Tecnología Lítica del Pleistoceno Final / Holoceno Medio: Un Estudio de los Cazadores-Recolectores de la Patagonia Austral (Argentina) 9781841717937, 9781407330419

This study sheds new light on the lithic technologies practised by the first Patagonians.

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Tecnología Lítica del Pleistoceno Final / Holoceno Medio: Un Estudio de los Cazadores-Recolectores de la Patagonia Austral (Argentina)
 9781841717937, 9781407330419

Table of contents :
01_caratula a agradecimientos.pdf
02_Indice.pdf
03_capitulo 1.pdf
04_ capitulo 2.pdf
05_capitulo 3.pdf
06_capitulo 4.pdf
07_capitulo 5 pmd.pdf
08_capitulo 6 .pdf
09_capitulo 7 .pdf
10_capitulo 8 (1).pdf
11_capitulo 8 (2).pdf
12_capitulo 9 .pdf
13_capitulo 10 .pdf
14_bibliografia .pdf
15_anexo.pdf
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Copyright
Prólogo: Un poco de historia
Agradecimientos
Índice General
Índice de Figuras
Índice de Tablas
Capítulo 1: Introducción
Capítulo 2: Antecedentes: Las fuentes históricas con noticias etnográficas
Capítulo 3: El estudio de la tecnología enla arqueología de cazadores-recolectores: Aspectos teóricos
Capítulo 4: El estudio de la tecnología en la arqueologíade cazadores-recolectores: Desarrollo metodológico
Capítulo 5: Antecedentes científicos: Del artefacto a la arq ueología regional
Capítulo 6: El paisaje y la distribución de los recursos líticos
Capítulo 7: Estudios de estructura espacial enla arqueología de cazadores-recolectores: El caso de las ocupacionesde la Localidad Piedra Museo
Capítulo 8: Los conjuntos instrumentales y el análisis del diseño
Capítulo 9: La Localidad arq ueológica Piedra Museo: Los conjuntos de desechos de talla y los procesos de reducción lítica
Capítulo 10: Discusión de los resultados y conclusiones
Referencias Bibliográficas
Anexo

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BAR  S1580  2006  

Tecnología Lítica del Pleistoceno Final / Holoceno Medio

CATTÁNEO  

Un Estudio de los Cazadores-Recolectores de la Patagonia Austral (Argentina)

TECNOLOGÍA LÍTICA DEL PLEISTOCENO FINAL / HOLOCENO MEDIO

Gabriela Roxana Cattáneo

BAR International Series 1580 B A R

2006

Tecnología Lítica del Pleistoceno Final / Holoceno Medio Un Estudio de los Cazadores-Recolectores de la Patagonia Austral (Argentina)

Gabriela Roxana Cattáneo

BAR International Series 1580 2006

Published in 2016 by BAR Publishing, Oxford BAR International Series 1580 Tecnología Lítica del Pleistoceno Final / Holoceno Medio © G R Cattáneo and the Publisher 2006 The author's moral rights under the 1988 UK Copyright, Designs and Patents Act are hereby expressly asserted. All rights reserved. No part of this work may be copied, reproduced, stored, sold, distributed, scanned, saved in any form of digital format or transmitted in any form digitally, without the written permission of the Publisher.

ISBN 9781841717937 paperback ISBN 9781407330419 e-format DOI https://doi.org/10.30861/9781841717937 A catalogue record for this book is available from the British Library BAR Publishing is the trading name of British Archaeological Reports (Oxford) Ltd. British Archaeological Reports was first incorporated in 1974 to publish the BAR Series, International and British. In 1992 Hadrian Books Ltd became part of the BAR group. This volume was originally published by Archaeopress in conjunction with British Archaeological Reports (Oxford) Ltd / Hadrian Books Ltd, the Series principal publisher, in 2006. This present volume is published by BAR Publishing, 2016.

BAR

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“Feula konümpaiafiñ kom tëfachi weshakelu mëlelu mapu meu. Kiñe ñom kulliñ pihei, ká kiñe ñom mawida ka kachu. Ka mëlei hamchemchi weshakelu, fei mohekelai ka tremkelai. Femhei tëfachi kura ka lil; kakeumei ka fillpële pe ekei, mawida meu ka inaltu l.afken.meu. Ká mëlei feichi keupü malin rume, kütral-kura ká pihei; traftalofülu yalalüi, ka pëtiukütral püfpüftripai; möte yafülu kam. Kahelu tokikura pihei, fei wenupële tranapai, piam.” (Ahora voy a referir las cosas que hay en esta tierra. Una parte se llama animales, la otra vegetales grandes y chicos. Además hay muchisimas cosas que ni viven ni crecen A esas ultimas pertenecen las piedras y rocas; son de formas distintas y se ven en todas partes, en los montes como en los riscos de la playa. También hay los pedernales, que suenan al dar uno con otro; y despiden chispas de fuego, porque son muy duros. Otras piedras son las hachas de piedra (meteoros?) que caen del cielo, como cuenta la gente). Pascual Coña Cacique araucano (Moesbach 1929)

Prólogo

Un poco de historia

Este libro es el producto de mi formación como arqueóloga con un foco de interés constante: la tecnología lítica. Es así que en mi tesis doctoral pude, de alguna manera aplicar no sólo los conocimeintos sino también los años de experiencias (positivas y negativas) que me decidieron por el uso del marco teórico-metodológico aquí propuesto. Desde el inicio de mi carrera como estudiante de arqueología en 1986, he centrado mi interés en los estudios de la tecnología lítica prehistórica. Tuve la oportunidad de colaborar en diversos equipos de investigación, en el campo y en laboratorio, lo cual me aportó una formación y experiencia en el análisis de tecnologías de contextos arqueológicos variados. También me permitió tener contacto con una multiplicidad de ideas y metodologías acerca del abordaje del pasado que cada equipo de investigación desarrollaba. Como estudiante trabajé en el equipo del Dr. Gustavo Politis durante cinco años, donde comencé mi formación en los estudios líticos, aplicados al Área Interserrana Bonaerense a través del análisis de desechos y micro-desechos líticos de la Localidad Arroyo Seco 2, entre otras localidades (Politis et al. 1988; 1989). El interés durante estos años en profundizar en los modelos analíticos me posibilitó complementar mi formación con la Lic. Nora Flegenheimer, especialista en estudios líticos. Durante todos estos años he contado con su asesoramiento y he tomado cursos con ella, especialmente en lo que se refiere a la interpretación de tecnologías asociadas al tema del poblamiento del cono sur. Sus trabajos, teóricos y metodológicos, han sido parte de mi fuente de inspiración y sus discusiones, enriquecedoras ((Flegenheimer 1991;2001; Flegenheimer y Bayón 1999; Flegenheimer y Zárate 1997; Flegenheimer et al. 1995). Una vez obtenido el titulo de grado desarrolle investigaciones durante tres años en las Sierras Centrales, al norte de la provincia de Córdoba, junto al Dr. Andres Laguens, enfatizando los análisis exploratorios de nuevas formas de análisis lítico. De ello obtuve experiencia especialmente en la detección de fuentes de aprovisionamiento, el estudio de materiales manufacturados en cuarzos y rocas metamórficas y el manejo de modelos teóricos aplicados a sociedades semisedentarias (Cattáneo 1994 a y b; Cattáneo et al. 1994). Desde 1995, con becas de la Universidad Nacional de La Plata y el CONICET dirigidas por la Dra. Miotti, desarrollé investigaciones sobre tecnologías prehistóricas del área patagónica. Es así como hoy mi especialidad en investigación arqueológica se fue consolidando en la interpretación de la organización tecnológica de los grupos cazadores-recolectores, con una focalización particular hacia aquellos que poblaron la Meseta Patagónica Santacruceña. En particular ésta problemática, fue tema de mis trabajos y Tesis Doctoral. Allí procuré aportar datos e interpretaciones acerca de la tecnología de las sociedades más antiguas, relacionadas al poblamiento humano del continente americano (Miotti y Cattáneo 1997; 1998; 2002; Cattáneo et al. 1997-98; Cattáneo 2000; 2002 a y b, 2004, entre otros). La relevancia del tema -por su implicancia a escala continental en el contexto del poblamiento humano- me permitió vincularme a investigadores no sólo en el país sino también a nivel internacional. Es así que gracias a becas y subsidios grupales y personales pude realizar un perfeccionamiento que culminó en la aplicación de nuevas metodologías especialmente desarrolladas para el Cono Sur (Miotti y Cattaneo 2000; Cattáneo 2002 a y b). Me refiero, al uso y aplicación de modelos teóricos propuestos por arqueólogos de la Universidad de Wyoming (Dr. G. Frison, Dr. R. Kelly,

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Dr. M. L. Larson, Dr. M. Kornfeld, Dr. B. Bradley, Dr. L. Todd) donde realicé entrenamientos de campo y gabinete, así como también el estudio de colecciones paleoindias para completar el doctorado. Todo ello me preparó finalmente para generar nuevas aplicaciones a las colecciones líticas y el estudio de los recursos en el paisaje a grupos cazadores recolectores del Pleistoceno Final/Holoceno Medio de la meseta santacruceña (para los trabajos claves de estos autores utilizados en mis análisis ver entre otros Frison 1974; 1993; Kelly 1985; 1988; Larson y Kornfeld 1997; Ingbar et al. 1989). Volviendo a mi trabajo en la región que estudio actualmente, el enfoque que he dado al análisis de la organización tecnológica requirió la búsqueda de afloramientos de rocas y para afinar el grado de las interpretaciones fue entonces necesario recurrir al trabajo interdisciplinario con geólogos. Estos aspectos, como así también el de cortes delgados de rocas usadas en los instrumentos arqueológicos fueron asistidos y co-dirigidos, desde 1998, por el Dr. Jorge Rabassa y el Dr. Marcelo Zárate. Pude desarrollar una serie de labores donde la interdisciplina con los geólogos del cuaternario favoreció la profundización de los estudios del paisaje geomorfológico y su evolución. Como mi interés primordial fue el estudio de los recursos líticos pude aplicar métodos y técnicas de la geología, la petrología, la geoquímica y la hidrogeología para realizar estudios cuanti-cualitativos. Estos se orientaron a la definición y caracterización geomorfológica del paisaje a través del análisis de los antecedentes de las investigaciones geológicas, las secuencias estratigráficas generales de la comarca y los ambientes geomorfológicos relevantes a las ocupaciones humanas (Cattáneo 1998; 1999a y b; 2000; 2002 a y b). Para la descripción de los depósitos geológicos significativos desde el punto de vista arqueológico adquirí experiencia en la descripción de las características litológicas de los recursos sobre la base del análisis bibliográfico, de fotos aéreas y reconocimiento en el campo, especialmente de rocas con buenas cualidades para la talla, y para la preparación de pigmentos o soporte para manifestaciones rupestres. Todos estos trabajos fueron utilizados para el estudio de las formaciones geológicas del área en estudio a través de la evaluación de la superficie cuadrada total y relativa que ocupa cada formación a través del Método según Simpson (Dangavs 1976) para establecer la representatividad de cada formación rocosa dentro del paisaje estudiado. Para establecer caracterizaciones y comparaciones entre rocas y sus fuentes de origen utilicé las descripciones de cortes de lámina delgada de distintas muestras provenientes de distintas formaciones geológicas y muestras arqueológicas (para cuyo estudio se ha contado y cuenta con la colaboración de profesionales del Instituto de Recursos Minerales (INREMI) quienes desarrollan sus trabajos en la meseta patagónica), pienso que esta línea de trabajo continuará siendo será fructífera, (Cattáneo 2002 a y b) tal como se ha demostrado ya en otras zonas del país. Dado que conté con valiosas colecciones de materiales líticos pertenecientes a sitios arqueológicos en estratigrafía y con cronologías conocidas del sector norcentral de la meseta de Santa Cruz, su estudio me permitió profundizar el análisis y obtener datos inéditos en relación específicamente al problema de la organización tecnológica prehistórica. Centré mi interés en: 1-La obtención de información tecnológica y funcional en cuanto a la producción de instrumentos provenientes de contextos arqueológicos en estratigrafía y en superficie (por ejemplo, canteras-taller). 2-La cuantificación de información ambiental en cuanto a la disponibilidad de materias primas a través de el uso de imágenes digitales y su caracterización petrológica. 3-El desarrollo del programa experimental sobre rastros de uso en filos líticos aplicado a materias primas de la zona de trabajo (calcedonias y ópalos, tobas vítreas y madera silicificada). 4-El estudio de las fuentes etnográficas e históricas. Es decir, la utilización de trabajos etnoarqueológicos con fines interpretativos. La línea que proponemos, utilizada en la tesis doctoral se basó en un concepto marco, el de organización tecnológica, definida como: “el conjunto de la selección e integración de las estrategias para confeccionar, utilizar, transportar y descartar instrumentos y los materiales necesarios para su manufactura y mantenimiento” (Nelson 1991). Esto, unido a la consideración de que la organización de esos sistemas varía a lo largo del espacio y cambia a través del tiempo, nos permite desarrollar nuestra investigación con la idea de que las estrategias de producción lítica son planeadas jugando con variables del ambiente natural-social (“territorio”) y el espectro de opciones culturales.

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Por lo tanto, en cuanto al primer objetivo hemos elegido profundizar en lo que se conoce como análisis del diseño de los instrumentos líticos (Hayden et al. 1996 y Cattáneo 2002a). Este enfoque, que ya he aplicado en varios trabajos, si bien aún en forma preliminar nos está brindando información relevante para comparar ocupaciones diacrónicas en el área de estudio. Un segundo aspecto intentó explorar la relación forma-función de los artefactos. En cuanto a este último punto actualmente continuamos con el desarrollo del programa experimental que se inicio en 1998 para establecer aspectos referidos a la funcionalidad de los instrumentos. Una atención especial he puesto en la aplicación de nuevas metodologías para el estudio de los desechos de talla: me refiero al análisis nodular y al análisis no tipológico. Ambos métodos combinados permiten en primer lugar cuantificar los eventos de talla de acuerdo a las materias primas de cada ocupación estudiada y, en segundo término, establecer las características de la producción de instrumentos sin considerar etapas sino estudiando el proceso como un continuo. Además nos permiten profundizar en cuestiones referidas a la distribución espacial intrasitio de dichos eventos, y de este modo al estudio de los procesos de formación del registro arqueológico (Cattáneo 2002a). En cuanto al segundo objetivo, el estudio de los sistemas de asentamiento de los grupos cazadores- recolectores en una unidad de paisaje delimitada, me permite constituir una unidad ecológica de muestreo arqueológico que incluye variaciones ambientales, topográficas y altimétricas. Estas variaciones en especial en los recursos líticos, pueden ser consideradas como subunidades de muestreo las cuales nos proporcionan una visión totalizadora de un registro diferencial de ambientes de depositación, agentes de transporte y alteraciones post-depositacionales de características diversas. Dichas subunidades implican la posibilidad de recursos naturales, entre ellos las materias primas líticas, variados, en localizaciones diferentes. El uso de este concepto me permite estimar situaciones de movilidad diferencial, que implican o no una variación en el registro arqueológico en relación con la función del asentamiento dentro del sistema sociocultural. Tomado del campo de la geología estoy aplicando un tipo de análisis que trata de superar estudios previos para evaluar la disponibilidad neta de rocas potenciales. Por ello y porque la arqueología regional requiere asimismo de una cobertura espacial amplia, y debido a la redundancia de materiales arqueológicos en el área, la continuación de trabajos prospectivos es de suma importancia. Por lo tanto, a largo plazo, el avance de esta investigación aportará a un mayor conocimiento y relevamiento del área. El proyecto de investigación que busco desarrollar ahora se monta sobre los resultados empíricos y teórico-metodológicos hasta ahora obtenidos y se extiende, abarcando toda un área de investigación: el de la relación de los cazadoresrecolectores de la Patagonia extra-andina con su paisaje a través del estudio de su organización tecnológica. Hasta aquí me he referido en términos muy generales a los lineamientos de mi investigación previa. En cuanto a la línea de trabajo actual, se interesa por diversas líneas de investigación sobre el tema del Poblamiento Americano en el área de la meseta extra-andina. Específicamente el problema de la organización tecnológica en el área no ha sido abordado por otros autores para mi zona de estudio, por lo que creo que es un incentivo para realizar trabajos desde perspectivas nuevas, aplicando metodologías inéditas como las que aquí propongo.

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i. Agradecimientos

La realización de este trabajo ha sido un largo camino y como tal, puedo decir que nunca lo he recorrido sola. Fue posible gracias a personas e instituciones. Y este es un intento por darles el crédito que merecen por haberme enseñado, corregido, encaminado y apoyado a lo largo de mi carrera académica y mi vida personal. Han pasado veinte años desde los comienzos de mi carrera allá por 1986, y muchas personas han tenido que ver con mi crecimiento. Espero sepan disculpar los olvidos que pudiera cometer. A través de los años distintas instituciones han confiado en el desarrollo de estos trabajos apoyándolo con subsidios al proyecto marco dirigido por la Dra. Miotti, así como becas y subsidios personales: especialmente a la Facultad de Ciencias Naturales de la UNLP y sus autoridades desde 1991. Para la finalización de los estudios de la Tesis Doctoral y la redacción del manuscrito durante el período 1997-98 se contó con un subsidio personal de FOSDIC- Fundación Aragón. Durante 1998 se contó con una pasantía del FOMEC, y desde ese mismo año con una beca del CONICET. La realización de una pasantía en el Departamento de Antropología de la Universidad de Wyoming con el Dr. Robert L. Kelly fue posible, además, gracias a la Wenner-Gren Foundation for Anthropological Research y la University of Wyoming. Estas investigaciones no habrían sido posibles sin su valioso apoyo. Durante Diciembre de 1998 pudimos acceder al estudio de las colecciones líticas recolectadas por Junius Bird en Cueva Fell y Pali Aike gracias a las gestiones de Verónica Williams, Sumru Aricanli (Scientific assistant) y Craig Morris, curador de las colecciones sudamericanas del Museo de Historia Natural de New York y de un subsidio para el estudio de colecciones de dicha institución. Porque guiaron mis primeros pasos y me transmitieron la pasión por la arqueología cuando comenzaba la facultad deseo agradecer a Gustavo Politis y a Patricia Lozano. Mas tarde, allá por 1991 una pareja encaminó mi rumbo y estuvo siempre dispuesta a ayudarme, por su amistad y consejos a Andrés Laguens y Mirta Bonnin. Ese importante período de aprendizaje contó con la ayuda y la participación de Pepe Hierling (Técnico del Museo de Antropología de Córdoba) y de los entonces alumnos de la Universidad de La Plata: Valeria Ithurriague, Laurita Mameli, Rodrigo Vázquez y José Luis Giancristófero. A mis sucesivos directores: el Ing. Cardich, el Dr. Jorge Rabassa, el Dr. Marcelo Zárate y especialmente a la Dra. Laura Miotti, porque me dieron el espacio y la libertad para crecer, porque creyeron en mi y me apoyaron a lo largo de estos años. A todos ellos mi agradecimiento. La colaboración de la gente de la ciudad de Pico Truncado, Santa Cruz, especialmente Fernando y Nelly Moreno; Andrés Machiavelo y su familia; los guardaparques del Monumento Natural Bosques Petrificados: Gustavo Soria, Gerardo Porro y Carlos Sorita y familia, quienes han hecho lo posible y lo imposible por hacer más placentera nuestras estadías en el campo, rescatándonos en más de una oportunidad de las soledades patagónicas. Al maravilloso grupo de Bahía Blanca, Cristina Bayón, Alejandra Pupio, Alejandra Barna y Miguel Valente, porque juntos transitamos en un nuevo camino que espero sigamos desarrollando, la arqueología experimental.

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En la última etapa de esta tesis tuve la posibilidad de viajar al Departamento de Antropología de la Universidad de Wyoming, ello me permitió crecer, concentrarme y dar el salto final a la redacción de este manuscrito. Allí encontré gente cálida y generosa que me abrió las puertas de sus laboratorios y sus casas, ellos fueron: Mary Lou Larson y Marcel Kornfeld, Charles Chuck Reher, Mike Peterson, Oskar Burger, Audrey Shalinsky, y George y June Frison. Pero deseo especialmente agradecer a Bob Kelly sin cuyo apoyo y amistad ese viaje no habría sido ni posible ni tan fructífero, también a su esposa, Lin Poyer, y sus hijos que nos hicieron sentir como en casa. A Silvia Ametrano y Abel Schalamuk por su apoyo tanto institucional como personal. A José Luis Panza, Raúl de Barrio y Diego Guido por su colaboración durante las tareas de campo, así como por el material fotográfico y bibliográfico inédito que me proporcionaron, junto con interesantes sugerencias que han facilitado y enriquecido esta tesis. A Navris Dangavs y Adriana Blasi por su asesoramiento en cuanto a análisis de laboratorio. Especialmente a Claudia Dilello, por su dedicación en el análisis petrográfico de los cortes delgados estudiados. Horacio Echeveste, Raúl Fernández, María Elena Canafoglia, Silvia Carrasquero, Andrea Ramis, Chuck Stern y Miguel Valente. Todos y cada uno de ellos, con su interés y paciencia tuvo que ver con mi aprendizaje de algún aspecto de la geología. Algunos de ellos fueron guías pacientes a cada paso de mi carrera y siempre les estaré agradecida por su apoyo, pero sobre todo, porque me enseñaron a amar la geología. A H. Pucciarelli y E. Oyenhart por facilitarme el uso de las instalaciones del CIGEBA (UNLP) para la medición y pesado de las muestras líticas. A A. Aguerre y a S. Hocsman, por la bibliografía de tesis inéditas. A la Directora de la Biblioteca del Museo de La Plata, María Luisa pues gracias a sus recuerdos he podido “redescubrir” la colección de fotos, negativos y documentos del Dr. Frenguelli en sus derroteros por la Patagonia de los años treinta, especialmente en su viaje a Piedra Museo. A la fotógrafa Cecila Dumrauf, por su dedicación al fotografiar la colección lítica de Piedra Museo y copiar los negativos de la colección Frenguelli. A los distintos técnicos del Museo de La Plata que siempre estuvieron bien dispuestos a colaborar con las investigaciones que llevamos a cabo. Especialmente a los técnicos de los laboratorios de cortes delgados del Museo y del INREMI. A Damián Gulich quien realizó con toda dedicación la ultima etapa de edición de este trabajo mejorando la calidad de la presentación. Especialmente a tres queridos amigos, mis hermanos mayores: Nora Flegenheimer, Cristina Scattolin, y Marcelo Zárate, con quienes crecí y me eduqué, compartí y disfruté de hacer arqueología. ¡Ellos siguen compartiendo mis desvelos! A Fernanda Esnaola y Graciela Leguizamón quienes cuidaron con cariño a Mercedes, permitiéndome ser arqueóloga y madre, por toda su dedicación. Gracias a mi familia: mis padres- Graciela y Edgardo- y mis hermanos – Buby y Carlos - que apoyaron el camino que elegí Finalmente quiero agradecer desde lo profundo de mi corazón a la persona que ha hecho posible que finalice este trabajo: a Andrés, mi querido esposo, compañero y amigo. Gracias a su ayuda y paciencia durante la redacción de cada una de las partes de mi tesis doctoral, en las que tuvo mucho que ver, tuve el ánimo necesario para llegar a la meta. Sin él nada tendría sentido. A mi hija Mercedes que con su amor me ha dado la alegría de pensar en un mundo mejor posible.

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Índice general Prólogo: Un poco de historia ..................................................................................................................... 4 i. Agradecimientos ...................................................................................................................................... 9 1. Introducción ............................................................................................................................................. 1 1.1. Introducción ........................................................................................................................................................ 1 1.2. Cuestiones iniciales ............................................................................................................................................. 3 1.3. Descripción de contenidos .................................................................................................................................. 3

2. Antecedentes: Las fuentes históricas con noticias etnográficas ........................................................... 9 2.1. Antecedentes generales ...................................................................................................................................... 9 2.2. Las fuentes históricas con noticias etnográficas ................................................................................................ 9 2.3. Consideraciones arqueológicas sobre los datos históricos ................................................................................ 15 2.4. Análisis preeliminar de las ocupaciones de Piedra Museo, AEP-1 .................................................................. 16

3. El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores: Aspectos teóricos ........... 21 3.1. Los estudios de la tecnología ............................................................................................................................ 21 3.1.1. Introducción ........................................................................................................................................... 21 3.1.2. Objeto, acción y vida social ................................................................................................................... 21 3.1.3. Definiendo tecnología en antropología y arqueología ............................................................................. 24 3.1.4. La producción tecnológica de objetos y la variabilidad arqueológica ..................................................... 25 3.1.5. El estilo en los estudios de tecnología lítica ............................................................................................ 25 3.2. Profundizando nuestra perspectiva ................................................................................................................... 27 3.2.1 el estudio de la organización tecnológica: El concepto de organización de la tecnología ........................ 28 3.2.2. El estudio de los conjuntos líticos ........................................................................................................... 33

4. El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores Desarrollo metodológico ....................................................................................................................... 45 4.1. Generalidades ................................................................................................................................................... 45 4.2. Metodología para el análisis de los recursos líticos en el área de PM AEP-1 y alrededores ........................... 45 4.2.1. Estudio geoarqueológico del paisaje ...................................................................................................... 45 4.3. Hacia una metodología para la evaluación del Diseño de conjuntos instrumentales líticos .............................. 50 4.3.1. El estudio de los conjuntos instrumentales desde la perspectiva del diseño .......................................... 50 4.3.2. El análisis de los conjuntos de lascas y desechos de talla ..................................................................... 52

5. Antecedentes científicos: Del artefacto a la arqueología regional ..................................................... 55 5.1. Respecto del conocimiento arqueológico del area mesetaria ........................................................................... 55 5.2 Los estudios arqueológicos contemporáneos ..................................................................................................... 60 5.3 Las investigaciones en el área de estudio .......................................................................................................... 61

6. El paisaje y la distribución de los recursos líticos ................................................................................ 65 6.1. Generalidades ................................................................................................................................................... 65 6.2. El estudio de los recursos líticos del paisaje:un enfoque geoarqueológico ........................................................ 65 6.2.1. La geologia del área en estudio ............................................................................................................ 67 6.2.2. Descripción de los depósitos relevantes desde el punto de vista arqueológico ..................................... 78 6.3. Cálculo de áreas (sup2) de afloramientos correspondientes a la zona de estudio ............................................ 88 6.3.1. Determinación de potencialidad ........................................................................................................... 88

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6.3.2. Cálculo de áreas por afloramiento ....................................................................................................... 88 6.3.3. Cálculo de área total y porcentaje representado por cada afloramiento en el área de estudio ............................................................................................................................... 91 6.3.4. Evaluación de los afloramientos de acuerdo a su representatividad en el área de estudio ................... 92 6.3.5. Evaluación de los recursos líticos potenciales en el campo: transectas y muestreo sistemático por afloramiento .............................................................................................................. 93 6.4. Identificación de materias primas de muestras arqueológicas y geológicas ..................................................... 96

7. Estudios de estructura espacial en la arqueología de cazadores-recolectores: El caso de las ocupaciones de la Localidad Piedra Museo ..................................................................................... 101 7.1. Consideraciones generales ............................................................................................................................. 101 7.2. Estructuras de sitios, uso del paisaje y cambio cultural .................................................................................. 102 7.3. Teoría de la "estructura de sitios". Aspectos metodológicos ......................................................................... 102 7.4. Piedra Museo y la estructura espacial de las ocupaciones: datos y resultados .............................................. 104 7.4.1. Generalidades ...................................................................................................................................... 104 7.4.2. Información general de la localidad Piedra Museo ............................................................................. 105 7.5. Los conjuntos líticos y los datos para análisis espaciales intrasitio de AEP-1 ................................................ 108 7.5.1. Análisis de la Información espacial de los materiales líticos recuperados en la U.E. 2, capa 2 de AEP-1 ................................................................................... 110 7.5.2. Análisis de la Información espacial de los materiales líticos recuperados en la U.E. 2, capas 4/5 de AEP-1 ............................................................................... 115 7.5.3. Análisis de la Información espacial de los materiales líticos recuperados en la U.E. 2, capa 6 de AEP-1 ................................................................................... 123 7.6. Discusión de los resultados ............................................................................................................................. 127

8. Los conjuntos instrumentales y el análisis del diseño ....................................................................... 131 8.1. Introducción .................................................................................................................................................... 131 8.2. Análisis de diseño de los conjuntos líticos artefactuales ................................................................................. 131 8.2.1. Ocupación del Componente Superior u Holocénica UE2, capa 2 ........................................................ 132 8.2.2. Ocupación del componente Inferior capa 4/5 ....................................................................................... 148 8.2.3. Ocupación del Componente Inferior UE2 capa 6 ................................................................................ 154

9. La Localidad arqueológica Piedra Museo: Los conjuntos de desechos de talla y los procesos de reducción lítica .......................................................................... 167 9.1 Análisis de los procesos de reducción lítica y su variabilidad. Generalidades sobre su estudio ....................... 167 9.2. Análisis «nodular» o mana .............................................................................................................................. 168 9.2.1. Ocupación del Componente Superior u Holocénica: UE2 capa 2 ....................................................... 168 9.2.2.Ocupación del Componente Inferior UE2 Capa 4/5 ............................................................................. 169 9.2.3. Ocupación del Componente Inferior UE2 capa 6 ................................................................................ 170 9.3. Análisis no tipológico de desechos líticos: modalidades de reducción ............................................................. 171 9.3.1. Ocupación del Componente Superior u Holocénica: UE2 Capa 2 ....................................................... 171 9.3.2. Análisis no tipológico de desechos de talla de sílice del evento 4/5 ..................................................... 193 9.3.3. Análisis no tipológico de desechos de talla de sílice del evento 6 ........................................................ 195

10. Discusión de los resultados y conclusiones ...................................................................................... 199 10.1. Consideraciones generales ........................................................................................................................... 199 10.2. En cuanto al análisis del recurso roca en la región y su aprovechamiento a través del tiempo ................... 200 10.3. En cuanto al análisis espacial intra-sitio de los restos líticos de la Localidad PM AEP-1 ............................ 201 10.4. En cuanto al análisis de los conjuntos instrumentales desde la perspectiva del diseño y la función ............................................................................................................. 203

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10.5. En cuanto al análisis de los conjuntos de desechos de talla. Análisis nodular y análisis no tipológico ........................................................................................................ 208 10.6. Síntesis y comentarios finales: tendencias en relación a los diversos aspectos de la organización de la tecnología lítica ......................................................................... 211

Bibliografía ............................................................................................................................................... 215 Anexo ....................................................................................................................................................... 241 1. Tablas .................................................................................................................................................................... 241 1.1. Tablas con la información espacial para el análisis espacial intrasitio ............................................................ 241 1.2. Cantidades por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico siguiendo a aschero (1975-83) de tamaño (mm2) y peso (grs.) ..................................................................................................................... 244 1.3. Tablas base para análisis nodular ................................................................................................................... 247 1.4. Tablas de la distribución espacial por cuadrícula ............................................................................................ 252 2. Códigos de análisis utilizados ................................................................................................................................ 253 2.2. Código analítico general para artefactos tallados ........................................................................................... 254 2.3. Materias primas, fracturas y corteza .............................................................................................................. 259 2.4. Combinaciones de colores .............................................................................................................................. 260

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Índice de figuras

Capítulo 1 1.1. Esquema conceptual de los análisis desarrollados. ................................................................................................ 3 1.2. Intereses del proyecto de investigación. ................................................................................................................ 5

Capítulo 2 2.1. Mujer pintando cuero de guanaco. Misión Hatcher en 1896-99. Actividad documentado gráficamente , pero no en las crónicas analizadas. (Tomado de Casamiquela et al. 1991). ................................ 10 2.2. Los Toldos según los cronistas de fines del siglo XIX (ilustraciones tomadas de Casamiquela et al 1991). A)Toldo armado completamente en el área, pero sin datos de fechas o localización. Obsérvese dimensiones y estructura interna. B)Toldo armado según C. Onelli, en 1904. C) Toldo estival simple según P. H. Adams. Febrero de 1874. .................................................................................................................................................. 11 2.3. Dibujos realizados por Fletcher luego de la expedición de Sir. F. Drake. ............................................................ 12 2.4. Resumen de las observaciones detalladas por cronistas y viajeros. .................................................................... 13 2.6. Análisis de los conjuntos instrumentales PM AEP1Capa 4/5. ............................................................................. 17 2.7. Análisis de los conjuntos instrumentales PM AEP1Capa 6. ................................................................................ 18

Capítulo 3 3.1. Consideraciones en cuanto a diseño. Tomado y modificado de Hayden et al.(1996). ........................................ 30 3.2. Tipo de nódulos (Larson y Kornfeld 1995). Traducción de la autora. ................................................................. 38 3.3. Situaciones inferidas para los casos de tipo de nódulo.(Larson y Kornfeld 1997). Traducción de la autora. ...... 39

Capítulo 4 4.1. Ejemplo de uso del Método de las ordenadas segun Simpson (Dangavs 1976). ................................................. 47 4.2. Zona de bajos y zanjones en epoca invernal con nevadas, y con chorrillos por deshielo en época estival. Fotos tomadas por Diego Guido. .................................................................................................. 48 4.3. Características físico-químicas de las rocas que forman los afloramientos en relación con la función para la que serán utilizadas. ................................................................................................................... 48 4.4. Ficha de transectas utilizadas para el reconocimiento de las rocas en el campo. ............................................... 49

Capítulo 5 5.1. Francisco De Aparicio en C. Rivadavia, Santa Cruz, Argentina en marzo de 1933. Foto J. Frenguelli. ................................................................................................................................................ 55 5.3. Dr. Joaquín Frenguelli en La Plata, 1933. ............................................................................................................ 56 5.4. Localidad de Los Toldos en 1933. Foto J.Frenguelli. ........................................................................................... 56 5.5. Piedra Museo, alero grande y la expedición de Frenguelli en Marzo de 1933. Foto J. Frenguelli. ...................... 56 5.6. O.F.A. Menghin en la provincia de Chubut, Norpatagonia. Foto tomada de Menghin (1958). ........................... 57 5.7. El Ingeniero Augusto Cardich en las excavaciones de Los Toldos, Santa Cruz, 1971. Foto Colección Cardich. ....................................................................................................................................... 58 5.8. Junius Bird, con su modelo T en Palli Aike, Chile. Foto tomada de Bird (1988). ................................................ 59 5.9. El equipo dirigido por la Dra. Miotti en 1998. Foto G. R. Cattaneo. .................................................................... 61 5.10. Dra. L. Miotti y excavaciones durante 1992. Foto Colección L. Miotti. ........................................................... 62

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Capítulo 6 6.1. Mapa correspondiente a la zona de estudio en el contexto regional. ................................................................... 66 6.2. Mapa Topográfico de detalle de la zona de estudio. ............................................................................................ 68 6.3. Mapa geológico de detalle del area de estudio (Tomado de Panza 2001). .......................................................... 70 6.4. Fm. Bajo Pobre en ruta de acceso al MNBP.Foto G. R. Cattáneo. .................................................................... 73 6.5. Ignimbritas de la Fm. chon Aike. Foto Diego Guido. .......................................................................................... 73 6.6. Cañadon de Los Toldos. Fm. Chon Aike. Foto G.R. Cattáneo. ........................................................................... 74 6.7. Tobas estratificadas de la Fm. La Matilde. Foto G. R. Cattáneo. ....................................................................... 74 6.8. Asomos de sedimentitas paleogenas de la Fm. Puesto del Museo. Foto Colección L. Miotti. ............................ 75 6.9. Sedimentitas marinas y bajo de Fm Puesto el Museo. Foto Colección L. Miotti. ............................................... 75 6.10. Monumento Natural Bosques Petrificados, relicto de araucaria (frente) y Cerro Madre e hija (fondo) Foto Colección L. Miotti. .............................................................................................................................................. 75 6.11. Cumbre del Cerro Madre e Hija (MNBP). Foto Colección Miotti. ................................................................... 76 6.12. Mapa geológico de detalle de la zona del aflorameinto de Puesto El Museo. Tomado de Panza (2001). ......... 79 6.13. Mapa de detalle de la geología del sector correspondiente a la Laguna Grande, MNBP. Tomado de Panza 2001. ..................................................................................................................................................................... 82 6.14. Tobas vítreas silicificadas (Fm. La Matilde) en sitio Cantera Taller 17 de Enero. ............................................ 83 6.15. Afloramiento de Puesto el Museo. Foto G.R. Cattáneo. .................................................................................... 85 6.16. Detalle de clastos redondeados silíceos potencialmente utilizables. .................................................................. 87 6.17. Tabla de Potencialidad de afloramientos o depósitos para uso humano prehistórico. ........................................ 89 6.18. Área estimada Fm Bajo Pobre. ......................................................................................................................... 90 6.19. Área estimada Fm La Matilde ........................................................................................................................... 90 6.20. Área estimada depósitos de terrazas fluviales del Río Deseado (niveles VI y VII). ....................................... 90 6.21. Área estimada depósitos que cubren el nivel de pedimento II. ......................................................................... 91 6.22. Área estimada depósitos que cubren el nivel de pedimento III. ....................................................................... 91 6.23. Área estimada depósitos de antiguas playas y cordones litorales. ..................................................................... 91 6.24. Área estimada depósitos de planicies aluviales. ................................................................................................ 91 6.25. Área total por afloramiento. ............................................................................................................................... 92 6.26. Porcentajes de áreas por depósito. .................................................................................................................... 92 6.27. Gráfico de porcentajes de áreas por depósito. ................................................................................................... 92 6.28. Localización de transectas de reconocimiento de recursos líticos potenciales en el campo. ............................ 94 6.29. Forma de presentación de los recursos. ............................................................................................................ 95 6.30. Calidad y disponibilidad de las materias primas por afloramiento. ..................................................................... 95

Capítulo 7 7.1. Modelos de diferenciación de distribuciones de conjuntos arqueológicos (Modificado de Wandsnider (1996)). ........................................................................................ 104 7.2. Planta de las excavaciones en AEP-1 (1990-1999). Las letras corresponden a la nomenclatura de las cuadrículas excavadas. ...................................................................................................................................... 106 7.3. Perfil estratigráfico correspondiente al sitio AEP-1, Localidad Piedra Museo. ................................................. 107 7.4. Fechados radiocarbónicos realizados en PM- AEP-1 (Tomado de Miotti 1999). .............................................. 108 7.5. Proveniencia de los materiales líticos que estudiaremos en esta tesis. .............................................................. 109 7.6. Tabla de Cantidades totales de elementos. ........................................................................................................ 109 7.7. Cantidades y porcentajes de materiales por cuadrícula, UE 2 capa 2. .............................................................. 110 7.8. Cantidades y porcentajes de materiales con alteraciones térmicas por cuadrícula, UE2 capa 2. ..................... 110 7.9. Cantidades de elementos por clases de tamaño Capa 2. ....................................................................................111 7.10. Densidad de materiales líticos por metro cuadrado, UE2 capa 2. ................................................................... 112 7.11. Planta de PM AEP-1 con la distribución de instrumentos, desechos de talla y núcleos correspondientes al evento capa 2. ................................................................................................................. 113 7.12. Planta de PM AEP-1 con la distribución de elementos con alteraciones térmicas e instrumentos líticos correspondientes al evento de ocupación capa 2. ............................................................................................. 114

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7.13. Cantidades y porcentajes de materiales por cuadrícula, UE2 capa 4/5. .......................................................... 115 7.14. Cantidades y porcentajes de materiales con alteraciones térmicas por cuadrícula, UE2 capa 4/5. ................ 115 7.15. Planta de Pm, AEP1, mostrando las concentraciones óseas de las ocupaciones 4/5 (tomado de Miotti et al. 1999, 3, pg. 131). ............................................................................ 116 7.16. Tabla de Densidad de materiales líticos por metro cuadrado, UE2 capas 4/5. ............................................... 117 7.17. Cantidades de elementos por clases de tamaño Capa 4/5. .............................................................................. 118 7.18. Planta de PM AEP-1 con la distribución de instrumentos, desechos de talla y núcleos líticos correspondientes a Capa 4. ..................................................................................................... 119 7.19. Planta de PM AEP-1 con la distribución de instrumentos, desechos de talla y núcleos líticos correspondientes a Capa 5. ..................................................................................................... 120 7.20. Planta de PM AEP-1 con la distribución de elementos con alteraciones térmicas e instrumentos líticos correspondientes a la Capa 4. ..................................................................................... 121 7.21. Planta de PM AEP-1 con la distribución de elementos con alteraciones térmicas e instrumentos líticos correspondientes a la Capa 5. ..................................................................................... 122 7.22. Cantidades y porcentajes de materiales por cuadrícula, UE2 capa 6. ............................................................. 123 7.23. Cantidades y porcentajes de materiales con alteraciones térmicas por cuadrícula, UE2 capa 6. ................... 123 7.24. Densidad de materiales líticos por m2,UE2 capa 6. ......................................................................................... 123 7.25. Cantidades de elementos por clases de tamaño UE 2, Capa 6. ...................................................................... 124 7.26. Planta de PM AEP-1 con la distribución de instrumentos, desechos de talla y núcleos líticos correspondientes a Capa 6. ....................................................................................................... 125 7.27. Planta de PM AEP-1 con la distribución de elementos con alteraciones térmicas e instrumentos líticos correspondientes a la Capa 6. ....................................................................... 126 7.28. Resumen de las densidades de instrumentos por evento de ocupación. .......................................................... 127 7.29. Relación entre superficie excavada, total de instrumentos y densidad por m2. ............................................... 128

Capítulo 8 8.2. Porcentajes de instrumentos por grupos tipológicos, recuperados en el evento Capa 2 siguiendo a Aschero (1975-83). ........................................................................................................................................................... 132 8.1. Cantidades absolutas de instrumentos por grupos tipológicos recuperados en el evento Capa 2 siguiendo a Aschero (1975-83). ............................................................................................................................................ 133 8.3. Promedios de tamaño (mm2) y peso (grs.) por grupo tipológico. ...................................................................... 135 8.4. Promedios de tamaño (mm2) y peso (grs.) por grupo tipológico. ...................................................................... 135 8.5. Cantidades de instrumentos por grupo tipológico y por tipo de materia prima. ................................................. 136 8.6. Cantidades absolutas y frecuencias de distintos tipos de inversión en retoque. ................................................ 137 8.7. Cantidades y frecuencias de formas de los bordes o filos. ................................................................................ 139 8.7. Cantidades y frecuencias de formas de los bordes o filos (Continuación). ....................................................... 140 8.8. Ángulos de los filos. ........................................................................................................................................... 141 8.9. Cantidades y tipos de microrastros asociados a enmangue. .............................................................................. 141 8.10. Materiales líticos PM AEP-1, UE 2 Capa 2. Las ilustraciones son en tamaño real. 1:1. ................................ 142 8.11. Materiales líticos PM AEP-1, UE 2 Capa 2. Las ilustraciones son en tamaño real. 1:1. ................................ 143 8.12. Materiales líticos PM AEP-1, UE 2 Capa 2. Las ilustraciones son en tamaño real. 1:1. ................................ 144 8.13. Materiales líticos PM AEP-1, UE 2 Capa 2. Las ilustraciones son en tamaño real. 1:1. ................................ 145 8.14. Materiales líticos PM AEP-1, UE 2 Capa 2. Las ilustraciones son en tamaño real. 1:1. ................................ 146 8.15. Materiales líticos PM AEP-1, UE 2 Capa 2. Las ilustraciones son en tamaño real. 1:1. ................................ 147 8.16. Cantidades absolutas de grupos tipológicos recuperados UE 2 Capa 4/5. ...................................................... 148 8.17. Promedios de tamaño (mm2) y peso (grs.) por grupo tipológico. .................................................................... 149 8.18. Promedios de tamaño (mm2) y peso (grs.) por grupos tipológicos, UE2 Capa 4/5. ........................................ 149 8.19. Cantidades de instrumentos por grupo tipológico y por tipo de materia prima, UE2 Capa 4/5. ....................... 150 8.20. Cantidades absolutas y frecuencias de distintos tipos de inversión en retoque, UE2 Capa 4/5. ...................... 151 8.21. Cantidades de formas de los bordes o filos, UE2 Capa 4/5. ............................................................................ 152 8.22. Ángulos de los filos, UE2 Capa 4/5. ................................................................................................................ 153

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8.23. Cantidades y tipos de microrastros asociados a enmangue, UE2 Capa 4/5. .................................................. 153 8.24. Materiales líticos pertenecientes al nivel de ocupación Capas 4/5. Las ilustraciones son en tamaño real, 1:1. ........................................................................................................ 156 8.25. Materiales líticos pertenecientes al nivel de ocupación Capas 4/5. Las ilustraciones son en tamaño real, 1:1. ....................................................................................................... 157 8.26. Materiales líticos pertenecientes al nivel de ocupación Capas 4/5. Las ilustraciones son en tamaño real, 1:1. ....................................................................................................... 158 8.27. Materiales líticos pertenecientes al nivel de ocupación Capas 4/5. Las ilustraciones son en tamaño real, 1:1 ........................................................................................................ 159 8.28. Materiales líticos pertenecientes al nivel de ocupación Capas 4/5. Las ilustraciones son en tamaño real, 1:1. ........................................................................................................ 160 8.29. Cantidades absolutas por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico, UE2 Capa 6. ..................................... 161 8.30. Cantidades absolutas por serie técnica y grupo tipológico luego del análisi funcional, UE2 Capa 6. .............. 161 8.31. Promedios de tamaño (mm2) y peso (grs.) por grupo tipológico, UE2 Capa 6. .............................................. 161 8.32. Promedios de tamaño (mm2) y peso (grs.) por grupos tipológicos, UE2 Capa 6. ......................................... 161 8.33. Cantidades de instrumentos por grupo tipológico y por tipo de materia prima, UE2 Capa 6. .......................... 162 8.34. Cantidades absolutas y frecuencias de distintos tipos de inversión en retoque, UE2 Capa 6. ......................... 162 8.35. Cantidades de formas de los bordes o filos, UE2 Capa 6. ............................................................................... 162 8.36. Ángulos de los filos, UE2 Capa 6. ................................................................................................................... 162 8.37. Instrumento lítico y óseo,PM AEP-1 UE2 Capa 6. ........................................................................................ 163 8.38. Instrumentos líticos, PM AEP-1 UE2 Capa 6. ................................................................................................ 164 8.39. Instrumentos líticos, PM AEP-1 UE2 Capa 6. ................................................................................................ 165

Capítulo 9 9.1. Análisis de cantidades y porcentajes de materias primas por evento de ocupación. ......................................... 167 9.2. Análisis nodular de eventos de talla UE2 Capa 2. ............................................................................................. 168 9.3. Resultados de análisis de nódulos mínimos, UE2 Capa 2. ................................................................................. 168 9.4. Análisis nodular de eventos de talla UE2 Capa 4/5. .......................................................................................... 169 9.5. Resultados de análisis de nódulos mínimos, UE2 Capa 4/5. .............................................................................. 169 9.6. Análisis nodular de eventos de talla UE2 Capa 6. ............................................................................................. 170 9.7. Resultados de análisis de nódulos mínimos, UE2 Capa 6. ................................................................................. 170 9.8. Se diferenciaron 17 desechos sin instrumentos asociados. ................................................................................ 171 9.9. Se diferenciaron 314 desechos (asociado a un bifaz, dos raspadores y una raedera). ...................................... 171 9.10. Se diferenciaron 116 desechos y un raspador. ................................................................................................. 172 9.11. Se diferenciaron 65 desechos asociado a un cuchillo, un pico, una bifaz y cuatro raspadores. ....................... 172 9.12. Se diferenciaron 87 desechos sin instrumentos asociados. .............................................................................. 172 9.13. Se diferenciaron 74 desechos y un raspador. .................................................................................................. 173 9.14. Se diferenciaron 125 desechos sin instrumentos asociados. ............................................................................ 173 9.15. Se diferenciaron 27 desechos asociados a una punta y un bifaz. .................................................................... 173 9.16. Se diferenciaron 54 desechos asociados a un cuchillo y una punta. ................................................................ 174 9.17. Se diferenciaron 13 desechos y una raedera. .................................................................................................. 174 9.18. Se diferenciaron 58 desechos sin instrumentos asociados. .............................................................................. 174 9.19. Se diferenciaron 13 desechos sin instrumentos asociados. .............................................................................. 175 9.20. Se diferenciaron 9 desechos sin instrumentos asociados. ................................................................................ 175 9.21. Se diferenciaron 10 desechos sin instrumentos asociados. .............................................................................. 175 9.22. Se diferenciaron 10 desechos sin instrumentos asociados. .............................................................................. 176 9.23. Se diferenciaron 8 desechos sin instrumentos asociados. ................................................................................ 176 9.24. Se diferenciaron 12 desechos sin instrumentos asociados. .............................................................................. 176 9.25. Se diferenciaron 18 desechos sin instrumentos asociados. .............................................................................. 177 9.26. Se diferenciaron 7 desechos sin instrumentos asociados. ................................................................................ 177 9.27. Se diferenciaron 17 desechos sin instrumentos asociados. .............................................................................. 177

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9.28. Se diferenciaron 12 desechos sin instrumentos asociados. .............................................................................. 178 9.29. Se diferenciaron 7 desechos sin instrumentos asociados. ................................................................................ 178 9.30. Se diferenciaron 8 desechos sin instrumentos asociados. ................................................................................ 178 9.31. Se recuperaron desechos únicos sin asociación a nódulos o instrumentos. ..................................................... 179 9.32. Eventos de talla de grupos de dos a seis lascas. .............................................................................................. 179 9.33. Se diferenciaron 14 desechos y una punta de proyectil. .................................................................................. 180 9.34. Se diferenciaron 21 desechos sin asociación de instrumentos. ........................................................................ 180 9.35. Se diferenciaron 11 desechos sin asociación de instrumentos. ........................................................................ 180 9.36. Se diferenciaron 29 desechos sin asociación de instrumentos. ........................................................................ 181 9.37. Se diferenciaron 7 desechos sin asociación de instrumentos. .......................................................................... 181 9.38. Se diferenciaron 16 desechos sin asociación de instrumentos. ........................................................................ 181 9.39. Se diferenciaron 87 desechos sin asociación de instrumentos. ........................................................................ 182 9.40. Se diferenciaron 2 desechos asociados a un cuchillo. ..................................................................................... 182 9.41. Se diferenciaron 26 desechos sin asociación de instrumentos. ........................................................................ 182 9.42. Se diferenciaron 47 desechos asociados a un cuchillo. ................................................................................... 183 9.43. Se diferenciaron 10 desechos sin asociación de instrumentos. ........................................................................ 183 9.44. Se diferenciaron 9 desechos asociados a un raspador. .................................................................................... 183 9.45. Se diferenciaron 113 desechos sin asociación de instrumentos. ...................................................................... 184 9.46. Se diferenciaron 13 desechos sin asociación de instrumentos. ........................................................................ 184 9.47. Se diferenciaron 40 desechos asociados a una punta de proyectil..............................................................184 9.48. Se diferenciaron 50 desechos sin asociación de instrumentos. ........................................................................ 185 9.49. Se diferenciaron 28 desechos sin asociación de instrumentos. ........................................................................ 185 9.50. Se diferenciaron lascas únicas. ........................................................................................................................ 185 9.51. Se diferenciaron 26 desechos asociados a un raspador. .................................................................................. 186 9.52. Se diferenciaron desechos sin asociación de instrumentos. ............................................................................ 186 9.53. Se diferenciaron 32 desechos sin asociación de instrumentos. ....................................................................... 186 9.54. Se diferenciaron 16 desechos sin asociación de instrumentos. ........................................................................ 187 9.55. Se diferenciaron 10 desechos sin asociación de instrumentos. ....................................................................... 187 9.56. Se diferenciaron 16 desechos sin asociación de instrumentos. ........................................................................ 187 9.57. Se diferenciaron lascas únicas. ........................................................................................................................ 188 9.58. Se diferenciaron 11 desechos de talla sin asociación de instrumentos. ........................................................... 188 9.59. Se diferenciaron 8 desechos de talla sin asociación de instrumentos. ............................................................ 188 9.60. Se diferenciaron 7 desechos de talla asociados a un cepillo. ........................................................................... 189 9.61. Se diferenciaron 12 desechos de talla asociado a una raedera. ...................................................................... 189 9.62. Se diferenciaron 15 desechos de talla sin asociación de instrumentos. .......................................................... 189 9.63. Se diferenciaron 9 desechos de talla asociados a un cuchillo. ......................................................................... 190 9.64. Se diferenciaron 67 desechos de talla sin asociación de instrumentos. ........................................................... 190 9.65. Se diferenciaron 7 desechos de talla asociados a una bifaz. ........................................................................... 190 9.66. Se diferenciaron lascas únicas. ........................................................................................................................ 191 9.67. Dada la imposibilidad de identificar MANA en estos desechos de talla , se registran las lascas no asociadas en un solo cuadro. Se registraron tres fragmentos de puntas de proyectil de obsidiana. .......... 191 9.68. Se diferenciaron 20 desechos de talla sin asociación de instrumentos. ........................................................... 192 9.69. Se diferenciaron desechos de talla agrupados en pequeños conjuntos de uno a cinco desechos. ................... 192 9.70. Se diferenciaron desechos de talla pertenecientes a un único evento. ............................................................ 193 9.71. Se diferenciaron 6 desechos de talla sin asociación de instrumentos. ............................................................. 193 9.72. Se diferenciaron 5 desechos de talla asociados a tres raederas. ..................................................................... 193 9.73. Se diferenciaron tres grupos de desechos sin asociación de instrumentos. ..................................................... 194 9.74. cuatro grupos de desechos y tres lascas únicas. ............................................................................................. 194 9.75. Seis grupos de lascas sin asociación de instrumento. ...................................................................................... 194 9.76. Análisis no tipológico de desechos de talla de xilópalo, toba silicificada y cuarzo del evento 4/5. ................... 195

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9.77. Se diferenciaron grupos pequeños de eventos separados (se agrupan: un grupo de 6 desechos por un lado, 4 grupos de tres desechos cada uno, dos grupos de dos desechos, dos desechos de otro tipo y uno aislado). ..... 195 9.78. Se recuperaron 11 desechos de un mismo nódulo. .......................................................................................... 196 9.79. se diferenciaron desechos de calcedonia asociados a una raedera, y otros aislados. ..................................... 196 9.80. se diferenciaron algunos desechos aislados y otros asociados a una raedera. ................................................ 197

Capítulo 10 10.1. Densidades de artefactos por m2. .................................................................................................................... 202 10.2. Consideraciones de diseño en conjuntos líticos de PM AEP-1. ....................................................................... 206 10.3. Promedios de lascados dorsales en desechos de talla por evento de ocupación. ............................................ 208 10.4. Prueba F para varianzas de dos muestras Capa 2. ......................................................................................... 208 10.5. Prueba F para varianzas de dos muestras Capa 4/5. ...................................................................................... 209 10.6. Prueba F para varianzas de dos muestras Capa 6. ......................................................................................... 209 10.7. Cantidad de lascados dorsales de desechos de talla. ....................................................................................... 209 10.8. Correlación entre cantidades de lascados dorsales y evento de ocupación. .................................................... 210 10.9. Promedio de tamaño por materia prima y UE. ................................................................................................ 210 10.10. Cálculo de coeficiente de correlación de acuerdo a área y CLD de desechos, por evento de ocupación. ... 210 10.11. Análisis de componente principal, con covarianza, agregando los tipos de materia prima. ............................ 211 10.12. Tendencias. Temporales. ............................................................................................................................... 212 10.13. Diseño de investigación jerárquico (Modificado de Dobres 1995). ............................................................... 213

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Índice de Tablas

Anexo Tabla 1. Distribución espacial de los elementos líticos, capa 2. ................................................................................ 241 Tabla 2. Continuación. Distribución espacial de los elementos líticos, capa 2. ......................................................... 242 Tabla 3. Distribución de elementos con alteración térmica, capa 2. ......................................................................... 242 Tabla 4. Continuación. Distribución de elementos con alteración térmica, capa 2. .................................................. 242 Tabla 5. Distribución espacial de los elementos líticos, capa 4. ................................................................................ 242 Tabla 6. Distribución espacial de los elementos líticos, capa 4. ................................................................................ 243 Tabla 7. Distribución de elementos con alteración térmica, capa 4. ......................................................................... 243 Tabla 8. Distribución espacial de los elementos líticos, capa 5. ................................................................................ 243 Tabla 9. Distribución de elementos con alteración térmica, capa 5. ......................................................................... 244 Tabla 10. Continuación. Distribución de elementos con alteración térmica, capa 5. ................................................ 244 Tabla 11. Distribución espacial de los elementos líticos, capa 6. .............................................................................. 244 Tabla 12. Distribución de elementos con alteración térmica, capa 6. ....................................................................... 244 Tabla 13. Cantidades por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico siguiendo a Aschero (1975-83) de tamaño (mm2) y peso (grs.). ................................................................................ 244 Tabla 13. Cantidades por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico siguiendo a Aschero (1975-83) de tamaño (mm2) y peso (grs.). ................................................................................ 245 Tabla 13. cont.Cantidades por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico siguiendo a Aschero (1975-83) de tamaño (mm2) y peso (grs.). ................................................................................ 246 Tabla 13. cont. Cantidades por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico siguiendo a Aschero (1975-83) de tamaño (mm2) y peso (grs.). .............................................................. 246 Tabla 14. Cantidades por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico siguiendo a Aschero (1975-83) de tamaño (mm2) y peso (grs.). ................................................................................ 246 Tabla 15. Análisis nodular de eventos de talla de capa 2. ......................................................................................... 247 Tabla 15. (Continuación) Análisis nodular de eventos de talla de capa 2. ................................................................ 248 Tabla 15. (Continuación). Análisis nodular de eventos de talla de capa 2. ............................................................... 249 Tabla 15. (Continuación). Análisis nodular de eventos de talla de capa 2. ............................................................... 249 Tabla 15. (Continuación). Análisis nodular de eventos de talla de capa 2. ............................................................... 250 Tabla 15. (Continuación). Análisis nodular de eventos de talla de capa 2. ............................................................... 250 Tabla 15. Análisis nodular de eventos de talla de capa 2. ......................................................................................... 251 Tabla 16. Análisis nodular de eventos de talla de capa 2. ......................................................................................... 251

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-Introducción-

Capítulo 1 Introducción

pertenecientes a sitios arqueológicos en estratigrafía y con cronologías conocidas del sector norcentral de la meseta de Santa Cruz, así como el proyecto de investigación que se está llevando a cabo permitieron profundizar nuestro conocimiento y obtener datos inéditos en relación específicamente al problema de la organización de la tecnología lítica.

1.1. Introducción El trabajo que presento aqui es fruto de mi tesis doctoral, cuyo carácter surge y se desarrolla en el marco de un proyecto regional de estudios sobre las sociedades cazadoras-recolectoras prehispánicas de la Patagonia extra-andina.

Esta perspectiva teórica no ha sido abordada por otros autores en el área elegida y es por este motivo que consideramos relevante aportar precisas interpretaciones que describan aspectos contextuales específicos.

En relación con este proyecto mayor, nuestras investigaciones pretenden profundizar en dos aspectos fundamentales de la temática arqueológica: en primer lugar el desarrollo de una nueva metodología que sea apropiada para el estudio (conocimiento e interpretación) de uno de los aspectos de la vida de los grupos humanos en el pasado: la organización de la tecnología. En segundo lugar su puesta a prueba para interpretar un caso particular en la Meseta Central de la provincia de Santa Cruz en la República Argentina: La Localidad Arqueológica Piedra Museo y sus alrededores.

El bloque temporal estudiado considera en primera instancia la etapa de colonización del extremo sur continental -entre 12.000 y 9.600 años antes del presentepara intentar establecer comparaciones con ocupaciones posteriores del área datadas alrededor del 7.500 (Miotti 1989). Evidentemente, hacia fines del Pleistoceno-principios del Holoceno se plantean momentos climático y bio-ecológicos diferentes, con ambientes y recursos distintos (Miotti et al. 1988, Miotti 1993; Miotti y Salemme 1999; Rabassa y Clapperton y 1990; Clapperton 1993) y ante esa situación podrían producirse modificaciones en las estrategias de subsistencia de los grupos humanos, generando nuevas o diferentes tecnologías (Binford 1980; Kelly 1983; Nami 1987; Politis 1991; Miotti 1996; Miotti y Cattáneo 1997; Borrero y Franco 1998).

El recurso clave de la tecnología base de la subsistencia, desde fines del Pleistoceno hasta prácticamente el momento histórico de contacto con las sociedades europeas, fueron las rocas y los minerales. Se encuentran representados en esta área por una amplia variedad de rocas fundamentalmente silíceas y algunos minerales como el ópalo y la calcedonia, los cuales han sido utilizados de diversas maneras a través del tiempo y del espacio. Es por ello que a través del análisis de los recursos líticos, su distribución en el paisaje y el estudio de los conjuntos arqueológicos de la localidad Piedra Museo, intentaremos acercarnos a una interpretación de cómo han variado las estrategias de uso del recurso roca a través de los cinco mil años que se sucedieron desde los cambios ambientales de fines del Pleistoceno.

Es en ese sentido que nuestro interés se centra en tratar de analizar los materiales arqueológicos para interpretar como se organizó la explotación de los recursos líticos del área, base de la tecnología cazadora-recolectora, y como su desarrollo se relacionaba con otros aspectos relevantes de la vida de esos grupos. Por esta razón, en este trabajo se ha enfatizado el estudio de la geología del área así como

Hoy, la disponibilidad de la colección de materiales líticos 1

Capítulo 1 el estudio de los materiales líticos provenientes de la secuencia estratigráfica del sitio AEP-1 en la Localidad Piedra Museo (PM de ahora en más) y sus áreas vecinas.

prioritariamente la situación de poblamiento inicial del área patagónica antes mencionada (Borrero 1989; Miotti 1989; Aschero 1987). La situación de desequilibrio o stress ambiental propuesta por varios autores (ver más abajo) (modificaciones frecuentes de la composición de recursos para el límite Pleistoceno-Holoceno) y poblaciones humanas para dicho momento puede encontrarse influenciada por distintos factores:

Este libro surgió como producto de diversas becas bajo la dirección de la Dra. Laura Miotti, y forma parte del proyecto regional: “Cuando el espacio se convierte en territorio. Arqueología de los zanjones, bajos y lagunas residuales (Meseta Central de Santa Cruz)”. Se encuadra así en un proyecto-marco interesado en interpretar diversas características sobre la adaptación de las más tempranas sociedades cazadoras-recolectoras prehispánicas en el ámbito de la Patagonia extra-andina (Sector noreste de la Provincia de Santa Cruz) (Miotti 1992; 1995; 1997; Miotti et al. 1999). Nosotros nos orientamos hacia al análisis de la articulación de un aspecto de los sistemas culturales y naturales: la tecnología lítica. Para el logro de este objetivo es relevante relacionar las ocupaciones humanas en el espacio y en el tiempo y para ello complementaremos nuestros estudios mediante la utilización de un marco geoarqueológico.

a) Una merma o modificación en la estructura de los recursos pleistocénicos (para más datos ver Miotti et al. 1988, Miotti 1993, Miotti y Salemme 1999), lo cual a su vez pudo conllevar un descenso en la densidad de población del área, o b) Una ampliación de las áreas de apropiación, es decir, una nueva estrategia que pudo ser la búsqueda de nuevos recursos explotables con igual tecnología; ocupación diferencial del espacio por el mismo grupo. (Miotti 1993) c) Un cambio tecnológico, creando o incorporando nuevos instrumentos y/o técnicas que permitieran una mayor explotación de los recursos conocidos, mejorando su eficiencia; d) Movilidad de la población, total o parcial, creando nuevos núcleos residenciales en otras zonas, similares o no. e) Modificación en las estrategias de caza: solitaria vs. comunal, que impliquen el uso de tecnología de armamento con diferencias con respecto a la efectividad y predictibilidad para la caza de animales (Borrero 1986 para Tierra del Fuego; Miotti 1989; Frison 1993).

La geoarqueología nos proporciona un telón de fondo sobre el cual apoyar nuestros modelos de análisis que se centrarán en la caracterización e interpretación de la variabilidad en el uso del recurso lítico considerando: características morfo-tecnológicas, relación con la movilidad de los grupos humanos que habitaron ese territorio y especialmente en este último sentido se propondrá un modelo sobre el uso de los recursos líticos a través del tiempo (Zárate 1994; Farrand 1985; Stein y Farrand 1985).

Como fue establecido inicialmente, a partir de la formulación de un modelo del uso del espacio, que involucra el estudio del subsistema de asentamiento en relación con la tecnología, la subsistencia y las unidades de paisaje, se consideraran dos ejes: el subsistema tecnológico y la estructura de los recursos del paisaje.

Los materiales arqueológicos serán utilizados para la formulación de un modelo de organización tecnológica, uso del espacio social/individual y transformación de los paisajes. Como hemos mencionado, el proyecto general centra su interés en el sector de Bajos, Zanjones y Lagunas Residuales del noreste de la Meseta Central de la provincia de Santa Cruz. Se trata de un típico ambiente de “badlands”, ubicado en la meseta central entre los afloramientos amesetados de coladas basálticas, cortados por grandes zanjones. Sobre la base de la combinación de clima, suelo, topografía y vegetación se definió el sector como integrando la zona ecológica de Bajos (Panza 1982 a y b, 1998; Miotti 1990, Miotti et al. 1999 y para más detalles ver el capítulo 6 de esta tesis).

Tanto para el análisis de los materiales líticos arqueológicos como para el estudio de la geología regional se consideró esencial desarrollar una aproximación específica y con ese objetivo fue indispensable la aplicación de un acercamiento analítico siguiendo líneas que hasta el momento no habían sido exploradas en esta zona de la Patagonia Meridional. Estos incluyeron la selección de métodos de descripción y cuantificación que más se adaptaron a las características de la muestra en estudio y que han demostrado ser fructíferos en zonas con problemas similares, especialmente para el estudio de grupos cazadoresrecolectores de las Grandes Llanuras de Estados Unidos de América (Kelly 1988; Andrefsky 1994; Larson y

En este marco, nuestro objetivo fue analizar el desarrollo y organización de la tecnología lítica enfatizando 2

-Introducción-

Fig.1.1.Esquema conceptual de los análisis desarrollados.

Kornfeld 1997; Bamforth 1986; Parry y Kelly 1987 entre otros).

del diseño de los instrumentos líticos pueden ser estudiados y comparados para extraer o generar información sobre las sociedades del pasado que las fabricaron?

Dadas las características de la zona en estudio y la posibilidad de realizar un estudio comparativo intrasitio, se decidió profundizar en el análisis del componente Holocénico para establecer cuestiones relacionadas con los cambios a largo plazo.Por todo lo antedicho, queremos resaltar entonces cuáles fueron nuestras preguntas al iniciar el desarrollo de esta tesis y por lo tanto aquellas que guiaron nuestra búsqueda.

¿Cómo puede ser analizado el registro lítico para proponer ideas sobre las condiciones sociales que los produjeron? Finalmente, dada la variabilidad en el uso de distintos tipos de recursos líticos a través del tiempo planteada para los contextos de Patagonia para el lapso 12.000-7.600 BP ( Cardich y Flegenheimer 1978; Aschero 1987; Borrero y Franco 1995; Miotti 1991; 1999). ¿Cuáles son las principales características de las variaciones en las estrategias de aprovisionamiento, uso y descarte de materias primas en nuestra zona de estudio?

1.2. Cuestiones iniciales En primer lugar, ¿cuáles son los factores que operan frente a la necesidad de recursos (materias primas líticas, madera, cuero y tendones, plumas, pigmentos, mastic, veneno, entre otros) en relación con la organización de la tecnología?

A continuación describiremos los contenidos de cada capítulo enfatizando aquello que se considera el aporte fundamental de cada uno. Como guía para el lector, que permita comprender en la diversidad de temas un objetivo común: la interpretación de un aspecto del pasado humano, esperamos que el hilo conductor sea lo suficientemente fuerte como para unir el derrotero de nuestras dilaciones.

En segunda instancia, ¿cuál es el grado de complejidad y extensión de las estrategias de aprovisionamiento, manufactura, uso y descarte de artefactos? En tercer lugar ¿pueden distintas formas o estrategias de manufactura, uso y descarte de artefactos generar patrones que sean observables en el registro arqueológico considerando las modificaciones producidas por los procesos depositacionales y post-depositacionales?

1.3. Descripción de contenidos En el capítulo dos se exploran los antecedentes de datos sobre noticias de viajeros previas a la introducción del caballo. Se comenzó con las primeras noticias que se hallaron sobre los grupos indígenas de Santa Cruz en diarios de viajeros y cronistas, (para un estudio exhaustivo de trascripción de cronistas ver Embón (1950)),

Cuarto: si la respuesta anterior fuera afirmativa, ¿qué porción o aspectos de la variabilidad cultural son explicados por los patrones arqueológicos? ¿Qué aspectos 3

Capítulo 1 refiriéndonos exclusivamente a aquellos aspectos de la vida material de estos pueblos que pudieran ser considerados relevantes a la hora de realizar interpretaciones sobre la organización de la tecnología en el área.

Sólo diremos aquí que el fuerte de estas metodologías recayó en: 1. El estudio del paisaje en relación a los recursos líticos a través del método de Simpson (Dangavs 1976), para calcular las dimensiones de las áreas que ocupan los afloramientos geológicos, fuentes potenciales de abastecimiento. Todo esto apoyado en los estudios de campo y los análisis petrográficos. 2. La descripción de los conjuntos líticos desde distintas perspectivas: - En relación a las características del diseño de los conjuntos, siguiendo las propuestas de Aschero (1975-83; 1987) y Hayden et al. (1996). - En relación a las estrategias de adquisición de materias primas, nuestro interés se centra en la obtención de información técnica sobre selección y obtención de materias primas. - En relación a la caracterización de la producción lítica en el sentido de Ingbar et al.(1989). Este enfoque nos brinda una información que aporta a la comprensión del uso y/o manejo diferencial de las rocas como recursos, específicamente en lo que a producción de instrumentos se refiere. - En relación particular al estudio de los desechos líticos, que creemos brindan una de los mas importantes datos: caracterización de cada evento de talla a través del “análisis nodular” (Kornfeld y Larson 1997) y el uso del enfoque no tipológico (“Non typological approach”) (Ingbar et al. 1989). Haremos especial hincapié en su estudio y en las hipótesis derivadas y contrastadas de sus análisis.

Mas allá de los filtros culturales que poseen los datos de esas crónicas, creemos que puede sernos útil para acercarnos a un sistema vivo hoy desaparecido, ya que particularmente nos interesa generar expectativas sobre la composición y estructura de los conjuntos líticos, que orienten nuestras preguntas sobre los conjuntos arqueológicos de nuestra área de estudio. Previo al estudio concreto de los materiales, en el capítulo tres se discuten los aspectos teóricos de los estudios nacionales e internacionales sobre tecnología y presentaremos nuestras opiniones acerca de los mismos, comparando enfoques y planteando el marco teórico en el cuál desarrollamos nuestra tesis. “Teoría” como lo utilizamos aquí se refiere a aspectos subsumidos en teorías mayores como la teoría de la Evolución (Binford 1977) y se referirá a los principios que subyacen en ciertos fenómenos y “metodología” se referirá a las maneras o vías que tenemos para investigarlas y enlazar los enunciados de alto y bajo contenido empírico. Los aspectos sobresalientes que discutiremos centran su interés fundamentalmente en el concepto de tecnología en Antropología y Arqueología, tratando de rescatar desde lo teórico el contexto social y dinámico que los objetos, productos materiales, tienen en las sociedades cazadorasrecolectoras (ver por ejemplo el trabajo de Lemonnier 1992).

En ese capítulo se desarrollarán los aspectos metodológicos necesarios para arribar a interpretaciones sobre la organización de la tecnología. el diseño, adecuación y/o la aplicación de nuevas metodologías al estudio de los conjuntos líticos arqueológicos así como al estudio del paisaje como recurso. En particular este capítulo se encuentra dividido en dos partes, la primera desarrolla la metodología utilizada para el estudio de las condiciones ambientales. La segunda el acercamiento metodológico al estudio del registro arqueológico lítico. Allí se desarrolla el análisis de los desechos de talla en profundidad, donde especialmente se discute una nueva aproximación a su estudio, de acuerdo a las propuestas de Ingbar et al. (1989), y se presenta lo que se ha dado en llamar enfoque no tipológico.

Nuestra perspectiva intenta presentar como relevantes los siguientes aspectos de la organización de la tecnología: 1. Las condiciones ambientales y sociales de las estrategias de uso y producción líticas. 2. La variabilidad en las características del diseño de los conjuntos líticos a través del tiempo. 3. El o los agentes tafonómicos que pudieron haber jugado roles decisivos en la formación de nuestro registro. Una metodología adecuada y específica es necesaria para llevar adelante una discusión de estos aspectos. Por ese motivo, en el capítulo cuatro ajustamos las metodologías vigentes -algunas de ellas nunca aplicadas a la Patagonia meridional- a nuestro caso de estudio, la Localidad Arqueológica Piedra Museo y el paisaje de sus alrededores.

Luego, siguiendo a Kornfeld y Larson (1997) y su propuesta de análisis nodular se realizan los análisis de las cantidades mínimas de nódulos reconstruidos en cada evento ocupacional, tendientes a esclarecer las actividades 4

-Introducción-

Geoarqueología y sedimentología Estudio Espacial y de Alteraciones térmicas

Fuentes etnográficas

Localidad Arqueológica Piedra Museo (Santa Cruz) Argentina.

Caracterización regional del recurso roca

Determinación materias primas

Estudios de diseño y producción en conjuntos líticos

Estudios de funcionalidad de filos

Fig 1.2.Intereses del proyecto de investigación.

realizadas.

en la Patagonia meridional.

El capítulo cinco se refiere a los antecedentes de las investigaciones arqueológicas con una breve mención de las primeras noticias publicadas sobre estudios arqueológicos desde la década del treinta hasta los estudios sobre materiales líticos más recientes. Estos trabajos nos servirán para discutir los puntos centrales y aportes a la arqueología del área, que luego serán comparados con las propuestas por nosotros generadas y discutidas finalmente en la conclusión.

A partir del capítulo seis se presentaran los datos y resultados del ambiente geológico. Primero una descripción de la geología local desde la perspectiva del arqueólogo. Para ello fue necesario desarrollar un método de aproximación y análisis, el cual fue posible gracias a la colaboración de un excelente grupo de colegas investigadores geólogos. La utilización del marco geoarqueológico, nos permite una aproximación que como hemos dicho nos ayuda a dimensionar jerárquicamente la magnitud del paisaje y las zonas de abastecimiento. La meta: relacionar el tiempo, el espacio y el cambio social, profundizando en la búsqueda de indicadores novedosos que permitan integrar un modelo de uso del espacio. En este sentido nos proponemos considerar la distribución de potenciales fuentes de aprovisionamiento de rocas estudiando la geología regional y considerar a los sitios cantera taller próximos a la Localidad Piedra Museo.

A través de profundizar en la historia de las investigaciones se intentó interpretar y comprender las ideas sobre las cuáles se construyó el conocimiento de las sociedades prehistóricas patagónicas desde principios del siglo XX en nuestra zona de estudio. Fue nuestro objetivo ver como estas ideas fueron cambiando, los estudios enriqueciéndose y así modificándose nuestra apreciación del pasado humano 5

Capítulo 1 Otro aspecto relevante es que las tareas de campo y laboratorio orientadas por este enfoque permitirán en un futuro, un acercamiento más profundo a comprender la dinámica del paisaje permitiendo construir un modelo predictivo para la detección de los vestigios culturales.

Se analizan y comparan en primer término, en el capítulo nueve, los resultados obtenidos de los estudios de los productos de talla utilizando el MANA o análisis nodular por unidad estratigráfica. En segundo lugar, se presentan los resultados del análisis no tipológico, por materias primas y unidades estratigráficas. Debido a que la aplicación de estos análisis requiere de gran cantidad de datos numéricos se eligió poner las tablas en un Anexo (apéndice) y en el capítulo sólo incluir un gráfico por cada una, de modo de hacer mas fácil e ilustrativos los resultados. Para aquel que quiera profundizar en los detalles podrá recurrir allí a los datos crudos.En el Anexo se incluyen además los códigos utilizados para el análisis lítico.

Para introducirnos en el estudio de los conjuntos líticos del sitio AEP1, en el capítulo siete dedicaremos especial atención al estudio de la estructura espacial de los elementos recuperados en las excavaciones estratigráficas del sitio. Creemos que resulta fundamental establecer sobre bases ciertas los procesos que han dado origen a la distribución de los elementos que hemos estudiado, pues dicha distribución puede resultar “sensible” e informar sobre la historia formacional del sitio. El desarrollo de teorías que permiten comparar las estructuras de las distribuciones espaciales de elementos han resultado valiosas para entender las distintas estrategias de uso de los recursos resultantes de distintos tipos de ocupaciones de cazadoresrecolectores (Lavallée 1985; Todd 1987; Miotti 1996, entre muchos otros).

En el capítulo diez finalmente se analizan y comparan los resultados obtenidos de los estudios de los diversos análisis. El volumen de información disponible luego de los análisis del capítulo anterior requirió del uso de diversos modelos para intentar establecer distintos aspectos de la variabilidad de los conjuntos. Se presentan las discusiones de los resultados en contraste con las ideas propuestas, prestando especial atención a los puntos mencionados en las cuestiones iniciales, mencionadas más arriba.Finalmente y para concluir, se presentan a modo de resumen las conclusiones o tendencias establecidas a través de nuestros estudios, así como las nuevas líneas e ideas en las que proponemos continuar las investigaciones.

Es así que hemos intentado establecer un perfil para cada evento ocupacional que nos permita profundizar en nuestras indagaciones sobre uso del espacio y los recursos. En particular primero se presentan los análisis tridimensionales de los conjuntos líticos y los restos líticos con alteraciones térmicas, dando prioridad a aquellos que se consideraron relevantes para discutir los aspectos espaciales de la muestra. Con ello se pretende contrastar y aportar a las hipótesis propuestas por Miotti (1996; 2000) y Miotti et al. (1999) sobre el tamaño y funcionalidad de los distintos eventos de ocupación del sitio AEP-1, de la Localidad Piedra Museo. En el capítulo ocho se presentan los datos y resultados de los diversos análisis realizados a los conjuntos instrumentales líticos de AEP-1. Primero se presentan las descripciones de los conjuntos instrumentales. En todos los casos se construyeron cuadros y gráficos sobre la base de datos computarizada. Las tablas intermedias se encuentran como Anexo al final de la obra, de modo que se facilite la lectura. Dichas tablas se han realizado sobre la base de las bases de datos completas, de las cuales una planilla figura a modo de ejemplo. Se pretendió a través de las figuras ilustrar la mayor cantidad de casos posibles, se presentan todas las fotografías en tamaño natural. 6

Antecedentes

Capítulo 2 Antecedentes: Las fuentes históricas con noticias etnográficas

2.1. Antecedentes generales

de esos pueblos sufrió grandes modificaciones, por las que en esta tesis las dejaremos de lado (Bulkeley y Cummings 1743). A partir de ese momento las referencias abarcaran a lo que se denomina “patagones ecuestres”, con todas las modificaciones y adaptaciones culturales que involucra el “Complejo Ecuestre” en la vida de estos pueblos (Escalada (1949) y bibliografía allí citada).

En éste capítulo trataremos tanto los antecedentes de datos históricos y etnográficos, obtenidos por los primeros cronistas y viajeros que visitaron la Patagonia, como los antecedentes de estudios científicos posteriores que se interesaron por las descripciones relativas a la cultura material de los pueblos que habitaron en el área de Patagonia continental.

Hemos decidido tratar este punto en nuestros estudios porque consideramos, junto con la mayoría de los arqueólogos, que los relatos de los primeros viajeros son fundamentales para tratar de entender como se relacionan los seres humanos en un hábitat similar y cuáles serían las categorías analíticas relevantes a la hora de explicar la diversidad de los conjuntos arqueológicos . Si bien son escasas las fuentes así como las alusiones a la vida material y social de los grupos para la Patagonia, nos resulta de sumo interés mencionar aquellas que han sido útiles en nuestras investigaciones pues completan el cuadro del contexto sistémico en el sentido de Schiffer (1978) y generan una serie de discusiones muy útiles ya destacadas por otros autores (Borrero 1984 b; 1991c; Politis 1988; Miotti 1989).

A veces las citas bibliográficas en relación con las crónicas cubrirá gran parte del territorio de Santa Cruz, pues ha sido una de las maneras de armar un panorama para una zona donde las fuentes y las documentaciones tempranas han sido escasas (Moreno e Izeta 1999). Al final de este acápite quedará claro nuestro objetivo cuando se presenten los cuadros sintéticos que resumen de algún modo aspectos de la cultura material de los pueblos patagónicos que tuvieron contacto con los conquistadores europeos de los siglos XIV hasta principios del siglo XVIII. Estos datos serán usados para pensar y generar expectativas y preguntas a la hora de interpretar los conjuntos arqueológicos.

El uso de éstas informaciones “etnohistóricas” o datos “etnográficos” implica la presencia de observadores ajenos que provoca un sesgo importante que será tenido en cuenta en nuestros análisis, pero no consideramos que inhabilite nuestras apreciaciones, pues lo que se pretende es controlar, y sobre todo generar hipótesis acerca de la complejidad de los conjuntos artefactuales necesarios para la vida diaria de una persona cazadora-recolectora en la misma área de estudio, sin que ello implique que consideremos ningún tipo de continuidad histórica entre esos aborígenes y aquellos grupos que habitaron el lugar desde hace más de 11.000 años. Las categorías elegidas

2.2. Las fuentes históricas con noticias etnográficas Nuestra intención aquí es revisar la información de índole etnográfica disponible para el área de la actual provincia de Santa Cruz. Las fuentes consideradas para nuestro análisis serán las relaciones de los viajes escritas desde 1520 hasta 1712-14 con las descripciones de los “patagones pedestres” (siguiendo la propuesta de Embón (1950). La primera mención de patagones a caballo corresponde a John Bulkeley y John Cummings en sus viajes de 1740-1741, y consideramos al igual que otros autores entonces que las características de la vida material 9

Capítulo 2 sobre esta base han sido aquellas que implican la obtención de recursos y la manufactura de bienes, básicamente: cuero, madera, procesamiento de vegetales, adorno corporal y tecnología para la caza.

poniendoselos a manera de las indias del Cuzco, los pellejos asidos con correas por encima de los hombros, atados a la cintura, i los brazos afuera; y que les llegan debajo de las rodillas. Traen zapatos del mismo cuero, que les cubren hasta encima de los tobillos, llenos de paja por dentro por temor del frio...” (p. 498)

A continuación se presentaran la trascripción de los testimonios recogidos por viajeros y cronistas que visitaron y/o tuvieron contacto con habitantes de la actual provincia de Santa Cruz, particularmente entre las zonas del Río Deseado y San Julián. Sobre la base de la información recuperada se realizó una clasificación de acuerdo a distintos aspectos de la vida material de esos grupos humanos a los fines de establecer categorías donde unificáramos la información de diferentes observadores, esto permitió aumentar la confiabilidad y credibilidad de los narradores y descartar otras observaciones. Las observaciones consideradas relevantes han sido: 2.2.1.Ropa y decoración personal

Fig. 2.1. Mujer pintando cuero de guanaco. Misión Hatcher en 1896-99. Actividad documentado gráficamente , pero no en las crónicas analizadas. (Tomado de Casamiquela et al. 1991).

a-Pigafetta en Puerto San Julián, 19 de Mayo de 1520 « Su traje: su vestido o mejor dicho, su manto, estaba hecho de pieles, muy bien cosidas, de un animal que abunda en este país, como veremos a continuacion.»... «Llevaba este hombre tambien una especie de zapatos hechos con la misma piel»... (p. 65) “(las mujeres)...vestidas del mismo modo de sus maridos, pero se tapan sus partes naturales con una piel delgada”.(p. 67)

d-Francis Drake, a los 47º 30’ de Lat. Sur, 18 de Mayo de 1578 (Fig. 2.1) “(los indigenas)...dejando en lugar de ellas, como a cambio, plumas tales como las que acostumbran a usar sobre sus cabezas, con hueso hecho a modo de mondadientes, esculpido redondo sobre el tope, y de un largo de alrededor de seis pulgadas, que esta lisamente pulido.”(p.17) “esta gente va desnuda, excepto por un cuero de piel, que arrojan sobre sus hombros cuando se sientan o yacen al frio.” (p.17) “...Usan su cabello muy largo; pero para que no lo moleste en su viaje, lo entretejen con un rollo de plumas de avestruz, usando el mismo rollo y pelo junto para carcaj de sus flechas, y para almacen, en el que llevan la mayoria de las cosas que necesitan para conducir con ellos. Algunos dentro de estos rollos colocan a cada lado de sus cabezas (como un signo de honor en sus personas) una pluma grande y chata, mostrando como si fueran cuernos vistos de lejos...” (p.17,18) e-John Cooke, cerca de San Julián, 20 de Mayo de 1578. “...bajaron de la comarca cierta gente desnuda, salvo alrededor de la cintura un cierto cuero de algun animal con su cuero o pelo, y todos tenian tambien algo arrollado alrededor de sus cabezas el simil de cuernos...” (p.151)

b-Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez, Bahía de la Victoria, Enero a Julio de 1526 “...andan desnudos que ninguna cosa traen cubierta sino las partes menos honestas de la generación e allí traen delante unos pedacos de cuero de danta”.(p.42) “....vino un mancebo que en su aspecto parecia muchacho, y con el otros veinte gigantes, los cuales traian sendos arcos y sus flechas y cubiertos los estomagos con unos cueros blandos y peludos como de carnero muy fino y con muy hermosos penachos blancos y colorados de plumas de avestruces.” “Traen muy hermosos penachos en las cabezas y en los pies...” (p.43)

c-Juan Ladrillero, norte del Estrecho de Magallanes, Agosto de 1558 “...Los hombres son mui sueltos. Su traje de los hombres es que andan desnudos; i sus verguenzas de fuera; i las naturas traen atadas por el capullo con unos hilos y correas; i traen por capas pellejos de guanacos sobados, la lana para adentro hacia el cuerpo;...” (p. 498) “El traje de las mujeres es una vestidura de los pellejos de los guanacos y ovejas, sobados, la lana para adentro, i

2.2.2.Toldos a-Pigafetta en Puerto San Julian, 19 de Mayo de 1520 (para mas detalles ver Fig. 2.2) 10

Antecedentes “...con esta piel cubren sus chozas que transportaban, aquí y allá”.(p.71)

c-Juan Ladrillero, norte del Estrecho de Magallanes, Agosto de 1558 “...Sus casa son que hincan unas varas en el suelo, i ponen

b-Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez, Bahía de la pellejos de guanacos, i de ovejas, i de venados, i hacen reparo del viento, y por de dentro, ponen paja, porque esta caliente, Victoria, Enero a Julio de 1526 “Estos ranchos eran de cuero de danta, adobado como muy lindo y polido si fuera de vaca, y el tamaño es menor que de vaca; y ponenlo en dos palos contra la parte de do viene elento...”(p.41)

donde se echan y se sientan, por estar abrigados...” (p. 498)

B

A

C

Fig 2.2. Los Toldos según los cronistas de fines del siglo XIX (ilustraciones tomadas de Casamiquela et al 1991). A)Toldo armado completamente en el área, pero sin datos de fechas o localización. Obsérvese dimensiones y estructura interna. B)Toldo armado según C. Onelli, en 1904. C) Toldo estival simple según P. H. Adams. Febrero de 1874. 11

Capítulo 2 2.2.3.Encendido de fuego

“Obtienen alguna comodidad al pintar sus cuerpos, por cuya causa lo acostumbran generalmente: y esa creo que es defenderlo contra el frio punzante y arañante. Porque los colores son puestos muy junto a la piel, o mas bien en su carne, y por el continuo renovar de estos jugos que son colocados y alli se resumen en la parte interior, llenando los poros tan cerrados que ningun aire ni frio puede entrar, o hacer temblar una vez.”(p.19)

Francis Fletcher, en primera parte del segundo viaje de Francis Drake, Mayo de 1578. “...su modo de hacer fuego es extraño. Ellos tienen dos pedazos de madera el uno duro como el acebo y el otro blando como el abeto, uno chato y el otro redondo.” “...mondadientes y una caja para sus palos de producir fuego.”(p.119)

e-Francis Fletcher, en primera parte del segundo viaje de Francis Drake, Mayo de 1578 “...pintan sus cuerpos con diversos colores y formas como parece mejor agradar a sus humores y para hacer demostracion de pompa y aquel que puede mas diestra o artificialmente adornarse enn sus colores y trabajo, el mismo es contado como ser el mas grande caballero entre ellos, algunos se adornan con hojo, algunos con lunas negras, y estrellas, algunos con una forma de una cosa, otros de otra cosa, y todos con grandes circulos de rojo alrededor de sus ojos, algunos estan pintados a su gusto sobre las nalgas, algunos sobre los pechos y vientre. Otros sobre la espalda;...”(p.118)

2.2.4. Cocción de alimentos Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez, Bahía de la Victoria, Enero a Julio de 1526. “...los gigantes comen la carne de danta cruda.”(p.40) “...las mugeres gigantas dieronles (a los españoles) ciertas rayces que comiescen, las cuales al principio amargan; pero asadas, no tanto, y dieronles unos mexillones grandes”.(p.43) “...y comen la carne cruda y el pescado asado y muy caliente...”(p.43)

2.2.5. Pigmentos

f-Edward Cliffe, Cabo de Esperanza, a 47º de Latitud Sur, 14 de Mayo de 1578.

a-Pigafetta en Puerto San Julián, 19 de Mayo de 1520.

“...Algunos tienen las caras manchadas con diversos colores, como rojo, blanco y negro.”(p.194) g-John Norborough, Jasmen Tasman, John Wood y Frederick Marten, alrededor de Puerto San Julián, 22 de Junio de 1670. “Abri el paquete y eran varias bolsas de pieles, con tierra roja y blanca y grasa o pintura en una bolsa: este es el material con que se pintan...”.(p.53)

“...su cara ancha y teñida de rojo, excepto los ojos, rodeados de un circulo amarillo y dos trazos en forma de corazon en las mejillas. Sus cabellos, escasos, parecían blanqueados con algún polvo.” “.(las mujeres) van pintadas y vestidas del mismo modo que sus maridos...” (p.67)

b-Gonzalo Fernandez de Oviedo y Valdez, Bahía de la Victoria, Enero a Julio de 1526

2.2.6. Elementos para la caza

“...traian aquellos gigantes pintadas las caras de blanco y roxo y jade y amarillo y otros colores...”(p.43)

a-Pigafetta en Puerto San Julian, 19 de Mayo de 1520. “...tenía en la mano izquierda un arco corto y macizo, cuya cuerda, algo mas gruesa que la de un laud, estaba hecha con un intestino del mismo animal (ref. guanaco). En la otra mano empuñaba unas cuantas flechas de caña pequeñas, que por un extremo tenían plumas como las nuestras, y por el otro, en lugar de hierro, una punta de pedernal blanco y negro.” “...uno de los hombres...hirió en el muslo con una flecha envenenada a uno de los nuestros, que murió enseguida”. (p.66) “... trajeron cuatro animales de los que he mencionado (ref. guanaco) atados con una especie de cabestro; mas eran pequeños y de los que utilizan para atrapar a los grandes, para lo cual atan a los pequeños a un arbusto; los grandes vienen a jugar con ellos y los hombres ocultos en la espesura, los matan a flechazos.” (p.69) “...llevan los cabellos...recogidos por un cordon de algodón alrededor de la cabeza y en el cual colocan sus flechas cuando van de caza”.(p.70)

c-Juan Ladrillero, norte del Estrecho de Magallanes, Agosto de 1558 “...i tienen por costumbre untarse con una tierra blanca, como cal, la cara i el cuerpo.”...i (las mujeres) andan untadas con aquella cal como los hombres”.(p.498)

d-Francis Drake, a los 47º 30’ de Lat. Sur, 18 de Mayo de 1578 “Toda su pompa y arreglo esta en pintar sus cuerpos con diversos colores y tales trabajos como puedan dibujar. Algunos lavan su rostro con sulfuro, o con una sustancia similar; algunos pintan todo su cuerpo de negro, dejando solamente sus cuellos delante y detrás blanco,...otros pintan un hombro de negro, otro de blanco; y sus lados y piernas intercambiablemente, con los mismos colores, uno aun contrario al otro. La parte negra adornada con lunas blancas, y la parte blanca con soles negros, que son las marcas y caracteres de sus dioses, como ya se ha notado.”(p.18)

12

Antecedentes Junio de 1670.

b-Francisco Albo, San Julián, 31 de Marzo al 24 de Agosto de 1520 “...y traen unos arcos de caña muy pequeños, como turquescos,

“Abri el paquete y eran varias bolsas de pieles, ..., tenian pedernales y cabezas de flechas en el paquete; habia brazaletes de conchillas, y pedacitos de palos, y tiras trenzadas, y flechas, y caparazones de molusco y de armadillo y una pequeña punta de un clavo de un palo como punzon, sus piles eran pedazos de cuero de foca, y pedazos de piel de guanaco, cosidos con pequeñas tripas; todas muy viejas y llenas de agujeros, y olian a grasa: habia pedazos de pedernal sujetos con una tripa fresca, en la ranura de un palo, que ellos sujetan para golpear sus cabezas de flechas y darle forma: habia tambien pedazos de palo con que conseguir fuego....Las caparazones de moluscos son sus cuchillos.”(p.53)

y las flechas como ellos, y en la punta traen una punta de pedernal por hierro y son muy livianos,...”(p.214)

c-Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez, Bahía de la Victoria, Enero a Julio de 1526 “Los arcos eran cortos y recios y anchos, de madera muy fuerte, y las flechas como las que usan los turcos y con cada tres plumas y los hierros dellas eran de pedernal, á guisa de rpones o rallones bien labrados. “...”Traen en las cabezas unos cordeles, en torno sobre las orejas, y entrellas y la cabe?a ponen las flechas, a guisa de guirnalda con las plumas para arriba, y de alli las toman para tirar...»(p.40) d-Juan Ladrillero, norte del Estrecho de Magallanes, Agosto de 1558 ...”i sus armas son arcos i flechas de pedernal; i palos a manera de macanas...”(p.498)

e- Francis Drake, a los 47º 30’ de Lat. Sur, 18 de Mayo de 1578 “Van todos armados, con arco corto, de alrededor de un ell de largo, en sus manos, con flechas de cañas y encabezadas por un pedernal, muy diestramente corto y sujeto.”(p.19)

f-Francis Fletcher, en primera parte del segundo viaje de Francis Drake, Mayo de 1578 “...Hombres, mujeres y perros se esconden fuera de la vista preparados con arcos y flechas, piedras, garrotes y redes...”(p.112) “...ellos colocaron algunas de sus flechas, hechas de cañas, casi tan largas como sus arcos, algunas de las cabezas de sus flechas de claro pedernal, cortadas con gran arte, en forma de nuestras anchas cabezas de flechas con picadas lenguetas y dentada una, a ambos lados hasta la misma punta, algunas de sus cabezas estaban hechas de dura madera, otras de hueso, siendo de largo de 4 pulgadas ,as o menos, de cada clase dejaron algunas junto con algunas plumas de avestruz”.(p.116) “...atan sus cabellos con una cinta de plumas de avestruz y lo transforman en un almacen para todas sus cosas, excepto sus arcos que llevan con ellos de modo que es como un carcaj para sus flechas una funda para sus cuchillos una caja para sus mondadientes y una caja para sus palos de producir fuego.”(p.118)

Fig. 2.3. Dibujos realizados por Fletcher luego de la expedición de Sir. F. Drake. 2.2.7. La recolección y/o uso de vegetales a-Pigafetta en Puerto San Julian, 19 de Mayo de 1520. “Con pedernal hacen también instrumentos cortantes para labrar la madera” .(p.65,66) “ ...nos enseñaron también unos polvos blancos en pucheros de arcilla, no teniendo otra cosa que darnos de comer”.(p.67) “Se mantienen ordinariamente de carne cruda y una raíz dulce que llaman capac.”(p.67)

g-Antonie Knivet, Puerto Deseado, 1591 “...estos Gigantes arrojaban piedras de tal tamaño a ellos con sus cuerdas, que eran buenas para usar de ancla, y para yacer lejos de la costa.”(p.265)

b-Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez, Bahía de la Victoria, Enero a Julio de 1526 “No tienen pan o si lo tienen estos christianos no lo vieron, sino unas rayces que comen asadas y tambien crudas...”(p.44)

h-John Norborough, Jasmen Tasman, John Wood and Frederick Marten, alrededor de Puerto San Julián, 22 de 13

Capítulo 2 M. Prima /producto necesario

Actividades involucradas procesamiento/ manufactura

Producto final

Descarte probable

1. Ropa y decoración personal

−cuero de guanaco −cuero de otros mamíferos (zorro, mara, etc.) −plumas −tendones −pigmentos −pinceles y agujas −cuchillos

−caza y despostamiento del animal (guanaco−ñandu etc.) −raspado de cuero −sobado de cuero −cortado y costura de cuero (preparación de tendones tiras de cuero) −pulido de hueso −decoración

−manto −zapatos −adornos: rollo de plumas, hueso pulido

−flechas, lanzas −raspadores −cuchillos −raederas −grasa y pelos −restos óseos −pigmentos −percutores, desechos de talla y núcleos

2. Toldos

−cuero de guanaco −tendones −varas de madera para soporte −paja para el interior

−caza y despostamiento del animal (guanaco−ñandu etc.) −raspado de cuero −sobado de cuero −cosido de cuero (preparación de tendones, tiras de cuero) −decoración −recolección y corte de madera, pastos −pulido de madera

−toldo

−fechas, Lanzas −rspadores −cchillos −rederas −gasa y pelos −restos óseos −pigmentos −madera, pasto seco −percutores, desechos de talla y núcleos

3.Encendido de fuego

−palos

−recolección de varas

−equipo para encendido de fuego

−restos de palos quemados −evidencias de fuego: fogones, huesos, −rocas y sedimentos con alteración térmica

4. Preparación de alimentos

−raíces comestibles −carne de animales varios −sal

−recolección de vegetales −preparación de fuego −cocción

−vegetales molidos −carne, visceras, hueso/ médula: crudo, seco y/o asado

−restos de palos y otros vegetales quemados −evidencias de fuego: fogones, huesos quemados, −rocas y sedimentos con alteración térmica

5. Pintura corporal y/o preparación de cueros, maderas, rocas, etc.

−yeso o caolin ( blanco) −hematita (rojo) − ocre, óxidos de hierro (amarillo) −negro de humo, carbón −mordiente y/ vehículo (grasa, sangre, agua, orina) −pinceles y bolsa de almacenamiento

−recolección de las materias primas −preparación por molienda de los pigmentos −alteración térmica para cambios de color −mezclado con mordientes −almacenamiento −preparación previa de bolsa de cuero y/o intestino

−pigmentos, −pinturas, −barras, −panes, −crayones

−restos de minerales −artefactos de molienda −restos de pigmentos (panes, crayones, etc) −restos de ropas, toldos, etc, con pigmentos −pinceles

6. Elementos para la caza

−arcos: madera, tendón, intestinos −flechas: cañas, pedernal, plumas, veneno de origen desconocido −palos para macanas o garrotes −cabestros de cuero −animales jóvenes como señuelo −vincha como soporte para cabezales líticos −redes de mat. prima no especificada −piedras para lanzar (boleadoras)

−caza y recolección de las m aterias primas: hueso, cuero tendón, intestino, plumas, mastic, palos, rocas −trabajo de madera: corte y pulido para astiles y arcos −trabajo de cuero e intestino: corte y raspado −sobado de cueros −preparación de venenos? −preparado de plumas −enmangue de instrumentos −ensamblaje −pruebas −picado y pulido de bolas

−arcos −flechas −boleadoras −redes −vinchas −cabestros

−flechas, lanzas −raspadores −cuchillos −raederas −grasa y pelos −restos óseos −pigmentos −madera −percutores, desechos de talla y núcleos

Fig. 2.4. Resumen de las observaciones detalladas por cronistas y viajeros. 14

Antecedentes La escasa o brevísima convivencia entre viajeros y pobladores locales nos proporciona un panorama limitado acerca del aprovisionamiento de cueros, rocas, etc.:

“ El manjar destos gigantes... y unas rayces buenas que pares?en chiribias, las quales tienen mucha substancia, y es gentil mantenimiento, y cómanse curadas al sol crudas y tambien assadas y co?idas.”(p.44) c-Alonso Venedor , probablemente a la vera del Río Gallegos , Marzo de 1535 “...la vida que ellos hacian era vera del rio, donde cogian una simiente que era de una yerba que se dice en España cenisos o acelgas monteses, y esta simiente la tostaban y mandaban al fuego, y molianla entre dos piedras, y comian aquel polvo sin mas amasallo.”(p.104) d-Juan de Mori, vera del Río Gallegos, 20 de Octubre de 1535 “no tenian que comer sino un granillo como simiente de ancelgas y este tostado y molido con unos guijarros, lo comian ansi en polvo y no comian otra cosa sino cuando mataban alguna oveja (guanaco).” (p.320)

1. En primer lugar existe un acuerdo sobre cuáles fueron las materias primas utilizadas para la confección de los bienes de uso diario, si bien no han sido descriptos los procesos de la manufactura de la mayoría de los mismos. 2. Se han dividido, como hemos mencionado anteriormente, siete aspectos de la vida material de los pueblos históricos, intentando sugerir de esta manera que es posible separar conjuntos instrumentales con funcionalidades diferentes. Como se observará, la superposición de los mismos en las categorías materia prima y descarte probable, nos indica que si se espera encontrar en el registro arqueológico artefactos diversos con funciones similares veremos restringida nuestra capacidad de explicar dichos productos finales, aunque podremos establecer con cierto grado de veracidad las actividades realizadas, como raspar o cortar. 3. La dificultad anteriormente mencionada puede resultar una ventaja si nuestro interés se centra en el estudio de la variabilidad en el diseño de los conjuntos, ya que podremos comparar diseño y función y tratar de establecer similitudes y diferencias. 4. La superposición existente en el uso de conjuntos instrumentales para tareas variadas será quizás una de las principales restricciones a la hora de interpretar nuestro registro arqueológico. Este es un problema ampliamente discutido en la arqueología en todos los ámbitos (Kelly 1988; Borrero 1989; Bamforth 1990; Aschero et al. 1992; Goñi y Guraieb 1996), y por ello hemos creído que resulta interesante destacarlo, pues creemos que las descripciones de las sociedades cazadoras-recolectoras sufren más que otras esta restricción y es así como resulta difícil interpretar la variabilidad entre las funcionalidades de los sitios investigados (para más datos ver discusión en Bellelli y Kligmann 1993). 5. Inicialmente podemos establecer una serie de pautas con respecto al uso de las materias primas, las que se resumen en la tabla 2.4 y serán utilizadas en el capítulo final cuando se discutan las evidencias arqueológicas.

2.2.8. Instrumentos musicales a-Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez, Bahía de la Victoria, Enero a Julio de 1526 “Cuando baylan toman unas bolsas cerradas y muy duras de cueros de dantas, y dentro llenas de pedre?uelas. Y traen sendas destas bolsas en las manos y ponenese tres o quatro dellos a una parte y otros tantos a otra y saltan los unos hacia los otros abiertos los bra?os y meneandoles hacen sonar las pedre?uelas de las bolsas ...”(p.44)

b-Francis Fletcher, en primera parte del segundo viaje de Francis Drake, Mayo de 1578 “...hacen instrumentos de musica los que estan construidos con corteza de arboles y cosidos junto con hilos de tripa de avestruz como cuerdas de laud, y pequeñas piedras puestas en ellos y pintados encima son como los sonajeros de nuestros chicos en Inglaterra.”(p.119)

Estos han sido los datos recopilados mas relevantes a nuestra temática de estudio. A continuación presentaremos un cuadro, tipo resumen, donde se consignan por un lado las materias primas necesarias inferidas de las actividades involucradas en el procesamiento y manufactura de los productos finales mencionados en los textos. De la misma manera en la última columna se consignan los productos de descarte inferidos de las columnas anteriores.

2.3. Consideraciones arqueológicas sobre los datos históricos

Poco después de las citas que hemos presentado comienza el brutal proceso de aculturación descrito y analizado por antropólogos e historiadores. Cuando adquieren los cuchillos de hierro por intercambio dejan de fabricar puntas de proyectil y cazan con caballo y boleadoras, para 1849. De acuerdo a Lehman-Nitsche (1904), aparentemente el

Luego de esta recopilación que vincula y sintetiza las observaciones, se nos permite sugerir aquí algunas ideas acerca de la complejidad de la vida material de estos grupos históricos. 15

Capítulo 2 uso de arco y flecha, lanzas y mazas ya no eran observadas por los cronistas. Lamentablemente, sólo la arqueología experimental junto con la etnoarqueología realizada en otras regiones pueden echar luz a través de las interpretaciones de los arqueólogos patagónicos sobre estos pueblos y su pasado remoto.

En primer lugar, hoy en día es posible, a través de estudios minuciosos de contextos arqueológicos inferir la funcionalidad de los sitios. Por lo que en nuestro caso, sabremos cuáles serán las limitaciones de nuestras interpretaciones, particularmente: si estamos hablando de un contexto de matanza o trozamiento primario de animales, o si estamos en un sitio de habitación residencial, podremos de algún modo conocer qué actividades fueron llevadas a cabo y cuáles no. Esto se enlaza con la pregunta dos. En principio creemos que es posible diferenciar equipos de instrumentos en el sentido de Schiffer y Skibo (1997), y que podemos, al menos, establecer las características de cómo ellos fueron diseñados en cuanto a sus formas, la selección de tamaños, materias primas, inversión en trabajo, estética entre otros aspectos.

Volviendo a los antecedentes recuperados de las crónicas, las preguntas que nos surgen de las consideracione1. Partiendo del supuesto base de que los grupos cazadoresrecolectores realizan desplazamientos que implican el uso de distintos espacios y recursos, ¿Cualquier tipo de sitio puede informarnos para hacer consideraciones sobre la variabilidad de los conjuntos, o podemos estar comparando sitios de un mismo sistema cultural pero de funciones distintas, como en la vieja controversia Bordes vs. Binford? (Binford y Binford 1966; Bordes 1972) 2. ¿Es necesario tener un conjunto completo de instrumentos para hacer consideraciones sobre las concepciones de su diseño? 3. Es posible detectar variabilidad en la producción de instrumentos cuando existen restricciones en cuanto a su funcionalidad, es decir, ¿cuál es la relevancia de la variación morfológica de un raspador, una raedera o una punta de lanza?¿Todos informan de la misma manera? 4. Cuándo realizamos nuestras interpretaciones, generalmente se utilizan los datos de aquello que registramos, pero ¿cuáles son las actividades que no registramos? ¿Qué estamos perdiendo? ¿Cuál es el límite al intentar reconstruir un conjunto instrumental completo a partir de un sólo sitio dado? 5. ¿Qué sucede con las diferencias en la producción de instrumentos por género y por clases de edad de los artesanos que las fabricaron? ¿Cómo esto afecta nuestras interpretaciones? 6. El uso de toldos como vivienda implica una diferencia importante en la necesidad de instrumentos para el tratamiento de los cueros, modificando las necesidades de aprovisionamiento y generando conjuntos con gran cantidad de raspadores. La presencia de toldos también afecta a la movilidad ya que no existe la necesidad del uso de reparos naturales. Sobre este punto resulta interesante preguntarnos acerca de la relación entre la funcionalidad del sitio que estamos estudiando y la aparición de toldos, hasta donde sabemos no establecida.

Es fundamental para zanjar la cuestión de qué conjuntos son comparables o cuánto nos informan dejar establecido que existen varios niveles de comparación: 1. Plantear cuáles son los “conjuntos”, como unidades analíticas. 2. Comparar como se componen los conjuntos (comparar en términos de porcentajes de tipos de instrumentos) ya que esto nos informará principalmente sobre la densidad o redundancia de las ocupaciones y la funcionalidad del sitio. El estudio de la estructura espacial de los distintos eventos ocupacionales de Piedra Museo (ver capítulo 4) permitirá profundizar este aspecto. 3. La comparación entre los diseños de los mismos tipos de instrumentos de distintos conjuntos, lo que permitirá establecer su variabilidad por sobre su función (ver capítulo 5 y 6, sobre análisis de diseño) y discutir aspectos más generales sobre la organización de las estrategias de producción de instrumentos. En particular para nuestro caso de estudio resultará relevante determinar para el lapso estudiado que otros sitios y conjuntos del área son comparables

2.4. Análisis preeliminar de las ocupaciones de Piedra Museo, AEP-1 En principio, el instrumental puede ser analizado con base en la propuesta de Binford (1979) y Politis (1996) acerca de la organización y planificación tecnológica de los cazadores-recolectores. Tanto las armas de caza como los utensilios para la preparación de alimentos se considerarían artefactos conservados. En este sentido,

Sólo responderemos brevemente aquí parte de las preguntas, pues la mayoría de ellas implican una profundización que lograremos en el resto de los capítulos de la tesis.

16

Antecedentes C onju nto Instr um ental

A ctivid ad es de referen cia

Ele m e nto s d el C onju nto In stru m e nta l

Patró n Tem poral

Equipo pers on al (caza)

−Aprov isio nam iento de m aterias prim as Prep aración d e −Pun tas de proyectil: F lec ha −Pun tas de proyectil: La nza −Piedras de b olea dora −Tra m pas −Astiles −M astic −Tend on es − Tareas de d espostam iento −Acarre o −R eactivació n de filos

−Puntas de proyectil −Percutores −C uchillos −R ae deras −Fo go nes

Periódico

Equipo D om éstico (H ogareñ o)

Aprovis iona mien to y acarreo de −Agu a, le ña, sa l, prod. v eg etales Prep aración y Ma ntenim iento d e −Fueg o −C om ida (trata m . V e getales y carnes) Prep aración d e vestime nta y ac ondicionam iento de vivien da (tratam ie nto de cu eros) −R ep aración y re activación d e artefactos

−Percutores −R ae deras −R aspa do res −Mo linos/M orteros −Ma nos −C uchillos −C ep illos −Piezas reactivadas o reto m ad as −Fo go nes

C ontinuo

Equipo de Produ cc ión A rtes an al

Aprovis iona mien to de −M inerales (bla nco, rojo, am arillo y negro) − Ligantes y m ordientes (grasa, sangre, resin as, etc) −M aterias prim as líticas −Preparació n de pigm entos −D iseñ o y ejec ució n de: p inturas, grab ad os, arte mo bilia r

−Pin tura so bre roca −G rabad o so bre roca −Arte M ob iliar (Placas G rab adas)

Episó dico

Equipo Situa cion al (Taller)

−Preparació n de núcle os −Preparació n de bifaces −Preparació n de lascas gra ndes, −Preparació n de lá min as −Tratam iento Térmic o (a prov. leñ a, pre paració n y m antenim ie nto de fueg o) −Tareas de en m an gu e: prep aración d e m asticte nd ones, as tiles y m an gos

−Percutores, retoc ad ores (piedra o hu eso) −Alisa dores −R etoc ad ores −Palanc as −D añ o térmico −Aren a −Fo go nes

Periódico

Fig. 2.5. Análisis de los conjuntos instrumentales PM AEP1 capa 2 Conjunto Instrumental

Actividades de referencia

Elementos del Conjunto Instrumental

Patrón Temporal

−Aprovisionamiento de materias primas Preparación de −puntas de proyectil lanza −piedras de boleadora −trampas −astiles −mastic −tendones Tareas de des postamiento −acarreo −reactivación de filos

−Puntas de proyectil −Percutores −Cuchillos −Raederas −Raspadores −Fogones

Periódico

Aprovisionamiento y acarreo de −Agua, leña, sal, productos vegetales Preparación y mantenimiento de −Fuego −Comida (tratamiento de vegetales y carnes) Preparación de vestimenta y ac ondicionamiento de vivienda(tratamiento de cueros) −Reparación y reactivación de artefactos

−Percutores −Raederas −Raspadores −Cuchillos −Piezas reactivadas o retomadas −Fogones

Continuo

Equipo de Producción Artesanal

Aprovisionamiento de −Minerales (blanco, rojo, amarillo y negro) −Ligantes y mordientes (grasa, s angre, resinas, etc) −Materias primas líticas −Preparación de pigmentos Diseño y ejecución de pinturas, grabados, arte m obiliar

−Pintura sobre roca

Episódico

Equipo Situacional (Taller)

−Preparación de núcleos −Preparación de bifaces −Preparación de lascas grandes −Preparación de láminas −Tratamiento térmico (aprov. leña, preparación y mantenimiento de fuego) Tareas de enmangue −Preparación de mastic, tendones, astiles, y mangos

−Desechos de talla −Daño térmico −Fogones

Periódico

Equipo personal (caza)

Equipo Doméstico (Hogareño)

Fig.2.6. Análisis de los conjuntos instrumentales PM AEP1Capa 4/5. 17

Capítulo 2

Conjunto Instrumental

Equipo pers onal (caza)

Equipo Doméstico (Hogareño)

Equipo de Producción Artesanal Equipo Situacional (Taller)

Actividades de referencia −Aprovisionamiento de materias primas Preparación de −Puntas de proyectil Lanza −Trampas −Astiles −Mastic −Tendones Tareas de −Despostamiento −Acarreo −Reactivación de filos Aprovisionamiento y acarreo de −Agua, Leña, Sal, Prod. Vegetales Preparación y Mantenimiento de −Fuego −Comida (tratam. Vegetales y carnes) Preparación de vestimenta y acondicionamiento de vivien da(tratamiento de cueros) −Reparación y reactivación de artefactos Aprovisionamiento de −Minerales (blanco, rojo, amarillo y negro) − Ligantes (grasa, sangre, resinas, etc) −Materias primas líticas −Preparación de pigmentos Diseño y ejecución de pinturas −Preparación de bifaces Preparación de lascas grandes Tareas de enmangue −Preparación de mastic, tendones, astiles, y mangos

Elementos del Conjunto Instrumental −Puntas de proyectil (Lanza) −Raederas

Patrón Temporal Periódico

−Daño térmico −Raederas −Fogones

Continuo

−Pintura sobre roca

Episódico

−Desechos de talla −Daño térmico −Fogones

Periódico

Fig.2.7. Análisis de los conjuntos instrumentales PM AEP1Capa 6.

las armas se pueden incluir dentro de lo que Binford (1979) ha llamado equipo personal (personal gear), mientras que los artefactos para la preparación de alimentos están representando el equipo doméstico (household gear). Por otro lado, los artefactos clasificados como «otros elementos utilizados en la obtención de alimentos» son de carácter expeditivo y se pueden incluir dentro de lo que se ha llamado equipo situacional (situational gear). Al contrario del instrumental conservado, la fabricación no es planificada y, por lo tanto, se utiliza la materia prima disponible en el sitio de elaboración (Politis 1996).

De acuerdo a esta propuesta y a los datos etnográficos que hemos analizado previamente podríamos generar una expectativa en cuanto al registro a recuperar: Según Binford (1983b:335) todos los sitios y los conjuntos líticos no serán monitores iguales de las condiciones del sistema general, sobre todo si se trata de sitios para propósitos especiales. Sobre todo si tenemos en cuenta otra afirmación de Binford acerca de que “el patrón a través de las secuencias arqueológicas en diferentes sitios puede ser muy diferente pero aún estar referido directamente a las diferencias organizacionales características de una única adaptación» (1983b:334).

Estas categorías tecnológicas generan diferentes expectativas de descarte y en consecuencia pueden ser útiles para interpretar el registro arqueológico. Se espera que el instrumental conservado sea desechado dentro del campamento. El equipo doméstico no sale habitualmente fuera de él (salvo durante los traslados de residencia) y el equipo personal, según Binford (1979) es reparado y mantenido generalmente en el campamento. Por otro lado, el instrumental expeditivo es descartado en el lugar de uso luego de cumplida su función.

En nuestro caso, puede ser que la estrategia extractiva tradicional haya estado centrada en una producción expeditiva en sitios intermedios o para propósitos especiales, mientras que en sitios residenciales o de propósitos múltiples haya estado centrada en una estrategia más conservadora. Desde esta perspectiva, la lectura que se podría hacer de los resultados estaría referida a la organización espacial del sistema, donde aquellos sitios 18

Antecedentes que muestran una tendencia conservadora, con índices de descarte y/o abandono alto, tenderían a ser localizaciones residenciales. Y los que señalan una tendencia más generalizada y expeditiva serían sitios intermedios o de propósitos especiales. Ahora, pensando en como se conforman los equipos instrumentales de acuerdo a los elementos recuperados que se detallaran mas adelante y a la expectativa de acuerdo a los estudios etnoarqueológicos de grupos cazadoresrecolectores móviles ya mencionados podremos intentar a lo largo de este libro establecer ciertas correlaciones con modelos propuestos para analizar específicamente los aspectos de la organización de la tecnología lítica.

19

El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores

Capítulo 3 El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores: Aspectos teóricos

3.1. Los estudios de la tecnología

culture - both past and present - which cannot be adequately explained by reference to materiality alone. It is the cultural nature of material culture which accounts for its being. More than a mixture, material culture is a distillation, a synergy of materialized culture and acculturated matter, a unity achieved through action; human, intentional, arbitrary and artificial action. Technology (in the humanities) may be material in its outcome, but it is also cultural in its advent and its essence”.

3.1.1. Introducción

Tal como plantea Pierre Lemonnier (1992), la antropología de los sistemas tecnológicos o el estudio de la cultura material en un contexto social y económico es aún, una disciplina nueva y en desarrollo. Es por este motivo que haremos algunas consideraciones previas tendientes a esclarecer cual es nuestro punto de vista en esta Tesis sobre dichas cuestiones.

¿Cuáles son las vías teóricas-metodológicas que se han desarrollado durante las últimas décadas para entender la variabilidad de la tecnología? ¿Cómo creemos que debe ponerse en práctica un enfoque adecuado para su estudio en el marco de la ciencia arqueológica, en particular de aquella arqueología interesada en las sociedades con economía de caza-recolección?

En particular, estamos interesados en discutir algunos de los desarrollos teóricos y generar a partir de allí un modelo teórico-metodológico. Es necesario que éste sea útil para interpretar la variabilidad a través del tiempo en la cultura material. En nuestro caso, de los pueblos que habitaron la zona de la meseta central patagónica santacruceña, en las latitudes entre el río Chalía y el Deseado, principalmente desde fines de los tiempos pleistocénicos hasta las ocupaciones del Holoceno medio.

Guiarán nuestro derrotero teórico ciertas preguntas, la primera de ellas: ¿Cuál es el aporte que nos proponen a las interpretaciones sobre las sociedades del pasado cada uno de los enfoques discutidos aquí sobre el estudio de la tecnología? Pues creemos, como científicos sociales que solo estimulando la discusión sobre que las bases ideológicas que sustentan los desarrollos teóricos podremos avanzar en la producción de un conocimiento científico más profundo y de calidad. En segundo término: ¿Qué aspectos de los estudios tecnológicos nos interesan? ¿Por qué creemos que son útiles para nuestro caso de estudio? Finalmente desde nuestra perspectiva: ¿Cuáles serán los lineamientos que seguirán nuestras hipótesis y propuestas?

En un estudio de tecnología lítica nos interesa primero definir que entendemos por tecnología y cuáles unidades de análisis serán utilizadas a la hora de realizar las descripciones, hipótesis e interpretaciones, pues existe una legítima y amplia variedad de enfoques para su estudio dentro de las humanidades.

3.1.2. Objeto, acción y vida social

Tal como Schlanger y Sinclair (1990) proponen para sus estudios de la tecnología:

De acuerdo a Appadurai (1991) la distinción conceptual entre el universo de las personas y el de las cosas se volvió culturalmente axiomática en Occidente hacia mediados del siglo XX, tanto es así que incluso hay autores que plantean la no existencia de Tecnología para sociedades históricas

“It is certainly the case that material culture is striking and concrete in its materiality. From an archaeological perspective, this enduring characteristic is invaluable: being that which initiates our awareness and curiosity, this materiality of culture is consistently and systematically sought after. However, ‘discovery’ aside, it is the becoming of material

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Capítulo 3 previas a las máquinas o la revolución industrial y menos aún entonces para las sociedades prehistóricas (Ingold 1990). Estos planteos se basan en que el concepto de tecnología, al menos en las sociedades occidentales, se establece como una condición epistemológica de las sociedades para ejercer un control sobre la naturaleza maximizando la distancia entre tecnología y sociedad, y en contraste a esto, a través de sus instrumentos y técnicas los cazadores recolectores minimizan la distancia, involucrando la naturaleza dentro del nexo de las relaciones sociales, o “humanizando la naturaleza”.

como Dobres que involucran a la producción tecnológica en la arena de la identidad social, la cual puede ser definida por los arqueólogos focalizando el interés en la dinámica a micro escala de las manifestaciones de agenciamiento social o “social agency” (Dobres 1995). Se establecen así, lo que ha sido llamado “rutas socialmente reguladas para la biografía de los objetos” (Kopytoff 1991), donde por ejemplo podemos plantear intercambios por acuerdos individuales. En nuestro caso, serían los grupos o bandas que ocupan áreas casi despobladas, con actividades exploratorias importantes, lo que probablemente haya sido muy fuerte, principalmente en las primeras centurias del poblamiento del cono sur.

Surge entonces la necesidad de discutir la profunda noción durkheimiana de que la sociedad ordena el mundo de las cosas de acuerdo con la estructura prevaleciente en el mundo social de sus miembros (Durkheim y Mauss 1963 [1903]) pues creemos que las sociedades construyen objetos del mismo modo que construyen individuos.

Así, la idea de que en sociedades de pequeña escala, la esfera del diseño (arte) constituye una “zona” donde se manifiestan restricciones monopólicas. Esta idea puede ser utilizada para explicar como las variables de diseño de las puntas de proyectil pueden variar concomitantemente con las estrategias sociales que resuelven el problema del aprovisionamiento de recursos alimenticios por su asociación con distintas técnicas de caza (aislada o en grupos).

El sentido común occidental contemporáneo, construido con base en distintas tradiciones históricas en filosofía, derecho y ciencia natural tiene una fuerte tendencia a oponer palabras y cosas. La tendencia contemporánea predominante es considerar el mundo de las cosas como inerte y mudo, el cual es puesto en movimiento y animado en verdad conocible, solo mediante las personas y sus palabras (ver Dumont 1980; Ingold 1990; Appadurai 1991).

Es decir, de acuerdo a la propuesta de que distintos tipos de puntas responden a distintos tipos de enmangues (por ejemplo, para lanza de corto o largo alcance) con distintas eficiencias de acuerdo a la técnica que será utilizada para la caza (Ratto1991) se podría interpretar que un cambio en la táctica de acecho y acercamiento de las presas deberá reflejar un cambio en los cabezales líticos (Frison 1993; Martínez 1999). Sobre este punto volveremos más adelante cuando discutamos las estrategias asociadas a los distintos eventos ocupacionales de Piedra Museo.

A pesar de que nuestro enfoque en el estudio de las cosas esté necesariamente condicionado por la idea de que las cosas no tienen otros significados sino aquellos conferidos por las transacciones, las atribuciones y las motivaciones humanas, el problema antropológico reside en que esta verdad formal no aclara la circulación concreta, histórica de las cosas. Es solo mediante el análisis de estas trayectorias que podemos interpretar las transacciones y cálculos humanos que animan las cosas. Los objetos, van así a representar el primer y último recurso de los arqueólogos, serán la sustancia de la cultura material (Kopytoff 1991).

Desde otro punto de vista, parte de la causa por la cual la demanda de objetos permanece como un misterio, desde la perspectiva arqueológica del análisis, reside en que suponemos que tiene algo que ver con, por una parte el deseo (cuya naturaleza parece ser infinita y transcultural) y por otra, la necesidad (cuya naturaleza parece ser fija). Esto sería uno de los motivos por los cuales las trayectorias o rutas de los objetos son inherentemente inconstantes, particularmente cuando involucran flujos transculturales, es que descansan en distribuciones inestables de conocimiento (Appadurai 1991; Renfrew 1991).

Desde un punto de vista teórico, así como los actores codifican la significación de las cosas, desde una perspectiva metodológica son las cosas en movimiento las que iluminan su contexto social y humano. Encontramos autores como Wynn, que sugieren que los diseños de las hachas de mano no son “signos” ni requieren “reglas gramaticales” para la transmisión de información pero pueden ser consideradas parte de una “cultura mimética” donde la función es lo primordial (Wynn 1995). Y autores

En primer lugar, y en términos generales, tal conocimiento puede ser de dos tipos: el conocimiento técnico, social, estético y demás que acompaña a la producción de los 22

El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores objetos y el conocimiento que acompaña al consumo apropiado de estos bienes. Ambos divergirán proporcionalmente, en cuanto aumente la distancia social, espacial y temporal entre productores y consumidores. Como veremos no es correcto considerar un conocimiento como exclusivamente técnico y empírico, y el otro en el plano del consumo como exclusivamente valorativo e ideológico. En ambos polos creemos que el conocimiento tendría componentes técnicos, mitológicos y valorativos que son susceptibles de interacción mutua y dialéctica.

parece indicar que, al mismo tiempo, tienen otro importante uso: sirven para establecer y mantener las relaciones sociales.He aquí entonces un más que probado y fructífero enfoque dirigido hacia el lado material de la existencia, que ofrece una idea de los significados sociales muchísimo más rica que la referida a la simple competitividad individual. Esta aproximación al estudio de los objetos, donde se subraya su doble papel como proveedores de subsistencia y establecedores de líneas de relaciones sociales, es reconocida -y constituye prácticamente un axioma entre los antropólogos- como la forma apropiada de entender por que la gente necesita objetos (Leach 1966).

Con respecto a este punto Renfrew plantea que las sociedades con sistemas económicos no especializados, donde sus miembros dedican la mayor parte del tiempo de trabajo a la producción de alimentos de consumo local, el intercambio de bienes persigue como meta principal obtener los artículos necesarios o deseables que son fabricados o se encuentran en territorios vecinos (Renfrew 1991). Estas ideas resultan interesantes cuando pensamos en tiempo corto, por ejemplo en Patagonia, con bandas o parcialidades alejadas entre sí, con algún grado de movilidad grupal que responde a las necesidades de recursos y bienes, que si bien podían resolver las necesidades materiales en algún tipo de intercambio de bienes para establecer alianzas o redes sociales.

En los ‘70 y ‘80 comenzó la interpretación de las culturas materiales antiguas en término de las teorías de la antropología social. Los objetos tienen un valor de uso a través de su efecto en el mundo, aunque estas palabras han sido usadas desde muchas perspectivas (funcionalistas, materialistas, utilitaristas): los objetos tienen un significado estructural el cual pueden comunicar y éste es su significado simbólico (Por ejemplo, las dotes que recibe un suegro; el intercambio de bienes en un potlach, la repartija de carne de un guanaco entre los selk`nam y tehuelches, entre algunos muy conocidos). Finalmente los objetos tienen un interés significante a través de sus asociaciones en el pasado y éste es su significado histórico.

De acuerdo a Mary Douglas y Baron Isherwood (1990), estos modelos consideran que es fácil describir un medio social cuando se puede colocar al individuo en un escenario cuyo telón de fondo sea un grupo. Pero cuando se piensa en un medio social inicialmente definido por la ausencia de grupos y caracterizado mas bien por las transacciones entre individuos, los sociólogos están obligados a empeñar un esfuerzo teórico.

Podemos reconocer tres enfoques: el fenomenológico donde los individuos interactúan unos con otros y el mundo se construye socialmente, el estructuralista: que ubica al individuo en primer término y la etnometodología que da por sentado que la realidad se construye socialmente y se concentra en los procedimientos interpretativos: el discurso es solo un canal y por sí mismo no otorga sentido, a menos que relacione la información registrada por el oyente con el porte físico y el entorno del hablante: espacio, tiempo, orientación, atuendo, alimento y todo lo demás.

En lugar de suponer que los objetos son fundamentalmente necesarios para la subsistencia y el despliegue competitivo, Douglas e Isherwood (1990) asumen que son necesarios para hacer visibles y estables las categorías de una cultura. Es una práctica común admitir que todas las posesiones materiales tienen significados sociales, así como concentran la parte más importante del análisis cultural en su uso como comunicadores (Douglas y Isherwood 1990; Dobres y Hoffman 1994).

En este sentido es considerado que los rituales más eficaces utilizan objetos materiales. En esta perspectiva, los bienes son accesorios rituales; el consumo es un proceso ritual cuya función primaria consiste en darle sentido al rudimentario flujo de los acontecimientos. Así llegamos a los objetos “inalienables” en el sentido de Weiner (1992), donde las posesiones pueden entenderse como la representación del proceso de cómo las identidades sociales son constituidas a través del tiempo.

Es entonces cuando vemos que en todo estudio tribal nunca falta una descripción de los elementos materiales de la cultura. Los miembros han establecido sus provisiones, hogares, y de la misma manera poseen objetos duraderos y no duraderos. Los bienes materiales proporcionan alimento y abrigo, entre otras funciones, sin embargo todo 23

Capítulo 3

3.1.3. Definiendo tecnología en antropología y arqueología Los instrumentos de piedra dominan los conjuntos arqueológicos de gran parte de la prehistoria de la humanidad a través del mundo, por lo que los estudios sobre ellos han seguido, y aún lo hacen, la trayectoria de los desarrollos teóricos de la arqueología (Perlés 1992; Odell 1996). Creemos que por ello los estudios de estos restos materiales tienen múltiples matices y como hemos dicho, sólo nos interesaremos por algunos de ellos. Varias décadas fueron necesarias para que los investigadores que estudiaban la tecnología en la sociedad aceptaran que los objetos producidos por seres humanos en sociedad son producciones sociales (para una discusión sobre este punto ver Lemonnier (1989)). A partir de entonces, desde el punto de vista antropológico, la tecnología de los sistemas socioculturales no industriales con economía cazadora-recolectora ha sido particularmente estudiada como: “El conjunto de medios materiales utilizado para adaptarse, controlar y/o modificar el medio ambiente” (Lemonnier 1992:1; Nami 1992: 33)

es decir entendidos como expresión material de una actividad cultural. Complementariamente a estas definiciones, desde otro punto de vista Schiffer y Skibo (1987:595) establecen que (tecnología )...“Es el conjunto de artefactos, conductas y conocimientos que son transmitidos intergeneracionalmente para crear y usar productos”, considerándolas empíricas y

tradicionales. Es decir, existe un acuerdo entre la mayoría de los autores acerca de la presencia de objetos, bienes, o conjuntos materiales que tienen una existencia real y resultan del producto de una actividad humana. Esto puede entenderse como medio adaptativo o como actividad cultural transmisora de significados y desde hace mas de treinta años las investigaciones arqueológicas han incrementado su interés en preguntarse sobre la organización de estas “conductas”. Valga aquí entonces la diferenciación entre tecnología y técnica. A diferencia de tecnología, podemos definir “técnica” siguiendo a Gortari (1986:18, en Nami 1991): “…Como el procedimiento o conjunto de procedimientos, regulado y provisto de una determinada eficacia. También se denomina técnica 24

al conjunto de reglas aptas para dirigir eficazmente una actividad cualquiera y la destreza necesaria para realizarla. Más todavía, igualmente se llama técnica al conjunto de procedimientos y operaciones por medio de los cuales se resuelve una dificultad o se cumple una función concreta. Naturalmente, una misma dificultad o una misma función puede ser abordada por varias técnicas diferentes”. ... “Específicamente, una técnica viene a ser el procedimiento o conjunto de procedimientos, exigidos para el empleo de un instrumento, para el uso de un material, para el manejo de una determinada situación en proceso. La técnica se refiere siempre a una acción e incluye, necesariamente experiencia previa…Las técnicas se inventan, se enseñan, se aprenden, se transmiten de manera oral o escrita y a través de la demostración de la actividad misma”.

Tal como Nami (1992) plantea, como arqueólogos nos enfrentamos entonces al estudio de Tecnologías Tradicionales que han empleado Técnicas Artesanales (Layton 1974; Amaya 1984; Ingold 1990). Esta última definición adquiere relevancia para diferenciar entonces los distintos tipos de acciones que involucra una técnica de lo que nosotros consideramos una tecnología: el conjunto o subsistema dentro de una cultura que engloba. 1. los conocimientos técnicos, 2. los recursos disponibles y 3. el trabajo para la explotación y utilización del medio (Leroi-Gourhan 1965; Nami 1985; Schiffer y Skibo 1987; Cattáneo 1997). En las propias palabras de A. LeroiGourhan: “A technology limited to the classification of the forms of tools and the analysis of states of fabrication would entertain vis a vis ethnology the same relations that systematic zoology holds vis a vis animal biology. In effect, the tool exists only in the operational cycle [and witnesses it], in the same manner that a Horse’s skeleton carnes the traces of the rapid herbivore that it once was. While the systematic technology which was the object of the two volumes of Evolution et Techniques [1943, 1945] is an indispensable base, the tool really exists only with the gesture which renders it technically efficient (1965, 35)”.

Como vimos, en la actualidad existen distintas posturas relacionadas con la idea de si los restos materiales de la tecnología lítica pueden servirnos para generar modelos asociados con aspectos conductuales (Kelly 1988), o simbólicos de la comunicación (Westergaard 1995). A diferencia de los etnógrafos, las preguntas que haremos a la cultura material inevitablemente descansan de alguna manera en analogías históricas o etnográficas que nos llevaran a hablar de tendencias en el sentido de Leroi-

El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores Gourhan (1943; 1945) y de esa manera nos permitirán establecer hipótesis acerca de la variabilidad.

arqueológicos llamaron nuestra atención: el primero de ellos es el de Flegenheimer y Bayón (1999) sobre las tendencias en la selección de materias primas donde se sugiere que el valor “Color” puede representar uno de los aspectos tomados en cuenta por grupos cazadoresrecolectores pampeanos pleistocénicos frente a la elección de materia prima para la confección de instrumentos. El segundo, surgido desde los trabajos etnoarqueológicos de su autores el de Politis (1998) sobre la interpretación de la presencia de actores sociales generalmente ausentes en las interpretaciones arqueológicas: Los niños. Como a través de la presencia de artefactos homólogos, de tamaño menor y calidad tecnológica inferior se pueden sugerir hipótesis que confronten aspectos de “agencia” en las sociedades del pasado.

Como se verá mas adelante, uno de nuestros principales objetivos será profundizar en la interpretación de la variación de estas conductas entendidas como el uso prehistórico del paisaje para el desarrollo de estrategias tecnológicas. Este uso implicará desde el punto de vista de la tecnología, la interacción entre las condiciones en las que aparecen los recursos o materias primas y las condiciones sociales de los grupos que los explotan. (Binford 1973; Koldehoff 1987; Kelly 1988; Nelson 1991). Durante las tres últimas décadas los estudios líticos han ocupado un lugar relevante en los análisis arqueológicos, generalmente asociados a grupos con economías cazadoras-recolectoras. Entonces me gustaría discutir los diferentes enfoques de como considerar y analizar un conjunto de objetos en estos contextos “funcionales” o sistémicos en el sentido de Schiffer.

Sobre la caracterización de grupos de artefactos que describan conjuntos discretos de objetos que puedan ser comparados entre sí estableciendo hipótesis sobre su filiación grupal ya hemos discutido su relevancia en el capítulo 2, pero también esta línea de investigación, donde el diseño y la forma de los instrumentos ayude a proponer nuevos modelos, cargados de contenido social refleja una realidad: la limitación explicativa de los modelos actuales. Esto ha sido discutido en el ámbito nacional e internacional proponiéndose variadas alternativas (ver por ejemplo Aschero 1988a y b; Sinclair 1990; Nelson 1991; Torrence 1994; Bayón et al. 1995; Politis 1998; Flegenheimer y Bayón 1999). Así llegamos a las discusiones sobre esos aspectos que algunos entienden como “estilísticos” y otros de “diseño”.

Discutiremos a continuación las ideas mencionadas específicamente en el campo de la interpretación de la variabilidad arqueológica y como ésta ha sido modelada desde varios ángulos.

3.1.4. La producción tecnológica de objetos y la variabilidad arqueológica Los autores mencionados al inicio de este capítulo se preguntan porque a los arqueólogos se les presenta la dificultad a la hora de transferir estas explicaciones al analizar el registro. Podemos encontrar varios motivos, aunque el principal de ellos responde a los bajos niveles de contrastabilidad con el registro arqueológico de gran parte de las hipótesis generadas en este marco epistemológico. Ésta, entre otras causas es la que ha orientado nuestra búsqueda hacia la perspectiva que describiremos mas adelante, sin dejar totalmente de lado las consideraciones hechas con respecto al peso de la esfera social. Sobre la base de las expectativas de bienes de intercambio que surge del análisis de la Figura 2.5 a 2.7 del capitulo 2, de datos de viajeros y cronistas resalta notoriamente la escasez de bienes no perecibles que pueden ser intercambiados o que han quedado como parte de ese registro “social completo”, para nosotros ya inexistente.

3.1.5. El estilo en los estudios de tecnología lítica A pesar del reciente interés en problemas de la naturaleza que antes mencionamos, es realmente poco lo que los arqueólogos saben sobre aislar y analizar información estilística en herramientas de la piedra. De hecho, la base teórica para los estudios de estilo en herramientas de piedra ha dado énfasis frecuentemente a consideraciones “directas”, mas que a discutir problemas orientados por el estilo de los instrumentos líticos y sus contextos asociados . El estilo estuvo puesto al servicio de cronologías y tipologías “tiempo sensitivas” (ver por ejemplo Krieger (1944)). Nosotros creemos que otro tipo de consideraciones teóricas en torno probablemente pueden ayudar a evitar las interpretaciones ingenuas de los acercamientos completamente inductivos (Borrero 1989; Trigger 1992).

Varios trabajos donde la aplicación de factores de índole social pueden ser utilizados para explicar contextos

Hay precauciones sobre el concepto y uso de “estilo” que 25

Capítulo 3 vienen de la literatura etnoarqueológica (por ejemplo Weissner 1983) y advierten que las ecuaciones simplistas sobre los estilos de herramientas de piedra son altamente improbables de ser correctas, tal la conocida controversia de los ’70 entre Bordes y Binford, como igualar tipos de herramientas directamente con grupos residenciales (Bordes 1972; Binford y Binford 1966). De la misma manera, se ha establecido a través de los estudios de colecciones etnográficas de proyectiles la sugerencia de que puede encontrarse información estilística más concentrada en astiles y mangos, perecederos, que en cabezales líticos (Ellis 1997). En este sentido hay distintas posturas. Por ejemplo, acerca de si el diseño en las puntas de proyectil, pueden ser considerados como indicadores étnicos o funcionales. C. Ellis (1994), desde una perspectiva etnográfica nos alerta al respecto

instantánea de un momento del ser social, que identifica la situación o identidad de individuos o grupos..Estamos de acuerdo en que debido a la resolución temporal tosca o de grano grueso del registro arqueológico, sólo raramente lleguemos a considerar a los individuos o grupos como estilísticamente visibles, aun cuando ellos estaban imprimiendo un estilo claramente identificable en su cultura material. Creemos que es más probable que la diferenciación o el cambio exhibido por el estilo a través de las dimensiones espaciales o temporales sea de utilidad en arqueología. ¿Qué pasa con las entidades estilísticas a través del tiempo, y cómo relaciona esta variación por ejemplo con entidades vecinas? Mientras no hay demasiados desarrollos nuevos sobre esta perspectiva, quiero subrayar que una meta más consistente es usar la dimensión de tiempo para ver proceso social, en lugar de para intentar aislar un grupo o individuo en cualquier punto del tiempo. Nosotros podemos esperar interpretar ciertos cambios en tendencias del largo-término que pueden interpretarse como reflejo de cambios en procesos sociales. El proceso social, en el sentido estrecho en el que lo usamos aquí, se refiere a las condiciones sociales evolventes las cuales afectan el out-put material de la identidad, en forma consciente o no. El proceso social puede ser visto en el registro arqueológico como identidades cambiantes en tiempo y espacio. El registro de identidad puede incluir el número de niveles de identidad, las unidades de identidad, la fuerza de su definición, su situación y duración, y los procesos que afectaron estas dimensiones (Sackett 1982; Weissner 1983; entre otros).

...“Some archaeologists have also tried to explain changes in form of stone points such as in presence or absence of barbs in terms of changing hunting strategies. However, since ethnographically there are some societies who produced or attached a separate barb on the shaft or foreshaft and not the stone point itself one should be leary of attributing much significance to the absence of such a feature on the preserved stone point”.

Por otro lado, un debate interesante de la última década ha defendido alternadamente si el estilo es conscientemente o inconscientemente impartido; si el estilo comunica o involucró comunicación; y si estilo y función están solapados (para las recientes versiones, ver Binford 1989; Sackett 1986; Aschero 1987; 1988). Las discusiones sobre estas posiciones alternadas han sido útiles, pero no han sido suficientemente fructuosas. De hecho, la rareza de tales investigaciones (por ejemplo ver Close 1989) sostienen que la reciente literatura teórica ha sido difícil de aplicar al análisis de los instrumentos descorazonando a los investigadores (por ejemplo, Clark 1989:33). La falta de modelos teóricos operacionales para la interpretación estilística, es uno de los asuntos más difíciles que existen para erigir un marco de investigación deductivo.

Un problema importante es la concordancia entre las técnicas analíticas y los fenómenos que nosotros estamos esperando interpretar y en el futuro, eventualmente explicar. Mucho esfuerzo se ha puesto para aislar atributos estilísticos o tipos que puedan usarse para identificar grupos prehistóricos. La búsqueda de grupos específicos es metodológicamente y conceptualmente problemática, pues en realidad, no hay ninguna manera obvia de saber como un aspecto particular de la cultura material puede relacionarse con un patrón de conducta prehistórica. Así una clasificación estilística podría relacionar equivocadamente patrones de identidad mezclando incluso distintos niveles como el individual, o de grupo familiar, local, o la población regional (Conkey y Hastorf 1990). Tal como ha sido advertido por Gadamer, uno de los padres fundadores de la moderna hermenéutica: La noción de estilo es uno de los conceptos auto evidentes no discutidos en el cual se basa nuestra conciencia histórica. Creemos que un

Hay indudablemente muchas maneras en las que el estilo se originó, perseveró, se transformó, y desapareció en los distintos tipos o clases de herramientas. Dónde buscar estilo y cómo interpretarlo va a estar condicionado tanto por condiciones pragmáticas como por posiciones teóricas. El estudio de estilo ha estado sujeto a lo que se llama “la tiranía del registro etnográfico”. Los arqueólogos han tratado a menudo el tema del estilo como si fuera una 26

El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores adelanto en este sentido ha sido la propuesta de Aschero (1987) sobre la comparación de conjuntos arqueológicos, que intentaremos aplicar en las investigaciones en nuestra área de estudio, donde se discute la posibilidad de implementar este tipo de enfoque:

distintas esferas o las escalas de identidad, debemos condicionar nuestros métodos para permitirnos interpretar variantes en patrones arqueológicos, que nos permitan registrar potencialmente un rango amplio de conductas prehistóricas.

“...la marcada delimitación geográfica del arte rupestre animalístico en el área centro—meridional, que caracterizan la arqueología de Patagonia central, puede ser visto, como indicadores primarios de: a) la interacción de entidades culturales en un determinado ámbito geográfico o b) de situaciones de cambio y/o continuidad en las secuencias regionales. Son efectos de esos procesos que podrán ser explicados a partir de modelos descriptivos que contemplen la variabilidad de los conjuntos ergológicos en relación a los sistemas de asentamiento y las estrategias adaptativas de las entidades culturales involucradas. Al hablar de estrategias adaptativas en una u otra área patagónica implicamos diferentes disponibilidades e implementación de recursos naturales, de acuerdo a diferencias ambientales y topográficas, que han tenido en común una economía centrada en tomo a la caza del guanaco. Lo anterior implica otra serie de proposiciones: c) La explicación de esos procesos debe asentarme en un modelo descriptivo con capacidad de definir las entidades culturales a nivel estilístico y funcional. d) La definición estilística depende de la selección de caracteres y/o atributos morfológicos de valor idiosincrático u otras variables que hagan a la singularidad de los conjuntos ergológicos. e) Tales variables se hacen explícitas en la comparación de conjuntos dentro y entre áreas de investigación en las que se observan patrones comunes en la producción de elementos de la ergología. Consecuentemente, en esa comparación, f) es importante separar los aspectos referentes a los comportamientos de producción de los comportamientos de uso inferidos a través de distintos métodos de macro o microanálisis y test experimentales.”

A continuación desarrollaremos los conceptos que creemos nos serán de utilidad para dicho fin, intentando discutir más con detenimiento algunos de ellos.

3.2. Profundizando nuestra perspectiva Si bien ya lo hemos discutido mas arriba en líneas generales, abordaremos en esta tesis sólo un aspecto limitado de nuestros intereses: la variabilidad en la producción y uso de instrumentos líticos. Recapitulando, queremos dejar aquí establecidas las proposiciones que consideramos fundamentales y que han surgido como producto de las discusiones anteriores. Concretamente: 1. Para cualquier tarea dada, existe un número potencial de instrumentos y técnicas que pueden ser utilizadas para llevar a cabo la tarea satisfactoriamente 2. Sin embargo, las necesidades técnicas guiaran inevitablemente la producción de instrumentos y el contexto de producción (social y económico, por ejemplo) limitaran el rango de soluciones efectivas. 3. Asimismo, las propiedades físicas de las variedades de materias primas utilizadas pueden incorporar restricciones en la producción de instrumentos. 4. Finalmente, y lo más importante, tallar rocas es una actividad aprendida y practicada por individuos con juicio crítico. Hay varias consecuencias básicas de ello: - Las tradiciones técnicas, transmitidas por la enseñanza durante la infancia y adolescencia son factores limitantes en la elección de esquemas técnicos y conceptuales de los productores prehistóricos de artefactos. - Sin embargo, dadas ciertas condiciones para llevar a cabo una tarea, el juicio crítico del tallador es el que lo lleva a elegir el método práctico y las técnicas a aplicar sobre lo que él conoce. - La cadena operacional al tratar con materias primas heterogéneas deberá ser altamente flexible, lo que implica un esquema conceptual que descansará en los mismos principios y en la evaluación de las cualidades de la materia prima. - Sin embargo, creemos que las variantes en las secuencias operacionales pueden ser explicadas en términos de elecciones tácticas. - La manufactura de cualquier instrumento de piedra es el resultado de una larga serie de elecciones: técnicas, económicas, sociales y aún simbólicas. La combinación

De estos lineamientos y las críticas sugeridas por Borrero (1989) sobre las correspondencias y la operatividad de estos enfoques, se desprende la importancia de un desarrollo metodológico que tome en cuenta: 1. que nosotros necesitamos examinar una importante cantidad de datos para poder proponer y discutir aspectos estilísticos. 2. que necesitamos reconocer que la fuerza de nuestras interpretaciones arqueológicas recae en enfatizar el estudio de las variaciones espaciales así como las temporales, la diacronía. La estructura de las variaciones en el tiempo es una de las pistas importantes en el estudio de los procesos que están detrás de los cambios estilísticos. 3.que debido a las escalas de análisis, precisamos una teoría “lente” (Rick 1996) para examinar el registro arqueológico. Ante la dificultad para interpretar las 27

Capítulo 3 de esas elecciones puede ser interpretada en términos de estrategias. Así, la vía teórica que nos ha parecido más sólida, completa y útil para explicar la variabilidad en la producción tecnológica observada en el registro arqueológico de los grupos de cazadores-recolectores que nos ocupan, ha sido aquella fundada en el uso de la propuesta de varios autores angloamericanos, centrados en el concepto de “Organización de la tecnología” (Kelly 1988; Hayden et al. 1996).

internacional (Binford 1979; Koldehoff 1987; Kelly 1988; Shott 1989; Nelson 1991) y nacional (Aschero 1988; Escola 1990-92; Flegenheimer 1991; Bayón et al. 1995; Civalero 1994; Franco 1994; Borrero y Lanata y 1988; Miotti 1995; Miotti y Cattáneo 1997; Cattáneo 1998; 1999; Guraieb 1998) con importantes avances. Nuestro análisis se centrará en profundizar una serie limitada de aspectos. Esto quiere decir que no propondremos un modelo de conductas generalizadas, sino que se intentará proponer cuales variables, sistemáticamente eslabonadas deberán ser controladas para predecir casos específicos de variación en la organización de la tecnología.

Analizando las estrategias de producción de objetos y relacionándola con otros aspectos de la vida, en particular tomaremos la propuesta de George Odell (1996), donde se critica y discute la teoría del diseño aplicada al estudio de los instrumentos de piedra. Los estudios de “diseño” interesados en explicar la variación formal de los conjuntos instrumentales, y los cambios en el repertorio de opciones de diseño (Bleed 1986; Aschero 1987; Gagliardi 1992; Korobkova 1993; Odell 1996; Hayden et al. 1996).

Ambos, el sistema cultural y biológico mantienen una continuidad temporal a través de las replicaciones de sus componentes y estructura. Creemos entonces que la teoría Evolutiva erróneamente utilizada casi excluyentemente para explicar conductas económicas puede ser aplicada para explicar aspectos ideacionales de la cultura. Ejemplos de ellos pueden ser los trabajos de Neiman (1995) sobre estilo e interacción social, Barton et al. (1994) y Clark et al. (1996) sobre los modelos del arte paleolítico europeo, Bamforth y Bleed (1997) sobre instrumentos de piedra, estilo e identidad social o los trabajos de Shott (1997a y b) o Bettinger (1991) sobre la teoría de la transmisión aplicados a la tecnología lítica o los ya mencionados de Flegenheimer y Bayón (1999) y Politis (1998).

3.2.1 el estudio de la organización tecnológica: El concepto de organización de la tecnología En la década de los ’90, se desarrolló entonces una perspectiva amplia surgida desde el ámbito de las ciencias arqueológicas que intentaba modificar las interpretaciones funcionalistas, estilísticas o comparativas de los restos arqueológicos de la tecnología.

A continuación discutiremos con algo más de detalle las posibilidades explicativas que genera el estudio de los planos mencionados, el de las condiciones ambientales y sociales, dentro del marco de la Teoría Evolutiva a los fines de establecer el contexto teórico en cuál se fundaran nuestras investigaciones. Evolución se refiere al cambio a través del tiempo. Nadie cuestiona que los sistemas conductuales cambian. ¿Pero como explicamos estos cambios, mas allá de simplemente interpretar su ocurrencia? La teoría evolutiva postula el cambio cultural como el resultado de la persistencia diferencial, a través del tiempo, de la variación en las conductas y esto puede ser explicado a través de la aplicación de un número limitado de procesos universales. Cómo esos procesos operan e interactúan entre sí en casos particulares es muy complejo, y en algún nivel, siempre únicos pues son la resultante de circunstancias ambientales e históricas particulares. Sin embargo, su universalidad significa que pueden ser hechas generalizaciones para conjuntos de estas “circunstancias”, que nos llevaran a explicar estos procesos de variación en los sistemas culturales (Barton y Clark 1997:4).

Siguiendo a varios autores, tanto nacionales como extranjeros, que entienden la necesidad de incorporar en las investigaciones la complejidad del mundo social para explicar las soluciones tecnológicas que observamos en el registro arqueológico, analizaremos el uso de una serie de conceptos a los fines de considerar su aplicación en nuestro estudio (Kelly 1988; 1987; Nelson 1991; Politis 1991; Aschero 1988; Bayón et al. 1995; Miotti y Cattáneo 1997). Siguiendo a Nelson (1991) entendemos el concepto de organización de la tecnología como el estudio de las distintas estrategias de producción de instrumentos (manufactura, transporte, uso, mantenimiento y descarte) que una sociedad implementa para resolver sus necesidades diarias, pero que, estas necesidades van a depender tanto del ambiente biofísico como social y esto va a afectar la forma en que el tiempo y la energía serán invertidos en distintos momentos de la producción. La aplicación de esta propuesta en casos arqueológicos ya ha sido discutida en el ámbito de la literatura 28

El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores Por lo expuesto hasta el momento vemos que existen dos planos diferentes desde los cuáles podemos discutir casos específicos: 1. El estudio de las variaciones en las condiciones ambientales, 2. El estudio de las condiciones sociales o como éstas se reflejan en los contextos arqueológicos.

animales en una época del año, es el punto de partida para tratar de entender la variación en la disponibilidad estacional de todos los recursos. De acuerdo a la propuesta de Nelson (1991:59) el uso de este acercamiento, nos permite examinar a la tecnología como un conjunto de conductas que contribuyen a la adaptación humana (Jochim 1981), en lugar de entenderla como un conjunto de objetos que son los productos de la adaptación humana, una industria, o un procedimiento productivo (ver Koldehoff (1987) para una discusión sobre esta distinción).

1. El estudio de las condiciones ambientales, en el marco de la teoría evolutiva Hay varios aspectos a considerar con respecto a las condiciones ambientales y nosotros centraremos nuestro interés específicamente en aquellos que creemos se relacionan con la organización de la tecnología y la variabilidad del ambiente pues creemos que la organización tecnológica es sensible a las condiciones del ambiente y puede ser estudiada a través del análisis de la predictibilidad, distribución, periodicidad, y productividad del recurso lítico. (Bamforth 1986, Binford 1978, 1980, Bleed 1986, Kelly 1988, Shott 1986, Torrence 1983).

Como ha sido propuesto por otros autores para el área (Miotti 1993,1996; Miotti & Salemme 1999; Miotti et al. 1999), el aprovechamiento de los recursos faunísticos habría sufrido un notable cambio hacia la especialización en el aprovechamiento del guanaco, es nuestro interés ver en que medida podemos detectar si este cambio ha sido acompañado por una modificación en las estrategias tecnológicas y hasta que punto podemos evaluar esto como un cambio de la organización social de los grupos.

Cada uno de estos aspectos en relación con el área de estudio será descrito con detalle en los capítulos siguientes, pero desde el punto de vista teórico necesitamos evaluar o considerar como cada uno de ellos afectan o son afectados por los grupos humanos. Cómo, la variabilidad presente, afectaría en un sentido u en otro la relación, es decir, si estudiamos el ambiente actual podemos inferir y/o interpretar como habría sido: - La disponibilidad de los recursos líticos: necesitamos establecer que tipo de recursos encontramos en el área, y que grado de predictibilidad poseen. - Distribución de recursos líticos: Necesitamos evaluar la potencialidad de los recursos (ver capítulo seis), como se distribuyen, en que densidad y como esto afecta a lo que podríamos llamar productividad diferencial entre un sector y otro del área de estudio. - Relación recursos fijos /recursos móviles: Sobre la base del mapeo de las fuentes líticas, reconocidas como recursos fijos, se intentará establecer que relación puede existir entre su uso y el uso de otros recursos u otras actividades eventuales que puedan implicar movilidad, como por ejemplo reuniones entre bandas. Por otro lado, el estudio de las trayectorias de producción de artefactos en relación con la movilidad resulta relevante para explicar esta forma de entender los paisajes arqueológicos. - El stress temporal; la disponibilidad estacional: La marcada diferencia estacional en la Patagonia continental, que produce épocas de sequías, épocas de copiosas nevadas, crecidas de arroyos y lagunas, pariciones de

2. Las condiciones sociales: El estudio de las estrategias de aprovisionamiento, producción, y manejo de conjuntos instrumentales líticos. La vía teórica que ha sido utilizada con éxito para el estudio de las condiciones sociales que regulan la producción tecnológica prehistórica hace hincapié en utilizar la noción de estrategia como herramienta conceptual para entender e interpretar la variabilidad en la vida de los grupos cazadores recolectores. Creemos que existen algunos modelos que son claves para entender la definición de las estrategias y como estudiarlas. De su aplicación surge una base para identificar opciones tecnológicas y/o discutir ventajas y desventajas de las mismas. Estas estrategias se ven como procesos que resuelven situaciones, que son sensibles a las condiciones creados por la interacción entre los humanos y su ambiente: nos permitirán discutir aspectos de esa interacción a través del tiempo para estudiar su variabilidad. Nos proponemos estudiar y explorar las características de los conjuntos de artefactos arqueológicos que son CONSECUENCIA de la implementación de estas estrategias A principios de los ’80 la definición de las estrategias careció de la suficiente aplicabilidad al estudio concreto de la variabilidad de contextos arqueológicos. Mas tarde, se fueron presentando estudios de sitios y conjuntos que permitieron discutir aspectos mas profundos. (Binford 1973, 1977, 1978, 1979; 29

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Prestigio y Restricción Ideológica Acceso (a la mat. prima, al instrumento)

Restricción socio-económica Movilidad Capacidad de Transporte Trabajo disponible Almacenamiento

Restricción tecnológica Tecnología disponible Costos de la producción Costos de Reparación/ Reactivación/ Reemplazo Habilidad requerida

lascas/hojas

ADQUISICION Restricciones materiales Materiales disponibles y Costos INSTRUMENTOS Actuación relativa Proporciones de uso /fallas relativas

Restricción de la tarea (Actuación aceptable) Mecánicas de la tarea Precisión Fuerza Naturaleza de Acción Eficacia Cantidad Tiempo Disponible Consecuencias de fracaso (Riesgo)

ESTANDARIZADOS

GENERALIZADOS

INSTRUMENTOS

- La longevidad de uso (Vida de uso) - La espEcialización funcional - Multifuncionalidad (versatilidad) - La fiabilidad (robustez y sobrediseño) - La facilidad de reparación

- El Ángulo del borde y Forma - Aprehensión y enmangue

- El tamaño y Peso

CONSIDERACIONES DE DISEÑO

-Técnica Bipolar -Carroñeo/Reciclaje -Picado-Pulido - Reactivación

-Producción de Bifaces -Herramientas de larga vida de

-Núcleos de Bloques expeditivos

PRODUCCIÓN /REDUCCIÓN & REACTIVACION DE

ESTRATEGIAS DE

Capítulo 3

Fig. 3.1. Consideraciones en cuanto a diseño. Tomado y modificado de Hayden et al.(1996).

El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores Bleed 1986; Kelly 1988, Koldehoff 1987; Parry y Kelly 1987; Shott 1986; Torrence 1983; Wiessner 1982, 1983; Perlés 1992; Odell 1996; Hayden et al. 1996).

- Reactivación de filos (Nami 1991) - Explotación de distintas de materias primas (Aschero 1995; Aguerre 1997; Civalero 1991; Bellelli 199; Guraieb 1998) - Uso de rocas durables (Nami 1991) - Residencia cerca de áreas de aprovisionamiento (Mansur 1983, Miotti 1996, Civalero 1999, Espinosa 1999; Franco 1994; Borrero y Franco 1997, 1998)

Tomaremos en cuenta tres instancias que deben reconocerse para identificar los distintos tipos de estrategias en los contextos arqueológicos de la Localidad de Piedra Museo: a) Estrategias de adquisición materia prima

Especialmente aqui nosotros pretendemos profundizar en la caracterización de los criterios de selección utilizados por los antiguos habitantes de la localidad Piedra Museo. De acuerdo a las descripciones que haremos del paisaje de nuestra área de estudio prestaremos especial atención a: 1. la abundancia y distribución de las materias primas locales (ver capítulo seis) 2. la calidad de las materias primas (ver capítulo seis) 3. la composición petrológica de las materias primas para establecer comparaciones entre ellas y los restos arqueológicos recuperados (ver capítulo siete) 4. El estudio de los tipos de materiales líticos nos permitirá profundizar en el estudio de que rocas se seleccionaron y se transportaron 5. El uso diferencial de las materias primas a través del tiempo y/o para distintas funciones 6. Discutir costos de adquisición, es decir, cuanta energía es necesaria

Las estrategias de adquisición de rocas y minerales pueden entenderse como las modalidades de búsqueda, selección y recolección de materiales para la confección de instrumentos (Borziyak 1993; Flegenheimer y Bayón 1999). Evidentemente, los factores relevantes a ser estudiados para contrastar hipótesis sobre el abastecimiento de materias primas líticas serán entonces: 1. La abundancia de materia prima localmente disponible 2. La calidad técnica de materias primas localmente disponibles 3. La calidad funcional de materias primas localmente disponibles 4. Las necesidades técnicas (por ejemplo tamaño o forma para la aplicación de determinada técnica de extracción) y las restricciones funcionales (mayor o menor dureza, fragilidad para el desarrollo de determinada acción) 5. Tiempo disponible para la adquisición de materias primas 6. Conocimiento de la localización de fuentes de materias primas 7. Contexto socio-económico 8. Su valor como bienes de intercambio 9. Las tradiciones de grupo Sobre la base de los puntos mencionados como criterios que pueden ser seleccionados por los arqueólogos para delinear las estrategias del abastecimiento se han descrito diversas alternativas, algunas de ellas haciendo recaer mas el peso en factores económicos, otros en sociales, y algunos también han sido utilizados para explicar el caso de grupos cazadores recolectores de Patagonia. A saber: - Almacenamiento de rocas (Amick 1989) - Almacenamiento estratégico de rocas (“Caches”)(Frison 1999) - Uso económico de materias primas (Borrero y Franco 1997; Nami 1991) - Diseño de instrumentos de larga vida útil (Binford 1980) - Diseño de instrumentos multifuncionales (Cardich y Flegenheimer 1978) - Reciclaje de instrumentos (Miotti 1995)

b) Estrategias de producción de herramientas Las decisiones tomadas con respecto al aprovisionamiento de la materia prima se relacionan directamente con la forma en la cuál estas van a ser utilizadas. Así reconocemos como variables relevantes: 1. Las materias primas disponibles en el paisaje y las restricciones temporales por estacionalidad marcada 2. Las restricciones técnicas 3. Las necesidades funcionales 4. Las necesidades de mantenimiento de la herramienta 5. El transporte 6. La tradición y el contexto cultural 7. Almacenamiento de piezas parcialmente terminadas 8. Avances en la producción de instrumentos durante tiempo libre 9. Alteración térmica para el mejoramiento de la calidad para la talla.

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Capítulo 3 Las investigaciones de tecnología han propuesto y caracterizado una serie de opciones o respuestas para explicar la variabilidad. Nosotros consideraremos como alternativas:

IV. Uso de técnica bipolar Resulta interesante la descripción de la técnica bipolar asociada a una amplia variedad de contextos, en especial para el aprovechamiento de nódulos o rodados (Flegenheimer et al. 1996, Franco y Borrero 1996). Resulta interesante discutir su presencia o ausencia, en especial en conjuntos provenientes de áreas con uso de nódulos.

I. Extracción de lascas de núcleos de bloques (lascas nodulares en el sentido de Aschero 1983) Asociado generalmente a la producción en canteras y particularmente a nódulos grandes en la región en estudio. La producción de instrumentos sobre lascas ha sido quizás la mas descripta para los contextos arqueológicos del área en estudio, principal, aunque no exclusivamente para todo aquel instrumental que no fueran puntas de proyectil, (Aschero 1987;1999; Aguerre 1997; Cardich y Flegenheimer 1978; Mansur Franchomme 1987; Miotti 1990; Paunero 1993-94).

V. Reciclaje El uso de instrumentos abandonados como formas base para la manufactura de nuevos instrumentos resulta en una estrategia ocasional que ha sido asociada en particular al contexto de la UE 2 de Piedra Museo (Miotti 1995) VI. Técnica de picado y pulido

II. Producción de bifaces

El uso de instrumentos pulidos, confeccionados en hueso o roca representa la presencia de otras técnicas de talla. En general asociadas a una gran inversión en tiempo de manufactura (Mansur 1982; Flegenheimer 1991).

Puede estar o no asociado a la producción en canteras, e involucra la manufactura de cabezales líticos. Nami, el autor mas especializado en este tema ha efectuado un sin número de experiencias y programas experimentales de réplica de distintos tipos de puntas (Nami 1985; 1991; 1995; 1997). Su manufactura se relaciona con casos etnográficos de producción por especialistas, con uso de rocas fácilmente trabajables y generalmente un diseño cuidadoso para propósitos específicos. En particular nosotros nos interesaremos en el caso de dos tipos morfológicos de puntas de proyectil: las llamadas puntas tipo Fell 1 o Cola de pescado y las puntas triangulares grandes apedunculadas.

De acuerdo a cómo y dónde se llevaron a cabo las actividades de producción, los arqueólogos han generado distintos conceptos para estudiar las conductas tecnológicas. Pueden ser estudiadas hablando de tipos de producción: 1. Producción terminal: se termina el instrumento en una sola localidad 2. Producción secuencial: en distintos lugares distintas etapas 3. Producción Irregular: no hay etapas definidas en los sitios 4. Producción en cantera: se producen allí los instrumentos locales y regionales

III. Confección de herramientas de larga vida sobre lascas/ hojas Aparece como opción tecnológica en los contextos de Patagonia y evidencia la confianza en instrumentos simples tecnológicamente, como veremos creemos que tiene varias implicancias. Por ejemplo el diseño de instrumentos versátiles permite un ahorro de materia prima y tiempo (tanto de adquisición como de producción). Existe otra idea y es que la manufactura de este tipo de instrumentos permitiría la organización cooperativa para el uso de instrumentos.

c) Estrategias de mantenimiento de herramientas De acuerdo a: 1. La naturaleza del recurso que se aprovechó. 2. El potencial técnico para la transformación de la manufactura. 3. Las restricciones funcionales: necesidad de ciertos ángulos o ciertos ejes de simetría para ejercer cierta fuerza. 4. El costo de la herramienta, relacionado al proceso de enmangue u obtención de formato adecuado o distancia a fuente de aprovisionamiento. 5. El valor simbólico de la herramienta. Creemos que puede establecerse, a través del análisis, si

Será interesante considerar el tema del enmangue de los instrumentos y como esto genera una larga vida de los mismos (ver mas adelante).

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El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores alguno o varios de estos factores han jugado algún papel en el mantenimiento de los instrumentos de los contextos de Piedra Museo. En particular, observar a que estrategia de producción se encuentra relacionado y si aspectos de diseño han tenido en cuenta la posibilidad de darle larga vida útil a los instrumentos.

atributos que hemos seleccionado y para nuestro análisis a los fines de examinar la variabilidad en los repertorios líticos de ocupaciones diacrónicas. Queremos aclarar que dejaremos de lado algunos de ellos, como la confiabilidad (Bleed 1986) o la versatilidad y flexibilidad (Shott 1986; Nelson 1991), ya que acordamos con Hayden et al. (1996) en que resultan conceptos interesantes pero difíciles de evaluar en contextos arqueológicos especialmente por ser operacionalmente ambiguos.

3.2.2. El estudio de los conjuntos líticos Para llevar adelante el estudio de las estrategias propuestas y su variabilidad entre eventos proponemos dos vías 1. el estudio del diseño de los instrumentos 2. el estudio de los conjuntos de desechos de talla

Los atributos que pueden ser útiles desde la perspectiva del diseño que utilizaremos serán: 1. El tamaño y peso:

1. Consideraciones acerca del diseño en conjuntos líticos prehistóricos

Estos dos atributos serán claves en el desarrollo de esta tesis, tanto para el estudio de los conjuntos instrumentales, como de los desechos de talla. Ambos se relacionan con la disponibilidad y el transporte de materia prima o instrumentos. En este sentido la distribución diferencial de materias primas, su cantidad en distintas localidades, ha sido ampliamente discutida (Binford 1979; Keeley 1982; Parry y Kelly 1987; Shott 1986; Sassaman 1992).

Los enfoques Norteamericanos tradicionales de principios de la década del 80 consideraron que existían “restricciones” (Constraints) en relación con el diseño del instrumental lítico. El diseño se encontraba regulado por la adecuación del instrumento a una función, a la materia prima disponible y a los costos de su adquisición. Mas tarde, la eficiencia y funcionalidad en el desempeño fueron, entre otros, los criterios fundamentales utilizados para analizar el diseño y las estrategias de producción de instrumentos líticos (Bleed 1986; Torrence 1989), pero recientemente gran cantidad de trabajos han involucrado otras perspectivas considerando otros factores como modeladores del diseño: 1. Transportabilidad (Parry y Kelly 1987; Shott 1986; Nelson 1991), 2. Confiabilidad (Bleed 1986; Torrence 1989), 3. Facilidad para el mantenimiento –durabilidad(Binford 1979) 4. Versatilidad (Shott 1986; Nelson 1991) 5. Precisión (Aldenderfer 1991)

Sobre la base de trabajos etnoarqueológicos se ha propuesto que un conjunto es mas transportable cuando: Los instrumentos son más pequeños o son pocos, más livianos o multifuncionales (Ebert 1979; Lee 1979; Torrence 1983). Esta aseveración es interesantes pues se relaciona con la resolución en un equipo instrumental del dilema de contar con pocos instrumentos para múltiples tareas. En este sentido pueden esperarse la producción de instrumentos multifuncionales para ser conservados, en el sentido de Binford (1979) y Nelson (1991). Ha sido destacado que el transporte de bifaces provee una variedad de lascas y formas para ser usadas como instrumentos, con una gran versatilidad y una mínima pérdida de materia prima. Una hipótesis interesante, por ejemplo, es que en los lugares donde se utilizaron conjuntos instrumentales transportados los desechos de talla aparecen en baja proporción (Binford 1979; Kelly 1988; Kelly y Todd 1988; Parry y Kelly 1987). Será interesante analizar la relación entre los tamaños y pesos de los restos de bifaces y lascas de reducción bifacial presentes en las ocupaciones diacrónicas de Piedra Museo tratando de contrastar las hipótesis propuestas sobre la funcionalidad del alero a través del tiempo. Así como también será interesante analizar los restos de instrumentos que no sufrieron

Una clasificación más completa ha sido propuesta por (Hayden et al. 1996) clasificando los principales tipos de restricciones, incluyendo otros aspectos. (ver cuadro 3.2.1) Discutiremos ahora cómo, esas consideraciones que han sido usadas como claves para definir la organización tecnológica, y como pueden ser empleadas para estudiar el registro arqueológico. a. Atributos considerados en nuestro estudio Tal como hemos propuesto, veremos cuáles son los 33

Capítulo 3 transporte fuera del sitio, pues analizando presencias y ausencias podemos estimar las características de aquello que sí fue llevado fuera del sitio. Estaríamos hablando de procesos de elección de formas base. 2. Inversión en retoque y materias primas

En relación con el proceso de manufactura de instrumentos estandarizados se encuentra involucrado un mayor y más intensivo proceso de reducción así como usualmente se les atribuyen características de mayor grado de conservación o permanencia en los conjuntos (“curated” en el sentido de Bamforth 1986), lo que implica posiblemente un mayor grado de traslado para el instrumento. En general, los instrumentos formales pueden ser considerados como una preparación logística, por incertidumbre acerca de la adquisición de material útil para la confección de artefactos.

Se analizaran en este capítulo la presencia de dos estrategias diferentes para la manufactura de instrumentos de piedra en relación sobre todo a la inversión en retoques: nos referimos a la producción de instrumentos estandarizados o “formales” y a la manufactura de instrumentos generalizados. La diferencia entre ambas y sus implicancias interpretativas ha sido discutida principalmente para los conjuntos de sitios del Paleolítico Medio y ha sido relacionada principalmente con el grado de movilidad residencial y las estrategias de abastecimiento de materias primas (Dibble 1984, 1991; Kuhn 1992; Kelly 1983).

3. El ángulo y forma del borde o filo Hay dos aspectos a considerar aquí: Primero el estudio de la funcionalidad de los instrumentos y segundo la relación entre la forma del instrumento y su función. Se ha discutido en el ámbito internacional y en nuestro país acerca del uso de tipologías morfológico-funcionales, donde la atribución a un tipo morfológico, como cuchillo, se entendía automáticamente como instrumento que cumplió la función de cortar. La propuesta tipológica de Aschero (1975) considera e incluye categorías funcionales, basadas en la observación de filos a simple vista o con lupa para una atribución, pero con la salvedad de que estudios posteriores lo confirmen.

Considerando la propuesta de Dibble (1991) de instrumentos generalizados y formales vemos que la clasificación dentro de estas categorías permite discutir los contextos de manufactura y uso así como la trayectoria de producción de un instrumento (en el sentido de Johnson 1989). Para una breve caracterización de estas dos categorías podemos decir que la categoría instrumentos generalizados involucra a aquellos que muestran un bajo costo o inversión de energía en su manufactura, las formas, generalmente versátiles, son a menudo difusas y a veces es imposible armar una clasificación sobre la base de morfologías y dimensiones. En relación con su trayectoria de producción generalmente se observa el uso de materia prima local de buena a baja calidad para la talla; si es pertinente de acuerdo a la materia prima, presencia de corteza y finalmente rara vez se encuentran casos de reutilización o reactivación. Generalmente el abandono es por fracturamiento. Usualmente dentro de esta categoría se encuentran las lascas con rastros de utilización y/o morfología diseñada para el corte (para mas datos sobre esta discusión ver Parry & Kelly 1987; Teltser 1991).

Siguiendo la propuesta de Carlos Aschero (1975-83) y Daniele Lavallé et al. (1995) consideraremos los ángulos y la forma de los filos de los instrumentos como indicadores de las funciones potenciales. Esta propuesta se basa en la hipótesis de que el ángulo de retoque de 50o, pertinente para una tarea, no sirve para hacer el mismo trabajo que un ángulo de 80o, aunque posean la misma forma. Ello conduce a diferenciar dos categorías generales, una con bordes activos iguales o menores a 70º (oblicuos) y otra con ángulos iguales o mayores a 70º (abruptos). Además, sobre la base de la experiencia personal adquirida en el entrenamiento y experimentación de talla y uso con calcedonias en el Departamento de Antropología de la Universidad de Wyoming, se tomaran en cuenta observaciones a bajos aumentos en lupa y microscopio de filos de instrumentos cuyas descripciones creemos que pueden ser útiles para sostener las afirmaciones sobre la relación entre la funcionalidad, las formas y la elección de materias primas, tal como sugiere Mansur-Franchomme (1987).

Con relación a los instrumentos estandarizados o “formales” de acuerdo a una descripción morfológica, pueden ser clasificados en grupos mas o menos discretos y en clases reconocibles. En general al nivel de conjuntos de sitios pueden observarse similitudes en formas y dimensiones. Usualmente en sitios como caracterizados por eventos de caza y trozamiento, se presentan en baja frecuencia (acerca de la funcionalidad del sitio que analizaremos en esta tesis ver Miotti 1992; 1993; 1995; 1996).

4. La prensión y enmangue

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El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores Bryan Hayden (1989) presenta un argumento interesante destacando que el enmangue y la reactivación de filos podría generar instrumentos con un aspecto mas formal, en el sentido que hemos descrito en un punto anterior de este acápite. Aquí consideraremos las cantidades de instrumentos que pudieron ser enmangados, sobre la base de rastros de micro lascados y pulidos observados a ojo desnudo, a los fines de establecer si esta posibilidad pudiese modificar el carácter de la muestra hacia conjuntos de atributos que sean explicados por una estrategia mas conservadora o expeditiva.

puede y ha sido considerada como un indicador de multifuncionalidad, aunque resultaría interesante analizar el uso de instrumentos del tipo generalizado, sin características de diseño previo, para evaluar la cantidad de usos alternativos (observando la variabilidad de los filos, en ángulo y forma). 8. La confiabilidad (robustez y sobrediseño) La selección de la materia prima es el primer paso en la cadena operacional. De este modo las cualidades de la materia prima redundaran en forma directa en la performance del instrumento, la presencia de impurezas, planos de clivaje, fracturas internas entre otras características permitirán evaluar o conformar una escala útil que represente la relación materia prima/función. Sólo consideraremos éste aspecto de la confiabilidad, pues la calidad de una roca, entendida en términos de su homogeneidad, planos de clivaje, dureza y cristalinidad es una característica que puede ser definida sobre la base de las descripciones que realizamos sobre las fuentes de materias primas disponibles y sus características petrológicas.

También resultará interesante observar la variabilidad de este último rasgo, pues ha sido postulado como característica de los conjuntos o “industrias” líticas de ocupaciones tempranas la presencia de una mayoría de instrumentos de aprehensión directa (Cardich et al. 1973; Mansur- Franchomme 1987; Aguerre 1997). Veremos si la presencia de estos rastros o su ausencia es un indicador preciso o existe la posibilidad de postular hipótesis alternativas para esos conjuntos. 5. La longevidad (Vida de uso) La historia de la vida de un instrumento, como hemos dicho anteriormente puede ser larga y compleja e involucrar un ciclo. Hemos distinguido previamente entre instrumentos formales y generalizados,, como dos extremos de un continum se propone la evaluación de la extensión de los filos, los indicios de reactivación junto con las cualidades mencionadas en el punto 2 de este acápite para evaluar su estado. Se intentará establecer una clasificación para cada grupo tipológico que permita situar a cada instrumento dentro de lo que se considera su “historia de vida”

9. La facilidad de reparación El tamaño, y el tipo de enmangue, son dos de los indicadores principales que pueden considerarse para evaluar la posibilidad de reactivación de filos. Hemos visto entonces los indicadores que utilizaremos para discutir la variabilidad del caso de las ocupaciones de la Localidad Arqueológica Piedra Museo. A continuación discutiremos que unidades conceptuales manejaremos para completar el análisis y las argumentaciones.

6. La especialización b. Conjuntos instrumentales estandarizados (formales) y generalizados (informales).

Observar y cuantificar la variabilidad de tipos líticos de los conjuntos artefactuales nos permite establecer las características del repertorio de distintos tipos de sitios. Las frecuencias de las elecciones intencionales de lascas para la manufactura de instrumentos a expensas del abandono de otras pueden ser indicadores interesantes. La aparición de instrumental especializado para tareas específicas parecería a priori difícil de hallar, sobre la base de las observaciones etnográficas analizadas en el capítulo 2, a excepción del instrumental para la caza.

Para una breve caracterización de estas dos categorías podemos decir que la categoría instrumentos generalizados involucra a aquellos que muestran un bajo costo o inversión de energía en su manufactura, las formas, generalmente versátiles, son a menudo difusas y a veces es imposible armar o utilizar una clasificación sobre la base de morfologías y dimensiones. En relación con su trayectoria de producción generalmente se observa el uso de materia prima local de buena a baja calidad para la talla; si es pertinente de acuerdo a la materia prima, presencia de corteza y finalmente rara vez se encuentran casos de reutilización o reactivación. Generalmente el abandono

7. La multifuncionalidad (versatilidad) La presencia o ausencia de instrumentos con filos múltiples 35

Capítulo 3 es por fracturamiento durante el uso como veremos para el caso del evento de las capas 4/5. Usualmente dentro de esta categoría se encuentran las lascas con rastros de utilización y/o morfología diseñada para el corte (para mas datos sobre esta discusión ver Parry y Kelly 1987; Teltser 1991). En este sentido han sido realizados análisis específicos de análisis de microrastros para la muestra de PM-AEP1 y se han detectado instrumentos de morfología y ángulo de filos diseñados para actividades de corte .

ocupacionales de Piedra Museo. A través de la observación a ojo desnudo, en lupa binocular y microscopio metalográfico se presentará la identificación de rasgos típicos, como las estrías y los micropulidos de actividades de corte y raspado de distintas sustancias minerales (cuero-fresco y seco-, hueso, carne, madera, etc,). Gracias a estos estudios se puede profundizar en el estudio de la relación forma-función, y de esta manera contrastar hipótesis sobre la relación entre diseño y función de instrumentos.

Con relación a los instrumentos estandarizados o “formales” de acuerdo a una descripción morfológica, pueden ser clasificados en grupos más o menos discretos y en clases reconocibles. En general al nivel de conjuntos de sitios pueden observarse similitudes en formas y dimensiones. Usualmente en sitios como PM-AEP1, caracterizados por eventos de caza y trozamiento, se presentan en baja frecuencia. En relación con el proceso de manufactura de instrumentos estandarizados se encuentra involucrado un mayor y más intensivo proceso de reducción así como usualmente se les atribuyen características de mayor grado de conservación o permanencia en los conjuntos (“curated” en el sentido de Bamforth 1986, o ver Shott 1996 para una discusión y exégesis del término), lo que implica posiblemente un mayor grado de traslado para el instrumento.

2. El estudio de la variabilidad a través de los conjuntos de desechos líticos a. Generalidades Ya vimos como trataremos el estudio de los conjuntos instrumentales, ahora para iniciar el estudio completo de los conjuntos líticos proponemos que al estudiar la variabilidad en la organización tecnológica debemos discutir las evidencias a distintos niveles, especialmente para evitar los problemas interpretativos surgidos de la funcionalidad de cada uno de los eventos ocupacionales que estudiamos o de los procesos de formación de sitio. Por este motivo creemos que el estudio de los procesos de manufactura de instrumentos puede orientarnos sobre aspectos fundamentales de la producción tecnológica. A continuación describiremos resumidamente su valor teórico y en el capítulo siguiente se desarrollaran los aspectos metodológicos.

En general, los instrumentos formales pueden ser considerados como una preparación logística, por incertidumbre acerca de la adquisición de material útil para la confección de artefactos. En otro sentido, Bryan Hayden (1979) presenta un argumento interesante destacando que el enmangue y la reactivación de filos podrían generar instrumentos con un aspecto mas formal. En este sentido consideraremos aquí las cantidades de instrumentos que pudieron ser enmangados, sobre la base de rastros de microlascados y pulidos observados a ojo desnudo a los fines de establecer si esta posibilidad podría modificar el carácter de la muestra.

Los productos de la reducción lítica, generalmente abundantes, son considerados capaces de registrar las clases y cantidades de manufacturas que fueron llevados a cabo en un lugar (Shott 1996). Las propuestas tradicionales, utilizan las categorías primaria y secundaria para clasificar los desechos de talla, de acuerdo al porcentaje de corteza. Otra propuestas es el programa DELCO que utilizaron Guraieb, Bellelli, Nami y García (Guraieb y García 1985-87; Bellelli 1991) .

c. Análisis de los microrastros de uso en filos liticos Siguiendo la propuesta de L. Keeley (1980) y P. Vaughan (1985) de intentar reconstruir de la manera más cercana posible las conductas de utilización de instrumentos y por ende las actividades económicas primarias, en particular de la muestra de Piedra Museo, se ha desarrollado un programa experimental (Cattaneo 2004 y e.p.), que ha permitido la proposición y contrastación de hipótesis sobre el origen de los microrastros observados en filos líticos de los instrumentos pertenecientes a los distintos eventos

La diversidad de tipologías vigentes utilizadas para su estudio, en Argentina y especialmente en los países anglosajones, sobre como analizar los procesos de reducción lítica (diferenciando etapas o considerando el proceso como continuo (ver especialmente Nami (1985) y Nami y Bellelli (1994) entre otros) han demostrado que 36

El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores existen varias necesidades por cubrir: 1. un set mínimo de atributos en cada desecho lo suficientemente objetivo como para no ser malinterpretado por el analista 2. la combinación de una aproximación formal (como la mencionada en el punto 1) que permita analizar conjuntos de desechos como una unidad 3. y un enfoque que priorice el estudio del proceso continuo de manufactura de artefactos.

nódulos poseen apariencias distintivas por minerales que les otorgan coloraciones y texturas casi únicos. En Patagonia, a excepción de rocas homogéneas como la obsidiana, que necesita de mayores estudios químicos para la separación por nódulos (Stern 1996) o la cuarcita blanca en la región Pampeana (Flegenheimer et al. 1997) pensamos que será de gran utilidad como paso previo a cualquier estudio de técnicas de manufactura, ya que al discriminar eventos finitos de talla estaríamos en mejor situación de realizar estudios acotados de cada acontecimiento de talla.

La propuesta metodológica de analizar el proceso de manufactura en etapas ha dado sus frutos, pero estudios preliminares de conjuntos experimentales y arqueológicos han propuesto modelos que utilizan funciones matemáticas que permiten el estudio de conjuntos de desechos como parte de un continuo (Ahler 1989; Shott 1994; Larson 1994). A este tipo de enfoque se lo denominó originalmente “Non Typological Approach” y aquí lo traducimos como NO TIPOLOGICO (Ingbar et al. 1989).

El “MANA” posee además una ventaja similar al reensamblaje y es que nos informa acerca de la integridad del sitio en cuanto nos permite establecer la distribución tanto vertical como horizontal de los restos. Parte de este problema lo analizamos en el capítulo siete, donde analizamos la estructura espacial del sitio. Una vez aplicado el análisis MANA, y el análisis no tipológico podremos establecer que piezas se encuentran presentes y cuáles ausentes. La ausencia puede ser interpretada como: - ausencia por estar en área no excavada -ausencia por conducta de conservación de la pieza

b. Análisis MANA En función de su ubicuidad, los estudios de desechos líticos en la literatura internacional han recibido considerable atención. Los procedimientos de clasificación han incluido la sistematización dentro de categorías y subgrupos de materias primas o estudios de remontaje entre piezas (Hoffman y Enloe 1992; Bellelli 1997). Este último método sólo permite relacionar generalmente una pequeña cantidad de información y por ese motivo Mary Lou Larson y Marcel Kornfeld proponen en 1997 el MANA “Minimum Analytical Nodule Analysis” o análisis de nódulos mínimos. Dónde, de acuerdo a una constelación de características de cada materia prima se pueden diferenciar grupos de desechos que las comparten y pueden ser aislados para ser estudiados.

Así como esta idea puede ser útil para discutir estrategias de producción con relación a la movilidad Larson y Kornfeld (1997) han generado una teoría para derivar información acerca de las conductas tecnológicas del MANA: 1.el primer nivel considera tipo y número de artefactos en cada MANA, lo cuál permite discutir, por ejemplo, las actividades que ese nódulo representa. 2. el segundo nivel considera como el tiempo y la predictibilidad de eventos futuros afecta la configuración de los nódulos.

Ya, en 1974, G. Frison define grupos de desechos sobre las bases del color, textura y tipo de roca (Frison 1974). En 1985, R. Kelly aplica el método agregando tipo de grano, inclusiones, pátina y evidencias de tratamiento térmico. Luego, divide cada uno de estos grupos basados en la técnica de producción (bipolar, bifacial, percusión) (Kelly 1985:168) y después aplica las categorías forager/ collector (Binford 1980) sobre la base de las cantidades de nódulos predecidos para cada tipo de estrategia.

1-Tipos de nódulos Sobre la base de las configuraciones de los nódulos y siguiendo a Kelly (1985) y Larson y Kornfeld (1997) consideraremos dos tipos de nódulos: * SIMPLES: CON O SIN INSTRUMENTOS * MULTIPLES: CON O SIN INSTRUMENTOS Dadas estas subdivisiones se plantearían los siguientes casos:

La aplicación de esta metodología se presenta como muy adecuada para las divisiones de los conjuntos de materiales líticos de contextos de Patagonia pues son bastante precisas debido al uso prehistórico de nódulos. Dichos

CASO A Las interpretaciones propuestas por Larson y Kornfeld 37

Capítulo 3

NÓDULOS SIMPLES Instrumentos

NÓDULOS MULTIPLES

Lascas

Sólo desechos

Desechos e instrumentos

Sin mantenimiento

Mantenimiento en el sitio Producción en el sitio

Producción, uso y

en el sitio

Reactivación de ítem

Mantenimiento

descarte en el sitio

conservado

Talla de ítem conservados

A

B

C

D

Fig. 3.2. Tipo de nódulos (Larson y Kornfeld 1995). Traducción de la autora.

(1997) son que la pieza fue introducida desde otro lugar, puede haber sido o no utilizada y luego descartada, intencionalmente o no, en el sitio (Larson 1990). La conducta que representa este tipo de nódulo incluye el mantenimiento fuera del sitio y la conservación a largo plazo.

remontaje total del nódulo original, a veces es posible inferir el tipo de instrumento tallado. Para los propósitos de esta discusión se asume que las actividades desarrolladas en el sitio implican producción y/o mantenimiento de instrumentos y conservación de materia prima.

El hallazgo de piezas aisladas o pequeños grupos, de dos a cuatro, pueden interpretarse como la organización tecnológica que incluye la conservación y el mantenimiento continuo de los instrumentos.

CASO D El hallazgo de múltiples ítem, instrumentos, desechos y debris, indicarían producción uso, mantenimiento y descarte en el sitio. Es común hallar generalmente este tipo de nódulos en los conjuntos líticos por lo que el reensamblaje de estos conjuntos complejos suele ser relevante y, si bien complejo, puede brindar información relevante sobre las conductas tecnológicas de producción de instrumentos formales o generalizados.

CASO B Una lasca aislada, determinada por sus características petrológicas, podría representar el paso por el sitio de un nódulo o un instrumento que no fueron abandonados allí. Sólo es posible de determinar en el caso de que la materia prima sea única, exótica o no local. Si bien resultan importantes como indicadores de situaciones especiales, por ejemplo de movilidad, el peso del método MANA recaerá en los conjuntos mas que en las piezas aisladas.

Las implicancias tecnológicas que surgen del estudio de la configuración de estos nódulos puede brindar información sobre modalidades de producción, uso expeditivo, etc, que serán comparables entre conjuntos arqueológicos, en nuestro caso los distintos eventos ocupacionales de la Localidad Piedra Museo.

CASO C Mas allá del caso B, poco usual, en los componentes que analizamos podemos identificar un sinnúmero de conjuntos de lascas, cada uno de ellos provenientes de nódulos que han sido posibles de identificar por remontaje o por sus especiales características de coloración, ya que es habitual encontrar colores y lustres muy distintivos, entre otros: Rojos, verdes, amarillos, marrones y sus combinaciones.

2- Tiempo y predictibilidad Desde mediados de los años ochenta diversos autores han planteado modelos que permitan realizar inferencias sobre distintos aspectos de la organización de la tecnología. Especialmente Kelly (1985, 1994), Nelson (1991), Carr (1994) y Torrence (1994) han discutido como el estudio de la organización tecnológica involucra aprender como los seres humanos producen, usan, mantienen y descartan sus instrumentos y como esas actividades se encuentran

Puede inferirse la producción en el sitio de instrumentos que han sido movilizados fuera del sitio, o no se han localizado en las excavaciones. Si se da el caso del 38

El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores y Cattáneo 1997; Cattáneo 2000 y en este libro). Sin embargo existe un cierto grado de heterogeneidad en la distribución y una disponibilidad estacional debido a los crudos inviernos con nevadas que debe ser tomado en cuenta. Es así como resulta interesante considerar la naturaleza de la tecnología en otras situaciones de disponibilidad de materia prima (e.g., Miotti 1989; Civalero y Franco 2000).

integradas en otros aspectos de la vida diaria. Ya dijimos que el MANA fue propuesto por sus autores como un paso para enlazar esas inferencias con los estudios líticos y proporciona una manera mejor de entender como un sitio encaja la una organización tecnológica. Kelly en (1985) usó el análisis de los nódulos para entender las estrategias de movilidad de grupos cazadores-recolectores. Eric Ingbar (1994) es quién sugiere, a través de un modelo de simulación, que los nódulos recuperados deben estar condicionados por la velocidad de la movilidad y por el número de eventos de retalla.

Nosotros hemos asumido que el mantenimiento y transporte de las herramientas conservadas puede ocurrir en todos los sitios, pero sobre la base del tiempo disponible y la predictibilidad se pueden inferir al menos cuatro situaciones (modificado de Larson y Kornfeld (1997)):

Siguiendo a Torrence (1983) nosotros asumimos que informa sobre la cantidad de tiempo disponible para la producción de instrumentos y la previsibilidad de eventos futuros. [El tiempo disponible, se refiere a la duración de la ocupación o el tiempo que se usó para la producción de los instrumentos de piedra (también ver Yerkes 1989; Yerkes en Odell y Henry 1989:248)].

CASO A Tiempo disponible y actividades futuras conocidas En el caso de una ocupación en la que el tiempo suficiente está disponible para la producción de herramientas que pueden ser necesitados en el futuro y que las herramientas específicas necesitadas son conocidas, (para caza, trabajo de pieles, intercambio, etc.) uno esperaría la producción completa de herramientas específicas durante esa ocupación. Esto implica que el “stress temporal” o el riesgo asociado con actividades puede ser disminuido por la preparación anticipada de herramientas cuya necesidad se prevé (Torrence 1983). Un ejemplo de esto es el que

Ahora bien, si consideramos la movilidad y el tiempo disponible es fundamental conocer la distribución del recurso roca: nuestra discusión asume un fácil acceso a las materias primas, y abundancia; esto se debe a las condiciones encontradas a lo largo de las áreas prospectadas y estudiadas por nosotros y por otros en nuestra región de estudio (Miotti 1998; Miotti 1995; Miotti

EVENTOS FUTUROS CONOCIDOS

LARGO

DESCONOCIDOS

CASO A− Secuencias de

CASO B−Producción variable

producción completa de

y mantenimiento de instrumentos

instrumentos específicos

generalizados

TIEMPO CASO C−estadios de producción CASO D−Mantenimiento de instrumentos DISPONIBLE

de instrumentos específicos

formales conservados

CORTO

Fig. 3.3. Situaciones inferidas para los casos de tipo de nódulo.(Larson y Kornfeld 1997). Traducción de la autora. 39

Capítulo 3 refirió Kelly (1985) sobre la manufactura de equipo instrumentals Pawnee para las matanzas de verano. Las puntas de proyectil fueron fabricadas donde la materia prima estaba disponible, pero el tener tiempo para la producción era considerado igual de importante.

- instrumentos agotados descartados. CASO C Poco tiempo disponible y actividades futuras conocidas En el caso de actividades futuras conocidas en las que hay necesidades específicas y el tiempo para la producción de la herramienta está limitado, se espera que el patrón arqueológico en el sitio pueda ser la combinación de la producción de instrumentos para ser usados en el futuro en otras localidades con el uso y mantenimiento del equipo instrumental usado en el sitio que estamos estudiando. Es esperable una cantidad mayor de instrumentos de nódulos simples comparativamente con aquellos sitios donde se pudo haber pasado tiempos mas largos(Larson y Kornfeld 1997).

Los autores, Larson y Kornfeld (1997), proponen: - Grandes cantidades de desechos de talla de Nódulos Analíticos Mínimos (MANs) o desechos de talla y algunos instrumentos rotos indicarían la producción y transporte de instrumentos. - desechos de MANs de la producción de instrumentos expeditivos o generalizados y esos instrumentos descartados, si la mayor parte del tiempo es pasada en una locación dada. - instrumentos de un nódulo simple (por nódulo simple entendemos aquel del cual sólo se pudo haber producido un instrumento, casos A y B del punto anterior), existirían en función de los instrumentos descartados que fueron traídos al sitio, - pocas lascas de un nódulo simple, que dependería de la cantidad de materia prima que posee el nódulo que se trajo al sitio, - lascas de reactivación de filos, especialmente en el caso de una larga ocupación..

Todas estas actividades dejarían como evidencias: -manufactura de instrumentos generalizados, -instrumentos generalizados, -algunos pocos nódulos de producción especializada, -poco desechos de talla de nódulos, -algo de desechos de talla de reactivación, CASO D Poco tiempo disponible y actividades futuras desconocidas

CASO B Tiempo disponible y actividades futuras desconocidas

Finalmente, en el caso de una ocupación corta en la cual las actividades de producción futuras son imprevisibles, se espera poca producción de instrumentos mas allá del mantenimiento del equipo instrumental, el que se correspondería con instrumentos formales traídos para ser usados en el sitio. Los ejemplos de esto incluyen viaje de grupos a través de una área en la que no se piensa habitar mucho tiempo (Larson y Kornfeld 1997)..

Uno podría esperar encontrar diversidad en la producción de desechos relacionada con las necesidades de reemplazar instrumentos del equipo instrumental (pensemos que el equipo instrumental transportado siempre necesita mantenimiento). Para prever la falta de instrumental ante actividades “inesperadas” para la localidad pueden manufacturarse un conjunto instrumental que privilegie los instrumentos generalizados, donde aquellos tipos o formas de filos que puedan necesitar ser reemplazados sean priorizados en detrimento de otros tipos. De esto, uno esperaría una diversidad de desechos de producción relacionada con el reemplazo de acuerdo a las necesidades. Algunos nódulos deberían reflejar eventos de producción completos, mientras que otros sólo deberían indicar reactivación de las herramientas (Larson y Kornfeld 1997).

Otra manera en la cual esta configuración aparece es cuando la actividad primaria abarca la sola razón para estar en un sitio. Por ejemplo, reuniones de cazadores normalmente asociadas con la caza, muerte / carnicería de grandes herbívoros con producción de variantes de puntas de proyectil y reactivación de filos de lascas, retoque de bordes, y a veces unas hachas grandes o cuñas (e.g., Frison 1974, 1984, 1996; Frison et al. 1976). En este caso de acuerdo a Larson y Kornfeld (1997), los MANs esperados podrían ser pequeños y consistir principalmente en: -lascas solas e instrumentos de nódulo, -desechos de talla de nódulos únicos y pequeños, -nódulos múltiples con un desechos de talla completo ocasional

Deducimos así que al menos podemos esperar: -sólo desechos de talla de los nódulos (sin el instrumento), -desechos de talla de los nódulos (con instrumentos rotos), -desechos de talla e instrumentos generalizados, 40

El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores su relación con el momento en el cual la lasca fue extraída? o ¿es posible encontrar incluso una bifaz casi terminada con restos de corteza? Particularmente en AEP1 hemos encontrado una bifaz con corteza (ver lámina capitulo 8). Todas estas categorías descriptivas pueden ser agrupadas como Categorías Nominales y no pueden ser cuantificadas o medidas en términos numéricos.

- y representantes de instrumentos de nódulos de tipo generalizado (Ingbar y Larson 1996). Mientras la disponibilidad de tiempo y la previsibilidad de eventos futuros representan dos factores que afectan organización tecnológica humana (Bleed 1986; Torrence 1989), muchos otros aspectos de variación de la producción lítica pueden ser considerados (e.g., Bamforth 1986, 1991; Kuhn 1989, 1994; Shott 1986).

Sobre la base de las observaciones y discusiones sobre el error o variabilidad de las observaciones (para más datos sobre estas discusiones ver Dibble y Bernard 1980; Sullivan y Rozen 1985; Shott 1994; Dibble 1995; 1997) el camino fue estrechándose hacia aquellos atributos que pudieran ser descriptos como categorías Ordinales, aquellas que podemos medir una y otra vez y donde incluso podemos cuantificar nuestro grado de error.

El principal problema potencial de la aplicación del método MANA de acuerdo a sus creadores es nuestra capacidad de separar los nódulos de acuerdo a las características de la materia prima. Ese es el puntapié inicial a partir del cual resultar o no exitosas nuestras interpretaciones. El Análisis del Nódulo Analítico Mínimo proporciona otra manera de estudio comprensivo de la tecnología del forager, además del reensamblaje y los otros métodos.

Sobre la base de los trabajos experimentales, Ingbar et al. (1989) y Shott (1996), concluyeron que los atributos que fueron considerados dentro de estas categorías ordinales con menor error fueron: 1. Materia prima 2. Peso de la lasca 3. Cantidad de cicatrices de lascados anteriores en la cara dorsal 4. Largo total de la lasca 5. Ancho total de la lasca 6. Espesor en la sección transversal 7. Ancho de la plataforma de percusión 8. Largo de la plataforma de percusión 9. Cicatrices de lascados anteriores en la plataforma de percusión.

El MANA tiene además implicaciones para el estudio de los procesos depositacionales, de la estructura espacial, y la formación del sitio. Estamos convencidos de que es necesario explorar todos los métodos potencialmente útiles como medios para edificar una teoría más robusta. c. Análisis no tipológico Para llevar adelante esta propuesta diversos autores tomaron en cuenta: 1. La mecánica de fracturas (Luedtke 1992; Kamminga 1987; Cotterell y Kamminga 1987; Dibble y Whittaker 1981). 2. La materia prima (Tixier 1980; Luedtke 1992), su forma y tamaño (Ahler 1989; Dibble 1984). 3. Los factores de variación individual de los talladores (Whittaker 1987). 4. Los errores de medición del investigador (entre investigadores, a través del tiempo el mismo investigador, de acuerdo a la técnica utilizada para medir y describir)(Odell 1989).

Con la combinación de estos nueve atributos estos autores desarrollaron cinco modelos experimentales para evaluar el momento (mas temprano o más tarde) en el proceso de reducción de un núcleo o un bifaz en el cual la lasca fue removida. Esto implica que no se consideran en nuestros análisis estadios o etapas de reducción. La talla es vista como un proceso continuo, y el conjunto lítico es analizado en conjunto, es decir, cada uno de los desechos es analizado en relación con otro, del mismo conjunto.

El primer objetivo de los análisis experimentales en desechos de talla desarrollados durante los últimos 10 años fue aislar aquellos atributos que fueran constantes, y precisos a la hora de ser descriptos, es decir, minimizar la variabilidad de nuestras observaciones, y buscar mediciones que fueran mas precisas, por ej. Si estamos observando la presencia de corteza en la superficie dorsal de un desecho de talla, ¿cuan precisa es nuestra observación acerca de la cantidad que cubre su cara dorsal? ¿Cuan replicable es esta observación si es hecha por otro observador?, la cantidad de corteza ¿nos está indicando

Siguiendo a Ingbar et al. (1989), cada uno de los siguientes modelos considera una curva de regresión. Dichas curvas sirven para predecir, con diferentes grados de adecuación, cuando un desecho en particular fue extraído o removido. Las formulas que corresponden a cada modelo se establecen sobre la base de las siguientes relaciones: La propuesta metodológica de la implementación de estos 41

Capítulo 3 MODELO 1 y predecida = -1.04 x (E)+3.77x(CLD)+0.15x(DLP)-0.59 (A) R2 = 0.71 MODELO 2 y predecida = -2.06 x(E) + 4.40x (DLD)+2.50x(CLD) R2 = 0.89 MODELO 3 y predecida = -2.04x(E)+ 5.07x(DLD) R2 = 0.91 MODELO 4 y predecida = -12.14 x(Log E) +9.65x(Log DLD) R2 = 0.94 MODELO 5 y predecida = -63.75 x(Log E) + 18.24x(Log DLD)=29.62 (Log S) R2 = 0.50 Donde: A = ancho E = espesor CLD = cantidad de cicatrices o negativos de lascados en el dorso DLD = densidad de lascados dorsales (cantidad de lascados en el dorso / ancho x largo de la pieza) DLP = densidad de cicatrices de lascados en la plataforma de percusión (cantidad de lascados en la plataforma / ancho x longitud de la plataforma) S = superficie total de la pieza Log = Logaritmo

modelos se desarrolla en el capítulo siguiente.

finales similares usando técnicas alternativas.

En particular en nuestro análisis de desechos de talla de PM AEP1 se propone contrastar cada uno de los modelos mencionados para cada una de las materias primas presentes, por Unidad Estratigráfica. El paso siguiente será evaluar si existe alguna diferencia significativa en las actividades de talla de cada uno de los nódulos de cada materia prima por U.E., a través de un análisis Anova por factor simple (Thomas 1986).

Pretendemos entonces: -aplicar una metodología de estudio a conjuntos de desechos líticos que permita estimar el momento en el cuál fue extraído cada desecho de talla dentro del proceso de manufactura. -comparar y discutir los procesos de manufactura para cada conjunto de cada una las materias primas y luego entre conjuntos de cada evento ocupacional.

El análisis de la varianza mostrará si existe una diferencia significativa en las características de los desechos de talla pertenecientes a los distintos niveles de ocupación, por ejemplo en la cantidad de lascados dorsales, lo que involucra un proceso de manufactura diferente. O diferencias entre tamaños, relación tamaño final de la pieza / cantidad de desechos producidos, selección de desechos para uso vs. descartados. Otro aspecto importante que podremos analizar es si hay productos finales diferentes utilizando el mismo proceso de reducción o productos 42

Capítulo 4 El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores Desarrollo metodológico

4.1. Generalidades

nuestras hipótesis.

A los fines de aplicar una metodología de análisis acorde con las preguntas y los planteos hasta ahora propuestos, se organizó la presentación de la misma de acuerdo al orden en el cuál fueron discutidos los conceptos y atributos mencionados en el capítulo anterior. Encontraremos dos grandes temas: el análisis de los recursos líticos en el área de PM AEP-1 y sus alrededores y el análisis del diseño de los conjuntos líticos.

A continuación se presentan los desarrollos metodológicos en el orden mencionado al principio.

El proceso de medición, especialmente la codificación de las descripciones ha requerido un espacio de reflexión para otorgarles la forma correcta (véase Vierra 1982). En especial porque nos referimos a algunas no aplicadas antes a conjuntos de la meseta patagónica: 1. El estudio de la dimensión de las potenciales fuentes de aprovisionamiento a través del Método de Simpson (Dangavs 1976). 2. El estudio de las estructuras espaciales intrasitio a través de métodos cuantitativos informatizados, (Wandsnider 1996) utilizando el programa Surfer 6.0. 3. El estudio de los conjuntos líticos dedicando una especial atención a aspectos de diseño (Nelson 1991; Hayden et al. 1996). 4. El estudio de los productos de talla a través de dos enfoques: a. El análisis no tipológico ( Ingbar et al. 1989; Shott 1996). b. El análisis nodular o MANA (por sus siglas en inglés: Minimum Analytical Nodule Analysis (Larson y Kornfeld 1997) Con la aplicación de los modelos propuestos por los autores arriba mencionados a nuestro caso de estudio se procuró llevar adelante un análisis dinámico que tomara en cuenta variables sobre todo cuantitativas, prevaleciendo por sobre las cualitativas y fortaleciendo así la contrastación de

4.2. Metodología para el análisis de los recursos líticos en el área de PM AEP-1 y alrededores El estudio profundo de las variaciones en las condiciones ambientales o del paisaje, se mencionó como relevante e imprescindible para evaluar la variabilidad en el uso de los recursos y entender la articulación entre la estructura del registro arqueológico y los procesos de su formación (Wandsnider 1992; 1996; Kroll y Price 1991; Whallon 1984; Kelly 1983; Binford 1980). Nosotros hemos planteado siguiendo estas ideas la necesidad de desarrollar los siguientes análisis: 1. Estudio geoarqueológico del paisaje 2. Análisis espacial intrasitio (ya desarrollado en el capítulo tres)

4.2.1. Estudio geoarqueológico del paisaje Nos interesa estudiar no sólo la geología del sitio en particular, sino la disponibilidad del área en cuanto a recursos líticos y minerales. ¿De qué manera? Tomando en cuenta: tipo de recursos, distribución, densidad, productividad diferencial, disponibilidad estacional, y predictibilidad. Estos aspectos serán considerados a través de: a- El análisis de las formaciones geológicas del área en estudio a través del Método de Simpson. b- Análisis de la distribución, y características de los afloramientos rocosos c- Transectas y reconocimiento de campo

45

Capitulo 4 d- Análisis petrográficos de muestras líticas e- Comparación y resultados con análisis arqueológicos, como contrapartida el estudio de las materias primas presentes en los conjuntos líticos de las distintas ocupaciones de PM AEP-1, utilizando el análisis de nódulos o MANA propuesto por Larson y Kornfeld (1997) que luego describiremos.

sin la posibilidad de estimar los universos geológicos en sentido estricto de los que dispuso el hombre en el pasado (Franco y Borrero 1999; Ratto 1993, 1994). Aquí proponemos varias etapas de análisis: primero la evaluación potencial de áreas (siguiendo a Dangavs (1976) con el uso de mapas geológicos con el mayor detalle posible, luego la comparación con las fotos aéreas a escalas menores, y finalmente la realización de transectas de detalle y confirmación de campo.

a- Método de las ordenadas según la regla de Simpson

La metodología de Simpson para evaluar superficies en un mapa consiste en el uso de una integral definida como:

El análisis de las formaciones geológicas del área en estudio a través de la evaluación de la superficie cuadrada total y relativa que ocupa cada formación a través del Método de Simpson (Dangavs 1976) sobre la Hoja geológica 4769-IV “Monumento Natural Bosques Petrificados” 1:250.000 (Panza1998), para establecer la representatividad de cada formación rocosa dentro del paisaje estudiado.



2h

0

ydx: h/3 *(8ah2 +6bh+6c)

Donde, se debe trazar un eje de abscisas (X 0 –Xn) coincidente con el eje mayor del sector o área geológica a calcular, se divide dicho eje en un número par de intervalos de longitud (h) y a partir de los puntos de las divisiones se levantan ordenadas que cubren toda el área del plano. Se mide la longitud de todas las ordenadas (en números pares e impares) situadas bajo la periferia de la figura (en nuestro caso cada formación geológica) y se substituyen en la fórmula, es decir:

Una vez determinada la potencialidad se evaluó la representatividad de cada una de las formaciones que fueron consideradas aptas como fuentes de aprovisionamiento en el área de estudio. Para ello se propone una metodología que si bien tiene un uso corriente en el campo de la hidrogeología para estimar áreas de acuíferos no ha sido desarrollada en el campo de la arqueología. Es la aplicación del Método de Simpson. Utilizando el Método de las ordenadas según la regla de Simpson (Dangavs 1976) se han calculado las superficies cuadradas que cada uno de los afloramientos potenciales ocupa en el área de estudio. Las características del ambiente en el que nos movemos, con una escasa cubierta sedimentaria cuaternaria con vegetación, a excepción de campos de rodados, permite evaluar las superficies a través de los mapeos realizados por los geólogos. Los cálculos, hechos sobre estos mapas geológicos luego fueron evaluados en comparación con las fotos aéreas. Pese a lo cuál las estimaciones son siempre de superficies menores a las reales. ¿Por qué sucede esto? Pues porque los mapas y fotos han registrado la información en dos dimensiones y la superficie real es en tres dimensiones, por ejemplo, un afloramiento con un corte transversal por un arroyo tendrá una superficie potencial en la barranca que no nos es posible dimensionar. Pese a ello, por el nivel de inferencias que realizaremos sobre los afloramientos creemos que es una escala confiable y de mayor detalle que aquellas utilizadas hasta el momento por los arqueólogos, donde solo se han utilizado las superficies de transectas como universos de comparación,

A=

h/3* (E + 4. I + 2. P)

Luego se transforman las unidades usadas en la medición de la hoja a la escala del plano, considerando que la relación que guardan es cuadrática. Así, hemos calculado las áreas (en Km2 ) cuyos datos se encuentran en el capítulo siete junto a las descripciones de cada afloramiento del área que permitirán la evaluación de los afloramientos de acuerdo a su representatividad en el área de estudio. b)La distribución, y características de los afloramientos rocosos Estas descripciones se han hecho tomando en cuenta: i-los antecedentes de las investigaciones geológicas ii-las secuencias estratigráficas generales de la comarca 46

El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores. Desarrollo metodológico

Método de las ordenadas de acuerdo a la regla de Simpson (Dangavs 1976)

Sup2: H (E +4.i + 2.P) 3

Fig.4.1. Ejemplo de uso del Método de las ordenadas segun Simpson (Dangavs 1976).

47

Capitulo 4 iii-los ambientes geomorfológicos relevantes a las ocupaciones humanas. La descripción de los depósitos relevantes desde el punto de vista arqueológico, es decir, la descripción de sus características litológicas sobre la base del análisis bibliográfico, de fotos aéreas y reconocimiento en el campo de rocas con buenas cualidades para la talla, la preparación de pigmentos o soporte para manifestaciones rupestres apunta a evaluar la potencialidad del ambiente.

“económica-tecnológicamente”. Pero hay otro aspecto relevante a discutir: la disponibilidad de las mismas desde fines del Pleistoceno (lapsos de tiempo largo) y/o durante un año (lapsos de tiempo corto), como los períodos invernales cuando la zona se encuentra cubierta por las nevadas, o durante los períodos de deshielo, con las crecientes de arroyos y zanjones en la época estival con mayores áreas disponibles (Fig. 4.2). Para todo ello se debe establecer una caracterización geológica general y luego una evaluación de las áreas que cubren cada uno de los afloramientos para finalmente resumir la evaluación de su potencial como fuentes de abastecimiento de rocas.

¿Cómo definimos esa potencialidad? Sobre la base de las características físico-químicas de las rocas que forman los afloramientos con relación a la función para la que serán utilizadas (siguiendo la propuesta de Nami 1985; Flenniken y White 1985; Cotterell y Kamminga 1987; Bellelli 1988; Newman 1994; Amick y Mauldin 1997).

En nuestro caso las caracterizaciones de las formaciones fueron realizadas sobre la base de la información bibliográfica, en parte inédita suministrada por el geólogo J. L. Panza (SEGEMAR) de hojas geológicas y fotos aéreas.

Donde la descripción de nuestro paisaje geológico se hará desde la perspectiva de su potencial aprovechable

Fig. 4.2. Zona de bajos y zanjones en epoca invernal con nevadas, y con chorrillos por deshielo en época estival. Fotos tomadas por Diego Guido.

Fig. 4.3. Características físico-químicas de las rocas que forman los afloramientos en relación con la función

para la que serán utilizadas. 48

El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores. Desarrollo metodológico c)Transectas y reconocimiento de campo Luego de realizada la evaluación inicial se llevaron a cabo relevamientos de campo, con el Dr. Raúl de Barrio y el Lic. Diego Guido a los fines de determinar in situ las características descriptas desde el punto de vista geológico y complementarlas desde el punto de vista arqueológico

con nuestra evaluación. La misma se realizó a través del relevamiento por transectas que disectan las formaciones en forma transversal y longitudinal en distintos puntos del área de estudio. Allí se recolectaron muestras geológicas para análisis petrológicos. Se puede observar los criterios establecidos para la

HOJA Nº_______FECHA__/___/__

ANALISTA_________ FICHA DE MUESTREO AREAS DE APROVISIONAMIENTO

1.

NOMBRE DEL AFLORAMIENTO_____________________________________

2.

UNIDAD DE MUESTREO Nº ________________________________________

3.

TRANSECTA Nº _________ SECTOR Nº _______ SUBSECTOR Nº________

4.

POSICION GPS

5.

FOTOS:______ROLLO______Nros:

6.

¿SE TOMÓ MUESTRA? NO/ SI _____ CUANTAS______

N___ º___ ` ___˜

W___º ________˜

DESCRIPCIÓN VARIABLE TAMAÑO DE GUIJARRO

DESCRIPCION GRANDISIMO MUY GRANDE GRANDE MEDIANO−GDE PEQUEÑO

OBSERVACIONES

FLIA DE ROCAS

SILICIFICADA METAMORFICA PLUTONICA ACIDA MINERAL

ROCAS REPRESENTADAS

OPALOS CALCED. TOBAS VITREAS TOBAS ESC.VITREAS GRANITO CUARZO IGNIMBRITA OBSIDIANA OTROS

TIPO DE FRACTURA

DESIGUAL PLANA SUBCONCOIDE CONCOIDE N/D

OBSERVACIONES:________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________

Fig. 4.4. Ficha de transectas utilizadas para el reconocimiento de las rocas en el campo. 49

Capitulo 4 descripción de los afloramientos en cada transecta en la ficha que se observa en la fig XX e- Identificación de materias primas de muestras geológicas y arqueológicas.

materias primas se utilizaron, cómo se utilizaron y qué tipo de instrumental se fabricó y a los fines comparativos establecer su comparación con el componente del Holoceno medio de la misma localidad. Así, proponemos como metodología de análisis dos campos: 1. El análisis de los conjuntos instrumentales desde la perspectiva del diseño 2. El análisis de los conjuntos de lascas y desechos de talla desde una perspectiva no tipológica

d)Identificación de materias primas de muestras líticas geológicas y arqueológicas A los fines comparativos es imprescindible el análisis petrológico de los elementos estudiados, tanto muestras de roca recolectadas in situ como de restos recuperados en la excavación arqueológica. El análisis de las descripciones de cortes de lámina delgada de distintas muestras provenientes de distintas formaciones geológicas para establecer caracterizaciones y comparaciones entre rocas y sus fuentes de origen. La preparación de las muestras fue realizada en los laboratorios de cortes delgados del Museo de La Plata y del Instituto de Recursos Minerales de la UNLP. La descripción de las mismas estuvo a cargo de la Lic. Claudia Dilello (CIC-FCNyM) quién discutió y las analizó junto a otros especialistas del área cuando fue necesario. Las mismas se realizaron a través de observaciones a ojo desnudo, lupa binocular y microscopio metalográfico. A los fines de tener información comparativa creemos que es importante la presencia de fotografías de las muestras, tanto para nuestros análisis como para los de otros investigadores del área.

4.3.1. El estudio de los conjuntos instrumentales desde la perspectiva del diseño Los factores relevantes a ser estudiados para generar hipótesis sobre la producción, uso y descarte de instrumentos se enfatizarán a través del análisis de los siguientes atributos: a) Atributos en estudio 1. El tamaño y peso: Estos dos atributos serán considerados en el desarrollo de este libro, tanto para el estudio de los conjuntos instrumentales, como de los desechos de talla. Se medirán el largo máximo y ancho máximo en los ejes centrales de la pieza y se procederá a su pesado en balanza digital.

En particular queremos destacar que este tipo de análisis no cuenta con precedentes para nuestra zona de estudio por lo que es fundamental que las descripciones sean lo mas explicitas y completas posibles para no acarrear errores de nomenclatura que puedan perjudicar o complicar estudios posteriores.

2. Inversión en retoque y materias primas Se analizará la presencia de dos estrategias diferentes para la manufactura de instrumentos de piedra en relación sobre todo a la inversión en retoques: nos referimos a la producción de instrumentos estandarizados o “formales” y a la manufactura de instrumentos generalizados o Informales. Considerando la propuesta de Dibble (1991) de instrumentos generalizados y formales vemos que la clasificación dentro de estas categorías permite discutir los contextos de manufactura y uso así como la trayectoria de producción de un instrumento (en el sentido de Johnson 1989). Se analizará la categoría inversión en retoque tomando en cuenta la co-variación de los siguientes atributos en cada instrumento: 1. Forma base 2. Sección transversal 3. Ancho de los lascados sobre el borde activo 4. Continuidad de los lascados sobre el borde activo 5. Situación de los lascados 6. Profundidad de los lascados sobre el borde activo

4.3. Hacia una metodología para la evaluación del Diseño de conjuntos instrumentales líticos Nuestro trabajo pretende utilizar los datos del análisis lítico del sitio Piedra Museo para intentar establecer algunas de las características de la organización de la tecnología en esta área intentando aportar al estudio de la variabilidad y cambio de las poblaciones humanas prehistóricas. La hipótesis principal a contratar es si existe variabilidad en el uso de los recursos líticos en los distintos componentes de fines del Pleistoceno/Holoceno de PMAEP1, en referencia a los procesos extractivos: qué 50

El estudio de la tecnología en la arqueología de cazadores-recolectores. Desarrollo metodológico 3.

El ángulo y forma del borde o filo

de uso, para estimar si existe alguna evidencia de selección.

Hay dos aspectos a considerar aquí: primero, el estudio de la funcionalidad de los instrumentos y segundo la relación entre la forma del instrumento y su función. La propuesta tipológica de Aschero (1975) considera e incluye categorías funcionales, basadas en la observación de filos a simple vista o con lupa para una atribución, pero con la salvedad de que estudios posteriores lo confirmen.

7.

Se considerará la presencia o ausencia de instrumentos con filos múltiples, y se analizará el uso de instrumentos del tipo generalizados, sin características de diseño previo, para evaluar la cantidad de usos alternativos (observando la variabilidad de los filos, en ángulo y forma).

Siguiendo la propuesta de Carlos Aschero (1975-83) y Danielle Lavallé et al. (1995), como ya describimos anteriormente, consideraremos los ángulos y la forma de los filos de los instrumentos como indicadores. Se tomaran en cuenta observaciones a bajos aumentos en lupa y microscopio de filos de instrumentos cuyas descripciones creemos que pueden ser útiles para sostener las afirmaciones sobre la relación entre la funcionalidad, las formas y la elección de materias primas, tal como sugiere Mansur-Franchomme (1987). 4.

8.

La confiabilidad (robustez y “sobrediseño”)

La selección de la materia prima es el primer paso en la cadena operacional. De este modo sólo consideraremos éste aspecto de la confiabilidad, pues la calidad de una roca, entendida en términos de su homogeneidad, planos de clivaje, dureza y cristalinidad es una característica que puede ser definida sobre la base de las descripciones que realizamos sobre las fuentes de materias primas disponibles y sus características petrológicas.

La prensión y enmangue

9. La facilidad de reparación

Aquí consideraremos las cantidades de instrumentos que pudieron ser enmangados, sobre la base de rastros de micro lascados y pulidos observados a ojo desnudo, a los fines de establecer si esta posibilidad pudiese modificar el carácter de la muestra hacia conjuntos de atributos que sean explicados por una tecnología más formal o más generalizada.

El tamaño, y el tipo de enmangue, son dos de los indicadores principales que pueden considerarse para evaluar la posibilidad de reactivación de filos. Hemos visto entonces los indicadores que utilizaremos para discutir la variabilidad del caso de las ocupaciones Pleistocénicas de la Localidad Arqueológica Piedra Museo, complementariamente se desarrolló el análisis funcional de los conjuntos instrumentales (Miotti y Cattáneo 2003) y el análisis de la estructura espacial del registro lítico en su totalidad (Capítulo 7 de este volumen). .

5. La longevidad (Vida de uso) Hemos distinguido previamente entre instrumentos formales y generalizados, se propone la evaluación de: 1. la extensión de los filos, 2. los indicios de reactivación. Se intentará establecer una clasificación para cada grupo tipológico que permita situar a cada instrumento dentro de lo que se considera su “historia de vida”. 6.

La multifuncionalidad (versatilidad)

Análisis de los microrastros de uso en filos líticos Siguiendo la propuesta de Lawrence Keeley (1980) y Paul Vaughan (1985) de intentar reconstruir de la manera más cercana posible las conductas de utilización de instrumentos y por ende las actividades económicas primarias, en particular de la muestra de Piedra Museo, se ha desarrollado un programa experimental, que ha permitido la proposición y contrastación de hipótesis sobre el origen de los microrastros observados en filos líticos de los eventos ocupacionales de Piedra Museo (Miotti y Cattaneo 2000; 2003; Cattaneo y Fernandez 2004).

La especialización

Las frecuencias de las elecciones y uso de determinado tipo de lascas para la manufactura de instrumentos a expensas del abandono de otras pueden ser indicadores. La aparición de instrumental especializado para tareas específicas parecería a priori difícil de hallar, sobre la base de las observaciones etnográficas analizadas en el capítulo 2, a excepción del instrumental para la caza. Pese a ello hemos elegido considerar forma base, tamaño y rastros

A través de la observación a ojo desnudo, en lupa binocular y microscopio metalográfico se presentó la identificación 51

Capitulo 4 minerales (cuero-fresco y seco-, hueso, carne, madera, entre otros).dio de la relación forma-función, y de esta manera contrastar hipótesis sobre diseño de instrumentos.

1. Materia prima 2. Cantidad de cicatrices de lascados anteriores en la cara dorsal 3. Largo total de la lasca 4. Ancho total de la lasca 5. Espesor en la sección transversal

4.3.2. El análisis de los conjuntos de lascas y desechos de talla

Con la combinación de estos atributos aplicamos los modelos experimentales que habiían dado mejores resultados en su coeficiente de Regresión, para evaluar el momento (más temprano o más tarde) en el PROCESO de reducción de un núcleo o un bifaz en el cual la lasca fue removida. Siguiendo a Ingbar et al (1989), cada uno de los siguientes modelos consideró una curva de regresión. Las formulas que corresponden a cada modelo, ya fueron mencionadas en el capítulo anterior.

a- Análisis de eventos de talla y modos de producción: Análisis nodular (o MANA por sus siglas en inglés). En cuanto a los desechos de talla, se tomaron en cuenta para este trabajo características descriptivas de procedencia de la materia prima (nos interesó observar fundamentalmente si existía una diferencia relevante en el uso de distintas fuentes de abastecimiento) se consideró de acuerdo a 1. Tipo de materia prima 2. Color 3. Textura 4. Inclusiones 5. Otros Gracias a estos estudios se puede profundizar el análisis y establecer los grupos mínimos de lascas que pudieran haber pertenecido al mismo nódulo.

En particular en nuestro análisis de desechos de talla de PM AEP1 se propone contrastar cada uno de los modelos mencionados para cada una de las materias primas presentes, por Unidad Estratigráfica. El paso siguiente será evaluar si existe alguna diferencia significativa en las actividades de talla de cada una de las materias primas por U.E., a través de un análisis Anova por factor simple. El análisis de la varianza mostrará si existe una diferencia significativa en las características de los desechos de talla pertenecientes a los distintos niveles de ocupación, por ejemplo en la cantidad de lascados dorsales. Esto puede indicar una diferencia en las técnicas de extracción, manufactura y descarte de desechos. También puede indicar una diferencia en el uso de las distintas materias primas.

Esto fue realizado por U.E. Sobre la base de la combinación de los 5 ítem. Se confeccionaron las tablas con aquellos desechos que potencialmente provendrían del mismo nódulo y se consideraron los conjuntos para establecer interpretaciones sobre su origen. Las características de las interpretaciones derivadas de ellos se explicitaron ya en el capítulo anterior.Los resultados se exponene en el capítulo 9 de este volumen.

Pero antes de comenzar con este nuevo enfoque presentaremos una puesta al día, desde los antecedentes más tempranos, de las investigaciones en el área que nos permitan contextualizar nuestros análisis.

b- Análisis de la variabilidad: “aproximación no- tipológica” Sobre la base de las caracterizaciones de este tipo de análisis vistas en el capítulo anterior, se presentan los resultados de la evaluación de los conjuntos, por nódulo mínimo, a la luz de los modelos propuestos por Ingbar, Larson y Bradley (1989) y tomando en cuenta las modificaciones de M. Shott (1996). Sobre la base de los trabajos experimentales, Ingbar et al. (1989) y Shott (1996), las categorías ordinales que consideramos fueron: 52

Antecedentes científicos:Del artefacto a la arqueología regional

Capítulo 5 Antecedentes científicos: Del artefacto a la arqueología regional

Debemos agradecer a los pioneros que se interesaron en el registro de las sociedades indígenas, así como en la recuperación de los materiales arqueológicos de superficie o las manifestaciones rupestres, los primeros aportes sobre interpretaciones y explicaciones del pasado de la Patagonia Continental. Fueron ellos los que dieron el puntapié inicial de lo que hoy en día se constituye como nuestra especialidad: la arqueología de los cazadores-recolectores de la región Patagónica. Los proyectos de arqueología regional pioneros dirigidos por Carlos Gradin, en el río Pinturas, interesado principalmente en el arte rupestre y la meseta donde describe e investiga sitios (Gradin et al. 1979, Aguerre 1997 entre otros), Carlos Aschero en el Valle de Piedra Parada (Chubut) (Aschero 1983) y Augusto Cardich en el Cañadón de Los Toldos (Santa Cruz) (Cardich et al. 1973, Cardich 1977 entre otros), todas áreas vecinas a nuestra zona de estudio, hoy se encuentran abiertas a distintas líneas de investigación junto a otros investigadores.

Fig. 5.1.Francisco De Aparicio en C. Rivadavia, Santa Cruz, Argentina en marzo de 1933. Foto J. Frenguelli.

5.1. Respecto del conocimiento arqueológico del area mesetaria

de Ciencias Naturales de La Plata. Entre los trabajos de compilación encontramos la monografía de Félix Outes, quien sin haber cumplido su deseo de visitar la Patagonia recopila datos y estudia colecciones diversas, mayormente recolectadas por Carlos Ameghino (Outes 1912).

Para comenzar mencionaremos algunos de los primeros trabajos de interés arqueológico en la actual provincia de Santa Cruz para detallar luego cuáles fueron los primeros estudios de carácter netamente científico que darían pie a las líneas de investigación que hoy en día se desarrollan desde los mas variados marcos teóricos.

Con los descubrimientos de asociación entre fauna pleistocénica y restos de sociedades prehistóricas en la Cueva de Mylodon comenzó una preocupación verdadera por los restos arqueológicos que harían prevalecer los trabajos en el extremo sur del continente (Ameghino 1889; Hauthal 1899; Nordenskjöld 1900; Roth 1902; LehmanNitsche 1904; para una recopilación histórica véase

De las iniciales descripciones de la provincia de Santa Cruz, realizadas por Moreno en 1876 (1879), se pueden tomar datos referidos a sitios arqueológicos, lugares de enterratorios y paraderos, así como descripciones de artefactos líticos y óseos producidos por recolecciones superficiales para formar colecciones para el hoy Museo 55

Capítulo 5 Torres, Aparicio, y Vignati entre otros. Los dos últimos sí llevan a cabo tareas de campo, en la zona de la Meseta Central y Costa de la Región del Deseado, en el Río Santa Cruz (1934), en el Río Pinturas y luego en Comodoro Rivadavia (1949). Pero nosotros debemos a la campaña de Marzo de 1933 del geólogo -luego director del Instituto del Museo de La Plata- Joaquín Frenguelli, a Francisco de Aparicio, perteneciente al Museo Etnográfico de la UBA y al Ingeniero José Brandmayr la primera descripción de las áreas arqueológicas de Los Toldos y Piedra Museo. Ellos recorren la zona de Los Toldos el 12 de Marzo de 1933 y luego el 14, visitan la Ea. San Miguel donde recorren el Puesto El Museo. Posteriormente serán publicados los resultados de algunas de sus prospecciones (Frenguelli 1934; Aparicio 1933-1935) que no serán retomadas hasta la década del ’50 por Menghin en Los Toldos (Menghin 1952).

Fig. 5.2. F. De Aparicio y el Ing. Brandmayr mateando al reparo de una mata durante la expedición de 1933. Foto. J. Frenguelli. Martinic 1996). Todas estas investigaciones podrían englobarse en lo que ha sido llamado el ingreso del paradigma evolucionista en la comunidad científica argentina (Politis 1988) con el consiguiente desarrollo de la disciplina arqueológica, focalizando el interés en la clasificación y descripción de restos arqueológicos, con sumo detalle. Los trabajos que siguieron a esto fueron también descriptivos y generalmente no se llevaban a cabo excavaciones en el territorio de la provincia de Santa Cruz. Estamos en parte de lo que Orquera llama Estadio I (Orquera 1987) y que tiene por representantes a Outes,

Fig. 5.4. Localidad de Los Toldos en 1933. Foto J.Frenguelli.

Ferng.iulel

Fig. 5.5. Piedra Museo, alero grande y la expedición de Frenguelli en Marzo de 1933. Foto J. Frenguelli. Fig. 5.3. Dr. Joaquín Frenguelli en La Plata, 1933. 56

Antecedentes científicos:Del artefacto a la arqueología regional establecer apreciaciones cronológicas dentro del esquema cultural, así como relaciones entre áreas donde los guijarros hayan sido utilizados: “De acuerdo a lo reseñado, creemos haber ubicado en varios sitios de ambas márgenes del río Neuquen, la presencia de industrias arcaicas que representarían los vestigios más antiguos del poblamiento de Norpatagonia” (S. de Bórmida y Schlegel1972) ....“estableciendo un derrotero norte-sur y oeste-este a través de las cuencas hidrográficas, hacia la costa” ”(S. de Bórmida y Schlegel 1972)).

Además de esta tradición se define otra basada en: Fig. 5.6. O.F.A. Menghin en la provincia de Chubut, Norpatagonia. Foto tomada de Menghin (1958).

“...industrias tipológicamente más especializadas y técnicamente más elaboradas...”. ”(S. de Bórmida y Schlegel 1972).

En 1950 Osvaldo Menghin formula un esquema del desarrollo cultural de Patagonia. Dicho modelo utilizó los datos de Bird del área Magallanes, la secuencia de los sondeos que él mismo realiza en las cuevas 2 y 3 de la ya mencionada Localidad de Los Toldos y sus interpretaciones de la sucesión de estilos de arte rupestre (Menghin 1952; 1957; 1962).

Para nuestar área, lo relevante de esta discusión se centra en la relación que se intenta establecer con el Toldense la industria más antigua definida por Menghin en Los Toldos- que aunque anterior cronológicamente, no encajaría claramente con el esquema de desarrollo cultural. Así Menghin desde fines de los 40 sostiene la presencia de industrias (o culturas) (Menghin 1949, 1952,1963), establece grandes unidades o reinos culturales subdivididos de acuerdo a regiones. Les otorga significados culturales genéticos pero no cronológicos en sentido absoluto, estableciendo una correlación directa entre las culturas de morfología protolítica (del Paleolítico Inferior) con el uso de materias primas específicas: guijarros, cuarcita y basalto (Pebble cultures).

Menghin propone un cuadro cultural con base principalmente arqueológica. Este autor asigna nombres a los distintos componentes o conjuntos, transformándolos en “Industrias” (Menghin 1952; 1957). Sobre la base de los estudios e hipótesis de Menghin y Marcelo Bórmida, se recolectan materiales para estudios tipológicos y comparativos. Se definen industrias, sobre una base principalmente morfológica, la cual creemos nosotros muchas de las veces está en directa relación con la materia prima lítica. Es así como las discusiones de la década de los sesenta y principios de los setenta se centran en este concepto de Industria e ideas difusionistas. Hemos notado que en el caso donde la tecnología y /o técnica aparece como más relevante, es decir los artefactos son más elaborados, la materia prima no interesa. Este enfoque continuaría hasta los ´70:

Para las culturas posteriores (Miolítico, del Paleolítico Superior) establece un desarrollo tipológico en tres “reinos”: hachas de mano, lascas y hueso. Allí es donde focaliza su interés, planteando unidades principales para los cazadores de Patagonia Central. Ya no interesa la materia prima sino la sistematización “morfo-genética”, especialmente la de las puntas de proyectil. Menghin propone un cuadro cultural con base principalmente arqueológica, donde plantea la coexistencia de dos ciclos culturales: uno protolítico - epiprotolítico para el área costera (definiendo numerosas industrias sobre la base de recolecciones en sitios arqueológicos de superficie), y otro miolítico - epimiolítico representado por las industrias líticas de la Meseta Central: Toldense, Casapedrense y Tehuelchense (Menghin 1949; 1957). Estos dos grupos se habrían extendido hacia el sur conformando un área de marginalización.

“En una primera visión integral, que inmediatamente pasaremos a analizar, podemos distinguir instrumentos sobre guijarros e instrumentos sobre lascas, grandes y medianas”(S. de Bórmida y Schlegel 1972). ... “Los núcleos de los cuáles se han obtenido lascas, pertenecen fundamentalmente al tipo amorfo”(S. de Bórmida y Schlegel 1972).

Otro aspecto interesante es que al encontrar otras “industrias” confeccionadas sobre guijarros se podían 57

Capítulo 5

En ningún momento se discute a través de trabajos publicados la posible funcionalidad de sitios y su relación con el uso de materias primas locales, especialmente, guijarros en las costas de los ríos, o basaltos, tobas o sílices, en un área predominantemente volcánica como es el Nesocratón del Deseado donde se encuentra la Localidad de Los Toldos. No eran las preguntas de ese momento. En términos generales el esquema histórico-cultural fue la base de las investigaciones subsiguientes, marcando el paradigma histórico- difusionista.

En 1978, nuevas investigaciones llevadas a cabo por este mismo autor, a 150kms. al sureste de Los Toldos, en la Localidad El Ceibo, registran un contexto similar al Nivel 11, también asociado a fauna extinguida de caballo y camélidos (Cardich et al. 1981-1982). También en esta área, pero al sudoeste ya mencionamos las investigaciones de A. Aguerre en el área de la Ea. La Martita (Aguerre 1979; 1981-82; 1982; 1987) quien destacaría su interés en el estudio de la fase de los cazadores Toldense, propuesta por Menghin. Esta autora centra sus investigaciones en la tecnología lítica, utilizando el enfoque propuesto por Aschero en 1975 (Aschero 1975) incorporando algunos conceptos de la escuela francesa. Bajo esta perspectiva presenta su tesis doctoral en 1997 con gran cantidad de información sobre sitios estudiados, y la representatividad de la Industria Toldense en la Meseta Central Santacruceña (Aguerre 1997).

En 1971, Cardich iniciaría sus investigaciones en la zona de Los Toldos y realizaría excavaciones sistemáticas (Cardich et al. 1973). Publica junto a otros autores estudios específicos sobre materiales líticos utilizando especialmente una tipología diseñada por Adan Hajduk, luego Ana Aguerre realiza una revisión de la colección (Aguerre 1997) y finalmente Cardich junto a Nora Flegenheimer publican un trabajo más específico en cuanto a aspectos tipológicos se refiere dando por confirmada la secuencia cultural propuesta por Menghin (Cardich y Flegenheimer 1978). Desde la misma perspectiva corrobora las Industrias definidas por Menghin: Toldense y Casapedrense y descubre un nivel cultural anterior al Toldense al que denomina Nivel 11. El mismo fue fechado en 12.600 +/-600 A.P. representando la ocupación más temprana de Patagonia. La misma se encontraba asociada al aprovechamiento de mega mamíferos extintos y especies autóctonas (Cardich et al. 1973; Cardich 1977; 1984; 1987 entre otros). En 1983, Estela Mansur defiende su tesis doctoral donde se discuten aspectos funcionales de los conjuntos instrumentales del Nivel 11 de Los Toldos y El Ceibo (Mansur Franchomme 1983). Víctor Durán trabaja sobre un sitio cercano, El Verano, del que publica un trabajo sobre los conjuntos de raspadores (Durán 1990). Recién en 1994 vuelven a aparecen dos trabajos con Rafael Paunero y Alicia Castro donde se discuten aspectos de los conjuntos de Los Toldos, Cuevas 2 y 3 (Cardich y Paunero 1994; Cardich, Paunero y Castro 1994).

Fig. 5.7. El Ingeniero Augusto Cardich en las excavaciones de Los Toldos, Santa Cruz, 1971. Foto Colección Cardich. Durante la década del ´80 surgieron discusiones derivadas de la aplicación de otra unidad conceptual “Tradición”, mezclándose con otros elementos teórico-metodológicos de la escuela histórico-cultural (S. de Bórmida 1972; Castro 1980). Sobre estas bases fueron definidos períodos y etapas que necesitaron de ese concepto: “Tradición Cultural” para hablar del emparentamiento genético de las manifestaciones arqueológicas. Previo a esta etapa, tanto Fernández (1982), Orquera

En sus planteos se integraron datos de paleontólogos, geólogos, arqueólogos especialistas en arte rupestre, análisis lítico funcional y tecno-morfológico, así como estudios faunísticos brindando información paleoambiental y cronológico cultural para la región (Cardich 1977; 1984; 1987; Cardich et al.1973; Cardich y Flegenheimer 1978; Cardich et al. 1981-82; Cardich y Miotti 1983; 1988; Cardich et al. 1994). 58

Antecedentes científicos:Del artefacto a la arqueología regional paradigma histórico- difusionista hasta fines de la década del ‘70.

(1987), Borrero (1989c) como Miotti (1989) señalan una única excepción. Fue el norteamericano Junius Bird. Este autor realiza las primeras excavaciones sistemáticas en la Patagonia Austral en 1936 y 1937 descubriendo en varias cuevas hoy famosas (Cañadón Leona, Palli Aike, Fell y Cerro Sota) la asociación entre el hombre y la mega fauna pleistocénica (Bird 1938; 1988).

Como conclusión podríamos decir que en este período se determinaron secuencias locales, básicamente sobre la base de aspectos morfo-tipológicos de los instrumentos líticos. Se definieron los “fósiles guía” que aún hoy son utilizados en la jerga arqueológica.

Bird define una secuencia cultural que incluye cinco periodos, la cual fue utilizada como punto de partida para las investigaciones de toda la Patagonia (Borrero 1979;

Pero también debemos rescatar que desde esta perspectiva se integraron datos de paleontólogos, geólogos, y palinológos, (Cardich op.cit.; Cardich y Flegenheimer 1978; Cardich et al.1973; Cardich, Mansur Franchomme, Giesso y Duran 1981-82; Cardich y Miotti 1983; 1988; Cardich y Paunero 1994; Cardich, Paunero y Castro 1994). En el ámbito internacional, por otro lado, durante la década del setenta el ambiente fue propicio para el desarrollo de los estudios relacionados a la producción lítica, incluso con la talla experimental. En las propias palabras de John Whittaker (1994): “It is probably fair to say that even without Crabtree and Bordes, others would have eventually popularized flintknapping; the intellectual climate in archaeology was right. Nevertheless, the influence of these men went beyond their published woks, both in establishing knapping as a useful facet of archaeology and in training others”.(p60)

58.

En Argentina esos enfoques, tanto europeos como norteamericanos, deberían esperar unos años más para comenzar a ser aplicados, y durante la década del ´80, se van a replantear las ideas que habían sostenido el esquema cultural de la prehistoria patagónica (véase especialmente Borrero 1989 a y b; 1991; Miotti 1989; 1998). El enfoque normativo consideraba, como ya ha sido mencionado por Borrero (1989c), el uso de unidades de análisis con una visión estática, sin discutir con profundidad el correlato entre los contextos sistémicos que generaron los conjuntos arqueológicos estudiados como “Industrias”.

Fig. 5.8. Junius Bird, con su modelo T en Palli Aike, Chile. Foto tomada de Bird (1988). Gradin 1980; Nuñez Atencio 1983). Su interés iba mas allá del aspecto morfológico de los instrumentos. Por ejemplo, ante la ausencia de retocadores de hueso (aunque los restos óseos eran abundantes) lleva materia prima local y los cabezales de puntas de lanza a Don Crabtree en USA, para que intente el uso de retocadores de madera en la fabricación de instrumentos en rocas patagónicas, tal como él había observado en los australianos (Crabtree 1972). Bird fue quizás el primero en visualizar desde una perspectiva dinámica, y no sólo histórica, los objetos de piedra.

¿Qué quiere decir esto? No haremos aquí un detalle revisionista del concepto de Industria y como ha sido utilizado en nuestro país o como ha afectado a las investigaciones arqueológicas durante las últimas décadas (para ampliar esta discusión puede verse Orquera 198485; Borrero 1989c; 1991; Politis 1988; Scheinsohn 1998). Nos interesa particularmente tratar de profundizar en como ha sido estudiado el material lítico desde esta perspectiva y como ha sido aislado del medio o contexto en el que se encontraba. Los restos arqueológicos que interesaban

Hasta este momento, la secuencia propuesta por Bird era aceptada como maestra para la Patagonia meridional y en términos generales el esquema histórico-cultural fue la base de las investigaciones subsiguientes, marcando el 59

Capítulo 5 registrar eran fundamentalmente los instrumentos, y particularmente aquellos diagnósticos. En el mejor de los casos, cuando otros vestigios, como los desechos de talla, eran recuperados, no se informaba en las publicaciones acerca de su análisis o interpretación.

investigaciones. Se incorporaran nuevos métodos y recursos interpretativos, tal como ocurre en la arqueología Argentina en general (Politis 1988; Borrero 1989c; Miotti 1989). Los cambios interpretativos provienen de influencias internacionales, sobre todo norteamericanas, incorporándose lo que se ha dado en llamar el paradigma ecológico-sistemático (sensu Kirch 1980).

Uno de los avances más notables provino de la contribución, lamentablemente aún inédita, de Carlos Aschero, por entonces en la UBA e investigador del CONICET, quién con su “Ensayo para una clasificación morfológica de artefactos líticos aplicada a estudios tipológicos comparativos” (1975-83), no sólo desarrolló los lineamientos de los análisis líticos en forma ordenada y objetiva sino que brindó la herramienta metodológica que permitiría los estudios comparativos entre diferentes investigadores, no sólo de Patagonia sino de toda Argentina, se compartiera o no su finalidad de realizar estudios tipológicos en sí. En la actualidad, la informalmente llamada “Tipología de Aschero” se ha transformado en el recurso analítico de cabecera, un lenguaje común para nuestra comunidad de arqueólogos, y todos aquellos que se dedican a los estudios de materiales líticos. En esta tesis pretenderemos usarla, discutirla y profundizar en otras alternativas interpretativas derivadas de su uso.

Encontraremos paralelamente trabajos sobre arqueología regional en el área del Río Pinturas (Aguerre 1982; 1984; 1987; Aschero 1988; 1992; Gradin y Aguerre 1988); o temas más específicos, como por ejemplo análisis faunísticos (Herrera 1988; Miotti 1989; Miotti et al. 1988 entre otros), análisis líticos desde distintos enfoques (Mansur 1983; Mansur-Franchomme et al. 1987-88; Aschero et al. 1983, 1995; Nami 1982, 1983, 1985; 1987; Castro 1994; Espinosa 1995), de arte rupestre (Aschero 1985; 1988; Franchomme 1987, Gradin 1983; 1985; 1987), por ejemplo de restos vegetales (Pérez de Micou 198587; 1988; Pérez de Micou et al. 1992) o estudios actualísticos (Borrero y Martín 1996; García 1996; Miotti 1988) e interdisciplinarios (Guichon 1994; 1996; Aguerre y Pereda 1994; Alonso et al. 1984-85; Goñi 1991; Gómez Otero y Dahiten 1997-1998).

Otra diferencia que deseamos establecer es entre Industria y el concepto que nosotros utilizaremos de Conjunto Lítico siguiendo a Aschero (1975-83:45) y Whittaker (1994:25). Arqueológicamente hablando, una industria es entendida como un grupo de diferentes tipos de instrumentos que comúnmente aparecen asociados en varios sitios arqueológicos, y son característicos de un período de tiempo particular o un área, usualmente son nombrados luego de analizar uno o varios sitios, generalmente se encuentran asociados al concepto de capas culturales. Un claro ejemplo de esto es la Industria Nivel 11 (Cardich et al. 1973; Cardich y Flegenheimer 1978). Por otro lado un conjunto lítico es el grupo de instrumentos encontrados en un sitio particular en un nivel particular en un sitio, o una unidad de ocupación sin que el mismo tenga a priori un contenido cronológico, o genético. Otros aspectos deben ser estudiados, que permitan realizar interpretaciones acerca del valor cultural de los restos, por ejemplo, espaciales, tafonómicos, de remontaje, de rastros de uso, etc. (Miotti 1995; Miotti y Cattáneo 1997; Cattáneo 1999).

En la actualidad las investigaciones regionales en el sur de la provincia de Santa Cruz están desarrollándose con mayor intensidad enfocadas desde la ecología evolutiva. El estudio de las propiedades del registro arqueológico y la evolución de los grupos humanos en Patagonia serán los aspectos fundamentales del grupo de investigadores pertenecientes al Programa de Estudios Prehistóricos (PREP-CONICET) (Borrero 1984 a y b 1987; 1990; 1991a, b y c; 1993; Borrero et al. 1991; Franco 1991; Franco y Borrero 1994). Por otro lado, desde 1983 el Licenciado Hugo Nami desarrollando un programa experimental aplicado a entender la manufactura de puntas de proyectil de un sitio de la provincia de Santa Cruz y a partir de ese momento y a través de una prolífica bibliografía realiza, estudios experimentales y comparativos sobre tecnologías líticas encontradas en todo el territorio patagónico. Especialmente en el área cercana a nuestra zona de estudio colabora con el Dr. G. Mengoni en el estudio de las materias primas de los sitios Las Cuevas y El Zanjón ((Nami 1983; 1984; 1986a; 1986b; 1988; 1992; 1993-94; Nami y Rabassa 1988 entre otros). Todos estos trabajos resultan relevantes pues se comienzan a discutir las trayectorias de producción, los procesos de manufactura, las formas de aprovisionamiento, las calidades de las rocas, y/o las

5.2 Los estudios arqueológicos contemporáneos Desde la década de los ’80 los múltiples enfoques que conviven, producen un cambio teórico sensible en las 60

Antecedentes científicos:Del artefacto a la arqueología regional técnicas de producción, entre otros aspectos.

(Aschero et al. 1993-94; Franco 1991; 1994; Franco y Borrero 1999; Ratto 1993;1994; Flegenheimer y Bayón 1999; Martínez 1999)

Los equipos de investigación continúan desarrollando sus tareas y entre las nuevas generaciones de arqueólogos interesados en el análisis lítico se pueden mencionar los trabajos en el sector costero, pero en el norte de la provincia de Santa Cruz, las investigaciones de Alicia Castro, y Eduardo Moreno y en la meseta, al sur de nuestra área de estudio, Rafael Paunero del Museo de La Plata (Castro 1994; Moreno et al. 1999; Castro et al. 1999; Paunero 1994; 1995-96). Todas estos trabajos con un fuerte énfasis en los aspectos funcionales y tecnológicos de los instrumentos líticos, siguiendo los lineamientos de Semenov y Keeley (Keeley 1980) y por sobre todo en el desarrollo de aspectos metodológicos aplicados a su estudio.

5.3 Las investigaciones en el área de estudio La Localidad arqueológica Piedra Museo Conocida por los pobladores locales, quienes guían a la expedición de Frenguelli, Aparicio y Brandmayr entre el 13 y 15 de Marzo de 1933, surgen las primeras publicaciones sobre la localidad que nos ocupa (Frenguelli 1934; Aparicio 1935). Tras cincuenta y seis años de espera, sería recién en el verano de 1989 que Laura Miotti visita el lugar y desarrolla sus primeras investigaciones. Tras el hallazgo de una punta de proyectil “Cola de Pescado” en la primera cuadrícula excavada en un contexto asociado a fauna actual y extinta surge la primera publicación (Miotti 1990).

Un grupo de investigadores del Instituto Nacional de Antropología de Buenos Aires centran su interés en el área del Parque Nacional Perito Moreno, a menos de 300 Km. al oeste de nuestra área de estudio. Carlos Aschero, Cristina Bellelli, Teresa Civalero, Gabriela Guraieb, Rafael Goñi y Silvana Espinosa continúan trabajando en una variedad de sitios bien conocidos en cercanías de los lagos Belgrano y Posadas y sus afluentes. Entre otros tópicos, sus trabajos son de arqueología regional, pero con especial interés en la tecnología lítica y su relación con la movilidad y la subsistencia de los grupos cazadores-recolectores (Aschero 1985; 1987 et al. 1988; Aschero et al. 1992 Aschero 1993; Bellelli y Civalero 1988-89; Bellelli y Kligmann 1993; Bellelli y Nami 1994; Espinosa 1998; 1999; Goñi 1988; Goñi y Guraieb 1996; Guraieb 1998; Bellelli 1988, 1991 a y b). Si bien no se han encontrado datos publicados acerca de estudios específicos, de por ejemplo desechos de talla (sí con respecto a su tratamiento metodológico- ver Bellelli et al. 1985-87; Bellelli 1991 a y b; Nami 1991), se ha podido establecer para el área de Santa Cruz, que en general han sido y/o son estudiados por alumnos de la carrera de Cs. Antropológicas de la Universidad de Buenos Aires para el desarrollo de sus tesis de Licenciatura (Platania, Espinosa, entre otros).

Fig. 5.9. El equipo dirigido por la Dra. Miotti en 1998. Foto G. R. Cattaneo. Motivada por la relevancia de los hallazgos y la integridad de los contextos continúa sus investigaciones de campo y laboratorio desde ese momento hasta la actualidad, ampliando los datos e interpretaciones conocidas para los momentos mas tempranos de ocupación humana en la región. A partir de ese entonces colegas y estudiantes se integran al equipo de investigaciones, resultando en una serie de publicaciones (Miotti et al. 1988; Miotti 1988; 1989; 1990; 1991; 1992; 1995; 1996; Miotti y Cattáneo 1997; Miotti et al. 1997; Blasi et al 1997; Miotti y Salemme

En el campo específico de la tecnología lítica los instrumentos serán observados y estudiados en un contexto dinámico, especialmente enfatizando los análisis funcionales y de secuencias de producción. El estudio de las materias primas van a ocupar un lugar preponderante desde los ’90, reconociéndose su valor tanto informativo como interpretativo, no sólo en la provincia de Santa Cruz sino en el resto de Patagonia y el resto de Argentina. 61

Capítulo 5 1997; Miotti et al. 1995; Miotti et al. 2000; Borromei 2000; Cattáneo 2000; Hermo y Vázquez 1999 entre otros). Hacia fines del año 1995, la que subscribe se incorpora al grupo con el fin de estudiar la colección lítica de la Localidad Piedra Museo, resultando el presente trabajo como Tesis Doctoral.

Fig. 5.10. Dra. L. Miotti y excavaciones durante 1992. Foto Colección L. Miotti. Actualmente se esta compilando la información recabada durante los diez últimos años de investigaciones ininterrumpidas en un volumen especial.

62

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

Capítulo 6

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

6.1. Generalidades

relacionando el tiempo, el espacio y las ocupaciones humanas (Zárate 1994). Es por ello que contribuye a la sistematización de la etapa prospectiva, a la evaluación de la resolución temporal de los sitios arqueológicos superficiales y en estratigrafía y de este modo a una mejor comprensión de los procesos de formación de sitios arqueológicos (para más datos ver Butzer (1981); Rapp y Gifford (1982); Stein y Farrand (1985); Zárate (1994)).Pero especialmente en lo que se refiere a la determinación de fuentes de abastecimiento de rocas y minerales, ha sido y es dificultoso considerando las distancias a recorrer y la posibilidad de realizar trabajos de campo en conjunto. Esto ha limitado los trabajos específicos, por ejemplo desde la década de los ´70 al estudio geoquímico de pigmentos minerales de las manifestaciones rupestres, en el laboratorio, aunque sin la posibilidad de la detección de fuentes, aunque ya se expresaba como preocupación de trabajos venideros (Barbosa y Gradin 1986-87; Miotti 1990).

Aquí trataremos los estudios del paisaje en cuanto a recursos líticos, es decir la macroescala de análisis, haciendo especial énfasis en aquellos materiales rocosos que fueron utilizados para la confección de artefactos y la manufactura de pigmentos encontrados en los yacimientos arqueológicos estudiados. El enfoque que desarrollaremos, parte desde tratar de entender cómo nuestra área ha sido estudiada por la geología y cómo esto puede ser útil para nuestras interpretaciones en arqueología; también intenta profundizar en la descripción de recursos potenciales que forman parte del paisaje, pues sólo conociendo la disponibilidad total que ofrece una región podemos hablar de selección o elección, al menos en parte por parte de las sociedades prehistóricas o discutir aspectos relacionados a la variabilidad en la oferta ambiental, otro tema relevante en las discusiones actuales en arqueología (Miotti 1997, Borrero 1991, Borrero y Franco 1997).

Durante los ’90 importantes avances se han realizado en áreas cercanas a la mencionada, en el oeste de la provincia de Santa Cruz (Stern (1999); Stern et al. 1995 a y b) con los estudios de las obsidianas. El interés en el estudio de fuentes de abastecimiento de rocas tiene larga trayectoria en la literatura internacional y se ha ido desarrollando paulatinamente y con grandes esfuerzos aquí en Argentina (Aschero 1981-82; Bellelli 1991; Civalero y Franco 2000, entre otros).

6.2. El estudio de los recursos líticos del paisaje:un enfoque geoarqueológico La geoarqueología ha sido citada en trabajos de arqueólogos de la región patagónica como una herramienta útil para generar información sobre los procesos de formación del registro arqueológico pero hasta el presente no fue desarrollada en forma sistemática e interdisciplinaria en grandes áreas aplicada al tema del estudio del paisaje en cuanto a oferta de recursos líticos.

Como toda interdisciplina implica un camino a recorrer en el cuál se han podido ver los inconvenientes, un claro ejemplo de ello es la enorme diversidad o la extrema sencillez en la nomenclatura utilizada para la determinación petrológica de las materias primas líticas (Cattáneo y Di Lello 2000). Así, la extrema sencillez ha generado el uso incorrecto “geológicamente hablando” del término sílices para explicar una diversidad de rocas con alto contenido

Para nuestras investigaciones creemos que la geoarqueología nos permite una aproximación que dimensiona jerárquicamente la magnitud de los problemas, 65

Fig. 6.1. Mapa correspondiente a la zona de estudio en el contexto regional.

Capitulo 6

Fig. 6.1.Mapa del àrea de estudio. silíceo, pero con cuya descripción no es posible atribución alguna a su fuente primaria. Esto es sólo un caso y sirve para establecer en alguna medida el panorama ante el cuál debimos iniciar nuestras investigaciones.

Ante la ausencia de trabajos de detalle se decidió plantear una estrategia metodológica basada en trabajo bibliográfico y de campo que focalizara su interés en 66

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

a- La definición y caracterización geomorfológica del paisaje a través del análisis de:

Santa Cruz, en el centro del área conocida como Macizo del Deseado. Por ser un área de importante actividad volcánica en el pasado, con escasa cubierta sedimentaria cuaternaria, encontramos relevante describir las características de las formaciones geológicas presentes en la comarca a los fines de establecer su potencialidad como fuentes de abastecimiento de materias primas y tal como se ha mencionado analizar la relación con los asentamientos humanos del pasado donde se han registrado eventos de aprovisionamiento y uso del recurso lítico.

i-los antecedentes de las investigaciones geológicas ii-las secuencias estratigráficas generales de la comarca iii-los ambientes geomorfológicos relevantes a las ocupaciones humanas b- La descripción de los depósitos relevantes desde el punto de vista arqueológico, es decir, la descripción de sus características litológicas sobre la base del análisis bibliográfico, de fotos aéreas y reconocimiento en el campo de rocas con buenas cualidades para la talla, y para la preparación de pigmentos o soporte para manifestaciones rupestres

Presentaremos primero un breve resumen de la historia de las investigaciones geológicas en la comarca hasta el momento actual y luego las relaciones estratigráficas entre los depósitos, pues son fundamentales para entender el estudio del paisaje. Finalmente se desarrollará un acápite sobre los ambientes geomorfológicos: sobre todo este punto resulta importante en lo que se refiere a la disponibilidad de cada uno de los afloramientos o depósitos durante las distintas épocas de ocupaciones humanas.

c-El análisis de las formaciones geológicas del área en estudio a través de la evaluación de la superficie cuadrada total y relativa que ocupa cada formación a través del Método de Simpson (Dangavs 1976) sobre la Hoja geológica 4769-IV “Monumento Natural bosques Petrificados” 1:250.000 (Panza 1998), para establecer la representatividad de cada formación rocosa dentro del paisaje estudiado.

1. Historia de las investigaciones geológicas Fueron Carlos Ameghino (Ameghino 1889) quién recorrió la zona oeste del río Pinturas, y sobre las colecciones de Carlos, los trabajos de su hermano, Florentino Ameghino y J. B. Hatcher (Hatcher 1897; 1903) recorrieron el área resultando algunas publicaciones sobre las secuencias estratigráficas terciarias y su contenido paleontológico, por parte de éste último autor. Escasos fueron los estudios geológicos de detalle hasta la década de los ’30 en este siglo. Algunas referencias aisladas en cuanto a aspectos geológicos de la región se pueden encontrar en las obras de Windhausen (1924, 1931), Roll (1938) y Feruglio (194950). Pero quizás la cita más relevante ha sido la de los trabajos de Joaquín Frenguelli (1934): “Situación estratigráfica y edad de la zona de araucarias al sur del curso inferior del Río Deseado” y la de Francisco de Aparicio (1935): “Viaje preliminar de exploración en el territorio de Santa Cruz”, ambas producto de los viajes de exploración de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en la expedición integrada por Frenguelli, Brandmayr y Aparicio cubriendo un recorido de casi 2.000 kilómetros en el año 1933, tal cual ellos mencionan.

d-El análisis de las descripciones de cortes de lámina delgada de distintas muestras provenientes de distintas formaciones geológicas (descripción a cargo de la Lic. Claudia Di Lello), para establecer caracterizaciones y comparaciones entre rocas y sus fuentres de origen.

6.2.1. La geologia del área en estudio El área bajo estudio está ubicada en la región norcentral de la provincia de Santa Cruz hallándose limitada entre los 47° 35’ y 48° 00’ de latitud sur, y los 69° 15’ y 67° 30’ de longitud oeste (Fig. 6.1). Comprende los sitios y localidades arqueológicas: Piedra Museo, 17 de Enero, Monumento Natural Bosques Petrificados, y Cerro Vanguardia. Todas estas localidades se encuentran situadas en las Hojas Geológicas: Hoja 4769-IV Monumento Natural Bosques Petrificados, la Hoja 4969-II Tres Cerros, y 4969-IV Puerto San Julián, descriptas por Panza (1982). Todas nuestras descripciones toman como base los reconocimientos en campo, análisis de fotografias aéreas y de laboratorio realizadas por estos autores. Las mismas se ubican en la región centro - oriental de la provincia de

Como parte de trabajos posteriores de geología de superficie, previstos por Yacimientos Petrolíferos Fiscales, se efectuaron distintos estudios que cubren parte de la comarca y áreas vecinas con mapas expeditivos en escala 67

Fig. 6.2. Mapa Topográfico de detalle de la zona de estudio.

Capitulo 6

68

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

1:100.000 (De Giusto 1956; Di Persia 1956; 1957 y 1958) y también trabajos de detalle fueron los de Turic (1969) y los de Pezzi (1970) a los que no hemos tenido acceso (citados en Panza y Genini 1998). En los primeros trabajos regionales se definieron varias unidades que fueron estudiadas por diversos autores en su estratigrafía y contenido paleontológico, fundamentalmente Herbst (1965) la Formación Roca Blanca del Liásico, Stipanicic y Reig (1955, 1956) la secuencia jurásica y su fauna de anuros, y Archangelsky (1967) la Formación Baqueró del Cretácico.

parte del Fanerozoico (Panza 1982). De acuerdo a de Barrio (1989), el origen del plateau riolítico jurásico del Macizo corresponde al emplazamiento de enormes volúmenes de materiales magmáticos ácidos extruídos como flujos piroclásticos. Estos han conformado mantos ampliamente distribuidos que ahogaron el relieve preexistente del jurásico medio. Estos pulsos ignimbríticos configuraron una fisiografía homogénea que luego sería modificada por los procesos erosivos y tectónicos que veremos en más detalle adelante, pues resulta relevante entender los procesos que han modificado la zona, y continúan haciéndolo, modelando el paisaje actual (Fig. 6.3).

Genini (1977) y Márquez (1978) dentro del programa de prospección geoquímica del Plan Patagonia-Comahue de la Secretaría de Minería de la Nación, llevaron a cabo estudios en zonas aledañas a la Localidad arqueológica de Los Toldos. Como parte del levantamiento regional encarado por el Servicio Geológico Nacional, para la comarca y sectores vecinos, se realizaron los importantes trabajos de Panza durante la década de los ’80 y ’90 (1982, 1984, 1986, 1998) para las hojas 53e Gobernador Moyano, 54e Cerro Vanguardia, 54f Bajo de la Leona, 54g Bahía Laura y 54d La Manchuria, con mapas escala 1:100.000, donde situaremos nuestra área de estudio. También se cuenta con informes petrográficos. Distintos estudios geoquímicos fueron realizados sobre los obsidianas jurásicas por Stern (1995; 1999) y Echeveste (com. pers).

Tal como plantean Panza y Genini (1998), la geología del área y las relaciones estructurales de las distintas unidades que allí se encuentran por todo ello son relativamente simples. Es fundamental una descripción somera de la disposición estratigráfica de los afloramientos entre sí para entender el paisaje. Los afloramientos rocosos más antiguos corresponden a las tobas y pelitas de la Formación Roca Blanca, del Liásico superior. Se hallan poco visibles salvo en sectores aislados al suroeste de Piedra Museo continuando en dirección sur hasta 15 kms. al norte de la Localidad Cerro Vanguardia. Luego se encuentra una relación de discordancia erosiva, y la unidad anterior es cubierta por los basaltos, andesitas y aglomerados volcánicos de la Formación Bajo Pobre (datados en el Dogger inferior).

En la actualidad se cuenta con los informes de las hojas Monumento Natural Bosques Petrificados (4769-II), Tres Cerros (4969-II), Bahía Laura (4966-I/II) y Gobernador Gregores (4969-I) a escala 1:250.000 (Panza, 1995a y b; Panza y Marín 1996, respectivamente), y al este la Hoja 4766-III Puerto Deseado. Todas ellas serán utilizadas para nuestros estudios, como primera aproximación a la geología regional.

De acuerdo a las descripciones de Panza y Genini (1998), las unidades precitadas son intruídas por rocas básicas hipabisales (Formación Cerro León), asociadas al episodio magmático que originó la Formación Bajo Pobre. A continuación de éstos se encuentra el complejo piroclástico - lávico representado por el Grupo Bahía Laura. Sobre este grupo haremos descripciones más detalladas, tanto por la discusión geológica que ha originado como así también porque estas dos formaciones son las más importantes en cuanto a nuestros estudios arqueológicos se refiere, pues han sido la fuente de los principales materiales líticos usados por los grupos humanos en el pasado.

Estratigrafía del área. Relaciones generales entre depósitos. El Macizo del Deseado

El área en estudio se localiza como hemos mencionado anteriormente en lo que se ha dado en llamar el Macizo del Deseado (De Giusto et al.1980). De acuerdo a los estudios geológicos, la evolución y estructura del mismo es el resultado de una serie de ciclos diastróficos que con mayor o menor intensidad han ocurrido durante buena

A través de la contínua evolución del conocimiento geológico de la Patagonia Extra-andina, el grupo Bahía Laura ha tenido diferentes denominaciones que han respondido en general a diversas interpretaciones acerca de su constitución litológica y génesis (para una discusión 69

Capitulo 6

47º50’

66º00’ Fig. 6.3. Mapa geológico de detalle del area de estudio (Tomado de Panza 2001).

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El paisaje y la distribución de los recursos líticos

Fig. 6.3. Continuacion Mapa geológico de detalle del area de estudio (Tomado de Cattaneo et al. 2004). 71

Capitulo 6

sobre esto ver de Barrio (1989)). Este Grupo (Dogger superior - Malm inferior), el cuál es considerado como el mas relevante para nuestros estudios, integrado por las Formaciones Chon Aike (ignimbritas riolíticas) y La Matilde (tobas, tufitas), encontramos que se disponen imbricadas lateralmente. Esta última es la portadora de los fósiles de araucarias que encontramos al norte de la Localidad Piedra Museo, en el MNBP (ver Miotti y Cattáneo 1997; Miotti et al. 1997) y circundando toda la comarca. Alli se localiza el sitio cantera taller MNBP. Otro sitio Cantera-Taller, 17 de Enero, se encuentra sobre la superficie de la Fm. La Matilde, a casi 4 kilómetros en dirección sudeste desde PM, en la Ea. El Sargento.

(Basalto La Angelita, del Plioceno superior), ocupando parte de la sección centro- oeste y noroeste de la zona. Al Pleistoceno y Holoceno se asignan depósitos de los dos últimos niveles de terrazas fluviales del río Deseado, así como otros que cubren varias superficies de pedimentos, y también de antiguas playas y cordones litorales lacustres, de planicies y conos aluviales, eólicos, de bajos sin salida y productos de remoción en masa. Panza y Genini (1998) describen la predominancia de la acción fluvial como modeladora del paisaje, pero también van a ser importantes las formas y efectos producidos por la actividad volcánica, la acción de los fuertes vientos y los procesos de remoción en masa (ver más adelante).

Por encima se depositaron sedimentos continentales en el Jurásico más alto y Cretácico (Formaciones Bajo Grande y Baqueró, y Formaciones Castillo, Bajo Barreal y Laguna Palacios del Grupo Chubut, el cuál no se encuentra descripto en el área de estudio), y se produjeron derrames de lavas básicas (Basalto Las Mercedes, del Cretácico Superior) donde se prospectaron varias cuevas con arte rupestre (Miotti com. pers.). A 25 kilómetros al noroeste de la Localidad PM encontramos representada esta formación.

Como dijimos, al Pleistoceno y Holoceno se asignan estos depósitos fluviales, eólicos, de bajos y de remoción en masa, que resultarán quizás los de mayor importancia en nuestros análisis. Estos paisajes han sido particularmente favorables para la ocupación humana, sobre todo durante fines del Pleistoceno por su potencialidad en recursos: agua, vegetación, fauna y materias primas (Miotti 1992, 1995). Al final de este capítulo se encuentran estudios más detallados de la potencialidad de estas formaciones.

En el Paleógeno se han descripto: sedimentitas marinas danianas (Formación Salamanca), lavas basálticas (Cerro del Doce, Paleoceno); sedimentitas marinas eocenas (Formación Puesto del Museo, donde se encuentra la localidad arqueológica homónima, son las areniscas coquinoides con fósiles marinos de la aflorante escasos 12 metros sobre la superficie actual y sirviendo de abrigo rocoso a los grupos humanos desde fines del Pleistoceno), y sedimentitas marinas (Formación Patagonia, Miembro Monte León, Oligoceno superior) portadoras de yeso fibroso en forma de venas y venillas de 2 a 3cm. e espesor. (Panza y de Barrio 1989), probablemente utilizado para la manufactura de manifestaciones rupestres y/o la pintura corporal.

3. Ambientes geomorfológicos relevantes a las ocupaciones humanas Se pueden reconocer dos paisajes distintos en la zona de estudio: el mesetiforme, y el de relieve irregular de cerros y picos aislados que alternan con zonas bajas en las que se observan grupos de lomadas o escoriales basálticos. Sobre la base de las observaciones de Panza y Genini (1998), Rabassa y Zárate (com pers.), el relieve ha sido caracterizado fundamentalmente por la presencia de esas extensas planicies mesetiformes, las cuales están muy disectadas quedando remanentes aislados, o han sido cortadas por numerosas depresiones sin salida de dimensiones diferentes. Las planicies más elevadas están coronadas con mantos basálticos que protegen a las unidades sedimentarias inferiores, más fácilmente erosionables, observándose en sus márgenes paredones abruptos que culminan hacia abajo en un áspero relieve con deslizamientos rocosos. En todo el resto del área los innumerables cañadones y zanjones de reducidas dimensiones van a desagotar en depresiones sin desagüe,

De acuerdo a las descripciones de Panza y Genini (1998) el Neógeno comienza con nuevas efusiones de foiditas (Formación Madre e Hija), seguidas por depósitos correspondientes a los tres primeros niveles de terrazas fluviales del río Deseado, en el Mioceno medio y superior, aunque sólo encontramos escasa representación de ello al norte de la zona en estudio. Las terrazas son cubiertas por el Basalto Cerro Mojón (Plioceno inferior), que encontramos en el sector norte del Parque MNBP. Siempre en el Plioceno, se tienen otros depósitos fluviales y de agradación, así como otro ciclo de lavas básicas 72

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

fundamentalmente en las de las lagunas Grande (o de Madre e Hija) y La Porfiada. Todos los cauces son de régimen efímero y llevan agua en la estación de las precipitaciones nivales durante el invierno. Es por estas características que varios autores coinciden en subdividir el paisaje en unidades de relieve de acuerdo a los procesos dominantes en cada uno de ellos y a las formas resultantes (de Barrio 1989, Panza y Genini 1998; Aguerre 1987; Miotti 1989) Este enfoque nos permitirá evaluar como se desarrollaron los procesos geomorfológicos que modelaron el paisaje y además evaluar que recursos han estado disponibles en cada zona afectada por los mismos y cómo han podido ser utilizados de acuerdo a por ejemplo la estacionalidad climática. Ellos son: a) Relieve donde la acción fluvial es dominante b) Relieve volcánico c) Relieve de depresiones endorreicas d) Relieve mesetiforme e) Valles del río Deseado y del Zanjón del Pescado

Fig. 6.4. Fm. Bajo Pobre en ruta de acceso al MNBP.Foto G. R. Cattáneo. comarca, ya que los potentes mantos resaltan en el relieve formando altos paredones de 10 a 20 m de altura, abruptas crestas y pináculos de paredes subverticales. Es común el desarrollo de un marcado diaclasamiento vertical, con formación de anchas columnas prismáticas algo irregulares. No obstante, en algunos lugares forman pequeñas bardas de poca altura (dos a cuatro metros),otras veces, las lomadas están cubiertas por pequeños bloques sueltos. Pero el rasgo característico de este paisaje es la presencia de innumerables cavidades y cuevas, algunas de gran tamaño. Muchas de ellas han sido aprovechadas como refugio por los humanos y encontramos manifestaciones rupestres, como en la cueva de Los Toldos (Fig 6.6) en las Cuevas Maripe

a) Relieve donde la acción fluvial es dominante La evolución del paisaje, por erosión fluvial, sobre rocas de muy distinta resistencia a la erosión, da como resultado morfologías diversas. Por ello puede reconocerse varios sectores según la litología predominante y las característica del drenaje. Para nuestra descripción profundizaremos en aquellas zonas que se encuentran en relación a las ocupaciones humanas que estudiamos. -Ambiente de las Formaciones Bajo Pobre y Chon Aike Forma un paisaje de lomadas negruzcas bajas, chatas y redondeadas con algunas elevaciones algo más altas y puntiagudas (Fig.6.4 y 6.5). Los afloramientos rocosos son en general poco marcados, en muchos casos como crestones apenas sobresalientes en el terreno y con erosión en formas redondeadas; otras veces se reducen a lajas sueltas en la parte cuspidal de las lomadas. En las áreas entre las elevaciones se encuentra material en tránsito. La red de avenamiento presenta un diseño dendrítico bien desarrollado, con poco o nada de control estructural salvo en los colectores principales, que están casi siempre ajustados a líneas de falla o fractura. (Panza y Genini 1998; de Barrio 1989).

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Las ignimbritas de la Formación Chon Aike constituyen las formas del paisaje más abruptas y quebradas de la

Fig. 6.5. Ignimbritas de la Fm. chon Aike. Foto Diego Guido. 73

Capitulo 6

(Miotti et al. 1996), Fanny (Miotti y Cattáneo 1996), y de las Manos en el río Pinturas, al oeste (Aguerre 1987; Cardich 1977). La progresiva destrucción de los materiales por meteorización y por acción eólica va aumentando el tamaño de las cavidades. La separación de la roca en lajas acentúa el proceso de formación de cavernas con las paredes lisas y superficies redondeadas (de Barrio com pers.).

chato, con lomadas redondeadas en las que se destacan unos pocos estratos más resistentes; se encuentran casi siempre cubiertas por un pavimento de lajas y pequeños trozos, y muchas veces sin cobertura vegetal (Fig. 6.7). La cobertura parcial por materiales modernos es muy abundante y dispuesta por lo común en las áreas entre elevaciones. La red de drenaje está poco desarrollada, dado que la presencia de gran cantidad de depresiones sin salida determina un diseño centrípeto multicuencal con pocos colectores que drenan las aguas ocasionales hacia los bajos endorreicos (Panza y Genini 1998, Zárate y Blasi e.p.). Cuando los depósitos cuaternarios son más espesos, el diseño suele ser dendrítico. El perfil transversal de los valles es suave y tendido. De acuerdo a las observaciones, los grandes colectores que atraviesan la zona con depósitos matildenses, como los zanjones Blanco, Elornia y del Zorro, desarrollan amplias planicies aluviales y son anastomosados. Fundamentalmente el área fue muy utilizada por su disponibilidad de agua, tanto en el pasado como en la actualidad (Miotti 1990) y por ende por la concentración de recursos vegetales y faunísticos. Como veremos luego los ópalos de La Matilde han sido profusamente utilizado desde fines del Pleistoceno para la confección de instrumentos.

Fig. 6.6. Cañadon de Los Toldos. Fm. Chon Aike. Foto G.R. Cattáneo. La red de drenaje suele ser de diseño rectangular - angular debido al fuerte control estructural ejercido sobre los cursos de agua por diaclasas y fracturas. Este ajuste a la estructura es sobre todo marcado en los colectores troncales, todos de régimen efímero. Estos arroyos prácticamente no desarrollan planicie aluvial, los valles suelen ser muy angostos, llegándose a originar estrechas gargantas de paredes elevadas. En este ambiente hay también fenómenos de remoción en masa (deslizamientos, caídas de rocas, etc.), si bien netamente subordinados a la acción fluvial; se desarrollan principalmente al pie de los altos paredones ignimbríticos. Particularmente este ambiente fue elegido para las ocupaciones más tempranas en el área, como refugio y vivienda, como soporte de manifestaciones rupestres y sus redes de denaje como fuente de agua, probablemente estacional. Las ignimbritas no han sido utilizadas como materia prima para la confección de instrumentos. Pero si los nódulos o sílices en filón sobre los techos de estas oquedades (Miotti 1989).

Fig. 6.7. Tobas estratificadas de la Fm. La Matilde. Foto G. R. Cattáneo.

-Ambiente de la Formación La Matilde

-Ambiente de las sedimentitas paleógenas

Es el ambiente donde se encuentra la localidad Piedra Museo Se caracteriza por un relieve suavemente ondulado,

Los asomos de las coquinas o areniscas coquinoides de la Formación Puesto del Museo son reducidos y discontínuos, 74

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

de muy poco espesor, pero la consolidación de las rocas y su posición determina que se dispongan como pequeñas mesetas de bordes verticales (Fig. 6.8). El paisaje de badlands es característico para los asomos de las sedimentitas y piroclastitas se trata de faldeos de mesetas o lomadas de formas redondeadas, totalmente cubiertas por depósitos modernos, y casi sin ninguna cobertura vegetal. Los asomos de las sedimentitas finas «patagonienses» constituyen faldeos de mesetas, y están casi totalmente cubiertos por material originado en la destrucción de los depósitos aterrazados.

b) Relieve volcánico El vulcanismo basáltico es uno de los procesos significativos que ha intervenido en el desarrollo de la morfología, ya que las principales elevaciones de la comarca pertenecen a formas debidas a la actividad volcánica, actualmente degradadas por acción subaérea con formación de extensas planicies de lava. Como hay algunas diferencias morfológicas entre los paisajes de las coladas cretácico - paleógenas y las neógenas - pleistocenas, Panza y Genini (1998) han subdividido al ambiente basáltico en dos subunidades, según la edad de las vulcanitas. En particular resulta de interés para nuestra área describir el ambiente de los basaltos pleistocenos de las foiditas de la Formación Madre e Hija. Se trata de típicas chimeneas o necks volcánicos, actualmente muy erosionadas, en las que se destaca un marcado diaclasamiento columnar característico de estas formas, con prismas de caras casi perfectas, de unos 20 cm en la base y varios metros de alto (Fig. 6.10). Las mismas se encuentran en la parte central de la llamada Laguna Grande, cuyas características se describen mas adelante.

Fig. 6.8. Asomos de sedimentitas paleogenas de la Fm. Puesto del Museo. Foto Colección L. Miotti. También en este ambiente la red de drenaje, bastante pobre, presenta un diseño dendrítico bien desarrollado y por ende ha sido potencialmente una zona con gran disponibilidad de agua durante época de lluvias (Fig. 6.9).

Fig. 6.10. Monumento Natural Bosques Petrificados, relicto de araucaria (frente) y Cerro Madre e hija (fondo) Foto Colección L. Miotti. Debemos tener en cuenta que estas mesetas elevadas pueden haber actuado como una dificultad para el paso de un área a otra y la forma más fácil de evitar las subidas y bajadas de a veces altos paredones rocosos ha sido por

Fig. 6.9. Sedimentitas marinas y bajo de Fm Puesto el Museo. Foto Colección L. Miotti.

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las redes de drenaje que las han cortado o sobre las bardas que actuan como empalizadas y facilitan el ascenso.

Además, esta laguna desemboca en el zanjón Blanco, colector principal de un amplio sector. Este importante curso desaguaba antiguamente en la laguna Grande, luego de su encuentro con el zanjón Elornia al este del puesto El Fortín, vinculando las áreas donde se encuentran la totalidad de sitios arqueológicos estudiados. De acuerdo a los estudios de Panza en 1982, sus aguas fueron capturadas unos siete kilómetros al oeste de la estancia San Miguel (donde se encuentra la Localidad Piedra Museo) por la erosión retrocedente de un tributario de la laguna La Porfiada, y drena actualmente su caudal temporario hacia ese cuerpo de agua por captura y desvío del tramo superior de su curso. Por su parte, el valle del tramo inferior decapitado del ex-zanjón Blanco (llamado zanjón del Zorro) es muy grande, con una llanura aluvial amplia, característica que no está en relación con el exiguo caudal temporario que circula en la actualidad. Es decir, se trata de un valle de un río desproporcionadamente ancho en menos, situación que se explica por un desvío por captura y modificación del nivel de base (Panza y Genini 1998).

Otro aspecto a mencionar es el descripto por Miotti y Cattáneo (1997) y Miotti et al. (1999), donde se interpreta a estos picos o necks como puntos de referencia en el paisaje, que sobresalen en especial en las zonas de depresiones, pudiendo haber funcionado como “monumentos”(Fig. 6.11.).

Los cuerpos de agua actuales de las lagunas principales, como la Grande y la 10, se encuentran marginados en sus bordes oriental y septentrional por superficies de antiguas playas y por dos o tres líneas de cordones litorales psefíticos, con rumbos aproximados N-S hasta NO-SE. Los depósitos de playa antigua están siendo disectados por los cursos que desaguan al bajo, como el zanjón Elhornia. Como ya veremos, estos cordones, probablemente con distribuciones diferentes a las actuales han funcionado como áreas de acumulaciones de clastos psefíticos fundamentales para el aprovisionamiento de materia prima silícea, pues allí se encuentran acumulados los materiales silíceos de mayor dureza y de tamaños adecuados para la manufactura de instrumentos. Tal como lo señalaran De Giusto et al. (1980) algunos de estos bajos presentan en su margen oriental (opuesto a la procedencia de los vientos dominantes del oeste), acumulaciones de material eólico (arena) sin formas definidas producto de la deflación que remueve el sedimento fino de las playas que pudieron haber cubierto durante períodos algunos sectores.

Fig. 6.11. Cumbre del Cerro Madre e Hija (MNBP). Foto Colección Miotti. c) Relieve de depresiones endorreicas Se encuentran lagunas temporarias diseminadas por toda la comarca en múltiples cuencas sin desagüe ocupadas en sus sectores más profundos. Estas depresiones forman el nivel de base local de erosión en nuestra parte de la zona de estudio. Hay tres de ellas que deben haber sido, por su tamaño y características, las principales fuentes de abastecimiento de agua potable para humanos y animales ya desde fines del Pleistoceno y casi hasta la actualidad. Las lagunas son: Grande o de Madre e Hija, La Porfiada, y La 10. La laguna Grande es una depresión de origen tectónico cuyo sector más profundo está ocupado por la laguna de forma aproximadamente rectangular, de unos nueve kilómetros, por menos de cinco kilómetros. Esta gran depresión se encuentra controlada estructuralmente en su margen occidental, y posiblemente también al norte y al este. Otra depresión de importancia es la de la laguna La Porfiada, con un largo máximo de 6 km y un ancho de unos dos kilómetros, también controlada tectónicamente por líneas estructurales (Panza y Genini 1998).

Es común encontrar materiales arqueológicos que por efectos de los fuertes vientos, y luego de esporádicas lluvias, son llevados a veces hacia la zona central de estos “barreales”. Pero generalmente coinciden con los alineamientos de las lineas de playas antiguas.

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El paisaje y la distribución de los recursos líticos

d) Relieve Mesetiforme

en ambas márgenes, donde llega a tener un ancho de más de dos kilómetros. Se han asignado también a este nivel muchos de los depósitos de terrazas fluviales correspondientes al zanjon del Pescado. Otros depósitos de terrazas fluviales, generalmente arenosos con abundantes rodados dispersos, se encuentran en los tramos medios e inferiores de los zanjones Blanco, Elornia y del Zorro, al sur del Bosque Petrificado.

Se puede reconocer solamente un nivel de meseta, que es en realidad el extremo septentrional de una gran planicie que se extiende al sur, en la Hoja Tres Cerros (Panza 1995a). Se trata de una superficie prácticamente llana, cubiertas por un delgado manto de gravas y arenas, con pendiente regional hacia el noreste, limitada por una escarpa de erosión actualmente muy disectada. La cubierta de rodados está en proceso de remoción, de manera que se encuentra un tapiz de rodados y material suelto formando un talud. Panza y Genini (1998), Rabassa (1995 com. pers.) y Zárate et al. (2000) reconocen tres ciclos de pedimentos de flanco asignables al Plioceno y el Pleistoceno. Estas superficies de erosión, actualmente muy disectadas por procesos fluviales, tienen una leve inclinación hacia el nivel de base local, como un bajo endorreico o, en algún caso, el valle del zanjón del Pescado. En base a la posición topográfica y a las características litológicas de los depósitos que los cubren es que se han diferenciado los tres ciclos de pedimentación.

La planicie de inundación actual del Zanjón Elornia presente un desarrollo areal irregular en relación con el ancho del valle. Así, la planicie aluvial adquiere extensión por sectores aparentemente asociados con las zonas de contacto de las vulcanitas y tobas. Ello determina la ocurrencia de áreas sujetas a inundaciones debidas a las crecientes. Consecuentemente se originan encharcamientos temporarios y la formación de lagunas aparentes tal como la mencionada por Aparicio en las adyacencias de lo que hoy conocemos como el sitio arqueológico AEP-1. Estas planicies, desprovistas de vegetación, y sujetas a procesos de deflación, están constituidas en su metro superior por fangolitas estratificadas (Zárate et al. 2000). Corresponden a depósitos de derrame (overbank) acumulados por decantación a partir de episodios de inundación. Por debajo de las fangolitas afloran depósitos de grava en las márgenes del cauce del Zanjón Elornia.

Todos los niveles de pedimentación presentan una cubierta detrítica psefítico - psamítica suelta o escasamente consolidada, formando afloramientos esencialmente planos. Estos, serán en algunos sectores del área en estudio potenciales fuentes secundarias de materiales silíceos, por lo que se les prestará mayor atención en su descripción mas adelante.

Las áreas interfluviales al oeste del Zanjón, están formadas por las superficies mesetiformes que representan niveles de pedimentación elaborados sobre el sustrato mesozoico y cubiertas por un manto de Rodados Patagónicos. De acuerdo a Zárate et al. e.p. inmediatamente al occidente de AEP-1 se reconocen, de acuerdo con sus relaciones altimétricas relativas, dos niveles de pedimentación (El de mayor altura relativa y por ende más antiguo, denominado informalmente P1, se desarrolla sobre los afloramientos de la Formación La Matilde, a unos 500 metros al norte de AEP-1, y sobre las sedimentitas marinas eocenas aflorantes en Piedra Museo. La superficie de P1 presenta una muy suave pendiente de alrededor de 1 metro hacia el norte. El nivel de pedimentación P2 se ubica altimétricamente a unos 10 metros por debajo de P1; presenta también una cubierta de Rodados Patagónicos. Según las interpretaciones de Zárate la cercanía de los afloramientos de rocas tobáceas y marinas, permiten inferir que está elaborado sobre este sustrato.

e)Valles del río Deseado y del zanjón del Pescado Si bien nos encontramos a una distancia considerable del río Deseado, el zanjón del Pescado forma parte de la cuenca del río Deseado, destacándose como uno de sus principales tributarios. Actualmente el valle es desproporcionado en menos, al igual que en la mayoría de los grandes ríos patagónicos, debido a que su caudal fue mucho mayor durante los períodos de deshielo del englazamiento cordillerano (Panza 1982, Panza y Genini 1998, Zárate y Rabassa com pers.). Se han descripto varios niveles de terrazas de éste importante río semipermanente, entre los cuáles los niveles de terrazas definidos por Panza como VI y VII no difieren mayormente entre sí y son importantes en el valle inferior del Pescado. Se eleva unos 15 a 18 m sobre el río actual. En cuanto a la Terraza VII, se eleva directamente por sobre la planicie aluvial del río Deseado y se la encuentra

De acuerdo con su morfología y ubicación geomorfológica, estas superficies de erosión se interpretan como 77

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pedimentos de flanco que informalmente se han denominado PF1 (el de mayor altura relativa) y PF2. Sobre la base de las investigaciones de campo Zárate (1998ms) propone un modelo hipotético de cómo ocurrió el desarrollo de estos pedimentos: Las superficies de pedimentación P1 y P2 registran ciclos de generación de superficies de planación separadas por un episodio de reactivación con profundización de los niveles de base lo que permitiría explicar las distintas alturas relativas que exhiben En el caso de los pedimentos de flanco PF1 y PF2, sus respectivas génesis se vinculan con modificaciones del nivel de base local representado por el Zanjón Elhornia; se desarrollaron a expensas del retroceso erosivo de P1. PF1 probablemente sea correlacionable con la generación de P2. Con posterioridad al ciclo de formación de PF2, se produjo un nuevo episodio de degradación con la excavación de la red de drenaje actual. Este acontecimiento fue seguido por el ciclo de agradación durante el que se depositaron las gravas y fangolitas en la planicie del Zanjón y los materiales de relleno del alero AEP-1.

para finalmente resumir en un cuadro al final del capítulo la evaluación de su potencial como fuentes de abastecimiento de rocas. Las caracterizaciones de las formaciones fueron realizadas sobre la base de la información bibliográfica, hojas geológicas y fotos aéreas. Luego de realizada la evaluación inicial se llevaron a cabo relevamientos de campo, con el Dr. Raúl de Barrio y el Dr. Diego Guido a los fines de determinar in situ las características descriptas desde el punto de vista geológico y complementarlas desde el punto de vista arqueológico con nuestra evaluación. La misma se realizó a través del relevamiento por transectas que disectaron las formaciones en distintos puntos del área de estudio (Fig. 5.6). 1- Formación Roca Blanca (Liásico) Tobas, areniscas, tufitas y pelitas. Comprende una secuencia de tobas, areniscas, tufitas y pelitas (Di Persia 1956, De Giusto 1956), denominada «Serie de Roca Blanca». Ambos autores incluyeron en la misma al episodio basáltico - aglomerádico que corona a la secuencia. Posteriormente Lesta y Ferello (1972) separaron los aglomerados y basaltos como Formación Bajo Pobre. A partir de entonces se mantiene la denominación de Formación Roca Blanca para las tobas y sedimentitas, sin los basaltos y aglomerados. Los estudios más detallados son los de Pezzi (1970) y Panza (1982, 1995a, Panza y Genini 1998).

6.2.2. Descripción de los depósitos relevantes desde el punto de vista arqueológico La Hoja 4769-IV Monumento Natural Bosques Petrificados, donde se encuentra la Localidad Piedra Museo, está ubicada en el sector central de la provincia geológica conocida como Macizo o Nesocratón del Deseado (Panza y Genini 1998). En particular caracterizaremos las formaciones presentes en esta hoja pues consideramos que es representativa del área en estudio, pero sólo describiendo aquellas que poseen potencial para ser usadas por las sociedades que habitaron el área (los términos en los que se evaluó su potencialidad ya fueron definidos en el capítulo 4)

La Formación Roca Blanca aflora solamente en el sector suroccidental de la comarca, en el área comprendida por las estancias Sierras Blancas y La Paloma Sur (El Piche) En las cercanías de la Localidad arqueológica de Los Toldos (Cardich 1973) y Cueva Maripe (Miotti et al. 1996), respectivamente. La Formación Roca Blanca está compuesta por una sucesión de areniscas finas a gruesas casi siempre tobáceas, tobas, piroarenitas, tobas finas laminadas y silicificadas y escasos bancos lenticulares de conglomerados finos, con color de conjunto gris, blanquecino y rosado, hasta gris oscuro y negro en las escasas pelitas.

Es decir, intentaremos describir nuestro paisaje geológico desde la perspectiva de su potencial aprovechable “económica-tecnológicamente”, pero hay otro aspecto relevante a discutir: la disponibilidad de las mismas desde fines del Pleistoceno (lapsos de tiempo largo) y/o durante un año (lapsos de tiempo corto), como los períodos invernales cuando la zona se encuentra cubierta por las nevadas, o durante los períodos de precipitaciones, con las crecientes de arroyos y zanjones.

Constituyen bancos más resistentes, que sobresalen como cornisas notorias en el relieve casi sin desnivel de la Formación Roca Blanca, y sobre todo en los cañadones. En muchos casos son las únicas rocas que afloran debido a su mayor resistencia. Pese a ello no se ha observado la

Para todo ello comenzaremos con la caracterización geológica general y luego presentaremos una evaluación de las áreas que cubren cada uno de los afloramientos 78

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

Fig. 6.12. Mapa geológico de detalle de la zona del aflorameinto de Puesto El Museo. Tomado de Panza (2001). presencia de sectores silicificados lo suficiente como para

considerar a esta formación apta para ser potencialmente 79

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utilizable para la manufactura de artefactos, sí quizás como soporte para manifestaciones rupestres o reparo.

Asociadas a los basaltos se encuentran andesitas, donde constituyen afloramientos gris negruzcos, abruptos y de formas ásperas por el marcado diaclasamiento. Dominan los basaltos macizos o algo amigdulares, casi siempre en avanzado grado de alteración, de color negro, morado y negro verdoso. Son rocas poco porfíricas, en las que la base afanítica usualmente está muy alterada y pigmentada por óxidos de hierro; las amígdulas subesféricas están rellenas por ópalo o calcedonia verdoso o rojizo, observándose también geodas de cuarzo y venillas de calcita. En general los tamaños de estas vesículas las hacen inadecuadas para la confección de instrumentos.

2- Formación Bajo Pobre (Dogger): Basaltos, andesitas, aglomerados volcánicos, tobas. Bajo este nombre Lesta y Ferello (1972) reconocen una unidad formada por basaltos, andesitas y aglomerados volcánicos básicos, con escasas sedimentitas y tobas, de gran desarrollo areal en la comarca. Fue considerada mapeada por ambos autores en forma independiente, bajo las denominaciones de «Serie de Roca Blanca Superior Aglomerádica» (Di Persia 1957) o «Serie de Roca Blanca Efusiva» (De Giusto 1958). La denominación de Formación Bajo Pobre fue utilizada por Turic (1969) y por Pezzi (1970). Para el área suroccidental de la comarca, este último autor la describió con detalle y la subdividió en tres Miembros, de abajo hacia arriba: Miembro Inferior Basáltico, Miembro Cañadón Largo (sedimentario) y Miembro Aglomerádico La Paloma. Panza la estudió regionalmente y la reconoció como unidad independiente, desvinculada de ambos episodios geológicos, criterio que se mantiene (1982, 1984, 1995a). La Formación Bajo Pobre constituye casi siempre afloramientos aislados y de poca extensión, pero con una distribución areal amplia en toda la comarca. Los sectores más importantes son los del Bajo Grande - estancias Cerro León y San Antonio, Puesto del Museo - El Sacrificio, entre las mas relevantes en nuestra zona de estudio. Panza (1982) considera los afloramientos situados al norte y sureste de los Bosques Petrificados, como formando parte del Grupo Bahía Laura.

Al este del Bosque Petrificado, en la zona del Abra y camino a estancia El Fortín, así como entre los puestos Santa Lucía y del Museo, aflora la Formación Bajo Pobre conformando lomadas generalmente bajas y de coloración oscura, negruzca a morada, en la que aparecen escasos y reducidos asomos rocosos de andesitas, basaltos y aglomerados volcánicos andesíticos. 3- Grupo Bahía Laura (Dogger) Debido a la gran superficie que cubren sus depósitos, este complejo ignimbrítico - lávico- sedimentario constituye un acontecimiento geológico de enorme importancia en todo el ámbito del Macizo del Deseado. El Grupo Bahia Laura (Lesta y Ferello 1972, Panza 1982) está integrado por las Formaciones Chon Aike y La Matilde. La primera se compone fundamentalmente de una espesa secuencia de ignimbritas de composición riolítica a riodacítica, a las que se asocian aglomerados y brechas volcánicas en forma subordinada, y muy escasas tobas; la facies lávica, restringida a domos riolíticos y porfíricos aislados, es totalmente minoritaria.

La Formación Bajo Pobre comienza aquí con coladas de basaltos muy alterados (salvo entre Cerro León y La Paloma), que forman lomadas redondeadas y bajas, de tono oscuro, con afloramientos como pequeños crestones en muchos casos apenas sobresalientes en el.

La Formación La Matilde, que se presenta interdigitada lateral y verticalmente con la anterior, y se encuentra formada por tobas y tufitas, con delgados mantos ignimbríticos intercalados.

De acuerdo a las descripciones de la hoja geológica son de color gris oscuro a verdoso, con tonalidades rojizas en superficie de meteorización, macizos y de grano fino a mediano. La secuencia descripta por los geólogos empieza “con un banco de uno a dos metros de espesor de tobas líticas amarillento blanquecinas compactas y lajosas, seguido por bancos de tobas y lapillitas, y continuan tobas finas vítreas gris rosadas y amarillentas macizas, con manchas rojizas de óxidos de hierro”. Suelen ser muy compactas, con cemento silíceo, pero de acuerdo a observaciones personales generalmente no aptos para la talla.

Varios autores pusieron en dudas la edad triásica de la unidad, y en particular Feruglio (1949), autor este último que fue el primero que analizó en su conjunto a esta unidad, y llegó a la conclusión de que la misma debe referirse en gran parte, sino totalmente, al Jurásico, proponiendo la denominación de Complejo de Bahía Laura. Lesta y Ferello (1972) publicaron el término de Grupo de Bahía Laura, sosteniendo la coetaneidad de las formaciones Chon Aike y La Matilde, las cuales se encuentran 80

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

interestratificadas entre sí. En 1980 De Giusto et al. mantuvieron al Grupo Bahía Laura como un único episodio. Esta unidad, junto con la formación La Matilde, constituye el Grupo Bahía Laura, tal como lo definieran en su oportunidad Lesta y Ferello (1972). Tales conclusiones resultaron vigorizadas por Mazzoni et al.,(1981), y Panza (1982, 1984, 1986). Igual criterio adoptaron, entre otros, Panza y de Barrio (1989) y Panza (1995 a y b).

feldespatos blanco - rosados, y láminas de biotita. La disyunción columnar es bastante marcada. Son rocas muy alteradas y/o silicificadas aunque no como para llegar a tener las características de fractura concoidal necesarias para la manufactura de instrumentos. Entre las estancias La Huella y Aguada del Cuero, en el camino que une las Localidades arquelógicas de Los Toldos, La Primavera y Piedra Museo, la unidad constituye una serie de escarpas que sobresalen como ventanas en las coladas basálticas (Miotti et al. 1999).

A continuación se describen las características de cada una de estas formaciones.

De acuerdo a los autores antes mencionados que estudiaron esta formación donde se encuentra la Localidad MNBP, aparecen ignimbritas no demasiado aglutinadas, de 20 a 30 metros. La parte superior del manto es blanquecina y con clara disyunción columnar. Vamos a ver un típico paisaje tipo bad-lands, con lomadas redondeadas blanco grisáceas y escasas bardas, se encuentra en el extremo suroeste del Bajo Grande. Se trata de lapillitas, tobas lapillíticas y aglomerados volcánicos compactos. Es notable la formación de cavidades de todo tamaño, alargadas y dispuestas en forma subparalela; se destaca la llamada Cueva de Maripe, con arte rupestre, de 25 m de ancho, 5 m de alto y 15 m de profundidad (Miotti et al.. 1997). Lapillitas y aglomerados están formados por gran cantidad de fragmentos subredondeados de tobas (de hasta 10 cm de diámetro, si bien el promedio es de dos a cuatro milímetros), otros de andesitas verdosas y castaño oscuras, y cristaloclastos de cuarzo (Panza y Genini 1998).

3.1- Formación Chon Aike :Ignimbritas, aglomerados y tobas riolíticas; tufitas y pórfiros riolíticos. Esta unidad, definida por Stipanicic y Reig (1956) y formalizada por Archangelsky (1967), y estudiada en detalle por de Barrio (1989). Está formada predominantemente por ignimbritas de composición riolítica, asociadas con espesos bancos de aglomerados volcánicos gruesos y con escasas tobas, lapillitas y tufitas. Las facies lávicas son totalmente minoritarias y se encuentran también pórfiros riolíticos. La Formación Chon Aike está ampliamente desarrollada en el área pero fundamentalmente en tres grandes sectores de afloramientos que se relacionan con los sitios arqueológicos estudiados: 1) el sector suroccidental: estancia La Primavera, donde se encuentra la Cueva Maripe (Miotti et al. 1997) 2) el sector centro - occidental: estancia Los Toldos, donde se encuentra la Localidad arqueológica homónima 3) el sector centro oriental: estancias La Paloma y Las Lomas, que circundan la localidad Piedra Museo.

Cerca de la estancia San Antonio y en dirección noreste, hacia Piedra Museo se observan altas lomadas, con bardas y afloramientos abruptos en sus partes cuspidales, de ignimbritas totalmente alteradas y muy silicificadas.

A grandes rasgos la Formación Chon Aike está constituída dominantemente por ignimbritas riolíticas, como mantos compactos y espesos que forman grandes paredones y crestas muy abruptas, así como altos pináculos. A veces tienen marcada disyunción columnar, y es típica la formación de grandes cavernas y oquedades. En algunos casos la Formación Chon Aike constituye lomadas redondeadas y de coloración castaño rosada o gris rojiza y morada, en las que se destacan pequeños asomos rocosos apenas sobresalientes en el terreno, casi siempre de formas romas.

Donde mejor se aprecian los rasgos de esta Fm. es en el grupo de afloramientos ubicado al norte de la estancia Sierra España y en el sector de las estancias Los Toldos y La Uruguaya. Allí son comunes los crestones abruptos con marcada disyunción columnar, con formación de torres y pináculos y de grandes oquedades y cuevas, entre las que se destaca la Localidad Arqueológica de Los Toldos (Panza y Genini 1998). Regionalmente la Formación Chon Aike ha conformado un extenso plateau ignimbrítico que cubrió el relieve previo existente ahogándolo totalmente. Su génesis corresponde al emplazamiento de enormes volúmenes de materiales ácidos (riolitas de alta sílice, potásicas) extruídos como flujos piroclásticos de enorme fluidez y moderada a alta

Las ignimbritas descriptas por de Barrio (1989) se caracterizan como bien porfíricas, integradas por abundantes fenocristales de cuarzo, con otros escasos de 81

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Fig. 6.13. Mapa de detalle de la geología del sector correspondiente a la Laguna Grande, MNBP. Tomado de Panza 2001. temperatura. Como parte integrante del Grupo Bahía Laura, la Formación Chon Aike engrana lateralmente con las tobas y tufitas de la Formación La Matilde. Con respecto a su base, se observa una marcada discordancia que la separa de las unidades más viejas, las Formaciones Roca Blanca y Bajo Pobre (de Barrio et al. (1987), Franchi et al. (1989) y Panza y Genini (1998))(Fig. 6.13).

de ignimbritas riolíticas Bajo esta denominación (Stipanicic y Reig (1956), Lesta y Ferello (1972) y Panza (1982)) se incluye a un importante conjunto litológico, fundamentalmente tobas y tufitas entre las que se intercalan unos pocos mantos de ignimbritas de composición ácida, que se interdigita con la formación anteriormente descripta.Posee también un gran desarrollo areal en toda la hoja. Es de gran importancia por ser la unidad portadora de los grandes troncos y estróbilos

3.2- Formación La Matilde:Tobas, chonitas, lapillitas y tufitas; delgadas intercalaciones 82

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

silicificados de araucariáceas que constituyen el Monumento Natural de los Bosques Petrificados de Madre e Hija.

fragmentos pumíceos en la mayor parte de los casos reducidos a agregados esferulíticos o a huecos alineados dejados por la destrucción de los mismos. Ya veremos en el análisis de los cortes delgados de materiales arqueológicos que estas características están presentes.

Archangelsky (1967), en una breve mención, adecuó al Código de Nomenclatura Estratigráfica y como Formación La Matilde fue reconocida por autores posteriores: De Giusto et al. (1980), y Panza (1982, 1984, 1995a, 1995b, 1998), este último en sus estudios regionales. Los sectores más destacados, además del área del Bosque Petrificado, es el área que circunda la Localidad Piedra Museo en un radio de 50 kms. Constituyen lomadas bajas de formas muy redondeadas de color claro de tobas o tufitas, los cuales forman pequeñas cornisas. Presentan casi siempre tonalidades castañas a rojizas en superficie de meteorización, por pigmentación irregular por óxidos de hierro. A excepción de estos bancos algo más resistentes, la superficie de las lomadas está enteramente cubierta por lajas y pequeños trozos de rocas sueltas. Muchas veces las lomas están desprovistas casi por completo de vegetación. La litología es bastante homogénea, siendo netamente dominantes las tobas, en general finas o algo arenosas y de colores blanquecinos hasta amarillentas y rosadas. Composicionalmente son vítreas o cristalinas, conteniendo en este último caso láminas de biotita euedral o cristaloclastos de cuarzo y plagioclasa; algunas contienen raros litoclastos de tobas claras o vulcanitas oscuras (así como huecos dejados por su eliminación). Son casi siempre compactas y a veces llegan a presentar fractura concoide debido al elevado grado de silicificación; pueden presentar también bandas irregulares y entrecortadas de nódulos silíceos negruzcos. Particularmente es sobre las lomadas de esta formación que podemos localizar el sitio arqueológico cantera-taller 17 de Enero (Fig.6.14)

Fig. 6.14. Tobas vítreas silicificadas (Fm. La Matilde) en sitio Cantera Taller 17 de Enero. 4- Formación Baqueró Cretácico Inferior (Barremiano - Aptiano): Tobas, cineritas, pelitas, areniscas gruesas a conglomerados Archangelsky (1963) reconoce a un conjunto de piroclastitas y sedimentitas de amplia dispersión en la comarca, portadoras de una tafoflora excepcionalmente rica tanto en número de individuos como en cantidad de especies. Feruglio (1949) incluyó a la unidad dentro del llamado «Complejo Porfírico de la Patagonia Extraandina». Di Persia (1956; 1957; 1958) y De Giusto (1956) lo incluyeron dentro del Chubutiano, y en particular en la llamada «Serie de las Tobas Amarillas». Archangelsky (1963; 1967), autor que realizó los estudios más detallados de la unidad y su flora fósil, creó la denominación de Formación Baqueró. Los principales estudios regionales son los de Turic (1969), Pezzi (1970), Panza (1982; 1986;

En algunas localidades, como en el área del cerro Botellón, cerro Bayo, vecindades de la estancia Cerro Alto y, sobre todo, entre las estancias La Huella y Los Toldos (cañadón de las Cuevas), aparecen afloramientos más abruptos y crestones empinados, dados por mantos más resistentes de ignimbritas riolíticas intercalados dentro de la secuencia tobácea. En ellos aún no han sido detectados sitios de canteo o talleres. Son rocas compactas, de color general gris rosado, dado por una pigmentación irregular por óxidos de hierro. Se presentan muy alteradas y silicificadas (incluso con geodas o cavidades con relleno parcial de cuarzo), estando los 83

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1987; 1995), Panza y Marín (1996).

encontraban bañados y lagunas, en algunos casos establecidos en los canales abandonados. El Miembro Superior, en cambio, sugiere la sedimentación directa de lluvias de cenizas mediante un aporte casi contínuo de material piroclástico fino, indicador de una intensa actividad volcánica en comarcas alejadas. Dichos elementos se depositaban en un ambiente ya mucho más uniforme y casi sin desniveles .

Pueden reconocerse varios sectores importantes de afloramientos, los que nos interesan son el del Monumento Natural del Bosque Petrificado y las áreas al norte del mismo (Archangelsky 1965, 1967; Panza 1982). El afloramiento más oriental se encuentra al este de la estancia La Paloma (Di Persia 1956). Desde el punto de vista litológico, la Formación Baqueró está constituída por dos Miembros, uno Inferior aflorante sólo en el Bajo Grande, y un Miembro Superior presente en todo el ámbito de la comarca. El Miembro Inferior ha sido descripto como compuesto por escasos conglomerados, areniscas y varios niveles de limolitas y arcilitas, los que contienen una abundante flora fósil en excelente estado de conservación.

5- Formación Salamanca Cenozoico-Terciario Paleógeno: Areniscas finas a medianas, arcilitas, areniscas coquinoides Lesta y Ferello (1972) denominan a los depósitos correspondientes a la primera ingresión marina atlántica de los comienzos del Terciario, para el área de la Cuenca del Golfo de San Jorge, como Formación Salamanca. Como el Macizo del Deseado fue el borde de cuenca austral para la ingresión salamanqueana, los depósitos encontrados en el área van a ser de poco espesor, siguiendo a Panza y Genini (1998).

En cuanto al Miembro Superior, es en su mayor parte una típica alternancia rítmica de cineritas friables, con tobas más resistentes de tono castaño amarillento que se destacan como pequeñas cornisas. Las tobas son macizas y pueden constituir paleosuelos, mostrando en estos casos estructuras paleoedáficas tubulares y prismáticas.

En la Hoja los depósitos marinos salamanquenses fueron reconocidos por vaarios autores, entre ellos Frengüelli (1933) y Di Persia (1957), quienes hablan de «Salamanqueano». Frengüelli (1933), en el Puesto Piedra del Museo (donde se encuentra la Localidad arquelógica homónima), describió 12 a 15 m de areniscas coquinoides con restos determinables de Cubitostrea ameghinoi Ih. y dientes aislados de Odontaspis cf.bronni Ag. El estudio de los microfósiles realizado por Panza et al. (1996) permitió reubicar a estos afloramientos en el Eoceno.

Forma bancos lenticulares macizos o con estratificación entrecruzada. Son cuarzo - líticas o lítico - cuarzosas y contienen abundantes troncos silicificados mal conservados, es decir, sin una fractura concoidea adecuada para la talla de instrumentos. Casi siempre son rocas muy consolidadas, por la presencia de ópalo. Si el ligante es material tobáceo y/o cemento ferruginoso, la roca es friable y ya no es buena para la talla. Se caracterizan por presentar esqueleto muy cerrado, constituyendo los fenoclastos entre el 80 y 90 % de la roca. Predomina la fracción entre dos y cinco centímetros (guija), pero hay grandes variaciones en el tamaño del grano.

Los primeros que utilizaron el término de Formación Salamanca fueron Simpson (1933) y Zambrano y Urien (1970), si bien sólo mencionándolo y sin efectuar la diagnosis correspondiente. La unidad fue definida formalmente por Lesta y Ferello (1972).

En algunos bancos se encuentran restos de troncos y ramas petrificados, blanquecinos, muy mal conservados y reducidos a astillas y trozos menores. Son más numerosos en los conglomerados, alcanzando los ejemplares mayores los seis metros de longitud.

En cuanto otro tipo de hallazgos de materiales silicificados en estos afloramientos Panza menciona que sólo se encuentran cantidad de restos de troncos silicificados, algunos de hasta seis metros de longitud en cercanías de estancia La Sarita, mientras que Di Persia (1957) menciona el hallazgo de dientes de seláceos, los cuales también hemos encontrado en las excavaciones estratigráficas en el abrigo de Piedra Museo.

Sobre la base de las interpretaciones de Panza y Genini (1998) en relación al ambiente de depositación, el Miembro Inferior se encuentra asociado a los cursos fluviales, representados por depósitos psamítico-psefíticos lenticulares y con estratificación entrecruzada, se

A grandes rasgos se puede establecer que se trata de sedimentitas exponentes de una típica secuencia marina 84

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

de poca profundidad, la cual invadió un continente caracterizado por un relieve relativamente llano y con desniveles no demasiado pronunciados.

La Formación aflora solamente en el Puesto del Museo (localidad también llamada Piedra del Museo, o Piedra Museo, situada aproximadamente a los 47 54' de latitud Sur y a los 67 52' de longitud Oeste y entre las estancias La Angelita y La Delia (47 23' lat. sur, 68 00' long. oeste).

Los depósitos marinos salamanqueanos se encuentran en relación de discordancia sobre las Formaciones Baqueró y La Matilde. Como la unidad traslapa sobre distintas unidades geológicas aún en cortas distancias, se infiere que se trata de una transgresión marina que marca en su base una discordancia de caracter regional (Panza 1981).

En la localidad tipo aflora una sucesión de unos 15 a 20 m de espesor de psamitas coquinoides gris verdoso amarillentas hasta castaño rojizas, bastante friables, caracterizadas por estructuras entrecruzadas en gran escala, no demasiado marcadas. Están formadas por fragmentos de conchillas de hasta 3 mm, unidos por cemento ferruginoso y muy escasa matriz arcillosa.

6- Formación Puesto del Museo, Eoceno (medio a superior): Areniscas coquinoides Panza et al. (1996) reconocen bajo esta denominación a sedimentitas marinas de edad eocena, descriptas por primera vez para el Macizo del Deseado.Estos afloramientos fueron primero descriptos por Frengüelli (1933), quién los asignó al «Salamanquense» en base al hallazgo de Cubitostrea ameghinoi Ih. y dientes de Odontaspis cf. bronni Ag. Posteriormente, Feruglio (1949) estimó que los asomos pertenecían al «Patagoniense». Panza (1982) los asignó nuevamente a la Formación Salamanca, por la presencia de muy escasos elementos microfaunísticos.Cabe mencionar que esta Fm. si bien no ha sido utilizada como recurso para la manufactura de instrumentos por sus características litológicas, adquiere relevancia para nosotros por haber sido utilizada con otros dos propósitos: abrigo rocoso y soporte para diversas manifestaciones de arte rupestre (Miotti 1992; 1995).

Panza et al. (1996) registraron foraminíferos eocenos en afloramientos de la localidad Piedra del Museo, los cuales también han sido recuperados en excavaciones estratigraficas al pie del alero. Los foraminíferos son relativamente escasos, de conservación regular a buena, frecuentemente recristalizados. Entre las especies más frecuentes figuran: Lobatula lobatula (Walker y Jacob), Polymorphina sp. cf. P. subrhombica Reuss, Testacarinata inconspicua (Howe), Altasterella sp., Boltovskoyella? sp., Alabamina sp. y Gyroidina sp. Se encuentran además muy abundantes espículas de equinodermos, briozoarios y fragmentos de conchillas, escasos ostrácodos, dientes y escamas de peces, y radiolarios bien conservados. La microfauna corresponde a un ambiente de plataforma interna, somera, cercano a la costa (Panza et al. 1996). 7- Formación Madre e Hija, Neógeno Mioceno medio: Foiditas Analcimitas, nefelinitas, fonolitas) Estas vulcanitas básicas fóidicas fueron primeramente reconocidas por Panza (1982). Constituyen las chimeneas de sendos aparatos volcánicos actualmente desmantelados por la erosión, los cerros Madre e Hija, y Alto, así como una pequeña colada lávica en el bajo del Avestruz. Estos afloramientos adquieren relevancia, no por su utilización como fuente de aprovisionamiento lítico sino por dos motivos principales: su destacada presencia en el paisaje de los alrededores de la Localidad Piedra Museo y la importante localización de la Formación La Matilde a sus pies, con troncos petrificados (Xilópalo) que han sido utilizado por los grupos prehistóricos como fuentes de aprovisionamiento de este material (Miotti y Cattáneo 1997). En las típicas chimeneas volcánicas del cerro

Fig. 6.15. Afloramiento de Puesto el Museo. Foto G.R. Cattáneo.

85

Capitulo 6

Madre e Hija se destaca en forma manifiesta el diaclasamiento columnar, con formación de prismas hexagonales de caras casi perfectas, de unos 20 cm en la base y varios metros de alto.Ambos necks están compuestos principalmente por una foidita gris en superficie meteorizada. Ante la falta de datos concretos, Panza (1982) la ubicó tentativamente en el Mioceno – Plioceno

en los zanjones Hornia y del Zorro, al sur del Bosque Petrificado. Son acumulaciones inconsolidadas de material psamítico mediano a grueso, con rodados dispersos de tamaño grava fina, limos y arcillas. El espesor raramente supera los dos metros, y se elevan directamente por encima del nivel de las planicies aluviales actuales. 9- Depósitos que cubren niveles de pedimentos (niveles II y III) Pleistoceno Gravas con matriz arenosa y limosa; arenas

8- Depósitos de terrazas fluviales del río Deseado (Niveles VI y VII) Pleistoceno Gravas arenosas, arenas finas a gruesas subordinadas, escasos limos y arcillas

Los ciclos de pedimentos de flanco más jóvenes se han desarrollado durante el Pleistoceno. En su presentación son similares a los depósitos del Nivel I, tratándose de depósitos psefítico - psamíticos sueltos o poco consolidados, que constituyen planicies con un diseño digitado en planta que se encuentran topográficamente por debajo de los primeros, razón por la cual son considerados sin duda más jóvenes que éstos.

Los niveles VI y VII de terrazas fluviales del río Deseado no difieren mayormente entre sí, y han sido asignados al Pleistoceno. Pequeñas escarpas separan a cada nivel del situado topográficamente más bajo. La Terraza VI (más antigua) tiene su mayor desarrollo en la margen izquierda del río, entre la estancia Los Manantiales y la desembocadura del zanjón del Pescado. En la margen izquierda sólo está representada en la última localidad, pero es importante en la margen izquierda del zanjón de Graneros y valle inferior del Pescado. Se eleva unos 15 a 18 m sobre el río actual y su espesor no debe superar los 10 metros. Es un depósito psefitico no consolidado, formado por gravas mayormente finas con matriz arenosa mediana a gruesa, e intercalaciones lenticulares de arenas.

Los depósitos intermedios (II) afloran fundamentalmente entre las estancias San Antonio, San Miguel y El Sacrificio, así como en forma aislada en el Bajo Grande.Con respecto a los depósitos más modernos (III), ocupan las posiciones topográficamente más bajas y se han desarrollado al norte del Puesto del Museo. En todos los casos son depósitos sueltos o escasamente consolidados, de poco espesor (uno a dos metros), compuestos por gran cantidad de rodados subredondeados de uno a diez centímetros, de variada naturaleza (piroclastitas y vulcanitas de variada naturaleza, principalmente) ligados por una matriz limosa a arenosa fina, de color castaño grisáceo claro a amarillento, y escaso cemento calcáreo. También en este caso debemos establecer sus excelentes características para la talla.

La Terraza VII, la más moderna, se eleva directamente por sobre la planicie aluvial del río Deseado, con un espesor no superior a los 5 metros. Se la encuentra en ambas márgenes del río en numerosos afloramientos, y se han asignado también a este nivel muchos de los depósitos de terrazas fluviales correspondientes a los zanjones del Pescado, Graneros, Las Malvinas y Pescado Chico. Está separada por una escarpa de la Terraza VI y llega a tener un ancho superior a los dos kilómetros.

10- Depósitos de antiguas playas y cordones litorales lacustres , Pleistoceno: Arenas finas, limos y arcillas; cordones de gravas finas con matriz arenosa mediana

Es un depósito inconsolidado integrado por material tamaño grava fina con abundante matriz tamaño arena fina a limo. Están constituídos por clastos redondeados de variada procedencia (principalmente rocas ácidas jurásicas y basaltos), cuyos diámetros oscilan entre los dos a diez centímetros, y generalmente con fractura concoidal de excelente calidad para la talla.

Estos depósitos se han desarrollado en el borde oriental de las lagunas Grande, La 10 y otras varias innominadas situadas al sur del área. Van a resultar en depósitos de extrema relevancia para el aprovisionamiento de materiales silíceos . Estos depósitos han sido descriptos como de arenas muy finas, limos y limos arcillosos, de color castaño claro y gris castaño, que son restos de antiguas playas de dichos

Otros depósitos de terrazas fluviales, generalmente arenosos con abundantes rodados dispersos, se encuentran 86

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

sueltos en las arenas de tamaños muy variables. Asimismo, en algunos sectores de la planicie se encuentra material limo-arcilloso gris constituyendo una fina capa superficial, normalmente resquebrajada por desecación.

cuerpos de agua que corresponden a momentos en que los mismos cubrían una superficie mucho mayor que la actual. Pero lo fundamental es la existencia de dos o tres sistemas de cordones litorales de rumbo aproximado N-S. Estos son acumulaciones mayormente psefíticas (rodados) de clastos silíceos con abundante matriz arenosa mediana a fina y pelítica, pobremente consolidadas. Hemos observado, especialmente en la zona de la laguna Grande la presencia de rodados de tamaños mayores a 7 cm., con excelentes cualidades para la talla (Fig. 6.16).

12- Depósitos de conos aluviales. Holoceno: Arenas y gravas; limos y arcillas subordinados Son acumulaciones sueltas de granulometría variable, predominando los materiales de tamaño arena mediana a gruesa hasta grava fina, con sedimentos limo - arcillosos en cantidad subordinada. Depósitos de conos aluviales se han desarrollado en algunos sectores, principalmente en el Bajo Grande y al sur del cerro del Doce. En general durante las prospecciones no se detectaron materiales rocosos que pudieran ser utilizados como materias primas en estas formaciones. 13- Sedimentos finos de bajos y lagunas, Holoceno: limos y arcillas Se encuentran en la zona gran cantidad de bajos y lagunas temporarias, constituyendo los llamados guadales o barreales. En estas depresiones se depositan sedimentos muy finos (limos, limos arcillosos y arcillas). Hacia las márgenes de las lagunas se encuentra una zona en la que hay dispersos abundantes rodados y bloques, los cuales a veces son llevados hacia la zona central por efecto de los fuertes vientos, éstos se caracterizan por ser silíceos y de calidad heterogenea. Habrían estado disponibles en épocas de sequía o bajantes del nivel de las lagunas. En la margen oriental de muchos bajos este material se mezcla con otro de origen eólico aportado por los vientos dominantes del oeste. Éstos sedimentos deben haber actuado como materiales en transporte que podrían ocultar grandes sectores costeros con materiales líticos adecuados para la talla provenientes de los pedimentos de flanco.

Fig. 6.16. Detalle de clastos redondeados silíceos potencialmente utilizables. Se ubican tentativamente en el Pleistoceno superior Holoceno, si bien es casi seguro que tengan esta última edad, por lo que su disponibilidad es dudosa en tiempos de fines del Pleistoceno, hasta que no se realicen estudios de detalle.

14- Material de derrumbes y deslizamientos, Holoceno: Bloques

11- Depósitos de planicies aluviales, Holoceno: Arenas finas a gruesas, gravas, limos y arcillas

Se caracterizan por ubicarse como acumulaciones de materiales sueltos en las laderas de las principales mesetas basálticas del área de estudio, como una orla que bordea a las mismas o a sus remanentes de erosión, también se tienen masas en forma de medialuna que se han deslizado sobre las laderas de las mesetas, produciendo las típicas formas de los asentamientos. Estos depósitos cubren gran parte de los faldeos pues constituyen afloramientos de considerable extensión.

Sedimentos de planicie aluvial se observan en los cauces de los principales cursos de agua efímeros. La actividad erosiva del río Deseado ha traído como consecuencia la construcción de una planicie extensa sobre la cual quedan vestigios de antiguos cursos. Son depósitos de materiales sueltos generalmente arenosos, de grano fino a gruesa; más raramente hay delgadas camadas conglomerádicas intercaladas o bien guijarros 87

Capitulo 6

6.3.1. Determinación de potencialidad

Estos depósitos están constituídos por fragmentos angulosos a subangulosos de basalto, de tamaño sumamente variable. Generalmente son bloques irregulares que alcanzan dimensiones entre 0,10 y un metro de diámetro, pero en algunos casos llegan a ser más grandes. Su baja calidad en cuanto a sus cualidades, como la fractura concoidal suele ser común en esta área, por lo que es raro encontrar instrumentos manufacturados en ellos.

Sobre la base de la descripción y análisis de los catorce afloramientos y depósitos mencionados precedentemente -todos ellos ubicados en la Hoja Geológica 4769-IV: MN BP- se confeccionó el cuadro interpretativo que sigue en relación a su potencialidad como fuente de aprovisionamiento de materia prima para la manufactura de artefactos y/o soporte de manifestaciones rupestres o reparo.

15- Formación Patagonia: Miembro Monte León Oligoceno medio a Mioceno Inferior Resulta relevante agregar la descripción de este miembro por la presencia de yeso, mineral que ha sido utilizado para la manufactura de pigmentos en gran cantidad de las manifestaciones rupestres del área, así como para la pintura corporal de acuerdo a las descripciones de cronistas.

Exclusivamente se considerarán para la evaluación de los afloramientos las características mencionadas como físicoquímicas indispensables(tamaño, tipo de fractura, dureza, etc.). De acuerdo a estos criterios se desprenden las conclusiones que se indican en la Fig. 6.17.

6.3.2. Cálculo de áreas por afloramiento

Las tobas finas de esta formación, mapeada en la Hoja Puerto San Julián (4969-IV), continúan hacia el norte hasta llegar al extermo sudeste de la hoja MNBP, donde apenas se las encuentra representadas. Fueron mapeados a escala 1:100.000 por Panza y de Barrio en 1989 en la descripción geológica de las hojas 56f “Cordón Alto” y 56g “San Julián” (inédito) importantes venas y venillas de yeso fibroso dispuestos en todas direcciones. Asimismo, reconociendo en esta área los procesos de meteorización y transformación de este componente encontramos representados tres tipos de yeso: epigenético: in situ en la Fm., evaporítico: localizado en el salitral que se sitúa hacia el sector este de la Fm. y eólico producto del transporte del yeso meteorizado.

Una vez determinada su potencialidad se decidió evaluar la representatividad de cada una de las formaciones que fueron consideradas aptas como fuentes de aprovisionamiento en el área de estudio. Para ello se propuso una metodología que si bien tiene un uso corriente en el campo de la hidrogeología para estimar áreas de acuíferos no ha sido desarrollada en el campo de la arqueología. Utilizando el Método de las ordenadas según la regla de Simpson (Dangavs 1976) descrito en el capítulo

Como ha sido propuesto en el capítulo metodológico, luego de la descripción y reconocimiento de las unidades geológicas presentes en nuestra zona de estudio se debe seguir con el paso de evaluar como estos depósitos son potencialmente utilizables desde el punto de vista de la producción tecnológica y que representatividad tienen en el área de estudio. Así, a continuación se presentan los resultados.

6.3. Cálculo de áreas (sup2) de afloramientos correspondientes a la zona de estudio

88

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

1 2 3.1 3.2 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14

AFLORAMIENTO O DEPÓSITO Formación Roca Blanca Formación Bajo Pobre G. B. LAURA Fm. Chon Aike G.B. LAURA Fm. La Matilde Formación Baqueró Formación Salamanca Formación Puesto del Museo Formación Madre e Hija Depósitos de terrazas fluviales del río Deseado (Niveles VI y VII) Depósitos que cubren niveles de pedimentos (niveles II y III) Antiguas playas y cordones litorales Depósitos de planicies aluviales Depósitos de conos aluviales Sedimentos finos de bajos y lagunas Material de derrumbes y deslizamientos

POTENCIALIDAD COMO FUENTE DE ABASTECIMIENTO No Si No

POTENCIALIDAD COMO SOPORTE Y /O REPARO Si Si Si

Si

No

No No No

Si No Si

No Si

No No

Si

No

Si

No

Si

No

No

No

No

No

Si

No

Fig.6.17. Tabla de Potencialidad de afloramientos o depósitos para uso humano prehistórico.

89

Capitulo 6

anterior se han calculado las superficies cuadradas de cada uno de los afloramientos con potencial de aprovechamiento. Las formaciones consideradas relevantes por su aporte de materia prima roca han sido: 1- Las correspondientes a los Basaltos de la Formación Bajo Pobre

Nombre del área

Superficie

2-1 2-2 2-3 2-4 2-5 2-6 2-7 2-8 2-9 2-10 2-11 2-12 2-13 2-14 2-15 2-16 2-17 2-18 2-19 2-20 2-21 2-22 Total

(en Kms.) 30.62 14.16 3.54 3.33 4.37 4.79 8.54 13.95 5.83 5.83 15.20 1.87 3.33 1.87 6.66 3.33 133.75 1.87 1.87 1.87 2.08 3.12 271.78

2

Nombre del área

Superficie

5-1 5-2 5-3 5-4 5-5 5-6 5-7 5-8 5-9 5-10 5-11 5-12 5-13 5-14 5-15 5-16 5-17 5-18 Total

(en Kms.) 78.12 30.20 7.08 9.58 208.33 3.12 5.41 9.79 5.62 13.54 23.12 11.04 7.08 5.62 9.37 10.62 178.75 493.33 1109.72

2

Fig 6.19. Área estimada Fm La Matilde.

3- Las correspondientes a los depósitos de terrazas fluviales del Río Deseado (niveles VI y VII) (gravas arenosas y arenas finas a gruesas subordinadas escasos limos y arcillas).

Fig 6.18. Área estimada Fm Bajo Pobre. 2- Las correspondientes a las tobas e ignimbritas de la Formación La Matilde

Nombre del área

Superficie

32-1 32-2 32-3 32-4 32-5 32-6 32-7 32-8 Total

(en Kms.) 4.37 9.37 31.25 3.54 4.16 5.00 20.62 1.87 80.18

2

Fig. 6.20. Área estimada depósitos de terrazas fluviales del Río Deseado (niveles VI y VII). 90

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

4- Las correspondientes a los depósitos que cubren el nivel de pedimento II (gravas con matriz arenosa y arenas) Nombre del área

Superficie

33-1 33-2 33-3 33-4 33-5 33-6 Total

(en Kms.) 18.12 8.23 14.58 12.70 8.5 65.20 62.13

7- Las correspondientes a los depósitos de planicies aluviales

2

Fig. 6.21. Área estimada depósitos que cubren el nivel de pedimento II. 5- Las correspondientes a los depósitos que cubren el nivel de pedimento III (gravas con matriz arenosa y arenas)

Nombre del área

Superficie

Zanjón Elhornia 1 Zanjón Elhornia 2 Zanjón El Zorro Laguna La 10 sur Las Lomas Laguna La 10 noreste Puesto Santa Lucía Area Parque Nacional 1 Area Parque Nacional 2 Area Parque Nacional 3 Area Parque Nacional 4 Area Parque Nacional 5 Total

(en Kms.) 24.56 46.85 143.54 17.08 31.45 30.20 35.20 12.29 13.95 14.58 6.87 8.54 385.11

2

Fig. 6.24. Área estimada depósitos de planicies aluviales. Nombre del área

Superficie

34-1 34-2 34-3 34-4 Total

(en Kms.) 7.06 9.79 16.87 6.04 39.76

2

6.3.3. Cálculo de área total y porcentaje representado por cada afloramiento en el área de estudio

Fig. 6.22. Área estimada depósitos que cubren el nivel de pedimento III. 6- Las correspondientes a los depósitos de antiguas playas y cordones litorales

Nombre del área

Superficie

35-1 35-2 Total

(en Kms.) 24.16 16.25 40.41

Sobre la base de las mediciones anteriores se deducen los porcentajes siguientes de representatividad de afloramientos en el área total que se presentan en la Fig. 6.25.

2

De acuerdo a su orden de representatividad en relación a la superficie que ocupan encontramos entonces los porcentajes indiocados en las Figuras 6.26. y 6.27.

Fig. 6.23. Área estimada depósitos de antiguas playas y cordones litorales. 91

Capitulo 6

A flo ram ie nto

S upe rfic ie estim a d a (en K m s. 2) 271.78

1- B asa lto s d e la Fo r m ac ió n B a jo P o bre 2- Fo rm ac ió n La M atilde

1- Depósitos que cubren el nivel de pedimento II

110 9.7 2

3- D epó sito s d e terrazas flu via le s de l R ío D eseado (nive le s V I y V II) 4- D epó sito s q ue cubren e l niv e l de ped im e nto II 5- D epó sito s q ue cubren e l niv e l de ped im e nto III 6- D epó sito s d e antiguas p la yas y co rdo nes lito rale s 7- P la nic ies a lu via le s tota l

10

1.99

2- Depósitos de antiguas playas y cordones litorales

2.03

80 .18

3- Depósitos que cubren el nivel de pedimento III

3.12

62 .13

4- Depósitos de terrazas fluviales del Río Deseado (VI y VII)

4.03

5- Basaltos de la Formación Bajo Pobre

13.66

6- Depósitos de planicies aluviales

19.36

39 .76 40 .41

7- Formación La Matilde

55.79

Total

100%

385.11 198 9.0 9

Fig. 6.26. Porcentajes de áreas por depósito.

Fig. 6.25..Área total por afloramiento.

0

Porcentaje sobre el total

Afloramiento

20

30

40

50

60

Porcentaje sobre el área total 7- Formación La Matilde 6- Depósitos de planicies aluviales 5- Basaltos de la Formación Bajo Pobre 4- Depósitos de terrazas fluviales del Río Deseado (VI y VII) 3- Depósitos que cubren el nivel de pedimento III 2- Depósitos de antiguas playas y cordones litorales 1- Depósitos que cubren el nivel de pedimento II

Fig. 6.27. Gráfico de porcentajes de áreas por depósito. encontramos los guijarros aislados presentes en las planicies, transportados y disponibles en forma estacional o época de bajantes y los basaltos y andesitas de la Fm Bajo Pobre, que de acuerdo a las observaciones de campo, sobre todo debido a la baja calidad del basalto y lo fortuito del hallazgo de los nódulos o vesículas de ópalo debe ser descripta como una fuente de baja calidad.

6.3.4. Evaluación de los afloramientos de acuerdo a su representatividad en el área de estudio De las tablas y el gráfico de las figuras 6.17. a 6.27. se deduce que la Fm. La Matilde sería la que mayor extensión en área cubre en la zona de estudio, con excelentes características para ser usada como fuente de aprovisionamiento, fundamentalmente por ser la portadora de los troncos silicificados ya descriptos. En segundo lugar encontramos un segundo grupo representado por las planicies aluviales y la Fm Bajo Pobre. Donde

Finalmente encontramos un último grupo que correspondería a los depósitos cuaternarios de orígenes diferentes (antiguas playas, cordones litorales, pedimentos, etc), que habrían - y lo hacen actualmente- funcionado como áreas de acumulación de clastos psefíticos o mayores, de extremada dureza y naturaleza silícea. De acuerdo a sus características particulares habrían 92

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

funcionado como áreas de concentración del recurso roca, especialmente por la densidad de clastos que aparecen especialmente en los cordones litorales de la Laguna Grande.

De los cuadros de resultados se deduce: a- En relación a como aparecen las fuentes

De acuerdo a lo antedicho, esperaríamos encontrar representado en el paisaje: 1. Troncos petrificados o xilópalo, in situ o transportados, 2. Nódulos silíceos redondeados transportados, de las planicies aluviales, 3. Escasos basaltos, o de mala calidad, 4. Vesículas, amígdalas de ópalos o calcedonias, o geodas, 5. Clastos psefíticos a mayores provenientes de depósitos cuaternarios de orígenes y composiciones variadas.

1. Los troncos petrificados (ópalos y calcedonias) y las tobas silicificadas de la Fm. La Matilde son los únicos que aparecen como fuentes de abastecimiento in situ, es decir en su lugar de origen por lo que pueden ser considerados fuentes primarias (en el sentido de Nami 1985). 2. Encontramos afloramientos in situ y filones, también al pie de ellos grandes bloques y/o clastos producto de la meteorización fisico-química sobre las paredes de los depósitos de la Fm. La Matilde y de los basaltos de la Fm. Bajo Pobre.

Si bien se discutirá mas adelante la representatividad de cada uno de estos grupos, con orígenes y composiciones diferentes resulta relevante destacar en este punto que la existencia de las “áreas de concentración de recursos” (los nódulos y clastos silíceos de los depósitos cuaternarios) van a dificultar la posibilidad de establecer fuentes primarias de abastecimiento de rocas, pues en ellas encontramos una alta densidad de materiales provenientes de afloramientos diversos, incluso originalmente muy alejados de la zona donde estamos estudiando, que al ser analizados aún a través de cortes petrográficos no permiten establecer un origen primario inequívoco o único. Es por este motivo que luego se decidió realizar un relevamiento de campo de cada uno de los afloramientos descriptos a los fines de profundizar en sus atribuciones como recurso “materia prima”.

3. Los clastos psefíticos silíceos, en transporte desde sus fuentes de origen, que forman parte del material de los depósitos cuaternarios (conos y planicies aluviales, cordones litorales y pedimentos de flanco) son mayoritarios y pueden ser considerados fuentes secundarias (en el sentido de Nami 1985). 4. Se destaca la presencia predominante de guijarros de origenes diversos, es decir producto de la meteorización de depósitos locales y otros provenientes de depósitos lejanos por lo que han sido transportados largas distancias. b- En relación a la distribución de las fuentes 1. La forma de distribución de las rocas es altamente homogénea.

6.3.5. Evaluación de los recursos líticos potenciales en el campo: transectas y muestreo sistemático por afloramiento

2. Se encuentran distribuidas de acuerdo a la estructura geomorfológica de la que forma parte: - Aislada (1 o más rocas por m2) en los niveles de pedimento II y III y en la Fm La Matilde. - Dispersa (2 o más rocas por m2) en los niveles de pedimento II y III y en la Fm La Matilde, y planicies aluviales - Concentrada (más de 10 rocas por m2) en los niveles de pedimento II y III y en la Fm La Matilde, Bajo Pobre, planicies y conos aluviales y especialmente en cordones litorales, donde se han observado las mayores concentraciones.

Una vez establecidas las características petrológicas, la potencialidad y la representatividad de cada depósito geológico se evaluaron en el campo los resultados de los análisis a través de relevamientos por transectas en cada uno de los afloramientos y depósitos seleccionados como potenciales. Además se muestrearon algunos afloramientos pese a haber sido evaluados como no relevantes, para confirmar la hipótesis propuesta desde las descripciones bibliográficas. Las localidades estudiadas fueron las que se indican en la Fig. 6.28. Las transectas se encuentran mapeadas en la Fig.6.2. Sus características, luego de la evaluación en campo se describen en el cuadro de la Fig. 6.29.

c- En relación a la calidad de las materias primas

93

Capitulo 6



Nombre de las transectas

Localización de la transecta

1

Fm. Bajo Pobre - Pto El Museo

N 47º 53’ 52” W 67º 49’59”

2

Fm. La Matilde - Cerros Colorados

N 47º 53’ 48” W 67º 49’ 51”

3

Fm. Chon Aike - Ea. El Fortín

N 47º 49’ 31” W 67º 58’ 06”

4

Cordones litorales - Laguna Grande (a)

N 47º 40’ 47” W 68º 02’ 03”

5

Cordones litorales - Laguna La 10

N 47º 52’ 19” W 67º 36’ 43”

6

Fm. La Matilde - MNBP (a)

N 47º 40’ 41” W 68º 01’ 56”

7

Fm. La Matilde - MNBP (b)

N 47º 40’ 29” W 68º 01’ 30”

8

Cordones litorales - Laguna Grande (b)

N 47º 40’ 32” W 68º 01’ 36”

9

Fm Baqueró - MNBP

N 47º 40’ 35” W 67º 56’ 07”

10

Fm. La Matilde - Gasoducto

N 47º 55’ 33” W 67º 35’ 02”

11

Fm. La Matilde – Ea. El Fortin

N 47º 46’ 36” W 67º 55’ 21”

12

Fm. Chon Aike – Ea. La Trabajosa

N 47º 45’ 01” W 67º 41’ 42”

13

Coluvios al pie de Fm. Chon Aike

N 47º 53’ 01” W 67º 45’ 16”

14

Coluvios al pie de Fm. Chon Aike

N 47º 52’ 30” W 67º 41’ 36”

15

Planicie aluvial Ea. Las Lomas (a)

N 47º 52’ 50” W 67º 41’ 54”

16

Planicie aluvial Ea. Las Lomas (b)

N 47º 53’ 26” W 67º 42’ 10”

17

Dep. aluviales y coluviales indif.- Ea. San Miguel (a)

N 47º 55’ 03” W 67º 50’ 27”

18

Dep. aluviales y coluviales indif. - Ea. San Miguel (b)

N 47º 55’ 31” W 67º 50’ 00”

19

Planicie aluvial - Ea. El Sargento

N 47º 56’ 09” W 67º 50’ 57”

20

Pedimento II - Ea. San Miguel

N 47º 53’ 22” W 68º 08’ 56”

21

Planicie aluvial - Ea. Barrancas

N 47º 55’ 23” W 67º 43’ 55”

22

Planicie aluvial - Puesto Santa Lucía

N 47º 45’ 15” W 67º 43’ 56”

23

Pedimento III- Ea. El Sacrificio

N 47º 51’ 42” W 67º 51’ 49”

24

Fm. Chon Aike – Ea. Los Pirámides

N 47º 44’ 50” W 67º 54’ 52”

25

Playas y Cordones litorales- Lag. El Baldio

N 47º 39’ 31” W 67º 52’ 19”

Fig. 6.28. Localización de transectas de reconocimiento de recursos líticos potenciales en el campo. 94

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

Nombre del Afloram. Fm.La Matilde Planicies aluviales Fm. Bajo Pobre Pedimento Nivel III Playas y cordones litorales Pedimento Nivel II Conos aluviales Derrumbes basálticos

Fuente

Forma





Aflor

X

X

X

Tamaño Canto Bloques rodado

Filón

X

X

X X

Formas de distribución Aislada

Disperso

Concentrada

X

X

X

X

X

X X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X X

X

X

X

X

X

Fig. 6.29. Forma de presentación de los recursos. Calidad de la Materia Prima Nombre del Afloram. La Matilde Planicies aluviales Bajo Pobre Pedimento Nivel III Playas y cordones litorales Pedimento Nivel II Conos aluviales Derrumbes basálticos

Mala

Regular

Buena

X X X

X X X X

X X

X

X

X

X X X

X

X X

Disponibilidad

Excelente

Escasa

X X

X

Relat. Abund.

Abundante X

X

X X X

X

X X

X X X

Fig. 6.30. Calidad y disponibilidad de las materias primas por afloramiento. 1. A excepción de los niveles de pedimento, donde los hallazgos son fortuitos, en el resto de las formaciones mencionadas en la tabla anterior encontramos materia prima de calidad mala a regular.

con por lo menos dos meses invernales de copiosas nevadas modifica sensiblemente la disponibilidad de rocas pertenecientes a las fuentes descriptas como secundarias, ya que dejaría casi exclusivamente al descubierto los afloramientos pero no los clastos transportados, tanto en épocas de lluvias (con la creciente posterior de arroyos y zanjones) como después de nevadas.

2. Es en términos generales predominantemente de buena a excelente en las formaciones La Matilde, playas y cordones litorales y en las planicies aluviales en último término.

2.Es decir, la cuestión la densidad de nieve o las crecidas de arroyos, lagunas y zanjones o incluso aluviones (Angelelli 1950) que cubren grandes extensiones en el área sugieren que una alta movilidad pudiera mejorar las condiciones, por lo que existiría una restricción en el

d- En relación a la disponibilidad de las fuentes 1.La estacionalidad marcada que define al área patagónica, 95

Capitulo 6

aprovisionamiento, especialmente en años particularmente húmedos. Tal como se plantea desde la palinología estudiada en Los Toldos y Piedra Museo, los perfiles sugieren un aumento con respecto al clima actual de las medias anuales de precipitación ácuea y nival

Descripción Color castaño. La fractura es concoidal con bordes cortantes y agudos. El brillo es sedoso. Clasificación: Ópalo.

6.4. Identificación de materias primas de muestras arqueológicas y geológicas

7-Muestra PM AEP1 C 738

A los fines de establecer la procedencia de las materias primas presentes en la Localidad arqueológica Piedra Museo, Di Llelo realizó identificaciones petrográficas cuyos resultados se sintetizan en las tablas que siguen a continuación, allí se identifican muestras del sitio y muestras de las transectas. Es especialmente importante contar con las determinaciones a los fines comparativos en estudios futuros, nuestros o de otros colegas.

8-Muestra PM96AEP1J(N)68

6-Muestra PM 96AEP1 636 Descripción Color castaño. La fractura es concoidal y aguda. El brillo es sedoso. Clasificación: Ópalo. Descripción Color castaño. La fractura es concoidea y con desarrollo de bordes agudos. Clasificación: Ópalo. Descripción Color rojo. El brillo es sedoso. La fractura es concoidea y de bordes agudos. Clasificación: Ópalo. 9-Muestra AEP1D(SW)779 Descripción Color de gris claro translúcido a negro. El brillo es ligeramente vítreo en parte es sedoso. Los bordes son angulosos y la fractura es irregular a concoidal. Clasificación: Ópalo.

Los resultados de los análisis se muestran en las Fig. 6.30. y las descripciones que siguen. Análisis de corte de lámina delgada de materiales de procedencias estratigráficas

10-Muestra PM AEP1 H (N) 1 Descripción Color castaño oscuro. La fractura es concoidal y con desarrollo de bordes angulosos. No existe bandeado visible con la lupa, la muestra se presenta totalmente homogénea en cuanto a color, textura y estructura en toda su superficie. Clasificación: Ópalo.

1-Muestra PM AEP1 96 H 97 Descripción Color rojo castaño. En su superficie se aprecian pequeñas burbujas sin relleno (vesículas). La fractura es irregular, el brillo es escasamente vítreo. Los bordes son medianamente agudos. Clasificación: toba vítrea con desvitrificación parcial.

11-Muestra PM96 AEP1 H 125/1 Descripción Color rojo lacre. La fractura es irregular, concoidal y con bordes angulosos. Brillo sedoso. Clasificación: Ópalo.

2-Muestra PM AEP1 H (N)

12-Muestra PM AEP1 182

Descripción Color castaño a castaño oscuro, presenta un bandeado no rectilíneo pero sí paralelo. La fractura es concoidal y con bordes agudos. El brillo es sedoso. Clasificación: Calcedonia y ópalo.

Descripción Color castaño. Presenta estrías profundas dispuestas según el sentido del alargamiento del tronco, su reemplazo está totalmente integrado por sílice.

3-Muestra PM AEP1 C 656 Descripción Color rojo naranja, con un escaso desarrollo de bandeado. La fractura es concoidal y con bordes agudos. El brillo es sedoso. Clasificación: Ópalo y presencia de calcedonia.

Procedencia recolecciones de superficie en transectas 13-Muestra 21

4-Muestra PM 96 AEG 2 J 68

Descripción Igual descripción a la de la muestra 182

Descripción Color castaño con pequeñas áreas de color rojo y otras verdes. Fractura irregular y angulosa, con una débil tendencia a concoidal. El brillo es vítreo. Clasificación: Vidrio en parte opalizado.

14-Muestra 8 Descripción Toba vítrea (grado de desvitrificación escaso). Tamaño de grano homogéneo, equigranular y criptocristalino (8 micrones) en toda la extensión del corte.

5-Muestra PM 95 AEP1 F(e) 195/2 96

El paisaje y la distribución de los recursos líticos

Descripción Toba vítrea Variedad B (Roja con vetas) )(Descripción Lic. M. Valente): Roca masiva, homogenea en color a excepción de algunas bandas difusas con tonos más oscuros y fractura concoidal medianamente buena. Se observa una pasta muy fina con aproximadamente el 5% de fenocristales Estos son de cuarzo, feldespatos y minerales de alteración. Toda la roca evidencia fuerte silicificación. El cuarzo se presenta ehuedral y hialino (tipo cuarzo β) y a veces como cristales anhedrales y también con brillo vitreo. Algunos feldespatos están bien desarrollados, con maclas observables. Hay evidencias de disolución en algunos minerales que se manifiestan por oquedades. Algunos fragmentos indeterminados, tal vez estén representando componentes líticos.

Cristales muy escasos (menos del 10%) siempre anhedrales. Mayormente conformada por vidrio (holohialina), de color castaño formada por individuos amorfos castaño amarillentos e intermedios. Al cruzar nicoles son isótropas. Fracturas escasa y rectas. Textura vitroclastica 15-Muestra 9 Descripción Toba vítrea. Castaño-naranja muy suave al tacto, fractura irregular a concoide. Grano afanítico. Alto grado de silicificación. Intensa ferrización. El hierro se presenta como hidroxióxidos y en menor medida como óxidos. Bandeado primario originado por la depositación de cenizas en ambiente ácueo. Mineralización dada por ópalos y goethitas fundamentalmente y subordinadamente por el cuarzo.

21-Muestra 3

16-Muestra 10

Descripción Toba vítrea Variedad C (Roja sin vetas) )(Descripción Lic. M. Valente): Roca masiva, homogénea en color, fractura concoidal buena. Toda la roca evidencia silicificación. Se observa una pasta muy fina con fenocristales (aprox. 10%), de cuarzo, feldespatos, minerales opacos, máficos y minerales de alteración.El cuarzo se presenta ehuedral y hialino (tipo cuarzo β), observándose que presenta, en algunos casos, senos de corrosión. Además, otros cristales anhedrales y con brillo vitreo. Algunos feldespatos están bién desarrollados, con maclas observables.Los minerales opacos (pirita?) están en parte oxidados generando un halo más oscuro por impregnación de óxidos en la pasta. Los mafitos (probablemente hornblenda) están muy alterados.Hay evidencias de reemplazo de minerales por alteración. 22-Muestra 1

DescripciónSu criptocristalinidad y la ausencia de muestra de mano imposibilita una buena observación. Sólo puede determinarse una importante silicificación y como especie mineral podemos definir ópalo y comportamiento isótropo al cruzar nicoles 17-Muestra 11 Descripción Tronco silicificado. Se observan células estiradas de color castaño claro e isótropa. Estas células carecen de un diseño o formas homogéneas en toda la extensión del corte delgado, alargándose y acortándose. El mineral de reemplazo es ópalo. 18-Muestra 12 Descripción Tronco silicificado. Se observan células estiradas de color castaño claro e isótropa. Estas células carecen de un diseño o formas homogéneas en toda la extensión del corte delgado, alargándose y acortándose. El mineral de reemplazo es ópalo.

Descripción Toba vitrea Variedad A (Verde) )(Descripción Lic. M. Valente): La roca está compuesta por cristaloclastos (7%) en una matriz original vitroclástica (>90%). La matriz vitroclástica apenas conserva relictos de la morfología original de las trizas. El vidrio original ha sido reemplazado por completo por sílice microcristalina muy fina. Se observa en la disposición de los fragmentos una fluidalidad muy debil. Los cristaloclastos son fundamentalmente cuarzo y feldespatos. El cuarzo en general presenta bordes curvos por fractura (pueden estar algo corroidos en su periferia) y extinción normal. Se encuentran raros cristales de cuarzo tipo β, con buén desarrollo de tamaño.

19-Muestra 1 Descripción Toba vítrea Variedad A (Roca verde)(Descripción Lic. M. Valente): Es homogénea en color, masiva y fuertemente silicificada, con fractura concoidal buena. Compuesta por una pasta muy fina translúcida y fenocristales de cuarzo y feldespato. Los fenocristales representan aproximadamente el 5% de la roca y el cuarzo es hialino, anhedral y con senos de corrosión. Los feldespatos son escasos y de formas ehuedrales a subhedrales. 20-Muestra 2

97

Capitulo 6

Descripción Toba vitrea Variedad C (Roja sin vetas) )(Descripción Lic. M. Valente): La roca está compuesta por vitroclastos (>90%), cristaloclastos (7-10%) y líticos ocasionales (

Fig. 10.10. Cálculo de coeficiente de correlación de acuerdo a área y CLD de desechos, por evento de ocupación.

En tercer lugar se decidió realizar el cálculo de análisis de componente principal, con covarianza agregando los tipos de materia prima, y se observó que el análisis explica el 100% de la muestra, donde aparentemente la presencia

de las tobas silicificadas separan rotundamente al evento 4/5 de los otros dos, los cuales también se separan a su vez.

210

Discusión de los resultados y conclusiones

Biplot en dos ejes (100% ) 800 600

EVENTO 6

-- axe 2 (4% ) -->

400 200

SiliceCalcedonia Xilopalo

Cuarzo

0

T. Silicif.

EVENTO 4/5

Obsidiana

-200 -400

EVENTO 2 -600 -2000

-1000

0

1000

2000

3000

4000

-- axe 1 (95% ) -->

Fig. 10.11. Análisis de componente principal, con covarianza, agregando los tipos de materia prima.

También se observa cómo se separan los tamaños de desechos de cada evento de ocupación y la relevancia que esta separación tiene considerando al tipo de materia prima como factor relevante.

1995; Miotti y Cattáneo 1997). Esto mismo ha sido observado en otros sitios tempranos del Cono Sur como Tagua-Tagua (Nuñez 1994), Tres Arroyos (Massone 1987; Nami 1993-94) La Moderna (Politis 1985) o Los Pinos (Mazzanti 1994). También es pequeña comparada con los materiales líticos de otros sitios paleoindios con amplias muestras de actividades de talla, como por ejemplo en las localidades Cerro el Sombrero (Flegenheimer & Zárate 1989), Cerro La China (Flegenheimer 1980; 1986-87), Cueva Tixie (Mazzanti 1993), Cueva 3 de Los Toldos (Cardich et al. 1977; Cardich y Flegenheimer 1978; Cardich 1997). Esto se debe fundamentalmente a las diferencias en cuanto a la funcionalidad que estos asentamientos humanos han tenido en el pasado, y como ya ha sido discutido por otros autores en alguna medida a los procesos de formación de sitio (Borrero 1987; Miotti et al. 1988; Miotti 1989; 1991; Flegenheimer 1993; Zárate y Flegenheimer 1989). Sin embargo, la variedad de materiales líticos representados en los tres conjuntos de PM, a los que hemos hecho alusión en este libro, fueron suficientemente amplias como para discutir algunos aspectos acerca de la organización de la tecnología durante fines del Pleistoceno y compararlos con ocupaciones del Holoceno en la meseta Patagónica.

Se puede ver claramente cómo el uso de materias primas microlocales determina la separación de del evento 4/5 de los demás. El uso exclusivo de la obsidiana en el evento 2 y la calcedonia, el sílice y el xilópalo en el evento 6. Pero debemos remarcar que no es un plot de materias primas, sino de tamaños de desechos, lo que nos indica aún con más fuerza no sólo el énfasis en el uso de determinadas materias primas sino de tamaños diferenciales por evento.

10.6. Síntesis y comentarios finales: tendencias en relación a los diversos aspectos de la organización de la tecnología lítica

La cantidad de instrumentos y desechos de talla en los dos más antiguos niveles de ocupación de AEP-1 en la Localidad Piedra Museo es relativamente pequeña comparada con los restos óseos recuperados (Miotti 1992,

211

Capitulo 10

En este trabajo se describieron y discutieron los conjuntos líticos pertenecientes a las unidades estratigráficas 2, 4/5 y 6 del abrigo AEP1 de PM. En tanto que nuestro interés se centro en tratar de analizar como se organizaba la explotación de los recursos líticos, base de la tecnología cazadora-recolectora de la región patagónica desde las primeras ocupaciones humanas del Pleistoceno Final y compararlas con las Holocénicas, se concluyó que:

4) La distribución de las materias primas en el área no es homogénea. 5) La obtención de materias primas líticas para la talla se realizaba por recolección así como también por extracción.

1) El plan potencial de utilización de los recursos de un grupo al ser considerado a la hora de interpretar la organización de los asentamientos es un recurso explicativo muy útil para enfrentar el estudio de la organización de la tecnología.

7) Existe un uso exhaustivo de la variedad de materias primas presentes en la región pero no un alto grado de reactivación y agotamiento del conjunto artefactual producido con dichas materias primas líticas.

6) No existen distintas técnicas específicas de manufactura de artefactos asociadas a las materias primas específicas, por lo tanto:

8) Existe una selección y aprovechamiento cuantitativamente mayor de los sílices de mejor calidad para la talla en el componente arqueológico más temprano (13.000 a.p.) en relación a las materias primas líticas utilizadas en los conjuntos más tardíos.

2) Los sitios arqueológicos ubicados en el sector correspondiente a la Localidad Piedra Museo pueden ser considerados sitios de «corta trayectoria» con respecto a las fuentes de aprovisionamiento de recursos líticos, y

9) No es posible determinar si existe tratamiento térmico de los sílices para mejorar sus cualidades para la talla de piezas bifaciales.

3) Existen fuentes de aprovisionamiento de materias primas líticas de: -carácter localizado y no localizado -de tipo primario y secundario.

Se deduce de los análisis propuestos también algunas tendencias, alguna de la cual ya fue propuesta en otro trabajo (Miotti y Cattáneo 2000).

TENDENCIAS

UE 2

UE 4/5

UE 6

1 Transporte

Bajo

Bajo

Alto

2. Fuentes Materias Primas

Microlocales, locales

3. Selección

Buena/ Muy buena

4.Frecuencia Desechos

Altísima

Micro locales, locales Buena/ Muy buena Alta

Locales Excelente Baja

Fig. 10.12. Tendencias. Temporales. A modo de resumen nos gustaría presentar un esquema en primer lugar, más trabajo de campo, tanto de prospección que creemos representa nuestro modo de trabajo y que como de excavación, y, en segundo lugar, implementación creemos que será útil para continuar nuestras de técnicas de análisis confirmatorias a los nuevos datos investigaciones en el área. recuperados. La posibilidad de trabajar mayor cantidad de sitios arqueológicos de áreas vecinas de modo similar a AEP-1 permitirá en un futuro plantear un modelo más completo y complejo de organización de la explotación de los distintos recursos líticos. Por el momento, hablamos de tendencias. Como perspectiva, son fundamentales ciertos pasos a seguir, que podríamos decir que se centran en la necesidad de la etapa confirmatoria del análisis. Ello implica,

Nuestro interés es continuar discutiendo estas ideas con el aporte de mayor volumen de información proveniente de contextos similares o de áreas vecinas. Sólo así podremos establecer si nuestras expectativas se orientan en este sentido y si el enfoque que proponemos resulta productivo para evaluar la variabilidad entre sitios.

212

Discusión de los resultados y conclusiones

Presencia/ Ausencia Morfología Cantidad Est. Funcional

ATRIBUTOS

ESTUDIO TECNICO

“CARACTER”TECNOLOGICO DE LOS ESPECIMENES Y ASOCIACIÓN CON OTROS MATERIALES CULTURALES POR SITIO.

OBJETOS Y TÉCNICAS

ESTUDIO CONTEXTUALIZADO DE LAS INFERENCIAS ASOCIADAS A LAS ACTIVIDADES DE PRODUCCION POR SITIO

“CARACTER” GENERAL DE ACTIVIDADES DE PRODUCCION POR SITIO

SITIO 1

SITIO 2

SITIO 3

SITIO 4

SITIO 5

ACTIVIDADES DE PRODUCCIÓN

SITIO N VARIABILIDAD REGIONAL

Conjunto de artefactos Tecnología de Producción

FOCO REGIONAL DE PRODUCCION AREA EN ESTUDIO

Fig. 10.13. Diseño de investigación jerárquico (Modificado de Dobres 1995). 213

214

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239

Anexo __________________________________________________________________

1.

Tablas

y peso (grs). 1.3. Tablas base para análisis nodular 2. Códigos de análisis utilizados

1.1. Tablas con la información espacial para el análisis espacial intrasitio.

2.1. Lascas.

1.2. Cantidades por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico de tamaño (mm2).

2.2. Instrumentos. 2.3. Materias primas, fracturas y corteza. 2.4. Combinaciones de colores.

1.1.

Tablas con la información espacial para el análisis espacial intrasitio Cuadrícula

Sector

Cantidad

Cantidad de

Cantidad

de instrumentos

lascas y desechos

de núcleos

Totales

A

Sur

2

0

0

2

B

Norte

1

26

0

27

B

Sur

0

22

0

22

B

Este

0

52

0

52

B

Oeste

0

34

0

34

C

Norte

1

0

1

2

C

Sur

1

3

0

4

C

Este

1

1

1

3

C

Oeste

1

2

0

3

D

Norte

1

10

1

12

D

Sur

0

7

0

7

D

Este

0

2

0

2

D

Oeste

0

8

0

8

E

Norte

0

7

0

7

E

Sur

0

6

0

6

E

Este

0

5

0

5

E

Oeste

0

3

0

3

F

Norte

0

51

0

51

F

Sur

1

12

0

13

F

Este

1

24

0

25

F

Oeste

2

69

0

71

G

Norte

2

70

0

72

G

Sur

0

19

0

19

G

Este

1

24

0

25

Tabla 1. Distribución espacial de los elementos líticos, capa 2.

241

Cuadrícula

Sector

Cantidad de instrumentos

Cantidad de lascas y desechos

Cantidad de núcleos

G

Oeste

H

Norte

H

Sur

Totales

1

93

0

94

6

115

0

121

1

65

0

66

H

Este

0

23

0

23

H

Oeste

2

86

0

88 398

I

Sur

5

392

1

I

Este

2

144

1

147

I

Oeste

7

260

1

267

J

Norte

4

326

0

330

J

Sur

1

0

0

1

J

Este

1

308

0

309

J

Oeste

1

215

0

216

K

Norte

0

14

1

15

K

Este

0

2

0

2

L

Sur

1

15

0

16

L

Este

0

28

0

28

L

Oeste

0

11

0

11

Tabla 2. Continuación. Distribución espacial de los elementos líticos, capa 2.

Cuadrícula

Sector

Cantidad de materiales

B

Norte

10

B

Sur

11

B

Este

6

B

Oeste

10

D

Norte

10

D

Sur

10

Tabla 3. Distribución de elementos con alteración térmica, capa 2.

Cuadrícula

Sector

Cantidad de materiales

D

Oeste

6

E

Norte

3

E

Sur

1

E

Este

3

E

Oeste

4

F

Norte

27

F

Sur

6

F

Este

10

F

Oeste

13

G

Norte

32

G

Sur

6

G

Este

12

G

Oeste

15

Totales

201

Tabla 4. Continuación. Distribución de elementos con alteración térmica, capa 2.

Cuadrícula

Sector

Cantidad de instrumentos

Cantidad de lascas y desechos

Cantidad de núcleos

Totales

A

Sur

0

1

0

1

B

Oeste

2

0

0

2

C

Norte

2

2

0

4

C

Sur

2

0

0

2

C

Este

1

2

0

3

C

Oeste

1

0

0

1

Tabla 5. Distribución espacial de los elementos líticos, capa 4.

242

C ua d ríc ula

S ector

C a n tida d in str um e nt os

de

C a n tid ad de la sc as y d esech os

C a n tid ad n ú c le os

de

T otale s

E

S ur

E

O este

1

0

0

1

0

0

F

N orte

0

1

1

0

1

F

S ur

0

1

0

1

F

E s te

1

3

0

4

1

F

O este

0

2

0

2

G

N orte

1

2

0

3

G

E s te

1

0

0

1

H

N orte

0

1

0

1

J

N orte

0

2

0

2

K

N orte

0

3

0

3

L

E s te

1

0

0

1

Tabla 6. Distribución espacial de los elementos líticos, capa 4.

C uadrícula

Sector

C

Sur

Cantidad de materiales 1

C

Este

8

E

Sur

1

F

Norte

3

F

Sur

3

F

Este

1

F

Oeste

3

G

Norte

2

G

Sur

1

G

Este

2

G

Oeste

2

Total

27

Tabla 7. Distribución de elementos con alteración térmica, capa 4.

Cuadrícula

Sector

Cantidad de instrumentos

Cantidad de lascas y desechos

Cantidad de núcleos

Totales

A

Sur

1

2

0

3

B

Norte

0

1

0

1

B

Sur

0

1

0

1

B

Este

0

1

0

1

B

Oeste

0

10

1

11

C

Norte

2

1

0

3

C

Sur

3

4

0

7

C

Este

0

2

0

2

C

Oeste

0

1

0

1

D

Sur

0

1

0

1

D

Este

1

0

0

1

E

Norte

0

1

0

1

E

Este

0

1

0

1

F

Norte

0

1

0

1

F

Sur

0

1

0

1

F

Oeste

1

0

0

1

Tabla 8. Distribución espacial de los elementos líticos, capa 5.

243

Cuadrícula

Sector

Cantidad de m ateriales

A

Sur

1

B

Norte

1

B

Sur

4

B

Este

1

B

Oeste

2

C

Norte

1

C

Sur

1

D

Este

3

E

Sur

1

F

Sur

1

G

Norte

3

G

Este

2

G

Oeste

1

Total

Tabla 9. Distribución de elementos con alteración térmica, capa 5.

22

Tabla 10. Continuación. Distribución de elementos con alteración térmica, capa 5.

Cuadrícula

Sector

Cantidad de instrumentos

Cantidad de lascas y desechos

Cantidad de núcleos

Totales

A

Norte

0

1

0

1

A

Este

0

2

0

2

B

Norte

0

3

0

3

B

Sur

0

5

0

5

B

Este

0

2

0

2

B

Oeste

0

1

0

1

C

Norte

0

1

0

1

C

Este

0

1

0

1

D

Sur

0

1

0

1

D

Oeste

0

1

0

1

E

Este

0

2

0

2

E

Oeste

1

1

0

2

F

Norte

0

3

0

3

F

Este

0

2

0

2

K

Este

1

1

0

2

L

Sur

0

2

0

2

L

Este

1

1

0

2

3

30

0

33

Total

Tabla 11. Distribución espacial de los elementos líticos, capa 6. Cuadrícula

Sector

Cantidad de materiales

B

Norte

1

B

Oeste

3

C

Norte

2

D

Este

4

1.2. Cantidades por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico siguiendo a aschero (1975-83) de tamaño (mm2) y peso (grs.) G rupo Tipológico

Superf.

P eso

Cuchillo de filo retocado, lateral de retoque bifacial

1 281.31

27.81

C uchillo de filo natural, de dorso preparado

1 021.90

8.06

1 230.59

7.42

F

Norte

2

1 330.75

12.63

F

Sur

1

1 396.34

17.32

F

Oeste

1

2 957.00

20.57

L

Sur

1

Total

Punta de proye ctil, triangular grande aped unculada

15 Punta de proye ctil, triangular grande aped unculada

Tabla 12. Distribución de elementos con alteración térmica, capa 6.

5 226.14

82.06

991.20

11.26

1 347.50

22.80

1 711.90

28.97

305.52

3.79

Tabla 13. Cantidades por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico siguiendo a Aschero (1975-83) de tamaño (mm2) y peso (grs.).

244

Grupo Tipológico

Picos, punta gruesa no destacada

Superf.

Peso

567.26

9.60

635.10

10.75

806.96

10.01

831.06

10.31

1246.90

11.81

537.85

3.92

709.69

5.17

2342.60

39.65

Disco, pulido y con lascados perimetrales

4761.00

45.11

Biface, de talla extendida y filos de arista irregular

1363.95

23.08

1664.15

28.16

2110.24

35.72

2760.00

31.35

3473.16

58.79

5133.00

29.84

Unifaces, de talla extendida y bisel asimétrico

7432.44

151.63

Cepillo de filo regular perimetral

5892.18

252.40

Raspador de filo restringido

865.62

9.83

Raspador de filo restringido

1155.00

14.33

1231.92

20.85

1912.97

16.83

1933.20

23.99

2584.08

31.68

2592.83

43.89

5538.40

93.75

1319.36

22.33

2875.22

27.54

Raspador atípico (de filo doble alterno)

2750.88

46.56

Raspador atípico (de filo lateral con ret. marg.)

1631.52

15.45

2094.14

27.69

Raspador de filo perimetral

Raedera de filo frontal

Raedera de filo lateral

2357.20

39.90

3262.90

37.07

1568.44

17.81

2166.60

24.61

1826.89

30.92

4221.00

87.29

4456.16

47.93

Tabla 13. Cantidades por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico siguiendo a Aschero (1975-83) de tamaño (mm2) y peso (grs.).

245

Superf.2

Peso

Cuchillo de filo natural, de dorso preparado

633.60

7.86

Cuchillo de filo natural, de dorso preparado

4073.58

79.33

Cuchillo de filo natural, de dorso preparado

2238.72

37.89

Cuchillo de filo natural, de dorso preparado

614.90

10.40

Punta de proyectil pedunculada y acanalada/no dif por fractura

2852.71

48.28

Punta de proyectil pedunculada y acanalada/no dif por fractura

288.60

3.58

Disco, pulido y con lascados perimetrales

8164.24

92.75

Cepillo de filo regular perimetral

6822.90

231.30

Cepillo de filo irregular frontal

9336.83

158.03

Muesca de bisel abrupto

1152.48

10.92

Percutor de arista

1712.26

19.45

Percutor de arista

3280.50

37.27

Raedera de filo frontal

367.04

35.89

Raedera de filo frontal

1930.24

24.14

Raedera de filo frontal

6680.50

107.25

Raedera de filo frontal

6682.34

82.45

Raedera de filo frontal

1675.52

105.40

Grupo Tipológico

Tabla 13. cont.Cantidades por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico siguiendo a Aschero (1975-83) de tamaño (mm2) y peso (grs.).

Superf.2

Grupo Tipológico

Peso

Raedera de filo lateral

1696.04

8.02

Raedera de filo lateral

1582.56

14.31

Raedera de filo lateral

1008.68

12.51

Raedera de filo lateral

2218.06

80.68

Raedera de filo lateral

1398.54

78.59

Raedera de filo lateral

2854.80

40.00

Tabla 13. cont. Cantidades por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico siguiendo a Aschero (1975-83) de tamaño (mm2) y peso (grs.).

Grupo Tipológico

Superf.2

Peso

Raedera de filo fronto-lateral

1442.56

14.62

Raedera de filo fronto-lateral

2109.58

19.99

Raedera de filo fronto-lateral

2323.15

28.83

Tabla 14. Cantidades por serie técnica y grupo y subgrupo tipológico siguiendo a Aschero (1975-83) de tamaño (mm2) y peso (grs.).

246

1.3. Tablas base para análisis nodular Análisis nodular de eventos de talla de capa 2

Evento de talla 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32

Color

Sílice

1 2 4 5 6 7 8 9

1 17 314 4 116 65 87 74

10 11 12 13 14 15 16 17

3 125 27 54 3 13 58 13

7 16 4 87 1 1 1

18 19 20 21 22 23 24 25

7 3 10 2 3 2 10 1

26 27 28 29 31 32 33 34

1

8 3 5

Calced.

Xilópalo

Toba sil.

Cuarzo

1 14

2

1 11

20 1

21 11 29 4

26 3 26 4

8 7 12 4

3 2

1 1 1

15 9 67 1

1 6 2 5

2 1

7 1

3

5

172 26 47 1 3 10

32

2 1 1

16

Obsidiana

56

1 1

1

4 1 9

1 1 1 1

1 1

1 3

Tabla 15. Análisis nodular de eventos de talla de capa 2.

247

1

Dolomía

Evento de talla 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68

Color 35 36 37 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71

Sílice 5 4 1 12 3 18 7 2 6 1 17

Calced.

Xilópalo 1

6

Toba sil.

Cuarzo

Obsidiana

Dolomía

1 1

1 113 13 1 1 2 1 1 40

3

1 1

2

2 1

1

2

2 1 1

1 12 1

3 4 5 1 5 6 2 2 4 1 1

2 1 1

1 1 50 3 1

2

2

1 16 1

1 1

1 1

1 12 6 5 10

1 3

2 5 16 1

Tabla 15. (Continuación) Análisis nodular de eventos de talla de capa 2.

248

Evento de talla 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100 101 102

Color 72 73 74

Sílice 3

75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 92 93 94 95 96 97 98 99

1 1

Calced.

Xilópalo

1 1

4 5

Toba sil.

Cuarzo

Obsidiana

Dolomía

6 1 3

1 1

1 1

1 3 1

2

1 2 2 1 2 1 1 1 3 1 1

1 1

1 6 1

1

1 5

100 102 103 104 105 106 107

6 7 1 2

28 5 1 1

1

2 1 1 1 1

Tabla 15. (Continuación). Análisis nodular de eventos de talla de capa 2.

Evento de talla 103 104

Color 108 109

Sílice 2

Calced.

Xilópalo 1 1

Toba sil.

Cuarzo

Obsidiana

Tabla 15. (Continuación). Análisis nodular de eventos de talla de capa 2.

249

Dolomía

Evento de talla 105 106 107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117 118 119 120 121 122 123 124 125 126 127 128 129 130 131 132 133 134 135

Color 111 112 113 114 115 116 117 118 119 120 121 122 123 124 125 126 127 128 129 130 131 132 133 134 135 136 137 138 139 140 141

Sílice

Calced.

Xilópalo

Toba sil.

Cuarzo

Obsidiana

Dolomía

1 1 1 2 1 1 1 1

1 1 2

1

1 4 1 1 8 1 1 1 1 3

6 1 1

1 2 1 1 1 1 1 1 1 6 1

1

1

1 2 2

Tabla 15. (Continuación). Análisis nodular de eventos de talla de capa 2.

Evento de talla

Color

Sílice

136 137 138 139 140

142 143 144 145 146

1

Calced.

Xilópalo

Toba sil.

Cuarzo

Obsidiana

2 1 1 1

Tabla 15. (Continuación). Análisis nodular de eventos de talla de capa 2.

250

Dolomía

Evento de talla 141 142 143 144 145 146 147 148 149 150 151 152 153 154 155 Total general Total de eventos por m.p.

Color 147 148 149 150 151 152 153 154 155 156 157 158 159 160 176

Sílice 2

Calced.

Xilópalo

Toba sil.

Cuarzo

Obsidiana

Dolomía

166 29

54 19

58 3

12 1

1 1 1

1

1 1 1 1 1 1 1 1 1

1 1 1229 94

2 802 80

254 68

Tabla 15. Análisis nodular de eventos de talla de capa 2.

Análisis nodular de eventos de talla de capas 4 y 5

Evento de talla 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 Total de eventos por m.p.

Color 1 2 3 4 6 7 8 9 12 13 14 16 19 22 41 42 Total general

Sílice 4 2 3 1 5 3 1 3 5 4 1 6

Calced. 1

Xilópalo

Toba sil.

Cuarzo

1 2 1 2

1 1

1 2 38

9

1

2

1 1

12

6

1

2

1

Tabla 16. Análisis nodular de eventos de talla de capa 4/5.

251

Análisis nodular de eventos de talla de capa 6

Evento de talla 1

Sílice 1

2 3 4 5

Color 1 2 4 6 7

6 7 8 9

8 9 10 12

2 1

10 11 12 13

13 18 20 21

14 15 16

22 28 153 Total general

Calced. 2 1

Xilópalo

1 2 11 4 1 1 1 2 1 1 1

Total de eventos por m.p.

22

1 1 1 8

6

9

8

3

1.4. Tablas de la distribución espacial por cuadrícula

Cuadricula A B C D E F G H I J K L (vacías) Total general

Capa 2 136 15 29 22 157 206 295 796 849 16

Capa

3

4 1 4

1

26 20

1 7 2 1

5 2 13 9 2 2 2

2 2

54

22

2575

69

20

30

6 3 11 2 2 3 6

(vacías)

2

Total general 6 160 30 34 28 173 208 322 816 851 20

8

84

1

37

1

Capa

Cuad.

2

B

2

A

2

B

1

C

4

D

1

E

3

4

5

2

4

Total general 3

2

3

6

5

17

1

1

3

2 1

1 1

4 6

G

4

H

10

2

6

I

15

15

J

7

7

2

12

K

1

L

1

2

1

Total general

49

7

15

3

5

Total general

1

1

2

C

2

2

D

1

1

I

3

3

K

1

1

252

6

1

1

F

2732

.

Cuadrícula

8

1

1

5

3

82

1. De reducción primaria o extracción 2. De adelgazamiento bifacial 3. no diferenciada

2. Códigos de análisis utilizados LASCA POR NUCLEO

2.1. Lascas Tomado y modificado de Aschero 1983, Laguens

1. De flanco de núcleo 2. Tableta de núcleo 3. No diferenciada

1992 (MS)) Atributos considerados LOCALIDAD SITIO SECTOR CAPA NUMERO DE PIEZA

CUADRICULA

LASCA BIPOLAR 1. No 2. Si

MODULO DE LONGITUD/ANCHO 1. Laminar muy angosto 2. Laminar angosto 3. Laminar normal 4. Mediano alargado 5. Mediano normal 6. Corto ancho 7. Corto muy ancho 8. Corto anchísimo

LAMINA 0. no 1. De arista simple 2. De arista doble 3. De arista múltiple FORMA DEL TALON 1. Facetado 2. Diedro 3. Liso 4. Liso natural 5. Natural 6. Puntiforme 7. Filiforme 8. Quebrado

LASCA POR CORTEZA 1. Primaria (total) 2. Secundaria (parcial) POSICION DE LA CORTEZA 1. En cara dorsal central 2. En cara dorsal marginal 3. En dorso lateral distal 4. En dorso central 5. En dorso proximal 6. Dorso total 7. En cara ventral central 8. En cara ventral marginal 9. En ambas caras 10.Sobre Talón

ESTADO DEL TALON 1. Entero 2. Fracturado ANGULO ESTIMADO DEL TALON 1. 00° - 30° 2. 30° - 50° 3. 50° - 80° 4. 80° - 90° 5. 90° - 100° 6. 100°- 120° 7. > de 120°

LASCA POR ARISTA 1. Angular 2. En cresta 3. De arista 4. De arista paralela o subparalela 5. no diferenciada por fractura

INCLINACION DEL TALON 1. Recto 2. Oblicuo

LASCA POR EJE MORFOLOGICO 1. Recta 2. Inclinada 3. Oblicua 4. no diferenciada por fractura

RASTROS COMPLEMENTARIOS SOBRE TALON 1. Retoque complementario de preparación 2. Punto de persución preparado por retoque 3. Abrasión de plataforma 4. Indiferenciado 5. Combina 1 y2 6. Combina 2 y 3 7. Combina 1, 2 y 3

LASCA POR DORSO 1. Natural 2. Preparado 3. Mixto 4. no diferenciada por fractura LASCA POR REACTIVACION 1. Directa 2. Indirecta

REGULARIZACION DEL FRENTE DE EXTRACCION 1. Regularizado 2. No regularizado

LASCA POR REDUCCION

253

07. Laja no rodada 08. Bloque 09. Clasto o fragmento anguloso natural 10. Concreción nodular 11. Nódulo no diferenciado 12. Indeterminada 13. Lasca 14. Conglomerado de Arenisca

TIPO DE BULBO 1. Pronunciado 2. Difuso 3. Indiferenciado CONO DE APLICACION DE LA FUERZA 1. Diferenciado 2. No diferenciado PUNTO DE APLICACION DE LA FUERZA 1. Diferenciado

2. No diferenciado ONDAS DE APLICACION DE LA FUERZA 1. Diferenciado 2. No diferenciado ESTRIAS DE APLICACION DE LA FUERZA 1. Diferenciado 2. No diferenciado LABIO DE APLICACION DE LA FUERZA 1. Diferenciado 2. No diferenciado LASCAS ADVENTICIAS 1. Diferenciado 2. No diferenciado CURVATURA DE LA LASCA 1. Diferenciado 2. No diferenciado

SECCION TRANSVERSAL DE LA PIEZA 01. Biconvexa simétrica 02. Biconvexa asimétrica 03. Plano-convexa 04. Triangular o triédrica 05. Triangular recta o cuneiforme 06. Romboidal 07. Pentagonal 08. Hexagonal 09. Trapezoidal 10. Rectangular 11. Cuadrangular 12. Circular 13. Elíptica 15. Oval 16. Amorfa 17. No diferenciada 18. Plano concava 19. Plana 20. Biconcava 21. Concava-convexa CARACTER DE LA SECCION DE LA PIEZA 1. Regular 2. Irregular TIPO DE ROCA

TERMINACIÓN DE LA LASCA

1. Sílice 2. Calcedonia 3. Xilópalo 4. Toba Silicificada 5. Cuarzo 6. Obsidiana 7. Dolomia 8. Granito

1. Aguda (en pluma) 2. Quebrada 3. En charnela 4. Sobrepasada 5. Recta 6. Indiferenciada

2.2. Código analítico general para artefactos tallados CARACTERISTICAS DE LA FORMA BASE FORMA BASE 01. Guijarro de sección circular oval o elíptica 02. Guijarro de sección elíptica alargada o chato. 03. Guijarro de sección planoconvexa 04. Hemiguijarro natural 05. Nódulo o rodado a facetas 06. Nódulo tabular

COLOR Ver código adjunto ALTERACIONES DE LA SUPERFICIE 01. Pátina 02. Lustre 03. Rodamiento 04. Alteración por quemado 05. Ventifacción 06. Craquelado 07. Indiferenciado 08. Picado/Pulido 09. Carbonatado 10. Combina Alteración por calor y Carbonato

254

11. Combina Picado/Pulido y

1. Normal (forma de la sección no variable) 2. De desarrollo helicoidal (forma de la sección variable) 3. Indiferenciada 4. Irregular por calor 5. Combina 1 y 4

carbonato 12. Combina Lustre y Carbonato 13. Combina Patina, alt. por calor y carbonato 14. Combina alter. por calor, picado/pulido y carbonato 15. Combina alter. por calor y picado/pulido

SECCION GEOMETRICA DE LA FRACTURA 1. Plano transversal 2. Plano oblicuo 3. En ángulo 4. Cóncavo-convexo transversal 5. Cóncavo-convexo oblicua 6. En charnela tranversal 7. En charnela oblicua 8. Indiferenciada 9. Hoyuelos 10. Combina 6 y 9 11.Combina 1 y 6 12.Combina 3 y 9

FRACTURAS POSICION DE LA FRACTURA 00. Pieza entera 01. Transversal distal 02. Transversal central 03. Trasnversal basal 04. Lateral distal izquierda 05. Lateral distal derecha 06. Lateral central izquierda 07. Lateral central derecha 08. Lateral basal izquierda 09. Lateral basal derecha 10. Longitudinal 11. Transversal oblicua 12. Transversal Proximal 13. C. 1, 3, y 10 . 14. C. 3 y 10 15. C. 3 y 5 16. C. 1 y 3 17. C. 1 y 10 18. Longitudinal Derecha e Izquierda 19. C. 2 y 10 20. C. 4 y 5 21. Transv. oblicua central y distal 22. C. 1 Y 9 23. Transversal distal izquierda 24. C. 6 y 11 25. C. 10 y 11 26. C. 2 y 11 27. C. 3 y 7 28. C. 1 y 5 29. C. 3, 5 y 8 30. C. 10 y 23 31. C. 5, 4 y 10 32. C. 6 y 3 33. C. 2 y 6

TALLA ANCHO DEL LASCADO SOBRE EL BORDE 1. Talla sin formatización 2. Talla con lascado simple de formatización 3. Retalla 4. Retoque 5. Microrretoque 6. Combina 3 y 4 7. Combina 4 y 5 8. Combina 3, 4 y 5 9. Combina 1 y 4 CONTINUIDAD DE LOS LASCADOS 1. Contínuos 2. Discontínuos 3. Sumarios SITUACION DE LOS LASCADOS RESPECTO A LAS CARAS 1. Unifacial directo 2. Unifacial inverso 3. Unifacial no diferenciado. 4. Bifacial 5. Multifacial 6. Alterno 7. Alternante 8. Invasor

FORMA GEOMETRICA DE LA FRACTURA 1. Recta 2. Cóncava 3. Convexa 4. Cóncava-convexa 5. En ángulo simple 6. Redondeada 7. Irregular 8. Indiferenciada 9. Combina 3 y 7

PROFUNDIDAD DE LOS LASCADOS SOBRE EL BORDE 1. Profundos 2. Marginales 3. Ultramarginales 4. Combina 1 y 2

FORMA DE LA SUPERFICIE DE FRACTURA

EXTENSION DE LOS LASCADOS SOBRE LAS CARAS 1. Extendidos

255

2. Parciales 3. Marginales 4. Ultramarginales 5. Combina 1, 3 y 4 6. Combina 1 y 2 7. Combina 1, 2 y 3 DIRECCION DE LOS LASCADOS SOBRE LAS CARAS 1. Transversales 2. Oblicuos 3. Convergentes 4. Divergentes 5. Multidireccionales 6. Multidireccionales en ambas caras 7. Combina Transv. y Longit. Paralelo 8. Combina 1 y 2 FORMA DE LOS LASCADOS SOBRE LAS CARAS 1. Escamoso regular 2. Escamoso irregular 3. Escamoso escalonado 4. Paralelo corto 5. Paralelo laminar 6. En golpe de buril 7. Simple irregular FORMA DE LOS LASCADOS SOBRE LA SECCION TRANSVERSAL AL BORDE 01. Agudos normales unifaciales 30 a 50 02. Agudos facetados unifaciales 30 a 50 03. Abruptos normales unifaciales 80 en adelante 04. Abruptos embotados unifaciales

01. Microlascados 02. Melladuras 03. Muescas pequeñas aisladas 04. Micro-astilladuras 05. Astilladuras unifaciales 06. Astilladuras bifaciales 07. Arista alisada o con abrasión 08. Arista con abrasión y astilladuras 09. Marcas de percusión en superficie 10. Superficie pulida 11. Combina 1 y 10 12. Mano pulida (fina larga) 13. Mortero pulido 14. Mano pulida (ancha y plana) 15. Canaleta pulida 16. Pulidor de sup. alargada 17. Mano con picado y pulido CONTINUIDAD DE LOS MICROLASCADOS 1. Contínuos 2. Discontínuos 3. Sumarios POSICION RESPECTO DE LAS CARAS 1. Unifacial directo 2. Unifacial inverso 3. Unifacial no diferenciado. 4. Bifacial 5. Multifacial 6. Alterno 7. Alternante

11. Plano facetados bifaciales 12. Agudos facetados bifaciales30 a

III) FILOS, PUNTAS, SUPERFICIES ACTIVAS Y PLANOS DE PERCUSION 1. Filo simple 2. Filos dobles 3. Filos múltiples 4. Punta simple 5. Puntas dobles 6. Superficie o plano simple 7. Superficies o planos dobles 8. Superficies o planos múltiples 9. Combinaciones

13. Agudo agudo

POSICION

05. Abruptos astillados unifaciales 06. Abruptos facetados unifaciales 07. Plano inverso unifaciales 08. Facetados bifaciales 09. Plano agudos bifaciales 30 a 80 10. Plano abruptos bifaciales 80 a 120 50

1. Frontal transversal 2. Frontal oblicua 3. Lateral paralelo 4. Lateral inclinado 5. Convergente simétrico 6. Axial normal 7. Axial desfasado 8. Perimetral 9. No diferenciado por fractura

14. Agudo Normal FORMA MEDIA DE LOS LASCADOS EN LA SECCION LONGITUDINAL AL BORDE 1. Cóncavos 2. Planos 3. Convexos 4. Plano- convexos RASTROS DE UTILIZACION TIPO DE RASTROS DE UTILIZACION

FORMA PRIMARIA DEL FILO SOBRE LA CARA 1. Normal regular 2. Normal irregular 3. Dentado regular

256

4. Dentado irregular 5. Festoneado regular 6. Festoneado irregular 7. En muesca 8. Naturales 9. Normal con filo natural

4. Embotado astillado 5. Embotado con astilladuras escalonadas 6. No diferenciado por fractura 7. No diferenciado SECCION DEL FILO O BORDE FORMATIZADO 1. Asimétrica de bisel simple 2. Asimétrica de bisel doble 3. Asimétrica no biselada 4. Simétrica de bisel simple 5. Simétrica de bisel doble 6. Simétrica no biselada 7. Sección no diferenciada

FORMA SECUNDARIA 01. Recta 02. Cóncava 03. Convexa atenuada 04. Convexa extendidad 05. Semicircular 06. Semicircular extendida 07. Recta convexa 08. Recta cóncava 09. Discoidal 10. Circular 11. Elíptica corta 12. Elíptica alargada 13. Oval 14. Cordiforme 15. Lanceolada corta 16. Lanceolada larga 17. Amigdaloide 18. Rectangular 19. Triangular 20. Romboidal 21. Pentagonal 22. Concavo convexa 23. Festoneado 24. Irregular 25. Perforadora

FORMA GEOMETRICA DE LA SECCION DEL FILO O BORDE 1. Recto 2. Convexo 3. Convexo profundo (aquillado) 4. Cóncavo 5. Facetado marginal 6. Facetado profundo 7. Recto-convexo 8. Recto-cóncavo 9. No diferenciado ANGULO ESTIMADO DEL BISEL 1. Abrupto oblicuo 90-120 2. Abrupto recto 0 3. Abrupto obtuso 80-90 4. Agudo oblicuo 50-80 5. Agudo muy oblicuo 6. Agudo rasante 0 -30 7. Abrupto muy obtuso 180

EXTENSION DEL FILO SOBRE EL BORDE 1. Restringidos 2. Cortos 3. Largos 4. Extendidos 5. Perimetrales 6. No diferenciada

CODIGO ANALITICO PARA LASCAS 1999 LOCALIDAD SITIO CUADRICULA SECTOR CAPA NUMERO DE PIEZA

CONVERGENCIA DE LOS FILOS 1. Convergentes romos 2. Convergentes en punta 3. Divergentes 4. No diferenciado por fractura

MODULO DE LONGITUD/ANCHO

REGULARIDAD DEL BORDE Y LA ARISTA ACTIVA 1. Regular (borde reg./arista reg.) 2. Regular con arista sinuosa irregular 3. Irregular con arista sinuosa regular 4. Irregular (borde irreg./arista sin. irreg.) 5. No diferenciada

1. Laminar muy angosto 2. Laminar angosto 3. Laminar normal 4. Mediano alargado 5. Mediano normal 6. Corto ancho 7. Corto muy ancho 8. Corto anchísimo

ESTADO DEL FILO O APICE ACTIVO LASCA POR CORTEZA 1. Activo 2. Activo con astilladuras múltiples 3. Embotado

1. Primaria (total) 2. Secundaria (parcial)

257

30-50 120-

3. De arista múltiple POSICION DE LA CORTEZA FORMA DEL TALON 1. En cara dorsal central 2. En cara dorsal marginal 3. En dorso lateral distal 4. En dorso central 5. En dorso proximal 6. Dorso total 7. En cara ventral central 8. En cara ventral marginal 9. En ambas caras 10.Sobre Talón

1. Facetado 2. Diedro 3. Liso 4. Liso natural 5. Natural 6. Puntiforme 7. Filiforme 8. Quebrado ESTADO DEL TALON

LASCA POR ARISTA 1. Angular 2. En cresta 3. De arista 4. De arista paralela o subparalela 5. no diferenciada por fractura

1. Entero 2. Fracturado ANGULO ESTIMADO DEL TALON 1. 00° - 30° 2. 30° - 50° 3. 50° - 80° 4. 80° - 90° 5. 90° - 100° 6. 100°- 120° 7. > de 120°

LASCA POR EJE MORFOLOGICO 1. Recta 2. Inclinada 3. Oblicua 4. no diferenciada por fractura

INCLINACION DEL TALON LASCA POR DORSO 1. Natural 2. Preparado 3. Mixto 4. no diferenciada por fractura

1. Recto 2. Oblicuo RASTROS COMPLEMENTARIOS SOBRE TALON 1. Retoque complementario de

LASCA POR REACTIVACION

preparación 2. Punto de persución preparado por

1. Directa 2. Indirecta

retoque 3. Abrasión de plataforma 4. Indiferenciado 5. Combina 1 y2 6. Combina 2 y 3 7. Combina 1, 2 y 3

LASCA POR REDUCCION 1. De reducción primaria o extracción 2. De adelgazamiento bifacial 3. no diferenciada

REGULARIZACION DEL FRENTE DE EXTRACCION

LASCA POR NUCLEO 1. De flanco de núcleo 2. Tableta de núcleo 3. No diferenciada

1. Regularizado 2. No regularizado TIPO DE BULBO 1. Pronunciado 2. Difuso 3. Indiferenciado

LASCA BIPOLAR 1. No 2. Si

CONO DE APLICACION DE LA FUERZA

LAMINA 0. no 1. De arista simple 2. De arista doble

1. Diferenciado 2. No diferenciado PUNTO DE APLICACION DE LA FUERZA

258

1. Diferenciado 2. No diferenciado ONDAS DE APLICACION DE LA FUERZA 1. Diferenciado 2. No diferenciado ESTRIAS DE APLICACION DE LA FUERZA 1. Diferenciado 2. No diferenciado LABIO DE APLICACION DE LA FUERZA 1. Diferenciado 2. No diferenciado LASCAS ADVENTICIAS 1. Diferenciado 2. No diferenciado CURVATURA DE LA LASCA 1. Diferenciado 2. No diferenciado TERMINACIÓN DE LA LASCA 1. Aguda (en pluma) 2. Quebrada 3. En charnela 4. Sobrepasada 5. Recta 6. Indiferenciada

2.3. Materias primas, fracturas y corteza

MATERIA PRIMA 1 SILICE 2 CALCEDONIA 3 XILOPALO 4 TOBA SILICIFICADA 5 CUARZO 6 OBSIDIANA 7 DOLOMIA 8 GRANITO

259

FRACTURA 2 3 1 0

ANCHO/LONGITUD ANCHO LONGITUD PIEZA COMPLETA

CORTEZA 0 1

NO SI

2.4. Combinaciones de colores

C ó d ig o 1

C o lo r e n le tr a s A m a rillo

C ó d ig o 43

C o lo r e n le tr a s T ra slu ci d o , m a rr ó n y ro sa d o

C ó d ig o

C o lo r e n le tr a s

C ó d ig o

C o lo r e n le tr a s

84

R o j o y n a ra n ja

125

A m a rillo y g r is

2

B la n co

44

G ris y b la n c o

85

N e g ro y m a rró n

126

R o sa d o y m a rr ó n

3

B a n d ea d o

45

R o jo y n eg r o

86

R o j o y n eg r o b a n d ea d o

127

M a rró n y n eg r o b a n d ea d o

4

G ris

46

R o jo b a n d ea d o

87

R o j o y g ri s b a n d ea d o

128

G ris cla ro tra slu cid o

5

G ris b a n d ea d o

47

T ra slu ci d o b a n d ea d o

88

M a rró n o s cu ro y m a rr ó n cla r o tra slu cid o

129

6

M a rró n

48

M a rró n cla r o tra slu cid o

89

B la n co g r i s y r o sa d o

130

7

M a rró n cla r o

49

G ris b la n c o y r o jo

90

B la n co g r i s y r o jo

131

8

M a rró n o s cu ro

50

G ris y v er d e

91

G ris y m a rró n tra s lu cid o

132

N e g ro

51

10

9

N a ra n ja

52

11

R ojo

53

M a rró n o scu ro y m a rr ó n b a n d ea d o M a rró n , ro jo y a m a rillo tra slu ci d o V er d e b a n d ea d o

M a rró n y r o jo b a n d ea d o M a rró n , ro jo n e g r o y b la n c o N e g ro y m a rró n tra slu cid o b a n d ea d o R o jo y tra slu cid o b a n d ea d o N e g ro y b la n co tra slu cid o

92

R o j o y a m a rillo

133

93

G ris y b la n c o tra slu cid o

134

M a rró n cla r o y n eg r o

94

R o sa d o y b la n c o b a n d ea d o

135

R o jo , ro sa d o y m a rr ó n b a n d ea d o

12

R o sa d o

54

M a rró n y g ris

95

N a ra n ja y a m a rillo

136

G ris o s cu r o y r o j o

13

R o j o o scu ro

55

G ris y m a rró n cla r o

96

M a rró n cla r o , ro jo y g r is

137

M a rró n y g ris c la ro

14

T ra slu cid o

56

M a rró n y v erd e

97

G ris y n e g r o tra slu cid o

138

M a rró n , g r is y r o jo

15

V er d e

57

M a rró n y b la n c o b a n d ea d o

98

R o sa d o b a n d ea d o

139

16

G ris o s cu r o

58

M a rró n y r o sa d o

99

17

G ris cla ro

59

A m a rillo y ro jo b a n d ea d o

100

18

M a rró n y n eg r o

60

R o jo y b la n c o

101

G ris o s cu r o y g ris cla r o b a n d ea d o G ris o s cu r o y b la n c o b a n d ea d o M a rró n tra s lu cid o y tra slu cid o

140

B la n co y m a rró n tra slu cid o M a rró n o s cu ro y negro

141

M a rró n o s cu ro y g ris

142

R o jo o scu ro y v er d e R o jo , m a rr ó n y b la n c o b a n d ea d o M a rró n o s cu ro y m a rr ó n tra s lu ci d o M a rró n o s cu ro , n e g r o y r o jo G ris , n eg r o y b la n c o b a n d ea d o G ris y n e g r o b a n d ea d o G ris o s cu r o , b la n c o y negro b a n d ea d o

19

R o j o cla r o

61

A m a rillo y m a rró n

102

N e g ro y m a rró n tra slu cid o

20

M a rró n tra s lu cid o

62

M a rró n o scu ro tra slu c id o

103

G ris y n e g r o

144

21

R o j o tra s lu cid o

63

M a rró n o scu ro b a n d ea d o

104

M a rró n y r o jo tra s lu cid o

145

22

G ris tra slu cid o

64

M a rró n o scu ro y m a rr ó n cla r o

105

R o j o , n e g ro y ro sa d o

146

23

M a rró n y b la n c o

65

N e g ro tra slu c id o y m a rr ó n

106

N e g ro , m a rr ó n y g r is

147

24

R o j o y m a rr ó n

66

G ris o scu r o b a n d ea d o

107

M a rró n o s cu ro y ro jo

148 149

R o jo y g ris tra slu c id o

150

M a rró n cla r o ,

25 26 27

B la n co tra slu cid o G ris tra slu cid o y ne gro G ris o s cu r o , n eg r o y b la n c o

67

M a rró n b a n d ea d o

108

M a rró n , ro jo y n e g r o b a n d ea d o

68

V er d e y a m a r illo

109

R o j o , m a rr ó n y n eg r o

69

G ris y b la n c o b a n d ea d o

110

T ra slu cid o y n e g r o tra slu cid o B la n co , n eg r o y g ris tra slu cid o

143

151

28

R o sa d o tra s lu cid o

70

M a rró n cla r o y r o sa d o

111

29

G ris y ro jo o s cu r o

71

M a rró n cla r o y b la n c o b a n d ea d o

112

M a rró n o s cu ro tra slu c id o y b la n c o

153

30

V er d e y m a rró n

72

G ris y ro sa d o

113

R o sa d o , ro jo y b la n co

154

31

G ris y ro jo

73

M a rró n o scu ro y b la n co b a n d ea d o

114

N e g ro y tra slu c id o b a n d ea d o

155

32

M a rró n y a m a rillo

74

M a rró n o scu ro y m a rr ó n cla r o b a n d ea d o

115

R o j o y g ri s c la ro

156

33

R o j o y r o sa d o

75

M a rró n y g ris tra slu c id o

116

M a rró n cla r o y r o jo

157

34

B la n co tra slu cid o y b la n c o

76

M a rró n cla r o y g ri s b a n d ea d o

117

G ris cla ro y b la n c o

158

35

R o j o y m a rr ó n cla ro

77

B la n co y ro jo

118

G ris o s cu r o y g ris cla r o

159

36

G ris o s cu r o tra slu cid o

78

M a rró n y b la n c o tra slu ci d o

119

V er d e o scu r o

160

37

R o sa d o y b la n c o

79

G ris cla ro y n e g r o

120

N e g ro y b la n co

161

39

T ra slu cid o y b la n c o

80

R o jo , a m a rillo y m a rró n

121

N e g ro y ro sa d o

40

N e g ro tra slu c id o

81

M a rró n cla r o y b la n c o

122

N e g ro y ro jo

41

A m a rillo tra slu c id o

82

N e g ro y ro jo tra slu c id o

123

G ris o s cu r o y a m a rillo

42

B la n co y ro jo b a n d ea d o

83

R o jo o s cu ro y g ris tra slu ci d o

124

B la n co y m a rró n cla r o

260

152

M a rró n , n e g ro y r o j o tra slu cid o R o jo o scu ro tra slu cid o M a rró n o s cu ro y negro tra s lu ci d o N e g ro , m a rr ó n y r o jo b a n d ea d o M a rró n o s cu ro y negro b a n d ea d o G ris y m a rró n cla r o tra slu cid o G ris cla ro y g ris o scu r o b a n d ea d o M a rró n cla r o y n eg r o b a n d ea d o R o jo y r o sa d o b a n d ea d o G ris o s cu r o y r o j o b a n d ea d o R o jo , m a rr ó n y v erd e b a n d ea d o