Max Jiménez

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MAX

JIMENEZ

Presentado por

ALFONSO CHASE

. 1

1 Ministerio de Cultura Juventud y Deportes Departamento de Publicaciones San José, Costa Rica 1973

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Fac.

Firma:

e Sistema de Bibliotecas - UCR

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iVlctx Jiménez

INTRODUCCION

]\fax Jiménez trató de hacer de su vida un ~ ~~O_E_~c¡_werO aem que lucnoporquesu existenéia estuviera _siem_pre _ en relación estrecha c;on su obra y es que en verdad, y gracias a esa relacion, pudo damos uno de los más importantes , y desconcertantes testimonios, en la literat ura, escultura y pintura costarricenses. En un intento por justificar esa incursión en las diferentes formas del arte dijo: "Me parecen permisibles las actividades dentro de la misma familia : la pintura y la escultura, la prosa y el verso." Y así lo hizo. Con intérvalos definidos, con largas estaciones en cada una de esas disciplinas, Max Jiménez fue creando su cuerpo poético, sus narraciones, sus grabados y esas extrañas pinturas. Al analizar su obra es imposible desligar una disciplina de otra. En su poesía, como en un continuado e inmenso lienzo, se puede desplegar una larga sucesión de cuadros, con color, angustia y profundización en lo religioso o en el amor. Su pintura está poblada de girones de anécdotas, de historias alargadas, de sere~ humanos en posiciones inusitadas. En su obra de narrador, como en la de grabador, los personajes que pueblap.

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am bos úl:J ndos se complementan entre sí y es ,que en verdad Max Jiménez escribía y se ilustraba él m isrno, con motivos nacidos de su propllinra-:c giñaci,~-n-:_:--"c-¡1\e a -ratos . erá désóocadá -o 1nlantil opro1ünda, según- fuera- su--estacfo- de ánimo. -- ~ Nfa.x Jiménez fu e en Costa Rica uno de los pocos ai-c:stas que lograron entregarse a su arte _Q?rcor-;-ipTef§_~ En- parte por posee: cuant10sos-J!.::\ , cursos eco:10rrncos, que le permitieron man tener ' Uña _ v1da L POffj~le su visióñ7l:el' · mundo __s,ra _totalm_g_nte_ p_oétic_g,,_ y su compromiso· mismo era plasmar sus inquietudes, su ' dolor y su desesperanza, en palabras, volúmenes o pince!oslas. , · Vista con estricto sentido crítico, su obra nos : parece desigual, pero es que él también fue incó- ' modo, franc'.l y contradictorio, lleno de una pers1nalidad definida y por lo mismo: él mismo indefinihk:

nes de sus personajes. fl.l [aul y El domador de pulgas · y persona es ~:...::>=-=-:.i::.:=:n, sura qu e costu mbre

_cre--ooñemío_,. _

éonsÍgo

"La obra de arte es ·un esfuerzo puesto sobre el tiempo_. siempre trascendental desde el punto -de vista de la creación."

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C on estas palabras quiso manifestar su posi_ción dentro de nuestra cultura y afirmar su destino como artista, apuntalándolo cerca del tiempo y cercano de su historia personal. Dentro de la literatura costarricense, su poesía, por ejemplo, a veces nos parece desmañada. Sus narraciones desoladas, deprimentes, y a veces, por el lenguaje y los temas, descarnadas. Max Jiménez, al contrario de lo que piensan muchos críticos, no se quedó en promesa. Dio de sí lo que pudo , lo que su espíritu le exigió y lo que sus límites le impusieron . Su 9bra fonna un cuerpo congruen~e. Con correspondencias entre una y otra d'isciplina. Sus cuadros comple- mentan. en un plano más grande, las descripcio-

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AN"OS DE APRENDIZAJE: ENSAYOS (1928).

En un capítulo de la presente antología se encuentran agrupados, con el nombre de ensayos, una serie de vivencias significativas que Max Jiménez agrupó con ese nombre y que no responden propiamente a la idea de lo que actualmente un ensayo significa. Estos ensayos de Max, como sus entrevistas o sus articulas periodísticos, son un aparte importante, y fragmentario, que viene a explicar su obra como cuentista, poeta o pintor. ~ on una colección de pensamientos ingeniosos, experiencias propias y ajenas, agrupadas por temas, por ideas afines, que se corresponden con una colección de aforismos, llamadas Candelillas que nunca publicó, pero que se conoce que escribía con la regularidad de un diario. En el fondo, son sólo una meditación, larga y continua, sobre asuntos de arte, naturaleza y la presencia del artista en el mundo, pero sobre todo: definición de una teoría artistica, llevada a un plano profundamente subjetivo, cuando pretenden ser ejemplo y muchas veces hasta admonición: "Los libros no son material fijo. Los libros mejoran o se descomponen con el tiempo." Lo que pretendió ser solo una afirmación simple, se vió luego convertida en una definición

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r tajante, porque fue consciente de que su papel como artista tendría su - 1ac1_rtr gea9ale ~/ns1ón del cuerpo- extsteia pos1 1 1 a e aso se a o nfinito. Max Jiménez, poe 1camen e, marcha de acuerdo con las exigencias de la época:

"Nada excusa evitar el contacto directo con la tierra. El alma es intermediaria de lo divino para lo humano." Si aceptamos este concepto en su totalidad, P'ldríamos creer que Max Jiménez estaba asentado totalmente en la tierra, pero debido a su ambigüedad creadora llegamos a la conclusión de que en esa terrible división de su mundo entre lo divino y lo humano, se encuentra el génesis de la mayoría de su obra creativa.

LOS TEMAS Dentro de la línea cercana al modernismo, en que el mismo Max Jiménez se ubica algunas

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veces, podemos señalar varios temas, predomiminantes en su poesía, que dentro de la etapa final de la escuela modernista, conservan los elementos significantes de que se nutre este artista. Max Jiménez publicó cinco libros de poesía que p::xlemos ubicar, cronológicamente, así: GLEBA (PARIS) 1929. SONAJA (MADRID) 1930. QUIJONGO (MADRID) 1933. POESIA (SAN JOSE, COSTA RICA) 1936. REVENAR (SANTIAGO DE CHILE) 1936.

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Si señalamos que Max Jiménez parte a Londres en 1919 a escasos 19 años, y allí descubre su vinculació~ con el arte, con la bohemia artística y con el mundo maravilloso de la fantasía, podemos precisar que, a partir de esa fecha, y con su instalación definitiva en París, en el año 1922, y a su vinculación con las disciJ?linas d;l ~ibujo y la pintura, o de la observancia y practlca de ellas nace la poesía. Una poesía que está en rela~ión con sus conflictos familiares más íntimos, que se refieren a la firme determinad?~ de dedicarse al arte, y no a los negocios, y a participar de la vida bohemia y vertiginosa que desarrollará en París, en su pequeño y destartalado estudio de la calle Vercigentorix. Muchas veces dijo que los mejores años de su vida fueron aquellos gastados en París entre 1922 y 1925, ya que constituyeron años de gestación y lucha consi~o mismo y con el medio, lejano pero presente siempre. La cultura desarrollada por Max Jiménez en esta época es una cultur9: pictórica, pero_ l~ ~ercanía de intelectuales tan importantes, y d1S1m1les, c0mo Al hns'l Reyes y César Vallejo, le hace ahondar en el campo de lá1íteratura como vivencia específica y de allí van naciendo sus primeros

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poemas, desordenados como sus estudios, pero ya firmes err los temas y el lenguaje. En 1925 regresa a Costa Rica con una visión del mundo desolado, pero dispuesto a imponer su personalidad y su obra. . Con la publicación de Gleba, en París, en 1929, recibe Max elogiosos comentarios sobre su labor como poeta y también se empieza a ensanchar la brecha, que establecerá ya para siempre, entre su obra y la de muchos otros costarricenses, que por esta época transitaban por la literatura y el arte. Gleba es un libro titubeante con lo que quiero decir que está retratado Max iménez con todos 1~ e~es y ~os, en s~s inquietu es y dudas pnme~s. Se empiezan a palpar ya los temas y situaciones que, con pequeños intérvalos, se van a repetir en toda la obra posterior del poeta. Hay dos poemas ~u~efip.en la actitud del poeta de manera mas señalada: !i,1.anos y Del dolor, en donde, y con palabras simp es e ideas concatenadas se brinda, tal vez en síntesis, el pensamiento poético del autor. En Manos se prefigura el lenguaje que Max Jiménez utilizará en su obra posterior y que incluye palabras como: marchitos pob1:!:_s, se'!!it~as, enfer_!!l,as, c~n_q,les, etc~ Es u~ poema que nos trae reminiscencias tardías de los simboli~tas franceses y tal vez . de algunos poetas ~ oderpistas_ como Nervo, Herrera y Reissig o Sil".ª· Lo importante es que de las posibles y vanadas influencias, la originalidad de Max se ma1:tiene firme por usar lenguaje propio aunado a zdeQJ..J2I.QPias, que es qmzá su mayor virtud en to os los campos en que se desenvolvió. En Qel dolor, el poema, por el inso de contflrnes, se trans orma en un juego hermoso, y bien lograd?, para d~ostrar que el dolor humano es patnmonio de n~ J'. obres, y sin hacer poesía

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Implorar.:, Implorar ... Al que esta noche misma me quita un haz de [vida ... Acaso a mí me importa que venga otra cosecha.? Acasa porque imploro se ha de parar la vidaJ No queda más que el lloro en esta obligada y miserable brecha .. .

sensi.blera o soclal, lofaa lo que se ha propuesto, que es básicamente amos una imagen de la inutilidad del dinero, d7Ta posicióñsocíal y de otras virtudes, eminentemente burguesas o positi. vistas para logr:ar la felicidad. En A orillasael-se,:;a, el poeta trata de darnos una idea pictórica sobre el París de los veintes. El p::iema tiene el valor de una acuarela, clara pero indefinible, por ese sentimiento de nostalgia, hábilmente trazado, que se desprende de su lectura. Quijongo, (Madrid 1933), es uno de los libros más hermosos de Max Jiménez en el campo de la poesía y es producto más depurado que Sonaja, (Madrid 1930) , que no tiene mucha importancia como poemario, sino para hacer del primero una obra consistente, y definida, en el campo de nuestras letras. En Quijong_o, Max Jiménez s~za sus inquietudes euro~as, sus contzmplaciones interiores y exterbres, y plasma un enguaje_ primjo, que le naráauerente a -sus contero oráneo y, que le abocará a nuevasbúsqueaas esteticas. Quijongo es un libro que presumiblemente se gesta teniendo presente a Europa, a España principalmente, y a la quietud que, luego de un viaje prolongado, el artista encuentra en su finca de Coronado. El deseo de Max de conocer nuevas tierras, nuevas experiencias, y el enriquecimiento de su espíritu por medio del trabajo creador, lo empujan a definirse de manera clara, en cuanto a su posición en el mundo, y quizá, por primera vez en su obra poética, eE12ieza a nacer de manera casi ob_sesiva, la resencia de la muerte co:rpo liberación y el testimomo artítisco, no como evasión, sino como eñrrentam.1en o y única ermanencia. En Vendimia, uno de7os poemas más bellos y bien logra os del autor, se cu¿plen uno a uno los preceptos de la ~cuel~ t a :

El poema prosigue, a manera de juego de contrastes, para determinar un final que tiene relación con un problema de existencia, irresoluble como la obra de arte, pero totalmente vin-

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Nace también en este poemario esa sed obsesiva de muerte qt¡e va matizando toda su obra. ~e hacen presentes el dolor, la desolación y la impotencia de una manera jamás antes sentida en nuestraliteratura. La poesía adquiere en Qui- ✓ jongo un fono de nocturno que será ya característica a la obra total de Max Jiménez. En El mal del tiempo, el amor se le hace un recuerdo. Un suave daño, en terribles sentimientos encontrados, para terminar en una resignación: Ahora, ya vieja, pasión de mis veinte años, quién se ve ahora en tus ojos, en tus dos ojos [castaños? qué daño el de los años, pasión de mis veinte {años!

En El poema perdido, la experiencia literaria propia es presentada en toda su raíz: Porque sólo un poema existe: escanciarnos de la vida, la fruta está ya exprimida, primavera ya no viste, quién habla de eternidad?

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En Revenar, vuelve a los temas del amor, la rp~rte--r--su lucha con la palabra, aqueliaque éfa una idea exacta de lo que trata de crear:

culada con ella, de acuerdo con las ideas de sed infinito que lo nutren. En todo el libro se deja sentir un tono de iluminación, de videncia, de deslumbramiento, apagado siempre por 13: reali_dad co~diana, por la vulgaridad de una existencia comun que se le hace al poeta anodina, cuando no terriblemente adversa. La sociedad burguesa de la época, que fµe la q~ás rechazó la obra del artista, recibe invectivas que algunas veces pueden sentirse como alu;iones veladas de la amargura interior que lleva el poeta, y que le empuja a tratar de romper moldes y conveniencias, siempre en contra de lo establecido. . Todo el libro es la historia de una pasión amorosa. De un enfrentamiento con la vida, por medio de un amor que tiene nombre de mujer y que es llevado a todas las regiones en donde el poeta se permite incursionar. Es la historia también de una pasión interior, que conlleva una definición total como artista y la prolongación de su angustia personal en versos desesperados, escritos tal vez al margen de una sociedad aldeana y de una..lnc~nrerior, que será característica de toda la obra sucesiva del poeta, del narrador y del pintor. Plantea la sed de absoluto como una cosa concreta y réferida su7ñinediato trabajo artístico. La muerte es sólo la manera de apagarla y ni aún así podría llevarse a cabo, porque la obra, solitaria y desvalida, sería la única razón de testimonio o victoria en esa lucha. Entre 1933 y 1935 escribe Revenar, que se publica en 1936 en Santiago de Chile y en ese mismo año publica en San José de Costa Rica Poesía, que resume en parte una serie de inquietudes poéticas ya manifestadas y que pueden sintetizarse en los poemas El eterno nocturno, Renuevo y Corazón del mar.

Sin ser una repetición insistente, Max Jiménez señala los motivos más import_a~tes que han sido el norte de su poesía. Encontramos ansia de infinito, el terror ante la muerte y la vitabilidad de su presencia !!iaria. El tiempo, que lo angustia, se deshace, ante la imposibilidad: de afrontarlo cara a cara y la soledad, en el desamor, le sirve para interrogar al infinito, sobre lo pasajero y leve, y sin embargo terrible, de la vida que continuamente se apaga. En Corazón del mar encontramos una serie de enumeraciones, de preguntas con respuestas, en que el poeta se hace semejante al mar y se identifica con él, hasta hacer de su vida una descripción enumerativa de propiedades comunes. En Renuevo se enfatiza la sed de inmortalidad y se une el amor con una imposibilidad de permanencia, de regreso al lugar de origen de todas las cosas y que se relaciona también estrechamente con la tierra, como elemento primordial o presencia viva. ~ r , editado en Chile en 1936, y reeditado en Costa Rica en 1972, es aj meior libro de poesía de Max Jiménez, aunque no detimtlvo, a pesar de ser el último crono-

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Porque es lo inevitable, todo habrá de pasar, porque ahora lo digo, y es un minuto más. En dónde están los otros, lo que yo quiero amar? Se llevaron mis mieses, me dejaron sin haz. Si el paso por la vida pudiéramos grabar, si hubiese un alma amiga, de suyo en la bondad, que, palabra a palabra, el Eterno Nocturno [ volviese a recitar, tal vez lo que es la nada, se tornara en [ caricia de suave claridad.

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lógicamente. Como en un enorme fresco que se inicia en París con Gleba (1929), Revenar es la suma del pensamiento estético, ético y poético de Max Jiménez. El lenguaje es decantado, limpio, sin ataduras retóricas o ensortijamientos metafísicos. La poesía aflora y la forma apenas logra contener a las p:i.labras, que sin ser tumultuosas, se escapan c\esordenadamente, con la melancolía y la segurihca la restitución a la muerte de la d1gn~dad mtima para vivirla y sentirla en toda su J p)em!ud. Max llevaba la muerte dentro y nunca hizo mtento por sacársela. mcaniente mediante la ob~a c~eativa hizo un intento por compartirla experiencia de la que salió mdemne. · ' . Los . restantes poemas del libro plantean Ias mismas ideas y contienen casi los mismos símbol?~ poéticos que de unos a otrospoemas 'se van rep1tienao. _El mar, los 1/illOS, los báculos, la tris- ./ t~a,_ son soloalgunoscte los elementos de que se compone esta poesía contenida desordenada pero llena de~ orden más exasperan'te y definitiv~ en nuestra literatura. Quizá el elemento más/ prese~te y definitivo en RevenarseáTanocliela oscundad total, é'I"'gñs terrible de 1as vidas--~e se a~~ban y _esa no resurrección, o más bien integrac10n mov1! a las cosas, a la tierra, a las otras perso~as,. ~r ~edio del amor y esa frustrante e!penencia mt1ma de fracaso, para hundirse al fmal en la muerte, en el mar de lo inconexo de man~ra plá~ida, digna, terrible, humana. Q~izá el tnunfo m~s -~ande de Max Jiménez, como poeta, es la po~ib1hda~ de que en su poesía se pue-J ¿-J · t,-' dan palpar mfluencias y cercanias a autores afines y que ~;1 poderosa individualidad, como una re-r,'7 surrecc10n no buscada, se apropie de su poesía y 1~ sustente, a~ paso de los años y las agonías, a1enas y propias, que durante toda su vida supq. enfrentar.

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LA NARRATIVA DE MAX JIMENEZ

Tres son ias obras más importantes de Max Jiménez en el campo de la narrativa: UNOS FANTOCHES (1928) . EL DOMADOR DE PULGAS (1936). EL JAUL (1937). Unos fantoches es una obra violenta, deliberadamente escandalosa. Su valor literario radica principalmente en el uso de un lenguaje irónico A, y descamado, la originalidad es escasa, en la f traftta de la obra, -el eterno triángulo amoroso-y las consecuencias que se derivan de esta relación. Esta obra, pequeña en extensión, prefigura en cierta manera a El domador de pulgas y denota un estilo.-inciSÍvo, y ~ _y- una gran capacidadcteob~ILy_análisis q.e lo problemas sociaki de la éPQca. La obra resulta at:rm7tda,"conteniendo, e manera velada, muchos de los elementos de las novel etas de Vargas Vila, a quien debe cierta semejanza. El domador de pulgas es una de las obras más importantes publicadas en los años 30 en América Latina. Si bien ha sido considerada una obra disparatada, llena de incongruencias, el valor literario y temático reside en el aporte que a la literatura surrealista hace Max Jiménez. La obra

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/llax Jim énez en 1926

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nos presenta un mundo real, el de las pulgas, cuya composición social es similar a la de los humanos y cuyos habitantes actúan y viven como los hombres, habiendo adquirido de ellos precisamente todos sus vicios, y escasamente sus virtudes. Ya casi es un lugar común el decir que este libro se quedó en intento, cosa que vista con criterio estrecho podría resultar valedera, pero que observado con perspectivas resulta inexacto. El domador de ul as es un libro vi ente orqüe está sustenta o so re e a surdo, sobre e terror, sobre la subversión de todos los valores, inclusive los. literarios, para estructurar una obrª-.. básica ep las letras centroamericanas. Quizá el mayor acierto de Max Jiménez radica en la manera que va acomodando el tema central a los diferentes episodios que, trenzados unos con otros, dan la idea de continuidad, tradicionalmente aceptada como elemento básico de la novela. El Cristo-domador se va transformando de dom~dor ~ dominado, siendo sacrificado, físicamente, a la voracidad y a la maldad de las ul as-hombres, ~ue pue an ~ ~ pu gas, que se alimentan de sangre, como algunos hombres, son el mando interno y exterior en donde Juega la imap;inación del autor y se desarrolla todo el relato. EL domador les da su sangre para rescatarlas de la med10cndad del oftcto de circo y al ir éstas entrando en contacto con el, en un cuartucho or me 10 e a rben, se van trans orman o asta convertirse en seres perversos, llenos de vicios y defectos, y se esta5lece una relación muy especial entre el domador y sus antiguas pupilas: a medida que ellas van construyendo su mundo, el odia, la podredumbre, la mezquindad humanas se van haciendo presentesen e as y as van corrompien o, a expensas

de la sangre del domador, que mira con horror en lo que se han convertido sus discípulos:- A la manera de las antiguas fáowas y con la moraleja de los cuentos antiguos, Max Jiménez construye el universo de las pulgas, corrompido es cierto, pero capaz de sentir todavía las virtudes más hermosas y también los idealismos más desbocados. El mundo de las pulgas es un mundo abierto a todos los sucesos, pero es un mundo condenado, lo advertimos desde las primeras páginas, a acabar con la sangre de este Cristo-pulga, tardío, llorón e impotente como la mayoría de los hombres. Las pulgas durante toda la novela se esconden, producen odios, terror, asco y compasión. El mundo del domador se va cerrando, se hace cada vez más pequeño, hasta que culmina con su muerte, ya que desde antes había estado llevando una vida casi vegetal, seco, inmovilizado por la voracidad de las pulgas. Quizá lo que más llama la atención es el lenguaje moralizante que se palpa en muchos episodios. Para mostrar la maldad de las pulgas se recurre a contrapuntos, algunos obvios, otros •anacrónicos, pero priva en la obra la amargura del autor expresada en casi todos sus otros escritos. La figura del sabio que al final trata de justificar, por causas naturales, el mundo lleno de maldad de las pulgas, es una figura que expresa, sin duda, la opinión del autor:

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"Un miserable -continuaba el sabio- convirtió un mundo tranquilo, que lo único que hacía era procurarse la vida, y para quienes la vida por esa simple razón, tenía especial e inmensa importancia, al más amargo e insondable de los precipicios . . . Casi no existe pulga que se haya medio instruido, que no tenga ambición política, pulgas que siendo igual o muy parecidas a las

otras pulgas, viven con la desesperación de go·bernar. Ese terrible vicio del mundo, sostenido entre calumnias y crímenes ."

El lenguaje usado responde a la situación que se plantea. ~- un lenguaje onírico, desborda o enfrentando situaciones ue a veces parecieran a sur as pero que, dentro e a o 1c de la narracion, se JUS 1 can. s · cigima que el lector ya armando, sin claves o sn12.bolos, a fuerza de identificación y lenguaje, de participación y crítica. También es imp~rtante señalar que es uno de los libros en que el humorismo, no la ironía, se hace presente, de manera chispeante y valiente. Max Jiménez nos ridiculiza al extremo, tal vez eso fu e lo que no le perdonaron sus contemporáneos, y h ace de la solemnidad de la aldea una cosa triste, desolada y egoísta. Quizá los costarricenses se encontraron siendo pulgas, y como ellas, viviendo y sufriendo, en aquel universo que, sin causas especiales, sucumbía en su propia mediocridad. En el capítulo de La pµ,lga artista el escritor, más que deseando retratarse, se identifica y pone en los atributos de que dota al artista, algunas de sus ideas más íntimas. Insiste en algunos tópicos de sus poemas, o de sus polémicos ensayos políticos, y traza el destino de una pulga sensible y creadora, en un mundo hostil y vulgar: "La pulga artista no se vendió, no entregó el talento ni el sentido artístico a ningún móvil político, el arte lo conservó esencial. Hay pulgas medio artistas que luchan entre el arte y la miseria del mundo, y terminan por querer abarcarlo todo y convertirlo en mezquino servicio. No resisten la absoluta

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independencia, y libertad relativa, de la pulga verdaderamente artista."

Todo el libro es una violenta sátira contra la medi~cridad y la injusticia, con la artici ación m e a e ar rsta a acer as a ·rmaciones r a sus p rsonaies- aves, ar a nr sectores e rirung;o qu:e para muchos permanecran sellados y . 1½esc nacidos. • - - Max Jrmenez es responsable de lo que dice, porque se nota que lo ha vivido. El lenguaje es duro porque responde a la descripción de un uní verso terrible, descarnado, desangrándose como el•' propio domador. ,El libro finaliza con la muerte del Redentor a manos del sabio, que se va transformando en la pulga-hombre, transformada psíquicamente de animal a humano, y en el transcurso del largo diálogo final entre él y el ,Domador, se va mutando en una inmensa pulga que acaba, de un gran salto, con la vida del domador, que muere exangüe, reclamando tal vez un redentor para sí. El Jaul es uno de los libros más personales e importantes de Max Jiménez. En el prólogo advierte: Mi libro no se produce en antesalas sino entre barriales y montañas. Y así discurre el libro: en San Luis de los J aules, una población supuestamente enclavada en San Isidro de Coronado, 1 entre árboles y caminillos, que contrastan con la fuerza y desproporción de los personajes. Es el libro más claro y limpio de Max Jiménez, por el lenguaje y en el mensaje terrible de denuncia y señalamiento. Para algunos críticos no es estrictamente una novela, pero reúne todas las características de la novela mod·e rna, ya que existe una unión entre el poblado, el paisaje y los personajes, que como un hilo van engarzando todos los capítulos. Es la obra que inicia la auténtica literatura realista-costumbrista de Costa Rica

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y una de las primeras obras del género grotesco que se ha producido en América Latina. Max Jiménez la escribió durante sus largas estancias en San Isidro de Coronado, en su finca., y nació al observar la vida campesina y del profundo conocimiento que tenía del alma humana. SLEl domador de pulgas enfrenta una prohlemática eminentemente urbana y cosmopolita, en El Jaul se trata de enfrentar y analizar la vida. rural, no idealizándola, sino presentándola de ma. nera cruda, grotesca y hasta absurda, usando y abusando del realismo, para producir efectos desagradables, por medio de la técnica más refinada, pero también más llena de humor negro que se haya escrito en Costa Rica. Como todas las obras de Max Jiménez está llena de él. Se nota esa presencia en cada página y si bien los personajes se desenvuelven solos, tienen todos ellos muchas de las expresiones ya usadas por el escritor en sus intervenciones periodísticas o en sus artículos para diarios y revistas. La maestría del autor radica en darnos un mundo que aceptamos completamente como existente, por las características esenciales que describe, y porque los cam12.esinos síñ hablar un lengua1e sPmrner:n&u la, se expresa~ en costarricense, siendo en ibles sus expresio~::Y:1º:IITILJ!.s..Jná.s...¡;ffif)Q.l:;Wl.te,c--e.l-1.e:ctc!L..)2-ªrticipa y penetra en su mundo, amB-ndolos o repudiándolos, según sea el caso - El aporte más radical e importante de este libro a la literatura nacional, es que señala claramente el peligro de la creación de estereotipos, que muchos otros escritores emplearon en la descripción de los campesinos y la presencia en nuestra literatura de personajes crueles, despiadados, corrompidos, definitivos, en un ambiente que para muchos escritores era limpio, virgen curiosamente adobado de adornos que los campesinos ya no tenían, o de características del habla popu-

lar que eran inexistentes, cuanto no fuera en la mala prosa de algunos escritores. ,, El Jaul, como toda la obra de Max Jiménez, es un libro de crítica. Crítica social y política, porque el autor, a pesar de que rechazaba el quehacer político, hacía política, aunque ésta le repugnara o asustara. . En esta novela está relatada la historia de un pueblo campesino, aledaño a la Meseta Central, lleno de intrigas e incidencias que hacen posible la creación de una novela. Las descripciones son breves, enjutas, desoladas. Los diálogos son mínimos, utilizando el voseo y con expresiones sutilmente populares. Un realismo descarnado y terrible, está estructurado en los espacios de los entrediálogos y en la descripción de algunas situaciones que, por su gravedad y trascendencia, van desapareciendo como anécdotas, transformándose de relatos pequeños, en cuadros más complejos debido a la gran cantidad de elementos en juego a que son enfrentados. En esta obra Max Jiménez profundiza en el humorismo y lo transforma en ironía. Pule los vocablos hasta hacerlos pedradas, y a los personajes deformes, sifilíticos, desolados y semivivientes, los haf,r> adquirir grandeza, aún dentro de su miseria. T :il vez allí radique la importancia actual de Max Jiménez y la vigencia de su obra en conjunto, p:irque supo encamar en su tiempo la inquietud de la época y profundizar, ajeno a sectarismos, en el campesino y en el pueblo, dentro de un gran significante colectivo. De esta manera sus relatos han resistido al tiempo, porque los planteamientos más profundos' están vigentes y respcmden a la realidad nacional. / Los elementos míticos del campesino se encuentran presentes en todos los relatos y se siente la fuerza de los elementos: lluvia, barro, miseria, construyendo todos los episodios, que adquieren,

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por el uso de tales elementos, calidades nuevas en la literatura costarricense de ese entonces. l Los trozos escogidos son apenas una muestra del conjunto del libro, que debería ser publicado entero de nuevo, para que los costarricenses pudieran tener en sus bibliotecas una obra clásica y casi desconocida entre nosotros. '

MAX JIMENEZ Y LA PINTURA

Inmediatamente después de finalizada la I Guerra Mundial hizo Max Jiménez un viaie a Europa, para efectuar estudios de comercio. En 1921 se encuentra en París; ha abandonado sus intereses comerciales y trata de encaminarse por el mundo de la pintura, en ese entonces representado por estudios de dibujo. Había acudido a la Academia Ransom siguiendo, durante algún tiempo, labores reglamentarias en ese campo. Pronto se aburrió de la disciplina tediosa y se entregó a la vida del artista bohemio, muy propio de la época, no sin haberse propue_sto una férrea vo~ !untad creadora que habría de acompañarle durante toda su vida. En visual sorprendente. Sus trabajos .nunca ::idrían entenderse baºo el unto e vista una pmtura aca emica tra 1ciona · s los WJ,i es, as a convertirse en objetos monumentales con un sitio importante y definitivo en el arte Te' Améric~ Latina. · Max Jiménez realizó en 1945 un viaje a México para estudiar específicamente la técnica de la escuela muralista mexicana y allí entra en conocimiento y amistad coh D iego Rivera y David Alfaro Siqueiros, pero esas indagaciones no tuvieron un fruto valedero y consistente aunque, indudablemente, él se encaminaba por temperamento hacia el mural, luego de resolver la etapa eminentemente erótica de algunos de sus últimos · trabajos de caballete, sin n egar, a pesar de algunas expresiones suyas en ese sentido, la influencia de lo indígena en su pintura, que más bien podría , ser la presencia del mestizaje americano en su mundo pictórico .

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EL GRABADO Se puede afirmar que el grabado de Max Jiménez, la mayoría de las veces, fue co~plementario de su obra escrita. Casi todos sus hbros se encueiitran ilustrados con xilografías y en muchos de los artículos que he reseñado he encontrado correspondencias entre el texto y el grabado. Max Jiménez utilizó el grabado como una expresión menor, cercana a su espíritu artesanal para plasmar, en tono detallista algunos de l?s motivos que expresó en la pintura. La mayona de las xilografías son proyectos desarrollados luego en óleos, y algunas veces hasta en esculturas. Los principales, por su calidad y manera de expresión, son aquellos que señalan_ dolor, o elementos eróticos femeninos, que sm llegar a lo grotesco, manifiestan deformidades internas por

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de contracciones físicas. La etapa más importante en la creación de grabados abarca de !934 a 1938, según se puede observar por un estudio comparativo entre lo publicado e ilustrado con sus propios trabajos xilográficos. Yo encuentro u nte ex resionista al unas veces incursionó por e surrea ismo, ogran o calidades insupera les en 1 as ilustraciones de El domador de pulgas y .E[ Jau¿. En los grabados que acampanan a varios e sus artículos aparecidos en Repertorio Americano, predomina la fuerza de la expresión concentrada en los rostros, aunque las deformaciones son apenas perceptibles, apéndices de tropismos interiores. LOS DIBUJOS

De ellos he podido estudiar básicamente el catálogo de la Galería Zborowski en la Biblioteca Pública de New York, que rec~ge la exposición efectuada por Max Jiménez entre abril y mayo de 1942 que contiene 33 dibujos y esculturas y reproduce 1:1n dibujo. También en la Exposición retrospectiva de Max Jiménez, en junio de 1948 aparecen varios dibujos y se reproduce uno. En 1~ exposición retrospectiva efectuada en 1965 en la que se expusieron varios de sus dibujos podemos s~ñalar algunas ligeras características en ellos que vienen a ser un complemento a su obra de grabador y de pintor. Los dibujos son temas eróticos, estilizados, esto es decir: deformados, proyectados sobre la superficie con cansancio. Una exacerbaci?n del tedio y una prefiguración de la muerte. S1 en algunas obras está presente Picasso es en estos dibujos de Max. Juegos de claroscuro Grabado de Max Jiménez del libro El Jau[, 1937. rodean al dibuio y también son comunes formas

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Dibujo de Max Jiménez, 1947.

que se proyectan por medio de líneas delicadamente hirsutas.

LA ESCULTURA Privan en sus esculturas las figuras humanas, con esa tendencia a la deformación, a darles vida por medio de gestos inesperados, de separarlas de la imitación servil a la naturaleza por medio del quebrantamiento de formas y propordones. En 1921 expone, en la Galería Percier en París, doce piezas escultóricas que obtienen una acogida favorable de dos notables críticos europeos : Maurice Raynal y Gustave Kahn, opinio-

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· El Beso, escultura de Max Jiménez que se encuentra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, 1947.

nes que fueron reproducidas por Repertorio Americano en ese mismo año. En New York se encuen tra en el edificio de la IBM en su Museo de Arte, una escultura que podemo's ubicar en esa época o quizás inmediatamente posterior. A partir de 1935 vuelve a esculpir con regularidad, utilizando sólo la talla directa, en madera y piedra, que reflejará, ya para siempre, su pensamiento en ese campo, el cual fue expuesto en un bellísimo artículo aparecido el 3 de octubre de 1937 en Diario de Costa Rica, y que, en un tono similar, se complementa con otro publicado en Repertorio Americano, de la misma fecha, que se titula: Algo sobre escultura. De sus esculturas y su contacto con el público costaricense queda el desagradable incidente que protagonizó su Maternidad al ser exhibida en la Universidad de Costa Rica y el agravio que sufrió de los mismos estudiantes, al burlarse estos y colocarle objetos inapropiados para manifestar su incapacidad, o tal vez su impotencia en reconocer el esfuerzo creador de Max Jiménez.

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POLITICA NACIONAL E HISPANOAMERICANA EN MAX JIMENEZ

Hay un artículo de Enrique Macaya Lahmann publicado en Repertorio Americano, Tomo XXVII, NQ 24, de noviembre de 1933, que plantea por primera vez el tema de Max Jirnénez como un pensador conscientemente político. Si bien el artículo abarca únicamente una parte de la obra de Max, su labor como ensayista, es importante señalar la militancia de Max Jirnénez, tanto en su obra creativa como en su vida personal. Las opiniones polí:icas de Max Jiménez se hallan expuestas en tres artículos, necesarios e imprescindibles a la hora de intentar comprend_erlo: Aristocracia del arte, Repertorio Americano, Tomo XVI, N 9 1, Arte y Proletariado,. Repertorio Americano, Tomo XIII, N 9 13 y Artista y Producción, Repertorio Americano, Tomo );(111, N 9 10. Son artículos breves, y como sus títulos lo señalan, son opiniones sobre temas específicos, relacionados principalmente con unas declaraciones de Diego Rivera, reproducidas en Repertorio Americano, y unas acotaciones a las respuestas de Max, que hiciera el eminente pensador peruano José Carlos Mariátegui. Sin que las cosas llegaran a polémica abierta, son testimonio importante del pensamiento político y cultural de Max Jiménez.

Son muchos los artículos de Max Jiménez en el campo de política cultural. Hay uno, revela. dor en "Diario de Costa Rica" del 14 de abril de '¡ 934 en que afirma: La elección de nuestros presidentes se efectúa entre el capital, el gobierno de los políticos y la víctima que es el pueblo. En Nuestra apatía, Repertorio Americano, Tomo XVII, N 9 22, encontramos esbozadas algunas de las ideas que habrían de atormentarlo hasta su muerte que en 1928 son ya una realidad obsesiva en su carácter. En ese mismo año de 1928 hay una especie de saludo a Víctor Raúl Haya de la Torre y, por la lectura del mismo, parece derivarse una identificación con el movimiento populista, anti-imperialista, que el APRA propug. naba en esa fecha. Pero quizá el reportaje más importante sobre su posición política es el apare. cido en el D iario de Costa Rica en 1933, en que afirma: Y o quiero ser el quijote que diga en form a sincera y franca y sin temor a la crítica como se dicen las verdades en Costa Rica. En 1943 responde al Ideario Costarricense de manera digna y sobria, prevaleciendo esa aristocracia de pensamiento que siempre lo caracterizó. En Diario de Costa Rica, del 6 de octubre de 1931 en el artículo "Del Comunismo", hace una de~laración de su posición política en esa época, que sin ser específicamente anticomunista, no compartía, como artista y como persona, 1:1uchos de los postulados del marxismo de esos anos, sobre todo en su clara posición antiestalinista y antisectaria. En octubre de 1933, Traba¡o, órgano del Partido Comunista, en su artículo titulado "Notas Breves" lo ataca con términos demasiado ofensivos. Allí se trata de cuestionar su posición política con sus labores de artista, Y, Sl;l posición social, como hombre de recursos economicos cuan-

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tiosos, supuestamente ubicados como explotador del pueblo. Este ataque provoca, en defensa de Max, una de las páginas de, respuesta más h~rmosas de don Joaquín Garcia Monge, aparecida en "Repertorio Americano" de octubre de 1933. Es interesante anotar las afinidades de Max Jiménez con ciertos aspectos del pensamiento de Leqn Trotszky, expresado en sus artículos ~~­ bre literatura y revolución, aparecidos en pei:-odicos europeos de los años de 1923 a 1933, prmcipalmente en aquellos en que se enjuicia de manera inteligente y antisectaria el papel del arte en el mundo moderno y sus relaciones con el proceso revolucionario. . , . En el prólogo de Revenar Max Jimenez mtenta un:a justificación a su actitud política diciendo que: izquierdas y derechas son iguales. Este juicio obedece a la posición apasionada de este extraordinario artista, siempre libre, independiente de bloques o partidos, solitario ante su labor de artista, en posición olímpica, un po~o aristocrática, pero nunca ajena al dolor de America Latina y al descubrimiento de sus más importantes . raíces. Sin. estar afi_liado_ a ningún partido, sm creer en la beneficencia o en la limosna, Max Jiménez supo ser generas? -en silencio- sin que su mano derecha supiera de las obras de la izquierda.

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ANTOLOGIA

EN SAYO

Los libros no son material fijo. Los libros mejoran o se descomponen con el tiempo. Libros de actualidad maravillosa, se van perdiendo en el harizonte de los años; otros como resucitados que se alimentan de los siglos. La obra de arte es un esfuerzo puesto sobre el tiempo, siempre trascendental desde el punto de vista de la creación. Generalmente un libro no corresponde a nuestros deseos, o por lo menos no debería corresponder, porque el destino y lo que se es, son más fuertes que la voluntad. Puede ser peor o mejor, cuando el artista sea espectador de su propio trabajo. Lo del bien y el mal actual, que tanto nos atormenta, parece perder eficiencia, ante la terrible e inevitable medida del tiempo. Me pregunto, cuál ha de ser la definitiva manifestación artística de cada uno. Las artes cada vez se me presentan más encadenadas. Soy amigo de los cambios de oficio radicales, a los cuales creo que debe mucho de su vida la sensibilidad. Empero, soy enemigo de la aplicación a diversas artes, en el mismo lapso, y desde luego con la misma energía.

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Me parecen permisibles, las actividades de n. tro de la misma familia: la pintura y la escultura, la prosa y el verso. Otros motivos impulsan al traba;o, y a ex. ponerlo en libro, y es, una cierta y mayor inde. pendencia, adquirida sobre los años pasados. Ya los prólo"os no parecen pedir misericordia, vive la obra de arte en independencia actual y sobre el tiempo.

LLUVIA

El presente está formado de un ayer doloroso y de un problemático mañana. Torpe es un presente de eterna angustia por lo que ha de suceder, y las preocupaciones por evitar males imaginarios, llegan a ser más dolorosas que el mal mismo. Acaso, el «mal del mañana», el más molesto de los que nos plagan, sea combatible con resignación del pasado y desprecio al futuro. ¿A qué pasarse la vida en temores por lo que pudiera suceder? ¿A qué arruinar el presente por lo inevitable?

A M. Vincenzi

Tiene la lluvia la generosidad de aislarnos. Lava esas calles de los hombres que las manchan. Su ritmo en la caída, nos libra de ideas monótonas, comunes .. . Predispone la lluvia a la meditación. Tiende velos y la ciudad nublada cobra encanto. Opaca la realidad, con la promesa de revelarnos, que la cordillera límite del valle, vive de nuevo, porque ha llovido, y que el paisaje, alú está, resucitando siempre, cuando la lluvia muere ... Sobre las cosas deja un barniz. Dias hay que no llueve: llora.

DEL PORVENIR

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La vida pasamos en el porvenir. estamos más allá de nosotros mismos. El futuro está formado a base de La misma esperanza tiene en sí gran de miedo; es ambición incierta. El pasado se refleja en el futuro. a base de temor.

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CASTILLOS EN EL AIRE . Divina vida. Imaginación que matiza la · realidad de la existencia. . Castillo~ en el aire. Recuerdos de tiempos felices. Ilus10nes del mañana ... _E~altación _del 1:1-omento que pasa, y hace subsistir una ex1stenc1a, lo que sólo fue un instante. N o esperar fortuna ni amor; levantar castillos. Imaginar es el principio de toda realidad. Tal vez un día, descenderéis desde esa cumbre a que os lleve la imaginación, para estrechar a la que sólo vivió en vuestros castillos. Mas . . . si la amada no llega; si la felicidad os huye; nada podrá impediros soñar soñar siempre, y levantar castillos, castillos en el' aire . ..

Siempre temores. cantidad Siempre,

LIBERTARSE Tendencia es de las gentes el convertir a sus semejantes en muñecos de utilidad mecánica. La inquietud les molesta.

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El individuo que se aparta de la monotonía les es gravoso, y todo esfuerzo dirigen para redu. cir a quien lleva en sí ambición, en un instru. mento unilateral del trabajo. . Habrá de lucharse, redoblando el trabajo contra el orden mecánico; es el que nos da la vida y el que nos hace sentirla. ¿Y si estos días no fueran precedidos, ni seguidos por otros? Ante esa duda, la respuesta será: vivir, sentir del árbol, de la fuente. El pensamiento ennoblecido verter para nuestro regocijo en la piedra, en la tela, en la página, todo ello matizado por nuestro ser; por nuestra personalidad.

ARTISTA Y PRODUCCION Vida encuentran las ideas en ellas mismas y su realización difiere grandemente de lo que imaginamos. Si lográramos reproducir exactamente nuestro pensamiento, las obras de arte se terminarían. Sabedor el artista del resultado que habría de obtener, aplicarse a la realización carecería de interés. La satisfacción personal de quien produce, no obstante, ser el iniciado en su trabajo, se debe, indudablemente, a ser el productor el primer sorprendido por el resultado de su esfuerzo. En la escala de las producciones: música, letras, escultura, pintura, existe el deseo de agradar a un público que seguramente empieza en el productor mismo. A la sinceridad personal le hace eco, la mayoría o la minoría, dado lo cual, el artista será quien dé el justo valor que corresponde a su intención.

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. En el terreno de espectador encontrará el artista_ progreso y catalogará su trabajo ante la postendad. MANOS Manos toscas de trabajo, manos de pobre salario, manos que han sido estropajo, deuda del progreso diario. Manos manos manos manos

de de de de

ojos marchitos, humildes quehaceres hilo y de aguja, ' pobres mujeres.

Manos manos manos manos

caritativas, de santa hermandad puras, sensitivas, ' de la caridad. .

Manos manos manos manos

que bucles enredan que frentes despeja~, de padres queridos, que solos nos dejan.

Manos hechas de caricias manos largas y sensuales pálidas manos enfermas ' por los placeres carnales. Manos que el destino guía manos de amor y placer, no se escapa vuestra vida del dolor de padecer. EL POEMA PERDIDO ¿No te habremos de gustar? Por ambición sin medida

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el poema de la vida; concluye sin terminar. Porque sólo un poema existe : escanciamos de la vida; la fruta está ya exprimida, primavera ya no viste, ¿quién h~bla de eternidad? ¿Qué ha sido, pues, del sentido de la tan dicha existencia? Cuando todo ya se ha ido pretendemos empezar. Si vivir ya no sabemos, si la vida es vanidad, si dicen de ti: Clemencia, ¿por qué mi poema existencia, no me has deiado empezar?

EL MAL DEL TIEMPO Ya te has hecho vieja, pasión de mis veinte años ; mi mundo eran tus ojos, tus dos ojos castaños. ¡Qué daño el de los años, pasión de mis [ veinte añost Sin ti, sólo el vacío; sin ti, sólo ansiedad; de todas mis pasiones, la Santa Trinidad. ¡Qué tarde siempre llega la cruel eternidad ! Sin ti, cuánto he sentido la miseria de todo; sin tus ojos, sin tu boca, sin aquel que era tu [modo a tu lado, todo cielo; nada, lodo. Ahora, ya vieja, pasión de mis veinte años,

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¿quién se ve ahora en tus ojos, en tus dos ojos [castaños? ¡Qué daño el de los años, pasión de mis veinte [años!

RENUEVO ¿Adónde irás cuando tú mueras? " Adónde están las cosas por nacer." Allí, a ser puñado entre mis sacras eras. Pero allí, allí también te he de querer. ¿Adónde iré yo cuando muera? Donde los míos esperan su tumo de nacer; y otra vez, ya todos, todos juntos dulce dolor fuera volver. ¿Que adónde iré cuando yo muera? Hay un lugar que a mí me espera y acaso escriba Primavera: Aquí, sólo hay lugar para querer.

LA ULTIMA SUPLICA ¡Abrid más ese hueco! ¿No veis que allí no cabe lo que h a sido mi [ vida? Abrid más esa tierra, tal vez allí me llegue la [ compañía de un eco ... Para tan to que he amado, para tan largo sueño, ¿no veis que es muy pequeño? · ¡Abrid más ese hueco! . que tal a este cuerpo le quede algo de vida. Y para que no pierda su contacto de cielo cuidaréis de que ese árbol jamás llegue a estar [seco y que hunda sus raíces profundas en el suelo. ¡Abrid más ese hueco! ¿No veis que es muy Tal vez alguno quiere tal vez su corazón ya en busca de su dueño

pequeño? deseternizar mi calma . .. ande de fantasma . ..

IMITACION DE LA MUERTE LA CRUZ DE LOS CAMINOS Apretad el corazón, que sangre no destila, son gotas transparentes y con sabor de _mar. La mano sólo tuerce, el dolor que se hila del copo que ignoraba que no debe amar. Se empañó en mi estrella la vida de lo eterno y sólo raya un lago, el lago de aguas muertas. No vuelca primavera promesas de su cuerno, pues tiene mi alegría aldabas en las puertas . . . Y la mano más dura, y el corazón más blando, hasta quedar escueto; y llorar sin llorar. Y la vida perdida, como vuelo sin mando. La aurora encuentra sola la rama del cantar.

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Para doña María de Tinoco Parece que creciera la cruz en los caminos que tiende los dos brazos con gesto de esqueleto; allí volvió a ser polvo la flor de los destinos. La cruz que hizo de un viaje eterno su secreto. La cruz de los caminos a veces tiene un nombre lo mismo que en los montes de las historias [santas, señalan que hasta entonces pudo el andar de [un hombre marcar sobre la tierra las huellas de sus plantas,

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Y piden con los brazos, más sol al pie de lodo para aquéllos que mueren aún de peregrinos. ¡Qué amplitud de gesto! ¡Querer cogerlo todo! ¡Qué grito de descanso! La cruz de los caminos.

DESPUES YA SERA TARDE

Grabados de Max Jiménez ¿No sabes que tus senos, tienen forma de copa, que copas invertidas sobre tu cuerpo s0n; no ves que tus dos pechos mañana son estopa, y no habrá quien exprima su jugo al corazón? ¿No sabes que en la boca puedes sentir la vida, que hay mieles en las bocas así como en las [rosas? que la abeja fecunda sólo flor encendidaque después, es ya tarde y allí mueren las [cosas? ... ¿No sabes que tu cuerpo todo es de sensitiva y que es en los repliegues donde el amor se anida? No te niegues el bálsamo y sé caritativa, después ya será tarde para aliviar tu herida ...

EL CURA En el billar. El Torta: -Qué condenillo el Ministro. Les respondió a los de la Junta que todos los hombres necesitan mujeres. Dicen que eso es _lo que se llama un Mínist~o comprensivo. Se debía venir para acá de Político. Y el carpintero : -Callate vos, sinvergüenza. Siempre bocón. Qué sabés vos lo que dijo el Ministr