Cartas sobre la Florida (1555-1574)
 9783964563934

Table of contents :
Indice
Indice de láminas
Agradecimientos
Abreviaturas
Introducción
Cronología
Láminas
CARTAS DE PEDRO MENÉNDEZ DE AVILÉS
I. Sevilla, 27 de julio de 1555
II. San Sebastián, 13 de abril de 1557
III. San Sebastián, 14 de abril de 1557
IV. San Sebastián, 13 de mayo de 1557
V. San Sebastián, 13 de mayo de 1557
VI. Laredo, 27 de mayo de 1557
VII. Laredo, 2 de junio de 1557
VIII. Laredo, 6 de octubre de 1557
IX. San Sebastián, 22 de octubre de 1557
X. Sanlúcar de Barrameda, 5 de abril de 1562
XI. Sevilla, 27 de julio de 1563
XII. Sevilla, 21 de agosto de 1563
XIII. Sevilla, 15 de septiembre de 1563
XIV. Sevilla, 24 de septiembre de 1563
XV. Sevilla, 8 de enero de 1564
XVI. Sevilla, 18 de mayo de 1565
XVII. Sevilla, 28 de mayo de 1565
XVIII. Puerto Rico, 13 de agosto de 1565
XIX. La Florida, 11 de septiembre de 1565
XX. San Agustín, La Florida, 15 de octubre de 1565
XXI. Matanzas, 5 de diciembre de 1565
XXII. Habana, 16 de diciembre de 1565
XXIII. Habana,25 de diciembre de 1565
XXIV. Habana, 30 de enero de 1566
XXV. San Agustín, La Florida, 15 de octubre de 1566
XXVI. Santo Domingo, 29 de noviembe de 1566
XXVII. Sevilla, 23 de septiembre de 1567
XXVIII. Santander, 12 de mayo de 1568
XXIX. Sevilla, 22 de septiembe de 1569
XXX. Escalona, 12 de noviembre de 1569
XXXI. Sevilla, 20 de noviembre de 1569
XXXII. Sevilla, 24 de noviembre de 1569
XXXIII. Sevilla, 27 de noviembre de 1569
XXXIV. Sevilla, 4 de diciembre de 1569
XXXV. Cádiz, 31 de diciembre de 1569
XXXVI. Cádiz, 4 de enero de 1570
XXXVII. Sevilla, 3 de diciembre de 1570
XXXVIII. Sanlúcar de Barrameda, 1570
XXXIX. Sevilla, 23 de enero de 1571
XL. Sevilla, 12 de marzo de 1571
XLI. Sanlúcar de Barrameda, 15 de mayo de 1571
XLII. Sanflanejos, 15 de mayo de 1571
XLIII. Sanlúcar de Barrameda, 16 de mayo de 1571
XLIV. Santa Elena, fuerte de San Felipe, 22 de julio de 1571
XLV. Bilbao, 4 de marzo de 1574
XLVI. Bilbao, 4 de marzo de 1574
XLVII. Bilbao, 15 de marzo de 1574
XLVIII. Santoña, 18 de marzo de 1574
XLIX. Bilbao, abril de 1574
L. Bilbao, 11 de mayo de 1574
LI. Bilbao, 11 de mayo de 1574
LII. Bilbao, 17 de mayo de 1574
LIII. Bilbao, 23 de mayo de 1574
LIV. Bilbao, 24 de mayo de 1574
LV. Santander, 3 de agosto de 1574
LVI. Santander, 15 de agosto de 1574
LVII. Laredo, 1 de septiembre de 1574
LVIII. Santander, 2 de septiembre de 1574
LIX. Santander, 8 de septiembre de 1574

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Pedro Menéndez de Avilés Cartas sobre la Florida (1555-1574) Edición, introducción y notas de Juan Carlos Mercado

teci Textos y estudios coloniales y de la Independencia

Editores: Karl Kohut (Universidad Católica de Eichstätt) Sonia V. Rose (Universidad de París-Sorbona) Yol. 7

Pedro Menéndez de Avilés Cartas sobre la Florida (1555-1574) Juan Carlos Mercado Edición, introducción y notas

Vervuert - Frankfurt • Iberoamericana - Madrid 2002

Secretaria de redacción: Verena Dolle Composición tipográfica: Vera Schubert

Die Deustsche Bibliothek - CIP - Einheitsaufnahme Pedro Menéndez de Avilés Juan Carlos Mercado (ed.) Madrid: Iberoamericana Frankfurt am Main: Vervuert (Textos y estudios coloniales y de la Independencia: Vol. 7) ISBN 84-8489-057-0 ISBN 3-89354-338-4 © Iberoamericana, Madrid 2002 © Vervuert Verlag, Frankfurt am Main 2002 Reservados todos los derechos Diseño de la cubierta: Fernando de la Jara Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico blanqueado sin cloro. Depósito legal: M. 40.221-2002 Imprime: Imprenta Fareso, S. A. Paseo de la Dirección 5, 28039 Madrid

Para William Carlos

Lám. 1. Pedro Menéndez de Avilés Pintor desconocido. Reproducido en Cesáreo Fernández Duro: Armada española. Madrid: Impresores de la Real Casa, 1891. Cortesía de la St. Augustine Foundation, Saint Augustine (Florida)

Indice Indice de láminas

10

Agradecimientos

11

Abreviaturas

12

Introducción

13

Cronología

49

Láminas

53

Cartas I.

Sevilla, 27 de julio de 1555

73

II.

San Sebastián, 13 de abril de 1557

79

III.

San Sebastián, 14 de abril de 1557

83

IV.

San Sebastián, 13 de mayo de 1557

88

V.

San Sebastián, 13 de mayo de 1557

89

VI.

Laredo, 27 de mayo de 1557

91

VII.

Laredo, 2 de junio de 1557

92

VIII.

Laredo, 6 de octubre de 1557

94

IX.

San Sebastián, 22 de octubre de 1557

96

X.

Sanlúcar de Barrameda, 5 de abril de 1562

98

XI.

Sevilla, 27 de julio de 1563

99

XII.

Sevilla, 21 de agosto de 1563

102

XIII.

Sevilla, 15 de septiembre de 1563

106

XIV.

Sevilla, 24 de septiembre de 1563

110

XV.

Sevilla, 8 de enero de 1564

112

XVI.

Sevilla, 18 de mayo de 1565

118

XVII.

Sevilla, 28 de mayo de 1565

123

XVIII.

Puerto Rico, 13 de agosto de 1565

126

XIX.

La Florida, 11 de septiembre de 1565

129

XX.

San Agustín, La Florida, 15 de octubre de 1565

139

XXI.

Matanzas, 5 de diciembre de 1565

157

XXII.

Habana, 16 de diciembre de 1565

174

XXIII.

Habana,25 de diciembre de 1565

175

XXIV.

Habana, 30 de enero de 1566

185

XXV.

San Agustín, La Florida, 15 de octubre de 1566

195

XXVI.

Santo Domingo, 29 de noviembe de 1566

200

XXVII.

Sevilla, 23 de septiembre de 1567

207

XXVIII.

Santander, 12 de mayo de 1568

208

XXIX.

Sevilla, 22 de septiembe de 1569

215

XXX.

Escalona, 12 de noviembre de 1569

217

XXXI.

Sevilla, 20 de noviembre de 1569

218

XXXII.

Sevilla, 24 de noviembre de 1569

221

XXXIII.

Sevilla, 27 de noviembre de 1569

222

XXXIV.

Sevilla, 4 de diciembre de 1569

223

XXXV.

Cádiz, 31 de diciembre de 1569

226

XXXVI.

Cádiz, 4 de enero de 1570

229

XXXVII. Sevilla, 3 de diciembre de 1570

230

XXXVIII. Sanlúcar de Barrameda, 1570

237

XXXIX.

Sevilla, 23 de enero de 1571

242

XL.

Sevilla, 12 de marzo de 1571

243

XLI.

Sanlúcar de Barrameda, 15 de mayo de 1571

244

XLII.

Sanflanejos, 15 de mayo de 1571

245

XLIII.

Sanlúcar de Barrameda, 16 de mayo de 1571

246

XLIV.

Santa Elena, fuerte de San Felipe, 22 de julio de 1571

247

XLV.

Bilbao, 4 de marzo de 1574

255

XLVI.

Bilbao, 4 de marzo de 1574

262

XLVII.

Bilbao, 15 de marzo de 1574

263

XLVIII.

Santoña, 18 de marzo de 1574

268

XLIX.

Bilbao, abril de 1574

269

L.

Bilbao, 11 de mayo de 1574

270

LI.

Bilbao, 11 de mayo de 1574

272

LII.

Bilbao, 17 de mayo de 1574

274

LUI.

Bilbao, 23 de mayo de 1574

275

LIV.

Bilbao, 24 de mayo de 1574

276

LV.

Santander, 3 de agosto de 1574

280

LVI.

Santander, 15 de agosto de 1574

282

LVII.

Laredo, 1 de septiembre de 1574

287

LVIII.

Santander, 2 de septiembre de 1574

288

LIX.

Santander, 8 de septiembre de 1574

290

Indice de láminas 1.

Pedro Menéndez de Avilés

4

2.

Mapa de los fuertes de Menéndez de Avilés en la Florida

53

3.

Mapa de la Audiencia de la Española

55

4.

Ruta de las flotas españolas

57

5.

René de Laudonniére y el cacique Athore

59

6.

El cacique Saturiba se prepara para la guerra

61

7.

Cacería de cocodrilos en la Florida

63

8.

Llegada de los franceses a la Florida

65

9.

Fragmento de la carta XXVI

67

10.

Real Cédula de septiembre de 1565

69

Agradecimientos Es un placer reconocer mi gratitud a colegas, amigos e Instituciones que hicieron posible la realización de este proyecto. En primer lugar, debo agradecer a mi maestro y amigo Isaías Lerner, siempre fuente de inspiración y conocimiento, quien leyó con cuidado borradores de este trabajo y me dio aportes iluminadores con respecto a la edición de textos. Las sugerencias inteligentes y las indicaciones bibliográficas de Raquel ChangRodríguez al igual que su estímulo sin retaceos fueron de gran valor para mi. Mi agradecimiento a Eugene Lyon, especialista en Menéndez de Avilés y la Florida española, quien leyó en detalle el manuscrito, por su generosa ayuda y contribución en el mejoramiento de este trabajo. También resultaron de gran utilidad las notas y sugerencias de Ricardo Cicerchia, al igual que las de Sonia V. Rose y Karl Kohut, editores de la colección T.E.C.I. La ayuda que me brindaron para la etapa de investigación el Archivo General de Indias, Sevilla, el Museo Naval y la Biblioteca Nacional de Madrid fue crucial. Lo mismo debo decir de la St. Augustine Historical Society, su directora Taryn Rodríguez-Boette y Charles Tingley, y el Center for Historical Research del Flagler College y la directora de la St. Agustine Foundation, Joy MacMillan, de la ciudad de San Agustín, Florida. Las Instituciones que me ayudaron en la concretización de este libro son: Program for Cultural Cooperation Between Spanish Ministry of Culture and United States Universities; Recovering the United States Hispanic Literary Heritage y la Dirección General de las Relaciones Culturales y Científicas del Ministerio de Asuntos Exteriores de España. Finalmente mi reconocimiento a colegas y estudiantes de The City College of The City University of New York que me estimulan cada día a mejorar y a mantenerme actualizado.

Abreviaturas (Autoridades) =

Real Academia Española. Diccionario de Edición facsímil. Madrid: Gredos, 1990.

(Corominas)

Corominas, Joan. Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico. Madrid: Gredos, 1980-91.

(Covarrubias) =

Covarrubias Orozco, Sebastián de. Tesoro de la lengua castellana o española. Edición de Felipe C. Maldonado revisada por Manuel Camarero. Madrid: Editorial Castalia, 1995.

(DRAE)

Real Academia Española. Diccionario de la lengua español. Madrid: Espasa-Calpe, 1992.

(Moliner)

Moliner, María. Diccionario del uso del español. Madrid: Gredos, 1998.

Autoridades.

Introducción La descripción de la gran tierra Florida será cosa dificultosa poderla pintar tan cumplida como la quisiéramos dar pintada, porque como ella por todas partes sea tan ancha y larga, y no esté ganada ni aun descubierta del todo no se sabe qué confines tenga. El Inca Garcilaso de la Vega

1

1. Una vida marinera Pedro Menéndez nació en la villa de Avilés, Asturias, el 15 de febrero de 1519. Miembro de una familia de marinos, desde muy joven se inició en esta profesión destacándose por su habilidad como hombre de mar. Aún no había cumplido 14 años, cuando, arrastrado por su irresistible vocación a la marina, huyó de su casa, sentando, con nombre supuesto, plaza de grumete en Santander, en una Armada que se daba a la vela para hostilizar a corsarios franceses. De regreso a su casa, según manifiesta Solís de Merás2 en su "Memorial", su familia, para que no volviese a escapársele, decidió desposarlo con una niña de 10 años, Ana María de Solís, pariente de Pedro Menéndez en cuarto grado. Pocas semanas después, a pesar de las súplicas de su esposa, logró comprarse un patache, y

1

El Inca Garcilaso de la Vega, La Florida. Edición de Carmen de Mora. Madrid: Alianza: 1988, 107. 2 El Dr. Gonzalo Solís de Merás, era cuñado de Pedro Menéndez, y le acompañó en conquistas y jornadas, en calidad de cronista, escribiendo el "Diario" de aquellos sucesos, al que puso por título "Memorial que hizo el Dr. Gonzalo Solís de Merás, de todas las jornadas y sucesos del Adelantado Pedro Menéndez de Avilés, su cuñado, y de la conquista de la Florida, y justicia que hizo de Juan Ribao y otros franceses". Cfr. Eugenio Ruidíaz y Caravia. La Florida: su conquista y colonización por Pedro Menéndez de Avilés. Madrid: Imp., Fund. y Fab. de Tintas de los Hijos de J.A. García, 1893, 2 tomos, I, 1-336. Hay tres biógrafos de Pedro Menéndez: Solís de Merás, su cuñado; Mendoza Grajales, capellán de la expedición y Bartolomé Barrientes, profesor de Latín en la Universidad de Salamanca. Merás y Mendoza acompañaron a Menéndez en la expedición a la Florida de 1565. Mendoza fue testigo del primer ataque a los franceses y Merás fue participante del segundo ataque, ya que él fue uno de los que mataron al capitán Jean Ribault; aunque Merás no menciona este hecho, lo sabemos a través del relato de Barrientes. Este último no acompañó a Menéndez a la Florida, pero su obra es, dice Barrientes, "copia de memoriales de los acontecimientos del muy ilustre señor Adelantado y de las cartas, provisiones, cédulas e instrucciones de su Magestad y relaciones verdaderas de personas y soldados que en esta empresa y conquista se hallaron". Ver 8. Fuentes.

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lejos de dejarse convencer por los miembros de su familia, consiguió llevarlos en su compañía3. Desde entonces, Menéndez se lanzó a la vida de marino, "y con sus amigos se metió en corso venturero, donde tuvo e hizo cosas muy venturosas e notables que serían muy largas de contar". 4 No hay datos algunos de su formación literaria y militar, aunque se pueden obtener conclusiones de sus cartas y memoriales que de él se conservan, los cuales demuestran, al menos, mediana cultura y profunda fe religiosa, característica de muchos de los hombres del XVI que sirvieron desde posiciones de poder a la corona española. El principal esfuerzo de Menéndez estuvo orientado hacia la carrera de marino, en la que desplegó y puso de manifiesto dotes de técnica y experiencia. Esta fisonomía general queda justificada con la lectura de las cartas del mismo Menéndez y con la confianza que siempre encontró en la corte. Sus primeros éxitos como marino parecen coincidir con la cuarta y última guerra del emperador Carlos V contra su eterno rival Francisco I (1542-1544) en la que Menéndez dio su nombre para la armada que había de luchar contra corsarios5. Como protector de los reyes marchó con el emperador Carlos a Flandes, en el trayecto salvó de un naufragio la galera imperial. La confianza real en Menéndez se evidenciará a través de las múltiples Cédulas y nombramientos que se le fueron concediendo; entre ellos, el de capitán general de la Armada de Indias, en 1554. Según Solís de Merás, Menéndez resulta victorioso en todos los encuentros y realiza navegaciones riesgosas y rápidas a Flandes y a las Indias, conduciendo, unas veces dinero y tropas, y otras a importantes personajes. En 15546, fue nombrado por el entonces príncipe Felipe su escolta y consejero para que le acompañase en su viaje a Inglaterra para contraer matrimonio

3

Una simple mirada a los nombres de los generales y almirantes que condujeron las flotas armadas de Indias durante el siglo XVI, nos muestra la existencia de verdaderas sagas familiares. En ocasiones, el número de miembros de un mismo grupo familiar que sirvieron como generales o almirantes fue muy numeroso, como es el caso de los Menéndez: Pedro, Juan, Bartolomé y Pedro Menéndez Marqués. Cfr. Pablo Emilio Pérez-Mallaína, Los hombres del Océano, Sevilla: Diputación de Sevilla, 1992, 40. 4 5 6

Solís de Merás, en Ruidíaz, I, 2. Ruidíaz y Caravia, II, 327.

Carta XV. Cfr. Bartolomé Barrientos, Pedro Menéndez de Avilés. Translated with an Introduction by Anthony Kerrigan. Gainesville: University of Florida Press, 1965, 11-16.

15

con María Tudor 7 . Nupcias de suma trascendencia política y diplomática. España estaba inmersa en permanentes guerras de religión; se abría con estos esponsales la vía para garantizar una época de paz, y la posibilidad de restaurar el catolicismo en Inglaterra. El acuerdo matrimonial no podía frustrarse por problemas que pudieran surgir en el difícil camino a Londres; y para entonces Pedro Menéndez tenía experiencia suficiente, sobre todo en esa zona, como para serle encomendada la seguridad de la travesía8. Luego de esta misión, se incorporará al puesto de capitán general de la Armada de Indias, en 1555. Ya en el Caribe, excediéndose en sus atribuciones, traspasaría el mando a su lugarteniente y hermano, Bartolomé, marchando él a Nueva España, para atender negocios particulares, cuya índole nunca se ha sabido. Mientras tanto, su hermano arribará a Sevilla, en setiembre de 1556, con un rico cargamento de más de siete millones de ducados, aun cuando no era esperado hasta abril del año siguiente. Es probable que este anticipo en el regreso cargado de mercancías, originó un revés económico, al tener que abaratar anteriores existencias9. Todo esto, unido a los nombramientos de capitán general que le hacía directamente el rey, provocó la ira y los celos de los oficiales de la Casa de Contratación, y asimismo marcaría el inicio de los problemas legales de Menéndez por los cuales estuvo preso más de veinte meses10. En 1557, se le nombra capitán general de la Armada en Flandes, adonde se desplazará escoltando un gran convoy de cargueros de lana y llevando una importante suma de dinero y mil quinientos soldados, que influirán decisivamente

7

Es interesante acotar que Alonso de Ercilla, el futuro autor de La Araucana, también viajó a Inglaterra a las bodas del príncipe con María Tudor. Allí llegó la noticia de la muerte del gobernador de Chile, Pedro de Valdivia, y de la rebelión de Francisco Hernández de Girón en el Perú. En su calidad de regente del reino, el príncipe Felipe nombró a Jerónimo de Alderete como nuevo gobernador de Chile, y a Andrés Hurtado de Mendoza, como virrey del Perú. El joven Ercilla decidió embarcar con Alderete, y a la muerte de éste en el Caribe siguió al Perú con el nuevo virrey. Ya en Lima Hurtado de Mendoza dispuso una expedición a Chile y en ella sentó plaza Ercilla. Alonso de Ercilla, La Araucana. Edición de Isaías Lerner. Madrid: Cátedra, 1993, 13-14. 8

María Tudor morirá en 1558 y con su muerte se perderán definitivamente las esperanzas de Felipe II de recuperar Inglaterra para la Iglesia Católica. En 1559, en el Tratado de CateauCabrésis, que ponía fin a las guerras de religión entre Francia e Inglaterra y España, se acordó el matrimonio de Felipe II con Isabel de Valois, hija de Enrique II y Catalina de Médicis. 9 José Manuel Gómez-Tabanera, "Al margen de un centenario: leyenda negra y razón de Estado en la Florida hispana", en Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, núm. 83, 1974, 733. 10 Cfr. Carta XIII.

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en la victoria de San Quintín 11 . En esta época la cobertura naval de la navegación ultramarina estaba a cargo de Armadas sostenidas mediante asiento, c o m o es la de guarda de la Carrera de Indias, distinta de la protección cercana de las flotas a cargo de las naves que las acompañan. Cuando es necesario, se moviliza una Armada por cuenta de la corona o de la avería 12 para operar, c o m o es el caso de ésta de Menéndez 1 3 . D o s años después, es designado para transportar al rey Felipe desde Flandes a España; e n esta ocasión, un fuerte temporal pone e n peligro la nave real, nuevamente la pericia de Menéndez permite desembarcar al rey en Laredo, para marchar de allí a Toledo, donde estaban convocadas las cortes del reino. E n 1561, Menéndez es confirmado e n el cargo de capitán general de la Carrera de Indias; e n 1564, Felipe II lo nombra Adelantado para la conquista y población de la Florida, c o n los derechos inherentes a tal designación, transmisibles a sus descendientes 1 4 . Ese mismo año, le solicita al soberano explorar las costas de la Florida, c o n vistas a buscar a su hijo Juan, que había naufragado, no hacía muchos m e s e s , en esa zona 1 5 . A partir de ese momento, Menéndez

11 La victoria alcanzada por Felipe II en San Quintín afirma la hegemonía española en la península italiana y estabiliza su situación política para muchos años. Véase Ricardo Cerezo Martínez. Las Armadas de Felipe II. Madrid: Editorial San Martín, 1988, 191. 12 En la Casa de Contratación, derecho y repartimiento que se hacía para satisfacer el descubierto en que estaban las arcas de la avería, gabela impuesta a los mercaderes (DRAE). Desde 1521 se pensó y puso en práctica una protección permanente de las flotas que salieran y volvieran de Indias sobre la base de una avería. De origen hispano-árabe, la avería había venido a ser una prima de seguro establecida sobre el valor de las mercancías arriesgadas en una relación comercial a media o larga distancia. La establecida en 1521 a instancias de la corona y administrada por la Casa de Contratación, se imponía sobre todas las mercancías destinadas a América y se destinaba a cubrir riesgos de naufragio, sobre todo los ocasionados por el corso. Desde 1547 su establecimiento fue definitivo y estuvo en la base de la organización del sistema de flotas y galeones. Puertos y fortificaciones en América y Filipinas. Madrid: CEHOPU, 1985, 49. 13 Cerezo Martínez, 105. 14 Ruidíaz, II, 415-427. 15 Juan Menéndez había partido de La Habana el 11 de agosto de 1563, naufragó unos días más tarde en el canal de Bahama. Pierre Chaunu, Séville et l'Atlantique (XVI-XVII Siecle). Paris: Librairie Armand Colin, 1955, III, Le Trafic de 1561 á 1595,44. Pérez-Mallaína señala que este naufragio dio origen, años más tarde, a un proyecto de recuperación de un mítico tesoro. Se conoce gracias a un informe que el gobernador de Puerto Rico envió al rey en 1588, donde le proponía enviar una expedición contra la isla Dominica, a fin de recuperar un fabuloso tesoro que tenían escondido los indios caribes. Los testimonios de dos cristianos que habían estado prisioneros de los indios parecían demostrar que el rico cargamento de aquella desgraciada expedición había sido encontrado y escondido por los indígenas "antropófagos" de

17

dependería de las órdenes del rey y así quedó libre de las intromisiones de los oficiales de la Casa de Contratación. Organiza y administra la Armada de la Carrera de Indias, mandándola en varios viajes trasatlánticos con gran habilidad y fortuna; reconoce, sondea y explica multitud de accidentes y pasos marítimos, y traza curiosas cartas de marear, aprovechadas por los cosmógrafos de la Casa de Contratación para corregir el padrón real. Inventa además dos nuevos tipo de naves, "galibrazas"16 y "balandras"17, y crea un instrumento para poder calcular la longitud Este-Oeste, por el cual obtuvo un privilegio de invención18. La situación en las aguas del Atlántico y en las Indias se había complicado. Los franceses intentaban establecerse en Norteamérica, de allí que la corona española decidiera enviar nuevas expediciones a la Florida. Ante estos hechos, se le encomienda a Menéndez de Avilés una doble misión: expulsar a los intrusos (sobre esto comentaremos más adelante), y construir fuertes para defender el territorio y dar protección a una colonia que habría de establecerse en esa región. Logrado este objetivo, Menéndez consolida la posesión de la Florida con colonos y soldados llegados de España19. En 1567 regresa a la península, con objeto de obtener la gobernación de Cuba, la cual ejercerá, por delegación, entre 1568 y 1572, y disponer de una

la isla. No existe constancia de que se accediese a la petición del gobernador de Puerto Rico, ni que éste recibiese el imprescindible apoyo de las galeras basadas en Santo Domingo para realizar una expedición contra los caribes en busca del tesoro. Pablo Emilio Pérez-Mallaína, El hombre frente al mar. Sevilla: Universidad de Sevilla, 1997,92-93. Cfr. Hernando Escalante Fontaneda, Memoir ofd 'Escalante Fontaneda respecting Florida, written in Spain, about 1575. Translated from Spanish by Buckingham Smith. Washington, 1854. Reprinted with revisions. Miami, 1944, 73. 16 Embarcación de vela de unas cien toneladas de capacidad. Cerezo Martínez señala que estas naves presentaron serios inconvenientes de utilización como naves ambivalentes -vela y remo- por causas estructurales y debido a la inestabilidad producida por la artillería instalada en la cubierta: cuatro versos dobles de 5 quintales y dos cañones de 30 quintales en cada banda. Sin embargo, su construcción fue una experiencia necesaria para confirmar y desestimar criterios que se corroborían a finales del siglo XVI y darían paso en el XVII a la aparición de la fragata como prototipo de bajel de porte medio, ligero y fuertemente artillado, aceptado por todos los países atlánticos como nave de acompañamiento a los navios, y de exploración y acción rápida en mares lejanos. Cerezo Martínez, 113. 17 Pequeña embarcación con cubierta y una sola vela. 18 Real Cédula del 17 de febrero de 1573, concediendo al Adelantado Pedro Menéndez de Avilés privilegio por diez años para hacer y vender un instrumento de su invención destinado a calcular la longitud Este-Oeste. Ruidíaz, I, 366. 19 Solís de Merás señala que la escuadra sumó 26 barcos y 2.646 personas, entre ellos "pobladores" (labradores con sus familias).

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mayor libertad de acción, sin dependencias administrativas entorpecedoras20. Durante este período, Pedro Menéndez Marquéz, su sobrino, queda al frente de una Armada anticorsaria, en la región de la Florida y el Caribe. Con su actuación, la piratería sufre una seria represalia en la zona y desaparece de algunas regiones, entre ellas Cuba21. En 1573, Menéndez abandona la isla y se traslada a España para hacerse cargo, en Santander, de la organización de la Armada que habría de restablecer la supremacía naval española en el canal de la Mancha.

2. Flandes En 1574, Felipe II le tenía reservada una importante asignación a Menéndez de Avilés. Los rebeldes protestantes amenazaban el control de la provincias de Flandes, lo que había obligado a España a enviar un ejército para restaurar el orden. Menéndez recibió la orden de preparar una gran armada de más de 150 navios, casi 30.000 soldados, artillería y bastimentos para seis meses. Pedro Menéndez de Avilés y la Armada de Santander suponen un nuevo intento de finalizar con la situación de rebeldía en los Países Bajos y, al mismo tiempo, el deseo de terminar con la devastadora acción de los piratas de que eran objeto los españoles22. El objetivo de esta Armada, tal como lo señala Menéndez en sus cartas, era el siguiente: veinte naos gruesas saldrían de Santander con cuatro mil hombres armados y bien abastecidos, llevando como escolta cinco o seis pataches, junto con las cuarenta zabras, cuarenta pinazas y cuarenta lanchas, cargadas de bastimentos. Las naos se refugiarían en un lugar oculto, y el resto de la flota entraría con seis mil hombres de mar y guerra en el río de Amberes o Zelanda con bastimentos, al menos por un mes. El objetivo inmediato era la construcción de fuertes a lo largo del camino de Amberes, para obligar a la Armada enemiga a dividirse, con su consiguiente desgaste de guerra. Insistía Menéndez en que este

20 Denuncias relacionadas al mal trato de pobladores en la Florida, desfalco de los tenientes de Menéndez en Cuba, contrabando llevado en su armada y mala administración fiscal en la Florida, obligaron al Consejo de Indias a recomendar reiteradas investigaciones y a quitarle a Menéndez su gobierno en Cuba. Lyon, "La visita de 1576 y la transformación del gobierno en la Florida española", en La influencia de España en el Caribe, la Florida y la Luisiana, 15001800. Ed. Antonio Acosta y Juan Marchena. Madrid: Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1983, 199. 21

Cerezo Martínez, 262. Magdalena Pi Corrales, España y las potencias nórdicas. Madrid: Editorial San Martín, 1983, 18. 22

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plan debía ponerse en marcha en el verano para evitar que los rebeldes se adelantaran a la estrategia española. Menéndez de Avilés expresaba al rey la conveniencia que supondría para la exaltación de la Iglesia Católica, la inclusión en la Armada de algunos religiosos con preferencia franciscanos y jesuítas. Tal inclusión demuestra, por otro lado, la intención de la empresa como difusora del catolicismo23. En el mes de agosto, el rey le encargó la redacción de un plan de estrategia que la Armada debía cumplir cuando se hiciese a la mar. Menéndez respondió con una importante relación acerca de los objetivos navales que proponía para el total éxito de la misión24. En Santander, el 8 de septiembre de 1574, los ministros del rey dieron posesión a Pedro Menéndez de la Armada; estaba investido de cuantas facultades y poderes había pedido25. Pero en el mismo día, una epidemia, probablemente de tifus, arrasó la flota de Menéndez. Asolado por la fiebre, Pedro Menéndez murió en Santander el 16 de septiembre de 1574. Con la muerte de Menéndez, su armada se disuelve, Felipe II pasa a prestar atención fundamental a la ofensiva otomana en el Mediterráneo, lo cual tendrá como consecuencia la pérdida de Túnez y La Goleta. El proyecto de la Armada para imponer la supremacía naval en el canal de la Mancha queda relegado y la Armada de Orange asegura su dominio; a ello contribuye con su apoyo una armada inglesa preparada para operar conjuntamente con la rebelde cuando la de Menéndez de Avilés hiciera acto de presencia en aguas del canal26.

3. Las cartas Las cartas, dirigidas por Menéndez al Rey, tratan, entre otras cosas, la precitada expedición a la Florida y el asalto de los fuertes franceses, con la matanza de la mayoría de los componentes de las guarniciones por él ordenada. Felipe II, como hijo del Emperador Carlos I y heredero de la mayor potencia política de su tiempo, llegó a ser el paladín del catolicismo y su ideología se convierte en estilo de vida para la mayor parte de sus súbditos. Independientemente de la posición social, fortuna o cuna de éstos, las guerras de religión y la empresa indiana, darán ocasión a los más audaces para hacerse con una fortuna, una posición y un título, siempre que cumplan con el requisito de absoluta fidelidad al rey. En este marco se mueven una serie de personalidades, entre las

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Pi Corrales, 109. Carta XLVII. Solís de Merás, en Ruidíaz, I, 336. Cerezo Martínez, 247.

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cuales se halla la de Pedro Menéndez de Avilés. Como señala el historiador Gómez-Tabanera, la acción de Pedro Menéndez, que en numerosas ocasiones parece voluntariamente omitida en ciertos textos, no es un episodio de una guerra colonialista, sino más bien todo un acto y algo más de las guerras de religión de que será teatro Europa en la primera mitad del siglo XVI, ahora trasladada a ultramar. Esto explica, parcialmente, que el dramático episodio de la Florida, al salirse del marco estricto de la colonización hispana, apenas haya sido tratado por los americanistas en un sentido más profundo 27 . Estas cartas de relación tienden más a lo documental que a lo textual; es decir, se escriben no con la intención de pasar a la dimensión del libro, sino para informar con la mayor precisión y celeridad de los movimientos de la hueste conquistadora. La carta como modelo de comunicación era el medio más idóneo para transmitir noticias a los gobernantes y ampliar conocimientos, cuestión ésta esencial sobre los nuevos y extraños territorios ultramarinos28. La carta como fórmula de comunicación escrita poseía una larga tradición clásica, medieval y humanista. Que la epistolografía era un género popular lo muestra muy bien la gran cantidad de manuales al estilo de los ars dictandi o ars dictaminis medievales publicados en España en los años finales del siglo XV y todo el XVI, hasta el extremo de que los modelos más trillados en romance se imprimían en pliegos de cordel, para facilitar su divulgación entre el público lector29. La importancia de cada carta, en el caso de Menéndez, depende de la calidad de su contenido; es decir, de la información historiográfica y etnográfica que aporta; además, conviene insistir en la forma autobiográfica de las cartas, donde el yo, la individualidad, surge con fuerza y las peripecias del escribiente son el eje de la organización textual del contenido. Por esto, y a pesar de que se proponen el discurso informativo-administrativo, no dejan de traslucir una intención que va más allá del mero documento y roza la apología. Por otro lado, debemos recordar que estas cartas son tanto los informes de una empresa política, religiosa y comercial como el testimonio de la imaginería y las obsesiones del sujeto a cargo de tal empresa. Al quebrantarse la tregua de cinco años firmada con Francia en 1556, a través del Tratado de Vaucelles, los establecimientos castellanos en las Antillas volvieron a ser presa fácil para los corsarios, situación prolongada incluso tras

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Gómez-Tabanera, "Al margen de un centenario", 711. Walter Mignolo, "Cartas, crónicas, y relaciones del descubrimiento y la conquista", en Historia de la literatura hispanoamericana. Epoca colonial. Madrid: Cátedra, 1982, 59. 29 Simón Valcárcel Martínez, Las crónicas de Indias como expresión y configuración de la mentalidad renacentista. Granada: Diputación Provincial de Granada, 1997, 403. 28

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haber firmado España y Francia en 1559 el Tratado de Cateau-Cambrésis (entre Felipe II y Enrique II que ponía fin a las guerras de Italia) y en el que se reconocía implícitamente el derecho de España sobre las Indias. Este tratado no impidió, sin embargo, que los hugonotes franceses 30 , dirigidos por el Almirante Coligny 31 , decidieran establecerse en la Florida. A tal fin, en 1562, partiría Jean Ribault32 con una flota que arribó y se instaló en Charlesfort 33 . Dos años después, la presencia francesa se afianzaría con otra expedición al mando de René de Laudonniére 34 ; uniendo sus fuerzas a las de Ribault, fundarían ambos Fort Caroline 35 , plaza que en un futuro podría convertirse en base de operaciones contra los españoles. De aquí la acelerada reacción de la corona y que Felipe II requiriera la presencia ante él de Pedro Menéndez, y su inmediato nombramiento como "Adelantado y Gobernador de la Florida". Menéndez era uno de los más

30 Como es sabido, a mediados del siglo XVI, el calvinismo adquirió un importante auge en la Francia de los Valois, con excepción de las provincias del norte y de Bretaña, más tradicionalistas y menos receptivas a las novedades. Sin embargo, la predicación calvinista se afianzó en las ciudades, entre la gente medianamente ilustrada, y desde éstas llegó sin dificultades a los señoríos rurales y al campo. Las regiones galas de la vertiente atlántica, que suministraba numerosos marinos para la pesca de altura en Terranova o para expediciones de rescate o tráfico en el Golfo de Guinea y Brasil, acusaron el impacto. Por lo que Normandía y Dieppe eran totalmente calvinistas, y gran parte de Rúan, Caen y Saint-Ló, que mantenía un asiduo comercio con los puertos británicos y flamencos, y Vitré, en el que se hacían negocios con las Indias, fueron focos activos para la propagación de las nuevas ideas evangélicas. Por otro lado, las regiones del sudoeste contaban cada vez con menos población católica. GómezTabanera, "Al margen de un centenario", 716. 31 Gaspar de Coligny, llamado Almirante Coligny (Chátillon-sur-Loing 1519-Paris 1572), tercer hijo del mariscal de Chátillon. Almirante en 1552. Hecho prisionero en 1557, cuando combatía en San Quintín contra los españoles, no fiie liberado hasta el tratado de CateauCambrésis (1559). Durante su cautividad se convirtió a la Reforma, fue uno de los jefes del partido protestante. Partidario de luchar contra España para reconciliar a católicos y protestantes, fue uno de los que contribuyeron a la firma de la paz de Saint-Germain (1570), entre estos dos partidos. Fue asesinado en la noche de San Bartolomé (24 de agosto de 1572). Francis Parkman, Pioneers ofFrance in the New World. Boston: Little, Brown, and Company, 1935, 23, 34-35, 154, 157. 3Í Jean Ribault (Dieppe 1520-Fort Caroline 1565). Luchó junto a los hugonotes en la guerras de religión; fue enviado por Coligny a la Florida. Ver Carta XX; Parkman, 35-41. 33 Rebautizado Santa Elena por los españoles. 34 Renato Goulaine de Laudonniére (1529?-Saint Germain 1574). Explorador y militar francés; pudo escapar el ataque español. Posteriormente hizo otros viajes al Nuevo Mundo. Ver Carta XX; Parkman, 4, 40, 47-48, 124. 35 Así llamado en honor de Carlos IX de Francia; cerca de la desembocadura del St. Johns River. Rebautizado San Mateo.

22 importantes oficiales navales del imperio y se desempeñaba c o m o capitán general de la flota de N u e v a España, c o n base en Veracruz, y de la de Tierra Firme, c o n base e n Cartagena 36 . El espíritu de la expedición de Menéndez era básicamente diferente al de las anteriores, aunque en la línea de la encabezada por Tristán de Luna 37 . S e trataba de instalarse e n forma pacífica y e n convivencia c o n los nativos. Allí había un único enemigo para España: los franceses; se los expulsaría y después se atraería a los primeros. E n la capitulación que se le otorgó a Menéndez e n Madrid, c o n fecha 2 0 de marzo de 1565, se especificaría que al tomar tierra "si ay en la dicha costa o tierra algunos pobladores corsarios o otras cualesquiera naciones no sujetos a N o s , procuraréis de los echar por las mejores vías que pudiéres y os

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Las dos flotas salían de un puerto único, Sevilla, y por una ruta fija: Mar de las Yeguas, llamado así porque en su travesía se mareaban las yeguas que se transportaban a Indias, hasta Canarias, luego el de las Damas, denominado así porque se decía que hasta las mujeres podían gobernar las naves, dado lo tranquilo de la navegación, hasta la isla Dominica o Guadalupe. Desde aquí a Veracruz o a Cartagena y Portobelo, según se tratase de la flota de Nueva España o de Tierra Firme. Teóricamente salían en unas fechas determinadas, abril y agosto, según fueran a México o a Tierra Firme, lo que facilitaba su aprehensión por piratas y corsarios, pero raramente se cumplía el calendario. Los piratas podían acechar las flotas durante meses y enterarse al cabo de este tiempo que aquel año no salían, lo que les obligaba a repetir la guardia al año siguiente, quizá con el mismo resultado. Después de repartir las mercancías en Veracruz y en los puertos del Caribe, los mercantes iban a La Habana, donde les esperaban los barcos de guerra escolta. Cuando toda la negociación terminaba y se había embarcado la plata, se efectuaba el viaje de regreso a Europa, procurando salir de Cuba antes del 10 de agosto, con objeto de evitar los grandes huracanes. Desde Cuba los galeones iban al canal de Bahamas, donde navegaban hacia el noroeste para recibir los vientos a las Azores. Desde aquí alcanzaban fácilmente España. La fecha y ruta de regreso de Bahamas eran secretas, se llevaban en un sobre sellado, y frecuentemente no la sabían ni las autoridades peninsulares, dada la variación que tenían. Lo común es que no se tuviera noticia alguna del arribo de las flotas hasta que no llegaban a las islas Azores. Manuel Lucena Salmoral, Piratas, bucaneros, filibusteros y corsarios en América. Madrid: Editorial Mapfre, 1992, 68-69. 37

En 1559 el virrey de la Nueva España, Luis de Velasco, organizó una nueva expedición a la Florida. Nombró al frente de la misma al hijo del gobernador de Yucatán, Tristán de Luna y Arellano, quien había sido lugarteniente de Francisco Vázquez Coronado en su expedición a Cibola. Integraron esta empresa 1.500 soldados y también frailes y sacerdotes. A los pocos días, un huracán destrozó la flota expedicionaria; a pesar de un largo período de carencias, Tristán de Luna y los suyos lograron explorar parte del litoral atlántico. Sin embargo, la situación se complicó, por lo que la empresa se abandonó y Tristán de Luna y 300 sobrevivientes se reembarcaron para México en 1561. Charles Hudson, The Juan Pardo Expeditions. Washington: Smithsonian Institute Press, 1990, 12-13.

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pareciere; y que tomaréis la dicha tierra de la Florida para Nos y en nuestro nombre, procurando atraer los naturales dellas a nuestra obediencia..." 38 . A través del relato de Menéndez se observa que su forma de obrar fue debido no solamente a las órdenes que tenía de Felipe II, sino también a sus propias ideas, convencido del servicio que hacía a la Iglesia de Roma al eliminar de estas tierras el protestantismo. Respondíle [a los franceses] que las armas me podrían rendir y ponerse debajo de mi gracia, para que yo hiciese dellos, aquello que Nuestro Señor me ordenase [...] y se vinieron y me entregaron las armas y híceles amarrar las manos atrás y pasarlos a cuchillo [...] Parecióme que castigarlos desta manera, servía a Dios Nuestro Señor y V.M., para que adelante nos dejen más libres esta mala seta, para plantar el Evangelio en estas partes y alumbrar, a los naturales... 39 . Esta acción se convirtió en el capítulo más controvertido de cuantas intervenciones tuvo Pedro Menéndez de Avilés; no ha habido interpretaciones imparciales, ni siquiera desapasionadas de esta actuación. Menéndez fue protagonista de la intransigencia religiosa del siglo XVI y ejecutor de las órdenes de un rey que, "legitimizado" por el derecho internacional y por la autoridad de la Iglesia, había manifestado reiteradamente que llegaría hastas la últimas consecuencias en su empeño de afirmar su autoridad en sus territorios. La crueldad de esta acción, hoy tan evidente, debe contemplarse en el propio marco histórico. Sin entrar en el plano de las falsas justificaciones, hay varios elementos a tener en cuenta: por ejemplo, la carencia de alimentos, que indudablemente hacía imposible alimentar a los españoles y a un considerable número de prisioneros franceses. Así mismo, está claro que Menéndez no intentó una muerte indigna de un hidalgo, y ello quizá diga algo en su favor 40 . Aún más importante, es la falta de consideración del elemento político estratégico del conflicto para una condena inapelable. Un acercamiento más objetivo tendría en cuenta los planes franceses de colonización de América del Norte. Luego de la toma de fuerte Carolina, se encontraron patentes y otra documentación que confirmaban esos planes; Menéndez y ciertamente Felipe II estaban convencidos de

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"Capitulación y Asiento con Pedro Menéndez de Avilés para la población y conquista de la Florida". Ruidíaz, II, 417. 39 Carta XX. 40 Desde que los franceses eran herejes, era legal y permisible quemarlos; en cambio, Menéndez les garantizó una honorable muerte con la espada.

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que los franceses vieron a "Nueva Francia" como una extensión de su política nacional41. Así, había que evitar por todos los medios la implantación de otras potencias en la Florida, máxime si, como en este caso, se encontraban en lugares estratégicos que comprometían seriamente el libre desarrollo del tráfico y del comercio españoles. Evidentemente, quien dominase el litoral suroeste de la Florida, podría prácticamente controlar la ruta de los galeones de Nueva España. Sin embargo, tanto en un caso como en el otro, debemos insistir, tal como lo señala Michel de Certeau, en el hecho de que todavía en el siglo XVI, la moral y la religión tienen la misma fuente: la referencia al Dios único organiza conjuntamente una revelación histórica y un orden del cosmos; la sociedad se perfecciona en los términos de una creencia integradora; es decir, la religión envuelve y justifica la conducta del hombre. Precisamente, Menéndez actúa dentro de estos parámetros42. Por otro lado, son curiosas las noticias ofrecidas por Menéndez de Avilés, en cartas al Rey, sobre cuestiones geográficas, en relación con los límites y distancias sobre la forma y dimensiones de América del Norte y sobre el paso del Atlántico al Pacífico por el norte de la Florida, así como las normas para la navegación por el Canal de Bahama, Golfo de México y, en general, por el mar de las Antillas.

4. Plan de gobierno Pedro Menéndez tenía una visión amplia para sus territorios de la Florida. Planeaba dominar la parte este y después extender su alcance hacia el oeste, en dirección a Nueva España, y luego hacia el Pacífico. El primer área de contacto de Menéndez fue desde el sur de Newfoundland hasta los cayos de la Florida y luego alrededor de la península hasta lo que es hoy Apalachicola, en el Golfo de México. En 1573 un contrato real extendía su área a Pánuco, el actual Tampico, en México, lo cual ampliaba los dominios del Adelantado hacia el oeste hasta Nueva España. Menéndez proyectaba establecer una ruta continental desde Santa Elena, en la costa del Atlántico, cruzando el Mississipi a México, apoyada por una serie de colonias y misiones fortificadas. Esperaba hacer una conexión más directa entre Europa y las minas de plata de Guanajuato y Zacatecas. El interés de Menéndez en la bahía de Santa María, hoy día Chesapeake, Maryland, estaba

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Eugene Lyon, ed. Pedro Menéndez de Avilés. New York: Garland, 1995, 6. En los siglos XVII y XVIII, esta unidad se resquebraja y después se derrumba. Las Iglesias se dividen; se forma una ética autónoma que tiene por marco de referencia el orden social o la conciencia. Michel de Certeau, La escritura de la historia. México: Universidad Iberoamericana, 1985, 165. 42

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conectado con su creencia, equivocada, en su proximidad al supuesto pasaje noroeste al Pacífico y la ruta a las especias de Malaca y las riquezas de Oriente43. También esperaba utilizar los canales internos de la península de la Florida, desde el sistema del río Saint John por el lago Okeechobee hacia el golfo de México, para transportar mercancías entre España y Veracruz. Debemos señalar que, además de la incorrecta información geográfica sobre América del Norte, Menéndez tenía dos preocupaciones que distorsionaban su punto de vista en este aspecto: 1) su interés en proteger las minas de plata de Zacatecas, vitales para la economía española, y 2) sus deseos de descubrir un pasaje marítimo a través de América del Norte para acceder con facilidad a Asia. Al respecto, la estrategia final, en Pedro Menéndez, se vuelve primordial en su sistema de interpretación; ésta ya no consiste en buscar la verdad sobre el pasaje marítimo al Pacífico, sino en encontrar confirmaciones para una verdad conocida de antemano o tomar sus deseos por realidades; todas las señales revelan el pasaje a Oriente. Toda vez que Menéndez tenía conecciones políticas y comerciales con la ciudad de Méjico y, a su vez, era portador de licencias de navegación para el comercio con Veracruz, el señalado pasaje a Oriente le interesaba sobremanera44. Son notables también los conceptos estratégicos expuestos en sus cartas para el establecimiento de puntos de apoyo en lugares apropiados, con el objeto de defender y dominar la costa oriental de lo que es hoy los Estados Unidos, el estrecho de la Florida y el Golfo de México, e impedir así la piratería extranjera en la región. Efectivamente, la Florida se encontraba en la periferia nor-oriental de los dominios americanos de España, y muy pronto quedó patente su carácter fronterizo, estratégico y defensivo.

5. San Agustín: primera ciudad española de los Estados Unidos Para la mayoría de los americanos, la expresión "herencia colonial", les trae imágenes de los puritanos, William Penn (1644-1718)45 y las 13 colonias. Hay varias razones para ello, incluyendo la lengua, y los lazos históricos con Inglaterra, la prominencia de blancos de ascendencia anglosajona en el "mainstream" de la vida social americana, y sobre todo, la representación de la "historia

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Cfr. Cartas XX, XXIII y XXIV. Eugene Lyon, "Pedro Menéndez's Plan for Settling La Florida", in First Encounters, ed. Jerald Milanich and Susan Milbrath. Gainesville: University of Florida Press, 1991, 151. 45 "Quaker" inglés; ferviente defensor de las libertades civiles y religiosas. Propietario del estado de Pennsylvania, abogó por la creación de una comunidad cristiana y sus esfuerzos contribuyeron a la tradición americana de libertad de culto. The Encyclopedia Americana. Vol. 21. Connecticut: Grolier, 1999, 634. 44

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oficial" en los libros escolares. Sin embargo, es imprescindible reconocer la presencia de muchos grupos, no específicamente anglosajones, en la América colonial: africanos, españoles, franceses, alemanes, holandeses y judíos. Esta diversidad cultural creció aun más con la inmigración en el siglo XIX. Solamente en las últimas décadas la contribución específica de estos grupos ha sido estudiada. Un sector que ha sido excluido de este análisis es el hispano/latino, si bien las expediciones españolas inicialmente exploraron la mayoría del sudeste y sudoeste de los Estados Unidos antes de la llegada de los ingleses, la primera colonia permanente fue española y la influencia cultural hispana es hoy una de las características predominantes en el país. Investigaciones históricas demuestran, irónicamente, que el "melting pot", conocido en nuestros días, como un fenómeno de la sociedad anglosajona a partir del siglo XIX, fue sin embargo un proceso central en la formación de la sociedad de las colonias hispanas en el Nuevo Mundo desde el siglo XVI46. Las tierras de la Florida47 (los actuales estados de Georgia, Florida, Alabama, Mississipi, Louisiana, parte de Texas y el sur de Carolina), descubiertas por Juan Ponce de León el 8 de abril de 1512, no fueron españolas de "hecho", pero sí de "derecho", hasta la llegada a ellas de Pedro Menéndez de Avilés en 1565. En efecto, después del citado viaje de Ponce de León, en el cual recorrió toda la costa de la península, no volvieron los españoles a la Florida hasta 1521 y con el mismo descubridor; sin embargo, a causa de la hostilidad de los nativos, permanecieron allí muy poco tiempo. Las principales expediciones, siempre españolas, a la Florida, fueron las de Pánfilo de Narváez y Alvar Nuñez Cabeza

44 Parafraseando a Alberto M. Salas, no creemos que la buena disposición española hacia el mestisaje suponga la expresión de una generosidad ni la afirmación de una absoluta falta de prejuicios raciales. La generosidad fue de la tierra, de las circunstancias y de las mujeres nativas, que fueron el vehículo más eficaz en la colosal experiencia de transculturación que supuso el encuentro entre españoles y nativos. Alberto M. Salas, Crónica florida del mestizaje de las Indias. Buenos Aires: Editorial Losada, 1960, 24. 47 El nombre de la Florida, llamada Cautio por sus nativos hasta la llegada de los españoles, se debe a su descubridor Ponce de León, que la divisó por vez primera el domingo de Ramos o día de Pascua Florida, y además dicha denominación debió parecerle sumamente adecuada, cuando él mismo definía esta tierra como "la más florida de cuantas antes había visto". Al parecer, el descubrimiento fue casual, Ponce de León buscaba las llamadas islas de Bimini, porque los indios de Borinquen (hoy Puerto Rico) le habían revelado que en ella se encontraba la fuente de la juventud, la misma que tan detalladamente hablaría Juan de Mandeville en su Libro de las maravillas del mundo. J.M. Gómez-Tabanera, ed. Franceses en la Florida. Madrid: Historia 16, 1990, 10.

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de Vaca (1528), Hernando de Soto (1539), Luis de Cáncer (1549) y Tristán de Luna y Arellano (1559). Todos ellos, aun cuando pusieron pie en estos territorios, lo hicieron, como ya se ha dicho, de un modo pasajero; tampoco fundaron ninguna ciudad, ni establecieron colonia o fuerte alguno en la península. La Florida, conocida ya como parte de Tierra Firme, era considerada como el territorio septentrional del Virreinato de la Nueva España. Al respecto, conviene recordar que las instrucciones que en 1548 dejó Carlos I a su hijo Felipe II subrayarían la amenaza potencial de Francia sobre las Indias, urgiéndole por ello poner en marcha una política indiana aliancista con los monarcas portugueses para defender así derechos comunes. Por otro lado, Felipe II contaba con el texto de la famosa bula de Alejandro VI, cuyo título fue denunciado por otras potencias48. Entonces, no es extraño que, con estos antecedentes, el monarca español viera en las expediciones francesas al Canadá y Terranova actos tan incalificables como los continuamente llevados a cabo, en el mar de las Antillas, por los piratas y corsarios, a los cuales se perseguía implacablemente. Los primeros extranjeros que se establecieron en la Florida en 1562 fueron de origen francés, a partir de esta fecha fueron llegando nuevas expediciones francesas, integradas mayormente por adherentes de la Reforma. Las guerras de religión que azotaban Europa propiciaron la tentativa; el rey de Francia no tuvo inconvenientes en conceder patentes de corso a quienes bajo su bandera quisieran enfrentarse a las naves españolas en el Atlántico y el mar Caribe. Algunos de estos franceses fueron apresados por españoles, quienes comunicaron a la corona acerca de los asentamientos. Esto, unido a las creencias protestantes de los colonos franceses, indujo a Felipe II a montar una expedición contra ellos, al frente de la cual iría Pedro Menéndez de Avilés, con el título de Adelantado de la Florida.

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En las negociaciones diplomáticas entre Francia y España, el proyecto de los enviados españoles de excluir totalmente a los franceses del tráfico de ultramar chocaba contra la inconmovible firmeza de los delegados de Enrique II. Estos reconocían a Portugal y España el poder de prohibir la entrada a las naciones extranjeras en sus posesiones, de ninguna manera en tierras no ocupadas, aunque estuvieran dentro de las demarcaciones. Para mantener esta actitud inquebrantable alegaban la libertad de los mares. Contra esta declaración irrefutable se estrelló el fundamento alegado por sus adversarios de las concesiones de Alejando VI y el tratado de Tordesillas. Ante la inflexibilidad francesa, España prometió imponer por la fuerza la línea de demarcación e impedir dentro de aquellos límites todo comercio extranjero. El territorio de la Florida, aún no del todo explorado, por su proximidad con la Nueva España, ofrecía esperanzas de grandes tesoros. Cfr. Félix Zubillaga, La Florida: la misión jesuítica y la colonización española, 134-135.

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Pedro Menéndez ganó fama, entre otras cosas, por la captura de Fort Caroline (después rebautizado San Mateo49) y la posterior ejecución del comandante francés Jean Ribault y sus hombres, en 1565. Estos hechos le aseguraron a España, temporalmente, el control de la franja oriental norteamericana. Menéndez fundó entonces dos ciudades, San Agustín50 y Santa Elena51, una de las cuales, San Agustín, sería la más antigua de origen europeo en lo que es hoy los Estados Unidos52. Desde estos dos enclaves, partirían las expediciones que explorarían toda la costa y establecerían fortalezas para defender el continente de los ataques de los piratas y establecer relaciones con los nativos. De este modo se podría llevar a cabo la penetración hacia el interior, y así tomar contacto con las posiciones españolas de Zacatecas. Cuando Pedro Menéndez de Avilés fundó San Agustín en la Florida, en 1565, había ya en el Nuevo Mundo aproximadamente unos 160.000 españoles53. No fue hasta 1607, 40 años después de la fundación de San Agustín, que se estableció la colonia inglesa en Plymouth54 y no fue hasta 1670, en que otro asentamiento sureño, Charleston55, se colonizó. Desde un comienzo San Agustín se vio afectada por desastres naturales (inundaciones, incendios y huracanes) y el devastador ataque del pirata Francis Drake56 en 1586 que destruyó la ciudad57.

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San Mateo, en honor del apóstol evangelista que goza de particular devoción en Oviedo, capital del Principado de Asturias, patria de Pedro Menéndez. 30 Menéndez de Avilés desembarcó el 28 de agosto de 1565, día de San Agustín, de allí el nombre de este enclave. San Agustín está ubicada cerca de la ciudad de Jacksonville. 51 Santa Elena, en la actual isla de Parris, en Carolina del Sur. 52 Menéndez fracasó al tratar de establecer poblados en otras localidades; tampoco pudo crear colonias permanentes más allá de los montes Apalaches. Lyon, "La visita de 1576 y la transformación del gobierno en la Florida española", 197. 53 P.C. Emmer and M. Morner, eds. European Expansión and Migration. New York: St. Martin's Press, 1992, 212. 54 Ciudad ubicada al sudeste de Boston, estado de Massachussetts. 55 Ciudad del estado de South Carolina. 56 Francis Drake nació en Crowndale, cerca de Tavistok, entre 1540 y 1545. Aprovechando la circunstancia de ser sobrino de William Hawkins (hermano de John Hawkins) entró al servicio de dichos armadores. En 1566 realizó su primer viaje a América bajo las órdenes de John Lowell, enviado por Hawkins. Drake conoció entonces Tierra Firme y el negocio de esclavos. En 1567 acompañó a John Hawkins en su desastroso viaje a Veracruz. Drake hizo luego algunas expediciones a las colonias españolas en 1570 y 1571. En 1572 intentó apoderarse de la plata española que iba a ser embarcada en el istmo. Al año siguiente regresó a Inglaterra, donde llevó una vida opaca hasta 1577, año en que se dirigió a la costa pacífica americana. Tras asaltar varias plazas y gran número de barcos recaló en California en un lugar que llamó la Nueva Albión. Carenó sus naves y cruzó el océano hasta las islas Marianas, completando luego

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Menéndez murió en 1574; sus herederos recibieron la gobernación, con las correspondientes responsabilidades. Inmediatamente, la corona decidió subsidiar la colonia, considerando el rol defensivo en la protección del Canal de Bahamas y el estrecho de la Florida, áreas estratégicas de navegación. Si bien es cierto que la localización geográfica de San Agustín fue una especie de elemento disuasivo a los ataques de piratas, también sirvió como puesto de socorro a las innumerables víctimas de naufragios. Uno de los primeros misioneros jesuítas en desembarcar en San Agustín, en 1569, Antonio Sedeño58, describe la región en los siguientes términos: La tierra era la más mísera de las descubiertas hasta entonces; unas treinta leguas por el interior toda arena, llena de ríos y pantanos y tan pobre que producía únicamente palmitos y nueces silvestres; grandes pinares y bosques infructuosos e inútiles por falta de medios para talarlos y cultivarlos servían de guarida a ciervos y osos; los habitantes vivían dispersos y vagaban a la rebusca de un poco de tierra donde plantar maíz. En distancia de quince leguas ejercitaban su hegemonía unos treinta caciques, de tal suerte diseminados entre selvas y pantanos, que ninguno de ellos mandaba a más de veinte vecinos; se veían poblaciones con cuatro o cinco chozas, a las que había que ir por agua y lodo hasta la rodilla59.

la vuelta al mundo. Volvió a Inglaterra en 1580 y la reina lo nombró caballero. En 1586, saqueó y destruyó Santo Domingo y Cartagena. En 1588 fue uno de los artífices de la victoria contra la Invencible. Al año siguiente, pretendió tomar la Coruña y Lisboa con una flota de 80 naves y 20.000 hombres. En 1595 dirigió con Hawkins la armada contra el Caribe. Fracasó en Puerto Rico y se apoderó de Riohacha, incendiándola. Siguió luego a Nombre de Dios para apoderarse de la plata enviada de Perú a Panamá, pero sufrió un descalabro. Se retiró a Portobelo y murió al llegar a dicho puerto el 28 de enero de 1596. Lucena Salmoral, 282. Cfr. David Cordingly, Pirates. North Dighton: JG Press, 1998, 9-10, 19, 27, 29-33, 57. 57 Kathleen Deagan, Spanish St. Augustine. New York: Academic Press, 1987, 23. 58 Muy poco se conoce de los primeros afios de Antonio Sedeño. Nació en San Clemente, Toledo, se trasladó a Italia, siendo muy joven, para vivir al servicio del conde Francisco Landriano, bienhechor de la Compañía. En 1559, entró como jesuíta en el colegio de Loreto, dos años más tarde se trasladó al colegio de Macerata, pasó luego a la Universidad de Padua, para estudiar retórica. En 1563 se trasladó a Roma, donde fijó su residencia en el colegio Germánico; en 1566 completó su formación, y al año siguiente recibió la orden de marchar a las Indias. Félix Zubillaga, La Florida: la misión jesuítica y la colonización española. Roma: Instituto Historicum, 1941, 324 59 León Lopetegui y Félix Zubillaga, Historia de la Iglesia en la América española. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1965, 467.

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Durante el siglo XVI San Agustín desarrolló muchas de las características que permanecerían a través del período español de esta zona. Fue un puesto militar aislado del resto del imperio español en América aunque dependiente de él a los efectos de subsistencia. Objetivos militares y su situación como centro de la cadena de misiones establecidas por los franciscanos en 1572 fueron las principales razones de la existencia de esta colonia. La ciudad experimentó un crecimiento gradual a lo largo del siglo XVII, con un incremento de la población de 400 a 1000 habitantes. También durante este período, una incipiente industria ganadera comenzó a surgir en el interior de la Florida, y se reforzaron contactos con las zonas no costeras a través del sistema de misiones, cuyo máximo desarrollo se logró en 1655 con 38 misiones. Vale señalar que las amenazas inglesas de usurpación y los continuos ataques de piratas aumentaron en el siglo XVII, sobre todo con la fundación de Jamestown60 (1607) y Charleston (1670). Esta situación obligó a la administración colonial a construir el Castillo de San Marcos entre 1672 y 1695, el único fuerte de piedra construido en San Agustín. Con todo, las amenazas inglesas prevalecieron a lo largo del siglo, hasta que en las primeras décadas del XVIII se hicieron realidad con los ataques devastadores de James Moore, gobernador de Carolina del Sur. Si bien Moore fracasó en la toma de la colonia, la mayoría de las misiones franciscanas del interior de la península fueron destruidas, y sus sobrevivientes reubicados en San Agustín61. El primer período español finalizó en 1763 cuando la Florida fue cedida a Inglaterra en intercambio por Cuba, de la cual acababa de apoderarse, bajo los términos del primer tratado de París62. Inglaterra ocupó la colonia durante 20 años hasta que España la recuperó con la firma del segundo Tratado de París, en 1783. La Florida continuó bajo control español por casi cuarenta años hasta que en 1821 pasó a formar parte del territorio de los Estados Unidos. Pedro Menéndez de Avilés, notable personaje en la expansión imperial española en el siglo XVI, había soñado con colonias prósperas en la Florida. El 8 de septiembre de 1574, ocho días antes de su muerte, le escribe a su sobrino Pedro Menéndez Marqués: Después de la salvación de mi alma, no hay cosa en este mundo que más desee que verme en la Florida para acabar mis días salvando almas. Y ansí, dando cuenta a S.M. del descontento que traigo en

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Estado de Virginia. Deagan, 26. 62 Carlos Fernandez-Shaw. The Hispanic Presence in North America from 1492 to Today. New York: Facts on File, Inc., 1991, 123. 61

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verme apartado de la Florida, me ha hecho merced de decirme que todas las veces que se sufriere darme licencia para ello, lo hará de muy buena voluntad; y espero en Dios lo hará a la primavera, porque sin duda tengo que este invierno se allanará lo de Flandes; y como esto sea, yo quedo con libertad para me ir de hecho a la Florida, para no salir de allí en cuanto viviere; que estos son mis deseos y felicidad63. Aunque la Florida sobrevivió su muerte y permaneció como dependencia de España hasta el siglo XIX, el tipo de colonia que él había soñado nunca se materializó. No obstante, la ciudad de San Agustín es una marca imborrable del legado español de los Estados Unidos.

6. Los indios de la Florida Hay que destacar que la integración de la Florida en el imperio español expuso a su población nativa a serias implicaciones en el plano internacional. Hubo una lucha inicial entre Francia y España por el control de la costa oriental de Norteamérica entre 1562 y 1565, y esta rivalidad tuvo profundas repercusiones entre los nativos. Dichas repercusiones no se manifestaron solamente en el plano estratégico-militar que las potencias europeas diseñaron para el control territorial de la Florida, sino también en la usurpación de la alimentación a que se vio sometida la población nativa. Para continuar sus planes de conquista y colonización, Menéndez tuvo que negociar con los diferente grupos nativos de la Florida, los Ais, Calusa, Timucua, Apalaches, Guale y otros64. Menéndez empleó a los sobrevivientes del rescate de un naufragio que habían vivido entre los nativos como intérpretes para así obtener acceso a sus caciques con quienes negoció acuerdos65. En esos

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Carta LIX. Los Ais ocupaban el sur de cabo Cañaveral; los Calusa alrededor del lago Okeechobee; los Timucua el norte del actual estado de la Florida y el sur de Georgia; la región de los Apalaches se extendía del río Aucilla al río Ocklockone y los Guale en la costa de Georgia. Cfr. Jerald T. Milanich, Florida Indians and the Invasión from Europe. University Press of Florida, 1995. Los Calusa y Timucua ofrecen un especial interés por ser ellos los primeros con los que entraron en contacto con los españoles al llegar a estas tierras que constituyen hoy el estado de la Florida. Entre los Timucua se estableció, en tiempos de Pedro Menéndez de Avilés, la primera misión y antes de terminar el siglo, en 1594 existía ya un diccionario en esa lengua. 64

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Entre estos sobrevivientes hay que mencionar al mulato Luis que vivía con la tribu de los Calusa. Su conocimiento de la lengua Ais, fue crucial en la denuncia de un atentado contra la vida de Menéndez. Asimismo, su participación en las negociaciones con el cacique Carlos para

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tratados los nativos "acordaron" reconocer a Felipe II como su soberano, mantener la paz y pagar tributos a la corona. Su conversión al cristianismo, una de las metas primarias del Adelantado, era un proceso muy lento, dentro de un ambiente de hostilidad. Debemos recordar al respecto, que la toma de posesión se legitimaba a través de la lectura del "Requerimiento", documento en español a través del cual se informaba a los nativos de sus derechos y obligaciones como vasallos del rey de España66. Una extraña combinación de ritos, cinismo, ficción legal e idealismo perverso, el "Requerimiento" contiene en su esencia el convencimiento de que no había barreras lingüísticas entre españoles y nativos67. Frecuentemente, los términos de esos acuerdos cambiaban drásticamente: presión por el suministro de comida, abuso de las mujeres, trabajo forzado, fueron algunas de las causas que incrementaron la tensión hacia los españoles. La agresividad de los nativos comenzaba en cuanto se percataban de que sus visitantes, espléndidos al llegar, se convertían pronto en saqueadores. A esto hay que agregar, el convencimiento de que la imposición del cristianismo no sólo amenazaba su propia cosmovisión religiosa sino también su completa estructura cultural. Unido a ello, está el hecho de que los españoles interferían en la selección y deposición de los jefes indígenas. También hay que señalar la falta de jerarquía y disciplina en la cadena de comandos de los jefes nativos, lo que con tal

la liberación de cinco españoles, cinco mestizas y una mujer negra. Cuando el grupo regresó a San Agustín, Menéndez recompensó a Luis y a Juanillo, otro africano cautivo liberado del cacique Saturiba, con el cargo de intérpretes. Jane Landers, Black Society in Spanish Florida. Urbana: University of Illinois Press, 1999, 15. 66 El documento, que es muy largo, en tono enfático y amonestador, explica a los indios el origen de la autoridad del Papa y de cómo éste le hizo donación al rey de España de las nuevas tierras descubiertas por Colón. Les ruega y requiere que apresten su pacífica obediencia a la Iglesia, al Papa y a ellos, comprometiéndoles, en cambio todos los beneficios de su buena voluntad. Y por si esto no llegara a ocurrir como lo solicita, acaba el documento con ásperas amenazas de guerra y esclavitud, que fatalmente era lo que seguía a la lectura, cuando ella llegaba a realizarse. Alberto M. Salas, Las armas de la conquista de América. Buenos Aires: Editorial Plus Ultra, 1986, 256-257. 67 Los trabajos de Patricia Seed, Ceremonies of Possession in Europe's Conquest of the New World. Cambridge: Cambridge University Press, 1995; Stephen Greenblatt, Marvelous Possessions. Chicago: The University of Chicago Press, 1991; y Anthony Pagden, European Encounters with the New World. New Haven: Yale University Press, 1993 y Lords of the World, Ideologies of Empire in Spain, Britain and France. New Haven: Yale University Press, 1995, son iluminadores al respecto.

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disperso liderazgo militar hacía casi imposible eliminar la voluntad de resistencia68. Una vez ocupada definitivamente la Florida, los nativos no fueron reducidos a la esclavitud, y tampoco se les sometió a la tutela de los encomendaderos españoles, como se hizo en otras partes de América69. Sin duda, el sistema de encomienda se habría impuesto en la Florida si no hubiesen predominado por un lado, la intensidad y duración de la conquista, las limitaciones demográficas y sociopolíticas de la población nativa, y por otro, la ausencia de ricos recursos fáciles de explotar70. El hecho de no estar muy avanzada la cultura urbana indígena, con la consiguiente debilidad de su concentración demográfica y organización política y el hecho de que la Florida no atrajo a grandes terratenientes españoles, significó que faltaban las bases para la utilización extensiva de la encomienda como sistema para dominar e "integrar" al nativo en la sociedad colonial hispanofloridana. En consecuencia, estos nativos apenas si tuvieron alguna experiencia del sistema de encomienda; en cambio, conocieron bien el sistema de las misiones, característico precisamente de los territorios fronterizos y visto como institución "integradora" de la América española. Sin embargo, como señala Silvia-Lyn Hilton, los nativos quedaban en una posición de

68 Cada tribu era una unidad sociopolítica independiente; pero existían también confederaciones que integraban varias tribus, normalmente pertenecientes todas a una misma familia lingüística. La confederación era poco más que una amistad reconocida entre las tribus, o un predominio de una tribu sobre otras, y apenas si interfería la independencia política de cada una. La autonomía que tenía cada tribu se reflejaba también dentro de la tribu, pues cada pueblo formaba una unidad sociopolítica encabezada por su propio cacique, cuyo cargo parece que era hereditario, y cuyas funciones y prerrogativas podían ser asumiradas por una mujer , conociéndose varios casos de caciques-mujer o "cacicas". El cacique recibía tributo de su pueblo, y a su vez pagaba tributo al cacique principal de su tribu, o al de la tribu dominante. Sylvia-Lyn Hilton, "El impacto español en la Florida. Siglos XVI y XVII", en La influencia de España en el Caribe, la Florida y la Luisiana, 255. 69 Las Instrucciones reales sobre la ocupación de la Florida no son específicas en cuanto a la tenencia de la tierra y el servicio de los nativos. Además, Lucas Vázquez de Ayllón le había advertido a Pedro Menéndez que no se podían establecer encomiendas. Cfr. Eugene Lyon. The Enterprise of Florida. Gainesville: The University Presses of Florida, 1971, 50. 70 Amy Turner Bushnell señala que cuando los caciques nativos decidieron formar alianza con los españoles asumieron "de hecho" el papel de defensores de la frontera, Situado y Sabana. Spain's Support System ofthe Presidio and Mission Provinces of Florida. Anthropological Papers of the American Museum of Natural History. Athens: University of Georgia Press, 1994.

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inferioridad social al someterse a la tutela paternalista de los religiosos71. Por lo tanto, la ausencia de la esclavitud y la encomienda no significaba en absoluto que los nativos se vieran libres de ciertas obligaciones de tributo y trabajo, lo cual reflejaba también su subordinación social en la nueva jerarquía colonial española. Además de los trabajos forzados con los que se castigaban las rebeliones, se contaba con todos los nativos como productores de alimentos para los soldados y sus familias, y como mano de obra en general, dada la escasez de esclavos, trabajadores y agricultores españoles en la Florida. Se podría agregar que los españoles utilizaron tres métodos, además de la violencia, para lograr la cooperación de los nativos durante los primeros años de contacto: intervención directa en los asuntos políticos de las tribus, conversión religiosa y relaciones intermatrimoniales72. Todo esto era, por supuesto, suplementado por la tecnología militar superior de los españoles. Los nativos habían pasado de ser libres y soberanos, con sus propias jerarquías sociales internas, a ser en su conjunto una población sometida, convertida en fuente de mano de obra, lo cual si exceptuamos a los esclavos, los colocaba en el escalón más bajo de la nueva sociedad colonial.73

7. Plan de evangelización En 1567, en Sevilla, Menéndez expone a los jesuítas sus planes de evangelización en ultramar. Según el Adelantado, un grupo de misioneros permanecerían en La Habana, en el colegio que allí se debía fundar para los nativos, junto al que se construiría otro, capaz de albergar e instruir a ochenta y cien niños hijos de caciques floridanos. Éstos aprenderían la lengua de los misioneros y, convertidos, inducirían a sus padres a imitar su ejemplo y servirían al mismo tiempo de rehenes para la seguridad de los cristianos que trabajaran en el campo misional. Para el eficaz desarrollo de estos planes, Menéndez señalaba que irían a ultramar, con los misioneros, un grupo de veinte jóvenes que ayudarían en la explicación de la doctrina y enseñarían a leer y escribir. El superior, Juan

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Sylvia-Lyn Hilton, "Ocupación española de Florida: algunas repercusiones en la organización sociopolitica indígena, siglo XVI y XVII", en Conquista y colonización de la Florida, Madrid: Ediciones Istmo, 1989, 804. 72 Un famoso ejemplo de la alianza política por matrimonio es el del propio Menéndez de Avilés y la hermana de Carlos, cacique de la tribu calusa. La aceptación de la hermana de Carlos tuvo éxito en la formación de una alianza temporal con la tribu calusa. Deagan, 273. 73 Sylvia-Lyn Hilton, "El impacto español en la Florida. Siglos XVI y XVII", 258.

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Bautista de Segura 74 , uno de los nombrados para la segunda expedición a la Florida, tendría su residencia habitual en la capital cubana, de donde podría visitar todas las misiones de aquella región 7 5 . En esta acción unida de misioneros y conquistadores, según M e n é n d e z , se asentaba el éxito de la empresa; la doctrina la darían los jesuítas; la disciplina para regir a sus subalternos la exigiría él, guiado siempre "por amor, nunca por temor y castigo" 76 . La importancia de este colegio era enorme, ya que se convertiría e n la metrópoli de donde la Compañía supervisaría a sus súbditos de la N u e v a España, la Florida y el Perú; ya que la capital cubana era paso obligado para ultramar. A pesar de los planes de Menéndez, la realidad fue otra. El proyecto evangelizador se puso en marcha; se extiende el experimento a zonas más alejadas, c o m o la provincia de Ajacán, el actual estado de Virginia. Menéndez y los jesuítas estaban convencidos de que la ayuda del guía e intérprete Luis 7 7 , natural de Ajacán, sería crucial e n el avance de los planes evangelizadores. En septiembre de 1570, el superior Bautista, un grupo de misioneros 7 8 y el ajacano Luis desembarcaron en las costas de Santa María, la actual Chesapeake; una vez establecidos y ante la escasez de alimentos, el piloto de la expedición Vicente

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Juan Bautista de Segura había nacido en Toledo en 1529. Estudió latín, griego y hebreo en la Universidad de Alcalá; recibió el grado de maestro de artes, cursó teología durante cuatro años y se dedicó, durante dos años, al estudio de la sagrada Escritura antes de entrar en la Compañía. Fue superior de Villímar, pueblo vecino a Burgos, de Monterrey, vicerrctor de Salamanca y finalmente rector de Valladolid hasta su traslado a Sevilla, en 1566. El destino de Segura fluctuó entre Honduras y la Florida, hasta que Menéndez de Avilés incluyó su nombre en cédula real para las provincias septentrionales de ultramar. Zubillaga, La Florida: la misión jesuítica y la colonización española, 323. 75 La Compañía quedaba así vinculada a la empresa de la Florida. Los finalmente nombrados fueron: Juan Bautista Segura, superior de la expedición y vice-provincial de las provincias floridanas con subordinación a Jerónimo Ruiz de Portillo, nombrado provincial de las Indias occidentales; Antonio Sedeño y Gonzalo del Alamo, y los coadjutores Pedro Linares, Domingo Agustín Váez y Juan de la Carrera. Los acompañarían ocho jóvenes para ayudarlos en la catequesis a los nativos, quienes, después de esta prueba de dos o tres años, podrían ser recibidos en la Compañía. León Lopetegui y Félix Zubillaga, 460. 76 Lopetegui y Zubillaga, 459. 77 Se llamaba este indio don Luis de Velasco, nombre que tomó de su homónimo el virrey de México, que lo apadrinó al bautizarse. Se educó en México y en la corte de España. Menéndez lo trajo de regreso a la Florida. Maureen Ahern, "Dichosas Muertes": Jesuit Martyrdom on the Northern frontier of La Florida, Romance Philology, Vol. 53, Fall 1999, 2. 78 El grupo incluía al padre Quirós, los hermanos Gabriel Gómez, Ceballos y Linares y los catequistas Juan Bautista Menéndez, Gabriel de Solís, Cristóbal Redondo y Alonso Méndez, este último "un niño, hijo de un vecino español de Santa Elena". Zubillaga, La Florida, 395.

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González decidió regresar a La Habana en busca de provisiones. A pesar de las dificultades de una empresa tan arriesgada y con escasas garantías de éxito, los jesuítas no dudaron en continuar su misión; alentados por la ayuda que podría aportar Luis, y también porque "había entrada para la sierra y la China"79 donde se les abría amplio campo para sus ideales misioneros. De los víveres y rescates hicieron depositario a Luis, quien se encargaría de distribuirlos entre los misioneros y los indios que les hicieran algunos servicios o para atraerlos a la enseñanza del catecismo. Días más tarde, Luis comunicó a los jesuítas que se marcharía a visitar a sus parientes; pronto quedó claro que no regresaría. Los misioneros, privados del único medio de comunicación con los indígenas, quedaron indefensos; para terminar con aquella situación insostenible, el superior Segura decidió enviar al padre Quirós80 con dos de los hermanos Gabriel de Solís y Juan Bautista Menéndez, en busca del intérprete. Aunque Luis prometió ayuda, de regreso a la misión, ayudado de sus parientes, mató a los tres misioneros, al igual que al resto de los jesuítas, incluyendo al superior Segura; sólo quedó con vida el joven catequista Alonso Méndez. Los jesuítas que permanecían en la Florida y Cuba seguían preocupados por la suerte de sus compañeros de Ajacán. En la primavera de 1571, una nave de víveres capitaneada por Vicente González exploraba las costas del Potomac81; no muy lejos apareció un grupo de nativos, vestidos de sotanas, entre quienes algunos navegantes reconocieron al intérprete Luis, guía de los misioneros. Aunque se tomaron dos prisioneros, quienes no dieron información alguna, las sospechas sobre el destino trágico de los misioneros eran fundadas.

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Carta de los padres Segura y Quirós desde Ajacán, el 12 de diciembre de 1570. Zubillaga, La Florida, 396. 80 Hay escasa información sobre el granadino Luis Quirós. En 1562 aparece en el colegio de Trigueros (Huelva); en 1567, reaparece en el colegio de Marchena (Sevilla), con el oficio de ministro. El año siguiente toma parte en la primera congregación provincial de Andalucía, celebrada en Granada. En 1569, recibe la orden de embarcarse para la Florida. Zubillaga, La Florida, 392-393. 81 El río Potomac se forma de dos brazos procedentes de los Alleghanys y desemboca en la bahía de Chesapeake.

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Finalmente, en agosto de 1572, Menéndez de Avilés, el piloto González, el padre Rogel82, el padre Juan de la Carrera83 y el hermano Villareal84 se embarcaron rumbo a la bahía de Chesapeake. Allí tomaron cautivos, entre los que se encontraban algunos parientes de Luis y pudieron rescatar a Alonso Méndez85, quien informó lo sucedido. El Adelantado ordenó la presencia de Luis, a quien acusó de ser responsable del crimen, "toda vez que las tierras donde mueron martirizados los jesuítas les pertenecía"86. Al no obtener respuesta, Menéndez mandó ahorcar a todos los prisioneros ajacanos en las antenas de los navios. Trágico epílogo, como lo ha señalado Zubillaga, de toda la misión floridana. Para concluir hay que señalar, entre otras cosas, que los efectos de una apresurada determinación en exigir a los caciques el repentino y absoluto desprendimiento de sus ídolos, produjo en los nativos un resentimiento que frustró esperanzas de evangelización; unido a ello, la escasez de víveres y la atmósfera de hostigamiento y guerra entre españoles y nativos contribuyeron al fracaso de la misión y obligó a los jesuítas a abandonar la Florida, en 1572, por regiones más estables87. La misión de los jesuítas, parte integral del plan trazado por Menéndez, tendió a su ocaso con el naufragio de los planes de colonización.

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Juan Rogel, nacido en Pamplona en 1529. Estudió en la Universidad de Alcalá artes y medicina, asignatura esta última cuyo estudio completó en Valencia; a esta formación universitaria dedicó seis aftos y medio. En 1554 ingresa en la Compañía; en 1559 aparece en el colegio de Cuenca, con el oficio de prefecto de iglesia; al año siguiente se encontraba en Toledo, su última residencia en la Península. Zubillaga, La Florida, 232. 83 Juan de la Carrera, nacido en León, en 1536. Antes de ser jesuíta fiie mercader, que ejercitó con un tío. Entró en la Compañía, en 1552, en el colegio de Burgos; estuvo ocupado en los quehaceres domésticos de los colegio de Burgos y Villímar, antes de pasar a las Indias. Zubillaga, La Florida, 328. 84 Francisco Villarreal, nacido en Madrilejos (Toledo), en 1530. Desempeñó el cargo de secretario de la audiencia de Granada, aunque no se sabe por cuanto tiempo. A mediados de 1559 entró en la Compañía, y dos años después hizo votos de religión. Zubillaga, La Florida, 234. 85 Pasado el tiempo, fiie muerto por los indígenas en la primera rebelión de Guale. 86 Zubillaga, La Florida, 420; Ahern, "Dichosas Muertes", 3. 87 Después de la salida de los jesuítas, no hubo más actividad significativa de las misiones hasta 1583, cuando los franciscanos comenzaron su sistema de misiones. La empresa franciscana prosperó y continuó en la Florida durante doscientos años. Kathleen Deagan, "Los misioneros y los matrimonios: el papel de las relaciones hispano-indias en la formación de una tradición cultural hispano-floridana", en La influencia de España en el Caribe, la Florida y la Luisiana, 274.

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8. Fuentes Los episodios de la Florida produjeron documentos que pueden agruparse e n tres categorías: una consiste en las crónicas y documentación de participantes y observadores franceses, ingleses y españoles. Las fuentes más importantes de documentación francesas son: La complete et véridique découverte de la Terra Florida88 (1562), escrita por el caudillo hugonote Jean Ribault; la Histoire notable de La Florida (1586), de M . Basanier, recoge bajo un m i s m o título el informe de las tres expediciones enviadas por Francia a la Florida 89 ; bajo el título Discours de l'historié de la Floride (1566), Nicolás Le Challeux 9 0 da su versión de la conquista y luchas que mantuvieron ante los españoles que repelieron drásticamente la invasión gala; y finalmente, la Histoire memorable de la reprinse de la Isle de Florida ( 1 5 6 8 ) , de Dominique de Gourgues, un protagonista de los hechos 9 1 . C o n respecto a las fuentes inglesas, solamente hay

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En 1563 apareció en Londres una traducción al inglés de este texto bajo el título: The Whole and True Discovery of Terra Florida. El objetivo de esta traducción era despertar la atención de la Reina sobre la situación de los hugonotes que habían quedado en la Florida a la espera de socorro. Parkman, 4; J.M. Gómez-Tabanera, Franceses en la Florida, 32. 89 A estos tres capítulos se añade la relación de una cuarta y última expedición de represalias contra los españoles, llevada a cabo por el capitán gascón Gourgues en su propio nombre. Los tres primeros capítulos tienen el valor de un testimonio directo, el del capitán Laudonníere, que tomó parte activa en los acontecimientos de la Florida. Se le debe al capitán Laudonníere un cuadro completo de las costumbres y técnicas indias en la Florida del siglo XVI. En 1591, Jacques Le Moyne de Morgues publicó Brevis narratio rerum quoe in Florida. Americae provincia, Gallis acciderunt, secunda in illam navigationes, duce Renato de Laudonníere, anno in MDLXIV. Additaefigurae et incolarum icones ad vivum expressae. Francofurti ad Moenum, Theodore de Bry, 1591. Le Moyne, pintor francés, fue el primer artista profesional en retratar lo que es hoy los Estados Unidos. En 1564, Le Moyne acompañó a René de Laudonníere en su expedición a la Florida. Fue uno de los pocos sobrevivientes del ataque español de 1565. Sus pinturas de los indios floridanos fueron reproducidas por Theodore de Bry en Collectiones peregrinationum in Iridian Orientalem et Iridian Occidentalem (1590-1634). Murió en 1594. Parkman, 4; Stefan Lorant, ed. The New World: The First Pictures of America. New York: Duell, Sloan and Pearce, 1965, 33-87. 90

Nicolás Le Challeux era carpintero dieppés, su relación pormenoriza la acción sobre los excesos españoles en Matanzas. Parkman, 4; Lorant, 88-116. 91 Dominique de Gourgues, gentilhombre gascón, conocía bien a los españoles por haberse enfrentado a ellos en numerosos campos de batalla de Alemania, Italia y Flandes, y sobre todo por haber tenido ocasión de experimentar las galeras españolas en calidad de prisionero de guerra. Gonzalo Solís de Merás, Memorial. Introduction by Lyle N. McAlister. Gainesville: University of Florida Press, 1965, xiii-xiv; Parkman, 5.

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una narración escrita por el marino John Hawkins 9 2 , que visitó Fuerte Carolina a mediados de julio 1565 9 3 . D e las fuentes españolas hay que citar el "Memorial" de Solís de Merás, cuñado de Menéndez y participante en la expedición de 1565, y la narración de Francisco López de Mendoza Grajales, capellán de la expedición. También hay que agregar la Historia de la vida y hechos de Pedro Menéndez de Avilés, de 1568, escrita por Bartolomé Barrientes, profesor de latín de la Universidad de Salamanca. Aunque Barrientes no viajó a la Florida, aparentemente tuvo contacto c o n testigos y participantes de la expedición 9 4 . U n segundo tipo de fuentes consiste en la documentación oficial española, relacionada a Pedro Menéndez y la Florida, tales c o m o instrucciones reales, contratos, la correspondencia del Adelantado c o n la corona y las agencias reales, informes, etc. Finalmente, el conflicto franco-español inspiró un sustancial corpus de correspondencia diplomática entre España, Francia e Inglaterra. Las fuentes españolas permanecieron manuscritas hasta prácticamente el siglo XVIII, cuando apareció, en 1723, el Ensayo cronológico para la historia general 95 de la Florida, de Andrés González Barcia . Ya en el siglo X I X , encontramos

92 John Hawkins nació en Plymouth, en 1532, en el seno de una familia de armadores. Tras varios intentos por continuar con los negocios de vinos y azúcares y probar suerte en el corso contra Francia, recaló en Canarias en 1560, donde esbozó el plan de llevar esclavos de contrabando a América. En 1562 hizo su primer viaje. Asaltó buques de esclavos en Guinea y se apoderó de su carga, que vendió luego mediante coacción en Cabo Isabela (Santo Domingo). En 1564 hizo su segundo viaje, vendiendo esclavos negros en la Borburata (Venezuela), Curaçao, Riohacha, Santa Marta y Cartagena. En recompensa de sus acciones, la reina Isabel de Inglaterra nombró "sir" al contrabandista. En su tercera expedición, realizada en 1567, repitió el sistema en Margarita, la Borburata y Riohacha, población que incendió en gran parte cuando los españoles se negaron a colaborar. Tras negociar en Santa Marta, recaló en Cartagena, donde no pudo contrabandear. Sorprendido luego por una tempestad, arribó a Veracruz en 1568, poco antes de llegar la flota. Allí perdió casi todas sus naves en combate, logró llegar a Marín y Vigo, y luego a Inglaterra. Hawkins participó más tarde en el combate naval contra la Invencible y, finalmente, en la gran expedición de 1595, acompañando a Drake. Falleció de enfermedad al llegar a Puerto Rico, el 22 de noviembre de aquel año. Lucena Salmoral, 285. Cfr. Cordingly, 26-29. 93 Woodbury Lowery, Spanish Settlements Within the Present Limits of the United States: Florida, 1562-1574, New York and London, 1911, 89. 94 El trabajo de Barrientos no se publicó hasta que el historiador Genaro García lo incluyó en Dos antiguas relaciones de la Florida. México: Tip. y Lit. de J. Avilar Vera y Comp., 1902; Pedro Menéndez de Avilés: Founder of Florida. Translated by Anthony Kerrigan. Facsimile reproduction of the sole printed edition of the original Spanish work. Gainsville: University of Florida Press, 1965. 95 Publicado en Madrid. El manuscrito se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid.

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dos colecciones importantes, en 1842, el primer volumen de la Colección de fuentes para la historia de España, y la Colección de documentos sobre el descubrimiento, conquista y colonización de Hispano América, publicadas entre 1864 y 1884. En 1893, Eugenio Ruidíaz y Caravia publicó, en dos volúmenes, uno de los trabajos más importantes hasta la fecha, La Florida: su conquista y colonización96. En Estados Unidos, aparecieron, en el siglo XIX, tres colecciones importantes relacionadas con la historiografía de Menéndez; la primera de Buckingham Smith, sobre la historia de la Florida97; y otras dos compiladas por Benjamín Franklin French98. Pero no fue hasta comienzos del siglo XX en que la perspectiva etnocéntrica de los historiadores norteamericanos vislumbra un cambio hacia una visión más amplia de la historia de Estados Unidos; este cambio de perspectiva se afirma, más tarde, con el desarrollo del concepto de "Spanish Borderland", como una unidad histórica. Los conceptos de historia hemisférica y "the Spanish Borderland" fueron ampliados y definidos más explictamente por Herbert Bolton. En su discurso, de 1932, en la "American Historical Association", señaló que las historias de Estados Unidos, Canadá, Brasil e Hispanoamérica forman parte de la Historia de América en un sentido amplio, pues los hombres del hemisferio occidental habían enfrentado y

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Ruidíaz incluye, en su primer volumen, una biografía de Pedro Menéndez, una biografía de Solís de Merás, y luego el "Memorial que hizo el doctor Gonzalo Solís de Merás de todas las jornadas y sucesos del Adelantado Pedro Menéndez de Avilés, su cuñado, y de la conquista de la Florida", en su integridad y por primera vez publicado. El segundo volumen contiene: I) Cartas de Pedro Menéndez de Avilés, II) Cartas dirigidas a Pedro Menéndez de Avilés, III) Memoriales de Pedro Ménéndez de Avilés, IV) Reales Cédulas, V) Reales Títulos, VI) Instrucciones - Capitulación y Asiento con Pedro Menéndez de Avilés, VII) Relaciones, VIII) Enfermedad, testamento y acta de traslación del cadáver de Pedro Menéndez de Avilés, IX) Documentos varios, X) Lista de Adelantados de la Florida, XI) Fichas de diversa documentación conservada en distintos archivos y referida a Pedro Menéndez de Avilés, y XII) Fichas bibliográficas de la antigua Florida; como adición complementaria, recoge información reunida para la concesión a Pedro Menéndez del hábito de Santiago. Eugenio Ruidíaz y Caravia, La Florida: su conquista y colonización por Pedro Menéndez de Avilés. Madrid: Imp., fund. y Fab. de tintas de los Hijos de J.A. García, 1893. 97

Colección de varios documentos para la historia de la Florida y tierras adyacentes, tomo I, Londres: Trubner y Comp., 1857. 98 Historical collections of Louisiana and Florida. New York: Sabin & Sons, 1869; reeditada en 5 volúmenes en 1875.

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compartido problemas y experiencias comunes". Sin embargo, los conceptos de una América continental y "the Spanish Borderland" no fueron totalmente aceptados por la mayoría de los historiadores de Estados Unidos100. Por lo menos, hay dos razones por las cuales las exploraciones a la Florida y otras exploraciones españolas en lo que es hoy el territorio de los Estados Unidos son prácticamente desconocidas. Por un lado, es cierto que la historia la escriben los vencedores, y en el caso de Menéndez, la corona española resultó perdedora respecto a Inglaterra en la conquista y colonización del territorio floridano. Desde la época de Parson Weems101 y George Bancroft102, los historiadores norteamericanos en sus estudios sobre los orígenes de su país han sido influenciados por la escuela inglesa, y por lo tanto las exploraciones españolas fueron oscurecidas por las de los puritanos, virginianos y carolinos. No es un accidente que la mayoría de los estadounidenses aprenden en la escuela que la historia de su país comienza en Plymouth Rock, cincuenta y cinco años después de la fundación de San Agustín, en la Florida. La segunda razón para este descuido se puede rastrear en la Leyenda Negra, propagada por las potencias enemigas de España, Francia e Inglaterra, y más tarde en los Estados Unidos, como resultado de los hechos de 1565103. Por otro lado, la ejecución masiva de hugonotes, por Pedro Menéndez, en lo que hoy se conoce como Matanzas Inlet, serviría a la

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Cfr. Herbert Eugene Bolton, "Defensive Spanish Expansion and the Significance of the Borderlands (1930), en The Idea of Spanish Borderlands. Edited with and Introduction by David J. Weber. New York: Garland, 1991, 1-42 100 En las últimas décadas, hay que señalar las importantes contribuciones a la literatura de la Florida y Menéndez de Avilés de Eugene Lyon, de la Universidad de la Florida y Flagler College, The Enterprise of Florida, y la edición e introducción de Pedro Menéndez de Avilés. New York: Garland, 1995. También hay que agregar el trabajo de Albert Manucy, Pedro Menéndez de Avilés, Captain General of the Ocean Sea. Gainesville: Pineapple Press, 1983. 101 Mason Locke Weems, conocido como "Parson Weems" (1759-1825), religioso, librero y autor. Autor de la famosa biografía ficcionalizada de George Washington, publicada en 1800, alcanzando 29 ediciones antes de la muerte de Weems. 102 George Bancroft (1800-1891) historiador, político y diplomático. Su obra más importante es la monumental History of the United States (10 tomos, 1834-40, 1852-74). Fue secretario de marina y estableció la Academia Naval de Annapolis. David Crystal, ed. The Cambridge Biographical Encyclopedia, 2nd edition. New York: Cambridge University Press, 2000, 68. 103 Según Ricardo García Cárcel las obras que se han considerado como fuentes clásicas de la leyenda negra han sido los libros de Reginaldo García Montes, Exposición de algunas mañas de la Santa Inquisición española, 1567; de John Foxe, El libro de los mártires, 1554; de Guillermo de Orange, Apología, 1580; de Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, 1552; y de Antonio Pérez, con el seudónimo de Rafael Pelegrino, Relaciones, 1564; en La leyenda negra. Madrid: Alianza, 1992, 31.

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reina Isabel de Inglaterra de pretexto para las posteriores intervenciones en las Indias de sus capitanes y corsarios, desde Francis Drake a Walter Raleigh104. Asimismo, la frustrada invasión del Reino Unido por la Armada Invencible, en 1588, terminaría por radicalizar los puntos de vista, aunque a partir de esa fecha se iniciaría la expansión inglesa por todos los mares poniendo las bases de un nuevo imperio, el británico, y el desmoronamiento de otro, el español105. Si bien es cierto que en los últimos años ha habido un interés particular en Pedro Menéndez de Avilés de parte de estudiosos estadounidenses, no ha ocurrido lo mismo en España e Hispanoamérica. Pedro Menéndez es prácticamente desconocido en el mundo hispánico, a pesar de la enorme importancia que tuvo en el siglo XVI el control de la Florida y sus costas como área estratégica marítima. Menéndez de Avilés dedicó casi toda su vida a la Florida, pero tuvo también, como ya hemos visto, una importante actividad en otros frentes del imperio español; este accionar lo convirtió en elemento clave de la política del momento.

9. Esta edición Ofrezco en este trabajo la primera edición anotada de las cartas de Pedro Menéndez de Avilés. Para la fijación del texto me he basado en la edición de Eugenio Ruidíaz y Caravia, Conquista y colonización de la Florida por Pedro Menéndez Avilés (1893), cuyas cartas he cotejado con los manuscritos que se encuentran en el Archivo General de Indias, Sevilla, en las secciones de Justicia, Escribanía de Cámara, Contaduría, Indiferente General y Gobierno: Audiencia de Santo Domingo; en la Biblioteca Nacional de Madrid y en la Biblioteca del Museo Naval de Madrid. Asimismo, he consultado los microfilms del Archivo

104

Walter Raleigh nació en Devonshire en 1552. Tuvo una buena educación, que completó estudiando leyes en Oxford. A los 16 años abrazó la carrera de las armas, participando en las guerra de religión de Francia, y luego en las operaciones corsarias en el canal de la Mancha junto a su hermanastro Humphrey Gilbert. En 1580 se trasladó a Londres, donde logró convertirse en favorito de la reina. Gracias a su patrocinio se descubrió Roanake, en 1582, territorio que bautizó como Virginia, en honor a su soberana, al que envió dos frustradas expediciones de colonización en 1584 y 1587. En 1595 se dirigió con cinco naves a la Guayana, donde asaltó Santo Tomé y supo de la existencia de El Dorado. Volvió a Inglaterra y preparó una gran expedición que enmascaró bajo un proyecto de colonización para encontrarlo. Salió de Inglaterra en 1617 con 14 naves y más de mil hombres y arribó nuevamente a Guayana, donde sufrió un infortunio al tomar Santo Tomé. Al volver a Inglaterra fue encarcelado en la Torre de Londres acusado de piratería. Fue ahorcado el 29 de octubre de 1618. Lucena Salmoral, 288. 105

Gómez-Tabanera, ed. Franceses en la Florida, 25.

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del Conde de Revillagigedo: legajos Canalejas, El Rey, Legajo 2, número 3 A y Don Martín Menéndez de Avilés, localizados en el Center for Historie Research del Flagler College de San Agustín, al igual que otros materiales relevantes depositados en The St. Augustine Historical Society, en la Florida. La edición de Ruidíaz tiene errores y erratas que he tratado de corregir. Se ha evitado una edición libre, frecuente en muchas ediciones extranjeras; he procurado restituir al texto su sentido original. Las notas intentan aclarar los aspectos navales, geográficos, antropológicos, históricos y filológicos, más importantes del texto. La modernización del texto se ha hecho con arreglo a las siguientes normas: q inicial se ha transcrito por c; u y v según su valor vocálico o consonàntico; i se ha sustituido por y cuando se trata de la conjunción, siguiendo las reglas ortográficas actuales, y x por j; se eliminaron las consonantes dobles; se suplió la h inicial en aquellas palabras en que correspondía ortográficamente; también se han desarrollado las abreviaturas. Se han seguido las normas actuales para la acentuación y puntuación; se han mantenido las contracciones del, della, dello, desta, ques, questa, etc., según su grafía original.

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española.

Cronología Un siglo de presencia europea en Norteamérica La Florida

Norteamérica (Territorio actual de Estados Unidos y Canadá)

1513

Ponce de León toma posesión de la Florida

1519

Nacimiento de Menéndez de Avilés

1520

Muerte de Ponce de León en Puerto Rico

1523

Capitulación de Vázquez de Ayllón para dirigirse a la Florida

1524

Expedición de Giovanni da Verrazano y reconocimiento de la costa este, desde Terranova hasta la Florida

1525

Expedición de Estevao Gomes y reconocimiento de la costa este norteamericana

1526

Muerte en la Florida de Vázquez de Ayllón Capitulación de Pánfilo de Narváez para dirigirse a la Florida Expedición de John Rut en búsqueda de un pasaje por el norte del continente

1527

1528

Desaparición de Pánfilo de Narváez en el mar

50

1534

Exploración de Jacques Cartier del golfo de St. Lawrence hasta la actual ciudad de Montréal

1536

Llegada de Cabeza de Vaca, Estebanico, Dorantes y Castillo a México

1537

Capitulación de Hernando de Soto

1539

Segundo viaje de Cartier y exploración del valle de St. Lawrence

Expedición de Fray Marcos de Niza a Cíbola

1541

Hernando de Soto descubre el Mississippi

Tercer y cuarto viaje y fin de los intentos de colonización de Cartier Coronado en busca de las Siete Ciudades de Cibola

1542

Muerte de Hernando de Soto

Cabrillo descubre y explora las costas de California

1543

Llegada de los hombres de Hernando de Soto, ahora al mando de Luis de Moscoso, al golfo de México

1547

Autorización para la expedición de Luis de Cáncer a la Florida

1549

Muerte de Luis de Cáncer en la Florida

1552

Menéndez de Avilés es nombrado Capitán General de la Armada de Indias

1558

Autorización para la expedición de Tristán de Luna a la Florida

1559

Llegada de Tristán de Luna a la Florida y fundación de Santa María Filipina

1561

Destitución de Tristán de Luna y llegada de Angel de Villafañe a Santa María Filipina

1562

Jean Ribault y René de Laudonniére llegan a la Florida

1564

Construcción de Fuerte Carolina

1565

Capitulación de Pedro Menéndez de Avilés Llegada de Menéndez a la Florida y encuentro con los franceses. Menéndez toma Fuerte Carolina; fundación de San Agustín

1566

Juan Pardo explora el noreste del continente

1567

Regreso de Menéndez de Avilés a España. Es nombrado gobernador de Cuba, isla que gobierna mediante delegación hasta el 21 de abril de 1972

1568

Expedición de jesuítas a la Florida Menéndez regresa a la Florida

1569

Menéndez regresa a España en busca de ayuda para la Florida

1571

Menéndez regresa nuevamente a la Florida

1572

Los jesuítas abandonan la Florida

52

1574

Misión real de organización de una gran Armada para luchar contra los rebeldes en Flandes Enfermedad y muerte de Menéndez de Avilés en Llanes, Asturias

1578

Francis Drake explora la costas de California y la bahía de San Francisco

1582

Humphrey Gilbert fonda la primera colonia inglesa en Terranova (New Foundland)

1584

Primer viaje de exploración por las costas de Virginia y North Carolina a cargo de Philip Amadas y Arthur Barlowe

1585

Primer intento inglés para establecer una colonia en la isla Roanoke, North Carolina

1586

Francis Drake ataca San Augustin

1610

Henry Hudson descubre el estrecho y la bahía que llevan su nombre

53

Làm. 2. Mapa de los fuertes de Menéndez de Avilés en la Florida Reproducido en Amy Turner Bushnell: Situado y Sabana. Spain's Support System of the Presidio and Mission Provinces of Florida. Athens: University of Georgia Press 1994 (Anthropological Papers of the American Museum of Natural History, 74). Cortesia del American Museum of National History, New York City

55

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