Actas del I Encuentro Franco-Alemán de Hispanistas: 9-12. 3, 1989 9783964562227

Este volumen incluye casi cuarenta ensayos de eminentes hispanistas procedentes de Francia y Alemania sobre literatura e

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Spanish; Castilian Pages 392 [408] Year 2019

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Actas del I Encuentro Franco-Alemán de Hispanistas: 9-12. 3, 1989
 9783964562227

Table of contents :
Prefacio
Prólogo
Inhalt
DOS HISPANISMOS
El interés por el mundo ibérico y los orígenes del hispanismo científico en los países de lengua alemana (siglo XIX)
El hispanismo francés (hasta 1945)
Aspectos institucionales e ideológicos del hispanismo alemán en el siglo XX
El hispanismo francés, de los años 60 a la actualidad: organización y tendencias
Aspectos institucionales e ideológicos del hispanismo en la República Democrática Alemana
Cuando el hispanismo francés descubría a América...
El descubrimiento de Iberoamérica por el hispanismo en Alemania
La recepción de las literaturas ibéricas y latinoamericanas durante los últimos decenios en el ámbito de la lengua alemana
FRANCIA Y LOS PAISES DE LENGUA ALEMANA - TIERRAS DE EXILIO: LA CULTURA DE LA INMIGRACION
Unos intelectuales españoles en la Francia revolucionaria (1789-1808)
Paris-exilio en los escritores latinoamericanos
Berlín: ¿Ciudad latinoamericana?
Comunicarse en un país extranjero: aspectos lingüísticos de las comunidades hispánicas
Teatro del exilio español en Francia: el caso de Toulouse (1945-1962)
Encuentro con Alemania
Investigaciones sobre el exilio alemán
CAMBIOS, CRISIS Y CREACION CULTURAL DESDE LOS AÑOS 40 EN EL MUNDO IBERICO E IBEROAMERICANO
El humor negro como principio subversivo
La novela española de la transición a la postmodernidad (1976-1985)
El perfil 'romántico' de la literatura hispanoamericana en la época de su florecimiento (1945-1975)
La imagen del Caudillo y la revisión de la historia oficial en el cine de la España democrática
La realidad despedazada en la obra de Herberto Helder y Gastäo Cruz
La poesía del cambio entre juego y compromiso
La Literatura del Siglo de Oro a través de los Manuales de Historia y de Comentario Literarios
La Historia como provocación de la Ciencia Literaria: el caso ael 'Caballero de Olmedo
Tradición oral y literatura en el siglo de oro
Retratos impresos en los libros españoles del siglo XVI
Hurtos encadenados: algo más sobre la recepción de Jean Bodin en España (Añastro, Cellorigo, Agustín de Rojas)
El 'Quijote' a la luz de la novela cómica francesa posterior
Contestando a Americo Castro: Cervantes no se nos desliza en "El celoso extremeño"
La estructura teatral de 'El mayor monstruo los celos' de Calderón
Crítica textual y crítica literaria en la literatura hispanoamericana colonial
LENGUA E IDEOLOGIA: TEORIA Y PRACTICA
Respeto y manipulación de los textos: ¿como editar los textos medievales?
Ad Maiorem Gloriam Linguae Latinae?
Perspectivas analíticas e discursivas
Dialéctica y consenso en los discursos informativos de la Transición española
La no-aceptación del español en Gibraltar
La "crisis" del español de España, ¿problema real o imaginario?1
Análisis de los discursos del Rey Juan Carlos
Moriscos y sefardíes: variedades heterodoxas del español

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Actas del I Encuentro Franco-Alemán de Hispanistas

Editionen der Iberoamericana Reihe III Monographien und Aufsätze Herausgegeben von Walther L. Bernecker, Frauke Gewecke, Jürgen M. Meisel, Klaus Meyer-Minnemann Band 33

Christoph Strosetzki/ Jean-François Botrel/Manfred Tietz (eds.)

Actas del I Encuentro Franco-Alemán de Hispanistas (Mainz 9.-12.3.1989)

Vervuert Verlag • Frankfurt am Main 1991

CIP-Titelaufnahme der Deutschen Bibliothek Encuentro Franco-Alemán de Hispanistas : Actas del I Encuentro Franco-Alemán de Hispanistas (Mainz 9. - 12.3.1989)/ Christoph Strosetzki... (eds.) - Frankfurt am Main: Vervuert, 1991 (Editionen der Iberoamericana: Reihe 3, Monographien und Aufsätze; Bd. 33) ISBN 3-89354-833-5 NE: Strosetzki, Christoph [Hrsg.]; Editionen der Iberoameiicana/03

© Vervuert Verlag, Frankfurt am Main 1991 Alle Rechte vorbehalten Printed in West-Germany

Prefacio Las actas aquí recogidas son las correspondientes al Primer Encuentro Franco-Alemán de Hispanistas que tuvo lugar en Maguncia del 9 al 12 de marzo 1989. Este encuentro se doblaba de la asamblea (bi)anual estipulada por los estatutos de las respectivas asociaciones, la Société des Hispanistes Français de l'Enseignement Supérieur (SHF) y el Deutscher Hispanistenverband (DHV). La finalidad era clara: se trataba de poner en contacto dos hispanismos - el francófono y el de lengua alemana - para a fin de cuentas superar, por el espacio de unas breves jornadas y de modo ejemplar, las limitaciones que conlleva a nivel científico y docente la ausencia o insuficiencia de intercambios entre las distintas repúblicas académicas. La elección de los interlocutores no carece de relevancia: aunque el hispanismo francés y el alemán, obviamente comparten un mismo campo de interés, tienen unos orígenes y unas historias harto diferentes, como bien lo documentaron las conferencias plenarias que abren estas actas. Incluso las estructuras universitarias en las que están enmarcados son muy diversas, como también son diversos los enfoques metodológicos que privan en ellos. El encuentro no era fortuito, sino que nacía de una necesidad que ya de por sí reclamaba la vecindad geográfica. Si bien nos conocemos, en el mejor de los casos, individualmente por haber participado en los mismos congresos o por habernos leído mutuamente, a nivel institucional estos contactos esporádicos caían en saco roto. No nos cabe silenciar que existía - y continúa existiendo - un impedimento lingüístico a un mejor conocimiento mutuo: la mayor parte de lo que publican los colegas alemanes está redactado en su lengua materna. Ello, con ser legítimo, supone de hecho una barrera infranqueable para aquellos colegas franceses, potencialmente interesados, que no dominan (y son la mayoría) la lengua de Vossler y de Curtius, mientras que los hispanistas alemanes debido a su tradicional formación de romanistas todavía suelen dominar el idioma y la cultura francesa. Cabría buscar aquí un equilibrio sensato entre las necesidades del "mercado" interno y la deseable y deseada recepción allende las fronteras lingüísticas. Otro de los motivos que, de cara a ese mágico año 1992, nos animó a reunir a representantes de ambas dos asociaciones fue el poner de manifiesto la relativa falta de sentido del todavía hoy vigente endogamismo académico. Es de desear a todas luces, que en esa Europa soñada y temida, se dé una mayor movilidad del profesorado en el espacio universitario europeo. Esas jornadas de Maguncia fueron días de aprendizaje y de toma de conciencia. Se insinuaron las ventajas y las deficiencias de ambos sistemas académicos. Un hispanista alemán tal vez pudo admirar el grado de espedalización (no estrictamente filológica) al que puede (y debe) llegar su colega francés. Este, por el contrario, pudo apreciar la perspectiva comparatista que los colegas de lengua alemana, por ser (por deber ser) ante todo romanistas, ofrecen en sus trabajos. Esta complementariedad, supuso, sin duda alguna, uno de los atractivos del coloquio. Esperamos que Maguncia no suponga un hapax en las relaciones entre ambas asociaciones y no olvidemos que ya disponemos a nivel nacional de instituciones de probada cali-

II

dad. Baste recordar, por ejemplo, la Maison des Pays Ibériques (Burdeos) y el Iberoamerikanisches Institut (Berlin) cuyas riquezas, si bien ya son aprovechadas por los hispanistas del país respectivo, todavía esperan en gran parte ser descubiertas por los investigadores del país vecino. Aun siendo los organizadores del encuentro, queremos pecar de inmodestia y dejar constancia de nuestra satisfacción por las, desgraciadamente ya casi lejanas, jornadas maguntinas. Fueron días humanamente agradables y científicamente provechosos. Se entablaron amistades y forjaron nuevos proyectos. Es siempre de rigor afirmarlo, pero creemos hacerlo en justicia y por ser plenamente conscientes de nuestra deuda de agradecimiento. Ese congreso, por sus mismas dimensiones materiales, no hubiera sido posible sin la colaboración, el empeño y la solidaridad de muchos colegas y colaboradores. Especial mención merece, como es obvio, el comité local, animado por los profesores Floeck y Janik. Ellos supieron encontrar el equilibrio exacto entre el programa, siempre necesario, y la espontaneidad, siempre tan agradable. Unas jornadas a las que participaron más de 300 congresistas, suponen evidentemente un reto financiero. No nos hubiera sido posible aceptarlo sin la comprensiva ayuda tanto por parte española como francesa y alemana. Agradecemos por tanto muy cordialmente las generosas subvenciones que nos concedieron las instituciones siguientes: en España el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Educación y Ciencia y el Ministerio de Asuntos Exteriores; en Alemania: la Johannes Gutenberg-Universitat (Maguncia), el Kultusministerium Rheinland-Pfalz, la Deutsche Forschungsgemeinschaft, la Embajada de España (Bonn), la Stadt Mainz, el Consulat de France (Maguncia), el Institut Français (Maguncia); en Francia: el Ministère de l'Education National, el Ministère des Affaires Etrangères y el Centre National de la Recherche Scientifique. Cabe también agradecerle al colega Floeck el que nos posibilitara presenciar una puesta en escena de Los martes de carnaval de Ramón del Valle-Inclán. No es un mero colofón el agradecerles a los colegas que asumieron la responsabilidad de las conferencias plenarias, a los que presentaron sus ponencias en las diferentes secciones y a los que las presidieron. Lo que valió el congreso, se lo debemos a ellos. Concluimos esas breves líneas introductorias con nuestro deseo de que las jornadas maguntinas signifiquen más allá de lo meramente protocolario el comienzo de una larga amistad y colaboración entre nuestras asociaciones. Al vivirlas, las sentimos cargadas de futuro, un futuro que les deseamos y que a todos y a cada uno de nosotros nos cabe configurar. Ya sea en gallego, en catalán, en portugués, en español, en francés o en alemán, que a todos nos continúe alentando un mismo proyecto, aquél que describiera Salvador Espriu: "Diverses són les parles i diversos els homes i convindran molts noms a un sol amor." Jean-François Botrel Président de la Société des Hispanistes Français (19861990)

Manfred Tietz Presidente del Deutscher Hispanistenverband (19851989)

Prólogo

Las contribuciones de los hispanistas franceses y alemanes presentadas en el congreso de Maguncia e incluidas en este volumen, siguen el orden del programa del congreso. Conforme a esta regla las conferencias plenarias forman grupo aparte. La ponencia del profesor Georg Bossong, que hemos preferido situar al final del libro, representa la única excepción. Esto es debido al hecho de que en su texto original están incluidos muchos caracteres especiales de otras escrituras. Desafortunadamente no ha sido posible reproducir todos los caracteres especiales de la escritura portuguesa en su forma originaria. De antemano les agradecemos su comprensión por efectuar este procedimiento. Queremos dar las gracias aquí por la amable ayuda prestada por los autores en la corrección de las pruebas de sus artículos. Por último, expresamos un especial agradecimiento a nuestras colaboradoras Karin Banduhn, Susanne Hubald y Michaela Peters, que se han encargado de la realización de las pruebas.

Christoph Strosetzki

Inhalt DOS HISPANISMOS Schräder, Ludwig (Universität Düsseldorf) El interés por el mundo ibérico y los orígenes del hispanismo científico en los países de lengua alemana (siglo XIX)

1

Bennassar, Bartolomé (Université de Toulouse II) El hispanismo francés (hasta 1945)

19

Hempel, Wido (Universität Tübingen) Aspectos institucionales e ideológicos del hispanismo alemán en el siglo XX

26

Redondo, Augustin (Université de Paris III) El hispanismo francés, de los años 60 a la actualidad: organización y tendencias

40

Schnelle, Kurt (Universität Leipzig) Aspectos institucionales e ideológicos del hispanismo en la República Democrática Alemana

51

Lavallé, Bernard (Université de Bordeaux III) Cuando el hispanismo francés descubría a América...

63

Garscha, Karsten (Universität Frankfurt) El descubrimiento de iberoamérica por el hispanismo en Alemania

75

Meyer-Clason, Curt (München) La recepción de las literaturas ibéricas y latinoamericanas durante los últimos decenios en el ámbito de la lengua alemana

88

FRANCIA Y LOS PAISES DE LENGUA ALEMANA - TIERRAS DE EXILIO: LA CULTURA DE LA INMIGRACION Domergue, Lucienne (Université de Toulouse II) Unos intelectuales españoles en la Francia revolucionaria (1789-1808)

101

Koller, Sylvie (Université de Rennes II) Paris - exilio en los escritores latinoamericanos

110

Kohut, Karl (Universität Eichstätt) Berlín: ¿Ciudad latinoamericana?

118

Noyau, Colette (Université de Paris VIII) Comunicarse en un país extranjero: aspectos lingüísticos de las comunidades hispánicas

134

Serralta, Marléne/Frédéric (Université de Toulouse II) Teatro del exilio español en Francia: el caso de Toulouse (1945-1962)

144

Saña, Heleno (Darmstadt) Encuentro con Alemania. Testimonio de un escritor español

152

Briegel, Manfred (DFG Bonn) Investigaciones sobre el exilio alemán

157

CAMBIOS, CRISIS Y CREACION CULTURAL DESDE LOS AÑOS 40 EN EL MUNDO IBERICO E IBEROAMERICANO Neuschäfer, Hans-Jörg (Universität Saarbrücken) El humor negro como principio subversivo. 'El verdugo' de Luis García Berlanga

167

Tena, Jean (Université de Montpellier) La novela española de la transición a la postmodernidad (1976-1985)

175

Janik, Dieter (Universität Mainz) El perfil 'romántico' de la literatura hispanoamericana en la época de su florecimiento (1945-1975) Larraz, Emmanuel (Université de Dijon) La imagen del Caudillo y la revisión de la historia oficial en el cine de la España democrática

187

Siepmann, Helmut (RWTH Aachen) La realidad despedazada en la obra de Herberto Helder y Gastao Cruz

195

Dirscherl, Klaus (Universität Passau) La poesía del cambio entre juego y compromiso

^^

EL SIGLO DE ORO: NUEVOS ENFOQUES Jammes, Robert (Université de Toulouse II) La Literatura del Siglo de Oro a través de los Manuales de Historia y de comentario Literarios

214

Engelbert, Manfred (Universität Göttingen) La historia como provocación de la Ciencia Literaria: el caso del 'Caballero de Olmedo'

222

Moner, Michel (Université de Grenoble HI) Tradición oral y literatura en el siglo de oro

231

Civil, Pierre (Université de Paris III) Retratos impresos en los libros españoles del siglo XVI

239

Vilar, Jean (Université de Paris IV) Hurtos encadenados: algo más sobre la recepción de Jean Bodin en España (Añastro, Cellorigo, Agustín de Rojas)

252

Weich, Horst (Universität Passau) El 'Quijote' a la luz de la novela cómica francesa posterior

260

Güntert, Georges (Universität Zürich) Contestando a Américo Castro: Cervantes no se nos desliza en "El celoso extremeño"

268

Matzat, Wolfgang (Universität Erlangen-Nürnberg) La estructura teatral de 'El mayor monstruo los celos' de Calderón

284

Bénassy-Berling, Marie-Cécile (Université de Paris IE) Crítica textual y crítica literaria en la literatura hispanoamericana colonial

293

LENGUA E IDEOLOGIA: TEORIA Y PRACTICA Darbord, Bernard (Université de Caen), Michel García (Université de Paris III), René Pellen (Université de Poitiers) Respeto y manipulación de los textos: ¿cómo editar los textos medievales?

297

Dessaint, Michel (Université de Tours) Ad Maiorem Gloriam Linguae Latinae?

305

Camlong, André (Université de Toulouse II) Perspectivas analíticas e discursivas

313

Martin, Sylvie (Université de Lyon I) Dialéctica y consenso en los discursos informativos de la Transición española

325

Kramer, Johannes (Gesamthochschule Siegen) La no-aceptación del español en Gibraltar Lebsanft, Franz (Universität Tübingen) La "crisis" del español de España, ¿problema real o imaginario? Pineira-Tresmontant, Carmen (Université de Grenoble VIH) Análisis de los discursos del Rey Juan Carlos Bossong, Georg (Universität Mannheim) Moriscos y sefardíes: variedades heterodoxas del español

El interés por el mundo ibérico y los orígenes del hispanismo científico en los países de lengua alemana (siglo XIX) Ludwig Schrader Heinrich-Heine-Universitát, Düsseldorf I.

Para empezar esta conferencia, me permito indicarles - o recordarles - dos fechas que en mi opinión tienen algo así como un valor simbólico y pueden servir para aclarar el marco en que se desarrollaron - lentamente - los estudios hispánicos en los países de habla alemana. La primera fecha es el año 1822, año en cuyo semestre de verano Friedrich Diez, reconocido comúnmente, aunque malgré lui, por fundador de la "Romanische PhilologieH, anunció sus primeras clases como "lector" en la recién fundada universidad de Bonn. La palabra "lector" hay que ponerla entre comillas porque el sentido que tenía entonces no corresponde al de hoy, una de las diferencias es que los lectores solían dedicarse a varias lenguas. Diez anunciaba, pues, los cursos siguientes: "Enseñanza del italiano, español y portugués"; "La 'Divina Commedia' de Dante"; "Historia de la literatura moderna de Francia, Italia, España y Portugal".1 Se ve fácilmente que se trata de un programa "romanístico" en el sentido de que el "interés por el mundo ibérico" forma tan sólo parte de un interés lingüístico-literario mucho más amplio que se dirige también, como lo comprueban otras clases de Diez y sus contemporáneos, hacia las literaturas germánicas. La única excepción de esta actitud universalista que predomina hasta la segunda mitad del siglo XIX, la ofrece la universidad de Halle que, en el mismo año 1822, nombra profesor supernumerario "de lenguas meridionales y sus literaturas" a Ludwig Gottfried Blanc, y un año después le concede una cátedra "de lenguas románicas y sus literaturas".2 Pero es una excepción. - Cuando en 1830 Diez fue nombrado "profesor numerario" en la misma universidad de Bonn, obtuvo una cátedra de "Historia de las literaturas medias [es decir: medievales] y nuevas [es decir: prácticamente las literaturas hasta el siglo XVII]". Sea mencionado sólo de paso un hecho que observamos con cierta frecuencia durante la primera mitad del siglo pasado: la célebre "fundación" de nuestras asignaturas como asignaturas universitarias más o menos formalizadas tuvo lugar con muy pocos estudiantes, por no decir sin ellos. En el caso de Diez, la mayoría de las clases anunciadas no tuvo lugar porque no venía nadie, hasta muy entrados los años treinta; Diez siempre estuvo contento de tener pocos estudiantes y mucho tiempo libre para la investigación...3 Reifferscheid, Alexander, "Übersicht der akademischen Thätigkeit von Fr. Diez. Sommer 1822 bis Sommer 1875. (Nach amtlichen Quellen.)", en: Zeitschrift für romanische Philologie IX, 1985, p. 396-405. Sobre las circunstancias del nombramiento de Diez, cf. Christian Renger, Die Gründung und Einrichtung der Universität Bonn und die Berufimgspolitik des Kultusministers Altenstein, Bonn (Röhrscheid) 1982, p. 227-230. - La traducción de estas denominaciones al castellano es mía, como la de los textos alemanes citados en lo siguiente. Agradezco a la Sra. Beate Sonntag-Krum su revisión crítica de mi manuscrito. Seidel-Vollmann, Stephanie, Die Romanische Philologie an der Universität München (1826-1913). Zur Geschichte einer Disziplin in ihrer Auf bauzeit, Berlin (Duncker & Humblot) 1977, p. 29-30. Reifferscheid, A., "Übersicht...", p. 396-397. Sobre el número muy reducido de alumnos que tuvo Diez, cf. los recuerdos de Gaston Paris, citados por Emst Robert Curtius, "Friedrich Diez. 1794-1876", en: ISO Jahre Rheinische Friedrich-Wilhelms-Universität zu Bonn 1818-1968. Bonner Gelehrte. Beiträge zur Geschichte der Wissenschaften in Bonn. Sprachwissenschaften, Bonn (Bouvier, Röhlscheid) 1970, p. 180.

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Ludwig Schräder

La otra fecha a que quiero referirme es el año 1972: a los 150 años de las primeras buenas intenciones pedagógicas de Diez y el nombramiento de Blanc se reunieron en Bad Godesberg, cerca de Bonn, invitados por la Embajada de España, más de 40 romanistas universitarios de tres países: Austria, Suiza germanohablante y República Federal, para discutir sobre la situación de los estudios hispánicos en los países mencionados. Bajo el punto 5 del orden del día figura la "Creación de una rama alemana de la Asociación Internacional de Hispanistas";4 fue elegido un Comité de coordinación, núcleo de la actual Asociación Alemana de Hispanistas - universitarios - que celebró su primer congreso en 1977. También fue fundada en 1972, ya antes de la mencionada reunión, la importante Asociación Alemana de Profesores de Español que representa sobre todo la Enseñanza Media; colaboró en aquel Comité de coordinación. Hablando de fechas representativas, podría añadir, para ofrecerles aun más simbolismo, que hoy mismo terminan en Bonn las jornadas "AnGeRo", organizadas en común por las tres Asociaciones Alemanas de Angliristas, Germanistas y Romanistas. Según la invitación, la meta de tales jornadas es "llamar públicamente la atención de la República Federal sobre la parte específica que tienen que contribuir las ciencias de la lengua y de la literatura a la moderna sociedad de información".3 Espero me concederán que esta evocación de fechas y hechos es algo más que retórica aritmética. He querido esbozar el marco institucional en que tuvo y sigue teniendo lugar, al menos en parte, lo que podemos llamar la difícil historia del hispanismo alemán - repito: en parte, y me explicaré dentro de algunos minutos. Las pocas informaciones que acabo de presentarles sirven quizás para comprender que en cuanto a los países de habla alemana, y en cuanto al siglo XIX, no podemos proceder sin más ni más a una sencilla enumeración de publicaciones hispanísticas, de colegas de antaño. El hecho del que somos herederos los universitarios - yo personalmente: sin el menor remordimiento - es que los estudios y la enseñanza dedicados a asuntos románicos se separaron lentamente de las demás filologías - la germanista, la anglística, la escandinava - durante la segunda mitad del siglo pasado y hasta principios del nuestro;6 los estudios y la enseñanza dedicados a asuntos hispánicos están separándose lenta, y en el caso de muchos colegas, sólo parcialmente, de los asuntos franceses, italianos etcétera; los estudios y la enseñanza dedicados a América Latina están separándose lenta, y en el caso de muchos colegas, sólo parcialmente, de los asuntos españoles - y mientras continúa este rumbo hacia la espeáalizaáón,

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Según papeles distribuidos durante la "Reunión de hispanistas y romanistas en Alemania, 2/3 de noviembre de 1972" en la "Redoute" en Bonn-Bad Godesberg. AnGeRo-Tagung. Anglisten, Germanisten, Romanisten. 8. - 10. März 1969, Universität Bonn, Vorprogramm. Cf. en particular Hans Helmut Christmann, Romanistik und Anglistik an der deutschen Universität im 19. Jahrhundert. Ihre Herausbildung als Fächer und ihr Verhältnis zu Germanistik und klassischer Philologie, Wiesbaden, Stuttgart (Steiner) 1985, p.e. p. 25-28; cf. además el número especial de la revista Arbor dedicado al hispanismo alemán y su historia, con una introducción por Angel Antón Andrés: Arbor CXIX, p. 467-468; Strosetzki, Christoph, "La hispanistica en la República Federal de Alemania durante los últimos diez años", en: Revista de la Universidad Complutense, 1984, 2-4, p. 126-134; Uetz, Manfred, "Geschichte der deutschen Hispanistilc vor 1900", en: Nies, Fritz, Reinhold Grimm (ed.), Ein 'unmögliches Fach'. Bilanz und Perspektiven der Romanistik, Tübingen (Narr) 1988, p. 131-144; Trabant, Jürgen (ed.), Beiträge zur Geschichte der romanischen Philologie in Berlin [...]. Mit einem Anhang: Risop, Alfred, Die romanische Philologie an der Berliner Universität 1810-1910 [Reprint], Berlin (Kolloquium Verlag), 1988.

El interés por el mundo ibérico

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aumentan, de manera natural, los esfuerzos por crear nuevas relaciones interdisciplinarias. En lo siguiente voy a hablarles de una serie de orientaciones temáticas e ideológicas, relativas al hispanismo de habla alemana, y voy a presentar un cuadro compuesto de rasgos más bien generales. Es decir que no presento la historia completa de aquellos estudios hispánicos, y pido perdón de antemano a cuantos me escuchan por no hacer caso de todas las universidades existentes en el siglo XIX ni de todos los maestros de los maestros de nuestros propios maestros...

n. El título que se me ofreció para esta conferencia expresa claramente dos aspectos muy diferentes: el "interés por el mundo ibérico" es una cosa, el "hispanismo científico" es otra - suponiendo que todos estamos de acuerdo sobre lo que es lo "científico". Pero resulta que los dos aspectos pueden aparecer, y aparecen con frecuencia, estrechamente reunidos. Diez, nuestro primer padre, puede servirnos, otra vez, de ejemplo. Por regla general, es considerado sobre todo lingüista, y son "las dos obras lingüísticas en las que en primer término se basa su prestigio: los tres volúmenes de la Gramática de las lenguas románicas, publicadas en Bonn en 1836/43, y el Diccionario etimológico de las lenguas románicas, Bonn 18S3 [...]".7 Pero no se olvide que sus primeras publicaciones fueron de tipo literario. En 1817 escribió una reseña de la Silva de romances viejos, colección de textos publicada por Jacob Grimm en 1815 - Grimm, germanista en principio, es otro ejemplo del ya mencionado universalismo que caracteriza aquellos primeros tiempos: aun la introducción de su edición está redactada en castellano.8 En 1818 Diez publicó una traducción al alemán de 26 romances con un prefacio muy significativo. Por una parte, subraya Diez las necesidades filológicas, alaba a Bertuch, a Herder y en particular a Grimm por su edición de 1815 y su "mérito" de haber realizado "una concepción correcta y un tratamiento digno" de aquellos textos. En cuanto a su propia traducción, Diez subraya la necesidad de mantener la asonancia y esboza una división de sus textos en tres grupos temáticos. Pero frente a esta "exactitud", a esta orientación si se quiere "científica", extraña la otra cara de la medalla, es decir el entusiasmo típicamente romántico por la "auténtica riqueza popular", por "lo interior" de los romances, "auténtico, sólido", su carácter de "poema heróico que se creó el pueblo auténticamente con sus propios medios", y concluye: Todos estos poemas son ensalzados por el espíritu de la fidelidad y el honor, de la valentía y la fe; les conviene bien una delicadeza natural; no les gustan cumplidos; al contrario, van libremente a lo escencial, su verbosidad no estorba la viva acción, no, la palabra es seguida por el acto. Pero lo que realmente nos eleva es que estas creaciones, formadas por un arte inconsciente, despertado con añoranza, formadas de juvenil naturaleza, traen, en rasgos silenciosos pero seguros, una bella imagen de cosas divinas y humanas Meier, Harri, "Friedrich Diez und die Diez-Schule zwischen zwei Epochen der romanischen Philologie*, en: Homenaje a Ambrosio Rabanales. Boletín de Filología. Universidad de Chile, XXXI, 1980-81, p. 290. Grimm, Jacob, Silva de romances viejos, Wien (J. Mayer & Co.) 1815. AUspanische Romanzen (Uebersezt [sie] von Friedrich Diez, Frankfurt am Main (Hermannsche Buchhandlung) 1818, p. VI). Cf. Voretzsch, Karl, "Die spanische Sprache und Literatur in der deutschen Romanistik der Frühzeit", en: Estudios eruditos in memoriam de A. Bonilla y San Martín II, 1930, p. 332, sobre otra colección de romances, más larga, publicada por Diez en 1821, obra que fue aceptada como tesis doctoral en Giessen.

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Ludwig Schräder

- la traducción es difícil porque también en el texto alemán hay fórmulas más bien entusiásticas que claras. Lo que sí está claro es el enorme impacto que tuvo el romanticismo sobre el hispanismo como sobre todas las filologías modernas - en los dos sentidos, el filológico y el ideológico que de manera tan sorprendente se reúnen precisamente en los personajes más destacados del movimiento nuevo. Tendremos que distinguir aquellos dos aspectos, pero subrayando ya de antemano que no se reparten netamente entre el naciente hispanismo universitario por una parte, que según indicamos no es puramente "racionalista", y por otra, el hispanismo, muy fuerte e importante en los países de lengua alemana, que se desarrolla hiera de las instituciones académicas y que no se puede reducir a actitudes "irracionalistas".

III. Pero antes de echar una mirada sobre la manera en que el romanticismo alemán descubrió el mundo hispánico, cabe indicar, aunque con toda brevedad, que el "interés por el mundo ibérico" no nació sólo en la época del romanticismo. No podemos trazar las complicadas e interesantes vías que siguió entre nosotros la recepción de la novela picaresca10 o de autores como Cervantes, Góngora, Lope, Calderón, vías estudiadas muy bien11 aunque, claro está, con las respectivas obras como enfoque principal. Pero sí queremos acordarnos de dos o tres fenómenos hispanísticos del siglo XVIII que en cierto sentido preparan el hispanismo romántico. En 1752 publica Gotthold Ephraim Lessing, uno de los más destacados representantes del siglo de las luces en Alemania, una traducción alemana, o especie de traducción, con prefacio, del Examen de ingenios para las ciencias de Juan Huarte,12 y a pesar de que sus conocimientos del español se consideran más bien modestos, tuvo proyectos bastante ambiciosos, entre ellos una traducción de Calderón, La vida es sueño. Tanto la traducción de Huarte como el interés por el teatro español proceden de "un anhelo por liberarse de la Rauhut, Franz, "Influencia de la picaresca española en la literatura alemana", en: Revista de Filología Hispánica 1,1939, p. 237-256. 11 Tiemann, Hermann, Das spanische Schrifttum in Deutschland: Von der Renaissance bis zur Romantik, Hamburg (Ibero-Amerikanisches Institut) 1936. Cf. Schramm, Edmund, "Die Einwirkung der spanischen Literatur auf die deutsche", en: Stammler, Wolfgang (ed.), Deutsche Philologie im Aufriss III, Berlin (Erich Schmidt) 1960-1962, col. 147-200; Hoffmeister, Gerhart, Spanien und Deutschland: Geschichte und Dokumentation der literarischen Beziehungen, Berlin (Erich Schmidt) 1976; Meier, Harri, "Zur Entwicklung der europäischen Quijote-Deutung", en: Romanische Forschungen LIV, 1940, p. 227-264; Brüggemann, Werner, Cervantes und die Figur des Don Quijote in Kunstanschauung und Dichtung der deutschen Romantik, Münster i.W. (Aschendorff) 1958; In der Smitten, Theo, Don Quixote (der "richtige" und der "falsche") und sieben deutsche Leser [...] (2 partes), Bern etc. (Peter Lang) 1986; Strosetzki, Christoph, "La situación de los estudios cervantinos en la República Federal de Alemania", en: Anthropos. Revista de documentación científica de la cultura 98/99, Barcelona 1989, p. 124-126; Pabst, Walter, Luis de Góngora im Spiegel der deutschen Dichtung und Kritik (17. bis 20. Jahrhundert), Heidelberg (Winter) 1967; Tiemann, Hermann, Lope de Vega in Deutschland [...], Hamburg (von Lutcke & Wulff) 1939, reimpresión Hildesheim, New York (Olms) 1970; Sullivan, Henry W., Calderón in the German lands and the Low Countries: his reception and influenae, 16541980, Cambridge etc. (Cambridge University Press) 1983. 10

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Cf. Hoffmeister, G., Spanien ..., p. 89; Franzbach, Martin, Lessings Huarte-Obersetzung, 1752. Die Rezeption und Wirkungsgeschichte des 'Examen de ingenios para las ciencias' (1575) in Deutschland, Hamburg (de Gruyter) 1965.

El interés por el mundo ibérico

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hegemonía cultural de losfranceses"• motivo ideológico que luego desempeñará un papel importante en el romanticismo. Muy interesantes, en este contexto, son los comentarios de Lessing en su Hamburgische Dramaturgie, dedicados al teatro español: habla de la interesante y lograda "mezcla de lo cómico y lo trágico" relacionada, según él, con el carácter nacional de los españoles, carácter nacional que también permitió a Cervantes realizar, en el Quijote, el principio de "burlarse seriamente".13 Otro erudito del siglo X V m que no queremos pasar por alto, es Johann Andreas Dieze no hay que confundirlo con Friedrich Diez -, "amigo y discípulo de Lessing",14 profesor extraordinario de Filosofía en Góttingen y, lo que es mucho más importante para el hispanismo alemán, director de la biblioteca de la universidad de Góttingen, más tarde de la de Maguncia, sede de nuestro congreso. Dieze tiene dos méritos: tradujo al alemán, en 1769, la Historia de la poesía castellana de Luis José Velázquez (1754). Muchos, entre ellos Voretzsch, consideran a Dieze un verdadero "precursor de la hispanología alemana",15 tanto por esta traducción como por los comentarios, suplementos y correcciones con que la publicó. En su prefacio dice, y otra vez nos encontramos con juicios "prerrománticos", por una parte: Las dificultades de obtener informaciones eruditas desde España, la escasez de sus obras entre nosotros, la total extinción del conocimiento de su lengua, pero más que todas estas circunstancias, nuestros prejuicios han contribuido mucho a la negligencia, por entero, de la literatura española.

Y por otra parte subraya los méritos y verdaderos tesoros que se pueden descubrir en ella: Basta contar con sólo algunos conocimientos de la literatura en general para saber que los españoles no tuvieron poetas más tarde que las demás naciones en Europa, más bien los tuvieron antes; además nadie que tenga algunos conocimientos de la historia de la literatura, puede ignorar que en España adquirieron reputación los más grandes ingenios poéticos • en tiempos en que las demás naciones no contaban con poetas o sólo con miserables poetastros.

Aunque se haya podido dudar del carácter "científico" de esta obra de Dieze,17 es interesante su juicio sobre la prioridad de la literatura española - juicio enunciado décadas antes del romanticismo. El otro mérito de Dieze es la creación, en Góttingen, de un fondo importantísimo de textos españoles. Dice Bertrand en su elogio (en gran parte escéptico) de Dieze: La colección de libros españoles que habla recogido en la biblioteca universitaria de Góttingen fué luego, y durante largo tiempo, un útil centro de investigación hispánica: un profesor de Teología, Tychsen, enseñó en la misma Universidad el castellano a unos pocos estudiantes; un Guillermo Schle13

Lessing, Gotthold Ephraim, Hamburgische Dramaturgie, LXVUI-LXX, cf. Hoffmeister, G., Spanien ..., p. 90. Bertrand, JJ.A., "Primicias del hispanismo alemán. El inciador J.A. Dieze", en: Clavileño I, Madrid, 1950, p. 9 b; por lo demás, Bertrand se expresa sobre el carácter científico del trabajo de Dieze con un escepticismo bastante pronunciado; cf. p. 10 b: "Desdichadamente, Dieze no tenía ningún sentido critico y la ciencia histórica todavía no había descubierto sus leyes y métodos" etc. 15 Voretzsch, K., "Die spanische Sprache ...", p. 321. Este trabajo de Voretzsch, muy interesante aun hoy en día, ofrece una enorme riqueza de materiales para la historia de la romanística alemana. 16 Según Voretzsch, K., ibid., p. 321-322. 17 Bertrand, JJA., "Primicias ...", cf. nuestra nota 14; cf. también Farinelli, Arturo, "Spanien und die spanische Litteratur im Lichte der deutschen Kritik und Poesie", II, en: Zeitschrift für Vergleichende Litteraturgeschichte, Neue Folge, t. V, 1892, p. 311.

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Ludwig Schräder gel y su esposa [Karoline] pedían prestados libros castellanos de dicha biblioteca; de este modo no dejó Dieze de tener influencia sobre la misma escuela romántica.

No olvidemos que fue también en Góttingen donde el filósofo Friedrich Bouterwek escribió, en 1804, su Geschichte der spanischen Poesie und Beredsamkeit, tercer volumen de los doce que componen su Historia de ¡a Literatura y la Retórica desde el final del siglo trece. Publicó el volumen dedicado a España - de "localización" problemática entre racionalismo y romanticismo - antes de las partes consagradas a Portugal, Francia, Inglaterra y Alemania, siguiendo quizás lo que él mismo llamó la moda del "hispanizar" ('Hispanisiren'), "moda más reciente en la literatura alemana".19 La obra fue traducida al inglés en 1823, al castellano en 1829 y reseñada por el gran Ferdinand Wolf20 del que hablaremos más tarde. Otro personaje del siglo XVm que queremos, al menos, mencionar por su importancia casi programática en la "prehistoria" del hispanismo alemán, es el Abate Cario Denina. En un discurso pronunciado en 1786 en la Real Academia de Berlín, este erudito italiano que pertenecía al círculo de Federico el Grande, rey de Prusia, contestó vivamente a los reproches del enciclopedista francés Masson y su artículo Que doit-on á l'Espagne [...]? Denina defiende - siguiendo, en principio, la línea de Lessing - la cultura de España contra la francesa.21 Cuando Denina dictó su discurso apologético, el mundo literario y erudito de los países de habla alemana ya conocía aquel género español que tanto fascinaría, poco después, a los románticos: el romance. Johann Gottfried Herder se interesa desde 1776 por la literatura española; "estimo aparentemente mucho a Dieze como mediador". En 1777 pide a Johann Wilhelm Ludwig Gleim que le mande romances españoles, entre ellos los "romances líricos" de Góngora.22* Aprende español con Friedrich Johann Justin Bertuch, traductor del Quijote.23' Es verdad que Herder no distingue entre romances tradicionales y romances "de arte", barrocos, y su incorporación de Góngora en su célebre colección Stimmen der Volker in Liedem ha sido criticada con mucha razón. Walter Pabst dice al respecto: [...] para Herder, Góngora significó siempre, aun cuando lo tuvo ante sus ojos, reconociéndolo como individualidad, el tipo del autor de romances. Si "fue [según Ebert 1857] su meta caracterizar la individualidad poética de las naciones en su particularidad", entonces Góngora tuvo necesariamente que ser absorbido por entero en este carácter nación^ español, perdiendo lo que en ¿1 había sido lo históricamente individual, lo singular y lo inimitable.

Con todo, las Voces de las naciones en sus canciones, publicadas en 1778 y 1779, los Ro18

Bertrand, JJ-A., "Primicias ...", p. 13 a. Bouterwek, Friedrich, Aestheúk, Leipzig (G. Martini) 1806, p. 334. 20 Cf. Schräder, Ludwig, "Bouterweks Urteile. Zur Literaturgeschichtsschreibung zwischen Rationalismus und Romantik", en: Tietz, Manfred (ed.), Das Spanieninteresse im deutschen Sprachraum. Beiträge zur Geschichte der Hispanistik vor 1900, Frankfurt/M. (Vervuert) 1989 (Editionen der Iberoamericana III, 27), p. 60-78. 21 Cf. Pabst, W., Luis de Góngora..., p. 129, nota 173; cf. Schramm, E., "Die Einwirkung...", col. 173. 224 Pabst, W., Luis de Góngora..., p. 63; p. 57. ** Schramm, E., "Die Einwirkung...", col. 176. 23 Pabst, W., Luis de Góngora ..., p. 59. 19

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manees del Cid, publicados, en edición completa sólo en 1805, muerto ya Herder, representan, junto con sus investigaciones histórico-teóricas, un paso importantísimo en la historia del hispanismo alemán. Un crítico dice: "Será difícil estimar demasiado alta la importancia [del Cid\ para la concepción romántica de España (y con ello, para la imagen alemana de España en tiempos posteriores)".24 Y tiene razón ya que España, o mejor dicho, una imagen ideal de España desempeña un papel particular y central en el romanticismo alemán, imagen que se basa en ciertas convicciones de Herder; para él España es la cuna de la poesía moderna; la genialidad de la poesía española consiste en su carácter caballeresco, nacional, cristiano; escribe sobre ella: Está a medio camino entre la poesía italiana y la romana clásica, más semejante a la madre, en cuanto a majestad y dignidad, que otra cualquiua de sus hermanas; llena de harmonía para la música, y en esta casi una sagrada lengua eclesiástica.

Y sobre la novela de los españoles dice, entre otros muchos elogios: Las c o m p l i c a c i o n e s , la v i d a a v e n t u r e r a de que están llenas sus novelan convierten su país, del otro lado del monte, el bello desierto, en un pais mágico para nuestra fantasía.

No es posible dudar de la sinceridad de tal entusiasmo - aunque el estilo en que se expresa resulte hoy en día un tanto difícil de soportar. Pero lo que hay que añadir, en lo que a Herder y su influencia en los románticos se refiere, es que su entusiasmo por España y lo español se basó sólo parcialmente en textos auténticamente españoles. Der Cid. Nach spanischen Romanzen besungen, obra considerada con mucha razón su "mayor homenaje a España"27 es la traducción o adaptación de una obra francesa publicada sin nombre de autor en 1783.28 Por curioso que sea, ese caso, que no es único en la Alemania del siglo XVÜI, no disminuye la importancia de Herder: "Los románticos creyeron que Herder había realmente traducido un modelo español. Así dio impulso, por su parte, al estudio de los romances y a los romanceros de los románticos".39 IV. Ya hemos hablado varias veces del romanticismo alemán, y en principio es archiconocido el rol que desempeña en la historia de la difusión de las culturas meridionales en los países de lengua alemana (para limitarnos a ellos). Creo sin embargo que no será inútil recordar brevemente las bases teóricas, conscientes o inconscientes, en que se apoyan los intereses romanísticos e hispanísticos de aquella generación (o generaciones), sus trabajos 24

Schramm, E., "Die Einwirkung...", col. 177; cf. Hoffmeister, G., Spanien und Deutschland..., p. 91-94. Herder, Johann Gottfried, "Briefe zu Beförderung der Humanität", en: Sämmtliche Werke, Suphan, Bernhard (ed.), XVIII, Berlin (Weidmann) 1883, p. 56, citado por Farinelli, A., "Spanien und die spanische Litteratur...", p. 329-330. 26 Herder, J.G., "Adrastea", en: Sämmtliche Werke..., XXm, 188S, p. 294, citado por Farinelli, A., "Spanien und die spanische Iiterattur...", p. 330; et espaciado es del original.

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Kayser, Wolfgang, Die iberische Welt im Denken Johann Gottfried Herders, Hamburg (Ibero-Amerikanisches Institut) 1947, p. 64; cf. Hoffmeister, G., Spanien und Deutschland..., p. 92. 24 Cf. Farinelli, A., "Spanien und die spanische Iitteratur...", p. 331. 29 Hoffmeister, G., Spanien und Deutschland..., p. 92-93.

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críticos, sus actividades en la edición y traducción. ¿Qué significó para ellos España?, ¿cómo continuaron y desarrollaron las ideas de Herder? Nos referimos a los escritos teóricos de los hermanos Schlegel, otra limitación que aquí se impone. En lo esencial, se trata de las siguientes convicciones: 1° La literatura que ellos llaman "poesía romántica" es un fenómeno totalmente nuevo, netamente distinto del arte "clásico". Lo "romántico" no es, sin embargo, contemporáneo. Se encuentra más bien "en los modernos más antiguos [sic], en Shakespeare, Cervantes, en la poesía italiana, en aquella época de los caballeros, del amor y de los cuentos de hadas, época de que se derivan la palabra [romántico] y su significado".30 2° La "poesía romántica" se distingue por su carácter esencialmente sintético, y esto en varios sentidos. Una célebre definición de Friedrich Schlegel reza así: La poesía romántica es una poesía universal progresiva. Su destino no es sólo reunir de nuevo todos los géneros de la poesía y de poner en contacto a la poesía con lafilosofíay retórica. Quiere, y también debe, ora mezclar, ora fundir poesía y prosa, genialidad y crítica, poesía de arte y poesía natural, debe hacer la poesía viva y sociable y la vida y la sociedad poéticas.

3° La "poesía romántica" tiene, en este contexto, la tarea y capacidad - paradójicas - de reunir lo general y lo particular. Según August Wilhelm Schlegel es esencial en Dante "la unión indisoluble entre lo más individual y lo más universal",33 mientras Friedrich Schlegel habla de la necesidad, realizada en la poesía romántica, de "la representación verdaderamente sensible de lo eterno".34 De ahí que desempeñe un papel primordial, en la teoría romántica, la alegoría.35 4° Sobra subrayar que tal concepto de la "poesía romántica" nada tiene que ver con la tradición aristotélica o neoaristotélica. En vez de "mimesis" de alguna "naturaleza", la poesía romántica es, según August Wilhelm Schlegel, "una especie de teología": Los Autos de Calderón son, de la manera más concentrada, precisamente lo que es la DivinaCommedia en sus dimensiones majestuosas: representaciones cristianamente alegóricas del universo.

El elemento cristiano es, pues, esencial. La literatura "moderna" en el sentido de nuestros 30

Schlegel, Friedrich, "Gespräche über die Poesie" (1800), en: Kritische Friedrich-Schlegel-Ausgabe, Behler, Ernst, et al. (ed.), II, Paderborn etc. (Schöningh) 1967, p. 335. 31 Casi literalmente lo mismo en August Wilhelm Schlegel, "Ueber das spanische Theater", en: Europa. Friedrich Schlegel (ed.), 1,2, Frankfurt am Main, 1803, p. 74-75. 32 Schlegel, Friedrich, "Athenäum. Fragment 116", en: Kritische Friedrich-Schlegel-Ausgabe II, 1967, p. 182. 33 Schlegel, August Wilhelm, Geschichte der romantischen Literatur (1802-1803), Lohner, Edgar (ed.), Stuttgart (Kohlhammer) 1965 (.Kritische Schriften und Briefe, IV), p. 181. 34 Schlegel, Friedrich, "Geschichte der neuen und alten Literatur* (1812), en: Kritische Friedrich-Schlegel-Ausgabe VI, 1961, p. 274. 35 Cf., p.e., Schlegel, August Wilhelm, "Ueber das spanische Theater ...", p. 76 y 82; id., "Vorlesungen Uber dramatische Kunst und Literatur", II, en: Kritische Schriften und Briefe, VI, 1967, p. 259. Cf. también Ludwig Schräder, "Dante und Calderón bei August Wilhelm Schlegel", en: Italia Viva: Studien zur Sprache und Literatur Italiens. Festschrift für Hans Ludwig Scheel, Hirdt, Willi, Reinhard Klesczewski (ed.), Tübingen (Narr) 1983, p. 384 y 386. 36 Schlegel, August Wilhelm, Geschichte der romantischen Literatur (Kritische Schriften und Briefe IV), p. 173; cf. ibid., p. 82: el cristianismo como principio fundamental de la unidad de Europa. Cf. además Friedrich Schlegel, "Geschichte der neuen und alten Literatur", en: Kritische Friedrich-Schlegel-Ausgabe VI, p. 213.

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teóricos es, en cuanto a España, la medieval y la del siglo de oro. Pero "se admiten", por decirlo así, otros temas, por no decir todos, en particular lo caballeresco y todo lo que tiene relación con el pretendido carácter nacional. O, dicho de otro modo, cualquier sujeto y cualquier género pueden ser considerados y comprendidos como expresiones de la mentalidad nacional. 5° Es interesante constatar lo grande que es el número de obras y autores españoles que aparecen como ejemplos en los hermanos Schlegel. Una breve ojeada: Gracias al Cid, Espajta tiene una prioridad sobre otras naciones; la obra expresa "el leal espíritu castellano". El Amadls se distingue por un estilo cultivado y hermoso, expresión, ¿1 también, de lo "c^tellano" - como en general, ninguna literatura es "tan nacional como la española". Don Quijote es "la cumbre de la prosa ^jspañola";39 la novela en general constituye "la forma más especifica de la poesía romántica. Pero también el drama español es "totalmente romántico", espejo vivo de la vida nacional - todo ello es asi gracias al hecho de que el espíritu nacional español sea el más desarrollado. No es de extraña^ pues, que Calderón sea considerado como la "perfección del espíritu del teatro español", "cumbre y casi término del arte romántico entre los españoles". No falta, claro está, en tales exteriorizaciones el interés filológico. En una carta dirigida a Goethe en 1824, August Wilhelm Schlegel habla explícitamente de su interés de "sacar a luz lo olvidado y mal apreciado", y reflexiona más de una vez sobre problemas hermenéuticos.

V. El hispanismo de habla alemana en el siglo XIX no se comprende sin el fondo intelectual, o si se quiere ideológico, que acabo de trazar. No sé si es justo darles a los románticos sólo notas muy malas por "reaccionarios" o hasta "clericales" - en todo caso los estudios hispánicos y romanísticos de las décadas siguientes quedan profundamente marcadas por 37

Schlegel, Friedrich, ibid., p. 207. Ibid., p. 263. 39 Ibid., p. 272. 40 Schlegel, Friedrich, "Geschichte der europäischen Literatur. Literatur der christlichen Zeiten" (1803/1804), en: Kritische Friedrich-Schlegel-Ausgabe XI, 1958, p. 160. 41 Schlegel, Friedrich, "Geschichte der neuen und alten Literatur", en: Kritische Friedrich-Schlegel-Ausgabe VI, p. 277-278. 42 Ibid., p. 281. 43 Schlegel, August Wilhelm, "Vorlesungen über dramatische Kunst und Literatur", n, en: Kritische Schriften und Briefe VI, p. 114; cf. "Ueber das spanische Theater...", p. 86; cf. también Friedrich Schlegel, "Geschichte der europäischen Literatur...", p. 166: Calderón "El último poeta romántico." 38

Schlegel, August Wilhelm, Carta dirigida a Goethe, 1° de noviembre de 1824, en: Kritische Schriften und Briefe VU, 1974, p. 179.

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la posición romántica: la mirada se dirige hacia atrás; lo primero, lo original vale más que lo que sigue; Calderón es el autor más reciente que se estudia, el siglo XVm apenas existe, el humanismo del siglo XVI apenas se ve.49 Con mucha razón se ha subrayado el enorme papel que desempeña en el hispanismo decimonónico - y aun más tarde - la imagen de una España católica que por católica se estudia. Piénsese en el caso de Calderón.46 Dice - y pregunta - Manfred Tietz, resumiendo los trabajos de la sección dedicada, durante las Jornadas Romanísticas Alemanas de 1985, a la Hispanística Alemana antes de 1900: Es más que evidente que [...] hasta en la constitución de la hispanística científica predominó el interés católico-confesional, teniendo por consecuencia una orientación hacia 'temas mis antiguos', en particular los del 'Siglo de oro' (L. Pfandl). Seria el objeto de investigaciones ulteriores saber si tenemos que concluir que la hispanística dentro de la romanistica ajemana fue el violon d'Ingres y campo de ocupación de investigadores particularmente conservadores.

No puedo pretender contestar - a lo mejor definitivamente - a tal postulado. De esto no se trata. Lo que sí puedo presentarles es una serie de reflexiones, criterios e informaciones • en parte ya aludidas - que servirán al menos de suplemento de aquella imagen "conservadora" de nuestros propios orígenes. Por puras razones de competencia, sigo limitándome al campo literario, dándome cuenta perfectamente de la gran cantidad de aspectos que así tengo que pasar por alto.48 Quisiera, pues, recordarles que el romanticismo no fue únicamente aquel conjunto de posiciones antiaristotélicas, irracionalistas que acabo de esbozar, sino que está también al origen de lo que se suele llamar el método histórico-filológico. En 1930 Karl Voretzsch dedica un artículo muy informativo al estudio de la lengua y de la literatura españolas en la romanistica alemana de los primeros tiempos; como es de esperar, Diez tiene, según Voretzsch, el mérito de distinguirse de sus antecesores por "el punto de vista científico, histórico". Esto se refiere a su Gramática y su Diccionario etimológico. En cuanto a la historia de la literatura, considera que sus progresos fueron más bien lentos, dada la necesidad de dirigir el interés primero hacia fenómenos particulares. Para Voretzsch, los primeros investigadores verdaderamente científicos de la literatura española son Valentín Schmidt (1787-1831), Victor Aimé Huber (1800-1869) y Ferdinand Wolf (1796-1866).49 Lo que habría que añadir, sin embargo, es que muchos románticos tuvieron relaciones personales, o por correspondencia, con los primeros "investigadores". 45

Cf. Strosetzki, Christoph, "Die Beschäftigung mit den spanischen Humanisten im Deutschland des 19. Jahrhunderts", en: Uetz, Manfred (ed.), Das Spanieninteresse im deutschen Sprachraum. Beiträge zur Geschichte der Hispanistik vor 1900, Frankfurt/M. (Vervuert) 1989 (Editionen der Iberoamericana III, 27), p. 22-33. 46 Juan i Tous, Pere, "'Eine wahre Ehrensache für uns Katholiken'. Lorinser, traductor y comentarista de Calderón", en: ibid., Sullivan, H.W., Calderón in the German lands and the Low Countries..., p. 169. 47

Uetz, M., Geschichte der deutschen Hispanistik..., p. 144; cf. el título del trabajo que publicó Dietrich Briesemeister en el número especial de la revista Arbor, mencionado en nuestra nota 6: "Entre ¡nacionalismo y ciencia: los estudios hispánicos en Alemania durante el siglo XIX" (p. 105-122). 48 Cf. In Memoriam F. Diez. Akten des Kolloquiums zur Wissenschaftsgeschichte der Romanistik, Niederehe, H.J., H. Haarmann (ed.), Amsterdam (John Benjamins) 1976; cf. también Gauger, Hans-Martin, "Origines de la lingüística románica", en: Hempel, Wido, Dietrich Briesemeister (ed.), Actas del Coloquio hispano-alemán Ramón Mentndez Pidal, Tübingen (Niemeyer) 1982, p. 77-87. 49 Voretzsch, K., "Die spanische Sprache und Literatur...", p. 333; p. 339.

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Mencionemos tan sólo los contactos entre August Wilhelm Schlegel y Friedrich Diez, colegas los dos en Bonn: El proyecto [de Diez] de traducir el singular Poema del Cid, el monumento mis antiguo de la poesía española - proyecto que sin embargo no fue realizado - es de S c h 1 e g e 1. Y no es sin motivo que la Poeáe der Troubadours [de Diez] sea dedicada "Al Señor A.W. S c h l e g e l , erudito e ingenioso crítico de la lengua y la literatura de lo« provenzales".

Y mencionemos, otra vez según Gertrud Richert, las relaciones muy parecidas que existieron entre el autor romántico Ludwig Tieck (traductor del Quijote) y el conde de Schack, gran investigador - e indudablemente de rango científico - del teatro español. En 1846 Schack, considerado por Gertrud Richert "discípulo de Schlegel y Tieck", dirige una carta a este último en que le agradece "las muchas informaciones instructivas que le mandó".50 *

August Wilhelm Schlegel fue catedrático en Bonn - acabamos de aludir a ello - a partir de 1818. Ludwig Uhland, otro autor romántico de gran impacto sobre la investigación romanística,51 fue catedrático en Tübingen entre 1829 y 1832 (renunció a la cátedra por razones políticas). Ludwig Tieck no aceptó, en 1826, una cátedra en Munich porque las condiciones financieras que se le ofrecían no le parecieron suficientes.52 Con estos ejemplos queremos explicar que la hispanística, y la romanística en general, no tuvieron, en sus orígenes, necesariamente un carácter académico-universitario, el carácter de una "carrera". Las tres cátedras a que acabo de aludir no eran denominadas "romanísticas", al contrario, ofrecían grandes libertades a sus titulares. August Wilhelm Schlegel no se dedicó, o sólo apenas - contra las expectativas de quienes lo habían llamado a Bonn - a enseñar "literaturas modernas", sino "leyó" sobre arqueología, historia antigua, historia del arte y, tema bastante nuevo en aquella época, literatura de la India - se convirtió en indólogo de gran reputación.53 Otros ejemplos de célebres precursores nuestros pueden servir para comprobar lo que podríamos llamar la relatividad de las fronteras, fronteras entre crítica (o especulación) literaria e investigación científica, fronteras entre investigación universitaria e investigación privada - ya no podemos, hoy en día, imaginarnos esta última. Dos o tres informaciones, pues, sobre Huber, Schack y Wolf que representan, en este territorio científico muy abierto, tres tipos diferentes de existencia erudita. Victor Aimé Huber hizo un doctorado en medicina en 1820; pero no le gusta la asignatura. Pasa tres años en España para presenciar el "trienio liberal". Durante sus estudios médicos ya se había dedicado, en Góttingen, a lecturas españolas. En 1828 es profesor en 50

Richert, Gertrud, Die Anfinge der romanischen Philologie und die deutsche Romantik, Halle an der Saale (Niemeyer) 1914, p. 59; p. 81. Ibid., p.e. p. 72. 52 Seidel-VoUmann, St., Die Romanische Philologie an der Universität München ..., p. 55-56. 33 Renger, Chr., Die Gründung und Einrichtung der Universität Bonn ..., p. 222-223. 51

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Bremen, en 1833 catedrático de historia moderna y lenguas occidentales en Rostock, universidad que cuenta con 60 (¡!) estudiantes, y ninguno va a las clases de Huber. En 1836 se traslada a Marburg donde enseña con más éxito. Tara una clase sobre historia española desde la lucha por la liberación, el aula en que cabían 80 personas no fue lo suficientemente grande".54 En 1843 lo encontramos catedrático de filología moderna en Berlín, nombramiento que se debe sin duda a su actitud conservadora. Muy poco después se dedica casi exclusivamente a problemas político-sociales y renuncia a su cátedra en 1851. Publica en 1829 su célebre Historia del Cid Ruy Díaz Campeador, caracterizada, hace un par de años, por Christoph Rodiek, como obra de investigación de valor más que histórico: "El que Huber no haya entrado en caminos errados, abiertos a la investigación, en 1829, desde mucho tiempo, es un mérito considerable de su libro sobre el Cid".35 También participa en la discusión sobre la forma primitiva del romance con una teoría muy original, ella sí de mero valor histórico hoy día, pero tomada en serio por ejemplo por Wolf en 1859.56 El conde Adolph Friedrich von Schack, "uno de los fundadores de la hispanística científica",57 formó parte, con Geibel y Heyse, del célebre círculo de eruditos y poetas creado por el rey de Baviera Maximiliano II. En 1858 se fue definitivamente a Munich, autor ya de una Historia de la literatura y arte dramáticos en España, publicada a partir de 1845. Como Huber, es uno de los hispanistas alemanes que realmente estuvieron en España (lo que no fue la regla); había trabajado en bibliotecas españolas y descubierto obras de difícil acceso en Alemania. También en Schack es notable la profunda orientación romántica. La obra citada, riquísima en informaciones, con largos resúmenes de las sendas piezas tratadas, ofrece por ejemplo una comparación entre las Mocedades del Cid de Guillén de Castro y el Cid de Corneille. Dice Schack: Pasando ahora a una consideración de la tragedia francesa, uno se da cuenta rápidamente que cualquier mérito que podría atribuirse a Corneille, es de índole negativa, es decir consiste en haber suprimido [el espíritu auténticamente romántico de la obra española; la fineza psicológica con que son caracterizados los personajes; etc.]; lo que tiene [Corneille] de verdaderamente bueno, lo tomó prestado del español. ¡Pero cuánto lo hace todo más rígido y rudo! ¿Dónde está aquel soplo, ya ténue, ya poderoso, de la poesía [...]? [Etc.]; y nos sentimos tentados de est^r de acuerdo con el juicio de la Academia francesa, aunque sea desde un punto de vista muy diferente.

Aun cuarenta años más tarde, Schack se remite - con algunas reservas, es verdad - al romanticismo, quejándose de que haya disminuido el interés por el teatro español y manteniendo enérgicamente que "todo aquel éxtasis arrebatado, en que durante varios decenios los más cultos de la nación alemana escucharon las obras del español [Calderón] como Rodiek, Christoph, "Die hispanistischen Forschungsschwerpunkte Victor Aimé Hubers", en: Uetz, Manfred (ed.), Das Spanieninteresse im deutschen Sprachraum. Beiträge zur Geschichte der Hispanistik vor 1900, Frankfurt/M. (Vervuert) 1989 (Editionen der Iberoamericana III, 27), p. 81. 55 Ibid., p. 89 sig. 56 Ibid., p. 83 sigs. (octosílabos, todos asonantes, en el romance primitivo - composición de dos de estos versos para formar un verso épico - descomposición, otra vez, en octosílabos con asonancia sólo en los versos pares); cf. también - otro gran mérito de Huber - su Spanisches Lesebuch [...] o Teatro pequeño de elocuencia y poesía castellana con breves noticias biográficas y literarias, Bremen (Heyse) 1832. 17

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Seidel-VoUmann, St., Die Romanische Philologie an der Universität München ..., p. 78. Von Schack, Adolph Friedrich, Geschichte der dramatischen Literatur und Kunst in Spanien, I, Berlin (Duncker und Humblot) 1845, p. 436437.

El interés por el mundo ibérico unas revelaciones de un alto ingenio poético" - que tal éxtasis no fue una haludnaáón.

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Ferdinand Wolf, el último de los "componentes de aquella generación de héroes que fundó nuestra Filología en el siglo XIX",60 fue, desde muy joven, bibliotecario en la Biblioteca Imperial Palatina de Viena, empleo, pues, no universitario que le permitió dedicarse a toda una serie de problemas de la literatura española. Publicó artículos y "reseñas" bastante importantes, entre ellas una, muy célebre, de no menos de 235 páginas, de la edición española de la historia literaria de Bouterwek. Publicó en 1837 su Floresta de rimas modernas castellanas [...] desde el tiempo de Ignacio Luzán hasta nuestros días, proyecto casi excepcional en lo que a la inclusión del siglo XVm se refiere. Por otra parte, no deja de ser de orientación romántica. Ella se manifiesta plenamente en sus estudios sobre los romances. Escuchemos cómo se expresa - en castellano - en la introducción de su colección de romances, publicada junto con Konrad Hofmann en 1856 bajo el título de Primavera y flor de romances [...]: Ahora estará claro también porque [sie] hemos escogido este título P r i m a v e r a y F l o r d e R o m a n c e s , queriendo presentar en nuestra colección a los aficionados un ramillete de flores, recogido no entre las más lozanas del jardín de la poesía artística, sino entre las más genuinas y sencillas de los prados y montes de la popular, nacidas espontáneamente, y crecidas sin cultura y arte, sí, pero hijas del sol de verano: en fin, f l o r e s d e p r i m a v e r a en un suelo tan poético como el de España.

Con todo, Wolf ocupa un lugar destacado en la historia de la investigación del romancero y la literatura española en general. Voretzsch lo considera investigador "que sustituyó el modo estético-filosófico de ver la literatura española por el análisis y presentación filológicos de la historia literaria",62 y hace poco, Hans Hinterhäuser lo caracterizó en el mismo sentido: "la Primavera y flor de Wolf se presenta como una estupenda labor de edición, como un eslabón esencial e imprescindible en la cadena de colecciones de romances publicados en la época de los precursores".83

VI. Señoras y Señores, gracias a su enorme paciencia hemos llegado a la segunda mitad del siglo pasado, época en que empiezan a realizarse las estructuras de organización modernas que recordamos todos los de mi generación, es decir que se trata de estructuras y de distribuciones entre las lenguas románicas que permanecieron hasta hace quince años, poco más o menos. 59

Von Schack, A. Fr., Introducción a Calderons Ausgewählte Werke in drei Bänden. Uebersetzt von August Wilhelm Schlegel und J.D. Gries, I, Stuttgart (Cotta) s.a., p. 5. Hinterhäuser, Hans, "Ferdinand Wolf y sus investigaciones sobre el romancero", en: Hempel, Wido, Dietrich Briesemeister (ed.), Actas del Coloquio hispano-alemán Ramón Menéndez Pidal, Tübingen (Niemeyer) 1982, p. 88. 61 Wolf, Ferdinand Joseph, Conrad Hofmann, Primavera y flor de romances. Colección de los más viejos y más populares romances castellanos, I, Berlin (A. Asher & Co.) 18S6, p. d-IV; los espaciados vienen del original; cf. Hinterhäuser, H., "Ferdinand Wolf...", p. 91. 42 Voretzsch, K., "Die spanische Sprache und Literatur...", p. 347. ° Hinterhäuser, H., "Ferdinand Wolf...", p. 91. - Cf., para todo este sector de la investigación decimonónica sobre los romances, el ya citado libro de W. Pabst, Luis de Góngora.., p.e. p. 96-100 con informaciones y juicios muy detallados sobre la evolución de la obra crítica de Wolf.

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Todo lo que acabo de referir, se desarrolló al lado y en presencia de la filología clásica, y no sin resistencia de parte de ella. Estamos bastante bien informados de las discusiones y negociaciones que precedieron ya al nombramiento de Diez como "lector" en Bonn. Hubo un debate sobre sus futuras tareas: ¿pura enseñanza de idiomas, o también análisis científico de las literaturas nacionales modernas? Este último modelo (que fue el que prácticamente se realizó64) trajo consigo, entre otras consecuencias, que las clases sobre estas literaturas modernas pasaran, lentamente, de las cátedras de "filología", de "bellas artes y literatura" u otras a las más especializadas como la que Diez obtuvo en 1830. Ya hablamos de ella al principio: era de historia de las literaturas medievales y "nuevas" o modernas. Hoy diríamos que tal denominación no deja de ser muy amplia, pero no olvidemos que en Heidelberg, por ejemplo, la historia de las literaturas alemana y francesa fue enseñada por un historiador, Friedrich Christoph Schlosser (1776-1861) - conocido también por sus trabajos sobre Dante -, antes de instalarse clases que merecen ser consideradas "romanísticas".65 En Munich, el primer romanista, Konrad Hofmann (1819-1890), fue catedrático supernumerario de filología germánica desde 1853, luego, desde 1856, catedrático numerario de la misma asignatura. Pero desde el principio enseñó también filología románica de la que fue encargado formalmente sólo en 1869.66 Los cambios decisivos que llevaron directa o indirectamente a la creación de cátedras de "romanística", no pudieron proceder de estos orígenes universalistas. Con mucha razón dice Stephanie Seidel-Vollmann: "Por grande que haya sido la influencia de los románticos sobre el origen y desarrollo de la ciencia romanística, muy pocas fueron sus posibilidades para asegurar a tal ciencia una representación autónoma en las universidades".67 Los impulsos que en realidad sirvieron para alcanzar esta meta, vinieron del llamado "Movimiento neofilológico" de los años cuarenta. Uno de sus símbolos más visibles es la conocida e imperturbablemente floreciente revista "Herrigs Archiv" o, más exactamente, el Archiv filr das Studium

der neueren Sprachen

und Literaturen,

fundado en 1846 por

Ludwig Herrig y Heinrich Viehoff. Como en otras partes de mi conferencia, es poco menos que criminal la brevedad con que resumo ante Vds. los resultados de una evolución tan importante y complicada como la que inició el "Movimiento neofilológico". Este movimiento tiene un primer aspecto más bien práctico, político-pedagógico: la Enseñanza media lucha por el establecimiento de las lenguas modernas • a saber: el alemán, el inglés y el francés (nada de español) - al lado de las lenguas antiguas, dominantes gracias, al menos en parte, al "nechumanismo" humboldtiano. Se piden, pues, cátedras universitarias para la formación de profesores de instituto. Herrig y Viehoff escriben, por ejemplo, en 1848: Sorprende encontrar, al repasar los programas universitarios, sólo a pocos catedráticos de filología germanística y para la romanística, en cambio casi únicamente a los llamados lectores a los que tanto

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Renger, Chr., Die Gründung und Einrichtung der Universität Bonn ..., p. 229; cf. Seidel-Vollmann, St., Die Romanische Philologie an der Universität München ..., p. 28. 65 Rothe, Arnold, "Zur Geschichte des Romanischen und des Mittellateinischen Seminars", en: Ruperto Carola N° 51,1973, p. 50-51. 66 Seidel-Vollmann, St., Die Romanische Philologie an der Universität München ..., p. 125-176. 67 Ibid., p. 26.

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su calificación como en general su posición permiten una actividad sólo muy subordinada.

Consideran "casi inconcebible el que todavía no se hayan creado cátedras defilologíamoderna en todas las universidades" y subrayan que, con toda la importancia que se pueda conceder a lafilologíaclásica, ella no tiene un valor superior que el conocimiento de la literatura y cultura de nuestra propia nación y de las naciones más avanzadas de la época moderna.

Estas aspiraciones tienen - y este es el segundo aspecto - su paralelo en las ya aludidas discusiones intrauniversitarias acerca de la autonomía de lasfilologíasmodernas frente a la clásica - y la orientalista. En este contexto, estudiado magistralmente por Hans Helmut Christmann, hubo argumentos verdaderamente memorables. Dijo Wilamowitz-Moellendorff, eminente filólogo clásico, a Alois Brandl, anglista austríaco: "ese poco inglés se aprende en clases privadas";69 al mismo Brandl, ya le había dicho su director de instituto, luego de su bachillerato, que según él no era ni posible ni deseable estudiar el inglés: "en cuanto a Shakespeare, supongo que no querrá Vd. quitárselo a los periodistas".™ A pesar de obstáculos de esta índole, las autoridades responsables correspondieron a las nuevas necesidades y exigencias, creando, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, tres instituciones, instituciones en principio diferentes entre ellas, pero prácticamente muy afines; se trata 1° de las llamadas "cátedras dobles", es decir de francés e inglés, combinación rara, pero que corresponde a los postulados de la enseñanza media. Christmann presenta una lista de trece cátedras de este tipo, creadas entre 1852 (Góttingen; Theodor Müller) y 1876 (Kiel; Albert Stimming) en los países alemanes que formarán o forman el segundo Reich. Subraya Christmann que, en vez de dedicarse a problemas didácticos, estos catedráticos estudiaron, según el "método histórico-filológico", gramática histórica, fonética, crítica textual y literatura medieval para comprobar su equivalencia con losfilólogosclásicos.71 2° También se crearon cátedras exclusivamente romanísticas, en parte por institución como tales cátedras romanísticas, en parte por la separación de las antes tratadas "cátedras dobles". Entre estas cátedras "puras" se encuentran, por ejemplo, las de Berlín (1867; Adolf Tobler), Góttingen (1881; Karl Vollmóller), Leipzig (1873; Adolf Ebert), Freiburg i.B. (1882; Fritz Neumann), Greifswald (1881; Eduard Koschwitz) y Würzburg (1900;

Citamos según Seidel-Vollmann, St., ibid., p. 32. - Otras revistas del tipo aludido arriba fueron (o siguen siendo): Jahrbuch für romanische und englische Literatur I, 1859; Neuphilologisches Centraiblatt I, 1887; Die Neueren Sprachen I, 1894; Neuphilologische Mitteilungen I, 1899; Germanisch-Romanische Monatsschrift I, 1909. - Cf. la historia del Archiv fiir das Studium der neueren Sprachen und Literaturen, trazada por WolfDieter Stempel, "Zweihundert Bände 'Herrigs Archiv", en: Archiv für das Studium ... CC, IIS, 1,1963, p. 1-13 y, como testigo ocular, Heinrich Schneegans con la colección de sus conferencias y artículos Studium und Unterricht der romanischen Philologie. Beiträge, Heidelberg (Winter) 1912. ® Christmann, H.H., Romanistik und Anglistik..., p. 19. 70 Ibid., p. 23. 71 Ibid., p. 24-25.

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Heinrich Schneegans), para no citar la lista entera de Christmann. Hasta 1911 son diecisiete cátedras en la Alemania de entonces. En cuanto a Austria y Suiza, puedo añadir los datos siguientes: Después de una "prehistoria" que, si no me equivoco, no se distingue mucho de la situación alemana, la primera cátedra romanistica de Austria fue creada en 1868 en Viena. Fue nombrado Adolf Mussaña (1835-1905) "quien representó, sin especializarse en una lengua determinada, la lingüística romanística en toda su extención, mientras Ferdinand Lotheissen cultivó la literatura francesa".73 Es una situación interesante y muy análoga a la del Reich y de Suiza: uno se pregunta quién se ocupaba de los estudios hispanísticos. - En la universidad de Graz, asociada siempre con el gran nombre de Hugo Schuchard, existió desde 1857 una cátedra de italiano, núcleo de los nacientes estudios romanísticos.74 En Basilea, universidad caracterizada por una venerable tradición italianística, encontramos, desde principios del siglo XIX, una cátedra de lengua francesa, formalizada por la ley universitaria de 1835. Los sucesores de François Girard (después de 1875) extendieron sus intereses más allá de la lengua y literatura francesas.75 Las noticias históricas que tenemos sobre la universidad de Berna indican que allí también la romanística moderna es, como en Alemania, resultado más bien tardío de una evolución lenta. En 1805, Karl Christian Jahn, catedrático de bellas artes y lengua alemana, empezó a enseñar también las literaturas de los países románicos. Una cátedra supernumeraria de francés, creada en 1834, fue ocupada primero por un jurista. Los grandes nombres de Berna son sin duda Adolf Tobler y Heinrich Morf. Este último, catedrático de lenguas románicas, enseñó en Berna de 1879 a 1889, año en que se trasladó a Zurich.76 Como en las demás universidades de habla alemana, también en Zurich las filologías modernas se desarrollaron más bien despacio. Un historiador de esta universidad dice: Si echamos una ojeada a la evolución de las universidades alemanas del siglo XIX, salta a la vista, frente a la casi desmesurada preponderancia de la filología clásica, el origen muy tardío de la filología moderna. [...] No es, pues, un fenómeno singular este comienzo lento aunen una universidad que luego ocupará un rango tan importante en la formación de romanistas suizos.

En 1870 fue creada una cátedra de lengua y literatura francesas, pero sólo a partir de 1875 - cuando Heinrich Breitinger fue nombrado - hubo clases regulares. "El período decisivo", así leemos en la citada historia de la universidad de Zurich, "empezó sólo en 1889, con la

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Ibid., p. 28. Böhm, Wilhelm, Universitas Vmdobonensis. Die Wiener Universität. Geschichte, Sendung und Zukunft, Wien (Regina Verlag) 1952, p. 85; la fecha de la creación de esta cátedra según St. Seidel-Vollmann, Die Romanische Philologie an der Universität München ..., p. 34. 74 Freisitzer, Kurt et al. (ed.), Tradition und Herausforderung. 400 Jahre Universität Graz, Graz (Akademische Druck- und Verlagsanstalt) 1985, p. 32. 75 Bonjour, Edgar, Die Universität Basel von den Anfängen bis zur Gegenwart. 1460-1960, Basel (Helbing und Lichtenhahn) 1960, p. 671. 76 Engler, Rudolf, "Zum Sprachbegriff der Berner Philologen", en: Hochschulgeschichte Berns. 1528-1984, Bern (Universität Bern) 1984, p. 306-307. 77 Gagliardi, Ernst, "Die Universität Zürich. 1833-1933. V: Philosophie; klassische, romanische und germanische Philologie [etc.]", en: Die Universität Zürich 1833-1933 und ihre Vorläufer [...], Zürich (Verlag der Erziehungsdirektion) 1938, p. 718.

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actividad de Heinrich Morí". Morf fue elegido más tarde Rector de la Academia de Ciencias Económicas de Francfort (1901) y en 1910 fue nombrado catedrático en Berlín donde terminó su carrera - Morf es como Tobler un ejemplo del papel muy importante que desempeñaron y siguen desempeñando los colegas suizos en la romanística alemana. 3° Nos queda por mencionar un elemento institucional que hasta hoy día se considera esencial en la universidad de habla alemana: es el "Seminario". Los primeros seminarios fueron creados ya en el siglo XVIII y sirvieron para la formación de profesores. Hubo un seminario de filología clásica en Góttingen a partir de 1737 y hubo fundaciones análogas al principio del siglo XIX. En las filologías modernas, se establecieron seminarios hacia mediados del siglo, en estrecha relación con el "Movimiento neofilológico". Destinados originalmente a fines pedagógicos, su función se convirtió totalmente en un sentido que todos conocemos: son institutos científicos de las diversas asignaturas. Al principio reunieron - como las "cátedras dobles" - varias disciplinas cuya separación tiene lugar a fechas muy diferentes: en Zurich en 1894," en Berlín en 1895, en Tübingen en 1906, en Heidelberg en 1924 o 1926 etc. Halle, universidad que tiene cátedra romanística ya en 1822, es otra vez la excepción, contando desde 1875 con tres seminarios separados: de filología alemana, inglesa y románica.80 VII. Me doy cuenta perfectamente de que mi tema no es la historia de la filología románica en territorios germanohablantes. Pero el hecho es que el hispanismo universitario del siglo XIX existe, si existe, tan sólo en el marco esbozado. El español como lengua y la literatura española se estudian como se estudian otros temas románicos. El español no tiene, como el inglés y el francés, lo que podríamos llamar la "legitimación escolar". Es una asignatura puramente académica. En algunos casos - hablamos siempre del siglo pasado su posición marginal es manifiesta. En Basilea, Gustave Soldán enseña a partir de 1877 literatura francesa, da clases sobre temas ingleses e italianos y "a veces hasta españoles y retorrománicos".81 En Munich hubo entre 1854 y 1863 un lector de español que según parece no encontró alumnos. Sólo en 1921 fue creado un nuevo cargo de lector de español en la universidad de Karl Vossler.82 Gracias a Dios, la medalla tiene otra cara, un poco menos melancólica. No puedo ofrecerles una estadística de clases hispanísticas, sacada de los programas universitarios, ni una bibliografía de publicaciones relativas al campo hispánico. Lo que sí quiero hacer es darles una impresión - simbólica - de los temas que se estudiaron y de la cantidad no del todo insignificante de trabajos hispanísticos dentro del marco de la romanística - aunque es indudable la predominancia de los temas franceses. Escojo como ejemplo los dos primeros tomos de la Zeitschrift für romanische Philologie. 78 19 80 81 82

Ibid., p. 724; el subrayado viene del original. Ibid., p. 851. Christmann, H.H., Romanistik und Anglistik..., p. 29-39. Bonjour, E., Die Universität Basel..., p. 673. Seidel-Vollmann, St., Die Romanische Philologie an der Universität München ..., p. 70-72.

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El primer tomo de la ZrP fue publicado en 1877. Contiene los siguientes trabajos interesantes para nosotros: -

un artículo sobre un manuscrito del Cancionero portugués (de T. Braga);

-

tres ediciones de textos breves: un pleito burlesco catalán (W. Foerster); un libro de cetrería y una 'Profecía de Evangelista' (A. Paz y Melia);

-

una nota bibliográfica sobre romances españoles (K. Vollmóller);

-

una nota etimológica sobre "enclenque" (W. Foerster);

-

una reseña del trabajo de Braunfels sobre el Amadís (L. Lemcke);

-

una reseña del Refranero general español por Sbarbi (A. Morel-Fatio);

-

una reseña de una Antología portuguesa publicada por Braga (W. Storck).

El tomo segundo, publicado en 1878, contiene -

otra edición de un texto (Visión de Filiberto, por O. de Toledo);

-

una contribución a la bibliografía de los Romanceros (K. Vollmóller);

-

una nota sobre la historia de la corona de Aragón (G. Baist);

-

la reseña de la edición del 'Mágico prodigioso' por Morel-Fatio (L. Lemcke).

No continúo, seguro de que lo que acabo de citar permite ser generalizado: representa la antigua investigación romanístico-hispanística de los países de lengua alemana en toda su gloria: el margen cronológico sigue siendo el de los románticos: Edad Media y Siglo de Oro, el método llamado histórico-filológico es, al menos en gran parte, una adaptación de los instrumentos de la filología clásica. Termino con un recuerdo personal. Mucho ha cambiado, lo sabemos todos, y celebramos todos el auge del hispanismo que observamos casi a diario. En los años cincuenta cuando yo hice la carrera, existía todavía un rasgo típicamente decimonónico del hispanismo alemán, rasgo del que me acuerdo casi con emoción: en aquel entonces las clases de literatura española e hispánica eran clases para aficionados. Siempre éramos pocos.

El hispanismo francés (hasta 1945) Bartolomé Bennassar Université de Toulouse II - Le Mirail Cuando supe que estaba pronto para salir de la imprenta el libro de Antonio Niño Los hispanistas franceses y España 1875-1931, pensé que el trabajo que me habían encargado para nuestro encuentro resultaría facilísimo: me bastaría presentar el resumen más claro y coherente posible de dicho libro para salir del paso. Pero la verdad es que no fue así. No voy a discutir los méritos y las cualidades de la obra de Antonio Niño: sería indecente ya que aproveché su trabajo. En cambio tengo que confesar mis discrepancias fundamentales con Antonio Niño en lo que se refiere a su visión del hispanismo francés que no comparto del todo. Yo diría que esta visión me parece muy estrecha, muy restrictiva y, para emplear una palabra que usa el mismo Niño, casi exclusivamente gremial. He aquí una serie de citas sacadas de Antonio Niño, que considero falsas y reductoras: "El hispanismo, como cualquiera disciplina científica, es ante todo un grupo, un collegium, una corporación de personas que se dedican a la misma actividad y que se identifican entre sí"..."Un hispanista es aquel que escribe en las revistas hispanistas, que publica en las colecciones consagradas al hispanismo, que asiste a sus congresos, que pasa por sus instituciones o trabaja en ellas..." Y evidentemente no me conformo con las conclusiones sacadas por Niño de sus definiciones, así: "Por eso el hispanismo no ha existido en Francia hasta finales del siglo XIX cuando surgió un grupo de estudiosos dedicados a esta práctica y cuando aparecieron sus primeros órganos de expresión..." 0.."Se puede decir, por lo tanto, que hablar como se hace a menudo del hispanismo francés en el siglo XVII o del hispanismo romántico, es hacer un uso arbitrario del término e incurrir en un anacronismo." ¡No, señor! Y me parece casi irisorio el argumento que aparece en la página 3 del libro "Esta interpretación se ve confirmada al comprobar que el término hispaniste aparece también en fechas relativamente recientes (1879, más o menos). Cuántas veces usamos palabras recientes para hablar de fenómenos muy anteriores: Humanisme no se usó antes de la segunda mitad del siglo XIX cuando corresponde a un fenómeno de los siglos XV y XVI, y la palabra italiana umanista, aparecida en 1512, tenía otro sentido y se empleó poco; la palabra Corporation, aparecida en el XVI francés se aplica a las asociaciones de artesanos o comerciantes no sólo de esta época sino de los siglos XII y XIII, incluso a los artesanos de Pompeya, etc. En cambio, estoy totalmente de acuerdo con Paul Guinard cuando escribe, en 1957, con vistas al caso francés: "..debe entenderse la noción de hispanismo en un sentido que no sea estrictamente filológico o literario, sino mucho más amplio, ligado a la vida y las formas cambiantes de la civilización y de la historia." De hecho, cuando entramos en el análisis de Antonio Niño surge lo más grave: es que, siguiéndole, el hispanismo hubiera nacido de un problema de poder académico, de razones de táctica universitaria. Más o menos sería la busca de una posición dominante dentro de la Universidad por Morel-Fatio y, a la postre, por Ernest Merimée, la que hubiera dado nacimiento al hispanismo.

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Es sintomático que Antonio Niño, estudiando los "precursores del hispanismo", según su expresión, es decir las dos generaciones de hispanisants de la época 1830-1875, concluye diciendo: "La mayoría de todos estos hispanisants fueron polígrafos que escribieron sobre temas españoles..J^o formaban una corporación." Y no dice ni una palabra del tema del Viaje a España, tema literario esencial del siglo XIX, no solamente en Francia, ni del entusiasmo por la pintura española que lleva al rey Don Luis-Felipe a enviar la misión Taylor-Dauzats a España para comprar esos 400 cuadros que dieron origen al Musée Espagnol de 1838, en el cual estuvieron algunos famosos Grecos; ni siquiera se entera del Diccionario de ¡os pintores españoles, publicado por Frédéric Milliet en 1816 (lia obra no figura en su bibliografía!); no alude al entusiasmo que acompañó la venta de la colección Soult en 1852, a la admiración de Courbet o Millet para con los pintores españoles, del viaje de Eduardo Manet y de la impresión que le causaron Velázquez y el Greco. Una visión tan estrecha del hispanismo no lo hace necesario. ¡No hacía falta a nadie sino a Morel-Fatio! Mientras que yo pienso que el hispanismo francés era imprescindible: salió de una demanda intelectual, política y social. Por una sencilla razón. Porque Francia ha sido siempre un país fronterizo de España. Ustedes dirán: Alemania e Italia también. Sí, pero con la diferencia que hasta la segunda mitad del siglo XIX, estos dos países no existieron como entidades políticas. Mientras que España, ya en el siglo XVI, existía como potencia mundial y sus fronteras con Francia no se limitaban al Pirineo; España estaba presente en Italia, en el Franco-Condado y Países Bajos. Presente en Roma como lo demostró su participación decisiva en el concilio tridentino. Por si fuera poco producía una literatura y un arte admirables. Por eso el hispanismo francés nace en el siglo XVII, sin gremio y sin congresos. Y nace naturalmente: ¡no necesita fórceps! Vamos a demostrarlo. Primero, el idioma. El castellano está muy divulgado en Francia, incluso en la Corte, sobre todo con las reinas españolas, Ana de Austria y María-Teresa. Luis XIII y Luis XIV sabían bien el castellano. César Oudin, el traductor, ya en 1614, de la primera parte del Quijote, "hispanisant de bonne race" según Jean Canavaggio e intérprete del rey, publicó en 1607 su "Thrésor des deux langues française et espagnolle". Oudin no es único. Es Frédéric Rosset quien traduce la segunda parte del Quijote en 1618, después de traducir, con la colaboración de D'Audiguier, las Novelas Ejemplares en 1615; y D'Audiguier solo traduce, aunque sin acabarlo, el Persiles. En 1678, Filleau de SaintMartin dará otra traducción completa del Quijote. Pero, antes de la traducción por Oudin y Rosset, la obra de Cervantes había sido leída en castellano por un buen número de personas dentro de Francia. No olvidemos que Cervantes no constituye una excepción. Todos sabemos que Pierre Corneille inició su carrera en el teatro con dos obras sacadas del teatro español al cual había sido iniciado: la Ilusión Cómica y El Cid-, todos sabemos que Scarron sacó del castellano sus Novelles tragi-comiques y su Ecolier de Salamanque\ que el modelo del Don Juan de Molière es el Burlador de Sevilla de Tirso, aunque Molière lo hubiera conocido por la comedia italiana. Pero no se trata de casos aislados: es un movimiento general. El

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secretario de la academia francesa, Chapelain, sabía muy bien el castellano. El hermano de Pierre Corneille, Tomás, ha producido varias obras de teatro imitadas directamente de la comedia: Don Bertrand de Cigarral (1650), Le Geôlier de soi-meme (1655), basada, si no me equivoco, sobre El médico de su honra-, Antoine du Metei d'Ouville no dudó en llevar a la escena en 16421'Eprit Follet que no era más que una adaptación de La dama duende de Calderón y publicó también unas novelas imitadas del español. Otros autores podríamos citar. Ustedes dirán: eso es la influencia literaria de España. No sólo: gran parte del pensamiento y de la creación de la época están envueltos en el fenómeno. ¿Qué teología se enseñaba entonces en la Sorbona? ¡El jesuita español Juan Maldonado, llegando al colegio de Clermont en 1563, tuvo tanta aceptación que se cambió su apellido en Maldonat! Sus comentarios sobre los cuatro evangelistas y sobre los principales libros del Viejo Testamento están en todos los inventarios de librería y siguen siendo libros básicos en todo el XVII. Pues, Maldonado, formado en Salamanca, llegó a París el mismo año en que Melchor Cano publicaba sus De locis theologicis que fundaba, para dos siglos, el método de la nueva teología. No es un azar si Pierre de Berulle consigue fundar en Francia la orden carmelita reformada, llegando después de gestiones muy largas que España deja salir algunas de las monjas mejores formadas por Teresa de Avila, eso en 1604, y en 1629, a la muerte de Berulle, había 43 conventos de carmelitas en Francia. El mismo Berulle influye en la decisión del clero francés de adoptar, por fin, en su Asemblea general de 1614, los decretos tridentinos porque piensa que su aplicación en España ha sido una de las condiciones de la necesaria reforma del clero, especialmente por la fundación de seminarios. Pero ¿quién es Berulle?: no sólo uno de los embajadores de Francia en España de la época, sino, hasta su muerte y contra el cardenal Richelieu, uno de los inspiradores del "partido devoto" que trabaja a la reconciliación política entre Francia y España para fomentar una política común de las potencias católicas. Se puede hablar de un hispanismo militante y el hispanismo francés del siglo XVII es todo un conjunto político y cultural, nacido de la influencia y del prestigio de un modelo muy próximo y muy difícil de excusar. Es cierto que esta corriente se agotará con la decadencia hispana porque desaparece la demanda política y social, hasta que, al finalizarse el siglo XVIII aparezca una nueva modalidad de hispanismo, fundada en la búsqueda de la diferencia y que va a enmarcarse en el movimiento pre-romántico y romántico, esta vez quizá más europeo que francés. Pero se trata aún de un fenómeno muy extendido, que constituye un "movimiento cultural" aunque sin gremio. Vtimos a ver: el Tableau de L'Espagrie Moderne, de Bourgoing, publicado en 1797 tiene en 1804 ya su cuarta edición; el Voyage historique et pittoresque de l'Espagne, de Alejandro de Laborde, publicado de 1806 a 1820, cuenta con 4 volúmenes y sigue la obra del holandés Fischer, redactada en francés; el Voyage pittoresque en Espagne, au Portugal et sur la côte d'Afrique, du baron Taylor, es de 1832; en fin, el Voyage en Espagne de Théophile Gautier es un inmenso éxito y contará diez ediciones de 1843 a 1875. Ya tuve oportunidad de recordar que con el tema del viaje coincide el vuelco hacia España de los artistas franceses: mientras Courbet expresa su admiración por Ribera,

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Zurbarán y Velázquez, dice barbaridades del Ticiano, Leonardo y Rafael. La misión Taylor y la venta Soult no son las únicas expresiones de este gusto nuevo: la colección Standish en 1842 enriquece el fondo español de los museos franceses, perdido casi cuando la Segunda República, con escrúpulo excesivo quizá, restituyó el fondo a los Orleanes después de 1848, pero que empieza a reconstituirse con las ventas de la colección Salamanca en 1867 y 1875. Es dentro de este movimiento cultural que podemos integrar los trabajos de los hispanisants del período 1830-75 señalados por Antonio Niño. Es muy difícil apartar al historiador François Mignet, uno de los primeros en interesarse por el tema Antonio Pérez, del movimiento romántico y lo mismo se puede decir de l'Histoire de Don Pèdre0 de Prosper Mérimée. Por otra parte el gran esfuerzo de traducción de esta época reanuda con el gran momento del siglo XVII: la nueva versión del Quijote por Viardot, casi todo el teatro asequible de Calderón por Damas-Hinard en 1844...E1 entusiasmo de estos autores se puede medir por la amplitud de sus obras: pensar que las Histoires de Charles Romey, Eugène Rosseuw Saint-Hilaire o Victor du Hamel cuentan cada una ocho o diez volúmenes. Antonio Niño ha observado con acierto que muchos de los hispanisants de este período son miembros de la nobleza o pasaron por la Escuela Normal Superior, lo que anuncia el período siguiente, el que corresponde, según Niño, al verdadero nacimiento del hispanismo y que para nosotros no es más que la formalización, conforme con la evolución de la civilización, de un movimiento cultural cuyas raíces eran profundas. Por otra parte no significa, a nuestro entender, que el hispanismo se reduzca a un itinerario gremial. Puesto que si fuera el caso tendríamos que descuidar del surrealismo. ¡Ni pensarlo! Ahora bien. Es cierto que el positivismo tuvo mucha importancia en la orientación del hispanismo académico y es verdad que la derrota de 1870 dio a los métodos alemanes un prestigio nuevo. La Revue Historique de Gabriel Monod, pasado por la Escuela Normal Superior, pronto fue el modelo que imitar e influyó mucho sobre la orientación de Alfredo Morel-Fatio que llegaría a ser el papa del hispanismo académico aunque su origen no le hubiera destinado a estos estudios. Formado por l'Ecole des Chartes, cuyos métodos rigurosos merecen todo respeto, y a pesar de salir primero de su promoción tuvo dificultad para encontrar un puesto interesante porque todos estaban ocupados por los ases de la generación anterior. En cierto modo fue esta ausencia de salida responsable de su futuro: destinado al departamento de manuscritos de la Biblioteca Nacional de París, pudo clasificar el rico fondo hispánico de la biblioteca y los cinco años dedicados a la redacción del catálogo le dieron un conocimiento excepcional de estas fuentes, especialmente de los siglos XVI y XVII, que mejoró con viajes a la península. Por otra parte, gracias a sus maestros, especialmente Paul Meyer, pudo entrar en el Collège de France, en plan interino al principio y, después de 1907, como catedrático. Su lección sobre La Comedia espagnole du XVir siècle significó en 1885 la promoción del español, que más tarde prolongaría y amplificaría Marcel Bataillon. Al mismo tiempo, Morel-Fatio daba un curso en L'Ecole Pratique des Hautes Etudes y, en 1899, había fundado el Bulletin Hispanique cuyo modelo seguía siendo la Revue Historique. Es decir que los baluartes académicos estaban penetrados por el hispanismo al más alto nivel. Sin embargo, hasta 1886, faltó por completo la penetración de las infraestructuras universitarias. No existía en Francia ni una cátedra de español. Otra vez por razones sencillas: si en el siglo XVII los idiomas de cui-

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tura eran indudablemente el castellano y el italiano, a finales del siglo XIX el panorama había cambiado: los idiomas de cultura eran ya el inglés y el alemán, además del francés. No se explica el hispanismo francés sin mira a la evolución de la civilización. También hay que señalar uno de los mayores aportes de Morel-Fatio: su exigencia de rigor, sea filológico, sea histórico. No dudó en censurar duramente las obras que no se fundaban en estos criterios, por ejemplo la Historia eclesiástica de España, de Vicente de la Fuente. Insistió en la depuración de documentos antiguos según la técnica de la filología histórica y en el aparato crítico del investigador. Era una buena aplicación del método positivista a la temática hipánica. Ahora bien, si como lo demuestra su libro, L'Espagne au XVT siècle, Morel-Fatio ya planteaba una problemática moderna, a pesar de su formación de archivero, tenía aún una visión corta de las fuentes posibles. La segunda etapa fue la conquista de la Universidad por el hispanismo, concebido como una rama autónoma, apoyada en la enseñanza del idioma en los liceos y colegios secundarios: sobre este particular es excelente la demostración de Antonio Niño. Explica muy bien como esta conquista se realizó a través de la carrera universitaria de Ernest Merimée, agregado de letras, pero que, a raíz del Liceo de Pau, luego de Toulouse, hizo muchas visitas a España y se orientó decisivamente hacia los estudios hispánicos. La dedicación de su tesis a Francisco de Quevedo fue un golpe atrevido, dentro de la universidad de entonces, pero coronado por el éxito: ya consagrado como especialista, Merimée pudo valerse de la demanda social de una ciudad como Toulouse para conseguir la creación de la cátedra de lengua y literatura española, que fue creada y subvencionada por la municipalidad. Pero en este momento, en 1890, el castellano se enseñaba sólo en 19 liceos y colegios secundarios, no figuraba en las pruebas posibles del bachillerato y tampoco se enseñaba en las grandes escuelas. Hubo de esperar 1899 para la creación de una agregación de español. Personalidades tales como Victor Bérard y Paul Leroy-Beaulieu, profesor en el Collège de France, habían apoyado esta creación. El mismo Merimée fue presidente del tribunal de la Agregación de 1900 a 1912: ahora existía el vivero en que se podrían reclutar con regularidad especialistas del hispanismo. Sin embargo, en 1930, no había más de un 5,1 % de chicos que estudiaban el español y el porcentaje subía al 6,9 % de los liceos de chicas. Estas cifras aunque poco elevadas eran superiores a las cifras del italiano. Antonio Niño también señala con acierto que la difusión del castellano en la enseñanza formaba parte de un proyecto de colonización cultural que pretendía competir con el alemán. Niño había subrayado que el positivismo de los años setenta se había inspirado en el modelo alemán, fortalecido por la victoria de 1870. También ha hecho ver muy bien que la Gran Guerra había sido oportunidad para que el hispanismo francés legitime su existencia, tratando de competir con la influencia alemana en España y de seducir a la opinión neutral. La misión cultural de 1916 participará de este esfuerzo. Luego, después de acabar la guerra, se produce un acercamiento entre intereses económicos y culturales especialmente en el Mediodía de Francia, y dentro de ciertas organizaciones como el Comité de

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Rapprochement creado en 1917, en el cual coexistían representantes de Bellas Artes, del hispanismo científico y sobre todo de la economía: así se verificaba, si fuese preciso, que el hispanismo estaba ligado al movimiento general de la civilización. Después de la guerra este acercamiento se funda en manifestaciones concretas tales como la Semana Francesa en España en 1919 y la Semana Española en París en 1920. Cualquiera sea el destino de este tipo de relaciones el hispanismo había logrado tanta madurez que ya estaría capaz de sobreponerse a las crisis. Otros hitos del desarrollo del hispanismo fueron las creaciones de instituciones francesas en España: en 1909, la Escuela de Altos Estudios Hispánicos en Madrid, a iniciativa de la Universidad de Burdeos, que más tarde, entre las dos guerras, se convertiría en la Casa de Velázquez; el Institut Francés de Madrid, los cursos de la Universidad de Toulouse en Burgos y Madrid, sin olvidar los liceos franceses... Sin embargo, todo el hispanismo no estaría supeditado al proceso académico. Antonio Niño dio el lugar que merecía a la aventura de Raymond Fouché-Delbosc (1864-1929), poliglota autodidacta que se apartó de los itinerarios clásicos. Espíritu independiente fundó la Revue Hispanique (1894), que, luego, sería el gran rival del Bulletin creado cinco años más tarde: Fouché-Delbosc opinaba que la carrera universitaria tenía como meta esencial la pedagogía, es decir algo muy distinto de la investigación. La batalla entre las dos revistas está llena de episodios pintorescos, siendo el primero la publicación por el Boletín de un falso documento, el Fuero de Piedrafita, procurado por un supuesto investigador que no era otro que Fouché-Delbosc. Este último llegó a salvar su revista gracias al mecenazgo del Norteamericano Huntington. Por otra parte, Niño demostró como Fouché-Delbosc supo aprovechar la frustración académica de varios agregados de español a quienes se rehusaban cátedras universitarias para ofrecerlas a agregados de letras. Mientras el castellano conquistaba su espacio propio dentro de la Universidad y de la enseñanza secundaria el hispanismo seguía haciendo reclutas en otros sectores: varios hispanistas entre los más destacados de la época no formaban parte del gremio: así los escritores Louis Bertrand, Maurice Barrés, Maurice Legendre, que fue el primer director de la Casa de Velázquez, Alfred Baudrillart; los especialistas de historia del arte o de arqueología tales como Pierre París, Jean Babelon, Marcel Dieulafoy; historiadores como Desdevizes du Désert y Levi-Provengal, y los primeros que se interesaron por la historia económica de España, Prosper Boissonnade y Albert Girard. Según mi opinión sería un contrasentido reducir el hispanismo francés al ramo derivado de la romanística. Lo que quiere decir que la atracción de España en su diversidad provocaba dentro de Francia una demanda social que no podía caber dentro de una vía universitaria única. Y cuando la participación importantísima de escritores y artistas españoles en un fenómeno cultural tal como el surrealismo (la llamada generación de 1927) demostró que España no había perdido su creatividad la cosa quedó más clara aún. Los dramas vividos por España a partir de 1931 significarían para el hispanismo una expansión impresionante a pesar del corte de la guerra. Después de la segunda guerra mundial el prestigio de Fernand Braudel entre los historiadores, la énfasis que puso en la importancia de las fuentes documentarlas españolas para la historia de Europa y del mundo van a producir una nueva expansión y diversificación del hispanismo dentro de la misma Universidad...

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Tal es la visión del hispanismo francés que propongo y ofrezco a la discusión. Voluntariamente, no aludí a la proyección del movimiento hacia América española, ya que está prevista una conferencia sobre el tema. Evidentemente, a partir de los años cincuenta de nuestro siglo, apuntamos cambios y orientaciones nuevas. Pero aquí se trataba sólo de la larga génesis de un movimiento ya maduro.

Aspectos institucionales e ideológicos del hispanismo alemán en el siglo XX Wido Hempel Universität Tübingen "De los tres grandes ámbitos lingüísticos y culturales del mundo románico ¿cuál es hoy día para la juventud alemana no el más valioso sino el más ventajoso? Sin duda alguna, si se considera el comercio, el tráfico mundial, la economía, es el español. [...] Al español pertenece el futuro. [...] Podría uno imaginar para un nuevo plan de enseñanza media de las lenguas románicas que el comienzo se hiciese con el español, pasando posteriormente al italiano. También a causa del contenido humano y objetivo resultará para un joven alemán más fácil dejarse captar en edad más temprana por la historia y la literatura españolas, y posteriormente, aunque entonces de manera más intensa, por las de Italia. La experiencia enseña que es la mentalidad francesa la que nuestros alumnos tardan en asimilar, con lentitud e incluso resistencia al principio. Cuánto más fácil resulta despertar el interés de un adolescente de 15 o 16 años hacia las Mocedades del Cid de Guillén de Castro que hacia el Cid de Corneille. Incluso me parece más simple hacerle comprender a Dante antes que el valor poético de las pretendidas fáciles fábulas infantiles de La Fontaine. La literatura francesa moderna está por todas partes tan cargada de reflexión, esprit, bon gota y finos matices, abarca una sensibilidad tan escasamente inmediata y tan múltiples veces reflejada que sólo el ser adulto es capaz de prestarle exacta comprensión e interés profundo. Con preferencia pondría el estudio del francés en las dos últimas clases o incluso sólo en las universidades."

Y un poco más adelante, el autor de este discurso recapitula lo que él llama sus "deseos, o mejor dicho aún, esperanzas" de la manera siguiente: "Que nada del incalculable valor formativo e intelectual que la mentalidad del mundo románico supone para el germánico se abandone a favor del anglo-norteamericano. Que la enseñanza del español haga su entrada en las clases inferiores expulsando más o menos al francés. Que en la rama de letras y en todas las clases superiores se dé al italiano mayor importancia que hasta ahora. Que el francés sea considerado en menor medida como medio de comunicación verbal y más como elemento de formación teorética e histórica para los alumnos ya maduros."

Ya habrán adivinado Vdes. que esta revolucionaria propuesta de variar por completo la disposición de las tres principales lenguas románicas dentro de la enseñanza media no es de hoy sino de época pasada. Se presentó pocos años después de finalizada la primera guerra mundial durante las Jornadas de la Asociación General de filólogos alemanes (Allgemeiner Deutscher Philologentag) de 1922. No puedo decir a Vdes. cuál haya sido la reacción de los profesores allí reunidos, principalmente profesores de enseñanza media, así como tampoco la de la prensa. Lo que sí puedo decir es que esta propuesta radical en favor del español a costa del francés no tuvo las más mínimas consecuencias prácticas. Pocos años más tarde, en 1930, el número de alumnos de español - en su mayoría o incluso exclusivamente en cursos facultativos - alcanzaba en toda Alemania una cifra no superior a 65001, procedentes casi todos de la capital, Berlín, y de las dos ciudades hanseáticas Hamburgo y Bremen (tradicionalmente interesadas por el español a causa de sus relaciones comerciales con la Península Ibérica y los países iberoamericanos). Este más bien modesto rango ocupado por el español - y su relación con el del francés - poco ha variado hasta la actualidad. Una estadística oficial de hace un par de años cifraba el número 1

Cf. Bulletin hispanique XXXVII, 1935, p. 235.

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de alumnos de español en la República Federal en apenas 30.000 - en contraposición a casi un millón y medio de alumnos de francés2. Vdes. saben cuán diferente es la situación en Francia. Según una estadística oficial francesa, durante el año escolar 1985/86 el número de alumnos de español alcanzaba la cifra de 1.100.000, casi la misma que la de alumnos de alemán, cifrada en 1.300.000s. Para los especialistas que se ocupan de la comparación entre los diferentes sistemas escolares europeos - a los que yo no pertenezco Francia está considerada como el país que ofrece en la segunda enseñanza el más diferenciado espectro en la propuesta de lenguas extranjeras, mientras que la República Federal ocupa desgraciadamente el polo opuesto en dicha escala4. Como consecuencia a esta considerable diferencia entre nuestros países podrán deducir nuestros amigos franceses cuán diferente, cuánto más precaria es la situación de la hispanística universitaria en nuestro país. Pero echemos un vistazo retrospectivo a aquel discurso del año 1922 citado al comienzo. Su autor no fue una persona cualquiera, hoy completamente olvidada, sino uno de los profesores universitarios de mayor prestigio en la Alemania de su época, un investigador al que todavía se considera como uno de los más relevantes hispanistas de la primera mitad del siglo XX, se trata de nadie menos que Karl Vossler5. En aquel entonces tenía Vossler 50 años y desde hacía un decenio era titular de la cátedra de Filología Románica en la universidad de Múnich, pocos años después, en la celebración del primer centenario de la fundación de dicha universidad, rector de la misma. Pero más interesante es la consideración de sus intereses científicos, tal como se reflejan en sus publicaciones. La obra de Vossler es inmensa, su bibliografía abarca 750 publicaciones, y en ellas resulta patente cómo hacia el quincuagésimo año de su vida hace irrupción una curiosa transformación dentro del campo de sus intereses. Con anterioridad éstos se centraban, junto a la lingüística y la filosofía del lenguaje, exclusivamente en la literatura italiana y en la francesa y provenzal. No menciono más que su monumental obra sobre Dante y la Divina Comedia, su hermosa Historia de la lengua francesa, aparecida un año antes de estallar la primera guerra mundial, su igualmente hermoso libro sobre La Fontaine, publicado un año después de acabada dicha guerra. ¿Y en cuánto a España y la literatura española? Antes del año 1922, el año de aquel discurso con motivo de las Jornadas del Allgemeine Deutsche Philologentag, no existe ni una sola publicación de Vossler de tema hispanístico. Pero a partir de este momento, la relación se invierte repentinamente. Aun cuando Vossler haya permanecido fiel a su interés por la literatura francesa e italiana, aparecen de manera especial a partir de 1924 hasta el año 1949, el de su fallecimiento, y en una serie ininterrumpida, una inmensidad de trabajos sobre literatura española. No voy a citar más que la monografía sobre Lope de Vega y su tiempo, la Introdución a la literatura española del Siglo de Oro, la colección de ensayos Algunos caracteres de la cultura española.

3 4 5

Deutscher Romanistenverband, Mitteilungen, 1988/1, p. 50. Ibid. Christ, Heibert, Fremdsprachenunterricht und Sprachenpotitik, Stuttgart (Klett-Cotta) 1980, p. 104. "Vom Bildungswert der romanischen Sprachen", en: Die Neueren Sprachen XXX, 1922, p. 226-234. Para los motivos de la "conversión" de Vossler hacia el hispanismo cf. Hans Rheinfelder, "Nachruf auf Karl Vossler", en: Sitzungsberichte der Bayerischen Akademie der Wissenschaften/Philosophisch-historische Klasse, 1950/11, p. 5-12 y Hermann Tiemann, Essays, Vorträge und Aufsätze aus vier Jahrzehnten, Hamburg 1974, p. 65-81 ("Geist, Sprache und Dichtung. Zum Werk Karl Vosslers").

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Estos tres libros aparecieron también en España y en traducción española con escaso intervalo cronológico. La propuesta de Vossler de dar al español en la enseñanza secundaria el primer puesto entre las restantes lenguas románicas era, en consideración a las circunstancias, una extraña utopía. Los alemanes tenemos para un comportamiento semejante una expresión que para nadie de los presentes necesita traducción: lo llamamos una Donquichotterie, una expresión que habría que calificar de hispano-galicismo y, como tal, muy característico. ¿De qué manera se puede explicar esa repentina y provocante actitud de Vossler en favor del español y ese apasionada interés por la literatura y la cultura españolas?, la enseñanza del español sustituyendo a la del francés. Repito, Vossler nunca perdió su interés y simpatía hacia la literatura francesa, pero al comienzo de los años veinte tiene que haber habido una pasajera perturbación en su relación hacia Francia. Coincide con los años en los que la orientación del gobierno francés - bajo Poincaré - hacia la Alemania vencida fue especialmente rigurosa. Vossler no fue nunca un nacionalista fanático, pero sí un hombre que padecía lo que padecía su país. Sin embargo con esto sólo queda aclarado el matiz de animosidad contra la primacía del francés que se desprende de sus palabras, pero no su repentina y apasionada conversión hacia lo español. Su origen se halla en el clima de desaliento general y de desorientación ideológica y morid tan extendidas en la Alemania de la posguerra. España, en contraposición, aparecía como el contraste ideal. No la España de entonces, sino la del Siglo de Oro con su bien ensamblado orden espiritual y político, reflejado también en su literatura. En aquel mismo año de 1922 Hugo von Hofmannsthal, uno de los creadores de los festivales de Salzburgo, había puesto en escena en dicha ciudad por primera vez su adaptación del Gran teatro del mundo. Uno de los primeros trabajos hispanísticos de Vossler lleva por título Carta española a Hugo von Hofmannsthal. Es una entusiástica visión panorámica desde el Poema de Mío Cid hasta Lope de Vega. Hacia el final de la Carta viene Vossler a hablar de su propia época presente en los términos siguientes: "En estos tiempos de relajamiento y molicie, a los que estamos condenados, se recrea uno de buen grado en una literatura y un pensamiento como los españoles. ¿No es acaso esto lo que le ha llevado a usted también a ellos"6? Algo más de cien años antes había tenido lugar el descubrimiento de Cervantes, de Calderón y del romancero por los representantes del romanticismo alemán. ¿Acaso no había surgido también en los hermanos Schlegel y sus coetáneos el amor a España de la búsqueda de una orientación espiritual e ideológica firme en una época profundamente turbulenta como lo fue la suya tras los sucesos del 89 y sus consecuencias? Aun teniendo en cuenta las diferencias existentes en la constelación política e ideológica creo que hay un denominador común en la hispanofilia de los románticos y el apasionamiento con el que Karl Vossler se dedicó en los últimos veinticinco años de su vida a la investigación de la literatura del Siglo de Oro. He insistido un poco en el caso de Vossler porque, prescindiendo de algunas peculiaridades, es un caso bastante representativo respecto a los hispanistas, o mejor dicho romanistas alemanes de su generación. Otro caso semejante sería por ejemplo el de Ernst RoVossler, Karl, Algunos caracteres de la cultura española, Madrid (Espasa-Calpe) 41962, p. 48.

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bert Curtius, quien hasta principios de los años veinte se había dedicado exclusivamente a la literatura francesa - prevalentemente contemporánea - y, de repente, incluso en el mismo año que Vossler, publica sus primeros ensayos sobre autores españoles. Sin embargo, hay una diferencia notable, y es que los autores que Curtius descubre y presenta con entusiasmo al público alemán son los de la España del momento: Unamuno, a quien llama "excitator Hispaniae" por haber despertado a su país de aquella "abulia" que padecía, según el diagnóstico de Ganivet, y Ortega y Gasset cuya Revista de Occidente, recién fundada, "ha conquistado", escribe, "un puesto entre las revistas más vivas e inteligentes de Europa". Sólo unos años más tarde, los intereses hispanísticos de Curtius se dirigen también hacia la época barroca y hacia la literatura de la España medieval7. Otro gran romanista - e hispanista - de la misma generación, uno de los que fueron expulsados por el gobierno nazi, Leo Spitzer, piensa poder constatar, sin embargo, cierta relación entre la admiración profunda de Vossler hacia la España del Siglo de Oro y la atracción que los grandes representantes de la España de su tiempo ejercen sobre un Curtius. En una conferencia pronunciada en el año 1943 en una universidad estadounidense, conferencia basada en una traducción por otro exilado - el poeta Pedro Salinas -, Leo Spitzer intenta explicar aquella revalorización general del Barroco, iniciada poco antes de los años veinte. "Se trata", dice, "de un cambio de espíritu que se operó lo mismo en Alemania que en el resto de Europa después de la primera guerra mundial: los valores religiosos, tan despreciados, recobraron su posición preeminente. En Francia hubo, lo mismo que en Alemania, una renovación católica, en Escandinava, en Suiza, en Inglaterra, también en Alemania, una renovación protestante. Y en todas partes encontraron un eco más cordial el arte y la literatura del siglo XVII católico. España se benefició muy particularmente de esta rehabilitación del catolicismo post-tridentino en Europa. La leyenda negra inventada por los enciclopedistas franceses del XVIII se disipó gracias también a la casualidad - si es que podemos llamarlo casualidad - de que en el momento mismo en que Europa se descubría un oído atento a lo español, España tenía escritores como Unamuno y Ortega y Gasset, que sabían formular un mensaje español inteligible para los europeos. Es decir lo mismo se estudiaba la tradición literaria de España que su renacimiento contemporáneo, a Don Quijote que a Unamuno; y estos estudios, precisamente porque procedían de ojos protestantes a quienes de pronto se les había quitado la venda, eran más penetrantes que la historia de la literatura del Siglo de Oro escrita en 1929 por un católico de tendencias apologéticas como Ludwig Pfandl."

Es verdad que bastantes años más tarde, el mismo Spitzer, al reimprimir su texto, le puso una nota final que reza así: "Conferencia que hoy me parece padecer de una cierta confusión entre un credo religioso y un credo estético"9. No obstante, la interpretación propuesta 15 años antes, no deja por ello de tener a su vez un interés histórico certero. A un colega francés, o italiano, o anglosajón, que desde el comienzo de su carrera se ha podido dedicar de lleno a su tarea de docencia e investigación hispanísticas, los casos de Vossler o de Curtius, que sólo en un momento tan avanzado de su evolución descubren su vocación por el hispanismo, deben de parecer muy extraños. Sin embargo, no son casos tan aislados, ni en su propia generación ni en la sucesiva. Para citar un solo ejemplo de la 7

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Curtius, Emst Robert, Kritische Essays zur europäischen Literatur, Bern, München (Francke) 31963, p. 221 y 249. Sobre el hispanismo de Curtius cf. las contribuciones de Karl Kohut y Manfred Engelbert en: Arbor CXIX, Núms. 467-468,1984. Spitzer, Leo, Romanische Literaturstudien 1936-1956, Tübingen (Niemeyer) 1959, p. 792. Ibid., p. 802.

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generación posterior, uno de sus representantes más destacados: Hugo Friedrich, fallecido hace diez años. Autor de magníficos libros, aparecidos en los años 30 y 40, sobre la novela realista francesa, sobre Dante y sobre Montaigne, tenía Friedrich la misma edad que Vossler cuando, a mediados de los años 50, publicó sus estudios sobre Calderón y Gracián y asimismo el libro que más fama le ha dado Estructura de la lírica moderna donde la poesía de la generación del 27 es realzada con la conocida frase de que constituye "tal vez el tesoro más precioso que la lírica europea ha producido en la primera mitad de nuestro siglo". Estas observaciones no quieren insinuar que el hispanismo alemán sea o haya sido entonces dominio exclusivo de investigadores ya bastante avanzados en su carrera. Hay, por supuesto, también ejemplos contrarios - e ilustres, como el de Werner Krauss, figura máxima entre los hispanistas de la República Democrática Alemana, (figura que ha sido evocada - de manera tan competente como emocionante - por nuestro colega de la Universidad de Leipzig Kurt Schnelle), o el ejemplo del gran lingüista suizo Arnald Steiger, cuya tesis doctoral sobre la lengua del Arcipreste de Talavera, presentada en la universidad de Zúrich en 1921, se publicó al año siguiente en el Boletín de la RAE, y quien diez años más tarde obtuvo en la misma universidad el grado académico de "Privatdozent" con un trabajo sobre la fonética del hispano-árabe y los arabismos en el iberorománico y el siciliano. Sin embargo, hay que tener en cuenta la preponderancia enorme de la enseñanza del francés en los Departamentos de Filología románica, que tenían - y hasta hace muy poco era aún así - como tarea prinicpal la formación de profesores de francés para la enseñanza secundaria. Por lo tanto, un joven investigador que aspirase a una carrera universitaria en la especialidad de filología románica, forzosamente tenía que tender a calificarse sobre todo con trabajos en el dominio francés. Es muy revelador a este respecto dar una ojeada a aquellos trabajos que acreditan formalmente la aptitud para la enseñanza universitaria: las tesis de habilitación, que equivalen más o menos a las thèses d'Etat en nuestro país vecino. Pues bien, en todo el largo período que va de 1885 a mediados del presente siglo10 se han presentado en las universidades de Alemania nada más que 5 tésis de habilitación en filología románica con trabajos sobre un tema hispanístico - a las que podemos añadir una sola en Suiza, la ya mencionada de Arnald Steiger en 1932. Si pensamos en la parte notabilísima que - por su peso científico (y material) - forman las thèses d'Etat dentro del conjunto de la investigación francesa salta a la vista cuán diferente es a este respecto la situación alemana. Algo más alentadora la cifra de las tesis doctorales. Pero al mismo tiempo los datos estadísticos que les puedo presentar, demuestran una vez más - y de forma clarísima - la superioridad cuantitativa verdaderamente abrumadora de la investigación sobre temas franceses. En realidad, las cifras que he podido averiguar comprenden, sin distinguirlos, los dos tipos de tesis, las de doctorado y las de habilitación, pero como las últimas son, en comparación, poco numerosas, esto no afecta sensiblemente las proporciones. Pues bien, de entre las más de 4500 tesis de filología románica presentadas en las universidades alemanas entre 1885 y mediados del siglo actual11, 3700 son de lingüística o literatura francesa, 330 de tema italiano, y menos todavía, solamente 210 de tema español. Lógicamente 10 11

Flasche, Hans, Die Sprachen und Literautren der Romanen im Spiegel der deutschen Untversitätsschriften, 1885-1950. Eine Bibliographie, Bonn (Bouvier) 1958. Ibid.

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estas cifras reflejan en cierta medida los impulsos y sugerencias que las nuevas generaciones habían recibido de sus maestros para su propia labor de investigación e igualmente nos dicen también algo respecto a las proporciones en las que el profesor de románicas repartía su enseñanza entre las distintas ramas de la especialidad. Citaré una vez más será la última - unas líneas de Karl Vossler, escritas casi veinte años después de aquel discurso antes mencionado, y poco después de su jubilación: "Como romanista he procurado transmitir a mis alumnos la vida cultural francesa con la misma regularidad que el pan de cada día. Mas en mis ratos de ocio, el deseo de ampliar el horizonte y de tranquilizar el ánimo, me impulsaban a pasar ^ s Alpes y el Pirineo y a cruzar el Océano hacia una Romanía meridional más lejana, más coloreada" .

Claro está que es una opinión muy subjetiva y que corresponde a la evolución científica y humana de la personalidad de Vossler, pero no deja de ser característica para la posición que los estudios hispánicos - y de italiano - ocupaban en la labor docente y de investigación de nuestros predecesores. ¿En qué medida se ha operado, a partir de mediados de siglo aproximadamente, una transformación del hispanismo en Alemania? Antes que nada hay que subrayar un hecho que significa mucho más que una transformación, pues se trata de un cambio radical. Si es lícito emplear la palabra hispanismo en la forma del plural - y la concepción entera del programa de las jornadas que aquí nos reúnen presupone que este plural tiene su sentido y justificación (a pesar de la posible objeción que en realidad la République des lettres no admite sino un solo hispanismo) entonces también es lícito, mejor dicho es necesario hablar asimismo de dos hispanismos alemanes, como demuestra el sencillo hecho de que al lado de la conferencia de Agustín Redondo, son dos las conferencias dedicadas al hispanismo del siglo XX en Alemania. Dos hispanismos alemanes que han ido definiendo sus caracteres y demarcaciones durante los años inmediatamente posteriores al derrumbamiento del Tercer Reich. Ha sido un proceso evolutivo que en los primeros tiempos acusaba ciertas fluctuaciones. En octubre de 1945, el ya aludido Werner Krauss, posteriormente la figura más destacada del hispanismo de la República Democrática, volvió primero a ocupar su antigua cátedra en la universidad de Marburgo, situado en zona de ocupación norteamericana, y sólo dos años después se trasladó a Leipzig para hacerse cargo de una cátedra de esta universidad. Y el lingüista de origen suizo - Kurt Baldinger, quien desde 1957 hasta su reciente jubilación ha enseñado en la universidad de Heidelberg, aceptó, muy joven aún, en 1948, un puesto de profesor en la universidad Humboldt en el sector soviético de Berlín, donde permaneció 8 años13. El núcleo inicial de su gran libro sobre La formación de los dominios lingüísticos en la Península Ibérica apareció como contribución en forma de artículo a la Wissenschaftliche Zeitschrift der Humboldt-Universität. Posteriormente, los contactos - tanto personales como científicos - se fueron haciendo cada vez más escasos, hubo una larga fase en la que los dos hispanismos alemanes han vivido más bien de espaldas el uno al otro.

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Vossler, Karl, Südliche Romania, München, Berlin (Oldenbourg) 1940, p. 5. Baldinger, Kurt, "Die Romanistik in Berlin: Der Wiederaufbau nach 1945", en: Trabant, Jürgen (ed.), Beiträge zur Geschichte der romanischen Philologie in Berlin, Berlin (Colloquium Verlag) 1988, p. 83-98.

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Imagino que no he sido yo el único que ha tenido sus primeros encuentros personales con colegas de la DDR en ocasión de congresos como el de la Asociación Internacional de Hispanistas en el lejano Canadá, o al pronunciar, por ejemplo, una conferencia en la universidad de Viena, donde coincidí con una colega de la Humboldt Universität que se encontraba en Austria como participante a un acuerdo de cooperación, un jumelage existente entre su universidad y la de Viena - fórmula de contacto académico corrientísimo en el mundo actual, pero que por lo que yo sepa, entre las dos Alemanias no ha encontrado todavía aplicación. En los últimos tiempos, el cambio - positivo - del clima político internacional parece que va a favorecer una mejora sensible de esta situación.14 En conjunto, la historia de las relaciones entre los estudios hispánicos en los dos estados alemanes es un capítulo que algún día merecería ser tratado a fondo y que quizá podría ser un tema de una de las próximas reuniones de nuestra Asociación. En cuanto a los aspectos institucionales del hispanismo en la República Federal, paso por alto un hecho que afecta a toda la enseñanza en nuestro país, de cualquier grado y cualquier materia de que se trate - la llamada "soberanía cultural" de los Länder, soberanía no absoluta, pero sí lo suficientemente importante para acarrear una notable diferenciación regional en la organización de los planes de estudio en cuanto a posibles combinaciones de especialidades, estructuras de autonomía administrativa de las universidades, etc. etc., lo que dificulta sensiblemente una visión panorámica15. Otro hecho de carácter mucho más general, por tratarse de un fenómeno común a todos los países europeos, lo constituye la enorme expansión, y en ciertos momentos incluso explosión, cuantitativa de la educación superior en todos los sentidos: Incremento del número de estudiantes (para la República Federal de 100.000 en 1950 a un número triple 20 años después, para alcanzar 700.000 al principio de la década actual)16, incremento hasta hace poco intencionado de parte de los gobiernos y por lo tanto promovido activamente; fundación de universidades nuevas; aumento del personal docente, etc. ¿En qué sentido este proceso general, que alcanzó su punto culminante en los años 70, ha afectado a nuestra especialidad? ¿En qué medida ha originado una transformación de ella? Por lo que se refiere al marco institucional hay que constatar que a pesar de las tentativas de reforma realizadas en algunas universidades nuevas, como las de Constanza y Bielefeld, fundamentalmente se ha conservado el concepto, la idea unitaria de una Filología románica, y no sólo desde el aspecto administrativo (departamentos) sino hasta cierto punto también respecto a la enseñanza (aspecto curricular) y la investigación (o calificación científica exigida a los profesores). La evolución y el crecimiento del hispanismo alemán sigue, pues, realizándose dentro del ámbito mayor de los estudios románicos. En cuanto al aumento del profesorado su primera fase reflejaba la progresiva independización de la lingüística y ciencia literaria. Si el número de cátedras de filología románica17, de 22 en 1955, había subido a más del doble Tenga en cuenta el lector que el texto de mi ponencia fue redactado en la primavera de 1989, más de seis meses antes de los acontecimientos trascendentales en Leipzig, Berlín y otras ciudades de la Alemania Oriental en el mes de noviembre del mismo año. 15 Führ, Christoph, Schulen und Hochschulen in der Bundesrepublik Deutschland, Bonn (Inter Nationes) 1988, p. 30-49. 16 Finkenstaedt, Thomas, Kleine Geschichte der Anglistik in Deutschland, Darmstadt (Wissenschaftliche Buchgesellschaft) 1983, p. 221. 17 Cifras obtenidas a base de las "crónicas" contenidas en los correspondientes tomos de Romanistisches

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(53) diez años después, esto correspondía a la mencionada bipartición que entonces tuvo lugar en todas las disciplinas filológicas. Al final de los diez años siguientes, en 1975, se constata otra duplicación del número de puestos, o sea más de un centenar, y ahora sí que se trata del establecimiento de cátedras más o menos paralelas a las ya existentes. Al mismo tiempo se desarrollaba también el aumento de profesores no-catedráticos, sino de otras categorías, que hay que añadir para obtener los totales del profesorado de los Departamentos de Románicas. En 1975 este total asciende a casi 180, y en la actualidad a aproximadamente 25018. Ahora bien, es escasísimo entre este elevado número de colegas el de los que, según los términos de su nombramiento, son exclusivamente profesores de lingüística o literatura hispánicas. Se debe a que todo el proceso de expansión e incremento antes referido, seguía en principio la pauta tradicional que privilegiaba al francés y sólo en proporción mucho menor a las demás lenguas y literaturas románicas. Por lo cual, mucho más frecuente que un puesto destinado a la exclusiva enseñanza del español o del italiano lo son los que llevan especificaciones semejantes a "Filología románica con especial consideración del ámbito iberorrománico" o "Literatura francesa e italiana", "Lingüística francesa y española" etc. etc., con todo lo que esto significa en cuanto a la labor docente y la necesaria calificación comprobada por trabajos de investigación. - ¿Y cómo es la situación respecto a los estudiantes y la organización de la enseñanza? Hasta mediados de los años setenta seguía predominando - y en alto grado - el alumno y, en proporción mucho mayor la alumna, que aspiraba a una licenciatura en francés para dedicarse a continuación a la enseñanza media, la cual durante todos aquellos años absorbía este potencial sin mayores dificultades. Los estudiantes que además del francés se dedicaban al español o a otro idioma románico, formaban una - selecta - minoría. La romanística - pues a todos se les seguía (y sigue) llamando "romanistas" - ha llegado así a ser considerada a todos los niveles administrativos y también por nosotros mismos como una especialidad que se caracteriza, para servirme de las expresiones que nos son habituales, por ser una combinación de una "rama de masas" (el francés) con varias "ramas pequeñas" a las que la enseñanza media no ofrece sino una salida profesional reducidísima. (Recuerden cómo dije al principio que según una estadística reciente el total de alumnos que en el colegio aprenden el español asciende a escasamente 30.000). Es verdad que a partir de los años 60, si no recuerdo mal, se había venido creando, sobre todo para las numerosas especialidades en ciencias humanas que anteriormente no tenían otro examen final que el de doctorado, otro grado académico intermedio, el "Magister Artium" - innovación extendida también a las distintas reunas de la Filología románica -; pero la aceptación de este nuevo título universitario por parte de la sociedad (o sea por las empresas, la administración pública, las redacciones de los mass media, etc.) no fue sino muy lenta y reservada. Hay que tener en cuenta, además, que si estos planes de estudios, en comparación con los de licenciatura, prevén una formación más específicamente científica que pedagógica, se mantiene sin embargo el principio básico del sistema alemán, que obliga a estudiar por lo Jahrbuch. Para el periodo anterior (1920-1953) cf. Ferber, Christian von, Die Entwicklung des Lehrkörpers der deutschen Universitäten und Hochschulen 1864-1954, Göttingen (Vandenhoeck u. Ruprecht) 1956, p. 206 y 233. 18 Esta ultima cifra se obtiene a base de los datos reunidos por Fritz Abel y Hanspeter Plocher en su folleto Romanistik - Hinweise für Abiturienten, Studienorte/Fächerverbindungen, Universität Augsburg 1988.

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menos dos especialidades distintas. Para el examen de licenciatura las posibles combinaciones se limitan, evidentemente, a las asignaturas que figuran también en la enseñanza secundaria, mientras el "MA." admite una gama de combinaciones mucho más rica (en mi última hora de consulta el pasado semestre vino a visitarme en mi despacho una estudiante que además del español se dedica al japonés). Ahora bien, todo el panorama que he esbozado esquemáticamente está experimentando, desde hace unos diez años, una transformación considerable. La expansión de las universidades se paralizó por completo, la nueva consigna de los Ministerios fue incluso la reducción de personal. La situación para las perspectivas profesionales de nuestros estudiantes es aún más grave, pues se ha llegado a una suspensión casi total de contratos de nuevos profesores en la enseñanza media - situación que según los pronósticos actuales se va a mantener todavía durante bastantes años. Este lamentable panorama general está produciendo un cambio importante en los departamentos de Filología románica. No es que esté disminuyendo el número de estudiantes, al contrario, éste sigue creciendo - hasta tal punto que en la universidad en la que yo enseño hemos superado hace poco el número de los estudiantes del Departamento de inglés, que tradicionalmente fue siempre bastante superior al nuestro. Lo que sí está disminuyendo progresivamente es la cifra de quienes se matriculan exclusivamente para la clásica licenciatura en francés que da acceso a la enseñanza secundaria, mientras se observa un fuerte cambio de orientación hacia los programas de estudios que preparan al mencionado examen de "Magister Artium", cambio que beneficia en medida inesperada a los demás ámbitos románicos, entre ellos al español. Entre 1977 y 1984 el número de estudiantes de español matriculados en los 36 Departamentos correspondientes de las 48 universidades existentes en la República Federal, se ha más que triplicado19. Es una situación nueva que, aunque por un lado nos satisface a los hispanistas universitarios, por otro nos causa preocupación, pues ¿qué salida profesional podrán tener estos jóvenes un día? Una situación, de todas maneras, a la que no es fácil hacer frente en nuestros departamentos, pues habría que poder ampliar el programa, diversificar los cursos, etc. para lo que carecemos del profesorado suficiente. Y, dentro de todo, se nos presenta la siguiente cuestión: ¿Es ésta una evolución que se estabilizará? ¿Se tratará quizá solamente de un fenómeno pasajero? En el esbozo - muy genérico por cierto - que hasta aquí les he presentado sobre la evolución y situación durante los últimos 40 años, he subrayado a menudo cómo el destino del hispanismo alemán sigue condicionado fuertemente por el desarrollo general de los estudios románicos. A continuación vamos a señalar una serie de hechos, de varia índole, que revelan cómo al mismo tiempo la rama de estudios hispánicos ha ido adquiriendo, a pesar de todo, cierta autonomía y fisionomía propias. 1°: En cuanto al aspecto institucional en sentido estricto, incluso ya en la primera mitad del siglo habían surgido unos pocos centros de investigación y documentación espezializados, entre los que merecen ser mencionados sobre todo los Institutos Ibero-America19

Cf. el cuadro estadístico en Heinz-Jürgen Beyer, Studienßhrer Sprach- und Literaturwissenschaften, München (Lexika Verlag) 1987, p. 96.

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nos de Hamburgo y de Berlín fundados respectivamente en 1917 y 1930. Ambos, a pesar de su nombre, no se dedican exclusivamente al área latinoamericana, sino también a las lenguas y literaturas peninsulares. Sin embargo, estaría por decir que "nomen est ornen" en el sentido de que si a partir de mediados de siglo se han formado, dentro de los departamentos de filología románica, algunos otros centros de investigación con carácter más o menos autónomo, ha sido casi siempre con una orientación muy marcada, y a veces exclusiva, hacia los estudios iberoamericanos. Pienso en universidades como las de Colonia y de Erlangen, o en el LAI, el Lateinamerika-Institut, que hace veinte años se ha constituido en instituto independiente del Departamento romanístico de la universidad de Berlín, o en la creación reciente de un Centro de estudios latinoamericanos en la joven Universidad católica de Eichstätt. Algo análogo se ha podido observar en los Departamentos de inglés de nuestras universidades, donde los estudios de cultura norteamericana tienden también a cierta autonomía institucional. Quiero destacar todavía que los aludidos centros hispanísticos se caracterizan todos por un acusado perfil inter- o pluridisciplinario - rasgo no común en el hispanismo alemán tradicional, mientras constituye "une des orientations fondamentales de l'hispanisme français, qui ue sépare pas l'histoire des littératures de l'histoire des hommes et des sociétés". (Son palabras de Maxime Chevalier en una reciente contribución, inédita aún, a la revista por mí dirigida, y que me permito citar aquí.) 2° punto: La historia de una disciplina científica ¿no es en buena parte idéntica a la de sus revistas? En Francia, ya durante el último decenio del siglo pasado habían nacido la Revue hispanique primero y el Bulletin de Burdeos poco después. Veinticinco años más tarde, Allison Peers fundó en Liverpool el Bulletin of Spanish Studies. En Alemania, el desarrollo intenso de la filología románica durante el siglo pasado, ya a partir de los años 70 había llevado a la creación de varias revisteis de alto nivel científico en las que, por supuesto, se encuentra también buena cantidad de trabajos hispanísticos. En la actualidad, nuestro hispanismo sigue expresándose en estas revistas de orientación global - antiguas y recientes - pero dispone asimismo de más de una publicación periódica propia. Estas últimas, sin embargo, son todas posteriores al final de la segunda guerra mundial, y su paulatino surgir es claro indicio del lento proceso de independización de la investigación hispanística en nuestro país. La primera iniciativa la tuvo la universidad de Hamburgo, y es muy interesante de qué manera. En 1947 vió la luz el "Anuario Romanístico" (Romanistisches Jahrbuch) que, como su nombre dice, estaba destinado a acoger trabajos sobre todo el ámbito románico. Pero a partir del tomo sexto, éstos presentan una división en dos partes: una "Parte romanística general" y otra "Ibero-Romanística". Curiosa estructura de transición, solución intermedia que, sin embargo, se ha conservado hasta hoy día. El último volumen publicado, que es el trigésimo octavo, presenta la misma fisionomía bifocal. Las posteriores revistas, Iberoromania (a partir de 1969), y más adelante Iberoamericana (1977)20 así como las recentísimas Zeitschrift für Katalanistik y Lusorama, ya al momento de nacer patentizan su carácter especializado. Una observación todavía a propósito de la primera de ellas, Iberoromania; al dorso de la portada de todos sus fascículos lleva un texto bilingüe, en alemán y en castellano, donde, 20

Para más detalles sobre el origen y la historia de las revistas mencionadas cf. los respectivos artículos contenidos en el tomo 100° - tomo jubilar - de Romanische Forschungen (allí se encuentran también las palabras de Maxime Chevalier citadas supra).

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con referencia a los manuscritos que se sometan al Consejo de Redacción, se lee la frase siguiente: "En lo posible, deben estar escritos en una lengua iberorrománica"; y se añade que, de no ser así, "tienen que venir acompañados de un resumen en español". Son condiciones o exigencias nada insólitas en publicaciones científicas modernas. Y huelga decir cuál sea su finalidad. Con todo esto, podría abrirse aquí un paréntesis referente al destino de la lengua alemana como vehículo del discurso científico, paréntesis bastante largo y nada ocioso porque se trata de un aspecto que constituye un problema importante del hispanismo alemán. Para no hablar sino del tiempo presente (pues en el pasado, y hasta el primer tercio del siglo inclusive, la situación era distinta, más favorable en general): un filólogo clásico español aún hoy día dominará, muy probablemente, al menos el alemán escrito. Y de un filósofo se podrá decir lo mismo. ¿Pero un hispanista español? Quiero decir un hispanista que no haya estado en su juventud algunos años como lector en una universidad alemana ..., como Dámaso Alonso, o Montesinos, o Manuel Alvar, o mi primer maestro de castellano en la universidad de Colonia, el entonces jovencísimo Claudio Guillén. No son tan pocos, bien es verdad, pero el problema existe. Y ¿qué hará el hispanista alemán? ¿Abandonar su idioma para alcanzar un mayor número de lectores? ¿Y contribuir así con su pequeño - o pequeñísimo - grano de arena a que el idioma alemán vaya perdiendo otro centímetro - o milímetro - más de terreno como vehículo de comunicación científica? Son cuestiones delicadas donde entran en juego factores de muy variada índole. Obviamente, para un hispanista francés, la opción entre su idioma nativo y una lengua iberorrománica se presenta de forma bastante diversa. Pero cierro el paréntesis. Y después de los centros de investigación y las revistas, tres rápidas pinceladas más para terminar el cuadro: I o - o 3° en la serie -: Nosotros mismos o sea la Asociación que nos reúne aquí, sus congresos de turno y demás actividades a lo que podría añadirse la nómina de otros coloquios y convenios de temática iberorrománica, en general más especializada; pero me voy a limitar a nuestra agrupación profesional. En 1953 se fundó, por un discípulo de Karl Vossler y sucesor suyo en la cátedra en Múnich, la "Asociación de romanistas alemanes" que en setiembre próximo, en Aquisgrán, celebrará su vigésimo-primer Congreso en el que están previstas 16 secciones de trabajo. Una de ellas tiene por tema: Lateinamerikanistik, pero seguramente en otras varias secciones habrá también comunicaciones sobre temas hipanísticos. Sólo hace 12 años o sea casi un cuarto de siglo más tarde que dicha Asociación - a la que, por cierto, pertenece la mayoría de los compañeros alemanes aquí presentes -, nació el "Deutsche Hispanisten-Verband", y recuerdo que durante una breve fase inicial, hubo también algunos pequeños roces entre las dos asociaciones ya que a la más antigua la formación de la joven le parecía un poco como una secesión iconoclasta que, en ciertas ocasiones, cuando se tratase por ejemplo de articular peticiones o protestas dirigidas a órganos estatales, podría haber resultado perjudicial a la causa, en el fondo, común. 4° y penúltimo punto: llamémoslo "aceptación del hispanismo científico por parte del público culto general". O sea ¿en qué medida el lector alemán de cierto nivel cultural parece dispuesto a prestar atención a los resultados, convenientemente presentados, de nuestra labor de investigación? Es de suponer que las casas editoriales entiendan algo de esto y, por lo tanto, les doy dos ejemplos tomados de este ámbito que son, a mi modo de ver, bastante significativos. Es muy corriente hoy día ese tipo de libro que, siendo una especie

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de sucedáneo al modelo tradicional de historia literaria, presenta una serie de monografías sucintas, redactadas por varios autores y dispuestas por orden cronológico, sobre los escritores u obras representativos de una literatura nacional o de una época determinada de la misma. Así apareció, por ejemplo, entre 1968 y 1976, en una editorial de Düsseldorf una colección de tomos, ordenados por géneros, que contienen interpretaciones de obras significativas de la literatura francesa. Después de haber terminado la publicación de esta serie, la casa editorial ha tardado diez años en decidirse a aplicar la misma fórmula a otra literatura románica y es la española. En el 86 salió un tomo sobre la novela y el año pasado otro dedicado al teatro - de Juan del Encina hasta El arquitecto y el emperador de Asiría. - Y un ejemplo análogo: En una gran colección científica de carácter enciclopédico de la casa Kroner en Stuttgart se han publicado, en los años setenta, tres volúmenes que ofrecen ensayos sobre los representantes más destacados de la literatura contemporánea de distintos países románicos. El primero en haber salido se ocupa de escritores franceses, el siguiente traza un panorama de la producción literaria de Italia, el título del tercero reza "Literatura latinoamericana contemporánea por ensayos monográficos". - Como se ve, la estrategia de las dos casas editoriales es muy similar. Coincidencia completa en la manera de dar comienzo a la respectiva serie: literatura francesa. Solamente en el segundo de los dos ejemplos se procede casi inmediatamente a incluir, en el programa editorial, otro ámbito cultural y lingüístico de la romania. Pero es el italiano, no el español. Tengan en cuenta que el libro se prepara a principio de los años 70 (aparece en 1974). Son los últimos años de la época franquista, que ni política ni culturalmente podían despertar, en la Alemania de entonces, un interés vivo y continuado, mientras la cultura italiana, ya muy poco después de terminarse la segunda guerra mundial se había ido imponiendo a la atención del gran público con su cine neorrealista y, a la del lector culto, con autores como Cesare Pavese, Moravia y Vittorini, seguidos a poca distancia de tiempo por Bassani y el gran éxito del Gattopardo de Tomasi di Lampedusa y por escritores más jóvenes como Italo Calvino, Leonardo Sciascia y Pier Paolo Pasolini. Se comprende, pues, que en aquel momento un editor inteligente diese preferencia a la literatura italiana. Y también se comprende que el mismo editor - inteligente o inteligentemente aconsejado -, al querer lanzar otro tomo más y decidiéndose esta vez sí a abordar el área iberorrománica, haya optado por tener en cuenta exclusivamente - estamos todavía en pleno "boom" - la literatura hispanoamericana21. Quizá sea algo atrevido querer sacar, de tan pocos ejemplos, una conclusión generalizadora, pero no parece una casualidad que el momento en que otro editor - el de la primera colección aludida - haya recurrido a la competencia de un grupo de investigadores en el campo de la literatura hispánica peninsular, no haya venido sino diez años después. Entonces, en el 85, es la España de Juan Carlos y de Felipe González, una España cuya etapa de formación ha sido seguida con vivo interés y calurosa simpatía por la opinión pública alemana, y que además ofrece el espectáculo de una intensa transformación e innovación de su vida cultural. La atracción ejercida por la imagen de la España actual le habrá convencido al dicho editor de la oportunidad de acoger, en su colección, esos volúmenes que, mediante interpretaciones monográficas, presentan una visión panorámica de lo que son las obras maestras del pa-

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Eitel, Wolfgang (ed.), Lateinamerikanische Kröner) 1978.

Literatur der Gegenwart in Einzeldarstellungen, Stuttgart (A.

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sado y presente de la literatura española dramática y narrativa . Y pasemos al 5° y último punto: La posición de la investigación hispanística actual en relación con la correspondiente actividad de los filólogos alemanes en las demás áreas del mundo románico. Para darles una idea de cómo era esta relación antes de 1950, les di las cifras de las tesis doctorales presentadas en las universidades alemanas durante los 65 años anteriores a esta fecha: 3700 de francés, 330 de italiano, 210 de tema español. Podría someterles el cálculo análogo para la segunda mitad del siglo23. Pero prefiero servirme de otro tipo de datos, que me parecen más significativos por reflejar nuestras actividades en un sentido más amplio y al mismo tiempo más actual. Desde 1980 hasta finales del año pasado, o sea durante algo más de ocho años, he sido miembro del Consejo Nacional de Investigación Alemán en la sección de literaturas románicas - actividad de bastante abnegación pues consiste en redactar informes sobre todas las instancias presentadas a dicho Consejo (concesión de subsidios de publicación, realización de congresos en Alemania y viajes para asistir a congresos fuera de Europa, becas para que investigadores jóvenes puedan llevar a cabo sus tesis de habilitación o que investigadores de cualquier grado puedan desplazarse a consultar bibliotecas en el extranjero, subsidios para gastos materiales y personal ayudante en proyectos de investigación). He contado los informes que he tenido que redactar durante esos años. Han sido 408. Y entre ellos 160 eran relativos al área francesa, 50 a la italiana, y 90 al área hispánica24. Quiere decir que los estudios de lengua y literatura francesa sí siguen conservando la primacía, pero la actividad del hispanismo alemán ha alcanzado a la hora actual un volumen muy considerable. Además, estas cifras son "actuales" en el sentido particular de que permiten incluso cierto pronóstico, ya que muchos de los dichos informes se refieren a investigaciones que están aún en vía de gestación y no darán sus frutos sino en los años venideros.

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Roloff, Volker, Harald Wentzlaff-Eggebert (ed.), Der spanische Roman vom Mittelalter bis zur Gegenwart, Düsseldorf (Schwann-Bagel) 1986 und Das spanische Theater vom Mittelalter bis zur Gegenwart, 1988. Cf. Rodríguez Richart, José, "'Habilitationsschriften' y tesis de doctorado realizadas en las Universidades de Austria, de la República Democrática Alemana y de la República Federal de Alemania, sobre temas de lengua y literatura española y portuguesa (1945-1974)", en: Iberoromania II, Nueva ¿poca, 1975, p. 205-234; Juan-Tous, Pedro, "Hispanismo académico alemán 1964/84", en: Deutscher Hispanistenverband, Mitteilungen, Nr. 0,1987, p. 6-26.; Herrmann, André, Gustav Siebenmann, "Verzeichnis der Spanien, Portugal und Lateinamerika betreffenden Schweizer Hochschulschriften aus dem Gebiet der Geistes- und Sozialwissenschaften 1897-1977", en: Iberoromania III, Nueva época, 1978, p. 118-139. En cuanto a la producción hispanística, en sentido más amplio, de los países de habla alemana hasta mediados de los años 50, sigue teniendo valor informativo la sección correspondiente (p. 1-135), compilada por Hans Juretschke, del Catálogo de la Exposición de bibliografía hispanística celebrada en la Biblioteca Nacional de Madrid, Madrid (Patronato del Primer Centenario de Marcelino Menéndez y Pelayo) 1957. De fecha reciente son las contribuciones - esbozos panorámicos con nutrida documentación bibliográfica - de M. Fernando Várela Iglesias (Austria), Christoph Strosetzki (RFA) y José Manuel López de Abiada (Suiza) a la Revista de la Universidad Complutense, 1984/1 y 2-4 (fecha de publicación del fase. 2-4: 1988). Para los años 1978-1986, se dispone además de un buen repertorio bibliográfico: Bibliographie der Hispanistik in der Bundesrepublik Deutschland, Österreich und der deutschsprachigen Schweiz, I, Titus Heydenreich y Christoph Strosetzki (ed.), II, Christoph Strosetzki (ed.), Frankfurt a.M. (Vervuert) 1988. Un Repertorio de hispanistas de la República Federal de Alemania fue publicado en 1980 por el entonces Director del Instituto de España en Munich, Manuel Muñoz Cortes, y su colaboradora Renate Trumpp - folleto que contiene unos 130 artículos bio-bibliográficos (lo precedió el cuadro sinóptico publicado por Gustav Siebenmann - "Hispanisten an den Hochschulen in der Bundesrepublik Deutschland" - en: Iberoromania II, 1975, p. 183-198. Debo estas cifras - así como algunos otros de los datos estadísticos presentados en esta comunicación - a la amable ayuda de mi colaboradora la señorita Kathrin Ackermann, M A .

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Y con esto llego a mi conclusión. El esbozo que les he presentado de la evolución del hispanismo alemán, a lo mejor se ha parecido un poco a la narración de la historia de una de aquellas etnias que encontrándose englobadas en un conjunto estatal más amplio, han desplegado, durante varias generaciones, todas sus energías para alcanzar una deseada autonomía. O, para servirme de otra metáfora, mi narración les puede haber parecido semejante a la historia de una familia - efectivamente la lingüística habla de familias de lenguas - donde uno de los hijos más jóvenes, oprimido constantemente por el mayor de sus hermanos, llega finalmente a hacerse grande también y a tener voz en el capítulo familiar. Pero ambas metáforas no me satisfacen plenamente, pues la imagen que dan de la realidad es parcial. Indudablemente, la evolución del hispanismo alemán está constituida en buena medida por la historia de su independización de la disciplina mayor - y tradicional - de la filología románica23, pero si esta emancipación llegase a ser total, nuestro hispanismo perdería precisamente lo que le da su carácter genuino y valor específico dentro de la gran familia - vuelvo a la metáfora de antes - de los hispanismos nacionales.

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Reflexiones muy interesantes - y desde muy variados puntos de vista - sobre el concepto y la situación actual de la "romanística" ofrece la miscelánea reunida por Fritz Nies y Reinhold R Grimm bajo el título provocador Ein "unmögliches Fach": Bilanz und Perspektiven der Romanistik, Tübingen (Narr) 1988.

El hispanismo francés, de los años 60 a la actualidad: organización y tendencias Augustin Redondo Université de la Sorbonne Nouvelle (París III) Para el que echa una mirada histórica sobre la evolución del Hispanismo francés durante el último medio siglo, salta a la vista que es alrededor de los años 60 cuando se verifican unos cuantos cambios fundamentales relacionados tanto con el desarrollo de los departamentos universitarios de estudios hispánicos como con el contenido de estos estudios y las orientaciones de las investigaciones. Es entonces cuando se crea la "Asociación de Hispanistas Franceses" (S.H.F). El segundo momento de esta evolución se situaría por los años de 1968 y en los años inmediatamente posteriores a esta fecha en que, después del consabido colapso y del debate de ideas a que dio origen, se emprende una activa reflexión de carácter pedagógico, se estructuran y diversifican más los estudios hispánicos, se amplían los métodos y los campos de investigación. El tercer momento correspondería a los años 1975-1980 en que un número importante de hispanistas franceses presentan su tesis de Doctorado de Estado y vienen a ser catedráticos de universidad, lo que implica la dirección de trabajos de índole muy diversa que, no obstante, integran muchas veces una dimensión interdisciplar en sus enfoques metodológicos. Paralelamente, se crean centros y equipos de investigadores que unen sus esfuerzos en torno a una época, un tema, un método, etc. y se empiezan a programar bancos de datos. Es éste el principio del período actual en que los estudios hispánicos han alcanzado notable desarrollo, en que se promueven numerosos trabajos individuales y colectivos y aparecen intereses científicos nuevos. Son pues estos tres momentos los que se quieren evocar en este informe, poniendo de relieve las características del Hispanismo francés en cada caso, examinando las particularidades de su organización, las tendencias y orientaciones ideológicas de las investigaciones, las modificaciones que van apareciendo hasta llegar a la fase actual. Sin embargo, no se trata de volver a hacer los dos balances de la investigación sobre temas hispánicos en Francia, llevados a cabo por la S.H.F. en 1984-85 y en 19861, sino de poner de relieve, de manera sintética, las líneas generales de una evolución y de un desarrollo.

I. El Hispanismo de los años 60 En los años 50, existían muy pocos departamentos universitarios de estudios hispánicos. La mayoría de los estudiantes se concentraban en unas cuantas universidades meridionales (Toulouse y Burdeos, sobre todo) y en París. Verdad es que había muy pocas cátedras universitarias relacionadas con nuestras disciplinas y los estudios adolecían de una estreVéase la bibliografía. Citaré pues pocos nombres de hispanistas franceses, sólo los que me parezcan indispensables para comprender las evoluciones analizadas.

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chez de miréis muy significativa: casi exclusivamente se estudiaba la lengua y la literatura (con una predilección por la del Siglo de Oro) y sólo se adquirían algunos conocimientos de historia, de historia del arte y de geografía. Pero fundamentalmente, los hispanistas franceses se formaban como filólogos, conocedores de la lengua y de la literatura, y ésta más bien de épocas pretéritas. No hay que olvidar, en efecto, que el drama de la guerra civil española prolongado por la segunda guerra mundial, la instauración y la consolidación de la dictadura franquista, el exilio de millones de republicanos (entre ellos los intelectuales más brillantes) habían provocado el rechazo de la España oficial. Sólo se estudiaban de vez en cuando, en las universidades francesas, algunos de los poetas mártires o expatriados (García Lorca, Machado, Pedro Salinas, Jorge Guillén, etc). Pero se podían cursar entonces las clases de licenciatura - como le ocurrió al que firma estas líneas en la Sorbona, en 1956-1957 - sin que figurara en el programa de literatura ninguna obra de un autor del siglo XX español ni ninguna obra de un autor hispanoamericano. Sin embargo, la publicación en 1954 de la obra de Jean Sarrailh, La España ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII, provocó un profundo interés por nuevos cauces de investigación entre los jóvenes hispanistas franceses que, a raíz de las oposiciones, habían sacado una cátedra de instituto y se disponían a preparar una tesis de Doctorado de Estado. El libro abría efectivamente nuevas perspectivas sobre el siglo XVIII español, ponía de relieve la importancia de un espíritu reformador ilustrado, influenciado por Francia, pero con características propias. Utilizando fuentes muy variadas, desemboca en la estimulante historia del gran debate instaurado por una élite - que no dejaba de hacer pensar en el de épocas mucho más recientes - para intentar transformar a España con vistas al progreso y a la mejora de la nación española. Aparecía pues un campo de trabajo exaltador que, en cierto modo, compensaba la frustración provocada por el triunfo de la España franquista. La obra de Sarrailh fue un incentivo para que, por aquel entonces, la investigación sobre temas hispánicos empezara a orientarse de otra manera. Se trataba de apartarse, por lo menos parcialmente, del esquema a lo Gustavo Lanson (que no obstante seguiría dominando durante muchos años), el cual, si bien había conducido a trabajos universitarios valiosos gracias al acopio de datos utilizados, también había provocado visiones muy limitadas de un escritor. Más allá de la "Vida y obra" de tal autor, se delineaba una historia de la sociedad, de las instituciones y de las ideas, aplicada a la interesante España de la Ilustración. Varias tesis de hispanistas franceses sobre el siglo XVIII se idearon por esos años, en relación con este contexto. Paralelamente, se volvía a descubrir el gran libro de Marcel Bataillon sobre Erasmo y España (si la edición francesa salió a luz en 1937, la traducción española se publicó en tierra de exilio, en México-Buenos Aires, en 1950, y se reeditó en 1966). Se establecía un puente entre las ideas reformadoras de los siglos XVI y XVIII y las de la España contemporánea, como lo había subrayado Antonio Machado, a raíz de la salida de la obra, en 1937. El extenso y deslumbrante cuadro de la historia espiritual e intelectual del Quinientos español (con su vertiente americana) pintada por el maestro Bataillon iba a entusiasmar a numerosos hispanistas, así como las clases que el autor daba en el Colegio de Francia. Este fue el origen de diversos trabajos emprendidos entonces por un grupo de hispanistas franceses tanto sobre la España como sobre la América del siglo XVI, con una perspectiva de historia de las ideas y de las mentalidades, aun cuando estos trabajos com-

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portaran una vertiente literaria. Por estos años, los tres catedráticos de la Sorbona - Charles-Vincent Aubrun, Robert Ricard y Aristide Rumeau - que prácticamente dirigían todas las tesis sobre temas hispánicos que se habían emprendido en Francia (Bataillon, por ser catedrático del Colegio de Francia, y Sarrailh, por ser Rector de la Academia de París, no podían ser directores de las mismas), supieron, en varias ocasiones, orientar a los estudiantes hacia temas menos tradicionales que los que correspondían a la óptica lansoniana. Rumeau, en particular, se interesaba mucho por la historia de España e intentaba estudiar la literatura en relación con un contexto global, que facilitara la comprensión y el análisis de los textos, aplicando especialmente tal empeño a las obras de los siglos XVI y XVII. Este ambiente favoreció los contactos que bastantes hispanistas franceses tuvieron con el libro de Marcel Bataillon, y con el de Fernand Braudel sobre el Mediterráneo, que tanto esclarecía la historia económica y social de la época de Felipe II, lo que les empujó a asistir a las clases - como lo hice yo - que ambos impartían en el Colegio de Francia. Al llamar la atención sobre la España del Rey Prudente, enmarcada en el mundo mediterráneo, Braudel había puesto de relieve la importancia de los fondos documentales españoles. Desempeñó de tal modo un papel fundamental acerca de los historiadores, impulsando investigaciones de carácter económico y social sobre la España del Siglo de Oro. También le correspondió un papel activo a Pierre Vilar, quien profesaba en la Escuela de Altos Estudios y, aunque no había publicado todavía su tesis sobre Cataluña en la época moderna, ejercía ya una influencia notable sobre un grupo de fieles discípulos, atraídos por los estudios económicos y sociales encauzados con una óptica marxista. Pero, de una manera general, es la llamada "Escuela de los Anales" la que ha de influenciar, de manera directa o indirecta, muchas investigaciones que se emprenden alrededor de los años 60 y, después del interés por los trabajos de carácter económico y social, empieza a manifestarse una apetencia por lo que Lucien Febvre había llamado el outillage mental, lo cual ha de desembocar en una historia de las mentalidades aplicada tanto a los grupos mayoritarias como minoritarias. A este tipo de investigación han de adherirse bastantes hispanistas, tanto historiadores del gremio como profesores de español. Por lo que hace a los estudios hispánicos, hay que añadir que, durante la década 19501960, se han desarrollado significativamente las clases de castellano en la enseñanza media en pleno auge, a causa de la obligación para muchos niños de estudiar dos lenguas vivas, además del francés. Esto ha provocado la necesidad de formar a un número mayor de profesores de segunda enseñanza, lo que implicaba la creación de nuevos departamentos de estudios hispánicos. Ello vino a ser efectivo durante esta década, y sobre todo durante la siguiente, en varias universidades donde no existían: Rouen, Caen, Dijon, Pau, Nantes, Limoges, Nice, Tours, etc. con los correlativos puestos de profesores universitarios, los cuales se hallaban ocupados a menudo por encargados de cátedra por no existir todavía un número suficiente de Doctores de Estado. Dicho desarrollo ocasionó un incremento de las investigaciones y de las tesis correspondientes. El que desempeñó un papel importante en esta tarea de creación de puestos universitarios fue el tolosano Paul Mérimée, desde el "Consejo Consultivo de las Universidades". Algo parecido ocurrió por esas fechas con los estudios de portugués que fueron ampliando su campo gracias sobre

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todo a los esfuerzos de Pierre Bourdon y luego Paul Teyssier desde París, así como de Raymond Cantel desde Poitiers primero y posteriormente desde la capital francesa. En esta primera etapa se producen cambios importantes en los estudios hispánicos que van a tener decisivas repercusiones en la orientación de los trabajos científicos. En la Sorbona en primer lugar, por los años de 1955 y luego en Burdeos y Limoges, antes de regresar a París, Maurice Molho, con una óptica guillaumiana, empieza a impartir clases de lingüística, en vez de enseñar la tradicional gramática y la fonética histórica. Y lo mismo hace Bernard Pottier, primero en Burdeos, luego en Estrasburgo, antes de pasar a París. Estos cambios han de traducirse rápidamente por la introducción de una prueba correspondiente en la oposición a cátedra de español de enseñanza media (la famosa agrégatiori), lo que tendrá por consecuencia la necesidad de formar a especialistas de esta nueva disciplina y de promover los correlativos trabajos de investigación. No es ninguna casualidad si la tesis de Estado de Pottier sobre la Sistemática de los elementos de relación aparece en 1962, en un momento en que el estructuralismo está en plena boga. Este lingüista viene a ser el fundador de la semántica estructural. El y Molho - influenciado éste, además, por los trabajos de Marx, de Freud y de algún antropólogo - van a determinar la vocación de un semillero de discípulos. Paralelamente, también empieza a manifestarse el interés por los estudios latinoamericanos contemporáneos. En el programa de la oposición a cátedra de instituto que corresponde al año 1959 figuran ya el Martín Fierro de José Hernández y el Facundo de Sarmiento. El verdadero iniciador de estos estudios fue Paul Verdevoye y la presencia de varias oleadas de hispanoamericanos refugiados en Francia (entre ellos de unos cuantos escritores importantes) contribuyó a la extensión de dichos estudios, con una atención particular por las relaciones entre literatura y sociedad. De tal modo introducirán el americanismo en diversas universidades unos cuantos pioneros que están preparando su tesis de Doctorado de Estado. Por otra parte, alrededor de los años 60, se leen unas tesis significativas y novedosas y se publican unos libros que han de dejar unas huellas profundas. Desde este punto de vista, merecen citarse unos trabajos ingentes de inspiración marxista que han de tener larga influencia. En 1959, Noel Salomon presenta en la Sorbona su tesis de Estado sobre El tema campesino en la Comedia, en época de Lope de Vega y su investigación sobre El campo de Castilla la Nueva a finales del siglo XVI, según ¡as Relaciones topográficas". Salomon se esfuerza por dar una visión global de la Castilla de fines del Quinientos y el conocimiento histórico externo a la literatura le da la posibilidad de penetrar profundamente en los textos, de alcanzar las características de la creación literaria. La publicación de estas dos obras en 1964 y 1965 provoca la invectiva de la España franquista, por la orientación marxista que ostentan, y habrá que esperar a una fecha reciente para que la tesis sobre el tema campesino se traduzca al castellano. No obstante, estos dos libros han de influenciar a una serie de profesores, discípulos de Salomon, los cuales han de adoptar el enfoque del autor, aun cuando posteriormente modifiquen algunos aspectos de dicho enfoque, creán-

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dose de tal modo lo que algunos han llamado la "Escuela de Burdeos". De esta relación original con el maestro y su obra han de salir varias tesis sobre el Siglo de Oro y sobre la época contemporánea. Es asimismo por esos años cuando sale a luz la tesis de Pierre Vilar sobre la Cataluña moderna, publicada en francés en 1962. Es una aportación básica pues en realidad abarca todas las épocas, desde la medieval hasta la contemporánea, y encierra una estimulante reflexión sobre las ideas de "nación" y de "estado", así como sobre el papel que le corresponde a la economía en el proceso de constitución de los grupos nacionales, todo ello con un enfoque marxista. La obra de Vilar y su enseñanza - ya lo he señalado - han de tener un influjo certero en los trabajos de los jóvenes historiadores hispanistas que por aquel entonces empiezan a acercarse a los archivos españoles. Simultáneamente se publican varios libros de hispanistas venidos del campo de la historia, como los de Tuñón de Lara, Broué o Temime, por ejemplo. Van a llamar la atención sobre la época contemporánea e incitar a los investigadores a trabajar sobre la España del siglo XX y a evolucionar de la literatura a la historia. En ese mismo momento histórico (en 1959), se vuelve a inaugurar en la Moncloa la Casa de Velázquez, destruida durante la guerra civil. En ella, a lo largo de dos o tres años, van a hallarse reunidos unos cuantos hispanistas venidos de campos diferentes (historiadores, geógrafos, economistas, juristas, especialistas de literatura, etc.), lo que ha de crear las condiciones de numerosos intercambios y de una verdadera interdisciplinaridad, la cual va a ganar progresivamente el Hispanismo francés, mientras se establecen numerosos lazos con los investigadores españoles. Por los años de 1960, se asiste pues a una renovación de los estudios hispánicos, fuertemente influenciados por la historia, lo que se traduce, a nivel de los departamentos de español, por la inclusión de clases de civilización. El campo de estos estudios se define ahora como el de "Lenguas, literaturas y civilizaciones españolas y latinoamericanas". De la reforma Fouchet de 1967 a las normas actuales, esta triple orientación en la formación de los estudiantes seguirá siendo la de los departamentos de español. Esto significa que disciplinas nuevas como la lingüística o los estudios latinoamericanos se desarrollan conforme van tomando incremento esos departamentos. Como consecuencia de esta extensión del Hispanismo francés, y aprovechando la ocasión de un Homenaje tributado a Marcel Bataillon en Burdeos, en 1963, se decidió la creación de la "Sociedad de Hispanistas franceses" con el fin de coordinar los esfuerzos de sus miembros y promover la ampliación de las investigaciones sobre temas hispánicos. De tal modo, en menos de diez años, se habían producido cambios fundamentales en el panorama institucional e ideológico del Hispanismo francés con una influencia innegable del estructuralismo en los estudios lingüísticos y un fuerte alcance de los enfoques marxistas en los estudios literarios e históricos.

II. El Hispanismo de los años 68 El segundo momento de la evolución que vamos delineando corresponde a los años 1968.

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Como es sabido, los acontecimientos ocurridos entonces han provocado la puesta en tela v'e juicio de los comportamientos universitarios al uso, de la manera de enseñar y de la de investigar (se habla de suprimir la tesis doctoral). Estas críticas han ocasionado la obligación de renovar los métodos pedagógicos y de trabajar con grupos de estudiantes menos importantes. Ello acarrea la creación de varios puestos de profesores universitarios pero también una serie de investigaciones de tipo lingüístico y pedagógico para intentar mejorar el sistema de enseñanza, lo que se emprende en algunos centros y en particular en la Universidad de Vincennes, creada entonces con miras experimentales. Poco después, valiéndose de ciertos elementos de estas investigaciones, empiezan a plantearse los problemas de la informatización de textos, con aplicación a los textos medievales, punto de partida de un nuevo florecer de los estudios sobre la Edad Media. No obstante, después de un período de vacilación, los hispanistas franceses prosiguen sus investigaciones, aunque experimentan la necesidad de diversificar todavía más los enfoques adoptados anteriormente. Si bien el estructuralismo sigue gozando del interés de los lingüistas, el formalismo va ganando terreno y aparecen algunos trabajos de índole psicoanalítica; sin embargo, estos planteamientos no logran implantarse verdaderamente en el Hispanismo francés. En efecto, la crítica de erudición, influenciada a menudo por las aportaciones de los historiadores, no deja de tener gran importancia y se publican por esos años trabajos de gran seriedad científica, que acopian muchos datos y dan, en varias ocasiones, visiones nuevas de un escritor (Góngora, Quintana, Galdós, etc). De la misma manera, se asiste a una renovación de los estudios retóricos, como punto de partida por ejemplo de una interpretación global de la picaresca y del Guzmán de Alforache en particular. No obstante, durante este período, el influjo de los trabajos históricos sigue siendo importante. Bartolomé Bennassar ha publicado su tesis sobre Valladolid en el Siglo de Oro en 1967 y él mismo va a dirigir nuevos trabajos, especialmente sobre los fondos inquisitoriales. Un equipo reducido todavía, pero activo de historiadores, historiadores del arte, geógrafos y economistas está investigando sobre España y abriendo perspectivas nuevas. Por los mismos años, en 1970, Manuel Tuñón de Lara inicia en Pau una serie de coloquios de historia española contemporánea, que van a proseguirse durante diez años y han de permitir que se echen las bases de una historia global de España, la que van a cultivar tanto un sector importante de los hispanistas contemporaneístas como la nueva generación de los historiadores españoles. El influjo de las orientaciones marxistas es evidente en los planteamientos de los coloquios de Pau y se traduce asimismo en los vínculos que Salomon y sus discípulos establecen entre historia y literatura, como lo traduce por ejemplo el encuentro de Madrid de 1972 sobre "Creación y público". En este segundo momento, y a pesar del colapso de 1968, no ha cambiado pues fundamentalmente el panorama que existía unos diez años antes, por lo que hace a las investigaciones. La crítica de erudición sigue siendo importante, pero la influencia de la historia es muchas veces determinante. A nivel ideológico, el marxismo continúa ejer-

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ciendo gran atractivo; sin embargo, otros métodos han ido desarrollándose (el estructuralismo) o han ido apareciendo (el formalismo, el análisis de tipo psicoanalítico). Además se han incrementado las investigaciones de carácter pedagógico y se ha empezado a utilizar la informatización de textos. Por fin los departamentos de estudios hispánicos han ido creciendo, como consecuencia de la introducción de nuevos métodos de enseñanza.

III.

El hispanismo, de los años 1975 a la actualidad

El tercer período del proceso que venimos analizando empieza - según me parece - por los años 1975 y se prosigue hasta el momento actual. Varios factores han de desempeñar un papel importante en la evolución del Hispanismo francés durante este período. Numerosas tesis de Doctorado de Estado se leen, en varios campos, en particular en el de los estudios latinoamericanos. Corresponden a los trabajos emprendidos por esas nuevas generaciones de profesores entrados en la enseñanza universitaria alrededor de 1968, con una tendencia positiva a aligerar el contenido tradicional de esta clase de trabajos y a reducir el tiempo de preparación de dichas tesis (los famosos 10 a 15 años). Verdad es que la aparición de la tesis de tercer ciclo - que sólo da la posibilidad de ser profesor titular y no catedrático -, con una preparación menos larga (generalmente 4 o 5 años) ha provocado una multiplicación de trabajos en todos los campos.2 De la misma manera, la necesidad de conseguir el D.EA. ("Dipióme d'Etudes Approfondies") antes de dedicarse verdaderamente a esa tesis ha ocasionado ciertas concentraciones universitarias ya que no se puede preparar este diploma en todas las universidades. En varios casos ha sido un incentivo para que se crearan equipos interuniversitarios que han sido el punto de partida para la organización de centros de investigaciones conjuntas. Esta es, en efecto, otra de las características de dicha época: la aparición, en torno a los años 80, de bastantes equipos de investigadores. La investigación, en el Hispanismo francés, va a tener dos rostros a partir de entonces: trabajos de carácter individual (necesarios de todas formas para la carrera universitaria) y trabajos de índole colectiva, lo que transforma fundamentalmente el aspecto del Hispanismo galo. Por fin, los cambios políticos ocurridos en España, con la muerte de Franco, han conducido los hispanistas franceses a reanudar relaciones normales con los representantes oficiales del gobierno español, invitando en 1977 al Consejero Cultural de la Embajada de España en París a participar al Congreso de la S.H.F. organizado ese año en Tours. Desde entonces ha ido creciendo el número de investigadores que dedican sus trabajos a la España contemporánea. Además, la instauración de un sector "Lenguas Extranjeras Aplicadas", vinculado a un conocimiento económico, social, político, jurídico, etc. de la Hoy en día se está aplicando una reforma reciente del sistema de las tesis. Ya no existe más que una tesis, un poco más importante que la de tercer ciclo. La de Estado se halla sustituida por la "habilitación". Para conseguirla, hay que presentar ante un tribunal un expediente que comprende la tesis y varios trabajos complementarios (libros y (o) artículos). El conjunto ha de ser equivalente a la antigua tesis de Estado.

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España actual ha empujado unos cuantos hispanistas franceses a dedicar sus investigaciones a esta España, a trabajar asimismo sobre la prensa o sobre el cine (uno de los ejercicios de la oposición a la agregaduría de instituto puede estar ya relacionado con el análisis de una película española o hispanoamericana). Durante estos últimos años, se asiste de tal modo a un nuevo equilibrio de las investigaciones sobre temas hispánicos. A la época contemporánea, le corresponde aproximadamente la mitad de los trabajos, con una proporción mayor de trabajos sobre la América latina que sobre España. Por lo que hace a la península, es la época que se extiende desde finales del siglo XIX hasta el período de la guerra civil la que está interesando más. Unos cuantos historiadores trabajan sobre aspectos económicos, otros hispanistas sobre aspectos políticos, sociales, ideológicos o literarios (en relación con la ideología), con un interés particular por las culturas populares. A pesar de la crisis de las ideologías que caracteriza nuestro momento histórico, la orientación marxista de algunos de estos trabajos demuestra cuán profunda ha sido la influencia de Noel Salomon y de Pierre Vilar. Sin embargo, al mismo tiempo, se están planteando una serie de problemas - en parte por influencia de las ciencias sociales - acerca del funcionamiento de una cultura y de las geminaciones implicadas por los diversos contextos culturales. El atractivo de la América Latina va aumentando de manera significativa. Un grupo de geógrafos, economistas, historiadores trabaja sobre la América de lengua española y portuguesa. Pero el interés por la brillante literatura hispanoamericana contemporánea (no hay que olvidar también la presencia, entre los refugiados latinoamericanos en Francia, de algunos de los escritores más fecundos) ha provocado nuevas investigaciones sobre este campo. Por otra parte, varios discípulos de Verdevoye han presentado su tesis y están dirigiendo a su vez nuevos trabajos. Si bien los análisis de orientación marxista siguen subsistiendo en varios casos, las investigaciones toman muchas veces otros rumbos: análisis del discurso con perspectivas de narratología, estudio de las formas culturales y de los géneros, de los mitos de identidad, etc. Asimismo, un grupo de americanistas no muy nutrido pero activo, siguiendo las huellas de Marcel Bataillon, se interesan por la época colonial, planteando una serie de problemas históricos y culturales (entre los cuales están los de las geminaciones de culturas). Se asiste también a una nueva importancia de los trabajos sobre el Siglo de Oro - un 20% del conjunto de las investigaciones - con un interés especial por los grupos minoritarios o marginados, la Inquisición, los problemas de convivencia (de alteridad, integración o exclusión), los comportamientos colectivos (religiosos, familiares, amorosos, festivos), de una manera general por todo lo que está relacionado con la historia de las mentalidades. Del mismo modo, se renuevan los estudios literarios sobre esta época, con preocupaciones por problemas de formas y discursos narrativos, orales y escritos, de geminaciones culturales, de funcionamiento ideológico de los discursos, etc., siendo la novela picaresca, la comedia, Cervantes y Quevedo objeto frecuente de investigaciones.

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La Edad Media está asimismo en plena expansión - aunque no llega a un 10% de las investigaciones - con una influencia notable de los trabajos de Duby, Le Goff y Dumézil, si bien los trabajos informáticos sobre textos siguen teniendo importancia. Lo mismo pasa con la situación actual de los estudios lingüísticos - un 15% de los trabajos diversificados, que integran diversos acercamientos los cuales no se atienen al estructuralismo y han ensanchado su campo hasta la lexicología amerindia. Una observación similar podría hacerse con relación a los estudios portugueses implantados en las diversas Universidades o con los estudios catalanes que existen en algunas universidades, como las de París, Rennes o Perpignan y se apoyan en el "Centro de Estudios Catalanes" de París. Lo que llama sobre todo la atención en la fase actual es la importancia que tienen los estudios históricos o de índole histórica, influenciados por las aportaciones de otros campos: en particular, la antropología y etnología o la sociología. Otro sector muy cultivado también es el que está relacionado con los análisis de discurso y de formas narrativas: trabajos de narratología, de semántica textual, atención al fenómeno autobiográfico, a la oralidad, a la literalidad, utilización de métodos psicocríticos o sociocríticos, etc. En el período presente estamos frente a un bullir de posibilidades de investigación, a una puesta en obra de preocupaciones críticas y metodológicas que, paradójicamente, alcanzan su momento más interesante unos 15 o 20 años después de 1968. No obstante, lo que caracteriza profundamente al Hispanismo francés actual es la interdisciplinaridad: métodos complementarios para acercarse a un tema, esfuerzos conjuntos de hispanistas de formación diferente, lo que se lleva a cabo muchas veces en el marco de un centro de investigación. Hoy en día, existen en Francia unos 60 centros, que agrupan a los investigadores de un equipo de hispanistas. Si nos atenemos a la encuesta que se realizó hace pocos años (en 1984-1985) nos damos cuenta de que las orientaciones que dominan están unidas - cualquiera que sea el campo de investigación - a la historia de las ideas y de las mentalidades, por una parte, al análisis de los diversos tipos de discurso, por otra. Esta concentración de las posibilidades de investigación es muy llamativa porque en tal o cual parte han aparecido centros especializados con un interés dominante unido a un período histórico, a un tema, a un método, lo que da nueva vida a los departamentos universitarios correspondiente. Es el caso de Dijon (cine y novela contemporáneos), de Rennes (prensa contemporánea) o de Tours (educación) para no citar más que tres ejemplos y no decir nada de los que existen en las viejas universidades de Aix, Burdeos, Montpellier, Toulouse o París. Pero esta concentración ha llegado todavía más lejos en algunos casos, ya que se han creado verdaderos polos en unas cuantas universidades. Es lo que ha ocurrido en Toulouse con el GDR "ORDEME" animado primero por Bennassar y luego por Chastagneret, que abarca equipos de historiadores e historiadores de la cultura (de las

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universidades de Toulouse, Burdeos, Aix, Pau, Escuela de Altos Estudios). Estos trabajan sobre la larga duración y estudian problemas económicos, sociales, culturales de la España moderna y contemporánea y han publicado hace unos años un trabajo que intenta dilucidar las razones del retraso económico de España hasta una época reciente. Se ocupan ahora de problemas de alfabetización y educación. Ha sido también el caso en la Universidad de París III, en que los 7 centros de investigación sobre temas hispánicos y lusitanos, que cubren los diversos campos del Hispanismo, han unido sus esfuerzos en una estructura conjunta: el "GRIMESREP", dirigido por Redondo. Además de sus investigaciones y publicaciones particulares (bastantes volúmenes han salido a luz), dichos centros trabajan en común sobre problemas relacionados con "ideologías, mentalidades y sistemas de representaciones", interesándose por los discursos de los grupos dominantes y dominados, así como por los fenómenos de mediaciones culturales, y han publicado varios libros sobre el particular. Investigan ahora sobre los problemas unidos al concepto de "alteridad". Estos Centros - y otros - están apoyados por el Ministerio de Educación Nacional ("Dirección de las investigaciones"), lo que implica un esfuerzo investigador y resultados positivos que se traduzcan por una actividad innegable y por publicaciones. Lo mismo hace el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (C.N.R.S.) con unos pocos equipos cuyos trabajos le interesan especialmente.3 Desde este punto de vista, el C.N.R.S. ha dado un apoyo decisivo a la creación de la "Maison des Pays Ibériques" de Burdeos, que coordina los esfuerzos de varios equipos de las universidades de Bordeaux y Pau, cuyas investigaciones (jurídicas, políticas, económicas, históricas, literarias, etc.) están vinculadas a los países ibéricos. Ha promovido - bajo la dirección de Pérez - diversos encuentros y trabajos, tiene asimismo una actividad editorial importante y últimamente ha animado un gran congreso sobre la Revolución francesa y su repercusión en España y América. Al mismo tiempo, gracias a la colaboración de los departamentos y centros de investigaciones hispánicos está elaborando un "banco de datos bilbiográficos del Hispanismo" (Hispabib) que puede consultarse ya y proporciona una serie de informes de mucha utilidad. La actividad del Hispanismo francés se traduce por numerosos coloquios nacionales e internacionales organizados regularmente en Francia o en Madrid (en colaboración con la Casa de Velázquez) - unos 30 en 1988 - y por múltiples publicaciones colectivas e individuales: el Boletín bibliográfico de la S.H.F. relacionado con los años 1985-1986 registra 757 trabajos de hispanistas franceses (478 en 1979-1980). Paralelamente, editan éstos varias revistas: Bulletin Hispanique, Caravelle, Criticón, Imprévue, Iris, etc. (una de las últimas creadas es America). Por otra parte, diversos proyectos colectivos están programados o están saliendo a luz: una Historia cultural de la España contemporánea, una Historia de las literaturas hispánicas, una Historia cultural del libro y de la edición, etc. El camino recorrido en poco menos de treinta años aparece pues importante: cor3

Véase la lista y las características de estos equipos en el volumen publicado por la S.H.F. en 1986.

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responde a la implantación progresiva de un Hispanismo fuerte y activo que se apoya actualmente en una red de 40 departamentos de estudios hispánicos y en unos 800 especialistas (unos pocos en el C.N.R.S. y en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales). El Hispanismo ha ido ganando terreno entre los historiadores, geógrafos, economistas, etc. pero en contrapartida se ha hallado profundamente influenciado por las aportaciones de unos ingentes hispanistas venidos del campo de la Historia. Hoy en día se ha abandonado casi completamente el viejo esquema de los estudios lansonianos para diversificar las investigaciones, los métodos y los campos científicos. Lo que tal vez caracterice mejor nuestros trabajos actualmente es la interdisciplinaridad y el estimulante equilibrio entre esfuerzo individual y colectivo. No obstante, el Hispanismo francés está confrontado al pulular de las posibilidades críticas. Está buscando nuevos métodos y nuevos campos de investigación. Señal de vitalidad, pero peligro de dispersión tal vez. Por ello, la Sociedad de Hispanistas Franceses ha de seguir animando y coordinando las tendencias que se manifiestan entre sus miembros. Por ello también se ha de llegar a encuentros como el de este año que, más allá de las síntesis como ésta, permitan cotejar los métodos y los campos de investigación de los diversos Hispanismos de Europa para promover trabajos mejor elaborados y alcanzar una colaboración científica más estrecha a nivel europeo.

Bibliografía básica utilizada Además de los recuerdos personales y de las notas tomadas cuando fui Secretario General (1978-1981) y luego Presidente (1981-1986) de la S.H.F., así como de los apuntes reunidos posteriormente, he utilizado básicamente la bibliografía siguiente: Arbor 400, t. CU, abril 1979: número monográfico dedicado al Hispanismo francés Revista de ¡a Universidad Complutense 1984/1: número dedicado a varios Hispanismos europeos, entre los cuales figura el Hispanismo francés La investigación sobre temas hispánicos en Francia (1962-1984). España y América latina. Actas del XX Congreso de la S.H.F. (Madrid, 30 marzo - 1° abril de 1984), Madrid (Société des Hispanistes Français de l'Enseignement Supérieur) 1985 Los centros de investigaciones científicas del Hispanismo francés, Paris (Société des Hispanistes Français de l'Enseignement Supérieur) 1986

Aspectos institucionales e ideológicos del hispanismo en la República Democrática Alemana Kurt Schnelle Universität Leipzig "En el modo de plantear una cuestión puede apreciarse mejor el estado espiritual de una ciencia, no solo en la necesidad y coherencia interna, en su elaboración y modo de argumentación, sino también en el reconocimiento de una jerarquía de planteamientos de cuestiones esenciales o secundarios, parciales o centrales en el modo de enfocar su objeto, o que conducen a otros objetos."

Estas palabras de Werner Krauss, científico que de tanta estima gozara entre los hispanistas, vuelven a ser actuales en el momento de reiniciarse las investigaciones sobre lenguas y literaturas románicas en la RDA, siendo retomadas por sus alumnos. A él van dirigidas aquellas hermosas palabras que pronunciara Marcel Bataillon en el Coloquio internacional dedicado a Cervantes, realizado en Berlin en 1966: "Podía tener algo de mítico después de la liberación de 1945, pero hemos visto que la figura humana del Señor Krauss es humana en la más natural, en la más llena de las significaciones, porque este gran sabio y este hombre cuyo carácter admiramos se ha mostrado con nosotros el más humano de los huéspedes y el más sencillo de los sabios."

Tanto sus enseñanzas sobre la historia de la ideología y la literatura españolas, como su manejo de este tema, estaban situadas, metodológicamente, en el mismo plano. Eran el resultado de la experiencia vivida y del pensamiento histórico, así como de la importancia concedida por él a la documentación literaria como medio para entender la historia concreta del hombre: "La literatura está unida en su esencia a la vida histórica. Ella misma es un elemento más del ser histórico, al que ella confiere su último y más necesario sentido, asegurándole al interés de los hombres. Inclusive cuando la literatura idealiza, puede conseguir efectos más reales históricamente que la llana exposición de la realidad histórica.

Esta convicción fue determinante en su polémica contra ciertos esquemas relativos al orden existente, y contra tipologías carentes de contenido histórico, que se habían desarrollado paralelamente con la historia de la ciencia, mantenidas vigentes en el paso del tiempo para mayor comodidad de la vis inertiae, la fe ciega en la ciencia y la desenfrenada fantasía instaladas en algunos vacíos de la historia del espíritu. La urgente existencia de hacer un arreglo de cuentas con la historia de la ciencia en Alemania, iba unida a su experiencia del fascismo, a su combate dentro de la resistencia y a la condena a muerte. Vive una situación verdaderamente terrible, esperando en el calabozo la ejecución de la pena capital. En el período que va de la condena a muerte, en enero de 1943, hasta el nuevo procesamiento, que pudo lograrse por el concurso de varias iniciativas y por medios no ordinarios - id respecto se mencionó también el nombre de Karl Krauss, Werner, "Probleme der vergleichenden Literaturgeschichte", en: Sitzungsberichte der DAW - Berlin 1,1963, p. 14. Bataillon, Marcel, "Palabras habladas en ocasión de la clausura del coloquio sobre Cervantes", en: Beiträge zur romanischen Philologie, Sonderheft, 1967, p. 219. Krauss, Werner, Grundprobleme der Literaturwissenschaft, Reinbeck bei Hamburg (Rowohlt) 1968, p. 122.

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Vossler -, en este período Krauss se dedica por entero al trabajo intelectual. Ante la amenaza de muerte es este un medio de contrariar los propósitos del verdugo, dirigidos no sólo a torturar físicamente a sus víctimas, sino también a destruirlos intelectual y espiritualmente. Se le permite la lectura de aquellos viejos libros que para los iletrados fascistas carecen de todo valor: los escritos de Gracián. Producto de esta lectura fue el libro Gracians Lebenslehre (La doctrina de la vida en Gracián), al respecto del cual Krauss habría de escribir posteriormente: "Mientras viví en la certeza de una muerte inminente, me fue posible soportar fácilmente todas las limitaciones de mi condición. Los apuntes del diario que escribí en aquel entonces fueron incautados por la Gestapo. Escribiendo versos me fue posible regresar a los dfas de la niñez. Encontrábame en la situación tan particular de trabajar sin pensar en el efecto que mi labor pudiera tener para un público real o ficticio, de concentrar toda mi vida en un trabajo científico sobre la doctrina de la vida en Gracián, olvidando de este modo el paso de horas horribles.

En la selección del tema pónese de manifiesto la actitud de resistencia: "En las obras aforísticas de Gracián está formulada la experiencia básica de que la verdad no penetra sino armada. Puesto que toda la vida se desarrolla como permanente combate, toda la moral se reduce a unas cuantas reglas tácticas destinadas a la autoafirmación en medio de una permanente amenaza... En tal situación, al hombre no le queda tiempo para dar paso atrás o recogerse; más bien está obligado a tomar decisiones inmediatas, encontrándose continuamente en la necesidad de asumir una posición...

Desde luego que sería exagerado afirmar que la doctrina de la vida en Gracián no tiene sus limitaciones. Krauss las tenía presentes. Para quien, como yo, viene de Leipzig, no es posible pensar sin emoción en el hecho que en aquella ciudad, Christian Thomasius libró una lucha heróica contra la ortodoxia y la tradición universitaria de aquella ciudad apoyándose en ejemplos sacados de la literatura y cultura españolas. Así, en el semestre de invierno de 1687/88, un letrero colocado a la entrada de la Iglesia de la Universidad anuncia una nueva lección en alemán - ¡para estudiantes de derecho! - en los siguientes términos: "Christian Thomas indica a la juventud estudiosa de Leipzig en un discurso cuál figura de los franceses debería ser imitada en la vida y actos propios, así como^ un coloquio acerca de las reglas claves de Gracián para vivir razonable, inteligente y honestamente."

Lo que Thomasius perseguía, en aquella situación, era poner de manifiesto la estrecha relación entre la teoría y la práctica en el sentido del Oráculo manual: "No todo sea especulación; haya también acción. Los muy sabios son fáciles de engañar, porque aunque saben lo extraordinario, ignoran lo ordinario del vivir, que es más preciso... Procure, pues, el varón sabio tener algo de negociante, lo que baste para no ser engañado y aún reído: sea hombre de lo agible, que, aunque no es lo superior, es lo más preciso del vivir. De qué sirve el saber si no es plático? ¡Y el saber vivir es hoy el verdadero saber!"

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5

Scheel, Heinrich, "Der Widerstandskämpfer Werner Krauss", en: Sinn und Form XXIX/6, 1977, p. 12011202. Krauss, Werner, Gracians Lebenslehre, Frankfurt/M. (Klostermann) 1949, p. 19. Trad. esp.: El sentido de la vida según Gracián, Madrid (Rialp) 1963.

6

Schnelle, Kurt, "Zur Geschichte der Literatur des siglo de oro in der deutschen Frühaufklärung", en: Beiträge zur romanischen Philologie, Sonderheft, 1967, p. 137-147.

7

Gracián, Baltasar, "Oráculo manual, y arte de prudencia", en: B.G., Tratados, ed. Alfonso Reyes, Madrid (Calleja) 1918, p. 266.

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Sería falso creer que el pensar político le viene a Krauss sólo a partir de los terrores de la Segunda Guerra Mundial. La experiencia de la relación que une historia y literatura, se la había dado ya la residencia en España de 1922 a 1926. Al principio pensaba estudiar jurisprudencia, pero, a decir verdad, sin mayor interés por la materia. Entonces se inscribe en los cursos de Karl Vossler, cuyo ejemplo y acción lo llevan a participar en polémicas de orden metodológico. En todo caso escogió España para hacer sus estudios en el extranjero; fue a través de España, de su literatura, lengua y cultura científica, que Krauss encontró el camino que lo llevaría a hacerse una carrera académica como romanista. En España se definió la actitud de Krauss en relación a la literatura y la historia.8 El comienzo, sin embargo, no fue fácil, ya que en España Krauss se vió arrastrado por la polémica contra la dictadura militar de Primo de Rivera. Su adhesión a la oposición española le valió, como primera experiencia, una detención por motivos políticos. En el círculo de los intelectuales de vuanguardia, en la Tertulia del Café Pombo, en la órbita de Ramón Gómez de la Serna, encuentra el alemán rebelde, como entonces le llamaben, acceso a los secretos del idioma, así como a los valores perdurables de la cultura española. Desde luego que hay que señalar otros estímulos: El momento que provocó el movimiento vanguardista fue la "guerra de la generación del 98 contra las convenciones." Este momento encierra para Krauss una verdadera fascinación: la aparición de una autocrítica nacional bajo la presión de la historia; es decir, por la guerra perdida que se librara por los últimos bastiones del antiguo imperio universal. En España, como en ningún otro lugar en Europa, esta crítica y "descvaloración de todos los valores" se da sobre todo al nivel del pensamiento histórico, y se da acompañada de nuevas reflexiones metodológicas. En el centro de la discusión encuéntrase la historia de la España medieval o, más exactamente, la cuestión de las diferencias de estructura del feudalismo, especialmente en relación a Francia y a los problemas que de aquí se derivan para el desarrollo de España. En tal contexto, los estudios sobre la Edad Media se convierten en un instrumento de conocimiento de gran importancia para la praxis política. Este proceso intelectual, en el que de pronto Krauss participa, fue muy estimulante para la formación de sus ideas sobre la ciencia como fuerza política. En las numerosas observaciones que Werner Krauss dejara en la Privatissima española (1952-53) sobre la historia de la ideología española, se han sacado a luz algunos tesoros.9 En efecto: la bienvenida espiritual en España se la da a Krauss el libro de un hombre cuya casa tendrá él ocasión de hospedarse por un tiempo: España invertebrada (1921) de Ortega y Gasset.10 En 1922 apareció la segunda edición con una primera respuesta del autor a las preguntas de los lectores. Ortega cree que el español se preocupa demasiado por el pasado, cuando lo mejor sería pensar en el futuro. Para él, España no se ha enfermado en un momento de su historia, como si hubiese derrumbado desde las alturas que lograra en sus empresas y en su poder coloniales, sino que, antes bien, España había

o 10

Véase: Schnelle, Kurt, "Zur geschichtlichen Grundlegung der hispanistischen Studien bei Werner Krauss", en: Sitzungsberichte der AdW der DDR 5 G, 1978, p. 214-222. Véase: Krauss, Werner, Spanien 1900-1969. Beiträge zu einer modernen ¡deologiegeschichte, Berlin (Akademieverlag) 1972. Ortega y Gasset, José, España invertebrada. Bosquejo de algunos pensamientos históricos, Madrid (Calpe) 1921.

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venido al mundo trayendo en su seno el germen de la muerte. Todo un sistema de tradiciones anárquicas la ha destruido desde dentro, ya que en los inicios de su Edad Media falta en ella el elemento estructurador del feudalismo de tipo germánico: los visigodos habían sido ya latinizados al llegar a España. Este es el punto central de su crítica, estimulada ésta por el germanismo, esa simbiosis constante con el mundo espiritual alemán, es decir, con las teorías del idealismo, que desde mediados del siglo XIX se había difundido entre la burguesía de España, como una compensación a su aislamiento político. No se aceptaba más el ejemplo de Francia. Su burguesía, después de la Revolución, se hallaba satisfecha y se habia vuelto reaccionaria. Ortega entonces dirige su mirada hacia una "fuerza germánica creadora de historia" y hacia un "sentido estatal germánico".11 Aquello que la investigación histórica del siglo XIX, liberal y democrática, de Milá y Fontanals a Eduardo de Hinojosa, pasando por Joaquín Costa, había comenzado a ver como el elemento pueblo, esto se había convertido para Ortega y Gasset precisamente en un signo del anarquismo. Por otro lado, Ortega y Gasset había tratado de acercar España y Europa, fundando en 1923 una "revista del más alto rango europeo", la Revista de Occidente. Lo que los intelectuales y escritores de España y Latinoamérica saben de la gran literatura rusa y soviética, les ha llegado a través de las traducciones aparecidas en la revista. En lo que a las concepciones históricas retomadas por los augurios respecta, estas ven venir su fin próximo en los estudios medievales de orientación burguesa-democrática, especialmente los de Claudio Sánchez Albornoz. Este investigador, que había contado con el apoyo de Eduardo de Hinojosa, Rafael Atlamira y Ramón Menéndez Pidal, y en cuyo espíritu había proseguido la búsqueda de elementos democráticos en la cultura e historia de España, este científico hizo amistad con Werner Krauss, quien le enseñó el alemán. Por su parte, Krauss recibió de él una introducción en la historia de la España medieval, la que le sería de utilidad para la redacción de la tesis doctoral. Un orientador articulo de Sánchez Albornoz - orientador en el sentido de una nueva dirección metodológica - apareció en 1923 en las páginas de la Revista de Occidente bajo el título de "España y Francia en la Edad Media - causas de su diferenciación".12 En el mismo se pone de manifiesto que la debilidad, o inclusive la falta de un feudalismo en España, no debe adjudicarse al "alcoholismo romano de los godos", sino que la diferencia es de entenderse como el producto del surgimiento de una propiedad pequeña y mediana sobre la tierra, durante la Reconquista, así como de la simbiosis pasajera con los conquistadores árabes de la Península, con lo cual se explica también el surgimiento del elemento pueblo. Ante un tal estado de cosas (Sánchez Albornoz había aportado nuevas pruebas y escritos, que hacían evidentes las estrechas relaciones entre desarrollo social y esctructura económica, por un lado, y el desarrollo del elemento pueblo en la poesía española, por otro, de las cuales puede encontrarse en cierta forma un equivalente en la literatura rusa) es fácil entender la fascinación que se apoderara del alumno de Karl Vossler. El campo de debate en torno a la clarificación metodológica de las posiciones básicas de 11

Schnelle, Kurt, "Historia y metodología. Acerca del pensamiento histórico en España", en: Beiträge zur romanischen Philologie XI/2,1970/71, p. 229-245. 12 Sánchez Albornoz, Claudio, "España y Francia en la Edad Media. Causas de su diferenciación política", en: Revista de Occidente II, 1923, p. 294sq.

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la ciencia literaria fue delimitado con mayor exactitud, y esto más allá de la cuestión de saber si el objeto debía ser situado en la Edad Media o en la época moderna. Como el sólido pensador que siempre fue, Krauss concentró su atención en el problema español. En 1929 aparece en Stuttgart su tesis La vida activa y la literatura en España medieval.a Cari Erdmann, el prestigioso especialista de la Edad Media, publica en la revista Historische Zeitschrift (CXLIII, p. 177) algunas lineas dedicadas a aquel trabajo que tan favorablemente comentara Américo Castro en el periódico Deutsche Literaturzeitung (LI/46, 1930, S. 2180). Erdmann toca un problema interesante al escribir: "...no se puede establecer una proporción entre 'vida activa* y literatura, cuando de la primera sólo se conoce el reflejo de la literatura". Castro, el continuador de toda una tradición en el enfoque de la literatura, subraya el interés del trabajo de Krauss, mientras que Erdmann, por su lado, señala ideas válidas en la tesis central y uno que otro estímulo. Con ello Werner Krauss se ve llevado de nuevo a la necesidad de una clarificación metodológica en el trabajo de la historia literaria, que en la literatura española apenas había comenzado. Estimulante había sido en este sentido el discurso intitulado "Realismo en la poesía española de la época del florecimiento", que Karl Vossler leyera en 1926 en la Academia.14 La tesis de catedrático, que Auerbach asesorará, significó en este sentido un paso importante en la profundización de la problemática del realismo. Erich Auerbach, a quien los nazis obligaron a jublilarse, pertenecía con Vossler, Lerch y Leo Spitzer al grupo de romanistas alemanes cuyo aporte importante consistió en introducir el análisis del estilo lingüístico en la nueva hermenéutica literaria. Como Vossler, también Auerbach supera toda limitación nacional del objeto de estudio, va más allá de la observación inmanente de la obra literaria, incluyendo en sus investigaciones criterios generales de la tradición espiritual y de la historia de la cultura. Excelente ejemplo de lo apuntado fue su escrito sobre "El público francés del Siglo XVII", aparecido en 1933 en los Münchner Romanische Arbeiten.15 De sutiles analisis del estilo lingüístico da muestras también la tesis de catedrático de Krauss sobre Los fundamentos estéticos de la novela pastoril española (1930) la cual significó una seria contribución al sondeo de la problemática del realismo, tal como habría de ponerse de manifiesto posteriormente, durante la polémica crítica sostenida por Krauss contra Lukács. El trabajo de Krauss también cuestiona las pretensiones de exclusividad de las interpretaciones lingüísticas de una obra literaria. Era evidente que en España la novela pastoril y la poesía bucólica, tanto en su forma como en su contenido, se habían beneficiado de aquellas tendencias feudales que, con el avance de la Reconquista hacia amplias planicies bajas de España, habían acompañado la formación de los latifundios.16 Auerbach, por su parte, renueva el concepto de mimesis, que tan central papel jugara en 13

Krauss, Werner, Das tätige Leben und die Literatur im mittelalterlichen Spanien (Diss.), München, Stuttgart 1929. Vossler, Karl, "Festrede gehalten in der ausserordentlichen Sitzung der Bayrischen Akademie der Wissenschaften", en: Realismus in der spanischen Dichtung der Blütezeit, München (Oldenburg) 1926. Trad.: M. García-Blanco, en: Gaceta literaria II, Madrid, sept. 1928. 15 La edición dedicada a Leo Spitzer tiene el título: Erich Auerbach, La cour et la ville. Vier Untersuchungen zur Geschichte der französischen Bildung, Bern (Francke) 1961. Krauss, Werner, Die ästhetischen Grundlagen des spanischen Schäferromans, (Habil.-Schrift), Marburg 1930 (Mss.). 14

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el debate en torno al realismo, utilizando "toda la diversidad de posibilidades conferidas a la mimesis en el curso de la literatura occidental".17 Fue Auerbach también quien señaló los riesgos de un empleo apresurado de vagas e indefinidas categorías estéticas y estilísticas (renacimiento, barroco), que no explican algo específico: "Por el contrario, su empleo, así como el uso de ciertas abstracciones típicas que les van asociadas, no hacen sino conducir a problemas ficticios y a la solución de los mismos a través de nuev|s hipótesis, de modo que este juego puede continuarse hasta el infinito, y esto sin el menor provecho."

El desarrollo y la difusión del fascismo en Alemania alentaron en Krauss, como era de esperarse, una disposición al combate y a la resistencia tanto teórica como práctica. Después de la publicación, en 1933, de su artículo "Alemania como tema en la literatura francesa"19 (un tema del cual, por razones metodológicas y de comparación, Krauss no volverá a separarse), su atención se concentra en el caso de Auerbach como intelectual expulsado, esforzándose al mismo tiempo en comprender más a fondo los problemas de la lucha burguesa y de las formas de resistencia contra el absolutismo. Así lo expresa su autor en un estudio sobre "Corneille como poeta político", publicado en la revista Marburger Beiträge zurromanischen Philologie, que él editará entre 1936 y 1939: "El poder político tenía que afirmarse ante los hombres como un poder humano..." Y más adelante anota: "Entre tanto no podía dejar de suceder, que la libertad del déspota frente al mundo, se fuera transformando paulatinamente en una libertad del mundo".20 Es en Marburgo, donde él trabaja como profesor universitario, que Krauss comienza a ocuparse del "marxismo científico", tratando, de acuerdo a su disposición personal, de discutirlo con sus alumnos. Los nuevos trabajos de ciencia literaria se beneficiarán del hecho, que en las pasadas épocas literarias se había ya subrayado el nexo temporal de la literatura, es decir, su valoración en el tiempo, unida ésta al nivel de conocimientos alcanzado por el científico. La comprensión de una obra del pasado se obtiene dentro de las condiciones dictadas por el presente, pero evitando, al mismo tiempo, una actualización forzada de la misma. La resistencia de Krauss contra la ideología y la praxis del fascismo no permanecieron ocultas. Cuando a fines de 1936 la Universidad de Rostock solicitara, en vistas a la puesta en concurso de una plaza vacante, una recomendación sobre la persona de Krauss, la respuesta del funcionario fascista de Marburgo, Düring, no se hace esperar: Krauss no es la persona apropiada "para convertirse en maestro de la juventud nacional-socialista... No creemos que sea demasiado tajante decir que le falta el sentido para comprender la significación del Nacional-socialismo: No se preocupa por lograr una comprensión verdadera del mismo, haciendo evidente constantemente una actitud de crítica al movimiento."21 A Krauss este hecho no pudo pasarle desapercibido, pero en nada modificó su actitud recta. Con el enrolamiento en una compañía de intérpretes, se le privó prácticamente de base 17

Krauss, W., Grundprobleme..., p. 79. Auerbach, E., La cour et la ville..., p. 8/10. 19 Krauss, Werner, "Deutschland als Thema der französischen Literatur", en: Deutsche Vierteljahresschrift ßr Literaturwissenschaft und Geistesgeschichte XI, 1933, p. 445-465. 20 Krauss, Werner, "Corneille als politischer Dichter", en: Marburger Beiträge zur romanischen Philologie XVIII, 1936, p. 33, p. 60. 21 Bark, K., M. Naumann, W. Schröder (Ed.), "Literatur und Gesellschaft. Zur literaturwissenschaftlichen Position von Werner Krauss", en: Positionen. Beiträge zur marxistischen Literaturtheorie in der DDR, Leipzig (Reclam) 1969, p. 585. 18

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para un posterior trabajo ideológico destinado a la difusión del marxismo-leninismo dentro de la universidad. En el plano teórico dejó constancia de su actividad a través del artículo "La falange española y la imagen histórica española" en el que señala tanto el intento de justificación poética de los planes intervencionistas del falangismo como sus escasas posibilidades de realización.22 En la nueva etapa de solidaridad incondicional con las fuerzas que están peleando contra Hitler, el paso siguiente es asumir las consecuencias prácticas del trabajo ilegal. En 1941 tiene lugar el primer contacto con Harro SchulzeBoysen, quien deja en Krauss una fuerte impresión y con quien logra un acuerdo inmediato en los puntos esenciales. Sobre sus actividades en el marco de la resistencia, Krauss escribió un breve texto para el libro de G. Weisenborn "La insurrección silenciosa." En su emocionado discurso sobre el combatiente de la resistencia Werner Krauss, Heinrich Scheel se ha basado en un trabajo que Krauss escribiera en 1946, cuando le parecía urgente rendir homenaje a los cantaradas asesinados y apoyar el proceso intelectual de crítica y resistencia contra el fascismo. En julio de 1945 ingresa en el Partido Comunista de Alemania (KPD). No faltaron entonces los ataques de las fuerzas restauradores contra el profesor universitario, quien también se vió limitado en su trabajo por parte del mando militar americano. Pronto comprendió Krauss que amplias capas de la población habían descubierto el fraude que el fascismo representara, pero que, sintiéndose personalmente aludidas, trataban de hacer recaer la culpa en otros. Por eso escribe en 1946 el artículo intitulado "Nacionalismo y chauvinismo", en el que expresa: "Un regreso hacia el progreso sólo lo lograrán quienes sientan la necesidad de realizar el proceso de la historia en sus propios asuntos. Las prometedoras tradiciones de nuestra pasada historia espiritual han permanecido vivas precisamente en aquella parte de la nación, que la "Alemania nacional" expulsara de su comun^ad y de que dejara en libertad para la realidad socialista de un idealismo capaz de unir a los pueblos."

Es a fines de 1945 que Krauss intenta colaborar, al lado de Alfred Weber, Karl Jaspers y Adolf Sternberger, en la revista Die Wandlung, proponiéndose de este modo contribuir a ensanchar la "situación límite" de una reflexión histórica. No fue culpa de Krauss si este fin no se logró, pero en todo caso su nombre no podía seguir figurando entre los colaboradores de la revista. En ese momento acepta una invitación para trabajar en la universidad de Leipzig, abriéndose ante él de este modo una perspectiva prometedora de tareas importantes. Al separarse de la revista escribe: "Cuando nos encontramos en 1945, podíamos alentar la esperanza de que nuestras diferentes posiciones ideológicas podrían crear una tensión fructífera para la revista. Tal esperanza tuvo que ser abandonada poco a poco, según se iban sucediendo los acontecimientos, y hoy en día no es sino por un gesto de integridad moral que tenemos que sacar las conclusiones de un proceso, del cual nosotros no somos responsables."

Alfred Weber, que optó por el Partido socialdemócrata, fue quien más contrariado se sintiera, opinando: "Ahora tenemos que actuar de modo que podamos parar hábilmente el golpe político que nos habían reservado."24 Lo que se calla es que el artículo de Krauss 22

Krauss, Werner, "Falange Española und das spanische Geschichtsbild", en: Geist der Zeit, Wesen und Gestak der Völker XIX, 1941, p. 493-503 23 Krauss, Werner, "Nationalismus und Chauvinismus", en: Aufbau 1946/5, p. 465. 24 Weber, Alfred, en: Frankfurter Allgemeine Zeitung, 13. Oktober 1976, p. 25.

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sobre "Nacionalismo y chauvinismo" había expuesto los problemas de una nación en estado de autoenajenaáón, e iba dirigido contra las ideas de una ciencia histórica enferma de escepticismo y nihilismo, así como también contra el libro de Alfred Weber Despedida de la historia pasada, ¿superación del nihilismo ?? Con la llegada de Krauss a Leipzig, los estudios de lenguas y literaturas románicas reciben un impulso decisivo, alcanzando, por encima de toda limitación filológica, el nivel de la discusión científica general. Un momento importante fue aquí la polémica sobre las "tareas de la ciencia histórica", sostenida el 23 de mayo de 1948 con el profesor Walter Markov, ante un público de 600 personas. Krauss veía en la compañía combativa de W. Markov una garantía decisiva para la educación de la conciencia crítica y la formación ideológica de los nuevos científicos. Igualmente significativo fue el escrito de Krauss "Historia de la literatura como proyecto histórico", presentado programáticamente por él con motivo de los días consagrados a Goethe por la Liga de estudiantes alemanes en 1949. Aquí se lee: "Cuando el año 1949 se reunieron los estudiantes de literatura, provenientes del este y del oeste, para un homenaje común a Goethe, no fue precisamente la falta de buena disposición para entenderse mutuamente la que hizo que, al final, a pesar de todos los prometedores signos, no quedara sino la imagen de una conciencia desgarrada... Aquí no está en cuestión el sólido acuerdo logrado en niveles más profundos, sino aquello que, además del hombre, fue puesto a prueba: una ciencia, por cierto, cuya problemática se ha vuelto insoluble en razón de su distanciamento de la esencia humana. En lugar de afianzar, por medio de un acto consagrado a Goethe, aquel conjunto perdurable de afinidades culturales entre alemanes, sucedió que el afán de lograr una auténtica comprensión de Goethe se dejó llevar a la engañosa problemática de nuestra incurable historia de la literatura. El fracaso de una ciencia no podía demostrarse mejor que en la ^onfusión de términos e ideas de sus adeptos y en el aislamiento de sus incomprendidas posiciones.*

Más allá de las posiciones erróneas de la ciencia social alemana, más allá de las batallas verbales sostenidas entre Karl Jaspers, Leo Spitzer y Ernst Robert Curtius sobre el tema de Goethe, el trabajo de Krauss apuntaba una reflexión y autocomprensión histórica de la historia de la literatura. Al hacer el balance del desarrollo y los fracasos observados, Krauss llegaba a la conclusión siguiente: "Uno se admira al constatar que, a pesar de tanto progreso científico, no se cuenta con tanto saber como la humanidad necesitaría para la comprensión de su peligrosa situación. La intelectualidad, a pesar del nivel de conocimientos que ha logrado, no se ha vuelto por ello más inteligente".

A esta situación va unido el interés que Krauss consagrará al estudio de la Ilustración en Europa. La Ilustración logra, por vez primera, que la cuestión relativa al sentido de la existencia humana se convierta en una fuerza espiritual renovadora. "En los principios de la Ilustración hacense evidentes ya los gérmenes de nuestra propia época", escribe Krauss. Y prosigue: "A través de la Ilustración y la Revolución hacen su aparición por vez primera en la conciencia universal las contradicciones de la humanidad moderna...La contradicción entre el egoísmo de los intereses individuales y el interés de la comicidad en un orden social justo constituye el contenido esencial de casi todos los sistemas ilustrados." 25

Weber, Alfred, Abschied von der bisherigen Geschichte. Überwindung des Nihilismus?, Hamburg 1946. Krauss, Werner, "Literaturgeschichte als geschichtlicher Auftrag", en: Sinn und Form II, 1950/4 y Krauss, W., Studien und Aufsätze, Berlin (Rütten u. Loening) 1959, p. 19. 27 Krauss, Werner, "Die deutschen Friedenswünsche und das Friedensbekenntnis der deutschen Intelligenz", en: Forum V, 1951/8, p. 8. 28

Krauss, Werner, "Einführung in die Grundlagen der französischen Aufklärung und der Revolutionszeit",

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Para Krauss era una necesidad el contribuir a descubrir en la literatura la experiencia completa de una sociedad nacional, cuanto más que estas doctrinas habían sido sistemáticamente desdeñadas e ignoradas. Así, la experiencia vivida se expresa otra vez en la constatación siguiente: "La historia de la literatura practicada en Alemania ha provocado aquel cortocircuito sistemático entre el saber y la praxis humana. La responsabilidad ante nuestra cultura nacional tendrá que contribuir a desenmascarar tales falsificadores métodos y tradiciones del saben y con ello dejar libre el acceso a las fuentes de los valores auténticos y perdurables de la humanidad.1'

A esta reflexión, que Krauss trata de transmitir a sus alumnos, seguirán nuevas obras. El don de la intuición y de la interpretación hacen de Krauss un excelente traductor, especialmente de la literatura española. Es cierto que solo algunas partículas de este don encuentran su expresión en las páginas de sus ensayos, pero siempre en forma brillante. Entre los papeles de la obra póstuma tiene que hallarse el original de una nueva traducción completa de los Romances gitanos de García Lorca, que Krauss concluyera en Marburgo. Cuando tuve ocasión de leerla, años antes del artículo "García Lorca y la poesía española" (1959),30 lo hice teniendo al lado la traducción autorizada de Enrique Beck y teniendo presente aquella indicación, según la cual, así como la obra y la interpretación están conectadas con el tiempo y con determinadas circunstancias, así también lo está la traducción. En su tratamiento teórico del problema de la traducción, leemos en Krauss: "Lo extranjero puede lograr su efecto al ligarlo estrechamente al presente. Tampoco las traducciones ejemplares pueden durar eternamente. Mutaciones son observables no sólo en la lengua propia; también la comprensión de un texto original es aclarada y precisada por el continuo trabajo filológico, es decir modificada. Esto significa que en cada época el aspecto de la literatujp universal tiene que ser interpretado y relacionado de nuevo por cada literatura nacional particular".

¿Fue o es ésta la expresión de una conciencia depresiva? Ernst Robert Curtius había dicho en su discurso de Bonn, en honor de Friedrich Diez, lo siguiente: "Tenemos que decirlo: la filología románica es el fruto de una resignación tan larga como la vida."32 Conmigo se levantará el Sr. Gauger para decir: no lo es. De aquella colección de tesoros de Krauss El mundo en el proverbio español, salta la chispa de un humor significativo: "De los sefiores y del sol, cuanto más lejos, mejor".

El connubio entre literatura e historia estuvo siempre bien documentado en la literatura española. Así lo vió Friedrich Diez, quien al dedicarse al estudio de la poesía medieval no lo hiciera, como opinara Curtius, como signo de enclaustramiento melancólico. Importantes ideas pasan de la ilustración al movimiento romántico, las reflexiones sobre los cantares más antiguos y los poemas épicos únense a la búsqueda de una armonía primien: Lesebuch der Französischen Literatur, Teil I: Aufklärung und Revolution, Berlin (Volk und Wissen) 1952, p.9. 29 Ibid., p. 23. 30 "Garcia Lorca und die spanische Dichtung", en: Werner Krauss, Studien und Aufsätze..., p. 155-178. 31 Krauss, Werner, Grundprobleme..., p. 135-136. 32

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Schnelle, Kurt, "Zur Wissenschaftsgeschichte der Romanistik in Leipzig", en: Beiträge zur romanischen Philologie XVI, 1977, Heft 1, p. 17. Krauss, Werner, Die Welt im spanischen Sprichwort, Leipzig (Reclam) 1988, p. 41.

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tiva, cuestionada ésta por la revolución y condenada al olvido de los archivos de la Edad Media, al encontrar también en la epopeya reflejos de una articulación patriarcal por estados, hace posible el avance hacia una consideración científica de la literatura. Jacob Grimm hace suya la convicción de que, en el pasado, poesía y derecho pudieron ser considerados en sus relaciones mutuas en tanto que documentos históricos. Fue Jacob Grimm igualmente quien estimulara a Diez en la composición de una Gramática de las lenguas románicas, la que generalmente es vista y designada como el momento de surgimiento de la filología románica. Tenemos pues así el inicio positivo e histórico de nuestra especialidad científica. En lo que a la hispanística concierne, el profesor Johann Andreas Dieze, de Gottingen, nos propone una guía para la misma en su traducción de la Historia de la poesía española (Gottingen, 1969) de Luis Velázquez de Velasco (Málaga, 1754): "A través de las noticias parciales de escritores poco informados, llega uno a hacerse las más extrañas y peregrinas ideas sobre las costumbres, el carácter y el ingenio de los españoles, contribuyendo uno mismo a propagar tales prejuicios miserables en vez de tomarse el trabajo de combatirlos... Yo me daría por bien pagado mis esfuerzos y el tiempo que he invertido durante años en el estudio de la literatura española, si tuviera la suerte de salvar la honra de los poetas españoles y de contribuir a despertar ideas más favorables sobre los mismos, mostrando a mis compatriotas un nuevo y desconocido campo literario, en el que pueden hacer descubrimientos importantes e inesperados..." (p. 2-3).

Esto no significa, de ninguna manera, que fuese éste el primer contacto con la literatura española. Pues es sabido - y permítamese hacer aquí una reverencia a Maguncia - que fueron editores alemanes quienes imprimieron en España los primeros libros, encontrándose los mismos a partir de 1474 en Valencia y, posteriormente, en otras ciudades de la península. Pero es evidente lo que Arturo Farinelli indicara, cuando señala que los contactos alemanes con España estuvieron siempre íntimamente relacionados con la historia política. Esto es válido para la Guerra de Sucesión española, así como también para la lucha de España contra Napoleón. En el primer caso encontramos - en la estela de Thomasius - la participación de los historiadores de Leipzig en el tratamiento de cuestiones genealógicas (1726). La famosa revista erudita de Leipzig Acta eruditum llama la atención hacia la literatura española al imprimir, en 1731, un artículo, bastante deficiente por cierto, de Gregorio Mayans y Sisear, quien nos es más conocido como el autor de los Orígenes de la lengua española (Madrid, 1737). Que los clásicos alemanes hayan rendido tributo al tema de España, es algo ya conocido. Señalamos aquí la figura de Friedrich Justin Bertuch, que tan fructífera labor desempeñara en los círculos de Weimar y que en su calidad de preceptor de los hijos del ministro danés viviera largo tiempo en España. Él es el autor de una traducción de Cervantes (1799), señalando la riqueza de la literatura española en las páginas de su Revista ilustrada de la literatura española y portuguesa (Dessau, 1780-83). El primer tratado alemán sobre la literatura española, la Historia de la poesía y elocuencia españolas (Gottingen, 1804), de Bouterweck, fue traducida, por constituir una especie de

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modelo, en 1812 al francés, en 1823 al inglés y en 1829 al español. Este inicio, de evidente valor científico, es continuado por los románticos, por Tieck y Schlegel, después que dentro de su esfera comenzara a dar sus frutos y a ejercer influencia el estudio que Herder hiciera de la Edad Media, especialmente de la poesía española, que él enfocara desde las posiciones de la historia de la filosofía. Pues bien, y volviendo a nuestro punto de partida, con la colección de Diez, Antiguos romances españoles, en especial del Cid y los paladines (1821), había de iniciarse el trabajo filológico en las literaturas de la península ibérica. El impulso vino esta vez de la lucha de España contra la dominación extranjera napoleónica, contra la cual Diez había marchado ya en 1814, en el cuerpo de cazadores voluntarios de Hessen, llegando con ellos hasta las puertas de la ciudad de Lyon, pudiendo agregarse, en general, el carácter de los cuerpos de combatientes voluntarios se inspiró en la guerilla española contra el invasor. Heinrich Heine, profundo conocedor y admirador de Cervantes, tuvo el sentido para darse cuenta de que la revolución, dirigida contra las condiciones sociales imperantes, había comenzado a hacer su entrada en la literatura de su tiempo.34 Las autoridades oficiales reaccionaron espantadas, y el mismo Diez fue víctima, por un tiempo, después de los acuerdos de Karlsbad, de estos sondeos de los credos políticos. Ernesto Augusto de Hannover escribe en 1848 a Federico Guillermo IV lo siguiente: "Tiemblo en pensar en todo lo que aún nos queda por presenciar en Francia, la idea de verme un día tiranizado y mandado por prensores, abogados, doctores y gentes parecidas es algo que, te lo confieso, me resulta insoportable".

Bajo tales auspicios tuvo lugar el inicio de las filologías en las universidades alemanas, sin duda alguna un logro científico de primer orden. Debido al hecho de que la filología románica fue concebida como una cátedra, al igual que la filología clásica, la orientalística y la germanística, a los romanistas les fue dado contar desde un principio con una comunidad previamente establecida, lo que no trajo nuevos inconvenientes para nadie. Antes bien, es a partir de aquí que se concibe la posibilidad de una visión comparada de las literaturas y lenguas, lo que llevó al surgimiento de revistas importantes, como el Archivo para el estudio de las nuevas lenguas y literaturas, a partir de 1846, o el Anuario de la literatura románica e inglesa, desde 1859. En él colaboró, al lado de Ferdinand Wolf, Friedrich Ebert, el hombre cuyo camino, también marcado por la persecución política, habría de conducirlo, pasando por Góttingen y Marburgo - ¡qué casualidad! -, hasta la cátedra de Leipzig, objeto de tantas querellas a lo largo de años. Que Ebert fuese un gran conocedor de la historia política de España, lo confirma en su carta del 18 de febrero de 1850 el gran Ferdinand Wolf, hispanista por pasión en Viena, excelente conocedor de los manuscritos de la Biblioteca imperial y autor del trabajo intitulado Sobre la poesía de los romances de los españoles (Viena, 1847). Profunda impresión dejó también en Friedrich Engels el poeta y patriota español Manuel Véase la introducción de Heine al Don Quijote: Der sinnreiche Junker Don Quijote von La Mancha. Von Miguel Cervantes de Saavedra. Aus dem Spanischen übersetzt, mit dem Leben von Miguel Cervantes nach Viardot und einer Einleitung von Heinrich Heine, Stuttgart (Verlag der Klassiker) 1837,1, p. XLV-LXVI. 35

Meyer, Werner, Vormärz 181S-1848, Potsdam (Potsdamer Verlagsgesellschaft) 1948, p. 41.

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José Quintana, cantor de la lucha por la libertad, de quien él tradujera acertadamente, tanto en la lengua como en lo poético, la Oda a la imprenta. Por lo que parece, el desarrollo de la hispanística en Alemania, acentuado en el sentido histórico, estuvo siempre estrechamente unido al de la filología románica, al punto que es posible que lo haya estimulado de manera decisiva. De aquí se explica que nosotros, dentro de la romanística alemana, experimentemos aún hoy ese sentimiento de unidad de ambas materias, ya que la hispanística puede encontrarse allí donde la romanística se ha constituido. Las cátedras han evolucionado dentro de este marco, y basta considerar la situación dentro de las universidades para convencerse de ello. Existe además, si nos es permitido recordarlo, un concepto español de la filología que conserva para nosotros plena validez, y que nos ha permitido superar las fugas idealistas. En el magnifico Diccionario de la lengua castellana - de Autoridades -, de 1737, leemos: "Philologfa. Ciencia compuesta y adornada de la Gramática, Rhetórica, Historia, Poesía, Antigüedades, Interpretación de Autoras, y generalmente de la Crítica, con especulación general de todas las demás Ciencias. Es voz Griega".

Por esta razón, las embestidas contra las filologías son una consecuencia del olvido fatal y lamentable del origen histórico y la misión de las mismas, una misión destinada a unir a los pueblos y que se propone lograr la comprensión, más allá del dominio elemental del idioma, de todo un mundo espiritual e histórico, cuyos rasgos específicos no deben ser sacrificados a cortocircuitos tipológicos. Además tenemos que aprender que la hispanística es también una ciencia profundamente enraizada en las tradiciones nacionales particulares, lo que nos permitirá comprender la preferencia por diferentes procedimientos y puntos de vista, temas y planteamientos, cuya comprensión y clasificación histórica debiéramos esforzarnos conjuntamente en alcanzar. En este sentido, un mejor conocimiento mutuo constituirá una buena contribución. Los hispanistas franceses han preparado ya el camino. Permanezcamos optimistas en lo que a la cooperación respecta, para que no valga para nosotros el dicho aquel de Sánchez Albornoz, quien refiriéndose a los propósitos de Don Quijote escribiera: "Sólo triunfa Don Quijote en la obra cervantina, cuando, en su oasis de cordura, la 'razón' habla por sus labios. Cabría concluir, parafraseando el pensamiento cartesiano, que el hidalgo manchego sólo se nos muestra extiendo cuando piensa: mientras que salta al no ser de la demencia, cuando del pensar pasa al hacer!".

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Diccionario de Autoridades (Ed. Facsímil), Madrid (Gredos) 1963, III, p. 250. Sánchez Albornoz, Claudio, España, un enigma histórica, Buenos Aires (Editorial Sudamericana) 1956, II, p.635.

Cuando el hispanismo francés descubría a América.. Bernard Lavallé GIRDAL, Universidad de Burdeos III Cuando el hispanismo universitario francés empezó a estructurarse realmente con la creación de maîtrises de conférences y cátedras en Toulouse (1896), Burdeos (1899), Montpellier (1890) y París (1906), el americanismo existía ya en nuestro país. En el Collège de France se le dedicaba una cátedra ocupada en esos años por Lejeal y luego Capitan. Por su parte, la Société des Américanistes Français publicaba regularmente sa Journal desde 1896. Sin embargo, por americanismo se designaban entonces de manera exclusiva los estudios antropológicos, la etnología, lingüística y arqueología de los pueblos aborígenes del Nuevo Mundo, orientación que, en lo esencial, había de seguir en adelante y hasta hoy la Société des Américanistes Français. Ello no significaba que el subcontinente llamado latinoamericano desde hacía unos decenios no ocupara en Francia más que un lugar reducido a las investigaciones de un sector de las flamantes ciencias sociales que estaban ensayando nuevas técnicas de estudio y nuevos enfoques de análisis. En un trabajo reciente, J.G. Kirchheimer1 ha identificado a lo largo de todo el siglo XIX unos 1100 títulos de libros de viajes de autores francófonos - casi todos franceses - sobre la América hispana. Indica además que, durante el mismo período, se encuentran artículos sobre dichos paises en por lo menos 400 colecciones de revistas francesas. Obras de naturalistas, ingenieros, etnólogos, eclesiásticos, aventureros, funcionarios, economistas o meros curiosos diletantes, estos libros constituyen para el americanista de hoy un acervo documental insoslayable, igualmente revelador de muchísimas facetas de los paises visitados así como de las mentalidades de aquellos que los veían y describían, de su manera de enfocar al otro y su ambiente. El público de tales obras se ampliaba a menudo ya que se solían publicar sus mejores capítulos en revistas especializadas - Le journal des voyages, Le tour du monde, por ejemplo - o de contenido informativo más diversificado, y por lo tanto de mayor tirada, como L'Illustration. Sin entrar en detalles que, por razones obvias, no se podrían desarrollar aquí, cabe indicar, sin embargo, que a menudo en esos relatos dominó durante muchos a&os la imagen exótica aparentemente de dos caras - maravillosa y/o terrorífica - de una naturaleza y un mundo tan contrastados como excesivos y, por supuesto, radicalmente diferentes de los nuestros. Después, en los últimos tres decenios de la centuria, sin que desapareciera por completo, ni mucho menos, ese exotismo, lo fue sustituyendo en gran parte una visión renovada del continente, más abiertamente económica en cuanto a las potencialidades de Kirchheimer, J.G., Voyageursfrancophonesen Amérique hispanique au cours du XIXe siècle. Répertoire biobibliographique, Paris (Bibliothèque Nationale) 1986.

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éste, más política también en la medida en que Francia, como los demás paises europeos, planeaba entonces una geopolítica a la escala mundial y se interesaba más por los paises "con porvenir" - Cono Sur, Méjico, Brasil - que por aquellos que sólo eran susceptibles de deparar al lector europeo sensaciones fuertes y ensueños de lejanías tropicales. De toda forma, las preocupaciones áentificopolíticas nunca habían estado ausentes de la atención dedicada en Francia a las naciones herederas de los antiguos imperios español y portugués. Valga recordar aquí, en los años 60 del siglo pasado, la labor de la comisión creada por el ministro de educación Víctor Duruy con motivo de la intervención militar en Méjico, comisión que dejó varios tomos de documentos, estudios antropológicos y un diccionario. También conocida es la historia de la aparición del concepto y expresión América latina en cuyo nacimiento estuvieron involucrados, por esas mismas fechas, tanto intelectuales franceses (Michel Chevalier, Benjamín Poucel) como, y sobre todo, latinoamericanos entonces residentes en nuestro país o vinculados con él - y a los que se debe la paternidad - el colombiano José María Torres Caicedo, el argentino Carlos Calvo y el chileno Francisco Bilbao.2 Para acabar con este panorama forzosamente esquemático, al que habría que añadir el impacto de la prensa informativa que no olvidaba los grandes acontecimientos de la actualidad americana, no se puede omitir una figura bien arraigada en el París finisecular: la del latinoamericano, rastaquouére o ricachón brasileño tan presente como burlado en el género chico teatral del Boulevard, artistas, poetas o novelistas - diplomáticos, exiliados o bohemios - que pasaban años en la Ciudad Luz y, no pocas veces, publicaban en ella sus obras antes que en su propio país.3 Las dos revistas dedicadas a los estudios hispanistas que nacieron entonces - y fueron, por supuesto, rivales - la Revue hispanique (1894) y el Bulletin hispanique (1899) permiten medir y definir el impacto de lo referente a los paises latinoamericanos en los primeros años de existencia de nuestro gremio. Recordando que la primera, la Revue hispanique, termina de publicarse prácticamente en 1930 con la muerte de Fouché Delbosc su fundador, y pensando, como explica Antonio Niño4, que por esas fechas fue cuando el hispanismo francés experimentó un cambio generacional bastante notable, el examen del contenido de ambas publicaciones hasta finales de los años 20 lleva a la conclusión de que, ya desde los inicios, lo latinoamericano no estuvo ausente de las preocupaciones de los hispanistas. Sin duda, pocos son los artículos que lo conciernen: unos doce en el Bulletin hispanique, algo más, casi veinte, en la Revue hispanique. Pero si tardó ésta diez años en dedicar espacio a un primer estudio sobre América, ya desde su primer número el Bulletin hispanique ofrecía al lector un análisis del tratado que acababa de poner fin a la guerra de Cuba y Filipinas. 3

4

Ardao, Arturo, Génesis de la idea y el nombre de América latina, Caracas 1980. Villegas, J.C., La littérature hispano-américaine publiée en France 1900-1984, Paris (Bibliothèque NationaleGRECO 26) 1986. Niño, A., Cultura y diplomacia, los hispanistas franceses y España - 1875-1931, Madrid (C S I C-S H F) 1988.

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La casi totalidad de los autores de esos artículos son extranjeros, prueba manifiesta de la inexistencia de la investigación francesa al respecto. En el Bulletin hispanique, publican estudiosos latinoamericanos y españoles (RJ. Cuervo, A. Paz y Meliá, E. Piñeyro). En la Revue hispanique, se notan alguna que otra colaboración anglosajona o alemana, aunque predominan firmas ilustres de latinoamericanos, los más de ellos vinculados con la vida parisina de entonces: el ecuatoriano G. Zaldumbide, los hermanos Ventura y Francisco García Calderón, peruanos, Pedro Henríquez Ureña, dominicano, A. Gómez Restrepo, colombiano, o A. Alarcón, boliviano. Ofrecen trabajos de erudición y, a veces, editan textos olvidados de los siglos coloniales (Mateo Rosas de Oquendo o Juan de Espinosa Medrano) pero en lo esencial, y de manera significativa, dan sobre todo largos estudios panorámicos (que pueden pasar de 80 páginas en la Revue hispanique) destinados a dar a conocer al joven hispanismo francés la historia y tendencias de las literaturas peruana, colombiana, boliviana, dominicana, o las peculiaridades del español hablado en América. Hay al respecto una serie de tres artículos polémicos de R J . Cuervo en el Bulletin hispanique. Encontramos también textos de otra índole, suscitados por la actualidad como el tratado de París ya indicado, el panamericanismo (por F. García Calderón), dos estudios publicados con motivo del fallecimiento de dos grandes figuras de las letras latinoamericanas vinculadas cada una a su manera con nuestro país, J.E. Rodó (por Zaldumbide) y Rubén Darío (por V. García Calderón). Semejante voluntad difusora se nota igualmente en lo tocante a las reseñas, sobre todo en el Bulletin hispanique donde, a lo largo de ese primer período, salen unas 25 recensiones sobre América en las cuales es de notar que relevantes figuras como E. Merimée y G. Cirot no desdeñaron salirse de los campos geográficos, y sobre todo temáticos, de su estricta labor hispanista para difundir lo que producían las repúblicas latinoamericanas. También prueba de esa apertura del Bulletin hispanique son las páginas dedicadas en 1908 a Les études americanistes en France. Bajo tal título, se daba una retrospectiva rápida pero sustancial del interés suscitado en nuestro país por el Nuevo Mundo desde el siglo XVI pero, sobre todo, se anunciaba un curso público, del que se indicaban las grandes directrices, sobre histoire, civilisation et colonisation de l'Amérique latine. Organizado y sufragado por la Cámara de comercio de Burdeos, estaba a cargo de Jules Humbert, un catedrático de historia del liceo de la ciudad. Durante esos decenios, en ambas revistas, la producción americanista meramente francesa fue muy escasa: en el Bulletin hispanique un artículo de Z. Belaygue sobre dos sonetos de Ercilla, otro de H. Lorin sobre la formación de la nación argentina y el trabajo de F. Despagnet sobre el ya citado tratado de París. En la Reme hispanique, dos estudios de G. Desdevises du Dézert sobre la Inquisición en Indias a finales del XVIII y otro sobre las misiones de los Mojos y Chiquitos. Esta escasez y el tipo de los artículos no han de extrañar. Por aquellos años prácticamente, los estudios de los hispanistas sobre América eran inexistentes. Quienes entonces se interesaban por ella provenían de otros sectores científicos. Los tres grandes nombres

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de la época que entonces sobresalen y han quedado en cuanto a publicaciones americanistas son los de Georges Scelle, profesor de historia del derecho y autor, en 1906, de La traite négrière aux Indes de Castille, libro considerado todavía hoy como clásico sobre el tema; Jules Humbert, agrégé de historia al que se deben varias reseñas en el Bulletin hispanique y autor de dos libros editados en 1905, L'occupation allemande du Venezuela, sobre la época de los Welser, y Les origines vénézuéliennes, essai sur la colonisation espagnole?. El único hispanista de entonces que trabajó sobre América fue G. Desdevises du Dézert, profesor de historia en Clermont Ferrand al que sus trabajos sobre España llevaron naturalmente a interesarse por el imperio ultramarino. En su serie de tres libros sobre la España del siglo XVIII llamada por él del antiguo régimen (La société, 1896, Les institutions, 1899, La richesse et la civilisation, 1904) en efecto hay capítulos enteros dedicados a América. Seria por supuesto muy interesante analizar igualmente los programas universitarios del hispanismo durante ese período para ver qué espacio y qué temas se dedicaban a América. Las indicaciones muy parcelarias al respecto del Bulletin hispanique, desgraciadamente, no permiten ninguna conclusión ñable. Sin embargo, el examen de los sucesivos programas de la agrégation sí permiten tener una idea de los conocimientos sobre América entonces exigibles, a juicio de las autoridades académicas, de un futuro profesor de español de alto nivel. Muy poco después de creada, la agrégation d'espagnol no tardó en incluir a autores hispanoamericanos, o que habían escrito sobre Hispanoamérica: en 1903 F. López de Gómara (Historia de las Indias), en 1905 y 1912 A. de Ercilla (La araucana), en 1918 J.E. Rodó (Ariel). Hubo que esperar 1923 para que, por primera vez, una question américaine más sustancial figurase en el programa bajo el título Historia de la conquista de Méjico por los españoles con nada menos que cuatro autores (H. Cortés, F. López de Gómara, B. Díaz del Castillo, A. de Solís). Lo mismo había de repetirse en 1927 con la influencia de la lírica romántica en la América de lengua española, para la cual se invitaba al estudio de una antología de 12 poetas hispanoamericanos del siglo pasado. Un año más tarde, en 1928, el movimiento poético en España de finales del XIX a nuestro días incluyó a Rubén Darío al lado de Machado, Villaespesa, J.R. Jiménez y P. Salinas. Este cambio bastante neto de los programas a partir de finales de los años veinte, se continuó en lo sucesivo. Alternaron, por una parte, el estudio de grandes temas específicamente americanos y la presencia de uno que otro autor de ese continente en cuestiones más amplias y, por otra parte, enfoques exclusivamente literarios con perspectivas más bien históricas o, como hoy se dice, "civilizacionistas": 1932, Conquista y colonización españolas en América durante el siglo XVI (H. Cortés, B. Díaz del Castillo, A. de Zárate, B. de las Casas, A. Núñez Cabeza de Vaca) 1936, A. Núñez Cabeza de Vaca (con otros autores españoles de la llamada literatura de J. Humbert publicó también diversos artículos en el Journal de la Société des América/listes français en 1904, 1906, 1908 y 1912, así como más tarde, en 1921, un libro titulado Histoire de la Colombie et du Venezuela des origines jusqu'à nos jours.

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viaje) 1937, A. de Erdlla (para el estudio de la épica española) 1938, El castellano en el mundo. Vida literaria y porvenir de las principales repúblicas de lengua española (R. Darío, R. Palma, J.E. Rodó y J.V. González). Tal evolución en el aspecto docente, más voluntarísta que resultado de un cambio en los hechos dado que, según recuerdan los veteranos de nuestro gremio, tales temas no eran tratado en absoluto por los catedráticos de entonces, corresponde sin embargo a un despertar interesante aunque modesto de la investigación francesa respecto de América. De 1921 a 1932 una Revue de l'Amérique latine se había publicado con algún éxito y, a partir de finales de los años 20 y sobre todo los años 30, si bien el número de artículos dedicados al subcontinente en el Bulletin hispanique - única revista superviviente del hispanismo - no aumentó significativamente, es de notar que entonces, ya, la casi totalidad de aquellos que escribían sobre Latinoamérica son franceses vinculados, de una manera o de otra, con el hispanismo universitario: Robert Ricard, del que volveremos a hablar, Charles V. Aubrun con un estudio sobre Bolívar y la revolución americana, G. Le Gentil con una presentación del movimiento intelectual en Brasil, siendo este último punto otra novedad. En efecto la inclusión de ese país en las preocupaciones de la revista se veía confirmada por otro artículo de R. Ricard y variéis reseñas importantes de G. Cirot. En la misma época, otro hispanista ya confirmado, Marcel Bataillon, empezaba a interesarse por América. Sus estudios sobre Erasmo lo llevaron entonces a publicar dos trabajos sobre la Inquisición en Méjico (1930) y las influencias erasmistas en la Nueva España del XVI (1932). También guiado por aficiones propias, traducía el Facundo de Sarmiento (1934) al que dedicó, pocos años después (1939) un análisis de índole literaria. Sin duda alguna, la figura americanista más importante en nuestro gremio era entonces la de Robert Ricard. Su trayectoria científica bastante original y plural es interesante: agrégé des lettres, alumno de la Casa de Velázquez, estudioso de la presencia portuguesa en Marruecos y de los problemas de espiritualidad antes de ser catedrático de portugués en la Sorbona y, sólo tardíamente, catedrático de español. Desempeñó en el desarrollo del americanismo hispanista una labor de primera magnitud, tanto por los caminos que abrió como por las investigaciones que suscitó y las tesis que asesoró ulteriormente. Desde la segunda mitad de los años veinte, venía escribiendo tanto en el Joumal de la Société des Américanistes como en el Bulletin hispanique, una serie de artículos vinculados con la preparación de su tesis sobre la Conquista espiritual de Méjico, así como en esta revista varias chroniques hispano-mexicaines muy interesantes por su enfoque difusor, igual que numerosas reseñas de libros referentes a América. Su tesis publicada en 1933 por el Instituí d'ethnologjíe había sido alentada y ayudada en momentos claves por Paul Rivet que dio entonces un dinamismo nuevo a los estudios sobre América, fuera de las seudofronteras científicas estirilizantes. En su prólogo, R. Ricard insistía a la vez sobre el hecho de que su libro era el primero escrito sobre historia

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colonial hispanoamericana por un francés desde las tesis de Jules Humbert en 19056, y ponía de relieve las grandísimas dificultades así como las condiciones de trabajo "deplorables" (aislamiento, falta de bibliografía, distancias, etc.) del investigador latinoamericanista, más desfavorecido aún, decía él, que sus colegas hispanistas. Sin duda para mejorar tales condiciones, hacia finales del decenio, el Bulletin hispanique se abrió a la recensión sistemática de revistas americanistas, literarias o históricas, algunas de ellas de fundación reciente (Revista de Historia de América, Revista de la Biblioteca nacional de Buenos Aires, Letras de Méjico, Hispanic American Historical Review, Revista Iberoamericana). Así mismo, el Bulletin informaba a sus lectores de la creación de la Asociación internacional para el estudio de la literatura en América latina (1939) o dedicaba una crónica a la enseñanza de las instituciones políticas y civiles de América en la facultad de derecho de Madrid. Tampoco es de olvidar que por esos años, dado el drama español, el hispanismo francés, según acertada expresión de Marcel Bataillon, sufría una notable "carence de nourriture espagnole", lo cual puede en parte explicar esa atención por lo americano; pero tampoco se puede pasar por alto hechos como la ingente labor desarrollada entonces en el campo de los estudios sobre el Nuevo Mundo por el Musée de l'homme, l'Institut d'ethnologie, la gente que trajaba alrededor de Paul Rivet y cuyo impacto iba mucho más allá de los límites de su ambiente científico. En fin, cabe señalar el papel de la misión universitaria francesa a Sâo Paulo cuyos integrantes, poco después prestigiosos ya, dejarían una huella tan importante en varios sectores de la investigación francesa. Después del corte y trauma de la segunda guerra mundial, a finales de los años 40 y comienzos de los 50, cuando la universidad francesa - y el hispanismo dentro de ella - volvió a la normalidad, el despertar - tímido pero real - de los estudios americanistas en nuestro gremio que hemos señalado durante el decenio anterior se vio confirmado por una nueva generación de investigadores encabezados y alentados por el maestro Bataillon. Su nombramiento en el Collège de France que le brindó magníficas condiciones de trabajo y en que ocupó una cátedra cuyo título, a petición suya, abarcaba tanto la península como sus proyecciones americanas, también la maduración de sus ya largos años de estudio sobre el siglo XVI, le llevaron cada vez más a interesarse por las evoluciones ultramarinas de los problemas que había venido analizando en España. A partir de 1950, en efecto, los temas latinoamericanos constituyeron una parte importante de su producción. Descontando las reseñas, llegó a publicar a lo largo de los años 50 más de 40 artículos americanistas, o sea la tercera parte de lo que escribió entonces. De la Cabe citar, sin embargo, la publicación en 1928, del libro de J.T. Bertrand, Histoire de l'Amérique espagnole depuis les origines jusqu'à nos jours, Paris (Spes), 2 t. con prólogo de VA. Belaunde. Si, por supuesto, esta obra no alcanza el nivel científico de una tesis, es de muy notable contenido informativo. Tampoco se puede olvidar el libro de Marius André, La fin de l'empire espagnol d'Amérique, Paris (Nouvelle librairie nationale) 1922. Este no es un libro con pretensiones científicas sino más bien polémicas. Excelente conocedor de lo hispánico e hispanoamericano, Marius André era un notable polemista de la extrema derecha nacionalista (su libro tiene un prólogo de Charles Maunas) y ofreció una revisión antiliberal de la Independencia americana, tesis que desarrolló también en muchos artículos en los que la pasión partidista no impide algunas reconsideraciones novedosas y acertadas.

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presentación ampliada de la influencia erasmista en Méjico, pasó a los cuestionamientos lascasianos a los que dedicó una larga lista de estudios que hicieron de él uno de los principales especialistas del tema. Este cuestionamiento le llevaría naturalmente a estudiar la enrevesada problemática de las guerras civiles del Perú con su complicado trasfondo de las relaciones entre el poder central y los colonos, de la ideología de éstos y sus aspiraciones en cuanto a la organización y porvenir del mundo americano. En un artículo publicado en 1949 en Les Langues néo-latines y titulado Notre hispanisme devant l'Amérique7, artículo escrito el mismo año en que se decidió que cada programa de la agrégation llevaría en adelante obligatoriamente un tema americano, Marcel Bataillon había dibujado una especie de programa latinoamericano para el hispanismo de la posguerra: "Notre hispanismo - escribía - n'en est pas à la découverte de l'Amérique ... mais depuis cinq ans ... il a soif de lointains. Vétérans et nouveaux venus souffrent de la disproportion qui existe entre leur insatiable curiosité du monde hispano-américain, de son histoire, de sa littérature, de ses façons de vivre, et leur lamentable pénurie de moyens d'informations sur ce monde"

Después de dar al público de profesores de liceos y colegios de la revista una lista de las principales obras recientes sobre la cultura, historia y geografía del subcontinente que le pudieran ser útiles, M. Bataillon proseguía planteando claramente al hispanismo francés las obligaciones y compromisos científicos ante los cuales estaba respecto del continente americano: "A cette nouvelle profusion de moyens d'étude correspond pour nous un nouveau devoir de nous informer ... toute culture hispanique comporte aujourd'hui une connaissance rénovée des sommets de la littérature et de l'art d'Amérique latine avec leur arrière plan de géographie et d'histoire. Mais le moment est venu où les professeurs d'hispanisme ne peuvent plus couvrir à la fois le domaine péninsulaire et le domaine américain ... nos facultés hispanisantes dont la tâche est lourde, aspirent à renforcer leurs cadres. Bientôt il leur faudra songer à des chaires spécialisées dans l'enseignement de la littérature et de la civilisation hispano-américaines ainsi qu'il y en a déjà aux Etats Unis. Elles auront besoin de jeunes hispanisants connaissant l'Amérique autrement que par les livres."

Efectivamente, en las vías programáticas y premonitorias indicadas por el maestro Bataillon, una joven generación de hispanistas universitarios dedicaba ya - y era una novedad - sea lo esencial de sus actividades, sea una parte importante de ellas a los temas americanos. En el primer caso, cabe citar a dos profesores que, de manera diferente, habían de dejar una huella profunda: René L.F. Durand y Paul Verdevoye. R.L.F. Durand aprovechó sus años de profesor en el liceo francés de Caracas para preparar sus tesis sobre el movimiento literario venezolano en la época romántica y sobre la poesía de A. Bello, siendo éstas (en 1958) las primeras thèses d'Etat sobre literatura latinoamericana presentadas en Francia. Desde el punto de vista de la docencia, R.L.F. Durand dejó relativamente poca huella en nuestro país por haber ejercido todo su magisterio en la universidad de Dakar hasta su jubilación. Sin embargo, fue uno de los principales propagandistas de la literatura latinoamericana en Francia, en la medida en que, a partir de comienzos de los años SO, 7

g

Feb.-jun. 1949, n° 112, pp. 1-7. Efectivamente, en los números sucesivos de la revista se publicaron artículos de jóvenes hispanistas dedicados a América: impresiones de viajes a Méjico o Perú, notas sobre folclore o vocabulario de tal o cual pals e, inclusive, un Souvenir d'Amérique du Sud del propio Bataillon...

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empezó a traducir obras del subcontinente: Doña Bárbara (1951), El reino de este mundo (1954), El reparto de las aguas (1955), El acoso (1958), etc.. En adelante, su importantísima actividad de traductor no iba a cesar prácticamente hasta hoy, habiéndose de incluir también en esa labor los libros que dedicó, por ejemplo en las colecciones de P. Seghers, a varios escritores latinoamericanos. En el caso de Paul Verdevoye, su estancia en Argentina desembocó en 1963 en su tesis sobre Sarmiento publicista. Desde finales de los años 40, P. Verdevoye traducía también a Gallegos (Canaima, 1948), Borges (Ficciones, 1951) y J. Hernández (Martín Fierro, 1955). Si, en adelante, su producción de traductor no siguió con el mismo ritmo, es que, al revés de Durand, los caminos que abrió su docencia en diversas universidades de provincia y luego de París había de hacer de él el maestro y asesor de varias decenas de investigadores dedicados a la literatura latinoamericana y hoy, a su vez, catedráticos en muchas universidades francesas o extranjeras. En fin, último nombre de esa generación, y que había de marcar profundamente por su ejemplo y enseñanza a las generaciones venideras mucho más allá de su magisterio en Burdeos, Noel Salomon es un caso aparte de los precedentes. Conocido por sus tesis sobre la comedia en tiempos de Lope y el análisis histórico de las relaciones topográficas de Nueva Castilla en el XVI (1958), llevó siempre paralelamente una labor americanista que, a partir de los años 60 vendría a ser preponderante. Es poco conocido que sus cinco primeros estudios redactados versaban sobre temas americanos, incluyendo uno, bastante extenso, sobre el Canto general que sólo publicaría apenas retocado mucho más tarde. Si bien Salomon se consagró esencialmente a la literatura que nutría con numerosísimos viajes a América, la enfocó fundamentalmente desde una perspectiva marxista de la historia de las ideas, de sus relaciones con el desarrollo global de la sociedad y del quehacer del intelectual latinoamericano. Esto explica por qué, para Salomon, como propusiera Bataillon en el artículo arriba citado, historia y literatura tuvieran que estar íntimamente vinculadas. Lo prueba el que, despreciando fronteras artificiales entre los campos científicos impuestas por el peso de la estructura académica, acogiera como catedrático en su departamento de español de Burdeos al historiador F. Chevalier de vuelta de Méjico, y que, bajo su dirección, a partir de finales de los años 50, el Bulletin hispanique, fuera de ampliar considerablemente el espacio dedicado a América se abriera generosamente a historiadores franceses (P. Chaunu, F. Mauro, G. Debien) o latinoamericanos (F. Brito Figueroa). Durante ese mismo período, los manuales de español para institutos y colegios empezaron también a evolucionar de manera notable. En los que circulaban en los primeros años de la posguerra y comienzos de los 50 había muy pocas cosas sobre América. Esta, prácticamente, no figuraba en ellos sino simbólicamente, y aun sólo estaba presente en los libros destinados a los últimos dos años del ciclo secundarios. Así en el célebre Tras el Pirineo I de M. Duviols y J. Villegier (Hatier) que era entonces el más difundido y novador desde un punto de vista pedagógico, todos los textos, todas las situaciones, concernían a la sola España. El propio título del libro ya lo decía claramente.

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Para la preparación del bachillerato, se ofrecían algunos autores que habían escrito sobre la Conquista: tres textos de Cortés, B. Díaz del Castillo y A. de Solís en el Cours d'espagnol (3° vol.) de G. Boussagol (Masson, 1953); tres también (de un total de 80) y casi los mismos autores en la Anthologie de la littérature espagnole de G. Delpy y S. Denis (Hachette, 1950). Prosiguiendo el paralelismo entre ambos manuales, es de notar que el único escritor latinoamericano representado en ellos - y también el más reciente de todos aquellos que figuraban allí - era Rubén Darío con dos o tres poemas que distaban mucho de ser representativos de su vena americana (Letanía de N S Don Quijote, una sonatina y un pasaje de Cantos de vida y esperanza). En sus España de hoy y España de ayer (E. Belin, 1954) que durante más de diez años iban a formar generaciones de hispanistas, a pesar de su esfuerzo por innovar y de la importancia de su aporte informativo, Jean Bouzet seguía siendo muy modesto en cuanto a lo americano. En la primera de sus obras, no le dedicaba más que un capítulo único, mientras que otros 17 analizaban con precisión las diversas riquezas naturales y humanas de las regiones españolas. En el segundo, (España de ayer) sólo tres capítulos, de los 22, ofrecían textos sobre la conquista y colonización. Jean Bouzet bien había sentido la necesidad de abrirse hacia América. En el prólogo de España de hoy, aludiendo a las pocas páginas que le consagraba y como para disculparse, escribía de manera premonotoria: "Nous avons réservé à l'Amérique latine un chapitre final en regrettant que l'exiguïté de nos horaires ne nous permette pas encore de lui consacrer la place qu'elle mérite"

De hecho, un paso decisivo fue dado a finales de los años 50. En las nuevas instrucciones de 1958, los inspectores generales E. Bergés y P. Darmengeat fijaron explícitamente para el segundo ciclo los nuevos objetivos en cuanto a Hispanoamérica: "Quelques données géographiques ou historiques très générales, quelques manifestations originales de l'art et de la littérature, quelques problèmes particulièrement importants dans un monde en pleine évolution qui ouvre à l'Amérique latine de riches perspectives d'avenir, tels sont les éléments qu'il s'agit de faire connaître ou entrevoir á nos élèves."

Todo esto tenía que ser modesto, según los inspectores. Había que rehusar de las nomenclaturas vacías y las cronologías desecadas para: "... éveiller la curiosité et exercer la réflexion sur l'originalité de deux grandes civilisations précolombiennes sans lesquelles l'Amérique actuelle ne serait pas ce qu'elle est, sur l'époque des conquérants espagnols et la rencontre de deux mondes avec les conséquences qui s'ensuivirent, sur quelques aspects du monde hispano-américain moderne. En classe deux ou trois extraits feront surgir quelques idées essentielles et de portée générale: existence d'une nombreuse population indigène et métisse dont l'activité est restée surtout agraire dans le cadre de la propriété communautaire (ancestrale) ou individuelle (influence hispanique), drame des expropriations au profit des "gamonales" ou "hacendados", possiblité d'une certaine adaptation de l'industrie comme dans la Chine ou l'Inde modernes ... en liaison avec le relèvement du niveau de vie, problème de l'éducation populaire dont le Mexique offre un exemple significatif en multipliant les écoles pour atteindre les villages les plus reculés".

A continuación, los dos inspectores daban una lista de obras y autores a manera de orientación bibliográfica "surtout à l'intention des professeurs qui n'auraient pas été amenés à l'étude de l'Amérique au cours de leur licence".

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Esas nuevas instrucciones tuvieron un efecto notable en los manuales que iban a utilizarse en los años 60. Se publicaron entonces ediciones aumentadas de un suplemento americano sustancialmente reforzado como en el caso de Tras el Pirineo II (subtitulado ya, Por España y América) o de España de hoy a la que, si bien no le modificaron el título L. Urrutia y M. Lacoste añadieron unos cuarenta textos repartidos en siete capítulos. Ya estaban fijadas, y por más de diez años, los cuadros de la "imagen pedagógica" de la América española que, fuera de las clases de español, no se estudiaba sino a través de una lección única de historia en première (sobre el proceso de la independencia) y tres de geografía en terminale cuyo programa implicaba a Argentina, Brasil a Méjico. No es este el lugar de analizar detenidamente esa "imagen pedagógica" de la América hispanófona ni su evolución ulterior hasta la actualidad en los manuales de institutos y colegios. Lo hemos hecho ya en otra oportunidad y remitimos por lo tanto a lo que publicamos entonces9, contentándonos con indicar que predominaba en ella una visión exótica y folclòrica, esencialmente basada en el pasado, en la geografía y lo indígena. En la perspectiva que hoy nos interesa, es más importante subrayar el papel relevante que desempeñaron esos años - finales de los 50 y decenio de los 60 - en la "toma de conciencia" americanista del hispanismo francés. Por supuesto, el entorno nacional e internacional contribuyó también en ello de manera nada despreciable. El interés por América latina en la sociedad francesa de la época se intensificó y modificó. Una serie de grandes acontecimientos políticos llamaron insistentemente la atención sobre el subcontinente: la revolución cubana y sus consecuencias (construcción del socialismo y confrontación con EE UU) intervención de éstos en Santo Domingo, surgimiento de focos guerrilleros en muchos países, etc. La propia política francesa al respecto (gran gira del presidente de Gaulle por América latina y distanciamiento relativo de los planteamientos norteamericanos) también influyó en esto, tanto más cuanto que en una sociedad traumatizada por los dramas de la descolonización, América latina ofrecía un campo de análisis sobre una parte del tercer mundo - gran descubrimiento de esos años - en la cual los franceses tenían la impresión de estar exentos de responsabilidad colectiva al revés de lo que pasaba en otros continentes. Todo esto se manifestó por una serie de hechos de sociedad de índole muy diversa: éxito de grupos musicales folclóricos, del nuevo cine cubano o brasileño, de la literatura latinoamericana que por primera vez empezó a extender en Francia su público más allá de reducidos sectores intelectuales, de ciertas modas en la manera de vestirse, de asociaciones de apoyo a la revolución cubana y a los demás movimientos revolucionarios del continente. Basta con pensar, por ejemplo, en el papel de la figura mítica del Che en mayo del Lavallé, Bernard, "L'Amérique dans les manuels d'espagnol en France (1945-1985): évolution, contenu et contours d'une représentation", en: Les langues modernes LXXIX, n° 6,1985, pp. 57-64.

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68 o en el impacto mediático de la detención de Regis Debray en Bolivia. Al mismo tiempo, las universidades vivieron un notable período de expansión así como una serie de mutaciones tanto a nivel del estudiantado como en los aspectos docentes. En ese gran proceso, los departamentos de estudios ibéricos que recogieron el fruto de la difusión y aciertos de la enseñanza del español en los colegios e institutos no podían sino tomar conciencia de la importancia primordial de América latina para sus clases como para las investigaciones que podían llevarse a cabo en ese campo10. De manera indudable, la explosión del americanismo en Francia en los años 70 con gente formada en el decenio anterior fue condicionada por la expansión universitaria de los estudios ibéricos, principalmente de español lo que, notémoslo de paso, conllevó un desequilibrio notable entre las Américas hispanófona y lusófona, desequilibrio al que ésta ha tardado en sobreponerse. En los años 50 y comienzos de los 60, los estudios sobre América latina de unos pocos historiadores habían dado resultados de gran envergadura y duradero interés. Basta con pensar en las tesis de F. Chevalier, terminada en el 49 pero publicada en el 52, de P. Chaunu o F. Mauro sobre el comercio trasatlántico español o portugués. Ahora bien, el relevo fue tomado precisamente no por investigadores procedentes del area de historia sino de formación hispanística. Sin duda influenciados por el auge de la llamada historia de las mentalidades y los nuevos derroteros auspiciados por la escuela de la revista Amales, éstos, por su formación filológica, su conocimiento de los contextos, estaban perfectamente preparados para las exigencias de las investigaciones sobre la historia cultural hasta se podría decir una antropología cultural en los caminos ya explorados por los primeros de que hemos hablado. Sin querer ser exhaustivo, ni mucho menos, basta con pensar en las tesis que entonces preparaban Pierre Duviols sobre la extirpación de idolatrías en el Perú, André Saint Lu sobre la Vera Paz, Charles Minguet sobre Humboldt, Jacques Lafaye sobre los mitos de Quetzalcoatl y Guadalupe, Claude Dumas sobre la intelectualidad mejicana de finales del XIX. Todas versaban sobre temas donde convergían lo social, lo cultural, lo político y lo ideológico. Este rasgo, propiciado por la famosa pluridisciplinarité tan de moda en las discusiones de mayo del 68 y su larga estela de cuestionamientos, parece haber marcado de manera duradera amplios sectores del latinoamericanismo francés procedente o no del hispanismo. Fue desde sus comienzos la línea seguida por el Instituí des Hautes Etudes d'Amérique latine de París y su revista los Cahiers desAmériques latines creados alrededor de P. Monbeig y los geógrafos, de la revista Caravelle fundada en 1963 por P. Baudot en Toulouse desde una perspectiva totalizadora y sin exclusivas. Un análisis de las tesis de Estado defendidas a lo largo de los años 70 y comienzos de los 10

Por esas fechas fue cuando se creó un nuevo certificat de licence para la licenciatura de español titulado certificat de littérature et civilisation latino-américaines.

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80 por americanistas previamente pasados por el canal y molde de los estudios hispanistas vendría a confirmar lo que decíamos de la generación inmediatamente anterior. Cuando en 1983 se organizaron los Etats généraux de la recherche et de l'enseignement sur l'Amérique latine en France11 el cuestionario enviado a los americanistas de formación hispanista fue al respecto aleccionador. Interrogados sobre su campo de estudio, los más contestaron con expresiones del tipo: historia de las ideas, cultura y sociedad o, sencillamente, civilización, palabra difícil de definir y que, confesémoslo de paso, ha sido motivo de no pocas controversias con algunos colegas procedentes de la carrera de historia. Inclusive, aquellos colegas que se interesaban esencialmente por la literatura sentían a menudo la necesidad de apuntarse en el renglón literatura y sociedad lo cual es también revelador del enfoque. En efecto, algún tiempo netamente minoritarias, las investigaciones literarias de tipo formal revitalizadas por las nuevas perspectivas de finales de los años 60 y de comienzos de los 70, sólo recientemente han recobrado el terreno perdido y ocupan de nuevo un lugar más importante, a veces gracias al aporte de hispanistas peninsularistas que han tratado de aplicar a la literatura americana su experiencia adquirida en la convivencia con las letras europeas. Ya que el marco de esta ponencia era el decubrimiento de América por el hispanismo francés, no pasaremos adelante en nuestro análisis y dejaremos de lado los últimos años. A modo de conclusión en el largo camino que acabamos de recorrer, daremos algunas cifras que, según creemos, permiten entender lo que representa, al concluir la época estudiada aquí, el americanismo francés procedente del hispanismo. En el Bulletin bibliographique de la Société des Hispanistes français, para los años de 1979-1980, de los 478 títulos publicados por los hispanistas, 129 (o sea un 27% más o menos) estaban dedicados a América latina (13 libros y 116 artículos)12. Ese mismo año, en el Répertoire des Recherches latinoamericanistes en France?3 los americanistas que enseñaban en los departamentos de español o portugués de nuestras universidades representaban prácticamente la cuarta parte de los tres centenares de personas allí identificadas. Diez años más tarde, una nueva edición de ese censo14 arroja un saldo muy diferente. El número de "nuestros" americanistas ha aumentado pero en proporciones poco significativas. Supera ahora escasamente las cien personas, mientras que el total de los investigadores fichados pasa de los 700 ... Ello es prueba de que muchos sectores de investigación se han abierto ya a las problemáticas americanas y que "nuestro" americanismo durante algún tiempo pionero en su quehacer, está hoy acompañado por los demás enfoques científicos, lo cual es para él a la vez un reto y una esperanza. 11

12

Actes des Etats généraux de la recherche et de l'enseignement sur l'Amirique latine en France, Paris (IHEALGRECO 26) 1984,1.1, pp. 81-99.

Las publicaciones americanistas están así repartidas (la primera cifra es la del número de artículos o libros, la segunda el número de autores) América en general (24-16), Caribe (2S-12), Países del Plata (19-11), Méjico (18-9), Perú (14-7), Chile (8-4), Ecuador (5-2), Venezuela (7-3), Colombia (54), América central (32). 13 La repartición de los investigadores por zonas geográficas era la siguiente: Méjico, 18; Brasil, 16; Países del Plata, 12; Perú, 10; Caribe, 8; América central, 5; Venezuela, 3; Colombia, 3; Chile, 3; Ecuador, 2; Bolivia, I; América en general, 9. 14 Répertoire de Recherches latino-americanistes en France Paris ( C N R S ) 1988.

El descubrimiento de Iberoamérica por el hispanismo en Alemania Karsten Garscha Johann Wolfgang Goethe-Universität Frankfurt/M. Entre 1968 y 1973 aparecen en la República Federal de Alemania una serie de libros sobre la literatura latinoamericana. Como ejemplo puedo nombrar los siguientes títulos: - Der neue Roman in Frankreich und Lateinamerika ("La Nueva Novela en Francia y América Latina"), de Leo Pollmann, publicado en 1968; - Geschichte und Probleme der lateinamerikanischen Literatur ("Historia y problemas de la literatura latinoamericana"), de Rudolf Grossmann, publicado en 1969; - Dialog mit Lateinamerika. Panorama einer Literatur der Zukunft ("Diálogo con América Latina. Panorama de una literatura del futuro"), una serie de conversaciones con escritores latinoamericanos, publicada por Günter W. Lorenz en 1970; - Die zeitgenössische Literatur in Lateinamerika. Chronik einer Wirklichkeit, Motive und Strukturen ("La literatura contemporánea en América Latina") del mismo autor, aparecido en 1971; - Lateinamerikanische Autoren ("Autores latinoamericanos") de Dieter Reichardt y Die neuere Literatur Lateinamerikas und ihre Rezeption im deutschen Sprachraum ("La nueva literatura latinoamericana y su recepción en los países de habla alemana") de Gustav Siebenmann, ambos publicados en 1972; - finalmente, en 1973, aparece en las librerías el volumen Zorniges Lateinamerika. Selbstdarstellung eines Kontinents ("Latinoamérica furiosa. Autopresentación de im continente") de Ronald Daus.1 Esta serie de títulos podría dar la impresión de que, aproximadamente veinte años antes de la celebración de los quinientos años del descubrimiento de América, el hispanismo alemán tomó conciencia, súbitamente, de la existencia de América Latina y la incluyó en el catálogo de sus temas de investigación. Si bien es cierto que en el período citado ocurren muchos cambios en las universidades alemanas (entre ellos, la ocupación con la literatura latinoamericana), también es cierto que la literatura latinoamericana no ingresó Pollmann, Leo, Der Neue Roman in Frankreich und Lateinamerika, Stuttgart, Berlin, Köln, Mainz (W. Kohlhammer Verlag) 1968. Grossmann, Rudolf, Geschichte und Probleme der lateinamerikanischen Literatur, München (Max Hueber Verlag) 1969. Lorenz, Günter W., Dialog mit Lateinamerika. Panorama einer Literatur der Zukunft, Tübingen, Basel (Horst Erdmann Verlag) 1970. Id., Die zeitgenössische Literatur in Lateinamerika, Tübingen, Basel (Horst Erdmann Verlag) 1971. Reichardt, Dieter, Lateinamerikanische Autoren. Literaturlexikon und Bibliographie der deutschen Ubersetzungen, Tübingen, Basel (Horst Erdmann Verlag) 1972. Siebenmann, Gustav, Die neuere Literatur Lateinamerikas und ihre Rezeption im deutschen Sprachraum, Berlin (Colloquium Verlag) 1972. Daus, Ronald, Zorniges Lateinamerika. Selbstdarstellung eines Kontinents, Düsseldorf, Köln (Eugen Diederichs Verlag) 1973.

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en el campo de observación de los hispanistas alemanes de manera repentina, pues ella ya había sido descubierta mucho antes por varios investigadores. Estos descubrimientos iniciales fueron, por cierto, de naturaleza individual y no tuvieron un carácter al mismo tiempo colectivo e institucional, como ocurrió a fines de los años sesenta y comienzos de los setenta. Permítanme que me detenga un poco en la exposición de estos descubrimientos individuales de América Latina y su cultura, refiriéndome a algunos ejemplos concretos. En 1948, un año antes de su muerte, Karl Vossler publicó una significativa colección de artículos bajo el título Aus der romanischen Welt ("Del mundo latino"). Entre ellos se encuentra también la crónica de un viaje que él hizo a Cuba en 1939. Esta Plauderei über Cuba ("Charla sobre Cuba") comienza con una frase entusiasmada: "Durante las siete semanas que pasé en la gran Isla de Cuba, he vivido un cuento de hadas"; totalmente embrujado."2 Vossler siente haber llegado al paraíso siguiendo las huellas de Colón, un paraíso, que, por cierto - como él mismo lo reconoce - se ha convertido en un tópico de propaganda turística y se presenta como la "Riviera" de los norteamericanos. El motivo de su permanencia en la Habana es la inauguración del Instituto de Altos Estudios el 25 de enero de 1939, y la invitación para dar conferencias sobre la poesía española del Siglo de Oro. Vossler acepta la invitación con mucho agrado, especialmente porque el Instituto había sido fundado "para separar la política de la ciencia",3 y se siente complacido por el respeto que se les tiene a los alemanes, a su ciencia y a su sistema educativo. El catedrático alemán, embrujado por el exotismo de Cuba, afirma del cubano: "El tiene una expresión propia, infantil y experimentada, fresca y sabia. Es una mezcla inimitable de ligereza, de astucia y melancólica serenidad. Un dorado humor concilia en él las contradicciones del carácter anglosajón y del africano con el español."4 Uno puede sonreír ante el énfasis y el paternalismo de Vossler, pero de lo que no se puede dudar es de que respeta a los cubanos. En el mismo volumen se encuentra el artículo Heldengesang und Nationalgefilhl irt Argentinien ("Cantar de gesta y sentimiento nacional en Argentina") (1938). En este artículo Vossler describe dos fenómenos de la literatura argentina de aquella época: el canto épico popular del Gaucho Payador de Rafael Obligo y, su contraparte, la literatura urbana de Eduardo Mallea. En este trabajo Vossler se ocupa de una temática por entonces muy actual en Argentina, y es lo suficientemente sensible como para advertir el cambio que se produce en la literatura entre 1938 y 1940.s (Piénsese, por ejemplo, en la primera novela de Onetti, El pozo, de 1939.) En 1940 aparece el libro Poesie der Einsamkeit iit Spanien ("Poesía de la soledad en España") de Vossler y un año después su edición y traducción del Primero Sueño de la "décima musa de México", Sor Juana Inés de la Cruz.6 Ambos trabajos deben ser vistos en 2 3 4 5 6

Vossler, Karl, Aus der romanischen Welt, Karlsruhe (Stahlberg Verlag) 1948, p. 267-275. Ibid., p. 274. Ibid., p. 275. Ibid., p. 258-266. Vossler, Karl, Poesie der Einsamkeit in Spanien, München (C.H. Beck'sche Verlagsbuchhandlung) 1950. Id.,

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relación con el redescubrimiento de Góngora no solamente en España, sino también en Alemania, donde en 1929 Walter Pabst se había doctorado con una tesis sobre las Soledades? El corto artículo de Vossler sobre Sor Juana contiene una rica gama de interpretaciones que reiteradamente ha recibido el aplauso del autor del Laberinto de la Soledad. En el libro Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe (1982), Octavio Paz confronta este, en su opinión, "brillante ensayo"8 con el libro de otro profesor alemán sobre la famosa mexicana, libro que él considera "un caso de delirio de interpretación".9 Paz se refiere a Ludwig Pfandl, quien descifra los misterios que en su opinión rodean a Sor Juana, a la manera de un interrogatorio inquisitorial. El método de Pfandl es una aberrante aplicación del psicoanálisis a la autora mexicana. Probablemente el libro fue terminado en 1937, pero naturalmente no pudo salir a luz en la Alemania de Hitler. Muerto Pfandl en 1942, Hans Rheinfelder se encargó de publicarlo después de la guerra. Rheinfelder se vio motivado a publicar este trabajo no sólo como un "deber de honor"10 frente a Pfandl, sino debido a su interés por autores cristianos y católicos, la interpretación y difusión de cuyos trabajos le parecían a él especialmente importantes en una época considerada por él como nihilista y que había perdido el centro. Cuando en 1945 la autora chilena Gabriela Mistral recibió el primer Premio Nobel que se concedía a un escritor latinoamericano, Rheinfelder también se sintió llamado a dirigir su atención a esa parte del mundo. El 4 de junio de 1954 dio una conferencia en la Academia Bávara de las Ciencias sobre Gabriela Mistral. Sobre la base de esta conferencia escribió un libro de 150 páginas que publicó en 1955. De una manera similar a Vossler, Rheinfelder refiere, muy impresionado también, las experiencias de su viaje a Chile. Por casualidad ofreció una conferencia sobre Gabriela Mistral en la Universidad de Chile, en Santiago, el 8 de septiembre de 1954, justo el mismo día en que Gabriela Mistral era recibida triunfalmente en Valparaíso y Santiago después de 16 años de ausencia. Así, Rheinfelder fue testigo de una, para él, increíble manifestación de entusiasmo que le mereció el siguiente comentario: "Cuando hoy en día un poeta recibe en tal medida el aprecio de un gran pueblo, lo primero que se nos ocurre es pensar en una de esas manifestaciones de masas detrás de las cuales actúa una sugestión política más o menos inconsciente. Sin lugar a dudas la política también entra en juego en el caso de los homenajes a Gabriela Mistral, especialmente poique hace unos meses, el otro gran poeta chileno, el comunista Pablo Neruda, ha recibido ovaciones internacionales. Pero en el caso de Gabriela se agrega algo esencial,^ue Pablo nunca llegará a alcanzar en la misma medida: ella ha llegado a ser realmente popular..."

La interpretación de Rheinfelder es una apología del humanismo cristiano frente al nihilismo, al existencialismo y a la decadencia. Rheinfelder dibuja la imagen de una poetisa que acepta la realidad, que renuncia y que ve en la poesía el medio para hacer llevadera la 7

'

Die Welt im Traum, Berlin (Ulrich Riemerschmidt Verlag) 1941. Cito la edición española: Walter Pabst, La creación gongorina en los poemas Polifemo y Soledades (trad. de Nicolás Marin), Madrid (Consejo Superior de Investigaciones) 1966. Paz, Octavio, Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe, Barcelona (Sei* Barrai) 1982, p. 475.

Ibid., p. 95. Pfandl, Ludwig, Die zehnte Muse von Mexico, Juana Inés de la Cruz. Ihr Leben- Ihre Dichtung - Ihre Psyche, München (Verlag Hermann Rinn) 1946, p. 6 (prólogo de H. Rheinfelder). 11 Rheinfelder, Hans, Gabriela Mistral Motive ihrer Lyrik, München (Verlag der Bayerischen Akademie der Wissenschaften) 1955, p. 20.

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vida. Y de esta manera - dice Rheinfelder - "se revela en Gabriela Mistral el realismo estoico del auténtico ser hispánico: la vida es tomada tal como ella realmente es."12 Aquí no es el lugar adecuado para corregir esta imagen de Gabriela Mistral. Hoy sabemos que ella parte de falsas suposiciones. Lo que me parece importante es la contraposición con Pablo Neruda que se mantiene a lo largo de todo el trabajo. Pues con Neruda se identificaba la otra Alemania, la Alemania comunista. Allá aparecieron, a partir de 1949 - año en el que ambos estados alemanes se dieron sus diferentes constituciones - los poemarios de Neruda traducidos por Erich Arendt y Stephan Hermlin: Der große Gesang ("El Canto general"), en 1953, y Die Trauben und der Wind ("Las uvas y el viento") en 1955.13 En 1955, el mismo aáo en que Rheinfelder publicó su libro sobre Gabriela Mistral, Hans Magnus Enzensberger dio a publicidad su ensayo Der Fall Pablo Neruda ("El caso Pablo Neruda").14 En este trabajo, partiendo del caso de Neruda, Enzensberger analiza en forma diferenciada las relaciones problemáticas entre poesía y política y critica severamente la poesía política que Neruda escribió durante el estalinismo. En los veinte años que siguieron a la aparición de este ensayo, muchos críticos alemanes cuando trataban de demoler los versos de Neruda se apoyaron en el artículo de Enzensberger, pero dejan de lado conscientemente su ingeniosa argumentación. En los casos de Vossler y Rheinfelder la ocupación con América Latina es algo más bien accesorio que sistemático. Así como América Latina está situada en la periferia de la Romanía, la literatura latinoamericana queda también como una zona marginal. Ambos subrayan la, en su opinión, necesaria separación entre ciencia y literatura, por un lado, y política, por el otro. El interés de Vossler por Sor Juana de la Cruz está en relación con sus investigaciones sobre el Siglo de Oro español. El estudio de "la poesía de la soledad" permite la llamada "emigración interior" de la realidad política cotidiana del nacionalsocialismo. La razón por la cual Rheinfelder aprecia tanto a Gabriela Mistral es porque ella, a su juicio, gracias a "su fuerte concepción religiosa del mundo",13 no cae en la tentación de luchar contra la realidad utilizando medios políticos. Otros dos investigadores deben ser citados en este contexto: Hellmut Petriconi y Rudolf Grossmann. A diferencia de Vossler y Rheinfelder Sudamérica es para ellos su segunda patria. Grossmann nació en 1892 en Rosario, Argentina, y vivió depués en Hamburgo; Petriconi vino al mundo, en 1896, en Hamburgo como hijo de un peruano de origen italiano. Aquí también debe ser nombrado Max Leopold Wagner (1880-1962), quien en 1913 fue a trabajar como profesor en el colegio alemán de la Ciudad de México. Este extraordinario lingüista tuvo ahí la oportunidad de conocer las particularidades del español mexicano. Y de su pluma procede la primera visión de conjunto de la literatura hispanoamericana escrita por un alemán, la misma que apareció en 1924 bajo el título Die spanisch-amerika12

Ibid., p. 90, cf. p. 56, p. 87 y 114.

13

Neruda, Pablo, Der große Gesang (trad. de Erich Arendt), Berlin-RDA (Verlag Volk und Welt) 1953. Id., Die Trauben und der Wind (trad. de Erich Arendt), Berlin-RDA (Verlag Volk und Welt) 1955.

14

Enzensberger, Hans Magnus, Einzelheiten II. Poesie und Politik, Frankfurt/M. (Suhrkamp Verlag) 31984, p. 92-112.

15

Rheinfelder, H., Gabriela Mistral..., p. 90.

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nische Literatur in ihren Hauptzügen ("Los rasgos esenciales de la literatura hispano-americana").16 Aunque este librito se encuentra lejos de los actuales criterios científicos, documenta, sin embargo, una apertura poco común de su autor hacia las particularidades de Iberoamérica. La severa crítica hecha posteriormente a sus modelos de pensamiento es mezquina y exagerada. Hellmut Petriconi es el primer crítico literario que desde el comienzo de su carrera académica en Alemania se ocupa en forma continuada con la literatura de América Latina y es, además, el primero que se interesa por la literatura del presente. Comenzó en 1923 con una tesis doctoral sobre las Tradiciones Peruanas de Ricardo Palma, escribió en 1926 un trabajo para habilitarse como catedrático sobre la literatura hispánica del momento, continuó esta investigación en dos artículos en 1928 y 1937 y en 1938 publicó el escrito Spanisch-amerikanische Romane der Gegenwart ("Novelas hispanoamericanas del presente"). Este estudio de 61 páginas se reimprimió en 1950 y, hasta la aparición de los trabajos que he citado al comienzo, fue el único libro sobre literatura hispanoamericana existente en Alemania.17 En las dos primeras páginas de este estudio Petriconi enumera una serie de deñciencias que, a diferencia de Estados Unidos y de Francia, documentan la miserable situación de los estudios sobre América Latina en Alemania y que tienen su punto de partida en lo dicho en una frase que hasta hace poco tiempo hubiera podido ser repetida casi textualmente: "El predominio casi ilimitado del francés en la filología románica deja ya poco espacio para ocuparse con España y ninguno para dedicarse a la América española, pese a que un estudio de la actualidad hispánica se justificaría plenamente sólo a través de la inclusión de los 75 miliones de americanos hispanohablantes."18 Petriconi se ve a sí mismo como un intermediario que quiere facilitarle al lector alemán la comprensión de una literatura extranjera. Por ello, basa su trabajo en novelas hispano-americanas traducidas al alemán, ordenándolas de acuerdo a temas que, en su opinión, son característicos para Hispanoamérica. Esto lo lleva a ocuparse con tres motivos: la revolución mexicana, el gaucho de la región del Plata y la salvaje naturaleza sudamericana. Otros aspectos de la realidad latinoamericana casi no son tomados en cuenta. (En este punto quisiera referirme otra vez a Onetti y El pozo, cuando fundamenta su rechazo del Uruguay con la siguiente frase: "Detrás de nosotros no hay nada. Un gaucho, dos gauchos, treinta y tres gauchos.")19 A diferencia de Petriconi, que se orientó siempre hacia otras literaturas románicas, Rudolf Grossmann se movió casi exclusivamente en el área ibérica. Como coautor del diccionario Slaby-Grossmann, es conocido en Alemania por todos los que tienen que ver algo con el español. La lista de sus trabajos, sus traducciones literarias, diccionarios, prólogos, epílogos, artículos periodísticos y reseñas bibliográficas, publicada con ocasión de 16

Wagner, Max Leopold, Die spanisch-amerikanische Literatur in ihren Hauptzügen, Leipzig, Berlín (Teubner) 1924. 17 Petriconi, Hellmut, Spanisch-amerikanische Romane der Gegenwart, Hamburg (Verlag Contad Behre) 1938. 18 Ibid., p. 5. 19 Onetti, Juan Carlos, El pozo, Montevideo (Editorial Arca) í1965, p. 39.

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celebrarse sus 75 años de vida, documenta una extraordinaria y multifacética actividad, tanto dentro como fuera de la universidad, que abarca España, Portugal y Cataluña así como Brasil e Hispanoamérica.20 Era de esperarse, por lo tanto, que al aparecer en 1969 su ya citado trabajo Geschichte und Probleme der lateinamerikanischen Literatur, fuera un éxito rotundo, pues su publicación se producía justamente en el momento en que en Alemania comenzaba a difundirse un nuevo y amplio interés por Latinoamérica y su literatura. Sin embargo, no fue ésto lo que ocurrió, sino mas bien, una crítica a la selección y compilación de los textos, a la exposición seca y poco clara, a las categorías en parte superadas, en parte cuestionables y, a menudo, francamente racistas, que se hallaban en la obra. Además no se prestaba la debida atención a la literatura de reciente aparición. Resumamos lo dicho hasta aquí: Algunos romanistas e hispanistas alemanes descubrieron Iberoamérica y, aunque fuera al margen, la integraron en su trabajo en el período comprendido entre comienzos del siglo y mediados de los años sesenta. Su interés por Iberoamérica provenía de su concepción romanística general, que comprendía también la América colonizada por los pueblos ibéricos. Otros romanistas estaban unidos a Iberoamérica por su origen y se consideraban como los intermediarios naturales entre Europa y Latinoamérica. Pero tampoco a ellos les fue posible liberar a Iberoamérica de su marginalidad, ni en el campo de su disciplina científica ni a nivel de la opinión pública. El dominio del francés era demasiado fuerte y lo que ocurría en Europa acaparaba casi totalmente la atención. Esto es válido tanto para la época posterior a la primera Guerra mundial como para el periodo de la dictadura nacionalsocialista y, sobre todo, para la segunda Guerra mundial. Y es válido también para la etapa de la restauración de Alemania Occidental durante el gobierno de Adenauer (1949-1963). Sin embargo, no debe pasarse por alto el hecho de que hispanistas como Rudolf Grossmann y Hellmut Petriconi sentaron bases muy importantes para el desarrollo posterior de los estudios sobre América Latina. Junto con Olaf Deutschmann y Hermann Tiemann fundaron el Romanistisches Jahrbuch ("Anuario Romanístico"), cuyo primer volumen apareció en Hamburgo en 1948. A partir del cuarto volumen, el Anuario empezó a contar con la colaboración de autores extranjeros, incluso del Brasil, y a partir del sexto volumen (1953/54), incluía una parte "iberoromanística", en la que aparecían regularmente trabajos sobre Brasil e Hispanoamérica. El Instituto de Investigación Iberoamericano de Hamburgo se convirtió, junto con el Instituto Latinoamericano de Berlín, en el centro más importante de los estudios iberoamericanos en Alemania Occidental. A partir de mediados de los años sesenta empiezan a producirse cambios importantes dentro y fuera de las universidades, también en lo referente a América Latina. Esto se refleja en las listas de los proyectos de tesis doctorales publicadas en el "Anuario Romanístico": En 1963 la Universidad de Hamburgo anuncia la realización de trabajos sobre Cortázar, Borges y Graciliano Ramos; en 1966 se dan a conocer proyectos de tesis doctorales sobre Borges (Gotinga), Cortázar y Neruda (Hamburgo), la poesía popular del noroeste del Brasil (Kiel), Guimaráes Rosa (Colonia), Gilberto Freyre (Munich) y Rubén Darío (Wurzburgo). Algunos de los actuales profesores universitarios de literatura ibero20

Lorenz, Erika, Hans Schneider, "Verzeichnis der Schriften Rudolf Grossmanns (Zu seinem 75. Geburtstags)", en: Romanistisches Jahrbuch XVII, 1966, p. 231-241.

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americana en Alemania se doctoraron en aquella época con una tesis sobre asuntos latinoamericanos: Helmut Feldmann, con un trabajo sobre Graciliano Ramos, en 1964; Horst Rogmann, con un estudio de la poesía negra en lengua española, francesa y portuguesa en 1966; Ronald Daus, con una investigación del ciclo cangaceiro en la poesía popular del noroeste del Brasil, en 1967.21 En el contexto general de las tesis doctorales en el campo de la romanística, los trabajos anteriormente citados confirman el carácter de excepción y la posición marginal de las investigaciones sobre Iberoamérica. ¿Y cómo era la situación fuera de las universidades? Nos encontramos, por cierto, en los años iniciales del "boom" de la literatura latinoamerica a nivel mundial. En este punto hago referencia a la investigación de Gustav Siebenmann y al diccionario literario de Dieter Reichardt, citados al comienzo. De ellos se desprende, ciertamente, un determinado interés de los editores alemanes por la literatura iberoamericana, pero la producción de aproximadamente 300 títulos en toda el área de habla alemana entre 1946 y 1969 es muy modesta si se la compara con los libros traducidos del inglés y del francés. Más significativo es aún, como Siebenmann lo advierte, "que ... el público en muchos casos no dio una acogida favorable".n La explicación que propone Siebenmann para este hecho es la siguiente: "La razón más importante es el ... poco conocimiento que se tiene sobre América Latina en el sistema educativo alemán. Esto solamente puede ser corregido a largo plazo con una modificación de los programas educativos y escolares, con una política cultural más intensiva."2 A esto se agrega que ningún editor, apenas algún lector y solamente en casos excepcionales un crítico literario puede formular un juicio competente sobre la literatura iberoamericana. De esta manera, los textos traducidos al alemán ofrecen una imagen fragmentaria, incompleta y de ningún modo representativa; y muchos de ellos se llenan de polvo en los armarios de las librerías o en los depósitos de las casas editoriales, o, incluso, ya que no pueden ser vendidos, son finalmente destruidos. El interés de los escritores alemanes por el trabajo de sus colegas de América Latina es también modesto. Es cierto que en 1962 y 1964 se celebran en Berlín dos encuentros entre ellos, pero no se llega a establecer una verdadera comunicación. Sin embargo, hay algunas excepciones importantes, tales como los escritores Janheinz Jahn y Hans Magnus Enzensberger. Jahn se sintió fascinado por la poesía de la negritud. Pronto se dio cuenta de que, para poder obtener una comprensión cabal de la poesía negra, no basta conocer su versión francesa, si no que es también necesario ocuparse con sus vertientes española, portuguesa e inglesa. En su antología Schwarzer Orpheus ("Orfeo negro") - publicada por primera vez en 1954, aumentada en 1964 y reeditada en 1973 están representados tanto Nicolás Guillén y Adalberto Ortiz como Senghor, Césaire y Damas. Junto con Hans Platschek ha traducido al alemán Los pasos perdidos de Alejo Carpentier, obra publicada en 1958 por la editorial Piper. Del artículo de Enzensberger sobre Neruda ya hemos hablado. En él Enzensberger comenta su manifiesto Para una 21

Feldmann, Helmut, Graciliano Ramos. Eine Untersuchung zur Selbstdarstellung in seinen epischen Werken, Köln (Kölner Romanistische Arbeiten) 1965. Rogmann, Horst, Die Thematik der Negerdichtung in spanischer, französischer und portugiesischer Sprache, München 1967. Daus, Ronald, Der epische Zyklus der Cangaceiros in der Volkspoesie Nordostbrasiliens, Berlin (Colloquium Verlag) 1969. 22 Siebenmann, G., Die neuere Literatur Lateinamerikas..., p. 79. 23 Ibid., p. 79.

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poesía sin pureza del año 1934, que publica en 1968 en una edición bilingüe de Hoffmann y Campe. Enzensberger traduce a César Vallejo para la Biblioteca Suhrkamp, escribe un epílogo importante para esta traducción y edita, en la serie "Poesie" de Suhrkamp, un volumen sobre Carlos Drummond de Andrade - traducido por Curt Meyer-Clason - y otro sobre Vicente Huidobro - traducido por Fritz Vogelgsang. Al igual que los escritores progresistas reunidos en París, Enzensberger viaja a la Cuba revolucionaria que - como lo atestigua José Donoso - despierta entre los escritores latinoamericanos un nuevo sentimiento de valor propio y de identidad latinoamericana común. Con la fundación de la revista Kursbuch Enzensberger ejerce no poca influencia política a partir de 1965. En lo que se refiere a Iberoamérica, este desarrollo político influye no sólo en la sociedad, en general, sino en la romanística e hispanística, en especial. Al exigirse una actualización de los curricula en las universidades alemanas, era lógico que, habiéndose producido golpes militares - primero en el Brasil, luego en Uruguay y Chile y, finalmente, en Argentina - los estudiantes demandaran mayor información y una toma de posición de los institutos de lenguas y literaturas románicas. Pienso que aquí puedo dar por descontado el conocimiento de estos acontecimientos. Quisiera hablar ahora del descubrimiento institucional de Iberoamérica, que se lleva a cabo en la primera mitad de los años setenta en el marco de la reestructuración de las universidades alemanas y que, al mismo tiempo, tiene también aspectos intra- y extrauniversitarios. Este descubrimiento de Iberoamérica me merece un juicio cualitativo distinto del que me sugiere la ocupación con el Nuevo Mundo tal como se daba hasta entonces. El descubrimiento del que hablo abarca prácticamente a todos los institutos romanísticos e hispanísticos y, de una manera mucho más definida que antes, coloca a Iberoamérica en el centro de su atención. Representante de este movimiento es, en primera línea, el grupo de romanistas relativamente jóvenes, que a comienzos de los años setenta son nombrados profesores o asistentes; aunque sus colegas mayores, que habían ascendido a tales cargos en los años sesenta, no se quedan atrás. La motivación no es uniforme: puede deberse a razones políticas, cristianas, humanistas o, simplemente, a la sed de conocimientos; pero en todos los casos se verifica un interés apasionado y una actitud manifiestamente ética. Iberoamérica se nos acerca por una via de doble sentido: Por un lado, los medios de transporte cada vez más rápidos permiten viajar sin mayores complicaciones; y, por otro lado, numerosos profesores y estudiantes sudamericanos deportados de sus países de origen vienen a la República Federal en calidad de exilados. Al igual que Neruda, quien a comienzos de los años cuarenta se siente totalmente fascinado por Yucatán, son ahora los hispanistas alemanes - que llegan a Latinoamérica como lectores del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD), como colaboradores en proyectos de investigación de organizaciones internacionales o simplemente como turistas - los que se encuentran fascinados ante las pirámides de Uxmal, Labná, Tikal o Copán; otros van - con el Canto general en la mochila - por el camino real hacia Machu Picchu y, sentados en el Huayna Picchu, contemplan la salida del sol sobre el Urubamba; otros, por su parte, hacen sus experiencias en el Chile de la Unidad Popular. Carpentier es el guía literario a través de la Habana, Ciudad de las Columnas, en Haití o en el interior de Venezuela; Jorge Amado ayuda a comprender a Bahía, sus iglesias y dioses; La casa verde de Vargas Llosa es, con

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seguridad, el punto de partida de más de un viaje a Pucallpa, Iquitos o, incluso, Manaus. Pienso que todos han tenido su fase exótica, al igual que muchos de los escritores leídos. El hecho de que este exotismo tenga que abrirle campo a una visión más realista de Latinoamérica es consecuencia de una ocupación teórica con la historia, la sociedad y la política de América Latina y de conversaciones personales y científicas con colegas latinoamericanos que, en los años setenta, enseñan y trabajan en muchas universidades alemanas: sin Alejandro Losada, Carlos Rincón, Federico Schopf, Gastón Carrillo-Herrera, Ernesto Garzón Valdés y muchos otros, los estudios sobre América Latina en la República Federal de Alemania hubieran tenido que salvar mayores dificultades. A ello se agregan recitales y conferencias de escritores latinoamericanos que viven, permanecen largo tiempo o viajan a la República Federal. Así tenemos la oportunidad de conocer a Octavio Paz y Alejo Carpentier, de discutir con Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Juan Rulfo, de escuchar a Augusto Roa Bastos, Julio Cortázar y Manuel Puig así como a Manuel Scorza, Antonio Skármeta, Ernesto Cardenal y Elíseo Diego, para citar sólo algunos nombres. A mediados de los años setenta se establece en Alemania una relación nada común entre casas editoriales, libreros, críticos literarios y medios de comunicación con profesores universitarios, considerados estos últimos como especialistas. Las notas que se publican en los periódicos alemanes revelan, en parte, ideas bastante grotescas sobre América Latina y su literatura, pese a que en los años sesenta un crítico totalmente fascinado por esta literatura había desarrollado un trabajo notable: Günter W. Lorenz se sumergió en un mar de textos, sostuvo conversaciones con muchos autores y escribió aquellos dos libros que ya he citado al comienzo. Mientras Dialog mit Lateinamerika (1970), que reproduce las entrevistas, fue un libro informativo y útil, Die zeitgenössische Literatur in Lateinamerika (1971) provocó fuertes críticas. La traducción al español de Dialog mit Lateinamerika fue hecha por la argentina Dora Weidhaas de la Vega, la esposa de Peter Weidhaas, quien en 1975 fue nombrado director de la Feria del Libro de Francfort. Weidhaas propuso, como una nueva concepción para la Feria, que periódicamente estuviera dedicada a temas centrales. Y el primer tema central, en 1976, fue justamente América Latina y su literatura. De esta manera el "boom" había llegado por fin a la República Federal de Alemania; las editoriales se disputaban la producción de títulos latinoamericanos; la prensa, la radio y la televisión sólo conocían un tema: América Latina y su literatura. Naturalmente, esta euforia también se dejó sentir en las universidades. A más tardar a partir de este momento se ofrecieron cursos sobre América Latina también allí donde hasta entonces no existían; y en forma creciente se presentaron numerosos trabajos de examen, tesis doctorales y publicaciones científicas sobre temas latinoamericanos. En la Feria del libro de 1976 dedicada a América Latina los escritores presentes ofrecieron una imagen contradictoria: Mientras que Julio Cortázar, Manuel Scorza, Eduardo Galeano, Sergio Ramírez y Thiago de Mello manifiestan públicamente sus convicciones políticas, se nota claramente el descontento de Mario Vargas Llosa y José Donoso frente a tales expresiones de propaganda política. Cuando en 1982 el Festival "Horizonte" de Berlín presenta el tema de América Latina, queda completamente claro que la cultura latinoamericana no tiene un carácter monolítico. Esta apreciación se ve confirmada posteriormente en numerosos festivales similares realizados, por ejemplo, en Erlangen, Ham-

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burgo o Colonia. Un año después de la Feria del Libro dedicada a América Latina se establece por primera vez en el congreso de la Asociación Alemana de Romanistas, efectuado en Giessen, una sección para asuntos iberoamericanos. Se discuten 13 ponencias agrupadas por el jefe de sección, Hans-Jörg Neuschäfer, en cuatro temas: 1. Cuestiones de política cultural y educativa, 2. Problemas de legitimación de los escritores, 3. Análisis de textos importantes bajo la aplicación de métodos distintos y 4. Problemas de la sistematización de la literatura latinoamericana. Neuschäfer hace el siguiente resumen: "Las ponencias reflejan, con sus premisas y objetivos tan diferentes, el estado y la problemática, pero también las posibilidades de los estudios sobre América Latina en Alemania que, pese a algunas raíces tradicionales, se hallan todavía en una fase inicial y no definitivamente establecida."24 La sección iberoamericana se consolida en los siguientes congresos de la Asociación Alemana de Romanistas. También la Asociación Alemana de Hispanistas, fundada en 1975, se ocupa de Iberoamérica. El coloquio organizado por Ludwig Schräder en Düsseldorf en 1982 conjuntamente con hispanistas franceses, fue dedicado a Augusto Roa Bastos, quien también toma parte personalmente en el coloquio.25 Desde entonces, todos los años se llevan a cabo en Alemania Federal congresos consagrados a Iberoamérica, su literatura, su lengua y su cultura, en Berlín y Hamburgo, Erlangen y Eichstätt, Frankfurt y Colonia, Constanza, Mannheim y Tréveris, para nombrar sólo algunas ciudades. En 1976 y 1977 aparecen, casi al mismo tiempo, tres revistas que se ocupan totalmente o en parte con América Latina: Lateinamerika-Studien ("Estudios sobre América Latina"), editada por la sección interdisciplinaria América Latina de la Universidad de ErlangenNürnberg, Iberoromania e Iberoamericana, fundadas por dos grupos de editores que trabajan en diversas universidades. Estas revistas constituyen una plataforma importante para la comunicación y la confrontación científicas e, indirectamente, influyen también para que las revisteis tradicionales de romanística se abran de manera creciente a artículos sobre asuntos iberoamericanos. En este contexto se ubican también dos intentos de ofrecer una visión de la literatura iberoamericana a través de volúmenes colectivos: Michi Strausfeld edita en 1976 Materialien zur lateinamerikanischen Literatur ("Materiales para la literatura latinoamericana"),26 al que posteriormente seguirán volúmenes similares sobre la literatura brasileña y sobre Lezama Lima. Se trata, casi exclusivamente, de traducciones del español. En 1978, Wolfgang Eitel publica en la editorial Kröner el volumen colectivo Lateinamerikanische Literatur der Gegenwart in Einzeldarstellungen ("Literatura latinoamericana del presente") con aportes de, por ejemplo, Thomas Bremer, Ronald Daus, Martin Franzbach, Karsten Garscha, Dieter Janik, Johannes Hösle, Joseph Jurt, Rolf Kloepfer, Klaus Meyer-Minnemann, Horst Rogmann y Gustav Siebenmann.27

24

Kloepfer, Rolf (ed.), Bildung und Ausbildung in der Romanía, II: Iberische Halbinsel und Lateinamerika, München (Fink) 1979, p. 192. 25 Schräder, Ludwig, Augusto Roa Bastos. Actas del Coloquio Franco-Alemán, Dusseldorf, 1-3 de junio de 1982, Tübingen (Max Niemeyer Verlag) 1984. 26 Strausfeld, Mechthild (ed.), Materialien zur lateinamerikanischen Literatur, Frankurt/M. (Suhrkamp) 11976, 2 1989. 27 Eitel, Wolfgang (ed.), Lateinamerikanische Literatur der Gegenwart in Einzeldarstellungen, Stuttgart (Alfred Kröner Verlag) 1978.

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En este contexto mi tarea no puede consistir en hacer una exposición de las investigaciones {demanas sobre América Latina en los últimos veinte años. Las siguientes observaciones son necesariamente fragmentarias, por lo cual pido comprensión y disculpas. Desde hace un año existe la Bibliographie der Hispanistik in der Bundesrepublik Deutschland, Österreich und der deutschsprachigen Schweiz ("Bibliografía de la hispanística en la República Federal de Alemania, Austria y la Suiza alemana"), publicada por Christoph Strosetzki por encargo de la Asociación Alemana de Hispanistas.28 Los dos volúmenes aparecidos hasta hoy comprenden los trabajos publicados entre 1978 y 1986. Los trabajos sobre América Latina representan aproximadamente el 20%. La distribución por países y autores corresponde más o menos a los resultados obtenidos en la Bibliographie der aus dem Spanischen, Portugiesischen und Katalanischen ins Deutsche übersetzten Literatur, 1945-1983 ("Bibliografía de la literatura traducida al alemán del español, portugués y catalán, 1945-1983"), que Gustav Siebenmann y Donatella Casetti publicaron en 1986.29 No es de sorprender que la narrativa iberoamericana haya merecido la mayor atención. Al respecto hay una serie de libros importantes que se han venido publicando desde la aparición del estudio de Adalbert Dessau acerca de la novela de la revolución mexicana (1967) en Berlín (RDA).30 Sobre la base de su Der Neue Roman in Frankreich und Lateinamerika ("La nueva novela en Francia y América Latina"), citado al comienzo, Leo Pollmann ha publicado una Geschichte des lateinamerikanischen Romans ("Historia de la novela latinoamericana") en dos volúmenes (1982-84) que ofrecen una exposición informativa y clara sobre el tema.31 Al mismo tiempo aparece Brasilien und sein Roman im 20. Jahrhundert ("Brasil y su novela en el siglo 20") de Heinz Willi Wittschier.32 En forma similar a Dessau, la representación de la realidad ocupa el centro del interés de muchos autores. Ronald Daus lee las novelas latinoamericanos como "autopresentación de un continente" (1973), Horst Rogmann y Dieter Janik investigan el "realismo mágico" de Asturias y José María Arguedas, Claudius Armbruster se interesa por "la crónica de lo real maravilloso" de Carpentier.33 Quisiera subrayar el trabajo de habilitación de Klaus Meyer-Minnemann sobre "la novela hispanoamericana de fin de siglo" (1979). A él se debe también la bella antología de poesía mexicana Avantgarde und Revolution ("Vanguardia y revolución") con una introducción rica en conocimientos.34 De un modo general no se le ha prestado la misma atención al estudio de la lírica latinoamericana, aún cuando han aparecido muchas poesías en revistas y antologías, y aunque existen ediciones alema28

Strosetzki, Christoph, Bibliographie der Hispanistik in der Bundesrepublik Deutschland, Österreich und der deutschsprachigen Schweiz, Frankfurt/M. (Verlag Klaus Dieter Vervuert) 1988. 29 Siebenmann, Gustav, Donatella Casetti, Bibliografía de las traducciones del español, portugués y catalán al alemán, 1945-1983, Tübingen (Max Niemeyer Verlag) 1985. 30 Dessau, Adalbert, Der mexikanische Revolutionsroman, Berlin-RDA (Rütten & Loening) 1967. 31 Pollmann, Leo, Geschichte des lateinamerikanischen Romans (21.), Berlin (Erich Schmidt Verlag) 1982-84. 32 Wittschier, Heinz Willi, Brasilien und sein Roman im 20. Jahrhundert, Rheinfelden (Schäuble) 1984. 33 Daus, Ronald, Zorniges Lateinamerika...Horst Rogmann, Narrative Strukturen und "magischer Realismus" in den ersten Romanen von Miguel Angel Asturias, Frankfurt/M., Bern, New York (Lang) 1978. Janik, Dieter, Magische Wirklichkeitsauffassung im hispanoamerikanischen Roman des 20. Jahrhunderts. Geschichäiches Erbe und kulturelle Tendenz, Tübingen (Max Niemeyer Verlag) 1976. Armbruster, Claudius, Das Werk Alejo Carpentiers. Chronik der "Wunderbaren Wirklichkeit", Frankfurt/M. (Verlag Klaus Dieter Vervuert) 1982. Meyer-Minnemann, Klaus, Der spanischsprachige Roman des Fin de siècle, Tübingen (Max Niemeyer Verlag) 1979. Id., Avantgarde und Revolution. Mexikanische Lyrik von López Velarde bis Octavio Paz. Eine Anthologie, Frankfurt/M. (Vertag Klaus Dieter Vervuert) 1987.

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ñas de Oliverio Girondo, Nicolás Guillén, Pablo Neruda y una excelente edición bilingüe de poesía latinoamericana, publicada por Hartmut Köhler en la serie "Poesía del mundo" de la editorial Prophyläen de Berlín.35 Se han escrito varios artículos sobre Ernesto Cardenal, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Octavio Paz y César Vallejo y también sobre Juan Gelman, Oliverio Girondo, Nicolás Guillén y Rubén Darío.34 Sería deseable también una ocupación más intensa con el teatro latinoamericano. Ciertamente, aquí se presentan problemas más grandes para el trabajo empírico, por lo menos en lo que se refiere al estudio del teatro contemporáneo. Las piezas se deben, a menudo, a la improvisación, o reducen la parte textual a beneficio de la danza, la música o la pantomima. Sin embargo, siempre llegan a Alemania Federal grupos de teatro como, hace poco, "La Candelaria" de Colombia. Deben citarse, en primer lugar, la Bibliografía del teatro latinoamericano contemporáneo, que Fernando de Toro y Peter Roster publicaron en 1985 en la editorial Vervuert de Frankfurt;37 el libro Politisches Theater in Lateinamerika ("El teatro político en América Latina") (1982) de Heidrun Adler;38 artículos de Klaus Pörtl, Wolfgang Binder, Thomas Scheerer39 y los números 1 y 3 de 1988 de la revista TheaterZeitSchrift ("Revista de teatro"), dedicados al teatro de América Latina.'*0 Voy a terminar aquí para no aburrirlos demasiado. Fácilmente sería posible decidirse por otros criterios como, por ejemplo, las áreas geográfico-culturales, lo que mostraría que han llegado a formarse determinados centros de trabajo, tales como el Caribe o México, Centroamérica, los países andinos, Brasil, y el Cono Sur. Desde otros puntos de vista, el interés se concentra en la relación entre sociedad, lengua y literatura, en la importancia de la colonización, las consecuencias del exilio, la relación entre literatura y cinematografía etc., etc. Permítanme concluir esta "enumeración caótica" haciendo referencia a dos libros publicados en 1986 que ya desde su título documentan el carácter multifacético de las investigaciones sobre América Latina en Alemania Federal: Wie die neue Welt in die alte kam ("Como llegó el Nuevo al Viejo Mundo") de Frauke Gewecke, y Qellgay. Mündliche Kultur und Schrifttradition bei Indianern Lateinamerikas ("Qellgay. Cultura oral y tradición escrita en la población indígena de América Latina"), de Birgit Scharlau y Mark Münzel.41 Pienso que se puede afirmar que los estudios sobre América Latina tienen actualmente un lugar seguro en toda el área de habla alemana, tanto en la República Federal de Alemania como en Austria, en Suiza y en la República Democrática Alemana. Un motivo de especial satisfacción es el contacto, hoy ya permanente, con los colegas de Berlín Oriental, 35

Köhler, Hartmut, Poesie der Welt • Lateinamerika, Berlin (Prophyläen Verlag) 1986.

36

Ct. Strosetzki, Chr., Bibliographie der Hispanistik, Frankfurt (Verlag Klaus Dieter Vervuert) 1988

37

38 39 40 41

Toro, Fernando de, Peter Roster, Bibliografía del teatro latinoamericano contemporáneo Frankfurt/M. (Verlag Klaus Dieter Vervuert) 1985.

(1900-1980),

Adler, Heidrun, Politisches Theater in Lateinamerika. Von der Mythologie über die Mission zur kollektiven Identität, Berlin (Dietrich Reimer Verlag) 1982. Cf. Strosetzki, Chr., Bibliographie der Hispanistik, Frankfurt (Verlag Klaus Dieter Vervuert) 1988 TheaterZeitSchrift 1/88 y 111/88, Schwalbach/Ts. (Wochenschau Verlag). Gewecke, Frauke, Wie die neue Welt in die alte kam, Stuttgart (Klett-Cotta) 1986. Scharlau, Birgit, Mark Münzel, Qellgay. Mündliche Kultur und Schrifttradition bei Indianern Lateinamerikas, Frankfurt/M., New York (Campus Verlag) 1986.

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Rostock y Leipzig. Pienso también que los estudios sobre América Latina ya han superado su fase propedéutica. De lo que ahora se trata es de no dispersar las fuerzas, sino, más bien, de concentrarlas, y de evitar tanto la Escila de la excesiva especialización, como la Caribdis de la superficialidad. La plataforma más importante en la República Federal de Alemania es, al lado de las asociaciones de romanistas e hispanistas, la Asociación Alemana de Investigación sobre América Latina (ADLAF). Aunque actualmente existen en muchas partes centros de investigación sobre asuntos latinoamericanos, sin embargo éstos no están siempre tan institucionalizados que no puedan ser puestos en peligro por cambios personales. En la actualidad apenas hay esperanzas para una significativa expansión: en todas partes los recursos son escasos, y la lucha por su distribución es muy dura. Nosotros, romanistas, vemos con optimismo el año 1992. La integración europea es también nuestra causa. La cooperación con los colegas de Francia, España, Portugal, Italia y Gran Bretaña arrojará buenos resultados para todos. Los estudiosos de asuntos iberoamericanos deben estar alertas para que la integración continental no tenga, involuntariamente, consecuencias negativas. El año 1992 es un año simbólico que nos hace pensar justamente en nuestra responsabilidad frente a la Romania fuera de Europa. 1992 no debe ser para la romanística un año de exclusión; debe ser, contrariamente, un año de expansión, y aquí América Latina ocupa, sin lugar a dudas, el primer lugar.

La recepción de las literaturas ibéricas y latinoamericanas durante los últimos decenios en el ámbito de la lengua alemana Curt Meyer-Clason "J'avance de plus en plus aisément dans les Gespräche mit Goethe (Las conversaciones con Goethe) et fais d'indéniables progrès dans la compréhension de la langue allemande", escribe André Gide en su Journal, el 6 de julio de 1940. "C'est aussi que je ne laisse pas passer aucun mot que je ne le comprenne parfaitement. Eusse-je apporté dans mon enfance le même zèle à m'instruire, où n'en serais-je pas aujourd'hui!" Creo que nadie podría decir lo que es "recepción", en palabras más sucintas que las del autor de Pailudes. "Recepción" es, por consiguiente, curiosidad amorosa, pasión por el descubrimiento, celo. Requisito del goce literario - "les joies spirituelles" - de que hablara Marcel Proust. Así pues, lo contrario de expectación, egocentrismo, eurocentrismo; del aburrido echar mano a la oferta inabarcable de la bolsa de mercancías literarias de la esperanza de una cornucopia de cante jondo, fandango, de Fado, Saudade, de exotismo, fuego tropical, folklore, fiesta, siesta, carnaval, sensualidad mulata, Candomblé, Capoeira, mestizaje caribeño. Por consiguiente, lo contrario de diversión como terapia del tedio de una Europa industrializada, saturada, fatigada. Cuando el Profesor Tietz me hizo la proposición tan seductora, de hablar sobre el citado tema, no veía yo entonces con suficiente claridad, que éste sólo podría tratarse de una forma convincente en un trabajo de investigación, quizá en el marco de una tesis de Licenciatura o una tesis doctoral. Por ello, he de rogarles a Vdes., Señoras y Señores, que se contenten con el relato de unas cuantas experiencias de un amateur, en el sentido literal de la palabra; de un diletante, en la acepción de Goethe. En 1954, cuando regresé a Alemania, después de residir 17 años en Brasil, y me presenté en la editorial Deutsche Verlagsanstalt de Stuttgart, para solicitar un trabajo en el campo literario, me llamó el lector de Literaturas Románicas, y me dijo: "Vd. viene de Río de Janeiro, así que habla español; entonces podría colaborar en la edición de la obra de Ortega y Gasset". Ese era, pues, el nivel de conocimientos en mi país, en lo tocante a las lenguas y geografía del ámbito iberoamericano. Nada extraño, quizá; los mandatarios del Tercer Reich, dispuestos a adueñarse del mundo, no a comprenderlo a través de su Literatura, como postulaba Goethe, habían castrado al país política y espiritualmente, lo habían aislado, condenado a la orfandad, lo habían asolado. El nombre de Gabriela Mistral, el primer escritor del Tercer Mundo, - así llamado por el Primer Mundo -, que fue galardonado con el Premio Nobel, en 1945, era desconocido aquí, y no fue dado a conocer hasta 1956, con un tomo monolingue de poemas; en 1953 había sido publicada la primera novela brasileña, Tempo e vento - Zeit und Wind, Tiempo y viento -, de Erico Verissimo.

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Empecemos nuestras indagaciones con Portugal, el país más pequeño dentro del campo que nos interesa: en lo referente a él, hasta hace poco no había tenido lugar ninguna recepción. Poco después de la conversación a que he aludido antes, recibí el encargo de traducir Espelho de Trés Faces de Joáo Pago d'Arcos, la extensa novela sobre la sociedad de la época, de este Balzac portugués de segunda línea. Yo entregué mi manuscrito y no volví a oir más sobre el asunto. Tampoco llegué a conocer los motivos por los que se había sepultado el manuscrito en los subterráneos de la editorial; además entonces era yo demasiado tímido para pedir una explicación. "El traductor es suministrador de textos" - dice Hedda Soellner, traductora de Marguérite Yourcenar - "nada más". A principios de los años sesenta, traduje para la editorial Manesse A cidade e as senas, obra póstuma de Efa de Queirós, del año 1901. En lugar del nombre del autor, adornaba el libro, sobre una vista de la ciudad de París de Pissaro, el nombre completo José María Ega de Queiroz, en su grafía antigua. Quizá la prestigiosa editorial no daba tanta importancia a la exactitud, cuando se trataba de libros de la periferia. Poco después firmaba yo el contrato para la traducción de Os Maias, la gran novela sobre la historia de una familia del siglo XIX portugués, la obra maestra de E§a. Pero un buen día, uno de los directores de la editorial me transmitió la noticia, de que un propietario había considerado demasiado altos los costes de edición, de todas formas hubieran tenido que suprimirse las numerosas conversaciones de sobremesa. Probablemente el calculador consejero había olvidado que todo banquete europeo tiene de fondo el clásico simposio, en el que la ingestión de comida y bebida constituye el soporte de la discusión, sobre lo que es el hombre y lo que puede ser. Veinticinco años más tarde, con cien años de retraso, apareció la obra Die Maias, Los Maias, en dos tomos, en la editora Aufbau de Berlín del Este, y en 1986 fue reimpresa como libro de bolsillo en Munich, a precio reducido, sin iniciativa propia. En 1962 apareció en la editorial Klett mi traducción del libro de Luis S. Granjel Retrato de Unamuno, Miguel de Unamuno, ein Lebensbild, como adelante de una proyectada edición de las obras completas del escritor español, bajo el patrocinio de una recién creada sociedad unamuniana, Deutsche Unamuno-Gesellschaft. Pero el plan de la sociedad estaba construido sobre arena. A causa de divergencias jurídicas, se hundió el proyecto de una antología de ocho tomos de la obra de Unamuno. "Todo ello es un ejemplo vivo de la difícil recepción de la Literatura hispánica en la República Federal" - concluye la información que acabo de recibir de la editorial Klett-Cotta de Stuttgart, en su sección Redaktion Literatur. En 1965 se publicaron en otras editoriales solamente la novela Niebla, Nebel, y la correspondencia epistolar de Unamuno con Pedro Jiménez Üundain. Hoy, un lector alemán apenas si conoce del autor del Sentimiento trágico de la Vida, algo más que el nombre. Por aquellos años traduje yo para distintas editoras O Trigo e o Joio, Spreu und Weizen, El trigo y las pajas, de Fernando Namora, y A Paixáo, Passionstag, de Almeida Faria. Ambas publicaciones quedaron sin consecuencias: ni los editores se dejaron inducir a nuevas empresas, - bien porque ya hubieran publicado obras del mismo autor, bien porque andaban

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en busca de otros autores de la Literatura portuguesa ni se invitó a ninguno de ellos a viajar a un país de habla alemana, para ofrecer lecturas de sus obréis; aparte de unas parcas recensiones, - la mayoría de los críticos no conocía de Portugal mucho más que Fado, Vinho do Porto, Saudade, Vasco da Gama, la aparición de las obras citadas no provocó ningún eco. ¿Se habían incluido los libros en el programa de la editorial por compromiso, por desconocimiento, como éxitos de ocasión o como relleno? Enigma. A pesar de todo, en 1962, el buen conocedor de portugal, Georg Rudolf Lind, había dado a conocer con un puñado de poemas, a Fernando Pessoa, autor de los Heteronyme, llamado recientemente el Super-Camóes, dentro de la serie Poesie de Suhrkamp, dirigida por Hans Magnus Enzensberger. En lugar de que la editorial literaria más prestigiosa de la República Federal hubiera continuado publicando al gran poeta de una forma sistemática, el experimentado editor y traductor tuvo que presentar un tomo de mayor extensión a la editorial S. Fischer en 1965. Y ahí quedó todo. Por fin, desde 1985, la editorial Ammann de Zurich se viene ocupando sistemáticamente de la obra, en la edición de Lind, - la primera iniciativa editora convincente en relación con la Literatura del siglo veinte en Portugal. En 1968 entregué yo dos traducciones de la lengua portuguesa de Portugal: O Delfín, de Cardoso Pires, recomendado por mí a la editora Kurt Desch, a petición de la misma; y la novela de Rubén A. A Torre de Barbela, por asesoramiento del romanista Karl August Horst, para la editorial Rowohlt. Ninguna de las dos novelas fue publicada por sus editores. Entre tanto, el uno de septiembre de 1969, había asumido yo la dirección del Instituto Goethe en Lisboa, y, cuando pregunté por el paradero de Der Dauphin, recibí del director de la editorial la displicente respuesta, de que, al parecer, yo no estaba al tanto de la situación de la novela en el campo editorial alemán; la novela no podía publicarse por razones del mercado, lo mismo que otras cuarenta novelas compradas por la casa editora. Aquello era una novedad para un antiguo comerciante: el editor, pues, podía rescindir el contrato firmado bilateralmente, si la coyuntura del mercado del libro no prometía ganancias de venta. Por lo demás, esperar de él la perspicacia de que un escritor, perseguido por la dictadura en Portugal, con motivo del reconocimiento de su obra en el extranjero, pudiera ganar un mínimo de inviolabilidad en su país, o por lo menos respeto, era probablemente exigir de él demasiada consideración con el ser ajeno. Para salvar el buen nombre de la República Federal, - que hace bastante ruido con la palabra Kultur - y el de un director de un Instituto de Cultura, pude por suerte colocar la importante novela en otra editorial, para la que yo pensaba publicar una antología de narradores contemporáneos, en número de 36. Por lo que toca a la Turm von Barbela, A Torre de Barbela, Rubén A. tuvo menos suerte. Después de una correspondencia copiosa, escribía el director de la editora al autor, el 9 de agosto de 1971: "La excelente traducción de su libro ha sido léida aquí repetidas veces. Pero según están las cosas, por motivos terribles, pero imperiosos, de mercado -, no vemos posibilidad de publicarla en los próximos tiempos. Hay que añadir - y el Sr. Meyer-Clason se lo confirmará -, que los lectores alemanes en general no son muy accesibles desgraciadamente para la Literatura portuguesa o iberoamericana."

Y así sucesivamente. Resultado: ¿También aquí desconocimiento, publicaciones de compromiso, búsqueda de lagunas de mercado, - frustrada - espera de estímulo exótico? En todo caso un ejemplo muy significativo de la historia de la recepción de la Literatura

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portuguesa actual. ¿Habrán transcurrido ya los arrriba denominados "próximos tiempos"? La respuesta la obtuve el año pasado, cuando, en vista de la edición de José Saramago en Rowohlt, pedí explicaciones sobre el paradero de mi traducción y la devolución de mi manuscrito: ni el propietario de la casa editora ni el lector podían acordarse del caso; el manuscrito había desaparecido. Conclusión: ¿Precisa una sociedad consumista y sin memoria aún de la Literatura? Poco después de la Revolución de los Claveles del 25 de abril de 1974, acordamos la editorial Horst Erdmann y yo publicar la primera colección de poetas portugueses de este siglo, después de que la editora Volk und Welt, de Berlín Este, hubiera publicado ya en 1969 una antología de 18 poetas líricos, bajo el título Ich kann die Liebe nicht vertagen, Yo no puedo aplazar el amor, - el primer verso del poema del mismo nombre de António Ramos Rosa. Cuando el anquilosado proceso revolucionario dejó de fascinar a la prensa de la República Federal, siempre ávida de distracción y estímulos sensoriales, el editor perdió también las ganas de lanzar al saturado mercado alemán los productos de un país de poetas líricos. No obstante, bastó el alboroto levantado por el polémico libro de las tres Marías - María Isabel Barreno, María Teresa Horta, María Velho da Costa -, Nuevas cartas portuguesas, - la censura de la dictadura había llevado a la cárcel a las autoras -, para que la editora Ullstein sacara a la luz el libro, publicado en Lisboa en 1973, después de que apareciera en 1975 en Nueva York. Tampoco aquí un auténtico interés literario, ni curiosidad por las orientadoras voces femeninas de un país al margen de Europa, al margen del mundo. Nada sino afán de ganancias a corto plazo, sensacionalismo, especulación con el eco en los medios informativos. La mentalidad de los supermercados con productos A y P, (A y B, diríamos en español): atractivo y barato. Ni una sola obra de las tres afamadas autoras fue sometida después a examen por una editorial alemana, no hablemos de publicarlas. Basta de datos. ¿Y cómo funciona la recepción de la llamada "Literatura" en el espacio de habla alemana? Hoy, en gran parte, a través de agencias literarias: ellas ofrecen sus productos. Aquí surge la primera dificultad. Ni un solo editor de la República Federal, con la excepción de la casa Suhrkamp, dispone de un lector propio que hable español o portugués. Por ello depende de un lector extraño y precisa, pues, con frecuencia, de un dictamen de contraste, dado por un segundo lector externo, o la confirmación de amigos en el extranjero, críticos o recensiones procedentes de París o Nueva York, para asegurarse de que puede confiar en el juicio de sus informadores. En consecuencia, aún llevamos años de retraso en comparación con Francia y Estados Unidos. A esto hay que agregar que prácticamente ninguno de los críticos literarios que trabajan en el ámbito de habla alemana, domina las dos lenguas, y muchos menos ha vivido o trabajado en uno de los múltiples países iberoamericanos. Por ello, en ningún crítico alemán de libros iberoamericanos, encontraremos el más leve poso de la contemplaciónfisiognómica,physionomische Zusammenschau, - como diría Rudolf Kasser - que hay en Octavio Paz, cuando escribe sobre su compatriota Carlos Fuentes y, al hacerlo, descubre al futuro lector la envergadura de la obra correspondiente, la profundiza e ilumina. El crítico alemán piensa que tiene que dar un juicio de valor, una nota como en la escuela.

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En nuestro espacio germanoparlante se echa de menos también un vehículo importante en la prensa, una columna en el folletón de los grandes diarios, como ocurre en París, en la que un amante de la Literatura iberoamericana pueda recomendar al lector, y al mismo tiempo al editor, un nuevo descubrimiento, cuya traducción podría merecer la pena. Algunos ejemplos a propósito del tema dictamen. Una editora muniquesa rechazó La casa de los espíritus de Isabel Allende, bisándose en un informe negativo de su lector externo, que había comparado la obra de la autora chilena con la de Gabriel García Márquez, mientras que Suhrkamp, cuyo nivel de calidad viene determinado por Octavio Paz, vende cientos de miles de ejemplares de la obra de una autora tan amena y de tanto éxito. Otra editorial, para la que yo traduje hace muchos años la novela mundialmente famosa Hijo de hombre, del paraguayo Augusto Roa Bastos, solicitó hace tiempo un informe sobre Yo el Supremo, y el dictamen fue naturalmente positivo. La respuesta del editor: "El libro desgraciadamente no es factible". Factible se ha convertido en una de las trivialidades inmortales de la jerga editorial. No es factible significa naturalmente: el libro es demasiado extenso y el tema ofrece poco interés para un lector, a quien deja completamente indiferente la historia de Paraguay y su Primer Magistrado, el Dr. Francia. Con el tiempo, hace mucho que este libro, que hizo época en la historia de la Literatura, es objeto de estudio en todos los seminarios de Románicas norteamericanos. El autor, con cuarenta años de exilio político a sus espaldas, - hace poco hubiera podido regresar por fin -, tuvo la suerte de encontrar otra editora alemana, que, por un artículo en el Frankfurter Rundschau, en el que yo había diluido mi dictamen, aceptó la obra con entusiasmo. No corrió mejor suerte A República dos Sonhos, de Nélida Piñón, el poema épico de 700 páginas, sobre una familia de campesinos emigrados de Galicia a Brasil: aquí se despliega una panorámica de la historia de la emigración, mestizaje, formación del país continental Brasil y su estructura social, - para el lector medio que busca entretenimiento, una exigencia desmesurada de interés por el desenvolvimiento social de una familia y un país del Tercer Mundo. A la pregunta: ¿Qué es recepción?, responde el diccionario: "Acogida de una obra de arte por el público". Recepción: acoger, aceptar, admitir. Hubiera tenido que informarme en Allensbach, de cuántos lectores alemanes, en el curso de los últimos decenios, han aceptado y acogido, qué libros y de qué países de habla portuguesa o hispana. Y, lo que es más importante, ¿en qué forma?, ¿desapasionada, aburrida, con interés, ávido de distracción o de sensaciones? ¿O con amorosa penetración, como incursión en un mundo más allá de nuestras fronteras, configurado por su geografía y su sangre, y, así, con la audacia para el salto hacia lo otro, quizá a lo muy otro, para ampliar el propio horizonte, para enriquecerse con una nueva dimensión, para atesorar en sí mismo una parcela vital nueva, una nueva sensación de la existencia y del mundo, quizá el pensar-sentir, del que hablaba el autor épico brasileño Joáo Guimaráes Rosa, o, para abundar en la idea de Joáo Cabral de Meló Neto, que reza: "Apenas um corpo completo e sem dividir-se em análise será capaz do corpo a corpo".

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- una estrofa de su poema Escritos com o corpo. Es evidente que los iberoamericanos, en la medida que son telúricos, y lo son en su mayoría, escriben con los cinco sentidos, y sólo usan la cabeza, el entendimiento, posteriormente, para poner orden en sus percepciones sensoriales. Y mientras Joáo Cabrai afirma que el mundo, desde un enfoque teleológico, no puede perecer, hasta que su componente más insignificante se haya cumplido, reconocido, como la cabra de Moxotó quizá - en la misma línea de Stéphane Mallarmé: 'Todo existe en el mundo para entrar en un libro" - podría el lector alemán, uno cualquiera, recibir la obra poética de Cabrai como lo que es realmente, un conocer salvavidas, y tirar tranquilamente a la papelera la declaración pública de Wolfgang Hildesheimer, "Wir sind am Ende, ich schreibe nicht mehr", "Estamos acabados, ya no escribo más"; o frases como la de Jürgen Becker, "Wir verinseln immer mehr", "Nos vamos aislando más y más"; o la de Nicolas Born, "Die Geschichte macht Schluß mit uns", "La Historia acaba de una vez con nosotros". Eso sería un poco de recepción fructífera. Además encontraría aliento en las Memorias de Pablo Neruda, cuando escribe: "En este minuto critico, en este parpadeo de agonía (el peligro de la bomba), sabemos que entrará la luz definitiva por los ojos entreabiertos. Nos entenderemos todos. Progresaremos juntos. Y esta esperanza es irrevocable".

Dos continentes, dos actitudes. Aquí, escepticismo, sensación de apocalipsis; allí, marcha hacia adelante, esperanza. A propósito de Joào Cabrai de Melo Neto, quisiera agregar, que yo animé al autor de Morte e Vida Severino, - obra que llegó al público alemán primero en guión radiofónico, repetidas veces, y sólo después como libro editado -, a su autor, pues, le animé a colaborar en un proyecto cinematográfico sobre su poema de mil versos, "O Rio, ou relagao da viagem que faz o Capibaribe de sua nascente à ádade do Recife"; para ensayar la posibilidad de una tercera vía de recepción de su poesía. Su respuesta fue: "Em primeiro lugar näo sou simpático à ideia de filmar o Recife com textos de poemas meus. Conhe;o muito bem os cineastas da Europa desenvolvida e sei que o interesse que eles tem pelo nosso mundo subdesenvohido é de registrar sòmente a misèria (pela qual sSo responsaveis) e o pitoresco que ainda mantemos e que eles perderam para que o desenvolvido sadio da Europa possa aprecíalos ñas confortáveis poltronas de um cinema desenvolvido, após um lauto jantar superdesenvolvido. Assim, embora Vocé tenha minha autorisa(áo para publicar em alemáo minha obra poética, e a terá emquanto lhe convier, devo lhe dizer que sou absolutamente contra o projecto do film".

A pesar de su negativa, se rodó la película, y totalmente en el sentido del río Capibaribe, que describe en primera persona su viaje hacia el mar y la miseria de los habitantes de sus márgenes, de los cuales dice: "As vil as que passei/ sempre abracei como amigo;/ desta vila de lama/ é que sou mais do que amigo."

Así que también hay casos de escritores latinoamericanos, que se niegan a ser recibidos y absorbidos por los medios de masas del Primer Mundo. Segunda premisa para gestionar libros del citado ámbito. Existe por supuesto todavía un modo, que era frecuente, incluso habitual, antes de que las editoriales de la República Federal tuvieran noticia del "Boom" latinoamericano, - esa típica expresión de moda y poderío de la sociedad industrializada era la recomendación personal de un aficionado o

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derío de la sociedad industrializada -; era la recomendación personal de un aficionado o conocedor del tema a un editor ansioso de novedades. Así conseguí yo hace años - como lo consiguieron otros aficionados - colocar a algunos de mis preferidos: Guimaráes Rosa, Carlos Drummond de Andrade, Joáo Cabral de Meló Neto, Ferreira Gullar, Antonio di Benedetto - por nombrar algunos. Pero también algún que otro editor contrata a un asesor que, de scout, le busca o le ofrece libros adecuados. Resultado: Al editor no le interesa tanto el descubrimiento de un nuevo paisaje cultural, como la satisfacción de sus lectores por medio de un acento nuevo, de un estímulo desconocido, una irritación, expresión de dudosa equivocidad y con ello expresión de la ausencia de cualquier tipo de compromiso y de la aversión a implicarse en algo; todo lo contrario a la exigencia de André Gide: "II faut se compromettre." Literatura universal, de acuerdo, pero sólo si el libro eleva el prestigio de la editorial y, a ser posible, le confiere un nuevo distintivo. Esta preocupación guía también la presentación del libro: ha de saltar a la vista, ha de intensificar su atractivo mercantil. En ello, el papel de menor importancia lo juega la atención al país y al autor. Así se explica que la cubierta de la primera edición de Cien años de soledad, obra maestra del Nobel colombiano, lleve el ornamento de una calavera mejicana. En la cubierta de Os Pastores da Noite, de Jorge Amado - titulado en la versión alemana Náchte in Bahía, como augurio de noches de sensualidad tropical y piel palpitante de doncella - no se .ve a un negro llevando sobre su cabeza a su hermano muerto, en un ataúd de madera de pino a paso de samba - ¡tan cerca de la muerte y de la vida! - o quizá una de esas muchachas espléndidas de Bahía, en vestido de encaje, alhajada con ajorcas y pendientes, ante su bandeja de dulces; no, vemos a una morenita tendida, del taller de Paul Gauguin en Tahití, a más de veintemil kilómetros de Bahía, pero ¿qué más da?, ¡el Trópico es el Trópico! El falso paraíso de Gauguin cuadra con la falsa imagen que del Norte de Brasil tiene el editor. Un dato importante a este respecto: la diferente recepción de Amado en la República Federal y en la República Democrática. Esta última recibe a Amado como el autor revolucionario que es, mientras que la República Federal lo lee como a un transmisor de folklore brasileño, samba y sexo. Por eso los libros militantes - por decirlo así - de Jorge Amado han aparecido exclusivamente, o en primer lugar, en la República Democrática, y no en una antología, sino sistemáticamente, como se merece un autor de rango. Gabriela, cravo e canela apareció en la República Federal en licencia de una editora de Berlín Oriental, así como Tocaia Grande, el penúltimo libro de Amado, no se publicó en la República Federal hasta después de su publicación en la República Democrática. Por cierto, lo mismo ocurre con otros autores iberoamericanos de conocido compromiso político. Un ejemplo clásico es Pablo Neruda, cuya obra se editó sistemáticamente, tomo por tomo, desde 1949, traducida por el recientemente fallecido poeta lírico de Berlín Oriental, Erich Arendt, que había conocido al poeta chileno en la Guerra Civil española. La primera edición en la República Federal, con los poemas de Neruda de 1915 a 1965, apareció en dos tomos, en 1967 en la editorial Luchterhand. No se puede hablar, pues, de obra pionera, en cuanto a Literatura iberoamericana, por parte de la República Federal.

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Die Sybille, La Sibila, la primera novela traducida al alemán, de la afamada esritora portuguesa, Agostina Bessa Luis, viene ilustrada en la portada por una berlinesa de los años veinte de George Grosz, y no por un retrato femenino de los ricos museos de Portugal, por ejemplo, del de la Fundación Gulbenkian de Lisboa. ¿Es por irreflexión, comodidad, falta de imaginación o sencillamente desamor? También éste un componente de la recepción. Otra observación sobre la traducción del título original, también un elemento de la recepción. Por suerte hay editores que toman al pie de la letra el título original o lo traducen literalmente. Como los libros del brasileño Joáo Guimaràes Rosa, pensemos en Grande Sertáo, Sagarana, Corps de Ballett y los títulos de la obra de Gabriel García Márquez. Una divertida excepción, que confirma la regla: La mala Hora, en la República Democrática, se atribuyó a las veleidades del destino y se tradujo por Unter dem Stern des Bósen, Sob la estrella del malo. Y el extenso poema épico de Joáo Ubaldo Ribeiro, Viva o Povo Brasileiro, homenaje sincero del autor a la masa oprimida de su pueblo, se titula en alemán Brasilien Brasilien, evidente canto de sirena para evocar en la fantasía de un lector deseoso de diversión, la amplitud y diversidad del país, el exotismo de los trópicos y la lejanía como aventura. De ahí que el título aleman sea inexacto, oscuro y vago, en la misma medida que el brasileño es exacto, claro y preciso, en un sentido político, humano y social. Ya, pero ¿y qué ocurre con el primero y principal paso de acercamiento entre la lengua del país de origen y la del país receptivo, esto es, la traducción? En el fondo un tema para todo un seminario con innumerables ejemplos bilingües en poesía y prosa. Así pues, sólo algunas observaciones. Rainer Maria Rilke, a finales de 1923, cuando realizaba la traducción de la obra de su amigo Paul Valéry, escribía a Lou Andreas Salomé: "Nunca he alcanzado una equivalencia idiomàtica tan completa entre dos lenguas tan distintas, como el francés y el alemán.*

¡Equivalencia idiomàtica1., aspiración elevada, que un traductor, con un estudio en una universidad alemana, apenas si puede alcanzar. Pues requiere, para decirlo con Alexander von Humboldt, "identificarse con la forma interna de la obra", "trans-mitir el colorido de lo extraño". Pues "Traduzir é conviver", dice Joáo Guimaráes Rosa. Y Miguel Angel Asturias declaraba en un simposio celebrado hace años: "El traductor de novelas latinoamericanas ha de poseer una potencia poética, tiene que ser en el fondo poeta y vertir eufóricamente nuestros libros, en otro caso no recibirá el lector alemán ni la más vaga impresión de lo que son nuestros libros. Pues nuestro español se mueve en una amplia escala sonora, que experimenta una metamorfosis en los estadios de sentimiento, presentimiento y pensamiento, exactamente por este orden, y requieren ser traducidos como se expresan en el original. Por eso el traductor tiene que saber lo que ocurre en Latinoamérica, que todo se transforma, que los problemas cambian y surgen nuevos. Tiene que haber visto con sus propios ojos nuestra realidad, ese mundo cósmico, ese mundo de contiendas telúricas. Algunos de mis libros han sido traducidos en castellano, como si procedieran de una región de España, tan lejana de nuestro temperamento, de nuestras formas de vida, de nuestro carácter y nuestro modo de hablar. Así la traducción de mi novela Mulata de Tal fue un crimen."

Hasta aquí el Premio Nobel guatemalteco de 1967. Y Borges, Jorge Luis Borges, poeta de Buenos Aires, insistía en que el lector alemán, en la traducción de poemas, - y con ello se refería, sin duda, a los suyos, tenía que revivir la misma emoción poética, que experimenta el porteño al leer el original. Para él, lector políglota de Angelus Silesius, Schopenhauer,

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Goethe, Hofmannsthal, traductor de Trakl, Heim, Becher, tenía la mayor importancia la reproducción de la vibración, del ritmo interior. En este punto una oportuna observación a propósito de la recepción de su obra en Alemania. Se la tenemos que agradecer a Francia, más exactamente, a Roger Caillois, que llevó a Borges desde su exilio político en Argentina, a Francia y le introdujo allí. Karl August Horst, el ilustre romanista fallecido hace años, elaboró la versión alemana de los primeros libros de Borges, - el primero en 1963 -, y, en su dificultad de reproducir las rimas de Borges, se remitía a su colega francés, que escribe en un epílogo: "Je ne donne pas pour un principe cette abdication" - la renuncia a la rima " qui est au contraire l'aveu d'une défaite." ¿Y qué decir sobre la recepción de Literaturas iberoamericanas por parte de autores de lengua alemana?, para tocar de pasada este tema marginal que muy bien podría ser, tendría que ser, un tema central. Ninguno de nuetros poetas se comprometería, al reclamar para sí influencias de Pablo Neruda, un poeta que dice de sí mismo, que no escribe ni mejor ni peor que un zapatero que ejerce su oficio meticulosamente. Ningún novelista alemán afirmará de sí que bebe en las fuentes de El Otoño del Patriarca de García Márquez, un libro, del que todo crítico razonable asegura, que no puede escribirse en nuestras latitudes. De todas formas, hay narradores como Herbert Rosendorfer y Kuno Räber, que sostienen que su obra es inconcebible sin la influencia de Borges. La influencia de Borges en las narraciones del ya citado Karl August Horst es innegable. Reto Hänny se siente inspirado en su lírica por Joäo Cabral. En el fondo, un conocedor de la Literatura más bien racionalista de Europa y de la Literatura, más bien sometida a un orden emocional, de Latinoamérica, apenas si albergará la sospecha, de que Europa se pueda dejar influir por el "continente del tercer día de la Creación", como lo llama el filósofo viajero Graf Keyerlin en sus Meditaciones sudamericanas de 1932. Como también el nouveau román apenas si influyó en los novelistas latinoamericanos, si se da crédito a las declaraciones de autores como Guimaráes Rosa, Roa Bastos y Ernesto Sábato. No obstante he encontrado en dos poetas de lengua alemana posibles empréstitos tomados del brasileño Carlos Drummond de Andrade. Su^4 bruxa, de 1942, empieza así: "Nesta cidade do Río de dois milhoes de habitantes estou sozinho no quarto, estou sozinho na América."

Camera obscura, de 1965, de Hans Magnus Enzensberger, empieza: "In meinen vier vorläufigen Wänden aus Fichtenholz vier mal fünf mal zweieinhalb Meter in meinem winzigen Zimmer bin ich allein." "Entre mis cuatro paredes provisionales de madera de pino cuatro metros por cinco por dos y medio, en mi cuarto minúsculo estoy solo."

Pero, mientras el brasileño al final convoca a los compañeros - "Companheiros,

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Curt Meyer-Clason escutaime!" - y quiere romper la noche - "querendo romper a noite" "solo con mi cerebro provisional... y mucho más que quiero olvidar".

queda el alemán

Otra poema de Carlos Drummond del año 1945, titulado Residuo, empieza: "De tudo ficou um pouco. Do meu mido. Do teu asco. Dos gritos gagos. Da rosa ficou um pouco.*

Y termina: "... fíca um pouco de tudo. As vezes, um botao. As vezes um rato."

En 1967 se publicó Interrogado de Günther Grass, entre ellos el poema Vom Rest unterm Nagel, Del resto entre las uñas. Empieza: "Wovon erzählen, immer noch vom Knopf und Bodensatz, der übrig blieb, von Aschenbechern, Sound and Light, was übrig blieb, was überblieb, vom Zinsertrag der kleinen Konten und von der Zeit, die uns geblieben?" "¿De qué puedo relatar, todavía del botón y del poso que quedó?, ¿de los ceniceros, Sound and Light, lo que quedó, lo que sobró?, ¿de los intereses de las pequeñas cuentas, y del tiempo que nos ha quedado?"

Pero también existen semejanzas que surgen con independencia, y sin influencia mutua entre los poetas de diversos países, basadas en un parentesco espiritual y en una coincidencia, al menos transitoria, de los procesos creadores. En este grupo habría que contar a Karl Krolow, nacido en 1915. Así leemos en el tomo aparecido en 1966 Landschaften ßr mich, Paisajes para mí: "Las sombras de los árboles admiten diferentes descripciones" mientras que en Joáo Cabral, nacido en 1920, cuyo Paisagens com figures se podría comparar con el libro del autor alemán, leemos al final de su poema A palo seco: "Eis uns poucos exemples de ser a palo seco." Hablar de estadísticas me parece poco atractivo y poco oportuno. No obstante, hay dos publicaciones que merecen citarse: Schöne Literatur lateinamerikanischer Autoren, Bella Literatura de autores latinoamericanos, de Dieter Reichardt, aparecida en 1965, una panorámica de las traducciones alemanas con datos biográficos, y de Gustav Siebenmann, publicada en 1985, la Bibliografía de las obras literarias traducidas al alemán del español, portugués y catalán, entre 1945 y 1983. Resultado: en dicho periodo de tiempo se tradujeron 1548 títulos del español y 263 del portugués; subdividiendo entre la Península Ibérica e Iberoamérica, corresponde 835 a España y 713 a Hispanoamérica, 79 a Portugal y 184 a Brasil.

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De los títulos traducidos del español recaen 209, esto es, una cuarta parte, sobre los autores siguientes: Cervantes 79, Calderón 39, Lope de Vega 17, San Juan de la Cruz 18, Ortega y Gasset 39, y García Lorca 26. De los 137 títulos de autores argentinos, 16 son de Borges, 6 de Adolfo Bioy Casares y 5 de Ernesto Sábato. De los 123 títulos chilenos corresponden 38 a Pablo Neruda, de los 42 colombianos, 16 son de García Márquez. De los 48 peruanos, 7 de Mario Vargas Llosa. De los 96 de México, 8 son de Octavio Paz y 11 de Carlos Fuentes. De los 37 de Nicaragua, recaen 26 sobre Ernesto Cardenal. De los 86 de Cuba, 6 son de Nicolás Guillén, 15 de Alejo Carpentier. De los 20 de Uruguay, 11 son de Juan Carlos Onetti. De los 26 de Guatemala, 16 son de Miguel Angel Asturias. De los 79 títulos de Portugal, corresponden sólo 2 a Camóes, 14 a E$a de Queirós, 5 a Ferreira de Castro, 7 a Fernando Namora y 5 a Fernando Pessoa. En todo caso, gracias a una pequeña casa editora, que tiene un lector que habla el portugués, la recepción literaria ha cobrado un auge notable y se proyecta publicar sistemáticamente importantes autores del siglo XX, como Carlos de Oliveira y otros; autores del XIX, como Camilo Castelo Branco; este año aparece también Bichos de Miguel Torga, autor que se viene editando en Francia, desde hace años, con admirable esmero en gruesos tomos. Finalmente Brasil, cuyos 184 títulos se reparten como sigue: Jorge Amado 28, Machado de Assís 10, Guimaráes Rosa 8, Darcy Ribeiro 5, Erico Verissimo 6, Joáo Cabral de Meló Neto 5, y una serie de autores con 3 a 5 libros, mientras que el resto son publicaciones únicas. Habría que mencionar aún una cierta cantidad de antologías de narrativa y poesía, que han aparecido en España, Portugal, Brasil e Hispanoamérica, por supuesto, aisladas y rara vez ampliadas y renovadas. Como ilustración del escaso papel que juegan las Literaturas de los países de habla española y portuguesa, dentro del mercado bibliográfico germanoparlante, aporta Gustav Siebenmann en el prólogo de su citada Bibliografía el dato de que, en 1983, de los 6534 títulos traducidos de otros idiomas, correspondían 100 al español y 21 al portugués, lo que representa el 1,5% y 0,3% respectivamente de la producción total de títulos extranjeros. Estas cifras se deben de haber elevado en un mínimo, en los últimos años. Ahora, volviendo a nuestro punto de partida, me gustaría constatar si los estudiantes de la República Federal, en sus seminarios de Rómanicas, reciben las obras de las Literaturas iberoamericanas con la misma pasión y entrega, que en su día pusiera André Gide en la recepción de los escritos de Goethe. Desgraciadamente tengo que confesar mi completo desconocimiento del asunto. Espero, sin embargo, que uno de sus estudiantes trate a fondo este tema en una próxima tesis doctoral, con precisión e interés. Pues, en mi opinión, aparte del reducido número de lectores comunes que considera la lectura como traspaso de fronteras y conquista de nuevos horizontes literarios, ellos son los únicos receptores auténticos de la Literatura que hoy nos congrega aquí. En lo que se refiere a Literatura en lengua portuguesa, infiero de Lusorama Nr. 8 que, en los Institutos de Filología Románica de gran número de universidades entre Aquisgrán y

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Zurich, se tratan los más diversos temas de Cultura y Civilización, de Etimología e Historia Lingüística, de Sodolingüística y Lingüística de Textos, de Narrativa Portuguesa, de Lenguaje Brasileño, así como numerosos autores, de Camóes, E$a de Queirós, António Lobo Antunes hasta Cardoso Pires; de los hermanos Andrade, Mario y Oswald, pasando por Jorge Amado y Machado de Assís, hasta Guimaráes Rosa y Antonio Callado. Naturalmente escucho de labios del docente de Portugués en la Universidad de Munich, que sólo lusitanistas locos se interesan por Portugal, su lengua y su Literatura, sin tomar en cuenta las perspectivas inexistentes de ocupar un puesto de profesor escolar o universitario de la asignatura inexistente de Lengua Portuguesa. En los veinticinco años que el citado docente, José Pinto Nováis, lleva enseñando aquí Lengua y Literatura, sólo se han escrito tres tesis doctorales: sobre Femando Namora y el Neorrealismo, sobre Padre Antdnio Vieira y sobre E?a de Queirós, mientras se registran varios trabajos de Licenciatura como rama secundaría. Sin embargo ha aumentado en los últimos dos o tres años el interés por autores portugueses de este siglo. Así, han sido invitados a realizar giras para ofrecer lecturas de sus obras, Teodolinda Gersáo, José Saramago, María Ondina Braga y António Lobo Antunes, con ocasión de la reciente traducción de sus novelas. En Hamburgo tuvo lugar una exposición documental, con lectura y discusión, sobre Fernando Pessoa; en la cadena de Televisión de Hesse se ofreció un documental de dos horas sobre el inventor de los Heterónimos. Por último, una mirada hacia Berlín, porque sólo en el Instituto de Latinoamérica de su Universidad Libre se puede estudiar Literatura Latinoamericana, como especialidad aparte: llamada Lateinamerikanistik. El centro de gravedad está no tanto en la clásica Filología, como en una investigación libre, abierta a la Filología, Sociología, Política e Historia. Desde la creación del Instituto de Latinoamérica, se han escrito en él unas quinientas tesis, entre Doctorado y Licenciatura; la mayoría trata de Literatura latinoamericana del siglo XX. Otro centro nuevo es el ensayo y la literatura testimonio. Mientras que en Munich, por ejemplo, sólo se estudian los autores modernos ya clásicos, como Asturias y García Márquez, en Berlín se trabaja sobre Literatura en relación con el cine, la ópera, la pintura, - también juega un papel el trabajo sobre el teatro de Latinoamérica. Sin embargo, no se pueden apreciar especiales centros de atención dentro de la Romanística alemana que se ocupa de Latinoamérica. En cada Instituto se estudia lo que le interesa al catedrático, o lo que está de moda, en ello juegan un papel la sublimación y la proyección. Un ejemplo: sobre García Márquez , que ha sido tema de 225 estudios en Latinoamérica, 140 en Estados Unidos y de 115 en otros países europeos, el catálogo berlinés registra 25 estudios de la República Federal. Durante el año pasado y el actual, se ha trabajado sobre los siguientes temas: Mundo narrativo en Juan Rulfo y Carlos Fuentes; Narrativa contemporánea en Brasil; Tres Tristes Tigres de Guillermo Cabrera Infante; La obra poética de Jorge Luis Borges; La representación de la sociedad de Sertáo en la obra de Euclides da Cunha y Guimaráes Rosa; Problemas de una edición crítica de Pablo Neruda; José Donoso; Machado de Assís; Religioes afrobrasileiras e cultura popular em Jorge Amado. Además: Surrealismo en México: los tempranos años cuarenta; La internadonalización de la Literatura latino-

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americana; Dictadura, subversión y exilio en la reciente narrativa argentina; Costumbrismo en la Literatura de Latinoamérica; Cursos de traducción y Ejercicios analíticos de conversación española e hispanoamericana. El resultado de mis modestas averiguaciones me lleva de nuevo al punto de partida: ¿Quién, estudiante o lector particular, vivirá una recepción más madura de las Literaturas que nos ocupan, en el sentido de André Gide, en el sentido de Goethe? Me temo que esta cuestión va a quedar de momento sin respuesta. Como solución provisional, me parece a mí, sólo nos queda una tarea: leer, tomar la palabra a la palabra, aprender a leer.

Unos intelectuales españoles en la Francia revolucionaria (1789-1808) Ludenne Domergue Université de Toulouse - Le Mirail

Exilio y Revolución Sin querer meterme en disquisiciones filosóficas, recordaré que sabido es, desde Lenín y los revolucionarios tanto del siglo XIX como del nuestro, que existe una relación, no sé si dialéctica, pero sí íntima, entre escritura, exilio y revolución. Así ocurrió también en la España de fines del Antiguo Régimen, cuando estalló la Revolución Francesa, en aquellos años en que se dieron, entre los intelectuales ibéricos, unos ejemplos sonados del primer afrancesamiento político de la época contemporánea. En este campo es difícil que, en este bicentenario, el investigador consiga ser original, precisamente por esto: por ser el bicentenario y porque llegamos después de los grandes historiadores y eruditos que fueron contemporáneos del primer centenario: los Menéndez Pelayo, Desdevises du Dézert, Grandmaison, Morel-Fatio, Richard etc. Sin embargo intentaré aportar algunos datos e invitarles a una reflexión sobre unos tiempos en que nuestra añeja vecindad hispano-francesa entró en crisis. Al abordar este punto se suele pensar en Marchena, quien ha pasado a ser por antonomasia el revolucionario afrancesado de aquel entonces. Menéndez Pelayo le dedicó una monografía hace casi un siglo;1 antes, este "buscarruidos intelectual", como el mismo lo califica, se había merecido un capítulo casi entero en el tomo V de su Historia de los heterodoxos españoles titulado Tres heterodoxos españoles en la Revolución francesa, siendo el primero de ellos el teósofo Martínez Pascual, muerto en 1779, que por cierto no tiene nada que ver con la Revolución, mientras el segundo era Andrés María Santa Cruz, a quien Don Marcelino presenta como un espíritu inquieto que primero recorrió Europa para acudir a París en 1790 y perorar en los clubs; el aventurero llegaría a publicar un folleto en el año V de la República intitulado con un concepto muy de aquel tiempo: Le cuite de l'humanité. Morel-Fatio ha estudiado la actuación de Andrés María de Guzmán, por mal nombre Don Tocsinos, que, antes de ser guillotinado, intervino en la campaña de propaganda destinada a España por los girondinos, aunque el también parece haber sido querido ser - un dirigente revolucionario o un simple agitateur antes que un verdadero hombre de pluma.2 En punto al exilio de los intelectuales, la época considerada aquí se sitúa entre dos importantes olas de destierros: 1767, expulsión manu militari de los jesuítas; 1814, fuga a Francia, en los furgones de José 1°, de los afrancesados adictos al "Gobierno intruso". Aunque en ambos casos, el drama afectó sólo a unos cuantos miles de hombres (no se 1

Menéndez Pelayo, M., El Abate Marchena, Buenos Aires (Col. Austral) 1946. Morel-Fatio, A., "Le Révolutionnaire espagnol don Andrés Maria de Guzmin dit 'Don Tocsinos'", en: Revue Historique, CXXII (1916).

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trata del medio millón de 1939), el fenómeno fue más multitudinario que los exilios intermedios que reseño, los cuales no dejan de ser individuales o por lo menos bastante limitados. Si hacemos una tipología de este destierro del tiempo de la Revolución de Francia, se pueden considerar los países a los cuales se acogieron los fugitivos: normalmente se trataba de la Francia revolucionaria, ya que no nos interesa aquí la emigración francesa, nobiliaria o eclesiástica, numerosa e inquieta, que salió de Francia hacia los reinos vecinos, entre ellos España. No faltan casos en que los tránsfugos hispánicos se escapan a Inglaterra o incluso a Estados Unidos. Podemos distinguir, de modo cronológico, primero los exiliados que salieron de España antes de la Revolución y los que lo hicieron a raíz de la Revolución; entre éstos algunos pasaron la frontera durante los acontecimientos revolucionarios, o sea desde 1789 hasta 1795 aproximadamente, fecha de la Paz de Basilea entre la Convención y las monarquías aliadas, entre ellas la española, mientras los hay que salieron más tarde, o bien inmediatamente después de la paz y como consecuencia de la salida de las tropas revolucionarias, o bien al final del siglo e incluso durante los primeros años del XIX, aunque con claros motivos políticos o ideológicos que tienen bastante que ver con lo que acababa de ocurrir en Francia en los años 90. Entre estas distintas clases de exilio, situaremos aparte a los paleo-exiliados de Italia: evocaremos el caso de los jesuítas expulsos de las posesiones de la Corona por Carlos III e instalados en los Estados del papa. Estos jesuítas españoles, entonces tan mal quistos por el poder civil, no permanecen indiferentes ante los sucesos de París. Consideran la situación muy oportuna para recordar al rey su existencia, y su fidelidad a machamartillo. Desde luego se dicen horrorizados al ver las novedades francesas, pero tampoco dejan de aprovechar tan excelente ocasión para designar a quienes son, a su modo de ver, responsables de la catástrofe: son los llamados jansenistas, herederos de la filosofía francesa y sobre todo acérrimos enemigos de la Compañía. Si, a imitación de otros conservadores e incluso reaccionarios (por ejemplo el Padre Zevallos autor de La falsa filosofía, o Fray Diego de Cádiz autor de El soldado católico en guerra de religión), los "regulares expulsos" denuncian los horrores de la Revolución, es para dejar sobrentendido el error político de los gobiernos que echaron de sus dominios a unos súbditos que seguían siendo los verdaderos defensores del Trono y del Altar. Desde su exilio, los jesuítas españoles fueron los más vehementes fiscales de la Revolución. Destacan el catalán Francisco Gusta, que en 1793 y 1794 publicó en italiano tres obras contra el jansenismo y contra Francia.3 Me he detenido a examinar un poco más la obra anti-revolucionaria de Lorenzo Hervás y Panduro que escribió primero en italiano y luego en castellano.4 Su Revolución Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, tomo III, indica en el nùmero 20: Memorie della Rivoluzione Francese tanto Politica che Ecclesiastica e della gran parte que vi hanno avuto i Giansenisti; aggiuntevi alcune notizie interessanti sul numero e qualità dei Preti Costituzionali, Assisi. 1793, 8°, 295 p.; Del influenza dei Giansenisti nella Rivoluzione di Francia, 2 ed., Ferrara, 1793, 8°, 295 p., 3 ed., Perugia 1796,8°, 307 p.; y en el nùmero 21: Risposta al quesito: Qual giudizio debba formarsi delle persone che in Paesi Cattolici vogliono sostenere il giuramento prescritto dal Assemblea Nazionale di Francia agli Ecclesiastici com essento da errore, applicati i medesimi principi al nuovo giuramento della Libertà e della Eguaglianza, Ferrara, 1794,8°, 24 p. Sobre Hervàs y la Revolución francesa, véase mi articulo en el nùmero XV de Philosophie, Université de Toulouse-Le Mirail, 1989, dedicado a la Revolución francesa.

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religionario y civil de los Franceses en el año de 1789 tuvo dificultades a la hora de publicarse en España, porque el gobierno de Carlos IV había elegido, frente al peligro, la vieja estrategia inquisitorial del silencio absoluto. Se imprimió de manera discreta en 1807 bajo el título Causas de la Revolución de Francia; pero sólo se difundió verdaderamente entre los "serviles" hacia 1812, cuando los liberales de las Cortes de Cádiz ofrecieron la libertad de prensa a la nación, incluso a sus propios enemigos políticos. A lo largo del siglo esta larga filípica de Hervás siguió citándose sin leerse. Pero como éste, iluminado con un genial destello, censuraba, junto a las sectas calvinista, filosófica y jansenista, la masónica, en los años cuarenta del presente siglo se reimprimieron en Madrid, bajo la insignia del yugo y las flechas, dos antologías de su obra: Causas de la Revolución de Francia (Colección Cisneros) y Causas de la Revolución francesa (Colección Breviarios del pensamiento español, Ediciones Fe), respectivamente en 1943 y 1944. La literatura contra-revolucionaria de cierto "regular expulso" en Italia tendría pues bastante porvenir. Pero más relevantes fueron los escritos nacidos entonces en el exilio francés. Ponemos aparte la obra apologética de otro exiliado precoz que la tormenta revolucionaria sorprendió a orillas del Sena. Se trata del famoso Olavide que marchó de la península en 1780 para eludir la condena inquisitorial. Su vida en Francia es conocida gracias a la biografía de Défourneaux.5 Igual que los demás ilustrados, acogió las novedades con gran ilusión; en París y luego en Meung-sur-Loire con varios amigos (entre ellos la familia Le Couteulx) participó en la obra del comité de beneficencia, lo que no le preservó de la cárcel en tiempos del Terror, aunque la protesta de los vecinos de Meung, y sobre todo el 9 de Termidor, le evitó la guillotina. La evolución de Olavide es conocida: ya había vuelto de modo profundo al cristianismo; en adelante dedica sus fuerzas a la defensa de la fe y a la felicidad eterna y terrenal del hombre. Compone una obra apologética en que combina hispano more luces y religión, y publica en España El Evangelio en triunfo. Défourneaux igualmente dio a conocer un capítulo inédito de su opus magnum que correspondía a la Carta 41 del original suprimida en la edición;6 ahora viejo y desengañado, Olavide el "afrancesado", al tratar el tema "religión y revolución", demostraba que lo mismo que ataca al trono - demostración ésta que se había llevado a cabo en la Carta 40, hoy perdida -, la Revolución ataca al altar. En ella la famosa víctima de la Inquisición, que, en 1794, se salvó de milagro, hace al fin y al cabo una crítica relativamente matizada de lo ocurrido en los primeros años de la Revolución antes de fustigar duramente el Terror. En principio Olavide no tenía por qué mostrarse tan enemigo de la Revolución como podía serlo un ex-jesuíta. Más entusiastas que él serían, por lo menos en un principio, los que, también por motivos de persecución inquisitorial, habían salido del país después de 1789, sobre todo en 1792-1793, ingresando en el grupo "activista" de Bayona: Marchena, Miguel Rubín de Celis, Vicente María Santiváñez, Caries, Hevia, quienes, en los meses inmediatos a la declaración de la guerra, pensaban constituir, con los refugiados españoles que iban cruzando la frontera, el grupo de propagandistas del Comité espagnol Défourneaux, M., Pablo de Olavide ou ¡'Afrancesado, Taris (FI JF) 1959. Défourneaux, M., "La historia religiosa de la Revolución francesa vista por Fabio de Olavide (Un capítulo inédito de El Evangelio en triunfo)", en: Boletín de la Real Academia de la Historia núm. 156,196S, p. 113-190.

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d'Instruction Publique de Bayona; todos hacían alarde de celo y José Hevia, antiguo secretario de la embajada española en París, informaba al ministro Lebrun sobre la manera de llevar a cabo la campaña de propaganda; estas proposiciones se parecían a las que Marchena redactó entonces en francés sobre el papel del "comité revolucionario establecido en las fronteras de España" que los girondinos propugnaban.7 Herr 8 recuerda la actuación anterior del español Caries, el único español que al final lograría ingresar en el Comité de Bayona: en 1792, a instancia de la embajada de Francia en Madrid, Caries había hecho (corriendo gran peligro) la traducción del famoso A vis aux Espagnols de Condorcet; como el texto no se podía imprimir en España, él pensó hacerlo en Francia, pasando a Bayona a principios de 1793 para organizar la difusión clandestina del folleto en el reino vecino; recorrió pues los departamentos pirenaicos sin atreverse a volver a su tierra. También sabemos de un tal Martínez, ex-jesuíta natural de Logroño, quien durante la guerra de la Convención moraba en Bayona donde desempeñaba con mucha soltura el cargo de traductor oficial del Estado mayor del ejército de los Pirineos Occidentales.® Bien conocido es también el fin trágico de Vicente María Santiváñez, estudiado por Núñez de Arenas,10 que primero participó activamente en la labor de propaganda (se le atribuyen unas Reflexiones imparciales de un español a su nación) y luego (el 2 de julio de 1794, pocos días antes de Termidor), murió (parece ser que se envenenó) encarcelado en el Hospital civil de Bayona. Sin embargo el 20 de enero de 1793, el alcalde de Bayona Basterreche había avisado al ministro de Asuntos exteriores Lebrun de la llegada de "un Espagnol recommandable par des talents et du charactère; il s'appelle Vincent-Marie Santivanez, il a échappé comme par miracle aux poursuites de l'Inquisition et de la Cour, il était professeur d'éloquence et de politique dans une université et depuis quelque temps retiré à Madrid pour y cultiver les belles-lettres, ce qu'il faisait avec succès. Extrêmement répandu dans la meilleure société, connaissant à fond toute la machine du gouvernement espagnol, mais surtout tous les individus il pourra être extrêmemente utile: il a des connaissances, du talent, il s'exprime éloquemment en espagnol, et bien, même en français."11 El 13 de julio Santiváñez pide la naturalización a los representantes ante el Ejército de los Pirineos Occidentales. Citaré un extracto de la solicitud, botón de muestra de cómo manejaba el francés al uso en aquel entonces: "Citoyens, Ma conduite en Espagne, pays où j'ai pris naissance, m'ayant attiré la haine des ministres du despotisme de Charles Capet, je pris le parti de me réfugier en France, cette terre sacrée où tout martyr de la Liberté est sûr de trouver un asile inviolable. Je savais que l'auguste assemblée du Peuple français ouvrait des bras fraternels à tous les étrangers persécutés pour cause d'attachement à cette réMorel-Fatio, A., "José Marchena et la propagande révolutionnaire en Espagne en 1792 et 1793", en: Revue Historique XLIV (1890), p. 72-89. 8 Herr, R., España y la revolución del siglo XVIII, Madrid (Aguilar) 1964, p. 230. Véase mi libro Le Livre en Espagne au temps de la Révolution française, Lyon (PUL), 1984. 10 Núñez de Arenas, Manuel, "Un madrileño en la Revolución francesa, Don Vicente María Santiváñez", en: L'Espagne des Lumières au Romantisme, Paris 1963, p. 133-157. 11 Véase el artículo citado en la nota 7, p. 81; Basterreche añadía que había de llegar pronto un escritor de gran categoría, "un émulo de Cervantes" ("si du moins il peut échapper heureusement aux persécutions qu'on a déjà commencées contre lui"). Parece que no vino este misterioso Cervantes de la ilustración.

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volution qui doit faire le bonheur du genre humain et le désespoir des tyrans..."

Rubin de Celis, natural de Asturias, antiguo propietario de minas en Potosí, fue primero un espíritu ilustrado y burgués, un cosmopolita que cita a Montesquieu y emprende unos viajes de negocios por Sajonia y Bohemia: en 1789, en Viena había publicado en francés un libro técnico sobre minería, al tiempo que consigue la contrata de azogues en mejores condiciones. Este mismo año, por motivos de rivalidad de tipo económico, el ministro Floridablanca lo destierra de Madrid y reales sitios; él escapa a Francia.12 En Bayona, primero espera en vano el permiso de pasar a América a cuidar de sus intereses; en 1792 renuncia a su empresa y se mete a revolucionario francés: entra en la Société des Amis de la Liberté et de l'Egalité, edita un Discours sur les principes d'une Constitution libre, firmado Michel Rubin de Célis citoyenfrançais,colabora con Marchena en la redacción de la Gaceta de la Libertad y ele la Igualdad. Más tarde es denunciado al Gobierno español, que el 6 de enero de 1793, en carta al embajador de la República Bourgoing, se niega a restituir al ciudadano francés sus bienes secuestrados: se retiró a Francia, incurriendo como es público y notorio en la traición de escribir contra la religión y contra la debida subordinación a su natural soberano, e insultando también al gobierno español a cara descubierta, para desacreditarle en todo el mundo si pudiera. Alusión a una sesión de un club revolucionario bayonés en la que el aspirante a ciudadano se quitó de un modo bastante teatral las insignias de caballero de la orden de Santiago que ostentaba con orgullo hasta aquella fecha. El Moniteur del 12 de abril de 1793 muestra que al sur del Pirineo también sabían de actos o autos vistosos: "Cependant la Cour d'Espagne, si profondément aveuglée, ordonne à Madrid des cérémonies ridicules comme celle qui s'est faite le 23 de ce mois. Le Conseil des quatre ordres de chevalerie ayant condamné le citoyen Rubin de Célis, pour avoir déposé dans une assemblée primaire à Bayonne la croix de l'ordre de Saint-Jacques dont il était chevalier, à être rayé du tableau et dégradé publiquement, ce tribunal se rendit dans l'église des religieuses du même ordre. Un commandeur, après avoir lu la sentence, ordonna à quatre chevaliers d'arracher à un mannequin représentant Rubin de Célis, la croix, les éperons, le manteau de l'ordre et l'épée. L'effigie en cet état a été renversée et foulée aux pieds par les spectateurs fanatiques."

Se sabe que los fanáticos son siempre los adversarios, siendo ridiculas u odiosas sus ceremonias. Verdad es que la escena descrita en el Moniteur con la efigie del reo in absentia olía a Santo Oficio. España le haría pagar muy caro a Rubín de Célis el escandalo que causó: en 1799 murió, pobre, en Francia. Conviene ahora evocar los "coqueteos vascos" con la Convención. Tomaré la trayectoria de dos hombres menos estudiados, por lo menos en lo que a su afrancesamiento se refiere; los dos son vascos y se afrancesaron cuando los soldados de la Convención ocuparon las Provincias Exentas; huyeron a Francia al firmarse la paz de Basilea, pero a fines de siglo ya habían vuelto a su país aprovechando la amnistía que el gobierno francés había impuesto a Carlos IV. Uno y otro representan los dos aspectos más evidentes del afrancesamiento pro-revolucionario: el liberalismo económico y el catolicismo ilustrado y jansenizante. Valentín Foronda simboliza el primero, Diego de Lazcano el segundo.

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Elorza, A., "Absolutismo y Revolución en el siglo XVIII (La emigración política de Miguel Rubín de Celis, 1789-1799)", en: Cuadernos Hispanoamericanos 233 (mayo de 1969), p. 389-405.

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Recientemente he demostrado que, a raíz de su compromiso pro-francés, Foronda13 que sólo o con otros ilustrados vascos, como el marqués de Narros, ya tenía en contra suya varias sumarias inquisitoriales, a pesar de que no llegó a afrancesarse en 1809, tomó este partido en 1795: con motivo de la entrada de las tropas revolucionarias en Vitoria a mediados de julio, Foronda intervino en la junta particular que se creó y, en presencia del general Willot, "peroró diciendo que la provincia de Alava no debía entregarse a S.M. sino es a la Convención francesa bajo de sus auspicios y protección, respecto de haber sido vendida y desamparada en tiempo oportuno." Poco después Foronda tuvo que pasar una nueva temporada forzosa en Burdeos (los servicios de Correos le interceptan varias cartas mandadas desde Francia a un amigo de Madrid, Martín Huici, director de la Compañía de Filipinas), hasta que se generalizó la amnistía. En el exilio empezó a redactar un periódico titulado Telégrafo de Humanidad y de beneficencia o más sencillamente La humanidad que mandó a su paisano el Secretario de Estado Urquijo en 1799 para ponerse a bien con Madrid. Entonces no consiguió la licencia de impresión. Sin embargo el fugitivo había vuelto a España y logró publicar en 1801, en la imprenta madrileña de Benito Cano, un libro titulado Cartas sobre la policía, cuyo prólogo lleva la fecha de Madrid 7 de abril aunque la Carta Primera esté fechada - quizá falsamente - en Vergara el 31 de junio (sic) de 1793; en esta carta que va dirigida a un corresponsal anónimo (amigo mío) alude a su "silencio Economico-político", a su "silencio político-insular" (alusión a la Insula Barataría), insistiendo en los motivos que tenía de callar, sin terminar su obra por miedo a las consecuencias: "no hay vez que coja la pluma que no me estremezca, acosado de un sinnúmero de fantasmas que me rodean y atormentan."14 Finalmente Foronda logró rehabilitarse mejor que Rubín de Celis: en el mismo año de 1801 consigue ser caballero de la orden de Carlos III y obtiene un destino de funcionario, aunque el Gobierno aprovecha la ocasión para mandarle muy lejos, a Filadelña donde se quedará de cónsul hasta la Guerra de independencia. El presbítero Lazcano figura en la galería de heterodoxos compuesta por don Marcelino.15 En 1786 se distinguió traduciendo del francés un escrito Ensayo sobre la nobleza de los bascongados para que sirva de introducción a la historia general de aquellos pueblos compuesto en francés de las memorias de un militar bascongado por un amigo de esta nación; éste se llamaba Sanadon y gracias a la Constitución civil del Clero llegaría a ser obispo ju13

Domergue, L., "Note sur l'occupation française des Provinces Basques au temps des guerres de la Convention (1794-1795)", en: Revista de História das Ideias, Coimbra, vol. 10, p. 69-99. Sobre Foronda se han publicado recientemente dos libros interesantes: José Manuel Barrenechea, Valentín Foronda reformador y economista ilustrado, Vitoria 1984, y Benavides y Roldán, Valentín Foronda: los sueños de la razón, Madrid 1984. Para explicar sus años de silencio Barrenechea (p. 26sq.) evoca la posibilidad de la fuga de Foronda a Francia, pero no deja las cosas muy claras: "Es cierto que Foronda, ya entonces, era considerado como "afrancesado", lo cual es confirmado por el Prefecto de los Altos Pirineos cuando dice que su hijo Fausto "appartient à la classe des afrancesados", pero ni este título ni el de "enciclopedista" prueban que Foronda hubiera formado parte de aquel grupo de guipuzcoanos que, aparentemente, decidieron "separar" Guipúzcoa de España. Lo que se sabe ahora que es falso: Foronda fue un colaboracionista activo.

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Foronda, Cartas sobre la policía, Madrid (B. Cano) 1801, p. 7-8. Tellechea, I., "Diego de Lazcano y la Inquisición", en: Boletín de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, San Sebastián, XIX-1 (1963), p. 39-58, da en su nota 2 una bibliografía sobre este "heterodoxo". He visto también en el Archivo Histórico Nacional los legajos Estado 4830, 32S0, 3162 (reos de Estado); Inquisición 4481-9,3732-181.

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ramentado de Olorón, donde su traductor pasaría a visitarle para ver qué era de la religión en la Francia revolucionaria. Lazcano explica en su Advertencia del traductor que a veces se tuvo que apartar del original, "parte por motivos políticos, y parte por no desviarme de los principios más seguros de la teología y del derecho de que en algunos de dichos lugares se aparta sin duda alguna el original".16 Hizo bien, así pudo sacar las licencias necesarias y publicar el texto en la ciudad guipuzcoana de Tolosa, en la imprenta de La Lama. Con la "separación" de Guipúzcoa, las cosas empeoraron para el franciscano secularizado, ahora capellán de las monjas brígidas de Lasarte. Su actitud le vale entonces una doble serie de persecuciones por parte del gobierno (es reo de Estado) y por parte de la Inquisición ya que fue denunciado 7 veces entre 1787 y 1800. El 14 de febrero de 1795, le vuelve a denunciar un franciscano: preso en el Castillo de Bayona, el reo habría expuesto a las autoridades de la ciudad, como prueba de que en España él había aprobado siempre las máximas francesas, que había sido citado en su tierra ante el Santo Tribunal de la Inquisición. Se le acusaba sobre todo de haber celebrado, el 9 de agosto de 1794, después de haber tomado el ejército francés la villa de Tolosa, un matrimonio entre dos cuñados y primos carnales: Adrián de Aguirre y la hija de Pablo Carrese, notorios pro-revolucionarios de origen francés; no tenían dispensa papal y, faltando el propio párroco, asistió a "dicho figurado matrimonio" Lazcano, vicario interino de Lasarte. Luego éste y los dos consortes huyeron a Francia en cuanto se supo de la paz. Al año siguiente (1796), presentaba, desde San Juan de Luz, un memorial a Godoy para que se le diese posesión de su capellanía de Lasarte y un salvoconducto para volver a su patria. En 1797 Lazcano publica en Bayona, para justificarse, un largo folleto de 155 páginas: Satisfacción del Presbítero Don Diego de Lazcano... a los cargos que se le hacen sobre la conducta que ha tenido desde la ultima invasión del ejército francés en la provincia de Guipúzcoa el Io de agosto de 1794; difundido en la península, será prohibido por edicto del Santo Oficio por contener "proposiciones heréticas, temerarias, escandalosas y piarum aurium ofensivas". En 1801 el reo persevera imprimiendo un breve Papel en que se demuestra por la razón que no es de fe que el matrimonio sea un sacramento de la Ley Evangélica, firmado en Irandaz en el común de Urruña el 19 de junio: inspirándose en la constitución francesa, que considera el matrimonio como un contrato civil y permite el divorcio, el cura español afirma que el matrimonio es un mero contrato civil cuyo valor depende exclusivamente de la potestad civil, lo que no podía dejar de horrorizar a la mayor parte del clero peninsular. Pero a partir de 1799 parece ser que el emigrado ha vuelto a España y no se cansa de emborronar folios, polemizando con el clero vasco sobre unos asuntos por esas fechas particularmente peliagudos: a mediados de 1800 está en San Sebastián y a principios del año siguiente sigue en casa del comerciante Blondín, cuñado de Aguirre; a Lazcano, aunque indultado por el rey, el obispo de Pamplona lo tiene por entonces "suspenso de todo". El comisario del Santo Oficio cuenta cómo comulgó en la pascua de 1800 en la parroquia de San Vicente, sin que se supiera si se había confesado, lo que se comentó. Según otros 16

En la colección Recuerdos, leyendas y tradiciones del País Vasco, Ed. Amigos del libro vasco, Bilbao 1984, ha salido una edición fac-simil del Ensayo.

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informantes hasta parece que hubo un escándalo y se le hizo retirar de la barandilla del comulgatorio, a pesar de haberse presentado con sobrepelliz y estola para recibir la comunión.17 El 19 de octubre ha pasado a Ciburu (Ciboure) de donde manda una representación al Inquisidor General. La Inquisición pidió a su comisario que estuviese a la mira y avisase si el reo se internaba en la península; el 3 de mayo de 1801 aquél anunció que el emigrado estaba otra vez en casa de Blondin y que su estancia oculta podía temerse que fuese momentánea. Efectivamente el presbítero Lazcano moriría en Francia en 1810. Con la Inquisición había topado; además le tocó vivir en un lugar y en un tiempo en que le era difícil a un cura ilustrado de Guipúzcoa conciliar sus convicciones religiosas con las variaciones políticas. Hacia 1800, con la crisis de Roma, las inquietudes y los cambios mantuvieron un clima similar al de los años de la Revolución francesa: entonces tuvo lugar la ofensiva jansenista con el pretendido cisma de Urquijo, seguida, en 1801, por una fuerte reacción, cerrada e inquisitorial; también entonces algunos miembros del clero tuvieron que escapar a Francia para respirar aires menos sofocantes: en 1802, Yeregui, que pertenecía al círculo jansenista de la condesa de Montijo, pasó a Bañeras (Bagnéres de Bigorre) pretextando que quería tomar las aguas, pero lo que deseaba era imprimir un libro suyo para luego difundirlo en su país, lo que estaba terminantemente prohibido por la ley. En 1800, presentó a la censura el manuscrito de su Idea de un catecismo nacional, pero se dio cuenta de que no iba a conseguir sino disgustos; "obligado de las presentes circunstancias, considera, dice él, necesario explicar más algunos puntos", prefiere pues pedir le restituyan una obra, que, según él, estaba "dirigida a desterrar de nuestra España las muchas supersticiones e ignorancias que la tiranizan". De las prensas bañeresas salió en 1803 su Catecismo nacional establecido a partir de las Sagradas Escrituras y Concilios.1* Luis Gutiérrez, ex-fraile trinitario, ha sido recientemente sacado del olvido por G. Dufour que le ha restituido la paternidad de la famosa Bororquia o la víctima de la Inquisición, la novela que salió en 1801 de una imprenta parisina, logrando un estrepitoso éxito.19 Persiste cierto misterio sobre las causas y la fecha exactas de su fuga a Francia donde colgó los hábitos: para librarse de las cárceles secretas de la Inquisición, según el historiador de la misma Juan Antonio Llórente, o para "dimitir las persecuciones de los frailes después que supieron que había querido secularizarse y que el obispo de Bayona admitió su bula de secularización", según el mismo Gutiérrez; de todos modos esto hubo de ocurrir hacia 1799-1800, según las declaraciones que él hizo en la causa que le fue formada en 1809. Hasta 1807 vivió a orillas del río Adour entre los refugiados españoles espiados por el cónsul y publicó durante cinco años El Correo de Bayona. Luego se fue a París; más tarde aparece en Lisboa y resulta lo bastante sospechoso como para que lo 17

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Al acercarse Lazcano, "inmediatamente se retiró del comulgatorio el presbítero que daba la comunión a la sacristía, en la que de resultas hubo bastante y algo ruidosa confabulación entre algunos sacerdotes, y se le pasó aviso al comisario, y pasádome, dice el informante, a la Sacristía, llamé al expresado Lazcano, el cual se presentó y habiéndole dicho que, pues aquel caso había dado escándalo, me parecía conveniente suspendiese por aquella mañana el comulgar..." El obispo dijo más tarde que le había desagradado lo ocurrido y que Lazcano podría comulgar (A.H.N. Inquisición 3732-181). A.H.N. - Estado 32S0-3. Cornelia Bororquia o la víctima de la Inquisición, Alicante, 1987, edición de G. Dufour; véase Andanzas y muerte de un escritor anónimo, p. 24sq.

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detengan por mandato de la Junta Central en febrero de 1809; acusado de ser espía de Napoleón, fue condenado a la pena de muerte y agarrotado en Sevilla el 14 de abril. Los ejemplos aducidos prueban que tampoco en la monarquía absoluta de finales de siglo existía una sociedad totalmente homogénea. Unos elementos salidos a menudo de las filas del clero (Lazcano, Yéregui, Gutiérrez), que tenían vocación de intelectuales, juzgaron insoportable el rancio monolitismo que, con motivo de la Revolución francesa y de la reacción finisecular, había revivido en la Iglesia del reino. Otros se atrevían a clamar por esa Libertad que tras los Pirineos de modo obsesivo cantaban las sirenas: libertad de escribir (Marchena, Santibáñez), libertad de hacer buenos negocios (Rubín de Celis, Foronda). Estos pertenecen a la nobleza comerciante, como el conde de Cabarrús, francés de Bayona instalado en España, banquero y negociante. Como apunta Elorza,20 son unos hombres que se han formado en el apogeo de las Luces españolas y que al estallar la Revolución tienen entre los treinta y los cuarenta años. Al tomar partido hicieron una apuesta que podía parecer normal pero que era azarosa y resultó al final tan poco acertada, en el plan personal, como la solución que, en 1808, escogieron los afrancesados de la oleada siguiente: la vida de todos ellos, que hemos esbozado, fue amargada, angustiosa, incluso a veces trágica. A algunos les quedó tan sólo la escritura para convencer, defenderse, fustigar, acordarse y soñar.

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Elorza, A., ibid., p. 389-390.

Paris-exilio en los escritores latinoamericanos Sylvie Koller Université de Rennes II Haute Bretagne Al escribir sobre la narrativa del exilio, uno les tiene mucho miedo a los tópicos. Es un tema muy trillado el del exilio en la literatura, acaso porque a los escritores no les faltan motivos para cruzar las fronteras, pero también porque en muchos escritores se advierte una como tentación del exilio. Cuando coinciden la maldición del exilio como destino individual y la tentación del exilio como vocación literaria, asoma el tópico. Para liberarme de este miedo a los tópicos, se me ocurrió indagar precisamente en todo lo que la narrativa del exilio tiene de trillado, de repetitivo, de imitación. La repetición o mejor dicho la variación es una forma artística. En la narrativa del exilio, la variación es una manera de ampliar el destino individual, lo autobiográfico, lo anecdótico, para llegar a una dimensión más poética, más literaria, e incluso más eterna. Pues bien, París es una de las variaciones de la narrativa del exilio. París como escenario literario no aparece en la novela moderna, no surge de la nada, porque ha sido punto de referencia en la literatura latinoamericana desde finales del siglo XIX. Son muchos los caminos literarios y culturales que llevan a París, al margen de los motivos políticos, de modo que no se podría explicar la presencia de París en la narrativa del exilio por motivos estrictamente autobiográficos. Vivir y escribir en París es mucho más que una casualidad o un accidente histórico. Se supone que es una suerte de destino, y de este destino se trata precisamente en la novela. Los escritores latinoamericanos, al hablar de la Ciudad Luz, no caen en el tópico. Parten del tópico, juegan con él, lo pisotean, lo resucitan, haciendo hermosas variaciones sobre el nombre de París. El exilio parisino es el exilio por excelencia, porque París es un punto candente en el mito de Europa vista desde América Latina. París, en la narrativa del exilio, dista mucho de ser una isla desconocida a la cual se destierra a un condenado. Todo lo contrario: aunque suena a tópico, París ha sido y sigue siendo un espejismo para muchos latinoamericanos. Se encuentra un eco prolongado de este homenaje a París en la narrativa contemporánea del exilio, un eco a veces irrisorio, grotesco, deformado adrede por los escritores. ¿Cómo nació el mito de París y cómo se fue propagando? Ante todo a través de una cultura y de una forma de educación propias de las élites. Esta tradición está reflejada en la novela del exilio, aunque a menudo de manera irónica, socarrona. El dictador de El recurso del método de Alejo Carpentier y el joven Martín Romaña, el protagonista de las novelas de Bryce Echenique, están de acuerdo en un punto: ambos msimaron el veneno sutil de la cultura francesa antes de llegar a París. Aquel en un colegio de Maristas, éste con su profesora de francés en Lima. Los protagonistas de las novelas de Bryce Echenique, Vargas Llosa, Plinio Apuleyo Mendoza insisten en la fascinación ejercida por París. Esta variación sobre el nombre de París es una elaboración literaria de todo lo que podemos leer por otra parte en las entrevistas hechas a algunos escritores sobre el porqué de su presencia en Europa.

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Ahora bien: ¿de qué está hecha esta fascinación? De una idealización de la cultura francesa, del buen gusto francés, de la belleza arquitectónica de París, de la creatividad de sus artistas...de tópicos. Todo lo cual, para un candidato al viaje a Europa, no puede hallarse en Vierzon. Y de hecho, al estudiar el exilio como proyecto existencial y cultural, uno no encuentra ningún rastro de la belleza de las provincias francesas. Sólo París es una fiesta. El encanto de París - bien podría decirse el encantamiento - no es puramente cultura, sino que entraña un afán de goce, de libertad, de amor sin trabas. En el sueño del dictador de El recurso del método, al enamorado de la cultura y de la literatura le llueven mujeres y amores, mientras que al hedonista le llegan por añadidura los esplendores del arte y de la cultura. Claro que ésta es una visión arcaica, decimonónica del viaje a París, pero esta visión perdura en las novelas del exilio contemporáneo. Además, en el crisol del mito de París se funden algunos elementos que pertenecen a la trayectoria del héroe según Stendhal. O sea que el prestigio heredado de una larga tradición latinoamericana, encubre y legitima un proyecto de ascenso personal. Es un destino que culmina en la gloria y la fama del escritor exitoso. El viaje al otro lado del Atlántico sería pues el equivalente de lo que era en la novela del siglo XIX el viaje desde una aburrida ciudad de provincias hasta la capital. No me parece casual que muchos protagonistas de la novela del exilio sean escritores, futuros escritores o escritores frustrados. Cuando no lo son, son cuando menos estudiantes e intelectuales. Por lo tanto, no sólo se han anticipado al festín parisino a través de su educación, sino también a través de determinadas referencias literarias. Son ellos mismos el último eslabón de una tradición que abarca a Rubén Darío, a Enrique Gómez Carrillo, a Horacio Quiroga, a Vicente Hiudobro, a Ricardo Güiraldes, a Alfonso Reyes, a César Vallejo, a Octavio Paz, y que no tiene porque extinguirse. Por esto, cuando una página de Bryce Echenique o de Scorza aparecen ellos mismos con sus propios nombres, es más que un simple juego literario: es una señal de que existe una continuidad en el destino de los escritores latinoamericanos en París. Puede hablarse de herencia, pero el arte literario consiste en mostrar cómo se ha venido a menos esta herencia. No es oro todo lo que reluce en París. El trabajo de crítica y de revisión del mito de París empieza precisamente cuando los autores subrayan la ingenuidad del proyecto existencial encauzado hacia París como tierra de salvación. He aquí lo que dice Bryce de Martín Romaña: "Creía al pie de la letra que una vida en Europa suponía una buena dosis de bohemia, para ser digna y provechosa. O para estar a la altura...todas sus informaciones culturales le llevaban a creer en eso. Quería aprender muchas cosas, en la Universidad y fuera de ella, y quería vivir con la intensidad bohemia que muchos otros, ante que él, habían vivido en París".

Esta ilusión es la misma que la de Varguitas en La tía Julia y el escribidor, obsesionado con la idea de una buhardilla en París, donde entregarse a la literatura. Además de las ensoñaciones literarias, existen otros modos de preparar el viaje a París y otros modos de vivir el exilio como destino. El oír tangos, a juzgar por la tonalidad de alBryce Echenique, Alfredo, La vida exagerada de Martín Romaña, Barcelona (Arcos Vergara) 1981, p. SS.

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gunas páginas de Cortázar, forma parte de este encuentro con un París emparentado con el París de Baudelaire. París es una ciudad anhelada, pero también es una ciudad sórdida, cruel, peligrosa, la de los amores fugaces, de las mujeres perdidas, de la noche, de los boliches. Recordemos que los tangos de los años veinte y treinta son a menudo tangos que van y vienen, de Buenos Aires a París y vuelta, tangos impregnados de la nostalgia por ambas ciudades. Pongo aquí a modo de ejemplo los títulos siguientes: "Anclao en París", "Madame Yvonne"; "La que murió en París"; "Claudinette"; "Margo".2 Se cuelan muchas reminiscencias de tangos en la novela del exilio, y todas insisten en el frío, en la lluvia, en la soledad, en lo sórdido del ambiente. También se podría decir, en el caso de Rayuela, que son imágenes porteñas injertadas en París, una suerte de garúa del destierro parisino. La poética del tango de tema parisino es un puente tendido entre un París mítico y algunos trances por los cuales suelen pasar los exiliados en la novela. Al vivir estos trances, los reconocen porque les suenan a tango. Es interesante ver cómo utilizan los escritores el París soñado, recordado, anticipado, cómo hacen perdurar el mito de París en la narrativa del exilio, cómo lo enfrentan con la realidad, y qué imágenes nuevas de París pueden surgir de la confrontación. En vez de desentrañar lo ficticio de lo real, resulta más provechoso partir de la hipótesis siguiente: lo contrario de un espejismo, de una ilusión, no es la realidad a secas sino más bien otro sueño de signo inverso: la pesadilla. El exiliado suele desembarcar en un perímetro parisino que es un como condensado de cultura y bohemia. Ni bien llega, pisa el Barrio Latino, sube y baja por la calle MonsieurLe-Prince (citada por Benedetti, Cortázar, Donoso, Ribeyro, Scorza), va a cenar a la Coupole (un lugar-clave que atraviesa todas las generaciones), o se emborracha en Pigalle. Muchos nombres de lugares públicos y de calles, en las novelas del exilio, suenan a relatos de viaje escritos para darles envidia a los que todavía no hayan viajado a la Ciudad Luz. Evocan también cierta mitología cultural. En El recurso del método aparecen el Arco de Triunfo, la Opera, la Estación del Norte, y también la casa de D'Annunzio y el salón de Madame Verdurin, mientras que Pedro Balbuena, el Pedro de Tantas veces Pedro, vive en la mismísima casa de Verlaine, ubicada en una calle donde se encuentran la que fue imprenta de Balzac, la casa donde murió Racine y la casa donde vivió Bob Dylan. Martín Rom aña vive en el barrio de Hemingway. La toponimia parisina parece enraizar a los exiliados en la Ciudad Luz de sus ensoñaciones. No acaban de creérselo. Es lo que le dice Pedro Balbuena a una de sus novias: "No sabes, Sophie, lo que es ser un joven peruano que sueña con el mito de París, que ha soñado con llegar a París un día, que desembarca de un disco de la Piaf, ^ descubre en pleno jardín del Luxemburgo el color y el olor del otoño, con todas sus consecuencias".

Pareciera que París es el original descubierto de todas las copias mentales en circulación por América Latina. El escritor argentino Edgardo Cozarinsky, en su libro Vudú urbano, escribe una serie de "tarjetas postales" sobre el exilio, insistiendo en una imagen de París, próxima al lienzo pintado y al escenario de teatro. Para él, como para otros escritores, París es un escenario porque tiene que serlo, porque estamos en el mundo de lo ficticio, más Tangos, Buenos Aires (Centro Editor de América Latina), 2o vol. Bryce Echenique, Tantas veces Pedro, Madrid (Cátedra) 1981, p. 85.

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que en el mundo del testimonio autobiográfico. El tópico literario es uno de los modos posibles para huir del realismo y del naturalismo. Una vez ubicados en su escenario parisino, ¿qué vida llevan los Latinoamericanos? Yo diría que una vida ficticia, también próxima al tópico literario. Veamos por ejemplo qué se hicieron las consabidas delicias culturales. Cuando Alejo Carpentier se las arregla para que Enrique, el joven cubano de La consagración de la primavera, se zambulla de imediato en la vida cultural y artística del París de los años treinta, se lo admitimos, nos suena a experiencia vivida porque allí están a la vista las Crónicas del propio Carpentier para que salten a la vista las coincidencias. Pero cuando entra uno de los Peruanos de La danza inmóvil en La Coupole y dice: "Tres premios Nobel, dos de medicina, uno de física, terminaban de almorzar inadvertidos, y nadie reconoció tampoco a Jacques Monod"

más bien nos suena a broma. La vida intelectual del exilio moderno se limita a los conciertos de jazz, a las películas norteamericanas, a alguna que otra visita al Jardín Botánico o al Louvre. La prodigalidad, el derroche van por otros derroteros, los de la gastronomía y de la juerga. He aquí la cena a la que es convidado Santiago, un joven refugiado peruano, por su amada francesa: "¡Mira qué maravillas"! puedes escoger un Cabemet 71, un Sancerre 73 o un Cheverny 78. Pero sugiero empezar con un Chinon ligero...Me muero de hambre, ya son más de las tres. Aquí los sándwiches también son excelentes. ¿Qué te parecerían unos de paté de liebre al armagnac?

Y es que el mundo exterior, el mundo por conquistar, para el habitante de las buhardillas de París, se compone ante todo de cafés, cafeterías, cervecerías, restaurantes y cabarets. A la intimidad de la buhardilla se opone el exhibicionismo de las farras, o la aventura de tardes interminables en las terrazas de los cafés. Allí es donde los Latinoamericanos se encuentran con franceses y sobre todo con francesas. Pareciera que en todo París no hay ni una ferretería ni una tintorería ni una panadería. Escasean también los franceses de carne y hueso que no sean unos sujetos dispuestos a integrarse sin rechistar a la vida semi-estudiantil, a la militancia política o al juego amoroso. Los franceses de carne y hueso, los franceses sociológicos, pertenecen a la visión negra, pesimista de París. Es más: en los lugares nocturnos, el ambiente tiende a ser latinoamericano, sea por la nacionalidad del pianista o de los clientes, o por la música que allí se toca. (Cuando Martín Romaña decide emborracharse, acude a un local que se llama Valparaíso, donde toca un músico que se parece a Atahualpa Yupanqui). Lo que perdura de París después del viaje a París es pues el tópico de la bohemia. Un modelo que, a mi modo de ver, está arraigado en el recuerdo de los escritores de la "generación perdida". A aquella época se refieren los protagonistas de Años de fuga, los de Rayuelo y los de las novelas de Bryce. Lo que en Rayuelo no pasa de reminiscencias y alusiones, en las novelas de Bryce se vuelve obsesión y pauta. Pedro Balbuena y Martín Romaña viven enfrascados en el recuerdo de Hemingway, el Hemingway de A moveable feast. Poco a poco, al tratar de remedar este modelo, Martín Romaña se estrella contra el 4 3

Scorza, Manuel, La danza inmóvil, Barcelona (Plaza & Janés) 1983, p. 14. Ibid., p. 104.

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mito y acusa a Hemingway de embustero y mitómano. A través del modelo-Hemingway, modelo idílico, vamos descubriendo la otra cara de la moneda. El París ideal sólo es una visión intermitente, una como resurrección del sueño entre dos pesadillas. Este esquema literario del auto-engaño y del desengaño se asemeja a una imagen arquitectónica a la cual recurren Alejo Carpentier y Héctor Bianciotti: la vida del exiliado es como un edificio parisino cuya estructura vertical remeda el orden social. Arriba están las buhardillas y abajo los pisos de lujo de la burguesía. Cuando el exiliado vive "abajo", lo hace de casualidad, como colándose. Es un advenedizo. En realidad, le toca vivir "arriba", en "un rincón cerca del cielo", según reza un capítulo de La vida exagerada de Martín Romana. La otra cara de la moneda también presenta unos rasogs muy esquemáticos: mucha lluvia y mucho frío (recordemos las andanzas de Oliveira el día del concierto de Berthe Trépat en Rayuelo), mucha piedra gris, mucha roña, y un tufillo desagradable "que es la firma de París pero que al parecer sólo olemos los extranjeros", escribe Cortázar. En la visión negra del exilio, el infierno son los otros, o sea los franceses. De intentar dibujar la pirámide social francesa a través de las novelas del exilio, veríamos cómo en la base se encuentran los margenados: alcohólicos, vagabundos, locos, ancianitos abandonados, o sea el inframundo de la ciudad. En la cumbre se encuentran los universitarios, los editores y los propietarios inmobiliarios, que representan a la clase explotadora. La clase media la conforma la masa indiferenciada de los vecinos, de la cual se destacan estos sujetos temibles: las porteras. Los franceses anóminos, los vecinos, son grandes enemigos de la amistad nocturna y bullanguera y del amor extraoficial. De ahí las bromas provocativas de inspiración surrealista que en Libro de Manuel se gastan los miembros del grupo, armando escándalos en los lugares públicos en nombre de la libertad, de la autenticidad y de la verdad. De hecho, mientras permanecen unidos, los exiliados no lo pasan mal, consiguen resistir a la normalidad, al aburrimiento, a la monotonía. En cierto modo, asistimos a un cambio de signo, desde el joven Latinoamericano melancólico que sueña con irse a vivir a París, hasta el exiliado que va subiendo entre risas, bromas y valsecitos criollos una oscura escalera parisina bajo la mirada iracunda de su vecino francés. Pero a veces puede más la soledad y vivir en París se vuelve destino trágico. En un cuento de Julio Ramón Ribeyro, alguien decide recluirse en un manicomio, quién sabe si, como él lo dice, para vivir a costa del estado, o porque se ha vuelto loco de verdad. Otro, Carmelo Rosa, se suicida. Si bien es un refugiado político español, no deja de representar uno de los destinos posibles del exiliado abocado al fracaso. En Bryce Echenique también un Perunano se vuelve loco y se pierde entre las calles de la ciudad. Un emigrado español, por otra parte, se muere de pena, de tristeza y de cáncer. En uno de los dos desenlaces de La danza inmóvil, Santiago se tira al río Seine para huir de su propio fracaso. Recordemos también que Lonstein, el escéptico radical de Libro de Manuel, sobrevive lavando cadáveres de los frigoríficos del Instituto Médico-legal. El propio Martín Romaña, cuando no se refiere al ejemplo deslumbrante de Hemingway, cita la muerte de César Vallejo en París. De hecho, César Vallejo representa el eje nocturno, patético, fatídico del exilio literario en París. Aunque no están citados en ninguno de los libros que estudié, me pareció oír una y otra vez estos versos de Poemas humanos:

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"Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París - y no me corro tal vez un jueves, como es hoy, de otoño".

El tema del desengaño también tiene mucho que ver con la crítica de Europa. Quien más insiste en la crítica de Europa al retratar a París es Alejo Carpentier. Tanto por su amplia experiencia de París como por la extensión de su obra, Carpentier es un buen testigo del encantamiento y del desencanto de París. El alcance crítico de su obra es mayor, tal vez porque se interesara más en la historia. La línea divisoria en su obra, incluidas las crónicas, es la segunda guerra mundial. En las crónicas que redactó depués de la guerra, él mismo le quita al Montparnasse de los treinta su encantador color de rosa. De Montparnasse y de la vida parisina en general, Carpentier había enviado a los periódicos cubanos, ya en los años veinte, unos retratos entusiastas. Pero en las crónicas que redactó después de la guerra de España y de la segunda guerra mundial sobre aquel mismo Montparnasse de los años veinte y treinta, lejos de embellecer sus recuerdos, insistió en el hambre, en la miseria, en la falsedad del medio artístico, en los rencores y las rencillas políticas. Sólo entonces, sólo después de la guerra, parece recordar el miedo al fascismo y a la guerra próxima. La revisión del mito de París a la luz de la segunda guerra mundial - que Carpentier no vivió en Europa - es patente sobre todo en su novela La consagración de la primavera, en la cual se refiere también al París artístico y político de los años treinta. En dicha novela, después de insistir en las ilusiones de Enrique, el exiliado cubano, Carpentier desenmascara la ciudad. No basta con enumerar algunas proyecciones de la imagen de París en la narrativa del exilio. París, como ciudad literaria - o sea como ciudad dedicada a la literatura y como ciudad ficticia - no sólo es París. Es la ciudad, son todas las ciudades como espacio para perderse, para extraviarse, cosa propia de exiliados. Por esto es necesario que París sea a la vez un espacio definido e indefinido, como en el cuento de Cortázar El otro cielo. La experiencia del estar fuera, del estar en otra parte, es mucho más que una experiencia personal enraizada en la historia. Es una modalidad del ser, una tentación y a menudo una vocación. Da igual que un café esté situado en tal o tal esquina, que llueva a Buenos Aires, en Madrid o en el Barrio Latino. Los lugares son un espacio confuso, al margen de la geografía y de la topografía, porque el lugar del exilio no es esta u otra tierra, sino el destierro. La relativa indeterminación del espacio en la narrativa del exilio no es incompatible con las alusiones a calles y plazas reales, porque el marco de la narrativa del exilio es a la vez lo conocido y lo desconocido. Lo conocido, en el caso de París, es la ciudad heredada de los demás, de los turistas o de otros escritores. Lo conocido, además, para el lector europeo, es lo que él reconoce; de ahí la impresión de familiaridad e incluso de tópico. Lo desconocido es todo lo demás, todo lo que de veras importa, o sea lo que pueda ocurrir en una vida suspendida.

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Vallejo, César, Poemas humanos (1931-1937), Barcelona (Laia) 1985, p. 47.

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Bibliografía 1) Narrativa Benedetti, Mario, Geografías, Madrid (Alfaguara) 1984. Bianciotti, Héctor, El amor no es amado, Barcelona (Tusquets) 1983. Bianciotti, Héctor, La busca del jardín, Barcelona (Tusquets) 1978. Bianciotti, Héctor, Sans la miséricorde du Christ, Paris (Gallimard) 1985. Bryce Echenique, Alfredo, Tantas veces Pedro, Madrid (Cátedra) 1981. Bryce Echenique, Alfredo^ La vida exagerada de Martín Romana, Barcelona (Arcos Vergara) 1981. Bryce Echenique, Alfredo^ El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz, Barcelona (Plaza & Janés) 1985. Carpentier, Alejo, Obras Completas, vol. 6, El recurso del método, Madrid (Siglo XXI) 1984. Carpentier, Alejo, La consagración de la primavera, Barcelona (Plaza & Janés) 1986. Cortázar, Julio, Rayuelo, Buenos Aires (Sudamericana) 1972. Cortázar, Julio, Los relatos, vol. 3, Pasajes, Madrid (Alianza Editorial) 1979. Cortázar, Julio, Libro de Manuel, Barcelona (Bruguera) 1981. Cozarinsky, Eduardo, Vudú urbano, Barcelona (Anagrama) 1985. Levrero, Mario, París, Buenos Aires, (El Cid Editor) 1979. Mendoza, Plinio Apuleyo, La fuite des Andes (Años de fuga); trad. de Jacques Gilard, París (Ramsay) 1981. Ribeyro, Julio Ramón, Prosas apátridas, Barcelona (Tusquets), 1981. Ribeyro, Julio Ramón, La palabra del mudo, Lima (Milla Batres) 1973,2 vol. Scorza, Manuel, La danza inmóvil, Barcelona (Plaza & Janés) 1983. Vargas Llosa, Mario, La tía Julia y el escribidor, Barcelona/Caracas/México (Seix Barrai) 1981.

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2) Ensayos Bloch, Lise morhange, David Alper, Artiste et métèque à Paris, Paris (Buchet/Chastel) 1980. Carpentier, Alejo, Obras completas: vol. 8. et 9, Crónicas, México (Siglo XXI) 1986. Carpentier, Alejo, Chroniques, Paris (Gallimard) 1983. Carpentier, Alejo, Razón de ser, La Habana (Letras cubanas) 1980.

Berlín: ¿Ciudad latinoamericana? Karl Kohut Katholische Universität Eichstätt Preguntar si Berlín es una ciudad latinoamericana no parece, al principio, más que un mero recurso retórico. Desde luego, Berlín no lo es en el sentido concreto. Sin embargo, existe en esta ciudad una colonia de latinoamericanos que han llegado a ella por razones muy diversas. Entre ellos hay un número notable de escritores que han dejado testimonio de su vida en esta ciudad. Se suman a ellos escritores y artistas que han permanecido en la ciudad, en estadías pasajeras, invitados por diversos programas culturales. De este modo, Berlín ha llegado a ser una ciudad que ejerce cierta fascinación sobre los intelectuales latinoamericanos. A la imagen prevalente de una "ciudad sobria, ceniza, pesada, triste, llena de nazis"1 se sobrepuso otra, la de "una de las ciudades más divertidas", de la "ciudad más permisiva de Europa" y, para terminar con el superlativo de mayor alcance, la de la "ciudad más emblemática de Occidente".2 El propósito de este estudio es analizar las causas responsables de la transformación de la antigua capital alemana en un mito latinoamericano. Para ello, tuvimos que realizar una doble encuesta, lo cual se refleja en la estructura de este ensayo. Partiendo de la colonia latinoamericana en Berlín, presentaremos los datos fundamentales y trazaremos su vida cultural y literaria. En una aproximación antitética, partiremos de los textos y preguntaremos por los rasgos distintivos de la literatura escrita en y sobre Berlín (y por extensión Alemania). En la elaboración de este estudio, nos topamos con una serie de dificultades. La situación política de principios de 1989 parece ser poco propicia para investigar y escribir sobre este tema. Los factores políticos que determinan las condiciones de vida de la colonia latinoamericana en Berlín están cambiando rápidamente. Por un lado, parece que el período del exilio político latinoamericano está llegando a su fin con la caída de Stroessner en Paraguay y la caída previsible de Pinochet. Es significativo en este contexto el hecho de que Antonio Skármeta, el exilado latinoamericano más conocido en Alemania, haya regresado a Chile en enero de 1989, tras una estadía de catorce años en Berlín. Por otro lado, la discusión sobre el problema de los inmigrantes y exilados ha llegado a ser un problema de primer orden en la política alemana actual. Alemania se vuelve menos hospitalaria para con los extranjeros, y al mismo tiempo desaparecen, con la apertura democrática de América Latina, las razones políticas del exilio. Los dos factores se refuerzan mutuamente y obran juntos en el sentido de una desestabilización de la colonia latinoamericana en Berlín y en Alemania.

Fue ésta la imagen que los amigos de Ignácio de Loyola Brandáo le presentaron cuando se preparaba a pasar una temporada en Berlín. Ignacio de Loyola Brandáo, O verde violentou o muro. Vtsdes e alucinares alemás, Sao Paulo (global editora) 1984, p. 11. Collazos, Oscar, "Berlin, el 'vizconde demediado". Según las indicaciones del autor, el artículo fue publicado en más de 30 periódicos españoles e hispanoamericanos. Citamos según la impresión en el Heraldo de Aragón el domingo 17 de julio de 1988.

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Además, la investigación se ve dificultada por el hecho de que la colonia latinoamericana en Berlín es un fenómeno bastante reciente como hecho político-social e incluso más como hecho literario. Lo mismo vale para la inmigración y el exilio latinoamericano en Alemania. Por un conjunto de causas que aparecerá a lo largo de nuestro estudio, la colonia berlinesa ha adquirido una importancia especial, seguida de lejos por otros núcleos.3 Escribir sobre la literatura latinoamericana en y acerca de Berlín significa por eso escribir sobre un caso particular, pero al mismo tiempo sobre Alemania como país de inmigración y exilio en general. Todavía no existen estudios que tratan de la literatura latinoamericana en y sobre Berlín, de modo que trabajamos con un material virgen, con todo lo que esto pueda ofrecer de peligros, pero también de atractivos. Hay que mencionar, finalmente, las dificultades que surgen de la división política de la ciudad y de la existencia del tristemente famoso muro. El ámbito de este estudio se limita exclusivamente a Berlín Occidental y, por extensión, a la República Federal de Alemania, a pesar de que también en la parte oriental de la ciudad viven latinoamericanos, también entre ellos hay escritores. Pero por lo menos a primera vista, la división política de Berlín y Alemania se prolonga en la literatura latinoamericana. Los textos reunidos para este estudio poco hablan de la "otra parte" de la ciudad. Al final de su libro sobre Berlín, Loyola Brandáo explica su silencio sobre el "otro" Berlín con el hecho de que no vivió allí, que sus visitas pasajeras, a pesar de ser muchas, le dieron un conocimiento tan sólo superficial que no va mucho más allá de la impresión de una atmósfera diferente, más sobria y austera.4 No disponemos de los datos necesarios para decidir si la división de las dos colonias latinoamericanas es tan profunda como lo insinúan los textos. Una comparación de las dos comunidades y de su literatura sería de todos modos de sumo interés porque permitiría (tal vez) estudiar, casi como en un experimento de laboratorio, los efectos de contextos políticos e ideológicos opuestos. Pero esto sería el objetivo de una investigación mucho más amplia que la que pudimos realizar para este estudio. Tuvimos que acentuar los problemas y dificultades para explicar el carácter limitado, provisional e incompleto de este trabajo que no pretende ser más que un primer intento de presentar esta literatura, poco conocida en Alemania y tal vez aún menos fuera de ella. Según la estadística de la prefectura de Berlín,3 puesta amablemente a nuestra disposición, vivían en la ciudad en la fecha base del 30 de junio de 1988, 2.880 habitantes de origen latinoamericano o de las islas del Caribe;6 pero solamente una parte reducida de ellos

Recién apareció un volumen que documenta la presencia de autores latinoamericanos en Munich: Marco Alcantara (ed.), Liebe, Macht und Leidenschaft. Lateinamerikanische Autoren in München. Mit einem Vorwort von Ruber Iglesias, München (Edition Amauta im Centro Cultural Latinoamericano) 1988. Brandáo, L., O verde..., p. 271. Statistisches Landesamt Berlin (ed.), "Berliner Statistik. Statistische Berichte. Melderechtlich registrierte Einwohner in Berlin (West). 30. Juni 1988". El cuaderno apareció en noviembre de 1988. A estos datos fundamentales, la prefectura nos proporcionó datos adicionales que permiten descifrar la composición de la población extranjera de la ciudad. Los grupos más numerosos son los Chilenos (565), los Brasileños (520), los Peruanos (290), los Colombianos (254), los Argentinos (237), los Mexicanos (194), los Dominicanos (147) y los Bolivianos (138); las otras nacionalidades entran en esta estadística con cifras visiblemente inferiores a cien.

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- 352 - gozaba del privilegio de un permiso de estadía permanente.7 A los 2.880 latinoamericanos hay que sumar los 1.752 españoles y 666 portugueses, de modo que la población berlinesa de origen ibérico o latinoamericano alcanza la cifra de 5.298. Las cifras enumeradas son en algunos casos explícitas, en otras necesitan una explicación. De modo general, convergen aquí varias series de causas, parcialmente independientes entre sí, parcialmente interdependientes: por un lado, la necesidad de mano de obra barata, por parte de la industria alemana, y el atractivo de un país próspero y con una legislación liberal; por el otro, los exilados políticos a la huida de los tantos gobiernos represivos en todo el mundo, y los emigrados empujados por el hambre y la miseria. Las diferentes causas pueden rastrearse en la composición de los grupos de extranjeros en un país que, según Horacio Riquelme, están constituidos por cuatro elementos: los buscavidas, los transplantados, los exilados y los transhumantes.8 Sin embargo, falta en esta sistemática un elemento, negligible quizás en un estudio de índole político-sociológica, pero decisivo en un estudio literario (y, por este desvío, significativo también para un estudio sociológico): los intelectuales en el sentido más amplio, los escritores, artistas, profesores, periodistas. Es cierto que pueden pertenecer a cualquiera de los grupos mencionados, pero tienen tantos elementos en común que parece indicado reunirlos en un grupo aparte. Desgraciadamente, no disponemos de datos exactos para definir la parte numérica de los intelectuales en la comunidad ibérica y latinoamericana. Lo que sí es cierto es que las actividades artísticas y literarias que han surgido en ella dan fe de sus fuerzas creadoras. En 1978, Sergio Villarroel fundó el Centro Literario-Artístico Latinoamericano (clal), que publica los cuadernos literarios, llegados al número 6 en diciembre de 1988.9 Los cuadernos tienen como objetivo "informar de las actividades artísticas y literarias de nuestro mundo berlinés y a la vez dar la posibilidad, en nuestras páginas, a los nuevos autores que escriben en la lengua de Cervantes".10 Este centro funciona además como editorial que ha publicado libros de varios autores residentes en Berlín, entre ellos una Antología latinoamericana, presentada en agosto de 1987 en homenaje al 750° aniversario de la ciudad de Berlín.11 Junto a este centro, existe la SoEn este grupo privilegiado, es notable el componente chileno que con 130 asciende a casi el 38 % del grupo, seguido muy de lejos por los Argentinos (40), Brasileños (36), Peruanos (32), Colombianos (30) y Bolivianos (26). 8 Riquelme, Horacio, "Latinoamericanos en Europa. Experiencia de desarraigo y proceso de identidad psicocultural", en: H. R-, Ensayospsicoculturales, Buenos Aires (Ediciones Búsqueda) 1987, p. 163 -192. 9 El N° 1 apareció en julio de 1978 bajo el título Cuaderno literario taller NUEVO MUNDO-, más tarde, el título preservó tan sólo las primeras dos palabras. 10 Cuaderno literario, N° 6, diciembre 1988, p. I. 11 Lateinamerikanische Anthologie (Huldigung zur 750-Jahr-feier Berlins). Existen dos versiones en manuscrito, ambas publicadas por el Centro Literario-Artístico Latinoamericano (clal), la primera del febrero de 1987, en alemán, la segunda del agosto de 1987, bilingüe. En esta última, el Director (Sergio Villarroel) escribe a manera de prólogo: "Esta Antología es un trabajo de los escritores latinoamericanos agrupados en el Clal (Centro Literario Artístico Latinoamericano). Con la edición de esta Antología, de por cierto no completa, por motivos que no vale la pena mencionar, pretendemos cumplir dos objetivos: Primero: Celebrar los diez años de la fundación del Clal (24 de agosto de 1977). Segundo: Rendir un homenaje latino a esta bella ciudad en la celebración de sus 750 años. Berlín ha jugado un valioso rol en nuestras vidas, llámase como una segunda patria o como una excelente plaza de estudio o trabajo. Por todo esto, nuestro agradecimiento y obsequio de parte de nuestra labor cultural". Este prólogo es una muestra ilustrativa para el problema del público que discutimos más adelante.

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ciedad de los Artistas Latinoamericanos, dirigida por Waldo Alvizuri-Borda. Autores latinoamericanos colaboran en la Nueva Sociedad para Literatura (Neue Gesellschaft für Literatur), fundada en 1986, y que ha publicado en 1988 la Antología Aufenthalt. Collagen einer Stadt, lo que pudiera traducirse tentativamente por Estadía. Collages de una ciudad}2 En este libro, 33 de los 90 textos son de proveniencia latinoamericana. Completan la imagen de este pequeño mundo las librerías especializadas, tiendas, restoranes y boates. La expresión artística de la colonia latinoamericana en Berlín se vio favorecida por el clima cultural de la ciudad. Hay que remontarse a los legendarios años 20, cuando Berlín era uno de los centros artísticos del mundo. De esta época data la fundación del renombrado Instituto Ibero-Americano, hoy una de las bibliotecas especializadas en América Latina más grandes de todo el mundo.13 En los años de la posguerra, se fundó el Instituto Latinoamericano de la Universidad Libre de Berlín, que en pocos años se convirtió en uno de los principales centros de la investigación y la enseñanza sobre América Latina en Alemania.14 Hay finalmente una serie de iniciativas de las autoridades alemanas que se deben a la situación política precaria de la ciudad. Puesto que Berlín no pudo volver a ser, en la situación política de la posguerra, la capital de Alemania, ni de la Alemania Occidental (la Alemania Oriental ofrece una problemática distinta), el gobierno de la República Federal se esforzó en realizar en el campo cultural lo que no pudo hacer en el nivel político. En 1963 se fundó el "Programa de Artistas en Berlin" del Servicio Alemán de Intercambio Académico (Berliner Künstlerprogramm des DAAD), que permitió invitar a im número notable de artistas - escritores, pintores, escultores, músicos, cineastas - a pasar una temporada en Berlín, cuya duración oscila entre algunos días y más de un año.15 Muy recientemente, en septiembre de 1988, se fundó la Casa de las Culturas del Mundo (Haus der Kulturen der Welt), con el objetivo de mantener viva la presencia de la cultura mundial en esta ciudad.16 Finalmente, hay que mencionar los tantos festivales, congresos y eventos internacionales de toda índole, que culminaron, en cuanto a América Latina, en el 2° Festival de las Culturas del Mundo, conocido con el título Horizonte 82." Falta un último elemento. Por varias razones que sería largo de explicar aquí, Berlín atrae 12

Schulitz, Hedí, Wanjiru Kinyanjui, Alexandra Magk (eds.), Aufenthalt. Collagen einer Stadt, Berlin (Das Arabische Buch) 1988.

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Para la historia de esta institución, ver Hans-Joachim Bock, El instituto íbero-americano. Su origen y desarrollo, Berlin (Colloquium Verlag) 1964. (Miscellanea Ibero-Americana, 1).

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El LA.I. (Lateinamerikanisches Institut) obra como instituto autónomo dentro de la Universidad Libre de Berlín. Su cuerpo docente reúne profesores de literatura, historia, sociología, ciencias políticas, economía, arte y antropología. El programa está documentado en el volumen Stefanie Endlich, Rainer Höynck (eds.), Blicbvechsel. 25 Jahre Berliner Künstlerprogramm, Berlin (Argon Verlag) 1988. En una exposición de las tareas de la Casa de las Culturas del Mundo, puesta amablemente en el estado de borrador a nuestra disposición, se dice entre otras cosas: "La Casa de las Culturas del Mundo no será una empresa altruista. Perseguimos nuestros propios intereses porque sabemos que el carácter de nuestro mundo cultural alcanza la plena realidad tan sólo en el encuentro con otras culturas". Se buscarán contactos sobre todo con las culturas de Africa, Asia, América Latina y las Islas del Pacífico, preferentemente con las culturas de etnias minoritarias para las que generalmente es muy difícil mantener su identidad.

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El festival está documentado en el muy informativo Magazin Horizonte 82, editado por la Berliner Festspiele GmbH.

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a jóvenes que se sienten frustrados por el sistema político de la República Federal. Por ello, lo que se llama en Alemania la "escena alternativa" es más fuerte en Berlín que en el resto del país. Este sector marginal se distingue por varios rasgos de la sociedad alemana en general, entre ellos una apertura más grande hacia los grupos de extranjeros en el país. No se debe callar el hecho de que al lado opuesto de la sociedad alemana ha surgido recientemente un grupo con contornos poco definidos, caracterizado por una hostilidad creciente para con los extranjeros, sin que se pueda entrar aquí en la discusión del intrincado problema de causa y efecto. En términos generales, sin embargo, la existencia de la escena alternativa contribuye a crear en Berlín este clima de efervescencia intelectual que caracteriza la ciudad. Los diferentes factores revisados brevemente se refuerzan mutuamente. La existencia de la colonia latinoamericana constituye algo como una patria chica para los artistas invitados por los diferentes programas oficiales. Estos invitados, por su parte, contribuyen a mantener vivas las fuerzas creadoras de los que viven de modo permanente en la ciudad. El sector marginal alemán, finalmente, establece un lazo con la sociedad alemana e impide que la colonia se recluya en un ghetto. Estas indicaciones algo sumarias describen la situación en la que nace y crece la literatura latinoamericana en Berlín. Al mismo tiempo, describen su público. Como en toda colonia de exilados y emigrados, la vida cultural sirve en primer lugar para mantener y fortalecer la identidad del grupo en el medio ambiente extranjero. Las actividades del Centro Literario-Artístico Latinoamericano (clal) se inscriben visiblemente en este marco. Sin embargo, existen intentos no menos visibles de abrirse a este medio ambiente, establecer contactos y granjearse la comprensión y la simpatía para con su propia situación y la de sus países, sobre todo si éstos son asolados por una dictadura. Las dos antologías citadas arriba son un signo de esta apertura voluntaria. Varios escritores escribieron obras destinadas explícitamente al público alemán, entre los que cabe destacar a Antonio Skármeta. Hay que mencionar finalmente las campañas políticas con las que los exilados - apoyados en esta empresa por simpatizantes alemanes - intentaron despertar el interés de la población alemana. Pero desde luego, esta literatura sigue siendo literatura latinoamericana, de modo que se dirige también, desde la ciudad alemana, al público de los respectivos países de origen y de América Latina en general. Berlín, Alemania, América Latina: los tres públicos circunscriben esta literatura en círculos concéntricos y la definen en la misma medida que la situación de origen. Pero los tres públicos no se excluyen mutuamente. Escribir una obra para la comunidad berlinesa no la confina necesariamente a ella, lo que llevaría consigo la suposición tácita de que carece de interés para lectores en Alemania o América Latina. Sin negar la utilidad de la categoría del lector en el análisis de esta literatura, no hay que olvidar que las obras concretas sobrepasan las líneas circulares trazadas por la teoría. Las relaciones de los escritores con la comunidad y los diferentes públicos variarán, según se trate de exilados o emigrados de estadía prolongada, o de autores que compartan la vida en Berlín tan sólo por un período limitado, en general como becarios del Servicio Alemán de Intercambio Académico. Aquéllos pertenecerán a la comunidad latinoameri-

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cana en Berlín y se dirigirán con cierta preferencia a ella, éstos quedarán más o menos al margen y escribirán para el público latinoamericano. Pero estas suposiciones teóricas que parecen tan lógicas a primera vista no corresponden siempre a la realidad. La estadía permanente no significa necesariamente que el autor se integre a la comunidad, a pesar de que las condiciones de vida sean parecidas, porque se dan casos (bastante frecuentes) en que los autores mantienen conscientemente cierta distancia; además, la coherencia del grupo debería ser establecida previamente por una investigación sociológica. Y la estadía pasajera no significa necesariamente la distancia para con el grupo. Aparte de factores personales, hay que contar con el hecho de que algunos de los becarios eran exilados que vivían ya fuera de sus patrias, lo que les asemejaba, en cuanto a su situación existencial, a los exilados y emigrados de Berlín. Pero estas reservas tan sólo limitan el alcance del criterio de la estadía prolongada o pasajera, no lo invalidan del todo, de modo que lo usaremos para distinguir los dos grupos de escritores cuyas obras forman el Corpus de este estudio: 11 escritores de estadía prolongada18 y 19 de estadía pasajera.19 Los dos números deben entenderse como aproximativos porque en ambos casos se trata de grupos inestables y abiertos, de modo que los números reales son presumiblemente más elevados. Pasamos, pues, de la descripción sociológica y la reflexión teórica a la praxis literaria. El argentino Osvaldo Bayer pertenece al grupo de los exilados políticos y vivió durante los aáos de la última dictadura argentina en Berlín. En 1984, publicó con Juan Gelman el escueto volumen Exilio, al que contribuyó con tres ensayos.20 El primero de ellos, "Residencia en la amada tierra enemiga", escrito en 1979, traduce ya en el título la relación ambigua del autor con Alemania. Exilarse en este país significa para Osvaldo Bayer el "repentino regreso a los ancestros" (p. 45), que habían llegado, en el siglo pasado, del campo tirolés a la pampa argentina. Por lo tanto, Alemania significa para él, a la vez, extranjero y patria. No puede tener "una imagen aséptica e impersonal de Alemania sino que lo percib[e] todo revuelto"; vive en "la confusión de vivir aquí [en Alemania] y pensar allá [en Argentina], de mezclar todo, de aplicar lo que ocurre en [su] país a la experiencia alemana" (p. 47). El ensayo nace de la relación íntima que establece entre los dos países en su fuero interno: Qué paralelos los caminos de los pueblos. Qué parecido el destino de sus intelectuales. Las mismas reacciones a pesar de diferencias de culturas y latitudes: los mártires, Karl von Ossietzky y Rodolfo Walsh, Erich Mühsam y Haroldo Conti; la diáspora y el crepúsculo constante del exilio; la muerte civil 18

Tomamos como base los autores reunidos en las dos antologías citadas: Carlos Alberto Azevedo (Brasil), José Barrera Gonzales (Guatemala), Martha Gantier-Balderrama (Bolivia), Maureen Herzfeld (Uruguay), Annabel Saavedra (Colombia), Jaime Eduardo León Triana (Colombia), José Luis Vergara (Chile), Sergio Villaroel (Chile), Gonzalo Villa-Ruiz (Perú), y añadimos a Osvaldo Bayer y Antonio Skármeta. El número corresponde a los becarios del Programa Artistas en Berlín del Servicio Alemán de Intercambio Académico entre 1963 y 1988: Joáo Antonio (Brasil), Homero Aridjis (México), Antonio Avaría de la Fuente (Chile), Ignácio de Loyola Brandáo (Brasil), Fanny Buitrago (Colombia), Antonio Callado (Brasil), Antonio Cisneros (Perú), Oscar Collazos (Colombia), Autran Dourado (Brasil), Jorge Edwards (Chile), Luis Payad (Colombia), Rubem Fonseca (Brasil), Cristina Peri Rossi (Uruguay), Sergio Ramírez (Nicaragua), Gonzalo Rojas (Chile), Luis Rafael Sánchez (Puerto Rico), Nicolás Suescún (Colombia), Hernán Valdés (Chile), Ricardo Wilson (Chile). Además fueron invitados 36 pintores, escultores, músicos, cineastas y arquitectos. No incluimos a los escritores y artistas de origen español o portugués. (Según S. Endlich... (eds.), Blickwechsel..., p. 402-405.

20

Gelman, Juan, Osvaldo Bayer, Exilio, Buenos Aires (Editorial Legasa) 1984.

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Berlín: ¿Ciudad latinoamericana? y la cárcel, y los otros, siempre presentes y dispuestos, los que obtienen los premios en los años de las dictaduras, y esos otros, los que sirven de coartada a los dictadores, los que tienen siempre a disposición los diarios y radios y se permiten hacer críticas al régimen pero no tanto. Son los que concurren a almorzar con el mandamás de turno. Pero cuando éstos caen, escarban desesperadamente en sus escritos para demostrar que estuvieron en la 'resistencia' (p. 49).

Osvaldo Bayer ve dos influencias decisivas contradictorias: el militarismo y el utopismo de los intelectuales socialistas. Es la primera la responsable de la ira apasionada que domina los tres ensayos. "Antes de 1945 - escribe - en la Argentina se nos metía en la cabeza desde chicos la cultura francesa, la economía inglesa, el modo de vivir americano y el militarismo alemán" (p. 55). Insiste con énfasis doloroso en el hecho de que Alemania fue el país - como escribe - "que hizo posible en el Tercer Mundo ejemplares tan definidos como todos esos militares argentinos, chilenos y bolivianos que se formaron en las academias prusianas hasta 1945" (p. 57). En el segundo ensayo - "El cementerio de los generales prusianos" - relata la visita a un cementerio berlinés y reflexiona sobre las enseñanzas nefastas de los militares prusianos que llegaron al Cono Sur - el general Korner en Chile, el coronel Arendt en la Argentina, el general Kundt en Bolivia - que introdujeron este "ridículo e irracional militarismo en países que hubieran podido ser ejemplos de paz y convivencia para el mundo entero" (p. 89). Osvaldo Bayer comparte la opinión de aquellos que trazan una línea directa del militarismo prusiano a los horrores del nazismo. En el patio interior de su casa en Berlín, encuentra por casualidad un saco de cartas que un pastor protestante escribió a sus feligreses desde el frente en los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial, y donde expresa su orgullo de poder participar en la gran lucha del pueblo alemán (p. 68). Y comenta: Con este trozo epistolar encontrado en un patio interior de Charlottenburg comprendo más lo ocurrido con el pueblo alemán de 1933 a 1945 que leyendo diez tomos de historia y sociología. Aquí el heroísmo se mezcla con la irracionalidad; la perversión, con el sentido del deber; la abyecta obediencia al Estado con el odio a otros pueblos, y la agresividad y la perfidia cubierta con una débil capa de pureza superficial. Y ésta es la llaga siempre abierta de Alemania. Esas cartas son más actuales de lo que creemos. Este Berlín herido de muerte está lleno de testigos mudos de algo que ocurrió, que todos saben que ocurrió y que es un fantasma que no sorprende al pasar por frente a los muros de las antiguas casas, frente a cada árbol de tronco grueso, frente a cada hombre y cada mujer de cabellos blancos. (p. 69)

Al mismo tiempo, Osvaldo Bayer considera responsable al militarismo prusiano transplantado a América Latina, de las tantas dictaduras militares del Cono Sur. El nazismo alemán y las dictaduras latinoamericanas serían entonces primos hermanos. Por eso siente esa cólera impotente ante la ingenuidad (si no mala voluntad) de los políticos alemanes de todos los partidos - Cristianodemócratas, Socialdemócratas, altos funcionarios sindicalistas - que viajan a la Argentina y defienden después la dictadura (p. 60s, 63-66). Sin embargo, Alemania significa para Osvaldo Bayer también una esperanza fundamental. No fue el militarismo el único artículo de exportación. A finales del siglo XIX, fueron los socialdemócratas que habían huido de la represión antisocialista de Bismarck quienes formaban parte de los que prepararon el terreno para el movimiento obrero argentino (p. 91). Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania fue para los pueblos de la periferia del mundo la "esperanza de los utopistas", de los que esperaron de este país "el gran paso adelante que mostrara un camino para dejar de lado la obscenidad del capitalismo y de un comunismo impregnado de un despotismo asiático que no [les] servía de modelo" (p. 53). La reacción violenta del autor se explica en gran parte por esta esperanza que ve

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frustrada en el desarrollo posterior de Alemania, el llamado milagro alemán que condujo a una Alemania "del cemento, del consumismo, del hartazgo" (p. 60). En esta situación, sus esperanzas se dirigen hacia un regreso a la utopía, y se pregunta si los alemanes serán capaces de hacerlo (p. 55). Lo que nutre estas esperanzas es el ejemplo dado por los intelectuales de lengua alemana, los Walter Jens, Max Frisch, Heinrich Boíl, Peter Handke, Rolf Hochhut, Hans Magnus Enzensberger y los otros que se oponen a la confusión de los valores, son los jóvenes como Elisabeth Kasemann, hija de un pastor de Tübingen, que se cuenta entre los desaparecidos de los años del proceso, (a ella va dedicado el tercer ensayo del volumen: "Ante la tumba de Elisabeth Kasemann"). Es precisamente la coexistencia de estas dos tradiciones antagónicas, el militarismo y el utopismo intelectual, la que le hace sentirse a Osvaldo Bayer en Alemania como en casa, y no comprende "ese eterno sich-nicht-zu-Hause-fühlen, ese no-sentirse-como-en-la-propia-casa de los intelectuales alemanes" (p. 75). Porque en la coexistencia de las dos tradiciones reside para él todo lo humano. Lo demasiado humano: "Como en todas partes del mundo. Pero todo más perfilado, más definido, más peligrosamente ingenuo" (p. 75). Lo que prevalece en lo que Osvaldo Bayer llama su imagen final de Alemania es la tradición utópica, la defensa de la república, a la que corresponde la recuperación de la república en la Argentina, lo cual conduce a palabras casi hímnicas: República, la bella palabra, la de la trinidad utópica, la única santísima trinidad que puede salvar a esta humanidad tan amenazada: libertad, igualdad, fraternidad. Una utopía que conmovió al mundo y que puede ser llevada a cabo porque es un producto del pensamiento humano, (p. 83)

La imagen que Osvaldo Bayer traza de Alemania es violenta y puede parecer en algunos puntos exagerada o incluso injusta, lo que se explica tal vez por un amor decepcionado. En oposición a las características generales del exilio, no se siente abrumado por lo desconocido, la pérdida de la identidad, el aislamiento y la soledad. El exilio se vuelve crítico para él por un exceso de identificación con el nuevo país, el descubrimiento que no tiene una sino dos patrias, unidas en sus horrores y sus esperanzas. Vive en Berlín, pero la ciudad le sirve tan sólo como punto de arranque para reflexiones de mayor alcance, como en el caso del cementerio de los generales prusianos o de las cartas encontradas en el patio de su casa en Charlottenburg. Antonio Skármeta fue exilado político como Osvaldo Bayer. Vivió 14 años en Berlín, pero se consideró todo este tiempo como estando de paso. Esta postura se debe tal vez al hecho de que Alemania no fue el país de exilio elegido deliberadamente, sino por un mero azar.21 De todos modos, la relación de Antonio Skármeta con Berlín y Alemania es mucho menos emocional que la de Osvaldo Bayer. Entre los escritores latinoamericanos exilados en Alemania, fue el que más se había integrado al mundo literario alemán, pero quien al mismo tiempo siguió orientándose en América Latina. Así se explica que Berlín y Alemania aparezcan raras veces en las obras escritas durante los años del exilio. Visto desde fuera, puede parecer que se adaptó sin mayores dificultades al medio ambiente Pagni, Andrea, "Entrevista con Antonio Skármeta", en: Discurso literario V, 1987, p. 57-73; nos referimos a la p. 60s). La entrevista apareció por primera vez en Titus Heydenreich (ed.), Der Umgang mit dem Fremden, München (Wilhelm Fink Verlag) 1986. Lateinamerika-Studien 22), p. 197 - 210, bajo el título "Antonio Skármeta: Inventando a Berlín".

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alemán. Su novela corta No pasó nada (Nixpassiert en la traducción alemana) hace presumir que la realidad no fue tan simple.22 La obra narra la historia de un joven chileno que llega con sus padres a Berlín, después del golpe militar de 1973. Describe la miseria inicial, la desesperación de la derrota, el hambre, el aislamiento, la incomunicación. Gradualmente, el joven se adapta, aprende, gana amigos. Este proceso es doloroso y comporta momentos violentos, pero termina de modo feliz porque el joven no se deja intimidar y consigue mantener su identidad frente a los niños alemanes. La separación inicial de exilados y {demanes es superada al final porque no se basaba en la mala voluntad de los alemanes sino que fue el efecto de la incomprensión e incomunicación mutuas. Sin decirlo explícitamente, la obra transmite la enseñanza de que no debe recluirse en la autocompasión, sino abrirse al otro sin perder la propia identidad. En algunos artículos y entrevistas, Antonio Skármeta ha reflexionado sobre su exilio en Alemania. De ellos nace la imagen de un país "donde los problemas esenciales, por lo menos para un latinoamericano, están resueltos" y donde el peligro nace precisamente de este éxito que deja a las generaciones siguientes "escaso campo de acción".23 Vivir en Alemania le parece extremadamente atractivo para un intelectual, puesto que hay "una amplia minoría sensible a los problemas de otros mundos, [...]. Hay una minoría interesada en que haya justicia, democracia y libertad, no solamente en este país sino en los países latinoamericanos, en los países asiáticos y africanos. Esa gente le hace sentir a uno que los ideales por los cuales una gran masa de intelectuales se tuvo que ir al exilio y abandonar sus países, son ideales compartidos y generalizados. De alguna manera dentro de esta amplia minoría uno encuentra una casa, un hogar".24 Berlín lo atrae de modo especial precisamente por esta minoría alternativa,25 lo atrae porque tiene una identidad quebrada, lo que significa un desafío para el escritor. La ciudad no le ofrece una sola cara sino muchas. La única respuesta posible se da entonces a través de la fantasía: el escritor debe inventar su propia ciudad.26 El exilio alemán fue para Antonio Skármeta un tiempo de aprendizaje, el comienzo de un diálogo con la cultura alemana, tan avasalladora al principio que le resultó a veces difícil mantener su propia identidad.27 Al mismo tiempo, adquirió cierta disciplina en la expresión sin perder por ello la fantasía algo desordenada que caracterizaba su obra anterior.28 En estos puntos coincide con el concepto de exilio que había sostenido Cortázar en los Skármeta, Antonio, No pasó nada, Barcelona (Editorial Pomaire) 1980. La versión alemana apareció con el título Nixpassiert, Reinbek bei Hamburg (Rowohlt) 1980. Con base en esta novela corta, Skármeta escribió el guión de la película "Aus der Ferne sehe ich dieses Land" (Desde la lejanía veo este país). 23 24

Pagni, A., "Entrevista...", p. 63. Skármeta, Antonio, "Jóvenes escritores latinoamericanos en Alemania: como sienten y expresan su experiencia", en: Iiiana L. Sonntag (ed.), Intellectual Migrations-, Transcultural Contributions of European and Latin American Emigres, en: SALALM XXXI, University of Wisconsin 1987, p. 360-366; la cita está p. 360).

25

Pagni, A., "Entrevista...", p. 62.

26

Ibid., p. 64.

27

Zapata, María Rosa, "Seit zwölf Jahren auf der Durchreise. Ein Interview mit dem chilenischen Schriftsteller Antonio Skármeta", en: Tagesspiegel, Berlín, 28 de febrero de 1988, anejo dominical "Weltspiegel", p. 1; se trata de la versión abreviada de la entrevista que apareció en la versión original en la revista peruana Quehacer en noviembre de 1987. 28 Pagni, A., "Entrevista...", p. 67.

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últimos años de su vida. En términos generales, Antonio Skármeta representa el tipo de exilado que se abre al nuevo medio ambiente sin perder su identidad, y que intenta aprovechar las pocas ventajas que le ofrece una situación dolorosa. La obra escrita en estos años no muestra - salvo excepciones - las características comunes de la literatura del exilio. Sin embargo, éste influye de una manera más sutil en la escritura de estos años, según la evaluación del propio autor. Sólo investigaciones futuras mostrarán hasta qué punto esta impresión puede ser corroborada por el análisis literario. Es muy instructivo cotejar las obras de los exilados Bayer y Skármeta con las de dos becarios brasileños del Servicio Alemán de Intercambio Académico. Se trata de Ignacio de Loyola Brandáo que vivió en Berlín por un año y medio, y de Joáo Antonio cuya estadía se redujo a ocho meses. Ya discutimos antes los elementos por los que difieren y se asemejan teóricamente las situaciones de exilados y becarios. El análisis de las obras de los cuatro autores nos permite revisar las reflexiones teóricas basándonos en casos concretos. La vivencia de Ignacio de Loyola Brandáo se opone en casi todos los puntos esenciales a la de Osvaldo Bayer y se asemeja en muchos a la de Antonio Skármeta. De las experiencias de su estadía en Berlín nació el libro O verde violentou o muro que es algo como un diario de viaje donde anota sus vivencias y observaciones, en una mezcla de elementos narrativos, reflexivos y líricos. Loyola Brandáo llega a una ciudad y una cultura desconocidas, con un dominio precario del idioma. Pero supera rápidamente estos obstáculos iniciales, movido por una curiosidad insaciable que le hace recorrer la ciudad en todas las direcciones y observarlo todo hasta detalles mínimos pero significativos. De este modo, la ciudad y sus habitantes se convierten en el segundo protagonista del libro, en oposición dialéctica al yo del observador. Berlín es para él una ciudad enigmática que le ofrece llaves y encuentros consigo mismo (p. 133), conociendo la ciudad llega a un conocimiento más profundo de sí mismo. Y puesto que, por un procedimiento conocido de la percepción, lo que más llama su atención es lo que más se distingue de su patria, este libro sobre Berlín es también un libro sobre el Brasil. Esa percepción contrastiva de la realidad berlinesa y brasileña (sobre todo de Sao Paulo) empieza con observaciones menudas y llega hasta profundidades existenciales. Caminando al borde del Landwehrkanal, extraña el hedor de las aguas urbanas en el Brasil (p. 15). Viajando por el sur de Alemania, le llama la atención el orden minucioso y la limpieza del paisaje (p. 154). En el período de su estadía en Alemania, ocurrió en Berlín un gran escándalo. Un renombrado arquitecto alemán había estado envuelto en un caso espectacular de corrupción. El arquitecto huyó, y Loyola Brandáo comenta: Igual ao Brasil, pensei. Meu segundo espanto: por que fugir? No Brasil, os golpistas de alto porte náo fogem e aínda sáo premiados com belos cargos, (p. 51)

Más tarde, su espanto crece cuando se entera de que el gobierno alemán consiguió la exVer sobre todo los textos reunidos en el volumen Julio Cortázar, Argentina: Años de alambradas culturales, Barcelona (Muchnik Editores) 1984. Cf. además la entrevista con el autor de este estudio en Escribir en París, Frankfurt (Verlag Klaus Dieter Vervuert), Barcelona (Hogar del Libro) 1983, p. 193-232).

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tradición del arquitecto, en el momento que había sido descubierta su moradía en las Bahamas. Y Loyola Brandáo nota: "Morri de inveja" (p. 52). Al principio, la palabra seguridad (Sicherheit) le habfa parecido una obsesión alemana. Pero a lo largo de su estadía vivió situaciones que le hacían apreciar la seguridad: podía caminar solo por la noche sin tener miedo, no se preocupaba demasiado de si había dejado abierta una ventana (p. 121), durante el año y medio de su estadía en Berlín había visto una sola riña en la calle, y ésta de una violencia muy mitigada (p. 206). Junto a estas comparaciones implícitas ventajosas para Alemania, son relativamente pocas las que hacen aparecer a este país en una luz menos positiva. En el tren, nota que cada uno de los viajeros saca su propio pan para la merienda sin ofrecer nada a los coviajeros. Cada uno come aislado, y los otros desvían la vista (p. 51). Niños que juegan, saltan, gritan y cantan en la calle sólo se ven en los barrios de los extranjeros (p. 150). Es éste el otro lado del milagro alemán: durante 35 años, Alemania ha crecido política y económicamente; los trabajadores se cuentan entre los mejor remunerados y con menos horas laborables en el mundo; el Estado está bien organizado y distribuye la riqueza de un modo razonablemente justo. Sin embargo, todo este bienestar desemboca en cierta deshumanización y un Kulturpessimismus general (p. 146, 208, 210). Y Loyola Brandáo se pregunta: "Alemanha, por que tanto medo do futuro?" (p. 278). Es frente al paisaje limpio y ordenado del sur de Alemania que encuentra una primera explicación: "[Os alemáes] depuraram, filtraram, acertaram, poliram, cristalizaram. E agora? Para onde ir? O que fazer?" (p. 154). Como Antonio Skármeta, ve la causa de este sentimiento de frustración en el éxito mismo del desarrollo económico del país. Pero aquí se asoma un problema más: los alemanes han desarrollado sus facultades técnicas y descuidado la parte emocional de su personalidad. La visita del campo de concentración de Dachau significa para él una sacudida existencial que abre un nuevo período de su comprensión de Alemania. Se pregunta cómo fue posible que ninguno percibiera el hedor de carne humana quemada, puesto que el campo de concentración estaba situado en las proximidades de la ciudad. Ya no puede aceptar la afirmación de que el pueblo alemán no sabía nada. La visita le deja perplejo (p. 183 188). Un año más tarde, sale en Fortaleza de uno de los mejores restoranes de la ciudad después de una suntuosa comida. Ve la turba de mendigos que pide limosna o comida y pasa indiferente, como lo hacen todos en cualquier ciudad brasileña. Entonces el amigo alemán que le había invitado a la comida le pregunta: Voces sabem dessa miséria toda, e das pessoas que morrem de fome. B fazem o qué? Os jomáis estáo cheios de noticias sobre eles, e também a televisáo. Esses retirantes esfaimados povoam as casas todas as noites, através dos telejornais. E quem levanta um dedo?' De repente, entendía a pergunta, a alusáo ao siléncio dos alemáes diante do problema judeu. Na Alemanha deixavam morrer nos campos de concentrado. No Brasil, deixamos morrer na casatinga, na favela, no interior amazónico, com a mesma impassibilidade. (p. 189)

La indiferencia de los brasileños frente a la miseria le hace comprender la indiferencia de los alemanes frente a los campos de concentración. Loyola Brandáo explica, no disculpa.

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En el período de la estadía de Loyola Brandâo en Berlín, se hacen visibles los síntomas de una crisis y él se da cuenta de ello. Hay desempleo, hay un conflicto de generaciones, crece un sentimiento nacionalista con tendencias peligrosas hacia la xenofobia o incluso el racismo. Pero Loyola Brandâo ve también los signos de una vitalidad sorprendente que se expresa para él mejor en los movimientos de los verdes, los pacifistas y los alternativos, que a pesar de la falta de un programa político preciso representan la tentativa de buscar nuevos caminos. En la estructura rígida y conservadora de la sociedad alemana, estos movimientos asumen - como escribe - el papel de anticuerpos que ponen en alerta el cuerpo social (p. 210s). A veces se mofa discretamente de esta convivencia extraña como en el caso del punk quien a media noche, en una calle desierta, espera la señal verde para cruzar (p. 64), pero en general esta ambigüedad le parece ser el mayor atractivo del país. Es sobre todo la existencia de los movimientos alternativos en Berlín que convierte esta ciudad en un símbolo del futuro: Berlini dá um tom á Alemanha, quebra a rigidez. Penso que é urna cidade que pode modificar um modo de vida fechado, racional, dirigido. Berlim em funçâo de sua situaçâo-enclave acabou sendo, por mais paradoxal que isto possa parecer, urna cidade sem medo, que avança sobre tudo. Há quem diga que à maneira dos suicidas. Cidade kamikaze. Acho que tanto Berlim quanto Munique sSo lugares que podem amaciar, que tornam o irracional urna tentaçâo e enfim urna realidade, (p. 198)

Berlín le parece ser la ciudad clave para los años ochenta, lo que habían sido Londres y Nueva York en la década anterior (p. 244). ¿Y el muro?, se pregunta. Loyola Brandâo ve dos muros, el uno que pertenece a la realidad exterior, el otro metafisico que separa a los alternativos del resto de la sociedad. Y tiene una premonición curiosa, de que o destino desta cidade é, um dia, ser inteiramente alternativa, civilizaçâo nova, construida e reciclada intramuros. Sociedade que vai oferecer ao resto da Alemanha e quem sabe do mundo ocidental urna nova proposta. Tudo ainda é laboratòrio, testes, provas. Se nâo vier a destruiçâo total, Berlim poderá ser cidade estrela, a que vai nos ensinar a viver, (p. 243)

En la realidad actual, sin embargo, el muro sigue siendo un símbolo universal de separación y de aislamiento, del muro dentro del hombre moderno, entre las generaciones, entre razas, entre desarrollados y subdesarrollados, socialismo y comunismo, el nordeste del Brasil y el resto del país, los barrios residenciales en las ciudades y las favelas. El muro está en todas partes (p. 256). De este modo, Berlín se convierte para Loyola Brandâo en un símbolo de nuestro mundo, que reúne en una síntesis las esperanzas en un futuro mejor y la amenaza de la degradación. Pero el tono del libro es optimista: Loyola Brandâo no pasa por alto los lados oscuros de la ciudad, pero queda convencido de que vencerá la luz o, para parafrasear el título, que el verde vencerá el muro. Mucho menos entusiasmado quedó Joâo Antonio que publicó sus impresiones sobre Berlín recientemente.30 Resume sus impresiones en las dos frases iniciales: "Ocho meses sin sol. Me aburro" (p. 64). El clima frío del otoño e invierno le parece "siberiano", y los días "plomizos y ventosos" (64) lo hunden en una profunda melancolía:

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Antonio, Joáo, "Malagueta en Berlín: ocho meses sin sol", en: Nuestra Am¿rica/Nossa América N° 1, Sáo Paulo, marzo-abril 1989, p. 64-71.

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Berlín: ¿Ciudad latinoamericana? Un otoño y un invierno seguidos en Berlín dejan un sabor de ceniza. Peor, me imponen la temible accidia, palabra latina medieval que designa melancolía y pereza, comienzo de impotencia, flojera, debilidad física e intelectual. Si alguien prefiere puede llamarla de otra manera: acedía. Para mí es una enfermedad. E indica una vejez precoz." (p. 70)

A la dureza del clima corresponde la morosidad de los alemanes que le parecen tristes, punto en que insiste repetidamente: Esta ciudad no tiene inclinación para la alegría [...] ¡Dios mío, cuánta infelicidad en medio de tanta abundancia! Un subdesarrollado no puede entender todas esas caras ensimismadas, al final todos consumen, consumen, pero continúan tristes. Y cómo consumen. [...] No hay humor en este país, ni en la televisión, ni en la radio, ni en la prensa escrita, (p. 66,67,69)

Joáo Antonio no ha encontrado en Berlín esta efervescencia que tanto ha entusiasmado a otros, tanto becarios como exilados. Los estudiantes de Berlín le parecen pedantes (p. 66). La cultura de la ciudad como la de Alemania "no vive - como escribe - sus momentos más fértiles, generosos de creatividad" (p. 71). Berlín es para él la ciudad del consumo triste, ciudad "ostensivamente transformada en vidriera capitalista, norteamericanizada, descaracterizada en Germania"(p. 71). Y ¿el muro, esta "aguda herida abierta"? El muro ha sido convertido, como piensa, en una atracción turística. Nadie se hizo la pregunta que "realmente debería hacerse: ¿se perdió la guerra o se venció al nazismo?" (p. 71) Joáo Antonio, parece, no pudo o no quiso rebasar esta frontera invisible que lo separó de la ciudad donde vivió por ochos meses. La distancia interior es más emocional, hasta visceral que racional. Es significativo el hecho de que cita al chileno Víctor Farías quien tras vivir por 20 años en Alemania le dijo "que es imposible la adaptación de un latinoamericano en Alemania" (p. 69). El interés de los cuatro casos discutidos reside sobre todo en la visión del medio ambiente berlinés y alemán a través de la conciencia de escritores latinoamericanos, y en la repercusión del encuentro en su obra. Es difícil hallar un denominador común. Berlín, parece, atrae y rechaza, entusiasma y deja frío. Sin embargo, y a pesar de las palabras citadas de Víctor Farías, son muchos los latinoamericanos que comparten cierta experiencia que la novelista colombiana Fanny Buitrago, otra becaria del Servicio Alemán de Intercambio Académico, expresó en una carta que nos escribió, con las palabras de que en Berlín "tuvo un encuentro con[s]igo misma", que no es la misma persona depués de haber vivido en esta ciudad. Destaca la impresión duradera que le ha dejado el contacto con los exilados latinoamericanos y con los jóvenes berlineses por "esa franca apertura [...] hacia el extranjero y [...] sus firmes deseos por una tolerancia y una convivencia mucho mayor en el futuro". En la última parte, invertiremos los términos buscando las huellas de Berlín (y por extensión Alemania) en las obras escritas en esta ciudad o inspiradas por ella. La obra narrativa más importante en este contexto es la novela El anfitrión, del chileno Jorge Edwards, exilado y becario del Programa de Artistas en Berlín.31 La novela retoma la tragedia del Faust, obra cumbre de la literatura alemana. El Faust de Goethe era un buscador insa31

Edwards, Jorge, El anfitrión, Esplugues de Llobregat (Plaza y Janés Editores) 1987.

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ciable del saber, siempre frustrado por las limitaciones humanas y que vendió su alma al diablo para que éste le sirviera durante los años de su vida. El Faust de Jorge Edwards se llama Faustino y es exilado chileno residente en Berlín del Este, debido al Partido Comunista al que pertenece, lo que no impide excursiones al oeste de la ciudad. Es en un Café del Kurfürstendamm donde se le acerca el diablo bajo la forma de un excompañero de los tiempos de Salvador Allende. El diablo moderno no está interesado en almas sino que colecciona pasados. Quiere obtener el pasado de Faustino y le ofrece otro a cambio. El interés particular del diablo reside en el hecho de que busca un candidato político que pueda integrar la oposición chilena y derrocar a largo plazo al dictador, y Faustino ofrece en su personalidad las cualidades humanas necesarias de modo ideal. Pero claro está que su pasado de militante izquierdista impediría de antemano el éxito. Por eso, el diablo le ofrece un pasado escogido cuidadosamente: Habrá hecho el servicio militar y tendrá amigos fieles en las Fuerzas Armadas. [...] Será católico observante, porque eso del laicismo y de la masonería ya se pasó de moda, sí, señor, y por eso, entre otras razones, estoy de vuelta [es el diablo quien habla], [...] Será católico, amigo del Obispo, y sensible a los problemas de los pobres, de los desvalidos, (p. 116s)

Faustino sucumbe finalmente a la tentación. Será católico y presidente. La obra es una farsa satírica calcada sobre el modelo de la tragedia alemana. La importancia de la novela en el contexto del exilio reside menos en el colorido local berlinés, por lo demás bastante preciso, que en la transplantación de uno de los grandes mitos de la literatura alemana al medio latinoamericano. Habría que mencionar aquí la novela corta No pasó nada, discutida ya en otro contexto, y algún que otro momento doloroso en un cuento. Así en el cuento Meu duplo de Carlos Azevedo, exilado brasileño que se ha quedado en Berlín como profesor de portugués en la Universidad Libre.32 El cuento comienza con un momento de horror: Urna vez perguntei-me em alemáo quem eu era. Senti-me estranho. NSo reconheci a minha voz rouca e familiar. Era a voz do outro que ousou perguntar quem eu era. Mas náo há outroü? Eu so eu, apenas eu. E mais ninguém. (p. 13)

El narrador se contempla en el espejo: es él y no hay otro; sin embargo, no alcanza a oir las palabras que saltan de su boca como ranas enloquecidas. El cuento gira en torno a la esquizofrenia del exilado que empieza con la dualidad del lenguaje y llega hasta la escisión de la personalidad. Maureen Herzfeld, uruguaya que vive en Berlín desde 1979, narra en el cuento La ciudad de mis sueños la historia de una mujer hija de emigrantes alemanes en América Latina que desea desde su infancia vivir en Berlín, la ciudad natal de sus padres; una vez en Berlín, se imagina la historia de su vida al revés: es una niña en Berlín que dice a su padre en alemán: "Un día voy a ir a América" (p. 33). El cuento refleja la pérdida de la patria; la protagonista no se encuentra en casa en ninguna parte: en América Latina, añora Berlín, y en Berlín, América Latina. 32

El cuento "Meu duplo" se encuentra en el volumen Carlos A. Azevedo, Quimeras. Fragmentos & Histórias, Sabará (Edi?òes Dubolso) 1988, p. 13s. Recientemente, Carlos A. Azevedo se mudó a Hamburgo, donde prepara un libro sobre su nuevo domicilio que llevará el título Balada da Cidade Chuvosa. Publicó un fragmento de esta obra bajo el título "Hamburgo Blues" en: Zero Hora/ZH, Porto Alegre, 12 de agosto de 1989, p. 8s.

Berlín: ¿Ciudad latinoamericana?

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Sin restar valor a estas obras narrativas en el contexto de la literatura latinoamericana escrita en Berlín e inspirada en esta ciudad, es en la poesía que la problemática alcanza la mayor resonancia. La riqueza de estos textos merecería un estudio aparte. Aquí debo contentarme con unas pocas muestras. El chileno Sergio Villarroel tematiza en Carta el desarraigo del exilado, las esperanzas políticas y las frustraciones, lo cual desemboca en una confusión interior, la pérdida de los valores que configuraban su personalidad: Te cuento Mario, aquí todos somos extraños indiferentes y temerosos. Muchos vinimos detrás de la Fraulein Libertad (que resultó más falsa que un sostén de homosexual), otros detrás de una rubia de películas, muchos detrás del Dios Dorado, otros del auto con confort, que resultó más caro que una querida en Viña. Muchos en busca de la Frau Democracia, que nos abrió las puertas, a veces, hasta el alma y en otras nos dió en pleno hocico con nuestro subdesarrollo. Habernos digo: negros, amarillos, Iceles rojas, araucanos y varios hijos de putas...

Habría que incluir poemas del peruano Antonio Cisneros, de los colombianos Annabel Saavedra y Jaime Triana, de la boliviana Martha Gantier Balderrama.34 Pero es en la colección Europa después de la lluvia, de la uruguaya Cristina Peri Rossi, exilada y becaria como Jorge Edwards, donde la expresión poética inspirada en Berlín alcanza la mayor intensidad. En el poema Berlín, 1980, IV, el sentimiento de aislamiento y de soledad del extranjero en la ciudad ajena se intensifica hasta alcanzar la fantasmagoría. La ciudad se irrealiza y es percibida en una versión alucinatoria por un yo que se ha convertido en fantasma: Fascinación transparente de la ciudad del muro: los grandes almacenes están vacíos como sobrevivientes de un desastre estructuras de metal y de hierro cuyo funcionamiento no conozco - niño sorprendido en una juguetería nocturna escaleras mecánicas que ascienden hacia la nada luces encendidas a las cuatro de la tarde y yo, último vestigio de una especie extinguida paseándome entre los restos como un fantasma empecinado.

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El cuento apareció en alemán bajo el título "Die Stadt meiner Träume" en el volumen H. Schulitz... (eds.), Aufenthalt..., p. 31-33. 34 El poema se encuentra en versión bilingüe en el volumen Lateinamerikanische Anthologie..., p. 97-100. 35 Cisneros, Antonio, Monólogo de la casta Susana y otros poemas, Lima (Editorial Educativa INIDE) 1986; Annabel Saavedra W., Martha Gantier B., La misma sangre (poemario), Berlin (Ed. CLAL) 1985; poemas de Jaime Triana se encuentran en versión alemana en la antología de H. Schulitz, Aufenthalt..., p. 126s y 160s.

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Al terminar este estudio, los textos revisados permiten contestar la pregunta inicial de modo positivo: los autores residentes en Berlín, sea en una estadía prolongada o pasajera, sí han convertido Berlín y Alemania, a través de sus obras, en una provincia más de la literatura latinoamericana. Provincia humilde que todavía en nada puede compararse con la provincia resplandeciente de Francia, pero que ya presenta signos de una identidad propia y que parece encontrarse todavía en la fase inicial de su evolución. Varios autores que han vivido en Berlín como becarios del Servicio Alemán de Intercambio Académico están trabajando en obras que giran alrededor de Berlín, sin hablar de los que siguen viviendo allí. De este modo, Berlín se insertará como un centro más en la vasta diáspora latinoamericana. Habrá que comparar, en investigaciones futuras, este nuevo centro con los de una tradición más larga, entre los que hay que destacar otra vez París.36 Habrá que comparar las formas de la aculturación y la interpenetración de las dos culturas, evaluar el saldo del dar y recibir.37 En este momento - principios de 1989 - parece que los autores latinoamericanos han retribuido con creces la hospitalidad recibida en Alemania. Las obras inspiradas en Berlín y Alemania son un espejo que nos puede ayudar a conocer y aceptar nuestras llagas y defectos;38 pero también son un puente entre América Latina y nuestro país que abre el camino para los latinoamericanos hacia la cultura alemana, que en este continente todavía es más un mito que una presencia real.39

36

Peri Rossi, Cristina, Europa después de la lluvia, Madrid (Fundación Banco Exterior) 1987, p. 77. Cf. Bloch-Morhange, Lise, David Alper, Artiste et métèque à Paris, Paris (Editions Buchet/Chastel) 1980; K. Kohut, Escribir... 1983; Curt Meyer-Clason ha reunido en su libro Lateinamerikaner über Europa, Frankfurt (Suhrkamp) 1987 textos de autores latinoamericanos en las que reflexionan sobre sus relaciones con Europa, de modo que este volumen podría servir como punto de arranque para este estudio comparativo. Habría que discutir en este contexto la noción de la "internacionalización" de la literatura propuesta por José Morales-Saravia en su artículo "César Vallejo y la internacionalización", en: Revista de crítica literaria latinoamericana, X, 1984, p. 55-78. 38 En este balance, no hay que olvidar a los autores que aprovecharon su estadía en Berlín para escribir obras que aparentemente no tienen nada que ver con esta ciudad - sea que utilizaron la prestigiosa biblioteca latinoamericana para reunir la documentación necesaria, o sencillamente disfrutaron la beca para realizar un proyecto. A modo de ejemplo citamos a Sergio Ramírez con LTe dio miedo la sangre?, Barcelona (Argos Vergara) 1983, Homero Aridjis con Memorias del Nuevo Mundo, México (Editorial Diana)'1988 y Luis Rafael Sánchez con La importancia de llamarse Daniel Santos, Hanover (Ediciones del Norte) 1988. El programa Artistas en Berlín del Servicio Alemán de Intercambio Académico se inserta aquí en el número de las grandes fundaciones internacionales como la Fundación Guggenheim en Nueva York y de programas gubernamentales como los del Gobierno francés. De este modo crecen lazos culturales cuya importancia se revela a veces tan sólo a largo plazo. 39 Es pertinente mencionar en este contexto dos libros de un autor que vive en Alemania desde hace treinta años, concebidos conscientemente como espejos en el sentido discutido: Heleno Saña, Verstehen Sie Deutschland?, Frankfurt/Main, New York (Edition Qumran im Campus Verlag) 1986, y Die verklemmte Nation. Zur Seelenlage der Deutschen, München (Knesebeck & Schuler) 1989. Cf. también su contribución al presente volumen.

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Nota final. Quiero agradecer a todos los que me ayudaron en la elaboración de este trabajo, indicándome autores y obras, proporcionándome datos, discutiendo conceptos: los autores que contestaron amablemente mis preguntas, la prefectura de Berlín y los diferentes centros culturales de esta ciudad, así como la librería Andenbuch y, finalmente, mis colaboradores en Eichstätt.

Comunicarse en un país extranjero: aspectos lingüísticos de las comunidades hispánicas Colette Noyau Université de Paris VIII

1. Esbozo del terreno Las actividades lingüísticas de las comunidades de emigrados hispanohablantes se han estudiado bajo una variedad de ángulos, y con distintos objetivos. Baste con citar los principales: - la adquisición en el medio social y la práctica de una nueva lengua - la intercomprensión con los hablantes de la sociedad huésped - la condición de bilingüe y la formación de comunidades bilingües - el mantenimiento y la transmisión de la lengua y cultura de origen a la segunda generación - el aprendizaje de y en la lengua extranjera Nuestro enfoque será el del sujeto emigrado. Consideraremos así las tareas con las que se enfrenta para comunicarse, sus maneras de representarse la situación y los comportamientos de comunicación socialmente adecuados, y el papel del lenguaje en la situación intercultural. En el espacio limitado que nos ha sido acordado, nos limitaremos a esbozar un panorama de las grandes tendencias de los estudios lingüísticos sobre la emigración hispana en Francia y paralelamente en Alemania1, sin presentar planteamientos de tipo técnico. El objetivo de este texto2 es proponer elementos de respuesta a la pregunta siguiente: ¿qué nos enseña este campo de investigación a los hispanistas que tratamos de unir lo lingüístico y lo cultural, sobre la experiencia del hablante emigrado?

2. Las comunidades hispanohablantes en el extranjero 2.1

COMUNICACIONES FAMILIARES EN LAS FAMILIAS BILINGÜES

Sobre la vivencia lingüística de las familias hispanohablantes emigradas se han llevado a cabo dos tipos de investigaciones. Por una parte, trabajos monográficos en los que se estudia los repertorios lingüísticos de los miembros de las distintas generaciones y los comportamientos lingüísticos específicos de un grupo bilingüe (ver 2.2 infra)\ por la otra, el estudio de génesis del bilingüismo en los niños. Deprez-Heredia estudió en una familia inmigrada la adquisición conjunta del español y el francés por una niña entre 2 años 8 meses y 4 años. Ese período le permitió observar la construcción progresiva de las estructuras básicas del lenguaje, pero a esa edad sólo se esboza la diferenciación entre las dos lenguas, es preciso distinguir entre diferenciación en la producción (selección de la La refiección colectiva en este campo ha asociado estrechamente investigadores franceses y suizos francófonos: citaremos más de una vez sus trabajos. Por falta de espacio, nos hemos atenido a una selección muy incompleta de esos trabajos, y hemos reducido las referencias bibliográficas al mínimo. Hemos citado así trabajos colectivos o recopilaciones en la medida de lo posible, en los que se puede encontrar bibliografías más detalladas. El lector que desee una información más completa también puede obtenerla escribiendo al autor.

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lengua para una situación o una persona dada, grado de mezcla) y diferenciación explícita (la capacidad para nombrar las lenguas en forma adecuada, que sólo aparecía hacia los 5 años). En los trabajos más recientes de Deprez-Heredia así como en los estudios de conjunto de la dinámica sociolingüística de las familias bilingües realizados en Grenoble (Dabéne y Billiez) con grupos de jóvenes de la segunda generación3, se estudia a) la repartición de uso entre la LO (lengua de origen) y la LE (lengua extranjera) en las comunicaciones familiares; b) los comportamientos lingüísticos en relación con las declaraciones de los hablantes al respecto; c) el impacto del bilingüismo familiar en la escolarización de los niños y recíprocamente el de la escolarización en los cambios relativos a la función de las dos lenguas; d) las alternancias, la dominancia de una lengua sobre la otra, en especial los fenómenos de modificación de dominancia y de función de la LO. 2.2

LOS REPERTORIOS LINGÜISTICOS BILINGÜES

El acervo de medios lingüísticos de que disponen los hablantes en la emigración no se debe considerar como la mera yuxtaposición de dos códigos lingüísticos: la selección de código y la alternancia entre códigos están sometidos a un juego de reglas y asumen funciones precisas en la comunicación bilingüe. El habla bilingüe se ha estudiado desde dentro, con familias españolas, italianas y suizas alemánicas instaladas desde hace mucho tiempo en la región francófona de Neuchátel4. El habla bilingüe surge como consecuencia del contacto entre dos sistemas lingüísticos entre los hablantes de un espacio bilingüe, y se traduce por numerosas marcas transcódicas (las huellas concretas de la alternancia de códigos, code switching en la literatura anglosajona sobre bilingüismo). El estatuto de esas marcas es múltiple. Pueden ser (i) huellas voluntarias de la competencia bilingüe, (ii) indicios de la convergencia y de las referencias comunes entre interlocutores, (iii) y también, a veces, huellas de interferencias involuntarias en el sistema más débil. La familia bilingüe emigrada se analiza como un microcosmos con un doble sistema de referencias culturales que favorece la aparición del habla bilingüe. Las marcas transcódicas se han estudiado a) desde el punto de vista del sistema: su estabilidad o variación; los tipos de palabras afectados (se trata sobre todo de designaciones: (sustantivos, adjetivos), de expresiones fáticas para mantener el contacto con el interlocutor (ya, bon ...) y de articuladores del discurso (pero, o sea ...); las reglas contextúales de uso que las rigen; b) desde el punto de vista de las operaciones enunciativas, es decir como huellas de las operaciones cognoscitivas de los hablantes para movilizar su competencia plurilingüe en situaciones concretas; c) desde el punto de vista de la interacción, analizando sus funciones en las relaciones interpersonales que establece el diálogo: afirmación de identidad, de connivencia, de distancia o identificación, juegos de autoridad o subordinación a lo dicho y al interlocutor. Otros aspectos importantes de ese conjunto de trabajos enfocan - la organización del léxico bilingüe, en particular la función interpretativa que llega a

En Alemania, se ha llevado a cabo toda una serie de estudios más orientados hacia análisis del discurso de los hablantes, sobre el uso de la lengua de origen entre los jóvenes de las comunidades emigradas, fundamentalmente italianos (A. Di Luzio, Ch. Bierbach, P. Auer y el grupo de Konstanz). Programas de investigación dirigidos por B. Py y G. Lüdi, véase el volumen sintético publicado en alemán y en francés.

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asumir cada una de las lenguas para la otra (cada lengua es categorizada por la otra en mayor o menor grado) - las relaciones entre bilingüismo y biculturalismo - la dinámica (evolución, estabilidad) de la competencia bilingüe, en especial el mantenimiento o evolución de la lengua de origen. Desde un punto de vista de psicología social, una investigación de P. Wald y colaboradores analiza los factores que dan cuenta de la selección del español o el francés a lo largo de conversaciones entre Españoles inmigrados residentes en el sur de Francia. Este trabajo enfoca las relaciones entre códigos y su evolución durante una interacción en tanto que actos de categorización social, es decir categorización de la situación y de las convenciones que requiere. Después del acto inicial de selección de un código, cada cambio sucesivo de código, o sea cada irrupción de códigos complementarios en el código vigente, se analiza a) como acto de transgresión que responde a una función dada y se manifiesta con procedimientos de puesta de relieve o de sanción, pero respetando la convención establecida; b) como violación de la convención, es decir como tentativa de redefinición de las relaciones y los criterios. Se puede llegar así a un cambio de código vigente, o a un momento de habla mixta. 2.3

MANTENIMIENTO Y TRANSMISION DEL ESPAÑOL EN LA EMIGRACION

El habla española de los niños hijos de emigrados fue objeto de un amplio estudio estadístico dirigido por Antonio Quilis en los años 70 donde se presentaba un inventario de los tipos de problemas (en términos de errores) que afectaban el habla de esos jóvenes, desde el nivel morfosintáctico hasta el lexicosemántico. El estudio no contemplaba hipótesis sobre los posibles factores de esos errores, y los consideraba implícitamente - como consecuencia del contacto de la LO con el francés: interferencias, según el título mismo del libro, sin tomar en cuenta el hecho de la situación bilingüe. Esto último es lo que se propuso realizar B. Py (1982), en un estudio sobre adquisición de una segunda lengua y alteración de la LO entre jóvenes españoles residentes en Suiza. El autor parte del hecho comprobado de que existe una correlación positiva entre el éxito en el aprendizaje de la segunda lengua (y, en forma más general, el éxito escolar en el país de residencia) por una parte, y el buen conocimiento de la LO por otra, razón por la cual los sistemas educativos europeos han reconocido la necesidad de favorecer el mantenimiento de la lengua y cultura de origen para asegurar una mejor integración de esos jóvenes. Las tesis centrales del trabajo son las siguientes: a) la LO funciona en forma restringida en las comunidades emigradas que poseen las siguientes características: (i) número reducido de individuos; (ii) homogeneidad relativa desde el punto de vista económico, social y cultural; (iii) sus miembros comparten los mismos problemas; (iv) pérdida o escasez de contacto con la sociedad de origen. La suma de estas características reduce la variedad y riqueza de las manifestaciones lingüísticas y la capacidad creadora en el idioma b) entre los niños de edad escolar, la segunda lengua se vuelve dominante c) por consiguiente, es la segunda lengua por lo general la que desempeña una función interpretativa respecto del español. Esas tesis las ilustra a distintos niveles: - la estructuración de la experiencia en categorías y palabras

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- la jerarquía de las funciones comunicativas: en un extremo se puede colocar las funciones fática y emotiva (ejemplo: un campesino andaluz), en el otro extremo las funciones referencial y metalingüística (ejemplo: un maestro de escuela suizo) - la conciencia normativa, que se establece y funciona por intermedio de la segunda lengua en los niños escolarizados en el país de residencia - el grado de autonomía del sistema lingüístico, cuya modificación se puede manifestar de distintos modos: la dominancia de la segunda lengua puede llevar a usar con mayor frecuencia, o a no usar, ciertas palabras, construcciones o procedimientos, o se puede asistir a un debilitamiento del sistema; ciertas construcciones productivas de la LO se convierten en frases hechas o asociaciones invariables; el funcionamiento de la LO puede quedar subordinado en menor o mayor grado a las categorías de la otra lengua, produciéndose fenómenos que pueden compararse con los de la adquisición. De esos estudios se desprende la conclusión que las prácticas lingüísticas de las comunidades emigradas se deben enfocar no desde un punto de vista normativo (discrepancias de una norma, errores), sino como un sistema ecológico, cuyo funcionamiento se explica por la adaptación a las condiciones circundantes, producto de la dinámica de un sistema estructurado en torno a nuevas funciones y reglas. Para decirlo en forma más concreta, la emigración produce comunidades lingüísticas que funcionan bajo un juego de tensiones y necesidades que pueden originar a la larga modificaciones internas a cada uno de los sistemas en presencia, pero el hecho mismo del contacto permanente y compartido entre las dos lenguas hace surgir nuevas funciones comunicativas (los cambios de código tienen significaciones dentro de la comunidad bilingüe y permiten juegos interpersonales específicos) y lazos interlingüísticos peculiares.

3. La adquisición de la lengua extranjera 3.1

EL ENFOQUE CIENTIFICO

La actividad de adquirir un segundo idioma se ha convertido en los doce últimos años en un objeto científico nuevo de la lingüística fundamental y, desde este punto de vista, la adquisición de una nueva lengua por un hablante sumergido en un medio ambiente (social y lingüístico) desconocido (que se puede calificar de aprendizaje "natural") ha venido a considerarse como decisiva para avanzar en el conocimiento de los procesos de adquisición. De los campos disciplinarios interesados, destaquemos en primer lugar la psicolingüística (conviene recordar que el estudio de los procesos de adquisición de la lengua materna por los niños constituye un objeto de investigación sistemática en lingüística y en psicología del lenguaje desde principios del siglo). En la adquisición de la lengua materna se combinan dos clases de adquisición: la adquisición lingüística propiamente dicha, y la adquisición cognoscitiva: el niño que todavía no ha adquirido el principio de la conservación de los objetos desde el punto de visto cognoscitivo no puede entender ni adquirir los medios lingüísticos que permiten diferenciar entre objeto conocido y objeto nuevo (artículo definido/indefinido) por ejemplo. Al contrario la adquisición de una lengua por un adulto permite plantearse los problemas del acceso a un sistema lingüístico en forma más pura, ya que el adulto ha terminado su desarrollo intelectual, y su tarea consiste fundamentalmente en construirse un nuevo sistema de referencia para categorías conceptuales de que ya dispone.

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Por otra parte, las condiciones de adquisición son muy variables desde el punto de vista social, y la sociolingilística es un componente necesario del estudio. Por ejemplo, la "meta" de la adquisición (la llamada "lengua-meta" - ¡angue cible, target language) no la constituye por lo general la llamada "lengua correcta" difundida por el sistema educativo y las instituciones o los grandes medios de comunicación, sino el uso cotidiano oral de los grupos sociales con los que el inmigrante entra en contacto regular. La cuestión de la adquisición no se formula ya en términos de adquirir las reglas gramaticales de la lengua correcta, ni en términos de interferencias, ni tampoco en términos de errores. El investigador se plantea la pregunta global: ¿cómo resuelve un hablante adulto la tarea de adquirir una nueva lengua, a través de sus contactos con ella en el medio social? Según W. Klein (1984), la tarea del adquisidor5 integra cuatro problemas básicos que tiene que resolver a propósito de la lengua extranjera: 1. analizarla es decir segmentar la cadena continua del habla en elementos mínimos dotados de sentido o de función, que le den un repertorio de unidades para construir sus propios enunciados 2. sintetizar, o combinar los segmentos, es decir construir enunciados para sus propios mensajes con los elementos ya descubiertos 3. insertar en el contexto, o contextualizar, es decir organizar el enunciado en función de lo que haya que expresar o lo que se pueda mantener implícito, según lo que ya está dicho o lo que ya se sabe (contexto discursivo y situacional) 4. comparar, o sea percibir las diferencias entre su propio habla y la de los hablantes nativos, y entre el habla de diferentes nativos. Esas cuatro tareas movilizan a todos los niveles de estructuración de la lengua, desde el material fónico hasta el nivel lexicosemántico. Consideremos brevemente los principales aspectos de la investigación sobre la adquisición de la LE: 3.2

LA CONSTRUCCION DE UN NUEVO SISTEMA DE EXPRESION

Los sistemas transitorios, o interlenguas (IL), son sistemas lingüísticos como los demás, con una relativa inestabilidad pero con coherencia interna y una relativa autonomía respecto de la LO como de la LE. Por otra parte, el proceso de adquisición es un proceso natural y poco guiable que se da desde que un sujeto entra en contacto con una lengua dispuesto a comunicarse valiéndose de ella. Este proceso escapa en gran medida a la intervención directa de la conciencia y de la voluntad. Las grandes etapas de la investigación son las siguientes: 1°) se ha estudiado la elaboración de las reglas gramaticales en la LE, a partir de un enfoque sociolingüístico de las variedades de idioma de los inmigrantes como espacio sociolingüístico de variación. El estudio más sistemático se realizó en Heidelberg, sobre la adquisición de la morfosintáxis del alemán por grupos de trabajadores españoles e italianos6. Aquel proyecto se proponía la reconstrucción de los itinerarios de desarrollo de la lengua basándose en el ordenamiento de sistemas individuales de distintos grados de desarrollo, es decir partiendo de estudios transversales, y estableciendo por medios estadísticos un Se ha acuñado este término genérico: ni alumno, ni estudiante, ni aprendiz, términos todos que tienen inconvenientes ya que llevarían a excluir ciertas situaciones de adquisición (véase alem. Lemer, fr. apprenant, ingl. learaer). Cf. Heidelberger Pidgindeutsch Projekt, cuya síntesis final es el libro de Klein & Dittmar (1979).

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sistema de implicación entre las reglas (la regla 2 no es adquirida en ningún caso primero que la regla 1 para un fenómeno dado) 2°) los itinerarios de adquisición del sistema gramatical pueden diferir entre adquisidores: se ha podido diferenciar tipos de adquisidores por el grado de uso de la simplificación en la adquisición de la sintáxis del alemán (cf. Meisel y col.). 3o) La adquisición se considera desde un punto de vista conceptual: se estudia la adquisición progresiva de medios para expresar un campo dado de la experiencia humana, como la referencia al tiempo, al espacio, a las personas, es decir la elaboración de nuevas maneras de categorizar la experiencia con formas lingüísticas (cf. 3.4). Más generalmente, la adquisición de una lengua extranjera es vista como un proceso cognoscitivo complejo, y se pone de relieve el papel positivo de los errores sistemáticos en el proceso, en tanto manifiestan las sucesivas hipótesis (infraconscientes) para construir la nueva lengua. Así también la transferencia (o en términos más negativos la interferencia con la LM) es una de las distintas estrategas del hablante para resolver la tarea de construcción del nuevo sistema, al lado de otras como la simplificación. Cabe plantearse también qué aspectos de la lengua tienen o no realidad psicológica para los sujetos, de lo que describen los modelos de la lingüística7. 3.3

LA CONSTRUCCION DEL DISCURSO

El adulto que se enfrenta a una nueva lengua moviliza muchos tipos de conocimientos y experiencias previos. Entre otras cosas, se apoya en su capacidad de construir discursos en su primera lengua (Ll). Una serie de estudios sobre la producción de relatos, de descripciones, de argumentaciones, de diálogos, con un conocimiento limitado de la LE, coinciden en mostrar que en las primeras etapas de la adquisición el hablante se apoya en forma mucho más sistemática en principios de construcción de discurso, que son universales y los posee por intermedio de su Ll, para darle una armazón semántica clara y eficaz a la sucesión de enunciados. Así por ejemplo, para construir un relato, el adquisidor se atiene al principio del orden cronológico (que le evita tener que expresar en forma explícita las relaciones entre los acontecimientos en el tiempo), y hecha mano de un esquema "marco-situacional - acontecimiento incluido", dos principios que le permiten formar relatos eficaces sin dominar la morfología verbal y sin disponer de un gran repertorio de adverbios y conectores para las relaciones temporales8. Este enfoque también ha contribuido a esclarecer el papel importante de la capacidad interpretativa del sujeto adulto, que sabe asociar conocimientos sobre el mundo - relevantes para un discurso, o para un enunciado dado - con las informaciones verbales, haciendo uso de inferencias pragmáticas (si es destinatario) o confiando en la capacidad del otro para hacer uso de ellas (si es hablante), lo que manifiesta la afinidad de enfoques de la lingüística de la adquisición con la lingüística textual y la semiótica, en especial la teoría de la interpretación. Desde este punto de vista, lo que se modifica con el progreso en la LE, es la relación entre lo que se verbaliza y lo que queda implícito en el discurso, y Véase Meisel y col. (1983), síntesis final de las investigaciones del grupo ZISA (Zweispracherwerb durch italienische und spanische Arbeiter) de Wuppertal y luego Hamburg, que asociaban estudios transversales (muestras de hablantes de distintos niveles de desarrollo de la LE) y estudios longitudinales (siguiendo los mismos hablantes a lo largo de su adquisición). Ver el análisis detallado de relatos de un inmigrado español en Klein 1984, y los resultados sobre 10 combinaciones LO-LE en el programa de la ESF.

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el grado de libertad en lo que toca al eje implícito - explícito, por una parte, y el carácter más o menos (im)previsible de los contenidos referidos, por la otra. 3.4

LA COMPARACION TRANSLINGÜISTICA

Los más recientes estudios de conjunto han tenido en cuenta sujetos hispanohablantes en comparación con otros grupos lingüísticos: el programa europeo de la ESF® ha estudiado la adquisición inicial de la LE a lo largo de los tres primeros años de residencia en el pais huésped para hablantes de diez combinaciones de lenguas (LO-LE). La orientación original de este programa translingüístico es el enfoque conceptual: se trata de estudiar la construcción de la referencia a grandes sectores de la experiencia (en especial persona, tiempo, espacio) con todos los recursos: verbales y no verbales, directos e indirectos, lexicales o gramaticales, para expresar una noción dada. Comparando los pasos sucesivos de construcción de medios lingüísticos por hablantes de distintas combinaciones LO-LE, se puede captar los mecanismos adquisitivos a un nivel más profundo y más general que el de las estructuras sintácticas peculiares de una lengua. Así Giacobbe (1989) mostró que una hablante chilena refugiada en Francia empezó su adquisición de verbos de movimiento en francés construyéndose un esquema topològico del espacio en el que sólo valen nociones de frontera, de posición-origen y de posición-meta, valiéndose de un sistema rígido de tres preposiciones para referir al 'origen', a la 'meta' y a la 'locación' (de, a, en). Independientemente, esta informante seleccionó el lexema [sorti] para todos los desplazamientos, vistos como el paso de una frontera. El ensanche progresivo del repertorio lexical lo realizó paralelamente reestructurando el espacio según un esquema euclidiano que permite la representación de recorridos. El verbo aller aparece así en la última etapa del desarrollo observado: la hablante adulta pasó por un proceso de reconstrucción cognoscitiva ligado a la construcción de las nuevas formas lingüísticas. Entre los temas que permitió desarrollar el carácter translingüístico del programa ESF, está el del papel de la lengua de origen en la construcción de la lengua extranjera. El estudio de hispanófonos que adquieren en medio natural el sueco y el francés ha permitido enfocar el papel de la vecindad entre los pares de lenguas involucrados en el proceso de adquisición. Abandonando los clichés sobre las interferencias, la LO se considera como parte del acervo de conocimientos de que el sujeto dispone en el momento de enfrentarse con la lengua desconocida. La percepción de "lo que se parece" o no entre los dos idiomas forma la base de todo un juego de hipótesis infraconcientes; en muchos casos el sujeto desconoce o no hace uso de ciertos parecidos (ante los ojos del lingüista). La proximidad entre LO y LE es una elaboración del adquisidor.

4. Comunicarse en la lengua del otro 4.1

LA COMUNICACION EXOLINGÜE

Este concepto, introducido por Porquier (1982), quien lo definió como toda situación de En este programa de la European Science Foundation (ESF, Estrasburgo) coordenado por el Max-Planck Institut für Psycholinguistik (Nimega, Países Bajos), el español es una de las cinco LO. Se ha estudiado la adquisición de cinco LE, en particular la del francés y del sueco por hispanohablantes (latino-americanos), y la del alemán por arabófonos y turcos. Los estudios de conjunto han dado lugar a 6 volúmenes de síntesis (ESF 1988, a publicar).

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comunicación lingüística en la que al menos uno de los interlocutores no habla su LO, se ha vuelto central para el estudio del bilingüismo y de la adquisición de LE. Los sujetos implicados en un dialógo exolingüe están así solicitados, por el hecho de no compartir sino parcialmente el sistema lingüístico de sus interlocutores, a introducir estrategias de comunicación que los singularizan, por las operaciones cognoscitivas como por los ajustes interactivos, de los procesos de construcción de sentido entre nativos de una misma lengua. 4.2

LA INTERCOMPRENSION EN LA COMUNICACION EXOLINGÜE

Para observar los fenómenos de intercomprensión, se ha dedicado una atención especial al estudio de los malentendidos y de las rupturas de la comunicación, que se transforman para el lingüista en objetos de observación privilegiados, ya que muestran como los accidentes de la interacción intervienen en la estructuración de la lengua extranjera por el adquisidor (cf. Noyau & Porquier 1984). Gülich y el equipo de Bielefeld por una parte, el grupo de Neuchátel por la otra, han problematizado la comunicación exolingüe como situación potencial de adquisición, analizando sus potencialidades para favorecer la adquisición y cómo el adquisidor se vale de las interacciones auténticas en las que participa para aprender. 4.3

PROBLEMATICA DE LA COMUNICACION INTERCULTURAL

Este aspecto se ha teorizado sobre todo en Alemania10, y en mayor parte con hablantes turcos residentes en la RFA. En Francia, la dimensión intercultural de la comunicación entre extranjeros y hablantes nativos ha sido estudiada sobre todo con hablantes oriundos del Africa del norte. Parte de los problemas de intercomprensión se puede explicar a raíz de las discrepancias en las representaciones culturales de las situaciones de comunicación o de las realidades referidas. Así en una discusión entre una francesa y una hablante chilena, BE, sobre el nuevo apartamento en el que acababa de instalarse, el enunciado "beaucoup de [sol]" pronunciado por ella fue interpretado por la interlocutora francesa como: el apartamento tiene mucha luz, mientras que BE se refería a la soledad, la insuficiencia de contactos con vecinos o amigos, movilizando una concepción latina de "la casa"11.

5. Conclusiones12 Este campo de estudio muestra lo que puede hacer una lingüística del hablante, que enfoca las actividades de lenguaje en forma más global poniendo al sujeto en su centro (sujeto constructor de sistemas y constructor de discurso, sujeto que tiene un lugar peculiar en las interacciones producidas en un medio heterogéneo, sede de una permanente actividad metalingüística). Apoyándose también en otras ciencias sociales como la psicología, la sociología, la etnografía de la comunicación, un nuevo terreno se ha abierto para el estu10

Cf. los trabajos del grupo de Hamburg, en especial J. Rehbein y colegas. Cf. Heredia en Noyau & Deulofeu (1986). 12 Por problemas de espacio dejamos de lado dos partes que habían sido tratadas en el coloquio: a) el aprendizaje de y en la lengua extranjera en el sistema escolar, b) la expresión literaria de los hispanohablantes en el exilio.

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dio de la lengua de los inmigrados. Se ha podido así: - ahondar en un aspecto importante de la condición de emigrado: la relación con las lenguas y la comunicación desde el punto de vista del sujeto hablante, miembro de grupos que lo integran en una red de relaciones sociales - mostrar que la lingüística obtiene beneficios teóricos y prácticos del estudio fundamental de situaciones extremas y particularmente heterogéneas como son las que viven los hablantes cuando se ven trasplantados en otro medio social y lingüístico - precisar los mecanismos psicolingüísticos desarrollados por el sujeto para apropiarse de una lengua desconocida. Los trabajos que han abierto estas nuevas perspectivas son, en particular, el resultado de los aportes recíprocos de la lingüística de la comunicación exolingüe y de la lingüística de las interacciones orales en general, con apoyo en la etnografía de la comunicación y del análisis conversacional por una parte, del encuentro entre el estudio de los textos producidos por los adquisidores y la psicología cognoscitiva, por la otra. * Gracias a Jorge Giacobbe por sus sugerencias a este texto. Referencias bibliográficas Clahsen, H., J. Meisel, M. Pienemann, Deutsch als Zweitsprache. Der Spracherwerb ausländischer Arbeiter, Tübingen (Narr) 1983 Vivre dans deux cultures. La condition socio-culturelle des travailleurs migrants et de leurs familles, Paris (UNESCO) 1983 (artículo de Dittmar) Dietrich, Rainer (ed.), Aspekte des Fremdsprachenerwerbs, Kronberg/Taunus (Scriptor) 1976 (artículo de Dittmar & Rieck) HPD (Heidelberger Forschungsprojekt "Pidgin-Deutsch"), Sprache und Kommunikation ausländischer Arbeiter, Kronberg/Taunus (Scriptor) 1975 Hüllen, Werner (ed.), Understanding bilingualism, Frankfurt (Peter Lang) 1980 (artículo de Meisel y col.) Klein, Wolfgang Zweitspracherwerb. Eine Einführung Kronberg/Taunus (Scriptor) 1984 [Ed. francesa L'acquisition de langue étrangère, Paris (Armand Colin) 1989] Klein, Wolfgang, Norbert Dittmar, Developing grammars. The acquisition of German by foreign workers, Berlin (Springer) 1979 Kremer, Dieter (ed.),^4cter du XVIF Congrès international de Linguistique et de Philologie Romanes VU Tübingen (Niemeyer) 1989 (artículos de Lüdi, de Gülich y col., del programa ESF) Lüdi, Georges (ed.), Devenir bilingue, parler bilingue. Actes du 2nd colloque sur le bilin-

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Teatro del exilio español en Francia: el caso de Toulouse (1945-1962) Marlene Serralta Frédéric Serralta Université de Toulouse - Le Mirail La actividad teatral de los exiliados españoles en Francia a partir de los años cuarenta de nuestro siglo constituye un fenómeno cultural y social limitado en el tiempo - luego se verá que la primera fase, la más importante, no llegó a durar veinte años - pero de gran pujanza creadora y de gran interés documental. Funciones teatrales y grupos de aficionados los hubo en muchas grandes ciudades francesas, pero el ejemplo más significativo no deja probablemente de ser el de Toulouse. A raíz de la "retirada" de 1939, Toulouse compartió con París la capitalidad de las instituciones españoles en el exilio y llegó incluso a ser, debido en parte a su situación geográfica, la mayor aglomeración española de Francia. Todo el teatro del exilio español, sus fundamentos, sus raíces y sus evoluciones, se reflejan en las correspondientes tareas escénicas de los refugiados de esta ciudad del sur del país. Y naturalmente, en ella como en las demás, el dinámico brote teatral que surgió al terminar la segunda guerra mundial estaba directamente entroncado con las características de la escena española de la península, la escena española de los activos años treinta.

I) Las raíces del teatro del exilio El teatro había sido el vehículo privilegiado de la "extensa campaña de democratización de la cultura"1 emprendida por el primer gobierno de la Segunda República española. La fundación, el 29 de mayo de 1931, del Patronato de las Misiones Pedagógicas, presidido por Don Manuel Bartolomé Cossío, y cuyos componentes proceden casi todos de la Institución Libre de Enseñanza2, pronto dará lugar a la aparición de compañías ambulantes destinadas a llevar a los pueblos de España un teatro entonces sinónimo de educación y cultura. Directamente subvencionados por las Misiones Pedagógicas o por el Ministerio de Instrucción Pública, el Teatro de Fantoches, dirigido por Rafael Dieste y Ramón Gaya, el Teatro del Pueblo de Alejandro Casona, y la más célebre, La Barraca, animada por Federico García Lorca, son agrupaciones de base universitaria que popularizan las creaciones contemporáneas pero también los dramas sociales de fines del XIX y principios del XX y el gran teatro clásico español, sin olvidar las mejores obras de las escenas europeas. Desde la gran actriz profesional Margarita Xirgu, "la Xirgu", predilecta de Lorca3, hasta los incontables aficionados obreros y campesinos que animaban, a veces con más entusiasmo que dominio de las tablas, los numerosos "Ateneos" y "Peñas" creados en toda la península, todo un mundo de actores se familiarizaba y familiarizaba al público popular con un teatro de calidad y de altas ambiciones culturales. Según expresión de Mane Laffranque, "Federico García Lorca: expérience et conception de la condition de dramaturge", en: Le téâtre moderne, hommes et tendances, Paris (CNRS) 1958, p. 283. Véase Somolino D'Artois, G., "Las Misiones Pedagógicas de España", en: Cuadernos Americanos, México, septiembre 1953, p. 206-225. Véase Rodrigo, Antonina, Margarita Xirgu y su teatro, Barcelona, (Planeta) 1974, 343 p.

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No hay que creer, sin embargo, que estas nuevas orientaciones de los años treinta desplazaban en los escenarios peninsulares a otras formas teatrales de honda y arraigada tradición. Se siguen representando, por ejemplo, las populares zarzuelas, y sigue teniendo éxito, sobre todo en las capitales como Madrid, Barcelona y Valencia, el viejo teatro comercial, mucho más convencional y orientado hacia el mero entretenimiento. Autores como Jacinto Benavente, Pedro Muñoz Seca, Benito Pérez Galdós y los hermanos Serafín y Joaquín Alvarez Quintero, se reparten el monopolio de ese "teatro [..] conformista, que arrulla los vagos ensueños, el moralismo sentimental y las exhibiciones de la burguesía española"4. La guerra civil ataja naturalmente, en julio de 1936, el gran ímpetu renovador de los unos y el regalado conformismo de los otros. Pero no por ello se interrumpe totalmente la actividad escénica. Aparece id contrario un nuevo teatro adaptado a las circunstancias, un teatro de urgencia y de combate ideológico, propugnado e ilustrado por la Federación Española de la industria de espectáculos públicos (UGT, socialista) y el Sindicato único de la industria cinematográfica y espectáculos públicos (CNT, anarquista), que crean compañías destinadas a ensalzar en las tablas los ideales revolucionarios antifascistas5. Cuando en 1939 se retiren los que pronto van a "ser" el exilio español en Francia y particularmente en Toulouse, llevarán consigo su tradicional afición a la zarzuela, el vodevil y la comedia ligera, pero también la nueva visión del teatro como instrumento relevante de un enriquecimiento cultural y de una militancia política y social. La gran retirada de 1939 llevó hasta Toulouse a muchos hombres y mujeres para quienes el teatro era a un tiempo sinónimo de diversión, de cultura y de combate.

II) Breve panorama histórico Al contrario de lo que ocurriera con las anteriores oleadas de inmigración española en Francia, el exilio de 1939 no sólo se componía de trabajadores manuales, sino que incluía "un número bastante elevado de intelectuales, universitarios..."6. Muchos de ellos prefirieron ir hasta París, cuando no, posteriormente, hasta Méjico, pero quedaron en el sur de Francia, centrados en Toulouse, bastantes actores confirmados o aficionados con experiencia teatral7 para que no se apagara, durante los largos años de la segunda guerra mundial, el rescoldo creador que sólo esperaba circunstancias más favorables. Ya a fines de 1944 se reorganiza en Toulouse la comunidad de exiliados, "el exilio se instala como tal, dejando para una fecha indefinida la liberación de España"8. Y muy pronto empiezan a crearse los primeros grupos teatrales, ayudados algunos por la efímera presencia en la ciudad de Teodoro Monge, profesional con compañía propia.

Laffranque, Mane, "Federico García Lorca: expérience...", p. 289. Véase Marrast, Robert, El teatre durant la guerra civil espanyola, Barcelona (Institut del Teatre) 1978. Hermet, Guy, Los españoles en Francia, Madrid (Guadiana de Publicaciones) 1969, p. 25. Más datos sobre el tema en Ricardo Domenech, "Aproximación al teatro del exilio. I: Un teatro en el exilio", en: El exilio español de 1939, Madrid (Taurus) 1976-78, IV, p. 185-194. Fernández, Alberto, "Las formaciones políticas en el exilio", en: ibid., II, p. 138.

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En 1945 consta la creación de Iberia, cuantitativamente el más activo e importante de todos, emanación directa de la CNT mediante el Movimiento Libertario Español en Francia (Federación Local de Toulouse), con un repertorio exclusivamente en lengua española. La numerosa comunidad catalana de Toulouse funda el mismo año el Casal Calalú, al principio una especie de "club" cuyos miembros, de espectro ideológico más amplio que el del grupo anarquista Iberia, se autodefinen como "republicanos". En 1948, relacionado con Iberia, aparece el Grupo Juvenil, fundado por jóvenes anarquistas de las Juventudes Libertarias, algunos de ellos recién entrados en Francia para reunirse con sus padres. El Casal Catalá sufre en 19S0 una escisión provocada por los que no aceptaban en el grupo la hegemonía comunista. Los miembros en desacuerdo fundan la Llar de Germanor Catalana. El año siguiente, 1951, se crea una asociación muy dinámica, Terra Lliure, no tan exclusivamente catalana como su nombre y de características particulares que se puntualizarán más adelante. Y por fin, en 1952, nace el grupo Tomás Meabe, de las Juventudes Socialistas. Durante los primeros años, las condiciones de representación eran bastante precarias. Las funciones se daban en salas de barrio y de un aforo relativamente limitado. Se pueden citar la sala sindical de la "Bourse du Travail", la sala "Sainte-Anne", y sobre todo un cineteatro no muy bien acondicionado, el cine "Espoir" (Esperanza), de unas 500 plazas, que llegó a ser con los años el centro casi invariable del teatro del exilio. Los ensayos no se solían hacer en las salas. Pero después, con la ayuda de la asociaciones francesas y sindicatos afínes, se facilitó y amplió la utilización de los locales citados y sobre todo se abrió, aunque por pocos años, un teatro provisional pero por lo menos privativo de los grupos anarquistas del exilio. En una alameda de la ciudad se habían construido durante la guerra mundial barracones metálicos de gran cabida para alojar a los refugiados españoles que trabajaban en las industrias bélicas. Terminada la guerra, uno de ellos, que no se había desmontado, fue entregado a la CNT francesa, que inmediatamente lo puso a disposición de los anarquistas españoles. La barraca fue habilitada como teatro e inaugurada, con el nombre oficial de "Salle Fernand Pelloutier" (los españoles la llamaban Teatro del Cours Dillon), el sábado 12 de marzo de 19499. Esta sala funcionó poco tiempo, y no hemos hallado mención de su utilización después del año 1952, pero durante esos tres o cuatro años fue el gran centro cultural del exilio anarquista en Toulouse. Alguna que otra vez, para representaciones excepcionales, se ocuparon los locales más El semanario anarquista CNT evoca el nuevo local con las palabras siguientes: "En Toulouse. Inauguración del teatro del Cours Dillon. El propósito de los organizadores de la fiesta inaugural, compañeros españoles y franceses que rivalizaron en entusiasmo, habilitando la sala tras dos semanas de labor activa, ha hecho posible poner al día el espléndido local capaz para cerca de un millar de espectadores. No falta nada: decoración moderna, garaje de bicicletas, escenario adecuado, servicios de ambigú y guardarropa, utillaje eléctrico, tramoya bien servida, micro, speaker, música, etc....". En CNT, n° 207,31 de marzo de 1949, p. 3.

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amplios de la ciudad. Por ejemplo, en 1948, una gran función unitaria tuvo lugar en el espacioso teatro municipal del Capitole. Ya entrados los años cincuenta, también hubo reuniones, a un tiempo teatrales y políticas, en el entonces llamado Palacio de los Deportes, Sin embargo, por motivos evidentes de economía y de adecuación al número habitual de espectadores, las salas más utilizadas eran las evocadas en párrafos anteriores. Es difícil dar una idea global de la cartelera del teatro "refugiado" en Toulouse, ya que naturalmente refleja la variedad de los gustos teatrales que apuntamos en nuestro primer apartado. Los textos más representados eran, o dramas sociales ya conocidos y populares en España: Juan José (Joaquín Dicenta), Marianela (Galdós-Hermanos Quintero), La Malquerida (Benavente), El bastardo (traducción del francés Papa Lebonnard), y, en catalán, Terra baixa (Angel Guimerá), obras de Santiago Russinyol, etc., o comedias y juguetes cómicos cuya única ambición era provocar la carcajada, como las de los hermanos Quintero (Morena Clara, El genio alegre, Doña Clarines), de Carlos Arniches y de otros menos conocidos. No faltaban tampoco las creaciones circunstanciales promocionadas por el Servicio de Cultura y Propaganda del Movimiento Libertario Español, que en 1947 lanzó una campaña de recolección de textos teatrales preferentemente inéditos, con un jurado que seleccionó las obras y otorgó el primer premio a Que en España empieza a amanecer (Ceferino R. Avecilla), representado con gran boato en 1948, en el teatro municipal del Capitole. Del mismo tipo se puede citar Abajo las armas (Emilio Gómez de Miguel y Eduardo Borrás), y también obras menos importantes de autores refugiados... y a veces no muy capacitados para los quehaceres dramáticos. Un caso particular es el del teatro de Alejandro Casona, exiliado en Méjico y cuyas obras obtenían ante los españoles de Toulouse y de la región éxitos muy sonados. Nuestra Natacha, Sinfonía inacabada, La barca sin pescador, se representaron numerosas veces, así como Los árboles mueren de pie, cuyo estreno europeo tuvo lugar en la sala Fernand Pelloutier el 21 de julio de 1951 frente a un público ferviente entre el cual se encontraba, entonces en su adolescencia, uno de los autores del presente estudio.

III) Breve análisis del fenómeno teatral del exilio Las diferentes manifestaciones del teatro del exilio español en Toulouse se pueden caracterizar por sus convergencias pero quizás en mayor grado por sus divergencias internas. Las características comunes a la actividad de todos los grupos eran pocas, aunque de gran capacidad unificadora. La función teatral se consideraba siempre, por los actores y el público, como una celebración ideológico-amistosa dentro de los límites de la marginalidad lingüística y social en que vivían los exiliados. A menudo se asociaba con mítines de propagación de ideales antifascistas, de conmemoración de fechas relevantes (1 de mayo, 18 de julio), con conferencias culturales e ideológicas, por ejemplo de la anarquista Federica Montseny, "la Federica"... Pero la representación constituía también, y muchas veces sobre todo, la diversión colectiva y unitaria de un público que entonces tenía, antes de su integración social y con escasos medios económicos, muy pocas posibilidades de recreo. Por eso las sesiones, casi siempre organizadas alrededor de una obra propiamente teatral, se completaban con la activa participación de un "speaker", que contaba "los últimos chistes de la temporada", y con bailes, canciones, folklore musical, todo lo que entonces se

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llamaba, con muy castiza pronunciación española, las "varietés". Casi siempre estaba presente la música, aunque en proporciones muy diversas y muy diversamente utilizada.10 El segundo punto común de todos los protagonistas del fenómeno teatral era la percepción, consciente o sólo tácitamente aceptada, de la función escénica como un acto de militancia antifascista y antifranquista. Militancia directa de los actores (alguno de ellos, sin ninguna afición al teatro, sólo se avino a practicarlo como manifestación de un fuerte compromiso ideológico) e indirecta del público, que pagaba la entrada y así contribuía a la recaudación de fondos para la lucha antifascista. Casi siempre constaba en los programas que la representación se daba en beneficio de S.IA. (Solidaridad Internacional Antifascista), que luego invertía el dinero en ayuda a los presos del interior de España, gastos de abogados, etc. Muy revelador es el título de un largo artículo publicado en CNT el 11 de septiembre de 1949, que, después de anunciar en letras pequeñas "La obra del grupo escénico 'Iberia' de la Federación Local de Toulouse", proclama triunfalmente, en caracteres mucho más llamativos: "Más de un millón de francos para España y las instituciones humanitarias en el exilio"11. Diversión cultural para los unos, combate político para los otros, y casi siempre todo ello a la vez, el teatro era para los exiliados la mejor manera de confirmar en la vida cotidiana la persistencia de su adhesión a la causa antifascista. Esta unidad de miras no era incompatible, sin embargo, con una gran diversidad reflejada en los particularismos que diferenciaban a los grupos teatrales del exilio en Toulouse. Particularismos, en primer lugar, ideológicos. Todos eran antifascistas, desde luego, pero cada tendencia se distinguía y se separaba de las demás. Los más numerosos y activos fueron los anarcosindicalistas (Iberia y Grupo Juvenil)12-, los socialistas también crearon un grupo (Tomás Meabe), lo cual no llegaron a hacer los comunistas (recuérdense no obstante las circunstancias de la escisión del Casal Catalá). Hubo varias tentativas de fusión, siendo una de ellas la efímera aparición del Ateneo Español de Toulouse, pero fracasaron, como era de temer13. No consta sin embargo que se produjeran en el terreno de la actividad teatral luchas y oposiciones tan enconadas como en el campo más propiamente político. Los actores a veces colaboraban en varios grupos de orientación diferente, y el público acudía, por lo menos parcialmente, a las representaciones de grupos que no correspondían a su propia orientación.14 Otro particularismo evidente es el que se funda en factores lingüísticos o nacionalistas. Es de notar que los estudiantes de español de la Facultad de Letras de Toulouse reproducían por los años cincuenta, en su tradicional "Fiesta de la Peña", la misma y variada organización interna del espectáculo teatral. 11 CNT N° 231,11 de septiembre de 1949, p. 1. 12 Para una evocación más general de los anarquistas españoles en el exilio, véase Lucienne Domergue y Marie Laffranque, "L'exil des libertaires espagnols: rupture et fidélité", en: L'Espagne face aux problèmes de la modernité, Toulouse (France-Ibérie Recherche) 1978, p. 81-99. 13 Como lo recuerda Alberto Fernández, "Las formaciones políticas en el exilio", p. 127, "esta emigración se encontraba dividida, debatiéndose en su seno las viejas querellas y los rencores acumulados". Juan Montiel, actor y protagonista importante del teatro del exilio en Toulouse, nos ha declarado, según estimación propia, que a los espectáculos del grupo anarquista Iberia acudían un 75% de libertarios y un 25% de las otras tendencias.

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Un aspecto importante del exilio español en Toulouse es la gran vitalidad del teatro catalán y en lengua catalana. Representado nada menos que por tres grupos distintos, con características también algo diversas. El Casal era exclusivamente catalán; la Llar de Germanor también, con objetivos nacionalistas que no excluían la noción de convivencia15. El caso de Terra Lliure es bastante diferente: impulsado sobre todo por libertarios catalanes, pero también por miembros de distintos orígenes, el grupo no militaba por objetivos exclusivamente nacionalistas, como bien claro lo manifiesta un artículo de CNT que reseña su primer espectáculo público. Después de alabar "el acierto de considerar el arte que se iba a presentar en la órbita universal más que en la regional o localista", añade el autor de la reseña: "El arte libertario de Terra Lliure tiende, por su amplitud, al goce puro y a no acentuar las diferencias entre pueblos"16. No por casualidad la obra con la que se estrenó el grupo (Gente bien, de Santiago Russinyol) era una comedia bilingüe. Su repertorio posterior incluyó obras en catalán y en castellano. La gran importancia otorgada a las actividades musicales es otra característica de los grupos catalanes, y particularmente de Terra Lliure. Llegó esta asociación a tener 20 bailarines y bailarinas, y un conjunto vocal permanente de 45 personas, gracias al dinamismo de una gran figura del teatro "refugiado", Francesca Monné de Galcerán. Cariñosamente llamada en los programas Paquita Galcerán, era sin ningún exclusivismo la pianista de todos los espectáculos del exilio, la formadora y animadora musical unánimemente apreciada17. La segunda parte de las funciones de los grupos catalanes presentaba bailes folklóricos de toda España, arias de opereta y zarzuela, canciones tradicionales y modernas, incluso a veces en francés (creaciones del cantautor Mouloudji, o de principios del siglo XX). Las actividades de Terra Lliure revelan la doble voluntad de comunicar con el público francés y de elevar el nivel artístico del espectáculo. Esto último bien patente lo deja el comentario, publicado en CNT, de una representación del grupo el 27 de abril de 1952: *En realidad se trata de algo selecto, nuevo en nuestros medios. Hay en el numeroso personal de Terra Lliure entusiasmo, variedad y conocimiento del arte. La tónica de su espectáculo es de un gusto depurado, tanto, que [es], no dudamos en proclamarlo, motivo de elevación para nuestros públicos [...] El público aplaudió frenéticamente todos lo^números, y hasta los inveterados del género ínfimo quedaron en olvido de lo gitanista y petenera" .

Las diferencias en la voluntad de apertura hacia el público francés permiten también introducir matices entre los grupos teatrales del exilio. En Terra Lliure dicha voluntad es evidente, con la introducción en sus funciones de canciones en francés, la creación por su directora artística, Paquita Galcerán, de una orquesta privada, y también de una escuela musical para niños de nombre significativamente francés (Nid d'Art)... En los grupos exclusivamente catalanes aparece la misma voluntad de asimilación e integración, ilustrada por un ejemplo curioso. Entre los frágiles programas cuya conservación y estu15

Según se lee en sus estatutos, reproducidos en varios programas del año de su fundación, 1950. CNT, 9 de enero de 1952, p. 3. 17 Véase, por ejemplo, un artículo de CNT, 17 de febrero de 1952, p. 3: "Ya en la segunda parte, apreciamos una vez mis el genio artístico y organizador de ritmos y notas de la profesora Galcerán, alma y nervio de la parte lírica de esta gran gala artística". 18 CNT, 4 de mayo de 1952, p. 3. 16

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dio sería hoy tan interesante (¿a qué Ministro de Cultura se le ocurrirá crear en Toulouse, antes de que sea demasiado tarde, un Museo del Exilio español?), está el de una representación del Casal Català celebrada en 1946 en el teatro del Capitole y patrocinada, dato revelador, por el "Institut d'Etudes Occitanes". Pues bien, dicho programa contiene una impresionante acumulación de diversos anuncios publicitarios y comerciales, de lo cual no tenemos ejemplos en ninguno de los demás grupos. Posible manifestación del tradicional dinamismo comercial catalán, tal vez, pero indicio sobre todo de que, debido en parte al parentesco idiomàtico, la compenetración entre catalanes y franceses empezó ya a realizarse en los primeros años del exilio. El teatro en lengua castellana también pretendía abrirse hacia el mundo francés, por lo menos en las grandes celebraciones anuales del 18 de julio, con una parte espectacular de bailes, folklore, etc., directamente asequible para todos. Pero parece ser que los exiliados de lengua castellana vivían en un ambiente lingüístico y cultural más cerrado, privilegiando consciente o inconscientemente el culto de la amistad interna y de las raíces comunes. El último criterio que permite poner de manifiesto la gran diversidad de los grupos del exilio en Toulouse es el de la calidad artística de su práctica teatral. Existe en este aspecto una gama muy extensa, que va desde la casi improvisación hasta el casi profesionalismo. En uno de los extremos podemos situar hoy al grupo Iberia. Volcada hacia el multitudinario público de los anarquistas exiliados, inserta, para renovar la cartelera y multiplicar los ingresos, en un sistema de consumismo teatrali, la agrupación creaba muchas veces una obra nueva por semana, lo cual naturalmente no daba tiempo para que los actores aficionados aprendieran los textos y profundizaran su papel. Una lectura en común, un director escénico elegido por turno entre los miembros del grupo, unos pocos ensayos, y ya estaba la obra en el escenario. De ahí, naturalmente, la importantísima función del apuntador y, cuando éste fallaba, de la improvisación. Nos ha contado Juan Montiel que una vez, en Nîmes, hacía él de apuntador y se le cayó el texto. Tardó en encontrarlo, con lo cual los actores tuvieron que realizar una larga improvisación, pero tan acertada que la gente no se enteró. Con la excepción de algunas obras más trabajadas o más representadas, la calidad artística no era verdaderamente el objetivo principal de Iberia-, pero el compañerismo y el fervor del público suplían la falta de profesionalidad, y se establecía una comunión, una especie de interacción entre la sala y las tablas, que daban a aquel teatro un tono y un ambiente inconfundibles. En contraste más o menos marcado con Iberia estaban los grupos catalanes (mayormente, como queda dicho, Terra Lliure en sus actividades musicales), la efímera compañía del profesional Teodoro Monge, y sobre todo el llamado Grupo Juvenil. Su identidad ideológica con los anarquistas de Iberia venía matizada en este aspecto por su diferencia generacional. Compuesto en parte por la nueva oleada de jóvenes recién llegados de España al final de los años cuarenta (muchos de ellos militantes clandestinos de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias), pero también por miembros de grupos existentes que aspiraban a una mayor calidad, el grupo afirmaba su voluntad de presentar

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un teatro más combativo, un repertorio más moderno y de menos concesiones al mero entretenimiento. Se autodefînia - en francés - como un "groupement juvénil [.sic] d'études et essais théâtraux". Teatro de ensayo pues, con repertorio internacional: obras de Albert Camus (primera traducción española de El malentendido), O'Neill, Ibsen, Neihman y Pirandello, y que tenía contactos con el recién creado Grenier de Toulouse, compañía vanguardista francesa dirigida por Maurice Sarrazin, Este Grupo Juvenil fue el puente hacia la segunda fase del teatro del exilio en Toulouse, que empezó a principios de los sesenta. Pero por esas mismas fechas se cerraba la primera época, la más significativa, la única que este rápido estudio ha pretendido ilustrar.

Conclusión Estamos pues en los años 1961-1962. Durante más de tres lustros, el teatro, o mejor dicho el espectáculo escénico de base teatral, ha sido la misa mayor del exilio español, con éxitos clamorosos, tanto en Toulouse como en las numerosas localidades del sur adonde iban también a representar los grupos de la ciudad19. Pero ahora los refugiados del 39 ya han visto pasar más de veinte años. Ya saben hablar francés, tienen hijos nacidos en Francia y la comunidad francesa ya no les mira con el mismo recelo. Se está acabando para ellos la marginación, y casi siempre acabarse la marginación es acabarse la lucha. Además, ya empieza a apuntar la sociedad de consumo. Las distracciones, el cine, el famoso "cuatro caballos" de Renault, atraen cada día más a las familias de exiliados, cuyo presupuesto alcanza ya para esos pequeños lujos. Va desapareciendo la necesidad vital de reunirse cada domingo a fin de vibrar en común alrededor de textos anticuados y evocar una reconquista cada vez más improbable de la España de Franco. De 1960 a 1962 se disuelven todos los grupos que hemos citado, o por lo menos queda casi totalmente aletargada su actividad escénica. Todavía existe, sin embargo, una demanda teatral, y un público de españoles e hispanistas universitarios franceses con nuevas aspiraciones estéticas y con un fervor ideológico menos unánime pero aún muy presente. De la conjunción de esa demanda con la labor de un dinámico autor-actor-director escénico, José Martín Elizondo, va a nacer entonces la compañía de los Amigos del teatro español, que representará textos nuevos censurados en la España franquista (La camisa, de Lauro Olmo), teatro clásico, creaciones vanguardistas... Con grandes éxitos también, pero tal vez más "intelectuales", menos multitudinarios. Y éxitos que sólo fueron posibles merced a la labor anterior de los centenares de mujeres y hombres refugiados en Toulouse que, desde 1945, habían impulsado el teatro del exilio y defendido con él, lejos de la patria oprimida, su causa, su identidad, su idioma y su cultura. Para todos ellos, desde esta risueña ciudad alemana, nuestro más entrañable y sentido homenaje.

El grupo Iberia, por ejemplo, realizó jiras teatrales por todas las ciudades de la región que contaban con importantes comunidades españoles dedicadas a las faenas agrícolas (Carcassonne, Narbonne), mineras (Decazeville, Carmaux), etc.

Encuentro con Alemania Heleno Saña

Testimonio de un escritor español En su novela Voyage au bout de la nuit, Céline escribe: "El exilio, lo extranjero es eso: esta implacable observación de la existencia tal como verdaderamente es, durante esas horas lúcidas y excepcionales dentro de la trama del tiempo humano, cuando los habitantes del pafs precedente os abandonan, sin que los otros, los nuevos, os hayan embrutecido lo suGciente".

Esa vivencia descrita por el escritor francés es, creo, una experiencia común a todos los expatriados, sobre todo en lo que concierne a la escisión que surge automáticamente entre su identidad originaria y su ubicación en un mundo que no es el suyo. Por supuesto, esta es también mi experiencia personal, una experiencia que abarca, entretanto, más de la mitad de lo que llevo vivido. Treinta años son muchos años, y, sin embargo, insuficientes para superar la condición de extranjeridad, la sensación siempre presente de que se es un forastero. Al cabo de tantos años, Alemania me es profundamente familiar, pero a pesar de ello, sigue siendo para mí un país extraño, no ya porque no me haya aceptado plenamente, sino porque yo tampoco he querido fundirme con él. Aunque yo viva voluntariamente en la República Federal, mi estancia aquí no ha dejado de ser en ningún momento un éxodo, palabra que procede del adverbio griego "fuera" y que en castellano nos permite construir el término "estar fuera de lugar". Efectivamente: desde el día hoy lejano en que abandoné Madrid para instalarme en los pagos germanos, vivo fuera de lugar, y ello por partida doble: físicamente, fuera de mi patria de origen, espiritualmente fuera del país en que resido. He asumido consciente o inconscientemente muchas de las cosas de mi patria de adopción, pero a pesar de ello no puedo decir que me haya desprendido de mis raíces ibéricas. En cierto modo las he redescubierto, revalorizado y reafirmado, no ciertamente por celo patriótico, sino porque la fidelidad a mi esencia humana y cultural ha sido la única manera de poder eludir el riesgo de ser aniquilado o absorbido por el entorno germano y de convertirme en una reproducción mimètica de lo que he encontrado aquí. No sólo no he querido desprenderme de mi herencia latina sino que he dado a mi proceso de autoafirmaáón una proyección claramente militante, y de ahí, que, en consecuencia, mi encuentro con Alemania haya constituido, desde el principio hasta ahora, una confrontación permanente con una parte considerable y posiblemente mayoritaria de sus valores, costumbres y hábitos mentales. En realidad podría decir que he sostenido y defendido mi personalidad de origen enfrentándome, como individuo y como escritor, a todo lo que no me gusta de este país. Es posible que este litigio con lo alemán proceda de mi carácter visceralmente crítico y de

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mi espontánea vocación quijotesca y guerrillera; también, sin duda, del compromiso que desde mi temprana juventud tengo contraído con ciertos valores irrenunáables, pero pienso que un extranjero no puede vivir en Alemania sin sentir la necesidad imperiosa de contradecir y combatir muchas de las cosas que aquí ocurren y han ocurrido. Por lo que a mí respecta, considero Alemania como una provocación, y al decir esto aludo, claro está, no a la totalidad de su historia, sus habitantes y sus valores, sino a la dimensión innoble y cainita que este pueblo arrastra desde hace siglos. Pero lo que acabo de decir es sólo una parte de la verdad, y, por tanto, insuficiente, pues si de un lado Alemania ha movilizado, como ningún otro país del mundo, mi espíritu de resistencia y de combate, no es menos cierto que, a la vez, me ha cautivado profundamente. Ello explica que, con la misma pasión que he combatido todo lo feo de este país, me he dejado dócilmente subyugar por todo lo que posee de hermoso y mágico. Ha habido, pues, ocasión para la lucha y para el amor, para la lid y para la amistad. Sería infantil creer que se puede vivir durante treinta años en un país extranjero sin ser influenciado por sus tradiciones culturales y sus modos de ser. Yo he procurado, con mayor o menor fortuna, hacer mío lo que este país posee de excelso y universal, y en este sentido, creo poder afirmar que, en último término, soy una síntesis más o menos lograda de lo hispano y lo germano. Y ello es tan cierto, que incluso cuando crítico a este país lo hago no solamente como "homo hispanus", sino desde la perspectiva que me ha dado la propia cultura alemana. No necesito decir que el punto arquimediano de esta interpretación es el idioma. Ya el solo hecho de que a partir de un momento determinado sintiera la necesidad inaplazable de expresarme en alemán, refleja el impacto profundo causado en mí por la cultura de este pueblo. Que yo haya utilizado la lengua alemana preferentemente como vehículo crítico no invalida mi honda vinculación a ella y a los valores que representa. Heidegger ha dicho que el lenguaje es la morada del ser; no lo sé; pero en el caso de que ello sea cierto, yo podría decir que habito conjuntamente en dos moradas; una es la que conocí de niño, y la que, por ello, forma parte de mi identidad natural y no tiene apenas secretos para mí; la otra es una morada posterior, en la que entré ya de mayor, y que contiene rincones todavía desconocidos para mí, y en la que, por consiguiente, me muevo a tientas y con inseguridad, para evitar extraviarme en sus ámbitos todavía inaccesibles. Y no me preguntéis cúal de las dos moradas es la más bella o confortable: la primera tiene el encanto de lo conocido y revelado, de lo que no exige de nosotros ningún esfuerzo especial de orientación; la otra tiene la belleza de lo misterioso y de lo que nunca puede ser plenamente poseído. Alemania ha sido a menudo refugio o estación término de emigrantes procedentes de los países eslavos, y todos sabemos que, a partir de mediados del siglo pasado, este país se convirtió, gracias a la irradiación de su cultura, en lugar de peregrinación obligado de un gran número de viajeros rusos, checos, húngaros o polacos. Pero Alemania no ha sido casi nunca el país elegido por los refugiados españoles, aunque algunos intelectuales, siguiendo el ejemplo de Sanz del Río o de Ortega, acudieran a este país para estudiar o

154 conocer "in situ" su cultura.

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De ahí que un escritor español que, como yo, resida en Alemania, sea una anomalía, algo atípico y fuera de lo común. Para una mente alemana media, un español que viva en la República Federal no puede ser de entrada otra cosa que un emigrante laboral. Eso explica que, con excepción de la minoría de intelectuales con quienes mantengo contacto, la mayor parte de los alemanes con los que he tenido trato, me hayan considerado como un "Gastarbeiter" más, lo que, dicho sea de paso, no me molesta en absoluto, entre otros motivos, por solidaridad con ellos, también porque nunca me he considerado otra cosa que un trabajador más, aunque la materia prima de mi trabajo no sea algo sólido como la piedra o el metal, sino algo tan vago, etéreo y dudosamente útil como mis pensamientos. En todo caso, yo he vivido en la República Federal no sólo como escritor, sino como un ser humano y extranjero más, y me apresuraré a decir que mis juicios de valor sobre este país se nutren sobre todo de mi experiencia con alemanes de tipo medio. En alguno de sus escritos antropológicos, Kant glosa la "Hospitalität" u hospitalidad con los extranjeros como la única actitud digna de un pueblo civilizado. Yo he tenido ciertamente ocasión de comprobar que muchos alemanes se atienen a esta norma del gran filósofo de Koenigsberg y acogen a los extranjeros residentes aquí con espontánea amabilidad e incluso simpatía, pero la actitud más extendida es la desconfianza o la frialdad, sin hablar de la minoría demencial que grita "Ausländer raus". Hay que consignar con tristeza que no pocos de los alemanes de hoy se han alejado de las raíces universales que este pueblo tuvo un día y están todavía demasiado influenciados por el narcisismo nacional puesto en marcha por los apologetas de la raza a partir del siglo pasado, narcisismo que explica, de otra parte, el fondo de provincianismo cultural y humano que caracteriza la Alemania del milagro económico, y que la integración a la Comunidad Europea no ha logrado tampoco superar. Lo que el gran filósofo Ulrich Sonnemann escribió en la década del sesenta en su libro "Das Land der unbegrenzten Zumutbarkeiten" sigue siendo tan actual como entonces: "Tan triste como la parcela industrial de la Alemania Occidental es el paisaje de su cultura". Creo que este país no ha aprendido a aceptar todavía sin reservas mentales el "Anderssein" u otredad de los demás pueblos, culturas y civilizaciones como algo no solamente normal sino altamente fecundo. Y no lo ha aprendido porque en su fuero interno sigue considerándose como un pueblo elegido y superior a los demás, a pesar de que su rotundo fracaso histórico como nación demuestra más bien que algo muy profundo y esencial falla en su psique colectiva. Los alemanes olvidan a menudo que la mayor parte de extranjeros residentes aquí pertenecen a pueblos portadores de culturas no menos antiguas y universales que la suya propia, aunque los emigrantes como tales sean gente de extracción humilde. Pero cultura es algo más que formación intelectual y libresca, y si el nivel cultural o escolar de los extranjeros que trabajan y residen en la RFA es, en general, inferior al de la población nativa, no creo que pueda decirse lo mismo de su calidad humana. Los alemanes, parapetados a menudo detrás de sus aires de superioridad, prestan poca atención a los valores humanos y culturales de las minorías étnicas afincadas aquí, perdiendo con ello la oportunidad de enriquecer su propia personalidad.

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Pero a pesar del espíritu angosto y provinciano con que en aspectos decisivos he tropezado aquí, nunca he perdido de vista que esta es la tierra de Kant y de Hòlderlin, de Goethe y Schiller, de Nietzsche y de tantos otros espíritus insignes que no necesito enumerar porque son de sobra conocidos. Diré también que la compañía humana que con frecuencia he echado de menos en mi trato con los intelectuales de la República Federal, la he hallado con creces en la obra de los grandes representantes de la cultura alemana. Porque esto forma también parte esencial de mi experiencia germana: mi silenciosa comunicación con sus grandes figuras intelectuales del pasado, y, si a la larga he podido sobrevivir a mis interminables horas de soledad, ha sido gracias a mi intenso proceso de comunión espiritual con los grandes hombres que este pueblo ha dado a la humanidad, y si el amor a una mujer no fuera causa suficiente para abandonar la tierra natal, la posibilidad - la gracia, casi podría decir - de poder leer en original a los clásicos alemanes y a sus sucesores actuales, bastaría para justificar y dar un sentido profundo a mi prolongada estancia en este país. Por fortuna, la cultura alemana no ha perdido del todo su antigua dimensión universal, y esta es la razón de que, mal que bien y a pesar de todos los obstáculos y prejuicios que he encontrado en los medios intelectuales y editoriales de la RFA, haya podido publicar libros en lengua alemana, y lo que es más significativo - y para mí doblemente positivo -, libros esencialmente críticos como "Verstehen Sie Deutschland?" o "Die verklemmte Nation", o libros teóricos y de alcance minoritario como "Dialektik der Menschlichen Emanzipation", para no nombrar sino algunos ejemplos concretos. No necesito subrayar que el mismo honor de poder hablar en este foro y ante este auditorio forma también parte de la generosa hospitalidad que no pocas veces me han dispensado las minorías selectas de este pueblo. Pero mi vida no se reduce sólo a mi experiencia alemana, sino que incluye también la vida que he dejado detrás, la vida española. En efecto, lo mismo que el Peter Schlemihl de Adalberto Chamisso no podía librarse de su propia sombra, yo sigo atado al cordón umbilical de mi patria de origen, siguiendo en esto el ejemplo del morisco Ricote descrito por Cervantes en El Quijote, y que, casualmente, como yo mismo había venido a parar a tierras alemanas: "Doquiera que estamos lloramos por España; que en fin, nacimos de ella y es nuestra patria natural..." Y en este contexto, lo más triste de mi exilio no es el hecho de encontrarme lejos de mis compatriotas y mis amigos españoles, tampoco los aspectos irritantes de la vida alemana, sino el descubrimiento de que España ha salido de una dictadura de casi cuarenta años no para iniciar un nuevo ciclo histórico apoyada en sus mejores tradiciones humanas y espirituales, sino para copiar mimètica y servilmente lo que Europa tiene de más vulgar, ese materialismo soez y chabacano que en la misma Europa transpirenaica se ha revelado como incapaz de dar una proyección racional y humana a la vida de sus habitantes. Este proceso de decepción constituye una de mis experiencias más amargas, y es uno de los motivos - el principal motivo - de que hoy me sienta muy alejado de lo que las minorías dirigentes están haciendo con mi país y me haya convertido, en cierto modo, en un extranjero en mi propia casa.

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Y voy a terminar. La tensión de vivir entre dos culturas es, a veces, una tensión difícil de soportar, pero en definitiva y a la postre, una tensión fecunda y altamente creadora. Ello explica que una gran parte de los intelectuales - no sólo españoles - que viven voluntaria o involuntariamente en un ámbito que no es el suyo, desarrollen a menudo una labor mucho más rica que la de quienes permanecen encerrados en su entorno natural. D e mí puedo decir que mi obra - también mi obra en castellano - la debo en gran parte a mi encuentro con la cultura alemana, que me ha dado una perspectiva y una profundidad que en España difícilmente hubiera podido encontrar. Puedo decir pues, que mis años de aprendizaje aquí me han ayudado, como a Guillermo Meister los suyos, a encontrarme a mí mismo y a contrarrestar el iberismo superficial que sin duda yo llevaba en mis alforjas cuando abandoné España. Y en este sentido, mi deuda con la cultura alemana es infinita y más importante que los aspectos descorazonadores e ingratos que me han salido al paso en este país. Y hasta es posible que mi crítica a la dimensión negativa de la República Federal sea una manera muy española y unamuniana de testimoniar mi vinculación al mundo germano, pues podría decir que si a Don Miguel le dolía España, a mí me duele no sólo España sino también Alemania, y el hecho de que me duela y a veces me revuelva las tripas significa que se me ha metido muy dentro de mí mismo y forma entretanto parte inextinguible de mi propio ser.

Investigaciones sobre el exilio alemán Manfred Briegel "Deutsche Forschungsgemeinschaft" Bonn A mediados de los años sesenta nació paulatinamente en la República Federal de Alemania un interés científico por el estudio de la persecución y expulsión ocurridas durante el Tercer Reich. Este movimiento apareció en una modesta proporción, pero era ya desde sus comienzos decididamente comprometido. Qué papel desempeñan dentro de este recién despierto interés los cambios acaecidos en la ciencia, o en el clima político (la gran coalición y la revuelta estudiantil), es una pregunta de por sí, y a menudo suele ocurrir en la historia de la ciencia, de difícil respuesta y de la que no vamos a ocuparnos aquí. De todas formas el móvil y el estímulo moral nos lo ofrece ya la misma historia de los alemanes, llena de sufrimiento y culpabilidad. Al mismo tiempo proporciona nuevas dimensiones, tanto cuantitativa como cualitativamente, en el estudio de determinados grupos de personas. Lo ocurrido que acabó desembocando en el holocausto, es en realidad inimaginable y no tiene nombre, lo que quizá constituya el auténtico sentido de la sentencia de Adorno, de que tras Auschwitz ya no es posible la poesía. La expulsión o la huida forzada afectaron no sólo a personajes aislados (al estilo de Ovidio en la antigüedad), sino aproximadamente a medio millón de personas, la mayoría de las cuales eran judías o de origen judío.1 Dentro del total de los perseguidos por sus ideas políticas o por su "raza", hubo un gran número de destacados representantes dentro de la política, la literatura, el arte y la ciencia (desde Heinrich Brüning hasta Albert Einstein, pasando por Max Beckmann y los hermanos Mann). A menudo esta impresionante enorme pérdida de inteligencia ha sido comparada con el éxodo de los intelectuales griegos tras la conquista de Bizancio. Se trató, pues, tanto de un fenómeno de masas, como de un fenómeno de élite. Ambas perspectivas poseen un gran significado para las investigaciones sobre el exilio o un informe sobre éste. En el comienzo y las primeras fases de la investigación correspondiente se observó lo ocurrido en la élite. Esto se corresponde con la fase historiográfica existente en la Alemania Federal, antes de la aplicación de los paradigmas histórico-sociales. La historia social aportó primero paulatinamente una visión del fenómeno de masas. Aún queda mucho por hacer en ambos sentidos, los dos aspectos son a su manera actuales: el fenómeno de masas en conjunto, sin una meta determinada, es decir, la mirada puesta en el exilio del hombre de la calle, en el emigrante anónimo; el interés por las élites se ha desplazado de la élite político/literaria a la élite científica. La investigación, sobre todo la investigación básica, se concentra en la República Federal en las universidades y escuelas superiores. Esto ocurre especialmente dentro de las Mirar sobre todo las introducciones de Heibert A. Strauss y Werner Röder a los tomos 1 y 2 de: Biographisches Handbuch der deutschsprachigen Emigration nach 1933, ed. por el Institut f. Zeitgeschichte, München, y por el Research Foundation for Jewish Immigration, Nueva York, bajo la dirección general de Wemer Röder y Herbert A. Strauss. Tomo I: Politik, Wirtschaft, öffentliches Leben, Munich 1980; Tomo II 1 y 2: The Arts, Sciences and Literature. Munich 1983; Tomo III: Registro general. Munich 1983.

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ciencias filosóficas. Por lo tanto, resulta más significativo que el comienzo de las investigaciones sobre el exilio esté ligado a personas ajenas a la universidad y a instituciones no universitarias. Fueron las bibliotecas y los archivos los que junto a los historiadores, buscaron, recogieron y clasificaron documentos. Y fue una persona completamente ajena al mundo universitario, Hans-Albert Walter, sin estudios universitarios ni conexión ninguna con la universidad, el primero en ponerse a escribir una relación general de la literatura en el exilio, desde la perspectiva de las causas y las condiciones político-sociales. Lo que él comenzó como pionero, se convirtió en una obra monumental en varios tomos, aún por terminar.2 Entre las distintas instituciones se encuentran: la Biblioteca Alemana de Francfort, encargada oficialmente mediante una ley de reunir todas las publicaciones sobre la literatura en el exilio;3 el Archivo Nacional de Coblenza; el Instituto de Historia Contemporánea, fundado en Munich en 1949; el Archivo de Literatura Alemana de Marbach/Neckar; la Academia de Arte en Berlín Occidental y como único centro universitario, el centro de trabajo sobre la literatura alemana en el exilio de la universidad de Hamburgo (cuya dirección correría posteriormente a cargo de H A . Walter). La exposición de la Biblioteca Alemana en 1965 supuso un enorme impulso y su catálogo representa, incluso hoy en día, una especie de introducción general al campo de la problemática del exilio.'1 A la titubeante participación de las universidades se añade la particularidad de que la recolección y coordinación de las informaciones se llevó a cabo en el extranjero: en 1969 se creó un centro de coordinación en la universidad de Estocolmo, en funcionamiento hasta 1975.5 Igualmente los congresos más importantes de estas primeras épocas no se celebraron en suelo alemán, sino en Estocolmo en 1969 y en 1972 en Copenhague.6 Estos congresos trajeron contactos y enfrentamientos con la investigación sobre el exilio en la República Democrática Alemana, más antigua, y organizada de otra manera.7

2

Walter, Hans-Albert, Deutsche Exilliteratur 1933-1950, Numeración antigua: Tomo 1: Bedrohung und Verfolgung bis 1933, Darmstadt, Neuwied 1972 (2 Ed. 1974). Tomo 2: Asylpraxis und Lebensbedingungen in Europa, Darmstadt, Neuwied 1972 (2 Ed. 1974) Tomo 7: Exilpresse I, Darmstadt, Neuwied 1974 (reelaborado en el tomo 4 de la nueva numeración). Nueva numeración: tomo 4: Exilpresse, Stuttgart 1978. Tomo 2: Europäisches Appeasement und überseeische Asylpraxis, Stuttgart 1984. Tomo 3: Internierung, Flucht und Lebensbedingungen im Zweiten Weltkrieg, Stuttgart 1988.

3

Sobre esta importante institución compárese: 35 Jahre Exilliteratur 1933-1945 in der Deutschen Bibliothek Frankfurt am Main. Ein Beitrag zur Geschichte der Exilforschung in der Bundesrepublik Deutschland (Sonderveröffentlichungen der Deutschen Bibliothek Nr. 13), Francfort 1984.

4

Exil-Literatur 1933-1945. Eine Ausstellung aus Beständen der Deutschen Bibliothek Frankfurt am Main (Sonderveröffentlichungen der Deutschen Bibliothek Nr. 1), Francfort 1965, 1967 (elaborada por Wemer Berthold).

5

Cf.: Berichte I-X der Stockholmer Koordinationsstelle zw Erforschung der deutschsprachigen Exil-Literatur, editado por el Instituto Alemán de la universidad de Estocolmo 1970-1975 (escrito a máquina y copiado).

6

Las contribuciones y los informes de Copenhague se han publicado escritos a máquina: Protokoll des II. internationalen Symposiums zur Erforschung des deutschsprachigen Exils nach 1933 in Kopenhagen 1972, editado por el Instituto Alemán de la universidad de Estocolmo, 1972.

7

No se puede realizar aquí un análisis de la investigación en la R . D A concentrada en el exilio comunista comp, por ejemplo los artículos en Weimarer Beiträge 4/1975 (21. Jahrgang), especialmente Sigrid Bock: "Zur bürgerlichen Exilforschung" (pag. 99-129). Los resultados de las investigaciones en la Alemania Democrática están especialmente formulados en la obra en siete tomos: Kunst und Literatur im antifaschistischen Exil 1933-1945, publicado entre 1979 y 1981 en la editorial Röderberg, en Frankfurt/M., (anteriormente en Leipzig).

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Poco a poco va apareciendo una solidificación en la organización. De la coordinación y discusión de los primeros proyectos surge en la Asociación de Investigación Alemana, un grupo de trabajo informal, formado por bibliotecarios, archiveros, historiadores, expertos en ciencias políticas y germanistas. Por propuesta de este círculo de trabajo la Asociación de Investigación decidió en 1973 establecer como un programa prioritario el estudio sobre el exilio de los germanohablantes. Este programa central permaneció hasta 1984.a Más tarde siguieron las sociedades y las revistas científicas. En 1978 se fundó en EEUU la Society for Exile Studies/Sodedad para los estudios sobre el exilio, a la que pronto siguió una sección alemana independiente. En lo relativo a las revistas especializadas, una iniciativa extrauniversitaria tomó la delantera, publicando desde 1981 una revista "Exil" con el subtítulo "Forschung, Erkentnisse, Ergebnisse" (Investigación, conocimientos, resultados), editado por el valiente individualista Joachim H. Koch (tras su muerte le sucedió en la dirección Edita Koch). Desde 1983 se publica "Exilforschung. Ein internationales Jahrbuch" (Investigaciones sobre el exilio. Anuario internacional), editado por historiadores y germanistas, y desde 1984 una "Nachrichtenbrief/Newsletter" (Cartanoticiero/Newsletter), ambos por encargo de la asociación para la investigación sobre el exilio.9 Al principio las disciplinas científicas que tuvieron un papel más importante fueron la historia, las ciencias políticas y la germanística (ciencia de la literatura). Esto se corresponde con el punto de mira puesto sobre personalidades destacadas y la historia política. Sobre todo fueron los escritores los primeros en trabajar, analizar y presentar verbalmente los acontecimientos, por lo que sus textos fueron y siguen siendo importantes fuentes. Y la literatura se tiene que entender siempre aquí en su más amplio sentido, como ya ocurrió con la ciencia de la literatura, que desde finales de los años sesenta amplió su campo de trabajo a través de las bellas letras (Belletrística) y englobó medios (cine, televisión), formas literarias utilitarias, ensayos, vida literaria, etc. A lo largo de los años se añadieron también otras materias, como claramente se observa en el programa prioritario multidisciplinario de la Asociación de la Investigación, los cuales aportaron contribuciones de cada uno de sus sectores (ciencia de la música, ciencia de la educación, psicología, psiquiatría.) Desde hace ya varios años se puede observar que en las distintas ciencias, incluso en las ciencias naturales, existe un creciente interés por el exilio y la persecución, seguramente en relación con el reciente interés internacional por la propia historia de la materia. Sobre esto insistiremos más adelante. En general la investigación sobre el exilio prosigue integrada en los servicios de investigación de las universidades, después de que el interés por el exilio pasara ocasionalmente por ser una moda. Los primeros intentos aseguraron los rastros, como hemos dicho. La primera fase de la investigación sobre el exilio es una fase de documentación. Se le denominaba con el desCf. Manfred Briegel: "Der Schwerpunkt Exilforschung bei der deutschen Forschungsgemeinschaft" en: Gesellschaft für Erforschung. Nachrichtenbrief Nr. 3/Dez. 1984 (pag. 11-23) y Manfred Briegel y Wolfgang Frühwald (ed.), Die Erfahrung der Fremde. Kolloquium des Schwerpunktprogramms 'Exilforschung' der Deutschen Forschungsgemeinschaft, Weinheim 1988. El tomo 1 del anuario fue editado por Thomas Koebner, Wulf Köpke y Joachim Radkau; el tomo 6 por Thomas Koebner, Wulf Köpke, Claus-Dieter Kiohn y Sigrid Schneider en conexión con Lieselotte Maas. La redacción de la carta noticiero corre a cargo de Ernst Loewy, Frankfurt/M.

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dichado término de "Grundforschung" (investigación básica). En una acción conjunta de los archivos y bibliotecas anteriormente mencionados, se clasificaron en un laborioso y detallado trabajo las fuentes de la emigración política y se subdividieron en fichas, que se pueden consultar en el Instituto de Historia Contemporánea de Munich. Las fuentes sobre la emigración literaria se encuentran subdivididas en Marbach y en Berlin (Academia de Artes), e insertadas en el catálogo. En Hamburgo se consiguió una clasificación detallada de las informaciones incluidas en las autobiografías publicadas, cuyos catalogos se hallan en el centro de trabajo sobre la literatura del exilio y en la Biblioteca Alemana de Francfort. La prensa del exilio, de la que podríamos decir muchas cosas excepto que es reducida, aunque si bien se pueda precisar, tiene sus propios años de trabajo. En ella se pueden seguir las fases del desarrollo de la investigación sobre el exilio. Al principio, lo más importante era asegurar físicamente el material. Los numerosos periódicos y revistas publicados en el exilio, (hasta 1975 se habían recopilado ya más de 400 periódicos, revistas y noticieros) están tan diseminados, que apenas podemos encontrar un año completo en ninguna de las bibliotecas. Por esto, a finales de los sesenta se acometió la tarea de reunirlos y microfilmarlos en el Instituto para la Investigación Periodística de Dortmund. Sobre esta base, Lieselotte Maas y sus colaboradores clasificaron bibliográficamente este impresionante material en Francfort. Entre 1976 y 1981 aparecieron tres tomos del manual.10 Tan útil como nos puede resultar una bibliografía es el hecho de no quedarse solamente en ella, sino en ampliarla mediante otros trabajos analíticos. La misma Lieselotte Maas lo concibió así desde un principio. Se han publicado algunos trabajos suyos más reducidos.11 Después de que Hans-Albert Walter describiera algunas revistas destacadas en un mismo volumen de su historia de la literatura del exilio, (Tomo 4: "Exilpresse", 1978) debe considerarse este último cuarto volumen de Lieselotte Maas, de próxima aparición, como una relación completa de la prensa en el exilio. La fase de documentación de la investigación encontró un claro final, su resumen y suma en el "Biographisches Handbuch der deutschsprachigen Emigration nach 1933" (Manual biográfico de la emigración de habla alemana después de 1933) editada por el Instituto de Historia Contemporánea de Munich y por la "Research Foundation for Jewish Emigration" de Nueva York, bajo la dirección general de Werner Róder y de Herbert A. Strauss, publicado en Munich entre 1980-1983. Del material disponible sobre unas 25.000 personas expulsadas, pertenecientes al campo de la política, la literatura, el arte y la ciencia, se seleccionaron con un criterio elitista a casi unas 9000, y se escribieron pequeñas biografías con bibliografías de sus obras. El primer tomo, publicado en alemán, comprende unos 4000 casos dentro del mundo de la política, la economía y la vida pública; el segundo dividido en dos volúmenes y publicado en inglés, incluye unos 5000 del ámbito de la literatura, el {irte y la ciencia ('The Arts, Sciences, and Literature"). En el tercer tomo aparecen varios registros, especialmente según los países de destino y las profesiones, y Lieselotte Maas: Handbuch der deutschen Exilpresse 1933-1945, editado por Eberhard Lämmert. Tomo 1: Bibliographie A-K, Munich 1976; Tomo 2: Bibliographie L-Z, Munich 1978: Tomo 3: Nachträge - Register Anhang, Munich 1981. Lieselotte Maas: Deutsche ExUpresse in Lateinamerika (Kleine Schriften der Deutschen Bibliothek, Nr. 3) Francfort 1978.

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facilita así el acceso temático a un material, que de otra manera sólo estaría ordenado por el orden alfabético de los nombres de las personas descritas. La crítica de detalles y las indicaciones sobre los límites de la obra lexicográfica, que a su manera no puede naturalmente substituir nunca a estudios referidos a personas o centrados en temas, no impiden que el manual sea y siga siendo durante largo tiempo, un auténtico "Thesaurus Emigrationis", como fue denominado en su presentación en el Instituto de Historia Contemporánea. El Thesaurus no puede ser exhaustivo. Si se quiere observar a un grupo concreto de personas el manual sólo ofrece, aunque ya es algo, una base biográfica/personal a partir de la que se puede seguir investigando. Así se ha puesto de manifiesto, por ejemplo, en la romanística. Las investigaciones surgidas con motivo del congreso de los romanistas alemanes de 1987 aportaron un aumento considerable del número de personas.12 Junto al manual aparecieron también otras documentaciones muy concentradas, sobre determinados aspectos. No han sido publicadas todas, en parte están ya incluidas en estudios valorativos. Nombraré la publicación de Conrad Pütter sobre las actividades radiofónicas de los exiliados13; las documentaciones sobre los pedagogos emigrados en Francfort (Feidel-Mertz)14, sobre la psiquiatría en Colonia (Uwe Henrik Peters), de la que surgieron algunas disertaciones sobre los psiquiatras expulsados. El ámbito de los creadores de películas es muy prometedor; desde hace muchos años se trabaja en un manual de dos volúmenes (bibliografías y presentaciones), que desgraciadamente no ha sido publicado todavía. En lo referente al campo de los ingenieros y de los economistas poseemos dos investigaciones en una esfera regional que se apartan de la pura documentación.15 En algunos de estos trabajos se han abordado ya algunas de las cuestiones sobre la emigración de la ciencia, que hoy poseen un interés primordial para los investigadores. A pesar del furor por la documentación en todos estos años pasados, todavía sigue quedando mucho por hacer en lo relacionado con los materiales, su búsqueda, clasificación y edición. John M. Spalek clasificó hace unos años los materiales legados, diseminados por diversas instituciones de diferentes zonas de los EEUU 16 . En este trabajo se reunió una gran parte. Los materiales legados por el pequeño número de científicos (en el amplio sentido de la palabra) que regresaron a la República Federal de Alemania, están siendo reunidos actualmente por la Biblioteca Alemana de Francfort; el repertorio deberá apa12

Deutsche und österreichische Romanisten als Verfolgte des Nationalsozialismus, Hans Helmut Christmann y Frank-Rutger Hausmann con Manfred Briegel (ed.), Tübingen 1989 (Romanica et Comparatistica, 1.10). Pütter, Conrad, Rundfunk gegen das "Dritte Reich". Deutschsprachige Rundfunkaktivitäten im Exil 19331945. Ein Handbuch. Con la cooperación de Emst Loewy y una contribución de Elke Hilscher, Munich 1986 (Rundfunkstudien Bd. 3). 14 Feidel-Mertz, Hildegard (ed.), con la colaboración de Peter Budde y otros: Schulen im Exil. Die verdrängte Pädagogik nach 1933, Reinbek 1983. 15 Mock, Wolfgang, Technische Intelligenz im Exil. Vertreibung und Emigration deutschsprachiger Ingenieure nach Großbritannien 1933-1945, Düsseldorf 1986. Krohn, Claus-Dieter, Wissenschaft im Exil. Deutsche Sozialund Wirtschaftswissenschaftler in den USA und die New School for Social Research, Francfort, Nueva York 1987.

13

16

Guide to Ote Archiva1 Materials of the German-speaking Emigration to the United States after 1933 - Verzeichnis der Quellen und Materialien der deutschsprachigen Emigration in den USA seit 1933. Por John M. Spalek en colaboración con Adrienne Ash y Sandra H. Hawiylchak. The University Press of Virginia 1978. Un segundo tomo, que primordialmente indica los legados de los científicos se encuentra ya en la imprenta.

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recer en 1990 o en 1991 en forma de libro. Una edición básica sobre las fuentes la tenemos, por ejemplo, en la publicación de las listas de desnaturalizaciones del Tercer Reích.17 Junto a las ediciones de documentos tienen también siempre gran importancia las ediciones literarias, especialmente de cartas y diarios: En este sentido se han de esperar nuevos datos. Como ejemplo, citaré la edición en dos tomos de las cartas desde su exilio en Nueva Zelanda del poeta Karl Wolfskehl, un gran escritor de cartas, como se puede comprobar.18 A menudo el investigador, en su necesaria tarea de buscar sus informaciones preguntando a las fuentes, no puede prescindir de pedir información a los supervivientes o los descendientes. Esto se practicó en muchos proyectos, de una forma escrita u oral, en entrevistas estructuradas o abiertas. Recientemente se ha propagado la presentación de "Zeitzeugen" (testigos de una época), también fuera del campo de la ciencia. Esto se convirtió en un principio estructurador en el más importante congreso sobre la emigración de la ciencia, celebrado en Viena en 1987 y en su publicación correspondiente.1® Hasta ahora siempre se hablaba de la totalidad de las personas expulsadas y de distintos grupos, más o menos claramente definidos. A los grupos profesionales se les pueden añadir los grupos según los diferentes partidos, que desde un comienzo fueron de interés para la investigación, comenzando por el libro sobre los socialistas en Gran Bretaña de Werner Róder de 1969.20 Los partidos de izquierdas se convirtieron en el centro del interés, incluyendo también a los partidos más pequeños. Y dado que los miembros de los partidos y las personas activas en la política no sólo sufrieron persecución y destierro, sino que además quisieron seguir militando activamente en la oposición contra el Tercer Reich, en los trabajos correspondientes se ha incluido, junto al exilio, la perspectiva de la resistencia. En el subtítulo del libro de Róder esto se expresa programáticamente: "Ein Beitrag zur Geschichte des Widerstands gegen den Nationalsozialismus"/ "Una contribución a la historia de la resistencia contra el Nacionalsocialismo". Este aspecto es claramente tematizado en trabajos del círculo de Hermann Weber en Mannheim.21 Agrupaciones liberales y conservadoras, numéricamente, por cierto, de menor importancia, han encontrado una menor repercusión. Nos faltan estudios más

17

Die Ausbürgerung deutscher Staatsangehöriger 1933-1945 nach den im Reichsanzeiger veröffentlichten Listen, Michael Hepp (ed.), Introducción de Hans Georg Lehmann y Michael Hepp. Tomos 1-3, Munich 1985.

18

Karl Wolfskehls Briefwechsel aus Neuseeland 1938-1948, Editado por Cornelia Blasberg, con un prólogo de Paul Hoffmann (Veröffentlichungen der Dt. Akademie für Sprache und Dichtung Darmstadt 61) 2 tomos, Darmstadt 1988.

19

Stadler, Friedrich (ed.), Vertriebene Vernunft II. Emigration und Exil österreichischer Wissenschaft. Internationales Symposion 19.-23. Oktober 1987 in Wien, Viena, Munich 1988.

20

Cf. Röder, Werner, Die deutschen sozialistischen Exilgruppen in Großbritannien. Ein Beitrag zur Geschichte des Widerstands gegen Nationalsozialismus, Hannover 1969,2 ed. Bonn 1973. Herlemann, Beatrix, Die Emigration als Kampfposten. Die Anleitung des kommunistischen Widerstands in Deutschland aus Frankreich, Belgien und den Niederlanden (Mannheimer Sozialwissenschaftliche Studien, tomo 18) Königstein/Taunus 1982; Herlemann, Beatrix, Auf verlorenem Posten. Kommunistischer Widerstand im Zweiten Weltkrieg. Die Knöchel-Organisation (Politik- und Gesellschaftsgeschichte 15) Bonn 1986; Foitzik, Jan, Zwischen den Fronten. Zur Politik, Organisation und Funktion linker politischer Kleinorganisationen im Widerstand 1933 bis 1939/40 unter besonderer Berücksichtigung des Exils, Bonn 1986 (Politik- und Gesellschaftsgeschichte 16).

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importantes sobre el exilio de miembros de la iglesia.22 Está todavía por publicar un trabajo ya terminado sobre la "Schutzverband deutscher Schriftsteller im Exil" (Unión para la defensa de los escritores alemanes en el exilio), de 1933 a 1939 (Ernst Fischer, Munich) que ofrecerá interesantes aspectos sobre la organización y las corporaciones. Además del acceso de investigación con referencia a personas, existe también el acceso determinado por la extensión geográfica, es decir, por las cuestiones relacionadas con los caminos que ha llevado esta emigración y los países a los que se ha dirigido. La exposición global de un colectivo de autores de la RDA, por ejemplo, está dividida por regiones (ver nota 7). Cada región y país posee una importancia diferente y presenta distintos problemas en lo que concierne al acceso material, y por consiguiente, existen distintos grados de repercusión en la investigación. Los E E U U han sido estudiados intensamente, por ser el país donde finalmente, es decir aproximadamente desde principios de la guerra, se refugiaron de manera directa o indirecta - pasando primero por otros países, la mayoría de los expulsados. Además existe sobre el tema gran actividad investigadora dentro de EEUU. En la Unión Soviética el acceso fue hasta ahora obviamente mucho mas difícil. Pero también Latinoamérica, zona que llegó a acoger entre 80.000 y 90.000 personas, está incluida de forma escasa, la causa sea quizás el idioma. Esto ha cambiado un poco. Sobre Latinoamérica acaba de publicarse una detallada exposición global de Patrik von zur Mühlen.23 Especialmente México ha topado con excepcional interés.24 Los exiliados emigrados a México fueron relativamente pocos - von zur Mühlen cita sólo a unas 1.200 personas pero entre ellos destacan importantes figuras políticas y literarias, especialmente de izquierdas. Actualmente von zur Mühlen se ocupa de un estudio sobre la huida a través de la España de Franco. Tras la ocupación de Francia por las tropas alemanas, la España fascista ofrecía, como ya se sabe, en una curiosa mezcla de tolerancia y control, la última posibilidad de huida a muchos que habían optado por Francia como país de exilio. El historiador Klaus Voigt presentó numerosos resultados sorprendentes tras largos años de trabajo sobre Italia.23 La Italia fascista no era un mal destino, por lo menos hasta 1938, cuando Mussolini se adhirió más estrechamente a las ideas nazis. En 1989 fue publicado un voluminoso primer tomo de los dos que componen la proyectada obra global concentrada en la emigración judía. Dentro de este enorme examen regional domina una decidida apreciación histórico-social. Aún cuando el libro dedicado a Italia, por ejemplo, se componga de grandes apartados sobre famosos escritores y científicos, la mirada se dirige sin embargo generalmente a las condiciones de vida de los huidos, también de los anónimos y desconocidos. Un extenso

Pero ef. la colección de artículos editada por Wolfgang Frühwald y Heinz Hiirten: Christliches Exil und christlicher Widerstand. Ein Symposion an der Katholischen Universität Eichstätt 1985 (Eichstätter Beiträge tomo 22) Regensburg 1987. 23

Mühlen, Patrik von zur, Fluchtziel Lateinamerika. Die deutsche Emigration 1933-1945: politische Aktivitäten und sonokutturelle Integration, Bonn 1988. Pohle, Fritz, Das mexikanische Exil. Ein Beitrag zw Geschichte der politisch-kulturellen Emigration aus Deutschland (1937-1946), Stuttgart 1986 (Germanist. Abhandlungen 60). Anteriormente un trabajo de la RDA: Wolfgang Kießling, Alemania Libre in Mexiko, 2 tomos, Berlín (Este) 1974. En preparación un estudio de Irene Lorisika (Francfort) sobre la asimilación intercultural del exilio en México. 25 Voigt, Klaus, Zuflucht auf Widerruf, Exil in Italien 1933-1945, Tomo 1, Stuttgart 1989.

24

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material de archivo es indispensable para llevar a cabo semejantes investigaciones. Las fuentes literarias aparecen sólo adicionalmente. Lo expuesto hasta ahora puede causar la impresión de que la investigación alemana (de la Alemania Federal) ha realizado con sus grandes actividades sobre todo una acumulación de material. En los EEUU se aspiró mucho más temprano, en realidad desde un principio, a significados e interpretaciones (seguramente también a riesgo de conclusiones precipitadas). No han faltado nunca las críticas sobre la "investigación básica" en la RFA. Pero hay que considerar que con la política de persecución del nacionalsocialismo, que como es sabido aspiró a la extinción y el exterminio, ha sido mucho más fácil borrar las huellas y es mucho más difícil encontrar material. Se ha tenido que llevar a cabo un intenso trabajo de búsqueda y elaboración de material. Y no se puede esperar que la mayor parte de este trabajo se lleve a cabo fuera de Alemania. Sin duda alguna no han faltado tampoco los intentos sobre reflexiones metodológicas, así como los trabajos sobre cuestiones tan complicadas como la valoración del esfuerzo realizado en el exilio, o sobre la cuestión de las características específicas del exilio en las obras creadas en estas condiciones.26 El investigador del exilio, que seguramente emprende su trabajo en la mayoría de los casos con una especie de motivación moral, se enfrenta a menudo con un dilema. ¿Debe ver en una obra literaria o artística creada en el exilio sencillamente una expresión de una integridad político-moral o por lo menos un testimonio de aquél que ha tenido razón? ¿O debe trazar unas directrices estéticas y llegar, por tanto, a otros resultados muy distintos, especialmente si intenta una clasificación en la continuidad o también quizá rupturas en los respectivos asuntos de la historia (historia de la literatura, etc.)? Un "testimonio moral" se opone a un "testimonio literario", la valoración política se sitúa rotundamente frente a una valoración artística.27 Desde hace algunos años van aumentando los indicios que anuncian un cambio en la perspectiva de la investigación sobre el exilio. Los ya mencionados puntos de partida históricos-sociales pertenecen a estos nuevos impulsos. Situadas en un primer plano aparecen las cuestiones de la "aculturación", según el concepto que defiende Herbert A. Strauss, director del Centro de Investigación sobre el Antisemitismo de la Universidad Técnica de Berlín,28 así como las cuestiones del regreso, del encuentro y la confrontación entre lo extraño y lo propio. El estudio de la emigración en masa de los judíos podría llamar más la atención sobre este aspecto. La materia de estudio se amplía, casi hasta llegar a la supresión del término investigación sobre el exilio. Porque el exilio no solamente es importante

26

Cf. los intentos de Joseph P. Strelka en su libro Exilliteratur, Grundprobleme der Theorie, Aspekte der Geschichte und Kritik, Berna, Francfort, Nueva York 1983, pag. 13-34. En Ia müsica Claudia Maurer Zenck intenta estraer estructuras especificas del exilio en la obra de Ernst Krenek, Emst Krenek - ein Komponist im Exil, Viena 1980.

27

Comp, sobre todo con la controversia de 1973 en Akzente, Zeitschrift für Literatur 20 (especialmente Peter Laemmle, "Vorschläge für eine Revision der Exilforschung") y Manfred Durzak: "Deutschsprachige Exilliteratur. Vom moralischen Zeugnis zum literarischen Dokument", en: Manfred Durzak (ed.): Die deutsche Exilliteratur 1933-1945, Stuttgart 1973, pag. 9-26.

28

Strauss, Herbert A., Essay on the History, Persecution and Emigration of German Jews. Jewish Immigrants of the Nazi Period in the USA, Herbert A. Strauss (ed.), tomo 6, Nueva York, Munich 1987.

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como "historia alemana fuera de Alemania", y no sólo son importantes el trabajo realizado por la resistencia y su relación con la resistencia en la misma Alemania, sino que ha surgido además la cuestión de que con qué derecho se elimina a aquellos, a los que no les fue posible huir, y que tuvieron un destino mucho peor. Esta fue una de las críticas (no del todo justas) al mencionado manual biográfico sobre la emigración de lengua alemana. Ernst Loewy escribió: "Personen, die der Verfolgung nicht zu entkommen vermochten ... kommen in ihm nicht vor. Die Tatsache, daß - unter dem Gesichtspunkt der Opfer des Nationalsozialismus ebenso wie unter dem des Widerstandes - hier nur ein Teilbereich dokumentiert wurde, und zwar vor allem derjenige, dem das Schlimmste erspart geblieben ist, darf angesichts des Erscheinens dieses Werkes nicht unausgesprochen bleiben". (Las personas que no pudieron escapar de la persecución no aparecen aquí. El hecho de que aquí sólo se documente, desde el punto de vista de las víctimas del nacionalsocialismo, así como desde el de la oposición, un aspecto parcial y sobre todo, claro está, de los que no han sufrido lo peor, no debe quedar sin comentario tras la publicación de esta obra).30 Por esto Loewy abogó por una obra adicional. Sirven, por tanto, unas perspectivas de la persecución más amplias (por este motivo no he intentado una definición de "exilio" y términos afines). También se podría desarrollar algo así como una investigación del exilio comparada, citada ocasionalmente,31 y la búsqueda de una tipología del exilio. Sin embargo, hay que prevenir de un intento de convertir el exilio en metáfora como signo de la existencia humana, especialmente de la existencia espiritual, un peligro fomentado incluso por los propios exiliados, como recuerda la equiparación de Paul Tillich entre "mind" y "migration": "mind in its very nature is migratory."32 Actualmente es la emigración científica que cuenta con mayor interés, y esto bajo el aspecto general de la persecución. Un fuerte impulso, aunque no el único, partió del 21 Symposium de la Sociedad para la Historia de la Ciencia, celebrado en 1983 en Wolfenbüttel, con el título "Hace 50 años: Emigración e inmigración de la ciencia".33 Entre tanto se realiza en la investigación esfuerzos coordinados. Bajo el lema de "la emigración científica" la Asociación de Investigación Alemana ha establecido un nuevo programa prioritario que empezó sus trabajos en 1988. Las pérdidas ocasionadas por la política de expulsión nacionalsocialista también dentro de la ciencia no eran del todo desconocidas; "éxodo de las inteligencias" se titulaba una serie 29

Comp. Röder, Werner, "Exil- und Emigrationsforschung. Notizen aus deutschen Erfahrungen", en: Stadler (ver nota 19), pag. 102-114. 30 Ernst Loewy en: Jahrbuch des Instituts für Deutsche Geschichte, Universität Tel Aviv, XTV, 1985, pag. 396s. 31 Hahn, Hans Henning, "Möglichkeiten und Formen politischen Handelns in der Emigration. Ein historischsystematischer Deutungsversuch am Beispiel des Exils in Europa nach 1830 und ein Plädoyer für eine international vergleichende Exilforschung", en: Archiv für Sozialgeschichte XXIII, 1983, pag. 123-161. 32 Tillich, Paul, "Mind and Migration", en: Social Research. An International Quarterfy ofPolitical and Social Science 4,1937, pag. 295-305. 33 Las contribuciones más importantes a este acto fueron publicadas en el n° 7/año 1984 de la revista: Berichte zur Wissenschaftsgeschichte', comp, también Horst Möller, Exodus der Kultur. Schriftsteller, Wissenschaßer und Künstler in der Emigration nach 1933, Munich 1984.

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de radio Bremen en 1962, y la socióloga Helge Pross hablaba en 1966 en el título de una publicación de la "decapitación intelectual en Alemania". Pero no se trata tanto de hacer aquí un balance de la pérdida (en los países de salida) y de la ganancia (en los países de acogida), tampoco fundamentalmente de la suerte de figuras aisladas, olvidadas o destacadas, sino del desarrollo de los contenidos científicos en sus continuidades o rupturas, dependiendo de las condiciones político-sociales en cada uno de los países. Se trata del desarrollo y la suerte de métodos científicos, de principios, escuelas, paradigmas; se trata de la historia de las ideas, de la historia de los problemas, de la historia social, de la historia de las instituciones; si se cita a personas se piensa no en alguien determinado, sino en grupos o escuelas; se trata de cambios en la ciencia debido a la implantación en un nuevo ambiente (aculturación), de intercambio de influencias, finalmente del efecto retroactivo en la Europa central tras el término de la guerra; todo esto teniendo en cuenta también el desarrollo de la ciencia dentro del Tercer Reich.34 Esto significa una ampliación del espectro metodológico. Ahora se incluyen también métodos que hasta el momento habían sido tenidos en cuenta muy poco en la investigación sobre el exilio y que no por eso eran del todo reconocidos. Esto vale especialmente para métodos cientométricos como el análisis de citas y similares. Y para alejarse de los hechos individuales de personas aisladas se tiende a biografías colectivas en favor de las características comunes en grupos. Se han emprendido, entre tanto, un gran número de proyectos sobre la emigración de la ciencia. Sin embargo es demasiado pronto para decir algo exacto sobre las tendencias en los contenidos y en los resultados que van saliendo. El eco encontrado en las ciencias filosóficas y en las sociales ha sido enorme; en las materias de las ciencias naturales ha sido algo menor. La necesidad de investigación en cada una de las materias es muy distinta. La física siempre despertó el interés por causas político-militares conocidas. Pero hasta ahora se sabe muy poco sobre que rumbo siguió el desarrollo de la química o la biología. De todos modos, se realizan trabajos sobre este tema. Las tendencias de los últimos años expuestas aquí que desbordan ya el propio estudio de la emigración científica y que son observables en forma general, dieron pie a Ernst Loewy a hablar de un cambio de paradigmas en la investigación sobre el exilio, en la conferencia que éste pronunció en mayo de 1989 en la Universidad hebrea de Jerusalen. Citó como una de las características el desprenderse de la perspectiva antifascista, y con ello de la fijación en un mensaje del exilio. Esto va acompañado del relevo de generaciones. Los afectados, entre los que se encuentran el propio Ernst Loewy, pasan a un segundo término. Sin embargo, indudablemente algo del mensaje del exilio sigue y seguirá existiendo.

Traducido al castellano por María Jesús García

34

Wolfgang Frühwald, que dio el impulso principal al grupo de personas que prepararon el programa prioritario, ha publicado las reflexiones de este grupo en: "Die Vertreibung der Wissenschaften aus Deutschland. Aufgaben und Perspektiven. Vorschlag zu einem Forschungsprogramm", en: Jahrbuch der historischen Forschung in der Bundesrepublik Deutschland, 1987, pag. 47-56.

El humor negro como principio subversivo 'El verdugo' de Luis García Berlanga Hans-Jörg Neuschäfer Universität Saarbrücken Lo que sigue forma parte de un libro que estoy terminando. El libro se llama Adiós a la España Eterna. La superación de la censura y la anticipación del cambio en la literatura y el cine de la era franquista. Uno de los medios subversivos que sirvieron, entre otras cosas, para burlarse de la censura, fué el humor negro. Uno de sus maestros ha sido (y es) Luis García Berlanga, cuya película El verdugo (1963) es considerada, con razón, como uno de los clásicos del cine español. Veamos como funciona ese humor negro y recordemos, primero, con un poco de detalle, el argumento de la película. Amadeo, el viejo verdugo, regresa de la sala de ejecuciones al puesto de guardia de la prisión. Allí ya están esperando dos empleados de la funeraria, o sea dos enterradores, para hacerse cargo del finado y llevarlo al cementerio en el camión de la empresa. El verdugo les ruega le dejen volver con ellos a la ciudad. Aunque el más joven de los dos enterradores, José Luis, preferiría no tener nada que ver con ese hombre, su compañero, en quien apunta una cierta malsana curiosidad, se muestra dispuesto a ello, de modo que, al final, vemos a los tres viajando juntos en la cabina del conductor. El verdugo, un señor de edad, que está a punto de retirarse, resulta ser pronto una persona agradable y sociable, que defiende decididamente su oficio. Llegados a la ciudad, se baja del camión, pero olvida allí su maletín, o sea, los "instrumentos de trabajo". José Luis - de muy mala gana, por cierto -, tiene que salir corriendo trás él. Así entra en la casa del verdugo, donde conoce a su hija Carmen, una chica de buen ver. De este primer encuentro nace una amistad entre Carmen y José Luis que se hace más y más íntima, en gran parte también porque, evidentemente, están "hechos" el uno para el otro: ambos tienen una vivienda pequeña y mala (y quieren encontrar cuanto antes algo mejor), y además, debido al oficio, propio en un caso y del padre en el otro, los dos tienen dificultades para encontrar pareja. Así pues, pronto se les ve a los dos juntos en la cama. Pero el viejo verdugo regresa, "pesca" a la pareja y - como es de rigor en la España tradicional - monta la correspondiente escena del honor mancillado, etc., no perdiendo de vista naturalmente (ni él ni la hija, a quien la escena no desagrada del todo) la oportunidad única que se le presenta de "apestillar" al joven, cuyas miras no fueron antes precisamente matrimoniales. Pero al no cesar los llamamientos a su honor y como además la cosa se ha complicado con un embarazo, pronto se da por vencido. La ceremonia de la boda (una divertida sátira del clasismo imperante en la Iglesia católica) no es sino un pequeño apéndice a una boda de caciques: mientras se apagan las luces y se van recogiendo las guirnaldas de flores, el cura, a tempo y, por decirlo así, con un pie en la calle, imparte la bendición a Carmen y José Luis, los novios de clase humilde. Y así nos encontramos con que el enterrador, tan renitente al principio, se ha convertido en el yerno del verdugo a quien él el primer día ni siquiera quiso llevar en el camión.

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Pero aún vienen cosas peores: ya antes se había hecho alusión a los cómicos esfuerzos del viejo (oficinas, ventanillas, dificultades burocráticas) para conseguir una vivienda decente. Estos esfuerzos parece que, por fin (y a ello contribuye la boda) van a dar resultado. Sin embargo, el hecho de que el viejo esté a punto de retirarse y que el yerno no sea funcionario del Estado aparece como un último y casi insuperable obstáculo: a no ser que el yerno suceda al viejo en su cargo y se convierta él mismo en verdugo. Y ahora es cuando las cosas se ponen realmente difíciles para el "honorable" enterrador: éste, por un lado, rechaza horrorizado la propuesta, mas por otro - cosa que se le recuerda a todas horas tiene la responsabilidad de una familia a su cargo. Y una vez más se deja convencer, en parte también con el argumento de que siempre puede rehusar el cargo en el caso de que la solicitud tenga éxito. Y, en efecto, lo tiene: contra toda probabilidad, contra todas las pegas burocráticas y contra los muchísimos solicitantes que también desean el puesto, porque también ellos tienen que vivir de algo. La palabra mágica española es "recomendación": la intercesión de una importante personalidad, que simpatiza con el oficio de verdugo (un hombre vanidoso, que en la película aparece firmando en la Feria del Libro de Madrid) lo hace posible. Sin "enchufe" no se puede ser en España ni verdugo. A partir de este momento, el flamante y joven verdugo no es más que un manojo de nervios. En vano el experimentado suegro intenta tranquilizarle, explicándole que son muy pocos los delitos por los que se aplica la pena de muerte y que son también contadísimos los casos en que se cumple realmente la sentencia; pues casi siempre suele llegar el indulto, aunque sea muchas veces en el último momento. Y sobre todo - continúa el suegro -, la muerte a manos del marido de la esposa pillada in flagranti, cosa frecuente en España, tiene el atenuante del honor y es, gracias a Dios, un delito de poca monta. Y sin embargo, cada vez que el periódico trae la noticia de un homicidio, José Luis hojea nervioso el Código Penal, y también si por la calle ve una pelea, por insignificante que sea, interviene para mediar, temoroso de que la cosa pase a mayores. Con todo parece que el suegro va teniendo razón. El tiempo pasa sin que el nuevo verdugo se haya visto obligado a ejercer sus funciones. José Luis comienza a sentirse más tranquilo y el niño esperado nace y se desarrolla con normalidad. Pero sabido es que la dicha dura poco en casa del pobre. Justo el día en que la pareja se dispone a estrenar el nuevo colchón que acaban de comprar, o sea, otra vez en el "momento decisivo", llama el destino a la puerta: es el cartero que trae una carta certificada con la orden de que el verdugo se presente en Palma de Mallora en acto de servicio. Ahora estalla el caos doméstico. Fuera de sí, José Luis se pone a redactar una instancia pidiendo el retiro, mientras el suegro, con grandes aspavientos, intenta disuadirlo, el niño comienza a berrear, y la mujer, práctica como sólo pueden serlo las mujeres ibéricas, va a buscar el traje de baño, retirado en el armario desde hace tiempo, por si todavía le sirviera: por fm se presenta la oportunidad de recuperar el viaje de novios que no pudieron permitirse entonces, y encima, pagado por el erario público. José Luis, naturalmente, ha de ceder esta vez con la esperanza puesta en el indulto. Nada más atracar el barco en Palma, la Guardia Civil se lleva a José Luis: de nada sirve

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ya resistirse. Por enésima vez escucha el joven de la boca del suegro la amonestación que puede considerarse como la amonestación más típicamente ibérica y que no deja al amonestado otra posiblidad que aceptar lo que venga, por horrible que sea: la exhortación a que sea por fin "un hombre". Pero lo mismo que en la gran tragedia, también en esta tragicomedia lo horrible no sucede sin el correspondiente aplazamiento, durante el cual el héroe se abandona a la ilusión de que una vez más se va a salvar de la quema: por haber caído enfermo el reo, hay que aplazar, o quizá incluso suspender definitivamente, la ejecución. Ahora sí que ha llegado el momento de disfrutar unos días de vacaciones. La pareja se suma a las masas de turistas llegados de todo el mundo (entonces un fenómeno nuevo y por ello muy apto para la sátira). Punto culminante es la visita a las Cuevas del Drach, donde entonces, lo mismo que ahora, a los sones de la Baccarola de Offenbach, un público que se cuenta por decenas de miles al día, contempla los románticos y mágicos efectos del lago subterráneo de la famosa cueva. Justo en este momento solemne y sentimental, le llega a José Luis la convocatoria definitiva. En la prisión, la desesperada resistencia de José Luis da lugar a turbulentas escenas, en las que tiene lugar una inversión de papeles: el condenado está tranquilo y sereno, mientras que el verdugo, que hasta el último minuto ha estado esperando el indulto, tiembla de miedo y tiene que ser llevado a rastras (entre incesantes exhortaciones a que sea "un hombre") por varios empleados de la prisión a la sala de ejecuciones, cuya puerta se cierra tras él. La última secuencia muestra la cubierta del barco, listo para zarpar, donde ya se ha acomodado la familia: suegro, esposa e hijito. En el último momento aparece en un jeep de la Guardia Civil, y, totalmente derrumbado, el padre de familia, que ahora, definitivamente, es un verdugo. Pero nadie le presta mucha atención. Mientras entrega los honorarios a su mujer, ésta ya está atareada con el niño. Y cuando él jura no volver a hacer "eso" nunca más, el suegro, acercándose a la borda, se responde a sí mismo que él, la primera vez, también dijo eso. Con la perspectiva de que uno, si está obligado, se acostumbra a todo, termina la película, mientras que la cámara enfoca un yate de vela en el que, a los sones de un alegre (y entonces moderno) twist se está embarcando un grupo, perteneciente, a todas luces, a la "jeunesse dorée": esos no tienen la menor idea de cómo y por qué un hombre decente puede llegar a convertirse en verdugo. A primera vista, El verdugo podría parecer, en mayor medida aún que Bienvenido Mister Marshall, una comedia costumbrista. Consta de diferentes sketches, relativamente independientes entre sí: El problema de la vivienda en España, La excursión familiar, Cazar al novio, Vuelva usted mañana, La recomendación, Turismo en Mallorca, Pobres y ricos en la iglesia, etc.: todas típicas "Scènes de la vie espagnole", una parte de las cuales son, desde Larra, componentes fundamentales del costumbrismo, y por tanto, escenas también de la España eterna. - Pero, fijándose bien, esas escenas muestran también, de forma más pronunciada que en Bienvenido, un sentido profundo. Ello se pone de manifiesto en que

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no sólo hacen reir, sino reflexionar sobre nosotros mismos; el espectador siente que esas escenas "le conciernen". Después volveremos sobre este punto. Por lo pronto basta con indicar que esa profundidad se logra por el procedimiento de mezclar constantemente lo propio con lo ajeno, lo que es familiar con lo que produce desazón, o sea, haciendo extraño lo natural y natural lo extraño. Este método, que no es ya conservador, de dar la vuelta a lo trillado, a lo usual (o sea, también a "lo eterno") se hace evidente ya en detalles de una rutina diaria que se vuelve paradójica. Basten tres ejemplos: Al principio de la película, cuando José Luis, el futuro verdugo, todavía receloso y lleno de prevención, entra en la casa de Amadeo, el viejo verdugo todavía en ejercicio, éste le introduce inmediatamente en la familia, invitándole a desayunar con ellos. Sentados alrededor de la mesa camilla y bajo la vieja lámpara familiar, - el viejo y su hija están tan a gusto, José Luis sobre ascuas - el verdugo charla placenteramente sobre sus experiencias profesionales - como cualquiera que conoce bien su oficio -, sólo que aquí se trata de las ventajas del garrote español frente a las técnicas más inhumanas - a juicio de Amadeo - de otros países: la guillotina, por ejemplo, o la silla eléctrica. Lo monstruoso se convierte aquí en tema de la tertulia familiar, el dulce hogar es el ámbito donde se charla agradablemente sobre un trabajo siniestro, y además, todo de un modo que hace aparecer al verdugo, quien defiende su oficio con entusiasmo, de nuevo no como una persona aborrecible sino simpática. El segundo ejemplo es una corta secuencia de la parte central de la película: se trata de una escena en la calle. Carmen quiere comprar una camisa a José Luis, quien acaba de despedirse de ella y ya se ha alejado unos metros. Pero Carmen no sabe el ancho de cuello. La pregunta que hace a gritos a su marido tampoco aclara el problema. Se dirige entonces a su padre y éste, tras una breve mirada de experto, determina: el ancho de cuello es "40"... Amadeo sabe lo que dice. De nuevo vemos aquí que un hecho cotidiano se ha transformado en su contrario, o, al revés, que un caudal de monstruosas experiencias se convierte en algo trivial. Y finalmente, el último ejemplo: está tomado del final de la película, que debe su comicidad a que se han trocado totalmente los papeles "normales". El que va a ser ejecutado no causa dificultad ninguna. Aunque no se le llega a ver en ningún momento (al contrario de lo que sucede en otras películas sobre la pena de muerte), por todo lo que indirectamente sabemos de él, lleva a cabo su papel, por así decir, como un profesional. El verdugo en cambio (que en otras películas de este género suele quedar discretamente en el trasfondo), se comporta no sólo como un principiante sino como una persona cuya última hora acaba de sonar. Desde el principio hasta el final del episodio de la prisión mallorquína, se resiste por todos los medios a llevar a cabo la ejecución, grita, patalea, pide el retiro (como quien pide gracia) y finalmente es arrastrado, más que conducido, al lugar de la ejecución por los guardias de la prisión. Todas estas escenas están concebidas según el mismo principio: convertir lo ajeno por excelencia, la muerte sancionada por el Estado, o sea la pena de muerte, en lo más cercano e inmediato. Aquello ante lo cual uno preferiría cerrar los ojos, nos está rozando la piel, al introducirse en la intimidad de la familia o al formar parte de la vida de un buen amigo.

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(En el curso de la película, José Luis se convierte en ese amigo; más aún: él, que nunca quiso en el fondo tener nada que ver con todo eso, es algo así como uno mismo.) Y, al revés, la esfera privada, en la que creemos estar seguros, pasa en la película a ser un lugar en el que lo totalmente ajeno, más aún: lo abominable, puede en cualquier momento abatirse sobre nosotros. Esto último está escenificado de forma inimitable (con la mencionada mezcla de comicidad y horror) en la secuencia en que José Luis se ve arrancado de la íntima caricia de su mujer por el mensajero de correos que le trae la orden de incorporarse al servicio. Más cerca no se nos puede introducir lo horrible. Esta interacción de proximidad y lejanía está basada a su vez en un dilema psicológico que consiste más o menos en lo siguiente: por un lado no se quiere tener nada que ver, como es natural, con "tales cosas" (por ejemplo, con el oficio de verdugo). Mas por otro lado puede haber circunstancias que le obliguen a uno meterse "un poquito" en ellas, reservándose, eso sí, el derecho a salir en cualquier momento, pues "en el fondo" no es lo que uno quiere. Y el día menos pensado ya se tienen las manos sucias, y uno se entera además de que lo mismo les pasó a otros y de que esos otros incluso se acostumbraron bastante pronto. En el fondo, es la dialéctica del rechazo y la aceptación, de la moral y la tentación, del espíritu pronto y la carne flaca. El rechazo está representado por un Leitmotiv de la película: el maletín del verdugo, que aparece una y otra vez en diferentes constelaciones. En ese maletín se ha, por así decir, cosificado el rechazo de la persona y de la actividad que ésta ejerce. Al principio aparece sobre la mesa donde está desayunando el horrorizado funcionario de la prisión; José Luis se niega a llevárselo a Amadeo cuando éste lo deja olvidado (al final se lo lleva, pero sólo después de haberse envuelto las manos en la ropa de trabajo), y así, hasta la secuencia final, en que el maletín y el (nuevo) verdugo se ven rechazados, con las más claras muestras de repugnancia y desprecio, por los mismos reclusos. La aceptación, o tentación, aparece bajo formas tan diversas como banales e inevitables: la apetitosa Carmen; el "percance" que sucede con ella; la familia, con las exigencias que ésta comporta; la catastrófica escasez de viviendas, y finalmente - en evidente gradación la coerción estatal representada por la Guardia Civil y por el personal de la prisión. Y entre ambos extremos aparece una y otra vez el intento, varias veces repetido y otras tantas fracasado, de salir de "eso". El intento tiene que fracasar, porque por un lado no se quiere incurrir en culpa, pero por otro tampoco se quiere ni se puede renunciar a unas ventajas que son el premio a esa colaboración. En rigor, El verdugo es una película sobre el más vulgar,el más trivial fascismo, si bien ese fascismo no aparece tanto como una imposición desde arriba (¡así lo seguimos viendo en Alemania al cabo de cincuenta años!), sino como algo que sólo cobra realidad si todos nosotros colaboramos, es decir, como algo - para hablar con Freud - "que es perfectamente nuestro". Por eso tanto el viejo Amadeo como su joven sucesor José Luis no se nos presentan como unos malvados, pertenecientes a un mundo ajeno, sino como personas simpáticas y entrañables, gente como tú y como yo. La película ofrece incluso la posiblidad de identificarse con ellos, una identificación que al principio aceptamos con ligereza y que al final constatamos con mayor o menor desasosiego: esto para concretar lo apuntado antes

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sobre el autoexamen a que induce la película. Cuando José Luis, hecho un guiñapo, es metido a rastras en la sala de ejecuciones, la risa se nos corta definitivamente. La afirmación de que El verdugo es una película sobre el fascismo vulgar, exige una precisión. Pues a primera vista es bien poco (¡pensemos en la censura!) lo que vemos de ese fascismo (o de su variante española, el franquismo). Y sin embargo, éste se mete subrepticiamente en el juego. En primer lugar, a través del concepto "pena de muerte", un tema que en toda dictadura es prácticamente tabú y, por eso, resulta aún más significativo cuando una vez se llega a plantear (por "divertida" que sea la envoltura, como en este caso). Aunque nada sepamos de los procesos que han precedido a las dos ejecuciones, el hecho de que la película no trate en realidad de otra cosa - las ejecuciones son principio y fin de la acción, y a través de la acción, la constante obsesión de José Luis - implica una suposición "maligna": la equiparación de las circunstancias reinantes con el fantasma de la pena de muerte. Pero todo esto es aún relativamente difuso. El régimen no es realmente identificable hasta el episodio de las Cuevas del Drach, en el que aparece la Guardia Civil, o sea el símbolo de poder en el estado franquista. En esta secuencia hace Berlanga gala de una extraordinaria maestría, sobre todo por enseñar a un tiempo lo aparente y lo profundo, lo manifiesto y lo latente. Vayamos primero a lo manifiesto. Aquí hay que incluir la irónica combinación del concepto romántico de la gruta subterránea y del concepto de turismo de masas. (Por un lado, las barcas deslizándose por el lago a la luz de las antorchas; por otro las atestadas tribunas montadas sobre armaduras de tubos de acero.) Aquí hay que incluir también la desaparición de los pocos españoles en la masa del público internacional, al que se le habla por altavoces y sólo en alemán e inglés, de suerte que los nativos creen ser extranjeros en su propio país; igualmente hay que incluir aquí los divertidos contrastes entre costumbres propias y extrañas, y también, finalmente, un poco de romanticismo macabro, que José Luis, lleno de buen humor, provoca él mismo al lanzarse bromeando y en un impulso meramente erótico, con ademanes de vampiro, a la garganta de su mujer. ¡Pero cuidado! Exactamente aquí es donde la broma cobra otro sentido y lo latente salta a la superficie. No sólo porque José Luis, también fuera de esta escena, tiene que ver bastante con ese "lanzarse al cuello" (que él ha olvidado solamente por un feliz instante), sino porque esa pantomima se convierte inmediatamente en un siniestro presagio, cuando del romanticismo de cuevas y de baccarolas se pasa inesperadamente a la realidad de la terrible obligación a cumplir. ¿Cómo sucede esto? Imperceptiblemente va apareciendo en escena otra barca que se desliza sobre la superficie del lago, en sentido inverso a las otras. Se va acercando a los espectadores, primero sólo como una sombra y luego con contornos más y más precisos. Finalmente, pueden distinguirse, al principio sólo con oscuras siluetas, los inconfundibles tricornios de la Guardia Civil. Uno de los dos guardias tiene un megáfono en la mano, a través del cual y por entre la música de Offenbach, a media voz, pero de forma claramente inteligible, llama a José Luis. Finalmente, la pareja desembarca. El del megáfono sube las gradas de los espectadores (la cámara lo enfoca desde arriba, de forma que parece como si surgiera de lo profundo). Su figura se va haciendo cada vez más grande y

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amenazadora. Finalmente está en primer plano delante de José Luis, a quien definitivamente le ha llegado la hora de llevar a cabo en serio lo que termina de insinuar en broma y en un momento de olvido de su problema. El paso del juego a lo serio no puede ser más suave. Al mismo tiempo volvemos a encontrar aquí una de esas irrupciones de lo horrible, si bien esta vez de una manera casi seductora (barcas que se deslizan sobre el lago, música armoniosa). Y sin embargo, justamente ahora la llamada del destino es, por fin, perentoria, inaplazable. Los Guardias Civiles colocan enérgicamente a José Luis en medio de ellos y se lo llevan - casi como a un preso - ante los ojos de los numerosos espectadores a la barca que está esperando. Esta se aleja en seguida de la esposa que dice adiós con la mano (durante algún tiempo se ve desde la barca la orilla que va retrocediendo) y se sumerge después en el oscuro fondo de la cueva (la perspectiva es ahora otra vez la del público en la cueva que mira hacia la "otra" orilla), como si aquí hubiera que atravesar un Aqueronte cuyas aguas separan el mundo de los vivos del reino de los muertos. Y en efecto, con un cambio brusco, pasamos del "río de los infiernos" a la sala de ejecuciones de la prisión. Aquí es, pues, donde el poder del Estado, a través de sus mensajeros, ha trasladado a José Luis. Se impone aquí una última observación, a la que da pie la misma película, justamente en el episodio que acabamos de mencionar: la comparación entre la poética del humor negro, tal y como lo entiende Berlanga, y la poética de la película de terror 'normal' (evocada por la pantomima del vampiro hecha por José Luis). Ambas formas tienen en común el jugar con lo horrible y en producir efectos precisamente a base de echárselo encima a los protagonistas y, a través de ellos, a los espectadores, y además, preferentemente, de tal manera que surja ante nosotros en los momentos más inesperados. Pero aquí acaban las coincidencias. En el cine de terror normal, lo horrible es siempre lo absolutamente feo y ajeno, lo cual, aún dándonos quizás sustos de muerte, cuenta con nuestro firme rechazo hasta el amargo o feliz final. En la película de terror por tanto, lo horrible experimenta un repudio total; más aún, la película de terror tiene en gran parte la función de hacer que rechacemos con todas las fibras de nuestro corazón lo que nos parece (o debe aparecernos) inaceptable. No es así en el uso que hace Berlanga del humor negro. En esta película lo terrible también es rechazado al principio. Pero sólo al principio. Luego, imperceptiblemente, se nos va haciendo cada vez más familiar, cada vez menos ajeno, y al final es tan nuestro que ya produce malestar. El malestar consiste en que poco a poco nos damos cuenta de que lo terrible no se encuentra fuera de nosotros, sino que vive en nosotros, más aún, que nosotros mismos somos lo terrible. Así pues el humor negro de Berlanga no conduce al rechazo sino a la aceptación, y por eso la película concluye (después de consumada la ejecución) con la imposibilidad de liberarse de lo terrible. En el futuro, José Luis tendrá que vivir con ello. ¿Y nosotros, los espectadores? ¿No hemos acaso deseado que José Luis sea capaz de matar, para que el buen Amadeo tenga su habitación medianamente confortable y que la joven familia, inclusive el tierno niñito, siga prosperando? ¿O hemos deseado que José

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Luis renuncie a todo? ¿Y qué hubiéramos hecho en su lugar? Sabiendo, además, que la ejecución se llevaría a cabo de todas formas, y que si no la llevábamos nosotros, lo haría, de seguro, uno de los tantos candidatos que no esperan otra cosa que relevarnos en el cargo?

La novela española de la transición a la postmodernidad (1976-1985) Jean Tena Université Paul Valéry - Montpellier El título de nuestra ponencia parecerá enfático o sibilino. Para concretarlo o explicarlo, basta con añadir cuatro breves aclaraciones: 1) "La novela española": conste que no hemos leído todas las novelas publicadas durante la década; tampoco conocemos todos los textos críticos dedicados a dicha novelística. 2) "La transición": se usa aquí en su doble sentido, general, "evolucionista" ("Acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto", D.R.A.E.) y peculiar, político (de la muerte de Franco a la victoria electoral del P.S.O.E. en 1982). 3) "La postmodernidad": no se trata, claro está, de la movida folklorizante y localizada desmenuzada por Francisco Umbral,1 sino de la superación de los modelos culturales agotados de la modernidad. Nuestro conocimiento insuficiente y totalmente indirecto de dicho concepto no se basa en estudios ya "canónicos" sino en dos fuentes que nos han parecido pertinentes: a) un artículo de John Barth (1980);2 b) una mesa redonda televisada con especialistas del tema: Ferry, Lyotard, Maffesoli, Meschonnic...3 Entrecomilladas o no, todas nuestras referencias postmodernas proceden de dichas fuentes. 4) "1976-1985": las fechas tope son más o menos arbitrarias y radicalmente extraliterarias (muerte de Franco/principio de la transición; ingreso de España en la Comunidad Europea/final del proceso de normalización). Hemos topado otra vez con la "incondicional entrega al culto del decadismo".4 En el umbral de nuestro análisis nos acecha un doble peligro: 1) la ausencia de perspectiva, el apresuramiento crítico debido, muchas veces, al papel fundamental - y tiránico - de los medios de comunicación social: "La tendencia, tan común entre nuestros historiadores y antólogos, a hermanar voces, estilos, generaciones, cada vez con menos perspectiva en el tiempo, cada vez con mayor urgencia informativq, además de resultar un ejercicio aburrido y estéril, contagia de modo enfermizo a nuestros escritores".

2) la posible falta de sustancia narrativa:

Umbral, Francisco, Guía de la posmodernidad, Madrid (Temas de hoy) 1987. 2 3 4

Barth, John, "Literatura postmoderna", en: Quimera 46-47,1985, p. 12-21. "Océaniques", en: FR 3,9/01/1989. Soldevila, Ignacio, "Reflexiones sobre la situación y orientación de los géneros narrativos desde 1980 (con especial atención a la novela en lengua castellana)", en: Les Cahiers du CRIAR 8,1988, p. 33. Rodríguez Padrón, Jorge, "De un decir general y otros síntomas", en: El País, 9/01/1989, p. 21.

La novela española

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"La novela se autocontempla satisfecha en su cada vez más evidente ligereza y es - apenas - una somera ojeada sobre lo obvio o una lírica especulación en la intimida^ o en la memoria, pero tan subjetiva, tan cercana y particular, que lo novelesco brilla por su ausencia".

El cambio político no produce, inevitablemente, un cambio o un renacimiento cultural: "Esa esperanza, derivada de una visión de la cultura un tanto vegetal, suele verse con frecuencia defraudada [...] tras la revolución la poesía ni es mejor ni peor que antes de ella; es la misma".

Es cada día más evidente que de los cajones clandestinos de los escritores censurados no ha salido ninguna gran novela global, totalizadora. Casi todo lo cualitativamente publicable ya se publicó en el extranjero (Juan y Luis Goytisolo, Juan Marsé). Además: "...¿a qué viene esa insistente demanda por la definitiva novela de la guerra civil española, por la novela del pos-franquismo, por la cultura de la próxima década? ¿Por qué esa manía por suministrar al creador, desde la plataforma del público o la crítica, el motivo de su inspiración o el argumento de fondo de su narración*.

¿Será posible, pues, llenar dicho vacío, y, con tan poca perspectiva, "tendenciar" - valga el neologismo - lo intendenciable? La respuesta, al parecer, es afirmativa. A pesar de las reticencias y reconvenciones, la novela reciente está, más que nunca, en el candelero. Entre los centenares de páginas dedicadas al tema se pueden encontrar monografías descriptivas globales,9 números extraordinarios de revistas,10 aproximaciones sociológico-literarias (cf. nota 4), monografías sobre tendencias.11 Curiosamente, en muchos de estos trabajos especializados y pertinentes, encontramos, frente a metodologías innovadoras, alguna que otra secuela "arqueocrítica": verbigracia la jerarquización de géneros o cierto desprecio frente a una de las narrativas dominantes de la década, la novela policíaca negra, "detectivesca", tildada de "recetaria" (I. Soldevila) o "servicial" (G. Sobejano). Al contrario, nos parece que la novela negra actual responde exactamente a la postmodernidad, a este "esfuerzo multidireccional por superar el agotamiento de los modelos culturales de la modernidad - correspondientes al apogeo de la sociedad industrial - y encontrar fórmulas creativas adecuadas a sociedades tecnológicas avanzadas". A los modelos obsoletos podía corresponder la novela social de los cincuenta; a las nuevas fórmulas, la novela negra. Para criticar no sólo los mecanismos sino también los valores básicos de nuestra sociedad, se utiliza a un personaje intertextual, mítico y cultural, el detective casi siempre de medio pelo, porque la sociedad española no da para

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ibid. Benet, Juan, "La novela en la España de hoy (1980)", en: J.B., La moviola de Eurípides, Madrid (Taurus) 1981, p. 27. Ibid., p. 28. Cf. Alonso, Santos, La novela en la transición, Madrid (Dante) 1983. Insula 464-465, (julio-agosto 1985). Gonzalo Sobejano ("La novela poemática y sus alrededores") alude a varias tendencias: poemática, histórica, lúdica; Gregorio Morales Villena aboga por la "narrativa de la transubstanciación"; Santos Sanz Villanueva y S. Alonso reivindican un realismo de nuevo cuño. Sobejano, Gonzalo, "La novela ensimismada", en: España contemporánea 1, (invierno 1988), p. 9-26. Esta novela reciente "se preocupa como nunca por ser 'ella misma', por girar dentro de su propia órbita a fin de lograr con plenitud su condición fictiva. Tiene conciencia de querer ser primariamente 'ficción' y suele comunicar a los lectores la conciencia de esta voluntad" (p. 10). Estas novelas "poseen a un mismo tiempo rasgos de neonovela innovadora, de antinovela destructiva (o descontruccionista) y de metanovela autorrefleáva" (p. 12).

Jean Tena más y también porque el antihéroe es más sugestivo que el héroe.

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La lectura no exhaustiva de novelas - negras o no - y críticas nos permite sacar algunas conclusiones provisionales que corresponden a otros tantos postulados postmodernistas: 1) Después de la crisis de las vanguardias, ya no hay arte, sólo hay artistas o producciones artísticas individualizadas: "¿Ha& pues, una 'nueva novela española'? Hay novelas españolas nuevas, de muy diversas constituciones". "No existe una nueva novela. Existen, eso sí, nuevas^ novelas que, por lo general, desarrollan las propuestas literarias que cada autor había ya iniciado..."

2) "Dios ha muerto" y también ciertos valores supremos, ciertos utopismos triunfalistas, ciertos dogmas represivos y obligaciones de cara al futuro. José María Merino, por ejemplo, rechaza tanto "el catecismo social-realista" como "el experimentalismo pretencioso que predicaba la destrucción del lenguaje". 3) La norma general es una mezcla de estilos, una imagen polifónica de los modos de conocimiento y creación. Según J. Barth, "La novela postmoderna ideal tendría que levantarse por encima de las disputas entre realismo e irrealismo, entre formalismo y contenidismo, entre literatura pura y literatura comprometida".

Encontramos esta misma concepción abierta, libre y plural en las novelas y críticas de la década. 4) Ha llegado la hora de la "metacreatividad", una nueva "hora del lector": "posmodemismo es la falta de inocencia. El escritor hoy no es inocente, sabe que hay otros libros. Pero el lector tampoco lo es. Es imposible jugar con el lector como si fuera la primera vez que se escribe un libro. Por eso, la única solución es ju^pr sobre, y a partir de, esta falta de inocencia. La creatividad se convierte, quizá, en metacreatividad."

Las novelas de G. Torrente Ballester, Luis Goytisolo, Juan José Millás, José María Merino forman parte de esta "narrativa que cada vez gira más sobre ella misma y sus procesos y cada vez menos sobre la realidad objetiva y la vida de este mundo." (J. Barth). En muchas de ellas, además "el protagonista (narrador o no de su aventura) es un escritor que, haciendo o actuando la novela, se hace a sí mismo".

Para apoyar pragmáticamente estas afirmaciones escasamente teóricas e invertir el juicio 12

Durante una charla informal con Juan Madrid (Nîmes, 2/03/1989), al enterarse éste del éxito de sus novelas en medios estudiantiles y docentes, nos contestó: "Por eso mismo voy a dejarlo. Yo pensaba escribir para el pueblo y resulta que sólo me leen los intelectuales". Esta boutade recuerda los problemas de la novelística social de los años cincuenta.

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Sobejano, G., en: Insula 464-465, p. 26. Goytisolo, L., ibid., p. 10. Umberto Eco - presentación de la edición española de El nombre de la rosa -, citado por Darío Villanueva, "La novela", en: Letras españolas 1976-1986, Madrid (Castalia) 1987, p. 58. Sobejano, G., "La novela ensimismada", p. 24.

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La novela española

crítico sobre la ligereza de la novelística de la década, proponemos ahora un balance, un recuento no exhaustivo aunque sí pertinente. Dentro de un entramado complejo, horizontal - generaciones - y vertical - tendencias -, podemos detectar cuatro niveles: 1) La continuidad, el ensanchamiento, la construcción de una obra. Cada nuevo libro genera placer o entusiasmo, pero no sorprende - el artista postmoderno no tiene la obligación de producir únicamente obras nuevas, inéditas-: a) Los "viejos maestros" (R. Conté): Gonzalo Torrente Ballester sigue con una temática y unos procedimientos recurrentes desde los a ños sesenta {Don Juan) y primeros setenta (La saga/fuga de J.B.). Su magisterio "imaginativo" es importante para la llamada "generación del 68". Camilo José Cela sigue combinando tremendismo, despliegue lingüístico y metanovela en Mazurca para dos muertos (1983). Miguel Delibes utiliza de nuevo posibilidades paródicas (Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso, 1983) y el mundo rural mítico-real de Las ratas con aportaciones lingüísticas más complejas, más eficaces (Los santos inocentes, 1981). b) La "generación inocente": Los hermanos Goytisolo prosiguen, uno la conquista, cada día más lograda, de la autonomía del discurso literario, otro la creación de un universo metanovelístico iniciado con Antagonía Juan Marsé sigue perfeccionando, sin prisa pero sin pausa, "un arma cargada de pasado", la memoria, y un mecanismo narrativo original, la "aventi".18 Juan Benet cala cada vez más hondo en su saga regionata. El ensanchamiento espacial ya no es sólo centrífugo sino también centrípeto: Benet crea un "metaespacio" cartografiado en Herrumbrosas lanzas (1983,1985,1986) y considerado como real.19 El ensanchamiento temporal se logra por fragmentación del tiempo - procedimiento que recuerda el famoso "enlisement du récit" del "nouveau román" francés - o por vuelta al pasado. El ensanchamiento mítico, ya presente anteriormente, llega al máximo en Saúl ante Samuel (1980). La fascinación que ejerce la narrativa benetiana puede explicar su profunda influencia - sin ningún epigonismo - sobre generaciones más jóvenes.20 17

En Investigaciones y conjeturas de Claudio Mendoza (1985), Qaudio Mendoza, ente de ficción, prologa y edita cuatro textos reales de su creador, Luis Goytisolo, publicados en El Pais y La nueva Estafeta entre 1978 y 1985.

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Cf. también la serie "Colección particular" publicada en El Pais a partir del 15 de enero de 1989. Colección particular era también el título de las poesías completas de su amigo Jaime Gil de Biedma (Seix Barral), secuestradas en 1969. Cf. la conferencia "El agua en Región" pronunciada en el Centro de Estudios Hidrográficos de Madrid, el 16 de enero de 1981 en la que se alude a "ciertas estructuras hidráulicas basadas en la fantasía": "el canal peludo", "el aliviadero rotativo de eje vertical", "la impermeabilización con porquería", en: La moviola, p. 72-73.

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Cf., por ejemplo, El siglo, de Javier Marías, Barcelona (Seix Barral) 1983.

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2) Algunas sorpresas "anunciadas": a) El peculiarísimo Javier Torneo, autor casi desconocido de novelas interesantes (Ceguera al azul, 1969; El unicornio, 1971), revelado por El castillo de la carta cifrada (1979), confirmado por Amado monstruo (1985). Sus últimas novelas son publicadas por Anagrama, editorial especializada en la novelística más avanzada. b) El malogrado Miguel Espinosa (La tríbada falsaria, 1980; La tríbada confusa, 1984), cuyas enormes posibilidades apuntaban ya en su fabulosa Escuela de mandarines (1974). c) Un "apocalipsis de la escritura", un "orbilibro", Larva (1983), de Julián Ríos, cuyas primicias se publicaron en revistas diez años antes.21 3) La discutible "generación del 68", con características más ambientales que generacionales, compuesta por escritores bastante dispares.22 4) Los noveles cuyos primeros libros aparecen en los años ochenta. Entre ellos, los narradores "de la transubstanciación " (cf. nota 10): Jesús Ferrero (Bélver Yin, 1981), Alejandro Gándara (La media distancia, 1984). Rechazan todo compromiso, menos con la literatura y reivindican una novela polifónica y libre. Este catálogo "urgente" e incompleto nos permite valorar la extraordinaria diversificación de la narrativa española "constitucional" (C. Bértolo). El panorama, finalmente, resulta optimista y radicalmente postmoderno. Según profetizaba J. Benet en 1980: "...poco a poco la novela en España, como en cualquier otro pats, irá a ocupar su específico lugar para cumplir su específica misión: dar testimonio de la poca fortuna y mucha desgracia que el hombre puede esperar lo mismo en 1980 que en 1680; y que esa pequeña dosis de ventura y esa montaña de infortunio^ obra exclusiva de ¿1, de su ambigua naturaleza, de su torpe sociedad y de su insuficiente ciencia".

Con un plus definitivamente conquistado, imprescindible, ineludible - "inescapable" - el placer del texto.

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Plural 25,15 de octubre 1973, p. 16-20. Cf. El Urogallo 26 (junio 1988), p. 27-60. Los novelistas agrupados por Santos Sanz Villanueva son: Mariano Antolín Rato, Juan Pedro Aparicio, Félix de Azúa, Juan Cruz Ruiz, Luis Mateo Diez, José Antonio Gabriel y Galán, José María Guelbenzu, Raúl Guerra Garrido, Ramón Hernández, Manuel Longares, Juan Madrid, Javier Marías, Jorge Martínez Reverte, Marina Mayoral, Bduardo Mendoza, José María Merino, Juan José Millás, Lourdes Ortiz, Alvaro Pombo, Soledad Puértolas, José María Vaz de Soto, Manuel Vázquez Montalbán (p. 27). 23 La moviola, p. 29-30.

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El perfil 'romántico' de la literatura hispanoamericana en la época de su florecimiento (1945-1975)1 Dieter Janik Johannes-Gutenberg-Universitát Mainz Las reflexiones que siguen obedecen al deseo de entender el auge asombroso de la literatura hispanoamericana, que se inició a mediados de los años 40, y de captar en profundidad sus impulsos espirituales y culturales. Sus formas de expresión privilegiadas han sido durante más de tres décadas la literatura narrativa, la poesía y la ensayística dando lugar a una gran riqueza de plasmaciones originales, de sello marcadamente americano. Sin embargo, el reconocimiento del alto valor artístico y estético de tantas obras literarias cuyos autores alcanzaron un público mundial, no ha llevado hasta la fecha - que yo sepa a una explicación o interpretación global de este singular evento cultural. Cuando el éxito de las novelas hispanoamericanas superó el de tantas reputaciones establecidas en Europa y Estados Unidos, se inventaron las etiquetas publicitarias "nueva novela latinoamericana" y "literatura del boom" que a lo sumo señalan un fenómeno, sin explicarlo en lo más mínimo.2 Sabemos que las raíces del surgimiento vertiginoso de la literatura hispanoamericana se remontan a los años treinta. El hito de su evolución, que fue correspondido por el interés creciente por el libro hispanoamericano en países como España, Francia e Italia, se sitúa en la segunda mitad de los años 60. Si fijamos como terminus ad quem el año 19753 - decisión tal vez algo arbitraria, pero defendible - presenciamos un desarrollo continuo y de una homogeneidad sorprendente en el espacio de treinta años. En el plano político-económico estos treinta años están caracterizados por la industrialización creciente de los países latino-americanos, por el surgimiento de nuevas relaciones de dependencia, por la Revolución Cubana y por la ideologización consecutiva de las élites en los países hispanoamericanos que desembocó, en más de una ocasión, en una lucha armada y sangrienta por el poder entre derechas e izquierdas. He conocido con atraso, y gracias a la amable indicación de la colega valenciana Sonia Mattalia el libro de Hernán Vidal, Literatura hispanoamericana e ideología liberal: surgimiento y crisis, Buenos Aires (Ediciones Hispamérica) 1976. En su tentativa por llegar a una valoración histórica adecuada de la narrativa del Boom, H. Vidal enlaza las convicciones ideológicas involucradas en la misma con la resurrección del "proyecto económico, social y político de implementación del difusionismo dependiente del capitalismo internacional* (ibid., p. 26) de la época a la que dio paso la Independencia. En el plano cultural, esta ideología se refleja en las características del romanticismo decimonónico que, según H. Vidal, afloran nuevamente en la narrativa del Boom: "La base de sus afirmaciones (scil. de los escritores del Boom) y del optimismo implícito en su obra era un irracionalismo de ascendencia romántica reactualizado a través de las tendencias surrealistas que caracterizaron sus lineamiento teóricos" (ibid., p. 66). Me han sorprendido las coincidencias en el análisis de los fenómenos literarios estudiados aunque discrepo de H. Vidal en el enjuiciamiento ideológico de las obras del Boom. No es posible en el marco de este estudio discutir los supuestos teóricos de H. Vidal. Las publicaciones más recientes sobre el tema no dejan de ser decepcionantes, véase p.ej. Latín American Review, Special Issue, voi. XV, January-June 1987, n° 29: The Boom in Retrospect: A Reconsideraron. Me baso en la aparición casi simultánea de varios 'opera magna' de grandes figuras de la narrativa hispanoamericana: Yo el Supremo de Augusto Roa Bastos (1974), Abbadón, el exterminador de Ernesto Sàbato (1974), El recurso del método de Alejo Carpentier (1974), El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez (1975), Terra Nostra de Carlos Fuentes (1975).

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¿Sería posible reconstruir estos graves antagonismos a partir de las grandes obras literarias que han marcado la época descrita? Si la respuesta debe ser negativa - como creo -, el movimiento literario-cultural de estos decenios - salvo algunas excepciones como parte de la obra de Neruda - parece extrañamente desligado de la actualidad política, de su plano anecdótico. Sería fácil probarlo con ejemplos contundentes: La región más transparente, Rayuelo, Sobre héroes y tumbas, La casa verde, Cien años de soledad, Paradiso, la poesía de Jorge Luis Borges y de Octavio Paz. Esta constatación conduce necesariamente a buscar en otro nivel la razón profunda de la orientación común de muchos de los escritores más destacados en lo que se reñere a la literatura como simbólica socio-cultural. No han faltado por un lado en los años pasados ciertas tentativas de relacionar las características artísticas de las grandes obras hispanoamericanas con tendencias y programas estéticos europeos - véanse p.ej. las referencias al "nouveau román" - o, últimamente, hasta con posiciones avanzadas del llamado postmodernismo.4 Por otro lado, las nociones interpretativas introducidas por autores e investigadores latinoamericanos no han tenido una aceptación generalizada: me reñero a las variaciones en torno a la noción "realismo" tales como "suprarrealismo", "realismo mágico" o "realismo fantástico". Ninguno de estos términos es lo suficientemente amplio y preciso como para definir adecuadamente la estética de un número representativo de las obras literarias de las tres grandes décadas. Con todo, los autores y críticos latinoamericanos tienen plena conciencia de que en la segunda mitad de los años 70 se cerró un ciclo excepcionalmente creador en las letras hispanoamericanas. Basta con enumerar a los ya desaparecidos para darse cuenta de la ruptura: Pablo Neruda (1904-1973), Miguel Angel Asturias (1899-1974), Lezama Lima (1912-1976), Alejo Carpentier (1904-1980), Julio Cortázar (1916-1984), Juan Rulfo (19181985), después Jorge Luis Borges por citar solamente algunos nombres de primera fila. El hecho de que sus obras maduras - y largamente maduradas a veces - coincidieran con la creatividad asombrosa de una o hasta dos generaciones más jóvenes, produjo una coyuntura singular de la literatura hispanoamericana.5 El término de esta coyuntura ha creado la distancia necesaria para proceder a un análisis profundo y global de lo que ocurrió en los tres decenios anteriores. Personalmente, me propongo desarrollar algunas tesis que, en su conjunto, deben elucidar lo que he llamado 'el perfil romántico' de la literatura hispanoamericana en su época de florecimiento. Imagino que la primera reacción ante el uso del término romántico en este contexto irá de un rechazo rotundo hasta la incomprensión. Todo dependerá pues de la aclaración del sentido que estoy dando aquí a la categoría romántico. Podría parecer que con el uso de esta noción se quiere privar a la literatura hispanoamericana actual de su modernidad y de su contemporaneidad o de sus rasgos vanguardistas. No es

Véase el artículo de J.S. Brushwood en Latin American Review, Special Issue, vol. XV, 1987, no. 29. Este hecho notable fue advertido ya por José Donoso en su libro Historia personal del 'Boom', Barcelona 1972, p. 12/13.

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El perfil romántico

tal mi intención. Lo que intento es, más bien, averiguar cuáles son las fuerzas culturales, las actitudes espirituales que confieren a la literatura hispanoamericana de la época mencionada su homogeneidad y, al mismo tiempo, su modernidad propia y autónoma. Hago uso de la categoría romántico como criterio tipológico. Esto no impide que sus elementos definitorios estén en relación directa con la mayor expresión histórica que el romanticismo haya tenido hasta ahora, a saber el movimiento romántico de la cultura alemana en los a¿os de 1790 a 1830, aproximadamente. Para su bien y para su mal, la cultura alemana ha sido penetrada profundamente por la idea de la historia y de la historicidad de las objetivaciones culturales del hombre. Es la experiencia primordial del Romanticismo. Se trata de una experiencia repetible por la que atravesó la mayoría de las culturas europeas del siglo pasado en grados diversos. Los países independientes de América Latina sólo han participado colateralmente de estos procesos culturales europeos. Pienso que Emilio Carilla ha captado con gran sensibilidad la presencia real de lo romántico en Hispanoamérica cuando bautizó su gran estudio: El Romanticismo en la América hispánica.6 La espiritualidad romántica está constituida por un haz de actitudes que pueden definirse como rasgos pertinentes en un plano tipológico. Quisiera destacar seis características fundamentales: 1) El retorno a los orígenes, la búsqueda de los orígenes. 2) La valoración de las fuerzas colectivas, la inmersión en la cultura popular. 3) La interpretación del presente como momento de una evolución dinámica, la sensibilidad por las fuerzas históricas que atravesan la existencia humana. 4) La intuición de la ambivalencia de la existencia humana, su lado diurno y su cara nocturna. 5) La afirmación de la actividad artística como manifestación simbólica por la cual la condición humana aparece velada y revelada. 6) La fe en la lengua como instrumento de una captación esencial de la realidad. No es posible en ese contexto fundamentar histórica y teóricamente cada una de estas vertientes del Romanticismo y evidenciar su interrelación profunda. Quisiera más bien llamar la atención sobre la transcendencia cultural de los interrogantes y convicciones románticos. Se distinguen por una toma de posición radical y absoluta frente al proceso histórico-cultural en el cual los propios autores y sus obras están irremisiblemente implicados. Como las inquietudes consignadas en la actitud romántica tocan a la problemática total del hombre en su sociedad, del rol del arte y del devenir histórico, no admiten ser tratadas a la ligera, sino que al contrario, piden una reflexión que conozca y afirme su responsabilidad. Este hecho crea una ligazón estrecha entre escritura y pensamiento y, El estudioso alemán Rudolf Großmann, para respetar las particularidades del romanticismo hispanoamericano frente al amplio movimiento europeo, lo bautizó Amero-Romantik. R.G., Geschichte und Probleme der lateinamerikanischen Literatur, München 1969, p. 207 ss.

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por consiguiente, un antagonismo entre escritura y poder. Antes de pasar a explicar ciertas estructuras básicas y repetidas de la narrativa y poesía hispanoamericanas del período señalado a la luz de los conceptos presentados, quisiera aludir a una cuestión inevitable, de orden sociológico, a saber cómo se explica el surgimiento en Hispanoamérica de esta actitud romántica a mediados del siglo XX. ¿Qué significa este aparente desfase en relación con los procesos socio-culturales de Europa? Trataré de dar una respuesta al final de mi exposición que, permítanme insistir en ese punto, tiene el carácter de una tesis que invita a la discusión. Voy a invertir el orden de los conceptos enumerados que se reflejan en grados distintos en autores y obras hispanoamericanos de la época señalada y empezaré por la "fe en la lengua", ya que ella es la base de la invasión de la literatura, de la escritura en todos los dominios del existir humano. ¿Cuántas veces se ha citado, como síntoma de la precariedad que iba a tener la lengua en el siglo XX para los escritores europeos, la voz de Hugo v. Hofmannsthal en la carta (ficticia) de Lord Chandos, donde dice: Tal es, en breve, mi caso: Se me ha perdido completamente la facultad de pensar o de escribir algo en forma coherente. [...] las palabras abstractas de las cuales la lengua debe seiyirse por naturaleza para expresar algún juicio, se deshicieron en mi boca como champiñones podridos.

Nada de eso se encontrará en los escritores y poetas americanos. Para ellos, la lengua del poeta-escritor posee una función fundadora, que da ser y presencia a los objetos evocados en el orden de la naturaleza así como en el de la cultura. Sobran los ejemplos que se podrían aducir. La actitud de nombrar, de dar nombres, es fundamental en el Canto General de Pablo Neruda. Los últimos versos del poema Amor América que abre el Canto General tienen carácter programático: Tierra mía sin nombre, sin América, estambre equinoccial, lanza de púipura, tu aroma me trepó por las raices hasta la copa que bebía, hasta la más delgada palabra aún no nacida de mi boca.

Habría que recordar, además, al Neruda de las Odas Elementales. El comienzo de la Oda al mar es pura evocación: Aquí en la isla el mar y cuánto mar se sale de sí mismo a cada rato, dice que sí, que no, que no, que no, que no, dice que sí, en azul, en espuma, en galope dice que no, que no. Ultimamente, Michael Rössner se ha referido extensamente al Chandos-Brief para mostrar cómo a partir de la crisis del racionalismo surgen experiencias epifánicas que se asemejan a la conciencia mítica. M.R., Auf der Suche nach dem verlorenen Paradies. Zum mythischen Bewußtsein in der Literatur des 20. Jahrhunderts, Frankfurt/M. (Athenäum Verlag) 1988, p. 65.

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184 No puede estarse quieto, me llamo mar repite [...]

¿Hace falta - pasando ahora a la narrativa - citar los ejemplos de Asturias, orgulloso del título 'gran lengua', de Carpentier imponiendo nombres con el gesto de Adán, de Carlos Fuentes creador de rituales verbales? Pienso que el carácter de la lengua como instrumento esencial - no solamente instrumental - ha sido destacado tantas veces por la crítica latinoamericana que no se requieren más pruebas. Si no estoy equivocado, es la fe en la lengua y, por consiguiente, en el acto poético el punto decisivo que aparta a Octavio Paz tanto del surrealismo francés como del escepticismo lingüístico de muchas corrientes de la poesía moderna. Para Octavio Paz, la lengua poética sigue siendo un medio de búsqueda esperanzador. Dice en Los signos en rotación: La imaginación poética no es invención sino descubrimiento de la presencia. Descubrir la imagen del mundo en lo que emerge como fragmento y dispersión, percibir en lo uno lo otro, será devolverle al lenguaje su virtud metafórica: darle presencia a los otros. La poesía: búsqueda de los otros, descubrimiento de la otredad.

Y agrega en otro párrafo: La poesía nace en el silencio y el balbuceo, en el no poder decir, pero aspira irresistiblemente a recuperar el lenguaje como una realidad total. El poeta vuelve palabra todo lo que toca, sin excluir al silencio y a los blancos del texto.

Existe una ligazón estrecha entre esta asunción de la lengua poética como actividad creadora y la alta valoración de la expresión artística en su vertiente literaria que fue lograda gradualmente por la literatura escrita y publicada en el período indicado. La acción cultural de estas obras se extendió mucho más lejos y tuvo resonancias mucho más profundas que el modernismo hispanoamericano que había aspirado por primera vez a esta alta función socio-cultural. El carácter de las preguntas, preocupaciones e inquietudes implícitas en las grandes obras de las tres décadas y que conciernen a la configuración socio-cultural de Hispanoamérica así que el proceso de su autoconocimiento, han producido estructuras literarias muy diversas cuyo denominador común, es, en mi opinión, su poder simbolizador.10 Los grandes autores - muchas veces al final de una búsqueda agotadora - han logrado crear situaciones, eventos, encadenamientos de conflictos cuyos detalles concretos están cargados de un múltiple simbolismo socio-cultural. Estas estructuras simbólicas son la contrapartida casi necesaria de una mirada abarcadora y totalizadora. Corresponden a la ambición de concentrar en un foco líneas evolutivas de distintos órdenes del ser: el ámbito existencial y político-social. Son tantos los ejemplos que vienen a la mente que es difícil escoger el uno a costa del otro: Pedro Páramo, La muerte deArtemio Cruz, La casa verde y, evidentemente, Cien años de soledad, línea que se prolonga hasta Casa de campo de José Donoso. En varias de estas obras se manifiesta también - y con eso paso al tercer punto de mi anáPaz, Octavio, "Los signos en rotación", en: O.P., Los signos en rotación y otros ensayos, Madrid (Alianza Editorial) 1986, p. 317. 9 10

Ibid., p. 339. Véase al respecto el artículo esclarecedor de René Jara Cuadra, "Modos de estructuración mítica de la realidad en la novela hispanoamericana contemporánea", en: Iberoromania 1, N.F., 1974, p. 131-154.

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lisis - lo que he llamado el retorno a los orígenes, motivo romántico promordial. En sus distintas facetas se expresa una misma actitud espiritual, a saber el deseo de comprender la existencia personal y colectiva como determinada y posibilitada por un proceso histórico-cultural amplio en el cual se conjugan fuerzas heterogéneas. En la literatura que nos ocupa aparece por primera vez en Hispanoamérica una profunda sensibilidad por los lazos que unen los pueblos y culturas de los estados independientes de Latinoamérica con su pasado americano remoto, con su acervo cultural de civilizaciones superpuestas pero enraizadas en mitos y símbolos comunes.11 La obra de Asturias representa el cruce vital de un aprendizaje consciente - sus estudios con el americanista Georges Raynaud en París - y de una vocación existencial: aliar el patrimonio mítico con la expresión de la realidad presente. Los pasos decisivos fueron Leyendas de Guatemala, El Señor Presidente y Hombres de maíz. - El caso de Alejo Carpentier, en cuanto autor de la novela Los pasos perdidos, es particularmente interesante ya que poco de su formación y menos aun su procedencia familiar lo destinaban a esta búsqueda de los orígenes míticos americanos, pisando las huellas del conquistador español en la persona del protagonista. - El restablecimiento de una continuidad histórico-mítica americana es, y no en menor grado, una preocupación constante en la obra de Carlos Fuentes si sólo pensamos en La región más transparente del aire y Cambio de piel. Es demasiado conocida la vuelta continua de Octavio Paz a la herencia viva de las antiguas culturas de México, - tanto en su poesía como en su ensayística -, para insistir en este rasgo de su obra. Sería fácil multiplicar las citas de obras y autores, pero el espacio disponible no lo permite. La conciencia colectiva de grupos indígenas, de la población rural, del campesino de las aldeas emerge en numerosas novelas como un estrato auténtico de la cultura americana que ha conservado tradiciones orales en las cuales se entrecruzan leyendas, consejas, creencias, fragmentos míticos y a veces esperanzas mesiánicas. Estoy aludiendo a obras como Hijo de hombre de Augusto Roa Bastos, Oficio de tinieblas de Rosario Castellanos, pero también a Cien años de soledad donde la percepción de la circularidad del tiempo y el tiempo-presagio contrastan con la intrusión del tiempo mecánico-lineal. - El carácter romántico de esta recuperación consciente y artística de los saberes y creencias tradicionales es evidente. Significa un desafío a la racionalidad científica y técnica que, contrariamente a lo que ambiciona, regula solamente una parte del comportamiento de los hombres, incluso en las sociedades altamente industrializadas.12 Evidentemente, esta inmersión en las tradiciones populares también ha producido algunos desbordamientos como es el caso de Mulata de tal de Miguel Angel Asturias. Esta apertura a las capas sumergidas de la conciencia colectiva da lugar, en otros autores, a una reflexión antropológica con el objetivo de salvaguardar al hombre frente a la amenazadora unidimensionalidad tecnocrática y medial. Seguramente Rayuela de Julio Cortázar es una obra clave en este contexto, lo mismo que Paradiso de José Lezama Lima. Su protagonista José Cerní, que lleva el nombre de un ídolo taina, busca su camino Frente a esta inmersión en las culturas americanas autóctonas las referencias del Romanticismo hispanoamericano al mundo del indio y al pasado precolombino parecen algo superficiales. Me he referido en otra oportunidad a este aspecto de la narrativa hispanoamericana contemporánea: DJ., "La concepción mágica de la realidad en la narrativa hispanoamericana del siglo XX", en: Acta Scientifica 5, Universidad Católica de Córdoba, Argentina, 1975, p. 115-129.

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en los encuentros iniciáticos con Fronesis, Foción y Licario, personajes-símbolos, personajes-guías y personajes-tentaciones. Pero, ¿no es así que la misma preocupación recorre también la obra ensayística de Ernesto Sábato, sin hablar de las profundas tensiones de Sobre héroes y tumbas, también presentes en El siglo de las luces de Alejo Carpentier? Ninguno de los protagonistas de las novelas mencionadas posee solamente una individualidad personal en el sentido de la sociedad burguesa, sino es un eje de entrecruzamiento de fuerzas culturales e históricas. Los personajes se convierten en modelos de reflexión dentro y fuera de la obra. ¿De dónde ha surgido esta necesidad de defender y de definir las dimensiones humanas complejas del hombre de Hispanoamérica? Me parece que se han combinado por lo menos dos factores decisivos. Por un lado, los países de Hispanoamérica han sentido cada vez más la presión del nuevo tipo de sociedad industrializada que se ha ido formando en su mundo fundamentalmente ligado a valores de la tierra. Esta transformación, por otro lado, significa - pese a todas las luchas habidas y por haber - el fin definitivo de la sociedad oligárquico-burguesa tradicional y de sus tablas de valores. Los nuevos valores deben definirse frente a un futuro por venir y por crear, a partir del sujeto histórico real que es el pueblo entero con todas sus diferencias sociales y culturales. Pienso que en esta dirección debe buscarse también la respuesta a la pregunta inicial acerca del momento histórico aparentemente tardío en el cual los poetas y escritores americanos confrontaron a sus lectores con estas preocupaciones e inquietudes de índole romántica. La burguesía criolla, autor y al mismo tiempo el primer beneficiario de la Independencia, estaba ante todo interesada en consolidar sus intereses económicos y políticos frente a los poderes dominantes del mercado mundial. Paralelamente, en el plano cultural, la evolución pasó de un rechazo rotundo de la herencia anticuada de España a una asimilación más o menos controlada de los modelos filosóficos y pedagógicos europeos y estadounidenses. A fines del siglo, la colonia fue revivida en la obra de Ricardo Palma como tesoro de recuerdos y memorias, pero no como proceso histórico que explica gran parte de las estructuras sociales del presente y que, en última instancia, exige la reorganización de la sociedad desde un criterio de participación democrática. La sociedad dominante al comienzo del siglo XX no tenía por qué volverse al pasado precolombino ya que sus hombres políticos habían acabado por hacer las paces con España desde la posición de iguales en el plano político, y gracias id Modernismo, también en el plano literario-cultural.13 Hacía falta una o varias generaciones de escritores e intelectuales latinoamericanos que - siguiendo el ejemplo de los surrealistas franceses - adoptaran la posición de críticos y negadores de la propia sociedad y de sus valores sustanciales para que naciera una reflexión profunda sobre el destino histórico y las potencialidades de los pueblos de Hispanoamérica. El que esta reflexión se expresara en forma artística y diera impulso a una literatura auténticamente americana en la que se combinan altos valores estéticos con hondas inquietudes espirituales no es el menor signo de la idiosincrasia esencialmente romántica del movimiento literario descrito.

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Compárense las actitudes significativamente diferentes de Rubén Darío y de José Martí.

La imagen del Caudillo y la revisión de la historia oficial en el cine de la España democrática E. Larraz Université de Bourgogne - Dijon El franquismo ha fomentado la producción de un gran número de películas "históricas" que, al evocar sea el pasado reciente de la guerra civil sea un pasado más lejano, pretendían sobre todo legitimar el Nuevo Estado y la misión de su jefe autoproclamado "Caudillo de España por la gracia de Dios". Voy a tratar de analizar, limitándome a la figura del Jefe del Estado, el proceso de mitificación que se dio entonces en el cine con la participación activa del propio Generalísimo, y luego, la revisión de esta imagen oficial, en cuanto lo permitió la evolución política.

La mitificación: el sonriente Cruzado de Occidente La producción cinematográfica en la España franquista estaba totalmente supeditada a los criterios de la Administración que la utilizó masivamente para la propaganda. Los largos metrajes se controlaban gracias a un hábil sistema de censura e incentivos. Las censuras múltiples y minuciosas empezaban con el estudio de los guiones para autorizar solamente el rodaje de "las películas que se atengan en todo a las normas políticas, sociales y religiosas que deben inspirar a las manifestaciones del arte español dentro del nuevo Estado"1 Se gratificaba a los productores adictos con licencias de importación y doblaje de películas extanjeras que otorgaba una Comisión Clasificadora encargada de aquilatar los méritos de cada película nacional. En 1944 se creó la categoría del Interés especial que debía otorgarse a aquellas películas en que se vieran "muestras inequívocas de exaltación de nuestros valores raciales o de enseñanza de nuestros principios morales y políticos"2 El control sobre las actualidades cinematográficas era más directo, ya que dependían totalmente de un órgano de carácter oficial: Noticiario y Documentales (el NO-DO), creado en diciembre de 1942. Este organismo tenía la exclusividad de los reportajes cinematográficos y una ley, vigente hasta el mes de enero de 1976, determinaba además la obligatoriedad de la proyección del NO-DO en todos los locales. Su papel en la mitificación de la historia reciente ha sido enorme. Los noticiarios tenían en efecto la doble misión oficial de ser "informativos" y "formativos", y en nombre de la segunda exigencia se manipulaba metódicamente la presentación de la realidad. El Caudillo se presentaba como un ser excepcional, un superhombre, a la vez distante y próximo, y en todos los casos omnipresente. Por su presencia constante en los reportajes de actualidad se le había apodado irónicamente "el galán del NO-DO". Véase de Román Gubern: La censura. Función política y ordenamiento jurídico bajo el franquismo (19361975), Barcelona (Ediciones Península), 1981, p. 73. Citado por R. Gubern, op. cit., p. 79.

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Daba así la impresión de una actividad incesante al servicio de la Patria. Se sabe sin embargo, gracias a las memorias de su secretario y primo, Francisco Franco Salgado, que la realidad era muy diferente y que el Jefe del Estado llegó ciertos meses a dedicar el doble de tiempo a sus verdaderas aficiones, la caza y la pesca, que al gobierno del país. En una breve secuencia de Demonios en el jardín (1982), de un gran valor testimonial, Manuel Gutiérrez Aragón ha logrado resumir la tónica general de estos Noticiarios y Documentales. Se trata de un montaje que dura poco más de un minuto, a partir de fragmentos de "no-dos" auténticos, vistos por los ojos de un niño desde la cabina de proyección. El Caudillo es el protagonista, exhibiendo su sempiterna sonrisa y un impecable uniforme de marina. Recibe una espada en su despacho del Palacio del Pardo. El comentario por una voz en "off, una voz engolada y grandilocuente, la voz "imperial" del NO-DO, precisa que se trata de una reunión con sus compañeros de armas, en presencia del Nuncio de su Santidad, "decano del Cuerpo Diplomático" y que seguidamente, Franco, acompañado de su esposa saludó a las autoridades civiles y militares a las que ofrecieron "unas danzas españolas a cargo de destacados grupos folklóricos". Se trata de un hábil resumen de los principales temas desarrollados entonces por la propaganda. Franco aparecía generalmente vestido de militar (a menudo con el uniforme de marina) y asociado simbólicamente a la máxima autoridad religiosa, el representante del Papa, para recordar que, según el eje principal de la propaganda, tenía una legitimidad que nacía de su destino providencial de "Salvador". La guerra había sido una guerra santa, una cruzada. La sonrisa era otro elemento fundamental y fue, exaltada por todos los corifeos del régimen. Los asesores de imagen eliminaban sistemáticamente las tomas en las que Franco aparecía serio ya que se pensaba que la sonrisa (algo acartonada) del Jefe del Estado mostrado constantemente en compañía de la esposa y la hija permitía sugerir la humanidad y la benevolencia. Existe sobre este punto el testimonio de Ernesto Giménez Caballero que protestaba contra los retratos oficiales en los que Franco aparecía "serio, cejijunto, grave y doctoral". Le parecía un peligro, porque tales retratos podían hacer pensar en las estampas de Hitler y Mussolini, cuando había que insistir en la originalidad del Caudillo expresada en su sonrisa: "La sonrisa de Franco tiene algo de manto de la Virgen tendido sobre los pecadores, tiene ternura paternal y maternal a la vez. En su sonrisa vemos que el hombre de más poder de España y el que puede fulminar los destinos de los demás hombres sabe perdonar, sabe comprender, sabe abrazar..."3 Recordemos que la sonrisa de Franco, "que resplandece", también fue exaltada por Manuel Machado en Horas de oro, devocionario poético dedicado al Generalísimo en quien veía el poeta al héroe a quien "la Providencia ha concedido el privilegio de realizar la poesía de la historia".4 Sueiro, Daniel, Bernardo Díaz Nosty, Historia del franquismo, Madrid (Ediciones Sedmay, S.A) s.a, Tomo 1°, p. 47. El soneto intitulado Francisco Franco está reproducido en el libro de Julio Rodríguez Puértolas, Literatura fascista española, Madrid (Ediciones Akal, SA.) 1986, Tomo I o p. 131:

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La espada del Caudillo que aparece en la breve secuencia de montaje insertada en Demonios en el jardín era otro de los elementos fundamentales de su imagen pública, el símbolo de su poder y hombría, y según una imagen audaz de E. Giménez Caballero su "falo incomparable" que había fecundado a España. El Caudillo era presentado como el Padre de la Patria, severo y benévolo a la vez. José María Pemán en la lógica de su ideología antidemocrática defendía este concepto, subrayando que "los padres no se eligen sino que son obra de la naturaleza", es decir de la Providencia.3 El paralelismo entre nación y familia que es uno de los temas constantes de la propaganda fascista constituía precisamente la base de una de las películas más representativas de la propaganda franquista Raza (1942) de J.L. Sáenz de Heredia, con guión de Jaime de Andrade, seudónimo del propio Caudillo. El mismo título muestra que corresponde a la etapa de exaltación fascista del régimen que duró hasta finales de 1942. La teoría racista está en el corazón de la película en que se trata de justificar el golpe de Estado afirmando que existen en la "raza hispánica" unos seres superiores a los demás, elegidos para llevar a cabo una misión trascendental: los militares. José Churruca, proyección idealizada del propio Franco, como muy bien demostró el crítico Román Gubern, representa la raza superior: "los modernos almogávares, los guerreros elegidos, los más representativos de la raza que, inspirados por Dios, se levantaron en armas contra la traición de los políticos". A la decadencia de España que culminó con la pérdida de las últimas colonias en 1898, responde en Raza, la resurrección del 1° de Abril de 1939: "El resurgimiento de la Patria, de la Raza, en nuestra guerra que la espada del Caudillo Franco, guió a la Victoria"6 A veinticinco años de distancia, en 1964, J.L. Sáenz de Heredia volvió a defender las mismas orientaciones propagandísticas en otra película Franco, ese hombre todavía más descaradamente dedicada a la exaltación del Caudillo. Se trata en efecto de uno de los casos

Francisco Franco Caudillo de la nueva Reconquista Señor de España, que en su fe renace, sabe vencer y sonreír, y hace campo de pan la tierra de conquista. Sabe vencer y sonreír... Su ingenio militar campa en la guerrera gloria seguro y firme. Y para hacer Historia Dios quiso darle mucho más: el genio. Inspira fe y amor. Doquier llega el prestigio triunfal que lo acompaña, mientras la Patria ante su impulso crece, para un mañana, que el ayer no niega, para una España más y más España, 1La sonrisa de Franco resplandece! Sueiro, Daniel, Bernardo Díaz Nosty, op. cit. p. 46. Artículo de crítica cinematográfica publicado en Ya del 6 de enero de 1942

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más patentes de culto a la personalidad, de una biografía política en la que, repasando la vida del Generalísimo, se le vuelve a presentar como el Salvador providencial, obligado a intervenir en aquella "inevitable cirujía" que fue la guerra. Al final de la película aparece el propio Caudillo en la sala de proyecciones cinematográficas del Palacio del Pardo para afirmar, en una frase que se hizo famosa, que los españoles eran "la reserva espiritual de Occidente". Parecía que nada había cambiado en veinticinco años. Se seguía exaltando al "Salvador", legitimando la guerra, la "cruzada", "interpolada (como decía la voz en 'off) entre dos irrefutables justificaciones: el caos de 1936 y la venturosa realidad de 1964".

La desmitificación: un hombrecillo obsesionado por mandar No deja de ser curioso que 1964, el año en que se rodó Franco, ese hombre, fuera también el año en que se empezó a poner en tela de juicio en el cine español la visión oficial de la guerra civil. Carlos Saura rueda entonces su primer largo metraje importante: La caza, que usando la parábola de una cacería trágica, denunciaba el profundo fracaso existencial de los vencedores oficiales. Este director, muy marcado por la guerra (nació en 1932) logró dar en películas posteriores tales como El jardín de las delicias (1970) y sobre todo La prima Angélica (1974) una visión satírica del conflicto y de la burguesía que se aprovechó de la corrupción de posguerra. La revisión de la historia oficial tenía que hacerse todavía de modo críptico, lo que no impedía, a veces, las reacciones violentas de los sectores inmovilistas. Llegaron por ejemplo a incendiar la entrada de un cine de Barcelona que proyectaba La prima Angélica. Si otras péliculas tales como Nueve cartas a Berta (1965) de Basilio Martín Patino o El espíritu de la colmena (1973) de Víctor Erice volvieron a evocar el fracaso profundo de los vencedores, la figura del Caudillo, protegida por la censura permaneció intocable hasta la transición política. Aún sabiendo que no podría exhibirse mientras viviese el dictador, Basilio Martín Patino empezó, desde 1971, una película de montaje sobre la llegada al poder de Francisco Franco, a partir de material de archivo recolectado en Londres, París y Lisboa e introducido en España de contrabando: "Uno de los amigos capitalistas que financiaron la película tenía un negocio de importación de aceite, así que, dentro de las cubas de aceite podíamos meter el material".7 Estrenada en el festival de Berlín en 1977 donde recibió una excelente acogida, Caudillo aparece como una réplica a la exaltación de la película de J.L. Sáenz de Heredia, Franco, ese hombre. Esta película ha sido elaborada por alguien que, al adentrarse en el material conservado en los archivos, trató de entender lo que significaba la guerra civil y el régimen que nació de ella. Movido por "la pasión de comprender", el director se ha negado a cargar las tintas para hacer una caricatura del generalísimo, a la vez por respeto al público y porque le pareció innecesario: "el actor glorificado se devalúa decepcionantemente, porque al dejarle solo ante la pantalla sin la trompetería áurea de Matías Prat (o de David Cubedo) no es más que aquel hombrecillo obsesionado por mandar que dice cosas sorprendentes con nerviosismo chapliniano y bigotito de Hitler, aupán-

Declaraciones de la revista Hoy del 29/07/1977.

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dose en cuanto sabe que le filman, para ser más alto que Mussolini, pero en gallego."

Esta actitud mesurada de B. Martín Patino molestó a ciertos críticos que le reprocharon una excesiva ambigüedad y una benevolencia exagerada con la figura del dictador. Este fue el caso de Jesús Fernández Santos por ejemplo que escribió un artículo muy violento en el País, reprochándole que "por un pretendido afán de mostrarse más objetivo que nadie, la biografía ... acababa por convertirse en un elogio, poniendo al público a favor del protagonista."9 Sin embargo una nueva visión de la película permite comprobar que B. Martín Patino, maestro del arte del montaje, ha ido desarmando minuciosamente los elementos de la historia oficial, de la mitificación del Caudillo, para invalidarlos implacablemente. Su intención aparece claramente desde la primera frase que se oye en "off", antes que aparezca el título, y recuerda, irónicamente aquí, lo que se afirmó durante casi cuarenta años: "Hubo una vez un hombre enviado por Dios para salvar a España". Toda la película muestra, al contrario de esta visión idealizada, el fanatismo y la crueldad de unos militares africanistas movidos por "la mística de la guerra y la muerte". B. Martín Patino manipula el material de archivo utilizando sistemáticamente a su vez la voz en "off1 para orientar la lectura de las imágenes que ha seleccionado. Franco es presentado como un ser frío, inhumano, un verdadero "samurai africano" cuya vida es guerrear, que sólo valora "el obedecer, ejecutar, doblegarse, mandar". Un hombre que "no bebe, no fuma, aborrece los placeres, controla los sentimientos, sabe reservarse", que está dispuesto si es necesario "a fusilar a media España". El montaje de la banda de imágenes adquiere un sentido crítico por el contraste violento que se establece entre dos secuencias consecutivas. Se trata claramente de un montaje ideológico. Por ejemplo, después de una secuencia sacada de un documental en que aparece Franco hablando de su destino providencial, viene la evocación del entierro de Miguel de Unamuno y se oyen las frases escritas por el filósofo católico, partidario de Franco en un primer momento, que denuncian "el maridaje de la mentalidad de cuartel con la de sacristía" y "el grotesco catolicismo tradicionalista español que apenas tiene nada de cristiano". Otro ejemplo: después de otro discurso filmado del Caudillo exaltando el sacrificio de España "en defensa de la civilización", vemos imágenes terribles de los bombardeos de la población civil de Madrid, mientras se oye en "off' la voz de Pablo Neruda denunciando a "los generales traidores, chacales que el chacal rechazaría". Para agilizar el ritmo de la película, B. Martín Patino vuelve a utilizar un procedimiento utilizado ya en Canciones para después de una guerra, los virados en sepia de las secuencias que se sitúan en el campo republicano y en azul para las del bando franquista. También juega con el ritmo, usando la cámara lenta, la congelación de la imagen. El contrapunto irónico de una música de zarzuela cuando aparece Franco en familia, la introducción de escenas de comics de propaganda, son otros procedimientos que tienden todos a

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"Reflexiones en torno a Caudillo", en El País del domingo 16/10/1977. El País, 18/10/1977.

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desmitificar la figura de ese Caudillo que como dice el comentario "se creyó, pese a su estatura, un verdadero gigante". El mismo año que Caudillo se estrenó otra película: Raza, el espíritu de Franco (1977) que era también un ajuste de cuentas con la imagen oficial del Jefe del Estado que acababa de morir. Se trata de una película singular que mezcla fragmentos de la película de J.L. Sáenz de Heredia, Raza, con declaraciones de Pilar Franco, hermana del Generalísimo y del famoso actor Alfredo Mayo. El argumento de la película le fue sugerido al joven director catalán Gonzalo Herralde por la lectura de un estudio del crítico Román Gubern: Raza, un ensueño del general Franco10 en el que trataba de demostrar que el guión de Raza y el libro del mismo título publicado bajo el seudónimo de Jaime de Andrade eran una autobiografía idealizada del propio Franco. Román Gubern veía en las veleidades artísticas del general la expresión de los complejos de un infeliz y la confirmación de la legitimidad de la tesis del sicólogo Adler sobre "la correlación entre la inferioridad constitucional y la sobrecompensación síquica". La imagen que queda de Franco después de ver esta película, "primera tentativa en España de comentar un film mediante otro film", es la de un oficial más bien gris, bajito y tímido, acomplejado por su voz. El montaje alternado de las entrevistas con los fragmentos de la leyenda que se contaba en Raza, produce a menudo efectos divertidos. La hermana del Caudillo, muy vital y habladora, cuya colaboración se consiguió según Román Gubern, "gracias a la mediación de una sobrina suya, militante socialista"11 es desde luego quien mejor desmitifica a toda la familia. No puede dejar uno de sonreír, por ejemplo, cuando oye su testimonio sobre la mala calidad de las películas que les proyectaban en el Palacio del Pardo, o sobre detalles de la vida muy poco edificante del padre del Generalísimo o de su hermano Ramón. En cuanto a Alfredo Mayo, el galán más adulado del cine de posguerra, confirma la constante intervención del Caudillo durante el rodaje de Raza y confiesa, en un arranque de sinceridad, que nunca había entendido muy bien "cuál era la raza hispana" de la que tanto se hablaba entonces. Después de estas dos películas documentales existía la posibilidad de películas en las que un actor representaría la figura de Franco. Hubo una primera tentativa fallida de Rafael Gil, uno de los directores más mimados por el franquismo, que al adaptar un éxito de librería de Fernando Vizcaíno Casas: ...Yal tercer año resucitó (1979), mostraba a un ancianito con gabán, gafas negras y una inconfundible voz meliflua que salía del Valle de los Caídos y se volvía al Pardo en camión-stop. Pero luego se desaprovechaban las posibilidades de este personaje que sólo reaparecía al final, como alma en pena, para volver por donde había venido. Así que Jaime Camino va a ser el primero que se va a atrever con una evocación convincente del personaje de Franco en Dragón Rapide (1986), una reconstitución de la trama golpista en vísperas del Alzamiento. Jaime Camino que ya había tratado el tema de la 10

Publicado por ediciones 99, Madrid 1977. Gubern, Román, 1936-1939: La guerra de España en la pantalla, Madrid (Edición Filmoteca Española, ICAA. Ministerio de Cultura) 1986, p. 180.

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guerra civil en varias películas: España otra vez (1968), Las largas vacaciones del 36 (1975), La vieja memoria (1977), se cuidó mucho de caer en la caricatura. Confesando que admira "algunas de las facetas de su personaje" al que define como "un hombre astuto con una enorme autoridad", se ha esforzado por mostrarlo en su vida cotidiana, en julio de 1936 (del 4 al 19), cuando a los cuarenta y tres años ya había llegado a la cumbre de su carrera. Cierta comicidad nace inevitablemente de la presentación de un hombre tan poderoso en las situaciones más prosáicas: comiendo en familia, en pijama en la cama, discutiendo con la esposa que a veces parece ser el jefe de la familia. Pero el actor Juan Diego nunca cae en la parodia, sino que ha logrado imitar a la perfección sus ademanes y el tono de su voz, tan característico. Revisando también la visión idealizada del hombre providencial, J. Camino muestra a un militar astuto, calculador, que duda mucho antes de tomar su decisión, y que se determina en última instancia por la promesa de una ayuda económica del financiero Juan March en caso de fracaso. El propio director ha declarado que lo ve como "un hombre gris, cauteloso, cruel y manipulador, obsesionado por el mando y el orden jerárquico" que se decidió a dar el golpe sabiendo que podía desembocar en "una dura y larga guerra civil".12 Aunque corre un humor soterrado por toda la película, no se puede hablar de una película francamente cómica, sino más bien de una precisa reconstrucción de un episodio mal conocido: la intervención de Juan March en la financiación del vuelo del avión Dragón Rapide para transportar a Franco desde Canarias hasta Marruecos. La primera comedia cinematográfica a propósito de Franco: Espérame en el cielo (1988) la rodaría Antonio Mercero en 1987, a partir de unos rumores sobre la existencia de un doble del Caudillo, nunca demostrada aunque muchos la den por segura. El título recuerda un famoso bolero de Antonio Machín que estaban bailando como millones de españoles Paulino, el dueño de una tienda ortopédica, y su esposa Emilia. La desgracia cae sobre esta pareja cuando Paulino (interpretado por José Soriano), el apacible comerciante víctima de su parecido con el dictador, es raptado y encerrado en los sótanos del Pardo para ser instruido como doble del Generalísimo. El truco del doble que ya dio películas tan importantes como To be or not to be de Lubitsch, le permite a Antonio Mercero desvelar la intimidad del Caudillo a quien tiene que parecerse el doble para poder sustituirle en las ceremonias rutinarias o en actos considerados como demasiado peligrosos. Mercero que trabajó de joven en el NO-DO como montador, parte de la imagen tópica que daban día tras día esas actualidades cinematográficas oficiales para desvirtuarla buscando la comicidad. La película que resulta francamente divertida está basada en un enorme trabajo de documentación. El actor argentino José Soriano que interpreta el papel de Franco se vio cerca de quinientos documentales para impregnarse de los ademanes ("cada cinco segundos hay que alzar el brazo ... el porte más mayestático, el culo hacia dentro) y de la voz ("voz que parece atiplada y no lo es"). La mayoría de los diálogos de Franco y su doble son auténticos. La gracia estaba en la selección, en escoger en la farragosa retórica franquista algunos fragmentos susceptibles de provocar la risa. Una de las secuencias más divertidas es aquella en que el doble ya aleccionado hace un ensayo gene12

Diario 16 del 10/07/1986.

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La imagen del Caudillo

ral de varias situaciones tópicas. Durante el mensaje de fin de año no podía dejar de pronunciar la famosa frase tantas veces repetida sobre la adversidad climatológica: "hemos contemplado sedientas nuestras tierras y casi vacíos nuestros pantanos por la pertinaz sequía". Auténtica es también, aunque no lo parezca, la disparatada metáfora que usó durante una visita oficial para tranquilizar a los industriales catalanes diciéndoles que "no hemos venido a matar la gallina sino a estimularla para que ponga más huevos". El mismo sufrimiento del sosias preso en los sótanos del Palacio es fuente de comicidad por tener su origen en el ascetismo del modelo que le fastidia al imponerle la frugalidad en la comida, el no fumar, no beber y no ir con mujeres. Paulino que termina resignándose después de una última noche de desahogo en que visita a sus amigos y a la esposa, disfrazado de generalísimo, establece entonces un código secreto para comunicarse con su querida Emilia (Chus Lampreave). Cuando al salir en el NO-DO se toque la oreja, le estará diciendo que se acuerda de ella y la quiere. Aunque Espérame en el cielo denuncia la dictadura y se burla de los defectos de sobra conocidos de Franco y la camarilla que le rodeaba, lo hace sin agresividad, sin rencor. Existía sin embargo una duda sobre la reacción del público. La sociedad española ya había demostrado con el éxito popular de la comedia de Luis García Berlanga: La vaquilla que era capaz de reirse, a cincuenta años de distancia, de la locura de la guerra civil, pero no se sabía si aceptaría ver al propio Franco desmitificado ser el protagonista de una comedia. Se llega además a sugerir que a lo mejor había muerto el verdadero Caudillo mucho antes de 1975, y que es Paulino, el doble, quien está enterrado en el Valle de los Caídos después de haberle sustituido durante los últimos años, cuando casi se limitaba a "sonreír y asentir". El éxito comercial de Espérame en el cielo demuestra pues que los españoles han aceptado la revisión de la historia oficial que se había impuesto durante el largo reinado del Caudillo, presentado entonces como "un regalo de la Providencia". Parece ser que han recuperado plenamente una de sus virtudes más preciadas, la capacidad para reírse de sí mismos que suele llamarse humor y es sin duda una de las manifestaciones más elevadas de la cultura de un pueblo.

La realidad despedazada en la obra de Herberto Helder y Gastäo Cruz Helmut Siepmann RWTH Aachen Herberto Helder es un poeta cuya obra está dotada de atributos herméticos, oscuros y difíciles. Sus datos biográficos son tratados con mucha discreción, de manera que sólo se pueden reseñar muy brevemente. Herberto Helder (Luís Bernardes de Oliveira) nació en 1930 en Funchal, en la isla de Madeira. Después de concluir el nivel secundario en Lisboa, estudió filología románica en la Universidad de Coimbra. Trabajó en el departamento de publicidad de un banco y como empleado en bibliotecas, también colaboró en una editorial. Muchos viajes lo condujeron a Francia, Bélgica, Holanda, España, Dinamarca y Angola, en donde trabajó como redactor de una revista y reportero de guerra. Estados Unidos e Inglaterra completaron sus experiencias de viajante. "Lírico, empezó como surrealista y de aquí pasó a la poesía experimental" explica una antología alemana de narraciones portuguesas del año 1972.1 Basten estos datos para introducir una consideración a la poesía del autor, el cual debutó en 1958 con O Amor em Visita,2 y en 1988 publicó su hasta ahora última obra Ultima Ciencia. Entre ambas hay además de algunos textos en prosa, numerosos volúmenes de poesía, los cuales fueron editados por primera vez en 1973 en dos volúmenes y últimamente, en 1981 en un amplio volumen de 650 páginas con el título Poesía toda? Las copiosas recensiones e interpretaciones que desde los años sesenta se han dedicado a Herberto Helder, no han podido resolver el enigma de su arte poético, aun los gruesos trabajos académicos de fines de los años setenta4 apenas se aproximan a esta obra y a la que no explican totalmente, es una obra que por su homogeneidad y continuidad lingüístico estilística ha abierto nuevos rumbos en el arte literario. El público portugués está esperando con ansiedad y atención la llave que pueda dar una interpretación a la obra de Herberto Helder, ejemplo de esto es el que se agotaron rápidamente libros que se dedicaban a esta tarea.3 Mis primeras reflexiones sobre la poesía de Helder descubren en ella una tendencia a disolver las fronteras entre los diversos aspectos de la realidad. La primera poesía del ciclo Der Gott der Seefahrer und andere portugiesische Erzählungen, Meyer-Clason, Curt, (ed.), Tübingen-Basel (Eidmann) 1972, p. 456, y Portugiesische Erzählungen des 20. Jahrhunderts, Meyer-Clason, Curt, Dieter Offenhäußer (ed.), Freiburg (Beck & Glückler) 1988, p. 468. Ver también: Dal Farra, Maria Lucia, A Alquimia da Linguagem - leitura da cosmogonía poética de Herberto Helder, Lisboa (Imprensa Nacional) 1986, p. 15-17; y Medina, Cremilda de Araújo, Viagem ä Literatura Portuguesa Contemporánea, s.l. (Nórdica EditoraBrasil, s.f., p. 199-204. 2

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Lisboa (Contraponto) Helder, Herberto, Poesía Toda (1953-1980), Lisboa (Assírio e Alvim) 1981. Las citas están tomadas de esta edición y serán señaladas con la paginación de la misma. Ver Dal Farra, Maria Lucia, A Alquimia da Linguagem, Lisboa 1986, y Guedes, Maria Estela, Herberto Helder - poeta obscuro, Lisboa (Moraes) 1979. Ver p.e. Marinho, Maria Fátima, A Obra e o Homem, Lisboa (Arcádia) 1982.

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Lugar6 empieza con el hallazgo de una piedra: "Urna noite encontrei urna pedia oh pedra pedra! verde ou azul, de lado, como se estivesse morta Encontrei a noite como urna pedra inclinada sobre o meu corpo puro, profundo como um sino. Vi que havia em mim um pensamento inocente, urna pedra quando se entra na noite pelo lado onde há menos gente. Ou era um sino de um futuro maior silencio, tâo grande silêncio para se habitar só em gestos. Ai eu poderia erguer-me na ponta dos pés e ficar para sempre, como urna chama que a noite viesse alimentar com sua pròpria matèria que se queima. Noite -lenha para nossa leveza humana. Encontrei urna coisa caída, talvez madura, um pouco metida pela terra dentro. Alguma dessas coisas da imobilidade, objecto executado pelo sono, onde eu passava os dedos apavorados e doces. Som ou degrau que eu beijaria, elevando-se da terra, n â o como urna árvore ou urna mulher desenvolvida em sua atmosfera de doçura e dolorosa exaltaçâo. Alguma coisa subida de raizes mais milagrosas, que se nâo exprimía com a brevidade subtil de folhas, ou a quente agudeza de dedos espalhados. Algo nâo levantado inteiramente da obscuridade de urna vida sepulta, e nâo jacente por sobre o quai militares de estrelas rolassem as asas de gelo. Urna coisa numa existencia demorada entre o êxtase e a força sombria das estaçâes." (p. 156s.)

La piedra encontrada al inicio del poema, configura como idea inmediata tan sólo una base de comparación para un nuevo descubrimiento: "a noite", "Encontrei a noite como urna pedra inclinada". La base material del primer descubrimiento está así superada y se agrega como afirmación esencial de la noche; ésta es sentida como opresora y como lastre del propio cuerpo. El cuerpo aparece como punto central del pequeño escenario, aquél es puro y profundo como una campana, significante pues como desencadenador de sonidos para tonos profundos y puros. En seguida se encuentran en el interior del yo, expresado éste como "um pensamento inocente", una piedra y una campana, la cual ahora como la piedra, de un objeto de comparación se ha convertido en una pura metáfora. Los objetos cambian, asumen funciones variadas, se repiten y continúan la metamorfosis. En la segunda estrofa se dice: "encontrei urna coisa caída", después (tercera estrofa) "alguma El ciclo "Lugar" es parte de una serie de poemas que fueron publicados con el mismo título Lugar en 1962.

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coisa" o simplemente "algo". Un tal proceso indica una realidad poética en constante flujo. Los objetos de esta realidad son al mismo tiempo objetos reales, metáforas o también símbolos. La interpretación de estas funciones contribuye al desenlace de los claros contornos de la realidad. Los objetos se unen, las plantas cobran aspectos animales ("rosas ferozes", p. 558),7 los animales se convierten en minerales: "Vi a serpente concentrada como um olho de cobalto" (p. 549). La interpretación de la diversificación de las cosas se muestra en la visión cósmica de una determinada dinámica de la vida de todo el ser. El paso de objetos concretos al de la representación de objetos abstractos sucede en el paulatino desenlace del objeto. "Teoria Sentada II" ofrece el ejemplo de la naranja ("Alguém parte urna laranja em silencio"), la cual se convierte súbitamente en "pera", "uva" o simplemente en "fruto". Así se da importancia a la ejecución del consumo del fruto, o también se pone en relieve la relación entre y hacia el objeto; por ello, el tipo de fruto no interesa. Este suceso ("até onde a laranja ... se desenvolve, e aniquila, e depois renasce") será objeto de enriquecimiento cognicitivo para el poeta: "Eu quería saber ... como o silencio se engrandece, ou se transforma com as coisas". "Alguém parte urna laranja em silencio, á entrada de noites fabulosas Mergulha os polegares até onde a laranja pensa velozmente, e se desenvolve, e aniquila, e depois renasce. Alguém descasca urna pera, come um bago de uva, devota-se aos frutos. E eu fago urna cangáo arguta para entender. Inclino-me para as máos ocupadas, as bocas, as línguas que se devoram pela aten;So dentro. Eu queria saber como se acrescenta assim a fábula das noites. Como o silSncio se engrandece, ou se transforma com as coisas. Escrevo urna can;áo para ser inteligente dos frutos na língua, por canais subtis, até urna emo^áo escura. Porque o amor também recolhe as cascas e o mover dos dedos e a suspensáo da boca sobre o gosto confuso. Também o amor se coloca ás portas das noites ferozes e procura entender como elas ¡maginam seu poder estrangeiro. Aniquilar os frutos para saber, contra a paixáo do gosto, como a térra trabalha a sua solidáo - é como amar, esgotar a amada, para ver como o amor trabalha na sua loucura. Urna canjáo de agora dirá que as noites esmagam o cora;áo. Dirá que o amor aproxima a eternidade, ou que o gosto revela os ritmos diuturnos, os segredos da escuridáo.

Se trata del poema "Cobra" de la serie de poemas con el mismo título Cobra (1977), p. 558.

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198 Porque é com nomes que se sabe onde estar um corpo por urna ideia, onde um pensamento faz a vez da língua. - É com as vozes que o silencio ganha." (p. 196)

La destrucción de un objeto - así lo dice el poeta Helder - puede presentar aspectos constructivos, tal como lo muestra el acoplamiento entre "aniquilar" y "renascer". Con más claridad se dice esto en la segunda estrofa: "Aniquilar os frutos para saber, contra a paixáo do gosto, como a térra trabalha ... é como amar", esto significa "esgotar a amada, para ver como o amor trabalha na sua loucura". El deseo incontenible de conocer por parte del poeta - se trata aquí de una concepción poética que busca el enriquecimiento cognicitivo - justifica la destrucción, o dicho de otra manera, incluso la supone. Visto poetológicamente, esto significa, la destrucción de textos que pertenecen a un mimetismo estético de lo bello convencional. "Eis como que urna coisa como que nos interessa: destruir os textos". Se trata del último poema de la antología Cobra con el título "E outros exemplos" "Eis como que urna coisa como que nos interessa: destruir os textos. Passa-se que: o calador vai á procura de caberas. Que é como quem diz. Traz caberas faz um monte. Um monte de caberas intempestivas, vociferentes, caberas rebarbativas. Arruma tudo, limpa o ar só para elas, um monte grande luzindo, sibilando assim, o vídeo turbilhona. Um monte de desenfreadas caberas cheias de nós de cá para lá no vídeo com urna pressa faiscante. Atulhadas de pequeñas ideias assassinas assim: sibilando a sua cansío estereofónica. Eis que é como que isso que é como que é preciso desmanchan fazer urna paisagem centrífuga, poique a violencia alimenta-se de música, música fervente. Electrochoque para os textos apoiados assim como que em música como que ali. Isso. Como que: o dínamo ñas caberas lírico-psicóticas: suaves, suáveles - estragando. Suadas. Soldadas a isto: a ideias frenéticas, como que soldadas como que ás máos, aos dedos todos: frenéticos; ás garras. É como que se faz aos textos: toda a destui;áo. Pensamos que interessa varrer tudo muito bem: náo é nada com a atmosfera, náo é nada que náo seja com destruir por conta da paisagem escrita que cometa sempre á volta de um orificio. As esta^des como que trabalham naquilo de trazer para muito perto do orificio a fruta toda os buracos os ovos as víboras os astros as pedras tudo faiscando. E o orificio. E entáo e o orificio traga tudo. Como as caberas fícam faiscando ñas máos. Queremos dizer que como que abanamos depressa as máos.

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Nâo se pode acreditar na beleza concentrada da gramática como que cheia de como que força pura cintilaçâo violencia. Destrói: esta paisagem eternamente em órbita em torno deste eixo. Este show treinado como um movimento da terra com o seu (uro incandescente no meio, destrói. Empurrar as cabe;as cheias de relámpagos para todos os lados como frases com fósforo. Cortar aos pedaços. Quando o vídeo brilha como urna janela como um lirismo arrebatador. Deitar fora. Ver e marcar onde está o sangué, só." (p. 573ss.)

Helder se dirige aquí contra la lengua conservadora de la lírica. Con gestos subversivos desquicia leyes sintácticas y morfológicas y provoca con imágenes del lenguaje popular. La proclama "cortar aos pedaços" es realizada por Helder con diversas expresiones. Según esto, resulta claro que la abolición de una forma literaria no significa de ninguna manera el fin de la poesía. "Realidad despedazada" tiene por completo para Helder una connotación positiva. La serie caótica de imágenes, preferencialmente nominales, permite la posibilidad del desdoblamiento vital de las palabras: "agora estamos a ver as palavras como possibilidades de respiraçâo digestâo dilataçâo movimentaçâo «elas estâo andando por si próprias!» exclama alguém estâo a falar a andar urnas com as outras é urna espide de cinema das palavras ou uma forma de vida assustadoramente juvenil se calhar vâo destruir-nos sob o título «os autómatos invadem»..." (p. 508)

Las preguntas y afirmaciones características delatan inseguridad y miedo, esta nueva forma de la lírica conduce pues a la inseguridad. Las formas dialogales citadas, articuladas sin preguntas directrices, son al mismo tiempo poesía y reflexión poética sobre un cosmos poético, que se presenta tal como es al lector. Una característica de estos textos es su no aislamiento, su incompletez: ningún punto termina una frase, ninguna mayúscula comienza una estrofa. El lector sostiene la mirada en un continuo, el que parece existir aun sin aquél. Este continuo de objetos de diverso origen construye un mundo que se opone a la imagen del orden social. Para Herberto Helder aparece el orden social como un conjunto de gestos paralizados y mecánicos interminablemente repetidos. Contra esto, trata de capturar la vida concreta sin restricciones represivas. No se puede excluir que elementos de un vitalismo filosófico, al modo bergsoniano, están a la base de la concepción poética de Herberto Helder, concepción que produce la activación del "poder regenerador da vida existente na materia verbal".8 Por esta razón puede el autor expresar en lugar

Guedes, María Estela, Herberto Helder - poeta obscuro..., p. 39.

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del "linguagem do poder" de una realidad inapreciada: "o poder da linguagem", que participa en los movimientos de la vida; y a semejanza de Cocteau quien postula para el teatro la "métaphore en action", Helder habla de la "imagem em movimento" o del "poemacto". Rasgos y atributos de un mundo tranquilizante serán cambiados artificialmente, destruídos y nuevamente hechos, produciendo esto en el lector un efecto intranquilizados El cuarto poema del ciclo Poemacto comienza con una imagen bucólica: "as vacas dormem, as estrelas sáo truculentas", y continúa así: "a inteligencia é cruel". La inteligencia obliga a una nueva formación de esta imagen: "Eu abro para o lado dos campos Mais levantadas sáo as arbritrárias ervas do que as estrelas Tudo dorme ñas vacas Oh violenta inteligencia onde as coisas levitam preciosamente. O campo bate contra mim, no ar onde elas dormem vacas truculentas, estrelas apaziguadas estrelas..." (p. 140)

El poema posibilita el retorno de las relaciones: las yerbas superan a los astros, están más allá de las estrellas, las cuales por su parte asumen la función de las vacas: "Eu pensó... fazer com que as estrelas mugissem e as poeiras ressuscitassem." (p. 141)

Esta vuelta libre y creadora a la realidad, en el poema, satisface orgullosamente al poeta: "Posso mudar a arquitectura de urna palavra. Fazer explodir o desoído corado das coisas. Meto na palavra o coracjáo carregado de urna coisa. Eu posso modificar-me. Ser mais alto do que a corrupto." (p. 141)

No se debe consentir entrar en el aspecto emancipatorio de esta concepción, cuanto más que el poeta declara su poesía, en primer término, como totalmente apolítica y sin compromiso social: "A poesía é feita contra todos".9 Más bien, uno tiene que remontarse a la concepción de la realidad, la cual resulta de un cambio permanente - Helder habla de una metamorfosis. Su poesía no da por tanto la impresión subjetiva del autor, sino que es la búsqueda de una imagen justa de la realidad, de una manera según la cual, la poesía se ajusta al modo del cambio permanente, ella misma metamorfosea. Este es el sentido del título Retrato em movimento, cuyo segundo texto relata las dificultades de un pintor naturalista, quien debe pintar un pez de colores, pero comprueba que el pez en el acuario cambia sus colores al negro, y constata finalmente la ley de la metamorfosis de todos los Quinzenário cultural "&etc", N° 25, Lisboa, octubre 1974.

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seres, y así acaba por pintar el pez de amarillo, (p. 379s). Para el autor la realidad de la sociedad de consumo es una naturaleza deformada que impide el consenso entre persona y ambiente. La visión poética puede proyectar alternativas para la naturaleza "deformada". Para esto es necesario primeramente la destrucción de lo deformado; de las ruinas erigir entonces una nueva configuración, para la cual además no hay ningún modelo. La tentativa del poeta es una búsqueda de acercamiento a la vida. Desarticulación y nueva creación son los dos pasos que resuelve el poema citado de Poemacto.10 No hay aquí ninguna forma para la nueva construcción, el "caos resucitado" busca su expresión en una orientación permanentemente nueva. La dialéctica de destrucción y renacimiento es expresión de una ontología del autor. Su visión del mundo habla de la circulación del intramundo, del desaparecer y del renacer. No queda otra cosa sino tomar en su totalidad la poesía en este movimiento, por ejemplo en el movimiento de ir y venir, de la comprensión y dilatación, del subir y bajar. Como forma expresiva artística que restituye preferencialmente esta dialéctica, es utilizada la repetición. Al baile se le atribuye una cierta magia pues dentro de él obedecen ritmos cósmicos que incluyen en el microcosmos humano las expresiones vitales del universo. Esta visión cósmica no conoce ni principio ni fin, vida y universo exigen eternidad, la poesía no puede tampoco encontrar arbitrariamente tales incisiones. La poesía de Helder comienza por esto abruptamente con minúsculas, con alusiones a una antes ya dada y preparada situación de comunicación.11 Se da también el caso de que no se encuentra ninguna terminación: la coma, el espacio en blanco12 y el guión son los únicos signos de puntuación usados para articular el material lingüístico; el punto no aparece para nada en Os Broncos Arquipélagos, y en Antropofagias13 no existe ningún signo de puntuación. La antología Cinco Cangóes Lacunares (el título es indicador de la situación no cerrada, permanece abierto) finaliza con la conjunción temporal "quando" (p. 492). A la imagen del mundo material le dedica con especial atención el material poético. La lengua evita la abstracción, trabaja con indicaciones para lo concreto y para su sensible experimentalidad. Así cree Helder alcanzar por medio de la poesía la directa participación con la vida, a la que quiere asir en su totalidad. La directa participación con la vida y con la vitalidad del ser no conocen límite en el autor. La concepción de Helder exige lectores activos. La intersección de diversas voces y textos, la destrucción de la cronología y 10 11

Helder, H., Poesía Toda..., p. 140ss. Ibid., Os Broncos Arquipélagos, p. 493: "o texto assim coagulado, alusivas bragadas de luz no ar fotografadas respirando, a escrita, pavorosa delicadeza a progredir, A Maquina de Emaranhar Paisagens, p. 351: *E chamou Deus ä luz Dia".

12

Ibid., O Corpo O Luxo A Obra, p. 585ss.

13

Ibid., p. 505ss.

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de la Iinealidad de la lengua poética tradicional, llaman a la participación del lector. Una lectura pasiva es imposible. Aquí y allá la estructura dialogal y teatral integra al lector en el suceso lírico. En A Imagen Expansiva (p. 400) hay por ejemplo, indicaciones interrogantes, voces que contestan y comentan al lector implícito. El modo de puntuación que perturba el sentido de la frase reclama así mismo la continua concentración y la versatilidad intelectual del lector.14 Secuencias nominales sin formas verbales aumentan la tensión del idioma, desarticulan las acostumbradas estructuras gramaticales de la frase, de tal manera que uno está incluido en un cosmos de la lengua, en el que tiene que asemejar su posición de acuerdo al universo que lo conforma. La idea de que existir significa cambio, paso, destrucción y renacimiento se hace evidente en los poemas que utilizan el montaje de textos. En estos poemas {Humus, A Máquina de Emaranhar Paisagens) hay citas textuales de Raul Brandào, Dante, Villon, Camóes, del Génesis y del Apocalipsis, que han sido sacados de su contexto y despedazados para servir de punto de partida para nuevas realidades poéticas. La transformación intertextual ejemplifica en el poema el proceso universal del destruir y reconstruir. Según el ejemplo de Queneau, en sus Exercices de style,15 están reunidos en la Máquina de Emaranhar Paisagens (p. 349ss.) cinco diversos niveles de transposición de un texto, los cuales muestran una fragmentación y una destrucción cada vez más agresiva del material morfosintáctico, sin por ello interrumpir el efecto poético. La fragmentación del idioma no destruye el carácter artístico del texto: el resultado es de nuevo una poesía. De la transformación de las secuencias textuales se pasa en Exemplo (p. 535) a la simultaneidad de dos textos. Un texto contiene elementos de un texto despedazado, integrado en el texto principal por medio de un entrecomillado para hacer notar esta diferencia. Los elementos textuales que a primera vista aparecen sin relación, son resueltos en palabras separadas y son retomados sin rompimiento en una nueva poesía. La práctica poética es la realización de un concepto ontològico y estético, en cuyo punto central están el poeta y el lector, los cuales se ven circundados por un hilado cultural. La poesía puede engendrar la autoafirmación del poeta y del lector, o también através de la destrucción de un texto conocido, crear el pre-texto para uno nuevo. En el segundo caso el hacer poesía significa el cambiar permanentemente, pero también el ser cambiado, pues la relación entre poeta y poesía es recíproca: "o poeta está dentro do texto" o también "o poeta é filho do que escreve", esto según Herberto Helder.16 El título "Para o Leitor Ler de/Vagar" (Ibid., Lugar, p. 152) indica la intención que liga cierta violencia provocada por la puntuación con el deseo de un cambio en el modo de leer. "Volto minha existencia derredor para. O leitor. As mâos espalmadas. As costas das. Mâos. Leitor. eu sou lento." 15 Queneau, Raymond, Exercices de style, Paris (Gallimard) 1947. 16 Ver "Memòria Montagem", texto metapoético contenido en la primera edición de Cobra, Lisboa, (Editora "& etc") 1977. El texto no fue considerado en la edición de Poesía toda (1981). Cf. la voluminosa recensión a la primera edición de Almeida Guedes, Cobra de Herberto Helder, en: Diàrio Popular, Suplemento "Artes e Letras", 29.9.1977, p. II; 6.10.1977, p. V; 13.10.1977, p. VIII y 20.10.1977, p. VIII.

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Aun cuando la poesía deja sentir la falta de un compromiso social, es de todos modos la ejecución poética entre destrucción y recreación, subversión y reconstrucción, en la que el lector toma parte, un fenómeno catártico. El rechazo del comportamiento consumista no se limita sólo al campo literario. El lector activo se acostumbra a la libertad que lo hace independiente de signos convencionales, abstractos y opresivos, quienes sirven para un uso práctico. El poema, integrando la vida y poniendo en cuestión las estructuras de lo institucional y de lo tradicional, lleva consigo el acabar con la alienación. Sumerge al lector en la vida y en el cambio permanente. Con esta nueva manera de leer, el lector se cambia a sí mismo y sus relaciones con la sociedad, pues la alteración de las estructuras de pensamiento es el requisito para transformaciones sociales, para las cuales no es apto un uso irreflexivo de la lengua. Poesía que incita al pensamiento, deja libre fuerzas que también actúan fuera de la literatura y supera el conformismo. La revolución de la lengua no es por tanto totalmente apolítica, sea como fuere la poesía. La radicalidad de la metamorfosis del idioma es expresión de una teoría coherente del cambio dinámico que, ñel al credo ontològico de muerte y renacimiento, hace del despedazamiento la condición para la reconstrucción, una reconstrucción que tiene en su contenido la transformación del mundo. La poesía del once años más jóven Gastào Cruz, germanista, anglicista, poeta y crítico, proveniente de Faro, presenta una teorización un poco menos evidente. En él se encuentran: desintegración de discursos tradicionales, tendencia a técnicas de composición más formales con ayuda de impresiones fonéticas, repeticiones con transformaciones mínimas y técnicas de contraste.17 En generiti, pone como Herberto Helder menos la palabra conceptual y mucho más las palabra concreta en el centro de su escritura, que es preferentemente nominal. El concepto de un despedazamiento de la realidad es tan sólo patente cuando se ha tematizado la experiencia caótica de un absurdo existencial o social (como por ejemplo en los poemas de guerra, o en textos sobre sufrimiento, muerte, miedo o enfermedad), este estilo formal se da menos en poemas sobre momentos de la vida íntima y sobre hechos personales.18 Sin embargo la "realidad despedazada", la radical atomización del idioma es mitigada a través de medidas formales como el uso del soneto, o también por medio de la repetición de palabras y estructuras fonéticas o sintácticas. "As aves que se movem já nao tém esta vida das folhas apagada aves apenas mortas e sem nada que lhes suprima a morte ou dé sequer o movimento pálido do ar nelas passando vezes que náo é possível já contar pois tantas vezes o ar as move que se movem aves

17

18

Cruz, GastSo, Poesía 1961-1981, Porto (O oiro do dia) 1983. Las citas se refieren a esta edición. Ver por ejemplo "Revimos a grosseira superficie de amor" del libro Os nomes desses corpos, ibid., p. 138; o también "Doze versos para o Ruy" del libro Referentes, ibid., p. 200.

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204 embora no outono já nao caiam folhas ou aves ou talvez só caía o movimento destas folhas morto pos é pálido o ar aves e folhas morrem na seca palidez que o move e porque os homens náo os move o ar" (p. 99)

El soneto "As aves que se movem já náo tém" reduce el material vocabular, sin pretender una extrema atomización, a siete palabras del mismo campo vocabular cuya mención es repetida junto con verbos como: apagar, suprimir, pasar y formas nominales como: outono y nada, que demarcan la situación de dos conceptos incidentales nombrados sólo una vez: vida y homens. Se trata de las palabras: aves, mover/movimento, folhas, morir, pálido/palidez, ar y cair. Ellas son unidas sólo a través de partículas sintácticas necesarias, o también, por medio de buscados ripios estilísticos para así declarar la situación humana. En cuanto a la composición del material vocabular, que consideramos aquí desligado de su contenido semántico, observamos una red de significaciones abiertas: se desea la ambiegüedad del texto. No se trata de una lírica de confesión, sino más bien de una callada acusación política contra la guerra, no provoca agitación sino que procede desde el mismo objeto: los elementos verbales relacionan al lector con el contexto, lo obligan a convivir y a reaccionar. Al contrario del lírico Herberto Helder no se encuentra en Gastáo Cruz una concepción filosófica, aunque sí existe la reflexión metapoética. La ejecución del escribir encuentra experiencias cotidianas tales como: la soledad, el no entender y el no ser entendido y otras como sexualidad y muerte. La lengua es de cualquier manera una lengua corporal, lo material es vivido sensualmente y esto es comunicado al lenguaje desde las circunstancias externas: "A boca ouve soluto das palavras a térra expóe a fala e provoca essa queda de palavras

nos labios." (Teoría da Fala, p. 128)

De las nuevas formas poéticas del lenguaje se esperan con optimismo efectos impetuosos. El siguiente poema designa el efecto acústico del material lingüístico, que para Cruz tiene primacía: "Por vezes reaprendo o som inesquecível da linguagem Há muito desligadas forman frases instáveis as palavras Aos excesos do céu cede o silencio

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Cruz, G., Poesía..., p. 147. El poema está intitulado "Som da Linguagem" y tomado del libro Compánuia (1978).

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Aquí existe también la representación del despedazamiento como condición para la nueva creación: "náo perturbes o caos que me constroi", se dice en una de las últimas poesías.20 Y también en esta siguiente se prefiere la integración de la vida a "emo$óes lingüisticas": "Aprendí a clareza das imagens ficticias recolhidas na luz do corpo nu e vivo entre os golpes oráis errante desferidos." ("A Vida da Poesia" - p. 156)

Exceptuando aislados intentos de Herberto Helder de desmembrar la unidad de la palabra diluyéndola en prefijos, sufijos y otras partículas, se puede decir que la liberación de la poesía significa también la liberación de la palabra. La palabra se convierte de esta manera en una nueva concepción poética, que los aquí mencionados autores, llevan al punto central de la nueva creación la cual busca integrar el dinamismo del universo en la poesía. En tanto Gastáo Cruz revalora la palabra como signo del modernismo en el autor Adolfo Casais Monteiro y en su obra A Palavra Essencial,21 muestra él al mismo tiempo una tradición que une la poesía contemporánea a la poesía del Segundo Modernismo y al de la "Presenta", y con ello también a Orpheu y Fernando Pessoa. La concepción poética de Helder y Gastáo Cruz es expresión de una tradición viva y al mismo tiempo un dato consolador de la viveza de un género literario: la poesía, que por desgracia en otros países está perdiendo a sus lectores.

20

21

"O caos do sonho" del libro Orgáo de Luzes, ibid., p. 182. Sao Paulo, 1965. Ver Gastáo Cruz, A Poesia Portuguesa Hoje, Lisboa (Plátano) 1973, p. 14: Aceitamos, pois, como quer Casais, que a libertado da palabra i o fenómeno mais marcante da evoiusáo da poesia, de há um século para acá. Aceitamos mesmo que por libertado se entenda o reconhecimento i palavra de um poder que o autor de/1 Palavra Essencial nio chega a definir".

La poesía del cambio entre juego y compromiso Klaus Dirscherl Universität Passau

1. Conceptos y tesis En 1974 Lázaro Santana dijo: "un poema es algo perfectamente inútil".1 Junto a otros muchos poetas de los años 70 él rechaza el tipo de poesía que nosotros conocemos como poesía social y que, después de G. Celaya, comprende la poesía como "herramienta", como instrumento útil en la lucha por un presente y futuro mejores. Así para la mayoría de los poetas de los 70 están claros los frentes. Ya en 1970, es decir cinco años antes del fin del régimen franquista, la conocida antología de los "nueve novísimos" de Castellet, publicada a bombo y platillo, había puesto de manifiesto que la utilización socio-política de la poesía había sobrevivido sin esperanza, al menos para los jóvenes. Con esto a nosotros se nos plantea la pregunta: qué aparece en lugar de lo que se considera como superado. De interés es también saber en qué medida se asienta en la poesía el cambio político-social que tuvo lugar en 1975 ya que, bastante antes tuvo lugar otro cambio en el campo de la poesía, conocido por la notable aparición de los novísimos. Para poder abordar estas preguntas quisiera esbozar un panorama de la poesía de los años 70. Pretendo demostrar que la ruptura de los novísimos resultó menos radical de lo que se pensó en un principio. Según mi tesis, la poesía de estos años oscila entre juego y compromiso. Por esto voy a ilustrar primero algunos aspectos lúdicos de la nueva poesía. Entonces espero poder mostrar que también en los 70 poetas valiosos siguen escribiendo poesía comprometida, y que incluso algunos de los novísimos no son comprensibles si no se tiene en cuenta el aspecto político de la ruptura estética puesta en escena por ellos. En último lugar se trata de exponer que la poesía de esta época no se puede caracterizar sólo por lo que escriben los jóvenes. También hay que considerar la obra de aquellos que por esos años alcanzan su madurez e impregnan como clásicos el perfil de la época y también esos nuevos maestros y mentores que eligen los novísimos como modelo de su propia poesía. Antes de continuar, unas palabras sobre mis conceptos centrales, la poesía de compromiso y la poesía como juego. Cuando Petrarca en un soneto se queja ante su adorada Laura, lingüísticamente utiliza la lengua en una función que el filósofo J. Searle califica de "como si".2 Escribe en el rol de 'amante humillado* y no cuenta con que su queja tiene consecuencias pragmáticas. Esta utilización de la lengua fuera de su contexto normal es típica en la literatura y, sobre todo, en la lírica. La poesía de compromiso se podría entonces definir como una poesía que espera suprimir el "como-si" convencional de la literatura, una poesía que trata de conseguir el provecho pragmático del lenguaje. Al otro extremo de la escala está situada la poesía lúdica porque trata de fortalecer el "como-si" de la lenEn una encuesta que presentó José Battló con su antología Poetas españoles poscontemporáneos, Barcelona (El Bardo) 1974, p. 61. 2

Searle, John , T h e Logical Status of Fictional Discourse", en: New Literary History VI, 1975, p. 319-332.

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gua literaria, porque aumenta la desconexión del texto de su contexto normal. Favorece una formación del poema que produce analogías fonéticas, morfológicas, semánticas y también sintácticas mucho más allá de lo que es corriente en el lenguaje común. Aprecia la referencia intertextual a otras literaturas y artes para así apartarse aún más de la referencia pragmática a la realidad. En resumen, juega con los recursos de la lengua. El principio lúdico cultiva la lengua y su uso poético como fin propio. El principio del compromiso exige la instrumentalización del lenguaje poético en su contexto social.

2. La ruptura de los novísimos. Sin duda alguna los novísimos practican la poesía como juego. Un critico se quejaba incluso de que "hubo... montaje en el lanzamiento de la antología...y...cierto histrionismo lamentable".3 Sin embargo él pasa por alto que ese histrionismo - al menos en parte formaba parte del juego de los novísimos, ya que se pretendía diferenciarse radicalmente de la consternación aburrida y triste con la que los poetas sociales lloraban su pena y la de España desde hacía ya unas décadas. En lugar del compromiso ético apareció "un compromiso con el arte, con la palabra".4 Y este compromiso no exigía del poeta que se limitara en sus temas a España, en sus quejas a los problemas sociales y en su lengua a una lengua comprensible para todos. En lugar de eso se pusieron a favor del trato completamente libre con las formas poéticas (todo estaba permitido, desde el verso libre hasta la canzone italiana). Se pregonaba una liberación del discurso lógico-racional. Castellet caracteriza la nueva lírica como "cogito interruptus".5 Pedro Gimferrer, uno de los de más talento entre los novísimos, provoca con la confesión que escribe sus poemas "menos deliberado y más nonchalant",6 que sin tener mucho cuidado escucha Jazz o la radio mientras tanto y que, sin lugar a dudas, su lírica se asemeja a veces a la écriture automatique surrealista. Nonchalance en el proceso de escribir no significa que los novísimos minimalicen la cualidad de su lengua poética. Al contrario, para G. Carnero "Poetizar es ante todo un problema de estilo".7 El esmero en la selección de su material lingüístico se nota en la exquisitez de su vocabulario, en la fascinación por figuras retóricas del barroco, consideradas durante mucho tiempo como pasadas de moda, y en una locuacidad a veces incontenible con la que se extienden sus ocurrencias ante el asombrado lector. Pero así como el poeta es un jugador con palabras y frases, el lector si quiere disfrutar de esta lírica debe también estar dispuesto a jugar, debe ser lo suficientemente flexible como para juntar en una nueva totalidad las piezas del texto-rompecabezas que le han sido ofrecidas. El debe estar dispuesto a que jueguen con él este "juego de máscaras",8 que 3

4 5 6

g

García Posada, Miguel (ed.), 40 años de poesía española. Antología 1939-1979, Madrid (Burdeos) 1988, p. 31-32. Payeras Grau, Mana, La poesía española de postguerra, Palma de Mallorca (Prensa universitaria) 1986, p. 139. José María Castellet en el prólogo a Nueve novísimos poetas españoles, Barcelona (Barral) 1970, p. 31. Gimferrer, Pedro, Poemas 1962-1969, Madrid (Visor) 1988, p. 52. Guillermo Carnero en: J.-M. Castellet, Nueve novísimos, p. 203. Gimferrer, Pedro, Poemas, p. 53.

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tanto encanta a P. Gimferrer. Posturas excesivas, comportamientos irónicos, emociones simuladas pertenecen a esa lírica igualmente que chistes y agudezas. La preferencia de los novísimos por escenarios extranjeros - sean italianos, americanos o también alemanes - y su gusto, excesivo a veces, por citar textos y autores extranjeros, tienen funciones semejantes de distanciamiento y de Verfremdung. No hay duda de que este culturalismo pueda degenerar fácilmente en un "exhibicionismo snob"9 como, por ejemplo, en JA.. Alvarez. Pero, al mismo tiempo, tampoco se puede dudar que con esta inserción de discursos extranjeros se amplié fuertemente el potencial expresivo de la lengua y con ello se despida definitivamente la forma de poetizar sencilla, a veces demasiado simple, tal y como la propagaban los poetas sociales. El juego que practican los novísimos con la poesía se extiende hasta un juego iconoclasta con sus antecesores inmediatos, hasta un juego intertextual con sus autores admirados y hasta un juego creativo con la propia lengua. Por lo contrario, la realidad extraliteraria es ignorada soberanamente o, al menos, se actúa como si tal fuera. Las críticas principales se dirigían precisamente contra el histrionismo de los novísimos y su aparente desinterés por cuestiones sociopolíticas. Unos podrían advertir que, junto a los nueve novísimos, hubo muchos otros innovadores en materia poética que hubieran merecido también la inclusión en una antología de novísima poesía.10 Otros dudaban de la capacidad innovadora de los novísimos,11 la criticaban como espectáculo decadente y neocapitalista de algunos catalanes y, en su lugar, se manifestaban a favor de una nueva lírica comprometida, aún por definir. Hoy día, después de que ya han vuelto las aguas de la polémica a sus cauces, se puede extraer un b id anee positivo. A pesar de cierta parcialidad de Castellet no se puede discutir que su antología ha apuntado hacia una innovación central en la lírica de los 70, más aún, que debido al shock que partió de ella, ha contribuido mucho a que también otros poetas - semejantes y muy diferentes - recibieran la atención merecida.

3. El equipo "Claraboya" - un nuevo modelo de poesía comprometida Tan agresivamente como aparecieron los novísimos resultó también la reacción de las contra-antologías. El equipo Claraboya, con sus Teoría y poemas, publicados en 1971, no deja ninguna duda de que el camino de los novísimos se considera un callejón sin salida. Especialmente inaceptable parece su interés en un nuevo arte por el arte y su desconexión de la realidad social. El poema "no (será) un caos de acontecimientos",12 de esta manera se formula con mirada crítica al "cogito interruptus" de los novísimos. En lugar de eso se exige una "poesía dialéctica"13 que refleje la realidad en el sujeto lírico sensible. También García Martin, José Luis (ed.), Las voces y los ecos, Madrid (Júcar) 1980, p. 34. Cf. por ejemplo las proposiciones en Victor Pozanco (ed.), Nueve poetas del resurgimiento, Barcelona (Ambito) 1976. Para una presentación objetiva de esta 'guerra de antologías' que desencadenó la aparición de los novísimos, cf. María Pepa Palomero (ed.), Poetas de tos 70. Antología de poesía española contemporánea, Madrid (Hiperión) 1987. 11 Equipo "Claraboya", Teoría y poemas, Barcelona (El Bardo), 1971. 12 Ibid., p. 12. 13 Ibid., p. 29.

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el equipo Claraboya se da cuenta de que la vieja poesía social ha tocado fondo definitivamente. En A. Delgado, el hombre de más talento del grupo leonés, encontramos poemas que tematizan la realidad española, especialmente la cotidiana y provincial. Notoria es la renuncia de Delgado a interpretar explícitamente su posición ideológica. Habla de situaciones extremas, pero cotidianas de una manera espectacularmente sencilla: La muerte del padre, una desgracia, una separación: La muerte del padre se alza en la ventana, sale al espacio vestida de blanco. Por las escaleras interiores golpea su cuerpo descendido a hombros bajo espesa madera. Los hijos del padre cruzan las calles, el globo de la tierra gira sobre sus ojos. Están para estallar pero no sollozan. Sonríen pero están para partir. La energía del padre yace en el vaso de agua, en la mesa de noche de las salas de espera. La chaqueta del padre vaga por los percheros, no es símbolo, no es viento, no es amor. La madre de los hijos inflama la pared con una luz roja y con una luz roja. La memoria deshace las miradas. Mariposas clavadas con alfileres. La sombra del padre se disuelve en la atmósfera, habita las galaxias, los macizos blancos.

En lugar de representar sentimientos Delgado evoca sólo factores materiales de la situación: un vaso de agua, una percha vacía, que figuran como indicios del sufrimiento suprimido. Delgado usa pocas metáforas. Pero son metáforas que desarrollan su efecto precisamente porque su medio de transporte es una lengua sencilla. Es decir, los sentimientos no se exhiben ni se disfrazan, como ocurre en los novísimos, sino que se les deja en estado latente. Los poetas del grupo Claraboya y especialmente Delgado, no atropellan al lector; le dejan espacio libre para sus propias emociones. La diferencia esencial con la poesía comprometida de los años 50 y 60 es un nuevo esmero en el trato de la lengua. Por ejemplo, de los versos de Delgado es característico un cierto laconismo poético que le hace comparable en alguna forma a Jaime Siles, que normalmente es muy diferente a él. El grito de protesta del grupo Claraboya no tuvo solamente el mérito de llamar la atención sobre sí mismo. Con él se hizo también evidente que el compromiso no había sobrevivido como principio poético. Lo que sobrevivió fue el discurso de la vieja poesía comprometida. Como actual y relevante se reveló la pregunta: qué sentido podría tener poetizar en un mundo donde, junto a las presiones político-sociales del régimen franquista aparecen nuevas presiones de una sociedad de consumo masificada, en un mundo en que, junto al dictado de una dictadura sobrevivida se tiene que soportar el nuevo "despotismo de la masificación.13 14 15

Cf. Delgado, Agustín, Espíritu áspero, Burgos 1974, citado en M.P. Palomero, Poetas de los 70, p. 154-155. Pozanco, V. (ed.), Nueve poetas, p. 14.

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4. Los novísimos no nombrados Las respuestas a esta situación problemática son diversas. J.L. Giménez-Frontín apuesta por una poesía como meditación y como canto, pues este canto ofrece, aunque sea escasemente, posibilidades de supervivencia "para no perder el rumbo por una geografía azarosa que nos desborda.".16 Jenaro Talens, poeta de gran talento aunque no fácil de leer, es consciente de los peligros de una sobrevaloración de la estética cuando escribe: For esta razón el trabajo sobre los elementos formales, la problematización del estilo no tienen por qué entenderse como divertimento estetizante o evasivo del escritor, sino, antes bien, como trabajo tendente a desvelar los mecanismos de significación y a elaborar, en lo posible, (colaborando) un nuevo orden simbólico. Sólo así puede la poesía [...] contribuir activamente, siquiera sea en un plano secundan^ a la transformación de la vida y de la sociedad, como ya pedía hace un siglo Arthur Rimbaud.

Incluso en Jaime Siles, cuyos poemas en una lectura superficial recuerdan un nuevo arte por el arte, se encuentra la misma preocupación de entender la poesía como instrumento de investigación de la realidad: Poetizar es un acto de Realidad y de Lenguaje: transformar los nombres hasta el sustrato primigenio (sic\), indagar tras el concepto originario...devolver la realidad a la Realidad.

A pesar de las diferentes metas poéticas de cada uno y, a pesar de considerables diferencias en la práctica, todos estos poetas tienen algo en común. Su hacer poético va acompañado por una intensa reflexión sobre las posibilidades de la lengua. Practican esta reflexión con una seriedad filosófica que aclara sus intenciones éticas y sociales. Pero al mismo tiempo ya no confían en la capacidad política como lo hacían, un tanto ingenuamente, los poetas sociales. Quizás fuera precisamente esa seriedad la que llevó a Castellet a excluirlos de su famosa antología, ya que muchas de las demás cualidades de los novísimos se encuentran también en estos otros poetas notables de los 70, que son por ejemplo A. Colinas, J. Siles o A. Carvajal. A A. Colinas, autor del erudito y sensual Sepulcro en Tarquinia (1975), se le podría también contar entre los llamados "venecianos", como se ha designado a una parte de los novísimos. Sus meditaciones sobre ruinas y muerte en el pasado y en el presente están caracterizadas por un culturalismo neobarroco semejante, como se puede encontrar en P. Gimferrer o G. Carnero. En la poesía de Jaime Siles, con su vocabulario austero pero no menos artístico, se emparejan una intertextualidad refinada con un arte de etimologizar, como no se podía encontrar de ninguna manera en ese brillo y seriedad en los años 50 y 60. El granadino Carvajal, al que con razón se llama el "Góngora Segundo",19 revive con una intensidad sensual mucho más moderna el arte de la palabra de sus antecesores barrocos del siglo 17, en lo que trata temas eróticos ricos en alusiones y a veces drásticamente claros en forma de sonetos o de otros géneros tradicionales. Pero a esos tres les falta a veces esa frivolidad burlesca que es tan típica en algunos de los

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Ibid., p. 212. Cf. Battló, J. (ed.), Poetas españoles poscontemporaneos, p. 278. Ibid., p. 325. Palomero, M.P., Poetas de los 70, p. 228.

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novísimos. Les falta, así parece, la distancia irónica hacia el negocio de la poesía, la postura despectiva ante la movida cultural, que Castellet parece apreciar tanto en sus compatriotas catalanes. A. Colinas, por ejemplo, denomina al poeta como sigue: "El poeta fundamental no se evade, ni divierte, ni testimonia. El poeta revela."20 Precisamente en esta posición se pone de manifiesto aquello de lo que Colinas se quiere distinguir, es decir, por un lado, de la poesía como testimonio, y por otro lado, de la poesía como divertimiento, a la que pertenecen los novísimos, al menos en parte. "El poeta revela", esto recuerda claramente a José Angel Valente y su teoría de la poesía de conocimiento.21 Con ello también se señala un camino intermedio entre juego y compromiso que permite a Colinas y otros más evitar el callejón sin salida de la poesía social sin forzarles a poetizar como jugadores frivolos y provocadores. Por ello no fueron nombrados como novísimos por Castellet. Pero como 'novísimos no nombrados', como innovadores considerables sí ganan nuestra admiración precisamente porque algunas de sus innovaciones parecen sobrevivir mejor la prueba de la antologización que algunas que Castellet había expuesto tan espectacularmente en 1970.

5. El compromiso escondido de los novísimos El grito furioso del equipo Claraboya colocó desde un principio a los novísimos en un rincón apolítico. Hubo enseguida correcciones a esta simplificación. Pero la etiqueta de escasez de ideología les quedó, incluso cuando se admita que, por ejemplo, un Vázquez Montalbán fue siempre muy sensible a su entorno político-social a pesar de sus chistosos juegos de palabras y su frivolidad mordaz. Después de un estudio más profundo de la introducción de Castellet yo me pregunto hoy, después de casi 20 años, como pudo surgir la impresión de que los novísimos no querían más que juego apolítico, culturalismo snob y americanización insensible de la lírica española. Castellet, que fue una vez uno de los más importantes intérpretes de la poesía social, no perdió de vista en su introducción la realidad social española. Por lo tanto quiere reformular conceptos de una nueva estética dentro del marco de la vieja poesía social. Para ello hace uso de un viejo truco para caracterizar a nuevos poetas. Les ensalza a través de nuevos modelos, es decir Ezra Pound, André Bretón y Tristan Tzara, entre otros. Y lo hace de la manera siguiente: Presenta a todos estos poetas como artistas conscientes de la función social de la literatura. Así cita a Pound como sigue: "La literatura no existe en el vacío. Los escritores como tales tienen una función social definida [...]. Esta es su utilidad principal."22 De forma especialmente detallada se cita a Tristan Tzara, el gran dadaista, y su concepto de un arte de crítica social, que fue, como es sabido, radicalizado hasta un programa de destrucción. Es notorio que a Castellet le interesa especialmente el potencial de protesta de estos escritores de vanguardia y su negación de las normas dominantes. El "horror por todo lo español"23 ha llevado a sus novísimos a buscar en la lejanía su salvación poética. De hecho se puede ver en esta postura una clara negativa frente al negocio cultural dominante en la España de los setenta, que incluía también cierta tolerancia con una pseudo-oposición intelectual. El 20

Cf. Battló, J. (ed.), Poetas españoles poscontemporaneos, p. 253.

21

Valente, José Angel, Las palabras de la tribu, Madrid (Siglo XXI de España) 1971, p. 3-10.

22

Cf. Castellet, J. M., Nueve novísimos, p. 38-39.

23

Ibid., p. 43.

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riesgo de ser malentendidos como apolíticos, claro está, lo corrieron los novísimos con su "horror por todo lo español".

6. Nuevos maestros Para caracterizar una época y su perfil estético-ideológico es igualmente importante conocer a los poetas que se leen y se editan en ella, que son celebrados y homenajeados a través de los estudios de los jóvenes y que, de esta manera, son ascendidos a nuevos mentores. Borges dijo una vez: "Cada escritor crea a sus precursores.".24 En medida especial sirve esto para la poesía de los 70. La mayor preferencia entre los españoles la disfrutan, sin duda, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre y Rafael Alberti. Del rechazo de los poetas de los 50 y 60 se rescata a dos autores, y estos viven precisamente en los años 70 su ascenso al grado de mentores críticos de los jóvenes. Hablo de Gil de Biedma y Valente. Gil de Biedma aportó en 1975 su obra poética completa, Las personas del verbo, y desde entonces ha aumentado continuamente la fama de esta pequeña Oeuvre. Punto cero, la primera recopilación de las obras poéticas de Valente, apareció en 1972, y desde entonces, su autor impregnó el desarrollo de la lírica española a través de publicaciones casi anuales. Ambos se destacan por haber superado el ingenuo compromiso de los años 50. Han marcado a la poesía española nuevos caminos a través de una intensa reflexión sobre el potencial de la lengua misma. Igualmente, entre los nuevos maestros cuenta sin duda Octavio Paz, al que Gimferrer, por ejemplo, ha dedicado un estudio premiado25 y quien, precisamente debido a su surrealismo latinizado, realiza una importante función puente hacia América y al mismo tiempo hacia la vanguardia europea. Pero más importante aún me parece el hecho de que los poetas de los 70 han hecho posible el redescubrimiento de algunos autores de nuestro pasado reciente que en su época pasaron, para desgracia nuestra, desapercibidos. Estoy pensando aquí en la intensa recepción de Carlos Edmundo de Ory, de Miguel Labordeta y del grupo Cántico que al menos en parte, fue iniciado por jóvenes poetas de los 70. Aunque todos estos poetas empezaron a escribir en los primeros años del régimen franquista pasaron prácticamente desapercibidos precisamente porque sus poemas no cabían dentro del código estético-ideológico de entonces. "Cántico se funda, en palabras de Pablo García Baena, uno de sus creadores, en medio de la «monotonía» de Juventud creadora y del «tremendismo» de Espadaña. Deseando enlazar con la Generación del 27, toman como eslabón a Luis Cernuda, andaluz como ellos.".26 Pero esto fue entonces suficiente para no ser apreciado por los críticos dominantes en 1947. Sólo en 1976 cuando Carnero, uno de los novísimos, escribe el estudio antes citado sobre el grupo Cántico, empiezan a ser reconocidos como artistas valiosos de esta posguerra. Algo semejante ocurre con Miguel Labordeta, cuya mezcla de surrealismo y de introspección subjetiva no sabía apreciar casi nadie en los años 50 y cuyas Obras completas, 24

Citado por M.P. Palomero, p. 22. Gimferrer, Pedro, Lectura de Octavio Paz, Barcelona (Anagrama) 1980. 26 Carnero, Guillerno, El grupo 'Cántico' de Córdoba. Un episodio clave de la historia de ¡a poesía española de postguerra, Madrid (Editora Nacional) 1976, p. 40. 25

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publicadas póstumámente en 1972, revelaban "una de las aventuras líricas más hermosas de nuestra literatura de posguerra".27 Pero el descubrimiento más sorprendente fue el de Carlos E. de Ory y su postismo, en el que se unen un surrealismo lúdico y una ironía motivada ideológicamente. Apenas leido en los 50, comienza su redescubrimiento apasionante con una publicación de su Poesía que editó Félix Grande en el año 70, el año de los novísimos.28 Juego y compromiso se juntan en la poesía de Ory de una manera tan admirable que nadie pone en duda lo serio de su compromiso y que nadie, tampoco, quiere renunciar al gusto que se saca de su juego poético. Recordemos su pequeño texto sobre un tema cuasi obligatorio para todo poeta social: España (Camafeo) España un mirlo España un muro vuela herido míralo España mátalo un mirlo un muro un hilo El monte enseña España España enseña un muslo móntalo España el monte miedo me da la manta que el muerto muele en sueños España dile a España dile que mieles muchas moscas mitades miejgs mécete España mía.

7. Conclusión La antología de los novísimos fue "un parricidio en toda regla".30 Esa ruptura radical "con toda clase de moralina y de compromiso",31 a pesar de su parcialidad que con todo el derecho se le puede reprochar, ha conducido a una reanimación de la lírica sin igual en los años que precedieron el cambio político. Las convicciones de tipo ideológico y estético existentes tuvieron que ser revisadas de un tirón. El principio lúdico, que en los años 50 y 60 fue aislado totalmente de la poesía, cuestiona radicalmente el principio del compromiso vigente hasta entonces. Pero lo excitante de este cuestionamiento no fue, según mi opinión, sólo la negativa de la poesía social en base a nuevos valores estéticos. Lo excitante fue mucho más, que ese parricidio se ejerció con la convicción de que el juego destructivo de los novísimos es finalmente un compromiso más adecuado que el compromiso anticuado de un José Hierro, Blas de Otero o Angel González. Y la mejor prueba de que un juego comprometido era posible en los primeros tiempos del régimen, son para los novísimos sus nuevos maestros recíen descubiertos, Labordeta y de Ory.

27

Cf. Senabre Ricardo en el prólogo a Miguel Labordeta, Obras completas, Zaragoza (Javalambre) 1972. 28 29

Oiy, Carlos Edmundo de, Poesía 1945-1969, Félix Grande (ed.), Barcelona (Edhasa) 1970.

Ibid., p. 176. Sanz Villanueva, Santos, "Los inciertos caminos de la poesía de postguerra", en: V. Pozanco, Nueve poetas, p. 271. 31 Ibid.

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La Literatura del Siglo de Oro a través de los Manuales de Historia y de Comentario Literarios Robert Jammes Université de Toulouse - Le Mirail Es un tema que necesitaría, para ser tratado correctamente, más tiempo que el de una corta ponencia, y una encuesta previa más completa. Me limitaré a unas reflexiones nacidas del manejo de los manuales de historia literaria más usuales, antiguos y recientes, y de la lectura de algunos tratados prácticos de comentario de textos que suelen usar nuestros estudiantes. Creo en efecto necesario, para los investigadores, que se preocupen de vez en cuando de ver cómo se transmiten, al nivel de la vulgarización, los resultados de su trabajo, y se pregunten si sus investigaciones por una parte y, por otra, la formación de los estudiantes, se orientan de la misma manera. A veces, tengo la impresión de que van por caminos opuestos. Pero no quiero anticipar... Les propongo primero que demos una ojeada a las historias de la literatura que tenemos a nuestro alcance. Para no remontarme hasta la prehistoria, empezaré por la que manejaron en su juventud los profesores de mi generación, "el Hurtado-Palencia", como decíamos, es decir la Historia de la literatura española de Juan Hurtado y Angel González Palencia, cuya primera edición parece ser de 1921. Yo manejé mucho la sexta, muy aumentada, de 1949. Es una historia que refleja, como saben, las teorías de Menéndez y Pelayo, y de tipo informativo: reúne una cantidad de datos biográficos y bibliográficos y, si se hubiera seguido poniendo al día, sería todavía útil. Se nos presenta luego la de Valbuena Prat, en tres volúmenes; en su primera edición, de 1937, tenía sólo dos. Cronológicamente, habría que situar después la de García López (1948), más corta, destinada a un público de estudiantes principiantes, que tuvo y sigue teniendo numerosísimas reediciones y reimpresiones; citaré por la sexta reedición (1984) de la decimonovena edición. Luego viene (aunque ahora parecerá más antigua, porque no se ha vuelto a editar), la Historia general de las literaturas hispánicas, y más precisamente, para atenernos al Siglo de oro, el tercer volumen de esta obra colectiva, volumen realizado, bajo la dirección de Guillermo Díaz Plaja, por 18 especialistas, e intitulado Renacimiento y Barroco (1953). Luego la de Emiliano Diez Echarri, de 1960, y un poco más tarde la de José Luis Alborg (1967). En 1971, los hispanistas ingleses publicaron una Historia de la literatura española, traducida al español y publicada poco después, en 1974, por Ariel, obra colectiva de la que nos interesan los volúmenes 2 ("Prosa y verso", por R.O. Jones) y 3 ("Teatro", por E.M. Wilson y D. Moir). No olvidemos la Historia social de la literatura española de Carlos Blanco Aguinaga, Julio Rodríguez Puértolas e Iris Zavala, en tres volúmenes; nos concierne el primero, de 1978. Tampoco olvidaremos la importante Historia y critica de la literatura española, dirigida por Francisco Rico, cuyo tomo tercero, coordinado por Bruce W. Wardropper, se intitula Siglos de oro: Barroco (1983). Y por fin el más reciente, y el más importante en extensión, el Manual de literatura española de Felipe Pedraza y Milagros Rodríguez, en diez volúmenes (CÉNLIT ediciones, Tafalla, 1980; los dos vols. que nos interesan son el tercero y el cuarto). Esta lista no pretende ser exhaustiva, ni mucho menos: me atengo a lo que me parece más

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significativo, y más manejado por todos. Limitaré también mis reflexiones a los cien años de historia que van desde 1580 hasta 1680, desde las primeras obras de Góngora, Lope (y Cervantes), hasta la muerte de Calderón, período llamado, no se sabe exactamente por qué, "barroco". Excluyo pues todo lo anterior a 1580, habitualmente anejado al Siglo de oro (o a "los Siglos de oro") bajo la etiqueta "Renacimiento". Todo manual presenta un corpus más o menos extenso de autores y de obras que representa una selección dentro del campo mucho más amplio de la producción literaria en una época determinada. Resulta pues interesante, como primera aproximación, examinar qué cantidad de autores y obras anónimas se describen y se estudian en las historias que acabo de enumerar, porque han variado mucho con el tiempo. Ciñéndome al período que acabo de indicar (1580-1680), cuento aproximadamente 150 autores estudiados con cierta extensión mínima (biografía, enumeración de sus obras y bibliografía) en el Hurtado-Palencia. Conservando las mismas normas (es decir, no teniendo en cuenta los autores apenas mencionados en una enumeración), veo que en el Valbuena Prat sólo quedan 100, y advierto al mismo tiempo que la parte teórica (constituida sobre todo por consideraciones sobre el barroco) es mucho más desarrollada. En la Historia general... de Guillermo Díaz Plaja, de 1953, aparecen 200 autores, pero hay que tener en cuenta la extensión mucho mayor del texto dedicado a la parte que nos interesa, que ocupa más de 750 páginas. La proporción es aproximadamente la misma en el manual de Diez Echarri, con 174 autores. Luego comprobamos un descenso muy sensible: en la historia colectiva redactada por los hispanistas ingleses, aparecen sólo 92 autores; en la de Alborg, 82; en la de García López (más corta, hay que tenerlo en cuenta), 58; en la Historia social..., publicada por Castalia, no quedan más que 20; y en Historia y crítica..., dirigida por Francisco Rico, sólo aparecen 27, que ocupan más de mil páginas; de rebote se mencionan muchos más en este último manual (basta con hojear el índice final para comprobarlo), pero sin que se les dedique un análisis independiente. Asistimos pues, a lo largo de los últimos treinta años aproximadamente, a una concentración de la historia literaria alrededor de un número de autores cada vez más reducido: van desapareciendo paulatinamente del panteón literario los autores "secundarios", mientras va aumentando la importancia de los grandes (Cervantes, Lope, Góngora, Alemán, Quevedo, Gracián, Calderón y unos cuantos más). Indudablemente, hay un empobrecimiento del paisaje, que pierde en variedad. La historia literaria se ha hecho más intensiva, menos extensiva. Esta reducción del número de autores estudiados se produce, paradójicamente, en un momento en que el campo de estudios explorado por los investigadores se ha ampliado enormemente: hay ahora muchos más autores estudiados y muchos más textos publicados y anotados que hace cuarenta años, sencillamente porque ha crecido el número de hispanistas. Lo que teníamos a mano en nuestra juventud (hablo de las ediciones universitarias) se reducía a los 70 primeros volúmenes de la BA.E., los 20 y pico de la N.BA.E., la colección de Clásicos castellanos, algunas colecciones de bibliófilos difícilmente asequibles, y unas cuantas ediciones sueltas. Si se compara con la cantidad de colecciones que existen ahora, y en las que van saliendo regularmente títulos nuevos (y no hablo de las

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revistas), se puede tener una idea de los progresos realizados, progresos debidos a los investigadores, pero que no se reflejan en los manuales que acabo de mencionar. Es uno de los puntos que pueden preocuparnos, como lo decía al principio. Dejo de momento aparte el caso de la Historia de Pedraza-Rodríguez, que parece indicar un cambio de rumbo, una vuelta a la tradición con 185 autores, pero repartidos en más de 1550 p., y de manera bastante desigual: la predominancia de los "grandes" (154p. para Cervantes, 140 para Lope, 144 para Quevedo, 147 para Calderón...) sigue muy acusada. Volviendo pues a la evolución "estadística" de las historias anteriores, comprobaremos sin dificultad la generalización del fenómeno complementario, ya apuntado a propósito del Valbuena, quiero decir la progresiva extensión, y luego la proliferación de consideraciones generales y de teorías críticas en detrimento de informaciones sobre autores "secundarios": las dos evoluciones son evidentemente correlativas. Progresivamente se ha ido cambiando de finalidad: inicialmente dedicada a proporcionar al lector no especializado una serie de datos objetivos (nombres, biografías, títulos, resúmenes, fechas, fuentes, atribuciones, problemas pendientes, bibliografías, etc.), la historia de la literatura tiende a transformarse en ensayo sobre la literatura del Siglo de oro, a la que se pone a examinar en conjunto, desde cierto número, bastante limitado, de puntos de vista: como paso del Renacimiento al Barroco, como producto de la Contrarreforma, como tensión entre conceptismo y cultismo, como expresión de las contradicciones económicas y sociales, etc. Todas estas nociones aparecían, desde luego, en los tratados anteriores, pero sin que se les concediera la importancia predominante que han llegado a tener ahora, y sin que llegaran al extremo de transformarse en claves explicativas de todo un período, y a veces de cada autor de un mismo período. En vez de proporcionar informaciones, los autores de las historias literarias se preocupan sobre todo por proponer enfoques críticos. ¡Cuidado! Con estas reflexiones, yo no quiero insinuar que estas historias literarias sean malas: las utilizo a menudo, a veces con gusto, siempre con provecho. Tampoco quiero condenar la presencia y la expresión de opciones ideológicas en la investigación literaria, y hasta en los manuales: los que me conocen podrán abonarme, si fuera necesario. Lo que hago ahora es, sencillamente, señalar una evolución de criterio que, en la medida en que es general y prolongada, ha ido creando una laguna en nuestras bibliotecas: nos faltan ahora buenos manuales de consulta, instrumentos de trabajo que nos proporcionen, en cantidad suficiente, el material previo necesario a todo estudio o a toda reflexión crítica. El cambio de rumbo que parece indicar la publicación del Manual de Pedraza-Rodríguez corresponde quizás a un deseo editorial de colmar esta laguna. Y supongo también que la reedición en facsímil, hace unos quince años, de la Historia de la lengua y literatura castellana de Cejador (a pesar de sus enormes defectos) correspondería a la misma necesidad: en esta historia de Cejador, limitándonos siempre a la parte que nos interesa, y que ocupa los tomos III (segunda mitad), IV y V, el lector encontrará, si no he contado mal, unos 3.500 autores (digamos 3.500 fichas), y muy poca teoría general, aunque se manifiestan con frecuencia las obsesiones academicistas y folklóricas del autor. Es una obra que podría, precisamente por situarse en el extremo opuesto de la tendencia actual, ser muy útil, pero que desgraciadamente resulta casi inservible por la cantidad de errores que contiene.

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Por otra parte, observo también que las nociones teóricas que sirven de pauta a estas historias literarias (Renacimiento, Barroco, Contrarreforma, cultismo, conceptismo, etc.) parecen suscitar ahora menos entusiasmo. Los autores expresan a menudo su esceptismo al respeto de estas nociones e insisten, por ejemplo, sobre la imposibilidad de trazar una frontera objetiva entre conceptismo y cultismo, o sobre la confusión de la noción de barroco, que cada uno entiende de manera diferente. Pero las siguen utilizando, como a pesar suyo, y se olvidan a veces de las objeciones que ellos mismos acaban de exponer, para utilizarlas cada vez que les parecen adecuadas para poner una etiqueta a una obra: así, por ejemplo, Pedraza y Rodríguez, después de afirmar en su introducción que el concepto de "Barroco" no sirve más, en definitiva, que para trazar una frontera cronológica (15801680), descubren luego muchos rasgos de mentalidad barroca en tal autor, procedimientos estilísticos "típicamente barrocos" en tal otro, etc., y utilizan esta noción confusa para encasillarlos. Por lo visto, no se ha ocurrido a ningún historiador de la literatura prescindir de estas categorías obsoletas. Se han venido repitiendo tanto estas nociones en los decenios precedentes, que se ha llegado a creer que corresponden a una realidad, cuando no son más que creaciones abstractas de la crítica. Se les ha concedido la autenticidad histórica que tienen otras nociones más modernas, como las de romanticismo, naturalismo, superrealismo, etc., olvidando que éstas han existido realmente y aquéllas no: hubo autores que se llamaron y proclamaron románticos, naturalistas, superrealistas, por lo cual es imposible estudiarlos sin referirse, de vez en cuando por lo menos, a esos conceptos, mientras no hubo nadie en el siglo XVII que se declarara escritor barroco o poeta conceptista. No se trata solamente de un problema de terminología: lo que pasa es que esos conceptos, que empiezan quizás a relativizarse en las historias literarias, conservan toda su fuerza expansiva en los manuales de tipo más pedagógico, los que se escriben únicamente para estudiantes universitarios, y tienden a ocupar la casi totalidad del campo de los estudios literarios. Este es otro fenómeno que a nosotros, investigadores, debe también preocuparnos. Les propongo pues que pasemos a este segundo nivel, más elemental, más pedagógico que científico, que es el de los libros de iniciación a la historia literaria por una parte, y de ejercicios prácticos (esencialmente comentarios de textos) por otra. Estos manuales universitarios se presentan a veces bajo la forma de fascículos, como los de la colección Lectura crítica de la literatura española, editados por Playor (unas 130 p. cada uno), o los de la serie Cuadernos de estudio, que edita Cincel, más cortos (90 p.); otras veces bajo la forma de manuales de comentarios de textos, como el que se intitula Comentario de textos literarios. Método y práctica, de José María Diez Borque (Playor; lera ed., 1977), o la Introducción a la literatura española a través de los textos, obra colectiva de cinco autores (Ed. ISTMO, Col. Fundamentos-, 2a ed., 1983; 3a ed., 1984), o los Cuadernos de análisis, también obra colectiva de siete autores, publicada por la universidad de Extremadura (1984). Hay muchos más: son muy numerosos, muy diferentes unos de otros, y de nivel desigual, unos buenos y otros más bien flojos. Pero en conjunto se puede decir que, salvo muy pocas excepciones, manifiestan todos la misma tendencia que acabo de analizar (preferencia

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dada a las teorías generales y no a la individualidad de un autor o la originalidad de una obra). Lo malo es que lo que podría, después de todo, justificarse en una historia literaria, que tiende forzosamente a la síntesis, se vuelve menos aceptable en una aplicación práctica a textos cortos o a sectores reducidos de la producción literaria. Es en la colección Playor donde esta tendencia aparece más claramente, porque todos los volúmenes se amoldan al mismo esquema preestablecido, en tres partes: I. Historia. En el volúmen Prosa de ficción en los siglos de oro, por ejemplo, hay unas 25 p. para presentar todas las novelas: de caballerías, sentimentales, pastoriles, bizantinas, moriscas, cortesanas, cortas, por una parte ("idealistas") y picarescas, dialógicas ("realistas") por otra, sin olvidar los libros de chistes y de cuentos. Se presenta también a los autores, desde "la descendencia de la Celestina" hasta Gracián. Forzosamente, hay muy pocos datos para cada uno, y la información es más que somera. Pero, después de todo, se puede admitir esta opción "elemental". II. Luego vienen 53 p., exactamente el doble, intituladas Teoría y crítica: allí se habla de "cultismo y conceptismo", procedimientos estilísticos, "similicadencias renacentistas", "paranomasias barrocas", "estatismo" de la prosa renacentista opuesto al "dinamismo" de la prosa barroca, etc., citando cada vez ejemplos sacados de diversos autores de la época, examinados no individualmente, sino en conjunto. O sea que, después de unas noticias escuetas, se proponen teorías generales abundantes, acentuando la tendencia que habíamos distinguido en la evolución de las historias literarias. III. Luego se pasa al comentario de dos o tres textos, en los que se trata de verificar la eficacia de las teorías expuestas en la segunda parte, aplicándolas al texto, del que generalmente se analiza sólo un aspecto o dos, dejando aparte todo lo que no encaja con la teoría: la doctrina se superpone al texto, en vez de aparecer como su síntesis lógica. Por ejemplo, en el fásciculo Prosa didáctica de los siglos de oro, de la misma colección, se comenta un episodio de La hora de todos (n° XX, Los taberneros) demostrando que es la transición del Renacimiento al Barroco la que explica las peculiaridades estilísticas del trozo. Y comentando, en la frase "hacían sed bailando para bailar bebiendo", la ruptura del quiasmo, el autor no vacila en escribir: "No sería descarriado interpretar este resultado estilístico como reflejo de la personalidad quevedesca: nacido en el orden y equilibrio renacentista, desarrollada su formación de escritor al compás de los aciagos cambios de mentalidad finiseculares, traslada a la sintaxis su deseo de ruptura, la necesidad de una revolución que halle nuevos caminos, su desacuerdo existencial" (p. 145).

Se ve cómo la doctrina preestablecida se superpone al texto, con todas las posibilidades de error que implica este procedimiento. El texto sirve, en definitiva, para justificar teorías, como si, fuera del sistema, no tuviera ningún interés propio. Hasta la alternancia de vocales diferentes en una palabra se explica como consecuencia del Barroco. En el cuaderno intitulado "La innovación teatral del Barroco", de Cincel, se comenta la escena inicial de la tercera jornada de El alcalde de Zalamea, en la que Isabel lamenta su deshonor, deseando que no salga el sol a ponerlo de manifiesto:

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Nunca amanezca a mis ojos la luz hermosa del día (...) ¡Oh tú, de tantas estrellas primavera fugitiva, no des lugar a la aurora, etc.

Comentario: "El dramaturgo trabaja con el contraste (muy barroco) de vocales claras y oscuras". Para evidenciarlo, el autor pone un punto debajo de las vocales claras (a, é) y una crucecita debajo de las oscuras (o, u) (debajo de la i no pone nada, porque es "vocal intermedia") ... Y en efecto se ha explicado en la parte teórica que el barroco es el contraste en todos los planos, incluido el de las vocales. No voy a perder tiempo demostrando que se podría hacer el mismo comentario a propósito de cualquier texto, desde el Cantar de mío Cid hasta el último número de Interviú. Me limito a observar que se ha ido produciendo una especie de revolución copernicana, pero id revés: ya no es el texto (o la obra, o el autor) el que ocupa el centro, es la teoría literaria, y el texto se limita al humilde papel de satélite. El crítico ha conseguido, poco a poco, arrinconar al autor. Bajemos todavía un escalón, para llegar al nivel del bachillerato, aproximadamente. Una buena muestra de la visión del Siglo de oro que se propone a este nivel elemental, nos la proporciona el manual archiconocido, archidifundido de Lázaro Carreter y Correa Calderón, Cómo se comenta un texto literario. Todos nuestros estudiantes lo han leído. No sé si se lo han tragado; pero lo cierto es que la tendencia que hemos visto aplicada en los manuales universitarios, después de discernirla en las historias literarias, no sólo se manifiesta aquí de manera todavía más evidente, sino que se explican detenidamente y sin complejos sus mecanismos, y se la presenta como la única vía de acceso a los textos. ¿Qué es lo que debe hacer el alumno, puesto delante de un texto del Siglo de oro? Antes que todo, buscar en un manual de literatura lo que se dice del autor y, después de localizar el pasaje que parece corresponder al texto propuesto, debe aplicar tranquilamente al texto todo lo que dice el manual, copiándolo con ligeras modificaciones. No se crean que lo invento yo. Así se dice textualmente en este método de comentario, tomando como ejemplo una poesía de Lope procedente de Pastores de Belén: Las pajas del pesebre, niño de Belén, hoy son (lores y rosas, mañana serán hiél. Etc.

El estudio del texto se hace en cuatro fases. Primero, determinación del género y de su estructura poética. No se hace examinando verso por verso el texto de Lope, sino acudiendo, en el índice final del libro, a la definición del villancico (p. 254), y aplicando luego esta definición a los 16 versos propuestos, distinguiendo en ellos el "villancico" propiamente dicho, la "mudanza I a ", la "mudanza 2a", el "verso de enlace", el "verso de vuelta" y por fin el "estribillo": los pormenores de la operación se exponen muy detalladamente en las p. 57 y 58... Segunda fase, el "carácter de su inspiración". Notan los autores (¡sin embargo!) una irregularidad métrica en el segundo verso, y como, en el susodicho índice final, a la misma p.

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254, se indica que la versificación irregular es característica de la poesía popular, el alumno añade en su borrador: "Esta irregularidad es un rasgo más del carácter popular de este poemilla" (p. 59), confirmando lo que había apuntado ya en su manual de literatura: "En su lírica destacan sus romances, letrillas, bailes y villancicos, que poseen un extraordinario garbo popular ... Lope es el genio de la poesía de inspiración popular" (p. 55). Tercera fase: "El manual [de literatura] afirma luego que Lope es un gran poeta religioso. Estamos pues en condiciones de escribir: Borrador En cuanto poeta afín a los sentimientos del pueblo, una de las vetas de su temática fue la religiosa. Popularismo y religiosidad existen claramente en este villancico." (p. 56)

Esto se demostrará comentando largamente la palabra "hiél", del verso 4, y las alusiones a la Pasión que aparecen en los v. siguientes. Cuarta fase: utilizando siempre las sugerencias de los manuales de historia literaria, la conclusión destacará la originalidad (¿cómo no?) del genial autor de este "villancico": "El poemita no tiene la sencillez intrascendente y aérea que cautiva en otros villancicos. Su originalidad, notable según se nos alcanza, reside en esa especie de temblor dolorido que corre por todo él. Y el lector se contagia por la virtud de tan aparentemente fáciles pero sabias y profundas maravillas." (p. 78)

No falsifico, no escojo. He resumido lo que se expone más detalladamente en 28 p. (pp. 51-78), pero estas cuatro ideas (villancico, popularismo, religiosidad, originalidad) constituyen lo esencial de este comentario, el cual constituye la médula del libro, el modelo, la pauta de los demás comentarios. Y no se habrá escapado a nadie que estas cuatro ideas son totalmente, indiscutiblemente falsas, como ocurre cada vez que uno trata de imponer por fuerza a la individualidad de un texto las generalidades de una teoría literaria: 1. Le mandan al desdichado alumno que escriba que es un villancico, y es un romance. No es simple cuestión de terminología: aunque este romance tiene estribillo, no puede, por definición, ya que tiene una asonancia única, tener "mudanzas", "vueltas" ni "enlaces", que implican rimas consonantes y diferentes. 2. No es popular, ni mucho menos. Es un romance heptasilábico (en eso se han fijado los autores, pero no les parece interesante, sin duda porque no viene en los manuales), es decir lo más minoritario, lo más erudito que se puede encontrar en el romancero: se le llama también "anacreóntico", porque lo utilizó Villegas en sus traducciones de Anacreonte. Fuera de él, lo utilizaron muy contadas veces Góngora, Lope ("Pobre barquilla mía") y Quevedo (también en traducciones de Anacreonte). 3. Tampoco es original, porque es una imitación del conocidísimo romance de Góngora "Las flores del romero,/ niña Isabel", que se había escrito dos años antes, en 1609, que estaba de moda, que se cantaría, seguramente, y que Lope vuelve a lo divino, como hace tantas veces en el mismo libro, conservando la misma forma estrófica para que se pueda cantar "al mismo tono". Y de ahí procede la irregularidad del segundo verso, "niño de Belén", calcado sobre "niña Isabel", que no corresponde a ninguna intención de Lope, sino a una obligación impuesta por el ritmo de la canción. 4. En cuanto a la intensidad del sentimiento religioso ... Yo creo que todo el mundo estará de acuerdo para no ir a buscarla en la poesía a lo divino, sobre todo cuando tiene una relación tan estrecha con su modelo profano. La palabra "hiél", que alude, es cierto, a las

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amarguras de la Pasión, Lope la escoge (como un guiño al público que conocía el modelo) porque Góngora había escrito "miel", y nada más. Todo lo que acabo de decir de este romance, no quiero insinuar que los autores de Cómo se comenta un texto literario lo ignoraban: lo sabían, evidentemente, y lo sabe cualquiera. Pero es muy significativo que, puestos en la alternativa de escuchar un texto o de aplicarle teorías, hayan escogido el segundo camino, aunque esto les obligara a hacer con la verdad histórica lo que hacía el propio Lope con los preceptos: encerrarla bajo siete llaves, para no oir sus protestas. Al nivel pedagógico, las consecuencias son, sencillamente, catastróficas: no se puede pretender interesar a los alumnos, incitarles y ayudarles a leer los textos literarios, cuando se transforman estos textos en pretextos para ejercicios artificiales, escolásticos, desprovistos de interés, cuando, en vez de hacer atractiva una literatura de acceso difícil porque es antigua, se la transforma en castigo. En conclusión, no voy a proponer soluciones, porque el problema de tipo pedagógico que he planteado es difícil de resolver: está relacionado con el problema de los exámenes, y sé por experiencia que no es nada fácil definir lo que debería ser un examen de literatura. Hace años, presenté en Niza, también en un congreso de la S.H.F., una crítica de los comentarios de textos que tradicionalmente se practican en Francia, y que se inspiran en principios diametralmente opuestos, privilegiando la reacción espontánea y excluyendo todo recurso a teorías, y hasta a cualquier conocimiento previo, lo cual termina dándoles un carácter, las más veces, anticientífico. Me contento pues con someterles el problema. Donde quizás se podría intentar algo es en el dominio de las historias literarias. No pretendo, desde luego, y lo vuelvo a repetir, declarar la guerra a las ideas, ni transformar los manuales de historia en meros diccionarios, en un montón de fichas inconexas. Ni siquiera intento criticar lo que se ha hecho en estos últimos cincuenta años, que es útil y seguirá siéndolo todavía mucho tiempo. Pero creo que somos muchos los que deseamos que se compongan, además, algunos manuales de historia literaria, ideológicamente menos ambiciosos y prácticamente más eficaces. Cuando salió a luz, en 1908, el manual de Ernest Mérimée, su poco amable competidor en el campo del hispanismo francés, Raymond Foulché-Delbosc, publicó en la Revue hispanique una crítica feroz, dedicando más de 20 páginas a enumerar todos los errores, hasta los más leves, que había apuntado. Y empezaba su diatriba diciendo aproximadamente (cito de memoria): "No se le pide al que escribe un manual de literatura que sea original; sólo se esperan de él nombres, fechas, títulos". Era una "boutade". Yo no propondría limitaciones tan estrechas. Me contentaría con la exclusión de algunos conceptos trillados, cuyo abuso ha contribuido mucho a engendrar esta especie de inversión, o de revolución copernicana al revés, de la que les hablé. Estos conceptos que deberíamos desterrar se resumen en siete palabras: Renacimiento, Reforma, Contrarreforma, Barroco, Manierismo, Cultismo, Conceptismo. Se podrían añadir algunas, pero prefiero limitarlas a siete, porque son las siete plagas de los estudios dedicados al Siglo de oro. He comprobado, por haberlo intentado varias veces, que es posible estudiar la literatura, desde Cervantes hasta Gracián, sin utilizarlas nunca, y creo que, ahora, después de todo lo que se ha escrito alrededor de estos conceptos, sería muy provechosa esta supresión, esta especie de dieta que propongo, para la salud de nuestras investigaciones y de nuestra enseñanza.

La Historia como provocación de la Ciencia Literaria: el caso ael 'Caballero de Olmedo' Manfred Engelbert Georg-August-Universitàt Gòttingen Hace exactamente 22 años, Hans Robert Jauss publicó su discurso inaugural como catedrático de literatura comparada en la recién fundada Universidad de Constanza. Este discurso intitulado Literaturgeschichte ais Provokation der Literatunvissenschaft - La Historia de la Literatura como provocación de la Ciencia de la Literatura - ya puede contar entre los clásicos de la teoría literaria.1 Tal vez la "revolución copernicana" que este ensayo señalaría, según algunos, no es tanta. Pero el intento de Jauss de proponer "una estética de la recepción y del efecto" centrada en el lector para reemplazar la tradicional "estética de la producción y de la representación" centrada en el autor ha tenido consecuencias considerables. Revisando varios métodos del análisis literario Jauss constató "un abismo entre Literatura e Historia, entre conocimiento histórico y estético".2 Echar un puente sobre este abismo, he aquí el propósito de Jauss. No lo era - como pudiera sugerirlo la fórmula - sacar de una crítica, muy justificada en parte, precisiones acerca de la relación entre "serie literaria" y "serie no-literaria" para adelantar una ciencia sociológica de la literatura en peligro de mecanización tras la época del stalinismo. Como remedio al peligro de reducir el arte "al reconocimiento de lo ya conocido" (p. 162) había que obrar más bien una "historia de la literatura dentro de la historicidad que le es propia" (p. 173). Tal historia de la literatura debía hallar su forma completa sólo, "cuando la producción literaria no se represente únicamente de manera sincrónica y diacrònica en la sucesión de sus sistemas sino también se contemple como historia particular en su relación propia con la historia general." (tesis XII, p. 199). Sin embargo el afán de reconstruir la "experiencia literaria" en el "horizonte de expectación [de la] práctica vital [del lector]" originó otro efecto, porque al lado de la "legión de investigadores epigonales de topoi" apostrofada por Jauss en el contexto de su crítica a Ernst Robert Curtius (p. 154) se instaló otra legión de buscadores de lectores ya no empíricos sino "implícitos" y ésta raras veces salió del círculo mágico de una experiencia más bien personal ilustrada con ejemplos de la historia literaria. Por consiguiente el "horizonte de expectación de la práctica vital histórica" (p. 202) no se tiene en cuenta casi tan a menudo como bajo el signo del positivismo, de la "Geistesgeschichte" o del formalismo. En los párrafos que introducen su crítica de la práctica de un análisis literario orientado en la teoría marxista, Jauss dice lo siguiente: La provocación originaria, siempre renovada de la teoría literaria marxista es que niega una historia propia [independiente] al arte como a las formas mentales correspondientes de la moral, de la religión o de la metafísica, (p. 115)

Jauss, Hans Robert, Literaturgeschichte als Provokation der Literaturwissenschaft, Konstanz (Universitätsverlag) 1967; luego también en id., Literaturgeschichte als Provokation, Frankfurt (Suhrkamp) 1970, p. 144-207. Cito esta última edición. Las traducciones son mías. Jauss, H. R-, Literaturgeschichte... , p. 168

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En efecto la Historia (de los hechos "reales") todavía tiene que aparecer como provocación de una ciencia (un quehacer crítico) que se olvida de la práctica de la vida para no verse en la obligación delicada de tener que hablar de la práctica vital propia y actual al hablar sobre la de nuestros antepasados. La discusión acerca del Caballero de Olmedo de Lope de Vega es un éjemplo clásico para las reducciones y los callejones sin salida que resultan de este olvido. La "causa" y la "caída" del Caballero Don Alonso no han cesado de interesar a los críticos generación tras generación, pero en particular a los científicos de nuestro siglo. La piedra del escándalo la constituye el carácter bipartido de la pieza, designada por el mismo Lope como "tragicomedia". Al comienzo de típica "comedia de enredo" se opone, de cierta manera, el final trágico en cuanto que Don Alonso, el caballero por antonomasia, no consigue a su Doña Inés sino que muere por un balazo en la espalda que le tira el criado Mendo instigado por los nobles envidiosos y celosos Don Rodrigo y Don Fernando. Ahora bien - la disputa de los peritos en literatura hace sus estragos en torno a la pregunta si el fin de Don Alonso se debe considerar como trágico, es decir como destino fundamentalmente (y no obstante alguna falla personal necesaria desde Aristóteles para hacer posible la identificación con el héroe) inmerecido - un destino impuesto por fuerzas superiores; o si, casi al contrario, se trata solamente de una "mala suerte" merecida, además, a raíz de un principio de "justicia poética" identificable en la pieza. Obviamente, no hay posibilidad de componendas entre ambas lecturas, porque la una excluye la otra.

Es ésta la aserción inicial de Antonio Rey Hazas quien fue el último que se ocupó hasta ahora y que yo sepa de la problemática esbozada, abogando por la tragedia y en contra de la justicia poética.3 Resulta curioso tal exclusivismo sobre todo porque el mismo Rey Hazas cita, en una breve introducción histórica, a Menéndez Pelayo que no había tenido ninguna dificultad al hablar al mismo tiempo del "fatalismo tétrico" de la pieza y del afán de caracterizar a los protagonistas Don Alonso y Doña Inés no sin culpa para poder dejar obrar en ellos la "ley de la expiación". Por una vez no hay ninguna contradicción entre el crítico inglés que siempre se considera como responsable de la tesis de la "justicia poética" y el papa del positivismo español decimonónico tan duramente criticado por los neocatólicos ingleses del siglo XX. En efecto tampoco Parker ve la necesidad de una contradicción excluyente entre uno de sus cinco principios fundamentales para la construcción de la comedia del Siglo de Oro y la acción trágica.4 El problema surge seguramente del efecto de contraste extremo entre el ambiente de comedia del primer y del segundo acto con el apogeo del criado Tello disfrazado de profesor de latín y de la celestinesca Fabia disfrazada de monja, y el tercer acto sombrío, lleno de presagios y de violencia. Hay que añadir el otro efecto de contraste entre la dicha Rey Hazas, Antonio, "Algunas precisiones sobre la interpretación de 'El Caballero de Olmedo",en: Edad de Oro V, 1986, p. 183-202; aquí p. 184. 4

Parker, Alexander A., The Approach to the Spanish Drama of the Golden Age, London (The Hispanic and Luso-Brazilian Councils) 1957, p. 10; cf. también id., T h e Spanish Drama of the Golden Age: A Method of Analysis and Interpretation", en: Eric Bentley (ed.), The Great Playwrights, New York (Doubleday) 1970, p. 679-707, p. 692.

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de Alonso como caballero perfecto, reconocido y destacado por el rey, su amor correspondido y su magnanimidad y el reverso del asesinato "cobarde y vil" tan antonomástico como la calidad del "caballero de Olmedo". En la estructura del acto tercero el apogeo de la generosidad - Don Alonso salva la vida de Don Rodrigo - y el abismo de la vileza son tan estrechamente ligados que Don Alonso seguramente habrá ganado la piedad del espectador de a comienzos del siglo XVII. Y sospecho que también la nuestra. Al mismo tiempo también el segundo factor constitutivo de la catarsis aristotélica - el terror - habrá jugado un papel muy importante para el público de aquel entonces. Sólo los intérpretes burgueses del siglo XX van a ser capaces de (re-)sentir este terror y de darle tanta importancia que la negra fortuna termina por tapar la provocación de esta misma fortuna por parte de Don Alonso apareciendo éste únicamente como un justo que padece, como víctima sin culpa y ya no como culpable. Me explico. Repetidas veces los intérpretes modernos han representado a Don Alonso como caballero ejemplar de una época que ya no hubiera tenido nada que ver con caballeros ejemplares. Por consiguiente, Don Alonso ha sido comparado al Quijote, como alguien que "vive en las nubes de un ideal" que nada tendría que ver con la realidad. El sueño de Don Alonso al final del acto segundo sobre la lucha inegal entre el jilgüero y el azor correspondería a la lucha inegal entre "espada noble pero patética" y "arcabuz innoble pero poderoso".5 Sin duda he aquí uno de los componentes de la visión del mundo de Lope de Vega. La nobleza como estamento no es lo que pretende ser en su ideología. La corrupción de nobles tal como el comendador de Fuenteovejuna o el de Peribañez y el Comendador de Ocaña lo hace tan patente como la actitud de Don Rodrigo en El caballero de Olmedo. Si no existiera el rey como representante de la justicia divina en el mundo, los campesinos de Fuenteovejuna no tendrían la menor de las posibilidades para salvaguardar su posición (apenas se puede hablar de sus "derechos"), el asesinato de Don Alonso nunca sería sancionado. Incluso el comportamiento del rey está expuesto a una crítica, limitada, por cierto, pero no por eso inexistente. Como una crítica directa no parece posible6 precisamente por la posición casi divina del soberano absoluto -, Lope de Vega descubre las posibilidades de la representación de la Historia (de hechos históricos) como posibilidad de tomar conciencia, descubre la Historia como posibilidad de definir el presente. El sentido, el significado de sus piezas históricas no se agota nunca - creo yo en la glorificación de un pasado nacional cuya finalidad sería la estabilización de un presente problemático. Como el contraste entre el comportamiento ejemplar de las Sage, Jack, Lope de Vega - El Caballero de Olmedo, London (Grant and Cutler Ltd. in association with Tamesis Books Ltd.) 1974, p. 73. La posibilidad del tiranicidio justificado no contradice esta observación general. Nunca se trata de exigir directamente la muerte de un rey sino de explicar por qué no corresponde a su papel y de reivindicar el comportamiento adecuado de los reyes del presente (por lo menos en "el ciclo de Lope" siempre se trata de comedias "históricas"). El estudio detallado e interesante de Lauer no considera de manera suficiente los intereses sociales concretos que se cuajan en cada una de las comedias consideradas por él (cf. Lauer, A. Robert, Tyrannicide and Drama, Stuttgart (Franz Steiner Verlag Wiesbaden GmbH) 1987, en particular p. 110-140). Lo que le lleva a hablar del tirano como "suprahistorical being" desde el legendario Gyges hasta "the Hydra-like Somozas" (p. 165).

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figuras de reyes históricos - de los Reyes Católicos, por ejemplo, en Fuenteovejuna, o precisamente del Juan II de El caballero de Olmedo - y él poco ejemplar de Felipe III (o IV) era patentísimo, el ejemplo histórico debe de haber sido comprendido como una exhortación de moralista dirigida a los reyes del presente. En una época de refeudalización - es decir de imposición renovada de los derechos particulares de la nobleza frente a la salvaguardia de los intereses de un Estado centralizado que implicaba al rey absoluto y a fuerzas burguesas - Lope de Vega se pronuncia, con cuidado, contra la arbitrariedad de la nobleza feudal y para el compromiso de clases que es, de hecho, la monarquía absoluta. El rey necesita la nobleza "verdadera" del acto valeroso e independiente para dominar a la nobleza estamental; la nobleza "verdadera" necesita la protección del rey frente al mismo adversario social. El poder de este adversario se encuentra subrayado en El caballero de Olmedo por el hecho de que ni sus actos de excelencia ni la protección del rey son capaces de salvar a Don Alonso. Con un adversario de este tamaño la prudencia parece muy indicada, y todavía más cuando uno no tiene la misma "calidad de la sangre" dentro de la jerarquía estamental de la nobleza. El valor de la persona vale poco cuando la envidia y los celos de superiores se oponen al avance social. Y éste es el caso de Don Alonso. Porque mientras Don Rodrigo y Don Fernando ya son "caballeros" en el momento de su primer aparición, Don Alonso no es sino un "hidalgo" a quien el título de "caballero" va a ser otorgado. Esta circunstancia se pasa por alto en la mayoría de las interpretaciones de la pieza, pero aparece sin lugar a dudas en el texto. La casi obsesiva ñjación en la "tragedia" del héroe hace que los intérpretes olvidan una y otra vez la implicación de la "acción del rey" (de tres escenas) en la construcción de la pieza; discutiendo uno de los principios de Parker no recuerdan los cuatro restantes. En particular no buscan la unidad temática que - según el crítico inglés - tendría que unir lo que llamo la "acción del rey" y la "acción de D. Alonso". Me dedicaré un momento a esta búsqueda porque me da una posibilidad de resolver el pseudo-problema planteado por la crítica. El indicio más claro de la condición estamental de Don Alonso se nos da en el acto segundo cuando el Condestable de Castilla Alvaro de Luna presenta al rey Juan II, caracterizado por su abulia frente a los quehaceres reales (w. 1554/55), el documento que debe conferir a Don Alonso el título de caballero en uno de los órdenes militares: A Don Alonso, que llaman "el Caballero de Olmedo" hace Vuestra Alteza aquí merced de un hábito, (w. 1596-99)

A su modo también Don Rodrigo, rabiando de odio y de envidia, deja constar que Don Alonso no se puede igualar con él, pese a las excelencias de su persona. Después de lo que él llama su "mala caída" (v. 2032) y su salvación por Don Alonso anuncia: iVive Dios que la risa [...] se le ha de trocar en llanto si hallo al hidalguillo loco entre Medina y Olmedo! (w. 2066-2072)

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En cuanto a Don Alonso mismo, éste parece no querer enterarse de la diferencia entre "hidalgo" y "caballero", confiando en su "valor propio" (v. 2467) y en lo que dice "la gente".7 Cuando Don Rodrigo - a quien todavía no conoce - estorba su encuentro de enamorado con Doña Inés, Don Alonso cree amenazar a éste in absentia con las palabras siguientes: Mal conoce a Don Alonso que por excelencia llaman "el Caballero de Olmedo", (w. 685-687)

Fuera de él mismo, en un primer momento solamente la vieja alcahueta Fabia - es decir un personaje sin dudas dudoso en cuanto a su morid - confirma las grandes calidades de Don Alonso. Dice lo siguiente a Doña Inés: [...] tendrás presto estado con el mejor y más noble caballero que agora tiene Castilla; porque será por lo menos él que por único llaman "el Caballero de Olmedo", (w. 820-826)

Su canto de alabanza del héroe - muy interesado, claro está - contiene irónicamente una premonición ambiguamente unívoca del final mortal: El Rey en Valladolid grandes mercedes le ha hecho porque él solo honró las fiestas de su real casamiento. Cuchilladas y lanzadas dio en los toros como Héctor; treinta precios dio a las damas en sortijas y torneos. Armado parece Aquiles mirando de Troya el cerco; con galas parece Adonis... Mejor fin le den los cielos, (w. 850-862 final del primer acto)

Tello, el buen gracioso, subraya con su admonición sombría - se refiere a Hero y Leandro (w. 920 ss.) - tanto como lo hace Doña Inés en un momento de auto-crítica (w. 807/808) que Alonso, procediendo como un enamorado loco muy loco y empleando medios dudosos, pierde el respeto a Inés y al padre de ésta (w. 898/899). En fin de cuentas es la precipitación que le trae tanto las dificultades con Don Rodrigo como el dilema de dejar solos o a Doña Inés o a sus padres. La solución es - el camino mortal hacia Olmedo. No hace caso de la última advertencia que le llega a través del "Labrador" - una vez más por atenerse demasiado a "lo que dicen", a "lo que dirán" (v. 2426). Demasiado tarde reconoce: IQué poco crédito di a los avisos del cielo! Valor propio me ha engañado, Cf. v. 2426: "¿qué han de decir si me vuelvo?"; v. 82S/826 y 1596/1597 implican lo mismo. Cito según la edición de Rico (cf. n. 8).

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y muerto envidias y celos, (v. 2465-2468)

Aun si fuera cierto que este "valor propio" no es idéntico a "vanidad" o "amor propio" sino simplemente el valor del propio "yo" en comparación con el valor de otros, no deja de ser un hecho que este valor propio engaña a Don Alonso, porque en una sociedad dominada por hombres como Don Rodrigo o Don Fernando y en la cual el poder de un rey no demasiado comprometido con sus tareas no puede garantizar la justicia sino después de la injusticia, el valor propio no sirve como único medio para tener éxito. El tema de la pieza sería, por consiguiente, algo como "la soberbia prepara la ruina del soberbio" (Hochmut kommt vor dem Fall). A primera vista, esta fórmula tan general e independiente de un instante histórico preciso parece hacer supèrfluo una mirada sobre la Historia de comienzos del siglo XVII. Sin embargo esta mirada revelará la actualidad candente de este tema para los contemporáneos de Lope. Esta mirada, en realidad, será doble, porque tiene que tener en cuenta los dos momentos históricos implicados en la pieza - el momento de la acción y el momento de la representación de la pieza. Para complicar todavía más la situación la leyenda popular que, muy probablemente, fue uno de los puntos de referencia para el dramaturgo, nació a raíz de un asesinato ocurrido a comienzos del siglo XVI y relatado en algunas crónicas probablemente también consultadas por Lope. ¿Cómo explicar, entonces, el anacronismo del "monstruo de los ingenios"? Jack Sage que consultó minuciosamente los romances populares, las crónicas y la historia del reino de Juan II piensa en todo - las guerras civiles, la brujería, los detalles cronológicos - y sin embargo no llega a explicar mucho,8 precisamente porque no ha pensado en ningún tema. Si éste se toma en cuenta resulta estrechísima la ligazón entre los personajes que ayudan al caballero de Olmedo y la temática propuesta de la soberbia del "advenedizo". En efecto, Juan II tuvo con Don Alvaro de Luna a un consejero favorito de origen social relativamente bajo' y que llegó a ser el más alto título y "privado" del rey. En 1453 Juan II deja caer a Alvaro de Luna a raíz de las presiones de la nobleza feudal y éste muere ajusticiado. Juan II muere en 1454 y sigue una época de contiendas feudales aplacadas sólo por los Reyes Católicos. Luego, para sacar las consecuencias que nos interesan, si un Alvaro de Luna promueve el avance de un miembro de la pequeña nobleza, esta promoción contiene también un indicio del carácter dudoso e inseguro de tal promoción, estableciéndose un paralelo entre Don Alvaro y Don Alonso. Este paralelo seguramente formó parte del "horizonte de expectación" del público de Lope, porque Cf. Sage, J., Lope de Vega..., p.90-105. Todavía más decepcionante resulta el estudio de Francisco Rico, contenido en su edición de la pieza: Lope de Vega - El Caballero de Olmedo, Madrid (Cátedra) 1984, p. 36-42. Robert D.F. Pring-Mill, basándose en Jean Sarrailh, explica el anacronismo deliberado - que consiste en fechar el asesinato no en 1521 sino en el reino de Juan II (1406-1454) - por el intento de Lope de aprovechar "the aura of magie and sorcery attached to that period"; R.D.F. Pring-Mill (ed.), Lope de Vega - Five Plays, New York (Hill and Wang, Inc.), 1961, "Introduction", p. XXX. Cf. Sarrailh, Jean, "L'Histoire dans le 'Caballero de Olmedo' de Lope de Vega", en: Bulletin Hispanique XXXVII, 1935, p. 337-352. Particularmente superficiales son las observaciones en el reciente estudio de Eberhard Müller-Bochat, "Lope de Vega", en: Klaus Pörtl, (ed.), Das Spanische Theater - Von den Anßngen bis zum Ausgang des 19. Jahrhunderts, Darmstadt (Wissenschaftliche Buchgesellschaft) 1985, p. 171-173. Vicens Vives, Jaime (ed.), Historia de España y América Social y Económica, II, p. 96, 99; cf. también Enciclopedia Espasa Calpe, bajo "Luna (Alvaro de)".

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Alvaro de Luna era una figura antològica de la poesía popular del Siglo de Oro. Pero además el destino de Alvaro de Luna conoció una actualización inmediata para los contemporáneos de Lope a través del destino de otro personaje histórico. Pienso en Rodrigo Calderón. Vale la pena recordar la carrera de este favorito del Duque de Lerma, "privado" este último del rey Felipe III. La biografía entre científica y popular de la Enciclopedia Espasa Calpe de comienzos de este siglo dice de él (en el artículo que se le dedica): Consiguió captarse las simpatías del [Duque de Lerma] hasta el punto de que Felipe III le admitiese como su ayuda de Càmera. Su talento, travesura y carácter alegre, le granjearon por completo la confianza del monarca, que le casó con Doña Inés de Vargas, le concedió el hábito de Santiago, la encomienda de Ocaña y el condado de Oliva y le nombró capitán de la guardia alemana y consejero del Estado. En muy pocos años había llegado Don Rodrigo a alcanzar los puestos más altos y codiciados y no tiene nada de particular que otros personajes de la corte envidiasen su suerte.

En 1618 el Duque de Lerma pierde la confianza del rey. Y cambia también la suerte de Rodrigo Calderón. Se le acusa de haber envenenado a la reina doña Marguerita, se le encarcela a comienzos de 1619, se confiscan sus bienes. No se le prueba la muerte de la reina pero sí otros asesinatos, y el 21 de octubre de 1621 se le ejecuta públicamente. Cito otra vez la Enciclopedia Espasa Calpe: [...] el reo mostró tal resignación, tal valor y tal dignidad, y, sobre todo, tan sincero arrepentimiento de sus culpas, que hasta sus mismos enemigos fueron movidos a compasión, reconociendo que su ejemplar muerte podía borrar los yerros que en vida cometío. Sus últimos momentos dieron origen a la frase hoy popular "Tiene más orgullo que don Rodrigo en la horca."

Dejando aparte la semejanza sorprendente de algunos de los detalles (el hábito y la encomienda - w. 1599 y 1608/1609; casamiento con una "Inés"; dependencia de un favorito) se reconoce sin dificultad nuestro tema de la soberbia preparando la ruina. Efectivamente también un historiador moderno, el inglés John Lynch en su indispensable España bajo losAustrias, habla de Rodrigo Calderón en palabras muy semejantes: El ejemplo más notorio de valido privado fue el de Rodrigo Calderón, cuyo rápido ascenso de la oscuridad a la fortuna y a la fama fascinó y escandalizó a sus contemporáneos. [...] Su poca recomendable conducta le hizo particularmente vulnerable cuando cayó su patrón y fue ejecutado a manos de una facción rival.

Una de las conclusiones bastante seguras es, así, que Lope de Vega se sirve del caso histórico de Don Alvaro de Luna y de un romance "de ciego" para hablar de Rodrigo Calderón. No deja de ser significativo que también Tirso de Molina escribió, hacia 1620, dos piezas sobre el mismo Alvaro de Luna.11 Y Quevedo, al comentar las circunstancias del suplicio de Rodrigo Calderón en sus Grandes Anales de Quince Días, de 1621 precisamente, compara sin más explicaciones la muerte de Calderón con la de Alvaro de Luna.12

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Lynch, John, España bajo los Austrias (trad. de Albert Broggi y Juan-Ramón Capella, II, Barcelona (Ediciones Península), 1972, p. 39/40. Se trata de Próspera Fortuna de Don Alvaro de Luna y Adversa Fortuna de Don Alvaro de Luna. Cf. De los Ríos, Blanca (ed.), Tirso de Molina - Obras dramáticas completas, 1.1, Madrid (Aguilar) 1969, p. 1949-2039, en particular p. 1998-2001 (paralelo con Rodrigo Calderón). 12 Quevedo y Villegas, Francisco de, Obras completas, t. I., Madrid (Aguilar) s1966, p. 730-765. Quevedo destaca la "altivez" (p. 747) y "la soberbia de su corazón" (p. 750). Cuando relata la demasía de los alguaciles en el entierro de Calderón, añade: "[...] no me parece que necesitaba el caso de satisfacción , pues siendo

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De esta manera el anacronismo de Lope de Vega halla una explicación bastante plausible - y además la fecha del Caballero de Olmedo que podría ser o 1621 o 1624 se puede fijar con alguna posibilidad en el año 1621. Pero hay más. Pues también el porqué de la selección temática y de la estructuración como tragedia en una mezcla de piedad simpatizante y de terror ante el destino de un "advenedizo" se explica con alguna precisión teniendo en cuenta la práctica social de un Lope de Vega y de un público que, según C.V. Aubrun, estaba formado, a comienzos del siglo XVII, en gran parte por gente que buscaba fortuna en la corte.13 De ese modo estética de la producción y estética de la recepción no se excluyen sino se esclarecen mùtuamente. En efecto, José F. Montesinos nos ha dado una descripción plástica de la práctica social de Lope de Vega al comentar "la paradoja del 'Arte Nuevo'".14 Lope, dice Montesinos, ha descubierto que "[el] teatro se justifica por el público que lo alienta." (p. 7). Precisamente por eso no sería "arte", y la paradoja aludida en el título es que negando que sea arte, Lope erige en arte (nuevo) su teatro por la forma misma de un "arte poético". Sigue Montesinos: Si Lope hace lo que hace no es por ignorancia: es porque tiene que hacerlo. Conste que lo que le lleva a hacerlo no es la ignorancia de la poética; la poética la tenía en la uña desde la infancia. Es que tiene que vivir, y tiene que vivir de algo que desconocen humanistas y señores, de algo enteramente nuevo, exigente, imperioso, violento a veces: el público, (p. 9)

El mismo Lope de Vega, en la autobiográfica Epístola de Don Antonio de Mendoza (del año 1624) escribe: Necesidad y yo, partiendo a medias el estado de versos mercantiles pusimos en estilo las comedias.

Dicho con otras palabras: la actividad de Lope se caracteriza en una parte esencial por rasgos burgueses en el centro de una sociedad feudal; tiene algo en común con el trabajo asalariado y es, sin lugar a dudas, producción de mercancía para un mercado cultural. En un mundo en el cual, siguiendo la descripción de John Lynch,16 la alta nobleza ha podido consolidar su supremacía frente al compromiso absolutista, no ve - y con mucha razón muchas posibilidades para esta actividad, este modo de producción: la iniciativa propia, individual no se reconoce. Lope ha tenido que hacer esta experiencia repetidas veces.17

Don Alvaro de Luna tan diferente en todo y en las causas de la muerte, le enterraron en Valladolid con los ahorcados, donde estuvo muchos años" (p. 754). Aubrun, Charles V., La comédie espagnole (1600-1680), Paris (PUF) 1966, p. 14,48. 14 Cf. Montesinos, José F., "La paradoja del Arte Nuevo", en: Id., Estudios sobre Lope de Vega, Salamanca (Anaya) 1967, p. 1-20. 15 Citado según J.F. Montesinos, "La paradoja...", p. 15. 16 Lynch, J., España p. 7/8 y 37. 17 Lázaro, Fernando, Lope de Vega - Introducción a su vida y obra, Salamanca, Madrid, Barcelona (Anaya) 1966, p. 49.

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Montesinos le interpreta su aspiración a la nobleza - que se expresa hasta en la reivindicación de un blasón de pura ficción - como "snobismo": Nuestro autor fue un snob terrible en todas las estaciones de su vida. Quiso parecer siempre lo que no era.18

De hecho esta aspiración fue una forma no más que la "lucha por la vida" tomaba para el dramaturgo. La catarsis que puede conllevar como tragedia El caballero de Olmedo es, para el mismísimo Lope, una manera de conjurar sus propios temores (su "terror") y una piedad con un destino que comparte en cierta medida. Porque con su deseo de reconocimiento de su trabajo individual toca los límites del sistema feudal, toca límites que siente amargamente sin poder imaginar su superación porque la alternativa burguesa de organizar una sociedad todavía no tiene ninguna perspectiva en la España de los últimos Austrias. Lo que imagina es, precisamente, una tragicomedia. Hay tragedia, pero se nota su carácter forzado. La comedia de los primeros actos constituye algo como una utopía destrozada en el último. Para terminar quiero añadir algunas palabras sobre la capacidad de re-sentimiento, de recreación de los intérpretes burgueses de nuestro siglo que mencioné al comienzo de este ensayo. Nace, a mi modo de ver, del hecho de que los intelectuales burgueses sufren (si lo hacen) de una experiencia de contradicciones que tienen algún parecido importante con las vividas por un Lope. Resulta contradictoria la experiencia del choque entre una autodeterminación e independencia supuestas como reales, pero vividas al mismo tiempo como realizables sólo dentro de los límites de la sociedad burguesa bajo la forma de una creatividad vendible. Por consiguiente les resulta fácil identificarse con una visión trágica de la creatividad individual contenida en El caballero de Olmedo. Al mismo tiempo esta identificación que olvida las circunstancias históricas concretas de la creación de tal visión les permite reconciliarse con las contradicciones ya superables del sistema burgués. Se pueden considerar como superables porque existen otros modelos, otros intentos para realizar y para garantizar una individualidad humana más que burguesa.19

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Montesinos, J. F., "La paradoja ", p. 8. El paralelo entre "intelectuales" tal como Lope de Vega o Calderón de la Barca y nosotros mismos (en términos de situación social relativamente parecida) resultó más bien de difícil comprensión para cierto critico de mi artículo sobre Calderón (cf. Manfred Lentzen, reseña de Pórtl - cf. n. 8 - en: Aichiv für das

Studium da Neueren Sprachen und Literaturen 225, 1988, p. 218-221, aquí p. 219). Insinúa por pregunta algo retórica que podría estar soñando con "estructuras autoritario-jerárquicas del poder" para remediar a un capitalismo problemático. Resulta deprimente la falta de comprensión frente a la búsqueda de una democracia que incluya la economía para acabar con "the scramble for wealth* (Alexander Parker dixit) como única justificación vital (con algunos adornos culturales de lujo). El fracaso del stalinismo ni falsifica la teoría de Marx ni justifica el capitalismo cada día más problemático.

Tradición oral y literatura en el siglo de oro Michel Moner Université Stendhal, Grenoble En su relación con la literatura del Siglo de Oro, la tradición oral ha sido considerada, hasta estos últimos años, - salvo escasas excepciones-, como una inmensa reserva de temas, motivos y anécdotas, o sea tan sólo como un repertorio de fuentes para la novela, la poesía o el teatro. Representaba - y sigue representando en buena parte - a los ojos de los investigadores, el substrato cultural del que se ha nutrido la obra literaria, las capas más profundas de un pasado pretérito, del que apenas se conservan vestigios, rescatados del polvo del olvido, como las piezas dispersas de un mosaico dislocado. Por otra parte, esas reliquias se nos han dado a conocer bajo las especies de la tinta y del papel, ya que las huellas de la tradición oral del Siglo de Oro - haciendo caso omiso del romancero que ha dado lugar a investigaciones de campo - solían registrarse, a falta de otras fuentes, entre los documentos manuscritos o impresos, que siguen siendo los archivos predilectos de los historiadores de la cultura. La difusión de los trabajos de los folkloristas, en las primeras décadas del siglo XX, con el auge de la llamada "Escuela finlandesa", las aportaciones de Milman Parry y Albert B. Lord en el campo de la tradición oral, y las de Claudio Lévi-Strauss en el de la antropología cultural, así como el descubrimiento de los formalistas rusos, en los años setenta - con la traducción de las obras de Propp - y el éxito de las teorías de Bajtín, han despertado un creciente interés por las culturas orales y generado nuevos planteamientos en la crítica literaria. El índice de los cuentos populares, de Aarne y Thompson, así como el Motif-index, del mismo Thompson, se han convertido en instrumentos imprescindibles para la investigación de fuentes y hasta en pautas metodológicas, que han dado lugar a la confección de nuevos instrumentos bibliográficos.1 El comparatismo, tan grato a los antropólogos y estudiosos del folklore, se contagió a los historiadores y críticos de la literatura y cundió especialmente - valga el neologismo - entre los "siglodoristas". Así es como cantidad de obras literarias del Siglo de Oro han sido progresivamente conectadas con una amplia red de textos afines, de diversas procedencias y distintas épocas. Llegaron a cotejarse versiones antiguas con otras mucho más recientes, colectadas de la tradición oral en épocas tardías y hasta en nuestros días. Valgan como muestra de estas nuevas aportaciones, los trabajos de Máxime Chevalier quien, a raíz de una paciente y minuciosa colación de textos, supo a la vez reconstruir buena parte del repertorio de la tradición oral del Siglo de Oro y aclarar el significado de alusiones, citas y dichos, que andaban desperdigados en comedias, novelas o poesías, y cuyo sentido se hizo patente a la luz de materiales recogidos por folkloristas y etnólogos en los siglos XIX y XX.2 Así quedó demostrado -

La extensión de los motif-index de la folk-literature a otras formas de la creación literaria - especialmente la novelística - ha dado lugar a excelentes repertorios - como el de D.P. Rotunda, para la novela italiana, por ejemplo -, si bien es de lamentar que la mayoría de ellos carezcan de bases metodológicas claramente definidas. Véase, en particular, Cuentecillos tradicionales en la España del Siglo de Oro, Madrid (Gredos) 1975; Folklore y literatura, Barcelona (Crítica) 1978; Cuentos españoles de los siglos XVI y XVII, Madrid (Taurus) 1982; Cuentos folklóricos en la España del Siglo de Oro, Barcelona (Crítica) 1983; Cuentos folklóricos españoles del Siglo de Oro, Barcelona (Crítica) 1983.

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por si fuera necesario demostrarlo - que la tradición oral contemporánea bien podía contribuir en aclarar, retrospectivamente, el significado de textos literarios del Siglo de Oro, que habían sufrido un proceso de pérdida de sentido, por quedar desconectados, precisamente, de la cultura oral ambiente. Tales investigaciones, si bien no han contribuido poco en llamar la atención sobre la necesidad de estudiar más a fondo las interconexiones entre ambos circuitos, oral y escrito, tampoco han llegado a cubrir, hasta ahora, la totalidad del campo de sus interferencias. En efecto, la mayoría de los investigadores se han dedicado casi exclusivamente a registrar e identificar los materiales narrativos - temas, motivos, anécdotas - sin preocuparse por su modo de difusión - oral o escrito - como si dichos materiales procedieran de un mismo caudal de fuentes indiferenciadas. Se ha estudiado - eso sí - la difusión del libro y hasta del manuscrito en la cultura del Siglo de Oro, pero se siguen desconociendo los procesos y modos de difusión de la palabra en el circuito de la tradición oral. Así es como nos encontramos ante la paradoja de que conocemos mejor la retórica y las técnicas narrativas de los juglares medievales, o incluso de los rapsodas de los tiempos homéricos, que el arte verbal de los narradores - convendría rescatar la palabra "cuentista" para designarlos - de los siglos XVI o XVII.3 Por cierto que los histriones y charlatanes que actuaban en aquel entonces en la plaza pública - y no hablemos de "las viejas tras el fuego" - tampoco tuvieron ni alcanzaron el estatuto social de los antiguos juglares, ni su papel llegó a ser tan importante en la difusión de la cultura. De ahí, tal vez, la relativa escasez de documentos y el olvido, casi completo, en que quedaron sepultados.4 Aquellas voces se apagaron, así como las miradas y los gestos con los que se mantenía despierta la atención de los oyentes de la calle o de las asambleas nocturnas. Es significativo, desde este punto de vista, que los pocos intentos que se han efectuado para tratar de profundizar las relaciones entre la palabra y la escritura en la cultura de los siglos XVI y XVII, se hayan aplicado a formas híbridas o residuales, en relación con los manuales de gramática o los tratados de retórica.5 Por cierto, tampoco deja de asomar, en forma más o menos esporádica, la idea de que los narradores de la tradición oral también pudieron servir de modelo a los escritores, con su "retórica barata" de charlatanes acostumbrados a engatusar al público, pero tales sugerencias no suelen pasar de meras conjeturas, a falta de fuentes documentales y testiPara los trabajos de Parry y Lord sobre la epopeya homérica, véase E.R. Haymes, A bibliograpty of the Studies relating to Parry's and Lord's Oral theory, Cambrigde (Harvard University Press) 1977. Sobre el arte de los juglares medievales, véase Edmon Paral, Les jongleurs en France au Mayen Age, París (Champion) 1910; Jean Rychner, La Chanson de Geste. Essai sur l'art épique des jongleurs, Genéve-Lille (Giard), 1955, y Ramón Menéndez Pidal, Poesía juglaresca y orígenes de las literaturas románicas, Madrid (Instituto de Estudios Políticos) 1957. Entre los pocos que han tocado el tema, cabe destacar las innumerables y valiosísimas aportaciones de don Julio Caro Baraja (Véase Antonio Carreira, "Julio Caro Baroja: Bibliografía", en: Homenaje a Julio Caro Batoja, Madrid (Centro de Investigaciones Sociológicas) 1978 y Jesús Antonio Cid, "La literatura oral y popular en la obra de Caro Baroja", en: Julio Caro Baroja. Premio Nacional de las Letras, 1985, Madrid (Anthropos). Ministerio de la Cultura, 1989, p. 68-88) si bien, entre la enorme cantidad de datos espigados en diversas áreas y épocas, resultan más bien escasos los que se refieren concretamente a las técnicas del arte verbal, en el periodo que nos interesa. Véase, por ejemplo, P.L. Harvey, "Oral composition and the performance of novéis of chivalry in Spain", en: Forum of the Modem Language Studies X, 1974, p. 270-287; George Peale, "Guzmán de Alfarache como discurso oral", en: Journal ofHispanic Philolofy, 1979, p. 25-57; Margit Frenk, "Lectores y oidores. La difusión oral de la literatura en el Siglo de Oro", en: Actas del Séptimo Congreso de la AJH, Roma 1982, p. 101123.

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monios fehacientes.6 De ahí la necesidad de promover nuevos planteamientos metodológicos para tratar de suplir las carencias de la documentación.

El método regresivo La ausencia de testimonios coetáneos no significa que falten del todo huellas y vestigios. Sólo que es preciso librarse de nuestros prejuicios para ir a buscarlos donde se encuentran, o sea en la misma tradición oral, tal y cómo se ha perpetuado hasta nuestros días. Ésta viene a representar, en efecto, algo así como los "archivos vivos" de un arte secular, cuyas reliquias han perdurado en la memoria colectiva, o por lo menos se han conservado, bajo diversas formas, en determinados ámbitos. De hecho, por más que resulte paradójico, los abundantes materiales - grabaciones, films, documentos audio-visuales, etc. - recién colectados por etnólogos, antropólogos y sociólogos constituyen una base inapreciable de fuentes documentales sumamente esclarecedoras para quien pretenda estudiar los modos de difusión de la cultura oral en los siglos XVI y XVII. Así que es preciso acudir, siempre que sea posible, al método regresivo, a partir de la observación directa de la tradición oral contemporánea, o sea a partir de las investigaciones de campo realizadas en los teatros de la "oralidad viva". En efecto, la convergencia de datos procedentes de distintas areas, en las que siguen vigentes las formas tradicionales de la cultura oral, autoriza la conjetura y da clara confirmación de que existen modos específicos de conservación y de difusión de la palabra, que han permanecido más o menos idénticos a lo largo de los siglos y se siguen usando hoy en día, igual que en los tiempos más remotos, a imagen de cantidad de otros usos, costumbres y demás prácticas rituales o folklóricas. Por lo tanto, no hay mayor inconveniente en conjeturar que parte de las técnicas narrativas que observamos en la tradición oral contemporánea, se usarían del mismo modo en los siglos XVI y XVII, cuanto más que dichas técnicas coinciden, en muchos aspectos, con lo que sabemos, por otra parte, del arte y costumbres de los antiguos juglares.7 Además, la idea de que perdure en la tradición oral todo un cuerpo de técnicas y procedimientos narrativos que se vayan transmitiendo de generación en generación no es ninguna novedad: antes que de una conjetura, se trata de un dato más bien trivial y en todo caso conocido de los mismos escritores del Siglo de Oro. Valga como ejemplo el humanista Rodrigo Caro quien, al tratar de las "consejas antiguas" en sus Días geniales o ¡údricos (circa, 1615), notaba ya que "aun el modo de contarlas" parecía "heredado y el mismo".8 De modo que sin llegar al extremo de proclamar la existencia de una "poética de la oralidad" con P mayúscula, que se perpetuaría sin alteración alguna desde los más remotos orígenes, cabe reconocer, eso sí, que existen determinados materiales verbales y gestuales, así como procedimientos mnemotécnicos, recetas narrativas o dramáticas, que se originan en las condiciones peculiares de conservación y de transmisión del texto oral y pueden considerarse

Francisco Yndurain se pregunta, por ejemplo, si las técnicas novelísticas de Lope de Vega no son 'una reminiscencia popularista del cuento oral". Pero concluye: "No lo afirmaré, aunque me lo parece..."; Yndurain, Francisco, Lope de Vega como novelador, Santander 1962, p. 68. 7

8

Véanse, al respecto, los trabajos de Paul Zumthor, Essai de Poétique médiévale, Paris (Seuil) 1972; Introduction à ¡a poésie orale, Paris (Seuil) 1983; La lettre et la voix. De la "littérature" médiévale, Paris (Seuil) 1987. Días geniales o lúdricos, J.P. Etienvre (ed.), Madrid (Espasa-Calpe) 1979, (2 vol.), t. II, p. 199.

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como rasgos específicos, o por lo menos, como datos aprovechables para proceder a un cotejo sistemático entre tradición oral y literatura. Huelga decir que resulta imposible, dentro de tan poco espacio, desarrollar tales premisas metodológicas, por la enorme cantidad de materiales que habría que traer a colación. La tradición oral ofrece, en efecto, una increíble variedad de formas que requieren un planteamiento específico, so pena de incurrir en simplificaciones o generalizaciones abusivas. Habría que distinguir, por ejemplo, entre géneros tan diferentes como la epopeya, el cuento "popular" o la "arenga" del titiritero. Pero a falta de poder cumplir con todos los requisitos metodológicos, quisiera puntualizar unas cuantas observaciones y ofrecer siquiera un par de ejemplos concretos, tomados del campo de la narrativa, especialmente del cuento oral. Ya se ha dicho que son las condiciones de conservación y de transmisión las que constituyen la especificidad del texto oral y le confieren sus rasgos característicos o genéricos. Ahora bien, por lo que toca id modo de contar - que es lo que me interesa recalcar aquí -, no cabe duda de que ambos procesos - de conservación y de transmisión - resultan sumamente reveladores para dar cuenta de buena parte de las características formales que presenta el relato en su versión oral. En cuanto a lo primero, ya se sabe que el texto ha de quedar grabado en la memoria del narrador. Así que hace falta recurrir a procedimientos mnemotécnicos - lexicales, sintácticos, rítmicos o estructurales - que constituyen una especie de cañamazo textual y son otros hitos de los que se vale el narrador para memorizar el texto. Valga como botón de muestra este final del cuento de Las doce palabras retorneadas - recogido en Cuenca por Aurelio M. Espinosa -, en el que San José, disfrazado de leñador, defrauda al demonio, al contestarle, a modo de conjuro, las doce palabras que condensan la totalidad del relato: "Las doce, los doce apóstoles. Las once, las once mil vírgenes. Las diez, los diez mandamientos. Las nueve, los nueve meses. Las ocho, los ocho gozos. Las siete, los siete coros. Las seis, los seis candeleras. Las cinco, las cinco llagas. Las cuatro, los cuatro evangelistas. Las tres, las tres Marías. Las dos, las dos tablillas de Moisén, donde Jesú Cristo puso los pies pa subir a la casa santa de Jerusalén. La una , el sol y la luna. Doce he dicho y trece aguarda Revienta ladrón, que San José te lo guarda."

En cuanto a la transmisión del texto, cabe recordar que éste ha de enunciarse a destinación de un público de oyentes que está presente en el teatro de la narración y puede por lo tanto manifestar su aprecio o su reprobación. De modo que no sólo es preciso captar la benevolencia del auditorio, sino mantenerlo bajo control, con procedimientos retóricos o histriónicos, o sea con una actuación específica en la que la mirada y el gesto tanto importan como el manejo del verbo. Basta observar, por ejemplo, a un cazador que esté contando alguna proeza cinegética parar darse cuenta de que el relato oral es algo más que un mero fluir de palabras destinadas al oído. En cuanto a los narradores de la Cuentos populares españoles recogidos de la tradición oral de España por A. M. Espinosa, Madrid (CSIC) 1946-1947, (3 t.), cuento n 14. Por supuesto, se trata de un caso límite ya que el texto tiene, de por sí, a todas luces, una función mnemotècnica. Es probable, en efecto, que serviría para poner a prueba la memoria, a la vez que las capacidades de elocución, de los narradores principiantes. Nótese, en particular, además de las repeticiones, la abundancia de rimas internas (asonantes y consonantes).

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tradición oral, huelga decir que los más de ellos dominan perfectamente todas estas técnicas de dramatización del relato, con lo que éste puede llegar a convertirse, en algunos casos, en un apasionante espectáculo.10 De ahí que la observación directa resulte imprescindible para captar estas imágenes primordiales de la tradición oral y rastrear a continuación - ya que de eso se trata - sus eventuales vestigios o influencia en las obras literarias del Siglo de Oro. Sin embargo, por más que se acumulen los datos favorables, cabe admitir que el método regresivo no dejaría de presentar inconvenientes o por lo menos de suscitar algunas dudas, por su carácter conjetural y aleatorio, de no poder contrastar sus resultados con otras fuentes documentales o testimonios coetáneos. Sólo que - como ya se ha dicho - los materiales relativos a la tradición oral de los siglos XVI y XVII no son de los que suelen conservarse en los archivos. Ahora bien, el que las antiguas formas de la narración oral no se hayan perpetuado fuera de la memoria colectiva no deja lugar a otra alternativa: obliga a echar mano de testimonios indirectos, o sea a investigar, a pesar de todo, las fuentes manuscritas e impresas.

Haz y envés de la norma: los manuales de civilidad Entre los textos y documentos de los siglos XVI y XVII, se encuentran desparramados, a falta de vestigios auténticos, cantidad de datos contingentes o fugitivos, pero no menos reveladores en cuanto a las prácticas y usos peculiares de la tradición oral ambiente.11 Los manuales de civilidad, a uso del cortesano o del caballero, representan, desde este punto de vista - a pesar de la limitada producción y difusión del "género" en España - una riquísima fuente de informaciones, a la vez que un caso ejemplar de conexión entre la oralidad tradicional y los preceptos - etiqueta y retórica - que imperaban en los salones aristocráticos. Por cierto, estos manuales antes se sitúan en los antípodas de los ámbitos que nos interesan. Pero, precisamente - donde menos se piensa salta la liebre -, resulta sugestivo en extremo el contraste entre la "vulgaridad" y la urbanità o civiltà - para decirlo con palabras de los tratadistas italianos -que constituye la base documental, y el núcleo doctrinal de estos manuales. El hecho es que el contramodelo del caballero o cortesano, que ha de tomar la palabra y discurrir en conversaciones aristocráticas, o sea la figura que sirve de espantajo y representa lo que no hay que hacer ni decir, es, por una parte, el rústico, palurdo o patán, torpe e ignorante de los buenos modales - que representa la feritas, opuesta a la humanitas o civilitas - y, por otra parte, el histrión o charlatán de la plaza pública.12 Así es como al fijarse, ya no en lo que preconizan estos manuales, sino en lo que prohiben, acabamos por descubrir entre tantas censuras y reparos, parte de los materiales verbales y gestuales, u otros procedimientos al uso entre los narradores de la tradición oral.

10

Cf. infra, nota n° 14.

11

Pueden encontrara en textos jurídicos, biográficos, epistolarios o noticiosos, e incluso, por supuesto, en las mismas obras literarias: diálogos renacentistas, misceláneas, relatos de viajeros, novelas, etc.

12

Desde las primeras páginas de El Galateo español (1593), de Lucas Gracián Dantisco (traducción y adaptación del Galatheo, de Giovanni della Casa), se lee la siguiente advertencia: *Pero bien gustaré que desde que comiences a tener uso de razón, para entrar en el estado de juventud tengas vistas y leídas estas cosas, de suerte que no enfades y sepas dar contento. Y esto se deve tomar medianamente, porque el que deleita de assegundar mucho el plazer del que le escucha, puede ser tenido por juglar, o por ventura por lisonjero, antes que por modesto gentilhombre." (ed. de M. Morreale, Madrid (CSIC) 1968, p. 106).

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He aquí, por ejemplo, un par de advertencias, sacadas de El Galateo español y relativas, la una al "bien decir" y la otra a las "comparaciones": Del saber bien dezir. "Y esto del saber bien dezir ha de ser no haziendo diferencias y demasías de tonos, ni tampoco como hazen los que representan comedias. Y para ello es menester tener bien en la memoria el caso, cuento o historia, y las palabras promptas, y aparejadas para no hablar con bordón, como hazen algunos, diziendo: - Assí señores, que como digo, y en fin que aquel tal, o el otro, como se llama, ayudadme a dezillo, acordadme el nombre, etc. - que todas éstas son malas mañas, y que molestan al cuerdo oyente." De las comparaciones. "Los exemplos y comparaciones han de ser aparentes, que por ellos se represente a la imaginación la cosa comparada como si realmente la viéssemos, y no se ha de comparar nada diziendo o haziendo disparates, como algunos que meten en la danja de su cuento los que les están oyendo, diziendo: Haga vuesa merced cuenta que es fulano -, - Llegó el otro desta manera, y sacudióle assí -, y en lugar de comparación, dan tales porradas de bracos y lengua que no hay quien los guarde."13 Desde luego, cabría comentar todas estas observaciones - las "diferencias y demasías de tonos", la censura de los que hablan "con bordón" o la reprobación de las "comparaciones" que molestan a los oyentes -, pero a falta de tener suficiente espacio para ello, basta con saber que estos modos de hablar y de actuar se siguen observando hoy en día, para apreciar el valor del testimonio que se nos ofrece.14 En efecto, por más que estas notaciones no sean de tomar al pie de la letra, lo que importa no es su precisión etnográfica - a todas luces relativa, cuanto más que El Galateo viene "traducido" del italiano - sino su semejanza o coincidencia con datos recién recogidos de la "oralidad viva". Con lo que queda comprobado que las fuentes impresas de los siglos XVI y XVII pueden proporcionar datos de sumo interés para quien necesite complementar o corroborar los resultados de la investigación de campo o las conjeturas del método regresivo. En otras palabras: bien pueden aprovecharse, como testimonio indirecto - pero no por eso menos fidedigno -, para llegar a un mejor conocimiento de la tradición oral ambiente. De hecho, tan sólo hace falta una última prueba para confirmar del todo la validez de estas hipótesis de trabajo: aplicarlas a un texto literario del Siglo de Oro. Pongamos como ejemplo - por ser conocidísimo - el famoso cuento de "la cabecera" que relata Sancho Panza en el palacio de los Duques (Don Quijote, II, 31): - [...] Convidó un hidalgo de mi pueblo, muy rico y principal porque venia de los Alamos de Medina del Campo, que casó con doña Mencía de Quiñones, que fue hija de don Alonso de Marañón, Caballero del Hábito de Santiago, que se ahogó en la Herradura, por quien hubo aquella pendencia años ha en nuestro lugar, que, a lo que entiendo, mi señor don Quijote se halló en ella, de donde salió herido

13

14

El Galateo español, capitulo XII: "Del hablar continuado", p. 153 y 154 Por lo que toca a los narradores que 'meten en la dan^a de su cuento los que les están oyendo*, me ha tocado comprobar personalmente (en una encuesta realizada en la provincia de Ciudad Real en 1984) cómo una narradora iba "dramatizando" el relato, repartiendo papeles entre los oyentes. Véase mi articulo "La palabra y el gesto: Notas al margen de un cuento inédito recogido de la tradición oral en Santa Cruz de los Cáñamos (Ciudad Real)", en: Revista de Dialectología y Tradiciones populares XIÜI, 1988, p. 429-436.

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TomasiUo el Travieso, el hijo de Balbastro el herrero...¿No es verdad todo esto, señor nuestro amo? Dígalo, por su vida, porque estos señores no me tengan por algún hablador mentiroso. - Hasta ahora, dijo el eclesiástico -, más os tengo por hablador que por mentiroso; pero de aquí adelante no sé por lo que os tendré. - Tú das tantos testigos, Sancho, y tantas señas, que no puedo dejar de decir que debes de decir verdad. Pasa adelante y acorta el cuento, porque llevas camino de no acabar en dos días. - No ha de acortar tal - dijo la duquesa -, por hacerme a mí placer; antes le ha de contar de la manera que le sabe, aunque no le acabe en seis dias; que si tantos fuesen, serían para mí los mejores que hubiese llevado en mi vida. - Digo, pues, señores míos, prosiguió Sancho -, que éste tal hidalgo, que yo conozco como a mis manos, porque no hay de mi casa y la suya un tiro de ballesta, convidó un labrador pobre, pero honrado. - Adelante, hermano - dijo a esta sazón el religioso -; que camino lleváis de no parar con vuestro cuento hasta el otro mundo. - A menos de la mitad pararé, si Dios fuere servido - respondió Sancho -. Y así, digo que, llegando el tal labrador a casa del dicho hidalgo convidador, que buen poso haya su ánima, que ya es muerto, y por más señas dicen que hizo una muerte de un ángel, que yo no me hallé presente, que habría ido por aquel tiempo a segar a Tembleque... - Por vida nuestra, hijo, que volváis presto de Tembleque, y que, sin enterrar al hidalgo, si no queréis hacer más exequias, acabéis vuestro cuento. - Es, pues, el caso, replicó Sancho, que, estando los dos para asentarse a la mesa, que parece que ahora los veo más que nunca... Gran gusto recebían los duques del disgusto que mostraba tomar el buen religioso de la dilación y pausas con que Sancho contaba su cuento, y don Quijote se estaba consumiendo en cólera y en rabia.

Sabido es que el cuentecillo anduvo antiguamente en la tradición oral.15 Pero ¿y el modo de contarlo? ¿Se trataría de una graciosa creación cervantina o de una imitación - por supuesto, no menos cervantina - de procedimientos al uso en esta misma tradición oral? Si aplicamos nuestras hipótesis de trabajo y buscamos la repuesta a esta pregunta en los datos que nos proporcionan las investigaciones de campo, no tardamos en encontrar confirmación de que esta forma de proceder se suele usar, efectivamente, hoy en día en las asambleas tradicionales. El que un narrador se detenga en pormenores inútiles o guste de explayarse en digresiones ociosas no es nada excepcional ni necesita que se traigan ejemplos a colación, si bien resulta interesante observar la forma en que Sancho ensarta el cuento en la realidad de su pueblo y va acumulando datos, hasta acudir al testimonio de don Quijote para pedir confirmación de la verdad de los hechos. "¿No es verdad todo esto, señor nuestro amo?". En efecto, se trata de un procedimiento tradicional, que hasta ha dado lugar a formas paródicas, o por los menos lúdicas, según lo ha comprobado, por ejemplo, Ariane de Félice en una de sus encuestas, realizada en Mayun (Francia), en octubre de 1950: "Les récits peuvent être localisés dans la région [...]. Des gens du pays figurent parfois au nombre des personnages: dans le conte du Franc Voleur, il est question des maquignons de Saint-Gildas et d'un vendeur de souliers qui a vraiment existé [...] j'ai remarqué plusieurs fois qu'en plein milieu du récit, des dialogues s'établissaient entre le conteur et l'un de ses auditeurs. Le premier disait, en jetant sur l'autre un regard de complicité: "Le Franc Voleur rencontra Jean Le Gniouff... L'avez-vous toujours connu, mon père, le marchand d'souliers?". La personne inteipellée entrait dans le jeu et répondait immédiatement: "Oh oui, j'I'ai bien connu. C'était pas bien l'même, mais j'I'ai connul". Ou bien: "Mon Jean de Pontchâteau alla pour se pendre à Versailles. Il y avait là un gros ch£ne... Vous voyez l'endroit, mon père? - Oh oui, en face la buvette!" 15

Véase las notas de Rodríguez Marín en su edición del Quijote, Madrid (Atlas) 1947-1949, (10 t.), t. VI, p. 27-29.

16

Felice, A. de, "Contes traditionnels des vanniers de Mayun (Loire-Inférieure)", en: Nouvelle Revue des Traditions Populaires II, 1950, p. 442-466.

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Las notaciones son bastantes sugestivas como para autorizar la conjetura. Es de suponer, en efecto, que esta forma de narrar - ya que se sigue usando en las asambleas tradicionales - igual se usaría, en tiempos de Cervantes, en la tradición oral. Pero esta hipótesis, fundada en el método regresivo, adquiere mayores probabilidades, o mejor dicho, deja de ser conjetura y pasa a la categoría de dato averiguado - o por lo menos documentado - de contrastarla con un ejemplo sacado de El Galateo, donde se lee la siguiente censura: "Allende de esto se deve el hombre guardar de no dezir cosas demasiadas y que no son de substancia para lo que se va diziendo, como acontece estar los que oyen, esperando el suceso del cuento, y dezir el que cuenta: - Aquel tal, que fue hijo de fulano, que iva muchas vezes a casa de tal mercader, que fue casado con una flaca que llamavan la tal, ¿No le conocistes? ¿Cómo no? Antes no conocistes otra cosa..."

Así se expresa Sancho Panza en el palacio de los Duques. De ahí que mueva a risa o provoque la exasperación: no tanto por alguna gracia o torpeza, u otro rasgo particular que le pertenezca en propio, sino por el mero hecho de actuar y de manejar el lenguaje al revés del uso cortesano, o sea, según las pautas y técnicas de la tradición oral. Ahora bien, lo que importa no es el valor anecdótico de este ejemplo - por lo demás conocido de los cervantistas - sino su alcance metodológico.18 Bien se echa de ver, en efecto, que el resultado de este cotejo no deja lugar a dudas en cuanto a la operatividad del método regresivo y al valor testimonial de determinadas fuentes escritas, respecto de la tradición oral de los siglos XVI y XVII. De hecho, acabamos de comprobar como los manuales de civilidad pero tampoco son los únicos documentos que se puedan aprovechar - desempeñan, respecto de las formas orales de la narración tradicional, el papel del negativo respecto de la fotografía perdida. Basta para sacarla "en positivo" usar el "revelador" que nos proporcionan los narradores - los pocos que quedan - de la tradición oral contemporánea. Espero que esta comunicación - a pesar de su carácter necesariamente limitado y compendioso - haya contribuido a persuadir a los que se interesen por el tema, que no se deben despreciar los conomimientos y materiales que nos proporcionan los "cuentistas":19 son gente de la que todavía tenemos mucho que aprender.

17 18

El Galateo español, p. 153. Véase la nota de Rodríguez Marín, en su ya citada edición del Quijote, t. VI, p. 26. Por otra parte, tampoco cabe descartar la hipótesis de que Cervantes pudiera inspirarse directamente en El Galateo para construir este episodio, cuanto más que la anécdota de la cabecera versa precisamente sobre un problema de etiqueta parecido a los que se tratan en los manuales de civilidad. Cf. El Galateo, p. 136-137 y 140-141. Ojalá salga rescatada la palabra y le quitemos pronto las comillas.

Retratos impresos en los libros españoles del siglo XVI Pierre Civil Casa de Velázquez - CRES, Paris En el prólogo de El Conde Lucanor (1335), se afirmaba que "de quantos [ómnes] en el mundo son, no a uno que semeje a otro en la cara; [...] en las caras que son tan pequeñas cosas, ha en ellas tan grant departimiepto, menor marabilla es que haya departimiento en las voluntades et en las entenciones de los omnes".

Al percibir separadamente individualidad y parecido, don Juan Manuel matizaba sensiblemente la tópica reflexión sobre la diversidad de las fisonomías. Ya apuntaban en Europa concepciones nuevas del individuo.2 En este contexto aparecieron los primeros intentos de concretar al ser humano para fijar su memoria en la historia a través del sistema plástico del retrato. Sabido es el papel determinante de la pintura italiana y flamenca del siglo XV en este dominio cuando las simples referencias abstractas se convierten en representaciones de personas asociadas como donantes en las composiciones religiosas. Aquí encuentra su punto de partida una evolución del género que, a la par que su desarrollo cuantitativo, se sistematiza en un "arte del retrato" cuyas teorías rigen las elaboraciones y codifican las lecturas.3 Se ha dicho que "el Renacimiento está poblado de rostros".4 Precisamente esta abundancia hace que la época nos resulta en apariencia familiar y la tan diversificada representación de la personalidad - por la misma evolución de sus modalidades - ofrece un terreno predilecto para un acercamiento a algunos planteamientos ideológicos de las sociedades del siglo XVI. Prevalecieron en España dos corrientes principales: el auge del retrato de corte que pronto se sintió como expresión e imagen del poder y, en un ámbito mucho más íntimo, la vigencia de la función religiosa de numerosas efigies. Las pinturas conservadas - tablas o lienzos - han suscitado estudios desde estos puntos de vista políticos y sociales, ampliando el campo tradicional de la historia del arte. Han despertado menos interés las imágenes impresas, grabados o miniaturas, considerados meros adornos desde su exclusiva faceta estética. Los retratos que se multiplican en las portadas de los libros no son formas de arte menor ni grado inferior de la representación pictórica.3 El retrato grabado tiene coherencia y evolución propias, vinculado al libro, objeto técnico y discurso escrito especí-

Don Juan Manuel, El Conde Lucanor, José Manuel Blecua (ed.), Madrid (Castalia) 1979, p. 48. 2

Véase Nieto Alcaide, Víctor, Checa Cremades, Fernando, El Renacimiento. Formación y crisis del modelo clásico, Madrid (Istmo) 1980, más particularmente el capítulo: "El individuo y el sistema de representación: el retrato", p. 118-130.

3

Para una problemática de conjunto sobre el fenómeno, véase Galienne y Pierre Francastel, El retrato (trad. de Esther Alperín), Madrid (Cátedra) 1978.

4 5

Chastel, André, Le mythe de la Renaissance, Genève (Skira) 1969, p. 146. Sobre el grabado y la estampa, véanse los trabajos recientes de Antonio Gallego, Historia del grabado en España, Madrid (Cátedra) 1979; Blanca García Vega, El grabado del libro español. Siglos XV, XVI, XVII, Valladolid (Institución cultural de Simancas) 1984, 2 t.; y, sobre todo, la introducción de Juan Carrete Parrondo al catálogo de la exposición Estampas. Cinco siglos de imagen impresa, Madrid (Ministerio de Cultura) 1982, p. 21-36 y también J. Carrete, F. Checa Cremades y V. Bozal, El grabado en España (Siglos XV -XVIII), Madrid (Espasa-Calpe) 1988 (Summa Artis XXXI).

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fico. Fácil de enfocar gracias a su evidencia y su clara tipología, gracias a los convencionalismos formales, repeticiones o permanencias, resulta relativamente apto para el desciframiento. Estas son las perspectivas que se adoptarán en un breve estudio del tema a través de los frontispicios e ilustraciones de los libros españoles en el siglo XVI. La selección que presentamos de esta amplia galería se organiza en torno a tipos centrales: la figura regia y sus variantes, la del protagonista y la del intelectual - autor o artista - todas en relación estrecha con la obra que encabezan, imágenes recurrentes idóneas para desvelar aspectos de aquel territorio de lo imaginario que constituye la iconografía.6 El grabado fue el único procedimiento para reproducir y difundir imágenes múltiples e idénticas, de ahí su importancia como medio de comunicación de ideas e información visual. Las estampas sueltas que llegaron hasta nosotros son relativamente escasas: naipes, objetos de circunstancia o de devoción. Un análisis de la imagen grabada en España y del retrato en especial, ha de ligarse a la consideración del libro, dentro de un circuito cultural más reducido. Como ya no se discute, fue en Segovia en 1472 donde Juan Parix de Heidelberg estableció la primera imprenta, introduciendo en la península la capital invención perfeccionada en Maguncia.7 Bajo la protección de los Reyes Católicos, pronto se crearon muchos centros impresores. La importación de tacos y modelos es una muestra de la vitalidad de las relaciones comerciales entre Alemania y Castilla. Al mismo tiempo, la imitación de ediciones italianas anteriores se traduce tanto en influencias ideológicas como en inspiraciones formales. La imprenta no revolucionó inmediatamente la ilustración del libro. Copistas e iluminadores continuaron su trabajo para las tiradas poco importantes pero el desarrollo del libro impreso obligó por razones de costo a la repetición mecánica y a la reutilización de las imágenes. Estas ilustraciones - sobre todo xilográficas - dependían estrechamente de las posibilidades técnicas bastante limitadas del procedimiento de fabricación pero también de los cambios en las manifestaciones gráficas de las relaciones espaciales, la introducción de la perspectiva y la preocupación por la verosimilitud. De modo más general, influyeron en la concepción de la imagen las nuevas teorías sobre la relatividad del conocimiento y su continuidad expuestas principalmente por Nicolás de Cusa a mediados del siglo XV.8 El retrato en los viejos manuscritos era representación ideal del personaje de que el libro trataba, de a quien se dedicaba o del mismo autor de la obra. Cartularios, breviarios, códices o genealogías presentan esquemáticas figuras identificadas mediante el uso de un atributo o signo relacionado con ellas, debajo de las cuales, en la mayoría de los casos, se escribía el nombre. Cabezas y atributos - coronets, esceptros, mitras, etc. - eran intercambiables.9 La evolución del sujeto a la referencia personal se hizo gracias a una progresiva individualización de los Al respecto, léanse las reflexiones sugerentes de Michel Vovelle en el capítulo "Iconographie et Histoire des Mentalités*, en: Idéologies et Mentalités, Paris (Maspéro) 1982, p. 51-79. Véase el estudio de Philippe Berger, "La dépendance éditoriale de l'Espagne: le cas de Valence aux XVe et XVI siècles", en: Histoire du livre et de l'édition dans les pays ibériques, Bordeaux (P.U.B.) 1986, p. 7-23. Sobre el particular y otros aspectos materiales, véase William M. Ivins, Imagen impresa y conocimiento. Análisis de la imagen prefotográfica, Barcelona (Gustavo Gilí) 1975. Sobre el significado de los atributos reales en la simbólica del poder, véase el clásico estudio de Percy & Schramm, Las Insignias de la Realeza en la Edad Media Española (trad. y prólogo de Luis Vázquez de Parga), Madrid (Instituto de Estudios Políticos) 1960.

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rasgos físicos. En estos umbrales del libro que constituyen las portadas, los frontispicios y los títulos, el retrato poco a poco tiende a cobrar valor de realidad plena. Al respecto es particularmente significativo un códice de la Biblioteca de El Escorial, resumen en castellano de la Genealogía de Alonso de Cartagena, parte de la Anacephaleosis, obra escrita hacia 1460.10 La ilustración del árbol genealógico es de grabados recortados (probablemente de naipes) y pegados en rombos y círculos con los nombres en irnos letreros. Tres tipos se repiten en los quince folios, soportes visuales de un texto cuya finalidad es la de ilustrar la idea de monarquía y su continuidad: el rey a cabadlo con la espada en alto, el monarca con túnica larga, otro vestido de armadura con espada y estandarte. También aparecen distintas reinas coronadas e infantes. Ofrece particular interés la alabanza final a los Reyes Católicos, añadida por un copista después de la figura de Enrique IV de Castilla y, sobre todo, en la última página, un dibujo hecho a pluma: en tres espacios delimitados por ramas de granado, Fernando a caballo, al lado de Isabel sentada en un trono y, debajo de los dos, el joven príncipe don Juan. Esta exaltación gráfica de los Reyes es punto de llegada y cumbre de la obra. El propósito de Alonso de Cartagena era el de probar la continua descendencia de la monarquía y la legitimidad del título de Rex Hispaniae para designar al rey de Castilla, a través de una remodelación de la historia "para salir al encuentro de situaciones contemporáneas".11 Se inscribe en una toma de conciencia por Castilla de su propio pasado y del papel particular que reclama su superioridad. El compendio ilustrado - como otras ediciones parecidas12 - recupera, explícita y evidencia este sentido. Los retratos coetáneos de Fernando e Isabel presentan claros intentos de individualización a la vez que sintetizan y unifican las figuraciones utilizadas en la Genealogía: el rey conquistador y defensor de la fe, la reina sedente ilustrando el concepto de poder, justicia y maiestas. Este dibujo puede considerarse un eslabón en la evolución de la imagen del monarca. Las figuras 1 y 2 constituyen variantes grabadas que atestiguan el grado de convención de la imagen regia, retratos ficticios que ofrecen formas idealizadas, emblemáticas y puramente referenciales. El frontispicio de la Crónica del Rey don Pedro (1495) de López de Ayala presenta a un rey sedente con los atributos imperiales.13 El cuerpo del monarca, perfectamente enmarcado en un trono arquitectónico, adopta la postura que mayor denota la majestad, imagen distanciada de una realeza sólida y firme, quizás aquí el ejemplo más acabado de una fórmula común a fines del siglo XV. El mismo grabado de probable procedencia nórdica había sido utilizado 10

Se trata del códice h.1122, fol. 110-126. Ha sido señalado por Elias Tormo en una breve nota adicional a Las viejas series icónicas de los Reyes de España, Madrid (Junta de Iconografía Nacional) 1917, p. 287-288.

11

Tate, Robert B., "La 'Anacephaleosis' de Alfonso García de Santa María, obispo de Burgos", en: Ensayos sobre la historiografía peninsular del siglo XV (versión española de Jesús Díaz), Madrid (Gredos) 1970, p. 5573.

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Los célebres dibujos de la Genealogía de los Reyes de la Biblioteca de Palacio han sido estudiados por E. Tormo y Francisco Javier Sánchez Cantón. Joaquín Yarza Luaces ha comentado la obra (y otros manuscritos) en un trabajo reciente: "La imagen del rey y la imagen del noble en el siglo XV castellano", en: Realidad e imágenes del poder. España a fines de la Edad Media, (coordinación de A. Rucquoi), Valladolid (Ambito) 1988, p. 267-291. Véase también de E. Tormo, "La serie de retratos del códice latino de la Genealogía de don Alfonso de Cartagena, escrito e iluminado para la Emperatriz Doña Isabel de Portugal, por 1535", en: Las viejas series icónicas..., p. 241-256. López de Ayala, Pedro, Crónica del Rey don Pedro (don Enrique y don Juan), Sevilla (Meinardo Ungut y Estanislao Polono) 1495. B.N. Madrid 1-1160. El tipo frontal del rey sedente se relaciona con representaciones parecidas en monedas y sellos, muy corrientes en la Europa medieval.

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para representar al Príncipe de Viana en el Regimiento de príncipes en su edición sevillana de 1494." Otro pretendido retrato del Rey don Pedro fue difundido a través del convencional tipo ecuestre.13 La imagen caballeresca claramente recalca el tema de Santiago Matamoros, frecuente en la iconografía de la época, y el penacho de pluma, la coraza decorada y el caparazón, recuerdan el ambiente festivo de los torneos y obras literarias tan al gusto del reinado de Carlos V.16 Semejante portada encabeza la Crónica del Sereníssimo don Juan él segundo (1543).17 El título completo reza que fue impresa "por mandado del Cathólico Rey don Carlos su bisnieto" manifestando así la preocupación de la nueva dinastía por entroncar con sus raíces españolas. La proliferación de crónicas impresas con representación de reyes anteriores participaba de la exaltación dinástica pero se ponía también particular cuidado en propagar una imagen prestigiosa de los monarcas contemporáneos. Uno de los temas de mayor fortuna es el del autor de la obra ofreciéndola al rey. Perpetúa una tradición de la miniatura medieval vigente en España, como por ejemplo en la primera página de los manuscritos alfonsíes.18 En la figura 3, Fray Antonio de Montesinos, traductor de la Vita Christi Cartuxano, obra publicada en 1503 por Estanislao Polono en Alcalá de Henares, presenta el libro a los Reyes.19 El frontispicio se divide en dos espacios de tamaño similar: en la parte inferior, el escudo real entre filacterias con el título; en la parte superior, la escena de entrega de la obra. En una esquematizada sala de Palacio, los Reyes sentados en un mismo trono toman y enseñan el libro que les presenta el traductor arrodillado, en presencia de otro fraile.20 El libro, figura especular, es punto de contacto entre los personajes y centro de la composición, símbolo del patrocinio cultural de los Reyes Católicos y del interés que manifestaron por la difusión del saber.21 Estas portadas, versiones profanas de las representaciones religiosas con donantes, fueron concebidas hasta cierto punto como vehículos de propaganda política.22 Originan dos tipos de retratos que se desarrollan separadamente: el autor y la figura del monarca, príncipe o alto personaje a quien se dedica el libro.

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Reproduce y comenta dicha portada Juan Ainaud, Grabado, Madrid (Plus Ultra) 1962, (Are Hispaniae XVIII), p. 261. 15 López de Ayala, P., Crónica del Rey don Pedro nuevamente impressa y emendada, Sevilla (Juan Cronberger) 1542. B.N. Madrid R-15497. 16 Sobre este modelo de portada, véase José María Diez Borque, "Edición e ilustración de las novelas de caballerías castellanas en el siglo XVI", en: Syruhesis, Das Ritterbuch ais Volkslesestoff. Images et systèmes. Le Roman, VIII, 1981, p. 21-58. 17

Checa Cremades, F., "La imagen impresa en el Renacimiento y el Manierismo", en: El grabado en España..., p. 106. 18 Véase Domínguez Rodríguez, A., "Imágenes de presentación de la miniatura alfonsí", en: Goya 131, marzo-abril 1976, p. 287-291 y J. Yarza Luaces, "La imagen del rey...". Ludolphus de Saxonia, Vita Cristi Cartuxano, romançado por Fray Ambrosio Montesino, Alcalá de Henares (Lançalao de Polonia) 1503, B.N. Madrid, R-35305.306. 20 El personaje que presenta la obra ha sido identificado distintamente como autor (Checa, F., "La imagen impresa...", p. 15) o como representación del Cardenal Cisneros (Moreno Gaibayo, Justa, "Iconografía de los Reyes Católicos en la Biblioteca de Palacio", en: Reales Sitios 26,1970, p. 41). 21 Para más representaciones de este tipo y otras de los Reyes Católicos, véase J. Moreno Garbayo, "Iconografía de los Reyes Católicos...", p. 41-44. 22 Checa, F., "La imagen impresa...*, p. 16.

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Numerosas estampas difunden las diversas facetas de la personalidad de Carlos V en composiciones a menudo complejas, obras a veces de destacados grabadores extranjeros, influenciadas por el auge de una cultura emblemática o inspiradas de retratos pictóricos. 23 U n a curiosa imagen de Felipe II (figura 4 ) aparece en los Triunfos morales de Francisco de Guzmán. 24 E n una composición algo tosca, las virtudes visten al monarca y le atribuyen armas simbólicas. E l texto aclara el alcance de la ceremonia: "Estaban al real varón armando con armas rehuientes más que llamas y assí la fortaleza lo primero le puso la coraba diamantina templanza con aquesta hermosura mostrando continencia mesurada vistióle de la blanca vestidura a príncipes tan altos dedicada ciñóle del estoque la justicia ^ que Dios al rey embia de su mano". E n 1565, se expresan todavía ideales caballerescos más propios del reinado anterior que desaparecerán frente a las necesidades de la Contrarreforma; en cambio, el uso de alegorías, emblemas y empresas, se va a generalizar en las portadas llamadas barrocas del siglo X V I I . Otro modelo formal que se repetirá incansablemente es el medallón oval c o m o el en que se enmarca el joven Felipe III de la figura 5, obra de Pedro Perret, grabador del rey, artista flamenco establecido en España. E n c a b e z a la edición de Las ilustraciones genealógicas de los Cathólicos Reyes de ¡as Españas ( 1 5 9 6 ) de Esteban de Garibay, cronista de Felipe II. 26 U n a técnica minuciosa - la calcografía - capta la precisión de los rasgos y hace resaltar los caracteres de otro concepto de la majestad real desarrollados por el retrato cortesano: autoridad abstracta de la expresión, frialdad y austeridad de la forma. L a obra deifica la dinastía y justifica su poder en múltiples ascendencias de pureza de sangre a través de unos árboles genealógicos de sólidos troncos y ramas, acompañados de una imperante heráldica. L a figura del príncipe heredero es punto de partida de una exploración del pasado al encuentro de reyes, emperadores y santos. 27 23

Víase id., Carlos Vy la imagen del héroe en el Renacimiento, Madrid (Taurus) 1987. Guzmán, Francisco de, Triumphos morales, Alcalá de Henares 1565, B.N. Madrid R-4514. Citado por F. Checa, "La imagen impresa...", p. 109-110. Es evidente aquf la coincidencia con el repertorio decorativo de las Entradas Reales tal como lo documentó en sus descripciones Juan Cristóbal Calvete de Estrella en El Felicísimo Viaje del muy Alto y muy Poderoso Príncipe Don Felipe, Madrid (Sociedad de Bibliófilos Españoles) 1930,1er" ed.: 1552.

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1Ilustraciones genealógicas de los Cathólicos Reyes de las Españas compuestas por... Esteban de Garibay, Madrid (Luis Sánchez) 1596, B.N. Madrid R-100.260. Interesa notar que el libro se cierra con un retrato del autor "que con zelo del bien público acabó esta obra". Lo reproducimos en la figura 6. La concepción de este grabado es distinta y corresponde a los tipos que más adelante comentamos. Paralelamente a los retratos reales impresos existían todavía representaciones miniadas del monarca. Son notables las que se pintaron en las ejecutorias de hidalguía - bustos de Carlos V o Felipe II en el trono -. El Archivo de la Real Chancillería de Valladolid conserva algunos ejemplares. Se trata de iniciales decoradas por las que la imagen se integraba directamente al texto. El monarca dirige la mirada hacia la frase que encabeza la cláusula dispositiva y la enseña con el esceptro o el dedo convirtiendo el discurso escrito en palabra regia. Estas representaciones, imágenes casi oficiales del rey como juez supremo, cobran valor simbólico de presencia. Véase Saturnino Rivera Manescau, El retrato en el libro, Valladolid (Universidad) 1946, (Catálogo de la exposición de la Fiesta del Libro) y, sobre todo, Juan José Martín González, "La miniatura en los documentos de los Archivos de Simancas y de Chancillería de Valladolid", en: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones LV, 1951, p. 189-207.

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Mediante varías fórmulas convergentes, se elabora una imagen polifacética de la realeza que evoluciona desde un mero aspecto referendal hasta una caracterización precisa del personaje y al mismo tiempo desde situaciones circunstanciales hasta rígidas concepciones simbólicas. Aunque estereotipado, inmediato y repetible, el retrato del rey equivale en cierta medida a su presencia y se convierte en posible instrumento ideológico. Es conocido el interés que manifestaron los monarcas por el retrato en general y la difusión de su propia imagen; el grabado y la estampa favorecían su multiplicación. Si bien no existió una verdadera teoría de la retratística, algunos textos permiten reconstruir ciertos principios y aclaran aspectos de su práctica, sobre todo en la segunda mitad del siglo. El famoso Examen de Ingenios de Huarte de San Juan proporciona las características que debía reunir el retrato real: "ser bien sacado y airoso, de buena gracia y donaire, de manera que la vista se recr|| en mirarlo con figura de gran perfección".

Otro texto de la época, Sucesos políticos del remado de Felipe II y otros, especifica cómo ha de hacerse una historia del reinado, con epístola, dedicatoria, prólogo y "después se deve retratar su majestad declarando literalmente así su real phisionomía de su rostro y cuerpo, como sus grandes virtudes y acciones interiores y exteriores lo más apurado y sustancial que ser pueda [...] porque leemos con más amor la historia de Reyes y Príncipes que cognocemos personalmente o por retratos."

Para el portugués Francisco de Holanda, autor del conocido tratado De la pintura antigua, traducido al español en 1563, conviene que "sin pintarle aun los ojos ni la nariz ni la boca, de hacer solamente en la facción y perfil, o talle de la cabeza o del vestido o del cuerpo, quien quiera que tal comienzo hubiese diga sin duda ser aquél el rey o la reina.

También se precisa que "solamente los claros principes y reyes y emperadores o excepcionales hombres famosos merecen ser pintados y que queden sus imágenes yfigurasen su buena memoria a los futuros tiempos y edades/

Esta última afirmación remite a la importante cuestión del derecho a ser retratado. Las normas enunciadas insisten en el concepto de la fama y de la inmortalidad, potente motor en el desarrollo del género. El excepcional relieve de una figura era condición necesaria para merecer la representación cuando se multiplicaban crónicas, biografías, semblanzas y

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Huarte de San Juan, Juan, Examen de ingenios para las ciencias, (ed. comparada de la príncipe, Baeza 1S7S, y sub-príncipe, Baeza 1594), sumario y notas por Rodrigo Sanz, 2 t., Madrid (Imprenta La Rafa) 1930, II, p. 341-342. 29 Checa, F., "La imagen impresa...", p. 110. 30 Holanda, Francisco de, Libro de la pintura antigua (versión castellana de Manuel Denis, 1563), Madrid (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando) 1921, p. 277. 31 id., ibid., p. 255

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exaltaciones de los claros varones. Empezaron a aparecer en los frontispicios las primeras figuraciones de personajes y autores. Las obras de Tito Livio, como las de Tácito o Suetonio, fueron objeto de traducción e imitación, constantes referencias para los historiógrafos y cronistas. A lo largo del siglo XVI, se editan repetidamente y con éxito Las quatorze décadas. Interesa aquí la imagen (figura 7) que encabeza Las Décadas de 1497.33 El historiador romano se encuentra en un estudio claramente renacentista (atuendo, muebles, decoraciones, libros en exposición). Este imaginario retrato recalca una figuración habitual del humanista escribiendo el libro, tal como lo supieron captar Holbein, Carpaccio o Durero, modelo de gran profusión que culmina en la muy conocida representación de Erasmo.34 El concepto del historiador humanista no fue sólo un estereotipo iconográfico sino que encontró ilustración entre los representantes de la historiografía española. Las grandes figuras intelectuales - y también políticas o militares - del momento acceden al retrato en las ediciones tardías de sus obras o en crónicas que ensalzan los hechos gloriosos de sus vidas; es el caso de Nebrija (figura 8),35 Cisneros (figura 9)30 y el Gran Capitán (figura 10).37 El rostro de perfil es la forma más comunmente adoptada en un contexto que acentúa los rasgos clasicistas y las referencias a la Antigüedad: recuerdos de las medallas y monedas como parangones de la fama, aparición de circos de triunfo que prefiguran la moda de las portadas arquitectónicas, utilización de grutescos y repertorio decorativo clásico. La claridad de estas composiciones hace resaltar los valores heroicos o intelectuales de los personajes. El campo de los que pretenden verse retratados en imágenes impresas se ensancha en la segunda mitad del siglo. Ya no se trata de figuras famosas de una historia reciente sino de contemporáneos de los distintos grupos sociales que se hacen representar en sus actividades profesionales. El individuo se afirma y se define por su propia función del mismo modo que el retrato del autor de la obra es marca de posesión y valoración de la misma. Esta evolución significativa aparece como un eco de los movimientos más profundos que afectan la sociedad de la época. Entre las numerosas imágenes de profesionales, llama la atención el retrato poco convencional del doctor Porcell (figura 11) junto a la mesa de operación: impresionante representación de un hombre dominando plenamente su arte, Los mismos principios originan las numerosas galerías de Hombres Ilustres que adornan las Casas Reales así como algunos palacios privados. La obra de Francisco Pacheco (nota 41) puede considerarse vereión libresca de aquéllas. Felipe II encargó al pintor Hernando de Avila la reproducción de la célebre serie escultórica de los Reyes españoles del Alcázar de Segovia. Sobre la obra, véase Femando Collar de Cáceres, "En torno al Libro de Retratos de los Reyes de Hernando de Avila", en: Boletín del Museo del Prado 10,1983, p. 735. 33 Las décadas de Tito Livio, Salamanca 1497, B.N. Madrid 1-2046. 34 Véase sobre el tema (e interesantes manifestaciones de censura) Marcel Bataillon, Erasmo y España (2* ed. en español, trad. de Antonio Alatorre), México-Buenos Aires (Fondo de Cultura Económica) 1966, p. 74, p. 140, p. 798-799. 35 Nebrija, Antonio de, Dictionarium al. Antonii Nebrissensi cum ex alijs eiusdem Autoris comentariis, Granatam 1552, B.N. Madrid R-28932. 36 Gómez de Castro, Alvar, De rebus gestis a Franc. Ximenio Cisnerio Arch. Tol. Libri Complutt, 1569, B.N. Madrid R-1687. Acerca de estos últimos dos retratos, véase FJ. Sánchez Cantón, "Los pintores de los Reyes de Castilla. Apuntes históricos", en: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones XXII, 1914, p. 78-79. 37 La crónica llamada las dos conquistas del reyno de Nápoles, donde se cuentan las altas y heroycas virtudes del... Rey don Alonso de Aragón, con los hechos...que hizo el Gran Capitán, Zaragoza (Agostino Millin) 1559.

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orgulloso de sí mismo y de su profesión como lo pregona el letrero. El ejercicio de la disección figurado en el grabado pone de relieve a la vez que los progresos decisivos de la anatomía, una consideración nueva por la ciencia y la elaboración del saber por el propio individuo que lo alcanza.38 El autorretrato del famoso platero Juan de Arfe, acompañado de un soneto halagador de Torquemada (figura 12), encabeza una obra de tipo científico publicada en 1585 bajo el título de Varia commensuración para la escultura y architectura,39 El grabado no sólo permite el conocimiento de los rasgos y personalidad del artista sino que ofrece la idea que tenía de sí mismo y quería presentar. Al reunir los conceptos de fama y de creación, Juan de Arfe afirma su capacidad de escribir un tratado artístico y perpetúa su efigie no como "escultor de oro y plata" en acción sino como humanista digno y sereno. Dominan los efectos de equilibrio y ponderación, y, como se ha dicho, la plena conciencia de que "nada podía servir de mejor propaganda a su persona que la letra impresa y el retrato conjuntamente reunidos."40 En la misma Sevilla de fines del siglo XVI, Francisco Pacheco elabora una obra única que sintetiza muchos de los aspectos evocados, el Libro de descripción de verdaderos retratos de illustres y memorables varones,41 galería de dibujos con elogios de los intelectuales, artistas y religiosos más destacados de la época, culminación del sentido humanístico de la representación del individuo. En la España del siglo XVI, el libro era hasta cierto punto vehículo de una cultura visual. Las ilustraciones le gustaban al público y hacían el libro más atractivo pero su encarecimiento - a partir de mediados del siglo - obligó a los impresores a reducirlas conservando sólo las que eran imprescindibles y especialmente en las portadas. A veces en redundancia con los escudos, dedicatorias, privilegios y prólogos, se le encargó al grabado exaltar o simplemente dar a conocer una distinguida figura humana. El retrato impreso desempeña funciones estéticas, políticas y culturales. En torno a unos tipos precisos - el rey, el intelectual, el héroe...- interfieren varios sistemas de representación gráfica. Sin pretender a la exhaustividad, este breve estudio se ha propuesto mostrar a través de algunos ejemplos examinados a nivel de una tipología cómo se elaboran, evolucionan, se estabilizan unas imágenes dentro de una cultura propia de una élite letrada que instaura determinados valores y consagra al monarca como referencia suprema. Pero la dimensión ideológica más evidente es la implícita afirmación de una nueva concepción histórica del hombre, manifestación del tan repetido impulso individualista del Renacimiento: la persona trasciende al individuo y aspira al estatuto de personaje. 38

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Porcell, Juan Tomás, Información y curación de ta peste en faragoqa..., Qaragofa 1S65, B.N. Madrid R11435. Véase F. Checa, "La imagen impresa...", p. 179.

Arfe, Juan de, De varia commensuración para la escultura y architectura, Sevilla (Andrea Pescioni y Juan de León) 1585, B.N. Madrid R-3415. Sobre este retrato, véase Antonio Bonet Correa, "Juan de Arfe y Villafañe: 'Escultor de oro y plata' y tratadista", introducción a la ed. de De varia commensuración..., Madrid (Ministerio de Educación y Ciencia) 1974, p. 15-18. 41 Pacheco, Francisco, Libro de descripción de verdaderos Retratos de 1Ilustres y Memorables Varones (1599), ed. de Pedro M. Pinero y Rogelio Reyes, Sevilla (Diputación Provincial) 1985. Véase el estudio de J. Carrete Parrando, *E1 libro de Retratos de Pacheco", en: Goya 193-195,1986, p. 169-173. 40

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Las relaciones probables entre estos retratos y otros, más ampliamente difundidos por estampas o pliegos sueltos, permitirían desmenuzar la aguda cuestión de la circulación de las formas y su impacto en la formación de un imaginario. Con el mismo propósito convendría precisar la peculiaridad del grabado frente al retrato pictórico al que cada vez más imita o reproduce. Más que las personas - o los acontecimientos importa la imagen que se tenía de ellos. Puntos de contacto entre discurso escrito y discurso iconográfico, las construcciones formales de las portadas explicitan más de lo que ilustran. Los retratos que inauguran los libros, al proyectar el texto impreso, lo inscriben en el complejo tejido de la realidad cultural de una época.42

Estas consideraciones generales - y particularmente en el caso de la historiografía - se enriquecen de los planteamientos expuestos por Jos¿ Antonio Maravall, "El libro de Historia y la memoria en común de un pueblo", en: La cultura del libro (coordinador F. Lázaro Carreter), Madrid (Fundación Germán Sánchez Ruipérez) 1983, p. 29-52.

Flg.2 Crónica del Rey don Pedro

Fig.1 Crónica del Rey don Pedro

de Castilla..•

(1Ü95)

Fig.il Felipe II y las virtudes

Fie.3 Entrega de la obra a

Los trlumphos morales

los Reyes Católicos Vita Cristi Cartuxano

(1512)

(1503)

(1565)

Fie.7 Tito Livio

F i g . 8 El G r a n

Las d é c a d a s

(1 lt97)

Capitán

C r ó n i c a de las dos

conquistas

del reyno de N á p o l e s . . .

Fig.9 A n t o n i o de

F i g . 1 0 El C a r d e n a l

Nebrija

Nebrlssensl

Cisneros

De rebus g e s t i s a Franc.

D i c t i o n a r l u m al. Antonii

(1559)

(1552)

Ximenlo Cisnerlo

(1569)

Hurtos encadenados: algo más sobre la recepción de Jean Bodin en España (Añastro, Cellorigo, Agustín de Rojas) Jean Vilar Paris IV Si cabe algún principio metodológico en las siguientes notas, es el elemental que heredamos todos de nuestro Marcel Bataillon: arrimarse primero a la literalidad más material de los textos. La recepción de la République de Jean Bodin (1576) en España ha sido ampliamente estudiada en fechas recientes1. El punto particular que vamos a explorar ofrece un interés teórico anejo: obliga a reflexionar sobre el borroso estatuto de la propiedad intelectual en la época. Es como un cuento de ladrones, de "voleurs de mots", en términos del psicoanalista Michel Schneider2, disimulado entre los renglones de una página ya de por sí conflictiva de la historia ideológica de Europa. La penetración de Bodin en España se vió sometida a una doble tensión. Una, favorable, nace de una poderosa apetencia, de una sagrada sed de cientifismo modernizado, a la cual responde inmejorablemente este pensador novedoso, sobre todo por su atención a los fundamentos económicos del hecho político, fenómeno que tanto atribulaba a España. Nacido ed calor de la discordia civil francesa, y del temor a un desgarramiento definitivo, el libro de Bodin interesa también a esta "monarquía" que nunca ha estado muy segura de su propia unidad. Y Bodin es sobre todo el primer teórico de la resistencia política a la natural dinámica decadente de los imperios. Prescindir del pensamiento de Bodin, para algunos españoles, sería desarmarse intelectualmente frente a las potencias enemigas que han sabido aprovecharse de sus aportes, brindándole su admiración. La otra tensión, desfavorable por supuesto, es la que tacha a Bodin el querer sobreponer las necesidades de la supervivencia y soberanía del Estado a los intereses inmediatos y aparentes de la religión y del clero. El contrataque ideológico, que tardó como diez años en afilar sus argumentos, se aprovecha además de la desavenencia ordinaria entre España y Francia. Y pase a entrar el rata primero de nuestro cuento. Es, paradójicamente, el propio Gaspar de Añastro Isunza, que soñó con figurar como el introductor intelectual y material definitivo de Bodin en España, con una tardía traducción de la République publicada en Turín en 1590. Puede aparecer como un personaje secundario y anecdótico, y como tal ha sido consi-

Gutierrez, Asensio, La France et les Français dans la littérature espagnole, St Etienne (PUSE) 1977, p. 241246. Albuquerque, Martim de, Jean Bodin na Península Ibérica, Paris (Fundaçao C. Gulbenkian), 1978. Avilés, Miguel, "La censura inquisitorial de 'Los seis libros de la República' de Jean Bodin", en: Hispania sacra, XXXVII-76, 1985, p. 655-692, inicialmente de 1978. Vilar, Jean, "Des idées, des mots pour 'des choses': l'économie, savoir sans nom de l'Espagne classique", en: Les mentalités dans la péninsule ibérique..., Tours 1978, p. 48-49 y 54-55. 2

Voleurs de mots, Essai sur le plagiat, la psychanalyse et la pensée, Paris (Gallimard-NRF), 1985.

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derado por la escasa bibliografía que se interesó por él . A la luz de recientes estudios pienso singularmente en los de Michel Cavillac - prefiero enfocarlo como uno de los adalides aislados de una España que fué mucho y tanto clamó por ser más: la de los mercaderes ilustrados nacionales, cuyo destino vino a truncarse por culpa del desprecio ambiente en su patria, y de los comportamientos especulativos de la gran mercadería internacional. Nace en el poderoso clan de los Isunza, negociantes alaveses que serían patronos, no siempre muy atentos, de un "comisario" de la armada apellidado Miguel de Cervantes. Joven aún, Gaspar asienta su empresa comercial en Amberes, ocupada por las fuerzas heréticas de Guillermo de Orange, y se lanza a negocios aparatosos. A punto de quebrar, idea el hacer asesinar al príncipe rebelde y taciturno, para cobrar una recompensa prometida por Felipe II. Fallido el intento, y tras muchos sinsabores, Añastro alcanza sin embargo a ser "tesorero mayor" de la hija preferida de su rey, la nueva Duquesa de Saboya Catalina-Micaela, en su corte de Turín. ¿Traducción honrada la de Añastro? Doblemente, si se puede decir. Se entromete en introducir leves cortes, o prudentes reparos, siempre y cuando Bodin le parece hollar la "honra" política o religiosa de España. Pero suele hacerlo, contra los usos de la época, de manera abierta y legible, por medio de notas y añadidos en cursiva. Sorprendentemente, la traducción pasa a ser traición, y el intérprete ladrón de palabras en la dedicatoria "a don Phelipe Tercero nuestro Señor" (le faltan a éste aun nueve años para pasar a ejercer tal señorío): lo esencial de dicho texto es mera copia de la propia dedicatoria de Bodin a su protector tolosano M. du Faur, centrada en la bella y angustiosa metáfora de la nave de la república a punto de zozobrar, obligando al pasaje a echar una mano al piloto y a la tripulación. Ligero hurto que traerá mucha cola, como hemos de ver... La intención de Añastro - fuera de la complicidad intelectual que pudo tener con el politòlogo y economista francés - es clara: el hacer méritos como perito en ciencias políticas, para conseguir en España ocupaciones menos peligrosas que la mercadería o la organización de atentados. En los años siguientes, Añastro va a vérselas con el otro bando, que está formando filas para erradicar a Bodin del horizonte intelectual de España. A la llegada a los puertos levantinos de los primeros alijos con las dos traducciones en lengua vulgar, italiana y española (siempre un mal paso para un texto dudoso), se abre un largo y cauteloso proceso de incautaciones preventivas, denuncias secretas y alusiones públicas, con amenaza de censuras indefinidamente aplazadas. El consejo real niega a Añastro tanto la protección por privilegio contra nuevas traducciones como el derecho de importar sus ejemplares impresos en Italia. Por desgracia, Roma, en octubre de 1592, inscribe expresamente la República en su Indice. Añastro trató con poca convicción de defender su obra contra Apraiz, Julián de, Los Isunzas de Vitoria, Bilbao 1897, Astrana, Luis, Vida de Cervantes (t. V), Madrid 1953, p. 291-293, Santoyo, Julio-César, Atentado en Amberes, Vitoria 1982. Añastro aparece también en las famosas Lettres marchandes de la casa Simón Ruiz; edit. por V. Vázqzez de Prada, París (SEVPEN) 1960, y F. Ruiz Martín, ibid., 1965. En el fondo Estado. Milán-Saboya de Simancas se puede reconstituir algunos pormenores de su agitada estancia en Turin.

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La recepción de Jean Bodin en España

tantos embates. Le atraían otros intereses mayores, desde que su primo Isunza le dejara al morir el cargo de proveedor de las galeras de España. Desaparece de la escena bodiniana, muriendo probablemente hacia 1600. El rata segundo de nuestra zarzuela es todo un señor abogado, vecino de Valladolid, la capital legista de Castilla, y colaborador de la Inquisición, para mayor inri. El Memorial de 1600 de Martín González de Cellorigo se ha hecho célebre hoy día, por una frase impresionante en que el autor asemeja España a "una república de hombres encantados que vivan fuera del orden natural". La quijotesca fórmula ha saltado de los artículos eruditos a los libros de texto, y en su difunta crónica "Spleen de Madrid" Francisco Umbral mentaba a menudo a su compatriota vallisoletano Cellorigo como si fuera una personalidad de notoriedad mediática. Pese a ello, el Memorial de 1600 sigue sin editar.4 Digo bien sin editar, porque el lujoso aunque delgado (65 hojas) infolio conocido bajo este título nunca pasó en su tiempo por los trámites obligados de ninguna censura ni privilegio. Es un texto confidencial, impreso para facilitar su lectura por miradas escogidas y responsables, práctica permisiva que sólo en 1627 llegaría a prohibir Olivares. Su génesis es tanto más difícil de fijar cuanto que su propio autor tuvo a bien referirla en el mismo texto, para luego irla modificando a lo largo de los años. En la dedicatoria de Felipe III, de paso - e la nave va - nos sorprende volver a leer literalmente la frase-metáfora sobre la navecilla zozobrante de la patria, ya hurtada por Añastro al prólogo original de Bodin. Luego Cellorigo relata como, personalmente, había entregado en fechas anteriores a Felipe II y a su hijo (su actual dedicatario) otros "memoriales", sobre la cuestión punzante "de la reducción de los nuevamente convertidos de moros". Cuenta haber buscado a continuación "en qué podían, según los tiempos, ser mis servicios más aceptos". O sea que no disimula que la fuente de su preocupación intelectual fué la ambición política. En vista de lo cual, el autor dice haberse inclinado al "estudio de la Política" durante sus ocios, y haber descubierto sobre la marcha "los grandes y eminentes daños de nuestra república", singularmente la "falta de gente". En plena redacción de sus elucubraciones, le sorprende "la enfermedad que ha corrido". El trauma de la peste le lleva a modificar sus planes intelectuales: "salí del camino ordinario y general en que iba, y tomé el particular de sólo proponer lo que parece convenir a su remedio". "Divergencia epistemológica", he llamado en algún lugar este cambio metodológico aparente, que tira por la borda la indagación política convencional y general, para sólo entregarse al análisis económico pragmático. Lo malo es que esta confesión intelectual no encaja con el contenido exacto del Memorial. Si el texto da a la peste un lugar preferente y algo agobiante, el discurso teórico general sigue dominando su perspectiva. El plan económico de emergencia anunciado sólo ocupa MEMORIAL/ De la política necessaria y útil restauración á la/ República de España... Impresso en la misma ciudad [de Valladolid], por luán deBostillo. Año de 1600, fol. 25 v°. Al inaugurar la colección Clásicos del pensamiento económico español con nuestra ed. de Sancho de Moneada, Restauración política de España, Madrid (Instituto de estudios fiscales) 1974, anunciamos (p. 53, nota 149) una ed. de Cellorigo que no se llevó a cabo.

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una porción de la tercera y última parte. El conjunto resulta bastante caótico, e inclina al lector a aceptar piadosamente la lógica excusa del hombre de pluma, perturbado por su encuentro físico con la vieja plaga terrorífica. Once años después, en otro escrito económico3 (¡no le confundan, puntualiza, con los "papelistas, estadistas o arbitristas"!), Cellorigo se queja de la indiferencia con que fueron acogidos sus "papeles" en su hora, entre otros el "Memorial grande". Confirma su incólume, aunque desengañada, afición al poder, atribuyendo la reciente expulsión de los moriscos ¡a la sugerencia de sus memoriales de 1597 sobre el tema!: "asieron de mis papeles y no de mi para la más baja comisión" (fol. 5 v°)... Mentira de asombrosa mala fé, ya que sus textos de 1597 abogaban al contrario por la asimilación de los tales moriscos... Jubilado de la abogacía vallisoletana, Cellorigo se hace nombrar en 1619 juez de bienes confiscados en la Inquisición de Toledo; nada más llegar, escribe al Presidente de Castilla, el prelado burgalés Azevedo, para describir la situación económica de la ciudad imperial y hablar otra vez de "aquel mi papel impreso y malogrado", o sea el hoy famoso Memorial de 1600. Le manda un ejemplar de éste, y cuenta su génesis en nuevos términos: lo "estudié, miré y escribí en la vacante que la Chancillería de Valladolid nos dio a los cercados por la peste que derribó más de la mitad de aquel pueblo", o sea - si calculamos - en el corto plazo de dos meses del otoño de 1599.6 Aquel mismo año de 1619, en su audaz Alegación impresa en pro de los conversos portugueses7, Cellorigo vuelve a enmendar los trazos de su espontánea autobiografía intelectual, con detalles inaúditos. Otra vez llama "memoriales sobre... la expulsión" los ex"memoriales de la reducción" de los moriscos (p. 354). En patente contradicción, pretende que, "por contentarle tanto" (estos memoriales), Felipe II le encargó personalmente a continuación "escribiese de la razón de estado perteneciente a estos reinos", deshaciendo la atribución anterior de la iniciativa del Memorial a su propia inquietud. En otra página (372), atribuye los textos sobre los moriscos también al "mandado" expreso de Felipe II, en contradicción clara con su contenido, típico de arbitrismo espontáneo. El antes calificado de "papel grande" se viste de pronto, en la Alegación, del sonado título de Política restauración (p. 354, 390, 393). Dice haber emprendido la redacción del supuesto encargo real nada más volver a Valladolid, después de entregados los memoriales de los moriscos (o sea, a finales de 1597) y tenerlo acabado a la muerte de su comanditario (es decir en septiembre de 1598), dedicándolo luego a su sucesor Felipe III, y entregándolo "en sus Reales manos" en Aranjuez, sólo en 1600 (p. 354). Esta nueva versión desbarata la tesis del escrito selectivo pertrechado en la angustia y la urgencia de la peste. Pasa luego Cellorigo a denunciar "algunos apuntamientos que se han sacado de aquella Política", - en España, se supone, ya que añade: "haciéndose dueños de ellos los que los han propuesto, Aviso.../... de veynte de Abril/de M.DCXI, impr., fechado en Valladolid, 6 fols., BNM, sign" mod" V.E. 20435, fol. S v°. 6 7

British Library, ms Add. 14.015, fol. 217 r°. ALEGACION/EN QUE SE FUNDA LA IUSTICIA ... Impresso en Madrid año de 1619, encuadernado en el ms Egerton 343, fols. 291-338, de la British Library. Citamos aquí este texto según la edición de I.S. Révah, en su art. "Le plaidoyer en faveur des 'Nouveaux-Chrétiens' portugais du licencié Martín González de Cellorigo", en: Revue des études juives, CXXII, 3-4,1963, p. 279-398.

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y yo solo y arrinconado". Para colmo, pretende que sus folios sobre la "restauración destos reinos", "aprovechándose dellos los extranjeros, los han cogido y traducido para su aprovechamiento". Concluye: "lo que los nuestros tienen cabe si, los extranjeros honran y autorizan". En vista de lo cual, en una especie de suicidio-protesta intelectual, Cellorigo dice haber decidido "retener los libros 'de República' que h[a] escrito" (p. 372). La explicación más piadosa sería la de atribuir estas notables palinodias al desvarío senil de un arbitrista amargado y desatendido. Pero no perdamos de vista la materialidad de los textos. En la dedicatoria a Aliaga de dicha Alegación de 1619, el lector puede ver pasar otra vez la recurrente navecilla zozobrante, o sea las mismas palabras literales que leimos en la dedicatoria de la République de Bodin, ya saqueada por Añastro. Para colmo, estas mismas palabras habían sido ya reempliadas por Cellorigo, diecinueve años antes, en su dedicatoria a Felipe III, a la cabeza del gran Memorial. Las páginas finales de la Alegación, también son copiadas a la letra de otras del dicho viejo Memorial. De hecho, hora es de decirlo, la inmensa mayoría de los "apuntamientos" del tan celebrado Memorial vienen de un descomunal plagio, no padecido por Cellorigo (como lo sugiere en 1619), sino ejercido por él, y ejercido a costa de la perseguida edición turinesa de la República de Bodin. Fusilamiento que unas veces es tan literal que adopta incluso las erratas de la mencionada edición (fué una de ellas la que nos llevé a identificar el delito)8. Otras veces, el plagio se hace más borroso y flexible, y va acompañado, para mayor hipocresía, por críticas punzantes (y muy inteligentes) a algunos de los planteamientos más desquiciados de Bodin. Pero las vacilaciones del plagiario al hacer su propio historial intelectual sólo se explican por la voluntad de encubrir la magnitud del hurto. ¿Cómo entró en contacto el abogado vallisoletano con la perseguida edición del exmercader y sicario alavés? Lo cierto es que la descubre entre 1597 y 1600, porque el minitratado del Principe formado por el segundo Memorial de los moriscos - el primer expediente de candidatura política de Cellorigo - revela una pobreza de miras y de lecturas notable9. Los biógrafos de Añastro dicen que su noble viuda tuvo pronto que volver a casarse con un oidor de la Chancillería de Valladolid. ¿Se encontraría con ella Cellorigo con motivo de algún pleito? ¿O conocería personalmente al propio traductor antes de su muerte, oriundo como es de una comarca muy vecina a la suya (Cellorigo es de Pancorbo), y por haber estudiado en Valladolid, donde siempre hubo Isunzas matriculados? Cellorigo, como Añastro, es pariente de encopetados "escribanos" y ayuda a su familia en su afán de Al preparar nuestra proyectada edición, no conseguimos identificar al "otro Abusar" citado fol. 3 v°, llegando a solicitar las luces del gran maestro Julio Caro ... El error de Cellorigo viene de Añastro (o de su impresor turinés), p. 329. En el original de 1576 (cap. 2° del lib. IV), Bodin se refiere al famoso astrólogo "Albumazar". Son dos impresos sin título, con foliación separada, pero con contenido interdependiente y fecha común de "Valladolid a primero de Marjo de [1597]". 1) 10 fols., "Señor/El licenciado..." [= al rey Felipe III; 2) 8 fols., "Senor/AVNQUE La calidad de mi/estado..." [= al Príncipe], encuadernados en el impreso sign R. 13.027, BNM. Hay alguna copia mss suelta. Por aquellas fechas, Cellorigo sólo cita, aunque con patrióticos reparos, al jurista francés Nicolás Boerio (fol. 6 v^) y, con delirantes alabanzas, la muy ortodoxa Monarquía eclesiástica de Juan de Pineda (fol. 7 r°).

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medrar10. También, y sería otro colmo, Cellorigo pudo tener a su disposición el peligroso libro por ser miembro, aunque lego, de la Inquisición... No es lugar aquí de describir la extensión exacta del plagio de Cellorigo11. Tranquilícense sus admiradores: no afecta la famosa frase sobre la "república de hombres encantados". Pero sí lo esencial de sus planteamientos, y de la materialdad lingüística de su texto. En cuanto a sus motivaciones, pueden ser múltiples. No creo - como me ha sido sugerido - que quepa ya por aquellas fechas la excusa de costumbres intelectuales inmemoriales, según las cuales la "autoridad" se cita como adquisición universal y dominio común del saber humano, sin que el utilizador se vea obligado a referir y garantizar autoría, lugar y fecha de edición del fragmento citado. En España, desde las famosas ordenanzas de 1497, la ley común controla a la vez los derechos de la propiedad intelectual y los sistemas de vigilancia de los contenidos de los libros que circulan, estén impresos en el país o fuera de él. El proceso se refuerza en el siglo XVI con la moderna censura inquisitorial. Al fin y al cabo, Gaspar de Añastro tuvo que enfrentarse con ésta por el mero hecho de haber querido defender sus derechos materiales de autortraductor. En su circunstancia personal, Cellorigo pudo plagiar a Bodin por cuestión de prisas, partido como estaba entre las tareas jugosas de su bufete de abogado y sus ínfulas políticas. También pudo hacerlo por audacia política. Al sospechar, como perito en inquisiciones que era, el definitivo embargo de la edición turinesa, pudo actuar como el médico que introduce de contrabando nuevos fármacos milagrosos aun no autorizados por la ley. Pudo ser contrabandista intelectual, pero por razón de estado, por amor a su patria. Que el plagio de escritos ajenos ha entrado en su plena definición moderna, nos lo confirma el caso de nuestro rata tercero. Esta vez el hurto fué husmeado, pero con el retraso de casi tres siglos, por un venerado detective y gran indagador de textos olvidados: don Joaquín Costa.12 Las motivaciones del nuevo pirata parecen aun más turbias. En la operación de plagio ("escandoloso", dice Costa) quedaron involucrados, a conciencia o sin ella, una camarilla de valedores temibles - Quevedo, Lope, Galarza - quienes prestan su pluma, a finales de 1610, para las piezas liminares del libro intitulado El buen Repúblico, legalmente publicado en Salamanca. Lo firma un escritor celebrado en el mundo de la farándula: Agustín de Rojas Villandrando. La provocación empieza desde estos preliminares. Un tal Cid de Molina, en su Apología del autor, recuerda con sorna haberle conocido "con capa rota", la capa del Picaro, se supone.

Entroncado con el de conquistadores del Cuzco, el nombre de Cellorigo es, en 1629, el más serio aval para su cuñado el "secretario real" Pedro de Arce cuando éste solicita ingresar en la orden de Santiago (AHN, Ordenes, Santiago, exp. 542). 11

12

Con mayor espacio publicaremos en breve un cotejo de los textos. Colectivismo agrario en España (1898, en Obras completas, t. V, Madrid 1915). En la p. 68, nota 1, sólo identifica tres pasajes fusilados de Cellorigo por Rojas, p. 67-73,74 y 321-23.

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El propio Agustín de Rojas, en una clásica invectiva "al vulgo", desafía a éste. "Dirás: ...¿en qué escuela has aprendido [estas materias], o, por mejor decir, de quién lo has hurtado!". Paso otros detalles alusivos. De hecho, y con los arreglos y los cortes necesarios que vamos a describir, es un fusilamiento de la totalidad del Memorial de 160013 celloriguiano, incluyendo una engorrosa crónica italiana de la peste de 1348 enfundada en su texto por el abogado vallisoletano. De las 392 páginas rojianas, 205 vienen de Cellorigo. Las demás, como veremos, están para disimular. No por nada Rojas había dedicado la última "loa" de su Viaje entretenido a la "alabanza de los ladrones"14, anunciando: "Y entre amigos y enemigos de hurtarse los pensamientos, vemos resultar por horas muchos y buenos efectos..."

Clasificaremos estas manipulaciones de caco y encubridor consumado, inspirándonos en parte en el sugerente método expuesto por el epistemólogo Antoine Compagnon, en su sabroso ensayo sobre La seconde main ou le travail de la citation.15 El disfraz primero. Desde el seuil de su título el Buen Repúblico se anuncia como: "avisos para obviar los daños y diminución de las repúblicas". Pero se viste incontinenti de novela epistolar y pastoril. Luego, el borrado de huellas, que atañe a todas las alusiones personales que pudo repartir Cellorigo por su obra, hechas a sí mismo, a Valladolid (aquí "Sevilla") o a España. La expresión "estos Reinos", tan recurrente en Cellorigo, se sustituye por "las repúblicas" (¡y se reconstituye así a veces el texto original de Bodin!); Rojas lleva la perversión hasta desarrollar algunas citas eruditas abreviadas o mal hechas en el texto saqueado... Clásico en los ladrones de collares, el desguace (brouillage, según Compagnon): el Memorial de 1600 se recorta en dieciséis pedazos diferentes, los cuales, si los numeramos según aparecen en el original, vuelven a montarse en el orden siguiente: 5,8,1,2,3,12,14,9,7,10,13,16,15,4,6. En algunas páginas, el racor o retoque se hace notar por un leve blanco, como si la labor de traslado se hubiese realizado materialmente en los mismos tórculos. Y por fin, los embutidos (farcissures), encaminados a desviar las pesquisas. O sea unos cuantos párrafos o capítulos no plagiados de Cellorigo y quizás originales (salvo mejor parecer). Son consideraciones de pobre erudición sobre "quién fué Mahoma" (!), el traslado de la Corte a Valladolid, un minitratado burlesco de astrología semanal y burguesa (eco de una "loa" antigua del propio Rojas), unas rimbombantes "excelencias" de las reliquias y linajes de Galicia, y de los linajes de Zamora. En esto último, Rojas deja entrever una de 13

El ejemplar de la BNM, R. 6.521 es completo, pero no así el de la Bib. Mazarme de París, A. 11.721, falto del final del primer libro sobre astrología, arrancado por motivos obvios de censura. 14 En la ed. de Jean Pierre Ressot, Madrid (Castalia), 1972, p. 463. Ni esta ed. (p. 17 sq.), ni la de Jacques Joset (Clásicos castellanos, Madrid 1977, p. XXIII) cuestionan la atribución de la parte política del Buen Repúblico a Rojas. 15

París (Seuil), 1979.

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las finalidades personales de su extraña empresa. Como Añastro, y como Cellorigo, el rata tercero es pariente y heredero en el cargo de escribanos zamoranos, y quiere persuadir a su lector de la nobleza que confiere el pertenecer a tan poco preciado gremio... Llama mucho la atención el que nuestros tres ladrones de palabras pertenezcan al medio odiado de los timadores legales de la palabra escrita. Y otra vez las preguntas sin solución. ¿Cómo pudo atreverse a tanto Agustín de Rojas? ¿Conoció personalmente a Cellorigo? ¿Las quejas de 1619 del viejo abogado jubilado sobre hurtos de nacionales y extranjeros, aludirían al Buen Repúblicol ¿Supuso Rojas que el amedrentado funcionario de la Inquisición no reaccionaría por no descubrir su propio hurto a costa del peligroso libro francés? ¿O apostaría sobre el olvido en que había caido el viejo papelón arbitrista de 1600? ¿Entre escribanos zamoranos y vitorianos, conocería a algún heredero de Añastro? El farandulero jubilado ¿no quiso compaginar, en una última pirueta, la burla anunciada de su "loa" de 1602 con el político retiro en la paz burguesa de su escribanía? Como el furriel de Cervantes, la Inquisición reconciliaría a robados y robadores, reuniéndolos en los calabozos de su cárcel de papel. El buen Repúblico salió justo a tiempo para ir a recalar en el Indice de Sandoval, en el cual figura, por fin públicamente, "omnino" prohibida, y para veintiocho largos años, la República original de Bodin. Ni siquiera se mencionan las mal enmendadas ediciones de los traductores bien intencionados como Añastro. Y si los futuros índices impresos ignoran el Memorial de Cellorigo, no dejarán pasar por alto su audaz Alegación de 1619, tan plagada de páginas copiadas del viejo Memorial y de Bodin.16 Hacia 1670, el meticuloso Nicolás Antonio perdería la huella del viejo abogado17. Algo obsoleto ya, Bodin circulaba con mayor facilidad. Pero su cita primera a la cabecera de la enfermiza España del 1600, burla burlando y roba robando, había pasado a figurar como uno de los más tristes rendez-vous manqués de la historia de las ideas europeas.

16

Avilés, M., "La censura inquisitorial...", y Révah, I.S., "Le plaidoyer...".

17

Ibid., p. 280-281. "Nescio quis" confiesa N. Antonio.

El 'Quijote' a la luz de la novela cómica francesa posterior Horst Weich Universität Passau

1. La recepción creadora del 'Quijote' por el 'Berger extravagant' En el Berger extravagant de Charles Sorel1 el joven Louis, por mucho amar y mucho leer, deja el comercio de su padre, se hace pastor y, dotado de un nuevo nombre de invención suya, Lysis, y unas miserables ovejas, sale a la conquista de la sirviente Catherine, a la que llama Charité. Por eso se le considera como loco extravagante, y por eso le reprocha Fontenay, un personaje cuerdo que encuentra al protaganista, que no es más que un imitador de don Quijote: "Ma foy [...] ie pense que vous estes le successeur de Dom Quixote de la Manche, & que vous auez hérité de sa folie."

Lysis rechaza este reproche con vehemencia: "Vous auez menty, s'escria Lysis, je ne fay rien que de mon inuention propre, je n'imitay iamais celuy que vous dites, & si i'ay leu son histoire, ce n'a esté qu'en passant." (BE I, 609 sq.)

El Berger extravagant se presenta como una continuación del Quijote, reanuda la última locura del Caballero de la Triste Figura que, después de ser derrotado por el Caballero de la Blanca Luna, quiere volverse pastor,2 intención que abandona muy pronto. Aunque Lysis no quiere admitirlo, hay que definir el Berger extravagant como imitación del Quijote, pero, para dar en parte razón a Lysis, es una obra que combina la imitación del modelo con la creación propia. Para ilustrar la recepción creadora del Quijote por el Berger extravagant me concentro en un ejemplo que quizás parezca extravagante. Voy a analizar el papel de los animales 'protagonistas' en las dos novelas, e invito al lector a un carnaval de los animales narrativo. Así como no existe caballero sin caballo,3 no hay pastor sin ovejas y perro. Los animales son partes indispensables, metonimias del protagonista y pertenecen a su definición. Su potencial semántico ilustra y reformula el del protagonista. El rebaäo del nuevo pastor Lysis está formado por muy pocos ejemplares sumamente Sorel, Charles, Le Berger extravagant. Où parmy des fantaisies amoureuses on void les impertinences des Romans & et de Poesie (3 t.), Paris (T. Du Bray) 1627, repr. Genève (Slatkine) 1972, seguido de Remarques sur les XIIII livres du Berger extravagant. Où les plus extraordinaires choses qui s'y voyent, sont appuyees de diuerses authoritez, & où l'on treuue des recueils de tout ce qu'il y a de remarquable dans les Romans, & dans les ouurages poétiques, auec quelques autres obseruations, tant sur le langage, que sur les auantures, Paris (T. Du Bray) 1628, repr. Genève (Slatkine) 1972. Abreviados por BE y BE Rem. Cervantes, Miguel de, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (ed. de Luis Andrés Murillo, 2 t.), Madrid (Castalia, 1982), II, cap. 67 (abreviado por DQ). Cf. Jacqueline Sessa, "Les leçons ambiguës de Don Quichotte et du Berger extravagant", en: Le genre pastoral en Europe du XV* au XVIr siècle, Saint-Etienne (Publications de l'Université de Saint-Etienne) 1980, p. 233-240. Cf. Martorell, Joanot, y Martí Joan de Galba, Tirant lo Blanc (trad. de J. F. Vidal Jové, 2 t.), Madrid (Alianza) 1988, ese gran libro de la instrucción caballeresca: "Después hicieron buscar entre todas las bestias cuál sería la más bella, más corredora y que pudiese aguantar mayor trabajo, y cuál fuese más conveniente para el servicio del hombre, y de todas eligieron el caballo y diéronlo al hombre que fue elegido entre mil hombres, y por esto a aquel hombre se le llamó caballero, una vez hubieron ajustado la más noble bestia con el más noble hombre." (I, p. 126).

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repugnantes que no veden absolutamente nada. "[Lysis] chassoit deuant soy vne demie douzaine de brebis galeuses, qui n'estoient que le rebut des bouchers de Poissy" (BE 1,2).

Como tales contrastan con el vestido pastoril de Lysis que indica "que c'estoit là vn Berger de réputation" (BE 1,3). Las ovejas sirven para introducir dos perspectivas conflictivas: a la perspectiva figurai del protagonista loco, que se considera como "Berger de réputation", se opone la perspectiva auctorial del narrador que por medio de las lamentables ovejas parodia al protagonista, en una inversión cómica rebaja la idealidad que se atribuye el héroe a un nivel animal, crudo. Al mismo tiempo que inversión cómica son copia fiel del protagonista: Tan miserables como son las ovejas, tan miserable es el espíritu de su pastor; ovejas y pastor están caracterizados por el mismo defecto: son meros imitadores sin personalidad propia: "leur naturel [...] est de fElire tout ce qu'ils voyent faire aux autres" (BE 1,928). Por eso, las ovejas no están inspiradas; faltan a su función tradicional de ayudantes del pastor, no lo conducen a la aventura amorosa, sino le hacen dar vueltas en un continuo movimiento circular: "Lors que Lysis fut seul, son troupeau & son chien le menerent plustost que d'estre menez par luy. Il alloit après eux sans songer où ils le conduisoient. [...] Comme il estoit en cette méditation, vn de ses moutons monta sur vne butte ou il y auoit vn arbre & de l'Herbe tout autour. Vn autre le suiuit aussi tost: mais Lysis ayant donné vn coup de houlette au premier, il fit le tour & descendit. Le second en fit autant, & vn troisiesme aussi qui estoit monté encore, & puis vn quatriesme & vn cinquiesme, & ils firent tous ainsi iusques au dernier. [...] Ils monteroient & descendroient, & tourneraient encore, s'il ne fust passé par là vn home qui les fist arresten car Musidore qui n'estoit pas duit à la bergerie, & ne sçauoit faire autre chose qu'aboyer après les passans, ne les rassembloit point" (BE 1,927 sqq.).

Musidore es el perro, que tiene el hocico rojo amarillento (le museau doré) y al que Lysis da este nombre griego, típico de la novela pastoril, que significa "vn don des Muses" (BE 1,636). El perro es tan inepto para lo pastoral como su amo; es perezoso, incapaz y, además, nada fiel. En vez de hacer compañía a su amo de noche, al aire libre, sigue al mozo de Lysis, Carmelin, para ir a casa y comer: "[Musidore] estoit de si bonne amitié qu'il estoit à qui plus luy donnoit, & depuis que Lysis auoit cessé de luy donner du pain, il s'estoit rangé vers son valet qui le nourrissoit." (BE 1,691)

El perro es un animal desleed que rebaja los valores ideales altruistas de los héroes de las novelas serias, tradicionales, a un nivel egoísta, material-alimenticio. Los animales en el Berger extravagant son descendientes del caballo en el Quijote, del famoso Rocinante.4 Este también está al servicio de dos amos distintos. En la perspectiva figurai de don Quijote, Rocinante "era antes y primero de todos los rocines del mundo" (DQ 1,76), el mejor caballo, digno descendiente y emulador de los célebres caballos de la historia de España y de la literatura caballeresca.5 En la perspectiva auctorial del autor implícito Rocinante es la parodia, la inversión cómica del caballo tradicional y así la copia fiel del caballero que quiere ser emulación de los caballeros andantes, pero que en realidad es perfectamente inepto para esto. Esto lo expresa claramente el caballo mismo que en el último de los sonetos preliminares, titulado "Diálogo entre Babieca y Rocinante", concluye: "el amo y escudero [...] / son tan rocines como Rocinante" (DQ De los abundantes estudios sobre el Quijote, muy pocos tratan del caballo de don Quijote y del rucio de Sancho; el mejor sigue siendo el de Montserrat Ordóñez Vila, "Rocinante y el asno, personajes cervantinos", en: Razón y fábula VIII, 1968, p. 57-75. Cf. la larga serie de famosas parejas caballo-caballero que enumera la Doña Dolorida, D Q II, 341.

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1,68). No es de extrañar, pues, que Rocinante no esté inspirado por la providencia. Conduce al caballero que busca aventuras guardadas únicamente para él, directamente a casa: "[Don Quijote] soltó la rienda a Rocinante, dejando a la voluntad del rocín la suya, el cual siguió su primer intento, que fue el irse camino de su caballeriza" (DQ 1,99).

Rocinante, que frente a Babieca se quejaba ya de su condición de caballo heroico: "nunca se come, y se trabaja" (DQ 1,68), parodia el ascetismo inmaterial, el idealismo de su amo. Este también está rebajado a un nivel material-alimenticio: "estos pensamientos le [a don Quijote] llevaban tan fuera de sí, que, sin sentirlo, soltó las riendas a Rocinante, el cual, sintiendo la libertad que se le daba, a cada paso se detenía a pacer la verde yerba de que aquellos campos abundaban" (DQ 11,113).

Si los animales del Berger extravagant tienen sus antecesores en el Quijote, ¿dónde está la invención propia subrayada por Lysis? ¿En qué reside el lado creador de la recepción? Reside, para decirlo con una palabra de Gérard Genette, en el cambio del hipogénero.6 El Quijote es la parodia de la novela de caballerías, del hipogénero caballeresco. El Berger extravagant es la parodia de la novela pastoril, y sus armas de ataque las toma del Quijote. La creación propia es una mera transposición: el caballo se transforma en ovejas y perro, el caballero andante y guerrero en pastor enamorado y pacífico, las hazañas de armas en aventuras de amor. Esto lo ve claramente Lysis: "[Don Quijote] éstoit vn fou, qui s'imaginoit qu'il estoit l'Amant de Dulcinee, sans iamais l'auoir veuë, au lieu que i'ay cét auantage d'entretenir tous les iours Charité. Il n'entendoit rien à chercher la souueraine felicité. Ce n'est point dans les armes qu'elle se rencontre: on n'y reçoit que de la peine, & l'esprit y deuient brutal; c'est à garder les troupeaux qu'il y a du profit & du contentement." (BE 1,610)

Por eso afirma con todo orgullo: "Tout mô exercice est de faire l'amour" (BE I, 520). La voz superior del paratexto que acompaña la novela, los Remarques, es la instancia narrativa más fiable que domina las voces del protagonista y del narrador. Normalmente quiebra la opinión del protagonista, distanciándose de su locura; pero aquí apoya con su autoridad al pastor-creador: "Ce que Lysis dit à ce Fontenay touchant Dom Quixote est bien veritable." (BE Rem. 196).

2. El 'Quijote' a la luz del 'Berger extravagant' Analizar el Berger extravagant bajo el ángulo de la recepción creadora del Quijote implica una perspectiva intertextual. Recepción creadora de un texto literario significa interpretación; el 'hipertexto* - el texto posterior - interpreta el original, el 'hipotexto',7 haciendo una selección propia, subrayando algunos elementos, haciendo desaparecer otros; en fin, el hipertexto reelabora una parte del potencial semántico del hipotexto. Utilizando la metáfora de la luz empleada por Mijail Bajtin8 se puede decir que el hipertexto funciona como una lente que dirige la atención del lector proyectando un rayo de luz en el hipotexto, iluminando una parte de él y oscureciendo otra. Funcionalmente, Cf. Genette, Gérard, Palimpsestes. La littérature au second degré, Paris (Editions du Seuil) 1982; cf. especialmente las páginas 164-171 que tratan del Berger extravagant. Términos introducidos por Genette, Palimpsestes, p. 11. Bakhtine, Mikhaïl, "Discours poétique, discours romanesque", en: Esthétique et théorie du roman (trad. de Daria Olivier), Paris (Gallimard) 1978, p. 99-121, especialmente p. 100 sq.

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en cuanto al potencial semántico del hipotexto, este rayo puede tener el efecto de una focalización monológica o el efecto de una dispersión dialógica. Por ser novelas cómicas, paródicas, anti-novelas,9 el Quijote y el Berger extravagant forman parte de la segunda línea estilística de la novela europea establecida por Bajtin10 y son ambas, por lo tanto, novelas dialógicas con respecto a sus hipogéneros respectivos. Pero la relación intertextual entre el Berger extravagant y el Quijote no es propiamente una relación dialógica. El hipertexto francés imita el hipotexto español como modelo de crítica literaria, de lo cual surge la dialoguización del hipogénero pastoril; al mismo tiempo es una remonologuización del potencial semántico - dialógico - del Quijote. Uniendo la metáfora bajtiniana de la luz con la metáfora genettiana del palimpsesto, se puede decir que el palimpsesto Berger extravagant se inscribe en el texto semi-borrado del Quijote, dejando traslucir ima parte del hipertexto, disimulando otra. El Berger extravagant funciona como un filtro. El rayo de luz que deja pasar sobre el Quijote está focalizado; el Berger extravagant constituye un enfoque remonologuizante. ¿Qué es lo que ensombrece?

3. La faz oscura del 'Quijote' Lo que borra el Berger extravagant son las contradicciones, las estructuras de discrepancia11 que. están inscritas con toda intención en el texto cervantino. Reduce la pluralidad ambivalente, la dialoguicidad fundamental del hipotexto hacia una pluralidad domestizada, racional, jerarquizada, remonologuizada. El Berger extravagant reduce el papel de Rocinante a no ser más que la inversión cómica del caballo tradicional y el detractor del caballero. Pero el carácter de Rocinante tiene más dimensiones, ignoradas por el hipertexto francés.12 Rocinante, ante todo, es un personaje autónomo dentro de la novela, con una personalidad propia. Es tan importante como el caballero, tiene un papel principal, lo que se nota en el marcado antropomorfismo del caballo, que incluso sabe hablar. El carácter del caballo-personaje es un complejo de cualidades heterogéneas e incompatibles. Es verdad que Rocinante es desleal hacia su amo, por amor a la comodidad cuando vuelve a casa o por apetito sexual como en la conocida aventura con los yangüeses: a Rocinante "le vino el deseo de refocilarse con las señoras facas" (DQ 1,191) y se acercó, olvidándose de su amo y de las leyes del amor cortés, a las yeguas gallegas. Sin embargo, paradójicamente, Rocinante es un modelo de los valores caballerescos, un modelo de lealtad: "Rocinante [...] nunca se había movido de junto a su amo - tal era de leal y bien acondicionado" (DQ 1,225). Rocinante es uno de los muchos animales sabios, instructores de los hombres, que alaba el historiador Cide Hamete: Es bajo el nuevo título de Anti-Roman que el Berger extravagant se reeditó en 1633. 10

Bajtin distingue dos líneas estilísticas de la novela europea desde la Antigüedad en vigor hasta finales del siglo XVIII; obra clave de la primera, seria y monológica, es el Amadís, obra clave de la segunda, cómica y dialógica, carnavalesca, es el Quijote. Cf. Bakhtine, "Deux lignes stylistiques du roman européen", en: Esthétique, p. 183-233.

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Término acuñado por Klaus W. Hempfer, Diskrepante Lektüren: Die Orlando-Furioso-Rezeption Cinquecento. Historische Rezeptionsforschung als Heuristik der Interpretation, Wiesbaden (Steiner) 1987.

12

im

Las ignora aún Eva-Maria Knapp-Tepperberg que no se da cuenta de la ambivalencia del jinete y del caballo en el Quijote y los reduce a su papel de "anti-héros" y "anti-cheval"; "Problematische Interaktionen zwischen Mensch und Pferd in den romanischen Literaturen vom Mittelalter bis zum 17. Jahrhundert (Auswahl)", en: Romanistische Zeitschrift für Literaturgeschichte X, 1986, p. 287-327, p. 325.

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El 'Quijote' "de las bestias han recebido muchos advertimientos los hombres y aprendido muchas cosas de importancia, como son: de las cigüeñas, el cristel; de los perros, el vómito y el agradecimiento [...], y la lealtad del caballo" ( D Q 11,123).

Esta mezcla carnavalesca de lo alto y lo bajo, la contaminación de lo ideal con lo material expresa muy bien el principio semántico ambivalente que caracteriza a Rocinante. De forma análoga, Rocinante no es sólo oponente del caballero. Por un lado, a causa de su inaptitud para las cosas caballerescas provoca las derrotas de don Quijote y rebaja literalmente al caballero haciéndolo caer al suelo: "si la buena suerte no hiciera que en la mitad del camino tropezara y cayera Rocinante, lo pasara mal el atrevido mercader. Cayó Rocinante, y fue rodando su amo una buena pieza por el campo" ( D Q 1,101).

Pero, por otro lado, Rocinante es igualmente ayudante del caballero; por eso, Sansón Carrasco, sorprendido por esta oculta dimensión del rocín, sale derrotado y burlado de la burla que pensaba preparar como Caballero de los Espejos a don Quijote. Con la ayuda de Rocinante vence don Quijote: "cuenta la historia que esta sola vez se conoció haber corrido algo; porque todas las demás siempre fueron trotes declarados* (DQ 11,142).

Rocinante es, pues, una estructura híbrida; es un animal-hombre, es animal irrationale determinado por su materialismo y al mismo tiempo es animal rationale, sabio, espiritual y hasta "metafísico" (DQ 1,68), es cómico-paródico y serio; en breve, es un personaje contradictorio, loco y cuerdo a la vez, y con esto revela ser la copia fiel del último caballero don Quijote mismo, y con esto representa in nuce la estética híbridacarnavalesca de la novela cervantina en general. El rayo de luz que enfoca el Berger extravagant oscurece la totalidad discordante y ambivalente del Quijote aclarando - de forma parcial - sólo una mitad. Deja a oscuras el lado irracional e inverosímil. El autor de los Remarques hace - bajo el lema da la razón, credibilidad y verosimilitud - una crítica minuciosa del Quijote (BE Rem., p. 780-788), reprochándole su carácter híbrido. Critica a don Quijote, cuya cualidad de cuerdiloco no entiende: "est il possible que Dom Quixote s'imagine qu'vn moulin à vent soit vn géant, & quVn troupeau de moutons soit vne armee? L'on me dira qu'ouy, & que c'est sa follie qui le met en ces erreurs: mais pour estre fou jusqu'à ce poinct là, il ne faudrait plus auoir de iugement du tout, & ce Cheualier ne pourrait pas parler auec tant de discrétion sur les autres choses." (BB Rem. 783 sq.)

Critica, por la misma razón, la mezcla de géneros dentro del Quijote, que surge sobre todo por las novelas intercaladas que juzga "inútiles" y "peu nécessaires" (BE Rem., p. 785), por lo cual el Quijote falta a su meta de ser una parodia de la novela caballeresca: "pour dire tout en vn mot ce que ie pense de l'histoire de D ô Quixote, elle n'a garde de faire beaucoup contre les Romans, veu que mesme elle est entremeslee d'vne infinité de contes fort romanesques & qui ont fort peu d'aparence de vérité" ( B E Rem. 788).

El Berger extravagant, en cambio, se distingue por la unidad de su argumento y la unidad de su intención, por lo cual es superior al Quijote: "quand mon liure ne serait pas si plaisant comme l'on desireroit, ie n'enten pas qu'il en soit moins à estimer; car n'estant faict que sur vn seul suiet qui est de faire voir les impertinences de la Poësie et des Romans, c'est assez pourueu que tout ce que i'y mets soit sur ce propos" ( B E Rem. 788).

Pierre Perrault, otro crítico del XVII, en plena época del clasicismo francés, concluye,

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265

basándose en las mismas normas neo-aristotélicas clasicistas de vérité, utilité, vraisemblance y raison, en su Critique du livre de Dont Quichotte de la Manche (1679) en favor del Berger extravagant contra el Quijote: "J'avoüeray si vous voulez qu'il y a quelque Imitation dans le suject, quoy que le dessein de Sorel de se mocquer de ces autheurs de bergeries qui affectent de paroistre guerriers, le luy eust pu donner, Mais Il y a une si grande différence dans la maniere dont la chose est traittée que bien loing que ce soit une imitation, qu'au contraire elle devient un original que Cervantes eust esté trop heureux de suivre s'il l'eust veu ou s'il eust eu du goust [...]. Et nos beaux Espritz qui veullent tirer de cette imitation des avantages pour Cervantes n'y ont pas bien pensé Car ceux qui voudront examiner ces Imitations verront que Sorel e|toit homme a donner des leçons a Cervantes toute sa vie, pour escrire des histoires inventées."

Perrault estima el Berger extravagant superior al Quijote por su claridad, por la separación de géneros y mundos, por la consecuencia y lógica en el desarrollo de los caracteres y por su univocidad en cuanto a la narración: "L'histoire que raconte Sorel [...] est toute Comique sans qu'il y ait rien de poetique [...]. Celle de Cervantes est toute pleine d'avantures poetiques [...] qui font une contradiction au dessein qu'il a du avoir [...]. Le stile de Sorel est facile, sa narration breve et claire, Les Caractères de ses personnages conservez et gardez depuis le commencement jusques a la fin, Il rend raison de toutes les avantures et des moyens par lesquelz elles sont faites. Les idées qu'il vous a fait avoir II ne vous les faict point changer, Il ne vous laisse en doute de rien. Il ne vous laisse rien à supposer ni à suppleer."

4. El 'Quijote' a la luz de 'Jacques le fataliste' "Jaques et son maitre ne sont bons qu'ensemble et ne valent rien séparés, non plus que Don Quichotte sans Sancho" (JF 82 sq.),

afirma el narrador de Jacques le fataliste et son maître, y los caballos en esta novela de jinetes filósofos son los espejos de sus amos: "il y avait entre ces deux animaux la même intimité qu'entre leurs cavaliers; c'étaient deux paires d'amis" (JF 23).

La relación intertextual de Jacques le fataliste con el Quijote es, a diferencia del Berger extravagant, dialógica, lo que se ve en el 'diálogo' de los caballos. En Jacques le fataliste, los papeles de mozo y amo están invertidos. El amo sólo es amo por la institución, pero ya no por competencia; es un "automate" (JF 33) que se deja conducir por su mozo y que no sabe qué hacer sin él. Por eso se duerme mientras Jacques está ausente, y le roban el caballo; recuérdese que de forma parecida se le robó el rucio a Sancho que estaba durmiendo encima de él, episodio crucial para toda edición y exégesis del Quijote.16 El mozo Jacques, en cambio, tiene un caballo que es digno descendente de Rocinante: no le gusta correr, por lo cual "[s]on usage était de le laisser aller à sa fantaisie, car il trouvait autant d'inconvénient à l'arrêter quand il galopait qu'à le presser quand il marchait lentement." (JF 39 sq.)

Los caballos que indican la complementaridad de mozo y amo así como la inversión de 13

14 15

16

Perrault, Pierre, Critique du livre de Dom Quichotte de la Manche (ed. Maurice Bardon), Paris (Les Presses modernes) 1930, p. 249 y 251. Ibid., p. 252. Se cita la novela según la edición crítica: Diderot, Denis, Jaques le fataliste et son maitre [sic] (ed. de Simone Lecointre y Jean Le Galliot), Paris-Genève (Droz) 1977; abreviado JF. Basten las anotaciones del editor Murillo, DQ I, 278-280 y 380.

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El 'Quijote'

los papeles tradicionales son en Jacques le fataliste estructuras discrepantes y medios de una búsqueda filosófica y social. Ilustran los conflictos básicos de la novela: determinismo frente a libertad, providencia frente a contingencia, amo frente a mozo.17 Tradicionalmente, el caballo es instrumento de la providencia; ésta se sirve de él para instruir al hombre y para conducirlo por el buen camino. Además el caballo es instrumento interpretativo del mundo para encontrar - por adivinación - un sentido disimulado.18 En Jacques le fataliste, el caballo sirve para un Traité de Divination mis en pratique. El nuevo caballo que dio el amo al mozo se desboca dos veces seguidas, conduciendo a Jacques al patíbulo. El amo interpreta esto como un "avertissement du Destin" (JF 75) pronosticando la muerte violenta del mozo: "Monsieur Jaques, soyez pendu, puisque le sort le veut et que votre cheval le dit" (JF 76).

Pero el caballo resulta ser el de un verdugo; lo que parecía inspiración providencial es simplemente pura rutina cotidiana del caballo. El caballo no tiene poderes de adivino. Jacques es más prudente cuando se trata de interpretar el caballo como signo providencial. Como Jacques había dicho a su maître después del robo: "c'est un cheval perdu et peutêtre est-il écrit là-haut qu'il se retrouvera" (JF 41), el amo cree reconocer en cada caballo que ve en su viaje al suyo, pensamiento maníaco que está ironizado por el mozo y por el narrador. En el mundo contingente que modela la novela, no ocurren estas cosas. Paradójicamente, hacia el final de su viaje, amo y mozo ven tumbado en un campo un caballo "jeune et vigoureux" (JF 351 sq.) que no quiere arar, por más que le golpea el campesino. Jacques adivina en seguida que el caballo reticente es el del amo. Y tiene razón, con lo cual - bajo un clin d'oeil irónico del narrador - el mundo contingente de la novela se cierra en una armonía seudo-providencial digna de toda novela romanesca y sentimental. Este mismo episodio ilustra también el conflicto social latente. El caballo aristocrático en el campo es bello y vigoroso, pero perezoso. Se queja el campesino: "ce maudit animal-là [...] est beau, mais il n'est bon à rien qu'à piaffer sous un cavalier, et ce n'est pas là mon affaire" (JF 353).

Ese "sot, orgueilleux, fainéant animal" (JF 352) es el símbolo del maître y de toda la aristocracia improductiva y parasitaria del antiguo régimen. En vísperas de la Revolución francesa el caballo es el instrumento de la problematización del orden político y social tradicional, problematización que ya indica el título de la novela que da mucho más prestigio al mozo Jacques, que es el verdadero protagonista, que al amo, que es pasivo y que ya no sirve más que para escuchar las historias que se le cuentan. 17

Cf. la magistral interpretación de Rainer Waming, "Opposition und Kasus - Zur Leserrolle in Diderots Jacques le fataliste et son maître", en: Rezeptionsâsthetik. Théorie und Praxis, Miinchen (Fink) 1975, p. 467493). Para el papel de los caballos cf. el interesante estudio de R. Cortiana, "Il cavallo macchina", en: II Viaggio, gli amori e il duello. Sistema del passato e sistema illumirtisüco in "Jacques le fataliste" di Diderot, Venezia (Cafoscarina) 1983, p. 41-61. 18 Cf. la defensa del caballo literario que dice la verdad en el Berger extravagant. En la versión francesa del escrutinio de la biblioteca de don Quijote, en la disputa literaria del libro 13, Clarimond acusa la inutilidad e inverosimilitud del caballo profetizante en la ¡liada. Philiris se opone: "si dans l'Iliade le cheual d'Achille prophétisé, c'est pour nous monstrer que la Diuinité se veut quelquefois seruir des animaux irraisonnables pour nous auertir de nostre deuoir" (BE III, 116).

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5. Conclusión El Quijote es una novela múltiple, ambivalente, contradictoria que combina la destrucción con la construcción: "La trascendencia de la obra se debe, precisamente, a que el mensaje satírico didáctico no está claro, ya que [...] Cervantes deshace con una mano lo que edifica con la otra.J...] La ambigüedad de la obra es así indicio de su continuada influencia y de su esencial modernidad."

La modernidad del Quijote reside en su carácter fundamentalmente dialógico, estética e ideológicamente abierto. La historia de la recepción creadora de la novela en Francia es, durante el grand siècle, la historia de enfoques parciales que dirigen luces remonologuizantes sobre la desbordante dialoguicidad del original, iluminando sólo los elementos que, debido a su horizonte histórico e ideológico, saben entender y que explotan según su interés propio. Es una serie de luces reduccionistas. El ejemplo más nítido es el Berger extravagant. De manera asombrosa prepara ya el clasicismo; en nombre de la claridad oscurece en el Quijote todo lo que no cuadra con sus normas propuestas. Su creación es una racionalización y diferenciación de la mezcla carnavalesca del original. Por eso se le considera en la época monológica par excellence, en el clasicismo, como perfectamente superior al Quijote, que ya no encuentra continuación válida, y por eso se hace otra traducción del original, más adecuada al gusto clasicista.20 Pero por eso también se degrada lo cómico en el XVII; los estudios de Bajtin demuestran que la risa carnavalesca, universal y ambivalente, en vigor en Rabelais y en el Quijote, es posteriormente reducida a una particularidad limitada y unilateral.21 Jacques le fataliste acepta la dialoguicidad del Quijote. Su imitación creadora deja vigente la ambivalencia del original y crea a su vez, seleccionando estructuras del original que reacentúa y que invierte, un texto dialógico y abierto. En el pensamiento dialógico del viejo Diderot, el rayo de luz ilumina el Quijote en su totalidad conflictiva, enfocando, tras una dispersión creadora, una problemática estética, social y filosófica en búsqueda no de una verdad monólogica y autoritaria, sino de verdades que permanecen provisionales y continuamente problematizadas.

19

Durán, Manuel, La ambigüedad en el Quijote, Xalapa, México (Universidad Veracruzana) 1960, p. 240 y 271. 20 Traducción por Filleau de St. Martin de 1677. Cf. Maurice Bardon, Don Quichotte en France au XVIIe et au XVIIIe siècle. 1605-1815, Paris (Champion) 1931, repr. Genève (Slatkine) 1974, p. 327 sqq. 21

Bakhtine, Mikhaïl, L'oeuvre de François Rabelais et la culture populaire au Moyen Age et sous la Renaissance (trad. de Andrée Röbel), Paris (Gallimard) 1970, p. 108 sqq.

Contestando a Americo Castro: Cervantes no se nos desliza en "El celoso extremeño" Georges Güntert Universität Zürich De entre las novelas ejemplares, El celoso extremeño es, sin duda, una de las más estudiadas: a su mayor comprensión han consagrado ingenio y esfuerzo los nombres más prestigiosos del hispanismo internacional1. Contribuyó a animar la discusión en torno a esta novela la existencia de dos versiones sensiblemente distintas, la del manuscrito Porras, transcrita en la segunda mitad del siglo XVIII por Isidoro Bosarte, y la impresa de 1613, cuyo extraño final, en el que la joven esposa no llega a cometer adulterio, suscitó perplejidad en algunos lectores y entusiástica admiración en los más2. El desenlace es uno de los puntos principales - sin ser el único, naturalmente - en el que difieren las dos versiones3. De su interpretación depende, forzosamente, la de todo el cuento. Para definir la actitud de la crítica frente a El celoso extremeño, conviene, pues, fijarse ante todo en las valoraciones que ésta ha dado de las variantes relativas al desenlace. Hasta hace poco, la crítica solía partir del presupuesto de la anterioridad de la versión manuscrita, ya que el destinatario del trabajo de Porras, el arzobispo sevillano Niño de Guevara, murió en 1609, cuatro años antes de editarse las Novelas Ejemplares. Sin embargo, en un estudio publicado en 1984, Geoffrey Stagg llegó a conclusiones bien distintas a las generalizadas por la crítica, formulando por primera vez la hipótesis de que la versión atribuida a Cervantes, en vez de preceder a la impresa, podría por el contrario derivar de ella - de ella, o bien de un temprano borrador de la misma. En tal caso, la versión del manuscrito no sería una creación juvenil de Cervantes, sino una transcripción - y grosera reducción en cuanto al desenlace - del original cervantino, obra del licenciado Porras o de otro autor desconocido4. Pues bien, al revisar ahora la historia de la crítica, conviene tener presente esta diferencia de enfoques, ya que todos los autores que vamos a presentar consideran la versión Porras como anterior a la impresa. Por otra parte, el problema cronológico no afecta a nuestra lectura del cuento, limitándose ésta a la edición de 1613.

La edición a la que nos referimos en las citas insertas en el texto es de ahora en adelante: Miguel de Cervantes Saavedra, Novelas Ejemplares, 2 t., ed. de Harry Sieber, Madrid (Cátedra) 1981. Por lo que respecta a la historia de la crítica cf. D.B. Drake, Cervantes' 'Novelas Ejemplares', A Selective Annotated Bibliography, N. York - Londres, 21981, p. 161-73. Sobre la historia del hallazgo - y posterior pérdida - del manuscrito del licenciado Francisco Porras de la Cámara cf.: Miguel de Cervantes Saavedra, Novela de Rinconete y Cortadillo, Novela del zeloso extremeño, Gabinete de lectura española, 1788; reproducción facsimilar y prologada por Felipe B. Pedraza Jiménez, Aranjuez (Ara Iovis) 1984. Cf. también Foulche-Delbosq, "Etude sur 'La tía fingida'", en: Revue Hispanique VI, 1899, p. 256-306. Las dos ediciones de El celoso extremeño se reproducen en M. Cervantes, Novelas Ejemplares, 2 t., ed. de R. Schevill y A. Bonilla, Madrid (Schevill) 1923 y en Novelas Ejemplares, 31., ed. de J.B. Avalle Arce, Madrid (Castalia) II, 1982. Una comparación de las dos versiones la realizan los estudios de G. Edwards y de A.F. Lambert, cf. supra, nota 1. Véase también el análisis comparativo de A. Castro en: Hacia Cervantes..., p. 325352. Stagg, G., "The Refracted Image...", p. 147, estudio escrito para rechazar las discutibles tesis expuestas por E.T. Aytward, Cervantes: Pioneer and Plagiarist, Londres (Támesis) 1983.

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1.1

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Vicisitudes de la crítica

Sobre la crítica española pesó durante mucho tiempo el juicio negativo de Bosarte, quien creía que Cervantes en El celoso extremeño había novelado un suceso verdadero (según afirma la voz narrante del manuscrito Porras), lo que le indujo a preferir, por más plausible y verosímil, esta "primera" versión. El ilustre académico llegó incluso a desacreditar la labor de refundición de Cervantes, lamentando la supresión de algunos pasajes costumbristas (tales como la descripción de la gente de barrio, a la que pertenece Loaysa) y considerando las más de las añadiduras como "amaneradas" y "afectadas"5. Sus censuras le valieron los ataques de numerosos cervantistas, que vieron en ellas un ultraje a la personalidad creadora del autor6. Cierta desconfianza hacia la versión de 1613, aunque motivada por razones ideológicas distintas, puede observarse también en la crítica española de la primera mitad de nuestro siglo. Sus mayores representantes, ligados casi todos al concepto de estética realista (que prefiere el arte basado en la verosimilitud), adoptaron a su vez una actitud de reserva, juzgando poco acertados los cambios estilísticos que Cervantes efectuó en el desenlace. "Lástima que Cervantes introdujera un rasgo enteramente inverosímil" - escribe, por ejemplo, Bonilla - "al cambiar el lógico final del manuscrito de Porras de la Cámara [...]; en el texto impreso parece haber querido dar una nota más ejemplar, trasladando al lector la poca convincente disculpa de que la esposa no había ofendido al marido sino con el pensamiento"7. "Les retouches ne sont pas toujours heureuses", comentaba por su parte el hispanista francés Amédée Mas, confirmando que dicha lectura tenía sus seguidores también fuera de España8. Aún en 1956, y fue la última vez que se pusieron semejantes reparos a Cervantes, Amezúa y Mayo volvió a condenar el nuevo desenlace como solución "inverosímil a todas luces, irreal, absurda, que pugna no sólo con la lógica, sino también con la obligada educción de lo anteriormente escrito". Para él, era de todas formas preferible la versión del manuscrito Porras, ya que de la impresa salía vencedora "la Moral, a costa del Arte"9. Es evidente que todos estos críticos aplicaron a la realidad textual su propia interpretación, derivada del examen "realista" de la situación narrada. Con eso, se limitaron a una lectura del enunciado, sin tomar en cuenta la complejidad del discurso, cuyo significado también depende de los modos de la enunciación (papel del narrador, función activa del lector, etc.). El discurso crítico acerca de la novela comenzó a cobrar mayor interés con las intervenciones de Américo Castro, a partir de su magna obra El pensamiento de Cervantes. A estas intervenciones pronto siguieron otras que fueron incluidas en el volumen Hacia CerDice Isidoro Bosarte en su Carta sobre las novelas de Rinconete y Cortadillo y el Zeloso estremeño (Madrid, 30 de mayo de 1788): "Pero ¡qué enmiendas, qué correcciones, qué retoques, qué pulimentos, o santo Dios! La limadura es tal que ha depravado, corrompido y estragado la gracia y estilo del manuscrito original o primitivo. Añadiduras de estilo amanerado; afectación de claridad donde no es menester, cláusulas truncadas y pervertidas de alto a abaxo; pasajes que interesan la curiosidad, enteramente suprimidos, verbi gratia: describe menudamente el manuscrito la gente de barrio de Sevilla, sus trajes, juntas y motes que tenían ..." cit. en M. Cervantes, Novela de Rinconete..., p. 52, cf. nota 2; cf. F. Icaza, Las novelas ejemplares ..., p. 54-61. Cervantes, M., Novela de Rinconete..., p. 53. Bonilla, A. y San Martín, Introducción a su ed. de las Novelas Ejemplares, Madrd (Schevill) 1923, III, p. 391. Cf. también L. Rosales, Cervantes y la libertad..., p. 432, nota 151. Mas, A., "Quelques reflexions ...", p. 398. Amezua y Mayo, A.G., Cervantes, creador de ta novela corta ..., II, p. 252.

El celoso extremeño

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vantesi0. Ocupa un capítulo entero en la historia del hispanismo internacional la polémica que Castro mantuvo con Spitzer, Hatzfeld, Bell y otros, sobre los móviles que indujeron a Cervantes a modificar el texto de El celoso extremeño. Para don Américo, y me refiero ahora a sus primeros estudios, se trataba principalmente de inteligentes precauciones, esto es de cambios debidos a la prudencia del autor, consciente del clima poco tolerante de su época y atento por ende a observar un tono cauteloso, inofensivo, nada provocatorio, lo que no impedía, claro está, aspirar al perfeccionamiento estético de la obra. "Cervantes escribe primero lo que piensa", argumentaba Castro, "es decir, que la joven es adúltera sin atenuación alguna; pero una vez dicho, surge el recuerdo de la moral, de Trento, de lo que prescriben las poéticas; actúa, en suma, el ambiente compresor de la Contrarreforma, no sólo de la Inquisición y de los jesuitas, sino de la sociedad en aquel momento histórico; y Cervantes se rectifica, se enmascara como sabía hacerlo su espíritu complejísimo"11. Del examen de algunas variantes, Castro creyó poder derivar la imagen de un Cervantes disimulado e "hipócrita", dispuesto a renunciar al realismo sexual de algunas escenas y a sacrificar cualquier tipo de expresión irrespetuosa en materia de religión en aras de una redacción estéticamente impecable pero "purgada"12. A lo cual se ha objetado, con razón, que el mismo Cervantes dio a luz, dos años después de Las Novelas Ejemplares, su colección de entremeses, entre los cuales figuraba esa farsa de rara procacidad que es El viejo celoso, con un protagonista de nombre afín (Cañizares en la pieza, Carrizales en la novela) y con una trama que resulta, con palabras de Juan Bautista Avalle Arce, "infinitamente más cochina que el timorato adulterio del manuscrito Porras", siendo ésta entre las farsas, al parecer de Grillparzer, "la más desvergonzada que jamás se llevara a teatro"13. Lo cual demuestra con qué desenvoltura Cervantes era capaz de moverse en el terreno de la moralidad sexual cuando lo permitía el género literario, categoría ésta que siempre influyó en sus opciones estéticas. A la tesis de don Américo, que evolucionó bastante a lo largo de los años, se opuso - en dos importantes ensayos, el primero de 1931, el segundo de 1936 - el arte interpretativo de Leo Spitzer. Este crítico, tras insistir en las exigencias propias de cada género, cómico por un lado, y novelesco por otro, puso de relieve la coherencia interior del relato, su arquitectura ordenada, su estructura concebida como "Gedanken- und Novellengefüge", sus caracteres y pasiones dominantes. Al analizar así - sobre todo psicológicamente - la novela, logró destacar las necesidades estructurales internas que podrían haber justificado su enmienda, en el momento de su inserción en Las Novelas Ejemplares. He aquí el núcleo de su tesis: el hecho de que Leonora no peque "sino con el pensamiento" le parecía a Spitzer corresponderse perfectamente con las íntimas razones psicológicas y tonales del relato, ya que Carrizales - con su absurdo sistema de prohibiciones, privando a su esposa

Castro, A., "La ejemplaridad de las 'Novelas Ejemplares'", en: Nueva Revista de Filología Hispánica II, 4, 1948, El Colegio de Méjico, luego en: Hacia Cervantes ..., p. 329-350. En el mismo volumen (p. 301-327) se halla "'El celoso extremeño' de Cervantes", pubi, por primera vez en: Sur, Buenos Aires 1947. 11

Castro, A., El pensamiento de Cervantes ..., p. 291.

12

Castro, A., "El celoso extremeño' de Cervantes", en: Hacia Cervantes, p. 301-327.

13

Avalle-Arce, J.B., en el prólogo de su ed. de las Novelas Ejemplares, p. 38. El juicio expresado por Grillparzer está citado en F. Ayala, "El nuevo arte ...", p. 130. Textualmente, el dramaturgo austríaco dice en sus "Studien zum spanischen Theater": "'El viejo celoso' ist wohl das Schamloseste, was je aufs Theater gebracht wurde", en: Franz Grillparzer, Sämtliche Werke, hgg. von A. Sauber, Stuttgart (Cotta) 1892, XVII, p. 248.

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de toda libertad - atentaba fundamentalmente a la vida del alma. A una ofensa contra el espíritu ("Geist") no podía contestarse con una infracción puramente material, y era necesario buscar un desenlace más congruente. Y dicho con sus propias palabras: "Auch ist es vielleicht logisch, daß gegen Carrizales, der im Grunde nur durch sein Denken gesündigt hat, nur gedanklich gesündigt wird"14. Lo que importaba tener en cuenta era, pues, ante todo el sentido global de la novela, su coherencia psicológica y estructural, su "arquitectura". Además, era lógico suponer que el autor, habiendo concebido, en un primer momento, publicar la novela como suelta, la rectifícase al decidir incluirla en una colección con el título de Novelas Ejemplares. Con la interpretación de Leo Spitzer, tendente a considerar la versión impresa como artísticamente más lograda, la crítica cervantina iba a tomar otro rumbo. Su lección - sobre todo la idea de que al error de Carrizales, "pecado contra el espíritu", hubiese de corresponder un desenlace análogo - fue tenida en cuenta por la casi totalidad de los críticos contemporáneos. Ecos de ella se perciben en las páginas de Joaquín Casalduero, el primer crítico español que utilizó, desde 1943, criterios estructurales en el análisis de esta novela, sin desprenderse del todo del enfoque psicológico adaptado por Spitzer. Según Casalduero, no era necesario que el adulterio se consumase, pues un tal agravio por parte de Leonora no era la respuesta adecuada a la injusticia cometida contra ella, ni correspondía por otra parte a la fisionomía moral del personaje: "Cervantes, pues, ha sopesado cuidadosamente el final que cada uno de sus personajes merecía. Sin embargo, él se sentía íntimamente injusto con el destino de Leonora. Porque la mujer de Carrizales ni era un personaje de farsa como la de El viejo celoso, ni alcanzaba el rango trágico de Camila. Podía terminar su vida en un convento; esto no era una injusticia, sino una desgracia; pero era injusto hacerle cometer el adulterio. Cervantes no podía enlodar a su personaje, niña, a quien vemos jugar a las muñecas y entretenerse con golosinas"15. La novela, para Casalduero, era una parábola moral sobre el tema de los celos, pasión extrema (¡véase el título!) y extraviada, capaz de causar en los demás una grave privación de libertad. En ella, se quería afirmar la importancia de la libertad humana frente a las fuerzas adversas que la amenazan. Y si la situación narrada resultaba algo extraña, no había que olvidar que el criterio seguido por Cervantes no era el de la verosimilitud común, en el sentido de que la acción hubiese de adaptarse a los patrones de la realidad cotidiana, sino el de la coherencia interior dictada por la dialéctica entre la privación de libertad y la dramática afirmación de ésta al final. A la lectura, psicológica y estructural, de Casalduero se suman las interpretaciones de Luis Rosales y Francisco Ayala. Para éste último no cabe duda de que El celoso extremeño de 1613 "nos ofrece la lección de todo esfuerzo encaminado a suprimir y sustituir la libertad del alma", de manera que el autor "hizo bien en no dar por consumado el adulterio"16. - Aún más explícitamente que Ayala se expresa Luis Rosales, en su importante estudio sobre Cervantes y la libertad, en el que afirma que el final "definitivo" es más congruente con el carácter de los personajes, más acertado en relación con el sentido y el 14 15 16

Spitzer, L., "Das Gefüge ...", p. 217. Casalduero, J., Sentido y forma ..., p. 184. Ayala, F., "El nuevo arte ...", p. 138.

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tono de la obra y, por ende, más bello que el ñnal desechado por el autor, aún muy próximo a un final de farsa. Su valoración del "nuevo" desenlace es, pues, enteramente positiva: "Desde el punto de vista de la invención y con arreglo al planteamiento de la fábula, desde el punto de vista psicológico y con arreglo al carácter de los protagonistas, y desde el punto de vista moral y con arreglo a la distinta culpabilidad correspondiente a cada uno de los personajes [...], el final de El celoso extremeño es uno de los mayores y más característicos aciertos cervantinos. Es ajustado, gracioso, necesario, sorprendente y original."17 La argumentación de Rosales, siempre matizada y sutil, es de las más detalladas que se han publicado, aunque echemos de menos en ella un concepto general que nos defina el sentido de El celoso extremeñols. Recientemente han buscado nuevos accesos al texto algunos estudiosos británicos y americanos, familiarizados con las tendencias narratológicas de la crítica actual y acostumbrados a tomar en cuenta la posibilidad de una intervención activa del lector. Así, Gwynne Edwards, en su comparación de los dos desenlaces, hace resaltar los procedimientos de la ironía en la escena final. Piensa este crítico que "la inocencia de Leonora tiene una consecuencia fundamental, relacionada con nuestra opinión sobre Carrizales. Si ella fuese culpable, podríamos compadecernos de él. Pero Cervantes, al mostrarla inocente, nos aleja de tal compasión. Carrizales, en lugar de ser un viejo ofendido, se convierte en un simple engañado. Creyendo en una culpa que ni siquiera existe, excepto en su mente, y comportándose impulsado por tal creencia, se convierte así en un ser cuyas subsecuentes acciones pueden apreciarse desde un punto de vista claramente irónico."19 Para Ruth El Saffar, A.F. Lambert, Alban Forcione y Peter Werle, el narrador del segmento final, tratando de interpretar la conducta de Leonora, deja de ser una guía segura y fiable, pues al llamarla una vez "adúltera" y otra inocente se contradice. De ello se infiere que el lector, atento a lo que efectivamente sucede, sabe más que la instancia narradora, que, de hecho, declara su propia impotencia en la frase conclusiva del relato: "Sólo no sé qué fue la causa que Leonora no puso más ahínco en desculparse ...". Pero lejos de considerar dicha peculiaridad como una incongruencia o como un defecto, estos críticos hacen hincapié en la libertad moral del lector, quien está invitado a formar su propio juicio sobre lo ocurrido. Lambert, en particular, sugiere que el autor deja aquí cierto margen de libertad al lector, pues "Cervantes is letting go of the reader's hand to push him into a world where unproblematic readings do not work and ready made moral schemes are not entirely accurate"20. Y Forcione da un paso más, conectando el problemático desenlace, en el que se emancipa la joven esposa, con esta labor interpretativa del lector, que le obliga a elegir una opción, no propuesta por la instancia narradora21.

17 18

Rosales, L., Cervantes y la libertad..., p. 427.

Rosales, L., Cervantes y la libertad ..., p. 427. El autor da una respuesta socarrona y evasiva: "¿Y cuál es el sentido? En prisa estamos y doncellez me demandas. No nos vamos a preguntar ahora por el sentido de la novela...". 19 Edwards, G., "Los dos desenlaces ...", p. 285. 20 Lambert, A.F., "The two versions ...", p. 230. 21 Forcione, A., Cervantes and the Humanist Vision ..., p. 84-92, que corresponden al cap. "The Classical Novella reconstructed - Exemplary unexemplarity and the liberation of the reader".

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1.2 Los críticos, a los que acabo de mencionar, podrían dividirse en dos categorías: unos tratan de aproximarse al sentido de la novela hasta llegar a una visión clara e unívoca; según ellos, el autor de El celoso extremeño quiso ofrecernos, además de un estudio psicológico de los celos, una meditación sobre la naturaleza humana y sobre las posibilidades que el hombre tiene de ejercer la libertad; y otros, aun logrando esclarecer algunos aspectos o detalles, renuncian a definir el sentido, bien por pararse en otros intereses o bien por dejar esta tarea a la responsabilidad del lector. Los primeros se atienen a aquella parte de la conclusión que defme el cuento como "ejemplo y espejo de lo poco que hay que fiar de llaves, tornos y paredes cuando queda la voluntad libre". Los segunos reparan más bien en la otra parte de la conclusión, la que revela la perplejidad y la ignorancia del propio narrador cervantino ("Sólo no sé qué fue la causa ..."), postura ésta que parece dar pie a una lectura abierta. Pero incluso hay quien niega a la novela la capacidad de transmitir un claro significado, recordando la tendencia del autor a proponernos textos enigmáticos y secretos. Y valga como sumo representante de este grupo Américo Castro, quien tituló su último ensayo al respecto Cervantes se nos desliza en 'El celoso extremeño', con lo cual quiso insinuar que Cervantes en más de una ocasión guardaba para sí el sentido de sus obras, dándonos con este cuento una ulterior prueba de su arte, más que disimulado, criptográfico22. El problema, por otra parte, es de tipo general y no se limita al autor de las Novelas Ejemplares. Según Castro, la obra literaria se nos manifiesta de tal manera que no nos es posible llegar a comprender toda su complejidad, ya que el último sentido de esa realidad viva que es el texto siempre se nos escapa. Su escéptica visión del quehacer crítico cuaja en estas frases: "El objeto de la crítica literaria no es un qué unívoco como el de la ciencia, sino algo cuya realidad existió en la vida de quien lo puso en palabras, en enlace con el vivir en torno a él; una vez escrita, lo puesto en palabras va rozando o penetrando en la vida de quién sabe quién; nunca está quieto, no llega a convertirse en un qué [...], y todo intento de reducir la realidad literaria a una morfología estática, para siempre válida, es inoperante."23 Este manifiesto "antisemiótico" de Américo Castro, aun cuando tenga su verdad, puede entenderse como una provocación. Si es cierto que la obra literaria, una vez escrita, se sustrae tanto a la voluntad de su autor como al dominio exclusivo de un lector cualquiera, también es cierto que el crítico ha de ocuparse no de las impresiones subjetivas que el texto produzca en cada individuo, sino de los significados que la obra contiene y que perduran en ella. Es muy posible, es incluso inevitable, que el autor - con su mundo interior, su personal experiencia de la vida - "se nos deslice", pero ahí queda su palabra, inmutable y siempre disponible, y es a ésta a la que nos hemos de atener. 22

23

Castro, A., 'Cervantes se nos desliza ...", p. 205. Hay que admitir que este artículo es algo contradictorio en la medida en que su autor nos propone un sentido y a la vez niega que la novela nos lo revele. Sin embargo, es convincente lo que Castro dice acerca de Loaysa: "Cervantes prefirió que el sevillano y jacarandoso mocito no pudiera jactarse de su triunfo" (p. 209); "Aceptemos que a Cervantes no le convenía "socialmente", en 1613, conservar en el texto impreso lo puesto en el manuscrito [...]; Mucho más importante, pienso ahora, fue impedir que el mocito de barrio gozara de su triunfo. No bastaba con hacer morir al antipático seductor a consecuencia de habérsele reventado "un arcabuz ... en las manos". En la versión impresa el autor no "mata" a Loaysa; se satisface con mandarlo a las Indias, de donde había venido Carrizales ..." (p. 214). Castro, A., "Cervantes se nos desliza ...", p. 206-207.

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2.1

Reflexiones preliminares

La trama de El celoso extremeño es conocida y no hace falta resumirla. Antes de entrar en un análisis pormenorizado con el fin de resaltar las estructuras narrativa - y discursiva - de la novela, quiero proponer unas reflexiones generales sobre ella, que quizás nos permitan situarnos en una perspectiva diferente de las adoptadas por la crítica hasta hoy. Si nos fijamos en los personajes principales del cuento - Carrizales, su esposa, la dueña Marialonso y Loaysa nos damos cuenta de que la trama se construye esencialmente con estos cuatro actores individuales: dos varones y dos hembras, una pareja de esposos y otra de solteros, estos últimos con la función de seductores. Dejemos a un lado, de momento, a los actores colectivos y a aquéllos de entre los actores individuales que pueden asociarse a algún grupo: el de los criados y esclavos, a los que pertenecen, por supuesto, el viejo negro eunuco y la joven negra Guiomar; luego, los padres de la esposa; los compañeros de Loaysa, siempre presentes y dispuestos a secundar sus acciones de conquistador; y, por fin, la sociedad (representada por el escribano que viene a hacer el testamento), actores todos que inciden menos que los cuatro principales en el desarrollo de la acción, si bien un análisis completo del cuento difícilmente podría prescindir de ellos. Los cuatro actores individuales se oponen por parejas, según el punto de vista desde el que se les contemple: la edad y lapasionalidad, la riqueza y la nobleza. Carrizales y Loaysa se distinguen ante todo por una notable diferencia de edad, y lo mismo puede decirse de Leonora y de su aya: la esposa, al casarse, tiene entre trece y catorce años; la dueña, en cambio, al presentarse a Loaysa como quien parece tener cuarenta años y "no tiene treinta cumplidos", no hace sino admitir que, en tanto que mujer y dentro de esa sociedad, es ya vieja. De este modo, tenemos - por una parte - una mujer joven y otra mayor, y por otra, un joven galán y un marido anciano. - De la edad depende el grado de pasionalidad, propio de cada uno de los actores. Loaysa y la dueña aportan el elemento de la curiosidad lasciva, del deseo que va en busca del placer inmediato. (Ya se ha observado que Loaysa es un amante mediocre, falto de lo esencial que debería poseer el héroe de una intriga pasional: el amor. El no es merecedor de la joven esposa, precisamente por no ser un conquistador apasionado, sino un "virote", un mozo de barrio, que "tiene ganas" de conocer a la esposa del misterioso viejo y que desde un principio lo ha concertado todo con sus compañeros). Leonora, al comienzo, es ingenua e inocente, aunque en la noche de las aventuras también ella llega a conocer el deseo y la voluptuosidad. Hacia su marido siente amor sin pasión; en su prisión dorada nada le falta, a no ser la libertad y el placer amoroso. Carrizales, habiendo gastado su primer patrimonio en mujeres, debió de conocer el deseo en su juventud. En tanto que marido viejo, parece bondadoso, paternal, y, a su manera, enamorado - de no ser así, no habría contraído matrimonio -, pero tiene poca seguridad en su capacidad de amar. En él los temores vencen a los deseos, siendo los celos, que le dominan y que son propios de quien se siente de alguna manera débil, una involución de la pasión amorosa y de sus imaginaciones. Habiendo tratado hasta aquí de la interdependencia entre la edad y las pasiones, llego ahora al otro criterio de distinción, consistente en la relación que cada uno de los cuatro actores tiene con la riqueza y, los esposos, por su parte, con la nobleza. Puede decirse sin

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más que el viejo Carrizales, en tanto que "indiano" rico, compra la juventud y belleza de Leonora. Sus padres, hay que tenerlo presente, antes de entregársela, han sopesado el origen social del esposo y no han vacilado en consentir en dicha unión al comprobar la semejanza social de sus linajes. Pero el papel principal, en este negocio, lo ha desempeñado el dinero. (Este, en cambio, no es factor determinante en las relaciones que establecen con la esposa Loaysa y Marialonso, y nótese que ninguno de ambos parece ser noble). Las dos fuerzas que mayormente influyen en la trama de nuestro cuento son, sin duda alguna, el dinero y las pasiones. Estas últimas están condicionadas, en parte, por la edad: afectan a todos, también a los ancianos, si bien se modifican con el correr del tiempo, hasta asumir un aspecto defensivo (los celos de Carrizales) o disfrazarse de actitudes represivas (la hipocresía de la dueña). Pero hay un ulterior elemento, susceptible de influenciar las relaciones interpersonales: la nobleza, que cuenta como factor social en el momento de contraerse el matrimonio e influye como factor moral en la conducta de la joven esposa, según veremos más adelante. Esquemáticamente, los atributos que detentan los cuatro actores - en el momento central de la novela - son los siguientes: juventud Carrizales

-

pasiones +

riqueza

nobleza

+

+

(temor/ deseo: celos) Leonora

+

-> + (deseo)

-

+

Loaysa

+

+ (deseo)

0

0

+ (deseo/ hipocresía)

-

Marialonso

0 = no marcado

En cuanto a los actores que no caben en este esquema, dos hay que merecen nuestra atención: el eunuco y Guiomar, la joven negra que mezclando portugués y español, parece la ingenuidad misma. El hecho de que ambos sean negros permite una comparación. El primero, en tanto que eunuco viejo, no tiene ni deseo ni amor, consolándose con ese sucedáneo de la mujer que es la guitarra; la segunda, especie de "buen salvaje", no estando integrada en la sociedad occidental, es figura virtual de la fusión, o no-distinción, del deseo y del amor. Su gran enemiga es la dueña, la mujer socialmente integrada, pero corrompida. Un segundo punto que voy a considerar atañe a los elementos espacio-temporales. Mucho se ha hablado del espacio en El celoso extremeño: Spitzer y Casalduero, al describir la construcción del laberinto, de la casa-sepultura, dedicaron a este aspecto sus páginas más

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276 24

felices . Y más recientemente, José Pascual Buxó ha destacado - con un enfoque semiótico - las relaciones homológicas que se establecen entre dos sistemas, el edificio mundano y la morada religiosa, en la casa que el viejo prepara para su bella "novicia". Escribe Buxó: "Con este insensato acuerdo, Carrizales se construye una casa-convento en la cual convivir maritalmente con una esposa-virgen; casa y esposa, convento y novicia de la que 61 solo cree poseer la llave maestra o, mejor, la clave del designio que ha formado en su espíritu"25. No existe, pues, casi estudio que no haya meditado en la configuración espacial de nuestro cuento, con su dialéctica entre expansión e involución, espacio cerrado y espacio abierto. Pero acaso se haya olvidado tomar en cuenta la gran relevancia que cobra el tiempo en nuestra novela, cuya trama consiste en un conflicto psíquico-cronológico. Las relaciones principales se establecen entre un marido setentón y su joven esposa, que hasta hace poco jugaba a las muñecas; y el hecho de que también la segunda pareja, Loaysa y la dueña, esté caracterizada temporalmente, no deja de ser un indicio significativo. Lo que me sorprendió al repasar las interpretaciones de la crítica dedicadas a este cuento es la escasa atención que ésta ha prestado a la larga introducción, en la que se nos habla de la juventud y vejez de Carrizales, primero hijo pródigo, derrochador, después indiano avaro, deseoso de hacer fortuna. La mayoría de los críticos consideran las dos páginas iniciales como mero preámbulo, consagrado a explicarnos la naturaleza celosa del protagonista. Lo que han visto, todo lo más, es que el mar, una vez en calma y otra agitado, se convierte en metáfora de los alternantes estados de ánimo que afectan al protagonista, y que el viaje de éste a través del Océano prefigura el viaje de la vida: es "próspero", igual que el viajero, quien til final de su existencia se ve "próspero y rico". Con todo, no hay que limitarse a una lectura psicológica de la novela. Es central en ella, a mi modo de ver, el conflicto psíquico-cronólogico. Al escuchar atentamente el discurso de la voz narrante, caeremos en la cuenta de que ésta introduce - desde la primera frase - los elementos que van a originar el conflicto, pero en orden inverso: escasez de dinero y vigor juvenil. De hecho, desde el comienzo aparecen las dos fuerzas, la vitalidad y la hacienda, los pocos "años" (que al final serán muchos) y el patrimonio despilfarrado, que pronto se recupera y hasta se multiplica. Escuchemos: "No ha muchos años que de un lugar de Extremadura salió un hidalgo, nacido de padres nobles, el cual, como un otro Pródigo, por diversas partes de España, Italia y Flandes anduvo gastando así los años como la hacienda; y al fin de muchas peregrinaciones, muertos ya sus padres y gastado su patrimonio, vino a parar a la gran ciudad de Sevilla, donde halló ocasión bastante para acabar de consumir lo poco que le quedaba" (p. 99). El período inicial, leído metafóricamente, podría entenderse muy bien como "mise en abyme" del enunciado del relato entero, con tal de relacionar eso de "consumir lo poco que le quedaba" a la existencia limitada, a los años, y no a la hacienda de Carrizales. - Poco más adelante, el narrador nos proporciona otra señal, cuando se dispone - aparentemente - a resumir las aventuras ultramarinas de Carrizales, indicándonos, en realidad, los factores que a partir de ahora deberíamos tener en cuenta: "Y por concluir con todo lo que no hace a nuestro propósito, digo que la edad que tenía Felipo cuando pasó a las Indias sería de cuarenta y ocho años, y en veinte que en ellas estuvo,

24

Spitzer, L., "Das Gefüge ...", p. 199-204; Casalduero, J., fábrica de los celos" y "Clausura-sepultura", p. 175-179.

25

Buxó, J.P., "Algunas estructuras semiológicas ...", p. 395.

Sentido y forma ...,

especialmente los cap. "La

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ayudado de su industria y diligencia, alcanzó a tener más de ciento y cincuenta mil pesos ensayados" (p. 100). Edad y riqueza, pues: al pasar los años crecen las riquezas, pero se aleja la juventud, disminuye la vitalidad. Huelga insistir en las frecuentes indicaciones temporales que encontramos en la parte central del texto, como cuando la dueña - en un discurso no exento de comicidad - se refiere a su edad hablando de sus cuarenta años aparentes, que, bien mirados, son "menos de treinta, porque le faltan dos meses y medio", lo que no extraña por "echar los trabajos y desabrimientos un cero a los años"; o cuando se nos cuenta que los esposos, al surgir la persona del seductor, llevaban ya "un año de noviciado". Y los ejemplos podrían multiplicarse: Loaysa canta delante de la puerta del negro "unas cuatro o cinco veces" hasta que logra tomar contacto con él; en la sexta noche le abren la puerta exterior, en la séptima es escuchado, y en la octava admirado por las mujeres; al cabo de una semana llega - casi - a cumplir su deseo. Naturalmente, no se trata aquí de meros indicios temporales, ya que el contraste entre las diferentes noches del engaño y la mañana del desengaño revela aún otro principio de figurativización, ligado al programa de seducción que requiere un contraste entre apariencia y verdad, sueño nocturno y despertar. Silvio Pellegrini, sensible a los efectos de claroscuro en esta novela (que le recordaban los de la pintura coetánea, de un Canavaggio o de un Greco), dedicó unas páginas sugerentes a estas escenas nocturnas, las cuales tienen indudablemente una fascinación particular, que sin embargo se aleja de los significados que estamos rastreando, visto que no conciernen a la obsesión del tiempo manifestada por el texto26. - No insistiría tanto en el elemento cronológico, de no estar presente incluso en el desenlace. Allí se nos comunica que la ilusión de Carrizales duró "un año, un més, cinco días y nueve horas" (p.133). Pero también se nos narra que la constante Leonora supo al fin defenderse y se resistió a las caricias de Loaysa. En cambio, no tuvo ni el tiempo ni las fuerzas suficientes para explicar al marido cómo se había comportado en la noche fatal. La frase final es esclarecedora: "Pero la turbación le ató la lengua, y la priesa que se dio a morir su marido no dio lugar a su disculpa" (p.135). A los esposos les falta, en el ultimo instante, el tiempo, y Carrizales, al no soportar su decepción, se refugia en la muerte, mientras Leonora se refugia en un monasterio.

2.2

Análisis narrativo

Pasemos ahora a una primera estructuración de tipo narrativo, la cual, por privilegiar la trama y por no tener en cuenta las intervenciones de las instancias enunciativas, suele ser poco apta para captar la efectiva organización del discurso. Al realizar una segmentación, conviene considerar 1) los criterios espaciales: viaje y retorno, espacio cerrado (la casa, metáfora y metonimia del héroe celoso) y espacio abierto; 2) los criterios actoriales, por lo que respecta a la aparición de nuevos actores: el protagonista, su objeto de deseo, el antagonista, etc., y 3) los criterios temporales (los años, días y horas que pasan). No todos los críticos están de acuerdo en cuanto a la determinación de las partes de esta novela. Franc Pierce distingue dos secciones, creyendo que el mayor cambio se produce con la introducción de Loaysa, - un claro criterio narrativo, derivado del examen de la 26

Pellegrini, S., "Luminismo ...", p. 279-283.

278

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trama. Amezúa y Mayo, Casalduero y Eleodoro Febres optan por una división tripartita, que se acerca ya más a la que vamos a proponer27. A primera vista, y sin querer jerarquizar por ahora los segmentos, podemos distinguir cuatro partes: la primera corresponde al largo preámbulo, con los viajes del protagonista (por Europa y por las Indias Occidentales, que acaban devolviéndole sus riquezas), y con su retorno a Sevilla, donde, viejo y soltero, piensa residir durante el resto de su vida. En la segunda parte se nos expone el nuevo programa del sujeto, quien, pese a sus intenciones iniciales, se enamora de pronto de una joven y decide casarse con ella para asegurar la permanencia de sus riquezas. Aparecen en este segmento Leonora, sus padres, sus criadas y, por supuesto, la dueña Marialonso, y surge, claro está, la casa-prisión, con su sistema restrictivo y protector, según se considere. Hasta aquí hemos seguido las vicisitudes del sujeto, sin que se perciba, de momento, la actividad de un antisujeto, razón por la cual estas dos partes, I y II, parecen discurrir muy unidas. El inicio de la tercera parte coincide con la referencia del narrador a la "gente de barrio" y, consecuentemente, con la aparición de Loaysa, un joven músico, que, como un Orfeo de poca monta, pone en marcha su obra de persuasión: el programa del antisujeto. Los recursos empleados por Loaysa son corrientes y vulgares: la guitarra y el vino para el eunuco, las cantigas de moda y su propio erotismo de galán para las mujeres. Su primera conquista es la dueña, que se convierte inmediatamente en su cómplice. Manipuladora manipulada, está dispuesta a entregar a su ama con tal de poder llegar a alcanzar, ella misma, el placer sexual con Loaysa. La cuarta parte, que coincide con el desenlace, comienza en el momento en que Leonora cambia su comportamiento resistiéndose a su seductor, a pesar de haber consentido en retirarse con él a un aposento. A la mañana siguiente, los dos, todavía abrazados, son descubiertos por Carrizales que llega así al doloroso conocimiento del falso ideal de su vejez. Su arrepentimiento es sincero, y la bondad con la que dota nuevamente a su esposa sugiriéndole que se case con su joven amante, podría interpretarse como reconocimiento de su error y afán de autocorrección, de no ser señal de su último deseo: permanecer el destinador de Leonora. A pesar de esto, no llegará a saber cuál es la verdadera dignidad de su esposa, quien ha hecho a su vez una experiencia decisiva: ha conocido el placer, pero ha optado finalmente por el deber, desaprobando la intriga de la dueña y su propia imprudente conducta.

2.3. Análisis discursivo La estructuración del discurso depende en gran medida de la presencia de la instancia narrativa, pues una de las funciones de ésta es organizar el relato. Hay dos amplias intervenciones del narrador, ambas de media página: una se halla inmediatamente antes de la aparición de Loaysa, entre la parte segunda y la tercera, y la otra se nos manifiesta al iniciarse el desenlace. En la primera de estas intervenciones, el narrador se dirige al narratorio sugiriéndole con mal disimulada ironía lo absurdo del sistema protector que Carrizales ha erigido dentro y en torno a su casa. "Dígame ahora el que se tuviere por más discreto y recatado, qué más prevenciones para su seguridad podía haber hecho el anciano Felipo, pues aun no consintió que dentro de su casa hubiese algún animal que fuese Pierce, F., Two Cervantes short novels ..., p. 12. Este crítico afirma: "The plot has two main sections, the dividing-line coming ... when Loaysa decides to take up the challenge of Leonoras confinement''. Véase sobre este punto las consideraciones "formalistas" de EJ. Fibre, "El Celoso extremeño: estructura ...", p. 7-9, quien compara las propuestas de segmentación de F. Pierce con las de J. Casalduero y A.G. de Amezúa y Mayo.

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varón ..." (p. 106). En la segunda intervención, percibimos nuevamente ese tono irónico con que se nos.presentan como del todo vanas las medidas de seguridad inventadas por el anciano celoso. - Los dos fragmentos, además de establecer el contacto con el narratariolector, tienen el fin de subrayar la importancia de un cambio inminente en el nivel del enunciado, como efectivamente sucede en ambos casos. Pero al mismo tiempo estas intervenciones son señales demarcadoras, ya que nos indican el final de un macrosegmento, de modo que los principales cortes deben hacerse a la aparición del antisujeto (entre II et III) y al comenzar el desenlace (entre III y IV). Falta precisar todavía si las divisiones establecidas son del mismo grado. Si el sentido de la novela descansara en la rivalidad entre Loaysa y Carrizales, el primer corte - entre II y III - sería efectivamente el más importante, conforme opinan diferentes críticos28. Sin embargo, no es esta rivalidad el asunto principal de la novela, siendo Loaysa, la "figura" del deseo,_un personaje sin dignidad alguna ni valor superior. Lo que la novela nos cuenta es la historia de un error fatal, de su castigo y corrección ocurridos in extremis\ y también nos cuenta cómo la esposa del viejo celoso, que hasta entonces no ha disfrutado de los placeres de la sensualidad, sufre la dolorosa experiencia de comprobar que deseo y honor, placer y amor honesto, no son compatibles en su vida. Leonora, a diferencia del marido que experimenta su lección de vida en el eje diacrònico, sufre - por decirlo así - sincrónicamente su decepción, hallándose colocada entre el joven Loaysa y su viejo esposo. Pues bien, en este doble proceso cognoscitivo, que se cumple en el desenlace, descansa el sentido de El celoso extremeño, versión de 1613, mientras que en la versión del manuscrito Porras no encontramos aún traza de dicha articulación. Gráficamente podemos representar así los dos conflictos: (sin honor) SINCRONIA

amor honesto, honor LEONORA

amor-placer

(sin placer)

LOAYSA

CARRIZALES

(sin riqueza)

riqueza, poder CARRIZALES

DIACRONIA capacidad para amar

(sin capacidad para amar)

JUVENTUD

VEJEZ

La versión de 1613 consiste, pues, en el enlace entre el drama de Leonora, una comedia con fin ejemplar, y la historia de la vida aventurera de Carrizales. La otra versión, en cambio, la del manuscrito Porras, une - o parece querer unir - a la narración de las peripecias y al estudio del carácter de Carrizales la tradicional comedia-farsa, la "befa", basada en el clásico triángulo, con sus personajes-tipos que nada sorprendente tienen para el lector. La diferencia entre las dos versiones es notable, y el significado cambia substancialmente. Con arte genial, Cervantes supo construir su modelo de "novela ejemplar" combinando elementos heterogéneos, procedentes de géneros diversos, y superando tanto 28

Pierce, F., Two Cervantes short novels ..., p. 12.

El celoso extremeño

280 la farsa o la novelita-befa como el exemplum.

Volviendo ahora al problema de la segmentación, nos damos cuenta de que el corte esencial se produce al cambiar la esposa su comportamiento, en el momento en que se nos comunica que "su valor fue tal que, en el tiempo que más le convenía, le mostró contra las fuerzas villanas de su astuto engañador, pues no fueron bastantes a vencerla ..." (p. 130). No cabe duda de que el corte principal de la segmentación discursiva tendrá que hacerse aquí, separando todo lo precedente, que llamaremos de ahora en adelante A, del desenlace, correspondiente a la parte B. De lo dicho resulta una clara bipartición, y en ambas partes, a su vez, encontramos subsegmentos de distinto grado. Para hallar más pruebas, tenemos que analizar los diferentes papeles desempeñados por el narrador en A y en B. Hasta el momento de la seducción de Leonora, el narrador es una instancia fiable que informa de manera lineal y consecuente, dominándolo todo con su juicio que parece moral y es sobre todo social. Es él, en tanto que instancia superior, quien interpreta la conducta del héroe cuando éste, incapaz de autoanálisis, se extravía. A un Carrizales que comete el error de pensar que las riquezas colman todos los deseos, opone su razonamiento comparativo diciendo "que si (el héroe) entonces no dormía por pobre, ahora no podía sosegar de rico; que tan pesada carga es la riqueza al que no está usado a tenerla ni sabe usar della, como es la pobreza al que continuo la tiene. Cuidados acarrea el oro y cuidados la falta dél; pero los irnos se remedian con alcanzar alguna mediana cantidad, y los otros se aumentan mientras más parte se alcanzan." (p. 101) Este narrador, y lo han observado varios hispanistas británicos y americanos (Ruth el Saffar, Alban Forcione, A.F. Lambert), es un consejero sabio y sensato, que nos proporciona a cada momento la recta moralidad del cuento. Una moralidad que - cabe repetirlo - se corresponde siempre con los valores del discurso social, sin completar los que propone el discurso cervantino. - En la parte B, en donde Carrizales se hace él mismo juez de su vida, el narrador parece perder el dominio sobre el relato, puesto que se contradice en más de una ocasión: si bien nos ha contado de la constancia de Leonora y del fracaso de Loaysa, continúa llamando a la pareja - poco más adelante - los "nuevos adúlteros", y esto en un enunciado que ni es focalizado ni reproduce un juicio de Carrizales, pues así dice: "Llegóse en esto el día, y cogió a los nuevos adúlteros enlazados en la red de sus brazos" (p.130). El narrador asume aquí el juicio de la sociedad que se basa, por supuesto, en el parecer. Y en otro lugar, con referencia a Leonora, sinceramente afligida ante el gran dolor de su marido, comenta: "Y abrazándose con su esposo, le hacía las mayores.caricias que jamás le había hecho, preguntándole qué era lo que sentía, con tan tiernas y amorosas palabras como si fuera la cosa del mundo que más amaba." (p.131). Si es cierto que Carrizales interpreta la compasión de Leonora como fingida, el lector no puede compartir su opinión, ya que tiene las pruebas de la sinceridad y del afecto de la joven esposa. Notamos, pues, que el papel del narrador cambia esencialmente entre A y B: la voz serena y fidedigna, que inicialmente está por encima de los sucesos sin dar muestras de inseguridad, se convierte a la postre en una voz ambigua, obligando al lector a buscar él mismo la verdad29.

29

Aquí nuestra lectura coincide con la de R. El Saffar, Novel to Romance ..., p. 48.

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2.4. El párrafo final como resumen : hacia una nueva lectura Las ambigüedades del narrador se hacen aún más patentes en el párrafo final, especie de resumen del cuento entero, compuesto de dos enunciados harto problemáticos y contradictorios entre sí. He aquí el primer período, cuyo mensaje se corresponde con la enseñanza moral del macrosegmento A, la cual se inscribe en una ejemplaridad plausible, aceptable sin más por coincidir con la ética de la sociedad: "Y yo quedé con el deseo de llegar al fin de este suceso, ejemplo y espejo de lo poco que hay que fiar de llaves, tornos y paredes cuando queda la voluntad libre, y de lo menos que hay que confiar de verdes y pocos años, si les andan al oído exhortaciones destas dueñas de monjil negro y tendido y tocas blancas y luengas." Quien me haya seguido hasta aquí concordará conmigo en que esta afirmación no comprende sino la mitad de la verdad comunicada por el texto. Incluso nos induce a creer, erróneamente, que la juventud no sabe elegir y que la joven esposa ha cedido a la doble persuasión de sus seductores. Cabe añadir que la última frase del segmento A expresaba la misma desconfianza: "Libre Dios a cada uno de tales enemigos" [es decir, las falsas dueñas y los mozos viciosos], "contra los cuales no hay escudos de prudencia que defienda ni espada de recato que corte" (p. 129). Es obvio que de aceptarse este discurso como concluyente, no tendría sentido sostener el valor de Leonora. - Pero escuchemos también el segundo período, claramente contradictorio con respecto al primero, ya que afirma la inocencia de la joven esposa. Es fácil averiguar que este nuevo discurso se corresponde con el segmento B, en cuanto revela la crisis del narrador, tal como se da en el desenlace. Concluye, pues, el narrador: "Sólo no sé qué fue la causa que Leonora no puso más ahínco en desculparse y dar a entender a su celoso marido cuán limpia y sin ofensa había quedado en aquel suceso; pero la turbación le ató la lengua, y la priesa que se dio a morir su marido no dio lugar a su disculpa" (p. 135). Si el yo narrante expresa aquí su no-saber, ello significa que debe intervenir el lector, ya que se apela a su capacidad de juzgar e interpretar el caso. Concluyendo: los dos enunciados del párrafo final se corresponden con los macrosegmentos A y B, los cuales, juntos, constituyen la totalidad del espacio textual. Entre A y B hay ruptura, porque la estrategia del primer segmento - y la del primero de los dos enunciados finales - están concebidas de tal manera que el lector da por descontada la victoria de los seductores sobre la honrada esposa. La gran sorpresa para el lector de la versión de 1613 es que tal cosa no sucede. Y efectivamente, en B (y en el análogo enunciado final) se nos demuestra la capacidad de resistencia de la mujer. La mayoría de los críticos ha interpretado la victoria de Leonora como una afirmación de la libertad humana. Pero con la expresión "cuando queda la voluntad libre" se entiende aquí el deseo, que abre las puertas cerradas, ya que las llaves sirven tanto para abrir como para cerrar. No pienso, pues, que Cervantes quiera tratar en este cuento la dimensión teológico-moral de la libertad, el libre albedrío. De ser así, Leonora podría haber dado un ejemplo más edificante y haberse negado desde un principio a los efectos de la manipulación. Lo que sí creo es que Cervantes, en la versión incluida en las Novelas Ejemplares, quiso dar mayor dignidad al personaje femenino, dejando que Leonora llegara, no menos que su marido, a un conocimiento doloroso de la vida. Concederla a un Loaysa, quien, igual que Carrizales, es incapaz de establecer una relación de intercambio con ella, era - como piensan Spitzer y Casalduero -

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El celoso extremeño

incongruente e "injusto"30. Sabemos que el Loaysa de 1613, partiendo a su vez para las Indias, tendrá un destino análogo al del joven Carrizales: el relato revela ser circular. Lo cual indica que el joven seguirá las huellas del viejo y, también, que ninguno de ambos merece a Leonora. Una solución genial fue la de unir por fin a los esposos en el dolor, sin que uno sepa bien la causa de la aflicción del otro: llorando juntos, y desmayándose repetidamente; por motivos diferentes, es cierto, pero ambos enriquecidos por una experiencia fundamental. El viejo Carrizales tiene que aprender que no es posible volver atrás en el tiempo, y que las riquezas no pueden compensar los deleites de la juventud perdida. Leonora, en pugna entre Loaysa y su marido, ha intuido en esa noche la dolorosa discrepancia entre la llamada del placer y la vocación del honesto amor. Ante su marido, es cierto, no será capaz de llevar a cabo su autodefensa. Le falta tiempo, porque Carrizales se muere, y le falta en el momento decisivo - la palabra que permita la comunicación. Cosas ambas con que el texto de Cervantes nos regala, aún tres siglos y medio después.

Bibliografía: Estos son los principales estudios que hemos consultado sobre El celoso extremeño: Rodríguez Marín, Francisco, El Loaysa de 'El celoso extremeño', Estudio histórico-literario, Sevilla (P. Díaz) 1901; Apraíz y Saenz del Burgo, Julián, Estudio histórico-critico sobre las 'Novelas Ejemplares' de Cervantes, Vitoria (D. Sar) 1901; Icaza, Francisco A., Las 'Novelas Ejemplares' de Cervantes: sus críticos, sus modelos literarios, sus modelos vivos y su influencia en el arte, Madrid (Ateneo de Madrid) 1916; Bonilla y San Martín, Adolfo, Cervantes y su obra, Madrid (Beltrán) 1916; Georges Cirot, "Gloses sur le mari jaloux de Cervantes", en: Bulletin Hispanique 31, 1929, p. 1-74; Castro, Américo, El pensamiento de Cervantes, Madrid (Hernando) 1925; Id., "'El celoso extremeño' de Cervantes", en: Sur, Buenos Aires, 1947, y en Hacia Cervantes, Madrid (Taurus) 31967; Id., "Cervantes se nos desliza en 'El celoso extremeño'", en: Papeles de Son Armadans 48, 1968, p. 205-222; Spitzer, Leo, "Das Gefüge einer cervantinischen Novelle", en: Zeitschrift fiir Romanische Philologie LI, 1931, p. 194-225; y "Die Frage der Heuchelei des Cervantes", ibid. LVI, 1936, p. 138-178; Casalduero, Joaquín, Sentido y forma de las 'Novelas Ejemplares', Buenos Aires (Instituto de Filosofía) 1943, y ahora Madrid (Gredos) 1962; Bataillon, Marcel, "Cervantes et le mariage chrétien", en: Bulletin Hispanique 49, 2,1947, p. 129-144; Mas, Amédée, "Quelques reflexions au sujet de 'El celoso extremeño'", en: Bulletin Hispanique LVI, 1954, p. 396-407; Criado de Val, Manuel, "De estílistica cervantina", en: Anales cervantinos 2, 1953, p. 233-48; Pellegrini, Silvio, "Luminismo nel 'Celoso extremeño'", en: Studi mediolatini e volgari IV, 1956, p. 279-283; Amezua y Mayo, Agustín G., Cervantes, creador de la novela corta española, 2 vols., Valencia (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) 1956-58; Ayala, Francisco, "El arte nuevo de hacer novelas", en: La Torre 21, 1958, p. 81-90; Rosales, Luis, Cervantes y la libertad, 2 t., Madrid (Graf Va-

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Casalduero, J., Sentido y forma ..., p. 182. La idea de "injusticia", con respecto a la primera versión, se halla ya en L. Spitzer, "Das Gefüge ...", p. 217.

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lera) 1959-60; Avalle Arce, Juan Bautista, Deslindes cervantinos, Madrid (Ed. de Historia, Geografía y Arte) 1961; Id., prólogo a su edición de las Novelas Ejemplares; 3 vols., Madrid (Castalia) 1982, II, p. 31-40; Pierce, Frank, Two Cervantes Short Novels, New York (Pergamon Press) 1970; Dunn, Peter, "Las 'Novelas Ejemplares'", en: Suma cervantina, Avalle Arce, J.B. y E.C. Riley (ed.), Londres (Támesis) 1973; Edwards, Gwynne, "Los dos desenlaces de 'El celoso extremeño' de Cervantes", en: Boletín de la Biblioteca Men. Pelayo XLIX, 1973, p. 281-91; El Saffar, Ruth, Novel to Romance: A Study of Cervantes's 'Novelas Ejemplares', Baltimore (The John Hopkins Univ. Press) 1974; Fébres, Eleodoro J., "'El celoso extremeño': Estructura y otros valores estéticos", en: Hispanófila 57,1976, p. 7-21; García Antezana, José, "Variantes estructurales en la 'Novela del zeloso extremeño'", en: Anales cervantinos XVIII, 1979-80, p. 151-162; Lambert, A.F., "The two Versions of Cervantes's 'El celoso extremeño': Ideology and Criticism", en: Bulletin of Hispanic Studies LVII, 1980, p. 219-231; Buxó, José Pascual, "Algunas estructuras semiológicas en 'El celoso extremeño'", en: Cervantes, su obra y su mundo, Madrid (Edi 6) 1981, p. 389-396; Forcione, Alban K., Cervantes and the Humanist Vision: A Study offour Exemplary Novels, Princeton, N.Y. (Princeton Univ. Press) 1982, p. 31-92; Stagg, Geoffrey, "The Refracted Image: Porras and Cervantes", en: Cervantes IV, 2, 1984, p. 140-153; Weber, Alison, "Tragic Reparation in Cervantes' 'El celoso extremeño'", en: Cervantes IV, 1,1984; Werle, Peter, "El celoso extremeño. Überlegungen zu Text und Kontext in den 'Novelas Ejemplares' des Cervantes", en: Romanistisches Jahrbuch, 1984, p. 258-277; Lipmann, Stephen H., "Revision and Exemplarity in Cervantes's 'El celoso extremeño'", en: Cervantes VI, 2,1986, p. 113-121; Alberto Sanchez, "'Rinconete y C.', 'El celoso extremeño': claves narrativas en el contexto literario cervantino", en: Imago Hispaniae. Homenaje a Criado de Val, Kassel (Reichenberger) 1989, p. 513-535.

La estructura teatral de 'El mayor monstruo los celos' de Calderón Wolfgang Matzat Universität Erlangen-Nürnberg I.

Hoy en día el término teatralidad se emplea cada vez más en los estudios sobre el drama y el teatro. Este término se refiere a las particulares posibilidades estéticas que están contenidas en el proceso comunicativo teatral y que, por tanto, distinguen el teatro de otras formas de arte. La investigación de este proceso comunicativo se debe en gran parte a la semiótica del teatro, cuyo objetivo es dar una precisa descripción de los medios de la representación teatral.' Otras líneas de investigación han sido seguidas por estudios de orientación sociológica o antropológica.2 Sin embargo, los abundantes resultados de gran validez conseguidos por tales estudios sólo han sido aprovechados de manera muy limitada para el análisis de los textos dramáticos. Más bien da la impresión de que los estudios sobre el teatro y los que tratan del drama siguen caminos distintos. Por supuesto que no se puede negar la diferencia entre la puesta en escena y el texto escrito.3 No obstante, también cuando se analiza el texto escrito, es imprescindible tener en cuenta su dimensión pragmática, es decir, el hecho de que ha sido redactado con vistas a su puesta en escena. La carencia de tales estudios pragmáticos se aprecia de modo particular en el caso del drama barroco español. Por cierto que también aquí va creciendo el interés por las condiciones materiales del teatro.4 Pero gran parte de la crítica sigue discutiendo las consabidas cuestiones filológicas y sociológicas desatendiendo la función primaria de los textos, la función de facilitar el espectáculo. A continuación voy a mostrar, tomando como ejemplo El mayor monstruo los celos de Calderón,5 algunas posibilidades de interpretaCompárense por ejemplo Elam, Keir, The Semiotics of Theatre and Drama, London (Methuen) 1980; Fischer-Lichte, Erika, Semiotik des Theaters, 3 t., Tubingen (Narr) 1983; Helbo, André, Theory of Performing Arts, Amsterdam (Benjamins) 1987; Kowzan, Tadeusz, Littérature et spectacle, Den Haag (Mouton) 1975; Marinis, Marco de, Semiótica del teatro, Milano (Bompiani) 1982; Ubersfeld, Anne, Lire le thiätre, Paris (Éditions sociales) 1978, L'école du spectateur, Paris (Éditions sociales) 1981. Compárense Burns, Elizabeth, Theatricality. A Study of Convention in the Theatre and in Social Life, London (Longman) 1972; Rapp, Uri, Handeln und Zuschauen. Untersuchungen über den theatersoziologischen Aspekt in der menschlichen Interaktion, Darmstadt (Luchterhand) 1973; States, Bert O., Great Reckonings in Little Rooms. On the Phenomenology of Theatre, Berkeley (Univ.of California Press) 1985; Wilshire, Bruce, Role Playing and Identity. The Limits of Theatre as Metaphor, Bloomington (Indiana Univ. Press) 1982. Para una discusión sobre la relación entre el análisis del texto dramático y de la puesta en escena véase M. de Marinis, Semiótica del teatro, pp. 24-59; Erika Fischer-Lichte (ed.), Das Drama und seine Inszenierung, Tübingen (Niemeyer) 1985. Véanse para las condiciones sociales y las posibilidades técnicas de la función teatral José María Diez Borque, Sociedad y teatro en la España de Lope de Vega, Barcelona (Antoni Bosch) 1978; para el carácter espectacular del teatro barroco Sebastian Neumeister, Mythos und Repräsentation. Die mythologischen Festspiele Calderóns, München (Fink) 1978; J.M. Diez Borque (ed.), Teatro y fiesta en el barroco: España e Iberoamérica, Barcelona (Ediciones de Serbal) 1986; John E. Varey, Cosmovisión y escenografía: El teatro español en el Siglo de Oro, Madrid (Castalia) 1987. - Francisco Ruiz Ramón, en sus trabajos sobre el teatro de Calderón, trata de tener en cuenta mayormente el punto de vista del espectador. Véase Calderón y la tragedia, Madrid (Alhambra) 1984. Utilizo la edición crítica de Everett W. Hesse, Madison (University of Wisconsin Press) 1955.

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ción que resultan de este cambio de perspectiva. En primer lugar es necesario definir de manera más precisa el concepto de teatralidad. Para ello, me parece esencial distinguir entre una función dramática de la representación teatral en el sentido de Brecht y de P. Szondi6 o mimètica - según la terminología de A. Ubersfeld7 -, por una parte, y por otra, una función propiamente teatral.8 En el caso de la función mimètica los medios del teatro, o sea, la actuación del actor, el escenario, los trajes, los bastidores, etc., tienen exclusivamente la tarea de representar ima acción y un mundo ficticios, y esto supone que se ocultan tanto el hecho de que haya representación como el carácter semiótico de sus elementos. En el caso de una utilización teatral los medios teatrales no están limitados a la función mimètica, sino que pueden asumir funciones suplementarias. Respecto a este funcionamiento teatral de los medios teatrales se pueden distinguir los aspectos siguientes: 1) Surge un efecto teatral cuando a la función mimètica se sobreponen los valores sensuales y estéticos de los medios teatrales y con ello la realidad de la representación. Esto se produce, por ejemplo, al ponerse de manifiesto el ornato retórico del lenguaje, la calidad estética de los trajes y de los bastidores, las características físicas del actor, es decir, su destreza o la belleza de su cuerpo. En terminología semiótica se puede decir que en este tipo de teatralidad la materialidad del significante pasa a primer plano. 2) Mientras que en el caso de la función mimètica los medios teatrales pierden su carácter de signos en favor de la ilusión referencial, a la función teatral le corresponde el hacer resaltar el proceso semiótico teatral, o sea, el hecho de que con personas y objetos reales se represente un mundo ficticio. Así la representación puede convertirse en un juego en el que se contrastan el ser y el parecer o en el que se aprovechan la polisemia y la versatilidad de los signos teatrales.9 3) Una tercera posibilidad de la utilización teatral de los medios de representación consiste en reforzar su carácter de signos por la ampliación del significado. Se da este caso, por ejemplo, cuando se dota al mundo ficticio o a algunos de sus componentes de una 6

Véase Brecht, Bertold, Schriften zum Theater, Frankfurt am Main (Suhrkamp) 1974, p. 19 y ss.; Szondi, Peter, Theorie des modernen Dramas (1880/1950), Frankfurt am Main (Suhrkamp) 1956.

7

Véanse Ubersfeld, A., L'école du spectateur, pp. 64 y ss.; Pavis, Patrice, Semiotik der Theaterrezeption, Tübingen (Narr) 1988, p. 53.

g

Hay que distinguir esta función teatral del funcionamiento del teatro épico propagado por Brecht, ya que éste tiene el objetivo de desarrollar la acción desde un punto de vista social, y por tanto extrateatral. Por ello he desarrollado en otro lugar una tipología de perspectivas de recepción abarcando tres perspectivas: la perspectiva dramática basada en la identificación con los personajes ficticios, la perspectiva teatral en la que se valorizan las calidades teatrales distinguidas más abajo; la perspectiva social, que corresponde a la postura que reclama Brecht para el espectador del teatro épico. Compárese Matzat, Wolfgang, Dramenstruktur und Zuschauerrolle. Theater in der französischen Klassik, München (Fink) 1982; "Las perspectivas del espectador El teatro del Siglo de Oro como drama y teatro", en: GESTOS III, Nr. 6, nov. 1988, pp. 53-71. 9 Estas calidades especificas del signo teatral se han destacado particularmente en los escritos del estructualismo checo; contribuciones importantes de P. Bogatyrev, J. Honzl, y J. Veltrusky se encuentran en Ladislav Matejka, Irwin R.Titunik (ed.), Semiotics ofArt. Prague School Contributions, Cambridge/Mass. (MIT Press) 1976; comparénse también K. Elam, Semiotics ofTheatre, pp. 5-31; E. Fischer-Lichte, Semiotik des Theaters, t. 1, pp. 181 y ss.

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significación simbólica.10 Aún en este caso está abolida la autonomía - o sea, la ilusión de autonomía - del mundo ficticio, típica de la función mimètica, ya que aparece como significante de un significado que rebasa sus límites. Hay que tener en cuenta que entre estas funciones frecuentemente existe una relación muy estrecha. Por una parte, la estilización estética o la acentuación del carácter lúdico de la representación favorecen la formación de una significación simbólica,11 pues al mostrarse la representación como sistema de significantes se crea la posibilidad de una semantización suplementaria. Por otra parte, la ampliación del significado refuerza la impresión sensual y el impacto afectivo de los significantes teatrales. De momento importa sobre todo constatar que en cualquier caso las funciones teatrales de la representación se oponen a la autonomía del mundo ficticio y a la coherencia de la composición dramática. Veremos más adelante que esta observación es muy valiosa para la interpretación de los textos, porque así se puede atribuir una función positiva a las supuestas faltas de construcción y a las violaciones de las normas de la verosimilitud. La particular teatralidad del teatro barroco se debe al hecho de que se combinan en ella los tres aspectos de la teatralidad mencionados. El teatro barroco es espectáculo, juego y ejemplo. La calidad espectacular se manifiesta en la suntuosidad de los trajes y de los bastidores y en la ingeniosidad de los efectos teatrales. El carácter lúdico halla su expresión en el juego con la ilusión - el caso más notable es la forma del teatro en el teatro - y en el advertirse frecuentemente el carácter ficticio de la acción representada. Pero precisamente en la medida en que se subrayan los elementos espectaculares y lúdicos, adquiere el teatro barroco el valor de ejemplo. Porque así se convierte, según la metáfora del gran teatro del mundo, en una alegoría del carácter ilusorio de la vida humana y de la vanidad de todo anhelo de goce, de poder y de riqueza.12 Por eso, la teatralidad del teatro barroco está estrechamente relacionada con su carácter alegórico o emblemático, vinculación destacada sobre todo en los estudios de R. Alewyn y A. Schöne.13 Constata Alewyn que el valor teatral del teatro barroco se debe a su doble función de representación ("Abbild") y de alegoría ("Sinnbild") del mundo.14 Por la misma razón subraya el hecho de que el teatro barroco se caracteriza al mismo tiempo por ras-

10

Compárese Fischer-Lichte, E., 1.1, pp. 129,149,154,166.

11

Tal vinculación del aspecto formal de una obra de arte con una significación simbólica ha sido calificado por Susanne K. Langer de elemento básico de la experiencia estética: "In art forms are abstracted only to be made clearly apparent, and are freed from their common uses only to be put to new uses: to act as symbols, to become expressive of human feelings", S.K. Langer, Feeling and Form. A Theory of Art, London (Routledge & Kegan Paul) 1953, p. 51.

12

Como he tratado de mostrar en otro lugar ("Las perspectivas del espectador"), esto no significa que el teatro barroco pueda reducirse a una función didáctica. Ya que la ejemplaridad de este teatro está vinculada de manera indisoluble a su carácter espectacular, la impresión sensual y la significación espiritual se apoyan mutuamente para crear una experiencia de intensidad en la que más cuenta el efecto afectivo que cualquier mensaje teológico o político.

13

Alewyn, Richard, "Das große Welttheater", en: R. A., Karl Sälzle, Das große Welttheatev, Die Epoche der höfischen Feste, Hamburg (Rohwolt) 1959; Albrecht Schöne, Emblematik und Drama im Zeitalter des Barock, München (Beck) 1968; compárese también Fischer-Lichte, E., Semiotik des Theaters, t. 2, pp. 20 y ss..

14

"Das große Welttheater", p. 57.

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gos abiertamente sensuales y por valores altamente espirituales.15 Esta relación aparentemente paradójica corresponde exactamente al proceso semiótico descrito más arriba. Al resaltar la impresión sensual de los signos teatrales, es decir, su carácter de significantes de este lado del mundo ficticio, corresponde una dimensión de sentido más allá del mundo ficticio. Schöne, refiriéndose al teatro barroco alemán, lo ha llamado "theatrum emblematicum", ya que no sólo son citados y discutidos con gran frecuencia los ejemplos de los libros de los emblemas, sino que también el escenario como tal es de índole emblemática.16 Según Schöne, la acción representada adquiere por medio de la puesta en escena un valor ejemplar convirtiéndose en una serie de cuadros emblemáticos.17 Esto significa que la función mimética pasa a segundo plano, ya que lo representado en el escenario se muestra como representación dotada de una significación que transciende al mundo ficticio. De ello resulta que la acción dramática pierde su unidad, introduciéndose en ella la diferencia entre el significante y el significado.

II. El mayor monstruo los celos tiene para nosotros un interés especial por dos razones. Por una parte, es uno de los dramas de Calderón en los que se hace notar particularmente una teatralidad específicamente barroca. Por otra parte, como veremos más adelante, la estructura de este drama ha desencadenado en la crítica una discusión en la que esa dimensión teatral se ha rebajado o se ha negado de manera persistente. El mayor monstruo los celos trata del destino de Herodes y de su esposa Mariene. Muestra, según calificó W. Benjamin la tragedia barroca, 18 cómo el príncipe está sometido a la inconstancia de la fortuna y a sus propias pasiones. Herodes, quien al principio se encuentra en el punto culminante de su poder, se convierte muy pronto en víctima de sus ambiciones políticas. Después de la derrota de su aliado Marco Antonio, Herodes es hecho prisionero por Octaviano y corre peligro de ser ejecutado. Al perder sus esperanzas políticas, Herodes pierde también el amor de Mariene. Empujado por los celos, escribe una carta en la que ordena a sus leales matar a Mariene en el caso de su propia muerte, causando así, ya que esa carta llega por casualidad a manos de Mariene, la ruptura con su esposa y el fin trágico de ambos. Con ello, el destino del príncipe constituye un gran ejemplo del carácter efímero de la vida humana y de la fuerza destructora de las pasiones. Según sus mismas palabras Herodes debe ser considerado como "epílogo y cifra de las miserias humanas" (w. 1742-43). El carácter ejemplar de la acción se subraya en el texto continuamente. Me limito a citar dos pasajes especialmente instructivos. Ya en el momento en que Herodes es informado de la derrota de Marco Antonio y se despiertan en él los celos, da a su confidente Filipo la

15

Ibid, p. 51.

16

Schöne, Albrecht, Emblematik und Drama, pp. 251 y ss.

17

Compárese ibid., p. 220: "Nicht um Handlungsdynamik und individualisierende, motivierende Charakterzeichnung war es dieser Dramatik zu tun, sondern um die Schaustellung exemplarischer Figuren, beispielhafter Vorgange und die Kundgabe ihrer Bedeutung, um bildhafte Eindruckskraft und rhetorische Wortgewalt."

18

Véase Benjamin, Walter, Ursprung des deutschen Trauerspiels, Frankfurt am Main (Suhrkamp) 1972, particularmente pp. 60 y ss.,136 y ss.

Calderón: 'El mayor monstruo los celos'

288 siguiente interpretación de su destino: [...] no te espante, que cuando amor no es locura, no es amor; y el mfo es tan grande, que pienso (atiende Filipo) que pasando los vmbrales de la muerte, a de quedar a las futuras edades grabado con letras de oro en laminas de diamante, (w. 506-514)

Este pasaje muestra de una manera muy clara que el hecho de convertirse el destino de Herodes en ejemplo presupone un radical cambio de perspectiva. Para poder mirarse como figura ejemplar de la historia, Herodes tiene que rebasar el punto de vista vinculado a su persona y a su posición en el mundo ficticio, anticipando la perspectiva de las "futuras edades" y con esto la perspectiva del mismo espectador. Este cambio de perspectiva se hace notar aún más claramente en el pasaje siguiente donde Herodes anuncia su resolución de escribir la carta transmisora de la orden fatal con estas palabras: Pues escucha. Pero aguarda, que tal es la resolución, que para representarla a los teatros del mundo, como, al fin, trájica farsa, pues ay recado, quiero antes con escriuirla ensayarla, (w. 1723-1729)

Aquí Herodes no sólo vuelve a adoptar el punto de vista de generaciones futuras, sino que también utiliza la metáfora del teatro de una manera muy reveladora. Considerando su extraordinaria resolución de ordenar la muerte de Mariene como materia de "trájica farsa" en "los teatros del mundo", atribuye a su acción actual el carácter de ensayo. Con esto se ponen de manifiesto las implicaciones de la relación metafórica que se establece en el barroco entre el teatro y el mundo. El mundo y el teatro se parecen en que ambos son únicamente apariencias. Sin embargo, el teatro le lleva ventaja al mundo, ya que es el lugar donde la apariencia, mostrándose como tal, se convierte en ejemplo y donde, por tanto, la historia adquiere una significación ejemplar.19 Por eso el teatro, al representar acontecimientos históricos o míticos, siempre manifiesta al mismo tiempo su función emblemática y tiene en este sentido siempre un carácter autorreferencial. Como veremos ahora, esta concepción teatral del asunto influye, en el caso de El mayor monstruo los celos, en la propia construcción de la acción dramática. A los críticos les ha extrañado con frecuencia que las consecuencias fatales del amor de Herodes por Mariene se desarrollen de dos maneras. Al motivo psicológico de los celos se añade como causa segunda el papel fatídico del puñal de Herodes. Presagiado por un vaticinio desde la primera escena, el poder del puñal se manifiesta en el curso de la acción por una serie de hechos fortuitos, el último causando la muerte de Mariene a manos de Herodes. Estas casualidades fueron duramente criticadas por Menéndez Pelayo: "Todos estos efectos teatrales" - más arriba habla de "golpes de teatro casi cómicos" - "tienen algo de pueril dentro 19

Para la vinculación estrecha entre historia y teatro en el barroco véase ibid., pp. 51 y ss.

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de tan gran asunto, [...] puesto que el interés del drama consiste en el carácter del Tetrarca, que a diferencia de otros personajes de Calderón, es de todas veras un carácter, aunque un poco fuera de los límites de la realidad".20 La última parte de la cita muestra claramente, que Menéndez Pelayo, partiendo del modelo del drama aristotélico, quiere someter el teatro calderoniano a las normas de la verosimilitud y de una cuidadosa motivación psicológica. Críticos más recientes, entre otros Alexander Parker y Francisco Ruiz Ramón, 21 han procurado rectificar el juicio de Menéndez Pelayo, pero su argumentación revela que, en el fondo, siguen manteniendo los mismos presupuestos. Parker comienza describiendo de manera muy precisa que la cadena de reacciones en la relación triangular entre Herodes, Mariene y Octaviano y la serie de acontecimientos provocados por el puñal se desarrollan de manera casi independiente. Pero considera la separación entre el "jealousy plot" y el "dagger plot" solamente como una prueba de que el puñal no tiene una influencia fatídica sobre el destino de los protagonistas. Así llega a la conclusión de que el puñal no es más que "the tool of a human will".22 Según Parker debe existir en cualquier caso una relación causal entre el puñal y los actos de Herodes: si Herodes no es víctima del puñal, como quiere demostrar con su análisis de la intriga, entonces el puñal tiene que ser el instrumento de los celos de Herodes. Parece más acertada la constatación de Ruiz Ramón de que la función del puñal no se puede definir exclusivamente dentro del contexto dramático, porque constituye al mismo tiempo para el espectador un "signo a descifrar".23 Pero, a pesar de esta constatación, Ruiz Ramón se empeña en armonizar las diferentes funciones del puñal y en atribuir a la obra una estructura dramática coherente. Termina su interpretación del drama con esta afirmación: "Toda esa larga cadena de actos cuidadosamente estructurados, ninguno mecánico, ninguno arbitrario, conducen, inexorablemente trabados en la acción, al cumplimiento de los hados".24 Estos problemas de estructura encuentran una explicación más adecuada, si el puñal se comprende, en primer lugar, como signo teatral, que, como tal, desequilibra la estructura dramática. Según la terminología de Schöne el puñal se puede considerar un accesorio emblemático,25 ya que tiene la función de dar una expresión material y visual al poder destructivo de los celos. Por eso sería erróneo determinar la relación entre el puñal y los celos solamente en términos causales y atribuir una importancia exagerada a la cuestión de si el puñal es causa fatídica o instrumento de los actos de Herodes. A la relación causal se sobrepone la relación entre significante y significado, y - algo que no ha visto Ruiz Ramón - son precisamente los fallos en la construcción dramática los que hacen resaltar esta función de signo. Pues al aislarse los acontecimientos provocados por el puñal del contexto dramá20

Menéndez Pelayo, Marcelino, Estudios y discursos de crítica historia y literaria, (t. 3), Santander (Aldus) 1941, p. 253.

21

Parker, Alexander, "Prediction and its Dramatic Function in 'El mayor monstruo los celos'", en: Royston O. Jones (ed.), Studies of Spanish Literature of the Golden Age Presented to Edward M. Wilson, London 1973, pp. 173-192; Ruiz Ramón, F., Calderón y la tragedia, pp. 14-35. Compárese también Runao de La Haza, J.M., T h e Meaning of the Plot of Calderón's 'El mayor monstruo del mundo'", en: Bulletin of Hispanic Studies LVIII, 1981, pp. 229-240.

22

Parker, A., "Prediction and its Dramatic Function", pp. 187 y ss.

24

Ibid., p. 34.

Ruiz Ramón, F., Calderón y la tragedia, p. 24. 25

El término es utilizado por A. Schöne respecto al teatro barroco alemán: Emblematik und Drama, p. 219. Compárese también el análisis de W. Benjamín de 'El mayor monstruo': Ursprung des deutschen Trauerspiels, pp. 141 y ss.

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tico, es decir, de las intenciones y actos de los personajes, se facilita el que la función teatral sustituya a la función mimética. Para ilustrar el funcionamiento teatral del puñal más en detalle voy a comentar brevemente dos pasajes decisivos. El poder del puñal se manifiesta por primera vez inmediatamente después de que Mariene haya informado a Herodes del vaticinio. Para probar la nulidad del vaticinio Herodes arroja el puñal al mar, pero no logra harcerlo desaparecer, ya que el puñal hiere al general Tolomeo que, después de un naufragio, se acerca a la costa. Al densenvainar Herodes el puñal tiene lugar el siguiente diálogo: Tetrarca.

Mariene. Tetrarca. Mariene.

[...] Y porque beas aquí cómo mienten las estrellas, y que el hombre es dueño dellas, (Saca el puñal, y ella se asusta) mira el puñal. ¡Ay de mí! esposo yo... ¿De qué ansí tiemblas? Mi muerte me adbierte mirarle en tu mano fuerte, (w. 235241)

M. Kommerell, en su libro Die Kunst Calderóns, ha llamado al teatro calderoniano "potenciada ceremonia del mostrar".26 El pasaje citado ofrece un típico ejemplo de ese 'mostrar'. El puñal es enseñado con la exhortación "mira el puñal" y el correspondiente gesto ostentativo; a continuación se formula su significación con las palabras temerosas de Mariene: "Mi muerte adbierte". Así se convierte el puñal, desde un principio, en accesorio emblemático. Adoptando una perspectiva semiótica hay que añadir que con el gesto de mostrar se subraya el hecho de que el significante es un objeto real. De ahí que la capacidad significativa del puñal se vea apoyada por la materialidad del signo teatral. Con ello el siguiente golpe de teatro está cuidadosamente preparado. Sigue la cita: Tetrarca.

Tolomeo:

Pues porque no temas más desde oy ynmortal serás: yo haré ynposible tu muerte. Sea el mar, campo de yelo, sea el orbe de cristal deste funesto puñal, monstruo acerado en el suelo, sepulchro. (Tira el puñal y dice dentro Tolomeo) [dentro] ¡Válgame el Cielo! (w. 242-249)

El efecto teatral de este suceso se debe a varias razones. En primer lugar, hay que constatar que se rompe la cadena de acciones controladas por los personajes dando lugar - por qué negarlo - a una sucesión casi mecánica de la acción y de la reacción, subrayada de manera impresionante por la rima entre "suelo" y "cielo". Así, la intervención del azar 36

Kommerell, Max, Die Kunst Calderóns, Frankfurt (Klostermann) 21967, p. 34: "potenzierte Zeremonie des Zeigens".

Wolfgang

Matzat

291

causa la ruptura de la acción dramática, porque produce un acontecimiento que no está preparado por los actos anteriores. Lo que ocurre no parece tener sentido y solamente cabe la reacción de asombro, reacción compartida por los personajes ñcticios y los espectadores. En segundo lugar, el acto físico de arrojar el puñal y la respuesta inmediata hacen que vuelva a ponerse de manifiesto la realidad de la representación teatral y que se debilite la función mimètica. Este cambio de perspectiva y la ruptura causada por el azar se apoyan mutuamente de manera que en la reacción del espectador se mezclan la sorpresa provocada por el acontecimiento inesperado en el mundo ñcticio y la admiración por el efecto teatral. Admitir este aspecto artificial del golpe de teatro no nos obliga a calificarlo de pueril, ya que adquiere precisamente por la aparente falta de sentido y en virtud de su tosca materialidad una significación más profunda. Se convierte en emblema de la imposibilidad de evitar su destino. Aún más pronunciado es el carácter emblemático de la escena en la que el puñal muestra su poder por segunda vez. Herodes, hecho prisionero por Octaviano, intenta matarlo por celos, pero, en vez de herir a Octaviano, el puñal se clava en un gran retrato de Mariene que estaba colgado sobre una puerta y que precisamente en ese momento cae al suelo. Así el cuadro escénico muestra el retrato de Mariene atravesado por el puñal en medio de los dos hombres. De modo parecido a la escena antes comentada la intervención del azar y su puesta en escena mediante el truco de la caída del retrato constituyen dos elementos de ruptura estrechamente vinculados. De este modo el cuadro escénico es delimitado del contexto dramático y puede asumir una significación propia. Por una parte, constituye una 'mise en abyme* del drama completo, ya que representa la situación triangular que da pie a los celos de Herodes. Por otra parte, anticipa la escena final donde Mariene - como su retrato - es apuñalada por casualidad. Volvemos a constatar que los episodios vinculados al puñal trascienden el desarrollo sintagmático de la acción reglamentado por la ley de la causalidad. La escena del retrato y la escena final no tienen relación causal, sino una relación de significación de tipo paradigmático.27 Menéndez Pelayo consideró el final del drama como malogrado: "El Tetrarca debía matar a Mariene de propósito y por celos; y no la mata sino por equivocación y por una apagadura de luz."28 Sin embargo este juicio crítico tiene en cuenta solamente la mitad del proceso semántico, es decir, el hecho de que la intervención del azar le quita sentido a la muerte de Mariene. Pero esta desemantización tiene una doble función estética. Por una parte recalca la impresión del cuadro escénico, por otra, facilita su integración en la red de las relaciones paradigmáticas contenidas en el texto. Pues, al borrarse el nivel denotativo de la significación, se abre la dimensión connotativa.

Esta organización paradigmática, ya implícita en el procedimiento del vaticinio, marca toda la estructura semántica del drama. Así, por ejemplo, se vincula la muerte de Marco Antonio y Cleopatra que se cuenta en el acto primero a la acción principal por una relación metafórica entre áspid y puñal, ya que Cleopatra llama al áspid que va a causar su muerte "bibo puñal de mi pecho" (w. 682-683). En la escena en la que Mariene descubre la carta de Herodes esa carta también es calificada de áspid, o sea de víbora (v. 2229), y de esta manera prefigura el efecto mortal del 'puñal-aspid' de la última escena. 28

Menéndez Pelayo, M., Estudios y discursos, t. 3, p. 260.

292

Calderón: 'El mayor monstruo los celos'

Calderón no halló los episodios del puñal en sus fuentes.29 Los insertó, es de suponer, porque le parecieron particularmente adecuados para una elaboración teatral del asunto. Por esto, una interpretación del drama no puede pasar por alto estos episodios, sino que tiene que darles una explicación adecuada. Esta explicación, a mi parecer, no se puede encontrar llevando acabo investigaciones profundas sobre la concepción que tiene Calderón del hado en este drama.30 Claro está que el hado y las casualidades en las que se manifiesta demuestran la inconstancia absoluta de la vida humana. Pero, sobre todo, la introducción del hado sirve para fines estéticos. Permite exteriorizar la acción, desligándola de las intenciones de los personajes, y esta exteriorización que, partiendo del modelo del drama psicológico, parece un error de construcción, tiene su razón en las necesidades de la representación teatral, ya que facilita el dar a la acción representada una forma visible y palpable.

29 30

La fuente principal es Flavius Josephus: Compárese Parker, A., "Prediction and its Dramatic Function", pp. 179 y ss. Compárese la discusión entre Charles Vincent Aubrun ("Le déterminisme naturel et la causalité surnaturelle chez Calderón", en: J. Jacquot (éd.), Le théâtre tragique, Paris (Éditions du centre national de la recherche scientifique) 1962, pp. 199-209) y A. Parker ("Prediction and its Dramatic Function").

Crítica textual y crítica literaria en la literatura hispanoamericana colonial Marie-Cécile Bénassy-Berling Université de Paris III. - Sorbonne Nouvelle Aquí se va a tratar sencillamente de llamar la atención de los hispanistas sobre la riqueza, y también sobre la dificultad de este campo de investigación: la literatura colonial. Con la sola historiografía de la Conquista, bastaría para dos o tres vidas de trabajo... Estos estudios están ya en pleno auge. Significativo es el hecho de que varias historias de la literatura colonial se hayan publicado recientemente (G. Bellini, Iñigo Madrigal, Cedomil Goic etc.) El caso es que esta literatura tiene rasgos muy específicos. La creación y conservación de textos literarios en las Indias es ya de por sí un milagro repetido. Casi todos los autores fueron autores improvisados. Además faltaba el papel, faltaban los editores y faltaban los archivos. Gran parte del acervo se ha perdido. Otra parte se ha editado tarde y mal, con honrosas excepciones gracias a algunos beneméritos eruditos del siglo pasado: García Icazbalceta entre otros. Tal fenómeno plantea unos problemas tremendos en materia de cronología, de filiaciones y de fijación de los textos. Los títulos a veces son espurios. El Diario de a bordo de Cristóbal Colón sobrevive gracias a la copia de Bartolomé de Las Casas1. Para la Historia verdadera de Bernai Díaz del Castillo, disponemos de un manuscrito incompleto y a veces sospechoso, más una edición tardía y más que sospechosa. A título de resarcimiento, los estudiosos podemos celebrar a menudo unos hallazgos sonados como el descubrimiento, por Richard Pietschmann, en 1908 en Copenhagen, de la Nueva crónica y buen gobierno de Wamán Puma de Ayala, luego la aparición de muchos poemas novo-hispanos gracias a Alfonso Méndez Planearte, el hallazgo de una carta de Sor Juana Inés de la Cruz en 1980 en Monterrey por Monseñor A. Tapia Méndez, y, hace poco, en Mallorca, la Suma y narración de los Incas por Juan de Betanzos. Estamos a la espera de los próximos tesoros. Y a lo precario del corpus, se añade la inseguridad en materia de identidad. ¿Quién es un autor americano? ¿Quién es más bien un peninsular? El consenso puede variar: se produce actualmente una tentativa para re-mexicanizar a Antonio de Alarcón2. Los géneros literarios tradicionales también resultan muy a menudo inadecuados. Bajo la apelación de "crónica" (o "corónica") se han leído muchos textos que se alejan mucho del modelo castellano. Además ¿qué texto es "literario"? ¿qué texto es un simple documento? La frontera es tan cuestionable, y está tan expuesta a unas modificaciones notables que ciertos críticos como Noé Jitrik y Walter Mignolo juzgan más atinado hablar por ahora de "discurso colonial", más bien que de "literatura colonial". Más fundamental todavía es la Sigue siendo tema de debate el grado de fidelidad de Fray Bartolomé como copista. Véase Margarita Zamora, "Todas son palabras del Almirante': Las Casas y el 'Diario' de Colón", en: Hispanic Review LVII, I, invierno de 1989, p. 25-41. Véanse los trabajos del Prof. Sánchez Alonso de Puerto-Rico. Claro que invoca el contenido de la obra, no el lugar de nacimiento.

294

La literatura hispanoamericana colonial

cuestión del idioma. Las palabras castellanas resultan inadecuadas para nombrar las cosas del Nuevo Mundo. Después de levantar acta de la situación, los críticos quieren sacar de verdad las consecuencias. Desde Pedro Henríquez Ureña, se sabía cada vez mejor que la literatura colonial no era un simple apéndice de la peninsular. Ahora se insiste en la extranjería relativa del idioma mismo. Y muy lógicamente, se reivindican los derechos de la literatura escrita en otros idiomas, por una parte el latín que dió a lo menos una obra maestra con la Rusticatio Mexicana, por otra parte los idiomas indios, lo que representa un campo de estudio inmenso y sembrado de muchos escollos para quien no es indio. A ejemplo de los estudiosos de la literatura chicana, se privilegian desde luego los casos de literatura mixta, material y mentalmente, siendo el caso paradigmático el de Wamán Puma de Ayala a quien J. V. Murra, Rolena Adorno, Mercedes López Baralt etc. han dedicado varios trabajos que le dan categoría literaria y no sólo folklórica como antes.3 Y también los españoles acriollados y los criollos se encuentran en una situación violenta. Conocida es la reacción negativa de la metrópoli frente a las pretensiones de los conquistadores. También hubo una incapacidad para integrar en la cultura peninsular el temario indio, incapacidad que expresa probablemente un rechazo más o menos consciente4. Como dice Henríquez Ureña, ¿por qué se encuentra la isla del Criticón en Africa? ¿por qué no en el continente americano? En su libro Violencia y subversión en la prosa colonial hispanoamericana (1982), escribe Raquel Chang Rodríguez que esta prosa se caracteriza por "la fractura y el reclamo". La "hoja de servicios" es el punto de partida de muchos textos literarios. El autor brega con el lenguaje al mismo tiempo que brega con su destino. De la polémica surge la expresión literaria. De allí se desprende que en nuestro caso, es particularmente inadecuado, por no decir absurdo, hacer caso omiso del entorno histórico. Esto no significa confundir los planos: lo que se da a la literatura no se quita a la historia y viceversa. Los infortunios de Alonso Ramírez de Carlos de Sigüenza y Góngora suministran un excelente ejemplo. Ya saben los estudiosos que para indagar los orígenes de la novela hispanoamericana, no basta con acudir al Periquillo Sarniento, sino que conviene remontarse hasta la obra de Sigüenza. Numerosos trabajos recientes se dedican a desentrañar la identidad de este corto libro escrito en primera persona, donde hay aventuras, hambre y humorismo, y que, sin embargo, la Dra Chang define como una "trangresión de la picaresca", haciendo notar que se emparenta también con las Cartas de relación de la época de la conquista. Y por caminos propiamente literarios, de modo tal vez inconsciente en el autor, se introduce una subversión social. Según una expresión de Mabel Morana, "la peripecia y el tránsito constante del héroe sirven al objetivo de deconstrucción de la sociedad virreinal". En la obra habla no sólo el mismo Sigüenza con sus frustraciones individuales, sino la categoría de los criollos.5 Muy significativa era la actitud del benemérito Esteve Barba, gran recopilador de "crónicas"... El inevitable etnocentrismo existe en muchos niveles. Es Europa misma la que integra con mucha dificultad el nuevo objeto de conocimiento y que sigue estudiando la geografía en Tolomeo por más de un siglo. "Máscara autobiográfica y conciencia criolla en 'Infortunios' de Alonso Ramírez" (ponencia en el Congreso de Latin American Studies Association, Nueva-Orleans, marzo de 1988).

Marie-Cécile Bénassy-Berling

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Evidentemente, en tales circunstancias, la tarea más urgente es la mejora del objeto mismo del estudio; los hallazgos de archivo son un punto de partida, hay que agrupar los textos y limpiarlos. Aquí, los estudiosos de literatura, tenemos que ponernos al servicio de nuestra propia disciplina como al servicio de nuestros vecinos etnólogos e historiadores. La obra es inmensa y a menudo ingrata ¿serán bastante numerosos los obreros? Reconozcamos que ya pasó la época en que teníamos que estropearnos la vista leyendo la venerable Biblioteca de Autores españoles. Muy útil es la colección madrileña "Historia 16". Se ha vuelto imprescindible para la enseñanza pero no puede ser cada tomo una verdadera edición crítica. En varios lugares más menudean las publicaciones. Salieron recientemente varias ediciones de Cieza de León (Descubrimiento y conquista del Perú), especialmente una en la Pontificia Universidad de Lima. El Prof. Pupo-Walker se ocupa de los Naufragios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca. La Historia verdadera de la revolución de Nueva España de Bernal Díaz del Castillo va a beneficiarse de una segunda edición crítica, firmada en Alemania por José A. Barbón Rodríguez. La Décima Musa de México no está abandonada. En los años 50, Alfonso Méndez Planearte nos había regalado una edición ya clásica. Georgina Sabat de Rivers está mejorando ciertas lecciones en sus reediciones de tomos antiguos (ya Inundación castálida, Castalia, 1982). A la "Carta al confesor" de Monterrey, Antonio Alatorre ha dedicado una edición crítica en la Nueva Revista de Filología Hispánica (1987, N° 2). Un caso ejemplar es el de Luis de Sandoval y Zapata. Se conocía más bien por unas poesías aisladas. Gracias a la edición de sus obras por José-Pascual Buxó (F.C.E., 1986), México ha ganado realmente un gran poeta más. Y un trabajo semejante sobre otro poeta ha de publicarse en el Colegio de México bajo la firma de Margit Frenk. Los ejemplos aludidos son botones de muestra. Desgraciadamente, hay que aludir también a los casos en que la mezquindad financiera de los editores echa a perder el trabajo del investigador. No queremos nombrar a ese editor que pasa por alto las notas al margen de un texto del siglo XVII. Si este párrafo es el de los lamentos, mencionaremos la insuficiente difusión de los trabajos científicos, especialmente entre las dos orillas del Atlántico. Hasta ahora, no hemos aludido a los trabajos hechos en Francia. Sabida es la preponderancia abrumadora de los trabajos de cuño histórico: especialmente historia del pensamiento y de las mentalidades6, pero estos trabajos se han beneficiado grandemente de la metodología literaria francesa, y han de servir a los estudiosos de la literatura. Además, notable es en algunos investigadores la parte dedicada a la limpieza y difusión de textos. Tal es el caso de Georges Baudot dentro de su tesis "Utopie et histoire au Mexique (donde La famosa tesis de Robert Ricard (La Conquête spirituelle du Mexique) es de 1933. A partir de 1948, Marcel Bataillon dirigió preferentemente su investigación hacia el Nuevo Mundo y formó una generación. Dejando aparte los nombres más conocidos (Saint-Lu, Minguet, J. Férez, P. Duviols, Lafaye, Baudot), queremos mencionar aquí a algunos investigadores recientes: B. Lavallé (sociología de los conventos), P. Roche (A. de Zárate), J.-P. Clément (Ilustración peruana), A. Milhou (Cristóbal Colón y Las Casas), J.-P. Duviols (L'Amérique vue et rêvée), M. Rojas-Mix (iconografía; identidad cultural), M.-L. Rieu-Millán (diputados americanos en Cádiz), M. Mustapha (José de Acosta), J. Chenu (Nueva Granada), T. Gómez (idem). La tesis de la autora de esta ponencia - Humanisme et religion chez Sor Juana Inés de la Cruz, Paris (Ed. Hisp./Publ. Sorb.) 1982 - es principalmente aunque no exclusivamente de tema histórico y biográfico.

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La literatura hispanoamericana colonial

aparecen las fuentes tras la obra conocida), y fuera de ella. Daremos otro ejemplo notable, la edición que ha realizado el maestro André Saint-Lu de la Historia de las Indias de Bartolomé de Las Casas para la editorial Ayacucho (1986). No la quiere llamar edición crítica porque lleva pocas notas: unas aclaraciones de los latinismos, la descripción de algunas particularidades del manuscrito y la identificación de algunos personajes. En realidad, él había realizado unos índices que el editor no quiso imprimir por no abultar más... Queda lo principal, un texto bien limpio sacado del manuscrito autógrafo de la Biblioteca Nacional de Madrid, aporte muy necesario porque la lección de la BA.E. comporta bastantes errores, y la de México adolece de importantes lagunas. Desde luego, el lector se beneficia de una rica introducción y de una buena bibliografía. Como ejemplo de estudio de crítica literaria, evocaremos uno que parece muy típico de las tendencias actuales de la crítica, y que merecería ser más conocido de lo que es. El de Jean-Philippe Husson sobre La Poésie quechua dans la chronique de Felipe Waman Puma de Ayala. Se trata de un estudio prácticamente exhaustivo sobre lo que llama el escritor "fiestas, pascuas, danzas, (taqui) y canciones", una fracción de los textos quechuas de la obra que Husson estudia en sí, por su valor literario, y también en cuanto a su papel específico en la obra. La idea principal es que se trata de unos pocos pedazos, pero muy auténticos de una cultura que no es la suya, y que él utiliza en pro de su propia reivindicación.7 No puedo hacer la historia del futuro; algunas promesas habrán de cumplirse. Otro factor habrá de tenerse en cuenta: la importancia creciente del diálogo entre los escritores hispanoamericanos de ahora y los escritores del pasado. Roberto González Echevarría ha escrito un brillante texto sobre el fenómeno de identificación entre Alejo Carpentier y Colón en El arpa y la sombra. Muy típica es también una novela como Daimón de Abel Posse, en que los personajes perviven a través de los siglos. Es deseable que bastantes especialistas del Siglo de Oro español se dediquen paralelamente a la literatura colonial. Otros tendrán que adoptar un enfoque "diacrònico". Muchos desafíos juntos para los estudiosos europeos.8

Editado en Paris (L'Harmattan) 1985. Entre los trabajos en progreso, mencionamos uno sobre Bernai Díaz del Castillo (S. Rose-Fuggle), otro sobre el teatro de evangelización (J. Kozinska-Frybes), y una edición crítica de la Historia de la Revolución de Nueva España de Fray Servando Teresa de Mier (Londres, 1813) por un equipo del Centre de Recherche Interuniversitaire sur l'Amérique Espagnole Coloniale de la Universidad de Paris III - Sorbonne Nouvelle, en prensa en "Publications de la Sorbonne". En los últimos años, la mayoría de los autores de trabajos sobre literatura hispanoamericana colonial han sido unos investigadores de los Estados Unidos (aunque sus nombres a menudo son hispanos y publican también en tierras hispanas). Este es otro tema más de reflexión.

Respeto y manipulación de los textos: ¿como editar los textos medievales? Bernard Darbord, C.N.R.S., UA 1234, Université de Caen Michel García, C.N.R.S., D. 0998, Université de Paris III René Pellen, C.N.R.S., D 0998, Université de Poitiers La filología, en su acepción de "ciencia de los textos", siempre ha sido uno de los campos de investigación predilectos de los medievalistas. Después de conocer un eclipse en los últimos decenios, está recobrando fuerzas. El objeto de esta ponencia es someterles las reflexiones de algunos hispanistas franceses sobre la fijación y edición de los textos. Se han tenido en cuenta trabajos recientes, como la edición por Jean Roudil de la Summa de Jacobo de Junta, el de las Leyes1, o todavía por publicar, como el estudio de la lengua de Los Milagros2; y, por otra parte, las conclusiones del coloquio sobre la paráfrasis que se celebró en París en el mes de noviembre de 1988.3

1. La edición crítica tradicional No es necesario detenerse mucho a definir lo que es una edición crítica tradicional. Sólo recordaremos sus principales características, remitiendo a las palabras de Francisco López Estrada: Para llegar a establecer una edición crítica, se han de reunir todos los textos que se hayan conservado de una obra, asegurar sus lecciones, jotejarlas, y sobre estos resultados, fijar el texto que, según el editor, resulte más cercano al prototipo .

La edición crítica descansa en un doble principio: - la existencia de un original cgttográfo, o según los casos, apógrafo (por lo común perdido, y cuyas circunstancias se desconocen) ; - la convicción de que este original era casi perfecto y tiene valor de arquetipo.

Como modelo tradicional de edición crítica, citaremos la decimonónica edición del Fuero Juzgo por la Real Academia Española, hecha a base de varios códices, de los que algunos quedan sin editar6. El objeto de la edición crítica es reconstruir un texto, el más cercano al original.

Junta, Jacobo de, "El de las Leyes", en: Oeuvres. I. Summa de los nueve tiempos de los pleitos, Edition et étude d'une variation sur un th¿me, par Jean Roudil, Paris (Klincksieck) 1986, 513 p. (Annexes des Cahiers de Linguistique Hispanique Médiévale 4). 2

Pellen, René, Berceo, 'Los Milagros de Nuestra Señora'. Index lemmatisé, Paris (Klincksieck) 1989, 2 vols. (Annexes des Cahiers de Linguistique Hispanique Médiévale).

3

Coloquio internacional 'L'activité paraphrastique en Espagne, au Moyen Age', organizado por el Seminario de Estudios Medievales Hispánicos de París XIII, París, 17-19 de noviembre de 1988. López de Estrada, Francisco, Introducción a la literatura medieval española, Madrid (Gredos) 1979, p. 59. Sobre esta cuestión, véase el Libro del cauallero Çifar, Olsen, Marilyn A. (ed.), Madison (The Hispanic Seminary of Medieval Studies) 1984, pp. VI-VIII.

6

Real Academia Española, Fuero Juzgo en latín y castellano, Madrid 1815.

¿Cómo editar los textos medievales?

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Esa reconstrucción textual se funda en un minucioso cotejo de las distintas lecciones que se conservan del texto y se consideran testimonios del original (colación de los manuscritos). Con el inventario de las variantes se intenta situar a cada una de ellas en el stemma codicum y determinar qué versión habrá de escogerse como base de la edición. Puede mejorarse el texto de base acudiendo a las demás versiones.

2. Los límites del método 2.1. EL CONCEPTO DE MODELO ORIGINAL

Supone un autógrafo o una copia certificada (apógrafo); pero para los textos medievales no siempre existe. También se admite que dicha versión era perfecta, y ya no se modificaría; pero ¿perfecta en una época en que no existía la ortografía? ¿Definitiva en una época en que los autores volvían a escribir varias veces sus textos? ¿Unica en una época en que la individualidad y originalidad del autor eran cosas ajenas a la conciencia de muchos7? En nombre del original, el editor propone lo que le parece la mejor lección del texto y se autoriza, para conseguirlo, a modificar todo lo que no le convenga según sus criterios propios. Pero, ¿cómo determinar la mejor lección cuando se ignora lo que el mismo autor tenía por bueno? Esos criterios son, además, muy diversos y frágiles: prueba de ello el número y la variedad de ediciones críticas para cada texto. En realidad, las convicciones e intuiciones del editor hacen las veces de método de trabajo o de conocimiento. Tampoco se pueden descartar las preferencias del público, que a menudo orientan los criterios editoriales. 2.2.

BUSQUEDA DEL ORIGINAL Y TRANSCRIPCION

Ya que, según esa concepción, las versiones conservadas no tienen otro valor que el de dar testimonio del original, todo lo que integran puede rectificarse. De hecho, las prácticas corrientes de la edición crítica acaban por ocultar estas versiones conservadas y, al fin y al cabo, sustituyen una serie de testimonios por un nuevo testimonio. 2.2.1. Modernización de la grafía La modernización ya se ha convertido en una práctica automática: para facilitar, suele decirse, la tarea del lector. Tras ese argumento (que no debe descartarse) se disimula el imperativo comercial de no repeler a la clientela. A menudo se publica la versión modernizada de un texto del que nunca apareció la edición paleográfica. Ahora bien, las modificaciones gráficas pueden deformar la fonética, la morfología o la sintaxis de un texto. Con ellas se pronuncia el editor sobre cuestiones no elucidadas y dudosas: campo respectivo de las fricativas, oclusivas o africadas, sordas o sonoras, delimitación de los significantes (aglutinación o disyunción). El conocimiento del texto como entidad lingüística viene condicionado, cuando no truncado, por esa modernización.

Zumthor, Paul, Langue et techniques poétiques à l'époque romane (Xf - Xllf siècles), Paris (Klincksieck) 1963,224 p. (Bibliothèque Française et Romane. Série C. Etudes Littéraires 4).

B. Darbord, M. García, R. Pellen

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2.2.2. Puntuación Una puntuación moderna que sustituye otro sistema delimitador al sistema del códice modifica el acceso al significado. Este segundo anacronismo contradice, de todas formas, el principio alegado de búsqueda del prototipo. 2.2.3. Resolución de los 'tituli' y símbolos Dichas resoluciones nunca son sistemáticas y se observan importantes variaciones de un pasaje a otro y, por supuesto, de un editor a otro. Algunos filólogos las evidencian tipográficamente, otros no, a pesar de hacerse las restituciones, sobre todo en los textos poéticos, en relación estrecha con las necesidades prosódicas de los versos: v.g. "XX" "[veinte]"/ "[veynte]"/"[veínte]"/"[vent]". 2.2.4. Ajuste morfológico Puesto que un texto presenta variaciones (a una misma forma corresponden grafías etimológicas, simplificaciones, abreviaturas, etc.), los editores, al regularizarlo, muy a menudo no admiten más que una variante. Así, en su edición de los Milagros de Nuestra Señora, Brian Dutton transcribe "sancto" lo que en el códice es "sancto", "santo" o "seo" con tilde. Pero a veces acepta alguna variación: "Sigo la práctica - dice - indicada por M. Pidal (Cid, I, 19229) para ni/nin y no/non, es decir ni/no delante de /, y en los demás casos nin/non" (p.18). Ambas actitudes evidencian un concepto normativo de la lengua que es el polo opuesto de la realidad medieval. 2.2.5. Mayúsculas En la modernización incluyen los editores el empleo actual de las mayúsculas. Pero bien es sabido que las convenciones de los escribas medievales distan bastante de las nuestras e incluso a veces nos escapan. La sistematización del uso actual (nombres propios, principios de frase...) hace que los editores - no señalen la conversión de minúsculas en mayúsculas; - eliminen del texto de base todas las mayúsculas (mayúsculas que no siempre son letras iniciales de palabra).

Aquí como en otra parte, al alterarse el significante puede alterarse el significado (p. ej. "Dios" por "dios"). 2.2.6. Acentuación La acentuación moderna fija, con frecuencia, lo que en la Edad Media todavía no se había fijado o podía variar de un dialecto a otro. Si trae un manuscrito la forma "uio" (del verbo ver), interpretar dicha forma como "uío" o "uió" vale escoger entre varias posibilidades fonéticas que en la lengua medieval a veces coexistían, juntamente con cierta variación semiológica (v.g. en los textos de Berceo alternan "uio", "uió", "uido"). Los textos poéticos sufren, más que otros, de esta normalización acentual, ya que un cambio de acento puede originar hipo- o hipermetría, que tendrá que compensarse añadiendo o suprimiendo sílabas o partículas, modificando el orden de las palabras, etc. Pero todas estas manipulaciones textuales chocarían menos si en sus dictámenes manifestaran los editores fidelidad y constancia. Rara vez lo consiguen.

¿Cómo editar los textos medievales?

300

2.2.7. Regla e inconstancia Cada editor establece un sistema de transcripción, con las correspondientes reglas. Haría falta que las respetara. Pero es esperar lo imposible, siempre que no se disponga de medios informáticos para averiguar en cada momento las nuevas decisiones. De no acudir al ordenador, el filólogo contradice a cada paso sus propios criterios. García Turza, en su edición de Los Milagros8, anuncia: "Se respetan [...] c,g, se, sg, z"; pero - no se encuentra en la edición un solo caso de sg, - c ante e o i es a veces sustituido por f ("[sjielos" v. 523a), - f, al revés, se corrige en otra parte en c, cf. "bendi[c]ion" (v. 146), "[cjielos" (v. 910a), "contempla[c]ion" (v. 899a) etc.

Asimismo quita una / en "confles[s]ado" (v. 895b), "conflession" (v. 879a), "conflesso" (v.878d), "conflessor" (v. 894c), pero acepta "conffiessa" (v. 484c)9. Otras veces añade u n a / en "of[f]renda" (v. 62b), pero conserva "ofrenda" (v. 373a). Se observan contradicciones morfológicas análogas: "calonge" (msi) se enmienda en "ca[n]onge" (v. 330d), aunque el editor conserva la misma variante disimilada cinco veces en otras estrofas (sg. w. 67a, 330c, 730a; pl. w. 568a, 580b). Total, que rápidamente se hace de la inconstancia una regla, por carecer de posibilidad de control y, más grave aún, por carecer de criterios lingüísticos seguros. El principal mérito de la edición tradicional es revelar nuestro imperfecto y falible conocimiento de la lengua medieval. De lo que se deduce una serie de conclusiones.

3. Una nueva actitud frente a los textos 3.1. PRIMACÍA DE LA VERSIÓN EXISTENTE

Es abusivo privilegiar un objeto virtual de la tradición, en detrimento de los objetos reales que son los textos conservados, cuyas lecciones tienen la ventaja de poder comprobarse; sucede lo que al perro con la sombra de la carne. 3.2. U N A VERSIÓN, UN TEXTO

También resulta paradójico otorgar un criterio de autenticidad a lo que queda desconocido. Al revés, cada versión conservada es un documento auténtico y como tal debe estudiarse, o sea como un texto autónomo. 3.3. L A VARIACION, UNA REALIDAD FILOLOGICA

A diferencia del texto moderno, un texto medieval puede variar en todo momento. En él coexiste lo arcaico con la innovación lingüística. Para defender la ficción profunda de la 8

9

Berceo, Gonzalo de, Los Milagros de Nuestra Señora, García Turza, Claudio (ed.), Logroño (Colegio Universitario de la Rioja) 1984, p. 22 'I' indica la supresión de una letra.

B. Darbord, M. Garcia, R. Pellen

301

lengua como sistema, es imprescindible tratar la variación como una dimensión fundamental del sistema medieval. El equilibrio es búsqueda de equilibrio, apoyada en la dinámica de los contrarios y la competencia paradigmática: la actitud decididamente científica debe recalcar las tensiones y contradicciones de la vañance textual. 3.4.

L A vañance

o VARIACIÓN: HACIA UNA NUEVA DISCIPLINA

Reelaborar o refundir un texto era práctica corriente en la Edad Media. Cada arreglo supone la aparición de variantes, cuyo conjunto constituye la vañance, concepto estudiado por Bernard Cerquiglini en una obra reciente10. Dichas variaciones ofrecen materia no sólo al filólogo, sino también al historiador, al estudioso de las ideas, mentalidades, corrientes, etc. En la actualidad, la consecuencia más inmediata de la actitud que se acaba de esbozar sería un nuevo método de trabajo.

4. Un nuevo método crítico Lo que se descarta es un método exclusivamente arqueológico. No se trata de negar todo interés al texto original (autógrafo o apógrafo): constituye, sin duda alguna, una referencia primordial. Es legítimo además indagar lo que debió de ser la lengua del autor primero. Pero las copiéis sucesivas también son testimonios concretos de las épocas en que se redactaron. Copias de copias: cada una forzosamente es un resultado de las interferencias entre varios sistemas (lingüísticos y culturales) y debe estudiarse como tal (en su lengua, su prosodia, su coherencia semántica). Huelga decir que una copia debe mirarse con una visión crítica. No se debe aceptar, sin analizarlo, todo lo que contiene: un copista puede equivocarse; hay copias muy tardías. Valga como ejemplo esta lección del Libro de los gatos11: Manuscrito "ay una erreza"

Gayangos (1860) "facen una herejía"

Keller (1958) "ay una erreza"

Northup (1908) "ayunan e rezan"

La mejor lección es la de Northup, lo que confirman el texto latino de Odo de Cheriton ("iejunant") y el hecho de que ayunar y rezar no son vocablos sorprendentes en esta prosa homilética12. Desde luego, toda enmienda a la copia que se edita debe ser anunciada; la lección errada del códice debe consignarse en las notas del aparato crítico.

10

Véase Le Monde del 9.4.1989. Libro de los gatos, Darbord, Bernard (ed.), París (Klincksieck) 1984 (Annexes des Cahiers de Linguistique Hispanique Médiévale 3), p. 66. 12 Antes bien, es tradicional el mencionar juntos estos dos aspectos de la vida cristiana, cf. Berceo, SDom v. 397c "faziendo grand jejunio, cutiana oracion", Labarta de Chaves (éd.); SOria v. CXV [112]c "jejunios e vigilias e rezar el salterio", Uría Maqua (ed.).

11

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¿Cómo editar los textos medievales?

El editor, por otra parte, debería interpretar cada variación cotejando no sólo las lecciones que traen las distintas copias de mi pasaje determinado, sino todos los contextos afines de una copia y, cuando fuera posible, de todas las copias. Véanse ahora algunos criterios prácticos.

5. Los criterios prácticos 5.1. Tendrían que editarse todas las versiones conservadas de un texto, siempre que la cantidad no lo impida. En este último caso, podría establecerse un orden de urgencia. 5.2. El editor debería escoger la presentación del texto que más facilite el cotejo de las versiones: - edición sinóptica de dos versiones en páginas distintas (cf. El Libro de Alexandre, ed. de R.S. Willis: Libro deApolonio, ed. de M.Alvar) ; w - edición en columnas verticales (cf. Crestomatía del español medieval, págs. 203-211) ; - presentación superpuesta en cada página de dos o más manuscritos: así proceden J.E. Keller (Calila e Digna, Barlaam et Josephat), M. Criado de Val y E.W. NayJ^r (Libro de buen amor) y Jean Roudil (edición sinóptica de dos manuscritos -RA/Ll - de la Summa) ; - presentación yuxtalineal: el mejor y más reciente ejemplo es la edición sinóptica experimental de la Summa por Jean Roudil. Roudil superpuso cinco versiones, forma a forma: RA /ES /MA /RE /LI. Para las Flores de derecho, proyecta superponer hasta 21 manuscritos: La reproduction de tous les manuscrits dans leur intégralité dispense d'appareil critique, où les variantes se trouvent par trop souvent momifiées, abandonnées; elle incite le chercheur à une comparaison systématique des textes, qu'elle facilite, et à la détectic^i du semblable et du dissemblable [...]; elle nous place dans une saine perspective onomasiologique.

5.3. Conviene que se limiten a un mínimo las intervenciones del editor, dejando por ejemplo los romanos sin resolver, conservando las abreviaturas, y en el caso contrario, señalando en la tipografía los caracteres restituidos. Cada secuencia idéntica se restituye en todo el texto de una manera idéntica. 5.4. Puesto que el lector debe conocer la lección íntegra del manuscrito, es preciso que el editor justifique en el aparato crítico cada una de sus enmiendas. 5.5. Lo dicho hasta aquí vale para la edición polivalente, o sea la que se destina a toda clase de público. Más justificado sería distinguir: - la edición científica (sinóptica, experimental), - la edición de divulgación.

13

El Libro de Alexandre. Texts of the Paris and the Madrid manuscripts prepared with an Introduction, Willis, Raymond S. Jr. (ed.), Princeton University Press, 1934. (Elliott Monographs 32) - Reprint: New York (Kraus Reprint Corporation) 1965, p. XL-461, 4 láms.; Libro de Apolonio, Alvar, Manuel (ed.), Madrid (Fundación Juan March-Castalia) 1976,3 vols., p. 476 + 632 + 498. 14 Crestomatía del español medieval, Menéndez Pidal, Ramón (ed.), 1.1., Madrid (Gredos) 21971, pp. 203-211. 15

16

El Libro de Calila e Digna, Keller, John E., Robert W. Linker (ed.), Madrid (C.S.I.C.) 1967 (Clásicos Hispánicos. Serie 2. Ediciones críticas 13), p. XXXIX-374. Barlaam et Josaphat, Keller, John E., Robert W. Linker (ed.), Madrid (C.S.I.C.) 1979 (Clásicos Hispánicos. Serie 2. Ediciones Críticas 21). Junta, Jacobo de: cf. n. 1 Junta, Jacobo de, Summa -cf. n. 1-, p. 84.

B. Darbord, M. García, R. Pellen

303

5.5.1. La edición científica se acerca a la edición paleográfíca simultánea, presentando frente a frente varias versiones. Es urgente normalizar las convenciones para transcribir y presentar los textos, de modo que un símbolo siempre corresponda a la misma información u operación. En esta perspectiva, el manual de David Mackenzie17 constituye un excelente instrumento de trabajo, más adecuado que el ya antiguo opúsculo del C.S.I.C. Normas de transcripción y edición de textos y documentos (Madrid, 1944). 5.5.2. La edición de divulgación también tiene sus problemas: ¿qué es lo que se va a modernizar?, ¿hasta dónde?, ¿es acaso más lícito modernizar la grafía que la sintaxis o el léxico? Algunas colecciones (Odres nuevos) proponen a veces una modernización casi completa, y otras veces no (cf. Poema de Fernán González). Es imposible a priori fijar criterios estables para este tipo de ediciones que dependen de consideraciones no científicas y pueden variar de una a otra. 5.6. La informática brinda hoy a la edición científica una ayuda decisiva, que permite enfrentarse con los obstáculos arriba mencionados. La memoria humana es falible, en efecto, y más si se tiene en cuenta la cantidad y complejidad de los fenómenos que debe dominar el erudito para llevar a cabo su tarea. Lo que no puede alcanzar mediante un trabajo enciclopédico, el estudioso ahora lo conseguirá añadiendo el ordenador a sus herramientas de trabajo tradicionales. Existen por lo menos dos maneras de aprovechar la informática. La primera consistiría en completar toda edición de texto con un índice exhaustivo del vocabulario, índice lematizado en el mejor de los casos (reunidas las formas bajo sus respectivos lemas o vocablos18. La segunda desembocaría en la creación de documentos como concordancias, índices específicos, cuadros, que darían nuevas bases al conocimiento de la lengua y a la interpretación del texto. No cabe duda que, dentro de muy poco, todo editor tendrá que preparar su edición sobre una versión informatizada del texto, ya que no puede imaginarse modo más eficaz y rápido que la interrogación directa de un fichero para conocer global y detalladamente las modalidades de la variación.

6. Conclusión Ya es tiempo de luchar contra la proliferación de ediciones críticas inservibles. Siendo el Texto la misma base de nuestro saber, hace falta que dispongamos en adelante de ediciones de referencia, con las garantías que hoy en día ofrecen juntamente: - la larga tradición filológica que hemos heredado,

17

Mackenzie, David, A Manual of Manuscript Transcription for the 'Dictionary of the Old Spanish Madison (The Hispanic Seminary of Medieval Studies) 1986,176 p., 33 lâms.)

18

Cf. Pellen, René, 'Poema de Mio Cid'. Dictionnaire lemmatisé des formes et des références, Paris (Séminaire d'Etudes Médiévales Hispaniques de l'Université de Paris XIII), 1979, 307 p. (Annexes des Cahiers de Linguistique Hispanique Médiévale 1).

Language',

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¿Cómo editar los textos medievales? - los soportes modernos que facilitan el acceso a los manuscritos: microfilm, microficha, facsímil, - el tratamiento informático de los textos, - la evolución de los conocimientos lingüísticos, singularmente en lo que se refiere a la historia de la lengua, - las investigaciones modernas sobre el Texto en general .

Con el actual estado de la edición de textos medievales, está truncado, como queda dicho, nuestro conocimiento de la Edad Media en todos sus aspectos. Lo que necesitamos, en primer lugar, son textos seguros y fidedignos20. Sólo vemos una forma de conseguirlo: cambiar radicalmente los métodos al uso en la edición de los manuscritos.

1

20

Muy próximas a las nuestras son las preocupaciones del Seminario de Edición y Crítica Textual, que dirige en Buenos Aires Germán Orduna. Pero, por las razones que acabamos de explicar, no nos parece justificada la exclusión de ciertas partes de los textos, aunque sean adiciones, contaminaciones o interpolaciones posteriores a la fecha de composición. La edición debe, eso sí, indicarlo y comentarlo; en ningún caso, amputar la versión del manuscrito. Para más detalles sobre la actitud aquí defendida, véanse dos libros de próxima aparición: Roudil, Jean, Las Flores de derecho; Pellen, René, 'Los Milagros de Nuestra Señora'. Index lemmatisé: cf. n. 2.

Ad Maiorem Gloriam Linguae Latinae? Michel Dessaint Université François Rabelais, Tours Quisiéramos esbozar la historia e intentar la valoración de las primeras gramáticas de las lenguas tupí y guaraní. El tupí o ñe'éngatu1 fue la "língua geral" del Brasil colonial y hoy es todavía la lengua de unos miles de "caboclos" de la región del cauce medio del Río Negro, afluente norteño del Amazonas2. El guaraní o avañe'é,3 fue la lengua de las Misiones jesuíticas de la Mesopotamia suramericana y es, hoy en día, lengua nacional, con el español, de la República del Paraguay. Se ha de notar que es la lengua amerindia más hablada (más de tres millones de locutores mestizos en el Paraguay y en las provincias argentinas colindantes)4. Al (h)ojear los clásicos de la Historia de la lingüística (Arens, Mounin, Robins, Tagliavini)5, se desprende la impresión de que ésta es antes de todo la historia de las ideas sobre la Lengua, la historia de la Filosofía del lenguaje. Tal enfoque se puede entender ya que las discusiones, a partir del Renacimiento y de la creación de la imprenta, se concentraron en la relación entre lengua sagrada y lengua vulgar, en el valor respectivo de las lenguas antiguas y modernas, en el origen del lenguaje y de los diversos idiomas, en la naturaleza de las lenguas de las naciones recién conocidas, en la Gramática General. Lo cual dio lugar a una amplia literatura de índole teológico y filosófico por la que se apasionaron humanistas, discretos y "honnêtes hommes". Tratando de lo ibérico del siglo XVI, opinamos sin embargo que se otorga una importancia exagerada a textos como el Diálogo de la lengua de Juan de Valdés (publicado, además, por primera vez, en 1737, por Gregorio Mayans). Claro está que, desde nuestro punto de vista gremial de lingüista, la obra de Valdés, fundamental en lo que se refiere a la génesis de las ideas renacentistas, nos parece menos esencial en vista de los progresos de la Ciencia gramatical, que la "tradición española olvidada" que señala Jesús Bustamente en un artículo reciente6. Desearíamos que se dedicase más tiempo, más espacio a la historia de las gramáticas de las diversas lenguas frente a la Historia de la Gramática. Participamos en la batalla de siempre entre el pensamiento especulativo y el pensamiento operativo: Arte y artesanía, Ciencia y técnica, Lingüística Teórica y descripción de las lenguas. Se ha de observar que la "tradición olvidada" a la que alude Jesús Bustamente es por una Adoptamos aquí la ortografía guaraní moderna para que resalte la raíz ne'ê, común a los dos glosónimos, cuyo sentido es "habla", "hablar". 2

3 4 5

6

Cf. Taylor, Gerald: "Apontamentos sobre o nheengatu falado no Rio Negro, Brasil", en: Amerindia ris 1985, p. 5-23.

10, Pa-

Cf. cita 1. Tal vez alcancen el mismo número de locutores el quechua ayacuchano y el quechua cuzqueño. La editorial madrileña Gredos publicó en traducción española en la "Bibliotèca Románica Hispánica" las historias de la lingüística de H. Arens ("Manuales 37") y de G. Mounin ("Manuales 16, 40"). La de R.H. Robins se publicó en Londres en 1967 y la de C. Tagliavini en Padua en 1963. Bustamente, Jesús, "Las lenguas amerindias: una tradición española olvidada", en:

Langage DC-2, Paris 1987, p. 75-97.

Histoire Epistimologjie

Ad Maiorem Gloriarti

306 parte precoz, por otra parte muy fecunda.

En 1992 se ha, esperemos, de conmemorar, a la par, la toma de Granada, el descubrimiento de las Américas, la expulsión de los judíos, y, aquel acontecimiento cultural fundamental que es la publicación de la Gramática de la lengua castellana de Antonio de Nebrija, uno de los pocos incunables de la lingüística, gracias a quien la escuela gramatical española tiene casi un cuarto de siglo de adelanto. En efecto, en lo que se refiere a las demás lenguas románicas nacionales, el español tiene una generación de anticipo sobre el italiano (Gian Francesco Fortunio, Regole grammaticale della volgar lingua, Ancona, 1516), una y media sobre el francés y el portugués (Jacques Dubois, In linguam Gallicam Isagoge, una cum eiusdem grammatica latino-gallica ex Hebraeis, Graecis, et latinis authoribus, Paris, 1531; Fernáo de Oliveira, Gramática de linguagem portuguesa, Lisboa, 1536), diez u once generaciones sobre el catalán y el rumano (Josep Ullastra, Grammàtica cathaiana embeliida ab dos ortografíes, 1743, pero inédita hasta nuestros días; Samuel Micou, Gheorghe Sincai, Elementa linguae daco-romanae sive valachicae, Viena, 1780). Y el alemán, sólo va a tener su gramática en 1578 (Johannes Klaj, Grammaticae Germanicae linguae ex bibliis Lutheri Germanicis et aliis eius libris collecta, Leipzig), el inglés en 1586 (William Bullokar, Brief grammar for English, Londres) y el ruso len 1755! (gramática rusa de Mikhail Vassilievich Lomonossov, San Petersburgo). Además Nebrija es el iniciador de una tradición no sólo española sino también americanista: "este arte principalmente se haze y ordena para personas ecclesiasticas, que se presupone q(ue) ya de la grammatica de Antonio » masgid "lugar de la p r o s t e r n a c i ó n = mezquita", lo que subraya la importancia de e s t e concepto en la religión musulmana. Aquí también o b s e r v a m o s lo ya considerado con r e s p e c t o a los otros arabismos t r a t a d o s con anterioridad: el español judaico emplea p a r a e s t e concepto una p a l a bra p u r a m e n t e r o m a n c e . En el hebreo bíblico, la palabra g e n é t i c a m e n t e e m p a r e n t a d a "130 sagad es r a r a ; en cambio, es muy f r e c u e n t e el v e r b o m n n o n hiítahawa "postrarse, p r o s t e r n a r s e " . P a r a traducirlo, el ladino emplea c o n s t a n t e m e n t e un verbo p u r a m e n t e hispánico, pero s e m á n t i c a m e n te especializado y modificado con r e s p e c t o al español común: ericorbarse (véase Sephiha 1973: 337). Este verbo se e n c u e n t r a también en la historia del sacrificio de Isaac: n a i K ñ l m n n ü J I ¡ ~ D — n ' P D ] - | S ) 3 m ? ani wd-ha-ná^ar nelsxa tad-ko wa-niStahawe wo-naSúva 9 aleyxem yo i el moso andaremos asta akí i mos erikorbaremos i tornaremos a bozotros, Gén. 22, 5; v é a s e Gonzalo M a e s o & P a s c u a l R e c u e r o 1964: 643). A p a r t e los p r é s t a m o s lexicales directos, hay que t o m a r en c u e n t a los c a l cos s e m á n t i c o s y sintácticos. El elemento á r a b e p e n e t r a el lenguaje de los moriscos en profundidad; un t e x t o como el a r r i b a citado e s t á mucho más a r a b i z a d o de lo que en principio se pueda c r e e r . Salvo en el a p a r a t o morfológico de b a s e , toda el andamiaje de la lengua ha sufrido la influencia dominante del á r a b e , lengua islámica p r i m a r i a . Analicemos p r i m e r o algunos ejemplos de modificación s e m á n t i c a de p a l a b r a s españolas p r e e x i s -

Georg

Bossong

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tentes, siempre en una perspectiva comparativa. Nótese que en este c a m po no es posible ser exhaustivo, ni siquiera en un breve texto como el que aquí comentamos; sólo se pueden mencionar algunos ejemplos. - Una de las virtudes básicas del musulmán creyente es la "constancia/ p e r s e v e r a n c i a / firmeza". En árabe, esta virtud se dice sabr. En el corán, esta cualidad es frecuentemente ensalzada; a los "constantes" se promete el paraíso (76, 13; 103, 4) y se dice que Alá es con ellos (^^UaJl AIJI ?inna Uaha ma^a l-sabirün, 2, 154; compárese el título de una obra bien conocida del periodista alemán Peter Scholl-Latour: "Allah ist mit den Standhaften"). En el español islámico y arabizado, la traducción de este término es sufrencia, palabra española modificada semánticamente. Los sabirün, también frecuentemente mencionados en el corán, son en español los sufrientes. Esta traducción es constante ya en los textos del siglo XIII. La encontramos por ejemplo en el Libro de los buenos proverbios y en los Bocados de oro donde sabr se traduce por sofrir o sofrimiento (véase Bossong 1978: 132s). No es de excluir que esta traducción haya sido sugerida por la similitud fonética entre la raíz árabe y la romance (nótese que, por una parte, el carácter enfático de la s- inicial provoca una pronunciación "obscurecida" de la -a-, resultando en una vocal cerca de / o / , y que, por otra parte, la forma del antiguo español era sofrir, como en el ejemplo que acabo de citar). - La "tentación" es un medio utilizado por Dios para poner a prueba la fe, la obedencia y la sumisión del hombre a su voluntad. En este sentido, el sacrificio del hijo amado ordenado a Abraham es el modelo originario de todas las "tentaciones" posteriores. En ambas variedades no-cristianas del español se emplea para este concepto un derivado del verbo probar, modificado formalmente con respecto al español común. El español islámico utiliza reprobar, cuyo sentido es, por consiguiente, totalmente distinto del verbo homófono del español común. Reprobar representa en estos t e x tos el verbo árabe fatana "tentar, meter a prueba"; la reprobación (véase Kontzi 1974: 323) corresponde al árabe fitna "tentación". Para expresar este mismo concepto, el hebreo utiliza la raíz verbal HDJ nisa, con el derivado nominal i~lDD masa. En el español judaico, se emplea el verbo preba, con el derivado nominal preba; nótese que el diptongo ha sido simplificado (-ue-e-) y generalizado (se usa también en las f o r mas acentuadas en la desinencia). Es interesante notar que el uso de e s tas formas específicamente judaicas es constante en el ladino de la v e r sión del Pentateuco de Constantinopla (1547), impresa en caracteres hebraicos, mientras que la Biblia de Ferrara (1553), impresa en el occidente cristiano y en caracteres latinos, emplea las formas del español común (prebó/ preba contra prouó/ prueua, véase Sephiha 1973: 501). En obras posteriores, como el Me?am Lo^ez, las formas con - e - invariable son constantes. La modificación formal es utilizada conscientemente como un signo exterior de la hebraización semántica. El ejemplo originario y clásico de la equivalencia nasa -* preba lo encontramos en el principio de la

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Moriscos

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historia del sacrificio de Isaac: PID3 n r r f p K n ha- ?elohim nisa ?et-?Avraham -> el Dio prebó a Abraham (Gén. 22, 1; Gonzalo Maeso & Pascual Recuero 1964: 642). - La "recompensa" divina por los buenos actos del hombre es f r e c u e n t e mente mencionada en el corán (por ejemplo 84, 26: ¿^jJ-II oy* yt? rV obJUaJl illa lladina ?amanü wa-^amilü l-salihati lahum ?agrun gayru mamnünin "Pero los que creen y hacen las buenas obras tendrán una recompensa sin fin"). En el español islámico, la palabra árabe ^>-1 9agr se traduce por el hoy anticuado gualardón. - "Recibir de" en el sentido de "aceptar (Dios las buenas o b r a s / el a r r e pentimiento etc.)" también una traducción del árabe, en este caso del verbo J-^i'1 ?aqbala min. El mismo verbo ocurre con cierta frecuencia en los textos aljamiados (por ejemplo Vespertino Rodríguez 1983: 219: no le rre- haqqaqa, segunda forma del verbo !¡j-=- haqqa "ser verdadero, ser real" que a su vez está relacionado con el substantivo JÍ->- haqq "verdad, realidad". La segunda forma tiene, en la gran mayoría de los casos, un valor factitivo o causativo; haqqaqa significa, pues, "realizar (=hacer que una cosa sea verdad)". Es e x a c t a m e n t e en este sentido que el verbo verdadeger es empleado en nuestro texto. En otros textos aljamiados, e s t e mismo verbo se emplea con otros sentidos, también calcados del árabe,

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pero de otra raíz: saddaqa "confirmar, declarar por verdadero; c r e er", segunda forma del verbo ( s a d a q a "decir la verdad, ser v e r d a d e ro". En la mayoría de los casos, sin embargo, el verbo adopta la forma ligeramente distinta averdadeger. No he podido averiguar si a la p r e s e n cia o ausencia del prefijo a- le corresponde una diferencia sistemática en cuanto al significado, o en cuanto al verbo árabe calcado (compárese Kontzi 1974: 188 y Vespertino Rodríguez 1983: 360s). - El uso específico de volver que encontramos en nuestro texto (i volviéronlo los almalakes) podría ser un calco semántico y sintáctico del árabe; el verbo raga^a, cuyo significado de base es "volver (intr.)", puede significar también '.'dejar de hacer una cosa". De este verbo puede f o r m a r se fácilmente una cuarta forma ¿ J - j ' 9 arga^a, con sentido causativo. Si mi interpretación es e x a c t a , volver representaría el árabe 9arga?a y la f r a s e entera debería traducirse por algo como "los ángeles lo hicieron desistir". Finalmente, es evidente que la sintaxis de este texto, como la de los t e x tos aljamiados en general, está profundamente teñida de arabismos. A p a r te el orden de base, que es Verbo-Sujeto-Objeto como en árabe, quisiera mencionar aquí tan sólo dos fenómenos: - La construcción lo ke...de, que ocurre dos veces en nuestro texto, está calcada de la construcción árabe ¿y — L» má...min, e x t r e m a m e n t e f r e c u e n te en el lenguaje clásico. Las frases en cuestión reproducen modelos á r a bes que se pueden reconstruir fácilmente. A la f r a s e lo ke trobó en mi presona de dolor le correspondría en árabe ma wagada bi-Sahsi mina-lwaga^i-, y la f r a s e lo ke veyeron de la sufrenqia de Ibrahim sería en e s ta última lengua ma ra9ü min sabri 9lbrahlm. Tales construcciones abundan en la literatura aljamiada. - En la expresión guárdame kon tu kara la onrrada, no sólo la locución idiomàtica kon tu kara es de origen árabe, sino también el uso del a r t í c u lo definido con el adjetivo pospuesto al substantivo. Kon tu kara la onrral-karimi. Si da reproduce textualmente el árabe f t j - ^ ' oJ-í-^-. bi-waghika el substantivo es "determinado" de un modo u otro (aquí lo es por el posesivo -ka "tu"), el adjetivo, siempre pospuesto en las lenguas semíticas, debe ser precedido del artículo definido. Recuérdese que tales construcciones abundan en ladino (ejemplos como el ya citado la koza la esta según el hebreo PITT! ~ 0 ~ i n ha-davar ha-ze), pero no se encuentran en el e s p a ñol judaico general. 2.3.2. Las influencias lexicales en el español judaico son también muy significativas. El lenguaje tradicional religioso, empleado por ejemplo en el Me^am Lo?ez, abunda en hebraísmos de toda índole, sobre todo, como es de esperar, en los diversos campos semánticos relacionados con la r e -

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ligión, pero también en varios dominios del vocabulario abstracto en g e n e ral. En cuanto a este elemento lexical hebreo, hay que tomar en consideración el hecho de que esta lengua tiene detrás de si, en el momento de la redacción del Me^am Lo?ez, una evolución más de dos veces milenaria. En el transcurso de su historia, el hebreo se ha cargado y enriquecido de un enorme caudal de contribuciones de fuentes muy variadas. El léxico bíblico, relativamente poco extendido aún, constituye sólo el núcleo de base de un caudal lexical formado en épocas posteriores por crecimientos internos, por neologismos de toda clase, por modificaciones semánticas (que van a menudo en la dirección de un mayor grado de abstracción) y por préstamos o calcos de otras lenguas. Por esto, no todos los elementos léxicales característicos de la cultura judaica provienen del lenguaje bíblico; muchos de ellos pertenecen a estratos posteriores de la evolución lexical del hebreo. En lo que sigue analizaremos brevemente los hebraísmos encontrados en nuestro pequeño e x t r a c t o textual. - rfpsjn ma^ala en el lenguaje bíblico es la "subida" o el "escalón, p e l daño"; más tarde, la palabra ha tomado un sentido más abstracto. Como hebraísmo en el español judaico, ella significa "grado, rango; preeminencia, dignidad". Se t r a t a de un derivado nominal regular de la raíz r b ? t a l a "subir". - La expresión • " l í í beti ?adam "hijo de hombre" es c a r a c t e r í s t i c a del hebreo bíblico, pero también ocurre en otras lenguas semíticas, por ejemplo en árabe (f-sl ¿>-¡l ?ibn 9adam). Dado que 9adam era originariamente más bien una expresión colectiva ("el género humano"), esta e x presión servía para singularizar al hombre individual; más tarde, se ha convertido en una expresión normal y corriente para "hombre (=Mensch)" en todas las acepciones. Todavía en el judeoespañol hablado moderno, benadám es la expresión usual para "hombre, ser humano". Naturalmente, la asociación con el relato bíblico de la creación (la expresión puede ser traducida también por "hijo de Adán") está siempre presente. En el e s p a ñol islámico, la noción de "hombre" se expresa de preferencia por o haleqado o hateqado "creado", (véase más arriba). En ambas expresiones el hombre es concebido en su esencia misma como el ser creado por Dios. f - El "11D3 p"1""!^ cadiq gamur es el "justo complido y acabado". Es bien sabido el papel que desempeñan los justos en el judaismo. Según las t r a d i ciones judaicas, el mundo entero se mantiene por existencia de diez j u s tos. La base de esta creencia es naturalmente el relato sobre la d e s t r u c ción de Sodoma donde se cuenta que la presencia de diez justos habría sido suficiente para salvar la ciudad. Esta noción tan importante, y t a m bién la noción contraria, es expresada siempre por la palabra hebrea, como lo muestra el ejemplo de la p a r á f r a s i s bíblica siguiente (¡que no es

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una traducción al ladino!): Í ? K n n • !? p ' n s n - n N H D D n ^ K H ha-?af tispe ?et-ha-cadiq ?im ha-raSa