La determinación externa. Søren Kierkegaard y Emmanuel Levinas [1 ed.] 9786077691877

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La determinación externa. Søren Kierkegaard y Emmanuel Levinas [1 ed.]
 9786077691877

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LA DETERMINACION EXTERNA de Soren Kierkegaard y Emmanuel Levinas José L uis E vangelista A vila

Alejado del origen de la ética tradicional que ubica al sujeto saliendo al auxilio de sus congéneres, este libro analiza la ética surgida por la revelación del otro, por la ruptura del sujeto y el abandono del poderío identificado con el conocimiento para ofrecer una alternativa a la filosofía centrada en el Mismo y su permanencia. Es a través de un estudio comparativo entre Kierkegaard y Levinas que nuestra propuesta avanza bajo la directriz del pensamiento de la alteridad, común en ambos autores, que permite entablar un diálogo entre sus obras. Este estudio se dirige a postular una respuesta previa al egoísmo, a los deseos del yo y a la imposición práctica de su idea de bien para escuchar a la otredad. Ante la condición natural de supervivencia y el auge de un hedonismo exacerbado, resulta sencillo el olvido de la ética y del prójimo, por lo que es menester una reflexión generadora de nuevas actitudes que intenten contrarrestarlos.

— La

determinación extern a



S0REN K iERKEGAARD -------- y E mmanuel L e v in a s ----------

i

TEXTOS UNIVERSITARIOS

Universidad Autónoma de Chihuahua M .C. J esús E nrique S eáñez SAenz Redor

M .D. S aúl A rnulfo M artínez C ampos Secretario General

Lie. S ergio R eaza E scárcega Director de Extensión y Difusión Cultural

D r . A lejandro C hávez G uerrero DirectorAcadémico

M.C.

L a determinación extern a S 0R E N KlERKEGAARD y

E mmanuel L evinas

J avier M artínez N evArez

Director de Investigación y Posgrado

Lie. R osendo M ario M aldonado E strada

— Jo s é Luis Evangelista Ávila —

Director de Planeadón y Desarrollo Institucional

Lie. H oracio J urado M edina Director Administrativo

Sindicato del Personal Académico de la Universidad Autónoma de Chihuahua M .C. F rancisco S antacruz R ivera Secretario General

M.D.F.

F rancisco

A.

C hAvez G onzález

Secretario de Organización

M.l.

B enito A guirre SAenz Secretario de Actas

C P . H ortencia R ubio A costa Secretaria de Finanzas

M .A. R amón F ar Ias R ascón Secretario de Asuntos Culturales

98 C olección T exto s U n iversitarios

Universidad Autónoma de Chihuahua Chihuahua, México, 2011

Evangelista Ávila, José Luis. La determinación externa: Soren Kierkegaard y Emmanuel Levinas / José Luis Evangelista Ávila — México : Universidad Autónoma de Chihuahua : Sindica­ to del Personal Académico de la UACh, 2011 172 p. (Textos Universitarios, 98) ISBN: 978 - 607 - 7691 - 87 - 7 1.

Filosofía. 2. Kierkegaard, Soren (1813 -1855) crítica e interpretación. 3. Levinas, Emmanuel (1906- 1995) crítica e interpretación.

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Indice

142 - d21

Editorial. Dirección de Extensión y Difusión Cultural. Director: Sergio Reaza Escárcega. Jefe editorial: Heriberto Ramírez Luján. Producción: Martha Estela Torres Torres, Jesús Chávez Marín. Portada de Marcela Ochoa, con imagen "Kierkegaard en el centro del mundo”, caricatura de la revista satírica contemporánea del danés El Corsario. Obra seleccionada en las términos del Concurso para publicar textos de docencia y consulta, auspiciado por la Universidad Autónoma de Chihuahua y por el Sindica­ to del Personal Académico de la UACh. Prohibida la reproducción o transmisión total o parcial del contenido de esta obra por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, en cualquier forma, sin permiso previo por escrito del autor y de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Derechos reservados para esta 1a. edición, 2011 © José Luis Evangelista Ávila © Sindicato del Personal Académico de la UACh © Universidad Autónoma de Chihuahua Campus Universitario Antiguo s/núm. Chihuahua, Chih., México. C.P. 31178 Correo: [email protected] Tel. (614) 439 18 53

ISBN 978-607-7691-87-7

Introducción...........................................................................

9

Capítulo I. Interpretación kierkegaardiana ................. Ubicación de las principales formas interpretativas . . . Interpretación p ro p u esta.....................................................

19 19 28

Capítulo II. Kierkegaard en Levinas .............................. El origen de un s ile n cio ....................................................... El Silentio levinasiano.......................................................... Levinas y Kierkegaard... -de S ile n tio ................................ Silente m ed iación ..................................................................

39 40 45 57 59

Capítulo III. A utodeterm inación.............. Los alcances del M is m o ....................................................... Estadios o esferas de la to talid ad ...................................... Determinarse por la exterioridad...................................... Algunas consideraciones.......................................................

69 72 79 88 92

Capítulo IV. Visión y poder, escucha y obediencia . . 95 Exterioridad............................................................................ 97 De la visión al escucha: la brecha abierta por lo incognoscible y el absoluto d iferen te............................ 102 Ab-surdus: de la pasividad al escándalo y a la imposición ontológica....................................................... 104 Deuda y m a n d a to ....................................................................109 Él amó primero y la h u e lla ....................................................114

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Capítulo V. La determinación e x te m a .............................119 De nuevo un paréntesis en Kierkegaard: ¿ética o estadio é tic o ? ....................................................................... 121 Amor y responsabilidad: contranatura ante el connatus e ss e n d i....................................................................126 El prójimo, esa revelación inaccesible a la razón griega 130 Dios es (mandato de) a m o r ................................................... 132 Un sentido más allá del ser: nuevamente escucha y v is ió n ..................................................................................... 137 C onclusiones............................................................................. 143 Anexo. Tabla de publicaciones kierkegaardianas......... 153 Bibliografía................................................................................ 161

Introducción

La investigación se acerca a ciertas problemáticas que para algunos lectores podrían considerarse de índole distinta a la meramente filosófica. Así pues, no se presenta, se intenta o He pretende realizar una exposición, menos aún una demos­ tración del problema sobre la existencia de Dios, tampoco una presentación teológica, sin embargo habrá a quienes por momentos pudiera parecer demasiado cercana. La proble­ mática a desarrollar se desprende, vista desde una de sus aristas, de una de las objeciones que de común se hacen a la racionalidad de la fe, es decir, la existencia del mal. Acaso para la presente valdría más su estructura positiva, en la Interrogante por la existencia del bien, pero todavía no se desprendería ahí la línea aquí seguida, bien que se bordee por estas temáticas, no son ellas nuestro hilo conductor, quir i una aproximación desde un ángulo distinto ilumine esta Introducción. El problema del mal como cuestionador de la creencia y existencia de Dios, matizado como el problema de Job ad­ quiere matices casi teológicos para muchos, más si se expo­ ne desde las líneas de Dostoyevski, pareciera adquirir un nuevo significado aquel al que siguiendo la Biblia se opon­ dría algún lector. El célebre fragmento de Los hermanos ktiramazov conocido como "El poema del gran Inquisidor" 1 1 Confróntense páginas 225 a 238 (véase abajo referencia completa). Relato preredldo del absurdo del sufrimiento que es permitido por un Dios incapaz de Intervenir o indiferente ante la situación, relata la aparición del Cristo durante •I medioevo ante una situación donde todo se encuentra bajo el control de "El dren Inquisitor" quien dada la situación de control, pide al Hijo del Hombre que hc retire. Para finalizar, el Cristo besa al inquisidor y se marcha, finalizada U historia inventada por Iván, Aliocha, lo besa y se retira.

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I ntroducción

muestra la perspectiva de Iván respecto al sufrimiento del inocente y queda al aire la pregunta de ¿por qué habiendo un Dios hay mal en el mundo? La novela muestra el silencio de Aliocha, quien besa a su hermano Iván y se retira, aquel exclama solamente que la acción se trata de "un plagio lite­ rario".2 Al parecer la interrogante ha quedado en el aire, sin embargo, ¿es del todo correcta está apreciación?, ¿es la úni­ ca interpretación posible? Para esta investigación se ha hecho un giro a la interro­ gante de tal intervención en la novela, antes que preguntar ¿por qué habiendo un Dios hay mal (dolor, sufrimiento y sentim iento de absurdo) en el m undo? se alza otro cuestionamiento, ¿por qué no habiendo un Dios habría de importarme el mal (el dolor, el sufrimiento y si hay un senti­ miento de absurdo) en el mundo?, a mí, como conciencia abstracta o concreta, ¿por qué con o sin Dios?, sin ir más allá del poema, se entreve ya una posición. El silencio y el beso de Aliocha, tal como el silencio y el beso del Cristo en el poema de Iván, que rompen con esa "fuerza capaz de so­ portarlo todo, capaz de soportar todo el peso de todos los goces... [...] La fuerza de la bajeza [...] Es posible que todo esté permitido, puesto que así quedó dicho",3 rompen tam­ bién con esos labios exangües, por el cansancio de una habla acusativa y engreída en un poder que clama y señala sin acción alguna; rompen de igual forma la mirada de su inter­ locutor que los cubre, los escudriña, a espera de un movi­ miento sobre el cual volver a dominarlos con su pensar que puede controlar la situación y exigir sin intentar algo. Ahí, en el silencio de la razón, ahí el beso. Al interrogador "el beso del prisionero le quema el corazón, pero sigue aferrado a su idea".4 Interrogantes que incluso no son más que tonte­ rías en el pensamiento de Iván... hasta que Aliocha lo besa. Entonces "las vacías expresiones sin sentido se concen­ tran plenamente con sentido en el centro de un tú",5 aún

cuando se continúe "aferrado a su idea", aún cuando se exclame un "plagio literario". El silencio y la respuesta, si­ lencio de la razón ante el beso, expresión de un amor puro como es posible solo (entre los Karamazov) en Aliocha, un amor que exalta a Iván incluso a causa de tonterías, incluso por el "absurdo poema de un estudiante no menos absur­ do".6 Se abre entonces, en el silencio de la razón, el amor como respuesta, como aquello que se escucha sin ser dicho en pa­ labra alguna y que desborda el sentido posible de palabra cualquiera, el amor más allá de la razón pone un freno a esta, el plagio que desborda el enunciado original, es decir: las palabras en la narración de Iván son limitadas y no le cuestionan, no incomodan al Karamazov como lo hace su plagio, la acción que supera las palabras, acción que cues­ tiona la "fuerza capaz de soportarlo todo" y la deja débil, en un clamor que "le quema el corazón"... el poder de Iván en su relato se desmorona ante Aliocha y, solo así, es cuestiona­ do en su exigencia continúa, ahí es donde "le quema el cora­ zón", no en otro momento. Ahora bien, es en este silencio en el que se cubre la voz del que interroga por el mal, en esta respuesta que es amor, en la respuesta inabarcable por las palabras, y la razón que sin embargo abarca en la relación; en ellos precisamente se encuentra el comienzo de las reflexiones que sirven de mate­ rial a la presente, sin embargo también en "la fuerza capaz de soportarlo todo" y en la que "todo está permitido", en el goce y el placer del poder que son inicio. Quizá no se trate en última instancia más que de una reflexión que va de Iván n Aliocha y viceversa, del "poema del gran Inquisidor" al reclamo de Iván por ser plagiado y, sin embargo, intentará serlo. Quizás por desgracia resulte menos. Los Karamazov no serán retomados como guía, han sido un matiz aparente que subyace a nuestra construcción, presentes en cierto si­ lencio; son la expresión en un plano literario que a veces juega a ser distinta y no por ello menor o despreciable en un intento que buscará acercarse al trabajo filosófico.

2 3 4 5

Fedor Dostoyevski. Los hermanos Karamazov, p. 237. Ibídem, pp. 236-237. Ibídem, p. 236. Hans Urs Von Balthasar. Solo el amor es digno de fe , p. 72.

* Fedor Dostoyevski. Los hermanos Karamazov, p. 236.

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I ntroducción

Guías para recorrer este camino serán dos pensadores que no son lejanos al ruso en sus planteamientos, anterior a él Sor en Abyee Kierkegaard y posterior, Emmanuel Levinas. Cercanos entre sí por su aproximación a las filosofías del diálogo, ambos se encuentran en el borde de la corriente así denominada, y apuntan más allá, al indicar una altura irre­ conocible por los otros escritores de esta línea, una altura inaccesible que necesita y clama, a fuerza de un corazón que arde, por una revelación, antes que por los movimientos del Mismo, tal en el concepto de pasividad, evidente en uno y subyacente en el otro, diferencia sus posturas a la de mu­ chos de los pensadores. En Kierkegaard y Levinas se mues­ tra un Iván, cualquier hombre, capaz de todo, y con todo, insatisfecho, que espera respuesta tras agotar sus posibilida­ des y no la encuentran en la relación activa con el otro cosificado, en el cuestionar, en la mayéutica, sino que les viene dada, revelada, cual beso de Aliocha; por lo que exce­ de todo pensamiento y les cuestiona, les sitúa ante aquello con lo cual, la razón no puede; sin embargo a diferencia del Karamazov que culpa de plagio, ambos se abren a la alteridad del amor revelado, ambos encuentran en él moti­ vos para realizar profundas reflexiones. Desde Feuerbach7se ha iniciado la búsqueda de una con­ cepción del hombre cuya verdad se encuentra en la relación con el otro hombre, en el frente a frente, en el paso del pen­ samiento "dialéctico-abstracto al dialógico-concreto".8*Pues, como señala Balthasar, en la dialéctica abstracta lo otro que­ da sumergido en los parámetros del mismo, no hay con pro­ piedad una ruptura con la mayéutica y Dios mismo es redu­ cido al hombre; el hombre se mantiene y la "alteridad" que­ da a su alcance, estancándose en el plano lógico. Meras pro­ yecciones de un ser débil que no se atreve a reconocerse en sus ilusiones, según la crítica de Feuerbach a la divinidad y que bien podría extenderse a la concepción del otro ser hu­ mano.

Si se ha de guardar silencio y esperar respuesta en la pre­ sencia, se indica un más allá, aquello que viene donado des­ de más allá de la mayéutica socrática. Resta la disyuntiva de la revelación o de devolver la voz a Iván, evitar el cuestionamiento real de la existencia misma por medio del discurso elaborado y dejar así a Aliocha perdido ante las improntas de su hermano. La razón y el Mismo lo podrán todo, la fuerza lo podrá y, sin más, pese a las proclamas de tantos pensadores, el paso hacia donde todo esté permitido será cercano en demasía y, aunque no necesario, es siempre el riesgo del poderío del Mismo. Es necesario plantear la po­ sibilidad de romper con esa fuerza, acercar a la filosofía el beso de Aliocha y establecer la alternativa. Las filosofías del diálogo de Feuerbach a Marcel, con Buber y Mounier de por medio y otros tantos no lo logran, si aceptamos el plantea­ miento de Levinas,9 no alcanzan el cuestionamiento de la esencia y la permanencia en ella y, con ello, dar la posibili­ dad de romper la actividad y poderío del Mismo. Así mis­ mo, Hans Urs von Balthasar por teología, secunda a Levinas al apuntar a una ruptura del Mismo en la necesidad de la revelación, una revelación que no se constriña a la razón. Balthasar a diferencia de Levinas colocará en esa línea el pensamiento de Kierkegaard, así como al citado Dostoyevski, a quién el francés también retoma, y a otros que ya señalan un " un más allá" del Mismo y de la actividad de la razón en la necesidad de una revelación. Serán los planteamientos de Kierkegaard y Levinas los que guiarán la presente indagación donde "La experiencia absoluta no es develamiento sino revelación" 10 y "La mani­ festación KaO'auxo consiste para el ser en decirse a noso­ tros, independientemente de toda posición que hayamos to­ mado frente a él, en expresarse. Aquí, contrariamente a to­ das las condiciones de visibilidad de los objetos, el ser no se coloca en la luz de otro, sino que se presenta él mismo en la

7 Sin enunciarlo como el primero e indiscutible antecedente directo del pensa­ miento dialógico, es sin embargo el referente obligatorio como precedente e incluso iniciador. 8 H. U. V. Balthasar. Obra citada, p. 47

* Indicaciones directas al tema las trata en De Dios que viene a la idea, en el ensayo "El diálogo", páginas 183 a 199, aunque referencias dispersas las hay en toda su obra. 111 Emmanuel Levinas. Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad, p. 89.

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I ntroducción

manifestación que debe solo enunciarlo"11. Se buscará atra­ vesar del Mismo en su poderío a la respuesta a una alteridad, siendo la última quien lo cuestiona al revelarse y expresarse. Ambos pensadores se entrelazan con la tradición de modos especiales, ambos desde la oposición a la filosofía que en su momento se alza. El de Copenhague, además, amplia­ mente interpretado y utilizado a merced de analistas y otros pensadores; el nacionalizado francés por su parte, por su oposición a la tradición, que comparte con el primero, aun­ que pareciera desde un ángulo muy distinto. Por ello es ne­ cesaria la presentación de los dos primeros capítulos, en ellos se expone la línea interpretativa que utilizaremos al acercar­ nos al danés, si bien no es del todo nueva, su necesidad se explica puesto que es poco recurrida.12 Así mismo represen­ ta un auxilio a quien no tiene demasiado acercamiento a su obra; sin buscar sustituir su lectura directa, se expondrán a grandes rasgos algunos elementos que hacen reconocibles a varias de las interpretaciones dadas hasta hoy y la oposición a ellas a partir de una consulta de textos que permitirá per­ filar la lectura. A esta presentación general de las lecturas kierkegaardianas y la línea interpretativa a utilizar queda un problema concreto, si bien se ha señalado la generalidad de las lecturas, ¿cuál es la visión levinasiana sobre el autor de Las obras del amor? A ello se intenta responder en el se­ gundo capítulo, pues es conocida y fácilmente identificable la oposición en obras y textos dedicada por el filósofo de la alteridad al oriundo de Dinamarca, ello pese al reconoci­ miento tributado a momentos. El segundo capítulo indica

algunas de las relaciones guardadas por un Levinas lector de Kierkegaard. Puestos ya en un terreno común, los pensadores, se abor­ darán las problemáticas expuestas arriba, para tales preci­ samos indicar la línea que sigue la investigación y el título de la misma. La determinación externa13 referida a que en esta ruptura del poderío del Mismo no se indica solo una ruptu­ ra de su razón y una nueva posibilidad de las relaciones, sino que en tal, viene dado un sentido; es posible concebir un sentido brindado al hombre, revelado en la pasividad y que supera la razón, remitimos a una determinación exter­ na del sentido, para ella ha de suponerse que el hombre es capaz de encontrar un sentido en su poderío y la posibilidad de negar la revelación, sin ellas se entraría en la necesidad de aceptar el sentido revelado. El capítulo tercero aborda las posibilidades de creación de un sentido, cüalquiera que sea, en la actividad del Mis­ mo, para ello nos valdremos de la sensibilidad y la razón. Se busca afirmar que ante la revelación, aunque ineludible, es posible al Mismo mantenerse aferrado a su poderío. De la mano de los análisis kierkegaardianos de las esferas estético y éticas, así como de las primeras obras levinasianas expon­ dremos los primeros indicios de lo que podría ser un estudio comparativo entre ambos autores que hasta aquí es posible realizar, guardando siempre distancia para no perdernos en un análisis que nos haga virar de la interrogante por el ■entido a otro tipo de trabajo. Una cuarta parte indica la posibilidad de ruptura del Mismo consigo, para eso apropiaremos la analogía, clásica y* en la filosofía, de la visión como expresión de poder y conocimiento del sujeto, opondremos a la visión la escucha, proveniente de las trad iciones ju d eocristianas y las implicaciones filosóficas que involucra, así como las posibili­ dades resultantes, donde al Mismo, más que imponerse nue­ vamente, resta permanecer en disposición ante esa revela­ ción que se escucha.

11 ídem. 12 Ya Urdánoz la señala, casi de pasada, en su historia de la filosofía, la cercanía con autores que ya se expresan inconformes por el recibimiento tenido del Corpus kierkegaardiano (confróntese Urdánoz Historia de la filosofía V. Siglo XIX: Socialismo, materialismo y positivismo. Kierkegaard y Nietzsche, p. 424) pero poco recae sobre ello y enumera algunos autores de tal línea, sin embargo trabajos más maduros se han realizado hasta fechas recientes, por lo menos en lengua española, a ellos remitiremos a su debido tiempo. Sin embargo cabe d estacar al prim er gran trad uctor de la obra d el nom brado pad re del existencialista al español Demetrio Gutiérrez Rivero quien entre aquellos pri­ meros opositores a la interpretación "patético-filosófica" sobresale y su traba­ jo de traducción refleja ya la importancia de los trabajos no-seudónimos.

® La presentación original de este trabajo se desarrolló como tesis en examen de

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L a determinación externa. S óren K ierkegaard y E mmanuel L evinas/M acrid L apet I ntr o d u cc ió n

Posterior a un primer movimiento externo revestido de entrega y amor, es decir, tras la llamada, queda la posible respuesta del hombre. Se iniciará nuevamente con una es­ pecificación sobre los contenidos de la obra kierkegaardiana en relación a esta respuesta que se denomina "segunda éti­ ca", pues la variación ha sido dada; no es una ética que se afiance de los movimientos del Mismo y la visión, sino inci­ tada por esa determinación externa que le viene dada, en la escucha. Con los señalamientos sobre la interpretación kierkegaardiana será posible aclarar concepciones que el lec­ tor de las obras seudónimas, en general más difundidas, pueda tener, debido a que en ellas el individuo se mueve por su actividad y no por la relación venida en la revelación, así como algunos cabos sueltos dejados en el capítulo segundo e incluso en el primero donde aún no era conveniente dicha exposición. Se continuará, una vez más bajo un denominador relati­ vamente común a los guías, con la inclusión de la implica­ ción contra el connatus essendi que viene por la revelación, seguido sobre aquel ante quien se dirige la respuesta, es de­ cir, el prójimo, el otro, a quien la razón griega huye, y plantea­ miento seguido, con Dios, principal origen de la ruptura de la razón y del Mismo, un Dios que es (mandato de) amor. Concluyendo este último capítulo con la indicación que de­ vuelve al primer plano la posibilidad de un sentido dado, revelado, más allá del alcance solo de la razón y del Mismo. Las conclusiones irán de la mano de los comentarios ape­ nas insinuados en el resto del trabajo, una aproximación a la comparación del planteamiento de ambos autores, en este caso, desde la perspectiva abierta por el sentido que es dado al hombre en la relación. Si bien un trabajo propiamente comparativo de los autores no es abordado en su totalidad como objetivo del trabajo centrado en el sentido, no se deja­ rá de lado un aporte a tal aspecto que casi vendría exigido por el trato de los guías; mas para abordarlo en su totalidad sería menester un trabajo independiente. Queda pues en el lector la obra que intenta, quizá no sin riesgo, permanecer cercana a una de las fuentes principales

de inspiración de los autores: la Biblia y la tradición judeocristiana, en ellas se evidencia de fondo una constante para los pensadores guía, lo que se ha denominado en oca­ siones el encuentro entre las tradiciones grecolatina y judeocristiana,'* así mismo la referencia a pensadores reli­ giosos no ha sido descartada, valiéndose siempre de lo ante­ rior en una recepción demarcada por la filosofía, cual si se tratase de obras literarias y no por la búsqueda de una auto­ ridad, aunque, cabría notar la curiosidad de que en el pre­ sente trabajo se busca, en la ruptura de poderío del Mismo y ln razón, una autoridad y que, por la ruptura de la razón, se plantea como plausible lograr un decir ausente de sentido sobre el sentido, ambos casos revestidos de un carácter aje­ no al peyorativo con que resonaría en la filosofía tradicio­ nal.

14 A Levinas se le cuestiona directamente en tal sentido, confróntese De Dios que viene a la idea (p. 121), en la intervención del doctor M. Fresco.

Capítulo I Interpretación kierkegaardiana

En las décadas de formación y predominio del idealismo ale­ mán, Fichte esboza una de las líneas que parecieran haberle ganado la inmortalidad en los pensadores y, principalmen­ te, en las aulas de filosofía, el enunciado expresado en la obra El destino del hombre, reza: "Qué clase de filosofía se elige, depende [...] de qué clase de hombre se es".15 Sin em­ bargo, cabría expresar, en relación a quienes al pensador danés Soren Kierkegaard han dedicado algunas líneas, una variación más concreta y correcta para la filosofía que indi­ caría que la clase de interpretación que se elige para una filosofía, depende de la clase de hombre que se es. El pensa­ miento del danés fue tardío para una vida pública en el ámbito filosófico, al rededor de 50 años permaneció en se­ gundo plano si se ha de hacerle cierto favor, mas poco a poco avanzó hasta colocarse en importante lugar en la his­ toria del pensamiento.

Ubicación de las principales formas interpretativas Retomado por importantes figuras del pensamiento e inclulo por corrientes enteras de la filosofía, la obra kierkegaar­ diana se ha visto envuelta en las más variadas interpretacio­ nes, acorde a la recepción, general o particular, de sus obras y a los fines que el autor en tumo le adjudicase. Así pues, 11 Johann Gottlieb Fichte. El destino del hombre. Introducción a la teoría de la ciencia, p.

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