El Escorial, metáfora en piedra
 8400082346, 9788400082345

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ÍNDICE
NOTA PRELIMINAR
FINES Y MOTIVOS DE LA FUNDACIÓN
ESCORALIA
EL ESCORIAL
Metáfora en piedra

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EL ESCORIAL Metáfora en piedra

ARTES Y ARTISTAS, 57 COMITÉ EDITORIAL: Dr. Enrique Arias Anglés Dr. Miguel Cabañas Bravo Dra. Amelia López-Yarto Elizalde Dra. Isabel Mateo Gómez

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EL ESCORIAL Metáfora en piedra ANTONIO FERNÁNDEZ-ALBA

CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS MADRID, 2004

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Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y su distribución.

Consejo Superior de Investigaciones Científicas

© CSIC © Luciano Rubio (OSB) © Antonio Fernández-Alba NIPO: 653-04-001-4 ISBN: 84-00-08237-6 Depósito legal: M-40.483-2004

Gestión editorial a cargo de Cyan, Proyectos y Producciones Editoriales, S.A. Impreso en España - Printed in Spain

ÍNDICE

Nota preliminar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Fines y motivos de la Fundación (Luciano Rubio OSB) . . . . . . . .

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Escoralia (materia, memoria y miradas en torno al monumento) (Antonio Fernández-Alba) . . . . . . . . . . .

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El Escorial, metáfora en piedra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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NOTA PRELIMINAR

Parece cierto que es la tregua del crepúsculo donde las formas se difuminan y los perfiles del espacio construido se abren paso, no sin dificultad, al mundo de la realidad consciente. Durante este período la formalización del espacio inicia el camino hacia la ensoñación donde surgen las incertidumbres de la forma arquitectónica, requerida por los ingredientes más perezosos de la materia, los correlatos imprecisos de la técnica o los artificios poliédricos de la función. El arquitecto puede encontrar y sobre todo descubrir imágenes en las diversas geografías del espacio arquitectónico, despertando su conciencia poética, indagando las resonancias que permanecen en sí mismo o en el encuentro con las múltiples metáforas que se suscitan entre realidad y ensoñación. Encontrar la metáfora, es caminar por los senderos que aproximan a la imagen soñada, de esta manera la imagen arquitectónica recupera en cada forma el proceso de ensoñación. El lápiz al dibujar sueña desde la memoria y la textura en blanco del papel viene a ser como el desierto o el mar, un mundo inacabado para la ensoñación. Estos apuntes gráficos en torno al conjunto edificado de El Monasterio de El Escorial responden en sus imágenes a una lectura ensoñada como si de una transcripción alegórica se tratara, atendiendo a una secuencia de lecturas posibles que ofrecen la mirada de su entorno, las diversas geometrías que dibujan el artificio edificado, los volúmenes que organizan y delimitan el espacio, su estrutura muraria que levanta las fachadas como fetiches simbólicos de un sueño funebre, la planta representada desde el claro-oscuro del símbolo torturador, el templo como 9

escenario mayor del mito y ceremonial cortesano, el agua sólo como alegoría imaginada. El Monasterio de El Escorial trasciende las arquitecturas de su traza y diseño construido, no sólo por lo que expresa sino por lo que encierra su dimensión poética en la penumbra del enigma. La elaboración del discurso simbólico en El Escorial se ve arropado por la gestión manifiestamente utópica del rey. La metáfora se hace piedra en un mapa de múltiples trazas constructivas que levantan una espacialidad de recintos y estancias tan próximas al mundo ideológico del monarca, en sus deseos de poder edificar la civitas de la cristiandad donde poder regenerar los postulados verdaderos de la Fe. Siguiendo una larga tradición, no escrita, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de analizar el conjunto escurialense desde diferentes planos, historiográficos, compositivos o críticos, como evidencias los destacados estudios de A. Palacios, S. Zuazo, F. Íñiguez, F. Chueca, L. Cervera Vera, A. Bonet Correa..., el académico Antonio Fernández de Alba recoge en la presente publicación, una visión que trata de aproximar desde la riqueza que presta la metáfora gráfica, las diferentes secuencias imaginarias que nos acerquen a imágenes ensoñadas de los espacios de su arquitectura. A modo de prólogo destacado, completan el libro de cronología pormenorizada y rigurosa de un estudioso de El Escorial tan reconocido como ha sido el P. Luciano Rubio (OSB).

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FINES Y MOTIVOS DE LA FUNDACIÓN Luciano Rubio OSB

10 de agosto 1557 Felipe II obtuvo en este día, festividad de san Lorenzo, mártir, la primera victoria de su reinado, en San Quintín (Francia). Por esta razón dedicó el Monasterio a San Lorenzo1. 7 de septiembre 1558 Carlos V firma en el Monasterio de Yuste (Cáceres), perteneciente a la Orden de San Jerónimo, el codicilo en el cual modificó las cláusulas de su testamento, otorgado en Bruselas el día 6 de junio de 1554, relativas a su sepultura. En el codicilo, entre otras cosas, dispone: “Ítem, que, por cuanto en una cláusula del dicho mi testamento decía y declaraba… que mi cuerpo se sepultase en la ciudad de Granada… y que cerca de mi cuerpo se pusiera el de la Emperatriz, mi muy cara y amada mujer…, por tanto digo y declaro que si yo muriese antes y primero que nos veamos mi hijo y yo, mi cuerpo se deposite y esté en este dicho Monasterio de Yuste, donde quería y es mi voluntad que fuese mi enterramiento y que se trajese de Granada el cuerpo de la Emperatriz… Pero sin embargo, tengo por bien de remitirlo 1 “Escritura de fundación y dotación del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial”, en Documentos, II, p. 71. Rubio, L., “La Victoria de San Quintín (1557) y la Fundación del Monasterio de San Lorenzo el Real”, en La Ciudad de Dios, 170 (1957), pp. 401 sigs.

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como lo remito, al Rey, mi hijo, para que él haga y ordene lo que sobre ello le pareciere, con tanto que de cualquier manera que sea el cuerpo de la Emperatriz y el mío estén juntos…Otro sí ordeno y mando… se haga una fundación por las ánimas de ambos y de mis difuntos, con las cargas y sacrificios que al Rey y a mis testamentarios, a quien lo remito, pareciere…”2.

Octubre-noviembre 1558 Felipe II recibe en Flandes las comunicaciones de la muerte del emperador y las disposiciones del codicilo3. Enero-junio 1559 Felipe II recibe en Flandes el Memorial de Juan Páez de Castro —anteriormente lo había dirigido también a Carlos V— sobre el Método para escribir la historia, en el cual habla de la conveniencia, condiciones y modo de fundar una biblioteca nacional4. Carlos V, como puede verse por las palabras transcritas de su Codicilo, encomendó a su hijo, Felipe II, dos cosas: proveer, en definitiva, a dar sepultura a los cuerpos del Emperador y de la Emperatriz, sus padres, y hacer una fundación encargada de celebrar sufragios por el eterno descanso de sus almas y de las almas de sus familiares difuntos. Felipe II juzgó que era “cosa justa y decente que sus cuerpos fuesen muy honorablemente sepultados y por sus almas se hicieran continuas oraciones, sacrificios, conmemoraciones y memorias”. “Determinó, además, cuando Dios fuese servido de llevarlo para sí, ser enterrado, junto con sus esposas y familiares, en la misma parte y lugar que sus padres, el Emperador y la Emperatriz” (Carta de Fundación). A estos nobles fines y motivos, antepuso otro aún más noble, “reconocer, con la fundación de un monasterio, donde el nombre de Dios fuera bendecido y alabado continuamente y la Santa Fe en Dios fuera fomentada con el buen ejemplo de los religiosos y su santa doctrina, los muchos beneficios que de Dios había recibido y cada día recibía y cuánto Dios había sido servido para encaminar y guiar sus hechos y negocios a su servicio y de sostener

2 Ibíd., p. 412. Véase también Sánchez Loro, D., La inquietud postrímera de Carlos V, t. I, p. 529, t. II, pp. 662 y 696. 3 Rubio, L., ibíd., p. 424. Sánchez Loro, D., íbíd., II, pp. 662 y 696. 4 Rubio, L., ibíd., p. 420. Antolín, G., La Real Biblioteca de El Escorial, San Lorenzo de El Escorial, 1921, p. 11.

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y mantener sus Reinos en su Santa Fe y Religión y en paz y en justicia”. Asimismo los religiosos debían “rogar e interceder ante Dios por él y por los Reyes sus antecesores y sucesores, por el bien de sus almas y la conservación del Estado Real” (Carta de Fundación). “Por las cuales consideraciones fundamos y edificamos el Monasterio de San Lorenzo el Real, cerca de la villa de El Escorial” (Carta de Fundación). Como todo monasterio o iglesias debía ser fundado bajo la advocación de un misterio o de un santo, Felipe II le “fundó a devoción y en el nombre del bienaventurado san Lorenzo, por la particular devoción que le tenía y en memoria de la merced y victorias que en el día de su festividad –10 de agosto de 1557– de Dios había comenzado a recibir”, en San Quintín (Francia) (Carta de Fundación). Al Monasterio le dio el carácter de fundación, según las normas del Derecho canónigo de aquel tiempo. Se entendía por “fundación” una institución encargada de cumplir algunos fines religiosos, de beneficencia o caridad pública, de promoción de la sana enseñanza u otros similares. La fundación debía ser aprobada por la jerarquía eclesiástica competente y entonces adquiría el carácter de entidad religiosa pública. La fundación del 13

Monasterio fue aprobada por el Sumo Pontífice. Era requisito indispensable para que pudiera ser aprobada canónicamente el que estuviera dotada con los bienes necesarios para el sostenimiento de los obligados a cumplir las cargas de fundación y para la conservación de la misma. La comunidad del Monasterio, además de estar obligada a cumplir con el culto, los sufragios por los Reyes y sus familiares, debía sostener un Colegio-Seminario para la debida preparación de religiosos para la Comunidad y aun para miembros del clero secular, cuidar de la Biblioteca, dar hospedaje a los estudiosos que vinieran a estudiar en ella y a otras personas, repartir todos los años sumas muy elevadas de limosnas a gentes que no tenían otros medios de subsistencia y mantener un hospital totalmente gratuito, incluidos médicos y medicinas. El Prior del Monasterio tenía, por concesión del Sumo Pontífice, pedida por Felipe II, la categoría eclesiástica de Prelado Nullius, es decir, jurisdicción eclesiástica propia, exenta del obispo de la Diócesis que entonces era Toledo, no sólo en la localidad de la villa de El Escorial, sino también en otras dos localidades de Segovia, Santa María de Párraces con sus anejos, Santo Tomé de pie del Puerto (Somosierra, falda norte), El Quejigal (Ávila) y San Saturnín (Toledo). En estas localidades había una pequeña comunidad de monjes jerónimos regidos por un vicario del Prior del Monasterio y que tenía a su cargo el cuidado pastoral de los fieles del lugar y de sus anejos. Época de Juan Bautista de Toledo

15 de julio 1559 Felipe II firma en Flandes una cédula nombrando arquitecto a Juan Bautista de Toledo, que trabaja en Nápoles, asignándole 200 ducados de sueldo5. Esta cédula fue ratificada por otra de 1561, que veremos después6. 1559 Felipe II, hallándose en Flandes, comisiona a Gaspar de la Vega para que visite en Inglaterra y Francia los monumentos principales y le informe sobre ellos7. 5 Cf., en Llaguno-Cean, II, p. 231. 6 Véase 12 de agosto 1561. 7 Cf. Ruiz de Arcaute, A., Juan de Herrera, Madrid, 1936, p. 21.

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Septiembre 1559 Felipe II regresa a España. 1560 Una comisión de “hombres sabios, filósofos, architectos y canteros…” busca sitio para el emplazamiento del nuevo monasterio en Aranjuez, el Real de Manzanares, Fresneda (junto a El Escorial), Alberquilla, no lejos de Zarzalejo, y por fin, “después de varios años”, se deciden sobre el emplazamiento definitivo8. 8 de abril 1561 Se celebró capítulo general de la Orden de San Jerónimo en San Bartolomé de Lupiana (Guadalajara) y Felipe II propuso al mismo la aceptación de la fundación. El capítulo aceptó la fundación, en virtud de bulas del Papa Martín V que concedían a la Orden facultad para aceptar fundaciones sin necesidad de recurrir de nuevo a la Santa Sede para ello9. Al mismo tiempo el capítulo dio poderes generales al padre general fray Francisco de Pozuelo para que pudiera proceder de por sí a la designación de religiosos y otros asuntos relativos a San Lorenzo10. Abril-junio 1561 En virtud de tales poderes, o tal vez en el capítulo mismo, fueron designados, prior de la nueva fundación fray Juan de Huete, que lo era del convento de Zamora, y además visitador general de la Orden, y algo entendido en construcción y dibujo; y vicario, fray Juan del Colmenar, que lo era también del convento de San Jerónimo de Guisando11. 12 de agosto 1561 Por cédula fechada en este día, Felipe II, acatando suficiencia y habilidad en arquitectura de Juan Bautista de Toledo, determina que “agora y de aquí 8 J. de SJ., pp. 9-10, y J. de SIG., III, D. II, p. 536. 9 J. de SJ., pp. 10-12, y J. de SIG., D. II., pp. 538-539; Documentos, V, p. 140. 10 Simancas O y B, leg. 2, fol. 7, Carta de P. General a Felipe II, 17 de junio de 1561;

en Portabales, Maestros, p. 155. 11 J. de SJ., p. 11, y J. de SIG., D. II, p. 539.

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en adelante para toda nuestra vida” sea su arquitecto, asignándole 500 ducados de sueldo12. Véase antes la fecha 15 de junio 1559. 15, 17, 20 de junio 1561 Se cruzan cartas entre el rey y el general de la Orden, fray Francisco de Pozuelo, pidiendo aquél personas suficientes hábiles y de confianza “que dieran su parecer en la elección de sitio y acerca de la traza para la construcción, y le enviase algunas trazas de los mejores monasterios, para que de ellas se pudiera tomar lo que fuera más conveniente para San Lorenzo”13. 14-15 de noviembre 1561 Deseando el rey “tomar resolución en lo del sitio y traza del Monasterio de San Lorenzo” convoca para el día de san Andrés, 30 de noviembre, en Guadarrama, al secretario Pedro de Hoyo, a Juan Bautista de Toledo, a los padres Juan de Huete, Juan del Colmenar y Gutierre de León, prior del convento de San Jerónimo de Madrid, y a algunos otros personajes, pidiéndoles que llevasen trazas de sus conventos y otras que tuviesen, a fin de que todos juntos fueran a reconocer el sitio elegido para la construcción14. 30 de noviembre 1561 Se reconoció el lugar propuesto por el rey (véase fecha anterior) y a partir de esta fecha, y tal vez desde antes, Juan Bautista de Toledo debió comenzar a estudiar las trazas15. Diciembre 1561-enero 1562 Felipe II nombra maestro mayor de las obras de San Lorenzo a Juan Bautista de Toledo, dándole poder para que, en sus ausencias, deje en su lugar a un aparejador o maestro; contador y veedor, a Andrés de Almaguer, natural de 12 CR en Llaguno-Cean, II, p. 230. 13 CR, Archivo General de Palacio, Madrid, t. 2, fol. 121 v. Simancas O y B, 12, fol. 7;

en Portabales, Maestros, p. 155. CR, fol. 125. 14 J. de SJ., p. 11 y J. de SIG., D. II, p. 539. 15 Ibíd.

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Almorox, al que, andando el tiempo, concede título de hidalgo y usar escudo con parrillas16. Enero 1562 Se hace un memorial de las cosas que conviene ir preparando para dar comienzo a las obras, a saber: pedir a la Orden otros seis frailes, uno de los cuales ha de ser procurador y otro jardinero, comprar casa en El Escorial para ellos y para los criados, otra para el contador y otra para el pagador, comprar camas, bueyes, cabras, carneros, “tres mulas en que anden los Padres”, que Juan Bautista, terminando de resolver la traza, vaya al Escorial para resolver el asiento que se ha de dar a la iglesia y monasterio, a fin de que se comiencen a abrir los cimientos; fraguas, maderas, pinturas, clavazón, etc.17. 2 de febrero 1562 El rey expide una cédula comunicando al prior, vicario, contador y veedor que “habiendo encomendado a Juan Bautista de Toledo la obra del Monasterio para que la prosiga y acabe, según la traza y modelo que está haciendo, y no pudiendo asistir de ordinario a ella a causa de otras ocupaciones”, ha de nombrar en su lugar a dos aparejadores que asistan de ordinario a la continuación de ella y manda que se les pague a razón de 25.000 maravedíes al año y cinco reales de jornal cada día de los de trabajo. Parece ser que estos dos aparejadores fueron Pedro de Tolosa, que trajeron los jerónimos de Guisando, y Gregorio Robles, aparejador de albañilería18. Marzo 1562 Se establecen en El Escorial el contador Andrés de Almaguer y los primeros religiosos en una casa de un aldeano, y después en otra comprada, con un pequeño huerto, que por fin se convierte en convento provisional; más tarde el padre Juan del Colmenar, vicario; fray Miguel de la Cruz19, ecónomo de la comunidad y primer religioso que comenzó a escribir unas memorias. 16 Simancas O y B, 2, fol. 20, en Portabales, Maestros, p. 156 y J. de SJ., p. 19 y J. de SIG., D. III, pp. 541 y 543. 17 Simancas, ibíd. 18 CR, en Llaguno-Cean, II, p. 227. 19 J. de SJ., pp. 15- 16 y J. de SIG., D. III, p. 542

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Su cuaderno lo utilizó más tarde fray Antonio de Villacastín para redactar las suyas20. 28 de marzo 1562 Visitó el rey –ya lo había hecho otras veces–, a la vuelta del convento de Guisando, donde pasó la Semana Santa, el lugar del emplazamiento. Venían con él, entre otros, el duque de Alba, el marqués de Cortes, don Francisco de Benavente, el conde de Chinchón, don Pedro de Bobadilla y Juan Bautista de Toledo, que llevaba ya las trazas adelantadas. El marqués de Cortes, y el conde de Chinchón formaban o formaron después, tal vez con el arquitecto, un Consejo de Arquitectura que intervenía en las obras reales. Se comenzó a quitar la jara, etc.21. 10 de abril 1562 Se redacta un memorial de lo que se debía proveer para dar comienzo a la fábrica: preparar la conducción de agua, que se fabriquen las bascas donde se ha de poner la cal, como ordenare Juan Bautista; hornos para cocer ladrillo, piedra de mampostería, taller donde se pueda labrar bajo cubierta; herramientas, carros y carretillas y que después de que se hayan preparado los materiales necesarios, por mandato de Su Majestad que “se abran los cauces para los cimientos de la parte que deja ordenado y señalado se fabrique lo primero, y después se irán abriendo de mano en mano como más conviniere, y que a esto que se deja ordenado se dé la mayor prisa que pudiere”22. 28 de abril 1562 En tanto proseguían los preparativos, Toledo y Gregorio Robles, aparejador de albañilería, acordelaron y estacaron el sitio del Monasterio en presencia de Felipe II, de varios nobles y el secretario Pedro de Hoyo23. Dieron las primeras azadonadas el duque de Feria, capitán de la guardia real, el príncipe de Éboli y el prior de León24. 20 Rubio, L., Los historiadores…, en CD, t . 172, p. 516. 21 J. de SJ., p. 16 y J. de SIG., D. III, pp. 542 -3. 22 Simancas O y B, 2 fol. 21; en Portabales, Maestros, p. 159. 23 J. de SJ., p. 18. 24 Cabrera de Córdoba, J., Felipe II Rey de España, Madrid, 1876, I. p. 372; J. de SJ.,

p. 18.

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30 de abril 1562 Fray Juan de San Jerónimo se traslada a El Escorial y se le encarga llevar cuenta “del libro de la razón” –gastos de la construcción–, como lo hacía también Andrés de Almaguer, contador y veedor. Este fray Juan de San Jerónimo, llamado el segundo, no debe confundirse con otro fray Juan de San Jerónimo, predicador, llamado el primero, que procedía del convento de Salamanca. Aquél procedía del convento de Guisando, era entendido en dibujo, muy buen calígrafo, llevó después el libro de actas del capítulo conventual o deputación, fue el primer bibliotecario, discípulo de Arias Montano. Era también el encargado de recibir las reliquias, alhajas de la sacristía y los libros que se adquirían para la biblioteca. Escribió unas Memorias publicadas en el volumen 7 de la Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España”. Murió el 3 de junio de 1591 a consecuencia de una “cólica”25. Por estos días, vinieron también el pagador Juan de Paz, vecino de Madrid; el alguacil Juan de Soto, vecino de Valladolid; el escribano Pedro Suárez, vecino de Valdemorillo, y el mayoral de los bueyes Pedro Ramos, vecino de Alcalá la Real26. Julio 1562 A primeros de mes vino del convento de la Sisla de Toledo fray Antonio de Villacastín, lego corista, práctico en construcción, pero sin conocimientos teóricos. Había trabajado en Toledo, antes de entrar en la Orden de San Jerónimo, con un maestro de hacer obras de ladrillo. Vino como obrero mayor, es decir, director de obreros, a los que pagaba también y en algunas ocasiones sustituyó en sus ausencias a los aparejadores. Era hombre austero, de pocas palabras, amante de los trabajadores y muy cumplidor en su oficio. Murió en el año 160227. Vino también en estos días fray Marcos de Cardona, profeso del convento de la Murta de Barcelona. Era jardinero y comenzó luego a organizar los jardines de Fresneda28. Julio-agosto 1562 Estuvo en Madrid y Aranjuez Franscisco Paccioto, ingeniero italiano que sirvió a España en Nápoles y Flandes en obras de fortificaciones. Felipe II 25 26 27 28

Ibíd., p. 17 y Memorias sepulcrales, en J. de SJ., Memorias, p. 5. Ibíd., p. 19. Ibíd., pp. 1920 y J. de SIG., D. III, p. 544 y lib. IV, D. XXIII, pp. 889 sigs. J. de SJ., p. 19. Simancas O y B, 2, passim.

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le mostró las trazas de Juan Bautista de Toledo para el Monasterio de San Lorenzo. Paccioto criticó la traza de la iglesia y, a petición del Rey, hizo un diseño de iglesia que más tarde –según creemos–, a petición del Rey, explicó, al mismo tiempo que daba razón de los defectos de la de Toledo29. 18 de enero 1563 Por cédula real se le asignan a Juan Bautista de Toledo 200 ducados para que sostenga dos discípulos, “que sean hábiles y suficientes”, a fin de que le ayuden en las trazas y modelos y para que en su lugar asistan a las obras y demás cosas que se les mandaren30. Enero 1563 En presencia del secretario Pedro de Hoyo, el marqués de Cortes y el conde de Chinchón dieron el parecer que se hiciera “la Iglesia cuadrada de la traza de Pachote; el claustro grande –de los Evangelistas– de la traza de Juan Bautista; la entrada de la Iglesia al modo de la traza de Juan Bautista; el aposento de su Majestad y oficinas como están; en lugar de las oficinas que están hechas para (¿) de los frailes, jardín privado; todo el resto del Monasterio procurar repartirlo como mejor convenga, tomando algo de lo general (¿) de la traza de Gaspar de Vega, porque creemos que será más al propósito de los frailes”31. 18 de febrero 1563 Se asignan por cédula real cien ducados de entretenimiento al año a Juan de Herrera, “teniendo en cuenta su habilidad en cosas de arquitectura, para que sirva al Rey en todo lo que le fuere mandado por Juan Bautista de Toledo, a quien ha de acudir a tomar la orden de las obras y cosas que conviniere hacerse32. Herrera no entra con categoría de discípulo (véase fecha 18 de enero de 1563), sino de ayudante de Juan Bautista de Toledo.

29 Carta de Felipe II, 7 septiembre 1562 al Virrey de Nápoles, Llaguno-Cean, II, p. 121, nota. Ruiz De Arcaute, Juan de Herrera, p. 147. 30 CR, en Llaguno-Cean, II, p. 231. Estos dos discípulos no trabajan exclusivamente para el Monasterio, sino para las obras reales en general. 31 Simancas O y B, en Portabales, Artífices, pp. 70-71. 32 CR, Llaguno-Cean, II, p. 273.

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1 de marzo 1563 Vino al El Escorial el primer prior, fray Juan de Huete, y trajo consigo a fray Diego de Oviedo, sacerdote, y a fray Bartolomé de Madrigal, lego33. 23 de abril 1563 En este día, festividad de San Jorge, se colocó la primera piedra del “Monasterio en el cimiento del refectorio debajo de la silla del prior, que es en la bodega”. Se hallaron presentes, entre otros, fray Juan del Colmenar, vicario; fray Miguel de la Cruz; fray Juan de San Jerónimo, el segundo; fray Diego de Oviedo, profeso de Montamarta de Zamora; fray Antonio de Villacastín; Juan Bautista de Toledo; Andrés de Almaguer; Pedro de Tolosa, aparejador de cantería; Gregorio Robles, aparejador de albañilería, y “muchos oficiales de la obra y algunos criados de su Majestad, entre los cuales fueron Juan de Paz, pagador de dicha obra; Juan de Soto, alguacil; Pedro de Llaneras, escribano; Pedro Ramos, mayoral de los bueyes, y Pedro Sánchez, sobrestante, y otros muchos”34, y Juan de Herrera que escribió de su mano las inscripciones de la piedra35: “Comenzóse el edificio por la torre del Prior que mira entre oriente y mediodía y prosiguióse la fábrica por las dos bandas hasta llegar con las bóvedas y cimientos por el mediodía hasta la torre de la botica, SW, que fue la primera que se acabó. Lo primero que se hizo fue el claustro de la Iglesia pequeña, claustro 2.º, donde se hizo el oficio muchos años, 1571-1586, y el aposento del Rey, debajo del coro de esta iglesia pequeña o de prestado, y luego se hizo el claustro de la enfermería, claustro1.º, y de estos dos claustros se sirvió el convento, desde 1571, donde había refectorio y dormitorio y necesarias y cocina y bodega”36. Topografía

La Fresneda Como es sabido, el Monasterio se construyó dos kilómetros al NW de El Escorial, población más inmediata. Unos tres kilómetros al sur existía otra 33 J. de SJ., p. 21 y J. de SIG., D. III, p. 544. 34 J. de SJ., p.23 35 Herrera, Juan de, Memorial dirigido a Mateo Velázquez en 1584, en Llaguno-Cean,

II, p. 32. 36 Nota marginal de las Memorias de fray Juan de San Jerónimo, p. 32.

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pequeña población llamada La Fresneda, en la cual existía un palacio de don Alonso Osorio de Cáceres, con una capilla y algunas fincas de unas monjas de Segovia. Todo ello fue adquirido por Felipe II. En el palacio, debidamente reformado, habilitó un pequeño convento de descanso y recreo para los monjes y cerca de él unos aposentos reales. Había también algunas pequeñas lagunas y fuentes, que se aprovecharon para construir estanques con criaderos de peces, adornados con estatuas mitológicas, jardines, paseos, etcétera37. Villa de El Escorial En El Escorial los religiosos –tres al principio– se aposentaron primero en la casa, estrecha y pobre, de un aldeano que no tenía ni ventana ni chimenea, en la cual hicieron unas pequeñas celdas y capilla, todo muy pobre. Después compraron otra casa con un huerto. El rey, que venía con frecuencia desde El Pardo, se aposentaba en la casa del cura. En la segunda casa de los religiosos se hizo pronto como un convento, con algunas celdillas estrechas, y una capilla razonable, con una tribunilla que hacía de coro, y también un aposento para el rey, desde el cual pudiera oír misa, los divinos oficios y sermones38. Todo ello, aunque en mal estado, ha llegado hasta nuestros tiempos. Al trasladarse los religiosos al Monasterio en junio de 1571 este convento se destinó a hospital de laborantes y enfermos, que no se debe confundir con el que más adelante se hizo para los pobres. Se compraron también casas, o se hicieron, para el arquitecto Juan Bautista de Toledo, los aparejadores, contador, escribanos y escritores de cantorales; casa de las trazas, donde los aparejadores debían hacer las copias correspondientes, y se exponían al público para anunciar las contratas y destajos; almacén de víveres –antiguo juego de pelota–, vaquerizas para los bueyes, etc. Algunos nobles y criados del rey que acompañaban a Su Majestad se hicieron allí también sus viviendas, entre ellos, el bufón Miguel de Antona, que llegó incluso a hacerse su enterramiento y una fundación en la iglesia pública de El Escorial. En el arroyo hoy llamado del Batán, que atraviesa la finca entonces llamada Herrería de Fuentelámparas, se construyó un estanque, un molino y un batán, y en el lugar por donde aquél se cruza con el ferrocarril, otro molino para labrar mármoles.

37 Véase la descripción en Sigüenza, lib. IV, D. XIX, pp. 851 sigs. 38 J. de SJ., p. 21 y J. de SIG., D. III, p. 545, y IV, p. 549.

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Vista norte del conjunto del Monasterio. Grabados de F. Brambilla.

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Entorno y topografía del Monasterio según grabados de época. Grabados de F. Brambilla.

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Emplazamiento del Monasterio El lugar donde se construyó el Monasterio era una razonable explanada, que resultó insuficiente para el emplazamiento de aquél, por lo cual hubo de construirse el muro o barbacana que lo circunda por el SE, S y SW, sobre arcos que llamaban nichos y se destinaban para estufas o criaderos de plantas de clima templado. En dicha explanada o majada, recubierta de jara, recogían los pastores sus ganados por haber allí algunas fuentes, siendo la más notable la de Blasco Sancho, hoy en el estanque, que no se secaba nunca. La actual fuente del Seminario se llamaba de Mata las Fuentes o de la Reina. Existían, además, otras fuentes en las inmediaciones de los hoy altares de la basílica de San Pedro y San Pablo, que se canalizaron por debajo de la nave del Evangelio en dirección a la capilla de la Consolación, dejando un registro debajo del pavimento junto al pilar del SW39. Corría desde la montaña –convento de las carmelitas– en dirección ES, por debajo del panteón, el palacio del rey y atravesando el huerto del prior, un arroyo. Otro arroyo, el del Romeral, corría por la parte W, derivándose de él una parte por la hondonada del estanque. Cercanías En el puerto de San Juan de Malagón, N, existía una ermita habitada por un ermitaño, otra en el pico de San Benito, otra en la Herrería –en ella se veneraba una imagen de Nuestra Señora de Gracia– y otras varias existían detrás de la Silla de Felipe II, en el lugar llamado los ermitaños, donde se veneraba una imagen de Nuestra Señora de la Consolación, después trasladada a Zarzalejo. Algunas de estas ermitas las mandó destruir Felipe II, porque sus ermitaños eran frecuentemente objeto de robos y asaltos40. Como tales pueden considerarse todos aquellos en que el Monasterio tuvo posesiones en concepto de dotación. De todos ellos merecen especial mención: Santa María de Párraces (Segovia), Santo Tomé de Pie del Puerto (de Somosierra, Segovia), El Quejigal (Ávila) y San Saturnín (Toledo), por la razón dada en páginas anteriores.

39 Véase Libro de fontanería de esta Real Casa de S. Lorencio, ms. z-IV-16. 40 Sobre la ermita de la Herrería, véase Zarco, Documentos, I, pp. 94-96.

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Topografía del Monasterio Aunque los alzados o monteas, como decían en el siglo XVI, se variaron mucho, como veremos, la planta de suelo o de calle, como dicen ahora, fue, con modificaciones accidentales, siempre la misma, por lo cual podemos referirnos a ella para describir la topografía del Monasterio y dar los nombres primitivos, cuando sean conocidos. La entrada principal, el hoy llamado Patio de los Reyes; la basílica, llamada entonces iglesia o capilla grande o mayor, y las habitaciones de Felipe II, con su patio, después llamado de mascarones por los dos que hacen de fuentes, forman el eje de todo el conjunto. Pasada la puerta, se encuentra el vestíbulo, zaguán o pórtico, encima se encuentra la biblioteca, llamada en el siglo XVI librería baja, porque encima de ella existía otra, llamada librería alta. El patio o atrio, hoy llamado de Reyes, no tenía nombre especial41. Todo el sector meridional, con relación a este eje, se destinó a convento y consta de cuatro patios, atrios o claustros menores en su parte delantera y otro mayor, hoy llamado de Evangelistas, en su parte posterior. Los cuatro patios menores están separados entre sí por dos crujías –en el siglo XVI a las crujías las llamaban cuartos o ánditos–, una que corre de sur a norte y otra de oeste a este. Asimismo el claustro mayor o de Evangelistas está separado de los menores por otra crujía que corre de sur a norte. Esta misma es la distribución del sector norte al eje central, excepto el patio o claustro mayor de la parte posterior o patio de palacio, que tiene distinta distribución del Patio de Evangelistas, ya que se dividió por una pequeña crujía en sentido sur-norte en dos mitades, occidental y oriental, y aquélla –la occidental–, a su vez, en otros dos sectores por otra pequeña crujía en sentido oeste-este. Estas crujías tienen sólo la mitad de altura, es decir, treinta pies. En un principio, como es natural, ninguno de los sectores del conjunto tuvo nombre propio y se aludía a ellos con nombres y descripciones genéricas. Poco a poco algunas partes fueron obteniendo nombres propios. Las plantas o pisos se llamaban plantas o andares, la de calle se llamaba suelo, la siguiente o primer piso se llamaba la de los quince pies, por tener esta altura sobre la anterior y la siguiente se llamaba de los treinta pies, por la misma razón, corresponde a la altura del coro y claustro principal alto. Los

41 Para la topografía primitiva del Monasterio, además de lo que se puede colegir de

diversos documentos, véase Sigüenza, J., Historia, libro IV, Herrera, Juan de, Sumario y breve declaración de los diseños… de San Lorencio, Madrid, 1589, y Alonso de Almela, J., Descripción de la octava Maravilla del mundo…, en Documentos, VI.

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cuatro patios menores del sector meridional se llamaron pronto patio primero o de la enfermería o botica el situado en al ángulo SO, porque en su claustro se hallaba la enfermería, y en los sótanos –entonces llamados por lo general cantinas o bodegas–, y alguna habitación de la torre se instaló la primitiva botica. En el suelo de la crujía o cuarto de poniente de este patio se hallaba el refectorio de la enfermería. A los quince pies, en la torre se hallaba la capilla de la enfermería. El resto eran habitaciones. Se llamaba patio segundo el situado entre el anterior y la iglesia pequeña o de prestado, hoy llamada iglesia vieja. El claustro de este patio se destinó a sepulturas de los religiosos. Estaban numeradas y a estos números aluden las Memorias sepulcrales42. Los otros dos patios de este sector se llamaron patio de la hospedería o barbería, trasladada después al patio segundo, el adyacente a la biblioteca o librería, y patio de la portería, algún tiempo, a partir de 1575, también patio del Seminario, hasta el año 1578, porque en él estuvo instalado provisionalmente. En el claustro de este patio se daba sepultura a los profesores o catedráticos del colegio-seminario. La crujía que separa estos patios de sur a norte se destinó a refectorio de la comunidad en la parte meridional, zaguán del refectorio, hoy llamada lucerna, y en el siglo XVI también cimborrio, la parte central; ropería, por estar destinada a este menester, la parte norte, adyacente al Patio de los Reyes. Encima de estas piezas, a los treinta pies, estaban dos dormitorios, el de la parte norte fue destinado a biblioteca o librería de manuscritos después del incendio de 1671 y algún tiempo también a archivo de procuración. La crujía que separa estos patios de oeste a este, se destinó a zaguán y cocina, la parte occidental, y a balsa y necesarias (servicios higiénicos), la de la parte oriental. La crujía que separa los claustros menores del claustro mayor, hoy de Evangelistas, se destinó a iglesia pequeña o de prestado, en la parte meridional; a los quince pies estaba el coro y debajo de él y piezas adyacentes, las habitaciones provisionales de Felipe II en el Monasterio a partir de 1571 hasta 1586, y después, por poco tiempo, archivo; la parte central, la escalera principal y pasos a los claustros menores, y a recibimiento o parlatorio, la parte norte, después llamada también Sala de la Trinidad, por haber estado en ella un cuadro del Mundo, que representaba la aparición de los tres ángeles a Abraham. Encima, a los treinta pies, estuvo provisionalmente la librería 42 Libro de necrologías de religiosos del Monasterio que se redactaban al acaecer su muerte. Se conserva manuscrito en el Archivo del Palacio Nacional.

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y después el dormitorio de novicios, en la parte meridional, y la sacristía de coro o sala de capas, en la parte norte. Las crujías o cuartos exteriores del claustro mayor se destinaron a sala capitular del vicario, la adyacente a la iglesia de prestado; zaguán de entrada a los capítulos, la parte central, y sala capitular del prior la siguiente; celda prioral baja, en la torre, escalera y servicios de sacristía a continuación (oriente), sacristía y zaguán de la sacristía. Todas estas piezas tienen treinta pies de altura. En la planta de los treinta pies y superiores existían habitaciones. En la torre, la celda prioral alta (recibimiento); a continuación, cuarto de oriente, el dormitorio del prior, siguen habitaciones y adosada a la basílica el aula de Sagrada Escritura y de Moral para los monjes, con el camarín de las reliquias. Sector norte al eje central. Los dos patios adyacentes al Patio de los Reyes se destinaron a colegio, el patio o claustro del ángulo NW a seminario y el cuarto patio a servicios de cocina, leñera, etc. Las crujías del colegio adyacentes al Patio de los Reyes, hoy gabinetes, eran las aulas de Teología, la de poniente; y Artes y portería del colegio, la de oriente. La crujía que divide los patios en dirección sur-norte, en su parte meridional, se llamaba lonja o sala de recreo de los colegiales, le seguía el zaguán o cimborrio, hoy lucerna, de la cocina, que seguía a la parte norte. En la planta alta, a los treinta pies, otra lonja, paseo de los colegiales y pieza pública, en la parte meridional, y aposentos en la parte norte. En la crujía oeste-este se hallaba el zaguán de entrada, balsa, sala de la chimenea para el seminario, servicio del refectorio, zaguán o lucerna, y refectorio; en la planta baja y en la alta, sobre los treinta pies, necesarias, sala de la chimenea para el colegio y, pasada la lucerna, habitaciones y otras necesarias. Debajo de la torre de la iglesia, adosada al colegio y a los treinta pies, estaba, como ahora, la capilla del colegio. El resto eran habitaciones y dependencias menores. La portería del colegio estaba detrás del aula de Artes, junto a la escalera grande, y se entraba por el Patio de los Reyes, por la parte izquierda del zaguán de la basílica. Cuartos exteriores a partir de la entrada principal del Monasterio: en la planta baja, habitaciones, zaguán para servicio del colegio y seminario, aula de Gramática del seminario –hoy sala de visitas–. En el cuarto norte: refectorio del seminario, y encima, dormitorio del mismo. Patios de palacio (casa real) En la planta baja, y comenzando desde el cuarto patio del colegio, estaban: patio de cocina, adosado a la crujía del norte, y piezas de servicio de boca. Adosado a oriente: corral para servicio de cocina; crujía norte-sur, desde la puerta central de la fachada norte: zaguán y entrada a los servicios del palacio 28

real, a los que seguían las cocinas hasta topar con el claustro adyacente a la iglesia. En los dos patinejos estaban los aposentos para servicios de boca y oficiales. Prosiguiendo por la fachada norte: a continuación de la puerta central, se hallaba el comedor de los caballeros de cámara, mayordomos y otras personas; puerta y zaguán donde se apeaban las personas reales y cuerpo de guardia; aposento de embajadores, escalera principal y necesarias, junto al ángulo del claustro; seguían por la fachada de oriente los aposentos reales bajos y entrada al patio del rey, junto a la iglesia. En el saliente de la iglesia, patio (de mascarones), y en torno, en ambas plantas, aposentos privados de Su Majestad. En la planta alta, a los treinta pies: norte-sur, adosados al colegio, aposentos de los caballeros; oeste-este, adosada a la iglesia, galería real privada (sala de batallas); fachada norte: a los XXX pies, sobre el claustro bajo, corredor público para el servicio de los aposentos reales, y el resto, habitaciones. Prosigue la construcción

Abril 1563 Surgen las primeras dificultades entre Juan Bautista de Toledo, el aparejador Pedro de Tolosa y la comunidad de jerónimos. Según informes del prior, las diferencias entre aquéllos eran debidas al repartimiento de oficiales y si se debían dar obras a destajo o no y por sospechas de que Tolosa hubiera denunciado al prior, vicario y contador de algunos yerros acaecidos en la construcción y que J. Bautista de Toledo no daba prisa a los oficiales que labraban la piedra, sospechando que los favorecía “por ser de su nación”, es decir, de su patria, provincia de Madrid. Eran de Galapagar, Torrelodones, etc.43. Abril-agosto 1563 Se abrieron los cimientos del palacio de Felipe II, cabecera de la iglesia y se prosiguió la construcción por las bandas de mediodía y oriente hasta las inmediaciones de la iglesia44. 43 Simancas O y B, 6, en Portabales, Artífices, pp. IV-V. 44 Ibíd., 2, en Portabales, Artífices, p. V, y Maestros, pp. 164-166.

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20 de agosto 1563 Festividad de San Bernardo, con gran solemnidad se colocó la primera piedra de la iglesia, en la nave de la Epístola, entre el altar de San Jerónimo y la puerta de acceso de la iglesia a la sacristía, estando presentes Felipe II, fray Bernardo de Fresneda, obispo de Cuenca y confesor del rey; fray Juan de Huete, prior; fray Juan del Colmenar, vicario; el duque de Alba; el marqués de las Navas; el conde de Chinchón; el secretario Pedro de Hoyo; Juan Bautista de Toledo; Andrés de Almaguer; Pedro de Tolosa, aparejador de cantería; Gregorio de Robles, aparejador de albañilería; fray Francisco de Villalba; fray Juan de San Jerónimo, el segundo; fray Diego de Oviedo; fray Marcos de Cardona; fray Antonio de Villacastín; fray Bartolomé de Madrigal, que eran todos los jerónimos que en aquella fecha vivían en El Escorial, y además Juan de Soto, alguacil; Juan de Susaña, alcalde ordinario de El Escorial; Pero Sánchez y Diego Fernández, sobrestantes y otros45. 23 de septiembre 1563 Se llegaba con la fábrica de las paredes de los cimientos, en la banda de oriente, hasta los cimientos de la iglesia46. Octubre 1563 Se integraron a la comunidad de jerónimos fray Juan de Espinar, a quien se nombró procurador de la hacienda de fundación; fray Francisco de Segovia, notable predicador; fray Gabriel de Fuentes, el primer jerónimo que cantó la primera misa en El Escorial, y fray Martín de Villaverde, hermano lego47. Noviembre 1563 Se comienza a abrir los cimientos de los nichos o barbacana que sostiene los jardines, en la parte de levante y mediodía. En esta fecha –11 de noviembre– la construcción llegaba desde la banda de oriente, junto a la cabecera de la iglesia, hasta la torre de la botica o enfermería, SW, a la altura de las ventanas de las cantinas, bodegas o sótanos48. 45 46 47 48

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J. de SJ., pp. 25 sigs. y J. de SIG., D. III, pp. 546 sigs. Simancas O y B, 6, en Portabales, Artífices, p. VII. J. de SJ., p. 30, J. de SIG., D. IV-550. Simancas O y B, 2, en Portabales, Artífices, p. VIII.

7 de abril 1564 Se espera la pronta venida del rey que había estado ausente en las cortes de Monzón. En todo este tiempo, Juan Bautista sólo había visitado la obra dos veces. La construcción de las paredes externas de la banda de mediodía y oriente estaban casi en el mismo estado que en noviembre; en cambio, las paredes internas de todo este sector subían a la altura del suelo o pavimento o planta de calle; un poco más retrasadas estaban las dos paredes que dividen el claustro mayor, Evangelistas, de los claustros menores, con sus atajos correspondientes. Estaban hechas, desde el sótano al pavimento de la casa, tres de las escaleras y otras dos a la mitad. El cimiento de la iglesia, adyacente al claustro mayor, estaba ya casi terminado de ahondar, de modo que se podría comenzar a fabricar pronto. También estaban ahondados algunos cimientos de los nichos y en el ángulo levante-mediodía se habían comenzado a fabricar. Se pensaba dar prisa en el aposento del rey, pues se iba a señalar los cimientos y tenían mucha piedra preparada para ello. La casa del rey en La Fresneda se fabricaba a toda prisa49. Cambio de proyecto

Abril 1564 El rey, a la vuelta de las Cortes de Aragón, visitó las obras y “platicó con el prior” que hiciera una planta, lo que hace pensar, visto lo que acaeció después, que se estudiaba ya un cambio del proyecto50. 31 de mayo 1564 Se escriben dos cartas al secretario Pedro de Hoyo, una firmada sólo por el prior y otra por el prior, vicario y contador. En aquélla dice el prior que no le “ha contentado nada una moldura que está comenzada a asentar donde van elegidas las ventanas de las cantinas, porque abulta muy poco y afea mucho la obra”… y que “entiende que la obra va tan falta de aposentos 49 Ibíd., 2, fol. 89, en Portabales, Maestros, p. 169. 50 Ibíd., 2, fol. 89, en Portabales, Artífices, p. CXLIV, y Maestros, p. 170.

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que muchas casas de la Orden y de las no principales le harán ventaja, porque ver ahora los claustricos… que ya se van mostrando la forma de ellos, son tan pequeña cosa que no son nada”… 51. En la otra carta, se deja entender que estaba ya acordado mandar llamar maestros para pedirles parecer sobre el cambio, y se propone al secretario que él les señale día en que deben venir. Se opina que debe ser llamados Rodrigo Gil de Hontañón, Gaspar de Vega, Fernán González, Zumárraga y maese Enrique. Estos maestros se convocaban para que diesen su opinión, principalmente, sobre el modo de duplicar la capacidad del proyecto primitivo, de tal manera que, en vez de cincuenta pudiera haber cien religiosos, y sobre otros detalles particulares52. Junio 1564 El prior y otros hacen trazas y dibujos para la entrevista con los maestros, se paralizan un poco las obras en esta parte y los obreros se emplean en la obra de los nichos y otras53. En este mes estaban ya en El Escorial fray Andrés de León, fray Martín de Palencia, benedictino, y Cristóbal Ramírez, valenciano, iluminadores de cantorales54. Primeros días de julio 1564 Vinieron los maestros Rodrigo Gil y Hernán González de Lara a ver la obra y emitieron su parecer acerca de la moldura, del modo como se podría ampliar el refectorio y doblar la capacidad de todo el proyecto y otros puntos, y “todo aprovechó poco”55. Julio-septiembre 1564 Se acuerda y estudia el cambio de proyecto para duplicar su capacidad, sin salirse del cuadro del proyecto primitivo, con la sola excepción de la galería

51 Ibíd., en Portabales, Artífices, pp. IX y CXLIV. 52 Ibíd. 53 Ibíd. 54 Ibíd., 2, fol. 97 sigs. y J. de SIG., pp. 33-34. 55 Simancas O y B, 2, fol. 95, en Portabales, Artífices, p. CXLV. Maestros, p. 175,

íd. legajo 6, Portabales, en Artífices, p. XVI.

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de convalecientes –corredores de sol–, elevando las alturas y se modifica o deshace algo de lo ya ejecutado, para acomodarse al nuevo proyecto. Se estudia el nuevo repartimiento interior, que es el actual, y Juan Bautista comienza las nuevas trazas56. Entre tanto, los obreros trabajan en obras accesorias, principalmente en la de los nichos, aposentos de Su Majestad y cabecera de la iglesia57, y el 20 de agosto y días siguientes, alzados los cimientos hasta el lugar donde se debían elegir los nichos, se suspende esta obra y se trabaja en los muros del claustro mayor hasta la torre de SE y en asentar la moldura en toda la fachada de mediodía, comenzando en la de levante, y en el aposento del rey y muros de la cabecera de la iglesia58. Cómo era el proyecto primero

“Aunque los perfiles y la planta general, en lo que toca al cuadro de toda la casa, fue siempre el mismo, en lo demás ha habido grande mudanza… Pretendió el Rey hacer una casa para cincuenta religiosos, no más, y junto con ella otra para sí, donde se aposentasen suficientemente, no sólo él y la Reina y otras personas reales, sino sus caballeros y damas”, etc. Haciendo poca diferencia de la de ahora. “La montea o alzados se trocó mucho, porque los cuatro cuadros o claustros menores no tenían más de un suelo levantado y de un alto y con sólo dos órdenes de ventanas por fuera, y el claustro grande tenía tres órdenes, aunque las unas eran fingidas, y en el remate del claustro grande, porque ellas agujas de los tejados no eran iguales, hacia dos torres, de suerte que fuera de las cuatro torres de las esquinas que se ven ahora, tenía otras dos, una en medio del lienzo del Mediodía, que dividía el claustro grande de los cuatro pequeños, y otra en el lienzo del Norte, que dividía la casa de los caballeros de las oficinas comunes. Sin éstas, tenía otras dos torres a la entrada principal de toda la casa, en el lienzo de Poniente, y otras dos a los lados de la capilla mayor de la Iglesia, que caían sobre el aposento real, donde se habían de poner las campanas, como se ve en la traza y modelo de madera que hoy (año 1605) se guarda en este convento. Sin estas principales diferencias había otras más menudas en las formas de los claustros y cimborrios. Al Rey le pareció luego que no igualaba esta traza a

56 Ibíd. 57 Ibíd.., 2, en Portabales, Artífices, p. XXI. 58 Ibíd., 2, fol. 120, en Portabales, Maestros, p. 188 y 2. Fol. 102, Artífices, p. CLIV.

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sus deseos, que era cosa ordinaria un convento de San Jerónimo de cincuenta religiosos y que conforme a sus intentos y majestad del oficio divino que pretendía resplandeciese aquí y para las memorias (aniversarios, etc.) que se habían de hacer por sus padres, era pequeño número, acordó que fuesen los religiosos ciento… Pidió parecer a algunos maestros de arquitectura sobre cómo se podría hacer esto. Unos decían que se mudase la planta, otros que se hiciesen nuevos claustros y otros daban otras trazas. Fray Antonio de Villacastín, el obrero principal, dio en lo que ahora se ve, que sin mudar la planta, el edificio se levantase en alto otro tanto más… y doblándolo todo habría para cien religiosos donde no cabían sino cincuenta, correría la cornisa de toda la casa a un nivel, vendrían todas las aguas y tejados iguales, las fachadas por de fuera serían más hermosas y todo el edificio cobraría doblada majestad y grandeza”59.

Fin de septiembre y principio de octubre 1564 Resuelto en principio el modo del cambio, el rey ordena cómo se debe proceder en la obra; a saber: que las cosas que se deben determinar primero son las relativas a los dos claustros –primero y segundo–, que se deben hacer primero, “pues para los otros hay más tiempo” y lo de “la montea que hace Juan Bautista y cómo han de venir aquellos corredores de la enfermería –galería de convalecientes– que salen fuera del cuadro a juntarse con la torre, y a qué suelos ha de subir, porque allí se remate la elección de la pared que está agora en aquella esquina… y con esto determinado se podrá hacer, en lo que queda de buen tiempo para labrar, el talud de toda la pared con sus ventanas y moldura, y bolver a hacer en la torre de la enfermería lo que es menester mudar… En el invierno se podrá continuar la pared de los nichos… y adviértase que en estos cuatro claustros (menores) a la parte de mediodía lo que está abierto para las ventanas –de las cantinas–, se puede cerrar y no sirve ya, si no fuere si acertase alguna ventana de las nuevas donde había de ser alguna de las viejas y de las nuevas se verá aquí las que han de ser falsas y las que no”. Se agrian más las relaciones entre Juan B. y P. Tolosa60. 15-24 de noviembre 1564 Juan Bautista revisa las medidas de los medios de los pilares del claustro grande (Evangelistas) en las bandas de mediodía y poniente. Se abren los 59 J. de SIG., lib. III, D. IV, p. 551. 60 Simancas, O y B, 2 en Portabales, Maestros, pp. 192 y 196.

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cimientos de los muros divisorios de poniente –del claustro grande– y revisa las medidas de los pasos entre este claustro y los menores. Revisó las medidas de las torres de mediodía, prior y enfermería; se repartieron las escaleras de la torre de la enfermería y refectorio y se le ordena a Juan Bautista “que se dé prisa a quitar la escalera que estaba hecha en la enfermería, y lo que se ha de quitar de lo que estaba hecho… y todo lo demás tocante a esta torre; que en acabando la traza del aposento de Su Majestad y la montea de mediodía que se le dejó ordenado, lo envíe y que luego comience la montea de la delantera –fachada de Poniente– como está platicado”61. 8 de marzo y siguientes 1565 En unos “apuntamientos” para una instrucción sobre cómo se ha de gobernar la ejecución de la fábrica, anotados por Felipe II, se determina que el prior y vicario, con dos aparejadores a su servicio, controlen la ejecución de los claustros menores y corredores de sol (galería de convalecientes), “después que sea hecha la traza y se haya de comenzar a labrar”, y Juan Bautista, con otros dos aparejadores, dirija las obras del claustro grande, iglesia, aposento de Su Majestad y obra de los nichos, pero revisando las medidas de todo siempre Juan Bautista62. Abril 1565 Su majestad ordena a Juan Bautista que los asentadores que trabajan en el lienzo de levante se pongan a trabajar en los portillos del mediodía, desde la torre de la enfermería hasta la de en medio –iglesia de prestado–, y que aquello –las ventanas de las cantinas y talud– se acabe con mucha prisa63. 25-30 de junio 1565 Este día murió en la villa de El Escorial el padre fray Juan de Huete, prior, y fue enterrado en la capilla del convento de prestado de El Escorial y en 12 de diciembre de 1573 trasladado, con otros, al claustro menor segundo. Fue nombrado prior fray Juan del Colmenar, y el 25 de julio vicario fray Juan de Baradán, del convento de la Estella en la Rioja64. 61 62 63 64

Ibíd., 2., en Portabales, Maestros, pp. 198 sigs.; Artífices, pp. XXIX sigs. Ibíd., 6., en Portabales, Maestros, pp. 209 sigs. Ibíd., leg. I. Artífices, p. XXXIII. J. de SJ., pp. 33 sigs. y 57-58.

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Proceso de su contrucción en un grabado de época.

31 de junio 1565 Se determinan las condiciones para contratar la obra de las bóvedas de las cantinas de los claustros menores65. 11 de julio 1565 Toledo explica a los aparejadores de cantería cómo deben hacer las jambas, dinteles y capialzados del primer orden de ventanas grandes de la fachada del mediodía66. 18 de noviembre 1565 Se comienza a fabricar los cimientos de los pilares de los patios menores, primero y segundo, y a abrir los de la iglesia de prestado67. 65 Simancas O y B, leg. 6, Artífices, p. XXIV. 66 Ibíd., leg. 6, Artífices, pp. XXXVII-XL. 67 Ibíd., leg. 6, Artífices, p. XLV.

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8 de marzo 1566 Juan Bautista de Toledo hace una tasación del coste de la cantería de los patios menores68. 9 de abril 1566 Estaban para igualarse con el primer suelo los cimientos de los pilares del claustro grande (Evangelistas) en las bandas mediodía y poniente (parte), los del patio de la enfermería, primero, y de la iglesia de prestado, segundo, y los del cuarto, entre la cocina y enfermería69. 24 de julio 1566 Se trabajaba en los cimientos de la fachada de oriente, a uno y otro lado de la cabecera de la iglesia, y en la cripta del panteón de reyes70. 6 de enero 1567 Se determina que, antes de la partida de Su Majestad de El Escorial, donde pasó las Navidades, para Madrid, se responda al licenciado Rosales y el padre procurador vaya a ayudarle para resolver el asunto de Párrazes; se estudien los apuntes que había enviado el general de la Orden, sobre la aceptación de la fundación que se debía tratar en el próximo capítulo general de la Orden, mes de abril71; tornar a rever las condiciones de los destajos de los dos claustros menores con la montea (traza del alzado) de Juan Bautista en la mano; ver el modelo de una escalera (¿principal?) el conde de Chinchón y Pedro de Hoyo, y dejar ordenado lo que convenía para la ejecución; decir a Juan Bautista de Toledo que hiciera las plantas, monteas y perfiles de toda la iglesia principal; los cimientos del claustro principal (Evangelistas); que Escalante haga el aposento de Su Majestad; Tolosa, la escalera principal, excepto los arcos que, por corresponder con los del claustro principal, los ha de hacer Escalante, encargado de la ejecución del Patio de Evangelistas; estudiar el asunto de las rejas y sillas de coro para la iglesia de prestado 72. 68 69 70 71 72

Ibíd., leg. 1, Artífices, p. XLVI. Ibíd., leg. 1, Artífices, p. XLV. Ibíd., leg. 6, Artífices, p. LX. Ibíd., leg. 1, Artífices, pp. LXVIII y OXIV. Ibíd., leg. 5, Artífices, pp. CXI-CXII.

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15 y 22 enero 1567 Se contrató a Martín de Ibarguen y M. Cortezubi la obra de cantería de los patios primero y segundo73. 8 de febrero 1567 Se da prisa para que se acabe pronto el aposento que se preparaba a Su Majestad en la iglesia de prestado, se había acabado la primera galería del patio de la enfermería; la escalera del claustro segundo llegaba a los quince pies; el cuarto de entre la enfermería y la cocina estaba igualado hasta el alto de las jambas de las primeras ventanas; el lienzo de mediodía, desde la iglesia de prestado hasta la torre de la enfermería, subía sobre los quince pies hasta las jambas del segundo orden de ventanas grandes; se habían cerrado los capialzados de las puertas de la iglesia de prestado al claustro segundo y se pensaba en preparar materiales para la guarnición de los pilares del claustro de Evangelistas74. 14 de marzo 1567 El rey, acatando la habilidad de Herrera, le acrecienta el sueldo en 150 ducados, de modo que en total perciba 250 ducados y se le comience a pagar desde el día primero de enero de 156775. 26 de abril 1567 Se celebra el capítulo general de la Orden de San Jerónimo y en él se tratan diversos asuntos relativos al Monasterio76. 19 de mayo 1567 “Murió Juan Bautista, a tiempo que se comenzaban a subir las monteas…, y causó su muerte mucha tristeza y confusión, por la desconfianza que se 73 74 75 76

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Dcs. M. Simancas O y B, leg., Artífices, pp. LXIV-LXIX. CR, en Llaguno, II, p. 235. J. de SJ., p. 45.

tenía de hallar otro hombre tal. Mas luego sucedió en su lugar Juan de Herrera…, en quien se halló un ingenio tan pronto que, tomando el modelo que de Juan Bautista había quedado, comenzó a proseguir y levantar toda esta fábrica con gran prosperidad, añadiendo cosas al servicio de los moradores necesarias que no pueden percibirse hasta que la necesidad las enseña. Así le va dando fin con innumerable gente por él gobernada y regida”77. Época de Juan de Herrera

1567, en fecha desconocida Se envían a la Academia de Dibujo de Florencia las trazas propuestas hasta entonces para el proyecto de la iglesia principal, que eran varias, y se consulta sobre diversos problemas de las mismas78. 2 de febrero 1568 Se contratan los muros del aposento de Su Majestad que vienen a juntar con la iglesia79. 29 de febrero 1568 Se reciben en la Fresneda las primeras reliquias que eran de los santos Justo y Pastor y de san Orencio y santa Paciencia, padres de san Lorenzo80. 26 de febrero 1568 Se asentaron los dos primeros peldaños de la escalera principal y se trataba de dar a tasación el resto, hasta los treinta pies, a unos buenos oficiales81 (véase fecha 31 de diciembre de 1570).

77 78 79 80 81

ARFE, Juan de, en Sánchez Cantón, Fuentes…, I, p. 280. CD., t. 161, p. 188. Dcs. M. J. de SJ., p. 48. Simancas, leg. 6. Artífices, pp. LXXVIII sigs.

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26 de marzo 1568 Se contratan capialzados altos y bajos del aposento de Su Majestad82. 23 de noviembre 1568 Estaban enmaderados los tejados de los claustros pequeños, primero y segundo, y en buen punto el de la iglesia de prestado, y se pensaba comenzar a empizarrar pronto83. 15 de enero- 6 de febrero 1569 Se discute si el arquitrabe del claustro principal ha de ser de una pieza o de varias, opinando lo primero los aparejadores, lo segundo el prior y otros miembros de la congregación de fábrica. El conde de Chinchón y Herrera determinan que se pruebe uno de una pieza y otro de varias antes de resolver y, al fin, el rey que sea de tres piezas84. 1569, fecha desconocida Se contrata el cierre de la bóveda del panteón, la continuación de los caracoles comenzados y las escaleras de subida del panteón a los cuartos de Su Majestad85. 18 de abril 1569 Se dan las condiciones y traza para la construcción de diez pilares del claustro principal, con sus arcos friso cornisa, etc.: seis que dan al patio y cuatro en la faz de la escalera principal86. 4 de julio 1569 La congregación de fábrica pedía la planta de unos cimientos de la iglesia hasta sacarlos del pavimento de la tierra87. 82 83 84 85 86 87

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Ibíd., leg. 6. Simancas O y B, leg. 4, Maestros, p. 250. Ibíd., legs, 1, 5, 6. Maestros, pp. 250 -252.; Artífices, pp. XCII-XCIII Dcs. M. Dcs. M. Dcs. M.

17 de agosto 1569 Se contratan los pilares aludidos en la fecha de 18 de abril de 156988. 15 de septiembre 1569 Se da una nueva instrucción para el gobierno de todo el personal89. 8 de diciembre 1569 Escalante había acabado los dos primeros arcos del claustro grande de todo punto y los destajeros seguían trabajando en otros a la parte del capítulo, comenzando a asentar las bóvedas; se habían acabado las bóvedas de tránsito entre el claustro grande y los menores; también trabajaban a buen ritmo en la escalera principal; el maestro Martín de Ibarguen se daba prisa en el frontispicio de sobre la puerta de la cocina y había comenzado a labrar las piedras para la cornisa del capítulo (fachada mediodía), pues aquella pared andaba en buenos términos y sólo faltaban los dinteles de las ventanas para asentar la cornisa y lo mismo iba por la parte interna; se estaba a punto de comenzar a poner la pizarra en el cuarto de poniente; las tijeras del techo de sobre el refectorio; estaban puestas las jambas del zaguán (lucerna) del refectorio; estaba a punto de terminarse la iglesia de prestado, se tantea cuántas sillas cabrían en su coro, que resultaron cincuenta y dos, se planea una reja para la misma90. 23 de marzo 1570 Herrera envía a Gaspar de Vega las trazas de la sillería de coro de la iglesia de prestado que esperaba la congregación91. 7 de abril 1570 Se pide a Herrera que mande las trazas de las fuentes de los claustros pequeños. El 12 de mayo se repite la misma petición92. Se esperaba terminar la escalera principal hasta los treinta pies antes de fin de abril93. 88 89 90 91 92 93

Dcs. M. Artífices, p. CVIII. Simancas, O Y B, leg. 1. Artífices, pp. CVI-CVIII. Ibíd., legs, 5. Maestros, p. 258.; Artífices, p. CIX. Ibíd., legs, 1 y 6. Maestros, p. 260. Artífices, p. CX. Ibíd.

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Planta de ordenación general del conjunto y dependencias de la planta primera, según traza grabada de época.

6 de septiembre 1570 Herrera hace una traza para resolver problemas surgidos en la cocina, y el rey manda que el conde de Chinchón y Herrera examinen las trazas de la torre del prior y el modelo de la bóveda del refectorio, para así poder responder a las dificultades que le habían propuesto94. 28 de enero 1571 Se había determinado deshacer y rehacer algo en la escalera principal95.

94 Saltillo, Marqués del, El Rey Don Felipe II, en Escorial, número 53, p. 6. 95 Simancas O y B, leg. 4.

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3 de febrero 1571 Se paga el importe de las escaleras de los nichos que están delante de la iglesia de prestado, de la partida de Escalante, y parte de la obra del chapitel del zaguán (lucerna) del refectorio96. 9 de marzo 1571 El rey manda que se haga a su costa aposento para Herrera en la villa de El Escorial, a fin de que en él pueda tener las trazas y otros papeles de su oficio97. 9 de abril 1571 Se paga cantería de los arcos de sobre la escalera principal desde los treinta pies98. 12 de mayo 1571 Se pagaron a Andrés de León 100 reales a cuenta y parte de pago de la carpintería que está obligado a hacer en las casas de Miguel de Antona en la villa “para en que pose Juan de Herrera, trazador de Su Magestad”98 bis. La comunidad se instala en el Monasterio

11 de junio 1571 Se cantó la última misa en la capilla de la villa de El Escorial y la comunidad se trasladó a las habitaciones preparadas en los dos claustros menores de la enfermería e iglesia de prestado del Monasterio99. “Aunque la fábrica no había caminado con mucha prisa, estaba ya levantado todo el lienzo que mira al mediodía (desde la iglesia de prestado hasta la torre de poniente), cubierto y puesto en perfección, y los dos 96 Dcs. M. 97 Llaguno-Cean, II, p. 274. 98 Dcs. M. 98 bis Ibíd. 99 J. de SJ., p. 67.

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que miran a Oriente y Poniente hecha buena parte, de suerte que había mucha casa y aposento y las oficinas de mayor importancia para poder habitar, no sólo el convento, sino también Su Majestad y caballeros de su Estado, bien que mucho de esto era de prestado… Estaban hechos dos de los claustros pequeños y otros dos más que mediados, un lienzo del claustro grande y buena parte de otro. Aquí se formó una iglesia pequeña, con su coro y sacristía, la enfermería, botica, refectorio, cocina, necesarias y hospedería, lo mismo que es ahora… El día de San Bernabé, 11 de junio de 1571, dijo la última misa cantada el prior fray Hernando de Ciudad Real en la capilla del pueblo”100. 13 de junio 1571 El confesor de Felipe II, obispo de Cuenca, bendijo la iglesia de prestado101. 14 de junio 1571 Se celebró con gran solemnidad la procesión del Corpus por el claustro segundo, estando presente el rey y otros personajes102. 8-9 de agosto 1571 Vinieron de San Bartolomé de Lupiana algunos novicios y algunos otros frailes de Guadalupe para poblar el Monasterio103. 10 de agosto 1571 Siendo ya cuarenta los religiosos, mandó el rey que el oficio de coro se tuviera con toda regularidad día y noche, y después de vísperas mandó Su Majestad al prior que “juntara en dos órdenes a los padres que nuevamente habían venido, y los de Guadalupe se pusieron a una parte del claustro y los de San Bartolomé a la otra, los cuales estaban flacos, humildes y cabizbajos, y los de Guadalupe, de buen color, gordos y más elevados, y todos con deseos de servir a Su Majestad en esta casa”104. 100 101 102 103 104

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J. de SIG., p. 563, VI. J. de SJ., p. 69. Ibíd. Ibíd., p. 77. Ibíd., p. 79.

Por estos días vinieron los colegiales de Párrazes con su maestro, el licenciado Sánchez de Urrizarra, y representaron la tragedia y martirio de san Lorenzo en lengua latina105. 8 de noviembre 1571 Festividad de la octava de los Santos, estando en vísperas en el coro de la iglesia de prestado, vino la noticia de la victoria de Lepanto: trajo la noticia don Pedro Manuel, “el cual entró en dicho coro demudado y deprisa y no con la cotidiana composición” y dijo al rey cómo estaba el correo de don Juan de Austria con noticias de la guerra y el rey mandó que se cantase el Te Deum terminadas las vísperas106. 31 de diciembre 1571 Se pagó a Cristóbal Serna, Diego Velayos y compañía lo que les correspondía por haber hecho a su costo el labrar y asentar toda la piedra que fue menester “en la obra de la escalera principal y dos capilletas que están a los lados de ella, desde el pavimento y andar del dicho Monasterio hasta los XXX pie”107. 8 de enero 1572 Se estudian las condiciones de la torre de la librería, y Almaguer insiste ante el secretario Martín de Gaztelu en que se resuelva el asunto del privilegio de su hidalguía108. 20 de enero 1572 Se adjudicó en pública subasta la obra de los atajos de las escaleras que se alojan en los extremos del cuerpo de la entrada principal a Juan de Soria, Pedro Serna y Diego de la Peña y se termina en 1575109.

105 106 107 108 109

Ibíd., p. 80. Ibíd., p. 81. Dcs. M. Ibíd. y Simancas O y B, leg. Maestros, p. 207. Dcs. M. CD., t. 162, p. 93.

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14 de abril 1572 Se contrataron varios arcos bajos y altos del claustro mayor: delante del locutorio (Sala de la Trinidad); tres pilares con sus arcos de la partida de la librería y otros cuatro hacia la sacristía110. Se espera que en la semana siguiente se acaben de igualar los cimientos de la iglesia; piden que se envíe algo de verdemontaña para dar color a ciertas ventanas del tejado de la librería (la primera sobre la iglesia de prestado) y del aposento de Su Majestad; dice fray Antonio que será menester media arroba111. 30 de julio 1572 El prior acusa recibo de la nueva instrucción para el gobierno de la obra; de dos cédulas para pago de trabajos del bordador, a cargo de fray Lorenzo de Monserrate; acabado el cimiento de la entrada de la iglesia, se piensa ocupar a los peones en otra obra112. 4 y 27 de agosto 1572 Se hacen reparos al proyecto de nueva instrucción113. 8 de diciembre 1572 Festividad de la Inmaculada Concepción. Se leyó la nueva instrucción en el capítulo, en presencia del escribano, de los aparejadores, sobrestantes, mayorales de bueyes, etcétera, y todos la obedecieron, excepto los aparejadores, que quieren suplicar sobre algunos capítulos a Su Majestad114. 11 de febrero 1573 El rey comunica al prior que ha visto el memorial de Pedro Tolosa sobre cosas de la fábrica y que va respondido con otro de Herrera, que lo comunique 110 111 112 113 114

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Dcs. M. Simancas O y B, leg. 5. Maestros, p. 269. Simancas O y B, leg. 5. Maestros, p. 270. Ibíd., leg. 5. Artífices, pp. CXXII-CXXVI. Ibíd. Maestros, p. 274. Artífices, pp. CXX-VIII-CXXIX.

así a Tolosa y Antonio de Villacastín y que si se les ofrece alguna duda, se lo hagan saber de nuevo115. 22 de febrero 1573 El rey comunica al prior: “Ya son venidas las trazas que se esperaban de Italia para esa iglesia y no creo que habrá mucho que tomar de ellas”116. Abril 1573 Se pregonaron los destajos de parte de la fachada del colegio con su torre y la parte adyacente por el norte, las piezas del palacio adyacentes a la iglesia por la parte norte, todo hasta los quince pies117. 6 de junio 1573 El rey manda trasladar los cuerpos del príncipe don Carlos y de la reina doña Isabel de Valois al Monasterio, lo que se lleva a cabo el día 7 de junio118. 10 de septiembre 1573 Se trata del dinero que sería necesario, además del ordinario, para comprar bueyes, carretas y otras cosas necesarias “para comenzar la obra de la iglesia…, y porque se ha comenzado a hacer diligencias para dar a destajo los pilares y cadenas…, y comenzado a traer alguna piedra, etc.”119. En esta fecha se mandan los pregones de los destajos a Madrid, Ávila, Cardeñosa y otros lugares; en el pregón se ponen las condiciones de los cimientos y pilares120. 11 de diciembre 1573 Se trasladaron y enterraron en el claustro segundo los cuerpos de los religiosos enterrados en el monasterio de prestado de la villa de El Escorial, a 115 116 117 118 119 120

Llaguno-Cean, II, pp. 309-310. Ibíd., II, p. 310. Dcs. M. J. de SJ., p. 83. Simancas O y B, leg. 7. Maestros, p. 275. Dcs. M.

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saber: fray Juan de Huete, Miguel de la Cruz, Marcos de Cardona y Alonso del Escorial (otro Escorial)121. 21 de enero 1574 El rey manda trasladar al Monasterio los cuerpos del emperador, emperatriz, reina doña Juana, princesa doña María, reinas de Hungría y Francia e infantes don Fernando y don Juan122. 30 de marzo 1574 Se montaba la armadura del tejado sobre la ropería123. Comienza definitivamente la construcción de la iglesia

11 de mayo 1574 El rey comunica al prior que ha determinado se dé comienzo a la obra de la iglesia124. “La primera y más grave dificultad fue convenir en la traza; la que había dado Juan Bautista no le contentaba mucho al rey, pareciéndole cosa común… Trajeron muchas de diversas partes.” Se eligió como base la de Pachote. “Determinóse Su Majestad, visto que los cimientos ya estaban iguales con la tierra, que se eligiera la planta y se comenzase la obra a toda furia”125. 25 de octubre 1574 Se remató en pública subasta en la persona de García de Alvarado la obra de parte de los nichos y galería de convalecientes, excluido el patio anejo por la parte posterior, obra que proseguía en 1577126.

121 122 123 124 125 126

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J. de SJ., p. 89. J. de SJ., p. 91. Dcs. M. Llaguno-Cean, II, p. 310. J. de SIG., p. 573. D. VIII. Dcs. M. CD., t. 162, pp. 117-118.

Interior del templo en una ceremonia litúrgica. Grabado de F. Brambilla.

26 de septiembre 1574 Comunica el rey al prior: “A lo de la pieza alta que está sobre el locutorio (Sala de la Trinidad), que ha de servir de sacristía al coro de la iglesia (Sala de Capas), os responderé que ahora no puedo por estar Herrera en Toledo, con quien lo tengo de tratar y mostrarle la traza”127. 20 de noviembre 1574 Se contrata la obra de la portada principal, comprendida entre los dos extremos que contienen la caja de las escaleras, a Mateo de Elorriaga, dándole fianzas Diego de Velasco, escultor; Francisco Lorenzo, maestro de cantería; Juan Bautista Monegro, escultor; y Sebastián Hernández, escultor; todos vecinos de Toledo. Esta contrata, que después se rescindió antes de comenzar la obra, describe una portada, algo distinta de la actual, con ocho columnas estriadas en el primer cuerpo y cuatro en el superior128. Véase fecha 25 de septiembre de 1579. 127 Llaguno-Cean, II, pp. 138-310. 128 Dcs. M. CD., t. 162, pp. 106-108.

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26 de noviembre 1574 Se dan a destajo los pilares y cimientos de la iglesia129. 7 de marzo 1575 Festividad de santo Tomás de Aquino, se subieron las primeras piedras del losado de la iglesia sobre que se habían de fundar las columnas, paredes y edificios de ellas, y fray Antonio de Villacastín hizo una fiesta, y después de descargar las piedras en sus lugares, hicieron un simulacro de batalla, “zoiza”, alrededor de la iglesia y en el entretanto trajeron un novillo y lo corrieron130. 13 de marzo 1575 Visitó el monasterio don Juan de Austria131. 14 de junio 1575 Día de San Basilio, a las seis de la mañana, comenzaron a asentar los aparejadores de cantería, Pedro de Tolosa y Lucas de Escalante, las bases de los pedestales de las columnas de la iglesia principal del Monasterio132. 15 de junio 1575 Se trata del traslado del colegio de Párraces al Monasterio y lo que se había de hacer en aquella abadía133. 26 de julio 1575 Festividad de santa Ana, por primera vez un grupo de frailes salió de excursión al campo de la Herrería “a esparcir y regocijar”134.

129 130 131 132 133 134

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Dcs. M. J. de SJ., p. 121. Ibíd., p. 123. J. de SJ., p. 133. Ibíd., p. 134. P. 147.

28 de septiembre 1575 Se trasladó el colegio de Párraces al Monasterio y se comenzó el curso el primero de octubre135. 12 de octubre 1575 Se pregonan nuevos destajos para la iglesia con nuevas modalidades; se habían de dar, a tasación, repartido y hecho parte, y que para ello se llamen algunos maestros y oficiales de cantería que vengan al Monasterio para el 10 de noviembre136. 26 de noviembre 1575 El prior comunica al secretario M. de Gaztelu que la iglesia se ha repartido en diez destajos, con otros detalles relativos a los mismos, y que habían de venir a comenzar a fabricar para otro día después de los Reyes137. Se introduce un nuevo método de construcción

11 de diciembre 1575 Escalante fue a Madrid para informarse de Juan de Herrera sobre la traza de la iglesia para poder dar orden de la piedra que se ha de sacar, y no es vuelto138, y el cantero llegó a El Escorial para hacer experiencia del nuevo sistema (labrando en la cantera)139. 7 de enero 1576 Juan Serrano y Antón Germán, maestros de carpintería, contratan parte de las puertas, postigos y ventanas del cuarto de la reina (cuarto de levante), que mira a la haz de El Escorial140. 135 136 137 138 139 140

Ibíd., p. 149. Simancas O y B, leg. 7. Artífices, p. CXIX. Ibíd. Artífices, p. CXXX. Ibíd., leg. 6. Maestros, p. 284. Ibíd., p. 160. Artífices, p. CXXXV. Dcs. M.

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Se pagaron a Vicente Obregón y compañeros 200 ducados como parte de pago por la cantería que hacían a destajo a la parte norte, que junta con la iglesia principal141. 8 de enero 1576 Junta de los destajeros de la iglesia y repartición de la iglesia en diez destajos, con dos maestros cada uno142. 9 de enero 1576 Hubo junta, en la celda del prior, de la congregación de fábrica, oficiales destajeros y otras personas, estando presentes el conde de Chinchón y Juan de Herrera, “arquitecto, matemático e ingeniero de las obras de Su Majestad, etcétera”, sobre si se debía labrar en la iglesia o en las canteras, sobre lo cual hubo “dares y tomares”, determinando el rey se labrase en las canteras como proponía Herrera143. 19 de enero 1576 La congregación de fábrica envía un comunicado al secretario Gaztelu proponiendo modificaciones en los precios contratados, dadas las nuevas modalidades que presenta el labrar en la cantera144. 7 de marzo 1576 Fue el rey al Escorial a tomar la ceniza del día 8, por la gran contradicción que había sobre el asunto de labrar las piedras en las canteras y fue a la cantera a ver cargar y descargar las piedras con un ingeniero que había dado Herrera, su arquitecto, y bien considerado todo ordenó que se siguiese el sistema propuesto por Herrera145.

141 142 143 144 145

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Dcs. M. J. de SJ., p. 159. Ibíd., p. 160. Simancas, leg. 7. Artífices, p. CXXXIII. J. de SJ., p. 163.

11 de marzo 1576 La congregación de fábrica escribe al secretario Gaztelu que Su Majestad anda entendiendo en esto de la iglesia, que era bien menester, porque andaban grandes diferencias en ello146. 12 de septiembre 1576 Simón Sierra, Pedro X y Juan Ramos, oficiales de carpintería, contratan la mitad de las vigas del cuarto que llaman de la reina que se va haciendo en el Monasterio147. 19 de febrero 1577 El rey visitó el Monasterio: la fábrica de las iglesias había subido ya a los treinta pies148. 21 de febrero 1577 Cristóbal Ramírez, que es al mejor escritor de libros de España, llegó al Escorial para escribir los libros de coro149. 1 de marzo 1577 Llegó a El Escorial Arias Montano, con el objeto de visitar, expurgar y ordenar la librería. Estuvo diez meses haciendo el catálogo latino y griego150. 20 de mayo 1577 Los oficiales canteros se amotinaron contra el alcalde de El Escorial, licenciado Muñoz151.

146 147 148 149 150 151

Simancas, leg. 7. Artífices, pp. CXXXVI y CXXX-VIII. Dcs. M. J. de SJ., p. 182. Ibíd., p. 183. Ibíd., p. 184. Ibíd., p. 187.

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21 de julio 1577 Cayó un rayo en la torre de la enfermería, fundió varias campanas y se quemó y derribó el chapitel152. 7 de octubre 1577 El aire derribó los andamios de la torre de la enfermería. “Es de saber que en esta torre de la botica, desde que comenzaron los fundamentos de ella, hasta este día, han acaecido muchas desgracias: la primera fue el primer reñir del padre fray Antonio, el obrero, con los oficiales; la primera riña de Juan Bautista, arquitecto mayor de Su Majestad, con Pedro de Tolosa, su aparejador; el primer hiero que se había hecho en toda la obra; la primera Grúa que se quebró; el primer destajero que murió; el fuego del cielo que en ella cayó y el caer del andamio”153. 9 de noviembre 1577 Comenzó a verse todas las tardes un cometa sobre San Benito154. 23 de marzo 1578 Se contratan los andamios del crucero de la iglesia y de los cuatro arcos torales155. 1578 En fecha desconocida, Jácome Trezzo grava una medalla en honor de Herrera, que lleva por una cara su retrato y por la otra una perspectiva de la basílica156. 4 de abril 1578 Festividad de san Isidoro, se puso la clave del primer arco toral157.

152 153 154 155 156 157

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J. de SJ., p. 196. J. de SJ., p. 207. J. de SJ., p. 212. Dcs. M. Llaguno-Cean, II, p. 373. J. de SJ., p. 259.

9 de julio 1578 Se dan las condiciones de cómo se han de hacer tres corredores del patinejo del cuarto de Su Majestad (Patio de Mascarones), y se comprometen a ejecutarlo Diego de Velayos y Juan Ezquerra158. 10 de enero 1579 Jácome Trezzo, Pompeyo Leoni y Juan Bautista Comane contratan la construcción del retablo de la iglesia que se ha de hacer todo por trazas de Herrera”159. 12 de enero 1579 Anrique Coten fabricaba la caja de los órganos160. 20 de febrero 1579 Herrera, enfermo, hace testamento y, entre otras cosas, dice: “Hay en mi poder todas las plantas y monteas que se enviaron de Italia para la iglesia de San Lorenzo el Real del Escorial, que también se han de dar a Su Majestad, porque son suyas” (véase la fecha 1573)161. 20 de marzo 1579 Andrés de León hacía la obra de carpintería del chapitel de la torre del cuarto de la reina162. 14 de mayo 1579 Juan Ezquerra de Verrocal y Diego Velayos contratan el “lienzo del patinejo del cuarto de Su Majestad (Patio de Mascarones) que falta por hacer en

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Mcs. M. CD., t. 192, p. 112. CD., t. 162, p. 546. Dcs. M. Cervera Vera, L., Las Estampas y el Sumario de Juan de Herrera, Madrid, 1954, p. 28, nota 20. 162 Dcs. M.

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Patio de los Reyes. Grabado de F. Brambilla.

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la parte que no lleva corredor, que es o que arrima al cuarto de levante y la escalera que está en el zaguán”163. 24 de mayo 1579 Se traslada al Monasterio el cuerpo de don Juan de Austria164. 17 de agosto 1579 El rey manda que se reciban a Francisco de Mora y Pedro del Yermo, ya instruidos en arquitectura y matemáticas, para que se perfeccionen, y les asigna cien ducados al año a cada uno “con obligación de que sirvan y se ocupen en lo que Juan de Herrera les ordenare del servicio de Su Majestad”165. 25 de septiembre 1579 Se contrata definitivamente a Francisco de Atui y Francisco González Heredero la obra de cantería del pórtico de la entrada principal. Muerto el segundo, le sustituye en 20 de marzo de 1583 su hermano Yuste González166. 16-17 de octubre 1579 Guillén de Tujarón, vecino de Zaragoza, se compromete a hacer las tres rejas del bajo coro para la iglesia del Monasterio de San Lorenzo167. 3 de octubre 1579 Roque Solario, milanés, se compromete a hacer las fuentes de Mascarones, según trazas de Herrera168.

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Dcs. M. CD, t. 162, p. 113. J. de SJ., p. 264. Simancas O y B, leg. 1. Maestros, p. 287. Dcs. M. CD, t. 162, p. 108. Archivo Protoc. Madrid, leg. 958. Maestros, pp. 288-289. Dcs. M. CD, t. 162, p. 114.

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30 de octubre 1579 Se contrata la construcción del molino de labrar jaspes para el retablo de la iglesia, obra que se ha de hacer “a contento de Juan de Herrera y Jácome Trezzo” y que se construirá en el arroyo de la Herrería169. 7 de diciembre 1579 Diego de Velayos, Juan Ezquerra y Alonso Torres se comprometen a hacer y proseguir el cuarto de poniente hasta la torre de la esquina del poniente del colegio170. 30 de enero 1580 El rey dice que Juan de Herrera vea la petición que Jácome Trezzo, Pompeyo Leoni y Bautista Comane hacen por medio de la congregación de fábrica, pidiendo prórroga del tiempo en que se habían comprometido a hacer el retablo de la iglesia (véase fecha 10 enero de 1579) y diga a Su Majestad lo que se ofrezca sobre ello171. 5 de marzo 1580 El rey parte para la conquista de Portugal. 26 de octubre 1580 La reina doña Ana muere en Badajoz. 9 de diciembre 1580 Juan Sánchez y Francisco Campero se obligan a hacer un claustro del colegio, a la parte de poniente, junto al cuarto donde ahora viven los doctores172.

169 170 171 172

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Dcs. M. CD, t. 162, p. 111. Ibíd., p. 110. Simancas, leg. 7. Artífices, p. CXXXVIII-CXLI. Dcs. M. CD, t. 162, p. 162.

17 de enero 1581 Miguel Gutiérrez y otros contratan la cantería del patio del colegio173. 20 de enero 1581 El rey desde Lisboa manda que se haga el puente entre Torrelodones y Galapagar, “conforme a la traza que para ello dará Juan de Herrera, nuestro arquitecto y aposentador de palacio”174. 1 de febrero 1581 Juan Hidalgo, Alonso Blanco y otros contratan parte de la cantería de la fachada del norte y lo que confina con dicha fachada175. 16 de marzo 1581 Se contrata la lucerna y refectorio del colegio176. 28 de abril 1581 Pedro Serna, Juan Vázquez y otros contratan la piedra para la obra del refectorio del colegio y su zaguán177. 29 de noviembre 1581 Diego Matienzo se compromete a hacer el claustro del seminario en el colegio, a la parte del norte y poniente178. Se proseguía aún en 7 de enero de 1583. 10 de febrero 1582 Julián Rodríguez hacía las tijeras de madera del cuarto del seminario hacia la parte norte179. 173 174 175 176 177 178 179

Ibíd. Llaguno-Cean, II, p. 313. Dcs. M. Dcs. M. Ibíd. Dcs. M. CD, t. 162, p. 111. Dcs. M.

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16 de febrero 1582 Juan de Laobarrieta y Alonso de Torres contrataron el frontispicio de poniente del cuarto del colegio180. 21 de julio 1582 Se coloca la bola de la lucerna del colegio181. 21 de marzo 1583 Se coloca la estatua de san Lorenzo en la portada principal182. 24 de marzo 1583 El rey llega al Monasterio de vuelta de Portugal183. 5 de mayo 1583 Se mide el retundido de la cúpula184. 9 de octubre 1583 Trajeron un elefante al Monasterio. “Venía un negro caballero en el pescuezo que le guiaba. Hizo delante de Su Majestad todas sus habilidades de hacer reverencia y echarse en el suelo y tomar frutas con la trompa…, y subió por la escalera principal a los claustros altos de los treinta pies y entró en la celda del padre vicario e hizo allí lo que el negro le mandaba”185. 30 de octubre 1583 Llegó al Monasterio el pintor Luqueto186. 180 181 182 183 184 185 186

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Ibíd. J. de SJ., p. 366. Ibíd., p. 361. Ibíd., p. 361. Dcs. M. J. de SJ., p. 368. Ibíd., p. 370.

1 de noviembre 1583 Se comenzaron a asentar las sillas del coro187. 23 de febrero 1584 Se acabaron de quitar las cimbrias de la iglesia188. 25 de febrero 1584 Se comenzó a solar la iglesia con losas blancas de Filabres y negras de Las Navas189. 14 de mayo 1584 Luqueto comenzó a pintar la bóveda del coro y tardó ocho meses190. 1 de junio 1584 Se determinan las condiciones cómo se han de hacer las paredes del jardín que cae al cuarto del rey, con sus pilastras, nichos, puentes, bolas, etc.191. 30 de julio 1584 y siguientes Se subieron las estatuas de los reyes del patio del mismo nombre192. 11 de septiembre 1584 Jácome Trezzo escribe al rey dándole cuenta del estado del retablo y, como de costumbre, pidiendo dineros y recompensas193.

187 188 189 190 191 192 193

Ibíd., p. 380. Ibíd., p. 378. Ibíd., p. 378. Ibíd., p. 384. Dcs. M. CD., t. 162, p. 116. J. de SJ., pp. 391-392. Simancas, O y B, leg. 8, fol. 303.

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13 de septiembre 1584 Se colocó la última piedra del edificio central194. 6 de diciembre 1584 Herrera hace otra vez testamento195. 12 de agosto 1585 Se contratan las zanjas detrás de la fuente de Blasco Sancho hasta llegar a las zanjas de la botica196. 31 de diciembre 1585 Se terminó de colocar las sillas del coro197. 6 de mayo 1585 Bartolomé de Elorriaga, Pedro del Carpio y Alonso de Torres se comprometen a hacer, según las condiciones propuestas, el patio y crujías con todos lo adherentes de la botica, aneja a la galería de convalecientes, y a terminarla en el plazo de un año. Debían hacer también los nichos correspondientes, en todo similares a los adjuntos, y dos escaleras198. 3 de julio 1586 Yuste González se compromete a hacer el tránsito de la botica a la compaña en las condiciones señaladas y a tenerla acabada para fin de mayo de 1587199.

194 195 196 197 198 199

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J. de SJ., pp. 393. Llaguno-Cean, II, p. 342. Dcs. M. J. de SJ., p. 399. Dcs. M. CD., t. 162, p. 120. Dcs. M. CD., t. 162, p. 122.

2 de agosto 1586 Se acabó de losar las gradas de la iglesia y se colocó el Cristo de Cellini200. 8 de agosto 1586 Se puso la custodia pequeña en la grande y se compusieron por primera vez todos los altares de la iglesia y se subieron los libros del coro y pusieron en sus estantes. Se encendieron las lámparas de la iglesia y la del coro y las de las reliquias; los ornamentos y objetos de plata se pasaron a la sacristía; se echó el agua por primera vez en el lavatorio del zaguán y los padres se pasaron a habitar en el claustro grande alto201. 9 de agosto 1586 Dichas tercia, sexta y nona en la iglesia de prestado se pasó el sacramento, asistiendo el rey, a la iglesia mayor y dijo pisa el prior Miguel de Alaejos202. 27 de agosto 1586 Se dan las condiciones para hacer el cierre de la lonja de poniente203. 30 de agosto 1586 Se celebró la fiesta de la dedicación de la basílica de San Lorenzo204. 15 de octubre 1586 Se dan las condiciones para hacer los nichos junto a la fuente de Blasco Sancho205.

200 201 202 203 204 205

J. de SJ., p. 401. Ibíd., p. 402. Ibíd., p. 404. Dcs. M. CD., t. 162, p. 116. J. de SJ., p. 406. Dcs. M.

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3, 4, 5 de noviembre 1586 Se trasladaron los cuerpos reales y se pusieron debajo del altar mayor de la basílica206. 20 de diciembre 1586 Bartolomé de Elorriaga, Pedro Castelló y otros contratan el templete de Evangelistas y se comprometen a terminarlo en catorce meses207. 12 de marzo 1587 Hernando de la Cruz, Francisco de Velayos y otros contrataron la construcción de una de las casas de oficios en las condiciones propuestas208. 28 de septiembre 1587 Se pasaron al colegio el rector, colegiales y seminaristas209. Octubre 1587 Se pasó la librería al salón alto del pórtico; el bajo se estaba pintando; se pasó la procuración a la portería, se abrieron las puertas y pórticos de los claustros que estaban cerrados y todo quedó libre, y se pintaba en los ángulos del claustro principal210. 8 de febrero 1588 Bartolomé de Elorriaga, Pedro Castelló, etcétera, contratan los estanques del Patio de Evangelistas211.

206 207 208 209 210 211

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J. de SJ., p. 408. Dcs. M. CD., t. 162, p. 116. Dcs. M. CD., t. 162, p. 114. J. de SJ., p. 424. Ibíd., 426. Dcs. M. CD., t. 162, p. 115.

9 de febrero 1588 Yuste González, Miguel Sánchez, Juan Aguado contratan otra parte de las casas de oficios212. 2 de junio 1588 Pedro del Carpio y Alonso de Torres contratan el estanque de la huerta del Monasterio213. 1589 En este año, o tal vez antes, se debió comenzar a construir, por trazas de F. de Mora, la compaña214. 3 de septiembre 1590 Este día se subió la estatua de san Pedro del altar mayor; el 4, la de san Pablo; el 5, la de la Virgen y san Juan, y el 6, el Crucifijo215. 13 de abril 1591 Se bendijo el claustro principal y el segundo216. 17 de enero 1592 Se cava y saca piedra en las casas de la compaña nueva, junto a la tahona, y se echa en la huerta, junto a la cachicanía217. 27 de junio 1592 Se contrata la obra de cantería y mampostería del cuarto de levante de las casas de la compaña en las condiciones del 11 de noviembre de 1591218. 212 213 214 215 216 217 218

Ibíd., 115. Ibíd., 535. Ibíd., 536. J. de SJ., p. 435. Ibíd., 437. Dcs. M. Dcs. M.

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Monasterium S. Laurenty in Escuriali.

12 de agosto 1592 Se contrata a Antón de Brazuelos, Pedro Muñoz, Sebastián Muñoz y Juan de Vidal el empizarrado del cuarto del ciervo de la casa de la compaña, desde el testero de levante hasta el de poniente, y otras partes219. 30 de octubre 1593 El rey manda que se haga la iglesia de San Bartolomé, de la villa de El Escorial, según trazas de F. de Mora220.

219 Dcs. M. 220 Llaguno-Cean, III, p. 347.

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5 de abril 1596 Se determina que se haga el molino de la compaña, según traza y orden de F. de Mora221. 15 de enero 1597 Muere Juan de Herrera. 13 de septiembre 1598 Murió piadosamente el Señor don Felipe II, rey de España, inventor y creador del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial.

221 Dcs. M. CD., t. 162, p. 547.

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ESCORALIA (Materia, memoria y miradas en torno al monumento) Antonio Fernández-Alba

Entre las múltiples aproximaciones que se pueden aceptar para comprender el espacio de la arquitectura, se encuentra la de entenderlo como la invención de un paisaje virtual y variable, cuya construcción a lo largo del tiempo no tiene otra representación que lo abstracto. Lenguaje el de la abstracción, necesario para enfrentarse a la construcción del espacio mediante las revelaciones que hace patente las geometrías de la forma. El conjunto del Monasterio de El Escorial viene a ser con el discurrir de los tiempos, la expresión más cabal de las modernas teorías entre las relaciones, forma-contenido, idea-ejecución, entre mundo sensible y mundo intelectivo en arquitectura. Han sido tantos los tópicos y las veleidades apriorísticas que a lo largo de las épocas se han vertido sobre tan significativo monumento, que resulta enojoso cualquier comentario sin percibir la carga emocional de tan pesada como aburrida retórica. Conjurada su visión por una historiografía más técnica que filosófica, más anecdótica que poética o iconológica y avasallada su imagen en los últimos tiempos por el pillaje de secuencias políticas de ingrato recuerdo. Su biografía arquitectónica se ha visto envuelta en el maquillaje siniestro, aún por esclarecer en muchos pasajes, en su objetiva dimensión histórica de su artífice y constructor Felipe II y que para desgracia de la cultura española sigue difuminándose en verdades a medias o en aproximaciones historiográficas por lo que se refiere al conjunto arquitectónico que lo alejan de una comprensión verdadera en el entorno de la cultura española y de la fecundidad y maestría de su propuesta espacial.

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Templete del patio de los evangelistas. (Foto: Antonio Fernández-Alba.)

Arquetipo arquitectónico

La obra del monumental Monasterio se propone como un “arquetipo arquitectónico”, como un opus de la búsqueda del conocimiento y del quehacer constructivo de una época donde entran en conflicto una constelación de ideas, en parte cristianas, en parte católicas y en muchos aspectos científicas, que constituyen los finales del siglo XV y principios del XVI. Desorden y confusión afloraban de modo elocuente en los finales del siglo XVI y las fronteras entre lo sagrado y lo profano no ofrecían delimitaciones 70

Luz que recrea el silencio del aire. (Foto: Antonio Fernández-Alba.)

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Secuencia de vanos contruidos en la leve verticalidad del duelo. (Foto: Manuel G. Tagés.)

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claras, más bien se difuminaban en múltiples luchas. Un monarca de tan manifiesta “devotio moderna” como Felipe II trata de llevar al espacio sagrado que encierra el arquetipo del monumento una concepción limpia de ceremonias aleatorias, que sin duda va a trasladar a las trazas que encarga a Juan Bautista de Toledo y después a las escuetas fábricas del gran epitafio en piedra que va a construir en El Escorial y que, como no podía acontecer de otro modo, ha de recoger la tensión dialéctica entre los tradicionales esquemas ideológicos de un teocentrismo medieval que se diluía ante los albores del antropocentrismo renacentista. La finalidad que encierra la propuesta de este “arquetipo arquitectónico”, su razón de ser, es la de construir por medio de la arquitectura un modelo operativo que permita asumir no sólo el valor simbólico de “hito conmemorativo”, sino la estructura ideológica eficaz para “la protección y defensa de los contenidos de la fe y de las formas de culto católico atacados por el protestantismo”. Sus rasgos esenciales, servir de Memorial de la religión católica en la paz y en la justicia. Sepultura-Panteón. Lugar de difusión de la fe. Centro de saberes y adiestramientos para el apostolado contra la herejía. Espacio de Oración, Palacio-Residencia, Morada del Poder y Prisión del Alma. Ciudadela de la Contrarreforma

Tan diversificado programa se organiza mediante un esquema o idea de ciudad, en la que sus valores simbólicos alejen toda incertidumbre de la finalidad trazada, servir de “Templo de la Victoria”. Esta ciudadela fortificada se proyecta en sus postulados más íntimos contra las innovaciones ideológicas y formales que postulaba la Reforma; imaginada en la propuesta del rey como una ciudad mental, ultraterrena, al mismo tiempo que se formaliza en las trazas de su arquitectura como un monumento colosal, expresión simbólica de un poder marcado por una personalidad de espíritu confuso, ilustrada en saberes y cruel en no pocas determinaciones políticas. Felipe II era consciente, como lo atestiguan los documentos escritos tan familiares en la comunicación del rey, de la importancia que la arquitectura cobra en ese itinerario funcional-simbólico. La arquitectura que esta ciudadela hace patente en su proyecto se manifiesta como una escenografía de la memoria que tuviera por misión recordar a los súbditos del imperio, tanto el ejercicio del poder como el derecho sagrado que vincula semejante oficio. Una compenetración elocuente de “Arte Regia”, que Felipe II nunca declinó durante las décadas que duraron las obras del conjunto escurialense. 73

Arquitectura para una crisis espiritual

El proyecto de El Escorial representa un ejemplo aislado de la arquitectura de la Contrarreforma, asume frente al protestantismo una formalización en ciertos apartados manierista, es un anticipo desde la ortodoxia católica de la “espacialidad desnuda”, reclamada por Lutero y un manifiesto arquitectónico para una época de crisis espiritual. La ascética compositiva con la que se ordenan sus fábricas, pretende hacer patente el “esencialismo” de la mística española, en franca oposición al sentimiento de impotencia, de angustia cósmica y vital, de conciencia de culpa de donde surge el protestantismo. Pese a los argumentos históricos que excluyen con razón el manierismo en el seno de la contrarreforma, la propuesta de El Escorial, surge en el centro de esta contrarreforma militante, donde confluyen motivaciones manieristas, contenidos arreligiosos y respuestas mecanicistas, todo ello unido a una personalidad contradictoria como la de Felipe II, hombre religioso y escéptico, apegado a la tierra y espectador angustiado del más allá. La personalidad del rey Felipe II aún permanece en nuestros días con un perfil difuso, como un enigma acariciado por un carácter inflexible, fanatismo ambiguo, refinado egoísmo e iluminado en algunos de sus actos por el resplandor de las hogueras del Santo Oficio. Temido en los confines de la Reforma como “el demonio del Mediodía”, divinizador de sus caprichos, nunca llegó a admitir el error de sus desviaciones y utilizó la sobriedad como escudo para enfocar los postulados religiosos hasta las fronteras del fanatismo. No es extraño que aparezca El Escorial como un logogrifo en piedra en medio de las luchas político religiosas del siglo XVI. Tal vez por eso la síntesis de sus arquitectos Toledo y Herrera, que como artífices señalados reproducen en El Escorial, sea la de una tipología de la arquitectura del poder, esencial en sus formas y racional en sus procesos. Los espacios se construyen bajo la trama de la comunicabilidad, materializándose con formas sencillas, funciones claras y contenidos comprensibles. Porque una arquitectura que pretende cristalizar en sus espacios las premisas de una contrareforma político-religiosa, debe huir de lo equívoco, oscuro o conceptuoso. Su mensaje no puede actuar por metáforas o sugerencias, sino por construcciones claras y concretas, pero una claridad y concreción tal como la concebía el Monarca, al margen de la norma y en contra, en no pocas ocasiones, de las determinaciones eclesiásticas. J.B. de Toledo y J. de Herrera trabajan para un mecenas que tiene que integrar los principios reformistas de la “devotio moderna”, las corrientes del “cristianismo puro” que afloran de Centroeuropa y la inflexible ortodoxia del catolicismo romano más vigente en el siglo XVI. 74

Recintos de ilusionismo y transfiguración de la arquitectura primando los valores simbólicos. (Foto: Manuel G. Tagés.)

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El opus arquitectónico convertido en imagen de representación, frente a toda ceremonia de la forma. (Foto: Manuel G. Tagés.)

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Conocidas son las objeciones formuladas por la autoridad de la Iglesia en materia de arte, amputando y delimitando toda fruición estética, aniquilando el “aura artística” y excluyendo todo sensualismo de la forma. Singulares fueron estos anatemas de la iglesia post-reformada, que darían origen al barroco más desconcertante; frente a esta actitud integrista de la Iglesia, Felipe II no adopta una hostilidad contra la forma artística, intenta conseguir por medio de la habilidad del proyecto que solicita de sus arquitectos una espacialidad purificadora, incorporando todos los medios que tiene a su alcance para lograr un “modelo arquitectónico”, donde confluya el impulso utópico interiorizado, las arquitecturas ilusorias, la obra del ingenio sublime, la audacia de la invención y la aplicación de unas técnicas constructivas innovadoras, en una época que aún latía el sentimiento según el cual la quimera era más valiosa que la realidad soportada. El Escorial refleja en los espacios de su arquitectura las secuencias de un paisaje psicológico, indescifrable en parte y tortuoso en algunas de sus secuencias compositivas, como fue el de Felipe II, atrapado en los espacios de su castillo interior e intentando recorrer por la memoria de su tiempo un principio de eternidad. Un mundo interior el del monarca que vivía angustiado entre dos tradiciones, la utópica y trascende pero también la de su acción y producción de testimonios materiales. Envuelto también en la penumbra de dos sensaciones que no llegó a sintonizar, el miedo que le proporcionaba su angustia metafísica y el ejercicio del poder en el que inscribía sus decisiones políticas. Dos ecos de un tiempo y un espacio que por medio de la materia y la luz cristalizaron en esta arquitectura insólita, no es de extrañar por tanto que el vínculo que Felipe II reclamara para las fábricas y trazas de El Escorial fuera de carácter emancipatorio sobre la naturaleza física del espacio arquitectónico, máxime en una época acosada aún por los reductos intolerantes de una sociedad frente aquellos movimientos incipientes que tratan de construir lugares de tolerancia en los espacios de tres religiones monoteístas, judíos, moros y cristianos. El Monasterio aspira a ordenar su opus arquitectónico frente a la naturaleza. Breve inventario sobre la geometría descrita en El Escorial

Del lugar Cuentan ilustres y anónimos caminantes, viajeros del siglo XIX por la Península Ibérica, que a unas siete leguas de Madrid existe un convento construido por el Rey Felipe II, y que tal construcción se levantó para cumplir un voto formulado por el Monarca al salir victorioso el día de San Lorenzo en la batalla de San Quintín. Su deseo: “Elevar en honor de este 77

santo el templo más grandioso de Europa. Se encuentra situado sobre un alto de la sierra y aparece en el horizonte como aplastado por la montaña del Guadarrama que rodea por todas partes a Madrid”1. Lugares solitarios de abrupta geografía de rica fertilidad y frescura, abundante en aguas, y donde poder obtener próximos los materiales para su construcción, piedra y madera. A ocho leguas de Madrid cerca de la Alberguilla y de El Escorial, frente a la Dehesa de la Herrería, un “jaral” espeso y enmarañado de agua “delgada y digestiva”, donde abundan las moradas del jabalí y las madrigueraa de lobos. El Monasterio se encaja en el paisaje como un desgarrado objeto monumental en la falda de un “monte tallado” (Escoralia), su presencia dominadora en el medio natural ha de poner en evidencia la escala tridimensional del “vacío” que alberga sus moradas, una plaza en forma de L delimitada por los edificios destinados a servicios del Monasterio y un jardín de elocuentes y precisas geometrías (lavanda, arragan, santolina, boj) que se prolonga en la fronda del monte bajo que rodea a la nueva ciudadela. En El Escorial lugar y tiempo apenas necesitan referencia, pues el modelo a construir tiene la posibilidad virtual de existir sobre su propio soporte imaginario. “Monte Tallado”, cubo que cristaliza en su pétrea geometría. Escoralia (imago mundi) de una arquitectura ritual digna de maravilla. “Mira aquel sitio inculto montuoso / al pie del alto puerto algo apartado, / que, aunque le ves desierto y pedregoso, / ha de venir en breve a ser poblado; / allí el Rey don Felipe victorioso, / habiendo al franco en San Quintín domado, / en testimonio de su buen deseo / levantará un católico trofeo. / Será un famoso templo incomparable, / de suntuosa fábrica y grandeza, / la máquina del cual hará notable / su religioso celo y gran riqueza: / será edificio eterno y memorable, / de inmensa majestad y gran belleza, / obra, al fin, de un tal rey tan gran cristiano, / de tan larga y poderosa mano”2. De su forma “Fue construido en forma de parrillas, lo que es difícil de ver al primer golpe de vista, porque el conjunto es tan vasto que no se puede examinar más que por parte. Esa forma le fue dada en memoria del instrumento que sirvió de martirio a san Lorenzo a quien el edificio está dedicado..., es la imagen de una gran ciudad, se encuentra allí el palacio de un soberano, varias iglesias, 1 Viaje a España, Duque de S. Simón. 2 Fragmento de La Araucana, de Alonso de Ercilla y Zúñiga.

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un número de frailes suficiente para poder poblar la parte del mundo que se quiera, un colegio, numerosas tiendas, bibliotecas, tiendas de todas las artes y oficios, un parque, jardines, hermosos paseos y riquezas infinitas”3. Tal vez en la mente del poderoso rey, fue la arquitectura su inclinación primera, quizás porque esta actividad, la de edificar, llama a la unidad, estudia la formación del espacio según las leyes de los sólidos, contrarresta los esfuerzos de sus pesos y los hace inmóviles apoyándose los unos en los otros, y permite configurar el mundo de los símbolos alrededor de una geografía de piedras. Además la arquitectura por medio de la geometría posibilita construir incluso los deseos arbitrarios, con la maestría del orden. Felipe II, como aquellos “moralistas legendarios”, se interroga también por las razones del método ¿qué pretendes de mí?, sabes bien que he comido del fruto del inconsciente. La idea de la arquitectura como sistema formal encierra más señales para hacer elocuente el poder, está ligada en la historia de las sociedades humanas a los tiempos en los que el hombre comienza a relacionarse entre sí por medio del lenguaje, cualesquiera que fueran los motivos que suscita el lenguaje. Inconsciente o premeditado este vínculo de palabra y forma, ha sido a través de la historia el mensaje perdurable de los que detentan o representan al poder. Las palabras y las formas, perduran a las sociedades que las crearon, y en algunas de estas sociedades la forma adquiere el valor del dogma. A esta idea de la arquitectura como sistema de formas que configuran el espacio asociado al poder, habría que añadir en el recinto escurialense el concepto de “morada”, en torno en sus orígenes, ligado al hábitat de los dioses. Fustel de Coullage nos invita a considerar cómo la religión después de haber tallado el alma humana; “abruma al hombre con la angustia de tener a los dioses en su contra y no le permite libertad alguna en sus actos”4. Esta acotación de Fustel, resulta apropiada para matizar el perfil de un monarca como Felipe II, y de una arquitectura que lo consagra, El Escorial. La falta de libertad que suscitan en él los vínculos religiosos, se compensa en el caso del rey Felipe II, con la protección que le confiere la Pax Deorum, como suscita la enigmática mirada que nos ofrece la contemplación del cuadro de Tiziano, Felipe II con armadura, en el Museo del Prado. Para el poderoso siempre es estable el orden del mundo, en el imaginario proyecto del rey, la superioridad del Dios que le protege levanta las murallas de este pétreo hipogeo. En este sentido, las formas de la arquitectura en El 3 Nuevo viaje en España 1772-1773, de Juan F. Peyron. 4 Cite Antigue - Fustel de Coullage.

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Escorial desde sus primeras trazas esbozan un díptico acotado entre el miedo y la convicción, en los límites de la interpretación del mundo visible e invisible, en una espacialidad que permita la coexistencia de esa dualidad mágico-religiosa y político-religiosa que caracteriza el universo personal del Monarca que lo edifica. Relaciones entre estructura y ornamentación La relación entre estructura y ornamentación en El Escorial se traspone a los postulados entre construcción y efecto espacial, la decoración en sus fábricas no es una adición superpuesta a la textura muraria. Aquí responde a una síntesis de la configuración espacial del conjunto, la propia edificación del opus arquitectónico convertida en imagen de representación ilusoria. Realidad constructiva e ilusión espacial integradas en las lógicas de la razón compositiva y edificatoria. La articulación volumétrica externa define por sus propias leyes edificatorias el vacío espacial interior, “diseño” y estructura, interior (espacio) y exterior (volumen) surgen conjuntamente atendiendo a configurarse como un modelo o máquina en tres dimensiones donde tienen cabida los recintos interiores y las correspondientes estructuras resistentes. La “fachada” pierde valor en sus detalles compositivos y su desarrollo arquitectónico se hace estándar transfiriendo el protagonismo de su composición reiterativa sólo al tratamiento y ritmo normalizado de sus macizos y vanos, en definitiva la pared plana que también formula la caja espacial del cuatrocientos, cuya autonomía en dos dimensiones era el soporte de toda proporción absoluta. Un poder tan manifiesto, como el de Felipe II, no podría excluir la arquitectura entre las artes de la celebración, técnica esta que permite poder manifestar y hacer elocuente a través de la forma del espacio los significados de la razón de sus sueños o esgrafiar la sinrazón de sus sentimientos. La arquitectura celebrativa, como es conocido, facilita por medio de la ilusión de su forma todo el acontecer espacial, en el caso de El Escorial es el proyecto de una arquitectura que aspira a imitar las fábricas del universo (imago mundi), a ofrecer imágenes como Bramante de valor universal. El Escorial se puede concebir en términos modernos como una abstracción minimalista reflejo del espíritu puritano del rey, que trata de dar respuesta a la espacialidad católica frente a la depuración iconográfica que postula la abstracción protestante, precisamente contra las escenografías de los retablos y las tracerías geométricas de los conversos artesanos del Islam. 80

Del sitio donde habitar Se trata para satisfacer los deseos del rey de levantar un recinto donde acoger y promulgar el espíritu más ortodoxo de la época en la España del siglo XVI. Espacio interior de defensa frente a las tensiones suscitas por los infieles turcos en el este y en el sur y por los reformadores del norte, aguerridos herejes, según narran las crónicas, que tratan de desmontar los convenios morales establecidos por el orden piadoso del poder católico y huir del fuego inquisidor con el que se suele iluminar la oscura época. Época piadosa, utilitaria y peligrosa sobre todo para dibujar y construir las trazas de una ciudadela, donde cada torre encierra un enigma y cada capitel una amenaza. Felipe II “vivió una época que se dejó seducir tanto por la visión de la razón y la potencia ilimitada del hombre como por el terror al demonio y al infierno y que impulsó la caza de brujas y las guerras de religión”5. El rey está singularmente solo, atraído por los sucesos sobre los que se interroga el alma y a los que ha de responder con terror o mitigar con esperanza, en un lugar donde el morar permita algo más que solventar la soledad del solitario o el abatimiento de un pesaroso. El Monasterio es el proyecto y obra más deseada, incierto confín entre la vida y el artificio, es el apoyo de sus exploraciones humanas, bastión de incunables de la certeza frente a los hechizos de la herejía, que intentara contrarrestar con todo el repertorio mundo de evocaciones que sus innumerables mensajeros le van transmitiendo. Monasterio-morada donde entablar los discursos de las metáforas diversas y contrastar con los libros que intercambian realidad por sueños. Diseños y trazas retomados del olvido que se traducen en fecundas formas de prismadas piedras. Monasterio-laberinto de lánguidos tránsitos, cerrados jardines que prestan su tierra a especies añorantes de color y afiladas “aulagas”. Soñador y añorante, gratificado por el violento ejercicio del poder, el rey se entretiene y combate la ficción con el engaño. Tentado y melancólico del regreso a la celda-habitación, proyecta este lugar próximo al gran templo, como morada donde adormecer el tormento. Dibuja la cúbica morada para poder interrogarse por su muerte presente. El Monasterio ha de ser también ciudad, ciudad de Dios, ciudad de muertos, proyectada para albergar la prisión del dolor. Si la ideología del abad de Suger estaba imbuida de las doctrinas de Plotino, y sus postulados para la espacialidad gótica eran los de hacer de lo material algo inmaterial mediante la introducción de la luz, el imaginario 5 Mía Rodríguez-Salgado, revista Libros, nº 13, enero 1998, pp. 7-13.

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Exaltación del espacio entendido como espectáculo, sin renunciar a los supuestos metafísicos de la arquitectura. (Foto: Antonio Fernández-Alba.)

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Presencia de lo que todo es ausencia. (Foto: Antonio Fernández-Alba.)

espacial del rey, reducía los ámbitos del Monasterio a un hipogeo tallado en las estribaciones del monte. De la escala La escala de lo monumental que albergan las fábricas de El Escorial responde al sentimiento “eufórico-trágico” del poder que asume la monarquía absoluta de los Austrias en la personalidad dual de Felipe II, en una época de desórdenes en los territorios del Imperio y de un desarrollo económico agobiado y que no permite aceptar muchas de las nuevas premisas que plantea el avance de la modernidad, no obstante, el final de las obras del conjunto escurialense, cerrará con grandiosidad el concepto de lo “sublime”, de maravilla en piedra, de monumento colosal. El edificio a construir sería inmóvil, celebrativo, preciso en su técnica constructiva, antiurbano, denodadamente simbólico, de escala grandiosa que permita transferir el opus edificatorio a leyenda, donde el espectador pierde toda referencia de la escala humana y la arquitectura se transforma en mito. Materiales, espacios, tránsitos y recintos se proyectan sin la necesidad de la presencia del contemplador, son espacios que funcionan aunque nadie esté presente. En este sentido, El Escorial se manifiesta como un sistema de “esculturas espaciales”, y donde todo el conjunto construido ha de responder a un testimonio, el 83

itinerario del hombre hacia Dios, una fruición mística de una arquitectura donde luz, materia y espacio se reducían a una serie limitada de elementos arquitectónicos alejados de la conquista de la luz y del espacio que consagra la ojiva gótica. Juan Herrera interpreta en la escala que aporta al edificio los deseos del rey de hacer patente la exaltación del espacio entendido como espectáculo, sin renunciar a los supuestos metafísicos de la arquitectura pero acentuando los principios fundamentalmente visuales. La escala por tanto se subordina a una arquitectura que pretende reflejar en piedra la dimensión clásica metabolizada por el catolicismo decadente, ante la depurada modernidad del protestantismo industrial. Frente al campamento bíblico de David la solidez de la Civitas Dei que enmarca la solidez monumental del Templo de Jerusalén. Recinto seguro, con la seguridad que nos anuncia Massimo Cacciari, “que ninguna herida y ninguna fatiga quedan olvidadas en esta roca absolutamente desnuda de imagen donde incluso arcos, columnas, nichos parecen tallados en ángulo recto por aristas despiadadas y donde ventanas, puertas y torres reproducen la inexorable retícula de la planta. La única salvación, concluye Cacciari: la inexorable roca. No es la superación del dolor sino su petrificación, su deleitarse en la matriz del granito”6. El Escorial se propone como arquetipo, como esencia a priori al mismo tiempo que como opus, fábrica construida del pensar humano. Felipe II, se puede avanzar la hipótesis, que en el conjunto escurialense se plantea como una “ciudad mental”, como un viaje a través de la “maravilla” y sin duda como un recorrido del hombre hacia Dios, entre las trazas de una arquitectura “funcional-simbólica”. El conjunto se traduce en monasterio para la reflexión sagrada, templo como señal de salvación frente a la herejía, mausoleo para el tránsito de las almas y espacio del poder donde manifestar el Arte Regia en sus postulados sociopolíticos, haciendo elocuente que el Escorial como las grandes construcciones son creaciones personales. Felipe II es consciente en el encargo que realiza a sus arquitectos que el opus regio han de ser unas fábricas conmemorativas que por su escala y dimensiones funcionales tiendan a transfigurarse en la imaginación popular en una “maravilla”, en un coloso de naturaleza mágica, según el sentir medieval.

6 Drama y Duelo, Massimo Cacciari, Ed. Tecnos.

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Acostumbrados a la arquitectura en piedra cuando llega a los valles románicos y comienza a tallarse en una relación de imágenes, retablos policromados, bóvedas toradas, espadañas de setenta campañas. Estas esterometrías pétreas de la poética escurialense se alían en conjunción benéfica para comprender la forma a través de la materia y experimentar en la estructura pétrea su razón de ser constructiva. El arte de la traza, en la que se funde su monumental escala, se dirige hacia una realidad construida bajo condiciones de irrealidad, leyenda o teoría. “La construcción de El Escorial es una historia en sí misma, ocupó al Rey la mayor parte de su largo reinado”7. Su rígida geometría refleja de manera inequívoca la apasionada búsqueda de lo absoluto por medio de un pensamiento de lógica constructiva y expresión clasicista. De la proporción Monasterio, palacio, iglesia, sepulcro y cárcel, es un modelo arquitectónico que postula reflejar en su polisemia espacial la concepción del mundo del monarca y en sus diferentes reductos, lugares donde acallar su agostada melancolía. Los ritmos de sus espacios hacen elocuentes las dimensiones políticas y religiosas del tiempo universal en el que vive el monarca. Su proyecto no era un modelo a construir superador de los códigos manieristas o reductor de los floridos ornamentos platerescos. El Monasterio es un lugar donde ha de residir la memoria, la interrogación, el miedo y la duda final. El espacio donde ha de habitar la memoria requiere de unas formas simbólicas para su evocación, de la materia con la que se construye en proporción y escala suficiente para eludir la distorsión de lo allí evocado. Los vacíos que horadan el espacio construido deberán estar acompañados de nítidas texturas de escasa ornamentación para que la duda que suscita toda interrogación no se convierta en terror, así el espacio físico concreto se configura como artificial, unos lugares éstos del Monasterio para ser contemplados antes que ser vividos. Palacio, las formas que acompañan estos espacios se formalizan como escenografías del espectáculo, teatro del mundo. El universo de su arquitectura debe exaltar la comarca y el lugar mediante perspectivas ilusorias, sus siluetas quedarán marcadas como imágenes de un espacio real que se habita y otro simbólico que recuerda el poder del monarca y que perfilarán los crepúsculos donde sólo ha de perdurar el recuerdo. Iglesia, aquí el espacio y la persona vienen estimulados por la evocación de los signos contemplados, de nuevo el granito para edificar las 7 Príncipes y Artistas, H. Trevor-Rope, Celeste Ed.

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No hay forma en arquitectura sin materia. (Foto: Manuel G. Tagés.)

murallas del alma y hacer legible los límites donde se insinúa la “ciudad celeste” y algo más el reducto por donde discurrir la conciencia y el sentido del tiempo. Sepulcro, aposento donde el monarca debe trasladarse con su sueño a la interrogación final de las cosas. Aquí el espacio no responde ni a la ebriedad del cubo palaciego ni a la rotundidad cosmogónica de la basílica, se transforma en hipogeo mediador en el que expresar los corolarios vacíos de la ficción del teatro del mundo. El Escorial como fábrica edificada y como modelo No consiste la arquitectura, señalará el P. Siguenza, “que sea de este orden o aquel, sino que sea un cuerpo bien proporcionado, que sus partes se ayuden y respondan, aunque no sea sino unas piedras cortadas en cantera, asentadas con arte, una encima o enfrente de otra, que vengan a hacer un todo de buenas medidas y partes que se correspondan”. 86

Abundantes son los encuadres historiográficos, que acotan su valoración arquitectónica y rango simbólico como una simple y decidida tipología renacentista, donde los esquemas de la ciudad ideal y la simbólica adquieren una autonomía mayor que la concepción utilitaria asignada a los monasterios medievales. Patente queda el equívoco de Pevsner asignándole un encuadre manierista y la nunca bien probada influencia del estilo italiano, o la simplificación radical de Hauser, no dudando en definir el Monasterio, “como un juego exhibicionista con el puritanismo y el ascetismo”. Más próxima la interpretación de Tafuri, revelando la incapacidad simbólica de su arquitectura, “incapaz de expresar el símbolo de las inhibiciones en un manierismo alucinante e introvertido”. Será un arquitecto español de tan acusada personalidad como Villanueva, el primero en darse cuenta de la orientación neoclásica que abre tan importante monumento. Villanueva, reseña Linazasoro “revaloriza El Escorial apartándose así del tardobarroco de los inicios para emprender la vía del nuevo clasicismo”. Resultan pues evidentes las dudas a las consideraciones de Baedeker, excluyendo los rasgos de belleza y de verdad por la ausencia de libertad que el edificio conlleva; o bien las consideraciones más radicales que conciben sus fábricas como “un diccionario de aptitudes psíquicas”. Incluso las ponderadas valoraciones de Kubler, destacando como primordiales las características constructivas que encierra el conjunto edificado. Estas consideraciones alejan la posibilidad de una interpretación sosegada en torno a este gran conjunto edificado que aparece evidente en toda la obra, y que permita valorar “la voluntad de forma”, como un rasgo del proceder de la arquitectura, que hace posible integrar en el proceso constructivo los contenidos psicológicos. Juicios y análisis más o menos estereotipados o bien valoraciones críticas de índole subjetiva, resultan coincidentes al relacionar las formas arquitectónicas del edificio con los estados psíquicos de su fundador. Resulta difícil de comprender El Escorial si no se identifica con los contenidos de la psicología individual; la abstracción alegórica que se hace patente a través de las formas de su arquitectura, es el resultado de una síntesis entre las determinaciones subjetivas del Monarca y las opciones técnicas que subyacen en la tradición espacial colectiva. El modelo de El Escorial surge desde una concepción del proyecto de la arquitectura como imagen mental, sus trazas parecen dictadas por el sentir de Villalpando cuando advierte, incorporando en su libro la cita platónica: “...dos cosas son hechas por la arquitectura, a saber, el edificio y la arquitectura. Aquello, en verdad, es un trabajo, ésta en cambio, una doctrina”. 87

El templo, como escenario mayor. (Foto: Manuel G. Tagés.)

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Del mito y ceremonial cortesano. (Foto: Manuel G. Tagés.)

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El modelo que reproducen las fábricas del Monasterio trata de integrar en su diseño la revelación sagrada, imaginario plástico del templo de Salomón, modelo previo en la mente de Villalpando, con los ideales del humanismo. La planta del Monasterio tiende a configurarse como el plano de una máquina girando alrededor de la personalidad del Rey. Refleja con nitidez sus aspectos simbólicos, geométricos, constructivos y la jerarquía de funciones. También se hace elocuente como representación de la tradición, el tratado o la utopía. La planta de El Escorial se manifiesta como un sedimento arqueológico de varias lecturas, ideológicas, técnicas y compositivas. Sus arquitectos vienen a transformarse en técnicos de la ejecución de obras en el plano formal con algunas posibilidades de licencias constructivas. El modelo final debe ser el de una planta síntesis entre el campamento y el templo, debe conciliar las manifestaciones de la revelación divina con los principios del humanismo, son las exigencias de la contrarreforma. En lo que se refiere a su formalización espacial de manera muy señalada debe integrar el principio numérico como fundamento del diseño, teoría, como se sabe, pitagórico-platónica de los números introducida por Ficino, junto a la teoría renacentista de las proporciones, aritmética y geometría, número y traza como principio ordenador del proyecto. Conocida es por la historiografía comparada de la época, la orientación que se impone a la cultura española con la llegada al trono de Felipe II y el desarrollo al que somete su introvertida personalidad; neurosis rigorista, obsesiva religiosidad y consumada voluntad de dominio. El Escorial iniciado en 1563 sobre las trazas de Juan Bautista de Toledo, integra, como ya se ha señalado, una secuencia de funciones heterogéneas en la escueta cuadrícula de rígidos recursos compositivos. Juan Bautista de Toledo, observador distanciado que no llegó a una sintonía completa con el Rey, señalan algunos críticos, trabaja como un técnico subalterno junto a Paccioto, a Castello Bergamosco bajo las directrices reales. Juan de Herrera se incorpora a las obras en 1567, cuatro años después de Toledo. Personalidad sin duda más próxima a los intereses de Felipe II, arquitecto atraído por el simbolismo mágico y cabalístico, matemático y científico, transforma la propuesta de Toledo en un modelo de simbolismo purista, por lo que respecta a su expresionismo arquitectónico, pero entendiendo que el conjunto a edificar es un microcosmos de armonía en su significado conceptual donde afirmar la ortodoxia de la fe y contrarrestar la actitud iconoclasta del protestantismo. La idea de la lonja abierta, escueta en sus trazados, sin pórticos, sin arcos triunfales, como pedestal ceremonial se aleja, sin duda, del deseo humanístico de recuperar las tipologías del foro romano o los esquemas urbanos de 90

Sabiduría petrea de simetría inequívoca. (Foto: Antonio Fernández-Alba.)

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la plaza medieval que ordena de forma tan precisa las relaciones del poder; autoridad, justicia del príncipe y poder de la iglesia. En El Escorial el esquema perspectivo de estos espacios exteriores se presenta ante el espectador como un recinto de ilusionismo y transfiguración de la arquitectura, en una imagen mítica donde se administra el poder absoluto del rey, sus ejercicios de justicia y sus relaciones con la iglesia. Nada de estas prerrogativas y correlaciones se harán elocuentes en el tejido geométrico de sus anónimas fachadas; su discreto y uniforme cromatismo hace patente la sobriedad del ilusionismo perspectivo que manifiesta el “muro”, un recinto amurallado de elementos constructivos sólo alterados por los bajorrelieves de los vacíos de su fenestración. Una traza compositiva empeñada en el rechazo de todo acento decorativo (apilastrado o columnata renacentista) y un diseño empeñado en ordenar una metodología edificatoria rigurosa al máximo y tratando de hacer patente la necesidad de una norma, método que controle la libertad creadora o los impulsos subjetivos hacia la irracionalidad edificatoria. Los artífices de El Escorial tienen claro aquella máxima vitrubiana que la ciencia de la arquitectura nace de fábrica y de razón y es representada, según Serlio, por el muy “secreto arte de la geometría”. El diseño final como mediador entre la idea y la materia. Escoralia

El Escorial es el lugar desde el que pensar, son los recintos desde los que mirar para poder interpretar la época. También como en Venecia, cabe preguntarse con Eugenio D’Ors, “Escorial, ¿cómo defenderse de ti?”. Defenderse contra una fortaleza que los grises del granito han hecho desaparecer la luz. El color ha comido la luz, el color ha hecho desaparecer la luz, la destrucción de la luz es el mal. España debe defenderse del “mal divino” que avanza con los vientos de la reforma, frente, la fortaleza y la firmeza invisible que se respira “en el aire de la almena”. Revisar los arcaicos enunciados en las memorias con la nueva palabra del sentir místico, una mística beligerante y fundadora, “para venir del todo al todo has de negarte del todo en todo”. El Rey no desconoce aquel aserto que no sólo el saber de la técnica levanta las fábricas. No es la forma sola lo que edifica sino la imagen del pensamiento. La proeza de El Escorial ha sido la de definir un espacio donde fundar, sólido y sustancia, una tecne de manifiesta coherencia. En los reductos del Monasterio todas las grandes tradiciones deben ser acogidas y estar presentes en la biblioteca. Toda la 92

Artefacto para el conjuro de la angustia cósmica. (Foto: Antonio Fernández-Alba.)

polivalencia de funciones útiles unidas, todos encerrados en la “gran piedra”, en esta unidad son inatacables de toda reforma. Por eso, El Escorial fuera de su color no se comprende, no es el blanco de España que neutraliza volúmenes y formas, es la desmaterialización y laceración del cuerpo en el San Jerónimo, el cuadro más dramático del último Tiziano. El Escorial vive de grises, color de una España que no puede alcanzar la luz. Un lugar donde el silencio y la soledad suscitan elevar las trazas de una arquitectura enigmática, arropada por la bondad artística, que permita a su hacedor salvarse del enredo del sueño. Dueño por su apego a la tierra y espectador angustiado del más allá. Muros de silenciosa armonía, grises enhebrados en la impotencia de la culpa. Espacios para una ascética del espíritu. Artefacto para el conjuro de la angustia cósmica. Castillo interior, itinerario de depurada arqueología del alma y sabiduría pétrea de simetría inequívoca. “Había nacido este gran Monarca el 21 de mayo de 1527; comenzó a reinar por renuncia de su padre el Emperador en 1556; principió á edificar el nunca bastante ponderado Monasterio de San Lorenzo en 1563; logró ver 93

poner la última piedra el 13 de septiembre de 1584, y en el mismo día, catorce años después, y á los setenta y un años, tres meses y veintidós días de su edad, murió después de una enfermedad tan larga, tan terrible y llena de padecimientos, que puede servir de ejemplo poderosísimo para probar aún cuán poco vale el mundo entero para aliviar la suerte del hombre de la enfermedad y en el sepulcro”8.

8 Historia del Real Monasterio, José Quevedo, Madrid 1854.

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EL ESCORIAL Metáfora en piedra

He aquí algunas referencias gráficas que reproducen difusas permutaciones imaginarias, aleatorias desde su concreción, propuestas desde las imágenes que las palabras prestan, ni siquiera aproximadas a su posible construcción. Persuadidas que no abrigan semejante destino, y atendiendo a las visiones que tal monumento sugiere, se manifiestan como relaciones sincopadas de la palabra-forma que facilita el juego de la ficción.

Sombra de poder.

(Archivo C. de elementos ETSAM.)

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Arquitectura en el ocaso del drama. (Dibujo de Marta Alonso de Lucas.)

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Pedestal de profetas cautivos.

(Dibujo de Antonio Fernández Prada.)

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Fábula de conflictos.

(Archivo C. de Elementos ETSAM.)

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Forma sin tiempo, teatro y maravilla del mundo. (Dibujos de Antonio Fernández-Alba.)

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Memorial metafísico.

(Dibujo de Antonio Fernández-Alba.)

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Escenario utópico de los sueños del Príncipe. (Dibujo de Antonio Fernández-Alba.)

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Astrágalo del bosque profano.

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(Dibujo de Antonio Fernández-Alba.)

Basamento contra todo arbitrio o confusión. (Dibujo de Antonio Fernández-Alba.)

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Recinto de silencios en las aristas de la figura cúbica. (Dibujo de J. Carlos González-Ulecia.)

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Glosario sin ornamento.

(Archivo C. de Elementos ETSAM.)

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Silencioso monte tallado en el enigma del espacio. (Dibujo de Eunate Buzunariz.)

108

Morada para el tránsito.

(Dibujo de Roberto Delpón Mosquera.)

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Quimera del reino.

(Dibujo de Artaco Lladó.)

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Retablo de las mil desdichas. (Dibujo de Artaco Lladó.)

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Jerusalén edificada.

(Archivo C. de Elementos ETSAM.)

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Frontispicio de aquelarres.

(Archivo C. de Elementos ETSAM.)

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Babel abatida.

(Dibujo de Ángel Bautista Loperosa.)

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Civitas Dei.

(Dibujo de Antonio Fernández Prada.)

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Hipogeo del orden.

(Archivo C. de Elementos ETSAM.)

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Escoralia de cubos y esferas.

(Archivo C. de Elementos ETSAM.)

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COLOFÓN

El libro El Escorial. Metáfora en piedra, se acabó de editar el día 19 de mayo del año 2004, cuatrocientos treinta y siete años después de la muerte del primer arquitecto de sus fábricas iniciales, Juan Bautista de Toledo (19 de mayo de 1597), a quién sucedería para terminar su construcción, el arquitecto Juan de Herrera. Dedicado a la memoria, ingenio, trazas y obras de tan singulares constructores.