Dios Actua En La Historia II

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EN LA HISTORIA (II) Guía para una lectura comunitaria ele la historia de la salvación

: JESUCRISTO La Casa de la Biblia

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DIOS ACTÚA EN LA HISTORIA (II) Guía para una lectura comunitaria de la historia de la salvación NUEVO TESTAMENTO: JESUCRISTO

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PRESENTACIÓN En la preparación de estos materiales han participado: Florencio Abajo, Emilio de la Fuente, Luis Rubio, Emilio Velasco y Miguel Salvador Diseño de cubierta: Francesc Sala Dibujos: Mabel Piérola

Editorial Verbo Divino Avenida de Pamplona, 4 1 3 1 2 0 0 Estella (Navarra), E s p a ñ a Teléfono: 9 4 8 5 5 6 5 11 Fax: 9 4 8 5 5 4 5 0 6 www.verbodivino.es [email protected]

© La Casa de la Biblia, 2011 © Editorial Verbo Divino, 2 0 1 1 ISBN 9 7 8 - 8 4 - 9 9 4 5 - 2 2 1 - 0 (Libro del participante) ISBN 9 7 8 - 8 4 - 9 9 4 5 - 2 2 0 - 3 (Libro del animador) ISBN 9 7 8 - 8 4 - 9 9 4 5 - 1 2 9 - 9 (Obra completa) Impresión: Gráficas Lizarra, Villatuerta (Navarra) Depósito legal: NA. 2 6 2 1 - 2 0 1 1 Impreso en E s p a ñ a Cualquier forma de reproducción, distribución, c o m u n i c a c i ó n p ú b l i c a o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de s u s titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos -www.cedro.org) si necesita fotocopiar o e s c a n e a r a l g ú n fragmento de e s t a obra.

El presente volumen es el segundo de la serie "Dios actúa en la historia", con la que queremos ofrecer unos materiales que nos lleven a obtener una visión global, sistemática y unitaria de toda la Biblia. De este modo estamos proponiendo un camino que intenta proporcionarnos una comprensión más plena de todo el conjunto de los misterios de la fe cristiana tal como se nos presentan en el Credo que profesamos. Estos misterios constituyen el centro de nuestras celebraciones en la liturgia -especialmente en la eucaristía-, estimulan y alimentan nuestra oración, y orientan nuestra vida cristiana y nuestra espiritualidad. Este camino lo estamos recorriendo desde la perspectiva de la historia de la salvación y comprende tres etapas: la obra de Dios Padre Todopoderoso llevada a cabo en el seno del pueblo de Israel; la actuación redentora de Jesucristo en su encarnación, vida, muerte y resurrección; la memoria, prolongación y actualización de la acción salvadora de Dios en Jesucristo a través del Espíritu en el seno de la Iglesia y por medio de la Iglesia. De esta manera, el programa se estructura en tres años. El primero corresponde a la revelación salvadora de Dios en la historia del pueblo en el Antiguo Testamento. El segundo nos acerca a la obra redentora de Jesús, centro y cumplimiento del proyecto salvador de Dios en orden a toda la humanidad. El tercero contemplará la presencia de la salvación de Dios en la acción y en la historia del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia por medio del Espíritu Santo. Estamos seguros de que este programa seguirá estimulando el interés de todos los animadores y de los miembros de los grupos de lectura creyente de la Biblia, les fortalecerá en su fe y les ayudará a dar mayor y mejor razón de su esperanza (1 Pe 3,15). Es nuestra intención que todos encuentren 5

en estos materiales u n estímulo para el anuncio de la buena nueva del amor de Dios, el Señor, que "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2,4). 1. La salvación de Dios en Jesucristo En este segundo año queremos seguir ahondando en la historia de la salvación que Dios inició con el pueblo de Israel y que encuentra en Jesús de Nazaret su momento culminante. Para ello leeremos una selección de textos que narran lo acontecido en Jesucristo y nos ayudan a profundizar en el sentido de su vida entregada, de su muerte en cruz y su resurrección. El Nuevo Testamento se nos presenta como un conjunto de narraciones que desvelan el modo en el que todas las promesas y esperanzas de Israel encuentran su cumplimiento en J e s ú s de Nazaret. En esas narraciones se recogen las confesiones de fe de quienes, habiendo conocido a Jesús, descubrieron en su vida, muerte y resurrección la mano amorosa de Dios. Así comprendieron que a veces Dios conduce la historia por caminos inesperados. Para las sesiones de lectura creyente hemos elegido algunos pasajes de los evangelios que narran acontecimientos de la vida de Jesús, con los que dio a conocer su identidad y su misión. Otros textos pertenecen a las cartas de san Pablo -los escritos más antiguos del Nuevo Testamento-: a través de ellos podremos acercarnos a la primera reflexión cristiana sobre Jesús de Nazaret y sobre el significado de sus palabras y sus gestos. También ofrecemos en cada caso diversos textos del Antiguo y del Nuevo Testamento que sirven de marco de referencia para la mejor comprensión del pasaje previsto para esa lectura creyente. Esta lectio divina iluminará nuestra fe y constituirá, sin duda, una nueva interpelación para nuestra vida como discípulos de Jesucristo. 2. Un proyecto de evangelización Esta guía de lectura, como las precedentes, se inscribe en un proyecto evangelizador. El camino que proponemos se 6

apoya en tres pilares, en tres claves de lectura, que es importante tener en cuenta antes de comenzar a caminar. En primer lugar, sugerimos hacer este camino no en solitario, sino con otros creyentes, en comunidad. Esta primera clave exige una actitud de apertura y sencillez, de aceptación de los demás y de entrega generosa de uno mismo. En segundo lugar, deseamos que la lectura se haga con actitud de fe y en clima de oración. Queremos hacer u n a lectura creyente. Esta segunda clave requiere de los participantes u n a actitud de apertura a Dios, de fe en su capacidad de hablarnos hoy a través de su Palabra y de los acontecimientos de la vida. Y en tercer lugar, al hacer esta lectura debemos estar abiertos a la conversión. Si la experiencia que los autores sagrados dejaron reflejada en la Escritura no va cambiando nuestras vidas, si no nos dejamos interpelar y transformar por ella, entonces nuestro acercamiento a la Palabra de Dios habrá sido inútil. Así pues, lo que proponemos es acercarnos comunitariamente al misterio de la salvación que Dios realiza en la historia del pueblo de Israel mediante la lectura de algunos textos en clave de oración y orientada a la conversión. 3. Desarrollo de cada encuentro Cada reunión irá precedida de una preparación personal y seguida de una reflexión para interiorizar lo descubierto en cada encuentro. Antes de cada encuentro Cada participante leerá los textos que se indican al final de la ficha de la sesión anterior con ayuda de unas preguntas sencillas que aparecen en el apartado "Para preparar el próximo encuentro". Es muy importante que todos los miembros del grupo hagan esta lectura reposadamente y que lleven luego sus aportaciones al grupo. Si hay personas que tienen dificultades para hacerlo solas, se pueden organizar en pequeños grupos de dos o tres para hacer esta lec7

tura. Esta forma de preparar la reunión suele ser muy enriquecedora. En el encuentro con el resto del grupo La reunión tendrá dos momentos: primero pondremos en común lo que hemos descubierto en la lectura personal y después nos centraremos en la lectura de u n pasaje concreto. La guía de cada sesión ofrece sugerencias para estos dos momentos del encuentro. La puesta en común ha de ser necesariamente breve. Su objetivo es ambientar la lectura del pasaje concreto, que será lo más importante. La lectura del pasaje elegido seguirá siempre el mismo itinerario, que responde a las claves de lectura descritas más arriba. Este itinerario se inspira en la lectio divina, que es la forma más antigua de lectura creyente de la Biblia en la Iglesia. Tiene cuatro pasos que van precedidos de una sencilla ambientación: - Miramos nuestra vida. Partimos siempre de una experiencia de vida para que todos los componentes del grupo puedan participar. Cuando se empieza a hablar de teorías, muchos quedan excluidos de la conversación. Cuando se habla de experiencias de vida, todos tienen algo que aportar. Puede que al principio haya gente a la que le cueste hablar. Una forma de hacer participar a todos es que el animador plantee a u n miembro del grupo la pregunta que viene en este apartado y que luego él, después de responderla, le haga esta misma pregunta a otro, y así sucesivamente hasta que todos hayan contestado. - Escuchamos la Palabra de Dios. Debe hacerse con esmero y dedicación. En cada ficha ofrecemos unas preguntas, la indicación de que se consulten las notas y de que cada uno vuelva a leer personalmente el pasaje elegido. El objetivo fundamental de este segundo paso es descubrir la experiencia de fe que se encuentra reflejada en cada pasaje. En este momento el animador podrá iluminar al grupo sirviéndose de la explicación del pasaje que le ofrecemos en los materiales complementarios. Sin embargo, ha de tener mucho cuidado para no anular las aporta8

ciones del grupo. Sólo debe hablar al final, para subrayar, valorar y completar lo que el grupo ha descubierto. - Volvemos sobre nuestra vida. En este tercer momento se trata de poner en diálogo la experiencia de la que hemos hablado al principio con lo que hemos descubierto en la Palabra de Dios. Ha de ser u n diálogo sincero y desde la fe. Para que todos participen, puede seguirse la técnica descrita en el apartado "Miramos nuestra vida" u otra. El animador, si está atento, irá captando qué es lo que facilita más la participación. - Oramos. Todos los encuentros terminarán con una breve oración relacionada con lo que hemos descubierto en el pasaje para nuestra vida. Las indicaciones de la ficha de trabajo son orientativas. El animador, que conoce al grupo, deberá completarlas. La reunión puede durar entre u n a hora y cuarto y una hora y media, dependiendo del número de personas que integren el grupo. A la primera parte (puesta en común) se le puede dedicar entre veinte minutos y media hora; a la segunda (lectura del pasaje elegido), aproximadamente una hora. Después del encuentro Es conveniente que el encuentro conduzca a la reflexión personal, en la que cada uno interiorice lo que ha descubierto en la reunión. También debe concretarse en el compromiso que cada miembro del grupo va adquiriendo. El equipo de La Casa de la Biblia

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NOTAS

NOS DISPONEMOS A VER CÓMO DIOS ACTÚA EN LA HISTORIA

DESARROLLO DEL ENCUENTRO En este primer encuentro intentaremos ponernos de acuerdo sobre lo que vamos a hacer en el grupo y sobre cómo lo vamos a hacer. Es importante que manifestemos al resto de los miembros del grupo y al animador lo que esperamos de estos encuentros, pues nos disponemos a emprender un camino juntos y será más fácil llegar a la meta si desde el comienzo hemos marcado claramente nuestros objetivos. Seguiremos los siguientes pasos: • Saludo de bienvenida -por parte del animador- y presentación de los participantes. • Decidimos juntos lo que vamos a hacer. Para ello es necesario, por una parte, que cada uno diga lo que espera 11

encontrar en este grupo y, por otra, que todos intentemos comprender el objetivo que el animador nos propone de parte de la diócesis, la parroquia o el grupo que convoca. • Nos ponemos de acuerdo en cómo lo vamos a hacer, escuchando atentamente la explicación del animador. • Acordamos el lugar, la hora y la frecuencia de nuestros encuentros.

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LAS CONFESIONES DE FE EN EL NUEVO TESTAMENTO

LECTURAS BÍBLICAS

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO Este año nos vamos a centrar en las actuaciones de Dios en Jesús de Nazaret. Para preparar el próximo encuentro leeremos algunos textos en los que se expresa la fe de los primeros cristianos en Jesús resucitado como Mesías y Señor: Mt 16,13-20; Le 13,22-30; Hch 2,22-36; Rom 1,1-6; Flp 2,5-11. Intentaremos responder a la siguiente pregunta: ¿Qué se afirma en estos textos sobre la identidad y la misión de Jesús? 12

Puesta en común sobre los textos de referencia La muerte en cruz de Jesús produjo un tremendo desconcierto entre sus primeros discípulos. Pero el encuentro con Jesús resucitado les llevó a descubrir el verdadero sentido de su muerte y el misterio de su identidad y de su misión. Y este descubrimiento es lo que plasman y celebran en las fórmulas de sus "credos" o confesiones de fe. Nos preguntábamos al leer los textos: ¿Qué se afirma en estos textos sobre la identidad y la misión de Jesús? 13

GUIA DE LECTURA "Esto e s lo que anunciamos y e s t o e s lo que habéis creído" Antes de comenzar, b u s c a m o s 1 Cor 1 5 , 1 - 1 1 . >• A m b i e n t a c i ó n A las p r e g u n t a s de los cristianos de Corinto sobre la resurrección de la carne, Pablo responde recordando el contenido del evangelio que él les había proclamado en s u predicación. Evangelio que él, a s u vez, había recibido de otros testigos y que los mismos corintios h a b í a n acogido. Ese evangelio consiste en el anuncio de la muerte y resurrección de J e s ú s . >- Miramos n u e s t r a vida El nombre y la figura de J e s ú s continúan presentes en nuestro tiempo y, consciente o inconscientemente, siguen inquietando y suscitando interrogantes también a n u e s t r a generación. Se habla y se escribe de ellos a b u n d a n t e m e n t e , u n a s veces a favor y otras en contra. Son m u c h a s las opinion e s que sobre s u identidad, s u vida y s u m u e r t e se presentan. Por ello nos preguntamos: - ¿Qué se opina sobre Jesús, sobre su vida y su obra en nuestros ambientes? ¿Qué se subraya de él? - Entre los que se confiesan cristianos, ¿qué aspectos del misterio de Jesús son acogidos o proclamados con mayor satisfacción? > E s c u c h a m o s la Palabra de Dios S a n Pablo recuerda a los corintios lo esencial de la fe cristiana que él h a recibido y les h a transmitido: la m u e r t e de J e s ú s por los p e c a d o s de los h o m b r e s y s u resurrección de entre los m u e r t o s . Apela a s u responsabilidad p a r a m a n t e n e r fielmente este mensaje que ellos acogieron y h a n experim e n t a d o como c a u s a de s u salvación. • Nos preparamos p a r a acoger también nosotros esta palab r a de Dios. • Alguien del grupo lee en voz alta 1 Cor 15,1-11. 14

• C a d a u n o lo relee e n silencio y t r a t a de entenderlo mejor con a y u d a de las n o t a s de la Biblia o a l g ú n otro comentario. • Respondemos a e s t a s p r e g u n t a s : - ¿Qué es para Pablo lo más importante de la fe cristiana? - ¿Qué actitudes señala y alaba Pablo en los cristianos? - ¿Quiénes son presentados como testigos de la resurrección de Jesús y en qué se apoyan para afirmarla? > V o l v e m o s sobre nuestra vida La fe que profesamos n o es creación n u e s t r a . La h e m o s recibido de u n a cadena de testigos de la que nosotros también formamos parte. Esta fe que confesamos solemnemente cada domingo no puede quedarse en m e r a s palabras. La confesión de la m u e r t e y resurrección de J e s ú s debe manifestarse en n u e s t r a propia vida. Por eso n o s preguntamos. - ¿Qué aspectos del misterio de Jesús afirmas con mayor énfasis en tufe? - ¿Dónde notas la fuerza salvífica de la resurrección de Jesús en tu vida? - ¿Cómo das testimonio con tu vida y tu palabra de tufe en la muerte y resurrección de Jesús? > Oramos Terrninamos nuestro encuentro con u n momento de oración. En ella d a m o s gracias a Dios por la fe que h e m o s recibido. Podemos p e n s a r u n a breve fórmula q u e exprese n u e s t r a confesión de fe e n J e s ú s y ponerla por escrito. • E s c u c h a m o s de nuevo la lectura de 1 Cor 15,1-11. A continuación o r a m o s brevemente en silencio. • Podemos compartir con los d e m á s m i e m b r o s del grupo n u e s t r a confesión personal de fe. • Proclamamos j u n t o s el "Credo" breve de la misa. PARA PROFUNDIZAR "¡Ha resucitado!" Las confesiones de fe de los primeros cristianos se encuent r a n dispersas por todos los escritos del Nuevo Testamento. 15

El núcleo básico y común es la afirmación de que Jesús, cuya vida -enseñanzas y obras- y cuya muerte eran bien conocidas, está vivo: ha resucitado de entre los muertos. Una fe manifestada primariamente en veneración y culto: "Ven, Señor Jesús" Los primeros cristianos manifiestan su fe en Jesús a través del culto que le profesan. Esas prácticas de culto se expresan en oraciones e invocaciones ("Ven, Señor Jesús"); en aclamaciones ("Jesús es Señor"); en las repetidas celebraciones de la cena en memoria de él; en salmos, cánticos e himnos de alabanza dirigidos a él como Cristo y Señor o, como confiesan incluso escritores paganos, "como Dios". Una fe que confiesa acontecimientos antes que doctrinas: "Pasó haciendo el bien" Las convicciones de fe así expresadas se convierten en "confesiones", en fórmulas breves, fijas, fácilmente memorizables. En ellas no se afirman doctrinas, "dogmas", sino acontecimientos de la vida de Jesús, hechos cargados de sentido, sus "misterios", es decir, realidades en las que Dios actúa y que tienen que ver con la suerte de la humanidad. Los hechos fundamentales de la actuación de Dios en Jesús son su muerte en la cruz y su resurrección de entre los muertos al tercer día. Estos "misterios" se formulan a veces con expresiones que enriquecen su contenido. Así, cuando se habla de su muerte, se dice que "padeció", "sufrió", "derramó su sangre". Y para la resurrección se afirma que "rompió las ataduras de la muerte", "fue elevado" o "ascendió al cielo", "fue exaltado", "sentado a la derecha del Padre", "coronado de gloria y esplendor", "constituido Mesías, Señor, Príncipe y Salvador, Hijo poderoso de Dios". Una fe avalada por testigos: "Se apareció a Pedro y luego a los Doce" La muerte de Jesús fue para sus discípulos un choque dramático. Sintieron la frustración de sus expectativas de triunfo. Experimentaron la humillación de su propio engaño por haber seguido a alguien despreciado, condenado; en cierta manera, incluso "maldito" de Dios. Por eso le abandonan, le 16

niegan, huyen, se dispersan. Pero a partir de aquel increíble "tercer día" esos mismos discípulos cambian totalmente de perspectiva. Sin esperarlo, sin imaginarlo siquiera ni comprenderlo, se les impone la certeza de que ese mismo Jesús "ha resucitado". Lo perciben no como un cadáver que ha vuelto a la vida, ni como un "fantasma", sino como alguien que vive en otra dimensión, en otro tipo de existencia, una existencia gloriosa, propia del ámbito del Dios por él anunciado. Su convicción de que es verdad que Jesús vive en esa nueva dimensión se percibe en el cambio que experimentan: pasan de la negación y la huida a la confesión de que J e s ú s es Mesías y Señor. Sustituyen la celebración del sábado, fundamentada en la creación y en el Decálogo, esencial para todo judío, por la de "el día después del sábado", el "día del Señor". Su celebración cultual fundamental es la de la "fracción del pan", en memoria de la cena de Jesús, en la que reconocen su presencia viva. En un estadio posterior, en las comunidades cristianas se construyen narraciones, relatos, sobre el encuentro con el Resucitado. Así lo vemos en los evangelios. Se acentúa lo imprevisto del encuentro, las dudas e incredulidades, la necesidad de constatar la identidad de Jesús y su realidad actual. Si en los "credos" los testigos eran solo varones, porque eran los únicos a los que se les reconocía autoridad en los testimonios oficiales, en esas narraciones los primeros testigos son mujeres. Una fe conforme a la revelación de Dios: "Según las Escrituras" Sin el fundamento bíblico, u n judío creyente no hubiera podido llegar a entender el sentido de la cruz ni el de la resurrección de Jesús. La experiencia de la presencia del Resucitado proporciona a los discípulos un nuevo modo de leer las Escrituras. La muerte en cruz se entiende ahora como formando parte de la lógica del plan de Dios. Así se sitúa a Jesús en la línea del Ungido que en el proyecto de Dios no puede conocer la corrupción, y en la del Siervo de Yahvé que ofrece su vida por amor y recibe como recompensa u n puesto de honor. 17

La r e s u r r e c c i ó n y la m u e r t e e n c u e n t r a n justificación en el conjunto de la E s c r i t u r a , t a n t o en los textos de los Profet a s como en los de la Ley y en los Salmos. Y no solo en textos literarios, sino t a m b i é n e n las figuras p e r s o n a l e s (Abrahán, Isaac, Moisés, Elias, J o n á s , David, etc.) y en acontecimientos de la historia salvífica (éxodo, pascua, alianza, templo, culto).

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DIOS HA EXALTADO A JESÚS A SU DERECHA

Una fe desde la memoria de la vida de Jesús: "Acuérdate de Jesucristo" Desde el encuentro con el Resucitado y con la iluminación del Espíritu, los testigos r e c u e r d a n y r e p i e n s a n la vida de J e s ú s , todo lo q u e hizo y dijo. M u c h a s de s u s acciones y de s u s palabras tienen ahora u n sentido nuevo y m á s pleno. El significado de los p a n e s multiplicados, la cena, la entrada e n J e r u s a l é n , la purificación del templo, el costado t r a s p a sado con la lanza... q u e d a b a finalmente desvelado. Y así proclaman ya en el Hijo del hombre la gloria del Hijo de Dios, en el hijo de J o s é al Hijo de David. Y h a s t a en s u concepción y s u infancia se revela la presencia de Cristo, el Señor.

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO En el próximo encuentro nos acercaremos al misterio de la resurrección de J e s ú s . Si la muerte del Señor llenó de desencanto y frustración al grupo de discípulos que le habían seguido atentos a s u s e n s e ñ a n z a s y a las obras prodigiosas que realizaba, la resurrección significó u n giro radical en s u s vidas, al comprender u n poco mejor la verdad de lo que habían visto y oído. Para preparar la sesión, leeremos algunos textos: Le 24,50-53; Hch 1,9-11; Hch 5,29-32; Rom 14,1-12; 1 Pe 3,18-22. Intentaremos responder a las siguientes preguntas: ¿Qué se dice en cada texto sobre lo que Dios hizo en Jesús al resucitarlo de entre los muertos? ¿Qué nombres o títulos se dan a Jesús como consecuencia de la resurrección? 18

LECTURAS BÍBLICAS Puesta e n c o m ú n sobre l o s t e x t o s de referencia Las confesiones de fe de los primeros cristianos afirman q u e Dios h a resucitado a J e s ú s de entre los m u e r t o s . P a r a comprender mejor ese hecho, h e m o s leído a l g u n o s textos, sobre los q u e n o s p r e g u n t á b a m o s : ¿Qué se dice en cada texto sobre lo que Dios hizo en Jesús al resucitarlo de entre los muertos? ¿Qué nombres o títulos se dan a Jesús como consecuencia de la resurrección? 19

GUIA DE LECTURA "La m u e r t e n o t i e n e y a d o m i n i o sobre él" Antes de comenzar, b u s c a m o s R o m 6 , 1 - 1 1 . >• A m b i e n t a c i ó n Pablo escribe a u n a comunidad que él rio h a fundado y a la que piensa ir a visitar próximamente. Con extraordinaria valentía y claridad, les a n u n c i a el evangelio de J e s u c r i s t o como fuerza de salvación p a r a todo el q u e cree. E s t e evangelio lo h a a c e p t a d o y a la c o m u n i d a d de Roma por la fe y el b a u t i s m o . El b a u t i s m o es el rito q u e a b r e a la fuerza salvad o r a de la r e s u r r e c c i ó n de J e s ú s y s i t ú a al creyente e n u n a condición n u e v a de vida, q u e se manifiesta e n u n a m u e r t e real al p e c a d o . De e s a vida n u e v a h a b l a n u e s t r o texto. >• Miramos nuestra vida La sociedad en la que vivimos ha convertido la muerte en u n t e m a tabú. No quiere hablar de ella. Pretende ignorarla, alejarla de los espacios donde se desenvuelve la vida ordinaria. E n este contexto, el mensaje de la resurrección de los muertos se oye con indiferencia o provoca sonrisas irónicas. Al mismo tiempo, n o es raro escuchar doctrinas extrañas sobre la reencarnación en vidas sucesivas. Ante esto nos preguntamos: - ¿Qué se piensa

en tu ambiente

- ¿Qué idea se tiene sobre reacciona ante ese anuncio

sobre la

muerte?

la resurrección? cristiano?

¿Cómo

se

> E s c u c h a m o s la Palabra S a n Pablo explica a los r o m a n o s la b u e n a noticia de que el cristiano, por el b a u t i s m o , participa de la victoria de J e s ú s r e s u c i t a d o sobre la m u e r t e y sobre el pecado. Y los enfrenta con la responsabilidad y el desafío de orientar s u vida en conformidad con e s a realidad salvadora. • E n silencio, n o s d i s p o n e m o s a e s c u c h a r y acoger este "evangelio". • E s c u c h a m o s la lectura de Rom 6 , 1 - 1 1 , 20

• Releemos p e r s o n a l m e n t e el texto a y u d a d o s por las n o t a s de n u e s t r a Biblia. • P r o c u r a m o s r e s p o n d e r a e s t a s cuestiones: - ¿Qué dice san Pablo sobre lo acontecido en la muerte de Jesús? - ¿Mediante qué expresiones se describe la relación del bautizado con Cristo? - ¿Cuáles son los efectos y las exigencias del bautismo en el creyente? > V o l v e m o s sobre nuestra vida La m u e r t e es u n a realidad incuestionable, pero no es u n p u n t o final. Pablo a n u n c i a que h a y vida m á s allá de la m u e r t e . Por el b a u t i s m o , el creyente es incorporado a Cristo m u e r t o y resucitado, es sumergido en s u m u e r t e y emerge a u n a vida nueva. La m u e r t e ya n o tiene poder sobre él. Este es el núcleo de la e s p e r a n z a cristiana. - ¿Qué sentimientos o reacciones provoca en ti el mensaje de Pablo sobre la resurrección? - ¿Cómo afecta a tu vida ordinaria la fe en la resurrección de Jesús? ¿En qué medida te lleva a mirar con esperanza a la muerte? >• Oramos T e r m i n a m o s con u n m o m e n t o de oración interiorizando lo q u e la lectura y meditación del texto de s a n Pablo n o s h a y a n sugerido. Podemos a m b i e n t a r n u e s t r a oración con a l g ú n símbolo de J e s ú s resucitado. Puede ser el cirio p a s cual encendido o u n icono del Pantocrátor, y alguna m ú s i c a de resurrección; por ejemplo, el Aleluya de Hándel. • Un miembro del grupo lee de nuevo Rom 6,1-11. • E n silencio, cada u n o hace s u oración personalmente, dando gracias por el bautismo recibido o glorificando al Señor por s u resurrección. Después de u n tiempo breve, todos pueden compartir lo q u e estimen o p o r t u n o de s u oración personal. • Terminamos con el canto "Resucitó, resucitó" u otro semejante. 21

PARA PROFUNDIZAR Nueva vida e n Cristo La resurrección de J e s ú s , confesada por los discípulos, fue explicada por ellos mediante diferentes expresiones que ponen de relieve s u contenido salvíñco p a r a el propio J e s ú s y p a r a quienes se adhieren a él por la fe y consagran s u adhesión por el bautismo. Las expresiones utilizadas recogen el lenguaje de las Escrituras judías, nuestro Antiguo Testamento. "La muerte no tiene ya dominio sobre él" La resurrección se comprende como la victoria de J e s ú s sobre la muerte. La resurrección no es u n a revivificación de u n cadáver, u n a recuperación de la vida terrena, sujeta de nuevo a la muerte. J e s ú s h a muerto de u n a vez para siempre, h a sido liberado del dominio de la muerte, de la esclavitud a la que la muerte tiene sometidos a todos los hombres de por vida. La m u e r t e de u n a p e r s o n a es la manifestación m á x i m a de la r u p t u r a de la relación con Dios, es q u e d a r instalado definitivamente en e s a r u p t u r a . E n este sentido, la m u e r t e tiene s u raíz y origen en la desobediencia, en el deseo de ser como Dios, de construirse frente a Dios. J e s ú s n o sigue ese camino. A s u m e la m u e r t e por solidaridad con la suerte de los h u m a n o s y por amor a ellos. Pero él n o cayó en la tentación de hacerse igual a Dios (Flp 2,6). La resurrección lo consagra en la obediencia, en la comunión con Dios, c o n s u m a n d o así s u victoria sobre el pecado. Por otra parte, la m u e r t e es considerada en la Escritura como u n a consecuencia de la instigación del diablo. Por eso, la resurrección es también la derrota del que tenía el dominio sobre la m u e r t e y m a n t e n í a esclavizada a toda la h u m a n i d a d a lo largo de la historia. Ni muerte, ni pecado, ni demonio p u e d e n ya romper n u n c a la comunión de J e s ú s con el Padre ni impedirle estar cerca y a y u d a r a c u a n t o s l u c h a n todavía en la tierra contra la tentación de la r u p t u r a con él. Constituido

Mesías

Por la resurrección, J e s ú s es constituido como el Mesías de Dios (Cristo). Ya d u r a n t e s u vida terrena, J e s ú s fue considera22

do por m u c h o s como el Mesías (Me 8,29). Pero algunos entendieron s u mesianismo en sentido político, como si se tratase del rey que liberaría al pueblo judío de la opresión romana. Y sin duda, esto influyó en que fuera condenado a muerte. Esta idea es corregida por s u m u e r t e y resurrección. El Resucitado es proclamado como el Cristo de Dios, liberador no ya solo del pueblo de Israel, sino de toda la h u m a n i d a d . Y no ya solo de opresiones materiales y externas, sino de las que afectan a los hombres en s u dimensión espiritual e íntima, las que destruyen la relación con Dios. Él aporta la bendición plena a la h u m a n i d a d entera, el acceso y la comunión con el Dios a u t o r de todo bien. Él establece la reconciliación, la paz y la u n i d a d entre todos los h u m a n o s . Elevado y sentado a la derecha de Dios La resurrección es explicada t a m b i é n m e d i a n t e la imagen de la "ascensión", la elevación o s u b i d a al cielo. No se t r a t a de u n a realidad espacial, sino de u n a imagen que expresa la incorporación a la vida propia de Dios. Se r e ú n e n en esta imagen varias perspectivas: - La del profeta Elias "arrebatado al cielo" y liberado de las limitaciones t e r r e n a s y capaz, por t a n t o , de a c t u a r en cualquier m o m e n t o y lugar. - La de la "elevación" en la cruz (Jn 3,13), q u e sugiere el ámbito h a c i a donde va y de d o n d e h a venido: s u origen de arriba, de Dios, al que retorna. - La de h a b e r sido s e n t a d o a la d e r e c h a de Dios, por lo cual el Resucitado h a sido introducido en la condición divina. Así, incorporado en igualdad de dignidad y poder con el "Señor-Dios", el Padre, ejerce con él el gobierno del cosmos. Y también, en s u función de juez, establece la justicia salvífica de Dios en la historia. Exaltado y glorificado como Señor La resurrección se explica asimismo con los términos de "exaltación" y "glorificación" de J e s ú s como "Señor". Dios le entrega ese "nombre sobre todo nombre" ante el que se debe doblar t o d a rodilla en el cielo, e n la tierra, e n los a b i s m o s (Flp 2,9-11). El "nombre" expresa la identidad y la gloria. 23

La "gloria" no es la fama o la simple honra recibida. En la Escritura designa el "peso" de alguien, su categoría, su dignidad. En el Antiguo Testamento se aplica fundamentalmente a Dios para señalar su soberanía y poder, que se han manifestado en sus actuaciones a favor de su pueblo en misericordia y fidelidad. En la resurrección, Dios entrega a Jesús su gloria, su propio nombre y categoría de "el Señor". Así, el Padre reconoce la obra que Jesús realiza en su nombre entregando su vida por amor y lo proclama igual al mismo Dios. El poder salvífico de Dios sobre la humanidad y el mundo reposa en Jesucristo.

3 DIOS ENTREGÓ A SU HIJO POR NOSOTROS

"Constituido Hijo poderoso de Dios según el Espíritu" La expresión más solemne y profunda del contenido de la resurrección es la que afirma que ha sido "constituido" por el Espíritu Santo "Hijo poderoso de Dios". Indica el reconocimiento de su relación con Dios como hijo. Se trata del hecho de que Jesús, en su naturaleza humana, ha sido asumido en el seno mismo de Dios, donde el Hijo había sido engendrado. En él participa de la vida de Dios y de la condición divina poderosa que le corresponde como a tal Hijo único. Así, la corporalidad de Jesús queda liberada de la imperfección, de la fragilidad de la materia, y se hace "espiritual", llena del Espíritu divino. A la luz de la resurrección será comprendida toda la vida de Jesús, toda su acción y enseñanza, su misma pasión y muerte, e incluso su concepción, nacimiento e infancia. Y así aparecerá reflejado en las narraciones de los evangelios. LECTURAS BÍBLICAS

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO Para preparar el próximo encuentro leeremos algunos textos bíblicos en los que se reflexiona acerca del misterio de la muerte y resurrección de Jesús. Los textos que vamos a leer son estos: J n 3,13-17; Rom 5,6-11; Gal 1,3-5; Ef 2,4-7 y 5,1-2; 1 J n 4,7-11. Una vez leídos, respondemos a esta pregunta: ¿Cuál es la razón última de la muerte de Jesús? 24

Puesta en común sobre los textos de referencia La trágica muerte de J e s ú s provocó u n enorme desconcierto entre sus seguidores, solo superado por la experiencia del encuentro con el Resucitado. Ese encuentro, iluminado por el Espíritu Santo y bajo la guía de las Sagradas Escrituras, condujo a los discípulos a comprender mejor el verdadero sentido de la vida y la muerte de Jesús. Al leer los textos indicados para preparar este encuentro nos preguntábamos: ¿Cuál es la razón última de la muerte de Jesús? 25

GUÍA DE LECTURA "Dios no perdonó a su propio Hijo; lo entregó por nosotros" Antes de comenzar, buscamos Rom 8,31-39. >• Ambientación Pablo describe a los cristianos de Roma los efectos de la fe en Cristo muerto y resucitado: la liberación de la muerte; la nueva vida sin pecado; la libertad con relación a la Ley como fuente de salvación... Toda esa grandiosa obra de salvación suscita en Pablo un elogio del amor de Dios manifestado en Cristo, y de la paz y seguridad que ese amor produce en los creyentes. >• Miramos nuestra vida La palabra "amor" es una de las más usadas en nuestra sociedad, pero a la vez es una de las más confusas. Lo mismo sirve para designar el enamoramiento entre dos personas que para señalar la entrega de u n a madre a sus hijos. Se usa lo mismo para describir la dedicación al dinero, al placer, a u n a tarea cualquiera, que para indicar el desvivirse por quienes viven sumidos en la miseria o en el dolor. Ante esta realidad, nos preguntamos: - ¿A qué se alude en nuestros ambientes cuando se habla de "amor"? - ¿Qué características y consecuencias tienen los diferentes tipos de amor que se viven en nuestra sociedad? > Escuchamos la Palabra de Dios En este pasaje de su carta a los Romanos, Pablo culmina la exposición sobre la acción del Espíritu Santo en la vida de los cristianos. Con u n a serie de preguntas retóricas, que sugieren claramente las respuestas adecuadas, positivas o negativas, presenta la seguridad y alegría derivadas de la actuación de Dios a favor de los hombres mediante la vida, la muerte y la resurrección de Cristo. 26

• Antes de escuchar la Palabra de Dios, nos preparamos en silencio para acogerla en nuestro corazón. Pedimos la iluminación del Espíritu para comprenderla y saborearla. • Un miembro del grupo proclama en voz alta el texto de Rom 8,31-39. • Cada uno, personalmente, relee el texto y lo estudia con ayuda de las notas de su Biblia. • Respondemos a estas preguntas: - ¿Qué actuaciones de Dios se enumeran en el texto? ¿Cuál es la mayor de todas ellas? ¿En favor de quién se realizan? - ¿Qué se dice en el texto sobre el motivo de esas actuaciones? - El texto contiene una lista de "fuerzas" que pueden amenazar con alejar del ser humano el amor de Dios. ¿De qué fuerzas se trata? - ¿Cuál crees que es el tema central del pasaje? >• Volvemos sobre nuestra vida El amor de Dios se ha abierto camino en nuestras vidas, y nada nos puede apartar de él. Las palabras de san Pablo sobre el amor de Dios manifestado en Cristo nos llevan a profundizar en nuestra relación con él desde la búsqueda del amor auténtico. Pero, además, nos facilitan el sentido más genuino del amor cristiano, dándonos la clave para relacionarnos con los demás. A la luz de esas palabras del apóstol, nos preguntamos: - Si tuvieras que hablar a alguien del amor de Dios, ¿qué le dirías? ¿Cómo le enseñarías a vivir una auténtica relación de amor con él? - La manera que Dios tiene de relacionarse con nosotros es muy particular. ¿Qué consecuencias tiene este amor de Dios en nuestras relaciones con los demás? >• Oramos Terminamos con un tiempo de oración inspirado en estas palabras de san Pablo y en los textos bíblicos que hemos 27

leído al preparar este encuentro. Para ambientar la oración podemos colocar algún póster con u n gran corazón o una imagen del Crucificado con una de las frases de estos pasajes que hablan del amor de Dios. • Después de u n momento de silencio, leemos de nuevo personalmente Rom 8,31-39. • Exponemos brevemente en voz alta nuestra oración personal. • Terminamos cantando ¿Quién nos separará del amor de Dios? u otro cántico apropiado. PARA PROFUNDIZAR El amor de Dios, manifestado en Cristo, Señor nuestro El misterio de la Pascua de Jesús, de su muerte y resurrección, objeto fundamental de la fe de los cristianos, es presentado en el Nuevo Testamento como el culmen del amor de Dios a la humanidad. "Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?" La muerte-resurrección de Jesús es presentada repetidamente en el Nuevo Testamento como consecuencia de una "entrega". En esa "entrega" se van encadenando las acciones de diversos personajes. El primero es Judas, que se las ingenia para "entregar" a Jesús a las autoridades religiosas del pueblo judío. Estas, por su parte, "entregan" a Jesús al poder romano, al gobernador Poncio Pilato. Y este, a su vez, aunque no encuentra en él nada digno de muerte, condena a Jesús y lo "entrega" a los soldados para que lo azoten y lo crucifiquen. "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros" Los discípulos de Jesús, después de su resurrección, descubren la presencia de otra "entrega" más profunda y trascendental: la del propio J e s ú s . Él, en efecto, no ignoraba los manejos que se urdían contra él. Así lo expresan los evangelios en los textos conocidos como "anuncios o predicciones de la pasión". 28

Podía haberse escondido eficazmente, como lo hizo en alguna ocasión. Podía haber huido. Cuando llega el momento -o, como él dice, "su hora"-, acoge y hace suya la entrega que se trama contra él. En u n gesto de lucidez y de coraje, en la última cena, cuando en el ambiente de la fiesta de Pascua se respira el olor de la ofrenda de los corderos para el sacrificio, da a sus discípulos un pedazo de pan como señal anticipatoria de la entrega de su vida: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros". Algo más tarde, en Getsemaní, sale al encuentro de los que vienen a prenderlo. No rechaza el beso, que era la señal dada por el que lo entregó, ni permite que los suyos lo defiendan, sino que se deja conducir sin resistencia, de proceso en proceso. Se abraza amorosamente a la cruz. Todo esto lo encontramos maravillosamente relatado en el evangelio de Juan: "Yo doy mi vida [...]. Nadie tiene poder para quitármela; soy yo quien la doy por mi propia voluntad. Yo tengo poder para darla y para recuperarla de nuevo" (Jn 10,17-18). "Dios no se reservó a su Hijo, sino que lo entregó por nosotros" Pero estas "entregas" de J e s ú s expresan una realidad todavía más profunda. La entrega que realizan los enemigos ("con un beso entregas...") y la entrega voluntaria de Jesús ("mi cuerpo, que se entrega...") se funden con la entrega realizada por el mismo Dios, el Padre. Jesús entiende que en la entrega de la que es protagonista está en juego la voluntad del Padre, su proyecto de salvación para los hombres. Se había ofrecido desde el principio para realizar ese proyecto: "Aquí estoy para hacer tu voluntad". Durante su vida confiesa que "su alimento es cumplir la voluntad del que me envió". Está convencido de que esa es "la misión que el Padre me ha encomendado". En el huerto de los olivos, en la lucha de la oración, aunque con gritos y lágrimas por la debilidad de la carne, opta por la voluntad del Padre, por lo que quería Dios. Así se puede afirmar que "por disposición divina gustó la muerte en beneficio de todos" (Heb 2,9). Esta convicción será formulada por Pablo con toda solemnidad en el texto 29

de la carta a los Romanos: Dios "no perdonó a su propio Hijo; antes bien, lo entregó a la muerte por todos nosotros" (Rom 8,32). O en la fórmula que comprende también la resurrección: "Entregado a la muerte por nuestros pecados y resucitado para nuestra salvación" (Rom 4,25). "Me amó y se entregó por mí" Mediante esta fórmula, san Pablo expresa la relación entre la entrega y el amor. La entrega de J e s ú s es el fruto y el culmen de su amor. Su amor es el motivo por el que J e s ú s se entrega. Su entrega, en efecto, ha sido "por nosotros", "por nuestros pecados", "por la Iglesia", "por los hombres". Su decisión de entregarse es u n a decisión en interés y a favor de los seres humanos, para conducirlos a la gloria, para restaurar la "imagen y semejanza de Dios" que estaban llamados a ser desde el momento mismo de la creación. Esa causa, la causa del hombre, que él sabe que es la causa misma del Padre, le apasiona. "¡Cuánto he deseado celebrar esta Pascua con vosotros antes de morir!". 'Tengo que pasar por la prueba de un bautismo, y estoy angustiado hasta que se cumpla". O como dirá san Juan: "Habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo", hasta la expresión máxima del amor, que es "dar la vida por los amigos". Por u n a parte, el suyo es u n amor apasionado, pero, por otra, es u n amor que no busca su propio interés, ni beneficiarse de las cualidades o capacidades del amado, ni apoderarse o dominarlo. Es el amor que busca el bien del amado, su crecimiento, su liberación de las opresiones que le impiden crecer, su realización en plenitud, su llegada a la meta planeada por Dios. Ha descubierto que para ello es preciso renunciar a sí mismo, aceptar incluso la muerte, como paso necesario para dar vida: morir como la semilla que cae en tierra para transformarse en fruto de vida. "Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo" Del mismo modo que Jesús asume la entrega que el Padre hace de él, así también en ella su amor a toda persona manifiesta el amor del Padre. Ese amor de Dios se dirige, 30

en primer lugar, a su propio Hijo, el amado ya antes de la creación del mundo. Porque Dios -Padre, Hijo y Espíritu- es una comunidad de vida y amor. Y, en segundo lugar, el amor de Dios sale fuera de sí manifestándose en la creación del universo. Todo el cosmos -particularmente el género h u m a n o - habla de la bondad y del amor de Dios. El Padre, no conforme con eso, envía al Hijo al mundo para mostrar a todos la grandeza de u n amor sin reservas. En la cruz, J e s ú s certifica la generosidad e incondicionalidad del amor divino entregándonos el Espíritu, con el que Dios "ha derramado su amor en nuestros corazones" (Rom 5,5). Este amor está llamado a suscitar, en quien cree en él y se sabe amado, respuestas de agradecimiento y de alabanza a Dios. Y a proyectarse en el amor a los hermanos. Si él nos ha amado así, de la misma manera nosotros debemos amarnos unos a otros.

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO Para preparar la próxima reunión vamos a leer algunos textos que hablan del acontecimiento del bautismo de Jesús en el río Jordán y que aportan muchos datos acerca de la figura y la misión de Juan el Bautista. Los textos de lectura son Mt 3,1-17; Le 3,1-22; J n 1,19-34; Hch 19,1-7. Después de leerlos, intentamos responder a estas preguntas: ¿Qué dicen estos textos sobre Juan el Bautista y sobre el bautismo administrado por él? ¿Qué sucede cuando Jesús es bautizado? 31

NOTAS

4 BAUTIZADO POR JUAN EN EL JORDÁN

LECTURAS BÍBLICAS Puesta en común sobre los textos de referencia Para preparar este encuentro hemos leído varios textos en los que se habla de la personalidad de J u a n el Bautista, de los bautizos que realizaba y del propio bautismo de Jesús, que constituye el comienzo de su vida pública. Ponemos en común lo que hemos descubierto en los textos e intentamos responder a las preguntas propuestas: ¿Qué dicen estos textos sobre Juan el Bautista y sobre el bautismo administrado por éi? ¿Qué sucede cuando Jesús es bautizado? 33

E n los evangelios, J u a n el B a u t i s t a e s p r e s e n t a d o como u n simple p r e p a r a d o r de la llegada de J e s ú s , u n h u m i l d e servidor suyo. J e s ú s , sin embargo, se h a c e b a u t i z a r por J u a n con ese b a u t i s m o de a g u a p a r a el p e r d ó n de los pecados.

GUIA DE LECTURA "En ti m e c o m p l a z c o " Antes de comenzar, b u s c a m o s Me 1,1-11. >- A m b i e n t a c i ó n J e s ú s de Nazaret h a c e s u primera aparición en público en u n m o m e n t o m u y concreto de la historia. La conquista r o m a n a h a b í a suscitado m u c h a s i n q u i e t u d e s t a n t o en el orden político como en el religioso. E n este contexto, varias figuras y movimientos u r g í a n a la conversión, a n i m a n d o al cambio de orientación en la vida m e d i a n t e ritos especiales. U n a de las figuras m á s llamativas e influyentes fue la de J u a n el B a u t i s t a . A él se acerca J e s ú s p a r a ser bautizado. >- Miramos nuestra vida Vivimos como en u n e s c a p a r a t e . No importa lo que realm e n t e alguien o algo es, sino lo q u e parece. Nos m o l e s t a q u e otros v e a n n u e s t r a s faltas, n o s c u e s t a reconocer que cometemos errores. Ante n u e s t r o s defectos c a b e n dos reacciones. La primera, el maquillaje: c r e m a s a n t i a r r u g a s , perfumes exóticos q u e t a p e n el fallo y e n g a ñ e n al ojo ajeno. La s e g u n d a , e c h a r a otro la culpa: A d á n delató a Eva, y Eva a la serpiente; c u a n d o algo se r o m p e e n casa, siempre h a y u n p e q u e ñ o al q u e e c h a r las c u l p a s . - ¿Te reconoces en esta descripción? Comparte con los miembros del grupo ejemplos de este tipo que te hayan sucedido. - ¿Por qué crees que nos molesta demás?

tanto el juicio

de los

> E s c u c h a m o s la Palabra de Dios La a v e n t u r a de J e s ú s aparece d e s d e el primer m o m e n t o ligada a la de J u a n el B a u t i s t a . Este fue visto y reconocido como u n profeta carismático q u e llamó la atención por s u a t u e n d o , s u tipo de vida ascética y s u predicación de la necesidad de u n cambio de vida a n t e la inminencia de la llegada del Reino de Dios. 34

• Nos disponemos a escuchar la Palabra de Dios invocando en silencio al Espíritu S a n t o . • Uno del grupo lee en voz alta Me 1,1-11. • Lo e s t u d i a m o s p e r s o n a l m e n t e con a y u d a de las n o t a s de n u e s t r a Biblia y de los textos paralelos y a leídos. • Respondemos a estas preguntas: - ¿Dónde aparece Juan y con qué aspecto se - ¿Qué exige el bautismo - ¿Con qué términos de sí mismo? - ¿Qué se resalta Jesús?

que Juan

se expresa sobre

presenta?

administra? la opinión

la identidad

que él

y la acción

tiene de

- ¿Qué dice la voz del cielo? >• V o l v e m o s sobre nuestra vida Pendientes, como estamos, del juicio de los demás, perdem o s de vista el juicio que verdaderamente importa. Hemos visto que J e s ú s , el que no tenía pecado, n o hizo valer s u condición y se p u s o en la fila de los h u m a n o s , pobres pecadores, p a r a recibir el b a u t i s m o de conversión de J u a n . Lo hizo p a r a cumplir la voluntad de Dios, y por eso el Padre le reconoció como Hijo y manifestó s u complacencia. - ¿Qué actitudes

nos sugiere el comportamiento

de

- ¿Qué podemos hacer para relatiuizar los juicios nos y acoger el juicio y la complacencia de Padre Dios?

Jesús? humanuestro

>• Oramos Al terminar la sesión de hoy, e x p r e s a m o s n u e s t r o agradecimiento a Dios por m i r a r n o s como hijos s u y o s y le pedimos q u e n o s ayude a ser sinceros con n o s o t r o s m i s m o s , recono35

ciendo nuestros errores. Esperamos su juicio misericordioso y que lleguemos a escuchar su complacencia. Podemos ambientar esta oración con algún cuadro en el que se representa el bautismo de J e s ú s o la paloma que sugiere la presencia del Espíritu Santo, o con un cartel con esta frase: 'Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco". • Leemos de nuevo Me 1,1-11. • Expresamos en voz alta nuestra oración personal. • Terminamos repitiendo todos juntos esta frase: 'Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco". PARA PROFUNDIZAR El misterio del bautismo de Jesús El evangelio de san Lucas anota que Jesús fue bautizado cuando tenía "alrededor de treinta años" (Le 3,23). Es la edad del reconocimiento y la responsabilidad social como adulto. El bautismo constituye, por tanto, la inauguración de su vida pública, la primera proclamación de su misterio, de la obra salvífica de Dios en él y por él. "¿Eres tú él que vienes a mí?" El hecho del bautismo de Jesús por J u a n no encajaba en la comprensión que los discípulos tenían del misterio de Jesús una vez que habían vivido la experiencia de su muerte y resurrección. Tal hecho constituía una seria dificultad para su fe y para su proclamación de Jesús como Cristo y Señor. Tenían que enfrentarse a la acusación, formulada por los discípulos de J u a n el Bautista, de que su maestro era superior a Jesús, puesto que lo había bautizado. Los discípulos de J e s ú s no podían negar ese hecho, pero tampoco podían admitir que el Bautista fuera superior a Jesús. Por eso responden a la interpretación de los discípulos de J u a n con numerosos y sucesivos argumentos, que son recogidos en las narraciones del bautismo de Jesús. J u a n se confiesa solo como alguien cuya misión es preparar el camino a uno que viene después, pero que es mayor, más fuerte y poderoso. Se reconoce como el último 36

de los esclavos, indigno de arrodillarse a sus pies para desatarle las sandalias. Su bautismo es de inferior calidad, al ser solo de agua y no otorgar el don del Espíritu. Este será el argumento de Pablo en Éfeso cuando se encuentra con los discípulos del Bautista (Hch 19,1-7). Asimismo, se acentuará el hecho de que J u a n se niega a bautizar a J e s ú s reconociéndolo superior a él: "Soy yo el que necesito que tú me bautices, y ¿eres tú el que vienes a mí?" (Mt 3,14). Lucas llegará incluso a omitir el nombre del que bautiza - J u a n - usando u n a fórmula reflexiva, como si fuera J e s ú s mismo el que "se bautiza". Este proceso de afirmación de la superioridad de J e s ú s culminará en el evangelio de san J u a n , donde ni siquiera se narra el bautismo de Jesús, aunque se mantiene el testimonio solemne de lo que en él aconteció: el Espíritu baja desde el cielo y el Bautista confiesa que su bautismo tiene la misión de manifestar a J e s ú s ante el pueblo de Israel. "Deja eso ahora. Conviene que cumplamos lo que Dios ha dispuesto" Pero había otra dificultad más grave aún. El bautismo de J u a n era un bautismo para el perdón de los pecados: exigía la confesión pública del pecado y la conversión para escapar del juicio de Dios. Nada de todo esto se podía aplicar en el caso de Jesús. La fe de sus discípulos en él como el Cristo, el Señor, el Hijo de Dios, excluía absolutamente cualquier atisbo de pecado, cualquier necesidad de reorientar la vida hacia Dios. ¿Cómo comprender entonces -y justificar- el bautismo de Jesús? Mateo ofrece varias perspectivas. Ciertamente, Jesús no necesitaba ese bautismo. Por u n a parte, el evangelista indica que se trata de una decisión personal y libre: "se dirigió" a J u a n para que lo bautizara. Por otra, como este se niega, Jesús le obliga a hacerlo, explicándole que se trata de u n a situación puntual: "Ahora". Pero finalmente, y sobre todo, es el cumplimiento de "lo que Dios ha dispuesto", la respuesta libre a una disposición divina. Lo que Dios ha dispuesto -literalmente, su "justicia"- es la liberación del pecado de la humanidad. J e s ú s se hace 37

solidario, se identifica con esa humanidad necesitada y deseosa de salvación. Se mete en la fila de los pecadores y se confunde con ellos, se pone en su lugar. Él carga con la condición pecadora de la humanidad y entra con ella en el Jordán. Así manifiesta, desde el primer momento de su vida pública, su disposición a llegar a la muerte por los pecados de los hombres. Su sumergirse en las aguas del Jordán es ya de alguna manera anticipar su "descenso a los infiernos" y su resurgir liberado del pecado. Y podrá ser proclamado por el propio Bautista, en el evangelio de san Juan, como "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". "Como lo he visto, doy testimonio de que él es el Hijo de Dios" El bautismo de Jesús por J u a n no es propiamente el origen del bautismo de los cristianos ni tiene el mismo sentido. Este se presenta en todo el Nuevo Testamento como u n bautismo "en el nombre de Jesús", u n sumergirse "en su muerte y resurrección". El de J e s ú s es una revelación, mediante la visión y la audición -los dos modos de manifestación de Dios en todo el Antiguo Testamento- de la identidad de Jesús y de su relación con Dios y con la humanidad. Según el evangelio que leamos, el "vio" y el "se oyó" se refieren al propio J e s ú s (y a él solo) o sugieren u n fenómeno público, visible y audible por todos los presentes. En cualquier caso, en el relato del bautismo de J e s ú s se expresa la fe de las primeras comunidades cristianas que proclaman a J e s ú s como Hijo de Dios. Esto es avalado por múltiples testimonios -los que han visto y han oído-, entre los que destaca el del propio J u a n Bautista: "Como lo he visto, doy testimonio de que él es el Hijo de Dios" (Jn 1,34). "En ti me complazco" Para el propio Jesús, el bautismo significó sin duda la decisión de dedicar su vida a la realización de la disposición divina. Fue el pasar de una vida corriente y privada a u n a vida pública y a u n a misión destinada a proclamar el reinado de Dios sobre Israel. Todo giraba en torno al cumplimiento de la voluntad del Padre. Así, el Hijo de Dios se manifiesta como el Siervo obediente. Esta condición del 38

Hijo-Siervo obediente es la revelación fundamental acontecida en el bautismo. El Espíritu lo coloca en una tensión permanente de dejarse gobernar por esa voluntad. En este mismo sentido, el bautismo de Jesús por J u a n ilumina también el camino de los discípulos. J e s ú s inicia el evangelio como el obediente. El camino de los discípulos es u n camino de obediencia filial. También el discípulo -el bautizado- podrá escuchar en lo íntimo de su corazón las palabras consoladoras: 'Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco".

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO Para preparar la próxima reunión leeremos cinco textos del Antiguo y del Nuevo Testamento que nos acercarán al rostro misericordioso de Dios proclamado en el pasado y actualizado en la vida y misión de Jesucristo. Los pasajes son: Is 58,1-12; Is 61,1-3; Heb 1,1-2; J n 1,14-18; Le 15,1-32. Intentemos responder a estas preguntas: ¿Qué dicen estos textos acerca de la forma de actuar de Dios y de sus enviados? ¿Cómo se expresa que Dios habla a través de su Hijo, Jesucristo? 39

NOTAS

5

JESUCRISTO NOS LO HA DADO A CONOCER

LECTURAS BÍBLICAS Puesta en común sobre los textos de referencia Nuestro Dios es un Dios elocuente. No guarda silencio, sino que habló maravillosamente en la creación del mundo, dando el ser a todo lo que existe. Habló en el pasado a través de infinidad de enviados, de forma particular mediante los profetas. Siempre se ha manifestado como el Dios de la misericordia, de la paciencia, del amor y del perdón. En el centro de la historia, se ha expresado de manera perfecta a través de su Hijo, Jesucristo: él es la Palabra de Dios, el Verbo encarnado, la transparencia más genuina del auténtico rostro de Dios. Para preparar este encuentro hemos leído Is 58,1-12; Is 61,1-3; Heb 1,1-2; J n 1,14-18 y Le 15,1-32, intentando responder a estas preguntas: ¿Qué dicen estos textos acerca de la forma de actuar de Dios y de sus enviados? ¿Cómo se expresa que Dios habla a través de su Hijo, Jesucristo? 41

GUIA DE LECTURA "Para anunciar la Buena Noticia" Antes de comenzar, b u s c a m o s Le 4 , 1 4 - 3 0 . > Ambientación Los evangelios nos p r e s e n t a n a J e s ú s como el Hijo que vive a t e n t o a la voluntad de s u Padre. El relato q u e leemos hoy es u n a m u e s t r a de ello: en la sinagoga de Nazaret, s u pueblo, J e s ú s lee la Palabra de Dios e, inspirado por ella, dibuja el p r o g r a m a de toda s u vida. Como discípulos de Cristo, t a m b i é n nosotros abrimos n u e s t r o corazón, toda n u e s t r a vida, a la voluntad de Dios. >• Miramos nuestra vida Todos h a c e m o s p l a n e s de futuro e i n t e n t a m o s organizar n u e s t r a existencia. Tener clara c u á l es n u e s t r a misión e n la vida e i n t e n t a r ser coherentes con ella p a r e c e g u a r d a r relación con el grado de felicidad de las p e r s o n a s . P e n s e m o s sobre el sentido de n u e s t r a s vidas a y u d a d o s por e s t a s preguntas: - ¿Conoces a algunas personas que piensan que sus vidas no tienen sentido? ¿Por qué crees que piensan eso? - ¿Cuál crees que es tu misión en la vida? ¿Qué proyectos personales tienes dibujados en tu horizonte? > E s c u c h a m o s la Palabra de Dios E n el relato de la sinagoga de Nazaret, el evangelista desvela el p r o g r a m a que d a sentido a toda la vida de J e s ú s . A través de u n pasaje del profeta Isaías, J e s ú s d e s c u b r e el camino q u e Dios pone delante de él. • Nos p r e p a r a m o s con u n momento de silencio p a r a escuc h a r la P a l a b r a de Dios. • Proclamamos Le 4,14-30. • Reflexionamos en silencio: releemos el pasaje y consult a m o s las n o t a s de n u e s t r a Biblia. • Entre todos t r a t a m o s de responder a e s t a s p r e g u n t a s : 42

- ¿Quién impulsa la acción de Jesús? - ¿En qué consiste la misión de Jesús? ¿A quiénes va dirigida? - ¿Por qué se hace referencia a Elias y a Elíseo? - ¿A qué se debe que quienes le escuchan pasen de la admiración inicial al rechazo más absoluto? >• V o l v e m o s sobre nuestra vida Al p e n s a r sobre n u e s t r o futuro nos dejamos orientar por los valores q u e a l g u n a s p e r s o n a s n o s t r a n s m i t e n o por los que nos inculca la sociedad. Como h e m o s visto en el texto del evangelio, J e s ú s tuvo en c u e n t a los planes de Dios, planes que fue descubriendo en la lectura y meditación a s i d u a de la Escritura. E n n u e s t r o s días, m u c h o s piensan, por ejemplo, que el dinero, la salud, u n b u e n trabajo o la j u v e n t u d son los elementos m á s importantes p a r a alcanzar la felicidad. - Como creyente, ¿qué te dice el programa de Jesús acerca de tu proyecto de vida? ¿En qué valores tiene que sustentarse? - ¿Estás atento a la Palabra de Dios para descubrir lo que él quiere de ti en cada momento de tu vida? Coméntalo en el grupo. > Oramos "El Espíritu del Señor e s t á sobre mí..." El Señor, que n o s creó, n o n o s deja solos en el camino de la vida. C a d a día nos dirige s u p a l a b r a y a c a d a p a s o s u Espíritu n o s sostiene, p a r a q u e n o desfallezcamos ni a b a n d o n e m o s el proyecto que c a r i ñ o s a m e n t e n o s p r o p o n e . Como símbolo, c a d a m i e m b r o del g r u p o p u e d e c o m e n zar la oración repitiendo en voz alta: "El Espíritu del Señor está sobre mí". • Volvemos a leer Le 4,14-30. • O r a m o s p e r s o n a l m e n t e sobre el pasaje proclamado. • Oramos comunitariamente. Recitamos j u n t o s el padrenuestro, la oración que diariamente n o s a c o m p a ñ a e n el camino de n u e s t r a vida. 43

PARA PROFUNDIZAR El Reino de Dios La p a l a b r a "reino" aparece m á s de 150 veces en el Nuevo T e s t a m e n t o , casi siempre e n los evangelios sinópticos. Este u s o t a n frecuente del término sugiere q u e era m u y c o m ú n en el lenguaje utilizado por J e s ú s y por las p r i m e r a s comun i d a d e s cristianas. Normalmente e n c o n t r a m o s la p a l a b r a formando p a r t e de las expresiones "Reino de Dios", "Reino de los Cielos" o "Reino del Padre". Realeza,

reinado,

reino

Basüeia es la p a l a b r a griega q u e t r a d u c i m o s al español por "reino". E s t a expresión se utiliza al m e n o s en tres sentidos. Por u n a parte, basüeia es sinónimo de "realeza" o "soberanía", designando la dignidad o el poder del rey. Un s e g u n d o significado tiene q u e ver con el ejercicio de ese poder, es decir, con el "reinado". Y, finalmente, t a m b i é n tien e u n sentido geográfico, o sea, el "reino", el territorio en el q u e el rey ejerce s u poder. E n el Nuevo T e s t a m e n t o e n c o n t r a m o s estos tres significados de basüeia, lo que e n ocasiones dificulta u n poco la t a r e a de los t r a d u c t o r e s . Oriente Próximo y judaismo E n a l g u n a s religiones a n t i g u a s , Dios e s considerado el rey del m u n d o p o r q u e lo h a creado y lo gobierna. E n el Antiguo T e s t a m e n t o e n c o n t r a m o s referencias a la realeza de Dios apelando generalmente a s u s victorias. Dios sale victorioso, en primer lugar, frente al caos original y a los otros dioses (Sal 2 9 ; 74), pero t a m b i é n frente a las potencias de la tierra, como Egipto (Éx 15,1-18). El Dios victorioso reina otorgando felicidad y paz a s u pueblo. Los j u d í o s c e r c a n o s a la corriente apocalíptica - q u e surgió como r e s p u e s t a a d e t e r m i n a d a s situaciones históricas en las q u e la identidad de Israel se vio a m e n a z a d a por potencias e x t r a n j e r a s - m i r a r o n al futuro y p o s t u l a r o n la lleg a d a de u n nuevo Reino, el de Dios, q u e pondría fin a los reinos del m u n d o (Dn 2,31-45). El Reino de Dios sería en 44

adelante el tiempo de salvación h a c i a el que c a m i n a la h i s toria de la h u m a n i d a d . Desde el siglo I d . C , se hizo c o m ú n entre los r a b i n o s el u s o de la expresión "Reino del Cielo" p a r a referirse al Reino de Dios, cuyo n o m b r e n o se p u e d e p r o n u n c i a r . El Reino del Cielo era sinónimo de la a u t o r i d a d de Dios a la que el israelita fiel somete s u voluntad. Los infieles - p o r lo m i s m o e s t a b a n al m a r g e n del Reino del Cielo. E s t a idea individualista y moral iría m a t i z á n d o s e h a s t a tener u n sentido m á s social: llegará el día en el que todos los h a b i t a n t e s de la tier r a reconocerán a Dios como s u rey. La predicación de Jesús El Reino de Dios es la idea central de la predicación de J e s ú s , y así h a llegado h a s t a nosotros en los evangelios. La expresión aparece con frecuencia en los sinópticos y b a s t a n t e m e n o s en J u a n o en las c a r t a s de Pablo. Como peculiaridad, cabe s e ñ a l a r q u e Mateo prefiere utilizar "Reino de los Cielos", que r e c u e r d a la expresión rabínica. A u n q u e a simple vista h a y continuidad con los sentidos q u e h e m o s visto en el Antiguo Testamento, el mensaje sobre el Reino en el Nuevo T e s t a m e n t o es m u c h o m á s rico y complejo. Ya sea de forma expresa o u n poco velada, m u c h a s de las e n s e ñ a n z a s de J e s ú s tienen como t e m a principal el Reino de Dios. Si n o s fijamos, por ejemplo, en las p a r á b o l a s verem o s q u e en a l g u n a s -como c u a n d o utiliza los ejemplos del grano de mostaza, la levadura, la perla, el tesoro escondido, e t c . - J e s ú s h a b l a del Reino sin rodeos; en otras, la expresión como tal n o aparece, pero el contexto lleva a comprender que las p a l a b r a s del Maestro se refieren al Reino. E n este sentido, tiene importancia el hecho de que n o encontremos en los evangelios u n a elaboración sistemática, completa y cerrada con toda la instrucción de J e s ú s sobre el Reino. S u enseñanza m á s genuina sobre el Reino de Dios la encontramos en las parábolas, en los diálogos con distintos personajes o en las propias obras que el Maestro realiza. E n las palabras y en la forma de vivir de J e s ú s , el mensaje del Reino llega h a s t a s u s paisanos no como u n discurso cargado de ideas, sino como la experiencia del amor ilimitado de Dios. 45

Esto significa también que las comparaciones, signos, parábolas... que J e s ú s propone son como pinceladas con las que va perfilando el dibujo del Reino de Dios. Es necesario contemplar el cuadro en su conjunto, porque si nos fijamos de forma aislada en esas pinceladas puede darnos la impresión de que en ocasiones expresan ideas contradictorias. Veamos esto en dos ejemplos que se refieren al momento en el que se va a manifestar el Reino de Dios y a su comprensión como don divino o conquista humana. Ya, pero todavía no Por una parte, Jesús habla frecuentemente del Reino como de u n acontecimiento futuro, como algo que va a suceder en u n tiempo más o menos lejano. En este sentido, la idea de Reino de Dios sugiere el momento final de la historia y es equivalente a la vida eterna (Mt 25,31-46). En algunas ocasiones se describe como un banquete; en otras, se insiste en la "novedad" apuntando a las diferencias con la realidad terrena. Otro grupo numeroso de textos propone la idea de u n Reino que está llegando, que se acerca, que se abre camino... (Me 1,15; Le 10,9). Este planteamiento del Reino tiene que ver con la expectación mesiánica propia de la religión judía. Finalmente, también encontramos muchas expresiones en presente, indicando que el Reino de Dios aparece en el ministerio de Jesucristo y que el dominio de Satanás ha llegado a su fin (Le 17,20-21). Por una parte, en Jesús, en sus milagros, el Reino de Dios existe ya como un acontecimiento presente en un momento determinado. Por otra, el discurso sobre la realización plena del Reino apunta al futuro. Para resumir la enseñanza sobre el momento en el que se va a manifestar el Reino de Dios bastaría con releer alguna de las parábolas llamadas "de crecimiento", considerando que el Reino es algo que "ya" está presente en la persona de Jesucristo, pero que "todavía no" se ha manifestado con toda su gloria y poder. El Reino ya está presente de una forma humilde y misteriosa, a la espera de su manifestación perfecta. 46

¿Don o conquista? Otro aspecto controvertido tiene que ver con la percepción del Reino como don de Dios o como conquista del ser humano. Por una parte, es clara la enseñanza de J e s ú s acerca del Reino como don gratuito de Dios. Su advenimiento no responde a los méritos del ser humano. Sin embargo, esta afirmación también aparece muy matizada. Jesús llama a los judíos los hijos del Reino porque fueron los primeros en ser invitados. Pero este hecho no es garantía de nada. Ni siquiera reconocer a Jesús, hablar o hacer milagros en su nombre, asegura la posesión del Reino, Hay que cumplir la voluntad de Dios (Mt 7,21-23). El Reino de Dios no es, pues, un privilegio de los judíos. Los publícanos y prostitutas que creyeron la predicación de J u a n Bautista precederán a los fariseos hipócritas en el Reino de los Cielos. Es necesaria la conversión, abandonar los intereses terrenos, para recibir la Buena Noticia con la disponibilidad de u n niño. Por eso, los pobres, que no viven atados a los bienes materiales, lo tienen más fácil que los ricos. El anuncio de la llegada del Reino contiene una invitación a vivir en el amor de Dios. El Reino es una propuesta de futuro que debe ser vivida aquí y ahora.

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO En el próximo encuentro vamos a fijarnos en algunos prodigios que Jesús realiza para liberar al ser humano de las fuerzas que le oprimen. Estos prodigios son una señal inequívoca de que el Reino de Dios se está acercando. Para preparar el encuentro vamos a leer tres pasajes de los evangelios: Me 5,1-20; Me 9,14-29 y Le 11,14-26. Intentaremos responder a las siguientes preguntas: qué expresiones se subraya en el pasaje el poder de Jesús? ¿Cómo reacciona la gente ante los prodigios que realiza? ¿COR

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NOTAS

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EXPULSA A LOS DEMONIOS CON EL PODER DE DIOS

LECTURAS BÍBLICAS Puesta en común sobre los textos de referencia Los exorcismos -expulsiones de demonios o espíritus inmundos- son frecuentes en los relatos evangélicos. Con ellos se expresa el poder de Jesús sobre las fuerzas que son contrarias a Dios y oprimen a los hombres. El Reino de Dios se va abriendo camino y, a su paso, los espíritus inmundos desaparecen. Para preparar el encuentro nos hemos propuesto leer tres pasajes de los evangelios intentando responder a estas preguntas: ¿Con qué expresiones se subraya en el pasaje el poder de Jesús? ¿Cómo reacciona la gente ante los prodigios que realiza? 49

GUIA DE LECTURA "Sal de e s e hombre" Antes de comenzar, b u s c a m o s Me 1,21-28. >- A m b i e n t a c i ó n El poder de Dios se manifiesta p l e n a m e n t e en las o b r a s que s u Hijo realiza: c u r a enfermos, c a l m a t e m p e s t a d e s , alim e n t a a m u l t i t u d e s , etc. Hoy v a m o s a leer el relato de u n exorcismo q u e e n c o n t r a m o s al comienzo del evangelio de Marcos. Mediante e s t a lectura c o n t e m p l a r e m o s cómo el Reino de Dios trae al ser h u m a n o la liberación de t o d a s las fuerzas q u e le oprimen. >• Miramos nuestra vida Decimos que somos libres. Libres p a r a ir a u n sitio o a otro, libres p a r a elegir el c a n a l de televisión q u e q u e r e m o s ver, libres a la h o r a d e comprar en un supermercado... Si la libertad consiste en esto, p o d r í a m o s decir con m a t i c e s q u e ciertamente s o m o s libres. Pero la realidad n o s h a b l a de cómo los s e r e s h u m a n o s e s t a m o s sometidos a esclavitudes de todo tipo. - ¿Cuáles son las esclavitudes que mantienen encadenados a los hombres y mujeres de nuestro tiempo? ¿En qué medida son conscientes de ello? - ¿Cómo reaccionas ante esas

esclavitudes?

>• E s c u c h a m o s la Palabra de Dios El primer prodigio q u e J e s ú s realiza en el evangelio de Marcos es u n exorcismo. No es c a s u a l i d a d . La acción de J e s ú s r e s p o n d e a u n p l a n bien p e n s a d o : solo venciendo a los príncipes que h a n u s u r p a d o el poder y h a n esclavizado al género h u m a n o p u e d e comenzar la i n s t a u r a c i ó n del rein a d o de Dios. • Nos p r e p a r a m o s con u n m o m e n t o de silencio p a r a escuc h a r la P a l a b r a de Dios. • Proclamamos Me 1,21-28. 50

• Reflexionamos e n silencio: volvemos a leer el pasaje y c o n s u l t a m o s las n o t a s de n u e s t r a Biblia. • E n t r e todos t r a t a m o s de r e s p o n d e r a e s t a s p r e g u n t a s : - ¿Qué tres partes puedes

distinguir

en el relato?

- ¿Qué personajes intervienen en el exorcismo? ¿Qué papel desempeña cada uno? - ¿Qué dice el hombre poseído con el espíritu inmundo acerca de Jesús y de su misión? - ¿Cuáles son las reacciones de la gente a las palabras y acciones de Jesús? - ¿Qué dicen todos de su

enseñanza?

> V o l v e m o s sobre nuestra vida El evangelio n o s h a p r e s e n t a d o la historia de u n h o m b r e poseído por u n demonio a quien J e s ú s h a devuelto s u libertad. Hoy s u e n a u n poco raro h a b l a r de espíritus i n m u n d o s ; sin embargo, al comienzo de e s t a sesión h e m o s e n u m e r a d o u n a serie de fuerzas que n o s impiden llevar u n a vida a u t é n ticamente h u m a n a . La t a r e a de J e s ú s sigue siendo a c t u a l . Él h a de ser el único Señor de n u e s t r a s vidas. - ¿Cómo puede Jesús seguir liberando hoy a los hombres de esos espíritus que les esclavizan? ¿De qué instrumentos se puede servir? - Como discípulo de Jesús, ¿qué estás dispuesto para colaborar con el Señor en esta tarea?

a hacer

>• Oramos La Palabra poderosa de J e s ú s sigue resonando en nuestros días: "Sal de ese hombre". E n la oración al final del encuentro, damos gracias a Dios porque continúa liberándonos de las fuerzas que nos esclavizan y nos abre las p u e r t a s de s u Reino. Le pedimos que, siendo discípulos de Jesucristo, nos ayude a comprometernos en la tarea de la liberación de c u a n t a s person a s nos rodean. Como símbolo que facilite n u e s t r a oración podemos colocar en el centro del grupo u n a c a d e n a sobre u n a Biblia o algunas 51

fotografías que representen diversas esclavitudes de los hombres de hoy. • Volvemos a leer Me 1,21-28. • Oramos personalmente en silencio con lo que nos ha sugerido la lectura y meditación del pasaje del evangelio. • Terminamos orando juntos. Recitamos el salmo 27 (26): "El Señor es mi luz y mi salvación". PARA PROFUNDIZAR Milagros de Jesús, signos del Reino El Diccionario de la Real Academia Española propone como primera acepción de la palabra milagro el "hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a u n a intervención sobrenatural de origen divino". En el camino que estamos haciendo para conocer mejor al Dios que actúa en la historia, vamos a acercarnos a los milagros realizados por Jesús, expresión y signo del Reino que anuncia. Para ello, primero estudiaremos la experiencia del milagro en el entorno cultural y religioso de Jesús; a continuación, intentaremos clasificar los milagros que encontramos en el Nuevo Testamento y, finalmente, veremos cómo aparecen reflejados esos prodigios del Señor en los relatos evangélicos. La tradición judía Las acciones milagrosas forman parte de diversas tradiciones religiosas previas o contemporáneas al cristianismo. Tanto en la literatura judía antigua como en el helenismo y el judaismo contemporáneos a Jesús encontramos manifestaciones de este tipo. La lectura del Antiguo Testamento nos permite identificar algunos pasajes con contenido milagroso, particularmente en el libro del Éxodo y en los dos libros de los Reyes. Los relatos de las diez plagas (Éx 7,19) o el del paso del mar (Éx 14,22) son clara muestra de ello: de manera extraordinaria, el Creador actuó dominando la creación para liberar a su pueblo. También encontramos hechos portentosos en las tradiciones de los profetas Elias y Eliseo. En ocasiones, es fácil apreciar las similitudes que existen entre ciertos mila52

gros realizados por ambos profetas y los de Jesús (por ejemplo, la resurrección de los hijos de la viuda de Sarepta y de la viuda de Naím, en 1 Re 17,17-24 y Le 7,11-17). La tradición judía nos habla de varios rabinos conocidos por los milagros que realizaban. Este es el caso del rabino Joni (siglo I a.C), a quien se atribuye la capacidad de provocar la lluvia, o del rabino Janina ben Dosa (siglo I d.C), que curó al hijo del maestro Gamaliel, según recoge el Talmud de Jerusalén. En el mundo helenístico Pero no solo en el entorno del judaismo se conoce el fenómeno de lo milagroso. También en el mundo helenístico hay casos relevantes. Ya en el siglo VI a.C, numerosas curaciones se atribuyen a Asclepio, el dios de la medicina en la mitología griega. Estas curaciones eran llevadas a cabo por mediación de sacerdotes-médicos en los templos erigidos al dios. La combinación de los tratamientos farmacológicos y quirúrgicos aplicados por los sacerdotes y la fe de los pacientes parecían obrar curaciones milagrosas. Otro caso interesante, por ser contemporáneo de J e s ú s y por la fama que alcanzó gracias a las curaciones que realizaba, es el de Apolonio de Tiana. Diferentes tipos de prodigios en el Nuevo Testamento Realizar una clasificación de los numerosos milagros que encontramos en el Nuevo Testamento no es tarea fácil. Para intentar alcanzar una visión panorámica de este fenómeno en los evangelios y en Hechos de los Apóstoles, vamos a distinguir cinco grupos: - Las curaciones constituyen el grupo más numeroso en el Nuevo Testamento (en torno a 25, entre los evangelios y Hechos de los Apóstoles). Por lo general, siguen u n proceso sencillo: presentación del enfermo, curación y reacciones de los presentes. Incorporamos a este grupo las llamadas "resurrecciones" -que son propiamente reanimaciones que permiten la vuelta del paciente a su vida anterior-. Jesús cura tocando al enfermo o imponiéndole las manos y, en ocasiones, utilizando otro elemento (saliva o barro). Algunas cura53

ciones tienen como finalidad legitimar o justificar u n comportamiento o enseñanza. - Se narran ocho exorcismos en el Nuevo Testamento. El relato de los exorcismos es el de un combate entre el demonio, por u n a parte, y J e s ú s (o Pablo), por otra. El individuo poseído es un mero campo de batalla sin especial protagonismo. - En ocasiones, el poder de los gobernantes o la fuerza de la naturaleza quedan sometidos ante la autoridad de Dios: Jesús calma la tempestad, Pablo y otros apóstoles son liberados de la prisión, etc. - Dios mismo se manifiesta en persona a través de fenómenos visuales o voces que se escuchan. El bautismo de J e s ú s o la transfiguración son ejemplos de este tipo. - Algunas actuaciones prodigiosas tienen lugar ante una carencia, como el caso de las bodas de Cana o la pesca milagrosa. Llama la atención la discreción con la que J e s ú s realiza el prodigio y el alcance que este tiene. En los evangelios sinópticos Normalmente, los evangelios sinópticos utilizan la palabra griega dynameis -que se puede traducir por "actos de poder"- para referirse a los milagros. Como en otros casos, son muchas las similitudes entre los tres sinópticos al abordar esos actos de poder, pero también son notables las diferencias. Veamos brevemente las particularidades de cada uno de ellos. - Marcos. Este evangelista se propone desvelar de forma progresiva a sus lectores el auténtico rostro de Jesús. Para ello, acumula la mayor parte de los milagros en la primera parte de su obra (Me 1-8), en la que quiere presentar a Jesús como el Mesías esperado. De ahí la confesión de Pedro en Me 8,29. Sin embargo, ese desvelamiento de la persona de Jesús es matizado por las "órdenes de silencio" que aparecen también en esta primera parte del evangelio: al Jesús-Mesías de los mila54

gros hay que llegar a reconocerle también en el camino de la pasión y de la cruz (Me 9-16). - Mateo. El estilo literario de Mateo tiende a simplificar, eliminando detalles o personajes poco importantes en los relatos de milagros. Su intención es presentar a Jesús mediante esos milagros como el Siervo de Yahvé del que habla Isaías y, también, como el Señor ante cuyo poder todos quedan sobrecogidos. La fe del que recibe la gracia de u n milagro es la fe que se espera en los cristianos de las comunidades a las que Mateo se dirige. - Lucas. Presenta algunos de los milagros de curación como auténticos exorcismos, entendiendo que el demonio es el causante de la enfermedad. En el trasfondo, u n a vez más, aparece la misericordia del Padre actualizada en cada una de las obras de Jesús. En el evangelio según san Juan Lo que para los sinópticos eran "actos de poder", en J u a n se manifiesta bajo la forma de semeia, que se traduce como "signos". Los prodigios son signos que señalan a Jesús. Este cambio de terminología es esencial para comprender el sentido de estos signos del cuarto evangelio. Si en los sinópticos la fe es u n a condición para la realización del milagro, en J u a n la fe es más bien una consecuencia del mismo. El propio evangelio lo explica: "Jesús hizo en presencia de sus discípulos muchos más signos de los que han sido recogidos en este libro. Estos han sido escritos para que creáis que J e s ú s es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis en él vida eterna" (Jn 20,30-31). El evangelista recoge solo siete signos, y los reúne en la primera parte de la obra, en el llamado "Libro de los Signos" (Jn 2-12). Estos van acompañados de diálogos y discursos. Las acciones prodigiosas de Jesús y sus enseñanzas se complementan para suscitar la fe en cuantos se acerquen con el corazón bien dispuesto a acoger el Evangelio. Los prodigios que realiza J e s ú s expresan cómo el Espíritu de Dios está sobre él. La mano de Dios sigue actuando en la historia a través de estos milagros-signos que realiza 55

Jesucristo. De esta manera -y a pesar del pecado egoísta de los hombres- se pone de manifiesto el poder de Dios, la compasión que le mueve, su voluntad liberadora de cuanto oprime al ser humano y su victoria real y definitiva sobre el mal.

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SE TRANSFIGURÓ ANTE ELLOS

LECTURAS BÍBLICAS

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO Para preparar la próxima reunión leeremos cuatro textos del Nuevo Testamento que nos ayudarán a profundizar en el misterio de Cristo glorioso. Los pasajes son: Le 9,28-36; J n 12,27-30; 2 Cor 3,18-4,6 y 2 Pe 1,16-18. Al leerlos, intentaremos responder a la siguiente pregunta: ¿Con qué elementos se subraya en estos pasajes la imagen de Cristo glorificado? 56

Puesta en común sobre los textos de referencia La escena de la transfiguración de Jesús se sitúa en la parte central del evangelio de Marcos. Desde el comienzo de su vida pública, Jesús h a anunciado la Buena Noticia de salvación, colmando de ilusión el corazón de los muchos seguidores que le aclaman como Mesías. Pero acaba de decir que le esperan días de sufrimiento y rechazo, que camina hacia la muerte. Es verdad que también habla de resurrección, pero con sus palabras ya ha conseguido sembrar la inquietud entre los discípulos. Por eso aparta a los más cercanos, los lleva al monte y les revela a las claras hasta dónde llega el amor que Dios le tiene. Para preparar este encuentro, hemos leído unos pasajes del Nuevo Testamento intentando responder a esta pregunta: ¿Con qué elementos se subraya en estos pasajes la imagen de Cristo glorificado? 57

GUÍA DE LECTURA

• Nos p r e p a r a m o s con u n m o m e n t o de silencio p a r a escuc h a r la Palabra de Dios. Pedimos la a y u d a del Espíritu Santo.

"¡Qué b i e n e s t a m o s aquí!"

• Proclamamos Me 9,2-8. Antes de comenzar, b u s c a m o s Me 9,2-8.

• Reflexionamos en silencio: volvemos a leer el pasaje y c o n s u l t a m o s las n o t a s de n u e s t r a Biblia.

>- A m b i e n t a c i ó n

• E n t r e todos, t r a t a m o s de r e s p o n d e r a e s t a s p r e g u n t a s :

La vida del discípulo discurre por el camino q u e J e s ú s va señalando, u n camino que, en ocasiones, puede p a r e c e m o s u n a a u t é n t i c a pesadilla. Así lo sintieron Pedro, J u a n y S a n tiago. A ellos, J e s ú s les invitó a s u b i r a u n m o n t e y, transfigurado, les a y u d ó a c o m p r e n d e r s u condición de discípulos desde u n a n u e v a perspectiva: la cruz adquiere pleno sentido c u a n d o es vista desde la resurrección. >- Miramos n u e s t r a vida Ser "oficialmente" cristiano es fácil: es suficiente con estar bautizado, algo que en la mayor p a r t e de los c a s o s ni siquiera h e m o s tenido q u e decidir p e r s o n a l m e n t e . Otra cosa bien distinta es vivir como cristiano, ser "realmente" cristiano. Eso y a es m á s complicado. E n m u c h a s ocasiones, no es sencillo seguir a J e s ú s : la cruz del final del camino es la h e r m a n a mayor de o t r a s m u c h a s que v a m o s e n c o n t r a n d o día a día. - ¿Qué dificultades encuentra la gente con la que vives para seguir a Jesús? Y a ti, ¿en qué momentos de tu vida se te ha hecho más difícil ser un auténtico discípulo? - ¿Conoces casos de cristianos que estén siendo dos por su fe? Comenta alguno.

persegui-

> E s c u c h a m o s la Palabra de Dios El pasaje de la transfiguración e s t á situado a continuación del p r i m e r a n u n c i o de la pasión de J e s ú s . A aquellos discípulos n o les fue fácil e n t e n d e r q u e s u Maestro iba camino de J e r u s a l é n , q u e moriría e n la cruz. Sintiéndonos c o m p a ñ e r o s de Pedro, J u a n y Santiago, s u b i m o s al m o n t e con el Señor. 58

- ¿Cuándo

y dónde tiene lugar la escena que se

- ¿Quiénes

son los que acompañan

a Jesús?

- ¿Qué hechos prodigiosos

tienen

- ¿Qué se dice sobre Jesús

a lo largo del

relata?

¿Qué

dicen?

lugar? pasaje?

> V o l v e m o s sobre nuestra vida A los discípulos les r e s u l t a penoso seguir a J e s ú s . Por eso les h a c e s u b i r al m o n t e y t e n e r u n a experiencia de r e s u r r e c ción. U n a vez arriba, h u b i e r a n deseado llegar a la gloria sin p a s a r por la cruz. La voz de Dios les despierta y les a n i m a a e s c u c h a r a s u Hijo y a seguir c a m i n a n d o d e t r á s de él. T a m bién nosotros, como aquellos discípulos, t e n d r e m o s q u e realizar u n itinerario similar: s u b i r al monte, contemplar, e s c u c h a r a Dios y bajar p a r a seguir a J e s ú s con u n á n i m o renovado. - En los momentos de dificultad, ¿qué experiencias positivas te han ayudado a seguir adelante como cristiano? - Jesús refuerza el seguimiento de sus discípulos subiéndoles al monte. ¿Con qué ayudas cuentas habitualmente en tu camino como discípulo? ¿Qué les pedirías a la Iglesia y a los demás cristianos en este sentido? > Oramos La e s c e n a sobre la q u e h e m o s m e d i t a d o hoy tiene u n m a r c a d o c a r á c t e r de fortalecimiento vocacional p a r a los discípulos. Le p e d i m o s al S e ñ o r q u e n o s a y u d e t a m b i é n a n o s o t r o s a ver, e s c u c h a r y e x p e r i m e n t a r lo q u e n o s e s p e r a al final del c a m i n o . Como símbolo, podemos colocar en el centro del grupo u n a imagen de Cristo crucificado y otra del Resucitado. 59

• Volvemos a leer Me 9,2-8. • Oramos personalmente sobre el pasaje. • Compartimos nuestra oración de petición o acción de gracias. • Terminamos cantando El Señor es mi luz y mi salvación u otra canción apropiada que conozcamos todos.

del retorno de Elias para inaugurar el tiempo definitivo del Mesías. Por esta razón los libros más usados y citados en el Nuevo Testamento son los de los profetas.

Los profetas de Israel y el Nuevo Testamento Cuando los primeros cristianos reflexionaron sobre la vida y la acción de J e s ú s de Nazaret, sobre su muerte en la cruz y su resurrección, tuvieron presentes las Escrituras judías. En el mundo judío de aquella época se usaban varias versiones de la Biblia: en Palestina se empleaba la Biblia escrita en hebreo; en una gran parte de la diáspora, en cambio, se usaba la Biblia traducida al griego, llamada la Biblia de los LXX. Esta última es la versión que eligieron los cristianos en su esfuerzo por comprender y profundizar en la persona y misión de Jesús.

Una breve mirada al pasado del profetismo en Israel Los profetas fueron unos personajes muy valorados en Israel. Tal es el aprecio que se les tiene que en las Escrituras encontramos una corriente que relee toda la historia de Israel a la luz del profetismo: Moisés es presentado como el más grande de los profetas, y con rasgos proféticos se habla también de Josué, su sucesor; Samuel unge al rey Saúl; Natán es el portavoz de la promesa del nacimiento del Mesías a David y el que denuncia su pecado y provoca su conversión. Se puede decir que la historia de Israel está dirigida y, sobre todo, es leída e interpretada por la visión profunda que los profetas tienen de ella. Los profetas son los custodios de la alianza de Yahvé con su pueblo, denuncian las sucesivas idolatrías por las que Israel se deja seducir y anuncian el cumplimiento futuro de las promesas de salvación de Dios. Así aparece especialmente en las figuras del propio Elias y, sobre todo, en las de los grandes profetas Isaías, Jeremías y Ezequiel. Pero a la vuelta del exilio su palabra se fue apagando hasta hacerse el silencio. Aunque, eso sí, quedó en el aire el eco de las palabras que cierran el libro de Malaquías y todo el bloque de los Profetas: "Yo os enviaré al profeta Elias...".

La Biblia de los LXX contenía algunos libros más que la Biblia en hebreo -como el de la Sabiduría-. Además, algunos libros estaban dispuestos en un orden diferente. Esto influyó también en la comprensión del misterio de la vida de Jesús. La Biblia hebrea comenzaba con la Tora o Ley, continuaba con los Profetas y terminaba con los Escritos (Sapienciales). En cambio, los LXX colocaron a los Profetas al final. De esta manera, la Biblia que utilizaban los primeros cristianos terminaba con la última frase del profeta Malaquías: "Yo os enviaré al profeta Elias antes de que llegue el día del Señor" (Mal 3,23). Así, para los cristianos, el Antiguo Testamento estaba abierto y orientado hacia el futuro, hacia el momento

"¿Qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, y más que un profeta" El silencio de siglos se rompe cuando J u a n el Bautista toma la palabra en el desierto cumpliendo la profecía de Isaías (Is 40,3) y clama con fuerza para anunciar la salvación que trae consigo el Mesías. Con la aparición del Bautista vuelve a brotar la esperanza. En él se hace realidad la promesa que Dios había hecho a través del profeta Malaquías. Por esta razón, todos los evangelistas -cada uno con sus acentos- presentan a J u a n con los rasgos de Elias: en Mateo y Marcos aparece vestido a la manera de Elias (Mt 3,4; Me 1,6); en el evangelio de Lucas, el ángel que anuncia su nacimiento

PARA PROFUNDIZAR Profeta poderoso en obras y palabras En la escena de la transfiguración, J e s ú s habla con Moisés y con Elias. Este último representa el testimonio de los profetas, que fue de extraordinaria importancia para el descubrimiento y la formulación del misterio de Jesús por parte de sus primeros discípulos.

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retoma la profecía de Malaquías afirmando que J u a n "irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elias" (Le 1,17). Jesús mismo lo calificará como el mayor de los profetas: "Él es Elias, el que tenía que venir" (Mt 11,7-15). En resumen, J u a n rompe el silencio de los profetas y hace resonar de nuevo la Palabra de Dios en medio de su pueblo. Asumiendo el papel de Elias, anuncia la llegada del tiempo definitivo en el que Dios envía al Mesías para instaurar su Reino y traer la salvación. "Un gran profeta ha surgido entre nosotros" Todo el Nuevo Testamento trata de responder a la pregunta sobre la identidad de J e s ú s de Nazaret. Dado que su personalidad y su misión se salían de lo común, fue presentado mediante títulos y rasgos diversos; entre ellos, los propios de u n profeta. Así lo proclama el pueblo tras la revivificación del hijo de la viuda de Naím, que recuerda las realizadas por Elias (1 Re 17,17-24) y por Elíseo (2 Re 4,32-37): "Un gran profeta ha surgido entre nosotros: Dios ha visitado a su pueblo" (Le 7,16). Jesús nace en un ambiente cargado de profetismo y está en estrecha relación con J u a n el Bautista. Ciertamente, Jesús encarna plenamente las características del profeta: enseña con una autoridad inaudita; anuncia el cumplimiento de las promesas por la llegada del Reino de Dios; denuncia las conductas en las que no se refleja la fe en el Dios de la alianza y defensor de los marginados y oprimidos; lleva a cabo gestos que reflejan los proyectos de Dios; toda su vida, en fin, se convierte en Palabra de Dios. Muchos lo calificaron de profeta. Algunos lo confundieron con un profeta del pasado, con Jeremías, Elias o el mismo J u a n Bautista. Los discípulos conocían la opinión de la gente de su tiempo y, cuando tuvieron que hablar de "lo de Jesús el Nazareno", dijeron de él que era "un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo" (Le 24,19). El propio Jesús comprendió desde la conciencia profética su misión de hablar de parte de Dios y, también, el rechazo que experimentó: "Un profeta solo es despreciado en su tierra, entre sus parientes y en su casa" (Me 6,4). 62

"Aquí hay uno que es más importante que Joñas" Pero los que conocieron a Jesús, escucharon su palabra y vieron sus gestos sabían que él rompía el molde profético. No solo anuncia la llegada del Reino, sino que lo señala ya presente en su propia persona; no solo apela al cumplimiento de la Ley, sino que se enfrenta con ella y la corrige; no se contenta con denunciar el pecado y apelar a la conversión, sino que se atribuye a sí mismo la autoridad para perdonar el pecado. Se proclama más importante que cualquiera de los profetas, representados en la figura y el signo de Jonás. No es solo transmisor de las palabras u oráculos de Dios, sino que es la misma Palabra de Dios, su Verbo encarnado. La carta a los Hebreos expresará con la máxima claridad la superior dignidad de Jesús en comparación con los profetas: "Después de hablar Dios muchas veces y de diversos modos antiguamente a nuestros mayores por medio de los profetas, en estos días últimos nos ha hablado por medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo también el universo" (Heb 1,1-2).

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO Para preparar la próxima reunión nos fijaremos en algunos textos bíblicos en los que se han inspirado los evangelistas para describir la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Son los siguientes: 1 Re 1,38-40; 2 Re 9,12-13; Sal 118,25-27; Zac 9,9-10 y 14,4. Leeremos cada uno de ellos con atención, los compararemos con el relato de Mt 21,1-11 y trataremos de responder a esta pregunta: ¿En qué momentos del relato utiliza Mateo cada una de las citas bíblicas señaladas? 63

NOTAS 8

MIRA, VIENE TU REY

LECTURAS BÍBLICAS Puesta en común sobre los textos de referencia La entrada de Jesús en Jerusalén a lomos de un asno y aclamado por sus discípulos refleja de un modo bastante gráfico el tipo de mesianismo que él encarna. Para captar el alcance de esta escena, con la cual se inaugura la última etapa de la vida del Maestro, los evangelistas nos la presentan a la luz de algunos pasajes del Antiguo Testamento que pueden ayudarnos a entender mejor su verdadero sentido. Fijándonos de u n modo particular en el evangelio de Mateo, nos planteábamos responder a esta pregunta: ¿En qué momentos del relato utiliza Mateo cada una de las citas bíblicas señaladas? 65

q u e s u m e s i a n i s m o n o r e s p o n d e a los e s q u e m a s políticos y nacionalistas q u e e s t a b a n e n boga.

GUIA DE LECTURA "Hosanna al Hijo de David"

• Antes de e s c u c h a r la Palabra, n o s p r e p a r a m o s p a r a acogerla. E n silencio, invocamos la presencia del Espíritu.

Antes de comenzar, b u s c a m o s Mt 2 1 , 1 - 1 1 .

• Un m i e m b r o del grupo lee e n voz alta Mt 2 1 , 1 - 1 1 .

>- A m b i e n t a c i ó n Las expectativas m e s i á n i c a s e s t a b a n m u y vivas en tiempos de J e s ú s , y e r a n m u c h o s los q u e confiaban en la llegad a de u n nuevo David que liderase al pueblo p a r a salvarlo de la ocupación r o m a n a . J e s ú s desarrolló s u ministerio en ese a m b i e n t e y no faltaron quienes quisieron ver en él a ese Mesías-Rey c a p a z de r e s c a t a r a Israel y de devolverle la gloria del antiguo reino. >- Miramos nuestra vida Todos c o n o c e m o s c a s o s e n los q u e la victoria de u n n u e vo líder político h a d e s p e r t a d o en s u pueblo expectativas d e s m e s u r a d a s , especialmente en los países donde las situaciones de injusticia s o n m u y fuertes. Pero n o es e x t r a ñ o q u e quienes se p r e s e n t a n a sí m i s m o s como "salvadores" y "mesías" a c a b e n convirtiéndose en nuevos opresores y decepcionen la e s p e r a n z a de liberación que m u c h o s h a b í a n p u e s t o e n ellos. P e n s e m o s en todo ello y r e s p o n d a m o s a estas preguntas: - ¿Por qué crees que a veces tendemos a confiar damente en ciertos líderes políticos? ¿Por qué buscando "mesías"?

exageraseguimos

- ¿Crees que la "salvación" que necesitamos los seres humanos se puede contener en un programa político, sea del signo que sea? ¿Por qué? > E s c u c h a m o s la Palabra de Dios También los j u d í o s a g u a r d a b a n u n Mesías que los liberase de s u s opresores. Por eso, c u a n d o J e s ú s entró en J e r u salén, m u c h o s lo a c l a m a r o n como "Hijo de David", portador de la salvación de Dios a n u n c i a d a por los profetas. Pero el modo e n q u e J e s ú s se acerca a la Ciudad S a n t a dejará ver 66

• Reflexionamos en silencio: leemos el pasaje personalmente y consultamos las n o t a s de n u e s t r a Biblia p a r a entenderlo mejor. • Respondemos juntos a estas preguntas: - ¿Dónde y cómo se prepara Jerusalén?

la entrada

de Jesús

- ¿Qué papel cumplen los discípulos

en este

- ¿Qué profecía se está cumpliendo califica a Jesús?

según Mateo?

en

pasaje?

- Buscad Zac 9,9-10 y comparadlo con la cita de en el v. 5. ¿Coinciden perfectamente? ¿Por qué que se ha modificado el oráculo original?

¿Cómo Mateo creéis

- ¿Reaccionan todos del mismo modo ante esta entrada? ¿Cómo lo hace la ciudad? ¿Cómo lo hace la gente? > V o l v e m o s sobre nuestra vida J e s ú s t a m b i é n decepcionó a q u i e n e s lo e s p e r a b a n como u n Mesías poderoso y guerrero. La salvación q u e él ofrece debe ser e n t e n d i d a y vivida d e s d e o t r a s claves. Aclamar a Cristo como "rey" n o implica confundir s u reinado con ning ú n régimen político de este m u n d o . Pero la liberación q u e él n o s trae t a m p o c o p u e d e ser e n t e n d i d a como u n a realidad p u r a m e n t e espiritual, p u e s debe reflejarse e n la realidad en la q u e vivimos. Reflexionemos sobre ello y r e s p o n d a m o s a estas preguntas: - ¿Qué tipo de salvación "rey" de tu vida?

esperas

de Jesús

como "líder" o

- ¿Qué implicaciones concretas tiene para tu compromiso como cristiano el seguir a un Mesías humilde y pacífico como él? 67

> Oramos Concluimos el encuentro con un momento de oración. Nos inspiramos recogiendo lo que nos ha sugerido la lectura del relato de la entrada de J e s ú s en Jerusalén. Para ambientar este momento podemos colocar un cartel con la palabra "¡Hosanna!" junto a una cruz adornada con ramos de olivo o palmas. • Tras prepararnos con u n breve silencio, leemos de nuevo Mt21,1-11. • Rezamos personalmente a partir del pasaje que hemos escuchado. • Oramos comunitariamente, expresando en forma de petición o de alabanza lo que hemos compartido en este encuentro. • Acabamos alabando a Jesús, el verdadero "líder" de nuestra vida, recitando el Sal 118 (117) o entonando algún canto de alabanza. PARA PROFUNDIZAR Jesús, el Mesías Es sabido que el Nuevo Testamento confiesa a Jesús como "Cristo", título que se le aplicó hasta el punto de convertirse para él en un nombre propio. En efecto, la palabra "mesías" es de origen hebreo y significa "ungido". Con ella, la Escritura se refiere a los que han sido instituidos en su cargo -sacerdotes, profetas y, sobre todo, reyes- mediante la efusión del aceite. Pero en griego dicho término se traduce como christós, de donde se deriva el apelativo "Jesús-Cristo". Con todo, esta atribución necesita ser adecuadamente entendida. Mesianismo en Israel El mesianismo bíblico va íntimamente ligado a la manera en que Israel aguardaba la salvación de Dios. Aunque los orígenes de esta idea se remontan de algún modo a la época de David, los estudiosos advierten que u n a esperanza mesiánica propiamente dicha no surgió hasta después 68

del exilio en Babilonia. Se trata, en definitiva, de u n concepto que evolucionó de manera compleja, dando lugar a concepciones muy diferentes y hasta contrapuestas, dependiendo del momento histórico y las circunstancias políticas, sociales y religiosas por las que el pueblo atravesaba. Sin entrar en detalles, baste decir que muchos imaginaban al Mesías como una figura individual que podía revestir las características de aquellos que en el Antiguo Testamento aparecen como "ungidos". Pero la llegada del reinado de Dios no siempre se consideró vinculada a este personaje. El fracaso de la monarquía hizo que algunos pensaran en una intervención directa de Yahvé, que, como verdadero rey de Israel, salvaría a su pueblo sin necesidad de intermediarios. Por otro lado, mientras unos aguardaban la liberación para un futuro próximo, otros la concebían como aplazada para el final de los tiempos. Mesianismo en tiempos de Jesús Los escritos contemporáneos -especialmente los manuscritos de Qumrán y las obras del historiador judío Flavio Josefo- corroboran que las expectativas mesiánicas estaban vivas en tiempos de Jesús, aunque no del mismo modo en todos los grupos políticos y religiosos. De hecho, no faltaron quienes se sublevaron contra el poder de Roma presentándose a sí mismos como "salvadores", inspirándose, al parecer, en alguna de las grandes figuras reales o proféticas del Antiguo Testamento, como Moisés, Josué, Saúl, Elias, Elíseo... Dentro de esta pluralidad de concepciones, la más popular imaginaba al Mesías como u n nuevo David, u n rey modélico que vendría en u n futuro más o menos próximo a restaurar el reino y a rescatar la tierra de Israel de la opresión de sus enemigos. La salvación religiosa revestía, en gran parte, las características de u n a esperanza política. Dicha concepción se basa en u n a determinada lectura del "oráculo de Natán" (2 Sm 7,1-17), en el que se prometía que la dinastía de David se mantendría para siempre 69

en el trono. Esta lectura se elaboró poco a poco, enriqueciéndose con otros pasajes proféticos a medida que estos fueron reinterpretados en diversos momentos históricos. Así fue apareciendo u n a "ideología mesiánica" que idealizaba a la monarquía davídica hasta convertirla en símbolo y modelo de u n a nueva situación en la que reinarían para siempre la paz, la justicia y el derecho (leed, por ejemplo, Is 11,1-9). Este "mesianismo regio" es el que se refleja también en los llamados Salmos de Salomón, u n libro escrito en el siglo I a.C. y que, sin pertenecer a la Biblia, gozaba de gran popularidad en tiempos de Jesús. ¿Se vio Jesús a sí mismo como Mesías? La pregunta es totalmente pertinente, pero la respuesta no es sencilla. Por un lado, parece indudable que Jesús despertó entre sus contemporáneos ciertas expectativas en la línea de un mesianismo davídico (Jn 6,15). Precisamente en eso se basa la acusación que le llevó a la muerte y que se plasma en el letrero que colgaba de la cruz: "Jesús de Nazaret, el rey de los judíos" (Jn 19,19). Por otro, hay indicios de que J e s ú s rechazó ese título durante su existencia histórica (puede leerse, por ejemplo, Me 8,29-33, donde esta posibilidad es considerada una tentación satánica). Ni sus enseñanzas ni el estilo de actuación que acompañó su ministerio público responden en absoluto a las expectativas judías en boga. El Reino de Dios que Jesús anuncia no tiene nada que ver con la llegada de un rey victorioso que lucha violentamente contra los enemigos para liberar al pueblo. Así lo entendieron perfectamente los evangelistas, y especialmente Marcos. De ahí que en su obra utilice u n a técnica literaria conocida precisamente como el "secreto mesiánico". Eso explica que J e s ú s mande callar sistemáticamente a todos aquellos que reconocen su verdadera identidad (Me 3,12). De este modo se pretende evitar falsas concepciones de un título que ciertamente corresponde a Jesús (Me 1,1 y también Mt 1,1; 2,6), pero que puede ser mal entendido. 70

El Mesías sufriente En efecto, la imagen política y nacionalista del "Ungido", tan popular entre los judíos del siglo I, no puede explicar por sí misma la insistencia de los evangelistas en presentar a Jesús como el Mesías anunciado por los profetas. Y eso por el simple hecho de que resulta una concepción muy discordante con la tónica de su vida y el estilo de su misión. Recordar su crucifixión como "rey de los judíos" podría justiflcar en parte la gran importancia que dicho título adquirió entre los primeros cristianos. Pero es precisamente esa muerte ignominiosa y humillante la que impide identificar a Jesús con un Mesías poderoso. Para salir de esta aparente contradicción, hemos de recordar de nuevo que el mesianismo bíblico no evolucionó en un único sentido, sino que dio lugar a corrientes diversas. Una de ellas, ciertamente minoritaria pero fundamental para entender a Jesús, nos presenta la imagen de un "mesías sufriente" cuya muerte es fecunda de cara a la salvación del pueblo y que se inspira en personajes como el Siervo de Yahvé de Is 53 o el Traspasado de Zac 12,9-13,1. Dicha corriente fue abriéndose paso cuando las circunstancias históricas -especialmente la destrucción de Jerusalén y el destierro en Babilonia- frustraron la permanencia de la dinastía davídica en el trono e hicieron entrar en crisis una manera de concebir la esperanza centrada en la reconstrucción nacional de Israel. La necesidad de dar sentido a tanto dolor se materializó así en la figura de un Mesías justo y humilde que encarna la suerte del pueblo. Por eso su victoria pasa por el sufrimiento y la derrota aparente hasta el punto de llegar a morir por los pecadores. El establecimiento del derecho y de la paz, que son las tareas principales del rey, se concretan para él en la defensa del pobre. La versión nacionalista de la salvación da paso a otra de corte más universalista. Y todo ello sostenido por la fidelidad de un Dios que nunca se arrepiente de sus promesas. Desde este punto de vista, no es imposible que, en cierto momento de su vida, Jesús se identificase con esta línea de 71

pensamiento. Así lo daría a entender su entrada en Jerusalén. Sería un Mesías en la línea de Zac 9,9-10. Un MesíasSiervo que modifica radicalmente el sentido que este título tenía entre la mayoría de sus contemporáneos.

9

DESTRUID ESTE TEMPLO

LECTURAS BÍBLICAS

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO Al día siguiente de entrar en Jerusalén como Mesías, Jesús se encamina al templo, donde realiza un gesto llamativo. Como los profetas, él también denuncia un culto que se ha alejado de su verdadera razón de ser. Algunos oráculos del Antiguo Testamento que recogen este sentir son: Is 1,10-17; Os 8,11-13; Am 5,21-24 y Miq 6,6-8. Para preparar la próxima reunión nos fijaremos en ellos y trataremos de responder a esta pregunta: ¿Por qué es criticado en estos pasajes proféticos el culto que Israel ofrece a Dios? 72

Puesta en común sobre los textos de referencia La verdadera meta del camino que ha llevado a J e s ú s hasta Jerusalén no es la ciudad en sí, sino el templo. En él, J e s ú s enseña y cura, pero también realiza u n a acción chocante que parece suponer un rechazo radical al sistema religioso que representa. Para aclarar el sentido de este gesto aparentemente tan desmesurado, nos habíamos propuesto leer u n a serie de oráculos donde los profetas del Antiguo Testamento también critican severamente el culto que Israel ofrecía a Yahvé. Con ello queríamos responder a esta pregunta: ¿Por qué es criticado en estos pasajes proféticos el culto que Israel ofrece a Dios? 73

GUIA DE LECTURA "Mi c a s a será c a s a de oración" Antes de comenzar, b u s c a m o s Me 1 1 , 1 5 - 1 9 . >- A m b i e n t a c i ó n T o d a s las religiones - y el j u d a i s m o e n t r e e l l a s - h a n c o n s t r u i d o t e m p l o s y h a n dado e n ellos culto a Dios p e n s a n d o e n a g r a d a r l e y reconocer s u s o b e r a n í a . Los profetas de Israel, e n cambio, n o d u d a r o n e n d e n u n c i a r los a b u s o s de u n a religiosidad c u y a s manifestaciones a p a r a t o s a s y s o l e m n e s n o d e s e m b o c a b a n e n u n a a u t é n t i c a b ú s q u e d a de la v o l u n t a d de Yahvé. Un espíritu crítico del q u e t a m b i é n se h a r á portavoz J e s ú s de Nazaret. >- Miramos nuestra vida Los cristianos edificamos iglesias y celebramos liturgias y ceremonias religiosas como expresión de n u e s t r a fe y como forma de relacionarnos con Dios. Pero n o pocas veces escuchamos las críticas de los que nos a c u s a n de ir m u c h o a misa pero no vivir de acuerdo a lo que creemos. Más allá de los tópicos, h e m o s de reconocer que n u e s t r a religiosidad debe ser revisada p a r a no perder de vista s u verdadero sentido. Pensamos en ello y respondemos a estas preguntas: - ¿Por qué participas en las celebraciones religiosas? ¿Qué buscas en ellas? ¿En qué medida te ayudan a vivir según lo que celebras? - ¿Qué modos de enfocar la religión pueden ser fuente de abusos o de una relación desviada con Dios y con los demás? >• E s c u c h a m o s la Palabra de Dios La expulsión de los mercaderes del templo por J e s ú s supon e u n a fuerte denuncia a u n sistema religioso que se había olvidado de s u auténtica finalidad y era incapaz de d a r los frutos de j u s t i c i a y misericordia que Dios e s p e r a b a de él. • A n t e s de e s c u c h a r la Palabra, n o s p r e p a r a m o s p a r a acogerla. E n silencio, invocamos la p r e s e n c i a del E s p í r i t u . 74

• Un m i e m b r o del grupo lee e n voz alta Me 11,15-19. • Reflexionamos en silencio: leemos el pasaje personalm e n t e y c o n s u l t a m o s las n o t a s de n u e s t r a Biblia p a r a entenderlo mejor. • Respondemos juntos a estas preguntas: - ¿Qué gesto realiza Jesús

en este

episodio?

- ¿Con qué palabras lojustifica? ¿De dónde están tomadas? - ¿Cuál es, según esas palabras, la función que debería desempeñar el templo? ¿En qué se ha convertido? - ¿Cómo reaccionan

ante él los que lo

observan?

>• V o l v e m o s sobre nuestra vida El fracaso del templo de J e r u s a l é n pone en evidencia u n modo de dar culto que se queda en lo aparente y no es capaz de transformar los corazones y orientarlos hacia el amor a Dios y al prójimo. Frente a ello, el evangelio de J u a n propone "destruir" ese sistema religioso y presenta a J e s ú s como el "templo" nuevo y definitivo donde podremos relacionarnos con Dios "en espíritu y verdad" y aprender a ser hijos y h e r m a n o s . Reflexionemos sobre ello y respondamos a estas p r e g u n t a s : - ¿De qué manera nos ayuda este gesto profético de Jesús a revisar nuestras expresiones religiosas para que el culto no se separe de la vida? - ¿A qué nos compromete una relación con Dios que ya no se centra en ritos externos ni en templos materiales, sino en la persona viva de Jesucristo? >• Oramos A c a b a m o s con u n m o m e n t o de oración inspirado e n la lectura q u e h e m o s e s c u c h a d o . P a r a a m b i e n t a r este m o m e n to p o d e m o s colocar u n póster de J e s ú s con u n cartel q u e diga: "Casa de Dios, c a s a de todos". • Tras prepararnos con u n breve silencio, leemos de nuevo Me 11,15-19. • Rezamos p e r s o n a l m e n t e a partir del pasaje q u e h e m o s escuchado. 75

• Oramos comunitariamente expresando en forma de petición, acción de gracias o alabanza lo que hemos compartido en este encuentro. • Acabamos la reunión cantando Qué alegría cuando me dijeron o recitando el Sal 15 (14): "Señor, ¿quién será el huésped de tu tienda?". PARA PROFUNDIZAR Jesús, el nuevo Templo Son muchas las categorías simbólicas con las que el Nuevo Testamento trata de profundizar en el misterio de la persona de Jesús. Una de ellas -quizá no tan conocida como otras- nos lo presenta como el nuevo y definitivo Templo de Dios. Para entender mejor esta atribución, vamos a recordar algunos datos históricos que pueden ayudarnos a enmarcarla convenientemente. El templo de Jerusalén en el judaismo El templo de Jerusalén fue construido durante el reinado de Salomón, hacia el año 950 a.C. Más tarde fue destruido por las tropas babilonias en el 587 a.C. y reedificado después del Exilio de un modo más bien modesto. A lo largo de esta accidentada historia fue deshancando a otros santuarios locales hasta convertirse -siglos antes de que existiesen las sinagogas- en el único lugar de culto para Israel y en uno de los principales signos de su identidad nacional. El templo que Jesús conoció fue el resultado de una notable ampliación y embellecimiento llevados a cabo por Herodes el Grande, quien comenzó las obras hacia el año 20 a.C. Esta hermosa edificación desapareció definitivamente cuando Jerusalén fue arrasada por los romanos en el año 70 d.C. Religiosamente hablando, el templo constituía el centro simbólico y real de todo el judaismo. Considerado como la "morada de Dios", era el signo visible de la presencia gloriosa de Yahvé en medio de su pueblo, lugar donde se le daba culto mediante los sacrificios y meta de grandes peregrinaciones, especialmente durante las fiestas importantes. 76

Jesús y el templo de Jerusalén La predicación de J e s ú s se desarrolló principalmente en Galilea, y no resulta fácil precisar, desde el punto de vista histórico, con qué frecuencia tuvo contacto con el templo durante su vida pública. Si dejamos aparte los relatos de la infancia (Le 2,22-38.41-52), los tres evangelios sinópticos solo registran u n a subida de J e s ú s a la Ciudad Santa, ya en vísperas de su muerte, mientras que el evangelio de J u a n contabiliza tres estancias en Jerusalén a lo largo de su ministerio. Más allá de la dificultad para armonizar estos datos, lo que aquí interesa es resaltar la actitud crítica que Jesús mantuvo frente al templo. Todo ello queda patente, por ejemplo, en la expulsión de los mercaderes (Me 11,15-19), gesto que supone un rechazo radical al sistema religioso vigente, cuyo control estaba bajo la autoridad de la clase sacerdotal de Jerusalén. Esta acción recuerda, además, a los antiguos profetas, cuya posición frente a la vaciedad de un culto que no implica la justicia y la misericordia queda igualmente reflejada en otras enseñanzas del Maestro de Nazaret (Mt 5,23-24; 12,2-7; 23,16-22). No en vano, los evangelios jamás presentan a J e s ú s adulto participando en la liturgia del templo, aunque sí enseñando (Jn 7,14) y curando (Mt 21,14) en su recinto. Precisamente en una de esas ocasiones, Jesús anuncia la futura destrucción del templo (Me 13,1-2). Otros pasajes, como el diálogo con la samaritana, llegan a relativizar la necesidad de u n templo material como espacio adecuado para un culto que ha de ser interior y debe realizarse "en espíritu y en verdad" (Jn 4,21.23). Esta posición de Jesús, tan amenazadora para los intereses de los grandes sacerdotes, fue una de las causas que le llevó a la muerte. Así, Marcos y Mateo nos recuerdan que, durante el juicio que le condenó a la cruz, J e s ú s fue acusado mediante falsos testigos de querer destruir el templo (Mt 26,61; Me 14,57-58). En el momento de la crucifixión, los que pasan a su lado se burlan y le insultan por este mismo motivo (Mt 27,40; Me 15,29). Pero, cuando finalmente expira, la cortina que separaba el santo de los santos se desgarra, 77

expresando simbólicamente que la función mediadora del santuario ha terminado (Mt 27,51). Jesús, el nuevo Templo Después de la destrucción del templo en el año 70 d.C, el judaismo fariseo proclamó que la "presencia" de Yahvé -llamada en hebreo shekinná- se había establecido en la Ley como lugar privilegiado de la manifestación de Dios. El cristianismo, en cambio, llegó a una conclusión muy diferente al afirmar que el nuevo y definitivo templo era el cuerpo glorioso de Jesús resucitado. Así lo expresa el cuarto evangelio al narrar el episodio de la expulsión de los vendedores del templo (Jn 2,13-22), escena que, a diferencia de los sinópticos, está situada con toda intención al principio del ministerio público de Jesús y es interpretada desde claves diversas. En efecto, más que como un gesto profético, el hecho es aquí considerado como un "signo". Con ello se pretende no tanto explicar el significado de la acción en sí misma, sino mostrar de qué manera nos revela la auténtica identidad de quien la realiza. Y todo ello en el marco de una sección del evangelio en la que se pone de relieve la absoluta novedad que llega con Jesús, frente a la cual las viejas instituciones religiosas del judaismo -incluido el templo- resultan totalmente obsoletas (Jn 2,1-4,42). Sin poder entrar en un análisis detallado del pasaje, baste con fijarnos ahora en la respuesta de Jesús a los dirigentes judíos que le piden un "signo" que avale la autoridad con la que ha actuado. En vez de citar a los profetas, como ocurre en el resto de los evangelios, Jesús afirma solemnemente: "Destruid este templo y en tres días yo lo levantaré de nuevo". El "malentendido" del que es objeto esta declaración nos ayuda a penetrar en su verdadero sentido. Los judíos, interpretando literalmente sus palabras, piensan en el edificio material y se burlan de Jesús, que parece no recordar los 47 años que han sido necesarios para edificarlo. El evangelista, en cambio, afirma que el templo del que Jesús habla "era su propio cuerpo", una revelación a la que, evidentemente, solo se puede llegar desde la fe pascual. A ello se refiere el pasaje cuando se habla del "recuerdo" de los discípulos que, a la luz 78

del Espíritu (Jn 14,26), pudieron comprenderlo así solo "cuando Jesús resucitó de entre los muertos". El Cuerpo de Jesús, destruido por la muerte pero reedificado por la resurrección, es, en definitiva, el verdadero Templo donde se ofrece el único culto agradable. Su humanidad glorificada es la morada de Dios entre los hombres, el "lugar" privilegiado donde experimentar su presencia y relacionarse con él. Sólo a través de su persona es posible acceder confiadamente al Padre que lo ha consagrado y se ha revelado en él de un modo nuevo y definitivo. A pesar de lo anunciado por el profeta Ezequiel (Ez 47,1-12), es del Cuerpo de Jesús y no del santuario de donde brota aquel río de agua vivificante que es el Espíritu (Jn 7,37-39 y 19,34). Así lo contempla igualmente el libro del Apocalipsis (Ap 22,1-2), según el cual la Nueva Jerusalén será, curiosamente, u n a ciudad sin templo, porque "el Señor todopoderoso y el Cordero son su templo" (Ap 21,22). Aprendamos a buscar la "gloria" de Dios que se transparenta en la humanidad de Jesús: en sus palabras, en sus gestos, en sus actitudes y en sus opciones. Y que nuestro culto no sea exterior, sino "en espíritu y en verdad". Si no, nuestras iglesias y templos dejarán de ser "la casa del Padre", el lugar donde debemos aprender a ser hijos y hermanos, para convertirse en espacios de una religión pervertida que adora a esos ídolos que cada cual se construye "a su imagen y semejan za", pero que en realidad nos destruyen y deshumanizan.

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO

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Para preparar la próxima reunión nos fijaremos en los cuatro relatos del Nuevo Testamento que se refieren a la institución de la eucaristía durante la última cena. Los pasajes son los siguientes: Mt 26,26-30; Me 14,22-25; Le 22,14-21 y 1 Cor 11,23-26. Fijándonos en sus semejanzas y diferencias, tratamos de responder a esta pregunta: ¿Podrías encontrar en cada uno de estos pasajes un elemento o detalle que no aparezca en los demás?

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10 ESTA ES LA COPA DE LA NUEVA ALIANZA

LECTURAS BÍBLICAS Puesta en común sobre los textos de referencia Nuestra reunión de hoy estará centrada en los relatos de la última cena. Nos fijaremos, sobre todo, en las palabras que Jesús pronuncia al tomar el pan y el vino de la mesa, cambiando así el sentido que estos gestos tenían en la liturgia pascual de los judíos. Los pasajes a los que nos referimos son: Mt 26,26-30; Me 14,22-25; Le 22,14-21 y 1 Cor 11,23-26. Comparando unos con otros, queríamos responder a esta pregunta: ¿Podrías encontrar en cada uno de estos pasajes un elemento o detalle que no aparezca en los demcis? 81

GUÍA DE LECTURA "Esto es mi cuerpo" Antes de comenzar, buscamos Le 22,14-21. > Ambientación Ante la inminencia de su muerte, Jesús quiso despedirse de los suyos en el marco de una cena de Pascua. En torno a aquella mesa realizó unos gestos y pronunció unas palabras que, en plena sintonía con el conjunto de toda su vida, querían explicar también el sentido de su muerte. >• Miramos nuestra vida Comer juntos es siempre mucho más que ingerir alimentos. La mesa compartida nos sirve para expresar sentimientos, celebrar acontecimientos y alimentar relaciones que para nosotros son importantes. Y aunque vivimos en la sociedad de las prisas y nuestras costumbres han cambiado, seguimos teniendo necesidad de celebrar "comidas especiales". Pensemos en ello y respondamos a estas preguntas: - ¿Por qué crees que seguimos dando tanta importancia al hecho de comerjuntos? ¿Qué queremos expresar con ello? - ¿Recuerdas alguna "comida especial"? ¿Podrías contar una experiencia en la que el hecho de compartir la mesa con otros esté ligado a algún acontecimiento significativo de tu vida? > Escuchamos la Palabra de Dios El hecho de que Jesús quisiera despedirse de sus discípulos en torno a una mesa no es una casualidad, pues también a él la comida compartida le ayudó a comunicar vivencias y expresar actitudes. Al profundo significado que Israel daba a la cena de la Pascua, Jesús le añadió nuevos gestos y palabras con los que quiso dar sentido a un momento crucial de su vida. • Antes de escuchar la Palabra, nos preparamos para acogerla. En silencio, invocamos la presencia del Espíritu. • Un miembro del grupo lee en voz alta Le 22,14-21.

• Reflexionamos en silencio: leemos el pasaje personalmente y consultamos las notas de nuestra Biblia para entenderlo mejor. • Respondemos juntos a estas preguntas: - ¿Con qué actitud se dispone Jesús a comer su última Pascua con los discípulos? - ¿Qué sentido da a la primera copa que les reparte? - ¿Qué palabras pronuncia al partir el pan? ¿Cómo ayudan a entender el sentido de su vida y de su muerte? - ¿Y las palabras sobre el vino? Consulta Jr 31,31-34 y encontrarás ayuda para responder. > Volvemos sobre nuestra vida Algunas de nuestras "comidas especiales" lo son, entre otras cosas, porque las podemos repetir periódicamente. Tampoco la última cena fue u n hecho aislado, pues Jesús mandó a sus discípulos: "Haced esto en memoria mía". Con ello no solo les invitaba a repetir mecánicamente sus gestos y palabras cada vez que celebrasen la eucaristía, sino sobre todo a saber imitar su estilo de vida entregada por amor. Sin eso, la "cena del Señor" se vaciaría de contenido y ya no sería esa "comida especial" que nos alimenta como cristianos. Reflexionemos sobre ello y respondamos a estas preguntas: - ¿Vives la eucaristía como una "comida especial" en tu vida? ¿Cómo te ayuda a expresar tu relación con Jesús, a celebrar su memoria, a vivir como él vivió? - ¿Cómo deberías traducir en tu día a día eso de ser para los demás un "pan que se parte" y un "vino que se derrama"? >• Oramos Concluimos nuestro encuentro con u n momento de oración partiendo de lo que la Palabra de Dios nos ha ayudado a compartir y profundizar. Para ambientar este momento colocamos en el centro de la sala un pan partido y una copa de vino. • Tras prepararnos con un breve silencio, leemos de nuevo 1x22,14-21. 83

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• Rezamos personalmente a partir del pasaje que hemos escuchado. • Oramos comunitariamente a la luz del relato de la última cena. • Acabamos entonando algún canto eucarístico. PARA PROFUNDIZAR La última cena de Jesús La última cena de Jesús con sus discípulos es un acontecimiento bien conocido no solo por los evangelios, sino también por las cartas de Pablo. Todos estos escritos -excepto el relato de J u a n , que presenta los hechos de u n modo muy diferente- recogen las palabras que J e s ú s pronunció sobre el pan y el vino, dando así u n nuevo significado a los gestos rituales propios de la Pascua judía (Mt 26,26-30; Me 14,22-25; Le 22,14-21 y 1 Cor 11,23-26). Como no podemos exponer la visión particular de cada pasaje, los tomaremos en su conjunto aun a riesgo de simplificar, sabiendo que no todo lo que diremos se refleja del mismo modo en cada uno de ellos. Pero para concretar su sentido debemos aclarar una cuestión previa. ¿Fue la última cena de Jesús una cena pascual? La última cena fue una comida solemne, especial, de despedida, realizada en la cercanía de la Pascua, pero ¿fue realmente una cena pascual? Los evangelios sinópticos dan una respuesta positiva a esta pregunta (por ejemplo, Me 14,12). En cambio, el relato de la pasión contenido en el cuarto evangelio contradice este dato porque afirma que Jesús fue arrestado antes de que dicha celebración tuviera lugar (Jn 18,28). Esta discrepancia cronológica ha llevado a los estudiosos a presentar diversas hipótesis para tratar de armonizar los datos, pero ninguna explicación convence a todos y son muchos los que piensan que, desde un punto de vista estrictamente histórico, hay que dar la razón a Juan. No obstante, hemos de recordar que el cuarto evangelio silencia lo que Jesús hizo con el pan y el vino durante la 84

última cena. Por tanto, queda claro que siempre que el Nuevo Testamento se refiere a la institución de la eucaristía cristiana lo hace en el marco de la Pascua judía. Todo ello nos ofrece una clave decisiva para entender lo que sucedió aquella noche. A la luz de la Pascuajudía Son muchas las ocasiones en las que, según los evangelios, Jesús aparece sentado a la mesa común, tanto con sus amigos como con sus adversarios. Una costumbre que, por otra parte, está cargada de significado y se vincula estrechamente al mensaje que quiso comunicar con su palabra y con su vida. Sus comidas con los pecadores, por ejemplo, eran un modo de visualizar la llegada del Reino que él anunciaba. Un Reino en el que Dios Padre desea reunir a todos sus hijos e hijas en torno a un banquete abierto del que no quiere excluir a nadie. Y es que, en la cultura bíblica, el hecho de "comer juntos" implicaba mucho más que la simple necesidad de alimentarse para reponer fuerzas. En torno a la mesa compartida se expresaban valores humanos y religiosos fundamentales. Un buen ejemplo de ello era la cena de Pascua, en la que se celebraba la liberación de Egipto con una comida sagrada que tenía lugar en el ámbito familiar. A lo largo de la misma se utilizaban diversos elementos -pan ácimo, varias copas de vino, hierbas amargas...- cuyo simbolismo estaba ligado a los diferentes aspectos de la fiesta. Entre ellos destacaba el cordero previamente sacrificado en el templo. El relato de los acontecimientos del Éxodo ayudaba a recordar el sentido de la celebración. Las oraciones que acompañaban este ritual lo envolvían en un clima de bendición, alabanza y acción de gracias por la salvación obtenida y ratificada en la alianza del Sinaí. Su carácter comunitario servía para fortalecer los vínculos de solidaridad y la pertenencia al pueblo elegido y rescatado por Yahvé. En otras palabras, la Pascua era vivida como "memorial" del Éxodo. Con este término nos referimos a una "conmemoración" que abarca las tres dimensiones del tiempo. En primer lugar se dirige hacia el pasado, para recordar unos 85

acontecimientos en los que Israel veía cifrada su propia salvación. En segundo lugar lo celebra en el presente, para actualizar y experimentar de nuevo el paso liberador de Yahvé en la historia del pueblo. En tercer lugar, y como consecuencia de todo ello, el "memorial" se proyecta hacia el futuro. La Pascua se vivía así con un fuerte sentido de esperanza en la llegada de la salvación definitiva. Tomar parte en ella era tanto como prepararse para sentarse un día con el Mesías en el banquete del Reino de Dios. La Pascua reinterpretada Estas consideraciones iluminan los relatos de la última cena tal y como nos los presentan los evangelios. Comer en común, partir el pan, beber una copa de vino, pronunciar oraciones de bendición y acción de gracias, vincular estos gestos a la alianza e invitar a repetirlos como "memorial"... son elementos relacionados con el carácter pascual de dicha celebración. Pero la referencia a la Pascua judía no puede explicar del todo lo que ocurrió en aquella ocasión. Más que la continuidad con el ritual establecido, lo que destaca aquí es la originalidad radical que Jesús confirió a unos gestos bien conocidos al pronunciar sobre ellos unas palabras totalmente inesperadas. En efecto, una mirada más cuidadosa nos revela que el interés de los evangelistas no parece centrarse en describir el desarrollo de la última cena desde las categorías y símbolos del judaismo. La prueba de ello es que ni siquiera se mencionan en su desarrollo elementos tan importantes como el cordero. Lo que ocupa el primer plano no es, por tanto, lo tradicional, sino lo novedoso que Jesús realiza en esa circunstancia y que apunta no tanto a la Pascua judía cuanto a la Pascua de Jesús. Por tanto, ¿qué quiso significar J e s ú s cuando reunió a sus discípulos en vísperas de su muerte y les dio de comer pan y de beber una copa de vino, afirmando que eran su "cuerpo" y su "sangre" entregados por ellos y por todos? Por u n a parte, son gestos que, mirando al pasado, resultan coherentes con toda su vida entendida como servicio solidario (Me 10,45). Al hacer donación voluntaria de 86

toda su persona -"cuerpo" y "sangre"-, J e s ú s sella el testamento de una existencia libre y liberadora, totalmente entregada por los demás. Con ello, y mirando también al futuro, se anticipa el sentido de una muerte que ratificará la autenticidad de toda su trayectoria vital en obediencia al Padre y será fuente de perdón y salvación. De este modo inaugura una alianza nueva y definitiva, gratuita y universal entre Dios y la humanidad. Además, Jesús quiere que los suyos entren en profunda comunión con él, se alimenten de sus mismas actitudes y participen en su destino. Por eso les invita a compartir un único pan y a beber de su misma copa, añadiendo además u n encargo: "Haced esto en memoria mía" (Le 22,19; 1 Cor 11,24-25). Pero no basta con que sus discípulos repitan ritualmente estos gestos y palabras como recuerdo de su muerte. A través de ellos han de hacer presente la fuerza salvadora de su entrega mediante u n a vida de servicio y fraternidad, proclamando así su esperanza "hasta que él vuelva" (1 Cor 11,26) e instaure plenamente su Reino. Un mandato que las comunidades cristianas se tomaron muy en serio desde el principio. Por eso se reunían el domingo para celebrar lo que ellos llamaban la "cena del Señor" o "fracción del pan" -es decir, la eucaristía- (Hch 2,42.46) como signo de la presencia viva de J e s ú s resucitado en medio de ellos (Le 24,30-31).

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO Para preparar la próxima reunión leeremos una selección de textos paulinos que tratan de iluminar el misterio de la muerte de Cristo, tan cruel e incomprensible desde el punto de vista humano. Los pasajes en cuestión son los siguientes: Rom 4,25; 5,8; 8,32; 1 Cor 15,3; Gal 1,4 y Ef 5,2. Queremos responder a estas preguntas: ¿Por qué motivos se entregó Jesús a la muerte? ¿Qué efectos tuvo este acontecimiento para nosotros? 87

NOTAS

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HABIENDO AMADO A LOS SUYOS, LOS AMÓ HASTA EL EXTREMO

LECTURAS BÍBLICAS Puesta en común sobre los textos de referencia La muerte de Cristo en la cruz puede ser considerada desde muchos puntos de vista. Históricamente hablando, fue el resultado de u n conflicto creciente entre J e s ú s y las autoridades de Jerusalén, que acabaron condenándolo como blasfemo, enemigo del templo y transgresor de la Ley e instigaron al gobernador romano para que lo ejecutara como rebelde político. Pero los escritos del Nuevo Testamento no se conforman con un análisis de este tipo, sino que tratan de integrar este acontecimiento en la lógica de toda la historia de la salvación. Un buen ejemplo de ello son los pasajes paulinos que hemos leído para preparar esta reunión: Rom 4,25; 5,8; 8,32; 1 Cor 15,3; Gal 1,4 y Ef 5,2. Con ellos queríamos responder a estas preguntas: ¿Por qué motivos se entregó Jesús a la muerte? efectos tuvo este acontecimiento para nosotros?

¿Qué

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GUIA DE LECTURA "Seréis d i c h o s o s si p o n é i s e s t o e n práctica" Antes d e comenzar, b u s c a m o s J n 1 3 , 1 - 1 7 . >• A m b i e n t a c i ó n E n n u e s t r a r e u n i ó n de hoy volvemos a s e n t a r n o s con J e s ú s en la última cena. Pero lo h a c e m o s siguiendo el evangelio de J u a n . Por eso, en vez de c o n t e m p l a r a J e s ú s partiendo el p a n , lo veremos lavando los pies a s u s discípulos, u n gesto de servicio que n o s a y u d a a c o m p r e n d e r a ú n m á s en profundidad el sentido de s u m u e r t e en la cruz. >- Miramos nuestra vida Todos h e m o s experimentado a l g u n a vez la satisfacción de h a c e r algo "por otros" y reconocemos lo m u y felices que parecen las p e r s o n a s que se d a n a los d e m á s . Pero t a m b i é n s a b e m o s lo m u c h o q u e n o s c u e s t a p o n e r n o s al servicio de n u e s t r o s semejantes. Más todavía, c u a n d o e c h a m o s u n a m a n o , calculamos las consecuencias y h a s t a nos d a miedo que nos tomen por t o n t o s si n o s p a s a m o s de serviciales. Reflexionamos sobre ello y r e s p o n d e m o s a e s t a s p r e g u n t a s : - ¿Qué dificultades y resistencias experimentamos do tenemos que hacer algo "por ¡os demás"?

cuan-

- ¿Podríamos contar alguna experiencia en la que nos hayamos sentido felices de ayudar a otras personas? V E s c u c h a m o s la Palabra de Dios La vida de J e s ú s fue u n a entrega constante y sin reservas; s u muerte, la consecuencia de u n a m o r sin límites "por nosotros". De él p o d e m o s decir de verdad q u e m u r i ó "en acto de servicio". Desde e s t a perspectiva, e n t e n d e r e m o s m u c h o mejor s u gesto de lavar los pies a los discípulos d u r a n t e la última cena. • Antes de e s c u c h a r la Palabra, n o s p r e p a r a m o s p a r a acogerla. E n silencio, invocamos la presencia del Espíritu. • Un m i e m b r o del grupo lee en voz alta J n 13,1-17. 90

• Reflexionamos en silencio: leemos el pasaje p e r s o n a l m e n t e y c o n s u l t a m o s las n o t a s de n u e s t r a Biblia p a r a entenderlo mejor. • Respondemos juntos a estas preguntas: - ¿Qué gesto realiza Jesús en este episodio? ¿En qué ocasión tiene lugar esta escena? - ¿Cómo reaccionan los discípulos ante esta iniciativa de Jesús? ¿Por qué? - ¿Cómo reacciona Jesús ante la negativa de Pedro? ¿Qué le dice? ¿Por qué? - ¿Qué sentido da Jesús a este gesto? ¿Qué quiere mostrar con él? - ¿Crees que el lavatoño de los pies tiene algo que ver con la celebración de la eucaristía que los demás evangelistas sitúan en la última cena? > V o l v e m o s sobre nuestra vida C o n t e m p l a r a J e s ú s l a v a n d o los pies de s u s d i s c í p u l o s e s t a n t o como a h o n d a r en el s e n t i d o de s u m u e r t e "por nosotros": el misterio de u n a m o r sin límites que n o s invita a s i t u a r n o s e n s u m i s m a lógica de servicio. Ahí n o s j u g a m o s el sentido y la coherencia de n u e s t r a vida cristiana; a h í r a d i c a la posibilidad de encontrar u n a felicidad que n o depende solo de "saber" e s t a s cosas, sino sobre todo de "ponerlas en práctica". Reflexionemos sobre ello y r e s p o n d a mos a estas preguntas: - ¿Cómo te ayuda esta escena del evangelio a pasar de lo que "sabes" sobre Jesús a ponerlo realmente en práctica en tu vida de cada día? - ¿Qué gestos concretos de servicio "por otros" te está pidiendo el Señor en este momento? > Oramos Nuestro e n c u e n t r o acaba, como siempre, con u n m o m e n to de oración. A m b i e n t a m o s n u e s t r a plegaria colocando e n medio de la sala u n a p a l a n g a n a con a g u a y u n a toalla. J u n to a ella colocamos e s t a frase: "Nos a m ó h a s t a el extremo". 91

• Tras prepararnos con un breve silencio, leemos de nuevo J n 13,1-17. • Rezamos personalmente a partir del pasaje que hemos escuchado. • Oramos comunitariamente en forma de petición, alabanza o acción de gracias. • Concluimos este momento cantando juntos Al atardecer de la vida u otro canto apropiado.

antigua alianza nunca pudieron conseguir: la reconciliación perfecta entre Dios y la humanidad (Heb 10,11-18). Así se entiende lo que Jesús hizo y dijo durante la última cena, queriendo dar un sentido a su muerte ya próxima. Por un lado, sus gestos y sus palabras le identifican con el Siervo que sufre por el pueblo y da su vida como rescate "por todos" (Is 53,7-12; Me 10,45). Por otro, se pone en lugar de la víctima expiatoria cuya sangre se derrama "para el perdón de los pecados" (Mt 26,28).

PARA PROFUNDIZAR

¿Un Dios sádico? Reconozcamos, no obstante, que todo ello plantea problemas a nuestra sensibilidad moderna. De entrada no resulta fácil comprender que la ejecución de Jesús en la cruz pueda ser coherente con la voluntad de Dios ni con su designio salvador. ¿Qué clase de padre puede entregar a su hijo para que sea ejecutado de una forma tan espantosa? ¿No podía habernos reconciliado consigo de un modo menos cruento? ¿Es Dios un ser justiciero que solo aplaca su ira cuando la ofensa que le ha causado el pecado es reparada castigando al inocente en lugar de los culpables? Aunque ciertas interpretaciones teológicas medievales pudieran dar lugar a esta visión, lo cierto es que esta choca frontalmente con la imagen del Dios del evangelio, que ofrece su perdón de modo incondicional. Incluso los pasajes que afirman que fue el Padre quien "entregó" a su Hijo a la muerte lo hacen dejando muy claro que no lo hizo porque necesitase ajustar cuentas con la humanidad pecadora, sino por amor a ella y por deseo de salvarla (Rom 5,6-8; 1 J n 4,10). Un proyecto al que J e s ú s se suma con todas las consecuencias (Jn 13,1; 15,13; Gal 2,20; Ef 5,2; Heb 10,5-10).

"Por nosotros y nuestros pecados" La crucifixión era un tormento cruel y humillante que la misma Escritura califica como "maldición de Dios" (Dt 21,23). Sorprende, pues, que los escritos del Nuevo Testamento afirmen que la muerte de J e s ú s en la cruz está estrechamente vinculada a nuestra redención. Más todavía, que es un acontecimiento "necesario" para que el plan de salvación de Dios se pueda cumplir plenamente (Le 24,26). De ahí que ya los primeros "credos" e "himnos" cristianos insistan en que el Señor murió "por nosotros" o "por nuestros pecados" (1 Cor 15,3; 1 Pe 2,22-24). Así, lo que humanamente solo podía ser visto como fracaso y "escándalo" (1 Cor 1,23) es considerado desde la fe como causa de salvación. La paradoja es tan fuerte que necesita ser aclarada. La muerte de Cristo como sacrificio expiatorio Aunque no hay un único modo de explicar el valor redentor de la cruz, sí existe una manera de hacerlo que aparece en diversos escritos del Nuevo Testamento y que requiere ser considerada con cierta detención. Nos referimos a la categoría del "sacrificio expiatorio" como modelo para entender el misterio pascual de Cristo. Llamamos "expiatorios" a aquellos sacrificios cuyo objetivo era obtener el perdón de los pecados (Lv 4-5.16). Así podemos entender mejor lo que los autores bíblicos pretenden afirmar cuando enfocan la muerte de Jesús desde esta perspectiva. A saber, que en la cruz de Cristo se ha realizado de una vez para siempre aquello que los sacrificios de la 92

Dios nos ha mostrado su amor cuando aún éramos pecadores Quede claro, por tanto, que lo que lleva a Jesús a la muerte no es el designio de u n Dios vengativo. La cruz no es fruto de la voluntad del Padre -que jamás puede complacerse en la sangre de u n justo-, sino de la voluntad del pecado. En ella se pone de manifiesto hasta dónde puede llegar el 93

mal de este mundo y se experimenta la necesidad de verse liberados de él. Por tanto, no es Dios el que se ha distanciado del ser humano a causa del pecado, sino al revés. Y la prueba de ello es que no ha esperado a que nos convirtamos de nuestro mal para amarnos. Al contrario, adelantándose tomó la iniciativa de enviarnos a su propio Hijo cuando todavía éramos pecadores. Y no lo hizo para que lo matasen, de modo que su sangre saldase la deuda de la humanidad, sino para mostrarnos un camino de reconciliación definitiva en el que el ser humano, liberado de todo lo que le daña, pueda reencontrarse con su vocación originaria de ser "hijo" y "hermano". Este es el ideal que se ha encarnado en Jesús, hecho hombre por nosotros. Un ideal que se nos propone como modelo desde una vida entregada en obediencia a Dios y servicio a los demás. No hay mayor amor que dar la vida La fidelidad a ese proyecto de amor promovido por el Padre fue la que movió a Jesús a anunciar la paz, la justicia, la reconciliación y la misericordia. Pero su oferta fue rechazada por un mundo marcado por la injusticia, la mentira, la violencia y el egoísmo. No podía ser de otra manera. Lo mismo les había sucedido a los profetas. La cruz es la consecuencia "necesaria" del anuncio del Reino y de sus valores alternativos en una realidad sumergida en el pecado. Y Jesús, cuando vio aproximarse su "hora", aceptó libremente una muerte que humanamente le repugnaba. Pero no como quien se resigna a una fatalidad, sino interpretándola en continuidad con su servicio incondicional a una causa animada por un amor sin límites. Podía haberse echado atrás, pactando una solución con sus adversarios, pero optó por comprometerse hasta el final con su misión a favor de los seres humanos y asumió las consecuencias. Su donación total hasta la cruz no hizo sino confirmar la autenticidad y coherencia de toda su trayectoria vital. Sólo en ese sentido es posible decir que Jesús murió "según la voluntad de Dios". Por eso podemos afirmar que lo decisivo en el "sacrificio" de Cristo no fue su carácter cruento. La sangre vale no 94

como expresión de sufrimiento, sino como signo de u n a vida "derramada" por la causa de la reconciliación que el Padre le había encargado. La cruz nos salva no por lo mucho que J e s ú s padeció en ella, sino por el amor "hasta el extremo" que manifiesta. Ahí radica la oferta de redención que Cristo nos ha hecho al mostrarnos que vale la pena vivir -y hasta morir- de u n modo nuevo ante Dios y ante los demás. Y el Padre, que lo "entregó" a esa tarea, le da la razón al resucitarlo de entre los muertos, acontecimiento que finalmente revela la "lógica" de lo que humanamente presenta tantos aspectos oscuros. Admiramos así la "belleza" de la cruz como signo privilegiado de u n a redención que no se da solo en la muerte de Cristo, pero que descubre en ella "la extrema radicalización del amor incondicional de Dios" (Benedicto XVI). Contemplarla desde la fe "salva" del pecado porque ella denuncia el mal que nos deshumaniza, nos mueve a la conversión y nos invita a entrar en el mismo dinamismo de esa vida entregada por amor. Así podremos ofrecer también nosotros el sacrificio incruento y cotidiano de una existencia identificada con la de Jesús y animada por sus mismas motivaciones (Rom 12,1-2).

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO Para preparar la próxima reunión leeremos varios pasajes del Nuevo Testamento en los que intentaremos descubrir cómo se comprendía el misterio de la salvación en las primeras comunidades cristianas. Los textos en cuestión son los siguientes: Me 2,1-12; Rom 8,18-23; Ef 2,11-22; Heb 2,10-18. Después de leerlos con atención tratemos de responder a estas preguntas: ¿Con qué palabras se describe la salvación de Dios obrada por Cristo? En estos textos, ¿a quiénes alcanza la salvación? 95

NOTAS

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EL PADRE NOS HA RECONCILIADO EN CRISTO

LECTURAS BÍBLICAS Puesta en común sobre los textos de referencia A lo largo de todo el Nuevo Testamento nos encontramos con el acontecimiento central de la salvación de Dios obrada en Jesucristo, pero visto desde diversas perspectivas y descrito con diferentes lenguajes. Como ejemplo de esta reflexión de los primeros cristianos hemos leído estos pasajes: Me 2,1-12; Rom 8,18-23; Ef 2,11-22; Heb 2,10-18. Al reflexionar sobre ellos queríamos responder a estas preguntas: ¿Con qué palabras se describe la salvación de Dios obrada por Cristo? En estos textos, ¿a quiénes alcanza la salvación? 97

GUIA DE LECTURA "Dejaos reconciliar c o n Dios" Antes de comenzar, b u s c a m o s 2 Cor 5 , 1 8 - 2 1 . >• A m b i e n t a c i ó n Pablo quiere r e t o m a r las relaciones con los cristianos de Corinto. F o r m a n u n a c o m u n i d a d joven que, f u n d a d a t r a s u n a p r i m e r a acogida e n t u s i a s t a del apóstol y s u evangelio, a h o r a se h a dividido y se h a d i s t a n c i a d o de él a c a u s a de la labor posterior de otros misioneros. Por este motivo, Pablo r e c u e r d a que Dios les h a devuelto la a m i s t a d perdida a través de Cristo m u e r t o y r e s u c i t a d o p a r a q u e ellos s e a n testigos de la reconciliación con s u propia vida. >• Miramos n u e s t r a vida Vivimos en u n m u n d o tremendamente dividido a todos los niveles: personal, familiar, social, internacional. Los conflictos están a la orden del día: r u p t u r a s , desigualdades, injusticias sociales, divisiones, violencias, guerras... Nos toca desenvolvernos en medio de este m u n d o t a n amenazado y roto. Reflexionamos sobre ello y respondemos a estas preguntas: - ¿Qué rupturas o divisiones son las que más te preocupan? ¿Por qué? - ¿A qué se debe este ambiente? propia sociedad?

¿Qué soluciones

ofrece la

> E s c u c h a m o s la Palabra de Dios Las relaciones entre los m i e m b r o s de la c o m u n i d a d de Corinto se h a n deteriorado, d a n d o lugar a diversas facciones. Por otro lado, Pablo h a s e n t i d o u n d i s t a n c i a m i e n t o h a c i a él y u n profundo c u e s t i o n a m i e n t o de s u propio ministerio. Por eso reacciona escribiendo e s t a carta. E n s u texto p r o p o n e el ejemplo de lo que Dios h a hecho con ellos por medio de Cristo, q u e es fuente de la reconciliación y b a s e de la concordia entre todos. • Invocamos al Espíritu a n t e s de e s c u c h a r la Palabra p a r a poder acogerla en nosotros. 98

• Un m i e m b r o del grupo lee e n voz alta 2 Cor 5 , 1 8 - 2 1 . • Reflexionamos en silencio: leemos el pasaje personalmente y consultamos las n o t a s de n u e s t r a Biblia p a r a entenderlo mejor. • Respondemos juntos a estas preguntas: - ¿Quién toma la iniciativa en todo lo que ha acontecido de novedoso en Pablo y en los corintios? - ¿Con qué palabras se describe la acción de Dios respecto a los cristianos de Corinto? ¿Cuántas veces se repiten en estos pocos versículos? - ¿Cuál es el papel de Cristo en la obra de reconciliación de Dios? - ¿Cuál es la tarea que Dios ha encomendado a Pablo y a todos los cristianos? ¿Con qué términos describe el apóstol el encargo recibido de parte de Dios? > V o l v e m o s sobre n u e s t r a v i d a También nosotros nos sentimos a p r e m i a d o s por la exhortación de Pablo: debemos dejarnos reconciliar con Dios. Sólo si volvemos a Dios, que a m á n d o n o s tanto en Cristo n o s renueva y nos introduce en la dinámica de la gratuidad, podremos realizar el servicio de la reconciliación t a n necesario en n u e s t r o m u n d o . P e n s e m o s e n ello y t r a t e m o s de r e s p o n d e r a las s i g u i e n t e s p r e g u n t a s : - ¿En qué notas tu necesidad de reconciliarte con Dios? ¿De qué modos puedes experimentar hoy la reconciliación con Dios? - ¿De qué manera concreta puedes colaborar a la reconciliación en el ambiente en el que vives? >• Oramos Le pedimos al Señor q u e s u Espíritu traiga s u p e r d ó n a n u e s t r o s corazones y n o s convierta en signos de concordia e i n s t r u m e n t o s de s u p a z en medio de n u e s t r o m u n d o . Terminamos orando a partir de lo que el texto de Pablo h a suscitado en nosotros. Para ambientar este momento, cada participante escribe en u n papel u n sinónimo de la palabra 99

"reconciliación" o una intención que exprese su empeño en servir a la reconciliación; luego lo coloca a los pies de una cruz. • Tras u n breve silencio, leemos de nuevo 2 Cor 5,18-21. • Rezamos personal y comunitariamente a partir del pasaje que hemos escuchado. • Acabamos cantando o recitando el texto "Hazme instrumento de tu paz", de san Francisco de Asís. PARA PROFUNDIZAR Jesús y el perdón que sana y salva El proyecto originario del Dios Creador A través de un sinfín de vicisitudes y pruebas, el pueblo de Israel fue madurando su manera de comprender a Dios, al ser humano y al universo. Y desde la experiencia de crisis que supuso el exilio en Babilonia, pensó sobre todos estos temas tan trascendentales y los plasmó en el relato que encontramos en Gn 1-3. El autor sagrado retrata cómo pudo ser todo en el principio para encontrar respuesta a los interrogantes que rondan su pensamiento. Y vislumbra lo siguiente. En el proyecto originario de Dios estaba previsto un mundo en el que el mismo Dios, el ser humano y la naturaleza vivieran una relación perfecta. El ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios, había sido invitado a vivir en medio del jardín del Señor, pudiendo dialogar con él, compartiendo su capacidad de hablar, poner nombre y dominar la creación. Rodeados por una naturaleza amable que proporcionaba todo lo necesario para vivir, el hombre y la mujer podían relacionarse entre sí en total armonía (Gn 1-2). Pero casi de inmediato aparece misteriosamente la realidad del mal o pecado: el ser humano pretende ser como Dios, queriéndolo echar de este modo fuera de su propio jardín, y rompe la relación de comunión-dependencia con respecto al Señor. Rota esta relación primera, se introduce un factor de desestabilización en toda la realidad creada: Adán culpa a Eva (relaciones sociales), y Eva a su vez culpa a la serpiente (relaciones con la naturaleza). 100

Así pues, desde los primeros capítulos de la Biblia el pecado se presenta como u n a realidad que afecta, en primer lugar, a la dimensión teologal (se rompe la amistad con Dios) y que trastoca, en consecuencia, la dimensión social (se enturbia la relación entre los seres humanos) y la dimensión cósmica (la tierra se vuelve maldita y la relación del hombre con ella se torna áspera). El plan histórico del Dios salvador Israel, desde la experiencia de la liberación de Egipto, tomó conciencia de que Dios lo había elegido para mantener con él u n a relación especial. Yahvé había escogido este pequeño pueblo para ofrecerle su compañía y protección. Por su parte, este pueblo tenía que vivir en obediencia y fidelidad a Dios como una comunidad de hermanos en igualdad ante el Señor. Para que no se olvidaran de su vocación de ser pueblo de Dios y de su tarea de vivir como u n pueblo de hermanos en igualdad, Yahvé les entregó u n plan de viaje en su aventura de libertad: los mandamientos. En la tradición bíblica, los preceptos que salvaguardan la relación con Dios (Éx 20,3-11) son inseparables de aquellos que regulan el trato entre los miembros de Israel. La fidelidad a Yahvé, el Dios liberador que ha creado u n pueblo de hermanos a partir de u n grupo de esclavos, es lo único que puede garantizar su supervivencia como nación. Pero Israel fue constantemente infiel a Dios. En la tierra de Canaán adoró a otros dioses y, consiguientemente, la fraternidad se vio afectada: las injusticias sociales, los abusos, la explotación del pobre, la esclavitud entre hermanos de raza... afloraron en medio de este pueblo (Am 2,6-8; Miq 2,1-2). Los profetas, en nombre de Dios, denunciaron esta idolatría y las injusticias sociales que de ella se seguían, poniendo de nuevo al descubierto que la reconciliación con Dios a través del culto no puede separarse de la reconciliación con los hermanos por medio de la justicia (Is 1,10-20). 101

El proyecto definitivo de Dios Padre: el envío de su Hijo para salvar a los pecadores C u a n d o J e s ú s comienza a a n u n c i a r en Galilea q u e el tiempo s e h a cumplido y que el Reino de Dios está llegando (Me 1,15), retoma y lleva a cumplimiento el proyecto que Dios planeó desde la eternidad. La acogida de este anuncio, en palabras de J e s ú s , requiere fe y u n cambio de mentalidad. Dios viene a reinar como Padre, y J e s ú s quiere que todos lo d e s c u b r a n como tal y entren en relación con él. Esta es la novedad de la experiencia que J e s ú s tiene de Dios y que comparte con todos: Dios viene como Padre y lo es p a r a todos. Con J e s ú s , p u e s , se r e s t a u r a la relación fundamental con Dios, que e s t a b a d a ñ a d a a c a u s a del pecado. Por eso, la primera l u c h a de J e s ú s es contra el pecado, es decir, contra aquello que s e p a r a al ser h u m a n o de este Dios que es Padre. Un ejemplo evidente de esta lucha n o s la ofrece Me 2. Un grupo lleva a n t e J e s ú s a u n paralítico. S u enfermedad, según la concepción de aquel tiempo, es u n a manifestación de s u condición de pecador. Sin relación con Dios, el paralítico se e n c u e n t r a también marginado socialmente. Nadie quiere c u e n t a s con él, excepto los amigos q u e lo portan y que creen en lo que J e s ú s dice: el Dios de la misericordia quiere s a n a r y salvar a los pecadores. Por eso J e s ú s se va a la raíz del problema y, en primer lugar, r e s t a u r a la relación de este h o m b r e con Dios: "Hijo, t u s pecados te son perdonados" (Me 2,5). Y, p a r a que quede constancia de que esta relación h a quedado sanada, a continuación c u r a s u enfermedad: "Levántate, toma t u camilla y vete a t u casa" (Me 2,11). El paralítico n o solo h a sido sanado, recuperando s u integridad y bienestar personal, sino que h a sido salvado, retomando la relación con Dios y la posibilidad de integrarse de nuevo en la sociedad. Pero J e s ú s n o se queda ahí, y ejemplifica con u n nuevo gesto la novedad del Reino, gesto que e n gran parte le costó la vida. Algún estudioso h a llegado a afirmar que a J e s ú s lo m a t a r o n por el escándalo y el cuestionamiento de las n o r m a s que provocaron s u s comidas. Un caso típico es el b a n q u e t e que le ofrece Leví. Después de c u r a r a aquel paralítico de la camilla, J e s ú s l l a m a como discípulo a Leví, u n r e c a u d a d o r de i m p u e s t o s c o n s i d e r a d o por los j u d í o s como u n p e c a d o r 102

(Me 2,13-14), y se sienta a comer con otros publícanos y pecadores (Me 2,15-17). Con este gesto de compartir con ellos la mesa, J e s ú s manifiesta clara y provocativamente que el Reino de Dios está abierto a todos. Así h a c e presente a u n Dios que se acerca a todos y les ofrece s u amor, es decir, s u perdón. La Iglesia, depositaría del servicio y el anuncio de la reconciliación El modo de a c t u a r de J e s ú s siempre h a sido el modelo a imitar por c a d a u n o de los cristianos y por el conjunto de la Iglesia como nuevo pueblo de Dios. E s t a h a acogido el Evangelio de J e s u c r i s t o , que es la B u e n a Noticia del Reino de Dios, y por eso tiene la e n o r m e responsabilidad de h a c e r visible que allí d o n d e se a c e p t a el Reino de Dios se genera u n a c o m u n i d a d de h e r m a n o s p l e n a m e n t e h u m a n a . La Iglesia entera h a de cuidar esta dimensión social de la reconciliación y manifestarse realmente al m u n d o como u n a verdadera fraternidad en la que todos experimentan con gozo que son hijos a m a d o s de Dios. Los cristianos seremos signo de u n i d a d e instrumento de la paz de Dios solo cuando seam o s capaces de transformar la realidad social en la que vivimos, denunciando la injusticia, mediando en los conflictos y promoviendo los derechos h u m a n o s fundamentales. De este modo n u e s t r a vivencia de la fe será auténtica y creíble.

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO E n la próxima reunión nos acercaremos a u n a cuestión que generaba cierta inquietud en el seno de las primeras comunidades cristianas: lo relativo al juicio final y al papel de J e s ú s en él. Para preparar adecuadamente el encuentro leeremos algunos textos del Nuevo Testamento en los que se aborda este tema: Me 10,42-45; Me 14,53-62; Mt 25,31-46; J n 3,12-21; 2 Tim 4,1-5. Después de leerlos con atención, tratemos de responder a estas preguntas: ¿Qué se dice deljuicio en estos textos? ¿Qué papel desempeña Jesús en él y con qué títulos es caracterizado?

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NOTAS

13 JUEZ DE VIVOS Y MUERTOS

LECTURAS BÍBLICAS Puesta en común sobre los textos de referencia Jesús, que se presentó a sí mismo como Hijo del hombre, se sabía enviado por Dios con la tarea de juzgar, es decir, de poner a la luz la verdad y proponer el proyecto de Dios para que todos tengan vida. Esta tarea que inició en su vida terrena tenía que llevarla a término al final de los tiempos, desvelando el sentido de la historia y de las vidas de todos. Los pasajes que hemos leído son los siguientes: Me 10,42-45; 14,53 62; Mt 25,31-46; J n 3,12-21; 2 Tim 4,1-5, tratando de responder a estas preguntas: ¿Qué se dice del juicio en estos textos? ¿Qué papel desempeña Jesús en él y con qué títulos es caracterizado? 105

GUÍA DE LECTURA "El Padre ha dado al Hijo todo el poder de juzgar" Antes de comenzar, buscamos Jn 5,17-30. >• Ambientación El estanque de Betesda donde J e s ú s curó al paralítico era un lugar frecuentado por cojos, ciegos y lisiados. Es decir, gente que, según la Ley judía, era considerada pecadora y quedaba marginada socialmente. Como veremos, el juicio de Jesús sobre ellos es totalmente diferente. > Miramos nuestra vida Es una costumbre social muy arraigada el emitir juicios sobre lo que le sucede a la gente que se mueve a nuestro alrededor. Y en nuestros juicios solemos ser duros, inflexibles e intolerantes, hasta el punto de condenar con suma frecuencia los comportamientos que nos resultan chocantes. Piensa en todo ello y responde a estas preguntas: - En nuestra sociedad y en nuestro entorno, ¿cuáles son los juicios que con más frecuencia se hacen? - Ante las miserias o deslices de los demás, ¿cómo sueles actuar? ¿Por qué gusta tanto condenar? > Escuchamos la Palabra de Dios En el evangelio de Juan, Jesús se presenta como el que ha recibido del Padre el encargo de juzgar. Pero el juicio que Dios hace es muy distinto del que solemos llevar a cabo los hombres: no busca la condena, sino la vida y la salvación de todos. Sólo quien se cierra al don de Dios se autocondena por no aceptar la vida. • Antes de escuchar la Palabra, nos preparamos para acogerla invocando la presencia del Espíritu. • Un miembro del grupo lee en voz alta J n 5,17-30. • Reflexionamos en silencio: leemos el pasaje personalmente y consultamos las notas de nuestra Biblia para entenderlo mejor. 106

• Respondemos juntos a estas preguntas: - ¿Qué día se desarrollan los sucesos que desencadenan este diálogo? - ¿Cuál es la razón por la que Jesús actúa de este modo? - ¿Quién envía a Jesús? ¿Qué encargos y poderes ha recibido de su parte? - ¿Cuáles son las tres palabras que más se repiten en el texto? - ¿Qué relación tiene Jesús con el Padre? - ¿Cuál es la finalidad que persigue el juicio que Jesús lleva a cabo? > Volvemos sobre nuestra vida Jesús tiende la mano al paralítico que la Ley consideraba pecador y condenaba a permanecer marginado para siempre. De este modo le muestra que el juicio que Dios trae por medio suyo es de salvación. Lo que Dios quiere es que todos tengan vida, y que la tengan en abundancia. Reflexionemos sobre ello y respondamos a estas preguntas: - ¿En qué aspectos te parece que la Iglesia es fiel al modo de juzgar de Dios? ¿Por qué? - ¿Qué acciones concretas puedes realizar para que tus juicios sean como los de Dios? ¿Qué actitudes tendrías que cultivar en tu vida para ello? >• Oramos Terminamos presentando nuestra oración al Juez misericordioso, para que nos haga capaces de juzgar con la misma medida con la que él realiza su juicio, con una medida rebosante de misericordia y compasión. Concluimos rezando desde lo que la lectura del evangelio ha suscitado en nosotros. Para ambientar este momento podemos poner en medio del grupo u n a balanza (símbolo de la justicia) y u n corazón grande (símbolo de la misericordia). 107

• Tras prepararnos con u n breve silencio, leemos de nuevo J n 5,17-30. • Rezamos personal y comunitariamente a partir del pasaje que hemos escuchado. • Acabamos cantando o rezando el salmo 72 (71), titulado "Que defienda a los humildes". PARA PROFUNDIZAR Jesús, el Hijo del hombre Cuando cada domingo confesamos la fe en Jesucristo con el credo de los apóstoles, profesamos que, tras la resurrección y exaltación a la derecha de Dios Padre, se espera que vuelva un día desde allí "a juzgar a vivos y a muertos". Si proclamamos el credo niceno-constantinopolitano, entonces añadimos que el Señor vendrá con gloria a realizar un juicio que dará origen al Reino de Dios, que "no tendrá fin". En el judaismo existía una figura que iba a llevar a cabo este juicio final y al que se le entregaría el Reino de Dios como representante de los fieles del Altísimo: el Hijo del hombre. J e s ú s se identificó con él durante su vida. Si hay un título que se aplicó Jesús a sí mismo, ese es el de "Hijo del hombre". Siempre que aparece en el Nuevo Testamento está en su boca, cosa que contrasta con el escaso uso que del mismo se hace entre los primeros cristianos. Tras la resurrección, la Iglesia primitiva aplicó a Jesús los títulos de Señor, Mesías e Hijo de Dios, pero no el de "Hijo del hombre". Si los evangelistas lo mantuvieron es porque Jesús se lo aplicó a sí mismo. El Hijo del hombre en el libro de Daniel Al rastrear este título en el Antiguo Testamento, nos encontramos con el libro de Daniel, una obra que se escribe en el siglo II a.C, hacia el año 165. Muchos estudiosos llaman a este libro el "Apocalipsis" del Antiguo Testamento, como correlativo del Apocalipsis de san J u a n . En el capítulo 7 de Daniel hallamos por primera vez la expresión "hijo del hombre". El joven Daniel tiene una visión en la que aparecen cuatro bestias que representan a 108

cuatro grandes imperios. Estos comparecen ante unos tronos donde la corte celestial, con Dios a la cabeza, va a juzgar. El Señor quitará el poder a las tres primeras bestias y eliminará a la cuarta. Es en este momento cuando aparece u n personaje misterioso con aspecto de hijo del hombre, es decir, humano. Como viene sobre las nubes del cielo, es u n ser trascendente (Dn 7,13). A él Dios le entrega el poder y el Reino, que está destinado a todos los pueblos. Por tanto, le da u n reino universal (Dn 7,14). Pero, a pesar de lo que pueda parecer a primera vista, este "hijo del hombre" no es u n simple personaje individual, sino que es símbolo de los fieles del Altísimo, es decir, el pueblo de Dios en Israel. Ciertamente, resulta curioso que a continuación Dios diga que este Reino lo recibirán "los fieles del Altísimo". De este modo, el "Hijo del hombre", más que u n a figura individual, sería u n a colectividad en la que están representados los fieles del Altísimo (Dn 7,18.27), que son los destinatarios de este Reino de Dios. El Hijo del hombre, una figura misteriosa en el judaismo A partir del libro de Daniel, la figura del Hijo del hombre comenzará a desarrollarse hasta adquirir rasgos mesiánicos. Desde el siglo III a.C. encontramos en la literatura judía u n gran interés por los misterios divinos que son revelados por medio de personajes como Henoc y Esdras. A esta corriente literaria pertenece la apocalíptica, que busca dar fuerzas a los creyentes para mantenerse fieles en medio de un ambiente hostil, como era el de los reyes seléucidas y su proyecto de helenización de Palestina. En los libros apócrifos atribuidos a Henoc y a Esdras -igual que ocurre en el de Daniel- aparece el Hijo del hombre. Se trata de un ser que está en el cielo, una especie de hombre celestial que existe desde siempre. Este Hijo del hombre vendrá al final de los tiempos sobre las nubes para juzgar al mundo y dar origen al pueblo de los santos. Esta corriente apocalíptica fue delineando poco a poco el perfil de este personaje hasta llegar a identificarlo con el Mesías de Israel. Así se abría paso una nueva corriente de expectación mesiánica que no ponía su esperanza en u n 109

soberano descendiente de David con poder militar para vencer primero a los griegos y después a los romanos. En este proceso fueron dibujándose los rasgos del Hijo del hombre: - Es u n personaje que está fuera de la historia y que vendrá al final de los tiempos. - Tiene rasgos humanos, pero pertenece a la esfera celeste. - Existe desde antes de la creación del mundo y del inicio de la historia. - Es el "Elegido", que en el Antiguo Testamento mantiene una estrecha relación con Dios, porque lo ama y lo protege y porque le tiene reservada una misión especial. Esta figura se identifica, por ejemplo, con el Siervo de Yahvé del profeta Isaías. - Dios le ha dado poder para llevar a cabo el juicio final y realizar su salvación definitiva. Jesús como Hijo del hombre Toda esta corriente llega a los tiempos de Jesús. La influencia de Daniel y de toda la literatura apocalíptica judía en el Nuevo Testamento no se reduce al libro del Apocalipsis, pues también ha dejado una huella enorme en los evangelios. El anuncio de la implantación del Reino de Dios y la venida del Hijo del hombre han encontrado eco en la Buena Noticia de Jesús: "Se ha cumplido el plazo y está llegando el Reino de Dios" (Me 1,14-15). Jesús vivirá e interpretará su mesianismo a la luz de las figuras del Hijo del hombre y del Siervo de Yahvé. Su encarnación significaría la irrupción del Reino de Dios en la historia. Desde ambas imágenes, Jesús describió su identidad como Hijo de Dios: - Por u n lado, al identificarse con estas figuras desvelaba la conciencia de saberse en u n a relación especial con Dios. No era un profeta más. - Por otro lado, esto le permitió descubrir que su misión consistía en anunciar la llegada del Reino de Dios, que había sido puesto en sus manos y que debía ser ofrecido a todos sin excepción. Por eso Jesús realizó una 110

serie de acciones para significar que con él había irrumpido el tiempo definitivo de Dios. - Pero su misión no terminará hasta el final de los tiempos. Como Hijo del hombre aparecerá para instaurar el Reino de Dios y llevar a plenitud la historia de este mundo. Y como Siervo de Yahvé, solidario con la humanidad doliente, dictará sentencia según la actitud de cada ser humano hacia sus semejantes: "Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis" (Mt 25,40).

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO Para preparar la próxima reunión leeremos tres textos del Antiguo Testamento que con el paso del tiempo ayudarían a los primeros cristianos a comprender quién era verdaderamente Jesús de Nazaret. Los pasajes en cuestión son los siguientes: Gn 1,1-5; Bar 3,32-4,4; Sab 9,1-18. Vamos a leer también J n 1,1-14, un pequeño tratado sobre Cristo que nos ofrece el cuarto evangelio en sus primeros versículos. Después de leerlos con atención, tratemos de responder a estas preguntas: ¿Qué elementos de estos textos del Antiguo Testamento encontramos en el pasaje del evangelio que hemos leído referidos a Jesús? ¿En qué sentido se le aplican? 111

NOTAS —

14 EN ÉL FUERON CREADAS TODAS LAS COSAS

LECTURAS BÍBLICAS Puesta en común sobre los textos de referencia Cuando los primeros cristianos confiesan y celebran su fe en Cristo muerto y resucitado lo hacen a partir de textos de las "Escrituras" que hasta entonces conocían, es decir, nuestro Antiguo Testamento (Gn 1,1-5; Bar 3,32-4,4; Sab 9,1-18). En ellas encuentran una serie de elementos que les permiten profundizar en la persona de J e s ú s y en las repercusiones de su misión salvadora para el mundo (Jn 1,1-14). Al reflexionar sobre algunos de esos textos, queríamos responder a estas preguntas: ¿Qué elementos de estos textos del Antiguo Testamento encontramos en el pasaje del evangelio que hemos leído referidos a Jesús? ¿En qué sentido se le aplican? 113

GUÍA DE LECTURA "Cristo es el principio de todo" Antes de comenzar, buscamos Col 1,3-20. >- Ambientación La comunidad cristiana de Colosas vive su fe en u n ambiente muy plural. Las propuestas de salvación son variadas y provienen de distintos ámbitos: religiones paganas, escuelas filosóficas, astrología, judaismo... En medio del interés que estas propuestas muestran sobre el lugar del ser humano en el gran engranaje del universo del que forma parte, la carta a los Colosenses propone a Cristo como la piedra angular de toda la creación y el único salvador del mundo. >- Miramos nuestra vida Hoy en día existe también u n a preocupación creciente con las cuestiones relacionadas con el universo. Tanto la ciencia como la filosofía tratan de descubrir cuál es su origen, cómo ha evolucionado, cómo tenemos que cuidarlo para que el mundo tenga futuro. - ¿Qué piensa la gente de tu entorno acerca de la creación? ¿Es fruto del azar y de la casualidad? O por el contrario, ¿descubren la presencia de un proyecto tras el universo? > Escuchamos la Palabra de Dios En todo el ámbito del Mediterráneo del siglo I d.C, y en Colosas de manera particular, se interpretaba el universo y su funcionamiento a partir de las escuelas filosóficas de moda, la astrología y las más variopintas religiones. Todas ellas perseguían profundizar en el conocimiento del mundo. En medio de este ambiente, los cristianos contemplaron el universo a la luz del misterio pascual de Cristo y reconocieron que él es el principio y el fin de todo lo creado. • Antes de escuchar la Palabra, nos preparamos para acogerla. En silencio, invocamos la presencia del Espíritu. 114

• Un miembro del grupo lee en voz alta Col 1,3-20. • Reflexionamos en silencio: leemos el pasaje personalmente y consultamos las notas de nuestra Biblia para entenderlo mejor. • Respondemos juntos a estas preguntas: - ¿Cuáles son los frutos que ha producido el anuncio del evangelio entre los cristianos de Colosos según Col 1,3-8? - Según Col 1,9-14, ¿qué han de conocer mejor los colosenses? ¿En qué se va a traducir ese conocimiento? -¿Con qué títulos se describe a Cristo en Col 1,15-18? Según ellos, ¿cuál es el papel de Cristo en el plan de Dios para el universo? - ¿Por qué camino, según Col 1,19-20, Dios ha traído la salvación? > Volvemos sobre nuestra vida Nosotros estamos llamados a mirar el cosmos como los colosenses, yendo un paso más allá de las interesantes opiniones de la ciencia y de los pensadores de moda. De esta manera, además de comprender su funcionamiento físico, podremos descubrir que el universo refleja a Cristo, pues todo encuentra en él su origen y su fin. Pensemos sobre ello y tratemos de responder a las siguientes preguntas: - Cuando miras el mundo de esta manera, ¿qué cambia en tu visión acerca de él? - ¿Cómo se ve afectado entonces tu compromiso con respecto a un universo llamado también a la salvación? > Oramos El Dios de nuestros antepasados, el que ha iniciado y acompañado nuestra historia, es también el Señor del universo. Él ha soñado un mundo en el que el ser humano y todo lo creado tienen vocación de plenitud. Alabemos a Dios por la grandeza del universo y del ser humano, y pidámosle que nos ayude a colaborar en su plan de llevar a la humanidad y su mundo hacia los cielos nuevos y la tierra nueva. 115

Terminamos recogiendo en forma de oración lo que nos ha inspirado el inicio de la carta a los Colosenses. Para ambientar este momento colocamos algunas imágenes que representen la belleza y la inmensidad del universo creado. • Tras prepararnos con un breve silencio, leemos de nuevo Col 1,3-20. • Rezamos personal y comunitariamente a partir del pasaje que hemos escuchado. • Acabamos cantando la canción Cristo, alegría del mundo. PARA PROFUNDIZAR "Todo fue creado por él y para él" Los inicios del proyecto de Dios: "Al principio creó Dios el cielo y la tierra" La Biblia se abre con unas páginas que presentan los inicios del proyecto divino: Dios crea con su palabra poderosa un escenario en el que se va a desenvolver su historia con la humanidad. Un mundo poblado de vida, fruto del amor de Dios, que refleja la gloria de su Creador. Todo el universo habla del Dios que lo ha modelado: "Los cielos proclaman la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos" (Sal 19,1). Pero si existe un ser que manifiesta la bondad del Creador, ese es el ser humano, imagen y semejanza de Dios. Dios lo ha creado con la capacidad de dialogar y compartir la vida junto a su Creador (Gn 2); lo ha creado hombre y mujer, es decir, capacitado para vivir en relación con los otros, y le ha dado la posibilidad de continuar su obra creadora mediante el cuidado del universo (Gn 1,28-30). Ante el ser humano se encuentra la responsabilidad de colaborar con el proyecto que Dios ha puesto en marcha. Pero este proyecto de Dios está amenazado por la realidad del pecado. Cuando el ser humano desea ser como Dios y usurpar su lugar, las relaciones con los otros hombres y con el mundo entero también se deterioran (Gn 3). 116

Por tanto, Dios y el ser humano están unidos en el escenario de u n a historia que es de salvación. Aunque es u n a historia que encuentra la oposición del pecado. En el centro de la historia: "La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros" La historia de Dios con la humanidad, representada de un modo especial en la relación con Israel, estuvo llena de luces y sombras. Es una historia de fidelidades e infidelidades, con muchas más penas que glorias. En tiempos del emperador Augusto, "durante el mandato de Quirino, gobernador de Siria" (Le 2,ls), J e s ú s nació en Belén. Un episodio más de la insignificante historia de este pequeño pueblo. En compañía de un grupo de seguidores, este judío criado en Nazaret habló de Dios como su Padre con una autoridad inusitada, llevó a cabo acciones prodigiosas como manifestación de la presencia del Reino de los Cielos en medio de la humanidad y avivó ciertas esperanzas mesiánicas. Pero su final fue en apariencia el de un profeta más, muerto de modo violento, como casi todos ellos. Un Mesías crucificado, u n Hijo de Dios ajusticiado. Sin embargo, de forma insospechada, esta historia experimentó u n vuelco. Una noticia increíble cambió el ánimo de sus discípulos y les permitió verlo todo con u n a nueva luz: ¡El Crucificado ha resucitado! Todo había acontecido de u n modo inesperado, paradójico, pero había sido así. El final trágico se había convertido en el inicio de la etapa definitiva de la historia. La salvación se había hecho presente para todos a través de la resurrección de Jesús. Muchos aspectos de lo que había acontecido en la vida del Nazareno tenían finalmente sentido. Además, este lanzó una luz nueva sobre las Escrituras. Las figuras del Hijo del hombre y el Siervo de Yahvé -entre otras que aparecen en muchos salmosayudaron a comprender y asimilar la novedad que había supuesto Jesús. Verdaderamente, el Mesías crucificado era el Hijo de Dios. Este había justificado y reconciliado a todos los seres humanos por medio de la muerte de s u Hijo en la cruz, al que había resucitado de entre los muertos. 117

Y en la Palabra se cumplieron todas las palabras: "Les explicó lo que decían de él las Escrituras" La sabiduría es otra de esas figuras del Antiguo Testamento que permitieron descubrir el misterio escondido desde la creación del mundo y desvelado ahora en Jesucristo (Prov 8; Ecl 24; Sab 7-8; Bar 3-4). El Crucificado era la manifestación de la sabiduría de Dios capaz de confundir a los sabios y entendidos de este mundo. Él era la Palabra por medio de la cual había sido creado todo el universo; era la imagen del Dios invisible que había sido modelo de la creación y también del ser humano. "El primogénito de los que triunfan sobre la muerte", el Resucitado, era también "el primogénito de toda criatura" (Col 1,15-20). Por tanto, la salvación inaugurada por Jesucristo con su resurrección tenía que tener repercusiones en toda la realidad creada. Ciertamente, la historia había vivido su momento culminante. No solo el hombre había sido liberado de la esclavitud del pecado, sino que todo el universo había experimentado el gozo de la salvación. El destino del ser humano y del cosmos estaba marcado de modo definitivo: "La creación vive en la esperanza de ser también ella liberada de la servidumbre de la corrupción y participar así en la gloriosa libertad de los hijos de Dios" (Rom 8,20-21). La esperanza inaugurada por Jesús era una esperanza cósmica, porque todo el universo, desde la creación del mundo, tenía su sello y participaba de la victoria del Resucitado. Toda la realidad creada, con el ser humano a su cabeza, ya participa de la salvación inaugurada por Jesucristo. Pero todavía no goza de ella en plenitud. Por eso san Pablo, después de reflexionar durante casi ocho capítulos sobre la fuerza salvadora del Evangelio de Jesucristo, afirma: "Sabemos que la creación entera está gimiendo con dolores de parto hasta el presente. Pero no solo ella; también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior suspirando para que Dios nos haga sus hijos y libere nuestro cuerpo. Porque ya estamos salvados, aunque solo en esperanza" (Rom 8,22-24). 118

El final de la historia de la salvación: "Vi un cielo nuevo y una tierra nueva" Cuando los rabinos comentan el inicio de la Biblia se preguntan por qué comienza como lo hace. "En el principio"... traduce una palabra hebrea (bereshit) cuya primera letra es la bet. Es u n a letra abierta solo hacia delante. De esta manera, dicen algunos rabinos, la primera página no retrata u n mundo que ha quedado atrás ni invita a la añoranza, sino el proyecto de Dios que solo puede llegar a plenitud yendo hacia el futuro. Y de eso nos hablan precisamente las últimas páginas de la Biblia (Ap 21-22). La resurrección de Jesús ha obrado la salvación divina ya aquí para el ser humano y para todo el cosmos. De este modo ha dado a la historia y a todo el universo un impulso definitivo hacia su consumación, hasta que el cielo nuevo y la tierra nueva broten de las manos del Señor. En esa nueva creación, el ser humano y Dios vivirán totalmente reconciliados (Ap 21,1-5). Mientras tanto hemos de seguir cuidando el universo con la esperanza firme en el Dios que puede hacer nuevas todas las cosas.

PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO La historia de la salvación tiene como momento central la encarnación de Jesucristo. María de Nazaret es la mujer que, ñel a la voluntad de Dios, acogió en su seno el misterio del Dios hecho Niño para la salvación del mundo. Para preparar la próxima reunión leeremos algunos textos que nos hablan de María. En ellos se ve cómo los primeros cristianos fueron comprendiendo diversos aspectos de su figura. Los pasajes en cuestión son los siguientes: Mt 1,16-25; Hch 1,13-14; Gal 4,4-7. Después de leerlos con atención, tratemos de responder a esta pregunta: ¿Cómo describen estos textos la figura de María en el plan de salvación de Dios? 119

NOTAS — 15

CONCEBIDO POR OBRA Y GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO

LECTURAS BÍBLICAS Puesta en común sobre los textos de referencia La gran importancia que María fue adquiriendo en el cristianismo se entiende desde la relación especial que tuvo con su Hijo. La grandeza de esta mujer va ligada a su condición de madre de J e s ú s de Nazaret, el Hijo de Dios. Por eso, al igual que pasó con J e s ú s , la figura de María fue retratada de modo muy diferente en los diversos libros del Nuevo Testamento. Al asomarnos a Mt 1,16-25, Hch 1,13-14 y Gal 4,4-7, queríamos responder a esta pregunta: J

¿Cómo describen estos textos la figura de María en el plan de salvación de Dios? 121

GUIA DE LECTURA

> Ambientación En el inicio del evangelio, Lucas nos invita a viajar desde Jerusalén, donde ha sucedido el anuncio del nacimiento del Bautista a Zacarías, hasta Nazaret. En esta pequeña aldea de Galilea, la mirada de Dios se fija en María, u n a joven mujer comprometida en matrimonio. Con ella cuenta para que su propio Hijo se haga hombre y traiga la salvación definitiva al mundo.

• Proclamamos Le 1,26-38. • Reflexionamos en silencio: leemos el pasaje personalmente y consultamos las notas de nuestra Biblia. • Respondemos juntos a estas preguntas: - ¿Dónde y cuándo tiene lugar el anuncio del nacimiento de Jesús? ¿Quiénes son los protagonistas de esta escena? ¿Qué se dice de ellos? - ¿Quién toma la iniciativa? - ¿Qué títulos se utilizan para hablar de la persona y la misión de Jesús? - ¿Con qué palabras se describe a María? ¿Con qué actitud responde a la propuesta de Dios?

> Miramos nuestra vida Hay gente que en su vida profesional o personal se orienta y hace planes dejándose llevar por corazonadas. Dicen que han escuchado la llamada de su corazón y se han lanzado en la dirección soñada. Hay otros que han descubierto por dónde debían orientar su futuro al cruzarse con alguien cuya personalidad o profesión les han cautivado. Piensa en todo ello y responde a estas preguntas: - En tus proyectos, ¿qué personas o factores te han influido? - ¿Alguna vez has cambiado de planes en alguna decisión importante de tu vida? ¿Por qué?

>• Volvemos sobre nuestra vida Dios desea llevar adelante el proyecto de salvación para todos. Y para ello sigue invitando, como hizo con María, a quienes están atentos a su llamada. Necesita gente que, con corazón humilde, se fíe de su Palabra, la acoja y le permita fructificar en su vida. - ¿Cuáles piensas que son hoy los proyectos que Dios nos propone como prioritarios para nuestra vida, nuestra Iglesia y nuestra sociedad? - ¿En qué aspectos te descubres llamado a colaborar en esos proyectos? ¿Qué dificultades experimentas? ¿Cómo las puedes superar?

> Escuchamos la Palabra de Dios María también había hecho sus planes junto con su prometido, José, pero descubrió que Dios contaba con ella para u n proyecto mucho mayor. Se trataba de u n plan que parecía imposible, pero ella se fió de Dios y de la fuerza de su Espíritu. Aparcó sus sueños y puso su pequenez a disposición de Dios.

>• Oramos María, u n a mujer sencilla, sin grandes pretensiones en su vida, escuchó u n día la llamada de Dios a algo mucho más grande de lo que jamás soñó. Se fió de Dios y, llena de fe, aceptó dar a luz su Palabra para llenar de claridad el mundo. También nosotros pedimos al Señor que nos haga asiduos oyentes de su Palabra y nos dé la disponibilidad y generosidad de María para que J e s ú s siga naciendo. Como símbolo, colocamos en el centro del grupo una imagen de María y a sus pies ponemos u n a Biblia abierta.

"El Espíritu Santo vendrá sobre ti" Antes de comenzar, buscamos Le 1,26-38.

• Escuchamos la Palabra de Dios. Como María, nos preparamos para acogerla en silencio y con un corazón bien dispuesto. 122

123

• Nos preparamos con un breve silencio y leemos de nuevo Le 1,26-38. • Rezamos personal y comunitariamente a partir del pasaje que hemos escuchado. • Acabamos cantando el "avemaria" o una canción mariana. PARA PROFUNDIZAR La maternidad de María No fue hasta el siglo V, en el Concilio de Éfeso, cuando los Padres de la Iglesia definieron solemnemente el dogma de la maternidad divina. Después de muchas discusiones, se declaraba que la Virgen María es verdadera Madre de Dios, por haber engendrado por obra del Espíritu Santo y dado a luz a Jesucristo en cuanto hombre. Pero este dogma hunde sus raíces en el Nuevo Testamento, donde María aparece retratada en los distintos escritos con rasgos complementarios. "¿No es este el carpintero, el hijo de María?" Pablo -cuyos escritos son los más antiguos del Nuevo Testamento- hace u n a sola mención de María, sin ni siquiera llamarla por su nombre ("Dios envió a su propio Hijo, nacido de mujer, nacido bajo el régimen de la Ley...": Gal 4,4). Será Marcos quien recoja la tradición evangélica más antigua. En su evangelio solo aparecen dos referencias a María. Ciertamente, la gran preocupación de Marcos es explicar quién es Jesús y cuáles son las actitudes y los comportamientos que se esperan de quien desee ser su discípulo. Él es el Mesías e Hijo de Dios, pero de una forma paradójica. De ahí que apenas dedique un par de versículos a la figura de María. Aparentemente, la madre de Jesús no sale bien parada, pero en el fondo se da inicio a una reflexión sobre María de Nazaret y su papel en la historia de la salvación que el resto de la tradición evangélica irá desarrollando poco a poco. En Me 3,31-35 encontramos el primer texto llamativo. El mensaje de J e s ú s y las acciones que realiza desconciertan a todos -también a su familia-, y las reacciones no se hacen esperar: los fariseos y los herodianos deciden acabar con él; 124

los escribas lo consideran un endemoniado; otros lo califican como loco, y la propia familia, con su madre a la cabeza, va en su busca, probablemente movida por estos comentarios. La reacción de Jesús es distanciarse de los de su casa y afirmar que su familia la forman aquellos que están dispuestos a cumplir la voluntad de Dios. Tras el aparente desprecio a su madre y a sus familiares, Jesús quiere mostrar que con el anuncio del Reino se han iniciado unas nuevas relaciones, que son superiores a las de sangre y están basadas en la obediencia a la voluntad del Padre. La segunda referencia a María es la de Me 6,3, el único texto del Nuevo Testamento que nombra a Jesús como "el carpintero, el hijo de María". Un sábado, Jesús visita su pueblo y va a la sinagoga. Sus palabras producen u n gran asombro entre sus paisanos a causa de la distancia que existe entre su enseñanza y su origen humilde. De este modo, como sin querer, Marcos nos dice que Jesús, el Mesías que va a entregar su vida en la cruz manifestándose como el Hijo de Dios, no es otro que "el carpintero, el hijo de María". Por tanto, el evangelista Marcos está diciendo de un modo sutil que Jesús, el Mesías crucificado y resucitado, es el Hijo de Dios y el Hijo de María. Y, por consiguiente, ella es la madre de Dios. María, la madre de Jesús, hijo de David y de Abrahán, Dios con nosotros El evangelista Mateo supone u n paso más en la tradición evangélica y en la reflexión sobre Jesús y, por tanto, sobre su madre. Recoge los mismos textos de Marcos, pero les da su toque personal. Ya no habla de Jesús como el hijo de María, sino de María como la madre de Jesús. Pero es en el evangelio de la infancia (Mt 1-2) donde Mateo ofrece reflexiones más profundas sobre la figura de María y su función en la historia de la salvación. Mateo es el único que comienza su evangelio con la genealogía de Jesús (Mt 1,1-18). La historia de la salvación, que ha tomado un giro inesperado en la persona de Jesús, hunde sus raíces en la historia de Israel y en la de esta familia concreta. En una cadena de nombres encontramos a 125

grandes personajes, como Abrahán o David, y otros menos conocidos. Nos fijamos en la presencia de cinco mujeres que, en medio de una historia dominada por reyes y varones, se convierten en protagonistas. En las cuatro primeras se sigue el mismo esquema: "Judá engendró de Tamar a...". Pero cuando le llega el turno a María y esperaríamos u n "José engendró de María a...", nos encontramos con que se dice: "José, el esposo de María, de la cual nació Jesús". Así se excluye la generación por obra de José. De este modo, Mateo subraya que Dios, el protagonista último de la historia de la salvación, ha contado siempre con personas de todo tipo y le ha asignado a María el papel especial de ser la madre de su Hijo. El Mesías, hijo de David e hijo de Abrahán, depositario de las promesas para Israel y para todos los pueblos, es el Hijo de Dios y ha escogido a María para que sea su madre. Su hijo, que es a la vez el Hijo de Dios, será el Emmanuel, el "Dios con nosotros". María, dichosa porque escucha la Palabra de Dios y la cumple Para comprender la descripción que Lucas hace de María tendríamos que leer también el libro de los Hechos de los Apóstoles. Aunque al igual que Mateo escribe un evangelio de la infancia, su presentación y sus subrayados son diferentes. Algunos textos se sitúan en la misma línea de Marcos y parecen señalar cierta distancia entre Jesús y María (Le 8,21). Por eso, J e s ú s rechaza el piropo que u n día u n a mujer dirige a su madre -"Dichosos el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron"- y reafirma los nuevos vínculos familiares: "Más bien, dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica" (Le 11,27-28). Sin embargo, Lucas, en su evangelio de la infancia (Le 1-2), además de presentar a María como la elegida del Señor, la llena de gracia y la madre del Hijo de Dios por la acción del Espíritu, subraya su condición de discípula que está a la escucha de la Palabra de Dios (Le 1,28-37), cree lo que le dice (Le 1,45) y permite que en ella se cumpla (Le 1,38.45). De este modo la convierte en modelo de creyente y discípula 126

que, tras la muerte y resurrección de Jesús, seguirá perseverando en la oración y en la escucha junto a los discípulos (Hch 1,13-14). La madre de Jesús, madre de los discípulos El evangelista J u a n forma parte del último peldaño en la reflexión del Nuevo Testamento. Y, al tiempo que se acerca a Jesús desde otras perspectivas, profundiza en la figura de María. En el evangelio, María aparece en dos momentos clave. Al principio, en las bodas de Cana (Jn 2,1-12), es descrita como "la madre de Jesús" y él la llama insólitamente "mujer". Junto a los discípulos, asiste al inicio de la manifestación de la gloria de su hijo. Ella es la que intercede para que la hora de Jesús acontezca. Leído a un nivel simbólico, María representa como mujer a todo el pueblo de Dios con el que Jesús viene a hacer alianza. Al final del evangelio, en el Calvario (Jn 19,25-27), J u a n relata la escena de Jesús en la cruz, a cuyos pies se encuentran su madre y el discípulo amado. De nuevo llama a su madre "mujer". Y en ese instante en el que Jesús se manifiesta plenamente, también revela quién es su madre y cuál es su misión: a partir de ese momento, María será la madre del discípulo amado y de todos los discípulos.

127

ÍNDICE

Presentación

5

Nos disponemos a ver cómo Dios actúa en la historia

11

1 Las confesiones de fe en el Nuevo Testamento • Guía de lectura: 1 Cor 15,1-11 • Para profundizar: "¡Ha resucitado!"

13 14 15

2 Dios h a exaltado a J e s ú s a su derecha • Guía de lectura: Rom 6,1-11 • Para profundizar: Nueva vida en Cristo

19 20 22

3 Dios entregó a su Hijo por nosotros • Guía de lectura: Rom 8,31-39 • Para profundizar: El amor de Dios, manifestado en Cristo, Señor nuestro

25 26 28

4 Bautizado por J u a n en el J o r d á n • Guía de lectura: Me 1,1-11 • Para profundizar: El misterio del bautismo de J e s ú s . . .

33 34 36

5 Jesucristo nos lo h a dado a conocer • Guía de lectura: Le 4,14-30 • Para profundizar: El Reino de Dios

41 42 44

6 Expulsa a los demonios con el poder de Dios • Guía de lectura: Me 1,21-28 • Para profundizar: Milagros de J e s ú s , signos del Reino

49 50 52

7 Se transfiguró ante ellos • Guía de lectura: Me 9,2-8 • Para profundizar: Profeta poderoso en obras y palabras

57 58 60

8 Mira, viene tu Rey • Guía de lectura: Mt 21,1-11 • Para profundizar: J e s ú s , el Mesías

65 66 68

9 Destruid este templo • Guía de lectura: Me 11,15-19 • Para profundizar: J e s ú s , el nuevo Templo

73 74 76 129

10 Esta es la copa de la Nueva Alianza • Guía de lectura: Le 22,14-21 • Para profundizar: La última cena de J e s ú s 11 Habiendo amado a los suyos, los amó h a s t a el extremo • Guía de lectura: J n 13,1-17 • Para profundizar: "Por nosotros y n u e s t r o s pecados

81 82 84 89 90 92

12 El Padre nos h a reconciliado en Cristo • Guíade lectura: 2 Cor 5,18-21 • Para profundizar: J e s ú s y el perdón que s a n a y salva

100

13 J u e z de vivos y muertos • Guía de lectura: Jn 5,17-30 • P a r a profundizar: J e s ú s , el Hijo del hombre

105 106 108

14 En él fueron creadas todas las cosas • Guía de lectura: Col 1,3-20 • Para profundizar: "Todo fue creado por él y para él"

113 114 116

15 Concebido por obra y gracia del Espíritu Santo • Guía de lectura: Le 1,26-38 • Para profundizar: La maternidad de María

121 122 124

130

97 98