Las ilusiones del psicoanálisis
 84-344-8014-X

Table of contents :
Portada......Page 1
Título......Page 5
Copyright......Page 6
Introducción......Page 7
I. Las lecciones del pasado......Page 9
II. El psicoanálisis, ¿prospera o declina?......Page 18
III. Etapas de una desconversión......Page 26
IV. Psicoanálisis y Psicología......Page 34
V. La actitud científica......Page 39
VI. ¿Pretende el psicoanálisis ser científico?......Page 44
VII. Perspectivas críticas......Page 47
Parte I: la interpretación psicoanalítica......Page 59
I. El argumento de las «resistencias»......Page 61
II. ¿Una nueva hermenéutica?......Page 74
III. La especificidad del método freudiano......Page 80
IV. Algunos casos ejemplares......Page 94
V. Algunos experimentos de psicología......Page 157
VI. La programación psicoanalítica......Page 175
VII. Miseria de la interpretación piscoanalítica......Page 211
Parte II: la teoría freudiana......Page 265
I. Los criterios de una teoría científica......Page 267
II. El inconsciente psicoanalítico......Page 271
III. La doctrina de las pulsiones......Page 282
IV. Las «provincias del aparato psíquico»......Page 300
V. La psicogénesis......Page 307
VI. La caracterología freudiana......Page 317
VII. La explicación de las neurosis......Page 321
Parte III: la terapia psicoanalítica......Page 329
I. Historia de la psicoterapia......Page 331
II. Algunas opiniones......Page 333
III. Los casos históricos......Page 336
IV. Los psicoanalistas y las estadísticas......Page 341
V. El efecto de placebo......Page 344
VI. Los factores curativos no específicos......Page 348
VII. Comparaciones metódicas......Page 352
VIII. Cómo nadan los que enseñan a nadar......Page 362
IX. La explicación de los estancamientos y de las agravaciones......Page 365
X. El desinterés por la terapia......Page 375
XI. ¿Por qué perseveran los analizados?......Page 379
XII. ¿Por qué perseveran los analistas?......Page 381
XIII. Los nuevos caminos de la psicoterapia......Page 385
Parte IV: el porvenir de las ilusiones......Page 387
I. «Una práctica de verborrea»......Page 389
II. Algunas hipótesis sobre el éxito del psicoanálisis......Page 390
III. El porvenir del psicoanálisis y de las ilusiones......Page 393
Bibliografía......Page 395
Índice......Page 405

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JACQUES

VAN RILLAER

Las ilusiones

del ps:coanálzszs

Áríe/ methodos

LAS ILUSIONES -* DEL PSICOANALISIS_

METHODOS Filosofía. historía, sociología y política

de la ciencia y de la técnica Director: MARIO BUNGE

Foundations & Philosophy of Science Unit, McGill University Consejo Asesor

Raymond Boudon, Sorbonne, París Erwin Hiebert, Harvard University, Cambridge, Ma. Edwin Layton, University of Minnesota. Minneapolis Robert K. Merton, Columbia University. New York Mario _H. Otero. Universidad Nacional Autónoma de México Miguel -A. Quintanilla, Universidad de Salamanca Paolo Rossi, Universitá degli Studi, Firenze William R. Shea. McGill University. Montreal Raimo Tuomela, Universidad de Helsinki

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LAS ILUSIONES DEL PSICOANALISIS

EDITORIAL ARIEL, S. A. BARCELONA

Título Original: Les illusions de la psychanalyse

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Traducción de Amo… Vrc1-:us

1' edición: marzo 1985 01980 by

Pierre Mardaga, ¿diteur, Bmelles—Libge

Derechos exclusivos de edición en castellano reservados para todo el mundo y prºpiedad de la traducción: 01985: Editorial Ariel, S. A. Córcega, 270 - 08(D8 Barcelona

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ISBN: 84-344—8014-X

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Depósito legal: B. 8.662 1985

Impreso en España Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta. puede ser reproducida, almacenada o transmitida en mms alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia. sin permiso previo del editor.

INTRODUCCIÓN

I

LAS LECCIONES DEL PASADO Los psicoanalistas han adquirido hoy en ciertos medios una autori— dad impresionante, hasta tal punto que los que no son especialistas en psicología no se atreven ya a volver a poner en cuestión las teorías psicoanalíticas. Para desbloquear una situación tan esterilizadora como ésta, uno de los medios de los que disponemos consiste en dar un ro— deo por la historia de las ciencias. Si estudiamos cómo se van sucedien— do los pasos que siguen los conocimientos científicos, veremos con qué facilidad desconcertante, no ya tan sólo el gran público, sino también las autoridades intelectuales, son víctimas de prejuicios, de engaños, de ilusiones. El presente estudio hace que sea comprensible el carácter relativo de las teorías; y convence además de la necesidad que tenemos de adop— tar unos criterios de cientificidad exigentes. ,

1. UNA TEORIA ASTROFÍSICA-DBL SIGLO xvm En 1781, Charles Rabiqueau, que era ingeniero óptico del Rey, pu— blicó en París su obra Le microscope madame (El microscopio moder— no). En ella describe un Universo rodeado de llamas infernales que pro— ducen destilaciones, en el centro del cual se encuentra un Sol de ape-' nas cinco leguas de diámetro. 4:12. Luna no es un cuerpo, sino un sim— ple reflejo solar en la bóveda aérea. Las estrellas son sólo el chasquido de nuestros rayos visuales cuando van a romper sobre diferentes burbujas aéreas», dice Rabiqueau. Después de haber examinado por orden del Canciller la nueva teo— ria, el padre de La Chapelle no duda ni un instante en darle la estam— pilla oficial. “Siempre se había pensado —escribe el sacerdote— que los objetos venían por decirlo así a buscar los ojos; el Sr. Rabiqueau le da la vuelta a la per3pectiva, y es la facultad de ver la que va al encuentro del objeto… La obra del Sr. Rabiqueau es el anuncio de una Meta— física corregida, de los prejuicios vencidos y de un mayor refinamiento en las costumbres, que vienen a culminar su trabajo…» Hay que señalar que todo esto fue escrito medio siglo después de la muerte de Newton. Gaston Bachelard, que presenta este ejemplo y otros de estilo se-

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LAS ILUSIONES DEL PSICOANÁLISIS

mejanté observa que hasta

finales del siglo XVIII los físicos pseudocien— tíficos cosechaban tantos éxitos como los otros físicos, los que habían hecho verdaderos descubrimientos. aLa cultura científica era víctima de algo así como un aplastamiento por parte de la masa y a causa de la variedad de“ los libros secundarios, que eran mucho más abundantes que los libros valiosos» (1947:24).l La psicología y la psiquiatría se encuentran en la aptualidad en una situación comparable a la que tenía la física del siglo XVIII. Esto es, las más de las veces los verdaderos descubridores cientificos son me— nos conocidos del hombre de la calle, o incluso por los estudiantes de la Universidad, que aquellos que se ocupan de la difusión de teorías no científicas. Hoy existen psicólogos que valen, mutatis mutandís, por un Newton o un Pasteur: se llaman Piaget, Skinner, Wolpe, Schachter.., Pero sus obras son menos leídas que las de P.“ Daco, Neill, Lacan o Dolto.

2. LA mnowcta º La tradición morfopsicológica busca la manera de poder deducir al— gunos rasgos de personalidad a partir de unas particularidades somáti— cas. Su origen se remonta a los comienzos de nuestra civilización y en nuestros días aún sobrevive. Uno de los más célebres autores de éste aarte de pronosticar» fue Franz Joseph Gall, el fundador de la freno— logia, es decir, la ciencia de las correspondencias que se pueden esta— blecer entre el carácter de las personas y la forma de su cráneo. Gall, de origen alemán, y que vivió entre 1758 y 1828, fue un hom— bre de mente brillante, que dominó todo el saber médico y psicológico de su tiempo. Meticuloso anatomista, concibió nuevos métodos de di— sección del cerebro. Según este famoso médico, las conductas de las personas dependen del desarrollo relativo de sus facultades innatas, localizadas en diversas partes del cerebro. Según esté un territorio cerebral hipertrofiado o poco desarrollado, ciertas ainclinaci0nes mentales» serán prevalentes o bien deficitarias. Está claro que en el individuo vivo no puede ser directa— mente explorada la configuración de las zonas corticales; pero eso no era objeción para Gall, pues él estaba convencido de que los huesos del cráneo se ajustan con toda la fidelidad de un molde al córtex cerebral. Bastará pues palpar los salientes y las partes planas de los huesos de la bóveda craneal para trazar el mapa de las localizaciones cerebrales de . un individuo; y con ello conoceremos sus facultades mentales. El crá— 1. La primera de las dos cifras que siguen a un nombre de autor o a una cita es la fecha de publicación del texto del que se trata, o también el número del volu— men de una obra que cuenta con varios tomos. La segunda de las cifras indica la página. Cuando el contexto precisa con claridad el texto en cuestión, sólo viene in— dicada la página. 2. Este párrafo está basado principalmente en la obra de Lantéri-Laura (1970).

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neo, para aquel que sabe descifrarlo, es revelador de las inclinaciones ocultas... Veamos dos ejemplos. La zona situada encima del pabellón de la oreja permite evaluar la tendencia al homicidio. En efecto, explica Gall, hemos de constatar un saliente típico en ese lugar tanto entre los ma— miferos carniceros como en las personas condenadas a la guillotina (desde luego ése es un argumento tajante...). La devoción religiosa, por su parte, está en dependencia con la región situada en la parte más elevada del cerebro (a nadie habrá de sorprenderle que la disposición a recibir la revelación esté situada en lo que el hombre tiene de más elevado…). Señalemos de pasada que cuando un neurofisiólogo de nuestros dias estimula eléctricamente esta región, observa contracciones en las piernas... De modo que Gall elaboró un sistema de 27 localizaciones específicas y de un número semejante de facultades fundamentales. La frenologia, tal y como saliera... del cerebro del Gall, ¿es una es— peculación sin ningún apoyo empírico? De ningún modo. Este hombre de ciencia coleccionó un conjunto de cráneos disecados y cuatrocientos moldes de yeso de otros tantos cráneos. Coleccionó también un gran número de biografías de . individuos de cualidades típicas y comparó los datos psicológicos con las observaciones cranioscópicas. Fue a es— tudiarlos en los hospitales, en las cárceles, en los asilos. No se abstuvo de frecuentar las sociedades más sospechosas... para mayor gloria de la frenología. Intentó sorprender la reserva natural de la gente hacién— doles hablar de su infancia, a propósito de la cual, en su opinión, se disimula menos (¿sería Gall un precursor de Freud?...). A lo largo de toda su vida siguió observando y anotando nuevos casos que, sin ex— cepción, venían a confirmar el sistema a partir del momento en que éste fuera formulado… En una palabra, Gall era, indiscutiblemente, un gran aclínico». de se ha demostrado que ninguna de las localizaciones cerebrales que Gall registró resulta ser exacta Su sistema es pues totalmente fal— so, la cual cosa no le impidió conquistar el mundo intelectual durante la primera mitad del siglo xix. Al principio, Gall encontró fuertes