La paz después de la violecia [i.e. violencia] en el Perú : seguridad y defensa nacional : una política de estado 9786124097089, 6124097087

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La paz después de la violecia [i.e. violencia] en el Perú : seguridad y defensa nacional : una política de estado
 9786124097089, 6124097087

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Género, trabajo y cuidado en salones de belleza

Luz Gabriela Arango Gaviria Javier Armando Pineda Duque

2018

Editores

catalogación en la publicación universidad nacional de colombia Género, trabajo y cuidado en salones de belleza / Luz Gabriela Arango Gaviria, Javier Armando Pineda Duque, editores ; prólogo, Pascale Molinier.. -- Primera edición. -- Bogotá : Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Escuela de Género, 2018. 370 páginas : ilustraciones (algunas a color), diagramas, mapas. -- (Biblioteca abierta. Estudios de género ; 00) Incluye referencias bibliográficas e índice ISBN 978-958-783-455-0 (rústica). -- 978-958-783-456-7 (e-book) 1. División sexual del trabajo -- Investigaciones 2. Identidad de género --Investigaciones 3. Belleza personal -Aspectos sociales 4. Peluquería -- Investigaciones -- Cali -- Valle del Cauca -- Colombia 5. Peluquería -Investigaciones -- Bogotá -- Cundinamarca – Colombia 6. Peluquería – Investigaciones -- Brasil 7. Salones de belleza -- Aspectos sociales -- Bogotá –Cundinamarca -- Colombia 8. Salones de belleza -- Aspectos sociales -- Cali -- Valle del Cauca -- Colombia I. Arango Gaviria, Luz Gabriela, 1957-2017, editor II. Pineda Duque, Javier Armando, 1960-, editor III. Moliner, Pascale, prologuista, editor IV. Serie CDD-21

306.36 / 2018

Género, trabajo y cuidado en salones de belleza © Biblioteca Abierta Colección General, serie estudios de género © Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá, Facultad de Ciencias Humanas, Escuela de Género, 2018 Primera edición, diciembre de 2017 ISBN impreso: 978-958-783-455-0 ISBN digital: 978-958-783-456-7 © Editores, 2018 Luz Gabriela Arango Gaviria Javier Armando Pineda Duque © Autores varios Facultad de Ciencias Humanas Comité editorial Luz Amparo Fajardo Uribe, Decana Nohra León Rodríguez, Vicedecana Académica Constanza Moya Pardo, Vicedecana de Investigación y Extensión Carlo Tognato, Director del Centro de Estudios Sociales -CESJorge Aurelio Díaz, Director de la revista Ideas y Valores, representante de las revistas académicas Rodolfo Suárez Ortega, Representante de las Unidades Académicas Básicas Diseño original de la Colección Biblioteca Abierta Camilo Umaña Preparación editorial Centro Editorial de la Facultad de Ciencias Humanas Camilo Baquero Castellanos, Director Laura Morales, Coordinadora editorial Juan Carlos Villamil Navarro, Coordinador gráfico Carlos Contreras, Maquetación Carlos M. Granada, Corrección de estilo [email protected] www.humanas.unal.edu.co Bogotá, 2018 Impreso en Colombia Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio, sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

Tabla de contenido

Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Primera parte: La belleza como industria y como trabajo

Lu z Gab riel a Aran go Gav i ria y Javie r Ar m an d o Pi n eda Du qu e Industria de la belleza y servicios estéticos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

Javie r Ar m an d o Pi n eda Du qu e Trayectorias laborales de trabajadoras de la belleza: tránsitos, rupturas y agencia.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55

Lu z Gab riel a Aran go Gav i ria Estilistas, peluqueras y barberos: género, oficios e identidades. . . . . . . . . 81

Lu z Gab riel a Aran go Gav i ria Cuidados, trabajo emocional y corporal en los servicios estéticos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115

Segunda parte: Racismo y resistencias en peluquerías

Lu z Gab riel a Aran go Gav i ria Belleza negra, modernidad y resistencias en Brasil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147

J eanny Luc ero P o s s o Qu i cen o Las peluquerías especializadas en el cabello afro en Cali. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191

Tercera parte: Espacios estéticos y resistencias trans

Al anis B ell o Ram í rez Peluquerías trans en Bogotá: belleza, trabajo y activismo. . . . . . . . . . . . . . . . . 243

J eanny Luc ero P o s s o Qu i cen o y Ang e L a Furcia Pelo acrílico, cuero y tacón: diferencias, estéticas y estilistas trans en Cali. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287

Anexos Metodología de diseño de la encuesta a peluquerías y salones de belleza en Bogotá. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 343 Tabla general de propietarias-os y trabajadoras-es entrevistados en Bogotá.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 350 Tabla de clientes entrevistadas-os en Bogotá.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 354 Tabla de propietarias y estilistas trans entrevistadas en Bogotá. . . . . . 355 Tabla general de propietarias-os y trabajadoras-es entrevistados en Cali en barberías y peluquerías Afro.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 356 Tabla de mujeres propietarias y estilistas trans y hombres gais entrevistadas-os en Cali.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 358 Tabla general de propietarias-os y trabajadoras-es entrevistados en Campinas y Belo Horizonte (Brasil).. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 359

Acerca de las autoras y los autores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 361 Índice. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 365

Prólogo

Pascale Molinier

Este libro es un huérfano. Lo compilaron Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Armando Pineda Duque. Durante los pocos meses transcurridos entre el momento en que comenzó a padecer una enfermedad muy agresiva y su fallecimiento, el 8 de octubre del 2017, Luz Gabriela pudo revisar el manuscrito, de tal manera que este libro aparece conforme con lo que ella habría querido publicar. En medio de un enorme cansancio, Luz Gabriela había reducido su interés frente a la mayoría de las preocupaciones vinculadas al trabajo universitario, pero, aun así, permaneció hasta el fin muy atenta al desarrollo de este libro. Tristemente, esta publicación póstuma se convierte en un homenaje a la investigadora ambiciosa e imaginativa que fue Luz Gabriela Arango. Ello no rebaja la importancia de la contribución de los demás autores y autoras, en una obra que será necesariamente una referencia. Sin embargo, Luz Gabriela fue el alma y la inspiradora de este proyecto que tanto le importaba. Luz Gabriela Arango estudió en el Liceo Francés de Bogotá. Comenzó su carrera de sociología en la Universidad Nacional a finales de los años setenta, pero, al cabo de un semestre, continuó sus estudios en Francia, primero en Montpellier y después en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (ehess) de París, donde realizó entre 9

Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Armando Pineda Duque

1981 y 1985, bajo la dirección de Daniel Pécaut su tesis de doctorado sobre las mujeres obreras en la industria textil antioqueña, a partir del caso de la empresa Fabricato (Arango, 1991). El mundo es a veces pequeño; algunos años después, yo estudiaría psicología social en la misma escuela. Luz Gabriela hablaba un francés perfecto y siempre admiré su habilidad para hacer malabares entre los dos idiomas. Un verdadero talento que puso al servicio de numerosos investigadores franceses que vinieron a presentar sus trabajos en Colombia. Estoy infinitamente agradecida con ella por haberme abierto las puertas de la Universidad Nacional en el 2005. En aquella época yo no hablaba ni una palabra en castellano y ella asumió generosamente la traducción de las tres conferencias que dicté aquella vez. En los años noventa Luz Gabriela trabajó primero en el Centro de Investigación sobre Dinámica Social (cids) de la Universidad Externado de Colombia, donde se consagró al tema —bastante inusual en su trayectoria— de los adolescentes y la sexualidad. Después fue docente en la Universidad de los Andes, en el departamento de Administración y Gestión de las Empresas, y llegó a la Universidad Nacional en 1995. Cumplió todo este itinerario con Mara Viveros Vigoya, quien fue su amiga, cómplice y colega durante veintisiete años1. Luz Gabriela Arango dirigió dos veces la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia que fue el lugar donde desarrolló sus trabajos de investigación. En el 2008 vine a Colombia durante un año sabático. En ese periodo organizamos el simposio internacional “El trabajo y la ética del cuidado”, lo que constituyó una nueva etapa en nuestro itinerario científico común, desde ese momento sólidamente ligado2. Luz Gabriela tuvo muy rápidamente la idea de investigar en el escenario de las peluquerías y los salones de belleza desde una perspectiva de cuidado. Con paciencia construyó las condiciones para realizar una investigación doblemente comparativa: se trataba de comparar no 1 Ellas se conocieron diez años antes en 1981, cuando Mara Viveros era la asistente de Magdalena León. Algunos años más tarde, las tres compilaron el libro Género e identidad: ensayos sobre lo femenino y lo masculino (1995). 2 Tras el simposio se publicó el libro El trabajo y la ética del cuidado (2011). 10

Prólogo

solamente las peluquerías en los diferentes sectores sociales (popular, de clase media o alta), sino también establecer relaciones, en torno al fenómeno, entre Colombia y Brasil. Luz Gabriela estuvo un año en Campinas, donde aprendió a hablar portugués. Esta estadía fue, creo, un momento muy feliz de su vida. Se apasionó por el mundo de la belleza. Quiero confesar que al principio yo era escéptica sobre el interés de este tema de la belleza, que podía parecer fútil y lateral. Cambié de opinión luego de conocer los primeros resultados de las investigaciones de Luz Gabriela. Sin embargo, debo decir que la lectura de este libro me dejó completamente entusiasmada frente a la novedad del enfoque. Luz Gabriela tuvo razón, mil veces razón, y mi gran pesar es no poder tomarla hoy entre mis brazos para felicitarla por haber seguido su primera intuición hasta la construcción de este notable edificio teórico. Los y las autoras de este libro escogieron conceptualizar el mundo de la belleza como un “campo” en el sentido de Bourdieu —es decir, como un espacio social dinámico— y considerar a los trabajadores y trabajadoras como “agentes sociales”. Lejos de dedicarse a una tarea subalterna, estos agentes transforman día a día las identidades de género, clase y raza, y así actúan de manera oculta en el corazón de las luchas sociales. Sobre la base de este posicionamiento sociológico, más bien clásico, se sobrepone la idea original de la belleza como “tecnología de género”. Repitiendo de manera muy sutil y particularmente convincente este concepto, concebido inicialmente por Teresa de Lauretis a partir del análisis cinematográfico, se le da una nueva vida y pertinencia, y en el mismo movimiento fortalece la idea de la peluquería como un arte popular de gran valor para la cultura y la sociedad. Como señala Lauretis, “paradójicamente, por tanto, la construcción del género se efectúa también mediante su deconstrucción; es decir, mediante cualquier discurso, feminista o no, que lo descarte como distorsión ideológica” (2004, p. 206). Entonces, es verdad que las tendencias de la moda, manejadas por los estilistas de las peluquerías que se dirigen a una clientela mestiza o blanca de clase media, someten a estas personas a imitar a los adinerados, y, de esta manera, participan 11

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en el reforzamiento del mito de la blancura. La belleza es una posesión de la clase dominante. Además, esto no es lo más sorprendente de lo que se aprende al leer los diferentes capítulos del libro, particularmente aquellos dedicados a la belleza negra o a las peluquerías de las mujeres trans. El espacio del salón de belleza se convierte entonces en un lugar de resistencia, donde se vuelven a definir los criterios de la belleza, de la estima de sí misma y de la dignidad. De modo que este ámbito se convierte en un espacio de cuidado entre sí y algunas de las peluqueras afro o trans, lejos de los estereotipos sobre la superficialidad de la moda, se revelan también como activistas políticas al servicio de la minoría a la cual pertenecen. A través de esta redefinición llevada a cabo por las minorías, la belleza se convierte simultáneamente en un reto ético y político de primera importancia. Ético, porque se trata de preocuparse de sí mismo y de los semejantes para superar el desprecio social, el racismo y la estigmatización. Estamos lejos de la definición individualista y neoliberal del bienestar o del desarrollo personal. Así mismo, se trata de un reto político, porque la redefinición de la belleza es una conquista colectiva que conduce a la construcción de nuevas identidades, orgullosas de ellas mismas y listas para defender sus derechos. De este modo, los análisis de la belleza negra o trans que proponen Luz Gabriela Arango, Alanis Bello Ramírez, Jeanny Lucero Posso y Ange La Furcia van mucho más allá de la descripción de un “campo” del mundo laboral. Al dar una amplitud interseccional al concepto de tecnología de género, el libro introduce una lectura política de la belleza y se inscribe plenamente en la perspectiva del cuidado. No se trata de una “sociología de objeto”. Se trata más bien de una mirada particular, de una “perspectiva” que pone en el centro no solo la necesidad del cuidado como atención, no solo tomar en cuenta los afectos en las ciencias sociales, sino, ante todo, de una invitación a no desvincular el análisis del trabajo de cuidado de sus dimensiones intrínsecamente éticas y políticas. Una vez usted haya leído este libro, por fuerza, juzgará la belleza de un modo nuevo y diferente.

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Prólogo

Referencias bibliográficas Arango. L. G. (1991). Mujer, religión e industria. Fabricato 1923-1982. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia / Universidad Externado de Colombia. Arango. L. G, León, M. y Viveros, M. (1995). Género e identidad: ensayos sobre lo femenino y lo masculino. Bogotá: Tercer Mundo Editores / Ediciones Uniandes / Universidad Nacional de Colombia. Arango. L. G y Molinier, P. (Eds.). (2011). El trabajo y la ética del cuidado. Medellín: La Carreta Social. Lauretis, T. (2004). La tecnología de género. En C. Millán de Benavides y A. M. Estrada (eds.), Pensar (en) género. Teoría y práctica para nuevas cartografías del cuerpo. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana.

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Presentación

Luz Gabriela Arango Gaviria Javier Armando Pineda Duque

Después de la segunda mitad del siglo xx, en las modernas sociedades capitalistas, la imagen y la apariencia personales adquirieron nuevos significados, asociados con la exacerbación del individualismo, el surgimiento de nuevas tecnologías del yo, la expansión del sector terciario, el empleo en servicios modernos y la emergencia de un “capitalismo emocional” (Hochschild, 2013). La belleza, relacionada con lo femenino, dejó de ser un privilegio de algunas mujeres para convertirse en una aspiración generalizada, estimulada por la consolidación de una industria global de la belleza y la apariencia, que fabrica productos, conocimientos, símbolos y valores. La valorización de la imagen personal transforma el cuidado de la apariencia en un factor de diferenciación en el mercado de trabajo. La apariencia física y la belleza inciden en las oportunidades para acceder al empleo y a una mejor remuneración, así como al desarrollo de trayectorias educativas exitosas y a la competencia en el mercado del matrimonio o la sexualidad. América Latina no es ajena a estas transformaciones que lideran países como Estados Unidos, Francia o Gran Bretaña. Nuestras sociedades participan en estos procesos desde posiciones marcadas por la dependencia cultural y económica, y por la admiración, teñida de 15

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colonialidad, hacia los valores modernos y los ideales de feminidad y masculinidad promovidos por estas naciones con la ayuda de poderosos instrumentos, como el cine, la publicidad o la industria global de la belleza. Este libro y las investigaciones que lo sustentan se interesan particularmente por las y los artífices de los servicios estéticos, principalmente las mujeres y los hombres que se desempeñan en el último eslabón de la cadena, como trabajadores o empresarios en peluquerías y salones de belleza. Nos anima el propósito de comprender y hacer visibles los saberes, las condiciones de empleo, los significados del trabajo y las relaciones que establecen con la clientela estas y estos profesionales que cuidan la apariencia de un vasto público, en ciudades como Bogotá y Cali en Colombia, y Campinas y Belo Horizonte en Brasil. Al tiempo que nos preocupa develar los dispositivos de poder y dominación, queremos también dar cuenta de la capacidad de agencia de las y los sujetos que participan en la producción de la belleza y la apariencia. En ese sentido, nos aproximamos a la industria de la belleza y al campo de las peluquerías como espacios de luchas atravesados por resistencias y ambivalencias. El libro se compone de tres grandes partes. La primera, titulada “La belleza como industria y como trabajo”, inicia con el capítulo de los editores, “Industria de la belleza y servicios estéticos”. En él se presentan el proceso de surgimiento y expansión de la industria global de la belleza y su papel modernizante, así como la forma de abordar y entender este campo social desigual de disputa de recursos, significaciones y poderes, en el contexto de distintas investigaciones locales y las características centrales de diferencias y desigualdades en el caso de Bogotá. La industria de la belleza es entendida como una tecnología de género que produce prácticas y representaciones sexuadas que definen normas de feminidad y masculinidad, del mismo modo que procesos de disciplinamiento y normalización de los cuerpos, especialmente femeninos, y mecanismos de agencia de las y los sujetos que participan en la producción de la belleza y la apariencia, en medio de grandes diferencias sociales. En este capítulo se presenta también la perspectiva interseccional con que se abordaron las investigaciones, buscando identificar y comprender las diferencias y desigualdades 16

Presentación

significativas que atraviesan esta actividad. Esta perspectiva articula la producción del género y de las inequidades que lo acompañan con otras relaciones de poder y dominación, como la clase, la raza, la etnicidad o la sexualidad. En el segundo capítulo, “Trayectorias laborales en el campo de la belleza en Bogotá”, Javier Pineda, luego de una revisión de la literatura sobre el tema en América Latina, analiza algunos de los patrones más generales que configuran las trayectorias laborales producto de las historias individuales y del ejercicio de la agencia. El autor muestra que la mayoría de personas que trabajan en los servicios de belleza se inició en otras actividades, en trabajos precarios y oficios informales, en el comercio o los servicios, con trayectorias discontinuas. Este cambio de actividades da lugar a una movilidad muy particular de asalariados a independientes, lo que representa un efecto contrario a la formalización que preconizan las políticas laborales. El punto de inflexión más relevante para los y las trabajadoras en su trayectoria laboral se encuentra en la independencia que logran como propietarios de su propio salón de belleza, un momento de ruptura en las biografías individuales y de empoderamiento para las mujeres heterosexuales o trans. Las trayectorias laborales muestran, en general, una gran agencia de los hombres y las mujeres en sus luchas por lograr un espacio donde ejercer un oficio y un control sobre sus vidas, por desarrollar sus propias identidades y, especialmente para las mujeres heterosexuales o de identidades y sexualidades no heteronormativas, enfrentar las discriminaciones y las violencias de género. En el tercer capítulo, “Estilistas, peluqueras y barberos en Bogotá: género, oficios e identidades”, Luz Gabriela Arango analiza los principales oficios y ocupaciones en el sector de peluquerías y salones de belleza en Bogotá, y destaca los modos en que el género y otros vectores de desigualdad, como la clase social, la sexualidad o la identidad étnico-racial, inciden en su diferenciación, jerarquización y evolución. La autora destaca el surgimiento de figuras como el “estilista integral” o el “artista de la imagen”, asociadas con el desarrollo de la peluquería moderna, los salones de belleza “unisex” y los reinados de belleza, que redefinen la división sexual del trabajo en los servicios de peluquería. Esta nueva situación confiere mayor prestigio y profesionalismo al 17

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trabajo de una minoría de hombres peluqueros, mientras que devalúa los saberes de una mayoría de mujeres estilistas, manicuristas o dueñas de pequeños salones de belleza. La profesora Arango explora asimismo espacios emergentes que proponen perspectivas alternativas en el campo de la peluquería bogotana: las barberías afro y el proyecto artístico de las “peluqueras asesinas”. Finalmente, examina la perspectiva de usuarias y usuarios para develar las configuraciones y reconfiguraciones de lo masculino y lo femenino. El cuarto capítulo, “Cuidados, trabajo emocional y corporal en los servicios estéticos”, ofrece una aproximación al trabajo de peluqueros, estilistas y manicuristas desde la óptica del cuidado y el trabajo emocional. En él, Luz Gabriela Arango rescata las experiencias, estrategias y significados que construyen estos y estas profesionales para generar sentimientos de bienestar en la clientela y, con ello, retenerla y obtener el reconocimiento de su propio trabajo. La perspectiva del cuidado, inspirada en los aportes de autoras como Tronto y Molinier, aporta dimensiones morales, subjetivas, emocionales y corporales al análisis del trabajo y permite aprehender estos oficios desde su capacidad de generar bienestar físico y emocional. Por su parte, la categoría de trabajo emocional, inspirada en Hochschild, permite dar cuenta de los esfuerzos cognitivos, emocionales y corporales desarrollados por las y los trabajadores de la belleza para generar sentimientos positivos en su clientela, comprender sus deseos y expectativas, y administrar las tensiones de un entorno laboral competitivo e incierto. La segunda parte, “Racismo y resistencias en peluquerías de Colombia y Brasil”, estudia los servicios de peluquería dirigidos a personas negras o afrodescendientes, con base en experiencias en Cali y Brasil. En el capítulo quinto, “Belleza negra, modernidad y resistencias en Brasil”, Luz Gabriela Arango propone algunas reflexiones sobre los servicios de cuidado del pelo dirigidos a mujeres negras en Brasil, en diálogo con los debates sobre la forma como estos se relacionan con el racismo, se adaptan, resisten y proponen nuevas representaciones de la belleza negra. La autora sitúa la experiencia brasileña en relación con el surgimiento de una cultura de la belleza negra en Estados Unidos y la expansión del mercado de la apariencia en Brasil. Para mostrar la diversidad de significados y contextos, examina cinco escenarios: la 18

Presentación

propuesta de Belleza Negra surgida, en el movimiento afrobrasileño de Bahia; los salones “étnicos”, inscritos en la industria de la belleza y dirigidos a una clientela mayoritariamente negra, femenina y de clase media; la cadena de salones Beleza Natural, especializada en el cuidado del pelo rizado, sin referentes étnicos ni raciales; y, finalmente, la experiencia de una trenzadora en un barrio popular de Belo Horizonte. Con ello, la autora muestra variadas posibilidades de interpretar las resistencias estéticas al racismo en Brasil. Por su parte, Jeanny Posso Quiceno desarrolla en el capítulo sexto, “Las peluquerías especializadas en el cabello afro en Cali”, un análisis comparativo de las barberías afro masculinas y los servicios de cuidado del pelo dirigidos a una clientela femenina afro en la ciudad de Cali, considerando las características de los establecimientos, sus condiciones de empleo, las diferentes especialidades y destrezas de estilistas, peinadoras y barberos, el cuidado ofrecido a la clientela, así como las valoraciones y significados atribuidos al trabajo. La autora destaca las diferencias entre los negocios situados en distintos niveles socioeconómicos y pone en evidencia los contrastes entre las barberías masculinas y los servicios dirigidos a una clientela femenina. Mientras las primeras han sido una alternativa de emprendimiento y empleo para muchos hombres negros, y se han expandido exitosamente desde los barrios populares a sectores de clases medias negras y a un sector de jóvenes mestizos, el cuidado del cabello de las mujeres negras no ha logrado convertirse en un oficio rentable en el mercado. La tercera parte, “Espacios estéticos y resistencias trans”, analiza el trabajo y la agencia en las peluquerías trans, como espacios de resistencia y acción colectiva, con base en los casos de Bogotá y Cali. El capítulo séptimo, de Alanis Bello Ramírez, titulado “Peluquerías trans en Bogotá: belleza, trabajo y activismo”, es un exquisito texto que confronta las miradas estigmatizadoras o victimizantes de las personas trans. Para la autora, las peluquerías trans reflejan tanto las discriminaciones como la construcción de saberes y prácticas de restauración emocional que aumentan la confianza en sí mismas de las mujeres trans. Las peluquerías son símbolo de luchas por la obtención de la autodeterminación de los cuerpos trans y plataformas que les permiten afirmarse como sujetos productivos, disociados de 19

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los estigmas. La autora señala que las mujeres trans, desde su posición de sujetos al margen, poseen una capacidad de acción y creatividad que les han permitido la negociación de sus identidades de género y tránsitos corporales, generar lazos cooperativos de producción y emprender proyectos de transformación social que buscan desactivar la violencia transfóbica. En el texto se destaca que la emergencia de estos establecimientos, en algunos casos, genera una tensión entre la discriminación y la integración a la comunidad, por medio de la asimilación de las formas morales hegemónicas, pero también son plataformas políticas desde las cuales las mujeres hacen audibles sus voces y demandan oportunidades laborales distintas a la peluquería y la prostitución, y exigen que sean reconocidas como ciudadanas plenas en igualdad de derechos. El octavo y último capítulo, de Jeanny Posso y Ange La Furcia, titulado “Pelo acrílico, cuero y tacón: diferencias, estéticas y estilistas trans en Cali”, analiza desde una perspectiva interseccional el mundo del trabajo de las estilistas trans en Cali. El estudio busca superar las miradas unilaterales de la identidad de género de las mujeres trans, a través de la incorporación de un análisis de diferentes procesos sociales, culturales y económicos. En el artículo se sostiene que las experiencias trans femeninas develan una trama más compleja en la forma como se articulan las relaciones de poder y dominación, donde los géneros y sexualidades, en cuanto que sistemas de dominación y procesos de subjetivación e individualización, se entrelazan con otras categorías de poder, bajo una lógica de fusión y de consustancialidad. Entre muchas otras evidencias e ideas, para las autoras, a pesar de la existencia de la dicotomía “puta-peluquera” y sus fronteras difusas, hay unos sentidos específicos entre un trabajo y otro, así como una defensa de la diferenciación entre unas estilistas y otras; algunas mujeres trans no se han desempañado como trabajadoras sexuales, otras desdeñan la prostitución priorizando la peluquería y otras alternan ambos oficios. La disputa por la identidad trans en el contexto del trabajo expresa la amenaza continua de esta diada. Los ocho capítulos que componen este libro recogen los resultados de cuatro investigaciones: dos realizadas en Bogotá, una en Brasil y otra en Cali. La primera, “Los servicios estéticos y corporales en las 20

Presentación

nuevas configuraciones del trabajo: empleo, trayectorias sociales y construcción social de la diferencia”, fue financiada por la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá (Convocatoria Orlando Fals Borda), y se desarrolló entre los años 2010 y 2011. En esta investigación cualitativa, se realizaron treinta y tres entrevistas en profundidad a propietarias o propietarios, estilistas, barberos, manicuristas y ayudantes en quince salones de belleza y peluquerías de Bogotá, situados en distintos sectores socioeconómicos de la ciudad: tres en altos, seis en medios y seis en populares. Para ampliar este primer estudio, se adelantó entre el 2011 y el 2012 una segunda investigación: “Microempresa, trabajo y género en el sector de servicios: el caso de las peluquerías y salones de belleza”, financiada por Colciencias, la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad de los Andes. En ella se amplía el espectro de establecimientos, incluyendo algunos tipos de negocio o de trabajadores y trabajadoras que no estuvieron representados en la primera investigación, como las peluquerías de cadena, las peluquerías de volumen, las peluquerías “trans” o las manicuristas a domicilio hasta completar veintisiete entrevistas adicionales, a las que se agregaron veinte entrevistas a usuarias y usuarios de este tipo de servicios. En esta investigación se diseñó asimismo una encuesta a establecimientos registrados en la Cámara de Comercio de Bogotá (ccb), como peluquerías y salones de belleza. De este universo se obtuvo una muestra representativa, estratificada según niveles socioeconómicos de la ciudad, de 350 establecimientos, en los que se aplicó una encuesta a propietarios y propietarias que recogió información sobre el negocio y las características de las y los trabajadores. En estos dos anteriores proyectos, Luz Gabriela Arango Gaviria, profesora asociada de la Universidad Nacional de Colombia, fue la investigadora principal; Javier Pineda Duque, profesor asociado de la Universidad de los Andes, fue coinvestigador y director de la encuesta representativa aplicada en la segunda investigación; Jeisson (Alanis) Bello, sociólogo y entonces estudiante de la maestría en Estudios de Género de la Universidad Nacional, fue asistente de investigación principal, y colaboraron en ella Sylvia Vargas, July Criado y Sylvia Alejandra Ramírez, estudiante de psicología de la Universidad 21

Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Armando Pineda Duque

Nacional de Colombia, socióloga de la Universidad del Rosario y especialista en Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia, respectivamente. La tercera investigación, “Gênero, trabalho e identidade nos serviços estéticos e corporais”, fue realizada por Luz Gabriela Arango Gaviria durante su estancia posdoctoral en la Facultad de Educación de la Universidad de Campinas, Brasil, entre los años 2012 y 2013, con el apoyo de la Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo (Fapesp). En este trabajo se realizó un estudio cualitativo, con observaciones y entrevistas a trece estilistas y trece manicuristas, en once salones de belleza situados en las ciudades de Campinas y Belo Horizonte, en sectores medios, altos y populares. El trabajo de manicure fue objeto de especial atención, así como los servicios de peluquería para personas afro. La cuarta investigación, “Los servicios estéticos de cuidado del cabello en la ciudad de Cali”, surgió de la invitación de la profesora Luz Gabriela Arango Gaviria a la profesora Jeanny Lucero Posso Quiceno, profesora asociada de la Universidad del Valle, para adelantar un proyecto comparativo en Cali, en la línea de las investigaciones realizadas en Bogotá. La investigación se desarrolló de manera autónoma entre el 2011 y el 2014, fue dirigida por la profesora Posso, con la participación, como asistente de investigación, de Melania Satizabal, terapeuta ocupacional y estudiante de maestría en Sociología en ese momento. Los sociólogos Ange La Furcia, Miyerlandy Cabanzo, Héctor Fabio Gómez Lenis fueron monitores de investigación y en ese momento cursaban sus estudios de pregrado. También participó como monitora de investigación la estudiante de Sociología Elizabeth Duarte. El proyecto fue financiado por la Vicerrectoría de Investigaciones de la Universidad del Valle. Se trató de una investigación cualitativa, basada en entrevistas y observación etnográfica en la que se visitaron veintitrés establecimientos y se realizaron sesenta y cuatro entrevistas a propietarios y propietarias, trabajadores y trabajadoras y clientes. Referencias Hochschild, A. R. (2013). So How’s the Family? And Other Essays. Los Angeles: University of California Press. 22

PRIMERA PARTE La be l l eza como i ndustria y como tra bajo

Industria de la belleza y servicios estéticos

Luz Gabriela Arango Gav i ria Javier Armando Pineda Duque

I ntroducción

La actual configuración de los salones de belleza y peluquerías en Colombia y en América Latina, como espacios que ofrecen servicios estéticos apoyados en el uso de productos y técnicas especializadas, está estrechamente relacionada con la expansión de una industria global de la belleza a partir de la segunda mitad del siglo xx. Este capítulo sitúa esta relación, presentando en primer lugar el proceso de surgimiento Y exp ansión de la industria global de la belleza, la especialización y masificación de sus productos, la consolidación de empresas y marcas multinacionales y el papel que juegan algunas mujeres en esta historia. En segundo lugar, definimos nuestra aproximación a los salones de belleza y peluquerías a partir del concepto de campo propuesto por Pierre Bourdieu, articulado con una perspectiva interseccional. En tercer lugar, a partir de dicha perspectiva, analizamos el panorama que presentan las peluquerías y salones de belleza en Bogotá, con base en la encuesta que aplicamos en el 2011 a una muestra representativa de 350 establecimientos en la ciudad. 25

Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Arma ndo Pi neda Duque

La i n d ustria moderna d e l a b e l l eza

Surgimiento y globa/ización La consolidación de la actual industria transnacional de la belleza es el resultado de un largo proceso, que se inicia en el siglo XIX en Europa y Estados Unidos y se va transformando a medida que la globalización capitalista se expande a lo largo del siglo xx e

inicios del XXI. El historiador norteamericano Geoffrey Jones (2010a, 2010b) sigue detalladamente este proceso y muestra las distintas estrategias empresariales que van dándole estructura e identidad a este sector de la producción, con importantes efectos económicos, culturales y geopolíticos. Jones incluye en esta industria la producción de perfumes, artículos para el cuidado del pelo, la piel y el rostro, cosméticos, productos de higiene personal y de cuidado de bebés. A partir de su aproximación a la industria de la belleza identifica dos amplios espectros: por un lado, uno que va de la salud y la higiene al artificio; por otro, un sector que oscila entre el mercado de lujo y el de masas. A finales del siglo XIX, los productos de higiene personal lideran el proceso de masificación, a medida que se genera lizan prácticas higién icas como el baño diario, que estimula la venta de j abones, y el surgimiento de innova­ ciones como la crema de dientes -inventada por la empresa Colgate en 1873-, las cremas y cuchillas de afeitar. En un contexto colonial, la exportación de jabón es vista como parte de la "misión civilizadora" de los países occidentales ( Jones, 2010a). Por su parte, las manufacturas de productos de lujo que surgen en París, Londres y Nueva York en el siglo XIX se internacionalizan a un ritmo menor que los productos de higiene personal. En Estados Unidos, la industria de los cosméticos pasa de la fabricación artesanal a la producción masiva, al tiempo que el uso de estos productos dej a de asociarse con comportamientos de las mujeres considerados inmo­ rales por una sociedad marcadamente puritana. En Europa, muchos productos innovadores en esta rama surgen del mundo farmacéutico. Por ejemplo, la empresa L'Oréal se inaugura con la invención de la primera fórmula "segura" de tinte para el cabello, creada en 1907 por un joven químico y distribuida directamente a peluqueros en los sa26

Industria de la belleza y servicios estéticos

lones de belleza. Durante las décadas de 1930 y 1940, la industria de los perfumes florece en Francia, en estrecha relación con el mundo de la alta costura, mientras que la industria de cosméticos crece y se diversifica en Estados Unidos, donde se crean nuevos productos, como la pestañina, el labial y el esmalte de uñas. En 1938, la fábrica Macleans de Gran Bretaña crea el primer producto de cuidado del pelo para hombres: la crema fijadora Brylcream ( Jones, 2006). Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos emerge con amplia ventaja como el más grande mercado de productos de belleza del mundo. Las ventas en ese país pasan de 560 ooo ooo de dólares en 1950 a 5 670 ooo ooo en 1976. De modo que allí los productos de belleza dejan de ser artículos de lujo para convertirse en bienes "necesarios" (Jones, 2006). Durante el periodo comprendido entre la Segunda Guerra Mundial y la década de 1980, la industria de la belleza se configura en torno a

marcas globales, comercializadas por un pequeño número de grandes corporaciones a través del mundo. Jones analiza la forma como las fábricas de cosméticos y de productos de cuidado de la piel enfren­ taron obstáculos para globalizarse, por ejemplo, la gran fragmentación y competencia en los países europeos o los altos costos para crear y

sostener las marcas. Las empresas invirtieron un alto porcentaje de sus ventas en publicidad y en "educar" a los consumidores en el uso de sus productos, lo que incluía demostraciones en almacenes y sa­ lones de belleza. Jones señala que la fabricación de productos para el cuidado del pelo ha sido una industria volátil, con muchos competidores, marcas, productos y cambios tecnológicos; uno de gran impacto fue la intro ­ ducción de secadores de pelo en la década de 1970. Desde 1914, los productos de la empresa francesa L'Oréal se vendían en Holanda, Austria e Italia, y a finales de la década de 1970 esta empresa se había convertido en la mayor firma internacional en el sector, vendía en sesenta países y tenía fábricas en cerca de treinta. Le seguía la empresa alemana Wella, que en 1975 contaba con dieciocho filiales extranjeras. Hacia 1980, la industria de la belleza estaba bastante expandida por el mundo, pero el alcance de esta globalización e'ra desigual. D urante las siguientes décadas, la industria de productos de belleza 27

Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Arma ndo Pineda Duque

e higiene personal continuará ampliándose hasta alcanzar en el 2008 un consumo mundial de alrededor de trescientos treinta billones de dólares anuales ( Jones, 2010a, p. 11). En este contexto, Colombia, de acuerdo con Invest in Bogotá', ocupaba en el 2014 el quinto lugar en el negocio de la belleza y cuidado personal en América Latina, después de Brasil, México, Argentina y Venezuela, con un mercado de productos de belleza y aseo que creció en promedio 7% entre los años 2009 y 2014, según datos de Euromo­ nitor2. Para ese año, el tamaño de este mercado en el país alcanza los 4 051 ooo ooo de dólares, con un gasto per cápita de 83,8 dólares y las proyecciones apuntaban a un valor des 274 ooo ooo de dólares en el 2018, con un crecimiento promedio anual de 5,4%. En los últimos años, el dinamismo del sector se expresa en la llegada de nuevas firmas extranjeras, como Mary Kay, Yves Rocher, O Boticario, que se suman a empresas como Yanbal, Henkel, Belcorp, Natura, entre otras, que han creado plantas en zonas como la Sabana de Bogotá y han destinado parte de su producción a la exportación. En el 2014, Bogotá-región era el principal centro productivo de este sector con el 61% de las empresas, seguida de Antioquia y Valle, con el 18% y el 12% respectivamente. Las mujeres en la industria de la belleza

Las mujeres han ocupado un lugar importante en la industria de la belleza no solo como clientas, consu midoras, vendedoras o modelos, sino también como trabaj adoras, inventoras y empresarias. Entre la profusión de nombres femeninos que jalonan el desarrollo de este sector, solo mencionaremos a dos empresarias que se destacaron durante el surgimiento y consolidación inicial de esta industria en Norteamérica. Queremos destacar en este punto a una figura ignorada por una industria hegemónicamente blanca -cuyas normas de belleza excluían

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Agencia de promoción de inversión en Bogotá, creada por iniciativa de la Cámara de Comercio de Bogotá y el Distrito Capital; http:// es.investinbogota.org/ . http://www . dinero.com/ edicion-impresa/ negocios/articulo/perspectiva­ industria-belleza-colombia-2015/ 211931.

Industria de la belleza y servicios estéticos

a la población negra-, pero que ha sido rescatada desde las resistencias afronorteamericanas: Madam C. J. Walker (1867-1919), empresaria negra, integrante de la National Association of Colored Women y líder de la National Negro Cosmetic Manufacturers Association, quien hizo fortuna desarrollando una exitosa compañía de productos de belleza y de cuidado del cabello crespo. Su trabajo fue criticado duramente por algunos líderes del movimiento negro, quienes la acusaron de querer imitar a las muj eres blancas, al promover el alisado del pelo, pero Madam Walker defendió su propósito de permitir a las mujeres negras acceder a cuidados para la salud y la belleza de su pelo de los cuales habían sido privadas. Con ello buscaba hacer un aporte a la "dignidad de la raza" que promovía la N ational Association for the Advancement of Colored People (NAACP) (Gill, 2001; Walker, 2007). Otro ejemplo es el de la empresaria blanca norteamericana Martha Matilda Harper (1857-1950), antigua empleada doméstica que llegó a ser dueña y líder de una cadena de salones de belleza dedicados al cuidado del pelo y la piel, en los que ofrecía servicios personalizados y vendía sus propios productos (Plitt, 2000). Harper es considerada pionera en la industria de la belleza como creadora de la primera franquicia internacional de venta al menudeo y atención personal en este campo. Se reconoce asimismo su preocupación por apoyar la autonomía de las mujeres trabajadoras. En Colombia, más recientemente, cabe mencionar el caso de María Cortés de Chávez, quien crea la firma de cosméticos Jolie de Vogue en 1982, después de varias experimentaciones en la formulación, fa­ bricación y venta de productos como esmaltes, labiales y lápices de ceja. En 1986, la empresa se convierte en patrocinadora del Concurso Nacional de Belleza, pero en el 2006, luego de fracasar en el intento de entrar al mercado norteamericano, la empresa es comprada por el gigante multinacional L'Oréal3• La industria cosmética juega un papel decisivo en la instauración de un nuevo culto a la belleza y la salud que ha sido analizado como parte del ideal del individuo moderno (Pedraza, 1999; Le Breton, 2008). 3

https:// www. emprendices.co/empresarios-ejemplares-historia-de-jolie-devogue/

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Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Armando Pineda Duque

Además de las cremas, labiales, tintes y champús, esta industria vende valores y aspiraciones ligados a la modernidad occidental, y difunde un ideal de belleza blanco, urbano, de clases medias y altas. La propagación de las normas de belleza modernas y de los ideales norteamericanos de higiene y apariencia encuentra impulso en el desarrollo de Hollywood y la industria del cine, especialmente durante el periodo de entre guerras. Este impacto se intensifica durante la Segunda Guerra Mundial cuando se relaciona deliberadamente la venta de cosméticos con el American

Lifestyle y los ideales democráticos. Las mujeres son las principales desti natarias de los nuevos im­ perativos de la belleza, los cuales han recibido fuertes críticas desde el feminismo. En 1990, Naomi Wolf propone su famosa tesis sobre el "mito de la belleza", en la que analiza las nuevas normas estéticas fe­ meninas como expresión de una contraofensiva patriarcal que busca frenar los logros igualitarios alcanzados por las mujeres occidentales. Las industrias de la moda y la belleza habrían impuesto ideales es­ téticos inalcanzables, con efectos psicológicos devastadores para las mujeres (Wolf, 1990). De igual modo, Bourdieu (1998) argumenta que la dominación masculina se manifiesta en la persistencia de la división entre hombre-sujeto y mujer-objeto, expresada en la construcción del cuerpo femenino como cuerpo "para otro", destinado a responder a la mirada masculina. Numerosas investigaciones desarrollan perspectivas similares; en América Latina, Muñiz (2010 ), inspirada en los aportes de Foucault y de Butler, estudia las cirugías estéticas en cuanto que prác­ ticas corporales que se inscriben en los procesos de disciplinamiento y normalización de los cuerpos femeninos. En contraste, Gilles Lipovetsky (1997) defiende la idea de que la belleza es un poder femenino subordinado, que fue históricamente privilegio de las mujeres de las clases dominantes y que la industria de la belleza contribuye a democratizar. Este autor afirma que la belleza marca de manera duradera la diferencia entre los sexos y, aunque no niega las coerciones que las prescripciones estéticas ej ercen sobre · muchas mujeres, asocia de manera positiva la belleza con el fortale­ cimiento de la individualidad femenina. En esta investigación, entendemos la industria de la belleza como una "tecnología de género" (De Lauretis, 2004), que produce prácticas 30

Industria de la belleza y servicios estéticos

y representaciones sexuadas y define normas de feminidad y mas­ culinidad. Estas normas están atravesadas por jerarquías de clase, raza, sexualidad y colonialidad. Hasta la década de 1970, la industria norteamericana se dirigía a un mercado que consideraba homogénea­ mente blanco y solo un pequeño segmento de sus productos estaba dirigido a la población afroamericana. En 1977, este representaba apenas el 2,3% del mercado total. Si bien en su inmensa mayoría estas empresas difundían ideales de belleza blancos y norteamericanos, algunas intentaron adaptarse a las culturas locales para ampliar su mercado, pero las firmas norteamericanas fueron las que más con­ servaron el sello de su país de origen. Los concursos de belleza también juegan un papel decisivo en la imposición jerarquizada y excluyente de ideales de belleza femenina. Este es el caso de los concursos Miss America y posteriormente de Miss Universe, cuyos patrones se impusieron en los concursos na­ cionales de belleza, apropiados localmente para establecer " formas específicas de distinción social y diferenciación regional" (Bolívar, Arias y Vásquez, 2001, p. 46). Las mujeres afroamericanas solo podrán participar en M iss America a finales de la década de 1960 y en 1984 una de ellas gana por primera vez este concurso ( Jones, 2006). La valorización de la imagen personal transforma el cuidado de la apariencia en un factor de diferenciación en el mercado de trabajo. La apariencia física y la belleza inciden en las oportunidades para acceder al empleo y la remuneración, así como �n la capacidad de desarrollar trayectorias educativas exitosas y competir en el mercado del matrimonio o la sexualidad (Amadieu, 2002). Entre los estudios sobre el tema, cabe mencionar el de Hunter (2005), quien ahonda en las experiencias de mujeres afroamericanas y mexicanas americanas en torno al color de piel, revelando cómo la concepción dominante equipara blancura y belleza. Hunter utiliza la metáfora Beauty Queue para dar cuenta de la lista de posiciones y oportunidades de las mu­ jeres, de acuerdo con su tono de piel. Las mujeres de piel más clara ocupan el primer lugar y a medida que se desciende en esta escala cromática, se reducen o deterioran las posibilidades de las mujeres en el mercado laboral, el mercado del matrimonio, la educación y la sexualidad. 31

Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Armando Pi neda Duque

Desde los estudios del mercado laboral, Hamermesh y Biddle (1994) estudian la discriminación económica que surge por razones de belleza a partir de los estándares culturales más aceptados en un momento determinado. Con base en una encuesta de calidad de vida que califica la apariencia física en Canadá y Estados Unidos, estos autores buscan evidencias de discriminación de ingresos basadas en la apariencia. Encuentran que las y los trabajadores que están por encima del promedio de apariencia reciben un premio que va del 1% al 13% de los ingresos, mientras que los que están por debajo del promedio reciben un "castigo" entre el 1% y 15%. Una característica de la industria global de la belleza es el modo como estableció una relación estrecha entre la fabricación de productos y los servicios estéticos ofrecidos en salones y peluquerías. Estos es­

pacios fueron y siguen siendo decisivos para conocer las demandas de la clientela y para probar y difundir nuevos productos. A través de ellos, compañías fabricantes como L'Oréal, Wella o Schwarzkopf desarrollan estrategias específicas, dirigidas a las y los profesionales de la belleza, con las que abren líneas de productos exclusivamente para uso profesional, ofrecen cursos de actualización para estilistas, brindan implementos y publicidad a los establecimientos, patrocinan concursos de peluquería y apoyan la circulación internacional de profesionales en este campo (Jones, 2010a). Las experienc ias que t ienen lugar en los salones de belleza perm iten aprehender formas particulares de articulación entre la industria de la belleza, el género y las mujeres. Gimlin (2002), por ejemplo, estudia los salones de belleza neoyorquinos de clase media y muestra de qué modo en estos espacios femeninos se negocia la difusión de " ideologías de la belleza" entre las estilistas y las clientas, c uyas condiciones sociales y subjetivas las llevan a resistir a los modelos de belleza propuestos por la gran industria cosmétic a . Kang (2010), p o r su parte, estudia l a s experiencias d e empresarias y trabaj adoras coreanas en los salones de manicure en Nueva York y pone en evidencia las desigualdades intragénero que se esconden tras la dominación estética a la que, de acuerdo con Wolf, estarían sometidas las mujeres. Si las mujeres blancas de clase media son víctimas de la tiranía de la apariencia, las mujeres subalternizadas 32

Industria de la belleza y servicios estéticos

son quienes efectúan el trabajo para que aquellas puedan responder a e sos imperativos estéticos. En esta investigación, si bien nos interesa develar dispositivos de poder y dominación, queremos asimismo dar cuenta de la capacidad de agencia de las y los sujetos que participan en la producción de la belleza y la apariencia, como empresarios-as, trabajadores-as o clientes. Entonces, buscamos entender los múltiples sentidos que confieren a sus prácticas y las lógicas situadas que subyacen en sus escogencias. En ese sentido, entendemos la industria de la belleza y el c ampo de las peluquerías como espacios de luchas, atravesados por resistencias y ambivalencias, como lo ejemplifica la historia de la i ndustria de

la belleza negra en Estados Unidos (Gill, 2001; Walker, 2007; Leeds Craig, 2002) o en Brasil (Figueiredo, 2002; Gomes, 2006; Xavier, 2013). El ca mpo d e las p e l u q u er ías y salones de b e l l eza

Un campo de posibilidades estilísticas Podemos decir que en la actual oferta de servicios de cuidado de

la apariencia en las peluquerías y salones de belleza confluyen prác­ ticas, significados y conocimientos que provienen de una variedad de relaciones sociales: por ejemplo, del trabajo de cuidado en familias o comunidades, de las relaciones de servidumbre y servicio doméstico, de los salones de belleza femeninos y barberías masculinas tradicio­ nales, de los establecimientos que promueven políticas de identidad sexual, étnica o racial, de las grandes empresas modernas y cadenas internacionales de salones, entre otros. Para analizar los servicios estéticos y corporales que se ofrecen en las peluquerías, barberías y salones de belleza de Bogotá, hemos e mpleado la idea de "campo", propuesta por el sociólogo francés Pierre Bourdieu, con el propósito de aprehender esta oferta de servicios, te­ niendo en cuenta las diferencias y desigualdades que la estructuran y buscando identificar algunas de las lógicas y luchas que la dinamizan: En términos analíticos, un campo puede definirse como una red o configuración de relaciones objetivas entre posiciones. Estas posiciones se definen objetivamente en su existencia y en las determi­ naciones que imponen a sus ocupantes, ya sean agentes o instituciones, 33

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por su situación (s itus) actual y potencial en la estructura de la dis­ tribución de las diferentes especies de poder (o de capital) -cuya posesión implica el acceso a las ganancias específicas que están en juego dentro del campo-, y, de paso, por sus relaciones objetivas con las demás posiciones (dominación, subordinación, homología, etc.). (Bourdieu y Wacquant, 1995, p. 64)

El concepto de campo es una perspectiva teórica y metodológica que puede aplicarse a múltiples relaciones sociales que permite una aproximación dinámica y articulada a las luchas de poder y a los significados culturales que se tejen en mundos sociales relativa­ mente autónomos. Entre los agentes que participan actual mente en el campo de las peluquerías y salones de belleza se encuentran las personas propietarias de los negocios, estilistas, manicuristas y demás profesionales, la clientela, las academias e institutos de belleza, las entidades reguladoras, los fabricantes y distribuidores de productos de belleza, las revistas y concursos de belleza, entre otros. De diversas maneras, todas estas organizaciones y personas contribuyen a darle forma al campo y a delimitar lo que dentro de él es posible, legítimo o rentable. Todas ellas compiten o colaboran entre sí y comparten algunos supuestos o valores básicos en torno a lo que da sentido a la existencia de esta industria: en primer lugar, la importancia atribuida a la belleza y la apariencia. Sin embargo, resulta fundamental aclarar que no podemos decir que en Colombia exista un campo profesional autónomo de la belleza. Para ello, tendrían que cumplirse requisitos como el acceso restringido al campo mediante procesos de adquisición de competencias, incul­ c ación de habitus e interiorización de la creencia en la legitimidad, interés y sentido de la lucha de este campo o la presencia de ritos de institución y consagración. Aunque existen esfuerzos importantes por transformar este sector de servicios en un campo profesional espe­ cializado, nuestra investigación mostró su escasa profesionalización, débil regulación, fácil acceso y su gran heterogeneidad (Arango y Pineda, 2012) . Las peluquerías y salones de belleza ocupan un lu ga r part icu l a r en el a mpl io universo de pro ducción de l a b elle z a y l a apariencia. En 34

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ellos se establece una relación directa entre la clientela y los productos -materiales e inmateriales- que ofrecen las industrias de la belleza. Su papel es distinto al de los almacenes especializados que venden a la clientela un producto físico, acompañado de una promesa de juventud, belleza o bienestar. En los salones de belleza, la promesa debe materializarse en el acto, en el cuerpo y la apariencia del cliente o clienta. Por esta razón, y dado que la oferta estilística en el sector de peluquerías y salones de belleza está constituida fundamentalmente por servicios que producen -a través del trabajo de estilistas, peluqueros y manicuristas- la apariencia que busca la clientela, hablaremos de un "universo de producción de posibilidades estilísticas". Como todos los campos, los servicios estéticos y corporales están atravesados por desigualdades en la distribución de los poderes eco­ nómico, cultural, social o político que operan dentro de estos servicios. La posición de cada agente en el campo depende de la cantidad y el tipo de poder con que cuente, y ello determina sus posibilidades de desarrollar estrategias exitosas y de mejorar su posición. Una de las fuentes de poder dentro de un campo es la autoridad o la legitimidad que tienen los distintos agentes, en este caso, para definir lo que se considera una apariencia bella, moderna o adecuada y para establecer el modo legítimo de producirla (técnicas, productos, procesos, relación con la clientela, etc.). Perspectiva interseccional A pesar de la incidencia de la industria global de la belleza y sus

patrones estéticos predominantemente blancos y occidentales, encon­ tramos en Bogotá una oferta de servicios variada, en donde circulan diversos significados atribuidos a la apariencia, a estos servicios y al trabajo que los sustenta. Acudimos a una perspectiva interseccional buscando identificar y comprender algunas de las diferencias y des­ igualdades que atraviesan este sector de actividad. Los "campos", como zonas de interacción social particulares, configuran y son configurados por relaciones sociales más amplias que conforman el espacio social. Este último concepto, desarrollado por Bourdieu especialmente en su obra La distinción, ofrece una aproximación no dicotómica a las clases sociales, conformadas a 35

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través de distintas relaciones de poder económico, cultural, social o simbólico, en donde las posiciones de los agentes también se definen por la articulación del volumen y estructura de las distintas especies de capital que poseen y lo que Bourdieu considera atributos "secun­ darios" de sexo, edad, etnicidad, origen regional. Su análisis de la dominación masculina (Bourdieu, i998) revela que este autor no concibe el sexo como un dato biológico o natural ni como una variable sociodemográfica, sino como una relación social de dominación, cuyo carácter simbólico es bastante signi­ ficativo, au nque no se reduce a este. Es posible entonces tener una comprensión de los atributos de sexo, raza o edad como efecto de relaciones sociales de dominación que condicionan las experiencias y oportun idades de los agentes y, desde esta idea, construir una perspectiva interseccional. El creciente consenso dentro de los estudios feministas sobre la necesidad de incorporar una perspectiva de análisis que reúna la pro­ ducción del género y de las inequidades que lo acompañan con otras relaciones de poder y dominación, como la clase, la raza, la etnicidad, la sexualidad o la discapacidad, entre otras, va de la mano con un debate en torno al modo más adecuado de referirse a una perspectiva como esta. El término interseccionalidad, cuya introducción se le reconoce a Kimberlee Crenshaw (1989), se ha popularizado como una metáfora que designa esta preocupación teórica, metodológica y política. Sin embargo, la metáfora de la interseccionalidad, entendida como cruce de autopistas, ha sido objeto de críticas que cuestionan la separación entre las distintas opresiones y el riesgo de pensarlas de manera autónoma, obvia ndo los modos en que se const ruyen recíprocamente. También se ha criticado su focalización en el grupo social que se ubicaría en la intersección -originalmente las mujeres negras, situadas en la intersección de las opresiones de género y raza­ y la perspectiva aditiva de la doble o triple opresión, que desestima el análisis de los grupos privilegiados que se benefician con las relaciones de dominación y las ambivalencias y experiencias contradictorias de determinados grupos. Algunas autoras han propuesto denominaciones alternativas, entre otras, Lugones (2005), quien prefiere hablar de fusión o red de 36

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opresiones; Kergoat (2009), que se refiere a la coextensión y a la consus­ tancialidad de las relaciones sociales de dominación, o Bhavnani (2008, cit. en Brah, 2013, p. 17), quien propone el término "configuración". Concordamos con Viveros (2016), Brah (2013) y Yuval-Davis (2013) en que el término interseccionalidad puede usarse de manera general para aludir al propósito de hacer visibles y comprender las dinámicas complejas de la dominación, descartando toda visión unitaria de la categoría mujer y, de manera coherente, de cualquier otra categoría de diferencia, como hombre, negro, lesbiana, etc. Dicho esto, en cada investigación es necesario delimitar el uso específico del enfoque interseccional, en función del problema que se busca comprender, explicitando desde qué perspectivas disciplinarias o interdisciplinarias se trabaja, con qué herramientas conceptuales y metodológicas, con qué supuestos epistemológicos y políticos. En esta investigación, nos servimos de un enfoque interseccional para entender las relaciones sociales de dominación (Kergoat, 2009; Viveros, 2016) que atraviesan el conjunto de la sociedad a escala local, nacional, regional y global. En ese sentido, entendemos categorías de análisis como clase, género, raza, etnicidad en calidad de conceptos típico-ideales que buscan hacer inteligible una multiplicidad de fe­ nómenos sociales, históricos y situados que presenta regularidades duraderas y comparables. Estas c ategorías han sido construidas y reconst ruidas acu­ diendo a diferenciaciones históricas establecidas por las c iencias sociales, entre las que es posible distinguir dimensiones materiales (explotación, apropiación del trabajo, la capacidad reproductiva o la individual idad corporal), di mensiones culturales, simbólicas y normativas (ideas, normas, creencias, lenguajes, visiones y divisiones del mundo), dimensiones políticas (representación, luchas de poder y dominación) y dimensiones subjetivas (identidades, corporalidades, self, autorreconocimiento). En ese sentido, nos interesa la perspectiva interseccional para comprender las experiencias, significados subjetivos y estrategias de agentes situados en distintas posiciones dentro de la imbricación de distintas relaciones de poder, dominación y jerarquización. Para este propósito, consideramos útil la propuesta teórica y metodo 37

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lógica de Bourdieu por las posibilidades que ofrece para analizar los procesos de dominación, articulando estructura y agencia, objetividad y subjetividad, di mensiones materiales y simbólicas. Cabe aclarar que comprendemos el desarrollo crítico de c ategorías de análisis como género, clase, raza, etnicidad, sexualidad y otras que pretenden aprehender las grandes relaciones de dominación como resultado de una dialéctica inagotable de visibilidad e invisibilidad, que está relacionada con las luchas sociales y políticas y con la emergencia de nuevos agentes, categorías y puntos de vista dentro -y en las fron­ teras- de los campos de producción de conocimiento autorizado como el campo académico y científico. De igual manera, queremos señalar que reconocemos que dichos a rtefactos conceptuales son también c ategorías interpretativas y prescriptivas, esquemas de visión que permean nuestros modos de pensamiento, tanto académicos como cotidianos, que operan en las prácticas sociales y tienen efectos sobre los cuerpos, las identidades, la configuración de grupos o la naturalización de las diferencias. Peluq u erías y sa lones d e b e l l eza en Bogotá

Heterogeneidad e informalidad Las c a racterísticas actuales de las peluquerías y salones de belleza de Bogotá son el resultado de la confluencia de una división de género tradicional entre salones de belleza femeninos y barberías masculinas y el surgimiento, en la década de 1970, de peluquerías

"unisex" que se vuelven mayoritarias. Estos negocios presentan una gran heterogeneidad, que abarca desde peluquerías escasamente dotadas, ubicadas en pequeños espacios en barrios populares, hasta establecimientos de lujo, que combinan todos los servicios en medio de suntuosos decorados y amplios espacios en barrios residenciales de clase alta, en hoteles y centros comerciales. La información estadística existente señala un crecimiento sos­ tenido del sector de peluquerías y salones de belleza durante las últimas dos décadas y revela una oferta de servicios heterogénea, con grandes brechas en las tarifas y los ingresos, una mayoría de pequeños negocios informales y un empleo femenino superior al 70%. 38

Industria de la belleza y servicios estéticos

Las estadísticas de la Cámara de Comercio registraban 4400 empresas en Bogotá en el 2010, de las cuales cerca del 99% eran microempresas, con menos de cinco trabajadores-as (Arango y Pineda, 2012). El crecimiento del sector ha ido acompañado del surgimiento de grandes salones de belleza modernos y de algunas franquicias internacionales. Al lado de los negocios visibles y registrados, existe un nú mero no estimado de establecimientos no declarados y de personas dedicadas a prestar servicios estéticos a domicilio. Se trata de un sector feminizado, de baj a remuneración relativa y dentro del cual las mujeres se encuentran en posición desventajosa. De acuerdo con la Encuesta Continua de Hogares del 2008, en Bogotá había 47 194 personas empleadas en "peluquerías y salones de belleza" (código CIIU 9302). La remuneración en esta actividad era inferior al promedio del sector de los servicios: en el 2008, los ingresos laborales mensuales promedio en peluquerías y salones de belleza rondaban los 493.578 pesos (US$247), mientras que en el sector servicios los in­ gresos alcanzaban un millón de pesos (USs500). Aunque la inmensa mayoría del personal empleado en este sector era femenino, su ingreso laboral representaba la mitad del ingreso masculino. Estas ocupaciones son objeto de alguna regulación relativa a los establecimientos\ en materia laboral y profesional5, destacándose la

4

Resolución número 2117 del 2010 del Ministerio de Protección Social, "Por la cual se establecen los requisitos para la apertura y funcionamiento de los establecimientos que ofrecen servicios de estética ornamental, tales como barberías, peluquerías, escuelas de formación de estilistas y manicuristas, salas de belleza y afines y se dictan otras disposiciones". Estos conciernen sobre todo a las cosmetología, siendo uno de sus propósitos definir límites con la práctica médica estética; por ejemplo, el Acuerdo 0113 del 2010 del Ministerio de Protección Social, por medio del cual se definen los componentes básicos, las normas de competencia laboral del perfil, los parámetros y mecanismos de verificación y evaluación del programa de formación de cosmetología y estética integral y se dictan otras disposiciones, o la Resolución 723 de julio de 2010 de la Secretaria Distrital de Salud, "Por la cual se reglamenta el procedimiento administrativo de la acreditación voluntaria de los Centros de Cosmetología y similares que operan en la jurisdicción del Distrito Capital y se adopta el Sello de Bioseguridad''. 39

Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Arma ndo Pineda Duque

preocupación por los aspectos higiénicos del trabajo6, especialmente en el c aso del manicure y la pedicura, considerando los riesgos de cortadas y los peligros de transmisión de virus, infecciones y hongos. Sin embargo, si bien existen disposiciones que promueven el uso de elementos de protección, como guantes, tapabocas y toallas desechables, o el lavado y la esterilización de herramientas, su aplicación no está generalizada. La normatividad sanitaria colombiana ha agrupado los servicios personales que tradicionalmente se llevan a cabo en barberías, pe­ luquerías, salas de belleza y afines dentro de la categoría "estética/ cosmética ornamental", que se define de la siguiente forma: Son todas aquellas actividades que se realizan con el fin de mo­ dificar temporalmente la apariencia estética del cuerpo humano a nivel del cabello, cuero cabelludo y las uñas, utilizando productos y elementos cosméticos que modifican la apariencia de las faneras (en­ tiéndase por faneras los anexos córneos de la piel: el pelo y las uñas). (Resolución 2117 de 2010, Minprotección Colombia)

En consonancia con la escasa regulación y profesionalización del sector, la oferta de formación en los oficios de peluquería, manicure y pedicura presenta un abanico heterogéneo de cursos y diplomas de distinta duración, propuestos por academias de belleza de diversa ca­ lidad y con currículos variados, o a través de programas de generación de ingresos implementadas por administraciones públicas locales, organizaciones no gubernamentales, gremios y sindicatos. Sin embargo, el crecimiento del sector de la belleza ha incidido en la ampliación y especialización de la oferta de cursos en los últimos años,

6

40

Por ejemplo, el Acuerdo 46 de enero del 2011 del Consejo de Bogotá, "Por medio del cual se establecen lineamientos en materia de bioseguridad para los establecimientos que ofrecen servicios de estética facial, corporal y ornamental, gimnasios, saunas, turcos, salas de masajes y establecimientos afines, en el Distrito Capital y se dictan otras disposiciones" o la Resolución 723 de julio del 2010 de la Secretaria Distrital de Salud, "Por la cual se reglamenta el procedimiento administrativo de la acreditación voluntaria de los Centros de Cosmetología y similares que operan en la jurisdicción del Distrito Capital y se adopta el Sello de Bioseguridad".

Industria de la belleza y servicios estéticos

en donde cabe destacar el caso del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), que en el 2016 ofrecía doce programas para Cursos de Estética y Belleza, siendo los más completos y de mayor nivel, con duración de un año, los de Técnico en Cosmetología y Estética Integral y Técnico en Peluquería, mientras en manicure y pedicura se ofrecía un "Curso de ocupación en cuidado estético de manos y pies". Así mismo, cinco de los doce cursos ofertados se relacionaban con especialidades en barbería, corte, peinado y tintura del pelo7• Por su parte, las grandes marcas de la industria de la belleza ofrecen cursos de actualización en el manejo de nuevos productos y técnicas, así como talleres y se­ minarios, algunos de ellos en las ferias nacionales e internacionales de la belleza como la feria Belleza & Salud, que se realiza anualmente en Bogotá y llega a su décimo sexta edición en el 201?8. En cuanto a las formas de organización y agremiación, en Colombia existen diversas asociaciones de peluqueros y estilistas9 pero no asumen una figura sindical como ocurre en otros países, como en Brasil, donde hay numerosos sindicatos regionales, algunos de los cuales son orga­ nizaciones gremiales que reúnen empleadores, trabajadores o escuelas de formación. En el Estado de Sao Paulo, por ejemplo, Sindebeleza (Sindicato dos Empregados em Institutos de Beleza e Cabeleireiros de Senhoras de Sao Paulo e Regiiio) y Sindibeleza (Sindicato dos Institutos de Beleza e Cabeleireiros de Senhoras de Sao Paulo e Regiao) firmaron en abril del 2011 una convención colectiva de trabajo (2011-2013) que estableció un "piso salarial" para todas las categorías de trabaj adores, quienes deberían tener contrato de trabajo asalariado. En Brasil, al igual que en Colombia, las y los trabajadores de peluquerías son re­ munerados con porcentajes sobre el valor de cada servicio prestado. La mencionada convención recomendaba porcentajes de 30% máximo

7

8 9

http://www.aprendemas.com/ colcentros/sena-servicio-nacional-de­ aprendizaje-95b6b/belleza-y-estetica-4/. http://feriabellezaysalud.com/. Asociación Colombiana de Estilistas (http://www. asociacioncolombianadeestilistas.com/), Cooperativa de Estilistas, Peluqueros y Empresarios de la Belleza ( Coopebell) (http:// comunicacionescoopebell.blogspot.com.co/), Cooperativa Multiactiva de Empresarios de la Belleza (Embell), entre otras organizaciones. 41

Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Armando Pineda Duque

por encima del piso salarial. Sin embargo, es importante aclarar que el ámbito de influencia de estos sindicatos es muy restringido y muy pocos establecimientos conocen dicha convención colectiva. Un sector desigual y feminizado

La encuesta representativa que realizamos en Bogotá en 350 establecimientos10 muestra algunas de las desigualdades sociales y de género presentes en este sector (Arango y Pineda, 2012 ) . La oferta de estos servicios se despliega por toda la ciudad, pero se distribuye de manera desigual de acuerdo con el estrato socioeconómico", con una sobrerrepresentación en los sectores medios y altos y una subrrepre­ sentación en los estratos más bajos, lo que indica una distribución desigual del acceso a servicios de c uidado de la apariencia. Cerca de la mitad (49%) de los salones de belleza y peluquerías se situaban en el estrato medio-bajo o estrato tres que representaba en ese año alrededor del 36% de la población bogotana; el 16,6% se situaban en estrato medio alto o estrato cuatro, con el 12% de la población. Por su parte, los negocios situados en los estratos más altos (cinco y seis) representaban el 13>4% del total de establecimientos, cuando en estos estratos solo reside alrededor del 4% de la población de la ciudad. En ellos están situadas las empresas más grandes y las que tienen mayor capital económico, social, cultural y simbólico. En contraste, solo el 21% de los salones estaba en los estratos más bajos (uno y dos), en donde residía el 48% de la población. Esta distribución revela la configuración espacial, desigual y estratificada, de la oferta y demanda de servicios de cuidado de la apariencia, con una gran densidad en sectores altos y una baja densidad en las zonas empobrecidas de la ciudad.

10

11

42

Con base en los registros de la Cámara de Comercio de Bogotá (ces) en diciembre del 2010. La estratificación socioeconómica es una clasificación de las viviendas utilizada principalmente en Colombia para el establecimiento de tarifas y subsidios de servicios públicos domiciliarios a partir de una encuesta con las características de la vivienda y el entorno. Se crean seis niveles o estratos: bajos (uno y dos), medios (tres y cuatro) y altos (cinco y seis). La investigación clasificó los establecimientos de belleza en estos tres niveles socioeconómicos como expresión de la jerarquía social en la ciudad.

Industria de la belleza y servicios estéticos

Las desigualdades de género se expresan en la distribución de la propiedad de los salones, ya que aquellos negocios que son propiedad de mujeres tienden a situarse en posiciones menos ventajosas: el 74% de estos salones se sitúan en los tres niveles socioeconómicos inferiores, mientras ocurría lo mismo para el 60% de los salones con propietarios hombres. Inversamente, 18,1% de los salones de propiedad masculina y 10,7% de los salones de propiedad femenina se ubicaban en los dos niveles socioeconómicos superiores. El género y la clase se intersectan y co-constituyen (Kergoat, 2009): el privilegio masculino se convierte en privilegio de clase y, de manera inversa, la posición de las mujeres en el orden de género se traduce en una situación socioeconómica inferior. La encuesta proporcionó otros indicadores de las desigualdades socioeconómicas entre las peluquerías. Uno de ellos fue la tarifa de los servicios, donde se observa una gran disparidad; por ejemplo, el valor del corte de pelo para mujeres podía variar en el 2011 entre el 2 ooo a 5

ooo pesos (entre US$1 y US$2,70 aproximadamente) hasta 51 ooo pesos

(US$ 27) o más, es decir, entre veinticinco y treinta veces más que el corte más económico. Como propietarias de salones, las mujeres participan más que los hombres en establecimientos con tarifas por debajo del equivalente a ocho dólares (91,6% frente a n,1%) (Arango y Pineda, 2012). TAB L A

1

Distribución de establecimientos según tarifa de un corte de cabello para dama

Entre 21 y 30 mil Entre 31 y 40 mil

2,1

Entre 41 y 50 mil

0,4

2,0

Más de 51 mil

0,4

1,0

0,6

69,5 %

30,5 %

100,0

Total Fuente:

Encuesta a peluquerías

y salones de

belleza. Bogotá 2011. 43

Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Armando Pi neda Duque

Algo semejante sucede con el tamaño promedio, en metros cua­ drados, de los establecimientos de acuerdo con el estrato socioeco­ nómico. Mientras un puñado de establecimientos del estrato más alto, propiedad de hombres (representa el 5>4% del total de los negocios de los varones y 1,6% de todos los negocios), cuenta con locales de 176 metros cuadrados en promedio, un local de propiedad de mujeres de estrato tres {representan el 52% del total de los negocios de mujeres y 36% del total general), tiene en promedio 30 metros cuadrados, es decir, un salón de cinco por seis metros (Arango y Pineda, 2012). Tamaño promedio de establecimiento en metros cuadrados según estrato y sexo

TABLA 2

Sexo

Mujer

Hombre

Total general

Fuente: Encuesta a peluquerías y salones de belleza. Bogotá 2011.

A su vez, la oferta de estos servicios está garantizada por trabaja­ dores y trabajadoras que en su gran mayoría (85%) labora a destajo y devenga un porcentaje por cada servicio prestado. Estos varían entre el 40% y el 70%, según el arreglo con los propietarios y la antigüedad de 44

Industria de la belleza y servicios estéticos

los y las trabajadoras. En general, los y las estilistas compran su equipo básico de trabajo (cepillos, secadores manuales, rasuradora, plancha) y dividen con el dueño o la dueña del salón el valor de los insumos menos genéricos, como tintes y tratamientos. Igualmente, las manicuristas disponen de su propio equipo de instrumentos, esmaltes y otros pro­ ductos (Arango y Pineda, 2012). La información obtenida en las entrevistas a peluqueros y mani­ curistas, este último oficio exclusivamente femenino, ofrece un indicio de las diferencias de ingreso e inequidad social y de género, entre las dos categorías y en el interior de cada una de ellas, como puede verse en la siguiente tabla. TABLA 3

Ingresos promedio mensuales de trabajadores-as en Bogotá en el 2010 .(Equivalente en dólares)"

Entre 1 90 y 1 . 1 00 Fuente: entrevistas a peluqueros y manicuristas de peluquerías y salones de belleza. Bogotá 2011.

Las jornadas laborales son muy relevantes desde el punto de vista de género, ya que mientras los hombres tienen jornadas de 66,8 horas semanales en promedio, las de las mujeres son de 59,2 horas. Esta brecha de 7,6 horas se debe básicamente a que las mujeres tienen jornadas más reducidas de trabajo remunerado con el fin de atender la mayor carga de trabajo de cuidado no remunerado en los hogares, puesto que en muchas trabajadoras de este grupo se preserva la tradicional división sexual del trabajo. A partir de la Gran Encuesta Integrada de los Hogares (GEIH) del DANE, se obtiene que las mujeres tienen un promedio de treinta y un horas semanales de trabajo no remunerado doméstico, frente a doce de los hombres. Si se aplica este promedio general para el sector de peluquerías y salones de belleza, las mujeres trabajan en total once horas más a la semana (Pineda, 2014). 12

Las cifras mínima y máxima son el promedio mensual reportado por distintas personas. 45

Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Armando Pineda Duque

GRÁFICO

i

Horas promedio semanales de trabajo remunerado y no remunerado por sexo

80 60 40 20 o

Remunerado

No remunerado

. Hombres Fuente:



Carga total de trabajo

Mujeres

Estimaciones con base en la GEJH. Trece áreas metropolitanas. junio 2011.

DANE,

Asimetrías étnico-raciales y de sexualidad Además del sexo y la posición socioeconómica, a través de la encuesta buscamos recoger información sobre otros marcadores de diferencia, como el autorreconocimiento étnico-racial y la identidad de género u orientación sexual13. En relación con el primer aspecto,

96,4% de las mujeres y el 91,3% de los varones dueños de negocios (46,6% de las mujeres y 42,3% de los varones se reconocieron como blancos). Solo el 5,8% de los hombres y el 3,1% de las mujeres se reconocieron como negros-as, mulatos-as o afrocolombianos-as, mientras el 3% de los varones y el 0,5% de las mujeres se reconocieron como indígenas. el

se autoclasificaron como blancos o mestizos

13

Para la autoidentificación étnico-racial, se formuló la pregunta: "De acuerdo con su cultura, pueblo o rasgos físicos, usted es o se reconoce cómo:': con nueve opciones de respuesta. Para aproximarnos a las identidades de género y sexualidad, se preguntó primero por el "sexo de registro al nacer" y luego por "la orientación sexual'; con nueve opciones en las que se incluía la opción de "otra''. Así, en ambos casos, la decisión de clasificar la identidad de las personas recayó en ellas mismas y no en las y los entrevistadores.

46

Industria de la belleza y servicios estéticos

TAB LA 4

Distribución de trabajadoras-es por identidad étnico-racial según sexo

Mulato

Afro colombiano

225

Total

100,0%

89

100,0%

314 100,0%

Comparada con la población de las y los trabaj adores de los es­ tablecimientos encuestados, la participación de personas que se reco­ nocen como blancas es más alta entre propietarios y propietarias. Por su parte, los hombres que se reconocen como mestizos tienen mayor participación entre los trabajadores, en donde representan el 58,4%, mientras que solo el 49% de los propietarios se identifica así. Por el contrario, los hombres que se reconocen como blancos representan el 31,5% de los trabajadores y el 42,3% de los propietarios. La diferencia es mucho más leve entre las mujeres encuestadas. 47

Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Armando Pineda Duque

TABLA 5

Distribución de empresarias-os por identidad étnico-racial según sexo

Sexo

Identidad étnico-racial

Mujer

Total Hombre

Mestizo

0,9% 0,9%

1 00,0%

Si bien quienes se reconocen como blancos o blancas se distri­ buyen en todos los estratos, su participación es relativamente mayor en los estratos superiores: el 19>4% de las y los propietarios blancos se ubican en estos segmentos sociales, unos puntos por encima de la participación del conjunto de propietarios-as, que es del 12,9%. En los mestizos se presenta una situación inversa para estos mismos estratos y una alta concentración en el estrato tres. A diferencia de las y los trabajadores, la población que se reconoce como negra, mulata o afrocolombiana, y que constituye el 2,1% del total de propietarias-os, no tiene ninguna presencia en la propiedad de establecimientos de estratos cuatro, cinco y seis. Por el contrario, tienen una sobrerrepresentación en el estrato dos, con el 53,s'Yo, frente a un total de establecimientos en este estrato del 19,6%. Esto pudo ser observado en el trabajo directo de campo, a partir de la ubicación de las peluquerías y salones de belleza de propiedad de minorías migrantes negras y afrocolombianas, especialmente del Pacífico colombiano, en estos estratos. En general, las y los propietarios negros, mulatos y afrocolombianos son ante todo empresarios populares de las mi­ croempresas de la belleza. Las y los propietarios que se reconocen como indígenas constituyen el 1,2% del total y se ubican exclusivamente en los estratos dos y tres. 48

Industria de la belleza y servicios estéticos

En cuanto a las identidades de género y sexualidad, en concordancia con el saber convencional que relaciona las sexualidades masculinas no normativas con el trabajo de peluquería, encontramos que el 15,4% de los varones propietarios y el 24,7% de los hombres trabaj adores se reconocían como homosexuales, gais o bisexuales.

6 Distribución de trabajadoras-es por orientación sexual según sexo

TABLA

Total

Homosexual

17

o

Gay

0,0%

19,1%

17 5,4%

Lesbiana

Bisexual

Trans

Ninguna

3 14 Total

100,0% 100,0%

49

Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Armando Pineda Duque

Adicionalmente, el 1% de los propietarios y el 2,2% de los tra­ baj adores se identificaron como trans14• En el caso de las mujeres, propietarias y trabajadoras, solo el 1% declaró tener una orientación no heterosexual. 7 Distribución de empresarias-os por orientación sexual según sexo

TABLA

Orientación

Sexo

Refl exiones fina l es

La expansión de los servicios estéticos y corporales en el país y en particular en Bogotá está asociada con el desarrollo de la industria global de productos de belleza y aseo personal, liderada por multi­ nacionales norteamericanas y europeas a partir de la segunda mitad del siglo xx. En la actualidad, Colombia constituye un importante mercado en expansión y con proyección internacional en el sector de la producción, consumo y exportación de artículos de belleza, aseo 14

50

Aunque esta población signifique solo el 0,3% de los establecimientos en la ciudad, es decir, alrededor de unos quince establecimientos registrados en CCB, desde el punto de vista cualitativo, de sus experiencias de trabajo e identidades sexuales y de género, como de concentración territorial en la ciudad, reviste gran relevancia para la diversidad cultural del sector de la belleza, así como para nuestro proyecto de investigación.

Industria de la belleza y servicios estéticos

personal, industria de la moda y los servicios estéticos y personales, incluyendo el mercado de las cirugías estéticas. El desa rrollo de la i ndustria de la belleza se asocia a su vez con los valores occidentales modernos que exaltan el culto a la in­ dividualidad, al cuerpo, a la higiene y a la imagen personal, desde visiones atravesadas por diferenc ias y desigualdades de género, etnicidad, raza, clase y colonialidad. En ese sentido, la industria de la belleza puede considerarse una "tecnología de género" (Arango, Bello y Ram írez, 2013) que produce representaciones sobre lo fe ­ menino y lo masculino, diferenciadas y jerarqu izadas por distintos marcadores de diferencia y relaciones de dominación. Es asimismo un campo dinámico, en donde actúan y compiten distintos agentes e instituciones, configurando definiciones cambiantes de la belleza y la apariencia legítimas. Los servicios de peluquería y salones de belleza ocupan un lugar subordinado en relación con otros sectores económicos y dentro del sector de servicios. Ello es visible en el alto grado de informalidad del empleo y en la deslaboralización que lo caracterizan, así como en el bajo nivel promedio de remuneración. La alta feminización está asociada con las bajas remuneraciones, las precarias condiciones de empleo, el escaso prestigio de estos oficios y la "sospecha" que recae sobre la virilidad de los hombres que allí trabajan y que acompaña la presencia comparativamente alta de va­ rones con sexualidades no normativas. Las desigualdades de género y clase que hay en este sector se articulan con jerarquías étnico-raciales. El orden sociorracial colom­ biano, fundado en el mestizaje y el blanqueamiento, y solo oficialmente desde 1991 en el multiculturalismo y la plurietnicidad consagrados en la Constitución, se expresa en la clasificación que hacen de sí mismas propietarias, propietarios, trabajadoras y trabajadores, centrada en las categorías blanca y mestiza. Puesto que Bogotá es el centro del poder político, económico y cultural del país, allí reside una porción importante de las clases altas y medias urbanas. En esta ciudad se concentra el empleo público, las grandes empresas de los servicios financieros y de tecnologías de la 51

Luz Gabriela Arango Gaviria y Javier Armando Pineda Duque

comunicación, el sector educativo y el comercio en grandes superficies, así como la industria de la belleza. En una escala nacional, podríamos decir que en Bogotá se ob­ serva algo similar a lo descrito por Sassen (2004) para las ciudades globales: la coexistencia imbricada e interdependiente de una elite y unas clases medias altas integradas en los circuitos dominantes del capitalismo global, la modernidad occidental y la " blanquitud", con amplios sectores populares que sostienen, a través de empleos informales o asalariados precarios, la producción y reproducción de las condiciones de vida, trabajo, consumo y bienestar de los grupos sociales dominantes. La distribución segmentada de la oferta de servicios de peluquería y belleza a lo largo de la ciudad, con una sobrerrepresentación en las

zonas de estratos medios y altos y una sub-representación en estratos bajos, refleja estas desigualdades. Sin embargo, los valores modernos y los ideales de belleza que se difunden a través de la industria cosmética y de aseo personal tienen resonancia en amplios sectores de la po­ blación de la ciudad, aun en aquellos que no tienen acceso al consumo de servicios estéticos, en particular entre las categorías más jóvenes. B i b l i o g rafía

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Nombre

Ocupación

Edad

Escolaridad

Leonardo

Peluquero-a

34

Universitario

64

Roberto

Identidad de

Heterosexual

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Heterosexual

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Propietario-a Estilista

56

Heterosexual Bachillerato Universitario

Raza

Establecimiento

Mestizo

La Cabrera

No Mestiza

Heterosexual

Blanco

Heterosexual

Mestiza

Bachillerato

Mestiza

La Cabrera Ana María Antonio lnnovations Antonio y Bella

47 65

No

46 34

Técnico

Sala de belleza Viviana

Oiga Ligia

Propietario-a Estilista

52

Universitario

Heterosexual

Blanca

Centro de belleza Oiga Ligia

Oswaldo

Propietario-a Estilista

37

Universitario

Heterosexual

Mestizo

Estética y Belleza "Juan José"

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Roxan Peluquería

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Nombre

Ocupación

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Heterosexual

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Heterosexual :

Mestizo

Black and White Store

Gay

Mestizo

Keos Peluquería Unisex

Heterosexual

Blanca

Heterosexual

Mestizo

Heterosexual

Mestiza

Heterosexual

Afrocolombiana

,_

Melissa

.

Sandro

.

Marien Nurbis

.

:: r

w

-

� Estilista Estilista

31 41

'

: Universitario Primaria

m1..v1 .. t':�·-

38

Bachillerato

29

Bachillerato comoleto

-'

La D'Fantasia la 5 1 Karelin's Martín Vida!

>

"' Ul "'

::1 "' " o ..

Anexo 3-Tabla de cl ientes entrevistados en Bogotá

... UI ,. Edad

Erika

nivel de educación

37

Bachillerato

27

Universitario

o :s

53

Bachillerato

'O o 'O

44

Estudiante de

N

""

� ...

Primaria

Mestiza

Homosexual

Mestizo

Universitario

Heterosexual

Mestizo

Bachillerato

Heterosexual

Universitario

23 43

30

Universitario completo Maestría Técnico

N o :s

"" :::: ..

Lorena

Contadora

59

Universitario

Graciela

Enfermera

45

Universitario

27

Universitario

46

Universitario

!lo

¡¡·

30

Técnico incompleto sitario corn

> N - º .. :s

"" ""

Heterosexual Heterosexual

20

Maestría Ana Cecilia

Docente universitaria

Doctorado

Ramón

Docente universitario

Doctorado

> :s

... )( o ..

Lesbiana

Anexo 4-Tabla de propietarias y esti l istas trans entrevi stadas en Bogotá3 PROPIETARIAS Nombre

Ocupación

Patty Madonna

G. étnico

Edad

Escolaridad

Identidad de género

Propietaria-estilista

53

Bachiller

Mujer trans

Blanca

Patrick's Peluquería

Propietaria-estilista

43

Bachiller

Mujer trans

Mestiza

Peluquería Madonna y sus Divas.

María Paula : Propietaria-estilista

racial

Establecimiento

47

Bachiller

Mujer

Mestiza

Peluquería Alexandra

Jiseth

Propietaria- Estilista

35

Bachillerato incompleto

Mujer transgenerista

Mestiza

Peluquería Las Distintas.

Lili

Propietaria-estilista

55

Bachillerato incompleto

Mujer trans

Mestiza

Mechas Peluquería

Estilista

33

Estilista

32

ESTILISTAS

Francesca

Estilista

Nicolle

Estilista

Brenda

Estilista

25

Bachillerato incompleto

Peluquería Bibi

)lo ... "' "'

Los nombres de las personas entrevistadas no fueron cambiados, principalmente porque en las entrevistas las mujeres trans consultadas demostraron interés en que se visibilicen sus historias de lucha, emprendimiento y activismo.

� ID )C o ..

Anexo 5-Tabla genera l de propietarias-os y trabajadoras-es entrevistados en Ca l i

"' UI "'

Hombres propietarios y trabajadores entrevistados e n Barberías y peluquerías Afro P R O P I E TA R I O S

Nombre

Escolaridad

Aníbal

Bachiller

Henry

Universitario completo

Ferney Guillermo

---····---

G. étnico-racial

Establecimiento

Hombre

Afro

Peluquería El Niche

Hombre

Afro

Peluquería Doggy Dog

Hombre

Negro

Hombre

Afro

de género

TRABAJADORES

Peluquería El Niche eluquería El Nid Peluquería de Marlon peluquería Nelson

Peluauero Los Afro

Elías Gonzalo

Barbero

Bachiller completo

Afro

Barbería América

)lo :J

"' " o ..

Mujeres propietarias y trabajadoras entrevistadas en peluquerías cuya clientela mayoritaria son mujeres negras PROPIETARIAS

Nombre Milena

.

Ocupación

Edad

Escolaridad

Propietaria-peluquera

47

Bachiller S.i 1:1_ información

-·· ·

.

- ··

45

.

24

Técnica en estilismo

Copropietaria-estilista

40

Bachiller

Médica cirujana y propietaria

32

Posgrado

Estilista v coadministradora

27

Estudios técnicos

Estilista

27

Bachiller

Liliana

Copropietaria-estilista

Nury

Copropietaria-estilista

Sonia Claudia Guerrero

. ,

-·····

Diana

Camila

Asesora de imagen

30

Identidad

G. étnico-racial

Establecimiento

Mujer

Afro

Salón Fanny

Mujer

Negra-afro

Peluquería Linuson

r �� a. Negra

Peluquería Linuson Peluquería Linuson

Afro

Belleza Negra

de género

Mujer

ESTILISTAS

Bachillerato incompleto

Peluquería Deisy Afro Mujer

Afro

Mujer

Afrocolombiana

Peluquería Fanny · · · ···· · · ··· ·· ·······-········ ..

Peluquería Belleza Negra

ACTIVISTA PEINADO ÉTNICO

Emilia Eneida Valencia

Docente de secundaria y universitaria

Presidenta Asociación

50

Posgrado

de Mujeres Afrocolombianas > ::J

"' "' ....

"' )C

a

Anexo 6-Tabla de mujeres propietarias y esti l i stas tra ns y hombres gais entrevistadas-os en Ca l i4

w "' 00

Establecimiento

Nombre

y estrato

Katherine Patricia Mónica

Chica trans

Melissa

Propietaria estilista

40

Blanca mestiza

Travesti

Pamela

Co-propietaria estilista, alterna con trabajo sexual

33

Mulata

Transgenerista

Kathia

Propietaria peluquera

Lida

4

Mulata

sexual

autodenomina con nombre de mujer "Homosexual" "Loca''. Se autodenomina con

Los nombres de las personas entrevistadas fueron cambiados por cuestiones de ética.

Ka completo Bachillerato incompleto

Peluquería Melissa Local sin nombre

Bachillerato completo

Peluquería Bellyasmin

Bachillerato completo

Peluquería Bellyasmin

> :i CD

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Anexo 7-Tabla genera l de propietarias-os y trabajadoras-es entrevistados en Campi ñas y Belo Horizonte (Bras i l ) 5 Pronietario�-a"- estilistas, manicuristas v barberos Nombre

Edad

42 33 Mestiza Blanco Blanca

... "' "'

Blanco

Barbearia Sao Joao

Afro

Raízes

Afro

Raízes

Afro

Raízes

. . . . . . . . . . . . . . . ..........

Mestiza

Carminha's Cabelos

Mestizo

Takurni

Feman da

Mestiza

Takurni

Branca

Mestiza

Alice

Mestiza



Carnpinas

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"Género, trabalho e identidade nos servi¡¡:os estéticos e corporais': fue adelantada por Luz Gabriela Arango Gaviria durante su estancia posdoctoral en la Facultad de Educación de la Universidad de Carnpinas -Brasil- entre 2012 y 2013, con el apoyo de la Funda