. Torino: Einaudi, 3 vols. REGAN, Jaime (1986): Introducción a: Informes de jesuitas en el Amazonas. Ed. Jaime Regan. Iquitos: IIAP-CETA, 9-24 (Monumenta Amazónica). REICHEL-DOLMATOFF, Gerardo (1971): Amazonian Cosmos: The Sexual and Religious Symbolism of the Tukano Indians. Chicago: University of Chicago Press. RESINO, Carmen (2001): Amazonía. Barcelona: La Buganville. REVERTE, Javier (2004): El río de la desolación: un viaje por el Amazonas. Barcelona: Plaza y Janés. RIBEIRO, Darcy (1976): Maíra. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira. RIBEIRO, Darcy y ARAÚJO MOREIRA NETO, Carlos de (eds.) (1992): A fundação do Brasil: testemunhos, 1500-1700. Petrópolis: Vozes. RICE, Roberta (2012): The New Politics of Protest: Indigenous Mobilization in Latin America’s Neoliberal Era. Tucson, AZ: University of Arizona Press. RICŒUR, Paul (1960): Philosophie de la volonté. Finitude et culpabilité. Paris: Aubier-Montaigne, vol. 2. RIDRUEJO DE ROS, Dionisio (1969): «Las aventuras de Álvar Núñez Cabeza de Vaca» (introducción). En: Álvar Núñez Cabeza de Vaca (y Pero Hernández), Naufragios y Comentarios. Madrid: Taurus, 7-20. RIVERA, José Eustasio (1990 [1924]): La vorágine. Ed. Montserrat Ordóñez. Madrid: Cátedra (Letras Hispánicas, 315). RIVERA-BARNES, Beatriz y HOEG, Jerry (2009): Reading and Writing the Latin American Landscape. New York: Palgrave Macmillan. RIVERA CUSICANQUI, Silvia (1986): Oprimidos pero no vencidos: luchas del campesinado aymara y qhechwa de Bolivia, 1900-1980. Genève: Naciones Unidas.

04.indd 258

07/08/2013 12:52:03

BIBLIOGRAFÍA

259

— (2010): Ch’ixinakax utxiwa: una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores. Buenos Aires: Tinta Limón. ROA BASTOS, Augusto (2001): Los conjurados del Quilombo del Gran Chaco. Buenos Aires: Alfaguara. ROCK, David (1987 [1985]): Argentina, 1516-1987: From Spanish Colonization to the Falklands War. Berkeley, CA: University of California Press, 2.a ed. RODRÍGUEZ, Ileana (2000): «Narrativas coloniales: exploración y exterminios. Viaje amazónico de Francisco de Orellana narrado por Fray Gaspar de Carvajal». En: Amazonía Peruana 27, diciembre, 95-120. — (ed.) (2001a): The Latin American Subaltern Studies Reader. Durham, NC: Duke University Press. — (2001b): «Reading Subalterns Across Texts, Disciplines, and Theories: From Representation to Recognition». En: The Latin American Subaltern Studies Reader. Ed. Ileana Rodríguez. Durham, NC: Duke University Press, 1-32. RODRÍGUEZ CARRIÓN, José (1985): Apuntes para una biografía del jerezano Álvar Núñez Cabeza de Vaca: primer hombre blanco en Norteamérica. Jerez de la Frontera: Centro de Estudios Históricos Jerezanos. ROE, Peter (1982): The Cosmic Zygote: Cosmology in the Amazon Basin. New Brunswick, NJ: Rutgers University Press. ROJAS MIX, Miguel (1992): América imaginaria. Barcelona: Lumen. ROJO, Grínor (2006): Globalización e identidades nacionales y postnacionales... ¿de qué estamos hablando? Santiago de Chile: LOM. ROOSEVELT, Anna (ed.) (1994): Amazonian Indians from Prehistory to the Present: Anthropological Perspectives. Tucson, AZ: University of Arizona Press. ROTKER, Susana (1992): Fundación de una escritura: las crónicas de José Martí. La Habana: Casa de las Américas. — (1999): Cautivas: olvidos y memoria en la Argentina. Buenos Aires: Ariel. ROUDINESCO, Élisabeth y PLON, Michel (2000 [1997]): Dictionnaire de la psychanalyse. Paris: Fayard, 2.ª ed. ROWE, William y SCHELLING, Vivian (1991): Memory and Modernity: Popular Culture in Latin America. London: Verso. RUFIN, Jean-Christophe (2001): Rouge Brésil. Paris: Gallimard. RUMRILL, Roger (2010): «Arte, posmodernidad y el realismo mágico en la literatura amazónica del Perú». Lima: Comunidad Andina. Archivo PDF. RUSSELL-WOOD, A. J. R. (1998): The Portuguese Empire, 1415-1808: A World on the Move. Baltimore, MD: Johns Hopkins University Press. SÁ, Lúcia (2004): Rain Forest Literatures: Amazonian Texts and Latin American Culture. Minneapolis, MN: University of Minnesota Press (Cultural Studies of the Americas, 16). SÁENZ QUESADA, María (2001): La Argentina: historia del país y de su gente. Buenos Aires: Sudamericana.

04.indd 259

07/08/2013 12:52:03

260

VISIÓN PERIFÉRICA

SAER, Juan José (1991): El río sin orillas: tratado imaginario. Madrid: Alianza (Alianza Singular). — (1995 [1983]): El entenado. Barcelona: Destino. SAHAGÚN, Bernardino de (2000 [ca. 1575-1580]): Historia general de las cosas de Nueva España. Ed. Alfredo López Austin y Josefina García Quintana. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 3ª ed., 3 vols. SAID, Edward (2003 [1978]): Orientalism. Ed. del 25 aniversario. New York: Vintage. SAÍTTA, Sylvia (1997): Prólogo a: En el país del viento: viaje a la Patagonia (1934). Buenos Aires: Simurg, 11-26. SALOMON, Frank (1999): «Testimonies: The Making and Reading of Native South American Historical Sources». En: The Cambridge History of the Native Peoples of the Americas. Ed. Frank Salomon y Stuart B. Schwartz. Cambridge, UK: Cambridge University Press, vol. 3, pte. 1, 19-95. SÁNCHEZ, Matilde (1999): La canción de las ciudades. Buenos Aires: Planeta. SANTA RITA DURÃO, José de (1957 [1781]): Caramuru: poema épico do descobrimento da Bahia. Ed. Hernani Cidade. Rio de Janeiro: Agir. SANTIAGO, Silviano (2001): The Space In-Between: Essays on Latin American Culture. Durham, NC: Duke University Press. SANTOS NEUMANN, Eduardo (2005): «Práticas letradas guarani: produção e usos da escrita indígena (séculos XVII e XVIII)». Diss. Universidade Federal do Rio de Janeiro. SANZ CAMAÑES, Porfirio (2004): Las ciudades en la América hispana: siglos XV al XVIII. Madrid: Sílex. SARLO, Beatriz (2007): Escritos sobre literatura argentina. Buenos Aires: Siglo XXI. SARMIENTO, Domingo Faustino (2011 [1845]): Facundo: civilización y barbarie. Ed. Roberto Yahni. Madrid: Cátedra, 9.ª ed. (Letras Hispánicas, 323). SARTRE, Jean-Paul (1956): «Le colonialisme est un système». En: Les Temps Modernes 123, marzo-abril, 1371-1386. SCHMIDL, Ulrico (1983 [1567]): Warhafftige und liebliche Beschreibung etlicher fürnemen Indianischen Landtschafften und Insulen / Derrotero y viaje al Río de la Plata y Paraguay. Ed. Roberto C. Quevedo. Asunción: Napa (Biblioteca Paraguaya). SCHWARTZ, Stuart B. (ed.) (1994): Implicit Understandings: Observing, Reporting, and Reflecting on the Encounters Between Europeans and Other Peoples in the Early Modern Era. Cambridge, UK: Cambridge University Press. — (ed.) (2009): Early Brazil: A Documentary Collection to 1700. Trad. Clive Willis y Stuart B. Schwartz. Cambridge, UK: Cambridge University Press. SEED, Patricia (1995): Ceremonies of Possession in Europe’s Conquest of the New World, 1492-1640. Cambridge, UK: Cambridge University Press. — (2001): American Pentimento: The Invention of Indians and the Pursuit of Riches. Minneapolis, MN: University of Minnesota Press.

04.indd 260

07/08/2013 12:52:03

BIBLIOGRAFÍA

261

SEPÚLVEDA, Luis (2011 [1989]): Un viejo que leía novelas de amor. Barcelona: Tusquets, 8.ª ed. (Maxi Tusquets, 13). SHELTON, Anthony Alan (2012): Luminescence: The Silver of Peru. Vancouver/Lima: UBC Museum of Anthropology/Pan American Silver Corporation/Patronato Plata del Perú. SHUMWAY, Nicolas (1991): The Invention of Argentina. Berkeley, CA: University of California Press. SIBLEY, David (1995): Geographies of Exclusion: Society and Difference in the West. London: Routledge. SILVA, Mercedes (2005): Mensajes del Gran Chaco: literatura oral indígena. Resistencia: Encuentro Interconfesional de Misioneros. SILVA UGARTE, Auxiliomar (2003): «Margens míticas: a Amazônia no imaginário europeu do século XVI». En: Os senhores dos rios. Ed. Mary del Priore y Flávio Gomes. Rio de Janeiro: Elsevier, 3-31. — (2004): «O mundo natural e as sociedades indígenas da Amazônia na visão dos cronistas ibéricos (séculos XVI-XVII)». Diss. Universidade de São Paulo. SLATER, Candace (2002): Entangled Edens: Visions of the Amazon. Berkeley, CA: University of California Press. SMITH, Anthony (1990): Explorers of the Amazon. Chicago: University of Chicago Press. SOARES DE SOUZA, Gabriel (2000 [1587]): Tratado descritivo do Brasil em 1587. Belo Horizonte: Itatiaia (Reconquista do Brasil, 221). SOCOLOW, Susan M. (1986): Introducción a: Cities and Society in Colonial Latin America. Ed. Susan M. Socolow y Louisa Schell Hoberman. Albuquerque, NM: University of New Mexico Press, 3-18. SOCOLOW, Susan M. y SCHELL HOBERMAN, Louisa (eds.) (1986): Cities and Society in Colonial Latin America. Albuquerque, NM: University of New Mexico Press. SOMMER, Doris (1991): Foundational Fictions: The National Romances of Latin America. Berkeley, CA: University of California Press. — (1999): Proceed with Caution, When Engaged by Minority Writing in the Americas. Cambridge, MA: Harvard University Press. SORENSEN, Diana (1996): Facundo and the Construction of Argentine Culture. Austin, TX: University of Texas Press. SOSA, Cecilia (2009): «A Counter-narrative of Argentine Mourning: The Headless Woman (2008), Directed by Lucrecia Martel». En: Theory, Culture & Society 26.7-8, 250-262. SOSA FUENTES, Samuel (2010): Globalización e identidad latinoamericana en el siglo XXI: pensamiento, cultura y movimiento indígena. México/Naucalpan: GALMA/ Innovación Editorial Lagares de México. SOUBLIN, Jean (2000): Histoire de l’Amazonie. Paris: Payot.

04.indd 261

07/08/2013 12:52:03

262

VISIÓN PERIFÉRICA

SOUSA DIAS, Gisele (2006): «Las imágenes que tenemos del interior están llenas de prejuicios». En: Clarín.com, 1 de junio. Web: (última consulta: 15-01-2010). SPITTA, Silvia (1995): Between Two Waters: Narratives of Transculturation in Latin America. Houston, TX: Rice University Press. — (2003): «Más allá de la ciudad letrada» (prefacio). En: Más allá de la ciudad letrada: crónicas y espacios urbanos. Ed. Boris Muñoz y Silvia Spitta. Pittsburgh, PA: Biblioteca de América/Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, 7-23. SPIVAK, Gayatri Chakravorty (1988): «Can the Subaltern Speak?». En: Marxism and the Interpretation of Culture. Ed. Cary Nelson y Lawrence Grossberg. Urbana, IL: University of Illinois Press, 271-313. — (2012): An Aesthetic Education in the Era of Globalization. Cambridge, MA: Harvard University Press. SPURR, David (1993): The Rhetoric of Empire: Colonial Discourse in Journalism, Travel Writing, and Imperial Administration. Durham, NC: Duke University Press. STEIN, Stanley J. y STEIN, Barbara H. (1970): The Colonial Heritage of Latin America: Essays on Economic Dependence in Perspective. New York: Oxford University Press. STEWARD, Julian Haynes (ed.) (1948): Handbook of South American Indians. Washington: United States Government Printing Office, vol. 3. STILETANO, Marcelo (2012): «Jorge Lanata: “Es esquizofrénica mi relación con la televisión”». En: La Nación, 14 de abril, sec. Espectáculos: 9. STÖCKLI, Gabriela (2006): «Héctor Tizón. Salidas al silencio». En: De márgenes y silencios: homenaje a Martín Lienhard / De margens e silêncios: homenagem a Martin Lienhard. Madrid/Frankfurt: Iberoamericana/Vervuert, 207-220. STRADELLI, Ermanno (1964 [1890]): «Leggenda dell’ Jurupary» e outras lendas amazônicas. São Paulo: Instituto Cultural Italo-Brasileiro. STUDART, Guilherme Barão de (1904-1921): Documentos para a história do Brasil e especialmente a do Ceará. Fortaleza: Typ. Studart, 4 vols. STURM, Fred Gillette (1985): «“Estes têm alma como nós?” Manuel da Nóbrega’s View of the Brazilian Indians». En: Empire in Transition: The Portuguese World in the Time of Camões. Ed. Alfred Hower y Richard A. Preto-Rodas. Gainesville, FL: University Press of Florida/Center for Latin American Studies, 73-82. SUÁREZ-ARAÚZ, Nicomedes (ed.) (2004): Literary Amazonia: Modern Writing by Amazonian Writers. Gainesville, FL: University Press of Florida. SURVIVAL (2012a): «Los indígenas aislados». En: Survival por los pueblos indígenas. Web: (última consulta: 24-062012). — (2012b): «La tribu más amenazada de la Tierra». En: Survival por los pueblos indígenas. Web: (última consulta: 24-06-2012).

04.indd 262

07/08/2013 12:52:04

BIBLIOGRAFÍA

263

TAUSSIG, Michael (1993): Mimesis and Alterity: A Particular History of the Senses. London: Routledge. THEVET, André (1997 [1557]): Les singularitez de la France Antarctique, autrement nommée Amérique. Ed. Frank Lestringant. Paris: Chandeigne. THOMAS, Nicholas (1994): Colonialism’s Culture: Anthropology, Travel, and Government. Princeton, NJ: Princeton University Press. TIEFFEMBERG, Silvia (ed.) (1998): Estudio preliminar a: Martín del Barco Centenera, Argentina y conquista del Río de la Plata, con otros acaecimientos de los reynos de Perú, Tucumán y estado del Brasil. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 11-58. TIERNEY, Patrick (2000): Darkness in El Dorado: How Scientists and Journalists Devastated the Amazon. New York: Norton. TISSERA, Ramón de las Mercedes (2008): Chaco: historia general. Resistencia: La Paz. TIZÓN, Héctor (2000 [1998]): Tierras de frontera. Buenos Aires: Alfaguara. — (2004): No es posible callar. Buenos Aires: Taurus. — (2008): El resplandor de la hoguera. Buenos Aires: Alfaguara. TODOROV, Tzvetan (1989): Nous et les autres: la réflexion française sur la diversité humaine. Paris: Seuil. — (1991 [1982]): La conquête de l’Amérique: la question de l’autre. Paris: Seuil, 2.ª ed. TREECE, David (2000): Exiles, Allies, Rebels: Brazil’s Indianist Movement, Indigenist Politics, and the Imperial Nation-State. Westport, CT: Greenwood (Contributions in Latin American Studies, 16). TRIFILO, Samuel (1959): La Argentina vista por viajeros ingleses: 1810-1860. Buenos Aires: Gure (Platania, 3). TRIGGER, Bruce G. (1985): Natives and Newcomers: Canada’s «Heroic Age» Reconsidered. Montreal/Kingston/Manchester: McGill-Queen’s University Press/Manchester University Press. TSCHIFFELY, Aimé Félix (2001 [1933]): Tschiffely’s Ride (Southern Cross to Pole Star): Being the Account of 10,000 Miles in the Saddle Through the Americas from Argentina to Washington. London: Long Riders’ Guild. URBINA, José Leandro (1996): «Naufragios y Comentarios». En: Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina. Dir. José Ramón Medina. Coord. Nelson Osorio Tejeda. Caracas: Biblioteca Ayacucho/Monte Ávila, vol. 2, 33473352. URRY, John (2002 [1990]): The Tourist Gaze. London: Sage, 2.ª ed. VAINFAS, Ronaldo (1995): A heresia dos índios: catolicismo e rebeldia no Brasil colonial. São Paulo: Companhia das Letras. — (dir.) (2000): Dicionário do Brasil colonial, 1500-1808. Rio de Janeiro: Objetiva. VALDIVIESO, Jorge H. (1989): «Realismo mágico en la Relación del nuevo descubrimiento del famoso Río Grande de las Amazonas de Fray Gaspar de Carvajal». En: Letras de Deusto 19.44, mayo-agosto, 327-334.

04.indd 263

07/08/2013 12:52:04

264

VISIÓN PERIFÉRICA

VALKO, Jennifer M. (2009): «Tourist Gaze and Germanic Immigrants in Roberto Arlt’s Aguafuertes patagónicas». En: Revista Hispánica Moderna 62.1, junio, 77-92. VARELA, Consuelo (ed.) (1982 [ca. 1485-1506]): Textos y documentos completos: relaciones de viajes, cartas y memoriales. De Cristóbal Colón. Madrid: Alianza. VARGAS LLOSA, Mario (1965): La casa verde. Barcelona: Seix Barral. — (1987): El hablador. Barcelona: Seix Barral. VARGAS MACHUCA, Bernardo de (2003 [1599]): Milicia y descripción de las Indias. Ed. Mariano Cuesta Domingo y Fernando López-Ríos Fernández. Valladolid: Universidad de Valladolid. VARNHAGEN, Francisco Adolfo de (1978 [1854-1857]): História geral do Brasil, antes da sua separação e independência de Portugal. Rev. y notas João Capistrano de Abreu y Rodolfo Garcia. São Paulo: Melhoramentos, 9.ª ed., 2 vols. VASCONCELOS, Simão de (1977 [1663]): Crônica da Companhia de Jesus. Introd. Serafim Leite. Petrópolis: Vozes. VAS MINGO, Milagros del (1986): Las capitulaciones de Indias en el siglo XVI. Madrid: Instituto de Cooperación Iberoamericana. VAZ DE CAMINHA, Pero (2004 [1500]): Carta de Pero Vaz de Caminha a El-Rei D. Manuel I sobre o achamento do Brasil. São Paulo: Martin Claret (A Obra-Prima de Cada Autor, 96). VERDESIO, Gustavo (1993): «La Argentina: tipología textual y construcción de los referentes». En: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana 38, 2.º semestre, 345-360. — (2002a): «Colonialism Now and Then: Colonial Latin American Studies in the Light of the Predicament of Latin Americanism». En: Colonialism Past and Present: Reading and Writing about Colonial Latin America Today. Ed. Álvaro Félix Bolaños y Gustavo Verdesio. Albany, NY: State University of New York Press, 1-17. — (2002b): «The Original Sin Behind the Creation of a New Europe: Economic and Ecological Imperialism in the River Plate». En: Mapping Colonial Spanish America: Places and Commonplaces of Identity, Culture, and Experience. Ed. Santa Arias y Mariselle Meléndez. Lewisburg, PA/London: Bucknell University Press/Associated University Presses, 137-158. — (2005): «La mudable suerte del amerindio en el imaginario uruguayo: su lugar en las narrativas de la nación de los siglos XIX y XX y su relación con los saberes expertos». En: Araucaria: Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades 14, 2.º semestre. Web: (última consulta: 01-01-2012). VEYNE, Paul (1970): Comment on écrit l’histoire: essai d’épistémologie. Paris: Seuil. LA VÍA CAMPESINA (s.f.): La Vía Campesina: Movimiento Campesino Internacional. Web: (última consulta: 12-01-2012).

04.indd 264

07/08/2013 12:52:04

BIBLIOGRAFÍA

265

VIDELA DE RIVERO, Gloria y CASTELLINO, Marta Elena (eds.) (2004): Literatura de las regiones argentinas. Mendoza: Universidad Nacional de Cuyo. VIEIRA, António (1931 [1662]): «Sermão da epifania». En: Os melhores sermões de Vieira. Ed. Afrânio Peixoto. Rio de Janeiro: Editora Americana, 215-276. VIOTTI DA COSTA, Emília (1977): Da monaquia à república. São Paulo: Grijalbo (Brasil Ontem e Hoje, 2). WILKENS, Henrique João (1993 [1785]): Muhuraida, ou, O triunfo da fé. Manaus: Universidade Federal do Amazonas/Biblioteca Nacional. WILLIAMS, Patrick y CHRISMAN, Laura (eds.) (1994): Colonial Discourse and PostColonial Theory: A Reader. New York: Columbia University Press. WOLFREYS, Julian, et ál. (2002): Key Concepts in Literary Theory. Edinburgh: Edinburgh University Press. YASHAR, Deborah J. (2005): Contesting Citizenship in Latin America: The Rise of Indigenous Movements and the Postliberal Challenge. Cambridge, UK: Cambridge University Press. YOUNG, Robert J. C. (1995): Colonial Desire: Hybridity in Theory, Culture and Race. London: Routledge. — (2003): Postcolonialism: A Very Short Introduction. Oxford: Oxford University Press. YÚDICE, George (2003): The Expediency of Culture: Uses of Culture in the Global Era. Durham, NC: Duke University Press. ZANONI, Leandro (2006): «Habla Martín Caparrós» (3 partes). En: eBlog: periodismo, cibercultura, publicidad, tecnología, medios, 7, 8 y 11 de diciembre. Web: (última consulta: 20-022010). ZAVALA, Silvio (1963): La defensa de los derechos del hombre en América Latina (siglos XVI y XVII). México: Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Obras audiovisuales Aguirre, der Zorn Gottes (1972): Dir. Werner Herzog. Filmverlag der Autoren/New Yorker Films. DVD. Cabeza de Vaca (1991): Dir. Nicolás Echevarría. Quality Films. DVD. Casa de areia (2005): Dir. Andrucha Waddington. Sony Pictures Home Entertainment. DVD. La ciénaga (2001): Dir. Lucrecia Martel. Cowboy Pictures. DVD. Fitzcarraldo (1982): Dir. Werner Herzog. New World Pictures. DVD. As hiper mulheres (2011): Dirs. Carlos Fausto, Leonardo Sette y Takumã Kuikuro. Vídeo nas Aldeias. Filme. Historias mínimas (2006 [2002]): Dir. Carlos Sorín. New Yorker Video. DVD. Les maîtres fous (2012 [1955]): Dir. Jean Rouch. Icarus Films. DVD.

04.indd 265

07/08/2013 12:52:05

266

VISIÓN PERIFÉRICA

La mujer sin cabeza (2008): Dir. Lucrecia Martel. El Deseo. DVD. The New Conquistadors (2012): Prods. Melissa Fung y Lynn Burgess. The Passionate Eye. CBC. 19 de junio. Televisión. Nordeste (2007): Dir. Juan Solanas. Polar Films. DVD. Nosilatiaj. La belleza (2011): Dir. Daniela Seggiaro. Vista Sur Films. Filme. Quilombo (1984): Dir. Carlos Diegues. New Yorker Films. DVD. The River (2012): Creadores Oren Peli y Michael R. Perry. ABC. Televisión. The Road to El Dorado (2000): Dirs. Eric «Bibo» Bergeron y Will Finn. DreamWorks. DVD.

Obras gráficas BERNI, Antonio (1947): Cataratas del Iguazú. Óleo sobre tela. Colección privada, Buenos Aires. The City of Manoa (1599): 1-225-154. Grabado. Biblioteca Británica, London. GARCÍA URIBURU, Nicolás (1987): Iguazú nocturno (Cataratas). Óleo sobre tela. Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, Buenos Aires. — (1990): Iguazú roca. Óleo sobre tela. Colección privada, Buenos Aires. — (1991): S.O.S. Brasil (Amazonia). Óleo sobre tela. Colección de la Fundación Nicolás García Uriburu, Buenos Aires. STRATIOTIS, Mario (2007): Cataratas del Iguazú. Óleo sobre tela. Colección del artista, Buenos Aires.

04.indd 266

07/08/2013 12:52:05