La moneda antigua de Ibiza
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LA MONEDA ANTIGUA DE IBIZA

ANTONIO PLANELLS FERRER

LA MONEDA ANTIGUA DE IBIZA

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ANTONIO PLANTLLS FERRER

LA MONEDA ANTIGUA DE IBIZA

BARCELONA

ISBN. 84-300-2592-8 D. L.: B. 17545-1980 Imp. Fidel. Bot, 13. Barcelona

A la memoria del Exorno. Sr. Marqués de Lozoya, que amó entrañablemente a Ibiza y siempre le prestó desinteresada ayuda

INTRODUCCION

Tratamos en este trabajo de la moneda antigua de raiza, una de las primeras que se fabricaron en España, que apareció al mismo tiempo que las cartaginesas de Cádiz y las griegas de Rosas y Ampurias, y fue la última que dejó de acuñarse en época romana. Su estudio nos ayuda al conocimiento de la Ebysos cartaginesa, nos señala el grado de desarrollo y cultura de las islas Pithiusas, y nos testifica las relaciones comerciales que tuvieron con otros pueblos. Nuestro propósito es dar a conocer los nuevos tipos y variantes, que últimamente han aparecido, y establecer un nuevo sistema de clasificación que permita la inclusión de cualquier nuevo hallazgo. Partimos de la clásica división en series, subdividimos éstas en grupos, y numeramos correlativamente las monedas de cada grupo empezando en cada uno de ellos por la unidad. Como, en algunas series, hay monedas del mismo grupo en plata y bronce las separa­ mos y numeramos, aparte, como si se tratara de grupos distintos. Hemos examinado varios centenares de monedas ebesianas, la mayoría en mal estado de conservación, y a pesar de ello hemos logrado aumentar considerablemente el número de variantes publi­ cadas hasta la fecha. Estamos convencidos que, en excavaciones y hallazgos fortuitos, aparecerán otras monedas que vendrán a aumentar las variantes de los grupos, en que dividimos las series, o completarán algunos valores que creemos faltan en las monedas de las primeras series. Éstas no es fácil que sufran variación. Lo único que puede ocurrir, caso de aparecer algún nuevo tipo de moneda,

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es que se tenga que formar otro grupo dentro de alguna de las series. No pretendemos que este trabajo sea definitivo, pues es difícil: conocer la cronología exacta de las monedas de la ceca de Ib iza; precisar, en algunas monedas, cuál ha sido acuñada con anterioridad a otra; aclarar el significado verdadero de los símbolos y letras que aparecen, junto al dios Bes; acertar la fecha en que fue sustituido el sistema monetal griego por el romano; saber el porqué se acuñó la moneda de Claudio cuando ya habia cesado la acuñación de mo­ neda en España, etc. Casi siempre nos tenemos que valer de hipótesis, con más o menos fundamento, pero sinceramente creemos que mu­ chas de estas opiniones se ajustan a la realidad. Esperamos que este modesto trabajo será útil a los estudiosos y que, más adelante, cuando por nuevas excavaciones arqueológicas, o por algún hecho inesperado, haya más luz sobre nuestra antigua ceca, se podrá ampliar o rec­ tificar posibles errores. La acuñación de moneda antigua, por la ceca de Ibiza, duró largo tiempo, unos cuatrocientos años. Su existencia no fue conocida, por los numismáticos, hasta el siglo xvm. Por espacio de dos siglos la acuñación de moneda ebesiana fue sucesivamente atribuida a Serpa (Portugal), a Cádiz, a Hispalis (Sevilla), a Cosura (la actual Panttelaria), a Mallorca y a Menorca. El hallazgo de dos importantes tesorillos en Ibiza, publicados por don Juan Román y Calvet, en su meritoria obra «Los nombres e importancia arqueológica de las islas Pithusas», hizo rectificar, al erudito Campaner, el error de atribuir la ceca de Ibiza a Menorca. De mayor duración fue la polémica suscitada, entre los autores, para llegar a la identificación de la figura que aparece en el anverso de la mayoría de monedas ebesianas. El primero que describió estas monedas, con un comentario de mal gusto, fue Leclerc, a principios del siglo xvm. Dijo que en la figura ve a un hombre cargado de naranjas, por delante y por detrás; que su acuñación correspondía a Serpa, ciudad de la Bética; que su leyenda significa «el sol ama a Serpa», y añade: «que puede decirse que el sol ama los lugares en que hace producir frutos tan hermosos como son las naranjas y los limones». Después le sigue Serra, que al tratar de identificar dicha figura la atribuyó al dios egipcio Canopo o Canope. Posteriormente la mayoría de autores que han estudiado la moneda antigua ibicenca, hasta fecha bien reciente, han creído ver en la figura al octavo Ca-

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biro, identificándolo con Eshmún, y otros sólo han usado la palabra Cabiro. Al objeto de dar a este estudio un carácter didáctico reseñamos, en primer lugar, la vida socio-económica de los ebesianos en el siglo iv, cuando adoptaron la moneda como instrumento de cambio; continuamos con el estudio del origen de la moneda y su clasificación por los sistemas monetales griego y romano; seguimos con el análisis de unas monedas con inscripción ibérica, por existir la posibilidad de pertenecer a la ceca de Ibiza; proseguimos con la descripción de las deidades, símbolos y letras púnicas que aparecen en el campo de varias monedas de la ceca ibicenca; continuamos con el examen de los hallazgos de moneda ebesiana en la isla, en la península y en el extranjero; seguimos con el relato de las opiniones de los autores que han tratado de la moneda de Ibiza y, finalmente, clasificamos y describimos las diferentes emisiones, señalando las variantes que hasta ahora han aparecido. Para efectuar este trabajo hemos consultado abundante biblio­ grafía que trata de la moneda ebesiana; hemos estudiado la extensa colección de monedas que se conservan en el Museo Arqueológico de Ibiza; las del'Instituto Valencia de Don Juan, de Madrid; las del Gabinete Numismático de Cataluña, en Barcelona, y las de diversas colecciones particulares. Agradecemos a los Directores de las entidades que, en este tra­ bajo, hacemos mención y a los numismáticos: D. Raimundo Torres, D. Antonio Ferrer Cardona, D. José Mari Juan, D. Vicente Ferrer Gotarredona, D. Emilio Pérez-Cabrero y D. Eduardo Posada su va­ liosa colaboración y las facilidades que nos han dado para obtener las fotografías que publicamos en este estudio. Seguimos en las notas el procedimiento utilizado en anteriores publicaciones, utilizando siglas que concuerdan con las del indice bibliográfico, donde las colocamos al margen por orden alfabético y numérico.

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ABREVIATURAS

A.CF. A. H. A. V. G.N.C. I.VDJ. LMB. L.F.C. MAJ. T.Z.G. A) R) a) b) c) d)

Alvaro Campaner Fuertes. Aloiss Heiss. Antonio Vives Escudero. Colección Particular. Gabinete Numismático de Cataluña. Instituto Valencia de Don Juan. La Moneda Hispánica. Luis' Ferbal Campo. Museo Arqueológico de Ibiza. Tesorillo Zona de Gades. Anverso. Reverso. Calco. Hemicalco. Cuarto de calco. Octavo de calco.

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LEXICO NUMISMATICO Acuñación: Proceso y técnica del mismo que se emplea en la fabricación de la moneda. Anverso: Cara principal de la moneda. Batir moneda: Labrarla, acuñarla. Borde o cordón: Orilla de la moneda. Campo o área: Espacio de la moneda que queda sin labrar. Canto: Espesor de la moneda en su borde. Ceca: Fábrica de moneda. Conservación de la moneda: Estado en que se encuentra. Cospel: Disco de metal antes de ser acuñado. Cuerpo: Conjunto de todas las figuras. Cuño: Pieza de metal duro en el que va grabado en hueco el dibujo de la figura. Electro: Aleación de cuatro partes de oro con una de plata. Estilo: Carácter especial que presentan las monedas. Exergo: Parte de una moneda o medalla, donde se coloca la leyenda, debajo de la figura. Flor de cuño: Moneda bien conservada sin las señales de circulación. Grabador: Artista encargado de esculpir los cuños. Grafila: Orla lineal o de puntos que rodea la moneda. Inscripción: Rótulo que hace las veces de figura. Ley: Proporción de metal noble que contiene una moneda. Leyenda: Inscripción que rodea los tipos o la que contiene el exergo. Marca de ceca: Signo indicador de la fábrica o lugar donde se acuñó la moneda. Marca de valor: Signo indicador del valor relativo de la moneda. Medalla: Pieza de metal que tiene por objeto conmemorar algún acontecimiento histórico, honrar a alguna persona o servir para usos piadosos. Módulo: Diámetro en milímetros de la moneda. Moneda acuñada: La que está marcada por presión de un troquel. Moneda anepígrafa: La que carece de inscripción y leyenda. Moneda bilingüe: La que presenta la inscripción o leyenda en dos lenguas. Moneda fiduciaria: La que representa un valor que intrínsecamente no tiene. Moneda fundida: La vaciada en un molde. Monedero: El que acuña moneda. Peso: El determinado en cada moneda por el del peso del metal. Reverso: La cara secundaria y opuesta al anverso. Serie monetaria: Conjunto de piezas de una misma emisión. Talla: Cantidad numérica de las monedas del mismo valor. Tipo: Lo constituye la figura, figuras o inscripciones que contienen las monedas. Vellón: Plata de muy baja ley.

CAPITULO I

LA VIDA SOCIO-ECONOMICA DE EBYSOS EN EL SIGLO IV A. DE C. Estado general de la isla

La isla de Ebysos, ocupada por los fenicios de Cartago a me­ diados del siglo vii a. de C„ fue convertida, gracias a su situación estratégica y a sus diversos y resguardados puertos naturales, en escala obligada de sus naves en los viajes, de ida y vuelta, hacia Tartesos, en busca de preciados metales. Posteriormente, después de la batalla de Alalia, constituyó, con Cerdeña y Sicilia, la linea de separación de las zonas de influencia griega y púnica en el Medite­ rráneo occidental.1 Se estableció, en Ebysos, una numerosa colonia cartaginesa atraída por la dulzura de su clima, la fertilidad de sus campos, la abundancia de pesca, la diversidad de productos naturales isal, plomo, madera, etc.), y la ausencia de animales dañinos. Los testi­ monios arqueológicos nos atestiguan el esplendor que había alcan­ zado la isla, en el siglo iv antes de C., con anterioridad al empleo de la moneda. Sus productos manufacturados, embarcados en naves cartaginesas, eran conducidos a la Magna Grecia, para su canje por cerámica fina, de la que nos han proporcionado sendas piezas los hipogeos ebesianos, que hoy conservan, entre otros, los Museos Arqueológicos de Ibiza, Madrid, Barcelona y Sitges. 1. García y Bellido, Antonio. G-2, pág. 341.

GALOS

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7

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Croquis del Mediterráneo, en el siglo vil a. de C., después de la fundación de Ibiza

El puerto de Ibiza a la llegada de los fenicios

Era la isla de Ebysos, en aquellos tiempos, y continuó siéndolo durante varios siglos, una base militar y mercantil de primer orden. A sus puertos llegaban y salían barcos, en todas direcciones, que unas veces transportaban mercenarios iberos y baleáricos, para combatir en Sicilia, y otras, partían cargados de mercancías hacia diversos puertos del norte de África, Levante español, sur de Francia o del de Italia. La paz de que gozó la isla durante estas tres primeras centurias, anteriores a la introducción de la moneda, unida a la laboriosidad de sus habitantes, hizo que, Ebysos, disfrutara de la época de mayor prosperidad y esplendor de su historia. Agricultura y ganadería

El agricultor cartaginés consagraba a la tierra y a la cria de animales domésticos todo su tiempo y, ambas cosas, le proporcio-

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Joyas de oro cartaginesas. Museo Arqueológico de Ibiza

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naban todo lo necesario para vivir cómodamente con su familia. Cultivaron los cereales y productos hortícolas, la vid, el olivo, la higuera y otros árboles frutales.2 Siguiendo los consejos de Magón, que figuraban en su tratado de agricultura, muchos abandonaron la ciudad para establecerse en el campo, donde se dedicaron al cultivo de pequeños huertos y a la cría de animales domésticos: gallinas, conejos, palomos, etc. Algunos poseían rebaños de ovejas, que les proporcionaban finísima lana; cabras, cuyas primeras crías eran ofrecidas en holocausto a sus dioses; ganado vacuno, muy apreciado por su utilidad en el trabajo del campo y por su producción de leche, y, en menor cantidad, asnos, mulos y caballos.3

Desarrollo industrial

Los cartagineses se dedicaron a la pesca y crearon una flore­ ciente industria de salazones y conservas. Uno de sus mayores ne­ gocios lo constituyó el empleo de la almadraba para la pesca del atún y otras especies afines. Fabricaron el garum, salsa de renombre universal, utilizando las entrañas de pescado macerados en salmuera, y la púrpura, tinte extraído de los múrices, que vendían a precios elevados.4 Utilizaron el plomo para fabricar anclas, pesas, proyectiles de honda, etc., y transformándolo en minio lo empleaban para teñir tejidos. Trabajaron los metales (oro, plata, hierro y bronce), el marfil, el hueso y la pasta vitrea. Fueron tan hábiles alfareros que supieron imitar, con marcado arte púnico, gran número de figuras griegas, y fabricaron en grandes cantidades: ánforas, cuencos, vasos, lucernas, urnas cinerarias, ungüentarlos, etc.5 Tejieron el lino, la lana y el algodón, utilizando generalmente pequeños telares, que las mujeres acostumbraban tener en casa. Desarrollaron las industrias de cestería, la de fabricación de cuerdas y esteras de esparto, y la de elaboración de quesos. Trabajaron la 2. Houhs-Miédan, M. H-4, pág. 70. 3. Washington, B. H. W-l, pág. 190. 4. García y Bellido, Antonio. G-2, pág. 380. 5. Commeaux, Charles. C-3, págs. 89 y ss.; Tarradsll, Miguzl-Font, Matilde. T-l, págs. 133 y ss.

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Vasítos de pasta vitrea policromada. Siglos iv-m a. de C. Museo Arqueológico de Ibiza

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Busto púnico-helenístico de la diosa Tanit, bella figura, que patentiza el grado de cultura de los cartagineses al introducir la moneda. Musco Arqueológico de Ibxza

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Jarras y urnas cinerarias, fabricadas por alfareros ebesianos. Museo Arqueológico de Ibiza

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Barco fenicio de comercio y corso, según Lafuente

madera, que emplearon en la construcción de barcos, en la cubierta de las casas, y en la fabricación de muebles, puertas y ventanas.5

Comercio y navegación

El comercio y la navegación proporcionó a los cartagineses enormes riquezas. Realizaban la exportación de sus productos ma­ nufacturados, que posiblemente financiaban los aristócratas, en barcos de su propiedad, quienes obtenían gran parte de los bene­ ficios de los viajes. Ebysos exportaba entre otros productos: sala­ zones y conservas, higos secos, cebollas, vinos, miel, quesos, púrpura, vidrios y cerámica.' Los ebesianos importaron, desde finales del siglo vi hasta prin6. Hahden, Donald. H-l, ptlgs. 159 y ss. 7. García v Bellido, Antonio. G-2, págs. 377 y ss.

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a*

fó X Ls » 11/2 » 1 1/2 1/4 » 1/8

La unidad en las monedas de bronce era el caico, que equivalía a un octavo de óbolo. Los múltiplos del calco era: el dicalco y el

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tetracalco; y los divisores: el hemicalco, el cuarto de calco y el octavo de calco. La relación entre las monedas de plata y las de bronce es la siguiente: Monedas de plata óbolo

Hemióbolo Tartemorión Hemitartemorión

Tetracalco Dicalco Calco

Monedas de bronce 8 calcos 4 calcos 2 calcos unidad

En las monedas de oro la unidad era la estatera, que equivalía a 20 dracmas. Sus múltiples eran: la distatera, la tetraestatera y la pentaestatera, cuyo valor era dos, cuatro y cinco estateras. El talento y la mina eran medidas ponderales que equivalían a 6.000 y 100 drac­ mas, respectivamente.

>9® Monedas acuñadas en la ccca de Ibiza, a finales del siglo IV a. de C., coetáneas a las de Cádiz, correspondientes a calco, hemicalco, cuarto de calco y octavo de calco

Las primeras monedas ebesianas

Ebysos empezó a acuñar sus primeras monedas, en la segunda mitad del sigio iv antes de C., al mismo tiempo que lo hacían Cádiz, Rosas y Ampurias, siguiendo las cuatro ciudades mencionadas el sistema monetal griego, acuñando plata y bronce, cada cual con su tipo característico. Las ebesianas presentan, unas, el dios Bes, de origen egipcio, en el anverso, y un toro en diversas actitudes, en el reverso, y otras, el dios Bes o el toro en ambas caras. Al describir estas monedas la mayoría de autores identificaron la figura grotesca del dios Bes con un Cabiro, y a éste con Eshmún. Las dos primeras series fueron acuñadas en plata y bronce. Las

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de plata, que tienen pesos y valores diferentes, todas presentan el dios Bes, en el anverso, y el toro, en el reverso. Los valores que conocemos son: didracma, dracma, trióbolo o medio óbolo, trihemióbolo y hemióbolo. Las monedas más antiguas de bronce son de tamaño reducido, siguen el patrón griego, son anepígrafas, el grabado presenta más relieve y el cospel está mejor fundido que las más modernas. Sus valores son: calco, hemicalco, cuarto de calco y octavo de calco. La mayor de las monedas de las tres primeras series es de 17 milímetros y su peso no sobrepasa los 3 gramos. Su abundancia y el ser la mayor encontrada hasta la fecha, nos induce a creer que es un calco (unidad de las monedas de cobre). Las monedas acuñadas en Ibiza, por el sistema monetal griego, que conocemos, son las siguientes: En plata: Didracma Dracma Trióbolo o hemidracma . . Trihemióbolo Hemióbolo

En bronce: Calco unidad . Hemicalco . . Cuarto de calco Octavo de calco

. . . .

. . . .

2 dracmas » 1 1/2 1/4 1/12

. 1/48 . 1/96 '. 1/192 . 1/384

» » » » » » »

12 óbolos 6 » 3 » 1 1/2 » 1/2 »

1/8 1/16 1/32 1/64

» » » »

Los nombres antiguos correspondientes al cuarto y octavo de calco nos son desconocidos. La unidad de las monedas de plata es la Dracma, que contiene seis óbolos y de las de cobre el Calco, cuyo valor es de 1/8 de óbolo.20 Las primeras monedas de la segunda serie, en plata y cobre, pueden ser coetáneas a las fabricadas, en Cartagena, por los bárcidas, y creemos que la acuñación, de las de plata, terminó con la conquista de Cartagonova por Scipión, en el 209 antes de C„ al cortársele a Ebysos el suministro de dicho metal.

20. Gil Farrés, Octavio. G-3, pág. 46.

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Sistema monetal romano Está formado por grupos uniformes, que siguen la evolución histórica del pueblo romano, a diferencia del sistema griego que comprendió a multitud de pueblos sin unidad nacional. Comprende tres series bien delimitadas: la de los ases primitivos, la republicana y la de las monedas imperiales. Los primitivos ases de rústica factura, sin marca ni señal alguna, eran fundidos en bronce. Se les conoce con el nombre de aes rude. A éstos les siguieron otros, con una marca, que se les llamó aes signatura. Ambos eran de peso, tamaño y forma variable y para su uso en el comercio era preciso utilizar la balanza. A últimos de la Monarquía o principios de la República se regularizó el sistema monetario creándose el as libral, equivalente al peso de una libra romana, que se denominó aes grave, con cinco divisores: semis, triens, cuadrans, sextans y uncía, ostentando cada moneda la marca de su valor monetario. El as llevaba en el anverso la doble cara de Jano y en el reverso la proa de un navio. A mediados del siglo m antes de J. C. se redujo el peso del as a la mitad. La serie de piezas propiamente romanas, del período republicano, empiezan en el 268 a. de J. C. con la acuñación de monedas de plata y bronce, y al final de este período algunas de oro. El as que sigue con sus múltiplos y divisores, pero reduciendo progresivamente su peso, deja de ser fundido y empieza a ser acuñado. La moneda típica de esta época es el denario, pieza de plata equivalente a diez ases, cuyo peso también fue reducido con el tiempo. Sus divisores eran: el quinario, que valia la mitad, y el sextercio, la cuarta parte. El de­ nario solía llevar en el exergo, en una de las dos caras, la leyenda ROMA o ROMANO, abreviatura de Romanorum. Estas monedas son llamadas consulares, por estar acuñadas en la época de los cónsules, y también familiares, por llevar general­ mente el nombre del magistrado que dirigía la acuñación, pertene­ ciente a determinada familia. Su acuñación dura hasta el Triumvirato de Julio César. A últimos del siglo ni a. de J. C. se emitió el victoriato, equivalente a tres cuartas partes del denario, con un múltiplo el doble Victoriano y un divisor el medio Victoriano, moneda de plata, probablemente destinada al desarrollo del comercio exterior. Las monedas imperiales conservan el áureo y el denario. Al re­ cibir Octavio el título de Augusto, los ases y sus divisores son susti-

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SISTEMA MONETAL ROMANO DE LOS PRIMEROS TIEMPOS DE LA REPUBLICA

A) Cabeza barbuda bifronre de Jano. R) Proa de

Semh, medio ur. signo de valor S, peso 163,50 gr. A) Cabeza de Júpiter. R) Proa de nave

55

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3.

Trien?, signo de valor cuatro puntos, peso 109 gr. A) Cabeza de la diosa Roma. R) Proa de nave.

(ífe] 4.

Cuadran?, signo de valor tres puntos, peso 81,75 gr. A) Cabeza de Hércules. R) Proa de nave.

5.

Sexlans, signo de valor dos puntos, peso 54,50 gr. A) Cabeza de Mercurio. R) Proa de nave.

6.

Uncía, signo de valor un punto, peso 27,25 gr. A) Cabeza de la diosa Roma. R) Proa de nave.

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tuidos por monedas de cobre, que los numismáticos llaman: gran bronce, mediano bronce y pequeño bronce. Presentan en el anverso la cabeza del Emperador, rodeado de la leyenda que lleva su nombre, y en el reverso una divinidad, la personificación de virtudes del Emperador o la representación de algún hecho civil, religioso o mi­ litar. Las monedas de Constantino llevan en el reverso símbolos cristianos.21 Sistema monetal romano

.Ases primitivos: Aes rude y aes signatum, precisaban de la balanza para fijar su valor. Verdadero sistema monetal romano .As libral o aes grave con el signo de valor I, doce onzas. Semis, medio as, signo de valor S, seis onzas. Triens, tercera parte del as, signo de valor cuatro glóbulos, cuatro onzas. Cuadrans, cuarta parte del as, signo de valor tres glóbulos, tres onzas. Sextans, sexta parte del as, signo de valor cuatro glóbulos, dos onzas. Uncía, dozava parte del as, signo de valor un glóbulo, una onza.

Monedas republicanas En plata: Denario, 10 ases, signo de valor X. Quinario, 5 ases, signo de valor V o Q. Sestercio, 2,5 ases, signo de valor IIS. 21. Bertrán Martínez, Antonio. B-i, p.ígs. 174 y ss.; Naval y Ayerve, FraxN-2, págs. 422 y ss., y Gil Farrés, Octavio. G-3, págs. 52 y ss.

cisco.

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Doble victoriato (año 228 a. de C.), 1,5 de denario. Victoriato, 3/4 de denario. Medio victoriato, 3/8 de denario. En bronce: En el año 268 a. de J. C. fue reducido el peso del as y en el año 217 a. de C. se introdujo el as de 27 gramos.

En oro: Los áureos romanos empezaron a acuñarse, por Sila y Pompeyo, en los últimos años de la República, entre sus legiones, y con sistema romano por Julio César, hacia el año 48 a. de C., con un valor de doce veces el mismo peso de plata. El áureo, denario de oro o talento, cuyo peso era de 8,17 gramos, se añadió un divisor, el medio-áureo o quinario de oro.

Monedas imperiales El áureo y el denario conservan los tipos anteriores y los ases, con sus múltiplos y divisores, son reemplazados por varias monedas, que los numismáticos clasifican en: Gran bronce. Mediano bronce. Pequeño bronce. Esta división de la moneda de cobre no puede apoyarse en una base sólida, pero, como es más cómoda, aunque menos científica, conviene seguirla por estar muy generalizada.22

Monedas ibicencas de patrón romano Estas monedas que figuran en la serie cuarta, son de mayor tamaño, siguen el patrón romano, y aunque, en las que hemos exami­ nado, el peso oscila entre 4 y 11 gramos, la mayoría da un promedio de unos 6,5 gramos. Estas diferencias son debidas a la forma poco 22. Hierro, José del. H-3, pág. 44.

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ortodoxa de obtener el cospel, que conseguían vertiendo el metal derritido en un molde, que presentaba varios círculos en hueco, unidos por unos canales, para el reparto del metal fundido. A causa de estos canales los cospeles quedaban unidos en tiras, que una vez

Primeras monedas ibicencas de patrón romano

fríos eran separados mecánicamente, acuñados sin apenas limarlos, sin preocuparse del grueso y de las adherencias que les quedaban unidas. Zobel,23 que estudió con interés las monedas antiguas de Ibiza, analizó una de la cuarta serie de 6,60 gramos y le dio el siguiente porcentaje:

Cobre . Estaño Plomo Zinc .

856 milésimas 102 » 29 » 13 »

Las monedas de esta serie, al igual que las de la tercera, última ebesiana que siguió el sistema monetal griego, sólo se acuñaron en bronce. Seguramente motivó el cambio de sistema la necesidad de disponer los púnicos de una moneda, del mismo peso y valor, que pudiera utilizarse en sus transacciones con los países, con los que siempre negociaron, que habían pasado a poder de Roma o bajo su influencia. Todas las monedas de esta serie presentan al dios Bes, en el anverso, como tipo heráldico, acompañado de un símbolo, letra o 23.

Zouel de Sangroniz, Jacobo. Z 1, pág. 69.

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ambas cosas. En el reverso figura una inscripción, en caracteres púnicos, que se traduce por Ibosim, Ibusim o Ibesim. La acuñación de estas monedas debió ser muy extensa, lo de­ muestra la cantidad y diversidad de las encontradas y el que se puedan distinguirse tres periodos sucesivos: el primero lo caracteriza la antigüedad de las letras A y M, principio y final de la primera línea, que figura en el reverso de estas monedas; el segundo, por presentar la letra M más moderna, y el tercero por aparecer las letras A y M en caracteres neopúnicos. En segunda línea, debajo de esta leyenda, figuran las cifras DHH , Dn n o DAA iguales a 29 + 20 + 10 = 50, que algunos autores interpretan, como indicación de su valor, en relación con la unidad de otras monedas de distinto metal, basándose en ciertas monedas de Cartago, en las que figuran las cifras: H = 20 y 11111H — 25, que de tal modo han sido inter­ pretadas. La primera, aparecida en dos estateras de oro, servía para indicar que valían 20 dracmas, y la segunda, en un didracma, para señalar que valia 25 tetracalcos de cobre. Zobel24 supone que la marca de valor 50, que llevan en el reverso las monedas ebesianas, podría indicar que este número en­ traba en la mayor de plata, didracma, que pesa 10 gramos. Si aceptá­ ramos esta teoría y tenemos en cuenta que la dracma olímpica de plata equivalía, como se supone, a 300 gramos de cobre, al didracma le corresponderían 600 gramos y, en consecuencia, el semis ebesiano debería pesar 12 gramos. Otros autores lo relacionan con la dracma, y entonces el peso de dichas monedas pasa a 6 gramos, más en con­ sonancia con el peso que nos da el promedio de cien monedas ebesianas.23 Al estudiar estas monedas hay que tener en cuenta que, aunque púnicas, por seguir la metrología romana no podemos relacionarlas con la dracma de plata, que es de patrón griego, y lógicamente tene­ mos que acudir al sistema monetal romano en busca de un punto de relación. Tal vez podemos hallarlo en la libra romana de cobre, que a partir del 286 a. de C. subió a 327 gramos y continuó con este peso sin variación. Entonces la marca de valor 50, de las monedas ebesianas de la cuarta serie, indicaría el número que entraban en una libra de cobre romana. El peso de ésta, partido por 50, da a 25. Brrrrr Y Sisó, J. B 8, pág. 9. 24. Zobll de Sangroniz, Jacobo. Z-l, pág. 66.

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esta pieza monetaria 6,54 gramos, peso mucho más aproximado al que nos da si la relacionamos con la dracma. El peso del as, que en la práctica pesaba menos de una libra, fue reducido, en el año 217, para obtener con el mismo peso mayor can­ tidad de moneda, durante las guerras que Roma sostuvo, en Italia, con Aníbal?5 Este as, llamado Uncial, cuyo peso era de 27 gramos, fue nuevamente reducido, en el año 89, y sustituido por el As senttcial, con un peso de 13,50 gramos, y como el sentís romano valia la mirad del as, pasó a pesar 6,75 gramos, peso que puede corresponder al semis ebesiano. Esta coincidencia de pesos nos hace suponer que en esta época se empezaren a acuñar las primeras monedas púnicas, de metrología romana, córrese endientes a la cuarta serie.

La moneda latino-ebusitana

Sólo conocemos dos monedas, un cuadrante y un sextante, de esta emisión, que presentan en el anverso la cabeza de Neptuno y un tridente, y en el reverso, un ancla entre dos delfines con la leyenda EBVSITANV, la mayor, y E B, la más pequeña. El numis­ mático menorquín, don Antonio Ramis, afirmaba que eran falsas y mal clasificadas. En cambio, Heíss las considera auténticas y con­ fiesa que poseía ambas: la más pequeña la había hallado en Tortosa (Tarragona), junto con otras monedas de cobre de distintas épocas, y de la de mayor tamaño ignoraba su procedencia por haberla adquirido en París. Asegura que estas monedas proceden de una emisión reducida y de poca duración. Por su estilo y forma de la letra que figura en la leyenda EBVSITANV denotan una fabrica­ ción anterior al Imperio, y la elegancia de' tipos acusa una civiliza­ ción muy avanzada. Afirma que no cree equivocarse, datándolas hacia el año 123 a. de C„ y atribuye su fabricación a los colonos hispano-romanos que poblaron las Baleares, después de su conquista por Quinto Cecilio líetelo, el Baleárico.17 Campanee las publica en su obra, .Viímismdíica Balear3 y al 26. Bfrtrán Martínez, Antonio. B4. pág. 183. 27. Heíss. Aloiss. H 2, págs. 427423. 28. Campanee Fi ques. Alvaro. C-l, págs. 33 y ss.

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LA MONEDA ANTIGUA DE IBIZA

hacer referencia de ellas, en la obra de Delgado,29 afirma que son de indiscutible legitimidad. Botet y Sisó30 las describe, como per­ tenecientes a la ceca de Ibiza, y cree que fueron acuñadas durante la República romana, y señala que la leyenda púnica Ibosim, de los ebesianos, tiene el mismo significado que Ebusitanu, de los ebusitanos. Ferbal también las considera ibicencas y asegura que él personalmente las ha hallado en Ibiza. En cambio Vives,3' afirma que no pertenecen a la ceca de Ibiza, las excluye, en su meritorio trabajo, por creer que su factura se aparta de las monedas ibicencas, estimando que fueron acuñadas en Sicilia, probablemente para el pago de tropas mercenarias. Ber­ trán32 también asegura que no son de dicha ceca y que su atribu­ ción a Ibiza la ha motivado su leyenda EBVSITANV y E B.

••

••

Monedas latinas, acuñadas en Ibiza, para uso de la colonia militar romana que residía en la isla

Nosotros las creemos ibicencas y que fueron acuñadas en los últimos tiempos de la República romana, para transacciones comer­ ciales entre los romanos, que residían en la isla, en virtud del tra­ tado de confederación de Ebysos con Roma. Estas discutidas monedas, cuya acuñación debe ser coetánea a las últimas de la serie cuarta, proceden de una emisión muy corta, que debió desaparecer con la acuñación de las monedas bilingües. Su número, aparecido hasta la fecha, es muy reducido, pero confiamos que nuevos hallaz­ gos nos demostrarán algún día que fueron acuñadas en la ceca de Ibiza. Por este motivo las incluimos en el último grupo, de la cuarta serie, que les corresponde por su clasificación cronológica. 29. 30. 31. 32.

Campanee Fuertes, Alvaro. D-l, tomo III, pág. 452. Botet y Sisó, J. B-8, pág. 6. Vives Escudero, Antonio. V-3, págs. VI y XC. Bertrán Martínez, Antonio. B-4, pág. 287.

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Monedas bilingües y anepígrafas

Bajo el Imperio romano, en el reinado de Tiberio, empezó la acuñación de estas monedas que presentan, en una cara, la efigie del Emperador, con su leyenda correspondiente, y en la otra, la figura del dios Bes, con las leyendas XnaZX" Ibosim e INSula AVGusta, en caracteres púnicos y romanos, a la derecha e izquierda,

Monedas bilingües, de la ceca de Ibiza, correspondientes a los reinados de Tiberio, Caligula y Claudio

respectivamente. Del mismo modo aparece en el reinado de Caligula, y continúa en el de Claudio, que es la última moneda hispano-latina que se acuña en España, sin leyendas, sólo con la letra neopúnica aleph X" = A, debajo del brazo derecho del dios Bes. La emisión de estas monedas nos demuestra la autonomía de que gozaba la isla, su valor corresponde a un semis, y su cronología viene fijada por la correspondiente al emperador. A esta misma época pertenecen los cuadrantes anepígrafos que presentan el dios Bes, en ambas caras, con el brazo derecho levan­ tado. Vives asegura que fueron acuñados durante el reinado del emperador Tiberio, basándose en el parecido que presenta la doble imagen del dios Bes, con esta primera bilingüe.33 33. Vives Escudero, Antonio. V-3, tomo IV, págs. 13-14.

CAPITULO III

MONEDAS CON INSCRIPCION IBERICA La opinión de los Autores

Las primeras noticias que poseemos de Sagunto son muy tar­ días, corresponden a los comienzos de la segunda guerra púnica, año 218 a. de J. C. Historiadores y numismáticos no están de acuerdo sobre el origen de Sagunto, unos afirman que fue fundada por los iberos y otros que lo fue por los griegos del sur de Italia. Tampoco pueden afirmar, con certeza, la fecha de sus primeras emisiones monetarias. Todo el litoral del Levante español, y las islas Pithiusas, tuvieron intensas relaciones comerciales con la Magna Grecia, como lo de­ muestran los restos cerámicos que nos han proporcionado las excava­ ciones arqueológicas, y la presencia de griegos, formando núcleos más o menos, intensos, que trabajaban en estas ciudades españolas, hecho testificado, entre otros, por la influencia griega que presentan las terracotas ebesianas. La población ibera que acuñó moneda no se llamaba Sagunto, sino Arse, lo que hace creer que, esta duplicidad de nombres, es debida a la existencia de dos agrupaciones urbanas cercanas una situada junto al mar y otra hacia el interior.34 Vives describe las monedas saguntinas señalando que hay unos tipos copiados de las monedas itálicas, cuyos bustos del anverso 34. García v Bei iu», Amonio. G-2. tomo I. 2. págs. 539 y ss.

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LA MONEDA ANTIGUA DE IBIZA

Losa funeraria, descubierta en 1946 cerca de la necrópolis del Puig deis Molins (Ibiza), cuya lectura probable es: Ti - r - da - o • "s A - bu - I - o - cu - m L - e - to-n- du - n O - S ___ Be. - 1 - .i gi - O - S Esta inscripción ibérica consta de 26 signos, de 33 mm. de altura, distribuidos en cinco líneas. (Veny, Cristóbal. V-l, págs. 191 y ss.)

reflejan la tristeza de las esculturas del Cerro de los Santos, y en el reverso aparece copiado: el minotauro de la moneda de Neápolis, el toro parado de la de Posidonia, el toro embistiendo de la de Siracusa y Masilia,35 etc. De estas monedas, que presentan el toro en el re­ verso, hay dos variedades curiosas, una con cabeza humana y otra con la propia del rumiante. Gil Farrés afirma que estas monedas fueron acuñadas cuando la expedición militar de Aníbal, para su 35. Vives Escudero, Antonio. V-3, tomo I, págs. 29 y ss.

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ejército, imitando los cuños de Cartagena e Ibiza, con un peso de 3 gramos.30 Las monedas que llevan la venera en el anverso, copiada de la de Tarento, y el delfín con la leyenda en el reverso, presentan en la inscripción unas diferencias esenciales. Aunque en unas se lee claramente ARSE y en otras su lectura es AIVIS, sin tener en cuenta esta gran diferencia, la mayoría de autores las incluyen a ambas como saguntinas. Zobel tradujo la segunda inscripción por AVIAS, sin hacer comentario alguno, y las catalogó también entre las de Sagunto.37 Ferbal considera ibicencas las monedas con epígrafes ibéricos: AIVIS, A-AI e I-AI. Las que sólo llevan el primer signo ibérico A dice que pueden ser igualmente abreviación del de Ibiza que del de Arse (Sagunto), y señala que hay otra del mismo tamaño y tipo, que corresponde a Játiva, con el epígrafe ibérico SAETABI. De estas monedas, con la venera y el delfín, se conocen por tanto tres inscrip­ ciones diferentes que corresponden a Sagunto, Játiva y otra pobla­ ción. La leyenda AIVIS la compara con las que llevan las monedas púnico-ebusitanas AIBS (quitando la M, designencia del plural), de metrología romana, y afirma que ambas leyendas parecen señalar el mismo pueblo. También el P. Fita cree ver el nombre de Ibiza en dos monedas de Sagunto, en cuyo reverso presentan un delfín y una leyenda ibérica que se lee avis y aivis.-3 Refiriéndose a estas monedas, decía De Saulcy, que su leyenda es difícil de explicar por presentar un monograma de complicada separación, y añadía tener la certeza que, de este tipo, hay unas mo­ nedas que pertenecen a Sagunto y otras que probablemente corres­ ponden a una ciudad vecina. Su nombre no se parece en nada a Sagunto. En la inscripción que llevan no es difícil reconocer el nombre de la metrópoli de las islas Pithiusas, Ebysos, a la que pro­ ponía, formalmente, su clasificación. Las huellas itálicas que presen­ tan, estas curiosas monedas, prueban que la ciudad que las acuñó tema frecuentes relaciones con los latinos, y Ebysos, ciudad esencial­ mente marítima, vecina de Sagunto, confederada con Roma, debió naturalmente ser la que adoptó estos tipos. 36. Gil Farrés, Octavio. G-3, pág. 45. 37. Zobel de S.angroniz, Jacobo. Z-l, pág. 131. 38. Ferbal Campo, Luis. F-3, pag. 205, y Fita, Fidel. F4, pág. 330.

46

LA MONEDA ANTIGUA DE IBIZA

Villaronga traduce la leyenda de estas monedas AIVBAS, le parece que, por terminar en BAS, corresponde a un antropónimo, y señala cuatro variantes. Por los tres puntos, que como marca de valor llevan, deduce que son cuadrantes. Opina que parece evidente que corresponden a Sagunto, por la historia monetaria de esta ciudad, por la importancia de su ceca, y por la gran cantidad acuñada de estos divisores, que representa el 42 % del total, excluidas las imperiales.39

Separación en grupos Todos los autores están de acuerdo en atribuir, a Sagunto y Játiva, unas monedas que llevan, en el anverso una concha o venera, y en el reverso, un delfín, tres glóbulos y una inscripción ibera cuya traducción es, respectivamente, ARSE y SAETABI. Existen otras monedas del mismo tipo e inscripción distinta que unos, atribuyen a Ibiza, y otros, sin comentario alguno, las incluyen dentro de las saguntinas. Villaronga la considera nombre de magistrado. Nosotros opinamos que, dichas monedas, no pertenecen a Sagunto. Ante la posibilidad de que hayan sido acuñadas en Ibiza, donde convivía, con los cartagineses, una importante colonia ibérica, y en espera de que nuevos descubrimientos nos den ocasión de poderlas estudiar con más atención, nos limitaremos, por el momento, a dar una breve referencia sin incluirlas en otro grupo, de la cuarta serie, que les corresponde en la clasificación general de las monedas antiguas de la ceca de Ibiza. A continuación separamos en cuatro grupos las antedichas mo­ nedas por creer que pertenecen a tres poblaciones distintas. En el primer grupo incluimos las monedas que pertenecen, sin duda alguna, a Arse-Sagunto; en el segundo las que creemos que son de Játiva, por llevar unas el nombre y otras la inicial, de dicha ciudad, en ibero; en el tercer grupo separamos las que llevan las leyendas: AVIS, AIVIS, I-AI y A-AI, por entender que pertenecen a Ibiza, y, final­ mente, colocamos las monedas que llevan el signo ibérico que igual puede ser la inicial de Sagunto que la de Ibiza. 39. Saulcy, F. de. S-l, págs. 164 y SS., y Villaronga, Leandro. V-2, págs. 78 y ss.

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Monedas de Arse-Sagunto Cuadrantes. Diámetro 17 milímetros.





A) Concha, venera. — R) Delfín, encima PVCA, abajo

ARSE

A) Concha, venera. — R) Delfín, arriba CAPV, abajo MÍ'V ARSE

€ .©

A) Concha, venera. — R) Delfín, abajo SAGUNT, las últimas letras enlazadas

Monedas de Saetabi (Játiva)

Cuadrantes. Diámetro 17 milímetros.

••

A) Concha. venera. — R) Delfín, arriba si*, abajo

SACIAS!

LA MONEDA ANTIGUA DE IDIZA

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A) Concha, venera. — R) Con M debajo del delfín

A) Concha, venera. — R) Con M encima del delfín

Monedas de Aivis o Avis (Ibiza) Cuadrantes. Diámetro 17 milímetros.

A) Concha, venera. — R) Delfín, arriba tres glóbulos, abajo t>TI $

A) Concha, venera. — R) Delfín, arriba tres glóbulos, abajo

c.e

Avis

Aivis

A) Concha, venera. — R) Delfín, arriba £ A, abajo Í>/^AI, y tres glóbulos

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ANTONIO PLANELLS FERRER

A) Concha, venera. — R) Delfín, arribaA, abajo f*!4" AI, y tres glóbulos

5

A) Concha, venera. — R) Delfín, arriba

a^aÍ°

y tres glóbulos

Monedas de dudosa atribución

Pueden ser de Arse o de Aivis. Cuadrantes. Diámetro 17 milí­ metros.

A) Concha o venera. — R) Delfín, arribad, abajo

A y tres glóbulos

A) Concha o venera. — R) Delfín, abajo r* A y tres glóbulos

CAPITULO IV

DEIDADES PUNICAS EN LAS MONEDAS DE EBYSOS

Dioses, símbolos y letras

En todas las monedas, correspondientes a la ceca de Ibiza, viene representada una deidad, en una o ambas caras, consecuencia de la religiosidad de los cartagineses. Sólo los dioses: Bes, Baal Hammon, Ceres, el signo de Tanit y el Caduceo, símbolo sagrado de la unión de Tanit y Baal Hammon, figuran, como tipo, en una de las caras de las monedas ebesianas. Casi todas las monedas de la tercera serie presentan, junto al dios Bes, en una o ambas caras, en pequeño tamaño, un símbolo o letra. Estos símbolos, que poseen un significado de carácter reli­ gioso, más corrientes son: el signo de Tanit, representación figurada de la principal diosa de los cartagineses; la flor de loto, de conocido origen egipcio; la flor de cuatro hojas, que puede ser la flor de loto abierta, vista por encima; la cornucopia o cuerno de la abundancia; la palma, signo de victoria; el caduceo, y el disco con el creciente, que simbolizan la unión de Tanit y Baal, etc. En las monedas de la cuarta serie aparecen, al lado del dios Bes, nuevos símbolos y letras, además de los mismos que hemos visto en la tercera serie, pero sólo en el anverso. En cuanto a las letras, cuyo significado desconocemos, unos

52

LA MONEDA ANTIGUA DE IBIZA

autores creen ver la marca del monedero,4" y otros el lugar en que circularon las monedas ebesianas.41 La primera opinión parece la más acertada y podria corresponder a la inicial del magistrado que autorizó la acuñación, a la del artista que grabó el cuño, o a la del encargado de la acuñación. Esta opinión, que parece lógica respecto a las letras, no lo es tanto respecto a los símbolos, a no ser que acepte­ mos qué símbolo o letra fueron elegidos discrecionalmente por dicho funcionario como marca particular.

El dios Bes Bes, dios o semidiós, originario de Babilonia, fue introducido en Egipto durante la XVIII dinastía, donde figuró como un semidiós o genio familiar que protegía a los hombres de los influjos malig­ nos, a las mujeres durante el sueño y en los partos, cuidaba de los niños desde su nacimiento, evitándoles las mordeduras de los anima­ les dañinos, especialmente de las serpientes, y se le consideraba como un ser benefactor que provocaba la risa.42 Dios de la alegría y la danza, y también de la guerra, pasó de Egipto al panteón fenicio y más tarde a Occidente, donde lo encontramos en la mayoría de ciudades que fueron cartaginesas o tuvieron contacto con ellas.43 García y Bellido afirma que Bes nos es conocido por la cantidad de figuras de piedra o de barro, de carácter profiláctico, que hacen dudar que sea una divinidad. Parece producto de una superstición, de una superchería mágico-religiosa. Aunque en España no han aparecido testimonios escritos, que confirmen su culto en la Penín­ sula,44 vemos su imagen, entre otros lugares: en Cádiz, en un col­ gante de oro al lado de Melqart y Ashtar; en Almuñécar, grabado en un vaso de alabastro procedente de una tumba,45 y en Ullastret, en dos estatuillas de barro cocido.46 La isla de Ibiza carecía de animales dañinos, su tierra, consi40. 41. 42. 43. 44. 45. 46.

Heíss, Aloíss. H-2, pág. 423. Rodríguez de Berlanga, Manuel. R-3, tomo II, pág. 370. Boladeras, Miguel. B-7, págs. 163-164. Gavaldá, Antonio C. G-5, pág. 88. García y Bellido, Antonio. G-l, págs. 255-256. Blázouez, J. M.‘ B-6, págs. 26 y 194. Oliva Phat, Miguel. 0-1, láms. 76 y 77.

ANTONIO PLANELLS FERRER

Moldes para la fabricación de figurillas del dios Bes. Museo Arqueológico de Ibiza

derada sagrada, era refractaria a toda ponzoña, beneficiosos dones que, indudablemente, los cartagineses atribuían al dios Bes, quienes considerándolo su protector, dieron su nombre a la isla y le rindieron intenso culto. La imagen de Bes, en Ibiza, aparece en todas partes. La hallamos entre los amuletos que contenían los collares, con los que se adornaban las mujeres cartaginesas; en estatuillas de barro cocido, que eran colocadas en lugar preferente en los hogares pú­ nicos; grabado en pesas de plomo, y constituyendo el tipo heráldico de las monedas ebesianas.47 La representación iconográfica de Bes en figuras, grabados y monedas es siempre la misma. Salvo ligeras diferencias de diseño, la imagen aparece en la forma grotesca de un enano desnudo o semidesnudo, con las piernas cortas y arqueadas, muslos y vientre abulta47. Astuuch, Miriam. A-2, págs. 180 y ss.; y Lxufs págs. 22 y ss.

y

Navas. Jaime. U-l,

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LA MONEDA ANTIGUA DE IDIZA

I

km

Amuletos del dios Bes. Museo Arqueológico de Ibiza

dos y la cabeza adornada con un penacho de plumas. En las monedas más antiguas figura sentado o en cuclillas, con los puños sobre el vientre y una serpiente en cada mano, que ondulando, en el campo de la moneda, sube hasta la altura de la imagen. En un molde hallado en los hornos de Dermech, la figura de Bes sostiene, al igual que en las monedas más antiguas de Ibiza, una serpiente en cada mano/’ lo que viene a demostrar la completa identificación de la figura, que aparece en las monedas ebesianas con la del dios Bes. A partir de la segunda serie de emisión, todas las monedas pre­ sentan al dios Bes, vestido con un faldellín corto, con el brazo derecho levantado, sosteniendo un mazo o martillo, y en el izquierdo, con la mano colocada a la altura de la cintura, portando una serpiente. En estas monedas, los púnico-ebesianos quisieron simbolizar la acción del dios Bes colocando en su imagen, en una mano, una serpiente, 48. Hahden, Donald. H-l, pág. 103.

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55

y en la otra, el arma, en actitud de golpear, con la que les destrozaba la cabeza. En Egipto, en diversas reproducciones, aparece el dios Bes machacando la cabeza de las serpientes, «el mayor enemigo de los dioses»?9 También encontramos el dios Bes en Egipto, en algunas estelas, colocado en la parte superior, sobre el niño Horus, totalmente des­ nudo, con serpientes en las manos y de pie sobre un cocodrilo.50 En Fenicia y Chipre han sido hallados multitud de amuletos, con su figura, de pasta o loza vidriada verde, al modo egipcio, para ensartar en collares.51 En las ciudades cartaginesas del norte de Africa ha aparecido en gran cantidad de amuletos y terracotas, y en la isla de Cerdeña fue hallado en una gran estatua de piedra, que se con­ serva en el Museo de Cagliari.52

El dios Baal

Baal, cuyo nombre significa «señor», es el más conocido de toda la mitología semítica, al que se acostumbraba unirle el nombre de la localidad en que era adorado. Fue venerado en todo el mundo púnico. Con el nombre de Baal Tsaphon figura en el tratado de alianza, entre el rey de Tiro y el rey asirio Asaradón, y con este mismo nombre aparece en las tarifas sacrificiales halladas en Marsella, procedentes del templo, del mismo dios, de Cartago. El sobrenombre de Hammon que figura en multitud de dedicatorias, en las estelas halladas en Cartago y otros lugares, debió recibirlo Baal por asimilación con algún dios libio. Con el nombre de Baal Addir y Baal Hammon lo hallamos en multitud de inscripciones halladas en Constantina. Los libios le llamaban Ammon-Ea y Ammon Sol.53 El principal dios de los cananeos era El, dios bueno, misericor­ dioso y padre de los dioses. Entre éstos el más importante era Baal, al que también se le daba el nombre de «Becerro» o igual que el dios El, el de «Toro», como expresión de su fuerza y poder pro49. Solá Solé, J. M. S-3, pág. 325. 50. Montet, Fierre. M-5, pág. 311. 51. Mecida, José Ramón. M-3, págs. 150 y 231. 52. Asthucii, Miriam. A-2, nota 132. 53. Sznycer, Mauiuce. S-5, pág. 32; y Bkrthier, A., y Chalíes. R B-5. pagi­ nas 22 y ss.

56

LA MONEDA ANTIGUA DE IBIZA

creativo, igualmente llevaba cuernos y era considerado hijo de El.5* En Ebysos es posible reconocer a Baal imaginado como toro, en las monedas correspondientes a las primeras series de esta ceca.55

Dios Baal entronizado entre dos esfinges. Musco Arqueológico de Ibiza

El gran dios de Cartago fue Baal Hammon, asimilado por los griegos a Kronos y por los romanos a Saturno, al que los cartagi­ neses ofrecían, en sus ritos, sacrificios infantiles. Baal Hammon, al 54. Planells Ferrer, Antonio. P-5, págs. 79 y ss. 55. Sola Solé, J. M., y García y Bellido, Antonio. S-3, pág. 346, y Gl, pág. 38.

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igual que los demás dioses de Cartago, era representado en monedas y en terracotas.50 Su símbolo era el toro y el disco solar radiado. Así lo vemos en las monedas, libio-fenicias, de Asido; en unas de Málaga

Fragmento de figurilla de la diosa Tanit, con el disco solar radiado, sobre el creciente y el disco, símbolo de Baal Hammon. Museo Arqueológico de Ibiza

aparece el disco solar; en las de Bailo se halla, casi siempre, un toro, y en las monedas más antiguas de Ebysos también figura un toro,57 en las que el monedero lo presenta en diversas actitudes: embis­ tiendo, corriendo, caminando, parado y en posición de tumbarse.

56. 57.

Houhs-Miédan, Madeleine. H-4, págs. 50-51. Sola Solé, J. M. S-3, pág. 346.

58

LA MONEDA ANTIGUA DE IBIZA

O

4 3

1

o

S 7

4

)

8

O,

9

10

Algunas de las diversas formas en que aparece el signo de Tanit en Ibiza y otros yacimientos púnicos: 1 y 2, en amuletos de marfil y hueso; 3 y 4, en colgantes de bronce; 5 y 6, grabados en sortijas de oro; 7 y 8, incisos o en relieve en piezas de barro cocido, y, 9 y 10, esculpidos en estelas de piedra

ANTONIO PLANELLS FERRER

59

La diosa Tanit En algunas monedas ebesianas, la diosa Tanit aparece represen­ tada por el llamado signo de Tanit, composición geométrica formada por un triángulo, en cuyo vértice superior figura superpuesto un disco, separado por una línea horizontal, al que los cartagineses atribuyeron un valor antropomórfico. Este signo también ha apare­ cido en Ibiza: en amuletos de metal, hueso y marfil; labrado en

el caduceo. Figurillas de la diosa Tanit, procedentes del santuario de Er Cut-'t--”:. el creciente y el disco, y la flor de loto. Musco Arqueológico de ISua

sortijas de oro, e inciso en piezas de barro cocido. En otras se halla simbolizada por la letra A, en una cara, y el dios Bes en la otra. Paralelos a esta simbolización de Tanit los hallamos, en diversas estelas procedentes del santuario «D’el Hofra», de Constantino, y en

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LA MONEDA ANTIGUA DE IBIZA

el signo inciso que aparece al dorso de algunas figuras acampanadas del santuario ebesiano de «Es Cuyeram»?8 Tanit era una diosa celeste, una divinidad lunar, representada en multitud de estelas, por la Luna, en cuarto creciente, sobre un disco, que unos autores lo interpretan como representativo de Venus, lo que le da el carácter de diosa madre y de la fecundidad, y otros del Sol, significando la unión de Tanit y Baal Hammon.59 La diosa Tanit fue adorada en Cartago y en todas sus colonias, donde se le levantaron templos en su honor. En Ibiza poseía santuarios, en diferentes puntos de la isla, donde los creyentes acudían a ofrecer los primeros frutos, a pedir favores, a dar gracias por los recibidos o a pedir perdón por sus culpas.

Símbolos púnicos

El Caduceo, símbolo sagrado que gozó de gran importancia en el mundo púnico, originariamente representó al creciente sobre­ puesto al disco solar60 y en sentido figurativo la conjunción de Tanit y Baal Hammon. En Ibiza lo hallamos: en las figuras acampanadas, procedentes del santuario de «Es Cuyeram», debajo del creciente y el disco solar; como tipo de una pequeña moneda de plata; en varias de cobre, de la tercera y cuarta serie, al lado del dios Bes, y como tipo, junto con la letra A, en un hemicalco de cobre. La Flor de loto, que al parecer reemplaza al cuarto creciente y el disco solar, aparece sobre el pecho de algunas figurillas de Tanit halladas en el mencionado santuario de «Es Cuyeram»; en algunas monedas de la ceca de Ibiza, como signo secundario, al lado del dios Bes, y en otras monedas, representada por una flor de cuatro hojas, que puede ser una flor de loto, abierta, vista por encima. La Cornucopia, o cuerno de la abundancia, representación mito­ lógica de la fortuna, se halla representada, en amuletos y como signo secundario en algunas monedas ebesianas, en una o ambas caras, al lado del dios Bes. De idéntica forma hallamos la Palma, signo de la victoria; el Creciente, junto con el disco solar, simbolización 58. Planells Fehrer, Antonio. P-5, págs. 85 y ss. 59. Houhs-Miédan, Madeleine. H-4, pág. 49; y Harden, Donald. H-l, pág. 102. 60. Idem. H-4, pág. 51.

61

ANTONIO PLANELLS FERRER

de Tanit y Baal Hammon, y otros varios signos y letras cuya significación desconocemos. Muller afirma que los símbolos o signos accesorios que aparecen en el campo de las monedas, al lado de los principales, tienen un significado de carácter general nacional o religioso.61

MONEDAS DE IBIZA Símbolos

É Signo de Tanit

Caduceo

Cornucopia

A Rosácea de 4 pétalos

Palma

Rosácea de 5 pétalos

O



& Glóbulo

o

o

4 puntos

Flor de loto

5 puntos

7 puntos

Signos desconocidos

61. Mulibr, L. M-6. pag. 74.

O Creciente y disco

62

LA MONEDA ANTIGUA DE IBIZA

Letras X 9 9

X

Aleph fenicia Aleph neopúnica Beth Gimel Heth Mem fenicia Mem neopúnica

= = = = = = =

A A B G H M M

h

4

=>0 tN 2 H

P

Nun Goph fenicia Goph neopúnica Shin Yod Zain Desconocida

= N = Q = Q

= s

= Y = Z

Numerales

H; Ayn = 20

Agrupación de símbolos

Gimel-signo de Tanit

Gimel-palma

Nun-caduceo

Goph-rosácea

Palma-beth

Palma-yod — Beth

^=4

Palma-goph

Yod-palma

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ANTONIO PLANELLS FERRER

Agrupación de letras

¥H' 09

U

29 2^-9

Aleph-Zain Gimel-beth Goph-shin Mem-beth Mem-gimel Nun-gimel Yod-beth Yod-nun — Beth

= = = = = = = =

AZ GB GS MB MG NG IB IN — B

Símbolo desconocido: 4.‘ serie, 2." grupo, n.° 4 Símbolo desconocido: 4.* serie, 2." grupo, n.° 6 Letra desconocida: 4.' serie, 2." grupo, n.’ 5

CAPITULO V

LOS HALLAZGOS DE MONEDA EBESIANA

Fuera del archipiélago pithiuso

Los hallazgos de moneda ibicenca, én territorio español, fuera de las Pithiusas, nos indican la existencia de un comercio púnico, con el Levante peninsular, que comprende desde la costa alicantina hasta la bahía de Rosas, con penetración, en algunos puntos, hacia el interior, llegando a la Meseta. Los diversos tipos de moneda halla­ dos en estos lugares, correspondientes a la segunda, tercera y cuarta serie, nos testifican que el tráfico comercial, de los púnico-ebesianos con la Península, abarcó los tres siglos anteriores a nuestra Era. Las monedas de la primera serie, hasta la fecha, sólo han aparecido en Ibiza en excavaciones y hallazgos fortuitos. Se han encontrado mo­ nedas de la segunda y tercera series, entre otros lugares, en: Cádiz, Málaga, Alicante, Mongente, Valeria, Tortosa, Lérida, Mataré, Ullastret y Ampurias. Monedas de la cuarta serie se han hallado en: Alicante, Jávea, Capsanes, Lloret de Mar, islas de Mallorca y Me­ norca, etc.62 Fuera de España han aparecido monedas ibicencas, correspon­ dientes a la segunda serie, en diversos lugares del norte de Africa, entre ellos Túnez, Oran y Volubilis; de la segunda y tercera series, lie,

62. Mateu Llopis, F. M-2, págs. 203 y ss.; Llobregat, E L12. pag. 138; B\ A. B l, púgs. 111 y ss., y Figveras Pacheco, F. F 5. pags. 1 y ss.

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aparte de los tesorillos que más adelante estudiamos, han sido hallados, en gran abundancia, en el sur de Italia, cerca de Nápoles,03 y monedas de la cuarta serie, de metrología romana, en diversos lugares del sur de Francia, especialmente en la región de Toulouse.64 Estos hallazgos de monedas ebesianas, de diferentes series, en tan distintos países, nos demuestran la importancia de la Ibiza púnica, la extensión de su comercio con el exterior y las rutas que siguieron sus naves en las diversas épocas de su historia.

Hallazgos en Ibiza Por los datos que hemos podido recoger, de las excavaciones efectuadas en la isla y de los hallazgos fortuitos, podemos señalar unas zonas en las que abundan más las monedas de la primera a la tercera serie y otras en que sólo han aparecido monedas de la cuarta serie. Los hallazgos de mayor importancia los constituyen los tesorillos hallados en diversos lugares de la isla, seguidos de los pro­ cedentes de excavaciones arqueológicas, y en último término los que aparecen esporádicamente en trabajos agrícolas y en construcción de cimientos. Las excavaciones arqueológicas se han efectuado, generalmente, en las necrópolis por ser el lugar donde los hallazgos de piezas arqueológicas son más abundantes.05 Aunque el número de monedas que se han hallado es muy elevado, la mayoría lo han sido en mal estado de conservación. Han aparecido monedas de la primera a la tercera series, en mayor número, con algunas de la cuarta y quinta, en: Talamanca, Puig den Valls, Puig deis Molins, Cala d’hort, Sa Barda, San Lorenzo, Sa Cala y Es Figueral. Los hallazgos más importantes de la cuarta serie corresponden a Xarraca y Portinaix. Además de estos hallazgos de monedas ebesianas han aparecido muchas de otros países, con los que tuvieron relaciones comerciales los púnicos-ebesianos, unas procedentes del norte de Africa (Cartago,

63. Stazio, Attilio. S-4, págs. 33 y ss. 64. Barthélemy, Jean-Jacques. B-2, pág. 14. 65. Román Ferreb, Cabios. R-8, págs. 11 y ss.

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lol-Cesarea, etc.), otras hispano-romanas (de Abdera, Malaca, EmeritaAugusta, etc.) y, finalmente, algunas ibéricas del ginete (Segóbrica, Bolsean, Cese, etc.), que se conservan en el Museo Arqueológico de Ibiza.66 Tesorillos de moneda bailados en Ibiza

1688. Las primeras noticias que poseemos sobre el hallazgo de tesorillos de monedas, en Ibiza, corresponden al año 1688, debidas a un informe del entonces gobernador de Ibiza, don Pedro de Bayarte, de fecha 23 de abril de 1690. En él se da cuenta de haberse hallado un vaso de tierra cocida, efectuando trabajos de roturación en el campo, que contenía monedas del emperador Constantino, sin indicar número y lugar de la invención, con las que la Universidad de Ibiza mandó labrar moneda de la época, que le rindieron diez libras de moneda por cada una de metal.67 1891. En la costa norte de la isla, correspondiente al pueblo de San Juan, cerca del santuario rupestre de «Es Cuyeram», en el lugar denominado Xarraca, fue hallado junto a un algarrobo, en 1891, un tesorillo formado por más de cuatrocientas monedas, correspon­ dientes a la cuarta serie, que presentan el dios Bes, en el anverso, y la leyenda púnica Ibosim, en el reverso, con distintas variantes. Estas monedas fueron adquiridas por los padres Escolapios, de la Ronda de San Pablo, de Barcelona,68 y publicadas por don Juan Román.69 1906. En la finca de Can Espatleta, junto a la bahía de Talamanca, fue hallada, en 1906, una vasija que contenía 191 monedas de cobre, correspondientes a la tercera serie, con el dios Bes en ambas caras. El propietario de la citada finca las regaló a don Juan Román Calvet. Éste las publicó en su importante obra Los nombres e importancia arqueológica de las Islas Pythiusas.'u Cerca del lugar de este hallazgo fue excavada una pequeña necrópolis cartaginesa, que contenía unos veinte hipogeos, de igual construcción e idénticos 66. 67. 68. 69. 70.

Román Calvet, Juan. R-6. lám. LXVII, núm. 15. Botet y Sisó, J. B-8, pág. 16. Pérez-Cabrero Tur, Arturo. P-2. págs. 33 y ss. Román Calvet, Juan. R 6, láms. XI.V a L. Idem. R-6, láms. XXII a XXV, y Perez-Cabeero. Arturo. P-3. pág. 103.

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A TESORILLOS

• HALLAZGOS SUELTOS

Hallazgo de moneda ibicenca, según Marta Campo

MONEDAS DE LA CECA DE IB1ZA

Hallazgos de tesoriHos 1, Azaila; 2, Can Joan den Cama; 3, Minas de Cartagena; 4. Zona de Cádiz: 5, Mongente; 6, Pedrcguer; 7, Pompcya; 8, Talamanca; 9, Tortora; 10, Valeria, 11, Xarraca.

Hallazgos casuales y de excavación

12, Alicante (ciudad); 13, Alicante (provincia»; 14, Ampunas; 15. Arada; 16. Bares (La Corona); 17, Benidorm (Alicante); 18, Botorrita (Zaragoza»; H. Burnach {labrera de Maiaró, Barcelona); 20, Cádiz; 21, Cala d’Hort; 22. Cala Tanda; 23, Cala Vadella. 24. Ca

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Na Jondala; 25, Can Fatjó (Rubí, Barcelona); 26, Can Rampuixa; 27, Can Roques; 28, Can Sabina; 29, Can Sala; 30, Can Ursul; 31. Cas Vildo; 32, Cartago; 33, Castcll-Palamós (Gcruna); 34, Coll de Cala d’Hort; 35, Cueva des Cuyeram; 36, Chateau d’Agut (Francia); 37, Chercbcl (Argelia); 38, El Molar (Alicante); 39, Enscrune (Francia); 40, Glanum (Francia); 41, Granada; 42, Ibiza; 43, Jávea (Alicante); 44, La Albufercta (Alicante); 45, La Alcudia (Elche, Alicante); 46, La Cloche-Case (Francia); 47, La Fruitera (Ibiza); 48, La Lagaste (Francia); 49, Lérida; 50, Les Martys (Francia); 51, Liria (Valencia); 52, Má­ laga; 53, Mefite (Italia); 54, Menorca; 55. Montlaurés (Francia); 56, Narbona (Francia); 57, Olbia (Francia); 58, Orán (Norte de Africa); 59, Orangc (Francia); 60, Pictracatella (Italia); 61, Pollenúa (Mallorca); 62, Pompeya (Italia); 63, Puebla de Don Fadrique (Gra­ nada); 64, Puig del Castellet (Gerona); 65, Puig den Valls (Ibiza); 66, Puig deis Molins (Ibiza); o7, Ruscino (Francia); 68, Saint Blaise (Francia); 69, Saint Jcan de Vcrgcs (Fran­ cia); 70, San Agustín (Ibiza); 71, Serra de I’Espasa (Capsanes, Tarragona); 72, Sicilia (Italia); 73, S’Illot (Mallorca); 74, Solunto (Sicilia, Italia); 75, Son Oms (Mallorca); 76, Sonacasana (Menorca); 77, Sulcis (Isla de Ordeña); 78, Tarragona; 79, Torre deis Encantats (Arenys de Mar, Barcelona); 80, Torre Llauder (Mataré, Barcelona); 81, Toulousc (Francia); 82 Turó de la Rovira (Barcelona); 83, Ullastrct (Gerona); 84, Villajoyosa (Alicante); 85, Vitrolles (Francia); 86, Volubilis (Marruecos).

ajuares funerarios que los hallados en la necrópolis del Puig deis Molins. 1907. En Can Benet de Dalt, a unos dos kilómetros de distancia de Can Espatleta, el propietario de la finca, llamado Llatsa, efec­ tuando labores en el campo, encontró enterrada una ánfora, que contenía 600 monedas imperiales romanas, todas diferentes y en perfecto estado de conservación. Fueron adquiridas por la Sociedad Arqueológica Ebusitana, en número de 506, y pasaron a engrosar los fondos del Museo Arqueológico de Ibiza, donde se conservan. 1945- En la barriada de Cas Escandells, en la construcción de unos cimientos, aparecieron 33 monedas de cobre, dentro de una jarrita, muy bien conservadas y todas diferentes. Este hallazgo lo componen grandes bronces imperiales romanos. 1965. En la finca rústica conocida por Can Joan den Cama, si­ tuada al norte de la isla de Ibiza, pueblo de San Juan, efectuando trabajos agrícolas apareció un tesorillo compuesto de 121 monedas de cobre. De ellas, 120 corresponden a la ceca de Ibiza, presentan el dios Bes en el anverso y la leyenda púnica Ibosim en el reverso, y una a lol-Cesarea (norte de Africa),71 prueba del comercio que mantuvo Ebysos con el litoral africano. Propuesta su compra por el 71. Almagro, María José. A-l, págs. 12 y ss.

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estas dos ciudades son las únicas que nos han legado monedas de plata fenicias en España. Dice conocer dos monedas de plata llama­ das de Ebusus de módulo diferente: una de 22 milímetros, que pesa 10 gramos, y otra de 15 milímetros, con un peso de 2,5 gramos.95 Más adelante describe veintiséis monedas púnicas y bilingües, de las que afirma que las que llevan las letras alef y mem, en la inscripción AIBSM, ofrecen ciertas variantes que hacen suponer que todas ellas no corresponden a la misma época. Señala cinco leyendas diferentes del reverso, asegurando que su antigüedad tiene relación con las letras, que compara con las de Juba, Numidia, Ma­ laca, etc., y conviene que dichas leyendas deben leerse, como traduce De Saulcy, por AIBSM. Después de analizar las opiniones de La Marmora y Judas termina, con cierta disconformidad, diciendo que estas monedas de Ebusus deben restituirse a la balear Minor (Me­ norca).96 Antonio Delgado publicó su extenso y meritorio trabajo, ÍVuero método de clasificación de las monedas autónomas de España, en tres tomos. Al tratar de las monedas de Ibiza habla del Cabiro Esmún, que tanto éxito ha tenido en diversos autores, confundido con Asklepios, al que adjudica el símbolo de la serpiente; añadiendo que a este octavo Cabiro, los griegos y romanos dieron el nombre de Vulcano, que figura en las monedas en forma de enano rechoncho, vientre abultado, traje de herrero y túnica fenicia, portando en la mano derecha un martillo y en la izquierda una serpiente.97 En esta obra colaboraron sus amigos y discípulos. En los apéndices figuran sendos artículos de Alvaro Campanee y Rodríguez de Berlanga. Éste, en razonada tesis, afirma que las monedas, con el dios Bes y la leyenda púnica, pertenecen a Ibiza, aunque algunos se esfuercen en negarlo alegando que allí no se encuentran. La primera linea, de la leyenda del reverso, debe leerse AIBSM, la Ebusus de los romanos, hoy Ibiza, y la segunda es transcripción de unas cifras numéricas, 20 + 20 4- 10, que suman 50. Creemos que no está tan acertado al suponer que las letras, que figuran en el anverso al lado del dios Bes, pudieran ser las iniciales de los diversos pueblos donde tuvieron curso legal tales monedas.93 95. 96. 97. 98.

Heíss, Aloí'ss. H-2, págs. 43 y ss. Idem. H-2, págs. 410 y ss. Delgado, Antonio. D-l, págs. CXXXIX y CLVIII. Rodríguez de Berlanga, Manuel. D-l, págs. 369 y ss.

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Rodríguez de Berlanga vuelve a tratar de las monedas de Ibiza en otro importante estudio. Dice que la leyenda del anverso es una sola, aunque aparezca en diversas formas paleográficas, que en las acuñaciones más antiguas el aleph y el mem tienen formas más arcaicas. Reproduce la tesis sostenida por él, anteriormente, en la obra de Delgado, reafirmando que las monedas, en cuyo reverso se lee AIBSM y 20 + 20 + 10, son de Ibiza, que fue ocupada por una colonia cartaginesa, el año 564 a. de C., apareciendo más tarde como ciudad confederada de Roma. Afirma que Ebusus, ya entrado el primer siglo anterior a nuestra Era, cambió la forma del aleph y mem por letras neopúnicas y modificó el signo numeral H, pri­ mero en D y luego en A." Zobel de Sangroniz señala que Ibiza acuñó monedas de plata y bronce, pero parece que, a diferencia de Gades, no acuñó plata menuda que debió sustituir con monedas de cobre. Afirma que la moneda ebesiana recorrió toda la costa ibérica del Mediterráneo, penetró en la Galia y entró en el mercado de las colonias foceas. Comenta las discrepancias de los numismáticos españoles sobre la verdadera patria de estas monedas, entre los que cita a su buen amigo Campaner, haciendo la observación de que el hallazgo de unas monedas en una comarca no constituye prueba de haber sido allí acuñadas, sólo demuestra que allí tuvieron curso.100 Alvaro Campanee, Magistrado y hombre de ciencia, que perma­ neció largo tiempo en las Baleares, sostuvo que las monedas ebesianas habían sido acuñadas en Menorca, por ser el único lugar donde se encontraban. Este poco sólido argumento, que sostuvo durante más de veinte años, aunque tuvo sus detractores, caló tan profunda­ mente que, a pesar de su rectificación en 1891, continuaron varios autores españoles y extranjeros atribuyendo estas monedas de Ibiza a Menorca. Publicó Campaner tres obras sobre numismática de notable interés. Las dos primeras, en las que sólo se le ha impugnado el lugar de acuñación de las monedas ebusitanas, tuvieron gran circulación y fueron conocidas por la mayoría de numismáticos. Su última obra, Indicador manual de la numismática Balear, en la que rectifica el error de las anteriores, es de reducido tamaño, y la menos cono-

99. Rodríguez de Berlanga, Manuel. R-4, págs. 353 y ss. 100. Zobel de Sangroniz, Jacobo. Z-l, págs. 61 y ss.

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cida.101 La mejor de sus obras es la titulada Numismática Balear, en la que aparecen, además, algunas de las monedas acuñadas en Ibiza durante el reinado de la Casa de Austria.102

En el siglo XX

Román Calvet, en su valiosa obra, reproduce los hallazgos arqueológicos encontrados, en las excavaciones efectuadas por la Sociedad Arqueológica Ebusitana, a primeros de siglo, señalando los lugares en que aparecieron. Dedica noventa y dos láminas a la pre­ sentación esmerada de dichos hallazgos y a la publicación de dos importantes tesorillos de monedas púnicas, correspondientes a la tercera y cuarta serie, hallados, respectivamente, en Talamanca y Xarraca, y otro no menos interesante de monedas imperiales roma­ nas, que se conserva en el Museo Arqueológico de Ibiza. La publica­ ción de estos tesorillos, hallados casualmente en la isla, obligaron al erudito Campaner a rectificar su reiterado error de atribuir las monedas ebesianas a Menorca.103 Vives Escudero trata dos veces de las monedas de Ibiza: la primera lo hace en un estudio general de Arqueología cartagi­ nesa, donde describe, clasifica y reproduce, cuarenta y dos mone­ das,101 y la segunda, dedicando mayor espacio, lo hace en su meritoria obra La Moneda Hispánica, donde clasifica las antiguas monedas ebesianas, que siguen el patrón griego, en tres series: en la primera incluye las monedas que presentan el dios Bes con los puños sobre el vientre; en la segunda, las que el mismo dios aparece con una mano levantada, y en la tercera, que subdivide en dos grupos, forma el primero con las monedas que presenta el anverso copiado de las monedas de Cartago, y al reverso el dios Bes, y el segundo, con las que aparece el dios en ambas caras. Excluye las monedas latinas, que contienen las leyendas EBVSITANV y E-B, y atribuya a Sagunto unas monedas, que se encuentran frecuentemente en Ibiza, con la venera en el anverso y un delfín en 101. 102. 103. 104.

Campaner Fuertes, Alvaro. C-2, págs. 21 a 23. Idem. C-l, págs. 7 a 9; 33 a 40, y 184. Román y Calvet, Juan. R-6, págs. 25 a 42, y 251 a 262, láms. I a XCII. Vives Escudero, Antonio. V-4, págs. 183 a 186; y láms. CV y CVI.

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el reverso con la leyenda AIVIS, entera o abreviada. En el tercer tomo de la obra describe las monedas púnicas prerromanas, y en el quinto trata de las imperiales romanas. Reproduce, en valiosas láminas, casi todas las monedas antiguas de España, figurando entre ellas las monedas de Sagunto, las de la Ibiza púnica y las ebusitanoromanas.105 Feebal Campo estudia, en primer lugar, las monedas púnicas prerromanas de Ibiza, con inscripción local en caracteres púnicos, correspondientes a la cuarta serie de emisión, describiendo 23 varie­ dades.100 Posteriormente trata del resto de las monedas acuñadas en Ibiza, incluyendo las atribuidas a Sagunto, con la leyenda AIVIS, que considera de la ceca de Ibiza; y las latinas EBVSITANV y E-B, que antes creía procedentes de Sicilia, pero que ha variado de opinión al haberlas encontrado en Ibiza.107 Mateu Llopis trata brevemente de las monedas antiguas de Ibiza afirmando que éstas fueron acuñadas al mismo tiempo que las de Cádiz, que Ebysos labró semises prerromanos, con los mismos tipos púnicos y cuadrantes, bajo Tiberio, Caligula y Claudio.103 Solá Solé hace un profundo estudio sobre la etimología feniciopúnica de Ibiza, deduciendo que difícilmente pueden hallarse prue­ bas para poder atribuir el significado de «isla aromática», señalado por De Saulcy en 1845, a la leyenda AIBSM; descarta la significación de «isla de pinos», cuya opinión hizo triunfar una cita de Plinio, por no encontrarse en ningún léxico hebraico, ni en las demás len­ guas semíticas, tal acepción, y finalmente afirma que la única explica­ ción posible es dar al segundo elemento del complejo 'Y-BSM, que figura en el reverso de las monedas ebusitanas, un significado rela­ cionado con el dios Bes. Apoya esta etimología en razones numismá­ ticas, arqueológicas y lingüísticas. Con referencia a las primeras relaciona la leyenda del reverso con la figura del anverso, que la mayoría de autores admiten que es la del dios Bes; señala la pre­ sencia de gran cantidad de terracotas y amuletos, aparecidos en excavaciones arqueológicas, que concuerdan con la figura del dios 105. Vives Escudero, Antonio. V-3, págs. VI y XC, del prólogo; 60 a 67, del primer tomo; 17 a 24, del tomo segundo; 14 a 16, del tercer tomo, y 13 y 14, del quinto tomo. 106. Ferbal Campo, Luis. F-2, págs. 181 a 185. 107. Idem. F-3, págs. 204 a 208. 108. Mateo Llopis, Felipe. M-l, pags. 50, 60, 65 y 257.

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