El sentido humano de la Historia. Una aportación para la revaloración del patrimonio

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Table of contents :
Agradecimientos
Prólogo
Introducción
Antecedentes
Proceso histórico generador de patrimonio
Reflexiones
Perspectiva de género
Proceso de gentrificación
Otros procesos de regeneración urbana
Algunos ejemplos en el caso de nuestro país
Zacatecas
Regina
Origen del deterioro de zonas, motivo de gentrificación
Relevancia de los procesos de gentrificación
Términos para un nuevo lenguaje
Conclusiones
Bibliografía

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El sentido humano de la historia. Una aportación para la revaloración del patrimonio se terminó de editar en la Coordinación Editorial de la Facultad de Arquitectura en el mes de agosto de 2016. Publicación electrónica, ePub con distribución por internet Diseño de portada: Regina Rivas Coss Diseño de maquetación electrónica: Amaranta Aguilar Escalona Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Arquitectura Primera edición: 8 de agosto de 2016 D.R. © 2015 Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria Delegación Coyoacán, C.P. 04510 México, Distrito Federal ISBN: pendiente

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Hecho en México Made in Mexico

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Los más importantes instrumentos producidos por los seres humanos para humanizarnos son y han sido desde sus orígenes la Ciudad y el lenguaje Germán Ortega,2 2009

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Agradecimientos Este texto surge como respuesta a varias iniciativas: la primera de la doctora Ana Lucía González, ya que gracias a nuestros encuentros en la elaboración de su doctorado y en respuesta a una invitación suya asistí como ponente (con ese carácter que se le ha dado al llamarle ‘magistral’) con el tema “El sentido humano de la historia en la ciudad a través de la evolución de las sociedades que han conformado” a una presentación en el XI Seminario-Taller Internacional de la red mexicana de ciudades hacia la sustentabilidad llevado a cabo en la ciudad de Guadalajara. Para Ana Lucía, mi primer agradecimiento. Una síntesis de este trabajo fue publicada posteriormente en el libro memorias del XI Seminario-Taller Internacional de la red mexicana de ciudades hacia la sustentabilidad, lo que provocó que recibiera una invitación por parte de una editorial de prestigio internacional, para profundizar en el tema y después poder publicarse. A raíz de esto, aún pese a los problemas de salud, me propuse terminarlo. Esto fue posible gracias al apoyo de Patricio Ruiz, pasante destacado de la licenciatura en arquitectura, que como parte de su servicio social colaboró con el desarrollo del tema y ayudó a complementar algunas ideas que en una sola ponencia no habría sido posible exponer. Para él mi agradecimiento sincero, por su cariño e interés en ayudarme no sólo en la elaboración y lectura de los textos que mi estado de salud me

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impedía sino en el enriquecimiento de los textos y las imágenes que complementan el documento en cuestión. Afortunadamente, la nueva dirección de la Facultad de Arquitectura vio con buenos ojos que este texto se publicara con su apoyo para poder llevar a cabo el envío del texto a la editorial que lo solicitó hace dos años. Su interés permitió la corrección de estilo gracias a las instrucciones del arquitecto Marcos Mazari, nuevo director de la Facultad de Arquitectura (2012-16). Esta tarea se llevó a cabo en las oficinas de la Coordinación Editorial, enzabezado por el Arq. Salvador Lizárraga. Para ellos mi agradecimiento. Tendría que mencionar aquí a muchas personas que de manera directa o indirecta participan siempre en el proceso de formación de ideas y de construcción de proyectos. Entre ellos están el arquitecto Edmundo Miranda, profesor de las licenciaturas de arquitectura y urbanismo y ex alumno distinguido, y a la señora Guadalupe Hernández, quien siempre ha estado cerca de mí, asistiéndome en el apoyo secretarial, dándole seguimiento a mis proyectos. Para Lupita, mi cariño de siempre. Además de los ya mencionados siempre habrá colaboradores que se nos escape mencionar puntualmente, para ellos una disculpa sincera. Por último, desde el fondo de mi corazón, un agradecimiento especial a mi compañero de vida, Carlos Ortega, por su compañía, cariño y su paciencia siempre

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estimulantes para seguir plasmando mis inquietudes a pesar de mis deficiencias visuales. Prólogo La elaboración de una ciudad humanizadora3 y generadora de cultura, requiere de nuestra capacidad para recibir y valorar el patrimonio de las culturas urbanas precedentes, las cuales habremos de conservar y fomentar para heredarlas a las futuras generaciones. Según la UNESCO, el patrimonio cultural es el resultado de “las creaciones humanas, materiales e inmateriales […], que deben ser identificadas, defendidas y preservadas y por su valor propio consideradas para la permanencia de la identidad y cultura de un pueblo.” Entre los bienes materiales considerados como patrimonio están los sitios, espacios comunes y monumentos, que a su vez contienen mucho de lo inmaterial (culturas y tradiciones) que debemos conservar, rescatar y desarrollar. Estos bienes son el archivo urbano de la historia social. Cada grupo va conformando su hábitat y con ello su historia. El patrimonio histórico intangible es además “el crisol de nuestra diversidad cultural y su conservación es garantía de creatividad permanente”.4 Lo cultural abarca las tradiciones, costumbres, fiestas, lenguaje, etc. Al vivir en un mundo materialista, nos resulta difícil tomar en cuenta el patrimonio intangible. La falta de conciencia acerca de éste dificulta la tarea de considerarlo y protegerlo como parte de nuestro legado. Contamos también con patrimonio resguardado dentro de

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museos, debido a que el contexto para el que fue creado se ha perdido. Existe inclusive patrimonio, que hace ciudad y cultura al mismo tiempo, que no ha sido declarado como tal por la UNESCO. Éste consiste en aquello que los mismos pobladores han considerado digno de ser preservado. Para los fines del presente trabajo consideraremos también como patrimonio aquellos bienes susceptibles de estimación cultural, afectiva o inclusive económica, se encuentren o no reconocidos por la UNESCO; pero sí merecedores de ser conservados como patrimonio y heredarlo a nuestros descendientes, situación que nos obliga a rescatarlo, conservarlo y continuar generándolo.

Ilustración 1: Distintos tipos de patrimonio

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Si los seres humanos nos definimos además de homo sapiens sapiens como homo faber, somos tanto ‘sabios’ o ‘conocedores’, como ‘hacedores’ o ‘generadores’ de patrimonio (en nuestro caso, principalmente urbano). La ciudad, como manifestación suprema de las obras del hombre, ha sido construida, destruida y reconstruida a lo largo de la historia. En los últimos tres siglos, dada una aceleración en el incremento demográfico, se empezó a padecer en las ciudades el desconocimiento y la falta de cariño de sus habitantes hacia ellas. Éstas se deformaron de manera desconsiderada, tanto social como ambientalmente hablando y no fue hasta 1933 con la Carta de Atenas, cuando de manera incipiente se menciona la idea de preservar el patrimonio, y hasta 1964 en la Carta de Venecia, se habla ex profeso de preservar el patrimonio histórico. Nuestro propósito es despertar en los interesados en el tema la voluntad de generar espacios de discusión y diálogo para repensar y especular sobre nuestra tarea como generadores, hacedores y preservadores de la ciudad (la del siglo XXI), habiendo aprendido de nuestra herencia y de los tinos y desatinos de los anteriores pobladores y constructores de la misma. Se invita, entonces, a profundizar en la reflexión sobre el sentido humano de la historia de las ciudades, con el propósito de comprenderlas para readecuarlas mejor; queriéndolas, embelleciéndolas y responsabilizándonos más de esta apasionante labor. De ahí que intentaré hacer una 9

reseña del tema que nos ocupa, para plantear algunas hipótesis que nos lleven a pensar en posibles alternativas de cambio, a partir de los propósitos mencionados. Introducción Se pretende subrayar la importancia de hacer un breve recuento de la historia de nuestras ciudades, con renovados enfoques desde el punto de vista del patrimonio cultural construido. Unos que no necesariamente analicen los complejos urbanos y pautas5 de asentamiento tangibles, sino principalmente las intangibles, que son las que en muchos casos nos demuestran que hemos perdido el rumbo y la noción de lo que como sociedad nos acontece. Lo anterior, en esta época de necesaria revisión de nuestro pasado y de atención a nuestro presente, en nuestra actual situación por demás crítica. Se invita al lector a reflexionar en torno a la razón de ser de las ciudades y del decaimiento de su contribución positiva a la condición humana en general. Esta característica se ha agudizado, en particular en sus espacios públicos, arquitectónicos y abiertos que ahora son para la mayoría de los pobladores del siglo XXI el hábitat mas deshumanizado. De igual manera tendremos que especular aquí brevemente sobre el porqué de la pérdida de la capacidad de mantener para nosotros y las generaciones futuras un patrimonio cultural tangible, intangible y sustentable digno de ser considerado como tal.

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La ciudad ha sido siempre una manifestación humana y es reflejo de una sociedad en un tiempo y espacio dados, con antecedentes históricos que la determinan y la conforman. Hoy las ciudades están en crisis, como lo está la sociedad que la ha ido construyendo principalmente en los últimos 60 años. Estos son algunos motivos fundamentales que nos obligan más que a estar planteando nuevos instrumentos al final de una época, la cual exige atendérsele de raíz y no sólo con instancias y paliativos infructuosos, a tratar de comprender mejor los orígenes y las causas de éste fenómeno y colaborar en su transformación, como profesionales del urbanismo, con una visión transdisciplinaria. En el desarrollo de este texto se exponen primero algunos de los antecedentes que nos llevaron a la situación actual; en seguida se da una muestra de los intentos por mejorarla en los últimos cincuenta años, al agudizarse los problemas urbanos, con propuestas que han sido planteadas por los estudiosos, investigadores y académicos, y en algunos casos llevados a cabo por constructores de los espacios urbanos que no los consideran sólo respuestas para la satisfacción de los pobladores sino para beneficio del propio patrimonio. Por último, y apoyado en todo lo anterior, se comparten algunas reflexiones en relación no solo a los planteamientos arriba descritos, sino también a algunas propuestas que han emanado de los mismos, y otras que nos lleven a especular sobre el diálogo necesario para hacerlo posible; triálogo, cuando se da entre los profesionales, los pobladores y los 11

otros tomadores de decisiones. Con relación al establecimiento de los lenguajes, se diferencian aquellos de uso común de otros que se van creando y cambiando para entendernos mejor, y plantear tesis y teorías con base en reflexiones y conclusiones emanadas de las anteriores. Esto último tiene como objetivo orientar propuestas apoyadas en las experiencias aplicadas en nuestro ejercicio profesional a lo largo del último medio siglo, en el que pareciera que muchos sólo se lamentan de nuestros fracasos y se preocupan del porqué se pierde nuestro patrimonio, sin haber rescatado los aciertos, ni interesarse por oír de ellos, para resaltarlos y rescatarlos. Antecedentes La mayor parte de los teóricos del urbanismo aun se apoyan en enfoques materialistas y racionalistas (economicistas, capitalistas, marxistas, socialistas, etc.), a la vez que se quejan de las ineficiencias de los otros colegas, pobladores o administradores de la ciudad; se le da así mayor énfasis al análisis de los síntomas y malestares de la ciudad, profundizando poco en las causas que los están generando. Peor aún, casi nunca se tratan los temas relacionados con los orígenes de los males, muchos de ellos ocasionados por habernos olvidado del alma de la ciudad, de sus habitantes o de la ciudad misma; de su espíritu y sus emociones; o de las tradiciones y el patrimonio tangible e intangible de la población urbana. Antes, las ciudades cantaban o al menos

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nos hablaban. Ahora, la mayoría de ellas, sobre todo las que alcanzan dimensiones metropolitanas, han perdido el alma o la voz, son mudas o en algunos casos gritan. Los pobladores en la actualidad poco se preocupan por construir espacios para ser felices; se edifica para cubrir necesidades básicas de alimentación y techo, y en muy pocos casos de salud y sustento. Existen otros profesionales, aunque pocos, que empezaron a preocuparse por estudiar y preservar las obras del hombre y aprender de ellas. No sólo de épocas pretéritas sino del arte de hacer cultura. Es a ellos a quienes buscamos para construir un diálogo. Pensar en alguna solución a los problemas urbanos sin tomar en cuenta las constantes de competencia, explotación, y expansión, y las variables como cultura, densidad demográfica, movimientos migratorios, etc., sin entenderlos, significaría perder el tiempo o agudizar otros problemas. Sería como aplicar un medicamento que cura un mal sin importar que cause otro. Debemos buscar la razón de los logros y aciertos con hechos concretos de los autores urbanos; considerar entre ellos a los profesionales, las autoridades, los investigadores y académicos y los grupos organizados de la sociedad civil que han ido construyéndolos. Más aún necesitamos colaborar con quienes los sienten suyos y se sienten autores o protectores de estos logros y aciertos, dejando en segundo término a quienes en muchos casos han sido impuestos por las autoridades o por otros, pues cuando los bienes les son ajenos, los sienten extraños y no los 13

aprecian. No los cuidan ni protegen en la medida en que el turismo, la especulación y normatividad contemporánea los permite: por encima de cualquier ética, norma, o moral. Resulta difícil en muchos casos que los espacios para vivir sean conservados por sus mismos habitantes, ya que en la actualidad la mayoría de ellos constituyen únicamente parte del trayecto de la casa al trabajo, o viceversa; pierden así su cualidad habitable y de disfrute para todos. Las variables ligadas con los sentimientos, las tradiciones y la herencia cultural casi nunca están contempladas ni para asignárseles presupuestos ni para protegerlas, esto a razón de nuestra cultura depredadora, racionalista, materialista y que tiende a cuantificar y cosificar, dificultando la valoración y preservación de los mismos. No se han inventado aún las herramientas que se requieren para asignar presupuestos que atiendan las preocupaciones y el amor por las obras hechas con cariño por los mismos pobladores, ya que no es posible volver objetivo lo subjetivo. No nos ocupamos por atender tales preocupaciones salvo cuando surgen situaciones políticas delicadas que necesitan de otros medios para ser atendidas antes de que se agraven. De aquí surge el imperativo por preguntarnos: ¿por qué hemos llegado a esta situación y no atendemos estos aspectos que podrían llevarnos más pronto a la humanización y regeneración de las áreas urbanas? Hemos olvidado la sustentabilidad inherente a los cinco

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modelos tradicionales primigenios. Hasta nos extrañamos porque esta característica, que en gran medida está inmersa en la mayor parte de nuestro patrimonio cultural, en las últimas décadas no se presenta, y entonces intentamos rescatarla sin conocer la razón de su ausencia. Proceso histórico generador de patrimonio Buscamos aquí resaltar la importancia del patrimonio histórico, entendido puramente como tal, así como a partir de su valoración crear conciencia de su importancia como el archivo vivo de la historia. A través de él podemos ver no sólo las obras del hombre y su trascendencia, sino el cuidado mayor o menor que a lo largo de las diferentes épocas hemos tenido por nuestra historia. Haciendo un recuento de los vestigios, testigos de culturas y civilizaciones anteriores que ahora podemos considerar patrimonio nuestro, empecemos por recordar los restos de las primeras manifestaciones del hombre: en los inicios del paleolítico el surgimiento de los santuarios religiosos; otras manifestaciones culturales de los primeros años del neolítico, de los cuales han llegado hasta nuestros días testimonios como los dólmenes y menhires en Europa; y otras construcciones como las de Malta o los templos en las paleociudades del neolítico anteriores a la aparición de la escritura, entre ellas las de Europa oriental y Anatolia. Con respecto al patrimonio histórico sucede lo mismo en la prehistoria6 que en la época histórica; podemos considerar

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también, dentro de estos primeros vestigios, los que quedan de las cinco grandes civilizaciones.7 En Mesopotamia, el zigurat8 de la diosa Nannar (luna), en Ur, coincide con el inicio de la llamada historia, a partir del año 3500 a.C., con la elaboración de las primeras tablillas con escritura cuneiforme, elaboradas en el templo bajo la vigilancia de la sacerdotisa de ese lugar. Los vestigios de muchas, por no decir de todas las civilizaciones madres, han sido considerados patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO, y respetados salvo por los estragos naturales, guerras, invasiones y saqueos. De ahí que, como mencionamos al principio, haya sido difícil conservar in situ muchos de ellos y sólo en casos muy afortunados hemos podido restaurarlos. Otros ya no están en el contexto para el cual fueron concebidos, sino que han sido movidos por sus descubridores o conquistadores, ambos principalmente de carácter imperialista, para trasladarlos a sus respectivos países, bien como trofeo de guerra o bajo el pretexto de preservarlos y exponerlos en los primeros museos que con ese fin se crearon.9 Ya hemos mencionado el patrimonio que nos heredaron las primeras civilizaciones de la edad Antigua. Es importante tomar en consideración otras culturas con el mismo valor histórico que la occidental —a la cual más bien deberíamos llamarle cultura europea–: Mesopotamia, Persia y Egipto también influyeron en nuestra cultura. Más tarde los conquistadores encontraron en América un patrimonio del 16

cual indudablemente somos herederos, y que subsiste hasta hoy: la cultura mesoamericana y la Chavín. Este repaso toma en cuenta únicamente a las culturas correspondientes a occidente, que son, sin lugar a dudas, las que principalmente han influido en la cultura de nuestra nación. Aun cuando no se mencionan, vale evocar las manifestaciones culturales de la India, China, y Japón. Sólo hasta principios del siglo XIX pareció relevante la conservación de los bienes legados por las culturas anteriormente mencionadas, con quienes continuaremos nuestro breve recorrido de patrimonio heredado. Tal como la cultura griega antigua, que comprende el periodo que abarca desde su Edad Oscura (Ca. 1200 a.C.) con la supuesta invasión Dórica hasta la conquista romana de Grecia tras la Batalla de Corinto (146 a.C.). Ahora bien, dado que sólo hasta épocas recientes empezaron a conservarse los testimonios y vestigios de las primeras grandes épocas culturales registradas con pretextos más racionales que hasta la fecha son vigentes10 Estos han pasado a formar parte del patrimonio cultural de la humanidad como objetos aislados en museos. Es así que, para el discurso científico, el periodo de la Grecia clásica (siglos V y VI a.C.) se reduce al momento, en palabras de Ruy Pérez Tamayo, “en el que se abandonaron las explicaciones sobrenaturales y mitológicas para los fenómenos naturales y se intentó comprenderlos de forma racional”. Este fenómeno no ha sido exclusivo de las culturas griega y romana, sino que se ha generalizado a todas las civilizaciones; las cuales, 17

empero, una tras otra, han hecho cultura mediante ciudades y legado testimonios patrimoniales que han llegado hasta nosotros. En el caso de la observación como estudio estructurado, el Dr. Ruy Pérez Tamayo mencionó que “a finales de la Edad Media y principios del Renacimiento, […] se renunció a la autoridad de los clásicos y de la Iglesia y se adoptaron la observación empírica y la experimentación para explorar a la naturaleza”. Estos dos factores combinados, a partir de los siglos XVI y XVII, inauguraron la Revolución Científica en el mundo occidental. Lo anterior trajo, sin lugar a dudas, grandes avances tecnológicos sin la intervención eclesiástica, pero el costo de hacerlo fue el abandono de nuestro pensamiento mágico y de las obras creadas a partir de las concepciones religiosas, mitológicas, etc., junto con la valoración de las emociones, lo que obligó a los hombres, a partir de este momento, a separar y valorar mayormente las cosas tangibles sobre las intangibles, ocupándonos menos por estas últimas. Valdría ejemplificar las manifestaciones culturales de este fenómeno al estudiar las características de los complejos urbanos que en estos periodos se formaron.11 Al separar el pensamiento racional del emocional, desvinculando ambos mundos, la humanidad inevitablemente sembró una imperiosa esquizofrenia. Esto provocó principalmente que los científicos, quienes antes del s. XVII vivían integrados emocional, racional, científica y religiosamente,12 comenzaran a deshumanizar su quehacer: se 18

alejaron de preocupaciones éticas y estéticas, del espíritu y de la naturaleza, fenómeno que se acrecentó con la Revolución Industrial, y obligó a la humanidad a habitar solamente en el frío mundo racional, el de lo tangible, lo medible, y lo material. En el olvido quedaron los espacios de meditación y adoración, de esperanza, de aceptar e involucrarse con cosas más grandes que el ser. De experiencias fantásticas y mágicas. Sacrificamos nuestras características religiosas, espirituales, extraterrenales, con ojos solamente para el progreso tecnológico, científico, e industrial. Confundir e intentar deshacer la necesaria simbiosis de lo racional con lo espiritual llevó a la humanidad a la esquizofrenia; fue precisamente en este momento que –como dicen muchos filósofos contemporáneos, entre ellos Noam Chomsky, analista político y maestro de semiótica– nuestra civilización comenzó a suicidarse, con lo que necesariamente terminará por desaparecer tal como por sus propias contradicciones lo hicieron las civilizaciones a partir de la griega. Tenemos entonces que profundizar en la comprensión de esta crisis y buscar caminos alternativos para rescatar a un mundo finito que si sigue con este ritmo estará destinado a agotarse; que sólo produce y consume de forma infinita sin percatarse. Entonces tendremos que aceptar que se acerca a la extinción de sus recursos como para hacer algo a partir de esta realidad. Una civilización basada solamente en la razón (del latín ratio, medida, proporción), en las máquinas y en el materialismo, no puede ya avanzar ni hacer nada para evitar 19

una crisis mayor. Comienzan incluso las potencias occidentales a mostrar signos de debilidad en sus lazos, mientras nosotros, los tan llamados países en desarrollo pretendemos construir nuestro futuro basado en sus principios. Necesitamos también reflexionar en torno a esto y enfocar nuestras miras a objetivos superiores y comunes, sumando y no restando con una perspectiva que nos permita cambiar nuestra manera de actuar. Nuestro modo de vida actual está basado en la competencia, cuyos ejemplos más explícitos son las guerras, tanto territoriales, como corporativas; incluso las de patentes, que no son sólo de inventos y artefactos, sino hasta de la vida misma: de semillas y secuencias genéticas.13 Nuestro mundo de consumo sólo se puede sustentar en la explotación sin medida ni sentido de los ‘recursos’. Esa palabra implica desde un mineral hasta ecosistemas enteros, a costa de la vida de muchos seres vivos, incluyendo a los humanos. Esta explotación a ritmo vertiginoso sólo convierte en más pobres a los pobres, cuyo número va en aumento, y en más ricos a los ricos, quienes lo son cada vez más pero menos en número. Asimismo, mientras algunos se dan el lujo de renunciar a su poder de acción, el poder de decisión política recae en muy pocos, quienes desafortunadamente muchas veces carecen de perspectiva y consciencia de las implicaciones de sus decisiones, del costo de mantenerse en un lugar tan exageradamente privilegiado, y del estado real del mundo en el que habitan, así como de nuestro destino, el de sus 20

cohabitantes. Reflexiones Hemos tratado de describir el modo de existencia y quehacer de la cultura predominante así como los periodos históricos conceptualizados por ella misma a partir del siglo XVII, los cuales empezaron a ser demasiado generales ya desde el siglo XIX.14 A despecho de ello, no hemos sido capaces de detenernos para elaborar una mejor clasificación que repare en las características tan diversas de las ciudades después de la revolución científica del siglo XVI. Debido a los descubrimientos que gracias a ella se expandieron hacia América, y un siglo más tarde hacia África y Medio Oriente, las ciudades ganaron mucha diversidad y terminaron por corresponder a grupos distintos, aunque no satisficieron más que a unos cuantos grupos de poder. Por ello, tenemos que profundizar y pensar en el sentido humano de la historia15 que queremos rescatar: el relacionado con los sentimientos, las teorías humanísticas, la sustentabilidad y las ciencias sociales; tanto como su evolución a lo largo del último siglo tan lleno de información, confusión e indigestión de conocimientos agolpados en una avalancha de medios informativos que han conformado a nuestros establecimientos humanos, que nos es difícil llamar ciudades. En el caso del estudio de estos procesos en nuestro país,16 podríamos remontarnos a principios del siglo XX.17 Todo este proceso se aceleró a mediados del mismo siglo, cuando las ciudades empezaron a ser incapaces de recibir corrientes migratorias de muy 21

diferentes tendencias y culturas y al ser incapaces de asimilarlas, digerirlas e incorporarlas de una manera más paulatina en los asentamientos humanos que empezaron a perder su identidad, sus vínculos y el diálogo entre el ambiente natural y el construido. No fue sino hasta la década de los años setentas cuando surgieron las reuniones internacionales promovidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para analizar el Estado del Ambiente: del Aire y los Desechos Sólidos en 1972, de la Población y los Alimentos en 1974 y de los Asentamientos Humanos en 197618, año en que los urbanistas mexicanos desarrollamos un papel importante en estos procesos.19 Están asimismo los eventos que emanan de la Convención para la Protección del Patrimonio Cultural y Natural del Mundo, adoptada por la Conferencia General de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en 1972. Su objetivo fue promover la Identificación, Protección y Preservación del Patrimonio Cultural y Natural de todo el mundo, el cual es considerado especialmente valioso para la humanidad. De igual trascendencia en nuestro caso, en particular para las ciudades, fueron las reuniones internacionales de la ONU iniciadas en esa misma década para analizar la situación de la mujer en 1975.20 Como en el caso de las anteriores, estas reuniones han tenido una gran repercusión en la incorporación de este sector de la población para la atención de las comunidades, barrios y poblados 22

urbanos y rurales, así como en el rescate de nuestras tradiciones, con lo que brindaron un gran apoyo como coautoras de su manera de intervenir en la tarea de hacer ciudad21. Situación actual Es necesario no abandonar el proceso de humanización del desarrollo civilizatorio. En la actualidad, los habitantes urbanos nos hemos reducido a ser prácticamente partes de una planta productiva más, mientras nuestra ciudad sirve de contexto en el que se desarrolla este proceso industrial deteriorador del ambiente natural y el creado.22 Parte de este deterioro ha afectado considerablemente los vestigios de nuestro patrimonio, tanto del natural, como del material y del intangible. Los profesionales responsables de la creación de espacios habitables tenemos el compromiso de formar patrimonio para que sea considerado herencia cultural por la generación presente, como parte de lo que legaremos a nuestros hijos. Afortunadamente el rescate de sitios y monumentos históricos ha empezado a ser ya una constante entre los investigadores universitarios, así como tema de algunos profesionales que se preocupan por esta disciplina; El compromiso de evitar este tipo de problemas urbanos es deber de los estudiosos de estos procesos. Este texto se escribió considerándolos principalmente a ellos, quienes junto con los profesores y estudiantes de las diversas nuevas carreras universitarias fundadas con visión

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transdisciplinaria y de ciencias y humanidades integradas para estudiar estos problemas y tratar de resolverlos, han empezado a crear, preocupados por la preservación de nuestro patrimonio, una corriente clara de proyectos sustentables. Los estudiantes universitarios y los estudiosos de hoy, ambos con consciencia del deterioro ecológico y de la necesaria sustentabilidad en los procesos de regeneración urbana y arquitectónica, deberán ser los que planteen las teorías urbanas del siglo XXI que modifiquen y humanicen a la sociedad, incluyendo sus asentamientos tanto presentes como futuros. Todo ello como resultado de un proceso de ciudadanización que enseñe a sus habitantes (los ya establecidos y los recién inmigrados) a trabajar conjuntamente con los profesionales del urbanismo, los gobernantes y administradores de las ciudades y muy particularmente los grupos organizados de la sociedad. Todos ellos deben ser considerados lo que en realidad son, los autores de estos establecimientos. Paulatinamente tendrán que, mediante un proceso de enseñanza–aprendizaje y de democratización, ir aprendiendo junto con los otros autores de la ciudad la importancia de su participación consciente en el cuidado de preservar lo construido para con ello humanizar la ciudad, así como generar con esta consciencia urbana espacios habitables e incluyentes de todos los géneros de personas, grupos con características comunes identitarias no sólo en cuanto al género, sino también a la edad, la etnia, la 24

profesión, las capacidades, etc. Habrá que incorporar el papel de los representantes de la academia y de la docencia en nuestro país en este análisis de la tarea de hacer ciudad y responsabilizar a todos ellos de la incorporación de nuevos profesionales a nivel licenciatura y posgrado en disciplinas afines o en su institucionalización.23 Nos enfrentamos también a la necesidad de crear métodos y lenguajes en los cuales apoyarnos para entender mejor este contexto deshumanizado en el que nos encontramos; para atender estos problemas, aparentemente nuevos, debidos al proceso civilizatorio ya referido. Procesos y lenguajes que han venido saliendo a flote se han incorporado a nuestras disciplinas y ahora deben formar parte de las mismas: términos surgidos a partir de la conciencia de la presencia de las humanidades en la planificación física, incorporados intencionalmente cuando esta última carecía de ellos. Se tuvo noción de esto principalmente a partir de las reuniones de la ONU, ya sea las relacionadas con la saga del ambiente (1972, 1974, 1976, 1980, 1982, etc.) o con las de la mujer. Estas últimas han servido primeramente para crear mayor aceptación sobre el conocimiento del papel que las mujeres deben jugar en el siglo XXI con sus características de madres y protectoras de la naturaleza, y por consiguiente para dar sustento a la incorporación activa de la mujer en el desarrollo, y en las tareas de la protección del ambiente. Perspectiva de género

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Las mujeres fueron consideradas por la economía industrial para engrosar las filas de los empleos o para substituir a los hombres cuando fueron llamados a la guerra. Cuando los soldados volvieron a sus países el sistema económico consideró que no debía desperdiciar dicha fuerza de trabajo ni los impuestos que entregaban al gobierno, situación que abrió las puertas a la llamada “liberación femenina”. Posteriormente, ya incorporadas en este desarrollo depredador, las mujeres comenzaron a percatarse de la inminente necesidad de cambiar al mundo porque se estaba acabando con el ambiente y sobre todo con las estructuras familiares. En efecto, al no tener donde ubicar principalmente a los niños, a los ancianos y a los jóvenes (ya no cabían ni en las casas, por sus tamaños, ni había manera de dejarlos solos), el resultado inicial fue arrojarlos a un mundo violento; posteriormente hubo que guardarlos en guarderías y asilos, mientras a otros se les daban las herramientas para poder incorporarse al llamado desarrollo. Unos más, los jóvenes, salieron a las calles para expresarse con grafitis o con cualquier otro tipo de nuevas manifestaciones o actividades urbanas. La incorporación de la mujer en los procesos urbanos necesariamente debe resultar en un nuevo enfoque para entender y tratar de humanizar a la ciudad. El pensar que las mujeres sólo vinieron a ser más fuerza de trabajo pretendiendo esa igualdad de géneros, es una tristeza y una torpeza: las mujeres, como protectoras de los otros grupos de 26

personas, deben ser conscientes de que su papel en la estructuración del espacio urbano es darle un sentido humano a las nuevas formas de asentamientos. Los géneros de personas tienen pues una nueva responsabilidad en el contexto en el que están aprendiendo a relacionarse, ayudando con su visión a repensar el cambio y con su participación a construirlo hacia una nueva civilización, con un enfoque de géneros, es decir, por todos y para todos. Proceso de gentrificación El término fue acuñado por Ruth Glass,24 para conceptualizar un fenómeno que percibió en el centro metropolitano de Londres durante la década de los sesentas: las viviendas modestas, sencillas y pequeñas de los antiguos barrios, conformados por casas humildes de los trabajadores que poco a poco migraron hacia las zonas del ensanche, comenzaron a ser invadidas por personas de la clase media.25 Con esta invasión vino una revalorización del espacio por parte de sus nuevos usuarios. Se generaron así nuevamente espacios habitables de calidad, cuidados por sus nuevos habitantes. Según Michael Pacione, la gentrificación (préstamo del inglés sin equivalente en español) “se refiere a un proceso que opera en el mercado privado de vivienda, donde las propiedades de la clase obrera y las abandonadas son rehabilitadas por grupos con mayores ingresos”, cuyas consecuencia son desplazar a los residentes originales; elevar

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el costo de las propiedades por incrementarse el valor del suelo; reducir la densidad de ocupación de la zona; alterar la estructura socioeconómica de los lugares; y, en muchos casos, generar un alto grado de conflicto socioeconómico debido a la disparidad de los residentes en un mismo espacio.26 La traducción literal del término podría ser aburguesamiento, pero aplicada a nuestro momento y situación, la intención no sería reubicar a los habitantes de un lugar y privilegiar a las minorías con mayor poder adquisitivo, sino encaminar a los residentes a apropiarse de sus espacios y mejorarlos, para hacerlos felices. A partir de la elección de un gobierno democrático en la Ciudad de México en 1998, se inició un proceso para tratar de entender mejor a la ciudadanía y entablar el diálogo con los habitantes, con la intención de lograr ese mismo mejoramiento con los propios residentes del lugar, aun cuando no siempre se ha logrado. Es importante señalar que la gentrificación generalmente se da con nuevos pobladores, como se expone más adelante. Caso de estudio: proceso reciente de gentrificación en China

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Ilustración 2: Plano de la ciudad de Pekín. Se ilustran las diferentes ciudades a través del tiempo. Los puntos marcan la existencia de algunos Hutongs.

Tanto en Beijing como en Shanghái se han rescatado espacios significativos. En el caso de Beijing los más significativos son los hutongs, que son barrios y vecindades tradicionales, características de los usos y costumbres de las viviendas en esta cultura. Donde predominan este tipo de edificaciones es en la ciudad de Beijing, pero se concentran de manera particular en los barrios ubicados en la parte más vieja de la ciudad, principalmente en las ciudades Tártara, al norte, y China, al sur del complejo imperial donde abundan los espacios arquitectónicos considerados patrimonio cultural de la humanidad. Los hutongs son unidades barriales constituidas por un grupo de casas en vecindad con servicios comunes de baño, cocina y espacio común cubierto que da hacia un patio central abierto, ambos para la convivencia de los vecinos. Estas unidades se ubican y entrelazan por pequeñas 29

callejuelas que en algunos casos son únicamente para uso peatonal. Tienen los vestigios de la belleza del diseño de algunas esculturas a la entrada de las vecindades, o altorrelieves en jambas y dinteles.

Ilustración 3: Vistas típicas de los Hutongs

En algunos casos el proceso de gentrificación se ha llevado a cabo de manera más radical, manteniendo solamente las fachadas en cuanto a ritmos, materiales, o en algunos casos, colores, pero se han cambiado diametralmente las funciones de uso de suelo: de residencial a multifamiliar, o a comercial, destruyendo radicalmente lo que existía para implantar nuevas trazas urbanas, ubicando en ellas grandes conjuntos unifamiliares, zonas comerciales, etc. Este fenómeno se ha dado en ciudades importantes del país; además de en Beijing, la capital, en Shanghái, ciudad que posee un crecimiento demográfico acelerado. Aquí se ha reformado de manera drástica el uso de suelo y la imagen urbana, un poco para occidentalizarla y “modernizarla”. Otros procesos de regeneración urbana Otra manera de rescatar el patrimonio histórico es mediante nuevos usos en contextos en los que el cambio del 30

uso de suelo se hace necesario o la dinámica cultural del lugar genera nuevas alternativas para el uso de espacios viejos (vino nuevo en odres viejos). En casos en los que se redignifica el espacio haciendo “acupuntura” puntual27 (poner edificios icónicos en zonas que se pretenden rescatar, como el museo Guggenheim de Bilbao en España, en términos urbanos), en este caso en edificios de patrimonio cultural con un nuevo uso que no necesariamente sea el de museos sino de cualquier otro aspecto, recreativo o cultural. Ejemplo de ello podrían ser los vestigios del templo de Atenea en Siracusa, que sirvieron de base para la cella de un templo cristiano, convertido posteriormente en mezquita, y después nuevamente en iglesia cristiana. En el caso de una regeneración total se ha pretendido construir proyectos específicos con nuevos diseños de fraccionamientos, parques urbanos, zonas residenciales, edificios multifamiliares de gran altura para albergar familias –a manera de cajoneros–, que se vayan sucediendo como parte de un proceso urbano. Esto conlleva la demolición de construcciones antiguas o deterioradas, con lo que se pierde así el sentido humano de la historia en esas ciudades. El haber tomado el caso de dos ciudades chinas para ejemplificar los procesos de gentrificación que pretenden conservar patrimonio histórico independientemente de los nuevos usos a los que se piense destinarlo es porque en ellos los contrastes de la cultura occidental y la local son más evidentes y se ha podido lograr adecuación entre lo que pueden ser cambios 31

tradicionales de uso de suelo, y otros destinados a los procesos del fomento de la actividad turística, así como proyectos para conjuntos habitacionales masivos en altura. Algunos ejemplos en el caso de nuestro país Zacatecas Se trata de un barrio en el que existían dos o tres vecindades cercanas, las cuales fueron anexadas una a la otra para regenerar las propiedades y convertirlas en un hotel de lujo. Las vecindades pasaron a formar las habitaciones; los patios, espacios abiertos y de distribución de las habitaciones. Se incluyeron de la misma manera otro tipo de servicios complementarios, de recepción, de restaurantes y de oficinas administrativas del propio conjunto, como lo ilustran las imágenes con las que se anuncia este hotel, llamado Mesón de Jovitos.

Ilustración 4: Vista interior del Mesón de Jovitos, una vez intervenido Regina

Regina Un intento de gentrificación en el caso de la Ciudad de México fueron los proyectos realizados en el centro histórico 32

para recuperar espacios deteriorados y en algunos casos colaborar con la población ofreciéndoles mejorías en sus espacios habitables. En otros casos se compraron los predios para cambiarles el uso de suelo y venderlos nuevamente a usuarios que estuvieran dispuestos a pagar por la mejoría de esos espacios. En el primer caso, el resultado fue muy poco sensible porque los ciudadanos recibieron un bien sin realizar el menor esfuerzo para ello, temerosos de que las mejorías les fueran a generar pagar mayores impuestos. En este caso, la mejora no sería permanente. En el segundo caso, se perdió la convivencia original pero se buscó, y en parte con éxito, una nueva estructura social en un espacio que cambió de imagen, de uso del suelo y de usuarios. Muy posiblemente en este segundo caso, el patrimonio cultural del entorno, podría tener mayor trascendencia. En ambos casos, lo que faltó fue inculcar el sentido humano de la razón de ser de estas obras (acciones), y educar a la población para que apreciara una mejor manera de vivir. Nada es apreciado si no se quiere.

Ilustración 5 Plano donde se marca la intervención en el corredor de Regina en color morado.

Origen del deterioro de zonas, motivo de gentrificación 33

La gentrificación de áreas urbanas es en realidad un fenómeno viejo, y aquellos que la promueven la justifican como mecanismo para devolver los espacios patrimoniales a quienes poseen los medios para cuidarlos y se enorgullecen de hacerlo y vivir en ellos.28 Generalmente se ha presentado con tres vertientes: como acto de política urbana, de presión de mercado, o de forma espontánea, caso en el cual cierto tipo de población, entre ellos artistas, académicos, etc., se ocupan de repoblar la zona, revalorando sus propiedades y generando actividades económicas asociadas. Relevancia de los procesos de gentrificación Hemos subrayado ya que este proceso genera una nueva consciencia acerca del valor del espacio. Así pues, lo importante de esta experiencia no es generar migraciones de grupos de personas de un lugar a otro para mejorarlo, sino procurar que los que ya habitan estos espacios que requieren de cariño y cuidados se interesen por ellos, hacerlos ver que el lugar en el que habitan es suyo, para que lo quieran, y por ende lo cuiden. Buscamos retomar la inercia de este proceso para contribuir a la protección del legado cultural, urbano, arquitectónico y ambiental con la reflexión acerca del proceso de transformación hacia la modernidad, y la recuperación y necesaria revitalización de nuestros centros históricos. La tarea principal en la acción de hacer ciudad es pensar en la no deshumanización de la misma: debemos darle un sentido de

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comunidad y convivencia que no siempre se logra pues no todos aquellos que viven en la zona están dispuestos a afrontar los gastos y el esfuerzo por mejorarla o desconfían de la razón de ser de estos procesos cuando vienen de parte de las autoridades. Es aquí donde se necesitan mejores políticas para mejores prácticas en cuanto a la atención de los espacios públicos. Se debe estimular la participación de los diversos géneros de personas, en especial la de las mujeres, quienes mejor comprenden y llevan a cabo la preservación de su hábitat y de su cultura y le dan un sentido más humano a la razón de ser del vivir en convivencia. Términos para un nuevo lenguaje De todo el proceso de deshumanización de las ciudades y de la necesidad de atender esta situación surge la necesidad de incorporar o retomar términos para tratar de colaborar con los procesos de regeneración y rescate de patrimonio, y así comprender mejor nuestro papel en él. Para que podamos recurrir a ellos como medio de diálogo, describiremos los principales grupos de términos, lenguajes y enfoques, sin necesariamente profundizar en cada uno de ellos, sino sabiendo que cada etapa cultural necesita de nuevos lenguajes para poder dialogar mejor con quienes pretenden rescatar el patrimonio, por interés ya sea de las autoridades o de los habitantes mismos. Algunos de estos términos fueron incorporados al léxico de los profesionales del urbanismo durante el siglo XX,

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clasificándolos como sigue:29 Los incorporados por la preocupación de considerar a nuevos géneros de personas ante el crecimiento acelerado, tales como: comunidad, sociedad, vínculos sociales, tasa de incremento, proyecciones demográficas, segregación social, pirámides de edades, migración, movimientos sociales, asentamientos humanos, centros de población, ciudades medias y pequeñas, infraestructura, procesos de urbanización, población urbana, población rural, diversificación, conurbación, metrópolis, desarrollo urbano, zona metropolitana, ciudad, región, planificación, planeación, programación. Sólo por mencionar los más frecuentemente usados. En otro de los grupos de términos que podemos incorporar a este glosario están aquellos resultados de las Conferencias Internacionales de Hábitat ONU, (1972-2006), de cuyas inquietudes ya se hizo mención, que surge de los últimos 30 años cuando estábamos muy molestos con nuestras ciudades y sociedades, motivo suficiente para comenzar a buscar soluciones. También se rescatan otra serie de términos que se fueron incorporando nuevamente al lenguaje de los urbanistas, por supuesto la mayoría de ellos producto de la época: los países que reunió la ONU se congregaron a partir de 1972 para analizar y discutir el estado del ambiente natural y creado de nuestras ciudades. De estas reuniones tenemos términos como: contaminación, calidad de vida, contaminación atmosférica, ecología, contaminación de desechos sólidos, desarrollo sustentable, reciclable, hábitat, gobernabilidad, gobernanza, empoderamiento, gentrificación, planeación estratégica, ONG (organización no gubernamental), hacer ciudad, etc. De ahí resultó también el concepto “asentamientos humanos”, para referirnos a esos conglomerados que ya no son ciudad y que aún no tenemos claro lo que en realidad son. Asimismo el término de la sustentabilidad y el del desarrollo sustentable (siendo este último un paliativo para hacer pensar que el desarrollo podría mantenerse por sus propios medios). Vinieron después términos

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como globalización para que pudiéramos tratar de entender los fenómenos de nuestra época. Los necesarios para aclarar los procesos de ciudadanización, civilizatorios y de hacer ciudad: querencia, topofilia, modo de vida, plusvalía, multiculturalidad, multietnicidad, transculturización, participación ciudadana, GOS (grupos organizados de la sociedad), casas de cultura, etc. Aquellos necesarios para aclarar la incorporación, en el proceso de hacer ciudad, de nuevos géneros o grupos de población: perspectiva de género; los géneros por edades, capacidades, etnias, culturas, etc.; estancia; casa de retiro y otros (asilos); guardería, etc.

Entre estos términos, encontramos el de perspectiva de género, que a veces es entendido de otra forma, mas en las ciudades no sólo se distinguen hombres y las mujeres, sino todos los grupos o géneros de personas que de alguna manera tenemos particularidades por edades, etnias, sexo, culturas, capacidades diferentes y nos hemos incorporado a la vida pública. Toda esta diversidad provocó nuevos términos como el de sororidad (aún no reconocido por la Real Academia Española), que es la solidaridad entre grupos de mujeres con mujeres. Otros términos tuvieron que rescatarse y generalizarse cuando las mujeres empezamos a incorporarnos a nuevas jornadas sin haber descuidado aquellas que ya eran responsabilidad nuestra, es decir, con las que ya contábamos, con lo que se empezó a perder la oportunidad de tener tiempo para humanizar los espacios en los que vivíamos; cuando las familias polinucleares ya no cabían en esas casitas que estrictamente están contempladas sólo para dormir y a veces para comer, se generó también un proceso de 37

deshumanización del núcleo familiar. Estas situaciones provocan la necesidad de pensar en espacios ahora patrimoniales en donde sí se vive menos precipitadamente, a la vez que nos hacen ver la importancia de rescatar esos espacios ahora considerados como patrimonio. A nosotros se nos había dicho que eran 8 hrs. para trabajar, 8 para descansar y 8 para dormir. De esa manera, esas ocho horas para descansar eran para disfrutar igualmente de ese hábitat que iba generando patrimonio, y que heredábamos a nuestros hijos. En la actualidad tenemos 8 para trabajar, 8 para trabajar horas extras y trasladarnos de un lado a otro y 8 para no dormir de la preocupación de que nos alcance el gasto. Así es como entendemos esta civilización tan desarrollada y “de progreso”, incapaz de tener tiempo y espacio para disfrutar, conservar y generar nuestro hábitat. Finalicemos recordando que hemos tenido la necesidad en algunos casos de seguir creando nuevas palabras, o rescatar otras relacionadas con las ciencias sociales, las nuevas tecnologías, el desarrollo sustentable, el urbanismo transdisciplinario, etc.30 Hay otros lenguajes que no se basan en palabras, con los cuales también tendríamos que familiarizarnos para poder entender los gritos, el silencio, y la alegría que los espacios nos comunican. Conclusiones Aún nos falta –me atrevo a decir que muy urgentemente–

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la creación de nuevos foros y seminarios permanentes. No sólo de análisis como los surgidos desde la década de los años de 1950 hasta las de 1970 y 80 que lamentablemente trabajaban únicamente en torno a la institucionalización de la planeación, quedando durante años en manos de los organismos oficiales y no de los grupos organizados profesionales. Se perdió mucho la disciplina de revisión y discusión permanente. Los diálogos entre profesionales, y ahora entre actores de la sociedad civil, son fundamentales para construir un nuevo enfoque de lo que se quiere y se puede lograr entre todos, sin creer que está solo en manos de las autoridades o del sector privado la autoría de los proyectos sociales y urbanos. Debemos plantear propuestas y tesis con las que muchos actores se percaten de que en realidad la acción o su actualización, es ya un hacer, para así transformarlos en coautores de un cambio que está surgiendo tanto para reconocer nuestra historia y nuestro patrimonio como para que, apoyados en él, podamos construir nuestro futuro. Sólo reconociendo nuestro pasado podemos reconstruir los espacios en los que vivimos ahora. En el caso de los espectadores, esto resulta más difícil porque es fundamental que todos cobremos consciencia de que la responsabilidad no está en manos de unos cuantos sino de todos quienes de alguna forma debemos manifestarnos como autores no solo de nuestras ciudades y nuestro entorno, sino también de la cultura que se refleja en él. 39

Afortunadamente, foros y seminarios, organizados en el ámbito académico o gremial, abren espacios para la discusión de temas muy variados entre los diversos autores pero siempre en torno al asunto de la humanización del hábitat y a generar el triálogo entre los diferentes autores. La tarea de cualquier profesional o ciudadano que se preocupa por su país y los espacios que habita, es tratar de hacer, en el campo que le corresponde, más felices a los usuarios de un espacio dado, incluyéndose a él mismo. Hoy en día es importante aprovechar los nuevos medios de comunicación para fomentar nuestra preocupación y la participación activa. Debemos repensar la ciudad más allá de como un todo, principalmente a partir de los elementos que la definen, los procesos que la forman y los seres que la construyen; no tanto desde los parámetros establecidos en una teoría arcaica, sino a partir de los seres vivos que la componen. Ya desde 1902 Ebenezer Howard31 hablaba de la necesidad de hacer jardines en ciudades que habían perdido su relación entre el campo y la ciudad, al haber quedado esta última densamente poblada y congestionada lejos del contexto no urbano. Lo anterior para que los habitantes pudieran recrearse. Generó lo que después sería entendido como un nuevo patrimonio. Asimismo deberemos considerar la ciudad en cuanto a sus posibilidades para concebir nuevos caminos y medios que funcionen como un instrumento de humanización generador de cultura, que es para lo que las ciudades fueron construidas. Para generar patrimonio cultural y preservarlo debemos 40

conocer cómo enmarcar nuestras normas y reglamentos con nuevos valores, los que se necesitan para revitalizar nuestra cultura; y lenguajes y términos, los que nos ayudan a comprender mejor las ideas, y a comunicarnos de manera precisa y efectiva. Debemos comprender ese amor que los pobladores tienen por sus barrios y por su localidad cuando se identifican con ellos. Ese amor que los lleva a conservar sus hitos históricos y lugares de remembranza, esa querencia por sus espacios. Todo ello es algo que tienen o tenemos muchos urbanistas. Como ya se ha mencionado, en el momento en que los habitantes sienten suyo algo, lo quieren, y cuando lo quieren lo cuidan. A este hecho se le denomina topofilia. Quienes se identifican con sus espacios les dedican tiempo para quererlos, embellecerlos, cuidarlos. Para que este proceso de humanización germine, además de saber cómo funciona, necesitamos conocer la historia y las ideas en la que se fundamentaron todas las vidas de los pobladores de esos espacios. Entenderlo todo como nuestros ancestros mesoamericanos lo concebían en el Altépetl.

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Ilustración 6 Representación del Altépetl siglo XVI (Ia interpretación de sociedad y espacio, concebidas como un todo (géneros de personas, flora, fauna, agua y tierra)

Observando esta figura, encontramos que representa una visión holística del mundo mesoamericano. El lugar se representa con la tierra, el agua, los seres vivos que en ella están: hombres, animales y vegetales; e inclusive objetos inertes por oposición a los demás activos. Nos percatamos que efectivamente ellos concebían un espacio no como una superficie, sino como la interrelación de todo el hábitat. No podemos pensar en nada de ese hábitat sin concebirlo íntimamente relacionado con todo lo demás, nuestro presente y nuestro pasado. En nuestro mundo se toman decisiones con las que se borran los barrios y los pueblos, junto con su traza original, para conformar nuevas manchas urbanas y áreas metropolitanas que compitan en superficie y capacidad económica y productiva con otras similares. Habría que pensar como complemento a estos valores la conservación, la participación la complementariedad y cultivo del espíritu. El valor propio, la permanencia de la identidad y la cultura de los pueblos requieren ser conservados y para ello nuestros bienes culturales están representados en lo urbano, constituido por los bienes materiales e inmateriales (tangibles e intangibles). La UNESCO, preocupada por ello, subraya la importancia de sugerir y hacer entender el sentido humano de las ciudades que no es otra cosa que el proceso de su 42

creación enfocado en su dimensión humana y social, lo cual debe constituir hoy una preocupación para los urbanistas.

Ilustración 7: Los 7 valores fundamentales para hacer ciudad.

Para poder comprender la integración de todas las variables que intervienen en nuestras disciplinas, y la responsabilidad de cada uno de los autores de la ciudad, es necesario que seamos conscientes de que vivimos en un mundo globalizado y multicultural en donde las disciplinas deben conocer su propia función junto con las de otras que se han ido generando buscando especialidades y que ahora es necesario comprender también con una visión transdisciplinaria integral. Conviene para esto considerar que los problemas, como la sociedad, no son fenómenos aislados, y que su solución y mejor consolidación no son tarea de una sola disciplina: un urbanista se apoya en información generada por antropólogos, sociólogos, psicólogos, e incluso biólogos. Esto sumado al papel que deberán jugar los actores de la ciudad (autoridades tomadoras de decisiones, sector público y privado, social y empresarial, profesional), permitirá con el tiempo que la labor de los otros sea común al saber de todos, que queramos cumplir lo mejor posible con la 43

nuestra, y de igual manera que los otros conozcan nuestros intereses para llevarla a cabo. La concepción de que solamente como integrantes de grupos organizados somos actores en la ciudad es obsoleta. Consideramos necesario un diálogo –mejor dicho un triálogo– entre tres grupos: el primero comprendido por los que administran, planean, cuidan, vigilan e, idealmente, defienden la comunidad; el segundo por los que viven en esa comunidad, la conocen, e idealmente la procuran; el tercero por los profesionales que la estudian, supuestamente la entienden, y establecen programas y proyectos para atenderla. Cada uno de estos grupos puede dividirse a su vez en autores –los que diseñan la ciudad y toman decisiones–, actores –los que la ejecutan– y espectadores –los que ven transcurrir los eventos y no intervienen en las decisiones–. Es entre estos tres grupos sociales donde se debe propiciar el triálogo. Como profesionales no podemos actuar sin estar informados de lo que siente la población, ni tampoco sin estar al tanto de cómo y por qué toman las decisiones aquellos a quienes les corresponde hacerlo. Las autoridades toman decisiones conforme a las presiones políticas, y las presiones políticas surgen de los intereses de los tan mencionados grupos de poder (o de poder fáctico, y de ahí las recomendaciones de que para poder competir con ellos, habrá que empoderarse). La existencia de estos grupos es innegable, y su capacidad de definir los rumbos de la sociedad también lo es, pero es importante que lo definan contemplando valores éticos, 44

equitativos socialmente, y corresponsabilizándose de las consecuencias. Aquí los profesionales también encuentran parte de su quehacer, pues conforme se generen y difundan contenidos que siembren esos valores, seremos capaces de trabajar conjuntamente con una visión compartida.

Ilustración 8 Proceso para la creación de autores urbanos a través del diálogo entre ellos

Ilustración 9 Grupos de la sociedad que pueden volverse autores urbanos

Si lo que hemos visto a lo largo de los procesos de deshumanización de los espacios urbanos nos ha dejado la consciencia de preservar lo que aún tenemos, por un lado, y por otro, de empezar a vivir dándole un mayor sentido 45

humano a los espacios que en la actualidad habitamos, podremos heredarles a nuestros descendientes espacios que pueden llegar a ser herencia patrimonial. Si por el contrario, perdemos ese sentido humano que tienen los espacios ahora considerados patrimoniales, no podremos ser capaces ni de conservar los existentes ni, lo más importante, de crear nuevos. Bibliografía De Hoz, Onrubia, Jaime (2005). “Documentos para la restauración arquitectónica: Las ‘cartas internacionales’”, en Maldonado Ramos, Rivera Gámez y Vela Cossío (eds.), Los estudios preliminares en la restauración del patrimonio arquitectónico, Ed. Mairea, Madrid, España. Chávez Barragán, Estefanía, (1998). Urbanismo en Ciudades Medias y Pequeñas. Programa Universitario de Estudios de la Ciudad, UNAM. México. Sociedad Mexicana de Planificación (SMP), (1973). Memoria 1972-1976. 1 Texto derivado de la ponencia magistral correspondiente a la mesa 3 de historia social urbana en el congreso 2 Profesor fundador del Área de Teorías e Historia Urbanas de la licenciatura en Urbanismo en la Facultad de Arquitectura, UNAM. 3 Entendamos como humanización el proceso cultural del hombre para convertirse en un ser completamente funcional dentro de una sociedad. Esta sociedad se encuentra a cargo de nutrirlo de los valores y costumbres, así como todos los conocimientos que la conforman y definen. 4 Definición de la UNESCO: Disponible en http://bit.ly/SHHref02 5 Herzkovits, Melville, El hombre y sus obras, ed. Fondo de Cultura Económica, 1968 6 Desde el paleolítico, hace aproximadamente 2.5 millones de años, hasta la invención de la escritura cuneiforme, Ca. 3700 a.C. 7 Aproximadamente: Mesopotamia, 3500 a.C.; Primer asentamiento en el valle

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del Indo, 2500 a.C.; Primera dinastía china, 2100 a.C.; En Mesoamérica, los primeros asentamientos olmecas, 1200 a.C., en los Andes en Sudamérica, los chavines 900 a.C. 8 Templo de la antigua Mesopotamia con forma de torre o pirámide escalonada. El núcleo del zigurat, parte no expuesta a la intemperie, estaba construido de ladrillos secados al sol, mientras que la parte exterior estaba revestida de ladrillos cocidos, vitrificados en diferentes colores. 9 Según Eduard Alexander, En el siglo V a.C. el propileo de la acrópolis de Atenas albergaba pinturas en tablas (en griego, pinas, de ahí pinakotheke) encima de los frisos de mármol. en el siglo III a.C. existió un museo en Alejandría, que contenía estatuas, instrumentos astronómicos y quirúrgicos, pieles de animales, un jardín botánico y un zoológico, pero funcionaba principalmente para fines académicos, como un campus de investigación. Euclides, Eratóstenes y Arquímedes impartieron cátedra ahí. Los romanos también exhibían pinturas y esculturas, usualmente conseguidas como botín de sus conquistas en foros, jardines públicos, templos, teatros, y baños. La idea de un museo difícilmente sobrevivió en la edad media, aunque iglesias, catedrales y monasterios solían venerar imágenes y reliquias religiosas. Las cruzadas aportaron objetos preciosos que se unieron a los tesoros y palacios de los nobles. Con el surgimiento del humanismo renacentista, y posteriormente la ilustración, aparecen nuevos conceptos como las galerías, y los gabinetes, en el siglo XVI. Para el siglo XVII, (Alexander, Eduard P. y Alexander, Mary, Museums in Motion: An Introduction to the History and Functions of Museums, 2a Ed., AltaMira Press, Reino Unido, 2008) Basilea abrió el primer museo universitario en 1671, y ya para el siglo XVIII nacieron los museos con el concepto moderno: en Francia (Musée du Louvre, 1793), Inglaterra (British Museum, 1753), Italia (Museo nazionale preistorico etnografico, 1876) y más tarde E.E.U.U.A. (National Gallery of Art, 1937), y así en otros países. Otras manifestaciones consideradas como patrimonio del hombre se encuentran en colecciones privadas inaccesibles al resto de la población. 10 A este respecto, el Dr. Ruy Pérez Tamayo, en torno a los componentes esenciales de la ciencia, destacó el periodo de la Grecia clásica (siglos V y IV a.C.), como el momento“[…] en el que se abandonaron las explicaciones sobrenaturales y mitológicas para los fenómenos naturales y se intentó comprenderlos de forma racional.”. A esta época corresponden las modificaciones que hizo Pericles a la Acrópolis y al Ágora de Atenas en las que es perceptible la diferenciación de funciones de una y la otra. Si recordamos las protociudades, y como ejemplo de ellas a Catal-Huyuk las funciones de todo ese complejo urbano no están diferenciadas e inclusive están integrados el ambiente natural y el creado, y más tarde, cuando los espacios públicos en que se integraban los templos y espacios donde se manifestaban sus vínculos con los aspectos de su panteón en la mitología clásica. (Extracto de su plática en el ciclo de conferencias ‘Galileo, su tiempo, su obra, su legado’ celebrado en El Colegio Nacional, 9 de octubre de 2009. Obtenido del boletín UNAM-DGCS-595, Dirección General de Comunicación Social, http://bit.ly/SHHref03, visitado el 5 de octubre de 2012) 11 Por ejemplo, en la Baja Edad Media, con las grandes catedrales y los monasterios que sobresalían en algunos casos por igual que los castillos feudales y la

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majestuosidad de sus murallas. Ciudades como Carcasonne, en Reims Francia, en Malinas, Alemania etc., o más tarde las grandes catedrales como la de Santiago de Compostela, o los edificios palaciegos en el centro de Europa ilustran este tipo de núcleo. 12 Aún cuando en los inicios de la Revolución Científica los estudiosos de esa época en su mayoría eran religiosos, asistían a este tipo de ceremonias y consideraban los dogmas en que estas ideologías se sustentaban, luego se desconectaban del mundo religioso y se incorporaban a sus preocupaciones científicas en sus laboratorios, para seguir profundizando en situaciones que con anterioridad pudieron llevarlos a arriesgarse a ser quemados en la hoguera. 13 La genética personal topa con la patente: Diez años después de la secuenciación del genoma humano, el 20% de los genes está registrado. Los expertos alertan del peligro de entorpecer la medicina personalizada. Por Mónica Salomone, en, El País, 31 de marzo de 2011, extraído el 24 de septiembre de 2012 a las 11:03 am. http://elpais.com/diario/2011/03/31/sociedad/1301522401_850215.html 14 Periodo de gran auge científico y tecnológico, para lo cual se considera como detonador la publicación de Nicolás Copérnico : De revolutionibus orbium coelestium (Sobre el movimiento de las esferas celestiales) 15 Toynbee, Arnold Joseph, Mankind and Mother Earth, Oxford University Press, 1976 16 Ya desde 1929, en la entonces Escuela Nacional de Arquitectura (ENA) de la UNAM, el Arq. José Luis Cuevas en sus primeras clases de urbanismo, consciente del deterioro urbano que ya se mostraba en esa época, principalmente en las ciudades industriales europeas y norteamericanas, y que estaba repercutiendo en el inicio de la incipiente industrialización en México a partir del Porfirismo, hablaba de la necesidad de reflexionar sobre la urgencia de incorporar a las humanidades como parte fundamental de su programa de estudio. Él consideró desde esa época, que el urbanismo no debía ser solo una asignatura en la ENA, sino que debía contemplarse ya la creación de una licenciatura que estudiara estos problemas urbanos que en el ámbito internacional no solo ya se estaban registrando, sino que eran motivo de estudio y pudo brindarles a sus alumnos en ese entonces, información bibliográfica de las corrientes de urbanismo de los países europeos, que junto con los aportados por el Arq. Carlos Contreras Pagés en el caso de la Gran Bretaña y los Estados Unidos, enriqueció a los que junto con ellos vinieron a ser los iniciadores del urbanismo en nuestro país. Fue el Maestro Domingo García Ramos quien hiciera con su libro Iniciación al Urbanismo, el primer libro de texto formal en español para los estudiantes latinoamericanos de las escuelas de Arquitectura de mediados del siglo XX, fruto de los apuntes que había venido elaborando en su experiencia docente, que complementó con otros más sobre diseño urbano y los programas de construcción de escuelas en México entre otros. 17 Chavéz Barragán, Estefanía, 1998. Urbanismo en Ciudades Medias y Pequeñas. Programa Universitario de Estudios de la Ciudad (PUEC), UNAM. México. 18 Aún sin pertenecer al ciclo del estado del ambiente, la reunión de la ONU de 1975, “Mujer: desarrollo y paz” repercutió, a partir de entonces en las reuniones sobre este tema, principalmente, en la del año siguiente, y trajo como consecuencia el llamar la atención sobre la perspectiva de género y la importancia y la trascendencia de la mujer con un enfoque diferente en los espacios urbanos.

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19 Participamos en el foro, como grupos no gubernamentales, muchas asociaciones de la sociedad civil y nos avocamos a intervenir en el proceso desde años antes, para llegar a la reunión de Asentamientos Humanos en 1976 con una Ley General (que no fue la optima pero si la inicial para echar a andar un proceso que debe seguir siendo y ya ha sido, motivo varias revisiones y re ediciones exhaustivas hasta la fecha). Esta ley se dio para que fuera posible institucionalizar la planeación urbana y regional en nuestro país, como lo hicieron también muchos países que hasta entonces tampoco la habían llevado a cabo. 20 Con la reunión celebrada en nuestro país sobre Mujer, Desarrollo y Paz 21 Evento que vino a enriquecer este proceso y a incorporar a este importante sector de la población primero a engrosar las filas de los empleos y posteriormente a percatarse que teníamos que ayudar a cambiar al mundo porque estaba acabando con las estructuras familiares, no teniendo donde ubicar a nuestros niños, nuestros ancianos y a nuestros jóvenes al arrojarlos a un mundo violento para estos últimos que hubo que guardar en algunos casos en guarderías y en asilos. 22 Nuestra cultura se ha degenerado llegando al grado de que en los lugares más impensables han existido Gulags y campos de exterminio: Requerimos nuevamente en nuestras ciudades crear espacios para humanizarnos, en vez de solo pensar la creación de espacios que palien problemas y nos sigan convirtiendo en máquinas. 23 Ejemplo de ello son las tareas que se llevan a cabo en las universidades, así como aquellas organizadas por grupos de profesionales con intereses comunes, en este caso, para mejorar las ciudades, por ejemplo, la labor que realizó la Sociedad Mexicana de Planificación (SMP), durante la década de los setentas. Ver memoria de la SMP 1970 -1976 24 Glass, Ruth, London: aspects of change, MacGibbon & Kee, Londres, Inglaterra,1964 25 Banzaf, Spencer, The Political Economy of Environmental Justice, Stanford University Press, Stanford, Inglaterra, 2012 26 Pacione, Michael, Urban Problems: An Applied Urban Analysis, Routledge, Londres, Inglaterra, 1990 27 Término acuñado por Jaime Lerner, 2003 28 Richard Florida, 2004, AIU 29 Estos términos se describen con mayor detalle en el documento Los autores de la ciudad. Chávez Barragán Estefanía. (2009). LA CIUDAD Y SUS AUTORES. El diálogo y la comprensión como alternativas de cambio para una mejoría de la imagen. Tesis doctoral, Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional Autónoma de México. 30 Para mayor aclaración o detalle de estos términos y de muchos más que se han ido creando, podría uno referirse al capítulo correspondiente del trabajo de Estefanía Chávez sobre la ciudad y sus autores. Chávez Barragán Estefanía. (2009). LA CIUDAD Y SUS AUTORES El diálogo y la comprensión como alternativas de cambio para una mejoría de la imagen. Tesis doctoral, Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional Autónoma de México. 31 Howard, Ebenezer, Garden cities of tomorrow, 2ª edición, Editorial. S. Sonnenschein & Co. Ltd. Londres, 1902. Actualmente disponible para su lectura en

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línea a través de Forgotten Books, en http://bit.ly/SHHref1

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Contents 1. Agradecimientos 2. Prólogo 3. Introducción 4. Antecedentes 5. Proceso histórico generador de patrimonio 6. Reflexiones 7. Perspectiva de género 8. Proceso de gentrificación 9. Otros procesos de regeneración urbana 10. Algunos ejemplos en el caso de nuestro país 1. Zacatecas 2. Regina 11. Origen del deterioro de zonas, motivo de gentrificación 12. Relevancia de los procesos de gentrificación 13. Términos para un nuevo lenguaje 14. Conclusiones 15. Bibliografía

Landmarks 1. Cover

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ÍNDICE Agradecimientos Prólogo Introducción Antecedentes Proceso histórico generador de patrimonio Reflexiones Perspectiva de género Proceso de gentrificación Otros procesos de regeneración urbana Algunos ejemplos en el caso de nuestro país Zacatecas Regina

5 7 10 12 15 21 25 27 30 32 32 32

Origen del deterioro de zonas, motivo de gentrificación Relevancia de los procesos de gentrificación Términos para un nuevo lenguaje Conclusiones Bibliografía

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