¿Y todo por un infeliz helicóptero? Biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez

763 252 869KB

Spanish Pages [24]

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Polecaj historie

¿Y todo por un infeliz helicóptero? Biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez

  • Commentary
  • Álvaro Uribe Vélez es un político colombiano que ha sido alcalde, senador, presidente y es también un paramilitar con vínculos con narcotraficantes.
Citation preview

¿Y TODO POR UN “INFELIZ” HELICÓPTERO? «El segundo Uribe se deja ver en las “tardes doradas de la mafia”, a las que se refiere, en un excelente artículo, el escritor Alpher Rojas. Cuenta él un episodio del que fue testigo presencial. En una de las lujosas ferias de Armenia, cuando la ciudad se preparaba para su centenario. Rojas ve de lejos a Pablo Escobar, a Rodríguez Gacha, a los Ochoa que asisten al espectáculo. Dairo Chica, el consentido de la mafia, presenta su espectáculo de rejoneo. Las jacas encintadas son soberbias. Fabio Ochoa, “el obeso padrino de los nuevos ricos” imparte absoluciones y come mandarinas. “Tupac Amaru”, el caballo de un millón de dólares, opaca con su silueta y con el pequeño lucero de su frente, a las otras cabalgaduras. Rodríguez Gacha, propietario del ejemplar, “disfruta las mieles de su popularidad”. Y allí, en ese mismo sitio y hora está él, el candidato, “con sus magníficas cuadras caballares”. “Allí está el 'doptor Uribe', como le decía El Mexicano, o ‘Varito’, como lo motejaba cariñosamente don Fabio. Y de ninguna manera distante, ni prejuicioso, ni tímido, sino francamente comprometido en el negocio turbio, desde la brevedad ambigua de su atuendo maicero y sus gafas de Harvard, intercambiando información pecuaria para modernizar y ampliar sus dehesas”. “Daba la impresión - añade Rojas - de ser un amigo muy cercano de los padrinos caballistas. Me parece observarlo contemplando la conjunción jinete/caballo de Dairo Chica (el rejoneador de los narcos), con Venus, el espléndido caballo asesinado. Uribe alzaba su entrecejo con visible admiración, seguramente empezando a vislumbrar a un país, brioso y tonto a la vez, montado por él”.» J. Contreras y F. Garavito (Biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez – El Señor de las sombras 2002) ( 1 )

El helicóptero de “Tranquilandia” Tomado de “Biografía no autorizada de Alvaro Uribe Vélez” (2002) 1

http://colombia.indymedia.org/uploads/2007/09/biografia_auv.pdf

2

«Hace poco Noticias Uno y El Nuevo Herald dieron cuenta, con un intervalo de diez horas, de la incautación por parte de la Policía y de la DEA, de un helicóptero, propiedad de Uribe Vélez y de otros, en la llamada operación Yarí. En el complejo, de 500 hectáreas de extensión, las autoridades encontraron siete pistas de aterrizaje y 14 fábricas capaces de producir 20 toneladas semanales de cocaína. De acuerdo con el reporte del corresponsal del Herald en Colombia, Gonzalo Guillen, el 11 de marzo de 1984, un año después de que Uribe saliera prácticamente destituido de la Alcaldía de Medellín, y en plena campaña electoral para el Senado de la República, las autoridades colombianas y estadounidenses dieron un rudo golpe contra el narcotráfico, que algunos han calificado como “el más grande en la historia”.

En el operativo, las autoridades decomisaron un helicóptero Hughes-500, modelo 369D, con matrícula HK 2704-X (amparado hasta ese momento por la matrícula norteamericana N215-FA), que llegó a Colombia el 27 de octubre de 1981, importado por una empresa de Alberto Uribe Sierra. La licencia de operación y la matrícula correspondiente se le otorgaron un día después, luego de un trámite preferencial de cuatro horas que obvió turnos que comúnmente se demoran alrededor de veinte días. El director de Aerocivil en ese momento era Álvaro Uribe Vélez. Ese mismo día Aerocivil “concedió matrículas de bandera colombiana a tres de los seis aviones que la Policía decomisó durante el allanamiento. Uno de ellos fue el HK 2592P, en cuyo expediente figura un oficio de recomendación especial firmado por el entonces jefe de Planeación de la Aeronáutica Civil, César Villegas, principal asesor de Uribe Vélez”. En ese momento el director de la Policía era el general Víctor Delgado Mallarino. Él informó que el complejo, desde el cual se exportaban semanalmente hacia los Estados

3 Unidos toneladas de cocaína, “pertenecía a las organizaciones de Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha, los hermanos Juan David, Jorge Luis y Fabio Ochoa Vásquez y Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, quienes manejaban los poderosos carteles de Medellín y Cali. La dirección del operativo estuvo a cargo de los coroneles Jaime Ramírez Gómez (posteriormente asesinado por la mafia cerca de Bogotá) y Luis Ernesto Gilibert, hoy director de la Policía Nacional de Colombia”. El helicóptero fue el mismo en que el padre del candidato viajó a su hacienda ocho meses antes, cuando fue asesinado en un supuesto ataque de las FARC. “El 28 de marzo de 1984, diecisiete días después del golpe a Tranquilandia y Villacoca, la oficina de Registro Aeronáutico de Aerocivil recibió una carta de la firma propietaria del helicóptero según la cual el aparato le había sido vendido a un hombre llamado Fidel Agudelo Chávez. Los anteriores propietarios advertían que no existían escrituras legales que acreditaran la venta, dado que estaban 'pendientes del avance del proceso sucesoral del finado Alberto Uribe Sierra'. "La carta venía acompañada por un documento suscrito ante un notario en febrero de 1984 por Agudelo Chávez y por Jaime Alberto Uribe Vélez (hermano de Álvaro recientemente fallecido), quien se comprometía a entregar el helicóptero en pago de una deuda que su padre había contraído con el presunto nuevo propietario de la nave". En el expediente oficial no aparece hoy ese traspaso. El rastro del helicóptero se perdió. Después de haber sido adjudicado a la Policía Nacional, la fiscalía ordenó devolverlo a los dueños “alegando que no hubo sentencia judicial alguna que condenara oficialmente su relación con el narcotráfico”. Poco después del decomiso, Uribe Vélez le solicitó una cita a Enrique Parejo, ministro de Justicia de ese entonces, durante la cual le explicó que su padre no pertenecía al narcotráfico y que simplemente “le había prestado el helicóptero a un amigo” ( 2 ). El informe de Noticias Uno, que se transmitió el domingo 21 de abril, fue elaborado por Ignacio Gómez, director de Investigaciones del Canal Uno, un acreditado periodista colombiano que se ha visto obligado a vivir durante largos períodos fuera del país por razón de las amenazas de que ha sido víctima. En las dos semanas previas a la emisión, Gómez recibió en el teléfono de su residencia particular quince grotescas llamadas de sicarios. Sin amedrentarse, el noticiero publicó su crónica, para la cual le pidió una previa respuesta a Uribe Vélez. El se negó, alegando que sus respuestas podían ser editadas. En consecuencia, se le propuso que hablara en directo, sin límite de tiempo. Respondió que contestaría “más tarde”. Pero no dijo nada. Al día siguiente, sin embargo, aceptó varias entrevistas por la radio, en las que acusó al director del informativo, Daniel Coronell, de ser un testaferro de Noemí Sanín, también candidata presidencial. Coronell respondió enérgicamente. De inmediato recibió tres amenazas en su oficina y varias por su teléfono celular. A las 11 de la noche del lunes 27 un hombre lo llamó desde un aparato no registrado para decirle “te vamos a matar, hijo de puta”. A las 9 y 30 de la mañana del día siguiente, otro hombre llamó al celular y le dijo que matarían a su hijita de pocos años. Coronell se vio obligado a sacar a la niña del país y a enviarla a vivir con unos parientes.»

2

La expresión no está resaltada en el original.

4

El helicóptero e Ignacio Gómez Tomado de una entrevista a Ignacio “Nacho” Gómez 25 de noviembre de 2002

A finales de 2002 el Comité Mundial para la Protección de los Periodistas, CPJ, le concedió al comunicador Ignacio “Nacho” Gómez el Premio Internacional de Libertad de Prensa. Dicha organización invitó a Gómez a su sede y aprovechó su presencia para hacerle una entrevista: «El periodismo colombiano a menudo presencia en la primera línea de butacas el salvaje tiroteo del narcotráfico, la guerra civil y la violencia en general del país. Uno de esos espectadores de excepción es Ignacio "Nacho" Gómez, quien empezó su carrera periodística en la década de los 80 durante el fragor de la lucha contra los carteles de la droga. Desde entonces, las amenazas, los exilios y los atentados contra su vida o su integridad profesional no han amilanado a Nacho, quien concentra hoy sus esfuerzos en delatar la corrupción gubernamental en los más altos niveles. Este batallar de años ha sido reconocido al concedérsele uno de los galardones más prestigiosos del periodismo mundial, el Premio Internacional de Libertad de Prensa del CPJ ( 3 ). Nacho visitó la sede del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) y charló con nosotros sobre las lecciones del pasado, la pelea del presente y las incertidumbres del futuro. (…) ICFJ: ¿Por qué te han concedido el premio del CPJ? IG: Por el trabajo de los antecedentes que relacionan a Alvaro Uribe Vélez con el Cartel de Medellín. Es una investigación que se hizo en cinco partes. Una de ellas tenía que ver con la coincidencia cuando Pablo Escobar era miembro del Congreso y tenía muchísima actividad política o proselitista en los barrios pobres de Medellín, y por entonces Alvaro Uribe era el alcalde de Medellín y hacía programas muy paralelos a los de Pablo Escobar. Después Alvaro Uribe fue director de la Aeronáutica Civil. Antes de él, desde 1954 hasta 1981, el Estado había concedido 2.339 licencias, y durante los 18 meses que él ejerció, concedió 2.242 licencias, muy poco menos que en los 35 años anteriores, con el agravante que muchísimas de esas licencias, como 200, quedaron en manos del Cartel de Medellín. Y una de ellas, al menos una de ellas, quedó en manos de su papá, quien fue asesinado un tiempo después por las FARC. Cuando el 3

http://www.cpj.org/awards02/DC_awards02_release.html#more

5 helicóptero era objeto de la herencia, fue encontrado en un laboratorio famosísimo de Pablo Escobar llamado Tranquilandia. El helicóptero pertenecía a Uribe y su hermano. Además había una estrecha relación entre el papá de Uribe y el clan de los Ochoa, que era una familia muy importante en el Cartel de Medellín. Y la última fue cuando Pablo Escobar escapó de la cárcel y trató de hacer un nuevo acuerdo con el gobierno, y el encargado de llegar a ese acuerdo fue Alvaro Uribe Vélez. De todo esto nosotros teníamos cinco historias. Nosotros sólo alcanzamos publicar una, que es la relacionada con el helicóptero. Y el día que la publicamos el presidente se puso demasiado bravo, me insultó a mí por la radio, y comenzaron a presentarse llamadas misteriosas amenazando de muerte a la hija de dos años de Daniel Coronell, director de Noticias Uno, el programa donde trabajo yo ahora. Y se presentaron diversas presiones dentro de los otros socios del canal para que yo fuera expulsado. Entonces la serie se suspendió, no se emitió. ICFJ: ¿Hay planes para que se emita el resto de la serie o las amenazas son demasiado serias? IG: Son demasiado serias. Yo estoy dispuesto a seguirla, pero no hay quien me la apoye. Ni en el canal ni en ninguna otra parte. ICFJ: ¿No hay un medio extranjero dispuesto a emitir el resto de la serie? IG: Estoy tratando de conseguir ese socio. De hecho, algunas partes salieron en el Sunday Times de Londres, pero salieron en la página A-18. ICFJ: Además del Sr. Coronell y su hija, ¿has recibido amenazas de muerte a raíz de esto? IG: No. Yo he estado recibiendo llamadas siempre. Mi correo ha sido interceptado, a mi teléfono se le baja la potencia, pero yo no he recibido amenazas ciertas recientemente, y yo no sé si eso es bueno o es malo porque son uno de esos silencios que a uno lo ponen a pensar…»

El helicóptero y Gonzalo Guillén Referencia: Los Confidentes de Pablo Escobar (Guillén, Gonzalo, Un Pasquín, mayo de 2007)

«Álvaro Uribe fue copropietario en calidad de heredero, de un helicóptero que la Policía colombiana y la DEA decomisaron el 11 de marzo de 1984 durante un golpe a las mafias de las drogas, que aún, hoy sigue siendo el más grande del mundo en todos los tiempos y es el único que logró hacer que la cocaína escaseara en los grandes mercados del mundo y que su precio se multiplicara.

6 La aeronave, de fabricación norteamericana Hughes-500, modelo 369-D, la introdujo a Colombia el 27 de octubre de 1981 una empresa del padre de Uribe Vélez, Alberto Uribe Sierra (reconocido amigo de Pablo Escobar), al amparo de un registro legal de importación y al día siguiente, en menos de cuatro horas, el Departamento Administrativo de Aeronáutica Civil, Aerocivil, del cual Álvaro Uribe era director en ese momento, le otorgó licencia de operación y matrícula de bandera colombiana HK 2704X. Un trámite que normalmente suele demorar, cuando menos, 20 días. El helicóptero llegó a Colombia con la matrícula de bandera norteamericana N215-FA. El mismo día en que la Aerocivil incorporó a la flota aérea colombiana el helicóptero de la empresa del padre de Uribe Vélez, también concedió matrículas de bandera colombiana a otros tres aviones de seis que la DEA y la Policía Nacional decomisaron durante el allanamiento a aquel complejo cocainero, de 500 hectáreas de extensión, siete pistas de aterrizaje y 14 factorías capacitadas para producir 20 toneladas semanales de cocaína; quiere decir que podía surtir con creces el consumo mundial de cocaína, estimado en 900 toneladas métricas… De acuerdo con el director de la Policía Nacional de Colombia, Víctor Delgado Mallarino, en esa gigantesca zona industrial de la mafia colombiana, conocida como Tranquilandia y Villacoca, los más grandes narcotraficantes del país se habían asociado para producir la droga que exportaban por toneladas y sin mayores problemas, principalmente hacia Estados Unidos. El mismo día de marzo de 1984 en que comandos policiales tomaron por asalto el complejo y lo destruyeron, Delgado Mallarino afirmó que les pertenecía, entre otros, a las organizaciones de Pablo Escobar, José Gonzalo Rodríguez Gacha, alias El Mexicano y los hermanos Juan David, Jorge Luis y Fabio Ochoa Vásquez y Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, quienes manejaban los poderosos carteles de Cali y Medellín. La dirección del operativo estuvo a cargo de los coroneles Jaime Ramírez Gómez (posteriormente asesinado en venganza por la mafia cerca de Bogotá) y Luis Ernesto Gilibert, quien llegó a ejercer la dirección de la Policía Nacional de Colombia. Ocho meses antes de haber capturado el helicóptero en ese centro industrial de la cocaína, el padre de Uribe Vélez fue asesinado supuestamente por las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, en una hacienda de su propiedad próxima a Medellín, a la cual había viajado en el controvertido helicóptero. Todos sus bienes quedaron en poder de sus hijos, incluido Álvaro Uribe, y sujetos a una repartición judicial equitativa. El 28 de marzo de 1984, 17 días después del golpe a Tranquilandia y Villacoca, la oficina de Registro Aeronáutico de la Aviación Civil Colombiana, recibió una carta de la firma propietaria del helicóptero según la cual el aparato, para entonces incautado, supuestamente le había sido vendido a un hombre llamado Fidel Agudelo Chávez, con la advertencia de que no existían documentos legales que acreditaran la venta como lo

7 dispone la ley, pues “están pendientes del avance del proceso sucesorial del finado Alberto Uribe Sierra”. La carta fue acompañada por un documento suscrito ante un notario en febrero de 1984 por Agudelo Chávez y por Jaime Alberto Uribe Vélez (hermano de Álvaro Uribe Vélez), quien se comprometía a entregar el helicóptero en pago de una deuda que su padre presuntamente había contraído con el aparente nuevo propietario de la nave. Hoy en día, en el expediente oficial del helicóptero todavía no aparece ningún traspaso a nombre de Agudelo Chávez y las autoridades aeronáuticas dicen desconocer el paradero del HK-2704X, el cual fue adjudicado a la Policía Nacional y once años después de haber sido decomisado en el complejo cocalero la Fiscalía ordenó devolverlo a los dueños legítimos con el argumento de que no hubo, a la postre, sentencia judicial alguna que comprobara oficialmente la relación del helicóptero con el narcotráfico a pesar de haber sido encontrado en el laboratorio de cocaína más grande del mundo en todos los tiempos. Otra de las naves incautadas en Tranquilandia y Villacoca es un avión matriculado en Colombia el mismo día que el helicóptero, con la sigla HK 2592P. En el expediente de este último figura un oficio de recomendación especial firmado por el entonces Jefe de Planeación de la Aviación Civil, César Villegas, a quien Uribe Vélez había llevado para que le sirviera como principal asesor en su controvertida gestión oficial, entre 1980 y 1982. Villegas estuvo preso años después por haber participado en el traslado clandestino de fondos de la mafia a la campaña presidencial de Ernesto Samper Pizano, quien fue sucedido por Andrés Pastrana.»

Cabos sueltos en la muerte de Lara Bonilla Gerardo Reyes El Nuevo Herald 9 de diciembre de 2007

8

Semanas antes de ser asesinado, el ex ministro de justicia de Colombia, Rodrigo Lara Bonilla, se quejaba incesantemente, en público y en privado, de la infiltración del narcotráfico en todos los sectores de la sociedad. Y sus señalamientos no eran genéricos. Iban acompañados con nombres propios, fechas y lugares. Como ejemplo de esa infiltración, el ex ministro mencionó al presidente Alvaro Uribe Vélez y a su padre Alberto Uribe Sierra, según una declaración bajo juramento de la hermana de Lara obtenida por El Nuevo Herald. La declaración, rendida en julio de 1984 a raíz de la muerte de Lara Bonilla, sugiere que el ex ministro consideraba que Uribe Sierra estaría vinculado con el mundo del narcotráfico pues se había descubierto un helicóptero de su propiedad en un gigantesco allanamiento a un laboratorio de procesamiento de cocaína al sur del país, en un lugar conocido como Tranquilandia. ''Dijo que lo de Tranquilandia era muy grave y comprometía a gente muy importante de la política del país, que el helicóptero que habían cogido en Tranquilandia era del papá de Alvaro Uribe Vélez'', declaró en ese año la hermana del ministro, Cecilia Lara Bonilla. 'Fue entonces cuando me dijo, en ese momento: `La mafia ha entrado todos los estamentos del país, no sólo a la política sino a la economía' '', agregó. En otra declaración aportada al expediente, también bajo juramento, el coronel de la policía, Jaime Ramírez Gómez, quien fue el coordinador de la operación contra Tranquilandia, relató que tuvo una conversación con Lara Bonilla sobre sus temores de un atentado. 'Me manifestó que si a él le hacían un atentado iban a ser los que eran propietarios de lo cogido en Yarí cuando se descubrieron los laboratorios de cocaína. Le pedí una mayor explicación y él me dijo: `Sí, los dueños del helicóptero y los aviones que ustedes cogieron en el Yarí' '', declaró Ramírez. En esa oportunidad, Lara Bonilla no citó nombres. En entrevista con El Nuevo Herald, Cecilia afirmó que se ratifica ''en todas y cada una de las palabras'' del testimonio rendido por ella ante el juez 77 de instrucción criminal de Bogotá y ofreció otros detalles de su última conversación con su hermano antes del asesinato en una avenida del norte de esa ciudad el 30 de abril de 1983. ''Yo creo que él sí tenía muchas dudas de Uribe [Vélez]. El no las manifestó claramente'', expresó Cecilia en una conversación telefónica con El Nuevo Herald. Cecilia dijo en 1984 que su hermano, al citar el helicóptero, aseguró que Uribe Sierra había sido asesinado bajándose del aparato.

9

''Inclusive me contó que Alvaro Uribe había dado declaraciones a la prensa de que al papá lo había matado la guerrilla porque no se había dejado secuestrar'', declaró Cecilia, quien fue gobernadora del departamento del Huila. Desde el 23 de octubre, El Nuevo Herald envió al jefe de prensa de la presidencia de la República de Colombia un mensaje electrónico solicitando una opinión del presidente Uribe sobre el tema, pero no fue respondida. La misma solicitud junto con copias de las declaraciones judiciales fue enviada por fax a la oficina de comunicaciones el jueves, y tampoco recibió respuesta. Aunque las sospechas de Lara Bonilla citadas por Cecilia no se conocían, el presidente Uribe se ha defendido alegando que el helicóptero en cuestión fue vendido antes de la operación antinarcóticos en Tranquilandia. Sin embargo, ni el mandatario ni su familia han dado a conocer las escrituras de transferencia del aparato. Uribe es considerado como el mejor aliado de Washington en la lucha contra el narcotráfico en el hemisferio. El mandatario ha firmado la extradición de más de 500 narcotraficantes a Estados Unidos, entre quienes se encuentra Fabio Ochoa, uno de los cabecillas del Cartel de Medellín Rodrigo Lara Restrepo, hijo de Lara Bonilla, fue contratado hace un año y medio por Uribe para dirigir la oficina anticorrupción de la Presidencia de la República. Lara Restrepo explicó a El Nuevo Herald que ni él ni sus hermanos habían estudiado el expediente de la muerte de su padre. ''Ahora que conozco esos documentos creo que el tema es delicado, y sobre eso me voy a pronunciar en los próximos días'', afirmó Lara Restrepo a El Nuevo Herald. La mención del helicóptero en el proceso judicial por el homicidio de Lara Bonilla originó una investigación del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), el cual estableció que, en efecto, el padre del presidente era socio de la firma propietaria de la aeronave, Aerofoto Amórtegui y Cía. Ltda. Sin embargo, en un documento firmado por Jaime Alberto Uribe Vélez, otro hijo de Uribe Sierra, se afirma que la empresa vendió el aparato a un tercero, lo cual ocurrió un mes antes de la operación de Tranquilandia. En los archivos del expediente de Lara Bonilla y en el registro del historial de la aeronave no existen escrituras formales de esa transacción. Uribe Sierra era un ganadero y criador de caballos del departamento de Antioquia que tenía relaciones personales con criadores de caballos, entre ellos los miembros de la familia Ochoa, fundadores del Cartel de Medellín. Fue asesinado el 14 de junio de 1983. Su hijo, el presidente Uribe, ha sostenido que el asesinato fue cometido por

10 el Quinto Frente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) al resistir un intento de secuestro. El 10 de marzo de 1984, la policía colombiana, con el apoyo de la Agencia de Lucha contra las Drogas (DEA), tomó por asalto un complejo de 19 laboratorios de cocaína en el departamento de Caquetá, al sur de Colombia. La operación, que culminó con la destrucción de cocaína por un valor en el mercado de $1,200 millones, se logró gracias a que agentes de la DEA instalaron transmisores satelitales en varios tanques de éter que fueron comprados por Francisco Javier Torres Sierra, un enlace del Cartel de Medellín, en un expendio mayorista en Phillipsburg, New Jersey. El éter es un precursor químico fundamental para el procesamiento de la pasta de coca. Durante varios días la DEA siguió las señales de los dispositivos hasta que el cargamento de químicos fue ubicado en un área selvática en inmediaciones del río Yarí, al sur del país. El complejo de Tranquilandia, controlado por los Ochoa, Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha, líderes del Cartel de Medellín, contaba con ocho pistas de aterrizaje donde fueron halladas varias aeronaves. Una de ellas era un helicóptero marca Hugues, modelo 369D, con matrícula HK 2704E, construido en 1980 y con capacidad para cinco pasajeros. Cuando el 14 de agosto de 1984 los investigadores del DAS pidieron información sobre la aeronave a la Aeronáutica Civil, el director de esa entidad, Juan Guillermo Penagos Estrada, les entregó el expediente del helicóptero. Penagos había reemplazado a Uribe en la dirección de la Aeronáutica Civil. Uribe fue director del organismo entre 1980 y 1982, período en el cual se aprobaron licencias de operación de aeronaves y pistas a narcotraficantes. De acuerdo con el libro El Señor de las sombras: biografía no autorizada de Alvaro Uribe Vélez, del periodista estadounidense Joseph Contreras, corresponsal de Newsweek, el propio Lara Bonilla calificó de “negligente” y “pasiva” la política de la Aeronáutica Civil en relación con la aprobación de esos permisos que favorecieron aeronaves y pistas de Escobar, los Ochoa y el narcotraficante Carlos Lehder. Uribe ha dicho que fue exonerado de cualquier responsabilidad en la expedición de los permisos por una investigación que realizó el entonces Procurador General de la Nación, Horacio Serpa Uribe. De acuerdo con los documentos oficiales, el helicóptero fue comprado en Los Angeles, luego importado a Colombia en octubre de 1981 y nacionalizado en abril de 1982. Los documentos muestran a Uribe Sierra como socio de la empresa

11 propietaria del helicóptero Aerofoto Amórtegui y Cía. Ltda. y como gerente de la misma a Carlos Alberto Amórtegui Romero. Diecisiete días después de la incautación del helicóptero, la empresa Aerofoto Amórtegui y Cía. Ltda. presentó ante la oficina de registro aeronáutico una declaración extrajudicial en la que se afirma que el aparato fue entregado a Pedro Fidel Agudelo Chávez como pago de una deuda pendiente por 25 millones de pesos. Segun ese documento, Jaime Alberto Uribe Vélez, hermano del presidente se comprometió a entregar ''todos los documentos del helicóptero en cuanto finalice la sucesión de Alberto Uribe Sierra con el fin de cederle los derechos a sus herederos'' como propietario del helicóptero. Sin embargo en el expediente no figura la transferencia formal de los derechos. Una fuente cercana a los Ochoa dijo a El Nuevo Herald que Agudelo, el nuevo propietario del helicóptero, fue un trabajador de Fabio Ochoa, narcotraficante condenado en Estados Unidos a 30 años de prisión. El Nuevo Herald trató de confirmar esta información con la familia del narcotraficante en Medellín a través de correos electrónicos, pero la solicitud no fue respondida. Un artículo publicado en septiembre de este año en la revista cultural colombiana El Malpensante, identificó a Agudelo como un ''testaferro'' del narcotraficante Rodríguez Gacha en la compra de obras de arte. Rodríguez Gacha fue abatido en 1989 por la policía de Colombia. La Aeronáutica Civil canceló el permiso de funcionamiento del helicóptero confiscado en Tranquilandia el 11 de abril de 1984. Pero un nuevo incidente, poco conocido, sacó a flote de nuevo la existencia del aparato. Según logro establecer El Nuevo Herald, el primero de mayo de 1986 un helicóptero con las mismas características y similar matrícula cayó con cocaína en un céntrico sector de Medellín. El diario El Colombiano publicó la noticia: ``El helicóptero de matrícula HK 2704 es de propiedad de la firma Aerofoto Amórtegui y Cía. Ltda. de la ciudad de Medellín''. La muerte de Lara Bonilla continúa en la impunidad. Tulio Manuel Castro Gil, el juez que acusó a Pablo Escobar del asesinato, fue muerto en julio de 1985. El coronel Ramírez fue asesinado en noviembre de 1986.

Carta de la Presidencia de la República al diario El Nuevo Herald «Bogotá D.C., diciembre 11 de 2007 Señor Humberto Castelló

12 Director El Nuevo Herald Miami FL, Estados Unidos Distinguido señor: Como en reiteradas ocasiones uno de sus periodistas ha intentado mancillar la honra del Presidente de Colombia, me permito anexar el aviso publicado en la revista Cromos, el 22 de mayo de 1984. El periodista lo desconoció como elemento de información, porque el aviso hubiese desbaratado todas las afirmaciones calumniosas. El Presidente Álvaro Uribe ha desvirtuado decenas de veces la infamia a la que me refiero. En adelante deberán ser sólo los hechos de una vida dedicada por más de treinta años a servir con transparencia a la democracia colombiana, los que nieguen la calumnia. Colombia no puede trenzarse en un debate cíclico con individuos empeñados en desacreditarla e injuriar a sus autoridades legítimas. Cordialmente, César Mauricio Velásquez Secretario de Prensa Presidencia de la República de Colombia Anexo: Aviso Revista Cromos, mayo 22 de 1984.» ( 4 )

4

http://web.presidencia.gov.co/sp/2007/diciembre/11/carta_nuevo_herald.pdf

13

Zar anticorrupción de Colombia renuncia tras publicación de El Nuevo Herald GONZALO GUILLÉN / El Nuevo Herald Miércoles 12 de diciembre del 2007

El jefe del Programa Anticorrupción de la Presidencia de Colombia, Rodrigo Lara Restrepo, renunció ayer irrevocablemente tras la publicación en El Nuevo Herald de una investigación que recogió testimonios judiciales sobre el magnicidio del ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, padre del funcionario dimitente, cometido en abril de 1984 por las mafias de la cocaína.

14 La investigación, del periodista Gerardo Reyes, incluyó la historia de un controvertido helicóptero, mencionado en los testimonios, que fue propiedad del padre del hoy Presidente de la República, Alvaro Uribe Vélez. En su renuncia irrevocable, Lara Restrepo, de 31 años de edad, adujo razones “personales” y “familiares” para dejar el cargo que había asumido en 2004 y no se refirió a la publicación de este diario. El vicepresidente de la República, Francisco Santos, quien llevó al cargo oficial a Lara Restrepo y era su jefe, desde Washington dijo que "prefiero no hacer comentarios al respecto", elogió la labor contra la corrupción oficial del funcionario saliente y precisó: "Las decisiones personales son algo que las personas asumen y uno tiene que ser respetuoso de ellas". El helicóptero mencionado en la nota de El Herald fue confiscado en marzo de 1984 por la Policía Colombiana y la DEA dentro del laboratorio de cocaína más grande del mundo que se ha encontrado hasta la fecha y en ese momento era propiedad de los herederos de Alberto Uribe Sierra. En declaraciones judiciales una hermana de Lara Bonilla (Cecilia) y el jefe de la policía antinarcóticos que dio el golpe, coronel Jaime Ramírez Gómez (posteriormente asesinado), aseguraron que el ministro Lara Bonilla les había advertido que la mafia iba a matarlo y que los responsables serían los dueños de los aviones y del helicóptero incautados en la gigantesca fábrica de cocaína. Uribe Vélez, sus hermanos y una firma a través de la cual tenían la propiedad de la aeronave, 17 días después de la incautación aseguraron por medio de una carta enviada a la aviación civil que el aparato supuestamente había sido vendido por ellos dos meses antes del golpe policial en el que fue incautado pero nunca exhibieron documentación válida que así lo acreditara ni la aportaron a las autoridades que administran los registros aeronáuticos de Colombia. Antes de publicar la nota, Gerardo Reyes pidió por escrito la versión de Uribe Vélez quien al cabo de dos meses de espera no contestó y también permaneció callado frente a una segunda invitación a dar su punto de vista, hecha pocos días ates de la publicación. Ayer, La Presidencia de Colombia, tan pronto renunció Lara Restrepo, divulgó una carta, que según dice enviará a El Nuevo Herald, según la cual la publicación de este diario sería producto de maquinaciones de "individuos empeñados en desacreditarla [a Colombia] e injuriar a sus autoridades legítimas". La carta sostiene también que "uno de los periodistas" del Herald, al que no identifica, "ha intentado mancillar la honra del Presidente de Colombia" pero no explica en qué han consistido tales intentos.

15

Comunicado de El Nuevo Herald EL NUEVO HERALD DIC.15, 2007 Respuesta al comunicado de la presidencia El comunicado de la presidencia de Colombia acusa a un periodista de este diario del delito de calumnia. Como los delitos no se proclaman alegremente sino que se demuestran con hechos, de entrada no admitimos los términos del comunicado. En cuanto al procedimiento de consulta y verificación de este diario, sabemos que actuamos profesionalmente. Desde el 23 de octubre, el periodista Gerardo Reyes envió a la oficina de comunicaciones de la presidencia de la República de Colombia un mensaje en el que solicitaba la opinión del presidente sobre documentos que anexó en el mismo mensaje, pero la respuesta nunca se produjo. Se trataba de una declaración de Cecilia Lara Bonilla, hermana del asesinado ex ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, en la que afirmaba que su hermano citó como ejemplo de la filtración del narcotráfico en la sociedad colombiana el hecho de que se hubiera hallado un helicóptero propiedad del padre del presidente Alvaro Uribe en un laboratorio de cocaína en 1984. Días antes de la publicación en El Nuevo Herald, el reportero insistió en la respuesta y envió por fax los anexos, pero el vocero César Mauricio Velásquez no le prestó atención. En declaraciones a una emisora radial el viernes, Velásquez admitió que había recibido el mensaje, pero que, por recomendación del asesor más cercano al presidente, José Obdulio Gaviria, se tomó la decisión de no responder dado que la presidencia no confía en el periodista. ''El presidente pierde cuando le responde, así como cuando no responde'', afirmó el funcionario. Consideramos que el derecho de petición de un ciudadano o un periodista no es algo que se define con criterio de casino, si se pierde o se gana; es una obligación legal y moral que incluye la posibilidad de reconocer que no se quiere o no se puede responder. El silencio no es una opción. Pero El Nuevo Herald no fue la única víctima del desdén de la presidencia. Como lo explicó Rodrigo Lara Restrepo, hijo del ministro Lara Bonilla y saliente director de la oficina anticorrupción de esa entidad, Velásquez y Gaviria tampoco compartieron con él la solicitud de información del periodista pese a que el contenido de la misma se relacionaba con un episodio trágico en su vida como fue el asesinato de su padre en manos de narcotraficantes. Lara Restrepo renunció a su cargo esta semana a raíz de la publicación del artículo.

16 Ahora, la presidencia nos reclama con tono de indignación no haber tenido en cuenta un remoto aviso publicado en 1984 en una revista colombiana y que, de haberse considerado, hubiera ''desbaratado'' el artículo periodístico. Independientemente de nuestras dudas sobre los efectos de dicho aviso, seguiremos indagando en éste y otros casos que merecen ser aclarados no sólo por la gravedad del tema sino porque estamos convencidos de que el presidente Uribe y su familia merecen dejar su nombre en limpio. Humberto Castelló Director de El Nuevo Herald

Comunicado de la Presidencia de la República «1. Como se informó públicamente en 1984, y en reiteradas ocasiones posteriores, el helicóptero encontrado en el Yarí no pertenecía en ese momento a la sociedad “Aerofoto Amórtegui y Cía”, de la cual había sido socio Alberto Uribe Sierra, padre del Presidente Álvaro Uribe Vélez, asesinado por las FARC el 14 de junio de 1983. 2. Tal como desde entonces consta en los archivos de los correspondientes despachos judiciales, notarías y la Aeronáutica Civil, los herederos de Alberto Uribe Sierra cedieron los derechos herenciales sobre la participación en la sociedad “Aerofoto Amórtegui y Cía”, cuyo objeto social era la aerofotografía. 3. Tal como desde entonces consta en los correspondientes despachos judiciales, notarias y la Aeronáutica, uno de los herederos de Alberto Uribe Sierra entregó el helicóptero en dación en pago por una deuda del pasivo sucesoral, en febrero de 1984. 4. El Director de la Aeronáutica, el 16 de octubre de 2007, aclaró, una vez más, todo lo referente al helicóptero usado por el hoy Presidente de la República, el 14 de junio de 1983, para tratar de rescatar a su hermano herido en el hospital de Yolombó. El servicio fue solicitado a la Defensa Civil y la aeronave no pertenecía a Pablo Escobar. ( 5 ) Bogotá D.C., diciembre 15 de 2007»

5

Resulta curioso que la Oficina de Prensa de la Presidencia se refiera en su comunicado, en el numeral 4, a otro helicóptero sobre el cual El Nuevo Herald de Miami no se ha referido. Se trata del aparato en el cual se transportó el ahora Presidente Alvaro Uribe Vélez, el día 14 de junio de 1983, con el objeto de hacerse presente en la hacienda Guacharacas, donde fue asesinado ese mismo día su padre, para rescatar a su hermano Santiago quien resultó herido en el hecho.

17

Caricatura de Matador en La Tarde (Pereira)

Historia de un helicóptero Por Constanza Vieira 14 de Diciembre de 2007

Figuras como Luis Carlos Galán o Rodrigo Lara Bonilla brillan cada vez más en el tiempo. Ellos entendieron la dimensión del poderoso monstruo. No fueron los únicos, y muchos otros tampoco sobrevivieron. Una noche, dos semanas antes de su asesinato por el Cartel de Medellín, el entonces ministro de Justicia Rodrigo Lara acudió a una invitación de un grupo de periodistas en la sede de la Fundación Friedrich Ebert en Bogotá. Luego de trazarnos un amplio panorama sobre la omnipresencia del narcotráfico en la sociedad, y sobre todo en la alta sociedad, concluyó que los que no estamos metidos en narcotráfico en Colombia, ni nos lucramos de él, cabíamos, toditos, en la diminuta isla de Gorgona, frente a la costa Pacífica. En esa década de los 80 se comentaba en los corrillos de prensa que los narcotraficantes estaban enviando a sus hijos a estudiar a las mejores universidades del mundo, porque el proyecto era que regresaran a mandar. Limpios ante la justicia, por supuesto. La verdad, uno no entiende cómo es que jóvenes que tienen todo nuestro afecto y solidaridad, hijos de padres admirables asesinados por el narcotráfico, aceptan o han aceptado cargos en este gobierno.

18

La pregunta queda abierta. Rodrigo Lara Restrepo tenía ocho años cuando su padre fue asesinado en una calle de Bogotá, protegido por fuerte escolta, el 30 de abril de 1984. Casi 23 años después, en marzo de 2006, aceptó el cargo de Zar Anticorrupción, precisamente en el gobierno de Álvaro Uribe. Con ello, dejó boquiabierto a más de uno. El pasado día 12, renunció. Y hoy, 14, habló. Para explicar por qué trabajó con el gobierno Uribe, él dice que “perder el odio es empezar una nueva vida”, y yo le creo. Dice que nunca revisó el expediente sobre la muerte de su padre. Le creo. Para un niño que vivió un episodio tan traumático, evadir durante un tiempo, largo o breve, quizá sea necesario para fortalecerse y labrarse una personalidad autónoma. Las convicciones son más fuertes cuando provienen de cosecha propia. El posible fin de esa etapa de evadir, para el joven ex Zar Anticorrupción, sobrevino porque el 9 de diciembre el laureado periodista investigativo colombiano Gerardo Reyes publicó en El Nuevo Herald, de Miami, extractos de una de tantas declaraciones bajo juramento que han sido echadas al olvido por la justicia colombiana. La hermana del inmolado ministro, Cecilia Lara Bonilla, dijo en julio de 1984 al juez 77 de instrucción criminal de Bogotá que Rodrigo Lara mencionó al hoy presidente Álvaro Uribe Vélez y a su padre, Alberto Uribe Sierra, como ejemplos de la infiltración de la mafia en sociedad. La declaración de Cecilia Lara “sugiere que el ex ministro consideraba que Uribe Sierra estaría vinculado con el mundo del narcotráfico” porque un helicóptero de una firma de la que era socio fue encontrado en “Tranquilandia”, gigantesca zona industrial del narcotráfico en el Yarí, sur de Colombia. “Tranquilandia” fue atacada por la policía colombiana y la DEA estadounidense el 10 de marzo de 1984. El golpe contra la mafia fue tan grande, que disparó el precio de la cocaína en las calles de Nueva York. Uribe Sierra había sido asesinado nueve meses antes, el 14 de junio de 1983. El ministro “dijo que lo de ‘Tranquilandia’ era muy grave y comprometía a gente muy importante de la política del país, que el helicóptero que habían cogido en ‘Tranquilandia’ era del papá de Alvaro Uribe Vélez”, cita el Nuevo Herald la declaración juramentada de Cecilia Lara, “fue entonces cuando me dijo, en ese momento: ‘La mafia ha entrado todos los estamentos del país, no sólo a la política sino a la economía’ ”.

19 Cecilia Lara agregó que su hermano, al mencionar el helicóptero, aseguró que Uribe Sierra había sido asesinado bajándose del aparato,”inclusive me contó que Álvaro Uribe [Vélez] había dado declaraciones a la prensa de que al papá lo había matado la guerrilla porque no se había dejado secuestrar”. Dice que se ratifica ”en todas y cada una de las palabras” de su testimonio de entonces. Que no cita nombres hoy, porque algunas personas mencionadas por ella en esa época pueden haber corregido su rumbo. ”Yo creo que él sí tenía muchas dudas de Uribe [Vélez]. Él nos las manifestó claramente”, le dijo ahora a El Nuevo Herald. El helicóptero en cuestión es marca Hugues-500, modelo 369D, construido en 1980, matrícula HK 2704E expedida por el Departamento Administrativo de Aeronáutica Civil al día siguiente de su importación el 27 de octubre de 1981 (un trámite que suele demorar al menos 20 días). Quien dirigía entonces Aeronáutica Civil era Álvaro Uribe Vélez. Uribe Sierra era ganadero y criador de caballos del noroccidental departamento de Antioquia, de donde también proviene el Clan Ochoa, criadores de caballos y, junto con Pablo Escobar, fundadores del Cartel de Medellín. Se han publicado fotos de Uribe Sierra participando como rejoneador en una corrida de toros en beneficio de “Medellín Sin Tugurios”, el proyecto de vivienda social que promovió Escobar en la capital de Antioquia cuando decidió hacer avalar con votos su inmenso poder conseguido como narcotraficante. También se han publicado fotos de celebraciones en el medio caballístico de Santiago Uribe Vélez, otro controvertido hermano del presidente, con los Ochoa. “Tranquilandia” pertenecía a los Ochoa, a Escobar y a Gonzalo Rodríguez Gacha, este último uno de los principales engranajes de la mafia con las fuerzas militares para matar comunistas, que por entonces integraban el grueso de líderes de la Unión Patriótica. El diario estadounidense también desempolvó otra declaración juramentada del coronel de la policía, Jaime Ramírez Gómez, quien coordinó la operación contra “Tranquilandia”. Lara Bonilla “me manifestó que si a él le hacían un atentado iban a ser los que eran propietarios de lo cogido en Yarí cuando se descubrieron los laboratorios de cocaína. Le pedí una mayor explicación y él me dijo: ‘Sí, los dueños del helicóptero y los aviones que ustedes cogieron en el Yarí’”, declaró Ramírez.

20 El presidente Uribe argumenta que la firma por entonces propietaria del helicóptero, Aerofoto Amórtegui y Cía. Ltda., de la cual era socio su padre, habría vendido la nave antes de la operación antinarcóticos de “Tranquilandia”. El 28 de marzo de 1984, 17 días después del golpe a “Tranquilandia”, Aerofoto Amórtegui reportó a la Aeronáutica Civil la supuesta venta del aparato a Pedro Fidel Agudelo Chávez. Como prueba, la compañía anexó, no un certificado de traspaso de propiedad de la nave, sino un documento suscrito ante notario en febrero de ese año entre Agudelo y Jaime Uribe Vélez (fallecido en 2001), en el cual el hermano del actual presidente se comprometía a entregar el helicóptero al aparente nuevo propietario, en pago de una supuesta deuda dejada por Uribe Sierra. El traspaso de propiedad se haría al final del complejo proceso de sucesión. El diario de Miami aporta los siguientes datos escalofriantes: “Una fuente cercana a los Ochoa dijo a El Nuevo Herald que Agudelo, el nuevo propietario del helicóptero, fue un trabajador de Fabio Ochoa, narcotraficante condenado en Estados Unidos a 30 años de prisión”. Según la revista cultural colombiana El Malpensante, edición de septiembre 2007, Agudelo fue testaferro de Rodríguez Gacha en la compra de obras de arte. Y aunque la Aeronáutica Civil canceló el 11 de abril de 1984 la licencia del helicóptero confiscado en “Tranquilandia”, el aparato siguió volando y aparentemente el traspaso de propiedad jamás se hizo. “Según logró establecer El Nuevo Herald, el primero de mayo de 1986 un helicóptero con las mismas características y similar matrícula cayó con cocaína en un céntrico sector de Medellín. El diario El Colombiano publicó la noticia: ‘El helicóptero de matrícula HK 2704 es de propiedad de la firma Aerofoto Amórtegui y Cía. Ltda. de la ciudad de Medellín’.” Por su parte, el periodista Gonzalo Guillén, corresponsal local de El Nuevo Herald, consigna en su libro Los Confidentes de Pablo Escobar (Ediciones Un Pasquín, Bogotá, mayo de 2007) que en el expediente oficial del helicóptero todavía no aparece el traspaso a nombre de Agudelo. Agrega Guillén que las autoridades aeronáuticas (al momento de escribir el libro) “dicen desconocer el paradero del HK-2704 X, el cual fue adjudicado a la Policía Nacional, y once años después de haber sido decomisado en el complejo cocalero, la Fiscalía ordenó devolverlo a los dueños legítimos con el argumento de que no hubo, a la postre, sentencia judicial alguna que comprobara oficialmente la relación del helicóptero con el narcotráfico, a pesar de haber sido encontrado en el laboratorio de cocaína más grande del mundo en todos los tiempos.”

21

Rodrigo Lara Restrepo argumenta, como una de las razones para no haber leído el expediente sobre la muerte de su padre, que la investigación “no llegó a nada”, y apenas “condenó a unos miserables sicarios. Condenó a un niño de 18 años”. El juez Tulio Manuel Castro Gil, que acusó a Pablo Escobar del asesinato del ministro Lara, fue asesinado en 1985. En noviembre de 1986 fue asesinado el coronel Ramírez. Rodríguez Gacha fue abatido en 1989 por las autoridades, y Pablo Escobar en 1993. Por cierto: a los periodistas colombianos que abordan estos temas los cercan con amenazas de muerte, y el presidente enfurecido les dice todo tipo de improperios. Si me va a llamar a mí, crucen los dedos para que no me coja ese día de mal genio.

Caricatura de Vladdo en la Revista Semana

El helicóptero fantasma A la oficina de registro aeronáutico jamás llegó una escritura que oficializara el traspaso del helicóptero a otra compañía o persona Por Daniel Coronell Revista Semana

Fecha: 12/15/2007 -1337 Al terminar la semana salió a flote otra maniobra para ocultar información en la Presidencia de la República. Están implicados el asesor José Obdulio Gaviria -quien se precia de no tener Procuraduría que lo revise- y el secretario de prensa, César

22 Mauricio Velásquez, empleado de este gobierno desde mucho antes de tener sueldo oficial. Los dos decidieron guardarse una información determinante que recibieron de Gerardo Reyes, laureado periodista del Nuevo Herald y reconocido internacionalmente por su rigor en la investigación. En un correo electrónico, enviado también por fax, Reyes preguntaba la opinión del Presidente sobre la declaración que —en 1984 y bajo juramento— dio la hermana del asesinado ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla. Doña Cecilia Lara Bonilla juró ante la justicia, hace 23 años, cuando pocos se imaginaban que Álvaro Uribe Vélez llegaría a la presidencia, que el ministro Lara consideraba que el narcotráfico había entrado en todos los estamentos del país y citaba, como ejemplo de esa infiltración, el caso de un helicóptero de la familia del ahora Presidente, encontrado en el complejo coquero de Tranquilandia. La hermana de Lara Bonilla recordó así las palabras del Ministro: "Dijo que lo de Tranquilandia era muy grave y comprometía gente muy importante de la política del país, que el helicóptero que habían cogido en Tranquilandia era del papá de Álvaro Uribe Vélez". El presidente Uribe no respondió al testimonio. José Obdulio, primo de uno de los dueños de Tranquilandia, le recomendó quedarse callado. Tampoco le dijeron nada al Zar anticorrupción, Rodrigo Lara Restrepo, hijo del ministro asesinado por la mafia. Lara no conoció las partes del expediente que había mandado Reyes un mes antes. Vino a enterase de su alcance cuando las publicó el Herald. Dos días después renunció a su cargo por "razones personales". La reacción presidencial sólo se produjo cuando todo esto había pasado. El secretario de prensa, en una carta al director del periódico de Miami, aseguró que cuando el helicóptero fue incautado en Tranquilandia ya no pertenecía a la empresa Aerofoto Amórtegui, de la que fue socio el padre del Presidente. Para confirmar sus palabras, anexó un aviso pagado, publicado en la revista Cromos del 22 de mayo de 1984. ¿Por qué el Presidente, que otras veces ha puesto a sus subalternos a certificar su inocencia, no acudió a un documento oficial sino a un simple anuncio comprado? La respuesta es sencilla. El folio de matrícula aeronáutica, el documento apropiado para certificar la propiedad de una aeronave, demuestra exactamente lo contrario de lo que hoy dice el gobierno: "ese helicóptero siempre perteneció a Aerofoto Amórtegui, desde su importación en 1981 hasta cuando su matrícula fue cancelada en 1993". (Ver semana.com)

23 A la oficina de registro aeronáutico jamás llegó una escritura que oficializara el traspaso del helicóptero a otra compañía o persona. Sólo una declaración firmada en una notaría de Envigado por Pedro Fidel Agudelo -hombre de cuestionada reputación- en la que aseguraba que el hermano del Presidente, Jaime Uribe Vélez, le había entregado el helicóptero como pago de una deuda de 25 millones de pesos (unos 300.000 dólares de la época). Según el papel, eso sucedió un mes antes de la operación Tranquilandia. El mismo papel prometía legalizar el traspaso cuando terminara la sucesión de Alberto Uribe Sierra. Pero esa legalización jamás se cumplió. Álvaro Uribe Vélez y sus hermanos, como herederos de Uribe Sierra, eran los legítimos dueños de la mitad del helicóptero incautado en Tranquilandia en marzo de 1984. Esa es la verdad que han buscado ocultar o distraer por años y cuyo fantasma seguirá saliendo, sin importar los intentos de José Obdulio y compañía.

EL FANTASMA DEL PASADO El rey está desnudo Por: María Jimena Duzán EL TIEMPO 17 de diciembre de 2007

El rey está desnudo, pero en la corte todo el mundo le alaba el disfraz. Hasta ahora, eso mismo le sucedía al presidente Uribe cada vez que algún periodista se atrevía a desempolvar episodios de su denso pasado. El que quedaba expósito era el denunciante, mientras el presidente Uribe se daba el lujo de hacerles caso omiso a esos "refritos", en medio de insultos altisonantes y de lecciones de ética. Algo me dice que todo esto puede estar cambiando y que por primera vez el Presidente parece estar en apuros por cuenta de su pasado. Sin duda, la renuncia del zar anticorrupción, Rodrigo Lara, tiene esa lectura, a pesar de que en Palacio hayan querido minimizarla y pordebajearla hasta el punto de haber esparcido el rumor de que el funcionario no renunció por lo que había publicado El Nuevo Herald sino porque quería evitar problemas con un prestamista de su campaña. Que, a propósito, se lo presentaron los hijos del Presidente. En realidad, Rodrigo Lara Restrepo renunció a su cargo por varias razones, todas ellas de peso. La primera es que el presidente Uribe hasta hoy no ha podido explicarle a él, ni al país, qué diablos hacía un helicóptero de propiedad de su padre en el laboratorio de Tranquilandia. Si el helicóptero ya no era de Uribe Sierra en ese momento, como insisten los comunicados de Palacio, ¿por qué no hay registros del

24 traspaso? En los comunicados se afirma que el helicóptero fue dado en pago de una deuda por 25 millones. ¿Una deuda a quién? ¿Así de barato cuesta un helicóptero? Y si es cierto que esa venta se efectuó, como insisten desde Palacio, el Presidente tampoco sale muy bien librado: el helicóptero fue vendido a un narcotraficante que trabajaba para el cartel de Medellín. ¿No es para sorprenderse que en toda esta cadena no haya un empresario decente que no tenga que ver con el narcotráfico, ni con el cartel de Medellín. Pero tal vez el episodio más complicado de manejar para el Presidente no sea precisamente ese, sino el testimonio del coronel Ramírez que aparece en El Nuevo Herald. En el que afirma que Rodrigo Lara le confesó, días antes de su asesinato a manos de la mafia, que lo iban a matar los dueños de las aeronaves que él había incautado en Tranquilandia. Esos mismos temores nos los había confesado a unos cuantos periodistas de El Espectador, en una reunión con Guillermo Cano, el propio Rodrigo Lara, poco antes de su muerte anunciada. A los pocos días, la mafia asesinaría al coronel Ramírez y luego a Guillermo Cano. La espiral de violencia que se desató diezmó la conciencia crítica de una nación que ya no se volvió a enfrentar al narcotráfico. Pero mientras el Gobierno emite comunicados sobre el helicóptero y se enreda cada vez más en sus explicaciones, El Espectador publica el sábado un informe demoledor en el que nuevamente pone el reflector sobre el asesor presidencial José Obdulio Gaviria, primo hermano del narcotraficante Pablo Escobar. En dicho informe queda claro que un hermano de José Obdulio compartió cuentas con el responsable del pago a los sicarios que asesinaron a Guillermo Cano, director de El Espectador. En la investigación se afirma que a pesar de que su nombre está presente en las cuentas bancarias y de que la justicia lo llamó a que diera explicaciones por esos hechos, el hermano de José Obdulio ha desafiado olímpicamente los estrados judiciales. Hoy es un ciudadano del montón y ya no se acuerda muy bien de esas épocas. Dice que es un empresario de bien como tantos otros que hoy, a pesar de su pasado, están disfrutando de las mieles del poder. Probablemente se dirá de nuevo que José Obdulio no es culpable de lo que hayan hecho sus hermanos o sus primos. Y que para esa época era tradicional que en Medellín los ricos tuvieran helicópteros e hicieran negocios con el mundo de la mafia que circulaba en torno de Pablo Escobar, sin que ninguno de ellos supiera que se trataba de un narcotraficante que asesinaba ministros, periodistas y candidatos. Puede, repito, que muchos sigan alabando el disfraz del rey... pero su desnudez cada día es más evidente.