Introducción al Estudio del Estudio del Derecho I [11 ed.]

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Presentación Carlos Aagusto Velásqaez Rodrtguez La educación superior demanda hoy, más que nunca, ra existencia de ribros de texto que no solo desarollen los contenidos curriculares, .irro qu", iáLr" toao, ut*u debates e inviten a la reflexión crítica del p."f".i""J Oo.*rr"nrn, como el presente se hacen cada vez_ más necesa¡its

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forma¡. a las nue,-as generaciones del dos y descontextualizados.

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i". Iif, _dñ;;bh;, no se puede .o, u*"" * áol,,-Jii" ¿".u"tuu[ru-

La realidad jurídica es ta¡ difbrcnte en cada Estado y evoluciona tanto con el tiempo. que los libros de texto para futu.o ju.ista ser creados qesoe ) para er contexto guatemalreco. "l sobrc todo, cuando el conocimiento teórico y se compaginan tu .ri"rt"r"iu á" _4, J" A",, :1"r":.::1,",1T,:tuat. "on oecaoas de docencra rmlversitaria "",iA'i*,

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*iiá"ir;;"*ü,

En un país

como el nuestro- con tar) bajo desarrollo educativo y en donde apenas el 39o de la publación riene acceso a ios eitudios ,rir..rli*or. ii..r*io.or,u, con obras que_tiendan Lm puente didáctico "'. to. gr-J", estudiante rrniversitario. Ese puente que tiende el maestro en las"adas "l á"U" ro este, que tiende el libro. "ir.npl"tuOo "o, La mayoría de estuüantes rmiversitarios se ve en [a necesidad de laborar. El escaso tiempo que se dedica a los estudios (tres horas ¿i*u,l jrn¿, po"¿e ser sufi_ ciente para un auténtico desa¡¡ollo intelectual V l"¡anos ertá, aquellos tiernpos en los cuales se asurnia al cated¡ático .o-o Iu tir*t" ¿" in_ lbnnación y el medio oral, la clase magrst ul, como laroicu

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".*"giuiiaaoi"u La pedagogia acruar exige romp.i"á,í."o, p.uaig_r, :::3:i:l::.::1".,*,ientos. posrtrllstas tos cuales e¡ único rol del docente era transnlitir info*uaión, y al d"l alumno.,recibirla. Hoy, más que nunca- se exige una relaciórr r¿, u"iuu u_Uu, suJetos; tos rotes cambran. ",

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El docente no es más el sabio que tiene toda la infonnación ni el alum¡o el ignorante que depende de aquel para formars". H.y ," ailnoira.¡e aut,i nomo. El maestro solo debe ser un facilitador para que el oiu_ro-ion"t uy, po. ri mismo sus conocimientos. por otra parte, la informaáión, qu"'uniuño-"rufru

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tada en la brillante mente de los cated¡.áti"os. hoy se consigue ..iJo-ri.. rno,,,.,,,,, y más actualizada por intemel y su infinita sarná de po,iUíiauá"r.

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de los siglos, se manifiestan según aburdantes estudios antropológicos, a partir de la

divergeniia evolutiva en el deveni¡ hisrórico.

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El honrbre actual pertenece a la especie llomo sapien"\, ctyos parientes más cercanos son los monos artropoides o póngidos, como el chimpancé, el gorila y el oraagután. Ambos grupos forman parte del orden de mamiferos denominado primates.

El origen del hombre estuvo durante mucho tiempo enruelto ur e[ misterio, y aún hoy día existen diyersas teorías al respeoto, pues no todos los científicos han logrado ponerse de acuerdo. A pesar de ello, actualmente se han establecido algunos aspectos básicos de su evolución. Hace entre 30 y 35 mitlones de años aparecen en Á frica unas crianras semejantes al mono, los driopitecinos, que poseen todas las características de estos animales,

pero combinadas con otras que recuerdan a las humanas. Pa¡ece ser que tanto los póngidos como el hombre evoluciona¡on a paxtir de este primate de pequeño tamaño, aunque por ramas diferentes.

Por alguna razón estos antepasados remotos del hombre hea¡on de -lps á¡boles empezaron a r.ivir en tiera, inicia¡do asi ei proceso de lá.Qpg§1gg$,,'iaprendiendo a caminar sobre sus extremidades inferiores. Al no tener que apoya¡las en el suelo para andar. las manos quedaron libres para otros usos y su cerebro experimentó rur paso evolutivo. Aprendieron no sólo a utilizar piedras y palos como herramientas, sino también a fabricax diversos instrumentos.

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Los hallazgos de esqueletos y otros fósrles har aponado. y siguen aportando aú1, datos sumamente reveladores sobre la eygllc.ién d€l hombre. \sí, después de los driopite€inos SCSabe que aparecieron lo@g1|gq99ycuyos pn\neros restos tienen ufü¡ {4tl d de más de 5 millones de años.

Los australop itecos, qgninaban erguidos v me dian p oco más de un rnetro de

ghg¡!, tenía¡ un cerebro aproximadamente del mismo tatraño que éI-de r¡n goñlá-y fueron las primoras criatwas que fabricaron una herramlE4!43la glglbprde de wra prqd¡a. Se alimentaba', básica-e,GEffillE!ññif6ñieiñño ñédo.é¡; conejos y crías de grandes herbívoros. El más antiguo de todos ellos es el,4¡¿rlralopitecos afarensis, del que se han hallado nrÍnerosos restos fósiles en Etiopía y Tanzania. Posteriormente aparcci' el Austrclopitecos africanus, de riayor tamaño y régimen omnívoro, y dos especies vegetadanas,Australopitecos tobustus y boisei,clyo cerebro em mayor y que convivieron ya con los primeros hombres. Hace r.rn millón de años, y procedente á- -rg"nqde las formas que hemos üsto, inicia su existencia el primer hombre,lllomo hab sjcuyo ce¡g;bro era de mayer ta!¡ano que ei