Los abusos de la memoria

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El arco de Ulises Títulos publicados: 1. A.

Gorz, Carta a D. Historia de un amor 2. A. Comte-Sponville, La feliz desesperanza 3. P. Hadot, Elogio de Sócrates 4. H. Hesse, Viaje a Oriente 5. U. Beck, Generación global 6. R. Barthes, Del deporte y los hombres 9. Dalai Lama, La compasión universal 10. H. Bloon1, El ángel caído 11. T. Todorov, El a/Juso de la memoria

S lGN.:

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Los abusos de la memoria El arco de Ulises

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Una primera versión de este texto fue presentada en Bruselas, en noviembre de 1992, en el congreso «Historia y memoria de los crímenes y genocidios nazis» organizado

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por la fundación Auschwitz.

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T ítulo original:

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Les abus de la memoire, de Tzvetan Todorov

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Originalmente publicado en francés, en 1995,

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Traducción de Miguel Salazar

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por Arléa, París

Cubierta de Compañía

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© 1995 Arléa

© 2000 de la traducción, Miguel Salazar

© 2008 de todas las ediciones en castellano,

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ISBN: 978-84-493-2181-8

Impreso en Talleres Brosmac, S.L. Pl. Ind. Arroyomolinos, 1, calle C, Impreso en España

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31- 28932 Móstoles (Madrid)

Printed in Spain

La memoria intenta preservar el pasa­ do sólo para que le sea útil al presente

y a los tiempos venideros.

Procuremos

que la memoria colectiva sirva para la liberación de los hombres y no para su sometimiento. JACQUES LE

GOFF

Mi agradecimiento

a:

Jean-Michel Chaumont, Lean Wieseltier y Gilles Lipovetsky por sus valiosos consejos.

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Sumario 13

La memoria amenazad a Morfología . . . . . . . . . . . . . . . . . .

21

Entre tradición y modernidad . .

27

El bue n uso

37

. . . . . . . . . . . . . . . .

.

Memoria y justicia . . . . . . . . . . . .

47

Singular, in comparable , superlativo . . . . . . . . . . . . . . . . La ej emplaridad

. . . . . . . . . . . .

El culto a la memoria . . . . . . . . Notas

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11

La memoria amenazada Los regímenes totalitarios del siglo xx h an revelado la e xistencia de un peligro antes insospechado: la supresión de la m emoria. Y no es que la ignorancia no p ertenezca a cualquie r tiempo , al igual que la destru cción sistemática de docu­ m entos y monumentos: se sab e , por uti­ lizar un ejemplo alej ado de nosotros e n el tiempo y el espacio , que el emperador azteca I tzcoatl, a principios del siglo

XV,

había ordenado la destrucción de todas las estelas y de todos los libros para po­ der recompo ner la tradición a su mane13

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ra; un siglo después, los conquistadores españoles se dedicaron

a

su vez a retirar

y quemar todos los vestigios que testi­ moniasen la antigua grand e z a d e los ven cidos. Sin e mbargo , al no ser totali­ tarios, tales regímenes sólo eran hostiles a los sedimentos oficiales de la memo­ ria, permitiendo a é sta su supe rvivencia baj o otras formas; p or ejemplo, los rela­ tos orales o la poesía. Tras comprender que la conquista de las tierras y de los hombres pasaba por la conquista de la información y la c o municación , las tira­ nías del siglo xx h an sistematizado su apropiación de la memoria y han aspira­ do a controlarla hasta en sus rincones más recónditos. Estas ten tativas han fra­ casado en ocasi o n es , pero e s verdad que , en otros casos (que por definición 14

somos incapaces de enumerar) , los ves­ tigios del pasado han sido eliminados con éxito. Los eje mplos de una apropiación me­ nos perfecta de la memoria son innu­ merables, aunque conocidos. «Toda la historia del "Reich mile nario" puede ser releída como una guerra contra la me­ moria» , e scribe con razón Primo Levi; 1 pero podríamos decir otro tanto de la URSS o de la China comunista. Las hue­ llas de lo que ha existido son o bien su­ primidas , o bien maquilladas y transfor­ madas ; las m e n tiras y las inve n cione s ocupan e l lugar de l a realidad; s e p rohí­ be la búsqueda y difusi ón de la verdad; cualquier medio es bueno para lograr e ste obj etivo. Los cadáveres de los cam­ pos de conce n tración son exhumados 15

para quem arlos y dispersar luego las ce­ nizas; las fotografias, que supuestamen­ te revelan la verdad, son hábilmente ma­ nipuladas a fin de evitar recuerdos molestos; la Hi storia se reescribe con cada cambio del cuadro dirigente y se pide a l o s l e c tores de la e nciclopedia que e limin e n por sí m ismos aquellas páginas

c o nve r ti das e n

indeseables.

Se cuenta que en las islas Solovetskiye se acababa a tiros con las gavio tas para que no pudiesen llevarse consigo los mensajes de los p risioneros. La n e cesaria o culta­ ción de acto s que , sin embargo, se con­ sideran esenciales, conduce a p osicio­ nes p aradój icas, c omo aquella que s e resume e n la célebre frase de Himmler a propósito d e la «solución fimal » : «Es una página gloriosa de nuestra historia 16

que nunca ha sido escrita y que j amás lo será» . 2 Debido a que los regímenes totalita­ rios conciben el control de la informa­ ción como una prioridad, sus e nemigos, a su vez , se emplean a fondo para llevar esa p olítica al fracaso. El conocimiento, la comprensión del régimen totalitario , y más concretamente d e su institución más radical, los campos, es en primer lu­ gar un modo de supervivencia para los prisioneros. Pero hay más: informar al mundo sobre los campos es la m ejor ma­ n era de combatirlos; l ograr e se objetivo no tien e precio. Sin duda ésa fue la ra­ zón por la que los condenados a trabajos forzados en Si be ria se cortaban un dedo y lo ataban a uno de los troncos de árbol que flotaban por el curso del río ; mejor 17

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que una botella arrojada al mar, el dedo indicaba a quien lo descubría qué clase de leñador había talado e 1 árbol. La di­ fusión de l a informa