La Historia De Troya

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La Historia De Troya

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LA HISTORIA DE TROYA POR M. CLARKE

CABEZA DE HOMERO. Museo Británico.

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LA HISTORIA DE TROYA POR

M. CLARKE

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CONTENIDO PAGINA

INTRODUCCION

I.

HOMERO EL PADRE DE LA POESÍA

4

LOS DIOSES Y DIOSAS

6

TROYA ANTES DEL ASEDIO

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EL JUICIO DE PARIS

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III.

LA LIGA CONTRA TROYA

22

IV.

COMIENZO DE LA GUERRA

30

V.

LA CÓLERA DE AQUILES

35

VI.

EL SUEÑO DE AGAMENÓN

44

EL COMBATE ENTRE MENELAO Y PARIS

51

LA PRIMERA GRAN BATALLA

58

LA SEGUNDA BATALLA—HAZAÑAS DE DIÓMEDES Y ULISES

71

X.

LA BATALLA EN LOS BARCOS—MUERTE DE PATROCLO

79

XI.

FIN DE LA CÓLERA DE AQUILES—MUERTE DE HECTOR

92

II.

VII. VIII. IX.

XII.

MUERTE DE AQUILES—CAÍDA Y DESTRUCCIÓN DE TROYA

107

XIII.

LOS JEFES GRIEGOS LUEGO DE LA GUERRA

115

XIV.

PERSONAS Y LUGARES MENCIONADOS

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INTRODUCCIÓN. I. HOMERO EL PADRE DE LA POESIA En este libro vamos a contar la historia de Troya, particularmente del famoso asedio que terminó en la destrucción total de la renombrada ciudad. Esta es la historia de valientes guerreros y héroes de hace tres mil años, acerca de cuyas hazañas los más grandes poetas e historiadores han escrito. Algunos de los maravillosos eventos del memorable asedio están relatados en un celebre poema llamado La Ilíada, escrita en Griego. El autor de este poema fue Homero, quien fue el autor de otro gran poema, La Odisea, la cual narra los viajes y aventuras del héroe Griego Ulises luego de tomar a Troya. Homero ha sido llamado el Padre de la Poesía, debido a que fue el primero y más grande de los poetas. El vivió hace tanto tiempo que se sabe muy poco de él. No se tiene la certeza incluso de donde nació. Pero se cree, sin embargo, que el vivió en el siglo noveno antes de Cristo, y que su lugar de nacimiento fue Esmirna, en el Asia Menor. Pero después de su muerte muchas otras ciudades reclaman el honor de ser su lugar de nacimiento. Siete ciudades Griegas rivalizan por la muerte de Homero A través de la cuales Homero vivió mendigando su pan. LEONIDAS.

Más no es completamente cierto que Homero fuera tan pobre que estuviera obligado a mendigar su pan, pero si es probable que pasara su vida viajando de ciudad en ciudad en muchas partes de Grecia y Asia Menor, recitando sus poemas en los palacios de príncipes, y así en las reuniones públicas. Esta era una de las costumbres de los tiempos antiguos, cuando el arte de escribir no era muy conocido, y poco practicado. Los poetas o bardos, de aquellos días recitaban sus composiciones de memoria, y así las repetían con voz fuerte ante las reuniones del público, particularmente en festivales y en juegos atléticos, de los cuales los antiguos Griegos eran muy aficionados. En estos juegos los premios y galardones eran entregados a los bardos al igual que a los atletas. Se dice que en la parte final de su vida el gran poeta llegó a estar ciego, y esta es la razón por la cual recibió el nombre de Homero, el cual significa una persona invidente. El primer nombre que se le dio fue Melsígenes, proveniente del río Meles una pequeña corriente en cuyas orillas estaba situada Esmirna, su ciudad natal. Se conoce tan poco de la vida de Homero que han existido diferentes opiniones entre los entendidos. Muchos han llegado a creer que Homero no existió. Otros que La Ilíada y La Odisea fueron compuestas no por un solo autor sino por varios. ''Algo,'' dice el poeta Inglés Walter Savage Landor ''nos dice que fueron veinte Homeros, algo niega que hubiera uno solo.'' Aquellos que creen que hubo ''veinte Homeros'' piensan que muchas partes de los dos grandes poemas —La Ilíada y La Odisea— fueron compuestas por diferentes personas, y que todas sus partes fueron posteriormente reunidas de la forma en que las conocemos hoy. La opinión de muchos estudiosos en el presente sin embargo, es, que Homero realmente existió, y que fue un bardo vagabundo, o trovador quien cantaba y recitaba baladas o versos compuestos por él mismo, acerca de los grandes hechos de héroes y guerreros, y así aquellas baladas, fueron compiladas y arregladas en años posteriores en dos libros separados formando los poemas que hoy conocemos como La Ilíada y La Odisea. La poesía de Homero ha sido llamada épica, por que trata acerca de héroes y acciones heroicas. La Ilíada y La Odisea son los primeros y más grandes poemas épicos. Durante todas las épocas todos los expertos han estado de acuerdo en declararlas como las más bellas producción poética del genio humano. No existe nación en el mundo que haya producido versos tan bellos o tan perfectos. Ellos han sido leídos y 5

admirados por los hombres entendidos por más de 2000 años. Han sido traducidos a todos los lenguajes de los países civilizados. En este libro hacemos muchas citas de la bella traducción de La Ilíada del poeta Americano William Cullen Bryan. También citamos de la bien conocida traducción del poeta Inglés Alexander Pope. Los hombres de antaño tenían una gran admiración por la poesía de Homero. Podríamos decir que todo Griego educado podía repetir de memoria algún pasaje de La Ilíada y La Odisea. Alejandro Magno fue tan aficionado a los poemas de Homero que el siempre los tenía debajo de su almohada mientras dormía. Él mantenía La Ilíada en una urna ricamente adornada, diciendo que ''la más perfecta obra del genio humano debería ser preservada en la caja más valiosa y preciosa del mundo.'' Tan grande fue la veneración de los Griegos por Homero, que ellos erigieron templos y altares a él, y lo adoraron como a un dios. Ellos efectuaron festivales en su honor, e hicieron medallas llevando la figura del poeta sentado en un trono y teniendo en sus manos La Ilíada y La Odisea. Uno de los reyes de Egipto construyó en su país un magnifico templo, en el cual fue colocada una estatua de Homero, rodeada de bellas representaciones de las siete ciudades que rivalizaban por el honor de ser el lugar de su nacimiento. Gran Bardo de Grecia, cuyo verso imperecedero Todas la épocas veneran, todas las lenguas recitan Podría la idolatría ciega pagarte justamente Nada del poder mental por ningún hombre mostrado A ti, tu soberano de canciones que exaltan almas, Que adoración sin ataduras podría a ti pertenecer HAYLEY

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II.LOS DIOSES Y LAS DIOSAS Para entender la historia de Troya es necesario conocer algo más acerca de los dioses y las diosas, quienes jugaron un papel muy importante y quienes además, tomaron parte de los eventos que aquí se relatan. Como veremos, podemos decir que la guerra de Troya fue ordenada y dirigida por las deidades. Los dioses, por cierto, tenían mucho que ver en el origen de la guerra y tomaron parte a ambos lados en el gran conflicto, algunos ayudando a los Griegos y otros a los Troyanos. Los antiguos Griegos creían que existían muchos dioses. De acuerdo con su religión todas las partes del Universo,—los cielos y la tierra, el sol y la luna, el océano, mares y ríos, las montañas y bosques, el viento y las tormentas,—estaban regidos por diferentes dioses. Los dioses, también, según se suponía controlaban todos los asuntos de la vida humana. Hubo un dios de la guerra y así mismo un dios de la paz, y dioses de la música, y de la poesía, y la danza y la cacería, y de todas la otras artes y ocupaciones en las cuales los hombres se interesan. Los dioses, se creía, eran en algunos aspectos similares a los humanos. En su forma se aparecían como hombres y mujeres. Eran apasionados y vengativos, y en ocasiones disputaban entre ellos mismos. Se casaban y tenían hijos, y así mismo necesitaban alimentos y bebidas y dormían. Algunas veces se casaban con humanos y los hijos de tales matrimonios fueron los héroes de la antigüedad1, hombres de gigantesca fortaleza, quienes ejecutaron acciones audaces y maravillosas proezas. El alimento de los dioses era la Ambrosía, la cual confería inmortalidad y eterna juventud a quienes la bebían; su bebida era un delicioso vino llamado Néctar. Los dioses, entonces, eran inmortales. Nunca morían; nunca envejecían, y poseían un inmenso poder. Podían transformarse a si mismos en humanos o tomar cualquier forma, y hacerse así mismos visibles o invisibles a placer. Podían viajar a través de los cielos, o sobre la tierra y el océano, con la rapidez del rayo, en ocasiones conducían hermosos carros dorados tirados por corceles de raza inmortal. Fueron muy temidos por los hombres, y así, cuando algún desastre ocurría,—si se perdían vidas en un terremoto, un naufragio o cualquier calamidad,—estos sucesos eran atribuidos al enojo de algún dios. Aun cuando eran inmortales, los dioses sin embargo, estaban sujetos a algunas de los achaques físicos de la humanidad. Ellos no podían morir, pero podían ser heridos y sufrir dolor corporal igual que los hombres. En ocasiones tomaron partes en disputas y en guerras de los habitantes de la tierra, y tenían armas y armaduras igual que los guerreros humanos. La residencia usual de los dioses principales era la cumbre del Monte Olimpo en Grecia. Allí moraban en palacios dorados, y tenían un salón para reuniones, donde frecuentemente celebraban juntos grandes banquetes, con música celestial ejecutada por Apolo el dios de los trovadores, y las musas, quienes eran las divinidades de la poesía y el canto. En todas las principales ciudades, se erigían grandes templos para la adoración de los dioses. Uno de los más famosos fue el Partenón en Atenas. En los templos de los dioses se ofrendaban costosos regalos de oro y plata y sobre sus altares, en ocasiones construidos en lugares abiertos, eran sacrificadas bestias y luego eran quemadas como ofrendas, lo cual según se creía era muy placentero a las divinidades a quienes eran ofrecidas. El más grande y más poderoso de los dioses era Júpiter también llamado Jove o Zeus. A él el resto de los dioses estaba sujeto. El fue el rey de los dioses, el poderoso Tonante, ante cuya seña el Olimpo se agitaba y ante cuya voz los cielos retemblaban. Por su gran poder en las regiones de los cielos en algunas ocasiones también fue llamado el ''Jove el reunidor de nubes''.

1 Es sorprendente, pero la Biblia habla de tales seres y los llama nefilim o derribadores seres de descomunal fuerza, que realizaban asombrosas hazañas, pero extremadamente violentos, los cuales murieron en el diluvio.

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EL PARTENÓN. A partir de un modelo del Museo Metropolitano, Nueva York Él, a quien todo ojo consciente del mundo pertenece El eterno Tonante sentado, entronizado en oro. En los altos cielos el escabel de sus pies el hace, Y así por medio de él todo el Olimpo tiembla. POPE, La Ilíada, Libro VIII.

La esposa de Júpiter, y así la reina del cielo, fue Juno, quien como veremos, fue la gran enemiga de Troya y de los Troyanos. Una de las hijas de Júpiter llamada Venus, o Afrodita, fue la diosa de la belleza y del amor. Neptuno fue el dios del mar. Él usualmente llevaba en su mano un tridente, o un cetro con tres puntas, el emblema de su autoridad. Los suntuosos salones de su palacio fueron construidos Profundo en el océano, dorados, rutilantes, a prueba Contra el deterioro del tiempo BRYAN, La Ilíada, LibroXIII.

Marte era el dios de la guerra, y Plutón, también llamado Dis 2 y Hades, fue el dios de las regiones de los muertos. Uno de los más gloriosos y poderosos de los dioses fue Apolo, o Febo, o Esminteo 3, pues este tenía muchos nombres. Él era el dios del sol, la medicina, la música y la poesía. Es representado teniendo en su mano un arco, y en algunas ocasiones una lira. Homero le llama ''el dios del arco de plata'' y el ''tirador lejano de dardos,'' por que los antiguos creían que con sus flechas producían plagas entre los 2 Dis Pater: dios romano de los Infiernos, esposo de Proserpina, equiparable al Hades griego. 3 Esminteo: sobrenombre o epíteto aplicado al dios Apolo, por Esminta, ciudad de la Tróade, por su protección sobre los frutos de los animales perjudiciales (en este caso ratones).

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hombres donde quiera que ellos le ofendían. Otra de la deidades principales mencionadas por Homero es Minerva, o Palas Atenea, la diosa de la sabiduría; Vulcano o Hefesto el dios del fuego; y Mercurio, o Hermes, el mensajero de Júpiter. Vulcano fue también el patrón o dios de los herreros. El tuvo varias forjas; una estaba en el Monte Olimpo, la otra se suponía estaba en el Monte Etna en Sicilia. Allí con sus ayudantes gigantes, los Cíclopes, el elaboraba los rayos para Júpiter, y algunas veces armaduras y armas de guerra para los héroes terrenales. Los dioses, se creía, hacían conocer su voluntad a los hombres de varias maneras,—algunas veces por el vuelo de pájaros, frecuentemente mediante sueños, y algunas veces apareciendo en la tierra bajo diferentes formas, y así hablando directamente a reyes y guerreros. Muchas veces hombres ilustrados indagaban acerca de su voluntad a través de videntes y adivinos, o augures,—personas quienes se suponía tenían el poder de predecir eventos. Hubo templos también en los cuales los dioses daban respuestas a través de sacerdotes. Tales respuestas fueron llamados Oráculos, y este nombre también era aplicado a los que ejercían el sacerdocio. El más celebre de los oráculos de la antigüedad estaba en el templo de Apolo en Delfos, en Grecia. A este lugar las personas llegaban de todas partes del mundo para consultar al dios, cuyas respuestas eran dadas a través de la sacerdotisa llamada Pitia. Los antiguos nunca entraban en guerra o en cualquier otra empresa importante sin sacrificar a los dioses o consultar sus oráculos o adivinos. Antes de ir a una batalla ellos hacían sacrificios a los dioses. Si eran derrotados en la batalla ellos lo juzgaban como un símbolo del enojo de Júpiter, o Juno, o Minerva, o Apolo, o alguna otra de las grandes entes que moraban en el Olimpo. Cuando se hacían ligas o tratados de paz, ellos llamaban a los dioses como testigos, y rogaban al padre Júpiter que enviara terribles castigos a cualquiera que hiciera falsos juramentos, o rompiera sus promesas. En la historia de la guerra de Troya encontraremos muchos ejemplos de tales apelaciones a los dioses por parte de los jefes de ambos lados. ''Oh padre Jove, quien riges desde la cumbre Del Ida, el más poderoso y el más augusto! Cualquiera de estas dos criaturas que haya hecho el mal, Dale morar donde lo hace Plutón, asesinado, Mientras que la amistad y lealtad de los pactos sea nuestra.'' ''Oh Júpiter mas poderoso y augusto! Cualesquiera quienes primero rompa este solemne pacto, Así sus sesos se derramen primero por la tierra,— Los de ellos y los de sus hijos.'' BRYANT, La Ilíada, Libro III.

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OFRENDA A MINERVA Pintura por Gaudemaris

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LA HISTORIA DE TROYA I. TROYA ANTES DEL ASEDIO

Diseñado por Burne-Jones. Esta parte del Asia Menor que bordea el estrecho canal conocido hoy como los Dardanelos, fue llamada en tiempos antiguos Troas. Su capital fue la ciudad de Troya, la cual estaba cerca de tres millas de la costa del mar Egeo, y al pie del Monte Ida, cerca de la unión de dos ríos, el Símois y el Escamandro o Xanto (Janto). Las gentes que poblaron la región de Troas o la ciudad de Troya fueron llamados Troyanos. Algunos de los primeros pobladores en Noroeste de Asia Menor antes de que fuera llamada Troas, vinieron de Tracia, un país al norte de Grecia. El rey de estos colonos tracianos se llamó Teucer o Teucro. Durante su reinado un príncipe llamado Dárdano llegó al nuevo asentamiento. El era un hijo de Júpiter y vino de Samotracia, una de las muchas islas del mar Egeo. Se dice que él escapó de una gran inundación la cual sobrevino sobre su isla natal, y que fue llevado por la corriente hasta la costa del reino de Teucro. Pronto luego de esto, se casó con la hija de Teucro. Entonces construyó una ciudad para si mismo entre las colinas del Monte Ida, y la llamó Dardania, y a la muerte de Teucro él llegó a ser rey de todo el país, al 11

cual dio el nombre de Dardania. Jove fue el padre, de nubes congregador Jove De Dárdano, por quien Dardania primero Fue poblada, donde nuestra sacra Troya fue erigida En la gran planicie,—una populosa ciudad; por hombres Moraron sobre las frescura de las raíces del Ida Con corrientes de Qiany. BRYANT, La Ilíada, Libro XX.

Dárdano fue el ancestro de la línea de reyes Troyanos. Él tuvo un nieto llamado Tros, y de él toma la ciudad el nombre de Troya, así mismo también todo el país tomo a Troas por nombre. El sucesor del rey Tros fue su hijo Ilo. Por él fue Troya construida, y por ello fue también era llamada Ilion o Ileon; de allí el titulo del gran poema de Homero.—La Ilíada. Por los nombres de Dárdano y Teucro la ciudad de Troya algunas veces a sido llamada Dardania y Teucría, y los Troyanos son en ocasiones mencionados como Dárdanos y Teucros. Ilo fue sucedido por su hijo Laomedonte, y este por su hijo Príamo el cual fue rey de Troya durante el famoso asedio. La historia de la fundación de Troya es muy interesante. Ilo dejó la ciudad de su padre Dardania, en busca de aventuras, como era costumbre entre los jóvenes príncipes y héroes de aquellos días; y es así como viajó hasta que llegó a la corte del rey de Frigia, un país cuyas fronteras están al este de Troas. Allí encontró al pueblo ocupado en unos juegos atléticos en los cuales el rey otorgaba valiosos premios para cada competencia. Ilo tomó parte en un encuentro de lucha, y ganó como premio cincuenta jóvenes y cincuenta criadas,—un extraño premio podríamos pensar, pero no del todo extraño e inusual en tiempos antiguos, cuando había muchos esclavos por doquier. Durante su estancia en Frigia el joven príncipe Dárdano fue entretenido hospitalariamente en el palacio real. Cuando estaba por partir, el rey le dio una novilla moteada, diciéndole que siguiera al animal, y así construyera una ciudad para si mismo en el lugar en donde primero el animal se echara a descansar. Ilo hizo tal y como se le indicó. Con sus cincuenta jóvenes y cincuenta criadas el siguió a la novilla, dejándola ir según su placer. Ella marchó por muchas millas, y así finalmente se echó en las faldas del Monte Ida en una bella planicie regada por dos ríos, y allí Ilo acampó para pasar la noche. Antes de irse a dormir él rogó a Júpiter que le enviara una señal que este era el sitio indicado para la ciudad. Por la mañana el halló enfrente de su tienda una estatua de madera de la diosa Minerva, también llamada Palas. La figura era de tres codos de alto. En su mano derecha llevaba una jabalina y en la izquierda una rueca y un huso. Este fue el Paladio de Troya, el cual llegó posteriormente a ser muy famoso. Los Troyanos creían que había sido enviado desde los cielos y que la seguridad de su ciudad dependía de su preservación. De allí que era guardado con el más grande cuidado en un templo especialmente construido para este propósito. Ilo, llegó a estar satisfecho de que la estatua era la señal por la cual había rogado, inmediatamente empezó el trazado4 y construcción de la ciudad y con esto Troya llegó a estar fundada. Muy pronto llegó a ser la capital de Troas y la más poderosa y rica ciudad en esta parte del mundo. Durante el reinado de Laomedonte el hijo de Ilo, sus poderosas murallas fueron erigidas, las cuales, en el siguiente reinado resistieron durante diez años todos los asaltos de los Griegos. Estas murallas no fueron obra de manos humanas. Fueron construidas por Neptuno el dios del océano. Este dios había conspirado contra Júpiter y había intentado destronarlo, y es así, como castigo, su reino del mar le fue quitado por un año, y le fue ordenado que utilizara el tiempo de condena al servicio del rey de Troya. En la construcción de la gran muralla, Neptuno fue asistido por Apolo, quien también había sido exiliado del Olimpo por una ofensa contra Júpiter. Apolo tenía un hijo llamado Esculapio, quien era un tan experto que podía y de hecho lo hacía, resucitar personas. Júpiter llegó a estar muy enojado con esto. El 4 Normalmente una ciudad en la antigüedad se trazaba con un arado.

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temía que los hombres pudieran olvidar su adoración por la de Esculapio. Por ello el lanzó una centella contra el gran médico y lo mató. Enojado por la muerte de su hijo, Apolo trató de destruir a los Cíclopes los ayudantes de Vulcano, quienes habían forjado el terrible rayo. Antes de que pudiera realizar su amenaza, Júpiter los expulso del cielo. El permaneció en la tierra por varios años, luego de los cuales le fue permitido regresar a su lugar entre los dioses en la cumbre del Monte Olimpo.

NEPTUNO Museo Nacional de Atenas. Neptuno fue obligado a servir a Laomedonte por un año, pero hubo un trato entre ellos mediante el cual el dios debería conseguir cierta recompensa por construir las murallas. Pero cuando el trabajo estuvo finalizado el rey Troyano rehusó mantener su parte del trato. Apolo lo había ayudado mediante el poder de su música. El tocó unas melodías que encantaron incluso los enormes bloques de roca, de modo que se movían por si mismos a sus lugares apropiados, luego de que Neptuno los había extraído de las laderas de la montaña y les había esculpido su forma. Además Apolo había tomado bajo su cuidado los numerosos rebaños en el Monte Ida. Durante el asedio Neptuno, en una conversación con Apolo ante las murallas de Troya, habla de sus trabajos en el servicio del rey Troyano:

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''Has olvidado, como, al ruego del monarca, Cambiamos la labor de todo un año? Las murallas de Troya erigimos (por que tal fue la orden de Jove), Y aquí y allá orgullosos baluartes se levantaron por medio de mis manos Tu tarea fue alimentar las bramantes manadas Por los bellos valles y en pendientes bosques del Ida.'' POPE, La Ilíada, Libro XXI.

Mucho antes de esto, sin embargo, los dos dioses habían castigado a Laomedonte muy severamente por romper su promesa. Apolo luego de ser restaurado al cielo, envió una plaga sobre la ciudad de Troya, y Neptuno envió desde el mar una enorme serpiente la cual mataba a muchos de sus habitantes. Una gran serpiente desde la profundidad Levantando su horrible cabeza sobre sus casas, Devoraba los niños. LEWIS MORRIS.

En esta terrible calamidad el rey consultó al oráculo sobre de que manera el enojo de los dos dioses podía ser apaciguado. La respuesta fue que una doncella Troyana debería ser todos los años entregada al monstruo para ser devorada. Cada año por esto, una muchacha joven, era seleccionada y llevada a la costa y allí encadenada a una roca para que llegara a ser presa de la serpiente. Y es así como cada año la serpiente venía y se comía una muchacha Troyana, y luego se retiraba sin causar problemas a la ciudad hasta el siguiente año, cuando regresaba por otra victima. Al fin la selección cayó sobre Hesíone la hija del rey. Profunda fue la angustia de Laomedonte al pensar en el terrible destino al cual su niña estaba condenada. Pero la ayuda vino en un momento inesperado. Mientras, en medio de las lamentaciones de sus familiares y amigos, cuando los preparativos estaban realizándose para encadenar a Hesíone a la gran la roca el gran héroe, Hércules llegó de visita a Troya. El estaba en camino hacia su hogar en Grecia, luego de ejecutar en un distante país una de sus grandes hazañas, las cuales lo hicieron famoso en las leyendas antiguas. El héroe destruyó a la serpiente y con ello salvó a la princesa, con la condición de que debería recibir como premio ciertos maravillosos caballos que Laomedonte entonces poseía. Estos caballos fueron regalados al abuelo de Laomedonte, Tros en una muy interesante ocasión. Tros tenía un hijo llamado Ganimedes, un joven maravillosamente bello, y Júpiter llegó a admirar tanto a Ganimedes que lo llevó a los cielos como copero de los dioses—para servir el divino néctar en los banquetes del Monte Olimpo.

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Como un dios Ganimedes, el más bello De entre los hombres, los dioses admiraron y llevaron Al cielo, tan bello fue, para escanciar El vino a Jove, y por siempre morar con ellos. BRYANT, La Ilíada, Libro XX.

Para recompensar a Tros por la pérdida de su hijo, Júpiter le dio cuatro magníficos caballos de raza inmortal y así de maravillosa velocidad. Estos fueron los caballos que Hércules pidió como recompensa por destruir la serpiente. Como no había otra forma de salvar a su hija Laomedonte aceptó. Hércules entonces fue por la orilla de la costa, llevando en su mano una enorme clava, la cual él usualmente llevaba, y cubierto con una piel de león sobre sus hombros. Esta fue la piel del famoso león que él estranguló en un bosque de Grecia5, y la cual siempre vestía cuando ejecutaba alguna de sus famosas hazañas. Cuando Hesíone había sido encadenada a la roca, el héroe permaneció a su lado esperando la llegada de la serpiente. En corto tiempo su horrorosa figura emergió en medio de las olas, y lanzándose hacia adelante fue a tomar a la princesa, entonces Hércules se fue sobre ella, y con poderosos golpes de su clava le dio muerte al monstruo. De esta manera fue salvada la hija del rey y así toda Troya liberada de este terrible flagelo. Pero cuando el héroe reclamó su premio que había convenido, y el cual había ganado justamente, Laomedonte probó ser nuevamente un hombre no solo deshonesto sino desagradecido. Desconociendo su promesa y así olvidando, también, de que él y su pueblo había sufrido como resultado de su transgresión a la buena voluntad de los dos dioses, él ahora se negó a entregarle a Hércules los caballos. El héroe en esta oportunidad se fue de Troya, pero no sin resolverse a regresar en un tiempo conveniente y así castigar a Laomedonte. Esto sucedió poco después, cuando el cumplió con los celebres ''doce trabajos'' a los cuales un rey Griego6 le había ordenado ejecutar, pues Júpiter le condenó a servir a este rey, por un periodo de algunos años por una ofensa que él cometió. Una de esas labores fue matar al león. Otra fue destruir la Hidra de Lerna, una horrible serpiente con muchas cabezas, la cual por largo tiempo, había estado devorando hombres y bestias en el distrito de Lerna en Grecia. Una vez terminados sus doce grandes trabajos y así finalizado las condiciones de su servicio, Hércules reunió un ejercito y una flota, y embarcó hacia las costas de Troas. Entonces, marchó contra la ciudad, y la tomó por sorpresa, y mató a Laomedonte y a todos sus hijos, con la excepción de Hesíone y Podarces, quien posteriormente llegó a ser llamado con el nombre de Príamo. Este príncipe había tratado de persuadir a su padre de dar cumplimiento al pacto con Hércules, por esta razón su vida fue perdonada. Él fue esclavizado, como se hacia en la antigüedad con los prisioneros tomados en la guerra. Pero Hesíone rescató a su hermano, entregando un velo tejido en oro como precio por su libertad. Desde este tiempo empezó a llamarse Príamo, una palabra que en el lenguaje Griego significa ''comprado.'' Hesíone también logró que Hércules restaurara a Príamo su derecho a heredar el trono de su padre, y así él llegó a ser rey de Troya. Hesíone misma fue llevada a Grecia, en donde fue dada en matrimonio a Telamón, rey de Salamina, un amigo de Hércules. Príamo rigió sobre su reino en Troas durante muchos años en paz y prosperidad. Su esposa y reina la virtuosa Hécuba, fue hija de un rey de Tracia. Ellos tuvieron diecinueve hijos, muchos de los cuales llegaron a ser famosos durante el gran asedio7. Su hijo mayor, fue Héctor, quien fue el más valiente de 5 Este león fue llamado el león de Nemea. 6 Este fue Euristeo, rey de Micenas y de Tirinto, hijo de Esténelo y Nicipe. Habiendo predicho Zeus que el primer descendiente de Teseo tendría el trono de Micenas, Hera retrasó el parto de Alcmena y adelantó el de Nicipe, de modo que Euristeo nació dos meses antes de lo debido. Algunos autores lo hacen hermano de Heracles. Por orden del oráculo de Delfos Heracles (Hércules romano) se puso al servicio de Euristeo, que le ordenó efectuar uno de los episodios más famosos de la mitología griega: los doce trabajos. Al encomendarle estos doce durísimos trabajos, Euristeo intentaba librarse de él, encomendándole realizaciones peligrosas, pensando que sucumbiría en alguna de ellas. Pero Heracles las cumplió todas con pleno éxito, al final Euristeo murió a manos de Hilo, hijo de Heracles, obteniendo la soberanía del reino. 7 Príamo tuvo 50 hijos y algunas hijas, entre los que resaltan: Héctor, Polixene, Polites, Creúsa, Casandra (Alejandra), Héleno, Deífobo y Paris (Alejandro). Algunos de sus otros hijos son: Agatón, Ántifos (Ántifo), Antínoo, Áreto, Aristodeme, Arquemaco, Astígono, Atas, Biante, Bías, Cebriones (Cebrión), Clonio, Creúsa, Cromio, Deífobo, Democoonte, Deyopites,

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todos los héroes Troyanos. Su hijo Paris fue, como veremos, quien llevó a su país a la desastrosa guerra. Otro hijo fue Heleno, y su hermana Casandra quienes fueron celebres adivinos. Casandra fue una doncella de destacada belleza. El dios Apolo se enamoró tanto de ella, por lo que le ofreció otorgarle el don de dar respuesta a cualquier interrogante si ella le aceptaba como su esposo. Casandra consintió y así solicitó el don de predecir eventos, pero cuando ella lo recibió, ella engañó al dios y rehusó cumplir con su promesa. Él decretó, sin embargo, que nadie creyera o prestara atención a sus predicciones, aun cuando estas pudieran ser ciertas. Y es de esta manera que cuando Casandra predijo los males que sobrevendrían sobre Troya, su propio pueblo no pudo dar crédito a sus palabras. Ellos la llamaron la ''profetisa loca.'' cuando se referían a ella. Casandra gritó, y así maldijo la infeliz hora Predicha por nuestro destino, y por los dioses decretada, Todos escucharon, y así ninguno creyó la profecía VIRGILIO.

La primera desventura en la vida del rey Príamo y su buena reina vino poco tiempo antes del nacimiento de Paris, cuando Hécuba soñó que su siguiente hijo podría traer la ruina a su familia y a su ciudad. Esto causó el más profundo sufrimiento a Príamo y a Hécuba, especialmente cuando el adivino Ésaco declaró que el sueño podría tener un cumplimiento cierto. Entonces, aun cuando ellos eran unos padres amorosos y tiernos, ellos dirigieron sus pensamientos a sacrificar sus sentimientos con el fin de evitar que tal calamidad cayera sobre su país. Cuando el niño hubo nacido, el rey, entonces, ordenó que se lo dieran a Arquelao, uno de los pastores del Monte Ida, con la instrucción expresa de que los expusiera en un lugar donde pudiera ser destruido por las fieras. El pastor no estaba deseoso de hacer una acción tan cruel, aunque estaba obligado a obedecer, pero al regresar al punto en donde lo había dejado días antes, el encontró al bebe vivo e ileso. Algunos dicen que el niño fue alimentado y cuidado por una osa. Arquelao estuvo tan tocado por la piedad a la vista del inocente bebe con su cara sonriente, el tomó al bebe y lo llevó a su cabaña, y así, le dio el nombre de Paris, y lo crió como uno de su propia familia. Con los pastores del Monte Ida, Paris pasó sus primeros años, sin saber que era hijo del rey Príamo. Él fue un joven valiente de extraordinaria belleza. ''Su soleado cabello Se apiñaba sobre sus sienes como los de un dios.'' TENNYSON, Enone.

También era muy experto en todos los ejercicios atléticos, además fue un destacado cazador y así mismo un valiente defensor de los pastores contra los ataques de ladrones, por lo que también le llamaron Alejandro, un nombre que significa protector de hombres. Por esto, el joven príncipe, llegó a ser el favorito del pueblo que vivía en las colinas. Muy feliz fue entre ellos, y entre sus rebaños de los cuales su buen amigo y padre adoptivo, Arquelao8, le dio uno propio. Él llegó a ser aun más feliz en compañía de la encantadora ninfa Enone, la hija del dios río; y él la amó y la hizo su esposa. Pero esta felicidad estaba destinada a no ser duradera. Las Parcas9 habían decretado otro destino. Enone la bella, cuya tristeza ha sido el tema de muchos poetas, estaba destinada a perder el amor del joven príncipe pastor, y así el sueño de Hécuba habría de tener su cumplimiento. Doriclo, Dríope, Egeoneo, Equefrón, Equemón, Ésaco, Evágoras, Evandro, Filemón, Glauco, Gorgitión, Hiperión, Hipíroco, Hipodamante, Hipónoo, Hipótoo Idomeneo, Ilione, Laodicea, Licaón, Licasta (Licaste), Licos, Laódoco, Lisímaca, Lisítoo, Medesicaste, Melanipo, Méstor, Milio, Pamón, Polidoro, Telestas, Troilo, 8 En otras fuentes el nombre Arquelao es sustituido por Agelao 9 Las Parcas eran tres hermanas, Cloto, Láquesis, y Atropos, poderosas diosas quienes controlaban el nacimiento y la vida de la humanidad, Cloto la más joven, presidia sobre el momento del nacimiento, y llevaba una rueca en su mano, Láquesis hilaba los acontecimientos de la existencia humana (todos los eventos y las acciones de la vida de los hombres), y Atropos, con un par de tijeras las cuales ella siempre llevaba cortaba el hilo en el momento de la muerte.

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La Parca Quien rige la voluntad de Jove ha hilado los días De Paris y Enone. QUINTUS SMYRNEUS.

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II EL JUICIO DE PARIS Fue a través de una disputa entre las tres diosas, Juno, Venus y Minerva, que Enone, la bella ninfa del Monte Ida, encontró su triste destino, y se inició la destrucción de Troya. El principio tiene que ver con la ocasión en que se celebraba el matrimonio de Peleo y Tetis. Peleo fue un rey de Tesalia, en la Grecia y uno de los grandes héroes de aquellos días. Tetis era la hija del dios marino Nereo, quien tenía cincuenta hijas, todas bellas ninfas del mar, llamadas ''Nereidas,'' por causa del nombre de su padre. Su trabajo era atender a los grandes dioses marinos, y en especial obedecer las ordenes de Neptuno. Tetis era tan bella que Júpiter mismo deseó casarse con ella, pero las Parcas habían predicho que ella estaba destinada a tener un hijo más grande que su padre. El rey del cielo no desando que su hijo llegara a ser más grande que él, abandonó la idea de casarse con la bella ninfa del mar, y en consecuencia ella llegó a aceptar ser la esposa de Peleo, quien la amaba y la había enamorado desde hace mucho. Pero Tetis, siendo una diosa, no estaba deseosa de casarse con un hombre mortal. Sin embargo, ella consintió, y así todos los dioses y diosas, con la excepción de una, estuvieron presentes en la fiesta de matrimonio. Por que en los tiempos antiguos, cuando la verdad y la confianza Eran aun reverenciadas y cultivadas aquí en la tierra, Los residentes de los cielos podían frecuentemente descender Hasta los hogares inmaculados de los héroes, como entre amigos; Allí se reunían cara a cara, y así libremente dialogaban En discusiones propias de corazones mortales. CATULLUS (Trad. de Martín)

La excepción fue Eris, o Discordia, la diosa de la discordia. Esta deidad maligna que un tiempo había sido una residente en el Olimpo, pero a causa de que ella causó muchas disensiones y disputas allí, Júpiter la desterró para siempre de las mansiones celestes. La presencia de tal deidad como una invitada no era muy deseable en una ocasión tan feliz, y por ello no se le hizo ninguna invitación. Este desaire, a la diosa de la discordia le indujo a tomar revancha por este hecho por medio de causar un disturbio que afectara la paz y la armonía de la fiesta de matrimonio. Con este propósito maligno ella repentinamente apareció en el medio de la reunión, y tiró sobre la mesa una bella manzana dorada, en la cual estaban escritas las palabras, ''Para la más bella.'' ''Esta fue lanzada sobre la mesa, Donde todos los dioses estaban presente frente a frente Se extendió en el salón de Peleo; sobre la cual Se levantó una contienda, con la pregunta sobre a quien debía ser dada.'' TENNYSON, Enone.

De inmediato todas las diosas comenzaron a reclamar la rutilante premio a la belleza. Cada una contendía en que ella era la ''más bella,'' y por ello debería tener la ''fruta de puro oro Hesperiano Que olía a ambrosía.'' Pero pronto, las únicas competidoras eran Juno, Venus y Minerva, las otras diosas se habían retractado de sus pretensiones. La disputa entonces llegó a ser más amarga, y es así como en últimas Júpiter fue llamado para que actuara como juez en la disputa. Esta delicada tarea el rey del cielo declinó afrontar. Él sabia que cualquier cosa que decidiera podría llegar a ofender a dos de las tres diosas, y con ello destruir la paz de su propio morada. Era necesario, sin embargo, que se eligiera un arbitro imparcial que pusiera final a la disputa, y fue el decreto de las Parcas que el trabajo debería recaer sobre un joven pastor de 18

bella apariencia en el Monte Ida. Su sabiduría y prudencia era bien conocida por los dioses, y todos estuvieron de acuerdo en que él era la persona para decidir en este gran concurso. Paris, por ello entonces, fue nombrado arbitro. Por mandato de Júpiter la manzana dorada fue enviada a él, para que la otorgara a una de las tres diosas a quien juzgara como la más bella. Las diosas mismas fueron y aparecieron delante de él en el Monte Ida, de esta manera, ellas mostraron sus encantos, para que pudiera tomar una justa decisión. El poeta Inglés Tennyson, en su poema ''Enone,'' nos entrega una bella descripción de las tres deidades contendientes cuando estuvieron frente a la presencia del joven príncipe, cada una de ellas a su turno tratando, mediante promesas de una gran recompensa, persuadirle de fallar en su favor. Juno habló primero, y así, ella ofreció conceder poder reinante e inmensas riquezas a Paris, si el le otorgaba el premio a ella. ''Ella a Paris hizo Promesa de poder real, amplio regir Incuestionado. . . . . . . 'Honor', ella dijo, 'y así homenaje, impuestos y peaje, De parte de muchos en urbes continentales y gran puerto.'''

Minerva la siguiente se dirigió ante el juez, y ella le prometió gran sabiduría y conocimiento, así también como éxito en la guerra, siempre que le diera la manzana ella. Entonces Venus se aproximó al joven príncipe, quien todo el tiempo tuvo la manzana dorada en sus manos. Ella tenía pocas palabras que decir, por que ella confiaba en el enorme poder de su belleza y así mismo del tentador soborno, que ella pasó a ofrecer. ''Ella con una sutil sonrisa en sus ojos apacibles, El heraldo de su triunfo, anunciando la noche Medio susurro a su oído, 'Te prometo La más bella y más amante esposa en Grecia.' Ella habló y así mismo sonrió.''

La sutil sonrisa y la promesa susurrante se ganó el corazón de Paris. Olvidando a Enone, y las promesas de las otras diosas, él galardonó con el premio a Venus. El confirió A su suave mano la fruta de flamante corteza; Y así la nacida de la espuma Venus tomo el gracioso galardón, De guerra, de guerra maligna, la reviviente semilla. COLUTHUS (Trad. de Elton)

Este fue el famoso juicio de Paris. Y fue por cierto una justa decisión, como ha de suponerse ya que Venus, siendo la diosa de la belleza, era realmente la más bella de las tres. Pero la historia no nos da un buen concepto acerca del carácter de Paris, quien ahora no obtenía placer de la compañía de Enone. Todos sus pensamientos y afectos estaban dirigidos hacia la promesa de Venus. El había comenzado a estar aburrido, también de su vida simple e inocente entre sus rebaños y manadas en la montaña. El entonces deseaba mucho más, algo de las aventuras que podía tener lejos de ese escenario que ahora llegaban a ser desabrido para él. La oportunidad vino pronto. Un miembro de la familia del Rey Príamo había muerto, y se anunció que sus funerales serían celebrados con juegos atléticos, como era costumbre en tiempos antiguos. Paris resolvió ir hasta la ciudad y tomar parte en aquellos juegos. Los premios eran ofrecidos por cada competencia, y uno de los premios era un hermoso toro escogido entre las manadas del Monte Ida. Ahora sucedió que el toro seleccionado pertenecía a Paris mismo, pero este no podía ser tomado sin su consentimiento. Él estaba deseando, sin embargo, darlo para los juegos siempre que le fuera permitido entrar en la lista de competidores.

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PARIS. El Vaticano Roma La condición fue aceptada, y así el príncipe pastor dejo a Enone y fue a los juegos funerarios en Troya. Él tenía por cierto la intención de volver después de un tiempo, pero fue muchos años después que el volvió a ver a la hermosa Ninfa en el Monte Ida otra vez,—no hasta que estaba a punto de morir debido a una herida causada por uno de los Griegos durante la guerra de Troya. Enone sabía que esto habría de suceder, por que Apolo le había conferido el don de la profecía, y así ella advirtió a Paris que si el se iba causaría la ruina de si mismo y de su país, diciéndole también que el buscaría su ayuda cuando fuera demasiado tarde para salvarlo. Estas predicciones, como veremos, se cumplieron. El dolor de Enone y desesperación en su soledad luego de la partida de Paris son descritas intensamente en el poema de Tennyson:

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''Oh feliz cielo, como puedes ver mi rostro? Oh feliz tierra, como puedes soportar mi peso? Oh muerte, muerte, muerte, siempre en nubes flotando, Hay suficiente infelicidad en esta tierra, Pasa por alto las almas felices, que aman vivir: Te ruego, pasa ante mi luz de vida, Y oscurece toda mi alma, para que pueda morir. Tu has tu fuerza sobre mi corazón, Has tu esfuerzo sobre mis parpados: déjame morir.''

En los juegos atléticos en Troya todos admiraban la noble apariencia de Paris, pero nadie sabía quien era. En las competencias él ganó todos los primeros premios, por que Venus le había conferido la fortaleza y velocidad de un semidiós. Él derrotó incluso a Héctor, quien era el más grande atleta de Troya. Héctor estaba enojado al encontrar que todos los jóvenes nobles de la ciudad habían sido derrotados por el desconocido extranjero, decidió darle muerte, y así Paris pudo haber sido probablemente muerto, si no hubiera huido en busca de seguridad dentro del templo de Júpiter. Casandra, quien coincidencialmente se encontraba en el templo en el mismo momento, al examinar a Paris de cerca, y observando su apariencia y fuerte contextura similar a la de sus hermanos, ella le preguntó acerca de su nacimiento y edad. De sus respuestas ella llegó a la completa certeza de que él era su hermano, y así como ella de inmediato lo presentó al rey. Posteriores averiguaciones se hicieron entonces. El viejo pastor Arquelao, a quien Paris había sido entregado para ser expuesto a las fieras en el Monte Ida, vivía aun, y es así como vino y contó la historia. Entonces el Rey Príamo y la Reina Hécuba gozosamente lo abrazaron y le dieron la bienvenida a su hijo, nunca pensando en el terrible sueño y la profecía de Ésaco. Héctor quien antes estaba enojado, ahora estaba contento, alegre de ver a su hermano, y orgulloso de sus victorias en los juegos. Todos se regocijaron con la excepción de Casandra. Ella sabía del mal que venía sobre Troya por medio de Paris, pero nadie podía dar crédito a lo que la ''profetisa loca'' decía. De esta manera fue restaurado a su alta posición como príncipe de la casa real de Troya, Paris ahora residía en el palacio de su padre, aparentemente satisfecho y feliz. Pero la promesa que se le hizo en el Monte Ida, la cual el cuidadosamente le ocultó a su familia, estaba siempre en su mente. Sus pensamientos estaban siempre dirigidos hacia Grecia, donde vivía la mujer más bella de aquellos tiempos. Esta fue Helena, la esposa de Menelao, rey de Esparta, celebre a través del mundo antiguo por su belleza sin igual. A Paris se le había prometido la más bella mujer como esposa, y el estaba seguro que no podía ser otra que la lejana y famosa, Helena. Por esto, resolvió ir hasta Grecia, tan pronto como tuviera una excusa para emprender lo que era entonces un viaje peligroso de muchas semanas, lo que en nuestros días solo toma unas pocas horas de navegación. La ocasión fue hallada cuando el Rey Príamo resolvió enviar embajadores a la isla de Salamina para demandar el regreso de su hermana Hesíone, quien Hércules se había llevado muchos años antes. Su esposo Telamón, estaba en ese momento muerto, pero su hijo Áyax aun la tenía prisionera en su corte. Príamo nunca había olvidado el amor de su hermana por él, por que ella misma fue, como se recordará, quien lo redimió de la esclavitud y lo colocó en el trono de su padre. El determinó que ahora ella debería ser traída de regreso a su país de nacimiento, y así Paris diligentemente pidió permiso para tomar parte en la expedición la cual había de ser enviado a Salamina para este propósito. Príamo consintió, y así una flota digna de llevar al hijo del rey de Troya y su comitiva a Grecia fue construida por Fereclos, un hábil artífice, a quien la diosa Minerva (Palas) había instruido en todo tipo de obras manuales. Por ser amado de Palas, le impartió La construcción naval y las artes de constructor. Por medio de su mano la flota de Paris levantó, La causa fatal de los ayes de su país. POPE, La Ilíada, Libro V.

Antes de la partida de la flota, Casandra levantó su voz de advertencia, pero como era natural sus palabras no fueron atendidas, y así Paris embarcó. Él alcanzó las costas de Grecia en seguridad, pero en lugar de 21

dirigirse a Salamina para demandar el regreso de Hesíone ante el Rey Áyax, el dirigió a sus barcos hacia las costas de Esparta. Esto lo hizo bajo la guía y dirección de Venus, quien estaba muy cerca de cumplir su promesa con la cual ella había ganado el premio dorado en el Monte Ida. Atracando en Esparta, Paris se apresuró hasta llegar a la corte de Menelao, donde fue recibido hospitalariamente. El rey dio banquetes en su honor y lo invitó a prolongar su permanencia en Esparta, y la bella Reina Helena se unió a las atenciones amables de su esposo para con el invitado. Pronto, luego del arribo de Paris, el rey de Esparta recibió una invitación para tomar parte en una partida de caza en la isla de Creta. No teniendo indicios de los designios malignos de Paris, él aceptó la invitación. El partió dejando a su reina la labor de atender al príncipe Troyano hasta su regreso. Entonces Paris, tomando ventaja de la ausencia de Menelao, indujo a Helena a abandonar a su esposo y a su hogar, e irse con él a Troya. Le habló de la promesa de Venus, y le aseguró que sería recibida con grandes honores en el palacio de su padre, y así protegida contra el enojo de Menelao. De la protección hogareña por un esposo extranjero Él sedujo a Helena sobra la espuma del océano. COLUTHUS (trad. de Elton).

RAPTO DE HELENA Pintado por Deustch 22

Al haber consentido Helena, Paris la llevó hasta su flota. Al mismo tiempo se llevó con él una gran cantidad de tesoros en oro y otras cosas costosas las cuales pertenecían al Rey Menelao. En el viaje a casa los barcos fueron llevados por una tormenta hasta las costas de la isla de Cránae, donde Paris y Helena permanecieron por algun tiempo. Cuando finalmente alcanzaron la capital Troyana ellos fueron recibidos cordialmente por el Rey Príamo y la Reina Hécuba, y en corto tiempo estuvieron casados, y el evento fue celebrado con gran regocijo. Pero no todo el pueblo de Troya tomó parte en este regocijo. Héctor el hijo de Príamo, y algunos otros de sus más sabios consejeros, censuraron fuertemente la conducta de Paris, y aconsejaron al rey que enviara a Helena de regreso a Esparta. Pero Príamo no atendería su prudente consejo, y de esta manera ella permaneció en Troya. La gran belleza de Helena ha sido celebrada por poetas de todas las épocas. Tennyson, en su ''Sueño de una Bella Mujer,'' la presenta como en una visión así él la describe:

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''Vi una dama con atracción Más quieta que mármol tallada, parada allí; Una hija de los dioses, divinamente erguida, Y así la más divinamente bella.''

El juicio de Paris..

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III. LA LIGA CONTRA TROYA El rapto de helena fue la causa de la guerra de Troya. Menelao una vez enterado de lo que Paris había hecho, inmediatamente regresó a Esparta, y comenzó a hacer preparativos para vengar la ofensa. El convocó a todos los reyes y príncipes de Grecia a unir con él sus ejércitos y flotas en una guerra contra Troya. Ellos estaban obligados a hacer esto en virtud de un juramento que habían hecho al momento del matrimonio de Helena y Menelao. Helena era hija de Tíndaro, quien fue rey de Esparta antes de Menelao. Algunos dicen que era hija de Júpiter, y que Tíndaro fue su padrastro. Pero desde su infancia fue llevada al palacio real de Esparta como la hija de Tíndaro y su esposa Leda. Cuando ella llegó a estar en edad de casarse, la fama de su gran belleza atrajo a muchos de los jóvenes príncipes de toda Grecia a Esparta, todos compitiendo por su favor y todos con la esperanza de ganarla como su esposa. Esto colocó a Tíndaro en una dificultad. Él estaba alarmado ante la presencia de tantos pretendientes por la mano de su hija, por que él sabia que no podía darla a uno sin ofender a todo los restantes. El por eso resolvió adoptar el consejo de Ulises, el príncipe de Ítaca (una isla de la costa oeste de Grecia). Ulises, también llamado Odiseo, fue famoso por su gran sabiduría así también como su valor en la guerra. Ulises hombre de muchas argucias, Hijo de Laertes, criado en Ítaca, Esa rocosa isla, y así experto en toda forma De astutos dispositivos y acciones sabiamente planeadas BRYANT, La Ilíada, Libro III.

Ulises mismo había sido un pretendiente de Helena, pero el vio que entre muchos competidores él tenía pocas posibilidades de éxito. Además se había enamorado de Penélope, la sobrina de Tíndaro. Por esto desistió de la contienda, y al mismo tiempo se ofreció a sugerir un plan para resolver la dificultad que planteaba el matrimonio de Helena, siempre que Tíndaro le diera a Penélope como esposa. Tíndaro consintió. Ulises entonces aconsejo de que Helena debería escoger su por si misma cual de los príncipes tendría por esposo, pero antes de hacer eso, todos los pretendientes deberían comprometerse mediante un juramento a aceptar su decisión, y así perseguir a cualquiera que pretendiera arrebatársela al esposo de su selección, de modo que todos deberían unirse para castigar al ofensor. Si cualquiera se atreviera a raptar y llevársela, Todos podrían unirse en armas, y así derribar su ciudad Hasta el nivel del suelo. EURIPIDES (Trad. de Potter).

Los príncipes Griegos estuvieron de acuerdo con esta proposición. Todos ellos, incluido Ulises mismo, tomaron el juramento requerido. Helena escogió entonces a Menelao, con quien ella de inmediato fue casada con gran pompa y regocijo popular. Al morir Tíndaro, Menelao llegó a ser rey de Esparta, y él y su bella reina vivieron y reinaron juntos en prosperidad y felicidad hasta la fatídica visita de Paris. Menelao era el hermano de Agamenón, rey de Micenas, uno de los más poderosos y prósperos reinos del Hélade, tal y como Grecia fue llamada en la antigüedad. Su padre, Atreo, era hijo del héroe Pélope, quien conquisto una gran parte de la península llamada por él Peloponeso, y quien a su vez era nieto de Júpiter. Agamenón o Atrida (hijo de Atreo), como es llamado en ocasiones, fue el comandante en jefe de todo el ejército Griego durante el asedio a Troya. De su alto rango y autoridad Homero le llama ''rey de hombres'' y así mismo ''rey de reyes.'' Él algunas veces también es llamado ''rey de todo Argos,'' un poderoso reino cerca de Micenas, y de este nombre los Griegos son en algunas ocasiones llamados ''Argivos.'' El cetro real el cual Agamenón tenía en sus manos cuando dirigía a sus soldados fue hecho por Vulcano para 25

Júpiter. El rey de reyes con su majestuosa figura se levantó; Alto en su mano el cetro dorado relumbró; El cetro dorado, de llama celestial, Por Vulcano forjado, para Jove que Hermes llevó A Pélope el regalo inmortal entregó El inmortal don Pélope dejo de herencia. POPE, La Ilíada, Libro II.

Los reyes y príncipes del Hélade, quienes se reunieron ante la convocatoria de Menelao, decidieron, luego de algunas discusiones acerca del asunto, que antes de declarar la guerra contra Troya ellos deberían tratar de obtener reparación mediante medios pacíficos. Para ello, se enviaron embajadores a Troya para demandar la devolución de Helena y así mismo de los tesoros que Paris se había llevado. Diómedes rey de Etolia, y el sabio Ulises, fueron escogidos para la misión. Menelao voluntariamente también les acompañó, pensando que podría ser capaz de persuadir a su esposa de regresar a su hogar. Cuando los embajadores Griegos llegaron a la capital Troyana, fueron respetuosamente recibidos por el rey. Durante su estancia en la ciudad ellos fueron entretenidos en la residencia de Anténor, uno de los ministros de estado de Príamo, quien tenia la sabiduría para desaprobar la acción de Paris, y de aconsejar que la reina Espartana debería ser regresada a su esposo. Anténor admiró mucho la apariencia y la elocuencia de Ulises, las cuales son descritas en La Ilíada: ''Pero cuando Ulises se levantó, en pensamientos profundos, Sus modestos ojos, se fijaron en el suelo; Como un inexperto o un tonto, el parecía al permanecer, No levantó su cabeza, ni alargó su mano con el cetro; Pero, cuando habló, que elocuencia fluyó! Suave como los copos de la nieve que desciende, Los abundantes inflexiones cayeron, con arte natural; Cayeron derritiendo, y hundiéndose dentro del corazón!'' POPE, La Ilíada, Libro III.

Pero la elocuencia de Ulises fue inútil. El rey Príamo estaba cegado por el amor por su hijo, no vio el peligro amenazante, y así rechazó la demanda de los embajadores. A Menelao no se le permitió ver a su esposa. Ulises y sus acompañantes regresaron entonces a Grecia, y así de inmediato comenzaron los preparativos para la guerra contra Troya. Estos preparativos ocuparon un largo periodo de tiempo. Diez años se gastaron en reunir la vasta fuerza, la cual era de más de mil barcos que atravesaron el Mar Egeo hasta las costas Troyanas, desde el puerto de Aulis o Áulide en el este de la costa Griega. Algunos de los príncipes de los Helenos (Griegos) no estaban muy deseosos de emprender la expedición, por que sabían que el conflicto sería prolongado y peligroso. Incluso Ulises, quien como hemos visto, había propuesto a los pretendientes el juramento en Esparta, estaba en último momento renuente a ir. El había llegado a ser rey de Ítaca, su padre, Laertes, se había retirado de las labores de gobierno, y así el estaba deseoso de permanecer en su isla, feliz en su hogar con su esposa, Penélope, y con su hijo aún bebe, Telémaco, a quienes amaba tiernamente. Pero el hombre de muchas argucias, no pudo eximirse de la guerra Troyana. Él no presto atención, a los mensajes de llamado solicitándole que se reuniera con su ejército en Aulis. Agamenón resolvió ir él mismo a Ítaca a persuadir a Ulises para que tomara parte en la expedición. Él fue acompañado por su hermano Menelao, y por un jefe llamado Palamedes, un hombre sabio y entendido al igual que un guerrero valiente. Tan pronto como Ulises escuchó de que ellos arribaban a Ítaca, el pretendió hacerse pasar por loco, de modo que intentó una graciosa estratagema al hacerles creer que él realmente estaba 26

orate. Vistiéndose con las mejores ropas, y andando a lo largo de la costa, el comenzó a arar la playa con un caballo unido a un yugo con un buey, y sembrando en la arena sal en lugar de semillas.

ULISES FINGIENDO LOCURA Heywood Hardy Palamedes, sin embargo, tuvo más de un encuentro en cuanto a artificios con el rey de Ítaca. Tomando a Telémaco de los brazos de su nodriza, colocó al infante en la arena enfrente del par de animales que tiraban del arado. Ulises rápidamente desvió los animales hacia un lado evitando herir al niño, esto probó de que no estaba loco pero si en completa posesión de todos sus sentidos. El rey de Ítaca fue de esta manera obligado a unirse a la expedición para Troya. Con doce barcos bien armados él embarcó desde su isla rocosa, la cual no volvería a ver por veinte años. Diez años se fueron en el asedio, y diez en su viaje de regreso a casa, durante el cual él vivió las maravillosas aventuras que Homero describe en La Odisea. Ulises tuvo su revancha sobre Palamedes de una manera no muy digna de un hombre valiente. En el campamento ante Troya, durante el asedio, el sobornó uno de los sirvientes de Palamedes para que ocultara una suma de dinero en la tienda de su amo. Entonces falsificó una carta, la cual fue leída en un consejo de los generales Griegos, diciendo que había sido tomada de un prisionero Troyano. Esta carta fue escrita por el Rey Príamo para Palamedes agradeciéndole la información que le había dado sobre los planes de los Griegos y así en ella se mencionaba el dinero que le había sido enviado como recompensa por sus servicios. Los generales Griegos ordenaron que se hiciera una búsqueda en la tienda de Palamedes, y el dinero al ser hallado donde había sido escondido mediante las instrucciones de Ulises, acusó que el infortunado Palamedes fuese muerto inmediatamente como un traidor. Palamedes no desconocido de la fama, Quien sufrió por la malicia de las ocasiones, Acusado y sentenciado por pretendidos crímenes. VIRGILIO.

Se dice que Palamedes fue el inventor de los pesos y medidas, y de los juegos de ajedrez y backgammon, y que además fue el primero en colocar centinelas alrededor del campamento y darles un santo y seña. Hubo otros príncipes Griegos cuya participación en la guerra de Troya fue obtenida solo mediante métodos ingeniosos. Este fue el caso del famoso Aquiles. Él era hijo de Peleo y Tetis, en cuya fiesta de 27

matrimonio Eris arrojó la manzana de la discordia sobre la mesa. La profecía de que Tetis tendría un hijo más grande que su padre fue cumplida en Aquiles, el más valiente de los Griegos en la guerra de Troya, y el héroe principal de La Ilíada de Homero. Tetis educó a su hijo con gran esmero. Ella le había instruido en todas las conocimientos necesarios para todos los príncipes de aquellos tiempos. Cuando era un bebe ella lo sumergió en el río Estigia, lo cual, se creía, había hecho que fuera imposible que cualquier arma esgrimida por manos humanas lo hiriera. Pero el agua no había tocado el talón del niño, porque su madre lo tenía asido de allí cuando lo sumergió en el río, y en esta parte recibió la herida por la cual murió. No obstante haber sido sumergido en el Estigia, Tetis estaba preocupada por permitir que Aquiles fuera a la guerra de Troya, pues Júpiter le había dicho que él podía morir si participaba en ella. Por esta razón, tan ponto como escuchó de que los príncipes Griegos estaban reuniendo sus fuerzas, ella secretamente envió a el joven a la corte de Licomedes, rey de la isla de Esciros 10. Allí Aquiles, se vistió como una joven muchacha, residiendo en la corte con las hijas del rey. Pero Calcas, el adivino del ejército Griego, predijo que sin la ayuda de Aquiles, Troya no podía ser tomada. Calcas el sabio, el sacerdote Griego y guía, El sacro vidente, cuya visión comprensiva, El pasado, el presente y el futuro conocía. POPE, La Ilíada, Libro I.

Calcas, sin embargo, no dijo donde podía ser hallado Aquiles, y así cuando se dirigieron a Peleo, el tampoco estaba deseoso de informarles. Ante esta dificultad el astuto rey de Ítaca hizo una buena investigación. Luego de mucho indagar, él descubrió que Aquiles estaba en la isla de Esciros con las hijas del rey. El de inmediato partió para la isla, pero allí se encontró con una nueva dificultad. El nunca había visto al joven príncipe, y entonces como lo reconocería? Pero el desarrolló un plan que probó ser enteramente exitoso. Equipándose por si mismo como un buhonero, el se dirigió al palacio real, exhibiendo joyería y otros artículos de fantasía para atraer la atención de las damas de la familia. El también tenia unas bellas armas de guerra entre sus artículos.

10 También llamada Esquiros

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AQUILES EN LA CORTE DE LICOMEDES Pintura por Battoni Tan pronto como él apareció, las doncellas se reunieron a examinar las joyas. Pero una del grupo velozmente tomó un arma y la esgrimió con mucho destreza y placer. Satisfecho de que este era el joven príncipe a quien estaba buscando, el pretendido buhonero anunció su nombre y dijo por que había llegado. Aquiles, por ello se puso contento y convino en tomar parte con sus compatriotas en su gran expedición, y él regresó de inmediato a Ftía, la capital del reino de su padre en Tesalia. Allí no perdió tiempo en realizar los preparativos necesarios. Y pronto embarcó para Aulis con los valientes Mirmidones, como fueron llamados sus soldados, acompañado también por su devoto amigo y constante compañero, Patroclo. Llenos cincuenta barcos bajo el mando de Aquiles, Los Aqueos, Mirmidones, Helenos transportados; Tesalianos todos, aunque de nominaciones distintas; La misma su nación, y su jefe el mismo. POPE, La Ilíada, Libro II.

Agamenón, el comandante en jefe de la gran hueste, embarcó con cien barcos desde su reino de Micenas, y su hermano Menelao, sediento de venganza sobre los Troyanos, embarcó con sesenta barcos y una fuerte fuerza de valientes Espartanos. 29

Gran Agamenón riges la numerosa hueste, Cien bajeles en largo orden se alinean, Y así numerosas naciones esperan su terrible orden. En lo alto del montículo el rey de hombres aparece, Y así su refulgente armadura en triunfo viste; Orgulloso de sus huestes, sin rival es su reinar, En majestuoso silencio se mueve a lo largo del océano Su hermano lo sigue, y la venganza lo apasiona, El rudo Espartano ejercitado en armas: . . . . . . Estos, sobre el retorcido océano, Helena la causa, En sesenta barcos que Menelao gobierna. POPE, La Ilíada, Libro II.

Entre los otros grandes guerreros del Hélade quienes se unieron a la expedición estuvo Néstor, el venerable rey de Pilos, distinguido por su elocuencia, sabiduría, y prudencia. En noventa naves, desde la costa arenosa de Pilos, Néstor el prudente conduce su hueste escogida. POPE, La Ilíada, Libro II.

Los antiguos creían que Néstor sobrevivió tres generaciones de hombres, los cuales algunos suponen fueron trescientos años. Por esto era costumbre entre Griegos y Romanos, cuando deseaban una larga y feliz vida a sus amigos, desear que vivieran tanto como Néstor. Experimentado Néstor, en persuasión hábil; Palabras, dulces como miel, de sus labios destila; Dos generaciones a dejado atrás, Sabio por sus leyes, y felices por su regir; Dos épocas sobre su dominio nativo el reinó, Y ahora el ejemplo sobre una tercera permaneció. POPE La Ilíada, Libro I.

Los dos Áyax fueron también famosos guerreros del ejército Griego,—Áyax Telamón y Áyax Oileo, así llamados por los nombres de sus padres. Telamón fue rey de Salamina, de quien se dice, como se ha dicho, Hércules dio la hija de Laomedonte, Hesíone. Su hijo Áyax, un hombre de enorme estatura y gigantesca fortaleza, casi comparable a Aquiles, el más valiente de entre todos los Griegos quienes fueron a la guerra de Troya. Con estos aparecieron las tropas de Salamina, A quienes el gigante Telamón comandaba; En doce barcos negros a Troya ellos dirigieron su curso, Y así con los grandes Atenienses unieron su fuerza. POPE La Ilíada, Libro II.

Áyax Oileo, rey de Locris, fue de menor estatura que su tocayo, pero por poco fue inferior en el uso de la jabalina o en la velocidad a pie. El comandó cuarenta barcos en la gran expedición.

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Feroz Áyax lideró los escuadrones Locrianos, Áyax el menor, Hijo valiente de Oileo; Experto en dirigir el dardo volador acertadamente; Veloz en la persecución, y activo en el combate. POPE La Ilíada, Libro II.

Otros dos de los más valientes guerreros, quienes llevaron ochenta barcos cada uno a la gran reunión, fueron Diómedes, rey de Argos, e Idomeneo, rey de Creta,—''el renombrado lancero Idomeneo.'' Las cien ciudades de Creta entregaron hasta el último de sus hijos; Estos marcharon Idomeneo, bajo tu mandato. POPE La Ilíada, Libro II.

Cuando con el tiempo todos los reyes y príncipes estuvieron reunidos en Aulis, la vasta flota tenía 1185 barcos, de acuerdo con la cuenta registrada por Homero. El número total de hombres los cuales dichos barcos transportaban es desconocido, pero es probable que no fuera menor a 100.000, dado que los bajeles más grandes podían llevar 120, y los más pequeños 50 hombres cada uno. Tal fue la poderosa hueste que el Hélade reunió para castigar a Troya por el crimen cometido por Paris. Antes de iniciar tan importante expedición los jefes Griegos estimaron apropiado, de acuerdo a como era costumbre de los antiguos, ofrecer sacrificios a los dioses, para que su empresa pudiera tener el favor del cielo. Para ello se erigieron altares, y los sacros servicios fueron efectuados en el orden debido. En esta ocasión—muy frecuentemente bueyes—fueron sacrificados, y así las porciones de sus carnes consumidas por el fuego, tales sacrificios se suponía era de mucho agrado para los dioses. Mientras los jefes Griegos estaban ocupados en sus ceremonias religiosas, la mayor parte del ejército estaba embarcado en los barcos, ellos quedaron asombrados pues miraron una serpiente que salió rápidamente de en medio de los altares, y así, serpenteando por el suelo, ascendió a un árbol de copa plana el cual crecía cerca de allí. En la copa del árbol había un nido que contenía ocho pajarillos. La serpiente los devoró, y de inmediato atrapó y devoró a su madre el cual había estado revoloteando alrededor del nido. Entonces ante los ojos de los sorprendidos Griegos, repentinamente la serpiente se convirtió en una piedra. Asombrados por este suceso y creyendo que tenía alguna conexión con su expedición, la asamblea de jefes consultó al adivino Calcas. Calcas explicó lo que aquello significaba. El vidente comenzó diciendo que era una señal acerca de la guerra que estaban a punto de iniciar la cual duraría diez años ''Para nosotros, por cierto,'' dijo, ''Júpiter ha mostrado una gran señal. Así como la serpiente ha devorado los jóvenes gorriones, ocho en número, y así mismo a la madre de los críos, fue el noveno, así deben ser los años de guerra sostenida, pero el décimo año tomaremos la ciudad.'' Esta historia fue elocuentemente contada por Ulises en el campo Griego ante Troya, cuando al décimo año del asedio todos deseaban regresar a sus hogares.

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IV. EL COMIENZO DE LA GUERRA Los jefes Griegos para nada se intimidaron con las palabras de Calcas, y enseguida iniciaron la navegación con su inmensa flota. Aunque la guerra habría de ser prolongada, ellos estaban animados con la profecía de que serían los conquistadores. La primera experiencia no fue muy afortunada. Ellos cruzaron el Mar Egeo con seguridad, pero en lugar de arribar a las costas de Troya, los pilotos, por ignorancia o error, dirigieron los bajeles hacia la costa de Teutrania, un distrito en el reino de Misia, que queda al sureste de Troas. Allí los Griegos desembarcaron, y enseguida fueron atacados por Télefo, el rey de aquel país, quien los enfrentó con una fuerte fuerza, y los hizo regresar hasta sus barcos luego de la batalla en la cual muchos de ellos murieron. Ellos probablemente habrían tenido mayores perdidas de no haber sido por la amistosa ayuda de Baco, el dios del vino, Mientras Télefo estaba peleando al frente de sus hombres, el tropezó y cayo sobre una parra, la cual el dios había hecho crecer repentinamente desde la tierra muy cerca de sus pies. Cuando estaba caído en tierra Aquiles se adelantó y lo hirió severamente con un golpe de su jabalina. Los Griegos, sin embargo, fueron obligados a volver al mar y pronto una tormenta se levantó, la cual destruyó muchos de sus bajeles. Debido a su mala suerte, ellos regresaron a Aulis, donde iniciaron la reparación de sus barcos averiados y para así estar listos a partir otra vez. Mientras los Griegos estaban ocupados, ellos fueron sorprendidos por la presencia del Rey Télefo, quien vino hasta su campamento para rogar a Aquiles que le curara su herida, un oráculo que había consultado le había dicho que solo podría ser curado por la persona que lo hirió. Aquiles era el menos deseoso de cumplir con la petición de Télefo, pero Ulises le aconsejó hacerlo así. Télefo era uno de los hijos de Hércules, y había sido decretado que sin la ayuda de un hijo del héroe Troya no podría ser tomada. Además era un nuero de Príamo, y su país estaba cerca de donde la guerra habría de ser efectuada. Por estas razones Ulises estaba deseoso de hacerlo amigo de los Griegos, y así persuadió a Aquiles para que curara al rey Teutraniano. Aquiles lo hizo mediante verter en la herida porciones del oxido de la punta de su jabalina. Télefo estuvo tan agradecido que se unió a la expedición contra Troya, y así ejerció el papel de piloto de la flota Griega hasta las costas Troyanas. Pero otra dificultad se presentó ahora en la empresa de los Griegos. Su flota estuvo lista una vez más para la partida, pero los vientos no se presentaban favorables. En tiempos antiguos, no se podía hacer un viaje por mar cuando los vientos eran contrarios. Sus barcos eran muy pequeños, y solo eran movidos por remos y velas. Homero nos da una buena idea del sistema de navegación de estos tiempos, cuando nos dice en La Odisea, acerca del joven Telémaco preparando un viaje en la búsqueda de su padre, Ulises:

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Telémaco se embarcó Por un lado del bajel, pero antes Palas embarcó, Y así al timón se sentó, mientras cerca de ella Telémaco se hubo sentado. Entonces la tripulación Deshicieron amarras y así todos estuvieron abordo, Y tomaron sus lugares en los asientos de los remeros, Mientras la oji-azul Palas envió una brisa favorable, Un viento fresco del oeste, que los llevaba susurrando El océano azul oscuro. Telémaco dio la partida La orden de ejecutar la maniobra, ellos obedecieron, Y así elevaron el mástil de abeto, y así lo afirmaron En la encajadura, y lo afirmaron con cuerdas, E isaron y desplegaron con drizas entorchadas La refulgentes velas en lo alto. El viento estable Hinchó hacia afuera las lonas en su centro; el bajel Avanzó, por el oscuro mar rugiendo alrededor de su quilla, Tan rápido a través de las olas ella mantuvo el rumbo. BRYANT, La Odisea, Libro II.

Por muchos días los jefes Griegos esperaron en Aulis por brisas favorables, pero ninguna llegó. ''Las tropas Reunidas y embarcadas, permanecieron inactivas, y así desde Aulis deseaban zarpar En vano.'' EURIPIDES (Trad. de Potter.).

Finalmente el adivino Calcas les dijo que los vientos del este los cuales impedían su navegación eran causados por el enojo de Diana. Diana era la diosa de la caza, y allí había unos de sus bosques sagrados muy cerca de Aulis. En estos bosques el Rey Agamenón estaba cazando mientras los barcos eran reparados luego de la tormenta, y el mató uno de los ciervos favoritos de Diana. Incluso se jactó de que era un cazador más grande que la misma Diana. Esto enojó a la diosa, y así Calcas dijo que el enojo solo podía ser apaciguado, mediante la ofrenda de Ifigenia la hija de Agamenón, en un sacrificio.

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DIANA CAZANDO Pintura por Makart. (Fragmento.) Los sentimientos del padre pueden ser fácilmente imaginados. Él escuchó el anuncio del adivino con el más grande horror, y dijo que era preferible abandonar la expedición que permitir que su niña fuera sacrificada. Pero Ulises y los otros príncipes llegaron hasta él, para recordar que el honor de su país estaba en juego. Entonces le dijeron que si él abandonaba la gran causa por la cual habían laborado por diez años todo estaría perdido, y así el insulto de los Troyanos a su propia familia y a toda Grecia permanecería impune. Finalmente Agamenón consintió, y se enviaron mensajeros a Micenas para traer a Ifigenia hasta Aulis. El rey fue persuadido de engañar a su esposa, Clitemnestra. Conociendo que ella no permitiría que su hija fuera llevado para semejante propósito, él escribió una carta a la reina, diciendo que Ifigenia había sido escogida como esposa de Aquiles, y que el deseaba que la ceremonia de matrimonio se efectuara antes de la partida del joven príncipe para Troya.

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''Escribí, sellé Una carta a mi esposa, para que a ella fuera enviada A su hija como novia para Aquiles Prometida.'' EURIPIDES (Trad. de Potter).

Clitemnestra estuvo de acuerdo con este propósito, feliz al pensar que su hija se iba a casar con el príncipe Aquiles. Ifigenia como se acordó acompañó el regreso de los mensajeros al campamento de los Griegos en Aulis. Cuando ella se enteró de su terrible destino, al cual había sido condenada, ella se arrojó a los pies de su padre pidiendo misericordia, e implorando su protección. Pero sus lagrimas y ruegos fueron en vano. El padre agonizante no tenía el poder para salvarla, por que todo el ejército demandaba que se cumpliera la voluntad de la diosa la cual debería ser obedecida. Los preparativos para el horrible sacrificio se hicieron, y cuando todo estuvo listo, la bella joven princesa fue llevada hasta el altar. Tennyson en su ''Sueño de una Bella Mujer'' tiene estas líneas acerca de Ifigenia en Aulis: ''Fui cortada de la esperanza en aquel triste lugar, El cual los hombres llamaron Aulis en aquellos tiempos de hierro: Mi padre llevó su mano sobre su cara; Yo enceguecí con mis lagrimas, Aun esforzándome por hablar: mi voz fue grave con suspiros Como en un sueño. Borrosamente pude distinguir Los adustos, reyes de barbas negras con ojos de lobos, Esperando verme morir.''

Pero Ifigenia no fue sacrificada después de todo. Su inocencia estimuló la piedad de Diana, y en el último momento la diosa envolvió a la dulce doncella en una nube, y dejó en su lugar un bello venado para ser ofrecido en sacrificio. Ella llevó a la princesa hasta Táurica, un país en las costas del Mar Negro, y allí Ifigenia permaneció por muchos años, sirviendo como una sacerdotisa en el templo de Diana11. Al ser el enojo de Diana apaciguado, vientos favorables comenzaron a soplar, y así los Griegos navegaron otra vez. Guiados por Télefo, la flota cruzó el Mar Egeo, y de manera segura alcanzó las costas de Troas. Pero allí Calcas hizo otra descorazonadora profecía. Él declaró que el primer Griego que pisara suelo Troyano debería ser muerto por el enemigo. Esto el oráculo de Delfos también lo había predicho. Hubo una indecisión, por esto, acerca de desembarcar, por que el ejército del Rey Príamo estaba desplegado sobre la playa preparado para la batalla contra los invasores. Esta fue la oportunidad para un acto heroico por parte de Protésilas rey de Filacia en Tesalia, quien audazmente se lanzó a la playa tan pronto la proa del barco tocó tierra. La predicción de Calcas fue cumplida de inmediato. Protésilas12 fue derribado mortalmente en el primer combate por una jabalina lanzada por el líder Troyano, Héctor. La osadía del rey Tesaliano, y el dolor de su reina Laodamia, cuando se enteró de su muerte, han sido muy encomiadas en verso y prosa. Protésilas nuestro valiente, Quien ahora yace silente en la tenebrosa tumba: El primero cuyo cuerpo tocó la costa Troyana Y murió por una lanza Frigia con sangre Griega; Allí yace, lejos de su distante planicie; Y así su triste consorte golpea sus pechos en vano. POPE La Ilíada, Libro II.

Laodamia en su pesar rogó a los dioses para que ella pudiera ver a su esposo otra vez en la tierra. Júpiter escuchó su plegaria, y así ordenó a Mercurio que condujera a Protésilas desde el Hades, la tierra de los 11 El templo más famoso de Diana se hallaba en Éfeso. 12 También llamado Protesilao.

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muertos, hasta Tesalia, para que permaneciera con Laodamia por tres horas. Laodamia estuvo feliz por el breve tiempo que se le permitió gozar otra vez de la compañía de su amado Protésilas, y así ella escuchó con orgullo la historia de su valiente acción en la costa Troyana. ''Tu sabes, lo que el oráculo de Delfos predijo Que el primer Griego que tocara la costa Troyana Debería morir; pero para mi la amenaza no se apartaría: Una generosa causa una victima demandó; Y así públicamente salté sobre cuerda locura: Un jefe abnegado—por Héctor muerto.'' WORDSWORD, Laodamia.

Pero el momento de felicidad se fue rápidamente, y así cuando las tres horas pasaron, Mercurio regresó para llevar al héroe de regreso a el mundo de las sombras. La partida de su amado fue demasiado para Laodamia. Ella murió de dolor al momento en que su esposo desapareció de su vista. Protésilas fue enterrado en la costa Troyana, y alrededor de su tumba, se dice, que creció unos maravillosos árboles. Estos árboles se marchitaban tan pronto como su copa alcanzaba la suficiente altura como para ser vistos desde la ciudad de Troya. Entonces árboles nuevos crecían desde sus raíces, y se marchitaban de igual manera cuando nuevamente alcanzaban la misma altura, y así este maravilloso reverdecer y marchitar continuó por siglos. A un lado del Helesponto Del Helesponto (tal confianza, fue celebrada) Un bosque de árboles por épocas crecía Desde la tumba de él por quien ella murió; Y así cuando cierta altura ellos alcanzaban Tal que desde las murallas de Ilion la vista alcanza; Un constante cambio de crecimiento y marchitez! WORDSWORD, Laodamia.

El acto heroico de Protésilas fue el comienzo de la gran guerra. Antes de caer, él mismo mató a muchos enemigos, y las huestes de sus compatriotas, tomaron valor con su ejemplo, y se lanzaron de sus barcos al encuentro de los Troyanos en un feroz combate. En su primera batalla los Griegos fueron victoriosos. Aunque Héctor y sus tropas combatieron valientemente ellos fueron expulsados de la costa, y obligados a tomar refugio detrás de las fuertes murallas de la ciudad. Los Troyanos estaban bien preparados para la guerra. El Rey Príamo, no estuvo desocupado mientras los lideres griegos reunían sus fuerzas. De todas las partes de su reino el reunió suministros de provisiones, y al mismo tiempo los príncipes y jefes de Troas vinieron con grandes ejércitos para defender su rey y país. El más celebre de estos jefes fue Eneas, hijo de Anquises y de la diosa Venus. Él comandó las fuerzas Dárdanas, y tenía como sus lugartenientes a dos guerreros valientes Acamas y Arquéloco. Divino Eneas producto de la raza Dárdana Arquéloco y Acamas dividen La gloria del guerrero, y así combaten en sus flancos. POPE La Ilíada, Libro II.

Los Troyanos tenían numerosos y al mismo tiempo poderosos aliados. Tropas fueron enviadas a ellos desde los países vecinos tales como Frigia, Licia y Caria. Las fuerzas Licias fueron lideradas por Sarpedón, un hijo de Júpiter, y un destacado guerrero. 37

Un jefe, lideró aliados de Troya ciudad de murallas sitiadas Una hueste de héroes, y así resplandecieron todos ellos. POPE La Ilíada, Libro XVI.

Pero el más grande de todos los héroes que defendieron a Troya, y así, con la excepción de Aquiles,el más grande y valiente de entre los que tomaron parte en la guerra de Troya, fue el famoso Héctor. La vanagloria de las naciones, la defensa de Troya! A quienes su seguridad y su fama ellos debían; Su jefe, su héroe, y casi su dios! POPE La Ilíada, Libro XXII.

Así es que mientras Héctor vivió Troya estuvo segura. Cuando él murió su gran rival, Aquiles, por cuya mano fue muerto, le dio a los Griegos un gran regocijo tal y como si Troya ya hubiera caído. ''Los hijos de Grecia, en triunfo celebraron El cuerpo de Héctor, y así sus himnos cantaron. Pero esta canción lentamente se movía hacia la costa, 'Héctor ha muerto, e Ilion ha dejado de ser.''' POPE La Ilíada, Libro XXII.

Pero, aun cuando liderados por el gran Héctor, los Troyanos, luego de su primera derrota, fueron incapaces de mantenerse peleando a campo abierto contra el vasto número de los Griegos. Viendo por esto, que ellos deberían depender de la seguridad de sus fuertes murallas, las cuales Neptuno había construido, desplegaron todas sus fuerzas en la ciudad, permitiendo que el enemigo tomara posesión del territorio en derredor del país. Entonces, el famoso asedio por diez años comenzó. Los Griegos sacaron sus barcos del agua, y los vararon en la playa y los mantuvieron derechos soportados mediante puntales. Cerca de los barcos, por los lados, ellos erigieron sus tiendas, las cuales extendieron a lo largo de la línea, en la cual una de las alas era guardada por Aquiles, y la otra por Áyax Telamón. Entre el campamento y las murallas de Troya— una distancia de tres o cuatro millas— muchos feroces conflictos tuvieron lugar, y muchos grandes guerreros cayeron durante la contienda. Por los Troyanos liderados por Héctor o algunos de sus jefes, en ocasiones salieron de la ciudad a través de su puerta principal, llamada la Puerta Esceas, la cual estaba enfrente del campamento Griego, y así pelearon contra el enemigo en la planicie abierta, o en las riveras del celebre río Símois.

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Y desde las murallas de la fuerte asediada Troya, Cuando su osada esperanza, destacado Héctor, marchaba al campo, Allí las madres Troyanas intercambiaban jubilo Al ver a sus jóvenes de armas refulgentes vestidos; Y en su esperanza tal acción singular producía, Que a través de la luz de su jubilo parecía mostrar Como las cosas brillantes se opacan, un tipo de temor pesimista. Y así desde la strond de Dardano, donde ellos combatieron, Hasta los juncos del Simois la roja sangre corrió, Cuyas ondas imitaron el murmullo de la batalla Con abultadas ondas; y así sus angustias comenzaron Rompiendo sobre la odiada costa, y así entonces Se retiraron otra vez, incluso para reunirse como mayores angustias, Ellos se unieron y lanzaron su espuma en las orillas del Simois. SHAKESPEARE, Lucrecia.

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V. LA COLERA DE AQUILES. Por nueve años el asedio fue llevado sin que ni un lado ni otro obtuviera una victoria importante. Los Troyanos estaban protegidos por sus murallas, las cuales los Griegos eran incapaces de derribar, por que en los tiempos antiguos no existían tales poderosas maquinas de guerra como la usada en los ejércitos del presente. Los más fuertes edificios pueden ser fácilmente destruidos por un cañón; pero en aquellos días no tenían cañón ni pólvora o dinamita. El éxito en la guerra en los tiempos antiguos dependía casi enteramente de la valentía de los soldados o en la estrategia o en un ardid, en los cuales, como veremos, el rey de Ítaca fue muy experto. Los guerreros Griegos y Troyanos pelearon con espadas, hachas, arcos y flechas, y jabalinas, o largas lanzas con puntas de hierro afiladas. Algunas veces usaron enormes piedras las cuales los héroes lanzaban a los enemigos con todas las fuerzas de sus poderosos brazos. Ellos tenían escudos circulares o de forma oval, los cuales llevaban en el brazo para protegerse de los golpes, y el cual se podía mover a placer y así cubrir casi cualquier parte del cuerpo. Sus pechos estaba protegido por una coraza o pectoral de metal, y así grebas de metal, o botas amarradas a sus piernas desde sus rodillas hasta sus pies. En sus cabezas ellos portaban yelmos, usualmente de bronce. Los jefes peleaban en carros, desde los cuales ellos lanzaban sus jabalinas al enemigo con tal fuerza que podían herir o matar desde una considerable distancia. Los carros tenían dos ruedas, eran abiertos en la parte de atrás, y en ocasiones tirados por tres caballos. Usualmente llevaban dos guerreros, ambos de pie, y el conductor, o auriga, era un compañero u amigo y no un sirviente, de los combatientes quienes estaban detrás de él. Algunas veces los guerreros bajaban de sus carros y peleaban a pie mano a mano o cuerpo a cuerpo con el enemigo. Los soldados comunes peleaban a pie. No había soldados a caballo. Pero en la guerra de Troya el éxito o la derrota, no solo dependía del valor de los soldados o en la habilidad o estrategia de los generales. Dependía grandemente de los dioses. Hemos visto como aquellos seres divinos tenían que ver con los eventos que llevaron a la guerra. También veremos que tomaban parte en las batallas, algunas veces dando la victoria a unos y en a veces a los otros. La Guerra de Troya fue una guerra de dioses y de hombres, en la historia de Homero encontramos que Júpiter, Juno, Apolo, Neptuno, Venus y Minerva son mencionados tan frecuentemente como los héroes Griegos y Troyanos. En el comienzo de La Ilíada encontramos a Apolo enviando plagas entre los Griegos debido a un insulto causado sobre su sacerdote, Crises; por que la hija de Crises, una bella doncella llamada Criseida 13, fue tomada por Aquiles luego de tomar Tebas, una ciudad de Misia. Durante el largo asedio los jefes Griegos extendieron la guerra hasta los distritos de los alrededores. Mientras partes de sus fuerzas se mantuvieron en el campo para proteger los barcos y mantener a Troya atrapados en sus murallas, expediciones fueron enviadas contra muchos de las poblaciones de Troas, o de los países vecinos los cuales eran aliados y auxiliadores de Troya. Cuando los Griegos capturaban una ciudad no solo capturaban las provisiones y las riquezas que contenía, sino también muchos de sus habitantes, quienes eran vendidos como esclavos, de acuerdo a la costumbre de la época, o los mantenían como esclavos a su propio servicio. En una de estas expediciones el hijo más joven de Príamo, Troilo, el héroe en la obra de Shakespeare ''Troilo y Criseida,'' fue muerto por Aquiles. Fue en el décimo año de la guerra cuando Tebas fue tomada, y la doncella Criseida capturada. Cerca del mismo tiempo la ciudad de Lirneso14 fue tomada por una expedición, dirigida también por Aquiles, y entre los prisioneros estuvo una bella mujer llamada Briseida. En la división del botín entre los jefes, Criseida se le dio a Agamenón, y así Briseida a Aquiles, quien la llevó a su tienda con la intención de hacerla su esposa. Pero el sacerdote Crises estaba profundamente adolorido por el rapto de su hija, y vino hasta el campo Griego para implorar a lo jefes para que se la regresaran. En sus manos el portaba un cetro dorado adornado con tiras o cintas verdes, los emblemas de su oficio de sacerdote, y con él también llevaba ricos presentes para el Rey Agamenón. Al ser admitido ante la presencia de la asamblea de los 13 Criseida o Criseis 14 Lirneso: población de la Tróade.

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jefes guerreros en concejo, él les rogó que liberaran a su hija. El suplicó a todos, pero principalmente imploró misericordia El hermano de reyes, de Atreo raza real. ''Los reyes y guerreros! puedan tus votos ser coronados, Y así orgullosas murallas de Troya queden a nivel del suelo. Pueda Jove regresarte cuando tu misión termine Seguro a los placeres de tu costa nativa. Pero, oh! libera del dolor a un angustiado padre, Y devuelve a Criseida a estos brazos otra vez.'' POPE, La Ilíada, Libro I.

Escuchando el ruego del venerable sacerdote, muchos de los jefes fueron movidos por la piedad, y así advirtieron de que su petición debería ser atendida, pero Agamenón la rechazó airadamente.

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APOLO. Museo de Berlin.

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El despidió Al sacerdote con escarnio, y agregó palabras amenazantes:— ''Anciano, no te halle vagando por aquí, Cerca de los grandes barcos, o regresando En lo sucesivo, no sea que las cintas que cargas Y así el cetro de tu dios no te protegerá Esta doncella no liberaré hasta que sea anciana, Será enterrada en mi Argivo hogar, Lejos de su país natal.'' BRYANT, La Ilíada, Libro I.

Crises entonces partió del campo Griego, y así cuando entristecido regresaba a su hogar, caminando por la orilla del mar, él rogó a Apolo que castigara el insulto proferido a su sacerdote. ''Oh Esminteo! Si siempre ayudé a adornar Tu glorioso templo, Si siempre queme Sobre tu altar las patas grasosas de carneros Y bueyes, concede mi suplica, y que tus saetas Venguen sobre los Griegos las lagrimas que vierto.'' BRYANT, La Ilíada, Libro I.

Apolo escuchó la plegaria de Crises, y así envió una plaga mortal sobre el ejercito Griego. Con su arco de plata, cada sonido metálico fue escuchado por todo el campo, el dios arquero lanzó sus terribles flechas entre los Griegos, hiriéndoles hasta derribarlos en grandes números. El vino como viene la noche, Y así sentado desde lejos de los barcos, la envió Una flecha; terrible se escuchó el resonar Del resplandeciente arco. Al principio mató Las mulas y veloces perros, y así entonces al hombre El dirigió sus dardos mortales. A todos Brillaron por siempre las frecuentes piras funerarias BRYANT, La Ilíada, Libro I.

Por nueve días las flechas mortales fueron enviadas sobre el ejército Griego, y las piras funerarias de las victimas se mantuvieron ardiendo, por que esa era la costumbre de aquella época quemar los cuerpos de los muertos. En el décimo día de la plaga Aquiles convocó a un concejo de los jefes para considerar como el enojo del dios podía ser apaciguado, y el habló ante ellos, diciendo: ''Consultemos a algún profeta o sacerdote quién nos dirá por que Febo Apolo esta tan enojado con nosotros y si es necesario ofreceremos sacrificios sobre su altar, para que retire esta pestilencia la cual está destruyendo nuestro pueblo.'' Entonces Calcas, el adivino, se levantó y dijo: ''Oh Aquiles, puedo decirte por que el dios esta airado contra nosotros, y estoy deseoso de decírtelo, pero quizá pueda irritar al rey que rige sobre todos los Argivos, y así en su enojo él pueda causarme algún daño. Prométeme, por esto, tu protección y así yo te declararé por que esta plaga cae sobre los Griegos.'' ''Nada temas, Oh Calcas,'' respondió Aquiles. ''Mientras esté vivo ninguno de los otros Griegos, ni siquiera Agamenón mismo te hará algún daño.''

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''Nada temas, habla libremente cualquier cosa que sea Tu sabes, y así declara la voluntad del cielo Por Apolo amado de Jove, de quien tu Calcas, haces ruegos, cuando entregas El sagrado oráculo a los hombres de Grecia, Ningún hombre, mientras viva, y vea la luz Del día, levantará la mano en violencia contra ti.'' BRYANT, La Ilíada, Libro I.

Esto le dio valor a Calcas quien anuncio a los jefes que Apolo estaba enojado debido a que su sacerdote había sido deshonrado e insultado por Agamenón. Esta es la razón por la cual la gente está pereciendo, y la cólera del dios podrá ser apaciguado solo mediante la devolución de Criseida a su padre, y enviando cien victimas para ser ofrecidas al dios. Al escuchar estas palabras Agamenón se llenó de enojo contra Calcas. ''Profeta del mal,'' exclamó, ''nunca has hablado nada bueno para mi. Y ahora me dices que debo devolver la doncella. Y lo haré, por que no deseo la destrucción del pueblo, pero otra cosa debo tener, por que no es correcto que solo yo entre los Argivos me quede sin parte del despojo.'' Ante esto Aquiles respondió que no había manera de que Agamenón pudiera tener una parte del botín. ''Como podría darte tu parte del despojo,'' dijo, ''cuando todo el botín ya ha sido dividido? No podemos solicitar al pueblo que devuelva lo que se les ha dado. Queda satisfecho y deja ir a la doncella. Cuando tomemos la fuerte ciudad de Troya te compensaremos al cuadruplo.'' ''No será así,'' replicó Agamenón. ''Si los Griegos me dan un botín suficiente, estaré satisfecho, pero si no, tomaré lo tuyo o lo de Áyax, o lo de Ulises. Este asunto, sin embargo, lo atenderé más tarde. Por ahora que la doncella sea regresada a su padre, y que la cólera del lanzador lejano de dardos pueda ser apaciguada.'' A esto Aquiles muy enojado le dijo: ''Hombre imprudente y codicioso, como pueden los griegos pelear esforzadamente bajo tu jefatura? En mi caso, no vine aquí a hacer la guerra a los Troyanos por una disputa personal. los Troyanos no me han hecho ningún mal. Es para darle satisfacción a tu hermano por lo que hemos venido en nuestros barcos, y nosotros hacemos los combates y te damos la mayor parte del botín. Pero ahora regresaré a Ftía mi hogar. Así tendrás pocos tesoros que repartir.'' Grandemente enojado ante estas palabras, Agamenón replicó encolerizadas palabras: ''Ve a casa, con todas tus cosas, con tus barcos y tus Mirmidones. Otros jefes hay aquí que me honraran, y no me importa que te enojes.'' ''Esto, a cambio, Te advierto, desde que Febo de alejó A Criseida enviaré en mi barco Y así con mis amigos, enviare a tu tienda, Reclamaré la de bellas mejillas, tu premio, Briseida, para que entiendas por que estoy Sobre ti, y así los otros jefes puedan temerme Al medir su fuerza conmigo, en valentía y poder.'' BRYANT, La Ilíada, Libro I.

Furioso con este trato, Aquiles puso su mano sobre su espada con la intención de matar a Agamenón, y así cuando había sacado el arma de su vaina, pero justo en ese momento la diosa Minerva se paro detrás de él y lo agarró de su rubio cabello. Ella había sido enviada desde el cielo por Juno para apaciguar al héroe, 44

por que Juno y Minerva eran amigas de los Griegos. Desde el juicio en el Monte Ida ellas odiaron a Paris, a la ciudad y al país al cual él pertenecía, y por esto, ellas deseaban de que no hubiera disputas entre los jefes Griegos, lo cual podía evitar que tomaran y destruyeran la ciudad. Aquiles quedó asombrado cuando fue detenido por la diosa, quien se le apareció solo a él, siendo invisible para el resto. El de inmediato supo quien era, y le dijo: ''Oh diosa has venido a ser testigo de la insolencia del hijo de Atreo? Tu serás testigo del castigo que le infligiré a él por su soberbia.'' Pero Minerva habló esta palabra al héroe: ''Vine del cielo para apaciguar tu cólera, Si atiendes mi consejo. Fui enviada Por Juno la de brazos blancos, por quien ambos son Amados, y quien siempre los observa Refrena la violencia, que tu mano No desenvaine la espada, pero hiere con tu lengua Reprochale como la ocasión amerita, Por que declaro que viene la oportunidad Triple disculpas se te ofrecerán, Y así regalos costosos por este día de humillación. Ahora calma tu espíritu enojado y obedece.'' BRYANT, La Ilíada, Libro I.

Esto dijo Minerva, a Aquiles, respondiendo, él le respondió: ''Aceptaré, Oh diosa, obedeceré tus mandatos, aun cuando mi alma esta airada, pues es lo mejor, por que los dioses son favorables para quien los obedece.'' Diciendo esto puso su espada de regreso en su funda, mientras la diosa regresaba raudamente al Olimpo. Entonces el héroe se dirigió otra vez a Agamenón con amargas palabras, y tomó un solemne juramento sobre el cetro que llevaba en su mano, de que rechazaría ayudar a los Griegos cuando en la próxima batalla con los Troyanos buscaran su ayuda. ''Tremendo juramento! inviolado por reyes; Por esto juro:—cuando Grecia esté sangrante otra vez Llamara a Aquiles, ella llamará en vano.'' POPE, La Ilíada, Libro I.

El venerable Néstor entonces se levantó y habló, y le solicitó a los dos jefes que cesaran sus disputas el uno con el otro, por que los Troyanos, dijo, podrían alegrarse al enterarse de la disputa entre los dos hombres más valientes de los Griegos. Él aconsejó a Aquiles, que aunque era nacido de una diosa, no contendiera contra su autoridad superior, e instó a Agamenón a que no deshonrara a Aquiles, el baluarte de los Griegos, tomando el botín que se le había sido adjudicado ''Prohíbanlo, dioses! Aquiles estaría perdido, El orgullo de Grecia, y baluarte de nuestras huestes.'' POPE, La Ilíada, Libro I.

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Pero los consejos del sabio Néstor fueron en vano. Agamenón no cejaría de su propósito de tomar la parte de Aquiles, y así el concejo de jefes llegó a su fin.

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Elevándose tal refriega de palabras, entre los dos Se disolvió la asamblea de la flota Griega. BRYANT, La Ilíada, Libro I.

AQUILES PRIVADO DE BRISEIDA. Dibujado por Hubbel. Inmediatamente luego de esto, por orden del rey, la doncella Criseida fue conducida hasta la casa de su padre, y así se ofrecieron sacrificios a Apolo. El enojo del dios fue apaciguado, y el ejército fue librado de la plaga. Entonces Agamenón procedió a cumplir la acción contra Aquiles. Llamando dos de sus oficiales, o heraldos, Taltibio y Euríbates, el les ordeno diciendo esto: ''Vayan hasta la tienda de Aquiles, Y tomen la bella Briseida de la mano, Y así tráiganla de inmediato. Si no la entrega, Iré a reclamarla con una fuerza De guerreros, y así sera peor para él.'' BRYANT, La Ilíada, Libro I.

Aquiles recibió a los heraldos respetuosamente. El no tenía reproches contra ellos, puesto que solo eran mensajeros. No rechazó obedecer la orden del rey. Él entregó a Briseida a los heraldos, y ellos la condujeron hasta la tienda de Agamenón. Así fue cometida la acción que trajo incontables lamentaciones sobre los Griegos, por que Aquiles en su profundo pesar y enojo, votó por que no dirigiría más a sus Mirmidones a la batalla por causa de un rey que lo había deshonrado e insultado. ''Sean estos heraldos,'' dijo, ''testigos ante los dioses y los hombres del insulto inferido a mi por este rey tirano, y cuando sea requerido para salvar a los Griegos de la destrucción, su petición será en vano.'' 47

Este fue el origen de la cólera de Aquiles, la cual es el tema de La Ilíada de Homero. La Ilíada no es la historia completa de la guerra de Troya, es la narración de los desastres que les sucedieron a los Griegos por causa del enojo de Aquiles. El poema, por cierto, relata los eventos de solo cincuenta y ocho días, pero fueron los sucesos del mayor interés y estos fueron muy numerosos. Pope ha destacado que la temática de La Ilíada es la más breve, y más sencilla de las escogidas por poeta alguno. Aun así Homero ha suministrado una basta variedad de incidentes, un gran número de concejos, discursos, batallas, y eventos de todo tipo, que no se hallan en ningún otro poema. La Ilíada comienza con la cólera de Aquiles, la cual en la primera línea del primer libro esta anunciada como el tema del poema: La cólera de Aquiles, a Grecia originó calamidad De ayes innumerables, desde el cielo las deidades cantan! La cólera que lanzó hasta el lóbrego reino de Plutón Las almas de poderosos jefes muertos prematuramente; Cuyos miembros insepultos en la costa desnuda, Devorados por perros y hambrientos buitres afligidos: Desde que el gran Aquiles y el Atrida disputaron, Tal fue el soberano destino, y tal la voluntad de Jove! POPE, La Ilíada, Libro I.

La diosa celestial invocada aquí es Caliope, la protectora de la canción épica, y una de las nueve Musas. Estas fueron deidades hermanas, hijas de Júpiter, quien presidia sobre la poesía, la ciencia, la música y la danza. Apolo como dios de la música y de las bellas artes, era su líder. Ellas se reunían en el Monte Parnaso en Grecia. En la falda de este montaña estaba la célebre fuente Castalia, cuyas aguas se suponía daban el verdadero espíritu poético a todos los que tomaban de sus aguas. Los poetas épicos comenzaban sus poemas invocando la ayuda de la Musa. Homero hace esto en su primera linea de la Ilíada, la traducción palabra por palabra es: ''Oh diosa, canta la cólera de Aquiles, el hijo de Peleo.'' De esta misma forma, el poeta Inglés Milton, comienza su poema épico, ''Paraíso Perdido,'' en el cual nos habla de la desobediencia de Adán y Eva en el Jardín de Edén: Desde la primera desobediencia del hombre, y la fruta Del árbol prohibido cuya prueba mortal Trajo la muerte al mundo, y así todos nuestros ayes, Con la perdida del Edén aun un hombre más grande Nos rescató y restauró el feliz trono, Canta Musa celestial, quien, en la secreta cumbre Del Horeb o de Sinaí, diste inspiración Al pastor quien primero enseñó a la simiente escogida En el comienzo como los cielos y la tierra Se emergieron del Caos; o si la colina de Sion Te deleita más, y así la fuente de Siloé que fluye Rápido por el oráculo de Dios. Yo entonces Invoco tu ayuda en mi venturosa canción.

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VI. EL SUEÑO DE AGAMENON Muy pronto grandes males vinieron sobre los Griegos debido a la discordia entre los jefes. Cuando Criseida fue regresada a su padre, Apolo detuvo la plaga; pero la mala acción hecha contra Aquiles provocó el enojo de otra deidad. Esta fue Tetis, quien, teniendo mucha influencia con Júpiter, fue capaz de persuadirle de que tomara la causa de su injuriado hijo. Pero tan pronto como los heraldos partieron de su tienda, llevando a la de bellas mejillas Briseida. Aquiles dejo a sus amigos y se retiró a la orilla del mar, y sentado allí solo, lloró amargamente, y con las manos extendidas rogó a su madre, Tetis. La diosa escuchó su voz, y ascendiendo desde las profundidades del océano, en donde ella moraba en el palacio de su envejecido padre Nereo, se sentó a un lado del héroe, y acariciándolo con sus manos, ella inquirió la causa de su pesar. ''Por que lloras hijo mio? Que pesar a venido a tus pensamientos?'' Entonces Aquiles relató a su madre lo que Agamenón le había hecho, y así el rogó de que fuera al Monte Olimpo a rogar a Júpiter para que castigara al insultante que había ofendido a su hijo. El habló del servicio que ella le había prestado a Júpiter mucho tiempo atrás, cuando Juno, Neptuno y Minerva realizaron un complot para quitarle el trono de los cielos. Ellos pudieron haber tenido éxito al intentar esto, si no hubiera sido por que Tetis llavó a Briáreo desde el reino de Plutón hasta el reino de Júpiter. Briáreo fue un poderoso Gigante que tenía cien manos, y su aparición en el Olimpo fue tan terrible que los conspiradores no intentaron llevar a cabo su maléfico complot. ''Ahora,'' dijo Aquiles a su madre, ''recuerda a Júpiter esto, y ruega que ayude a los Troyanos a obtener la victoria en la batalla, para que así Agamenón sienta los efectos de la estupidez de deshonrarme.'' ''Asciende al cielo y lleva tu plegaria a Jove, Si siempre por palabra y hecho le diste ayuda. Por que recuerdo en los salones de mi padre En ocasiones te escuche gloriandote como tu, Sola entre los dioses, interpusiste Salvación para el congregador de nubes, e hijo de Saturno, De una vergonzosa derrota, cuando el resto Quienes moran en el Olimpo conspiraron Para atarle,—Juno, Neptuno, y con ellos Palas Atenea. Actuaste y perdieron Sus alianzas, al llamar hasta las alturas del Olimpo El centímanos, a quien los dioses inmortales Han llamado Briáreo.'' BRYANT, La Ilíada, Libro I.

Tetis inmediatamente consintió hacer como era el deseo de su hijo. ''No Ahora sin embargo!'' dijo ella, ''mañana Júpiter va para Etiopía a un banquete, y con él todos los dioses. pero en doce días regresará. Entonces iré al Olimpo y le diré tus palabras al lanzador de truenos Jove, y pienso que seré capaz de persuadirle de conceder tu petición.'' ''Mientras tanto, espera En tus veloces barcos, irritado contra los Griegos, Y así no participes más en sus batallas.'' BRYANT, La Ilíada, Libro I.

Tetis no olvidó su promesa. Al día doce, al alba del amanecer, ella emergió de en medio de las olas, y se 49

dirigió al Olimpo. Allí ella se postró a los pies de Júpiter, y se sentó como él en la cumbre del monte separados de los otros dioses, y así diligentemente rogó por la victoria de los Troyanos hasta que los Griegos le dieran satisfacciones a su hijo por las injurias que se le habían hecho. Ahora puede que no nos parezca justa la petición de que todo el ejército Griego debiera ser castigado por el acto de su general. Pero los otros jefes y sus tropas fueron indolentes ante la culpa de Agamenón, pues no trataron de prevenirlo de realizar la mala acción. Si ellos se hubieran opuesto con firmeza, el quizá no hubiera insultado a su más grande guerrero, el hombre sin cuya ayuda ellos sabían que Troya no podía ser tomada. Por esto Tetis solicitó castigar a los Griegos dándole la victoria a los Troyanos. ''Oh Júpiter padre mio, si entre Los inmortales siempre te he apoyado Mediante palabras y actos, no niegues mi petición. Dale honra a mi hijo cuya vida condenada a terminar está Tan pronto; por que Agamenón, rey de hombres Ha hecho una mala acción vergonzosa: al tomar Y conservar el premio que ganó en guerra. Pero tu, Olímpico Júpiter, supremo en sabiduría, Honralo, y da a la huestes Troyanas La victoria, hasta que los humillados Griegos Acumulen grandes e incrementadas honores sobre mi hijo.'' BRYANT, La Ilíada, Libro I.

Júpiter se disculpó por retardar por algún tiempo antes de consentir a conceder el ruego de Tetis. ''Esto,'' dijo, él ''es un asunto serio, por que al realizar tu deseo puedo ofender a Juno, quien ya ha estado culpándome ante los dioses, diciendo de que ayudo a los Troyanos en la batalla. Sin embargo, entonces tendrás que esperar, yo atenderé tu petición.'' ''Y así es que tu Puedes estar segura, mira, te doy el asentimiento; Por esto, conmigo, los inmortales conocen, presagios La más alta certeza; ninguna palabra mía Una vez que mi asentir lo confirma puede ser revocada, O probada como incierta, o falta de cumplimiento.'' BRYANT, La Ilíada, Libro I.

La afirmación temible fue entonces dada, y así el poderoso Olimpo retembló. Tetis, regocijándose del éxito de su misión, partió desde las regiones celestiales y se sumergió en las profundidades del mar, mientras Júpiter fue a su palacio dorado donde los otros dioses estaban sentados en una mesa de banquetes. Al él entrar todos se levantaron honrandole, y se unieron a él mientras avanzaba hacia su trono. Pero su dialogo con Tetis no escapó de la atención de Juno, y sospechando de que se trataba, ella se dirigió a su esposo con ásperas palabras. ''Estas siempre,'' dijo ''manteniendo cosas secretas de mí y ahora tengo el gran temor de que Tetis la de los pies de plata te haya persuadido de hacerle algún mal a los Griegos.'' ''Tu le has prometido, no puedo dudarlo, Dar honor a Aquiles y así causar Que miles de Griegos perezcan por sus barcos.'' BRYANT, La Ilíada, Libro I.

''Estas siempre sospechando,'' respondió Júpiter, ''pero por ahora no hay nada que decirte, a veces he 50

hecho lo que has dicho, por que ese ha sido mi soberano deseo. Mantente en silencio, y siéntate en paz, y cuida de no provocar mi enojo.''

JUNO. Museo Nacional de Napoles. En este punto Vulcano intervino entreteniendo a su madre, Juno, para someterla a la voluntad del todopoderoso Jove ''por que,'' dijo, ''si el Tonante desea expulsarnos de nuestros lugares en el cielo el puede hacerlo fácilmente, pues su poder es desde mucho más grande que el de todos los otros dioses.'' Vulcano le recordó como ellos habían sido castigados en una ocasión anterior por haber realizado una ofensa contra Júpiter. Cuando Hércules estaba de regreso de Troya luego de haber capturado la ciudad, Juno, quien odiaba al gran héroe, causó una tormenta sobre el Mar Egeo, la cual desvió sus barcos de su destino destruyéndolos. Ella solo pudo hacer esto sin el conocimiento de Júpiter, para ello tramó inducirle un profundo sueño. Cuando despertó y conoció lo que ella había hecho, él estuvo tan furioso que la colgó de los cielos con una cadena dorada, y colgó dos pesados yunques de hierro de sus pies. Vulcano trató de romper las cadenas y liberar a su madre, y así por esta ofensa Júpiter lo lanzó desde la morada de los dioses. El cayó en la isla de Lemnos en el Mar Egeo; pero algunos de los habitantes viendo su descenso, lo apararon en sus brazos. Es necesario decir, que se rompió una pierna con la caída y por ello el siempre después de esto fue cojo.

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Como él cayó Desde el cielo ellos mintieron, lanzado por la ira de Jove Suspendida sobre las murallas de cristal, desde la mañana Hasta la tarde el cayó, desde la tarde hasta el rocío nocturno, Un día veraniego; y con el sol poniente Caído desde el zenit, como una estrella fugaz, En Lemnos, la isla del mar Egeo. MILTON, El Paraíso perdido, Libro I.

Luego de recordarle a Juno estas cosas, él restauró la paz entre ella y el rey del cielo. Vulcano tomó por si mismo el oficio de copero. El vertió néctar en vasos de oro y sirvió una ronda a los dioses y diosas, todos los cuales rieron al ver al dios cojo renqueando en medio del salón de banquetes y realizando la labor de Ganimedes. Ellos cenaron hasta el anochecer, Apolo suministrándoles la dulce música de su lira, mientras las diosas de la canción lo acompañaban con sus voces. Así los gloriosos dioses el alegre día prolongaron, En un festín de ambrosía, y canciones celestiales, Apolo tocó la lira; las Musas le acompañaron Con voces alternadas ayudaron el sonido plateado. POPE, La Ilíada, Libro I.

Cuando el banquete hubo terminado los dioses y diosas se retiraron a sus palacios,—palacios dorados construidos por Vulcano—y así ellos buscaron reposo en el sueño. Pero Júpiter no durmió, por que estaba pensando en como llevar a efecto su promesa hecha a Tetis. Luego de mucho pensarlo resolvió enviarle un mensaje mediante un sueño a Agamenón, diciéndole que liderara sus fuerzas una vez más contra Troya, que esta era la voluntad de los dioses que la ciudad debiera caer en manos de los Griegos. Y es así como este falso Sueño o Espíritu Mentiroso fue enviado con su recado errático. Este tomó la forma del venerable Néstor, y así apareciendo a Agamenón mientras dormía en su tienda, entregó a él la orden de Júpiter: ''Monarca despierta! esto Jove ordenó yo atendí; Tu y tu gloria piden el cuidado celestial. En ajustadas formaciones entra en batalla ordenadamente, Lidera a todos los Griegos hasta la planicie polvorienta; Ahora, Oh rey! se te ha concedido destruir Las orgullosas torres de la extensa Troya.'' POPE, La Ilíada, Libro II.

Tan pronto como Agamenón despertó apresuradamente convocó un concejo de los jefes para reunirse en los barcos de Néstor. Allí él les comunicó los mandatos de Jove, y como le fueron enviado mediante un sueño. Todos estuvieron de acuerdo en que la voluntad divina debía ser obedecida, pero Agamenón como prudente general, pensando que podría ser bueno, antes de ir a batalla, indagar si las tropas luego de nueve años de intentos, todavía estaban deseosas de apoyarlo en efectuar la guerra. Con este objetivo el trazó un plan pretendiendo hacer creer que el había pensado detener el asedio y regresar a Grecia. Pero antes dirigió a los jefes una aviso de que no consintieran con este propósito, y que los instaran a realizar un combate adicional por el honor de su país. Entonces los heraldos convocaron a todo el ejército a una asamblea general, y todas las huestes llegaron a estar juntas en la planicie frente al campo, para escuchar las palabras de su comandante. La descripción de Homero acerca de la monstruosidad de las fuerzas en esta ocasión es de gran belleza:

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Los soberanos cetros dirigieron las huestes obedientes, Desparramadas por miles, oscureciendo toda la costa, Así como de alguna roca hendida los pastores vigilan Agrupados en pilas sobre pilas las diligentes abejas, Rodando y oscureciendo, enjambres siguen a enjambres, Con un profundo murmullo y la más grave alarma; La oscuridad desplegaron, una hueste en cerrada formación, Y así sobre el valle desciende la nube viviente, Y así desde las tiendas y barcos, una fila alargada Se extiende por la playa, y ampliamente ensombrece la planicie: En la región se escucha un sonido ensordecedor; En medio del gemido de sus pasos el terreno tiembla. POPE, La Ilíada, Libro II.

Todo el ejército Griego convocado a esta asamblea con la excepción del colérico Aquiles, y de sus Mirmidones, Agamenón entonces se dirigió a la asamblea, apoyando en su jabalina. El habló y así todos ahora creyeron que Troya no podía ser tomada, y que Júpiter, quien antes había prometido la victoria a los Griegos, ahora les ordenaba que regresaran a Argos. ''Mantengamos por esto,'' dijo él, ''listos nuestros barcos y apresurémonos a navegar hacia nuestra querida tierra nativa, donde nuestras esposas y amados hijos viven esperándonos.'' La propuesta fue recibida con fuertes gritos de gozo, y al momento el rey terminó de hablar, la basta multitud al instante comenzó los preparativos para botar sus bajeles al mar. Así fue la completa asamblea; ellos corrieron Como un tumulto hacia los barcos; produciendo sus pies Elevadas nubes de polvo, y así cada uno exhortaba al otro A desvarar los barcos y llevarlos hacía las profundidades BRYANT, La Ilíada, Libro II.

Pero Juno, desde su asiento en el alto Olimpo, estaba observando estos movimientos, y así ella resolvió que la guerra contra los odiados Troyanos no debía terminar así. Para ello envió a Minerva hacia abajo con un mensaje para Ulises. La diosa de los ojos azules 15, como Minerva en ocasiones es llamada por Homero, se apresuró al campo Griego, y se aproximó hasta el del rey de Ítaca, quien estaba cerca de sus barcos, muy acongojado al ver a sus compatriotas preparándose para partir. Minerva se dirigió a él con palabras severas, instándolo a usar su influencia con los Griegos y así persuadirles de no irse. ''No puede ser,'' dijo ella, ''Que ustedes jefes valerosos, dejen a Príamo la gloria de la victoria, y a los Troyanos la posesión de Helena, por cuya causa muchos de nuestra gente ha perecido, lejos de su tierra nativa.'' Ulises reconoció la voz de la diosa, y así prontamente cumplió con su petición. El fue entre los barcos hablando con los líderes, recordándoles que no era el deseo de Agamenón que ellos abandonaran la guerra y así solicitándoles poner un ejemplo de valor a sus seguidores. ''Guerreros como ustedes, con la fortaleza y la sabiduría gloriosa, Mediante ejemplos de valor deberían fortalecer al resto.'' POPE, La Ilíada, Libro II.

El también habló a las tropas, reprobándolas por su precipitada huida, y así incitándolas a que escucharan las palabras de sus líderes, quienes sabían mejor que ellos cuando y como actuar. Sus esfuerzos fueron 15 También se le llama ojizarca o la de los ojos de ternera.

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exitosos. Tan rápidamente como habían preparado sus barcos los Griegos ahora retrocedieron, y así otra vez en asamblea esperaron las ordenes de su comandante. De regreso a la asamblea rodaron en apretada formación, Desolados los barcos y así desplegados sobre la planicie POPE, La Ilíada, Libro II.

Pero hubo una idea individual maligna que trató de incitar a los otros a la rebelión. Este fue Tercites, un vulgar pendenciero, y el hombre más feo de todo el ejército Griego. De entre la multitud Quienes vinieron a Ilion, ninguno tan vil como él,— Bisojo, cojo de su pie, y así en su espalda Una joroba, y sus hombros combados sobre sus pecho; Su cabeza era aguda, y sobre esta sus cabellos Distribuidos dispersamente BRYANT, La Ilíada, Libro II.

Este rezongador de condición enfermiza, tan deformado de mente como de cuerpo, tenía gran placer en abusar de los más valientes guerreros del ejército, particularmente de Aquiles y Ulises. Pero en la presente ocasión él levantó su voz chillona con palabras de insulto contra Agamenón. ''Tus tiendas,'' gritó al rey, ''están llenas de dinero y botín entregados a ti por nosotros. Quieres aun más oro, el cual nuestro valor debe ganar para ti del enemigo? Si los Griegos fueran mujeres en lugar de hombres, ellos podrían regresar a casa en sus barcos y dejarte aquí combatiendo con los Troyanos. Poca gloria y pocos despojos tendrías entonces!'' ''Oh ustedes raza de cobardes! Ustedes abyectos Agriegados, Griegos insuficientes, aprisa A casa con toda su flota, y vayámonos Este hombre a Troya le esta arrebatando sus trofeos aquí.'' BRYANT, La Ilíada, Libro II.

Esto hizo Tersites denigrando a Agamenón, pero su habla insolente hizo que rápidamente llegara el castigo sobre él. Ulises, quien estaba cerca de él, con una mirada enojada sobre el ofensor lo reprendió con palabras severas. Con su jabalina golpeó a Tersites en la espalda y los hombros, hasta que le hizo llorar de dolor y lo hizo sentar en su silla estremeciéndose de temor. Temblando se sentó, y así se retiró con temores abyectos, De su vil cara, se limpió las lagrimas cálidas. POPE, La Ilíada, Libro II.

Todos los Griegos rieron animadamente ante la cobardía despreciable de como limpió su cara, y así aplaudieron acaloradamente la actuación del jefe de Ítaca. ''Seguramente,'' dijeron, ''Ulises ha efectuado muchas hazañas, pero ahora él ha hecho la mejor de todas al castigar a este mal hablado injuriador como se merecía.'' Entonces Ulises tomando en sus manos el famoso cetro de Agamenón, hizo un elocuente discurso al ejército, Minerva, la de los ojos azules, con la apariencia de un heraldo, habiendo ordenado al pueblo guardar silencio, para que pudiera escuchar las palabras del más sabio de sus líderes. Y fue esta la ocasión que el rey de Ítaca contó la historia de la serpiente devorando las aves en Aulis, como ya se ha 54

relatado. Muchos Griegos habían olvidado el maravilloso evento, y la predicción de Calcas de que al décimo año del asedio Troya podría ser tomada. Siendo ahora recordados de esto, ellos estuvieron llenos de nuevas esperanzas y coraje, por que el décimo año había llegado, y el final de la contienda no estaba lejos, lo cual significaba para ellos una gran victoria, como el adivino había declarado. ''Por esto, esforzados Griegos,'' dijo Ulises, luego de contar la historia, ''entonces la profecía esta cerca de cumplirse, permanezcamos aquí hasta que capturemos la ciudad de Príamo.'' Él habló, y así una fuerte ovación sobrevino Desde todos los Griegos, y así temerosamente los barcos Resonaron con las clamorosas voces fuertes de Las alabanzas a Ulises, y a sus palabras. BRYANT, La Ilíada, Libro II.

El venerable Néstor y el Rey Agamenón se dirigieron entonces a las tropas, luego de lo cual todos se dirigieron a sus tiendas y barcos para prepararse para la batalla. Ellos comenzaron por hacer sus acostumbrados sacrificios a los dioses, Agamenón ofreció un buey gordo de cinco años. Homero describe cabalmente como se hizo este. Primero el rey y sus jefes rodearon el buey, llevando pesadas tortas de cebada en sus manos elevadas, y rogando a Júpiter le otorgara a ellos la victoria en la próxima batalla. Luego de hacer las rogativas el buey fue sacrificado, y así la res muerta fue cortada en pedazos. Partes de su carne fueron quemadas en tiras delgadas, mientras otras porciones fueron asadas para el banquete el cual siguió a continuación. Luego del banquete los heraldos con fuertes gritos incitaron a todos los guerreros y a sus seguidores a una asamblea. Inmediatamente vinieron desde sus barcos y tiendas, y así entonces, por el consejo de Néstor hubo una revista de todo el ejército. La ojiazul Minerva se movió entre ellos, llevando en su mano la égida, o escudo de Júpiter, del cual colgaba cientos de flecos dorados, cada uno de los cuales ''equivalían cien bueyes en su valor.'' Ella fue a través de la huestes de los Griegos animándoles a combatir valerosamente, y así ellos estaban mejor dispuestos para la batalla que para regresar a su tierra natal. En esta parte de la historia—la revista de las fuerzas—en que Homero destaca las cuentas como se conoce el ''Catalogo de los Barcos.'' En el nos dice los nombres de todos los reyes, príncipes y jefes Griegos, los estados Griegos desde los cuales vinieron, y el número de barcos que cada uno llevó a la guerra. Hacer esto, no es una tarea fácil, y es así como el poeta antes de emprenderlo, otra vez busca la ayuda de las Musas: Oh Musas, diosas que moran en lo alto, Díganme,—por que todas las cosas contemplan y conocen, Mientras nada sabemos y podemos solo escuchar El relato casual del rumor—díganme quienes Fueron los jefes y príncipes de los Griegos; por que yo Podría fallar al numerarlos y nombrarlos a todos ellos,— Tengo yo diez lenguas? diez gargantas? una voz inhábil Tan cansada, de hablar desde un corazón de bronce,— A menos que las Musas me ayuden. BRYANT, La Ilíada, Libro II.

Los aliados y líderes de los Troyanos, también son nombrados y así descritos en el ''Catalogo de los Barcos,'' por que ellos también hicieron una revista de sus fuerzas en la ciudad. Desde sus murallas ellos habían observado los movimientos de los Griegos, y así, además, Júpiter había enviado hacía abajo a su veloz mensajera Iris la de los pies ligeros, para que estuvieran listos para la batalla. La diosa encontró a Príamo y a Héctor y a otros de los jefes de Troya sentados en un concejo, y así ella les informó acerca de las bastas huestes de los Griegos que estaban marchando hacía la ciudad.

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''He visto muchas batallas, pero nunca He visto ejércitos así, tan bastos como estos,— Numerosos como las arenas y las hojas del verano. Marchan sobre la planicie, preparados para dar La batalla contra la ciudad amurallada. Contra ti, Oh Héctor, te conviene escuchar mi voz Y así mi consejo. Muchos son los aliados Las murallas de la gran ciudad de Príamo, hombres De diversas razas y habla. Deja a todo jefe De ellos dirigir sus compatriotas en la guerra, Y así entrega tus ordenes para la batalla próxima.'' BRYANT, La Ilíada, Libro II.

Héctor prontamente obedeció la orden de la diosa. Disolviendo el concejo, él y los otros jefes una vez colocados al frente de sus tropas marcharon a través de las puertas hacia la planicie.

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VII. EL COMBATE ENTRE MENELAO Y PARIS. Los dos grandes ejércitos, ahora en orden de batalla estaban en la planicie frente a la ciudad amurallada, ahora, comenzaron a avanzar uno contra el otro. Los Troyanos se movieron longitudinalmente produciendo un gran estruendo, el cual Homero compara al ruido de manadas de cigüeñas: Las huestes Troyanas avanzaron Con gritos y el clamor de armas, como cuando el griterío De las grullas está en el aire, cuando vuelan al sur Por el invierno y su poderosa envergadura derraman Alas que trazan su camino sobre el océano. BRYANT, La Ilíada, Libro III.

Los Griegos, por su parte avanzaron en el más profundo silencio. Pero silenciosamente los Griegos avanzaron Fueron avante, respirando valor, aun alertas Para ayudarse entre si en la próxima refriega. Como cuando el viento sur cubre una cumbre montañosa En vapores que despiertan el temor del pastor,— Un seguro camuflaje para el ladrón mejor que la noche,— Y así alrededor se puede ver solo tan lejos Como al sitio donde se lanza una piedra—tal fue la nube De polvo que de los pies apabullante de los guerreros Se levantaba alrededor de su rápida marcha y llenaba el aire. BRYANT, La Ilíada, Libro III.

Tan pronto como los ejércitos se aproximaron uno al otro, casi frente a frente, Paris avanzó hacía las líneas del frente de los Troyanos, y retó a los Griegos de que enviaran su más valiente guerrero para que peleara con él en un combate singular. Su apariencia era bella como la de un dios. Sobre sus hombros él llevaba una piel de pantera. Sus armas eran un arco, una espada, y dos venablos con puntas de bronce, las cuales el blandía en sus dos manos. El reto fue rápidamente respondido por Menelao, quien se apeo de su carro al momento en que vio a Paris, regocijándose de que finalmente había llegado el momento de vengarse del hombre que lo había ofendido en gran manera. Tan hambriento como un león que ha logrado Una presa de una gran bestia—un venado cornudo O un carnero de montaña—se regocija, y así velozmente Lo devora, con rápidos ataques y vigorosas embestidas Presionando por sus flancos, así Menelao se movió Gran gozo cuando Paris, con la apariencia de un dios Apareció ante su vista, porque ahora el pensó en tomar venganza Su venganza en el único culpable, y así directamente Se apeó de su carro con todas sus armas. BRYANT, La Ilíada, Libro III.

Pero cuando Paris vio quien había venido a hacerle frente, se fue apoderando de él un gran temor, y así regresó hasta las líneas de sus compañeros.

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Como uno que se encuentra con un claro en una montaña Una serpiente, inicia por los costados con repentino temor, Y toma la retaguardia con sus miembros estremeciéndose. BRYANT, La Ilíada, Libro III.

Aun cuando Paris era un hombre valiente, su sentimiento de culpabilidad al mirar a Menelao, a quien había injuriado, le hizo parecer cobarde en ese momento, y así se fue de la mirada del encolerizado rey de Esparta. El noble Héctor se sintió profundamente acongojado por la defección de su hermano ante el combate, y así con agrias palabras lo vituperó por su conducta vergonzosa. ''Mejor hubiera sido,'' dijo, ''si nunca hubieras nacido en lugar de esto, traer la desgracia sobre nosotros. Bien podrían reír los Griegos al hallar que tu, a quienes ellos suponen un héroe, no posees ni espíritu ni coraje. Tu has traído el mal sobre nuestro padre, nuestra ciudad, y así sobre tu pueblo, por raptar una mujer bella de la casa de su esposo, ahora tienes miedo de enfrentar este guerrero en batalla. Los Troyanos están lejos de ser una raza débil de mente, por el contrario ellos podrían haberte propinado desde hace tiempo la muerte que mereces.'' Paris admitió que la reprimenda de su hermano era justa, y así declaró que ahora estaba deseoso de enfrentar a Menelao en un combate singular, Helena y sus tesoros sería el premio del victorioso. ''Por esta causa Troyanos y Griegos Detuvieron la batalla, mientras, entre las huestes, Yo y el belicoso Menelao disputamos En un combate singular por Helena y sus tesoros. Cualquiera que prevalezca probará por si mismo Ser mejor guerrero, y así pueda tomar consigo Los tesoros y la mujer y así partir; Mientras todos los otros Troyanos, habiendo realizado Una liga confiable de armonía moraran En la fértil planicie de Ilion, y los Griegos Regresaran a Argos.'' BRYANT, La Ilíada, Libro III.

Héctor se regocijó con las palabras de su hermano, y así, inmediatamente yendo hacía adelante al centro del espacio abierto entre los dos ejércitos, habló con fuerte voz a Griegos y Troyanos, diciéndoles el propósito que tenía Paris. El valiente Menelao escucho el reto y con delicia, prontamente lo aceptó. ''Ahora escuchen todos,—sobre lo que mi espíritu siente La injuria más aguda. Propongo que ahora Los Griegos y Troyanos separadamente reconcilien Por que grandemente han sufrido por la acción De esta mi disputa, y la culpa original De Paris. Cualquier cosa que el destino ordene Perezca, y déjesele morir; pero que la paz Sea desde este momento reconciliada, y así cúmplase.'' BRYANT, La Ilíada, Libro III.

Los Griegos y Troyanos estaban felices ante la esperanza que ofrecía esto de terminar la guerra de manera expedita. Héctor envió por el Rey Príamo, y él y Agamenón y los otros líderes de ambos lados declararon su aprobación a las condiciones propuestas, e hicieron votos en la presencia de ambos ejércitos a aceptar el resultado del combate entre los dos héroes. Entonces justo en ese momento el monarca Troyano estaba sentado en una de las torres de las murallas, mirando hacia la planicie en donde las dos huestes estaban reunidas. Con él estaban muchos venerables jefes, demasiados viejos como para participar en los 58

combates. Mientras estaba allí sentado la bella Helena vino desde el palacio a ser testigo del conflicto próximo. Ella le había sido informado por medio de la mensajera Iris, quien descendiendo de los cielos, y tomando la forma de Laodicea, una de la hijas de Príamo, quien se apareció en sus habitaciones ante Helena. Allí estaba ella ocupada en el telar, haciendo un tapete dorado, con algunas de las representaciones de algunos de los grandes eventos de la guerra. En aquellos días, como hemos leído en muchas partes de la obra de Homero, las damas nobles, incluso reinas y así sus hijas, no veían como trabajo las labores de hilar tejer y algunas otras ocupaciones útiles, y así Helena estaba ocupada cuando Iris vino a decirle que Paris y Menelao estaban a punto de combatir por ella y su tesoro.

HELENA DE TROYA. Pintada por Lord Leighton. Desde su rueca Helena se levantó y fue hasta las murallas para presenciar el combate. Cuando llegó cerca del lugar cerca de donde Príamo estaba sentado, incluso el venerable jefe, estuvo compelido a admirar su apabullante belleza. ''Bella como las diosas inmortales, ella es,'' dijo, ''mejor sería que pudiera regresar a su propio país y no traer ruina sobre nosotros y nuestros hijos.'' Pero Príamo la llamó para que se sentara a su lado, y le dijo:

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''Ningún crimen de tu parte ha traído sufrimientos, No de ti, pero será disposición de la voluntad del cielo, la causa Los dioses estos ejércitos y estas fuerzas emplean, Los dioses hostiles conspiran en el destino de Troya.'' POPE, La Ilíada, Libro III.

Entonces Príamo le preguntó a Helena que nombrara para él algunos de líderes Griegos que alcanzaba a ver ante él, no lejos de las murallas de la ciudad. ''Quien es aquel héroe tan alto y gallardo,''preguntó, ''quien parece como si fuera un rey? Nunca he visto un hombre tan gracioso y venerable.'' ''Respetado y honroso padre,'' respondió ella, ''podría la muerte haberme tomado antes de que abandonara a mi esposo y viniera con tu hijo hasta aquí, pero las Parcas así lo quisieron, y por ello estoy aquí. Aquel héroe que ves de aspecto majestuoso es Agamenón, el hijo de Atreo, es tanto un buen rey como un valiente guerrero, y una vez mi cuñado.'' Mi hermano una vez, antes de los días de mi vergüenza, Y Oh! que aun el valora el nombre de un hermano!'' POPE, La Ilíada, Libro III.

''Oh feliz Agamenón,'' exclamó Príamo, ''afortunado de regir sobre tan poderosas huestes! Pero quien es ese otro jefe, menos alto que Agamenón pero más amplio de hombros? Sus brazos se despliegan sobre el terreno, mientras él mismo se mueve entre las formaciones como un grueso carnero lanudo entre un gran rebaño de ovejas.'' ''El estático carnero ese se despliega por el terreno, Y así, ordena el rebaño, lo inspecciona derredor.'' POPE, La Ilíada, Libro III.

''Ese,'' dijo Helena, ''es el sabio Ulises, hombre de mucha artimañas. Su hogar es una rocosa isla, y aun así es experto en toda clase de estratagemas y es un prudente consejero.'' Áyax e Idomeneo fueron los siguientes que llamaron la atención del Rey Príamo,—Áyax el poderoso, quien sobrepasaba en estatura a todos los Argivos por su cabeza y hombros, e Idomeneo el valiente rey de Creta. Helena los conocía bien, por que los había visto todos en su casa en Esparta. ''Áyax el grande,'' la bella reina respondió, ''Él mismo es hueste; la fortaleza y orgullo Griega. Mira! el audaz Idomeneo nuestra torre superior Rodeado aquí y allá lo circundan sus fuerzas Cretenses, Grande como un dios! Lo vi una vez antes, Con Menelao en la costa Espartana, Al resto conozco, y podría en su orden nombrarlos; Todos valerosos jefes, y hombres de poderosa fama.'' POPE, La Ilíada, Libro III.

Pero en estas, el heraldo enviado por Héctor vino a decirle a Príamo que se requería su presencia abajo en la planicie para que aprobara las condiciones del reto. Inmediatamente el rey, descendió desde los baluartes, montó en su carro, acompañado por el sabio consejero Anténor. Ellos se dirigieron hasta la Puerta Esceas, hasta el espacio entre los dos ejércitos, y allí, con las ceremonias usuales para tal ocasión, un pacto solemne fue ejecutado entre los dos monarcas. Primero mezclaron en un bol vino traído de ambas partes. Esto era un símbolo de reconciliación. A continuación, se vertió agua sobre las manos de 60

los dos reyes, luego de lo cual Agamenón cortó con su daga pelos de la cabeza de tres carneros. Estos fueron repartidos entre los jefes de ambos lados, así todos podían estar unidos a la plegaria a punto de ser hecha. Entonces Agamenón extendiendo sus brazos, hizo esta plegaria con voz fuerte: ''Oh padre Júpiter, el más glorioso y poderoso, y tu Oh Sol, quien contemplas todas las cosas, y así ustedes ríos, y tu tierra, y los de las regiones de los muertos que castiguen a quienes hacen falsos juramentos, sean ustedes testigos de este pacto. Si de alguna manera, Paris mata a Menelao, permitásele mantener a Helena y con ella todas sus posesiones, y así deben permitirnos regresar a casa en nuestros barcos. Pero si por el contrario, Menelao mata a Paris, los Troyanos deben regresar a Helena y todos sus tesoros, y pagar una compensación a los Argivos como es lo justo.'' Entonces los corderos fueron sacrificados, y los reyes tomaron del vino mezclado. Algo del cual fue vertido en tierra, mientras los Griegos y Troyanos se unieron en este voto que terrible castigo habría de traer sobre quien violara el, pacto: ''Escucha poderoso Jove! y escuchen ustedes dioses en lo alto! Y así pueda la sangre, de quien primero el pacto viole, Se derrame como este vino, que se desperdicia en el sediento suelo.'' POPE, La Ilíada, Libro III.

Tal fue el pacto formado entre los reyes y jefes de los dos grandes ejércitos. Príamo entonces fue de regreso a la ciudad pues no podía ser testigo de un duelo en el cual su hijo podría ser muerto. La suerte fue echada para saber cual de los guerreros debería lanzar su jabalina primero. Paris ganó, e inmediatamente los campeones, se colocaron sus armaduras y tomaron sus armas, avanzaron hasta la mitad del terreno que Héctor y Ulises habían medido para el combate. Entonces la lid comenzó. París lanzó su venablo, pero Menelao desvió el golpe con su fuerte escudo de bronce. En su oportunidad el rey Espartano apunto con su larga jabalina para atacar a su enemigo. Al mismo tiempo rogó a Júpiter que le diera la fortaleza y la victoria: ''Oh soberano Jove! Que yo vengue En la culpa de Paris cuyas ofensa fueron primero Ofrece; su muerte por mi mano, Que hombres puedan con espanto en adelante el pagar La amistad de un anfitrión con injuria.'' BRYANT, La Ilíada, Libro III.

Entonces Menelao lanzó su jabalina. Este perforó el escudo y la coraza de Paris,y podría haber causado una herida fatal de no haber dado un paso hacia el costado, y así escapó de recibir completamente la fuerza del arma. Menelao al instante se lanzó adelante, con la espada en la mano, y lanzó un poderoso tajo a la cabeza de su enemigo. Paris fue salvado por el yelmo de bronce que portaba, pero cuando Menelao le golpeo su espada se rompió en pedazos. Enojado por su mala suerte, el guerrero Espartano agarro a su enemigo por el penacho de crines de caballo de su yelmo, y comenzó a arrastrarlo hasta las líneas Griegas, pero en este punto Venus vino en ayuda de su favorito. Sin ser vista detrás de él, ella rompió la correa del yelmo debajo de su barba, y así lo liberó de las garras del airado Menelao. Entonces ella desplegó una gruesa nube alrededor del príncipe Troyano, y así, lo llevó hasta la ciudad, dejándolo en su habitación, de su propio palacio. La diosa también condujo a Helena hasta el palacio, ella desde la torre luego en la que luego de su conversación con Príamo, ella había permanecido como testigo del combate en la planicie. Tan pronto como Helena vio a Paris ella le dirigió estas palabras ásperas:

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''Vienes de la batalla? Has perecido por la poderosa mano de él Quien fue mi esposo. Fue así, lo sé Tu jactancia fue la que tuvo que perecer por su fortaleza Y el poder de su mano, y así su práctica con el venablo, Del belicoso Menelao. Ve entonces ahora, Desáfialo en combate otra vez. Y aun así te aconsejo que permanezcas distante, No temerariamente buscando un combate, mano a mano, Con el rubio Menelao, no sea que quizá Él te hiera con su jabalina y tu seas muerto.'' BRYANT, La Ilíada, Libro III.

Mientras tanto el Espartano, furioso como un león, se movía por todos lados en busca de Paris, pero incluso los Troyanos no sabían en donde estaba. Si hubiera estado entre ellos, no lo hubieran ocultado, pues no le querían, sabiendo que él era el causante de los sufrimientos que la larga guerra había traído sobre ellos. Ninguno de todos Los Troyanos, o de sus famosos aliados, Pudo señalar a Menelao, amado De Marte; donde estaba su lugar de escondite Ellos por voluntad propia no lo hubieran escondido, Por que como a la negra muerte ellos lo aborrecían. BRYANT, La Ilíada, Libro III.

Los Griegos, por haber Paris desaparecido del campo, reclamaron la victoria para su campeón, y así Agamenón solicitó a los Troyanos que devolvieran a Helena y sus tesoros, de acuerdo con las condiciones del pacto. Pero esta no era la voluntad de los dioses. Las Parcas habían decretado la destrucción de Troya, y así la guerra no habría de tener un final pacifico. Además los Griegos estaban condenados a padecer tal y como Júpiter había prometido a Tetis, por la deshonra cometida contra Aquiles. Por esto, luego de que el asunto hubo sido discutido en un concejo de los dioses en su palacio del Olimpo, Minerva fue enviada urgentemente al campo para incitar a los Troyanos a atacar a los Griegos, de modo que el pacto pudiera ser roto, y la guerra renovada. De acuerdo con la costumbre de los mensajeros celestiales en tales circunstancias, la diosa tomo la forma de Laódoco, hijo de Anténor. Entonces, aproximándose a Pándaro, un famoso arquero de los aliados Troyanos, ella le persuadió de que lanzara una flecha contra Menelao. ''Gran honor,'' dijo ella, ''tendrás de todos los Troyanos, si matas al hijo de Atreo, y de Paris recibirás esplendidos regalos.'' Pero Minerva siendo amiga de los Griegos, realmente no deseaba que Menelao fuera muerto, y por esto, cuando Pándaro dirigió su arco y con cierta dirección liberó su flecha al vuelo, ella, tuvo el cuidado de desviar la letal arma a un lado. Palas lo asistió, y así (la debilitó en su fuerza) Desviando el arma de su trayectoria establecida Igual que el sueño cierra los ojos de su bebe, La madre atenta espanta la mosca ponzoñosa. POPE, La Ilíada, Libro IV.

No obstante la flecha perforó el cinturón del rey Espartano e hizo una ligera herida, la cual fue eficazmente curada por el médico Macaón, hijo del famoso medico Esculapio, el detuvo la hemorragia y 62

aplicó bálsamos secretos los cuales su padre le había enseñado a usar. El pacto, al haber sido roto por el traicionero acto de Pándaro, hizo que los dos ejércitos entraran en batalla. Agamenón se movió a pie en medio de su ejercito, hablando palabras de encomio a sus jefes, a quienes él encontró activos formando y dando valor a sus hombres. ''Padre Júpiter,'' dijo, ''no ayudes a estos Troyanos quien ha roto vilmente sus solemnes votos. Cuando hallamos tomado la ciudad llevare ricos despojos en nuestros barcos.'' De todos los lideres ninguno formó y dirigió sus tropas más sabiamente que el venerable Néstor. La caballería con corceles y carros el colocó En el frente. Una basta y valerosa multitud De infantería el estacionó en la retaguardia, Para que fuera el baluarte de guerra. Entre los dos El hizo que el débil de espíritu tomara su lugar, De modo que, aunque involuntariamente pudieran ser forzados A combatir con el resto. BRYANT, La Ilíada, Libro IV.

Entonces dio estrictas ordenes a sus aurigas, advirtiéndoles de no confiar demasiado en su valor, o avanzar imprudentemente por delante de sus camaradas. ''Que ningún hombre, sea tan vanidoso de su destreza con caballos, Y así confiando en su valor, se arriesgue a avanzar Más allá del ataque del resto, para atacar a los hombres de Troya, No permitan que caigan detrás del resto, para hacer Nuestras líneas las más débiles. Cualquiera desde su carro Puede alcanzar un enemigo seleccionado y así golpearlo Con su larga jabalina, por que este es método del sagaz.'' BRYANT, La Ilíada, Libro IV.

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VIII. LA PRIMERA GRAN BATALLA.

Diseñado por Burne Jones. Cerca de tres libros son utilizados en decirnos sobre los detalles de la batalla que siguió, a través de la parte final de aquel único día. Pero este fue feroz y poderoso conflicto en el cual muchos guerreros valientes pelearon y fueron abatidos. Por aquel día Vi muchos Troyanos morir, y así muchos Griegos Tendidos lado a lado sobre un campo sangriento. BRYANT, La Ilíada, Libro IV.

Todos los jefes de ambos ejércitos tomaron parte en la batalla, excepto Aquiles, quien aun permanecía inactivo en sus barcos, ''indignado por que le arrebataron a Briseida la de los bellos cabellos.'' Los héroes de aquel día en el lado Troyano fueron Héctor y Eneas. De los Griegos (también en algunas ocasiones llamados Aqueos) ninguno ejecutó tan grandes actos de valor como Diómedes (o Diomes), también llamado Tidida, por el nombre de su padre, Tideo. Él fue el favorito particular de Minerva, quien hizo que una brillante luz brillara de su escudo y yelmo, lo cual hizo de él una figura destacada en el campo, y así muy terrible para el enemigo. 65

Palas al Tidida Diomédes Dio fortaleza y valor, para que pudiera parecer Entre los Aqueos grandemente eminente, Y así ganar un glorioso nombre. Sobre su cabeza Y escudo ella una llama ardiente encendió, Como la estrella otoñal brilla en el cielo Más brillante cuan recién bañado en las olas del océano, Tal luz ella encendió para que brillara sobre su penacho Y sus hombros, como ella envía los guerreros avante En el grueso del tumulto del combate. BRYANT, La Ilíada, Libro V.

Diómedes mató muchos guerreros valientes, y en ocasiones rompiendo a través de las formaciones de los Troyanos, los hizo retroceder hasta las murallas, hasta que fue herido por una flecha en vuelo disparada por Pándaro el arquero. El arma hirió su hombro limpiamente, y así la sangre cubrió a chorros la armadura. Entonces Pándaro gritó a sus camaradas para que avanzaran, vociferando que el más valiente de los Griegos estaba fatalmente herido. Pero Diómedes rogó a Minerva por ayuda, y así su plegaria fue fue escuchada. Inmediatamente la diosa, se apareció y estuvo a su lado, y en un instante su herida fue cicatrizada. Entonces ella lo animó, diciendo: ''En lo sucesivo combate con confianza. Oh Diómedes te he otorgado gran fortaleza. He removido de tus ojos de mortal el velo de modo que ahora puedes distinguir a hombres de dioses. Ten cuidado, sin embargo, de no usar tu arma contra algún dios, a menos que Venus viniera a la batalla. A ella deseo y ordeno que le hieras.'' Con coraje renovado e incrementada furor Diómedes otra vez entró en el conflicto, derribando Troyanos con cada tajo de su enorme espada. Eneas advirtiendo su hazañas, aceleradamente llamó a Pándaro y le solicitó que dirigiera una flecha contra el hombre que estaba destrozando sus formaciones. ''Este hombre,'' dijo Pándaro, ''se parece mucho al belicoso hijo de Tideo, y si es él, algún dios seguramente esta a su lado para protegerlo, pues hace solo un rato le herí en el hombro y lo habría enviado al reino de Plutón. De poca utilidad parece este arco mio. Ya lo he utilizado contra dos jefes Menelao y Diómedes, y herí a ambos, sin embargo, los he estimulado a realizar actos más heroicos.'' ''En mala hora Tomé mi arco y carcaj desde la muralla Y así vine a liderar Troyanos por la causa De Héctor. Pero si acaso regresara Para ver mi país natal y así mi esposa Y así mi alta y espaciosa mansión, quizá un enemigo Me hiera en la cabeza si con estas manos yo fallara Rompería mi arco en pedazos, y lo quemaría en las llamas, pues es un arma inútil ahora.'' BRYANT, La Ilíada, Libro V.

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MINERVA. Vaticano, Roma. Pero Eneas hizo que el gran arquero usara su destreza una vez más. Llevando a Pándaro en su propio carro, lo dirigió rápidamente en donde Diómedes estaba llevando la muerte en medio de las tropas Troyanas con su terrible espada. Estenelos su compañero y auriga de Diómedes, los vio venir, y advirtió a su amigo de retroceder, y así no arriesgar su vida en una contienda con dos de tales héroes como Eneas y Pándaro, uno el hijo de una diosa, y el otro un excelente hombre en el uso del arco. Pero Diómedes severamente rechazó retirarse del conflicto. No podría haber consentido montar en su carro como Estenelos lo urgía a hacer. ''Como estoy,'' dijo, ''avanzaré contra ellos, por que Minerva me ha dado intrepidez. Y si es mi fortuna matarles a ambos, podrías tomar los caballos de Eneas y llevarlos hasta el campo de los Griegos. Muy valiosos han de ser, pues son de simiente celestial los cuales Júpiter dio al Rey Tros como pago por su hijo Ganimedes.'' Pero ahora el carro de Eneas estaba muy cerca. Esta vez Pándaro usó su venablo, el cual lanzó con gran fuerza. Este golpeo contra el escudo de Diómedes y perforándolo se detuvo en su pectoral. Con un grito de jubilo Pándaro exclamó ''Ahora si, creo, que te he proferido una herida mortal.'' ''No es así,'' replicó el hijo de Tideo, ''has errado tu blanco, pero uno de ustedes por lo menos morirá.'' Así habló y lanzó su jabalina. Dirigida por Minerva, el arma voló hasta la cara del infortunado Pándaro, derribándolo a tierra sin vida. 67

De cabeza él cayó, su yelmo golpeo el suelo; La tierra gimió por causa de él, y así sus armas resonaron. POPE, La Ilíada, Libro V.

Instantáneamente Eneas se apeó de su carro, con su escudo y venablo, para defender el cuerpo de su heroico camarada de ser despojado por los Griegos. Esta era una de las costumbres de aquellos tiempos. Cuando un héroe era muerto en batalla el enemigo le despojaba de sus armas como trofeo de victoria. Pero Eneas hizo la buena acción de proteger bel cuerpo de su amigo caído de ser así deshonrado. Atento el conduce, a protegerlo de toda forma, Así como el león formidable acecha alrededor de su presa. Sobre la victima derribada su amplio escudo despliega, El esconde al héroe con su poderosa sombra, Y así amenaza con fuerte voz! los Griegos con codiciosos ojos Contemplan a la distancia, pero se abstienen del trofeo. POPE, La Ilíada, Libro V.

Pero Diómedes más valiente que el resto, tomó una gran piedra y la lanzó contra Eneas.

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Ni dos hombres fuertes el enorme peso podrían levantar, Hombres como los que viven en estos degenerados días POPE, La Ilíada, Libro V.

Esta golpeo al héroe Troyano en la cintura, magullando la carne y rompiendo la coyuntura. Él cayó de sus rodillas, y un obscuro velo cubrió sus ojos. Ahora, Eneas pudo haber perecido por la espada del furioso Diómedes de no haber sido por su madre Venus, quien rápidamente vino en su ayuda. Con su brillante túnica la diosa protegió su cuerpo, y tomándolo en sus brazos lo llevó lejos de la batalla. Entonces Estenelos, no olvidando la petición de su amigo, avanzó al frente, y así, tomando los veloces corceles del príncipe Dárdano, los dirigió lejos de allí hasta el campo Griego. Pero Diómedes fue en persecución de Venus. El la había visto y reconocido cuando bajó al campo de batalla, por que Minerva le había dado el poder de distinguir entre dioses y hombres. La diosa también, como se ha visto le había ordenado herir a Venus si venía hasta el campo, Diómedes, por esto, había perseguido a Venus cuando se alejaba llevando al héroe Troyano, le tiro su lanza, y así le perforó la piel de su delicada mano. De la herida brotó el Icor, que era como la sangre de los dioses era llamada. El icor,—tal Y como de los gloriosos dioses puede manar; por que ellos No comen hogazas de trigo, ni beben el oscuro vino; Y es por esto que son desangrados, y así son llamados Inmortales. BRYANT, La Ilíada, Libro V.

Aullando de dolor, la diosa dejo caer a su hijo de sus brazos, pero Apolo lo envolvió en una gruesa nube, con esto, lo salvó de la cólera del furioso Griego. Mientras tanto, Iris, la de los pies ligeros, raudamente bajo del cielo para ayudar a Venus, a quien condujo hasta donde Marte estaba sentado a un lado del campo de batalla, observando el conflicto. Allí ayudó a su hermana herida. Marte entregó a ella sus caballos Con bridas de brillante oro. Ella subió al carro, Aun sufriendo, y así detrás de ella Iris tomo Su asiento, y tomó las riendas y así aplicó el flagelo. En vuelo los corceles se dirigieron con creciente velocidad, Y así pronto estuvieron en la mansión de los dioses En el alto Olimpo. BRYANT, La Ilíada, Libro V.

Allí la diosa fue recibida afectuosamente por su madre Dione, quien le pidió que fuera paciente, y que recordara que en tiempos pasados otros dioses habían sufrido por manos humanas. Marte, dijo ella, fue encadenado en una celda de bronce por quince meses por los gigantes Oto y Efialtes 16, y él pudo haber permanecido allí de no haber sido por que Mercurio entro en la celda sigilosamente, y así procedió a romper los eslabones de la cadena que lo mantenía sujeto. Juno misma, y Plutón el dios del Hades, fueron heridos por Hércules. ''Así como el hijo de Tideo,'' dijo Dione, ''quien ha lanzado su arma contra un inmortal, será castigado por ese crimen.''

16 Ver Alóidas

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''La estupidez! No sabe él, que el hombre que osa enfrentarse A los dioses en combate no vive mucho. Ningún niño Lo llamará balbuceando padre cuando venga Regresando de las terribles labores de la guerra.'' POPE, La Ilíada, Libro V.

Dione limpió el icor de la mano de Venus, y tocó la herida y esta cicatrizó y cesó el dolor. Mientras tanto en la planicie frente a Troya, Diómedes aun ansioso, perseguía a Eneas, aun sabiendo que el héroe estaba bajo protección divina. Tres veces atacó y tres veces Apolo le hizo retroceder pero cuando hizo el cuarto intento, El arquero de los cielos, Apolo, esto Con palabras amenazadoras lo reprendió: ''Diómedes, Cuidado; desiste, no pienses en hacerte a ti mismo Igual a un dios. La raza inmortal De los dioses que no son como los que caminan sobre la tierra.'' BRYANT, La Ilíada, Libro V.

Diómedes retrocedió, temiendo la cólera del lanzador de dardos lejanos, y Eneas fue llevado por Apolo lejos hasta su templo sagrado en Pérgamo, la ciudadela de Troya. Allí Diana y Latona, la madre de Apolo, curaron su herida y restauraron su salud y fortaleza. Entonces Apolo pidió a Marte que ayudara a los Troyanos en la batalla, y así que particularmente retirara del campo al hijo de Tideo, quien había tenido la osadía de atacar a los inmortales con su venablo, y podría haber intentado pelear con el mismo Júpiter. El dios de la guerra consintió, y asumió la forma de Acamas, un líder Tracio, y fue a través de las formaciones Troyanas animando a los jefes para pelear con bravura. ''Oh hijos de Príamo, él quién dice descender De Júpiter! hasta cuando van a admitir Ver a su pueblo morir por parte de los Griegos? Hasta que la tormenta de la batalla alcance Constantemente las puertas de la ciudad? POPE, La Ilíada, Libro V.

El héroe Sarpedón también recurrió a Héctor, y entonces el comandante en jefe, bajó de su carro, y blandiendo dos jabalinas, se movió entre sus tropas exhortándolas a la batalla. Terrible El conflicto que sobrevino. Los hombres de Troya Dirigieron su ataque contra los Griegos: los Griegos permanecieron firmes, Nunca pensando en retroceder BRYANT, La Ilíada, Libro V.

Pronto, los Griegos fueron forzados a retroceder. Su grandes jefes Agamenón y Menelao, y así los dos Áyax y Ulises, ejecutaron sorprendentes hechos de coraje, matando a muchos guerreros Troyanos. Pero Minerva había dejado el campo, y Marte estaba peleando del lado del campo Troyano. Eneas, también, había regresado al campo de batalla con renovadas fuerzas y valentía, y así Héctor y Sarpedón estaban en el frente, dispersando la muerte entre el enemigo. La ferocidad del dios de la guerra y el poderoso Héctor pelearon hombro a hombro, y así mataron numerosos guerreros Argivos. 70

Tal destrucción de sus amados Griegos no fue placentera a Juno, quien estaba observando el conflicto desde su lugar en el alto Olimpo, y así ella rogó a Júpiter que le permitiera retirar a Marte del campo de batalla. Júpiter consintió, pero él le aconsejó que enviara a Minerva a hacer el trabajo, quien en otras ocasiones anteriores ''había causado grandes problemas al dios de la guerra.'' Juno obedeció. Entonces las dos diosas, quienes ya se habían montado en el gran carro de la reina del cielo, rutilante como el oro y la plata y el bronce, lo dirigieron hacia el campo Griego. Ocho rayos de bronce en forma radial como llamas; Los círculos de oro, de construcción incorruptible, Tal y como se producen en el cielo: y rodeando el oro Dos anillos de bronce del trabajo divino las cubrían. El imponente eje de sólida plata brillante Manijas de oro suspendidas del trono móvil; El carro, detrás, una forma arqueada taladrada; Los largueros cóncavos formaban un arco anterior. La plata el larguero, el yugo fue de oro, Y así las doradas riendas los inmortales corceles llevan. POPE, La Ilíada, Libro V.

Conduciendo su magnifico carro Juno misma, ''a medio camino entre la tierra y el cielo estrellado'' descendieron en la planicie de Troya, cerca de donde el Símois y el Escamandro unen sus corrientes. Allí ellas se apearon y cubrieron su carro con una nube densa y así el carro y los caballos quedaron escondidos de los ojos mortales. Luego se dirigieron apresuradamente en donde estaba el más valiente de los guerreros Griegos, Diómedes, Juno tomando la forma del heraldo Estentor, quien tenía la voz más fuerte que cincuenta hombres. Estentor el fuerte, dotado con pulmones de bronce, Cuya garganta sobrepasó la fuerza de cincuenta lenguas. POPE, La Ilíada, Libro V.

Apareciendo ante los jefes Griegos en la forma del heraldo de la voz fuerte, la reina del cielo gritó estas palabras de reprobación: ''La vergüenza esta sobre ustedes Argivos! Ustedes son héroes solo de nombre. Mientras el divino Aquiles no esta con ustedes, peleando en el frente, los Troyanos no se atreven a ir más allá de sus puertas, pues ellos temen su poderosa jabalina, pero ahora ellos están casi sobre los barcos.'' Minerva, también, censuró severamente a Diómedes por retirarse de la batalla, pero el guerrero respondió que debido a su mandato él se había abstenido de atacar a Marte. ''No me permitiste,'' dijo él, ''pelear con ninguno de los dioses excepto Venus.'' ''No temas a Marte del todo,'' respondió Minerva, ''ni a ninguno de los inmortales. Ven ahora y dirige tus caballos contra el dios de la guerra, que yo te acompañaré.'' Diciendo esto se puso sobre su cabeza el yelmo de Plutón, el cual hacía invisible a cualquier persona que lo portara, ella montó en el carro a un lado de Diómedes, y así, tomando las riendas, condujo rápidamente a donde el feroz Marte estaba matando guerreros Griegos. Tan pronto como Marte vio a Diómedes aproximándose, el se dirigió contra él, y lanzó un broncíneo venablo, pero Minerva tomo el arma y desvió el carro a un lado. Diómedes ahora tiró su jabalina, y su lanzamiento fue dirigido por Minerva, y agregándole además fuerza al lanzamiento. Este perforó el lomo del dios de la guerra, haciéndole una profunda herida.

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Marte bramaba con el dolor: Tan fuerte como el rugido de dos ejércitos enfrentados, Cuando gritan millones tiembla el campo tonante, Ambos ejércitos comienzan, y retiembla todo donde se mire Y así el cielo y la tierra rebramaban ante el sonido. POPE, La Ilíada, Libro V.

El dios herido desapareció en una nube oscura, y, rápidamente ascendió al Olimpo, e hizo una marga queja a Júpiter contra Minerva. Pero el rey del cielo severamente lo reprobó, diciéndole que él había traído el sufrimiento sobre si mismo, por que la discordia y la guerra siempre eran su deleite. Sin embargo ordenó Peón, el médico de los dioses, que le curara la herida, lo cual fue hecho inmediatamente. Entre tanto, Juno y Minerva regresaron al Olimpo, al ser Marte removido del campo de batalla. Y así la fortuna de la guerra comenzó a favorecer a los Griegos. Los Troyanos sin la ayuda de ningún dios peleando de su lado, fueron llevados de regreso a sus murallas, y parecía que allí iba a ser su derrota total. En esta peligrosa situación Heleno, el profeta y adivino, advirtió a Héctor que fuera rápidamente a la ciudad, para que su madre, la reina, convocara a todas las matronas de Troya, y con ellas ofrecieran sacrificios y ruegos en el templo de Minerva, pidiendo la ayuda y protección de la diosa. El consejo pareció bueno a Héctor. Bajando de su carro, él se movió en medio de su ejército incitando a los guerreros a pelear valientemente durante su ausencia. Entonces se dirigió apresuradamente a la ciudad. En la puerta Esceas el se reunió con un grupo de esposas ansiosas, madres y hijas, quienes inquirían con vehemencia, por sus esposos, hijos y hermanos. El amonestó a todas A su momento importunar a los dioses en un ruego, Por los ayes, dijo, estaban cerca de muchos un ruego. BRYANT, La Ilíada, Libro VI.

Al llegar al palacio real Héctor se reunió con su madre, quien le ofreció vino para confortarlo. Pero el héroe no quiso probar licor. ''No me pidas que beba vino, querida madre,'' dijo, ''por que podría debilitar me y quitarme mi fortaleza y valor.'' ''Inflamante vino, pernicioso a la humanidad Enervas los miembros, y así embotas la noble mente.'' POPE, La Ilíada, Libro VI.

Entonces Héctor dijo a su madre, por qué había venido desde el campo de batalla. Ella gustosa consintió en hacer lo que su hijo le pedía, y así la Reina Hécuba y las matronas de Troya fueron al templo de Minerva, y rogaron e hicieron sacrificios. Pero la diosa rechazó escuchar sus suplicas, por que ella todavía odiaba a Troya debido a que nunca había olvidado el juzgamiento del Monte Ida. Mientras tanto el héroe fue al palacio de Paris, a quien halló en su habitación, manipulando y preparando su armadura, mientras Helena estaba sentada cerca con sus criadas, dirigiendo sus múltiples tareas. enojado al ver a su hermano este lo increpó a estar en el frente del combate. Héctor lo reprochó con agudas y amargas palabras. ''El pueblo,'' dijo, ''esta pereciendo, el conflicto esta sobre las murallas, y todo es por tu causa. Levántate 72

y actúa o tu ciudad pronto estará envuelta en llamas.'' Paris respondió con indulgencia, diciendo que el tenía merecida la censura de su hermano, y prometió que podría repararlo inmediatamente en el campo de batalla. Héctor se dirigió inmediatamente a su propia hogar para saludar a su querida esposa, Andrómaca, y a su hijo bebe: ''por que no se,'' dijo, ''si quizás he de regresar a ellos otra vez.'' Al llegar al palacio, el supo que Andrómaca y sus criadas se había dirigido hacia las murallas de la ciudad. A una elevada torre de Troya ella fue Cuando le dijeron que la tropas Troyanas Perdían su corazón, y que el valor de los Griegos Prevalecía. Ella se apresuró hacía las murallas. Como una perturbada, con su hijo y una criada.'' BRYANT, La Ilíada, Libro VI.

Dejando el palacio, Héctor apresuradamente atravesó la ciudad, hasta llegar hasta la puerta Esceas, allí encontró a Andrómaca y su criada llevando esta última en sus brazos al bebe Escamandro. Su padre le había dado al niño el mismo nombre del río, pero el pueblo le llamaba Astiánax 17, que significaba ''rey de la ciudad.'' Las líneas en las cuales Homero describe la entrevista que allí tuvo lugar entre el noble Héctor y su amada esposa, son unas de la más bellas de toda La Ilíada. Andrómaca era hija de Eetión rey de Tebas, la ciudad de la cual la doncella Criseida fue raptada. Eetión y toda su familia habían sido hechos esclavos, con la excepción de Andrómaca, quien por esto, ahora no tenía padres ni hermanos ni hermanas. De esto habló en sentidas palabras, mientras pedía a Héctor que permaneciera en la ciudad y no arriesgara su vida otra vez en la batalla. ''Tanto coraje! tu valor aun te causará la muerte: No tienes piedad de tu tierno niño, Ni a mí, infeliz soy, quien pronto seré Tu viuda. Todos los Griegos te atacarán en ti Para tomar tu vida. Más felicidad tendría Si al perderte bajara a la tierra Por que no tendré esperanza cuando te hayas ido,— Nada solo pesar. Padre no tengo, Y así tampoco amada madre. El Gran Aquiles mató Mi padre cuando saqueó la populosa ciudad De los Cilicios,—Tebas con altas puertas. Héctor tu Eres padre y querida madre ahora para mi, Y así hermano de mi juventud esposo después. Por piedad mantente en la fortaleza aquí, No hagas a tu niño huérfano ni a tu esposa. Una viuda.'' BRYANT, La Ilíada, Libro VI.

Héctor estuvo muy conmovido por esas palabras, pero él no podía pensar en la deserción del lado de sus valientes compañeros.

17 También recibio los siguientes nombres Astianacte, Astiánax, Escamandrio

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''Todo esto Llevo en mi mente, querida esposa; pero debería estar Avergonzado ante los hombres y las damas de largas ropas De Troya, puedo permanecer alejado y rehuyendo El conflicto, cobardemente, No esta en mi corazón Me ordena, por que grandemente He aprendido a atreverme Y así destacarme entre los sobresalientes hijos de Troya, Defender la fama de mi abuelo y la mía; Aun en mi pensar indudablemente sé Que el día vendrá en el cual nuestra sagrada Troya, Y así Príamo y el pueblo sobre quien El cetro de Príamo rige, perecerá completamente.'' BRYANT, La Ilíada, Libro VI.

Pero el no sabía el oscuro futuro que el destino penoso, sería la dolorosa ruina de su país y que su amada esposa que algún día habría de ser llevada como esclava por los conquistadores Griegos. Pero no los sufrimientos de la raza Troyana, ni aquellos de Hécuba misma, ni aquellos Del Rey Príamo, o de los pesares que esperan A mis hermanos multitud y valerosos,—Quien todos finalmente, Morirán por la impiedad del enemigo, morirán en la polvo,— Me aflige tanto como a ti, cuando algún armado Griego Te llevará a ti llorando entonces, y tomará de ti Tu día de libertad. . . . . Oh permita que la tierra Sea amontonada sobre mi cabeza en la muerte antes de Escuchar tus gritos de como tu eres llevada lejos!'' BRYANT, La Ilíada, Libro VI.

HÉCTOR PARTIENDO DE ANDRÓMACA. Pintura de Maignon.

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Entonces Héctor extendió los brazos para tomar entre sus manos y abrazar a su hijo, pero el pequeño niño retrocedió gritando de miedo por el penacho colgante del yelmo de su padre. Ambos padres dulcemente sonrieron, y Héctor quitándose el yelmo, lo colocó en el suelo, beso a su niño, y así lo alzó acunándolo en sus brazos, rogando a los dioses que él pudiera llegar a ser un valiente guerrero, y así el defensor de su país. ''Oh Júpiter y así todas las deidades, Permítase que este mi hijo pueda llegar a ser Entre los Troyanos eminente como yo, Y así noble regidor de Ilion. Puedan decir 'Este hombre es más grande que lo que fue su padre.''' BRYANT, La Ilíada, Libro VI.

La despedida entre el héroe y su adolorida esposa fue muy emotivo. Andrómaca recibió al niño de los brazos de su padre, mezcladas lagrimas junto con una sonrisa que ella encontró en rostro de su niño. El jefe Mira y así se dirigió con tierna piedad, suavemente Su frente y, acarició con su mano y dijo:— ''No me acongoja esto, amada, para mi. No existe un hombre vivo que pueda enviarme a las sombras Antes de tiempo; no ha nacido ni hombre ni mujer, Cobarde o valiente, que pueda eludir su destino. Pero ve a tu casa, y atiende tus labores allí,— El telar, la rueca,—y así ordena a tus criadas Instalas a laborar. Los asuntos de la guerra pertenecen A todos los hombres nacidos en Troya, y mayormente a mí.'' BRYANT, La Ilíada, Libro VI.

Entonces Héctor tomó su yelmo de la tierra y Andrómaca partió para su casa, ''mirando hacía atrás y derramando muchas lagrimas.'' A medida que el héroe iba hacia la Puerta Esceas, luego de despedir a su esposa, él se reunió con París, vestido con su brillante armadura, y raudamente se apresuraron para unirse la batalla. Juntos se movieron por la planicie, y así mataron a muchos enemigos. La diosa Minerva observando que la batalla se estaba desarrollando en contra de los Griegos, rápidamente descendió de la cumbre del Olimpo. Apolo viéndola desde la ciudadela Troyana, se apresuró a unirsele, y así le propuso de que no intervinieran en el conflicto hasta finalizar el día. Con esta propuesta, consintió Minerva,y así ambos estuvieron de acuerdo en que Héctor retara a uno de los guerreros Griegos para enfrentarlo en un combate singular. Heleno por ser un adivino supo el propósito de los dioses, y él se lo dijo a su hermano. ''Pero,'' dijo él, ''no caerás en el combate, por que aun no es tu destino perecer aun. Esto han hablado los dioses inmortales, y yo he escuchado sus voces.'' Héctor se regocijó con las palabras de su hermano, y así inmediatamente avanzó al frente del ejército y así ordenó a los Troyanos que cesaran de pelear.

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El sostuvo su venablo, Tomándolo por la mitad, el hizo retroceder Las formaciones troyanas, y así ellas se sentaron. Y así Agamenón hizo con los bien armados Griegos Quienes también se sentaron. BRYANT, La Ilíada, Libro VII.

Entonces el jefe Troyano, permaneciendo entre las dos huestes, habló con fuerte voz, y así retó al más valiente de los Griegos a enfrentarlo en un combate mortal. Por unos pocos instantes hubo un silencio en las filas de los Argivos. Incluso los jefes más destacados se excusaban de entablar un combate singular con un guerrero como Héctor. Al final Menelao levantándose de su asiento declaró que estaba listo a aceptar el reto, y así se puso su armadura. Pero Agamenón lo detuvo desde atrás, advirtiéndole de evitar la aventura de entablar un combate contra un hombre que era mucho más fuerte y valiente que él, y que cualquier otro jefe, incluso Aquiles mismo, lo miraban con temor. Néstor entonces se levantó con severas palabras reconvino a sus compatriotas por su falta de coraje. ''Si yo pudiera hacer que mi cuerpo estuviera sin el desgate de los años,'' exclamó, ''entonces Héctor podría hallar un enemigo con el cual enfrentarse; pero entre los más valientes de los Aqueos no hay uno que se enfrente al líder Troyano en armas.'' El venerable Néstor no había cesado de hablar cuando nueve guerreros se levantaron, cada uno deseando el honor de que se le permitiera aceptar el reto de Héctor. Entre estos estuvieron Agamenón, los dos Áyax, Diómedes, y Ulises. Entonces Néstor propuso que uno fuera escogido por el azar. A esto, todos estuvieron de acuerdo, y así el honor cayó sobre Áyax Telamón, el más poderoso y más valiente de los Griegos exceptuando a Aquiles. El héroe se regocijó grandemente, creyendo que podía derrotar a Héctor, y así rápidamente se puso la armadura, y se fue hacia el campo marcado para el combate. Su masiva jabalina blandiendo en su mano, El plantó, el baluarte del bando Griego. POPE, La Ilíada, Libro VII.

Héctor ya había tomado su posición en el terreno, y así el combate comenzó. Primero el jefe Troyano, blandiendo su largo venablo , lo lanzó contra su enemigo. Áyax lo recibió en su escudo, el cual estaba hecho de siete forros cueros de buey, y un octavo forro de sólido bronce. A través de seis de los siete de las capas el arma de Héctor atravesó, pero fue detenida por el séptima. Entonces el campeón Griego lanzó su jabalina. Esta pasó limpiamente el escudo de Héctor hasta el pectoral, y podría haber llegado a ser fatal, si el héroe rápidamente no hecha hacía un lado su cuerpo. Otra vez ambos campeones lanzaron sus venablos uno contra el otro. Esta vez Héctor fue ligeramente herido en el cuello. Para nada sin embargó, se acobardó, y es así que tomando una enorme piedra que estaba cerca de sus pies, la lanzó contra Áyax. Esta golpeo el escudo del héroe y el broce resonó con el golpe. Rápidamente el guerrero Argivo tomó una piedra más grande, y así la arrojó contra su antagonista con una tremenda fuerza. Esta piedra rompió el escudo de Héctor, y, golpeándolo en la rodilla, lo tiro cuerpo a tierra. Pero Apolo instantáneamente lo levantó, renovando su fortaleza, y así entonces con sus espadas los dos héroes se acometieron el uno al otro, peleando cuerpo a cuerpo. En este punto, la noche vino, y dos heraldos uno del lado Troyano y otro del lado Griego, se acercaron a los campeones, y les ordenaron que cesaran de pelear, Ideo, el heraldo Troyano dio su orden con voz fuerte:

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''Cesen de contender, queridos hijos, en mortal riña; Ambos son amados por el congregador de nubes, Jove Y así ambos son grandes en la guerra, como todos los hombres saben. La noche ha llegado; sea la noche obedecida.'' BRYANT, La Ilíada, Libro VII.

Áyax respondió que era Héctor quien había lanzado el reto, era el primero que debía hablar de tregua. Héctor replico, hablando frases de elogio y admiración por su antagonista, y diciendo que debían cesar ahora de batallar por aquel día. ''Desde, entonces, la noche extiende su tenebrosa sombra, Y así los cielos lo disfrutan, sea la noche obedecida. Regrese el valiente Áyax, con sus amigos Griegos, Y así disfruten las naciones cuyos ejércitos las defienden; Pero permitásenos en este memorable día, Intercambiar algunos regalos: para que Griegos y Troyanos puedan decir 'No fue odio, sino la gloria, lo que hizo que estos jefes contendieran; Y así cada valiente enemigo fue en su alma un amigo.''' POPE, La Ilíada, Libro VII.

Entonces Héctor dio a Áyax un espada con incrustaciones de plata con su vaina, y Áyax presentó a Héctor un cinturón de rica purpura. Con esto finalizó el terrible conflicto el cual había bramado durante todo el día, y los dos héroes se retiraron, siendo recibidos con regocijo por sus camaradas y amigos. Entonces ambos partieron,—uno Se unió a las huestes Griegas, y el otro se reunió Al pueblo Troyano, quien se regocijo de verle Héctor vivo, ileso, y así ahora seguro De la grande poderosa e irresistible arma De Áyax. Directo en el camino a la ciudad se dirigieron Él por cuya vida ellos a duras penas han arriesgado su esperanza, Y así Áyax también para los bien armado Griegos, Exultante en sus proezas de armas, fue llevado Ante el noble Agamenón. BRYANT, La Ilíada, Libro VII.

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IX. LA SEGUNDA BATALLA—HAZAÑAS DE DIÓMEDES Y ULISES. Antes de que los líderes Geiegos se retiraran para descansar por el resto de toda la noche, ellos tuvieron un concejo en la tienda de Agamenón, en el cual resolvieron realizar ritos funerarios, temprano en la mañana, en honor de sus camaradas quienes habían sido muertos en la batalla. Ellos también resolvieron, por el consejo de Néstor, construir una fuerte muralla y cavar una profunda trinchera en el frente de su campo, para que sus barcos pudieran estar seguros contra los ataques del enemigo. Los jefes Troyanos, también, tuvieron un concejo. Ellos estaban descorazonados por sus pérdidas en la batalla, y así muchos pensaban de que no podrían tener éxito en la guerra, debido al acto traicionero de Pándaro quien rompió el pacto. El sabio Anténor fue de esta opinión, y en su discurso el aconsejó que Helena y sus tesoros deberían ser devueltos a los Griegos. ''Enviemos a los Argivos a Helena de regreso con todos Sus tesoros; permitan a los hijos de Atreo llevarse La dama lejos; por ahora hemos sostenido la guerra Luego de que nuestra fe ha sido rota, y así considero Que no podemos prosperar hasta que hagamos enmiendas.'' BRYANT, La Ilíada, Libro VII.

Pero Paris no estuvo de acuerdo con esto. El estaba deseoso de devolver los tesoros de Helena, y así dar de si mismo una compensación a los Griegos, pero no podía consentir en regresar a Helena misma. El Rey Príamo débilmente dio la razón a su hijo, y así ordenó que un heraldo debía ser enviado a los líderes Griegos para decirles acerca de la oferta de Paris, y solicitar no reanudar el combate hasta que los muertos fueran removidos del campo de batalla, y así los servicios funerarios fueran ejecutados. Acordaron que el heraldo Troyano Ideo fuera a la mañana siguiente hasta la tienda de Agamenón. Allí el halló a los jefes Argivos en asamblea. Luego de oír su mensaje, ellos rechazaron despectivamente los términos propuestos por Paris, pero ellos estuvieron de acuerdo con una tregua para las ceremonias funerarias. Ideo regresó a la ciudad, y así dijo a los líderes Troyanos la respuesta que había recibido. Así tanto Griegos como Troyanos, entonces comenzaron a recoger sus muertos del campo y a construir grandes piras de madera, para quemar los cuerpos sobre ellas. Todos sollozando, silenciosamente ellos los levaron Sus amigos asesinados, y así los apilaron en una pira Con adoloridos corazones, y así, cuando se hubo consumido Los muertos con el fuego, ellos regresaron a la sagrada Troya. Los armados nobles Aqueos también apilaron Sus guerreros muertos en la pira funeraria Con los corazones adoloridos; y así cuando habían sido consumidos Sus muertos con fuego ellos miraron hacia sus ahuecados barcos. BRYANT, La Ilíada, Libro VII.

Antes del alba a la siguiente mañana los Griegos alcanzaron a construir una muralla y a cavar una trinchera en el lado del campo que enfrentaba a Troya, como Néstor había aconsejado. Ellos finalizaron el trabajo en un día, y así un trabajo prodigioso se realizó. La muralla fue fortalecida con torres elevadas, y así puertas también fueron construidas, tan grandes que podían pasar carros a través de ellas. La trinchera fue hecha amplia y profunda, y en la otra orilla esta estaba defendida por fuertes y afiladas estacas. Los dioses, mirando desde el Olimpo, admiraron estas labores, pero Neptuno, muy disgustado hizo amargas quejas a Júpiter: 78

''Ahora la fama De este trabajo irá doquier brille La luz del día, y así los hombres pronto olvidaran La muralla la cual construimos arduamente con nuestras manos— Apolo Febo y yo—alrededor De la ciudad del renombrado Laomedonte.'' BRYANT, La Ilíada, Libro VII.

Pero Júpiter suavizó el malestar del dios del océano diciéndole que cuando terminara la guerra, y los Griegos hubieran partido de Troya, el podría derribar la gran muralla con sus olas, y así cubrir la costa con arena. Con esto, los baluartes podrían ser borrado de la planicie. Después de sus grandes labores en la muralla y en la trinchera los Griegos descansaron en sus tiendas, y así al día siguiente, habiendo finalizado la tregua, ambos ejércitos se prepararon para la batalla. Mientras tanto Júpiter, tuvo un concejo en el alto Olimpo, en el cual el dio estrictas ordenes de que ningún dios tomara parte de cualquier lado del conflicto ante Troya; y así declaró que si cualquiera desobedecía sus ordenes, el podría lanzar abajo al ofensor en un obscuro pozo del Tártaro, en el tenebroso reino de Plutón. Profundo, abismal en la gran cavidad bajo la tierra, Con puertas de hierro y así entradas forjadas en bronce. BRYANT, La Ilíada, Libro VIII.

Pero Minerva rogó de que se le permitiera asistir a los Griegos con su consejo. Ante esto, el rey del cielo aceptó. Entonces montando en su carro, en el que fueron uncidos los corceles voladores de patas broncíneas, adornados con manes dorados, el se movió velozmente a través de los cielos en medio de la tierra y los cielos estrellados hasta la cumbre del Monte Ida. Allí en su santuario sagrado había un altar erigido para él, el padre de los dioses allí se sentó para mirar abajo hacia las torres de Ilión y así como a los barcos de los Griegos. Las dos huestes, dirigidas por sus grandes jefes, ahora se enfrascaron en feroz batalla. Los dardos sonando en una tempestad de hierro volaban; Victoriosos y derrotados unieron sus confusos gritos, Los triunfantes gritaban y los agonizantes elevaban sus gemidos; Con corrientes de sangre los resbalosos campos estaban muriendo, Y así los héroes muertos engrosaban la marea mortífera. POPE, La Ilíada, Libro VIII.

Así el terrible conflicto fue hasta el medio día, cuando Júpiter, tomando en sus manos las balanzas doradas del destino, pesó la fortuna de los Troyanos y Griegos. Por el medio El tomó la balanza, y he aquí, el destino De Griegos en el día de combate se hundió hacia abajo Hasta tocar la nutritiva tierra, mientras que el de Troya Se elevó y voló hacia el espacioso cielo. BRYANT, La Ilíada, Libro VIII.

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JÚPITER EN EL MONTE IDA Dibujada por Hubbell. Entonces el poderoso dios tronó desde el Monte Ida, y envió sus rayos quemando y flameando contra el ejercito de los Griegos. En asombrado temor los jefes Argivos huyeron del campo. Solo Néstor permaneció, aunque no muy deseoso, por que también estaba buscando seguridad en huida cuando uno de sus caballos fue muerto por una flecha del arco de Paris. El venerable rey podría haber perecido en las manos de Héctor, de no haber sido por Diómedes quien apresuradamente lo socorrió llevandolo en su propio carro. Ambos guerreros avanzaron contra el jefe Troyano, y Diómedes le arrojó su jabalina. El arma erró a Héctor, pero mató a su auriga. Todavía atacando, el osado hijo de Tideo estaba por lanzar otro venablo, cuando un terrible rayo de luz se desprendió de los cielos y así golpeo la tierra enfrente de sus corceles. Mirándolo como una señal del enojo de Júpiter, los dos héroes rápidamente se retiraron hacia su campo. Héctor los persiguió, y los Troyanos, envalentonados por su ejemplo, ahora presionaban avanzando hacia los Griegos quienes permanecían detrás de de su trinchera y muralla. Entonces Agamenón, en profunda desesperación, rogó al todopoderoso Jove de que pudiera al menos permitirles a él y su pueblo huir en seguridad en sus propios barcos.

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''Ahora sea al menos uno de mis deseos cumplido,— Que podamos aun escapar y así desde aquí conseguimos; Impedir que estos Troyanos no destruyan a los Griegos.'' BRYANT, La Ilíada, Libro VIII.

Júpiter escuchó el ruego del rey, y movido por la piedad ante su desesperación envió una señal de augurio favorable. Esta fue un águila cargando en sus garras un cervatillo, el cual cayó a un lado del altar en donde los jefes Griegos estaban ofreciendo sacrificios. Creyendo que el ave venía enviada por Jove, los Griegos tomaron valor, y así saliendo por sus puertas, con Diómedes, Agamenón, Menelao y Áyax a la cabeza, ellos atacaron a los Troyanos furiosamente y mataron a muchos de entre ellos. Teucro, el hermano de Áyax Telamón, causó una gran destrucción con su arco y sus flechas, en el uso del cual era tan experto incluso como Pándaro. Luego de matar a varios de los enemigos, el disparo dos veces contra Héctor, errándolo, sin embargo, en cada oportunidad, pero en el segundo disparo el mató al auriga del líder Troyano. Héctor entonces saltó a tierra, y así tomando una gran piedra, la lanzó con poderosa fuerza, golpeando al desafortunado Teucro en el cuello, y así lo derribo a tierra. Y así los Troyanos una vez más atacando con fortaleza hicieron retroceder a los Griegos hasta su propio campo.

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Ellos dirigieron A los Aqueos en retroceso hasta la trinchera abierta. Entonces Héctor vino con furia en sus ojos, Entre los guerreros de vanguardia. Como un sabueso, Seguro de sus veloces pies, ataca la retaguardia El león o jabalí silvestre, y así sus flancos desgarra, Aun cautelosamente observa como este gira, Así siguió Héctor cerca de los Griegos de cabellos largos, Siempre hiriendo el más retrasado cuando huían. BRYANT, La Ilíada, Libro VIII.

Pero la noche estaba poniendo fina a la batalla. Esta fue considerada como una bienvenida liberadora para los jefes Griegos, profundamente descorazonados por que tenían al enemigo a la vista de sus barcos. De otra parte los guerreros de Troya estaban ''más deseosos de que llegara el alba,'' pues ellos preveían continuar con su victoria. Pero Héctor estuvo confiado de que al día siguiente podrían ser capaces de destruir a las huestes Aqueas y así hacerlas huir, y así de esta manera finalizar la guerra. El por esto se dirigió a sus tropas, ordenándoles que permanecieran en el campo por toda la noche, para que pudieran estar listas para caer sobre los Griegos, ya que ellos intentarían abordar en sus bajeles, y así ''escapar a través de la poderosa profundidad.'' Tan altamente esperanzados, pasaron toda la noche sentados En lineas de batalla, y muchos observaban las llamas de las hogueras. BRYANT, La Ilíada, Libro VIII.

Mientras tanto los líderes Griegos tenían un concejo de guerra, y Agamenón aconsejó que ellos deberían abordar sus barcos, y navegar hacía Grecia, como parecía ser la voluntad de Júpiter de que ellos nunca pudieran capturar a Troya. Al escuchar estas palabras sobre los jefes sentados cayó un silencio tenebroso. Al fin Diómedes habló, censurando al rey por la cobardía de su consejo. ''Los dioses,'' dijo él, ''te han dado, Oh hijo de Atreo, un gran linaje y gran poder, pero no mucho coraje. Regresa a casa como estas inclinado a hacer, pero los otros de los Griegos permaneceremos hasta que Troya sea derribada, por que fue por ordenes de los inmortales que nosotros vinimos aquí.'' Estas palabras fueron estruendosamente aplaudidas por los líderes en asamblea. Entonces fueron colocados guardias para observar a lo largo de toda la muralla y su trinchera, luego de lo cual Agamenón ofreció a los jefes un banquete en su tienda. Cuando todos hubieron participado de todos las buenas cosas puestas ante ellos, el sabio Néstor aconsejó que se hiciera un esfuerzo para apaciguar el enojo de Aquiles. Esta propuesta fue aprobada calurosamente incluso por Agamenón, por que ahora admitía que había cometido una gran equivocación al tomar a Briseida, y así él declaró que el podía restaurar a la doncella a Aquiles y enviar con ella ricos presentes. ''Erré y así no lo niego, Que este hombre equivale a una hueste, A quien Júpiter ama y así lo honra, Humillando al pueblo Aqueo para su beneficio Y así ahora me esta produciendo ambiente de oposición Yo erré, permitáseme apaciaguarlo, si es que puedo, Con regalos de valor invaluable'' BRYANT, La Ilíada, Libro IX.

Agamenón prometió entonces de que podría enviar a Aquiles una gran suma de oro, con veinte calderos brillantes, y veinte corceles que habían ganado muchos premios por su velocidad. Además, luego de que 82

hubiera regresado a Grecia después de haber derrotado a los Troyanos, el podría dar una de sus hijas como su esposa, y así con ella, como dote de matrimonio, siete ciudades de Argos. Los jefes Griegos estuvieron muy felices de escuchar esta proposición, y así resolvieron escoger unos embajadores que fuera a donde Aquiles a rogarle que aceptara los regalos e hiciera la paz con Agamenón. Con el consejo de Néstor ellos escogieron para esta misión al prudente Ulises, un viejo guerrero llamado Fénix, y al valiente guerrero Áyax. Fénix había sido instructor de Aquiles en la juventud, y había sido enviado por el rey Peleo con la expedición a Troya para que fuera el amigo y consejero de su hijo. Los tres embajadores con dos heraldos, puestos de acuerdo se dirigieron al campamento del jefe de los Mirmidones. Ellos le hallaron en su tienda con su amigo Patroclo. Entretenido apaciblemente, un hombre como un dios hallaron, Satisfecho con el armonioso sonido de una solemne harpa (La bien labrada arpa de la conquistada Tebas vino De abrillantada plata fue su valioso marco). Con esta el aliviaba su enojada alma, y así cantaba Los hechos inmortales de héroes y reyes POPE, La Ilíada, Libro IX.

Los embajadores fueron recibidos con gran respeto, Aquiles se levantó de su asiento y les dio la bienvenida como guerreros y amigos. Entonces fue colocado alimento y bebida delante de ellos, y luego de que se hubieron satisfecho a si mismos, Ulises estableció el objeto de su visita. El describió el peligro del ejército Griego, amenazado con la destrucción por el terrible Héctor y sus huestes victoriosas. El a continuación habló acerca de los muchos regalos los cuales Agamenón había ofrecido, y entonces en fervorosas palabras el rogó a Aquiles que dejara de lado su enojo, y viniera a librar a sus compatriotas del terrible riesgo. Pero la cólera del hijo de Peleo no fue con esto apaciguada. Él replicó a Ulises en un largo discurso, recontando sus servicios durante la guerra, y lamentándose amargamente de la ingratitud y egoísmo de Agamenón. ''Doce ciudades he con mi flota derribado en ruinas Y así con mis Mirmidones he derrotado Once sobre la fértil costa Troyana. Llenas de precioso despojo de estas conquisté, Y así al Atrida Agamenón dí. Él, holgazaneando en su flota, recibió de ellas todo; Poco distribuyó y así mucho conservó.'' BRYANT, La Ilíada, Libro IX.

A pesar de las disculpas las cuales Agamenón ahora hizo, el héroe colérico declaró que el no podía confiar en un hombre que lo había engañado, y que ahora no podía aceptar sus presentes ofrecidos.

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''No permitas nunca otra vez, Pensar desvergonzadamente, atreverte a mirarme a la cara. No me uniré al concejo ni actuaré En el: él me ha embaucado y me hizo deshonra también, Y así ahora no puede engañarme con palabras fingidas. Es suficiente. Lo dejo consigo mismo, Para que perezca. Todo es provisión de Júpiter Ha hecho una locura. Odio sus presentes; Tomaré Con total desprecio al oferente.'' BRYANT, La Ilíada, Libro IX.

En vano fueron también las intervenciones de Fénix y Áyax. Ellos también trataron de persuadir al héroe en que removiera de su mente los vejámenes, y así liderara a sus valientes Mirmidones una vez más por el honor de su país. Pero Aquiles persistió en rechazar el tomar parte a continuación en la guerra, y así no hubo más nada que hacer por parte de los embajadores por lo que ellos regresaron a la tienda de Agamenón y reportaron lo fallido de su misión. Con una profunda frustración y angustia los jefes Griegos escucharon la narración. Entonces nuevamente se convocó un concejo para considerar que era lo mejor que se podía hacer,—si prepararse para la batalla o preparar en seguida sus barcos para navegar a Grecia. Néstor propuso que algún valiente y prudente jefe Griego debería aventurarse hasta el campo Troyano, y así, si fuera posible, indagar sobre los planes de Héctor. ''Hay algún jefe tan grandemente valeroso, Que su vida exponga, y salve a su país? Vive algún hombre, quien simplemente se atreva a ir A través del campo, o apresar algún enemigo extraviado? O favorecido por la noche se acerque tanto que, Sus expresiones, sus concejos, y designios escuche?'' POPE, La Ilíada, Libro X.

Diómedes se ofreció a sí mismo para este servicio, y así se le permitió elegir su acompañante, él escogió a Ulises. Los dos guerreros al instante vistieron sus armaduras, y tomaron sus armas. Ellos salieron a la planicie, cada uno rogando a Minerva que garantizara el éxito de su misión. Cautelosamente avanzaron hacia el campo del enemigo. Con propósitos audaces ellos trazaron su osado camino, A través de los negros horrores de la ensangrentada planicie, A través del polvo, a través de la sangre, sobre armas, y colinas de muertos. POPE, La Ilíada, Libro X.

Ahora, aconteció que Héctor también había enviado a un joven jefe Troyano cuyo nombre era Dolón, en una misión similar,—en su camino hacia el campo Griego, coincidió con el de los lideras Argivos y así se encontró con ellos. Dolón se ofreció a realizar la peligrosa tarea con la condición de que el debería poseer los caballos y el carro de Aquiles como recompensa, cuando los Griegos fueran derrotados. Héctor estuvo de acuerdo con la condición, y así el espía Troyano, tomó sus armas y se dirigió al campo Griego. El no había llegado muy lejos cuando Ulises y Diómedes le vieron avanzando, de inmediato se tiraron a tierra entre los cuerpos de los muertos y le permitieron que avanzara una considerable distancia. Luego se levantaron y le siguieron. En un principio Dolón creyó de que ellos eran Troyanos enviados por Héctor para hacerlo regresar, pero pronto se dio cuenta de que eran enemigos, él huyó a gran velocidad hacía los barcos. Los dos Griegos se 84

apresuraron en perseguirlo, y Diómedes lanzó su venablo al fugitivo. Él a propósito lo erró, sin embargo, por que su objetivo era tomar vivo al Troyano, para poder tomar la información que ellos deseaban. El arma pasó sobre el hombro de Dolón y se enterró en la tierra en frente de él. Instantáneamente él se detuvo, temblando de temor, y así los guerreros Griegos lo apresaron de las manos. Entonces el aterrorizado Troyano cayó sobre sus rodillas, y les rogó que conservaran su vida, prometiendo que su padre, quien era rico, pagaría un gran rescate. Ulises le ordenó que le informara sobre su misión en el campo Griego, y también todo acerca del ejército Troyano, y de los planes de Héctor. ''Dime,—y así dime la verdad,—a donde has de ir Héctor, los líderes de la huestes, y en donde Están sus armas guerreras; donde están sus corceles; Donde están los centinelas, y en donde las tiendas De los jefes? En que ellos se consultan? Por que permanecen aquí cerca de nuestras galeras, O están ellos meditando y entonces dicen, Los Griegos están vencidos, en retirada desde Troya?'' BRYANT, La Ilíada, Libro X.

El aterrorizado Dolón, esperando mover a los Griegos a misericordia, les informó más de lo que le habían preguntado. Allí había un rey de Tracia, dijo, quien había llegado durante el día con una tropa de soldados para ayudar a los Troyanos. Reso era su nombre. Él tenía unos caballos de apariencia hermosa y veloces como el viento, su carro adornado con oro y plata, y la armadura que vestía era toda de oro. ''Incluso ahora,'' dijo Dolón, ''Reso y sus seguidores están en el campo separados del resto, y así será fácil tomarlos por sorpresa por que ellos duermen, y llevan todas las riquezas que poseen.'' Estas informaciones fueron recibidas con gozo por los héroes Griegos. Ellos habían escuchado un oráculo el cual declaraba que Troya nunca podría ser capturada si esos mismos, los caballos de Reso alguna vez tomaban agua del río Xantus o comían hierba de la planicie de Troya. Ellos estuvieron resueltos a robar a Reso, esos magníficos corceles. Pero antes ellos mataron al desgraciado Dólón, ignorando sus suplicas por misericordia. Entonces ellos entraron en el campo Traciano, donde encontraron los guerreros sumidos en un profundo reposo, después de la jornada fatigosa del día. Allí dormían los guerreros, agobiados con sus afanes; Sus rutilantes armas cerca de ellos, bien dispuestas En filas triples, y así para cada juego de armas Dos corceles, Reso dormitaba en el medio Cerca de allí donde estaban sus veloces caballos, los cuales fueron llevados A uncirse al extremo del carro por las riendas. BRYANT, La Ilíada, Libro X.

Diómedes mató a Reso y a doce de sus acompañantes, mientras Ulises uncía los caballos del rey, y los conducía hasta el campo. Entonces, cruzando velozmente la planicie con su rico premio, ellos pronto alcanzaron el campo Griego, donde Néstor y los otros los recibieron dándoles la bienvenida gozosamente. Sus amigos regocijados se agolparon Alrededor de ellos, saludándolos con apretones de manos Y así como con palabras de agradecimiento. BRYANT, La Ilíada, Libro X.

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X. LA BATALLA EN LOS BARCOS—MUERTE DE PATROCLO. Al amanecer los líderes Aqueos resolvieron probar nuevamente la fortuna en la guerra. Ellos estaban animados en su valor por las hazañas de Diómedes y Ulises, y así Júpiter envió a Eris, la diosa de la contienda, para incitarlos al ardor por la batalla. La diosa se posó en el barco de Ulises, por que estaba en el centro de la flota, y así en dio su grito que se escuchó en todo el campo Griego. Fuerte fue la voz así como terrible, con la cual Ella gritó desde la posición de los Griegos, Y a cada corazón ella dio la fortaleza, Y así mismo resolución de combatir varonilmente, Y así nunca ceder. La batalla para ellos ahora Parecía ser más deseable que el regreso A su amado país en sus espaciosos barcos. BRYANT, La Ilíada, Libro XI.

Entonces comenzó la más grande batalla de todo el asedio. Tan numerosas fueron las hazañas de los héroes en este poderoso conflicto que la cantidad de ellas ocupan cerca de ocho libros de La Ilíada. Agamenón lideró a los guerreros Griegos en la parte temprana del día. Él estaba cubierto de una brillante armadura, su coraza era de oro y bronce y estaño. Diez fueron sus protecciones de oscuro bronce, y así doce Fueron de oro, y veinte de estaño; y así a cada lado Donde tres serpientes de bronce se extendían hacia el cuello. BRYANT, La Ilíada, Libro XI.

Su espada, rutilante con tachones de oro, colgaba de su hombro en una vaina plateada, y en sus manos portaba dos grandes jabalinas, con puntas broncíneas afiladas. Cuando fue al frente al encuentro del enemigo, Juno y Minerva hicieron un sonido como de trueno en el cielo. ''Honrando al rey de Micenas, rico en oro.'' Esto hizo el jefe de los Argivos al entrar al campo al frente de sus guerreros. Los Troyanos ya estaban en el campo, su más grande líder, Héctor, estaba vestido con una brillante armadura de bronce, dando ordenes, ahora en el frente y ahora en la retaguardia. Como los lobos entran al combate las dos huestes arremetieron una contra la otra, y pronto la batalla bramó furiosamente, los héroes de ambos lados peleando con igual valor. Aquellos de Troya Y así aquellos de Argos derribaron mortalmente uno al otro, Y así ninguno pensó en una ignominiosa retirada BRYANT, La Ilíada, Libro XI.

Pero cerca del medio día los Griegos prevalecieron contra los Troyanos, y los llevaron en retirada hasta las puertas de la ciudad. Agamenón mató con la espada a dos hijos del Rey Príamo, Iso y Antífo, y con su venablo el derribó a muchos héroes Troyanos.

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IRIS Pintura por Watts Héctor no había tomado parte en la batalla; Júpiter le había enviado la orden mediante la mensajera Iris de no comenzar a pelear hasta que Agamenón no se retirara herido del campo. Esto sucedió pronto. El rey fue herido por el arma de un jefe Troyano Coon, cuyo hermano, Ifidamante,18 Agamenón había matado. Estos dos héroes eran hijos del venerable Anténor. Pero Agamenón, antes de retirarse, atacó a Coon y le mató también. Entonces, montando en su carro, ordenó a su auriga que condujera rápidamente hacia los barcos, por que estaba sufriendo mucho por el dolor de su herida. Héctor, viendo la retirada del líder Griego, llamó con voz fuerte a los Troyanos para que atacaran a sus enemigos, y al mismo tiempo estableció para ellos el ejemplo. El mismo, inspiró Con feroz valor, avanzando entre los enemigos Y en medio de la batalla sobresalió, como una tormenta Que precipita desde el cielo, y en el obscuro mar azul Cae repentinamente, y así agita hasta sus profundidades. BRYANT, La Ilíada, Libro XI. 18 Ifidamante o Ifidamas.

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La fortuna de la batalla ahora cambió a favor de los hombres de Troya. Nueve príncipes guerreros de los Griegos fueron derribados uno tras otro, por la espada de Héctor. El osado Diómedes herido por una flecha del arco de Paris, fue obligado a retirarse a su tienda. Una jabalina lanzada por el jefe Troyano, Soco, perforó la coraza de Ulises, y lo hirió en un costado. Pero el Troyano no sobrevivió mucho ante su hazaña, por que cuando dio la vuelta para retirarse, Ulises envió su jabalina a través de su cuerpo, cayendo sin vida a tierra. Una seria desgracia sucedió a los Griegos por las manos de Paris, quien disparo una flecha de tres puntas contra el héroe y médico Macaón, hiriéndole en el hombro. La vida del gran hijo de Esculapio siendo valiosa para muchos hombres, hizo que Idomeneo gritara a Néstor para que viniera y lo llevara lejos en su carro. ''Aprisa, monta en tu carro, permite a Macaón tomar Un lugar tras de ti; urge a tus corceles de paso firme Rápidamente hacia la flota; un médico como él, Quien extrae la flecha de la herida y así mismo alivia El dolor con bálsamos equivale a una hueste para nosotros.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XI.

Con muchos de sus líderes fuera de combate, los Griegos ahora fueron obligados a retroceder de su campo hasta buscar refugio detrás de sus fortificaciones. En la trinchera el terrible conflicto ahora tuvo lugar. Los guerreros Troyanos hicieron esfuerzos para pasar con sus carros, mientras los Griegos peleaban con furia desesperada para forzar a los invasores a retroceder. Muchos héroes de ambos lados fueron heridos y muchos fueron muertos. Las torres y murallas fueron empapadas en sangre De héroes,—Griegos y Troyanos. BRYANT, La Ilíada, Libro XII.

En últimas Héctor levantó una gran piedra y así la lanzó con tremenda fuerza contra una de las puertas, y la arrancó las masivas bisagras, así de poderoso fue el golpe. Entonces, a través de la puerta abierta el líder Troyano ingresó al campamento Griego, blandiendo dos venablos en sus manos, y llamando a sus hombres para que le siguieran. Prontamente ellos le obedecieron. Algunos entraron por la puerta, y otros por la muralla, mientras los aterrorizados Griegos huían en desorden y desmayo hasta sus barcos. Desde lejos ninguno de los dioses participaba en la batalla. Pero Neptuno ahora resolvió ir en rescate de los Griegos, al haber observado que Júpiter, permanecía sentado en su sagrado santuario en el Monte Ida, y no estaba observando el conflicto. En Troya no más El dirigió sus gloriosos ojos, por que ahora él consideró Que ninguno de entre todos los dioses debería ayudar Ni a Griegos ni a Troyanos en la refriega. BRYANT, La Ilíada, Libro XIII.

El dios del océano, sin embargo, resolvió realizar un intento. Desde las alturas boscosas de Samotracia el había estado observando el combate, y había visto que el ejército Aqueo en retirada estaba al borde de la destrucción. Rápidamente, por esto, descendió hasta el mar, el se hundió hasta su mansión dorada en medio de las olas, y una vez allí se vistió con su armadura y montó en su carro.

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El unció sus veloces corceles con patas de bronce, Con correas de fluido oro, para unir al carro, Y así puso un pectoral dorado y tomó su flagelo, Confeccionado de fino oro, y así irguió sobre el asiento del carro, Y condujo sobre las olas. Las ballenas vinieron Desde sus profundas guaridas, y así retozaban rodeando su camino: Ellas reconocían a su rey. Las olas se regocijaban con suavidad Una trayectoria, y rápidamente los corceles volaban, No hubo un eje de bronce húmedo debajo Y de esta forma ellos lo llevaron hasta la flota Griega. BRYANT, La Ilíada, Libro XIII.

Al llegar hasta la flota Neptuno asumió el cuerpo y la voz del adivino Calcas, y andando entre los líderes Griegos, los urgió a entrar en batalla. Con su cetro el tocó a los dos Áyax, y mediante este les confirió más de la fortaleza de los mortales en sus miembros, y al mismo tiempo llenando sus pechos con valor. Estos envalentonados Griegos se tornaron en feroces atacantes de los Troyanos, y otra vez grandes gestas de guerra fueron realizadas por los jefes en ambos lados. Héctor, Paris, Heleno, Deífobo, y Eneas pelearon en el frente de las líneas Troyanas, mientras que Menelao, Idomeneo, Teucro, los dos Áyax y Antíloco, el hijo de Néstor bravamente lideraron el conflicto a la cabeza de los Griegos. A todo lo largo de la línea El mortífero conflicto se erizó con largas jabalinas. BRYANT, La Ilíada, Libro XIII.

Juno se regocijó en exceso al ver al monarca del océano ayudando a los Griegos, pero ella temió en gran manera que Júpiter pudiera advertirlo y así ordenarle salir del campo. Con seguridad haría esto siempre que dirigiera sus ojos en la batalla. Juno por esto fue hasta la isla de Lesbos, donde Somnos, el dios del sueño, residía, y ella instó a la deidad apresurarse al Monte Ida, y causar sobre su real esposo la caída en un profundo sueño. Somnos consintió, y habiendo hecho como Juno deseaba, él fue abajo con un mensaje para Neptuno. ''Ahora, Neptuno dio a los Griegos su diligente ayuda Y así aun cuando fue por un corto espacio, Mientras Júpiter aun dormía, les hizo ganar La gloria del día; por que lo he ocultado De sus sentidos con un dulce letargo.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XIV.

Al escuchar esta palabras, Neptuno avanzó hasta el frente de las líneas Griegas y otra vez animó a los líderes a permanecer con valentía frente al enemigo. Entonces tomando en sus manos una espada ''de temible longitud y relumbrante hoja como un rayo,'' el los dirigió a la batalla. Y ahora los guerreros de ambos lados estuvieron en un conflicto mortal. Héctor lanzó un venablo contra Áyax, pero el arma golpeo donde los dos cinturones se cruzan sobre el pecho del héroe, superponiéndose uno al otro, y así él escapó ileso. Entonces el hijo de Telamón golpeo al líder Troyano. Su arma fue una pesada piedra, una de muchas que estaban en el terreno, la cual fue usada como lastre o ancla para los barcos. El proyectil acertó el objetivo, y le golpeo con una fuerza gigantesca, que hirió al líder Troyano en el pecho y este cayo derribado como un árbol golpeado por un rayo.

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Como cuando por medio de El rayo del Padre Júpiter una encina Cae cortada por su raíz. . . . . . . Así se desplomó el valiente Héctor en tierra En medio del polvo; de su mano cayó el venablo; Su escudo y yelmo cayeron con él, y así su coraza De brillante bronce golpeó rodando junto con él. BRYANT, La Ilíada, Libro XIV.

Con gritos de triunfo los Griegos avanzaron al frente, esperando matar al guerrero caído, y así despojarlo de su armadura. Pero sus camaradas, Eneas, Agenor y Sarpedón y así muchos otros acudieron, lo rodearon para darle protección con sus escudos. Él fue entonces llevado a la rivera del río Janto y bañado en sus aguas, las cuales lo revivieron un poco. Cuando los Griegos vieron a Héctor llevado como si estuviera muerto, ellos combatieron con un valor intensificado, y así pronto hicieron retroceder a los Troyanos a través de la trinchera, matando muchos de sus jefes. Mientras tanto Júpiter, se despertaba de su sueño, y mirando hacia abajo en el campo de batalla, observó a los hombres de Troya puestos en retirada, y a Neptuno encabezando la persecución de los Griegos. Dirigiéndose con enojo a Juno, quien se encontraba a su lado, el la reprendió con severas palabras, por que ahora vio el truco que había le había tramado. Él le recordó como la había castigado en una ocasión anterior por el maltrato qque había hecho a su hijo Hércules. ''Has olvidado Cuando estuviste suspendida, y amarré Dos yunques a tus pies, ligados a una cadena De oro que nadie podía romper alrededor de tus muñecas? Entonces colgaste en el aire en medio de las nubes, Y así todos los dioses del Olimpo vieron Con piedad, ellos estuvieron cerca, pero ninguno de ellos Fue capaz de liberarte.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XV.

Juno alegó de que ella no había pedido a Neptuno que fuera en ayuda de los Griegos. Este lo había hecho sin consultar con ella. Ella ciertamente, dijo, por el contrario le había dado a Neptuno un consejo acerca de obedecer las ordenes del rey del cielo y acatar su voluntad. El enojo del padre de los dioses fue apaciguado por las palabras de disculpa de Juno. Entonces le propuso que fuera apresuradamente hasta el Olimpo para que enviara a la mensajera Iris hacia abajo hasta donde Neptuno para ordenarle que se retirara de la batalla. Pero le explicó a Juno por que deseaba que por ahora los Troyanos fueran victoriosos. Debido a la promesa que había hecho a Tetis de que los Griegos debían ser castigados por la mala acción que Agamenón había realizado contra su hijo. Aun el tiempo no había llegado, dijo, en el que el gran Héctor habría de ser muerto por Aquiles, y cuando por medio de la ayuda de Minerva las altivas torres de Troya serían derribadas. Juno por esto, estuvo alegre de obedecer la orden de su real esposo. Así como el pensamiento del hombre Vuela rápidamente, cuando, habiendo viajado lejos, El piensa ''allí pudiera estar, o podría ser allá,'' Y así pasa de lugar a lugar, así de veloz voló La imperial Juno al monte Olimpo. BRYANT, La Ilíada, Libro XV.

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Una vez allí ella informó a Iris y Apolo de la voluntad del Padre Jove. Inmediatamente los dos dioses se dirigieron al Monte Ida para recibir las ordenes del propio Júpiter. Las ordenes fueron impartidas rápidamente. Entonces con la velocidad de los vientos la mensajera del cielo y el dios del arco de plata se dirigieron desde la cumbre del Monte Ida hasta la planicie de Troya. Neptuno, al escuchar la orden de Júpiter, no estaba deseoso de obedecer, Júpiter, dijo, no tenía autoridad sobre él. ''Somos tres hermanos, Los hijos de Saturno,—Júpiter y yo, Y Plutón, regente del dominio inferior. tres partes fueron hechas entre las cosas que existen Y así cada uno recibió su herencia. Las partes fueron sorteadas; y a mi me tocó morar por siempre en las blancas profundidades, Y así Plutón tomó las tenebrosos dominios de la noche, y finalmente Júpiter el amplio cielo Y así el aire y las nubes. Aun la tierra permanece, Como el alto Olimpo posesión común para todos. Por esto, No puede obligarme a hacer su voluntad, Tan grande como es, y aun así contiende A pesar de su tercera parte.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XV.

Pero Iris aconsejó a Neptuno que obedeciera, recordándole que Júpiter tenía el poder para castigar a aquellos que le ofendían. Finalmente Neptuno aceptó, y así, retirándose del ejército Griego tomo camino hacia el mar, y se sumergió en medio de las olas hasta su palacio en las profundidades del océano. Mientras tanto, Apolo rápidamente se dirigió hasta donde estaba el príncipe Troyano, quien aun estaba debilitado por el golpe de Áyax. Instantáneamente el dios restauró la fortaleza del héroe y le infundió un aire fresco de coraje en su pecho. Entonces él ordenó a Héctor que se dirigiera apresuradamente al frente y liderara a sus guerreros contra el enemigo. En un instante el príncipe Troyano estaba de pie, apresurándose hasta el frente. Cuando los jefes Griegos lo vieron quedaron atónitos y al mismo tiempo aterrados, por que ellos habían pensado que este, había muerto, y ahora creían que había sido rescatado de la muerte por algún dios. Ellos resolvieron, sin embargo, pelear con valor, y así permanecieron unidos firmemente. Héctor mientras tanto avanzó, Apolo se movía delante de él con el escudo de Júpiter, la terrible égida, la cual Júpiter le había dado para que la mostrara ante los Griegos y llenara sus corazones de temor. ''Héctor avanzó A la vanguardia en rápida marcha. Ante él caminó Febo, con la terrible égida en su mano De deslumbrante brillo con sus peludos flecos Por Vulcano forjada, el gran artífice, Y así entregada a Júpiter, con la cual derrotó Ejércitos de hombres. Cuando esta en su mano llevaba Los acometía.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XV.

Un contra ataque llevado por lo valerosos Griegos fue de poca utilidad. Numerosos guerreros fueron muertos y los restantes se retiraron hasta su campo, perseguidos por Héctor y sus triunfantes huestes. Esta vez los Troyanos no fueron detenidos por la trinchera o la muralla, por que Apolo con su poderoso pie rellenó con tierra y derribó la muralla tan fácilmente como un niño en la playa juega a derribar pequeños montículos de arena. 92

Entonces un feroz contienda tomó a lugar, los Griegos peleando con furia desesperada para defender sus barcos, a los cuales los Troyanos, con antorchas encendidas en sus manos deseaban prender fuego. En una de las galeras hubo un terrible conflicto. Héctor habiendo tomado un barco subiendo por el timón, llamó a sus hombres para que lo incendiaran, mientras el poderoso Áyax permaneció en el banco de los remeros, listo con su larga lanza para atacar a los asaltantes y hacerlos retroceder. En el filo de esta larga jabalina El héroe los esperó así como venían, los mataba En cercano encuentro doce antes de retirarse. BRYANT, La Ilíada, Libro XV.

Pero finalmente el valeroso hijo de Telamón fue forzado a alejarse, porque Héctor cortó el mango de su venablo en dos mediante un golpe de su enorme espada. Entonces los Troyanos avanzaron incontenibles con sus antorchas encendidas y pronto el barco fue presa de las llamas. Los Griegos estaban ahora en el más grande peligro. Ninguna esperanza parecía salvar a su flota de la destrucción. Pero la ayuda vino de un inesperada fuente. Patroclo, el amigo y compañero de Aquiles, había estado observando el terrible conflicto en los barcos. Tan prontamente como vio el bajel incendiado corrió hasta la tienda del jefe de los Mirmidones, y con lagrimas en sus ojos imploró a él que tuviera piedad de sus compatriotas quienes estaban a punto de perecer.

''Los Griegos,'' dijo, ''están urgentemente apremiados. Sus más valientes líderes están heridos, mientras sentado aquí, dando lugar a tu cólera. Si tu mismo no quieres ir en su rescate, al menos permite que lidere a los Mirmidones en la batalla, y así permite vestirme con tu armadura. Los Troyanos a la vista de esta, quizás puedan pensar que soy Aquiles, y así nuestro aterrorizado pueblo pueda tener un corto tiempo de respiro.'' Ante esta propuesta Aquiles aceptó, pero advirtió a Patroclo de no perseguir a los Troyanos demasiado lejos, pues podría encontrar la muerte a manos de alguno de los dioses. ''Rescata nuestros buenos 93

barcos,'' dijo, ''pero cuando el enemigo se haya retirado de la flota regresa acá.'' Con gozo apresuradamente Patroclo vistió la armadura de Aquiles. Entonces el gran jefe mismo desplegó a sus Mirmidones en orden de batalla, luego de lo cual se dirigió a ellos, para incitarlos a pelear valientemente. La ocasión, dijo, que deseaban ha llegado, por que ellos se habían sentido avergonzados al ver a sus compatriotas batallando mientras ellos permanecían desocupados. Feroces y sin temor los Mirmidones eran una fuerza de cerca de dos mil. Aquiles, amado de Júpiter, ha comandado Cincuenta veloces barcas a Ilion, y así en cada uno Estuvieron cincuenta hombres, camaradas en los remos. BRYANT, La Ilíada, Libro XVI.

Patroclo ahora montó en el carro de Aquiles, con el valiente Automedonte como auriga, un héroe semejante en valor al hijo de Peleo mismo. Hubo tres caballos en el grupo, Janto y Balio, ambos de estirpe inmortal, y veloces como el viento, y Pedaso el cual de origen mortal, pero de igual valor a los otros dos en velocidad. Como en fortaleza, en rapidez y en gracia, Un corcel mortal comparable con la raza inmortal POPE, La Ilíada, Libro XVI.

Grande fue el terror de los Troyanos cuando vieron a los Mirmidones marchar para la batalla. En cada corazón creció el desfallecimiento Con temor; las formaciones cercanas hacían olas; pensaban Que el veloz hijo de Peleo en la flota había dejado de lado su cólera; y así otra vez Era amigo de Agamenón. Ansiosamente Buscaban por doquier un escape de la muerte. BRYANT, La Ilíada, Libro XVI.

La flota Griega estuvo pronto fuera de peligro, por que Patroclo y sus Mirmidones, habiendo atacado furiosamente a los Troyanos, rápidamente los llevaron en retirada, alejándolos del barco en llamas y así el fuego fue apagado. Habiendo con esto salvado los barcos, los guerreros Mirmidones, ayudados por los otros Griegos llevaron a los Troyanos hasta la planicie causándoles gran mortandad, y desde allí hasta las murallas de la ciudad. En este disperso conflicto de los jefes Cada Argivo mató un guerrero. BRYANT, La Ilíada, Libro XVI.

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AUTOMEDONTE Y LOS CABALLOS DE AQUILES Pintados por Regnault Incluso Héctor fue incapaz de detener la huida con pánico de los diezmados Troyanos, quienes por el momento parecían haber perdido sus coraje, tan grande era su temor ante el nombre de Aquiles. El héroe Sarpedón a la cabeza de los valientes Licios intentaron detener el ataque de los Mirmidones, y así el pidió a su líder efectuar un combate singular. Ambos guerreros se bajaron de sus carros al mismo tiempo, y se acometieron uno al otro, lanzando sus jabalinas. Dos veces Sarpedón erró a su enemigo, pero una de sus armas mató a Pedaso, el caballo de ''estirpe mortal.'' El líder de los Mirmidones lanzó su jabalina contra el objetivo y perforó la coraza del jefe licio, y así el héroe cayó como cae un pino en el bosque al ser talado por el último golpe de hacha del leñador. Entonces un feroz conflicto tuvo lugar alrededor del cuerpo, los Griegos buscando tomar posesión de la armadura del guerrero, por la cual muchos de ambos lados fueron muertos en la refriega. El cuerpo mismo fue tomado por Apolo por ordenes de Júpiter y llevado a Licia, para que allí los parientes del héroe 95

pudieran efectuar los ritos funerarios en su honor.

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Con vestiduras celestiales Él lo cubrió, dándole el sueño y así la muerte, Hermanos gemelos, y así veloces portadores de la muerte, Y así ellos, con velocidad lo llevaron, colocando El cuerpo en su reino Licia, la amplia y opulenta. BRYANT, La Ilíada, Libro XVI.

Júpiter honró de esta manera a Sarpedón por que este era su propio hijo. El pudo haberlo salvado del venablo de Patroclo, pero las Parcas habían decretado que Sarpedón habría de morir en la batalla, y los decretos de las Parcas, no podían ser ignorados incluso por el mismo Jove. Patroclo, también, estaba condenado a caer en el conflicto aquel día, y el momento estaba cerca. Olvidando la advertencia que Aquiles le había dado, él persiguió a los Troyanos hasta las mismas puertas de la ciudad. Allí entonces intentó escalar la muralla, pero fue hecho retroceder por Apolo, quien habló con una voz amenazante, diciéndole que no mediante él Troya debería ser tomada, ni por su jefe, quien era mucho más poderoso que él. Rápidamente Patroclo se alejó de las murallas, temiendo la cólera del dios arquero, pero continuó llevando la muerte entre los Troyanos que estuvieron al alcance de sus armas. Finalmente Héctor, urgido por Apolo, salió al frente en su carro al encuentro de Patroclo. El líder Mirmidón levantó un gran piedra, y la lanzó con toda su fuerza contra el jefe Troyano cuando se aproximaba. Esta erró a Héctor pero mató a Cebriones su auriga, y mientras ellos pelaban alrededor del 97

cuerpo, cada uno de ellos ayudados por sus valientes camaradas, muchos más de ambos lados cayeron en el polvo. Otra vez el dios arquero intervino, esta vez, sin ser visto detrás de Patroclo, golpeándolo con su mano abierta en medio de los hombros. El héroe cayó de rodillas ante el golpe, su enorme lanza se escapó de sus manos y el escudo rodó por la tierra. Entonces Euforbo, un jefe Dárdano, se lanzó al frente y con su lanza hirió al caído en la espalda. Esto desarmó al casi invencible Patroclo el cual giró buscando refugio entre las formaciones de sus amigos. Cuando estaba retirándose, Héctor avanzó hacia él y le lanzo su jabalina atravesando en profundidad su cuerpo, dando al valiente guerrero una herida mortal. El héroe cayó Con su resonante pectoral, y así todos lo Griegos contemplaron Su desplome con aflicción. BRYANT, La Ilíada, Libro XVI.

Entonces hubo una prolongado y terrorífico combate alrededor del cuerpo del campeón caído. La descripción de este ocupa un libro completo de La Ilíada. La armadura que Patroclo llevaba como se ha visto, era la formidable armadura de Aquiles, y los Troyanos estaban deseosos de obtener su posesión. Ellos también deseaban poseer el cuerpo del héroe caído, para que sus amigos no tuvieran la satisfacción de ejecutar los usuales ritos funerarios en su honor. Menelao fue el primero en establecer una guardia sobre el cuerpo, y así Euforbo fue el primero en caer en el combate. Héctor había ido en persecución del auriga Automedonte, pensando en matarlo, y así capturar los caballos inmortales de Aquiles. Pero Apolo le advirtió en contra de este intento. ''Héctor, estas persiguiendo lo que tus pies Nunca alcanzaran, los corceles que arrastran El carro de Aquiles. Difícil fue Para hombre mortal domarlos o guiarlos, Salvo Aquiles, nacido de diosa. Mientras tanto He aquí el belicoso Menelao el hijo de Atreo Protegiendo el caído Patroclo, ha vencido A Euforbo, el más osado de las huestes Troyanas.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XVII.

Escuchando estas palabras Héctor rápidamente se dirigió de regreso a donde el cuerpo del héroe yacía. Cuando Menelao lo vio aproximándose, él se apresuró a pedir ayuda, por que temía un encuentro con el terrible líder Troyano. Entonces Héctor desvistió a Patroclo de la esplendida armadura de Aquiles, y estaba a punto de arrastrarlo lejos, pero justo en ese momento Áyax se acercó. Héctor ahora huyó, montando en su carro, dándole la rutilante armadura a sus amigos para que fuera llevada a Troya. Por esta retirada del combate el jefe Troyano fue severamente reprobado por Glauco, un guerrero Licio, quien había sido un camarada del valiente Sarpedón. Glauco deseaba obtener el cuerpo de Patroclo de modo que con este se pudiera rescatar la armadura de Sarpedón que estaba en poder de los Griegos. Héctor respondió a Glauco, diciéndole que no temía la furia de las batallas y que lo podría demostrar en el presente. Entonces se puso la armadura de Aquiles y llamó a los Troyanos para que le siguieran, prometiendo una rica recompensa al guerrero que pudiera llevarse el cuerpo por el cual ellos iban a pelear. ''A él quien del campo arrastre y entregue Al caído Patroclo a los caballeros Troyanos, Obligando a Áyax a ceder,—a él Le entregaré la mitad del despojo, la otra mitad la conservaré, y así su gloria será igual a la mía.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XVII.

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Con Héctor a la cabeza de los Troyanos que avanzaban. Áyax viéndoles avanzar, llamó a Menelao y a otros Griegos para que se sumaran en la defensa del cadáver de su compatriota. Rápidamente fueron convocados y así rápidamente vinieron. Entonces cuerpo a cuerpo espada contra espada ambos ejércitos combatieron, y la batalla bramó furiosamente alrededor del cadáver de Patroclo. Ellos de Ilion se esforzaban Arrastrarlo hasta la ciudad, ellos de Grecia, Llevarlo hasta la flota. BRYANT, La Ilíada, Libro XVII.

Finalmente Menelao y un guerrero hermano levantó el cuerpo y lo llevó lejos hacía la trinchera. Los Troyanos le siguieron, pero los dos Áyax se devolvieron y enfrentaron a los perseguidores, combatiendo heroicamente con valor hasta hacerlos retroceder.

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He aquí, en una persecución encarnizada Y así en cerradas filas, los Troyanos siguieron hiriéndolos Con espadas y jabalinas de doble filo;pero cuando el dúo Regresó y así les hicieron frente, toda mejilla Palideció, y así ni un solo Troyano se atrevió A permanecer cerca de los Griegos para combatir por el cuerpo. Estos entonces rápidamente se llevaron el cadáver Hacia sus buenas galeras desde el campo de batalla. Dejando tras de si el furioso combate que arrollaba. BRYANT, La Ilíada, Libro XVII.

Mientras tanto Antíloco, el hijo de Néstor, fue enviado al campamento para llevar a Aquiles la triste noticia acerca de la muerte de Patroclo. El jefe estaba sentado cerca de los barcos pensando que el evento que él temía ya había sucedido, por que los gritos de los Griegos cuando huían por la planicie perseguidos por los Troyanos, habían alcanzado sus oídos. Luego de escuchar las noticias por parte de Antíloco, el héroe irrumpió en un profundo dolor, las lagrimas, y su cabello cayeron junto consigo mismo en la tierra, y así prorrumpiendo en fuertes lamentaciones. Su madre la deidad Tetis, desde el palacio de su padre en medio de las olas, escucho sus lamentos. Ella rápidamente emergió, y acompañada por numerosas ninfas marinas, llegó hasta donde su hijo para consolarlo, inquiriendo la causa de su aflicción. Aquiles entonces le informó acerca de la muerte de su querido amigo, y así, entonces dijo: ''Ningún deseo Tengo en la vida o respecto a mi mismo En los asuntos de los hombres, salvo esto:que antes Héctor, Sea perforado por mi jabalina, pierda su vida, y así pague La deuda de venganza por matar a Patroclo.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XVIII.

La dulce madre, deseando salvar a su hijo, le dijo que las Parcas habían decretado que su propia muerte seguiría pronto a la de Héctor. ''Ah entonces, te veré muriendo, veré tu muerte! Cuando Héctor caiga, tu morirás.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XVIII.

Pero la advertencia de Tetis fue en vano. ''Deja que venga mi muerte,'' dijo él, ''cuando los dioses lo deseen. Yo tomaré venganza sobre Héctor, por cuyas manos mi amigo ha sido muerto.'' Viendo que no podía inducirle a cambiar sus propósitos, su madre le recordó que su brillante armadura había sido tomada por los Troyanos. Ella le rogó que por ello no fuese a las batallas hasta que ella no le hubiera traído una nueva armadura hecha por Vulcano, lo cual prometió haría la siguiente mañana. Entonces ella ordenó a las otras ninfas a regresar a su casa en el océano, y ella misma ascendió al Olimpo, a solicitar al dios de los herreros que forjara una rutilante armadura para su hijo. Mientras tanto, la lucha por el cuerpo de Patroclo aun continuaba. Los Griegos fueron obligados ahora a retirarse hasta sus barcos, y en peligro de ser totalmente derrotados. Tres veces Héctor tomó el cuerpo por los pies, para llevarlo arrastrado lejos y tres veces el poderoso Áyax lo forzó a retroceder. Aun otra vez lo tomó, y esta vez pudo haber tenido éxito de no haber sido por que Juno envió hacía abajo a Iris hasta donde Aquiles y le pidieron que ayudara a sus amigos. ''Pero como,'' preguntó, ''puedo ir a la batalla, cuando el enemigo tiene mis armas?'' Iris respondió:

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''Ve hasta la trinchera, y así muéstrate tu mismo A los de Troya, quienes quizás invadidos de aplastante temor, Ellos podrían desistir de batallar.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XVIII.

Entonces la diosa Minerva extendió una nube dorada sobre la cabeza de Aquiles, y así ella puso una brillante llama que se extendía hasta los cielos. Y así el héroe fue hasta más allá de la muralla, y permaneció a un lado de la trinchera, y así él gritó en una voz tan fuerte como el sonido de una trompeta —un grito que causó desmayo en las filas de los Troyanos. Los corazones de todos los que escucharon la voz broncínea Fueron turbados, y así sus corceles con sus colgantes riendas Giraron de regreso con sus carros,—como temerosos De llegar a ser muertos. . . . . . . . . Tres veces sobre la trinchera Aquiles gritó; tres veces Los hombres de Troya y sus famosos aliados Cayeron en turbulento desorden. Entonces allí murieron Enredados en medio de los carros, y así atravesados Por sus propios venablos, doce de sus más valientes guerreros. Los Griegos retiraron a Patroclo del campo Con ansiosa prisa y lo colocaron en un féretro, Y Allí los amigos que le amaron se unieron alrededor Lamentándose. BRYANT, La Ilíada, Libro XVIII.

Así finalizó la larga y terrible batalla de aquel día, por que Juno ahora ordenó al sol ponerse. En obediencia a la reina del cielo el dios de la luz descendió en las ondas del océano, no muy deseoso de hacerlo así, y fue más temprano del tiempo apropiado para ponerse. Los líderes Troyanos mientras tanto, convocaron un concejo en la planicie para considerar que preparativos deberían hacerse para la batalla de la siguiente mañana, en la cual ellos sabían que el terrible Aquiles podría tomar parte. Polidamas un jefe prudente, propuso que ellos deberían refugiarse en la ciudad. En donde podrían defenderse por si mismos desde sus baluartes, e incluso Aquiles, con todo su valor, no podría ser capaz de forzar las fuertes murallas. Pero Héctor rechazó este sabio consejo. El resolvió arriesgarse a efectuar la guerra a campo abierto, y dejar que el dios de las batallas decidiera quien debería ganar. ''Tan pronto como mañana la purpura en el oriente caliente, Feroz en aquella armada verteremos nuestras armas. Si el gran Aquiles se levanta con todo su poder, Sera el peligro: permaneceré en el combate. Honra a los dioses! o me permitan ganar o dar; Y vivir lo glorioso, para cualquiera que permanezca vivo!'' POPE, La Ilíada, Libro XVIII.

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XI. FIN DE LA COLERA DE AQUILES—MUERTE DE HECTOR

Diseño por Burne-Jones. Tetis de manera confiable cumplió la promesa que había hecho a Aquiles. Habiendo ascendido a la cumbre del Olimpo, ella halló al dios de los herreros ocupado en su forja, realizando un trabajo que era magnifico incluso para los dioses mismos. La de pies plateados Tetis vino Mientras tanto a los salones de Vulcano, eternamente, tachonados de gemas Con estrellas, una maravilla para los inmortales, forjados De bronce por el cojo dios. Ella lo encontró allí Sudando y trabajando, y así con ocupadas manos Empleando el fuelle. BRYANT, La Ilíada, Libro XVIII.

Vulcano deseoso consintió en realizar una armadura tal y como Tetis le había solicitado, por que ella había sido su amiga y lo había protegido desde su tierna infancia, cuando su madre Juno lo tiro del cielo hacia el mar. Juno hizo esto por que Vulcano no era un niño que tenía buena apariencia. Él en efecto era, 103

tan feo que su madre no podía tenerlo ante su vista, y por ello lo arrojó del Olimpo. Pero Tetis y su hermana Eurinome lo recibieron en sus brazos cuando el cayó, y por nueve años lo criaron y cuidaron de él en el palacio de su padre en medio de las olas. Alegre, por esto, Vulcano se puso a trabajar en la petición de su vieja amiga. En su factoría había inmensos hornos, y allí también tenía abundancia de preciosa materia prima almacenada. Sobre el fuego El colocó impenetrable bronce, y latón Y así precioso oro y plata; este material Colocó en su enorme yunque, tomo el poderoso martillo Y así mantuvo sus pinzas en la otra mano. BRYANT, La Ilíada, Libro XVIII.

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TETIS LLEVANDO LA ARMADURA A AQUILES Pintura de Gerard Así el primero hizo el escudo, grande y sólido, sobre el cual él labró figuras de la tierra y del cielo, el sol, la luna y las estrellas, con muchos otros bellos diseños. Él también labró numerosas escenas de la vida humana,—representaciones de la guerra y la paz, de batallas y asedios, de segadores cosechando en los campos, de pastores cuidando sus rebaños, de viñadores recogiendo las vides; y así escenas de festividad con música y canciones, y danza. Homero presenta un larga y esplendida descripción de este maravilloso escudo. Cuando Vulcano lo terminó, él comenzó a forjar un pectoral tan brillante como el fuego, y grebas de latón, y un yelmo con un penacho dorado. Entonces el colocó la magnifica armadura a los pies de Tetis, y así la diosa la tomó y la llevó hasta el campamento Griego tempano por la mañana para presentársela a su hijo. Como un halcón en su vuelo, Volando abajo desde el Olimpo cubierta con nieve, Ella entregó la brillante armadura que Vulcano dio. BRYANT, La Ilíada, Libro XVIII.

Grande fue el deleite de Aquiles al admirar la belleza de la armadura y el magnifico trabajo de manufactura en todas sus partes. Y así ahora se apresuró para prepararse para la batalla. Primero fue a lo largo de la playa de tienda en tienda, llamando con un poderoso grito a sus hermanos los jefes a una 105

asamblea. Cuando todos se hubieron reunido el habló palabras amistosas hacia Agamenón, expresando pesar por la disputa que había habido entre ellos, y así declarando que su cólera había finalizado ahora. ''Aquí entonces mi enojo termina, que la guerra siga, Y así como los Griegos han sangrado, que Ilion sangre. Ahora convoquen las huestes, y así probemos si ante nuestra vista Troya aun se atreve a acampar una segunda noche!'' POPE, La Ilíada, Libro XIX.

Agamenón, también, habló palabras de paz y de amistad, y así todos los jefes se regocijaron de que el enojo de Aquiles que muchos males había traído sobre los Griegos se había apaciguado. Entonces las tropas tomaron su ración matutina, y cuando ellas habían recuperado sus fuerzas con alimentos y bebidas, ellas marcharon al campo. Aquiles, habiéndose puesto su rutilante armadura, montó en su carro, en el cual fueron uncidos los dos caballos de veloces pies y de raza inmortal, Janto y Balio. Y entonces ocurrió una cosa maravillosa. Cuando el héroe habló a los animales, pidiéndoles con una voz fuerte y terrible que le trajeran de regreso con seguridad de la batalla y de no abandonarlo muerto en la planicie, como habían dejado a Patroclo, Janto, a quien Juno había dado, por el momento, el poder del habla, replicó a estas palabras de su amo, diciendo que no hubo ninguna falta de su parte ni de su compañero y que Patroclo había sido muerto por la intervención de Apolo. Él también advirtió a Aquiles de que la hora de su propia muerte estaba muy cercana. ''No fue nuestro culpa, o lentitud en el evento, La caída de tu Patroclo, fue por fuerza celestial; El brillante dios que dispara desde lejos quien ilumina el día (Confesamos que le vimos) Nos alejamos de sus armas, No—pudo nuestra velocidad sobre el viento prevalecer, O derrotar las alas del ventarrón del occidente, Todo fue en vano—las Parcas tu muerte demandan, Por medio de manos mortales e inmortales.'' POPE, La Ilíada, Libro XIX.

Pero Aquiles ya conocía su destino, y así estaba preparado para enfrentarlo con coraje. ''Conozco mi destino: morir, ver nunca más Mis muy amados padres, en mi costa natal— Suficiente—cuando el cielo ordena, me sumerjo en la noche: Ahora perecerá Troya!'' dijo, y avanzó hacia el combate. POPE, La Ilíada, Libro XIX.

En la batalla que ahora comenzaba muchos dioses tomaron parte activa, Júpiter, en un concejo en el Monte Olimpo, les había dado permiso de hacerlo así. Bajaron a la planicie frente a Troya con prisa, Juno, Minerva, Neptuno, Mercurio y Vulcano tomaron parte del lado de los Griegos, y así Marte, Apolo, Venus, Diana, Latona y el dios río Xanto, vinieron a ayudar a los Troyanos. Mientras tanto, Aquiles, habiendo ido hasta el campo de batalla, se precipitaba en lo más intrincado de la batalla, buscando ansiosamente a Héctor. Pero primero se enfrentó con Eneas, a quien Apolo había urgido a encontrarse con él. Aquiles advirtió al héroe Troyano de desistir de batallar. ''Una vez anteriormente,'' dijo, ''te hice huir ante mi venablo, corriendo rápido descendiste la pendiente del Monte Ida. Te aconsejo retirarte, evita que te suceda un mal.''

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Eneas respondió que con esto no iba a amedrentarse, como un muchacho imberbe. ''Soy el hijo de la diosa Venus,'' dijo él, ''y mi padre Anquises, fue19 descendiente de Jove mismo. Sin embargo, no estamos aquí para hablar, sino para combatir, y tus palabras no me harán desistir de mi propósito.'' Así diciendo, Eneas lanzó su venablo. Este golpeó en el escudo de Aquiles con un sonido metálico, y así atravesó dos de sus forros. Habilidad de Vulcano Reforzado con cinco forros el disco,—los dos exteriores De bronce, los dos interiores de estaño; entre estos Hubo uno de oro, y allí la broncínea jabalina Fue detenida. BRYANT, La Ilíada, Libro XX.

Aquiles ahora lanzó su pesada jabalina. Esta atravesó el escudo de Eneas rompiéndolo, pero, el héroe se inclinó y así evitó el venablo, este pasó por encima de su hombro, y fue a enterrarse profundamente en la tierra. Entonces espada en mano, el jefe Mirmidón avanzó furiosamente sobre Eneas. Él pudo probablemente haberlo matado, de no haber sido por que Neptuno intervino. El dios del océano esparció una niebla sobre los ojos del guerrero Griego, y llevó a Eneas lejos en seguridad hasta las líneas de la retaguardia en el campo de batalla. El príncipe Troyano fue preservado debido a que la raza Dárdana, a la cual él pertenecía, era muy amada por Júpiter. Además había sido decretado por las Parcas que el hijo de Anquises debería en tiempos posteriores, regir sobre el pueblo Troyano, y que los hijos de los hijos de sus hijos deberían regir después de él. Habiendo colocado a Eneas fuera de peligro, Neptuno removió la niebla de los ojos de Aquiles. El héroe, mirando alrededor de él, se sorprendió de no ver a su enemigo, con quien un instante antes, había estado en feroz combate. Pero él no se puso a pensar en este extraño suceso. Penetrando en medio de los Troyanos, el mató guerrero tras guerrero, según se ponían al alcance de su venablo. Entre ellos estuvo Polidoro, el hijo más joven de Príamo. Su padre le había prohibido ir a la batalla, por que le amaba más que a todos sus otros hijos. Pero Polidoro era un joven valiente, y él quería demostrar su velocidad en la carrera a pie en la cual sobrepasaba a todos los hombres jóvenes de Troya. El anduvo en el campo, hasta que perdió su vida. Él con una jabalina que el de los pies veloces el hijo De Peleo hirió cuando estaba huyendo. BRYANT, La Ilíada, Libro XX.

Ahora Héctor había sido advertido por Apolo de evitar un encuentro con Aquiles, pero cuando el vio a su hermano más joven muerto, el no pudo permanecer más alejado. Por esto fue saltó al frente para atacar al hijo de Tetis. Tan pronto como Aquiles vio al jefe Troyano, el se movió hacia él gritando: ''Ven más cerca para que puedas muy pronto morir.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XX.

Héctor respondió con palabras de desafío, entonces blandiendo su venablo lo lanzó. Pero Minerva lo desvió a un lado, y así este erró su objetivo. Entonces Aquiles con un grito salvaje, avanzó contra su enemigo. Apolo ahora vino a rescatarlo, cubriendo al jefe Troyano con un velo de nubes, y llevándoselo lejos del conflicto. El airado Aquiles golpeo en medio de la densa niebla con su espada una y otra vez, con fuerte voz reprochó a Héctor por lo que parecía ser su huida cobarde. 19 En la expresión en Inglés el verbo ser está en pasado como si Anquises ya hubiera muerto, sin embargo en la Eneida se ve a Eneas escapando de la Troya incendiada en compañía de su padre Anquises.

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''Vil como tu eres, has escapado una vez más Tu muerte; estuvo cerca. Otra vez la mano De Febo te rescata. Te enfrentaré en otra ocasión Y así te acabaré finalmente. Si cualquier dios Me ayuda también. Te perseguiré Y así golpearé a otros guerreros Troyanos hasta abatirlos.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XX.20

Entonces el airado héroe atacó a los Troyanos tan furiosamente que ellos huyeron ante él con desmayo. Algunos se dirigieron hacia las puertas de la ciudad, otros hacia el río Xanto 21, en donde fueron muertos en tan gran numero que pronto el río fue llenado con una multitud de hombres y caballos muertos. Así se sumergió en Xanto por Aquiles forzado, Bramando el resonante tumulto de hombres y caballo, POPE, La Ilíada, Libro XXI.

Pero ahora el terrible jefe de los Mirmidones descendió de su carro, y con la espada en su mano persiguió a los Troyanos en las aguas. Allí el mató tantos que la corriente llegó a estar bloqueada con los cuerpos de los muertos. El dios río, llegó a enojarse, llamó a Aquiles con fuerte voz desde las profundidades del Xanto, diciéndole que si pretendía destruir toda la raza Troyana, el debería hacerlo en la planicie, y no detener las aguas en su curso al mar. ''Pero ahora mis placidas aguas, en su fluir, Están obstruidas con pilas de muertos, y así no más Puedo verterlas en la gran profundidad, tan impenetrables Los cadáveres atestan mi cause, mientras tu sigues matando Y así no te detienes.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XXI.

Aquiles respondió que él no podía cesar de matar a los Troyanos que rompían pactos hasta que no fueran castigados como se lo merecían. Ante esto, el dios del río estuvo tan enojado que envió sus aguas con tremenda fuerza contra el héroe. Las ondas surgían alrededor de Aquiles, golpeándole contra el escudo, y así abofeteandole con tanta violencia que este estuvo en peligro de ser sumergido. Él pudo salvarse por si mismo solo mediante asirse de un olmo el cual crecía en la orilla del río, y así de esta manera alcanzó la rivera. Entonces el enojado dios, con una furia aumentada, derramo su poderoso torrente sobre la planicie. El héroe Griego valientemente intentó luchar contra este nuevo enemigo, pero su valor y sus armas eran inútiles ante semejante ataque. Siempre que el noble hijo De Peleo se detuvo con la esperanza de saber Si los inmortales dioses del gran cielo Conspiraban para hacer de él cobarde, así en esta vez vino Una poderoso ola proveniente de Jove con la corriente Y así empapó sus hombros. Entonces otra vez saltó Lejos; el rápido torrente hizo sus rodillas Temblar, mientras lo arrastraba, donde quiera que el pisó, La tierra en medio de su pie.

20 Otra versión del mismo verso tomado de una traducción en español: -¡Otra vez te has librado de la muerte, perro! Muy cerca tuviste la perdición, pero te salvó Febo Apolo, a quien debes de rogar cuando sales al campo antes de oír el estruendo de los dardos. Yo acabaré contigo si más tarde te encuentro y un dios me ayuda. Y ahora perseguiré a los demás que se me pongan al alcance.

21 Xanto o Janto son el mismo nombre para el caballo de Aquiles y el río de Troya, por ello al río le llamamos Xanto y al caballo Janto, pero en el fondo son el mismo nombre.

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BRYANT, La Ilíada, Libro XXI.

Aquiles ahora rogó a los dioses por ayuda, y así Neptuno y Minerva, vinieron y lo fortalecieron, diciéndole que él no sería vencido. Aun así el Xanto llamó a su hermano, el río Símois, para que se uniera en la defensa de la noble ciudad del Rey Príamo, esto habría sido desastroso para los Griegos, de no haber sido por que Vulcano vino en su ayuda. Ante la petición de Juno el dios del fuego envió una basta cantidad de llamas, las cuales abrasaron y secaron la planicie y quemaron los árboles y así mismo los juncos en la rivera de los ríos. Vulcano comenzó a desecar incluso los ríos mismos. Entonces el Xanto comenzó a aterrorizarse y a pedir misericordia, prometiendo que no volvería a interferir en la lucha de parte de ningún lado. ''Oh Vulcano! oh! que poder resiste tu fortaleza? Desmayo, me abato, desigual en la pelea— Me rindo—Dejo Ilión caer, si Parca decreta— Ah—no dirijas más tu feroces armas sobre mi!'' POPE, La Ilíada, Libro XXI.

No lo hizo, sin embargo, hasta que Juno le pidió que lo hiciera así, que Vulcano apagó sus llamas, y a los ríos se les permitió que fluyeran otra vez en paz y seguridad. Aquiles ahora renovó su ataque a los Troyanos. Los dioses también entraron en el conflicto. Marte lanzó su jabalina broncínea contra Minerva, pero la diosa con la terrible égida, desvió el golpe. Entonces Minerva levantó una enorme piedra y la lanzó contra Marte, golpeándolo en el cuello, y derribándolo sin sentido en la tierra. El cayó Con los miembros insensibles, y así cubrió, cuando iba cayendo Siete acres del campo. BRYANT, La Ilíada, Libro XXI.

Venus acudió a ayudar al dios herido, y así tomándolo de la mano, se lo llevó lejos mientras este gritaba de dolor. Juno, que había sido espectadora de la lucha, ahora se aproximó a Minerva, y así la urgió a atacar a Venus. Ella gustosa consintió hacer lo que la reina del cielo deseaba. Siguiendo a la diosa de la belleza, Minerva le dio un poderoso golpe en el pecho, dejándola postrada en tierra. Al mismo tiempo Neptuno retó a Apolo a combatir. Él le recordó a Apolo también, la conducta del rey Laomedonte hacia los dos, muchos años antes, y lo reprochó por estar ahora del lado de los descendientes de este rey desleal. Pero Apolo rechazó el combate con el dios del océano. ''Tu podrías juzgarme falto de sabiduría, debería contender Contigo, Oh Neptuno, por causa de los hombres, Quienes prosperan como las hojas del bosque por un tiempo, Y así se alimentan de los frutos de la tierra y entonces Decaen y perecen.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XXI.

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VENUS. Canova. Pero aun cuando Apolo no quiso pelar contra Neptuno, él continuó ayudando a los Troyanos. Aquiles los había llevado aterrorizados hasta las murallas de su ciudad, el Rey Príamo había ordenado mantener las puertas abiertas para admitir a las huestes que estaban en retirada. Multitudes de ellas entraron mientras que el furioso hijo de Tetis los presionaba en la retaguardia. En ese momento hubo un gran peligro para Troya, y los Griegos habrían podido tomar pronto la ciudad, si Apolo no hubiera dado valor al joven Agenor, el hijo de Anténor, para que atacara a Aquiles. El valiente joven avanzó, y lanzó su venablo golpeando al héroe en la rodilla. Pero esta no pudo perforar la armadura que Vulcano había hecho. Entonces el jefe Griego atacó a Agenor, y así otra vez Apolo vino en su rescate, concediendo al joven Troyano un velo de obscuridad, y llevándolo lejos en seguridad. Pero en un instante el dios regresó, y así, tomando la forma y apariencia de Agenor mismo, estuvo por un momento enfrente de Aquiles. Entonces dio vuelta y comenzó a huir por la planicie, seguido de cerca por el airado Griego. Con esto, Apolo dio tiempo a los Troyanos para entrar en la ciudad y cerrar sus puertas. Aquiles persiguió al dios Siempre delante de él, aun cerca, a través de Los campos fructíferos, hasta la profunda arremolinada corriente Del Xanto; por insidia de Apolo Le hizo creer que pronto tendría éxito Su veloz enemigo, y así este lo mantuvo engañado. Mientras tanto derrotados Troyanos gustosamente en tropel Entraban en la ciudad, llenando sus calles, y así cerrando Las puertas.

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BRYANT, La Ilíada, Libro XXI.

Únicamente Héctor entre todos los Troyanos permaneció por fuera de la muralla, justo al frente de la puerta Esceas. Aquiles aun perseguía a Apolo pensando que este era Agenor, pero finalmente el dios se dio a conocer a su perseguidor. El héroe lo reprochó amargamente por su engaño 22, y así con mayor celeridad se dirigió a través de la planicie hacia la ciudad. Desde los baluartes el anciano Rey Príamo observó su llegada y con suplicantes palabras le imploró a Héctor que buscara refugió en las murallas. La Reina Hécuba, también, con lagrimas en los ojos, suplicó a su hijo que desistiera de su locura y no fuera solo al encuentro del terrible jefe Griego. Pero Héctor no prestó atención a las suplicas de sus llorosos padres. El había rechazado considerar el consejo de Polidamas de permanecer en la ciudad la noche anterior, y así el prefirió ahora rechazar permanecer refugiado en la ciudad, luego de que Aquiles hubo matado muchos Troyanos, así Polidamas hubiera sido el primero en reprochárselo. Esto razonó el héroe consigo mismo y así decidió permanecer para enfrentar a su enemigo. ''No—si siempre regreso, al regresar debo Glorioso, el terror de mi país que yazca en el polvo: O si perezco, permitásele verme caer En el campo al menos, y así combatiendo por su muralla.'' POPE, La Ilíada, Libro XXII.

Aquiles ahora se aproximó. Terrible era su apariencia. Su gran jabalina colgaba atemorizante sobre su hombro, y una luz de centelleante fuego, o de sol naciente, brillaba desde su armadura celestial. Héctor tembló de temor cuando miró al líder Griego. Tan grande fue su terror que no tuvo la osadía de esperarlo, sino que huyó en veloz carrera dando vueltas alrededor de la ciudad amurallada. Aquiles rápidamente le persiguió, como un halcón persigue una paloma. Ellos corrieron hasta que llegaron hasta donde los dos ríos se unen y las aguas del Xanto aumentan. De una de esas corrientes un vapor caliente asciende como humo, y de la otra corriente fría como el hielo incluso en verano. Una vez pasaron por allí los guerreros volvieron a su carrera. Uno huyó y así uno persiguió,— Un hombre valeroso huyó, uno más valiente lo siguió cerca, Y así rápidamente ambos. No por un premio común, Una victima del rebaño, la piel de un buey, Tal y como se premia a los que corren a pie, ellos corrieron,— La carrera fue por la caballerosa vida de Héctor. BRYANT, La Ilíada, Libro XXII.

Tres veces corrieron alrededor de las murallas, a la vista de Griegos y Troyanos. Los dioses en el cielo también estaban mirando desde la cumbre del Monte Olimpo, y Júpiter teniéndole piedad a Héctor, pensó en que debería salvarlo de la muerte. Pero Minerva protestó. Su destino, dijo, ha sido fijado por las Parcas, y que incluso Júpiter no debería alterarlo—al menos no sin la aprobación de los otros dioses. El rey congregador de nubes fue obligado a aceptar, y así el jefe Troyano fue dejado a su destino. Entonces Minerva se dirigió al campo , y aun Héctor huía siendo perseguido por Aquiles. Como en esta oportunidad en la que Héctor pasó quiso acercarse a las puertas, buscando la ayuda de sus amigos. Pero con cada intento Aquiles llegó antes que él llevándolo de regreso a la planicie; y así hizo una señal a los Griegos de que ninguno debería arrojar una jabalina, pues deseaba tener para si solo la gloria de matar a el más grande de los héroes Troyanos. Ahora Apolo había estado ayudando a Héctor, dándole la fortaleza y velocidad, pero cuando, era la cuarta vez, que el héroe alcanzaba la corriente del Xanto, Júpiter levantó en alto la balanza dorada del destino. Hubo dos pesos en los platillos, uno para el hijo de Peleo, el otro para el jefe Troyano. El rey del cielo 22 -¡Oh tú, que hieres de lejos, el más funesto de todos los dioses! Me engañaste, trayéndome acá desde la muralla, cuando todavía hubieran mordido muchos la tierra antes de llegar a Ilio. Me has privado de alcanzar una gloria no pequeña, y has salvado con facilidad a los troyanos, porque no temías que luego me vengara. Y ciertamente me vengaría de ti, si mis fuerzas lo permitieran.

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tomó por la mitad la balanza, y el lado del peso de Héctor cayó. Inmediatamente Apolo abandonó el campo, pues no podía continuar obrando en contra de las Parcas. Entonces Minerva se acercó a un lado de Héctor, y así, tomando la forma de su hermano Deífobo, ella lo alentó a enfrentar en combate a Aquiles. ''Fuertemente presionado te encuentro, hermano, por el veloz Aquiles, quien, con pies que nunca descansan, Te persigue alrededor de las murallas de la ciudad de Príamo. Pero hagámosle frente y abatámosle como pago.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XXII.

Esto lo llenó de valor, al ser animado por su hermano, por quien estaba sorprendido de verle a su lado, pues antes creía que estaba en la ciudad, el héroe Troyano se devolvió, y así pronto enfrentó cara a cara a su gran enemigo. Sabiendo que había llegado la hora en la cual uno de ellos debería morir, Héctor propuso a Aquiles que hicieran un convenio, o tratado, entre ellos de que el que saliera victorioso del combate debería entregar el cuerpo del otro a sus amigos, de modo que pudieran ser efectuados los ritos funerarios. Pero el colérico Aquiles lo rechazó. El no podía hacer ningun convenio con su enemigo. ''Detestable Héctor, nunca me hables De convenios, Hombres y leones se prometen confianza ninguna, Ni lobos pactan con corderos, porque cada uno elabora Males contra el otro. Así entre Ti mismo y yo ningún avenencia puede existir, O intentar entendimientos. Primero, uno de nosotros Debe caer y ofrendar su vida sangrante al dios De las batallas.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XXII.

Entonces comenzó el combate, Aquiles lanzó primero su venablo. Esta era un arma pesada, enorme y fuerte, que ningún brazo mortal que no fuera el propio podía blandir. Esta estaba confeccionada a partir de un árbol que el famoso Quirón, instructor de héroes en el arte de la guerra, había talado en el Monte Pelión y había entregado al padre de Aquiles. Su solidez Solo alcanzaba a manejarla. Era un fresno El cual Quirón Taló en la cumbre del Pelión, y dio A Peleo, para que pudiera causar la muerte De héroes. BRYANT, La Ilíada, Libro XVI.

El jefe Troyano se inclinó para evitar el golpe, y así la jabalina, pasó sobre él, enterrándose en la tierra. Minerva sin ser vista por Héctor, la extrajo y la regresó de nuevo a Aquiles. Héctor lanzó ahora su arma. Con cierta dirección la lanzó, pero esta golpeó el centro del escudo de su antagonista, pero la manufactura de Vulcano no fue perforada, y así la jabalina del héroe Troyano rebotó de la armadura broncínea y cayó en tierra. El llamó con fuerte voz a Deífobo para que le suministrara otro venablo. No hubo respuesta, y así mirando en derredor él descubrió que había sido engañado.

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Completamente desconsolado el permaneció entonces con una mirada: ''Sea así—De los cielos voluntad, y mi hora es la noche. Creí que Deífobo había escuchado mi llamada, Pero el seguro permanece guardado en las murallas. Un dios me embaucó; Palas fue tu actuación, La muerte y la negra parca se acerca! a esto debo mi desangre.'' POPE, La Ilíada, Libro XXII.

No obstante, Héctor resolvió pelear valientemente hasta al final, y así desenvainando su espada fue contra Aquiles. El guerrero Griego viendo cerca a su enemigo aproximándose, advirtió una apertura en su armadura, donde el peto del cuello se unía al hombro. A este punto lanzó furiosamente su jabalina y así perforó al héroe Troyano por el cuello. Héctor cayó a tierra mortalmente herido. En sus momentos agónicos él rogó a Aquiles que enviara su cuerpo a sus padres, diciéndole que podría obtener grandes sumas en oro como rescate. Pero sus suplicas fueron en vano. Ni por ruegos ni por promesas de oro podía el vencedor ser conmovido. Las últimas palabras de Héctor advirtieron a Aquiles de su propia sentencia de muerte: ''Un día vendrá cuando el decreto del destino Y así airados dioses vengaran este mal en ti; Febo y Paris vengaran mi destino, Y así te alcanzaran a ti allí delante de la puerta Esceas.'' El cesó. Las parcas suprimieron su función respiratoria, Y así sus ojos se fijaron en la mano de la muerte. POPE, La Ilíada, Libro XXII.

Así murió el gran campeón de los Troyanos. Los Griegos se reunieron alrededor del héroe muerto, admirando su estatura y así su bella figura, y destacando unos a otros lo mucho menos peligroso que Héctor era ahora de tocar que cuando estaba prendiendo fuego a la flota. Pero el enojo de Aquiles no fue apaciguado incluso con la muerte de su enemigo. Deseoso de aun más venganza, el amarró los pies del héroe con tiras de cuero a la parte trasera de su carro, dejando la cabeza arrastrando por el suelo, y así condujo hasta los barcos, arrastrando al noble Héctor por el polvo. Los Troyanos, observando este horrendo espectáculo desde las murallas de la ciudad, rompieron en fuertes lamentaciones, y así el Rey Príamo y la reina Hécuba estuvieron casi que enloquecidos por el dolor. Andrómaca no había sido testigo del combate. Ella estaba en su casa con sus criadas, haciendo preparativos para el regreso de Héctor desde la batalla, y así estaba ignorante de los terribles eventos que habían sucedido. Pero el sonido de los lamentos en los baluartes habiendo alcanzado sus oídos hizo que saliera raudamente de su palacio, temerosa de que algún mal pudiera haberle sucedido a su esposo. Apresurándose a través de las calles hacia la puerta Esceas, ella subió hasta la torre, y así mirando hacia la planicie, vio el cuerpo de su amado Héctor arrastrado detrás de las ruedas del carro de Aquiles. Sobrecogida con el dolor ante la visión abrumadora, la infeliz mujer se desplomó desmayada en los brazos de sus empleadas.

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Una repentina oscuridad cubrió sus anegados ojos: Ella desfalleciendo, se desplomó; su respiración, su color huyó, Los bellos ornamentos de sus cabellos, las trenzas que sujetan La red que los contienen, y la guirnalda que los coronó, El velo y así la diadema cayeron lejos (El regalo de Venus en su día matrimonial). Alrededor una fila de hermanas permanecían llorando Para levantar su abatimiento con manos solicitas. POPE, La Ilíada, Libro XXII.

Mientras los Troyanos lloraban la perdida de su jefe, su cuerpo fue arrastrado en el campo Griego y así arrojado sobre la playa a un lado de los barcos. Se hicieron preparativos para los ritos funerarios en honor de Patroclo. Las ceremonias ocuparon tres días. Una gran cantidad de leña fue talada del Monte Ida, y llevada a la planicie, donde los leños fueron apilados juntos en una inmensa pira, de cien pies cuadrados. Sobre esta colocaron el cadáver. Luego pusieron sobre la pira la grasa de varios bueyes, para que así pudiera quemarse más fácilmente, y luego sacrificaron y pusieron sobre la pira los caballos del difunto. Aquiles cortó un mechón de su propio cabello y lo puso en la mano del héroe muerto, y así hicieron cada uno de los guerreros colocaron un mechón de sus cabellos en el cuerpo. Las antorchas fueron entonces utilizadas, y así ellos rogaron a los dioses de los vientos, Bóreas y Zefiro, que enviaran fuertes brisas para avivar las llamas. Toda la noche la pira ardió con un poderoso crepitar, y así en la mañana, cuando esta se hubo consumido, las pavesas fueron apagadas con vino, y así los huesos de Patroclo fueron recogidos y así guardados en una urna de oro. En el punto en donde la pira estuvo ellos levantaron un montículo de tierra como un monumento al héroe. Entonces se efectuaron los juegos funerarios en los cuales se entregaron valiosos premios, donados por Aquiles, para los competidores—premios de oro y plata, y brillantes armas, y vasos y caballos, y bueyes. Diomédes ganó el premio en la carrera de carros, por que corrió con caballos inmortales que había tomado en la batalla a Eneas. En el encuentro de lucha Ulises y Áyax Telamón fueron los campeones rivales. Ambos mostraron tal fortaleza y destreza que no se pudo decidir cual fue el victorioso, y así un premio de igual valor fue dado a cada uno. Áyax Telamón también compitió con Diomédes en el combate con espadas, y así fueron declarados igualados de modo que cada uno recibió un premio igual. En la contienda con arco y flechas, Teucro y Meriones fueron los competidores, y así una paloma amarrada al extremo de un mástil enterrado en el suelo, fue el blanco elegido. Teucro erró el ave, pero el golpeó y cortó la cuerda que la ataba al mástil, y así ella voló por los cielos. Entonces Meriones le disparó una flecha. El arma penetró al ave por el ala y así esta cayó a tierra. Esta hazaña fue grandemente admirada por los espectadores, y así Meriones recibió como premio diez hachas de batalla de doble hoja afilada. A Teucro cuyo ejecución fue también muy aplaudida, un premio de diez hachas de hoja sencilla afiladas les fueron entregadas. Esto hizo Aquiles en honor de su amigo muerto como rituales y juegos funerarios. Pero su cólera contra Héctor aun continuaba, incluso cuando había arrastrado el cuerpo del héroe con su carro dando tres vueltas alrededor de la tumba de Patroclo. Este cruel insulto él repitió por varios días al amanecer. Pero Apolo cuidaba el cuerpo.

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Apolo conmovido De piedad por el héroe, lo mantuvo limpio Del sucio y contaminación, a través de su muerte, y sobre él mantuvo La égida dorada, excepto cuando rudamente arrastrado Por el suelo, el cuerpo podía ser rasgado. BRYANT, La Ilíada, Libro XXIV.

EL MARAVILLOSO DISPARO DE MERIONES. Dibujado por Hubbell. Pero finalmente los dioses, con la excepción de Juno, se conmovieron de piedad, y así al duodécimo día desde la muerte del héroe Troyano, Jupiter convocó a Tetis al Olimpo, y así solicitó que ordenara a Aquiles restituir el cuerpo de Héctor a sus padres. El también envió a Iris con un mensaje para el Rey Príamo, diciéndole que fuera a la flota Griega, llevando consigo un rescate adecuado por su hijo. Tetis prontamente efectuó la orden de Júpiter. Ella dijo a su hijo del mandato de el rey del cielo, y así Aquiles respondió que si esa era la voluntad de Jove el estaba dispuesto a obedecer.

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''Permitásele a quien trae el rescate que venga y tome El cuerpo, si esta es la voluntad de Jove.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XXIV.

Gozoso el anciano Príamo recibió el mensaje de Iris, y así hizo su partida precipitadamente para el campo Griego. Tomó consigo cosas valiosas como rescate,—diez talentos de oro, así como preciosos vasos y boles, y hermosas ropas de gobierno. Estas cosas fueron llevadas en un carromato tirado por cuatro mulas, las cuales fueron conducidas por el heraldo Ideo. El rey fue su propio carro y el mismo fue su conductor. Cuando cruzaba la planicie ellos se encontraron con Mercurio, a quien Júpiter había enviado para conducirlos seguros hasta la tienda del guerrero Griego. ''Apresúrate, dirígete Rey Príamo hasta la flota Griega, Aun así nadie puede verte, y así ningún Griego Sabe de tu llegada, hasta el que esta ante el Pélide.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XXIV.

Mercurio montó en el carro de Príamo, y tomando de sus manos las riendas, el condujo rápidamente hasta los barcos. Cuando llegaron hasta las trincheras, el dios indujo un profundo sueño en los guardias, y de esta manera el rey Troyano y sus acompañantes alcanzaron la tienda del jefe de los Mirmidones, sin ser visto por ninguno de los Griegos. Entonces Mercurio partió, y así ascendió al Olimpo. Aquiles recibió a sus visitantes respetuosamente, y así el anciano rey, besando la mano del héroe, se postró ante él y le rogó que tuviera piedad de las lamentaciones de un padre por su hijo. ''Por esto he venido Hasta la flota Griega, y así redimir el cadáver Entregaré un rescate inestimado, Oh, venera Los dioses, Aquiles y ten misericordia, Ten en cuenta a tu padre! más feliz él Que yo; por que he sufrido lo que ninguno antes ha entre Los que moran en la tierra podrían padecer,—he puesto mis labios Sobre la mano de quien asesinó mi hijo.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XXIV.

El jefe Griego, movido por esta súplica respondió con palabras amables y así aceptó el rescate, luego de lo cual el invitó a Príamo e Ideo a sentarse y reconfortarlos con comida y bebida, y así los invitó a permanecer con el toda la noche. Él también garantizó una tregua de doce días para los ritos funerarios en honor de Héctor. Temprano en la mañana el rey Troyano y su heraldo se levantaron, y así Mercurio otra vez descendió del Olimpo para conducirlos con seguridad desde el campo Griego. Rápidamente uncieron sus corceles, y así lamentándose condujeron a través de la planicie hasta la ciudad. Casandra quien permaneció observando desde la ciudadela de Pérgamo, los vio cuando regresaban, y así se lamentó en voz alta ante el pueblo, incitándolos a que recibieran a su héroe muerto.

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''Si siempre se reunían en tumulto, con gran alegría, Para encerrar a su héroe glorioso del combate, Ahora recíbanlo muerto, y dejen a su aflicción fluir; Su triunfo común y así su común infortunio.'' POPE, La Ilíada, Libro XXIV.

En medio de las lamentaciones del pueblo el cadáver fue llevado a través de las calles hasta el palacio real, en donde fue colocado en un magnifico lecho. Entonces Andrómaca y la Reina Hécuba se acercaron al cuerpo y así lloraron intensamente cada una en su oportunidad expresando palabras de angustia. Helena, también, vino y así habló de su constante gentileza y ternura para con ella. ''Oh Héctor , quien fuiste el más estimado por mi corazón De entre todos los hermanos de mi esposo,—para la esposa Que soy del divino Paris, cuya flota Me trajo a Troya,—podría haber muerto pronto! Y ahora han pasado veinte años desde la primera vez Que vine como extranjera de mi natal costa, Aun así nunca escuché una palabra de ti De enojo o reprobación. Y cuando los hijos De Príamo, y así sus hijas y las esposas De los hijos de Príamo, y toda su hermosa corte, Me vilipendiaron cruelmente; o Hécuba Misma,—Por que Príamo siempre fue para mi Un bondadoso padre,—estuviste de mi parte Con tus favorables amonestaciones así restringieron Sus lenguas con tu suave dirección y palabras gentiles, Por esto mi corazón esta angustiado, y así me lamento Por ti y por mí al mismo tiempo,—Infeliz de mí! Por que ahora no tengo ni un amigo en toda Troya,— Ninguno que sea amable conmigo: Todos ellos me odian.'' BRYANT, La Ilíada, Libro XXIV.

Con los funerales de Héctor La Ilíada de Homero termina. El objetivo del poeta, como se ha visto, fue la Cólera de Aquiles, y el poema apropiadamente cierra con los resultados de la cólera del héroe como han sido relatados. Las líneas de conclusión del veinticuatro y último libro de la Ilíada describe las ceremonias funerarias de Héctor, las cuales fueron las mismas que se ejecutaron por parte de los Griegos en honor de Patroclo. Nueve días se afanaron Para traer los troncos de árboles, y así cuando al décimo Se levantaba la luz que sostiene a los hombres, ellos llevaron El cadáver del valeroso Héctor desde la ciudad Con muchas lagrimas y lo colocaron en la leña Elevada, y iniciaron el fuego para encender la pira. BRYANT, La Ilíada, Libro XXIV.

El fuego estuvo encendido toda la noche, y al día siguiente ellos reunieron los huesos de Héctor y los colocaron en una urna de oro. Entonces enterraron la urna y así erigieron un monumento sobre la tumba. 117

Apresuradamente erigieron el monumento, con centinelas vigilantes A cada lado, sabiendo todos que pronto los Griegos Deberían venir en armas para reanudar la guerra. Cuando el monumento estuvo construido, la multitud Regresó, y así en los salones donde Príamo moraba, Destetado de Jove, hubo banquetes reales, Tales fueron los ritos funerarios del poderoso Héctor. BRYANT, La Ilíada, Libro XXIV.

COPA DE BANQUETE.

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XII. MUERTE DE AQUILESCAIDA Y DESTRUCCION DE TROYA Luego de los funerales de Héctor la guerra fue reanudada. Por un tiempo los Troyanos permanecieron dentro de las murallas de la ciudad, donde eran suficientemente fuertes como para resistir todos los asaltos del enemigo. Pero además, algunos aliados habían venido en su ayuda, estos le dieron los arrestos para salir otra vez a pelear abiertamente con los Griegos en la planicie. La famosa y bella Reina Pentesilea vino con un ejército de Amazonas, una nación de mujeres guerreras quienes moraban en las costas del Mar Negro. Pentesilea con arrogante talante, Lleva a la guerra una raza Amazonia; En sus manos hábilemente un afilado dardo esgrimen; La izquierda para defender, sostiene un escudo lunar. VIRGILIO.

Tan valiente como bella, fue la reina de las Amazonas desdeñando permanecer detrás de las protectoras murallas, y así liderando su tropas de mujeres salieron por las puertas, realizando un feroz ataque sobre las huestes Griegas. Una terrible batalla entonces, tuvo su comienzo, y así muchos guerreros de ambos lados fueron derribados sobre el polvo. Pentesilea misma fue muerta por Aquiles. El héroe no tenía deseos de combatir contra una mujer, y así había tratado de evitar un encuentro con la reina, pero ella le atacó furiosamente, primero lanzando su venablo, y luego avanzando contra él con la espada en la mano, entonces, este se vio obligado a contra golpear defensivamente. Con un golpe de su jabalina él le causó una herida mortal, y así la osada heroína cayó, Aquiles impidió por su parte que su cuerpo fuera llevado por las tropas de su propio pueblo.

COMBATE DE LAS AMAZONAS. 119

Pintura por Michelena. Lleno de piedad por la desafortunada reina, y así con una gran admiración por su coraje y belleza, el héroe concedió la petición. El incluso propuso que los Griegos efectuaran ritos funerarios y así se construyera un monumento en su honor. El mal hablado Tersites (mencionado anteriormente como el que fue castigado por Ulises) se burló de esta proposición, y así ridiculizó a Aquiles, diciendo que este no tuvo el corazón tan blando en su trato con Héctor. Enojado por las insultantes palabras, el jefe de los Mirmidones le golpeó mortalmente asestándole una poderosa trompada. Ahora, resultó que Diómedes era un familiar del desafortunado Tersites, y así demandó el pago de una compensación para la familia del hombre muerto, como era estipulado por la ley Griega para tales faltas. Aquiles rechazó hacerlo, y así estuvo a punto de retirarse nuevamente airado de la guerra, e incluso regresar a su patria. Pero Ulises persuadió a Diómedes de abandonar su reclamo, y así hizo la paz entre estos dos jefes. Otro aliado, y esta vez muy poderoso, vino en ayuda de los Troyanos. Este fue Memnón, rey de Etiopía,un sobrino de Príamo, quien siendo hijo del hermano de Príamo Titono y Aurora, 23 diosa del amanecer. Con un ejército de diez mil hombres llegó a Troya e inmediatamente entró en el campo de batalla contra los Griegos. Otra vez hubo una gran mortandad de héroes en ambos lados. Memnón mató a Antíloco, el hijo de Néstor, y por ello Néstor retó a Memnón a un combate singular. Pero teniendo en cuenta la avanzada edad del venerable Griego, el guerrero Etíope declinó pelear con él. Aquiles entonces retó a Memnón, y así los dos héroes pelearon en presencia de ambos ejércitos. El combate fue largo y furioso, por que Memnón, también vestía una armadura hecha por Vulcano, que había confeccionado a petición de su madre Aurora, y así este en fortaleza y coraje casi igualaba a Aquiles. Una vez mas, sin embargo, la fortuna favoreció al jefe de los Mirmidones. El valiente Memnón fue muerto, y así Aurora llevó lejos su cadáver donde los ritos funerarios pudieran realizarse. Pero el tiempo estaba cerca cuando el gran guerrero quien había vencido en cada combate habría de enfrentar su propio destino. Como hemos visto Héctor agonizante frente a la puerta Esceas, advierte a Aquiles que él mismo habría de caer por mano de Paris. Esta profecía se cumplió. Por causa de la muerte de Memnón los Troyanos estuvieron descorazonados. Sus poderosos aliados habían sido derrotados, y así no fueron capaces de permanecer en el campo contra el enemigo. Muy pronto luego de la muerte de Memnón hubo una gran batalla, en la cual los Griegos, dirigidos por Aquiles, los hicieron retirarse hasta las murallas de la ciudad. Entrando por la puerta Esceas la cual ellos habían dejado abierta, los Troyanos entraban en terror y confusión, con los Griegos persiguiéndolos desde muy cerca. Aquiles alcanzó la puerta y estuvo a punto de entrar cuando Paris le lanzó una flecha. Guiada por Apolo, el arma penetró al héroe por el talón, la única parte por la cual podía ser fatalmente herido. El guerrero cayó en tierra, donde el príncipe Troyano se apresuró y le mató con su espada. Un terrible combate tuvo lugar sobre el cuerpo del jefe muerto, pero mediante los poderosos esfuerzos de Áyax Telamón y de Ulises exitosamente tomaron posesión del cuerpo, y así lo llevaron hasta el campo Griego. Profundos fueron los lamentos de los Griegos por la muerte de su gran campeón. Se celebraron magníficos ritos funerarios y juegos en su honor, su madre la diosa Tetis presidió las ceremonias. Luego de que el cuerpo fue quemado como era la forma acostumbrada, sus huesos fueron colocados en un vaso de oro, hecho por Vulcano, y así un gran monumento fue levantado en la costa como homenaje al héroe. El sacro ejército de belicosos Griegos Construyó una tumba magnificamente vasta Sobre un cabo del amplio Helesponto, Allí se puede ver, desde lejos sobre la profundidad, Por aquellos que están naciendo, o nacerán En los años futuros.

23 Eos era otro nombre para a diosa Aurora.

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BRYANT, La Odisea, Libro XXIV.

La armadura de Aquiles fue ofrecida como premio para el guerrero que hubiera peleado más valientemente en el rescate del cuerpo, y aquel que más daño hubiera causado a los Troyanos. Para decidir este asunto para quien de los jefes Griegos se reservaba este honor; se resolvió tomar los votos de los prisioneros Troyanos prisioneros en el campo Griego, quienes habían sido testigos de el combate en la puerta Esceas. La mayoría de los votos fueron favorables para Ulises, y así a él, por ello, fueron entregados el magnifico escudo, pectoral, yelmo y grebas, forjadas por Vulcano para el hijo de Tetis. Áyax estuvo desilusionado y así decepcionado por no haber obtenido el codiciado premio llegó a perder la razón, y es así como en su frenesí él se mató a si mismo con su propia espada. Los Griegos ahora habían perdido sus dos más poderosos guerreros, y es así como empezaron a pensar que serían imposible tomar a Troya por la fuerza, y que deberían tratar con otros métodos. Es así como el sabio Ulises puso a su cerebro a trabajar en el desarrollo de una estratagema con la cual pudiera tomarse la ciudad. Lo primero que hizo fue capturar al príncipe y adivino Heleno, quien había salido de la ciudad a ofrecer sacrificios en el templo de Apolo en el Monte Ida. Calcas el adivino Griego, había dicho que Heleno era el único mortal que sabía mediante que medios Troya podía ser conquistada, y es así que Ulises le hizo prisionero y le amenazó con la muerte si no se lo decía. Entonces Heleno le dijo al jefe de Ítaca que antes de que Troya pudiera ser tomada tres cosas deberían ser realizadas. Primero, dijo, los Griegos deben poseer las flechas de Hércules; luego, ellos deben llevar lejos el sagrado Paladio, por que mientras este permanezca dentro de las murallas de la ciudad esta estará segura; y, finalmente, ellos deben contar con la ayuda de un hijo de Aquiles. Ahora bien, las flechas de Hércules podían ser obtenidas de Filoctetes, un jefe Griego quien las recibió del mismo Hércules. Estas flechas habían sido untadas con la sangre de la hidra24, un monstruo que Hércules había matado. Esto las hizo ponzoñosas, de modo que las heridas que ellas infligían eran fatales. Filoctetes fue con sus compatriotas hasta Aulis cuando ellos embarcaron para Troya, pero el fue mordido en el pie por una serpiente, y así el olor de la parte afectada era tan ofensivo que sus camaradas no pudieron soportarlo, de modo que él fue abandonado, siguiendo el consejo de Ulises. Lejos en una isla, sufriendo penosos dolores,— La sacra isla de Lemnos. Allí los Griegos Le dejaron, torturado por la venenosa herida Hecha por los colmillos de una serpiente. El padeció y desfalleció. BRYANT, La Odisea, Libro II.

Ulises ahora resolvió ir por Filoctetes y traerlo a Troya, si es este aun estaba vivo, y así, llevando a Diómedes con él, partió para Lemnos. Allí lo hallaron en la caverna donde lo habían dejado diez años antes. La herida no había sanado, y así este sufría mucho, no teniendo otros medios de existencia excepto el juego con el cual se había sostenido a si mismo. Expuesto a las inclemencias de los cielos, Abandonado e infeliz el permanece; Sin amigos ni compañeros que se compadezcan Que le apacigüen su padecer y así lo distraigan SOFOCLES (Trad. de Franklin).

Aun resentido por el anterior tratamiento para con él, Filoctetes al principio rechazó la petición de los dos jefes. Su misión pudo haber fallado de no haber sido por que Hércules se le apareció en un sueño aconsejándole que fuera a Troya, diciéndole que podría ser curado por el famoso Macaón. Él entonces, 24 La famosa hidra de Lerna

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gustosamente fue con Ulises y Diómedes. Al llegar al campo Griego el gran médico lo curó induciéndole un profundo sueño y cortando la carne enferma del pie afectado. Así despertó en perfecta salud y fortaleza, y así se unió inmediatamente a la guerra con sus compatriotas, resolviendo hacer buen uso de sus flechas fatales. Una oportunidad pronto se presentó, para que los Troyanos se aventuraran otra vez en la planicie abierta, pensando que los Griegos no eran tan peligrosos desde que el terrible Aquiles ya no estaba al frente de ellos. Su nuevo general en jefe fue Paris, y es así como Filoctetes al enfrentarlo en batalla, le lanzó una flecha ponzoñosa, perforándole el hombro. Paris fue llevado de inmediato de regreso a la ciudad, sufriendo intenso dolor, pues el veneno rápidamente hacia su efecto. Finalmente los pensamientos de Paris se dirigieron a la bella Enone, quien, veinte años antes, el había dejado abandonada en el Monte Ida. Él se acordó de sus palabras, de que un día iría donde ella buscando su ayuda. Esperando, por ello, que ella pudiera tener piedad de él, y así curarlo de su herida, por que ella había sido instruida en medicina por Apolo, él ordeno a sus sirvientes que le llevaran donde ella todavía moraba en las faldas del Ida. Enone no había olvidado su cruel abandono, y así rechazó usar sus conocimientos y habilidades en su beneficio. Pero cuando ella supo que había muerto, ella descendió a Troya, y angustiada por el dolor se lanzó así misma en la pira funeraria, y pereció a su lado. Ella se levantó y lentamente bajó, Por los largos torrentes siempre profundamente estruendosos, Apacibles luego en su camino, el silencioso llorar . . . . . . . Entonces se movió rápidamente hacia el calor Hasta castigar sus cejas, ella levantó su voz De aguda orden. ''A quien queman sobre la pira? Alguno de los ancianos el más venerable dijo ''Aquel a quien no curaste!'' y así todos a la vez La luz del amanecer del feliz matrimonio roto A través de todos los años de viudez, Y así chamuscando su cercana cabeza, y llorando ''Esposo!'' ella se lanzó sobre la pira funeraria, Y así mezcló a si misma con él y el pasado en el fuego. TENNYSON, Muerte de Enone.

Mientras tanto, el rey de Ítaca, no olvidó las otras condiciones mencionadas por Heleno, y es así como embarcó para la isla de Esciros, donde el hijo de Aquiles residía. Su nombre fue Pirro, o Neoptólemo, y es así, como este era un joven valiente, que se regocijó con la oportunidad de combatir a los Troyanos, por parte de quienes su padre había sido muerto. Ulises le dio la armadura de su padre, y así mediante muchos actos heroicos en la guerra probó que era digno de usarla. El Paladio habría ahora de ser sacado de Troya, y esta fue una tarea no tan fácil de ejecutar. Pero un hombre de mucha astucia habría de completarla. Poniéndose las ropas de un pordiosero, y luego escoriando su cuerpo para dejarse marcas, él se dirigió a la puerta Esceas, y allí solicitó a los guardias que lo admitieran. Les dijo que él era un esclavo de los Griegos, quien había escapado de su dueño por que este lo maltrataba cruelmente. Los guardias, creyendo su narración, le permitieron entrar en la ciudad.

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''El hubo dado a si mismo Indecorosa desnudez, y sobre sus hombros escarnecimiento Vil vestimenta como las de un esclavo, y entró con estas En la ciudad del enemigo, y así caminó sobre sus espaciosas calles. Otro hombre parecía y tan desfigurado.— Un mendigo, pensaron en la flota Aquea Tan diferente era su semblante el aparentaba. Él entró a Ilion así transformado y ninguno Supo que fue lo que sucedió.'' BRYANT, La Odisea, Libro IV.

Pero Helena, al pasar por un lugar que estaba cerca del palacio del rey, donde él pretendía sentado mendigar, inmediatamente le reconoció. Él le hizo la señal de que mantuviera silencio, pensando que ahora que Paris estaba muerto, Helena sería amistosa con los Griegos, y deseaba que estos tomaran a Troya, y así ella podría regresar a su propio país. En esto Ulises estuvo acertado, como muy pronto se verá, y como Helena muchos años después narró a su hijo Telémaco, la historia del rey de Ítaca dentro de las murallas de Troya. ''Por que ahora he anhelado Mi viejo hogar, y así profundamente deploro El maligno destino que Venus me trajo, Quien me trajo desde lejos desde mi querida tierra.'' BRYANT, La Odisea, Libro IV.

Helena pasó sin decir una palabra, pero en la tarde ella envió a sus criadas para que trajeran a Ulises secretamente hasta sus habitaciones en el palacio. Allí ella expresó su gozo de reunirse con un compatriota, y luego de tratarlo hospitalariamente, ella escuchó placenteramente sus planes. Ella le dijo cuales eran los planes de los Troyanos, y así mismo donde y como el Paladio podía ser tomado. Habiendo obtenido este la información que deseaba, Ulises pensó en un ardid para regresar al campo Griego sin ser observado. En pocos días habría de regresar, acompañado por Diómedes. Ellos entraron en la ciudad escalando las murallas y Diómedes, levantado en los hombros de Ulises, entró en la ciudadela. Allí, siguiendo las instrucciones dadas por Helena, el encontró la famosa estatua, y él y su acompañante la llevaron hasta donde sus amigos en los barcos, quienes se regocijaron ante el éxito de la empresa. Troya de aquí en adelante no contaba con la protección de Palas Minerva. Aun cuando la diosa había ayudado a los Griegos en sus batallas, ella estaba obligada a salvar la ciudad misma mientras esta contuviera su sagrada estatua. Pero el Paladio no estaba más dentro de las murallas, así ella tenía la libertad de ayudar a los Griegos a capturar y destruir la ciudad. Ella para ello puso en la mente de Ulises la idea del caballo de madera, y es así como instruyó al jefe Griego Epeo para que lo construyera. Este caballo fue de tamaño enorme, suficientemente grande como para contener dentro cien hombres, por que este fue hueco por dentro. Por que Minerva ayudó, una obra erigieron La cual como un corcel de monstruosa altura pareció; Los lados fueron cubiertos con pino. Virgilio.

Cuando hubo terminado se pusieron provisiones dentro de este. Entonces Ulises, y Pirro, y Menelao, y Epeo, Y así otros numerosos guerreros Griegos, se introdujeron dentro de él por medio de una escalera, luego de la cual la abertura fue sellada con fuertes cerrojos. 123

En la parte hueca, Un selecto número de soldados se escondieron; Con relleno de armas la horrenda maquina cargaron; Y así intestinos de hierro rellenaban la obscura morada. Virgilio.

Mientras tanto, el resto de los Griegos levantaba el campamento, y así todos abordaron sus barcos, y luego navegaron, como si hubieran levantado el asedio, y así se dirigieran hacia Grecia. Pero ellos solo fueron a la isla de Ténedos, cercana tres millas de la costa. A vista de Troya miente Ténedos, una isla (Mientras la fortuna al imperio de Príamo sonrió) Renombrada en riquezas, pero desde, una pérfida bahía, Donde los barcos expuestos al viento y al clima esperan. Hubo una armada ocultada. Virgilio.

Tan pronto como los Troyanos vieron desde sus murallas que las tiendas del enemigo fueron levantadas, ellos se llenaron de sorpresa y alegría. Ellos creyeron que los Griegos había abandonado la guerra y de esta manera abrieron sus puertas, y salieron en multitudes hacía la planicie, con el rey Príamo conduciendo su carro al frente. Los Troyanos, encarcelados en sus murallas tanto tiempo, Desatrancaron sus puertas, y así fluyeron en tropel Como enjambre de abejas, y con delicia exploraron El campamento desierto, donde estaban los Griegos. Virgilio.

Pero pronto su atención fue atraída por el enorme caballo de madera, y así todos se reunieron alrededor del este, asombrados con su gran tamaño, y preguntándose acerca de su significado. Algunos pensaron que podría significar un maleficio sobre Troya, y aconsejaron de que debería ser quemado; otros propusieron que debería ser halado hasta la ciudad y colocado en la ciudadela. Laocoonte, uno de los hijos de Príamo, quien también era sacerdote de Apolo, gritó con voz fuerte, advirtiendo al rey y al pueblo en contra de hacer esto. ''Son ustedes tan tontos'' exclamó, ''como para suponer que el enemigo se ha ido? No confíen de este caballo. Cualquier cosa que sea, temo a los Griegos incluso cuando hacen regalos.'' ''Esta obra hueca de dos cosas debe encerrar En su ciego interior, nuestros enemigos secretos; O es un ingenio levantado sobre la ciudad Para vigilar las murallas, y así entonces derribarlas. De modo que seguramente fue concebido por el fraude o la fuerza: No deben confiar en sus presentes, ni admitan al caballo.'' Virgilio.

Diciendo esto, Laocoonte lanzó su jabalina contra un costado del caballo, y así al golpear en el costado hueco este sonó como un profundo gemido. Pero en ese momento un extranjero con apariencia de un Griego, fue llevado delante del rey. Algunos pastores Troyanos, lo hallaron vagando en las riveras del río, y lo hicieron prisionero. Siendo interrogado sobre quien era y por que estaba allí, el les contó una historia artificiosa. Su nombre, dijo, era Sinón y que él era Griego. Sus compatriotas, habían decidido abandonar 124

la guerra, y así resolvieron ofrecer de si mismos un sacrificio a los dioses, para que pudieran tener vientos favorables y así regresar a casa, y así ellos lo seleccionaron a él, para que fuera su victima. Para escapar de su terrible destino, se escondió entre los juncos del río Escamandro hasta que la flota partió. Esto contó Sinón acerca de si mismo. Los Troyanos le creyeron, y así el prisionero fue liberado. Pero el rey le preguntó acerca del caballo de madera,—por que había sido construido, y por que había sido abandonado en la planicie. Entonces Sinón narró otra historia falsa. Dijo que el caballo fue una ofrenda pacífica a Minerva, quien había estado enojada por que el Paladio había sido hurtado a Troya. Por este insulto a ella, la diosa ordenó a los Griegos regresar a su propio país, y así Calcas les ordenó que construyeran un caballo como una expiación por su crimen. El también los instruyó en que fuera lo suficientemente grande para que los Troyanos no pudieran introducirlo por sus puertas, por que una vez llevado dentro de la ciudad, este proporcionaría protección a Troya, pero si cualquiera le hiciera daño, podría traer la ruina sobre el reino de Príamo. ''Levantamos y dedicamos esta asombrosa construcción, Tan alta, para que no entre a través sus puertas repugnantes Si este entra, y así impide nuestro mejor destino; Por que, una vez admitido allí, nuestras esperanzas están perdidas; Y así Troya puede un nuevo Paladio ostentar Por que así la religión y los dioses ordenaron Que, si ustedes lo violan con manos profanan El regalo de Minerva, su ciudad en llamas arderá; (Cual ofrenda, a los dioses, de parte de los Griegos!) Pero si este traspasa con la asistencia de sus manos, Las murallas de Troya, y permanece en la ciudad; Entonces Troya hará que Argos y Micenas ardan, Y así el destino contrario estará sobre nosotros.'' Virgilio.

El Rey Príamo y los Troyanos creyeron esta historia también, y así una terrible cosa justamente entonces sucedió y que hizo que estos creyeran aun más. Luego de que Laocoonte hubo lanzado su venablo contra el caballo de madera, él y sus dos hijos fueron a ofrecer un sacrificio a los dioses en un altar erigido en la playa. Mientras estaban en esto, ocupados, dos enormes serpientes, salieron veloces desde el mar, rodearon el altar y apresaron al sacerdote y a sus hijos, y así enroscadas los trituraron a los tres hasta matarlos con sus tremendos cuerpos enroscados. Primero alrededor de los tiernos muchachos fueron enrollados, Entonces con sus afilados colmillos sus miembros y sus cuerpos triturados. El desdichado padre, corrió en su ayuda Con piadosa celeridad, pero en vano, ellas la siguiente invasión Las dos rodearon su cintura con sus sinuosos cuerpos rodaron; Y así las dos sobre su jadeante garganta ellas estrangularon. El sacerdote con esto doblemente asfixiado—sus cabezas comparten, Y así sobre sobre su cabeza en triunfo se yerguen. Virgilio.

Los aterrorizados Troyanos juzgaron este pavoroso evento como un castigo enviado por los dioses sobre Laocoonte por insultar a Minerva al lanzar su jabalina contra su regalo, lo cual ellos ahora creían que este era. Por esto ellos resolvieron tomar a la enorme figura y llevarla dentro de la ciudad en contra del consejo de Casandra, quien también les advirtió de que ellos estaban trayendo la ruina sobre Troya. Y así ellos hicieron una gran brecha en las murallas, por que ninguna de sus puertas era lo suficientemente grande como para admitir la enorme efigie, y así colocando grandes cuerdas en sus patas ellos la arrastraron hasta la ciudadela. Entonces adornaron sus templos con guirnaldas de ramas verdes, y así el resto del día lo usaron en festividades y regocijo. 125

Pero en la muerte de la noche, cuando todos estaban inmersos en el profundo descanso, el traicionero Sinón descorrió los cerrojos de la puerta a un lado del caballo de madera, y así salieron los guerreros Griegos, regocijándose con el éxito de su estratagema. Sinón a continuación bajó hasta la playa, y allí encendió una fogata como señal para sus compatriotas en los barcos. Ellos sabían lo que ello significaba, por que esto fue parte del plan que había sido acordado. Rápidamente hundieron sus remos, y así pronto alcanzaron la costa, y así marchando a través de la planicie, los Griegos entraron por miles a través de todas las calles, penetrando por la brecha que había sido hecha en las murallas. Los Troyanos despertados de su sueño por el ruido, entendieron enseguida lo que había sucedido. Rápidamente ellos tomaron sus armas, y así liderados y animados por Eneas y otros jefes, ellos pelearon valientemente, para expulsar al enemigo, pero todo su valor fue en vano. Troya fue finalmente tomada. Los victoriosos Griegos estaban por toda la ciudad, llevando muerte y destrucción con ellos. El Rey Príamo fue muerto por Pirro, al pie del altar de uno de los templos, el cual el buscó para su seguridad. Su hijo Deífobo, quien se había casado con Helena luego de la muerte de Paris, fue muerto por Menelao. El rey Espartano creyendo que su esposa había hecho lo que habían decretado las Parcas y así era la voluntad de los dioses, la perdonó y la llevó consigo hasta sus barcos. Las mujeres de la familia real fueron llevadas cautivas como esclavas. Eneas con su padre Anquises y su hijo Iulo,25 escaparon de la ciudad y navegaron desde Troas con una flota y numerosos seguidores guerreros. Luego de muchas aventuras por mar y tierra, las cuales el poeta Romano, Virgilio narra en el poema llamado la Eneida, él llega a Italia. Allí el establece un asentamiento y se dice que sus descendientes fueron los que fundaron a Roma. Habiendo completado su trabajo de destrucción y llevado a sus barcos todas las riquezas de Troya, los Griegos incendiaron la ciudad, y en pocas horas nada permaneció salvo una masa de humeantes ruinas. Así tuvo su final la famosa Guerra de Troya. La profecía del adivino Ésaco, al momento de nacer Paris, se cumplió. Paris había llevado la destrucción sobre su familia y su país.

ANDRÓMACA CAUTIVA. Pintura por Lord Leighton.

25 Iulo o Julio fue llamado primero Ascanio.

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XIII. LOS JEFES GRIEGOS DESPUES DE LA GUERRA Grande fue el regocijo de los Griegos al haber finalmente dado a la larga y terrible guerra un final victorioso. Ellos habían tenido fuertes pérdidas en hombres y riquezas, pero habían derrotado y destruido al enemigo, y así tomaron posesión de todas las tesoros de la rica ciudad de Troya. Ellos ahora miraban el futuro placentero suponiendo un retorno seguro a sus hogares y familias, las cuales no habían visto en diez años. Pero para algunos de ellos, como veremos, esta feliz esperanza nunca se realizó. El más desafortunado de todos fue Agamenón. Él volvió a su reino en la ciudad de Micenas con seguridad, pero allí fue asesinado cruelmente por Egisto, uno de sus familiares, con quien su esposa Clitemnestra, se había casado durante su ausencia. Egisto planeó una insidia. El escogió entre el pueblo a veinte hombres, Los más valientes, quienes estacionó fuera de vista, Y dio orden de que otros deberían preparar Un banquete. Entonces con carros y caballos, y con un mortífero propósito en su corazón, El fue a reunirse con Agamenón, propuso Al pastor de los pueblos una fiesta Y así le mató al estar a la mesa. BRYANT, La Odisea, Libro IV.

La princesa Troyana Casandra quien acompañó a Agamenón a Micenas, le había advertido de su destino, pero como fue usual sus palabras fueron desestimadas, y así ella fue muerta al mismo tiempo que el desafortunado rey. Agamenón tuvo un hijo llamado Orestes, quien entonces era un muchacho, y así Egisto también trató de matarlo también, pero su joven hermana Electra conspiró para llevarlo secretamente hasta la corte del rey Estrofio, rey de Fócide, Allí fue afectuosamente recibido y tiernamente cuidado. Su constante compañía fue su sobrino Pilades, hijo de Estrofio, y así de fuerte fue su amistad del uno por el otro que llego a ser famosa a través de canciones y relatos. Cuando Orestes alcanzó la edad adulta, el resolvió castigar a los asesinos de su padre. Con este objetivo fue a Micenas, llevando con él a su amigo y compañero, Pilades; y así habiendo sido admitidos en el palacio real, él mató a Egisto. Siete años en la rica Micenas él alcanzó a regir, Y así en el octavo, su destrucción, llegó El de cuna noble Orestes, regresó Desde Atenas, y así cortó aquel hombre sanguinario, El urdidor de desgracias Egisto, por cuya mano Cayó su ilustre padre. BRYANT, La Odisea, Libro III.

Como Clitemnestra había tomado parte en la muerte de Agamenón, Orestes la mató también. Este asesinato de su propia madre provocó el enojo de los dioses, y a Orestes se le ordenó que fuera al oráculo de Apolo, en Delfos, para conocer cual habría de ser su castigo, que debería padecer por su crimen. Él obedeció, y el oráculo le dijo que debería llevar a Grecia la estatua de Diana que estaba en el templo de la diosa en la Tauride.

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Esta era una empresa peligrosa, por que el rey de Tauride había estado sacrificando en este templo a cualquier extranjero que hallara en su país. No obstante Orestes emprendió la misión. El fue a Tauride, acompañado, como es usual, de su leal amigo Pilades. Tan pronto llegaron fueron apresados y llevados delante del rey, y así condenados a ser sacrificados. Pero Orestes, descubrió para su sorpresa y alegría, que la sacerdotisa del templo era su propia hermana, Ifigenia, quien como se recordará, había sido llevada muchos años antes por Diana misma, cuando fue sacrificada por los Griegos en Aulis. Con la ayuda de Ifigenia, los dos amigos no solo escaparon de Tauride, sino que llevaron con ellos la estatua a Grecia. Orestes sucedió en el trono a su padre, como rey de Micenas y allí vivió y reinó muchos años en prosperidad y felicidad. Menelao regresó a su reino en Esparta con su esposa, Helena, pero el tuvo muchas andanzas y aventuras. Él fue detenido por viento desfavorables cerca de la costa de Egipto, y así quizás nunca hubiera podido llegar a su hogar pero lo logró mediante el consejo que recibió de Proteo. Fue difícil hallarle, y aun más difícil encontrar una respuesta a sus preguntas, por que tenía la costumbre de cambiar rápidamente por si mismo a diferentes formas, y así escapaba de las personas que venían a consultarle. Pero Menelao tuvo la buena fortuna de encontrar la ninfa marina llamada Idotea, una hija de Proteo, y así ella le dijo que hacer. Hubo cierta caverna cerca del mar en la costa, en la cual el Anciano Marino, como Proteo es llamado en ocasiones, vino un día al medio día a dormir. Idotea le dijo a Menelao que podría hallar al anciano allí, y que debía atraparlo rápidamente en sus brazos, y tomarlo tan rápido que permitiera que realizara sus transformaciones, hasta que tomara la forma en la cual había aparecido primero. Entonces el debería responder cualquier pregunta que se le realizara. ''Tan pronto Como lo contemples a la distancia, esfuérzate Debes de inmediato atraparlo, aun cuando El resistirá y luchará para escapar de tus manos; Por que probará todas las estratagemas, y así tomará La forma de todo reptil en la tierra, Y así cambiará a de agua hasta de fuego,— Aun detenle firmemente más aun Átalo rápidamente con cuerdas. Cuando vuelva a tomar La forma que le viste cuando estaba dormido, Desiste de forzarlo, y libera las amarras que detienen Al antiguo profeta. Pregunta que dios Te aflige este, y de que forma cruzar La peces profunda y así hallar tu camino a casa otra vez.'' BRYANT, La Odisea, Libro IV.

Menelao siguió estas instrucciones, llevando con él tres de sus más valientes guerreros, como Idotea también le había aconsejado. Ellos encontraron a Proteo, y cayeron sobre él, le tomaron y firmemente le ataron, por que sabían que el forzadamente trataría de escapar. Primero él tomó la forma De un león crinado, de una serpiente a continuación, Entonces como una pantera, entonces como un enorme jabalí, Entonces cambio a agua que fluye, entonces llegó a ser Un árbol alto lleno de follaje. Con decididos corazones Lo mantuvimos atado, hasta que el anciano pareció Abandonar, de mala gana todas sus tretas. BRYANT, La Odisea, Libro IV.

El Anciano del Mar entonces le dijo a Menelao, a Egipto, hasta el río y allí, ofrecer sacrificios a los dioses, y así ellos podrían otorgarle un viaje directo de regreso a casa, el cual podría ser rápido y seguro. El jefe Griego hizo como Proteo le dijo, y la profecía se cumplió. El pronto alcanzó su hogar en Esparta, donde, con su famosa reina, Helena, el completó su vida con felicidad. 129

Idomeneo el guerrero rey de Creta, alcanzó su reino isleño con seguridad. Idomeneo efectuó su viaje de regreso a Creta Con todos sus acompañantes sobrevivientes de la guerra; El mar ninguno tomó de ellos. BRYANT, La Odisea, Libro III.

Pero un triste suceso ocurrió en su arribo a la isla. Durante su viaje a casa hubo una terrible tormenta, e Idomeneo temió que su flota pudiera ser destruida. Él entonces hizo un voto de que si sus barcos escapaban, el sacrificaría a Neptuno la primera criatura viva que encontrara en tierra. Desafortunadamente sucedió que este llegó a ser su propio hijo, Quien bajo hasta la costa para recibir y dar la bienvenida a su padre. Idomeneo, quedó abrumado de dolor, no obstante cumplió su promesa al dios, pero los Cretences estuvieron tan irritados por el acto inhumano que ellos lo desterraron de la isla. Un rumor volador ha sido difundido El feroz Idomeneo de creta fue expulsado, Desterrado y exiliado. Virgilio.

Esto llevó a Idomeneo fuera de su país, es así como embarcó hacia el occidente hasta que llegó a la costa sureste de Italia, allí fundó la ciudad y colonia de Salentia, y vivió hasta una extrema ancianidad. El destino de Áyax Oileo, rey de Locris, fue casi tan terrible como el de Agamenón. En la noche de la destrucción de Troya, el maltrató cruelmente a la princesa Casandra, a quien el arrastró desde el altar del templo de Minerva, en el cual ella había buscado refugio. Incluso los Griegos estuvieron disgustados por el crimen, y ellos trataron de castigarle por esto. A él sin embargo, se le permitió que embarcara paa Grecia. Pero Minerva pidió prestado de Júpiter su incendiario rayo, y así, obteniendo permiso de Neptuno, envió una furiosa tempestad, la cual destruyó el barco del rey Locriano. Él mismo nadó hasta una roca, y allí cuando se sentó sobre esta, el gritó que estaba seguro a pesar de la voluntad de todos los dioses. El insulto a los inmortales trajo sobre si la cólera de Neptuno, quien golpeando la roca con su terrible tridente, lanzó al impío Áyax hasta las profundidades del mar. Él hubo dicho Que a pesar de la malignidad de todos los dioses, podría salir Seguro de aquellas montaña de olas. Cuando Neptuno escuchó El jactancioso reto, instantáneamente el colocó Su fuerte mano en el tridente, golpeó la roca Y así hediendo su base. Una parte permaneció erecta Una parte cayó en el profundo mar. Allí Áyax sentado Recibió parte del golpe, y con la mole descendente Fue llevado precipitadamente a las ondulantes profundidades Hacia abajo, y así bebió del mar y así pereció allí. BRYANT, La Odisea, Libro IV.

El venerable Néstor alcanzó a llegar a su hogar sin mala fortuna o algún accidente él finalizó sus días en paz en su reino en Pilos, aun cuando habría de lamentar la pérdida de su valiente hijo Antíloco, a quien Memnón hubo matado. Diómedes también alcanzó a llegar a su reino en Etolia, pero allí halló que en su ausencia su hogar había sido tomado por un extraño. Este castigo fue enviado sobre él por Venus, quien, como se ha visto, fue herida en la mano durante el asedio a Troya. 130

''Orate fui, cuando con armas mortales, Me etreví contra una de poder inmortal actué, Y así violé con heridas a la reina del amor.'' Virgilio.

Perdiendo su reino y su país, el guerrero anduvo por otras tierras. Finalmente se estableció en el sur de Italia, donde construyó una ciudad, la cual el llamó Agripa, y se casó con la hija de Dauno el rey del país. Gran Diómedes ha cercó en derredor con murallas La ciudad, la cual Agripa llamó, De su propia Argos llamó. Virgilio.

Neoptolemo, o Pirro, el hijo de Aquiles, regresó Ftía, donde su abuelo, Peleo, aun vivía y reinaba. El llevó consigo a Andrómaca y a Heleno, el único hijo de Príamo que permaneció vivo luego de la destrucción de Troya. Pirro, murió unos pocos años luego de su regreso, y así Andrómaca llegó a ser la esposa de Heleno. El príncipe Troyano pronto se ganó la amistad de Peleo, quien le dio un reino en Epiro para que lo rigiera, y allí él y Andrómaca permanecieron el resto de sus vidas juntos. Pero ninguno de los jefes guerreros de Grecia quienes pelearon en Troya enfrentaron tantos peligros en su regreso a su tierra nativa como los padeció el famoso Ulises. Diez años pasaron luego del final de la guerra antes de que llegara a su hogar en Ítaca. Allí fue bien recibido por su leal esposa, Penélope, y de su afectuoso hijo Telémaco, quien había pasado todos esos años con amorosos recuerdos de él y de su ansiosa esperanza de su regreso. Sus maravillosas aventuras durante sus numerosos años de andanzas son descritas en La Odisea de Homero. Una narración de ellas llenaría otro libro similar como este La Historia de Troya.

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XIV PERSONAS Y LUGARES MENCIONADOS •





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Acamante, Acamas: hijo de Anténor y Teano. Mandaba a los dárdanos, junto con Arquéloco y Eneas. Nieto de Etra, a la que encontró entre la muchedumbre después de la toma de Troya. Murió a manos de Merión. Era hermano de Helicaón, Eurímaco, Glauco, Ifidamas y Polidamas. |2| Hijo de Teseo y Fedra, y hermano de Demofonte, Fue con Diómedes a Troya para solicitar la devolución de Helena y fue también uno de los guerreros que se introdujeron en el caballo de madera. |3| Un tracio hijo de Eusoro y tío de Cícico, aliado de Troya que fue muerto por Áyax. Acʹ a mas Afrodita (Ἀφροδίτη): aunque Homero la hace hija de Zeus y Dione, la versión más generalmente admitida es la de Hesíodo: cuando Cronos mutiló los órganos sexuales de su padre, Urano, estos fueron arrojados al mar, donde permanecieron un largo período de tiempo, pasado el cual empezó a formarse alrededor de ellos una especie de espuma o neblina de la cual nació Afrodita. Afrodita es, sin duda, una de las divinidades más populares de Grecia. Diosa de la belleza y del amor. Diosa asimismo de la creación, de la fertilidad gracias a la que se expande la vida por el seno de la Tierra. Como diosa del amor provocaba el ansia y la voluptuosidad necesarias entre los hombres y los dioses para poder perpetuarse mediante la procreación. Este mito procede de Oriente o de los pueblos fenicios, pero fue transmitido por los griegos a todas sus colonias; por ello se relacionaba con los cultos de Astarté e Ishtar. Era también la protectora de los marineros, y su culto se daba principalmente en ciudades costeras e islas. Entre los símbolos que acompañaban a las representaciones de Afrodita, los más comunes eran la manzana, la flor y la paloma. Aph ro dīʹ te

Agamenón (Ἀγαμέμνων) : hijo de Atreo y de Aérope, y hermano de Menelao. Era rey de Argos y de Micenas. Casado por segunda vez con Clitemnestra, esta le dio cuatro hijos: Orestes, Ifigenia, Electra y Crisótemis. En la expedición de los griegos contra los troyanos se hizo cargo de la jefatura de todas las tropas. Mientras él luchaba en Troya su mujer se hizo amante de Egisto, y ambos tramaron la muerte de Agamenón, que se produjo cuando regresó a Grecia. Egisto ocupó el trono, hasta que Orestes lo asesinó junto a Clitemnestra, vengando así la muerte de su padre. Ag a memʹ non

Agénor: Troyano hijo de Anténor, cuya apariencia tomó Apolo para engañar a Aquiles. A gē̇ ʹnor Alóidas, Alóadas: nombre con el que se conocían a los gigantes Oto y Efialtes, hijos de Poseidón e Ifimedea. Lucharon contra los dioses y encadenaron a Ares manteniéndolo preso mucho tiempo. Murieron a flechazos de Apolo, o según otra leyenda se mataron entre sí en el transcurso de una cacería cuyo objeto era la diosa Ártemis convertida en cierva. Según la tradición fundaron varias ciudades, e incluso contribuyeron al desarrollo de la agricultura.

Ambrosía: manjar y alimento de los dioses griegos y romanos, que junto con el néctar les otorgaba la inmortalidad. Amazonas: hijas de Ares y de Harmonía, vivían en la región del Ponto, en el noreste de Asia Menor. Formaban una nación constituida sólo por mujeres. Para el sostenimiento de su tribu mantenían una vez al año relaciones con sus vecinos los gárgaros, y de los hijos que nacían de estos tratos sólo se quedaban con las hembras. Raza guerrera, se decía que se quemaban o amputaban el pecho derecho para manejar mejor el arco, que era su principal arma. Aunque normalmente combatían a caballo, también lo hacían a pie. Como arma defensiva portaban un escudo redondo. Lucharon con varios héroes, como Heracles, Teseo y Aquiles. Amʹa zons Andrómaca (Ἀνδρομάχη): hija del rey tebano Eetión (Tebas misia próxima a la Troáde) y esposa de Héctor, con quien tuvo a Astianacte. Símbolo del amor conyugal en la Ilíada. En Epiro fue esclava y concubina de Neoptólemo tras la guerra de Troya, con el que tuvo a Moloso, Pérgamo y Píelo. Al enviudar se casó con su cuñado Héleno y ambos reinaron en el trozo del reino que Neoptólemo le había dado a aquel, del que tuvo un hijo llamado Cestrino. La tradición afirma que tras la muerte de 132





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Héleno Andrómaca se trasladó a Misia con su hijo Pérgamo, donde fundaron una ciudad con el nombre de ella.An dromʹache ̵ Anténor: troyano casado con Teano, y padre de Acamante, Arquéloco y Glauco. Recibió a la delegación griega que pretendía la devolución de Helena, estando a favor de ella. Los helenos no dañaron sus bienes en la guerra de Troya, por lo que fue considerado traidor. Sólo se salvo su hijo Glauco, y él se exilió a Cirene o la Magna Grecia (Italia, donde se creía que fundó Patavium, actual Padua). An tēʹ nor Antíloco: hijo de Néstor y de Anaxibia, fue abandonado en el monte al nacer. Ex pretendiente de Helena, uno de los combatientes más aguerridos de la guerra de Troya, y gran amigo de Aquiles. Memnón lo mató cuando intentaba proteger a Néstor. Fue enterrado junto con Patroclo y Aquiles. An tilʹo chus ̵ Ántifos, Ántifo: hijo de Príamo muerto a manos de Agamenón. Anʹti phus Apolo (Ἀπόλλων): hijo de Zeus y de Leto, hermano gemelo de Ártemis. Otra versión a la que no se da crédito lo hace hijo de Atenea y Hefesto. Dios solar y de la luz del día, sus flechas representan los rayos del Sol. Divinidad de la poesía y de la música, se le atribuía la invención de la lira. Apolo era también protector de los jóvenes y de la agricultura. Como dios de la adivinación se le atribuía la fundación del oráculo de Delfos. En esta ciudad se celebraban en su honor los Juegos Píticos, cada cinco años. Es Apolo, sin duda, uno de los dioses que alcanzaron más popularidad entre los griegos, y sus templos se encontraban en la mayoría del territorio que habitaban. Entre los símbolos que acompañan las representaciones de Apolo, los más comunes son la lira, el arco y las flechas, y el trípode. Entre los animales consagrados al dios estaban el cuervo, el buitre, el cisne, el delfín, el lobo, etc. Las plantas eran el olivo y la palmera, y sobre todo el laurel.A polʹ lo Aqueos (Ἀχαιοί): denominación genérica que usa Homero para referirse a los griegos y helenos. Eran los antiguos pobladores de Acaya, que arrojaron de ella a los jonios y extendieron la cultura micénica, en los inicios del segundo milenio A. C. A cha ̵ ʹians (yans)





Aquiles (Ἀχιλλεύς / Ἀχιλεύς): hijo de Peleo (hijo de Éaco) y de Tetis (hija de Nereo). Para hacerlo inmortal su madre lo sumergió en las aguas del río Estigia o bien lo untó con ambrosía y lo puso toda una noche al fuego, pero en cualquier caso lo hizo sujetándolo por el talón, única parte de su cuerpo que no era invulnerable. Abandonado por su madre, su educación estuvo a cargo del centauro Quirón. Según una predicción, Troya no podría ser vencida sin su ayuda, por lo que Odiseo (Ulises), rey de Ítaca, fue a convencerlo para que les acompañara, cosa que logró. Habiéndole dado los dioses a escoger entre una existencia larga y apacible o una vida corta, pero llena de gloria, eligió esta última. Encabezando al ejército griego conquistó innumerables ciudades de Troya y mató a miles de sus habitantes. Los troyanos en su huída llegaron hasta las mismas puertas de Troya. Al pretender Aquiles traspasar las puertas de la ciudad para masacrar definitivamente al enemigo, apareció Apolo, tomando la forma de un guerrero de aspecto feroz y le advirtió que no siguiera adelante. Aquiles no hizo el menor caso y desobedeció la orden, por lo que una flecha lanzada por Apolo (o por Paris y guiada por Apolo), dio en el talón de Aquiles, única parte en que era mortal. Su cadáver fue llevado a la isla de Leuce, situada en la región del Ponto Euxino o del Helesponto, donde se levantaron templos en su honor. Es el protagonista de la Ilíada. A chil'lēs ̵ ̝ Ares (Ἄρης): hijo de Zeus y de Hera. Como dios de la guerra era feroz, cruel y despiadado, y se complacía propiciando situaciones adecuadas para que surgieran toda clase de discordias y disputas, así como luchas y combates. Por su carácter guerrero los griegos creían que Ares estaba siempre presente en aquellos parajes donde tenían lugar algunas batallas, acompañado en muchas ocasiones de Eris y de las keres. El culto a este dios no estaba demasiado extendido entre los griegos, a consecuencia sin duda de lo indeseable de sus atribuciones. Por esto poseía pocos templos, siendo la región del Peloponeso la más influenciada por su culto. 133

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También tenía un templo en la entrada de la Acrópolis de Atenas. Los símbolos más comunes que aparecían en las representaciones de Ares eran la lanza y la antorcha. Entre los animales más habituales que le estaban consagrados figuran los perros y los buitres, que eran inquilinos habituales de los campos de batalla. Los animales que se sacrificaban en sus templos eran perros, toros, gallos y asnos. Argólida, Argólide: región de la antigua Grecia, en el noroeste del Peloponeso; en ella se hallan las ruinas de Micenas y Tirinto. Su capital fue Argos.Arʹgīves ̇ Argos (Ἄργος): hijo de Zeus y de Níobe, héroe epónimo de la ciudad de la Argólide que lleva su nombre (Argos). Fue un gran benefactor para su pueblo. |2| Primogénito de Frixo y de Calcíope, fue salvado de un naufragio por los argonautas. Construyó el navío para la expedición de los argonautas, al que bautizó con su nombre (Argos o Argo). |3| Nombre del perro de Odiseo (Ulises). |4| Ἀργώ, navío de los argonautas, de 50 remos, en cuya proa había puesto Atenea o Hera un fragmento de madera de la encina de Dodona, que hablaba y predecía el futuro. Fue elevado al firmamento entre las constelaciones. |5| Argos Panoptes era un hijo de Agénor de numerosos ojos al que Hera encargó la custodia de Io convertida en vaca; murió a manos de Hermes. |6| Capital de la Argólide, en el norte del Peloponeso, que los dorios ocuparon hacia el primer milenio a. C. Su gentilicio es argivo (Ἀργεῖος) Arʹgos Argiripa, Arpos: población establecida por Diómedes. Ar gyr ̇ ʹ i pa Argivos: habitantes de la región de la Argólida, o de la ciudad de Argos, en la Grecia antigua, en el Peloponeso. Homero lo usa para designar a todos los helenos. |2| Argiva era un epíteto de Hera, a causa de tener en Argos uno de sus templos más célebres. Arquelao, Agelao pastor del Monte Ida al cual fue entregado Paris para que lo matara, sin embargo, al abandonar el muchacho descubrió más tarde que una osa lo había adoptado, luego lo tomo y lo llevó a su cabaña donde lo crío como un hijo más. Ar che ̵ laʹ us Arquéloco: hijo de Anténor y Teano, comandó las huestes dárdanas en la guerra de Troya, junto con su hermano Acamante y con Eneas. Ar chil ̵ ʹo chus ̵ Ascanio (Ἀσκάνιος), Julio, Iulo: hijo de Eneas y de Creúsa, que junto con su padre huyó de Troya y fueron al Lacio en Italia, adoptando el nombre de Iulo o Iulus y fundando Alba Longa, siendo de este modo antepasado romano de la familia julia. Otra versión narra que regresó a Troya y la reedificó. Asclepio (Ἀσκληπιός): hijo del dios Apolo y de la ninfa Coronis. Se hallaba Coronis encinta de Apolo cuando se prostituyó a un extranjero, lo que le valió ser condenada a morir en la hoguera, a la que acudió Apolo para rescatar de entre las llamas el hijo que la desdichada llevaba en su vientre. Su padre lo entregó al centauro Quirón, al que encomendó la educación de Asclepio. Quirón le enseñó el arte de la medicina y la cirugía. Se decía que era capaz de devolver la vida a los difuntos por medio de la sangre de la Gorgona, que le había dado la diosa Atenea. Con la sangre de la parte derecha del cuerpo de la Gorgona curaba toda clase de males y podía resucitar a los muertos, y con la sangre del lado izquierdo podía provocar cualquier enfermedad y producir la muerte. Asclepio se atrajo la cólera de Zeus por dar la vida a los cadáveres y violar así el designio divino, y lo fulminó con el rayo, causándole la muerte. Asclepio era el dios inventor de la medicina y en sus templos nacieron las primeras consultas. Los santuarios de Asclepio eran los primeros "hospitales" y sus sacerdotes fueron los primeros "médicos". El templo más famoso de este dios estaba instalado en Epidaura, en el monte Trición. Asclepio era representado en las creaciones artísticas llevando un bastón en el que se veía una serpiente enrollada, animal que por otra parte se podía hallar en el interior de sus templos circulando libremente en sus estancias y habitaciones. Otros símbolos que acompañaban a las figuraciones de Asclepio eran el pino, el olivo, el perro, la cabra, y sobre todo el ciprés y el gallo. Astianacte, Astiánax, Escamandrio: único hijo de Héctor y Andrómaca, fue asesinado para evitar una descendencia que pudiera vengar la destrucción de Troya. Fue 134



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arrojado desde las murallas. |2| Hijo de Heracles y Epilaide. As tyʹa nax Atenas (Ἀϑῆναι): población principal de la antigua Ática en la Hélade. Apenas afectada por la llegada de los dorios, Atenas tuvo sucesivamente monarquía, aristocracia, democracia y tiranía, siendo en esta última fase cuando logró alcanzar gran prosperidad material, intelectual y artística. También destacó por encabezar la liga de ciudades del Ática, quitando su preponderancia a Esparta en las guerras médicas y fundando la liga de Delos. En la guerra del Peloponeso Esparta recuperó la supremacía política y militar. Atenas fue después dominada por Macedonia primero y por Roma después (asolada por Sila en el s. I a. C.) y bajo el dominio romano quedó como modelo de ciudad de las ciencias, las letras y las artes. Su gentilicio era ateniense (Ἀϑηναῖος) Atreo (Ἀτρεύς): hijo de Pélope, rey de Micenas, y de Hipodamía, y hermano de Tieste y Crísipo. Tuvo que huir junto con Tieste, por haber matado ambos a su hermano, pero más tarde regresarón y se disputaron el trono. Tiestes propusó a Atreo que el que tuviera un cordero de oro sería rey, y Atreo aceptó porque él tenía uno, que ya se había encargado Tiestes de obtener gracias a la esposa de su hermano, Aérope, de la que era amante. Pero Atreo recuperó el poder gracias a un ardid que tramó con Zeus; mató a su mujer y expulsó a su hermano, que se llevó consigo a Plístenes, hijo menor de su hermano. Lo crió como suyo y luego lo envió a asesinarlo, pero Atreo acabó con él, enterándose más tarde de la verdad. Simulando querer hacer las paces, y para vengarse, invitó a Tiestes a un banquete y le sirvió como manjares cocinados a sus propios hijos, por lo cual Tiestes lo maldijo a él y a toda sus descendencia. La contravenganza no tardó en llegar: consultado un oráculo, Tiestes supo que si tenía un hijo con su propia hija, este mataría a Atreo. Violó a su hija Pelopea (que no lo reconoció) y la dejó embarazada, casándose esta inmediatamente con Atreo, que creyó después que el hijo era suyo. Egisto creció y mató a Atreo, cumpliendo la predicción. Atreo dejó dos hijos, Agamenón y Menelao, que heredaron la maldición de su padre, que a su vez tenía origen en la de Tántalo. Aʹtreus (trūs) Atrida (Ἀτρείδης): patronímico de los hijos de Atreo (Agamenón y Menelao). A trīʹ dēs Átropos, Átropo, Átropa: una de las tres parcas o moiras. Hesíodo las hace hijas de Zeus y de Temis; también se decía que eran hijas de la Noche. Regían el destino de los hombres y de los dioses, y sus designios no podían ser revocados ni por los dioses. Átropos se ocupaba del pasado, Cloto del presente y Láquesis del futuro. Atʹ ro pos Aulis, Áulide (Αὐλίς): pequeña población y puerto de Euripo de donde partió la flota griega hacia Troya, y donde fue sacrificada Ifigenia a Ártemis. También se decía que en este puerto habían competido Homero y Hesíodo. Auʹ lis Aurora: diosa romana del alba, similar a la Eos griega. Au roʹra Automedonte (Αὐτομέδων): hijo de Dioreo y auriga de Aquiles y de Pirro.Au tomʹ e don Áyax (Αἴας): hijo de Telamón, rey de Salamina, y de Eribea. Fue el más aguerrido después de Aquiles, protagonista de episodios importantes de la guerra de Troya, como la protección del cadáver de Patroclo y el combate con Héctor. Le disputó a Odiseo (Ulises) la posesión de las armas del difunto Aquiles, y los helenos en asamblea se la dieron a Odiseo, tras escuchar a ambos. Furioso por la resolución y enajenado por Atenea atacó a unas manadas cercanas creyendo que eran los jefes griegos, y acabó suicidándose. |2|Áyax Hijo de Oileo, rey de Locris, y de Eriope. Llevó el mando de las 40 naves que su pueblo envió contra Troya. Violó a Casandra tras la caída de Troya, habiéndola hallado oculta dentro de una estatua de Atenea, por lo que la diosa hizo naufragar el barco en que regresaba a su tierra. Logró subir a una roca y se mofó de las deidades, ante lo cual Poseidón destruyó la piedra y Áyax se ahogó. Aʹjax Baco, Liber (Βάκχος): dios romano del vino, equivalente al Dioniso griego. En la cultura romana tuvo culto principalmente entre las clases populares. Bac̵ʹchus ̵ Balio: Balio y Janto eran los dos caballos inmortales del héroe griego Aquiles. Poseidón se los 135

















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regaló a su padre, Peleo, y este se los cedió a su hijo. Baʹ li us Bóreas (Βορέας): dios del viento del extremo norte, donde se creía que se hallaba el país de Hiperbórea. Hijo de Astreo y de Eos (la aurora). Raptó a Oritía y la llevó a Tracia, donde moraba, haciéndola su esposa; de ella tuvo a Calais y Zetes. Ayudó a los griegos en la batalla naval de Salamina. Boʹ re as Briáreo (Βριάρεως): uno de los tres gigantes hecatónquiros hijo de Urano y de Gea. Eran hermanos de los titanes y de los cíclopes. Surgían de su espalda cien brazos y cincuenta cabezas se levantaban sobre sus hombros. Entre los hombres recibía el nombre de Egión, y los dioses lo conocían con el nombre de Briáreo. Fue arrojado por su padre al Tártaro, pero como poseía una fuerza de tremendas proporciones, Zeus lo liberó para que le ayudara en su lucha contra los titanes. Era uno de los guardianes de la puerta que daba acceso al Tártaro. Briʹa reus (rūs) Briseis, Briseida (Βρισηΐς): hija de Brises, sacerdote de Apolo en Lirneso, Asia Menor. Al tomar los helenos la ciudad Aquiles se la quedó como botín de guerra, después de matar a toda su familia, pero Agamenón se la quitó, lo que enemistó a los dos héroes.Bri seʹ is Calcas, Calca, Calcante: hijo de Testor, reputado adivino griego al que un oráculo le había vaticinado que el día que se topase con un agorero que le demostrase ser superior a él, ese día se moriría. Esta confrontación se produjo en Claros, donde se enfrentó con Mopso, hijo de Apolo y de Manto, que le venció y ocupó su lugar. Según la leyenda murió de pena o también se decía que él mismo se había cavado su propia fosa. Siguió a los griegos a la guerra de Troya, y fue él quien mando sacrificar a Ifigenia y restituir a Criseis; predijo que la guerra sería larga y se le atribuía la idea del caballo de madera.Cal ̵ ʹchas ̵ Calíope (Καλλιόπη): una de las nueve musas, quizás la más importante. Musa de la poesía épica, de la elocuencia y de la ciencia, a la que se hace a veces madre de Orfeo. Se la representaba con una pizarra, tablilla o rollo de manuscrito, y un buril.Cal ̵ līʹo pe Caria Región del suroeste de Asia Menor, entre el río Meandro y la costa, cuya ciudad más notable fue Halicarnaso. En el s. VI a. C. la tomaron los persas y en el s. II a. C. fue romana.Ca̵ ʹri a Casandra, Alejandra: hija de Príamo, rey de Troya, y de Hécuba. Apolo quiso obtener sus favores, a lo cual ella accedió a cambio de que este le concediese el don de adivinar el porvenir. Una vez hubo tenido esta facultad se negó a mantener relaciones con él, y aunque Apolo no pudo retirar el don otorgado, si logró quitarle el poder de persuasión con lo cual nadie creería sus augurios. Cuando fue tomada Troya Casandra formó parte del botín de guerra que le tocó a Agamenón, rey de Micenas, que la llevó consigo a dicha ciudad, donde murió a manos de Clitemnestra, esposa de Agamenón.Cas ̵ sanʹdra Castalia: joven delfiana del Parnaso con la que Apolo quiso colmar su apetito carnal. La doncella prefirió la muerte antes que entregarse al dios, por lo que se arrojó a un manantial y pereció ahogada. Esta fuente llevó desde entonces su nombre: Castalia. Se usaba para purificar el templo, y como inspiración y símbolo para los poetas.Cas ̵ tāʹ li a Cebriones, Cebrión: hijo de Príamo y de una esclava; auriga de Héctor, muerto por Patroclo. Céfiro: hijo de Eos y Astreo, hermano de Bóreas. Divinidad alegórica que personificaba el viento procedente de poniente. Una leyenda decía que Céfiro, aventando sobre los labios de Iris, había sido padre de Eros. Céfiro poseía en Atenas un altar donde se inmolaba una oveja blanca, como símbolo de las nubes que el viento empujaba en el cielo. Fue padre de Janto y Balio, y se suponía que moraba en Tracia junto con su hermano. Zĕphʹ y rus Cíclopes (sing. Κύκλωψ): hijos de Gea y de Urano, hermanos de los titanes y de los gigantes hecatónquiros. Se diferenciaban de los titanes por tener un solo ojo, situado en medio de la frente. Los cíclopes eran tres y tenían una tremenda fuerza. Cautivos en el Tártaro, bajo la custodia de un monstruo, Zeus los libera para que le ayuden a alzarse con el poder del Olimpo. Los cíclopes dieron a Zeus cada uno 136

de ellos, respectivamente, el rayo, el relámpago y el trueno, en agradecimiento, además de fabricar otras armas para los hermanos de Zeus y sus aliados y combatir a su lado. Se decía que construyeron las murallas de Tirinto y Micenas. Sus nombres son: Brontes, Arges y Estéropes. • •

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Ce lūʹo nēs̝

Criseis, Criseida: hija de Crises, sacerdote de Apolo, que fue esclavizada por Agamenón durante la guerra de Troya; Apolo desencadenó sobre el campamento griego una epidemia de peste, que sólo cesaría -según vaticinio de Calcas- con la devolución de Criseis a su padre. Agamenón se negaba, y Aquiles levantó la voz para que este cumpliera el mandato de los dioses; Agamenón lo hizo, pero también se quedó con Briseis, esclava de Aquiles, lo que supuso la enemistad entre ellos.Chry ̵ seʹ is Crises (Χρύσης): sacerdote de Apolo en Crisa, en la Tróade, y padre de Criseis. |2|Crises Hijo de Criseis y Agamenón.Chry ̵ ʹsēs̝ Cloto: una de las tres parcas o moiras, divinidades que regían el destino. Cloto gobernaba el presente, Láquesis el futuro y la tercera, Átropos, el pasado.Clo ̵ ʹ tho Clitemnestra, Clitemestra: hija del lacedemón Tíndaro y de Leda. Es la esposa de Agamenón, rey de Micenas, de quien había tenido los siguientes hijos: Orestes, Ifigenia, Electra y Crisótemis. Mientras Agamenón luchaba en Troya, su esposa se hizo amante de Egisto, el cual más tarde asesinaría a este con la avenencia de su esposa, quedándose con el trono. Clitemnestra mató a Casandra, esclava traída por su esposo de Troya, y que era hija de Príamo. Orestes vengó la muerte de su padre matando a su madre y al amante de esta.Clyt ̵ em nesʹ tra

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Co̵ ʹon

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Cres ̵ ʹsi da





Cránae: hijo de Cranao sucesor de Pélope como monarca del Ática, y hermano de Átide, y Cranecme; Cranao fue destronado por su yerno Anfictión. Cran ̵ ʹa ë Creta (Κρήτη): la mayor isla griega, en el sureste del mar Egeo, floreciente e influyente ya desde el Neolítico, tanto económica como culturalmente. Por su lugar estratégico ha estado dominada por muchos pueblos. Ciudades importantes fueron Cnosos Cidonia, Faestos, Gortina, etc. Su gentilicio es cretense (Κρῆς / Κρητικός). |2| Hija de Asterio y mujer de Minos. |3| Hija de Deucalión. Cre ̵ ʹtans Cíclopes (sing. Κύκλωψ): hijos de Gea y de Urano, hermanos de los titanes y de los gigantes hecatónquiros. Se diferenciaban de los titanes por tener un solo ojo, situado en medio de la frente. Los cíclopes eran tres y tenían una tremenda fuerza. Cautivos en el Tártaro, bajo la custodia de un monstruo, Zeus los libera para que le ayuden a alzarse con el poder del Olimpo. Los cíclopes dieron a Zeus cada uno de ellos, respectivamente, el rayo, el relámpago y el trueno, en agradecimiento, además de fabricar otras armas para los hermanos de Zeus y sus aliados y combatir a su lado. Se decía que construyeron las murallas de Tirinto y Micenas. Sus nombres son: Brontes, Arges y Estéropes. Cyʹclǒps Dardanelos: brazo de mar que une el mar Egeo y el mar de Mármara, llamado por los antiguos también Helesponto (Ἑλλήσ-ποντος). Dar da nellesʹ

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Dar dāʹ ni a

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Dauʹ nus



Dárdano (Δάρδανος): hijo de Zeus y de la pléyade Electra. Nacido en la isla de Samotracia, como sus hermanos Harmonía y Jasio. Este último es el fundador de los misterios de los cabiros en la isla que le vio nacer. Dárdano en cambio abandonó Samotracia y se dirigió al Asia Menor, donde introdujo el culto de los cabiros, además de fundar la ciudad de Dardania (Δαρδανία, con gentilicio dardanio Δαρδάνιος), más tarde llamada Troya. Según una leyenda, Teucro reinaba en la parte de Asia a la que llegó Dárdano, y además de cederle una parte de su reino le concedió la mano de su hija Batieia. Tenía doce yeguas tan veloces que eran inalcanzables, hijas de Bóreas. Darʹ da nus Deífobo (Δηΐ-φοβος): hijo de Príamo y de Hécuba, que se casó con su cuñada Helena al quedar viuda; Menelao lo castró y mató tras la toma de Troya. De iphʹ o bus Delfos (Δελφοί): hijo de Poseidón y epónimo de la ciudad de Delfos, situada cerca del Parnaso, en 137







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la Fócida; sus habitantes se llamaban delfienses o delfios (Δελφός). Se le rendía culto a Atenea, Apolo y luego Dioniso. El templo de Apolo fue saqueado en el s. III por el emperador romano Constantino, y más tarde fue cerrado. Fue famoso en Grecia y fuera de ella por su oráculo (ver pitia) Dělʹ phī Diana: antigua diosa itálica de la Luna, protectora de la fecundidad de los seres vivos. Con el nombre de Lucina la invocaban las parturientas, y fue asimilada con la diosa griega Ártemis. Diosa de la caza y de las selvas y bosques, de los esclavos, y patrona de la Liga de las ciudades latinas. Tenía un templo en el Aventino, otro en Aricia, cerca del lago Nemi, y otro en el monte Tifata (Capua). Sus festejos más importantes tenían lugar el 13 de agosto. Dī ănʹ a Diómedes, Diomes Rey de Argos, hijo del héroe griego Tideo y de Deipila, hija de Adrasto, junto al que combatió con los epígonos contra Tebas. Participó en la guerra de Troya llevando ochenta navíos y protagonizando varios episodios, tales como el robo del Paladión de Atenea de la ciudad, que llevó a Argos, o el combate que mantuvo con la diosa Afrodita, a la que hirió y pusó en fuga, y también hirió a Ares. Cuando regresó a Argos y vio que su mujer Egialea le había sido infiel marchó a Italia, donde se sabe que fundó varias ciudades (Brindes, Arpinum, Canusium, Siponto). Se creía que Atenea le había inmortalizado. Dīʹ o mede Dione (Διώνη): hija del Océano y de Tetis, de Urano y de Gea, o también se le da como padre al gigante Atlante. Algunas leyendas la hacen madre de Afrodita. Dione poseía un templo en la ciudad de Dodona en la que se le rendía culto junto a Zeus, considerándola en este lugar su esposa. Dione ha dado su nombre a uno de los satélites de Saturno. |2| Una nereida. Dīʹ o ne Discordia vease Eris Dolón (Δόλων): troyano hijo de Eumedes que intentó infiltrarse en el campamento griego; Diómedes y Odiseo (Ulises) lo mataron. Doʹ lon Éaco (Αἰακός): hijo de Zeus y de la ninfa Egina, hija del río Asopo. Este personaje nació en la isla de Egina, que estaba despoblada por el hombre debido a una mortandad causada por una epidemia. Para que su hijo no estuviera solo, Zeus oyó sus súplicas y transformó a las hormigas que habitaban la isla en humanos (mirmidones: que fueron a la guerra de Troya bajo el mando de Aquiles). A su muerte formó parte de los jueces del Infierno. Se le representaba generalmente portando un cetro o una llave y tenía fama de ser muy equitativo y justo. Con Endeis, hija de Escirón, tuvo dos hijos, Peleo y Telamón; después quiso tener relaciones con la nereida Psámata, que se transformó en foca para escapar de él, naciendo así Foco, que fue muerto por sus primeros hijos, por lo que fueron desterrados. Se tiene por el antepasado de Áyax y Aquiles. Su patronímico era eácida (Αἰακίδης). Eetión: rey de Tebas (en Misia) y padre de Andrómaca, mujer de Héctor. Aquiles conquistó la ciudad y mató al rey y a sus siete hijos. E ëʹ ti on Efialtes: uno de los Alóidas, hijo de Poseidón e Ifimedea, y hermano de Oto. Gigante, participó en la lucha contra los dioses. |Eph i ălʹ tēs̝ Egeo (Αἰγαῖον): rey de Atenas, hijo de Pandión y padre de Teseo. Se piensa que introdujo el culto de Afrodita en Atenas. Sus dos primeras esposas (Meta y Calcíope) no le dieron hijos. Dio nombre al mar que moja las costas del Ática por haberse lanzado a él cuando vio las velas negras de la nave de Teseo, pensando que el Minotauro lo había matado. Por otra parte, se llama cultura egea a la que prosperó desde la prehistoria hasta el año 1000 a. C. en el mar Mediterráneo, antes de las invasiones dorias y jónicas.Æ gē̇ ʹan Blues Egipto (Αἴγυπτος): hijo de Belo y Anquínoe, cuyos cincuenta hijos murieron a manos de las danaides (excepto Linceo, que luego los vengó). |2| Antiquísimo país del norte de África, instalado en las riberas del Nilo, que se supone fundado por Egipto. Su gentilicio era egipcio (Αίγύπτιος). Eʹgypt ̇ Egisto (Αἴγισθος): hijo incestuoso de Tiestes, mató a su tío Atreo y gobernó en Micenas. Amante de Clitemnestra, mujer de Agamenón, conspiraron contra él a su vuelta de Troya. Æ gis ̇ ʹthus 138

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Electra Hija de Agamenón, rey de Micenas y Argos, y de Clitemnestra. Era hermana de Orestes, Crisótemis e Ifigenia. E lěcʹ tra Eneas (Αἰνείας): hijo de Afrodita y Anquises, y marido de Creúsa, hija de Príamo. Logró huir de Troya llevándose a su padre y a su hijo Ascanio (rebautizado Iulo o Julio), junto con otros compatriotas, y por orden divina y portando los penates se dirigió a la Magna Grecia (Italia). Se instaló en el Lacio y se casó con Lavinia, princesa de Laurento. A la muerte de su suegro Latino heredó el poder, y combatió al rey de los rútulos, Turno, al que derrotó. Se considera el héroe troyano antepasado de Roma, ya que su hijo fundó Alba Longa, sobre la que se cree que surgió Roma.Æ nēʹas Enone: ninfa frigia hija de Cebrén (dios de los ríos) que fue raptada por Paris y su primera esposa, de la que tuvo a Corito. Abandonada por su marido, murió de pena, o según otra versión, se arrojó a la hoguera donde era quemado su marido en Troya, al que se había negado a curar. |2|Enone Antiguo nombre de la isla de Egina. Œ nōʹ ne Epeo Rey de los epeos, mandó 30 barcos a la guerra de Troya. Epeo Autor del caballo de madera (según Virgilio); también se creía que había fundado Metaponte y Pisa, entre otras ciudades. E pēʹ us Epiro: región escarpada del noroeste de Grecia, entre el Pindo y el mar Jónico, al norte de Etolia y Acarnania, habitada por ilirios. Conoció su máximo esplendor bajo Pirro, y ciudades importantes fueron Dodona y Ambracia. En el s. II a. C. fue arrasada por los romanos. Su gentilicio puede ser (Ἀπειραῖος). E pīʹ rus Erato (Ἐρατώ): una de las nueve musas, Erato se ocupaba de la poesía de tipo erótico y de los matrimonios. Se la representaba portando un arpa o una citará. Eris: divinidad griega que personificaba la discordia. Compañera habitual de Ares, dios de la guerra. Por no ser invitada (los demás dioses sí lo fueron) a la boda de Peleo y Tetis, arrojó la manzana de oro en la mesa de los dioses con la leyenda "para la más hermosa", ocasionando el juicio de Paris que después desembocaría en el rapto de Helena y en la guerra de Troya. Se la representaba habitualmente como una mujer de rostro horrendo, llevando en la mano una antorcha. También aparecía provista de alas. Dis corʹ di a Eʹ ris Æ nēʹid

Ésaco: hijo de Príamo y de Alexírroe, enamorado de la ninfa Hesperia. Persiguiéndola le mordió una serpiente, y presa de la desesperación se lanzó al mar, siendo salvado por Tetis. Æsʹ a cus Escamandro (Σκάμανδρος): ver Astianax. |2| Dios fluvial del río troyano del mismo nombre, que nace en el monte Ida. Los dioses lo llamaban Janto. Se le hace padre del rey troyano Teucro, y se creía que había ayudado a los troyanos contra los griegos con sus inundaciones. Sca̵ mănʹ der Sca̵ mănʹ dri us Esciros (Σκῦρος): isla. Sçȳʹ ros Esculapio: dios romano de la medicina, latinización del dios griego Asclepio. Æs cū̵ lāʹ pi us Esparta (Σπάρτη), Lacedemonia: antigua ciudad griega del sur del Peloponeso, en la planicie de Laconia (Lacedemonia), a orillas del río Eurotas y al pie del monte Taigeto, fundada en el s. X a. C. por los dorios. Una de las potencias de la antigua Hélade, organizada aristocráticamente y clasista, en constante conflicto con persas y atenienses, hasta que llegó el dominio macedónico y el posterior romano. En el 395 d. C. Alarico la destruyó, fundándose sobre ella Mistra. Su gentilicio era espartano (Σπαρτιάνης). Sparʹ ta Esténtor: griego que participó en el sitio de Troya, cuya voz igualaba en potencia y en fuerza a la de cincuenta hombres juntos. Incurrió en el grave error de jactarse de las cualidades de su voz ante el dios Hermes, y lo retó a probar cual de los dos podía gritar más fuerte. Estentor perdió la prueba y pagó con la vida su derrota, muriendo de tristeza. Stenʹ tor Esténelo: hijo de Capaneo y Evadne, uno de los epígonos y participante en la guerra de Troya, siendo auriga de Diómedes con los argivos; se escondió en el caballo de madera. |2| Hijo de Androgeo y amigo de Heracles en el viaje al país de las amazonas, donde falleció. Su espíritu se apareció a los argonautas. |3| Hijo de Perseo y Andrómeda, se casó con Antibia o Nícipe, rey de Micenas y padre de Euristeo. | 139



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4| Padre de Cicno y rey de Liguria. |5| Hijo de Egipto casado con la danaide Esténele. |6| Padre de Cometes. Sthĕnʹ e lus Estrofio: rey de la Fócide, hijo de Criso y esposo de Anaxibia (hermana de Agamenón), con la que tuvo a Pílades. |2| Hijo de Pílades y de Electra, y padre un hijo llamado también Pílades. Strōʹ phi us Etna (Αἴτνη): volcán (y ciudad) del noreste de Sicilia, aún activo. El tirano de Siracusa Hierón I fundó una colonia tras expulsar a la población autóctona.Ætʹna Etiopía (Αἰϑιοπία), Abisinia: región del este de África, al sur de Egipto, entre Somalia, Kenia, Sudán y el mar Rojo. Hacia el s. VII a. C. la exploraron los griegos, si bien era bastante desconocida incluso en los tiempos de los reinos helenísticos. Su gentilicio es etíope (Αἰϑίοψ). E thi oʹ pi a Etolia: antigua región griega situada entre Acarnania (la separaba el río Aqueloo), Tesalia y Epiro, subdesarrollada. Fue romana a partir del s. II a. C. Es célebre el episodio ocurrido con el jabalí de Calidonia, ciudad etolia. Æ toʹ li a Euforbo: hijo de Pantoo que con Héctor mató a Protesilao, primer griego en desembarcar en la guerra de Troya. Fue también el primero en herir a Patroclo. Fue muerto por Menelao. Eū phorʹ bus Eū ryl̆ ʹ a tēs̝ Eurínome: hija del Océano y de Tetis. De las relaciones amorosas con Zeus nacieron las tres gracias o cárites, y el río Asopo. Fue regidora del Olimpo junto a Ofión, hasta que Cronos y Rea los expulsaron al mar o al Tártaro. También fue una de las oceánidas que recogieron a Hefesto cuando Hera lo arrojó desde el Olimpo. Tenía un templo en un bosque de cipreses en Figalia.Eū ryn̆ ʹ o me Febo (Φοῖβος): sobrenombre o epíteto de Apolo como deidad solar, y también del Sol.Phœʹ bus Fénix, Phoenix: hijo de Agénor, rey fenicio de Tiro, y de Telefasa, y marido de Perimele, con quien tuvo a Astipalea. Tuvo bastantes hijos fuera del matrimonio. Se le hace padre de Europa, y a veces hermano, y cuando fue raptada intentó rescatarla. |2| Fénix Hijo de Amíntor, y de Hipodamía o Cleóbula. Se decía que fue adoptado por su madre para que engatusara a la amante de su marido, y cuando este lo supo lo maldijo con la esterilidad. Fue el educador de Aquiles, y como pago Peleo lo hizo rey de los dólopes. Una variante afirma que Amíntor le quitó la vista, y que Quirón se la devolvió. Participó en la cacería del jabalí de Calidonia, y en la guerra de Troya fue compañero de Aquiles y dirigió a los mirmidones. |3| Fénix Nombre griego de un ave fabulosa y sagrada de la mitología egipcia, que podía vivir unos pocos siglos, y que sólo podía reproducirse después de morir. Se creía que periódicamente el pájaro regresaba a Egipto a construir su nido y morir en él, resucitando de su propio cadáver después. La forma difiere según la versión: se picaba a sí mismo y de la sangre que brotaba renacía, o bien se quemaba y renacía de las cenizas. En Egipto se lo solía representar como una garza, y en el arte clásico y grecorromano era un águila o pavo. Simbolizaba la vida eterna. Phœʹ nix Fereclos: constructor naval encargado de hacer el barco en que Paris se llevó a Helena. Pherʹ e clus ̵ Filoctetes (Φιλοκτήτης): tesalio hijo de Peante y Demonasa, pretendiente de Helena que fue a la guerra de Troya con siete barcos. Amigo de Heracles, fue el que construyó la hoguera que le sirvió para trasladarse al Olimpo, por lo que el héroe le dio su célebre arco y sus flechas, y le hizo jurar que no revelaría el lugar. Pero no lo cumplió. Camino de Troya paró a dormir en la isla de Ténedos, y fue mordido por una serpiente, y eran tales los gritos del infeliz y la fetidez de su herida, que no curaba, que lo dejaron en la isla de Lemnos, donde estuvo diez años solo con la herida emponzoñada, siendo este su castigo. Pero habiendo capturado los griegos a un adivino troyano hijo de Príamo llamado Héleno, este les dijo que sin las flechas y el arco de Heracles Troya nunca sería vencida. Fue llevado por fin a Troya, donde fue curado y mató a Paris. Luego regresó a Grecia, o a Italia, donde fundó Petelia. Phil oc̵ tēʹ tēs̝ Fócida, Fócide: región muy escarpada del centro de Grecia, al norte del golfo de Corinto, en cuyo 140







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territorio se hallaban algunos de los lugares más sagrados de la Hélade: el oráculo de Delfos, el Helicón y el Parnaso, etc., lo que les acarreó bastantes conflictos. En el s. II a. C. pasó a formar parte del imperio romano. Sus habitantes se llamaban focenses o foceos. Otras ciudades: Crisa, Anficlía. Phōʹ çis Frigia (Φριγία): antigua región del Asia Menor -centro y noroeste- que a partir del II milenio fue colonizada por tracios, y más tarde conoció un reino muy floreciente, con ciudades importantes como Lampsaco, Cícico, Gordium, Pesinunte, etc., y monarcas como Midas y Gordio. Desde el s. VII a. C. sufrió diversas dominaciones (Lidia, Persia, etc.), acabando al final como parte de la provincia romana de Asia en el s. II a. C.; exportó el culto a Cibeles. Su gentilicio es frigio (Φρύξ). Phryğ ̇ʹ i a Ftía (Φϑία): capital de la región tesalia de Acaya, supuesta tierra natal de Aquiles. |2| Hija de Níobe y Anfión. |3| Joven que fue objeto de los amores de Zeus o Apolo. Para seducirla se convirtió en paloma. De esta unión nació Aque. |4| Concubina de Amíntor. Phthiʹ a Ganimedes (Γανυμήδης): hijo de Tros, rey de Frigia, y de la ninfa Calírroe. El más hermoso de los mortales, Zeus transformado en águila, o un águila enviada por él, lo raptó de la tierra y lo llevó al Olimpo, para que sustituyera a Hebe en su labor de servir la ambrosía en la mesa de los dioses. También hay autores antiguos que afirman que Ganimedes, además de servir de copero al rey del Olimpo, fue su amante. Ganimedes ha dado su nombre a uno de los satélites de Júpiter. Ganʹ y mede Glauco Hijo del rey licio Hipóloco, combatió valientemente contra los griegos en la guerra de Troya. Fue muerto por Áyax. |2|Glauco Hijo de Príamo. Glauʹ cus ̵ Hades (Ἅιδης): hijo de Cronos y de Rea, hermano de Zeus y Poseidón, y de las diosas Deméter, Hestia y Hera. Sus dominios son los Infiernos y los mundos de ultratumba. Era uno de los dioses más odiados y temidos por los griegos. Una de sus armas era un casco fabricado con piel de perro, con el que participó en la lucha de los dioses contra los gigantes. Hades contrajo matrimonio con Perséfone, con la cual compartía templos, el más conocido de ellos en la ciudad de Pilos. Desde el siglo V a. C. se sustituye lentamente el culto a Hades por el de Plutón, conservando las mismas atribuciones. En los templos de Hades se sacrificaban mayoritariamente carneros de color negro. Entre los animales que le estaban consagrados están la serpiente, el lobo y el perro. Entre las plantas, el narciso y el ciprés. Hāʹ dēs̝ Héctor (Ἔκτωρ): hijo de Príamo, rey de Troya, y de Hécuba. Héctor estaba bajo la protección de Zeus y de Apolo. Héroe troyano que defendió con fiereza su patria contra los griegos. Saqueó la población de Trecenas y fue el autor de la muerte de Patroclo, que era uno de los mejores amigos de Aquiles, con lo que se convirtió en el peor enemigo de este. Estaba casado con Andrómaca. Aquiles lo venció y mató en la cuarta ocasión en que se enfrentaron, tras lo cual lo amarró a su carro y lo arrastró hasta el campamento griego. Hecʹ tor Hécuba, Hécaba, Hécabe (Ἑκάβη): hija del rey frigio Dimas o Ciseo, y esposa de Príamo, rey de Troya. Algunos de sus hijos son: Paris, Casandra, Héctor, Creúsa, Polidoro, Deífobo, Héleno, Polixeno, etc. Acompañó a Odiseo (Ulises) en calidad de esclava. Al saber del asesinato de su hijo Polidoro a manos de Poliméstor, al que había sido confiado, le cegó y ayudada por algunos de sus compatriotas mataron a sus hijos. Se creía que al morir fue convertida en can, y su tumba se situaba en el Helesponto. Hecʹ ū ba Hefesto (Ἥφαιστος): hijo de Zeus y de Hera, hermano de Ares. Nació enfermo, con los pies amorfos, y a diferencia de la mayoría de dioses, era la imagen de la fealdad. Su madre lo lanzó al Océano, de donde lo recogió Tetis, hija de Nereo, que lo ayudó y crió en compañía de sus hermanas las nereidas. Hefesto es uno de los dioses del fuego y del principio ígneo. Era el artesano del Olimpo y de los dioses que en él habitaban, que constantemente le encargaban la hechura de multitud de armas y de objetos maravillosos. Hefesto era sobre todo el herrero divino, el 141







forjador del Olimpo, en cuyo taller se produjo el robo del fuego, a manos de Prometeo. Él creo la cadena con la que fue encadenado Prometeo, por orden de Zeus, a la cima del Cáucaso, y fue también el encargado de hacer a Pandora, con la ayuda de Hermes y Atenea. Hefesto era el inventor de los oficios metalúrgicos que utilizaban el fuego en su elaboración y por ello era el dios de los artesanos y de los herreros. Su culto adquirió mayor importancia en Atenas, población donde se trabajaban mucho los metales. Hefesto poseía templos en todo el territorio heleno, y en la Magna Grecia (Italia), Asia Menor, etc. En Lemnos, sus pobladores situaban allí sus fraguas, mientras que Homero las colocaba en el Olimpo. Se le representaba en la forma de un obrero en su fragua. Algunas leyendas aseguraban que Hefesto había nacido solamente de Hera, sin intervención de Zeus ni de varón alguno, y otras decían que era hijo de ambos, pero nacido antes de que su matrimonio se celebrase. Helen, Heleno (Ἕλλην): rey de Ftía, hijo de Deucalión y Pirra, esposo de Orseis y padre de Doro, Juto y Eolo, y abuelo de Jón (hijo de Juto y Creúsa). Es el epónimo de los griegos -helenos-, igual que sus hijos los son de las respectivas etnias griegas: Juto -jonios-, Doro -dorios- y Eolo -eolios. |2| Héleno, fue un adivino, hijo de Príamo, que fue llevado a Epiro junto con su cuñada Andrómaca, con la que se casó tras la muerte de Neoptólemo, y con la que reinó en el territorio que aquel le había dado. Tuvieron un hijo llamado Cestrino. |3| Héleno es también un pretendiente de Penélope. |4| Heleno es también sinónimo de griego, perteneciente a cualquiera de los pueblos (dorios, aqueos, jonios y eolios) que formaban la antigua Hélade. Helʹ e nus Hélade (Ἑλλάς): nombre primitivo de una zona de Tesalia, que luego sirvió como nombre para todo el conjunto de regiones que formaban la antigua Grecia. Por extensión tambien otros territorios que ocupaban (Magna Grecia, Cirenaica y el litoral de Asia Menor). Helʹ las Heracles (Ἡρακλῆς), Hércules romano: hijo de Zeus y Alcmena, esposa de Anfitrión, rey de la población de Tebas. Algunos autores antiguos lo hacen hermano de Euristeo, rey de Argos o de Micenas y Tirinto. Una vez nacido el héroe, Hera le envió dos enormes serpientes venenosas, las cuales perecieron ahogadas por el niño. Abandonado por su madre para así evitar las represalias de Hera, fue recogido por Hermes, Atenea o el propio Zeus, y mientras Hera dormía, lo colocaron en el seno de la diosa, para que se amamantase con su leche y obtuviese así la inmortalidad. Al despegarse del pezón de la diosa se derramó un chorro de leche que originó la Via Láctea. Según otra leyenda, Heracles no fue abandonado, sino que se crió junto a Alcmena y su esposo. Jamás fallaba al lanzar su jabalina o disparar su arco, y participó en la lucha de los dioses contra los gigantes, a favor de los primeros, matando a varios de los gigantes. También liberó a Prometeo de su suplicio, matando al águila enviada por Zeus. Casado con Mégara, Hera lo enajenó, y fuera de sí fue el autor de un parricidio en la persona de su esposa e hijos. Cuando recuperó la razón y supo lo que había hecho, decidió por voluntad propia expatriarse, y fue a pedir consejo sobre donde vivir al oráculo de Delfos, que le ordenó que se pusiera al servicio de Euristeo y le impuso el nombre de Heracles, ya que hasta entonces se había llamado Alcides. Euristeo le ordenó cumplir doce trabajos, episodio de los más conocidos e interesantes de la mitología griega y romana, pues estos se apropiaron del mito y lo llamaron Hércules, inventando algunas historias más que sumaron a las muchas que ya había. Al encargarle estos durísimos trabajos, Euristeo no pretendía otra cosa que librarse de él, pensando que parecería en alguno de ellos. Heracles los realizó todos de forma brillante. Su existencia fue prolija en aventuras fantásticas, en hazañas inverosímiles e increíbles, que lo convirtieron en el más célebre y famoso de los héroes griegos. Su muerte fue dramática, causada involuntariamente por su esposa Deyanira. Heracles, que iba a realizar un sacrificio a Zeus en la isla de Eubea, mandó a un mensajero a su casa, en Traquis, donde vivía con su familia, a solicitar de su mujer una vestimenta que 142









resultará adecuada para el acto. Licas, que así se llamaba, mencionó que junto a Heracles se hallaba una bella joven. Deyanira, celosa, le dio una túnica a la que embadurnó con el filtro mágico que le había dado el centauro Neso. Heracles se vistió con esta prenda y se dispuso a realizar el sacrificio, pero el veneno con que estaba impregnada la túnica se introdujo a través de su piel y corrompió sus carnes. El héroe, al intentar retirar de su cuerpo la prenda, arrancó al mismo tiempo su carne hecha jirones. Según una versión Heracles, moribundo, es llevado a Heraclia (Traquinia). Otra leyenda afirma que tras consultar el oráculo de Delfos, este le aconsejó dirigirse al monte Eta. Una vez allí, el hijo de Zeus arrancó de cuajo una encina, con la que fabricó una gran hoguera. Encendida por su hijo Filoctetes o por un pastor llamado Peante, Heracles subió a la pira, y envuelto por las llamas y en medio del fragor de truenos y relámpagos ascendió al Olimpo, donde fue aceptado como un dios. Heracles poseía oráculos en algunas ciudades, como Bura, en Acaya, y en Tespias, en la región de Beocia. En las representaciones aparecía acompañado de sus armas. La clava (cachiporra) y una coraza, fabricadas ambas por Hefesto. Una espada regalo de Hermes y el arco y las flechas, entregadas por Apolo. También aparece con una piel de león, intraspasable por las flechas. Her̃ ʹ cū̵ lēs̝ Hermes (Ἑρμῆς): hijo de Zeus y de la ninfa Maya, una de las pléyades. Es el mensajero de los dioses y aparece en multitud de episodios de la mitología griega. Ayudó a Zeus en su lucha encarnizada con el gigante Tifoeo. Enseñó a Pandora la utilización del engaño y la seducción. Los jonios creían que había nacido en el monte Zileno, hoy llamado Zíra, en el Peloponeso. Dios de la elocuencia, tenía una memoria portentosa y una voz de gran potencia. Dios de la palabra y de la inteligencia, se pensaba que era el inventor de la escritura. También se le atribuía la invención de la astronomía y de las matemáticas, así como el haber dado leyes a los hombres y haber señalado las medidas y las pesas. Dios del comercio, protector de los ladrones, viajeros y transeúntes. Protector de la juventud, se le tenía por el primer organizador de juegos gimnásticos para ejercitar a la juventud y hacerla fuerte y vigorosa. En algunos lugares lo consideraban inventor de la lira, la cual elaboró con tallos de caña y el caparazón de una tortuga. Aunque menos, se le tenía por protector de la salud, y guiaba, junto a Hades, las almas de los difuntos a los mundos de ultratumba donde habitaban. En Arcadia era un dios de la fecundidad. Como se ve, las atribuciones divinas de Hermes se desarrollan e invaden los campos de influencias de las demás divinidades, no poseyendo él ningún dominio claramente delimitado. No poseía demasiados templos, y los que tenía los compartía con otras deidades. Principalmente se le sacrificaban carneros, corderos, cabras y toros, en especial sus lenguas, en clara alusión a su función de mensajero. Entre sus símbolos está el caduceo de serpientes, y como dios del comercio, una bolsa de monedas. Otros símbolos que aparecen en sus figuraciones son las sandalias aladas y el petaso, el olivo y la adormidera, y a veces una espada, una hoz o un disco. |2| Hermes Trimegisto o Trismegisto fue el nombre que dieron los griegos a Thot, dios egipcio de la sabiduría y de la escritura. Her̃ ʹ mēs Hesíone (Ἡσιόνη): hija de Laomedonte, rey de Troya. Hermana de Príamo (Podarces), y madre de Teucro, que tuvo de Telamón, a quien fue entregada como botín de guerra. He sīʹ o ne Hidra de Lerna: hija de Tifoeo y Equidna, serpiente de agua monstruosa que poseía múltiples cabezas, y cada vez que se cortaba una salían otras doce. Era una plaga en la Argólide, y fue muerta en uno de los trabajos de Heracles (Hércules romano). El héroe envenenó sus flechas con la sangre o la bilis del monstruo. Se creía que cuando las danaides asesinaron a los cincuenta hijos de Egipto, les cortaron las cabezas y las arrojaron al lago, y de ahí surgió la Hidra, que se decía que había sido alimentada por Hera. Homero (Ὅμηρος): hijo de Creteis y oriundo posiblemente de Esmirna, Asia Menor, en el s. IX a. C. Su nombre verdadero habría sido Melesígenes, por haber nacido durante las 143





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fiestas Melesias en honor del río Meles. Tras quedar ciego le llamaron Homero (el que no ve). Recorrió toda la Hélade cantando sus poemas, y se piensa que murió en la isla de Ios, en casa de un amigo llamado Creófilo. Sus obras más famosas son las epopeyas de la Ilíada y la Odisea. Hōʹ mer Ideo: auriga de Príamo cuando este fue a recoger el cuerpo de Héctor, heraldo de Troya que fue a proponer la devolución de los tesoros de Helena más una compensación de los tesoros de Paris para cesar la guerra. |2|Ideo Otro soldado troyano. I dæʹ us Idomeneo (Ἰδομενεύς): rey cretense hijo de Deucalión y nieto de Minos, que acaudilló las tropas de su país en la guerra de Troya. En el regreso y ante una terrible tempestad juró a Poseidón que si se salvaba le sacrificaría al primero que halláse en tierra, que no era otro que su propio hijo. Por este hecho se pensaba que los dioses lo habían expulsado de la isla, si bien regresó más tarde a Cnosos, donde moriría. | 2|Idomeneo Hijo de Príamo. I dom ̆ ʹ e neus (nūs) Idotea: hija de Proteo que contó a Menelao el modo de apoderarse de su padre, pues Menelao pretendía capturarlo para que le adivinase el porvenir. Vivía en Faros. I dōʹ the a. Ilión (Ἴλιος): nombre antiguo de Troya, por Ilo. Ilʹ i on Ilʹ i um Ilo: hijo de Tros y de Calírroe, casado con Eurídice. Se cuenta que recibió como premio en una competición una vaca preñada, y que un oráculo le dijo que fundara una ciudad en el paraje donde diera a luz, y fue en un promontorio de Ate. Esta ciudad se llamó primero Ilión y luego Troya. Recibió de Zeus el Paladión. |2|Ilo Hijo de Dárdano. Iʹ lus Ifidamante: hijo de Anténor y Teano, muerto en la guerra de Troya a manos de Agamenón. I phidʹ a mas Ifigenia (Ἰφιγένεια): hija de Agamenón y de Clitemnestra. Habiéndose enemistado su padre con la diosa Ártemis, esta detuvo por completo los vientos impidiendo hacerse a la mar a la flota griega camino de Troya, y el adivino Calcas dijo que sólo podrían partir si Ifigenia era sacrificada. Estando todo listo, en el último momento Ártemis la raptó y la llevó al Quersoneso Táurico, hoy Crimea, y siendo su sacerdotisa, se vio obligada a inmolar a todos los extranjeros que llegaban. Pero un día llegó su hermano Orestes, y volvieron juntos al Ática llevándose la estatua de Ártemis. En la Ilíada no se menciona para nada el sacrificio, y se la llama Ifianasa. Iph i gė nīʹ a Iris (Ἴρις): hija de Taumante y de la oceánida Electra. Esta divinidad se ocupaba de consagrar los juramentos de los dioses, así como de ejercer de mensajera de estos, misión en la cual fue sustituída por el dios Hermes. También se creía que cortaba el cabello a las mujeres que estaban próximas a la muerte. Se la representaba con el caduceo de Hermes, y a veces alada. Iʹ ris

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Ítaca (Ἰϑάκη): una de las islas jónicas, al sur de Leucada y al este de Cefalonia, que según la tradición (Homero) fue la patria de Odiseo (Ulises). Su gentilicio era Ἰϑακήσιος. Ithʹ a ca̵ Juno: antigua divinidad itálica, equivalente al genio del varón; mujer y hermana de Júpiter, se correspondía con la diosa griega Hera. Junto con Júpiter y Minerva formaba la triada capitolina, y se le rendía culto en el Capitolio. Le estaba consagrado el higo y la cabra, y su festejo principal eran las Matronalia, el 1 de marzo. Juʹ no Júpiter: principal divinidad romana, hijo de Saturno y de Rea o Cibeles, y hermano de Neptuno y Plutón, que se corresponde con el Zeus griego, dios supremo de los dioses y los mortales. Tuvo su santuario más importane en el Capitolio. Casado con su hermana Juno. Juʹ pi ter Láquesis: una de las tres parcas o moiras. Hesíodo narra que son hijas de Zeus y de Temis, aunque también se creía que eran hijas de la Noche. Regían el destino de los hombres y de los dioses, y sus designios no podían ser anulados ni por los inmortales. Cloto presidía el presente, Átropos el pasado, y Láquesis el porvenir. Lach̵ ʹ e sis Laertes (Λαέρτης): hijo de Arcisio, padre de Odiseo (Ulises) y rey de Ítaca, que llevó una vida difícil durante la ausencia de su hijo, y luego lo ayudó en su lucha contra los 144





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pretendientes. Asimismo participó en la expedición de los argonautas y en la cacería del jabalí de Calidonia. La er̃ ʹ tēs̝ Laocoonte: hijo de Anténor (se dan también los nombres de Príamo y Capis), sacerdote troyano de Apolo y de Poseidón que en vano aconsejó no introducir en la ciudad el caballo de madera. Los dioses lo castigaron enviando dos serpientes que lo asfixiaron junto con dos de sus hijos. La oc̵ʹ o ön Laodamía Hija de Acasto y de Hipólita, mujer de Protesilao, el primero en tocar tierra troyana, que fue muerto por Héctor. Según las leyendas, ella tenía un retrato de su marido que no dejaba de mirar, y cuando su padre lo quemó ella se arrojó a las llamas y pereció; otra versión narra que pidió a los dioses que lo devolvieran a la tierra durante un tiempo, tras el cual los dos bajaron al Hades. La od a miʹ a Laodicea Hija de Príamo y Hécuba, hermana de Polites y esposa de Helicaón. Tras la caída de Troya fue tragada por la tierra. La odʹ i çe Laódoco Hijo de Príamo. Hijo de Anténor quien insto a Pandaro a romper el pacto lanzando una flecha contra Menelao luego del combate con Paris, también en la guerra de Troya Apolo engañó a Diómedes tomando su forma. La odʹ o cus Laomedonte: rey de Troya, hijo de Ilo y de Eurídice, y padre de Príamo y Hesíone. Laomedonte prometió a Apolo y a Poseidón, que habían levantado las murallas de la ciudad de Troya como imposición de Zeus al rey, con el que se había enemistado, que les pagaría por sus servicios, más una vez terminado el trabajo se negó a pagar. Poseidón envió a un temible monstruo que asoló la región troyana, y Apolo envió la peste. Estos castigos únicamente cesarían cuando la hija de Laomedonte hubiese sido sacrificada. Laomedonte ofreció como recompensa (o bien se le pidió este precio) los corceles inmortales que Zeus regaló en otros tiempos a Tros, su abuelo, y la mano de su hija Hesíone a quien librara al país del monstruo devorador. Fue atada a una roca en espera de ser engullida por el engendro. Estando así las cosas apareció por el lugar Heracles, que mató al monstruo y liberó a Hesíone. Pero cómo no, el rey volvió a incumplir su palabra, y se negó a dar los caballos. La venganza de Heracles no pudo ser mas dura: Troya fue saqueada, Laomedonte muerto y Hesíone entregada a Telamón, primero en entrar en la ciudad. Sólo sobrevivió Príamo, que luego reconstruyó la ciudad. La omʹ e don Latona, Leto (Λητώ),: hija del titán Ceo, y de su hermana Febe. Fue objeto de la pasión amorosa de Zeus, del cual tuvo a dos de los dioses más importantes de la mitología helena, Apolo y Ártemis, que según las leyendas nacieron en la isla de Delos. También se decía que Leto había llegado hasta el país de los hiperbóreos, huyendo de la cólera de Hera. La toʹ na Leda: hija de Testio, rey de Etolia, y de Eurítemis. Se había casado con el lacedemonio Tíndaro. Zeus, atraído por la joven, adoptó la figura de un cisne y poseyó a Leda. Algunos autores refieren que Tíndaro y Zeus poseyeron la misma noche a Leda, por lo cual nacieron de Zeus Polideuco y Helena, y de su esposo nació Cástor. Según otras versiones, Leda puso dos huevos: de uno nació Helena, y del otro los gemelos Cástor y Pólux. De su marido tambien tuvo a Clitemnestra. Leda ha dado su nombre a uno de los satélites de Júpiter. Lēʹ da Lemnos (Λῆμνος): isla griega del norte del mar Egeo, frente al litoral oeste de Asia Menor, bastante grande. Sus primeros pobladores fueron los pelasgos, y en ella instalaron los atenienses una cleruquia. Lemʹ nos Lerna: laguna próxima a Argos (ver Hidra de Lerna). Ler̃ ʹ na Lesbos (Λέσβος): isla griega situada en el este del mar Egeo, la mayor que hay frente al Asia Menor. Habitada por eolios, y célebre por sus poetas, como Safo y Alceo. Una de sus ciudades era Mitilene. Lesʹ bos Leto (Λητώ), Latona: hija del titán Ceo, y de su hermana Febe. Fue objeto de la pasión amorosa de Zeus, del cual tuvo a dos de los dioses más importantes de la mitología helena, Apolo y Ártemis, que según las leyendas nacieron en la isla de Delos. También se decía que Leto había llegado hasta el país de los hiperbóreos, huyendo de la cólera de Hera. 145





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Lócride, Lócrida (Λοκρίς): antigua región central de Grecia, subdesarrollada y dividida en dos zonas: Lócrida Opuncia (en el este, y por la ciudad de Opus) vecina de Beocia, y Lócrida Epiznémida, ya en el golfo de Corinto. Sus habitantes se llaman locrios. Lōʹ cris Licia (Λυχία): región antigua del sur de Asia Menor, ya dominada por los persas en el s. VI a. C.; luego la conquistó Alejandro Magno, y fue provincia romana desde el s. I d. C. Lycʹ i a Licomedes: rey de los dólopes de la isla de Esciros, en cuya corte estuvo Aquiles. Su hija Deidamía tuvo un hijo del héroe llamado Neoptólemo. Lyc̵ o meʹ dēs̝ Lirneso: población de la Tróade. Lyr nesʹ sus Macaón: hijo de Asclepio y de Epione, como pretendiente de Helena participó en la guerra de Troya junto a su hermano Podalirio, como combatiente al principio, y como médico después, igual que su hermano. Fue herido por Paris y salvado por Néstor, y se escondió en el caballo de madera. De su matrimonio con Anticlea tuvo dos hijos: Gorgaso y Nicomaco, este último era un ascendiente de Aristóteles. Pereció a manos de Pentesilea o Eurípilo, y fue enterrado y adorado en Gerenia, antigua ciudad mesenia. Ma cha ̵ ʹ on Meles: río del Asia Menor, junto a la ciudad de Esmirna, donde había una fiesta llamada Melesia en honor a este dios fluvial. Mēʹ lēs̝ Melesígenes: nombre primitivo de Homero, antes de quedarse ciego. Mel e siġʹ e nēs̝ Memnón: hijo de la diosa Eos y de Titono, rey de Etiopía. Se puso a favor de los troyanos cuando lucharon contra los griegos. Por matar a Antíloco, hijo de Néstor, fue muerto a su vez por el héroe Aquiles. Su madre, suplicando a los dioses, consiguió que estos le concedieran a su hijo la inmortalidad (divinización). Se creía que él había intervenido en la construcción de los colosos de Memnón, gigantescas estatuas del mausoleo del faraón Amenofis III cerca de Tebas, en Egipto. Otra fábula contaba que de sus cenizas nacieron aves, y que una vez al año se las veía pelear alrededor de su tumba.Memʹ non Menelao (Μενέλεως / Μενέλαος): rey de Esparta, hijo de Atreo y de Aérope, y hermano de Agamenón. Se casó con Helena, de la que tuvo una hija llamada Hermíone. Tras el raptó de su esposa organizó, junto con su hermano, la expedición contra Troya. Mató a Paris y a Deífobo, además de luchar contra Héctor y Eneas; también defendió el cuerpo de Patroclo, y se escondió en el caballo de madera. Tras el final de la guerra volvió a su tierra natal con su esposa. Men e lāʹ us Mercurio: dios romano, hijo de Maya y de Júpiter, equivalente al griego Hermes. Mer̃ ʹ cū̵ ry Merione, Meriones: junto con Idomeneo comandaron las ocho naves cretenses hacia la guerra de Troya, además de ser su auriga. Venció en los juegos fúnebres en honor de Patroclo en la competición de tiro con arco. Poseía el casco que Autólico robó a Amíntor y que entregó a Odiseo (Ulises). Me rīʹ o nēs̝ Minerva: antigua diosa itálica de origen etrusco, asimilada por los romanos como diosa de la sabiduría, equivalente a la griega Atenea. Junto con Júpiter y Juno formaba la tríada capitolina. Su festejo principal era la Minervalia o Quincuatrus, que tenía lugar el 19 de marzo (celebrada por artesanos y maestros mayormente) y el 13 de junio (participaban los músicos). Mĭ ner̃ ʹ va Micenas (Μυκήνη / Μυκῆναι): antigua ciudad de la Argólide, en el Peloponeso, máximo exponente de la civilización micénica entre los ss. XVI-XII a. C.; la invasión doria acabó con su esplendor, y hacia el s. V a. C. era una ciudad dependiente de Argos. La cultura micénica fue la que predominaba en el Mediterráneo tras las invasiones helénicas, cuando los aqueos acabaron con el poderío de Creta; entonces destacó Micenas con un un estilo claramente influenciado por Creta, pero también con caracteres diferentes. My çēʹ næ Mirmidones: sobre el origen de este pueblo, ver Éaco. Se trasladaron a Tesalia (Pitia), donde aparecen como súbditos de Aquiles, y participaron en la guerra de Troya. Myrʹ mi dons Misia: antigua región del noroeste de Asia Menor, situada entre Bitinia y Lidia. Ciudades importantes fueron Pérgamo y Troya; a partir del s. I a. C. fue de Roma. Su 146

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gentilicio era (Μυσός). Mysʹ i a Néctar: licor que bebían los dioses del Olimpo, hecha con miel, y que junto con la ambrosía, les confería la inmortalidad. Primero lo servía Hebe, y luego Ganimedes. Neoptólemo (Νεοπτόλεμος): ver Pirro. Ne op tolʹ e mus Neptuno: dios romano del mar y de las aguas, equivalente al griego Poseidón, pero mucho menos importante. Hijo de Rea y de Saturno, y hermano de Júpiter y Plutón. Protector de los campos de carreras y de los caballos, su festejo principal era la Neptunalia, que tenía lugar el 23 de julio. Tenía un santuario en Roma en el Campo de Marte, cerca del Circo Flaminio. Nepʹ tūne Nereidas: hijas de Nereo y de la oceánida Doris. Formaban parte del cortejo que solía acompañar a Poseidón. Se las suele considerar como las ninfas de las mares. Se pensaba que eran 50, hermosas y afables, que vivían con su padre en el fondo del mar, y entretenían a los marineros con juegos y bailes, auxiliándolos en las situaciones de riesgo. Las nereidas han dado su nombre genérico a uno de los satélites de Neptuno: Nereida. Ne reʹ i dēs̝ Nereo: hijo del Ponto y de Gea. Se casó con la hija del Océano, Doris, que fue madre de las nereidas. Nereo es una deidad marina de orden secundario. Tenía un carácter afable y benévolo, y entre los antiguos marineros recibía el calificativo de "el viejo marino". Poseía el poder y el don de predecir el futuro y el de la metamorfosis, y se le representaba con barba blanca, a lomo de un Tritón y con tridente. Se le invocaba en las situaciones de peligro. Neʹ re us Néstor (Νέστωρ): hijo de Neleo y Cloris, y rey de la ciudad de Pilos. Era hermano de Cromios, Periclímeno y Antíloco; todos sus hermanos y su padre fueron muertos por Heracles. Participó en la lucha contra los centauros, en la cacería del jabalí de Calidonia, y en la expedición de los argonautas. En la vejez mandó 90 naves hacia la guerra de Troya, destacando en ella como consejero. El patronímico de sus hijos era Νεστορίδης. Nesʹ tor Odiseo (Ὀδυσσεύς), Ulises: hijo de Laertes y de Anticlea, hija de Autólico. Se casó con Penélope, hija de Icario y tuvo un hijo llamado Telémaco. Era rey de Ítaca. Es uno de los héroes griegos más célebres. Aunque intentó evitarlo fingiéndose loco, como expretendiente de Helena tuvó que sumarse a la guerra, y lo hizo con doce naves, después de haber formado parte de la embajada que intentó un arreglo pacífico. Resaltó sobre todo por su astucia, ingenio y diplomacia; él encontró a Aquiles, sacó el Paladión de Troya e ideó la trampa del caballo de madera. Cuando volvió a Ítaca habían pasado nada más y nada menos que veinte años, diez de ellos ocupados en la travesía de vuelta, descrita en la Odisea. También aparece en la Ilíada. Murió a manos de Telégono, hijo suyo y de la maga Circe. O dys̆ ʹ seus (sūs) Oileo: rey locrio, marido de Eríopis y padre de Áyax y Medón, que fue uno de los argonautas. Contaba con el favor de Apolo. O iʹ leus (lūs) Olimpo (Ὄλυμπος): lugar donde habitaban los dioses griegos y romanos. Con este nombre se conocían en la antigüedad al menos seis montañas, situadas en Tesalia, Macedonia, Misia, la Élide, en Arcadia y en Cilicia. Durante una época, los griegos situaron la morada de los dioses en el monte que se hallaba en Macedonia, siendo el monte heleno más alto, rozando los 3000 m. de altitud. Más tarde pasaron a pensar que la mansión de los dioses se encontraba en el cielo. |2| Padre o alumno de Marsias y famoso flautista, nacido en el monte Olimpo, donde Pan le instruyó sobre el uso de la flauta. |3| Hijo de Heracles y Eubea. O lymʹ pus Oráculo: respuesta dada por los dioses a una consulta realizada, y el mismo lugar o templo donde se suponía que cierto dios o entidad sobrenatural respondía a dichas preguntas o hacía saber su voluntad. Los más famosos fueron los de Delfos, Olimpia, Dodona, Epidauro, etc. En los santuarios normalmente las respuestas no eran comprensibles, y debían ser interpretados por los sacerdotes, muchas veces verdaderas castas o linajes que se sucedían. Orestes (Ὀρέστης): hijo de Agamenón, rey de Argos y Micenas, y de la esposa de este, 147

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Casandra, Alejandra: hija de Príamo, rey de Troya, y de Hécuba. Apolo quiso obtener sus favores, a lo cual ella accedió a cambio de que este le concediese el don de adivinar el porvenir. Una vez hubo tenido esta facultad se negó a mantener relaciones con él, y aunque Apolo no pudo retirar el don otorgado, si logró quitarle el poder de persuasión con lo cual nadie creería sus augurios. Cuando fue tomada Troya Casandra formó parte del botín de guerra que le tocó a Agamenón, rey de Micenas, que la llevó consigo a dicha ciudad, donde murió a manos de Clitemnestra, esposa de Agamenón. Clitemnestra. Era hermano de Electra, Crisótemis e Ifigenia. Cuando su madre y el amante de esta, Egisto, asesinaron a su padre, él escapó a la Fócide a casa de su tío Estrofio, donde se crió. Ya hecho un hombre vengó la muerte de su padre asesinando a ambos, con la ayuda de su primo Pílades. Este crimen le supuso la persecución de las erinias para juzgarle, pero Atenea se hizo cargo de su juicio, librándole así de una muerte segura. El juicio fue en el tribunal del Areópago, donde las erinias lo acusaron y Apolo lo defendió, produciéndose un empate a votos, más Atenea sumó su voto a favor de Orestes, y así fue absuelto. Otra leyenda narra que en realidad expió sus culpas al ir a Táuride con su primo y rescatar la estatua de Ártemis. Murió en Arcadia a causa de la picadura de una serpiente, y le sucedió en el trono su hijo Tisámeno. Una variante dice que regresó a Micenas y destronó al usurpador Aletes, casándose con Hermione; habría tenido una larga vida, muriendo en Tegea y siendo enterrado en Esparta. |2| Hijo de Aqueloo y Perimede. O resʹ tēs̝ Oto: uno de los Alóidas. Oʹ tus Palamedes (Παλαμήνης): hijo de Nauplio y de Clímene (o Fílira). Participó en la guerra de Troya, siendo el encargado de obligar a Odiseo a integrarse en ella. Más tarde Odiseo (Ulises) se vengó tendiéndole una trampa y acusándole de traidor, por lo que fue lapidado. También se decía que lo había ahogado. Se le tenía por sabio e inventor de muchas cosas (las medidas, los dados, la balanza, el alfabeto -o algunas letras-, etc.). Pal a mēʹ dēs̝ Paladias, Paladio, Paladión (Παλλάδιον): nombre genérico que recibían las estatuas de la diosa Atenea, que se creían caídas del cielo. Se contaba que se creaban en honor de su amiga Palas, hija de Tritón, con la que se crió y a la que mató accidentalmente. La que había en Troya era un regalo de Zeus y hubo de ser robada y llevada a Grecia, pues un oráculo había predicho que la ciudad no sería tomada mientras la estatua estuviese en ella. Pal lāʹ di um Palas (Παλλάς), Palante: hijo de Urano y de Gea, uno de los gigantes que se enfrentó a los dioses. Atenea lo degolló o lo despellejó vivo y con su piel se hizo un escudo, la famosa égida. |2| Palas se llamaba también una hija de Tritón, amiga de Atenea. | 3| Palas Sobrenombre o epíteto de la diosa griega Atenea (y de la romana Minerva). Palas ha dado nombre al segundo de los asteroides, descubierto en 1802 por Olbers. Pal' las Pándaro: hijo de Licaón, aliado de los troyanos, famoso arquero, que rompió una tregua al herir a Menelao. |2| Troyano, portero del campamento de Eneas. Panʹ da rus Parnaso (Παρνασός / Παρνασσός): cadena montañosa del centro de Grecia (en la Fócide), al norte del golfo de Corinto, con casi 2500 m. de altitud. Era uno de los lugares donde se creía que moraban las musas, y predilecto de Apolo y Dioniso. Par năsʹ sus Paris (Πάρις), Alejandro: hijo de Príamo, rey de Troya, y de Hécuba. Hermano de Héctor. Cuando nació le predijo un oráculo que él sería la causa de la destrucción de la ciudad de Troya. Príamo entonces lo dio a unos pastores del monte Ida, que lo cuidaron y criaron. Al llegar a la edad adulta Paris fue acogido de nuevo por su padre, sin tener en cuenta las desgracias vaticinadas tiempo atrás. Cuando Eris arrojó la manzana de oro a la mesa de los dioses, surgió una disputa entre las diosas Atenea, Hera y Afrodita, y Zeus eligió al joven Paris como juez. Se trataba de saber cual de las diosas era la mas hermosa. El príncipe troyano se inclinó por 148





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Afrodita, que le había prometido a la mujer más bella de la tierra, si la elegía. Esta mujer no era otra que Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta, e hija de Zeus y de Leda. Paris raptó a Helena y la trasladó a su país, provocando así la guerra de griegos y troyanos, ya que Menelao no se conformó con el secuestro de su esposa y pidió auxilio a los príncipes y reyes helenos, que emprendieron la conquista de Troya encabezados por Agamenón. Según una leyenda, Paris disparó la flecha que dio en el talón de Aquiles, provocando su muerte. También falleció Paris es esta guerra, a consecuencia de una flecha envenenada que le asestó Filoctetes, y cuya herida no quiso curar su mujer Enone, en venganza por su abandono. Parʹ is Partenón (Παρϑενών): templo levantado en el s. V a. C. en la Acrópolis de Atenas, y dedicado a la diosa Atenea Partenos (la virgen). La estatua de la diosa fue obra de Fidias, de 12 m. de altura y elaborada con marfil y oro. Muchos de sus restos arqueológicos están actualmente en el Museo Británico, en Londres. Parʹ the non Patroclo (Πάτροκλος): hijo de Menecio, rey de Opus, en Lócride, y de Esténele, hija de Acasto. Debido a que mató en una pelea a su amigo Clisonimos, su padre lo envío con su tío Peleo, donde creció junto a Aquiles, y luego fue su compañero en la guerra de Troya, donde murió a manos de Héctor. Aquiles le dedicó unos juegos funerarios. |2| Hijo de Aquiles y Piripe. Pa trōʹ clus ̵ Pědʹ a sus

Peleo (Πηλεύς): hijo de Éaco, hijo de Zeus y de Egina, y de Endeis, hija de Quirón. Desterrado por su padre de Egina, donde había nacido, por haber matado junto con su hermano Telamón a su hermanastro, Foco (hijo de Psámate). Participó en la expedición de los argonautas, y luego se instaló en Ftía, ciudad de Tesalia, donde se casó con la hija del rey, Antígona, con quien tuvo a Polidora, pero también tuvo que huir por haber matado al rey Euritión, sin querer, en la cacería del jabalí de Calidonia. Se estableció en otra ciudad de Tesalia, llamada Yolcos, donde tuvo otro episodio trágico que acabó con la muerte de Acasto y su esposa, siendo nuevamente expulsado de ella por los hijos de Acasto, y yendo esta vez a la isla de Cos. Peleo se casó con Tetis, una de las hijas de Nereo, de la que tuvo al gran héroe Aquiles. En su boda tuvo lugar el juicio de Paris. Peleo tomó parte en otras aventuras: junto a Heracles en la batalla contra los troyanos, en su aventura en el país de las amazonas, etc. Sobre su final hay varias versiones: acabó sus días en la isla de Cos, fue trasladado por los dioses a la isla de los Bienaventurados, o bien terminó su vida en compañía de Tetis, en la mansión de Nereo.Pē leus (lūs) Pélide: epíteto de Aquiles por ser hijo de Peleo. Pelión: monte neblinoso del noroeste de Grecia, en la antigua Tesalia, al sureste del  Osa y del Olimpo, con alrededor de 1600 m. de altitud. Escenario de la  lucha de los gigantes, morada de los centauros, y fuente de la madera  con que se construyó el navío Argos, y el venablo de Aquiles entre  otras historias. Pēʹ li on  Peloponeso (Πελοπον-νήσος): región peninsular helena unida al centro de Grecia por el istmo de Corinto, cuyo nombre proviene de un héroe de esta región llamado Pélope o Pelops. Fueron ciudades importantes Esparta, Atenas, Corinto y Argos. Respecto a la guerra del Peloponeso, tuvo lugar entre los años 431-404 a. C. encabezada por Esparta en un bando y Atenas en el otro, cada una con sus aliados. Para más información consultar las obras de Tucídides y Jenofonte. Su gentilicio era peloponesio (Πελοποννήσιος). Pel o pon nēʹ sus Pélope (Πελόπειος), Pelops: hijo de Tántalo, rey de Frigia o Lidia, y de Dione o Eurinasa. Héroe epónimo del Peloponeso. Desterrado Tántalo de su país fue a la Élide, acompañado de Pélope. En la ciudad de Pisa vence al rey Enomao y se casa con su hija Hipodamía. En una ocasión, su padre ofreció un banquete a los dioses. Cuenta la leyenda que Tántalo descuartizó a su hijo, lo cocinó, y lo hizo servir a sus huéspedes. Los dioses, que reconocieron los miembros humanos, no 149





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probaron bocado, excepto Deméter, que no se dio cuenta y probó un trozo. El irreverente Tántalo fue castigado, y Hermes devolvió la vida a Pélope, por orden de Zeus. Deméter, que se había comido un trozo de su cuerpo, le repusó otro igual, pero fabricado con marfil. Fue maldecido por Mírtilo, y su tumba y sus huesos, contenidos en un cofre de bronce, se enseñaban antiguamente en la ciudad de Olimpia. Otros hijos suyos fueron Atreo, Tieste, Copreo, Lisídice y Nícipe. |2|Pélope Uno de los hijos de Anfión y Níobe. |3|Pélope Hijo de Agamenón y Casandra. Pēʹ lops Penélope (Πηνελόπεια): hija de Icario, rey de Esparta, y de Peribea, y esposa de Odiseo (Ulises), del que tuvo un hijo llamado Telémaco. Se mantuvo fiel ante la larga ausencia de su marido, alejando a los numerosos pretendientes con el pretexto de no contraer nuevo matrimonio hasta haber concluido el sudario de su suegro Laertes, y el trabajo que hacía por el día lo deshacía por la noche, retardando así el momento indefinidamente. Delatada por una criada, su marido llegó en el momento más oportuno para salvarla. Pe nelʹ o pe Pentesilea: hija de Ares, dios de la guerra, y de Otrere. Era la reina de las amazonas. En la guerra de Troya tras la muerte de Héctor se puso del lado de los troyanos. Es una historia bastante confusa, ya que se encuentran autores que afirman que Aquiles le dio muerte, mientras que otros le dan la vuelta al asunto y aseguran que fue Pentesilea la que mató al héroe. Para terminar de confundir, no faltan tampoco los que dicen que se amaron y que de ellos nació un hijo, llamado Caistro. Pen the si lēʹ a Peón (Παιήων): divinidad que moraba en el Olimpo, y cuya misión era la de restablecer y sanar las heridas que sufrían los dioses, como la de Ares en la guerra de Troya. Pæʹ on Pérgamo: hijo de Neoptólemo y Andrómaca que marchó a Misia y conquistó Teutrania; puso su nombre a la ciudad y se autoproclamó rey; Pérgamo fue capital de un reino helenístico (ss. III-II a. C.) que floreció cultural y artísticamente, extendiéndose por casi todo el Asia Menor. Era famosa su biblioteca, y fue el lugar de invención del pergamino. En el año 133 a. C. el rey Atalo III legó su reino a Roma, y pasó a ser la provincia romana de Asia. Per̃ ʹ ga mus Phylʹ a ce̵ Pílades (Πυλάνης): hijo de Estrofio, rey de la Fócide, amigo íntimo de Orestes y su cuñado, pues se casó con su hermana Electra. Le ayudó a matar a Egisto y a Clitemnestra, y han pasado como un ideal de pareja de amigos. Pylʹ a dēs̝ Pilos (Πύλιος): ciudad mesenia donde reinó Néstor, frente a Esfacteria. Había otras dos ciudades en el Peloponeso con el mismo nombre, una de ellas en la Élide. Pȳʹ los Pirro (Πύῤῥος): nombre primitivo del hijo de Aquiles y Deidamía, cuando vivía disfrazado de mujer en la corte del rey Licomedes, en Esquiros. Luego se llamó Neoptólemo (porque un oráculo había predicho que Troya no sería tomada sin él), y fue quien mató a Príamo, a Héctor y a Astianax. También se ocultó en el caballo de madera, y se llevó a Andrómaca como botín (que luego dio a Héleno). Se casó con Hermíone, y a su vuelta de Troya tuvo que instalarse en Epiro porque Acasto se había apoderado de pitia, aunque luego regresó dejando a su hijo Héleno en Epiro. Orestes le dio muerte en Delfos. Pyr̆ ʹ rhus Pitia (Πυθία), pitonisa: sacerdotisa del templo de Apolo en Delfos y encargada de recibir las respuestas divinas. Según las tradiciones antiguas la primera pitia fue Femonoe. La pitia tenía obligación de estar en estado de castidad y pureza, y era elegida entre las jóvenes de Delfos. Antes de consultar a la sacerdotisa se debía proceder a realizar un sacrificio, y únicamente si las vísceras del animal presentaban buenas señales, se producía la consulta. Para obtener la respuesta divina la pitia daba los siguientes pasos: tras purificarse con el agua de Castalia y con un sahumerio en el que se quemaba una mezcla de harina de cebada y de laurel, penetraba en la estancia sagrada (Adytón) revestida con un traje especial para este menester. Acto seguido bebía agua en la fuente Casotis, y se colocaba una hoja de laurel en la boca y una ramita en la mano. Después se subía al trípode, y entonces los que aguardaban para preguntar iban entrando según les tocaba, 150





















haciendo sus preguntas a la pitia en voz alta, o bien por escrito. La pitia, que entraba en trance, respondía la mayoría de las veces con frases ininteligibles, que debían ser interpretadas adecuadamente por los sacerdotes de Apolo. Pyth ̆ ʹia Pluto (Πλοῦτος): con este nombre se personificaba e invocaba a la riqueza, una de las atribuciones de Plutón. Hesíodo hace a Pluto hija del héroe Yasio y de Deméter. | 2| Una de las oceánides mencionadas por Hesíodo. Plutón (Πλούτων): esta divinidad no es otra cosa que la evolución del mito de Hades. Alrededor del siglo V a. C. el nombre de Hades comenzó a ser sustituído por el de Plutón, asimilando este nuevo dios las funciones y atribuciones de Hades, con algunas diferencias en su carácter: paso de ser una divinidad completamente indeseable y de esencia infernal y maligna, a convertirse en un dios con algunos aspectos favorables y benévolos para los hombres. Así los griegos pasaron a considerar que todo lo que extraían del interior de la tierra eran bienes proporcionados por Plutón. El nombre de Hades fue desapareciendo lentamente y Plutón se convirtió en el nuevo dios de los Infiernos. Entre los símbolos que aparecen en sus representaciones se encuentra el Cuerno de la Abundancia. Pluʹ to Podarces: nombre primigenio del hijo de Laomedonte, que después sería conocido como Príamo de Troya. |2|Podarces Hijo menor de Ificlo, que cuando falleció su hermano Protesilao acaudillo la flota de Filacia que este mandaba a Troya. |3|Podarces Podarce se llamaba una de las danaides, esposa de Eneo. Po darʹ cēs ̵ ̝ Polidamas, Polidamante: hijo de Pantoo y de Frontis, héroe y adivino troyano, amigo y asesor de Héctor. Lo mató Aquiles o Áyax. |2|Polidamas Hijo de Anténor y Teano, y esposo de Licasta (hija de Príamo). Tanto él como su padre fueron acusados de traidores hacia Troya. Po lyd̆ ʹ a mas Polidoro El benjamín del rey troyano Príamo, que casi al final de la guerra fue enviado a la corte del rey tracio Poliméstor, que para apoderarse de sus riquezas lo asesinó. |2| Polidoro Pretendiente de Penélope. Pol y dōʹ rus Príamo (Πρίαμος): hijo de Laomedonte, rey de Troya. Su verdadero nombre es Podarces, pero según una leyenda se llamó Príamo a partir de que su hermana Hesíone pagó un velo de oro a cambio de su rescate. Su primera mujer fue Arisbe, y luego Hécuba; tuvo 50 hijos y algunas hijas, entre los que resaltan: Héctor, Polixene, Polites, Creúsa, Casandra, Héleno, Deífobo y Paris. Cuando fue tomada Troya, Príamo murió en su palacio a manos de Neoptólemo, hijo de Aquiles. Prīʹ am Protesilao: hijo del tesalio Íficlo y de Diomede, participó en la guerra de Troya con 50 barcos; fue el primero en tomar tierra, siendo también el primero en morir, a manos de Héctor, cumpliéndose así la profecia de un oráculo. Su mujer Laodamía (o Polidora) se quitó la vida. Pro tes i lāʹ us Proteo (Πρωτεύς): hijo de Océano y de Tetis, divinidad griega de los mares, también llamado "el viejo del mar" o "el anciano de los mares". Según una leyenda habitaba en la isla de Faros, donde guardaba las focas de Poseidón. Otra tradición cuenta que Proteo era un rey de Egipto, de donde partió, llegando a Tracia, casándose allí con una ninfa llamada Corónide, aunque también se le da como esposa a Psámate. Fue padre de Idotea. Proteo poseía la facultad de transformarse y adquirir cualquier forma viviente que hubiera sobre la tierra, con solo desearlo. Este mito puede ser una importación griega procedente de Egipto. |2|Proteo Hijo de Poseidón y padre de Polígono y Telégono. |3|Proteo Hijo de Egipto, muerto por una de las danaides llamada Gorgófone.Prōʹ teus (tūs) Polidamas, Polidamante: hijo de Pantoo y de Frontis, héroe y adivino troyano, amigo y asesor de Héctor. Lo mató Aquiles o Áyax. |2| Hijo de Anténor y Teano, y esposo de Licasta (hija de Príamo). Tanto él como su padre fueron acusados de traidores hacia Troya. Proteo (Πρωτεύς): hijo de Océano y de Tetis, divinidad griega de los mares, también llamado "el viejo del mar" o "el anciano de los mares". Según una leyenda habitaba en la isla de Faros, donde guardaba las focas de Poseidón. Otra tradición cuenta que Proteo era un rey de Egipto, de donde partió, llegando a Tracia, casándose allí con una ninfa llamada Corónide, aunque también se le da como esposa a 151







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Psámate. Fue padre de Idotea. Proteo poseía la facultad de transformarse y adquirir cualquier forma viviente que hubiera sobre la tierra, con solo desearlo. Este mito puede ser una importación griega procedente de Egipto. Quirón (Χείρων): hijo de Zeus y de Hera, de Zeus y la ninfa Fílira, o de Cronos y Fílira. Al centauro Quirón se le atribuía una gran sabiduría, y fue el encargado de la educación de muchos héroes de la mitología griega, entre ellos Heracles, Jasón, y Aquiles. También le enseñó la ciencia de la medicina a Asclepio. Quirón poseía la inmortalidad, pero pidió a Zeus que le permitiera morir, debido a que había sido herido por una flecha de Heracles, cuya punta había sido untada con veneno de la Hidra de Lerna. El centauro quiso curar esta herida por todos los medios, pero no lo consiguió, y como padecía muchísimo, prefirió morir. Prometeo ocupó su lugar en el Olimpo. Chī ̵ ʹ ron Reso: rey tracio hijo de Estrimón, que apoyó a los troyanos en su guerra contra los helenos. Poseedor de un carro de oro tirado por dos caballos blancos, Odiseo (Ulises) y Diómedes los robaron y mataron, junto con su dueño, ya que un oráculo habría predicho que si lograban beber agua del río Escamandro, los griegos perderían la guerra. Rhēʹ sus Salamina, Salamis (Σαλαμίς): isla griega del mar Egeo (en el golfo Sarónico) frente a Eleusis, donde la flota helena derrotó a la persa en el 480 a. C.; estuvo casi siempre dominada por Atenas. Su gentilicio era salaminio (Σαλαμίνιος). Sălʹ a mis Sal lenʹ tia

Samotracia: isla del norte del mar Egeo, frente a las costas tracias, ocupada por samios desde el s. VIII a. C. y famosa por su culto a los cabiros; tenía una ciudad del mismo nombre. Fue dominada por los macedonios, los romanos y los bizantinos, entre otros. Sămʹ o thrace̵ Sarpedón: hijo de Zeus y de Europa. Era hermano de Minos y Radamanto. Nacido en Creta, fue expulsado de la isla por Minos cuando este ocupó el trono. Cuenta una leyenda que Sarpedón se estableció en Asia Menor convirtiéndose en el rey de los termiles, pueblo que ocupaba el territorio que luego sería Licia. |2| Hijo de Zeus y de Laodamía. Héroe que luchó en la guerra de Troya, y que se inclinó a favor de los troyanos. Murió a manos de Patroclo y fue rescatado su cuerpo del campo de batalla por Apolo. Algunos autores creen que estos dos personajes, ambos hijos de Zeus, pero de distinta madre, son el mismo. |3| Isla donde vivían las gorgonas, que se ha identificado en el reino de Tartesos o Cádiz. Sar pēʹ don Sicilia (Σικελία): la mayor isla del Mediterráneo, en el suroeste de Italia; los pobladores eran pueblos latinos, y fue colonizada primitivamente por fenicios y griegos. Ya desde el s. V a. C. tuvo ciudades muy prósperas, como Siracusa. Pasó sucesivamente por la dominación cartaginesa, romana (s. III a. C.), bizantina (tras un breve periodo en poder de los vándalos), etc. En ella se halla el Etna, el volcán europeo más activo y lugar donde Hefesto tenía sus fraguas. Algunas de sus ciudades fueron Selinunte, Segesta, Agrigento, etc., y en ella nacieron personajes como Arquímedes, Empedocles, Gorgias y Teócrito. Su gentilicio es siciliano (Σικελός / Σικελικός / Σικελιώτης). Siçʹ i ly Símois: río, padre de Astíoque y de Hieromneme. Simʹ o is Sinón: familiar de Odiseo (Ulises) que se dejó atrapar o fingió ser desertor e hizo de espía griego e incitó a los troyanos a meter en la ciudad el caballo de madera. Sīʹ non Esminteo: sobrenombre o epíteto aplicado al dios Apolo, por Esminta, ciudad de la Tróade, por su protección sobre los frutos ante los animales perjudiciales (en este caso ratones). Sminʹ theus (thūs) Esmirna: antigua colonia jonia en el litoral oeste de Asia Menor, que se cree empezó a ser habitada por los eolios desde el s. XI a. C., en el golfo de Hermo, a orillas del río Meles, a unos 65 km al norte de Éfeso, encrucijada para el comercio con Oriente. Ahora es la ciudad turca de Izmir, muy importante. Smyrʹ na Sōʹcus ̵

Somnus, Sueño: personificación romana del sueño, equivalente al dios griego Hipnos. Somʹ nus 152

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Taltibio: heraldo del rey Agamenón en la guerra de Troya; a la muerte de este pasó a servir a Orestes. Fue adorado en Esparta como héroe. Tal thyb̆ ʹ i us Tártaro (Τάρταρος): hijo de Gea, paraje subterráneo que los antiguos griegos situaban en un lugar inmediatamente inferior al reino de Hades (el Infierno). Pensaban que el mismo espacio que separaba el cielo de la tierra, separaba a esta del Tártaro, y que un objeto que fuese arrojado desde la superficie de la tierra tardaría nueve días y nueve noches en llegar a este lugar. Rodeando al Tártaro se encontraba un muro de bronce, y su techo era una noche que duraba como tres noches comunes. Sus puertas estaban construídas de hierro y eran obra del dios Hefesto. Como guardianes de estas puertas estaban dos monstruosos perros, Ortos y Cerbero, y también los tres gigantes hecatónquiros, todos ellos para impedir que nadie pudiese salir sin el permiso de los dioses. Tarʹ ta rus Táurica: sobrenombre o epíteto aplicado a la diosa Ártemis. Tauʹ ri ca̵ Tebas (Θῆβαι): ciudad griega, antigua capital de Beocia, fundada por el fenicio Cadmo (según la tradición). Aliada de los persas, se enfrentó al resto de la Hélade (y por un tiempo muy breve la dominó), y cuando quiso oponerse a la expansión macedonia fue destruida por Alejandro Magno. Reconstruida, en el s. II a. C. la dominaron los romanos. Su gentilicio es tebano (Θηβαῖος). |2| En la Tróade había una ciudad llamada Teba (Θήβη). |3| Antigua e importante ciudad del Alto Egipto situada en la ribera izquierda del Nilo (al sur de la actual Qena). En la otra orilla estaban Luxor y Karnak, que formaban parte de ella. Thēʹ be Télefo: hijo de Heracles y de Auge que fue abandonado y recogido por un pastor. Más tarde un oráculo le dijo que fuera a Misia, y allí se convirtió en rey. Según las leyendas cuando los griegos cruzaron Misia camino de Troya tuvieron que enfrentarse a él, y Aquiles le hirió. Télefo se había negado a luchar contra Troya, pero a cambio de que Aquiles le curase la hérida (según un oráculo sólo él podía curarla) les aconsejó sobre como tomar Troya (ya que a su vez otro oráculo había predicho que no podría ser tomada sin la ayuda de Télefo). |2|Télefo En Arcadia había un altar dedicado a Télefo y con su mismo nombre. Tĕlʹ e phus Telamón (Τελαμών): hijo de Éaco y de Endeis, y hermano de Peleo. Entre los dos mataron a su hermanastro Foco y escaparon. Telamón fue a Salamina cuyo trono heredó al morir el rey sin heredero, y se casó con Peribea (Glauce en otra versión), hija de Alcátoo, con quien tuvo a Áyax. Intervino en la expedición de los argonautas y en la caza del jabalí de Calidonia; también auxilió a Heracles en su pelea contra las amazonas y el rey troyano Laomedonte, recibiendo como botín a Hesíone, hija de este, que le dio un hijo llamado Teucro. Tĕlʹ a mon Telémaco (Τηλέμαχος): hijo de Odiseo (Ulises) y de Penélope, pequeño aún cuando su padre marchó a la guerra. Ayudó a su madre contra los pretendientes, y ya acabada la guerra de Troya y viendo que su padre no volvía, Atenea lo aconsejó viajar en busca de Menelao y Néstor a por noticias de su padre, y de regresó tuvo que salvar una trampa de los pretendientes. Cuando halló a su padre en Ítaca le ayudó contra los pretendientes. Sucedió a su padre en el trono, y como esposa se le dan varias, según versiones: Circe (o una hija suya) con quien habría tenido a Latino (que también aparece como hijo de Odiseo); Nausícaa y Policasta también se citan. Algunos lo daban como padre de Homero. Te lĕmʹ achus ̵ Ténedos: isla pequeña del mar Egeo que estuvo consagrada a Apolo. Los ejércitos griegos se ocultaron tras ella cuando fingieron abandonar Troya dejando el caballo de madera. Tĕnʹ e dos̆ Tersites (Θερσίτης): el soldado más feo del ejército griego en Troya, posible hijo de Agrio; conflictivo con sus compatriotas, fue azotado por ir en contra de la opinión de Agamenón. Aquiles le mató por intentar violar el cuerpo sin vida de Pentesilea, o por burlarse de ella. Ther̃ sīʹ tēs̝ Tesalia (Θεσσαλία): antigua región situada en el centro de Grecia, al sur de Macedonia, entre el Olimpo, Pindos y el mar Egeo, poblada desde la prehistoria por ser paso de migraciones, y muy próspera en los ss. VII-VI a. C., hasta que las luchas intestinas entre distintos tiranos detrozó la región. Casi todo su territorio eran 153



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planicies cultivables. Más tarde se la anexionó Macedonia y en el s. II pasó a poder de Roma. Su gentilicio es tesalio (Θεσσαλός). Thĕsʹ sa ly̆ Tetis (Θέτις / Τηθύς ): hija de Urano y de Gea, pertenece a los titanes del sexo femenino. Hermana de los tres gigantes hecatónquiros y de los cíclopes. Contrajo matrimonio con Océano, que la hizo madre de tres mil hijos (los ríos) y tres mil hijas (las oceánidas). |2| Hija de Nereo y de la oceánida Doris, es la nereida que más fama y protagonismo tiene en la mitología griega. Se casó con Peleo, hijo de Éaco, y fue la madre de Aquiles. Una leyenda afirma que tuvo relaciones con Hefesto, al que hospedó muchos año en el mar. Tetis ha dado su nombre a uno de los satélites de Saturno: Tetis. Thēʹ tis Teucria : Región en donde quedaba Troya cuyo nombre deriva del rey Teucro. Teuʹ cri ̵ a Teucro, Teucer: hijo de Telamón y de Hesíone, y hermanastro de Áyax, con el que combatió en Troya, destacando como arquero fue muerto por Héctor. |2| Hijo del río frigio Escamandro y de la ninfa Idea. Emigró a Troya convirtiéndose en el primer rey de esta región, llamada también Teucria. Su hija Batiea (o Arisbe) se casó con Dárdano, que sería su sucesor. Teuʹ cer ̵ Teutrania: ciudad de Laconia. Teu thrāʹ ni a Titono, Titón: hijo de Laomedonte y hermano de Príamo. Joven al que raptó Eos (la Aurora) para hacerlo su esposo. Le pidió a Zeus que le concediese la inmortalidad, que le fue otorgada, pero como olvidó pedir para él la juventud eterna, Titono envejeció y se fue consumiendo hasta parecer un insecto, por lo que Eos lo transformó en cigarra o grillo. Tuvo dos hijos, Memnón y Ematión. Ti thōʹ nus Tideo: hijo de Eneo, rey de Calidonia, y de Peribea, héroe griego protegido por la diosa Atenea. Por haber matado a su hermano o tío tuvo que huir, siendo acogido por el rey de Argos Adrasto, que le dio como esposa a su hija Deifile, que fue madre de Diómedes. Acompañó a los siete caudillos argivos contra Tebas, y por deseo de Atenea mató a Ismene, amante de Periclímeno. Herido de muerte por Malanipo, Atenea imploró a Zeus que le diese algún bebedizo mágico que lo sanase, pero cuando iba a entregar esta bebida maravillosa a Tideo, comprobó con horror como este devoraba los sesos del guerrero que lo había herido, al cual habían dado muerte y le habían entregado su cabeza. Al observar este hecho la diosa desistió de su idea de salvar al héroe. Tȳʹ deus (dūs) Tidida: patronímico de Diómedes (por ser hijo de Tideo). Ty dī̄ʹ dēs̝ Tíndaro, Tindáreo: rey de Esparta, hijo de Perieres y Gorgófone. Abandonó Lacedemonia expulsado por su hermano Hipocoonte y se instaló en Etolia, donde el rey Testio lo casó con su hija Leda. Fue el padre de Clitemnestra, Helena, Timandra y los dióscuros. Después Heracles le devolvío la posición perdida, pero por haber muerto Polideuco y Cástor, hizo sucesor a su yerno Menelao. Tyn̆ ʹ da rus Troas: Región geográfica donde se cree quedaba Troya y recibe este nombre por el rey Tros quien según se cree la fundó. Trōʹ as Tros: hijo de Erictonio y Astioque, casado con Calírroe, y que algunas leyendas lo hacen padre de Ganimedes. Es el epónimo de la ciudad de Troya. Cuando Zeus raptó a su hijo le ofreció a Tros como compensación unos caballos de facultades extraordinarias. |2|Tros Hijo del troyano Alastor, que Aquiles mató en la guerra de Troya. Troilo: el hijo más joven de Príamo (también se le da por padre a Apolo), muerto por Aquiles en los inicios de la guerra de Troya. Trōʹ ilus Ulises, Odiseo: hijo de Laertes y de Anticlea, hija de Autólico. Se casó con Penélope, hija de Icario y tuvo un hijo llamado Telémaco. Era rey de Ítaca. Es uno de los héroes griegos más célebres. Aunque intentó evitarlo fingiéndose loco, como expretendiente de Helena tuvó que sumarse a la guerra, y lo hizo con doce naves, después de haber formado parte de la embajada que fue a intentar un arreglo pacífico. Resaltó sobre todo por su astucia, ingenio y diplomacia; él encontró a Aquiles, sacó el Paladión de Troya e ideó la trampa del caballo de madera. Cuando volvió a Ítaca habían pasado nada más y nada menos que veinte años, diez de ellos ocupados en la travesía de vuelta, descrita en la Odisea. 154









También aparece en la Ilíada. Murió a manos de Telégono, hijo suyo y de la maga Circe. U lys̆ ʹ sēs̝ Venus: antigua diosa itálica de la hermosura, la primavera y los jardines, equiparada más tarde con la Afrodita griega. Se sabe de la existencia de templos suyos en Roma desde el s. III a. C.; César y Adriano le dedicaron dos, y tuvo uno en el Capitolio y otro cerca del Circo Máximo. Sus fiestas principales se celebraban el 1 de abril (Veneralias) y el 19 de agosto. Muy importante para los romanos, ya que la consideraban la madre de Eneas, y por lo tanto creían descender de ella. Vēʹ nus Virgilio: Publio Virgilio Marón fue un poeta latino del s. I a. C. oriundo de Andes (próxima a Mantua), instruido en Nápoles, Milán y Roma, e influenciado por la filosofía epicúrea y por la poesía alejandrina. Amigo y protegido de Augusto y de Mecenas, escribió obras bucólicas y pastoriles, églogas (Bucólicas) y obras didácticas sobre la agricultura (Georgicas), así como un gran poema épico, La Eneida, que se publicó sin terminar ya que el autor murió de enfermedad en Brindisi cuando regresaba de Grecia, país al que había viajado para acabar su gran obra. Considerado el mejor poeta latino. Vērʹ gil ̇ Vulcano, Volcanus: antiguo dios etrusco asimilado por los romanos, que luego equipararon con el griego Hefesto. Los romanos le consagraban el armamento arrebatado al enemigo. Tuvo un santuario próximo al Circo Flaminio, y sus fiestas, las Vulcanales o Volcanalia, tenían lugar el 23 de agosto, y en ellas se arrojaban a las hogueras peces del Tíber. Vul̆ ʹ can ̵ Xanthos, Janto: uno de los nombres que se le daban a Astianax. Significa "rubio". También se le llamaba Escamandro. |2| Río troyano. Xănʹ thus



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