Los deleites del ajedrez
 9788470051616, 847005161X

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ASSIAC

LOS DELEITES DEL

AJEDREZ Traducido del inglés por JULIO GANZO

Editorial RICARDO AGUILERA MADRID 19 7 4

© 1974, Editorial RICARDO AGUILERA (De la traduccióu castellana) Padilla, 54-Apartado 9.138-Madrid-6 Título original: THE PLEASURES OF CHESS Autor: ASSTAC Traductor: JULIO GANZO Portada: Juan Manuel Domínguez Madrid, 1974

ISBN: 84-7005-161-X Depósito legal: M. 9. 723-1974

«EDICIONES CASTILLA», S. A. Maestro Alonso, 21. Madrid-28

La posición más difícil de todas

INTRODUCCION Este libro no puede ser considerado como una cartilla de ajedrez, ni tan siquiera una guía informativa para el progreso del aficionado con las más sutiles cuestiones en la técnica de los finales o las ventajas e inconvenientes de la Defensa Grunfeld y la Variante McCutcheon. Se trata simplemente de algunas facetas bellas del ajedrez con su inagotable riqueza de ideas. Algunos van tan lejos que enlazan las combinaciones del ajedrez con las fugas de Juan Sebastián Bach, por su diafarúdad cristalina. Pero yo, al igual que el filósofo alemán, entiendo el ajedrez, hablando en términos kantianos, como el objeto en sí. Pero esto pasó. Ni debemos insistir demasiado sobre cuestiones inherentes a la armonía del ajedrez, ni compararlo con la igual perfecta armonía de la sección aurea de los viejos clásicos envueltos en las brumas míticas. No obstante esto puede ser igual porque entre los ditirámbicos admiradores del ajedrez hay muchos que sostienen que este juego no es solamente una ciencia, sino un arte también. Una ciencia porque puede uno sentirse muy satisfecho íntimamente con eruditos trabajos teóricos; un arte porque su práctica brinda la oportunidad de expresar el individual estilo y carácter. Todo esto está muy bien; pero yo pienso que ningún ajedrecista puede nunca olvidar que ningún otro juego como el ajedrez puede ser (o imaginamos que puede ser) ciertamente una plena satisfacción y, ¡ay! , un tiempo absorbido con los mismos efectos sobre sus adictos que la música. Todos aquellos que sean cautivados, bien pronto serán envueltos con la verdad del viejo adagio: "No estando loco no se puede jugar al ajedrez y solamen"te .los locos juegan." Pero ninguno de vosotros se dejará nunca arrastrar a la locura, aunque muchos, verdaderamente, sentirán pronto una obsesión tras conocer las reglas del juego. Un mero conocimiento de estas reglas es todo lo que requiere el lector de este libro. Conocer los nombres de las piezas y sus movimientos, y si tiene alguna experiencia sobre la notación, mucho mejor. Pero si el lector es un aventajado jugador me gustaría, justamente por una vez, considerar estas familiares reglas como sabidas. Me gustaría emprender un acercamiento totalmente nuevo al impar simbolismo de las piezas y de sus movimientos. Me gustaría para él, comentar la inexorable cualidad del poder de las Torres oteando de arriba a abajo los senderos para el enlace de los controles, y el desenfado del peón durante el largo camino, ubicado con miras al final del juego. Creo que el astuto Alfil corre de arriba a abajo por las diagonales ejecutando atentamente al~n ataque feroz de flanco, viciosamente bizco, a una pieza enemiga que esta firmemente custodiada cerrando el camino de la diagonal. Miro la Dama, poderoso guerrero que combina dentro de su graciosa figura el poder avasallador de la Torre y la sutil agilidad del Alfil, un poder y una rapidez tan decisivas que a menudo uno de sus propios Alfiles o Torres son empujados o tirados para que desde sus puestos fuera de juego golpeen al Rey enemigo.

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Pienso en el Caballo, ese débil saltador (como le llaman los alemanes), ese alegre jinete (como es conocido en Francia); creo que tiene armonía la mezcla de sus extraíios brincos con los movimientos de sus colegas en el tablero; piens•) en sus mortales efectos cuando semejante a un galán que agita dos espadones, empala a dos enemigos de un arrebato, golpeando a entrambos mortalmente sobre las cabezas de sus camaradas y peones. ¡Estos peones! Esta leal línea de infantería situada airosamente en orden .de combate frente a los mejores. Sólidamente marchando hacia adelante, un paso cada tiempo. Pero, ¡ay!, ellos pueden hallarse prontamente bloqueados y detenidos a menos que, semejantes a feroces perritos, puedan atacar a su derecha o izquierda y así morder y proseguir adelante su camino. De ellos se ha dicho que, verdaderamente, cada uno lleva el bastón de mariscal en su mochila. Para ellos existe el privilegio de la promoción, solamente si pueden llegar al término de su recorrido. Pero pocos lo logran. La contribución de la casualidad entre ellos es terriblemente elevada. Muchos peones perecen para que llegue uno. Al final de la jornada, que no todos alcanzan, es a17aciado con el mayor de los privilegios y lo mismo que al principio de juego es considerado por su privilegio; uno menor es estar seguro de que cada cual peligra según su categoría, a menos que sea decretado de otra forma,inoculado por el espíritu que les guía. Es el privilegio de dar un doble paso al comenzar; pero tal es la inexorable justicia del ajedrez que este privilegio es cancelado cuando lo impide el cruce de la línea de juego de un peón enemigo. Esto se produce cuando el peón enemi?o está en su quinta casilla y gruñe fieramente: ¿Quiéres deslizarte ante mí, eh . ¿Privilegio de doble paso, eh? ¡No, estando yo aquÍ! No hay privilegio. Puedo agarrarte, justamente cuando pases por delante, como si hubieras dado un solo paso, un modesto pasito tal como el resto de nosotros durante todo el tiempo. Como es lógico (y aquí está la buena y verdadera justicia) el peón puede ser capturado inmediatamente una vez que háya dado dos-pasos deslizándose ante el peón enemigo, el cual le roba su privilegio. Una vez pasada la zona peligrosa, el peón está seguro; seguro de este enemigo pero próximo a otra puerta con otra contribución. Pienso en todo esto cuando está usted próximo a capturar un peón al paso, y cuando escribe en su planilla P X P a.p. verdaderamente olvida su rutina y piensa sobre algo concerniente a esto sintiendo que este esforzado peoncito ·esté expuesto a un golpe coriti-a su privilegio y contra su propia vida. · Naturalmente, él trabaja para su Rey que es el más artificioso y el más valioso de todos los trebejos. ¡Inapreciable, más bien! Porque mientras la Dama -también valiosa- con su valor marcado tiene que cambiarse o sacrificarse con ventaja, el mero pensamiento es aturdible tan lejos como el Rey se halle interesado. El Rey no puede ser cambiado ni ofrecido a ningún precio. El no puede ser capturado, una sola amenaza tiene prioridad sobre el tablero y debe ser evitada instantáneamente . Una vez advertida la amenaza no puede ser prolongada, esto es ante todo. Pero nosotros no podemos esperar a que el Rey sea capturado. Nadie ha visto morir al Rey . En consecuencia, el mismo momento antes de tal hecho, si es inevitable, las luces se apagan sobre el tablero y toda vida cesa.

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¡Qué intenso drama el de esta situación! Inmediatamente, si usted sufre o administra un mate, verdaderamente el alcance de este lance no llega solamente al condenado Rey sino a todos sus súbditos. Póngase dentro de los duros zapatos del infatigable caminar del Peón. Allí resiste el esforzado mocito. Con una bravura increíble defiende a sus compañeros del peligro tratando de sobrevivir; aquí resiste como cuando está tan avanzado en la 7.a casilla. Un pequeilo paso más y podrá convertirse en Dama. Nada le detiene excepto que su Rey esté amenazado de muerte y así siendo necesario se detiene el leal peón. Instantáneamente. Como lo re9uiere el valiente Rey, quien tan sólo hace un par de jugadas estaba lleno de energ1a , altivo como Único danzante, como la Dama nunca podría emular. Lo mismo que ahora, se defendía elegantemente, con equilibrio, para dar un golpe mortal al Rey enemigo. ¡Demasiado tarde! Ahora nuestro Rey está sen· tenciado y con él, inmediatamente , todos sus súbditos. ¿Qué clase de hombre es el Rey, el más asombroso de todos los trebejos? En apariencia, como corresponde a un monarca, es más imponente que otro en su realeza; es el más alto (con la Dama) y naturalmente el que lleva la corona. Aun cuando realiza proezas físicas no se estremece. ¿Y por qué será? ¿No responde su pueblo por él? Por él, el derecho de rapiña de la poderosa Torre, el asalto de la diagonal del astuto Alfil, los caprichosos brincos del ubicuo Caballo. Si la propia actividad pudiese ser otorgada por S. M. a cada uno de sus súbditos (pero, naturalmente no puede), eligirían la del Peón. Desean ser ese duro soldadito; el Rey puede solamente dar un paso cada vez. Pero los peones disponen de magníficos pasos. Alguna vez el Rey da un paso con cautela. Después de todo el viejo muchacho no debe hacer mucho ejercicio. Cuando hace al caso puede andar en todas direcciones, igual hacia atrás. La movilidad del Rey precisa más bien restricción mayor que la de sus humildes súbditos, ese caminante de un paso, ese incansable peatón, el peón. Por desgracia sus oficiales y gente que pueden intrépidamente entrar en contacto con el enemigo, puede necesitarlos el Rey cuando se halle expuesto a los ataques en el otro flanco, del peligroso ceño de la Torre enemiga, o la fea mirada bizca de los Alfiles y el horrible brinco de los Caballos, o el sucio mordisco del peón. Todos ellos serían detenidos por las distantes armas de su Majestad. Pequeila maravilla esta del Rey que guía una vida protegida. Tan pronto como sea posible, por señal de ese embrujo que puede sucederle una vez en la partida, él está enrocado, resguardado en una esqmna con la poderosa Torre a su lado y tres bravos peones delante haciendo guardia. Y tanto si quiere como si no, allí el Rey está más de media partida inmóvil y aguardando estoicamente mientras sus valientes tropas batallan y mueren por él. Alguna vez puede ser que salga cautelosamente de su rincón, abandonando la guarida como mera precaución de S. M. a una contigua residencia no expuesta a las sucias fauces de un Alfil enemigo; justo en la propia casilla del Rey si ha sido necesario enviar al Peón de Alfil a una suicida mision contra el Peón de Rey enemigo para abrir la columna del Alfil al ataque de la Torre contra el adversario a costa de su vida. Es solamente cuando el tumulto y el clamor de la muerte y cuando el humo

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de la lucha va aclarando el camino (una mera figura de lenguaje pero tan semejante como justa a este engañoso andamio del fin de partida yendo sobre el camino de la real emanación de humo de las pipas y cigarrillos de los alegres guías del nublado tablero más densa que los mismos) y forjando el andamio del juego cuando el Rey se aventura a salir de su fortaleza y tomar verdaderamente parte activa en el juego. Realmente el Rey no irá más allá de donde existan enemigos peli¡vosos o meramente que puedan molestarle. Pero una vez limpio el camino S. M. irá a reforzar a sus humildes peones y darles más fuerza en su apoyo para que uno u otro de estos leales combatientes pueda disfrutar la gloria de la promoción o perecer en la tentativa. Pero lo mismo ahora el Rey podría ser detenido por las lejanas armas del enemigo. No podría él rozarse con ellos en cualquier lado por la calidad de su propia realeza. Así en el momento del triunfo se acercará el Rey arrogante haciendo cara a su real enemigo, tan cerca como pueda ir, justamente lo bastante para contenerle. Y aquí esta él, clavando la vista soberbiamente sobre el enemigo y esperando que uno de sus leales súbditos le administre el golpe mortal.

*

*

*

Parece que de algún modo después de todo he reseñado las reglas del juego y los movimientos de las piezas. Ahora tenemos que acabar con una mirada al extraño camino que sirve de guía a las jugadas de estas piezas sobre el tablero de ajedrez.

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PRIMERA PARTE

SU MAJESTAD, SUS OFICIALES Y SU GENTE

El largo brazo de la Dama Posiblemente si un fanático republicano desea ser ajedrecista, su primera consideración será comprobar que la consorte de Su Majestad, es decir, la Dama es solamente inferior a él en diseño y en tamaño, pero se eleva muy por encima sobre todas las demás piezas de diferente rango. También merece consideración gue ella ocupe la plaza de honor próxima al Rey, al principio de la partida y en alguna otra ocasión. Si bien, más pronto o más tarde, y particularmente una vez, Su Majestad se ha protegido pasivamente en un rincón mientras la Dama se aventura en la lucha. Más pronto o más tarde tendrá que lanzarse con todo su peso en acciones de largo alcance, porque es demasiado poderosa para ser malgastada en comisiones de menor cuantía o quedar en la reserva con la consiguiente pérdida de tiempo. Digo más pronto o más tarde, pero debiera decir mejor demasiado pronto. Porque verdaderamente la Dama siendo un arma tan rápida y poderosa es a la vez un fácil botín para la tentación. Ella precisa ser mimada como un recién nacido puesto que su cometido es semejante al de una experta y supercargada máquina. Ella puede conse¡~uir gloriosas victorias unas veces, y, otras, cortar las acciones contrarias con mas eficacia y rapidez (y de cierto más expansivamente) que sus menos potentes colegas. Las Damas (sobre el tablero) si se extravían pueden ser cazadas tan fácilmente como en esta ocasión: l. P4R, 2. P4D,

P3R D3A?

3. P5R, 4. A3D,

D4A Rinden

Puede aducirse que sólo por un descuido puede perderse así la Dama tan tontamente como aquí y que entre maestros no ocurre. Véase cómo el gran Spielmann perdió su Dama extraviada fácilmente en su partida contra Botvinnik, en Moscú 1935. 13

l. 2. 3. 4. 5. 6.

P4AD, P4R, PR X P, P4D, C3AD, A5C,

P3AD P4D PA X P C3AR C3A D3C

7. 8. 9. lO. ll.

P X P, TlA, C4T, A4AD, C3AR,

DXPC? C5CD DX PT A5C Rinden

Una caza de Dama de las más limpias que he visto es esta que ocurrió en Francfort 1939 con Henaker - un conocido problemista alemán- como vencedor y Quabeck como víctima. l. 2. 3. 4. 5. 6.

P4AR, P4A, P X P, P3D, P X P, A2D,

C3AR P4D CXP P4R A5C+ C6R

7. D4T+, 8. D3C, 9. D4T+, 10. D X P+ , ll. D7C, 12. Rinden

A2D A3R P4CD A2D A3A

Finalmente, otro ejemplo particularmente astuto, Larsson-Englund, 1942. l. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

P4R, P4AR, PR X P, C3AR, P4D, P4A, CD2D,

P4R P4D PX P C3AR CXP A5C+ C6R

8. D4T+, 9. D3C, 10. R2A, ll. RlC, 12. P3TR, 13. Rinden

A2D D2R C8D+ C6A A5T

La turbación se produce naturalmente porque la Dama es muy preciosa. Algunas veces es tan preciosa que llega a ser casi fastidiosa. Ciertamente no podemos tenerla friamente almacenada mientras sus oponentes van arrojando sus cargas alrededor, ni permitir su pérdida a no ser a cambio de un lote compensador o ensayando decentemente la ganancia libre de ella. Cayendo tan preciosa propiedad, naturalmente la transacción es dudosa y si no podemos hacer un buen contrato, tampoco ciertamente debemos ensayar uno malo. Como es lógico una propiedad de tan alto valor no debemos arriesgarla. Después de todo, puesto que su valor aproximado es el de dos Torres o tres de las otras piezas, (esta es su tasa, su normal precio marcado) la Dama representa un importante porcentaje en el total de nuestro caudal invertido. No podemos ignorar la delicada situación de cada momento en consideración y debemos obtener la óptima posición tan fuerte que no sea necesario preocuparnos largo tiempo por las molestias en rededor del mero precio marcado a nuestra valorada propiedad. Es su elevada valoración lo que hace de la Dama un brillante objeto de sacrificio. Ostensiblemente, lanzar tan preciosa figura a un ataque con sacrificio resulta un derroche aún sabiendo que vamos a ganar; esta es la delicia del ajedrecista. 14

Aquí, Schuster-Carls, Bremen 1914, la Dama fue sacrificada por un mero Alfil para recuperarla dos jugadas después; esta reencarnación se realiza con un interés compuesto: l. 2. 3. 4. 5. 6.

P4R, P4D, C3AD, C X P, C3C, ASCR,

P3AD P4D PXP C3A P4TR PST

7. 8. 9. 10. 11. 12.

AX C, ASR, TX T, P3A, P X D, C3A,

PX C TX PT D4T+ DX A+ PXT P8T == D

La Dama se halla otra vez sobre el tablero y ahora con un Ímprobo balance favorable. ¡Sonado oficio este! Esto, naturalmente , es un mero caso de ganancia de material , pero el siguiente es un agudo sacrificio de Dama ya que se trata de un chance de victoria por ser el golpe de gracia al Rey enemigo.

He aquí un famoso ejemplo. En esta posiCIOn (Levitzky-Marshall, Breslau 1912) la última jugada del negro fue D6CR. Se ha divulgado que este lance tan delicioso s1gmtico para Marshall un premio de lluvia de monedas de oro. La · extensión de la lluvia se ignora. No todos los días se le presenta a un jugador la oportunidad de ganar con un sacrificio de Dama. No por eso el lector debe considerar frívola la actitud de la

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Dama, puesto que gracias a su poder puede aprovechar cualquier chance favorable.

Véase cómo aparentemente la Dama ne_gra se halla en una situació'n poco halagüeña en la partida Bruck-Gandolfi, Milan 1939, y sin embargo es suficiente una imprecisión del enemigo para decidir la batalla. El blanco jugó T X T a lo que el negro respondió T3T+ seguido de T8T+, D6T+ y mate a la próxima jugada.

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Este es otro ejemplo de la gran versatilidad de la Dama. Esta antigua posición no ocurrió en ninguna partida, es un problema compuesto en 1907 por HeathcoteMarble para mostrar el gran poder de la Dama. La simple jugada clave es D6R y tras la réplica del negro, la Dama dará mate el próximo movimiento. Hay doce variantes en las que la Dama da mate. (Este bonito ejemplo fue sugerido por W. H. Cozens, uno de los destacados en las competiciones de " New Statesman".)

Aún otro motivo en donde el extraordinario poder de la Dama puede superarse frente a la oposición de su colega en el bando contrario. Ht< aquí un bonito · caso: un famoso estudio de Horwitz en donde el blanco gana forzando el juego así:

l. 2. 3. 4.

D3R+, D3AR+, D3CD+, A5C+,

R4A (forzada) R3R

R2R

5. D8C+, 6. 060+, 7. A7R!

RIA

Etc.

DIR RIC

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Si el negro jugase 4 ... , RlR las blancas ganan con S. D8C+ seguido de D7C+ y mate en 8A!.

No menos instructivo es el otro famoso estudio de Horwitz. El blanco gana jugando simplemente D4R. Si el negro captura el peón con jaque, las blancas llevan su Rey a 6A seguido de jaque a la descubierta y mate. El negro puede dar otro. jaque o cambiar las Damas en cuyo caso el peón blanco alcanza la promocwn.

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II La Torre se llamó elefante Es muy significativo que en muchas vetustas y artísticas colecciones la Torre tenga la figura de un elefante. Un justo símbolo, verdaderamente, para su inexorable carácter primitivo. Ninguna astucia se cuenta acerca de esta pieza y ello podría ser sorprendente. Le gustan amplios espacios abiertos para recorrerlos. Sin espacio tiene dificultades y no puede disfrutar de ayuda; cuando se halla frustrada es a menudo más débil que un simple peón. Pero, dad a la Torre la anchura que precisa su nervio y su músculo, y se hallará en su efemento. · La Torre es una glotona de columnas abiertas y le gusta la disciplina del trabajo en equipo. Ama el dominio de una columna, pero mejor aún con la colaboración de su colega. Entonces,las dos unidas son verdaderamente una fortaleza y una vez ubicadas en la séptima fila son casi invencibles. Las Torres no son habiles para el engaño, pero se envanecen y ellas mismas desarrollan un bueno, honesto y típico trabajo, y se puede confiar con seguridad en ellas. Cada una es tan fuerte como un toro (no un elefante) y tan paciente como Joh. Ellas tienen que esperar. Es preciso esta espera hasta cerca del final antes de que, real y verdaderamente, entren en acción. Difícilmente tienen chances de lucimiento en las mini partidas. Pero aquí (Landau-Tenkate, Rotterdam, 1929) está la excepción: l. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

P4D, P4AD, C3AR, e3A, A5e, P3R, TlA, s; A3D, 9. PX P, 10. ex e,

P4D P3AD e3A P3R A2R eD2D 0-0 P3eD eXP PA X e

ll. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18; 19. 20.

AX A, T7A!, D2D, R X D, TRIAD, Tl-6A, T6D, e5R, e6A, A5e!,

DX A ose+ DX D+ P3TD TlD P3T R1A RIR P4TD Rinden 19

La calidad de la fuerza que desempeñan las Torres no es menor que su lealtad; he aquí -Brinkmann-Keller, Oynhaussen 1939- un bonito ejemplo de cómo las Torres blancas realizan una misión suicida en la lucha. Con su doble sacrificio privan al Rey enemigo de su defensa, dando oportunidad a su propia Dama para que elegantemente administre el golpe de gracia.

l. TSD!,

2. T7T+,

TX T RXT

3. D7A+ y mate a la próxima jugada.

Del espectáculo de la extraordinaria fuerza de las Torres una vez que han alcanzado la ?.a fila no hay un ejemplo más bonito que este famoso estudio de H. Rinck.

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Las blancas juegan l. T6-7T amenazando mate en dos. Relativamente la mejor respuesta del negro es T1CR. Pero ahora el blanco gana con TR7 A+ seguido de otro jaque de Torre y 'R7 A forzando el mate o la ganancia de una Torre. También he comprobado antes, otra vez, el espíritu de equi:eo de las Torres. Una vez roto, puede decirse de ellas que divididas sucumben. He aquí como ejemplo un bonito estudio de G. M. Kasparjan, 1935.

Las blancas ganan jugando C8R con la amenaza C7C+ seguido de mate con ASAR, o haciendo lo mismo con otro orden. El negro no tiene más respuesta que l..., R3C. Pero ahora sigue una limpia y doble maniobra de dos peones para atraer a las Torres enemigas magnéticamente y dividirlas. 2. P5T+, 3. P5A+,

TX P TX P

4. P4C,

Lo único que el negro puede hacer para escapar es T4R; pero ahora el Alfil se sacrifica para atraer a la fugitiva Torre, llegando al final imaginado.

5. ASA+,

TX A

6. C7C! !,

Una moraleja podemos deducir: Que el trabajo Óptimo de las Torres se obtiene cuando forman equipo. Una famosa mini partida puede servir de ejemplo. La que ganó el gran Morphy al Duque de Brunswick y al Conde Isouard, jugando en consulta. La partida fue jugada en 1858, en el palco del Duque, de la Opera de París, durante la representación de "El Barbero de Sevilla". 21

l. P4R, 2. e3AR,

P4D, P X P, D X A, A4AD, D3eD, e3AD, 9. A5eR,

3. 4. 5. 6. 7. 8.

P4R P3D A5e AXe pXp e3AR D2R P3AD P4eD

lO. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17.

e X Pe A X P+, 0-0-0, T X e, TlD, A X T+, D8e+!, T8D++

PX e eD2D TlD TX T D3R ex A ex o

Acaso el Duque y el Conde argumentarían la extenuante circunstancia de ser distraídos por la música de Rossini. Morphy , durante algún rato preparó un espectáculo verdaderamente a nivel de la gran Opera. Un magnífico ejemplo del poder de una Torre sola está ilustrado en el estudio de Saavedra (1895), probablemente uno de los más instructivos de la literatura ajedrecística.

Las blancas juegan y ganan. Avanzando el peón, naturalmente, y la Torre no puede impedir su coronación. Pero la Torre se convierte ahora en un poderoso comando con sorprendentes resortes como pronto se verá. Es obvio que el negro debe jugar l..., T3D+. Si 2. RSA el peón se detiene con 2 ... , T8D. Y si 2. R7C entonces la detención se obtiene con 2 ... , T2D. Por lo tanto lo que sigue es forzado: 2. R5e, 3. R4e, 22

T4D+ T5D+

4. R3A, 5. R2A,

T8D T5D!!

Si el blanco corona ahora una Dama, las negras pueden forzar las tablas con T5A+. Esta es una de las cosas que pueden hacerse y la partida termináría simplemente en tablas. Pero esto no es todo. Las blancas pueden coronar el peón pidiendo una Torre y entonces amenazan mate en la columna TD. Para evitarlo no hay más que 6 ... , T5TD. Pero el blanco juega 7. R3C amenazando simultáneamente mate y a la Torre, con lo cual gana en definitiva. Pero la Torre a despecho de su gran fuerza puede ser verdaderamente impotente. Conocida es la regla de que dos peones unidos y pasados, no pueden ser detenidos por una Torre cuando han alcanzado la sexta casilla, y uno de los dos corona. Un instructivo ejemplo es el estudio del Dr. H. Neustadt ( 1897).

Las blancas ganan con l. A5T ya que si se captura el Alfil, las blancas obtienen la posición clásica para coronar un peón. Pero el negro puede colaborar con su Rey: l. ... ,

R6C

2. AX P,

R5A

El blanco,haciendb caso omiso, empuja su peón a la 7.a fila. Ahora,si el negro juega T6A+ seguido de T6TR, el blanco simplemente con A5T y, después de T X A, avanzando el otro peón, logra la posi~ión clásica para ganar. Precisamente esta misma idea puede practicarse si se adopta esta otra continuación: 3. 4. A8R!,

TIA TX A

5. P6C, Etc.

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Aquí, en el estudio del Dr. A. Wofava podemos ver una vez más las limitaciones de la Torre estorbada por sus propias piezas.

Si el negro tuviera tiempo de llevar su Rey a 3AD para relevar a la Torre de su humillante situación, no perdería. Pero la inmediata jugada blanca impide esto y gana elegantemente con un sacrificio de Torre, para estorbar la acción de la Torre enemiga. Si el lector no descubre la solución, podrá verla en la última parte de este libro.

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III El Alfil no está loco A menudo he dudado, SI Juzgar como un cumplido o como un insulto llamar astuto a ese clérigo que corre por las diagonales del tablero del ajedrez, llamado Alfil. (En inglés, Bishop, o sea Obispo.) En alemán se le conoce con el menos pretencioso nombre de Liiufer (andarín) de acuerdo con su forma de actuar. En francés se le denomina Fou, acaso porque en alguna ocasión no es más que un loco. Ciertamente ha podido tener débiles momentos cuando, quiera o no, se siente loco. Seguramente debe considerarse frustrado por la rigidez del color de su barrera a la cual está amarrado . Seguramente debe resentirse de esto tanto más cuanto en el universo de las 64 casillas es el único que se halla así restringido. Ningún otro sobre el tablero , ni siquiera el humilde peón, está encerrado de esta forma y puede con satisfacción ocupar casillas blancas o negras cuando el ajedrecista lo mueve. Es solamente el Alfil el que está forzado a rodar toda su vida sobre un solo color deambulando de uno a otro lado a lo largo de las diagonales. Creo que su frustración será mayor cuando se vea impotente contra el solitario Rey enemigo por ser de color diferente a la esquina de coronación del propio PT y no poder ayudar a su promoción, por la injusticia del color. Pequeño milagro el de este Obispo, que precisa más que la Torre, formar equipo con su colega. Es solamente en equipo cuando puede controlar los dos colores, y la pareja de Alfiles es considerada razonablemente de más valor que la simple multiplicación de una unidad ,ror 2. Verdaderamente en la totalidad del tablero existe difícilmente un espectaculo más divertido (o amenazador) que un par de Alfiles acechando desde las vecinas diagonales. Esto lo prueba la famosa mini-partida ganada por el gran Akiba Rubinstein a Belitzmann, en Varsovia el año 1917. l. P4R, 2. C3AR, 3. C3A,

P4R C3AD C3A

4. ASC, 5. A4A, 6. ex r

CSD A4A D2R

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7. C3D, 8. C X P, 9. C3R, 10. 0-0, 11. A3C

P4D DX P+ A 3D P4CD A2C

12. 13. 14. 15.

C1R, P3D, P3AD,

P XC,

D5T D6T P4TR! P5T

Y las blancas están indefensas ante la amenaza negra de sacrificar la Dama en 7T, o la alternativa P X PC. Otro significativo ejemplo del poder del Alfil es la victoria de Capablanca sobre Janowsky en New York 1916, una partida no recordada tan bien como debiera. No se trata sólo de un perfecto ejemplo, un mero ejemplo de la potencia de los Alfiles, sino que además muestra la armónica coordinación de todo el material disponible.

En esta posición, Capablanca (Negras) sacrifica el PCD para abrir las puertas a la acción del AD que ocupará la casilla SR, vía STD y 7AD. Así es como siguió la partida. l. ... , 2. P X P,

P5C ASTD

3. TlTD,

Si el blanco trata de parar el golpe A 7A mediante T1AD el negro ganaría con T X PAR+ seguido de A4CR +, etc.

3.... , 4. A3C,

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A7A ASR+

5. R2A, 6. T7T,

P4T

AXC

7. 8. 9. 10. ll.

TX A, A X PT, R3A, A X A, R2A,

P3T TX T+ TX PT T6T+ T6CD

12. 13. 14. 15. 16.

A5C+, T7R, R3A, T X P+, Rinden

R3C TX P+

TlTD R2A

Uno de los innumerables y bonitos ejemplos del poder del Alfil es el que muestra esta posición (no muy conocida) donde el maestro yugoslavo Vukovié (blancas) llegó ante un amateur en 1937.

Vukovic hizo la brillante jugada (si así puede llamarse) CSA. Evidentemente si el negro toma la Dama recibe mate con el Caballo, y si toma el Caballo recibe mate con T4C+, etc. Pero jugó D X T forzando el inmediato abandono de las blancas. Obvio anotar que la pequeña combinación blanca estaba basada en el dominio del Alfil de Dama, y justamente la refutación se apoya en la potencia del AR. Naturalmente nada es más enfermizo para un Rey que verse amenazado

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por un par de Alfiles desde sus vecinas diagonales. He aquí un bonito caso (Schmitt-Riigamer, 1936):

Después de l.C7R+, Rl T las blancas abr'en camino a su otro Alfil con 2.P6R! y el negro no tiene nada mejor que 2 ... , C X P y tras 3. D X T debe rendirse.

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Ver un Alfil y su oponente en que dada la posición cada uno lucha contra el otro, uno haciendo de gato y el otro degradado a la categoría de ratón, resulta interesante. En el famoso estudio de T. V. Ulehla, 1935, el duelo de los Alfiles es un limpio ejemplo. El blanco juega A7 A. ¿Qué puede hacer el negro? Si el Alfil negro abandona la diagonal, entonces el blanco simplemente con A6D gana por la amenaza de mate con el Caballo en 7 A. Por lo tanto el Alfil no puede abandonar la diagonal, pero si juega a 3D, SAo 6C, el blanco tranquilamen· te lo captura y luego da mate con el Caballo. Sin embargo puede ir a 7T porque si fuese capturado quedaría en posición de ahogado. Pero entonces el blanco juega 2.A8C! Un lance verdaderamente magnético y el negro no tiene nada mejor que tomar el Alfil, contra lo cual P7 A es suficiente para forjar la victoria. Hemos visto un Alfil sacrificándose para tríunfar. Ahora veremos un desastre.

No he imaginado una pieza más frustrada que un Alfil que con un peón más y contra el Rey enemigo solitario no pueda ayudar a la promoción del peón porque el rincon donde corona es de color diferente a las diagonales del Alfil. Aquí se ha elaborado una posición con esta misma idea: el Alfil no puede ayudar a tres peones unidos y pasados para que alguno de ellos corone. Un drástico y verdaderamente instructivo estudio de como afecta al Alfil estar encadenado a la barrera de un color. Afortunadamente es el único trebejo con este hándicap. Pero no vamos a concluir con la contemplación del Alfil frustrado. Pensemos en su poder usual más que en su ocasional frustración. Puede ser una chance bastante rara para el Alfil morder su camino en toda la diagonal derecho hasta 8T. De esta forma ganó una partida Diemer en 1948. 29

L P4D, 2. P3TD, 3. e3AD, 4. P3R, 5.PXPA, 6. P4CD,

P4D P3TD P3R P4AD AXP A2R

7. 8. 9. 10. ll.

A2e, e3AR, P4R, P5R, e X Pe!,

A3A P4CD D2A AXP Rinden

Si el negro toma el Caballo, el blanco captura el Alfil con provechosas amenazas.

En este estudio del Dr. A. Kramer podemos ver a un solitario Alfil triunfante entre un número aplastante de material enemigo. Las blancas juegan su Alfil a 8AR y el negro no tiene otra cosa para evitar el mate que T6CR. Pero ahora el ágil Alfil se situa en 6D amenazando otro mate. Para evitarlo el negro no tiene otro camino que C6A,obstruyendo la acción de la Torre. Entonces, inmediatamente, colocando el Alfil en 3TD la amenaza de mate no tiene remedio. Aquí, finalmente, una de las minipartidas más famosas de la literatura ajedrecística sobre el poder de la pareja de Alfiles. l. P4R,

2. 3. 4. 5. 6. 30

e3AR, ASe, P3A, P4D, 0-0,

P4R e3AD eR2R P3D A2D e3C

7. 8. 9. 10. ll. 12.

ese, C X P, A4A+, D5T, D5e+, AXP

P3TR? RXC R2R D1R PX D mate

Esta partida fue jugada en Breslau 1865 y el vencido no era otro sino el gran Anderssen, quien obvio es decir no estuvo en la misma forma que su inmortal. Para consuelo de esta derrota hay que decir que el vencedor fue el joven maestro Zuckertort, uno de los más fuertes jugadores de la época que disputó a Steinitz la supremacía mundial del ajedrez.

*

*

31

IV Los Caballos son aún intrépidos

No, esto no es una errata. El Caballo en campo blanc_o es realmente negro. Pero, ¿cómo ha podido llegar ahí? Simple y legítimamente en la 7.a jugada de una variante incidentalmente fuerte del Contragambito Albin, recomendada por Emanuel Lasker en los años noventa del pasado siglo. l. P4D,

2. P4AD, 3. P X PR, 4. P3R,

32

P4D P4R PSD ASC+

5. A2D, 6. AXA, 7. R2R, 8. RlR,

P X PR PX P+ P XC == C+

Estrictamente hablando, este caso Único de llegar al campo enemigo en siete jugadas debía imputársele al humilde peón , mejor que al caprichoso Caballo, cuyo uniforme adoptó particularmente el aventurero peón con buenas y suficientes razones. El Caballo es justamente el más caprichoso trebejo de todos. No en vano los alemanes le llaman "Jumper ", el cual con sus saltos recorre todo el tablero. Los franceses le llaman "Cavalier" y es sin duda un alegre jinete capaz de hacer sobre el tablero cosas que no haría ni la Dama, y de hecho ninguna pieza puede emularle. Acaso por eso es un merodeador del tablero, una especie de lobo que gusta cazar solamente. Pero esto no significa que carezca de espíritu de equipo y cuando la ocasión lo demanda,lo mismo que un gran individualista, se muestra en equipo con sus compañeros. Justamente pienso en el mate ahogado y su armoniosa realización, y lo mismo en ocasiones menos espectaculares cuando los saltos del Caballo se conjugan con · movimientos de otras piezas. La fuerza del Caballo y el modo de cómo se ayudan mutuamente los colegas en campo enemigo puede ser comprobado en este pequeño estudio de P. Henacker.

Simple, pero muy instructivo sobre la armoniosa cooperación de los dos Caballos. Las blancas juegan y ganan. El lector deberá resolver el problema

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por sí solo. Pero si le resulta fatigoso puede hallar la solución al final de este libro.

Un bonito ejemplo de los magníficos saltos y la fuerza de un solo Caballo se presenta en este famoso estudio de A. L. Kubbel, significativamente denominado "El salto del tigre". Resulta casi incre1ble, pero es así, que en solo cinco jugadas éste agil Caballo llegue, más bien salte, a agarrar a la lejana Dama, ya sobre casilla negra, ya sobre casilla blanca. Y confío que no serán muchos los lectores que necesiten ver la solución al final de la obra.

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Es igualmente instructivo y demostrativo de las finezas de los Caballos el estudio de E. Zepler. Las blancas ganan. Pero no es por un medio fácil; daré una pequeña idea al lector, si no desea mirar la solución. Una superficial mirada revela que el blanco podría amenazar mate inmediato si no fuera por la posición incómoda de sus propios peones. ¿Cómo con su diestro Caballo fuerza al negro a apartar el impedimento? Si yo dijese algo más, daría la solución completa, que se halla al final del libro. Realmente el blanco da mate en seis jugadas.

Si mirásemos ejemplos de la fuerza del Caballo sólo en partidas de actualidad, pienso que pocas ·posiciones tendrían el significado de esta. Ocurrió en la partida Barcza-Bronstein, Moscú 1949. El ataque de las blancas para aliviar su posición mediante D4R fue contenido con un brillante golpe -o mejor, una serie de golpes- a cargo del Caballo negro. Brosntein jugí1 l... , C X PD. Las blancas respondieron D X D y entonces las negras en lugar de capturar la Dama (con lo que meramente ganaría un peón) jugó 2... , C X C siguiendo 3. RlA, C7 A+; 4. AlA. Esta es una hábil idea. Las blancas quieren inducir a la Torre negra a ocupar una posición molesta, pero de nuevo el astuto Caballo interviene agresivamente: 4. 5. RlR,

TX A+ C5D+ !

6. R2D, 7. Rinden

C6C+!!

Los ajedrecistas a menudo se preguntan si un Caballo tiene más valor que un Alfil o viceversa. La contestación, naturalmente, es que todo depende - de la posición. Las circunstancias especiales y las condiciones posicionales señalan estrictamente el valor de cada pieza, aunque sabemos que el valor del Alfil y

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del Caballo es aproximadamente igual. ¿No tenemos preferencias a menudo por uno u otro? Como ya he dicho, todo depende de la posición. Si nuestro Caballo puede tener mayor movilidad que el Alfil en campo enemigo, entonces las chances para el Caballo serán de triunfo.

Aquí - Keres-Najdorf, Margate 1939- un caso sobre el particular. Si el PCR negro estuviese situado en 2AD o 4AD la partida seria inevitablemente tablas puesto que el Caballo blanco no tendría chances de penetración. Pero en la posición del diagrama sí las tiene. La continuación fue: l. P5A! , 2. C4A,

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PC X P R2R

3. P6C. 4. P7C,

R2D Rinden

Ni A2A ni R2A solucionarían nada contra 5. C X PT. Si el negro hubiera capturado con el PD, el blanco ganar ía más fácilmente con P6D seguido de R4A.

Cuando en el verano de l949,en mi columna de "New Statesman ",escribí sobre " la infalibilidad del Caballo errante", muchos lectores enviaron otras ilustraciones para mostrar las sin pares proezas del Caballo. Entre ellas estaba la de E. Allan, quien enviÓ esta bonita posición ganada por él (negras) en su club. Su oponente jugó D2CR (la Única jugada) y el Caballo de Allan cobro una super-actividad. l. 2. DX D,

T7A A6A+

3. DX A,

ex o

Y el blanco no puede evitar el mate.

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Finalmente se muestra aquí la endiablada fuerza del Caballo en una fantástica posición compuesta por O. T. Blathy. El solitario Caballo blanco lucha contra todas las figuras adversarias, pero el triunfo le sonrie. Un simple caballero contra un ejército completo. Es un mate en 12 y no resulta tan difícil como parece. (Solución, al final de la obra.)

*

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*

*

V

No tan humildes peones Ser un mero peón en la partida, conviene a una metáfora practicamente indispensable para aquellos cuyo deber le impone la carga de escribir plúmbeos artículos sobre la complejidad de los modernos poderes políticos. Pero en nuestro reino de las 64 casillas, donde el peón es una sólida realidad más bien que una nebulosa metáfora, podria ser muy fuerte adoptar tal caballeresca actitud hacia estos humildes soldados. Ellos no la merecen porque en efecto, no son tan humildes después de todo. En verdad ellos están dispuestos a morir por su Rey en cualquier momento. Y son también oficiales de su propia Dama. Sus heroicidades son a menudo de consideración y numerosas. ¿Qué importancia si siete de estos leales pajes dieran sus vidas por uno de ellos, el cual con esta ayuda llegara a la gloriosa transfiguración, al final de la partida? Cuando lo realiza puede ser cambiado en Dama y, naturalmente, según convenga mejor, en Torre, o Alfil, o Caballo. Si esto decide podrá instantáneamente cumplir cualquier sueño de la Dama y realizar la misión de la Torre, del Alfil o del Caballo, tan bien como el mejor de ellos. Tan solo una cosa no puede ser: no puede seguir siendo peón. Muchas veces se ha argumentado que un peón puede ser, pero necesita no ser promovido cuando llega a su octava casilla, y los afines a esta teoría han compuesto posiciones en las cuales podría ser actualmente más beneficioso un peón que al llegar a la meta conservase su capacidad original, en lugar de cambiar de rango. Pero, naturalmente, las reglas del juego determinan qu e el peón tiene que ser promovido. Si fuera de otra manera se opondría a la mecánica del juego. Lo mismo que el "panta rei" (todo cambia) de la filosofía griega es verdaderamente aplicable, también lo es al ajedrez. Tener un peón estacionado en la octava casilla, sin moverse para ningÚn lado, ocuparía un espacio y,en principio, más que una pieza, sería un trozo de madera muerta, lo cual significaría una mancha sobre el verdadero espíritu del ajedrez. Nosotros tenemos muchos trebejos en ~mestro, mundo de las 64 casillas, pero el gesto de cualquiera se remueve mstantaneamente. Todos aquellos que se cambian pueden ser activos y móviles al tiempo (o tal vez capaz de moverse). En efecto, cuando ningún movimiento es posible la partida finaliza en tablas.

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Pero mirad los peones en plenitud de vida , cuando van al combate, ora abriendo el juego (lo cual es característico de su rango) , ora cerrándole, según determine el conductor de la partida. Me gusta el camino que ellos trazan , paso a paso, olfateando a izquierda y a derecha como pequeños perros. Me gusta su singular espíritu de equipo. Qué altivez en esos dos o tres peones cuando controlan el centro y así se oponen a las fu erzas del campo enemigo, causando respeto. Siempre inevitablemente lentos y trabajadores pacientes, y aunque bastante raro, puede ocurrir que un peón enteramente precoz en la partida penetre en profundidad y decida la conclusión con un singular golpe de mano. Un caso de este tipo lo mu estra Chess Magazine de Lasker, en 1908. l. P40, 2. P4AO, 3. C3AO,

P40 P3R P4AO

4. A4A, 5. A XC?, 6 . A5R,

PAX P PX C! P X PC

j_Lo logró! La amenaza ASC+ cuesta al blanco la TD. Porque si 7. A X P, ASL+ gana la Dama. Otro acontecimi ento muy similar lo vemos en la partida Schlechter-Perlis, Carlsbad 1911 : l. P40,

2. C3AR, 3. P4A, 4. 03C,

P40 A4A P3AO 03C

5. P X PO, 6. P X O, 7. PX PA!

OX O AX C?

Aquí el Dr. Perlis pudo soslayar el peligro jugando C X PA con lo que solamente pierde un peón. Sin embargo jugó ASR y Schlechter obtuvo una victoria instantanea con T X P seguido de P7 A. Y aquí se prueba que no es tan raro el caso de duplicidad, en la partida ganada por el Profesor Bruning en USA 1907. l. P40,

2. P4AO, 3. A4A, 4. C03A,

P40 P3R P4AO PAX O

5. AX C, 6. A5R,

PX C P X PC

7. Rinden

En el prematuro progreso de la partida es, naturalmente, un camino aceptado - y demasiado hábil - ser cauto en el avance de los peones, particularmente lejos en perjuicio del desarrollo . Así, en su partida contra Ragosin, New York 1940, el indomable Marshall fue tan impetuoso moviendo sus peones que hasta la jugada 15.a no desarrolló ninguna pieza. Una vez que se decidió a jugar las otras piezas ganó la partida. Veámosla:

l. P4R, 2. P4CO, 40

P4AO PXP

3. P3TO, 4. P X P,

C3AO C3A

S. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 1S.

Pse, P3AD, PSR; P4AD, P3e, P4AR, P x e, P4D, P4TR, PST, A2D,

esD e3R e4D e4-SA e3e ex PA eXP e3e P3R ASe+ AX A+

16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 2S. 26.

e X A, e4R, P6T, e6A+, e3AR, ese, P X P, R X D, T3T, A2e, es X PT,

e2R e4A P3e R1A P3D p X p DX D+ R2R P3e TleD Rinden

Considerando que lO de las 12 primeras jugadas del negro han consistido en saltar con un Caballo, puede deducirse una regla de oro, menos práctica para el oponente. He aquí la regla : Evitar el movimiento de una pieza dos veces,antes de desarrollar las otras. La gran cuestión acerca de los peones es que son igualmente trabajadores en la apertura, en el medio juego y en el final. Pero es, naturalmente , en el final cuando deben salvar las mayores dificultades y realizar sus más finas sutilezas para explotar las posibilidades y alcanzar el triunfo o morir en el empeño. Ver un solitario peón rompiendo una sólida fortaleza del enemigo es uno de los más sabrosos espectáculos sobre el tablero .

En esta posición -aportada por R. Spielmann- el negro tiene tres peones pasados. Pero es el blanco quien (con su jugada) logra romper de parte a parte.

41

No es demasiado difícil y el lector puede consultar la solución al final de la obra.

Aquí, por último, una famosa y vieja posición, tan vieja , de hecho que el autor es tan desconocido como los autores de la mayoría de los cantos folklóricos. Las blancas ganan. Se trata de un preciso mate en 18 jugadas, y el procedimiento es tan divertido como instructivo. (La solución al final del libro.)

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VI Su Majestad, pasea ¿Ha visto usted alguna vez un ensueño paseando? Fue, si mi memoria no me traiciona, el título de una famosa y vieja canción. Pocos hemos visto tal visión. Pero no es menos rara una visión en el reino de las sesenta y cuatro casillas, como Su Majestad paseando por las reales y largas avenidas. Sin embargo , él prefiere la paz y la quietud de un rincón al tumulto de la batalla que desencadenan sus leales servidores. No todos utilizan el cansado ejercicio y verdaderamente no hacen otra cosa que dar delicadamente un paso a su tiempo, y es que el Rey prefiere la seguridad a la aventura. Yo digo que puede pasear con precaución. Después de todo no es solamente su augusta la que no debe ser expuesta al peligro, si bien debe ser tratado como un ser superior con prioridad para ser trasladado sin dilación; él no debe tener roces con el enemigo y debe ser protegido inmediatamente desde lejos, contra cualquiera de ellos, grande o pequeño. En tales circunstancias,aventurarse en las encrucijadas sería poco menos que inadmisible y Su Majestad generalmente debe evitarlo a menos que se trate de un caso de fuerza mayor. En tal sentido, no se trata de un monarca paseando (en todo caso, cuidadosa y delicadamente); es más bien uno que no puede autoayudarse, un Rey empujado desde el pilar hasta el poste, y si sus pasos necesitan ser cortos y cojos tanto peor. Ver un Rey en plena apertura dando un melancólico paseo es poco frecuente. Y sería seguramente su último paseo. Aún en muy raras ocasiones es posible ver a Su Majestad caminando alegre para ayudar a sus valientes tropas. Un Rey podrá salir siempre durante la apertura si no hay más que un feón que apoyar o uno de los enemigos para ser detenido. Pero salir durante e medio-juego paseando a través del tablero, rozándose con los enemigos, es un acontecimiento bastante raro. Una vez- - en Calcuta 1886, para ser preciso- un ajedrecista llamado Steel, proveyó de este raro espectáculo. La apertura fue un Gambito Steinitz: 43

l. P4R, P4R; 2. C3AD, C3AD; 3. P4A, P X P; 4. P4D, DST+; 5. R2R ... Voluntariamente se llegó a esta posición:

Habiendo sido jaqueado por una Torre negra el Rey blanco se lanza a una aventura: 12. R3D, 13. R4A,

A4A+ A3R+

14. R X A,

P4TD

Amenazando mate en dos con CSR+, etc.

15.

ex

PA.

D4T+

16. esR,

e20

Si toma la Dama, C6A + y los dos Alfiles entran en el ataque. 17. R5e,

DX D

Ahora el Rey negro espera tomar el PC cuando sea atacado por el Caballo. 18. A X P, 19. R6T, 20. C X T+, 21. P XC, 22. A3R,

DXT

ex e P3A P4A

TX

e

23. 24. 25. 26.

A5eD, A7T+, ASA, R7T!,

DXT R2A

TlD Rinden

Tal audacia no siempre sale bien y no sería normal exponer al Rey a tan espantoso riesgo. 44

Aquí se presenta otro caso: Un Rey rompiendo la fortaleza preparada para él por sus compañeros, marcha descaradamente avanzando para apoyar un decisivo ataque sobre el monarca rival. Ocurrió en la partida Bernardi-Drescher, Franfurt, 1949.

Si en esta posición el blanco hubiese jugado simplemente Tl-7D estaría fuera de peligro. Pero como ambicionaba utilizar la columna CR, con el mejor propósito jugó l. Rl T a lo que la Dama negra respondió capturando el PAR. Continuó:

2. TlCR+,

R4T

3. C3C+,

R5T

Y fue solamente ahora cuando el blanco reconoció que su original idea no era sana. Debía continuar con un nuevo jaque de Caballo en SA y en caso de que el Rey enemigo avanzase a 6T había planeado un jaque de la Torre en 3CR. Pero vio ( ¡demasiado tarde!) que en este caso el negro ganaba sacrificando la Dama por la Torre. El blanco cambió de plan y jugó 4. TlAR. Pero ahora, na-

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turalmente, está perdido sin esperanzas. El negro jugó 4 ... , T8T! y después de S. T X T el Rey negro se situó en 6T fo rzando la inmediata rendición.

En una partida jugada en Glasgow 1902, contra !llgunos aficionados en consulta, Richard Teichmann tuvo una de esas raras oportunidades para enviar su Rey derecho a la refriega. Jugó:

28. 29. 30. 31.

R2T, R3e, R4T, T3R,

P4eD P4TD P3e DX Pe

32. 33. 34. 35.

T3e, P X P, T4e, R5T,

D7AR D5A+ D7A+ Rinden

Esta bonit a y vieJa partida fue desenterrada por Jasper Ridley; mientras Gerald Abrahams, campeón de Midlands, me envió la siguiente divertida minipartida jugada por él contra Spencer. Fue jugada a la ciega por ambos contendientes mientras daban un paseo. l. P4D, 2. P4AD, 3.tP5D, _4. P4R, 5. P4AR, 6. P5AR , 7. P x e,

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e3AR e3A e4R e3e ex PR P5R D5T+

8. 9. lO. ll. 12. 13. 14.

R2R, R3D, P X P+ P4eR , R X e, A5e+, A3T,

D7A+ P3D RlD P4TR AXP R2D D4A+

15. R3R, 16. R2A, 17. R2C,

DX A+ D4A+ D5R+

18. R2A, 19. R2C,

D5A+ Tablas

Generalmente hablando puede decirse que en nueve casos de diez, cuando Su Majestad toma realmente un largo paseo no es exactamente una peregrinación voluntaria.

Esta es una posición - Alexander-Keres, Hastings 1937- donde el monarca negro precisaría pasear por el tablero si el blanco se atreviese a sacrificar su TD. l. TI T!, 2. D4T,

3. D XC+, 4. C4A,

DXT

A2C R1A D7T

5. 6. 7. 8.

A6T, R3C, DXA+, D5C!

DX A+

AX A RlR Etc.

Pero el blanco jugó l. T2T y la partida aunque muy excitante finalizó en ta-

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bias; un buen resultado para el joven maestro británico, el cual consiguió el 2. 0 - 3.er puesto, delante de grandes maestros como Fine y Flohr.

Es un escemco final donde, naturalmente, el Rey más que como un combatiente en su elemento, es como un símbolo arropado en algodón y lana y escrupulosamente protegido contra el más minimo feligro. Puesto que paso a paso por la diagonal en un lento paseo avanza con e tiempo suficiente para alcanzar su objetivo. Es un famosísimo y muy instructivo estudio, generalmente atribuido a Richard Reti, aunque yo creo que él fue quien primero lo publicó, aunque es mucho más viejo. Obvio que el Rey blanco no puede tener esperanzas de capturar el peón negro, en cambio el Rey negro puede capturar el peón contrario. Sin embargo hay una combinación de ataque y defensa con la que puede asegurar las tablas. l. R7C,

P5T

2. R6A,

Ahora si el negro simplemente avanza su peón, el Rey blanco tiene tiempo justo para apoyar a su peón pasado. Así el negro precisa jugar:

2.... ,

R3C

3. R5R,

RXP

Otra vez si el negro avanza su peón, el blanco aún tiene tiempo de apoyar el avance de su peón. Habiendo así forzado al negro a malgastar dos tiempos

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en parar amenazas, las blancas con 4. R4A pueden justamente agarrar al peón escapado.

Finalmente, se trata de un divertido estudio de C. S. Kipping. Muestra al más asiduo Rey que he visto. Juega el blanco y da mate en cincuenta jugadas. El procedimiento consiste en que mientras el Rey negro no puede jugar más que a lC y 2T, el Rey blanco va primeramente a capturar el PTD, luego marcha a tomar el PAR, después vuelve hacia el flanco de Dama para ahogar al Rey enemigo forzándole a avanzar el PAR, el cual deberá ser capturado de nuevo. Mediante el avance P4AR dejará pasado el PR q11e coronará Dama, dando mate en 8TD.

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SEGUNDA PARTE

ESPIRITU Y MATERIA

VII Amargo final para Mr. Snatch Hemos tenido un reflejo de las sesenta y cuatro casillas que componen nuestro reino y los seis tipos (Dios, Oficiales y Hombres) que lo pueblan. Hemos visto cómo se mueven sobre estas sesenta y cuatro casillas, marchando, espiando , rodando, saltando, merodeando o corriendo, justamente de acuerdo con sus caracteres o sus cambiantes tipos. En otros enunciados hemos dado un volumen de material útil, de capital imc portancia, que incrementamos con algunos conocimientos sobre el final para sorprender con cada nueva aventura sobre las sesenta y cuatro casillas. Siempre hay precisamente el mismo total, ni más ni menos, que nuestro oponente tiene para disponer de él. Es nuestro tesoro capital y es competencia nuestra aumentarlo o malgastado, utilizarlo prudentemente o temerariamente, o arriesgarlo con sin igual osadía por una chance de gran provecho, o disiparlo descuidadamente sin ninguna ventaja por ello en el final, de triste quiebra. Es nuestro perenne patrimonio y lo que hagamos con ello es cosa completamente nuestra. Veamos, ante todo, qué tenemos que hacer para ganar. Proclamar al peón una unidad, y pues que tenemos ocho, estas serán ocho unidades al empezar. Y como hemos dicho, los Caballos y Alfiles se valoran cada cual en tres peones (estando en el final, dos cada uno), podemos aumentar hasta doce, los cuales elevan nuestro oscilante capital sobre veinte unidades. Asimismo las Torres a cuatro peones cada una y esto hace veintiocho unidades. El Rey, naturalmente, es intasable y la Dama podríamos asimilarla a los ocho peones unidos. Con ello nuestro capital inicial se eleva a un total de treinta y seis unidades. Pero esto no es tan simple como parece. Lo mismo que en la vida real es útil conocer el valor de la moneda, en ajedrez precisamos no derrocharlo y tener un alto sentido para valorar un simple peoncillo, una minúscula unidad de nuestro caudal de treinta y seis. Desde arriba puede ser completamente útil una mirada a nuestra aventura en el camino de nuestra empresa bancaria y nuestro haber en cartera, y debe gustarnos mirarlo. Como estos someros cálculos ocurren con la mayoría de los jugadores, podrían decirnos que en nuestro reino de las sesenta y

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cuatro casillas y entre sus originales símbolos, lo han popularizado, existe una actitud estrictamente materialista. Nosotros hemos de considerar la posición no menos que el material. Haríamos mal reteniendo nuestro legado y parsimoniosamente guardarlo conservando nuestras treinta y seis unidades. Naturalmente su administrador bancario podría muy bien decirle que en la vida tiene usted demasiado con invertir algunas cosas y que tiene que aceptar ciertos riesgos si desea conseguir al~o más. Aún, mientras en la vida por ser miserable usted meramente se roba a SI mismo algunas diversiones, en ajedrez sería probablemente a costa de su partida. En ajedrez no se puede actuar pasiva y prudentemente en exclusiva. Ciertamente hay que tener prudencia en todo momento pero en cada jugada que hace debe pensar en su posición o menos que en su material. Pero entonces, ¿no tendríamos demasiado trabajo si tuviéramos sensación de todo? En ajedrez, justamente como en la vida, podemos sacrificar material para mejorar nuestra posición y entonces guardar dinero ganado a nuestras expensas con interés compuesto. O bien, de nuevo, malgastar nuestras reservas en un manojo de paja. En este caso nuestro oponente daría a esto diferente interpretación. Dina que habiendo esquivado totalmente los legítimos riesgos , necesariamente ha superado la tempestad y emergido de la crisis total más fuerte. Es fácil decir que alguien con un ensayo simbólico puede permitirse estudiar una partida de ajedrez. No jugar verdaderamente sería prestarse a simbolizar la lucha de la vida. Pero lo que me divierte más en ajedrez es precisamente el punto donde el simbolismo termina, el hecho de que así como en la vida no se presenta a menudo una segunda ocasión, en ajedrez podemos tenerla tantas veces como nos cuidemos de ello. Cuando encontramos nuestra posición intolerable podemos renunciar de buen grado y empezar de nuevo con una perfectamente limpia pizarra y con el excitante propósito de adicionar conocimientos a nuestra experiencia gracias a los últimos errores. Aún, si se cuida la simbolización, se puede ciertamente hallar en el ajedrez una co~pleta filosofía ,d_el tiempo y espac~o. _Precis? tam~i~n decirse la fluctuacwn entre el espuitu y la matena, o en termmos· aJedreCisticos, entre la posición y el material. Verdaderamente mantener esta fluctuación entre posición y material (o más bien apuntar un tipo en favor de una) es una de las ideas básicas de la partida y ciertamente la esencia de cada gambito. Tomamos las jugadas del Gambito Danés;

?el

l. P4R, 2. P4D,

P4R pXp

3. P3AD,

Aquí los libros dicen que con la excelente jugada del doctor Lasker 3 ... , P4D el negro puede obtener mejor juego refutando el gambito blanco. Esto es comprensible, pero ahora imaginemos que las negras no están conducidas por un discípulo de Laskar, sino por Mr. Snatch el cual alegremente agarra el P4D de Mr. Dash. Verdaderamente después de 4. AR4A Mr. Snatch se tragará el PC. Ahora miren la posición después de S. A X PC. Ningún libro puede decir a usted si esto es un lance claro para vencer por el otro costado.

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Desde el punto de vista material, una cosa no tiene duda y es que el blanco por el sacrificio de dos peones ha conquistado una considerable ventaja posicional. Para evitar la catástrofe el negro pronto tendrá que devolver todas sus ganancias, cambiando material por posición e igualando el juego. Esta posición fue el principal objeto de los competidores del "New Statesman ", suponiendo que Mr. Snatch no hallaría en nadie la prudencia y el coraje de hacerle desistir de su "juego como quiero". Puesto que la justicia en el tablero es una medida inexorable, los competidores fueron invitados a ser sus externos ejecutores y trazar el castigo a Mr. Snatch por continuar una imaginaria partida contra Mr. Dash desde la 5. a jugada, en un amargo final. Los movimientos de Snatch serán "en carácter" mientras, es obvio evitar tal sensible contrasacrificio como P4D, él no haría risiblemente ninguna mala jugada. Y o daré esta pequeña muestra de cómo se desarrolló la partida:

5.... , 6. e3AR, 7. A X P+,

e3AR

ex PR

8. D5D+, 9. 0-0!,

R1R

RXA

En caso de tomar el Caballo las negras podrían cambiar las Damas con perjuicio del blanco por el Alfil y los dos peones sacrificados.

9.... ,

e3D

C4A hubiera perdido después de DST+. 10. TIR+, 11. A X PC,

A2R

TIA

12. e3A!,

Dash desarrolla mientras Snatch cambia. 12.... ,

e3AD

13. D5T+ ,

Y después de que el negro interponga la Torre o el Caballo el blanco juega CSD con la amenaza inevitable de mate en 6AR. Hay docenas de inscripciones, algunas completamente ingeniosas y otro competidor cumplió con el requisito de improvisar una muestra original. Fue H. Ainsworth quien ganó el primer premio con esta brillante miniatura compuesta: P4R, P4D, P3AD, AR4A, 5. AD X P, 6. C3AR, l. 2. 3. 4.

7. TIC,

P4R pX p pXp pX p D4e DXP D6T

8. A X P+,

9. TX P, 10. 11. 12. 13. 14.

AX A, P5R,

ese,

e6R+, D3A,

RlD AX T P3D D2D PX P R2R R3D

55

15. ASA+, 16. D3T+, 17. C3A+,

C2R R4D R5A

18. D3C+, 19. 0-0-0 mate

R6D

Son incontables las ilustraciones del balance entre Posición y Material, en la literatura ajedrecística abundan los bonitos ejemplos de sabio tráfico (y tetráfico) del uno para el otro y cada jugador puede aplicar a la práctica el conocimiento de una variante en casi todas las partidas que juega. Aún cuando mira el ejemp lo clásico se recuerda inevitablemente la " Inmortal". Hace justamente cien ailos que Anderssen la jugó (en Londres, 1851) y sin duda es la más brillante de cuantas se hayan jugado. Es corriente que cuando se produce una partida brillante se la compare con la "Inmortal". La mayor parte de los jugadores la han visto alguna vez, pero puesto que otros pocos tal vez la quieran recordar o conocer, se transcribe a continuacion.

Anderssen-Kieseritzky

l. P4R,

2. P4AR,

P4R PXP

DST+ P4CD

3. A4A, 4. R1A,

Contragamhito favorito de Kieseritzky .

5. 6. 7. 8. 9. 10. 11.

A X PC, C3AR, P3D, C4T!, C5A, P4CR, TIC!,

C3AR D3T C4T D4C P3AD C3AR PX A

12. 13. 14. i5. 16. 17.

P4TR, P5T, D3A , A X P, C3A, C5D,

D3C D4C C1C (Forzada) D3A A4A

P4D es aún más efectiva, pero menos elegante.

17...., 18. A6D! !,

D X PC DX T+

19. R2R,

Demasiado voraz. D7C habría proporcionado más resistencia. 56

AXT

20. PSR, 21. e X Pe+,

e3TD RlD

22. D6A+, 23. A7R++.

ex o

Este es por desgracia el Único ejemplo de bello sacrificio que nos ha dejado el gran Anderssen (que fue el primer jugador universalmente reputado como Campeón mundial). En esta posición (jugada con blancas contra Zuckertort) anunció mate en cinco, así:

l. DX PT+,

2. P6A+, 3. A7T+,

RX D Rle RXA

4. T3T+, 5. T8T++

Rle

Veamos unos cuantos ejemplos más de cómo temerariamente uno puede tirar a su alrededor más precioso material, tanta cuantía como sea suficiente para ser recompensado por el valor posicional. La temeridad debe ser mejor premeditada. Los costes (totalizando su unión) pueden muy bien importar la mitad de nuestra

57

fortuna o más; en este caso el valor posicional tiene que llegar generalmente nada menos que a la muerte decisiva del Rey enemigo. He aquí algunos ejemplos.

En esta posición (Morony-Fletcher, London 1939) las blancas sacrifican todas sus meJores piezas quedando con su solitaria Dama para administrar el golpe de gracia al Rey enemigo: l. T7D!, 2. TX PC+, 3. A6T+, 4. C6C+,

58

DXT RXT RlT Px

e

5. P X P, 6. R4T, 7.A7C+, 8. D7T++.

D8A+ D6A RXA

Este es otro (Popp-Bauer, Villingen 1940) ejemplo drástico del espíritu triunfando sobre la materia. l. C5R, 2. A4AD!, 3. P5AR!,

D3R PX A DXR

4. C6C+, 5.PAXP!,

PX C

Otra vez un tranquilo movimiento en medio de toda esta orgía de sacrificios y estmendos. 5.

6. TlT+, 7. D X APAD+,

DX PC RlC D4D

8. T8T+ !, 9. D4T+, 10. D7T++.

RXT RlC

¡Pobre Rey! Tan rico materialmente y ya sin esperanzas condenado. Nosotros podemos solamente esperar su desenlace final; él saca alguna miseria si melancólicamente se deleita con el hecho de tener dos Torres y dos piezas de ventaja. Aún este tesoro de catorce unidades en el banco de su ventaja es tan pequeño como el rico que en su lecho de muerte no tiene otro consuelo que c-ontar su dinero. Yo podría escribir cientos de páginas con ejemplos de la victoria del espíritu sobre la materia (inevitablemente en otras secciones de este libro la misma idea se repite otra y otra vez, puesto que se trata nada menos que de una de las ideas básicas del ajedrez) pero aquí yo deseo concluir con el acaso más drástico ejemplo de todos. Sucedió en una partida amistosa del viejo maestro Richard Teichmann, quien clasificándose tercero en muchos torneos (no era realmente bastante ambicioso para envidiar más altos honores) acabó por llamársele Ricardo III. (El era más amable que este monarca sin escrúpulos, por supuesto.)

59

En esta posición jugó T X PT forzando la respuesta C X T. Entonces después de DSC el negro no tiene nada mejor que retroceder con el Caballo a 2A, y fue cuando Teichmann sacrificó su Dama en 8D. Después, simplemente, empujó su PTR. El se ha despojado de muchas piezas. El enemigo está provisto todavía de la mayor parte de las unidades que componían su capital inicial y sin embargo se halla completamente sin esperanzas contra el avance del humilde pero victorioso peón enemigo por cuya gran gloria muchos de sus preciosos y poderosos compaííeros han sacrificado sus vidas.

60

VIII Poligamia Parece muy conveniente para la descendencia oriental y el fantástico esplendor de nuestro juego que un Rey del Tablero pudiera no ser restringido por tantos brotes a la consideración del principio de la monogamia. Aún otra vez es igualmente apropiado para los soberbios cálculos observar el gobierno de las últimas decisiones sobre el tablero para ver lo que iguala los más opulentos vuelos de fantasía tenidos dentro de algunos razonables y tratables límites. El Rey de ajedrez no puede tener más de nueve esposas, pero es dudoso que alguno en la práctica del juego haya podido alcanzar ese límite técnico tan abundante de Damas reales. Tan gigantesca aglomeración de poder dentro de los confines de un mero campo de sesenta y cuatro casillas sena verdaderamente un espectáculo demasiado terrorífico, con sólo los análisis de todas sus posiciones y material implicado. En una más modesta escala, creo, una multiplicidad de Dama no es tan completamente rara como pudiera imaginarse.

61

Esta posición ocurrió en una partida Rovner-Guldin , Moscú, 1939. El negro tiene (caso de que el blanco juegue D X D) la chance D4A+ seguida de mate en SC. Pero las blancas hallan una ingeniosa solución:

l. D8CR+, 2. D8R+, 3. D8CR+,

RXD R2T R3T

4. D7T+, 5. D6T+, Tablas por ahogo.

R4C RXD

La adicional velocidad y ferocidad inoculada en la partida por la multiplicidad de Damas no está menos bien ilustrada en este ejemplo instructivo aportado por Kurt Richter en su excelente libro"Kurzgeschichten um Schachfiguren". El negro ha permitido al PTD blanco la promoción puesto que con D7R amenaza mate imparable. Pero se engaña porque entonces el blanco puede

62

cambiar las tornas sacrificando su nueva Dama en 8TR y entonces jaqueando con la vieja Dama en 8AD y SAR consigue mate seguido.

Esta posición tuvo lugar en una de las part-idas del match Alekhine-Capablanca. Alekhine (negras) fue el primero en conseguir nueva Dama y con esto obtiene una chance para amenazar mate en tres, lo cual es tan claro como obvio.

63

Una más, complejo caso de multiplicidad; ocurrió en una exhibición de simultáneas dada por Alekhine en Lisboa, 1940. Aquí, sin embargo, el maestro ganó terreno por pura fortuna. Habiendo alcanzado esta posición se permitió una pequeña trampa jugando A6A. El negro pudo ganar fácilmente jugando la simple RSD. Pero tomó el Alfil con su Dama y entonces el Campeón logró su propósito de tener un par de Damas, consiguiendo unas fáciles tablas.

Alekhine fue en verdad un completo especialista en la multiplicidad de Damas. Esta posición fue conseguida en su partidacontra Grigoriev, en Moscú 1915, con cinco Damas sobre el tablero. Alekhine (blancas) ganó la partida mediante una tranquila jugada: T6T. La amenaza ahora es D8D mate, ante la cual el negro respondió D X A. Y entonces el futuro Campeón mundial procedió a aniquilar a su oponente por medio de l. D4CD+ , D4C; 2. D8D+, R3T; 3. D3-3TD+.

64

IX El factor del tiempo En ajedrez, justamente como en la vida - aquí vamos simbolizando otra vezla gloria de hoy puede ser el veneno de mañana. En la vida, justamente como en ajedrez los ardientes deseos de nuestra juventud pueden ser anatema al final de la jornada, de la partida. Pienso en el elemento del tiempo en ajedrez: Qué precioso es el tiempo, qué urgente y deseado el movimiento correcto, todo combinado con el desarrollo normal de la partida, o igualmente después, particularmente en el curso de un ataque con sacrificios. Cómo a menudo caemos en el abismo por un lapsus debido simplemente al tiempo. Cómo fácilmente podríamos conseguir el triunfo en vez del desastre, si pudiéramos, tan sólo, realizar un pequeño movimiento extra. Aún, en el último tramo de la partida, la bendición del tiempo puede bien apartar una carga y la correcta jugada es conveniente para disipar una duda. Tomo como simple esta posición;

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Jugando T4R se fuerza al Rey enemigo a que ocupe una casilla donde recibirá mate. Solamente el Rey diría: "J'y suis, j'y reste". Yo no me movería. Y o me pararía para diferir el jaque y así estaría completamente seguro. Existiría una igualdad y con tan prodigiosa preponderancia como una Torre contra Rey robado, usted no podría ganar nunca por simple jaque, debido a que el pobre pez de su propio acuerdo salta desde dentro de la red fuera de su alcance. Pero hay que jugar y esto será lo que dure la vida del Rey, precisa jugar para morir. Esta necesidad de jugar es un aspecto importante de la técnica del final y todos los ajedrecistas del mundo la conocen con el término alemán zugzwang.

Aquí (Alekhine-Yates, Hamburgo 1910) está un bonito ejemplo de zugzwang conseguido en acción. Las blancas, aunque tienen un peón más, es obvio qu e no pueden ganar a menos que fuercen el cambio de Torres: l. T6R, 2. T5R,

R2D

3. P X T,

TX T

Ahora si el negro juega R3R el blanco gana fácilmente con R4D forzando la retirada del Rey negro (zugzwang) y su propio Rey va a SD. Por eso Yates jugó:

3.....

R2R!

Una buena jugada; si ahora el blanco trata de llegar con R4D, estorbaría el camino de la victoria dando al negro la chance R3R asegurando las tablas. Como la ventaja del blanco está en el ala del Rey, debe situar el monarca en forma que sea posible el avance P4R, para lo cual debe recurrir al zugzwang.

66

4.... ,

R2D

5. P4R!,

P5A

La captura del peón equivaldría al suicidio.

6. R2R!, Amenaza R3A con lo que fuerza al negro a jugar

6.... ,

R3R

7. R2A! !,

Después de este sutil movimiento el oponente de Alekhíne se rindió. Si Y ates toma el peón, la réplica sería R3A ganando fácilmente. Pero sí en lugar de 7. R2A Alekhíne hubiera jugado R3A, habría perdido la partida, ésta es la importancia del zugwang en los finales.

Tener la Dama por tierra (verdaderamente no tener una singular pieza descolocada) y aún ser posible anunciar m-ate en seis, lo mismo puede ser ejecutado por rompimiento del zugzwang. El Dr. Pedís lo hizo cuando (estando sin Dama) consiguió esta posición: l. P5A,

DXT

El negro entra con pasos obligados en la trampa.

2. RlA, 3. P4T,

C4C C6T

4. AX C,

D X A+??

67

No pudiendo resistir a la tentación del jaque, se juega su última chance,

5. R1C, y mate, todo lo más en seis jugadas. Existen innumerables ejemplos tan brillantes como instructivos de zugzwang en casi todos los libros de ajedrez, particularmente, como es natural, en las colecciones de finales, donde el zugzwang ocurre con mayor frecuencia. Es un caso raro ver un zugzwang en el medio del juego con muchas piezas aún sobre el tablero. Por eso, el más brillante ejemplo -clásico por ahora- es una partida famosa de Nimzowitch que él mismo denominó "la inmortal del zugzwang". Este título puede que no sea muy modesto, pero en verdad la partida responde a esta denominación y generalmente es así tan reconocida como la Inmortal de Anderssen. Fue jugada en Copenhague 1923 (Nimzowitch con negras) y la víctima en esta ocasión fue Fritz Saemisch: l. P4D,

2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13.

P4AD, C3AR, P3CR, A2C, C3AD, 0-0, C5R, P X P, A4AR, TlAD, D3C,

ex e

C3AR P3R P3CD A2C A2R O-O P4D P3AD PAX P P3TD! P4CD C3AD AXC

14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26.

P3TR, R2T, A2D, DlD, C1C, TIC, P4R, D XC, D5C, R1T, D3R, TDlR.• . Rinden

D2D C4T P4AR! P5C! A4CD A3D PAX P TX P TD1AR TlA-4A A6D P3TR!!

Las blancas están en zugzwang. R2T o P4C se responden con T6A. Y, verdaderamente, no existe nada mejor - según comenta el propio vencedor- que "arrojarse sobre la espada". Esto justifica la rendición del blanco.

68

X

Las tablas Cada torneísta tiene una clara visión para valorar su actuación, apilando medios puntos, y tiene que atravesar un superficial brillo en ras modernas tablas de torneos para observar con qué control de tiempo regulan algunos de los grandes maestros la pila de sus medios puntos contra sus compañeros altos en las tablas de clasificación, con una igualmente sólida sucesión de puntos favoreciendo su récord contra los más pequeños contrarios alejados en el bajo de las listas. Muy sana política ésta y enteramente comprensible en el caso de los maestros profesionales, cuya reputación y subsistencia dependen de los resultados en los torneos y para quienes solamente medio punto más o menos puede significar una crucial diferencia; para decir algo del hecho, medio punto ganado a un competidor significa además medio punto menos para él. Inevitablemente tales consideraciones no hacen más que endurecer siempre la competición en la práctica del maestro moderno y conduce a frecuentes · exageraciones de un originalmente sano principio. En los últimos años (más bien en las últimas décadas) hemos tenido ocasion de ver en torno a los maestros una tendencia para ne~ociar las tablas en la competitiva práctica magistral: partidas desagradables, ins1pidas, sólo para el teatro, tan demasiado limpias que ambos jugadores temerosos uno del otro, ninguno desea arriesgarse y prefieren esquivar la lucha antes de haberla empezando seriamente. Tales dolencias a menudo ignoradas en una prueba competitiva moderna de ajedrez necesitan muy bien ser subrayadas y buscar un día fácil entre dos sesiones sucesivas. Puesto que no estamos en una casa de cristal es bastan te fácil para nosotros arrojar piedras; puesto que es un hecho comprobado que nosotros (incluido este autor) jugamos al ajedrez meramente por distracción es bastante fácil caer en un error del otro extremo: rechazar perjudicialmente unas tablas, o aceptar un riesgo casi cierto para perder antes que aceptar una insulsa conclusión de tablas. Hay dos errores en tal línea de pensamiento: primero, si no hay posibilidad de hacer otra cosa, las tablas son la lógica conclusión de la partida; y por otra parte unas tablas ciertamente necesarias no son insulsas. Como materia de hecho,

69

en la literatura de ajedrez abundan partidas tablas más excitantes que muchas en donde se obtiene una decisión. Aquí (Hamppe-Meitner, Viena 1872) hay una de las más penetrantes tablas que se han ejecutado: l. P4R,

2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

C3AD, C4T, RX A, R3R, R3D, C3A, R3C, P3TD,

P4R A4A AX P+ DST+ DSA+ P4D DX PR C3TD DX C+

10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18.

R X D, P4C, R XC, ASC+ A6A, RSC, R XC, RSC, R6A,

C4A+ P4T+ C2R RlD P3C+ ex A A2C+ A3T+ A2C+

¡Solamente dieciocho jugadas! A pesar de que desde el principio se muestra el espíritu de lucha, la situación fuerza un alto el fuego de paz. Una más reciente partida e igualmente famosa con tablas en dieciocho jugadas fue desarrollada en Nottimgham 1936, en el primer encuentro entre Alekhine y Botvinnik. Aparte de la específica importancia de esta partida para el score del Torneo de Nottimgham, era verdaderamente de general y universal interés el primer choque entre los dos más grandes maestros rusos, tan diferentes en idiosincrasia, en política y en estilo. Era ciertamente una dramática ocasión y se dijo que la excitación en la Unión Soviética era tan grande como en el mundo occidental y que cada tablero mural estaba en comunicación con los centros de todos los países y que miles de espectadores pacientemente siguieron el curso de la partida jugada a jugada transmitida por teletipo. Como los dos luchadores aún por diferente camino tenían igual ambición e indomable poder, así como maestría en la partida, sentados uno frente al otro ante las sesenta y cuatro casillas, pudieron estar influenciados por la dramática situación, la atmósfera enrarecida y emocionados, verdaderamente, por la política. Muchos de nosotros en las mismas circunstancias que ellos hubieramos esquivado riesgos y la partida, debida al caudal consumado de conocimientos por los comandos de dos expertos, pronto habría finalizado en unas plácidas tablas. Todos fuimos perjudicados, a pesar de que la partida, aparte de finalizar en tablas, fue verdaderamente un infierno para el sistema nervioso, en el más espectacular estilo. He aquí cómo sucedió: l. P4R,

2. 3. 4. 5. 6. 7.

70

C3AR, P4D, e X P, e3AD, A2R, A3R,

P4AD P3D PX P e3AR P3CR A2C e3A

8. 9. 10. 11. 12. 13. 14.

C3C, P4A, P4CR, PSA, PR X P, P6D, ASA,

A3R 0-0 P4D AlA ese DXP DSA

15. TlAR, 16. AX C,

DX PT CXP

17. AX C, 18. T2A,

D6C+ DSC+

Cuando nos dimos cuenta del realmente excitante tipo de tablas con lucha, pudimos distinguir entre dos clases principales. Una cuando por un lado se sacrifica todo en aras del ataque y luego resulta imposible la decisión y hay que aceptar el jaque continuo o la repetición de jugadas. Este es uno de los más petrantes ejemplos de esta clase de partidas. Pero hay otra clase de tablas con lucha, la cual es generalmente menos espectacular, aunque puede ser más aguda. Y o estoy pensando en unas tablas con lucha, en el estricto y auténtico sentido de la palabra, en dura, paciente y laboriosa lucha para defender una posición inferior, para guardar la bandera contra la superioridad posicional o material, la cual tan lejana como concierne al enemigo puede ser o no suficiente para ganar si está provista de una muy buena defensa. Uno de los más grandes luchadores de todos los tiempos en defensa de posiciones inferiores fue sin duda Emanuel Lasker. Positivamente eufórico defendió precarias posiciones y uno de los más elocuentes ejemplos de este tipo de defensa es la "partida Marathon" contra su homónimo Eduardo Lasker, en el Torneo de New York el año 1924. Después de ochenta jugadas y varios aplazamientos se llegó a esta posición:

Capablanca, Alekhine y otros famosos expertos excitadamente afectados por el final, apostaron cincuenta contra uno a favor del negro. Posiblemente un elemento que influyó fue el deseo de frenar el optimismo del joven gran maestro Lasker puesto que era un fuera de serie en este gran torneo, mientras que el "Doctor" (como Emanuel usaba para ser llamado) era el líder del torneo. Porque 7l

Capablanca (que había forzado el Campeonato del Mundo hacía unos pocos años) no menos que Alekhine y el resto de los competidores tenían un considerable y personal interés en ver a su gran rival perdiendo un punto frente a un rezagado. Sin embargo el ex-Campeón Mundial, fríamente procedió a confundir la opinión de estos grandes expertos y en lucha indomable salvó el precioso medio punto que era de vital importancia para conseguir el primer premio de este torneo. La partida se desarrolló así :

81. 82. 83. 84. 85. 86. 87. 88. 89. 90. 91. 92.

P6C, C2C, R3A!, R4R, R3A, R4R, R3D, P7C, P8C=D, R4A, C4T, R4C,

T2D T7D TlD T7D TID R3D TIAD R3R TX D T6C R4A RXP

93. 94. 95. 96. 97. 98. 99. lOO.

101. 102. 103.

C2C, C4T, C2C, C4T, C2C, C4T, R3T, R4C, C2C, C4T, R X P, Tablas

R5R R5D T6AR T6R R5R R6A R5R C5D T6T R6D R5D

Muchas páginas de análisis se han escrito alrededor de este impresionante final y no ha sido posible hallar una chance favorable contra el joven Lasker. Es justo el hecho de que contra la mejor defensa no se puede ganar en esta posición y puesto que la defensa fue conducida por el probablemente mejor finalista de todos los tiempos, podría muy bien decirse que el resultado fue una conclusión sin precedentes, pero que naturalmente significaba una habilidad después del acontecimiento. Por lo tanto Lasker aportó nuevas fórmulas teóricas con sumagistratura que son de vital importancia en los finales del juego. Bastante cierto gue esta clase de batallas contra ventaja material o posicional está entre los dramaticos aspectos del ajedrez y el conocer esto es probablemente preferible a las más espectaculares brillanteces. Después del maratoniano final de Lasker, hemos experimentado una cÓmoda relajaciÓn. He aquí una más divertida posición aportada por R. W. B. Clarke. Es un caso de doble perpetuo: l. P4R,

2. 3. 4. 5. 6.

C3AR, P4D, A4AD, PX P, PX P+, 1. ex P+,

P4R P3D C2D P3TR PXP RXA R3A

8. D3A+, 9. D7A, lO. C2D, ll. C4A+, 12. P3A+, 13. C3R + , 14. C4A+ ,

RXC CR3A DlR RXP R4A+ R4R R4A+

Habiendo transcrito el más espectacular tipo de tablas, sigue finalmente una partida más que por doble razón es acaso una de las tablas con más lucha de la

72

literatura del ajedrez, la otra razón es que también contiene todo el dramático aspecto de una variante preparada. Fue jugada por Halprin (blancas) contra Pillsbury en el torneo de Munich 1900. Ahora debe ser recordado que en ese tiempo Pillbury estaba en la cima de su forma y de su fama . También hay que saber que en aquellos días él planteaba invariablemente cierta defensa de la Ruy Lopez, hoy en desuso; Halprin había estudiado la Defensa Pillsbury con detenimiento y empleó una nueva línea desconocida para confundir a su oponente. A pesar de ello Halprin consiguió solamente unas tablas como premio a su ingenioso estudio de laboratorio. Pese a todo, conseguir medio punto frente al Pillsbury de entonces era un suceso favorable y nada puede decirse sobre la novedad teórica. Se produjo en la jugada l4.a del blanco (entonces era todo el libro) y después de una dramática lucha con secuencias ígneas hasta la jugada 20. a Pero Pillsbury halló igualmente el contrajuego ingenioso con un movimiento Único.

l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. lO. ll. 12.

P4R, e3AR, A5e, 0-0 P4D, P X PR, P4TD, P6R, PX e, e3AD, e5eR, D5T,

P4R e3AD e3A ex PR e 3D ex A P3D PX PR e2R e3eR A2R AX e

13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24.

AX A, P6e! !, e5D! ! , TRlR+, T3T, T X e, T3A+, A6T! !, A X Pe!, T3e+, T3A+, T3e+,

D2D PAX P Px e RlA e4R PXT Rle D2R!! RX A RlA R2e Tablas

Lo más impresionante del caso, naturalmente, es que Pillsbury sobre el tablero y con el tiempo inexorablemente limitado hallara el ingenioso camino para refutar los estudios de su oponente. Sin control de tiempo y quemando el aceite de la lámpara de la media noche, Halprin había estado pensando los intrincados detalles de su hábil novedad. ~No prueba esto bastante que las tablas pueden ser algo más que una estupidez . Verdaderamente, cuando llegamos al final , ¿no queremos algo más que un camino artificioso para nuestros planes o esquivar una amenaza de tablas por · ahogo? Naturalmente el ahogo ha sido objeto de controversia en el mundo del ajedrez. Desde algÚn tiempo cada diez o veinte años alguien ha discutido que las tablas por ahogo es realmente injusto y entonces tanto si se quiere como si no, existen argumentos para conceder 3/4 de punto al que ahoga y l/ 4 al ahogado. Desde hace aproximadamente cien años este argumento ha sido aportado, pero es indiscutible que ello implica un cambio en las reglas del juego. Nosotros, ajedrecistas, cualquiera que sea nuestra opinión debemos atenernos a las reglas del juego tal y como han sido aprobadas. Yo no vislumbro el camino por el que se pueda conceder privilegios al ahogador sobre el ahogado. Este

73

punto fue tratado en cierta ocasión por Mr. Hamburger el cual puntualizó que "el ahogo es el penalty por maltratar sin matar". El ganó un buen libro de ajedrez por esta definición. Yo diría, ciertamente, que el ahogador no debería tener ni una infinitesimal fracción más del medio punto concedido. Si tuviera que hacer alguna discriminación, mis simpatías irían todas por el otro lado, por el que no dándole más que medio punto es obvio que también puede ser injusto. Creo que las tablas por ahogo es una regla como las demás y en verdad más astutamente arraigada en el espíritu del juego. Ya he citado antes el "panta reí" de la fisolofía griega. Creo que esta idea de movilidad de las cosas es la idea básica de la partida, que no menos que en la vida simboliza bellamente. Una vez que el Rey, cuando es retado por el enemigo, carece de movimiento (bueno, es obvio que no se trata de mate y el inmediato fin de la partida. Pero si ni el Rey ni ninguna de las piezas y peones pueden moverse, entonces no se trata de un desafío, sino que el constante flujo de la partida, que es su vida, fuerza de repente el cese) entonces, naturalmente la partida debe pararse. Es el fin. Igual que si la posibilidad de movimiento fue inmediatamente restaurada no puede ser interrumpida. Un singular golpe mortal no debe ser omitido. La partida debe parar tan pronto como la inexorable obligación de jugar (o diremos, tan fronto como la inalienable correcta jugada) no pueda realizarse. Si tal laguna fata esta causada por un inmediato reto del enemigo (es obvio una destrucción, un mate o cualquier otra cosa que queramos considerar; pero si no es causado directamente por una jugada del enemigo, la repentina laguna puede ser considerada por haber sido llevada a cabo indiferente a la acción enemiga) bien, entonces se trata de fuerza mayor y puesto que es inherente a la posición podemos considerarlo como un acto de fe . ¿Sería entonces más clara proclamar tal posición como tablas? Completamente aparte de producir unas tablas claras y obvias, las reglas del ahogo tienen ciertamente suministradas algunas de las más sutiles finezas en la literatura del ajedrez.

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He aquí una de las innumerables combinaciones de tablas por ahogo compuesta por Stamma hace un par de centurias. Es tan simple como limpio. Las blancas sacrifican su Caballo con jaque en 7D y entonces con R8T fuerzan al negro a jugar A X P y así queda ahogado.

Estas posiciones son más bonitas cuando existen más piezas sobre el tablero. Tomamos la de este diagrama ocurrida en la partida Lazdies-Zenitas, Riga 1936. ¿Quién podría decir que resulta un ahogo en cinco jugadas? Todo es forzado: l. D8A+,

2. D8T+, 3. P4C+,

R3A R4A pXp

4. T5D+! !, 5. D8A+!!!

PX T

Las negras deben capturar la Dama, con lo cual admiten las tablas por ahogo.

75

Algunas posiciones de ahogo provienen de las ulteriores chances desesperadas en una situación arruinada, cuando el oponente cae en la trampa. La del diagrama corresponde al Torneo de Raab 1924. Nagy (negras) se ha encontrado con Walter que acaba de jugar su Dama a 4CR. Es obvio que el camino recto para evitar la amenaza de invasión era T6AD, pero Nagy hizo la sorprendente jugada R1A. A su confiado oponente que consideraba ya la partida prácticamente ganada, la jugada le parecio una rendición. Pero se trataba de una celada, y pron· tamente el blanco jugó D8A+. Nagy interpuso su Dama y el blanco (que podía haber ganado aún con DSAR o DSAD+) inocentemente tomó el PTD. Después de lo cual, que era precisamente lo que Nagy había calculado, el negro forzó las tablas por ahogo en tres jugadas. Para los que no vean esta posibilidad pueden hallar la clave en el capítulo final de soluciones.

Igualmente los grandes maestros caen en celadas de ahogo. La posición del diagrama ocurrió a Paul Keres cuando después de un fino juego posicional ohtuvo posición ganadora contra J olmov (negras) en el Campeonato soviético de 1949. Jolmov le jaqueó en 6T con la Dama y Keres incomprensiblemente llevó su Rey a 1C. Esta era la chance buscada por su oponente, quien astutamente jugó de inmediato DSC+! salvando la partida. Es obvio que si el blanco

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captura la Dama ahoga a su enemigo y si no, pierde el valioso PTD; de todas formas tablas.

Finalmente un instructivo y pequeño ejemplo compuesto por F . Kollmann en 1902. Blancas mueven y hacen tablas. Es tan simple que seguramente el lector no tendrá que recurrir al capítulo de soluciones para hallar el desenlace. La posición de ahogo se consigue en dos jugadas.

77

El mismo resultado se logra con un procedimiento análogo en este estudio compuesto por el Dr. Goering en 1891. Parece milagroso que el blanco pueda forzar las tablas en esta aparentemente desesperada posición. Y sin embargo se consigue mediante l. P4A, A3T; 2. PSA! el negro para no perder se ve forzado a capturar el Alfil dejando ahogado al enemigo.

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XI Orgía de sacrificios ¿Cómo es que los jugadores consumen tanto tiempo en las primeras posiciones del medio-juego, hallándose con el temido control diez o veinte jugadas más ta~de? Bueno, tan a menudo como lo es la necesidad de analizar las más complejas variantes cuidadosamente cuando se embarcan en una combinación de sacrificio. Naturalmente, si todo va bien, la partida necesita ser definida antes de entrar en el peligroso periodo del control del tiempo. En este caso el extraordinario tiempo consumido será tan provechoso como el material sacrificado. Pese a que toda cosa haya sido trabajada fuera más allá de las sombras de la duda, existe siempre el riesgo del tiempo, tan bueno como el material perdido al propósito. Par¡¡ muchos de nosotros la posibilidad de una combinación de sacrificio es casi u~a irreparable pérdida. Sacrificar demasiado material sólo puede estar justificado por un inmediato y decisivo ataque o por una contribucion para la mejora de la original posición con una razonable ventaja de índole posicional o material, con interés por el riesgo experimentado y la inquietud, que es el mayor deleite de cada jugador. Invariablemente tal deleite, casi sensitivo y ciertamente emocional, es completado con el placer intelectual de ver la victoria del espíritu sobre la materia tan drásticamente y a menudo tan estéticamente demostrada. Pequeña maravilla la de estos jugadores que no se cansan nunca de mirar una a una las innumerables partidas famosas por sus brillantes sacrificios. La mera contemplación de tales combinaciones es bastante placentera. Todos desearíamos haber realizado una combinación brillante, una creación famosa como la de Anderssen, conocida como la "partida inmortal". Sería un buen acontecimiento para un jugador modesto y ¿quién de nosotros no estaría contento de haberse embarcado en una aventura con sacrificios, arriesgando una y otra vez la lucha en pos de un gforioso triunfo? He aquí una orgía de sacrificios con una pequeña partida ganada por un jugador que no desea descubrir su nombre, contra otro igual oscuro oponente:

l. P4D,

P4D

2. P4AD,

P3R

79

3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. u.

e3AD, ASe, e3A, P3R, A3D, AX e, P4TR, AX P+, ese+.

e3AR A2R 0-0 P3eD A2e AXA e2D RXA R3e

12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20.

D3D+ , D7T+, P3A+, e2R+, e4A+, R2A+ , TlT+, D1e+, Die+ +.

R4T RSe R6e RXP RXT R7T RXT R7T

Aquí otra partida con el adicional toque de interés de que el vencedor era un muchacho de catorce años y la víctima un famoso maestro, resentido mientras caía en la trampa tendida por su adversario. La partida fue jugada por el maestro ruso Gereben (blancas) en el curso de unas simultáneas en u na escuela de Rusia. El nombre del escolar que venció es Komarov. Hela aquí :

l. P4D,

2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

e3AR, P4A, e3A, ASe, P3R, P X P, A3D , 0-0,

P4D e3AR P3R eD2D A2R 0-0 PX P TlR P3A

10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17.

D2A, esR, AX A, ex e , TDle, R1T , e2R, e4A,

e1A ese ! DX A AX e D4e ! T3R T3T

Pensando en la posibilidad de una trampa para cazar la Dama, pero el joven jugador de las negras tiene los ojos bien abiertos y en efecto ve más allá que el maestro .

17. ... , 18. P3TR,

DST P4CR!

19. P3eR,

A6A+

Si R1C el negro sacrifica la Dama en 6T y con la Torre amenaza un mate imparable.

80

20. R2T,

D X PT+!!

21. C X D,

P5C

Y las blancas no pueden evitar el mate.

Esta es (Rotlevy-Rubinstein, Lodz 1907) una de las más famosas combinaciones con sacrificios en la literatura del ajedrez. Rubinstein jugó l..., T X C dejando su Dama "en prise". Las blancas la capturaron y entonces siguió 2 ... , T7D! ! . Si el blanco jugara ahora A X A con la idea de llevar el Alfil a 2C, después su Dama sería tomada por la Torre negra y la jugada T6TR sería un desastre para éL El blanco jugó D X T siguiendo las negras A X A+ y después de D2C decidióse la lucha con T6T! ! .

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Uno de los más limpios y más instructivos finales con sacrificio que conozco es el que aconteció al gran Nimzowitch, héroe de muchas aventuras con sacrificios, que le tocó hacer el inacostumbrado papel de víctima. Jugaba con blancas contra el Dr. Eliastam en el torneo de Riga 1910 y Nimzowitch llegó a esta precaria posición. El negro está amenazando un sensacional mate con combinación de sacrificio: l..., T X C; 2. T X T, T X T; 3. R X T, ASA+; 4. R X C, P4A mate. Nimzowitch, naturalmente vio esta pequeña combinación y con l. C2R creyó no sólo contener la amenaza sino preparar una pequeña trampa. Las negras jugaron la onvia l..., A7D y Nimzowitch contestó 2. C X PD. El creyó que había engafiado a su oponente, pero Eliastam había calculado justamente esta chance. Sin dudarlo jugo 2 ... , T X C y la partida terminó así:

3. TX T, 4. RX T,

TX T! ASA+

5. R XC,

6. R3A,

P4A+ P5C++

Si Nimzowitch en el 4. 0 movimiento hace C X A en vez de capturar la Torre, la continuación hubiera sido T7T+ seguido de A6A.

Hay un placer particular alrededor de esta pequeña combinación, como el motivo de un acorde musical repetido ligeramente en una variedad de formas. Como Nimzowitch -en ese celeste lugar donde no duda ahora pontificar a Philidor, Morphy y Staunton alrededor de sus propias teorías sobre el moderno ajedrez- precisa la revancha viéndose perder y puesto que verdaderamente parece sólo bello presentar a un gran maestro en su más acostumbrado papel, he creído mejor restablecer el balance presentando un espectáculo triunfante de Nimzowitc. Hay un buen número de divertidas posiciones donde escoger (y unas cuantas de

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ellas pueden ser aplicadas a otros temas de este libro) pero para la aventura del sacrificio debida al gran maestro he aquí una, la cual es meramente una cuestión de sacrificar la calidad y uno o dos peones, y esto me parece más espectacular que muchos sacrificios de Dama y Torre. Es también un instructivo y pequefío estudio para el final de peones. La posición ocurrió en Oslo 1921 y Nimzowitch (jugaba contra Lundin) con negras continuó: l. 2. P X P, 3. PX T,

P5C!!

TX C P6C!!

4. P X P, 5. P X P,

P6A+ P6T

6. Rinden

Muchos de los famosos sacrificios en la literatura del ajedrez son, naturalmente, debidos al genio del gran Morphy. He aquí uno de ellos el cual ocurrió en Londres 1858 jugando Morphy con las negras contra Bird. El tiene, naturalmente, ventaja de posición (columnas abiertas a las Torres y diagonales amplias para los Alfiles) y cualquier jugador imaginativo podría intuitivamente llevar a efecto alguna combinación decisiva. Pero la forma en que Morphy destruye al enemigo en pocas jugadas es más instructiva y no menos artísticamente placentera. Comienza el trabajo con l..., T X PA! y cuando Bird toma la Torre con el Alfil, Morphy continúa con el mismo dramatismo D6T! ! . Es obvio que la Dama no puede ser capturada, y Bird respondió 3. P3A. Luego continuó: 3.

4. P4C, 5. R2A, 6. R2C,

DX PT

D8T+ D5T+

7. P X A, 8. DX T, 9. R2A,

TX P+

DX D+

AX PC

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¿Quién puede criticar a Bird si desmoralizado por la anterior secuencia comete un pequeño desliz? Si hubiera jugado 9. R2T su gran rival se hubiera tenido que contentar con tablas por jaque continuo. La partida siguió:

P6R 9. A4AR+ 10. A X P, D5AD+ ll. R3D, Y Bird se rindió pronto.

12. R2D, 13. R1D,

D7T+ D8C+

Acerca de los famosos maestros de la última centuria, Wilhelm Steitnitz cinceló su eterno nicho en la sal'a del ajedrez por medio de la fama de su genio y de su trabajo pionero sobre el ajedrez posicional. Sin embargo, mirando muchas valiosas partidas jugadas por este gran maestro no hallaremos tal abundancia de bellas combinaciones como en las colecciones de partidas de Anderssen y Morphy, pero esto no es porque Steinitz (o algún otro de los modernos y verdaderamente contemporáneos jugadores) estuviera dotado con menos imaginación que las brillantes estrellas del firmamento ajedrecístico de hace cien años. La simple explicación es que, en todo tiempo, un ajedrecista puede solamente j_ugar con brillantez cuando su oponente se presta a ello. A menudo uno puede mformarse acerca del estilo posicional de nuestros días comparándolo con l?s. ataqu~s violen~os del romanticismo. Dos cosas se han Jlerjudicado a este proposlto. Pnmera, siempre hay algo desagradable acerca del ajedrez posicional. Acumular pequeñas ventajas posicionales, continuadamente arruina la posición enemiga y finalmente conduce a una ruptura de la defensa o inevitablemente a la pérdida de material, todo esto resulta ser un espectáculo mucho más plúmbeo que algunas más o menos obvias combinaciones de sacrificio, con captura de Dama o con mate en cinco jugadas. PerÓ el principal punto es este: que es altamente perjudicial distinguir entre los dos estilos y decir (como alguien lo hace) que en los tiempos de la segunda mitad de la última centuria los maestros jugaban un ajedrez combinativo y que con Steinitz comienza otra era insípida o, de otra manera, de ajedrez posicional. El hecho es que, naturalmente, empezó a jugarse ajedrez posicional antes de Steinitz y que las brillantes combinaciones son verdaderamente tan comunes ahora como en aluellos tiempos. La razón por a que algunos viejos maestros tienen un relativo mayor número de brillanteces es simplemente esta: que ellos jugaban contra rivales de inferior categoría más a menudo que los modernos maestros. Demasiados viejos maestros cuando jugaban con sus compañeros practicaban el ajedrez posicional. ¡Se contentaban con eso! A este respecto hemos visto algunas de las pesadas partidas jugadas por esos dos protagonistas Labourdonnais y Macdonnell hace cien años. El punto esencial, naturalmente, es este: que hay justicia en el ajedrez. Puesto que ambos jugadores parten de la misma posición y precisamente con el mismo material, es obvia la imposibilidad de esperar un chance inmediato para que uno de ellos se precipite y abrume al contrincante con una serie de golpes cruzados; en estas ocasiones esperamos las combinaciones de sacrificio brillantes. No existen tales milagros en ajedrez. Lo que ocurre es que uno de los

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jugadores ha cometido un error o tiene que trabajar gradualmente para lograr el equilibrio y en tal camino se ve forzado a hacer un movimiento inferior el cual finalmente conduce a una posición preñada en donde hay posibilidades de sacrificio. Este es precisamente el punto donde el moderno maestro (o verdaderamente algún maestro o algún buen maestro en esta materia) para el juego de posición y comienza el juego combinativo. Casi todas las brillanteces qu e conocemos son producidas contra un juego infenor o con mayor preparación posicional del lado del vencedor, el cual no tan a menudo se comporta igual con un golpe más o menos espectacular.

He aquí una típica ilustración de esta clase, el vencedor incidentalmente no es otro que el gran Steinitz, quien con frecuencia prefería las rutas posicionales a las combinaciones brillantes. La posición ocurrió en una partida jugada por Steinitz (Philadelphia 1890) contra un aficionado. El maestro concedio la ventaja de una Torre. Pero su mejor juego ha conducido a una superioridad posicional. Aunque las negras conservan todas sus piezas se halla sin desarrolló, mientras Steinitz tiene sus fuerzas en orden de combate. Esta es una posición preñada con posibilidades de combinación. Así es verdaderamente y Steinitz pronto sacrificó la Dama por el Caballo con el resultado de un limpio mate por cualquier camino. (Véase el capítulo de soluciones.) Sí, cada maestro y, ciertamente, cada buen jugador, debe ser un experto en ambos estiLos posiCIOna.t y commnauvo, pa'ra que pueaa aplicar uno u otro según convenga en la partida. Yo voy más alla y digo que es completamente perjudicial hacer una discriminación entre los dos estilos. Es meramente una cuestión de explotación por medio posicional o combinativo inherente a una particular posición.

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Corrientemente se usan los métodos posicionales para preparar posibilidades combinativas, a menos que se creen accidentalmente por un error en un bando o deliberadamente si uno de los jugadores, recta o equivocadamente piensa lograr alguna ventaja por la creación de tales posibilidades. Vulgarmente hablando podría decir que la mayor parte de los gambitos están en esta categoría con complicaciones peligrosas para ambos bandos y a veces se consigue una clara y rápida decisión. Repito entonces que el uso del método posicional o combinativo nada tiene que ver con el estilo del jugador sino que generalmente lo requieren fas respectivas posiciones. Pero, naturalmente, estas posiciones no se producen accidentalmente, han sido formadas por alguno de ambos jugadores, o de algún modo por el que lleva la iniciativa. Cada jugador, es obvio, va formando su posición desde el comienzo de la partida de acuerdo con sus propias predilecciones y aquí es donde el estilo tiene cabida, el cual naturalmente es un producto del temperamento y carácter del jugador, por regla general, o de su genio y posiblemente de especiales circunstancias cuando se juega una particular partida en particulares condiciones contra un particular oponente.

Tomamos el caso de Alekhine. ¿Quién podría dudar de que era uno de los más grandes jugad?res posicio?ale~ de tod?s los tiempos? Y no obstante tiene una extensa galaxia de combmacwnes bnllantes. Pero seguramente la chance procedente de tal exquisita combinación no se ha presentado accidentalmente. Ha sido trabajada por el siguiendo caminos estrictamente posicionales. Véase en esta posición la forma en que lleva hacia el final una partida jugada contra Lewenfisch en 1919. Es evidente que el negro ha tenido cierta negligencia en su desarrollo a causa de la ganancia de algún material. Así el blanco ha

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conseguido una de esas posiciones prefiadas con posibilidades combinativas y Alekhine habiendo planteado la recolección de un delicioso fruto no tarda en cogerlo. Jugó el Caballo a SC con lo que dejó la Torre y el Caballo "en prise". Afortunadamente, el negro no puede capturar las dos a la vez. Si toma el Caballo, el Alfil blanco entra con jaque y después con TlD se hace más corto el camino del triunfo. Esperando lo mejor, jugó D X T+ y después de R2A ganó la otra Torre. Ahora, es obvio, Alekhine jugó 3. C7 A+ Esta jugada no es para capturar la Torre negra sino que apunta mucho mas allá de esta consideración. Se trata de un mate inmediato. 3... , RlD; 4. D2D+, A2D; 5. P X A y el negro abandonó porque si su Caballo captura el peón, entonces 6. A6R con mate inevitable. Para ilustrar el proceso por el cual un maestro consigue por un camino posicional una posición para combinación decisiva, he aquí la famosa miniatura jugada por Spielmann contra L'Hermet en Magdemburgo 1927:

l. P4R, 2. P4D,

P3R P4D

3. C2D,

Esta jugada hipermoderna ha sido empleada por todos en los últimos recientes años. Pero Spielmann no lo conocía cuando la hizo hace un cuarto de centuria.

3. 4. 5. 6. 7.

e X P, e3AR, ex e+, A3D,

PX P e20 eR3A ex e P3TR

8. 9. lO. ll.

D2R, A2D, O- O- O, e5R,

A3D 0-0 A2D

El ataque blanco contra el enroque enemigo es ya tan fuerte que es dudoso si el negro tiene aún un juego defendible, pero Spielmann está completamente decidido a intensificar la presión.

11. 12. 13. 14. 15. 16.

... , P X P, D X A, A4AR, D4D, A6D,

P4A AXC A3A D2R TRID DlR

17. 18. 19. 20. 21.

TRie, D4TR, A5R, P4CR, P5C,

P3eD PXP D2R P5A

La posición preñada con posibilidades combinativas ha sido conseguida. Es una posición que ofrece múltiples variantes y sacrificios de Dama y Torre en cartera. Spielmann tiene dos combinaciones para elegir, una con A X P y otra con A7T+. El lector verá fácilmente como se gana con ellas. Pero, ciertamente, ninguna de esas combinaciones es tan bonita como la que sigue en la partida.

21. 22. D X PT,

C2D PX D

23. P X P+, 24. T8C+,

RlA Rinden

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Si el negro captura la Torre, el PTR blanco avanza hasta conseguir mate.

Este (Przepiorka-L. Steiner, Debreczen 1925) es un ejemplo poco conocido pero no por ello menos instructivo. Materialmente ambos bandos están equilibrados. Aún las negras tienen montada la artillería pesada en el flanco de Dama, pero su Rey se halla en posición de sufrir un bello ataque porque la posición es simple para un drástico camino. De tal suerte que cada jugador instintivamente se adentraría en una aventura de sacrificios. Przepiorka halló una bastante fácil, primero sacrificando uno de sus Alfiles y así, bloqueando la posición enemiga con la Dama y la Torre, se prepara la entrega del otro Alfil. l. A X PA,

2. D X P, 3. T7R,

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PX A TlC TlAR

4. T X A+, 5. A6T+, 6. D5C++.

RXT RXA

Y la solitaria Dama blanca prudentemente administra el mate para gloria de todos sus compañeros sacrificados.

Uno de los más divertidos aspectos, cuando se presenta la combinación, es la frecuente habilidad (y no tan a menudo la lógica necesidad) de ignorar alegremente una amenaza sobre una de las propias piezas y dejar aún otra "en prise" en lugar de retirar la ya amenazada. ¿Qué ajedrecista no haría tal cosa si el efecto final fuera ganar la partida? Tomo esta posición del Torneo de Carlsbad 1929, Saemisch (blancas) contra Grunfeld. Las tres piezas blancas están "en prise ",y por T7R! Saemisch ignora a propósito que están amenazadas su Dama y su Caballo y que la Torre se ha situado en una casilla atacada por el Caballo enemigo. En este punto naturalmente, como el lector habrá podido ver, el negro precisa no capturar ninguna de las tres piezas batidas por él. Con T2A realiza un sensible movimiento que paraliza las amenazas inmediatas, pero después del cambio de Torres, jugó CSR+ obli¡jando al negro a la rendición. Es obvio que no existe esperanza contra las múlnples amenazas del blanco. Si RlA se responde simplemente D X PT y si entonces la Dama negra toma el peligroso PAR sufre un resbalón por C7D.

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TERCERA PARTE

TAMBIEN LOS AJEDRECISTAS SON HUMANOS

XII Mala fortuna y oportunidades perdidas Hay cínicos que aseguran que el ajedrecista realmente no gana nunca la partida, puesto que la victoria de un bando implica, es obvio, el error en el otro . El cínico citará muchos casos donde,invariabiemente, censure su error algún necio, inadvertido de que de otra manera hubiera obtenido unas tablas o más probablemente una victoria. Naturalmente, hay muchos de nosotros que de vez en cuando admiten que han sido vencidos por su oponente. Aún cuando los medios puntos y puntos enteros totalizados en un torneo den una cifra halagüefia, a pesar de los que se han arrojado por la ventana, ¿no nos gusta a todos buscar un amigo para convenir que el score que se hubiera conseguido en recta moral sería superior que el conseguido actualm ente? Muchos han sido conocidos por censurar los errores sobre inadecuadas colocaciones, sobre intempestivas demandas de sus órganos digestivos, sobre el disturbio ocasionado por un flash fotográfico, sobre el molesto olor del tabaco del oponente. Esto, naturalmente, es un punto importante. No hay ocupación tan sedentaria como un Torneo de ajedrez y es obvio que se preste, más o menos, a que los ajedrecistas fumen con mayor facilidad que en el tenis o en el motorismo, de manera que existen más adictos a la nicotina y otros alérgicos a ella, y aquí es donde inevitablemente surge el conflicto. Uno de los famosos maestros más violentamente alérgico al tabaco era el gran Nimzowitch y sin embargo fue tan temperamental como acomodaticio según corresponde a un gran artista; aspiraba aire cuando imaginaba que su oponente era nicotinadicto y deliberadamente soplaba el odioso humo en su dirección. A menudo insistía para que el oponente dejara de fumar, y muchas veces algún director de torneo le indicó que algún jugador tenía necesidad del tabaco como estimulante indispensable para su concentración. En cierta ocasión Nimzowitch se hallaba muy excitado porque su oponente le molestaba deliberadamente con un cigarro apagado y se levantó alejandose del tablero. El director, amablemente, le hizo regresar a la partida y una vez allí le

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dijo con una sonrisa : "Pero si no lo ha encendido aún . Si no ha empezado a fumar ". A lo que el excitable maestro respondió : "¡Pero está amenazando con hacerlo ! " Todos los jugadores entienden que en Ajedrez la amenaza de una jugada es más fuerte que la jugada misma, y Nimzowitch es, ciertamente, un ajedrecista. Su oponente en esta ocasión no era otro sino el gran Emanuel Lasker,inveterado fumador de cigarros puros. Sometía a consideración la fobia de cada oponente tras un escrupuloso estudio de la personalidad, y sabiendo la alergia de Nimzowitch a su cigarro, lo utilizó en la fase de la apertura en esta particular partida. Cuando Nimzowitch perdió, después de todo, pudo justificarse diciendo que había estado sometido constan te mente a la amenaza del cigarro de Lasker. · Pero, ¿realmente existen cosas que dan buena o mala suerte en ajedrez? Por supuesto existe la suerte de las tablas. Cualquiera puede jugar cinco partidas con blancas y seis con negras, o viceversa. Se pueden llevar las negras o las blancas contra un adversario muy fuerte . Puede uno encontrarse con el favorito del torneo en la primera ronda cuando él no quiere correr ningún riesgo y conformarse con tablas, o al revés puede encontrarse con él en la última ronda cuando se halla pletórico de forma y con deseos de triunfo. Pero cuando se prescinde de extrañas influencias y se refiere uno estrictamente a las sesenta y cuatro casillas, el único caso real de mala suerte que recuerdo es la memorable ocasión donde Sir George Thomas no tenía más que llevar la Torre. de 1 T a 8T y administrar un jaque crucial que le conducía a la victoria inmediata. Pero se le cayó la Torre en la casilla 7T en donde además quedaba "en prise ". ¿Mala suerte? Como Sir George Thomas era un correcto e integral deportista aceptó alegremente su derrota como castigo a su negligencia. Acaso pudiera decirse que el elemento suerte entra por entero en ajedrez cuando se pierde la partida por un golpe imprevisto de ceguera ajedrecística. Por supuesto sería un buen acontecimiento que ambos jugadores sufrieran momentáneamente por la misma aflicción. Después de todo también los ajedrecistas son humanos, y quién de nosotros no recuerda alguna ocasión en donde habiendo visto toda la complicada trama de una combinación de más de media docena de jugadas, se le escapa una pieza "en prise" o un mate a la primera. Un caso típico de doble ceguera sucedió en la partida Fairhust- Reshevsky, Hastings 1937.

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Reshevsky con negras jugó P3T y cuando Fairhust respondió DST el Campeón de USA contuvo la amenaza con TlA, efectuándose tres movimientos sucesivos más sin que · ninguno se apercibiese que en este momento el negro tenía un bonito y espectacular mate. (Véase el capítulo de soluciones.)

Una de las más célebres cegueras ajedrecísticas se dieron en la partida Von Popiel-Marco, Montecarlo 1902. Le correspondía jugar a Marco y considerando que tenía perdida una pieza se rindió. ¿Qué ocurrió? Luego descubrió la obvia jugada A8C, pero ya era demasiado tarde. Arrojar por la borda un punto ganado en un torneo es una bonita calamidad para un maestro profesional.

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Pero cualquier remordimiento de Marco en su partida citada no es nada comparado con la célebre ocasión en donde el resultado de un match - y ciertamente el más importante match de su época- dependía de una partida y el gran Chigorin jugando con blancas contra Steinitz hizo incomprensiblemente, en la posición del diagrama, A4C, sin ver que el adversario le daba mate en dos jugadas. Chigorin era ciertamente uno de los maestros más imaginativos de todos los tiempos. Por lo tanto, él que veía combinaciones complicadas, en esta ocasión por ceguera ajedrecística se le escapó una combinación simple.

He aquí otro famoso ejemplo. En el Torneo de San Petersburgo 1897, Chigorin (negras) se oponía a Schiffers. En esta posición jugó el movimiento puramente defensivo, y en verdad poco imaginativo, P3C,finalizando la partida en tablas. Sin embargo, se le escapo un espectacular mate en cinco jugadas. (Véase el capítulo de soluciones.)

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Siempre se ha creído que los maestros más imaginativos han sido generalmente los que más fallos de ceguera ajedrecística han cometido. Sin embargo, se dan también en los maestros de tipo posicional. Capablanca fue un jugador considerado como poco imaginativo, pero metódico y uno de los grandes maestros más precisos en su juego. No obstante, aunque en menor escala, también tuvo sus fallos. En esta posición, contra Sir G. Thomas (negras) en el Torneo de Hastings 1919 jugó D8T y su oponente abandonó. Pero lo extraordinario del caso es que Sir G. Thomas disponía de defensa suficiente y Capablanca tuvo mejor jugada para decidir la lucha. (Véase el capítulo de soluciones.)

Si ha existido algún maestro reconocido como exacto en sus jugadas y rara vez víctim11. de ceguera ajedrecística o de alucinaciones, yo diría que este maestro (juntamente con Botvinnik) es Euwe. En el Torneo de Nottingham 1936 jugando contra Lasker (blancas) cometió un simple error que el más humilde jugador de club hubiera evitado. Lasker, en esta posición, jugó R3D, y Euwe en vez de retirar el Caballo

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atacado o protegerlo, lúzo la increíble imprecisión A4T. ¿Por qué se pierde una pieza con esta jugada? (Véase el capítulo de soluciones.)

Un más reciente pero no menos increíble disparate fue hecho en 1948 por el infalible maestro Smyslov. En la última ronda del Torneo de Groninga, habiendo llegado a esta posición contra Lundin (y bastante clara posición para ganar) se contentó con un precioso medio punto, por tablas con jaque continuo con el Caballo. Por supuesto, se podía ganar fácilmente en el acto con T7 AR. Naturalmente, esta clase de malas jugadas o disparates ocurren con más frecuencia en el medio juego. Des¡;ués de todo la técnica de los finales ha sido más perfeccionada por un mayor numero de jugadores que tienen buena noción de ella, y en lo referente a las aperturas, constantemente se acumulan y se revisan conocimientos basados en la experiencia y se apilan las celadas peligrosas para apartarse de ellas. Pequeña maravilla es que los muy expertos jugadores a menudo dejen que bastantes finezas escapen a su sagacidad. l"o resufta iacil en AJedrez ser un mstrumento de precisión en circunstancias muy dispares. Esta es probablemente la razón por la que muchos ajedrecistas son indulgentes en la propia recriminación de sus frustraciones. Afortunadamente hay una válvula de seguridad: muchos ajedrecistas pueden hallar el solaz en sus ensueños de que han podido realizar sus deseos. Muchos de nosotros hallaríamos el "post mortem "más importante (y a veces más placentero) que el esfuerzo que precede a la vida y muerte. Kecuerdo a un famoso maestro meditando más de media hora en una posición que en un par de minutos podía haberse diagnosticado como completamente perdida. Finalmente se rindió con un profundo suspiro. Y o le pregunté qué tema que meditar tanto tiempo sobre 98

dicha posición. "¡Ah!" respondió cambiando la tristeza de su faz por una sonrisa: "Tenía que ver, qué hubiese pasado si en mi estúpida jugada 37.a yo hubiera jugado CSA. He analizado cuatro variantes." No es preciso decir que ello habla en su favor. ¡Hay un típico jugador en cada uno! Verdaderamente cada ajedrecista quiere ganar su partida, y ciertamente prefiere tablas a perder. Cuando todo se ha dicho y hecho, él estará completamente satisfecho si se prueba a sí mismo (y posiblemente a sus amigos incredulos) que básicamente su juego no fue malo y que si tan sólo no hubiera seguido a su fuerte jugada 18. a con un dudoso movimiento 21.a y con imprecisiones en la 25.a y 28. jugadas, huhiera ganado la partida después de todo. Todo resulta lisonjero para nuestra propia estimación, y una vez preparados, retrocedemos la partida a los momentos inciertos y cambiando las malas jugadas por buenas, sin tener en cuenta las posibles rectificaciones de nuestro oponente, podemos por regla general probar a satisfacción que realmente nunca (mejor dicho, difícilmente siempre) tenemos perdida totalmente una partida. Por regla general solemos acordarnos de nuestras posibilidades desaprovechadas más que de nuestras actuales hazañas. Lo mismo ocurre con los grandes maestros, quienes conservan recuerdos de tales acontecimientos. He aquí uno del Dr. Euwe.

En esta posiCIOn (Euwe-Cherpunov, París 1924) teniendo una pieza y tres peones extras, sin mencionar la amenaza de mate, lo único que tenía que hacer Euwe era evitar las tablas por jaque continuo proyectadas por su oponente. Con esta esperanza jugó: l. A X T?,

TX D+

2. PX T,

DX A+ 99

3. R3T, 4. R4T,

D6R+ D7A+

5. R5C, 6. PX P,

P3A+! D6R+

Y la partida fue tablas porque Euwe tuvo la ceguera ajedrecística del peón jaqueador. Demasiado tarde descubrió que se ganaba elegantemente de este modo: l. R3C!,

2. 3. 4. 5.

R4A, TIT! !, R3C, TX T,

D8R+ OSAD! TSD+ TSC+ DX T+

6. 7. 8. 9.

R4T, R5T, A4T, PX T,

D8R+ D8TR+ TX D

Y la Dama negra es impotente para evitar el mate. Para un maestro (o un buen aficionado), tener que reprocharse el fallo de una buena continuación, creo que es mucho más doloroso que alguna ceguera ajedrecística dejándose capturar una pieza o pasando inadvertido un mate en una jugada.

Tomamos esta posición de la partida Halosar-Pshauko, Graz 1941. El negro jugó A X PC y la partida finalmente terminó en tablas. Demasiado tarde vio

lOO

la forma en que pudo haber puesto fuera de combate a su enemigo en pocas jugadas. (Ver capítulo de soluciones.)

Partida Loughran-Harrison, Victoria 1916. Blancas pierden. Acaso por tener un peón doblado trataron de defenderlo. Probablemente por sus propios reproches encontró en un análisis "post mortem" el camino que conduela al éxito, forzando en cinco jugadas la rendición del adversario. (Véase el capítulo de soluciones.)

101

Una más bella oportunidad fue desaprovechada en la partida WegemundSchlage, Oynhaussen 1922. El blanco jugó D4A y terminó perdiendo. Demasiado tarde vio que podía haber decidido la partida con un golpe espectacular. Efectivamente, tras D X PA el negro hubiera tenido que rendirse. Ya he dicho antes que probablemente nuestros inherentes desencantos son menos cuando estos lapsus ocurren a otros. A muchos competidores del "New Statesman" les ha subyugado el tema del desaprovechamiento de oportunidades y han proporcionado material a tal efecto. R. C. Woodthorpe fue uno de los muchos que quisieron contar una historia contra sí mismo. Desperdició una chance para conseguir una partida brillante contra el conocido maestro William Winter. Fue así : P4R, e3AR, A4A, e5e, P X P, A5e+ , P X P, 8. D3A, l. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

P4R e3AD e3A P4D e4TD P3A PXP D2A

9. lO. ll. 12. 13. 14. 15. 16.

A3D , e3A, A5A, D3T, e3-4R, ex e, P3D, A X PT,

A 3D O-O A2e P3TR ex e A2R P3e TRlD

Aquí el blanco fue tentado a hacer 17. A X P. ¿Pero quién haría un erróneo sacrificio contra Winter? Pronto tomó la iniciativa y me hizo polvo -dijo Woodthorpe-. Demasiado tarde vio que con ASC! ! podía haber logrado llna espectacular victoria sobre el maestro.

Una experiencia particularmente desarrollada de ver los frutos de muchas horas de trabajo quebrados en un momento, fue la pérdida del campeón suizo 102

H. Johner en el match Suiza-Italia 1938, cuando había alcanzado una posición ganadora jugando con blancas contra Stalda. Es obvio que tras T X P+ el blanco gana fácilmente, pues tanto si toma como si no el Caballo, las negras acaban recibiendo mate. Aún si hubiera retirado el Caballo jugando C3C también habría ganado fácilmente. Pero jugó superficialmente D7 A creyendo que era bastante fuerte. Stalda respondió T8T+ y después de R3C continuó T X P+ lo cual _produjo tal impacto en Johner que se rindió. No vio más que si tomaba la Torre con peón o con Rey seguía el mate forzado. Se le escapó la simple jugada R4C des-· pués de la cual el negro no tiene más que tablas por jaque continuo.

Otro interesante caso de ceguera ajedrecística ocurrió en la partida SchmittHerrman, Oynhaussen 1938. En esta precaria posición las negras optaron por jugar T1D, después de lo cual, el blanco sólo necesitó tres jugadas para lograr una elegante victoria. ¿Cómo lo hizo? Véase el capítulo de soluciones.

103

Por último (Rubinstein-Nimzowitch, San Sebastián 1912) uno de los casos más raros de doble ceguera en la literatura del ajedrez . Rubinstein amenazaba justamente D X PA+ seguido de D X A+ y mate a la siguiente. Nimzowitch imaginó que jugando A4A no sólo eludía la amenaza citada sino que además clavaba la Torre enemiga. Rubinstein evidentemente de acuerdo con este pensamiento respondió A4D. Esto demuestra que ambos padecían ceguera ajedrecística puesto que después de A4A el blanco llega al mate sencillamente con D X PA+ seguido de D X PC++. Considerando que Rubinstein y Nimzowitch estaban cerca de la cúspide de sus respectivas carreras cuando jugaron esta partida, el lector puede muy bien argüir que si dos grandes maestros son víctimas culpables de la primitiva ceguera ajedrecística, muy bien pueden caer en ella jugadores más humildes, aunque en menor culpabilidad. Esta puede ser muy bien la pequeña diferencia de culpabilidad que apreciamos en tales lapsus una y otra vez, aunque entre los maestros sucede raramente y es considerado como un evento digno de ser registrado. Hay además otro punto. Entre los numerosos e increíbles lapsus que ocurren a famosos maestros, uno de los más explicables probablemente, sea la inquietud producida por el reloj-control. Pero es tema para otro capítulo.

104

XIII Castigo y premio del reloj Antes de que se usara el reloj-control las partidas de match tenían una duración de veinte horas o más. Había jugadores que meditaban horas para una jugada y si el oponente se dormía era probablemente lo mejor que podía hacer. Lo más verosímil es que sus nervios fueran perjudicialmente .afectados por la intolerable demanda de su paciencia. Se cuenta que en esos días la táctica de levantarse y abandonar la sala mientras el oponente pensaba era enormemente practicada en las competiciones de ajedrez y a no dudar muchas partidas se perd1an a causa de la fatiga. Por esta razón se introdujo el reloj-control y se estimuló un determinado número de jugadas en un tiempo dado; esta ventaja comenzó a usarse hace aproximadamente cien años, siendo utilizado un reloj de arena para tal fin. No obstante, en una ocasión solamente, que yo sepa, fue dispensado el uso del reloj; ocurrió accediendo a una sugestión del Dr. Tarrasch en el Torneo de Niiremberg 1886, quien imaginó que las partidas serían de mayor calidad si no estuvieran sometidas al control del tiempo-límite. Pero la experiencia fue poco halagüeña y causó muchos descontento~. Muchos de los jugadores, o mejor algunos de ellos, recurrieron al viejo hábito de marcharse mientras el oponente pensaba, haciendo interminables las partidas. Que yo sepa esta experiencia no ha vuelto a repetirse y espero que nunca más vuelva a producirse. F:l reloj-control es verdaderamente el indispensable árbitro del perfecto jugador, y conocer cómo ha de ser administrado justamente el tiempo,debe considerarse como parte de los conocimientos que precisa tener un maestro. Por eso el jugador humilde debe utilizar el reloj-control siempre que le sea posible. Ayuda a la disciplina del pensamiento y es conveniente adiestrarse en su uso jugando con algún amigo, ensayando treinta o cuarenta jugadas por hora. Como ocurre con muchos de los inventos beneficiosos, el reloj-control del ajedrez, por ser demasiado bueno, tiende a ser un premio mixto. Para algunos es verdaderamente un castigo. Esto es lo que exactamente significa para aquellos jugadores constitucionalmente incapaces de disciplinar su pensamiento al tiempo aprovechable.

lOS

El tiempo controlado es por supuesto la pesadilla de los ajedrecistas. Pero esta definición varía considerablemente. Muchos jugadores creen que su tiempo es apurado cuando disponen de tres o cuatro minutos para cuatro o cinco jugadas. Otros piensan que no es nada hacer una docena de movimientos en uno o dos mmutos. Para algunos maestros - entre ellos Reshevsky - esto es una regla más que una exceycion. El ha convertido la lucha contra el tiempo casi en un fino arte y una sutil arma psicológica. Conozco únicamente una o dos ocasiones en que ha ido apurado por el tiempo-límite,y así,juJ.\ando castigado por los espantosos riesgos del tiempo le da fiebre hasta el ultimo minuto del control; pero seguramente él ha ganado más partidas a sus oponentes excitados puesto que conserva la calma, en tanto que los otros p1erden el control de los nervios ante la amenaza del reloj. Uno de los ejemplos de la imperturbabilidad de Keshevsky ante la presión del tiempo se presentó en una partida contra Botvinnik en el Campeonato mundial de 1948. Reshevsky ganó la partida contra el futuro campeón del mundo y ciertamente una de las más celebradas del campeón norteamericano. Jugando la Defensa Nimzowitch contra una de las líneas de ataque favoritas de Botvinnik, Reshevsky entró casi en una misma variante en la que días antes en el mismo Torneo, Keres había sufrido un descalabro catastrófico a manos del mismo adversario,•. cometió un error garrafal y Botvinnik con un violento ataque consiguió una espectacular victoria en menos de veinticinco jugadas. Pero Reshevsky jugando con admirable consistencia posicional en posición cerrada, fue presionando sobre la debilidad del campo de Botvinnik, el peón aislado y doblado de la columna AD.

106

Después de 24. D2T se llegó a la posición del diagrama. Botvinnik se vio reducido a tan tímida (pero inevitable) jugada de defensa debido a la presión creciente de Reshevsky. Pero el fuerte edificio de la posición fue construido a costa de su tiempo, al hacer su 24.a jugada le quedaban solamente cuatro minutos para hacer diecisiete jugadas. Y sin embargo con un perfecto control nervioso, sin alterarse y con su habitual calma siguió: 24.... , 25. P x e, 26. A2R, 27. R2A, 28. D X D,

ex

A P4T! R2A D6e

ex n

29. 30. 31. 32.

A3D, R2R, T2D, P4e,

R2R e4T T2A

Consejo de la desesperación. 32 .... , 33. P X PA,

T2A-2D! Pe X P

34. TRlD,

P5T

Botvinnik está prácticamente en zugzwang.

35. RIR,

e6e

36. esD+,

. Tratando de explotar el hecho de que a Reshevsky le queda solam ente medio mmuto para cinco jugadas, Botvinnik se lanza a esta dudosa aventura . Pero Reshevsky procede a efectuar con rapidez sus jugadas para liberarse de la pesadilla del tiempo. · 36. 37. AX P, 38. T X 39. A X T,

e,

PX e ex T

pX p TX A

40. T2AR, 41. T3A, 42. R2R,

R3R T6D

Cuando llegó el momento de aplazar la partida ya se habían efectuado más movimientos de los necesarios y Botvinnik se rindió sin reanudarla. Esta es una historia de presión del tiempo con final feliz. Pero no siempre ocurre así. Por regla general, el ajedrecista que juega apurado por el tiempo, termina cometiendo un disparate, aunque no suele ser culpable (o al menos totalmente culpable) ya que el sistema nervioso se desequilibra en el último

107

momento del reloj-control. Un caso instructivo es la partida Emst-Dr. Troger, Stuttgart 1948.

Cuando se presentó la posición del diagrama el negro disponía de un minuto para quince jugadas, mientras que el blanco, que había sido relativamente más previsivo y económico contaba con tres minutos. El negro jugó T1CD y si el blanco se hubiese detenido a pensar un momento hubiese visto que con DST+ seguido de D X P ganaba la partida. Pero por no dar tiempo a su oponente, jugó rápidamente T3T+. El negro capturó la Torre con su Dama y al mismo tiempo ofreció tablas. Pensando que no había nada mejor que D X T+, las blancas acep· taron. ~i hubiesen te~i,do algo ~ás de tiempo que los tres miserables minutos pa· ra cons1der~r _l}l posic.IOn, pod~1~ haber des~ubierto u~a sutil maniobra que forzaba la rendiciOn en cmco o seiS Jugadas. (Vease el capitulo de soluciones.) Esta pequeña sutileza fue descubierta en el usual análisis "post mortem"; el descubridor no fue ninguno de los contendientes sino otro competidor del Torneo, F. Saemisch, y por ironías del destino , de todos los maestros, Saemisch es la más inveterada víctima del reloj-control. De él se ha dicho que en una ocasión estaba tan apurado por el reloj que no tuvo tiemfo ni para rendirse. Mientras Reshevsky, la otra vÍctima habitua del reloj-control, generalmente se liberaba de la pesadilla del tiempo, a Saemisch le ocurna lo contrario. En cierta ocasión tardó exactamente veintisiete minutos en contestar a la jugada inicial de su oponente l. P4D. Como es lógico perdió esta particular partida presionado por el tiempo y, pareciendo un caso de interés psicológico, le sugen que el movimiento l. P4D había sido contestado por él muchas veces con C3AR, por lo que no existían motivos para gastar tanto tiempo en pensar la respuesta. 108

. Saemisch me respondió explicándome, con toda tranquilidad, que no conSideraba un caso singular emplear veintisiete minutos en una jugada. Esta es una complicada {y también perfectamente lúcida) historia. La clave es que Saemisch durante la mañana había analizado una partida de su oponente jugada recientemente y por razones psicológicas consideraba de vital importancia que debía seguir una de las variantes que se plantearon en la citada partida, pero no de una manera directa sino llegando a la misma posición por transposición de jugadas, lo cual iba a reportar una particular ventaja. Todo esto lo habta pensado Saemisch en su animoso camino con la consiguiente pérdida de tiempo. Había logrado este an-álisis en media docena de variantes y nada hizo en las sutilezas para la transposición. El análisis de estas minuciosidades fue el que necesitó veintisiete minutos. Por supuesto, justamente como Reshevsky, Saemisch es demasiado virtuoso en el naufragio de los nervios cuando actúa bajo la presión del tiempo. Como todos los maestros que con frecuencia son víctimas de tal turbación. Bastante a menudo la crisis se supera, pero otras veces hay que pagarlo muy caro.

Otro instructivo caso. Es una partida contra Pfeiffer, en Pyrmont 1949, Saemisch con un excelente juego llegó a esta posición claramente ganada. Pero no disponía más que de un minuto para las diez últimas jugadas antes del tiempolímite. Conociendo esto se precipitó de firme a la contienda:

30. A7A, 31. A X PC,

32. TIR, 33. D2AD,

D2R C3AR C5R

TIR

34. A5A,

ex

A

35. T X D,

AX P+

36. R2T, 37. T XC,

T2X T

T7R 109

38. T8A!, 39. RlC,

A4R+ A5D+

40. R2T,

¡Lo consiguió! El negro en su jugada 34.a complicó la partida explotando la turbación de su oponente. En su jugada 38. a Saemisch halla el movimiento salvalor en dos segundos de refl-exión y en su jugada 40.a fue izada la bandera. En este momento psJcologtco, t:teitter otrecw tablas. Saemisch las aceptó creyendo que no pod1a escapar al jaque continuo. (Véase capítulo de soluciones.) Pero lo más interesante es que, naturalmente, ahora Saemisch disponía del tiempo completo para considerar su posición. En circunstancias normales, unos cuantos mínutos hubieran sido suficientes para haber visto todas las posibilidades, pero bajo los efectos post-psicológicos de la turbación por el tiempo y su agonía el jugador sigue sometido a duro castigo. Muchos de los medios puntos han tenido lugar en circunstancias similares. Pero demos fin a este triste asunto con una nota más feliz, un feliz final para una historia llena de suspense y emoción. Después de todo siempre puede haber un intervalo dichoso dentro de la acuciante presión del tiempo y donde el héroe (o la víctima) de la historia ha sido un viejo amigo nuestro, Saemisch. En este caso él fue el héroe:

Jugando con negras contra Novara (Berlín 1941) Saemisch disponía solamente de un minuto para realizar una docena de movimientos. Dió jaque con una Torre y seguidamente llevó la otra Torre a la 8.a fila con la esperanza de hacer tablas, por jaque continuo. Pero resultó que su oponente se encontró enredado en una red de mate en cinco jugadas. Saemisch,cuando le faltaba menos de medio minuto para el tiempo límite, encontró la combinación. Yo espero que el lector pueda hacer lo mismo, pero si se le pasa el tiempo debe consultar el capítulo de soluciones.

110

XIV Más rápido que el Ping-Pong Hace algún tiempo el Club Hollywood de Ajedrez hizo una considerada crítica sobre cierta estrella cinematográfica. La crítica fue bien acogida. Se tomó un periodo de tres años para hallar entre las numerosas reinas de belleza locales para confraternizar con el ajedrez y se decidió que los propios jugadores de ajedrez hicieran jugadas sin importancia y escasamente meditadas; naturalmente en Hollywood las críticas sobre una estrella de cine podían ser consideradas de gran importancia. Por eso los jugadores locales dijeron que habían tenido que gastar tiempo en ello. Afortunadamente, por este tiempo, no había allí relojes-control para determinar el tiempo-límite de cada importante jugada. Nosotros hemos visto cómo los jugadores pueden ser acosados por la inexorable demanda del reloj y alguno de nosotros puede haber tenido que sufrir una buena serie de chascos a causa del desacostumbrado cúmulo de tiempo empleado en una simple jugada. Esto puede muy bien suceder. Pero, solamente de esos jugadores que con frecuencia gastan una hora para una sola jugada puede decirse que generalmente son propensos a partidas-relámpago. Ellos tienen que ser los protagonistas de las catástrofes descritas en el capítulo anterior. Después de todo, existe este dicho en ajedrez: que una partida-relámpago puede durar menos tiempo que una simple partida de Ping-Pong, que juntamente con el Hockey sobre hielo es consid erado como el más rápido de todos los juegos. Por lo regular se tolera el ajedrez-relámpago porque es muy Ú ti! para los jugadores de match. Son muy divertidas las partidas con tiempo límite de cinco segundos por jugada y un torneo completo puede quedar concluido en el transcurso de una sola tarde. En América los torneos de ajedrez-relámpago son muy populares y existe un campeonato nacional de partidas rápidas cada año. Y es un caso curioso por su contradicción, que excelentes maestros con primeros honores en las partidas-relámpagos, como Samuel Reshevsky , en las partidas de los torneos ordinarios sea considerado por sus colegas como uno de los más apurados por el tiempo. Sin embargo, es cierto, porque Reshevsky es uno de los mejores jugadores de partidas-relámpago del mundo , y en las partí-

llJ

das de torneo o de match se halla al otro extremo en la presión del tiempo. Se puede argüir que tanta rapidez resta calidad a las partidas. Pero hay un buen número de ejemplos que muestran lo contrario. Tomo la decisiva partida del Campeonato de USA de partidas relámpago 1943, con R. Fine y S. Reshevsky como oponentes. No era la primera ni la última vez que estos dos grandes maestros americanos se enfrentaban, no sólo en partidas rápidas sino también en torneos normales, y ambos ostentaban el título de Cameeón de USA. En esta particular partida, Fine tenía suficiente con medio punto para lograr el primer premio, mientras que Reshevsky tenía que ganar la partida. Fine explotó bien esta ventaja psicológica y condujo la partida con un buen sistema posicional, mejor que muchas partidas normales. He aquí cómo se desarrolló el juego. (Reshevsky juega con blancas):

l. P4D,

2. 3. 4. S. 6. 7. 8. 9. 10. ll. 12. 13. 14. lS. 16. 17. 18. 19. 20.

P4AD, e3AR, P3R, P X P, 0-0 D2R, TlO, A3e, P4TD, T X PO, A X P+, e3A, TIA X A, P4R, TD4A; PSR, C XC, P3T, A4A,

P4D PXP e3AR P3R P4A P3TD pXp P4eD A2R Pe X P D2A A20 AXA 0-0 e3A TRIO e4D TX e D20 P4TD

21. 22. 23. 24. 2S. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 3S. 36. 37. 38. 39.

TlT, R2T, ASe, A X A, TDlAD, Tl -3A, P3eD, T7A, P3e, R2e?, D4R, D4AR, e X e, T7R, R2T, T3A, T X P+, P4e, Rinden

ese TlD P3T DXA e6D D2e Die ose D3e ! D4e! ex PR P4A TX e D4D+ T8R 080 RXT 0 3D

Esta partida duró exactamente doce minutos y cuarenta segundos, y puede considerarse como buena tanto del punto de vista rápido como normal. 112

Como se trataba de una partida decisiva, en lugar de jugarse como es norma a cinco segundos por jugada, se jugó a diez segundos por cada movimiento.

Un buen ejemplo de combinación complicada en partida relámpago lo encontramos en la partida Rellstah-Helling, Campeonato de partidas-relámpago, Berlín 1937, conducida a cinco segundos por jugada. Parece que las blancas están desesperadamente perdidas y sin embargo ganan con una bonita combinación: l. D7D+!,

RXD

2. A5e+. 3. TX D, 4. lÚA,

P3A ex T+ e7A

5. A3D, 6.AXP+, 7. e20,

ex T R2R etc.

En los torneos de partidas rápidas, por supuesto, no se usan los relojes-control, O se utiliza un metrónomo o alguien con un cronómetro en una mano y un gong en la otra. Lo~ jugadores tienen uue hacer su~ jugadas cada_ cinco segundos, ni antes ni despues, cuando suena el eons. Para el JUgador expenmentado esto no es naturalmente un inconveniente porque el puede llevar el balance de su tiempo en el pensamiento. Pero en el ca~o de partidas amistosas un reloj puede ser útil. En los clubs ingleses se acostum.b ra ·a. jugar partidas de cinco minutos y el primero que cruce el tiempo límite pierde. El reloj se pone a la hora menos cinco minutos y así cae justamente a tiempo la banderita. Esta es la fórmula popular, pero yo creo que este método degrada el ajedrez y que es preferible controlar los tiempos empleados por cada jugador. De esta forma el jugador puede correr lo que desee en los movimientos sistemáticos y reservar un margen de tiempo suficiente para liberar una posición difícil.

113

XV Mini-partida Creo que fue Somerset Maugham (y acaso Aristóteles antes que él) quien dijo que cada historia tiene un comienzo, un medio y un final. Esto es aplicable a la partida de ajedrez. ¿Entonces por qué .nos fascinan las minipartidas si carecen de tmal y casi todas no pasan de la fase de la apertura? ¿Qué atractivo hay alrededor de ellas? No estoy seguro. Tal vez la dramática acerbidad de Némesis inexorable y rápidamente casti~an­ do el más leve desliz, o nuestra inherente fobia al error que lo hace un espectaculo cuando es castigado de inmediato de alguna forma, o tal vez, nuestra natural pereza. Después de todo, para jugar una minipartida un jugador experimentado no precisa de todas las piezas. Muchas de nuestras conocidas minipartidas tienen muy pocas jugadas, como el Mate del Loco u otros absurdos, totalmente primitivos. Podría ser muy fuerte considerar Únicamente estas deficiencias ignominiosas para un rápido fuera de juego. La víctima puede ser algún famoso maestro. Así fue como en 1922, Reti fue arrastrado por Josef Krejzick: l. P40,

2. 3. 4. S.

P4AO, e3AO, P X PR, e3A,

P40 e3AR P4R ese ASC

6. A20, 7. e X P, 8. OX A, 9. P3R, lO. P4eO,

02R AX A+ 04AO 0-0

Rinden

El maestro vienés Krejzick tiene fama de ser especialista en minipartidas. En 1921 obligó con sólo seis jugadas a rendirse al maestro Tackach. l. P4R,

2. e3AR, 3. ese.

P40 PXP 040

4. P30, S. AX P,

6. A4R,

PXP DX Pe Rinden

Por supuesto, con esta partida de Tackach no se tiene un concepto exacto de

114

una miniatura. Como hemos visto antes, los más famosos ajedrecistas, de vez en cuando nos deleitan con una extraordinaria mini-partida. Aquí un ejemplo en nueve jugadas sobre elementos brillantes y de ~ltamente dram~tica agudeza, no menor que la ceguera a.JedreCist¡ca por ambos lados. La partida tue JUgada por Bird (blancas) contra Gunsberg en Hastings 1897. l. P4AR,

2. 3. 4. 5.

P X P, P X P, C3AR, P3AD,

P4R P3D AXP P4CR P5C

6. C4D, 7. D4T, 8. RlD, 9. P3CD?, 10. Rinden

C3AD D5T+ P6C DX PT!

¿Quién de nosotros no estar-Ía satisfecho de una espectacular partida como la de Gunsberg, y también quién no se maravillaría de haber visto más que ambos, tres jugadas antes, una decisión más sencilla con DST+ con mate seguido? Hablando de nueve jugadas, me viene a la memoria una básica posición de mate en nueve. No es que el vencedor pueda anunciar el mate. Se trata de la partida Ullrich-Spengler, Berlín 1_949. l. P4D, 2. C3AR, 3. P3R, 4. A4AD, 5. A X P+,

P3CR A2C P3D CD2D RX A

6. C5C+, 7. D3A+, 8. P4R+, 9. D3T++

R3A RXC R5T

En la literatura del ajedrez abundan las minipartidas más o menos fantásticas y más o menos divertidas, y muchos de nosotros conocemos de memoria un montón de partidas en donde se administra un golpe mortal en pocas jugadas. Invariablemente, un error inicial por cualquier bando puede dar lugar a un drástico y corto desenlace decisivo, y esta es la razón por la que muchas minipartidas recordadas (y una inmensidad que no se recuerdan) tengan un error. Las tablas miniaturas son una excepción. Transcribo una de ellas, excepcional también a causa de que su rápido desenlace no se debe a un error sino más bien a una diferencia de criterio en el planteo. Fue jugada en Berlín 1947 por los rusos Jurinski y Sokolovski. l. P4R, 2. C3AR, 3. A5C,

P4R C3AD P3TD

4. A4T, 5. C3AD, 6. A3C,

C3A P4CD P3D

Este movimiento es el culpable de todo, pero no puede decirse ni que sea bueno, ni malo. 7. C5CR, 8. A X P+,

A5C R2R

9. D X A!?,

115

Con esto el blanco hace tablas, pero no hay mayor seguridad si el blanco hubiera querido ganar con: 9. CSD+, C X C; lO. D X A, CSA!. 9.... , 10. CSD+,

ll6

CXD R2D

ll. A6R+, 12. A7A+,

RlR Tablas

XVI ¿Cuánto alcanza su vista? · Es obvio que para embarcarse en una combinación se necesita la habilidad de ver un largo camino despejado. Ocurre a menudo que1para alcanzar las ramificaciones de una combinación, se precisa ver a larga distancia y esta es la diferencia entre un gran maestro y un humilde jugador que practica el ajedrez por mero entretenimiento. Pero no es esto todo. Cuando se define la larga distancia en ajedrez, en el estricto sentido técnico de la palabra, se hace referencia a la habilidad de ver un número determinado de jugadas, al análisis de las posibilidades de dichos movimientos y al cálculo de sus variaciones alternativas, por eso pienso que la diferencia entre un gran maestro y un mero aficionado es muy grande. Tanto uno como otro son humanos y pueden analizar las posiciones del ajedrez y sus numerosas variantes, pero cada ser humano tiene su limitación en el alcance analítico. Si ~e trata de un~ mera cuestión específica posicional y de las P,osibilidades ,de una p1eza, o del numero de jugadas necesarias para la promocion de un peon, entonces el análisis es tan corto que pract¡camente puede deCirSe que no existe diferencia entre un maestro y un jugador de club. Es solamente en el cálculo de visión a larga distancia cuando se requieren facultades específicas y cuando surge la diferencia entre el maestro y el aficionado; es una cosa indefinible, llamada algunas veces sentido posicional, una propiedad instintiva e intuitiva que conduce al cálculo preciso de un proceso combinativo en sus variados aspectos. Pero, naturalmente, surge otra vez la cuestión de si la experiencia podría ser sustituida por el instinto y la intuición. No cabe duda que la experiencia y una buena memoria de conocimientos son provechosos al maestro y al jugador intuitivo para ver alguna combinación que tenga retenida en el subconsciente r,or haberla observado de forma similar en alguna partida anterior jugada por el o por otro. Tan bueno es para el maestro, como para el jugador de club, no sólo ver a golpe de vista su propia combin·ación, sino también sus posibilidades. La posición puede recordar alguna otra similar que haya experimentado o visto antes y entonces tendría el camino despejado y visto para la combinación de jaques y contrajaques y análisis de posibilidades inmediatas. Si mira hallará

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allí toda la combinación pero puede ser que tenga que hacer algunas correcciones como consecuencia de una alteración. Puede suceder que su intuición halle alguna su tileza en el final del vuelo de su imaginación y sea preciso cambiar el cálculo, nada se habrá perdido a no ser veinte minutos preciosos de su reloj. Considerando entonces la importancia de la disciplina y la experiencia junto con el instinto y la intuición, puede muy bien decirse que el maestro tiene justo este grado de ventaja conferida por la acumulación en su memoria de sus propias partidas y de otros, lo que no puede tener el aficionado que dedica escaso tiempo al estudio del ajedrez. En resumen, el relativo grado de alcance visual en ajedrez es un producto natural del jugador, un don tan bueno como su experiencia.

Tomo esta posición de la partida Alekhine-Yates, Karlsbad 1923. A primera vista parece precaria para el blanco, p~ro Alekhine admirablemente ha puesto sus ojos sobre 4CR desde donde su Caballo defiende 2T y amenaza una pieza. Esta fue, por supuesto, la jugada que hizo, calcu lando que si su oponente retiraba el Alfil a 3A ganaba con el avance P6D. Contra A3D naturalmente el Alfil negro sería dislocado mediante PSR, y tras la captura con la Dama del PR las negras no tendrían esperanzas de salvación. Por. estas razones Y ates sacrifica la calidad. Luego siguió 2. P X T, T X T+; 3. R2C. Era obvio, otra vez, que en esta coyuntura Yates no tenía nada mejor que D X PT+, con lo cual Alekhine recuperaba su material con 4. R X T. Con toda esta contingencia era razonable admitir buenas chances de victoria, mientras que lo mejor para su oponente sería esperar la oportunidad de unas tablas por jaque perpetuo. Estas habÍan sido las esperanzas de Yates durante las últimas seis jugadas.

118

Pero sucedió que ahora la posicwn presentaba una combinación de dieciséis jugadas que forzaba la victoria y Yates concluyó así: 4 .... , 5. R2A, 6. R3C, 7. R3T, 8. T2C, 9. R3C, 10. R3T, ll. T2AD, 12. R2T,

D8T+ A5D+ D8C+ D8A+ D8T+ D8R+ P4CR! D8A+ D8C+

13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20.

R3T, R3C, T3A, R3T, R3C, R3A, R3C , R3T,

D8T+ D8D!! D8C+ D8A+ A7A+ A8C+ D7A+ D7T++

Si Alekhine hubiera jugado 9. T2T Y ates podría ganar rápidamente con D6A+ seguido de DSA y A3A+, etc. Las negras ganan en cualquier variante. Pero ¿podría censurarse a Alekhine por no haber visto veinte jugadas cuando hízo C4C en el curso de una combinación corta bastante prometedora para éE La respuesta, por supuesto, es NO . Sería superior al poder humano calcular todas las posibilidades dentro del tiempo límite marcado por el reloj-control. (Otra cosa sería en el caso de una partida por correspondencia.) Por lo tanto no debe entenderse _por ello que Alekhine tenía mala visión, ciertamente todo esto implica una buena visión y la cuestión es que, dada una combinación de tablas, el cálculo penetra más o menos en la fiabilidad de la intuición.

Se trata de una famosa combinación en la literatura del ajedrez, una combinación de dieciséis jugadas perteneciente a la partida Capablanca-Bernstein, San

119

Petesburgo 1914. Es,incidentalmente,un bonito ejemplo de la diferencia entre el estilo posicional y el estilo combinativo, tratado anteriormente. Capablanca era sin duda uno de los más grandes maestros del juego posicional, pero cuando se presentaba la ocasión (por su tipo de juego no creaba a menudo tales oportunidades) se comportaba como el más fulgurante combinador sobre las sesenta y cuatro casillas. Esta es una de sus combinaciones que comienzan con el ofrecimiento de un modesto peón.

16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24.

P4eD! !, A X PeD!, e X Pe, e6D+, T X PA, A4T, e X A!, D8D+, A7R+,

A2T PTX A D1D RlA e3e D2D DXT DlR R2A

25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33.

C6D+, e4T+, e X D!, e X Pe+, C7-5A+, P3TR! !, PX e+, A X T, P3C,

R3e R4T TX D R3T R4T e1A RXP TX A

Y las blancas ganan fácilmente. Y o me maravillo de que Capablanca al hacer su jugada 16. a viera los caminos que conducen a su brillante movimiento 30.a Al sacrificar su Alfil en la jugada 17. a se veía perfectamente el fuerte ataque que seguía y tan lejos como le lleva el instinto posicional puede extender su cálculo conociendo los efectos decisivos del ataque. Si se me pregunta si es humanamente posible calcular una combinación de dieciséis jugadas con sus múltiples posibilidades, la contestación es SI. Existen muchos ejemplos que lo atestiguan .

120

En esta posición fue anunciado el mate en dieciséis jugadas. El maestro que lo realizó fue el famoso Blackburne y su mérito es más remarcable si se considera que esta partida fue jugada a la ciega. He aquí el desenlace: l.TXA+, 2. D3D+, 3. D X T+, 4. T7R+, 5. A6R+, 6. T7A+, 7. C6A+, 8. T7D+,

R2T T3C PXD RlC RlA RlR RlD RlA

9. lO. ll. 12. 13. 14. 15. 16.

T X PT+, C7D+, CSA+, T7D+, T7AR+, C7C+, C X P+, A o T mate.

RlC RlA RlD RlA RlD RlR

RlD

Blackburne, por supuesto, fue el héroe de muchas brillantes combinaciones inmortalizadas en los anales de la literatura del ajedrez.

Aquí uno de los raros casos en donde él fue la víctima, aunque sirve de consuelo que su oponente no era otro sino el gran Zuckertort. Es verdaderamente su más famosa combinación . Conducía las blancas y en la posición del diagrama jugó D4C! ! ante la sorpresa de su oponente. Blackburne vio que si tomaba la Dama que le había obsequiado, recibiría mate en ocho jugadas (el lector puede hallarlo por sí mismo). Por eso el maestro Blackburne rehusó el regalo griego y jugó T1-4A que en tales circunstancias era lo mejor que podía hacerse. Pero, como es usual en una posición preñada de posibilidades combinativas, las blancas hallaron otra y continuaron: 29. TSA+,

RXP

30. D X P+,

R2C 121

31. A X P+, 32. A7C+,

RXT RlC

33. D X D,

Rinden

Pero no es necesario ser un famoso maestro internacional para producir una combinación de largo metraje.

En esta posición H. Ainsworth, un aficionado de Londres, anunció mate en siete jugadas.

l. 2. 3. 4.

122

D5T+, P X P+, A2A+, TIC+,

CX D R3C R4C C6C

5.TXC+, 6. C3A+, 7. A6C++ .

R5T R4T

La combinación que arranca del dia¡¡;rama es bella y fácil de ver. Ocurrió en una partida ganada por Grimmenstein en Viena 1915. Es una combinación de diez jugadas. Las negras hicieron P4AR , inmediatamente las blancas capturaron la Dama y como consecuencia perdieron todas las piezas. No obstante, sin capturar la Dama podría haber colocado al enemigo en una situaciÓn dramática. (Ver la solución en el Capítulo final.)

Esta combinación es más difícil de ver (Mason-Winawer, Viena 1882) a pesar de que sólo consta de seis jugadas. Pero todas se hallan ocultas. Mason ganó la partida muy forzada y bellamente. (Véase el capítulo de soluciones.)

123

Un caso de mate anunciado en diez jugadas. El vencedor fue B. Ullrich con ne!Vas. El mate no fue anunciado en la posición del diagrama sino solamente despues de que las blancas jugaran D2C, Única para evitar la amenaza D8T. En el curso de estas diez fatales jugadas el pobre Rey tiene que realizar un viaje de ida y vuelta antes de perecer. En el capítulo de soluciones, el lector puede encontrar el desenlace si lo desea. Afortunadamente tenemos la evidencia de que las combinaciones a larga vista se hallan recogidas en muchos libros y los más bonitos ejemplos son conocidos en los cinco continen tes. Pero relativamente poco conocida es la del siguiente diagrama:

Fue producida por el aficionado Ed. Mason en la Liga de Londres, antes de la Guerra, con tiempo límite de veinticuatro jugadas en una hora. Mason con negras realizó el brillante sacrificio A4CD! y diez jugadas más tarde daba con la Dama el golpe de gracia. He aquí el desarrollo inexorable de los diez movimientos: l. 2. P X A,

3. ex e,

4. P x e, 5. RlC,

P4eD

e6e+ ex e+

P X P+ TST+

6. R X T,

7. RlC, .

s. ex A, 9. RX T, lO. RlC,

TlT+ A4A+ TST+ DlT+ D7T++

La belleza de este final estriba en que el perdedor no puede ayudar a su Rey con ninguna de sus piezas, todas ellas sobre el tablero.

124

XVII Prendido con alfileres En el capítulo anterior hemos visto algunos ejemplos en los que se manifestaban el poder exacto de un jugador combinativo y del juego posicional, y cómo entrambos tienen que cooperar para producir los resultados requeridos. En los análisis finales pienso que las posibilidades combinativas están en la esfera de las indefinibles cualidades humanas que, para ser estudiadas, se las conoce generalmente con los vagos términos de intuición, talento y hasta genio. No obstante, uno de los componentes más importantes de estas cualidades, es la memoria. El jugador experimentado tiene ventaja sobre el mero jugador de club porque conoce y mantiene en su memoria variantes y combinaciones vistas en sus propias partidas o en las de otros jugadores. Recuer_do .el m.i;lte ahofado , o la pos_ición resultante d.e situar un_a o dos Torres en la sephma hla, o e Caballo en SC atacado por P3T defend1do por P4T para abrir la columna de Torres con miras a un ataque (en combinación con un Alfil) contra el enroque enemigo. Estos, por supuesto, son, entre otros, populares conocimientos de ajedrez. Pero hay muchos más y mejores que un buen jugador reconoce pronto ante una posición en donde las posibilidades de combinación permiten aplicarlos.

125

Esta puede ser una de las posiciones preñadas , mencionadas en anteriores capítulos. Hay tal histérica preñez que creo que en el ajedrez esto ocurre con más frecuencia que en un consultorio ginecológico. La posición está tomada de la partida lV!andel-H. J ohner, Zurich 1930. El maestro suizo resolvió la situación en forma brillante. l. 2. P XC,

3. RlC,

C6C+

4. TX C,

PX P+

5. R X T,

T8T+ PXT

C7A

Cuando realizó esta combinación, en el subconsciente de Johner existía un modelo visto anteriormente que saltó. a su memoria.

Se trata de esta posición ocurrida en Copenhague 1925, que Nimzowitch con las negras resolvió de esta manera: l..., T8T+; 2. R X T, P X P y ahora las blancas se encuentran amenazadas no sólo de perder la Torre sino también de mate.

126

Esta posición (como algún ejemplo más de este capítulo) está tomada del libro de Kurt Richter,"Kurzgeschichten um Schachfiguren'~Se trata de una experiencia personal de Richter, jugando con blancas contra un aficionado conocedor de muchos análisis. Sin duda creyó que había logrado un final brillante contra el maestro, después de T8T+ seguido de P X P. Pero Richter con toda calma respondió TSAR y después de R X T continuó P4C+ con lo que pudo capturar al peligroso peón enemigo, ganando fácilmente la partida por su superioridad en el ala de Dama.

Esta posición, aungue pudo presentarse en la práctica, corresponde a un estudio compuesto por J. Moravez y publicado por primera vez en Leipzig 1937. Es un bonito estudio porque contiene no solamente el fondo del modelo que Richter halló útil , sino también el fondo del fondo. Pero véamoslo. Es obvio que la única chance del blanco para ganar es avanzar el PC hasta la promoción: l. T8D+, R X T; 2. P7C y ahora el negro dispone del mismo modelo anterior de defensa: 2 ... , TSCD; 3. R X T , P4A+, etc. Tan lejano como bueno. Ahor~, si el blanco toma el peón, el Rey negro va a 2AR y atrapa al peón enemigo, justamente como lo hizo Richter en la posición precedente. Pero el blanco tiene otra forma para jugar:

4. R5C!, 5. R6T, 6. R6C!, 7. P4T,

R2A

RlC P5A P6A

8. P5T, 9. P6T, lO. P7T++.

P7A P8A= D

Cuando publiqué este tema en New Statesman, junio 1949, muchos lectores 1 ')'7 ~·

me enviaron interesantes ejemplos de combinación por memoria de otra similar. El primer premio de esta particular competición fue ganado por Beaumont con una composición obtenida en match contra Browne cuya combinación final estaba basada en otra brillante producida por Alekhine.

Alekhine-Ah u es

e X PT, 2. D XC+, 3. T4T+, 4. T3e++. l.

Beaumont-Browne

ex e

RXD

R4e

l. D X P+, 2. T3T+, 3. T X e+, 4. T6T++.

RXD

esr

R3e

El mismo modelo en ambos casos. Beaumont conociendo la partida anterior no tuvo más que recordarla para aplicar a su posición similar la misma combinación ganadora.

128

XVIII Nada nuevo bajo el sol Está muy bien todo lo dicho sobre el mismo modelo recurriendo a él una y otra vez en ciertas posiciones. Pero lo que sucede demasiado frecuentemente es que una misma partida se juega ·precisamente más de una vez. Creo que fue Rabbi ben Akiba quien añadió a su legendaria fama de sabiduría el concepto de que no hay una idea que sea completamente nueva. Se supone que han transcurrido ya 1.800 desiguales años desde que murió Rabbi - y algunos de ellos muy desiguales verdaderamente- produciéndose o no un número de ideas buenas o malas en demanda de cierto grado de originalidad. No se duda que un jugador llamado Mentges se mostró soberbio cuando obtuvo esta preciosa victoria contra un hombre llamado Gitzen, en 1933. l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

P4D, P4AD, C3AD, A5C, P3R, C3A, A3D, P X PD, AXC,

P4D P3R C3AR A2R 0-0 P3CD A2C PR X P AXA

10. ll. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18.

P4T, P5T, PT X P D2A, AX PC, D X PC, C5C!, T8T+! !, D7T++.

P3CR TlR PT X P A2C PX A C2D D3A RXT

Una bonita miniatura, pero lo ocurrido es una repetición, jugada por jugada, de una partida muy conocida ganada por Marshall a Burn en el Torneo de París, 1900. El hombre que jugó con negras treinta y tres años después de conocida esta famosa partida, no dudo que podría haber cambiado su táctica. Pero el vencedor de esta partida dijo que no había tenido noticia de su famoso predecesor. Lo mismo puede decirse de dos aficionados que en Munich 1935, produjeron esta divertida miniatura: l. P4R,

P4R

2. C3AR,

C3AD 129

3. 4. 5. 6. 7. 8.

A4A, P3D, 0-0, A5eR, A4T?, A3eR,

e3A A4A P3D P3TR P4eR! P4T

9. 10. 11. 12. 13. 14.

e X PeR, e X PAR, e X D, e20, e3A, P x e,

P5T! PX A! A5eR e5D e6A+ ADX P

y las blancas no pueden evitar el mate. Ambos jugadores quedaron sorprendidos al ser avisados por Kurt Rochter que precisamente esta misma partida había sido ganada por Steinitz en Londres cincuenta años antes. Pero supongamos que el blanco en su jugada 11.a toma la Torre en lugar de la Dama. Entonces se produce una variante analizada y también repetida en la partida jugada en Oslo 1935, Martinsen-Jensen:

ll. e X T 12. 020, 13. PT X P, 14. e6e,

A5eR e5D R2D D1R

15. 16. 17. 18.

D5e, R1T, D4T, D X T,

e7R+ DX e! TlTR! e2T!

y el mate es imparable. Tales duplicaciones suelen ocurrir con más frecuencia de lo que pudiera imaginarse. He aquí otro divertido ejemplo, tomado de una partida de Alekhine en una sesión de simultáneas (1933). l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

P4R, e3AR, A5e, P4D, DXP AX e e3AD, ASe, 0-0-0,

P4R e3AD P3D PXP A2D AXA e3AR A2R 0-0

10. ll. 12. 13. 14. 15. 16. 17.

P4TR, e5D, e X A+ PTR X P T5T, TDlT, e5R!!, P6e!,

P3TR PX A DX e ex PR D3R P4AR Px e Rinden

Nueve años después, el famoso maestro finés E. Book tuvo la oportunidad de jugar precisamente la misma partida contra un oponente que declaró no conocer la miniatura brillante de Alekhine. Esto constituyó para él una verdadera calamidad. En esta partida el oponente de Book en la 14.a jugada hizo P4AR en vez de D3R que había jugado la víctima de Alekhine. Es obvio que el blanco jugó P6Cy después de 15 ... , D3R hizo C5Rjustamente como Alekhine en su 16. 0 movimiento. Ahora, viéndose el ne~o obligado a tomar el eaballo,las blancas jugaron T1 Ty de esta forma se llego a la posición precisa de la victoria de Alekhine. El oponente de Book se rindió y se halló grandemente confundido no sólo por su precaria posición sino por el hecho de que Book, prácticamente copiando a Alekhine, sólo había tardado un minuto en sus catorce primeras jugadas. Pero lo

130

verdaderamente gracioso es que mientras el oponente de Book, liundido ya psicológicamente, había tardado hora y media en sus dieciséis jugadas, Book sin tener nada que hacer en su posición veía a su oponente como una nueva víctima de Alekhine. En tales circunstancias, ahora como entonces, el jugador debe conservar una buena faz de poker, y Book que es un experimentado jugador de match, recorría su mirada triunfalmente sobre el tablero y parecía (pero solamente parecía) justificar cómo había obligado a su adversario a cometer el mismo error que la víctima de Alekhine. Como la duplicidad de partidas se ha prodigado tanto en las mismas combinaciones y los mismos errores, reseñamos esta bonita miniatura: l. P4R,

2. 3. 4. S. 6.

e3AR, A4A, e3A, P4D, DX P,

P4R P3D e3AR eD2D PXP A2R

7.AXP+, s. ese+, 9. D4A+, 10. e X PD, 11. e X e+, 12. es x P+,

RXA R1e P4D e4R R1A

y mate a la próxima jugada. Esta partida fue jugada por Keres en unas simultáneas en 1937. Pero exactamente la misma partida se había jugado en Londres, en una partida amistosa, por ]. du Mont, uno de los más famosos teóricos británicos. No sería del todo extraño se tratase de un caso de plagio con perfecta Ínocencia por un lado, · y probablemente por ambos bandos.

131

CUARTA PARTE

ESTUDIOS Y PROBLEMAS

XIX Realidad y Ficción Repetidamente, en estas páginas me he aventurado a establecer analogías entre el juego de ajedrez y las realidades de la vida. Ciertamente hemos hallado con facilidad en el ajedrez los símbolos de la vida. Por lo tanto es posible comparar los problemas o estudios de ajedrez con las fábulas más o menos estilizadas, los símbolos o la imagen realista de la vida. Algunas veces es bastante difícil utilizar clichés tales como "la realidad es más rara que la ficción". Pero es una norma de la vida completamente aplicable al reino del ajedrez. Po:r eso suele suceder que una idea combinativa de la partida sea más fantástica que la misma construcción de una idea similar en un estudio compuesto. Incluso sucede que la realidad y la ficción no corren parejas como es proverbial y existe otro cliché aplicable a la partida o al juego de la vida, pero todo ello sometido al viejo dicho "nada hay nuevo bajo el sol".

135

Tomo este estudio compuesto por J. Moravec en 1924. Un estudio muy instructivo para la práctica del juego y donde el jugador puede sorprenderse al lograr el émpate por jaque continuo: l. TlT+,

2. 3. 4. 5. 6.

TIC+, TlTD, R6D, R6R, R6A,

RlC RlA RlD RlR RlA RlC

7. 8. 9. lO.

T8T+, T7T+, T8T, R5A, ll. R4A, 12. R5A,

R2T R3T R4T R5T R4T etc.

Me maravillé cuando supe que catorce años después de su publicación Eliskases se encontró en una posición similar frente a Keres, Nordwyk 1938, y con o sin premeditación, Eliskases, con negras, encontró la correcta solución de su problema jugando así: l. ...,

2. 3. 4. 5. 136

RlA, RlD, RlR, RlA,

T3C+ T3TR R6D R6R R6A

6. RIC, 7. R2T, 8. RIC, 9. RlA,

T3C+ T3T+ T3C+ T3TR

Sin duda, una extraña coincidencia de realidad y ficción. El omniscio Kurt Richter aún presentó otra posición:

Ocurrió en una partida jugada por Torngreen (blancas) en Estocolmo 1902, veintidos años antes de que Moravec compusiera su estudio. La partida continuó l. T8T, R4T; .2. RSA, R3T; 3. R6A, R2T; 4. T7T+, etc. Ignoro si Moravec cuando co:r;npuso su estudio conocía la partida sueca. Lo mismo que los escritores y novelistas a menudo se inspiran en hechos reales, un problemista y un compositor de estudios puede muy bien inspirarse en partidas. He aquí un caso sobre el particular.

137

En una partida amistosa jugada por el compositor de estudios de fama universal, B. Gaerhs (blancas),se halló en esta posición. El blanco con Torre de menos y el Rey a la intemperie debe rendirse tras la obvia jugada T7D. Pero al efectuar el negro el tímido movimiento T3C Gaerhs salvó la partida mediante D4C, ya que amenaza tres mates diferentes y no hay forma de evitarlos más que con tablas por jaque continuo. Esta experiencia inspiró a Gaerhs el pequeño estudio siguiente:

Las blancas entablan. La obvia D6T sería refutada con C X P. En cuanto a D3C la contestación sería A X P+ seguido de A5C: La clave (igual que en la partida) es D4C. El jaque de Alfil se responde con RlA, ya que la Dama es tabú, y si entonces ClD, el blanco fuerza el empate con D7C+. Inevitablemente el estudio es más instructivo que el problema para quien practica la partida. ¿Cuál es la diferencia entre ellos? Decir que el problema y el estudio pueden compararse a un poema y una historia podría ser una salida; verdaderamente el estudio está más ajustado a la realidad de la partida mientras que el problema sólo expresa el tema del autor con una buena dosis de licencias poéticas. En un estudio se permite comenzar con un jaque o cualquier otro movimiento brutal; en un problema esta circunstancia no resulta elegante y además desdice de la corrección con que ha sido llevada una idea básica en la composición. Después de todo , otra diferencia es que el lema del compositor de estudios es "blancas juegan y ganan", mientras que en el problema se especifica el "mate en tres" (o cualquier otro número de jugadas). En un problema no es suficiente para ganar la obtención preponderante de ventaja material, es necesario efectuar el mate en el número de jugadas indicado, de la forma más elegante posible.

138

Esto generalmente se obtiene mediante la refutación de una o dos variantes obvias y siendo la clave la jugada más improbable y sorprendente. Muchos de estos principios son del mismo tipo que los empleados en las novelas de detectives. He aquí un problema de Healey:

Es un mate en tres y la clave es T1 T la cual (en la variante principal) tiene por objeto llevar la Dama a 1CD vía 1CR en tres movimientos. Las ramificaciones son ahora fácilmente encontradas. Los más experimentados problemistas conocen este problema clásico publicado por primera vez en 1861 y a partir de entonces existen innumerables problemas ilustrados con la misma idea básica.

139

Veamos ahora un estudio de Berthold Lasker (hermano del gran Emanuel). Las blancas juegan y ?anan. Por supuesto este particular estudio podría tener el lema "Mate en cinco ', pero está completamente encauzado en un estudio más que en un problema, principalmente porque esta posición puede muy bien ocurrir en la práctica de la partida y contiene una simple y limpia idea que al~no de nosotros, algún día, puede experimentar sobre el tablero. La idea es la rapida activación del PA bloqueado. Para ello se precisa la brutal A8C con amenaza de mate inminente, lo que obliga a capturar el Alfil. Se sigue atacando con R7Ay la Torre debe capturar la Dama, con lo que el PA toma la Torre y queda libre en disposición de coronar, dando mate en dos jugadas. El lector puede apreciar, a golpe de vista, cierto número de peones innecesarios para esta variante de mate, y que en la jerga de esta industria se los denominan "multitud" o "extras". Pero ello no desmerece en un estudio. No así en el problema donde el compositor debe tener en cuenta la ley de la economía para expresar la idea básica gue ilustra el tema. El lector, tras hallar la solución debe comprobar la conexión de las piezas con la clave y la función positiva de cada una de ellas en las diferentes variantes, o la función negativa que hace del problemista un "cocinero". · Un cocinero es, precisamente, en la jerga de los problemistas, el que compone problemas con duales en la solución. Pero esto es tema para un pequeño capítulo aparte.

140

XX Demasiados cocineros Es inverosímil la proverbial multiplicidad de cocineros; cualquiera de ellos puede despojar de su mejor gusto al caldo digerido por la ingenuidad de un problemista. Descubrir un cocinero en un problema o en un estudio resulta halagüeño para el descubridor, pero es una lastima ver de esta manera perfectos trabajos despojados de arte por alguna pequeña tacha. Uno puede siempre ensayar, por supuesto, suprimir la tacha. Tomo el famoso "mate en 5" de Cywinsky publicado en 1857 y reconocido como una de las más bellas concepciones y un verdadero buen ejemplar de su tiempo, precursos de innumerables estudios.

La jugada clave T8A salva el PD porque fuerza A2A. Pero ahora el negro puede contestar a T5A o TIA con A4R o ASA respectivamente. La segunda jugada 141

blanca T3A fuerza al Alfil a morir en 4T y ahora el blanco puede jugar TSA y tras la respuesta A3C dar jaque en 5AR seguido del avance del PD que consigue mate al quinto movimiento. Una ma~ífica concepción, pero ocho años después era descubierto el cocinero. Unos en tic os suizos hallaron otra solución de mate en cinco, poco elegante, que despoja la idea básica del autor de producir el mate con el PD. La dual es esta: l. T8A, A2A; 2. T3A, A4T; 3. PSD+ , R4A; 4. R X A, RSA; 5. T3A mate.

De los numerosos refritos que se han hecho del famoso y viejo problema, he aquí uno (Schütte y Palatz, 1938) que parece mejor quelos otros. Los lectores reconocerán conmigo que el autor de la concepción original se salva por su elegancia y originalidad que le rehabilitan . La solución es l. 7C, A4D; 2. T1C, A6C; 3. T3C , A7 A; 4. T3D+, A X T; S. P3R mate. Durante algún tiempo ha parecido bueno, pero tal vez los lectores encuentren un cocinero aquí también.

142

Aquí otro caso de un problemista con su diapasón ridiculizado, la víctima es E. Palkowska. Este bonito "mate en 3" - bonito superficialmente- ganó el primer premio en u ha competición soviética de 1925. La clave del autor era l. A6T con la amenaza C3R y la idea de contestar R7C a D6D y T3R a P6A. Algunos años después se descubrió que el problema era malo con un cocinero sin elegancia y brutal: l. TSR+ , A X T; 2. C2A+, R3A; 3. C4R++. Daría muchos más ejemplos de cocineros. Se descubren casi a diario. Pero es un asunto triste y hay cosas mejores.

143

XXI La vista es la que trabaja Contemplando brillantes sacrificios seguidos de contundentes mates, Damas y Torres en combate mortal , Caballos y Alfiles interviniendo activamente en la contienda, ¡quién de nosotros puede cansarse de tal espectáculo! Y aún sin ser espectacular puede proporcionarnos muchos deleites; la tranquila jugada de espera, la sutil ganancia de un tiempo, o la ostensible pérdida del mismo (una de las mayores finezas). Es muy intrigante ver el tablero amontonado de cortantes espadas blandiéndose ferozmente , pero también hallamos infinitas variedades sobre un tablero dispersamente poblado, con una emponzoñada daga, o dos astutamente escondidas. Aquí es donde, verosímil o no, el estudio necesita destacar del problema que, inevitablemente, ha de ser alterado, por su extensión, para acomodarse a las más rígidas normas sobre esta particular forma artística, sin mencionar la eliminación de cocineros. Estos, por supuesto, son evitados por el compositor de estudios. En el estudio, no menos que en el problema, debe existir solamente una clave. Pero en el estudio, tras la primera jugada, hay, naturalmente, una mayor amplitud. Después de todo, no hay nada artificial en un estudio, y en la expresión de su idea básica el autor permanece retenido por la clara lógica de la partida; y es, sobre todo , en el fin de partida donde tal lógica emerge con mayor claridad (y con escalofriante dificultad) y no es sorprendente que el estudiante encuentre generalmente más solaz que en algunas partidas espectaculares, y más

144

premio, porque cada estudio contiene una enseñanza más instructiva para el jugador que practica la partida.

Supone un gran esfuerzo aprender esta posición, precisamente porque contiene pocas piezas y resulta fácil de retener. Se quiera o no, estas posiciones, aparentemente simples son altamente engañosas para el lector que busca una rápida solución, sin tener en cuenta el adagio romano " multum in parvo", sin duda aplicable a esta posición compuesta por D. N. Grigoriev en 1934. Las blancas juegan y ganan. Mi mayor ambición es que los lectores resuelvan ellos mismos este estudio sobre el diagrama, tapando la solución que se inserta a continuación, recogiendo así el fruto de su siembra laboriosa. Se puede ver bastante bien que P4D+ seguido de R3R no da más que tablas. La jugada clave es R3R, más que obvia porque ahora l..., P4C sería contestada por 2. R4R. Tan lejana como buena. Un análisis co mpleto requiere muchas páginas de este libro. No obstante inserto una superficial variante de la inmensidad de este estudio tan complejo: l. R3R, 2. R2D!,

R4U P4C

3. R2A,

R3R sería contestado con P3C!.

3.... , 4. R3R, 5. P4D+,

R4A P3C R4D

6. R4C, 7. R3T!, 8. R2C,

R3A R3D!

La subsiguiente maniobra está causada por la necesidad de que el

Rey 145

blanco ocupe 3D precisamente después que el Rey negro ha sido forzado a ir a 4D.

8.... , 9. R3C, 10. R2A,

R4D R3D R3A

ll. R2D!, 12. R3R,

R3D R4D

No hay opción porque el Rey blanco amenaza con situarse en 4R. La victoria es ahora fácil, pero el blanco puede encontrar más obstáculos si el negro en su 3.a jugada ofrece el sacrificio PSC!. Caso de no aceptarlo el blanco tendría que sufrir algún riesgo posicional. 4. P X P, 5. R2D, 6. R2A,

R5D P3C! R6R

7. R3A, 8. R2A,

P4C R5A!

Es obvio que el peón blanco no puede avanzar aún. Otra vez el blanco tiene el resorte del tiempo para el zug-.~:wang. El negro no debe entrar en 6R mientras pueda ser contestado con R3A. Pero la victoria blanca precisa más habilidad con el juego de ambas casillas. 9. R2C, lO. R3C,

R6A R5A

ll. R2A!, 12. RID!,

R4R

Es obvio que contra ll ... , R6A había 12. R2D. Las blancas tienen ahora el camino despejado. El resto es relativamente fácil. 12 .... , 13. R2R, 14. R2D, 15. R3D, 16. P4D, 17. R4R, 18. P5D,

146

R4D R5D R4R! R4D RSA RXP R4A

19. R5R, 20. P6D, 21. R6R, 22. P7D, 23. P8D == D, 24. D8A+, y ganan.

PSC R3A P6C P7C P8C =D

Con un tablero más amontonado de piezas la posición no es tan fácil a simple vista. Este es un estudio de Gaerths. Las blancas juegan y ganan.

l. 2. 3. 4. 5. 6.

e X PD, e4R!, ABA+, e6A+, P6T, R5e,

P7R P8R=D R2T R1T DBT+ D8A+

7. 8. 9. lO. ll. 12.

R5T!, A7C+, P X D+, eSR+, P X PTD!, R X P, etc.

D2A DX A RXP R2A RXC

Hay un montón de variantes menores muy buenas en esta particular rama del estudio. Y o únicamente podría decir que si el negro hubiera jugado 7... , D8T+ la continuación habría sido:

8. R6e, 9. R7A,

ose+ D2T+

lO. A7e+, 11. P X D++.

DX A+

Estrictamente hablando, este extraordinariamente completo estudio debe ser considerado como cocinado porque otra clave ha sido descubierta. (Pero lo estropea muy poco por la belleza del estudio y sus enseñanzas.) He aquí la variante principal de la otra línea: l. A X PD, 2. e X P, 3. C3e!,

PX A P5eD P5D

4. P X PT, 5. e X PD, 6. e3e, etc.

PX PT P7T

De las muchas variantes distintas, yo daría esta que contiene dos ideas:

l. 2. 3. 4. 5.

e X PD, C4R, A2D+!, AX D, e5C+,

P7R P8R=D R2T P7T R1C

6. P6T, 7. A2A, 8. P7T+, 9. A X P+, 10. P8T=D, etc.

P5D P8T=D R2e R3e

Si 5..., R3T se gana con 6. A4C. 3 ... , D X A no es bastante buena porque PSCD no cónsigue tablas para el negro, precisamente es una de las variantes for147

males. Esta es una de las muchas variantes. Lo exhaustivo de su complejidad requiere más de una docena de variantes y gran espacio para su desarrollo.

Aquí otro estudio, de E. Post, 1938, con un considerable contenido, mayor del que se ve a simple vista. Las blancas juegan y ganan. La jugada clave es agradablemente obvia; para algunos la táctica a seguir puede ser puramente defensiva parando los peones enemigos. Otros pueden creer que lo indicado es el ataque como K5A amenazando mate, pero el negro se defendería y empezarían las dificultades. Un completo análisis requiere un montón de páginas. La solución en el último capítulo indica la variante principal, pero antes de mirarlo el lector debe tratar de resolverlo solo.

148

XXII Materialismo en el País de las Maravillas Cuando un Campeón mundial dice algunas cosas nos conviene atender, tanto más si las dice enfáticamente sobre una materia principal. Parece ser que Mikail Botvinnik no habría alcanzado la cima si no se hubiera tomado el ajedrez muy seriamente. Realmente no es para mí una sorpresa que el gran maestro tomara el ajedrez tan seriamente como dice Lysenko, sincero y fa· nático partidario del espíritu de lucha de Botvinnik en el ataque que hizo contra el Jurado que, en la XVI Competición soviética del Problema, concedió el primer premio a este estudio de A. Gulajev.

¿Cómo puede haber llegado el Rey blanco a 7T?, clama Botvinnik. Evidentemente vía 8A y 8C es el fantástico camino del milagro.

149

Ahora sabemos con certeza que las posiciones irreales han sido aceptadas siempre en la literatura del problema, en contra de la tradición de la URSS cuyas composiciones deben tener las mismas posibilidades prácticas que la partida. Un argumento más interesante en los análisis del final, es si el concepto materialista será o no aplicable a los estudios y problemas. Mi opinión es que será apli· cable a los estudios, pero no a los yroblemas, los cuales deben gozar de licencias poéticas. No obstante la composicion de Gulajev es un estudio y no un problema, por lo que afirmo que Botvinnik tiene razón. Como maestro en la materia,,él (y antes Ragosin) refutó el estudio tanto en el aspecto técnico como ideológico. El autor dio esta línea victoriosa para el blanco: l. P7R, T5R; 2. T4A, T3R; 3. T5A+, RX P;4. T6A, T4R;5. T4A+,A5A; 6. T X A+, etc. Otra variante es: l. P7R, T5R; 2. T5A +, P4A; 3. T X P+', R X P; 4. T5AR, P7R; 5. T4A!, etc. Pero Ragosin halló la refutación 4:.. , A2A! seguido de R6C caso de que la Torre blanca capture el Alfil. Esto conduce de hecho a Tablas. Pero, además, este no fue el Único hueso que Botvinnik hizo roer al Jurado, y puesto que su otra acusación tiene un interés general, nos atrevemos a intervenir, de ese modo emulamos al famoso irlandés que inquirió en una disputa a dos extranjeros si se trataba de una pelea privada o si era preciso que alguien se metiera en ella. La otra reprimenda de Botvinnik, pues, para este singular Jurado fue causada por la concesión del tercer premio a Z. Brinov por su estudio, la opmwn del Campeón mundial era que se trataba de un caso más o menos inocente de plagio. Un serio reproche sin duda, tanto más por llegar su exaltación al juez.

Este es el estudio de Brinov y su propia solución. Las blancas juegan y ganan: l. TBC+,

150

R2T

2. P X P,

RX P

3. TIC, 4. R2C, 5. RX D, 6. R2C,

P8R P8T

= C+ = D+ C7A+ CXP

7. A2C+, 8. R3A, 9. TlCD+, etc.

RlC C3T

El caso de Botvinnik contra Brinov (y el Jurado que le otorgó el premio) se apoya en la opinión del Campeón mundial, que el estudio de Brinov, en una de sus ideas, es demasiado parecido al famoso y viejo estudio de Reti, y que la actual línea de mate está influenciada excesivamente por otro bien conocido estudio de G. Zachodjakin, publicado en 1931 (dieciocho años antes de ganar el premio Brinov). Pero veamos prim ero el clásico estudio de Reti.

La solución es l. T3D+, R8R; 2. T3AR, R7D; 3. AlA, etc. Si 2 .. ., R8D; 3. A4C.

151

Y finalmente, para nuestra completa evidencia, el estudio de Zachodjakin. Blancas juegan y ganan. El autor da la siguiente solución: l. P6T, 2. R4A, 3. RSC,

ese+

CXP ClC

4. T2T+, 5. T7T+, 6. T7A++.

R2C

RlA

Me agradana conocer la opinión mayoritaria de los lectores si ellos tuvieran que juzgar este caso como Suprema Corte. Mi opinión es que la semejanza con el famoso estudio clásico de Reti es demasiado pequeña en la materia, pero estoy ciertamente de acuerdo en lo que concierne al estudio de Zachodjakin de que la semejanza es verdaderamente notable.

152

XXIII Alimento para el pensamiento Esparcidos por las páginas de este libro el lector podrá hallar un buen número de estudios y también algunos problemas. Unos cuantos de ellos han sido publicados previamente en New Statesman. Todos ellos se refieren e ilustran los temas que se han tratado. Algunos son expuestos de inmediato, otros se utilizan en beneficio de aquellos lectores que desean resolverlos ellos mismos, aunque en el último capítulo se insertan las soluciones de todos ellos. Como imagino que algunas más oportunidades para ejercitar el propio ingenio es conveniente a los más ambiciosos lectores, he insertado una pequeña selección de "ocasiones" para su especial beneficio. Espero que cuando se lle~e al final de este capítulo se tenga una grata experiencia puesto que se hallaran trabajos duros y sobre todo nuevos, para lo cual he incluido solamente estudios que no he publicado en mis crónicas, salvo tres excepciones. Fue un lector sueco, Fritroff Selander, quien me escribió expresán~o~e que la literatura inglesa de ajedrez era muy rica en I?roblemas ~ero I?oco fertll en el campo de la composición de estudios. Excelente sugerencia que he aceptado. Ya he dicho que la deferencia de la licencia poética es típica de los problemas, mientras que los estudios requieren una actitud realista. Creo que ambos son instructivos si bien el estudio es más directamente beneficioso para el jugador práctico. Esta es la razón por la que he dado preferencia a los estudios. Las soluciones podrán hallarse en el último capítulo de este libro, donde se consigna la jugada clave y las variantes principales, correspondiendo al lector descubrir las subvariantes o líneas secundarias. Espero que las siguientes páginas proporcionen al lector no sólo una enseñanza sino, a la par, una diversión.

153

H. F. Blandford, 1951

154

H. F. Moxon, 1951

Blancas ganan

Blancas ganan

H. Rowson, 1905

Paul Hevacker, 1938

Blancas ganan

Blancas ganan

W. Leick, 1938

Henri Rinck

Blancas hacen tablas

Blancas ganan

E. Holm, 1916

T. Berger, 1895

Blancas ganan

Blancas ganan

155

H. Wittwer, 1938

M. Karstedt

Blancas hacen tablas

Blancas ganan

G. Bernhardt

C.Carls

Blancas ganan

156

Blancas hacen tablas

Adolf Anderssen

Pauljohner, 1914

Mate en tres

Mate en tres

Kurt Richter, 1938

Mate en cuatro

157

QUINTA PARTE

VENTAJAS Y FINALES

XXIV Ventajas sobre ventajas Ofrecer ventajas es un falso orgullo que tienen muchos jugadores. La ventaja se acepta con alegría cuando es necesario hacer frente a un oponente superior. La ventaja se acepta como un mal menor por la sencilla razón de que no existe otro procedimiento para equilibrar la considerable diferencia de juego. ¿Por qué es un mal? Principalmente, por su.Puesto, porque el material de ventaja inevitablemente rompe la inherente armoma de la partida. Un modo de ceder ventaja es la qu~ hace referencia al tiemEo, en lugar .del material, jugándose varios tableros simultáneamente, de esta forma quien concede la ventaja tiene un minuto de tiempo para cada jugada, mientras que los oponentes disponen de diez a quince minutos, en tanto el simultaneador da la vuelta. Un excelente sistema cuando la diferencia de fuerzas no es demasiado considerable y quien recibe la ventaja es bastante bueno, consiste en explotar la ventaja de tiempo mediante complicaciones sin perder el propio camino y empezando rápidamente el ataque. Pero cuando se da de ventaja una Torre no habrá ni dificultad ni diversión en batirle si realiza veinte jugadas en cinco minutos en tanto que a su oponente lees permitido emplear una hora. Cuando la diferencia de fuerzas es solamente en astucia, oj:J;o sistema es la ventaja de las tablas, mediante la cual quien concede esta ve~'l!aja en caso de entablar pierde, por cuyo motivo el jugador más fuerte bajo esta presión psicológica debe realizar un juego para ganar; de la misma manera, en un torneo en igualdad de puntos con otro jugador los honores serán para aquel que reciba la ventaja. Aquí, por supuesto -aunque más artificiosamente que con la ventaja material- tenemos el mismo viejo mal de truncar la inherente armonía de la partida. Puesto que las tablas es el natural desenlace de una partida de ajedrez si no se hacen errores por ningún bando, no es justo modificar esta regla. El jugador con este handicap necesita tener el resorte de utilizar deliberadamente ataques precoces . P.~r la psicología del oponente más bien que por las circunstancias de la pOSIClOn.

Decir que todo esto es una alteración considerable y una violación del verdadero

161

espíritu del juego no es decir que no pueda ser una gran diversión. En realidad . puede ser mas penetrante y lleno de finezas psicológicas y de las otras. Después de todo la regla de "juga! ~hombre antes que al tablero" e,s ~n prmcipio de estabilidad del maestro practico y -como veremos en el prox1mo capitulo- no tuvo adeptos más profundos que En:~uel Lasker. Se trata de una diferencia de calidad cuando se traduce el prmc1p10 desde la alta esfera de !os Grandes Maestros que miden sus ingenios con un maleta a quien le hablan dado la ventaja de una Torre o la Dama. La concesión de ventajas materiales envuelve inevitablemente una gama de errores y una tentativa de provocarlos. Efectivamente existen d?s méto.dos bien diferenciados de jugar tales partidas: nosotros los llamaremos metodo discreto y método valeroso. La forma es generalmente adoptada en los torneos con handicap cuando el que da ventaja intenta acumular puntos. Elegira una bizarra apertura, calculada para confundir al oponente, quien necesitará conocer siquiera someramente las más ortodoxas aperturas. Quien concede ventaja confundirá a su oponente jugando perfectamente una partida pasiva, cerrando el juego, rehusando cambios (si no son inmediatamente ventajosos) y simplemente provocando errores. Más pronto o más tarde estos harán su aparición. Puede ser un gran error dar segura una apertura por un ruidoso y decisivo ataque, o mejor un pequeño error, o tal vez una serie de errores. En este terreno el que da ventaja cederá uno o más peones. Puede entonces embarcarse en una pequeña combinación (o celada) para ganar la calidad. Así poco a poco y nunca arriesgando nada puede ir restaurando el equilibrio material y gradualmente alcanzar una victoria sin esfuerzo. Es un efectivo método pero no tan a mano y divertido como el otro. Un audaz ataque directo al Rey, se quiera o no, envuelve el sacrificio de alguna pieza aparte de ciertas concesiones. Entonces el sacrificio tiene que ser sólido para que quien concede la ventaja no se encuentre falto de base en una posición donde un ingenioso cerebro puede conjurar otra "estafa" con solamente una combinación. Una vez que los bonitos lances son agotados, algunos resultados más tangibles son necesarios, y si no están prontos a comparecer hemos de correr un velo sobr'e el balance. Afortunadamente, un desarrollo rápido es la primera consideración para adoptar el método valeroso, el handicap de material concediendo una pieza confiere la compensación de tener una pieza menos que desarrollar. En la última variante del Gambito Muzio (aportada por B. H. Wood) está la ausencia del CD el cual vuelve para permitir la temporal (y de ese modo decisiva) entrada de la TD para unirse al ataque contra el Rey enemigo. He aquí la variante:

l. P4R, 2. P4AR,

3. C3AR, 4. A4A, 5. 0-0,

162

P4R PXP P4CR P5C Px

e

6. A X P+ 7. D X P, 8. P5R,

9. P4D, 10. A3R,

RXA D3A DXP DX P+

Así hacer una virtud de una necesidad y trocar el handicap en ventaja (o al menos ensayarlo) es el principal y más interesante aspecto del más pequeño material que se concede de ventaja en ajedrez: peón y salida (o peón y dos jugadas). Estas ventajas, por supuesto, implican una apertura original puesto que sus muchas celadas serían familiares al dador de la ventaja que hallaría generalmente fácil realizar un oportuno enroque y cambiar la ausencia del PAR en ventaja de columna abierta para su TR. He aquí un caso: una partida ganada por un maestro que en su día dominó sobre los restantes jugadores mejor que algún campeón y durante algún tiempo en la historia del ajedrez . Aludo, por supuesto, al gran Philidor, quien verdaderamente en rara ocasión encontró un jugador que pudiera enfrentarse a él sin concederle ventaja. La siguiente partida fue una de las tres jugadas simultáneamente (y con los ojos vendados) el lO de mayo de 1788 en el Club Ajedrez de Londres de St. James Street. Los primeros movimientos se reproducen en la misma notación empleada por Philidor en uno de sus libros publicado en 1805. Partida de Mr. Leycester. Recibió de ventaja el PAR y la salida. l. Blancas: Peón de Rey dos casillas. Negras: Peón de Alfil de Dama dos casillas. 2. B.: La Dama a la cuarta casilla de la Torre de Rey enemiga, dando jaque. N.: Peón de Caballo de Rey una casilla. Parece un derroche de papel en estos días. Se economiza espacio siguiendo en la notación moderna :

3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. U. 12. 13.

D X PAD, P3AD, D3R, P3TR, PR X P, D2R, D3AR, ASCO, D4R, D4AD+, DIAR,

C3AD P4R C3AR P4D CRX P CR5AR A3T 0-0 A4AR RIT A6D

14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24.

AX A, R2R, D X T, R XC, CR2R, RIR, TRIAR, R X T, RIR, CD3T, RIA,

ex A+ T X PAR+

ex o 060

TIAR+ PSR TX T D7AD C4R C6D+

pero es justo dar el golpe de gracia en la propia notación de Philidor: "La Dama a la casilla de la Dama adversaria, dando jaque mate". Evidentemente ni Mr. Leycester, ni Mr. Nowell, ni el Conde Bruhl (ni otros) podían jugar de igual a igual contra Philidor. Un buen jugador cuando recibe la ventaja de un peón debe enrocarse en el lado de Dama y no dar chances al adversario para utilizar de inmediato la columna AR. Sigue una (relativamente) más moderna partida, más instructiva porque fue jugada por un aficionado experto que recibía de ventaja un peón

163

y salida, del gran maestro Tarrasch. La partida fue jugada en Nuremberg el año 1892 (Quítese el PAR). l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.

PAR, P4D, A3D, P3AD, A3R?, e3A, A2D, P3TR, A3R, eD2D, D2A, 0-0-0, e3e, eR2D,

11. 12. 13. 14. 15. e X P, 16. r x e, 17. e3A, 18. A2R, 19. P4eR?,

P3D e3AR . P4R e3A A2R e5eR! 0-0 e3A D1R R1T P3TD P4eD e2D PXP

ex e P4A P5A e3e P4D

20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37.

P5R, e1R, R1e, DlA, P4A, Pe X P, D2D, P4A, e2A, T2T, P5A, D1R, P6A, P3T, A4AD, P X P+, e1 T, e X P,

P5e A2D P6C! TlD P6A! P7e! e5T PXP A3AD! A4D P6A e3e D5T D6e AXA RXP P7A+ D7T++

El trasnochado contrataque blanco en el ala de Rey fue condenado al fracaso. Hizo muchos drásticos errores aparte de la omisión (en las jugadas 17. a y 19. a) de jugar PSD. · El que concede ventaja material generalmente contará con un oponente débil al que destrozará fácilmente. Se quiera o no el juego de un aficionado débil es sumamente erróneo y no sabe hacer frente a un ataque violento. Aquí un ejemplo del Dr. Tarrasch en 1890. Tarrasch concedió de ventaja la Dama. l. 2. 3. 4. 5. 6.

P4R, P4AR, P3D, e3AD, PD X P, PX P,

P4R P3D P4AR PX PR P3TD PXP

7. e3AR, · 8. A5eR, 9. TlD, 10. T8D+, 11. A4A+, 12. e X P++.

A5eD D3D? D3eR R2A D3R

Otra cosa con la que también puede contar el que concede la ventaja es con el deseo del oponente de cambiar las Damas. Esta fineza psicológica se ilustra perfectamente en la siguiente miniatura jugada en 1903 y aportada por Kurt Richter. El vencedor fue C. Dorasil quien concedió la ventaja del CD. l. P4R, 2. C3AR, 3. P4D,

164

P4R e3AD PXP

8. TlR, 9. P5R, 10. e X P,

P3D PXP DX D?

4. A4AD, 5. P3A,

6. 0-0, 7. AX P,

ASC+ PX P pXp AlA

ll. AX P+, 12. C6C+, 13. C X T++.

R2R

RX A

Sin embargo quien concede ventaja puede ser astuto adoptando el método discreto, si bien tendrá que dar mayor extensión a la partida, particularmente cuando concede una penosa ventaja. En este caso tendrá que ver la forma más favorable de juego empezando adecuadamente con suma discreción.

Esta posición corresponde a Nimzowitch contra un jugador a quien concedió la Dama por un Caballo. Es muy tentador jugar A6C+ seguido de T6R. Pero entonces cualqmer debiljugador podría ver que con D8T+ seguido de D X T+ y P X T cambiaba dos Torres por la Dama, quedando con ventaja de una Torre. Nimzowitch suprimió tal riesgo jugando simplemente Tl-3D y esperando que su oponente cayera en la trampa de capturar el Caballo. Esto sucedió mediante D8R+ seguido de D X C y entonces se puso en práctica la original concepción A6C+ y T6R que ya era jugable. Si uno desea esquivar el desagradable efecto de la ventaja material puede apelar a la desafiante condición de conceder las tablas como partida perdida para quien concede tal ventaja. También puede imponerse al jugador más fuerte la condición de dar mate a su oponente sobre determinada casilla. Es una formidable proposición pero irreal, ya que todo buen ju~ador tiende a reducir la partida a un final favorable, después de lo cual con un peon o dos encontrará fácil el resto. Un handicap más difícil es imponer al jugador más fuerte la condición de que efectúe el mate con determinada pieza, por ejemplo el CD. Entonces hay que tener cuidado para no confundir esta pieza con su compañera el CR en el transcurso de la partida.

165

A no dudar esta suerte de ventajas es precisamente una distorsión de la natural armonía de la partida, como en la ventaja material. Pero las nuevas complicaciones que surgen son divertidas puesto que es obvio que quien recibe la ventaja no tendrá inconveniente en sacrificar cualquier material con objeto de atrapar a la pieza fatal. Inversamente, quien concede la ventaja deberá guardar esta particular pieza como si fuera el propio Rey, condición necesaria para que el mejor jugador pueda ganar. Con el empleo de estas raras formas de ventaja organicé una competición en las columnas de New Statesman and Nation. Un premio especial fue ganado por Félix Kaufmann, quien escogió la TR para dar mate; la partida fue jugada en Boxing Day, 1950. l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. lO.

C3AR, P4A, P3CD, A2C, C3T, C2A, P4CD, ex A, C X P, D4T+,

12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21.

D X PA+, D4R+, AX P, D4C, AX PC, D5C, AX T+, P4R, A2R, 0-0,

u. ex e,

P4D P3R C3AD P5D A4A P4R AXP

ex e

A3R C3AD PX C A2D C2R A3A 0-0 A2D TD1C RX A T2C DIC P3AD

22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41.

P4D, P4A, P5D, PR X P, P6D, TDlD, R1T, TR1R, P3TR, TlAD, TR1D, T5A, T5C, D6A, T7CD, T5C?, TR7D, TR8D+, D6T+, TR X D++.

A3R T5C PXP A4A DXP D4A+ D3A D3R! TXP T5R T5R A3C D2A TX A D4T A7A?? DX T DlR R1C

El oponente de Kaufmann era un jugador muy inferior, en la jugada lS,a efectuó un enroque humorístico que en una partida normal hubiera significado el mate, que ahora no puede realizarse sino con la TR. ·Creo que el único error de Kaufmann fue en la jugada 37.a que debió jugar T4C en vez de TSC, con lo que dio a su oponente la chance T8R+, a pesar de esto el final estuvo bien jugado. Otro competidor que envió material divertido fue R. W. B. Clarke. Señaló como pieza para dar mate el CD. l. P4R, 2. C3AR,

166

P4R P3D

3. P4D, 4. PX P,

C2D PXP

5. A4AD, 6. A X P+, 7. e X P+, 8. D5D+, 9. D7A+,

P3TR RX A R3R R2R R3D

10. U. 12. 13.

e4A+, D5D+, P3TD+, eD3A++.

R4A R5e R5T

He aquí otra partida de la colección de miniaturas de elarke, donde se compromete a dar mate con el Caballo de Dama. l. P4R,

2. PX P, 3. P4D, 4. e3AR,

P4D DXP A4T P4R

5. ex P, 6. A2D, 7. D2R, 8. AX D,

A5e+ D5R+ DX D+ AXP

Y la pieza fatal del blanco no puede ser ahora salvada. Si en la jugada 3. a hace C3AD hubiera sido refutada con D4R+ y D X C. Algunas veces, si se tiene que jugar con ventajas (y contra un oponente muy inferior) la pieza señalada para dar mate necesita ser un engaño y adoptar un método frívolo.

167

XXV Jugando con el tablero o con el hombre Se requiere cierto número de buenas cualidades almacenadas, como primera valoración, y el consiguiente progreso, para que un maestro de ajedrez llegue a Gran Maestro; como solemos llamar a los miembros de esta pequeña "élite" en la jerarquía ajedrecística. Solamente existe una clase de ellos, a lo sumo, si aplicamos el más alto .modelo y si deseamos incluir solamente a los mejores. Por mejores debe entenderse los más consistentes y sagaces en un largo periodo. ¿Cuáles son entonces las cualidades que se requieren? Resulta algo evidente decir que tienen un natural don para la partida, un poder comhinativo y un juicio posicional completo, con un amplio conocimiento de la teoría de las aperturas y una perfecta maestría en la técnica de los finales. Tales cualidades (de las que un exceso de conocimientos teóricos es la menos importante) pueden ser designadas sin temor como las calificaciones elementales requeridas a cualquier aspirante a Maestro. Además, se precisa para la perfección, disponer de una resistencia física capaz para una sesión de cinco horas de juego día tras día. Y además, contando con todo esto, la afición necesaria para ser encarrilado por el temperamento artístico y saber administrar el tiempo para no ser víctima habitual del relojcontrol. Esto, por supuesto, sería un fallo en el carácter del jugador más bien que su otro aspecto, pero el carácter forma parte vital de él. Ser capaz de jugar bien un genio ahora y entonces es lo notable, pero no lo suficiente en un torneo don!le hay que hacer lo mejor de 2,30 a 7,50 y otra vez cuando la partida aplazada sea reanudada. De esta manera guarda su control igual que sus piezas y peones para conquistar la fatiga y acoplar el tiempo con las fuerzas de su comando psicológico; todas estas cualidades requieren la primera marca de un jugador de torneo. Ciertamente sucede al torneísta que no es demasiado psicólogo y su juego no se ajusta tanto a la personalidad de su oponente como a las figuras del tablero. El buen ajedrecista debe jugar lo mismo con el hombre que con el tablero. No hay duda que el más grande psicólogo en la historia del ajedrez fue Emanuel Lasker y la mejor prueba de su fineza psicológica y probablemente la más importante partida de su carrera, fue su segunda partida contra Capablanca en el Torneo de St. Petersburg 1914 (La primera finalizó en tablas.) 168

Lasker era entonces Campeón del Mundo y aún en su apogeo. Pero parecía ser el joven Capablanca la estrella de este gigantesco torneo. Había conseguido destacar comenzando la fase final con punto y medio de ventaja. Lasker pausadamente fue acortando distancias y cuando se enfrentó a Capablanca tenía solamente medio punto menos. Era pues necesario ganar para conseguir el primer puesto. No había diferencia para Lasker entre hacer tablas o perder, pues en ambos casos Capablanca se clasificaba en cabeza. Había que ganar o conformarse con el segundo puesto. Jugaba con blancas y se esperaba un arriesgado ataque con violentas complicaciones. Sin embargo, escogió la sumisa y tranquila variante de los cambios en la Ruy López. l. 2. 3. 4.

P4R, C3AR, A5C, AX C,

P4R C3AD P3TD PDX A

5. P4D, 6. D X P, 1. ex D,

PX P DX D

Con la mayoría de peones en el flanco de Rey se considera un final con buenas chances para el blanco, pero hay un viejo refrán que dice que entre la apertura y el final los dioses han puesto el medio-juego, y los medios-juegos resultan en esta variante muy importantes porque conceden numerosas chances al negro para rectificar la configuración de sus peones y para coordinar ataques basados en la poderosa pareja de Alfiles. Sin lugar a dudas esta variante es considerada favorable al negro por los jugadores agresivos y este fue el punto psicológico de Lasker. Sabía que su oponente eVItaría las complicaciones y encaminaría el juego hacia las tablas tan pronto como le fuera posible, por lo que Lasker le sorprendió ofreciéndole el papel de atacante. No siendo favorable este sistema a su proyecto, Capablanca jugó tímidamente y no agresivamente, con lo que el espíritu de la variante prontamente se impuso con todo rigor: 7 .... , 8. C3AD, 9. 0-0, 10. P4AR, U. C3CD, 12. P5A!, 13. A4AR, 14. AX A, 15. C4D! 16. C6R 17. TDID, 18. T2AR, 19. TR2D, 20. P4CD, 21. P3TD, 22. R2A,

A3D CR2R 0-0 TRIR P3AR P3CD A2C PX A TDID T2D CIAD P4CD TD2R R2A AITD T2TD

23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38.

P4CR, T3D, P4TR, PTD X P, R3A, R4A, T3CR, R3A, P X P, T3TR, R3C!, Tl-ITR, P5R!, C4R, C6-5AD, C X T,

P3TR P4TD PTDX P TD2R TICR P3CR P4C+ C3C PTX P T2D RIR A2C PDX P C4D AIAD AXC 169

39. T7TR, 40. TITD,

TIAR

RlD

41. T8TD+, 42. CSAD,

AIAD Rinden

Nótese cómo en su 32.a jugada Lasker rehúsa el peón ofrecido y cómo en su 33. a jugada el Rey es llevado a 3C anticipándose al subsiguiente avance del PR. Se ha publicado que cuando Capablanca inclinó su Rey rindiendo la partida, el numeroso auditorio que había permanecido en silencio durante horas reprimiendo sus emocíones estalló en un espontáneo aplauso y el excitado clamor se prolongó varios minutos. Esta partida fue un triunfo del Lasker psicólogo más que del Lasker Campeón mundial de ajedrez. Pero, como he dicho, jugar con el hombre más bien que con el tablero no era usuar para un Gran Maestro. Lasker ganó muchas importantes partidas incurriendo deliberadamente en posiciones inferiores valiéndose de su poder defensivo sobre la tentación de su oponente. U~ significativo ejemplo es su partida contra Dus-Chotimirsky (negras) en Moscu 1925, donde Lasker se metió en esta bonita y extraña posición:

Pero ahora el blanco reacciona sorprendiendo a su confiado oponente.

l.TXT+, 2. AIC,

AXT C4R

3. C3C!,

Contraataque antes que tímida defensa. Y muy pronto su oponente confiado con esta posición teóricamente ganada se ve obligado con 3 ... , A3C

170

a su primer movimiento dudoso. Mucho más fuerte hubiera sido A2D conservando la presión sobre el PTD blanco. 4. T2D,

T5e?

Demasiado temerario. El PT blanco no tiene vía libre. El negro debió atender a su propia seguridad con C2A.

5. e2R,

TX PT?

Finalmente, renuncia a la victoria que aún era posible (creo que más difícil que antes) con C2A o A7A.

6.

e X A,

PX

e

7. PSA!,

T8T?

Ahora debía usar la Torre (de 4T) para defensa más que para el ataque que resulta fú ti!. 8. P X P,

e20

Viendo (demasiado tarde) que no puede capturar el Alfil.

9. TlD!, Defiende el Alfil y amenaza A2A! .

9 .... ,

A2A

10. TlR!,

P4TD?

Desmoralizado, no sólo tuerce el camino de la victoria sino también el de las tablas, mediante T4T.

ll. T7R!,

e4A

Habiendo gastado mucho tiempo en perseguir al Alfil, ve (otra vez demasiado tarde) que sigue sin poderse capturar.

12. ASR!,

TST

Este infeliz Alfil blanco es aún tabú.

13. T7A,

e3R

14. P7D,

Y el negro se rindió pocas jugadas después; de nuevo VIcbma del poder psicológico de Lasker más que del maestro sobre las sesenta y cuatro casi11as.

171

XXVI La masonería de los ajedrecistas Los alemanes tienen un vocablo para ello, Schachfreund; término usado no solamente para designar a quien es un apasionado de la práctica del ajedrez sino también a quien le absorbe como hobby. El término se usa también para la relación entre los ajedrecistas. Fritz dice que Hans es su Schachfreund, o J ohn, o Jean, o Giovanni, o Sven, o Jan, o Juan. Nosotros no tenemos un nombre para ello, en inglés, pero ciertamente tenemos la idea. Es parte de mucha gente, suerte de masonena, tácito lazo de unión de los ajedrecistas de cada país, de cada color y de cada creencia. Los ajedrecistas que han viajado por distintas geografías sabran lo ·que quiero decir. Verosímil o no, él tiene un Schachfreund o dos en media docena de países a miles de millas y si es un ardiente y diligente Schachfreund (bienaventurado con suficiente cantidad de tiempo) puede conservar sus contactos mediante partidas por correspondencia. Pero esto no es todo lo necesario para preservar una amistad ajedrecística, es preciso una peculiar amabilidad. En este caso un Schachfreund lo es para toda la vida. Guardará sencillamente su nombre y direccion - o puede ser que el de su club favorito o café- para visitarle cuando se presente la ocasión, e inmediata-

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mente la vieja amistad y tal vez la misma vieja partida o la variante previamente contestada, volverán a primer plano como años antes. ¿No tenemos todos am~gos ajedreci~tas en los diferentes países del mundo? Usamos, es cierto, términos cordiales y universales - puesto que hemos empleado muchos cientos de horas jugando con ellos- pero no conocemos nada sobre su fondo, su obra, su política, su vida privada. Pero sí conocemos con exactitud después de muchos años de separación: a) Que invariablemente juega el Sistema Catalán o la Defensa India de Dama; b). En las aperturas de Rey tiene preferencia por algunas variantes del Giuoco Piano, especialmente el Max Lange. También sabemos de él: e) Tiene una postura original sobre su silla; d) Tocará ligeramente su lápiz o apretará su pañuelo cuando se halle en posición difícil, pero emitirá una curiosa cancioncilla cuando haga una jugada que supone le va a dar ventaja. Conocemos todo esto acerca de él y también conocemos, por supuesto, que tiene una variante favorita de la Siciliana y que ha realizado unos estudios especiales en los finales de Torres y Peones. Pero no tenemos idea de si es rico o pobre, estudiante o cabeza de familia, revolucionario o policía. Es como si nos tuviera sin cuidado por conocerle desde hace tiempo y nunca hemos tenido ocasión de preguntarle por su familia, sus obras o sus pensamientos. Después de todo hemos pasado muchas horas juntos y, aunque no hemos empleado. todo el tiempo en jugar partidas, lo dedicamos siempre a analizar partidas nuestras o de otros que por alguna causa hayan llamado nuestra atención inmediata, como una nueva línea en la Defensa Merano, y deseamos cambiar impresiones de lo que hemos visto sobre el particular. Es entonces cuando le dedicamos unos pocos minutos para hablar ociosamente de cuestiones privadas o quehaceres públicos (o de nosotros mismos sobre la materia), si tenemos cuatro horas para nuestra partida esta tarde y si después del aplazamiento determinamos explicar con detalles por qué realmente está perdido si se nos ocurre a tiempo capturar su Alfil con el PC en vez de hacerlo con el PR. Debemos hacer un análisis completo de la posición y ello gastará cada minuto del tiempo remanente si no se hiciera fuera del salón de juego. No cabe duda que nuestro camino a la r,arada del autobús será un fiero debate sobre uno o dos puntos vacilantes del análisis hasta llegar al fin. Y pensamos llegar más lejos cuando nos encontremos de nuevo al año siguiente. Sin embargo, las opiniones de los ajedrecistas difieren fuertemente y se contradicen sobre ciertos puntos de su partida una curiosa similitud tanto en el estilo como en la capacidad para ver lo que va a suceder con dada proposición. Nos· parece encontramos-ante un vasto mundo al contemplar esta verdadera francmasonería internacional de jugadores de ajedrez, cuyos familiares e inalterables términos se usan en todas partes de ese mundo; Zugzwang, por ejemplo, y J'adoube son términos. Cómo astutamente tales términos deambulan por nuestro subconsciente me fue probado el otro día. Subía apresuradamente por la escalera de la Holborn Underground Station. Inadvertidamente rocé el brazo de una señora que se cruzó en mi camino. En vez de decirle "perdone", dije "J'adoube ". La se-

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ñora me lanzó una mirada desconcertante. Evidentemente no era ajedrecista.

Un divertido "J'adoube" es aportado por Kurt Richter y · se supone que ocurrió hace veinte años. En esta posición el negro (que había recibido una Torre de ventaja) jugó C2R con la idea de explotar la columna abierta después de que el blanco jugara e X c. Pero el blanco sorprendib ~· su . oponente capturando el Caballo con la Dama. Las negras de inmediato tomaron la Dama con su peón, pero antes de terminar la jugada vieron que con C X P+ s~ido de A6T recibían mate. Entonces, dejando las piezas como estaban dijo: "J'adouhe ",mi intención es enrocarme. Su oponente generosamente accedió pero encontró el mate por otro camino: D X PC+ seguido de A6A+ y C6T mate.

174

Una anécdota semejante fue publicada en 1936 por el periódico sueco Schachviirlden. En esta posición el negro jugó TSR y triunfalmente sugirió a su oponente que evitara la agonía rindiéndose. Pero el blanco en vez de responder jugó A X P+ y después de R X A continuó D8C+ . El negro interpuso la Dama en 3R y recibió mate, empezando por D8TD+. "J 'adoube" dijo el negro, mi intención fue cubrirme con la Torre en vez de con la Dama. Las blancas graciosamente devolvieron la jugada y dieron mate con D2C+ seguido de D2TD.

La cuestión recae ahora estrictamente en una partida amistosa sobre la aplicación de la regla "pieza tocada" (otro de los términos internacionales). Creo que fue aplicada tan severamente como en una partida de torneo. Si la posición parece muy interesante, es porque permite sea despojada de algún necio error, para no rendirla y continuar sus análisis a posteriori. Como en las partidas serias, cada uno de nosotros debe ser advertido para "estar atentos a nuestras manos". Ellas juegan más originalmente que los maestros experimentados. Esta posición pertenece a la partida Przepiorka-Ahues, Kecskemet 1936. El negro jugo T X T y Przepiorka gastó algún tiempo en considerar si debía retomar con Torre o con Dama. Finalmente decidió capturarla y en lugar de sacar fuera del tablero la Torre enemiga quitó su propio Alfil de 2C. Ahues, que era un humorista, rápidamente hizo T X PT con lo que Przepiorka perdió tres piezas

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en jugada y media. Por supuesto, el director del torneo invalidó el incidente.

No fue necesaria tal regla en esta ocasión (Esser-Marshall, Amsterdam 1911). Las blancas jugaron R1D y Marshall mientras encendía su cigarro empujó su Torre fuera del tablero con el codo. Dos o tres mirones intentaron poner sobre el tablero la pieza caída. "No importa - dijo Marshall- no necesito la Torre " . Acto seguido jugó P6A y tras un momento de reHexión su oponente abandonó.

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XXVII La Dama estaba cansada Parece haber una ex traña fascinación en el ajedrez VIVIente. Lo mismo quienes no han tocado nunca un tablero que los más prácticos ajedrecistas; se deleitan con espectaculares demostraciones, históricas o contemporáneas, con treinta y dos personas convenientemente instruidas para moverse sobre las sesenta y cuatro casillas a la orden de su maestro el cual está generalmente colocado en alto sobre ellos para dominar el gigantesco tablero popular abigarrado y amenizado con vistosos trajes: Reyes y Damas engalanados cada pulgada de lo que ellos suponen que representan; Alfiles adornados con un largo y puntiagudo sombrero y báculo; Caballeros sobre airosos corceles. Pequeiia maravilla que unos cuantos de nosotros tengan la oportunidad de ver en la actualidad tal espectáculo porque ello requiere una costosa preparación. Verdaderamente la historia que voy a contar -y que es cierta- ocurrió con ocasión de una demostración de ajedrez viviente en un teatro y con coristas femeninas vestidas de piezas. Lo l}Ue sucedió a uno de los maestros encargados de diri¡';ir la partida fue de bido al encanto de una chica; como él iba de lado a lado en las jugadas de apertura fue atraído por la exquisita belleza de la muchacha que actuaba como su Dama. Completamente preocupado con la ardua tarea de contender su ingenio contra un famoso maestro compaflero suyo, anotó mentalmente presentarse a la chica después de la partida e invitarla a cenar. Con la tentación de esta idea y sin darse cuenta que se hallaba ajeno a la partida ensimismado por el encanto de la chica, hacía que se moviese graciosamente de una a otra casilla. En el transcurso de la partida tuvo la oportunidad de cambiar las Damas con al¡snna ventaja p ero la desaprovecho. Tuvo que decir las jugadas cuando recordo que las demas piezas estaban relevadas de sus deberes en la temprana parte del juego y se habían desvanecido sobre sus tocadores. Lo ocurrido de repente le hizo comprender que su Dama estaba fuera de su alcance y nunca tuvo una chance para encontrarse con ella. Reprimió la languidez de los trebejos y pocas jugadas después conseguía el equilibrio en una oportunidad favorable.

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Entre tanto el astuto maestro del otro lado fue observando cómo su oponente evidenciaba realizar un juego influenciado por causas ajenas al ajedrez. Suspicazmente fue tendiéndole toda suerte de celadas. Pero todas fueron refutadas. Por ahora, verdaderamente, el embotado maestro de ajedrez tuvo que convenir su obsesión con el deseo de guardar su Dama sobre el tablero evitando temerariamente el cambio y finalmente, casi atrincherada en una esquina del tablero, la protegió contra las ulteriores inoportunidades. Tales tácticas pueden ser buenas para un amante pero no para un maestro de ajedrez, por lo que la partida no resultó buena. Pronto se halló, por lo tanto, en una posición profundamente apurada. Pero no tuvo cuidado. Rindió la partida prontamente y, con tan buena gracia como si fuera a desfilar,_saltó fuera de su plataforma y corrió hasta la muchacha que aún estaba recostada en la última casilla donde la envió. Sin aliento se presentó ante ella y la invitó a cenar. La chica sacudió la cabeza. "Usted me ha cambiado continuamente de lugar - dijo ella- y estoy agotada. Me voy derecha a casa para acostarme." Cuando publiqué esta anécdota en el New Statesman and Nation, invité a los competidores a que maduraran una partida adaptándola a esta triste historieta. El premio fue ganado por R. W. C. Clarke (el maestro enamorado conduce las piezas blancas): l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. ll. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19.

P4R, e3AR, A5C, A4T, 0-0, P4D, A3C, P X P, P3A, CD2D, A2A, e4R, ex e. A4R, P X P, D2A, TIR, A X A, D2e,

P4R C3AD P3TD C3A exP P4eD P4D A3R A2R C4A P5D PXP AXe D2D TID A5A A6D DXA C4T

20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37.

A5C, D3C, D2e, DlA, P4TD, P X P, P3T, A4T, P X P, TIA, DlC, A3C, D4R, D3R, DlR, DlA, D2C, T XC,

C5A C4T C5A T4D 0-0 PX P P3T P5C AXP D6A P4C C6T D5A A4A e7A e6R ex r TRIO

Ag_uí el blanco se sintió aliviado al rendirse, sin embargo, inopinadamente, su mas amarga contrariedad fue la silenciosa despedida.

178

XXVIII Ruptura de privilegio

Me pregunto si muchos aficionados, cuando escriben P X P a. p., sobre la planilla se dan cuenta de que cometen una ruptura de privilegio. Después de todo que un inveterado e indomable andador como el Peón esté dotado de un doble paso en su primer movimiento es un privilegio Único y no lo recordamos cuando hacemos uso de él hasta que en la columna contigua se cruza un peón enemigo. Porque nuestro peón puede ser capturado al paso justamente como si no tuviese tal privilegio y hubiera avanzado un solo paso. Tal captura debe hacerse, por supuesto, inmediatamente -una regla que he considerado siempre como la más diafana significación inherente a la justicia del ajedrez. Cruzar una línea de fuego es peligroso y pudiendo ser atacado el riesgo es obvio; pero habiéndola una vez cruzado sano y salvo es agradable considerarse seguro de este particular peligro. Habiendo dado mucho que pensar la regla de la captura al paso, conviene conocer todo lo relativo a ella. Resulta muy curiosa la siguiente anécdota ocurrida en el Club de Ajedrez de uña Ciudad Universitaria. Dos estudiantes de la Facultad de Filosofía llegaron a esta posición:

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Uno de ellos, cursillista de Lógica y hombre excitable, jugó su Alfil a 2CR diciendo: "Jaque y mate a la jugada siguiente." "No tal -dijo el otro interponiendo su PD- lo que ocurre es que usted mismo se ha dado mate." Demasiado aturdido por estas palabras el cursillista de Lógica seguía mirando al tablero mientras calmosamente aiiadía su cole~a: "Si me concede que hable, mi querido compañero, por colocar su Alfil en la unica casilla de escape de su Rey, usted ha compuesto sin saberlo conscientemente un mate puro de ayuda en una jugada." "Esto es un completo disparate -rugió el lógico, una vez que recuperó la facultad de hablar- ¿cómo puede Vd. darme mate después de haber sido usted mate?" "Porque -dijo el otro- al avanzar el PD se elude el fatal jaque y al mismo tiempo se abre la acción de mi Alfil contra su Rey." "Oh, no, V d. no puede - Íue la triunfante réplica-; su Peón no puede nunca llegar a la 4. a casilla porque lo capturo al paso en la 3. a Por lo tanto su Rey continúa expuesto al jaque del Alfil todo el tiempo. En resumen usted es ya mate cuando imagina que puede dármelo a mí. Los hombres muertos no pueden actuar. Quod erat demostrandum." Los dos compañeros continuaron su argumentación durante el resto delatarde, finalmente el Campeón del Club y el Secretario fueron consultados sobre la regla y decidieron: Victoria para el negro. No dudo que todos conocemos las reglas del ajedrez que han sido estipuladas, pero no estoy muy satisfecho con esto. De algún modo siento que el excitable cursillista de Lógica tenía un caso argumentable poco tratado. Todo esto prueba que la regla "captura al paso" no es tan simple como parece. Ciertamente no fue este el Único caso que se ha presentado en el que dos jugadores se ven obligados a perder en el mismo momento (creo que hay que admitir que al menos uno de ellos fue veraz).

180

En esta posición el negro jaqueó con su PC, abandonando casi al mismo tiempo al darse cuenta demasiado tarde que el blanco le daría mate en el acto, capturando al paso. Pero precisamente en ese instante el blanco también se rindió. No habiendo tenido noticia nunca de que se podía capturar al paso, se consideró perdido.

181

XXIX Fantasías Entre los importantes empleos de alguna nueva subvariante de la Nimzo-india o alguna anticuada línea de la Defensa Grunfeld -sin mencionar nada de la preocupación de los problemistas con asuntos tales como el tema de la media clavija y la clave del péndulo-los ajedrecistas hallan su pasatiempo. Después de un duro día de trabajo enjaulado en un Congreso con la sala repleta, pueden relajarse con el eterno análisis de una posición_aplazada y, gus_te o no, encuentran su relajación en una de las más altas fantasías de la partida, tales como "el ganapierde ", siendo la idea primordial perder cada una de las piezas (incluida el Rey). Esto puede ser un buen pasatiempo, especialmente si su oponente está desamparado con un solitario peón, forzado a comer las piezas que se opongan en el camino de su promoción. Aún más, jugar al "ganapierde" realmente bien no es de ningún modo tan fácil como parece y un torneísta cansado necesita más frívolas ideas que las de la partida, tal como usar los dados para hacer determinadas jugadas. Esto está generalmente limitado a tres o cuatro como máximo y la principal idea es ganar el Rey tan firmemente atrincherado para no correr el peligro de un mate inmediato, en. el mismo inst~te _en que el op_onente se r.repare a disparar al,~áximo~ Otra forma divertida es la vanedad del Caballo de bols1llo ; se trata de una partida ordinaria excepto que cada jugador guarda en su bolsillo un Caballo, el cual puede entrar en la partida cuando se desee (es necesario que le corresponda jugar) y en cualquier casilla (donde no efectúe ninguna captura).

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Véase con esta treta la suerte de sucesos que pueden ocurrir, tomando esta posición:

Juega el blanco1 y si no fuera por el PAR negro, colocando el Caballo de bolsillo en 7 AR el blanco daría mate. Pero para evitar esta captura las blancas pueden jugar D X C. El negro inocentemente captura la Dama con el PAR y entonces ya es legal el mate del Caballo de bolsillo colocado en 7 AR. Por supuesto el negro no cap tura la Dama con el PTR porque cree que va a recibir el golpe de gracia con T3T mate. Pero hay que recordar que no se trata de un mate integral, ya que el negro podría colocar su Caballo de bolsillo en 2TR. Si los cansados torneístas encontraran tales esfuerzos demasiado extremados pueden preferir la colocación de las piezas en extrañas situaciones y más o menos simbólicas posiciones, o bien intercambiar historias tales como esta (Arpard Bahuer):

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Un pobre maestro ajedrecista había apostado a un millonario 1.000 libras esterlinas. Dijo: "Mate a la próxima ju ~ada ", y justamente cuando se disponía a hacer la jugada su excitación le causo un fallo cardíaco y la muerte instantánea. En la ~eneral conmoción, el millonario derribó su Rey que cayó fuera deltablero, si b1en el resto de las piezas quedaron intactas en su posición, pero el millonario no pudo recordar la posición exacta de su Rey ni si había posibilidad de darle mate. Estaba preparado, según creo, para pagar las 1.000 libras esterlinas a la familia del fallecido maestro si se pudiera probar dónde se hallaba su Rey y cómo se le podía dar mate. Afortunadamente un buen número de maestros estaban presentes y con memoria suficiente para probar,en beneficio de la viuda y los huérfanos del maestro fallecido, la situación del Rey. (Véase la solución en el último capítulo.)

Otra original posicion, más precaria para el blanco , cuyo Rey ha sido Otra original posición, más precaria para el blanco, cuyo Rey ha sido separado de sus propias fuerzas. Con burla desesperada el monarca blanco se ha camuflado para introducirse en campo enemigo, disfrazándose de Peón negro. Pero fue descubierto, y sin piedad se le dio mate en una jugada. ¿,Cuál de los Peones negros es el Rey blanco y cómo se le administró el mate? (véase el capítulo de soluciones). Aquí otro "argumento" compuesto por el Rev. E. C. Mortimer. Ambos jugadores han efectuado ocho jugadas, pero el Caballo blanco de lCR es realmente el CD. ¡,Cómo ha sucedido? ,·.Y cómo, en realidad se han sucedido las jugadas perfectamente legales para legar a esta posición'( Existe solamente

184

un camino para conseguirlo como los lectores podrán fácilmente encontrar.

Hay más de un camino, ciertamente, para resolver este problema de autor desconocido. El Rey negro es empujado en la baqueta. Se le da muerte con un peón y no está permitido, creo, capturar ningún peón enemigo. Hasta hace cincuenta años se producía el mate en catorce jugadas. Pero Kurt Richter encontró un camino más corto logrando el mate en ocho jugadas. (Ver el capítulo de soluciones.)

185

Uno popular, especie de capricho, es el mate de ayuda, problema en donde el objetivo de las blancas no es dar mate al Rey negro, sino más bien un suicidio, forzando al negro a que dé mate al blanco. Tal problema por supuesto puede ser tan dificultoso como otra clase de problemas (o tal vez más) y esta clase de suicidios tienen muchos devotos admiradores y ciertamente cavaron un nicho en la literatura del problema; quizás sea irreverente hablar de esta clase de antojos. He aquí uno gue su ingenioso autor seguramente presentó como una pequeña chanza; la solucion se obtiene por el simple proceso de ir colocando el ALfil en 6T, SC, 4A, etcétera, obligando al peón negro a capturar uno a uno a sus colegas enemigos hasta dar mate. El compositor de problemas en sus momentos más lúcidos imagina toda suerte de extrañas posiciones que no reflejan la calidad de las composiciones, sino más bien, alguna bonita clase de simbolismos que 1 bueno o no1 puede ser puramente Óptico.

Tomamos esta divertida bagatela compuesta por el gran problemista A. C. White. ¡Las blancas dan mate en doce ju~adas! Considerando la dificultad para resolver un problema de mate en tres, este puede ser demasiado difícil y sin embargo es tan fácil que no se precisa consignar la solu ción. Todo consiste

186

en jaques a la descubierta comenzando por T2A+ y hacer a la Torre subir en escalera. Demasiados jaques dobles.

Un ejemplo de simbolismo -no enteramente Óptico- fue inspirado en este problema que por su posición heterodoxa se deduce que es el negro quien juega y da mate en tres jugadas. A pesar de que es completamente legal y de acuerdo con las reglas del ajedrez el negro, después de todo, no puede darlo. La explicación, por supuesto, es que quien juega con las piezas negras es el propio Satán y al intentar el mate con l. D X A+ , P X D; 2. T3A+, C X T, no puede jugar 3. T2D mate, simplemente porque las piezas sobre el tablero producen el signo de la cruz. Hay muestras de problemas similares, particularmente en la literatura alemana de ajedrez y son generalmente atribuidos al ingenio del Dr. Fausto que se supone atormentado por Mefistófeles por colocarle ante esta suerte de problemas frustrados. El que aquí se inserta está tomado de la única colección de T. R. Dawson estimada por los problemistas de todo el mundo.

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De originales simbolismos existen innumerables composiciones, de tipo histórico o político. Esta famosa pieza conocida en la literatura ajedrecística como "Retirada de Napoleón en Moscú", es un estudio de Petroff; la casilla 1 TD del blanco simboliza Moscú, 8TD es San Petesburgo y 8TR, París. La diagonal 1TR-8TD simboliza Beresina y el Rey negro acosado por los Cosacos es, por supuesto, Napoleón Bonaparte. Veamos ahora el desenlace: l. C2D+,

2. 3. 4. 5. 6.

e3A+, e2-1e+, e2T+, e1-3A+, e4C+, 1. ese+,

R7T R6T RSe R4e R3T R2T R1e

8. 9. 10. ll . 12. 13. 14.

e6T+, e7T+, ese+, esA+, e7D+, e7T+, R2e++.

R1e R2D R2R R1A R1e R1T

Nota de toque irónico se observa en que después de la formidable carga de la caballería, el victorioso monarca es quien administra el golpe de gracia. Todo forma parte del simbolismo, por supuesto, pero tratándose de jugadores de ajedrez no se recuerda la asociación histórica y solamente se ve en el estudio de Petroff una bella ilustración del poder de los Caballos.

Esta igualmente bonita composición, de autor desconocido, me ha sido proporcionada por ]. R. Harman, uno de los más asiduos competidores de New Statesman. Aquí un par de Caballos acosan al Rey enemigo de tal suerte que consiguen un jaque perpetuo. Los lectores se divertirán tratando de aportar 188

simbolismos para este bonito estudio de ágiles Caballos. He aquí la solución: l. C4C+,

2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

CSA+, CSR+, C7R+, C7D+, C8A+, C8C+, C7T+, C6T+,

R2R R2D R1A R1C R2T R3T R4C RSC R6A

10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17.

ese+. C4C+, C3A+ , C3D + , C4R+ , CSR+, C3C+, C4C+,

R6D R7R R7A R6C RSC R4A R3A

Y así sucesivamente.

En cierta ocasión convoque a los competidores de New ::itatesman a que buscaran un símil - de tipo histórico o contemporáneo - para una posición que me parecía podía se rvir a este come tido. Fue una esp ec ie de caza real que ocurrió en una partida jugada en Weissenfeh 1870 , cuando Cordel (con negras) consiguió una bonita victoria de este modo:

l.

2. 3. 4. 5.

R2A, R3R, R4R, R5A,

CSA+ 0-0-0 C7C+ TR1R+ T4D+

6. 7. 8. 9. 10.

R6A, TIC, R7C, R8T, T8C,

CSA T3R+ T2D+ TlR+ C3C++

Muy buenos y divertidos títulos de tipo historico se enviaron, desde Canuto y Carlos I hasta Ramsay McDonald (incluyendo a Crippen y al Conde Spee), 189

todos ellos bastante ajustados al desarrollo de la partida. Pero el mejor de todos, a mi modo de ver, fue el titulado "Asesinato en el cuarto negro" con el que G. Watson ganó como premio un libro de ajedrez.

Pero, volviendo sobre los simbolismos debidos a lectores en la literatura del ajedrez, he aquí uno que he hallado en la prensa alemana publicado durante la Primera Guerra Mundial. Su significación es política. Alemania es, por supuesto, el blanco y los Aliados el negro. La casilla 4TD representa el territorio neutral de Bélgica y ninguno de los contendientes se supone que puede entrar en esa casilla. Unicamente el blanco podría agredir ese territorio con la escusa de un mate en dos que el negro podría esquivar mediante CSC+, seguido de T6R o C7T si el Rey negro se refugia en el territorio neutral. Para evitar tal atrincheramiento las blancas deciden ocupar el territorio mediante P4T sin que exista ninguna resistencia en esta ocupación. El Alfil negro ignorando la advertencia proce-

190

de a la captura del peón ocupante pero el Rey negro recibe mate dos jugadas después. Los lec~ores podrán hallar fácilmente las tres o cuatro variantes existentes.

No menos caprichosos en su concepción, pero no tan astutos, son estos dos problemas, ambos compuestos en Alemania durante la Primera Guerra Mundial. El primero de ellos simboliza el famoso Cañón Krupp del 42, la "Gran Bertha ", y su solución es fácil mediante P7R y si el Rey negro juega a 6D o 6A recibe mate por uno de los Caballos Blancos.

191

Muy similar (quizás algo más adornado) es éste de parecida insp iración y producido en Francia por la misma ép oca, que simboliza el poder de los grandes obuses de las armas francesas en la batalla de Champagne. La jugada clave es R2R y cualquier movimiento del enemigo es contestado con mate. El negro dispone de cuatro diferentes jugadas con jaque, pero la r espuesta es siempre de jaque-mate. Resulta muy significativo que en el periodo bélico se produzca tal cantidad de problemas simbólico-políticos y pienso que no se harán esperar los problemas que aludan a la era atómica y a la bomba de hidrógeno.

Pero no vamos a t erminar el cap ítulo con notas s1mestras y beligerantes. Tenemos a la vista un ameno problema compuesto por T. R. Dawson (y publicado por primera vez en 1934). fí:n esta rara muestra - y Dawson es naturalmente la gran autoridad en estas curiosidades del ajedrez- lo singular es que cualquiera que juegue da mate al oponente en dos JUgadas. Verdaderamente si el blanco juega, mediante el simple enroque da mate a la siguiente con T1D. Pero si juega el negro con T3TD el enemigo no puede evitar el mate, ya que no es posible el enroque porque es obvio que acaba de jugar el blanco y necesariamente ha tenido que mover el Rey o la Torre.

192

XXX Alboroto en el Elíseo

Por fortuna, sueílo muy raras veces con el ajedrez. Pero algunas veces sí me sucede, y se trata entonces, casi siempre, de una especie de pesadilla, de una endiablada posición en la que, jugada tras jugada, va uno introduciéndose sin remedio en una red de mate cada vez más tupida. Claro que, a veces, se goza también del triunfo verdaderamente increíble de una combinación tan divinamente bella que es preferible ahorrarse el intento de reconstruirla al despertar a la realidad diaria. Pero, recientemente, tuve un sueño ajedrecístico muy distinto: me hallé de improviso en el famoso rincón de los Campos Elíseos reservado exclusivamente a los ajedrecistas. Allí están acostumbrados, claro está, a una calma auténticamente celestial; no tienen acceso a él, en principio, los ángeles de las trompetas, y los demás sólo son admitidos cuando así lo exige el servicio, pero con severísimas instrucciones de pulsar sus arpas muy bajito e, incluso, de moderar en lo posible sus aleteos. Empezaba a arrellanarme con aire contemplativo en mi pequeila nube y a hojear un par de revistas nuevas que me habían prestado amablemente Greco y Damiano, cuando se inició de repente un alboroto realmente inaudito en aquel ambiente. Eran Tarrasch y Nimzowitsch, que habían empezado a discutir y como quiera que ni aún los siseos de Ruy López, Bilquer, Steinitz y otros respetables personajes hicieron la menor impresión en los dos gallitos, la discu.sión fue adquiriendo tonos cada vez más violentos y el coro celestial comenzó a prestar atención, airado por esa impertinente perturbación de la calma, pero no menos in teresa do por el tema. Nimzowitsch se hallaba sentado muy cerca de mí, sobre una nube grande y hermosa, mientras, enfrente, reinaba Tarrasch sobre una de las nubes cuadradas que, como es sabido, están reservadas a los grandes maestros. ¿A qué se debía el alboroto? Naturalmente, se trataba de la defensa Tarrasch en el gambito de dama rehusado. "¡El peón de dama aislado es para las negras un punto débil estático!", exclamaba Nimzowitsch sumamente excitado. "¡No! " , ru~ía Tarrasch, "¡es un punto fuerte dinámico!". " ¡Doctor!' , intervine yo con modestia, mientras ambos se concedían un instante de aliento (hálito celestial, claro está) "¡Doctor!", repetí, "¿qmere ver

193

una yartida que confirma su teoría? Se jugó algunos años después de su ... ". Aqu 1 me interrumpí algo cortado porque, como es lógico, en aquel lugar se consideraba de pésimo gusto pronunciar la palabra "muerte". Nimzowitsch trató entonces de interrumpirme, pero me adelanté al observar que Tarrasch me miraraba con la expresión severa del catedrático que exige a un alumno poco aprovechado que siga su labor. "Sí, se flor doctor", dije con timidez. "La partida se jugó unos años después ... después de su traslado, por un joven llamado Nagy. " Apenas hube pronunciado este nombre cuando fui interrumpido por los ·sonoros "vivas" proferidos por Maroczy, Charousek, Breyer y otros desde las nubes húngaras. Tarrasch asintió gravemente y Nimzowitsch murmuró que nunca había tenido inconveniente en ver _partidas de otras personas, por insípidas y estúpidas que fuesen. De modo que hice una señal a un ángel de servicio, de los que están (o, mejor dicho , flotan) dispuestos para tales menesteres, y éste comenzó a entonar con voz celestial las sucesivas jugadas, seíialando los signos de admiración o interrogación con las correspondientes pulsaciones de arpa en una melodía inimaginable. l. P4D 2. P4AD

P4D P3R

3. C3AD

P4AD

El canto (ue interrumpido en este punto a causa de las fuertes protestas de Tarrasch y de Nimzowitsch; ambos se quejaban de que el ángel hubiese entonado la última jugada de las negras sin acompañamiento de arpa. Tarrasch reclamaba dos signos de admiración, mientras que Nimzowitsch exigía dos interrogantes. De nuevo se armó el alboroto, porque todos, especialmente los húngaros, querían oír la partida y les había molestado mucho la nueva interrupción. Pero Tarrasch y Nimzowitsch no cedían y, finalmente, hubo de intervenir el ángel supervisor de servicio. Como el origen de toda la discusión era la tercera jugada de las negras, el ángel cantor había obrado sin lugar a dudas con toda corrección al mantenerse neutral y no subrayar la jugada con ningún signo, interrogativo ni admirativo. Después ordenó que se observase calma absoluta y el cantor continuó entonando : 4. 5. 6. 7.

PX P C3A P3CR A2C 8. 0-0 9. P X P

pXp C3AD C3A A2R 0-0 P5D

10. ll, 12. 13. 14. 15.

C4TD A2D C4T CX A D2A? PX P

A4A A5R! AX A C5R P6D!! C5D!

Como, al llegar aquí, se produjo el abandono de las blancas, cantó el ángel esta palabra con el trémulo tradicional y un acompaíiamiento de arpa extraordinariamente delicado. Sin embargo, apenas apagado el último eco, se rompió el silencio respetuoso 194

y expectante con que se había seguido la partida y se reprodujo la algarabía en un grado absolutamente inaudito en los campos celestiales. " ¡Bravo! ¡Bravo! ", exclamaba Tarrasch aplaudiendo frenéticamente, mientras Nimzowitsch se mordía iracundo los puños y exclamaba: " ¡El blanco es un chambón! ". También intervinieron vivamente otros maestros, unos a favor de Tarrasch y otros en apoyo de Nimzowitsch. De unas nubes a otras saltaban atronadoras las palabras "centro de peones", "peón pasado" y "cobertura" con efectos de verdaderos desafíos. En las nubes húngaras, por otra parte, no cesaban los "vivas", manifestación de entusiasmo que, evidentemente, se dirigía más al vencedor de la partida que a la cuestión teórica que se ventilaba. Con mayor objetividad intervinieron entonces Philidor, Anderssen y Morphy, pertenecientes los tres al senado del grupo de eminencias a los que correspondían nubes cuadradas por su condiciÓn de grandes maestros. Fue de auténtico mal gusto que tanto Tarras~h como Nimzowitsch arremetieran ahora contra el trío con la maligna observación de que precisamente ellos no podían aportar a este tema, un tanto moderno , tanto como otros colegas, no tan eminentes, pero "trasladados" algunas décadas más tarde. Al decir esto, Tarrasch y Nimzowitsch quedaron cortados, y eso que, por lo demás, no eran precisamente tímidos. Pero no quedó el trío de grandes maestros reducido al silencio, pues en discursos bien concebidos y largos, uno de sus componentes tras otro afirmaron que lo verdaderamente importante es siempre lograr el desarrollo de las piezas lo antes posible. "Puesto que se habla precisamente de rápido desarrollo ... ", comenzó a decir en un momento de calma un anciano que se hallaba sentado en una modestísima nubecilla. "¿Quién le ha dado vela en este entierro?", interrum¡ió Staunton un poco molesto por no haber podido hablar aún "¿Quién es usted. " "¡Ah, señor!", contestó el modesto anciano. "No entiendo gran cosa de ajedrez, porque, en vida, fui siempre un chambón ... " Una tempestad de carcajadas de todos los grandes maestros reunidos interrumpió al anciano. Fue una carcajada que alcanzó tonos histéricos, porque todos se dieron cuenta de que , en esa forma, había desaparecido como por encanto la tensa atmósfera anterior. Incluso en los rasgos severos de Staunton se dibujó una afilada sonrisa cuando, con indulgencia, hizo señas al anciano de que continuase. " ... Sin embargo, he visto jugar mucho al ajedrez", continuó , "porque estuve treinta años de mozo en el Café de la Régence y me gustaría mostrarles un desarrollo verdaderamente rápido con una sola pieza". Y mientras hacía señas al angel de los diagramas para que proyectase la

195

posición en el gigantesco tablero blanco y azul que se encontraba en las paredes del cielo, murmuró moviendo la cabeza:

"Quizá tengan ustedes la amabilidad de observar esta posición. Casi dejé caer al suelo mi bandeja cuando, por encima del hombro, vi cómo la lograba Mr. Lazard. ¡Ganar una partida en cuatro jugadas partiendo de la posición inicial! ¡Y jugando con las negras además 1 " El anciano continuaba murmurando y moviendo la cabeza mientras los celestiales expertos reconstruían con una mirada las jugadas. l. P40 2. e2D

e3AR P4R

3. P X P 4. P3TR

ese e6R

No sé cómo continuó la discusión entre Tarrasch y Nimzowitsch, porque, al ver esta posición, resbalé espantado de mi nubecilla y caí en una de esas horribles e interminables caídas que después gusta uno de relatar a los sabios freudianos y de las que despierta inmediatamente antes de estrellarse, bañado en sudor, pero con cierto alivio.

196

EPILOGO Hemos llegado al final de un libro titulado "La aventura del ajedrez", ( l) pero en absoluto al fin de la aventura misma, ya que esta se encuentra más allá de nuestro alcance. Es tan infinita e inabarcable como la aventura de la vida. Cualquier lector podría continuar la analogía diciendo que, al igual que una persona puede estar cansada de la vida, así puede uno cansarse del ajedrez . Pero está todavía por ver que esto le pueda ocurrir, de manera total, a alguien que esté contagiado hasta la médula del virus de nuestro juego. Una persona puede renunciar a él, por muchas y variadas razones, durante una temporada. Y o mismo he estado varios años en que apenas he tocado una pieza de ajedrez. Pero ont revient toujours; realmente, de lo que tenemos que preocuparnos es de evitar que la fascinación del ajedrez nos impida dedicarnos a más importantes, o al menos más lucrativas, actividades. Una vez le dije a un joven, y ya muy galardonado ju~ador, que, dedicando cinco mil horas al juego durante tres años seguidos, podna alcanzar la fuerza y categoría de un maestro; pero que dedicáncole 1.000 horas solamente él no tendría que dejar su empleo y además sabría suficiente ajedrez para disfrutar con él tanto como cualquier gran maestro y aún más, porque la pérdida de una partida siempre será desagradable para un maestro, ya que su vida puede depender de la elevada posición de su reputación. ¿Qué ocurre con el profesionalismo en el ajedrez? Esta cuestión y todo lo referente al dinero en nuestro juego es casi tan rara y complicada como el juego mismo. Nosotros, los jugadores de ajedrez, estamos, desde luego, lejos de la consideración de "amateur" tal como se entiende en otros juegos: especialmente en cuanto respecta a la regla principal de no recibir recompensa económica alguna. Porque incluso yo que soy un amateur, si es que ha habido alguno alguna vez, recibo una o dos guineas por el segundo o tercer premio de un torneo menor, al que asisto algunas veces haciendo un hueco en mi trabajo . Esto viene a ser una décima parte de mis gastos, pero jugadores más importantes que yo suelen como mucho cubrir la mitad de la cuenta del hotel y sólo los "fenómenos" cubren gastos y logran sacar unas pocas guineas de ganancias.

(l)

Título original inglés.

197

¿Les convierten en profesionales estas modestas ganancias? A estos jugadores se les podrá comparar a aquellos políticos cuyos cohechos son tan insignificantes que se podría decir de ellos que son incorruptibles; las recompensas económicas de los jugadores de ajedrez son tan modestas que lindan con el amateurismo. Para la mayoría de los jugadores de ajedrez maestro y no-maestro (2) son mejores títulos que amateur o profesional. Ha habido (y todavía hay) muchos famosos maestros que como tienen algún negocio o profesión al margen del juego pueden muy bien ser llamados amateurs. Por el contrario, más en el continente que en nuestro país, hay jugadores que aunque no tienen ni la categoría ni el poder de un maestro podrían ser, acertadamente, llamados "profesionales", porque suelen sentarse en un café desde la tarde hasta media noche, evitando cuidadosamente a los jugadores superiores y jugando encarnizadamente, a chelín la partida, contra los pardillos. Sin embargo, algo debiera hacerse respecto a las recompensas económicas en ajedrez . En cualquier otra profesión o deporte -canción, boxeo, es?,rima, concertista de violín, etc.- una persona tendría que pagar un sueldo de 'estrella" a uno de los diez mejores especialistas del país si quisiera que alguno de ellos le enseñara. Sin embargo, alguien que posea la misma categoría en el mundo del ajedrez tendrá que estar dispuesto a jugar contra cualquier principiante y sólo recibirá media corona; o deberá participar en una simultánea - muchas horas de durísimo trabajo- y recibirá de gratificación unas pocas guineas. Hasta cierto punto, las pobres recompensas que reciben los grandes ajedrecistas obedecen a "causas naturales ". Cuando dos boxeadores luchan por el título nacional están dando un espectáculo al que asistirán miles de personas acomodadas en un gran local y que dejarán en taquilla una sustancial cantidad de dinero. Una partida de ajedrez equivalente a ese campeonato boxístico "reuniría " una mayor cantidad de personas, pero lo haría una vez terminada la partida, y, por supuesto, junto a las chimeneas de sus casas y sin que a los "espectadores" les costara nada; nada, en cualquier caso, que permitiera que una pequeña suma de dinero fuera a parar a los bolsillos de los campeones que jugaran. Aquí, creo yo, está la raíz del problema y el hecho de que no haya habido ( 2) Una definición del término "maestro" sería más fácil en la mayoría de los países del continente, donde el título es generalmente aplicado al ganador de los t()J;neos de calificación que se celebran con mayor o menor regularidad. El título de "gran maestro" se consigue, generalmente, al haber logrado puestos de honor en los torneos de Maestros Internacionales. En la Unión Soviética el sistema está tan perfectamente organizado que un gran maestro, si fracasara repetidamente, podría, según tengo entendido, ser rebajado nuevamente a la categoría de simple maestro. En Inglaterra, el equivalente más próximo a un torneo de categoría podría ser el "Major Reserves". Ciertamente, el vencedor de un torneo como este - aunque no le conceda título oficial alguno- puede ser considerado un maestro, ya que se necesitaría la fuerza de uno de ellos para ganar una de esas competiciones, en las que siempre participan, por lo menos, uno o dos maestros internacionales reconocidos.

198

ningún intento serio de ocuparse de él parece patéticamente indicativo del bondadoso altruismo de los grandes ajedrecistas. Evidentemente están tan fascinados resolviendo y componiendo problemas totalmente inmateriales en el reino etéreo de sus 64 cuadros que no prestan ninguna atención al problema algo más mundano de sus propias finanzas. La solución al problema -allí hasta donde sea posible llegar- es una sola palabra: "copyright". Yo, como persona que no tiene ninguna sardina a la que arrimar ningún ascua, me aventuraría a decir que no hay razón válida alguna por la que no se deba exi~r algún tipo de derechos por los juegos y problemas que se publican en los periodicos, revistas y libros de todo el mundo. Esto debería hacerse a través del sistema de la cámara de compensación, muy en la línea en que los compositores y letristas reciben sus honorarios. Esto traería consigo, para que fuera más seguro, la necesidad de una maguinaria administrativa, que una vez establecida, bajo la tutela de la Federacion Internacional de Ajedrez, sería financiada deduciendo un porcentaje razonable a las cantidades recogidas. Cuando sugerí esto a uno o dos grandes maestros del ajedrez se me dijo que los periódicos dejarían de publicar los juegos y los problemas en el mismo momento en que se les pidiera dinero por ellos. Con el debido respeto, creo que esto no tiene ningún sentido. ¿Por qué iban a negar los periódicos y revistas el pago de una suma razonable al autor de los problemas? Al fin y al cabo ellos pagan por cada pulgada de material escrito. Las sumas deberían variar, evidentemente, de acuerdo con la tirada de los periódicos. Habría media docena de categorías, y la cantidad a pagar por partida o problema variaría entre una guinea y dos chelines. Los editores de libros pagarían todavía menos, en vista del volumen de ejemplares requerido y tambien a que ofrecen una más permanente publicidad. ¿Cómo deberían repartirse las sumas obtenidas una vez que los gastos de la cámara de compensación fueran cubiertos? En el caso de un problema o estudio el autor debiera ser el que cobrara. En lo que respecta a las partidas de ajedrez, y habida cuenta que el término "trabajo literario" le es de muy difícil aplicación, competería a los abogados especialistas hallarle una definición, aportando, eso sí, el argumento incontestable de que es un esfuerzo creador de ambos jugadores. En caso de tablas compartirían la suma, mientras que en una partida decidida el 75 por lOO sería para el ganador y el 25 por 100 para el derrotado. Puede argumentarse que, en el estado en que se encuentra el mundo en la actualidad, una organizacion internacional de esta clase tendría que hacer frente a graves contratiempos debido a las cortapisas puestas a la circulación del dinero, a las dificultades de transferencia y demas. Pero, a falta de pan buenas son tortas. Además esta clase de organización, una vez establecida, tiende a largar su alcance y mejorar su eficacia. Pero ya desde el principio esto significaría que al igual que un famoso compositor o letrista puede recibir a fin de año un jugoso cheque de la sociedad de autores - una buena cantidad que proviene de sumar innumerables cantidades pequeñas- así un buen ajedrecista obtendría una buena recompensa por sus partidas o problemas publicados o imprimidos en todo el mundo. Podría reprocharme el haber dedicado una página o dos a algo que no es de mi incumbencia ni preocupa a mis lectores. Yo me declararía culpable del

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primer delito pero no así del segundo. Ciertamente no es cosa mía, sino de los propios profesionales, ocuparse de sus finanzas, pero todos los que amamos el ajedrez debemos preocuparnos de que los cerebros creadores que nosprocuran tan duradero placer sean justamente recompensados. Por último debo explicar al lector por qué me escondo bajo un nom de plume. La razón es simplemente esta: como escritor mi trabajo principal se desarrolla en campos muy diferentes; y por otro lado sé lo suficiente sobre el juego del ajedrez como para darme cuenta de que soy bastante regularcillo como practicante, por lo que serÍ¡¡. muy presuntuoso de mi parte presentarme como profesor en vez de estudiante. Pero, ¿por qué "Assiac "? Esto también necesita una explicación ya que parece haber confundido a más de un lector. La primera columna que publiqué en el "New Statesman and Nation" apareció bajo el pseudónimo "Caissa ",pero cuando me informaron de que ya hab1a otra persona que firmaba igual sus trabajos sobre ajedrez decidí dar la vuelta al nombre. Yo realmente me alegré de tener que hacerlo ya que desde el principio pensaba que el nombre de la Diosa del Ajedrez le venía grande a un simple estudiante de este juego. Bueno, ya dije al principio que no iba a escribir un libro de texto (no hubiera podido siquiera de haberlo intentado). Yo juego por diversión, y lo único que me califica para escribir este libro es estar desesperadamente enamorado del AJEDREZ. Este apasionamiento supongo que sera compartido por muchos de mis lectores, así que me sentiría cumplidamente recompensado si ellos se divirtieran leyéndolo sólo la mitad de lo que yo me he divertido escribiéndolo, a ratos perdidos, desde que empecé a escribir para el "New Statesman and Nation ". Nosotro·s, viejos adictos ya, somos incansables por lo que me sentiría doblemente recompensado si el libro consigue nuevos degustadores de los más profundos placeres del ajedrez y excita sus apetitos haciendo que necesiten más y más cada vez. Con toda seguridad, de todas las drogas que existen en el mundo debe ser el ajedrez la que cause un placer más duradero.

200

SOLUCIONES Wotaba: l. T X P, T X T; 2. ASA, P3C; 3. A4C, T X A; 4. R3A, T4C; S. P4C, R2R; 6. R3C, R3A; 7. R4T, T X P+; 8. R X T, R4A; 9. P4T, RSe; lO. R5e, etc. I-Ievacker: l. P6R, e3A; 2. P7R+, C X P; 3. e4AR, e4AD (o SD); 4. R8T! . Kubbel:

RSA; 4. P3C+ (si 2..., R4A; 3. A2A+, D X A; 4. e7D+, R4D; S. e6A+, Rjuega, etc.). Zepler:

l. elD, RSe; 2. e2A+, R X P; 3. ClD, RSC; 4. e3R+, R6T; 5. A3A y mate a la siguiente. Blathy:

l. C4A+, R4A; 2. C6R+, R4D; 3. e X D+, R4A; 4. e X A+, R4D; S. e7A+, R4A; 6. e6R+, R4D; 7. e4A+, R4A; 8. R4R, P4D+ , 9. RSR, A3A+; lO. R6R, elD+; ll. R7D, cualquiera; 12. e X PD mate. Spielmann:

l. P6e, P X P; 2. PSD, P X P; 3. P6A, P X P; 4. P6R. Autor desconocido:

l. P3A, P X P; 2. RlA, P7 A; 3. P4R, P X P; 4. R X P, P6R+; S. RlR, P7R; 6. PSD, P X P; 7. R X P, PSD; 8. R2D, P6D; 9. P6A, P X P; lO. R X P, R2e; ll. R4A, RlT; 12. RSA, R2e; 13. R6D, P4A; 14. P == D, R X D; 15. R7Ay mate en tres. Nagy:

3... , T X P+; 4. R X T, D3R+; 5. D X D. Ahogado. 201

Kollmann:

e6T seguido de T8e. Steinitz:

D X e seguido de A5e+. Reshevsky:

l...,T8A+; 2. A X T, D2T; 3. RlT, e ? A+; 4. Rle, e6T+; 5. RlT, D8e mate. Chigorin:

l..., T8T+; 2. R X T, A7T+; 3. R X A, TlT+; 4. R3e, e4A+; 5. R4A, T5T mate. Capa blanca-Tho mas:

l..., T X PT; 2. D7e, T5T. Pero el blanco puede ganar: l. T X T, D X T; 2. D4T, T8A+; 3. R2A. Lasker-Euwe:

P4eD seguido de e2A. Poshauco: l..., A4A+; 2. A3D, D7Retc. (Si 2. RlT, AX P+;3. AX A,D8R+.) Loughran-Harrison: l. D6A, D6T; 2. D7A, P5D; 3. D8A, P6D; 4. D4e+, P5e; 5. D7R mate. Si l..., D5A; 2. R2e, P5D; 3. D X PR, P5e; 4. D6A+, D4e; 5. P4A, etc. Schmitt-Herrman: l. T X A, T X D; 2. T8e, TlD; 3. TS-5e, etc. Si l..., P X T; 2. T X PA, etc. Ernst- Troger: l. P7 A, D2T; 2. D6A+ , D2e; 3. D4T+, D2T; 4. P X T = D+ , R X D;

5. D8R+, R2e; 6. D X PA+ , etc. Saemisch-Pfeiffer:

40... , A4R+; 41. Rle, A5D+; 42. RlT, T8R+; 43. R2T, A4R+; 44. P3e, etcétera. (Si 43 ..., ASe+; 44. R3e, T6R+; 45. R4e, etc.) Saemisch:

l..., T8D+; 2. R2T, T8A; 3. A4A, T8TR; 4. R3e, T6T+; 5. P X T, T8eR; 6. R2T, T8T+; 7. R3e, T X P++ . Grimmenstein: l..., T X A+; 2. RlT, e X P+; 3. D X e, T X D+ ; 4. R2T, T7e+; 5. RlT,

TXe+;6. R2T, T X e+; 7. RlT, T X e ; 8. Rle, TX T+;9. TX T, TX T+; 10. R2A, T7R+ . (Si l. e4D, T X A+; 2. Rl T.) El blanco puede ganar 202

así: l. e4D, T X A+; 2. R X T!, D X e+; 3. D3A!!, D7D+; 4. R1e, etc. 11tfason- Wina wer:

l. T X Pe, P X T; 2. D7T+, e2D; 3. A X e , Dle; 4. T7e+, R X T; 5. A8A+, RX A; 6. D X D. Ullrich :

l..., T7T; 2. D X T, D6A+; 3. R1R, D8A; 4. R2D, D8D+; 5. R3A, D6e+; 6. R2D, D7 A+; 7. R1R, D8D+; 8. R2A, D8T+ ; 9. R3e, D6A+, etc. Boa k (o Alekhine):

16 ... , TRle; 17. TD1T, RlA; 18. T8T+, R2R; 19. e X A+, R2D; 20. T X T, T X T; 21. e X PT, D X PeR, etc. . E . Post:

l. Si Si Si

R5A, R4T; 2. A5R, P6AD; 3. P3T, R5T; 4. P X Pe, P4T; 5. A X P, etc. l..., P7T; 2. R6e, P6e; 3. P3T, P = D; 4. R X P, etc. 3... , P6e; 4. A X Pe, P X P; 5. A2A, etc. 3... , P X PT; 4. P4e+, R5T; 5. A2T, P4T; 6. P5e y 7. R4A.

Blandford:

l. P4D+, A X P; 2. e X P+, D X e; 3. D6e+, R5A; 4. D4e+, R4D; 5. D7e+, R4R; 6. e3A+, R4A; 7. D7TR+ (si 4 ... , R6D; 5. Dle+, R6R; 6. e5A+ , etc.). l..., R X P; 2. e X A+, P X e; 3. D3D+, etc. l... , P X P ap; 2. e X P+, R5D ; 3. e5A+, etc. Si 2... , R3D; 3. e5A+, R2A; 4. D6e+ , etc. Moxon:

l. e? A+, Rle; 2. e6T+, RlA; 3. A X P, R2e; 4. A X e, R X e; 5. P5A, etc. Rowson:

l. T6T+, P X T; 2. A3e seguido de A6A, etc. Heviicker:

l. D6TR!. Si l..., TlA+; 2. R7 A, T X T; 3. D1AD+, T8e; 4. D3A+, R7e ; 5. D4D y mate a la siguiente. Si l..., T5A+; 2. R7e, T5e+; 3. R6A, T5A+; 4. R5e, T4A+; 5. R6e, etc. (l. D6A se refuta con T5A. l. D3T da lugar a jaque continuo.) Leick:

l. P6e+, R X P; 2. e4T+, etc. Si l..., R3T; 2. e3R, P7T; 3. e4e+. Si l..., Rle; 2. e7R+ y 3. e5Ay 4. e3e. Si l..., R1T; 2. e?R, P7T; 3. R5D, P=D; 4. R6R. Rinck:

l. P6A, R X P; 2. T5T+ y 3. T5AR.

203

Holm: l. P7D, P7C; 2. A X P, T3D+; 3. RlA, T X P; 4. C2A+, R7T; 5. A5D+, T X A; 6. C4C+, etc. Berger: l. R5A, R2R; 2. R6A, R X A; 3. P6T, A7 A; 4. P5C, P5C; 5. P6C, P6C; 6. P7T, P7C; 7. P = D+, R2R; 8. D3T+, RlR; 9. P7C+, etc. Si l..., P5C; 2. R6A, P6C; 3. A7D+, R2R; 4. A3T, RlD; 5. P6T, A7 A; 6. P5C, etc. Wittwer: l. P5A, A6C (o 7T); 2. P3T, C5A; 3. P8A = C!, C4R+; 4. C6R, A8D; 5. C8D, A6C+!; 6. C6R (l. P5A, C5A; 2. P3T, A7C?; 3. P == D, C4R; 4. D7 A, etc.). Karstedt: l. T8A, R3D; 2. T8CD, T8TR; 3. R7C, R8C+; 4. R8A, T8A+; 5. R8D, T8TR; 6. T6C+, R4A; 7. T6A+, R4C; 8. T8A, Tl T+ ; 9. R7 A, T2T+; lO. R8C, etc. Si 6 ... , R4R; 7. T6T, Tl T+; 8. R7 A, T2T+; 9. R6C; T3T+; lO. R5T, etc. (l. T7 A+, R3D; 2. T7CD, T8TR! ). Berndhardt: l. AlC!, R8A; 2. A2T, A X A; 3. P4C, P X P a. p., etc. l. A7T (gana pieza pero no la partida). R7D; 2. R2C, R6D. Carls: l. D4C+, D4AD+; 2. D X D+ , R X D; 3. C7D+, A X C. Si l... , R2A; 2. C6T+, P X C; 3. D4AR, etc. Anderssen: Clave: D5T. ]ohner: Oave: T6T seguido de DlTD. Richter: Clave: C6A. Si l..., T X C; 2. D X PCD y 3. P5R. El pobre maestro de ajedrez: El Rey estaba en 6AR. Las blancas deben completar su enroque. El Rey camuflado: El Rey está en 7R (fue vía 6AR) y es mate con A3D. Empujado en la baqueta: l. C7D+; 2. D8A+; 3. T4T; 4. C5D; 5. C7R+; 6. R2T; 7. D8C+.; 8. P3C++.

204

INDICE

Introducción

7 PARTE

I

Su Majestad, sus oficiales y su gente El largo brazo de la Dama La Torre se llamó elefante El Alfil no está loco Los Caballos son aún intrépidos No tan humildes Peones Su Majestad, pasea

13 19

25 32 39 43

PARTE

Espíritu y

II materia

Amargo final para Mr. Snatch Poligamia El factor del tiempo Las tablas Orgía de sacrificios

53 61 65

69 79 PARTE

III

También los ajedrecistas son humanos Mala fortuna y oportunidades perdidas Castigo y premio del reloj Más rápido que el ping·pong Minipartidas ..

93 105 lll ll4

205

¿Cuánto alcanza su v1sta '? Prendido con alfileres Nada nuevo bajo el sol

117

125 129 PARTE

IV

Estudios y problemas

135

Realidad y ficción Demasiados cocineros La vista es la que tra baja Materialismo en el País de las Maravillas Alimento para el pensamiento

PARTE

141 144 149 153

V

Ventajas y finales

Ventajas sobre ventajas Jugando con el tablero o con el hombre La masonería de los ajedrecistas La Dama estaba cansada Ruptura de privilegio Fantasías Alboroto en el Elíseo

168 172 177 179 182

Epílogo Soluciones

197 201

206

161

193

l

«los Deleites del Ajedrez, es un tesoro de anécdotas y curiosas observaciones referentes al juego hechas con el sentido del humor y agudeza propios de ASSIAC, escritor inglés internacionalmente conocido y columnista de ajedrez de gran influencia. El autor no pretende tanto enseñar como divertir, ·antes que a la rígidá teoría atiende al deleite de _jugar. Para ASSIAC hay un objeto primordial en el ajedrez: el placer. la amenidad y gracia con que están tratados gran variedad de aspectos .del ajedrez, y su personalísima y viva apreciación del juego, nos abren las puertas a un nuevo mundo del tablero.