Los Naufragios del Alma. Psicopatología en Medicina Tradicional China
 9788478132928

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Toty de Naverán

LOS NAUFRAGIOS DEL ALMA PSICOPATOLOGÍA EN Medicina Tradicional China

PRÓLOGO

OTY de Naverán, innovadora pero al mismo tiempo rigurosa, nos pre­ senta este nuevo texto cuyo máximo logro consiste en integrar posibili­ dades terapéuticas al servicio de la persona. Lo asumo en el discreto papel de maestro de ceremonias y me anima a escribir estas líneas el cari­ ño que me une a la autora, de la que voy a hablar más que de su libro. Intentaré resumir la percepción que tengo de Toty, a quien conocí hace mucho tiempo y con la que, a raíz de la presentación de otro libro suyo (“Los Olvidos de la Memoria’、intimé aún más. Este texto que cito es uno de esos maravillosos tra­ bajos que bastan para justificar y definir a una creadora. Derrochando energía me empujó al interior de su libro donde, a pesar de llevar unos cuantos años estu­ diando y trabajando la Medicina Tradicional China, encontré respuestas nuevas para poder aunar más profundamente la Tradición con la práctica médica diaria. Pensando en que toda sabiduría debe ser compartida le planteamos a la auto­ ra una mayor colaboración docente en la U.C.M. y volvió a impresionarme el enorme entusiasmo con que manejaba el proyecto. Miles de ideas bullían en ella, como en un puchero alkímico, para implicar a los alumnos, profesionales de la salud, en una búsqueda incesante e insaciable de nuevas posibilidades con que aliviar a sus pacientes. Queda claro que la autora no precisa muchas presentaciones. Si me permito escribir estas líneas lo hago impulsada por la alegría de comunicar al mundo de la salud que este nuevo libro ya circula entre nosotros para goce y disfrute del personal y, espero, que para revulsivo de todos aquellos compañeros que aún siguen adocenados en las enseñanzas de que el hombre sólo es un conjunto de órganos. Ojalá se permitan leer este texto. Si lo hacen, estoy segura de que llega­ rán a percibir un hombre, sano o enfermo, en el que existe un modelo de uni­ verso de naturaleza infinita.

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Espero que los lectores no pretendan encontrar en estos renglones un juicio de la obra. Las labores de disección e interpretación las dejo en sus manos, pero en la cer­ teza de que cada quién lo hará de distinta manera y sacará sus propias conclusiones que,sin duda, serán tan agradecidas con la autora como las mías. Sin embargo, no puedo resistirme a hacer una mención muy especial al capítulo dedicado a la 'Oncología, mi campo de actuación médica durante casi treinta años. Nosotros le damos al enfermo de cáncer, como arma para superar el proceso, toda la artillería pesada de los tratamientos más punteros dentro de la Medicina, pero tendríamos que ser capaces también de implicar al propio paciente en su curación. Todos los oncólogos decimos a nuestros pacientes que sus actitudes ante la enfermedad son importantes para la evolución de la misma. Imaginativamente les hablamos de la importancia de las actitudes positivas y del necesario ánimo de lucha ante las dolencias pero, la mayor parte de las veces, esas bonitas pala­ bras sólo encierran nuestra incapacidad para decirles la manera concreta de poder materializar nuestro discurso. No sabemos, ciertamente, dar pautas que ayuden a convertir el padecimiento en. lección clan么 los enfermos ew su necesario proceso íntimo de reorientar el rumbo de sus vidas. Toty nos completa este abordaje al paciente, y no sólo en oncología, aportando una ráfaga de aire fresco y retomando conceptos cósmicos que nos permitan ayudar al enferrno a afrontar, sin miedos, su propio camino interior. Sus palabras nos recuer­ dan algo a veces olvidado: la curación se hace desde dentro y el hombre, para ven­ cer sus dificultades, debe asentarse fuertemente en la tierra para poder extender sus brazos hacia el cielo y así, de esta manera, mantenerse armónico. La autora escribe para compartir lo que considera valioso para nosotros mis­ mos y, sobre todo, para nuestros pacientes. Escribe por la necesidad que siente de transmitir sus conocimientos. Escribe realmente por generosidad y se lo agra­ dezco de corazón. Sé que no lo hace por obtener este agradecimiento sino por estar en su íntima naturaleza el amar y el compartir. Sin embargo, quienes la leemos y quienes tenemos el placer de escucharla en sus clases, sabemos que su discurso transcurre con simple elegancia, como si nos tendiera un sedal cuyo indoloro anzuelo tragamos distraídos, inadvertidos de la fuerza con la gue habrá de atráparnos su fe en Jas infinitaspos'i[>iYiàaâes òe curación que tiene el hombre. Gracias, Toty. Que no cese nunca tu infatigable investigación para bien de todos nosotros (aunque bien sé que ello te obliga a robarle tiempo al amor de tu vida). Dra. María Jesús Meis Meis Especialista sénior en Oncología Radioterápica Instituto Madrileño de Salud

PRESENTACIÓN

“Mantén la unidad de tu voluntad. No oigas con las orejas, sino con la mente. No escuches con la mente, sino con el espíritu: La función de las orejas finaliza en la audición, ln de la mente en las ideas. El espíritu es un silencio listo para comprender todas las cosas.n (Anónimo, siglo I d.C.)

A tierra no tiene pintado el ecuador, ni el meridiano de Greenwich: dividir el mundo en oriente y occidente es una pura cuestión didác­ tica. Lo mismo ocurre cuando hablamos de pureza y mestizaje, de altura y profundidad, del bien y del mal o de enfermedad y salud. En apariencia, todas ellas son oposiciones radicales. Sin embargo, no es eso lo que las hace semejantes. Lo que tienen realmente en común es la necesidad de crear una referencia inmóvil, un punto fijo, un eje cartesiano para poder definir­ se como opuestos. En definitiva, se fundamentan en algo que no existe más que entre las herramientas de la razón humana, en la ignorancia consciente en la que el hombre tiene su cuna y su acicate: su esencia es hermeneútica y su utilidad didáctica. No hay orientes ni occidentes, sino un mundo único que necesitamos comprender si aspiramos a explicar. Por eso, cuando Toty de Naverán comenzó a reinterpretar la psicología occi­ dental al amor de la sabiduría de oriente, cuando decidió sustituir complejos productos químicos por sencillos elementos naturales —masajes, agujas, alimen­ tos— para ayudar a sus pacientes en el reencuentro con la salud, lo que en reali­ dad sucedió es que halló una ruta que conduce al equilibrio, y una nueva luz

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comenzó a iluminar al mismo tiempo su camino hacia el conocimiento exterior y sus galerías interiores. No se trata de una luz blanca, diamantina, pura; no es el rayo cegador de ningún dios; no es el láser mágico que penetra como un bis­ turí en las oscuridades de la ignorancia. Es más bien el parpadeo pálido de una lejana y oscilante hoguera que usa como combustible el conocimiento global, el mestizaje del saber, la ardiente inocencia d.e la verdad. El problema —y la ventaja— es que Toty de Naverán, además de terapeuta, es poeta. La comprensión de este libro no sería posible sin ese dato esencial. Y no estoy tratando de justificar el título general de la obra o el de cada capítulo. Nada de esto necesita justificación. Lo que sí se necesita, por parte del lector, es una acti­ tud abierta, desprejuiciada, dispuesta tanto al goce del conocimiento como al de la palabra, porque la palabra es el vehículo y el vestido del conocimiento. Y no hay mejor complemento para la verdad que la belleza. Einstein habló alguna vez de la elegancia de ciertas fórmulas matemáticas que resolvían arduos problemas físicos. Einstein no era precisamente un hombre insensible. El cosmos no sólo está lleno de belleza plástica, también cuántica. La palabra no cura una úlcera crónica de duodeno pero describe el camino que puede llevar a ese sistema digestivo hacia la salud. Por eso no es ocioso el cui­ dado que Toty de Naverán ha puesto en la redacción de esta obra. Llamar a las cosas por su nombre es tarea mucho más ardua de lo que en un principio pudie­ ra parecer, especialmente si queremos que en el nombre esté contenida la esen­ cia nuclear de lo nombrado. Para poder expresar con nitidez lo paradójico del alma humana, la autora ha tenido que acudir a su capacidad metafórica, a su profundo, delicado e íntimo conocimiento del idioma, forjado ya en muchas otras batallas, y, como el poeta que se enfrenta a lo inefable, buscar hasta encontrar la imagen que lo desvele, la palabra que lo haga aprehensible. Y en esa búsqueda de la expresividad ha llega­ do a forjar expresiones de una lucidez extraordinaria, raras veces presentes en un libro terapéutico ni de divulgación. Porque cuando nos enfrentamos a la niebla que cubre los caminos del tránsi­ to interior buscando comprender y cartografiar los estrechos laberintos de la mente, cuando queremos ser más que conciencia, autoconciencia, el primer escollo con el que nos encontramos es con el propio lenguaje, ¿cómo explicar con términos como vademécum,oncología, carcinoma…,que el alma es un navio no siempre a la deriva, pero siempre en peligro, pues el mar de la vida no cono­ ce el reposo? ¿Cómo llevar a un hombre a un reencuentro con lo mejor de sí

Presentación 13

mismo —él, o ella—, sano y en equilibrio, hablándole de amnesia. disociativay de distimia, o de somatización' Entonces, qué hacer. Tal vez si hablamos de “las heri­ das del ¿z/應”todo el mundo comprenda que son curables, como las del cuerpo, como las de la piel, dejen cicatriz o no. Para que el término resulte expresivo y claro, ¿qué nombre podemos darle a nuestro sistema inmunológico, que en los episodios saludables de nuestra vida —gracias a él, los más numerosos— permane­ ce perfectamente inactivo, ausente, al mismo tiempo que mantiene la máxima alerta? ¿Valdría el centinela durmiente, que no dormido? ¿Es suficientemente expresivo? La palabra no cura, ya se dijo, pero es más fuerte que la espada: pier­ de cada batalla, pero gana la guerra, es decir, la paz. Y del mismo modo que ocurre con el lenguaje, sucede con la perspectiva desde la que se aborda el conocimiento del alma humana. Hasta hace muy poco, la medicina oriental y la occidental no sólo parecían distintas —que lo son—, sino opuestas, antagónicas, irreconciliables -que no lo son—. Chomolungma es, para los tibetanos, “la diosa madre del mundo”; en la India, Sagarmetha viene a sig­ nificar “señora o reina del cielo”. Sir George Everest es el nombre del “cartógrafo general” del imperio británico a mediados del siglo XIX. ¿Hay algún hilo conec­ tor de estos tres nombres, procedentes de tres lenguas distintas, que parecen refe­ rirse a tres personas divinas o humanas diferentes? Por ese camino nada, desde luego. Pero si usamos esas tres palabras como un modo de expresar la grandiosidad, el asombro, la desmesura de una montaña cuya cumbre se eleva por encima de todas las demás, hasta clavarse en la mitad del cielo, como si lo gobernara, entonces, tal vez caigamos en la cuenta de que estamos hablando de lo mismo. El monte Everest fue ascendido completo por primera vez en 1953 por una expedición británica cuya cordada final la formaron el alpinista neozelandés Edmund Hillary y el sherpa nepalí Tensing. La conquista se había intentado muchas veces y había costado muchas vidas antes de aquel año: los mejores hom­ bres y el material más moderno habían fracasado. Sólo el Annapurna, el menos elevado de los ochomiles, había sido escalado por los franceses. Para llegar a la cumbre de la montaña más alta de la tierra fue necesario que se unieran el norte y el sur, el oriente y el occidente, la tecnología alpinística europea y el profundo respeto y conocimiento de la naturaleza mítica de aquellas altitudes de un hom­ bre nacido allí mismo, en el Khumbu. Probablemente sea esta la única manera de llegar a lo más alto o a lo más profundo: en íntima colaboración, en verdade­ ra simbiosis. Cuando el hongo y el alga deciden unirse forman el liquen, y el liquen colo­ niza la tierra, la crea, y con el tiempo acaba convirtiendo en blando y cálido

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humus la dura y fría esterilidad de la piedra. Los Naufragios del Alma es un libro—liquen, una obra—escalada. Las grandes conquistas de la especie humana nacen y desembocan siempre en el mestizaje. La cultura es hija de muchos padres. Y no sólo la ciencia, también la verdad es mestiza. José Luis MORALES Pozuelo de Alarcón, febrero de 2005

“La locura es el primer paso hacia la ausencia del egoísmo... El objetivo de la vida es que nos arriesguemos a.los secretos y la locura es el único medio para ello.” Gibrán Jalil Gibrán

((Hemos fracasado. Sobre los bancos de arena del racionalismo demos un paso atrás y volvamos a tocar la roca abrupta del misterio•” Urs von Balthasar

BREVE HISTORIA DE LA LOCURA EN OCCIDENTE

“Amable cosa es enloquecer a tiempo.” Horacio

HÍ están... En otro tiempo fue oficio de poetas pero hace siglos que

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creyeron encontrar su causa. La causa de la sinrazón convertida en locura. Y ahí siguen, con las voces robadas y el alma herida. Tendremos que desempolvar su historia para ver si encontramos nuevas cau­ sas que mejor expliquen y dignifiquen los extraños comportamientos del alma en vilo. De un alma que, como si pretendiera ser indultada, reclama su lugar en­ tre los desasistidos de todas las edades. Remontémonos tiempo atrás: La Psiquiatría no nació al lado de la medicina. Fue necesario el paso de 20 si­ glos para que esta especialidad ocupara un espacio entre el saber médico. Lo hi­ zo en pleno Renacimiento, entre la Edad Media y el Siglo de las Luces, siendo los países musulmanes quienes primero se hicieron cargo del fenómeno de la lo­ cura. Este hecho se trasladó a Europa, en el siglo XV, merced a la Orden de los Hermanos de San Juan de Dios cuya cuna fue España1. Desde antiguo, los locos lo eran por intervención divina. Como castigo a sus pecados eran poseídos por espíritus malignos que descomponían sus pensamien­ tos y sus actos. Cabe citar, en la Biblia hebrea, pasajes al respecto: “Yahvé te herirá

1 Lope, en su comedia “Los Locos de Valencia", refleja el ambiente del primer “manicomio” del mundo occidental: el 'Hospital de Inocentes’ fundado en 1409 en la ciudad citada.

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de locura” (Dt. 28,28). Incluso se esboza algún tipo de Tratamiento que hoy en día podría recibir el nombre técnico de (Músicoterapia’: “Cuando el mal espíritu atacaba a Saúl, David tocaba el arpa. Saúl se sentía aliviado y se le pasaba eL ata­ que del mal espíritu.^ (1 Samuel 16,23) Fue éste un tiempo donde la Hierofanía (lo sacro) no había sido aún sustitui­ da por la Iatrofanía (la enfermedad). La locura era, por tanto, de ámbito sagra­ do bien como consecuencia del pecado o bien como 'regalo5 de los dioses a sus 'elegidos5: Derramaré mi Espíritu sobre los escogidos y profetizarán; tendrán sueños y visiones:’ (J1 3,1) Ya en la antigua cultura greco-latina las Lposesiones’ eran tratadas en los Tem­ plos de Esculapio-Asclepio (Dios de la Medicina). Más tarde, la Teoría Humo­ ral de Hipócrates fue abriendo paso al concepto de locura como 'aquello que padecen los desasosegados de la menté. Hipócrates clasificó las Manías como cau­ sadas por un exceso de Sangre y Bilis Amarilla y las Depresiones como un esta­ sis de Bilis Negra. La locura siguió su curso hasta desembocar en el concepto de ‘Enfermedad Mental5 con todos sus componentes de somaticismos y neurologismos. Así, a fi­ nales del siglo XIX, aparecieron en Europa los primeros Tratados mecanicistas de Patología Mental que fueron abriéndole paso a toda una corriente donde el 'sín­ toma5 era reemplazado por la estructura5 (se habían puesto los cimientos a la psicogenética) hasta que Freud se atrevió a desempolvar los oscuros sótanos del psiquismo humano legándonos Teorías que abarcan desde el concepto de 'In­ consciente hasta el de "Pulsión Sexual' pasando por lLa Interpretación de los Sueños y el 'Análisis de la Psicopatología de la vida cotidiana. Más tarde fixe D. Pedro Laín-Entralgo quien entrevio el factor anímico de la locura definiendo su drama como ^Mysterium doloris\ Y aparece la psiquiatría como aquella rama de la medicina a la que se le enco­ miendan los tratamientos de esta clase de dolencias. Joham Christian Reil acu­ ña, en el siglo XIX, el término psiquiatría dejando entre sus lindes el tratamiento de la enfermedad mental. La psiquiatría se definió como Ciencia que trataba esta clase de dolencias consiguiendo hacer cautiva a la locura huma­ na dentro de las cárceles de lo inmanente2 • No obstante, se diferenció la sinrazón poética de la patológica siendo exclusi­ vo campo de ésta, la alienación. El 'follis latino del que deriva, en la lengua*

A pesar del peso etimológico del término Psiquiatría: “Curación del alma”.

Breve HISTORIA DE LA LOCURA

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francesa, el término ‘loco’ (fou) fue desterrado en su etimología de fuelle para elfuego'. Al loco se le despojó de sus etiologías inmateriales para sucumbir atra­ pado en los calabozos de lo material. Actualmente incluso se habla de genes que predisponen o causan determina­ das patologías mentales pero, sin ignorar la importancia que como base de la vi­ da tienen, queremos también creer, como Sócrates, que la psique humana sigue estando compuesta de razón, espíritu, pasiones y alma. Tal vez la razón sí pueda estar sujeta tan sólo a la materia pero las pasiones y el alma... Alma que, según el diccionario, es el 认principio que da forma y organiza el di­ namismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vidan. La energía que entreteje la existencia humana. Bien lo entendieron los místicos sufíes en su magnífico “ Tra~ tado de las Enfermedades del Alma y sus remedios'. Su autor, Shaykh Al-Sulamí -en el siglo X—, aportó, sin casi proponérselo, un texto excepcional de Psicolo­ gía donde diferenció tres aspectos del alma cuya descoordinación alteraba el es­ píritu hasta hacerlo enfermar. Estos aspectos (nafi) fueron definidos por el autor como: instigación al mal, censura y apaciguamiento. Es inevitable, ante el térmi­ no 'censura, no traer a la memoria el mecanismo de la 'represión defendido si­ glos después por el vienes Sigmund Freud. No despreciamos en absoluto los actuales conocimientos que, bien aplicados, han dado tanta serenidad a los desasosegados de la mente”. Tan sólo reivindicamos la parte inmaterial de la locura para complementar etiologías y praxis y, de este modo, poder ajustar e individualizar los tratamientos en aras no sólo de cu­ rar sino también de poder aportar alguna solución que sane el alma herida. Las taxonomías3 actuales de la enfermedad mental nos resultan excesivamen­ te descriptivas de tan sólo síntomas. Poco a poco, se ha ido perdiendo la causa­ lidad escondida en los laberintos psíquicos. No así las etiologías neurobiológicas que intentan reducir al hombre a poco más que un manojo de neurotransmisores y genes. Nos sentimos en deuda con el loco y su delirio por eso es nuestra in­ tención indagar entre tanto dolor que es tanto que... enajena. Las causas psíquicas en desuso han distanciado al terapeuta del loco conside­ rándose a éste, enfermo y a quien le trata, (experto en salud’. Este distanciamiento incluso lleva a aplicar, según protocolos establecidos, farmacoterapia que exime de la escucha necesaria cuyo fin es encontrar la lógica dentro del propio

3 Criterios fijados por la Asociación Psiquiátrica Americana (DSM IV-TR) y por la Organiza­ ción Mundial de la Salud (CIE-10).

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delirio de quien sufre. Este delirio, como cualquiera de las restantes manifesta­ ciones de la locura, no es otra cosa sino el grito de socorro de quien ha perdido su capacidad de comunicarse con palabras racionales pero conserva intacto el po­ derlo hacer por medio de metáforas. El Arte de la Escucha ha sido sustituido por el fármaco y éste, a su vez, ha adormecido la poesía del loco. Es evidente que la psicofarmacología no es, en sí misma, despreciable, pero sí es necesario combinarla con las terapias adecuadas que resuelvan las causas y no sólo, y muchas veces por tiempo limitado, los síntomas. No se trata de acallar al loco sino de darle cauce saludable a su discurso. Por otra parte, la yatrogenia4 5de muchos de los fármacos sólo consigue generar nuevos síntomas que vienen a sumarse a los ya padecidos (se nos hace innecesario, y a la vez incomprensible, tener que causar una anorgasmia —efecto secundario de muchos de los antideprcsivos— para intentar resolver una depresión). Encontrar terapias que no ocasionen mayores dolores de los ya padecidos es nuestro objetivo en este libro gestado tras veinte años de dedicación a la profe­ sión \ No vamos a establecer ni alimentar pugnas incoherentes que enfrenten la psicología a la psiquiatría, o a la inversa, porque son las personas que hay detrás de cada titulación las que deben sintonizarse con una herencia común: la de dar alivio al dolor de aquellos cuya locura les impide disfrutar de la vida y ser felices a instantes, combinando risa y llanto, como en la mejor tragicomedia que siem­ pre acaba bien. Mientras sigan enfrentadas psicología y psiquiatría el loco no encontrará quien le acoja para reestructurarlo. Y mientras los profesionales se disputan el caso clínico, el dueño del delirio se irá encontrando cada vez más ajeno en su es­ pesura... Toda su vida y su historia dentro de un expediente numerado y archi­ vado que concluye, la mayoría de las veces, con un diagnóstico de difícil apelación. Pareciera que el propio diagnóstico impidiese la evolución favorable de la patología de quien ya está condenado porque su enfermedad es, según de­ finición, incurable. Es aquí donde la Acupuntura nos resulta ventajosa como terapia a combinar junto con aquellas otras específicas para cada persona porque el loco es persona,

4 Yatrógeno: “Producido por el médico o los medicamentos”. 5 En consulta privada y como docente en el “Magíster de Acupuntura y Moxibustión,de ia Facul­ tad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

Breve HISTORIA DE

LA LOCURA 21

no ‘caso’. Todo mal llamado caso clínico’ tiene detrás un nombre y una historia personal de afectos y desafectos, de abandonos y decepciones, de soledades y tristezas que hacen imposible protocolizar5 los tratamientos. En este sentido, el libro que el lector tiene entre sus manos es una guía que deberá, inevitablemen­ te, ser adaptada a cada uno de los pacientes en concreto. Ojalá que entre sus lí­ neas se descubra un camino de esperanza que restituya al loco su dignidad y haga de su locura algo saludable. A continuación exponemos algunas de las Psicoterapias más relevantes en la actualidad remitiendo al lector a la bibliografía para ahondar en el conocimien­ to de cada una de ellas ya que no es objeto de este libro el describirlas.

Derivadas del Psicoanálisis Psicoterapia psicodinámica breve Psicoterapia familiar psicodinámica Psicoterapias de grupo

Terapia de Conducta (omitimos aquellas que nos parecen excesivamente reduccionistas) Técnicas de relajación de Schultz y Jacobson Desensibilización sistemática de Wolpe Entrenamiento asertivo Biofeedback

Psicoterapias humanistas y existenciales Análisis existencial: Bingswanger, May, Laing La psicología del ser: Abraham Maslow Psicoterapia centrada en el cliente: Cari Rogers Psicoterapia gestáltica: Fritz Perls Logoterapia: Víctor Frankl Bioenergética: Alexander Lowen Análisis transaccional: Eric Berne Psicodrama: Jacob Moreno Psicoterapias cognitivas Terapia de los constructos personales: G. Kelly Terapia racional-emotiva: A. Ellis La terapia cognitiva de A. Beck El enfoque cognirivo-conductual de D. Meichenbaum

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dél alma

Modelos sistémicos en psicoterapia Escuela interaccional: Bateson, Watzlawick Escuelas estructural y estratégica: Minuchin, Haley Escuela sistémica de Milán: Selvini-Palazzoli Enfoque ecosistémico: De Shazer

Eclecticismo Terapia multimodal de Arnold Lazarus Programación neurolingüística: Grinder y Bandler Psicoterapia cognitivo analítica (PCA) Constructivismo Cibernética de segundo orden Sistemas autopoiéticos Complejidad Narrativas Damos por terminada, aún a sabiendas de todo cuanto queda por decir, esta breve historia del concepto de locura en occidente (lugar donde el sol viste su ocaso y agoniza en un crepúsculo precursor de infinitas soledades). En Oriente, donde inevitablemente renace nuestro astro luminoso, la locura se entiende de otra manera. De la manera que da sentido a este libro y que describiremos, con mucho gusto, en los capítulos 'Las Heridas del Alma y (Aproximación al Trata­ miento de las Diferentes Patologías Mentales’. Nos hacemos eco de los términos loco y locura en función de sus definiciones. LOCURA: Privación deljuicio o del uso de la razón. LOCO: Que ha perdido la razón. En ambos, quedan a salvo las pasiones...

INTRODUCCIÓN A LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA

“Cada cual está enfermo a su modo. El Sabio no debe ignorar esto." Neijing

A Medicina Tradicional China (MTC) es una de las más antiguas del planeta, se remonta a unos 5.000 años de antigüedad. En el año 590 a.C. es llevada al Japón y en Europa se extiende merced a los misione­ ros jesuítas que volvían de China. Sus primeros textos escritos tuvieron como artífices a dos Emperadores: Shen Nong, autor del “Primer Tratado de Materia Médica” (Ben Cao Jing) y Huang Di —denominado el Emperador Amarillo— que describe en el Neijing las conversa­ ciones privadas que mantiene con su médico personal KiBo. El Neijing (dinas­ tía Choung), texto clave de la MTC, consta de dos partes: SoWen y Ling Shu. En ambas, se establecen los principios médicos así como las etiologías y trata­ mientos de los diferentes desórdenes del alma y del cuerpo. La minuciosa exposición de la “Teoría de los 5 Reinos” a lo largo de todo el Neijing es de suma importancia a la hora de entender el entramado de las fuer­ zas energéticas cuya armonía engendra y mantiene la salud y cuyo desequilibrio origina la enfermedad. “El Soplo, al expandirse para crear la vida, crea losHaceres^ se cita en el cap. III del SoWen. Los £5 Haceres’ son las realidades potenciales que ya en los ‘5 Rei­ nos5 devienen en concretas. El Soplo viene a ser como la Energía Primigenia pre­ existente incluso a la propia vida tal y como hoy la conocemos. Como una cosmogonía que se hiciera eco de las modernas teorías de la Física del Universo, la MTC concibe al hombre como un microcosmos en el que se expresan las

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24 Los Naufragios del alma

QUIETUD ÚLTIMA

YANG (Antimateria)

INN (Materia) TAO

LOS CINCO ELEMENTOS LOS CINCO CHACERES’

VÍA LÁCTEA

LA TIERRA

LOS CINCO REINOS

EL HOMBRE (Microcosmos)

Figura 1.

Introducción a la medicina tradicional china 25

Leyes que rigen los aconteceres de nuestra bellísima galaxia espiralada. De esta forma, en su descripción del origen de los 5 Reinos, se contempla una 'ruptura de la simetría■”. Se ha dicho (Barrow & Silk)6 que(< si el Paraíso es el estado de la última, y per­ fecta simetría, la historia de la Gran Explosión (Big Bang) sería la narración de có­ mo se perdió^. Es así como actualmente hemos venido a ser habitantes de un universo asimétrico en sus macro y micro dimensiones, desde el polvo de estre­ llas hasta los átomos de las células del hombre. ...Antes del Gran Estallido existía aquello que los chinos llamaban ^Quietud última (Figura 7)...yque en su devenir silencioso gestó la posibilidad del mo­ vimiento. Gimió la existencia como de dolores de parto y fue dada a luz la Crea­ ción acompañada de dos Fuerzas fundamentales: Inn y Yang (materia y antimateria) que unidas conformaron -dieron forma— al Tao7. Y en ese Tao quedaron establecidas las 4 Fuerzas capaces de engendrar la vida: Gran Yang, Gran Inn, Pequeño Yang y Pequeño Inn. Simetría perfecta pe­ ro todavía incapaz de dar cauce reproductivo a la vida (Figura 2).

•Pequeño Inn

……Gran Inn

•…-Gran Yang Pequeño Yang

Figura 2.

6 De los autores citados: uEl lado izquierdo de la creación”, FCE, 1991. 7 “Antes aún que el cielo y la tierra /ya existía un ser inexpresable. /Es un ser vacío y silencioso, libre, /inmutable y solitario. /Se encuentra en todas partes /y es inagotable. /Puede que sea la Ma­ dre del universo. /No sé su nombre, /pero lo llamo Tao.” Poema XXV del Tao Te King.

26 Los Naufragios del alma

Estas 4 Fuerzas representaron cuatro elementos: Agua (gran inn), Fuego (gran yang), Aire (pequeño yang) y Tierra (pequeño inn)... Y se rompió la sime­ tría para asistir al “milagro del ‘5’” que, según los clásicos, simboliza la vida su­ mada a los cuatro elementos. Se doblegó lo perfecto para, como en el mito de la Creación, “hacerse hombre” custodio de 5 Reinos que son los herederos de aquel primigenio Big Bang que alumbró a la vida como realidad existente. Apareció el hombre, microcosmos impecable que perfectamente se nutre de aquellos 4 elementos más uno que ya en la humana forma se convierten en Rei­ nos repletos de Luz (Energía). Esa Luz es la encargada de mantenerle sano y a salvo de desórdenes que acorten sus días o le incapaciten para Gozar. El 5° Elemento: £1 Metal,según la Tradición China, es El Maestro de 1汪 Energía. Lo encarna el Pulmón, receptor y dador del aliento de vida. Es como si toda nuestra historia vital fuera una única respiración en la que, al inspirar na­ cemos a este mundo y, ai expirar... Esperemos reconocer Otros... Establecidos ya los 5 Reinos, el pequeño inn pasa a corresponderse con el me­ tal {Figura 2bis).

Figura 2 bis.

Desde “las 4 Esquinitas,> de un 'tablero perfectamente simétrico, asistimos al plegamiento que origina la vida a partir de un 5° vértice heredero de las con­ tracciones gestantes del propio cuadrado {Figura 3). En él ubicamos el elemen­ to Metal (aún teórico) que custodia un (Hacer’ (realidad potencial) y que constituirá un 'Reino (realidad concreta) {Figura 4). ‘Elemento’,‘Hacer’,‘Reino’: Tres nomenclaturas que en función de a qué nos refiramos utilizaremos para nombrar al conjunto de lo viviente. Hemos aso­ ciado Aire a Madera porque a ésta se le atribuye como clima el viento Así pues, tenemos Agua (A), Madera (Md), Fuego (F), Tierra (T) y Metal (M).

Introducción a la medicina tradicional china 27

FUEGO

Figura 4.

Figura 3.

Usaremos, sobre todo, los términos 5 Haceres y 5 Reinos por escapar del limita­ do marco estrictamente teórico del concepto de 'elemento’. Cada uno de estos Reinos tiene diversos atributos que se clasifican en tres niveles siempre presentes en la Tradición China: celeste, humano y terrestre {Figura 5y 5 bis}. Celeste:



Orientación Estación Clima Constelación 'Cifra

Humano:

Órgano-entraña Cavidad corporal ‘Regencia’ Emisión de sonido Sentimiento 'Punto débil’ corporal

Terrestre:

Animales ^Elemento’ Cereal Nota musical Color Sabor Olor

28 Los Naufragios del alma

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y bien creemos que se trata de una talla que supone que otros esperan de él. Su afán —y su imposibilidad— por dar cumplimiento a las ex­ pectativas ajenas, reales o imaginarias, le convierte en fóbico irremediablemente.

Trastorno por Estrés Postraumático30



Consiste en todo un conjunto de síntomas que hacen su aparición después de haber participado, de haber sido testigo o de escuchar un suceso traumático. Si la sintomatologia aparece durante el primer mes del hecho, hablaríamos de Tras­ torno por Estrés Agudo. El miedo y la impotencia acompañan a estos sujetos afec­ tados por este Cuadro cuyos “flashbacks” (revivir cognitiva y emocionalmente situaciones pasadas) les impelen a vivenciar, una y otra vez, la experiencia (o ex­ periencias) angustiosas. Requiere una mención especial, dentro de este apartado, el llamado Síndro­ me de la Mujer Maltratada descrito por Walter (1991). En él se desglosan las secuelas psicológicas que aparecen como efecto de la indefensión que sufren las

50 No puedo por menos de traer a la memoria las graves secuelas que anidan en todos cuantos se han visto involucrados en actos de violencia extrema tanto de terrorismo de bandas como de es­ tado y, por supuesto, doméstico. A todos ellos mi recuerdo activo en la esperanza de que algún día cesen todas las hostilidades que causan horror...

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víctimas de la violencia doméstica. Víctimas que, en su inmensa mayoría, s mujeres. Esta realidad, y más de una reflexión, hace que nos desvinculemos encuadre aViolencia de Género^ por considerarlo un eufemismo (manifestad suave de algo cuya franca expresión resultaría dura) que sólo sirve a intereses los que no nos tienta, entrar. Reivindicamos, por tanto, la expresión “Malos Trat por entender que el término género (clase a la que pertenece un nombre sust; tivo o un pronombre: masculino, femenino y neutro) resulta excesivamente a biguo a la hora de expresar la maldad del maltrato infligido. El verbo tratar contempla, sin embargo, la relación entre personas: —Manejar una cosa y usarla materialmente —Relacionarse con un individuo —Proceder bien, o mal, con una persona, de obra o de palabra La humillación y aislamiento de las víctimas de malos tratos son consecw cia directa de la crueldad y desapego afectivo de su depredador. No negamos las realidades de otros malos tratos de características comunes ejercen siempre con el más débil (niños, ancianos, disminuidos...) porque sa mos bien de la cobardía extrema de la que es dueño el maltratador sea hom o mujer. Sin embargo, tampoco podemos ignorar la escalofriante estadística ( sólo en el último año (2004) y según datos públicos, arroja la sorprendente c de una mujer asesinada cada 5 días, hasta un total de 72 fallecidas, a manos sus llamados compañeros sentimentales (curioso sobrenombre para unos psi patas cuyo egocentrismo y ausencia de culpabilidad, amén de su potente capí dad manipulativa, les suele resultar un buen pasaporte que les permite apare como víctimas siendo ellos los verdugos) Quisiéramos disponer de datos reí: vos al número de mujeres, las supervivientes, marcadas con todo tipo de sec las tanto físicas como psíquicas. Sin duda, su abundancia superaría con ere nuestra capacidad de asombro. El Síndrome de la Mujer Maltratada se hace equivalente al de Trastorno por tres Postraumático (Dutton, 1993) aunque resulta más complejo ya que no sólo cluye sus síntomas sino también sentimientos depresivos (por desespera aprendida), culpa, baja autoestima (falta de control sobre los acontecimientos, c diciones de marcado aislamiento) así como quejas somáticas, disfunciones sexu; y dificultades para establecer nuevas relaciones. A veces, incluso, aparecen cond tas compulsivas derivadas de los pensamientos obsesivos acerca del agresor y algi que otra fobia ante estímulos que, habiendo estado presentes en la situación tr mática, quedan asociados a los episodios de violencia. La frecuencia, severidad y duración del maltrato son factores a los que pre;

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atención si queremos conocer la dimensión real de la gravedad de las secuelas psíquicas. El DSM-IV-TR considera que la violencia doméstica constituye un suceso trau­ mático capaz de desarrollar un Trastorno por Estrés. Basa esta inclusión en que dicho suceso represente una amenaza directa o indirecta, para la vida o el bienestar de una persona y en la forma en que esa persona responde a dicha amenaza, (temor, desesperanza, horror intenso) En cuanto a los malos tratos psicológicos se ha visto —no nos sorprende en absoluto— que son más predictivos en el desarrollo del Trastorno por Estrés Pos­ traumático (TEP), en la mujer maltratada, que la severidad o frecuencia del da­ ño físico soportado (Arroyo, 2002). Como trastorno, el estrés postraumático es uno de los pocos que pone en evi­ dencia y relaciona los síntomas de las víctimas con la situación vivida. Nos es gra­ to constatar el consenso a la hora de reconocer la realidad que le ha llevado a la víctima... a ser víctima. Porque desde el principio lo fue: su depredador la esco­ gió, la aisló, la humilló. Le hizo dudar confundiéndola con falsas culpabilidades; le inoculó el miedo como medio de obtener sus renuncias para así mejor tener­ la a su servicio. Las sobrevivientes lo saben bien. Conocen el alcance de su maltratador que, en la inmensa mayoría de los casos, no descansará hasta verlas muertas (máximo exponente de posesión macabra) Por eso el miedo atenaza sus vidas y sus largas noches. Por eso el sobresalto acompaña sus suspiros. No igno­ ran la ignominia de seguir siendo marcadas ¿Qué otra cosa si no es el brazalete que, como medida de protección, se pretende implantar? Con semejante dispo­ sitivo difícilmente llegarán a olvidar por qué son lo que son: víctimas. Cuadros Obsesivos

Toda obsesión camina de la mano de algún acto compulsivo que de modo re­ currente y estereotipado exorciza aquello que obsesiona. El problema consiste en que estos rituales desajustan al sujeto y le hacen consumir un tiempo llevándole al agobio por la pérdida del mismo. Son pacientes con exagerado afán de orden, perfeccionismo y meticulosidad (personalidades anancásticas). Las obsesiones más típicas se relacionan con aspectos de: • Contaminación (lavarse repetidamente las manos...) • Dudas que instan a comprobaciones (cerciorarse una y otra vez de que se ha realizado algo: cerrar la casa, apagar el gas, coger las llaves...)

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• Pensamientos intrusos con compulsiones internas (contar el número < baldosas...) • Obsesión en el paso y control del tiempo En realidad, el obsesivo, lo que no soporta es la incertidumbre. Es absoluE mente intolerante a ella de tal manera que su toma de decisiones se encuenc enclaustrada y sometida a la creencia irracional de anticipar siempre consecua cias desagradables de sus actos.

No negamos las etiologías al uso cuando se habla de Trastornos de Ansiedat —Implicación de la estructura límbica del Locus Ceruleus (por su mayor r lación con células productoras de noradrenalina) —Sistemas Neuroendocrinos (ciclo del cortisol) —Receptores GABA (afinidad con las benzodiazepinas) —Patrones cognitivos inadecuados

Pero no vamos a extendernos sobre ellas porque nuestra exposición del trat: miento requiere un marco diferente: el de la Medicina Tradicional China que, si ignorar las teorías vigentes, prefiere apostar por nuevos cauces que encaucen tai ta angustia desbocada. Mucho se ha hablado de estos trastornos. En cualquier manual psiquiátric encontraremos mil y una explicaciones pero en todos ellos echamos en falta ur descripción sencilla que sencillamente nos acerque a la intimidad de aquellos qt los padecen. En este sentido, nos parece oportuno intentar adentrarnos en •. problemática humana y no sólo de taxonomías psiquiátricas o psicológicas. En todas las situaciones de ansiedad existe algo en común: la alerta excesiva el miedo a perder el control. Partimos de aquí para nuestra personal hipótesis y nc preguntamos de qué huye quien, ante la sospecha de no poder huir, se angustí; ¿Lo hace de una situación que cree peligrosa para él o, por el contrario, de ur situación en la que considera que podría ser él mismo el peligroso? Verdader; mente ¿le asusta o le atrae la circunstancia? (tanto como para privarse de ella ar te su desconocimiento de no saber cómo realmente respondería). Estamos planteando el problema del dejarse abandonar, del aventurarse arriesgarse. Variamos la dialéctica para ofrecer al ansioso una esperanza: la c mutar su sensación de límites estrechos por la ¿e. fronteras que nunca impiden > paso aunque a veces ese tránsito haya que hacerse con prudencia. Temor ¿a qué o más bien, ¿a quién? Indudablemente a uno mismo porque uno mismo es quie

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se encierra en angostas penumbras en las que no puede hacer otra cosa sino crearse fantasmas que consigan ser el objeto de sus temores. El ansioso, el angustiado, elfóbico y el obsesivo no son sino sujetos de error: el error de creer que “¿7peligro está ahí afiiera” cuando lo que más aterroriza se en­ cuentra en el interior y bien guardado. Habría que gritarles con pancartas que perder el control es perder el dominio y la preponderancia31. Y a la preponderancia hemos llegado, al “exceso de />6w”según el dicciona­ rio. A la carga insostenible de quien se ha encerrado entre límites en donde el aire inevitablemente falta. Hemos de enseñar a estos enfermos el gozo de tras­ pasar las fronteras aventurando nuevas insinuaciones de la vida que requiere sus alertas pero que, en modo alguno, se deja vivir con precariedad. Aventu­ rarse en el abandono como si del mejor mecimiento se tratara. PA)2.n-donarse-. darse a sí mismo en cada una de sus excursiones del alma y respirar, respirar a pleno pulmón disfrutando de, precisamente, aquello que le estuvo vetado en su enfermedad: el suspiro. Las crisis de hiperventilación de los ansiosos hacen acopio de un aire que no refresca y que, por el contrario, impiden una espiración fuerte, prolongada y testimonio del vacío creado que irremediable­ mente se llena para volverse a dar. Los pacientes afectos de estas patologías ignoran el gusto de lo compartido en un acto de entrega mutua: su relación con el aire en un dar y tomar que es pre­ misa de vida. El Arte del Abandono se hace imprescindible en su tratamiento. Enseñarles a no protegerse tanto que, al final, se queden desposeídos de la vida. En­ señarles a transformar sus compulsiones en pasión vehemente hacia alguien en lugar de convertirlas en apremios (hacia algo) que acaban por impedir vivir con soltura. En definitiva, romper con nuestro tratamiento el rígido corsé que les li­ mita y dificulta la entrada de aires nuevos. En cuanto a nuestros pacientes con Trastorno por Estrés Postraumático, conducirles a una vivencia capaz de diferenciar el recordar del revivir. Su proble­ ma no es que recuerden sino que permanentemente reviven el acontecimiento como si de una metástasis al presente se tratara.

Para la MTC toda esta problemática nos insta a calmar el corazón (Fuego) moviendo su qi y su xue (sangre) y fortaleciendo el bazo. El exceso de Fuego se

Definición de “control” tomada del DRAE.

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debe a una insuficiencia de Agua sobre la que tendríamos que actuar tonifi» do los riñones, calmando la mente y eliminando el calor del corazón. Tami pueden producirse estas patologías por estancamiento de fluidos (tonificar I y raíz yang de riñón) y por Fuego interno y flemas en cuyo caso aparece uní suficiencia de bazo junto a un bloqueo de hígado y vesícula biliar que son los ponsables del enclaustramiento de emociones. Antes de exponer los tratamientos propuestos para estas patologías es pre explicar el concepto de Tao de la Respiración por ser base de todos ellos. S; mos que las crisis de angustia y ansiedad se corresponden con severas altera nes del patrón respiratorio y es por esto que se nos ocurre restaurar el mencionado al objeto de que algo tan básico, como el respirar correctamenti restituya en estos pacientes.

La respiración consta de un proceso yang, la inspiración y de uno inn, la esp ción. El primero está regido por el Reino de la Madera (cuyos atributos son pansivos) y el segundo por el Reino de la Tierra (cualidades contractivas po naturaleza inn). En alkimia taoísta se suele hablar de dos procesos añadidos tener el aire segundos antes de expulsarlo y contenerse en el vacío instantes vios a la nueva inhalación (Reinos de Fuego y Metal respectivamente).

Utilizaremos resonadores específicos que nos restauren este Tao de la Resj ción escogiendo aquellos que nos reequilibren el Eje Madera- Tierra (inspirac espiración) siguiente manera:

3H TAICHONG “ASALTO SUPREMO” Resonador Iu-Iunn (Tierra-Fuente). Utilizado en estados de gran nerviosismo. Se emplea en procesos hipocondríacos. Tonifica el hígado, elimina su calor y apaga el viento. Induce sedación. Moviliza el Agua. Realizamos una puntura unilateral derecha (zona inn corporal) por tratars un resonador inn (Tierra) ubicado en un sendero inn (H) del Reino de la : dera (“pequeño yang”) en relación con el acto de inspirar (proceso yang). 43E XIANGU “VALLE HUNDIDO” Resonador Iu (Madera).

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Promueve el flujo del Qi. Moviliza el Agua. En puntura unilateral izquierda (zona yang corporal) por ser resonador 'pe­ queño yang” (Madera) situado en un sendero yang (E) del Reino de la Tierra (inn) en relación con el acto de espirar (proceso inn).

Estos dos resonadores (tierra de la Madera —3H—y madera de la Tierra —43E) pueden, sin duda, restablecer el ritmo adecuado del Arte de Respirar. Pasemos a continuación a describir otros tratamientos que recomendamos pa­ ra los Trastornos de Ansiedad sin olvidar la importancia de combinarlos con los resonadores del Tao de la Respiración expuestos.

Angustia y Ansiedad IIP SHAOSHANG “MERCADER MENOR” Resonador Ting (Madera). Ansiedad por el entorno. Elimina el calor. 3ID HOUXI “CONTINUIDAD DEL TORRENTE" Resonador Iu (Madera). Llave de TM. Despeja el calor y ofrece sedación generalizada. Punturado en el lado izquierdo por su correspondencia con el trigrama del Trueno.

15V XIUSHU "TRANSPORTAR PARA OFRECER EN CORAZÓN” Iu (Asentimiento) de corazón. Bloquea el ascenso del Qi perverso. Disminuye la plenitud nociva de energía. Calma el corazón y libera la energía espiritual.

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YONGQUAN “FUENTE FLORECIENTE DE LA TIERRA" Resonador Ting (Madera). Ansiedad por el medio. Restituye el riñón y enriquece el inn.

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Purga el calor. Alivia el hígado y apaga el viento.

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15RM SHENFU “REUNIRSE EN EL COMIENZO" Jiuwei (Depósito Emocional). Angustia., ansiedad. Calma el corazón y aclara la mente. 7MC DALING «GRAN MESETA" Resonador Iu-Iunn (Tierra-Fuente). Xinshu (shen del corazón). Recibe vaso Lo de TR. Calma el corazón y la mente. Elimina el calor molesto de los c