Tiempo y realidad en el pensamiento maya: Ensayo de acercamiento [Primera edición electrónica en PDF (4ta Edición))] 970320631X

La obra trata lo más sobresaliente de los conocimientos matemáticos de los mayas, que son la base de sus cómputos calend

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Tiempo y realidad en el pensamiento maya: Ensayo de acercamiento [Primera edición electrónica en PDF (4ta Edición))]
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Table of contents :
Portada
Portadilla
Dedicatoria
Índice General
Nota en esta cuarta edición
Advertencia. Nuevas aportaciones sobre el tema de este libro
A manera de prólogo
Introducción
I. Los afanes cronológicos de los mayas
II. Expresión y símbolos mayas del tiempo
III. El tiempo como atributo de los dioses
IV. El tiempo y el espacio
V. El hombre maya en el universo de kinh
Referencias bibliográficas
Apéndice I. Los conceptos de espacio y tiempo entre los grupos mayances contemporáneos
El cocodrilo terrestre en la concepción espacial
La imagen cuatripartita del universo
Las esquinas del mundo
La dimensión vertical del universo
La persistencia milenaria en los modos de medir el paso del tiempo
Meses del Calendario Tzeltal
Los cómputos del tiempo, los dioses y los ritos
Cargas y destinos de los días en el tzolkin
El culto de los portadores del año
Referencias bibliográficas del Apéndice I
Apéndice II. Nuevas aportaciones sobre el tema de este libro
Publicación de textos mayenses contemporáneos tocantes al tema tiempo-espacio
Significado de tiempo y espacio en obras acerca de grupos mayenses contemporáneos
Trabajos en los que se analizan, desde otras perspectivas, estos mismos conceptos
¿ Una nueva interpretación de las interrelaciones entre los rumbos del espacio cósmico y el comportamiento del sol?
A modo de conclusión
POST SCRIPTUM
Índice Analítico
Índice de ilustraciones
Ilustraciones del Apéndice I
Índice de láminas
Contraportada

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MIGUEL LEÓN-PORTILLA

TIEMPO Y REALIDAD EN EL PENSAMIENTO MAYA Ensayo de acercamiento

®

UNNERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

1-��p,�l�J.,



, Obras del departamento editorial

TIEMPO Y REALIDAD EN EL PENSAMIENTO MAYA ENSAYO DE ACERCAMIENTO

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS Serie Culturas Mesoamericanas: 2

MIGUEL LEÓN-PORTILLA

TIEMPO Y REALIDAD EN EL PENSAMIENTO MAYA ENSAYO DE ACERCAMIENTO

Prólogo de J. ERIC S. THOMPSON Apéndice de ALFONSO VILLA ROJAS EDICIÓN AUMENTADA CON NUEVO APÉNDICE ACERCA DE RECIENTES APORTACIONES SOBRE EL TEMA DE ESTE LIBRO

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO MÉXICO2003

Primera edición: 1968 Segunda edición: 1986 Tercera edición: 1994 Cuarta edición: 2003 DR © 2003, Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria, 04510. México, D. F. INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS

Impreso y hecho en México ISBN 970-32-0631-X

Tiempo y realidad en el pensamiento maya Ensayo de acercamiento editado por el Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, se terminó de imprimir el 28 de julio de 2003 en Hemes Impresores, Cerrada Tonantzin 6, Col. Tlaxpana. Su composición se hizo en tipo Book Antiqua de 11:12, 10:11 y 8:9 puntos y estuvo a cargo de Sigma Servicios Editoriales bajo la supervisión de Ramón Luna Soto. Esta cuarta edición, en papel Cultural de 90 gramos, consta de 1 000 ejemplares y estuvo al cuidado de Ricardo Alfonso Sánchez Flores

A la memoria del doctor Manuel Camio (1882-1960)

ÍNDICE GENERAL Nota en esta cuarta edición ............................ 7 Advertencia Nuevas aportaciones sobre el tema de este libro ... : ...... 11 A manera de prólogo ................................. 13 Introducción......................................... 15 l. 11. 111. IV. V.

Los afanes cronológicos de los mayas ............... Expresión y símbolos mayas del tiempo............. El tiempo como atributo de los dioses............... El tiempo y el espacio............................. El hombre maya en el universo de kinh..............

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Referencias bibliográficas.............................. 113 APÉNDICE I

Los conceptos de espacio y tiempo entre los grupos mayances contemporáneos, por Alfonso V illa Rojas............. 121 Referencias bibliográficas del Apéndice I ................ 164 APÉNDICE 11

Nuevas aportaciones sobre el tema de este libro .......... 169 índice analítico ....................................... 205 Índice de ilustraciones ................................ 211 Ilustraciones del Apéndice I. .. .. . . . .. . . .. . . . . . . . .. . . .. . 211 Índice de láminas..................................... 212

NOTA EN ESTA CUARTA EDICIÓN Al aparecer en 1986 la segunda edición de este libro incluí al principio de él una advertencia. Versó ella acerca de las nuevas aportaciones que desde su primera edición se habían hecho re­ lacionadas con los temas tratados en él. Expresé allí que precisa­ mente quería analizar y valorar lo que se había expuesto. Con tal propósito -como lo señalé en dicha advertencia- preparé un apéndice para dar cuenta de las principales de esas nuevas aportaciones. Ese apéndice volvió a incluirse en la tercera edi­ ción de este libro, en 1994, y también en la que aquí se ofrece. Ahora bien, a ya casi dos ka.tunes de la primera aparición de

Tiempo y realidad en el pensamiento maya en 1968, he considerado ne­

cesario atender a los avances logrados en el desciframiento de la escritura maya. Hacia 1968 había sido ella descifrada tan sólo en pequeña parte. Se habían identificado sus glifos calendáricos y nu­ merales; asimismo otros relacionados con el universo de sus dio­ ses, creencias y rituales. Algunos glifos de sutiles connotaciones, como los referentes a los rumbos cósmicos, asociados a las cuen­ tas de los años, también habían revelado sus secretos. Sin embargo, la escritura lejos se hallaba de ser descifrada cabalmente. La mayoría de los mayistas consideraba que dicha escritura era básicamente ideográfica, es decir que sus signos glíficos representaban ideas. Durante las últimas décadas las cosas han cambiado. A par­ tir de los trabajos pioneros del ruso Yuri Knorosov, se abrieron nuevos caminos de comprensión. Atendiendo al que se tenía como "alfabeto", incluido por fray Diego de Landa en su Rela­ ción de las cosas de Yucatán descubrió él que los glifos allí repre­ sentados denotaban en realidad muestras de sílabas. Tal descubrimiento, ampliado con la identificación de otras muchas sílabas, llevó a Knorosov a reconocer que la escritura maya era_ básicamente fonética. Él, y luego otros mayistas que han seguido sus huellas, llegaron a la conclusión de que dicha escritura tuvo un carácter logo-silábico. ?ignifica esto que sus

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TIEMPO Y REALIDAD EN EL PENSAMIENTO MAYA

glifos representan unas veces sílabas y otras palabras completas y asimismo afijos con connotaciones morfológicas. Las lecturas que han hecho varios mayistas sobre 1� ?ª�e de tales descubrimientos han sido reveladoras. Me referire solo a lo aportado por Linda Schele y David Freidel. Han mostrado ellos que muchas de las inscripciones en estelas, dintel� s, va­ sos de cerámica y en otros objetos y monume�t�s se ref1�re!' a los gobernantes de diversos lugares: sus nac1m1entos, lma1es, entronizaciones, guerras, triunfos, derrotas y muert�s. Todo ello con indicación precisa de las fechas en que sucedieron ta­ les aconteceres. ¿Significa esto que las inscripciones son fundamentalmente registros de sucesos mundanos, sólo en parte relacionados con lo religioso o sagrado? ¿Implican tales lecturas que los mayas es­ tuvieron interesados sobre todo en la historia relacionada con sus gobernantes? ¿No les preocupó acaso, como lo he pretendido mostrar en este libro, el acontecer cíclico de un tiempo cósmico, escenario cambiante en el que actúan los dioses determinando los destinos de los seres humanos? El examen cuidadoso de no pocas inscripciones permite res­ ponder a estos cuestionamientos. Atenderé sólo a una lápida pro­ cedente del templo 14 de Palenque, pues considero que constit�ye un buen ejemplo. Tomo para ello en cuenta lo aportado por Lm­ da Schele y Mary Ellen Miller en The Blood of Kings. Dynasty and Ritual in Maya Art (1986), así como en A Forest of Kings. The Untold Story of the Ancient Maya (1990), obra en la que Schele tuvo la colaboración de David Freidel. Dicha lápida fue erigida por Kan­ Xul, el hijo más joven del célebre señor Pacal. Está allí represen­ tado Cham-Bahlum, hermano mayor del mencionado Kan-Xul. El propósito con que se erigió la lápida fue exaltar la memoria de Cham-Bahlum que había ya muerto pero que aparece allí vuelto a la vida. Está él en actitud de bailar. Su madre, la señora Ahpo-Hel le sale al encuentro. Lleva en sus manos un cetro con la efigie .�el dios Ah Bolon Tzacab. Él y ella se encuentran por encima de las aguas del inframundo. Él tiene en su cinturón_ la más�ara del di?s del inframundo y ostenta en su tocado el ghfo de kmh, sol, d1a, tiempo. Ha vencido a los señores de Xibalbá -el inframundo- y ha ascendido a la tierra para alcanzar la apoteosis final con el sol en un tiempo sagrado. Las inscripciones, a ambos lados de esta escena, revelan el sentido más hondo de lo representado en ella. El interés permanente de los mayas por los registros del tiem­ po se toma patente: al lado izquierdo se indica la fecha en que se

NOTA EN ESTA CUARTA EDICIÓN

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erigió la estela, un día 9-Ik del mes 10-Mol, que corresponde al 6 de noviembre de 705 d. C. Fue entonces. cuando se proclamó que Chan-Bahlun había vuelto a la vida. El registro calendárico indica que habían transcurrido 932 174 años para que llegara ese día. En ese tiempo remoto, por primera vez se había manifesta­ do el dios Ah Bolon Tzacab, es decir en otra edad cósmica. El hermano de Kan-Xul, en cuyo honor se erigió la estela, aparece en ella triunfante, recibido por su madre Ahpo-Hel. El dios Ah Bolon Tzacab en la remota edad cósmica también había sido aco­ gido por la diosa lunar. Como puede verse -y algo semejante ocurre en otras estelas con imágenes e inscripciones- hay en ellas cómputos de tiempo que se refieren a un presente y se relacionan a la vez con pasados remotos, en el contexto de una dialéctica cósmica. Lo humano y lo divino se entrecruzan en el devenir de los ciclos y los destinos. La lectura de inscripciones como ésta muestra que ciertamen­ te interesó a los mayas la historia de sus gobernantes y que no pocas estelas evocan aconteceres relacionados con ellos. Pero di­ cha lectura revela· también que esa historia se concibe en fun­ ción de su arraigado pensamiento acerca del tiempo cíclico y sagrado. En otras palabras, no pocas de las lecturas que se han hecho corrob�ran y amplían lo que constituye el meollo de este libro. Todo ctíanto existe, y de modo especial los seres humanos, se halla inmerso en esa especie de atmósfera cósmica, siempre cambiante del tiempo, con sus medidas de precisión rigurosa, que a lo largo de sus ciclos vuelve presentes los rostros de los dioses portadores de destinos. De mod específico se proclama que los supremos gobernan­ tes, como todo lo que prolifera en el mundo, existen en el uni­ verso de kinh -sol, día, tiempo sin límites- que, a través de su fluir incesante, sus variaciones, conjunciones y recurrencias cí­ clicas, marca los momentos de completamiento y de relevo en los que los dioses hacen entrega de sus cargas de destinos. La historia de los gobernantes mayas, vinculada esencialmente a tal concepción del tiempo, revela así su sentido más hondo. Si vol­ viera a escribir este libro, en él habría un capítulo más que tal vez se titularía: "Los gobernantes mayas en el universo de Kinh". Pienso que lo que aquí he expresado deja ver al menos lo que abarcaría ese capítulo. Confirmaría que el saber maya acerca del tiempo todo lo permeó y a todo le dio sentido. MIGUEL LEÓN-PORTILLA, 22 de febrero de 2003

ADVERTENCIA NUEVAS APORTACIONES SOBRE EL TEMA DE ESTE LIBRO Casi un katún, veintena de años, ha transcurrido desde la primera aparición de este trabajo en 1968. A partir de entonces han ido en aumento las investigaciones sobre el tema de tiempo y espacio en el pensamiento maya. En comentarios bibliográficos y en libros y artículos, distintos estudiosos han "dialogado" de diversas for­ mas con lo que aquí he expuesto. Podría decirse que, aun cuando sea a veces desde perspectivas muy distintas, se mantiene vivo el propósito de penetrar en éste y otros aspectos claves de lo que fue la visión del mundo, la filosofía,, de los sacerdotes y sabios mayas. Por ello, al pedírseme una reimpresión de este libro, agotado desde hace varios años, me planteé la posibilidad de rehacerlo, tomando en cuenta lo aportado por otros, para entrar así de nue­ vo en el diálogo sobre lo mucho que significó tiempo y espacio en la conciencia del hombre maya. Rehacer el libro sonaba atrac­ tivo pero era tarea difícil: precisamente requería de tiempo. Y, por estar enfrascado en otros trabajos, para esto me faltaban a la vez tiempo y espacio. Hube así de aceptar que, puesto que lo mejor es enemigo de lo bueno, más que rehacer el libro, podría referirme al menos en forma sucinta a las principales de entre esas aportaciones sobre este mismo tema. Con tal propósito he pre­ parado, a modo de Apéndice 11, un comentario en el que abarco tales aportaciones bajo los siguientes rubros: Valoraciones del signi­ ficado del tiempo y espacio en ediciones recientes de textos mayenses de la tradición prehispánica; Significado de tiempo y espacio en obras acerca de grupos mayenses contemporáneos; Publicación de textos mayenses actuales tocantes al tema espacio-tiempo; Trabajos en los que se anali­ zan desde otras perspectivas estos mismos conceptos y¿ Una nueva in­ terpretación de las interrelaciones entre los rumbos del espacio cósmico y el comportamiento del sol? En realidad no han sido pocos los investigadores que han vuelto a fijar su atención en la gama tan grande de connotaciones

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TIEMPO Y REALIDAD EN EL PENSAMIENTO MAYA

inherentes a los conceptos mayenses de tiempo y espacio. En­ tre tales estudiosos recordaré aquí a Evon Z. Vogt, Munro S. Edmonson, Dennis y Barbara Tedlock, Alfonso Villa Rojas, Gary H. Gossen, Roberto D. Bruce, Javier Romero, Mercedes de la Gar­ za, John Carlson, Franz Tichy, Anthony F. Aveni, Johanna Broda, Robert M. Carmack, Nancy M. Farriss, Gordon Brotherston, Clemency Coggins, Victoria R. Bricker y Mercedes López Baralt. En el Apéndice 11, que he preparado para esta nueva edición, atiendo a sus principales recientes aportaciones. Al lector interesado en lo que toca al tema del tiempo -si dis­ pone de tiempo- sugiero se acerque a este nuevo Apéndice 11, una vez leído el presente libro. La intención es retomar allí "el diálogo" y valorar lo que se ha expuesto, y que me atrevo a ade­ lantar, corrobora, casi siempre, lo que en este "ensayo de acerca­ miento" había podido ya vislumbrarse. MIGUEL LEÓN-PORTILLA

Ciudad Universitaria, julio de 1985

A MANERA DE PRÓLOGO

Mucho estimo el honor que me hace al pedirme una introducción a su estudio sobre el concepto maya del tiempo. He tratado de satisfacer sus deseos, pero después de varios intentos me ha parecido más fácil escri­ birle esta carta abierta. En parte es congratulatoria, pero en parte tam­ bién, como usted lo verá, es una especie de apología pro vita mea, al menos respecto de esa parte de mi vida relacionada con el estudio de la filosofía maya del tiempo. Primeramente permítame felicitarlo por haber ampliado su interés hasta abarcar este muy especializado campo del tiempo entre los ma­ yas. Valientemente combate usted contra una de las más grandes defi­ ciencias de la investigación moderna, o sea contra la tendencia de saber cada vez más y más acerca de menos y menos. Como una víctima de este proceso, en cierto modo me siento como un pecador reincidente que felicita a un santo que ha superado la tentación. Hace cuarenta años, en mi primer trabajo en el Field Museum de Chicago, tenía a mi cargo cuanto se refiere a la arqueología y etnografía desde el Río Grande has­ ta la Tierra del Fuego; desde entonces parece que hubiera estado miran­ do con complacencia cómo se constreñían las fronteras de mi interés. Pero, ¡ay!, la estridencia del canto del gallo no guarda proporción con la pequeñez del montón de basura encima del cual se mueve. Al actuar contra esta moderna tendencia, pone usted un ejemplo que espero otros habrán de seguir. Permítame también hacerle llegar mis más cordiales felicitaciones por su muy penetrante estudio de la filosofía maya del tiempo; abunda en nuevas formas de comprensión. Ha contemplado usted este viejo pro­ blema desde un nuevo punto de vista, el de la atmósfera más clara de las alturas en que se nutrió la cultura náhuatl. Tal vez sea el pesimismo de muchos años de estar jugando a las es­ condidas con la realidad maya lo que mefuerza a susurrar para nosotros dos una palabra de alerta, la cual, así lo espero, sus oídos serán lo sufi­ cientemente agudos y los míos estarán lo suficientemente cerca para es­ cucharla. Me temo que tanto sus intentos como los míos de estudiar la filosofía maya del tiempo quedarán lejos de alcanzar éxito completo. Tan

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irracional es quizás esperar una comprensión satisfactoria del aura mís­ tica y emocional de la filosofía maya del tiempo por parte de una creatura de la cultura occidental del siglo XX, como lo sería esperarla respecto de un estudio balanceado, lleno de simpatía y penetración acerca del éxtasis de San Francisco, salido de la pluma de un ateo militante de nuestra edad materialista. Nuestras perspectivas distan mucho de las que tuvieron los mayas y, para remate de este tremendo obstáculo, está el hecho de que existan tantos aspectos del problema tan imperfectamente conocidos o tan completamente ignorados por nosotros. El estudioso ateo de la vida de San Francisco dispone para su objeto de fuentes incomparablemente más ricas que las que nosotros podríamós soñar en tener para el nuestro. Hace muchos años, con arrogancia no justificada, comparé mi ambiva­ lente posición como estudioso de los mayas, reclamando mi lugarcito, aunque ajeno a su ambiente filosófico, con la del humilde donante cuyo retrato recibía el privilegio de aparecer en un ángulo de una de esas grandes pinturas religiosas del temprano renacimiento, hecha por en­ cargo suyo. Quise expresar así que, en el mejor de los casos, tanto el estudioso como el donante no eran realmente parte del tema central de la pintura, aunque recibían al menos el honor de una simbólica partici­ pación a distancia dentro del conjunto. Pero de hecho me estaba yo atri­ buyendo un rango muy elevado. Ni usted ni yo alcanzaremos, respecto de los misterios mayas, la comprensión que tuvo en su contexto el arro­ dillado donante en esa edad de la fe. Temo que nosotros nunca alcanza­ remos siquiera un rincón dentro de la pintura. Tal vez he sido excesivamente pesimista al describir nuestros pro­ blemas y la habilidad de usted para afrontarlos. Mi percepción emocio­ nal de los misterios mayas siempre estará desde esta orilla de la profunda quebrada que separa a la cultura maya de la nuestra. Nunca podré es­ perar ser un participante como lo fue aquel donante arrodillado que estuvo a la vez fuera de esa escena particular de un misterio o de un milagro, pero que al mismo tiempo fue un actor dentro de ella. Usted tal vez no tenga que permanecer tan lejos, en un extremo tan distante; sus estudios nahuas podrán mostrarle algún sinuoso sendero para tras­ poner la quebrada y alcanzar la otra orilla. Los Ah Beeobfueron oscuras deidades mayas o, más probablemen­ te, aspectos oscuros de dioses bien conocidos. Su nombre significa "Los del camino" y su atributo era quitar obstáculos -a los caminantes. Li­ bren de obstáculos el camino a sus pasos de exploración. Con mis mejores deseos. J. ERIC

s. THOMPSON

Enero de 1967

INTRODUCCIÓN Sabido es que los mayas desde los días de su esplendor clásico fueron maestros eximios en el arte y los afanes de medir el tiem­ po. Actualmente conocemos la precisión extrema de sus sistemas calendáricos, algo de su cronología y de su saber astronómico, gracias a investigaciones numerosas, desde las iniciadas por Landa hasta las de estudiosos como Forstemann, Goodman, Seler, Spinden, J. Martínez Hernández, Beyer, Teeple, Morley, Berlín, Barthel, Satterthwaite, Lizardi Ramos y Thompson. Justamente esos continuados estudios y los que se llevan a cabo sobre otras instituciones de esta cultura, han despertado una nueva forma de interés por investigar el tema del tiempo entre los mayas en relación directa con su pensamiento y su antigua visión del mundo. No se trata ya sólo de enriquecer lo que se conoce acerca de los cómputos calendáricos y las predicciones de carácter astrológico de los sacerdotes y sabios. Otro es el pro­ blema objeto de estudio. En pocas palabras podría éste formu­ larse así: ¿qué significación tuvo el tiempo para la conciencia maya en el contexto de su mitología, su pensamiento y, en resu­ men, en la visión integral del mundo que llegó a desarrollar su cultura? Ha sido J. Eric S. Thompson quien en las últimas décadas más que nadie ha penetrado en el problema, analizando �l complejo de ideas y de símbolos que integran la que él llama "filosofía maya del tiempo". "Es necesario destacar, nos dice, un importante ele­ mento de la civilización maya, su obsesionante preocupación por el tiempo. En verdad_puede hablarse de la filosofía maya del tiempo." 1 Y al ocuparse más directamente de esto mismo en su obra The Rise and Fall of Maya Civilization, señala la nece­ sidad de ahondar en la significación que dieron los mayas al 1 J. Eric S. Thompson, "The Character of the Maya'', en Proceedings of the xxxth International Congress of Americanists. London, published by the Royal Anthropological Institute, 1952, p. 37-38.

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tiempo, como condición para lograr una más adecuada compren­ sión de su cultura. Ningún otro pueblo en la historia, escribe allí, ha tenido un interés tan absorbente por el tiempo como los mayas, y ninguna otra cul­ tura ha desarrollado jamás en forma semejante una filosofía para abarcar un tema tan desusado ... 2

El propósito de este trabajo es precisamente proseguir la línea de investigación emprendida por Thompson. Para ello hemos to­ mado en cuenta lo alcanzado por él y por otros distinguidos mayistas, así como lo que hemos podido allegar con base en las inscripciones y otros testimonios arqueológicos, y en los códices y textos indígenas más tardíos que reflejan o consignan algo de lo que fue el antiguo pensamiento maya acerca del tiempo. 3 Como marco introductorio a este estudio creemos necesario recordar al menos unos cuantos datos plenamente comproba­ dos y notoriamente impresionantes acerca de los conocimien­ tos cronológicos y astronómicos de los mayas. Ayudará esto a entrever la magnitud de la que fue su insistente preocupación. El siguiente paso, o sea el análisis de complejos de símbolos, de los glifos ya descifrados de connotación temporal y aun de los más tardíos textos de contenido mitológico, religioso y calendárico, se dirige a la búsqueda de la esencia y el sentido de ese empeño que aparece tan directamente relacionado con el meollo de la vi­ sión maya del mundo a. través de las principales etapas de su evolución cultural. Es cierto que en la tarea que nos proponemos habremos de tropezar con no pocos problemas hasta ahora no resueltos sa­ tisfactoriamente. El mismo Eric Thompson, al que agradezco la lectura de este trabajo así como sus valiosas· sugerencias y rec­ tificaciones, reitera cuán difícil es "esperar una comprensión sa­ tisfactorié) del aura mística y emocional de la filosofía maya 2 J. Eric S. Thompson, The Rise and Fall o/ Maya Civilization, Norman, University of Oklahoma Press, 1954. Véase asimismo su apéndice 4, "Maya calculations far into the past and into the future", en Maya Hieroglyphic Writing, New Edition, Norman, University of Oklahoma Press, 1960, p. 314-316. 3 Instrumento indispensable para el estudio de inscripciones y glifos de connota­ ción temporal y de sus diversas relaciones con la simbología religiosa y mitoló�ica ��ya nos lo ofrecen, además de la ya citada obra de Thompson, Maya Hreroglyphrc Wntrng, los dos siguientes trabajos fundamentales: Günter Zimmermann, Die Hieroglypfi:n der Maya-Handschriften, Hamburg, Unurersitat Hamburg, Abhandlungen aus dem