Primera partida [del rey] Alfonso X el Sabio : según el manuscrito Add. 20. 787 del British Museum

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PRIMERA PARTIDA

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Edita: UNIVERSIDADDB VALLADOUD Plazati, la Unw,mtltul,I Valladolid Imprime: TALLERESGRAFICOS •CBRES• San Joll, 9 Vallaaolül 1975 l . .f. B. N.-84-,00-,117.J

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ALFONSOX EL SABIO

PRIMERAPARTIDA SEGUN EL MANUSCRITOADD. 20.787 DEL BRITISHMUSEUM

EDICION POR

JUAN ANTONIO ARIASBONET CON BSruDIOS COMPLEMENTARIOS DB

GUADALUPERAMOS JOSBMANUBLRUIZ ASBNCIO .

y

JUAN ANTONIO ARIASBONBT

UNIVERSIDADDB VALLADOLID SBCRBTARIADO DB PUBUCACIONBS

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INDICE

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Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

XI-XVI

La ornamentación del cód:ce y el problema de su dataci6n (G. RAMOS) ............................................

XVII-XXXII!

Láminas ....................................................................

PC>Stp. XXI\·'

f:studio paleográfico del manuscrito (J. M. RUIZ ASENCIO) ..........................................................

XXXV-XLV

La Primera Partida y el problema de sus diferentes ,·er-

siones a la luz del manuscrito del British Museum (J. A. ARIAS BONET) ...................................... .

XLVII-C!II

Transcripción de la Primera Partida tal como se contiene en el ms. Add. 20.787 del British Museum ..... .

1-136

Indice según los títulos y rúbricas que aparecen en el rodire ................................................................ .

437-460

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PREFACIO

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La edición de la Primera Partida de Alfonso X el Sabio, tal como se contiene en el ms. Add. 20787 del British Museum, puedeencontrar una múltiple justificación. He aquí las razones de más peso: En la larga historia de las ediciones impresas de las Partidas alfonsinas jamás la imprenta ha recogido la versión de un manuscrito determinado. Ni siquiera la edición de la Real Academia de la Historia de 1807, tan meritoria por muchos conceptos, se atuvo fielmente en sus transcripciones a un c6dice único. La edición presente es, pues, la primera en reflejar un códice individualizado. 1)

Por supuesto tal justificación podría ser reputada débil, si no se añadieran otros argumentos. Entre ellos está la específicarelevancia del códice ahora reproducido. No hay noticia de que haya sido conocido por los sucesivos editores de las transcripciones impresas -desde luego la Academia de la Historia no supo de su existencia- y, de otra parte, está extendida la idea de que es uno de los códices más antiguos, si no el más antiguo, de aquellos que versan sobre la Primera Partida. Esta antigüedad comienza a atPibuírsele en el trabajo de Herriott de 1938 y la idea hace mella en los autores que posteriormente tocan el tema. Fundada o no, una caracterización de este género atrae el interés sobre el manuscrito que ahora se edita. 2)

Ese interés viene además incrementado por el propio contenido del c6dice, ya que no encontramos en él una versión 3)

que coincida con las transmitidas por otros cauces. También pues, las singularidades que atañen a su contenido, apoyan la iniciativa de una publicación independiente. Y a antes de que el códice londinense fuese conocido, las discrepanciasobservadas entre los distintos manuscritos de la Primera Partida --discrepancias que alcanzaron noto4)

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XIV

PRIMER.A PARTIDA

riedad a través de la edición de la Academia de la Historiasuscitaban la idea de realizar una edición critica. Si algún día se pusiese en marcha tal tarea, estimo que la presettte transcripción con las observaciones que a ella se añaden habrían de facilitar el camino. Consideraciones no muy distintas a las que quedan expuestas tuvieron que mover sin duda a J. Homer Herriott antes citado a preparar la edición que la guerra española y otros avatares malograrían *. La muerte de este estudioso ha puesto punto final a unos preparativos en los que cabía aún depositar una razonable esperanza, pero ha sido también un acicate más para llevar adelante la presente publicación. Si esas son las razones que nos han impulsado a acometer la edici6n de este viejo códice de la Primera Partida, no pueden quedar tampoco sin mención otros hechos que se relacionan con este trabajo. El primero de ellos es la colaboraci6n prestada por una pluralidad de personas pertenecientes todas ellas a la Universidad de Valladolid. Los valiosos consejos del profesor Ruiz Asencio, Catedrático de Paleografía de la Facultad de Filosofía y Letras en cuanto a la transcripción del códice han sido tan estimables como la ayuda recibida en este terreno por los Profesores Ayudantes de aquel Departamento, María Antonia Varona Garda, María Josefa de la Fuente Crespo, Marta Herrero de la Fuente y Rosa María Palenzuela Gonzále2. A estos nombres habría que añadir, dentro ya de la Facultad de Derecho vallisoletana, los de los Profesores Adjuntos Pablo Pinedo Puebla, Alfonso Guilarte Zapatero y María Jesús Casado Candelas; los de los Profesores Ayudantes Manuel Abellán Velasco, David del Agua Pérez y José Bocos Peña y el del alumno Abelardo Rodríguez Merino. Tocios ellos siguieron de cerca el progreso de este trabajo y sobre

• HERRIOTT: A Thlrteenth-CenturyManuacrlpt ol the •Primera Partid••, en Speculum 1838, 28'1, nota 1. No he podido consultar el posterior trabajo de este autor The Valldlty ot the Prfnted Edltlone ol the Primer• Partida, en Romance Phl/ology, V (195f.!i2), 185-174. XIII,

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PREFACIO

XV

ellos recayó también en gran medida la penosa tarea de transaibir el manuscrito y corregir posteriormente las pruebas de imprenta. Igualmente es de justicia aludir al Departamento de Historia del Arte de nuestra misma Universidad y en especial a uno de sus miembros: me refiero a la Profesora GuadalupeRamos, la cual, como puede comprobar quien tenga entre sus manos este libro, ha estudiado con meticulosidad y afán las miniaturas que ornamentan el c6dice ahora editado. En este punto también es oportuno señalar las facilidades dadas por el British Museum para que las miniaturas sean aquí

reproducidas. Por último, y en lo que se refiere a las páginas dedicadas a la relación entre el contenido del c6dice londinense y las otras redacciones de la Primera Partida sería injusto omitir la amable atención con que el Profesor Martínez Díez, Catedrático de Historia del Derecho de nuestra Universidad, ley6 el original antes de que fuera entregado a la imprenta. En la transcripción y edición del c6dice se han observado en líneas generales las «Normas de transcripci6n y edición de textos y documentos» (Madrid, 1944) que hizo públicas la Escuela de Estudios Medievales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Pero también hemos tenido en cuenta las indicaciones que a este prop6sito nos han sido hechas por el Profesor Ruiz Asencio. Esto quiere decir que nos hemos ceñido rigurosamente al manuscrito y que, por lo tanto, las únicas diferencias que pudieran encontrarse entre él y la versión impresa aquí presentada estriban en el desarrollo de las abreviaturas, la acentuación y la puntuación. En cuanto a estas últimas el respeto al manuscrito nos ha llevado a ser moderados y s6lo se han introducido aquellos acentos y signos de puntuación que hicieran más cómoda la lectura. Marginalmente aparecen indicados los folios del c6dice precisándose si es recto o vuelto pero se ha omitido, por considerar que su isignificación era escasa, la referencia al paso de una columna a otra dentro de cada folio. Se han evitado las correcciones prefiriéndose anotar con sic aquellos pasajes o palabras que parecen contener un ettor, y se han introducido algunas

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XVI

PRIMERA PARTIDA

adiciones -muy pocas- encerrando lo añadido entre paréntesis. Los calderones que contiene el original aparecen representados con el signo t. Como final de este prefacio s6lo resta aludir a los trabajos que acompañan a la presente transcripción. Como podrá comprobar el lector a la vista de las páginas que siguen, el códice ha sido estudiado desde tres ángulos. Guadalupe Ramos, como queda dicho, se ha ocupado de los elementos ornamentales, José Manuel Ruiz Asencio de las peculiaridades paleográficas y quien firma estas líneas de la relación existente entre esta versión y las otras conocidas de la Primera Partida. Para d más fácil manejo de la obra se ha añadido también un índice que refleja los títulos y leyes según las rúbricas.

J. A.

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A. B.

LA ORNAMENTACION DELCODICEY ELPROBLEMA DE SU DATACION

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El manuscrito ( citado en adelante con las siglas MB) tiene 27 miniaturas. Siete de ellas están en el interior de la letra capital, midiendo 15 mm. Las restantes son de forma cuadrangular, de 25 6 22 mm. de lado. Todas las miniaturas son alusivas al texto, salvo dos en las que el rey, mostran4o el libro, impetra la misericordia divina ( fol 1 r. y fol. 1 v.). Están colocadas deba¡o del epígrafe del título que va siempre en tinta ro;a. El texto es a dos columnas en tinta negra. Las miniaturas que no son de letra, tienen un enmarque de varilla a dos colores. Presenta éste tres modalidades: punteado, rayado u ondulado. El marco se rompe habitualmente al montar sobre él los pináculos de las torres, los remates de los arcos, los pliegues de los vestidos o los pies de los persona;es. Esto último es especialmente típico, ya que aparece en casi todas las miniaturas, un pie en diagonal sobre el marco 1 • Manifiesta un deseo de salirse del espacio establecido y consigue un efecto de más profundidad y de mayor vitalidad a la escena. Los distintos apartados de los capítulos van con letras capital~s de muy buena traza y gran tamaño. Son de tonos a%ules y ro;os; con fondos de arabescos y rasgueados, del color contrario, qu,e se prolongan enmarcando lateralmente la columna del texto. Las miniaturas presentan tan gran homogeneidad de estilo que hay que sostener_que son obra de un solo autor; máximo teniendo en cuenta su reducido número. Si su ejecuci6n se reali%6en el «scriptorium» de Alfonso X el Sabio -como parece evidente que en el «scriptorium» real el trabajo corresponde a una labor de equipo- habría que mantener entonces

(1) lcMntloa poetura adoptan . loa penonaJ• en el •J1111pl• de ,•• C6ntla• rlal, J.b.2, como en general, en toda la miniatura alfonalnaa.

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de El Elco-

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XX

PRIMERA PARTIDA

que serla un solo autor el de las figuras y pudiera ser otro el de los fondos. Todas las figurasrespondena un mismo patr6n. Son oio11ces, expresivas,·sobre todo por sus o;os de gran mooilidad'1 sus dedos muy largosy ágiles, montrándoseel autor extremadamente realistaen los detalles.Todo ello pone de manifiesto, ;unto a unas dotes de observaci6nnada comunes, una habilidad en la realizaci6ny una graciay donaire en su e;ecud6n propias de un maestro de dotes excepcionales.Asimismo, la similitud de cruces, lámparas,escaños,motivos arquitect6nicos, etc., revelana un solo artista en su realizaci6n. Que estas miniaturasson obra del escritorioreal lo indic6 por primera vez Angulo, quien se lo notific6 asi a Solalinde iegún se señalaen el pequeño estudio de Herriott sobre este manuscrito2 • Esta opini6n es seguida por Guerrero Lovillo, quien dice textualmente: «obrasalidadel «scriptorium•real... Un pá"afo del pr6logo advierte c6mo este monumento a la -preocupaci6n ¡uridicadel Monarcase comenz6 en 1256 para terminarseen 1265. Por supuesto la iluminaci6nes posterior a esa fecha, debiéndosesituar aproximadamentediez años más tarde... El mejor elogio que puede hacersede su estilo es, como se ha dicho, el refle;arlas excelenciasde las Cántigas»1 • Dos cosas nos han llenado de admiraci6n:la precisi6nde colocarestas miniaturasdiez años más tarde que el texto, sin atlucirel más leve testimonio para semejanteafirmaci6n;y el desconocimientoen· que se ha mantenido este manuscritosi realmente refle¡a las excelenciasde las Cántigas. Pasemosal estudio detalladode las miniaturasde nuestro c6dice. La composici6n·de las escenases muy dioers11. El motivo hace referencia, como ya hemos indicado, al texto: prácticamenteun tratado de Derecho Can6nico. Ello hace que los motivos representadossean eclesiásticos,ya los

(2) El propio Herrlott H adhierea la oplnl6n de Angulo. (3) GUERREROLOVILLO, JoM: Miniatura fl(Jtlca dñell ... , alglo. XIII '/ XIV. Col. Arte lnatttuto Diego Veláquez del C.8.1.C. Madrid, 1958, 28-27.

y Artlatu.

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LA ORNAMENTACIO..~ DEL CODICE

XXI

fondos ( interiores de las iglesias), ya las figuras ( el Papa, los obis¡,os, religiosos y clérigos en general). Los elementos civiles son pocos y son más motiuo de comparsa.El '1fonarca, acompañadode sus nobles, aparececomo regulado,de la ley y velando¡,or la recta aplicaci6nde los p,iuilegios de la Iglesia. Hay que destaca, en las miniaturasel dominio de la proporción, especialmenteen las figuras. Para el estudio detallado de los elementos que componen estas miniaturas hemos seguido, especialmente, como pauta comparatiua,las Cántigasde Alfonso X el Sabio en el Códice T-1-1 de El Escorial, es decir, una obra claramente identificablecomo procedente. del escritorio real de aquel monarca. . 1)

ARQUITECTURA

Todo el con;unto aparecegeneralmenteenmarcadopor arquitectura g6tica con restos aún de románicoy con in/luencia morisca. Estos encuadres son simétricos respecto a un e;e central. Algunas veces sin embargo, apareceun bloque arquitect6nico, bien a la derechao a la izquierda,que rompe el e;e Je simetría. Entonces, éste se desplazay tiene s6lo en cuenta el espacio sobrante de la escena. (Por e;.:fols. 62 u., 79 v. y 86 v.) Los arcos son apuntados. S6lo aparecendos arcos de medio punto y son peraltados. Normalmente los arcos apuntados, más que lisos, son trilobuladoso lobulados. Todos estos a,cos aparecen en las Cántigas, aunque los hay similares en otros manuscritos en torno a este momento, ya que son un refle¡o del gusto de la época. Los elementos de sustentaci6nson siempre columnas.Los fustes son esbeltos, las bases abulbadas ( deformaci6n de las basasáticas) y tienen ,astrágaloy capitel uegetal. Hay en una miniatura, un dato muy interesante para ver la euoluci6n del capitel ( fol. 1O5). El miniaturista dibui6 un capitel de bolas y sobre éstas hizo ho;as trilobuladas.Si colocamos todos los capiteles que aparecenen el manuscrito por su orden euolutiuo tenemos desde el capitel de tipo cisterciense hastll el de ho;as plenamente g6tico. Esto manifiesta que

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LA OR~A?tlEXTAC10~

DEL CODICE

XXII!

en el románico como asiento de la dioinidad. Nunca en estas miniaturas el monarca aparece sentado en süla. En las Cántigas el escaño es siempre el asiento de la Virgen y de persona;es Je rango, la emperatriz, el caballero. El rey sin embargo se sienta a veces en silla cubierta por una tela brocada. El Papa y el obispo tienen sillas de patas y brazos torneados. Terminan éstas en bolas más bien planas. Los respaldos también son torneados. La tela que cubre la silla s6lo va en el asiento. En las Cántigas cubre el respaldo y generalmente lllmbién los brazos. Así aparece en la escena de la comida del Manuscrito del M. Británico. Sillas de este tipo hay en las Cántigas pero no iguales. La única mesa de comedor que aparece ( fol. 114 r.), carece de perspectiva y se pinta el tablero de pie, no viéndose sus ¡,atas. Las puertas son de dos hojas, con llamadores redondos, generalmente torneados. En una hay un cierre con cerrojo y cerradura. El ce"ojo termina en una cabeza de drag6n, moti. vo totalmente g6tico (fol. 79 v.). Las puertas son tablas que deben estar unidas en su interior por travesaños, claveteadas en hilera de gruesos clavos a dos por tabla o a uno por tabla, de mayor tamaño. S6lo una puerta tiene bandas de hierro claveteadas. Sin embargo en las Cántigas los cerrojos de las puertas, que aparecen con bastante frecuencia, no son del tipo del ya visto; sino bastante más gruesos y algo más complicados. Las puertas a bandas es el tipo más corriente, de tal forma que es una excepci6n la puerta simplemente claveteada. Respecto a las mesas de altar no las incluimos en este apartado, sino en los objetos litúrgicos para dar en él todas las cosas que hagan re/ erencia al culto. 3)

OBJETOS LITURGICOS

Lámparas Aparecen dos tipos: de platillo,-en forma de cuenco, y de ánfora. Como estas últimas hay en las Cántigas, aunque lo normal allí es por lo menos un vaso o ánfora con el platillo, porque

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PRIMERA PARTIDA

XXII

el tiempo en que se ilumin6 este manuscrito era una etapa de transición en que ·se funden elementos antiguos con modernos. Asi también, nos encontramos como encuadre de la escena, con fustes con éntasis, engrosados en su parte central, tal como se pintaban muchos años antes (fols. 80 v. y 96 v.). Igual aparecen en la estampa de Fernando 111 el Santo del Cartulario A de Santiago de Compostela, cuya miniatura y la de Alfonso X el Sabio se aseme;an mucho a las del c6dice del Museo Británico. Todos los capiteles estudiados están en las Cántigas, pero además en éstas se da con mucha frecuencia el capitel floreado, más claramente g6tico. Los templos ofrecen siempre arbotantes. Su fachada, front6n y gablete y en su interior un 6culo cuadrifolio. El gablete aparece s6lo cuatro veces: tres en el front6n y otra sobre la puerta del templo, deba¡o de la to"e. El gablete es un elemento casi típico en las Cántigas. Especialmente interesante por su bellez.a es la fachada de la iglesia o pante6n de la miniatura del entierro (fol. 82 v.) que me parece que tiene un fuerte sabor italiano. Los vanos son o ventanas tipo saetera u 6culos generalmente trebolados o cuadrifolios. Las almenas tienen siempre un vano en sus merlones. Los campanarios son espadañas de un solo vano con una sola campana que se toca desde aba¡o. Respecto a las cubiertas, los teiados son a dos aguas y con bastante vertiente. Se cubren con escamas. S6lo en la miniatura de los romeros ( en la de las promesas, fol. 60 v.) aparece un teiado de te;as. Rasgo bastante diferenciador de las Cántigas porque aunque en éstas aparecen tejados de escamas predominan los de te;as. Los teiadillos de las torres, cilíndricas y muy esbeltas, rematan con frecuencia en bolas doradas. Las torres de más cuerpo presentan los te¡ados acanalados. MOBILIARIO Es escaso. El «escaño» es el asiento real, cubierto con una tela o paño. Como se sabe el escaño es el mueble más usado 2)

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XXIV

PRIMERA PART1DA

a veces tiene más vasos. Aquí no aparece sino un solo elemento sostenido por triple cuerda pendiente a su vez de otra muy larga que permitiría subirla y ba;arla. Del tipo de lámpara de ánfora hay en la Grande e General Estoria e idénticas también en representaciones árabes y en manuscritos del siglo XW.

Cruces El tipo de cruz es idéntico al de las Cántigas. Son siempre cruces de brazos gemelos, con sus extremos trilobulados. Pero hay un detalle diferenciador: la ba"a y el pie de la cruz. Aquí la cruz es siempre más ba;a que las que aparecen en las Cántigas. Porque en éstas, el aliar siempre lleva sag·rarioo arqueta de reliquias --cuando no se pinta a la Virgen ( s6lo hay una Clzntiga en que no aparece)-, y la cruz sobresale por detrás del sagrario, lo cual exige que sea más alta. En las miniaturas de MB 1.10aparece sagrario. También las cruces de las Cántigas son generalmente más ricas. El adorno con piedra~ es bastante co"iente.

Candelabros Son de una sola barra con labor de torneado, similares a los de las Cántigas salvo que en éstas son siempre más altos y las ba"as son más gruesas y planas. Por otra parte, los pies de los candelabros de las Cántigas terminan generalmente en un trípode formado por dos arcos apuntados. En la Grande e General Estoria san muy diferentes. Las velas son grandes y c6nicas y s6lo tienen en la base un anillo, con patas o sin ellas, que le sirve de apoyatura.

Altares Son diferentes de los de las Cántigas. En éstas se pintan siempre con una perspectiva bastante extraña. Son de azulejería y bastante cuadrados, algo más largos que anchos. Los manteles largos con cenefas bordadas. En MB parece que hay dos tipos: el de la mesa -tablero con pie- y el de ca¡6n, de estructura como el de las Cánti-

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LAMINAS

Aparecen reproducidas en blanco y negro, excepto a:,nade ellas, que, como muestra, figura también en color, las miniaturas del códice. No son todas las que éste contiene, pero sI· las más slgniflcativ .as. Han quedado sin reproducir las que omcment:m l,nlclales en los folios 1,r, 1v, 2r, 3v, 4r, 16v y 37r. En algunas c!e las que aquí se han recogido, la fotografía se ha extendido hasta la escritura circundante como Ilustración del estudio paleográfico realizado. Los dibujos que van a contlooación de las miniaturas son debidos a Guadalupe Ramos, con kl colaboración de Jesús Sancho.

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Fol. 1 r

Fol. 1 V

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Fol. 60 v

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Fol. 62 v

Fol. 75 r

Fol. 79 r

Fol. 80 v

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Fol. 82 v

Fol. 86 v

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Fol. 89 r

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Fol. 92 v

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Fol. 96 v

Fol. 101 v

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Fol. 104v

Fol. 105 v

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Fol. 106 v

Fol. 112 v

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Fol. 114 r

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LA ORNAME~TAC'ION DEL CODICE

XXV

gas. Puede ser que s6lo se dé el primer tipo, ya que al pintar de lateral el altar, se ve por deba¡o del mantel que no llega hasta el suelo el pie que sostiene el ara. En este caso el pie tendría que ser una pilastra dado su anchura. De todas formas, en MB, nunca se pintaron enteros los altares, con lo cual no podemos saber c6mo serian los pies que sostenían los tableros. Los manteles son de dos tamaños: cortos, con muchos vuelos; y largos. Estos a veces especialmentetransparentes,como de gasa. Aparece también el frontal de telas especialmente ricas, de .origen árabe (fol. 92 v.). En este caso llevan siempre el mántel corto. Se ve en dos miniaturas que hay iconostasis,una cortina que cubre el altar en el momento de la consagraci6n,como en los templos y el rito oriental (fols. 62 v. y 101). Pilas de Bautismo S6lo se ha representado una (fol. 4). Pero la ;uzgamos muy interesante para su comparaci6ncon las de las Cántigas. En éstas aparecenocho pilas de Bautismo, y s6lo una es parecida a la de la Primera Partida. En las Cántigas las pilas son de forma de copa, con un gran nudo en su pie. Asi aparece también en el manuscrito realizado en 1250 en la Abadia de Saint-Denis (Entree de Saint-Denisa París. B. Nat. Paris Ms. 1098. Nuevas adquisiciones, fol. 37 v.) Pero én las Cántigas siempre son de gran riqueza decorativa. Lo cual confirma que debian ser de cerámica decorada, de origen morisco, tal como se seguirían haciendo hasta el Renacimiento. ·Pilasde este· tipo, de cerámica decorada, de origen mudéjar toledano, pueden verse varios ejemplares en The Hispanic Socíety of A.merica de Nueva York. ·· La pila del Bautismo del c6dice de la Primera Partida, carecede nudo en su pie; es una columna de fuste corto y delgado con capitel muy sencillo. Su pila es agallo~ada.Da """ sensaci6n de más esbeltez. Es más g6tica y no tiene influenciamudé¡a,.

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XXVI

PRIMERA PARTIDA

En las Cántigas siempre se utiliza un ánfora de cerámica para verter el agua sobre el neófito. Aqul no. El objeto con el que se echa el agua no se advierte, por lo que debe ser una concha.

Báculos Aparecen de varios tipos, pero sólo uno de ellos coincide con el de las Cántigas; el que es rameado, como con una especie de roelos. Todos los que se pintan en las Cántigas son así. Iguales los podemos ver en manuscritos franceses de mediados del siglo XIII'. Los demás báculos que aparecen en MB son similares a los báculos románicos abaciales.

Otros objetos Figuran cálices, un copón, un incensario, una Mveta y un acetre. Son de parecido tipo a los de las Cántigas, salvo que el incensario de la Primera Partida es más pequeño y sencillo, y los cálices son algo más altos, porque el vástago tiene más anillos. 4)

INDUMENTARIA

Trajes masculinos

Se dan todos los vestidos típicos del siglo XIII. Aparecen normalmente vestidos con la saya y la aliuba y encima un manto. También sin embargo visten el pellote, y aparece asimismo el tabardo y el tabardo aguadero. En cuanto a los mantos y las capas, lo que aparece es el manto sin cuerda, como se usaba en el románico, aunque también utilizan la capa de cuerdas y el manto redondel. El pellote aparece con travilla en la cintura que su;etaba la abertura del costado, como se usaba en épocas de Fernan-

(4) B. Nat. Parra: Nouvelles ecqulalttona fra"91IN1 1908, fol. 37 v. Y • Grandes Chronlquee de Franca•. B. Salnte-Genevlm. MI. 782 fol. 328 v.

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LA ORXAMENTACIOX

DEL CODICE

XXVII

do 111 el Santo. No apareceel pellote con cuerdas en los costados, como se da tanto en las Cántigas. La capa de cuerdas es la más generalizadaen las Cántigas. Respecto al tocado, aparecen habitualmente sin nada en la cabeza. S6lo apareceel bonete y el bi"ete, salvo en la primera miniatura ( que es l6gicamente la última que se pinta, si el manuscritoes original,ya que da la fecha de terminaci6n) en que aparecendos cofias. Recordemos que la cofia se implanta en los hombres en los últimos decenios del siglo XIII y que adquiere su auge en el siglo XW. En cuanto ·al calzado, los zapatos son siempre negros o azules muy oscuros, con un gal6n de adorno. S6lo unos que lleva el obispo y los que ostenta el rey son claros, y los de éste, muy ricos en adornos. Todos van ajustados al tobillo, adaptándosea la forma del pie, terminando en punta pero no excesiva. En los zapatos del rey se advierte una abertura debajo del tobillo, paraintrodudrlos, sin duda, con más facilidad. Un romero con tabardo de pieles que aparece en una miniatura lleva las botas altas que llaman estivales ( fol. 60 v.). Trajes femeninos

La mujer apenasfigura en estas miniaturas, y cuando aparece apenas se la ve (fols. J v., 4 y 105 v.). Viste con un pellote de cuello a la caja, pero después se abre con una pequeña abertura.Rodea todo el escote un "al6n. Idéntico escote y remate apareceen la túnica de una judía en Segovia en la cántiga CVII. Uevan siempre manto sin cuerdas. El tocado es lo más variado. Se da la toca alta de puntillas, sujeta por debajo·de la barbilla, con unas tiras de puntillas. Las hay parecidasen las Cántigaspero no iguales. Sí que es idéntica, sin embargo, la toca con una pequeña banda de remate ondulado, que recuerda las coronas, y des·pu1s cosida a una especie de bonete. Se sujetaba también por una banda baio la barbilla. Este es el tocado más típico de las Cántigas.

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XXVIII

PRIMERA PARTIDA

Aparecen en MB otros dos tocados de bandas circulares con bonete, que recuerdan mucho a las tocas del siglo XII. Vestiduras religiosas

Obispo.-Aparece el obispo revestido para las ceremonias religiosas con la saya que le asoma por deba;o, el alba -que no es siempre blanca- y la casulla. El alba lleva normalmente en su frente, en la parte Je aba¡o un rectángulo de brocado de oro que se llamaba paramento. Las mangas son anchas. La casulla, muy amplia, le lle1.aríahasta la muñeca si ba;ase el brazo. Su escote es una tira· rectangular superpuesta, de brocado dorado, que termina en pico. · Ueva -siemfJre oue no celebra la Santa Misa- 9..uantes. Tienen remates dorados en la boca v en su cara externa un circulo con un11cruz dentro. Todos los 1-uantesson idénticos, . salvo los del Papa, que son un · poco· más largos, metiéndose en pico sobre el brazo (fol. 16 v.). La mitra es la típica del si9..loXIII que ya se usaba en el siglo XII ( por e;emplo la mitra de San Ram6n en el Museo de la anti1.ua Catedral de Roda de lsabena, Huesca). Tiene las dos bandas que le cuelgan por detrás o ·trascolos, cosa que no aparece en las Cántigas. En las Cántigas el obispo lleva siempre anillo, aquí no le advierte. El Papa aparece vestido igual que el obispo, su rasgo diferenciador en la tiara, que es un bonete cilíndrico, un ca.Pirote, con un galón de oro y perlas. Este tipo de tiara se utiliza hasta el siglo XIV.

se

Diáconos.-Aparecen revestidos con unas túnicas Je muy rico brocado. Serían dalmáticas, pero en vez de ir abiertas, como se usarían después, van cerradas hasta deba;o de la ca-

dera. También aparece una capa pluvial. Tanto éstas como- las dalmáticas y las casullas, tienen sobreañadido, a manera de cuello, una tira rectangular de brocado dorado.

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LA ORNAMENTACION DEL CODICE

XXIX

Oérigos y rdigiosos.-V an con túnicas muy amplills de mangasanchísimas. Enseñan la saya por las mangasy por los ba¡os,porque sobresalealgo más que la túnica. Los religiosos llevan. el hábito ¡,,opio de su Orden. Los franciscanosvan descalzos (fol. 54).

PEINADOS Destacaremos únicamente que tiene mucho interés la manera de peinarse ¡,arala fiiaci6n de la cronologla. Aparecen todos los hombres peinados a la manera francesa: melena corta y rizada. Hay dos variantes: con el bucle haciadentro, que es el más generalizado;o con el bucle hacia fuera.En la frente siempre unos ricitos a modo de flequillo que se denominaba copete o tapet. Peinarse asi estaba en boga especialmentedesde mediados del siglo XIII, pero con el bucle haciafuera he advertido, por los documentos que he consultado, que lo llevaban normalmente a fines del siglo XIII.

5)

6)

ARMAS

S6lo hay una escenapara pode, estudiarlas (fol. 101 v.). En ella van los sayones con la cabeza descubierta, salvo uno fJ"e Ueva el «capelo de fierro». Viste uno con loriga y otro lleva el lorig6n. Sus armas: lanza, garrote y espada. La espada es de ho;a muy ancha y con una empuñaduracomo ya se usaba en siglo antes. A-parecentambién otras dos espadas, una que sostiene el rey ( miniatura fol. 1 r.), y otra un santo ( miniatura folio 60 v.).

Habrlaque señalarla importanciaque tienen aquí la loriga 'J el lorig6n que se pintan, imitando la malla, a rasgueados por bandasinvertidas. A fines del siglo XIII y en el siglo XW se solla -pintarcon una lista lisa entre las bandas de la malla. CONCWSIONES Después de todo lo expuesto, creemos haber de¡ado claro nuestra indinad6n a aceptar que las miniaturas del manus-

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XXX

PRIMERA PARTIDA

crito de la Primera Partidadel Museo Británicoson obra del escritorio real alfonsino. El problemase plantea en la fijaci6n de su fecha. ¿Podria considerarseválidala de 1265 que es la referidae,, el pr6logo? Para responder hemos realizado un estudio comparativo con las miniaturas de este momento, que «coincide con una de las épocas de más intensa producci6nliterariade la corte del rey» 6 • En esos años Alfonso X babia mandadotraduciry componer los «Libros del Saber de Astronomía». Centros de trabajo parece ser que fueron Toledo y Burgos. Co"esponde a estos encargos el «Libro Astrol6gico» del Vaticano. También se empezabanentonces a realiur las Cántigas,ta~eaque ocuparía ya todo el reinado de Alfonso X. Respecto a los «Libros del Saber de Astrología», según Rico y Sinobás, entre 1256 y 1260 se componíael grupo titulado «De los Libros del Saber». Afirma el indicadoautor que «es probable y casi seguro, que en el transcursode los años 1260 a 1276 se escribierony redactaronpor Rab1'ag el de Toledo, Samuel Leví el Alfaquí, D. Abrahem y D. Bernaláo el Arábigo, las otras trece partes que compuso en definitiva la compilaci6nde los libros astron6micosdel Rey de Castilla» •. Estos datos están en el pr6logodel manuscritodel «Libro del Saber de Astrología» de la Universidad Central de Madrid. Pero resulta que los temas de las ilustracionesde los «Libros del Saber de Astronomía», son de caráctercientífico ( astrolabios, esferas, relojes, etc.), de forma que poco pueden servir a nuestro fin, y al mismo tiempo son copia de otros manuscritos y por su carácter científico se prestan poco al aporte personal.

(5) SOLALINDE: Allonao X ntrdlogo. Noticia del manuacrltovatlCMO Re,. ut. nOm.1.283.

•Rev. de Fllologfa Elpeftola•, t. XIII (1928), 350-358. (8) RICO V SINOBAS: Ubre» del uber de Mtronomla del Rey D. A/ton., X de Catllla. Coplladoa, anotada. y comentadoa. 5 vol1. Madrid, 1883-87.

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LA ORNAMENTAC10..~ DEL CODICE

XXXI

S6lo pues, tenemos como punto de referencialas Cántigas. A través de todo el estudio anteriormente hecho, nos parece que han quedado claraslas coincidenciasy diferenciascon las Cántigas. Las coincidenciasapuntadasson muy numerosas.Pero además hemos de tener en cuenta el estilo: formas de rostros, expresividad, vivacidad,etc. Todo ello idéntico a las Cántigas. Aún más, el estilo de las miniaturasdel manuscritodel Museo Británico nos parece más armoni%1ldo que el de las propias Cántigas,porque debieron de ser uno o dos los maestros del escritorio real los que se dedicarotJa miniar la Primera Partida, mientras que en las Cántigas intervino todo un equipo. Sin embargo hemos señaladoalgunas diferencias; quizá la más notable que no manifiesta la acusada influencia mudé¡ar de las Cántigas.Esto podría explicarsepor el lugar donde se iluminarúzn,que no parece que fuese Sevilla, donde se cree se hicieron las Cántigas. ¿Cabría interpreta, estas diferencias como base para una distinci6n cronológica? En el estudio comparativorealizadohemos tenido en cuenta el C6dice del Lapidario (Escorial, H, 1, 15), pero sus miniaturasde temas fantásticosy científicos se prestan poco para una base comparativa,aunque sus letras miniadas ponen de relieve un dibu¡o brioso y vivaz. Respecto a los libros de a¡edrez,dados y tablas es ya del año 1283 y sus miniaturas se diferencian bastante de todo el con;unto miniaturístico alfonsino. No en su estructura y fondos similares,sino en sus personajesque recuerdanya mucho las miniaturasdel Ordenamiento de Alcalá de Henares (Escorial, Z, 111, 9) realizadaspor Nicolás González, y que desde luego no nos sirven para el estudio comparativocon MB. La Cr6nica General comenzada en época de Alfonso X y terminada -según Menéndez Pidal y ]. G6mez Pérez.- en tiempos de Sancho W, sólo tiene cinco miniaturasen su parte primera que es la que corresponderíaa la época de Alfonso X. La primera de ellas, a toda plana, es la que más nos interesa por su temática: el monarca entre los magnates de su reino.

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LA ORNAMENTAC10.~

DEL CODICB

XXXIII

Desde el punto de vista artlstico mi opini6n es que estas miniaturas pueden considerarse contemporáneas e incluso algo anteriores a las del Ms. T, I, I de las Cántigas que se conserva en El Escorial. Pero teniendo en cuenta las conclusiones desde el punto de vista paleográfico y las que se derivan del estudio del texto, hay que pensar, o que los iluminadores del scriptorium real que realizaron esta obra, la hicieron después de muchos años de traba¡o, al final de sus vidas -la gran habilidad y maestría con que están realizadas las miniaturas seria un argumento en favor de esto--, o bien, que este manuscrito del Museo Británico sea ornamentalmente una copia de otro anterior, realizada en el mismo scriptorium ( por e;emplo, los diversos manuscritos de las Cántigas confirmarían esta hip6tesis). Ahora bien, he de insistir en que teniendo en cuenta s6lo el punto de vista artístico, no sospecharíamos por la calidad de las miniaturas, que no fuese ésta la primera versi6n. G. RAMOS Departamento de Historia del Arte Universidad de Valladolid

111

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XXXII

PRIMERA PARTIDA

Está bo"osa en su parte central, pero en lo que se ve se aseme;a en estilo a las del Museo Británico 'Y es idéntica a las Cántigas. De las dos miniaturas de la segunda parte s6lo nos interesa la del fol. 23 r., que representa al rey Ordoño 11 entre su corte. Su estilo lo recuerda, pero es menos parecida que la primera miniatura. Tenemos después «La Grande e General Estoria» (Escorial, I, 1, 2). Clasificada por Domínguez Bordona como obra de Alfonso X y del siglo XIII. Sin embargo en un estudio detallado de este manuscrito hemos advertido que puede considerarse obra del escritorio real, pero no ya de la época de Alfonso X sino posterior, correspondiendo sin género de dudas, las miniaturas del Nuevo Testamento, al siglo XIV, dentro de las primeras décadas. No obstante, hay que tener en cuenta que la representaci6n de todas estas miniaturas corresponden a temas bíblicos: ocho miniaturas al Antiguo Testamento y cien a los Evangelios. Esta temática podía dificultar el refle¡o de la época en que se hacen dando una mayor antigüedad, cosa que no ocurre ·ni en las Cántigas ni en MB, que es una rep,esentaci6n de la actualidad del momento en que se realizan. Hemos advertido en la «Grande e General Esto,ia» -salvados todos estos inconvenientes- muchos puntos de uni6n con las Cántigas, especialmente en el mobiliario y aspectos decorativos, y, sin embargo, aparecen ya en ella rasgos diferenciadores que la enlazan con la Cr6nica Troyana, especial. mente en los tra;es y en las armas. Y de hecho -salvo pequeños detalles como las lámparas- los puntos de contacto con las miniaturas del c6dice de la Primera Partida son nulos. Esto creemos que nos acerca a la solución del problema de la dataci6n. Si las miniaturas de la Primera Partida del Museo Británico tienen lazos estrechísimos con las Cántigas y también algunos rasgos diferenciadores, estos últimos creemos que han de interpretarse como síntoma de mayor antigüedad. Porque si las miniaturas fueran más modernas se aproximarían a las de la «Grande e General Estoria», de las que sin embargo se diferencian claramente.

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ELMANUSCRITO DELBRITISHMUSEUMADD. 20.787 ESTUDIOPALEOGRAFICO

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Entre los ricos fondos manuscritos del Museo Británico figura con la signatura mss. Additions 20.787 un espléndido c6dice de origen castellano datado entre los siglos XIII-XIV que contiene la Primera Partida del Código de las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio. El interés del códice radica, además de su cuidada e;ecución y antigüedad, en la existencia de unas preciosas miniaturas, comparables a las que iluminan los c6Jices de las Cántigas, y, lo que es d~ mayor importancia para el historiador del Derecho, en la aparición de numerosas variantes con respecto a otras versiones conocidas, cuyo análisis puede arro;ar alguna luz sobre la génesis, o me;or poligénesis, de las Partidas. Ambos aspectos han merecido sendos estudios de mis colegas de Ja Universidad vallisoletana, G. Ramos y J. A. Arias Bonet, respectivamente; mi modesta aportación se va a limitar al campo paleográfico del manuscrit~ con el propósito primordial de determinar la fecha aproximada de su con/ección. La primera noticia bibliográfica que tenemos del códice data de mediados del siglo pasado y se produ¡o con motivo de la edición del Catálogo de Adiciones a los manuscritos del Museo Británico. En aquella ocasión se describió: «Libro del fuero de las leyes que fizo el noble· don Alffonso, Rey de Castiella, de Toledo, etc.: the Code of Laws drawn up by Alphonso X, king of Castille and Leon (1258-84), and known by the name of «Las Partidas». Spanish.Vellum. XIVth cent. With finely painted miniatures . and illuminated capitals. . . 1 FOl 10.» • Unos años más tarde el gran bibliólogo, historiador y arabista Pascual de Gayangos lo describia: «Vellum, in folio, ff. 120, XIV cent. The Code of laws known as Fuero Real

(1) Ceta/ooue ol Addltlona to the Msnu•crlpta of the Brltlah Muaeum (londrea, 1875), 1, 281.

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1854-

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XXXVIII

PRIMERA

PARTIDA

de Castilla, with miniatures, the full title being as follows: Este es el prólogo del libro del fuero de las leyes que fizo el noble don Alfonso... en Era de mill e tresientos e tres annos.» 1 . Obsérvese que Gayangos yerra al confundirlo con el Fuero Real, que el Catalogue no indica que se trata sólo de la Primera Partida y que ambos, y es asunto que nos afecta directamente, coinciden en datar el códice en el siglo XN. El estudio más completo que se ha realizado sobre este manuscrito se debe al norteamericano J. H. Herriott, citado en el prefacio de esta edición. Fue el primero en indicar que en él se contiene la primera Partida y en afirmar rotundamente en el propio título del traba;o que es obra del siglo XIII, y, ya en el desarrollo del mismo, que sin lugar a dudas fue con/ eccionado en el scriptorium real de Anf onso X el Sabio. El método, por llamarlo de alguna manera, seguido para llegar a seme;ante conclusión es apriorístico. Se limita a decir que «la comparación de la escritura, decoración y miniaturas de los manuscritos surgidos del Real Scriptorium de Alfonso el Sabio con nuestro manuscrito demuestra sin lugar a dudas que éste fue copiado por el mismo grupo de escribas ba¡o la vigilancia del monarca»3, sin que se precisen qué códices han servido de punto de comparación. Me parece que, aparte unas insuficientes, escasas y generalizadas razones de tipo paleográfico aplicables tanto a los códices de lu¡o del siglo XIII como a los del XN, en el apriorismo evidente que muestra Herriott debió influir muy poderosamente la opinión del historiador del arte don Diego Angulo, transmitida en carta, en el sentido de que las miniaturas del códice eran muy seme;antes a las de las Cántigas y en todo caso de época de Alfonso X'. Unos años más tarde, sin em-

(2) P. DE GAYANGOS:Catalogue ol the Msnuscrlpts In the Spenlah Lanouage In the Brltlah Museum (Londres,1877), 11, 36. (3) HERRIOTT:ob. cit., SI. (4) Vid. ALFONSO EL SABIO: General Eatorla. Primera Parte, ed. G. SOLALINDE(Madrid. 1930), 'XXV,nota 3. HERRIOTT:ob. cit., 'llfl, nota 1.

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EL MANUSCRITO DEL BRITISH MUSEUM

XXXIX

bargo,comunicaba oralmente a don Alfonso García Gallo que se podría retrasar la fecha a tiempos de Sancho W ª. Finalmente, Guerrero Lovillo en un breve estudio de conjunto sobre la miniatura al/ onsina no duda en adscribir la confecci6n de este c6dice a la Cámara Real, y tiene la impresi6n de que sus miniaturas se hicieron en torno a 1275 '. Como se puede comprobar, en la dataci6n de este códice ha ocupado un lugar preeminente el aspecto artístico en vez del paleográfico, hasta ahora prácticamente inexplorado. Desgraciadamente carecemos en España de un estudio tipológico completo de las escrituras góticas librarías, y ello por la ausencia de repertorios de códices fechados como los que actualmente se editan en otros países 1 • En este período los paleógrafos se mueven en la datación de los códices con márgenes amplios, en particular cuando el escriba usa una escritura libraria caligráfica, ya que, al tratarse de tipos muy lujosos, sus caracteres se «canonizan», sin permitir a veces el asomo de rasgos cursivos de más fácil localización cronológica. Dentro de este período g6tico es sin duda la etapa alfonsina la mejor estudiada por la importancia que los libros concebidos y elaborados en el scriptorium real han tenido para la Historia, la Literatura o la Historia de la Ciencia. Entre el cúmulo de trabajos a esta época dedicados carecemos sin embargo, de un estudio de conjunto de orden paleográfico de los códices que se suponen confeccionados en la Cámara Real de Alfonso X. La datación de esos códices se ha basado principalmente en la expresi6n de la fecha en el colof6n de los propios manuscritos, como el Libro de Ajedrez ( Sevilla, 1283), el Lapidario, terminado de copiar en 1276 y de iluminar en 1279, los Libros del Saber de Astronomía (1287)

(5) GARCIA GALLO: El •Libro de la, Leyu. de Alfonao el Sabio. Del Eapctculoa /a, l'artldn. en AHDE, 21-22 (1951-1952), 381-382, nota 35, donde dice: • En converaaclón partlcufar me ha expresado [Hen-lott] su oPlnlón de que, aun redactadoen este eecrltorlo, pudo aer eecrtto el códice en tlempoa de Sancho IV (1284-1295)•.

(8) GUERREROLOVILLO: Miniatura g6tlca t:aftellana. Slgloa Xlll•XIV. Madrid, 1958, 28-27. (7) Por ejemplo el Catalogue dn manuacrlPt• en lcrfture latine de date, de 1/eu ou de coplate, l. Parla, 1958 y 11.

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port•nt de,

lndlcetlons

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XL

PRIMERA PARTIDA

y la General Estoria de la Biblioteca Vaticana ( 1280) ,· para los restantes c6dices, se han arbitrado fórmulas, basadas principalmente en la crítica interna del texto, para asignarles una data aproximada. En cualquier caso, repito, no ha existido un estudio paleográfico de los códices 8 • Conviene destacar que la ingente labor emprendida por el scriptorium real no da sazonados frutos sino hacia los últimos años de Alfonso X; entre 1275 y 1284 se sitúan cronológicamente todos los códices fechados que se han conservado; y en ese tan largo lapso de tiempo es normal si tenemos en cuenta la lentlsima elaboración literaria y artlstica de los libros, algunos de los cuales empezaron a ser traducidos del árabe y no fueron terminados hasta muchos años después, como el Lapidario, iniciado en 1250 y concluido en 1279. Otro tanto ocurre con los manuscritos de las Cántigas, cuyo me;o, conocedor, el Dr. Guerrero Lovillo, no duda en situar tambi4n en los años finales del reinado del rey Sabio, a pesar de que la tarea de recopilar las loores a Santa Maria se emprendió antes de 1255, según deducción plausible de G. Solalinde 9 • Ahora bien, la actividad de los copistas del scriptorium de Alfonso X no muere con el fallecimiento del monarca. Sancho IV continúa la obra de su padre: la que hoy llamamos Primera Crónica General es una buena prueba de ello, e incluso encarga la traducción y copia de otras nuevas como es el caso de la Gran Conquista de Ultramar. Y en ellas hubieron de intervenir prácticamente los mismos escribas que copiaron y miniaron con anterioridad a 1284. Sospecho que algún códice no fechado expllcitamente y que atribuimos a tiempos de Alfonso X fueron terminados en tiempos de su hi¡o, en torno al año 1290, y pienso, por citar un caso concreto, en el e;em-

(8) No podemoa conelderercomo tal el brevfelrnorNUmen que MILLARESCARLO(Tr•tedo de Pe/eo,,-,1• N,-lfo/e, Madrid, 1832, 2fJ8.288) dedica I loa cócllcea 1lfonafu, deatlnado en particular a ateatlguar con cuoa concreto, la expanalón y aecularlzaclón del arte de escribir en Elpefta durante el elglo XI11. (9) GUERREROLOVILLO: Miniatura g6tlce ceate//ana, 14. Vid. etlam G. SOLALINOE:El c6dlce llorentlno de I• CMtloe• y au relecl6n con la. dem4• manuacrltoa,en •flevlata de Fllologfa Elpaftol1• V (1918), 143-179.

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EL MA~USCRITO

DEL BRITISH MUSEUM

XLI

piar de las Cántigas de El Escorial B-1-2. Por tanto, salvadas las escasas ocasiones de fecha explícita, no es fácil distinguir entre los manuscritos de tiempos finales de Alfonso X y primeros años de Sancho W. Sin embargo, aun admitiendo esta inicial dificultad, tenemos a nuestro alcancepara la dataci6n de los manuscritos dos recursosprincipales: el análisis paleográficode los mismos y, en especial,ya que nos movemos con márgenesde tiempo muy cortos, la comparaci6ndirecta con los especímenes contemporáneosbien fechados, comparaci6nque se ha de referir más al llire de conjunto que ofrece la caligrafíaque al traz,adoindividuali%llliode cada letra; de otra parte, los argumentos de orden interno surgidos del estudio del texto. La unión de ambos criterios puede indicar con alguna aproximaci6n la fecha de redaccióny copia del códice objeto de este trabajo. El manuscrito del Museo Británico es un c6dice en vitela de 120 folios, con dimensiones de 358 X 238 mm. Caja de escriturade 222 X 147 mm. Texto repartido en dos columnas, de 45 líneas constantemente, salvo cuando existe miniatura. El pautado es a punta seca. La tinta fue negra antaño, en la actua/,idadocre; los epígrafes, en un rojo que aún mantiene su viveza. El tipo de letra utili%lllioes el g6tico librario, y usando de la terminolo¡ía paleográficaque trata de imponerse desde hace unos años1 , la de/iniríamos como g6tica libraría caligráficafracturada, es decir, el tipo empleado en toda Europa con preferencia en los códices muy lujosos. El códice ha sido copiado por dos manos contemporáneas. El que llamaremos escriba A copia hasta el folio 82 ,.º inclusive; el escriba B, desde el folio 82 v.º, comienzo del título XIII, hasta el final. A pesar de la notable similitud de la caligrafía, dos rasgos principales distinguen a ambas manos. La primera es mucho más vigorosa, más angular,· el fractura-

(10) LIEFTINCK: Pour une nomencl.ture de l'lctlture llvrNque de la pe,lode dlte f/Olhlque, a,ud Nomencl.,,._ da ffcrlturN llv,uquu du IXe llU XVI • alilcle. Parla, 1853. En Eapafta. vid. CAMELLAS:E•empl• acrlpturarumlatlnarumIn uaum acholarum,1, 2.• ed., Zaragoza, 1887: 11,Zaragoza, 1•.

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XLII

PRIMERA PARTIDA

miento de los arcos superiores es muy acusado así como el contraste de gruesos y finos; por otra parte, usa un m6dulo muy grande en el trazado de las letras, de suerte que en cada línea de cada columna llega a escribir entre 34 y 38 letras. La mano del escriba segundo es más redonda y estilizada, sin gran contraste entre gruesos y finos; también es más pequeña llegando a escribir entre 36 y 41 letras· en cada línea. Estas esenciales diferencias se refuer1.1Jnpor la comparación de algunas letras. El escriba A prefiere la zen forma de 3 que cae por debajo de la línea del renglón y alterna el uso de la d uncial con la minúscula. El B, por el contrario, prefiere la zen forma de 3 sin salir de la ca;a de escritura y usa siempre de d uncial salvo cuando va precedida de r en que emplea la minúscula. Rasgos comunes a ambos escribas, variando sólo el grado de intensidad, son el facetamiento de las curvas, la aparici6n de biseles en los remates de los astiles, la unión constante de curvas contrapuestas y el empleo de r redonda a continuación de curva. Las letras están espaciadas, se separan bien las palabras y no abundan las abreviaturas. En el abecedario coinciden en el uso de a con cabeza en ángulo obtuso, astiles de las letras sin sobresalir apenas de la ca;a, distinción neta entre e y t, R con valor de rr, s de doble curva en posici6n final, nexo st, y grieJ!.acon punto diacrítico, uso de a precarolina como letra sobrepuesta, copulativo tiroriano. Como signo P,eneral de abreviaci6n usan un rombo; rayas diacríticas inclinadas sobre nn. Los signos de puntuación que ambos utilizan son un punto o punto y coma para coma. Como punto final usan el punto y a continuación comienzan a escribir la palabra siguiente con caracteres mayúsculos o letra minúscula de tamaño engrandecido. La comparación paleográfica de este códice, teniendo presentes las dos manos que en él intervienen, con los cuatro manuscritos fechados antes citados y que de forma indudable fueron escritos en la Cámara del rey Sabio pone de manifiesto que es de con/ ección posterior.

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EL lIAXUSCRITO

DEL BRITISH l\lrSECM

XLIII

El Lapidario 11 y los Libros de Astronomía 12 ( terminados de escribir en 1276 y 1277, respectivamente) y la General Estoria de la Biblioteca Vaticana 13 tienen una escritura muy seme;ante, tanto que al primer golpe de vista parecen obras de una misma mano. Y esa impresi6n de semejanza viene producida por el tipo de escritura estrecho y alargado, de letras muy poco separadas, que usan los escribas 1t. Este tipo contrflSta fuertemente con los tipos redondeados que usan los escribas del Británico, en especial el que hemos llamado B. Finalmente el copista del Tratado de Ajedrez 11, escribe también con letra alta y estrecha, pero al cortar la pluma de forma muy oblicua, da lugar al trazado de una letra muy contrastada entre los gruesos y los finos, muy angular, constantemente facetada en todas las curvas, causando la impresi6n de conjunto de que las letras se escriben por sucesivos golpes de pluma. Esta técnica escriptoria difiere también notablemente de las redondeces que caracterizan a los escribas del códice del Museo Británico. Ahora bien, si el c6dice que estudiamos no guarda estrecha similitud con los cuatro fechados que se han conservado de la cámara de Alfonso X, no podemos afirmar lo mismo en relación con otros ejemplares salidos del scriptorium real pero en tiempos de Sancho W e incluso de Fernando W.

(11) El &corlal. Blbllotece del Monasterio, H-1-15. FERNANDEZ MONTANA: El Lapidarlo del Rey Allonao X. ed. cromolltogr6flca, Madrid, 1881. EVANS: The •l.apld•ry• ol Allonao the Leamed.en •Modem Languages Revlew•. XV (1919), •24-428: reproducciones de f6cll consulta •

GUERRERO LOVILLO: Miniatura gótica castellana, láma. •1-'3.

(12) Madrid. Blbloleca de la Universidad. RICO SINOBAS: Llbroa del Saber de Aatronomla del Rey Alfon•o X de Caatllls. copilados anotlldoa y comentadoa. Madrid, 1aa. Facalmllee en TALLGREN: LOIInombrea haba de In eatre//ea y le tranacrlpcldn elfon.lna apud HolNnaJe a Mendndez Pldal (Madrid, 1m5), 11, 633-718. MILLARES CARLO: Tratado de Peleo,,.,,. e•pañola, 11, a.m.LXVIII. (13) G. SOLALINDE: A/fon«,

el Sabio. Genera/ Eatorla. Prlmere Parte, Madrid, 1930:

PIJOAN: Miniatura, español•• en manuacrltos de la Blblloteca Vaticana, en •Cuadernos de traba)oa de la Eacuele eapeftola de Arqueologfa • Historia en Roma•, 11 (1914), 1-20. (14) Vid. G. SOLALINDE: General Eatorla, p6g. XXX.

(15) El Escorial. Blblloteca del Monasterio. T-1-6. WHITE: El Tratado de A/edrez ordenado por mandado del Rey Don Alfonso el Sabio en e/ año 1283, Lelpzlg, 1913: JANER: Libro de loa Jueoo• de Ajedrez, Dados y Tablas. en •Muaeo Eapaftol de AntlgOedadea• 111 (187•J.225255. Puede ven1e reproducción de una 16mlna en DOMINGUEZ BORDONA: Expoalcl6n de c6dlcea mlnledoa .. pe/fo/u. Madrid, 1929, flg. 44.

c.,,OQO.

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XLIV

PRIMERA PARTIDA

Y el primer e;emplar que merece ser citado es el escurialense B-1-2de las Cántigas, sin fecha explicita, pero que se ha considerado como el más reciente, posterior con toda probabilidad al rey Sabio 11 • Más pr6ximo al tipo usado por el copista B del Británico, en trfl%aaode letras e impresi6n de conjunto, es el _quese emplea en la Crónica General que se conserva en El Escorial con la signatura X.1.4, sin datar, pero sin duda del siglo XW 17 • Por último y para terminar con la indicaci6n de modelos que sirvan de punto de comparación, existe un códice de una gran semejanza con el Británico, salvo en las miniaturas, tanto que se podría afirmar por el estudio de la caligrafía e incluso ornamentación marginal de los folios que ambos son productos de una misma época y de un mismo scriptorium. Me refiero a la Gran Conquista de Ultramar, la cual «mandó sacar de franceses [sic] en castellano el muy noble don Sancho, rey de Castiella». Este manuscrito es posterior a 1290; una alusión a la desaparición de la Orden del Temple, que pudiera ser una interpolación, podría retrasar la copia hasta el año 1312, último del reinado de Fernando W, hipótesis nada desestimable si tenemos en cuenta la lentitud que muestra en su trabajo el scriptorium real 18 • Por tanto, hasta que podamos disponer de un repertorio de c6dices góticos hispánicos datados, llegamos a la conclusión, provisional, respecto al manuscrito del Museo Británico, de que se trata de una obra del scriptorium real castellano

(18) Ea el famoao códice de loa Mdalcoa,obra de Juan Oonúlez. Se le conaldera11 obra definitiva de las Cdntlgas y 1lrvl6 de baee pera 11 edición de 11 Academia. DE CUETO. MARQUES DE VALMAR: C4ntlgaa de Santa Merle de Don A/Ion.o el S.blo, Madrid,

1•.

Estudio paleogr6flco, debido a PAZ V MELIA en 1, 37-38. Vid. etlam O. MENENDEZ PIDAL: Loa manuacrltoa de I•• c,ntlo••· en •B.R.A.H.• 150 (1982), 25-51. (17) El Escoria l. Blblloteca del Monasterio, X. U. GUERRERO LOVILLO: Mlnltltura t:Mt• llana gdtlca, 28. De1crlpclón del códice en GOMEZ PEREZ: Elaboracldn de la PrimeraCrdnlce General de Eapelfa y au tranamlaldn manuacrlta, en •Scrlptorlum•, XVIII (1983), 288-288 y lnl• naa 19 y 20. Noa referimos al escriba de loa follo• 23-79 y 82-198, datable hacia 1300; loa otroa

(Yld. reproducciones en las citadas 1•mtn•J

aon muy poaterlorea, bien entrado el 1lglo XIV.

(18) Madrid. Blblloteca Nacional, ma. 1187. DE GAVANGOS: La Gran Conqul•t• de Ultramar, que mandd acrlblr el rey Don Alfonac,el S.blo, Madrid, 1158: DOMINOUEZBORDONA: Expoalcldnde cddlcu mlnledoa.Catllo,o, flg. 41: CANELLAS: Exempleacrlptcnrum latlnarum.

11, 8D-11y In. XLV.

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EL ·MANUSCRITO DEL BRITISH MUSBUM

XLV

copiada en tiempos de Sancho W o de Fernando W, entre 1285 y 1312, 6 más concretamente en torno al año 1300. Por otra parte, el estudio interno del texto, exhaustioamente elaborado por el Prof. Arias Bonet, y que constituye, ;unto al paleográfico, el argumento más seguro para la fijaci6n de la data, ratifica plenamente las deducciones obtenidas en el análisis de los elementos paleográficos.

J. M. RUIZ ASENCIO Departamentode Paleografía Universidadde Valladolid

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LA PRIMERA PARTIDAY ELPROBLEMA

DE SUS DIFERENTES VERSIONES A LA LUZ DEL MS. Add. 20.787 DELBRITISHMUSEUM

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La diferente tradici6n manuscrita de la Primera Je las

Partid.asde Alfonso X continúa hoy sin una explicaci6n satisfactoria y, por eso, parece lícito seguir buscando las razones de esa falta de coincidencia. La Real Academia de la Historia removi6 las tranquilas aguas que las sucesivas ediciones impresas habían mantenido hasta 1807 y, desde entonces, el problema sigue en pie. Un conocido trabajo de García Gallo publicado hace unos veinte años 1 sirvi6 para reavivar el interés sobre el tema, al señalar el estado de la cuesti6n y conjeturar cuál podría ser la clave de esta multiplicidad de versiones. Las presentes páginas, si bien referidas fundamentalmente a un c6dice individualizado pueden aceptarse como un nuevo esfuerzo en pos de la explicaci6n más convincente. Como es sabido, la Real Academia de la Historia contem- ~ c6dices pl6 para la re/eridaedici6ndoce c6dices:tres de la Biblioteca~i!er. Real, cuatro del Monasterio escurialense, tres de la Catedral Partl dL toledana, uno del Monasterio de Silos y, por último, otro en lengua portuguesa 2 • Hoy podríamos prolongar esta lista con otros que la Academia no vio: el que se encuentra en el British Museum (MS. Add. 20787 ), el que se custodia en la Hispanic Society of America de Nueva Yorle (MS. HC: J97/57J) y el MS. 110 de la Colegiata de Le6n ª. (1) El •Ubro de lu /eyea• de Allonao el s.blo. Del E•plculo a 21•2'l (1951-1952), 345-528.

I••PartldN, en AHDE,

(2) Omito la referencia precisa de todoa Nto1 c6dlc11, puea puede encontrarse en la propia edición de la Academia, p6ga. XXXI11 y u. Unlcamente recordar6 que hay uno perdido (el BR 3) y que el Sllense se encuentra en Parra en la Blbllothtque Natlonale. Para la nueva algnetura de algunos de los restantes v. GARCIA V GARCIA: Un nuevo códice de I• Primera Partida de Allonao e/ Sabio, en AHDE, 33 (1963), 272. En cuanto al portugu61 (V. MARTINEZ MARINA: Enuyo hl•t6rlco-crltlco aobre ,. legl•lac:l6n ., los prlnclpa/ea cue,poa /epi.. de Le6n y Cast/1/a, 2.• ed., Madrid, 1834, 11, 158 y 211) • trata del MS. 2 de la Torre do Tombo

lllboeta. (3) Desgraciadamente Incompleto. V. mi nota MS. de IN Partido en _/e R9'I Colegiata de San lsldoro de Le6n, en AHDE (1985), 587. 0trol reatoa menorea,como eon loa que dieron a conocer MARTINEZ SALA2.AA (v. lnfra n. 58) y OVIEDOY ARCE(v. lnfra n. 23) pueden eer tambl6n aftadldoa • la llata de loa manuecrltoa no acacNmlcoa.

IV

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L

PRIMERA PARTIDA

De estos quince códices hay siete reputados como más antiguos y en los cuales se contienen ya las discrepancias que la Academia de la Historia divulgó. Estos son: el MS. Add. 20 78 7 ( que en adelante dtaré como MB), el Silense, el portugués de la Torre do Tambo, el Escurialense 1.0 (datado en 1330), el Toledano 1.0 , el Toledano 2.º (datado en 1344) y el HC: J 9 7/ 5 73 neoyorkino ( que en adelante citaré simplemente HC). Como quiera que los otros ocho, fuera de ser más modernos, no presentan versiones que supongan una innovación respecto de las que se contienen en los más antiguos, podemos sin gran riesgo simplificar desde ahora el planteamiento limitando nuestra contemplación a los siete citados. Lo primero que salta a la vista al examina, el contenido de esos códices es que el contraste mayor está representado por MB de un lado y Silense de otro. Los cinco restantes se acercan ya a una ya a otra versión, pero no se puede decir . que contengan una tercera redacción reveladora de una nueva mentalidad. De esos cinco hay dos, el Escurialense 1.0 y el Toledano l.º que, a partir del título 11 (De las costumbres) se aproximan a MB, mientras que el Toledano 2.º y el portugués de la Torre do Tombo siguen la pauta del Silense. Un caso aparte lo constituye el códice neoyorkino, que unas veces coincide con MB mientras que otras se inclina por la versión del Silense. Pero aquí hay algo más que una mera amalgama de Silense y MB, ya que existen leyes que no se encuentran en ninguno de esos dos manuscritos, pero sí en el Setenario, lo que hace sospechar que el autor de HC tuvo esta obra a la vista ;untamente con una versión tipo Silense y otra versión tipo MB '.

El contraste entre ellos.

:!~!t1en ¿Qué pensar ante esta variedad de disparidad.

redacciones? ¿Estaremos ante un fenómeno de evolución textual análogo al que sufrieron los escritos ;urídicos en el mundo romano? ¿No

(4) V. mla obaervaclones en Nota sobre el códice neoyorklnode le Primera Partida, en

AHDE, 1972, 753-755.

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LA PARTIDA i Y SUS DIPEREMTES VERSIONES

LI

será preferible atribuir la falta de uniformidad a la propia gestación de la obra? En esta disyuntiva, con todos los matices que puedan añadírsele, está el meollo de la cuestión. Porque si llegara a ¡,robarse que ha habido una serie de redacciones sucesivas determinadas por la voluntad de acomodar el texto a un nuevo panorama jurídico, entonces cabria hablar de una evolución de la obra originaria con plena significación para el historiador del Derecho. Si por el contrario las variantes han obedecido a otros móviles, serla desorientador emplear la palabra evoludón, e igualmente resultaría inadecuada la expresión para referirse al fenómeno de aprovechamiento parcial de materiales más antiguos. De aceptar que las di/ erentes redacciones se formaron ya bajo el reinado de Alfonso X, tal como pensó la Academia de la Historiaª, cabria hablar de una evolución dentro de los limites de ese reinado, pero tal manera de expresarse serla también peligrosa al suscitar la idea de una transformadón gradual en la que versiones más antiguas van siendo suplantadas por otras más modernas de acuerdo con la decisión autoritaria del monarca •. La reconstrucción de lo ocu"ido no es ta;ea fácil, pero con los datos a nuestra disposición todo hace pensar que la redacci6n plural existió ya en la época de Alfonso X, y que este monarca no llegó a mostrar notoriamente sus pre/ erencías por una determinada versión. Esta ambigüedad originaria explicaría la inexistencia de un modelo único en tiempos posteriores 7 •

(5) ,._ Siete Partida, Madrid, 1807, 1, XXIX-XXX. Loe edltorel penuron, y1 en la exl• tanela de un primer borrador luego rectificado, ya en 11 Intervención alalldl de Jurlataaparticulares, pero reconocieronmodestamenteel car6cter conjetural de eetaa apreclacloneaC•No alraflarfamoa. sin embargo, que al hubleae algún medio de lll)Urar la verdad. aparecleae que ea1lbl muy distante de una y otra de nueatru conJeturaa, porque no tenemoa la preauncl6n • uber dar razón de todo•). (6) También el nexo exlatente entre la Partida y obru anteriores como el ESIMlculo redacclonea, pero o el Setenario, podrfan movemos a hablar de evoluo16n o de IUCNIVM expreUndonos asl corremoa el rteago de minimizar loa contrutea radical• que preeenten ..,. textos entre sf, y. lo que es m•• grave, de olvldar el poderoeo esfuerzo creador que -..1 Código algnlflc6 frente a sus precedentea. (7) Por otro lado, titubeos y cambios de plan en cuanto a la obra emprendida. no IOn ..,. hecho lns61lto en lu actividades l lterarlaa de Alfonso X. El abandono de la Estor/a de para emprender la Genera/ Eator/a ee un hecho deltacado llltlmamente por F. RICO: Alfonao e/ S.blo y la •General E•torla•, Barcelona, 1972, 38-44.

E,,.,,,.

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LU

PRIMERA

PARTIDA

Si examinamos a fondo las dos versiones que consideramos más distantes, esto es, las contenidas en MB y en Silense, podremos percibir que los primeros títulos no re/lejan sino dos mentalidades que ya habían dejado su huella en dos obras ligeramente más antiguas. Me refiero al Setenario y al Espéculo. Si tras éstos animan ya dos diversas actitudes intelectuales que estaban vivas en la corte al/onsina, nadie puede sorprenderse de que a la hora de acometer la empresa de redactar lo que serían las Partidas la ejecuci6n habría de se, muy distinta de encomendar el trabajo a autores de tendencia «setenarista» a atribuirlo a los redactores del Espéculo. Y así vemos que quienes escribieron los primeros títulos de la versión Silense tienden a la exposición farragosa propia del Setenario -sobrepasando incluso a éste en la acumulación de disquisiciones inútiles- mientras que aquél o aquéllos que compusieron la parte co"elativa de MB se expresan más descarnadamente, a la manera del Espéculo, y con un estilo que nos hace pensar en la presencia de un jurista. Si, por lo tanto, podían encontrarse entre los colaboradores de Alfonso X dos tendencias claramente marcadas, resulta aventurado imaginar una serie de estadios sucesivos a traoés de los cuales se va transfarmando un inicial arquetipo. La discrepancia era de origen, sin que, al parecer, llegara a manifestarse el prop6sito de eliminarla. La lectura detenida de ambas redacciones produce la impresi6n de que MB o su antecedente perdido conocían la versi6n tipo Silense aunque no buscasen inspiraci6n en ella. En todo caso no hay razones para pensar en una distancia temporal apreciable entre una y otra redacci6n. Y, como queda dicho, esta temprana divergencia, que, por otra parte, no afecta en líneas generales sino al primer tercio de la Partida Primera, será la causa de los contrastes que observamos en códices posteriores. Sobre los redactores de éstos pesaría además en muchos casos la posible contemplación simultánea del Espéculo y del Setenario. Quien a partir de los últimos decenios del siglo XIII quisiera obtener una reproducción de esta Primera Partida podría verse en la necesidad de optar entre los dos aludidos modelos, y nada tiene de extraño que alen-

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LA PARTIDA I Y St:-S DIFERENTES

VERSIONES

L~II

tado por la /alta de fijeza del texto y a la vista de obras de análoga temática e incluso de coincidencia literal como eran el Setenario y el Espéculo, no se limitase a optar sin más, sino que compusiese nuevas redacciones con los ingredientes a su alcance. Esto es lo que parece ocurrir, como se ha visto, con HC. Si esto es así, y no creo que por ahora pueda darse otra reconstrucci6n más verosímil, insisto en el peligro de hablar de una evolución del texto pues ello suscita la idea de una ¡,rogresi6n consciente que tuviera como meta ir acomodando la obra a las exigencias del momento. Me inclino a pensar que tal evoluci6n no ha existido, y que sólo la falta de un modelo uniforme en esos primeros títulos .de la Partida Primera ha producido la variedad textual que ni siquiera Alf onso XI consiguió detener. Unicamente la aparici6n de la imprenta lograría la fijación del texto, hasta que en 1807 los escrúpulos de la Academia de la Historia pusieron de nuevo sobre el tapete la escritura plural. Si observamos ahora con algún detenimiento cuáles son Edlco1 ntenido . 'l os l os contrastes precisos · eas en l os przmeros tttu entre l as dos versiones versiones tendremos una visi6n más clara sobre el sentido de Ed11·ver611entea . . . pr ogo la dtvergencta. Lo primero que cabe notar es, como queda ylos dicho, la existencia de dos mentalidades que se manifiestan de ::feros manera diferente y que además operan en un campo escasa- • mente ;urídico, una (la que anima tras el Silense) dentro de un estilo que he llamado setenarista, y la otra ( MB) en la línea del Espéculo. Y a en el pr6logo se puede advertir la diferencia. El autor de la versi6n MB no s6lo es más escueto y tajante, como co"esponde a un escrito legislativo, sino que además denota abiertamente una mayor preocupación por el Derecho. Obsérvense los siguientes pasajes que o no tienen correspondencia con Silense y afines, o si la tienen, la atención en ellos hacia lo ;uridico es mucho más desvaída:

«... por que conviene a los reyes que an a tener et a guardar sus pueblos en paz e en i u s t i e i a ,

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LIV

PRDIERA

PARTIDA

que fagan leyes e posturas e fueros; porque el desacuerdo que han los omnes naturalmientre entre sí, se acuerde por fuerfa de Derecho... » ( Espéculo). «. . . Et por ende. . . entendiendo et ueyendo los grandes males que nascen e se leuantan entre las gentes de nuestro sennorío por los muchos fueros que usauan en las uillas, e en las tierras que eran contra Dios e contra derecho: asi que los unos se iudgauan por fazannas desaguisadas e sin raz6n, e los otros por libros minguados de Derecho... tolliendo a los reyes su poderío e sus derechos:... e por todas estas razones minguauase la iusticia e el derecho; porque los que auíen de iudgar los pleytos non podíen en cierto nin complidamientre dar los iuycios... » ( Espéculo). «... fiziemos estas leyes que son scriptas en este libro ... porque connoscan et entiendan ciertamientre el derecho... » (aproximadamente Espéculo). «. . . E tomamos de los buenos fueros e de las buenas costumbres de Castiella e de Le6n, e del derecho que f aliamos que es mas comunal e más p,ouechoso pora las gentes en todo el mundo» 8 •

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=

=

Si del prólogo pasamos al título I, veremos que esa primera impresi6n se confirma. El contenido de MB ( que se atiene aquí al Espéculo) revela un tratamiento más sustancioso de los temas, va más directamente al grano, sin la vacuidad y la imprecisión de que hacen gala Silense y afines. Las referencias concretas podrían multiplicarse pero si, simplemente, nos fijamos en las leyes del Silense que MB ·no contiene, nos percatamos de que con la perspectiva de un jurista su eliminación, si es que tuvo lugar, fue un acierto. Estas leyes son, con arreglo a la numeraci6n de la Academia ( transcripci6n superior en letra redonda) las siguientes: 2, J, 5, ·6,

(8) La comparaciónde este puaJe con Eapjculo, de un lado. y con Sllenae de otro. MB frente I aqu61, aaf como la tendencia de Sllenee a abarcar tema no Jur(dlcoa. muestra el laconlamoy la cauta generallzaclónde

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LVI

PRDIERA

PARTIDA

medio. MB, por su parte, prefirió también aquí atenerse estrictamente al Espéculo 10 • El titulo 11 ( que en Silense y códices afines lleva por rúbrica Que fabla del uso et de la costumbre en qué manera ser y en BR J De las costumbres) falta, como es sabido, en Espéculo y en MB. Pero BR J, pese a la omisión que encontramos en esas fuentes paralelas, se mantiene dentro del estilo característico de éstas. Resulta así que el contraste entre las dos versiones presenta los mismos rasgos que se descubren en el titulo l. La versión de BR J y afines 11, más lacónica, no contiene sino la distinción ley-costumbre y unas cuantas precisiones sobre esta última, mientras Silense y los con él emparentados abarcan una serie farragosa y oscura de referencias a •ley, uso, costumbre y fuero, sin que se vea demasiado clara la distinción entre unos y otros conceptos, con un tratamiento torpe e intrincado lleno de genéricas consideraciones morales. Este contraste de fondo y forma no excluye los puntos de contacto entre ambas redacciones. Así en el caso de las leyes 5 y 6 de la .versión de Silos y las leyes 2 y J de BR J, cuyos elementos comunes no pueden explicarse sino aceptando que una versión ha derivado de la otra o con;eturando la existencia de un antecedente común. Como antes he manifestado, la explicación ,que me parece más convincente es la de la contemplación simultánea por parte del autor de BR J de un códice tipo MB y de otro tipo Silense. Quien redactó BR J habría seguido preferentemente, y con buen criterio, una ver-

(10) AunqueBR3 coincideen generalcon MB, ea un hecho comprobado que, en numeroaaa oculonea, tiene tambl6n contactoe con la veral6n Sllenae. En eata ley. BR 3 ae relaciona con loe doa códlcea cltadoa, uf como en otros cuoa el perentuco existe llnlcamente con el Sllenee. Eato llltlmo ea lo que ocurre con el tftulo II C•Delea coatumbrea•) • que me refiero • continuación.

· · (11) Como Indica la Academia de la Hlatorla. o. c., 28, n. 7. los emparentados aqul con BA eon Tol. 1, Eac. 1, 2, 4 y BR 2. A elloe hlbrla que aftadlr HC, aunqueNte parece que no renuncia a servirse tambl6n de la versión Sllense. (Cfr. GARCIA V GARCIA. o. c., 279-

280.) Observo de pasada que la ley 8 de HC o ha sufrido loe efectos de un torpe aftadldo o • el resultado de un error de amanuense, pues no es muy congruente la parte final (que 1610 aparece en HC) con la nlbrlca y prtmeroe panJ•. ni tampoco m fin del titulo 11 perece el lugar mu apropiado pera una declaraclónde g6nero.

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LA !PARTIDA I Y SUS DIFERE~TES

VERSIONES

LV

7, 9, 14, 17, 18 y 19. En con;unto todas ellas no contienen . sino afirmaciones perogrullescas o reglas confusas. Si además cote;amos aquellas leyes que se corresponden en ambas versiones, nos confirmaremos en que el rigor en la expresi6n y el sentido pragmático propios del ;urista están del lado de MB, como antes que él en el Espéculo. Podría argüirse que con independencia del ropa¡e literario de una y otra versi6n y de la distinta f ormaci6n de sus autores, cabría rastrear, y este es el punto de mayor interés para el historiador del Derecho, una diversidad de intenciones legislativas. Pero en este terreno sorprende la escasísima o nula trascendencia ;urídica de las divergencias observadas. Quizá la más notable de ellas es la omisión por parte del Silense de la ley que lleva por rúbrica «Quien ha poder de facer las leyes» (12 en la edici6n de la Academia), la cual aparece sin embargo en todos los demás códices con él emparentados, y también en Espéculo y en MB ( y en HC y BR J relacionados con este último). Esa ley, donde se trataba del poder del rey en materia legislativa, tenía una significaci6n evidente, con lo que, de no constituir una omisi6n involuntaria, habría aquí un argumento más para subrayar la poca sensibilidad ;urídica del autor de estos títulos que figuran en el Silense 9 • Otro punto a destacar es la relaci6n existente entre la ley 21 ( tipos redondos de Academia Silense) y cuya rúbrica es «Quales son aquellos que se pueden escusar de la pena que las leyes mandan por las non saber», y la ley 12 de MB Espéculo). Si el autor de esa ley 21 conoci6 la redacci6n del Espéculo, no mostr6 voluntad de variar su sustancia aunque sí sinti6 el deseo de completar sus normas mediante la referencia a la ena;enaci6n mental y, en el supuesto de determinados delitos, a las edades de catorce, doce y diez años y

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(=

(9) 81 11 omlaldn fue dellberadl, con el fin de evitar une atribución de amplloa podeleglalatlvoe al monarca, ale"'" cabrra aubrayar le Incapacidad pare dar forma a un precepto que recortaae las atribuciones reputada• excealvaa. Dentro de esta misma ley 12 (equivalente • le, 4 MB) hay una variante que a primera vista llama la atención, y • la lnclualón de las palabras en /o temporal en los códice• que alguen la versión extensa de este tftulo y ., omisión en MB. Pero eatlmo que el contrate ea Irrelevante toda vez que MB recalca tam.,,., en la ley llltlrne de eate titulo 11 aupremacfa del rey en lo temporal. ,..

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LA PARTIDA I Y SVS DIFERENT~

VERSIO~ES

LVII

si6n tipo MB, pero al llegar a este título del Silense, que no constaba en su modelo preferido, no resisti6 a la tentaci6n de incorporar el tema, si bien con un tratamiento que le hiciese más claro e inteligible. Se apart6 así acertadamente del oscuro e impreciso texto del Silense, y s6lo en la ley 2 incuni6 en la debilidad de transcribir la no muy clara disyuntiva «diez o veint anyos» 12 • Si del título 11 pasamos a examinar los dos siguientes, observaremos que el contraste sigue teniendo el mismo ca-

rácter. El título 111 de Silense y afines (De la Santa Trinidad) se co"esponde en su preámbulo con lo que es título 11 en el Espéculo y en MB, sin que las variantes de redacci6n parezcan tener aquí signi/icaci6n alguna en cuanto a la diversidad de propósitos de los autores respectivos 13 • Desde un punto de oista ;urídico s6lo cabe señalar la re/erencia que en la versi6n MB se hace a la pena en que incurren los here;es H. El resto del título 111 de Silense guarda algún paralelismo con el que también es título 111 en MB (De los artículos de la fe), pero una vez más observamos las tendencias sintetiudoras de este último al acomodarse al Espéculo, y así las leyes J a 6 del texto Silense, llenas de redundancias y afirmadones vacuas, no pudieron tener acogida en MB. La misma t6nica se observa en el título W ( De los sacramentos). No s6lo hay menor número de leyes en MB (69 frente a las 128 del Silense) sino también una mayor contenci6n al tratar temas comunes a ambas redacciones. Puede decirse igualmente que, con arreglo al criterio pragmático de

(12) Hay aln duda aquf un eco de 11 vteJ• prNaerlptlo lon,I temporla del Derecho romano y ele 11 COMUetudocanónicaque con ella • enlaza (cfr. C. XVI qu. 111c. 7), pero, al no lndlcane cu6ndo debe aplicarse un plazo y cúndo otro, la distinción reaulta alblllna.

(13) Conjeturo que la Independencia de ambas versiones darla ple, tambl6n aquf, pera • HC optara por una redacción dlatlnta, ya de propia coaecha, ya Inspirada en alguna parte d9I Selenarlo hoy perdida. Cfr. la transcripción de QARCIA Y GARCIA, o. c., 283-285. (14) El contrate ea puramente ocas tonal. pues tambl6n loa códice• del tipo del Sllenae hacen eco de dicha pena, 11 bien no aquf alno en 11 ley 8. Pero uta mención lnlolal • ._ conaecuenclu penal• de la herell•no deJ• de .., otro atllbo de la actitud de Jurlata que 11r911ntael redactorde la varal6n MB. Nótw ademM que_, el tftulo III de ata V91'116n • lnclcll,. di nuevoIOln el telllll. •

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LVIII

PRIMERA PARTIDA

un ;urista, nada se ha perdido con omitir aquellas leyes que s6lo podemos leer en el Silense y c6dices afines. Véanse, como e;emplo, y no es el único que podria citarse, las leyes 10 ( «Qué quiere decir bautismo, et onde tomó este nombre») y 11 ( «Quando fue establecido el bautismo») y el innecesario galimatías que contienen 11 • Cuando ambas versiones coinciden en un tema, la expresi6n a;ustada y clara está siempre del lado de MB. También aquí los e;emplos podrían ser abundantes. Sirvan como muestra las siguientes leyes del texto Silense ( S) en correspondencia con las de MB: 9 S - 4 MB ( sobre las maneras de bautismo), 12 S - 5 MB ( sobre la virtud del bautismo), 1J S 5 MB ( sobre quién debe y puede dar el bautismo), 21 S 7 MB ( sobre las consecuencias que produce la pluralidad de padrinos), 82 S - J8 MB (sobre la confesión en estado de salud), 97-98 S - 42 MB (sobre lo que hacen los vivos por los muertos). La conclusi6n que se impone tras considerar los c6dices disponibles y el dispar contenido que presentan en estos primeros títulos es la de que autores de distinta formaci6n y criterio fueron los responsables de una y otra redacción. Pero no hay prueba alguna de que la disparidad sea el resultado de una evolución textual prolongada más allá del reinado de Alfonso X, y, por otra parte, no cabe tampoco deducir de ta/,es divergencias un contraste de actitudes ;urídicas, ya dentro de un ambiente puramente académico, ya en el área de una política legislativa. Los autores de la versión Süense, a los que he calificado de «setenaristas» 1•, tomaron a su cargo la

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(15) Va el anónimo Inquisidor de 1807 ó 1808 que tuvo ante ar le edición de la Academia conalderabaque la ley 11 estaba •concebidaen unoa t6rmlnoamuy oacuroay nada proploe para la Instrucción, de forma que ea m'8 digna de borrarle que de cenauw•. V. TOMAS

VALIENTE: Expediente de cen,ura de libros Jurldlcoa por la lnqulalcldn • final .. XVIII y prlnclploa del XIX, en AHDE 34 (1984), 455.

del alglo

(16) SI asr lea he llamado en razón • au verbosidad y • au falta de preparación Jurf• dice, debo aftadlr sin embargo algunas preclalonea. La primera• que, comoya lndlqÑ P'al• naa atrU, la turbia palabrerfa ae preeenta con rugoe mN acuudoa en loa •Ntewlataa• que en el propio Setenario. La segunda • que 11 veralón tipo MB no puede Nr conalderada

como totalmente deallgada del Setenario.

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LA PARTIDA I Y SUS DIFERE~T~

VERSIO~ES

LIX

,edacci6n de estos primeros títulos, pensando quizá que para tal ta,ea era innecesariala formaci6n de un ;urista. Los autores de la redacci6nque conocemosa través de MB o eran los mismos que habían intervenido en la confecci6ndel Espéculo, o eran sus discípulos directísimos.En todo caso, y con independencia de lo que pueda pensarse sobre su calidad, eran iuristas 17 • Después de los contrastes observados entre unos y otros Loe u:tos códices en cuanto al prólogoy primeros titulas, se llega a una sucea ºª· zona de general coincidenciaque alcanza hasta el fin de la Partida. Parece como si los redactoresde la versi6n que contiene el Silense hubieran inte"umpido su tarea antes de finalizar el título IV (De los sacramentos) o como si los autores del texto de MB no hubieran visto razones de peso para formular de otra manera las normas can6nicasque venían a continuaci6n. El hecho es que a partir de los temas finales del títu/.o W (los relativos a la misa, a la comuni6n de los enfermos, a los santos, a los milagrosy al sacramentode la unci6n) todos los c6dices tienden a concordar.Es cierto que tal como vio la Academia de la Historia existen discrepancias,pero éstas no tienen ni el alcanceni el tono de las existentes en los primeros títulos. Si limitamos inicialmente nuestro campo de observaci6n:;::~~ a la parte final del referido título W y, siguiendo con el cri- titulo :V. terio que nos ha guiado hasta aquí nos atenemos fundamentalmente a los c6dices MB y Silense, podemos obtener algunas conclusiones tras estudiar una a una las variantes compro-

badas.

·

En primer término podemos aislar aquellos pasajes que con re/erenciaa los paralelosde la otra versi6n tienen el aire (17) Aunque el conbaate entre loa doa eatlloa ea algo evidente, no siempre ha alelo clebkllmente subrayado.VANDERFORD,a quien no ae le puede reprocharque .,..._ por alto tal disparidad, alude 11 rleago corrido por I• Partldu en cuanto proyecto de obra Jurldlca .•por poco se pierde entre puerllldadea aeptenarlU• (Allonao el Sabio, SETENARIO,Facul• tad • Flloaofl• y L8tru de •• Unlveraldadde Buenoe Airea, lnatltuto de Fllologf1, 1945,

INlglna XXXIX).

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LX

PRIMERA PARTIDA

de glosas explicativas, lo que pudiera indicar una redacci6n más moderna. Asi ocurre con las leyes de MB que se co"es¡,onden con las leyes 107, 112, 113, 115 18 y 124 según numeraci6nde la Academia. Como ejemplo ilustrativo obsérvese esta última ley 124 y su correspondenciacon la 66 de MB: SILBNSE Miraglo tanto quiere decir co-

mo obra de Dios maravillosa que es sobre la natura usada de cada día; et por ende acaesce pocas veces. Et para ser tenido por verdadero ha menester que haya en él quatro cosas: la primera que venga por poder de Dios et non por arte: la segunde que el miraglo sea contra natui-a, ca de otra guisa non se maravilladen los homes dél: la tercera que venga por merescimiento de santidat et de bondat que haya en si aquel por q1UienDios lo face: la quarta que aquel miraglo acaesca sobre cosa que sea a confirmamiento de la fe.

MB Cuatro cosas ha mesta' el miraglo pora seer uerdadero: la primera que venga por poder de Di06 e non por enganno, assi cuemo los encantadores que facen semeiar las cosas dotra guisa que no son: la segumda que aquella cosa que fiziere que sea contra na-tura, assi cuemo resuscita.r muerto, o andar sobrel agrua, o fazer alguna de las otras cosas que dize en la ley ante desta: la tercera que auenga por merecimiento de sanctidat e de bondat que aya en si aquel que lo faze, o aquelloS pora quien es fecho, et non por fuer~a de palabras, asi cuemo acaece a algunos clérigos missacantanos, q,ue magv que ellos sean no tan de buena tiida te, por la fuer~a de las palabras que di7.en en la missa múdase el pan o el vino maravillosamden-tre en el cuerpo e en la sa. gTe de Nuestro Sennor Ihesu Christo: La quarta qcue aquella cosa que fuere fecha que sea pora roufirmamien•to de la fe, ca si por otra cosa lo fiziesse alguno, no serle mil"aglo, assf cuemo fazen 106 omnes por maestrfa de u.na cosa otra ron en~nci6n de ganar y algo.

(18) La ley 57 de MB, que ea la equivalente, deapuja de lu palabrM lt• mi,.. .., agrega: •que quier tanto decir como ldvoa ca la mlaa • que vlnlNtea acabadaea•. Lu reatantea redllcclonn de MB correapondlenteaa lu· 18Y81cltldu son Igual• a BR3 y pueden verae por tanto tambltn en ple de p6glna en ta edición de la Academia.

(19) BR 3: •non tan de buena fama et vida•. En todo lo demú coincide literalmente

con MB.

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LA PARTIDA I Y SUS DIFERENTES VERSIONES

LXI

Pero no siempre el contraste se reduce a una glosa explicativa introducida por MB. En otras ocasiones, como ocu"e con las leyes 118 y 123 ( equivalentes a 60 y 65 de MB, coincidentes a su vez con BR J tal como resulta de la edición de la Academia) las redacciones respectivas acusan diferencias formales sin que se vislumbre una intención de modifica, el contenido sustancial. En otro caso (ley 119 equivalente a 61 MB) el Silense, seguido por la generalidad de los códices, incorpora una aclaración final que tiene todo el aire de una precisión añadida a un texto 20 • Ese colofón no está en MB y no es verosimil que hubiese sido omitido conscientemente por éste. Por último ha de anotarse la falta en MB de las dos últimas leyes de ese titulo ( 128 y 129 de la Academia) que son también las finales en el Silense. La omisión tiene escasa relevancia si se piensa en el contenido de esas leyes, mera remisi6n a otros lugares del Código, y en la inclusión, por otra parte, de una de ellas (la 128) en la ley 68 MB 21 • El examen del título V de MB («De los prelados»), te- El niendo también presente el contenido del códice Silense, permite hacer las observaciones que van a continuación. Quien se limite a comprobar el número de leyes que existen en una y otra redacción se percatará de la acusada dif erencia entre ambas: 89 en MB frente a 66 en Silense 22 • Sin embargo esta desigualdad no significa por si sola una mayor riqueza de MB en su conjunto ya que, por lo pronto, se obser"" en él una tendencia a fragmentar el tratamiento de temas

(20) DNpu61 de haber tratado de la pena en que pueden Incurrir rnon,a y Judfoa por ante el paeo del corpua Chrlatl, N lftade: •Et esta pena sobredicha non • entiende alnon de aquellos moros o Judfoaque moradores en loa lugares de nuestro Nftorlo: mea 11 fueaen estraftoe que vlnleMn de otra parte et non topluen .. to, non tenemoe por bien que cayan en esta pena, fueru ende al algunoa de ellOI tuuen ende aabldoru et nc..en contra ello mallcloumente•.

conductalncorreda

'°"

(21) V. nota 1 en la pég. 191 de Acad., donde figura el Igual texto de BR3. (2'l) Falta en Nte dltlmo códice el follo correapondlenteal fin del tft. V y comienzo del VI. pero no hay ru6n pera IOll)8Cla que ee apartaM aqul de I• otraa Ndacclonee con

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titulo

v.

PRIMERA PAR.TIDA

LXll

que en Silense se concentran en una sola ley. Así oc,,"e con la ley 5 de Silense ( que se corresponde con las 5, 6, 7 y 8 de MB) y también con la 37 (48 y 49 de MB), 39 (51 y 52 de MB), 40 (53 y 54 de MB), 55 (75 y 76 de MB), 50 (80 y 81 de MB), 63 (37 y 38 de MB) y 64 (39 y 40 de MB). El mismo o análogo contenido tiene cabida pues, en Silense en ocho leyes mientras que en MB se explica en 18. Si consideramos además que hay otra serie de leyes que Silense no recogía en este título «De los -prelados», ¡,ero sí en otros, esa diferencia cuantitativa deja de presentarse como indicio seguro de divergencias de fondo. Por lo que se refiere a este titulo, el cuadro de correspondencia de MB con el Silense es el siguiente: MB

Silense pr. 1

1 2

3 4

3

4 5 6

5 JJ JJ

7 8

,,

9 10

7

8

MB

---------

Silense

29

57

30 31

Offl.

32

30

33 34 35

31

~

32 33 34 63

36 37 38

,,

11 12

9

39

64

11

13 14 15 16

12 15-16 . 13 14

40 41 42

6 tft. 6.13-17

17

86 17-18

46 46

35

19

47

36

2D

48 49 50 51

37

18 19

2D 21 22 23 24 25 26 'Z1

21

22 23 24 26 Z7 28

29

28

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n

., " "

43 44

,.

38 39

" ,,

52

53 54 55 56

40

tlt. 23.7

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JJ

LA PARTIDA 1 Y SUS DIFERENTES VERSIONES MB 57 58 59 80 61

LXIII

Silenae

MB

Silense



74 75 76

54 55

77

56 Ut. 7.32

tlt. 23.8-13 ,, n

,,

,,

..

82

83

41 48 49

84

65 86

42

87 88 69 70

43 44

48 47

71 72 73

Offl..

45

78 79

Jt

()ffl..

80

50

81

Jt

82

51 52

83

84 85 86 f11

88 89

53 58 59 60 (y tft. 16.3) tft. 18.4 61

Penetrandoen el contenido de ambas versiones observamos que, pese a la generalcoincidencia,una cierta disparidad existe. Por lo pronto puede afirmarseque en leyes paralelas no enteramenteigualeses frecuenteque la redacci6ndel c6dice británico sea más extensa, al contener algún añadido con el que se pretendecompletaro explicarlo tratado.Esto es lo que ocu"e con las leyes antes citadasy que parecen el resultado de fragmentarversionesque, como la del Silense, se reputaron excesivamentelargas,y es lo que ocurre también con otros casosen que no hay fragmentaci6n.Así en las siguientesleyes, a las que co"esponden las del Silense que van entre paréntesis: 4 (4), 10 (8), 11 (9), 1.5 (13), 26 (27), 32 (30), 33 (31), 34 (32), 3.5 (33), 70 (46), 84 (.53), 74 (.54), 77 (.56), 8.5 (.58), 31 (6.5), 17 (66). En otras ocasiones,las menos, es la versi6n del Silense la que resulta más amplia, como sucede en la ley 29 (28 MB) y en la 2J (2J MB). Por último existen leyes en que el contraste no viene dado por la desigual extensi6n

sino por una redacci6ndiferente con la que puede pretenderse una modificaci6no una mejor exposici6nde los puntos trillados.

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LXIV

PRIMERA -PARTIDA

Si aceptamos que en este título V la versi6n de MB es posterior a la de Silense 21 constituyendo por tanto una redacci6n co"egida de ésta, podríamos hacer las siguientes afir. mactones: a) El redactor de MB ampli6 notablemente el contenido originario del titulo, no s6lo en lo que atañe al número de leyes (lo que como hemos visto no siempre significa un aumento de contenido) sino también en lo que se refiere a la materia tratada. La ampliaci6n se realiz6 no solamente en el texto de bastantes leyes que también se encontraban en la redacci6n de Silense, sino incorporando además otras que no estaban en el título V de esa redacci6n, aunque si en otros de esa misma Partida. Así ocurre con las leyes 41-45 que se co"esponden con las 13-17 del título VI, y con las 55-63 (Acad. ¿Silense? tít. 23, leyes 7-13) :u, 78 (Silense tít. 7, ley 32) y 87-88 (Silense tít. 16, leyes 3-4). Por último añadi6 unas pocas leyes de las que no parece existir paralelo en el Silense, omitiendo a su vez otras. De ellas trato más adelante. b) El redactor de MB no s6lo p,ocedi6 a la ampliaci6n del título en el sentido indicado, sino que al parecer introdujo modificaciones textuales que si en conjunto no fueron muy importantes son con todo dignas de nota. ¿Qué sentido hemos de buscar a las diferencias comprobadas? Ya de entrada habrá que decir que las variantes son de diversa naturaleza, por lo que cabría respecto de ellas una clasificaci6n de esta suerte: A) Variantes que obedecen a un deseo de completar o precisar, sin modificar el sentido. B) Variantes correctoras. C) Variantes puramente formales.

(23) Una confirmaciónde la mayor antlgOedaddel texto allenae c,arece obtenerN a tradon RodrigoPardo Oondlez, de Puentedeume, dado • conocer por OVIEDO V ARCE (Fragmento de un c6dlce galalco-caatellano de la Partid•• - Apógrafo del alglo XIII, en Boletln de la Real Academia Gallega X, 1915) y datada Por 6ate en el llltlrno tercio de esa centuria. Laa leyes conaervadu (48 a 53 de eete tftlllo V) 1011 auetanclal y formalmente wlogaa a ·1u del Sllenae.

YÑ del manuscritoprocedentede la oolecclónde

(24) Incompleto el Cód. Sllenae, faltan loa tollos correspondientes a -

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tftulo.

LA PARTIDA I Y SUS DIFERENTES VERSIONES

LXV

Aunque variantesde los tres tipos pueden encontrarseen una misma ley ello no impide señala, las leyes más destacadas dentro de cada uno de esos sectores. Como ejemplo del primer grupo podría presentarsela le, 22 de MB que se co"esponde con la también 22 de Silense. Aunque hay un paralelismobastante exacto entre ambas, MB precisaa prop6sitode lo que se exige para ser Obispo la condici6n de letrado que ha de darse en el candidato.Silense se limita a decir: « ... que sea letrado comunalmientrede guisa que cumpla el oficio que a de fazer», mientrasque MB añade: «tanto que sepa fablar latín e entienda lo que leyere por que pueda preygaral pueblo e darlesconseiode sus almase yudgar los pleytos de Sancta Eglesia segund manda el derecho»11• En este grupo A) podríanser también incluidasestas otras, a las que hago seguir entre paréntesislas correlativasde Silense: 14 (15), 23 (23), 35 (33), 37 (63, l.ª parte), 38 (63), 2.ª parte), 39 (64, 1.6 parte), 40 (64, 2.6 parte), .53 (40, l.ª parte), 65 (48), 75 (55, l.ª parte), 76 (55, 2.6 parte), 77 (56), 81 (50, 2.ª parte). Respecto de las variantesco"ectoras cabe destacaren primer lugar aquellasque sirven para recordarlas prerrogativas del rey. Es lo que ocurre con las leyes 10 (Silense, 8), 17 (Sil. 66), 18 (Sil. 17-18), 26 (Sil. 27), 28 (Sil. 29). En esos pasajesdel Silense, o no se mencionaal rey, o las facultades que se le confieren no tienen el alcancede las que se le otorgan en MB. Esto último es lo que sucede en 18 MB donde la intervenci6ndel rey no s6lo se limita a dar la autori006n para que el cabildo se reúna con el fin de elegir obispo ( tal como resulta del Silense) sino que se deja abierta la posibilidad de la desaprobaci6nreal en cuantoal elegido (« .•• si aquel que esleyerenfl:'essea grand so danno dél o de la tierra... »). Dentro del grupo B) -variantes co"ectoras- cabe señalar también aquellasleyes en las que MB modificala categoría

(25) En ... ley debe decirte que MB no aólo .. alntld llamadoa preclNr •• alcance de la exigencia. alno que, • lo que parece, decidió ellmlner, quid por eatlmarl• obvia, la condlclonee negattvaa que Nftllaba Sllenae (• ... non deue .. ,.., ...al que fuera dNcomulgado o vedado por Sancta Eglnta, o entre dicho o que no guarduN el entredlclmlento•J.

V

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LXVI

PRIMERA PARTIDA

eclesiásticaque resulta del Silense. Es lo que ocu"e con las leyes 15 y 16 donde los patriarcas y primados de que hablaba Silense (leyes lJ y 14) quedan convertidosen obispos. Más notable es quizá la tendenciaobservableen una nutrida serie de leyes ( JJ, J4, 47, 48, 51, 52, 84 y 85) a ampliar a los clérigosen generaldisposicionesque en el Silense eran dictadas s6lo para los obispos•. . Otras variacionesse -presentanaisladamente,sin que sea los motivos del contraste.He aquí las más dest11fácil señal11r cadas. La ley 19 donde se trata de la p,ohibici6n que pesa sobre los obispos en materiade juegos y de c111.a y donde en caso de quebrantamientoy luego de ser amonestadosquedan «uedadosde f11zersu oficio por tres annos», tiene como correlativa en Silensela 57, pero en ésta se estableceuna distinci6n entre preladosjugadoresy espectadoresde juegos y prelados cazadores,siendo vedados por tres años los primeros y solamente por tres meses los últimosrr. La ley J4 MB ( correspondientea la 32 de Silense) fuera de la consabidatendenciaa ampliara toda clasede clérigoslo dispuesto para los obispos, introduce una detalladareglamentación a efecto de salvarpor disposici6nsuperior pecadosno probados:lo que en Silense se encomiendaal albedrlodel prelado m11yor,queda en MB a cargode comisionesintegradas por miembros de la misma jerarquía. En la ley 42 y a propósitodel «omecillode uoluntad»y la dispensap11pal,se niega que esta última sea posible a efectos de recibirórdenes o usar de las que antes se tuviesen, contrariando asl la decisión opuesta de Silense 6.14. Por último la ley 48 ( equivalentea Silense J 7) ( «De qué cosas deue seer sabido, el obispo ¡,ora ensennara los de su obispado») 28, introduce la expresi6n ley donde Silense habla

(28) Anoto tlmbl., la p.eferenola ele que hace gala MB por la palabraoblapo, donde tiende a emplear la expreal6n pre/edoa.

su....

(27) La auapenalón de trea muea aparece eatablecldl

en la Decretal• (X, 5, 14, 1).

(28) La ley 48 MB viene a Nr como una ampliación de la llltlma relativa I loa hlbere1 temporalH.

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true de Sllenae 37,

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LA PARTIDA I Y SUS DIPEltENTES

VERSIONES

LXVII

habla de fe 21 , enumera siete saberes o artes ( gramática, l6gica, ret6rica, aritmética, geometría, música y astronomía), dando preferencia a los tres primeros y apartándose así de Silense que añadía la música a esos tres primordiales. En cuanto al referido grupo C) podrían citarse como más característicaslas leyes 19-21, 24, 31, 66, 73 y 74 de MB en relaci6n con las equivalentes de Silense. No se agota con lo dicho el registro de diferencias entre una y otra versi6n del título que estamos considerando. Es preciso destacar también aquellas leyes que s6lo aparecen en MB sin que consten en Silense, y, de otra parte las que están en éste y no tuvieron acogida en el c6dice londinense. Por lo que se refiere a MB esas leyes son la JO, 72.y 79. La JO ( «C6mo los prelados no deuen descomulgar sin raz6n derecha») no es en realidad sino una anticipaci6n del tema de las excomuniones que sería tratado más adelante en el título correspondiente. La ley 72 ( «Que el obispo o el otro prelado no deuen dexar de aprender e de tomar buen exiemplo de los otros maga, sean menores que él») pudo muy bien ser introducida a impulsos del mismo sentimiento igualitario que movi6 a extender en las leyes antes vistas lo dicho para los obispos a los clérigos en general 30 • En cuanto a la 79 no es sino una invitaci6n a la mesura, dirigida a los prelados que han de ejercer acciones punitivas contra las personas sometidas a su jurisdicci6n. . Por otra parte hay leyes de Silense de las que no se hace eco MB, o este eco es muy débil. Son éstas la 2, 10, 16, 18, 25 y la 62. La primera de ellas ( «Por qué convino que fuese fecho el apost6ligo») es una breve disquisid6n sobre la instituci6n del Papado. La 1O en cierto modo parece haber sido

(29) Tambl6n en otroe tftuloa ae observauta tendencia.VMnle tftlllo VIII, ley 2 MB frente a ley 1 SIi., y tftulo IX, 43 MB frente a 30 811.-Acad.

(30) Herrlot. o. c., p. 293, vio ya la alngularldad de em ley y atribuyó IU omlal6n en loe dem6a c6dlcea a una voluntaria supresión, basada en el temor de que llegae a .., Interpretada con excealva llteralldld por el blJo clero. Preaumo que ha de conJeturarN

lo contrario; ea decir, que eatamoaante un aftacHdoque, al no fue recogido en manuacrltoa poel8rlorea. fue porque 61toa no tuvieron como modelo una redacción como la del códice del MuNO BrltMlco.

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LXVIII

PRIMERA PARTIDA

aprovechada por la 11 MB aunque en este último c6dice se omita la relativamente extensa parte dedicada a las prerrogativas concretas de los patriarcas. De la ley 16 ( «Qué quier dezir obispo e por qué convino que lo fuesse e qué lugar tiene e qué poder ha») hay s6lo un débil aprovechamiento de su contenido en 14 MB, acomodaci6n parcial que también se observa en la relaci6n entre 18 Silense y 18 MB. En cambio fue totalmente omitida la breve ley 25 de Silense, lo cual no puede extrañar si se considera que postulación y elecci6n eran conceptos distintos y que por lo tanto la discordia no podia tener lugar. Como se dice en 24 MB la «postulaci6n es ca"e,a por 6 pueden uenir a elecci6n», lo que significa que la postulaci6n no puede sustituir a la elecci6n ya que ésta ha de sobrevivir de todas maneras. Por último, la ley 62 ( «De c6mo los prelados deben f azer ordenar endereza, las eglesias e los clérigos de sus obispados») no es sino un llamamiento a la vigilancia que deben e;e,cer los obispos cuidando de que sigan una recta conducta los clérigos sometidos a su ;e,arquia. El titulo VI

En este titulo (De los clérigos) MB presenta un total Je 85 leyes frente a las 62 y un preámbulo de Acad. Sil. Una contemplaci6n somera pone de manifiesto la tendencia de MB a ampliar algunos temas que en Acad. Sil. eran más sobriamente expuestos. Pero dentro de esta corriente MB llega a veces a perder de vista los límites a que obligaba la propia rúbrica del titulo, incluyendo leyes que hubieran tenido me;or acomodo en otras zonas. El esquema de equivalencias es el siguiente: MD

Acad. Sil.

1 2 3 4

pr.

10

9

1 2 3

10

5

n

4 5

ti 12 13 14

7 8

6 7

g

8

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------

MB

15

Acad. Si,1.

11 12 18

6 (tlt. VII)

16

19

17 18

20 21

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LA PARTIDA I Y SUS DIPBRENTBS VERSIONES

lIB

---

------

Acad. Sil.

----

MB

Acad. Sil.

°"'·

19

23

53

20 21 ?2 23

n

54

47

"

55

.,

24 25

26

r,

28 29 30 31 32 33 34

24 25 26 Z1 22 28... Offl.

28... 29 JO 31 32 33

~

34

36

36

~

~

38 39 40

38

41

om. om.. cnn.

39

40

56



57

4S_

58 59

-46 48

om.

80 61 62

50

63

51

64 65 66 67 68 69 70

52 53

71 72 73

2

54

74

... 5.5 56

49

om.. 55

º"'· rdoua, en Murcia, en Jahén e en el Algarue, comen~amos este libro en el nombre del Padre, e del Fijo e del Spíritu Sancto, que son tres personas e un Dios uerdadero; e dezimos assf: porque las uoluntades e los entendimientos de los omnes son departidos en muchas maneras, por ende los fechos e las obras dellos no acuerdan en uno, e desto nascen grandes contiendas e muchos otros males por las tierras. Por que conuiene a los reyes que an a tener e a guardar sus pueblos en paz e en iusticia, que fagan leyes e posturas e fueros, por que el desaruerdo que han los omnes naturalmientre entre ssf se acuerde por fu~ de derecho, assí que los buenos uiuan bien e en paz e los malos sean escarmentados de sus maldades. E por ende nos, el sobredicho rey don AHonso,entendiendo e ueyendo los grandes males que nasden e se leuan-

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[fol. 1 r.-1

PRIMERA

Uol.

PARTIDA

tauan entre las gentes de nuestro sennorío por los muchos fueros que usauan en las uillas e en las tierras, que eran contra Dios e contra derecho, assí que los uno se iudgauan por fazannas desaguisadas e sin razón, e los otros por libros minguados de derecho, e aún aquellos libros rayen e escriuíen y lo que les semeiaua a pro dellos e a danno de los pueblos, tolliendo a los reyes su poderío e sus derechos e tomándolo pora ssf lo que non deuí e seer fecho en ninguna manera. E por todas estas razones minguauase la iusticia e el derecho, porque los que auíen de iudgar los pleytos non podíen en cierto ni complidamientre dar los iuyzios, ante los dauan a uentura e a su uoluntad, e los que recib{en el danno non podíen auer iusticia ·ni emienda, assí cuerno deuíen. Onde nos, por toller todos estos males que dicho auemos, fiziemos estas leyes que son scriptas en este libro, a seruicio de Dios e a pro comunal de todos los de nuestro sennorío, porque connoscan e entiendan ciertamientre el derecho, e sepan obrar por él e guardarse de fazer yerro porque no cayan en pena. E tomamoslas de los buenos fueros e de las buenas costumbres de Castiella e de León e del derecho que fallamos que es más comunal e más prouechoso para las gentes en / todo el mundo. Por 1 v.•J que tenemos por bien e mandamos que se iudguen por ellas e no por otra ley ni por otro fuero. Onde quien contra esto fiziesse, d0ra obispo, o pora clérigo deue seer sin pecado mortal... . . . . . . . . . .. . . . . ... ... .. . ... ... . .. .. . :XXXIIII•: Quál es el derecho entendimiento aeaund Sancta Eale1ia, sobrel pecado mortal de que tabló Sant Paulo . . . . . . . . . . . . . . . :xxxva: Quéle1 pecados son ~ndes e desapilados e quües medianos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXXVI•: Quéles pecados son menores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXXVIIª: En quántas cosas pueden loa obispos dispensar con sus clé~s ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... XXXVIIIª: Quáles son las otrn cosas en que los obispos pueden aun dispensar con los clériJros de sus obispados . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXXIX•: En quéles cosas no pueden 101 obispos dispensar . . . . . . XI>: En quáles otras cosas no pueden los obilpc,s dispensar con 811.lsclérigos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XLia: En quáles pecados no usa el Papa a dispensar con los clérigos... ... ... ... ... ... ... .. ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... XLJia: En quántas maneras se faze el omizillo e sennaladamientre el que es de uoluntad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . XLIIIª: En quintas maneras se faz.e el omizlllo de ocasión . . . .. . XLIII!•: En qué manera se faze el omizlllo por premia . . . . . . . . . XLVª: Cómo el omizillo que es fecho en manera de iusticia, embarga al que lo faze pora no se poder ordenar ni seer obispo... . . . XLVI•: Quél casamiento embar1a al clérigo que no puede seer obispo ni recebir orden saerada... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XLVII•: Que los obispos e los otros cléri«os deuen seer mesuradol en comer e en be11er... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XLVIII•: De qué cosas deue seer sabidor el obispo pora enaennar a los de su ooispado ....................... .. : ... ... ... ... ... ... ... XLVIII!•: Por qué razones pueden los · elérl1os leer los libros e las leyes e aun física . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . I>: Que el obispo deue seer casto en dicho e en fecho . . . . . . . . . . . . LI•: Que fos obisl)09 e los otros clérbtos deuen seer apuestos en todoa sus fechos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . LII•: Que los clérigos no deuen traber los cabellos luen«oa ni andar de mal contenente.. .. . •... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . LIII•: A quáles omnes deuen dar posadas los clériJ(os... . . . . . . . . . LIV•: Que en recebo- huéspedes no deue fazer departimiento el que lo pudiere complir... . .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . LV-: Quántas cosas ha de catar el que -quiere fazer almosna... . . . LVIª: A quálea de los cuytados deuen ante fazer almosna... ... ... LVII•: Cómo los clériJios deuen ·seer mesurados en dar el almosna e a quáles pobres la deuen dar.:. ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... LVIII•: Si el almosna deue ante seer dada al padre que sea dotra ley que al estranno que sea de la nueatrá .. . . . . . . . .. . . . . . .. .. . LIX•: Quántas maneras son de almosna... . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . .. . LXª: De quáles cosas puede fazer almosna... . . . . .. . .. . . . . . . . . . .. . LXIª: En quál razón puede faze~ almosna el QUe fuere de orden e et\ qu,1 no . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . LXII•: Quándo puede la mugier dar por Dios de lo de su marido e quándo no . .. . . . . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . LXIIIª: Que en f azer almoana deue auer ordenamiento . . . . . . . . . LXIIIIª: Que el obispo deue tteer endendudo pora saber mostrar la ley e casU.ar a sus menores... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

Ley XXXJIIa:

Ley Le)' Ley

Ley Ley

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PRIMERA

PARTIDA Ng.

Ley LXV•: Cuémo el prelado puede a loe uezes fazer casti¡o áspero pero con mesura e no con uanaeloria. .. . .. ... ... . .. ·. .. .. . ... .. . . .. Ley LXVI•: Quéndo es tenudo el mayoral de pedir perdón a sus menores si les dixiere palabras a dem6.a... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley LXVII•: Qué cosas deue auer el prelado en 8' pora poder bien prei¡ar e mostrar la ley . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley LXVIII•: Qué cosa ha de catar el que preipr quisiere pora facerlo complidamientre... ... .. . . . . . . . . . . ... ... .. . . . . .. . ... .. . . .. . . . Ley LXVIII!•: Cuémo los prei¡adorea deuen catar qué omnes 80D aquel10& a quien preigan e la manera de las palabras que lea dizen Ley LXX•: Que las poridades de la ley no las deuen delCObrir a los here1es ni a los omnes desentendudoa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley LXXI&: Que los prelados no son en culpa si loa menores no ae quieren emendar pues que los castipn e loa preiaan ae,rund· deuen Ley LXXII•: Que el obispo o el otro prelado no deue dexar de aprender ni de tomar buen exiemplo de los otros masar eean menores que él ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley LXXIII•: Que el obispo no deue dexar de preiaar por I088.J1D09 ni por mal quel fa1an... . . . .. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . Ley LXXIIII•: Que el obispo no deue seer baraiador... . . . . . . . . . . . . . . . Ley LXXV•: Que ninlÚD obispo no deue seer feridor de palabra... .. . Ley LXXVI•: Que peor cosa es ferir de palabra que furtar las cosas agenas .... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley LXXVII•: Que los prelados de Santa ~lesia no deuen seer feridort!!l!I.... .... ... ... . .. ... ... ... ... ... ... ... ... ... .... ... ... ... ... Ley LXXVIII•: En qué manera deuen cut11ar a los reliciosos . . . .. . . . . Ley LXXVIIII•: Que el prelado no deue seer muy flaco ni muY cnael

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en castigar a los omnea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124 Ley LXXX•: Que los prelados no deuen fazer ni dezir porque no naszca escándalo entre los omnes... . .. • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125 Ley LXXXIa.: Prelado non deue fazer pecado mortal por 1Uardane de escándalo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . •• . . . . . . . . . . . . . . . 125 Ley LXXXII•: En qué manera deue paaar el obispo contra aquellos que son a so mandamiento si no se quisieren emendar del mal ·que fazen . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. •. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ; . . . . . . 126 Ley LXXXIII•: En quél razón peca mortalmientre el que faze el escándalo .... . . . . . . . . . .•.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128 Ley LXXXIIII•: En qué cosa no faze pecado mortal aquel de qui nasce el eacéndalo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128 Ley LXXXV•: Que el obispo no deue seer cobdicioao.... . . . . . . . . ~ . . . . . . . 129 Ley LXXXVI•: Que el obispo. deue aeer buen alinnador de su casa . . . 130 Ley LXXXVII•: Que el obiapo deue aeer buen ordénador de su egleaia 131 ~Y LXXXVIII•: Quántas cosas son e qu4lea porque un cl6rlao puede auer :dos •e¡lesia&..· . . .. . . . . . . . .\ . . . . . . . . .. . ... :.• . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132 -Ley LXXXVIII!•: Que los. mayordomos de loa obispados deuen aeer cléri,os e no le¡os... . ..... ·... ... ... ... ..: ... ... ... ... ... ... 133 TITULO VI Ley Ley Ley Ley

I•: De loa el6riaoa . :.· . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . II•: Qué quiere dezir clérllos . . . . . . . . . . . . 111•: Quéntas maneras aon de cléri.os . . .

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1111•: Qué quiere · dezir deán o · prebolte o prior e QU,1· es el ofizio dellm ......................... ·.. ·... · ·••: ... ... ... ... ... ...

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P•a. Qué quier dezir arcidiano e qué cosas a de ~azer de su oficio Ley VI•: Qué quier dezir chantre o capiscol o primicerio, e quél es el oficio dellos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VII•: Qué quier theaorero o sacristán e quü ee el oficio dellos... Ley VIII•: Qué quier dezlr maestre eacuela e quü es su oficio . . . . . . Ley VIIII•: Qué quier dezir arcipreste e qué cosas deue fazer de su

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: Qué deuen m-andar al descomulgado que yura de estar a mandamiento de Sancta E,clesia qua-ndol quieren assoluer . . . . . . . . . Ley XLI•: Que no es asuelto el que ,rana absolución por eiucanno, e quantas son las descomulgaciones, tantas an de seer las absolutionff .... .... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley XLII•: Que el descomuleado tan apartado es de la Ealesia por una descomul¡ación cuemo por muchas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XLIII•: En quántas cosas no uale la sentencia del de1eomuteamiento que diessen contra alpno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XLIIII•: En qué penas caen los que no auardassen la sentencia del ciesc:omulgamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XLV•: En qué pena caen los que un anno están en descomulpción

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TITULO OCHAVO

P6g.

Ley I•: De los uotos e de las promiuiones que loa omnes fazen . . . Ley II•: Qué quier dezir uoto e quintas maneras aon del . . . . . . . . . Ley III•: Quél es el prometimiento o el uoto de uoluntad . . . . . . . . . Ley IIII•: Que el uoto de uoluntad se parte en d0& maneras . . . . . . Ley V•: Quáles pueden fazer uoto e qué'les no lo pueden prometer sin otor¡amiento dotri . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VI•: Quáles uotos se pueden reemir o camiv, e quéles no . . . . . . Ley VII•: Por qué razones se pueden reemir o camiar loa uotos e quien puede dispensar con ellos... . . . . . . . . . •. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VIII•: En cuál manera se deuen reemir -loa uotos o camiar . . . . . . Ley VIIII•: Que los uotos se deuen reemir se1W1d c¡ualea fueren aqueUa que lo fizieren ... ... ... ... ... ... ... ... ..• ... ... ... ... ... ... ... Ley X•: No crebanta su uoto qui lo muda en meior ... ... ... ... ... ... Ley XI•: Que la muaier no es tenuda de complir su uoto si el marido no quisiere . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XII•: Qual uoto puede prometer el marido sin la mu«ier o qual no puede .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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TITULO NOUENO Ley I•: De las de1C01Dul1acione1... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley 11•: Qué c068 es deecomuleación e quéntas maneras 10D della . . . Ley III•: Por quéntas cosa• cae omne en la descomul•ación mayor e quáles son . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley 1111•: Por quáles cosas cae en descomu}aación mavor quién allUJl& dellas faR... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley va: Que aquel que faze aleuna destaa coaas ea deacomul8ado... . . . Ley VI•: Qu,ntas cosas son e quáles por que no son deacomulpdos los que meten manos ira das en clériao . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VII•: Las otras maneras de las diez e siete por que no es omne descomulpdo maaar fiera a clériao . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VIII•: Por quántas cosas no deue ir a Roma el que fiere a cléri¡o o a omne o mu¡ier de reli816n . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VIIII•: Quién deue assoluer al de reliaión si fiere a otro que sea seglar o de reliaión... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley X•: Quántas maneras son de la descomuleación menor e QUé departimiento a entrellas.. ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley XI•: Quéles cosas pueden fazer loa clériaoa deacomui.adoa de la menor descomulgación, e quéles no . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XIIª: Quáles prelados pueden descomullar o quéles no . . . . . . . . . Ley XIII•: Cuerno se deuen entender las tres reslas de que fabla en la ley ante desta... . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .. .. . . . . ... . . . . .. . . . . . . . . . . . . Ley XIIII•: Que nin¡un prelado no puede ni deue descomulnr a los que no son de su iur isdiction, fueras ende en cosas ciertas . . . . . . . . . Ley XV•: En qué razones no puede el obispo ni otro prelado deacomul¡ar a los de 6U iurisdiction... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley XVI•: Por quáles yerros pueden los obispos deacomu11ar a los de su iurisdictio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XVIIª: Por qu,1es cosas pueden los prelados de Sancta E¡lesia deieicOIJlulgar ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley XVIII•: Por qué razones pueden descomulpr eln amonestamiento e cómo el prelado puede descomulpr a los quel tizieren tuerto en sus cons desque fueren amonestados... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Ley XLVI•:

En qué pena caen los que se acompannan con los desco-

mul¡ade .... .... . . . .. . . . . .. . . .. . .. ... ... ... ... ... ... ... ... ... . .. .. .

Ley Ley Ley Ley Ley Ley Ley Ley

Ley Ley

En quales cosas no se deue ninaruno acompannar con el que fuere de8CODlullado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XLVIII•: Por qué razones no cadrfe en pena el que se acompannasse con el descomulgado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XLVIIIIa: Qua,les omnes caen en descomulaación e quales no por acom.pannarse con los descomul¡ados... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . I>: Que la sentencia que pone all\\n prelado puede U.ar a otros que no son dotra iurisdictión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . LI•: Qué deuen f azer los clértaos quando al-6n descomulirado entr-are en la ei[lesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . LII•: Qué deue fazer el que sopiere que alaún deecomul2ado esté en la e¡lesia quando dizen las horas ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... LIII•: Qué cosas son uedadas a los que son descomulaados de la menor descomul¡ación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . LIIII•: Qué pena han los que acompannan a aquellos que descomulga el papa e en qué manera deuen dezir las horas los que son sente-nciados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . LV•: Que los que mandan fazer mal o lo consienten fazer a los que podrien uedar, tanta pena merecen como loa que lo fazen... . . . LVI•: Que ningún cléri¡o no puede quitar a otro omne qualquier que no sea descomul2ado sil firiere ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... LVII•: De la pena que deuen auer los que ayudan en at,runa manera a los enemi¡os de la fe contra los chrisüanos . . . . . . . . . . . . . . .

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Ley XLVII•:

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TITULO DEZENO Ley I•: De las e¡leeias, cómo se deuen fazer... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley II•: Que ninpno no deue tazer ealesia de nueuo 9in otor¡amiento

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del obispo daquel lo.car . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cuerno deue f azer el obispo quando otor1are que f al(an en al.gun logar e2lesia de nueuo.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1111•: Quién deue la eelesia dotar... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . V•: Que ninguno no deue f azer cantar missa en su casa e qué pena deue auer el que lo mandare e el que la dixiere . . . . . . . . . VI•: En quáles logares pueden cantar missa e en quéles no . . . . . . VII•: De quien puede fazer la e,desia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VIII•: Por qué razones pueden fazer eaieaia de nueuo o mudarla a otro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . de un l&'Br VIIII•: En quáles lo¡ares deuen fazer las eJdesias e cuemo deuen fazer de las que fueren sobeianas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . xa: Por quáles razones pueden f azer de dos eJdesias una . . . . . . . . . XI•: Por qué razones puede el obispo fazer eglesia en término dotra magar lo contradiean los clé~ della . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . XIIª: Que no deuen fazer e1Ie1ia ni altar por suenno ni por antoian~a de ninguno... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... XIII•: Quién deue refazer las ealesias quando lo quieren mester.. XIIII•: Quien deue consanar la el}esia e loa al tarea . . . . . . . .. . . . XV•: En qué tiempo deuen consagrar las ealesias e las otras coeas que han de seer consaaradas.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XVI•: Qué cosas ha mester la e¡rlesia pora seer fecha complldamientre ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

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Ley III•: Ley Ley Ley Ley

Ley Ley Ley

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PRU.IERA PARTIDA Ptg.

Ley XVII&: Qué pro uiene a los buenos chriltianos de la com.agración de la e81,esia ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ..• ... ... ... Ley XVIII•: Qué pro uiene aun a los pecadores de la consaeración de la e¡lesia e por qué la llaman casa de lloro... ... ... ... ... ... ... Ley XVIIII•: Por qué razones dizen a la esrlesia casa de aprender . . . Ley XX•: Por qué llaman a la eailesia casa de emparamiento . . . . . . . . . Ley XXI•: Por qué ponen f i¡rura de cordero e sennal de cruz e letnu, que dizen paz &Obre las puertas de las e,rlesias... . . . . .. . .. ... . . . . . . Le)' XXII•: Por qué es dicha la eJrlesia casa de oración... . . . . . . . . . . . . Ley XXIII•: Por qué razones pueden consa¡rar la e,rlesia que ouiesse aeydo conaa,rada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XXIIII•: Por qué COl81 deuen reconciliar la ellesia . . . . . . . . . . . .

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W 285 286

TITULO ONZENO De los priuile.1101 e de las franquezas que han lar. epeaias e 1111 cimiterioe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ,.. . . . . . . . . . II•: Qué quier dezir priullealo e en qué cosa ea la ealesia priuilegiada .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . 111•: Quales omnes puede empHar la ~eaia e en qué manera... IIII•: Cuemo deuen fazer quando aieruo dal,nmo fwtiere a la qlem.a .... .... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Vtr.: Qualea omnea no &e pueden emparar en la ealesia . . . . . . . . . . . . VI•: De qualea omnea manda el derecho de las leyes antiguas sacar de la el'leaia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . .

Ley I•: Ley

Ley Ley Ley Ley

287 287 288

289 289 290

TITULO DOZENO Ley I•: De loe monasterios e de sus e,deaiatt e de las otrar. ca•s de reli¡ión .... .... ... .. . ... . .. ... ... ... ... ... ... ... ... ... .. . ... ... ... Ley II•: Quéles lo¡ares son llamados rell,dosoa e por cuyo mandado deuen seer techos.. ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley III•: A quien deuen obedecer los lo,rares relud~ ... . . . .. . ... . .. Ley IIII•: En quales cosas deuen obedecer a los obispos loa monasterios e las otras casas de reli¡ión e en qua les no . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley V•: Que las cosas que son dadas pora seruicio de Dios- no las deuen después tornar a seruicio de 101 omnea . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . Ley VI•: Quando dos monasterios fueren ayuntados en uno. BelUDd qual re¡la deuen uenir [sic] ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley VII•: Qué derecho eanan loa reli«ioaos en las ~lesias que han

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TITULO TREZENO

uy

I•: De laa aepulturu . .. .. . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . .. . .. . . . . . . Ley II•: Que cosa ea eepultura e en quantae maneras es asai llamada.. Ley III•: Por quantas razones deuen aeer las eepulturas cerca de las eglesias .... .... . . . . . . . . . . . . . .• . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . . . . Ley IIII•: A quien perteneace el derecho de 10terrar loa muertos . . . . . . ~1 V•: Quien deue leuar los muerto& a aoterrar e en aue fuesaas los deuen meter .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VI•: De los cimiterios; onde tomaron nombre e auien los deue sennalar e de que «randez . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . Ley VII•: Qué lea e¡lesias no han derecho de soterrar Ley VIII•: En qual e¡lesia se deue cada uno soterrar... ... ... ... ... ...

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INDICE

453 Ng.

Que derecho pueden las ea}esias demandar de MIS parrochianos que mueren sin testamiento... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley X•: Que las e,rlesiaa no menoscaban de su derecho quando sus parrochianos se sotierran en los monasterios onde eran familiares Ley IX•:

303

o cofrades .... .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XI•: Quales personas no deuen seer soterradas en Santa Eglesia.. Ley XII•: Que no deuen dar á!pultura de Sancta E«lesia a los que son usureros manifiestos. ni a los aue mueren en pecado mortal

304 304

sabuda-mientre... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

305

Ley XIII•: De los tomeamientos que defiende Sancta Eclesia que no los tagan e que pena puso a los que y muriessen . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XIIII-: QuAles persoDH pueden seer soterradas dentro en la

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,egleeia .... .... . . . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . .

306

Ley XV-: De las despesas que fazen los omnes por razón de loa muertos, quales las deuen cobrar o no, e quantas cosas deuen seer

111ardada11en las ta.zer.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. ... . . . . . . . . . . . . . . . De los que mueren e no han quien ee trabaie de fazer despesas pora soterrarl05, quien las deue fazer en su oficio e en que manera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XVII•: Por que rezón no deuen meter ornamientos preciados a los muertos, e que pena han 109 aue crebantan los luziellos e desotierran ende los cuerpc:,s... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .. XVIII•: En que manera pueden los herederos del muerto demandar pena de auer a los que crebantan los sepulcros . . . . . . . . . . . . . . . XVIIII•: De qué ruisa pueden los yutgadores poner pena en los cuerpos a loa crebantadores de los sepulcros ... ... ... ... ... ... ... xxa: Que los muertol!I no deuen seer uedados ni testados que no los sotierren por loe debdos que de\Úen . . . . . . . . . . .. . . . .. . . .. . . . . ..

307

Ley XVI•: Ley

Ley

Ley Ley

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TITULO XIIII Ley I•:

Ley II•:

De las cosas de la eJ(}esia que no se deuen enuenar . . . Qué COA es ena•enamiento y por qué razones se pueden ena-

,enar las cosas de la eJtlesia ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... En qué guisa se deuen uender lu cosas de la ealesla quando acaeciesse que lo ouiessen de fazer . .. . .. . . . . . . . . . . . . . .. . . . .. . IIII•: En quantas maneras se fue emphitA!oeitl . . . . . . . . . . . . . . . . . . va: Quales donaciones puede tazer el obispo de las coa& de su e¡lesia .... .... . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VI•: En que manera pueden ualer las donaciones que fueren fechas de las cosa• de las ealesias . . . . . . .. . . . : . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . VII•: Que derecho 1anan los monasterios en las donaciones de las eglesias que les fazen los obispos ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... VIIIª: Que el prelado uiuo es tenudo de dar y de ,nialardonar lo que el muerto deuiera fazer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX•: En que manera pueden loe obhfpos franquear aus sieruos e quales donadios pueden fazer sin otor1amlento de sus cabillos.. ... X•: Que la donación quel obispo taze sin otorcamiento de su cabillo no uale e en que manera se ¡ana el donadio o se pierde por tiempo quando el tenedor del ha buena fe o mala .. . . . . . . . . . . . . . . . . XI•: Quales cosas deue fazer el obispo con otor,amlento e con conseio de MJ cabillo... . . . . .. . . . . . . . . . . .. . .. . . . . . . . . . . . . . .. - . . . . . . . . . XII•: En que manera uale lo que fiziere el obispo con todo su cabfilo o con al¡runa partida del ................................. ·

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Ley III•:

Ley Ley

Ley Ley

Ley Ley Ley

Ley

Ley

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PRDIERA

PARTIDA Ng.

Ley XIII•: Que pena deuen auer los prelados e los clé!UOS que enaaenan sin derecho las heredades e las otras cosas de sus e,tesiatl. Ley XIIII•: Que la e¡lesia puede demandar su heredat al que la ena,ene o al que la touiere . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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TITULO XV

Ley I•: Del derecho del padronaz,o.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley 11•: Que cosa es padron&Z10 e porque cosas se «ana, e que der-ech01aha .... .... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley 111•: En que cosas se puede el padrón aprouechar de la eglesia onde lo es •..• .... . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . • . •. . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . Ley IIII•: Que los padrones deuen auer cuydado e sofrir trabaio pora emparar e l\,lardar las eJrlesias e todas sus cosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley V•: Que los padrones no deuen tomar ninQUna cosa de las estealas tueras lo que les otor¡a Sancta E¡lesia por derecho . . . . . . . . . Ley VI•: Que los prelados no deuen poner clériaos en las e.zlesias que han padrones quando ua1aren, a -menos de ae los presentar ellos... Ley VII•: De qué suisa pueden los le,ros oadrones camiar sus uoluntades en presentar los clérigos al obispo e QUal cléri,:o deue auer la eglesia .... .... . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VIII•: Por qué razón no pueden los clériJfos que son padrones mudar sus uoluntades en presentar clérigo assf como los leg01 . . . Ley IX•: En quántas maneras puede passar el derecho de padronadgo dun [sic] .... .... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley X•: Qué deuen fazer quando ha muchos oadrones en una ellesia e no se acuerdan en presentar clériSo.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XI•: Fatlta quanto tiempo desque la e,rlesia ua,rare deue el obispo esperar los padrones que desacuerdan entre Slf en presentar c1'rigo Ley XII• Por qué razones puede passar el poder de presentar clérigo dun omne a otro... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XIII•: Que el derecho del padronad10 no se 1>Uedepartir mas todos los padrones lo deuen auer egualmientre quantos quier que sean .... .... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley XIIII•: En quántas cosas deue la eelesia reconnoacer meioria al padrón que mas de bien le fiziere . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XV•: Quáles eléri¡os deuen los padrones primeramientre preaentar pora las eglesias quando uagaren... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley XVI•: Qué derecho deue seer wardado quando ordenan algunos clérigos a título de las eJ(lesias que an padrones . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XVII•: Por qué razón tuuo por bien Sancta E1desia que los legos ouieaen derecho de padrona~... . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . . . .

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TITULO XVI Ley I•: De los beneficios de los cléiuos ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 335 Ley II•: Quien puede dar los beneficios en Sancta E•Iesia, de qual manera quier que sean... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . - 335 Ley III•: Quáles deuen seer lOtf cléri1os que ouleren de seer beneficiados en Sancta Eglesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 338 Ley IIII•: De que edat deuen seer los ninnos pora poder auer beneficio en Sancta E,rlesia.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 336 Ley va: En qué manera deuen dar los preladoe los beneficios de Sancta E,teeia a loe c1'rigos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 337

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INDICE

P6g.

Ley VI•: Que los beneficios de Sancta Ealesia no deuen seer dados con concllc16n ni con postura... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 338 Ley VII•: Por qué razón los beneficios de Sancta Eglesia no deuen seer dados ascondudamientre.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..· . . . . . . . . . . . . . . . 339 Ley VIII•: Fasta quanto tiempo pueden dar los prelados los beneficios que ua1aren en Sancta E1lesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .. . 339 Ley VIIII•: De los prelados que no dan los beneficios Quando ua1an fasta sex meses, quien a poder de los dar después... . . . . . . . . . . . . . . . 340 Ley X•: Por qué razones no deuen dar los prelados ni prometer los beneficios de Sancta Eglesia ante que uaeeun . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 341 Ley XI•: Por qué razón puede el apostóligo otor1ar los beneficios de Sancta Eglesia ante que uaguen e o tri no . . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . . .. 342 Ley XII•: De los clérigos que son recibidos Por companneros en las eglesias por que razón -pueden demandar que les den los beneficios 342 Ley XIII•: Qué pena deuen auer los cléri2os que reciben los beneficios que no uagan sabiendo que uiuen aquellos cuyos son . . . . . . . . . 343 Ley XIIII•: Qué pena han los prelados que dan los beneficios de Sancta Eglesia a clérigos que no los merecen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 343 Ley XV•: De los clériJ(os que se mudan de un obispado a otro en que manera los deuen recebir los obispos... .. . . . . .. . .. . . .. . . . . . . .. . . . . . 344 Ley XVI•: Cuemo deuen fazer los prelados contra !09 clériJros que desamparan sus eglesias o sus beneficios o se uan morar a otros obispados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 345 Ley XVII•: Por qué razones deuen los clérigos perder los beneficios que desampararon . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 346 Ley XVIII•: Qué pena han los clérigos que tienen eglesias o beneficios si los no siruieren cuüanamientre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 346 Ley XIX•: Por qué razón pierde el cléri8o su ~esia sin su culpa ... 347 Ley XX•: Por qué razones pueden los cléri,aos tomar las rendas que han de las e1lesia9 manr no moren en ellas ... ... ... ... ... ... .. . 347

TITULO XVII Ley I•: De la symonfa en que caen los omnes . . . . . . . . . . . . .. . . .. . . . . . . Ley II•: Qué cosa es symonía e quantas maneras son de las cosas spiritales en que puede seer fecha... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley III•: De la segunda e de la tercera manera de las cosas spiritales Ley IV•: Por qué razón fue tomado este nombre de symonfa de Symon Ma¡o .... .... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley va: Por qué razón son llamados giezitas los que uenden las cosas spiritaJes . . . .... .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VI•: En quántas maneras se faze la 9YfflOJlY8... . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VII•: La segunda manera por qu6 tos omnes caen en aymonfa dando dones o presentes... . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VIII•: La tercera manera de simonía que se faze por palabra rogando .... .... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley IX•: Quáles ruegos son llamados e.amales o quáles apiritales e por quáles destos caen tos omnee en pecado de symonfa . . . . . . . . . Ley Xa: Qué presentes pueden los prelados recibir sin oecado de symonf a ..•• . . . • . . . . • . . • • . . . . . . •• . . • ••• . . . • . • •. • ••. •. • . . . . . . . . . . . . Ley XI•: Que los clérl•os no deuen tomar se~ran~a ninJNna del que quisieren esleer ante que sea esleydo por no caer por ello en symOllfa .. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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PRIMER.:\

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PARTIDA Palg.

Ley XII•: Ley Ley Ley

Ley Ley Ley

Ley Ley

Ley

Ley Ley

Ley Ley Ley

Que nin¡ún cléri¡o no debe encubrir a su obispo los pecados manifiestos de sus parrochiano1 por aüro QUel den . . . . .. . . . . . . XIII•: Por quántas razones no pueden los prelados 1111s ueces arrendar ni poner uicarios por precio en sus loaares por que es 1imOllfa .... .... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... XIIII•: Que los clériaos bien pueden arrendar loa fructos de sus beneficios 9in pecado de simonía.. .. . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . xva: Que los maestros no deuen uender la sciencia ni los que han a dar la licencJ.a a los escolares pora seer maestros que lo no deuen fH.er por precio, porque estas cosas aon cuemo manera de tfilllonfa .... .... .. . . . . .. . . . . . . . . .. . .. .. . ... ... . .. . .. ... . . . .. . ... ... . . . XVI•: Qué pena deue auer el que tiziere simonía . . . . .. . .. . . . . .. XVII•: En qué pena caen los cléri.os que nnan los beneficios siples dando ,precio por elloe en encubierto... ... ... ... ... ... ... ... XVIII•: Qué pena han los que dan precio Por entrar en orden de religión o aquellos que assf lo recibiessen ... ... ... ... ... ... ... XIX-: Qué pena han los prelados que deuiendan la9 eglesias quando uagan fasta que les den alfo o embarran reli~i6n o se)Jlllturas a los omnea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XX-: Por qué razones pueden los omnes dar e recibir al10 si lo han de costumbre sin pecado de simonía . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . XXI•: Por qué cosas Spiritales demandando algo los clérigos no 1e pueden emparar por costumbre que no cayan de simonía . . . . . . XXII•: Del departimiento de la simonfa que se faze entre los omnes que dan e reciben &110 pc,r coeas spiritales, qualee dellos IOll simonfacot . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXIII•: En qué manera caen en simonía amas las partidas. tanbien el que da la cosa epirital cuemo el que la gana e otrossf ma1ar la simonfa fuesse fecha cuerno no cae en ella ninguna de las partes .... .... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... XXIIII•: Quien puede dispensar con los que caen en pecado de simonía .... .... .. . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . XXV-: En qué cosas otor1a Sancta Ellesia a los obispos que puedan dispensar con los simonfacos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXVI•: Qué pena han los tru,emanes -que andan por medianeros entre aquellos que fazen simonla e quién ouede dispensar con ellos

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TrnJLOXVIII Ley I•: De los sacrilelios...

. .. . . . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . .. .. . . . . Qué cosas es sacrileeio e onde tomó este nombre . . . 111•: En quantas maneras se faze sacrileaio . . . . . . . . . . . . IIII•: En quáles c01&1se faze el sacrilegio ....... ~. ... ... va: Que los fazedores del sacrilegio merecen ,pena de descomulgamiento .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VI•: Por quéles sacrilegios pueden ooner pena de auer que peclleri los que los fizieren ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... VII•: Qué pena deue auer el que firiere a alldn cléruro, ol prtsiere, ol echare de su e¡lesia ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... VIII•: Qué pena merecen los que sacan las mulleres religioaas de 8118 monasterios para yazer con ellas... . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . IX•: Qué pena deue auer el que matare cléri¡o o omne de relili6n

Ley II•:

Ley Ley Le:, Ley

Ley

Le:, Ley

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I~DICE

457 Ptg.

Ley X•: Qué pena merece el patrono o otro omne qualquier que tenia al,una renda de la e1le1ia si ~•ta o fiere al prelado della o a aleono de los otros cléri,ros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XI•: Por quéles sacrilegios merecen 101 omnes pena en los cuerpos o en los aueres e por quéles en todo... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley XII•: Qué pena deuen auer los que crebantan la e«lesia e quien puede demandar los sacrile¡ios e cuemo deuen seer partid08... . . . Ley XIII•: De las cosas que an nombre e semeian~a de sacrilegio, magar no lo sean e en quantas wisas se departen ... ... ... ... ... Ley XIIII•: Qué cosas fazen o dizen los omnes a sabiendas e sin razón por que c.aen en pena cuemo de sacrile¡rio . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XV•: De qué razones fazen los omnes cuemo sacrileoo... . . . . . . . . . Ley XVI•: En quéntas cosas deue meter mientes el yudpdor quando ouiere de poner pe~a por sacrile1io a allÚJl omne . . . . . . . . . . . . . . .

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TITULO XVIIII De las primicias.. . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .. . . . . . . . .. JI•: Qué cosa es primicia e quién ~ mandó dar primeramientre.. III•: Que los omnes _deuen dar primicias e de Que cosas . . . . . . . . . IIII•: · De quéntas cosas deue seer dada una por primicia . . . . . . . . . V-: De las primicias que fazen los omnes en que manera las de1.1en dar ............................ -~- ~.-.:.. ... ... ... ... ... ... ... Ley VI-: Que las primicias deuen seer dadas aeaund la costumbre de cada tierra ... ... . ..... ·................... ;. ... ... ... ... ... ... Ley VII•: A qui~n deuen dar las primicias e por cuvo mandado las deuen partir e que pena deuen auer los que 189 no quisleuen dar...

Ley Ley Ley Ley Ley

I•:

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TITULO VEYNTENO Ley I•: De las off rendas . . . . . . . . . . . . .. . •.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley II•: Quantaa ·maneras son de off rendas . . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . Ley III•: De los que ofrecen o prometen al.luna cosa a Dios o a la eelesia en uida o en muerte-. que tenudo1 son de lo complir ellos o sua herederos o aquellos en quien dexasse su manda... . . . .. . . . . Ley 1111•: De las offrendas que uienen al_,pie del altar que las deuen los omnes fazer por su uoluntad e no por premia._.. . .. . . . . ....... •.. Ley V•: Por qué razón .~ en Q\lé ,u\sa puect~n los_~issacantanos apremiar los omnes que les offrezcan . . . . ... . . . . :. . . . . . . . . . . . . . . . . . . ~.. Ley VI•: D~. quél~ _om~~s. n~ reci~ $~n~~ -~~l~s~ ·¡µ¡offrendas e : por·qu, razón las aborrece e·tas desecha ... ·:·· .. _.._.._._. .... '.··.:··

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'JTl1JLOXXI .. Ley I•~ De los diezmos que los christlanos deuen dar a Dios . . . Ley II•: Qui. cosa es dl·o· e qitantas maneras 1IOn "dQ.'·.. ... ... Ley III•: Quien deue dar el diezmo e· de quales coias... ... ... ... Ley 1111•: Que los omnes deuen dar diemlos de· tos ,ranados e de las colmenas e de NI eaquilmos .................. . :. ..... : -...... :.. ... Ley V-.: De qué cosas deuen los bmnes dar el diezmo Poi' razón de sus personas .. .- ........... ; . .-. ••9!_ •• ; • •• : •• ~ ••• ••• ••• ••• ••• ••• ••• ••• Ley vi-: De quites rendas son tenudoa loa omnearde dar :diezmo por razón de IUI personas... . .. . .. . . . . .. J... .·.; . . . . . . • . . • .. ~ .-. . . • • . •. · ..• ·

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PRIMERA

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Ley VII•: Del priuile1io que han 101 de laa órdenes de no dar el diezmo en que manera lea deue ualer o no . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VIII•: Por qué razones no se pueden escusar los de las órdenes que no den el diezmo ma1ar ayan priuilelio de lo no dar... ... ... Ley VIIII•: De qué cosas deuen dar el diezmo loa otos e los judfos e loa mol'OI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley X&: A quién deuen dar el diezmo... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XI&: Por qué razones deuen seer las e1lesia1 deslindadas e departidas por términos... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XII•: En qué manera se deuen dar los diezmos de los ganados a las eglesias e cuemo se deuen partir entrenas . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XIII•: Por qué razones deuen los Obispos poner omnes leales que colan los diezmos de los .ranados e en qué manera 101 deuen coger e qué pena deuen auer los que no lo fizieren lealmientre ... ... ... Ley XIIII•: Que los omnes allí deuen dar el diezmo por razón de 8US personas o oyeren las horas e recibieren loa uaramientoa . . . . . . . . . Ley XV&: De quáles 1anancias son tenudos loa omne, de dar el diezmo ma1ar los 1anen malamientre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XVI•: Quáles deuen dar el diezmo de las 1anancias que fazen con pecado por razón de sus personas o quales no . . . . . . . . . . . . . . . Ley XVII•: En qué manera deuen los diezmos seer dados . . . . . . . . . . . . Ley XVIII•: Por quántas razones no deuen los omnes por cobdicia .sacar la simiente ante que den el diezmo ... ... ... ... ... ... ... ... Ley XIX•: Quáles cabdales pueden los omnes sacar ante loa omnes que den el diezmo de las Jranancias que fazen con ellos o quiles no Ley XX•: Por qué razón no deuen los omnes sacar las despeas que fizleren en sus casas ante que den el diezmo ... ... ... ... ... ... ... Ley XXI•: Que deuen dar los diezmos entre1amlentre de los fructos e de las rendas lue10 que fueren co«tdo1 ... ... ... ... ... ... ... ... Ley XXII•: Que no deuen los omnes dar el diezmo a Dios de lo peor ni de lo meior. mas de lo mesurado . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . ... . . . . . . Ley XXIII•: En qu6ntaa maneras se pueden partir los diezmos sesund la costumbre de cada un lo•ar... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley XX:IIII•: En qu6ntas maneras da Dios ,ualard6n a los ~hristlanos que tielmientre dan los diezmos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XXV-: En quéntas maneras da Dios a los omnes malamlento1 Por no dar los diezmos cuemo deuen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XXVI•: Que los cl~ri1os deuen tornar los diezmos e no. los leeos, fueras en razones contadas ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley XXVII•: Que el apost611-o bien puede dar prluilelio a loe le1os que no den el diezmo de 1111 heredada o que lo tomen a tiempo aennalado .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XXVIII•: Que los ct,rt,oa bien pueden reemlr o tomar a pennoe los diezmos de su1 earleaiu que touieaen loa luoa . . . . . . . . . . . . . . . Ley XXVIIII•: De los que están luen10 tiempo que no dan loa diezmos o los dan mineuados que no se pueden saluar si muriere despuc\a de su muerte si los no entreiraron en su uida podiéndolo tuer Ley XXX•: De los que uenden o compran los fructoa de las heredades ante que aean dezmadaa a qual dellos deuen demandar el diezmo: al que uende o al que compra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Ley Ja: Del pepiar Ley II•: Qué cosa

INDICE

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TITULO XXII

P'a.

de los clérieos...

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .

es peJNiar e ónde tomó este nombre . . . . . . . . . . . . . . .

Ley IIIª: Qu,ntas maneras son de pel\liar e qu,les clérilos lo deuen auer .... .... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley IIII•: Qué cosas pueden fazer los clérigos de los peguiares ... ... Ley V•: De los cléri10s que mueren sin testamiento quien deue auer su buena .... ... ... . .. ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley VIª: Por qué razón deue seer de la e1lesia auanto que ouieren los clérigos que mueren sin testamiento... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley VII•: De los clérigos que no han al10 de lo suyo quando les dan las eglesias e después compran heredades, cuvas deuen seer e en cuyo nombre deuen f azer la carta de la compra . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VIII•: En qué manera en¡annan los cléri1os a sus e,rlesias en las compras que fazen de las rendas dellas ... ... ... ...... ... ... ... ... Ley VIIII•: Del peguiar que han los cléri1os a que llaman "profecticio" qué pueden del fazer... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... Ley X•: Que los clérigos no pueden f azer manda ni testamiento de las heredades de las eli(lesias ni de las otras cosas que ouiesaen por razón dellas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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TITULO XXIII Ley I•: De las procurationes e del cienso e de los pechos que dan las eglesias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Ley II•: Qué cosa es procuración e qu,1e1 la deuen dar e a quién ... Ley III•: Por qué razones deuen dar la procuración e en qué manera Ley IIII•: En qué manera deuen la procuración dar . . . . . . . . . . . . . . . . .. Ley va: Que los prelados no deuen echar pedidos ni pechos a los clérigos ni a los pueblos e por qué razones lo pueden fazer ........ . Ley VI•: En qué manera deuen los areobispos uisitar sus prouincias quando acaeciesse que lo ouiessen a fazer por negligencia de los obispos ............................................................. . Ley VII•: Cu~mo deuen uisitar los arcobispos los o~ispados de su prouincia ............................................................. . Ley VIII--: En qué manera pueden los arcobispos tornar de cabo a uisitar sus prouincias matar que los obispos no ¡e lo otorguen ... Ley VIIII•: Qué deuen fazer los prelados de su officio cuando uiaitaren algllnos logares ............................................... . Ley Xª: Qué cosas pueden fazer los ar~ispos quando uisltan los obispados de su prouincia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Ley XI•: Qué cosa es cienso e quién lo puede poner... . . . . . . . . . . . . . .. Ley XIIª: Quáles omnes pueden leuar e poner cienso en las eglesiaa ... Ley XIII• Quándo pueden poner el cienso a las e2lesias e despuá quel pusieren sil pueden crescer o minguar de nueuo . . . . . . . . . . . . . . . . .. Ley XIIII•: Por quéles razones pueden crescer el cienso a la& e1le1ias Ley XV•: Qu,les cosas son tenudos de prouar los prelados que demandan tributo o seruicio dal-'1nas eillesias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Ley XVI•: Por qué razones pueden los obispos echar pecho a las ellesias ............................................................ •·· Ley XVII•: En qu,ntas maneras passan loa prelados de Sancta Elle1ia a mas de lo que les conuiene . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Ley XVIII•: En qué cosas aarauian los prelados a sus menores . . . . .. Le:, XVIID•: De los prelados que fazen sobeianfas e passan a mas de lo que deuen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..

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Ley XX•: Por qué razones yerran los prelados faziendo sobeianfas que lea no conuienen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley XXI•: En qué cosas son los prelados aun muy aobeianos . . . . . . . . . Ley XXII•: De las sobeianfas que fazen los rellaiosoa paauando a mas de lo que les es otor1ado... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

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TITULO XXIIII Ley I•: De la 111arda de las fiestas e de los ayunos . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley JI•: Qué quier dezir fiesta e quintas maneras son della .. . .. . . . . Ley 111•: De cuemo deuen 2\l&rdar las fiestas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley 1111•: De cuerno deuen los cléri1os tener las e1lesias limpias e apuestas por fazer las fiestas en ellas... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley va: Qué -pena deuen auer los que denuestan a Dios o a alguno de los san tos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VI•: Otra pena de pecho que pone Sancta E,rlesia a los Q.Uedizen mal de Dios o a al111no de 101 otros santos ... ... ... ... ... ... ... ... Ley VII•: De los ayunos de las uhdlias de los santo& e de los otros que manda Sancta EJ(lesia guardar e quintas maneras son dellos... Ley VIII•: Quéles ayunos deuen seer ¡uardados en todo tiempo e quéles en días sennalados e en tiempos ciertos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ley VIIII•: De los ayunos que dizen ledanfas por Que fueron estable. . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . cidos y cuemo deuen seer ~ardados Ley X-: Por qué razones ayunan los christianoa en alJrunos lonrea el dfa de s6bado... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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SE TERMINO DE IMPRIMIR ESTA EDICION DE LA PRIMERA PARTIDA DE ALFONSO X EL SABIO SEGUN EL MANUSCRITO ADD. 20.787 DEL BRITISH MUSEUM, EN LOS TALLERES GRAFICOS "CERES", DE VALLADOLID, EL 24 DE JUNIO DE 1975

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