Saberes andinos : ciencia y tecnología en Bolivia, Ecuador y Perú
 9788489303515, 8489303517

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SABERES ANDINOS

Ciencia y tecnología en Bolivia, Ecuador y Perú

Marcos Cueto

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Editor

IEP Instituto de Estudios Peruanos

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

Serie: Estudios Históricos 19

Contenido

©

IEP ediciones Horacio Urteaga 694, Lima 11  432-3070 / 424-4856 Fax [511] 432-4981

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Impreso en el Perú Primera edición, noviembre de 1995 1,000 ejemplares ISBN 84-89303-51-7 ISSN 1019-4533

1.

Introducción, Marcos Cueto

2.

Tradiciones médicas nativas y resistencia en el Ecuador colonial, Suzanne Austin Alchon

15

Ciencia ilustrada y saber popular en el conocimiento de la quina en el siglo XVIII, Eduardo Estrella

37

La recepción de la tecnología minera española en las minas de Huancavelica, siglo XVIII, Kendall W. Brown

59

La Utopía de Hipólito Unanue: comercio, naturaleza, y religión en el Perú, Jorge Cañizares

91

3. 4. 5.

CUETO, Marcos, ed. Saberes andinos: ciencia y tecnología en Bolivia, Ecuador y Perú.-- Lima: IEP, 1995.-- (Estudios Históricos, 19) CIENCIA/TECNOLOGÍA/MEDICINA TRADICIONAL/SIGLO XVIII/ UNANUE, HIPÓLITO/CULTURA ANDINA/COLONIA/ESTRATIFICACIÓN SOCIAL/MEDICINA/HISTORIA/PERÚ/BOLIVIA/ECUADOR/ W/05.01.01/E/19

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

6. 7. 8.

9

El nacionalismo y los orígenes de la Sociedad Geográfica de Lima, Leoncio López-Ocón Cabrera

109

Ingeniería y Estado en Bolivia durante la primera mitad del siglo xx, Manuel E. Contreras C.

127

Guía para la historia de la ciencia: archivos y bibliotecas en Lima, Marcos Cueto

159

Serie: Estudios Históricos 19

Contenido

©

IEP ediciones Horacio Urteaga 694, Lima 11  432-3070 / 424-4856 Fax [511] 432-4981 Impreso en el Perú Primera edición, noviembre de 1995 1,000 ejemplares

CUETO, Marcos, ed. Saberes andinos: ciencia y tecnología en Bolivia, Ecuador y Perú.-- Lima: IEP, 1995.-- (Estudios Históricos, 19) CIENCIA/TECNOLOGÍA/MEDICINA TRADICIONAL/SIGLO XVIII/ UNANUE, HIPÓLITO/CULTURA ANDINA/COLONIA/ESTRATIFICACIÓN SOCIAL/MEDICINA/HISTORIA/PERÚ/BOLIVIA/ECUADOR/ W/05.01.01/E/19

Introducción, Marcos Cueto

2.

Tradiciones médicas nativas y resistencia en el Ecuador colonial, Suzanne Austin Alchon

15

Ciencia ilustrada y saber popular en el conocimiento de la quina en el siglo XVIII, Eduardo Estrella

37

La recepción de la tecnología minera española en las minas de Huancavelica, siglo XVIII, Kendall W. Brown

59

La Utopía de Hipólito Unanue: comercio, naturaleza, y religión en el Perú, Jorge Cañizares

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Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

ISBN 84-89303-51-7 ISSN 1019-4533

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4. 5. 6. 7. 8.

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El nacionalismo y los orígenes de la Sociedad Geográfica de Lima, Leoncio López-Ocón Cabrera

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Ingeniería y Estado en Bolivia durante la primera mitad del siglo xx, Manuel E. Contreras C.

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Guía para la historia de la ciencia: archivos y bibliotecas en Lima, Marcos Cueto

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Introducción

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Marcos Cueto

EL PROPÓSITO DE este volumen es contribuir al conocimiento de dos de las actividades más importantes y menos estudiadas del pasado andino: la ciencia y la tecnología. A pesar del notable desarrollo de la etnohistoria y la historia social sobre el Ecuador, Bolivia y Perú, es poco lo que sabemos del impacto de los descubrimientos tecnológicos y las prácticas científicas en estas sociedades entre los siglos XVI y XX. Esta laguna en el conocimiento histórico ocurre a pesar que la tecnología precolombina ha ocupado alguna atención entre especialistas que han mostrado las notables realizaciones indígenas en sistemas eficientes de numeración, almacenamiento, y cirugía.1 Sin embargo, no es mucho lo que conocemos sobre cómo sobrevivieron, resistieron o se relacionaron estos conocimientos indígenas con la ciencia y la tecnología importada de Europa y en general con las nuevas condiciones sociales y culturales creadas por la colonia y la república. Es poco lo que sabemos sobre, por ejemplo, las tecnologías que aceleraron el desarrollo de las economías de exportación, la relación entre la productivi-

1. Por ejemplo Rogger Ravines, comp., Tecnología Andina (Lima: IEP, 1978); Anthony F. Avení y Gordon Brotherston, eds., Calendars in Mesoamerica and Perú: Native.American computations of time (Oxford: BAR, 1983); Heather Lechtman y Ana María Soldi, eds., La Tecnología en el Mundo Andino, Subsistencia y mensuración (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1985); y Marcia Ascher, "The logical-numerical system of Inca quípus", Annals of the History of Computing 5 (1983): 268-278.

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dad agrícola y los cambios en los sistemas de cultivo, la utilización de imágenes del mundo natural para la creación de símbolos de cohesión interétnica, el impacto real de la medicina y la sanidad en la recuperación demográfica, o el surgimiento de retóricas cientificistas en las ideologías nacionalistas de nuestros países.2 La falta de atención a la dimensión científica y tecnológica del pasado andino más reciente se debió a varios factores, entre los que se encuentran: el agotamiento de la historia tradicional, ornamental y parroquial de la ciencia y de la medicina, cultivada desde hace varios años por médicos e ingenieros; la consideración de la ciencia y la tecnología como productos difíciles, acabados, y extraños en nuestros países, que generalmente fueron importados; la falta de conocimiento de los materiales documentales que servirían para una historia de la ciencia y de la tecnología, y la progresiva pérdida de una visión global del pasado, de la que son parcialmente responsables algunas de las historias sociales y económicas especializadas.3 Estos obstáculos pueden disiparse si se toma en cuenta que existen preocupaciones intelectuales contemporáneas que favorecen el desarrollo de una historia social de la ciencia y la tecnología. En los últimos años las actividades científicas y tecnológicas han empezado a ser reconocidas como procesos culturales y sociales cuya forma, dinámica, autoridad e incluso contenido pueden ser afectados por factores "extracientíficos".4 Asimismo, los valiosos y recientes estudios sobre el desarrollo de la ciencia en México, Brasil y otros países latinoamericanos han empezado a superar los modelos difusionistas que asignaban la iniciativa científica a factores externos, y suponían una respuesta pasiva de los receptores nativos, a la vez que han abandonado la perspectiva estéril de tratar de explicar por qué algo como la revolución científica del siglo XVII nunca ocurrió en nuestra región. Por último, tales trabajos han prestado mayor atención al contexto

2. Una excepción son los valiosos trabajos comparativos de Eduardo Estrella como "Expediciones botánicas", en Carlos III y la ciencia de la Ilustración, Manuel Sellés, José Luis Peset y Antonio Lafuente, eds., (Madrid: Alianza Editorial, 1989), pp. 331-352; e "Introducción", en Hipólito Ruiz; Compendio Histórico-Médico Comercial de las Quinas (Burgos: Caja de Ahorros Municipal de Burgos, 1992), pp. 15-54. 3. Con respecto a la historia tradicional de la medicina peruana, véase Marcos Cueto, "La Historia de la Ciencia y la Tecnología en el Perú, una aproximación bibliográfica", Quipu 1 (1987): 119-147. 4. Por ejemplo, Steven Shapin y Simon Schaffer, Leviathan and the Air Pump: Hobbes, Boyle, and the Experimental Life (Princeton: Princeton Univ. Press, 1985).

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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social y cultural, la capacidad creativa de los actores nativos y las dinámicas locales.5 Estas perspectivas permitirían relanzar la historia de la ciencia y la tecnología en la región andina como parte de la reflexión general sobre el pasado de nuestras sociedades y contribuirían a la resolución del debate pendiente acerca de si existe una dinámica propia que caracterice el desarrollo científico y tecnológico de países del Ande, de América Latina o del tercer mundo, o si este desarrollo es un reflejo de las etapas por las cuales inicialmente atravesaron los países industrializados.6 Este es un debate fascinante, que está relacionado con la discusión respecto a cómo y por qué coexisten los conocimientos de las culturas nativas de países como los andinos con las tecnologías y prácticas científicas manejadas por las élites. La región andina, y en especial los países de los Andes centrales de los que se trata en este libro, ofrece extraordinarias posibilidades para estudiar la relación entre saberes oficiales y saberes nativos debido a varios factores. Entre ellos se encuentran, la importancia de los factores étnicos en la estructura social, la experiencia y el conocimiento acumulados de los grupos indígenas, los esfuerzos por centralización estatal que se remontan al período precolombino, y por las discusiones, siempre pendientes, sobre la o las identidades que nos distinguen. Los trabajos aquí presentados analizan dos grandes temas. En primer lugar la coexistencia, tensión, complementariedad, negociación, y acomodación entre conocimientos populares y los saberes oficiales. Este es un tema ligado a las preocupaciones sobre el peso de la cultura indígena y su posible influencia en el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Segundo, la contribución de la ciencia y la tecnología en la formación del Estado y el fortalecimiento de nuevos grupos profesionales como los ingenieros. La relación entre ciencia y gobernabilidad se estableció no sólo en plano material sino también ideológico, ya que diversas opciones políticas utilizaron imágenes de la ciencia con fines de legitimación. Este volumen es una primera aproximación a estos temas que trata de establecer las diversas formas de interacción entre ciencia y sociedad en los países de los Andes centrales que tienen un pasado común. Asimismo, el 5. Gran parte de estos artículos han sido publicados en la revista Quipu, órgano de la Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de la Tecnología, editada en México desde 1982. 6. Sobre estos temas, véase Antonio Lafuente, Alberto Elena y María Luisa Ortega, eds., Mundialización de la ciencia y cultura nacional (Madrid: Doce Calles, 1993).

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dad agrícola y los cambios en los sistemas de cultivo, la utilización de imágenes del mundo natural para la creación de símbolos de cohesión interétnica, el impacto real de la medicina y la sanidad en la recuperación demográfica, o el surgimiento de retóricas cientificistas en las ideologías nacionalistas de nuestros países.2 La falta de atención a la dimensión científica y tecnológica del pasado andino más reciente se debió a varios factores, entre los que se encuentran: el agotamiento de la historia tradicional, ornamental y parroquial de la ciencia y de la medicina, cultivada desde hace varios años por médicos e ingenieros; la consideración de la ciencia y la tecnología como productos difíciles, acabados, y extraños en nuestros países, que generalmente fueron importados; la falta de conocimiento de los materiales documentales que servirían para una historia de la ciencia y de la tecnología, y la progresiva pérdida de una visión global del pasado, de la que son parcialmente responsables algunas de las historias sociales y económicas especializadas.3 Estos obstáculos pueden disiparse si se toma en cuenta que existen preocupaciones intelectuales contemporáneas que favorecen el desarrollo de una historia social de la ciencia y la tecnología. En los últimos años las actividades científicas y tecnológicas han empezado a ser reconocidas como procesos culturales y sociales cuya forma, dinámica, autoridad e incluso contenido pueden ser afectados por factores "extracientíficos".4 Asimismo, los valiosos y recientes estudios sobre el desarrollo de la ciencia en México, Brasil y otros países latinoamericanos han empezado a superar los modelos difusionistas que asignaban la iniciativa científica a factores externos, y suponían una respuesta pasiva de los receptores nativos, a la vez que han abandonado la perspectiva estéril de tratar de explicar por qué algo como la revolución científica del siglo XVII nunca ocurrió en nuestra región. Por último, tales trabajos han prestado mayor atención al contexto

2. Una excepción son los valiosos trabajos comparativos de Eduardo Estrella como "Expediciones botánicas", en Carlos III y la ciencia de la Ilustración, Manuel Sellés, José Luis Peset y Antonio Lafuente, eds., (Madrid: Alianza Editorial, 1989), pp. 331-352; e "Introducción", en Hipólito Ruiz; Compendio Histórico-Médico Comercial de las Quinas (Burgos: Caja de Ahorros Municipal de Burgos, 1992), pp. 15-54. 3. Con respecto a la historia tradicional de la medicina peruana, véase Marcos Cueto, "La Historia de la Ciencia y la Tecnología en el Perú, una aproximación bibliográfica", Quipu 1 (1987): 119-147. 4. Por ejemplo, Steven Shapin y Simon Schaffer, Leviathan and the Air Pump: Hobbes, Boyle, and the Experimental Life (Princeton: Princeton Univ. Press, 1985).

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social y cultural, la capacidad creativa de los actores nativos y las dinámicas locales.5 Estas perspectivas permitirían relanzar la historia de la ciencia y la tecnología en la región andina como parte de la reflexión general sobre el pasado de nuestras sociedades y contribuirían a la resolución del debate pendiente acerca de si existe una dinámica propia que caracterice el desarrollo científico y tecnológico de países del Ande, de América Latina o del tercer mundo, o si este desarrollo es un reflejo de las etapas por las cuales inicialmente atravesaron los países industrializados.6 Este es un debate fascinante, que está relacionado con la discusión respecto a cómo y por qué coexisten los conocimientos de las culturas nativas de países como los andinos con las tecnologías y prácticas científicas manejadas por las élites. La región andina, y en especial los países de los Andes centrales de los que se trata en este libro, ofrece extraordinarias posibilidades para estudiar la relación entre saberes oficiales y saberes nativos debido a varios factores. Entre ellos se encuentran, la importancia de los factores étnicos en la estructura social, la experiencia y el conocimiento acumulados de los grupos indígenas, los esfuerzos por centralización estatal que se remontan al período precolombino, y por las discusiones, siempre pendientes, sobre la o las identidades que nos distinguen. Los trabajos aquí presentados analizan dos grandes temas. En primer lugar la coexistencia, tensión, complementariedad, negociación, y acomodación entre conocimientos populares y los saberes oficiales. Este es un tema ligado a las preocupaciones sobre el peso de la cultura indígena y su posible influencia en el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Segundo, la contribución de la ciencia y la tecnología en la formación del Estado y el fortalecimiento de nuevos grupos profesionales como los ingenieros. La relación entre ciencia y gobernabilidad se estableció no sólo en plano material sino también ideológico, ya que diversas opciones políticas utilizaron imágenes de la ciencia con fines de legitimación. Este volumen es una primera aproximación a estos temas que trata de establecer las diversas formas de interacción entre ciencia y sociedad en los países de los Andes centrales que tienen un pasado común. Asimismo, el 5. Gran parte de estos artículos han sido publicados en la revista Quipu, órgano de la Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de la Tecnología, editada en México desde 1982. 6. Sobre estos temas, véase Antonio Lafuente, Alberto Elena y María Luisa Ortega, eds., Mundialización de la ciencia y cultura nacional (Madrid: Doce Calles, 1993).

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propósito del volumen es identificar fuentes accesibles y problemas históricos atractivos que sean significativos para los historiadores, los científicos y el público en general. Los autores de este volumen son investigadores de Ecuador, Bolivia, Perú, Estados Unidos y España, que han consultado fuentes primarias y secundarias procedentes de archivos y bibliotecas, y han revisado la literatura especializada, para ofrecernos sus resultados. En el primer trabajo, Alchon realiza una revisión del debate sobre las ideas hipocráticas en la medicina popular del Ecuador y de otras regiones de América Latina. Analiza el rol jugado por la medicina tradicional y los curanderos en la resistencia cultural indígena. A continuación, Estrella, contribuye con un estudio de dos documentos del período colonial que revelan cómo los conocimientos nativos sobre la función de la quina en la atenuación de las fiebres maláricas, fueron incorporados ―sufriendo cierta descontextualización en el proceso― al saber médico europeo. Un tercer trabajo escrito por Brown, ofrece un panorama ordenado sobre las motivaciones, el contenido y los resultados de las reformas tecnológicas impulsadas por los españoles para mejorar la producción de mercurio en la mina peruana de Huancavelica. Por su parte, Cañizares realiza un análisis de la utilización por el médico Hipólito Unanue de ideas ilustradas y conservadoras, y metáforas de la historia natural, el comercio y la religión, para elaborar una visión utópica que tendría una fuerte influencia en la élite limeña que sobrevivió a las guerras de la Independencia. Asimismo, López-Ocón examina los factores estatales, profesionales, y económicos que explican el surgimiento de la Sociedad Geográfica de Lima. A continuación, Contreras analiza la rica y tensa relación entre el crecimiento de la ingeniería, el establecimiento de empresas mineras extranjeras y la consolidación del Estado en Bolivia. Por último, un apéndice mío presenta documentos y publicaciones ubicables en archivos y bibliotecas de la ciudad de Lima que pueden ser útiles para futuros estudios sobre la historia de la ciencia, de la medicina y de la tecnología en el Perú. Finalmente, vale la pena hacer evidente un motivo político que alienta este tipo de estudios y que los investigadores tendremos que aprovechar responsablemente. El desarrollo de la ciencia y la tecnología es considerado como un objetivo vital para lograr la plena integración y el desarrollo material y cultural de los países del área andina. Para alcanzar estos fines es necesario analizar y revalorar los contenidos y las formas en que la ciencia se insertó en nuestras culturas y sociedades. En este sentido los historiadores de la ciencia y la tecnología pueden contribuir para hacer que la inves-

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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tigación y la innovación sean dimensiones cruciales, permanentes y reconocidas en nuestros países. *** Este libro no hubiera sido posible sin el compromiso, la puntualidad y el esfuerzo de los autores. Colegas y amigos como Rafael Varón y Yolanda Biso ofrecieron sugerencias para algunos trabajos. Pedro Guibovich y César Salas corrigieron el estilo y las pruebas con el cuidado que los caracteriza. Finalmente, Carlos Contreras y Aída Nagata de publicaciones del IEP brindaron su valiosa y profesional colaboración en la edición e impresión de este volumen. A todos ellos muchas gracias.

Marcos Cueto

propósito del volumen es identificar fuentes accesibles y problemas históricos atractivos que sean significativos para los historiadores, los científicos y el público en general. Los autores de este volumen son investigadores de Ecuador, Bolivia, Perú, Estados Unidos y España, que han consultado fuentes primarias y secundarias procedentes de archivos y bibliotecas, y han revisado la literatura especializada, para ofrecernos sus resultados. En el primer trabajo, Alchon realiza una revisión del debate sobre las ideas hipocráticas en la medicina popular del Ecuador y de otras regiones de América Latina. Analiza el rol jugado por la medicina tradicional y los curanderos en la resistencia cultural indígena. A continuación, Estrella, contribuye con un estudio de dos documentos del período colonial que revelan cómo los conocimientos nativos sobre la función de la quina en la atenuación de las fiebres maláricas, fueron incorporados ―sufriendo cierta descontextualización en el proceso― al saber médico europeo. Un tercer trabajo escrito por Brown, ofrece un panorama ordenado sobre las motivaciones, el contenido y los resultados de las reformas tecnológicas impulsadas por los españoles para mejorar la producción de mercurio en la mina peruana de Huancavelica. Por su parte, Cañizares realiza un análisis de la utilización por el médico Hipólito Unanue de ideas ilustradas y conservadoras, y metáforas de la historia natural, el comercio y la religión, para elaborar una visión utópica que tendría una fuerte influencia en la élite limeña que sobrevivió a las guerras de la Independencia. Asimismo, López-Ocón examina los factores estatales, profesionales, y económicos que explican el surgimiento de la Sociedad Geográfica de Lima. A continuación, Contreras analiza la rica y tensa relación entre el crecimiento de la ingeniería, el establecimiento de empresas mineras extranjeras y la consolidación del Estado en Bolivia. Por último, un apéndice mío presenta documentos y publicaciones ubicables en archivos y bibliotecas de la ciudad de Lima que pueden ser útiles para futuros estudios sobre la historia de la ciencia, de la medicina y de la tecnología en el Perú. Finalmente, vale la pena hacer evidente un motivo político que alienta este tipo de estudios y que los investigadores tendremos que aprovechar responsablemente. El desarrollo de la ciencia y la tecnología es considerado como un objetivo vital para lograr la plena integración y el desarrollo material y cultural de los países del área andina. Para alcanzar estos fines es necesario analizar y revalorar los contenidos y las formas en que la ciencia se insertó en nuestras culturas y sociedades. En este sentido los historiadores de la ciencia y la tecnología pueden contribuir para hacer que la inves-

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tigación y la innovación sean dimensiones cruciales, permanentes y reconocidas en nuestros países. *** Este libro no hubiera sido posible sin el compromiso, la puntualidad y el esfuerzo de los autores. Colegas y amigos como Rafael Varón y Yolanda Biso ofrecieron sugerencias para algunos trabajos. Pedro Guibovich y César Salas corrigieron el estilo y las pruebas con el cuidado que los caracteriza. Finalmente, Carlos Contreras y Aída Nagata de publicaciones del IEP brindaron su valiosa y profesional colaboración en la edición e impresión de este volumen. A todos ellos muchas gracias.

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Tradiciones médicas nativas y resistencia en el Ecuador colonial

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Suzanne Austin Alchon

CADA SOCIEDAD DESARROLLA sus propios conceptos sobre la salud y la enfermedad; los que le permiten definir una variedad de condiciones físi cas y emocionales que afectan el bienestar de los individuos. Debido a que estas creencias son derivadas de, y al mismo tiempo reforzadas por, las relaciones en la comunidad y la percepción del universo físico y cosmológico, ellas revelan en última instancia no sólo la naturaleza y la estructura social, sino además las maneras específicas en que las enfermedades son identificadas, diagnosticadas y tratadas. En ese sentido, las formas en que las poblaciones nativas entienden qué es lo que significa el estar enfermo o sano, no sólo demuestran su conocimiento de la fisiología y la patología humanas, sino que también explican el significado que le atribuyen a su propio mundo y a su historia. En los últimos años se ha desarrollado un debate sobre los conceptos de salud y enfermedad existentes en las sociedades indígenas de América. Con este debate ocurre una cosa parecida a la controversia sobre las estimaciones numéricas de la población existente en la América precolombina. Es decir, ambas discusiones contienen preguntas y respuestas sobre las habilidades y los logros de los habitantes nativos del nuevo mundo. En el caso del debate sobre los conceptos de salud y enfermedad, por un lado están aquellos que argumentan que las prácticas médicas nativas no se sustentaban en una estructura sistemática y elaborada de interpretación y clasificación de las enfermedades, que los españoles introdujeron las teorías

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humorales europeas, y que gracias a ello se produjo, y actualmente existe, una gran difusión de patología humoral en toda América Latina.1 Por otro lado, están los estudiosos que presentan evidencias de un sistema humoral originario de América, parecido y a la vez distinto del modelo humoral del viejo mundo. Por ejemplo, Joseph Bastien considera que el sistema andino estaba basado en una teoría cíclica) según la cual la salud resultaba del movimiento sin obstrucciones de fluidos por todo el cuerpo. La enfermedad se desarrollaba cuando el ciclo era interrumpido por un bloqueo o por la pérdida de fluidos.2 De acuerdo a esta concepción, la salud podía ser restaurada sólo por el restablecimiento del ciclo. Según Bastien, de un modo parecido al efecto acumulador producido por un alud, la enfermedad significaba para las sociedades andinas, la desintegración del cuerpo causado por el des balance de la naturaleza, las rupturas en el linaje, o el castigo de los ancestros.3 De esta manera ―argumenta Bastien― a pesar de que los sistemas humorales de los indígenas americanos y de los europeos enfatizaban el balance, el sistema elaborado por los pobladores indígenas andinos incluía un concepto cíclico basado en su propio conocimiento y experiencia de la provisión y el uso de agua para la agricultura en los Andes.4 En otros aspectos, los conceptos andinos de fisiología y clasificación eran muy parecidos a los tradicionales sistemas europeos. Tanto en su forma como en su función, los tres fluidos de la vida característicos del mundo andino (aire, sangre y grasa) corresponden a los cuatro humores (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra) de Hipócrates y Galeno. Asimismo, a pesar que el desarrollo de un sistema taxonómico propio por parte de los nativos americanos sigue siendo materia de debate, la mayoría de estudiosos considera que ambos sistemas incluyeron las categorías de frío y caliente. Otros consideran que los europeos trajeron estas categorías y la noción complementaria de grados de intensidad. 1. Véase George Foster, "On the origin of humoral medicine in Latin America", Medical Anthropology Quarterly 1 (1987): 355-393; y Francisco Guerra, "Aztec medicine", Medical History 10 (1966): 315-338. 2. Joseph Bastien, Healers of the Andes: Kallawaya Herbalists and their medicinal plants (Salt Lake City: Univ. of Utah Press, 1987), p. 46; e Idem, "Differences between KallawayaAndean and Greek-European humoral theory", Social Science and Medicine 28 (1989): 4551. 3. George L. Urioste, "Sickness and death in preconquest Andean cosmology: the Huarochiri oral tradition", en John Bastien y John M. Donahue, eds., Health in the Andes (Washington, DC: American Anthropological Association, 1981), p. 9. 4. Bastien, "Differences", p. 48.

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Según George Foster, por ejemplo) sociedades nativas analfabetas no pudieron manejar un conjunto de teorías tan complejo como las humorales y ello parcialmente explica el hecho que sólo retuviesen las categorías básicas de caliente y frío.5 Aquellos que discrepan de Foster insisten que otros conceptos de dualidad fueron centrales a las visiones del mundo de muchas sociedades nativas americanas) incluyendo los Aztecas y los Incas. Mas aún, los antropólogos han descubierto que las teorías de clasificación de enfermedades basadas en una distinción binaria existen aún en sociedades aisladas que sólo recientemente han sido contactadas por extraños. 6 Ellos también aseguran que la casi completa ausencia de las clasificaciones de húmedo y seco no se debía a alguna deficiencia en los saberes de los pobladores indígenas de América. Por el contrario, su ausencia apoya el argumento en favor de un desarrollo independiente en las Américas de las teorías humorales europeas.7 La mayor parte de la evidencia citada en apoyo del argumento antes reseñado está basada en la observación directa de las prácticas y las creencias de aquellos indígenas que hoy en día continúan confiando en los sistemas tradicionales de clasificación y curación. Los que defienden la existencia de una teoría de los humores americana aseguran que hoy en día en muchas areas de los Andes la explicación etiológica de la enfermedad, así como los procesos por los cuales es curada, mantienen una continuidad con las tradiciones precolombinas. Bastien argumenta que el sistema médico de los Qollahuaya, por mucho tiempo renombrados por sus capacidades curativas, es una continuación de un pensamiento antiguo. Por siglos estos residentes del altiplano boliviano, conocidos como los "señores de la bolsa médica", han viajado por todos los Andes diagnosticando y curando con hierbas y rituales especiales. Los gobernantes Incas consideraban indispensables sus servicios médicos y para asegurarse que estuviesen siempre cerca, escogieron a los Qollahuaya para cargar la litera real. Hoy en día sus descendientes continúan practicando sus artes curativas a pesar 5. Foster, "On the origin of humoral medicine", p. 381. 6. Ellen Messer, "The hot and cold in Mesoamerican indigenous and hispanicized thought", Social Science and Medicine 25 (1987): 339-346; Alfredo López Austin, The Human body and ideology: concepts of the ancient Nahuas, (Salt Lake City: Univ. of Utah Press, 1988), vol. 1. pp. 270-276; y Audrey Butt Colson y Cesáreo de Armellada, "An Amerindian derivation for Latin American creole illnesses and their treatment", Social Science and Medicine 17 (1983): 1229-1248. 7. López Austin, The Human body, 1:270-276, y Colson y Armellada, "An Amerindian derivation", p. 1242.

Suzanne Austin Alchon

humorales europeas, y que gracias a ello se produjo, y actualmente existe, una gran difusión de patología humoral en toda América Latina.1 Por otro lado, están los estudiosos que presentan evidencias de un sistema humoral originario de América, parecido y a la vez distinto del modelo humoral del viejo mundo. Por ejemplo, Joseph Bastien considera que el sistema andino estaba basado en una teoría cíclica) según la cual la salud resultaba del movimiento sin obstrucciones de fluidos por todo el cuerpo. La enfermedad se desarrollaba cuando el ciclo era interrumpido por un bloqueo o por la pérdida de fluidos.2 De acuerdo a esta concepción, la salud podía ser restaurada sólo por el restablecimiento del ciclo. Según Bastien, de un modo parecido al efecto acumulador producido por un alud, la enfermedad significaba para las sociedades andinas, la desintegración del cuerpo causado por el des balance de la naturaleza, las rupturas en el linaje, o el castigo de los ancestros.3 De esta manera ―argumenta Bastien― a pesar de que los sistemas humorales de los indígenas americanos y de los europeos enfatizaban el balance, el sistema elaborado por los pobladores indígenas andinos incluía un concepto cíclico basado en su propio conocimiento y experiencia de la provisión y el uso de agua para la agricultura en los Andes.4 En otros aspectos, los conceptos andinos de fisiología y clasificación eran muy parecidos a los tradicionales sistemas europeos. Tanto en su forma como en su función, los tres fluidos de la vida característicos del mundo andino (aire, sangre y grasa) corresponden a los cuatro humores (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra) de Hipócrates y Galeno. Asimismo, a pesar que el desarrollo de un sistema taxonómico propio por parte de los nativos americanos sigue siendo materia de debate, la mayoría de estudiosos considera que ambos sistemas incluyeron las categorías de frío y caliente. Otros consideran que los europeos trajeron estas categorías y la noción complementaria de grados de intensidad. 1. Véase George Foster, "On the origin of humoral medicine in Latin America", Medical Anthropology Quarterly 1 (1987): 355-393; y Francisco Guerra, "Aztec medicine", Medical History 10 (1966): 315-338. 2. Joseph Bastien, Healers of the Andes: Kallawaya Herbalists and their medicinal plants (Salt Lake City: Univ. of Utah Press, 1987), p. 46; e Idem, "Differences between KallawayaAndean and Greek-European humoral theory", Social Science and Medicine 28 (1989): 4551. 3. George L. Urioste, "Sickness and death in preconquest Andean cosmology: the Huarochiri oral tradition", en John Bastien y John M. Donahue, eds., Health in the Andes (Washington, DC: American Anthropological Association, 1981), p. 9. 4. Bastien, "Differences", p. 48.

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Según George Foster, por ejemplo) sociedades nativas analfabetas no pudieron manejar un conjunto de teorías tan complejo como las humorales y ello parcialmente explica el hecho que sólo retuviesen las categorías básicas de caliente y frío.5 Aquellos que discrepan de Foster insisten que otros conceptos de dualidad fueron centrales a las visiones del mundo de muchas sociedades nativas americanas) incluyendo los Aztecas y los Incas. Mas aún, los antropólogos han descubierto que las teorías de clasificación de enfermedades basadas en una distinción binaria existen aún en sociedades aisladas que sólo recientemente han sido contactadas por extraños. 6 Ellos también aseguran que la casi completa ausencia de las clasificaciones de húmedo y seco no se debía a alguna deficiencia en los saberes de los pobladores indígenas de América. Por el contrario, su ausencia apoya el argumento en favor de un desarrollo independiente en las Américas de las teorías humorales europeas.7 La mayor parte de la evidencia citada en apoyo del argumento antes reseñado está basada en la observación directa de las prácticas y las creencias de aquellos indígenas que hoy en día continúan confiando en los sistemas tradicionales de clasificación y curación. Los que defienden la existencia de una teoría de los humores americana aseguran que hoy en día en muchas areas de los Andes la explicación etiológica de la enfermedad, así como los procesos por los cuales es curada, mantienen una continuidad con las tradiciones precolombinas. Bastien argumenta que el sistema médico de los Qollahuaya, por mucho tiempo renombrados por sus capacidades curativas, es una continuación de un pensamiento antiguo. Por siglos estos residentes del altiplano boliviano, conocidos como los "señores de la bolsa médica", han viajado por todos los Andes diagnosticando y curando con hierbas y rituales especiales. Los gobernantes Incas consideraban indispensables sus servicios médicos y para asegurarse que estuviesen siempre cerca, escogieron a los Qollahuaya para cargar la litera real. Hoy en día sus descendientes continúan practicando sus artes curativas a pesar 5. Foster, "On the origin of humoral medicine", p. 381. 6. Ellen Messer, "The hot and cold in Mesoamerican indigenous and hispanicized thought", Social Science and Medicine 25 (1987): 339-346; Alfredo López Austin, The Human body and ideology: concepts of the ancient Nahuas, (Salt Lake City: Univ. of Utah Press, 1988), vol. 1. pp. 270-276; y Audrey Butt Colson y Cesáreo de Armellada, "An Amerindian derivation for Latin American creole illnesses and their treatment", Social Science and Medicine 17 (1983): 1229-1248. 7. López Austin, The Human body, 1:270-276, y Colson y Armellada, "An Amerindian derivation", p. 1242.

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que la mayoría de ellos se han establecido en areas urbanas donde operan clínicas herbolarias." Los Qollahuaya derivan sus conceptos de la fisiología humana de su comprensión de la relación entre lo individual, el ayllu, y el medio ambiente serrano en el que han vivido a lo largo de muchas generaciones. Así como el ayllu controla la tierra a lo largo de un eje vertical envolviendo a una variedad de zonas ecológicas y depende de la contribución de los productos de cada zona para la sobrevivencia de la comunidad, de la misma manera el cuerpo es considerado como un eje vertical con tres niveles por los cuales la sangre y la grasa fluyen del centro a la periferia. Bastien explica que según esta concepción el cuerpo es básicamente un sistema hidráulico con procesos de destilación, circulación y eliminación de líquidos que operan por fuerzas centrípetas y centrífugas.9 Los ayllus, interdependientes por los lazos de reciprocidad que mantienen entre ellos, actúan de una manera parecida a las partes del cuerpo que están interrelacionadas y cuentan con el sustento del sonco (corazón) que comprime y destila los tres fluidos de la vida; aire, sangre y grasa.10 Otras fuentes sobre este tema que muchos estudiosos han ignorado son las crónicas del siglo XVI. A pesar que los conceptos de los Incas sobre la salud y la enfermedad no ocupan un lugar central en estos trabajos, estos temas aparecen registrados ocasionalmente. Al discutir las prácticas curativas de los Incas, Garcilazo de la Vega incluyó los términos quechuas para fiebre (rupa) y escalofríos (chucchu). Según Garcilazo, la población temía estas enfermedades, al menos en parte, por los efectos alternados de calor y frío.11 Referencias similares a clasificaciones de frío y calor también existen para México del siglo XVI, donde los españoles se percataron que los nativos "no podían explicar las propiedades de las plantas medicinales de ninguna otra manera."12 Estas evidencias apoyan el punto de vista de que la población precolombina habría formulado sistemas efectivos de clasificación basados en las propiedades de frío y caliente, y nos brindan más indicios de que el sistema humoral se desarrolló independientemente en las Américas.

Según Guamán Poma, los pobladores andinos reconocían la estacionalidad de los patrones de enfermedad, anticipando el incremento de aquellas enfermedades que eran típicas durante ciertos meses del año. Los aguaceros de Febrero traían escasez de alimentos, y muchos sobrevivían en base de yuyos y frutas verdes:

8. Bastien, "Qollahuaya-Andean body concepts: a topographical-hydraulic rnodel of physiology", American Anthropologist 87 (1985): 595-611. 9. Ibid., pp. 595-596. 10. Ibid., p. 598. 11. Garcilaso de la Vega, Royal commentaries of the Incas, 2 vols, (Austin: Univ. of Texas Press, 1966), I: 122. 12. López Austin, The Human body, I: 274.

13. Felipe Guamán Poma de Ayala, La nueva crónica y buen gobierno, 3 vals. (Lima: Ed. Cultura, 1956), I: 168. La utilización de Guarnán Poma del término "humor" así como su referencia al "vapor de la tierra" sugiere que combinaba elementos humorales andinos y europeos. 14. Guamán Poma, La nueva crónica, 1: 175. 15. Ibid, I: 89.

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produciéndose diarreas y enfermedades graves del estómago que ocasionaban la muerte, especialmente en los ancianos, ancianas y niños, no sólo por alimentarse con esta comida y fruta verde sino también porque con el hambre todo el mal humor del 13 cuerpo se juntaba con el vapor de la tierra abundante en este tiempo.

Durante los meses secos de Junio y Julio, ciertas enfermedades se acrecentaban. El mes de Julio era considerado especialmente insalubre porque "durante este mes, el clima se va haciendo templado y suave, pero en cambio se desarrollan muchas enfermedades que atacan la salud de grandes, ricos, mujeres y niños."14 Guamán Poma también enfatizaba la centralidad de la noción de balance en el pensamiento médico Inca. Los Incas creyeron que el balance humoral con moderación en la dieta y en la conducta aseguraba una vida larga y feliz. Debido a que ciertos alimentos y actividades perturbaban los sistemas biológicos y comunitarios, las estructuras sociales debían proscribir ciertas acciones en las dietas y en las conductas: Los incas, señores principales, indios particulares y la gente antigua de estos reinos, pudieron vivir con salud muchos años, alcanzando muchos hasta la edad de 150 a 200 años, porque tuvieron una regla de vivir y criar muy ordenada y metódica. A sus hijos cuando estos eran muchachos no les dejaban comer cosas grasosas, dulces, sebo, miel, chicha, no se sangraban hasta tener 50 años; en cambio acostumbraban tomar purgante Bilcaturi cada mes... De este modo, pudieron mantenerse con salud 15 y prolongar sus vida.

La administración regular de purgantes, considerados más como una medicina preventiva que como una cura, desbloqueaban el ciclo físiológi-

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que la mayoría de ellos se han establecido en areas urbanas donde operan clínicas herbolarias." Los Qollahuaya derivan sus conceptos de la fisiología humana de su comprensión de la relación entre lo individual, el ayllu, y el medio ambiente serrano en el que han vivido a lo largo de muchas generaciones. Así como el ayllu controla la tierra a lo largo de un eje vertical envolviendo a una variedad de zonas ecológicas y depende de la contribución de los productos de cada zona para la sobrevivencia de la comunidad, de la misma manera el cuerpo es considerado como un eje vertical con tres niveles por los cuales la sangre y la grasa fluyen del centro a la periferia. Bastien explica que según esta concepción el cuerpo es básicamente un sistema hidráulico con procesos de destilación, circulación y eliminación de líquidos que operan por fuerzas centrípetas y centrífugas.9 Los ayllus, interdependientes por los lazos de reciprocidad que mantienen entre ellos, actúan de una manera parecida a las partes del cuerpo que están interrelacionadas y cuentan con el sustento del sonco (corazón) que comprime y destila los tres fluidos de la vida; aire, sangre y grasa.10 Otras fuentes sobre este tema que muchos estudiosos han ignorado son las crónicas del siglo XVI. A pesar que los conceptos de los Incas sobre la salud y la enfermedad no ocupan un lugar central en estos trabajos, estos temas aparecen registrados ocasionalmente. Al discutir las prácticas curativas de los Incas, Garcilazo de la Vega incluyó los términos quechuas para fiebre (rupa) y escalofríos (chucchu). Según Garcilazo, la población temía estas enfermedades, al menos en parte, por los efectos alternados de calor y frío.11 Referencias similares a clasificaciones de frío y calor también existen para México del siglo XVI, donde los españoles se percataron que los nativos "no podían explicar las propiedades de las plantas medicinales de ninguna otra manera."12 Estas evidencias apoyan el punto de vista de que la población precolombina habría formulado sistemas efectivos de clasificación basados en las propiedades de frío y caliente, y nos brindan más indicios de que el sistema humoral se desarrolló independientemente en las Américas. 8. Bastien, "Qollahuaya-Andean body concepts: a topographical-hydraulic rnodel of physiology", American Anthropologist 87 (1985): 595-611. 9. Ibid., pp. 595-596. 10. Ibid., p. 598. 11. Garcilaso de la Vega, Royal commentaries of the Incas, 2 vols, (Austin: Univ. of Texas Press, 1966), I: 122. 12. López Austin, The Human body, I: 274.

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Según Guamán Poma, los pobladores andinos reconocían la estacionalidad de los patrones de enfermedad, anticipando el incremento de aquellas enfermedades que eran típicas durante ciertos meses del año. Los aguaceros de Febrero traían escasez de alimentos, y muchos sobrevivían en base de yuyos y frutas verdes: produciéndose diarreas y enfermedades graves del estómago que ocasionaban la muerte, especialmente en los ancianos, ancianas y niños, no sólo por alimentarse con esta comida y fruta verde sino también porque con el hambre todo el mal humor del 13 cuerpo se juntaba con el vapor de la tierra abundante en este tiempo.

Durante los meses secos de Junio y Julio, ciertas enfermedades se acrecentaban. El mes de Julio era considerado especialmente insalubre porque "durante este mes, el clima se va haciendo templado y suave, pero en cambio se desarrollan muchas enfermedades que atacan la salud de grandes, ricos, mujeres y niños."14 Guamán Poma también enfatizaba la centralidad de la noción de balance en el pensamiento médico Inca. Los Incas creyeron que el balance humoral con moderación en la dieta y en la conducta aseguraba una vida larga y feliz. Debido a que ciertos alimentos y actividades perturbaban los sistemas biológicos y comunitarios, las estructuras sociales debían proscribir ciertas acciones en las dietas y en las conductas:

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Los incas, señores principales, indios particulares y la gente antigua de estos reinos, pudieron vivir con salud muchos años, alcanzando muchos hasta la edad de 150 a 200 años, porque tuvieron una regla de vivir y criar muy ordenada y metódica. A sus hijos cuando estos eran muchachos no les dejaban comer cosas grasosas, dulces, sebo, miel, chicha, no se sangraban hasta tener 50 años; en cambio acostumbraban tomar purgante Bilcaturi cada mes... De este modo, pudieron mantenerse con salud 15 y prolongar sus vida.

La administración regular de purgantes, considerados más como una medicina preventiva que como una cura, desbloqueaban el ciclo físiológi13. Felipe Guamán Poma de Ayala, La nueva crónica y buen gobierno, 3 vals. (Lima: Ed. Cultura, 1956), I: 168. La utilización de Guarnán Poma del término "humor" así como su referencia al "vapor de la tierra" sugiere que combinaba elementos humorales andinos y europeos. 14. Guamán Poma, La nueva crónica, 1: 175. 15. Ibid, I: 89.

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ca para que los fluidos pudiesen recorrer sin obstáculos todo el cuerpo. Los Incas recurrían a un sangrado menos frecuente que el que practicaron los españoles, pero cuando era necesario abrían una vena cercana al lugar del dolor.16 De esta manera, sangrar era también considerado como una manera de restaurar el balance del sistema biológico. Los conceptos de balance y reciprocidad eran atributos deseables aplicados no sólo a la salud de los individuos sino también a las comunidades y al universo en general. Cualquier ruptura de las normas culturales que alterasen las relaciones entre lo humano, lo natural y lo espiritual tenía serias implicaciones para la sociedad entera, y la enfermedad o desastres naturales eran comúnmente considerados como la consecuencia directa de tales rupturas. Por lo tanto, los des balances en los mundos naturales y sobrenaturales llevaban a estallidos de enfermedad que se manifestaban como des balances en el cuerpo humano. Estas creencias fueron también funcionales para objetivos políticos, en el sentido que enmarcaban la conducta y de esta manera ayudaban a perpetuar la estructura jerárquica de las sociedades campesinas. E. N. Anderson considera que la teoría médica humoral encaja muy bien con el orden social de civilizaciones campesinas antiguas (Mediterráneo, Aztecas, Chinas, Hindus, etc.) donde e! control del poder centralizado es legitimado a través de frecuentes invocaciones a una ideología de armonía social, balance, statu quo, y obediencia.17 Es evidente que la ideología del balance y la reciprocidad sirvieron e! mismo propósito social y político en los Andes, alcanzando su apogeo en la altamente centralizada estructura imperial del Estado incaico. CURACIÓN, RITUAL Y SIGNIFICADO Debido a que todas las enfermedades resultaban de des balances cósmicos y biológicos, las curaciones sólo podían ser efectuadas restaurando el sistema a un estado de equilibrio a través de la intervención humana y del uso de plantas medicinales, rituales y ofrendas a los dioses. Debido a la necesidad de conocer las particularidades del medio ambiente en que se

16. Garcilaso, Royal commentaries; I: 120-122. 17. E.N. Anderson, "Why is humoral medicine so popular?", Social Science and Medicine 25 (1987): 331-337. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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había producido la enfermedad y a que la curación requería de un conocimiento complementario de fisiología, botánica, y cosmología, aquellos que practicaban las artes curativas generalmente se especializaban en una técnica en particular. Según el Padre Pablo Joseph de Arriaga, cuyo estudio de la idolatría indígena en el Perú fue publicado en 1621, los socayac usaban granos de maíz para adivinar las causas de la enfermedades.18 Arriaga también registró que muchos curanderos eran llamados ambicamayos, expertos en el uso de remedios basados en hierbas.19 Algunos administraban alucinógenos a sí mismos y a sus pacientes para poder visualizar la causa de la dolencia, mientras que otros hablaban con los espíritus que vivían en los sueños de sus pacientes para poder determinar la causa. Todavía otros practicaban la adivinación a través del uso de serpientes, mariposas, rocas, cuyes, y otros objetos.20 Según Guamán Poma, los circa (sangradores) y los quichicaun (cirujanos) también realizaban importantes funciones en el cuidado de la salud entre las comunidades nativas de todos los Andes.21 Sin embargo, no todos los practicantes utilizaban sus habilidades para curar. Arriaga denunció que algunos poseían conocimientos especiales sobre los venenos y que los que usaban para matar a sus enemigos.22 La población temía tanto el poder de estos hampicoc que por muchos años sólo el Inca tenía estos hechiceros y ninguno otro pudo tenerlos, porque todo indio que usaba o tenía veneno o ponzoña cm muerto inmediatamente, siendo apedreado juntamente con todos los de su generación, no quedando ninguno de sus parientes, sino 23 los que fuesen niños de teta.

Otros mataban comiendo el alma de sus víctimas. Un hombre explicó que, después de perder su granja se comió al hijo del hombre que tomó su tierra. Según Arriaga "Y es cosa cierta que entendiendo cualquier enojo, le vengan en comerse unos a otros los hijos, matándolos del modo sobredi-

18. Pablo Joseph de Amaga, La Extirpación de la idolatría en el Perú (Lima: Imp. Sanrnarti y Cia., 1920), p. 34. 19. Ibid., p. 114. 20. Guamán Poma, La nueva crónica, I: 200-201, y Silvio Luis Haro Alvear, Shamamismo y farmacopea en el reino de Quito (Quito: Tall. Minera, 1971), pp. 6-8. 21. Guamán Poma, La nueva coronica, I: 136. 22. Amaga, Extirpación, pp. 38-39. 23. Guamán Poma, La nueva coronica, I: 196.

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ca para que los fluidos pudiesen recorrer sin obstáculos todo el cuerpo. Los Incas recurrían a un sangrado menos frecuente que el que practicaron los españoles, pero cuando era necesario abrían una vena cercana al lugar del dolor.16 De esta manera, sangrar era también considerado como una manera de restaurar el balance del sistema biológico. Los conceptos de balance y reciprocidad eran atributos deseables aplicados no sólo a la salud de los individuos sino también a las comunidades y al universo en general. Cualquier ruptura de las normas culturales que alterasen las relaciones entre lo humano, lo natural y lo espiritual tenía serias implicaciones para la sociedad entera, y la enfermedad o desastres naturales eran comúnmente considerados como la consecuencia directa de tales rupturas. Por lo tanto, los des balances en los mundos naturales y sobrenaturales llevaban a estallidos de enfermedad que se manifestaban como des balances en el cuerpo humano. Estas creencias fueron también funcionales para objetivos políticos, en el sentido que enmarcaban la conducta y de esta manera ayudaban a perpetuar la estructura jerárquica de las sociedades campesinas. E. N. Anderson considera que la teoría médica humoral encaja muy bien con el orden social de civilizaciones campesinas antiguas (Mediterráneo, Aztecas, Chinas, Hindus, etc.) donde e! control del poder centralizado es legitimado a través de frecuentes invocaciones a una ideología de armonía social, balance, statu quo, y obediencia.17 Es evidente que la ideología del balance y la reciprocidad sirvieron e! mismo propósito social y político en los Andes, alcanzando su apogeo en la altamente centralizada estructura imperial del Estado incaico. CURACIÓN, RITUAL Y SIGNIFICADO Debido a que todas las enfermedades resultaban de des balances cósmicos y biológicos, las curaciones sólo podían ser efectuadas restaurando el sistema a un estado de equilibrio a través de la intervención humana y del uso de plantas medicinales, rituales y ofrendas a los dioses. Debido a la necesidad de conocer las particularidades del medio ambiente en que se

16. Garcilaso, Royal commentaries; I: 120-122. 17. E.N. Anderson, "Why is humoral medicine so popular?", Social Science and Medicine 25 (1987): 331-337.

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había producido la enfermedad y a que la curación requería de un conocimiento complementario de fisiología, botánica, y cosmología, aquellos que practicaban las artes curativas generalmente se especializaban en una técnica en particular. Según el Padre Pablo Joseph de Arriaga, cuyo estudio de la idolatría indígena en el Perú fue publicado en 1621, los socayac usaban granos de maíz para adivinar las causas de la enfermedades.18 Arriaga también registró que muchos curanderos eran llamados ambicamayos, expertos en el uso de remedios basados en hierbas.19 Algunos administraban alucinógenos a sí mismos y a sus pacientes para poder visualizar la causa de la dolencia, mientras que otros hablaban con los espíritus que vivían en los sueños de sus pacientes para poder determinar la causa. Todavía otros practicaban la adivinación a través del uso de serpientes, mariposas, rocas, cuyes, y otros objetos.20 Según Guamán Poma, los circa (sangradores) y los quichicaun (cirujanos) también realizaban importantes funciones en el cuidado de la salud entre las comunidades nativas de todos los Andes.21 Sin embargo, no todos los practicantes utilizaban sus habilidades para curar. Arriaga denunció que algunos poseían conocimientos especiales sobre los venenos y que los que usaban para matar a sus enemigos.22 La población temía tanto el poder de estos hampicoc que por muchos años

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sólo el Inca tenía estos hechiceros y ninguno otro pudo tenerlos, porque todo indio que usaba o tenía veneno o ponzoña cm muerto inmediatamente, siendo apedreado juntamente con todos los de su generación, no quedando ninguno de sus parientes, sino 23 los que fuesen niños de teta.

Otros mataban comiendo el alma de sus víctimas. Un hombre explicó que, después de perder su granja se comió al hijo del hombre que tomó su tierra. Según Arriaga "Y es cosa cierta que entendiendo cualquier enojo, le vengan en comerse unos a otros los hijos, matándolos del modo sobredi-

18. Pablo Joseph de Amaga, La Extirpación de la idolatría en el Perú (Lima: Imp. Sanrnarti y Cia., 1920), p. 34. 19. Ibid., p. 114. 20. Guamán Poma, La nueva crónica, I: 200-201, y Silvio Luis Haro Alvear, Shamamismo y farmacopea en el reino de Quito (Quito: Tall. Minera, 1971), pp. 6-8. 21. Guamán Poma, La nueva coronica, I: 136. 22. Amaga, Extirpación, pp. 38-39. 23. Guamán Poma, La nueva coronica, I: 196.

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cho, que ellos llaman comérselos."24 Otros practicaban rituales utilizando sapos y culebras o pedazos de "hilo torcido hasta el lado izquierdo" para inducir la enfermedad.25 Frecuentemente, los procesos de curación incluían un acto de purificación o limpieza, como el lavado, la succión o la frotación para expulsar la enfermedad del cuerpo. En otras instancias, la enfermedad era transferida a un objeto que luego era deshechado.

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Cuando están enfermos, los hechizeros les mandan hechar maíz blanco en el camino real, para que los pasajeros se lleven la enfermedad. Otras vezes va el hechizero a la cumbre del cerro más cercano, y con una honda le apedrea muy de propósito, quejándose de que ella causa aquella enfermedad, y pidiéndole la quite. Usan el lavar el 26 enfermo con chicha, y refreganle con maíz blanco, para el mismo eftcto.

Determinar la causa de la enfermedad o atribuir la culpa a alguna entidad externa fue un componente importante en el proceso de curación porque permitió desahogar el enojo y frustración de la víctima y transferir la responsabilidad de un problema a otra persona, animal u objeto. Una vez que la causa era identificada podían tomarse las acciones más apropiadas. Frecuentemente, durante la ceremonia ritual participaba la comunidad entera en una noche de ofrendas, bailes, cantos y bebidas, es decir lo que hoy en día podría considerarse como "una forma de terapia de apoyo."27 Muchas veces estas demostraciones públicas de apoyo e interés animaban a la persona enferma y reforzaban sus lazos con la comunidad. La participación de los pacientes en su propio tratamiento fue otro aspecto importante del proceso de curación porque permitía al enfermo tener algún grado de control sobre su vida y su cuerpo.28 Durante las epidemias, eran frecuentes la organización de procesiones de hombres armados que marchaban a través de la comunidad en una demostración de fuerza dirigida a ahuyentar a la enfermedad.29 Asimismo,

24. Aniaga, Extirpación, p. 40. 25. Guarnán Poma, La nueva coronica, I: 196. 26. Aniaga, Extirpación, p. 85. 27. "Velan toda la noche, cantan y beben por la salud de los enfermos y lo mismo hacen cuando hay peste." Guarnán Poma, La nueva coronica, I: 204, y Bastien, Healers, p. 38. 28. Un estudio sostiene que los curanderos logran reducir los factores sicológicos agravantes. Donald Joralemon, "The role of hallucinogenic drugs and sensory stimuli in Peruvian ritual healing", Culture, Medicine, and Psychiatry 8 (1984): 400-430. 29. Guamán Poma, La nueva coronica, I: 205.

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estas procesiones también podían servir para una función preventiva. Cada año durante el mes de setiembre, se celebraba la citua, una de las cuatro fiestas más importantes del calendario Inca. Según Garcilazo de la Vega, la citua fue una ocasión especial para la purificación que brindaba a los pobladores la oportunidad de eliminar a sus comunidades de todas las enfermedades.30 En preparación a esta fiesta, se lavaban y se limpiaban las calles.31 Luego de un período de ayuno y abstinencia sexual, las familias se juntaban para bañarse y frotar sus cuerpos con pan, el cual se consideraba que absorbía la enfermedad y la removía del cuerpo. Al mismo tiempo en el Cusco, cuatro miembros de la familia real Inca corrían desde el centro de la ciudad, ahuyentando a las enfermedades que amenazaban a la población. La ceremonia continuaba la noche siguiente cuando unas antorchas eran llevadas a través de la ciudad con el mismo propósito. 32 Todas estas medidas ayudaron a los pobladores andinos a confrontar y manejar las diversas enfermedades que los atacaban. Pero la relación entre seres humanos y enfermedad estaba a punto de cambiar. Con la llegada de los españoles y de las infecciones del viejo mundo, una mayor y más devastadora variedad de enfermedades surgió. En la destrucción que acompañó y siguió a la conquista española las sociedades indígenas mostraron la fragilidad de sus sistemas immunológicos. CONCEPTOS CAMBIANTES DE LA ENFERMEDAD EN LA SOCIEDAD NATIVA En muchos aspectos, las creencias de los pobladores andinos con respecto a la salud y a la enfermedad, así como con respecto a sus prácticas médicas concretas no se diferenciaron radicalmente de aquellas de los europeos. Ambos sistemas auspiciaban conceptos de balance y moderación como maneras de mantener la salud y en ambos se utilizaban sistemas de clasificación que eran humorales en su naturaleza básica. Asimismo, ambos, europeos e indígenas, se apoyaron en los servicios de individuos especialmente entrenados que eran expertos en el uso de plantas medicinales

30. Garcilaso, Royal commentaries, I: 413. 31. Guamán Poma, La nueva coronica, I: 177. 32. Garcilaso, Royal commentaries, I: 413417.

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cho, que ellos llaman comérselos."24 Otros practicaban rituales utilizando sapos y culebras o pedazos de "hilo torcido hasta el lado izquierdo" para inducir la enfermedad.25 Frecuentemente, los procesos de curación incluían un acto de purificación o limpieza, como el lavado, la succión o la frotación para expulsar la enfermedad del cuerpo. En otras instancias, la enfermedad era transferida a un objeto que luego era deshechado.

estas procesiones también podían servir para una función preventiva. Cada año durante el mes de setiembre, se celebraba la citua, una de las cuatro fiestas más importantes del calendario Inca. Según Garcilazo de la Vega, la citua fue una ocasión especial para la purificación que brindaba a los pobladores la oportunidad de eliminar a sus comunidades de todas las enfermedades.30 En preparación a esta fiesta, se lavaban y se limpiaban las calles.31 Luego de un período de ayuno y abstinencia sexual, las familias se juntaban para bañarse y frotar sus cuerpos con pan, el cual se consideraba que absorbía la enfermedad y la removía del cuerpo. Al mismo tiempo en el Cusco, cuatro miembros de la familia real Inca corrían desde el centro de la ciudad, ahuyentando a las enfermedades que amenazaban a la población. La ceremonia continuaba la noche siguiente cuando unas antorchas eran llevadas a través de la ciudad con el mismo propósito. 32 Todas estas medidas ayudaron a los pobladores andinos a confrontar y manejar las diversas enfermedades que los atacaban. Pero la relación entre seres humanos y enfermedad estaba a punto de cambiar. Con la llegada de los españoles y de las infecciones del viejo mundo, una mayor y más devastadora variedad de enfermedades surgió. En la destrucción que acompañó y siguió a la conquista española las sociedades indígenas mostraron la fragilidad de sus sistemas immunológicos.

Cuando están enfermos, los hechizeros les mandan hechar maíz blanco en el camino real, para que los pasajeros se lleven la enfermedad. Otras vezes va el hechizero a la cumbre del cerro más cercano, y con una honda le apedrea muy de propósito, quejándose de que ella causa aquella enfermedad, y pidiéndole la quite. Usan el lavar el 26 enfermo con chicha, y refreganle con maíz blanco, para el mismo eftcto.

24. Aniaga, Extirpación, p. 40. 25. Guarnán Poma, La nueva coronica, I: 196. 26. Aniaga, Extirpación, p. 85. 27. "Velan toda la noche, cantan y beben por la salud de los enfermos y lo mismo hacen cuando hay peste." Guarnán Poma, La nueva coronica, I: 204, y Bastien, Healers, p. 38. 28. Un estudio sostiene que los curanderos logran reducir los factores sicológicos agravantes. Donald Joralemon, "The role of hallucinogenic drugs and sensory stimuli in Peruvian ritual healing", Culture, Medicine, and Psychiatry 8 (1984): 400-430. 29. Guamán Poma, La nueva coronica, I: 205.

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Determinar la causa de la enfermedad o atribuir la culpa a alguna entidad externa fue un componente importante en el proceso de curación porque permitió desahogar el enojo y frustración de la víctima y transferir la responsabilidad de un problema a otra persona, animal u objeto. Una vez que la causa era identificada podían tomarse las acciones más apropiadas. Frecuentemente, durante la ceremonia ritual participaba la comunidad entera en una noche de ofrendas, bailes, cantos y bebidas, es decir lo que hoy en día podría considerarse como "una forma de terapia de apoyo."27 Muchas veces estas demostraciones públicas de apoyo e interés animaban a la persona enferma y reforzaban sus lazos con la comunidad. La participación de los pacientes en su propio tratamiento fue otro aspecto importante del proceso de curación porque permitía al enfermo tener algún grado de control sobre su vida y su cuerpo.28 Durante las epidemias, eran frecuentes la organización de procesiones de hombres armados que marchaban a través de la comunidad en una demostración de fuerza dirigida a ahuyentar a la enfermedad.29 Asimismo,

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En muchos aspectos, las creencias de los pobladores andinos con respecto a la salud y a la enfermedad, así como con respecto a sus prácticas médicas concretas no se diferenciaron radicalmente de aquellas de los europeos. Ambos sistemas auspiciaban conceptos de balance y moderación como maneras de mantener la salud y en ambos se utilizaban sistemas de clasificación que eran humorales en su naturaleza básica. Asimismo, ambos, europeos e indígenas, se apoyaron en los servicios de individuos especialmente entrenados que eran expertos en el uso de plantas medicinales

30. Garcilaso, Royal commentaries, I: 413. 31. Guamán Poma, La nueva coronica, I: 177. 32. Garcilaso, Royal commentaries, I: 413417. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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y otras artes curativas. El contacto entre las dos culturas a partir de 1492 conllevó algunas diferencias sustanciales en las concepciones españolas y americanas sobre la salud y la enfermedad. Mientras que el efecto de más largo plazo del descubrimiento de las Américas en la medicina europea fue la introducción de una serie de plantas medicinales (por ejemplo, con respecto a la quinina véase en este mismo volumen el artículo de Eduardo Estrella) hasta entonces desconocidas en el viejo mundo, el descubrimiento alteró los conceptos de los indígenas americanos de la enfermedad en formas mucho más significativas. Es evidente que hacia el siglo XVII, la forma en que las sociedades indígenas entendían e interpretaban la etiología de la enfermedad había cambiado significativamente en relación a la causalidad existente antes del contacto con los europeos. Paradójicamente, la evidencia documental sugiere que las prácticas curativas nativas habían cambiado muy poco. La introducción de gérmenes pátogenos del viejo mundo y la subsiguiente llegada del cristianismo forzaron a las sociedades nativas a reevaluar y reinterpretar su estructura cosmológica. Con la incorporación de las creencias cristianas en la visión del mundo andino, los conceptos nativos con respecto a la causa de la enfermedad cambiaron. Debido a que dos grupos de divinidades poseían el efecto potencial de infligir la enfermedad, ambos tenían que ser consultados y dos tipos distintos de rituales religiosos debían ser seguidos. Como resultado, fue cada vez más difícil para las comunidades nativas y los individuos mantener el sentido del balance que había sido central hasta antes de la llegada de los europeos. Según la percepción de los pobladores andinos, la devastación producida por las epidemias de viruela, sarampión y de las otras enfermedades que llegaron con los españoles eran directamente atribuibles a los desbalances resultantes del colonialismo europeo. Los pobladores andinos habían reconocido por mucho tiempo a la cólera divina entre las varias causas posibles de enfermedad. Durante el período precolombino, se consideraba que los conflictos entre individuos o el rompimiento de tabus podían manifestarse como dolencias. Sin embargo, luego de la conquista la retribución divina se convirtió en la explicación primaria de la enfermedad. Según esta creencia, los antiguos dioses de los Andes enviaban la enfermedad y la muerte para castigar a aquellos que los habían abandonado por el dios de los europeos. Karen Spalding y George Urioste han observado que en la provincia de Huarochirí, ubicada en los Andes centrales, las epidemias del siglo XVI provocaron la renovación de la adoración de las hua-

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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cas.33 Es muy probable que los nativos del Ecuador y de otras partes de los Andes se comportaran de la misma manera con la esperanza de evitar futuros brotes de enfermedad. Pero el Dios de los cristianos también envió la enfermedad para castigar a aquellos que rehusaban rendirle culto. Curas católicos, enviados por todo el virreinato para congregar y convertir a la población nativa durante el siglo XVI, predicaban que su Dios era responsable por las epidemias devastadoras. En ese sentido, los residentes nativos de los Andes se encontraron atrapados, por que si ignoraban a sus huacas y adoptaban el dios de los europeos, podían sufrir las consecuencias. Por otro lado, si dejaban sus costumbres tradicionales, los españoles y el "dios cristiano" iba a castigarlos con toda seguridad. A pesar de todo, la evidencia reunida por los españoles a lo largo de los siglos XVI y XVII indica claramente que la mayoría de los indios no abandonaron sus creencias religiosas tradicionales. En las áreas más remotas donde los curas católicos rara vez se aventuraban, las comunidades nativas fueron prácticamente dejadas a su suerte y siguieron practicando rituales antiguos. En las regiones más cercanas al área de influencia europea, los oficiales y el clero exigieron la participación indígena en las actividades de la iglesia, especialmente en el pago del diezmo. Sin embargo, aún en estos casos ya pesar de las exhibiciones públicas de piedad cristiana, muchos indígenas continuaron adorando a sus huacas en secreto. Aun cuando la política colonial claramente prohibía la continuación de la práctica de la religión nativa, ello no evitó que en muchas áreas, oficiales locales permitieran a las comunidades indígenas llevar adelante sus ceremonias de una manera sigilosa. A pesar que tal tolerancia era limitada, este hecho ayudó a legitimizar la autoridad española entre la población indígena. 34 La legislación con respecto a materias médicas permaneció ambivalente, al menos durante la primera mitad del siglo XVII. Los oficiales y médicos españoles reconocieron el valor de la farmacopea del nuevo mundo y se esforzaron en aprender las muchas propiedades de las plantas medicinales de los curanderos nativos. Aunque las autoridades coloniales decretaron instrucciones específicas dirigidas a eliminar procedimientos que considera33. Karen Spalding, Huarochiri, An Andean Society Under Inca and Spanish Rule (Stanford: Stanford Univ. Press, 1984), p. 247 y Urioste, "Sickness and death", pp. 13-14. 34. Steve J. Steen, Resistance, Rebellion, and Consciousness in the Andean Peasant World, 18th to 20th Centuries (Madison: Univ. of Wisconsin Press, 1987), p. 144.

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y otras artes curativas. El contacto entre las dos culturas a partir de 1492 conllevó algunas diferencias sustanciales en las concepciones españolas y americanas sobre la salud y la enfermedad. Mientras que el efecto de más largo plazo del descubrimiento de las Américas en la medicina europea fue la introducción de una serie de plantas medicinales (por ejemplo, con respecto a la quinina véase en este mismo volumen el artículo de Eduardo Estrella) hasta entonces desconocidas en el viejo mundo, el descubrimiento alteró los conceptos de los indígenas americanos de la enfermedad en formas mucho más significativas. Es evidente que hacia el siglo XVII, la forma en que las sociedades indígenas entendían e interpretaban la etiología de la enfermedad había cambiado significativamente en relación a la causalidad existente antes del contacto con los europeos. Paradójicamente, la evidencia documental sugiere que las prácticas curativas nativas habían cambiado muy poco. La introducción de gérmenes pátogenos del viejo mundo y la subsiguiente llegada del cristianismo forzaron a las sociedades nativas a reevaluar y reinterpretar su estructura cosmológica. Con la incorporación de las creencias cristianas en la visión del mundo andino, los conceptos nativos con respecto a la causa de la enfermedad cambiaron. Debido a que dos grupos de divinidades poseían el efecto potencial de infligir la enfermedad, ambos tenían que ser consultados y dos tipos distintos de rituales religiosos debían ser seguidos. Como resultado, fue cada vez más difícil para las comunidades nativas y los individuos mantener el sentido del balance que había sido central hasta antes de la llegada de los europeos. Según la percepción de los pobladores andinos, la devastación producida por las epidemias de viruela, sarampión y de las otras enfermedades que llegaron con los españoles eran directamente atribuibles a los desbalances resultantes del colonialismo europeo. Los pobladores andinos habían reconocido por mucho tiempo a la cólera divina entre las varias causas posibles de enfermedad. Durante el período precolombino, se consideraba que los conflictos entre individuos o el rompimiento de tabus podían manifestarse como dolencias. Sin embargo, luego de la conquista la retribución divina se convirtió en la explicación primaria de la enfermedad. Según esta creencia, los antiguos dioses de los Andes enviaban la enfermedad y la muerte para castigar a aquellos que los habían abandonado por el dios de los europeos. Karen Spalding y George Urioste han observado que en la provincia de Huarochirí, ubicada en los Andes centrales, las epidemias del siglo XVI provocaron la renovación de la adoración de las hua-

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cas.33 Es muy probable que los nativos del Ecuador y de otras partes de los Andes se comportaran de la misma manera con la esperanza de evitar futuros brotes de enfermedad. Pero el Dios de los cristianos también envió la enfermedad para castigar a aquellos que rehusaban rendirle culto. Curas católicos, enviados por todo el virreinato para congregar y convertir a la población nativa durante el siglo XVI, predicaban que su Dios era responsable por las epidemias devastadoras. En ese sentido, los residentes nativos de los Andes se encontraron atrapados, por que si ignoraban a sus huacas y adoptaban el dios de los europeos, podían sufrir las consecuencias. Por otro lado, si dejaban sus costumbres tradicionales, los españoles y el "dios cristiano" iba a castigarlos con toda seguridad. A pesar de todo, la evidencia reunida por los españoles a lo largo de los siglos XVI y XVII indica claramente que la mayoría de los indios no abandonaron sus creencias religiosas tradicionales. En las áreas más remotas donde los curas católicos rara vez se aventuraban, las comunidades nativas fueron prácticamente dejadas a su suerte y siguieron practicando rituales antiguos. En las regiones más cercanas al área de influencia europea, los oficiales y el clero exigieron la participación indígena en las actividades de la iglesia, especialmente en el pago del diezmo. Sin embargo, aún en estos casos ya pesar de las exhibiciones públicas de piedad cristiana, muchos indígenas continuaron adorando a sus huacas en secreto. Aun cuando la política colonial claramente prohibía la continuación de la práctica de la religión nativa, ello no evitó que en muchas áreas, oficiales locales permitieran a las comunidades indígenas llevar adelante sus ceremonias de una manera sigilosa. A pesar que tal tolerancia era limitada, este hecho ayudó a legitimizar la autoridad española entre la población indígena. 34 La legislación con respecto a materias médicas permaneció ambivalente, al menos durante la primera mitad del siglo XVII. Los oficiales y médicos españoles reconocieron el valor de la farmacopea del nuevo mundo y se esforzaron en aprender las muchas propiedades de las plantas medicinales de los curanderos nativos. Aunque las autoridades coloniales decretaron instrucciones específicas dirigidas a eliminar procedimientos que considera33. Karen Spalding, Huarochiri, An Andean Society Under Inca and Spanish Rule (Stanford: Stanford Univ. Press, 1984), p. 247 y Urioste, "Sickness and death", pp. 13-14. 34. Steve J. Steen, Resistance, Rebellion, and Consciousness in the Andean Peasant World, 18th to 20th Centuries (Madison: Univ. of Wisconsin Press, 1987), p. 144.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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ban inaceptables, la escasez de doctores entrenados en Europa los forzó a tolerar la práctica de los curanderos indígenas. Según Arriaga:

nará el Cura de este pueblo el modo con que curan que sean ageno de toda supersti38 ción.

Muchos de los Hechizeros, son Ambicamayos, romo ellos llaman, o curanderos, pero con muchas supersticiones, e idolatrías que preceden a los curas; y se procura que los curas, tengan examinados, y bien instruidos, los que han de curar para que quitado lo que es bueno; como es el conocimiento y uso de algunas yerbas, y tú otros simples, de 35 que suelen usar en sus enfermedades.

Sin embargo, los esfuerzos de Arriaga y de otros que intentaron extirpar las prácticas de idolatría de entre los indígenas andinos fueron un fracaso total. En un texto de 1668, el Obispo de Quito Peña Montenegro, escribió que: "…a pesar que ellos han tenido por 135 años predicadores, maestros y curas que han tratado de eliminar sus errores, ellos no han sido capaces de eliminarlos de sus corazones."39 Este Obispo que creía que "desde tiempo inmemorial [los Indios] han estado adorando al demonio", estaba especialmente preocupado con el papel que la "memoria" jugaba en la manutención de la continuidad de las prácticas y los rituales sanitarios. Por ello, el ordenó a sus curas que prohibieran estas actividades y, más aún, que destruyan "sus tambores, cabezas de venado [máscaras], y plumas, porque estos son los instrumentos del demonio y traen la memoria del paganismo."40 Un sacerdote y naturalista del siglo XVII, el padre Bernabé Cobo, entendió el papel de la memoria en la persistencia de la forma de vida tradicional. Al describir a los curanderos llamados camasca o soncoyoc escribió: "los cuales preguntados quien les dio o enseñó el oficio que usaban, los más daban por principal causa o respuesta haberlo sofiado." 41 En este caso, la memoria y los sueños estaban claramente interrelacionados. En relación a este tema, Michel Taussig ha subrayado la ironía de la lucha de la Iglesia Católica contra estas 'memorias', una lucha que en realidad creaba y fortalecía el surgimiento de una nueva fuerza social y la perpetuación de las creencias mitológicas.42 A pesar que los españoles nunca fueron capaces de eliminar las creencias nativas y los rituales, y que sus persistentes esfuerzos sólo sirvieron para incrementar la atracción y la fuerza de estos ritos, existieron severas penas contra la práctica de ceremonias tradicionales que hicieron crecientemente peligroso la organización de estas. Para poder asegurar el secreto, muchas comunidades indígenas, especialmente aquellas cercanas a los cen-

Arriaga recopiló una lista detallada de los diferentes tipos de curanderos y adivinadores, que llamó "Ministros de la idolatría", y de los métodos usados por cada uno. El mismo aseguró que los "macsa" o "viha" eran "los más perjudiciales, porque son consultados para todas las cosas, y para que también hablen con las Huacas, aunque no sean los que las guardan." 36 La iglesia estaba también interesada en la eliminación de ciertas prácticas médicas indígenas. Por ejemplo, el ayuno jugó un papel importante tanto en la prevención como en el tratamiento de la enfermedad antes de la conquista. Arriaga consideró el ayuno como un regreso al paganismo y declaró: "de aquí en adelante los indios de este pueblo no ayunaren el ayuno, que solían a su modo gentilicio, no comiendo sal, ni agí; y al que quebrantarse esta constitución se procederé contra él, como contra relapso en la idolatría."37 Asimismo, la iglesia urgía a las autoridades prohibir los sacrificios con maíz, chicha, y otros ítems "cuando estaban enfermos" y castigar a aquellos que persistían en esta práctica. Arriaga concluyó su informe con una serie de regulaciones "Constituciones que deja el visitador en los pueblos para remedio de la extirpación de la idolatría." En estas regulaciones, además de las prohibiciones al alcoholismo, la danza, y a los sacrificios en ceremonias rituales, Arriaga impuso restricciones aún mayores a las existentes a la práctica de la medicina nativa: [De] aquí adelante los Indios Hechizeros ministros de Idolatría, por ningún modo curaran a los enfermos; por quanto la experiencia a ensenado, que quando curan hazen idolatrar a los enfermos, y les confiesan sus pecados a su modo gentílico; y si otros Indios uviere que sepan curar porque conocen las virtudes de las yerbas, exami-

35. Arriaga, Extirpación, p. 114. 36. Ibid., p. 33. 37. Ibid., p. 205. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

38. Ibid. p. 204. 39. Peña Montenegro es citado en Michael Taussig, Shamanism, Colonialism, and the Wild Man: A Study in Terror and Healing (Chicago: Univ. of Chicago Press, 1987), p. 376. 40. Taussig, Shamanism, pp. 376, 143. 41. Cobo es citado en Arriaga, Extirpación, p. 34. 42. Taussig, Shamanism, p. 143.

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nará el Cura de este pueblo el modo con que curan que sean ageno de toda supersti38 ción.

Muchos de los Hechizeros, son Ambicamayos, romo ellos llaman, o curanderos, pero con muchas supersticiones, e idolatrías que preceden a los curas; y se procura que los curas, tengan examinados, y bien instruidos, los que han de curar para que quitado lo que es bueno; como es el conocimiento y uso de algunas yerbas, y tú otros simples, de 35 que suelen usar en sus enfermedades.

Sin embargo, los esfuerzos de Arriaga y de otros que intentaron extirpar las prácticas de idolatría de entre los indígenas andinos fueron un fracaso total. En un texto de 1668, el Obispo de Quito Peña Montenegro, escribió que: "…a pesar que ellos han tenido por 135 años predicadores, maestros y curas que han tratado de eliminar sus errores, ellos no han sido capaces de eliminarlos de sus corazones."39 Este Obispo que creía que "desde tiempo inmemorial [los Indios] han estado adorando al demonio", estaba especialmente preocupado con el papel que la "memoria" jugaba en la manutención de la continuidad de las prácticas y los rituales sanitarios. Por ello, el ordenó a sus curas que prohibieran estas actividades y, más aún, que destruyan "sus tambores, cabezas de venado [máscaras], y plumas, porque estos son los instrumentos del demonio y traen la memoria del paganismo."40 Un sacerdote y naturalista del siglo XVII, el padre Bernabé Cobo, entendió el papel de la memoria en la persistencia de la forma de vida tradicional. Al describir a los curanderos llamados camasca o soncoyoc escribió: "los cuales preguntados quien les dio o enseñó el oficio que usaban, los más daban por principal causa o respuesta haberlo sofiado." 41 En este caso, la memoria y los sueños estaban claramente interrelacionados. En relación a este tema, Michel Taussig ha subrayado la ironía de la lucha de la Iglesia Católica contra estas 'memorias', una lucha que en realidad creaba y fortalecía el surgimiento de una nueva fuerza social y la perpetuación de las creencias mitológicas.42 A pesar que los españoles nunca fueron capaces de eliminar las creencias nativas y los rituales, y que sus persistentes esfuerzos sólo sirvieron para incrementar la atracción y la fuerza de estos ritos, existieron severas penas contra la práctica de ceremonias tradicionales que hicieron crecientemente peligroso la organización de estas. Para poder asegurar el secreto, muchas comunidades indígenas, especialmente aquellas cercanas a los cen-

Arriaga recopiló una lista detallada de los diferentes tipos de curanderos y adivinadores, que llamó "Ministros de la idolatría", y de los métodos usados por cada uno. El mismo aseguró que los "macsa" o "viha" eran "los más perjudiciales, porque son consultados para todas las cosas, y para que también hablen con las Huacas, aunque no sean los que las guardan." 36 La iglesia estaba también interesada en la eliminación de ciertas prácticas médicas indígenas. Por ejemplo, el ayuno jugó un papel importante tanto en la prevención como en el tratamiento de la enfermedad antes de la conquista. Arriaga consideró el ayuno como un regreso al paganismo y declaró: "de aquí en adelante los indios de este pueblo no ayunaren el ayuno, que solían a su modo gentilicio, no comiendo sal, ni agí; y al que quebrantarse esta constitución se procederé contra él, como contra relapso en la idolatría."37 Asimismo, la iglesia urgía a las autoridades prohibir los sacrificios con maíz, chicha, y otros ítems "cuando estaban enfermos" y castigar a aquellos que persistían en esta práctica. Arriaga concluyó su informe con una serie de regulaciones "Constituciones que deja el visitador en los pueblos para remedio de la extirpación de la idolatría." En estas regulaciones, además de las prohibiciones al alcoholismo, la danza, y a los sacrificios en ceremonias rituales, Arriaga impuso restricciones aún mayores a las existentes a la práctica de la medicina nativa: [De] aquí adelante los Indios Hechizeros ministros de Idolatría, por ningún modo curaran a los enfermos; por quanto la experiencia a ensenado, que quando curan hazen idolatrar a los enfermos, y les confiesan sus pecados a su modo gentílico; y si otros Indios uviere que sepan curar porque conocen las virtudes de las yerbas, exami-

35. Arriaga, Extirpación, p. 114. 36. Ibid., p. 33. 37. Ibid., p. 205.

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ban inaceptables, la escasez de doctores entrenados en Europa los forzó a tolerar la práctica de los curanderos indígenas. Según Arriaga:

38. Ibid. p. 204. 39. Peña Montenegro es citado en Michael Taussig, Shamanism, Colonialism, and the Wild Man: A Study in Terror and Healing (Chicago: Univ. of Chicago Press, 1987), p. 376. 40. Taussig, Shamanism, pp. 376, 143. 41. Cobo es citado en Arriaga, Extirpación, p. 34. 42. Taussig, Shamanism, p. 143.

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tras españoles de poder, escondieron sus huacas en localidades remotas, lejos de las poblaciones que estas huacas protegían; y los nativos eran obligados a realizar largos viajes de peregrinación a través de grandes distancias para poder realizar sus ceremonias rituales. De esta manera, la cantidad de tiempo dedicado a estas actividades disminuyó notablemente. La conservación del secreto de curar tambien significó que las habilidades de los curanderos se hicieron menos visibles a la comunidad lo que les otorgaba una aura misteriosa y furtiva que no había existido en el período precolombino. El manto de ocultamiento que tiñó a las prácticas médicas nativas ha incrementado la dificultad para entender la importancia de estas creencias y acciones en la sociedad colonial. Sin embargo, el número de procedimientos legales contra los individuas acusados de hechicería e idolatría demuestra que las creencias tradicionales médicas y religiosas continuaron jugando un papel importante en la vida de la comunidad a lo largo de todo el período colonial.43 Un hecho definitivo es que la naturaleza comunal de la medicina nativa contribuyó al fortalecimiento de la sociedad indígena ante la presión de las demandas de los europeos. El énfasis en la participación grupal en las ceremonias rituales religiosas sirvió para que la población indígena se mantuviese unida en la defensa de los intereses y el bien común, permitió la reafirmación de creencias primitivas, y promovió un sentido de solidaridad dentro del ayllu o del pueblo. Conforme el período colonial avanzaba, la sobrevivencia de las tradiciones nativas jugó un rol cada vez más importante en la conservación de la misma sociedad indígena. MEDICINA NATIVA Y RESISTENCIA POLÍTICA Las implicaciones sociales y políticas de la enfermedad y de la curación se hicieron claramente evidentes, especialmente durante el siglo XVIII cuando la recurrencia de las prácticas médicas y religiosas tradicionales contribuyó a la lucha de la sociedad indígena por sobrevivir ante las crecientes y severas imposiciones económicas y políticas de los españoles. 43. Véase Irene Silverblatt, Moon, Sun, and Witches: Gender Ideologies and Class in Inca and Colonial Perú (Princeton: Princeton Univ. Press, 1987), pp. 159-196; Spalding, Huarochri pp. 252-268; y Frank Salornon, "Sharnanism and Polities in Late-Colonial Ecuador", American Ethnologist 10 (1983): 413-428.

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Durante la primera mitad del siglo XVIII, varios factores se combinaran para hacer la existencia más difícil tanto para los indígenas como individuos como para sus propias comunidades. En las sierras del Ecuador, la escasez de mano de obra que se había desarrollado como resultado de las epidemias masivas y los desastres naturales de la década de 1690, llevó a los oficiales coloniales, obrajeros, y hacendados a adoptar tácticas de explotación indígena aún más duras en su búsqueda desesperada por conseguir trabajadores. La negativa a corregir las listas de tributarios luego de la muerte de aproximadamente 40 a 50 por ciento de la población nativa exacerbó aún más la carga del tributo y las obligaciones de la mita para los hombres adultos que habían sobrevivido a los desastres. Al mismo tiempo, la transformación de estas obligaciones en responsabilidades ya no comunales sino personales, un proceso iniciado por las reformas del Virrey Duque de la Palata durante la década de 1680, fragmentó los intereses de grupo y aisló a los individuos. 44 El número rápidamente creciente de los mestizos, muchos de los cuales vivían en o cerca de las comunidades indígenas, socavó la unidad de la sociedad nativa. Su presencia, junto a la de un significativo número de forasteros (la denominación que recibían aquellos que no residían en sus comunidades de origen), sólo sirvió para aumentar las tensiones y conflictos intracomunales sobre la distribución de los escasos recursos económicos y del poder político. De esta manera, mientras que la composición de las comunidades se hizo creciente mente diversa, los residentes nativos lucharon para mantener su identidad separada y distinta de otros sectores de la sociedad colonial. La represión política también se incrementó en un período marcado por las reformas borbónicas de la corana española que intentaron asegurar un mayor grado de control sobre todos los sectores de la sociedad, incluyendo a la "república de los indios", que hasta entonces había disfrutado de una relativa autonomía. En respuesta, la oposición a la autoridad colonial se incrementó de una manera significativa en los Andes después de 1700.45 En muchas áreas, la resistencia indígena asumió la forma de pro-

44. Con el fin de reactivar la minería el Virrey de la Palata exigió que los indígenas pagasen el tributo y la mita en su lugar de residencia y no en su lugar de origen. Jeffrey A. Cole, "Viceregal Persistence Versus Indian Mobility: The Impact of the Duque de la Palata's Reform Program on Alto Peru, 1681-92", Latin American Research Review 10 (1984): 3756. 45. Stern, Resistance, p.34.

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tras españoles de poder, escondieron sus huacas en localidades remotas, lejos de las poblaciones que estas huacas protegían; y los nativos eran obligados a realizar largos viajes de peregrinación a través de grandes distancias para poder realizar sus ceremonias rituales. De esta manera, la cantidad de tiempo dedicado a estas actividades disminuyó notablemente. La conservación del secreto de curar tambien significó que las habilidades de los curanderos se hicieron menos visibles a la comunidad lo que les otorgaba una aura misteriosa y furtiva que no había existido en el período precolombino. El manto de ocultamiento que tiñó a las prácticas médicas nativas ha incrementado la dificultad para entender la importancia de estas creencias y acciones en la sociedad colonial. Sin embargo, el número de procedimientos legales contra los individuas acusados de hechicería e idolatría demuestra que las creencias tradicionales médicas y religiosas continuaron jugando un papel importante en la vida de la comunidad a lo largo de todo el período colonial.43 Un hecho definitivo es que la naturaleza comunal de la medicina nativa contribuyó al fortalecimiento de la sociedad indígena ante la presión de las demandas de los europeos. El énfasis en la participación grupal en las ceremonias rituales religiosas sirvió para que la población indígena se mantuviese unida en la defensa de los intereses y el bien común, permitió la reafirmación de creencias primitivas, y promovió un sentido de solidaridad dentro del ayllu o del pueblo. Conforme el período colonial avanzaba, la sobrevivencia de las tradiciones nativas jugó un rol cada vez más importante en la conservación de la misma sociedad indígena. MEDICINA NATIVA Y RESISTENCIA POLÍTICA Las implicaciones sociales y políticas de la enfermedad y de la curación se hicieron claramente evidentes, especialmente durante el siglo XVIII cuando la recurrencia de las prácticas médicas y religiosas tradicionales contribuyó a la lucha de la sociedad indígena por sobrevivir ante las crecientes y severas imposiciones económicas y políticas de los españoles. 43. Véase Irene Silverblatt, Moon, Sun, and Witches: Gender Ideologies and Class in Inca and Colonial Perú (Princeton: Princeton Univ. Press, 1987), pp. 159-196; Spalding, Huarochri pp. 252-268; y Frank Salornon, "Sharnanism and Polities in Late-Colonial Ecuador", American Ethnologist 10 (1983): 413-428.

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Durante la primera mitad del siglo XVIII, varios factores se combinaran para hacer la existencia más difícil tanto para los indígenas como individuos como para sus propias comunidades. En las sierras del Ecuador, la escasez de mano de obra que se había desarrollado como resultado de las epidemias masivas y los desastres naturales de la década de 1690, llevó a los oficiales coloniales, obrajeros, y hacendados a adoptar tácticas de explotación indígena aún más duras en su búsqueda desesperada por conseguir trabajadores. La negativa a corregir las listas de tributarios luego de la muerte de aproximadamente 40 a 50 por ciento de la población nativa exacerbó aún más la carga del tributo y las obligaciones de la mita para los hombres adultos que habían sobrevivido a los desastres. Al mismo tiempo, la transformación de estas obligaciones en responsabilidades ya no comunales sino personales, un proceso iniciado por las reformas del Virrey Duque de la Palata durante la década de 1680, fragmentó los intereses de grupo y aisló a los individuos. 44 El número rápidamente creciente de los mestizos, muchos de los cuales vivían en o cerca de las comunidades indígenas, socavó la unidad de la sociedad nativa. Su presencia, junto a la de un significativo número de forasteros (la denominación que recibían aquellos que no residían en sus comunidades de origen), sólo sirvió para aumentar las tensiones y conflictos intracomunales sobre la distribución de los escasos recursos económicos y del poder político. De esta manera, mientras que la composición de las comunidades se hizo creciente mente diversa, los residentes nativos lucharon para mantener su identidad separada y distinta de otros sectores de la sociedad colonial. La represión política también se incrementó en un período marcado por las reformas borbónicas de la corana española que intentaron asegurar un mayor grado de control sobre todos los sectores de la sociedad, incluyendo a la "república de los indios", que hasta entonces había disfrutado de una relativa autonomía. En respuesta, la oposición a la autoridad colonial se incrementó de una manera significativa en los Andes después de 1700.45 En muchas áreas, la resistencia indígena asumió la forma de pro-

44. Con el fin de reactivar la minería el Virrey de la Palata exigió que los indígenas pagasen el tributo y la mita en su lugar de residencia y no en su lugar de origen. Jeffrey A. Cole, "Viceregal Persistence Versus Indian Mobility: The Impact of the Duque de la Palata's Reform Program on Alto Peru, 1681-92", Latin American Research Review 10 (1984): 3756. 45. Stern, Resistance, p.34.

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testas violentas dirigidas contra políticas del gobierno y autoridades que eran rechazadas por la población. Aún en la sierra del Ecuador, donde la resistencia violenta al dominio español había estado notablemente ausente durante los siglos XVI y XVII, por lo menos diez revueltas ocurrieron entre 1730 y 1803.46 En cada instancia, la rebelión tuvo como causa la presión económica sobre los residentes indígenas e incluyó otras demandas ligadas a la tierra, el trabajo y el tributo. Según Segundo Moreno, los rituales y los bailes tradicionales fueron una parte importante en varias de estas revueltas, y constituyeron la manera utilizada por los indígenas para negar la religión de sus conquistadores.47 Por ejemplo, durante la violenta revuelta de 1768 en el obraje de San Ildefonso en Ambato, los trabajadores indígenas bailaron y cantaron alrededor del cuerpo del administrador del obraje que habían matado.48 Varios años después, en respuesta a un decreto virreinal de 1776 que ordenaba un censo, se produjo una gran rebelión en el corregimiento de Otávalo. Durante los juicios que siguieron, los testigos aseguraron que los líderes indígenas usaron caracoles y tambores, los mismos instrumentos que la iglesia había intentado proscribir un siglo atrás, para llamar a la población a defender su causa. Bailes y cantos acompañaron la matanza de europeos y mestizos, y al menos en este caso, varios nativos bebieron la sangre de un español muerto.49 Por ello, no es extraño que en la mayoría de los documentos aparezcan los oficiales coloniales estar más interesados en el registro de las atrocidades cometidas contra sus camaradas que en realizar descripciones de los bailes y las ceremonias nativas. Y mientras que los asesinatos y el saqueo que ocurrieron en estas ocasiones fueron los actos más obvios de resistencia, fue en realidad la práctica de rituales tradicionales lo que congregó a las comunidades indígenas y lo que les dio el coraje para rebelarse. En su estudio de la rebelión de Quito de 1765, Kenneth Andrien ha demostrado cómo la depresión económica del siglo XVIII, exacerbada por los esfuerzos virreinales por incrementar la recolección del tributo, afectó negativamente a los miembros de todas la clases sociales.50 En este caso, la 46. Segundo E. Moreno Yanez, Sublevaciones indígenas en la audiencia de Quito desde comienzo: del siglo XVIII hasta finales de la colonia (Quito: Ed. Univ. Católica, 1978). 47. Ibid., p. 355. 48. Ibid., p. 118. 49. Ibid., p. 188. 50. Kenneth J. Andrien, "Economic Decline, Taxes, and the Quito Insurrection of 1765", Past and Present 129 (1990): 104-131.

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creciente oposición a los esfuerzos del gobierno por controlar la producción y la distribución de aguardiente llevó a la creación de una frágil coalición entre la élite de Quito, la clase media y los sectores plebeyos de la ciudad. Sin embargo, la revuelta que empezó fuera de la ciudad el 22 de Mayo de 1765, duró poco, en parte debido a que entre las clases alta y media de Quito era mayor el temor a una revuelta indígena de mayor envergadura que el rechazo a las políticas de la corona. Como lo confirman las diez rebeliones que ocurrieron durante el siglo XVIII, la élite urbana de los Andes del norte tenía motivos fundados para temer a la violencia de las masas nativas. Cuando el nivel de opresión se incrementó a lo largo de este siglo, la sociedad indígena se apoyó tanto en las tradiciones precolombinas como en las coloniales para poder mantenerse. Especialmente en las áreas alejadas de los centros europeos de desarrollo, muchos pueblos fueron capaces de mantener control sobre tierras comunales, facilitando a los residentes la manutención de por lo menos un nivel limitado de independencia económica. Asimismo, los individuos y las comunidades siguieron realizando una práctica establecida por mucho tiempo de utilizar el sistema legal español como un medio para oponerse a las imposiciones políticas y económicas. Uno de los medios más importantes por los cuales la sociedad nativa preservó su unidad e identidad fue a través de la confianza reiterada en las creencias y ceremonias religiosas precolombinas, incluyendo los rituales curativos. Debido a la posición periférica de Quito dentro del virreinato peruano, esta ciudad se mantuvo fuera de la "principal ruta de la extirpación de idolatrías", y por ello, las tradiciones nativas permanecieron más marcadamente allí que en otras áreas del Perú y del Alto Perú que habían soportado el mayor peso del esfuerzo español por eliminar la religión indígena.51 Por lo tanto, las "memorias" indígenas, a las cuales el Obispo de Quito del siglo XVII, Peña Montenegro estaba tan tenazmente opuesto, permanecieron vivas en Quito y en muchas otras regiones y por ello jugaron un rol más central en la resistencia indígena. Debido en parte a que las políticas borbónicas diseñadas para extender la influencia gubernamental se enfrentaron a una creciente oposición violenta, las autoridades coloniales restringieron aún más la independencia

51. Saloman utiliza esta frase al referirse a Arequipa pero es aplicable a Quito. Salomon, "Ancestor Cults and Resistance to me State in Arequipa, ca. 1748-1754", en Stern, Resistance, p. 159.

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testas violentas dirigidas contra políticas del gobierno y autoridades que eran rechazadas por la población. Aún en la sierra del Ecuador, donde la resistencia violenta al dominio español había estado notablemente ausente durante los siglos XVI y XVII, por lo menos diez revueltas ocurrieron entre 1730 y 1803.46 En cada instancia, la rebelión tuvo como causa la presión económica sobre los residentes indígenas e incluyó otras demandas ligadas a la tierra, el trabajo y el tributo. Según Segundo Moreno, los rituales y los bailes tradicionales fueron una parte importante en varias de estas revueltas, y constituyeron la manera utilizada por los indígenas para negar la religión de sus conquistadores.47 Por ejemplo, durante la violenta revuelta de 1768 en el obraje de San Ildefonso en Ambato, los trabajadores indígenas bailaron y cantaron alrededor del cuerpo del administrador del obraje que habían matado.48 Varios años después, en respuesta a un decreto virreinal de 1776 que ordenaba un censo, se produjo una gran rebelión en el corregimiento de Otávalo. Durante los juicios que siguieron, los testigos aseguraron que los líderes indígenas usaron caracoles y tambores, los mismos instrumentos que la iglesia había intentado proscribir un siglo atrás, para llamar a la población a defender su causa. Bailes y cantos acompañaron la matanza de europeos y mestizos, y al menos en este caso, varios nativos bebieron la sangre de un español muerto.49 Por ello, no es extraño que en la mayoría de los documentos aparezcan los oficiales coloniales estar más interesados en el registro de las atrocidades cometidas contra sus camaradas que en realizar descripciones de los bailes y las ceremonias nativas. Y mientras que los asesinatos y el saqueo que ocurrieron en estas ocasiones fueron los actos más obvios de resistencia, fue en realidad la práctica de rituales tradicionales lo que congregó a las comunidades indígenas y lo que les dio el coraje para rebelarse. En su estudio de la rebelión de Quito de 1765, Kenneth Andrien ha demostrado cómo la depresión económica del siglo XVIII, exacerbada por los esfuerzos virreinales por incrementar la recolección del tributo, afectó negativamente a los miembros de todas la clases sociales.50 En este caso, la 46. Segundo E. Moreno Yanez, Sublevaciones indígenas en la audiencia de Quito desde comienzo: del siglo XVIII hasta finales de la colonia (Quito: Ed. Univ. Católica, 1978). 47. Ibid., p. 355. 48. Ibid., p. 118. 49. Ibid., p. 188. 50. Kenneth J. Andrien, "Economic Decline, Taxes, and the Quito Insurrection of 1765", Past and Present 129 (1990): 104-131.

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creciente oposición a los esfuerzos del gobierno por controlar la producción y la distribución de aguardiente llevó a la creación de una frágil coalición entre la élite de Quito, la clase media y los sectores plebeyos de la ciudad. Sin embargo, la revuelta que empezó fuera de la ciudad el 22 de Mayo de 1765, duró poco, en parte debido a que entre las clases alta y media de Quito era mayor el temor a una revuelta indígena de mayor envergadura que el rechazo a las políticas de la corona. Como lo confirman las diez rebeliones que ocurrieron durante el siglo XVIII, la élite urbana de los Andes del norte tenía motivos fundados para temer a la violencia de las masas nativas. Cuando el nivel de opresión se incrementó a lo largo de este siglo, la sociedad indígena se apoyó tanto en las tradiciones precolombinas como en las coloniales para poder mantenerse. Especialmente en las áreas alejadas de los centros europeos de desarrollo, muchos pueblos fueron capaces de mantener control sobre tierras comunales, facilitando a los residentes la manutención de por lo menos un nivel limitado de independencia económica. Asimismo, los individuos y las comunidades siguieron realizando una práctica establecida por mucho tiempo de utilizar el sistema legal español como un medio para oponerse a las imposiciones políticas y económicas. Uno de los medios más importantes por los cuales la sociedad nativa preservó su unidad e identidad fue a través de la confianza reiterada en las creencias y ceremonias religiosas precolombinas, incluyendo los rituales curativos. Debido a la posición periférica de Quito dentro del virreinato peruano, esta ciudad se mantuvo fuera de la "principal ruta de la extirpación de idolatrías", y por ello, las tradiciones nativas permanecieron más marcadamente allí que en otras áreas del Perú y del Alto Perú que habían soportado el mayor peso del esfuerzo español por eliminar la religión indígena.51 Por lo tanto, las "memorias" indígenas, a las cuales el Obispo de Quito del siglo XVII, Peña Montenegro estaba tan tenazmente opuesto, permanecieron vivas en Quito y en muchas otras regiones y por ello jugaron un rol más central en la resistencia indígena. Debido en parte a que las políticas borbónicas diseñadas para extender la influencia gubernamental se enfrentaron a una creciente oposición violenta, las autoridades coloniales restringieron aún más la independencia

51. Saloman utiliza esta frase al referirse a Arequipa pero es aplicable a Quito. Salomon, "Ancestor Cults and Resistance to me State in Arequipa, ca. 1748-1754", en Stern, Resistance, p. 159. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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de las comunidades indígenas. Una de las maneras más efectivas de hacerlo era pasando por encima de las atribuciones judiciales de los líderes naturales indígenas y por lo tanto minando su autoridad. Sin embargo, la medida de arrebatar a los caciques de sus funciones tradicionales no fue en sí misma suficiente para asegurar el dominio de los españoles sobre la sociedad indígena. Según Frank Salomón, el fracaso de estos esfuerzos por regir el destino de los pobladores andinos produjo el grado de aislamiento necesario para la continuación y resolución del proceso político dentro de las propias comunidades.52 Esta situación explica por qué la crisis de autoridad en el poder nativo, creada por las políticas borbónicas, fue cubierta por el único otro grupo de individuos con una base pre-existente de movilización popular, es decir los curanderos y shamanes. Asimismo, contribuyó a la formación de un nuevo liderazgo por estos individuos que ya poseían un nivel reconocido de legitimidad dentro de las comunidades nativas. Contribuyó también a este liderazgo, el hecho que los curanderos y shamanes ejercieran poderes mágicos, considerados por ambas partes como potentes armas en la lucha entre los indios y los españoles. Una vez más, el secreto que se mantuvo con tanto cuidado para proteger las tradiciones médicas nativas de los ojos inquisidores de los oficiales coloniales hace difícil averiguar exactamente que es lo que estaba pasando en la estructura política de las comunidades nativas durante el siglo XVIII. Sin embargo, la utilización de los registros judiciales contra cuatro individuos acusados de prácticas de hechicería, ha permitido a Saloman revelar el grado de politización del papel jugado por los curanderos durante este período. En cada instancia, el individuo acusado ha utilizado su conocimiento de lo sobrenatural para intimidar tanto a los indios como a los europeos, haciendo así posible adquirir mayor poder dentro de su comunidad. En última instancia, tales tácticas agresivas podían ser contraproducentes, ya que ponían en contra del curandero a sus parientes y vecinos, como fue el caso de uno de los cuatro juicios estudiados por Saloman. Pero estos casos eran ciertamente la excepción y frecuentemente los españoles no prestaron mucha atención a la relación política entre los curandero o shamanes y su comunidad. En 1705, testigos de una comunidad al sur de la sierra cerca de Zaruma atestiguaron que su cacique y shaman, Juan Arévalo, había usado sus poderes sobrenaturales para amenazar y aterrorizar por muchos años a los

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residentes locales y que se había jactado de su responsabilidad en la muerte de unas 18 personas y de mucho ganado. En un momento, un informante acusó que su mujer y niños habían muerto desangrados como resultado de la hechicería de Arévalo. Otros informaron incidentes donde "después de una amenaza verbal a la víctima, esta experimentaba una sensación de resecamiento en las extremidades y el cuello y finalmente por todo el cuerpo, hasta que quedaba totalmente debilitado y moría."53 Los medios según los cuales Arévalo producía estas enfermedades eran los "hatos de enfermedades" que enterraba en o cerca de las casas de sus enemigos. Varios de estos paquetes fueron descubiertos y presentados como evidencia en su contra durante el juicio. Según Salomon, estos documentos revelaban una lucha en curso entre el área tradicional de la sociedad agrícola, representada por Arévalo, y el nuevo orden basado en la ganadería. Salomon se basa en esta conclusión por el hecho que muchas de las víctimas de Arévalo eran granjeros o residentes nativos que apoyaban a los recién llegados. A pesar que la influencia de Arévalo estaba claramente disminuyendo, su proceso judicial revela el creciente rol político que los curanderos nativos habían asumido en las comunidades rurales. Una situación parecida se registró en 1727 en la sierra norte de Ecuador, cerca de Pasto.54 Los testigos declararon que el shaman, Lorenzo Buesaquillo, estaba envuelto en una serie de peleas con sus vecinos y sus parientes, y que él había intimidado a sus enemigos con amenazas de enfermedad y de muerte. Durante su juicio, Buesaquillo fue acusado por la muerte de cuatro personas, incluyendo a un oficial español. Otra de las víctimas de Buesaquillo era un vecino que había castigado a los hijos del shaman por robar su comida y otros dos eran antiguos amigos de fiestas. En este caso, Salomon considera que la tensión subyacente entre Buesaquillo y sus vecinos probablemente se derivaba de "insuficiencia agrícola" que resultaba de la reducción de las tierras comunales. Aún antes que el juicio empezara, el shaman y su familia habían sido obligados a mudarse a las afueras del pueblo. Por ello, según Salomon, el caso contra Buesaquillo demuestra la manera en que la hechicería pudo haber servido como un

53. Frank Saloman, "The Fury of Andrés Arevalo: Disease Bundles of a Colonial An-

dean Shaman", en Political Anthropology in Ecuador: Perspectives From Indigenous Cultures, Je-

52. Salomon, "Shamanismand Politics", p. 426. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

ffrey Ehrenreich, ed., (Albany: State Univ. of New York at Albany, 1984), p. 88. 54. Salomon, "Shamanisrn and Politics", pp. 415-417.

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de las comunidades indígenas. Una de las maneras más efectivas de hacerlo era pasando por encima de las atribuciones judiciales de los líderes naturales indígenas y por lo tanto minando su autoridad. Sin embargo, la medida de arrebatar a los caciques de sus funciones tradicionales no fue en sí misma suficiente para asegurar el dominio de los españoles sobre la sociedad indígena. Según Frank Salomón, el fracaso de estos esfuerzos por regir el destino de los pobladores andinos produjo el grado de aislamiento necesario para la continuación y resolución del proceso político dentro de las propias comunidades.52 Esta situación explica por qué la crisis de autoridad en el poder nativo, creada por las políticas borbónicas, fue cubierta por el único otro grupo de individuos con una base pre-existente de movilización popular, es decir los curanderos y shamanes. Asimismo, contribuyó a la formación de un nuevo liderazgo por estos individuos que ya poseían un nivel reconocido de legitimidad dentro de las comunidades nativas. Contribuyó también a este liderazgo, el hecho que los curanderos y shamanes ejercieran poderes mágicos, considerados por ambas partes como potentes armas en la lucha entre los indios y los españoles. Una vez más, el secreto que se mantuvo con tanto cuidado para proteger las tradiciones médicas nativas de los ojos inquisidores de los oficiales coloniales hace difícil averiguar exactamente que es lo que estaba pasando en la estructura política de las comunidades nativas durante el siglo XVIII. Sin embargo, la utilización de los registros judiciales contra cuatro individuos acusados de prácticas de hechicería, ha permitido a Saloman revelar el grado de politización del papel jugado por los curanderos durante este período. En cada instancia, el individuo acusado ha utilizado su conocimiento de lo sobrenatural para intimidar tanto a los indios como a los europeos, haciendo así posible adquirir mayor poder dentro de su comunidad. En última instancia, tales tácticas agresivas podían ser contraproducentes, ya que ponían en contra del curandero a sus parientes y vecinos, como fue el caso de uno de los cuatro juicios estudiados por Saloman. Pero estos casos eran ciertamente la excepción y frecuentemente los españoles no prestaron mucha atención a la relación política entre los curandero o shamanes y su comunidad. En 1705, testigos de una comunidad al sur de la sierra cerca de Zaruma atestiguaron que su cacique y shaman, Juan Arévalo, había usado sus poderes sobrenaturales para amenazar y aterrorizar por muchos años a los

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residentes locales y que se había jactado de su responsabilidad en la muerte de unas 18 personas y de mucho ganado. En un momento, un informante acusó que su mujer y niños habían muerto desangrados como resultado de la hechicería de Arévalo. Otros informaron incidentes donde "después de una amenaza verbal a la víctima, esta experimentaba una sensación de resecamiento en las extremidades y el cuello y finalmente por todo el cuerpo, hasta que quedaba totalmente debilitado y moría."53 Los medios según los cuales Arévalo producía estas enfermedades eran los "hatos de enfermedades" que enterraba en o cerca de las casas de sus enemigos. Varios de estos paquetes fueron descubiertos y presentados como evidencia en su contra durante el juicio. Según Salomon, estos documentos revelaban una lucha en curso entre el área tradicional de la sociedad agrícola, representada por Arévalo, y el nuevo orden basado en la ganadería. Salomon se basa en esta conclusión por el hecho que muchas de las víctimas de Arévalo eran granjeros o residentes nativos que apoyaban a los recién llegados. A pesar que la influencia de Arévalo estaba claramente disminuyendo, su proceso judicial revela el creciente rol político que los curanderos nativos habían asumido en las comunidades rurales. Una situación parecida se registró en 1727 en la sierra norte de Ecuador, cerca de Pasto.54 Los testigos declararon que el shaman, Lorenzo Buesaquillo, estaba envuelto en una serie de peleas con sus vecinos y sus parientes, y que él había intimidado a sus enemigos con amenazas de enfermedad y de muerte. Durante su juicio, Buesaquillo fue acusado por la muerte de cuatro personas, incluyendo a un oficial español. Otra de las víctimas de Buesaquillo era un vecino que había castigado a los hijos del shaman por robar su comida y otros dos eran antiguos amigos de fiestas. En este caso, Salomon considera que la tensión subyacente entre Buesaquillo y sus vecinos probablemente se derivaba de "insuficiencia agrícola" que resultaba de la reducción de las tierras comunales. Aún antes que el juicio empezara, el shaman y su familia habían sido obligados a mudarse a las afueras del pueblo. Por ello, según Salomon, el caso contra Buesaquillo demuestra la manera en que la hechicería pudo haber servido como un

53. Frank Saloman, "The Fury of Andrés Arevalo: Disease Bundles of a Colonial An-

dean Shaman", en Political Anthropology in Ecuador: Perspectives From Indigenous Cultures, Je-

52. Salomon, "Shamanismand Politics", p. 426.

ffrey Ehrenreich, ed., (Albany: State Univ. of New York at Albany, 1984), p. 88. 54. Salomon, "Shamanisrn and Politics", pp. 415-417.

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mecanismo detonante para paliar la tensión económica y ecológica al arrojar fuera a los usuarios de la tierra en las áreas de mayor concentración.55 Otro ejemplo del rol creciente mente político de los curanderos indígenas del siglo XVIII proviene de una investigación sobre Otávalo durante 1703.56 Don Salvador Ango, el cacique de Otávalo, había buscado los servicios de Juan Roza Pinto, un shaman que vivía al este de las quebradas al borde de los dominios de Ango. Ango solicitó que Roza utilize sus poderes mágicos para influenciar el resultado de un juicio que se estaba realizando en la Audiencia. Cuando la víctima a la que estaba dirigido el hechizo, un español, enfermó pero no murió, Ango contrató a otros dos shamanes cuyos esfuerzos para matarlo a través de poderes sobrenaturales también resultaron infructuosos. Enfurecido, Ango buscó venganza denunciando a Roza a las autoridades de Quito. Cuando el caso finalmente llegó a juicio, la esposa de la víctima atestiguó que para poder contrarrestar el hechizo de Roza, ella tuvo que contratar los servicios de un curandero indio. Más tarde, los documentos revelan que Roza era un mestizo y que por esta razón su caso fue derivado al Tribunal de la Inquisición. A pesar que los registros no indican que pasó con Roza después del cambio de jurisdicción, este caso demuestra que todos los sectores de la sociedad colonial, indios, europeos y mestizos, atribuían grandes poderes a aquellos versados en las artes mágicas y que todos los grupos trataron de asociarse a este poder que podía influenciar los sucesos políticos. Mientras que estos tres casos se refieren a shamanes cuyo poder personal y político estaba disminuyendo, un caso producido en la costa a finales del siglo XVIII revela que algunos shamanes eran lo suficientemente poderosos como para manejar la autoridad política aún en caso de persecución política. Este fue el caso de Sebastián Carlos Gavino que en 1786 fue elegido alcalde de su comunidad en la parroquia de Punta Santa Elena.57 Habiendo servido como asesor legal de los indios envueltos en litigios en contra de la corona, Carlos fue considerado por los oficiales coloniales como un agitador. Por ello, después de la elección fue arrestado y acusado de hechicería criminal. Durante su juicio, informantes revelaron que el shaman continuaba ejerciendo poder desde su celda, convocando a los testigos a la prisión y amenazándolos con actos de agresión mágica

55. Ibid., p. 417. 56. Ibid., pp. 422-424. 57. Ibid., pp. 420-422. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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para poder influenciar su testimonio. Pero luego de la muerte de uno de los principales acusadores de Carlos y la transferencia a otra prisión de otro, el caso en su contra fue dejado de lado y presumiblemente Carlos fue liberado para consolidar su posición política. Los cuatro hombres descritos en estos documentos habían heredado el conocimiento, pasado a través de las memorias, de generaciones de curanderos-shamanes andinos. Por lo tanto, ellos representaban en parte el fracaso de los esfuerzos españoles por extirpar las creencias y las prácticas tradicionales de los corazones y las mentes de los indios a lo largo de la Audiencia de Quito. Es también muy cierto que por cada curandero que era aprendido por las autoridades coloniales, muchos más siguieron libres. Asimismo, mientras que aquellos que sirvieron como repositorios de antiguos saberes ocasionalmente producían controversia y divisiones dentro de sus comunidades, como Arévalo, Buesaquillo, Roza y Carlos, era más frecuente que su presencia brindara un sentido de continuidad histórica y estabilidad que sirvieron como un punto de referencia del cual la comunidad podía tomar fuerzas. La sobrevivencia de las formas de vida tradicionales también dio a las comunidades indígenas un grado de control e independencia de la tutela española sobre sus vidas y su medio ambiente. Asimismo, como es usual en estos casos, el ocultamiento fortaleció los lazos comunitarios. Refiriéndose a los Mayas durante el dominio colonial, Inga Clendinnen afirma que en una sociedad donde el conocimiento era poder, el encubrimiento de lo que era muy significativo por lo que era aparentemente mundano debe haber sido muy gratificante para aquellos que mantenían la llave secreta del entendimiento.58 El hecho que ante los ojos de los oficiales coloniales todos los que sabían del secreto eran culpables, independientemente que hubiesen participado activamente en rituales o no, sólo podía servir para unificar aún más a la sociedad nativa. El miedo es una arma poderosa y a lo largo de todo el período colonial, tanto los indios como los españoles se esforzaron en explotar los temores del otro para poder ganar alguna ventaja. Por varias décadas hemos sabido mucho más del uso europeo de esta arma porque era mucho más obvia su utilización por parte del poder establecido. Está claro que los conquistadores, colonos y oficiales españoles aterrorizaron a las poblacio-

58. Inga Clendinnen, Ambivalent Conquests: Maya and Spaniard in Yucatan, 1517·1570 (Cambridge: Cambridge Univ. Press, 1987), p. 159.

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mecanismo detonante para paliar la tensión económica y ecológica al arrojar fuera a los usuarios de la tierra en las áreas de mayor concentración.55 Otro ejemplo del rol creciente mente político de los curanderos indígenas del siglo XVIII proviene de una investigación sobre Otávalo durante 1703.56 Don Salvador Ango, el cacique de Otávalo, había buscado los servicios de Juan Roza Pinto, un shaman que vivía al este de las quebradas al borde de los dominios de Ango. Ango solicitó que Roza utilize sus poderes mágicos para influenciar el resultado de un juicio que se estaba realizando en la Audiencia. Cuando la víctima a la que estaba dirigido el hechizo, un español, enfermó pero no murió, Ango contrató a otros dos shamanes cuyos esfuerzos para matarlo a través de poderes sobrenaturales también resultaron infructuosos. Enfurecido, Ango buscó venganza denunciando a Roza a las autoridades de Quito. Cuando el caso finalmente llegó a juicio, la esposa de la víctima atestiguó que para poder contrarrestar el hechizo de Roza, ella tuvo que contratar los servicios de un curandero indio. Más tarde, los documentos revelan que Roza era un mestizo y que por esta razón su caso fue derivado al Tribunal de la Inquisición. A pesar que los registros no indican que pasó con Roza después del cambio de jurisdicción, este caso demuestra que todos los sectores de la sociedad colonial, indios, europeos y mestizos, atribuían grandes poderes a aquellos versados en las artes mágicas y que todos los grupos trataron de asociarse a este poder que podía influenciar los sucesos políticos. Mientras que estos tres casos se refieren a shamanes cuyo poder personal y político estaba disminuyendo, un caso producido en la costa a finales del siglo XVIII revela que algunos shamanes eran lo suficientemente poderosos como para manejar la autoridad política aún en caso de persecución política. Este fue el caso de Sebastián Carlos Gavino que en 1786 fue elegido alcalde de su comunidad en la parroquia de Punta Santa Elena.57 Habiendo servido como asesor legal de los indios envueltos en litigios en contra de la corona, Carlos fue considerado por los oficiales coloniales como un agitador. Por ello, después de la elección fue arrestado y acusado de hechicería criminal. Durante su juicio, informantes revelaron que el shaman continuaba ejerciendo poder desde su celda, convocando a los testigos a la prisión y amenazándolos con actos de agresión mágica

55. Ibid., p. 417. 56. Ibid., pp. 422-424. 57. Ibid., pp. 420-422.

Tradiciones médicas nativas y resistencia en el Ecuador colonial

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para poder influenciar su testimonio. Pero luego de la muerte de uno de los principales acusadores de Carlos y la transferencia a otra prisión de otro, el caso en su contra fue dejado de lado y presumiblemente Carlos fue liberado para consolidar su posición política. Los cuatro hombres descritos en estos documentos habían heredado el conocimiento, pasado a través de las memorias, de generaciones de curanderos-shamanes andinos. Por lo tanto, ellos representaban en parte el fracaso de los esfuerzos españoles por extirpar las creencias y las prácticas tradicionales de los corazones y las mentes de los indios a lo largo de la Audiencia de Quito. Es también muy cierto que por cada curandero que era aprendido por las autoridades coloniales, muchos más siguieron libres. Asimismo, mientras que aquellos que sirvieron como repositorios de antiguos saberes ocasionalmente producían controversia y divisiones dentro de sus comunidades, como Arévalo, Buesaquillo, Roza y Carlos, era más frecuente que su presencia brindara un sentido de continuidad histórica y estabilidad que sirvieron como un punto de referencia del cual la comunidad podía tomar fuerzas. La sobrevivencia de las formas de vida tradicionales también dio a las comunidades indígenas un grado de control e independencia de la tutela española sobre sus vidas y su medio ambiente. Asimismo, como es usual en estos casos, el ocultamiento fortaleció los lazos comunitarios. Refiriéndose a los Mayas durante el dominio colonial, Inga Clendinnen afirma que en una sociedad donde el conocimiento era poder, el encubrimiento de lo que era muy significativo por lo que era aparentemente mundano debe haber sido muy gratificante para aquellos que mantenían la llave secreta del entendimiento.58 El hecho que ante los ojos de los oficiales coloniales todos los que sabían del secreto eran culpables, independientemente que hubiesen participado activamente en rituales o no, sólo podía servir para unificar aún más a la sociedad nativa. El miedo es una arma poderosa y a lo largo de todo el período colonial, tanto los indios como los españoles se esforzaron en explotar los temores del otro para poder ganar alguna ventaja. Por varias décadas hemos sabido mucho más del uso europeo de esta arma porque era mucho más obvia su utilización por parte del poder establecido. Está claro que los conquistadores, colonos y oficiales españoles aterrorizaron a las poblacio-

58. Inga Clendinnen, Ambivalent Conquests: Maya and Spaniard in Yucatan, 1517·1570 (Cambridge: Cambridge Univ. Press, 1987), p. 159. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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nes nativas tanto desde un punto de vista económico como político desde 1492 en adelante. Sin embargo, sólo recientemente ha empezado a conocerse que los indios también recurrieron al mismo tipo de arsenal, a pesar que su utilización era generalmente mucho más subrepticia. Especialmente durante el siglo XVIII, los europeos temieron las revueltas nativas. Asimismo) los españoles también temieron la habilidad de los indios de manipular lo que consideraban reales poderes sobrenaturales. Este temor a la rebelión y a la "magia", permitió a la sociedad nativa manejar algún grado de control de su relación con los colonizadores. Al explotar los temores europeos, los indios fueron capaces de mantener cierto margen de separación y distancia del resto de la sociedad a pesar de los numerosos esfuerzos de los gobiernos coloniales por absorberlos a ellos y a sus recursos.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

Ciencia ilustrada y saber popular en el conocimiento de la quina en el siglo XVIII Eduardo Estrella

A COMIENZOS DEL siglo XVII se dieron a conocer las virtudes medicinales del "palo de las calenturas", "cascarilla" o "quina", en el tratamiento de las tercianas o paludismo. Este hecho es considerado como el aporte americano más significativo a la farmacopea universal. Según la conocida historia, los indígenas de la provincia de Loja en la Audiencia de Quito, mantuvieron en secreto este conocimiento, revelándolo hacia 1630, cuando el cacique Pedro de Leyva, de la comunidad de Malacatos, recomendó su uso a un misionero jesuíta que padecía de tercianas, quien se curó inmediatamente. Poco después, el Corregidor de Loja, Juan López Cañizárez, fue atacado por la misma dolencia; un jesuíta le sugirió tomar el remedio indígena, que produjo iguales resultados. En estas circunstancias, llegó a Loja la noticia de que la virreina del Perú, Condesa de Chinchón padecía de tercianas, el Corregidor decidió enviarle a Lima los polvos de la corteza de la quina, que rápidamente acabaron con la enfermedad. La virreina, una vez recuperada, se convirtió en la mayor difusora de las cualidades curativas de la quina, por lo que la medicina pasó a conocerse con el nombre de "polvos de la condesa". Posteriormente, según algunos, la propia Condesa o el médico del virrey, habrían introducido el remedio en España, y según otros, los jesuítas lo habrían llevado primero a Italia, iniciándose de esta manera su difusión por Europa. Esta bella leyenda ha sido cuestionada por varios autores, pero su contenido ha quedado plenamente incorporado a la historia de la planta. En efecto, para que perviva la memoria de la condesa, el distinguido botá-

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nes nativas tanto desde un punto de vista económico como político desde 1492 en adelante. Sin embargo, sólo recientemente ha empezado a conocerse que los indios también recurrieron al mismo tipo de arsenal, a pesar que su utilización era generalmente mucho más subrepticia. Especialmente durante el siglo XVIII, los europeos temieron las revueltas nativas. Asimismo) los españoles también temieron la habilidad de los indios de manipular lo que consideraban reales poderes sobrenaturales. Este temor a la rebelión y a la "magia", permitió a la sociedad nativa manejar algún grado de control de su relación con los colonizadores. Al explotar los temores europeos, los indios fueron capaces de mantener cierto margen de separación y distancia del resto de la sociedad a pesar de los numerosos esfuerzos de los gobiernos coloniales por absorberlos a ellos y a sus recursos.

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A COMIENZOS DEL siglo XVII se dieron a conocer las virtudes medicinales del "palo de las calenturas", "cascarilla" o "quina", en el tratamiento de las tercianas o paludismo. Este hecho es considerado como el aporte americano más significativo a la farmacopea universal. Según la conocida historia, los indígenas de la provincia de Loja en la Audiencia de Quito, mantuvieron en secreto este conocimiento, revelándolo hacia 1630, cuando el cacique Pedro de Leyva, de la comunidad de Malacatos, recomendó su uso a un misionero jesuíta que padecía de tercianas, quien se curó inmediatamente. Poco después, el Corregidor de Loja, Juan López Cañizárez, fue atacado por la misma dolencia; un jesuíta le sugirió tomar el remedio indígena, que produjo iguales resultados. En estas circunstancias, llegó a Loja la noticia de que la virreina del Perú, Condesa de Chinchón padecía de tercianas, el Corregidor decidió enviarle a Lima los polvos de la corteza de la quina, que rápidamente acabaron con la enfermedad. La virreina, una vez recuperada, se convirtió en la mayor difusora de las cualidades curativas de la quina, por lo que la medicina pasó a conocerse con el nombre de "polvos de la condesa". Posteriormente, según algunos, la propia Condesa o el médico del virrey, habrían introducido el remedio en España, y según otros, los jesuítas lo habrían llevado primero a Italia, iniciándose de esta manera su difusión por Europa. Esta bella leyenda ha sido cuestionada por varios autores, pero su contenido ha quedado plenamente incorporado a la historia de la planta. En efecto, para que perviva la memoria de la condesa, el distinguido botá-

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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nico sueco Carl Linneo, en 1742, designó con el nombre de Cinchona al género botánico al que pertenece la quina. Lo que ha quedado claro de toda la historia es que los indígenas de Laja conocieron las cualidades febrífugas del "árbol de las calenturas", saber que fue transmitido a los españoles en el siglo XVII, y que en 1632 llegó la corteza a Roma por intermedio de los jesuitas, que fueron sus primeros difusores.1

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LA INTRODUCCIÓN DE LA QUINA EN EUROPA A pesar de sus bondades terapéuticas, la introducción y aceptación de la quina en la Europa del siglo XVII, fue difícil por la intercurrencia de tres factores. En primer lugar, la legitimidad de la quina se vio interferida negativamente, por el envío de lotes de corteza adulterada. Estos envíos se originaron en los altos precios de la quina, que estimularon el lucro de algunos comerciantes que mezclaron la corteza de la quina, con la de otras plantas que no eran efectivas ante la fiebre. En segundo lugar, el rol que jugaron los jesuítas en la difusión de la planta, hizo que sus archirrivales, los protestantes, que en ese momento consolidaban su influencia en el norte de Europa, se opusieran tenazmente a la utilización de la quina. Finalmente, la llegada de la quina a Europa produjo una verdadera conmoción científica tanto en la patología como en la terapéutica médicas. La quina intensificó el debate que enfrentaba a los galenistas tradicionales con los que mantenían las posiciones iatromecánicas y iatroquímicas modernas, que encontraron en la efectividad de esta planta un gran motivo para sustentar sus tesis renovadoras.2 Veamos algunos aspectos de este último punto en el que se involucraron importantes controversias científicas e ideológicas que se extendieron hasta las primeras décadas del siglo XVIII. Aun cuando España, Italia y Bélgica se disputan la primacía en el empleo de la quina en Europa, su llegada a Inglaterra fue decisiva ya que allí 1. La leyenda de la Condesa ha sido cuestionada por: Carlos E. Paz Soldán, Las Tercianas del Conde Chinchón (Lima: La Reforma Médica, 1938); A. W. Haggis, "Fundamental errors in me early History of Cinchona", Bulletin of the History of the Medicine 10 (1941): 417-479; 568-592; y Jaime Jaramillo Arango, "Estudio crítico acerca de los hechos básicos en la historia de la quina", Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Físicas, Exactas y Naturales 8 (1951): 245-274. Sobre la quina en Europa, véase Teófilo Hernando, "La quina en el siglo XVII" en Idem, Dos estudios históricas, Vieja y nueva medicina (Madrid: Espasa-Calpe, 1982), pp. 169-243. 2. Pedro Laín Entralgo, Historia de la Medicina (Barcelona: Salvar, 1979), pp. 366367.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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se generó una gran discusión sobre el contenido científico revolucionario del vegetal americano. La quina llegó a Inglaterra en el año 1655 a través de un comerciante de Amberes, que la vendió con la denominación de "polvos de los jesuítas". En 1658 se recurrió a ella para aplacar una devastadora epidemia de "fiebre remitente", con tan buenos resultados que justificaron la promoción de su empleo. Sin embargo, al igual que en otros países europeos, pronto surgió la controversia entre defensores y opositores de su valor terapéutico, siendo más duro el enfrentamiento en Inglaterra por el predominio de los protestantes que rechazaban el remedio que llamaban "polvo del anticristo.''3 La llegada de la quina a Inglaterra avivó la confrontación entre el galenismo tradicional y nuevas teorías médicas sobre la patología y la terapéutica. Para el galenismo, la enfermedad, tenía una concepción "sustancial", es decir era la expresión en el organismo de la alteración del equilibrio entre los cuatro humores básicos que existían en el organismos (sangre, flema, bilis negra y bilis amarilla). En la terapéutica galénica el médico era un observador obsecuente de la enfermedad, y su labor consistía en favorecer, estimular o abstenerse en los procesos de la naturaleza. El tratamiento por los contrarios, el mandamiento de la prudencia y el principio del "bien hacer", conformaban las bases de la terapéutica galénica. Según los galenistas, la fiebre, típica de las tercianas o paludismo, era provocada por un des balance en el "calor" del cuerpo y sólo podía ser curada por su contrario. El hecho de que la corteza de la quina fuese catalogada por los galenistas como "caliente y seca", hacía que según esta escuela fuese imposible utilizar la planta para curar una enfermedad "caliente y húmeda." Las opiniones de Thomas Sydenham (1624-1689), quien en principio rechazó la quina para después convertirse en uno de sus mayores defensores, cuestionaron los supuestos básicos de las concepciones galenistas. En la célebre obra de Sydenham, las Observationes medicae, publicada en 1676, la enfermedad es concebida como un esfuerzo de la naturaleza por exterminar la materia "morbífica". Según Sydenham, era necesario describir la enfermedad, primero, ordenando los casos de la experiencia clínica en especies lo que permitiría reconocer las llamadas "especies morbosas" o modos típicos de enfermar. En segundo lugar, prescindiendo de los prejuicios teóricos en la observación de los enfermos, ateniéndose tan 3. Hernando, "La quina".

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nico sueco Carl Linneo, en 1742, designó con el nombre de Cinchona al género botánico al que pertenece la quina. Lo que ha quedado claro de toda la historia es que los indígenas de Laja conocieron las cualidades febrífugas del "árbol de las calenturas", saber que fue transmitido a los españoles en el siglo XVII, y que en 1632 llegó la corteza a Roma por intermedio de los jesuitas, que fueron sus primeros difusores.1

A pesar de sus bondades terapéuticas, la introducción y aceptación de la quina en la Europa del siglo XVII, fue difícil por la intercurrencia de tres factores. En primer lugar, la legitimidad de la quina se vio interferida negativamente, por el envío de lotes de corteza adulterada. Estos envíos se originaron en los altos precios de la quina, que estimularon el lucro de algunos comerciantes que mezclaron la corteza de la quina, con la de otras plantas que no eran efectivas ante la fiebre. En segundo lugar, el rol que jugaron los jesuítas en la difusión de la planta, hizo que sus archirrivales, los protestantes, que en ese momento consolidaban su influencia en el norte de Europa, se opusieran tenazmente a la utilización de la quina. Finalmente, la llegada de la quina a Europa produjo una verdadera conmoción científica tanto en la patología como en la terapéutica médicas. La quina intensificó el debate que enfrentaba a los galenistas tradicionales con los que mantenían las posiciones iatromecánicas y iatroquímicas modernas, que encontraron en la efectividad de esta planta un gran motivo para sustentar sus tesis renovadoras.2 Veamos algunos aspectos de este último punto en el que se involucraron importantes controversias científicas e ideológicas que se extendieron hasta las primeras décadas del siglo XVIII. Aun cuando España, Italia y Bélgica se disputan la primacía en el empleo de la quina en Europa, su llegada a Inglaterra fue decisiva ya que allí 1. La leyenda de la Condesa ha sido cuestionada por: Carlos E. Paz Soldán, Las Tercianas del Conde Chinchón (Lima: La Reforma Médica, 1938); A. W. Haggis, "Fundamental errors in me early History of Cinchona", Bulletin of the History of the Medicine 10 (1941): 417-479; 568-592; y Jaime Jaramillo Arango, "Estudio crítico acerca de los hechos básicos en la historia de la quina", Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Físicas, Exactas y Naturales 8 (1951): 245-274. Sobre la quina en Europa, véase Teófilo Hernando, "La quina en el siglo XVII" en Idem, Dos estudios históricas, Vieja y nueva medicina (Madrid: Espasa-Calpe, 1982), pp. 169-243. 2. Pedro Laín Entralgo, Historia de la Medicina (Barcelona: Salvar, 1979), pp. 366367.

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LA INTRODUCCIÓN DE LA QUINA EN EUROPA

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se generó una gran discusión sobre el contenido científico revolucionario del vegetal americano. La quina llegó a Inglaterra en el año 1655 a través de un comerciante de Amberes, que la vendió con la denominación de "polvos de los jesuítas". En 1658 se recurrió a ella para aplacar una devastadora epidemia de "fiebre remitente", con tan buenos resultados que justificaron la promoción de su empleo. Sin embargo, al igual que en otros países europeos, pronto surgió la controversia entre defensores y opositores de su valor terapéutico, siendo más duro el enfrentamiento en Inglaterra por el predominio de los protestantes que rechazaban el remedio que llamaban "polvo del anticristo.''3 La llegada de la quina a Inglaterra avivó la confrontación entre el galenismo tradicional y nuevas teorías médicas sobre la patología y la terapéutica. Para el galenismo, la enfermedad, tenía una concepción "sustancial", es decir era la expresión en el organismo de la alteración del equilibrio entre los cuatro humores básicos que existían en el organismos (sangre, flema, bilis negra y bilis amarilla). En la terapéutica galénica el médico era un observador obsecuente de la enfermedad, y su labor consistía en favorecer, estimular o abstenerse en los procesos de la naturaleza. El tratamiento por los contrarios, el mandamiento de la prudencia y el principio del "bien hacer", conformaban las bases de la terapéutica galénica. Según los galenistas, la fiebre, típica de las tercianas o paludismo, era provocada por un des balance en el "calor" del cuerpo y sólo podía ser curada por su contrario. El hecho de que la corteza de la quina fuese catalogada por los galenistas como "caliente y seca", hacía que según esta escuela fuese imposible utilizar la planta para curar una enfermedad "caliente y húmeda." Las opiniones de Thomas Sydenham (1624-1689), quien en principio rechazó la quina para después convertirse en uno de sus mayores defensores, cuestionaron los supuestos básicos de las concepciones galenistas. En la célebre obra de Sydenham, las Observationes medicae, publicada en 1676, la enfermedad es concebida como un esfuerzo de la naturaleza por exterminar la materia "morbífica". Según Sydenham, era necesario describir la enfermedad, primero, ordenando los casos de la experiencia clínica en especies lo que permitiría reconocer las llamadas "especies morbosas" o modos típicos de enfermar. En segundo lugar, prescindiendo de los prejuicios teóricos en la observación de los enfermos, ateniéndose tan 3. Hernando, "La quina".

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sólo a los fenómenos que pudiesen ser recogidos en la observación. Finalmente, distinguir los síntomas principales característicos de cada especie morbosa de los síntomas secundarios.4 De acuerdo con estos principios, Sydenham ―según señala Laín Entralgo― logró distinguir las "enfermedades agudas", caracterizadas por: la índole de la materia morbígena (partículas miasmáticas del aire), la localización somática de esa materia en la sangre, la mayor o menor vitalidad del paciente y la fatalidad en su aparición, es decir, la independencia de la enfermedad del arbitrio de la persona que la padece. El trastorno fundamental de las enfermedades agudas sería una peculiar alteración de la sangre, a la que Sydenham dio varias denominaciones: inflamación, conmoción, ebullición y fermentación. De acuerdo con estos criterios, las tercianas o paludismo, en tanto "especie morbosa característica", formaban parte del grupo de enfermedades agudas, en la que una "materia morbígena" proveniente del aire, atacaba la sangre y producía una "fermentación" anómala. La fiebre era concebida como el esfuerzo del organismo por restablecer la salud exterminando la "materia morbífica."5 Según Sydenham, la quina intervenía en una entidad clínica específica, eliminando la fiebre y curando la enfermedad. La utilización de la quina consolidó la perspectiva clínica experimental de Sydenham que proponía que el médico fuese no sólo un observador sino que interviniese en el proceso diagnóstico-curativo. Asimismo, la quina dio la razón a las modernas concepciones iatromecánicas y iatroquímicas. Según señala Laín Entralgo: Los iatroquímicos, que acogieron con especial alborozo la llegada del nuevo remedio, le atribuyeron la propiedad de corregir la "fermentación" febril de la sangre y disolver las mucosidades obstructoras ("opilaciones") de los pequeños vasos. Frente a ellos, los iatromecánicos pensaron que la quina diluye el líquido hemático y disminuye así la fuerza de su rozamiento en la pared vascular. Unos y otros coincidieron, sin embargo, en estimar que el nuevo medicamento daba un golpe de muerte a la tradicional farmacodinamia galénica. Lo que la pólvora ha sido in re militari, eso ha sido la 6 quina in methodo curandi, escribirá Ramazzini.

41.

4. José María López Piñero, La Medicina en la Historia (Madrid: Salvat, 1981), pp. 405. Ibid. 6. Laín Entralgo, Historia, p. 366.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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A pesar de estas evidencias, de la defensa de Sydenharn, que llamó a quina "arbor vitae" y de su inclusión en 1677 en la London Farmacopeia con el nombre de Cortes peruannus, no fue inmediata la aceptación del nuevo remedio entre los médicos ingleses. Otro médico inglés que contribuyó a su aceptación fue Hans Sloan (1660-1753), un discípulo de Sydenham. Sloan tuvo su primer contacto con la quina en su viaje a Jamaica realizado en 1687, donde usó el "cortex Peruviano" con gran éxito en las fiebres intermitentes, cotidianas, tercianas y cuartanas. Años después, de regreso a Londres y reconocido ya como uno de los científicos más notables de la época, escribió el artículo "Matters of Fact, Experiment, or Observation, and what is called Hypothesis" (1719). En este texto utilizó la comprobada eficacia de la quina en reducir la fiebre de las tercianas para rebatir el método galénico que según el autor nunca explicaba los hechos y se quedaba tan sólo en las hipótesis.7 La nueva aproximación científica defendida por Syndeham y Sloan, fue incorporada y discutida en el ambiente médico ilustrado europeo de las primeras décadas del siglo XVIII. Sin embargo, faltaba mucho para conocer en detalle el árbol de la quina en sus aspectos botánicos, clínicos y técnicos. Por esta razón, se consideró la coyuntura de una expedición científica europea dirigida a los Andes ―la así llamada Misión Geodésica a la Audiencia de Quito― como la gran oportunidad para aplicar el espíritu empírico-racionalizador del momento a los variados y desconocidos problemas de la quina. LA MISIÓN GEODÉSICA Y SUS ESTUDIOS SOBRE LA QUINA El estudio científico del árbol de la quina estuvo ligado a la resolución de otras cuestiones científicas que agitaron a Europa durante las primeras décadas del siglo XVIII. Una de estas cuestiones fue el debate sobre la forma de la Tierra. La discusión enfrentó a newtonianos y cartesianos. Mientras que Newton había probado en sus Principia Mathematica (1689) que la tierra estaba achatada por los polos, el francés Cassini, después de trian7. Una biografía de Sloan aparea: en: Charles C. Gillispie, ed., Dictionary of Scientific Biographhy (Nueva York: Charles Srcibner's Son, 1975), vol XII, pp. 456-459. Al volver de Jamaica Sloan escribió, A Voyage to the islands Madera, Barbados, Nieves, Saint Christophers and Jamaica, with natural history of the herbs (London: BM, 1707), 2 vols. La información sobre la quina en vol. I, pp. XCI, CXXXIV -CXXXV.

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Los iatroquímicos, que acogieron con especial alborozo la llegada del nuevo remedio, le atribuyeron la propiedad de corregir la "fermentación" febril de la sangre y disolver las mucosidades obstructoras ("opilaciones") de los pequeños vasos. Frente a ellos, los iatromecánicos pensaron que la quina diluye el líquido hemático y disminuye así la fuerza de su rozamiento en la pared vascular. Unos y otros coincidieron, sin embargo, en estimar que el nuevo medicamento daba un golpe de muerte a la tradicional farmacodinamia galénica. Lo que la pólvora ha sido in re militari, eso ha sido la 6 quina in methodo curandi, escribirá Ramazzini.

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4. José María López Piñero, La Medicina en la Historia (Madrid: Salvat, 1981), pp. 405. Ibid. 6. Laín Entralgo, Historia, p. 366.

A pesar de estas evidencias, de la defensa de Sydenharn, que llamó a quina "arbor vitae" y de su inclusión en 1677 en la London Farmacopeia con el nombre de Cortes peruannus, no fue inmediata la aceptación del nuevo remedio entre los médicos ingleses. Otro médico inglés que contribuyó a su aceptación fue Hans Sloan (1660-1753), un discípulo de Sydenham. Sloan tuvo su primer contacto con la quina en su viaje a Jamaica realizado en 1687, donde usó el "cortex Peruviano" con gran éxito en las fiebres intermitentes, cotidianas, tercianas y cuartanas. Años después, de regreso a Londres y reconocido ya como uno de los científicos más notables de la época, escribió el artículo "Matters of Fact, Experiment, or Observation, and what is called Hypothesis" (1719). En este texto utilizó la comprobada eficacia de la quina en reducir la fiebre de las tercianas para rebatir el método galénico que según el autor nunca explicaba los hechos y se quedaba tan sólo en las hipótesis.7 La nueva aproximación científica defendida por Syndeham y Sloan, fue incorporada y discutida en el ambiente médico ilustrado europeo de las primeras décadas del siglo XVIII. Sin embargo, faltaba mucho para conocer en detalle el árbol de la quina en sus aspectos botánicos, clínicos y técnicos. Por esta razón, se consideró la coyuntura de una expedición científica europea dirigida a los Andes ―la así llamada Misión Geodésica a la Audiencia de Quito― como la gran oportunidad para aplicar el espíritu empírico-racionalizador del momento a los variados y desconocidos problemas de la quina. Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

sólo a los fenómenos que pudiesen ser recogidos en la observación. Finalmente, distinguir los síntomas principales característicos de cada especie morbosa de los síntomas secundarios.4 De acuerdo con estos principios, Sydenham ―según señala Laín Entralgo― logró distinguir las "enfermedades agudas", caracterizadas por: la índole de la materia morbígena (partículas miasmáticas del aire), la localización somática de esa materia en la sangre, la mayor o menor vitalidad del paciente y la fatalidad en su aparición, es decir, la independencia de la enfermedad del arbitrio de la persona que la padece. El trastorno fundamental de las enfermedades agudas sería una peculiar alteración de la sangre, a la que Sydenham dio varias denominaciones: inflamación, conmoción, ebullición y fermentación. De acuerdo con estos criterios, las tercianas o paludismo, en tanto "especie morbosa característica", formaban parte del grupo de enfermedades agudas, en la que una "materia morbígena" proveniente del aire, atacaba la sangre y producía una "fermentación" anómala. La fiebre era concebida como el esfuerzo del organismo por restablecer la salud exterminando la "materia morbífica."5 Según Sydenham, la quina intervenía en una entidad clínica específica, eliminando la fiebre y curando la enfermedad. La utilización de la quina consolidó la perspectiva clínica experimental de Sydenham que proponía que el médico fuese no sólo un observador sino que interviniese en el proceso diagnóstico-curativo. Asimismo, la quina dio la razón a las modernas concepciones iatromecánicas y iatroquímicas. Según señala Laín Entralgo:

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LA MISIÓN GEODÉSICA Y SUS ESTUDIOS SOBRE LA QUINA El estudio científico del árbol de la quina estuvo ligado a la resolución de otras cuestiones científicas que agitaron a Europa durante las primeras décadas del siglo XVIII. Una de estas cuestiones fue el debate sobre la forma de la Tierra. La discusión enfrentó a newtonianos y cartesianos. Mientras que Newton había probado en sus Principia Mathematica (1689) que la tierra estaba achatada por los polos, el francés Cassini, después de trian7. Una biografía de Sloan aparea: en: Charles C. Gillispie, ed., Dictionary of Scientific Biographhy (Nueva York: Charles Srcibner's Son, 1975), vol XII, pp. 456-459. Al volver de Jamaica Sloan escribió, A Voyage to the islands Madera, Barbados, Nieves, Saint Christophers and Jamaica, with natural history of the herbs (London: BM, 1707), 2 vols. La información sobre la quina en vol. I, pp. XCI, CXXXIV -CXXXV.

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gular el meridiano de París entre Colliore y Dunkerque, concluyó que el achatamiento era ecuatorial. A esta polémica se añadió la existente entre las cosmovisiones newtoniana y cartesiana sobre el universo. En 1722, el francés Mairan publicó una memoria en la que desde la física neocartesiana proporcionó un soporte teórico a las observaciones efectuadas por Cassini y los astrónomos de la Academia de Ciencias de París. Durante la tercera década del siglo XVIII, un paulatino replegamiento académico de los científicos franceses sobre la ortodoxia cartesiana terminó por añadir a la polémica fuertes connotaciones nacionalistas. Todo el debate pareció ser una confrontación entre la ciencia inglesa y la francesa. Los encendidos dilemas que emanaron de esta discusión: teoría versus observación, newtonismo versus cartesianismo, e ilustración versus ciencia racional, estimularon el diseño de un ambicioso programa de investigación. En este contexto fue que la Academia de Ciencias de París decidió entre 1733 y 1735 enviar dos expediciones científicas, una a Quito y otra a Laponia, para determinar la longitud de un grado de meridiano en latitudes diferentes y poder, finalmente, resolver la polémica. Así pues, en 1735 partió rumbo a América la Misión Geodésica, de la que formaron parte, entre otros, los franceses Charles-Maríe de la Condamine, Louis Godín, Pierre Bouger y Joseph Jussieu. Del lado español, el Consejo de Indias nombró a los marinos Jorge Juan y Antonio de Ulloa, Llegados a Quito en 1736, el objetivo prioritario que les ocupó hasta 1743 fue la determinación del valor de un grado de meridiano terrestre en las proximidades de la línea equinoccial, asunto que en términos generales fue resuelto con probada competencia y que dio la razón al punto de vista newtoniano sobre la figura de la tierra.8 Si bien la expedición tuvo un fin primordialmente geodésico, los trabajos desarrollados por los expedicionarios abarcaron estudios geográficos, antropológicos y botánicos. Entre estos últimos, fueron de gran im-

8. Sobre la Misión Geodésica, véase Antonio Lafuente, "La mecánica de los fluidos y la teoría de la figura de la Tierra entre Newton y Claraut (1687-1743)", Dynamis 3 (1983): 55-90; Antonio Lafuente y Antonio Mazuecos, Los Caballeros del Punto Fijo, Ciencia, política y aventura en la expedición geodésica hispano-francesa al Virreinato del Perú en el siglo XVIII (Barcelona: Ediciones Serbal-CSIC, 1987); y Antonio Lafuente y Eduardo Estrella, "Scientific Enterprise, Academic Adventure and Drawing-room Culture in me Geodesic Mission to Quito (1735-1755)" en Cross Cultural Diffusion of Science: Latin America (México: Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y la Tecnología, 1988), pp. 13-31.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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portancia los trabajos de La Condamine, Jussieu, Juan y Ulloa sobre el árbol de la cascarilla o quina, que se consideran fundamentales en la historia de esta planta. Charles-Maríe de la Condamine (1701-1774), miembro de la Academia de Ciencias de París, a la que ingresó en 1830 en calidad de adjunto químico, fue un científico ilustrado que se interesó por varios campos del conocimiento. En América actuó como jefe del grupo expedicionario y además de sus estudios geodésicos, realizó notables contribuciones al conocimiento de la quina, el caucho y el curare. Asimismo, durante su viaje de regreso a Europa, por la vía del Amazonas, elaboró un mapa del curso del río y escribió una valiosa memoria sobre el mismo. Joseph Jussieu (1704-1779), médico, naturalista, y miembro de una distinguida familia de botánicos franceses, aprovechó su estancia en América para estudiar con detenimiento la quina y otras plantas útiles. Asimismo, realizó observaciones sobre la patología local y fue profesor de la Cátedra de Medicina de la Universidad de Santo Tomás de Aquino de Quito. Al terminar su misión viajó a Lima para embarcarse a Europa, pero por una serie de vicisitudes su viaje se demoró mucho tiempo, y retornó a Francia en 1771 cuando ya estaba viejo y enfermo. Jorge Juan (17131773) y Antonio de Ulloa (1716-1795) fueron dos jóvenes españoles de la Academia de Guardia Marinas de Cádiz, que fueron incorporados a la expedición. Sus notables observaciones sobre la realidad económica, social y política de los países que visitaron quedaron plasmadas en dos obras claves sobre la América Meridional.9 Las contribuciones realizadas por estos expedicionarios al conocimiento de la quina fueron significativas. En primer lugar, La Condamine llegó a Loja en 1737, donde recogió muestras, realizó dibujos y escribió el primer estudio científico sobre la planta. Su trabajo Sur L'Arbre du Quinquina publicado en 1738, fue la base sobre la que Linneo estableció el género Cinchona en 1742, incorporando la quina a la ciencia botánica. Por su lado, Jussieu arribó a Loja en 1739 y escribió una Descriptión de l'arbre a Quinquina (que sólo fue publicado en 1936), donde dio a conocer varios aspectos históricos, botánicos y médicos de la planta. Jorge Juan y Antonio de Ulloa, en Relación del Viaje a la América Meridional (1748), como en Noticias Secretas (inédita hasta 1826), proporcionaron valiosas informa-

9. Jorge Juan y Antonio Ulloa, Relación Histórica del viaje a la América Meridional, 1748 (Madrid: Fundación Universitaria Española, 1978); e Idem, Noticias Secretas de América, 1826 (Madrid: CSIC, 1985).

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gular el meridiano de París entre Colliore y Dunkerque, concluyó que el achatamiento era ecuatorial. A esta polémica se añadió la existente entre las cosmovisiones newtoniana y cartesiana sobre el universo. En 1722, el francés Mairan publicó una memoria en la que desde la física neocartesiana proporcionó un soporte teórico a las observaciones efectuadas por Cassini y los astrónomos de la Academia de Ciencias de París. Durante la tercera década del siglo XVIII, un paulatino replegamiento académico de los científicos franceses sobre la ortodoxia cartesiana terminó por añadir a la polémica fuertes connotaciones nacionalistas. Todo el debate pareció ser una confrontación entre la ciencia inglesa y la francesa. Los encendidos dilemas que emanaron de esta discusión: teoría versus observación, newtonismo versus cartesianismo, e ilustración versus ciencia racional, estimularon el diseño de un ambicioso programa de investigación. En este contexto fue que la Academia de Ciencias de París decidió entre 1733 y 1735 enviar dos expediciones científicas, una a Quito y otra a Laponia, para determinar la longitud de un grado de meridiano en latitudes diferentes y poder, finalmente, resolver la polémica. Así pues, en 1735 partió rumbo a América la Misión Geodésica, de la que formaron parte, entre otros, los franceses Charles-Maríe de la Condamine, Louis Godín, Pierre Bouger y Joseph Jussieu. Del lado español, el Consejo de Indias nombró a los marinos Jorge Juan y Antonio de Ulloa, Llegados a Quito en 1736, el objetivo prioritario que les ocupó hasta 1743 fue la determinación del valor de un grado de meridiano terrestre en las proximidades de la línea equinoccial, asunto que en términos generales fue resuelto con probada competencia y que dio la razón al punto de vista newtoniano sobre la figura de la tierra.8 Si bien la expedición tuvo un fin primordialmente geodésico, los trabajos desarrollados por los expedicionarios abarcaron estudios geográficos, antropológicos y botánicos. Entre estos últimos, fueron de gran im-

8. Sobre la Misión Geodésica, véase Antonio Lafuente, "La mecánica de los fluidos y la teoría de la figura de la Tierra entre Newton y Claraut (1687-1743)", Dynamis 3 (1983): 55-90; Antonio Lafuente y Antonio Mazuecos, Los Caballeros del Punto Fijo, Ciencia, política y aventura en la expedición geodésica hispano-francesa al Virreinato del Perú en el siglo XVIII (Barcelona: Ediciones Serbal-CSIC, 1987); y Antonio Lafuente y Eduardo Estrella, "Scientific Enterprise, Academic Adventure and Drawing-room Culture in me Geodesic Mission to Quito (1735-1755)" en Cross Cultural Diffusion of Science: Latin America (México: Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y la Tecnología, 1988), pp. 13-31.

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portancia los trabajos de La Condamine, Jussieu, Juan y Ulloa sobre el árbol de la cascarilla o quina, que se consideran fundamentales en la historia de esta planta. Charles-Maríe de la Condamine (1701-1774), miembro de la Academia de Ciencias de París, a la que ingresó en 1830 en calidad de adjunto químico, fue un científico ilustrado que se interesó por varios campos del conocimiento. En América actuó como jefe del grupo expedicionario y además de sus estudios geodésicos, realizó notables contribuciones al conocimiento de la quina, el caucho y el curare. Asimismo, durante su viaje de regreso a Europa, por la vía del Amazonas, elaboró un mapa del curso del río y escribió una valiosa memoria sobre el mismo. Joseph Jussieu (1704-1779), médico, naturalista, y miembro de una distinguida familia de botánicos franceses, aprovechó su estancia en América para estudiar con detenimiento la quina y otras plantas útiles. Asimismo, realizó observaciones sobre la patología local y fue profesor de la Cátedra de Medicina de la Universidad de Santo Tomás de Aquino de Quito. Al terminar su misión viajó a Lima para embarcarse a Europa, pero por una serie de vicisitudes su viaje se demoró mucho tiempo, y retornó a Francia en 1771 cuando ya estaba viejo y enfermo. Jorge Juan (17131773) y Antonio de Ulloa (1716-1795) fueron dos jóvenes españoles de la Academia de Guardia Marinas de Cádiz, que fueron incorporados a la expedición. Sus notables observaciones sobre la realidad económica, social y política de los países que visitaron quedaron plasmadas en dos obras claves sobre la América Meridional.9 Las contribuciones realizadas por estos expedicionarios al conocimiento de la quina fueron significativas. En primer lugar, La Condamine llegó a Loja en 1737, donde recogió muestras, realizó dibujos y escribió el primer estudio científico sobre la planta. Su trabajo Sur L'Arbre du Quinquina publicado en 1738, fue la base sobre la que Linneo estableció el género Cinchona en 1742, incorporando la quina a la ciencia botánica. Por su lado, Jussieu arribó a Loja en 1739 y escribió una Descriptión de l'arbre a Quinquina (que sólo fue publicado en 1936), donde dio a conocer varios aspectos históricos, botánicos y médicos de la planta. Jorge Juan y Antonio de Ulloa, en Relación del Viaje a la América Meridional (1748), como en Noticias Secretas (inédita hasta 1826), proporcionaron valiosas informa-

9. Jorge Juan y Antonio Ulloa, Relación Histórica del viaje a la América Meridional, 1748 (Madrid: Fundación Universitaria Española, 1978); e Idem, Noticias Secretas de América, 1826 (Madrid: CSIC, 1985). Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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ciones sobre los usos de la quina, llamando la atención sobre las variables culturales de la terapéutica popular.10 Contrastando los trabajos quinológicos de los miembros de la misión geodésica con dos documentos del siglo XVIII del Archivo del Jardín Botánico de Madrid, me propongo reflexionar sobre algunos aspectos derivados del contacto entre la cultura aborigen y la ciencia europea, Si bien, este contacto, permitió la construcción de una proposición científica coherente acerca de la planta, oscureció los enunciados del saber popular cuya contribución es necesario revalidar.

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DOS PERSONAJES DESCONOCIDOS Los dos documentos que reflejan la sapiencia indígena con respecto al uso del árbol de la quina fueron escritos por Fernando de la Vega y Miguel Santisteban.11 Estos personajes realizaron una valiosa labor en la introducción de la quina en la ciencia europea del siglo XVIII. El primero fue un comerciante y curandero natural de Loja, una ciudad situada al sur de Quito, que tenía la edad de sesenta y cinco años cuando, en 1737, La Condamine llegó a esta localidad para estudiar la quina. De la Vega sirvió como guía del expedicionario europeo para el reconocimiento y la recolección de la planta. Dos años después, de la Vega recibió la visita de Jussieu, con quien mantuvo una buena relación de trabajo ensayando la elaboración de extractos de la quina, y cuyas exitosas aplicaciones en las tercianas da cuenta La Condamine en su Diario escrito en 1751. Este último estuvo nuevamente en Loja en 1743, recibiendo de de la Vega, muestras de plantas, semillas y una porción de extracto de quina que el académico quiso llevar a Europa en su viaje de regreso por la vía 10. Obras de miembros de la Misión con referencias a la quina son: Charles La Condamine, "Sur l'arbre du Quinina", Histoire de l'Academie Royal des Sciences (Paris, 1738), pp. 226-243 [La primera traducción al castellano es de 1778. Aquí utilizarnos la versión de Antonio Lafuente y Eduardo Estrella, La Condamine, Viaje por el Amazonas y Memoria sobre la Quina (Barcelona: Ed. Alta Fulla, 1986)]; Joseph Jussieu, Description de 1'arbre a quiquina (1737) (París: Societe du traitment des quinines, 1936); Jorge Juan y Antonio Ulloa, Relación Histórica, vol. I, pp. 233- 440: e Idem, Noticias Secretas, vol. II, pp. 471-472. 11. Fernando de la Vega, "Virtudes de la cascarilla de hojas, cogollos, cortezas, polvos y corteza de la raíz, 1752"; Miguel de Santisteban, "Noticias de la cascarilla de Loja". Ambos documentos se encuentran en: Archivo Mutis, Paquete 22, Archivo del Real Jardín Botánico, Madrid. Por su importancia se transcribe en el apéndice el primer documento.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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del Amazonas.12 En 1752, cuando de la Vega contaba ochenta años, a pedido de Miguel de Santisteban, redactó una pequeña memoria titulada "Virtudes de la cascarilla de hojas, cogollos, cortezas, polvos y corteza de la raíz". Este extraordinario documento constituye el primer aporte conocido de un nativo que escribe sobre el tema.13 Miguel de Santisteban fue un militar y funcionario colonial cuzqueño con gran afición por las ciencias naturales. Estuvo en Loja en 1739, donde conoció a de la Vega y observó sus ensayos con los extractos de quina. Entre 1740 y 1741 hizo un viaje desde Lima hasta Caracas circunstancia que, probablemente, le permitió conocer a los miembros de la misión geodésica, y donde aplicó la quina a sus compañeros de viaje que enfermaron de tercianas.14 En 1752 siendo Superintendente de la Casa de la Moneda en Bogotá, recibió una orden real para que hiciera un informe de la situación de las quinas y organizara el envío regular del específico a la Real Botica de Madrid. En esta condición, Santisteban viajó a Loja y a otras regiones del país, describió los árboles, recogió muestras de cortezas, hizo dibujos de plantas frescas y escribió un "Informe" en el que propone el establecimiento del estanco de la quina para asegurar la calidad del específico y su envío regular a España. 15 Durante su estancia en Loja, Santisteban además del mencionado Informe realizó varios apuntes, que con muestras de plantas y dibujos, entregó en 1761, en Santa Fe de Bogotá, al naturalista andaluz José Celestino Mutis. Este había llegado recientemente a esa ciudad como médico del 12. Charles La Condamine, Journal du voyage fait par ordre du Roi a l’Equateur (Paris L’imprimiere Royal, 1751), pp. 75,185. Las plantas se perdieron en el viaje y las semillas las sembró en Cayena, pero no fructificaron. Véase: La Condamine, Extracto del Diario de Observaciones hechas en el Viaje de la Provincia de Quito al Para, por el río Amazonas y del Para a Cayena, Surinam y Amsterdan. Esa obra publicada en castellano en Amsterdan en 1745 ha sido reeditada con otro título por Lafuente y Estrella, véase cita 10. 13. Véase cita 11. 14. "Viaje puntual y curioso que hace por tierra Don Miguel de Santisteban desde Lima hasta Caracas en 1740 y 1741" en Antonio Arellano Moreno, Documentos para la historia económica de la época colonial, viajes e informes (Caracas: Academia Nacional de Historia, 1970). Sobre las actividades de Santisteban como Superintendente de la Casa de la Moneda entre 1752 y 1775, Barriga Villalba, Historia de la Casa de la Moneda (Bogotá: Banco de la República, 1969) vol. II., pp. 10,63-64. 15. Miguel de Santisteban, "Informe: de su comisión para el reconocimiento de la Quina en Loxa (Quito)", Santa Fe, Julio 4, 1753, Indiferente General, Legajo 1555, Archivo General de Indias, Sevilla. Este informe está publicado parcialmente en Anales de la Real Academia de Farmacia (Madrid) 15 (1949): 655-672.

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ciones sobre los usos de la quina, llamando la atención sobre las variables culturales de la terapéutica popular.10 Contrastando los trabajos quinológicos de los miembros de la misión geodésica con dos documentos del siglo XVIII del Archivo del Jardín Botánico de Madrid, me propongo reflexionar sobre algunos aspectos derivados del contacto entre la cultura aborigen y la ciencia europea, Si bien, este contacto, permitió la construcción de una proposición científica coherente acerca de la planta, oscureció los enunciados del saber popular cuya contribución es necesario revalidar.

Los dos documentos que reflejan la sapiencia indígena con respecto al uso del árbol de la quina fueron escritos por Fernando de la Vega y Miguel Santisteban.11 Estos personajes realizaron una valiosa labor en la introducción de la quina en la ciencia europea del siglo XVIII. El primero fue un comerciante y curandero natural de Loja, una ciudad situada al sur de Quito, que tenía la edad de sesenta y cinco años cuando, en 1737, La Condamine llegó a esta localidad para estudiar la quina. De la Vega sirvió como guía del expedicionario europeo para el reconocimiento y la recolección de la planta. Dos años después, de la Vega recibió la visita de Jussieu, con quien mantuvo una buena relación de trabajo ensayando la elaboración de extractos de la quina, y cuyas exitosas aplicaciones en las tercianas da cuenta La Condamine en su Diario escrito en 1751. Este último estuvo nuevamente en Loja en 1743, recibiendo de de la Vega, muestras de plantas, semillas y una porción de extracto de quina que el académico quiso llevar a Europa en su viaje de regreso por la vía 10. Obras de miembros de la Misión con referencias a la quina son: Charles La Condamine, "Sur l'arbre du Quinina", Histoire de l'Academie Royal des Sciences (Paris, 1738), pp. 226-243 [La primera traducción al castellano es de 1778. Aquí utilizarnos la versión de Antonio Lafuente y Eduardo Estrella, La Condamine, Viaje por el Amazonas y Memoria sobre la Quina (Barcelona: Ed. Alta Fulla, 1986)]; Joseph Jussieu, Description de 1'arbre a quiquina (1737) (París: Societe du traitment des quinines, 1936); Jorge Juan y Antonio Ulloa, Relación Histórica, vol. I, pp. 233- 440: e Idem, Noticias Secretas, vol. II, pp. 471-472. 11. Fernando de la Vega, "Virtudes de la cascarilla de hojas, cogollos, cortezas, polvos y corteza de la raíz, 1752"; Miguel de Santisteban, "Noticias de la cascarilla de Loja". Ambos documentos se encuentran en: Archivo Mutis, Paquete 22, Archivo del Real Jardín Botánico, Madrid. Por su importancia se transcribe en el apéndice el primer documento.

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del Amazonas.12 En 1752, cuando de la Vega contaba ochenta años, a pedido de Miguel de Santisteban, redactó una pequeña memoria titulada "Virtudes de la cascarilla de hojas, cogollos, cortezas, polvos y corteza de la raíz". Este extraordinario documento constituye el primer aporte conocido de un nativo que escribe sobre el tema.13 Miguel de Santisteban fue un militar y funcionario colonial cuzqueño con gran afición por las ciencias naturales. Estuvo en Loja en 1739, donde conoció a de la Vega y observó sus ensayos con los extractos de quina. Entre 1740 y 1741 hizo un viaje desde Lima hasta Caracas circunstancia que, probablemente, le permitió conocer a los miembros de la misión geodésica, y donde aplicó la quina a sus compañeros de viaje que enfermaron de tercianas.14 En 1752 siendo Superintendente de la Casa de la Moneda en Bogotá, recibió una orden real para que hiciera un informe de la situación de las quinas y organizara el envío regular del específico a la Real Botica de Madrid. En esta condición, Santisteban viajó a Loja y a otras regiones del país, describió los árboles, recogió muestras de cortezas, hizo dibujos de plantas frescas y escribió un "Informe" en el que propone el establecimiento del estanco de la quina para asegurar la calidad del específico y su envío regular a España. 15 Durante su estancia en Loja, Santisteban además del mencionado Informe realizó varios apuntes, que con muestras de plantas y dibujos, entregó en 1761, en Santa Fe de Bogotá, al naturalista andaluz José Celestino Mutis. Este había llegado recientemente a esa ciudad como médico del 12. Charles La Condamine, Journal du voyage fait par ordre du Roi a l’Equateur (Paris L’imprimiere Royal, 1751), pp. 75,185. Las plantas se perdieron en el viaje y las semillas las sembró en Cayena, pero no fructificaron. Véase: La Condamine, Extracto del Diario de Observaciones hechas en el Viaje de la Provincia de Quito al Para, por el río Amazonas y del Para a Cayena, Surinam y Amsterdan. Esa obra publicada en castellano en Amsterdan en 1745 ha sido reeditada con otro título por Lafuente y Estrella, véase cita 10. 13. Véase cita 11. 14. "Viaje puntual y curioso que hace por tierra Don Miguel de Santisteban desde Lima hasta Caracas en 1740 y 1741" en Antonio Arellano Moreno, Documentos para la historia económica de la época colonial, viajes e informes (Caracas: Academia Nacional de Historia, 1970). Sobre las actividades de Santisteban como Superintendente de la Casa de la Moneda entre 1752 y 1775, Barriga Villalba, Historia de la Casa de la Moneda (Bogotá: Banco de la República, 1969) vol. II., pp. 10,63-64. 15. Miguel de Santisteban, "Informe: de su comisión para el reconocimiento de la Quina en Loxa (Quito)", Santa Fe, Julio 4, 1753, Indiferente General, Legajo 1555, Archivo General de Indias, Sevilla. Este informe está publicado parcialmente en Anales de la Real Academia de Farmacia (Madrid) 15 (1949): 655-672.

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Virrey, estaba muy interesado en el conocimiento de la quina, y en los años posteriores se convirtió en un renombrado científico del continente americano. En 1764, Mutis envió estos materiales a Suecia para que los examinara Linneo con quien mantenía correspondencia. Al observar las nuevas evidencias sobre la planta americana, el botánico sueco reformuló la descripción del género Cinchona, que como anotamos, se incorporó a la nomenclatura botánica en 1742.16 Asimismo, Santisteban fue el primero en identificar la quinas de Santa Fe de Bogotá, noticia que también comunicó a Mutis.17 Este apreció mucho su amistad y guardó los apuntes que le entregó entre los que destacaba el manuscrito denominado "Noticias de la cascarilla de Loja comunicadas por Dn. Miguel de Santisteban". Este documento, totalmente desconocido, lo identifiqué en el Archivo Mutis que se custodia en el Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid, y en él se hace un importante relato sobre aspectos botánicos, médicos e históricos de la planta, que se revisarán en este capítulo.18 La labor de Santisteban y de la Vega y la misma experiencia indígena con la quina no fueron muy reconocidas por los miembros de la expedíción Geodésica. Sólo en el trabajo de 1738 de La Condamine se señala que la quina fue usada por los indígenas antes de la llegada de los españoles. Asimismo, según La Condamine, este conocimiento lo mantuvieron en secreto los nativos "por la antipatía que tenían a sus conquistadores".19 Como hemos anotado, según la historia contada al inicio de este trabajo, 16. Las opiniones de Mutis sobre Santisteban, las referencias a los envíos a Linneo y las noticias sobre las quinas de Bogotá, se encuentran en su Diario de Observaciones (Bogotá Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1983) vol. I, pp. 91, 95, 114; vol. II, pp. 116, 121. Una carta de Mutis a Linneo de Septiembre 24, 1764, dice: "para que ésta carta no le parezca completamente inútil, le envío una lámina con algunas flores de la corteza de quina peruvíana", Guillermo Hernández de Alba, ed., Archivo Epistolar del Sabio Naturalista Don José Celestino Mutis (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1983) vol. I, pp. 44-46. Herbarios y dibujos de Santisteban se conservan en Londres. Véase: Savage Spenger, comp., Catalogue of the Linnean Herbarium (London: Linnean Society of London, 1945), pp. 35-36 y láminas. 17. Según Mutis, el primero en darle la idea de estudiar las quinas de Bogotá fue Santisteban. Mutis, Diario de Observaciones, vol. I, p. 114. 18. Véase la cita 11. 19. La Condamine, Estudio sobre la Quina, [cita 10]. La creencia que los indígenas escondían conocimientos es antigua. Según un documento de 1605: "Dicen que hay otros muchos géneros de yerbas medicinales con que los indios curan, pero no son conocidas por los españoles ... porque ... no quieren dar noticias de ellas. Cierto es que los españoles no les han apretado tanto para que las descubran como para el oro." La cita es de: "Descripción de la Gobernación de Guayaquil (1605)", Revista de Archivo Histórico del Guayas 4(1973): 61-93.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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hacia 1630 el secreto de la quina fue entregado a las autoridades españolas, y si bien desde la llegada de la Misión Geodésica en el siglo diecisiete, el uso del específico era restringido, no significa que estuviera olvidado. De hecho en Quito se expedía la corteza como lo indica un inventario de los medicamentos de la botica del "Hospital de la Caridad" correspondiente al año 1705.20 Asimismo, en el siglo XVII ya existían referencias sobre el uso médico del "árbol de las calenturas" de la provincia de Loja. Antonio de la Calancha, Bernabé Cobo y Sebastián Bado así lo consignaron y, según la información recogida por este último, la quina era aplicada en la farmacopea indígena en las enfermedades que provocaban fiebre.21 Es posible que este saber fuera guardado por las etnias locales y que no se conociera en otros lugares. También se puede especular, señalando que la demora en su identificación, un siglo desde la conquista española, pudiera deberse al ocultamiento, al cambio de valores o al desplazamiento de poblaciones indígenas. A pesar de estos indicios, en la cultura europea se vulgarizó la idea de que fueron los miembros de la Misión Geodésica los que enseñaron la aplicación de la quina. Esta situación se puede explicar en parte por la limitada difusión que tuvo el trabajo de La Condamine, al menos en lo que se refiere a la lengua castellana, recién fue traducido en 1778. Asimismo, los estudios de Jussieu, donde se reconocía parcialmente la contribución indígena, permanecieron inéditos hasta 1936. Por muchos años las principales fuentes de información de la expedición fueron las obras de Juan y Ulloa, y el Diccionario Geográfico de Antonio de Alcedo publicado entre 1786 y 1789, en las que se hacen afirmaciones, que sin una atenta lectura pueden dar lugar a confusiones. Revisemos estos textos. En la ampliamente difundida Relación Histórica del Viaje a la América Meridional Juan y Ulloa dicen: Dispensó [Jussieu] al mismo tiempo el grande beneficio de darla a conocer, y distinguir al Corregidor de allí [Loja] y a los Indios, que se emplean en cortarla, para que

20. "Autos de la entrega que hizo del Hospital Real a la Religión Bethlemitica el Sr. Presidente Francisco López Dicastillo, Enero, 5, 1705", Sección Audiencia de Quito, Archivo Nacional de Historia, Quito. 21. Antonio de la Calancha, Coronica moralizadora de la Orden de San Agustín en el Perú con sucesos egenplares vistos en esta Monarquía (Barcelona: Pedro Lacavallería, 1639-1653), p.39; Bernabé Cabo, Historia del Nuevo Mundo, 1653 (Madrid: Ed. Atlas, 1964) vol. I, p. 274. Las referencias sobre Bado en Descripción del Arbol de la Quina de La Condamine y en Jararnillo Arango, "Estudio crítico".

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16. Las opiniones de Mutis sobre Santisteban, las referencias a los envíos a Linneo y las noticias sobre las quinas de Bogotá, se encuentran en su Diario de Observaciones (Bogotá Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1983) vol. I, pp. 91, 95, 114; vol. II, pp. 116, 121. Una carta de Mutis a Linneo de Septiembre 24, 1764, dice: "para que ésta carta no le parezca completamente inútil, le envío una lámina con algunas flores de la corteza de quina peruvíana", Guillermo Hernández de Alba, ed., Archivo Epistolar del Sabio Naturalista Don José Celestino Mutis (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1983) vol. I, pp. 44-46. Herbarios y dibujos de Santisteban se conservan en Londres. Véase: Savage Spenger, comp., Catalogue of the Linnean Herbarium (London: Linnean Society of London, 1945), pp. 35-36 y láminas. 17. Según Mutis, el primero en darle la idea de estudiar las quinas de Bogotá fue Santisteban. Mutis, Diario de Observaciones, vol. I, p. 114. 18. Véase la cita 11. 19. La Condamine, Estudio sobre la Quina, [cita 10]. La creencia que los indígenas escondían conocimientos es antigua. Según un documento de 1605: "Dicen que hay otros muchos géneros de yerbas medicinales con que los indios curan, pero no son conocidas por los españoles ... porque ... no quieren dar noticias de ellas. Cierto es que los españoles no les han apretado tanto para que las descubran como para el oro." La cita es de: "Descripción de la Gobernación de Guayaquil (1605)", Revista de Archivo Histórico del Guayas 4(1973): 61-93.

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Virrey, estaba muy interesado en el conocimiento de la quina, y en los años posteriores se convirtió en un renombrado científico del continente americano. En 1764, Mutis envió estos materiales a Suecia para que los examinara Linneo con quien mantenía correspondencia. Al observar las nuevas evidencias sobre la planta americana, el botánico sueco reformuló la descripción del género Cinchona, que como anotamos, se incorporó a la nomenclatura botánica en 1742.16 Asimismo, Santisteban fue el primero en identificar la quinas de Santa Fe de Bogotá, noticia que también comunicó a Mutis.17 Este apreció mucho su amistad y guardó los apuntes que le entregó entre los que destacaba el manuscrito denominado "Noticias de la cascarilla de Loja comunicadas por Dn. Miguel de Santisteban". Este documento, totalmente desconocido, lo identifiqué en el Archivo Mutis que se custodia en el Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid, y en él se hace un importante relato sobre aspectos botánicos, médicos e históricos de la planta, que se revisarán en este capítulo.18 La labor de Santisteban y de la Vega y la misma experiencia indígena con la quina no fueron muy reconocidas por los miembros de la expedíción Geodésica. Sólo en el trabajo de 1738 de La Condamine se señala que la quina fue usada por los indígenas antes de la llegada de los españoles. Asimismo, según La Condamine, este conocimiento lo mantuvieron en secreto los nativos "por la antipatía que tenían a sus conquistadores".19 Como hemos anotado, según la historia contada al inicio de este trabajo,

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hacia 1630 el secreto de la quina fue entregado a las autoridades españolas, y si bien desde la llegada de la Misión Geodésica en el siglo diecisiete, el uso del específico era restringido, no significa que estuviera olvidado. De hecho en Quito se expedía la corteza como lo indica un inventario de los medicamentos de la botica del "Hospital de la Caridad" correspondiente al año 1705.20 Asimismo, en el siglo XVII ya existían referencias sobre el uso médico del "árbol de las calenturas" de la provincia de Loja. Antonio de la Calancha, Bernabé Cobo y Sebastián Bado así lo consignaron y, según la información recogida por este último, la quina era aplicada en la farmacopea indígena en las enfermedades que provocaban fiebre.21 Es posible que este saber fuera guardado por las etnias locales y que no se conociera en otros lugares. También se puede especular, señalando que la demora en su identificación, un siglo desde la conquista española, pudiera deberse al ocultamiento, al cambio de valores o al desplazamiento de poblaciones indígenas. A pesar de estos indicios, en la cultura europea se vulgarizó la idea de que fueron los miembros de la Misión Geodésica los que enseñaron la aplicación de la quina. Esta situación se puede explicar en parte por la limitada difusión que tuvo el trabajo de La Condamine, al menos en lo que se refiere a la lengua castellana, recién fue traducido en 1778. Asimismo, los estudios de Jussieu, donde se reconocía parcialmente la contribución indígena, permanecieron inéditos hasta 1936. Por muchos años las principales fuentes de información de la expedición fueron las obras de Juan y Ulloa, y el Diccionario Geográfico de Antonio de Alcedo publicado entre 1786 y 1789, en las que se hacen afirmaciones, que sin una atenta lectura pueden dar lugar a confusiones. Revisemos estos textos. En la ampliamente difundida Relación Histórica del Viaje a la América Meridional Juan y Ulloa dicen: Dispensó [Jussieu] al mismo tiempo el grande beneficio de darla a conocer, y distinguir al Corregidor de allí [Loja] y a los Indios, que se emplean en cortarla, para que

20. "Autos de la entrega que hizo del Hospital Real a la Religión Bethlemitica el Sr. Presidente Francisco López Dicastillo, Enero, 5, 1705", Sección Audiencia de Quito, Archivo Nacional de Historia, Quito. 21. Antonio de la Calancha, Coronica moralizadora de la Orden de San Agustín en el Perú con sucesos egenplares vistos en esta Monarquía (Barcelona: Pedro Lacavallería, 1639-1653), p.39; Bernabé Cabo, Historia del Nuevo Mundo, 1653 (Madrid: Ed. Atlas, 1964) vol. I, p. 274. Las referencias sobre Bado en Descripción del Arbol de la Quina de La Condamine y en Jararnillo Arango, "Estudio crítico".

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Eduardo Estrella no la mezclasen, y se logre en Europa la más eficaz; enseñóles asimismo el método de sacar el extracto, y últimamente la puso en uso en aquel territorio, donde no lo estaba… y aunque no ignoraban su virtud no se sujetaban a valerse de ella, poseídos de la aprehensión de que siendo la naturaleza de este simple cálida en extremo, no podía serles provechoso: pero disuadidos ya de esto… al presente sin atender a la especie de 22 Fiebre la toman en todas.

En la otra obra de estos autores, las Noticias Secretas, al referirse a las cascarillas de esta misma provincia, reiteran estos conceptos señalando que las "cuatro o cinco" especies de la quina de Loja las dio a conocer Jussieu entre las que estaba:

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la superior de todas, que es el verdadero febrífugo y específico contra las calenturas, se distingue de las otras en que su cáscara es más delgada y fina, y su color un colorado hermoso. Aunque las recomendaciones de esta especie de cascarilla son grandes, no se trae de ella a España, porque los Indios… no tienen el cuidado que sería necesario para separarla de otras especies, ni acertaban ellos a distinguirla, hasta que [Jussieu] le dio a conocer entre ellos, y recomendó que no la mezclasen; haciéndoles comprehender que de este poco cuidado procedía la decadencia que se experimentaba ya en su venta, porque con la mala echaban a perder la buena. También enseñó a sacar 23 el extracto de ella… para evitar que con el tiempo pierda… su virtud.

Por su parte, el gran divulgador de las noticias americanas Antonio de Alcedo en su conocido Diccionario Geográfico se basó en la Relación Histórica del Viaje a la América Meridional de Juan y Ulloa y probablemente en los datos proporcionados por su padre Dionisio Alcedo, que fue Presidente de la Audiencia de Quito entre 1728 y 1736, para afirmar: Aunque es opinión de algunos autores que los indios conocían su virtud febrífuga y la usaban, es cierto que hasta el año 1730 no tenía allí gran aceptación… pero luego que supieron la estimación que tiene y su propiedad, empezaron a hacer lo mismo, y más después [Jussieu]… les enseñó el modo de cogerla, usarla, sacar el extracto de 24 ella, distinguir sus calidades y otras operaciones tan curiosas como útiles.

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Según estos escritos, el conocimiento sobre la función febrífuga de la quina fue identificada por miembros de la Misión Geodésica. Una indicación que esto no fue así es el manuscrito de Fernando de la Vega, quién confirma el uso indígena no sólo de la corteza sino también de las hojas, cogollos y raíces de la planta para varios trastornos. Estos usos sugieren el conocimiento no sólo de las cualidades febrífugas de la quina, sino también las antiinflamatorias, analgésicas y estimulantes. El documento reproducido en el apéndice señala las diversas formas de aplicación. Estas formas incluían la vía local por medio de "cogollos y hojas frescas en las zonas dolorosas provocadas por las neumonías". Asimismo, por medio de "cogollos y hojas frescas en el flujo de sangre y corrupción de las encías" y de "hojas, cogollos y polvos en todas las llagas secas". El otro medio de aplicación estaba relacionado directamente con el paludismo y otras enfermedades infecciosas extendidas en los Andes como el tifus exantemético (tabardillo). En este caso el tratamiento se hacía por medio de la vía oral a través de "polvos en infusión en todas las calenturas cotidianas y tercianas", "polvos en infusión en el 'tabardillo"', "polvos en bebida caliente" para el "dolor de costado", y "Extracto de cascarilla colorada y especialmente de corteza de la raíz en las calenturas cotidianas y tercianas". Finalmente, se utilizaba la "Sal de cascarilla en todas las calenturas."25 Las opiniones de este curandero que desde fines del siglo XVII tenía experiencia con la cascarilla, tenían por objeto transmitir y recrear un saber tradicional. Sin embargo, el uso de la quina entre los indígenas requiere discutir el problema de la influencia de las posiciones galénicas y el de la dualidad frío-caliente que existía en la cultura colonial. ¿SE RESISTIERON LOS INDÍGENAS A USAR LA QUINA? Juan y Ulloa se sorprendieron que siendo endémicas las tercianas en algunas zonas de las Real Audiencia de Quito y conociendo los nativos las virtudes de la quina, no la usaran, "poseídos de la aprehensión de que siendo la naturaleza de este simple, cálida en extremo, no podía serles provechosa."26 Esta frase da cuenta que los científicos españoles comprendie-

22. Juan y Ulloa, Relación Histórica, vol. I, p. 440. 23. Ibid. Idem, Noticias Secretas, vol. II, pp. 572-573. 24. Antonio Alcedo, Diccionario Geográfico e Histórico de las Indias Occidentales (Madrid: Ed. Atlas, 1967) 3 vols. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

25. Véase el apéndice. 26. Juan y Ulloa, Relación Histórica, vol. 1, pp. 233,440.

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no la mezclasen, y se logre en Europa la más eficaz; enseñóles asimismo el método de sacar el extracto, y últimamente la puso en uso en aquel territorio, donde no lo estaba… y aunque no ignoraban su virtud no se sujetaban a valerse de ella, poseídos de la aprehensión de que siendo la naturaleza de este simple cálida en extremo, no podía serles provechoso: pero disuadidos ya de esto… al presente sin atender a la especie de 22 Fiebre la toman en todas.

En la otra obra de estos autores, las Noticias Secretas, al referirse a las cascarillas de esta misma provincia, reiteran estos conceptos señalando que las "cuatro o cinco" especies de la quina de Loja las dio a conocer Jussieu entre las que estaba:

Por su parte, el gran divulgador de las noticias americanas Antonio de Alcedo en su conocido Diccionario Geográfico se basó en la Relación Histórica del Viaje a la América Meridional de Juan y Ulloa y probablemente en los datos proporcionados por su padre Dionisio Alcedo, que fue Presidente de la Audiencia de Quito entre 1728 y 1736, para afirmar: Aunque es opinión de algunos autores que los indios conocían su virtud febrífuga y la usaban, es cierto que hasta el año 1730 no tenía allí gran aceptación… pero luego que supieron la estimación que tiene y su propiedad, empezaron a hacer lo mismo, y más después [Jussieu]… les enseñó el modo de cogerla, usarla, sacar el extracto de 24 ella, distinguir sus calidades y otras operaciones tan curiosas como útiles.

22. Juan y Ulloa, Relación Histórica, vol. I, p. 440. 23. Ibid. Idem, Noticias Secretas, vol. II, pp. 572-573. 24. Antonio Alcedo, Diccionario Geográfico e Histórico de las Indias Occidentales (Madrid: Ed. Atlas, 1967) 3 vols.

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la superior de todas, que es el verdadero febrífugo y específico contra las calenturas, se distingue de las otras en que su cáscara es más delgada y fina, y su color un colorado hermoso. Aunque las recomendaciones de esta especie de cascarilla son grandes, no se trae de ella a España, porque los Indios… no tienen el cuidado que sería necesario para separarla de otras especies, ni acertaban ellos a distinguirla, hasta que [Jussieu] le dio a conocer entre ellos, y recomendó que no la mezclasen; haciéndoles comprehender que de este poco cuidado procedía la decadencia que se experimentaba ya en su venta, porque con la mala echaban a perder la buena. También enseñó a sacar 23 el extracto de ella… para evitar que con el tiempo pierda… su virtud.

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Según estos escritos, el conocimiento sobre la función febrífuga de la quina fue identificada por miembros de la Misión Geodésica. Una indicación que esto no fue así es el manuscrito de Fernando de la Vega, quién confirma el uso indígena no sólo de la corteza sino también de las hojas, cogollos y raíces de la planta para varios trastornos. Estos usos sugieren el conocimiento no sólo de las cualidades febrífugas de la quina, sino también las antiinflamatorias, analgésicas y estimulantes. El documento reproducido en el apéndice señala las diversas formas de aplicación. Estas formas incluían la vía local por medio de "cogollos y hojas frescas en las zonas dolorosas provocadas por las neumonías". Asimismo, por medio de "cogollos y hojas frescas en el flujo de sangre y corrupción de las encías" y de "hojas, cogollos y polvos en todas las llagas secas". El otro medio de aplicación estaba relacionado directamente con el paludismo y otras enfermedades infecciosas extendidas en los Andes como el tifus exantemético (tabardillo). En este caso el tratamiento se hacía por medio de la vía oral a través de "polvos en infusión en todas las calenturas cotidianas y tercianas", "polvos en infusión en el 'tabardillo"', "polvos en bebida caliente" para el "dolor de costado", y "Extracto de cascarilla colorada y especialmente de corteza de la raíz en las calenturas cotidianas y tercianas". Finalmente, se utilizaba la "Sal de cascarilla en todas las calenturas."25 Las opiniones de este curandero que desde fines del siglo XVII tenía experiencia con la cascarilla, tenían por objeto transmitir y recrear un saber tradicional. Sin embargo, el uso de la quina entre los indígenas requiere discutir el problema de la influencia de las posiciones galénicas y el de la dualidad frío-caliente que existía en la cultura colonial. ¿SE RESISTIERON LOS INDÍGENAS A USAR LA QUINA? Juan y Ulloa se sorprendieron que siendo endémicas las tercianas en algunas zonas de las Real Audiencia de Quito y conociendo los nativos las virtudes de la quina, no la usaran, "poseídos de la aprehensión de que siendo la naturaleza de este simple, cálida en extremo, no podía serles provechosa."26 Esta frase da cuenta que los científicos españoles comprendie25. Véase el apéndice. 26. Juan y Ulloa, Relación Histórica, vol. 1, pp. 233,440.

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ron algunos aspectos de la mentalidad aborigen. En efecto, lo que ocurrió fue que los indígenas consideraban contraproducente usar un remedio "cálido" (la quina o cascarilla) para una enfermedad también "cálida", (las tercianas o paludismo). Los principios caliente-frío que se atribuían a distintos estados del cuerpo, a las enfermedades, las comidas, y los medicamentos no se refieren a la temperatura, sino a la presencia de una "cualidad" considerada sustancial. El origen de esta dualidad en la América Prehispánica ha sido objeto de un amplio debate (Al respecto, véase también el capítulo de Suzanne Austin Alchon en este mismo volumen). Foster niega que existiera antes del siglo dieciséis y atribuye su origen a las ideas hipocrático-galénicas que llegaron a partir de la conquista. Por su parte, López Austin considera que este pensamiento ya existía en el mundo precolombino.27 Para apoyar su planteamiento, López Austin recurrió a fuentes etnohistóricas y etnográficas mesoamericanas, deduciendo de las mismas que el antiguo hombre náhuatl concedía a los seres humanos el máximo equilibrio. La polaridad frío-calor formaba parte de una cosmovisión dualista nativa que afectaba distintos estados del cuerpo, de los alimentos, y de las plantas. Según López Austin, la presencia española reforzó ideas ya existentes. Las fuentes etnohistóricas de la región andina dan poca información sobre la existencia de la dualidad frío-calor en el período precolombino, pero en cambio abundan en la consideración dual del orden cósmico y social. La noción de equilibrio está ampliamente representada en estas fuentes y las ideas dicotomía frío-calor se pueden incorporar sin obstáculo en este pensamiento. Asimismo, las informaciones etnográficas posteriores a la conquista, en relación a la salud, la enfermedad, los alimentos y las plantas medicinales, abundan en referencias y clasificaciones de frío y caliente. Las enfermedades calientes, se curan con su contrario es decir, con los alimentos o medicamentos frescos. Es importante señalar que no siempre la condición de frío o caliente es universal o definitiva; un alimento o una planta medicinal que para un grupo es frío, para otro puede ser caliente. Por otro lado, mediante ciertas acciones se puede cambiar la condición de los alimentos y medicamentos, es decir lo caliente se puede volver fresco si se le "enfría" o se le "ensere-

27. George Foster, Cultura y conquista (s.l.: Talleres Gráficos de la Nación, 1962), p 41; Alfredo López Austin, Cuerpo humano e ideología, Las concepciones de los antiguos nahuas (México: UNAM, 1984) vol. I, pp. 285-318. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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na". Esta metamorfosis es más fácil de conseguir en las manos de los curanderos que transforman los objetos.28 En los estados de salud, junto a la dicotomía frío-calor, influyen también las nociones de pesado-liviano, húmedo-seco, dulce-amargo. El cuerpo es el escenario donde se encuentran los contrarios para equilibrarse; la prevalencia de uno solo de sus elementos puede causar la enfermedad. Carecemos de evidencias documentales para distinguir si en las nociones caliente-frío que tenían los nativos de Laja a fines del siglo diecisiete y comienzos del dieciocho, pervivía un pensamiento prehispánico o eran producto de la difusión de las ideas hipocrático-galénicas. De cualquier manera, lo cierto es que estos principios estaban presentes en el período colonial tardío y que eran manipulados por los curanderos. En los escritos de de la Vega y Santisteban, se confirma la aplicación de la quina (remedio caliente) en las tercianas (enfermedad caliente), recurriendo a un subterfugio para no infringir la ley de los contrarios. El recurso se basaba en la propia concepción popular tradicional que proporcionaba la posibilidad de transformar un remedio frío o caliente en su contrario. El procedimiento que seguía Fernando de la Vega en la preparación de sus recetas de quina consistía en poner una libra de polvo en una botella de agua y mantener "dicha infusión más de doce horas", posteriormente "menear dos o tres veces para que expela las sustancia", y, finalmente, dejar el preparado a la acción del "sereno" para que se "enfríe". 29 También se "enfriaba" la quina, infundiendo sus polvos en un frasco de "vino bueno" y dejándolo en reposo durante 24 horas, al cabo de las cuales se debía colar el líquido y arrojar las heces. Este procedimiento se repetía dos veces de tal manera que a las 52 horas estaba listo "este vino de 3 infusiones", que se debía dar al enfermo temprano por la mañana (El concepto de infusión utilizado se refería a la acción de infundir, es decir de sumergir una sustancia en un líquido para disolverla). El documento de de la Vega trae otro dato interesante: el enfermo debía abstenerse durante el tratamiento de comer cosas "dulces". Esta 28. Sobre este tema, véase de Eduardo Estrella, Medicina Aborigen (Quito: Ed. Epoca, 1977); Medicina y Estructura Socio-económica (Quito: Ed. Belén, 1982); "Los Sistemas Médicos Precolombinos" en José María López Piñero, cord., Viejo y Nuevo Continente, La Medicina m el Encuentro de dos Mundos (Madrid: SANED, 1992), pp. 13-33. 29. Dionisio de Alsedo, Presidente de la Real Audiencia de Quito entre: 1728 y 1736, sabía de la necesidad de "enserenar" la quina gracias a una "indiana receta" de Loja. Véase: Descripción Geográfica de Real Audiencia de Quito (Madrid: Imprenta Fontaner, 1915), p. 45.

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ron algunos aspectos de la mentalidad aborigen. En efecto, lo que ocurrió fue que los indígenas consideraban contraproducente usar un remedio "cálido" (la quina o cascarilla) para una enfermedad también "cálida", (las tercianas o paludismo). Los principios caliente-frío que se atribuían a distintos estados del cuerpo, a las enfermedades, las comidas, y los medicamentos no se refieren a la temperatura, sino a la presencia de una "cualidad" considerada sustancial. El origen de esta dualidad en la América Prehispánica ha sido objeto de un amplio debate (Al respecto, véase también el capítulo de Suzanne Austin Alchon en este mismo volumen). Foster niega que existiera antes del siglo dieciséis y atribuye su origen a las ideas hipocrático-galénicas que llegaron a partir de la conquista. Por su parte, López Austin considera que este pensamiento ya existía en el mundo precolombino.27 Para apoyar su planteamiento, López Austin recurrió a fuentes etnohistóricas y etnográficas mesoamericanas, deduciendo de las mismas que el antiguo hombre náhuatl concedía a los seres humanos el máximo equilibrio. La polaridad frío-calor formaba parte de una cosmovisión dualista nativa que afectaba distintos estados del cuerpo, de los alimentos, y de las plantas. Según López Austin, la presencia española reforzó ideas ya existentes. Las fuentes etnohistóricas de la región andina dan poca información sobre la existencia de la dualidad frío-calor en el período precolombino, pero en cambio abundan en la consideración dual del orden cósmico y social. La noción de equilibrio está ampliamente representada en estas fuentes y las ideas dicotomía frío-calor se pueden incorporar sin obstáculo en este pensamiento. Asimismo, las informaciones etnográficas posteriores a la conquista, en relación a la salud, la enfermedad, los alimentos y las plantas medicinales, abundan en referencias y clasificaciones de frío y caliente. Las enfermedades calientes, se curan con su contrario es decir, con los alimentos o medicamentos frescos. Es importante señalar que no siempre la condición de frío o caliente es universal o definitiva; un alimento o una planta medicinal que para un grupo es frío, para otro puede ser caliente. Por otro lado, mediante ciertas acciones se puede cambiar la condición de los alimentos y medicamentos, es decir lo caliente se puede volver fresco si se le "enfría" o se le "ensere-

27. George Foster, Cultura y conquista (s.l.: Talleres Gráficos de la Nación, 1962), p 41; Alfredo López Austin, Cuerpo humano e ideología, Las concepciones de los antiguos nahuas (México: UNAM, 1984) vol. I, pp. 285-318.

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na". Esta metamorfosis es más fácil de conseguir en las manos de los curanderos que transforman los objetos.28 En los estados de salud, junto a la dicotomía frío-calor, influyen también las nociones de pesado-liviano, húmedo-seco, dulce-amargo. El cuerpo es el escenario donde se encuentran los contrarios para equilibrarse; la prevalencia de uno solo de sus elementos puede causar la enfermedad. Carecemos de evidencias documentales para distinguir si en las nociones caliente-frío que tenían los nativos de Laja a fines del siglo diecisiete y comienzos del dieciocho, pervivía un pensamiento prehispánico o eran producto de la difusión de las ideas hipocrático-galénicas. De cualquier manera, lo cierto es que estos principios estaban presentes en el período colonial tardío y que eran manipulados por los curanderos. En los escritos de de la Vega y Santisteban, se confirma la aplicación de la quina (remedio caliente) en las tercianas (enfermedad caliente), recurriendo a un subterfugio para no infringir la ley de los contrarios. El recurso se basaba en la propia concepción popular tradicional que proporcionaba la posibilidad de transformar un remedio frío o caliente en su contrario. El procedimiento que seguía Fernando de la Vega en la preparación de sus recetas de quina consistía en poner una libra de polvo en una botella de agua y mantener "dicha infusión más de doce horas", posteriormente "menear dos o tres veces para que expela las sustancia", y, finalmente, dejar el preparado a la acción del "sereno" para que se "enfríe". 29 También se "enfriaba" la quina, infundiendo sus polvos en un frasco de "vino bueno" y dejándolo en reposo durante 24 horas, al cabo de las cuales se debía colar el líquido y arrojar las heces. Este procedimiento se repetía dos veces de tal manera que a las 52 horas estaba listo "este vino de 3 infusiones", que se debía dar al enfermo temprano por la mañana (El concepto de infusión utilizado se refería a la acción de infundir, es decir de sumergir una sustancia en un líquido para disolverla). El documento de de la Vega trae otro dato interesante: el enfermo debía abstenerse durante el tratamiento de comer cosas "dulces". Esta 28. Sobre este tema, véase de Eduardo Estrella, Medicina Aborigen (Quito: Ed. Epoca, 1977); Medicina y Estructura Socio-económica (Quito: Ed. Belén, 1982); "Los Sistemas Médicos Precolombinos" en José María López Piñero, cord., Viejo y Nuevo Continente, La Medicina m el Encuentro de dos Mundos (Madrid: SANED, 1992), pp. 13-33. 29. Dionisio de Alsedo, Presidente de la Real Audiencia de Quito entre: 1728 y 1736, sabía de la necesidad de "enserenar" la quina gracias a una "indiana receta" de Loja. Véase: Descripción Geográfica de Real Audiencia de Quito (Madrid: Imprenta Fontaner, 1915), p. 45.

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prohibición se basaba en la creencia que la quina era un trago amargo y que por ello lo dulce se oponía "a toda la virtud de la cascarilla". Al parecer, todas estas prácticas que poseen un profundo contenido cultural, recibieron poca atención por parte de los europeos. La Condamine interesado como estaba en aplicar a la realidad un pensamiento empírico-racional, se propuso desmitificar los contenidos de la historia de la quina. Su interés era conocer la planta, describirla, dibujarla, es decir hablar de su historia en base a textos escritos, antes que a confidencias personales. Por esto, comentó con ironía la leyenda que decía que los nativos aprendieron a usar la quina, viendo cómo los pumas que padecían "de fiebre intermitente" comían la corteza. En otra página de sus escritos afirma que no podía aceptar la "preocupación vulgar" de cortar la corteza del árbol, "en luna menguante y por la parte que mira al oriente", ya que esto era una superchería, que sólo servía para justificar el descuido al secar la corteza, que se corrompía por esta causa "y achacándolo todo a la luna". Años después, en 1743, al entrar en contacto con otras leyendas durante su viaje por el Amazonas, dirá que los indígenas americanos son insensibles, indiferentes, crédulos y "encaprichados" con lo maravilloso.30

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LA TAXONOMÍA ABORIGEN DE LA PLANTA Con el objeto de profundizar su estudio de la planta, La Condamine analizó el origen de la palabra quina. Para ello consultó un antiguo diccionario quechua de 1614, donde encontr6la voz Quina-ai, cuya traducción era "mantelilla india", o especie de manta o capa con que se envolvían los indios. El académico realizó la siguiente disquisición lingüística: Como la lengua Quichoa abunda mui poco de términos… se puede presumir con bastante verosimilitud, que la voz, Quina-ai, que ordinariamente se entendía por capa, puede también significar corteza cuando se trata de árbol, o a lo menos pudo haber 31 tenido antiguamente esta significación.

Este razonamiento es tan pintoresco como erróneo. Hay que recordar

30. La Condamine, Viaje a la América Meridional (Madrid: Espasa Calpe, 1962), p. 40. 31. La Condamine, Estudio sobre la Quina [cita 10]. La Condamine: consultó la obra del jesuíta Diego Gonzales Holguín, Vocabulario de la lengua general de todo el Perú, llamada lengua quechua o lengua del Inca (Lima: Francisco del Canto, 1608). Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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que cuando la planta se dio a conocer hacia 1630 los nativos de Loja no la denominaban quina. Este nombre probablemente fue asignado derivandolo de la denominación de otros vegetales. Por ejemplo, ya en el año 1605 en la provincia de Guayaquil se usaba la planta llamada "quina-quina" cuyas "pepitas" bebidas en vino o agua, eran útiles en las cámaras o diarreas. Los indígenas americanos nominaban las cosas siguiendo un código que permitiera su identificación y clasificación mediante características tales como útil o inútil, peligroso o inofensivo, poder medicinal o nocivo para la salud." Así clasificaron la quina como "árbol de las calenturas", una denominación en la cual se hace referencia a su utilidad. Calancha y Cobo, a comienzos del siglo XVII, reconocieron a la planta con este nombre, y señalaron además como su lugar de origen a Loja. Sobre este tema, Miguel de Santisteban en su manuscrito afirma que el nombre de la quina ha sido variable, que originalmente en Loja fue denominada como e! "árbol de las calenturas", pero luego pasó a ser conocida como "cascarilla". Esto concuerda con la información recogida por Jussieu en Loja en 1739, que señala que los indígenas lo llaman "yara-chucchu" o "cara-chucchu". Yara significa árbol, "cara" la corteza, "chucchu" frío de la fiebre, es decir, la traducción era "el árbol de la fiebre intermitente". Lamentablemente la obra "Description de l'Arbre a quinquina", de Jussieu permaneció inédita hasta 1936, pero de todas maneras confirma la denominación indígena de la planta. En el quechua que actualmente se habla en el sur de Ecuador, donde se encuentra la provincia de Loja, "Yura" significa árbol y "Chuggchuy" temblor, estremecimiento, escalofrío. Estas voces son comparables con las recogidas por Jussieu.33 De cualquier manera, creemos que los tópicos filológicos de la historia de la quina, no están suficientemente aclarados, por lo que es necesario profundizar esta investigación. Un asunto que también queda pendiente de ser dilucidado es si los indígenas manejaron una clasificación propia del árbol de la cascarilla. Tanto en la Relación Histórica del Viaje a la América Meridional, como en las Noticias Secretas, Jorge Juan y Antonio de Ulloa dan a entender que Jussieu enseñó a los indígenas de Loja a distinguir las diferentes especies botánicas del árbol. En estos textos y en muchas publicaciones posteriores sobre este asunto, se omite mencionar el aporte nativo en la identificación y cla32. Arturo Andrés Roig, Humanismo en la segunda mitad del siglo XVIII (Quito: Banco Central-Corporación Editora Nacional, 1984), vol. I, p.1l7. 33. Luis Cordero, "Diccionario Quicha-Español. Español-Quichua", Anales de la Universidad de Cuenca 23(1967): 1-257.

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prohibición se basaba en la creencia que la quina era un trago amargo y que por ello lo dulce se oponía "a toda la virtud de la cascarilla". Al parecer, todas estas prácticas que poseen un profundo contenido cultural, recibieron poca atención por parte de los europeos. La Condamine interesado como estaba en aplicar a la realidad un pensamiento empírico-racional, se propuso desmitificar los contenidos de la historia de la quina. Su interés era conocer la planta, describirla, dibujarla, es decir hablar de su historia en base a textos escritos, antes que a confidencias personales. Por esto, comentó con ironía la leyenda que decía que los nativos aprendieron a usar la quina, viendo cómo los pumas que padecían "de fiebre intermitente" comían la corteza. En otra página de sus escritos afirma que no podía aceptar la "preocupación vulgar" de cortar la corteza del árbol, "en luna menguante y por la parte que mira al oriente", ya que esto era una superchería, que sólo servía para justificar el descuido al secar la corteza, que se corrompía por esta causa "y achacándolo todo a la luna". Años después, en 1743, al entrar en contacto con otras leyendas durante su viaje por el Amazonas, dirá que los indígenas americanos son insensibles, indiferentes, crédulos y "encaprichados" con lo maravilloso.30

Con el objeto de profundizar su estudio de la planta, La Condamine analizó el origen de la palabra quina. Para ello consultó un antiguo diccionario quechua de 1614, donde encontr6la voz Quina-ai, cuya traducción era "mantelilla india", o especie de manta o capa con que se envolvían los indios. El académico realizó la siguiente disquisición lingüística: Como la lengua Quichoa abunda mui poco de términos… se puede presumir con bastante verosimilitud, que la voz, Quina-ai, que ordinariamente se entendía por capa, puede también significar corteza cuando se trata de árbol, o a lo menos pudo haber 31 tenido antiguamente esta significación.

Este razonamiento es tan pintoresco como erróneo. Hay que recordar

30. La Condamine, Viaje a la América Meridional (Madrid: Espasa Calpe, 1962), p. 40. 31. La Condamine, Estudio sobre la Quina [cita 10]. La Condamine: consultó la obra del jesuíta Diego Gonzales Holguín, Vocabulario de la lengua general de todo el Perú, llamada lengua quechua o lengua del Inca (Lima: Francisco del Canto, 1608).

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LA TAXONOMÍA ABORIGEN DE LA PLANTA

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que cuando la planta se dio a conocer hacia 1630 los nativos de Loja no la denominaban quina. Este nombre probablemente fue asignado derivandolo de la denominación de otros vegetales. Por ejemplo, ya en el año 1605 en la provincia de Guayaquil se usaba la planta llamada "quina-quina" cuyas "pepitas" bebidas en vino o agua, eran útiles en las cámaras o diarreas. Los indígenas americanos nominaban las cosas siguiendo un código que permitiera su identificación y clasificación mediante características tales como útil o inútil, peligroso o inofensivo, poder medicinal o nocivo para la salud." Así clasificaron la quina como "árbol de las calenturas", una denominación en la cual se hace referencia a su utilidad. Calancha y Cobo, a comienzos del siglo XVII, reconocieron a la planta con este nombre, y señalaron además como su lugar de origen a Loja. Sobre este tema, Miguel de Santisteban en su manuscrito afirma que el nombre de la quina ha sido variable, que originalmente en Loja fue denominada como e! "árbol de las calenturas", pero luego pasó a ser conocida como "cascarilla". Esto concuerda con la información recogida por Jussieu en Loja en 1739, que señala que los indígenas lo llaman "yara-chucchu" o "cara-chucchu". Yara significa árbol, "cara" la corteza, "chucchu" frío de la fiebre, es decir, la traducción era "el árbol de la fiebre intermitente". Lamentablemente la obra "Description de l'Arbre a quinquina", de Jussieu permaneció inédita hasta 1936, pero de todas maneras confirma la denominación indígena de la planta. En el quechua que actualmente se habla en el sur de Ecuador, donde se encuentra la provincia de Loja, "Yura" significa árbol y "Chuggchuy" temblor, estremecimiento, escalofrío. Estas voces son comparables con las recogidas por Jussieu.33 De cualquier manera, creemos que los tópicos filológicos de la historia de la quina, no están suficientemente aclarados, por lo que es necesario profundizar esta investigación. Un asunto que también queda pendiente de ser dilucidado es si los indígenas manejaron una clasificación propia del árbol de la cascarilla. Tanto en la Relación Histórica del Viaje a la América Meridional, como en las Noticias Secretas, Jorge Juan y Antonio de Ulloa dan a entender que Jussieu enseñó a los indígenas de Loja a distinguir las diferentes especies botánicas del árbol. En estos textos y en muchas publicaciones posteriores sobre este asunto, se omite mencionar el aporte nativo en la identificación y cla32. Arturo Andrés Roig, Humanismo en la segunda mitad del siglo XVIII (Quito: Banco Central-Corporación Editora Nacional, 1984), vol. I, p.1l7. 33. Luis Cordero, "Diccionario Quicha-Español. Español-Quichua", Anales de la Universidad de Cuenca 23(1967): 1-257.

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sificación de la planta. Considero que mal pudo Jussieu llegar a ese conocimiento sin antes ponerse en contacto con los códigos aportados por el lenguaje indígena y popular. Las "Noticias" de Santisteban sugieren el contenido de estos códigos. Una vez identificada y denominada la planta de acuerdo a su utilidad, se elaboró una tipología (especies) tomando como elementos clasificatorios las características externas de árbol (color de la corteza o del envés), ciertas cualidades organolépticas (mayor o menor sabor amargo), o los efectos sobre la enfermedad (mayor o menor poder febrífugo). Sobre estas bases, la tipología elaborada por Santisteban en base a la tradición comunitaria, establece la existencia de cuatro especies, cada una de las cuales tiene una propiedad febrífuga característica como se puede ver en la siguiente tabla: Especies (por el color)

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Colorada Amarilla Crespilla Blanca

Efecto febrífugo superior bueno regular regular

Santisteban, un práctico en el uso de la quina, también estableció una tipología organoléptica que permitió establecer la bondad de la corteza al simple examen de su sabor. Así las "cascarillas buenas" eran aquellas "que soltaban al masticarlas un líquido lechoso, amargo, sin mal gusto; que se podía mantener varias horas en la boca"; y las "cascarillas malas" eran aquellas "en las que el sabor amargo era desagradable, que no se podía mantener mucho tiempo en la boca, ya que provocaba nausea". Creemos que la posterior clasificación científica de las especies se fundamentó en el saber de la población y las cascarillas citadas se incluyeron en la taxonomía de las Cinchonas. El interés suscitado por la quina en Europa hizo que, a fines del siglo XVIII y principios de XIX, se desarrollase una gran tarea investigativa en la que participaron los botánicos Hipólito Ruíz, José Pavón, José Celestino Mutis, Alejandro de Humboldt, Aimee Bonpland, Francisco José de Caldas, y Juan Tafalla entre otros.34 Como 34. Al respecto, véase Arthur R. Steele, Flores para el Rey, La expedición de Ruiz y Pavón y la flora del Perú (1777-1788) (Madrid: Ediciones del Serbal, 1982); y Eduardo Estrella, "Expediciones Botánicas", en Manuel Selles, José Luis Pezet, y Antonio Lafuente, Carlos III y la Ciencia de la Ilustración (Madrid: Alianza Editorial, 1988), pp. 331-351.

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resultado de estos estudios, se conformó un auténtico cuerpo de doctrina botánico sobre la quina, que permitió la identificación y descripción de todas las especies, la realización de valiosos análisis fitogeográficos, y el establecimiento de varios aspectos técnicos como los métodos de extracción, secado, transporte, y embalaje. En la parte científica, además, se investigó la correlación de los datos botánicos con las aplicaciones clínicas y las formas farmacéuticas. A estos estudios botánicos siguieron otros de carácter bioquímico y farmacodinámico que permitieron la incorporación definitiva de la quina a la medicina científica cuando los franceses Pelletier y Caventou en 1820 aislaron los principios activos de la planta (quinina y cinconina). CONCLUSIONES El análisis de dos documentos escritos por dos nativos americanos sobre las quinas y de los textos producidos por algunos miembros de la expedición Geodésica complementan nuestro conocimiento sobre el uso aborigen de la planta, así como su identificación, clasificación, y formas de aplicación en diferentes enfermedades. El saber popular, si bien fue aprovechado por los científicos de la misión europea, en lo que consideraron útil para el logro de sus objetivos, no fue suficientemente valorado, provocando confusiones y oscureciendo la información sobre las aportaciones americanas al tema. Por otra parte, si bien, los académicos intentaron comprender de alguna manera la mentalidad de los nativos, otras prioridades y tareas urgentes imposibilitaron esta labor. Una razón más de fondo que explica el desdén de los científicos con respecto a los saberes indígenas fue el prejuicio cultural europeo en contra de mitos, leyendas y conocimientos empíricos no sistematizados. Este prejuicio impidió que el saber popular fuese reconocido como una fuente de información válida de una ciencia que quería ser sustentada sólo en la observación y descripción de la realidad y en el predominio de la razón. Sólo recientemente hemos empezado a entender que en la historia de la quina se produjo un hecho que no siempre es fácil de identificar en la historia de la ciencia: un saber popular que parcialmente despojado de sus raíces es transportado a un lugar preferente del conocimiento científico oficial.

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sificación de la planta. Considero que mal pudo Jussieu llegar a ese conocimiento sin antes ponerse en contacto con los códigos aportados por el lenguaje indígena y popular. Las "Noticias" de Santisteban sugieren el contenido de estos códigos. Una vez identificada y denominada la planta de acuerdo a su utilidad, se elaboró una tipología (especies) tomando como elementos clasificatorios las características externas de árbol (color de la corteza o del envés), ciertas cualidades organolépticas (mayor o menor sabor amargo), o los efectos sobre la enfermedad (mayor o menor poder febrífugo). Sobre estas bases, la tipología elaborada por Santisteban en base a la tradición comunitaria, establece la existencia de cuatro especies, cada una de las cuales tiene una propiedad febrífuga característica como se puede ver en la siguiente tabla:

Colorada Amarilla Crespilla Blanca

resultado de estos estudios, se conformó un auténtico cuerpo de doctrina botánico sobre la quina, que permitió la identificación y descripción de todas las especies, la realización de valiosos análisis fitogeográficos, y el establecimiento de varios aspectos técnicos como los métodos de extracción, secado, transporte, y embalaje. En la parte científica, además, se investigó la correlación de los datos botánicos con las aplicaciones clínicas y las formas farmacéuticas. A estos estudios botánicos siguieron otros de carácter bioquímico y farmacodinámico que permitieron la incorporación definitiva de la quina a la medicina científica cuando los franceses Pelletier y Caventou en 1820 aislaron los principios activos de la planta (quinina y cinconina). CONCLUSIONES

Efecto febrífugo superior bueno regular regular

Santisteban, un práctico en el uso de la quina, también estableció una tipología organoléptica que permitió establecer la bondad de la corteza al simple examen de su sabor. Así las "cascarillas buenas" eran aquellas "que soltaban al masticarlas un líquido lechoso, amargo, sin mal gusto; que se podía mantener varias horas en la boca"; y las "cascarillas malas" eran aquellas "en las que el sabor amargo era desagradable, que no se podía mantener mucho tiempo en la boca, ya que provocaba nausea". Creemos que la posterior clasificación científica de las especies se fundamentó en el saber de la población y las cascarillas citadas se incluyeron en la taxonomía de las Cinchonas. El interés suscitado por la quina en Europa hizo que, a fines del siglo XVIII y principios de XIX, se desarrollase una gran tarea investigativa en la que participaron los botánicos Hipólito Ruíz, José Pavón, José Celestino Mutis, Alejandro de Humboldt, Aimee Bonpland, Francisco José de Caldas, y Juan Tafalla entre otros.34 Como 34. Al respecto, véase Arthur R. Steele, Flores para el Rey, La expedición de Ruiz y Pavón y la flora del Perú (1777-1788) (Madrid: Ediciones del Serbal, 1982); y Eduardo Estrella, "Expediciones Botánicas", en Manuel Selles, José Luis Pezet, y Antonio Lafuente, Carlos III y la Ciencia de la Ilustración (Madrid: Alianza Editorial, 1988), pp. 331-351.

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Especies (por el color)

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El análisis de dos documentos escritos por dos nativos americanos sobre las quinas y de los textos producidos por algunos miembros de la expedición Geodésica complementan nuestro conocimiento sobre el uso aborigen de la planta, así como su identificación, clasificación, y formas de aplicación en diferentes enfermedades. El saber popular, si bien fue aprovechado por los científicos de la misión europea, en lo que consideraron útil para el logro de sus objetivos, no fue suficientemente valorado, provocando confusiones y oscureciendo la información sobre las aportaciones americanas al tema. Por otra parte, si bien, los académicos intentaron comprender de alguna manera la mentalidad de los nativos, otras prioridades y tareas urgentes imposibilitaron esta labor. Una razón más de fondo que explica el desdén de los científicos con respecto a los saberes indígenas fue el prejuicio cultural europeo en contra de mitos, leyendas y conocimientos empíricos no sistematizados. Este prejuicio impidió que el saber popular fuese reconocido como una fuente de información válida de una ciencia que quería ser sustentada sólo en la observación y descripción de la realidad y en el predominio de la razón. Sólo recientemente hemos empezado a entender que en la historia de la quina se produjo un hecho que no siempre es fácil de identificar en la historia de la ciencia: un saber popular que parcialmente despojado de sus raíces es transportado a un lugar preferente del conocimiento científico oficial.

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APÉNDICE

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Transcripcion del manuscrito de Fernando de la Vega, natural de la provincia de Loja, Audiencia de Quito, Año 1752. Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid. Archivo Mutis. Paquete 22. "Virtudes de la cascarilla, de hojas, cogollos, corteza, polvos, y corteza de la raíz" "Los cogollos y hojas se aplican a las personas que tienen dolores de espalda y pulmonía, en manojos de la fresca, puestos en la parte donde ocurre el dolor, y el mismo día le sana por mucho tiempo; la cascarilla colorada, es la más eficaz. Asímismo, es eficaz para estañar el flujo de sangre de las encías, reafirmar la dentadura, además de limpiar la corrupción de las encías. Asimismo de dichas hojas y cogollos, los polvos secos aplicados a cualquier llaga, la seca y sana, y también matan los gusanos que producen las moscas, y con más eficacia los polvos de la cascarilla. Dichos polvos de cascarilla curan las calenturas cotidianas, intermitentes, y tercianas aunque sean dobles, puestos en infusión, una libra de ellos en un frasco de agua, y que esté en dicha infusión más de doce horas, y se menée, dos o tres veces, para que expela la substancia, y de esta infusión, líquida y clara, se le dará al paciente, como la cantidad de una jícara de chocolate, de mañana, y si le retentase (?) el frío, otro tanto, y al repuntar la calentura, otro tanto, procurando que anteceda a la evacuación y desahogo de venas, y no sólo sirve para dichas calenturas, sino también para tobardillos, que es muy eficaz como se tiene de experiencia, y la misma eficacia tiene para el dolor de costado para cuyo accidente se ha de dar dicha bebida caliente, y que la repitan dos, o tres veces, por lo que sudan con ellas; y todas estas medicinas piden la dieta de sólo el dulce, porque se opone a toda la virtud de la cascarilla; y los días que se toma la cascarilla, mitiga la sed, y continuada desopila el bazo, no bebiendo más agua que la infusión; y también aprovecha a los que tienen principios de hidropesía; y para dar más eficacia a la cascarilla se infunden seis onzas de sus polvos, en un frasco de vino bueno, y a las veinte y cuatro horas se cuela y arrojando las heces, se ponen otras seis onzas y se ejecuta lo mismo hasta tres veces, de forma que queda dicho vino de tres infusiones, y se han gastado diez y ocho onzas muy de mañana, y acontece inmediatamente comenzar el escalofrío con notable extremo, y duro poco, y al mismo tiempo, que comienza dicho frío se le han de dar otras seis onzas, y otras tantas al comenzar la calentura, que será violentísima, y después de una hora, o antes, empezará un sudor muy copioso, y le tendrán prevenida al paciente alguna substancia que quedará libre de cualquier calentura, y en corroborándose algunos días le jaropearán, purgarán, y sangrarán de abajo, si lo hubiese menester.

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El extracto de la cascarilla colorada se ha experimentado ser el más eficaz de todas las otras cascarillas, y sirve para todos los achaques. Que las infusiones, con la circunstancia de las evacuaciones dichas, que dicho extracto se hace de hojas y cogollos, y no es tan eficaz, como el de la corteza del árbol, y más que aún este el de la corteza de la raíz, que es el mejor, y se ha experimentado que tiene eficaz virtud contra la [ilegible] tomado en cantidad de veinte gramos, liquidado en aguardiente bueno o buen vino, y asimismo se aplica al dolor de las muelas, y los más sana. La sal de la cascarilla, aplicado un adarme de ella en zumo de naranja, y a falta de ella, en conocimiento de la hierba del perro, y tomada a tiempo del primer escalofrío, lo detiene y no entra la calentura, y para asegurarse después, se evacua el humor y aplicado en la forma dicha aprovecha a toda especie de calenturas. Cuando el achaque no da tiempo, de evacuaciones, se toma dicha infusión de vino, posponiendo dichas evacuaciones, y suelen también tomar dichos polvos cocidos, y beber lo líquido en la porción dicha, y para el costado y ha de estar caliente. El extracto de dicha cascarilla, liquidado en vino tibio y bebido alivia y sana todas las ventosidades altas y corrompe en todos achaques, siendo esta, la señal evidente de que aprovecha, y de todo esto hay experiencia. Esta receta me dió en Loja por Septiembre de 1752 Don Fernando de la Vega, hombre anciano y muy bien instruído y de gran juicio, es natural de allí y de 80 años de edad". [La última oración corresponde a don Miguél de Santisteban].

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APÉNDICE

El extracto de la cascarilla colorada se ha experimentado ser el más eficaz de todas las otras cascarillas, y sirve para todos los achaques. Que las infusiones, con la circunstancia de las evacuaciones dichas, que dicho extracto se hace de hojas y cogollos, y no es tan eficaz, como el de la corteza del árbol, y más que aún este el de la corteza de la raíz, que es el mejor, y se ha experimentado que tiene eficaz virtud contra la [ilegible] tomado en cantidad de veinte gramos, liquidado en aguardiente bueno o buen vino, y asimismo se aplica al dolor de las muelas, y los más sana. La sal de la cascarilla, aplicado un adarme de ella en zumo de naranja, y a falta de ella, en conocimiento de la hierba del perro, y tomada a tiempo del primer escalofrío, lo detiene y no entra la calentura, y para asegurarse después, se evacua el humor y aplicado en la forma dicha aprovecha a toda especie de calenturas. Cuando el achaque no da tiempo, de evacuaciones, se toma dicha infusión de vino, posponiendo dichas evacuaciones, y suelen también tomar dichos polvos cocidos, y beber lo líquido en la porción dicha, y para el costado y ha de estar caliente. El extracto de dicha cascarilla, liquidado en vino tibio y bebido alivia y sana todas las ventosidades altas y corrompe en todos achaques, siendo esta, la señal evidente de que aprovecha, y de todo esto hay experiencia. Esta receta me dió en Loja por Septiembre de 1752 Don Fernando de la Vega, hombre anciano y muy bien instruído y de gran juicio, es natural de allí y de 80 años de edad". [La última oración corresponde a don Miguél de Santisteban]. Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Transcripcion del manuscrito de Fernando de la Vega, natural de la provincia de Loja, Audiencia de Quito, Año 1752. Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid. Archivo Mutis. Paquete 22. "Virtudes de la cascarilla, de hojas, cogollos, corteza, polvos, y corteza de la raíz" "Los cogollos y hojas se aplican a las personas que tienen dolores de espalda y pulmonía, en manojos de la fresca, puestos en la parte donde ocurre el dolor, y el mismo día le sana por mucho tiempo; la cascarilla colorada, es la más eficaz. Asímismo, es eficaz para estañar el flujo de sangre de las encías, reafirmar la dentadura, además de limpiar la corrupción de las encías. Asimismo de dichas hojas y cogollos, los polvos secos aplicados a cualquier llaga, la seca y sana, y también matan los gusanos que producen las moscas, y con más eficacia los polvos de la cascarilla. Dichos polvos de cascarilla curan las calenturas cotidianas, intermitentes, y tercianas aunque sean dobles, puestos en infusión, una libra de ellos en un frasco de agua, y que esté en dicha infusión más de doce horas, y se menée, dos o tres veces, para que expela la substancia, y de esta infusión, líquida y clara, se le dará al paciente, como la cantidad de una jícara de chocolate, de mañana, y si le retentase (?) el frío, otro tanto, y al repuntar la calentura, otro tanto, procurando que anteceda a la evacuación y desahogo de venas, y no sólo sirve para dichas calenturas, sino también para tobardillos, que es muy eficaz como se tiene de experiencia, y la misma eficacia tiene para el dolor de costado para cuyo accidente se ha de dar dicha bebida caliente, y que la repitan dos, o tres veces, por lo que sudan con ellas; y todas estas medicinas piden la dieta de sólo el dulce, porque se opone a toda la virtud de la cascarilla; y los días que se toma la cascarilla, mitiga la sed, y continuada desopila el bazo, no bebiendo más agua que la infusión; y también aprovecha a los que tienen principios de hidropesía; y para dar más eficacia a la cascarilla se infunden seis onzas de sus polvos, en un frasco de vino bueno, y a las veinte y cuatro horas se cuela y arrojando las heces, se ponen otras seis onzas y se ejecuta lo mismo hasta tres veces, de forma que queda dicho vino de tres infusiones, y se han gastado diez y ocho onzas muy de mañana, y acontece inmediatamente comenzar el escalofrío con notable extremo, y duro poco, y al mismo tiempo, que comienza dicho frío se le han de dar otras seis onzas, y otras tantas al comenzar la calentura, que será violentísima, y después de una hora, o antes, empezará un sudor muy copioso, y le tendrán prevenida al paciente alguna substancia que quedará libre de cualquier calentura, y en corroborándose algunos días le jaropearán, purgarán, y sangrarán de abajo, si lo hubiese menester.

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La recepción de la tecnología minera española en las minas de Huancavelica, siglo XVIII 1

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Kendall W. Brown

EN LAS ALTURAS de los Andes y al sur de Lima, yacían las minas de mercurio de Huancavelica, Sus valiosas vetas fueron descubiertas por los españoles en 1563, y poco después, un gremio especializado celebro un contrato con la corona para poder explotar Huancavelica. Junto con las minas de Almadén en España, Huancavelica proveyó los azogues necesarios para beneficiar los minerales de plata producidos en Hispanoamérica durante buena parte del período colonial. Con el método de la amalgamación se podía refinar minerales de plata de ley más baja de lo que era posible con la fundición, el otro método de beneficio conocido en ese entonces. Debido a que Huancavelica era la única fuente colonial de mercurio en América, sus minas tuvieron gran importancia económica para la industria minera del Imperio Español. Para extraer los minerales y destilar los azogues, el gremio aprovechó tanto de los métodos inventados en el Perú, como de las tecnologías europeas importadas. El estudio de la introducción de innovaciones tecnológicas permite analizar no sólo los esfuerzos por incrementar la producción minera, sino que además revela las necesidades políticas de la corona española, los intereses creados de los mineros locales y los temores al nacionalismo peruano.

l. El autor agradece el apoyo de la National Endowment for the Humanities. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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Kendall W. Brown

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EL CONTEXTO DE LAS REFORMAS A finales del siglo XVII Huancavelica enfrentó serios problemas de producción. El rendimiento de las minas disminuyó notablemente; en parte porque los minerales más ricos se habían agotado. El gremio de mineros tenía que encontrar nuevas minas o inventar nuevas tecnologías para facilitar la extracción y destilación de los minerales de baja ley. Esta crisis no creó dificultades inmediatas para el abastecimiento de mercurio en el Imperio Español, debido a la marcada disminución de la actividad en las minas de plata en general. Aunque Huancavelica producía solamente de tres a cuatro mil quintales anuales de mercurio, durante las dos decádas iniciales del siglo XVII, esta cantidad satisfacía la demanda de los refinadores de plata. La nueva dinastía borbónica, que heredó la corona española en 1700, le dió una gran importancia al desarrollo de la minería. Probablemente ningún sector de la economía colonial recibió tan prolongada atención de los ministros borbónicos y, especialmente después de 1776, un tratamiento tan favorable como la industria minera.2 Según John Lynch el Estado se había esforzado en "reducir los costos de producción, disminuyendo a la mitad el precio del mercurio y la pólvora, eximiendo de alcabalas los pertrechos mineros y las materias primas, ampliando las facilidades de crédito, y mejorando la infraestructura de la industria". 3 El incremento de la intervención estatal contribuyó a una próspera "Edad de la Plata" que ocurrió durante el siglo XVIII. Huancavelica recibió bastante atención de los ministros reformistas borbónicos, que aspiraron a elevar el nivel tecnológico de las minas de azogue y a satisfacer la creciente demanda por el mercurio. Después de 2. No hay acuerdo sobre: las consecuencias económicas de esta política. En relación a México, John Coatsworth afirma que la minería era "una industria enferma, sostenida por incentivos públicos torcidos", Coatsworth, "The Mexican Mining Indusrry in the Eighteenth Century", en: Nils Jacobsen y Hans-Jürgen Puhle, eds., The Economies of Mexico and Peru During the Late Colonial Period, 1760-1810 (Berlin: 1986), p. 43. Richard Garner considera, sin embargo, que aún en México el capital "se formó originalmente en el sector minero" para entrar más tarde en otros sectores económicos. Garner, "Long-Term Silver Trends in Spanish America: A Comparative Analysis of Peru and Mexico", American Historical Review, 93:4 (1988), 935. John Fisher, el estudioso de la minería peruana colonial, sostiene que la producción minera era rentable porque fomentaba la economía en general. Fisher, "Mining and the Peruvian Economy in the Late Colonial Period", en Jacobsen y Puhle, eds., Economies of Mexico and Peru; pp. 46-59. 3. John Lynch, Bourbon Spain, 1700-1808 (Oxford: Basil Blackwell, 1989), p. 345.

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Recepción de la tecnología minera española

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1720 la producción peruana de plata empezó a aumentar lentamente, llegando a un total de 86,8 millones de pesos entre 1791 y 1800, una cantidad mucho mayor que la producida durante los años legendarios de Potosí de comienzos del siglo XVII (véase la Figura 1). Durante la última década del siglo XVIII, los azogueros andinos usaron ocho a nueve mil quintales de mercurio al año.4 La demanda por más mercurio creó grandes dificultades en Huancavelica que, según la corona, sufría de una mala administración, producía minerales de baja ley y utilizaba hornos ineficaces para destilar el azogue. El gremio de mineros que trabajaba la famosa mina de Santa Bárbara nunca la llegó a explotar sistemáticamente. Al contrario, cada minero trabajaba independientemente, siguiendo su propio rumbo subterráneo, por lo que la mina acabó pareciendo un hormiguero. Los miembros del gremio compartían las entradas en la cumbre del cerro, conocido como el Brocal, por donde los obreros y materiales entraban y por donde se ex traían los metales de la parte superior de la mina. También usaban mancomunadamente el socavón de Nuestra Señora de Belén, excavado en la primera mitad del siglo XVII para conectar con la mina a una profundidad de aproximadamente 350 rnetros.5 Dentro del cerro, la codicia y las vetas de cinabrio guiaban a los mineros. Los veedores, representantes del gobernador dentro de la mina, estaban encargados de imponer orden al gremio pero en realidad solían sucumbir a los sobornos y a otras urgencias, dejando que los mineros trabajaran por donde quisieran y como quisieran. Por ejemplo, en lugar de penetrar horizontalmente, los mineros seguían el rumbo más fácil y productivo señalado por los declives de las vetas. Ello producía que de vez en cuando los obreros de un minero tropezaban con la labor de otro. Por otro lado, los mineros que a escondidas trabajaban las vetas pobres desobedecían a las leyes que trataban de evitar que estas actividades debilitasen los estribos (pilares que impedían el derrumbe), ar4. John TePaske, "Bullion Production in Mexico and Peru, 1581-1810" (trabajo inédito, 1987), p. 32; Marqués de Casa Concha, Relación del Estado que ha tenido, Y tiene la Real Mina de Guancavelica. Y los intereses de la Real Hacienda, en las dependencias del Azogue, que haze el Margues de Casaconcha al Señor Doctor Don Alvaro Cabero su succesor en los cargos de Governador de Guancavelica, y Superintendente de la Rl, Mina y Caja (Lima, 1726), capítulo 46, AGI, Lima 469; Croix a Valdés, 5 agosto 1788, AGI, Lima 1341; Aviles al Ministro de Hacienda, núm. 289,23 mayo 1804, AGI, Lima 1334. 5. Véase Antonio de Ulloa, "Relación de gobierno del capitán de navío de la real Armada don Antonio de Ulloa, en la villa de Huancavelica, su real Mina", 1758-1763, sección primera, capítulo 17, AGI, Libro Manuscrito MM-6.

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A finales del siglo XVII Huancavelica enfrentó serios problemas de producción. El rendimiento de las minas disminuyó notablemente; en parte porque los minerales más ricos se habían agotado. El gremio de mineros tenía que encontrar nuevas minas o inventar nuevas tecnologías para facilitar la extracción y destilación de los minerales de baja ley. Esta crisis no creó dificultades inmediatas para el abastecimiento de mercurio en el Imperio Español, debido a la marcada disminución de la actividad en las minas de plata en general. Aunque Huancavelica producía solamente de tres a cuatro mil quintales anuales de mercurio, durante las dos decádas iniciales del siglo XVII, esta cantidad satisfacía la demanda de los refinadores de plata. La nueva dinastía borbónica, que heredó la corona española en 1700, le dió una gran importancia al desarrollo de la minería. Probablemente ningún sector de la economía colonial recibió tan prolongada atención de los ministros borbónicos y, especialmente después de 1776, un tratamiento tan favorable como la industria minera.2 Según John Lynch el Estado se había esforzado en "reducir los costos de producción, disminuyendo a la mitad el precio del mercurio y la pólvora, eximiendo de alcabalas los pertrechos mineros y las materias primas, ampliando las facilidades de crédito, y mejorando la infraestructura de la industria". 3 El incremento de la intervención estatal contribuyó a una próspera "Edad de la Plata" que ocurrió durante el siglo XVIII. Huancavelica recibió bastante atención de los ministros reformistas borbónicos, que aspiraron a elevar el nivel tecnológico de las minas de azogue y a satisfacer la creciente demanda por el mercurio. Después de 2. No hay acuerdo sobre: las consecuencias económicas de esta política. En relación a México, John Coatsworth afirma que la minería era "una industria enferma, sostenida por incentivos públicos torcidos", Coatsworth, "The Mexican Mining Indusrry in the Eighteenth Century", en: Nils Jacobsen y Hans-Jürgen Puhle, eds., The Economies of Mexico and Peru During the Late Colonial Period, 1760-1810 (Berlin: 1986), p. 43. Richard Garner considera, sin embargo, que aún en México el capital "se formó originalmente en el sector minero" para entrar más tarde en otros sectores económicos. Garner, "Long-Term Silver Trends in Spanish America: A Comparative Analysis of Peru and Mexico", American Historical Review, 93:4 (1988), 935. John Fisher, el estudioso de la minería peruana colonial, sostiene que la producción minera era rentable porque fomentaba la economía en general. Fisher, "Mining and the Peruvian Economy in the Late Colonial Period", en Jacobsen y Puhle, eds., Economies of Mexico and Peru; pp. 46-59. 3. John Lynch, Bourbon Spain, 1700-1808 (Oxford: Basil Blackwell, 1989), p. 345.

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EL CONTEXTO DE LAS REFORMAS

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1720 la producción peruana de plata empezó a aumentar lentamente, llegando a un total de 86,8 millones de pesos entre 1791 y 1800, una cantidad mucho mayor que la producida durante los años legendarios de Potosí de comienzos del siglo XVII (véase la Figura 1). Durante la última década del siglo XVIII, los azogueros andinos usaron ocho a nueve mil quintales de mercurio al año.4 La demanda por más mercurio creó grandes dificultades en Huancavelica que, según la corona, sufría de una mala administración, producía minerales de baja ley y utilizaba hornos ineficaces para destilar el azogue. El gremio de mineros que trabajaba la famosa mina de Santa Bárbara nunca la llegó a explotar sistemáticamente. Al contrario, cada minero trabajaba independientemente, siguiendo su propio rumbo subterráneo, por lo que la mina acabó pareciendo un hormiguero. Los miembros del gremio compartían las entradas en la cumbre del cerro, conocido como el Brocal, por donde los obreros y materiales entraban y por donde se ex traían los metales de la parte superior de la mina. También usaban mancomunadamente el socavón de Nuestra Señora de Belén, excavado en la primera mitad del siglo XVII para conectar con la mina a una profundidad de aproximadamente 350 rnetros.5 Dentro del cerro, la codicia y las vetas de cinabrio guiaban a los mineros. Los veedores, representantes del gobernador dentro de la mina, estaban encargados de imponer orden al gremio pero en realidad solían sucumbir a los sobornos y a otras urgencias, dejando que los mineros trabajaran por donde quisieran y como quisieran. Por ejemplo, en lugar de penetrar horizontalmente, los mineros seguían el rumbo más fácil y productivo señalado por los declives de las vetas. Ello producía que de vez en cuando los obreros de un minero tropezaban con la labor de otro. Por otro lado, los mineros que a escondidas trabajaban las vetas pobres desobedecían a las leyes que trataban de evitar que estas actividades debilitasen los estribos (pilares que impedían el derrumbe), ar4. John TePaske, "Bullion Production in Mexico and Peru, 1581-1810" (trabajo inédito, 1987), p. 32; Marqués de Casa Concha, Relación del Estado que ha tenido, Y tiene la Real Mina de Guancavelica. Y los intereses de la Real Hacienda, en las dependencias del Azogue, que haze el Margues de Casaconcha al Señor Doctor Don Alvaro Cabero su succesor en los cargos de Governador de Guancavelica, y Superintendente de la Rl, Mina y Caja (Lima, 1726), capítulo 46, AGI, Lima 469; Croix a Valdés, 5 agosto 1788, AGI, Lima 1341; Aviles al Ministro de Hacienda, núm. 289,23 mayo 1804, AGI, Lima 1334. 5. Véase Antonio de Ulloa, "Relación de gobierno del capitán de navío de la real Armada don Antonio de Ulloa, en la villa de Huancavelica, su real Mina", 1758-1763, sección primera, capítulo 17, AGI, Libro Manuscrito MM-6.

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cos y puentes naturales que sostenían a la mina. A esto se sumaba la incapacidad de los mineros para establecer las medidas exactas para determinar las ubicaciones de los estribos, vetas, galerías y socavones. En síntesis, a comienzos del siglo XVIII reinaba el desorden en Huancavelica. Los niveles superiores de Santa Bárbara, llegaban a los 4,400 metros sobre el nivel del mar, una altura que significaba grandes dificultades para los mineros y obreros indígenas.6 A comienzos del siglo XVIII los trabajadores de Huancavelica aún extraían los minerales de cinabrio a mano, sin utilizar la pólvora, que ya era conocida en muchas otras minas del mundo. Algunos indios llamados "carguiches" los extraían de la mina en pesados costales que llevaban sobre sus hombros. Estas circunstancias hicieron evidente a las autoridades coloniales la necesidad de introducir en Huancavelica máquinas y tecnología nuevas para aliviar las faenas e incrementar la producción. La altura también influenció el proceso de destilación del mercurio. Al nivel del mar el mercurio hervía a 630 °K (357 °C), pero en Huancavelica, la reducción en la presión atmosférica significaba que el mercurio se volatilizaba a aproximadamente 604 °K (331 °C). 7 Por lo tanto, la destilación requería de menos calor en Huancavelica, debido a su altura sobre el nivel del mar. Sin embargo, no era muy grande la diferencia entre la temperatura en la cual el mercurio se vaporizaba a 4,000 metros y la temperatura necesaria para producir el mismo fenómeno al nivel del mar. Los mineros peruanos aprovechaban la situación: sus hornos de destilación necesitaban de solamente 95 por ciento del calor que habría sido necesario en Almadén. A la larga fue importante para el gremio de mineros de Huancavelica el poder ahorrar energía calórica porque la altura y la acción humana limitaron la disponibilidad de vegetación en la región. Cuando los españoles empezaron a explotar Huancavelica en 1564, había en las cercanías de la mina árboles y maderas en relativa abundancia. La mina requería de madera para los hornos de destilación de mercurio y para el entibiado de los socavones y galerías. En pocos años, sin embargo la explotación minera acabó con las fuentes locales de madera que podían servir tanto para la 6. En cuanto al rendimiento físico en este medio, el obrero tuvo que comportarse "como un atleta", "Avance de la medicina en altura en la investigación de la vejez", El Comercio, núm. 79168 (24 de julio de 1988), E 4. 7. Entrevista ron el Profesor Noel L. Owen, del Departamento de Química de Brigham Young University, Pravo, Utah, EE.UU., 3 agosto 1993.

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cos y puentes naturales que sostenían a la mina. A esto se sumaba la incapacidad de los mineros para establecer las medidas exactas para determinar las ubicaciones de los estribos, vetas, galerías y socavones. En síntesis, a comienzos del siglo XVIII reinaba el desorden en Huancavelica. Los niveles superiores de Santa Bárbara, llegaban a los 4,400 metros sobre el nivel del mar, una altura que significaba grandes dificultades para los mineros y obreros indígenas.6 A comienzos del siglo XVIII los trabajadores de Huancavelica aún extraían los minerales de cinabrio a mano, sin utilizar la pólvora, que ya era conocida en muchas otras minas del mundo. Algunos indios llamados "carguiches" los extraían de la mina en pesados costales que llevaban sobre sus hombros. Estas circunstancias hicieron evidente a las autoridades coloniales la necesidad de introducir en Huancavelica máquinas y tecnología nuevas para aliviar las faenas e incrementar la producción. La altura también influenció el proceso de destilación del mercurio. Al nivel del mar el mercurio hervía a 630 °K (357 °C), pero en Huancavelica, la reducción en la presión atmosférica significaba que el mercurio se volatilizaba a aproximadamente 604 °K (331 °C). 7 Por lo tanto, la destilación requería de menos calor en Huancavelica, debido a su altura sobre el nivel del mar. Sin embargo, no era muy grande la diferencia entre la temperatura en la cual el mercurio se vaporizaba a 4,000 metros y la temperatura necesaria para producir el mismo fenómeno al nivel del mar. Los mineros peruanos aprovechaban la situación: sus hornos de destilación necesitaban de solamente 95 por ciento del calor que habría sido necesario en Almadén. A la larga fue importante para el gremio de mineros de Huancavelica el poder ahorrar energía calórica porque la altura y la acción humana limitaron la disponibilidad de vegetación en la región. Cuando los españoles empezaron a explotar Huancavelica en 1564, había en las cercanías de la mina árboles y maderas en relativa abundancia. La mina requería de madera para los hornos de destilación de mercurio y para el entibiado de los socavones y galerías. En pocos años, sin embargo la explotación minera acabó con las fuentes locales de madera que podían servir tanto para la 6. En cuanto al rendimiento físico en este medio, el obrero tuvo que comportarse "como un atleta", "Avance de la medicina en altura en la investigación de la vejez", El Comercio, núm. 79168 (24 de julio de 1988), E 4. 7. Entrevista ron el Profesor Noel L. Owen, del Departamento de Química de Brigham Young University, Pravo, Utah, EE.UU., 3 agosto 1993.

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construcción como para los combustibles. A fines del siglo XVII la leña más cercana de Huancavelica estaba ubicada a una distancia de tres o cuatro leguas. Esta madera, llamada chamiza, era además, demasiado cara como para poder usarla en los hornos de azogue. En consecuencia se la utilizó para hacer cal. Para destilar mercurio el combustible utilizado fue el pasto conocido como "icho".8 El icho necesario para una jornada era la carga que podía ser transportada en 75 a 80 llamas.9 Para conservar los ichales, fue necesario cortarlos en vez de arrancarlos. Tampoco se pudo permitir que los dueños de llamas y mulas usaran los ichales como pasto para su animales.10 La utilización de maderas en la mina dependía de vigas de una madera llamada "cazi". Una dificultad fue el hecho que los cazis tuvieran que venir desde Huanta, ubicado a una distancia de 50 kms de Huancavelica.11 Los cazis llegaban cargados por indios que recorrían una topografía montañosa, con pocos caminos apropiados para carretas. Todo ello encareció el precio de las maderas en la mina. Al intentar introducir nuevos métodos de explotación de la mina y mejorar el nivel tecnológico del trabajo, la corona trató de trasladar a Huancavelica los métodos que habían dado buen resultado en el reflorecimiento de Almadén. Sin embargo, las tecnologías españolas no fueron siempre las más apropiadas para las particulares condiciones andinas. Si bien es cierto que la geografía de Almadén no era muy diferente de la de Huancavelica, el gremio minero de Huancavelica no estaba dispuesto a cambiar su tecnología y su práctica simplemente para cumplir con las exigencias de la corona. Los mineros de Huancavelica tenían sus propios intereses, que no siempre se podían acomodar a la política reformista de España. Asimismo se produjeron conflictos socioculturales entre los mineros 8. Véase, por ejemplo, "Información sobre los méritos y servisios de Rodrigo de Torres Navarra", que acompaña Audiencia de Lima al Rey, 29 abril 1585, AGI, IG 207 (fue Torres Navarra quien descubrió el uso del icho); y Leonor López M., Juvenal Luque L. y Raul Alcala S., Arbitrios técnicos de la minería colonial (Perú: 1700-1820) (Lima: Centro de Investigaciones Históricas en Economía y Sociedad, 1986), pp. 66-70. El icho era un pajón o hieba semejante al esparto de España. 9. Mariano Eduardo de Rivero, Memoria sobre el rico mineral de azogue de Huancavelica (Lima: Imp. de J. Masías, 1848), p. 26. 10. Asiento, que ha celebrado el Excmo. Señor Melchor de Navarra Rocafull, Duque de la Palata, con el Gremio de mineros administradores de la Real Mina de la Villa Rica de Oropesa de Guanacavelica en quinze de junio de 1683 (Lima, 1683), par. 42, AGI, Lima 469. 11. Juan Luis López, "Descripción de la provincia de Angaraes", BUS-R 330/135; y Sola y Fuente a la rnarquís de la Ensenada, 5 julio 1752, en Expediente sobre la mina de Huancavelica, AGI, Lima 1326.

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peruanos y los expertos europeos enviados por la corona a reformar la tecnología de Huancavelica, Los criollos resintieron la arrogancia de los europeos a quienes consideraban "gamonales", mientras que los europeos frecuentemente condenaron como primitivos los métodos utilizados por los mineros peruanos. Sin lugar a dudas existió un intercambio tecnológico entre Europa y Huancavelica antes de 1700, aunque es importante destacar que durante los siglos XVI y XVII la corriente tecnológica generalmente iba de América hacia España. La más importante innovación tecnológica creada en los Andes fue el invento del horno busconil, semejante a los hornos utilizados para cocer ladrillos, creado cerca de 1629 por Lope de Saavedra Barba, un médico residente en Huancavelica. Saavedra Barba ideó la manera de establecer cañones fuera del horno, dentro de los cuales se condensaban los vapores de mercurio, duplicando de esta manera la productividad del horno. Pocos años después, en 1646, Juan Alonso Bustamante, que había visto los hornos de Saavedra en Huancavelica, los introdujo en Almadén como su propia invención. Ello le dio tanta fama que el rey lo hizo noble y lo nombró superintendente de Almadén.12 En cambio, los peruanos no consiguieron ventilar la mina de Huancavelica, y en 1607 la corona envió a Juan de Buendía, un práctico de Almadén, a los Andes para que reintrodujera la innovación de Barba. El dirigió las obras de Santa Bárbara durante dos décadas.13 Los Barbones se esforzaron por modernizar Huancavelica al estilo europeo. Sus reformas se dividen en tres fases distintas. La década de 1730 marcó el inicio de la primera fase que se caracterizó por la decisión de la corona de investigar la posibilidad de implantar en Huancavelica los métodos utilizados en Almadén. Esto habría incluido la abolición del gremio de Huancavelica y la operación de la mina de Santa Bárbara por el gobierno real. También habría significado imponer orden dentro de la mina, excavando galerías horizontales sistemáticas en niveles diferentes para garantizar una explotación más segura y metódica de sus riquezas. La segunda fase coincidió con el nombramiento de Antonio de Ulloa (1758-1764) 12. Guillermo Lohmann Villena, Las minas de Huancavelica en los siglos XVI y XVII (Sevilla: Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1949), pp. 295-301; Merwyn F. Lang, El monopolio estatal del mercurio en el México colonial (1550-1710) (México: Fondo de Cultura Económica, 1977), pp. 93-94; Antonio Matilla Tucán, Historia de las minas de Almadén, vol. 2: Desde 1646 a 1799 (Madrid: Consejo de Administración de las Minas de Almadén, 1987), pp. 19-20. 13. Lohmann Villena, Minas, pp. 194,231-232.

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construcción como para los combustibles. A fines del siglo XVII la leña más cercana de Huancavelica estaba ubicada a una distancia de tres o cuatro leguas. Esta madera, llamada chamiza, era además, demasiado cara como para poder usarla en los hornos de azogue. En consecuencia se la utilizó para hacer cal. Para destilar mercurio el combustible utilizado fue el pasto conocido como "icho".8 El icho necesario para una jornada era la carga que podía ser transportada en 75 a 80 llamas.9 Para conservar los ichales, fue necesario cortarlos en vez de arrancarlos. Tampoco se pudo permitir que los dueños de llamas y mulas usaran los ichales como pasto para su animales.10 La utilización de maderas en la mina dependía de vigas de una madera llamada "cazi". Una dificultad fue el hecho que los cazis tuvieran que venir desde Huanta, ubicado a una distancia de 50 kms de Huancavelica.11 Los cazis llegaban cargados por indios que recorrían una topografía montañosa, con pocos caminos apropiados para carretas. Todo ello encareció el precio de las maderas en la mina. Al intentar introducir nuevos métodos de explotación de la mina y mejorar el nivel tecnológico del trabajo, la corona trató de trasladar a Huancavelica los métodos que habían dado buen resultado en el reflorecimiento de Almadén. Sin embargo, las tecnologías españolas no fueron siempre las más apropiadas para las particulares condiciones andinas. Si bien es cierto que la geografía de Almadén no era muy diferente de la de Huancavelica, el gremio minero de Huancavelica no estaba dispuesto a cambiar su tecnología y su práctica simplemente para cumplir con las exigencias de la corona. Los mineros de Huancavelica tenían sus propios intereses, que no siempre se podían acomodar a la política reformista de España. Asimismo se produjeron conflictos socioculturales entre los mineros 8. Véase, por ejemplo, "Información sobre los méritos y servisios de Rodrigo de Torres Navarra", que acompaña Audiencia de Lima al Rey, 29 abril 1585, AGI, IG 207 (fue Torres Navarra quien descubrió el uso del icho); y Leonor López M., Juvenal Luque L. y Raul Alcala S., Arbitrios técnicos de la minería colonial (Perú: 1700-1820) (Lima: Centro de Investigaciones Históricas en Economía y Sociedad, 1986), pp. 66-70. El icho era un pajón o hieba semejante al esparto de España. 9. Mariano Eduardo de Rivero, Memoria sobre el rico mineral de azogue de Huancavelica (Lima: Imp. de J. Masías, 1848), p. 26. 10. Asiento, que ha celebrado el Excmo. Señor Melchor de Navarra Rocafull, Duque de la Palata, con el Gremio de mineros administradores de la Real Mina de la Villa Rica de Oropesa de Guanacavelica en quinze de junio de 1683 (Lima, 1683), par. 42, AGI, Lima 469. 11. Juan Luis López, "Descripción de la provincia de Angaraes", BUS-R 330/135; y Sola y Fuente a la rnarquís de la Ensenada, 5 julio 1752, en Expediente sobre la mina de Huancavelica, AGI, Lima 1326.

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peruanos y los expertos europeos enviados por la corona a reformar la tecnología de Huancavelica, Los criollos resintieron la arrogancia de los europeos a quienes consideraban "gamonales", mientras que los europeos frecuentemente condenaron como primitivos los métodos utilizados por los mineros peruanos. Sin lugar a dudas existió un intercambio tecnológico entre Europa y Huancavelica antes de 1700, aunque es importante destacar que durante los siglos XVI y XVII la corriente tecnológica generalmente iba de América hacia España. La más importante innovación tecnológica creada en los Andes fue el invento del horno busconil, semejante a los hornos utilizados para cocer ladrillos, creado cerca de 1629 por Lope de Saavedra Barba, un médico residente en Huancavelica. Saavedra Barba ideó la manera de establecer cañones fuera del horno, dentro de los cuales se condensaban los vapores de mercurio, duplicando de esta manera la productividad del horno. Pocos años después, en 1646, Juan Alonso Bustamante, que había visto los hornos de Saavedra en Huancavelica, los introdujo en Almadén como su propia invención. Ello le dio tanta fama que el rey lo hizo noble y lo nombró superintendente de Almadén.12 En cambio, los peruanos no consiguieron ventilar la mina de Huancavelica, y en 1607 la corona envió a Juan de Buendía, un práctico de Almadén, a los Andes para que reintrodujera la innovación de Barba. El dirigió las obras de Santa Bárbara durante dos décadas.13 Los Barbones se esforzaron por modernizar Huancavelica al estilo europeo. Sus reformas se dividen en tres fases distintas. La década de 1730 marcó el inicio de la primera fase que se caracterizó por la decisión de la corona de investigar la posibilidad de implantar en Huancavelica los métodos utilizados en Almadén. Esto habría incluido la abolición del gremio de Huancavelica y la operación de la mina de Santa Bárbara por el gobierno real. También habría significado imponer orden dentro de la mina, excavando galerías horizontales sistemáticas en niveles diferentes para garantizar una explotación más segura y metódica de sus riquezas. La segunda fase coincidió con el nombramiento de Antonio de Ulloa (1758-1764) 12. Guillermo Lohmann Villena, Las minas de Huancavelica en los siglos XVI y XVII (Sevilla: Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1949), pp. 295-301; Merwyn F. Lang, El monopolio estatal del mercurio en el México colonial (1550-1710) (México: Fondo de Cultura Económica, 1977), pp. 93-94; Antonio Matilla Tucán, Historia de las minas de Almadén, vol. 2: Desde 1646 a 1799 (Madrid: Consejo de Administración de las Minas de Almadén, 1987), pp. 19-20. 13. Lohmann Villena, Minas, pp. 194,231-232.

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como gobernador de Huancavelica. Famoso por su inteligencia en materias de metalurgia y mineralogía, Ulloa parecía ser un oficial ideal para transformar Huancavelica y resolver sus problemas. La tercera fase empezó en 1781, cuando el gremio de mineros había sido abolido y el gobierno empezó a administrar Huancavelica enviando a la mina ingenieros y expertos europeos para introducir las tecnologías más recientes.

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LA MISIÓN DE JERÓNIMO DE SOLA La primera fase de la reforma tecnológica de Huancavelica recibió gran parte de su impulso de Joseph Cornejo e Ibarra, a quien Felipe V había nombrado superintendente de Almadén en 1729 y que pocos años después fuera ascendido al cargo de Superintendente General de Azogues.14 Cornejo trazó las iniciativas dirigidas a reafirmar el control de la corona sobre Huancavelica. En un oficio del 27 de agosto de 1734, Cornejo recomendó que la corona escogiera de gobernador de Huancavelica a un español conocido por su desinterés y versado en las operaciones de Almadén. El hombre designado debería recibir un salario atractivo para evitar la tentación del soborno. Asimismo, la corona debería prometerle que después de completar satisfactoriamente su trabajo como gobernador durante un plazo de cinco o seis años, volvería a España para servir en la Cancillería o en el Consejo de Estado. Finalmente, Cornejo aconsejó que para ayudarlo en el mejoramiento tecnológico de Huancavelica, el gobernador debería llevar consigo al Perú tres o cuatro de los mejores oficiales de Almadén, que habrían de permanecer en Huancavelica hasta que volviera el gobernador a España. Cornejo estaba convencido que el trabajo conjunto de estos oficiales podría realizar el progreso económico y tecnológico que se requería en Huancavelica. Cornejo sugirió que estos oficiales empezaran por determinar si era posible usar la pólvora en Santa Bárbara para la excavación y la extracción de los metales. Cornejo también les recomendó que estudiaran los méritos y aplicabilidad de una propuesta hecha en 1720 por Juan Bautista Barreneche, que consistía en la disolución del gremio de mineros de Huancavelica y la asunción del mando de la mina por parte de la corona.

14. Véase el sumario de los decretos reales del 28 de setiembre de 1729 y del 16 de setiembre de 1734, en AGI. IG 1779. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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El rey aprobó el proyecto de Cornejo. Jerónimo de Sola y Fuente, un oidor de la Audiencia de Grados de Sevilla, fue nombrado como el nuevo gobernador de Huancavelica.15 Antes de salir para el Perú, Sola fue a Almadén, donde Cornejo le instruyó brevemente en el arte de la minería de azogue. Cornejo también seleccionó a cinco empleados de Almadén para acompañar a Sola al Perú: los capatazes Alfonso Arenas y Miguel de Moya, el maestro de fundiciones Francisco Gutiérrez, y los ayudantes de fábricas y minas Joseph López y Juan Mayoral.16 El equipo llegó a Huancavelica el 6 de junio de 1737.17 Una vez en los Andes, Sola descubrió que era más fácil hablar de reformas en España que implantarlas en el Perú. Sin embargo, Sola prosiguió con su cometido con tacto y cautela, evitando conflictos con el gremio y mostrándose dispuesto a aprender de los mineros. Empezó por determinar el valor del proyecto de Barreneche, según el cual la corona asumiría el manejo de la mina. Casi desde el comienzo de su actividad Sola percibió dificultades. El gremio de los mineros se encargó de desacreditar a los dos hombres que habían hecho la propuesta, Barreneche y el ingeniero Alonso Gutiérrez. Por ejemplo, el gremio informó a Sola que el "ingeniero" había sido tan incompetente que el antiguo gobernador, el marqués de Casa Concha, lo había exilado de Huancavelica por desviar un socavón. Cornejo nunca pudo conocer la versión de Gutiérrez porque éste había partido a Lima, donde había muerto. El gremio contó a Sola que Barreneche, el otro autor del plan, nunca había visitado Huancavelica. 18 Las acusaciones contra la credibilidad de Barreneche y Gutiérrez sirvieron a los intereses del gremio, que se oponía a que Huancavelica pase a ser administrada por la corona. A medida que Sola y su equipo conocieron la mina, entendieron con mayor claridad los diversos obstáculos que se presentaban a la reforma tecnológica y al manejo de la mina por parte de la 15. Los expedientes sobre el nombramiento de Sola se contienen en AGI, Lima 775. En particular, véase Comisión real a Dn Geronimo de Sola, 22 enero 1735; y Facultad a Dn Geronimo de Sola, para que hallandolo por Combeniente, se administre la Mina de Guancavelica, por quenta de la Rl Hacienda, 22 enero 1735. Sobre trabajos anteriores de Sola, véase Superintendencia General de Azogues a Patiño, 7 de febrero de 1736, AGI, IG 1787; y Patiño a Sola y Fuente, 18 de setiembre de 1734, AGI, IG 1787. 16. Real cédula a Sola, 22 enero 1735, AGI, Lima 1324. 17. Sola a Cornejo, 14 junio 1737, AGI, IG 1776. 18. Comisión real a Dn Geronimo de Sola, 22 enero 1735, en Expediente sobre el nombramiento de Jerónimo de Sola como gobernador y superintendente de Huancavelica y de sus minas de azogue, 1734-1735, AGI, Lima 775; y Sola al rey, 27 octubre 1736, AGI, Lima 1326.

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como gobernador de Huancavelica. Famoso por su inteligencia en materias de metalurgia y mineralogía, Ulloa parecía ser un oficial ideal para transformar Huancavelica y resolver sus problemas. La tercera fase empezó en 1781, cuando el gremio de mineros había sido abolido y el gobierno empezó a administrar Huancavelica enviando a la mina ingenieros y expertos europeos para introducir las tecnologías más recientes.

La primera fase de la reforma tecnológica de Huancavelica recibió gran parte de su impulso de Joseph Cornejo e Ibarra, a quien Felipe V había nombrado superintendente de Almadén en 1729 y que pocos años después fuera ascendido al cargo de Superintendente General de Azogues.14 Cornejo trazó las iniciativas dirigidas a reafirmar el control de la corona sobre Huancavelica. En un oficio del 27 de agosto de 1734, Cornejo recomendó que la corona escogiera de gobernador de Huancavelica a un español conocido por su desinterés y versado en las operaciones de Almadén. El hombre designado debería recibir un salario atractivo para evitar la tentación del soborno. Asimismo, la corona debería prometerle que después de completar satisfactoriamente su trabajo como gobernador durante un plazo de cinco o seis años, volvería a España para servir en la Cancillería o en el Consejo de Estado. Finalmente, Cornejo aconsejó que para ayudarlo en el mejoramiento tecnológico de Huancavelica, el gobernador debería llevar consigo al Perú tres o cuatro de los mejores oficiales de Almadén, que habrían de permanecer en Huancavelica hasta que volviera el gobernador a España. Cornejo estaba convencido que el trabajo conjunto de estos oficiales podría realizar el progreso económico y tecnológico que se requería en Huancavelica. Cornejo sugirió que estos oficiales empezaran por determinar si era posible usar la pólvora en Santa Bárbara para la excavación y la extracción de los metales. Cornejo también les recomendó que estudiaran los méritos y aplicabilidad de una propuesta hecha en 1720 por Juan Bautista Barreneche, que consistía en la disolución del gremio de mineros de Huancavelica y la asunción del mando de la mina por parte de la corona.

14. Véase el sumario de los decretos reales del 28 de setiembre de 1729 y del 16 de setiembre de 1734, en AGI. IG 1779.

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LA MISIÓN DE JERÓNIMO DE SOLA

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El rey aprobó el proyecto de Cornejo. Jerónimo de Sola y Fuente, un oidor de la Audiencia de Grados de Sevilla, fue nombrado como el nuevo gobernador de Huancavelica.15 Antes de salir para el Perú, Sola fue a Almadén, donde Cornejo le instruyó brevemente en el arte de la minería de azogue. Cornejo también seleccionó a cinco empleados de Almadén para acompañar a Sola al Perú: los capatazes Alfonso Arenas y Miguel de Moya, el maestro de fundiciones Francisco Gutiérrez, y los ayudantes de fábricas y minas Joseph López y Juan Mayoral.16 El equipo llegó a Huancavelica el 6 de junio de 1737.17 Una vez en los Andes, Sola descubrió que era más fácil hablar de reformas en España que implantarlas en el Perú. Sin embargo, Sola prosiguió con su cometido con tacto y cautela, evitando conflictos con el gremio y mostrándose dispuesto a aprender de los mineros. Empezó por determinar el valor del proyecto de Barreneche, según el cual la corona asumiría el manejo de la mina. Casi desde el comienzo de su actividad Sola percibió dificultades. El gremio de los mineros se encargó de desacreditar a los dos hombres que habían hecho la propuesta, Barreneche y el ingeniero Alonso Gutiérrez. Por ejemplo, el gremio informó a Sola que el "ingeniero" había sido tan incompetente que el antiguo gobernador, el marqués de Casa Concha, lo había exilado de Huancavelica por desviar un socavón. Cornejo nunca pudo conocer la versión de Gutiérrez porque éste había partido a Lima, donde había muerto. El gremio contó a Sola que Barreneche, el otro autor del plan, nunca había visitado Huancavelica. 18 Las acusaciones contra la credibilidad de Barreneche y Gutiérrez sirvieron a los intereses del gremio, que se oponía a que Huancavelica pase a ser administrada por la corona. A medida que Sola y su equipo conocieron la mina, entendieron con mayor claridad los diversos obstáculos que se presentaban a la reforma tecnológica y al manejo de la mina por parte de la 15. Los expedientes sobre el nombramiento de Sola se contienen en AGI, Lima 775. En particular, véase Comisión real a Dn Geronimo de Sola, 22 enero 1735; y Facultad a Dn Geronimo de Sola, para que hallandolo por Combeniente, se administre la Mina de Guancavelica, por quenta de la Rl Hacienda, 22 enero 1735. Sobre trabajos anteriores de Sola, véase Superintendencia General de Azogues a Patiño, 7 de febrero de 1736, AGI, IG 1787; y Patiño a Sola y Fuente, 18 de setiembre de 1734, AGI, IG 1787. 16. Real cédula a Sola, 22 enero 1735, AGI, Lima 1324. 17. Sola a Cornejo, 14 junio 1737, AGI, IG 1776. 18. Comisión real a Dn Geronimo de Sola, 22 enero 1735, en Expediente sobre el nombramiento de Jerónimo de Sola como gobernador y superintendente de Huancavelica y de sus minas de azogue, 1734-1735, AGI, Lima 775; y Sola al rey, 27 octubre 1736, AGI, Lima 1326.

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corona, muchos de los cuales eran creados o mantenidos por el gremio de mineros. Los ayudantes de Sola con vasta experiencia en Almadén le informaron que en la mina de Huancavelica era:

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muy distinto el modo de lavorearla, que el que se practica en la del Almadén, y dificultisimo, de grandes costos, e Ynconvenientes, hazer que los Indios se acomoden al modo de travajo de España, así por la poca perseverancia que en el tienen, huyendose al mejor tiempo y con lo que se les ha anticipado, como por la gran escasez que allí hay de materiales, siendo costosisimos los pocos que se encuentran; por cuyas razones no consideran utilidad alguna 19 en que se administre de quenta de la Real Hacienda.

Los españoles especialmente se quejaron de la actitud de los trabajadores de Huancavelica. Mientras que los trabajadores de Almadén venían de la villa y los pueblos cercanos, en Huancavelica los indios iban y venían, y pocos permanecían por largo tiempo. Los oficiales de Almadén relataron que habían empezado a excavar dos galerías nuevas para mejorar el acceso a las vetas y al mismo tiempo para enseñar nuevas técnicas a los obreros. Sin embargo, apenas aprendieron estas técnicas los indios desaparecieron, huyendo para evitar la mita o retirándose porque su mita había terminado, o porque eran trabajadores libres sin obligación de quedarse en la minar.20 Intentando retener a sus trabajadores, los oficiales les pagaban con anticipación, lo que no evitaba que algunos huyeran de todas maneras. En parte por estas razones el trabajo en Huancavelica se realizaba con mucha mayor lentitud que en Almadén, a pesar de que los operarios recibían jornales más altos en el Perú. De hecho, los oficiales comentaron que en general los indios parecían poco motivados por el dinero.21 El logro principal de Sola en Huancavelica y la innovación tecnológica importante y duradera que introdujo fue el uso de la pólvora. No está claramente establecida la fecha cuando se utilizó la pólvora por primera 19. Sola al rey, 27 octubre: 1736, AGI, Lima 1326. 20. Esto levanta dudas sobre: la reputación de Huancavelica romo un infierno para los trabajadores. Cornejo repitió la vieja historia que madres indígenas quebraban los brazos de sus hijos para incapacitarles para el trabajo en la mina. (Cornejo a Patiño, 27 agosto 1734, en Expediente sobre: el nombramiento de Jerónimo de Sola como Gobernador de Huancavelica y de los operarios que le van a acompañar, desde Almadén a Huancavelica, 1734-1735, AGI, Lima 1775.) Sin embargo durante el siglo dieciocho, los trabajadores de Huancavelica, parecían gozar de una mayor libertad de movimiento que sus contrapartes en Almadén. 21. Sola al rey, 30 diciembre: 1737, AGI, Lima 1326.

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vez en Santa Bárbara, pero hay algunas indicaciones que sugieren que el gremio la utilizó en 1635 para completar el socavón de Belén. 22 Si esto es cierto, la medida fue una acción desesperada. Comenzado en 1609, el socavón todavía no se había conectado en la mina, que se tornaba cada vez más peligrosa debido a la ventilación inadecuada. La falta de azogue presentaba una amenaza a la economía peruana y ésto podía haber impulsado a los mineros a recurrir a la pólvora. En todo caso, ellos terminaron el socavón en el año de 1642,23 y después de ese año no la volvieron a utilizar. Desde entonces, hasta la llegada de Sola, se prohibieron los barrenos (los agujeros donde se colocaba la pólvora) dentro de la mina por miedo a que pudieran causar un derrumbe. De vez en cuando los mineros y sus operarios estallaron barrenos subrepticios, pero éstos fueron considerados ilegales.24 La falta de conocimiento sobre los barrenos no presentaba un problema en sí mismo, sino que provocaba que los mineros temiesen que cualquier sacudimiento o temblor pudiera causar daños serios dentro de la mina. Con sus yacimientos y galerías irregulares, la estructura inestable y precaria de Santa Bárbara constituía un peligro tan grande que el gremio no permitía el estallido de grandes fuegos artificiales en las celebraciones de la villa, a una distancia no menor de una legua.25 Los ayudantes de Sola inmediatamente reconocieron los peligros inherentes en mejorar el trabajo de la mina y en realizar los objetivos de su misión. Empezaron por renovar las calles y labores para aumentar la ventilación utilizando todo el tiempo picos en lugar de barrenos. Después que el trabajo continuara lentamente por algún tiempo, Sola informó:

22. Eugenio Maffei y Ramón Rua Figueroa, Apuntes para una biblioteca española de libros, folletos y artículos, impresos y manuscritos relativo: al conocimiento y explotación de las riquezas minerales y d las ciencias auxiliares [1871], 2 vols., La minería hispana e iberoamericana; contri-

bución a su investigación histórica, 7 vols. (León: VI Congreso Internacional de Minería, 1970), vol. 2, p. 485. Lohmann Villena, Minas, no hace referencia al uso de pólvora. Según Bakewell se usó la pólvora por primera vez en 1627 en la minería europea, y en 1674 en la minería americana. Peter Bakewell, Silver and Entrepreneurship in Seventeenth-Century Potosí: The Life and Times of Antonio López de Quiroga (Albuquerque: Univ. of New Mexico Press, 1988), pp. 75-76, 205. 23. Lohmann Villena, Minas, pp. 304-313. 24. El gremio también acusó a los cateadores de poner la mina en peligro con sus detonaciones. Palata al rey, 20 setiembre 1683, AGI, Lima 83; y Relación de Juan Luis López, gobernador de Huancavelica, en BNM, MS 2784, f. 362. 25. Instrucción de Escobedo al intendente de Huancavelica, cap. 9,4 octubre 1784, con Márquez de la Plata a Gálvez, 20 abril 1785, AGI, Lima 1329.

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corona, muchos de los cuales eran creados o mantenidos por el gremio de mineros. Los ayudantes de Sola con vasta experiencia en Almadén le informaron que en la mina de Huancavelica era:

Los españoles especialmente se quejaron de la actitud de los trabajadores de Huancavelica. Mientras que los trabajadores de Almadén venían de la villa y los pueblos cercanos, en Huancavelica los indios iban y venían, y pocos permanecían por largo tiempo. Los oficiales de Almadén relataron que habían empezado a excavar dos galerías nuevas para mejorar el acceso a las vetas y al mismo tiempo para enseñar nuevas técnicas a los obreros. Sin embargo, apenas aprendieron estas técnicas los indios desaparecieron, huyendo para evitar la mita o retirándose porque su mita había terminado, o porque eran trabajadores libres sin obligación de quedarse en la minar.20 Intentando retener a sus trabajadores, los oficiales les pagaban con anticipación, lo que no evitaba que algunos huyeran de todas maneras. En parte por estas razones el trabajo en Huancavelica se realizaba con mucha mayor lentitud que en Almadén, a pesar de que los operarios recibían jornales más altos en el Perú. De hecho, los oficiales comentaron que en general los indios parecían poco motivados por el dinero.21 El logro principal de Sola en Huancavelica y la innovación tecnológica importante y duradera que introdujo fue el uso de la pólvora. No está claramente establecida la fecha cuando se utilizó la pólvora por primera 19. Sola al rey, 27 octubre: 1736, AGI, Lima 1326. 20. Esto levanta dudas sobre: la reputación de Huancavelica romo un infierno para los trabajadores. Cornejo repitió la vieja historia que madres indígenas quebraban los brazos de sus hijos para incapacitarles para el trabajo en la mina. (Cornejo a Patiño, 27 agosto 1734, en Expediente sobre: el nombramiento de Jerónimo de Sola como Gobernador de Huancavelica y de los operarios que le van a acompañar, desde Almadén a Huancavelica, 1734-1735, AGI, Lima 1775.) Sin embargo durante el siglo dieciocho, los trabajadores de Huancavelica, parecían gozar de una mayor libertad de movimiento que sus contrapartes en Almadén. 21. Sola al rey, 30 diciembre: 1737, AGI, Lima 1326.

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muy distinto el modo de lavorearla, que el que se practica en la del Almadén, y dificultisimo, de grandes costos, e Ynconvenientes, hazer que los Indios se acomoden al modo de travajo de España, así por la poca perseverancia que en el tienen, huyendose al mejor tiempo y con lo que se les ha anticipado, como por la gran escasez que allí hay de materiales, siendo costosisimos los pocos que se encuentran; por cuyas razones no consideran utilidad alguna 19 en que se administre de quenta de la Real Hacienda.

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vez en Santa Bárbara, pero hay algunas indicaciones que sugieren que el gremio la utilizó en 1635 para completar el socavón de Belén. 22 Si esto es cierto, la medida fue una acción desesperada. Comenzado en 1609, el socavón todavía no se había conectado en la mina, que se tornaba cada vez más peligrosa debido a la ventilación inadecuada. La falta de azogue presentaba una amenaza a la economía peruana y ésto podía haber impulsado a los mineros a recurrir a la pólvora. En todo caso, ellos terminaron el socavón en el año de 1642,23 y después de ese año no la volvieron a utilizar. Desde entonces, hasta la llegada de Sola, se prohibieron los barrenos (los agujeros donde se colocaba la pólvora) dentro de la mina por miedo a que pudieran causar un derrumbe. De vez en cuando los mineros y sus operarios estallaron barrenos subrepticios, pero éstos fueron considerados ilegales.24 La falta de conocimiento sobre los barrenos no presentaba un problema en sí mismo, sino que provocaba que los mineros temiesen que cualquier sacudimiento o temblor pudiera causar daños serios dentro de la mina. Con sus yacimientos y galerías irregulares, la estructura inestable y precaria de Santa Bárbara constituía un peligro tan grande que el gremio no permitía el estallido de grandes fuegos artificiales en las celebraciones de la villa, a una distancia no menor de una legua.25 Los ayudantes de Sola inmediatamente reconocieron los peligros inherentes en mejorar el trabajo de la mina y en realizar los objetivos de su misión. Empezaron por renovar las calles y labores para aumentar la ventilación utilizando todo el tiempo picos en lugar de barrenos. Después que el trabajo continuara lentamente por algún tiempo, Sola informó:

22. Eugenio Maffei y Ramón Rua Figueroa, Apuntes para una biblioteca española de libros, folletos y artículos, impresos y manuscritos relativo: al conocimiento y explotación de las riquezas minerales y d las ciencias auxiliares [1871], 2 vols., La minería hispana e iberoamericana; contri-

bución a su investigación histórica, 7 vols. (León: VI Congreso Internacional de Minería, 1970), vol. 2, p. 485. Lohmann Villena, Minas, no hace referencia al uso de pólvora. Según Bakewell se usó la pólvora por primera vez en 1627 en la minería europea, y en 1674 en la minería americana. Peter Bakewell, Silver and Entrepreneurship in Seventeenth-Century Potosí: The Life and Times of Antonio López de Quiroga (Albuquerque: Univ. of New Mexico Press, 1988), pp. 75-76, 205. 23. Lohmann Villena, Minas, pp. 304-313. 24. El gremio también acusó a los cateadores de poner la mina en peligro con sus detonaciones. Palata al rey, 20 setiembre 1683, AGI, Lima 83; y Relación de Juan Luis López, gobernador de Huancavelica, en BNM, MS 2784, f. 362. 25. Instrucción de Escobedo al intendente de Huancavelica, cap. 9,4 octubre 1784, con Márquez de la Plata a Gálvez, 20 abril 1785, AGI, Lima 1329.

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hasta que llegó a mi noticia, que ó bien incitado el deseo de adelantarse los Mineros con las conversaciones, que ordinariamente les oían, de trabajarse en su Tierra con Barrenos: y que assi era la saca mucho mas copiosa; ó bien por algun dissimulo, que en esto practicassen, los dichos Oficiales del Alma26 den, empezaron á dispararse ocultamente los tiros.

Sola promulgó bandos inmediatamente tratando de prohibir tal forma de trabajo;27 Sin embargo, los mineros creían firmemente en la utilidad de los barrenos y hasta entonces ningún desastre había ocurrido. Desde entonces, ningún castigo fue eficaz para disuadirlos de usar la pólvora y finalmente Sola se dejó convencer por sus propios ayudantes y por Domingo de León, un minero de gran experiencia, que el gremio podía emplear los barrenos sin destruir la mina. Tratando de reglamentar su uso, primero se restringieron el uso de barrenos en una labor muy segura, la Lámina, y cuando los barrenos no causaron daños allí, Sola los autorizó en otras partes.28 Mientras tanto, su equipo había construido estribos de mampostería para apuntalar las secciones más frágiles de la mina y asegurarlas contra los peligros que podían crear los barrenos. 29 Debido a que Cornejo había ordenado a Sola y a los oficiales de Almadén que usaran los barrenos en Huancavelica en la medida de lo posible, los informes de Sola son difíciles de interpretar. Quizás sus informes son cándidos. Pero también podía haber autorizado a sus ayudantes a que experimentaran extralegalmente con los barrenos para determinar su verdadero efecto en la mina. Si éste era el caso y algo desastroso hubiera acontecido, Sola podría haber culpado a los demás. Una vez que se convenció de que los barrenos constituían un peligro menor y que podían aumentar significativamente la producción, Sola llegó a apoyar el cambio en tecnología. Los barrenos fueron "el alma de la Mina", especialmente tomando en

26. Gerónimo de Sola y Fuente, Relación e informe, que haze el Doc. D. Geronymo de Sola y Fuente, del C. de S. M. en el Real, y Supremo de las Indias, Governador, que acabe de ser de la Villa, y Mina de Guancavelica (Lima, 1748), 14. 27. Ibid.; y Bando expedido por el Gobernador de Huancavelica para que ningún minero dé barrenos en la boca de la mina para labor particular, so pena de confinamiento en Valdivia, 13 abril 1739, BNP, C116. 28. Sola, Relación, 14-16. 29. Sola a Ensenada, fol. 4, 5 julio 1752, en "Expediente relativo a la mina de Huancavelica", 1752, AGI, Lima 1326.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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cuenta la geología de la región.30 Los criaderos de cinabrio de Huancavelica se presentaban en tres formaciones geológicas: entre los granos de arena en arenisca; dentro de las fracturas en la piedra caliza; y dentro de las fracturas en las piedras ígneas.31 Con sus cuadrillas de operarios indígenas, las primeras generaciones de mineros consiguieron explotar los minerales de arenisca con combas, picos y barretas pero gradualmente agotaron aquellos metales. Asimismo, según lo más profundo que se iba en la mina, lo más frecuente era encontrar las piedras calizas e ígneas, que eran demasiado duras para ser destruidas con los instrumentos disponibles. Las complejas fallas naturales de la región aumentaron las dificultades. En 1645, mientras trabajaban la arenisca en la hondura de la mina, el gremio perdió la veta principal, probablemente porque fue cortada por una falla de piedra de cal. Sin embargo, los mineros consiguieron vencer el padrasto (la veta estéril que cruzaba a otra) en 1671 y explotaron brevemente la veta otra vez en la labor de Hoyo Negro para después perderla nuevamente. 32 La utilización de barrenos durante el gobierno de Sola permitió que el gremio trabajara los minerales en piedra caliza e ígnea, ampliara los socavones y lumbreras, y explotara la mina más sistemáticamente, aunque su estructura pre-existente fue siempre un impedimento para trabajar Huancavelica al estilo de Almadén. En las minas españolas los oficiales intentaron excavar con un sistema regular de socavones horizontales y tiros perpendiculares, sin hacer caso de la inclinación de las vetas.33 El descubrimiento de nuevas minas en Almadén a finales del siglo XVII permitió que se aplicara este método en yacimientos minerales vírgenes. Los obreros no tenían que preocuparse por galerías y vetas antiguas. Mientras tanto, en Huancavelica los socavones y calles solían seguir la inclinación de las vetas, y tomando en cuenta que los mineros del gremio tenían poca coordinación en sus trabajos y que se limitaban a dirigir a los

30. Manuel de Saldaña y Pineda, Puntual descripción, juycioso cálculo, y chronológica demarcación de la Real Mina de Huancavelica (lima, 1748), 17. 31. Roben G. Yates, Dean F. Kent y Jaime Fernandez Concha, Geology of the Huancavelica Quicksilver District Peru, Geological Survey Bulletin 975-A (Washington, 1951), p. l. 32. "Los autos seguidos sobre el nuebo prollecto que el Gl Dn Gaspar de la Serda y Leiba, Govr de Huancavelica ha formada para que arreglado a el se trabaje aquella mina en forma de Compañía por el Ultre Gremio", fol. 12, AGNP, Minería 35; Palata al rey, 20 setiembre 1683, AGI, Lima 83; y Instrucción de Escobedo al intendente de Huancavelica, cap. 12,4 octubre 1784, con Márquez de la Plata a Gálvez, 20 abril 1785, AGI, Lima 1329. 33. Matilla Tascón, Historia, vol. 2, p. 213. Según Matilla, Guillermo Bowles y los mineros alemanes que llegaron a Almadén en la década de 1750, criticaron el método utilizado.

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Sola promulgó bandos inmediatamente tratando de prohibir tal forma de trabajo;27 Sin embargo, los mineros creían firmemente en la utilidad de los barrenos y hasta entonces ningún desastre había ocurrido. Desde entonces, ningún castigo fue eficaz para disuadirlos de usar la pólvora y finalmente Sola se dejó convencer por sus propios ayudantes y por Domingo de León, un minero de gran experiencia, que el gremio podía emplear los barrenos sin destruir la mina. Tratando de reglamentar su uso, primero se restringieron el uso de barrenos en una labor muy segura, la Lámina, y cuando los barrenos no causaron daños allí, Sola los autorizó en otras partes.28 Mientras tanto, su equipo había construido estribos de mampostería para apuntalar las secciones más frágiles de la mina y asegurarlas contra los peligros que podían crear los barrenos. 29 Debido a que Cornejo había ordenado a Sola y a los oficiales de Almadén que usaran los barrenos en Huancavelica en la medida de lo posible, los informes de Sola son difíciles de interpretar. Quizás sus informes son cándidos. Pero también podía haber autorizado a sus ayudantes a que experimentaran extralegalmente con los barrenos para determinar su verdadero efecto en la mina. Si éste era el caso y algo desastroso hubiera acontecido, Sola podría haber culpado a los demás. Una vez que se convenció de que los barrenos constituían un peligro menor y que podían aumentar significativamente la producción, Sola llegó a apoyar el cambio en tecnología. Los barrenos fueron "el alma de la Mina", especialmente tomando en

26. Gerónimo de Sola y Fuente, Relación e informe, que haze el Doc. D. Geronymo de Sola y Fuente, del C. de S. M. en el Real, y Supremo de las Indias, Governador, que acabe de ser de la Villa, y Mina de Guancavelica (Lima, 1748), 14. 27. Ibid.; y Bando expedido por el Gobernador de Huancavelica para que ningún minero dé barrenos en la boca de la mina para labor particular, so pena de confinamiento en Valdivia, 13 abril 1739, BNP, C116. 28. Sola, Relación, 14-16. 29. Sola a Ensenada, fol. 4, 5 julio 1752, en "Expediente relativo a la mina de Huancavelica", 1752, AGI, Lima 1326.

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hasta que llegó a mi noticia, que ó bien incitado el deseo de adelantarse los Mineros con las conversaciones, que ordinariamente les oían, de trabajarse en su Tierra con Barrenos: y que assi era la saca mucho mas copiosa; ó bien por algun dissimulo, que en esto practicassen, los dichos Oficiales del Alma26 den, empezaron á dispararse ocultamente los tiros.

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cuenta la geología de la región.30 Los criaderos de cinabrio de Huancavelica se presentaban en tres formaciones geológicas: entre los granos de arena en arenisca; dentro de las fracturas en la piedra caliza; y dentro de las fracturas en las piedras ígneas.31 Con sus cuadrillas de operarios indígenas, las primeras generaciones de mineros consiguieron explotar los minerales de arenisca con combas, picos y barretas pero gradualmente agotaron aquellos metales. Asimismo, según lo más profundo que se iba en la mina, lo más frecuente era encontrar las piedras calizas e ígneas, que eran demasiado duras para ser destruidas con los instrumentos disponibles. Las complejas fallas naturales de la región aumentaron las dificultades. En 1645, mientras trabajaban la arenisca en la hondura de la mina, el gremio perdió la veta principal, probablemente porque fue cortada por una falla de piedra de cal. Sin embargo, los mineros consiguieron vencer el padrasto (la veta estéril que cruzaba a otra) en 1671 y explotaron brevemente la veta otra vez en la labor de Hoyo Negro para después perderla nuevamente. 32 La utilización de barrenos durante el gobierno de Sola permitió que el gremio trabajara los minerales en piedra caliza e ígnea, ampliara los socavones y lumbreras, y explotara la mina más sistemáticamente, aunque su estructura pre-existente fue siempre un impedimento para trabajar Huancavelica al estilo de Almadén. En las minas españolas los oficiales intentaron excavar con un sistema regular de socavones horizontales y tiros perpendiculares, sin hacer caso de la inclinación de las vetas.33 El descubrimiento de nuevas minas en Almadén a finales del siglo XVII permitió que se aplicara este método en yacimientos minerales vírgenes. Los obreros no tenían que preocuparse por galerías y vetas antiguas. Mientras tanto, en Huancavelica los socavones y calles solían seguir la inclinación de las vetas, y tomando en cuenta que los mineros del gremio tenían poca coordinación en sus trabajos y que se limitaban a dirigir a los

30. Manuel de Saldaña y Pineda, Puntual descripción, juycioso cálculo, y chronológica demarcación de la Real Mina de Huancavelica (lima, 1748), 17. 31. Roben G. Yates, Dean F. Kent y Jaime Fernandez Concha, Geology of the Huancavelica Quicksilver District Peru, Geological Survey Bulletin 975-A (Washington, 1951), p. l. 32. "Los autos seguidos sobre el nuebo prollecto que el Gl Dn Gaspar de la Serda y Leiba, Govr de Huancavelica ha formada para que arreglado a el se trabaje aquella mina en forma de Compañía por el Ultre Gremio", fol. 12, AGNP, Minería 35; Palata al rey, 20 setiembre 1683, AGI, Lima 83; y Instrucción de Escobedo al intendente de Huancavelica, cap. 12,4 octubre 1784, con Márquez de la Plata a Gálvez, 20 abril 1785, AGI, Lima 1329. 33. Matilla Tascón, Historia, vol. 2, p. 213. Según Matilla, Guillermo Bowles y los mineros alemanes que llegaron a Almadén en la década de 1750, criticaron el método utilizado.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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indios en la dirección que les parecía la más rica, la mina era cada vez más irregular. Para proveer más seguridad para la mina, Sola finalmente ordenó que al trabajar en frontones nuevos, los mineros tuviesen primero que marcar el sitio de los estribos y puentes, y sólo después procedieran a extraer los metales.34 Esto, creyó él, eliminaba la necesidad de construir los costosos estribos artificiales para sostener la mina y en consecuencia hacía el trabajo del gremio más provechoso.35 El equipo de Sola innovó también cuando entibó con madera la Calle Real, la vía principal de conexión entre el socavón de Belén y la puerta de San Pedro, ubicada en la parte superior del Brocal.36 Este no fue un proyecto de pequeñas dimensiones, dada la gran escasez de madera alrededor de Huancavelica. Medidas parecidas habían sido tomadas frecuentemente en Almadén, lo cual explica porque los oficiales de Sola hicieron lo mismo en el Perú.37 Las reformas de Sola parecieron haber resucitado la mina. En 1743 Sola anunció el redescubrimiento de la veta principal en la labor de la Lámina.38 Con la "modestia" que le era típica, el gobernador escribió: "Antes el metal sacado la hazía discurrir en el lastimoso systema de considerarla exausta; y ahora quanto más se le desfruta, más metal se le manifiesta".39 Por su parte, el subdelegado de la Superintendencia, Manuel de Saldaña y Pineda, registró que "á lo que hé podido comprehender, en lo natural, pareze, será esta Mina perpetua; pues solamente con los metales, que al presente están de manifiesto, se considera, hay para muchos años".40 Menor éxito hallaron las tentativas de Sola dirigidas a mejorar la fundición de los minerales. Cada minero de Huancavelica tenía sus propias facilidades, o asiento, para destilar el mercurio. Estas facilidades básicamente consistían en algunos hornos pequeños dentro de los cuales calen34. Saldaña, Puntual descripción, 20-31, describe el método de excavar socavones y galerías dentro de la mina antigua. 35. Informe de Sola, fol. 2, 8 octubre 1761, en Informe del Consejo de Indias, 7 mayo 1763, AGI, Lima 597. 36. Certificación dada... de la obra realizada para enmaderar la calle real de la mina, 15 octubre 1743, AGI, Lima 442; y Sola, Relación, 18. 37. Saldaña, Puntual descripción, 8-9. 38. Auto formado... relativo al reconocimiento y visita general que hicieron ... con motivo de haberse hallado la veta principal de la mina, perdida desde el año 1645,26 octubre 1743, AGI, Lima 442. 39. Sola, Relación, 23. 40. Saldaña, Puntual descripción, 86-87.

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taban los minerales para convertir e! azogue en vapor y después condensar este vapor en los aludeles o tubos de barro exteriores. Los hornos tenían una capacidad de aproximadamente 270 arrobas de mineral. Los hornos de Almadén, por su parte, eran mucho más grandes, llegando a cargar de 900 a 1100 arrobas, y estaban congregados en un solo sitio, denominado el Cerco.41 Establecer en Huancavelica los hornos al estilo de Almadén tenía obvios atractivos para el gobierno: los hornos mayores parecían ser más eficaces; y la centralización de los hornos permitiría que el gobernador vigilara más estrechamente las actividades de los mineros, evitando así las pérdidas de mercurio y los abusos de los operarios indígenas. Poco después que Sola llegara a Huancavelica, el maestro de la fundición, Francisco Gutiérrez, construyó un gran horno para hacer pruebas en el riguroso medio ambiente en que se encontraba la mina. 42 Sus experimentos no fueron satisfactorios y el gobernador finalmente pidió permiso para enviar a Gutiérrez de regreso a Almadén, donde podía ser de mayor utilidad al rey.43 En cuanto a los hornos, Cornejo y los otros ministros nunca pudieron comprender las dificultades impuestas por la altitud y la falta de madera en Huancavelica. Aunque el icho servía en los hornos chicos de Huancavelica, evidentemente no era un combustible adecuado para el modelo de hornos grandes de Almadén. Los relatos de Sola no mencionan el asunto, pero la crítica del gremio al horno de Gutiérrez no era desinteresada. Sabiendo del encargo de Sola de investigar la posibilidad de abolir el gremio, los mineros decidieron hacer esfuerzos por convencer al gobernador que los hornos de Almadén no eran los adecuados para Huancavelica. En cuanto a la destilación de azogue, el método de Almadén exigía el establecimiento de grandes hornos ubicados dentro de un cerco donde pudiesen estar bajo una estrecha vigilancia. Si tales hornos no funcionaban en Huancavelica, la destilación necesariamente habría de continuar con los 90 hornos pequeños dispersos por el distrito. Sin duda el gremio señaló este hecho a Sola, y el gobernador concluyó que tal descentralización y falta de inspección hacían imposible el cambio de administración, especialmente porque pondría en riesgo una cantidad importante de los caudales reales:

41. "Relación, ó noticia de lo que se practica en la fundición de metales de Azogue en las Rs fabricas, y Minas de Almadén", con Soler a Sonora, 18 julio 1786, AGI, Lima 1330. 42. Sola al rey, 27 octubre 1736, AGI, Lima 1326. 43. Sola al rey, 30 diciembre 1737, fol. 2, AGI, Lima 1326; y Consulta de la Superintendencia General de Azogues, 20 mayo 1741, AGI, Lima 1326.

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indios en la dirección que les parecía la más rica, la mina era cada vez más irregular. Para proveer más seguridad para la mina, Sola finalmente ordenó que al trabajar en frontones nuevos, los mineros tuviesen primero que marcar el sitio de los estribos y puentes, y sólo después procedieran a extraer los metales.34 Esto, creyó él, eliminaba la necesidad de construir los costosos estribos artificiales para sostener la mina y en consecuencia hacía el trabajo del gremio más provechoso.35 El equipo de Sola innovó también cuando entibó con madera la Calle Real, la vía principal de conexión entre el socavón de Belén y la puerta de San Pedro, ubicada en la parte superior del Brocal.36 Este no fue un proyecto de pequeñas dimensiones, dada la gran escasez de madera alrededor de Huancavelica. Medidas parecidas habían sido tomadas frecuentemente en Almadén, lo cual explica porque los oficiales de Sola hicieron lo mismo en el Perú.37 Las reformas de Sola parecieron haber resucitado la mina. En 1743 Sola anunció el redescubrimiento de la veta principal en la labor de la Lámina.38 Con la "modestia" que le era típica, el gobernador escribió: "Antes el metal sacado la hazía discurrir en el lastimoso systema de considerarla exausta; y ahora quanto más se le desfruta, más metal se le manifiesta".39 Por su parte, el subdelegado de la Superintendencia, Manuel de Saldaña y Pineda, registró que "á lo que hé podido comprehender, en lo natural, pareze, será esta Mina perpetua; pues solamente con los metales, que al presente están de manifiesto, se considera, hay para muchos años".40 Menor éxito hallaron las tentativas de Sola dirigidas a mejorar la fundición de los minerales. Cada minero de Huancavelica tenía sus propias facilidades, o asiento, para destilar el mercurio. Estas facilidades básicamente consistían en algunos hornos pequeños dentro de los cuales calen34. Saldaña, Puntual descripción, 20-31, describe el método de excavar socavones y galerías dentro de la mina antigua. 35. Informe de Sola, fol. 2, 8 octubre 1761, en Informe del Consejo de Indias, 7 mayo 1763, AGI, Lima 597. 36. Certificación dada... de la obra realizada para enmaderar la calle real de la mina, 15 octubre 1743, AGI, Lima 442; y Sola, Relación, 18. 37. Saldaña, Puntual descripción, 8-9. 38. Auto formado... relativo al reconocimiento y visita general que hicieron ... con motivo de haberse hallado la veta principal de la mina, perdida desde el año 1645,26 octubre 1743, AGI, Lima 442. 39. Sola, Relación, 23. 40. Saldaña, Puntual descripción, 86-87.

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taban los minerales para convertir e! azogue en vapor y después condensar este vapor en los aludeles o tubos de barro exteriores. Los hornos tenían una capacidad de aproximadamente 270 arrobas de mineral. Los hornos de Almadén, por su parte, eran mucho más grandes, llegando a cargar de 900 a 1100 arrobas, y estaban congregados en un solo sitio, denominado el Cerco.41 Establecer en Huancavelica los hornos al estilo de Almadén tenía obvios atractivos para el gobierno: los hornos mayores parecían ser más eficaces; y la centralización de los hornos permitiría que el gobernador vigilara más estrechamente las actividades de los mineros, evitando así las pérdidas de mercurio y los abusos de los operarios indígenas. Poco después que Sola llegara a Huancavelica, el maestro de la fundición, Francisco Gutiérrez, construyó un gran horno para hacer pruebas en el riguroso medio ambiente en que se encontraba la mina. 42 Sus experimentos no fueron satisfactorios y el gobernador finalmente pidió permiso para enviar a Gutiérrez de regreso a Almadén, donde podía ser de mayor utilidad al rey.43 En cuanto a los hornos, Cornejo y los otros ministros nunca pudieron comprender las dificultades impuestas por la altitud y la falta de madera en Huancavelica. Aunque el icho servía en los hornos chicos de Huancavelica, evidentemente no era un combustible adecuado para el modelo de hornos grandes de Almadén. Los relatos de Sola no mencionan el asunto, pero la crítica del gremio al horno de Gutiérrez no era desinteresada. Sabiendo del encargo de Sola de investigar la posibilidad de abolir el gremio, los mineros decidieron hacer esfuerzos por convencer al gobernador que los hornos de Almadén no eran los adecuados para Huancavelica. En cuanto a la destilación de azogue, el método de Almadén exigía el establecimiento de grandes hornos ubicados dentro de un cerco donde pudiesen estar bajo una estrecha vigilancia. Si tales hornos no funcionaban en Huancavelica, la destilación necesariamente habría de continuar con los 90 hornos pequeños dispersos por el distrito. Sin duda el gremio señaló este hecho a Sola, y el gobernador concluyó que tal descentralización y falta de inspección hacían imposible el cambio de administración, especialmente porque pondría en riesgo una cantidad importante de los caudales reales:

41. "Relación, ó noticia de lo que se practica en la fundición de metales de Azogue en las Rs fabricas, y Minas de Almadén", con Soler a Sonora, 18 julio 1786, AGI, Lima 1330. 42. Sola al rey, 27 octubre 1736, AGI, Lima 1326. 43. Sola al rey, 30 diciembre 1737, fol. 2, AGI, Lima 1326; y Consulta de la Superintendencia General de Azogues, 20 mayo 1741, AGI, Lima 1326. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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Era preciso que estuviese este tan grueso ramo de Rl Haz[ienda]entregado a los Indios que lo havian de lavorear, y a los mestizos que lo havian de cuidar, una y otra gente muy propia para no esperar de ella cosa buena. … Haviendose esto de lavorear por estos Indios tan naturalmente dejados que hoy son unos y mañana otros) y no haviendo para los otros empleos personas de la confianza que es necesaria, y estando tan lejos el recurso para mudar la forma que pareciere conveniente) me ha hecho persuadir enteramente a que no ha de poder tener adelantamiento a VM el mudar de sistema en este Go44 vierno.

Sola salió de Huancavelica en 1748, dejando al gremio en una condición de abundancia y prosperidad gracias al incremento de la producción de mercurio. No obstante, sus sucesores tuvieron que ocuparse de una decadencia significativa en la ley de los minerales. Tales noticias dejaron perplejo a Sola y le hicieron creer que los gobernadores habían abandonado el método que él había indicado.45 La verdadera dificultad fue que el gremio, bajo Sola, había prosperado debido a la extracción de los minerales con barrenos de las formaciones calizas e ígneas que habían dejado de trabajar los primeros mineros. Durante la gobernación de Sola fueron muy raros los descubrimientos nuevos. A pesar de todo, las reformas de Sola no fueron un éxito completo, como lo demuestra la producción de la mina durante esos años (véase la Figura 2). El gráfico demuestra que la recuperación de la mina empezó a finales de la década de 1720, aproximadamente diez años antes de la llegada de Sola y su equipo. El rendimiento más alto durante el tiempo de Sola se produjo alrededor de 1743, pero posteriormente la producción disminuyó lentamente. Se podría atribuir este estancamiento a la falta de demanda por el mercurio. Evidentemente el Perú consumía 4,500 quintales por año, y el gremio bajo Sola llegó a producir entre 5,300 y 5,460 quintales anuales entre 1739 y 1743.46 Es probable que Sola limitó en algo la destilación de azogues para no producir mucho más allá de lo que el virreinato pudiera consumir. Asimismo, el gremio no pudo mantener un nivel adecuado, pues entre 1744 y 1751 la producción bajó hasta 4,200 quintales anuales. En síntesis, la tecnología que implantó Sola no resolvió 44. Sola al rey, 30 diciembre 1737, AGI, Lima 1326. 45. Informe de Sola, fol. 1-2, 8 octubre 1761, en Informe del Consejo de Indias, 7 mayo 1763, AGI, Lima 597. 46. Saldaña, Puntual descripción, 106.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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por completo los problemas de Huancavelica. Su intento de un cambio de administración en la mina fracasó en parte por la oposición del gremio de mineros, quienes argumentaron la incompatibilidad de la tecnología europea con las condiciones locales. Cuadro 1 Producción de Huancavelica, 1690-1813, en quintales año

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1690 1691 1692 1693 1694 1695 1696 1697 1698 1699 1700 1701 1702 1703 1704 1705 1706 1707 1708 1709 1710 1711 1712 1713 1714 1715 1716 1717 1718 1719 1720

7124 6536 5512 4592 2860 2860 3913 4160 4266 4676 4676 4282 3796 3796 3072 1560 2133 3328 3328 2890 2080 2080 2080 2881 3068 3068 4463 4784 4489 4004 4004

1721 1722 1723 1724 1725 1726 1727 1728 1729 1730 1731 1732 1733 1734 1735 1736 1737 1738 1739 1740 1741 1742 1743 1744 1745 1746 1747 1748 1749 1750 1751

3072 2860 2860 2786 2704 3072 3120 3120 3827 4004 4004 4360 4472 4472 4472 4472 4472 5126 5304 5304 5332 5460 5460 5160 4680 4680 4680 4334 4212 4212 4212

1752 1753 1754 1755 1756 1757 1758 1759 1760 1761 1762 1763 1764 1765 1766 1767 1768 1769 1770 1771 1772 1773 1774 1775 1776 1777 1778 1779 1780 1781 1782

4576 4940 4940 4940 4940 4940 4602 6191 6721 6147 5322 5802 5511 6353 6586 5717 6847 6464 4543 5063 4719 4263 4834 5014 3742 4264 2848 4476 5804 3063 1783

1783 1784 1785 1786 1787 1788 1789 1790 1791 1792 1793 1794 1795 1796 1797 1798 1799 1800 1801 1802 1803 1804 1805 1806 1807 1808 1809 1810 1811 1812 1813

2463 1613 4493 3649 2400 3668 1620 2016 1788 2054 2033 4153 5725 4183 3927 3423 3571 3233 2557 2236 2622 3289 3130 2672 2438 2453 2281 2548 3263 2718 188

Fuente: calculados de los datos en Kendall W. Brown, “The Spanish Imperial Mercury Trade and the American Mining Expansion under the Bourbon Monarchy”, en Kenneth J. Andrien y Lyman L. Johnson, ed., The Political Economy of Spanish America in the Age of Revolution, 1750-1850 (Albuquerque; University of New Mexico Press, 1994), pp. 152-153.

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Era preciso que estuviese este tan grueso ramo de Rl Haz[ienda]entregado a los Indios que lo havian de lavorear, y a los mestizos que lo havian de cuidar, una y otra gente muy propia para no esperar de ella cosa buena. … Haviendose esto de lavorear por estos Indios tan naturalmente dejados que hoy son unos y mañana otros) y no haviendo para los otros empleos personas de la confianza que es necesaria, y estando tan lejos el recurso para mudar la forma que pareciere conveniente) me ha hecho persuadir enteramente a que no ha de poder tener adelantamiento a VM el mudar de sistema en este Go44 vierno.

44. Sola al rey, 30 diciembre 1737, AGI, Lima 1326. 45. Informe de Sola, fol. 1-2, 8 octubre 1761, en Informe del Consejo de Indias, 7 mayo 1763, AGI, Lima 597. 46. Saldaña, Puntual descripción, 106.

por completo los problemas de Huancavelica. Su intento de un cambio de administración en la mina fracasó en parte por la oposición del gremio de mineros, quienes argumentaron la incompatibilidad de la tecnología europea con las condiciones locales. Cuadro 1 Producción de Huancavelica, 1690-1813, en quintales

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Sola salió de Huancavelica en 1748, dejando al gremio en una condición de abundancia y prosperidad gracias al incremento de la producción de mercurio. No obstante, sus sucesores tuvieron que ocuparse de una decadencia significativa en la ley de los minerales. Tales noticias dejaron perplejo a Sola y le hicieron creer que los gobernadores habían abandonado el método que él había indicado.45 La verdadera dificultad fue que el gremio, bajo Sola, había prosperado debido a la extracción de los minerales con barrenos de las formaciones calizas e ígneas que habían dejado de trabajar los primeros mineros. Durante la gobernación de Sola fueron muy raros los descubrimientos nuevos. A pesar de todo, las reformas de Sola no fueron un éxito completo, como lo demuestra la producción de la mina durante esos años (véase la Figura 2). El gráfico demuestra que la recuperación de la mina empezó a finales de la década de 1720, aproximadamente diez años antes de la llegada de Sola y su equipo. El rendimiento más alto durante el tiempo de Sola se produjo alrededor de 1743, pero posteriormente la producción disminuyó lentamente. Se podría atribuir este estancamiento a la falta de demanda por el mercurio. Evidentemente el Perú consumía 4,500 quintales por año, y el gremio bajo Sola llegó a producir entre 5,300 y 5,460 quintales anuales entre 1739 y 1743.46 Es probable que Sola limitó en algo la destilación de azogues para no producir mucho más allá de lo que el virreinato pudiera consumir. Asimismo, el gremio no pudo mantener un nivel adecuado, pues entre 1744 y 1751 la producción bajó hasta 4,200 quintales anuales. En síntesis, la tecnología que implantó Sola no resolvió

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7124 6536 5512 4592 2860 2860 3913 4160 4266 4676 4676 4282 3796 3796 3072 1560 2133 3328 3328 2890 2080 2080 2080 2881 3068 3068 4463 4784 4489 4004 4004

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4576 4940 4940 4940 4940 4940 4602 6191 6721 6147 5322 5802 5511 6353 6586 5717 6847 6464 4543 5063 4719 4263 4834 5014 3742 4264 2848 4476 5804 3063 1783

1783 1784 1785 1786 1787 1788 1789 1790 1791 1792 1793 1794 1795 1796 1797 1798 1799 1800 1801 1802 1803 1804 1805 1806 1807 1808 1809 1810 1811 1812 1813

2463 1613 4493 3649 2400 3668 1620 2016 1788 2054 2033 4153 5725 4183 3927 3423 3571 3233 2557 2236 2622 3289 3130 2672 2438 2453 2281 2548 3263 2718 188

Fuente: calculados de los datos en Kendall W. Brown, “The Spanish Imperial Mercury Trade and the American Mining Expansion under the Bourbon Monarchy”, en Kenneth J. Andrien y Lyman L. Johnson, ed., The Political Economy of Spanish America in the Age of Revolution, 1750-1850 (Albuquerque; University of New Mexico Press, 1994), pp. 152-153.

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Antonio de Ulloa llegó a Huancavelica en 1758 para empezar su desafortunado gobierno. Escogido en parte por su pericia minera y metalúrgica por el ministro de las Indias, Julián de Arriaga, el trabajo de Ulloa sólo logró un reducido impacto tecnológico en Huancavelica. Basado en sus propios experimentos, Ulloa concluyó que la ley de los minerales era de poco provecho, aunque manifestó lo contrario al gremio para que los mineros continuaran un trabajo que era considerado crítico para la producción de plata peruana. Según Ulloa, a los mineros en general les faltaba la habilidad de analizar sus costos y por lo tanto de determinar las verdaderas ganancias de su trabajo;" Nuevas técnicas de contabilidad así como innovaciones tecnológicas podrían haber auxiliado al gremio de mineros. Quizás la empresa más prometedora de Ulloa fue un socavón exploratorio que trabajó detrás del convento de San Agustín, al sur de la villa, con el objetivo de cortar la hondura de la mina, a la distancia de unos 1,500 metros. Este socavón de San Agustín ofrecía reales esperanzas de descubrir nuevas vetas importantes, pero el trabajo se detuvo en parte por la falta de capital del gremio. 48 Durante un año de trabajo, Ulloa y el gremio lograron excavar en San Agustín hasta 73 varas de extensión, sin encontrar minerales de provecho. 49 Ulloa tomó también las medidas de Santa Bárbara, para conocer los criaderos de minerales y la posibilidad de descubrir nuevos cuerpos de minerales con riqueza. Existió una gran confusión sobre la verdadera profundidad de la mina ya que en vez de bajar verticalmente, Santa Bárbara se inclinaba al suroeste. La mayoría de las referencias eran engañosas en cuanto a su profundidad porque se referían a la distancia de la inclinación 47. Informe de Ulloa, 18 enero 1760, AGI, Lima 1327; y Ulloa a Amaga, núm. 69, 20 agosto 1762, AGI, Lima 1327. 48. Expediente de la visita a la Real mina de azogue de Huancavelica hecha por Cristóbal Mesía y Munive, 1762-1763, AGI, Lima 846B; Tagle al virrey del Pero, núm. 192, febrero 1790, AGI, Lima l332; Subiela a Gardoqui, núm. 3,6 mayo 1794, AGI, Lima 1333. Sobre las problemas de Ulloa, véase Arthur P. Whitaker, The HlUJnawe1icR; Mercury. Mine: A Contribution to the History of the Bourbon Renaissance in me Spanish Empire (Westport, Conn., 1971), capítulo 4; y Kendall W. Brown, "Enlightened Reform: Antonio de Ulloa's Beleaguered Governorship of Huancavelica, 1758-1764" (trabajo inédito, 1990). Indudablemente, el gremio inició el socavón antes que llegara Sola pero fue Ulloa quien se esforzó para proseguir la obra. Saldaña, Puntual descripción, 85-86. . 49. "Expediente de la visita a la Real mina de azogue de Huancavelica hecha por Cristóbal Mesía y Munive", 1762-1763, AGI, Lima 846B.

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Antonio de Ulloa llegó a Huancavelica en 1758 para empezar su desafortunado gobierno. Escogido en parte por su pericia minera y metalúrgica por el ministro de las Indias, Julián de Arriaga, el trabajo de Ulloa sólo logró un reducido impacto tecnológico en Huancavelica. Basado en sus propios experimentos, Ulloa concluyó que la ley de los minerales era de poco provecho, aunque manifestó lo contrario al gremio para que los mineros continuaran un trabajo que era considerado crítico para la producción de plata peruana. Según Ulloa, a los mineros en general les faltaba la habilidad de analizar sus costos y por lo tanto de determinar las verdaderas ganancias de su trabajo;" Nuevas técnicas de contabilidad así como innovaciones tecnológicas podrían haber auxiliado al gremio de mineros. Quizás la empresa más prometedora de Ulloa fue un socavón exploratorio que trabajó detrás del convento de San Agustín, al sur de la villa, con el objetivo de cortar la hondura de la mina, a la distancia de unos 1,500 metros. Este socavón de San Agustín ofrecía reales esperanzas de descubrir nuevas vetas importantes, pero el trabajo se detuvo en parte por la falta de capital del gremio. 48 Durante un año de trabajo, Ulloa y el gremio lograron excavar en San Agustín hasta 73 varas de extensión, sin encontrar minerales de provecho. 49 Ulloa tomó también las medidas de Santa Bárbara, para conocer los criaderos de minerales y la posibilidad de descubrir nuevos cuerpos de minerales con riqueza. Existió una gran confusión sobre la verdadera profundidad de la mina ya que en vez de bajar verticalmente, Santa Bárbara se inclinaba al suroeste. La mayoría de las referencias eran engañosas en cuanto a su profundidad porque se referían a la distancia de la inclinación 47. Informe de Ulloa, 18 enero 1760, AGI, Lima 1327; y Ulloa a Amaga, núm. 69, 20 agosto 1762, AGI, Lima 1327. 48. Expediente de la visita a la Real mina de azogue de Huancavelica hecha por Cristóbal Mesía y Munive, 1762-1763, AGI, Lima 846B; Tagle al virrey del Pero, núm. 192, febrero 1790, AGI, Lima l332; Subiela a Gardoqui, núm. 3,6 mayo 1794, AGI, Lima 1333. Sobre las problemas de Ulloa, véase Arthur P. Whitaker, The HlUJnawe1icR; Mercury. Mine: A Contribution to the History of the Bourbon Renaissance in me Spanish Empire (Westport, Conn., 1971), capítulo 4; y Kendall W. Brown, "Enlightened Reform: Antonio de Ulloa's Beleaguered Governorship of Huancavelica, 1758-1764" (trabajo inédito, 1990). Indudablemente, el gremio inició el socavón antes que llegara Sola pero fue Ulloa quien se esforzó para proseguir la obra. Saldaña, Puntual descripción, 85-86. . 49. "Expediente de la visita a la Real mina de azogue de Huancavelica hecha por Cristóbal Mesía y Munive", 1762-1763, AGI, Lima 846B.

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desde arriba del Brocal hacia el fondo de la mina. Por eso, la mina parecía más profunda de lo que realmente era. Sin embargo, trabajando con una brújula y un barómetro, Ulloa calculó que durante su gobierno, Santa Bárbara (la montaña sobre la cual se encontraba la mina) tenía una hondura de 513 varas: 414 encima del socavón de Belén y 99 abajo. Al parecer él describió la profundidad vertical en lugar de la inclinación. 50 Es difícil evaluar la contribución tecnológica de Ulloa. Fue sin duda el gobernador de la mina con mayor conocimiento de las ciencias y las tecnologías europeas adecuadas para el trabajo productivo en Huancavelica. No era un minero de vocación, pero había estudiado la mineralogía y la metalurgia y había visitado las minas de Europa central. Descubrió el platino y consultó con las autoridades españolas para resolver el incendio de 1755 dentro de las minas de Almadén. En Huancavelica buscó asiduamente nuevas minas y exigió que el gremio trabajara las galerías más profundas de Santa Bárbara, con la esperanza de descubrir minerales ricos. En Huancavelica experimentó sin éxito con hornos del estilo de Almadén. 51 Ulloa logró aumentar la producción hasta 6,000 quintales anuales de 17591763, un nivel que su sucesor consiguió mantener (véase la Figura 3). Pero luego el rendimiento volvió a bajar porque no se habían resuelto los problemas tecnológicos esenciales. Al final Ulloa gastó mucha energía en controversias con el gremio, y casi tuvo que huir de Huancavelica cuando terminó su gobierno. A Ulloa le faltó tacto y sensibilidad política para gobernar, y ésto impidió la realización de su misión tecnológica. AÑOS FINALES BAJO EL MANEJO DEL GOBIERNO La siguiente real oportunidad de un mejoramiento tecnológico de Huancavelica llegó en 1781, cuando el gobierno asumió la dirección de la mina de Santa Bárbara y la responsabilidad de la producción de mercurio.52 El visitador general José Antonio de Areche, enviado al Perú por el 50. Ulloa, "Relación", sección primera, capítulo 17, AGI, Libro Manuscrito MM-6. 51. "Expediente formado a representación del Barón de Nordenflicht sobre el estado actual de la mina de Huancavelica y medios que considera precisos e indispensables para reestablecerla", 1791, fol. 16r-16v, BNP, C1035. 52. Esto siguió a la visita hecha a Huancavelica por el visitador José Antonio Areche, quien abolió el gremio de mineros y dió la mina al asentista Nicolás Saravia, que murió repentinamente a fines de 1780. Cuando el heredero de Saravia no quiso asumir el contrato, Areche no tuvo otra medida que trabajar Santa Bárbara por la cuenta de la hacienda real.

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AÑOS FINALES BAJO EL MANEJO DEL GOBIERNO La siguiente real oportunidad de un mejoramiento tecnológico de Huancavelica llegó en 1781, cuando el gobierno asumió la dirección de la mina de Santa Bárbara y la responsabilidad de la producción de mercurio.52 El visitador general José Antonio de Areche, enviado al Perú por el 50. Ulloa, "Relación", sección primera, capítulo 17, AGI, Libro Manuscrito MM-6. 51. "Expediente formado a representación del Barón de Nordenflicht sobre el estado actual de la mina de Huancavelica y medios que considera precisos e indispensables para reestablecerla", 1791, fol. 16r-16v, BNP, C1035. 52. Esto siguió a la visita hecha a Huancavelica por el visitador José Antonio Areche, quien abolió el gremio de mineros y dió la mina al asentista Nicolás Saravia, que murió repentinamente a fines de 1780. Cuando el heredero de Saravia no quiso asumir el contrato, Areche no tuvo otra medida que trabajar Santa Bárbara por la cuenta de la hacienda real.

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desde arriba del Brocal hacia el fondo de la mina. Por eso, la mina parecía más profunda de lo que realmente era. Sin embargo, trabajando con una brújula y un barómetro, Ulloa calculó que durante su gobierno, Santa Bárbara (la montaña sobre la cual se encontraba la mina) tenía una hondura de 513 varas: 414 encima del socavón de Belén y 99 abajo. Al parecer él describió la profundidad vertical en lugar de la inclinación. 50 Es difícil evaluar la contribución tecnológica de Ulloa. Fue sin duda el gobernador de la mina con mayor conocimiento de las ciencias y las tecnologías europeas adecuadas para el trabajo productivo en Huancavelica. No era un minero de vocación, pero había estudiado la mineralogía y la metalurgia y había visitado las minas de Europa central. Descubrió el platino y consultó con las autoridades españolas para resolver el incendio de 1755 dentro de las minas de Almadén. En Huancavelica buscó asiduamente nuevas minas y exigió que el gremio trabajara las galerías más profundas de Santa Bárbara, con la esperanza de descubrir minerales ricos. En Huancavelica experimentó sin éxito con hornos del estilo de Almadén. 51 Ulloa logró aumentar la producción hasta 6,000 quintales anuales de 17591763, un nivel que su sucesor consiguió mantener (véase la Figura 3). Pero luego el rendimiento volvió a bajar porque no se habían resuelto los problemas tecnológicos esenciales. Al final Ulloa gastó mucha energía en controversias con el gremio, y casi tuvo que huir de Huancavelica cuando terminó su gobierno. A Ulloa le faltó tacto y sensibilidad política para gobernar, y ésto impidió la realización de su misión tecnológica.

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ministro de Indias José de Gálvez, designó al ingeniero militar Mariano Pusterla para hacer un plano preciso de Santa Bárbara y más tarde, para dirigir el trabajo en la mina. Pusterla inspeccionó las labores y presentó un informe de carácter pesimista sobre la calidad de los minerales.53 A comienzos de 1784, los costos de producción alcanzaron 166 pesos por quintal bajo su dirección, representando una pérdida para la Real Hacienda de 93 pesos el quintal. Los metales eran pobres, pero Pusterla procedió con mucha cautela por la seguridad de la mina, restringiendo el trabajo sólo a los yacimientos más seguros. Sin embargo, dedicó un esfuerzo significativo al trabajo en la parte más profunda de la mina, esperando hacer descubrimientos importantes.54 Mientras tanto, Jorge Escobedo, que sustituyó a Areche, mandó que Pusterla enviara a Lima los materiales para construir un horno experimental, que finalmente resultó un fracaso. 55 Escobedo también le pidió a José Coquet, un périto minero europeo que antes había pasado por México, que fuera a Huancavelica e hiciera recomendaciones para su renovación. Coquet se negó, aduciendo que no sabía nada de la metalurgia del mercurio.56 Impaciente con el manejo de Huancavelica por Areche y Escobedo, el ministro de las Indias José de Gálvez nombró como intendente de Huancavelica a Fernando Márquez de la Plata, quien a pesar de que no tenía experiencia minera, había llevado a cabo con éxito la residencia del virrey Guirior.57 Márquez tomó el mando en diciembre de 1784 y gobernó durante el período de derrumbe de la mina. Márquez contrató a Francisco Marroquín de director de labores y fundición, quien "comió" los estribos, engañando al crédulo intendente con la historia que se habían descubierto ricas vetas. En setiembre de 1786 se hundió la parte superior de la mina.58 Este hecho provocó la crisis más grande de Huancavelica. Los ministros borbónicos intentaron recuperar la iniciativa política para ocuparse de 53. Areche a Gálvez, núm. 452, 25 junio 1782, cuaderno 10, AGI, Lima 1088. 54. Véase, por ejemplo, Gálvez a Gardoqui, 28 julio 1797, AGI, Lima 778; y Informe del Real Tribunal de Minería sobre la Compañía de mineros proyectada para tornar en arriendo la real mina de Huancavelica, 28 enero 1789, BNP, C2870. 55. Expediente sobre la remision de utencilios, hecha a la Ciudad de Lima para la construccion de unos hornos de fundicion de metales de Azogue, 1784, BNP, C3064. 56. Escobedo a Coquet, 12 noviembre 1784, AGI, Lima 1340. 57. Véase el borrador de Gálvez a Escobedo, 11 noviembre 1783, que acompaña un extracto del asiento de Saravia, AGI, Lima 1329; y la respuesta del ministro al oficio de Escobedo a Gálvez, núm. 50, 16 marzo 1783, AGI, Lima 1329. 58. Véase, por ejemplo, "Relación sobre el origen y progreso de la Real Mina de Azogue de S. M. y Villa de Guancavelica", BNP, C1984.

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los problemas tecnológicos de la mina. Aún antes del derrumbe, Gálvez había escrito que a Marroquín le faltaba la capacidad técnica para dirigir la mina y había decidido substituirle con un perito español capaz de resolver los problemas urgentes de fortificación y ventilación, y el establecimiento de un método sistemático para explotar la mina.59 Después del desastre, la Escuela Real de Minas en Almadén recibió una orden de enviar un ingeniero a Huancavelica, para emprender la restauración de Santa Bárbara. Originalmente se recomendó a Francisco Galarza, junto con otro estudiante, Pedro Subiela, para que lo acompañara en calidad de asistente. 60 Al final, sin embargo, Subiela fue solo, llevando consigo los equipos apropiados para realizar un trabajo eficiente como ingeniero de minas. Su equipaje incluía modelos y planos de todas las máquinas y los hornos usados en Almadén, el instrumental técnico utilizado en España, los planes y las instrucciones relativas al entibiado, y dos cajas pequeñas que contenían "piedras de mineral, solera y cabezas de filones". También llevó una piedra imán para preparar y renovar las brújulas mineras, tablas matemáticas y logarítmicas y una gran variedad de materiales para el diseño.61 Nombrado en noviembre de 1788, Subiela no llegó a Huancavelica hasta setiembre de 1792, es decir casi cuatro años después. Como agente del ministro Antonio Valdés, Subiela había invertido un tiempo de su viaje al Perú investigando las noticias de una mina de cinabrio en Punitaqui, ubicada en Coquimbo, Chile, y elaborando un informe para el Presidente O'Higgins de cómo se podía trabajarla.62 Pero tales actividades, por más que fueran bien intencionadas, retrasaron la resolución de los problemas que afligían Huancavelica, donde los oficiales aguardaban la llegada de Subiela para tomar una decisión definitiva sobre la reforma de la mina. De hecho, se suspendió el trabajo dentro de Santa Bárbara no sólo por la expectativa de la venida del ingeniero sino también en anticipación de la llegada del barón de Nordenflicht.63 Carlos III había empleado a 59. Véanse los extractos de los oficios de Márquez a Gálvez, 20 abril 1785, con los comentarios del ministro, 24 octubre 1785, en AGI, lima 1329. 60. Estachería a Valdés, 23 agosto 1787, AGI, Lima 1343. Una biografía de Subida es Octavio Puche Riart y Kendall W. Brown, "Pedro Subida: un alumno de Almadén en América", Industria Minera 319 (1992), pp. 29-38. 61. Soler a Valdés, 17 febrero 1789, AGI, Lima 1331; y Gonzales Guiñol a Valdés, núm. 26,12 junio 1789, AGI, lima 1331. 62. Valdés a Subida, 4 noviembre 1788, AGI, Lima 1331; y Subida a Gardoqui, núm. 1,6 mayo 1794, AGI, lima 1333. 63. Tagle al virrey del Perú, núm. 193,27 febrero 1790, AGI, Lima 1332.

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ministro de Indias José de Gálvez, designó al ingeniero militar Mariano Pusterla para hacer un plano preciso de Santa Bárbara y más tarde, para dirigir el trabajo en la mina. Pusterla inspeccionó las labores y presentó un informe de carácter pesimista sobre la calidad de los minerales.53 A comienzos de 1784, los costos de producción alcanzaron 166 pesos por quintal bajo su dirección, representando una pérdida para la Real Hacienda de 93 pesos el quintal. Los metales eran pobres, pero Pusterla procedió con mucha cautela por la seguridad de la mina, restringiendo el trabajo sólo a los yacimientos más seguros. Sin embargo, dedicó un esfuerzo significativo al trabajo en la parte más profunda de la mina, esperando hacer descubrimientos importantes.54 Mientras tanto, Jorge Escobedo, que sustituyó a Areche, mandó que Pusterla enviara a Lima los materiales para construir un horno experimental, que finalmente resultó un fracaso. 55 Escobedo también le pidió a José Coquet, un périto minero europeo que antes había pasado por México, que fuera a Huancavelica e hiciera recomendaciones para su renovación. Coquet se negó, aduciendo que no sabía nada de la metalurgia del mercurio.56 Impaciente con el manejo de Huancavelica por Areche y Escobedo, el ministro de las Indias José de Gálvez nombró como intendente de Huancavelica a Fernando Márquez de la Plata, quien a pesar de que no tenía experiencia minera, había llevado a cabo con éxito la residencia del virrey Guirior.57 Márquez tomó el mando en diciembre de 1784 y gobernó durante el período de derrumbe de la mina. Márquez contrató a Francisco Marroquín de director de labores y fundición, quien "comió" los estribos, engañando al crédulo intendente con la historia que se habían descubierto ricas vetas. En setiembre de 1786 se hundió la parte superior de la mina.58 Este hecho provocó la crisis más grande de Huancavelica. Los ministros borbónicos intentaron recuperar la iniciativa política para ocuparse de 53. Areche a Gálvez, núm. 452, 25 junio 1782, cuaderno 10, AGI, Lima 1088. 54. Véase, por ejemplo, Gálvez a Gardoqui, 28 julio 1797, AGI, Lima 778; y Informe del Real Tribunal de Minería sobre la Compañía de mineros proyectada para tornar en arriendo la real mina de Huancavelica, 28 enero 1789, BNP, C2870. 55. Expediente sobre la remision de utencilios, hecha a la Ciudad de Lima para la construccion de unos hornos de fundicion de metales de Azogue, 1784, BNP, C3064. 56. Escobedo a Coquet, 12 noviembre 1784, AGI, Lima 1340. 57. Véase el borrador de Gálvez a Escobedo, 11 noviembre 1783, que acompaña un extracto del asiento de Saravia, AGI, Lima 1329; y la respuesta del ministro al oficio de Escobedo a Gálvez, núm. 50, 16 marzo 1783, AGI, Lima 1329. 58. Véase, por ejemplo, "Relación sobre el origen y progreso de la Real Mina de Azogue de S. M. y Villa de Guancavelica", BNP, C1984.

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los problemas tecnológicos de la mina. Aún antes del derrumbe, Gálvez había escrito que a Marroquín le faltaba la capacidad técnica para dirigir la mina y había decidido substituirle con un perito español capaz de resolver los problemas urgentes de fortificación y ventilación, y el establecimiento de un método sistemático para explotar la mina.59 Después del desastre, la Escuela Real de Minas en Almadén recibió una orden de enviar un ingeniero a Huancavelica, para emprender la restauración de Santa Bárbara. Originalmente se recomendó a Francisco Galarza, junto con otro estudiante, Pedro Subiela, para que lo acompañara en calidad de asistente. 60 Al final, sin embargo, Subiela fue solo, llevando consigo los equipos apropiados para realizar un trabajo eficiente como ingeniero de minas. Su equipaje incluía modelos y planos de todas las máquinas y los hornos usados en Almadén, el instrumental técnico utilizado en España, los planes y las instrucciones relativas al entibiado, y dos cajas pequeñas que contenían "piedras de mineral, solera y cabezas de filones". También llevó una piedra imán para preparar y renovar las brújulas mineras, tablas matemáticas y logarítmicas y una gran variedad de materiales para el diseño.61 Nombrado en noviembre de 1788, Subiela no llegó a Huancavelica hasta setiembre de 1792, es decir casi cuatro años después. Como agente del ministro Antonio Valdés, Subiela había invertido un tiempo de su viaje al Perú investigando las noticias de una mina de cinabrio en Punitaqui, ubicada en Coquimbo, Chile, y elaborando un informe para el Presidente O'Higgins de cómo se podía trabajarla.62 Pero tales actividades, por más que fueran bien intencionadas, retrasaron la resolución de los problemas que afligían Huancavelica, donde los oficiales aguardaban la llegada de Subiela para tomar una decisión definitiva sobre la reforma de la mina. De hecho, se suspendió el trabajo dentro de Santa Bárbara no sólo por la expectativa de la venida del ingeniero sino también en anticipación de la llegada del barón de Nordenflicht.63 Carlos III había empleado a 59. Véanse los extractos de los oficios de Márquez a Gálvez, 20 abril 1785, con los comentarios del ministro, 24 octubre 1785, en AGI, lima 1329. 60. Estachería a Valdés, 23 agosto 1787, AGI, Lima 1343. Una biografía de Subida es Octavio Puche Riart y Kendall W. Brown, "Pedro Subida: un alumno de Almadén en América", Industria Minera 319 (1992), pp. 29-38. 61. Soler a Valdés, 17 febrero 1789, AGI, Lima 1331; y Gonzales Guiñol a Valdés, núm. 26,12 junio 1789, AGI, lima 1331. 62. Valdés a Subida, 4 noviembre 1788, AGI, Lima 1331; y Subida a Gardoqui, núm. 1,6 mayo 1794, AGI, lima 1333. 63. Tagle al virrey del Perú, núm. 193,27 febrero 1790, AGI, Lima 1332.

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Nordenflicht, un perito sueco en la mineralogía y la metalurgia, bajo un contrato de diez años. Nordenflicht debía encabezar un equipo de expertos mineros de Europa central que irían al Perú con el propósito de elevar el nivel tecnológico de la industria peruana.64 El barón llegó a Huancavelica el 29 de octubre de 1790 e inmediatamente se puso a investigar los problemas que aquejaban a la mina.65 Para enero de 1791, el proyecto del barón estaba listo.66 Este proyecto propuso la aplicación de métodos alemanes a Huancavelica, no sólo en la extracción de los metales sino también en su transporte y fundición. Su propuesta tuvo dos objetivos: descubrir nuevos yacimientos ricos; y reducir los costos de la minería y la fundición de las labores existentes para que los metales pobres pudiesen ser explotados con provecho aún si no se lograban descubrir ricas vetas. En cuanto al trabajo dentro de Santa Bárbara, Nordenflicht insistió en la necesidad de un pozo central que se prolongara hacia la hondura de la mina. Tal pozo, situado cerca del Brocal, permitiría el uso de un malacate (un aparato accionado por mulas) para izar los metales hacia la superficie, en lugar de depender del costoso y bárbaro método de los carguiches indígenas. Los operarios dentro de la mina se servirían de pequeñas carretas para transportar los metales hacia el torno. Nordenflicht quiso también excavar galerías o calles en todas direcciones para determinar la cantidad y la calidad de los metales. Las galerías que descubrieran frontones de alta ley serían conectadas con el pozo central. Asimismo, Nordenflicht propuso un sistema mecánico para el transporte de los metales hacia los asientos de la fundición, y la concentración de ésta al pie del cerro y cerca de la villa. Utilizando envases con forma de embudo y ligados entre sí con cuerdas, los metales descenderían por su propio peso de paradero en paradero, donde los trabajadores los transferirían hasta que llegaran a los asientos en la parte baja del valle. Cerca del si64. Título de primer director de la expedición de minas del reino del Perú a favor del barón de Nordenflicht, 1 abril 1788, AGI, Lima 1351; Marie Helrner, "Mineurs Allemands á Potosí: L'Expedition Nordenflycht (1788-1798)", León, 1971, VI Congreso internacional de Minería vol. 1, pp. 513-518. 65. Tagle a Gil, núm. 134,8 noviembre 1790, en Libro de correspondencia de oficio con el Exmo Señor Virrey de estos Reynos por don Pedro de Tagle, 1789-1790, AGI, Lima 1352. 66. Véase el Expediente formado a representación del Baron de Nordenflicht sobre el estado actual de la Mina de Guancavelica y medios que considera precisos e indispensables para restablecerla, 1791, fol. 10-22, con Nordenflicht al virrey Gil, 9 enero 1791, AGI, Lima 1332; y BNP, C1035.

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tio donde Ulloa había iniciado e! socavón de San Agustín, e! barón quiso situar el cerco de fundición. Este incluiría 10 ingenios para moler los metales, cada uno con 15 a 20 almadenetas movidas por agua del río. Cada ingenio debería tener además una máquina de concentración, con dos mesas sacudidas por levas ligadas a la rueda de agua. Nordenflicht estimó que cada ingenio podría moler 1,500 quintales de mineral por semana, pero concentrados producirían tan sólo 300 quintales, es decir una reducción del 80 por ciento. Esto disminuiría los costos de fundición. Asimismo, Nordenflicht quiso hacer más eficaz Huancavelica instalando nuevos hornos como aquellos usados en las minas de Idria en Eslovenia.67 Nordenflicht era consciente que habían fracasado las pruebas de Sola con los hornos de Almadén, pero prometió adaptar personalmente los de Idria a las condiciones de Huancavelica. Asimismo, argumentó para explicar este fracaso, que los asistentes de Sola eran apenas operarios, y por eso no tenían la teoría y la ciencia para hacer las modificaciones necesarias. Junto con los nuevos hornos, Nordenflicht propuso establecer un laboratorio para el análisis y el ensaye de los metales, así como para el estudio de la destilación. El barón recomendó que se cerrara la mina de Santa Bárbara y se interrumpiera la producción por dos años, el tiempo que estimó necesario para montar su proyecto. Una existencia de 8,000 quintales de mercurio más algunas remesas adicionales de España serían suficientes para las minas de plata hasta que Huancavelica comenzara a producir otra vez. Nordenflicht calculó que las reformas costarían 220,338 pesos por año,68 una cantidad menor que los 500,000 pesos que Areche había estimado sería el costo para habilitar la mina en 1779.69 El virrey Francisco Gil de Taboada y la Audiencia de Lima aprobaron el proyecto, pensando que además de ofrecer ventajas para Huancavelica podría ser un excelente ejemplo de la implementación de nueva tecnología para el resto de la industria minera peruana. Hacia el 5 de agosto de 1791, el rey Carlos IV dió su autorización para que Nordenflicht continuara con su trabajo.70 Sin embargo, durante el período de espera de la decisión del rey, el virrey Gil empezó a cambiar de parecer en relación al proyecto de Norden-

67. Los hornos de Idria no se introdujeron en Almadén hasta los primeros años del siglo XIX. Soler al virrey del Perú, 18 octubre 1802, AGI, Lima 1357. 68. Ibid., fol. 35. 69. Areche a Gálvez, 20 febrero 1779, AGI, Lima 1083. 70. Gil a Lerena, núm. 57, 5 febrero 1791, AGI, Lima 1332.

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Nordenflicht, un perito sueco en la mineralogía y la metalurgia, bajo un contrato de diez años. Nordenflicht debía encabezar un equipo de expertos mineros de Europa central que irían al Perú con el propósito de elevar el nivel tecnológico de la industria peruana.64 El barón llegó a Huancavelica el 29 de octubre de 1790 e inmediatamente se puso a investigar los problemas que aquejaban a la mina.65 Para enero de 1791, el proyecto del barón estaba listo.66 Este proyecto propuso la aplicación de métodos alemanes a Huancavelica, no sólo en la extracción de los metales sino también en su transporte y fundición. Su propuesta tuvo dos objetivos: descubrir nuevos yacimientos ricos; y reducir los costos de la minería y la fundición de las labores existentes para que los metales pobres pudiesen ser explotados con provecho aún si no se lograban descubrir ricas vetas. En cuanto al trabajo dentro de Santa Bárbara, Nordenflicht insistió en la necesidad de un pozo central que se prolongara hacia la hondura de la mina. Tal pozo, situado cerca del Brocal, permitiría el uso de un malacate (un aparato accionado por mulas) para izar los metales hacia la superficie, en lugar de depender del costoso y bárbaro método de los carguiches indígenas. Los operarios dentro de la mina se servirían de pequeñas carretas para transportar los metales hacia el torno. Nordenflicht quiso también excavar galerías o calles en todas direcciones para determinar la cantidad y la calidad de los metales. Las galerías que descubrieran frontones de alta ley serían conectadas con el pozo central. Asimismo, Nordenflicht propuso un sistema mecánico para el transporte de los metales hacia los asientos de la fundición, y la concentración de ésta al pie del cerro y cerca de la villa. Utilizando envases con forma de embudo y ligados entre sí con cuerdas, los metales descenderían por su propio peso de paradero en paradero, donde los trabajadores los transferirían hasta que llegaran a los asientos en la parte baja del valle. Cerca del si64. Título de primer director de la expedición de minas del reino del Perú a favor del barón de Nordenflicht, 1 abril 1788, AGI, Lima 1351; Marie Helrner, "Mineurs Allemands á Potosí: L'Expedition Nordenflycht (1788-1798)", León, 1971, VI Congreso internacional de Minería vol. 1, pp. 513-518. 65. Tagle a Gil, núm. 134,8 noviembre 1790, en Libro de correspondencia de oficio con el Exmo Señor Virrey de estos Reynos por don Pedro de Tagle, 1789-1790, AGI, Lima 1352. 66. Véase el Expediente formado a representación del Baron de Nordenflicht sobre el estado actual de la Mina de Guancavelica y medios que considera precisos e indispensables para restablecerla, 1791, fol. 10-22, con Nordenflicht al virrey Gil, 9 enero 1791, AGI, Lima 1332; y BNP, C1035.

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tio donde Ulloa había iniciado e! socavón de San Agustín, e! barón quiso situar el cerco de fundición. Este incluiría 10 ingenios para moler los metales, cada uno con 15 a 20 almadenetas movidas por agua del río. Cada ingenio debería tener además una máquina de concentración, con dos mesas sacudidas por levas ligadas a la rueda de agua. Nordenflicht estimó que cada ingenio podría moler 1,500 quintales de mineral por semana, pero concentrados producirían tan sólo 300 quintales, es decir una reducción del 80 por ciento. Esto disminuiría los costos de fundición. Asimismo, Nordenflicht quiso hacer más eficaz Huancavelica instalando nuevos hornos como aquellos usados en las minas de Idria en Eslovenia.67 Nordenflicht era consciente que habían fracasado las pruebas de Sola con los hornos de Almadén, pero prometió adaptar personalmente los de Idria a las condiciones de Huancavelica. Asimismo, argumentó para explicar este fracaso, que los asistentes de Sola eran apenas operarios, y por eso no tenían la teoría y la ciencia para hacer las modificaciones necesarias. Junto con los nuevos hornos, Nordenflicht propuso establecer un laboratorio para el análisis y el ensaye de los metales, así como para el estudio de la destilación. El barón recomendó que se cerrara la mina de Santa Bárbara y se interrumpiera la producción por dos años, el tiempo que estimó necesario para montar su proyecto. Una existencia de 8,000 quintales de mercurio más algunas remesas adicionales de España serían suficientes para las minas de plata hasta que Huancavelica comenzara a producir otra vez. Nordenflicht calculó que las reformas costarían 220,338 pesos por año,68 una cantidad menor que los 500,000 pesos que Areche había estimado sería el costo para habilitar la mina en 1779.69 El virrey Francisco Gil de Taboada y la Audiencia de Lima aprobaron el proyecto, pensando que además de ofrecer ventajas para Huancavelica podría ser un excelente ejemplo de la implementación de nueva tecnología para el resto de la industria minera peruana. Hacia el 5 de agosto de 1791, el rey Carlos IV dió su autorización para que Nordenflicht continuara con su trabajo.70 Sin embargo, durante el período de espera de la decisión del rey, el virrey Gil empezó a cambiar de parecer en relación al proyecto de Norden-

67. Los hornos de Idria no se introdujeron en Almadén hasta los primeros años del siglo XIX. Soler al virrey del Perú, 18 octubre 1802, AGI, Lima 1357. 68. Ibid., fol. 35. 69. Areche a Gálvez, 20 febrero 1779, AGI, Lima 1083. 70. Gil a Lerena, núm. 57, 5 febrero 1791, AGI, Lima 1332.

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flicht;71 El intendente interino de Huancavelica, Pedro de Tagle, había elaborado su propio plan para restaurar la mina, que requería de la construcción de más hornos y de un aumento en el precio cobrado a los mineros de plata por el azogue.72 En vez de apoyar a Nordenflicht, Tagle continuó desarrollando su propia propuesta mientras realizaba falsas acusaciones contra el sueco y sus ayudantes. Este comportamiento era típico del carácter voluble, arrogante, y poco juicioso de Tagle, pero sus quejas fortalecían a los otros adversarios de Nordenflicht.73 Otra persona que se oponía al proyecto del barón fue Manuel de Villalta, un miembro del Tribunal de Minería en Lima. De hecho, el barón lo culpó por toda la oposición que se levantó en contra de su plan. Como el único miembro del Tribunal con grán experiencia minera, Villalta consiguió primero persuadir al virrey que la reforma de Nordenflicht no podía realizarse en la medida que el barón pretendía y luego logró convencer a Gil que el proyecto costaría probablemente mucho más de lo que indicaba el sueco. Una parte de la oposición de Villalta surgió, sin duda, de los resultados mediocres que obtuvo Nordenflicht en Potosí, donde su misión no había logrado demostrar el proceso de Born para la amalgama, que debía economizar tanto tiempo como mercurio para los azogueros. Cuando la misión no satisfizo las expectativas potosinas, los peruanos como Villalta pusieron en duda las otras pretensiones de Nordenflicht.74 La actitud de Nordenflicht tampoco lo ayudó. El barón veía a Huancavelica sólo como una pequeña parte de su misión. Luego de su estadía en Huancavelica partió para Lima donde mostró un interés especial en 71. Castilla al virrey del Perú, 18 febrero 1792; y Gil a Lerena, 26 julio 1791, núm. 161, AGI, Lima 696. 72. Tagle al virrey Croix, núm. 193,27 febrero 1790, AGI, Lima 1352. 73. Ejemplos de las críticas de Tagle contra Nordenflicht son "Libro de correspondencia de oficio con el Exmo Señor Virrey de estos Reynos por don Pedro de Tagle", 17891790, núm. 96 y 134. Habla sobre la personalidad de Tagle la "Instrucción reservada para interior gobierno del Visitador General del Perú", 20 junio 1776, AGI, Lima 1082. 74. Helmer, "Mineurs"; John Fisher, Minas y mineros en el Perú colonial, 1776-1824 (Lima: IEP, 1977), pp. 115-152; Rose Marie Buechler, "The Mining Society of Potosí, 1776-1810" (Tesis doctoral: University of Syracuse, Department of Geography, 1981), pp. 65-108; Informe de la diputación de mineros de Huantajaya, 24 diciembre 1791, en Expediente sobre el laboratorio químico metalúrgico mandado hacer bajo de la dirección del barón de Nordenflicht, 1791-1792, AGI, Lima 703; extractos de las cartas del obispo de Huamanga, 11 febrero 1794, en Expediente sobre descubrimiento de un rico mineral de azogue, 1794, AGI, Lima 1333. Pedro de Tagle dijo haber elaborado un modelo mejor que el de Nordenflicht. Tagle al virrey, 29 abril 1790, AGNP, Minería 21.

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montar un laboratorio metalúrgico. Aunque dejó algunos de sus asistentes en Huancavelica, la ausencia de Nordenflicht eliminó al sujeto más capacitado para hacer avanzar el proyecto de reformas. Por lo tanto, cuando Subiela llegó finalmente a Huancavelica en setiembre de 1792, este ingeniero había adquirido una importancia inesperada. Quizás porque el virrey Gil había perdido su entusiasmo inicial por el proyecto, Subiela fue forzado a retrasar la presentación de su informe oficial por algunos meses. Mientras tanto, Subiela conoció Huancavelica y Santa Bárbara y hostilizó a los mineros peruanos criticando sus métodos y su corrupción.75 Finalmente, el 28 de febrero y el 1 de marzo de 1793 en Lima, en dos juntas convocadas por el virrey, Subiela se reunió con Nordenflicht, dos otros miembros de la misión y Antonio Villas pesa, el veedor de Santa Bárbara, Basados en un plan de la mina preparado por Federico Mothes, un especialista en la geometría subterránea y miembro del equipo de Nordenflicht, los presentes ratificaron la propuesta del barón para restablecer la mina. La única 'excepción fue que se acordó cavar el pozo central en el lugar donde el socavón de Belén cortaba la mina. De esta manera se excluiría la parte superior en dirección del Brocal bajo la creencia que se hallarían los metales nuevos en las vetas más profundas. Poco más tarde ellos agregaron la recomendación del plan de Nordenflicht en relación a los ingenios, las máquinas de concentración y los nuevos hornos. Se designó a Subiela para preparar un plan detallado de la mina, tanto para la manutención como para el diseño del torno central, las galerías y los socavones en caso de que el proyecto fuese adoptado por el virrey. El 14 de mayo Subiela, Nordenflicht y los otros asesores se reunieron con el virrey, el fiscal y regente de la audiencia, y Pedro de Tagle. En aquella junta, Villaspesa y Tagle arguyeron con vehemencia contra todo el proyecto de Nordenflicht.76 Al constatar la división tan grande que existía entre los peritos, el virrey evitó tomar una decisión. De hecho, el gobierno nunca utilizó el proyecto de Nordenflicht para Huancavelica. Para satisfacer la demanda creciente de mercurio, en 1785 José de Gálvez firmó un contrato con Austria para comprar alrededor de 12,000 quintales de azogue de Idria al año. El acuerdo era renovable hasta

75. Testimonio del expediente formado sobre la denuncia del Ingeniero Subterraneo, Dn Pedro Subiela, de la mala venación que notaba en los bajadores de polvillos y diligencias practicadas en el particular, 1793, BNP, C3411. 76. Subiela a Gardoqui, núm. 1,6 mayo 1794, anexos 4 y 5, AGI, Lima 1333.

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flicht;71 El intendente interino de Huancavelica, Pedro de Tagle, había elaborado su propio plan para restaurar la mina, que requería de la construcción de más hornos y de un aumento en el precio cobrado a los mineros de plata por el azogue.72 En vez de apoyar a Nordenflicht, Tagle continuó desarrollando su propia propuesta mientras realizaba falsas acusaciones contra el sueco y sus ayudantes. Este comportamiento era típico del carácter voluble, arrogante, y poco juicioso de Tagle, pero sus quejas fortalecían a los otros adversarios de Nordenflicht.73 Otra persona que se oponía al proyecto del barón fue Manuel de Villalta, un miembro del Tribunal de Minería en Lima. De hecho, el barón lo culpó por toda la oposición que se levantó en contra de su plan. Como el único miembro del Tribunal con grán experiencia minera, Villalta consiguió primero persuadir al virrey que la reforma de Nordenflicht no podía realizarse en la medida que el barón pretendía y luego logró convencer a Gil que el proyecto costaría probablemente mucho más de lo que indicaba el sueco. Una parte de la oposición de Villalta surgió, sin duda, de los resultados mediocres que obtuvo Nordenflicht en Potosí, donde su misión no había logrado demostrar el proceso de Born para la amalgama, que debía economizar tanto tiempo como mercurio para los azogueros. Cuando la misión no satisfizo las expectativas potosinas, los peruanos como Villalta pusieron en duda las otras pretensiones de Nordenflicht.74 La actitud de Nordenflicht tampoco lo ayudó. El barón veía a Huancavelica sólo como una pequeña parte de su misión. Luego de su estadía en Huancavelica partió para Lima donde mostró un interés especial en 71. Castilla al virrey del Perú, 18 febrero 1792; y Gil a Lerena, 26 julio 1791, núm. 161, AGI, Lima 696. 72. Tagle al virrey Croix, núm. 193,27 febrero 1790, AGI, Lima 1352. 73. Ejemplos de las críticas de Tagle contra Nordenflicht son "Libro de correspondencia de oficio con el Exmo Señor Virrey de estos Reynos por don Pedro de Tagle", 17891790, núm. 96 y 134. Habla sobre la personalidad de Tagle la "Instrucción reservada para interior gobierno del Visitador General del Perú", 20 junio 1776, AGI, Lima 1082. 74. Helmer, "Mineurs"; John Fisher, Minas y mineros en el Perú colonial, 1776-1824 (Lima: IEP, 1977), pp. 115-152; Rose Marie Buechler, "The Mining Society of Potosí, 1776-1810" (Tesis doctoral: University of Syracuse, Department of Geography, 1981), pp. 65-108; Informe de la diputación de mineros de Huantajaya, 24 diciembre 1791, en Expediente sobre el laboratorio químico metalúrgico mandado hacer bajo de la dirección del barón de Nordenflicht, 1791-1792, AGI, Lima 703; extractos de las cartas del obispo de Huamanga, 11 febrero 1794, en Expediente sobre descubrimiento de un rico mineral de azogue, 1794, AGI, Lima 1333. Pedro de Tagle dijo haber elaborado un modelo mejor que el de Nordenflicht. Tagle al virrey, 29 abril 1790, AGNP, Minería 21.

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montar un laboratorio metalúrgico. Aunque dejó algunos de sus asistentes en Huancavelica, la ausencia de Nordenflicht eliminó al sujeto más capacitado para hacer avanzar el proyecto de reformas. Por lo tanto, cuando Subiela llegó finalmente a Huancavelica en setiembre de 1792, este ingeniero había adquirido una importancia inesperada. Quizás porque el virrey Gil había perdido su entusiasmo inicial por el proyecto, Subiela fue forzado a retrasar la presentación de su informe oficial por algunos meses. Mientras tanto, Subiela conoció Huancavelica y Santa Bárbara y hostilizó a los mineros peruanos criticando sus métodos y su corrupción.75 Finalmente, el 28 de febrero y el 1 de marzo de 1793 en Lima, en dos juntas convocadas por el virrey, Subiela se reunió con Nordenflicht, dos otros miembros de la misión y Antonio Villas pesa, el veedor de Santa Bárbara, Basados en un plan de la mina preparado por Federico Mothes, un especialista en la geometría subterránea y miembro del equipo de Nordenflicht, los presentes ratificaron la propuesta del barón para restablecer la mina. La única 'excepción fue que se acordó cavar el pozo central en el lugar donde el socavón de Belén cortaba la mina. De esta manera se excluiría la parte superior en dirección del Brocal bajo la creencia que se hallarían los metales nuevos en las vetas más profundas. Poco más tarde ellos agregaron la recomendación del plan de Nordenflicht en relación a los ingenios, las máquinas de concentración y los nuevos hornos. Se designó a Subiela para preparar un plan detallado de la mina, tanto para la manutención como para el diseño del torno central, las galerías y los socavones en caso de que el proyecto fuese adoptado por el virrey. El 14 de mayo Subiela, Nordenflicht y los otros asesores se reunieron con el virrey, el fiscal y regente de la audiencia, y Pedro de Tagle. En aquella junta, Villaspesa y Tagle arguyeron con vehemencia contra todo el proyecto de Nordenflicht.76 Al constatar la división tan grande que existía entre los peritos, el virrey evitó tomar una decisión. De hecho, el gobierno nunca utilizó el proyecto de Nordenflicht para Huancavelica. Para satisfacer la demanda creciente de mercurio, en 1785 José de Gálvez firmó un contrato con Austria para comprar alrededor de 12,000 quintales de azogue de Idria al año. El acuerdo era renovable hasta

75. Testimonio del expediente formado sobre la denuncia del Ingeniero Subterraneo, Dn Pedro Subiela, de la mala venación que notaba en los bajadores de polvillos y diligencias practicadas en el particular, 1793, BNP, C3411. 76. Subiela a Gardoqui, núm. 1,6 mayo 1794, anexos 4 y 5, AGI, Lima 1333. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-23 17:12:08.

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1797.77 Complementado con la producción de Almadén, el surtimiento de Idria volvió menos urgente la solución de la crisis de Huancavelica. Por ello las autoridades de Madrid no presionaron a los oficiales peruanos para resolver la disputa. En 1793, el intendente de Huancavelica, el conde de Ruiz Castilla, decidió que solamente sería posible que Huancavelica produjera cantidades significativas de mercurio si es que se permitía a los particulares trabajar los minerales fuera de la mina de Santa Bárbara. Ruiz Castilla llegó a dar acceso a los hornos reales para destilar los metales, manteniendo como única condición que todo el mercurio debía ser vendido a la real hacienda, que seguiría dictando el precio. La región abundaba en cinabrio, aunque la mayoría era de baja ley, y se hizo un descubrimiento rico en Sillacasa en 1793.78 Este sistema, llamado pallaqueo, resucitó Huancavelica hasta el punto que producía por lo menos dos o tres mil quintales al año, alcanzando un máximo de 5,725 en 1795 (véase la Figura 4). Sin embargo, el pallaqueo no fue una solución permanente. El problema principal fue la inexistencia de un método económico para transportar y beneficiar los metales. Por esta razón, ofrecía tantas ventajas para el futuro de Huancavelica la propuesta no realizada de Nordenflicht para la construcción de máquinas para el transporte y para la instalación de un proceso de concentración. A pesar de todo, tales cambios estaban fuera del alcance de los pallaqueros indígenas que trabajaban la superficie. El gobierno fue incapaz de mostrar el camino de las reformas tecnológicas necesarias. Debido a que las reformas de Gálvez y Areche habían sido dirigidas a destruir el gremio e indirectamente habían perjudicado la producción en Santa Bárbara, el real gobierno era el único partido con el capital y la tecnología necesarias para un reflotamiento de Huancavelica. Entretanto, la envidia y la rivalidad profesional habían hecho adversarios a Nordenflicht y Subiela. El barón permaneció en Lima, y Subiela no volvió a Huancavelica después de la junta de mayo de 1793, hasta que el virrey lo mandó a fines de abril de 1794.79 Cualquier esperanza de utilizar 77. Extracto de las negociaciones de la contrata sobre la compra de azogue del Conde de Greppi, 1784-1785, AGI, Indiferente General 1789; y Greppi a Valdés, 2 noviembre 1787, AGI, IG 1789. El contrato se encuentra dentro del mismo legajo. 78. Ruiz de Castilla a Gálvez, 16 junio 1794, AGI, Lima 1333; y Gálvez a Gardoqui, 18 mano 1795, AGI, Lima 1333. 79. Subiela a Gardoqui, 6 mayo 1794, núm. 1, AGI, Lima 1333; y Subiela a Gardoqui, 18 mayo 1795, núm. 3, AGI, Lima 1333.

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1797.77 Complementado con la producción de Almadén, el surtimiento de Idria volvió menos urgente la solución de la crisis de Huancavelica. Por ello las autoridades de Madrid no presionaron a los oficiales peruanos para resolver la disputa. En 1793, el intendente de Huancavelica, el conde de Ruiz Castilla, decidió que solamente sería posible que Huancavelica produjera cantidades significativas de mercurio si es que se permitía a los particulares trabajar los minerales fuera de la mina de Santa Bárbara. Ruiz Castilla llegó a dar acceso a los hornos reales para destilar los metales, manteniendo como única condición que todo el mercurio debía ser vendido a la real hacienda, que seguiría dictando el precio. La región abundaba en cinabrio, aunque la mayoría era de baja ley, y se hizo un descubrimiento rico en Sillacasa en 1793.78 Este sistema, llamado pallaqueo, resucitó Huancavelica hasta el punto que producía por lo menos dos o tres mil quintales al año, alcanzando un máximo de 5,725 en 1795 (véase la Figura 4). Sin embargo, el pallaqueo no fue una solución permanente. El problema principal fue la inexistencia de un método económico para transportar y beneficiar los metales. Por esta razón, ofrecía tantas ventajas para el futuro de Huancavelica la propuesta no realizada de Nordenflicht para la construcción de máquinas para el transporte y para la instalación de un proceso de concentración. A pesar de todo, tales cambios estaban fuera del alcance de los pallaqueros indígenas que trabajaban la superficie. El gobierno fue incapaz de mostrar el camino de las reformas tecnológicas necesarias. Debido a que las reformas de Gálvez y Areche habían sido dirigidas a destruir el gremio e indirectamente habían perjudicado la producción en Santa Bárbara, el real gobierno era el único partido con el capital y la tecnología necesarias para un reflotamiento de Huancavelica. Entretanto, la envidia y la rivalidad profesional habían hecho adversarios a Nordenflicht y Subiela. El barón permaneció en Lima, y Subiela no volvió a Huancavelica después de la junta de mayo de 1793, hasta que el virrey lo mandó a fines de abril de 1794.79 Cualquier esperanza de utilizar 77. Extracto de las negociaciones de la contrata sobre la compra de azogue del Conde de Greppi, 1784-1785, AGI, Indiferente General 1789; y Greppi a Valdés, 2 noviembre 1787, AGI, IG 1789. El contrato se encuentra dentro del mismo legajo. 78. Ruiz de Castilla a Gálvez, 16 junio 1794, AGI, Lima 1333; y Gálvez a Gardoqui, 18 mano 1795, AGI, Lima 1333. 79. Subiela a Gardoqui, 6 mayo 1794, núm. 1, AGI, Lima 1333; y Subiela a Gardoqui, 18 mayo 1795, núm. 3, AGI, Lima 1333.

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el proyecto de Nordenflicht ahora dependía del plan que Subiela debía diseñar. Tal tarea era difícil, dada la naturaleza caótica de la mina, y en parte por ello el ingeniero nunca la terminó. A medida que pasaba el tiempo Subiela se fue volviendo malhumorado, menos cooperativo, y ciego, permaneciendo casi inactivo en Huancavelica hasta su jubilación en 1821. 80 Madrid no hizo nada con respecto a Huancavelica hasta 1802, cuando el Ministro de Gracia y Justicia Miguel Cayetano Soler mandó que cesara toda la producción. El Ministro estaba ingenuamente confiado en que Almadén podía destilar 30,000 quintales al año a 15 pesos el quintal y por ello no quiso mantener la mina de Santa Bárbara ni pagar a los pallaqueros 85 pesos por quintal.81 Por el contrario, Soler creía que desde Almadén podía almacenar en el Perú una provisión de mercurio por ocho o diez años para proteger a los azogueros contra cualquier trastomo.82 Soler nunca pareció preocupado con la cuestión de cómo podría realizar tal hazaña cuando sólo México consumía casi toda la producción de Almadén. Sin embargo, Soler también tenía otro motivo más cínico: quería cercenar cualquier sentimiento nacionalista entre los peruanos al hacerlos completamente dependientes de España en relación al mercurio. Según Soler el rey había autorizado un decreto secreto para cerrar Huancavelica porque: en todos sus Dominios Americanos se pudiesen extinguir hasta los humos del Azogue por quanto a tener este Ingrediente, se atribuye a sus Moradores los pasados Intentos de Sublevación y que conservandolos, por la misma causa 83 los repitiesen.

Los intendentes de Huancavelica nunca cumplieron con la orden de Soler, aunque el intendente Juan Vives impidió la producción tanto como 80. Corbalán a Fernando VII, 14 mano 1819, AGI, Lima 774; Y Expediente relativo a la jubilación de Pedro Subiela, 1819-1821, AGI, Lima 1335. 81. Véase Soler al virrey del Perú, 18 octubre 1802, que acompaña marqués de Villalta a Soler, 8 mayo 1807, AGI, Lima 1357; y el borrador de Soler a Gálvez, 28 noviembre 1800, AGI, Lima 1334, en el cual el ministro declaró al intendente de Huancavelica que una vez que se declarase la paz y que las remesas de azogue empezaran a llegar de Almadén, él debiera abandonar Santa Bárbara, destruir los hornos y ordenar a los operarios a irse de las minas de oro y plata. Véase también, Fisher, Government and Society, pp. 144-145. 82. Vives a Soler, 18 enero 1808, núm. 5, AGI, Lima 788. 83. El intendente de Huancavelica, Juan Vives y Echevarría, se refiere a una orden secreta del 28 de noviembre de 1800 que Soler le dió el 9 de enero de 1806, y que hizo explícito el motivo oculto de Madrid. Vives a Soler, 18 enero 1808, AGI, Lima 778.

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fuese posible entre 1807 y 1809.84 Sin embargo, prevalecieron los intereses locales, y el pallaqueo continuó, aunque la reforma tecnológica se detuvo. Mientras tanto en 1808 Napoleón invadió España, los franceses ocuparon Almadén y los azogueros peruanos se hallaron desesperados. La mina de Santa Bárbara permaneció cerrada, aguardando que ministros vacilantes tomaran una decisión sobre la propuesta de Nordenflicht. Si hubiera sido efectuada, Huancavelica quizás podría haber proveído seis o siete mil quintales por año para el Perú. El Consejo de Regencia en Cádiz tomó medidas desesperadas para proveer el mercurio para las colonias. Tan pesimistas fueron las perspectivas que los ministros mandaron que se abriera Santa Bárbara.85 El 26 de enero de 1811 las Cortes abolieron el monopolio real de mercurio, removiendo al gobierno completamente del comercio del azogue.86 Hacia 1814 la producción de Huancavelica estaba paralizada. Sin la posibilidad de contribuir con fondos para combatir las rebeliones que eventualmente culminarían en la independencia peruana, la real hacienda no tuvo recursos para comprar el mercurio de los pallaqueros. De esta manera terminó la tentativa borbónica de transferir la tecnología minera europea a Huancavelica. Nunca se sabrá si el proyecto de Nordenflicht habría tenido éxito. Pero al parecer fue él quien entendió con mayor claridad el desafío de Huancavelica de finales del siglo XVIII: era necesario un método de reducción y concentración de los minerales de mercurio para hacer bajar los costos de su beneficio. Su sistema de transporte mecanizado y plantas de concentración ofrecía una posibilidad de vencer la pobreza de los minerales. No obstante, la innovación tecnológica tropezó con la falta de capital, las guerras europeas, la prosperidad de Almadén y el miedo español al nacionalismo peruano.

84. Bernardo Fernández de Quevedo, Gregorio Delgado y Joseph de Pedregal y Mollinedo al rey, 30 mayo 1808, AGI, Lima 1349; y Fisher, Government and Society, pp. 144145. 85. Consejo de Regencia al virrey del Perú, 26 diciembre 1810, AGI, Lima 1335; y Ranz Romatrillos al gobernador de Huancavelica, 24 febrero 1812, LL, manuscritos peruanos. 86. Decreto de las Cortes, 26 enero 1811, AGI, Lima 1351.

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Recepción de la tecnología minera española

en todos sus Dominios Americanos se pudiesen extinguir hasta los humos del Azogue por quanto a tener este Ingrediente, se atribuye a sus Moradores los pasados Intentos de Sublevación y que conservandolos, por la misma causa 83 los repitiesen.

Los intendentes de Huancavelica nunca cumplieron con la orden de Soler, aunque el intendente Juan Vives impidió la producción tanto como 80. Corbalán a Fernando VII, 14 mano 1819, AGI, Lima 774; Y Expediente relativo a la jubilación de Pedro Subiela, 1819-1821, AGI, Lima 1335. 81. Véase Soler al virrey del Perú, 18 octubre 1802, que acompaña marqués de Villalta a Soler, 8 mayo 1807, AGI, Lima 1357; y el borrador de Soler a Gálvez, 28 noviembre 1800, AGI, Lima 1334, en el cual el ministro declaró al intendente de Huancavelica que una vez que se declarase la paz y que las remesas de azogue empezaran a llegar de Almadén, él debiera abandonar Santa Bárbara, destruir los hornos y ordenar a los operarios a irse de las minas de oro y plata. Véase también, Fisher, Government and Society, pp. 144-145. 82. Vives a Soler, 18 enero 1808, núm. 5, AGI, Lima 788. 83. El intendente de Huancavelica, Juan Vives y Echevarría, se refiere a una orden secreta del 28 de noviembre de 1800 que Soler le dió el 9 de enero de 1806, y que hizo explícito el motivo oculto de Madrid. Vives a Soler, 18 enero 1808, AGI, Lima 778.

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el proyecto de Nordenflicht ahora dependía del plan que Subiela debía diseñar. Tal tarea era difícil, dada la naturaleza caótica de la mina, y en parte por ello el ingeniero nunca la terminó. A medida que pasaba el tiempo Subiela se fue volviendo malhumorado, menos cooperativo, y ciego, permaneciendo casi inactivo en Huancavelica hasta su jubilación en 1821. 80 Madrid no hizo nada con respecto a Huancavelica hasta 1802, cuando el Ministro de Gracia y Justicia Miguel Cayetano Soler mandó que cesara toda la producción. El Ministro estaba ingenuamente confiado en que Almadén podía destilar 30,000 quintales al año a 15 pesos el quintal y por ello no quiso mantener la mina de Santa Bárbara ni pagar a los pallaqueros 85 pesos por quintal.81 Por el contrario, Soler creía que desde Almadén podía almacenar en el Perú una provisión de mercurio por ocho o diez años para proteger a los azogueros contra cualquier trastomo.82 Soler nunca pareció preocupado con la cuestión de cómo podría realizar tal hazaña cuando sólo México consumía casi toda la producción de Almadén. Sin embargo, Soler también tenía otro motivo más cínico: quería cercenar cualquier sentimiento nacionalista entre los peruanos al hacerlos completamente dependientes de España en relación al mercurio. Según Soler el rey había autorizado un decreto secreto para cerrar Huancavelica porque:

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fuese posible entre 1807 y 1809.84 Sin embargo, prevalecieron los intereses locales, y el pallaqueo continuó, aunque la reforma tecnológica se detuvo. Mientras tanto en 1808 Napoleón invadió España, los franceses ocuparon Almadén y los azogueros peruanos se hallaron desesperados. La mina de Santa Bárbara permaneció cerrada, aguardando que ministros vacilantes tomaran una decisión sobre la propuesta de Nordenflicht. Si hubiera sido efectuada, Huancavelica quizás podría haber proveído seis o siete mil quintales por año para el Perú. El Consejo de Regencia en Cádiz tomó medidas desesperadas para proveer el mercurio para las colonias. Tan pesimistas fueron las perspectivas que los ministros mandaron que se abriera Santa Bárbara.85 El 26 de enero de 1811 las Cortes abolieron el monopolio real de mercurio, removiendo al gobierno completamente del comercio del azogue.86 Hacia 1814 la producción de Huancavelica estaba paralizada. Sin la posibilidad de contribuir con fondos para combatir las rebeliones que eventualmente culminarían en la independencia peruana, la real hacienda no tuvo recursos para comprar el mercurio de los pallaqueros. De esta manera terminó la tentativa borbónica de transferir la tecnología minera europea a Huancavelica. Nunca se sabrá si el proyecto de Nordenflicht habría tenido éxito. Pero al parecer fue él quien entendió con mayor claridad el desafío de Huancavelica de finales del siglo XVIII: era necesario un método de reducción y concentración de los minerales de mercurio para hacer bajar los costos de su beneficio. Su sistema de transporte mecanizado y plantas de concentración ofrecía una posibilidad de vencer la pobreza de los minerales. No obstante, la innovación tecnológica tropezó con la falta de capital, las guerras europeas, la prosperidad de Almadén y el miedo español al nacionalismo peruano.

84. Bernardo Fernández de Quevedo, Gregorio Delgado y Joseph de Pedregal y Mollinedo al rey, 30 mayo 1808, AGI, Lima 1349; y Fisher, Government and Society, pp. 144145. 85. Consejo de Regencia al virrey del Perú, 26 diciembre 1810, AGI, Lima 1335; y Ranz Romatrillos al gobernador de Huancavelica, 24 febrero 1812, LL, manuscritos peruanos. 86. Decreto de las Cortes, 26 enero 1811, AGI, Lima 1351.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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Siglas utilizadas: AGI: AGNP: BNM: BNP: LL:

Archivo General de Indias, Sevilla. Archivo General de la Nación del Perú, Lima. Biblioteca Nacional, Madrid. Biblioteca Nacional, Lima. Lilly Library, Bloomington, Indiana, EE.UU.

La Utopía de Hipólito Unanue: comercio, naturaleza, y religión en el Perú1 Jorge Cañizares

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I

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

La ilustración es un término que en nuestra imaginación evoca imágenes de anticlericalismo y "modernidad". En el celebrado estudio de Peter Gay, la ilustración aparece como un período crucial en la historia del mundo occidental en el que la tolerancia asociada a viejas corrientes paganas (como el escepticismo) y el empirismo (que surgió con la revolución científica del siglo XVII) derrotan finalmente a los dogmatismos de la Cristiandad.2 Este tipo de imagen es probablemente una buena descripción de la experiencia de Francia, pero cuando se la aplica a otros países, inclusive europeos, se corre el riesgo de crear serias distorsiones. 3 Es precisamente la imagen de "modernidad" propuesta por Gay la que utilizó hace un tiempo John Woodman para analizar la obra de Hipólito Unanue (1755-1833), un médico, pensador, y político considerado

l. Parte de esta investigación se realizó con ayuda del Joint Committe on Latin American and Caribbean Studies del Social Science Research Council y la American Counci1 of Learned Societies. Agradezco la colaboración de Armando Guevara y Marcos Cueto. 2. Peter Gay, The Enlightenment, 2 v. (Nueva York: Norton, 1966). 3. Para una visión crítica de Gay y de su impacto en la historiografía sobre la ilustración en países europeos, véase Richard B. Sher, Church and University in the Scottish Enlightenment. The Moderate Literati of Edinburgo (Princeton: Princeton Univ. Press, 1985).

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Siglas utilizadas: Archivo General de Indias, Sevilla. Archivo General de la Nación del Perú, Lima. Biblioteca Nacional, Madrid. Biblioteca Nacional, Lima. Lilly Library, Bloomington, Indiana, EE.UU.

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La ilustración es un término que en nuestra imaginación evoca imágenes de anticlericalismo y "modernidad". En el celebrado estudio de Peter Gay, la ilustración aparece como un período crucial en la historia del mundo occidental en el que la tolerancia asociada a viejas corrientes paganas (como el escepticismo) y el empirismo (que surgió con la revolución científica del siglo XVII) derrotan finalmente a los dogmatismos de la Cristiandad.2 Este tipo de imagen es probablemente una buena descripción de la experiencia de Francia, pero cuando se la aplica a otros países, inclusive europeos, se corre el riesgo de crear serias distorsiones. 3 Es precisamente la imagen de "modernidad" propuesta por Gay la que utilizó hace un tiempo John Woodman para analizar la obra de Hipólito Unanue (1755-1833), un médico, pensador, y político considerado

l. Parte de esta investigación se realizó con ayuda del Joint Committe on Latin American and Caribbean Studies del Social Science Research Council y la American Counci1 of Learned Societies. Agradezco la colaboración de Armando Guevara y Marcos Cueto. 2. Peter Gay, The Enlightenment, 2 v. (Nueva York: Norton, 1966). 3. Para una visión crítica de Gay y de su impacto en la historiografía sobre la ilustración en países europeos, véase Richard B. Sher, Church and University in the Scottish Enlightenment. The Moderate Literati of Edinburgo (Princeton: Princeton Univ. Press, 1985).

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como el paladín de la ilustración en el virreinato del Perú. 4 Para su propia desilusión, Woodman halló que Unanue no fue el científico que el modelo de modernidad sugería. Unanue, según Woodman, no observó el mundo con escepticismo a través de sus propios ojos, como lo hicieron otros ilustrados, sino a través de los libros de otros denotando con ello la persistencia en el Perú colonial de la influencia escolástica y humanista que otorgaba autoridad a los textos clásicos. Woodman reconoció que hacia el final de su carrera Unanue se sobrepuso a los viejos modelos humanistas y se aventuró a poner en tela de juicio la autoridad de la palabra escrita. Desafortunadamente, señala Woodman, la tardía heterodoxia de Unanue no fue algo que otros intelectuales peruanos estuvieron dispuestos a seguir. La comunidad de médicos que se formaron bajo su tutela en el Anfiteatro Anatómico (creado en 1792) y, más tarde, en el Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando (fundado en 1811), hicieron de la obra de Unanue un nuevo canon libresco. Una de las principales virtudes de la obra de Woodman es que, sin quererlo, señala las limitaciones del concepto de "modernidad" elaborado por Gay. En un artículo reciente Thomas Glick retoma en cierta medida este concepto de modernidad al afirmar que los científicos criollos en Colombia, Perú y México asumieron roles radicales en las guerras de emancipación.5 Según Glick, los ilustrados criollos crearon canales alternativos a las instituciones oficiales controladas por peninsulares. En sus prácticas y tertulias, estos ilustrados no solo generaron una "ciencia" patriótica sino que conspiraron activamente contra la corona, muriendo muchos en el proceso. Según Glick, alrededor de Unanue se formó un grupo de "newtonianos" liberales que fueron sistemáticamente perseguidos por la inquisición. Interpretaciones como la de Glick tienen el problema de exagerar la radicalidad de los ilustrados de la región. En las páginas siguientes propongo una interpretación diferente de la obra de Unanue, y en consecuencia, sugiero una explicación alternativa de la ilustración en territorios americanos. Al hacerlo intento analizar las aparentes contradicciones entre la recepción favorable de las ideas ilustradas

4. John E. Woodman, "The Influence of Hipolito Unanue of peruvian medical science, 1789-1820: A reappraisal", Hispanic American Historical Review 50 (1970): 693-714. Para una biografía de Unanue, véase Juan B. Lastres, Hipólito Unanue (Lima: Edit. PGACE, 1955). 5. Thomas Glick "Science and independence in Latin America, with special reference to New Granada", Hispanic American Historical Review 71 (1991): 307-334.

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La Utopía de Hipólito Unanue

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europeas y la persistencia de valores frecuentemente conservadores y reaccionarios que reflejaron el contexto colonial y social en el que la ilustración peruana se desarrolló. Asimismo, intento desagregar los elementos esenciales de una visión utópica de la naturaleza y de la sociedad peruanas que llegaron a tener una fuerte influencia en las élites locales que sobrevivieron a las Guerras de Independencia.

II Uno de los temas que con mayor claridad refleja la influencia europea ilustrada en la obra de Unanue y en el pensamiento de otros intelectuales peruanos de la época es el del comercio. Convencidos de que el Perú estaba en "decadencia" desde mediados del siglo diecisiete, los ilustrados peruanos buscaron articular una visión utópica para orientar la solución de la crisis económica peruana. En el primer número del Mercurio Peruano, la publicación que congregara a los ilustrados peruanos reunidos en la Sociedad Académica de Amantes del País entre 1791 y 1795, José Rossi y Rubí publicó su célebre "Idea General del Perú." En este artículo revisaba la situación económica del país y señalaba que la agricultura, la minería, la industria, la navegación y la pesca eran áreas con graves problemas y limitaciones.6 Manteniendo una continuidad con esta línea de pensamiento, Unanue escribió treinta y cinco años mas tarde un informe al congreso como ministro de gobierno del Perú donde evaluaba con idéntico realismo el estado crítico de la economía peruana.7 Según la "Idea General del Perú", el único camino para resolver esta difícil situación era utilizar las potencialidades comerciales de un país cuya naturaleza era "fecunda en prodigios".8 Unanue pensaba que el Perú era una región privilegiada para el desarrollo del comercio internacional ya 6. José Rossi y Rubí, "Idea general del Pero", Mercurio Peruano 1 (2 de Enero de 1791): 1-7. El mejor estudio bibliográfico de esta revista es Jean Pierre Clement, "Indices del Mercurio Peruano, 1790-1795", Fénix, Revista de la Biblioteca Nacional 26-27 (1979): 5234. Unanue fue secretario de la Sociedad Académica de Amantes del País. 7. Hipólito Unanue, "Memoria del Señor Ministro de Estado en el departamento de gobierno y relaciones exteriores al congreso nacional, 1826", Los Ideólogos, Hipólito Unanue, 2 vols. (7 y 8), investigación, recopilación y prólogo de Jorge Arias-Schreiber Pezet, en Colección Documental de la Independencia del Perú (Lima: Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia, 1974) 8:874-887. [De ahora en adelante, Ideólogos-] 8. Rossi y Rubí, "Idea general", p. 6.

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como el paladín de la ilustración en el virreinato del Perú. 4 Para su propia desilusión, Woodman halló que Unanue no fue el científico que el modelo de modernidad sugería. Unanue, según Woodman, no observó el mundo con escepticismo a través de sus propios ojos, como lo hicieron otros ilustrados, sino a través de los libros de otros denotando con ello la persistencia en el Perú colonial de la influencia escolástica y humanista que otorgaba autoridad a los textos clásicos. Woodman reconoció que hacia el final de su carrera Unanue se sobrepuso a los viejos modelos humanistas y se aventuró a poner en tela de juicio la autoridad de la palabra escrita. Desafortunadamente, señala Woodman, la tardía heterodoxia de Unanue no fue algo que otros intelectuales peruanos estuvieron dispuestos a seguir. La comunidad de médicos que se formaron bajo su tutela en el Anfiteatro Anatómico (creado en 1792) y, más tarde, en el Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando (fundado en 1811), hicieron de la obra de Unanue un nuevo canon libresco. Una de las principales virtudes de la obra de Woodman es que, sin quererlo, señala las limitaciones del concepto de "modernidad" elaborado por Gay. En un artículo reciente Thomas Glick retoma en cierta medida este concepto de modernidad al afirmar que los científicos criollos en Colombia, Perú y México asumieron roles radicales en las guerras de emancipación.5 Según Glick, los ilustrados criollos crearon canales alternativos a las instituciones oficiales controladas por peninsulares. En sus prácticas y tertulias, estos ilustrados no solo generaron una "ciencia" patriótica sino que conspiraron activamente contra la corona, muriendo muchos en el proceso. Según Glick, alrededor de Unanue se formó un grupo de "newtonianos" liberales que fueron sistemáticamente perseguidos por la inquisición. Interpretaciones como la de Glick tienen el problema de exagerar la radicalidad de los ilustrados de la región. En las páginas siguientes propongo una interpretación diferente de la obra de Unanue, y en consecuencia, sugiero una explicación alternativa de la ilustración en territorios americanos. Al hacerlo intento analizar las aparentes contradicciones entre la recepción favorable de las ideas ilustradas

4. John E. Woodman, "The Influence of Hipolito Unanue of peruvian medical science, 1789-1820: A reappraisal", Hispanic American Historical Review 50 (1970): 693-714. Para una biografía de Unanue, véase Juan B. Lastres, Hipólito Unanue (Lima: Edit. PGACE, 1955). 5. Thomas Glick "Science and independence in Latin America, with special reference to New Granada", Hispanic American Historical Review 71 (1991): 307-334.

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europeas y la persistencia de valores frecuentemente conservadores y reaccionarios que reflejaron el contexto colonial y social en el que la ilustración peruana se desarrolló. Asimismo, intento desagregar los elementos esenciales de una visión utópica de la naturaleza y de la sociedad peruanas que llegaron a tener una fuerte influencia en las élites locales que sobrevivieron a las Guerras de Independencia.

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Uno de los temas que con mayor claridad refleja la influencia europea ilustrada en la obra de Unanue y en el pensamiento de otros intelectuales peruanos de la época es el del comercio. Convencidos de que el Perú estaba en "decadencia" desde mediados del siglo diecisiete, los ilustrados peruanos buscaron articular una visión utópica para orientar la solución de la crisis económica peruana. En el primer número del Mercurio Peruano, la publicación que congregara a los ilustrados peruanos reunidos en la Sociedad Académica de Amantes del País entre 1791 y 1795, José Rossi y Rubí publicó su célebre "Idea General del Perú." En este artículo revisaba la situación económica del país y señalaba que la agricultura, la minería, la industria, la navegación y la pesca eran áreas con graves problemas y limitaciones.6 Manteniendo una continuidad con esta línea de pensamiento, Unanue escribió treinta y cinco años mas tarde un informe al congreso como ministro de gobierno del Perú donde evaluaba con idéntico realismo el estado crítico de la economía peruana.7 Según la "Idea General del Perú", el único camino para resolver esta difícil situación era utilizar las potencialidades comerciales de un país cuya naturaleza era "fecunda en prodigios".8 Unanue pensaba que el Perú era una región privilegiada para el desarrollo del comercio internacional ya 6. José Rossi y Rubí, "Idea general del Pero", Mercurio Peruano 1 (2 de Enero de 1791): 1-7. El mejor estudio bibliográfico de esta revista es Jean Pierre Clement, "Indices del Mercurio Peruano, 1790-1795", Fénix, Revista de la Biblioteca Nacional 26-27 (1979): 5234. Unanue fue secretario de la Sociedad Académica de Amantes del País. 7. Hipólito Unanue, "Memoria del Señor Ministro de Estado en el departamento de gobierno y relaciones exteriores al congreso nacional, 1826", Los Ideólogos, Hipólito Unanue, 2 vols. (7 y 8), investigación, recopilación y prólogo de Jorge Arias-Schreiber Pezet, en Colección Documental de la Independencia del Perú (Lima: Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia, 1974) 8:874-887. [De ahora en adelante, Ideólogos-] 8. Rossi y Rubí, "Idea general", p. 6.

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que contaba con ríos que fluían hacia el Atlántico y hacia el Pacífico.9 Otra ventaja importante que encontró Unanue en el comercio fue su rol civilizador. Unanue consideró que el intercambio comercial había sido el agente principal de civilización y engrandecimiento de los pueblos. La historia de la conversión religiosa en América la entendió como la incorporación de "los salvajes" al comercio el cual les hizo perder "la fiereza", y les inculcó nuevas aspiraciones como el deseo de incorporarse "a la sociedad y a la religión".10 Según Unanue, la causa del "salvajismo" se encontraba en el aislamiento pero esto podía cambiar con el comercio donde los pueblos "se frotan y electrizan recíprocamente" y del choque eléctrico nacía "el deseo natural de aventajarse".11 Esta metáfora con las teorías físicas ilustradas, que hacia fines del siglo dieciocho trataron de encontrar en la electricidad el origen de la vida, refleja otra área de influencia de las ideas europeas sobre Unanue. Gracias a la "poderosa influencia" eléctrica del comercio, Unanue estuvo convencido que "todo [iba] a tener vida".12 Unanue compartió con el gran ideólogo del comercio francés, Abbé Raynal, una visión milenarista de los efectos del comercio. Según Raynal, el comercio había hecho florecer las ciencias y las artes, y desarrollado la civilización. Es en parte por la influencia del pensador francés que Unanue ofreció como una alternativa a la crisis económica peruana la explotación comercial de las riquezas naturales del Amazonas. El comercio amazónico, pensó Unanue, traería utilidades incalculables. Así como "el descubrimiento de la América causó una evolución general en el sistema político, en las artes y hasta en las ciencias", así también el "descubrimiento" comercial de los ríos Amazónicos revolucionaría toda la América meridional. Las ciudades del Amazonas se convertirían en nuevos Tiros "a cuyos puertos llegaban las naves y los frutos de todo el mundo", donde se intercambiarían los paños y estatuas de Europa, el "óleo delicioso que destilan las frondosas parras y oli9. Hipólito Unanue, "Geografía física del Perú", Mercurio Peruano, 4 (8 de Enero de 1792): 21. 10. Idem, "Historia de las misiones de Cajamarquilla", Ideólogos, 8:338-339 (Este artículo apareció en el MercurioPeruano 2 (30 de Junio de 1791): 226-244); véase también "Peregrinación por el río Huallaga", Ideólogos, 8:359. 11. Idem, "Discurso histórico sobre el nuevo camino del Callao, 1801", Ideólogos, 8:417. 12. Ibid., ver también Hipólito Unanue, "Establecimiento de una academia de pilotaje, 1793", Ideólogos, 8:579 (Este artículo apareció en el Mercurio Peruano 9 (17 de Noviembre de 1793): 103-105).

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La Utopía de Hipólito Unanue

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vos de la costa, las pinturas y azúcares del Cuzco, el oro de Carabaya, y los lienzos de MOXO."13 Frente a la crisis económica de más de un siglo que afligía al Perú, Unanue ofreció como la panacea una utopía comercial. Según Unanue, el Perú estaba privilegiadamente localizado para materializar dicha utopía. Su "ilustre capital", por ejemplo estaba, "majestuosamente situada, en medio de la costa que une el Ecuador al trópico de capricornio, [lista] para gozar de todas las comodidades que hacen dulce y próspera la vida humana".14 Sin embargo, Unanue consideraba que era necesario ayudar a la providencia a desatar las potencialidades comerciales del Perú. Una manera de hacerlo era acelerando la "circulación" de mercancías por medio del mejoramiento del transporte. Esta sugerencia también indica la influencia que tuvo en Unanue la economía política europea de su época. La importancia que asignaba Unanue al transporte en el desarrollo del comercio llevó al pensador peruano a celebrar efusivamente la finalización de la carretera entre Lima y Callao en 1801. Refiriéndose a esta construcción Unanue señaló que los caminos "a manera de las arterias en el cuerpo natural, forman en lo político los canales por donde giran los espíritus que lo animan y vivifican". La metáfora entre la circulación de la sangre y de las mercancías en el cuerpo y en la sociedad reflejaban también la aceptación en Lima de las teorías de circulación de la sangre propuestas por Harvey en Inglaterra.15 Existían dos elementos adicionales que, según Unanue, regulaban los "flujos" comerciales: el número de habitantes de la nación y la oferta de mercancías. Unanue consideró que una de las causas más importantes para explicar la decadencia peruana era la despoblación producida por enfermedades y epidemias. Asimismo, como muchos pensadores ilustrados europeos de la época, Unanue estaba convencido que la gran tasa de mortalidad se debía a la escasez de médicos entrenados en universidades y a la existencia de curanderos y empíricos que actuaban libremente atentando contra la salud de la población. Por ello el renacimiento de la riqueza y el crecimiento de la población en el Perú requerían de la correcta formación 13. Idem, "Peregrinación por los ríos Marañon y Ucayali", Ideólogos, 8:373 (Este artículo apareció en el Mercurio Peruano 3 (22 de Noviembre de 1791): 49-72). 14. Idem, "Observaciones sobre el clima de Lima y sus influencias en los seres organizados, en especial el hombre", Ideólogos, 8:175. Este es el libro clásico de Unanue, publicado por primera vez en Lima en 1806. 15. Idem, "Discurso histórico", p. 417.

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que contaba con ríos que fluían hacia el Atlántico y hacia el Pacífico.9 Otra ventaja importante que encontró Unanue en el comercio fue su rol civilizador. Unanue consideró que el intercambio comercial había sido el agente principal de civilización y engrandecimiento de los pueblos. La historia de la conversión religiosa en América la entendió como la incorporación de "los salvajes" al comercio el cual les hizo perder "la fiereza", y les inculcó nuevas aspiraciones como el deseo de incorporarse "a la sociedad y a la religión".10 Según Unanue, la causa del "salvajismo" se encontraba en el aislamiento pero esto podía cambiar con el comercio donde los pueblos "se frotan y electrizan recíprocamente" y del choque eléctrico nacía "el deseo natural de aventajarse".11 Esta metáfora con las teorías físicas ilustradas, que hacia fines del siglo dieciocho trataron de encontrar en la electricidad el origen de la vida, refleja otra área de influencia de las ideas europeas sobre Unanue. Gracias a la "poderosa influencia" eléctrica del comercio, Unanue estuvo convencido que "todo [iba] a tener vida".12 Unanue compartió con el gran ideólogo del comercio francés, Abbé Raynal, una visión milenarista de los efectos del comercio. Según Raynal, el comercio había hecho florecer las ciencias y las artes, y desarrollado la civilización. Es en parte por la influencia del pensador francés que Unanue ofreció como una alternativa a la crisis económica peruana la explotación comercial de las riquezas naturales del Amazonas. El comercio amazónico, pensó Unanue, traería utilidades incalculables. Así como "el descubrimiento de la América causó una evolución general en el sistema político, en las artes y hasta en las ciencias", así también el "descubrimiento" comercial de los ríos Amazónicos revolucionaría toda la América meridional. Las ciudades del Amazonas se convertirían en nuevos Tiros "a cuyos puertos llegaban las naves y los frutos de todo el mundo", donde se intercambiarían los paños y estatuas de Europa, el "óleo delicioso que destilan las frondosas parras y oli9. Hipólito Unanue, "Geografía física del Perú", Mercurio Peruano, 4 (8 de Enero de 1792): 21. 10. Idem, "Historia de las misiones de Cajamarquilla", Ideólogos, 8:338-339 (Este artículo apareció en el MercurioPeruano 2 (30 de Junio de 1791): 226-244); véase también "Peregrinación por el río Huallaga", Ideólogos, 8:359. 11. Idem, "Discurso histórico sobre el nuevo camino del Callao, 1801", Ideólogos, 8:417. 12. Ibid., ver también Hipólito Unanue, "Establecimiento de una academia de pilotaje, 1793", Ideólogos, 8:579 (Este artículo apareció en el Mercurio Peruano 9 (17 de Noviembre de 1793): 103-105).

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vos de la costa, las pinturas y azúcares del Cuzco, el oro de Carabaya, y los lienzos de MOXO."13 Frente a la crisis económica de más de un siglo que afligía al Perú, Unanue ofreció como la panacea una utopía comercial. Según Unanue, el Perú estaba privilegiadamente localizado para materializar dicha utopía. Su "ilustre capital", por ejemplo estaba, "majestuosamente situada, en medio de la costa que une el Ecuador al trópico de capricornio, [lista] para gozar de todas las comodidades que hacen dulce y próspera la vida humana".14 Sin embargo, Unanue consideraba que era necesario ayudar a la providencia a desatar las potencialidades comerciales del Perú. Una manera de hacerlo era acelerando la "circulación" de mercancías por medio del mejoramiento del transporte. Esta sugerencia también indica la influencia que tuvo en Unanue la economía política europea de su época. La importancia que asignaba Unanue al transporte en el desarrollo del comercio llevó al pensador peruano a celebrar efusivamente la finalización de la carretera entre Lima y Callao en 1801. Refiriéndose a esta construcción Unanue señaló que los caminos "a manera de las arterias en el cuerpo natural, forman en lo político los canales por donde giran los espíritus que lo animan y vivifican". La metáfora entre la circulación de la sangre y de las mercancías en el cuerpo y en la sociedad reflejaban también la aceptación en Lima de las teorías de circulación de la sangre propuestas por Harvey en Inglaterra.15 Existían dos elementos adicionales que, según Unanue, regulaban los "flujos" comerciales: el número de habitantes de la nación y la oferta de mercancías. Unanue consideró que una de las causas más importantes para explicar la decadencia peruana era la despoblación producida por enfermedades y epidemias. Asimismo, como muchos pensadores ilustrados europeos de la época, Unanue estaba convencido que la gran tasa de mortalidad se debía a la escasez de médicos entrenados en universidades y a la existencia de curanderos y empíricos que actuaban libremente atentando contra la salud de la población. Por ello el renacimiento de la riqueza y el crecimiento de la población en el Perú requerían de la correcta formación 13. Idem, "Peregrinación por los ríos Marañon y Ucayali", Ideólogos, 8:373 (Este artículo apareció en el Mercurio Peruano 3 (22 de Noviembre de 1791): 49-72). 14. Idem, "Observaciones sobre el clima de Lima y sus influencias en los seres organizados, en especial el hombre", Ideólogos, 8:175. Este es el libro clásico de Unanue, publicado por primera vez en Lima en 1806. 15. Idem, "Discurso histórico", p. 417.

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de los médicos bajo el moderno método anatomoclínico. Este método había caracterizado la renovación de los estudios médicos en la Europa del siglo dieciocho.16 La lucha de Unanue por renovar la medicina peruana fue justificada como una lucha por aumentar su población saludable y trabajadora, y por acelerar de esta manera los "ritmos circulatorios" de la nación.17 Unanue compartió con los mercantilistas europeos las tesis que consideraban que el aumento de los habitantes automáticamente aceleraba el movimiento comercial. Sin embargo, en el mismo momento en que Unanue asignaba un lugar central en su utopía comercial a las políticas de aumento demográfico la economía política europea cambiaba de énfasis. La riqueza de una nación, según los Fisiócratas y Adam Smith, no era el resultado del número de habitantes participando en la circulación mercantil sino del grado de mecanización y división del trabajo productivo.18 Es interesante observar que fue la tradicional perspectiva mercantilista que defendía Unanue la que lo llevó a poner más énfasis en las mercancías mismas que pasaban de mano en mano que en la mecanización y modernización tecnológica del Perú. La utopía comercial de Unanue se basaba en una confianza ilimitada en la calidad y la cantidad de los productos naturales del Perú. Según esta visión bastaba que los peruanos tomasen conciencia de que poseían productos únicos que ofrecer al mundo y en hacer que el mundo los acepte. Esta visión de una naturaleza inexplotada enfatizaba la riqueza potencial de la flora peruana. Unanue insistió que el Perú era "acaso el [país] más pingüe en vegetales de toda la tierra".19 Como un ejemplo mencionó a la coca, "el architónico del reino vegetal", cuyas partículas "ácridas" estimulaban conjuntamente la circulación y la digestión, alteraban la máquina

16. Varios estudios analizan la renovación de la medicina de fines del siglo XVIII en base a la clínica, las disecciones anatómicas, y la anatomía comparada. Unanue parece que estuvo más al tanto de la renovación de la medicina que: experimentó Francia que: la que ocurrió en Alemania. Sobre las diferencias entre estos dos países, véase: Elvira Arquiola y Luis Montiel, La corona de las ciencias naturales. La medicina en el tránsito del siglo xviii al xix (Madrid: CSIC, 1992). 17. Hipólito Unanue, "Decadencia y restauración del Perú, 1793", Ideólogos, 8:442-475 (Este trabajo apareció en el Mercurio Peruano 7 (3 de Febrero de 1793): 82-127). 18. Terence Hutchison, Before Adam Smith: The emergence of political economy, 16221776 (Oxford: Oxford Univ. Press, 1988). 19. Hipólito Unanue, "Conclusión de la descripción científica de las plantas del Perú" Mercurio Peruano, 2 (2 de Junio de 1791): 85-86.

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corpórea e inducían ilimitada resistencia fisica.20 Por estas características, Unanue creyó que la coca debía reemplazar al té y al café en el mercado mundial. El Perú era la única nación que la poseía porque "Dios [crió] aquí tal vegetal para patrimonio del Perú; pues por su delicadez, nada reparable, es de verdad, intransmisible a regiones extrañas".21 Este tipo de argumento sobre el carácter único de la botánica peruana se repite a lo largo de los artículos del Mercurio Peruano, el principal portavoz de la utopía Unaniana. Por ejemplo, un artículo de Nolasco Crespo, contador de las Cajas Reales en la Paz y gobernador interino de esta ciudad en 1793, afirmó que "la cascarilla (quinina) [era] un tesoro del Perú, más útil a la Humanidad que el de sus Minas".22 La visión de Unanue así como los planteamientos parecidos de sus contemporáneos estaban marcados por una visión fuertemente religiosa de la naturaleza. Según Francisco González Laguna, religioso de la orden de los Agonizantes y un eminente naturalista de fines del siglo dieciocho en Lima, Dios usó dos lenguajes para comunicarse con los hombres, el de la revelación y el de la naturaleza.23 El estudio de cada reino de la naturaleza era considerada como una avenida para el entendimiento de las facultades de Dios. De esta manera, el reino "lapidífero" (riqueza mineral) hablaba sobre el "poder" de Dios, el vegetal sobre su "sabiduría", y el animal sobre su "bondad y providencia". La contemplación de la plantas revelaba el orden del cosmos y movía a la humildad, porque "no puede un buen entendimiento entregarse a la indagación del origen, generación, nutrición, fin y destino de las plantas, sin quedar extático de aquella sabia causa de las causas, y tributarle humilde sus respetos". De acuerdo con González Laguna, Dios distribuyó las plantas de acuerdo a las necesidades del hombre en cada región. En los "Andes que abundan las ponzoñas vemos abundar también las contrayerbas; en [las] faldas [de los Andes] donde son las [fiebres] tercianas endémicas, [abundan] las [hierbas] febriguas

20. Idem, "Disertación sobre el aspecto, cultivo, comercio y virtudes de la famosa planta del Perú nombrada Coca", Mercurio Peruano 11 (10 de Agosto de 1794): 241-243. 21. Pedro Nolasco Crespo citado por Unanue en Ibid., p. 244. 22. Pedro Nolasco Crespo, "Carta apologética de: la Quina o Cascarilla", Mercurio Peruano, 8 (7 de: Julio de: 1793):162. 23. Francisco González Laguna, "Necesidad de: la historia natural científica", Mercurio Peruano 10 (16 de: Enero de: 1794): 33. Sobre González Laguna, figura central en la expedición botánica de: Ruiz-Pavón, véase: Arthur Robert Steele, Flower's for the king, The expedition of Ruiz and Pavón of the Flora of Perú (Durham: Duke Univ. Press, 1964), pp. 66,139142,267-284.

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de los médicos bajo el moderno método anatomoclínico. Este método había caracterizado la renovación de los estudios médicos en la Europa del siglo dieciocho.16 La lucha de Unanue por renovar la medicina peruana fue justificada como una lucha por aumentar su población saludable y trabajadora, y por acelerar de esta manera los "ritmos circulatorios" de la nación.17 Unanue compartió con los mercantilistas europeos las tesis que consideraban que el aumento de los habitantes automáticamente aceleraba el movimiento comercial. Sin embargo, en el mismo momento en que Unanue asignaba un lugar central en su utopía comercial a las políticas de aumento demográfico la economía política europea cambiaba de énfasis. La riqueza de una nación, según los Fisiócratas y Adam Smith, no era el resultado del número de habitantes participando en la circulación mercantil sino del grado de mecanización y división del trabajo productivo.18 Es interesante observar que fue la tradicional perspectiva mercantilista que defendía Unanue la que lo llevó a poner más énfasis en las mercancías mismas que pasaban de mano en mano que en la mecanización y modernización tecnológica del Perú. La utopía comercial de Unanue se basaba en una confianza ilimitada en la calidad y la cantidad de los productos naturales del Perú. Según esta visión bastaba que los peruanos tomasen conciencia de que poseían productos únicos que ofrecer al mundo y en hacer que el mundo los acepte. Esta visión de una naturaleza inexplotada enfatizaba la riqueza potencial de la flora peruana. Unanue insistió que el Perú era "acaso el [país] más pingüe en vegetales de toda la tierra".19 Como un ejemplo mencionó a la coca, "el architónico del reino vegetal", cuyas partículas "ácridas" estimulaban conjuntamente la circulación y la digestión, alteraban la máquina

16. Varios estudios analizan la renovación de la medicina de fines del siglo XVIII en base a la clínica, las disecciones anatómicas, y la anatomía comparada. Unanue parece que estuvo más al tanto de la renovación de la medicina que: experimentó Francia que: la que ocurrió en Alemania. Sobre las diferencias entre estos dos países, véase: Elvira Arquiola y Luis Montiel, La corona de las ciencias naturales. La medicina en el tránsito del siglo xviii al xix (Madrid: CSIC, 1992). 17. Hipólito Unanue, "Decadencia y restauración del Perú, 1793", Ideólogos, 8:442-475 (Este trabajo apareció en el Mercurio Peruano 7 (3 de Febrero de 1793): 82-127). 18. Terence Hutchison, Before Adam Smith: The emergence of political economy, 16221776 (Oxford: Oxford Univ. Press, 1988). 19. Hipólito Unanue, "Conclusión de la descripción científica de las plantas del Perú" Mercurio Peruano, 2 (2 de Junio de 1791): 85-86.

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corpórea e inducían ilimitada resistencia fisica.20 Por estas características, Unanue creyó que la coca debía reemplazar al té y al café en el mercado mundial. El Perú era la única nación que la poseía porque "Dios [crió] aquí tal vegetal para patrimonio del Perú; pues por su delicadez, nada reparable, es de verdad, intransmisible a regiones extrañas".21 Este tipo de argumento sobre el carácter único de la botánica peruana se repite a lo largo de los artículos del Mercurio Peruano, el principal portavoz de la utopía Unaniana. Por ejemplo, un artículo de Nolasco Crespo, contador de las Cajas Reales en la Paz y gobernador interino de esta ciudad en 1793, afirmó que "la cascarilla (quinina) [era] un tesoro del Perú, más útil a la Humanidad que el de sus Minas".22 La visión de Unanue así como los planteamientos parecidos de sus contemporáneos estaban marcados por una visión fuertemente religiosa de la naturaleza. Según Francisco González Laguna, religioso de la orden de los Agonizantes y un eminente naturalista de fines del siglo dieciocho en Lima, Dios usó dos lenguajes para comunicarse con los hombres, el de la revelación y el de la naturaleza.23 El estudio de cada reino de la naturaleza era considerada como una avenida para el entendimiento de las facultades de Dios. De esta manera, el reino "lapidífero" (riqueza mineral) hablaba sobre el "poder" de Dios, el vegetal sobre su "sabiduría", y el animal sobre su "bondad y providencia". La contemplación de la plantas revelaba el orden del cosmos y movía a la humildad, porque "no puede un buen entendimiento entregarse a la indagación del origen, generación, nutrición, fin y destino de las plantas, sin quedar extático de aquella sabia causa de las causas, y tributarle humilde sus respetos". De acuerdo con González Laguna, Dios distribuyó las plantas de acuerdo a las necesidades del hombre en cada región. En los "Andes que abundan las ponzoñas vemos abundar también las contrayerbas; en [las] faldas [de los Andes] donde son las [fiebres] tercianas endémicas, [abundan] las [hierbas] febriguas

20. Idem, "Disertación sobre el aspecto, cultivo, comercio y virtudes de la famosa planta del Perú nombrada Coca", Mercurio Peruano 11 (10 de Agosto de 1794): 241-243. 21. Pedro Nolasco Crespo citado por Unanue en Ibid., p. 244. 22. Pedro Nolasco Crespo, "Carta apologética de: la Quina o Cascarilla", Mercurio Peruano, 8 (7 de: Julio de: 1793):162. 23. Francisco González Laguna, "Necesidad de: la historia natural científica", Mercurio Peruano 10 (16 de: Enero de: 1794): 33. Sobre González Laguna, figura central en la expedición botánica de: Ruiz-Pavón, véase: Arthur Robert Steele, Flower's for the king, The expedition of Ruiz and Pavón of the Flora of Perú (Durham: Duke Univ. Press, 1964), pp. 66,139142,267-284.

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cinchonas; en las costas del nuevo Reyno tan ocasionadas a [sufrir] disentéricas [fiebres], [abundan] las [hierbas] tónicas Epacacunas y Simaroubas," y en los desiertos de Guayaquil donde "falta el agua, se ven plantas proporcionadas que abundantemente la suplen".24 La utopía comercial que Unanue compartió con González Laguna se basó en una visión providencial sobre la naturaleza peruana. Según Unanue, los habitantes del Perú, los seres más susceptibles a las fiebres en toda la tierra no podían "menos [que] agradecer a…la Providencia, que para impedir la despoblación de estos países, coloca el remedio al frente del mal, con tal exactitud, que en la misma línea que siguen las tercianas... camina otra paralela por los Andes, productiva de la cascarilla".25 Uno de los problemas que tuvo que tomar en cuenta la utopía de Unanue fue el esfuerzo de muchos europeos por marginalizar a los productos americanos, un esfuerzo que según los peruanos provenía de los prejuicios e ignorancia del viejo mundo. Según Nolasco Crespo, el descredito y los obstáculos a la comercialización de la "cascarilla" eran el resultado de la "envidia y corage que las naciones estrangeras tenían por [el] opulento logro" de España.26 Asimismo, reconocía que la quina, tenía enemigos aún en el mercado español, porque sus médicos todavía pensaban "que los admirables efectos de la quina vienen del pacto que los Indios del Perú tienen celebrado con el Diablo".27 Según Unanue, los prejuicios europeos con respecto "a las ventajas y producciones del nuevo mundo" se estaban deshaciendo con el tiempo, porque se estaba demostrando que "el tabaco no [era] más funesto al género humano que la pólvora y las balas, que se [podía] ministrar la cascarilla sin cometer pecado mortal, que las pepitas de Cacao no [eran] cagarruta de carnero, que los Indios no [eran] irracionales, ni se [degradaba] la parte del género humano transplantada de la Europa a la América". 28 Sin embargo, según Unanue el tiempo nada pudo hacer para disipar la idea que la coca estimulaba la superstición y que sus virtudes eran una "ilusión del demonio".29 Esta lucha de los naturalistas peruanos por hacer respetable a los ojos de los europeos los productos del país fue un rasgo característico de la

24. Las citas de este párrafo son de Ibid., pp. 40,45-46. 25. Unanue, "Observaciones", p. 205. 26. Crespo, "Carta apologética", p. 151. 27. Ibid., p. 152. 28. Unanue, "Disertación sobre... la coca", p. 232. [Cita n. 20]. 29. Ibid., p. 231.

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utopía unaniana y de muchos de los artículos del Mercurio Peruano.30 En el contexto del "debate sobre el nuevo mundo" en el que naturalistas y filósofos europeos asociaron América con atraso y degeneración orgánica, esta batalla de los peruanos por una utopía que respondiese a las críticas hechas desde el viejo mundo se hizo aún más apremiante.31 La idea unaniana que realzaba la naturaleza peruana se reforzó a partir de reflexiones religiosas sobre el mundo natural. Por ejemplo, según Unanue, Dios demostró su predilección por el Perú "por el influxo que le ha concedido en el equilibrio del Globo terráqueo."32 Unanue descartó teorías que explicaban la declinación del eje terrestre postulando un hipotético continente "austral". Según Unanue era el gran peso de los Andes lo que inclinaba el eje del planeta y lo que explicaba el mayor peso que recae sobre hemisferio sur. Las consecuencias de su planteamiento eran obvias. Sin el Perú Europa estaría sepultada por las aguas.33 Pero el viejo mundo, según Unanue, no sólo le debía al Perú el "equilibrio" del globo, sino también la existencia misma del mar Atlántico. Eran los ríos que se formaban en los Andes los que "transvasaban" el agua del Pacífico al Atlántico por medio de condensación y lluvias.34 Otra área de definición de la utopía unaniana fue la insistencia en la coexistencia de diversos climas, razas y ecologías en el territorio del Perú. Unanue pensó que el Perú era un microcosmos, donde todos los climas y productos de la tierra se agrupaban. "Parece", exclamó Unanue, "que después de haberse exercitado [Dios] en los abrasados arenales del África, en los frondosos y fragantes bosques del Asia, en los climas templados y fríos de la Europa, se esfuerza a reunir en el Perú quantas producciones había esparcido en aquellas tres partes".35 Según Unanue en los Andes se encontraban no sólo todas las variedades vegetales del planeta sino también todas las razas humanas. Por ejemplo, las gentes de los Andes eran similares

30. Según un criollo limeño, el Mercurio se había "propuesto descubrir... a todo el mundo... las maravillas de esas tierras, y las imposturas, errores e ignorancias de sus amigos y enemigos". Joseph de Santiago Concha, "Carta escrita a la sociedad por un distinguido Americano residente en la corre de Madrid", Mercurio Peruano, 5 (15 de Julio de 1792): 174. 31. Esta disputa ha sido estudiada por Antonello Gerbi en su clásica obra: La Disputa del Nuevo Mundo (México: Fondo de Cultura Económica, 1982). 32. Unanue, "Geografía Física", pp. 22-23. 33. Ibid., pp. 23-26. 34. Unanue, "Observaciones", p. 68, nota 30. 35. Idem, "Geografía Física", p.11.

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cinchonas; en las costas del nuevo Reyno tan ocasionadas a [sufrir] disentéricas [fiebres], [abundan] las [hierbas] tónicas Epacacunas y Simaroubas," y en los desiertos de Guayaquil donde "falta el agua, se ven plantas proporcionadas que abundantemente la suplen".24 La utopía comercial que Unanue compartió con González Laguna se basó en una visión providencial sobre la naturaleza peruana. Según Unanue, los habitantes del Perú, los seres más susceptibles a las fiebres en toda la tierra no podían "menos [que] agradecer a…la Providencia, que para impedir la despoblación de estos países, coloca el remedio al frente del mal, con tal exactitud, que en la misma línea que siguen las tercianas... camina otra paralela por los Andes, productiva de la cascarilla".25 Uno de los problemas que tuvo que tomar en cuenta la utopía de Unanue fue el esfuerzo de muchos europeos por marginalizar a los productos americanos, un esfuerzo que según los peruanos provenía de los prejuicios e ignorancia del viejo mundo. Según Nolasco Crespo, el descredito y los obstáculos a la comercialización de la "cascarilla" eran el resultado de la "envidia y corage que las naciones estrangeras tenían por [el] opulento logro" de España.26 Asimismo, reconocía que la quina, tenía enemigos aún en el mercado español, porque sus médicos todavía pensaban "que los admirables efectos de la quina vienen del pacto que los Indios del Perú tienen celebrado con el Diablo".27 Según Unanue, los prejuicios europeos con respecto "a las ventajas y producciones del nuevo mundo" se estaban deshaciendo con el tiempo, porque se estaba demostrando que "el tabaco no [era] más funesto al género humano que la pólvora y las balas, que se [podía] ministrar la cascarilla sin cometer pecado mortal, que las pepitas de Cacao no [eran] cagarruta de carnero, que los Indios no [eran] irracionales, ni se [degradaba] la parte del género humano transplantada de la Europa a la América". 28 Sin embargo, según Unanue el tiempo nada pudo hacer para disipar la idea que la coca estimulaba la superstición y que sus virtudes eran una "ilusión del demonio".29 Esta lucha de los naturalistas peruanos por hacer respetable a los ojos de los europeos los productos del país fue un rasgo característico de la

24. Las citas de este párrafo son de Ibid., pp. 40,45-46. 25. Unanue, "Observaciones", p. 205. 26. Crespo, "Carta apologética", p. 151. 27. Ibid., p. 152. 28. Unanue, "Disertación sobre... la coca", p. 232. [Cita n. 20]. 29. Ibid., p. 231.

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utopía unaniana y de muchos de los artículos del Mercurio Peruano.30 En el contexto del "debate sobre el nuevo mundo" en el que naturalistas y filósofos europeos asociaron América con atraso y degeneración orgánica, esta batalla de los peruanos por una utopía que respondiese a las críticas hechas desde el viejo mundo se hizo aún más apremiante.31 La idea unaniana que realzaba la naturaleza peruana se reforzó a partir de reflexiones religiosas sobre el mundo natural. Por ejemplo, según Unanue, Dios demostró su predilección por el Perú "por el influxo que le ha concedido en el equilibrio del Globo terráqueo."32 Unanue descartó teorías que explicaban la declinación del eje terrestre postulando un hipotético continente "austral". Según Unanue era el gran peso de los Andes lo que inclinaba el eje del planeta y lo que explicaba el mayor peso que recae sobre hemisferio sur. Las consecuencias de su planteamiento eran obvias. Sin el Perú Europa estaría sepultada por las aguas.33 Pero el viejo mundo, según Unanue, no sólo le debía al Perú el "equilibrio" del globo, sino también la existencia misma del mar Atlántico. Eran los ríos que se formaban en los Andes los que "transvasaban" el agua del Pacífico al Atlántico por medio de condensación y lluvias.34 Otra área de definición de la utopía unaniana fue la insistencia en la coexistencia de diversos climas, razas y ecologías en el territorio del Perú. Unanue pensó que el Perú era un microcosmos, donde todos los climas y productos de la tierra se agrupaban. "Parece", exclamó Unanue, "que después de haberse exercitado [Dios] en los abrasados arenales del África, en los frondosos y fragantes bosques del Asia, en los climas templados y fríos de la Europa, se esfuerza a reunir en el Perú quantas producciones había esparcido en aquellas tres partes".35 Según Unanue en los Andes se encontraban no sólo todas las variedades vegetales del planeta sino también todas las razas humanas. Por ejemplo, las gentes de los Andes eran similares

30. Según un criollo limeño, el Mercurio se había "propuesto descubrir... a todo el mundo... las maravillas de esas tierras, y las imposturas, errores e ignorancias de sus amigos y enemigos". Joseph de Santiago Concha, "Carta escrita a la sociedad por un distinguido Americano residente en la corre de Madrid", Mercurio Peruano, 5 (15 de Julio de 1792): 174. 31. Esta disputa ha sido estudiada por Antonello Gerbi en su clásica obra: La Disputa del Nuevo Mundo (México: Fondo de Cultura Económica, 1982). 32. Unanue, "Geografía Física", pp. 22-23. 33. Ibid., pp. 23-26. 34. Unanue, "Observaciones", p. 68, nota 30. 35. Idem, "Geografía Física", p.11.

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a aquellos seres de las zonas polares, de cuerpo pequeño y ojos rasgados, que les servían para defenderlos del reflejo de la nieve.36 Es interesante observar que la idea de los Andes como "diseño y complemento" del resto del globo ejerció una gran atracción a todo lo largo de la cordillera. Para Francisco José de Caldas, destacado naturalista de Popayán, Colombia, los Andes eran el lugar privilegiado para el estudio de las razas del mundo. Los Andes contenían las tres zonas del globo; temperada, polar, y tropical, y en ellos se encontraban todos los "temperamentos" humanos. Según Caldas en los Andes se podía estudiar a seres humanos parecidos a los pequeños degenerados e insensibles Lapones sin necesidad de ir a Groenlandia; las mujeres "asexuadas" y hombres pusilánimes de los trópicos sin necesidad de ir a los inclementes calores del Africa; y las bellas y delicadas razas de las zonas templadas sin necesidad de ir a Europa.37 La utopía de Unanue insistió en el carácter único de la naturaleza peruana. Según Unanue, el país tenía una "arquitectura enteramente distinta de la que siguió la Naturaleza en la organización del resto del Globo".38 El Perú era el ''Templo de la Naturaleza" cuya fachada miraba al septentrión coronada "del Ecuador celeste", con grandes montañas como columnas, y los volcanes como sus "lámparas inextinguibles que cubiertas de humo misterioso no cesan de perpetuar el culto del numen".39 La realización plena de esta utopía requería no solo de la comercialización de las riquezas peruanas; incluía también el manejo "científico" de la población, es decir, que el Estado interviniese en el cuidado de la salud de los peruanos. Esta intervención en la política era más necesaria para los intelectuales peruanos porque como un articulista del Mercurio lo señaló, toda reforma política debía basarse en "las circunstancias locales de los Pueblos, y [en el] ca-

36. Ibid., 8:47. 37. Francisco José de Caldas, "Influjo del clima sobre los seres organizados", Obras completas (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1966), p. 112. Humboldt es considerado el "padre" de la biogeografía, particularmente por su análisis de la vegetación a diferentes alturas de los Andes. Es importante resaltar que Humboldt aprendió a "ver" los Andes luego de visitar América del Sur donde tuvo contacto con naturalistas criollos como Caldas. Véase Malcolm Nicolson, "Alexander von Humboldt and the geography of vegetation", en Romanticism and the sciences, Andrew Cunningham y Nicholas Jardine, eds., (Cambridge: Cambridge Univ. Press, 1990), pp. 169-185. 38. Unanue, "Geografía física", pp. 13-14. 39. Ibid., p. 16.

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rácter de sus moradores."40 Haciendo una metáfora con una profesión que se había desarrollado en el Perú gracias a Unanue, el mismo articulista insistía que toda reforma política necesitaba de "un médico diestro que no solo aplique el antídoto, sino que sepa aplicarlo lentamente y con cordura".41 Unanue empezó a incluir los asuntos públicos en su visión utópica a partir de sus preocupaciones sobre la higiene. Desde 1793, bajo el gobierno del virrey Gil Lemos y Taboada, hasta 1808 bajo el régimen de Abascal, Unanue propuso insistentemente la aprobación de leyes que modernizasen la precaria salud pública y promovió una política "ventilatoria" que limpiase Lima de los basurales, pantanos y desperdicios cuyan emanaciones eran consideradas entonces como el origen de las enfermedades. Sus escritos y su actuación pública, entre otras cosas, contribuyeron al abandono de la costumbre de enterrar a los muertos en las iglesias, a la construcción de cementerios extramuros, a la organización de la baja policía encargada de la limpieza de las calles, a la difusión de la vacuna contra la viruela y al mejoramiento de los hospitales.42 Bajo el gobierno de San Martín y Bolívar, Unanue también elaboró una multitud de leyes, tales como el Reglamento General de Sanidad de 1826. Por su labor en la higiene pública, el gremio de abogados de Lima le otorgó el título de doctor en leyes.43 En reconocimiento a su labor, el primer congreso del Perú eligió a Unanue como su primer presidente porque era "demasiado útil [y]... porque sus conocimientos científicos [eran] poco comunes".44 Bajo la presidencia de Unanue, el congreso diseñó en 1822 un escudo nacional, que además de una cornucopia de monedas de plata que simbolizaba la riqueza minera del país, incluyó un árbol de quina, y de otras plantas como la coca que constituían algunos de los símbolos más preciados de la utopía comercial de Unanue.45 La interacción entre el pensamiento de Unanue con su participación 40. Joseph Ignacio de Lequanda, "Discurso sobre el destino que debe darse a la gente vaga que tiene Lima", Mercurio Peruano, 10 (13 de Febrero de 1794): 105. 41. Ibid., p. 122. 42. Véase, Unanue, "Decadencia y restauración", pp. 441-443; y Juan B. Lastra, La Cultura Peruana y la Obra de los Médicos de la Emancipación (Lima: Ed. San Marcos, 1954), pp. 60-68. 43. "Certificado de matrícula en el Ilustre Colegio de Abogados de Lima, 1818", Ideólogos, 7:201. 44. Citado por Lastres, Cultura Peruana, p. 315. 45. Ibid., p. 316. Este escudo no corresponde al escudo actual del Perú.

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a aquellos seres de las zonas polares, de cuerpo pequeño y ojos rasgados, que les servían para defenderlos del reflejo de la nieve.36 Es interesante observar que la idea de los Andes como "diseño y complemento" del resto del globo ejerció una gran atracción a todo lo largo de la cordillera. Para Francisco José de Caldas, destacado naturalista de Popayán, Colombia, los Andes eran el lugar privilegiado para el estudio de las razas del mundo. Los Andes contenían las tres zonas del globo; temperada, polar, y tropical, y en ellos se encontraban todos los "temperamentos" humanos. Según Caldas en los Andes se podía estudiar a seres humanos parecidos a los pequeños degenerados e insensibles Lapones sin necesidad de ir a Groenlandia; las mujeres "asexuadas" y hombres pusilánimes de los trópicos sin necesidad de ir a los inclementes calores del Africa; y las bellas y delicadas razas de las zonas templadas sin necesidad de ir a Europa.37 La utopía de Unanue insistió en el carácter único de la naturaleza peruana. Según Unanue, el país tenía una "arquitectura enteramente distinta de la que siguió la Naturaleza en la organización del resto del Globo".38 El Perú era el ''Templo de la Naturaleza" cuya fachada miraba al septentrión coronada "del Ecuador celeste", con grandes montañas como columnas, y los volcanes como sus "lámparas inextinguibles que cubiertas de humo misterioso no cesan de perpetuar el culto del numen".39 La realización plena de esta utopía requería no solo de la comercialización de las riquezas peruanas; incluía también el manejo "científico" de la población, es decir, que el Estado interviniese en el cuidado de la salud de los peruanos. Esta intervención en la política era más necesaria para los intelectuales peruanos porque como un articulista del Mercurio lo señaló, toda reforma política debía basarse en "las circunstancias locales de los Pueblos, y [en el] ca-

36. Ibid., 8:47. 37. Francisco José de Caldas, "Influjo del clima sobre los seres organizados", Obras completas (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1966), p. 112. Humboldt es considerado el "padre" de la biogeografía, particularmente por su análisis de la vegetación a diferentes alturas de los Andes. Es importante resaltar que Humboldt aprendió a "ver" los Andes luego de visitar América del Sur donde tuvo contacto con naturalistas criollos como Caldas. Véase Malcolm Nicolson, "Alexander von Humboldt and the geography of vegetation", en Romanticism and the sciences, Andrew Cunningham y Nicholas Jardine, eds., (Cambridge: Cambridge Univ. Press, 1990), pp. 169-185. 38. Unanue, "Geografía física", pp. 13-14. 39. Ibid., p. 16.

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rácter de sus moradores."40 Haciendo una metáfora con una profesión que se había desarrollado en el Perú gracias a Unanue, el mismo articulista insistía que toda reforma política necesitaba de "un médico diestro que no solo aplique el antídoto, sino que sepa aplicarlo lentamente y con cordura".41 Unanue empezó a incluir los asuntos públicos en su visión utópica a partir de sus preocupaciones sobre la higiene. Desde 1793, bajo el gobierno del virrey Gil Lemos y Taboada, hasta 1808 bajo el régimen de Abascal, Unanue propuso insistentemente la aprobación de leyes que modernizasen la precaria salud pública y promovió una política "ventilatoria" que limpiase Lima de los basurales, pantanos y desperdicios cuyan emanaciones eran consideradas entonces como el origen de las enfermedades. Sus escritos y su actuación pública, entre otras cosas, contribuyeron al abandono de la costumbre de enterrar a los muertos en las iglesias, a la construcción de cementerios extramuros, a la organización de la baja policía encargada de la limpieza de las calles, a la difusión de la vacuna contra la viruela y al mejoramiento de los hospitales.42 Bajo el gobierno de San Martín y Bolívar, Unanue también elaboró una multitud de leyes, tales como el Reglamento General de Sanidad de 1826. Por su labor en la higiene pública, el gremio de abogados de Lima le otorgó el título de doctor en leyes.43 En reconocimiento a su labor, el primer congreso del Perú eligió a Unanue como su primer presidente porque era "demasiado útil [y]... porque sus conocimientos científicos [eran] poco comunes".44 Bajo la presidencia de Unanue, el congreso diseñó en 1822 un escudo nacional, que además de una cornucopia de monedas de plata que simbolizaba la riqueza minera del país, incluyó un árbol de quina, y de otras plantas como la coca que constituían algunos de los símbolos más preciados de la utopía comercial de Unanue.45 La interacción entre el pensamiento de Unanue con su participación 40. Joseph Ignacio de Lequanda, "Discurso sobre el destino que debe darse a la gente vaga que tiene Lima", Mercurio Peruano, 10 (13 de Febrero de 1794): 105. 41. Ibid., p. 122. 42. Véase, Unanue, "Decadencia y restauración", pp. 441-443; y Juan B. Lastra, La Cultura Peruana y la Obra de los Médicos de la Emancipación (Lima: Ed. San Marcos, 1954), pp. 60-68. 43. "Certificado de matrícula en el Ilustre Colegio de Abogados de Lima, 1818", Ideólogos, 7:201. 44. Citado por Lastres, Cultura Peruana, p. 315. 45. Ibid., p. 316. Este escudo no corresponde al escudo actual del Perú.

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en los asuntos públicos reveló con mayor claridad las medidas que proponía con respecto a otros asuntos sociales vitales como la religión y los indios. Otros escritores del Mercurio Peruano, como José Manuel Bermúdez, sacerdote de Huánuco, consideraban "que la Religión y la Política" eran los "principales exes en que estriba la máquina de un Estado". Bermúdez pensaba que la religión era una forma de control del "hombre interior, inspirándole sentimientos de piedad, sumisión y humanidad", mientras que la política controlaba el "orden exterior, promoviendo la industria, sujetando las violencias, y procurando en todo el bien de la sociedad".46 Según Unanue, una de los principales medios de control social en el Perú precolombino habían sido los mitos que para él no eran más que alegorías de procesos físicos o enfermedades.47 Igualmente todos los ritos y creencias de los indígenas asociados a la coca era considerados como prefiguraciones de verdades médicas. Las historias de las "Coyas" y las "Mamas", diosas andinas que endurecían los metales y castigaban a los mineros que no les rendían culto a la coca, no eran más que metáforas de las funciones de esta hoja. Según Unanue, la coca defendía al minero de la "atmósfera venenosa" de las minas y le daba resistencia; aquel que dejaba de tomarla era "castigado" con la enfermedad o muerte por asfixia. 48 Es interesante observar que en una actitud que parcialmente reflejaba la influencia ilustrada europea, Unanue asumió una posición algo distante frente a las creencias religiosas y se limitó a explorar su función social. En su mensaje al congreso de 1826, como jefe de gobierno del Perú, Unanue insistió en el valor utilitario de la religión, porque "sin religión no hay sociedad [ya que] la interior responsabilidad del hombre es el contrapeso más fuerte contra la influencia de sus pasiones".49 Según Unanue, la Religión Católica era la más adecuada para el Perú. En una afirmación que le hubiera parecido extraña a otros ilustrados europeos, Unanue solicitó al Consejo Superior de Gobierno prohibir la circulación de libros que atacaban sus dogmas, porque la "corrupción del corazón de los jóvenes, que trae consigo la lectura de libros licenciosos, sólo

puede ocasionar desastres en la vida civil".50 Esta afirmación tiene algo de paradójico porque según el estudio de Guibovich, Unanue tramitó ante la Inquisición un permiso para poder leer libros prohibidos y de esa manera acceder a textos que el mismo consideraba nocivos para otros.51 La manipulación de la religión por parte del Estado para controlar a la población es algo que Unanue aprendió de la propia corona española y de la versión tradicional acerca de los Incas. El uso de la religión con el propósito de estimular el "progreso" formó parte de los proyectos de reforma colonial dirigidos por la corona Borbónica y otros ilustrados españoles. Sin duda fue este el elemento central de las políticas reformadoras propuestas por Alejandro Malaspina, enviado por Carlos IV para recolectar información en los territorios americanos. Para Malaspina, tanto como para Unanue, el problema fundamental de América y España era el comercio. Según Malaspina, los indios dejados a sus propias naturaleza preferían "la vida ociosa a la vida laboriosa de una sociedad bien ordenada" y lo único que los hacía participar en el mercado, vendiendo y comprando productos y servicios, era su inclinación religiosa. Malaspina concluyó que el modelo político que el imperio español requería para sus colonias no debía derivarse de modelos seculares de otros países europeos. Las particularidades del indio obligaban a que la "autoridad de nuestros dominios penda más bien que de otra causa del influjo de la religión". 52 Por otro lado, la idea de la religión como una forma de control eficiente del indígena se inspiraba en la versión favorable que sobre el Perú precolombino habían presentado algunos cronistas. Desde Garcilaso de la Vega, varios cronistas presentaron a Manco Capac como el epítome del buen legislador quien deliberadamente "mintió" a los salvajes del Perú al decir que era hijo del dios Sol para poder civilizarlos más fácilmente. Según estos cronistas, la "mentira" de Manco Capac había dado lugar a unos de los sistemas políticos más estables y prósperos que el mundo ha conocido. Los nativos aceptaron todas las leyes de los Incas por ser órdenes divinas, y Manco Capac y el resto de sus herederos evitaron que los nativos

46. Joseph Manuel Bermúdez, "Discurso sobre la utilidad e importancia de la lengua general del Perú", Mercurio Peruano, 9 (21 de Noviembre de 1793): 189. 47. Unanue, "Observaciones", p. 194. 48. Idem, "Disertación sobre...la coca", pp. 247-250 [cita n. 20]. 49. Unanue, "Memoria del señor ministro", p. 878.

50. Ibid. 51. Pedro Guibovich, "Unanue y la Inquisición de Lima," Histórica 12(1988): 49-59. 52. Al parecer Malaspina y otros miembros de su expedición como Tadeo Haenke mantuvieron contacto con ilustrados peruanos a su paso por Lima. Las citas corresponden a Alejandro Malaspina, Los axiomas políticos sobre América, ed. Manuel Lucena Giraldo y Juan Pimentel Igea (Aranjuez: Ed. Doce Calles, 1991), pp. 157, 159, 155.

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en los asuntos públicos reveló con mayor claridad las medidas que proponía con respecto a otros asuntos sociales vitales como la religión y los indios. Otros escritores del Mercurio Peruano, como José Manuel Bermúdez, sacerdote de Huánuco, consideraban "que la Religión y la Política" eran los "principales exes en que estriba la máquina de un Estado". Bermúdez pensaba que la religión era una forma de control del "hombre interior, inspirándole sentimientos de piedad, sumisión y humanidad", mientras que la política controlaba el "orden exterior, promoviendo la industria, sujetando las violencias, y procurando en todo el bien de la sociedad".46 Según Unanue, una de los principales medios de control social en el Perú precolombino habían sido los mitos que para él no eran más que alegorías de procesos físicos o enfermedades.47 Igualmente todos los ritos y creencias de los indígenas asociados a la coca era considerados como prefiguraciones de verdades médicas. Las historias de las "Coyas" y las "Mamas", diosas andinas que endurecían los metales y castigaban a los mineros que no les rendían culto a la coca, no eran más que metáforas de las funciones de esta hoja. Según Unanue, la coca defendía al minero de la "atmósfera venenosa" de las minas y le daba resistencia; aquel que dejaba de tomarla era "castigado" con la enfermedad o muerte por asfixia. 48 Es interesante observar que en una actitud que parcialmente reflejaba la influencia ilustrada europea, Unanue asumió una posición algo distante frente a las creencias religiosas y se limitó a explorar su función social. En su mensaje al congreso de 1826, como jefe de gobierno del Perú, Unanue insistió en el valor utilitario de la religión, porque "sin religión no hay sociedad [ya que] la interior responsabilidad del hombre es el contrapeso más fuerte contra la influencia de sus pasiones".49 Según Unanue, la Religión Católica era la más adecuada para el Perú. En una afirmación que le hubiera parecido extraña a otros ilustrados europeos, Unanue solicitó al Consejo Superior de Gobierno prohibir la circulación de libros que atacaban sus dogmas, porque la "corrupción del corazón de los jóvenes, que trae consigo la lectura de libros licenciosos, sólo

46. Joseph Manuel Bermúdez, "Discurso sobre la utilidad e importancia de la lengua general del Perú", Mercurio Peruano, 9 (21 de Noviembre de 1793): 189. 47. Unanue, "Observaciones", p. 194. 48. Idem, "Disertación sobre...la coca", pp. 247-250 [cita n. 20]. 49. Unanue, "Memoria del señor ministro", p. 878.

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puede ocasionar desastres en la vida civil".50 Esta afirmación tiene algo de paradójico porque según el estudio de Guibovich, Unanue tramitó ante la Inquisición un permiso para poder leer libros prohibidos y de esa manera acceder a textos que el mismo consideraba nocivos para otros.51 La manipulación de la religión por parte del Estado para controlar a la población es algo que Unanue aprendió de la propia corona española y de la versión tradicional acerca de los Incas. El uso de la religión con el propósito de estimular el "progreso" formó parte de los proyectos de reforma colonial dirigidos por la corona Borbónica y otros ilustrados españoles. Sin duda fue este el elemento central de las políticas reformadoras propuestas por Alejandro Malaspina, enviado por Carlos IV para recolectar información en los territorios americanos. Para Malaspina, tanto como para Unanue, el problema fundamental de América y España era el comercio. Según Malaspina, los indios dejados a sus propias naturaleza preferían "la vida ociosa a la vida laboriosa de una sociedad bien ordenada" y lo único que los hacía participar en el mercado, vendiendo y comprando productos y servicios, era su inclinación religiosa. Malaspina concluyó que el modelo político que el imperio español requería para sus colonias no debía derivarse de modelos seculares de otros países europeos. Las particularidades del indio obligaban a que la "autoridad de nuestros dominios penda más bien que de otra causa del influjo de la religión". 52 Por otro lado, la idea de la religión como una forma de control eficiente del indígena se inspiraba en la versión favorable que sobre el Perú precolombino habían presentado algunos cronistas. Desde Garcilaso de la Vega, varios cronistas presentaron a Manco Capac como el epítome del buen legislador quien deliberadamente "mintió" a los salvajes del Perú al decir que era hijo del dios Sol para poder civilizarlos más fácilmente. Según estos cronistas, la "mentira" de Manco Capac había dado lugar a unos de los sistemas políticos más estables y prósperos que el mundo ha conocido. Los nativos aceptaron todas las leyes de los Incas por ser órdenes divinas, y Manco Capac y el resto de sus herederos evitaron que los nativos

50. Ibid. 51. Pedro Guibovich, "Unanue y la Inquisición de Lima," Histórica 12(1988): 49-59. 52. Al parecer Malaspina y otros miembros de su expedición como Tadeo Haenke mantuvieron contacto con ilustrados peruanos a su paso por Lima. Las citas corresponden a Alejandro Malaspina, Los axiomas políticos sobre América, ed. Manuel Lucena Giraldo y Juan Pimentel Igea (Aranjuez: Ed. Doce Calles, 1991), pp. 157, 159, 155.

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se diesen cuenta de su verdadera naturaleza humana. Otro pensador peruano del siglo dieciocho que compartió esta idea fue el naturalista José Eusebio de Llano y Zapata, quien afirmó que el uso de símbolos religiósos por los reyes Incas fue un acto deliberado por el que "Mama-Huaco, pensó civilizar a estos feroces ... haciéndoles de brutos, racionales, y de salvajes políticos".53 Unanue compartió la creencia en la funcionalidad de la religión del Estado Inca y consideraba que por ello "esta parte del Nuevo Mundo, [fue la] cuna de los legisladores de más nombradía que nos ha transmitido la historia antigua".54 De acuerdo a Unanue, los Incas hicieron algo más que idear un sistema teocrático para estimular la virtud cívica de los gobernados. Los rápidos y asombrosos logros militares, agrícolas, y arquitectónicos de los Incas se explican por su profundo conocimiento de la constitución física y moral de los indios.55 Según Unanue, esta constitución requería para su buen funcionamiento de un régimen autoritario. La clave del gobierno Inca fue su firmeza, algo que de acuerdo a Unanue todavía podía ser apreciado entre los caciques, cuyo gobierno despótico observaba "inflexible justicia... orden y economía exemplares" similares a las que regían en "todo el Perú en los siglos de sus Monarcas".56 Unanue basaba su convicción de la empatía entre gobernantes y gobernados en el Perú precolombino en el análisis de la influencia del clima en la constitución física de la población peruana. De acuerdo con Unanue, los cambios constantes de temperatura en el Perú, como la humedad y calor de la costa, habían hecho a los indígenas de "huesos duros y carnes blandas". El exceso de humedad había producido que "sea mayor la debilidad de sus fibras" y nervios, y que por lo tanto sean particularmente susceptibles a las epidemias.57 Su "sensibilidad" los hizo tímidos y miedosos, pero también los proveyó con gran "imaginación"; no aquella facultad dedicada a crear fábulas pero una con el "poder de percibir con rapidez las imágenes de los objetos, sus relaciones y cualidades, de donde nace la faci53. José Eusebio de Llano Zapata, Memorias Histórico-Físicas-Apologéticas de la América Meridional [1761] (Lima: Imprenta y Librería de San Pedro, 19(4), 87. 54. Hipólito Unanue, "Prelusión a un examen de geografía, 1791", Ideólogos 8:416. 55. Idem, "Apuntes sobre las ruinas del valle de Santa", Ideólogos, 8:431-436 (Este artículo apareció en Nuevo Día del Perú 1, 2, 5 (1824)). 56. Idem, "Idea general de los monumentos del antiguo Perú", Mercurio Peruano, 1 (17 de Marzo de 1791):207. 57. Idem, "Observaciones", pp. 127-128.

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lidad de compararlos y expresarlos con energía". Semejante facultad hizo a los indígenas grandes oradores y buenos artistas, "capaces de competir con los más provectos de Europa". Pero la misma facultad los hizo perezosos, sin energía para "los esfuerzos y ejercicios de la voluntad". De acuerdo a Unanue, si el clima húmedo afectó el cuerpo del indígena, el medio ambiente modificó sus características espirituales. Los "débiles" rayos del sol en los Andes le daban al alma de los indígenas "un aire triste, modales tímidos, pasos lentos", y apego a la soledad y la nostalgia. 58 La vista de los "túmulos" donde entierran sus antepasados y las "ruinas" de sus antiguos monumentos hace que su alma recuerde constantemente "lo efímero de la vida". Segun Unanue, los grandes lagos y precipicios aumentaban la sensación de impotencia de los indios que se sentían "sin fuerza para salvar [aquellos 1 peligros" y cometían por ello suicidios.59 Frente a algunas de estas características que estaban escritas desde la perspectiva que había justificado la dominación y la sobrexplotación del indígena, Unanue defendió un medio de control social que seguramente fue muy utilizado durante y después del período colonial: la periódica flagelación. Según Unanue, este era el recurso "para aliviar la melancolía" porque "la irritación que los latigazos causan sobre el cutis, renueva la acción de la vida... cesa la debilidad y sus efectos perniciosos" y por supuesto salva la vida de los indios. Es interesante anotar que según Unanue los indios, a diferencia de los negros, no requerían de abundantes latigazos para "desanimarlos del suicidio" y que para conseguir este objetivo bastaban unos pocos golpes ya que los indígenas eran "de fibra delicada e irritable".60 La visión del indígena andino como un ser perezoso que requería ser azotado para "salvarlo" no fue un invento de Unanue y puede remontarse a las necesidades ideológicas de los conquistadores y colonizadores españoles del siglo XVI que sostuvieron la inferioridad de los indígenas como una manera de hacer más fácil su dominación. Lo interesante es observar que la utopía de Unanue, estando fuertemente influenciada por las ideas ilustradas de Europa del XVIII, integró viejos prejuicios racistas coloniales con una visión de un país rico, único, inexplotado y viable. Una manera de darle una continuidad ordenada a la modernización del país y de esta58. Ibid, p. 133. 59. Las citas de este párrafo corresponden a Ibid., 8:111, 111, 133,134. 60. Ibid., p. 136.

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se diesen cuenta de su verdadera naturaleza humana. Otro pensador peruano del siglo dieciocho que compartió esta idea fue el naturalista José Eusebio de Llano y Zapata, quien afirmó que el uso de símbolos religiósos por los reyes Incas fue un acto deliberado por el que "Mama-Huaco, pensó civilizar a estos feroces ... haciéndoles de brutos, racionales, y de salvajes políticos".53 Unanue compartió la creencia en la funcionalidad de la religión del Estado Inca y consideraba que por ello "esta parte del Nuevo Mundo, [fue la] cuna de los legisladores de más nombradía que nos ha transmitido la historia antigua".54 De acuerdo a Unanue, los Incas hicieron algo más que idear un sistema teocrático para estimular la virtud cívica de los gobernados. Los rápidos y asombrosos logros militares, agrícolas, y arquitectónicos de los Incas se explican por su profundo conocimiento de la constitución física y moral de los indios.55 Según Unanue, esta constitución requería para su buen funcionamiento de un régimen autoritario. La clave del gobierno Inca fue su firmeza, algo que de acuerdo a Unanue todavía podía ser apreciado entre los caciques, cuyo gobierno despótico observaba "inflexible justicia... orden y economía exemplares" similares a las que regían en "todo el Perú en los siglos de sus Monarcas".56 Unanue basaba su convicción de la empatía entre gobernantes y gobernados en el Perú precolombino en el análisis de la influencia del clima en la constitución física de la población peruana. De acuerdo con Unanue, los cambios constantes de temperatura en el Perú, como la humedad y calor de la costa, habían hecho a los indígenas de "huesos duros y carnes blandas". El exceso de humedad había producido que "sea mayor la debilidad de sus fibras" y nervios, y que por lo tanto sean particularmente susceptibles a las epidemias.57 Su "sensibilidad" los hizo tímidos y miedosos, pero también los proveyó con gran "imaginación"; no aquella facultad dedicada a crear fábulas pero una con el "poder de percibir con rapidez las imágenes de los objetos, sus relaciones y cualidades, de donde nace la faci53. José Eusebio de Llano Zapata, Memorias Histórico-Físicas-Apologéticas de la América Meridional [1761] (Lima: Imprenta y Librería de San Pedro, 19(4), 87. 54. Hipólito Unanue, "Prelusión a un examen de geografía, 1791", Ideólogos 8:416. 55. Idem, "Apuntes sobre las ruinas del valle de Santa", Ideólogos, 8:431-436 (Este artículo apareció en Nuevo Día del Perú 1, 2, 5 (1824)). 56. Idem, "Idea general de los monumentos del antiguo Perú", Mercurio Peruano, 1 (17 de Marzo de 1791):207. 57. Idem, "Observaciones", pp. 127-128.

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lidad de compararlos y expresarlos con energía". Semejante facultad hizo a los indígenas grandes oradores y buenos artistas, "capaces de competir con los más provectos de Europa". Pero la misma facultad los hizo perezosos, sin energía para "los esfuerzos y ejercicios de la voluntad". De acuerdo a Unanue, si el clima húmedo afectó el cuerpo del indígena, el medio ambiente modificó sus características espirituales. Los "débiles" rayos del sol en los Andes le daban al alma de los indígenas "un aire triste, modales tímidos, pasos lentos", y apego a la soledad y la nostalgia. 58 La vista de los "túmulos" donde entierran sus antepasados y las "ruinas" de sus antiguos monumentos hace que su alma recuerde constantemente "lo efímero de la vida". Segun Unanue, los grandes lagos y precipicios aumentaban la sensación de impotencia de los indios que se sentían "sin fuerza para salvar [aquellos 1 peligros" y cometían por ello suicidios.59 Frente a algunas de estas características que estaban escritas desde la perspectiva que había justificado la dominación y la sobrexplotación del indígena, Unanue defendió un medio de control social que seguramente fue muy utilizado durante y después del período colonial: la periódica flagelación. Según Unanue, este era el recurso "para aliviar la melancolía" porque "la irritación que los latigazos causan sobre el cutis, renueva la acción de la vida... cesa la debilidad y sus efectos perniciosos" y por supuesto salva la vida de los indios. Es interesante anotar que según Unanue los indios, a diferencia de los negros, no requerían de abundantes latigazos para "desanimarlos del suicidio" y que para conseguir este objetivo bastaban unos pocos golpes ya que los indígenas eran "de fibra delicada e irritable".60 La visión del indígena andino como un ser perezoso que requería ser azotado para "salvarlo" no fue un invento de Unanue y puede remontarse a las necesidades ideológicas de los conquistadores y colonizadores españoles del siglo XVI que sostuvieron la inferioridad de los indígenas como una manera de hacer más fácil su dominación. Lo interesante es observar que la utopía de Unanue, estando fuertemente influenciada por las ideas ilustradas de Europa del XVIII, integró viejos prejuicios racistas coloniales con una visión de un país rico, único, inexplotado y viable. Una manera de darle una continuidad ordenada a la modernización del país y de esta58. Ibid, p. 133. 59. Las citas de este párrafo corresponden a Ibid., 8:111, 111, 133,134. 60. Ibid., p. 136.

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blecer una ligaron política entre los diversos elementos de su utopía fue proponer un gobierno monárquico para el Perú. Según Unanue, sólo este tipo de gobierno podría mantener la disciplina y el control social necesarios en una población como la peruana. Este tipo de gobierno era aún más necesario si de acuerdo a Unanue, el clima cambiaba a todos los pobladores del Perú, no sólo a los indios. Castas, negros y criollos eran afectados por las oscilaciones de temperatura, por la humedad y el calor que reinaban en el Perú y particularmente en Lima. Los criollos, tanto como los indios, tenían "carnes blandas" y gran "imaginación". "Las varias naciones que han venido a poblar Lima y [el] resto del Perú, después de su conquista," concluyó Unanue, "se han afectado más o menos del carácter melancólico de sus narurales".61 Unanue sabía que este tipo de argumento no contaba con la simpatía de los criollos, quienes, como uno de sus portavoces lo expresó en el Mercurio, luchaban contra aquellos escritores extranjeros que insistían en que el clima americano convertía a todos en la misma "raza embrutecida, sin distinguir el originario del forastero, ni sus clases o gerarquías, que tienen inexplicable variedad en su cultura, usos y costumbres; poniendo en un mismo paralelo al Español Americano, con el Indio más inculto de la Sierra". 62 Unanue quiso diferenciarse de los escritores europeos insistiendo que "estas ...prerrogativas del clima no se distribuyen con igualdad en todos" y que los efectos del clima variaban "según la proporción en que se mezclan las tres diferentes razas".63 Pero a pesar de estos esfuerzos, Unanue pensó que el poder de la naturaleza era inevitable: indios, criollos y negros sufrirían de igual manera. Por ello, de acuerdo a Unanue, "el gobierno de los pueblos [debía] ser uno" y en el caso del Perú uno que haga trabajar a todos, particularmente a los esclavos que consideraba que habían adquirido su libertad con "ambición precipitada" gracias a la Independencia de 1821. 64 Según Unanue, a los negros, de los que él "poseía" quinientos en su ingenio azucarero de Cañete,65 aunque fuesen "libres", se los debía obligar al trabajo "por un estipendio moderado con que puedan subsistir...porque si se les dejara en libertad amplia, su tendencia general al ocio originaría muchos males a 61. Ibid., p. 135. 61. Lequanda, "Discurso", p. 105. 62. Unanue, "Observaciones", p. 114. 63. Idem, "Memoria del Señor Ministro", Ideólogos, 8:878, 88l. 64. Idem; "Observaciones", p. 139, nota 8.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

La Utopía de Hipólito Unanue

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la República y a sí mismos".66 Los criollos requerían también un gobierno firme porque sufrían "de temor y tristeza" (de donde nacen "la superstición, [y] el aguero"), y de egoísmo "que acompañado de la indolencia" los hacía concentrarse en su propio interés.67 La solución al dilema de una sociedad que en su conjunto era dada a la ociosidad, estaba según Unanue, en los antiguos gobiernos andinos. Lo que el Perú requería era una monarquía del estilo Inca. Unanue le sugirió en 1824 al autor de la obra "Ruinas de Pachacamac", que debía enseñarle al público que "nuestro gobierno debe ser monárquico", así como también debía darle esperanza al pueblo "de que [pronto] han de ver reestablecido el antiguo Imperio de los Incas, diciéndoles que este va a renacer de nuevo glorioso y brillante".68

III Los recientes trabajos de Burga y de Flores Galindo han contribuido a hacer evidente como representaciones del pasado Inca se han apoderado de la imaginación popular andina a través de los siglos, ofreciendo visiones utópicas o milenarias que alimentaban ideologías de resistencia.69 Es menos conocido, sin embargo, la forma en que las élites de los países andinos han recreado el pasado para sus propios fines. La utopía que propuso Unanue estuvo basaba en la creencia sobre el carácter único del país, en la exuberante, inexplorada e inexplotada riqueza natural peruana, en la importancia del comercio y del transporte en la modernización del país, y en la necesidad de medios severos y rígidos de control social de una población a la que se consideraba en general inferior. Esta visión utópica se revistió de autoridad relacionando influencias ideológicas europeas modernas con conceptos y elementos del mundo natural y social que rodeaban a los peruanos. Lejos de convertirse en una

66. Idem, "Memoria del Señor Ministro", p. 881. 67. Idem, "Observaciones", p. 135. 68. Idem, "Carta escrita al editor, la ilustración no progresa donde no tiene lugar la crítica, 1822", Ideólogos, 8:567 (Esta carta apareció en Correo Mercantil, Político y Literario 2, 6 de Abril de 1822). 69. Alberto Flores Galindo, Buscando un Inca: Identidad y utopía en los Andes (Lima: Editorial Horizonte, 1987); y Manuel Burga, Nacimiento de una Utopía, Muerte y resurrección de los Incas (Lima: Instituto de Apoyo Agrario, 1988).

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blecer una ligaron política entre los diversos elementos de su utopía fue proponer un gobierno monárquico para el Perú. Según Unanue, sólo este tipo de gobierno podría mantener la disciplina y el control social necesarios en una población como la peruana. Este tipo de gobierno era aún más necesario si de acuerdo a Unanue, el clima cambiaba a todos los pobladores del Perú, no sólo a los indios. Castas, negros y criollos eran afectados por las oscilaciones de temperatura, por la humedad y el calor que reinaban en el Perú y particularmente en Lima. Los criollos, tanto como los indios, tenían "carnes blandas" y gran "imaginación". "Las varias naciones que han venido a poblar Lima y [el] resto del Perú, después de su conquista," concluyó Unanue, "se han afectado más o menos del carácter melancólico de sus narurales".61 Unanue sabía que este tipo de argumento no contaba con la simpatía de los criollos, quienes, como uno de sus portavoces lo expresó en el Mercurio, luchaban contra aquellos escritores extranjeros que insistían en que el clima americano convertía a todos en la misma "raza embrutecida, sin distinguir el originario del forastero, ni sus clases o gerarquías, que tienen inexplicable variedad en su cultura, usos y costumbres; poniendo en un mismo paralelo al Español Americano, con el Indio más inculto de la Sierra". 62 Unanue quiso diferenciarse de los escritores europeos insistiendo que "estas ...prerrogativas del clima no se distribuyen con igualdad en todos" y que los efectos del clima variaban "según la proporción en que se mezclan las tres diferentes razas".63 Pero a pesar de estos esfuerzos, Unanue pensó que el poder de la naturaleza era inevitable: indios, criollos y negros sufrirían de igual manera. Por ello, de acuerdo a Unanue, "el gobierno de los pueblos [debía] ser uno" y en el caso del Perú uno que haga trabajar a todos, particularmente a los esclavos que consideraba que habían adquirido su libertad con "ambición precipitada" gracias a la Independencia de 1821. 64 Según Unanue, a los negros, de los que él "poseía" quinientos en su ingenio azucarero de Cañete,65 aunque fuesen "libres", se los debía obligar al trabajo "por un estipendio moderado con que puedan subsistir...porque si se les dejara en libertad amplia, su tendencia general al ocio originaría muchos males a 61. Ibid., p. 135. 61. Lequanda, "Discurso", p. 105. 62. Unanue, "Observaciones", p. 114. 63. Idem, "Memoria del Señor Ministro", Ideólogos, 8:878, 88l. 64. Idem; "Observaciones", p. 139, nota 8.

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la República y a sí mismos".66 Los criollos requerían también un gobierno firme porque sufrían "de temor y tristeza" (de donde nacen "la superstición, [y] el aguero"), y de egoísmo "que acompañado de la indolencia" los hacía concentrarse en su propio interés.67 La solución al dilema de una sociedad que en su conjunto era dada a la ociosidad, estaba según Unanue, en los antiguos gobiernos andinos. Lo que el Perú requería era una monarquía del estilo Inca. Unanue le sugirió en 1824 al autor de la obra "Ruinas de Pachacamac", que debía enseñarle al público que "nuestro gobierno debe ser monárquico", así como también debía darle esperanza al pueblo "de que [pronto] han de ver reestablecido el antiguo Imperio de los Incas, diciéndoles que este va a renacer de nuevo glorioso y brillante".68

III

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Los recientes trabajos de Burga y de Flores Galindo han contribuido a hacer evidente como representaciones del pasado Inca se han apoderado de la imaginación popular andina a través de los siglos, ofreciendo visiones utópicas o milenarias que alimentaban ideologías de resistencia.69 Es menos conocido, sin embargo, la forma en que las élites de los países andinos han recreado el pasado para sus propios fines. La utopía que propuso Unanue estuvo basaba en la creencia sobre el carácter único del país, en la exuberante, inexplorada e inexplotada riqueza natural peruana, en la importancia del comercio y del transporte en la modernización del país, y en la necesidad de medios severos y rígidos de control social de una población a la que se consideraba en general inferior. Esta visión utópica se revistió de autoridad relacionando influencias ideológicas europeas modernas con conceptos y elementos del mundo natural y social que rodeaban a los peruanos. Lejos de convertirse en una

66. Idem, "Memoria del Señor Ministro", p. 881. 67. Idem, "Observaciones", p. 135. 68. Idem, "Carta escrita al editor, la ilustración no progresa donde no tiene lugar la crítica, 1822", Ideólogos, 8:567 (Esta carta apareció en Correo Mercantil, Político y Literario 2, 6 de Abril de 1822). 69. Alberto Flores Galindo, Buscando un Inca: Identidad y utopía en los Andes (Lima: Editorial Horizonte, 1987); y Manuel Burga, Nacimiento de una Utopía, Muerte y resurrección de los Incas (Lima: Instituto de Apoyo Agrario, 1988).

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inspiración popular, esta utopía, tomada en su conjunto o disgregada en sus elementos, contribuyó a dar consistencia ideológica a las aspiraciones por una nación aristocrática y racialmente segregada de la élites blancas de Lima durante un período de incertidumbre política y cambios sociales como el ocurrido en los primeros años de la república peruana. Más aún, el éxito de esta utopía consistió no sólo en haber enlazado de una manera creativa las influencias ilustradas europeas modernas con los prejuicios ideológicos y sociales del país, sino en lograr articular una visión del futuro que perduró bajo diferentes máscaras en el desarrollo posterior de la saciedad peruana.

El nacionalismo y los orígenes de la Sociedad Geográfica de Lima 1 Leoncio López-Ocón Cabrera

LA GEOGRAFÍA ES una de las ciencias que se encuentra más influenciada por circunstancias exteriores al conocimiento mismo. Está, en efecto, estrechamente vinculada a un complejo haz de condicionantes políticos, económicos y técnicos.2 Este hecho en parte explica porque los saberes geográficos han desempeñado a lo largo del devenir histórico una función cultural plural. Si a lo largo del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX se constituyó una geografía colonialista que se puso al servicio de la expansión imperial de los países europeos, no es menos cierto, que paralelamente tanto en las sociedades centrales como en las semiperiféricas y periféricas de la ciencia-mundo se desarrolló una geografía crítica de los efectos perversos del colonialismo.3

1. Este trabajo se ha efectuado en el marco del proyecto de investigación PB 91-0071 de la DGYCIT "Ciencia y comunicación", dirigido por Antonio Lafuenre, y contó con ayuda del Centre de recherche en histoire des sciences et des techniques de La Villette, París. El autor desea agradecer a Santiago E. Antunez de Mayolo, Ricardo LaTorre, Pedro Guibovich, Luis Miguel Glave, Franklin Pease, y Marcos Cueto. 2. Véase Numa Broc, La géographie des philosophes, Géographes et voyageurs franccais au XVIII e siècle (Paris: Editions Ophrys, 1975). 3. Horacio Capel, Filosofía y ciencia en la Geografía contemporánea (Barcelona: Editorial Barcanova, 1981), pp. 173-174. Acerca del concepto ciencia-mundo, véase Xavier Polanco, Naissance es développement de la science-monde, Production et reproduction des communautés scientifiques en Europe et en Amérique latine (Paris: Editions La Découverte, 1990).

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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inspiración popular, esta utopía, tomada en su conjunto o disgregada en sus elementos, contribuyó a dar consistencia ideológica a las aspiraciones por una nación aristocrática y racialmente segregada de la élites blancas de Lima durante un período de incertidumbre política y cambios sociales como el ocurrido en los primeros años de la república peruana. Más aún, el éxito de esta utopía consistió no sólo en haber enlazado de una manera creativa las influencias ilustradas europeas modernas con los prejuicios ideológicos y sociales del país, sino en lograr articular una visión del futuro que perduró bajo diferentes máscaras en el desarrollo posterior de la saciedad peruana.

El nacionalismo y los orígenes de la Sociedad Geográfica de Lima 1

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LA GEOGRAFÍA ES una de las ciencias que se encuentra más influenciada por circunstancias exteriores al conocimiento mismo. Está, en efecto, estrechamente vinculada a un complejo haz de condicionantes políticos, económicos y técnicos.2 Este hecho en parte explica porque los saberes geográficos han desempeñado a lo largo del devenir histórico una función cultural plural. Si a lo largo del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX se constituyó una geografía colonialista que se puso al servicio de la expansión imperial de los países europeos, no es menos cierto, que paralelamente tanto en las sociedades centrales como en las semiperiféricas y periféricas de la ciencia-mundo se desarrolló una geografía crítica de los efectos perversos del colonialismo.3

1. Este trabajo se ha efectuado en el marco del proyecto de investigación PB 91-0071 de la DGYCIT "Ciencia y comunicación", dirigido por Antonio Lafuenre, y contó con ayuda del Centre de recherche en histoire des sciences et des techniques de La Villette, París. El autor desea agradecer a Santiago E. Antunez de Mayolo, Ricardo LaTorre, Pedro Guibovich, Luis Miguel Glave, Franklin Pease, y Marcos Cueto. 2. Véase Numa Broc, La géographie des philosophes, Géographes et voyageurs franccais au XVIII e siècle (Paris: Editions Ophrys, 1975). 3. Horacio Capel, Filosofía y ciencia en la Geografía contemporánea (Barcelona: Editorial Barcanova, 1981), pp. 173-174. Acerca del concepto ciencia-mundo, véase Xavier Polanco, Naissance es développement de la science-monde, Production et reproduction des communautés scientifiques en Europe et en Amérique latine (Paris: Editions La Découverte, 1990).

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Así, por ejemplo, en la América Latina de las primeras décadas del siglo XIX, los criollos se apoyaron en los conocimientos geográficos para reivindicar la independencia de sus territorios frente al dominio español, y en las últimas décadas de ese siglo dieron gran acogida, gracias a la labor de traducción de las editoriales anarquistas españolas, a los grandes trabajos de síntesis del geógrafo francés Eliseo Reclus.4 Reclus concibió su voluminosa obra ―de la que destacan los 19 volúmenes de la Nouvelle Géographie Universelle― como un instrumento de propaganda de convicciones libertarias y de crítica de las desigualdades sociales y económicas entre las diversas partes del mundo. El eje sobre el cual se vertebra este trabajo es la convicción de que el desarrollo y la institucionalización de saberes geográficos en los países Latinoamericanos estuvieron influenciados no sólo por la imitación del modelo de geografía elaborado en las metrópolis europeas, sino por las motivaciones, necesidades y objetivos locales. Esta combinación de factores sociales y técnicos nacionales y extranjeros fue una relación tensa y complementaria que es especialmente evidente en los orígenes de la Sociedad Geográfica de Lima. El objetivo de este texto es precisamente intentar delimitar y explicar las claves de la dinámica política y cultural local ―en las que no dejaron de intervenir científicos e instituciones extranjeras― que operaron en la fundación y primeros años de funcionamiento de esta institución científica, que fue la tercera de su género tras la constitución en 1833 de la Sociedad Mexicana de Geografía e Historia y del Instituto Hist6rico e Geográphico do Brazil en Río de Janeiro en 1838.

I El nacimiento y desarrollo de la Sociedad Geográfica de Lima puede ser contemplado como el trasplante a territorio peruano de los roles y las normas sociales de comportamiento científico existentes en las sociedades geográficas que ya funcionaban desde hacía un tiempo en Europa. Estas normas, que se fueron consolidando en la Europa del siglo XIX, promovían la asociación de los estudiosos del mundo natural, una relación más

4. Ascensión Martina Riaza, La Prensa doctrinal en la Independencia del Perú, 18111824 (Madrid: Ediciones Cultura Hispánica, ICI, 1985). Sobre Reclus, Gary S. Dunbar, Elisée Reclus, Historian of Nature (Hamden: Archon Book, 1978). Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

El nacionalismo y los orígenes de la Sociedad Geográfica de Lima

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estrecha con el Estado, y la difusión de sus resultados en función de objetivos utilitarios y educativos. Asimismo, la fundación de la Sociedad ha de ser vista como el resultado de la decisión tomada por las élites científica y política peruanas para dar respuesta a los retos de carácter político, económico y cultural. Estos retos estaban ligados a la necesidad de desarrollar una economía abierta basada en la exportación de materias primas, atraer la ansiada inmigración europea, y delimitar la identidad limítrofe del Perú en relación con sus vecinos. Varias de estas necesidades surgieron o se acentuaron a fines del siglo pasado. Tras la derrota con Chile en la guerra de 1879-1883, algunos intelectuales y grupos dirigentes peruanos emprendieron un proceso de reflexión colectiva y de reconstrucción del Estado peruano. Representantes de las élites peruanas llegaron entonces a la convicción de que estaban obligados a examinar y resolver los diversos problemas del Perú.5 Como en otros países latinoamericanos, en esa élite dirigente caló el positivismo. Aunque este movimiento fue complejo y heterogéneo, la mayoría de los positivistas promovieron una reflexión crítica sobre "los males latinoamericanos", poniendo especial énfasis en la ausencia de orden y estabilidad políticas, la interrupción del progreso económico y la ausencia de una cultura científica.6 En el caso peruano, la mentalidad positivista fue un medio para establecer una estrecha relación entre el nacionalismo y la ciencia. De esta manera mostrar la realidad del país, enfrentar y resolver científicamente los problemas pendientes, dominarla como se domina a la misma naturaleza, se convirtió en la motivación de muchos intelectuales y profesionales peruanos influenciados por el positivismo, incluyendo a los fundadores de la Sociedad Geográfica de Lima. Para ellos, la regeneración de la nación peruana sería posible a partir del abandono de las visiones románticas que habían predominado en la vida intelectual peruana del siglo XIX y del conocimiento científico de la propia realidad. En este ambiente de reconstrucción y confianza en las posibilidades futuras del Perú, un decreto del Presidente de la República, el general Andrés A. Cáceres, de 22 de febrero de 1888 determinó crear la Sociedad

5. Véase Efrain Kristal, Una visión urbana de los Andes. Génesis y desarrollo en el indigenismo en el Perú 1848-1930 (Lima: Instituto de Apoyo Agrario, 1991), p. 106. 6. Oscar Terán, América Latina: Positivismo y Nación (México: Editorial Katún, 1983), p. 12-13.

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Así, por ejemplo, en la América Latina de las primeras décadas del siglo XIX, los criollos se apoyaron en los conocimientos geográficos para reivindicar la independencia de sus territorios frente al dominio español, y en las últimas décadas de ese siglo dieron gran acogida, gracias a la labor de traducción de las editoriales anarquistas españolas, a los grandes trabajos de síntesis del geógrafo francés Eliseo Reclus.4 Reclus concibió su voluminosa obra ―de la que destacan los 19 volúmenes de la Nouvelle Géographie Universelle― como un instrumento de propaganda de convicciones libertarias y de crítica de las desigualdades sociales y económicas entre las diversas partes del mundo. El eje sobre el cual se vertebra este trabajo es la convicción de que el desarrollo y la institucionalización de saberes geográficos en los países Latinoamericanos estuvieron influenciados no sólo por la imitación del modelo de geografía elaborado en las metrópolis europeas, sino por las motivaciones, necesidades y objetivos locales. Esta combinación de factores sociales y técnicos nacionales y extranjeros fue una relación tensa y complementaria que es especialmente evidente en los orígenes de la Sociedad Geográfica de Lima. El objetivo de este texto es precisamente intentar delimitar y explicar las claves de la dinámica política y cultural local ―en las que no dejaron de intervenir científicos e instituciones extranjeras― que operaron en la fundación y primeros años de funcionamiento de esta institución científica, que fue la tercera de su género tras la constitución en 1833 de la Sociedad Mexicana de Geografía e Historia y del Instituto Hist6rico e Geográphico do Brazil en Río de Janeiro en 1838.

I El nacimiento y desarrollo de la Sociedad Geográfica de Lima puede ser contemplado como el trasplante a territorio peruano de los roles y las normas sociales de comportamiento científico existentes en las sociedades geográficas que ya funcionaban desde hacía un tiempo en Europa. Estas normas, que se fueron consolidando en la Europa del siglo XIX, promovían la asociación de los estudiosos del mundo natural, una relación más

4. Ascensión Martina Riaza, La Prensa doctrinal en la Independencia del Perú, 18111824 (Madrid: Ediciones Cultura Hispánica, ICI, 1985). Sobre Reclus, Gary S. Dunbar, Elisée Reclus, Historian of Nature (Hamden: Archon Book, 1978).

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estrecha con el Estado, y la difusión de sus resultados en función de objetivos utilitarios y educativos. Asimismo, la fundación de la Sociedad ha de ser vista como el resultado de la decisión tomada por las élites científica y política peruanas para dar respuesta a los retos de carácter político, económico y cultural. Estos retos estaban ligados a la necesidad de desarrollar una economía abierta basada en la exportación de materias primas, atraer la ansiada inmigración europea, y delimitar la identidad limítrofe del Perú en relación con sus vecinos. Varias de estas necesidades surgieron o se acentuaron a fines del siglo pasado. Tras la derrota con Chile en la guerra de 1879-1883, algunos intelectuales y grupos dirigentes peruanos emprendieron un proceso de reflexión colectiva y de reconstrucción del Estado peruano. Representantes de las élites peruanas llegaron entonces a la convicción de que estaban obligados a examinar y resolver los diversos problemas del Perú.5 Como en otros países latinoamericanos, en esa élite dirigente caló el positivismo. Aunque este movimiento fue complejo y heterogéneo, la mayoría de los positivistas promovieron una reflexión crítica sobre "los males latinoamericanos", poniendo especial énfasis en la ausencia de orden y estabilidad políticas, la interrupción del progreso económico y la ausencia de una cultura científica.6 En el caso peruano, la mentalidad positivista fue un medio para establecer una estrecha relación entre el nacionalismo y la ciencia. De esta manera mostrar la realidad del país, enfrentar y resolver científicamente los problemas pendientes, dominarla como se domina a la misma naturaleza, se convirtió en la motivación de muchos intelectuales y profesionales peruanos influenciados por el positivismo, incluyendo a los fundadores de la Sociedad Geográfica de Lima. Para ellos, la regeneración de la nación peruana sería posible a partir del abandono de las visiones románticas que habían predominado en la vida intelectual peruana del siglo XIX y del conocimiento científico de la propia realidad. En este ambiente de reconstrucción y confianza en las posibilidades futuras del Perú, un decreto del Presidente de la República, el general Andrés A. Cáceres, de 22 de febrero de 1888 determinó crear la Sociedad

5. Véase Efrain Kristal, Una visión urbana de los Andes. Génesis y desarrollo en el indigenismo en el Perú 1848-1930 (Lima: Instituto de Apoyo Agrario, 1991), p. 106. 6. Oscar Terán, América Latina: Positivismo y Nación (México: Editorial Katún, 1983), p. 12-13. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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Geográfica de Lima. Sin embargo, es importante señalar que la asignación de recursos y la creación real de la Sociedad sólo fue efectiva en 1891.7 La Sociedad inauguró entonces sus sesiones, organizó sus tareas e inició la edición trimestral de un Boletín, que se convirtió en su órgano oficial. Según expusiera en un editorial el organizador y primer presidente de la sociedad, el médico, político liberal y codirector del prestigioso diario de Lima El Comercio, Luis Carranza, los objetivos de la Sociedad eran fundamentalmente tres.8 El primer objetivo era aumentar los conocimientos que se tenían de los recursos naturales del país, principalmente de los mineralógicos, para vincular más estrechamente el Perú al mercado mundial. Este objetivo estaba estrechamente vinculado con las perspectivas de explotación minera que primero empresarios nacionales y posteriormente extranjeros realizarían sobretodo en la sierra central del país.9 El segundo objetivo era defender las condiciones de habitabilidad del espacio peruano para captar inmigrantes europeos, frente a quienes sostenían que el clima del Perú y el carácter de sus habitantes no eran favorables para el arraigo de población de origen europeo.10 Este objetivo reflejaba la visión racista de las élites peruanas que consideraban a la población indígena como una raza inferior incapaz de acometer por si sola el desarrollo económico que el país necesitaba. El tercer objetivo, según Carranza, era mejorar el nivel de información de los peruanos acerca del estado de desarrollo de los países vecinos del Perú para evitar conflictos o sorpresas como la que ocurrió en la Guerra con Chile. Estos objetivos estaban ligados a lo que ha sugerido Cueto, es decir, un nacionalismo geográfico que trataba de generar una ideología territorial.11 Esta suerte de ideología territorial, pudo a su vez desarrollarse gra-

7. Véase "Decretos de creación y organización de la Sociedad Geográfica de Lima" en Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima [en adelante BSGL] 1 (1891): 3. Raúl Palacios Rodríguez, La Sociedad Geográfica de Lima: fundación y años iniciales (Lima: Universidad de Lima, 1988), p. 56. 8. "Editorial", BSGL, 1 (1891): 1-2. 9. Rosemary Thorp y Geoffrey Bertram, Peru: growth and policy in an open economy 1890-1977 (New York: Columbia Univ. Press, 1978), pp. 72-94. 10. Esta discusión continuaba la disputa sobre la habitabilidad del Nuevo Mundo que se remontaba a la época colonial, véase, Antonello Gerbi, La disputa del Nuevo Mundo (México: FCE, 1960). 11. Marcos Cueto, Excelencia Científica en la Periferia: Actividades Científicas e Investigación Biomédica en el Perú (Lima: Grade/CONCYTEC, 1989), p. 76.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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cias a una serie de actividades que desarrolló o estimuló la Sociedad Geográfica de Lima tales como exploraciones geográficas dirigidas a favorecer la explotación de recursos naturales, la demarcación política del interior del territorio peruano, la reseña de provincias, el reconocimiento de rutas de transporte y comercio, la difusión del conocimiento geográfico, y el establecimiento de fronteras precisas con los países vecinos. Este último objetivo era de especial interés político ya que se consideraba que para las negociaciones diplomáticas pendientes era imprescindible acopiar materiales para la defensa de los derechos territoriales controvertidos por los países vecinos del Perú. A fines del siglo pasado, el Perú tenía problemas limítrofes pendientes con todos sus países vecinos y no existía una imagen definida y difundida del territorio del país. Este problema fue parcialmente solucionado a partir de 1898 cuando la Sociedad publicó 32 hojas seccionales que correspondían a un mapa del Perú, y posteriormente en 1912 cuando la misma confeccionó un Mapa Mural del Perú que fue distribuido y exhibido en numerosas oficinas públicas, centros educativos y publicaciones.12 Con respecto a la demarcación interior, es importante señalar la frecuente asesoría que la Sociedad Geográfica de Lima brindó al Congreso y, en especial, el valioso Informe que presentó en 1897 al Gobierno. En este Informe sobre la demarcación departamental del territorio de la República, elaborado por una comisión integrada por el marino Melitón Carvajal, Eulogio Delgado y el médico Pablo Patrón, se defendía, entre otras cuestiones, la necesidad de trasladar la capital de la República al centro del territorio, a las regiones andinas, medida que alentaría "vigorosamente la vida de la Nación" y cooperaría "activamente a la integración de las razas" del Perú.13 En relación con la búsqueda de nuevas rutas de transporte y comunicación, es importante anotar que no sólo existieron motivaciones económicas. Por ejemplo, el ingeniero pro-indigenista y catedrático de la Facultad de Ciencias de San Marcos Joaquín Capelo (1852-1925) consideraba que este era uno de los medios más importantes para lograr una cohesión nacional y de integrar a la población indígena. Capelo trazó personalmente el primer camino de penetración a la montaña por Tarma y Chancha-

12. Ibid., p. 78. 13. Melitón Carvajal, Eulogio Delgado y Pablo Patrón, "Informe sobre nueva demarcación departamental de la República", BSGL, vol. VIII, pp. 193 ss. p. 202

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Geográfica de Lima. Sin embargo, es importante señalar que la asignación de recursos y la creación real de la Sociedad sólo fue efectiva en 1891.7 La Sociedad inauguró entonces sus sesiones, organizó sus tareas e inició la edición trimestral de un Boletín, que se convirtió en su órgano oficial. Según expusiera en un editorial el organizador y primer presidente de la sociedad, el médico, político liberal y codirector del prestigioso diario de Lima El Comercio, Luis Carranza, los objetivos de la Sociedad eran fundamentalmente tres.8 El primer objetivo era aumentar los conocimientos que se tenían de los recursos naturales del país, principalmente de los mineralógicos, para vincular más estrechamente el Perú al mercado mundial. Este objetivo estaba estrechamente vinculado con las perspectivas de explotación minera que primero empresarios nacionales y posteriormente extranjeros realizarían sobretodo en la sierra central del país.9 El segundo objetivo era defender las condiciones de habitabilidad del espacio peruano para captar inmigrantes europeos, frente a quienes sostenían que el clima del Perú y el carácter de sus habitantes no eran favorables para el arraigo de población de origen europeo.10 Este objetivo reflejaba la visión racista de las élites peruanas que consideraban a la población indígena como una raza inferior incapaz de acometer por si sola el desarrollo económico que el país necesitaba. El tercer objetivo, según Carranza, era mejorar el nivel de información de los peruanos acerca del estado de desarrollo de los países vecinos del Perú para evitar conflictos o sorpresas como la que ocurrió en la Guerra con Chile. Estos objetivos estaban ligados a lo que ha sugerido Cueto, es decir, un nacionalismo geográfico que trataba de generar una ideología territorial.11 Esta suerte de ideología territorial, pudo a su vez desarrollarse gra-

7. Véase "Decretos de creación y organización de la Sociedad Geográfica de Lima" en Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima [en adelante BSGL] 1 (1891): 3. Raúl Palacios Rodríguez, La Sociedad Geográfica de Lima: fundación y años iniciales (Lima: Universidad de Lima, 1988), p. 56. 8. "Editorial", BSGL, 1 (1891): 1-2. 9. Rosemary Thorp y Geoffrey Bertram, Peru: growth and policy in an open economy 1890-1977 (New York: Columbia Univ. Press, 1978), pp. 72-94. 10. Esta discusión continuaba la disputa sobre la habitabilidad del Nuevo Mundo que se remontaba a la época colonial, véase, Antonello Gerbi, La disputa del Nuevo Mundo (México: FCE, 1960). 11. Marcos Cueto, Excelencia Científica en la Periferia: Actividades Científicas e Investigación Biomédica en el Perú (Lima: Grade/CONCYTEC, 1989), p. 76.

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cias a una serie de actividades que desarrolló o estimuló la Sociedad Geográfica de Lima tales como exploraciones geográficas dirigidas a favorecer la explotación de recursos naturales, la demarcación política del interior del territorio peruano, la reseña de provincias, el reconocimiento de rutas de transporte y comercio, la difusión del conocimiento geográfico, y el establecimiento de fronteras precisas con los países vecinos. Este último objetivo era de especial interés político ya que se consideraba que para las negociaciones diplomáticas pendientes era imprescindible acopiar materiales para la defensa de los derechos territoriales controvertidos por los países vecinos del Perú. A fines del siglo pasado, el Perú tenía problemas limítrofes pendientes con todos sus países vecinos y no existía una imagen definida y difundida del territorio del país. Este problema fue parcialmente solucionado a partir de 1898 cuando la Sociedad publicó 32 hojas seccionales que correspondían a un mapa del Perú, y posteriormente en 1912 cuando la misma confeccionó un Mapa Mural del Perú que fue distribuido y exhibido en numerosas oficinas públicas, centros educativos y publicaciones.12 Con respecto a la demarcación interior, es importante señalar la frecuente asesoría que la Sociedad Geográfica de Lima brindó al Congreso y, en especial, el valioso Informe que presentó en 1897 al Gobierno. En este Informe sobre la demarcación departamental del territorio de la República, elaborado por una comisión integrada por el marino Melitón Carvajal, Eulogio Delgado y el médico Pablo Patrón, se defendía, entre otras cuestiones, la necesidad de trasladar la capital de la República al centro del territorio, a las regiones andinas, medida que alentaría "vigorosamente la vida de la Nación" y cooperaría "activamente a la integración de las razas" del Perú.13 En relación con la búsqueda de nuevas rutas de transporte y comunicación, es importante anotar que no sólo existieron motivaciones económicas. Por ejemplo, el ingeniero pro-indigenista y catedrático de la Facultad de Ciencias de San Marcos Joaquín Capelo (1852-1925) consideraba que este era uno de los medios más importantes para lograr una cohesión nacional y de integrar a la población indígena. Capelo trazó personalmente el primer camino de penetración a la montaña por Tarma y Chancha-

12. Ibid., p. 78. 13. Melitón Carvajal, Eulogio Delgado y Pablo Patrón, "Informe sobre nueva demarcación departamental de la República", BSGL, vol. VIII, pp. 193 ss. p. 202 Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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mayo, tarea de la que dio puntual cuenta en las páginas del Boletín y en su trabajo sobre La vía central del Perú; donde expuso con rigor todas las coordenadas geográficas entre el Callao y el río Pichis, que llegó a determinar en sus exploraciones.14 De esta manera, el reconocimiento del espacio geográfico peruano fue concebido y utilizado por los integrantes de la Sociedad Geográfica de Lima como un soporte de las relaciones socioeconómicas, como un referente político sobre el que había que desplegar estrategias geopolíticas, como un medio de construcción de una estructura estatal, y como un elemento ideológico y cultural compuesto por un conjunto de símbolos y valores que favoreciesen la cohesión de una sociedad pluricultural habitada por diversos elementos étnicos.

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II Al ponerse en marcha la Sociedad Geográfica de Lima, se diseñó un amplio programa de investigaciones que estaba organizado en torno a siete líneas de trabajo, que desarrollaron otras tantas comisiones técnicas. 15 Sin embargo, a lo largo de la primera década de funcionamiento de la Saciedad estas comisiones funcionaron con desiguales resultados16. Las más activas fueron las comisiones encargadas del estudio: de la Geografía General Descriptiva del Perú; de la Historia Natural del Perú; de las Razas, Etnografía, Arqueología y Geografía Histórica del Perú; y del Archivo de Antonio Raimondi. 14. Joaquín Capelo, La Vía Central del Perú (Lima: Imp. Masías, 1895). 15. Las siete comisiones fueron: I. Historia natural (que incluía zoología, botánica, y mineralogía, geología y paleontología); II. Geografía general descriptiva (que incluía orografía, topografía e hidrografía fluvial del litoral; de los Andes y de la región amazónica); III. Meteorología y climatología; IV. Razas, etnografía, arqueología y geografía histórica; V. Estadística y demografía nacional y estadísticas civil y militar de las naciones vecinas; VI. Comisión de límites; y VII. Comisión del archivo Raimondi. BSGL, 1 (1891): 41-43. 16. En los once primeros tomos del Boletín se publicaron: - 35 artículos de Antropología, Etnografía y Lingüística - 14 artículos de Arqueología - 6 artículos de Astronomía - 10 artículos de Bibliografía - 16 artículos de Botánica - 12 artículos de Colonización, Inmigración e Irrigación - 8 artículos de Estadística - 102 artículos de Geografía

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La importancia asignada a la obra inconclusa de Raimondi el naturalista italiano que realizó extensos viajes de exploración durante el siglo diecinueve, revela cuanto valoraron los miembros de la Sociedad Geográfica considerarse como parte de la tradición cultural del país.17 Esta comisión, logró en pocos años organizar y editar parte de los materiales recopilados por Raimondi (Al respecto véase el capítulo de Cueto en este mismo volúmen). Estos materiales, se convirtieron en el fundamento de la labor cartográfica que llevó a cabo la Sociedad Geográfica de Lima, y que estuvo sobretodo en las hojas seccionales de fines del siglo pasado antes mencionadas. Entre 1891 y 1901, la Comisión encargada del estudio de la Geografía General Descriptiva del Perú fue, en parte debido a su carácter general, la que suscitó mayor número de colaboraciones por parte de los miembros de la Sociedad. Otra razón que explica la actividad de esta comisión fue el interés que existió en la época por el conocimiento de la región Amazónica peruana. Esta área geográfica abarcaba más de dos terceras partes de la extensión de la República, y sus inmensos territorios permanecían en su mayor parte inexplorados y desconocidos para la población peruana no originaria de esas regiones. Este interés se fortaleció al establecerse en el mercado mundial el valor del árbol del caucho procedente del Amazonas y al crecer el puerto fluvial de Iquitos, gracias al boom de este producto experimentado entre fines del siglo pasado y las dos primeras décadas del siglo XX.18 Así, a lo largo de la última década del siglo XIX se presentaron en las páginas del Boletín más de una docena de trabajos dedicados al estudio de los recursos naturales de la región amazónica así como al análisis de su orografía, topografía e hidrografía." Entre estos estudios destacan el in- 25 artículos de Geología, Mineralogía y Paleontología - 18 artículos de Hidrografía - 114 artículos de Meteorología y Climatología - 10 artículos de Oceanografía - 22 artículos de Orografía, Topografía y Geodesia - 3 artículos de Zoología "Indice por Materias de los artículos publicados en los once tomos del Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima", BSGL 11 (1901): 423-449. 17. Ettore Janni, Vida de Antonio Raimondi (Lima: T. Scheuch S.A., 1942). 18. Véase Heraclio Bonilla, Gran Bretaña y el Perú. Los mecanismos de un control económico, vol. V (Lima: IEP, 1977), pp. 123-133. 19. Para una referencia precisa, véase Santos Díaz María, Indice analítico del Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, Tomo I al CIV. Años 1891 a 1984 (Lima: Santiago E. Antúnez de Mayolo ed., 1988).

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mayo, tarea de la que dio puntual cuenta en las páginas del Boletín y en su trabajo sobre La vía central del Perú; donde expuso con rigor todas las coordenadas geográficas entre el Callao y el río Pichis, que llegó a determinar en sus exploraciones.14 De esta manera, el reconocimiento del espacio geográfico peruano fue concebido y utilizado por los integrantes de la Sociedad Geográfica de Lima como un soporte de las relaciones socioeconómicas, como un referente político sobre el que había que desplegar estrategias geopolíticas, como un medio de construcción de una estructura estatal, y como un elemento ideológico y cultural compuesto por un conjunto de símbolos y valores que favoreciesen la cohesión de una sociedad pluricultural habitada por diversos elementos étnicos.

Al ponerse en marcha la Sociedad Geográfica de Lima, se diseñó un amplio programa de investigaciones que estaba organizado en torno a siete líneas de trabajo, que desarrollaron otras tantas comisiones técnicas. 15 Sin embargo, a lo largo de la primera década de funcionamiento de la Saciedad estas comisiones funcionaron con desiguales resultados16. Las más activas fueron las comisiones encargadas del estudio: de la Geografía General Descriptiva del Perú; de la Historia Natural del Perú; de las Razas, Etnografía, Arqueología y Geografía Histórica del Perú; y del Archivo de Antonio Raimondi. 14. Joaquín Capelo, La Vía Central del Perú (Lima: Imp. Masías, 1895). 15. Las siete comisiones fueron: I. Historia natural (que incluía zoología, botánica, y mineralogía, geología y paleontología); II. Geografía general descriptiva (que incluía orografía, topografía e hidrografía fluvial del litoral; de los Andes y de la región amazónica); III. Meteorología y climatología; IV. Razas, etnografía, arqueología y geografía histórica; V. Estadística y demografía nacional y estadísticas civil y militar de las naciones vecinas; VI. Comisión de límites; y VII. Comisión del archivo Raimondi. BSGL, 1 (1891): 41-43. 16. En los once primeros tomos del Boletín se publicaron: - 35 artículos de Antropología, Etnografía y Lingüística - 14 artículos de Arqueología - 6 artículos de Astronomía - 10 artículos de Bibliografía - 16 artículos de Botánica - 12 artículos de Colonización, Inmigración e Irrigación - 8 artículos de Estadística - 102 artículos de Geografía

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La importancia asignada a la obra inconclusa de Raimondi el naturalista italiano que realizó extensos viajes de exploración durante el siglo diecinueve, revela cuanto valoraron los miembros de la Sociedad Geográfica considerarse como parte de la tradición cultural del país.17 Esta comisión, logró en pocos años organizar y editar parte de los materiales recopilados por Raimondi (Al respecto véase el capítulo de Cueto en este mismo volúmen). Estos materiales, se convirtieron en el fundamento de la labor cartográfica que llevó a cabo la Sociedad Geográfica de Lima, y que estuvo sobretodo en las hojas seccionales de fines del siglo pasado antes mencionadas. Entre 1891 y 1901, la Comisión encargada del estudio de la Geografía General Descriptiva del Perú fue, en parte debido a su carácter general, la que suscitó mayor número de colaboraciones por parte de los miembros de la Sociedad. Otra razón que explica la actividad de esta comisión fue el interés que existió en la época por el conocimiento de la región Amazónica peruana. Esta área geográfica abarcaba más de dos terceras partes de la extensión de la República, y sus inmensos territorios permanecían en su mayor parte inexplorados y desconocidos para la población peruana no originaria de esas regiones. Este interés se fortaleció al establecerse en el mercado mundial el valor del árbol del caucho procedente del Amazonas y al crecer el puerto fluvial de Iquitos, gracias al boom de este producto experimentado entre fines del siglo pasado y las dos primeras décadas del siglo XX.18 Así, a lo largo de la última década del siglo XIX se presentaron en las páginas del Boletín más de una docena de trabajos dedicados al estudio de los recursos naturales de la región amazónica así como al análisis de su orografía, topografía e hidrografía." Entre estos estudios destacan el in- 25 artículos de Geología, Mineralogía y Paleontología - 18 artículos de Hidrografía - 114 artículos de Meteorología y Climatología - 10 artículos de Oceanografía - 22 artículos de Orografía, Topografía y Geodesia - 3 artículos de Zoología "Indice por Materias de los artículos publicados en los once tomos del Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima", BSGL 11 (1901): 423-449. 17. Ettore Janni, Vida de Antonio Raimondi (Lima: T. Scheuch S.A., 1942). 18. Véase Heraclio Bonilla, Gran Bretaña y el Perú. Los mecanismos de un control económico, vol. V (Lima: IEP, 1977), pp. 123-133. 19. Para una referencia precisa, véase Santos Díaz María, Indice analítico del Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, Tomo I al CIV. Años 1891 a 1984 (Lima: Santiago E. Antúnez de Mayolo ed., 1988).

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forme que elaboraron los ingenieros José E. Castañón y Teobaldo Eléspuru, y la conferencia dada por el coronel Manuel Patiño sobre el departamento de Loreto, donde propuso un plan detallado de estructura administrativa y comunicaciones con la Amazonía, que incluía la construcción de un ferrocarril oriental y el establecimiento de colonias militares y aduanas fluviales.20 El interés por conocer la región amazónica peruana, puesto en marcha en la década 1890-1900, continuó en los primeros años de este siglo gracias a las actividades llevadas a cabo por la Junta de Vías Fluviales. Este organismo fue creado en 1901 como una dependencia del Ministerio de Relaciones Exteriores con un doble objetivo: organizar el envío de expediciones al oriente amazónico peruano y asesorar sobre los medios que había que usar para proteger a las empresas industriales que allí estaban ubicadas.21 Sus importantes trabajos científicos, ―observaciones astronómicas y trazado de cartas hidrográficas― pueden seguirse puntualmente a través de las páginas del Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima. Todo ese esfuerzo de conocimiento estuvo encaminado fundamentalmente a orientar los trabajos que asegurasen el más rápido contacto de la región cauchera recorrida por el río Madre de Dios con el litoral del Pacífico, para lo cual, por ejemplo, se fundó Puerto Maldonado. Es importante destacar que el renovado interés peruano por esa área amazónica originaría conflictos limítrofes con Brasil y Bolivia. A su vez los territorios de la costa del Pacífico y de la sierra andina suscitaron un desigual interés entre los miembros de la Sociedad en los años iniciales de su funcionamiento. Así respecto a la geografía descriptiva del litoral, los once primeros volúmenes del Boletín publicaron pocos trabajos sobre la costa entre los que destacan los estudios sobre población, caminos y haciendas en Tumbes y Chiclayo22. Sin embargo, la región serrana sí tuvo una atención preferente de los integrantes de la Sociedad. Se editaron varios relatos de viajeros que se internaron por diversas áreas de 20. "Informe sobre territorios del río Marañón, por los ingenieros José E. Castañón y Teobaldo Eléspuru y coronel Samuel Palacios Mendiburu", BSGL 1 (1891): 11-18; y Manuel Patiño, Conferencia dada en la Sociedad Geográfica de Lima el 28 de Diciembre de 1900 (Lima: Imp. del Estado, 1901). 21. Jorge Basadre, Historia de la República del Perú, vol. VII (Lima: Ediciones "Historia", 1963), pp. 3319-3320. 22. Froilán P. Morales, "Datos generales sobre la provincia de Tumbes", BSGL 4 (1894): 442450; y José Clodomiro Soto, "Provincia de Chiclayo", BSGL 4 (1894): 220226.

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los Andes peruanos, bien desde Lima o desde los importantes núcleos urbanos existentes en la sierra central peruana, como Huancayo, y Ayacucho.23 Los principales centros de atención de esos viajes fueron los centros mineros de Cerro de Pasco y de la provincia aurífera de Carabaya, y la región de Apurímac, visitada varias veces por el coronel Pedro Portillo. Este militar también destacó porque como prefecto de Ayacucho entre 1896 y 1900 y prefecto de Loreto entre 1902 y 1904, realizó diversas actividades entre las que destacan la comprobación de la navegabilidad del río Apurímac, la construcción de puentes y fundación de puertos fluviales, el estudio de las tensiones con los países vecinos, y la elaboración de cuidadosos mapas de los ríos de la hoya amazónica. Entre sus obras destacaron detallados estudios de la geografía de Loreto y del Departamento de Madre de Dios que fueron publicados en el Boletín de la Sociedad Geográfica en 1909 y 1914, respectivamente.24 Por su parte, la comisión técnica que se formó en el seno de la Sociedad Geográfica de Lima para estudiar la historia natural dedicó fundamental atención a los trabajos geológicos. Así, de 43 trabajos relacionados con esa comisión técnica publicados en las páginas del Boletín a lo largo de su primera década de existencia, 20 de ellos ―es decir casi un 50 por ciento― fueron dedicados a temas de mineralogía, geología y paleontología. Más concretamente estos trabajos se centraron en torno a tres líneas de investigación: el análisis de la distribución de las diversas capas geológicas del territorio peruano, y el estudio de las áreas mineralógicas y de sus respectivos recursos carboníferos, petrolíferos, argentíferos, auríferos y cupríferos de regiones de Piura, Cailloma, y Carabaya, y el estudio de fósiles. 25 23. Algunos de los mas importantes fueron: Manuel César Vidal, "Viaje de exploración a las montañas y regiones auríferas del río de San Gabán, provincia de Carabaya", BSGL 6 (1896): 164-192; José Balta, "Observaciones hechas en un viaje a Carabaya", BSGL 7 (1897): 105-119; y Pedro Portillo, "Exploración de la región del Apurímac por las montañas de Huanta y La Mar", BSGL 6 (1896): 271-281. 24. Aquí citamos sus obras más importantes, Pedro Portillo, Las Montañas de Ayacucho y los ríos Apurímac, Mantaro, Ene, Perené, Tambo, y Alto Ucayali (Urna: Imp. del Estado, 1901); Idem, Acontecimientos realizados con los ecuatorianos, colombianos, y brasileños en los ríos Napo, Putumayo, Yurua y Purus durante los años de 1901 a 1904 (Lima: Tip. del Panóptico, 1909); e Idem, Memoria que presenta al Supremo Gobierno el coronel Pedro Portillo, Ministro de Fomento en comisión especial al Departamento de Madre de Dios (Lima: Imp. Chávez, 1914). 25. Véase por ejemplo, Federico Moreno, "Yacimientos de petróleo, en el departamento de Piura", BSGL 3 (1893): 283; Bernard Hunt, "Informe sobre el distrito mineral de Cailloma", BSGL 6 (1896): 414; José Balta, "Nota preliminar sobre los filones de oro de Carabaya (con un mapa)", BSGL 8 (1898): 111.

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forme que elaboraron los ingenieros José E. Castañón y Teobaldo Eléspuru, y la conferencia dada por el coronel Manuel Patiño sobre el departamento de Loreto, donde propuso un plan detallado de estructura administrativa y comunicaciones con la Amazonía, que incluía la construcción de un ferrocarril oriental y el establecimiento de colonias militares y aduanas fluviales.20 El interés por conocer la región amazónica peruana, puesto en marcha en la década 1890-1900, continuó en los primeros años de este siglo gracias a las actividades llevadas a cabo por la Junta de Vías Fluviales. Este organismo fue creado en 1901 como una dependencia del Ministerio de Relaciones Exteriores con un doble objetivo: organizar el envío de expediciones al oriente amazónico peruano y asesorar sobre los medios que había que usar para proteger a las empresas industriales que allí estaban ubicadas.21 Sus importantes trabajos científicos, ―observaciones astronómicas y trazado de cartas hidrográficas― pueden seguirse puntualmente a través de las páginas del Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima. Todo ese esfuerzo de conocimiento estuvo encaminado fundamentalmente a orientar los trabajos que asegurasen el más rápido contacto de la región cauchera recorrida por el río Madre de Dios con el litoral del Pacífico, para lo cual, por ejemplo, se fundó Puerto Maldonado. Es importante destacar que el renovado interés peruano por esa área amazónica originaría conflictos limítrofes con Brasil y Bolivia. A su vez los territorios de la costa del Pacífico y de la sierra andina suscitaron un desigual interés entre los miembros de la Sociedad en los años iniciales de su funcionamiento. Así respecto a la geografía descriptiva del litoral, los once primeros volúmenes del Boletín publicaron pocos trabajos sobre la costa entre los que destacan los estudios sobre población, caminos y haciendas en Tumbes y Chiclayo22. Sin embargo, la región serrana sí tuvo una atención preferente de los integrantes de la Sociedad. Se editaron varios relatos de viajeros que se internaron por diversas áreas de 20. "Informe sobre territorios del río Marañón, por los ingenieros José E. Castañón y Teobaldo Eléspuru y coronel Samuel Palacios Mendiburu", BSGL 1 (1891): 11-18; y Manuel Patiño, Conferencia dada en la Sociedad Geográfica de Lima el 28 de Diciembre de 1900 (Lima: Imp. del Estado, 1901). 21. Jorge Basadre, Historia de la República del Perú, vol. VII (Lima: Ediciones "Historia", 1963), pp. 3319-3320. 22. Froilán P. Morales, "Datos generales sobre la provincia de Tumbes", BSGL 4 (1894): 442450; y José Clodomiro Soto, "Provincia de Chiclayo", BSGL 4 (1894): 220226.

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los Andes peruanos, bien desde Lima o desde los importantes núcleos urbanos existentes en la sierra central peruana, como Huancayo, y Ayacucho.23 Los principales centros de atención de esos viajes fueron los centros mineros de Cerro de Pasco y de la provincia aurífera de Carabaya, y la región de Apurímac, visitada varias veces por el coronel Pedro Portillo. Este militar también destacó porque como prefecto de Ayacucho entre 1896 y 1900 y prefecto de Loreto entre 1902 y 1904, realizó diversas actividades entre las que destacan la comprobación de la navegabilidad del río Apurímac, la construcción de puentes y fundación de puertos fluviales, el estudio de las tensiones con los países vecinos, y la elaboración de cuidadosos mapas de los ríos de la hoya amazónica. Entre sus obras destacaron detallados estudios de la geografía de Loreto y del Departamento de Madre de Dios que fueron publicados en el Boletín de la Sociedad Geográfica en 1909 y 1914, respectivamente.24 Por su parte, la comisión técnica que se formó en el seno de la Sociedad Geográfica de Lima para estudiar la historia natural dedicó fundamental atención a los trabajos geológicos. Así, de 43 trabajos relacionados con esa comisión técnica publicados en las páginas del Boletín a lo largo de su primera década de existencia, 20 de ellos ―es decir casi un 50 por ciento― fueron dedicados a temas de mineralogía, geología y paleontología. Más concretamente estos trabajos se centraron en torno a tres líneas de investigación: el análisis de la distribución de las diversas capas geológicas del territorio peruano, y el estudio de las áreas mineralógicas y de sus respectivos recursos carboníferos, petrolíferos, argentíferos, auríferos y cupríferos de regiones de Piura, Cailloma, y Carabaya, y el estudio de fósiles. 25 23. Algunos de los mas importantes fueron: Manuel César Vidal, "Viaje de exploración a las montañas y regiones auríferas del río de San Gabán, provincia de Carabaya", BSGL 6 (1896): 164-192; José Balta, "Observaciones hechas en un viaje a Carabaya", BSGL 7 (1897): 105-119; y Pedro Portillo, "Exploración de la región del Apurímac por las montañas de Huanta y La Mar", BSGL 6 (1896): 271-281. 24. Aquí citamos sus obras más importantes, Pedro Portillo, Las Montañas de Ayacucho y los ríos Apurímac, Mantaro, Ene, Perené, Tambo, y Alto Ucayali (Urna: Imp. del Estado, 1901); Idem, Acontecimientos realizados con los ecuatorianos, colombianos, y brasileños en los ríos Napo, Putumayo, Yurua y Purus durante los años de 1901 a 1904 (Lima: Tip. del Panóptico, 1909); e Idem, Memoria que presenta al Supremo Gobierno el coronel Pedro Portillo, Ministro de Fomento en comisión especial al Departamento de Madre de Dios (Lima: Imp. Chávez, 1914). 25. Véase por ejemplo, Federico Moreno, "Yacimientos de petróleo, en el departamento de Piura", BSGL 3 (1893): 283; Bernard Hunt, "Informe sobre el distrito mineral de Cailloma", BSGL 6 (1896): 414; José Balta, "Nota preliminar sobre los filones de oro de Carabaya (con un mapa)", BSGL 8 (1898): 111.

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El desarrollo de la paleontología fue también posible gracias al impulso del ingeniero de minas Carlos I. Lissón (1868-1947). Lissón fue un gran propagandista de las actividades científicas en el Perú de comienzos de siglo, y en diferentes años fue catedrático de los cursos de cálculo, y geología y petrografía de la Facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos, llegó a ser jefe del Laboratorio de Micropetrología y del Museo Geológico de la Escuela de Ingenieros de Lima y rector de la Universidad. Lissón fue autor de una fecunda obra en la que efectuó contribuciones importantes al conocimiento de la paleontología peruana entre los que destacan su Contribución a la geología de Lima y sus alrededores (1907). Desde 1911 registró sistemáticamente la ubicación de afloramientos fosilíferos y catalogó su fauna y flora, tareas que le permitieron hacer el primer mapa paleontológico del Perú.26 El interés por los estudios geológicos, estaba íntimamente relacionado con el renacimiento de la industria minera que experimentó el país durante esos años al descubrirse en 1897 los riquísimos yacimientos de cobre en la zona de Cerro de Pasco y al establecerse en esta zona en 1901 la empresa norteamericana Cerro de Pasco Mining Company. En 1901 un nuevo Código de Minería (que perduró hasta 1950) unificó y ordenó la legislación sobre esta actividad, declaró que la propiedad minera legalmente adquirida era irrevocable y alentó la inversión extranjera. Este contexto, donde no dejaron de participar empresarios nacionales, favoreció la elaboración del primer Mapa Geológico del Perú, tarea que se encomendó a un miembro de la Sociedad Geográfica, el ingeniero minero José J. Bravo.27 Bravo fue un investigador con descubrimientos originales sobre el mineral del tungsteno y el vanadio publicados en el país y el extranjero y fue de los principales promotores en reorientar las actividades científicas hacia objetivos nacionales e industriales. Por ejemplo, cuando asumió el cargo de director del prestigioso Cuerpo de Ingenieros de Lima en 1909 (cargo que conservó hasta 1927) empezó a promover el desarrollo de una industria siderúrgica nacional en el yacimiento de Marcona, y de una industria petrolera a cargo del Estado.

26. De la vasta obra de Carlos I. Lissón cabe destacar: Contribución a la geología de Lima y sus alrededores (Lima: Imp. Gil, 1907) y Edad de los fósiles peruanos y distribución de sus depósitos en toda la República acompañado por un mapa paleontológico del Perú (Lima: La Opinión Nacional, 1913). El segundo libro fue reeditado en 1917, 1924 y 1942. 27. Basadre, Historia, pp. 3197, 3203-3204.

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Por otro lado, es interesante destacar que los trabajos de botánica, abarcaron casi el 40 por ciento del total de artículos dedicados a la Historia Natural en las páginas del Boletín de la Sociedad a lo largo de su primera década de existencia (16 de un total de 43 artículos). Estos trabajos dieron a conocer, por ejemplo, aspectos poco conocidos de la flora de la cordillera peruana, diversas plantas y árboles útiles para la industria textil y las posibilidades económicas de explotación del café.28 Quizás por sus menores posibilidades para sugerir empresas de rápida formación y alta rentabilidad, la sección de zoología fue la menos activa de las secciones de la comisión técnica de la historia natural. Entre 1891 y 1901 sólo aparecieron en las páginas del Boletín tres trabajos dedicados a la fauna peruana en los que se presentaron otros tantos estudios sobre la vizcacha, las podicipideas de los lagos más elevados de los Andes y la vicuña.29

III El grueso de este ambicioso programa de trabajo fue desarrollado por unas decenas de activos socios pertenecientes fundamentalmente a cuatro profesiones: abogados, médicos, ingenieros y militares.30 Es interesante destacar que los primeros presidentes del Consejo Directivo de la Sociedad Geográfica de Lima fueron destacados representantes de alguno de esos grupos profesionales. Asimismo, es posible considerar, que en el impulso inicial que caracterizó el surgimiento de la Sociedad, existieron intereses de avance profesional de ocupaciones relativamente nuevas para el país. Estos grupos se apoyaron hábilmente en el prestigio, la autoridad, y la utilidad de los trabajos científicos y en las relaciones con el Estado y la élite política para mejorar su posición en la sociedad peruana. El primer presidente, fue el médico cirujano ayacuchano Luis Carranza (1843-1898) que dirigió los destinos de la Sociedad por una década 28. Por ejemplo, Juan Ball, "Contribución al estudio de la flora de la cordillera peruana", BSGL 4 (1894): 430-452; Augusto Dorca, "Una planta textil: La Sanseviera", BSGL 5 (1895): 458-468. 29. Alberto L. Gadea, "La Vizcacha (Lagidium peruvianum)", BSGL 4 (1894): 281319; William Nation, "Las podicipideas en los lagos más elevados de los Andes", BSGL 5 (1895): 476-478; y B. Pacheco Vargas, "Auchenia Huicuña", BSGL 2 (1892): 172-189. 30. Marcos Cueto, "Apogeo y crisis de la Sociedad Geográfica de Lima: 1888-1940", Dynamis, Acta Hispánica ad Medicinae Scientiarumque Historiam Illustrandam 12 (1992): 3546.

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El desarrollo de la paleontología fue también posible gracias al impulso del ingeniero de minas Carlos I. Lissón (1868-1947). Lissón fue un gran propagandista de las actividades científicas en el Perú de comienzos de siglo, y en diferentes años fue catedrático de los cursos de cálculo, y geología y petrografía de la Facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos, llegó a ser jefe del Laboratorio de Micropetrología y del Museo Geológico de la Escuela de Ingenieros de Lima y rector de la Universidad. Lissón fue autor de una fecunda obra en la que efectuó contribuciones importantes al conocimiento de la paleontología peruana entre los que destacan su Contribución a la geología de Lima y sus alrededores (1907). Desde 1911 registró sistemáticamente la ubicación de afloramientos fosilíferos y catalogó su fauna y flora, tareas que le permitieron hacer el primer mapa paleontológico del Perú.26 El interés por los estudios geológicos, estaba íntimamente relacionado con el renacimiento de la industria minera que experimentó el país durante esos años al descubrirse en 1897 los riquísimos yacimientos de cobre en la zona de Cerro de Pasco y al establecerse en esta zona en 1901 la empresa norteamericana Cerro de Pasco Mining Company. En 1901 un nuevo Código de Minería (que perduró hasta 1950) unificó y ordenó la legislación sobre esta actividad, declaró que la propiedad minera legalmente adquirida era irrevocable y alentó la inversión extranjera. Este contexto, donde no dejaron de participar empresarios nacionales, favoreció la elaboración del primer Mapa Geológico del Perú, tarea que se encomendó a un miembro de la Sociedad Geográfica, el ingeniero minero José J. Bravo.27 Bravo fue un investigador con descubrimientos originales sobre el mineral del tungsteno y el vanadio publicados en el país y el extranjero y fue de los principales promotores en reorientar las actividades científicas hacia objetivos nacionales e industriales. Por ejemplo, cuando asumió el cargo de director del prestigioso Cuerpo de Ingenieros de Lima en 1909 (cargo que conservó hasta 1927) empezó a promover el desarrollo de una industria siderúrgica nacional en el yacimiento de Marcona, y de una industria petrolera a cargo del Estado.

26. De la vasta obra de Carlos I. Lissón cabe destacar: Contribución a la geología de Lima y sus alrededores (Lima: Imp. Gil, 1907) y Edad de los fósiles peruanos y distribución de sus depósitos en toda la República acompañado por un mapa paleontológico del Perú (Lima: La Opinión Nacional, 1913). El segundo libro fue reeditado en 1917, 1924 y 1942. 27. Basadre, Historia, pp. 3197, 3203-3204.

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Por otro lado, es interesante destacar que los trabajos de botánica, abarcaron casi el 40 por ciento del total de artículos dedicados a la Historia Natural en las páginas del Boletín de la Sociedad a lo largo de su primera década de existencia (16 de un total de 43 artículos). Estos trabajos dieron a conocer, por ejemplo, aspectos poco conocidos de la flora de la cordillera peruana, diversas plantas y árboles útiles para la industria textil y las posibilidades económicas de explotación del café.28 Quizás por sus menores posibilidades para sugerir empresas de rápida formación y alta rentabilidad, la sección de zoología fue la menos activa de las secciones de la comisión técnica de la historia natural. Entre 1891 y 1901 sólo aparecieron en las páginas del Boletín tres trabajos dedicados a la fauna peruana en los que se presentaron otros tantos estudios sobre la vizcacha, las podicipideas de los lagos más elevados de los Andes y la vicuña.29

III

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El grueso de este ambicioso programa de trabajo fue desarrollado por unas decenas de activos socios pertenecientes fundamentalmente a cuatro profesiones: abogados, médicos, ingenieros y militares.30 Es interesante destacar que los primeros presidentes del Consejo Directivo de la Sociedad Geográfica de Lima fueron destacados representantes de alguno de esos grupos profesionales. Asimismo, es posible considerar, que en el impulso inicial que caracterizó el surgimiento de la Sociedad, existieron intereses de avance profesional de ocupaciones relativamente nuevas para el país. Estos grupos se apoyaron hábilmente en el prestigio, la autoridad, y la utilidad de los trabajos científicos y en las relaciones con el Estado y la élite política para mejorar su posición en la sociedad peruana. El primer presidente, fue el médico cirujano ayacuchano Luis Carranza (1843-1898) que dirigió los destinos de la Sociedad por una década 28. Por ejemplo, Juan Ball, "Contribución al estudio de la flora de la cordillera peruana", BSGL 4 (1894): 430-452; Augusto Dorca, "Una planta textil: La Sanseviera", BSGL 5 (1895): 458-468. 29. Alberto L. Gadea, "La Vizcacha (Lagidium peruvianum)", BSGL 4 (1894): 281319; William Nation, "Las podicipideas en los lagos más elevados de los Andes", BSGL 5 (1895): 476-478; y B. Pacheco Vargas, "Auchenia Huicuña", BSGL 2 (1892): 172-189. 30. Marcos Cueto, "Apogeo y crisis de la Sociedad Geográfica de Lima: 1888-1940", Dynamis, Acta Hispánica ad Medicinae Scientiarumque Historiam Illustrandam 12 (1992): 3546.

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1888-1898) dándole continuidad institucional a una organización emergente. Carranza fue un miembro prominente de una profesión que a fines del siglo pasado dio inusitadas muestras de actividad y autonomía como lo sugiere la fundación de la Academia Libre de Medicina en 1884 o la organización del Congreso Sanitario de Lima en 1888. La labor pionera de Carranza, incluyó pagar con sus propios fondos parte de las actividades y publicaciones de la Sociedad debido a los irregulares o pequeños montos que destinó inicialmente el Estado.31 Eulogio Delgado y José Balta, presidentes de la Sociedad en los períodos 1900-1913 y 1913-1918, respectivamente, fueron destacados ingenieros, uno de los grupos de profesionales más activos, especialmente en los estudios geológicos de la Sociedad. Manuel Melitón Carvajal (18471935), presidente del Consejo Directivo de la Sociedad durante dos períodos de tiempo (1899-1901; 1919-1924), fue una de las figuras más destacadas de la marina peruana. De joven exploró los ríos Marañón, Huallaga y Paranapura para establecer su navegabilidad y preparar el desarrollo del comercio en esa región fluvial y en 1904 fue presidente de la Comisión hidrográfica creada para estudiar las comunicaciones fluviales. Todos ellos promovieron una relación estrecha entre el Estado, la Sociedad y posteriormente con el Partido Civil. Este Partido sería la base política sobre la cual en 1895 se daría fin a diez años de militarismo y se iniciaría un régimen de democracia formal conocido como la República Aristocrática, que duró hasta 1919. Carranza, por ejemplo, no sólo concurrió a la formación del Partido Civil en la década de 1870, sino que en 1895 fue miembro de su junta directiva. Balta por su parte, fue nombrado director de Fomento en 1900 y formó el Cuerpo de Ingenieros de Minas en 1902. Eulogio Delgado fue Ministro de Hacienda y Comercio entre 1889 y 1890. Carvajal llegó a ser sucesivamente, mediante una impresionante hoja de servicios al Estado peruano, profesor y subdirector de la Escuela Naval (1872-1875), Director General de Correos y Telégrafos (1898), Prefecto de Junín (1899), Ministro de Hacienda (1894), Ministro de Guerra y Marina (1914) y segundo vicepresidente de la República (1915-1919). Una tarea complementaria realizada por varios miembros de la Sociedad Geográfica en sus años iniciales fue la realización de una serie de tra-

31. Véase Baltazar Caravedo, Luis Carranza (Ensayo biográfico) (Lima: Imp. del Hospital Victor Larco Herrera, 1941). Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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bajos destinados a crear una tradición científica nacional, formada por los aportes de las diversas culturas que confluyeron en el Perú. De esta manera reconstruyeron aspectos del proceso de conocimiento del Perú efectuados tanto en la época precolombina como a lo largo de la época colonial. Así, el matemático y astrónomo Federico Villarreal, quien fuera decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos entre 1903 y 1923, publicó un texto sobre "Los cometas en tiempo de Huayna Capac".32 Asimismo, el médico Pablo Patrón escribió unos apuntes históricos sobre la verruga americana y un trabajo sobre la expedición botánica del siglo XVIII de Ruiz y Pavón.33 El objetivo de estos trabajos era mostrar que la ciencia y la tecnología no habían sido actividades extrañas a los pobladores del país y que de alguna manera los miembros de la Sociedad encarnaban la continuidad de estas actividades. Por otro lado la Sociedad Geográfica de Lima, se mostró interesada en mantener contacto con científicos extranjeros como lo sugieren las 57 instituciones científicas de diferentes partes del mundo con que la Sociedad estableció contactos en su primer año de vida. 34 Al parecer estos contactos fueron considerados importantes por los investigadores extranjeros que exploraban o escribían sobre el Perú y los Andes. Esto también lo sugiere el hecho que en 1895 Luis Carranza fuese nombrado por la Reina Victoria para integrar el cuerpo de los 50 miembros de honor de la Real Sociedad Geográfica de Londres.35 Asimismo, la Sociedad fue receptiva de la obra de los científicos extranjeros que desarrollaron su obra en el Perú como investigadores o funcionarios, bien de sus Estados de origen o del Estado peruano que los contrató. Diversos ejemplos cabe mencionar sobre la colaboración que se produjo entre científicos locales y foráneos, que aportan nuevos datos sobre cómo se produjo la incorporación de las ciencias físicas y naturales en la América Latina durante el siglo XIX. Acerca de esta cuestión ha habido un debate entre diversos historiadores en el que se han discutido las características de cómo arraigaron ta32. Federico Villarreal, "Los cometas en tiempo de Huayna-Capac", BSGL 4 (1895): 268-28l. 33. Pablo Patrón, "Apuntes históricos sobre la verruga americana", BSGL 5 (1895): 435-445; e Idem, "La flora peruana y chilena de Ruiz y Pavón", BSGL 10 (1891): 441-444. 34. Entre ellas estaban el Smithsonian de Washington DC, y las sociedades geográficas de México, Hamburgo y Tokio. "Sociedades e Instituciones que están en relación con la Geográfica de Lima", BSGL 1 (1891): 475-476. 35. Caravedo, Carranza, p. 17.

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1888-1898) dándole continuidad institucional a una organización emergente. Carranza fue un miembro prominente de una profesión que a fines del siglo pasado dio inusitadas muestras de actividad y autonomía como lo sugiere la fundación de la Academia Libre de Medicina en 1884 o la organización del Congreso Sanitario de Lima en 1888. La labor pionera de Carranza, incluyó pagar con sus propios fondos parte de las actividades y publicaciones de la Sociedad debido a los irregulares o pequeños montos que destinó inicialmente el Estado.31 Eulogio Delgado y José Balta, presidentes de la Sociedad en los períodos 1900-1913 y 1913-1918, respectivamente, fueron destacados ingenieros, uno de los grupos de profesionales más activos, especialmente en los estudios geológicos de la Sociedad. Manuel Melitón Carvajal (18471935), presidente del Consejo Directivo de la Sociedad durante dos períodos de tiempo (1899-1901; 1919-1924), fue una de las figuras más destacadas de la marina peruana. De joven exploró los ríos Marañón, Huallaga y Paranapura para establecer su navegabilidad y preparar el desarrollo del comercio en esa región fluvial y en 1904 fue presidente de la Comisión hidrográfica creada para estudiar las comunicaciones fluviales. Todos ellos promovieron una relación estrecha entre el Estado, la Sociedad y posteriormente con el Partido Civil. Este Partido sería la base política sobre la cual en 1895 se daría fin a diez años de militarismo y se iniciaría un régimen de democracia formal conocido como la República Aristocrática, que duró hasta 1919. Carranza, por ejemplo, no sólo concurrió a la formación del Partido Civil en la década de 1870, sino que en 1895 fue miembro de su junta directiva. Balta por su parte, fue nombrado director de Fomento en 1900 y formó el Cuerpo de Ingenieros de Minas en 1902. Eulogio Delgado fue Ministro de Hacienda y Comercio entre 1889 y 1890. Carvajal llegó a ser sucesivamente, mediante una impresionante hoja de servicios al Estado peruano, profesor y subdirector de la Escuela Naval (1872-1875), Director General de Correos y Telégrafos (1898), Prefecto de Junín (1899), Ministro de Hacienda (1894), Ministro de Guerra y Marina (1914) y segundo vicepresidente de la República (1915-1919). Una tarea complementaria realizada por varios miembros de la Sociedad Geográfica en sus años iniciales fue la realización de una serie de tra-

31. Véase Baltazar Caravedo, Luis Carranza (Ensayo biográfico) (Lima: Imp. del Hospital Victor Larco Herrera, 1941).

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bajos destinados a crear una tradición científica nacional, formada por los aportes de las diversas culturas que confluyeron en el Perú. De esta manera reconstruyeron aspectos del proceso de conocimiento del Perú efectuados tanto en la época precolombina como a lo largo de la época colonial. Así, el matemático y astrónomo Federico Villarreal, quien fuera decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos entre 1903 y 1923, publicó un texto sobre "Los cometas en tiempo de Huayna Capac".32 Asimismo, el médico Pablo Patrón escribió unos apuntes históricos sobre la verruga americana y un trabajo sobre la expedición botánica del siglo XVIII de Ruiz y Pavón.33 El objetivo de estos trabajos era mostrar que la ciencia y la tecnología no habían sido actividades extrañas a los pobladores del país y que de alguna manera los miembros de la Sociedad encarnaban la continuidad de estas actividades. Por otro lado la Sociedad Geográfica de Lima, se mostró interesada en mantener contacto con científicos extranjeros como lo sugieren las 57 instituciones científicas de diferentes partes del mundo con que la Sociedad estableció contactos en su primer año de vida. 34 Al parecer estos contactos fueron considerados importantes por los investigadores extranjeros que exploraban o escribían sobre el Perú y los Andes. Esto también lo sugiere el hecho que en 1895 Luis Carranza fuese nombrado por la Reina Victoria para integrar el cuerpo de los 50 miembros de honor de la Real Sociedad Geográfica de Londres.35 Asimismo, la Sociedad fue receptiva de la obra de los científicos extranjeros que desarrollaron su obra en el Perú como investigadores o funcionarios, bien de sus Estados de origen o del Estado peruano que los contrató. Diversos ejemplos cabe mencionar sobre la colaboración que se produjo entre científicos locales y foráneos, que aportan nuevos datos sobre cómo se produjo la incorporación de las ciencias físicas y naturales en la América Latina durante el siglo XIX. Acerca de esta cuestión ha habido un debate entre diversos historiadores en el que se han discutido las características de cómo arraigaron ta32. Federico Villarreal, "Los cometas en tiempo de Huayna-Capac", BSGL 4 (1895): 268-28l. 33. Pablo Patrón, "Apuntes históricos sobre la verruga americana", BSGL 5 (1895): 435-445; e Idem, "La flora peruana y chilena de Ruiz y Pavón", BSGL 10 (1891): 441-444. 34. Entre ellas estaban el Smithsonian de Washington DC, y las sociedades geográficas de México, Hamburgo y Tokio. "Sociedades e Instituciones que están en relación con la Geográfica de Lima", BSGL 1 (1891): 475-476. 35. Caravedo, Carranza, p. 17.

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les disciplinas científicas en el escenario latinoamericano. Para algunos autores como Pyenson la consolidación de esas ciencias en las sociedades latinoamericanas se debió a un empuje imperial (o misionero) de los europeos hacia afuera en el que los latinoamericanos fueron participantes relativamente pasivos.36 Otros historiadores, como Safford, sostienen al contrario que los latinoamericanos asumieron la iniciativa para consolidar esas disciplinas científicas e interactuaron con los científicos europeos para promover la empresas científicas nacionales.37 Los ejemplos siguientes sugieren que en la conformación de diversas disciplinas científicas en el Perú de fines del siglo XIX y principios de este siglo hubo una notable interacción entre científicos nativos y foráneos, y que los grupos locales implicados en ese juego de interinfluencias fueron capaces de jugar un papel activo en el proceso de producción de conocimientos. Así los peruanos, como lo sugiere Safford, no solo incorporaron nuevos valores y prácticas científicas gracias a su libertad de iniciativa, sino que lograron captar la colaboración de colegas extranjeros en la puesta en marcha de dinámicas científicas locales. El Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima publicó, en efecto, diversos trabajos de los científicos norteamericanos del Observatorio Astronómico que la Universidad de Harvard instaló en Arequipa hacia 1890 y que funcionó hasta 1927.38 Si bien en una primera fase esta institución fue el resultado de una iniciativa de un grupo de "misioneros" procedentes de una "metrópoli" científica, con el transcurrir de los años se implicó en la vida local. Así, el director de ese Observartorio a principios de este siglo, Solon Bailey, llegó a ser vicepresidente del Centro Geográfico de Arequipa, creado a iniciativa de la Sociedad Geográfica de Lima, como otros centros que surgieron en diversas ciudades de la República y que para 1913 sumaban once.39 36. Lewis Pyenson, "Functionaries and Seekers in Latin America: Missionary Diffusion of the Exact Sciences, 1850-1930", Quipu 2 (1985): 387-423. 37. Frank Safford, "Acerca de la incorporación de las ciencias naturales en la periferia: El caso de Colombia en el siglo XIX", Quipu 2 (1985): 423-435. 38. William H. Pickering, "Resumen de los trabajos del observatorio Harvard en Arequipa", BSGL 4 (1894): 202-207. Sobre el observatorio, Howard Plotkin, "Harvard College Observatory's Boyden Station in Peru: origin and formative years, 1879-1898"; y Owen Gingerich, "Two astronomical jewels from Peru, 1889-1927", en A. Lafuente, A. Elena y M.L. Ortega, eds., Mundialización de la ciencia y cultura nacional (Madrid: Doce Calles, 1993), pp. 689-705 y 707-713. 39. Véase Eulogio Delgado, "Memoria correspondiente al año 1904", BSGL 14 (1904): 5-6; Solon I. Bailey, "Memoria presentida por el vice-presidente del Centro Geo-

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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También el Boletín de la Sociedad ofreció sus páginas al coronel Paul Clément, miembro de la misión militar francesa que el gobierno presidido por Nicolás de Piérola contrató hacia 1896 para reorganizar el ejército peruano, orientar la formación de oficiales y asumir la dirección de la Escuela Militar. En poco tiempo Clément se hizo propagandista local de los trabajos de revisión del arco del meridiano de Quito que iba a emprender en la República del Ecuador una comisión de científicos franceses, con los que Clément había colaborado en diversos trabajos geodésicos realizados en Argelia y Francia.40 Asimismo, este militar francés se fue comprometiendo cada vez más con las necesidades de la sociedad peruana, realizando sustanciales aportaciones a la geodesia del Perú, con lo que hizo posible un trazado más preciso de su cartografía, y llegó a convertirse en un miembro activo de la Sociedad Geográfica de Lima, a la que representó en el Congreso Geográfico Internacional celebrado en 1925 en El Cairo. 41 Otro caso en el que los integrantes de la Sociedad Geográfica de Lima no se comportaron como elementos pasivos en sus relaciones internacionales fue a propósito de los contactos que entablaron con sus homólogos españoles de la Sociedad Geográfica de Madrid. Así una delegación representativa de la Sociedad Geográfica de Lima compuesta por Luis Carranza, el capitán de navío y ex-Ministro de Estado Camilo Carrillo, el escritor Ricardo Palma y el ministro plenipotenciario del Perú en Madrid Alejandrino de! Solar, participó en 1892 en las sesiones del Congreso Geográfico hispano-portugués-americano que organizara la Sociedad Geográfica de Madrid, y que dio lugar a la constitución de una Unión Geográfica Iberoamericana, presidida por el colombiano Julio Betancourt. 42 Se inició entonces una cooperación entre ambas instituciones científicas que se expresó en dos hechos. La Sociedad Geográfica de Lima publicó en su Boletín textos de sus colegas madrileños, y varios científicos limeños manifestaron su solidaridad económica con la familia de Marcos Jiménez de la Espada, cuando falleciera este corresponsal de la Sociedad y uno gráfico de Arequipa correspondiente al año 1904", BSGL 14 (1804): 43-56. Cueto, Excelencia, p.76. 40. Basadre, Historia, p. 3152. Paul Clément, "Revisión del arco meridiano del Peru", BSGL 10 (1901): 423-440. 41. Paul Clément, Informe del delegado de la Sociedad Geográfica de Lima al Congreso Internacional de Geografía de El Cairo (Lima: Gil, 1925). 42. Leoncio López-Ocón, De Viajero naturalista a historiador. Las actividades americanistas del científico español Marcos Jiménez de la Espada (1831-1898) (Tesis de doctorado: Universidad Complutense de Madrid, 1991), pp. 927-935.

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les disciplinas científicas en el escenario latinoamericano. Para algunos autores como Pyenson la consolidación de esas ciencias en las sociedades latinoamericanas se debió a un empuje imperial (o misionero) de los europeos hacia afuera en el que los latinoamericanos fueron participantes relativamente pasivos.36 Otros historiadores, como Safford, sostienen al contrario que los latinoamericanos asumieron la iniciativa para consolidar esas disciplinas científicas e interactuaron con los científicos europeos para promover la empresas científicas nacionales.37 Los ejemplos siguientes sugieren que en la conformación de diversas disciplinas científicas en el Perú de fines del siglo XIX y principios de este siglo hubo una notable interacción entre científicos nativos y foráneos, y que los grupos locales implicados en ese juego de interinfluencias fueron capaces de jugar un papel activo en el proceso de producción de conocimientos. Así los peruanos, como lo sugiere Safford, no solo incorporaron nuevos valores y prácticas científicas gracias a su libertad de iniciativa, sino que lograron captar la colaboración de colegas extranjeros en la puesta en marcha de dinámicas científicas locales. El Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima publicó, en efecto, diversos trabajos de los científicos norteamericanos del Observatorio Astronómico que la Universidad de Harvard instaló en Arequipa hacia 1890 y que funcionó hasta 1927.38 Si bien en una primera fase esta institución fue el resultado de una iniciativa de un grupo de "misioneros" procedentes de una "metrópoli" científica, con el transcurrir de los años se implicó en la vida local. Así, el director de ese Observartorio a principios de este siglo, Solon Bailey, llegó a ser vicepresidente del Centro Geográfico de Arequipa, creado a iniciativa de la Sociedad Geográfica de Lima, como otros centros que surgieron en diversas ciudades de la República y que para 1913 sumaban once.39 36. Lewis Pyenson, "Functionaries and Seekers in Latin America: Missionary Diffusion of the Exact Sciences, 1850-1930", Quipu 2 (1985): 387-423. 37. Frank Safford, "Acerca de la incorporación de las ciencias naturales en la periferia: El caso de Colombia en el siglo XIX", Quipu 2 (1985): 423-435. 38. William H. Pickering, "Resumen de los trabajos del observatorio Harvard en Arequipa", BSGL 4 (1894): 202-207. Sobre el observatorio, Howard Plotkin, "Harvard College Observatory's Boyden Station in Peru: origin and formative years, 1879-1898"; y Owen Gingerich, "Two astronomical jewels from Peru, 1889-1927", en A. Lafuente, A. Elena y M.L. Ortega, eds., Mundialización de la ciencia y cultura nacional (Madrid: Doce Calles, 1993), pp. 689-705 y 707-713. 39. Véase Eulogio Delgado, "Memoria correspondiente al año 1904", BSGL 14 (1904): 5-6; Solon I. Bailey, "Memoria presentida por el vice-presidente del Centro Geo-

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También el Boletín de la Sociedad ofreció sus páginas al coronel Paul Clément, miembro de la misión militar francesa que el gobierno presidido por Nicolás de Piérola contrató hacia 1896 para reorganizar el ejército peruano, orientar la formación de oficiales y asumir la dirección de la Escuela Militar. En poco tiempo Clément se hizo propagandista local de los trabajos de revisión del arco del meridiano de Quito que iba a emprender en la República del Ecuador una comisión de científicos franceses, con los que Clément había colaborado en diversos trabajos geodésicos realizados en Argelia y Francia.40 Asimismo, este militar francés se fue comprometiendo cada vez más con las necesidades de la sociedad peruana, realizando sustanciales aportaciones a la geodesia del Perú, con lo que hizo posible un trazado más preciso de su cartografía, y llegó a convertirse en un miembro activo de la Sociedad Geográfica de Lima, a la que representó en el Congreso Geográfico Internacional celebrado en 1925 en El Cairo. 41 Otro caso en el que los integrantes de la Sociedad Geográfica de Lima no se comportaron como elementos pasivos en sus relaciones internacionales fue a propósito de los contactos que entablaron con sus homólogos españoles de la Sociedad Geográfica de Madrid. Así una delegación representativa de la Sociedad Geográfica de Lima compuesta por Luis Carranza, el capitán de navío y ex-Ministro de Estado Camilo Carrillo, el escritor Ricardo Palma y el ministro plenipotenciario del Perú en Madrid Alejandrino de! Solar, participó en 1892 en las sesiones del Congreso Geográfico hispano-portugués-americano que organizara la Sociedad Geográfica de Madrid, y que dio lugar a la constitución de una Unión Geográfica Iberoamericana, presidida por el colombiano Julio Betancourt. 42 Se inició entonces una cooperación entre ambas instituciones científicas que se expresó en dos hechos. La Sociedad Geográfica de Lima publicó en su Boletín textos de sus colegas madrileños, y varios científicos limeños manifestaron su solidaridad económica con la familia de Marcos Jiménez de la Espada, cuando falleciera este corresponsal de la Sociedad y uno gráfico de Arequipa correspondiente al año 1904", BSGL 14 (1804): 43-56. Cueto, Excelencia, p.76. 40. Basadre, Historia, p. 3152. Paul Clément, "Revisión del arco meridiano del Peru", BSGL 10 (1901): 423-440. 41. Paul Clément, Informe del delegado de la Sociedad Geográfica de Lima al Congreso Internacional de Geografía de El Cairo (Lima: Gil, 1925). 42. Leoncio López-Ocón, De Viajero naturalista a historiador. Las actividades americanistas del científico español Marcos Jiménez de la Espada (1831-1898) (Tesis de doctorado: Universidad Complutense de Madrid, 1991), pp. 927-935.

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de los intelectuales españoles que más hizo por el conocimiento del Perú antiguo.43 Es importante destacar que esa cooperación trasatlántica entre dos núcleos de científicos se inscribió en el marco de unas relaciones bilaterales entre el Perú y España, que experimentaron una intensificación a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. En esos años las fuerzas liberales que gobernaron ambos países se miraron entre sí con simpatía recíproca y tejieron alianzas culturales como quedó demostrado en el recibimiento que tuvieron en Lima el filólogo Menéndez Pidal y el historiador Rafael Altamira cuando la visitaron en 1905 y 1909 respectivamente. 44

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IV El surgimiento y la dinámica de los primeros años de la Sociedad Geográfica de Lima revelan el peso de los factores locales para entender el desarrollo de las instituciones científicas en los países Latinoamericanos. Entre estos factores destacaron en el Perú, la motivación nacionalista, los intereses de desarrollo económico y la necesidad del reconocimiento del territorio y de la demarcación limítrofe con los países vecinos. Asimismo, el impulso dado a la Sociedad se explica por la acción de audaces lideres profesionales ligados a la ingeniería minera, la medicina y el ejército en un contexto de estabilidad política, recuperación de la economía de exportación y consolidación de una élite civil en el Perú de finales del siglo XIX. Los actores y los factores locales interactuaron creativamente con instituciones y científicos extranjeros. Esta particular confluencia entre una dinámica local con contactos internacionales específicos permitió hacer surgir y sobrevivir una entidad científica que auspiciase a varias disciplinas intelectuales.

43. Por ejemplo José Gutiérrez Sobral, "Importancia de la ciencia geográfica", BSGL 4 (1894): 327-343. Al fallecer Jiménez de la Espada, diversas sociedades científicas madrileñas promovieron una campaña de solidaridad económica con su familia en Europa y América que logró reunir 11,862 pesetas. Las 662 pesetas recaudadas en países europeos contrastan con las 2,763 pesetas aportadas desde Lima. López-Ocón, De Viajero, vol. II, pp. 12581260. 44. Véase Antonio Lago Carballo, "Menéndez Pidal, viajero por América (1905)", Cuadernos Hispanoamericanos 464 (1989): 7-22; y Rafael Altamira, Resumen de su viaje a América (Madrid: Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 1914).

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

El nacionalismo y los orígenes de la Sociedad Geográfica de Lima

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Esta conclusión puede asimismo ser extrapolable a otras sociedades geográficas y científicas que proliferaron por la América Latina durante el siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. En todas ellas, ―por ejemplo en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, el Instituto Geográfico Argentino, la Sociedad Geográfica de La paz o el Instituto Físico-Geográfico de Costa Rica―, se percibe la creación de una común política de comunicación que se desplegó en una doble dirección, es decir hacia el interior y el exterior de los Estados nacionales en los que intervinieron. Todas esas instituciones mostraron ciertamente un considerable interés por vertebrar los espacios nacionales en los que actuaron, pero asimismo se esforzaron en crear redes de comunicación de carácter internacional con un doble objetivo: aprovechar los conocimientos que procedían del exterior, y también revelar a los otros la capacidad que se tenía en las sociedades latinoamericanas para generar conocimientos propios.

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Leoncio López-Ocón Cabrera

El nacionalismo y los orígenes de la Sociedad Geográfica de Lima

de los intelectuales españoles que más hizo por el conocimiento del Perú antiguo.43 Es importante destacar que esa cooperación trasatlántica entre dos núcleos de científicos se inscribió en el marco de unas relaciones bilaterales entre el Perú y España, que experimentaron una intensificación a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. En esos años las fuerzas liberales que gobernaron ambos países se miraron entre sí con simpatía recíproca y tejieron alianzas culturales como quedó demostrado en el recibimiento que tuvieron en Lima el filólogo Menéndez Pidal y el historiador Rafael Altamira cuando la visitaron en 1905 y 1909 respectivamente. 44

Esta conclusión puede asimismo ser extrapolable a otras sociedades geográficas y científicas que proliferaron por la América Latina durante el siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. En todas ellas, ―por ejemplo en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, el Instituto Geográfico Argentino, la Sociedad Geográfica de La paz o el Instituto Físico-Geográfico de Costa Rica―, se percibe la creación de una común política de comunicación que se desplegó en una doble dirección, es decir hacia el interior y el exterior de los Estados nacionales en los que intervinieron. Todas esas instituciones mostraron ciertamente un considerable interés por vertebrar los espacios nacionales en los que actuaron, pero asimismo se esforzaron en crear redes de comunicación de carácter internacional con un doble objetivo: aprovechar los conocimientos que procedían del exterior, y también revelar a los otros la capacidad que se tenía en las sociedades latinoamericanas para generar conocimientos propios.

43. Por ejemplo José Gutiérrez Sobral, "Importancia de la ciencia geográfica", BSGL 4 (1894): 327-343. Al fallecer Jiménez de la Espada, diversas sociedades científicas madrileñas promovieron una campaña de solidaridad económica con su familia en Europa y América que logró reunir 11,862 pesetas. Las 662 pesetas recaudadas en países europeos contrastan con las 2,763 pesetas aportadas desde Lima. López-Ocón, De Viajero, vol. II, pp. 12581260. 44. Véase Antonio Lago Carballo, "Menéndez Pidal, viajero por América (1905)", Cuadernos Hispanoamericanos 464 (1989): 7-22; y Rafael Altamira, Resumen de su viaje a América (Madrid: Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 1914).

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IV El surgimiento y la dinámica de los primeros años de la Sociedad Geográfica de Lima revelan el peso de los factores locales para entender el desarrollo de las instituciones científicas en los países Latinoamericanos. Entre estos factores destacaron en el Perú, la motivación nacionalista, los intereses de desarrollo económico y la necesidad del reconocimiento del territorio y de la demarcación limítrofe con los países vecinos. Asimismo, el impulso dado a la Sociedad se explica por la acción de audaces lideres profesionales ligados a la ingeniería minera, la medicina y el ejército en un contexto de estabilidad política, recuperación de la economía de exportación y consolidación de una élite civil en el Perú de finales del siglo XIX. Los actores y los factores locales interactuaron creativamente con instituciones y científicos extranjeros. Esta particular confluencia entre una dinámica local con contactos internacionales específicos permitió hacer surgir y sobrevivir una entidad científica que auspiciase a varias disciplinas intelectuales.

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Ingeniería y Estado en Bolivia durante la primera mitad del siglo XX1

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Manuel E. Contreras C.

EL ESTABLECIMIENTO y la evolución de las profesiones ha recibido muy poca atención en la historiografía boliviana. Sólo contamos con algunos estudios, más bien generales, sobre la historia de la medicina. A pesar de la importancia de la minería del estaño en la economía y sociedad Boliviana en la primera mitad del siglo XX, y de todo lo escrito sobre esta materia, el rol de los ingenieros dentro de la industria ha sido estudiado sólo recientemente.2 Sin embargo, el papel de la ingeniería en el desarrollo económico y modernización del país, y el avance de la profesión aún no han despertado el interés de los científicos sociales. En este trabajo se abordan justamente estos temas. Se pretende contestar las siguientes preguntas: ¿cómo evolucionó la profesión de la ingeniería en Bolivia? ¿qué rol jugó el Estado, como empleador y en la defensa de la profesión? ¿cuáles son y cómo se comportaron las asociaciones profesionales? ¿qué grado de nacionalismo se desarrolló en ellas a la luz de eventos tan importantes como la nacionalización de las minas de 1952? Se 1. El autor agradece a Fernando Calderón, Waldo Jauregui, Hugo Mansilla Romero y Marcos Cueto. Este trabajo es una versión abreviada de un capítulo de mi tesis de Doctorado [Cita 6]. 2. Sobre la historia de la medicina y la ingeniería en Bolivia, Julio Rodríguez Rivas, Médicos y brujos en el Alto Perú (La Paz: Los Amigos del Libro, 1989), y Manuel E. Contreras, Tecnología moderna en los Andes, ingeniería y minería en Bolivia en el siglo XX (La Paz: ILDIS y Biblioteca Minera Boliviana, 1994).

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Manuel E. Contreras

quiere bosquejar una respuesta a estas interrogantes en un primer abordaje al estudio de la profesionalización de la ingeniería en Bolivia en la primera mitad del siglo XX. Algunos estudios sobre el crecimiento de las profesiones en América Latina han cuestionado la pertinencia de los trabajos acerca de la profesionalización en los países desarrollados debido a las distintas características de la evolución y consolidación del Estado, y al carácter dependiente de las profesiones en la región.3 A pesar de ello, creemos que son válidos los aportes de esta literatura internacional para definir las características básicas de las profesiones. Por lo tanto, siguiendo algunas contribuciones de esta literatura, consideramos que el proceso de profesionalización requiere de algunas características visibles, como poseer un cuerpo cognoscitivo común, entrenamiento o formación institucionalizada y de alto nivel, una asociación profesional, autonomía en su trabajo, un sistema de licenciamiento, auto control grupal y un código de ética. Además, consideramos que la profesionalización representa una forma de ascenso en la estratificación social, por la cual los miembros de una profesión adquieran mayor status en la sociedad en la medida que logran mayor prestigio y poder político. Analizaremos la profesionalización de la ingeniería bajo estos supuestos. En el caso del desarrollo de la ingeniería en Bolivia, es necesario considerar algunos aspectos adicionales. Primero, que a diferencia de las profesiones tradicionales de derecho y medicina, los ingenieros por lo general son trabajadores dependientes empleados por el sector público o privado. Su desarrollo, por ende, está asociado a la evolución de la base productiva del país, al crecimiento económico y a la estabilidad política. 4 En Bolivia, la evolución de la ingeniería estuvo íntimamente vinculada al crecimiento del sector exportador y de la minería en particular. La ingeniería de minas, a su vez, creció alrededor del complejo empresarial de los tres grandes grupos mineros de Patiño, Hochschild y Aramayo que, al emplear al mayor número de ingenieros bolivianos y extranjeros, fueron los que formaron el carácter empresarial de la profesión en Bolivia y forjaron el "modo de ser" del ingeniero de minas boliviano. 3. Para una discusión sobre el terna véase, Pe ter Cleaves, Las profesiones y el estado: El caso de México (México: El Colegio de México, 1985). 4. Véase Magali Sarfatti Larson, The Rise of Professionalism. A Sociological Analysis (Berkeley: Univ. of California Press, 1977) y Frank Safford El Ideal de lo práctico, El desafío de formar una élite técnica y empresarial en Colombia (Bogotá: Univ. Nacional de Colombia, 1988).

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Ingeniería y Estado en Bolivia durante la primera mitad del siglo XX

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Segundo, la ingeniería en Bolivia-como en otros países y también a diferencia de la medicina y el derecho-estuvo sujeta a la competencia de profesionales extranjeros. Este fue el caso de los ingenieros de minas pero también de las demás especialidades, en la medida que ingresaban los capitales extranjeros que normalmente preferían a sus compatriotas para construir y operar sus ferrocarriles o minas. Más aún, durante gran parte de la primera mitad del siglo XX, hubo sobreoferta de ingenieros de minas en algunos países industrializados (como Alemania y Gran Bretaña) y como existía una tendencia a trabajar en el extranjero entre los ingenieros de minas por los importantes beneficios que reportaba (desde mejores salarios hasta mayores posibilidades de avance profesional), hubo una constante oferta de ingenieros extranjeros.5 Tercero, la enseñanza de la ingeniería recién se inició en Bolivia en el siglo XX. A diferencia de otros países, se estableció en forma independiente de la ingeniería militar, una especialidad que no llegó a consolidarse sino hasta los años cincuenta. La formación profesional de técnicos en minería comenzó en la Escuela de Minas en Oruro en 1906, que fue el germen de la educación en ingeniería, y que respondió al ímpetu modernizador de los liberales en Bolivia. En 1917 se convirtió en Escuela de Ingeniería y en 1938 fue incorporada a la Universidad Técnica de Oruro como Facultad Nacional de Ingeniería (FNI). La educación en ingeniería civil, por otra parte, se inició en la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz en 1930. Por último, Potosí comenzó su Escuela Superior Técnica en 1939, y a partir de 1942 inició el entrenamiento de ingenieros de minas y civiles. La FNI, a su vez, recién inició la formación de ingenieros civiles en 1941. Por lo tanto, hasta los años treinta las universidades extranjeras eran la principal fuente de formación de ingenieros bolivianos.6 El crecimiento de la ingeniería fue parte del proceso de modernización que experimentó Bolivia en el primer cuarto del siglo XX, cuando el positivismo era la ideología dominante. Durante este período se comenzó

5. Véase, Charles Harvey y Jon Press, "Overseas Investment and the Professional Advance of British Metal Mining Engineers, 1851-1914", Economic History Review 42 (1989): 64-86. 6. Sobre la enseñanza de la ingeniería, véase Manuel E. Contreras, "The Formation of a Technical Elite in Latin America: Mining Engineering and the Engineering Profession in Bolivia, 1900-1954", (Tesis doctoral, Columbia University, 1990). En este estudio se estima que entre 1900 y 1950 se formaron 470 ingenieros de minas y civiles, de los cuales un 25% fueron entrenados en el exterior, p. 164.

Manuel E. Contreras

quiere bosquejar una respuesta a estas interrogantes en un primer abordaje al estudio de la profesionalización de la ingeniería en Bolivia en la primera mitad del siglo XX. Algunos estudios sobre el crecimiento de las profesiones en América Latina han cuestionado la pertinencia de los trabajos acerca de la profesionalización en los países desarrollados debido a las distintas características de la evolución y consolidación del Estado, y al carácter dependiente de las profesiones en la región.3 A pesar de ello, creemos que son válidos los aportes de esta literatura internacional para definir las características básicas de las profesiones. Por lo tanto, siguiendo algunas contribuciones de esta literatura, consideramos que el proceso de profesionalización requiere de algunas características visibles, como poseer un cuerpo cognoscitivo común, entrenamiento o formación institucionalizada y de alto nivel, una asociación profesional, autonomía en su trabajo, un sistema de licenciamiento, auto control grupal y un código de ética. Además, consideramos que la profesionalización representa una forma de ascenso en la estratificación social, por la cual los miembros de una profesión adquieran mayor status en la sociedad en la medida que logran mayor prestigio y poder político. Analizaremos la profesionalización de la ingeniería bajo estos supuestos. En el caso del desarrollo de la ingeniería en Bolivia, es necesario considerar algunos aspectos adicionales. Primero, que a diferencia de las profesiones tradicionales de derecho y medicina, los ingenieros por lo general son trabajadores dependientes empleados por el sector público o privado. Su desarrollo, por ende, está asociado a la evolución de la base productiva del país, al crecimiento económico y a la estabilidad política. 4 En Bolivia, la evolución de la ingeniería estuvo íntimamente vinculada al crecimiento del sector exportador y de la minería en particular. La ingeniería de minas, a su vez, creció alrededor del complejo empresarial de los tres grandes grupos mineros de Patiño, Hochschild y Aramayo que, al emplear al mayor número de ingenieros bolivianos y extranjeros, fueron los que formaron el carácter empresarial de la profesión en Bolivia y forjaron el "modo de ser" del ingeniero de minas boliviano. 3. Para una discusión sobre el terna véase, Pe ter Cleaves, Las profesiones y el estado: El caso de México (México: El Colegio de México, 1985). 4. Véase Magali Sarfatti Larson, The Rise of Professionalism. A Sociological Analysis (Berkeley: Univ. of California Press, 1977) y Frank Safford El Ideal de lo práctico, El desafío de formar una élite técnica y empresarial en Colombia (Bogotá: Univ. Nacional de Colombia, 1988).

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Segundo, la ingeniería en Bolivia-como en otros países y también a diferencia de la medicina y el derecho-estuvo sujeta a la competencia de profesionales extranjeros. Este fue el caso de los ingenieros de minas pero también de las demás especialidades, en la medida que ingresaban los capitales extranjeros que normalmente preferían a sus compatriotas para construir y operar sus ferrocarriles o minas. Más aún, durante gran parte de la primera mitad del siglo XX, hubo sobreoferta de ingenieros de minas en algunos países industrializados (como Alemania y Gran Bretaña) y como existía una tendencia a trabajar en el extranjero entre los ingenieros de minas por los importantes beneficios que reportaba (desde mejores salarios hasta mayores posibilidades de avance profesional), hubo una constante oferta de ingenieros extranjeros.5 Tercero, la enseñanza de la ingeniería recién se inició en Bolivia en el siglo XX. A diferencia de otros países, se estableció en forma independiente de la ingeniería militar, una especialidad que no llegó a consolidarse sino hasta los años cincuenta. La formación profesional de técnicos en minería comenzó en la Escuela de Minas en Oruro en 1906, que fue el germen de la educación en ingeniería, y que respondió al ímpetu modernizador de los liberales en Bolivia. En 1917 se convirtió en Escuela de Ingeniería y en 1938 fue incorporada a la Universidad Técnica de Oruro como Facultad Nacional de Ingeniería (FNI). La educación en ingeniería civil, por otra parte, se inició en la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz en 1930. Por último, Potosí comenzó su Escuela Superior Técnica en 1939, y a partir de 1942 inició el entrenamiento de ingenieros de minas y civiles. La FNI, a su vez, recién inició la formación de ingenieros civiles en 1941. Por lo tanto, hasta los años treinta las universidades extranjeras eran la principal fuente de formación de ingenieros bolivianos.6 El crecimiento de la ingeniería fue parte del proceso de modernización que experimentó Bolivia en el primer cuarto del siglo XX, cuando el positivismo era la ideología dominante. Durante este período se comenzó

5. Véase, Charles Harvey y Jon Press, "Overseas Investment and the Professional Advance of British Metal Mining Engineers, 1851-1914", Economic History Review 42 (1989): 64-86. 6. Sobre la enseñanza de la ingeniería, véase Manuel E. Contreras, "The Formation of a Technical Elite in Latin America: Mining Engineering and the Engineering Profession in Bolivia, 1900-1954", (Tesis doctoral, Columbia University, 1990). En este estudio se estima que entre 1900 y 1950 se formaron 470 ingenieros de minas y civiles, de los cuales un 25% fueron entrenados en el exterior, p. 164.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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Manuel E. Contreras

a cuestionar a las profesiones tradicionales, como el derecho, y a demandar el concurso de la ciencia y la tecnología, símbolos del progreso, en el quehacer político y económico del país. La ingeniería, síntesis de lo técnico y pragmático, fue considerada el Prometeo de esta nueva era.7 Por lo tanto, si bien el desarrollo de la profesión en Bolivia estuvo ligada al crecimiento del sector exportador, el contexto social y político fue favorable para su desenvolvimiento local y, como veremos, el Estado también jugó un papel importante como empleador y promotor de la profesión de ingeniería. En lo que sigue, se evalúa la relación entre el Estado y la profesión, se analizan las organizaciones profesionales de ingenieros, y se examina la participación de los ingenieros en la vida social y política del país.

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INGENIERÍA Y ESTADO La práctica de la ingeniería en el siglo XIX estuvo dominada por ingenieros extranjeros contratados por empresas privadas ―mayormente en la minería― o por el Estado para llevar a cabo trabajos de demarcación de fronteras o proyectos de líneas férreas. Recién con la creación del Cuerpo Nacional de Ingenieros (CNI) en 1889, el Estado tomó una parte activa en el ejercicio de la profesión. Como muchos de los cuerpos de ingenieros en América Latina, el CNI fue dependiente de la Dirección General de Obras Públicas (DGOP). El CNI fue una instancia consultiva del gobierno a cargo, principalmente, de supervisar las obras públicas. Su creación fue una indicación de la convicción del gobierno liberal de José Manuel Panda (1889-1904) sobre la necesidad de desarrollar la ingeniería en el país. Por lo tanto, no debe sorprender que los primeros esfuerzos gubernamentales de formar ingenieros estuvieran asociados al CNI. 8 Originalmente, el CNI estuvo dirigido por Julio Pinkas, un ingeniero

7. La modernización de este período esta sintetizada en Manuel E. Contreras, "Estaño, ferrocarriles y modernización, 1900-1930", en Los Bolivianos en el tiempo, Cuadernos de Historia (La Paz: La Razón, 1993), pp. 275-286. Sobre el positivismo, Guillermo Francovich, El pensamiento boliviano en el siglo XX (México: FCE, 1956). La posición gubernamental sobre el efecto pernicioso del exceso de abogados aparece en, Memoria de Justicia e Instrucción Pública … por el ministro Bautista. Saavedra. (La Paz: Imp. Artística, 1910), p. CLVIII. 8. El CNI intentó entrenar ingenieros en Sucre en 1898, pero este esfuerzo se frustró. Contreras, "The Formation", pp. 36-38.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

Ingeniería y Estado en Bolivia durante la primera mitad del siglo XX

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brasilero de origen yugoeslavo que llegó a Bolivia en 1887, y lo conformaban dos ingenieros franceses, dos agregados militares en función de topógrafos, y un dibujante. Empleó a un ingeniero boliviano formado en Chile, Juan Muñoz Reyes, recién en 1896. Entre los primeros trabajos del CNI estuvieron la remodelación de la casa de gobierno en Sucre, la construcción de un puente colgante sobre el Río Grande, la construcción del camino Sucre-Challapata, y estudios para la provisión de agua potable para varias ciudades.9 Sus servicios también fueron utilizados en la supervisión de obras públicas en áreas urbanas ―como la construcción de la catedral y la cárcel de La Paz― y en la inspección de la construcción del ferrocarril Uyuni-Oruro. Otras actividades del CNI incluían la construcción de los caminos de Sucre a Potosí y de Sucre a Cochabamba y la administración del sistema telegráfico.10 El gobierno fue un importante empleador de ingenieros nacionales durante todo el siglo XX. Durante las primeras décadas empleó los servicios de ingenieros bolivianos, especialmente en la construcción de ferrocarriles. Durante el primer cuarto de siglo ocurrió un boom en la construcción de ferrocarriles en Bolivia debido a la creencia que eran fundamentales para el comercio, la disponibilidad de recursos externos para el desarrollo, y por la aureola de modernidad que imprimían a los gobiernos que los impulsaban. Entre 1900 y 1925 se construyeron más de 1.400 kms (equivalente a 58% del total de kilometraje en 1950). 11 A pesar que el kilometraje tendido es poco significativo en el contexto de América Latina, tuvo un gran impacto sobre la demanda por los servicios de ingenieros en Bolivia y brindaron un valioso entrenamiento a los nuevos profesionales. Los ingenieros bolivianos eran requeridos para llevar a cabo estudios sobre proyectos de construcción de ferrocarriles; supervisar la construcción (si eran construidas por extranjeros) o construirlos directamente si las obras habían sido asumidas por el Estado; y final9. Pinkas publicó sus memorias en El Diario, "Diez años en Bolivia, memorias del ingeniero Julio Pinkas" Mayo 6, 8, 1923. Formerio González, "Los puentes colgantes en Bolivia", Boletín de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia 17 (1939): ix [de ahora en adelante BSIB]. Juan Muñoz Reyes, "La ingeniería en Bolivia. Dirección General de Obras Públicas", BSIB 1 (1925): 6-7. Sobre el CNI: Memoria que presenta al señor Ministro de Gobierno, Colonización y Obras Públicas, Telmo Ichazo, Jefe del Cuerpo de Nacional de Ingenieros (Sucre: La Industria, 1890) [en adelante Memoria... Cuerpo Nacional de Ingenieros]. 10. Pinkas, "Diez años en Bolivia", El Diario, Mayo 4, 6, 8, y 16, 1923. 11.Véase, Manuel E. Contreras, "Causas y consecuencias del desarrollo de los ferrocarriles en Bolivia: 1900-1930" (Manuscrito inédito).

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Manuel E. Contreras

Ingeniería y Estado en Bolivia durante la primera mitad del siglo XX

a cuestionar a las profesiones tradicionales, como el derecho, y a demandar el concurso de la ciencia y la tecnología, símbolos del progreso, en el quehacer político y económico del país. La ingeniería, síntesis de lo técnico y pragmático, fue considerada el Prometeo de esta nueva era.7 Por lo tanto, si bien el desarrollo de la profesión en Bolivia estuvo ligada al crecimiento del sector exportador, el contexto social y político fue favorable para su desenvolvimiento local y, como veremos, el Estado también jugó un papel importante como empleador y promotor de la profesión de ingeniería. En lo que sigue, se evalúa la relación entre el Estado y la profesión, se analizan las organizaciones profesionales de ingenieros, y se examina la participación de los ingenieros en la vida social y política del país.

La práctica de la ingeniería en el siglo XIX estuvo dominada por ingenieros extranjeros contratados por empresas privadas ―mayormente en la minería― o por el Estado para llevar a cabo trabajos de demarcación de fronteras o proyectos de líneas férreas. Recién con la creación del Cuerpo Nacional de Ingenieros (CNI) en 1889, el Estado tomó una parte activa en el ejercicio de la profesión. Como muchos de los cuerpos de ingenieros en América Latina, el CNI fue dependiente de la Dirección General de Obras Públicas (DGOP). El CNI fue una instancia consultiva del gobierno a cargo, principalmente, de supervisar las obras públicas. Su creación fue una indicación de la convicción del gobierno liberal de José Manuel Panda (1889-1904) sobre la necesidad de desarrollar la ingeniería en el país. Por lo tanto, no debe sorprender que los primeros esfuerzos gubernamentales de formar ingenieros estuvieran asociados al CNI. 8 Originalmente, el CNI estuvo dirigido por Julio Pinkas, un ingeniero

7. La modernización de este período esta sintetizada en Manuel E. Contreras, "Estaño, ferrocarriles y modernización, 1900-1930", en Los Bolivianos en el tiempo, Cuadernos de Historia (La Paz: La Razón, 1993), pp. 275-286. Sobre el positivismo, Guillermo Francovich, El pensamiento boliviano en el siglo XX (México: FCE, 1956). La posición gubernamental sobre el efecto pernicioso del exceso de abogados aparece en, Memoria de Justicia e Instrucción Pública … por el ministro Bautista. Saavedra. (La Paz: Imp. Artística, 1910), p. CLVIII. 8. El CNI intentó entrenar ingenieros en Sucre en 1898, pero este esfuerzo se frustró. Contreras, "The Formation", pp. 36-38.

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INGENIERÍA Y ESTADO

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brasilero de origen yugoeslavo que llegó a Bolivia en 1887, y lo conformaban dos ingenieros franceses, dos agregados militares en función de topógrafos, y un dibujante. Empleó a un ingeniero boliviano formado en Chile, Juan Muñoz Reyes, recién en 1896. Entre los primeros trabajos del CNI estuvieron la remodelación de la casa de gobierno en Sucre, la construcción de un puente colgante sobre el Río Grande, la construcción del camino Sucre-Challapata, y estudios para la provisión de agua potable para varias ciudades.9 Sus servicios también fueron utilizados en la supervisión de obras públicas en áreas urbanas ―como la construcción de la catedral y la cárcel de La Paz― y en la inspección de la construcción del ferrocarril Uyuni-Oruro. Otras actividades del CNI incluían la construcción de los caminos de Sucre a Potosí y de Sucre a Cochabamba y la administración del sistema telegráfico.10 El gobierno fue un importante empleador de ingenieros nacionales durante todo el siglo XX. Durante las primeras décadas empleó los servicios de ingenieros bolivianos, especialmente en la construcción de ferrocarriles. Durante el primer cuarto de siglo ocurrió un boom en la construcción de ferrocarriles en Bolivia debido a la creencia que eran fundamentales para el comercio, la disponibilidad de recursos externos para el desarrollo, y por la aureola de modernidad que imprimían a los gobiernos que los impulsaban. Entre 1900 y 1925 se construyeron más de 1.400 kms (equivalente a 58% del total de kilometraje en 1950). 11 A pesar que el kilometraje tendido es poco significativo en el contexto de América Latina, tuvo un gran impacto sobre la demanda por los servicios de ingenieros en Bolivia y brindaron un valioso entrenamiento a los nuevos profesionales. Los ingenieros bolivianos eran requeridos para llevar a cabo estudios sobre proyectos de construcción de ferrocarriles; supervisar la construcción (si eran construidas por extranjeros) o construirlos directamente si las obras habían sido asumidas por el Estado; y final9. Pinkas publicó sus memorias en El Diario, "Diez años en Bolivia, memorias del ingeniero Julio Pinkas" Mayo 6, 8, 1923. Formerio González, "Los puentes colgantes en Bolivia", Boletín de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia 17 (1939): ix [de ahora en adelante BSIB]. Juan Muñoz Reyes, "La ingeniería en Bolivia. Dirección General de Obras Públicas", BSIB 1 (1925): 6-7. Sobre el CNI: Memoria que presenta al señor Ministro de Gobierno, Colonización y Obras Públicas, Telmo Ichazo, Jefe del Cuerpo de Nacional de Ingenieros (Sucre: La Industria, 1890) [en adelante Memoria... Cuerpo Nacional de Ingenieros]. 10. Pinkas, "Diez años en Bolivia", El Diario, Mayo 4, 6, 8, y 16, 1923. 11.Véase, Manuel E. Contreras, "Causas y consecuencias del desarrollo de los ferrocarriles en Bolivia: 1900-1930" (Manuscrito inédito).

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Manuel E. Contreras

mente, también eran requeridos para administrar los ferrocarriles. Por lo tanto, una de las primeras tareas de Pinkas fue examinar diversas propuestas de construcción presentadas al gobierno, evaluar la construcción de obras, y recibir el ferrocarril de Uyuni a Oruro de la Compañía Minera Huanchaca en 1892.12 La mayor parte de los ferrocarriles fueron construidos por contratistas extranjeros, algunas de los cuales contrataban a ingenieros bolivianos, como empleados así como sub contratistas. A pesar de ello, la mayoría de los ingenieros que participaron de este boom lo hicieron sin perder la vinculación con la DGOP, supervisando y recibiendo las diferentes líneas de los constructores extranjeros. El rol del Estado como empleador y promotor de los ingenieros bolivianos fue mayor en aquellas líneas construidas por el Estado en las cuales los ingenieros bolivianos formados en el exterior jugaron un rol preponderante. Así, en la construcción del ferrocarril Guaqui-La Paz en 1905, Julio Knaudt, un ingeniero boliviano entrenado en el Zurich Polytechnique, diseñó el descenso a La Paz. De igual manera, en 1915 ingenieros bolivianos empleados en la DGOP fueron responsables de dirigir la construcción del ferrocarril de La Paz a la región de Yungas; hecho que dio lugar a que un comentarista de la época señalase que Bolivia tenía el personal entrenado para llevar a cabo trabajos de gran magnitud.13 Aunque esta opinión puede haber sido cierta, la inexistencia de facultades de ingeniería en Bolivia a principios de siglo significó que el número de ingenieros nacionales sea bajo. Tan pequeño que, por ejemplo, el gobierno no podía exigir que las compañías extranjeras que construían ferrocarriles emplearan un mínimo número de ingenieros bolivianos. La misma escasez de ingenieros nacionales en Bolivia hizo que el gobierno recurriese a los extranjeros. Por ejemplo, los ingenieros de la Comisión para el estudio del ferrocarril Cochabamba-Santa Cruz, fueron reclutados en Argentina, porque el ingeniero boliviano que estuvo a cargo había estudiado allí.14 Una vez en Bolivia, muchos ingenieros extranjeros permanecían por mucho tiempo, y algunos inclusive se nacionalizaron. Así, Clive Sheppard, ingeniero británico contratado por e! gobierno boliviano en 1902 para trabajar en la DGOP, trabajaba en Bolivia en 1926. Sheppard, había trabajado en el ferrocarril Guaqui-La Paz, se había encar12. Pinkas, "Diez años en Bolivia", El Diario, Mayo 6 y 8,1923. 13. Muñoz Reyes, "La ingeniería en Bolivia", p. 7 14. Sobre esta Comisión véase: Ferrocarril Cochabamba Santa Cruz. Informe que presenta al Ministro de Fomento Miguel Rodríguez (La Paz: Tip, Salesiana, 1934).

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Ingeniería y Estado en Bolivia durante la primera mitad del siglo XX

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gado de la sección ferrocarriles de la DGOP, y había supervisado la construcción del ferrocarril Sucre-Potosí. De igual manera, Alfredo Boeger, uno de los ingenieros contratados en Buenos Aires, permaneció en Bolivia y se nacionalizó en 1925.15 Finalmente, el Estado, al igual que la industria minera y las escuelas de ingeniería, se benefició de los ingenieros alemanes y judíos que llegaron a Bolivia durante la segunda guerra mundial, muchos de los cuales fueron empleados en los ferrocarriles y en otros estamentos estatales.16 En todo caso, no hubo ingeniero civil boliviano de comienzos del siglo XX que no estuviera asociado a los ferrocarriles de una u otra manera. Los ingenieros de minas también estuvieron vinculados a los ferrocarriles. En un principio, porque habían pocos ingenieros civiles disponibles hasta la década del cuarenta y también debido a que los ferrocarriles eran una buena alternativa de trabajo para aquellos ingenieros de minas que no querían o no podían trabajar en las minas. Una vez que culminó el boom de los ferrocarriles en los años treinta, hubo un incremento en la construcción de carreteras y tanto ingenieros civiles como mineros estuvieron involucrados en esta nueva actividad. El trabajo en ingeniería civil resultó ser una buena alternativa durante períodos de depresión en la minería o cuando los ingenieros de minas se hallaban temporalmente desempleados. Asimismo fue frecuente que los ingenieros de minas abandonasen la minería para trabajar en el Estado como ingenieros civiles.17 La construcción de caminos fue una de las preocupaciones del CNI ―y de la élite gobernante― desde fines del siglo XIX y el CNI fue responsable de la construcción de importantes rutas entre las ciudades de Sucre-Potosí y Cochabamba-Oruro. A diferencia de los ferrocarriles, la ma15. Sobre Shepard y Boeger véase, Anexos a la memoria que presenta el Ministro de Instrucción Pública y Agricultura al Congreso Nacional de 1927 (La Paz; Imp. Renacimiento, 1928), pp. 512,504. 16. Por ejemplo Fritz Blumenreich era Ingeniero Jefe del Proyecto "Río Desaguadero". Blumenreich al Director de la FNI, Abril 21, 1943, Archivo de la Facultad Nacional de Ingeniería [en adelante AFNI] Correspondencia Recibida, 1943. Algunos ingenieros extranjeros estaban sobrecalificados, por ejemplo Max Schreirer, Ph.D. en Física y Matemáticas, era asistente en la construcción de un ferrocarril. Antonio riendo al Director de la FNI, Enero 10, 1949, AFNI Correspondencia varios, 1949-53. 17. Por ejemplo, en los años treinta, Hans Block, ingeniero alemán traído por Patiño a principios de siglo, estaba trabajando para el Estado. "Planilla de sueldos", Papeles Ministerio de Fomento, Archivo de La Paz, Universidad Mayor de San Andrés. Asimismo, fue común que ingenieros de minas estableciesen empresas de construcción en los cuarenta. Entre vista con Augusto Saravia Michel, La Paz, Diciembre 12, 1988.

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mente, también eran requeridos para administrar los ferrocarriles. Por lo tanto, una de las primeras tareas de Pinkas fue examinar diversas propuestas de construcción presentadas al gobierno, evaluar la construcción de obras, y recibir el ferrocarril de Uyuni a Oruro de la Compañía Minera Huanchaca en 1892.12 La mayor parte de los ferrocarriles fueron construidos por contratistas extranjeros, algunas de los cuales contrataban a ingenieros bolivianos, como empleados así como sub contratistas. A pesar de ello, la mayoría de los ingenieros que participaron de este boom lo hicieron sin perder la vinculación con la DGOP, supervisando y recibiendo las diferentes líneas de los constructores extranjeros. El rol del Estado como empleador y promotor de los ingenieros bolivianos fue mayor en aquellas líneas construidas por el Estado en las cuales los ingenieros bolivianos formados en el exterior jugaron un rol preponderante. Así, en la construcción del ferrocarril Guaqui-La Paz en 1905, Julio Knaudt, un ingeniero boliviano entrenado en el Zurich Polytechnique, diseñó el descenso a La Paz. De igual manera, en 1915 ingenieros bolivianos empleados en la DGOP fueron responsables de dirigir la construcción del ferrocarril de La Paz a la región de Yungas; hecho que dio lugar a que un comentarista de la época señalase que Bolivia tenía el personal entrenado para llevar a cabo trabajos de gran magnitud.13 Aunque esta opinión puede haber sido cierta, la inexistencia de facultades de ingeniería en Bolivia a principios de siglo significó que el número de ingenieros nacionales sea bajo. Tan pequeño que, por ejemplo, el gobierno no podía exigir que las compañías extranjeras que construían ferrocarriles emplearan un mínimo número de ingenieros bolivianos. La misma escasez de ingenieros nacionales en Bolivia hizo que el gobierno recurriese a los extranjeros. Por ejemplo, los ingenieros de la Comisión para el estudio del ferrocarril Cochabamba-Santa Cruz, fueron reclutados en Argentina, porque el ingeniero boliviano que estuvo a cargo había estudiado allí.14 Una vez en Bolivia, muchos ingenieros extranjeros permanecían por mucho tiempo, y algunos inclusive se nacionalizaron. Así, Clive Sheppard, ingeniero británico contratado por e! gobierno boliviano en 1902 para trabajar en la DGOP, trabajaba en Bolivia en 1926. Sheppard, había trabajado en el ferrocarril Guaqui-La Paz, se había encar12. Pinkas, "Diez años en Bolivia", El Diario, Mayo 6 y 8,1923. 13. Muñoz Reyes, "La ingeniería en Bolivia", p. 7 14. Sobre esta Comisión véase: Ferrocarril Cochabamba Santa Cruz. Informe que presenta al Ministro de Fomento Miguel Rodríguez (La Paz: Tip, Salesiana, 1934).

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gado de la sección ferrocarriles de la DGOP, y había supervisado la construcción del ferrocarril Sucre-Potosí. De igual manera, Alfredo Boeger, uno de los ingenieros contratados en Buenos Aires, permaneció en Bolivia y se nacionalizó en 1925.15 Finalmente, el Estado, al igual que la industria minera y las escuelas de ingeniería, se benefició de los ingenieros alemanes y judíos que llegaron a Bolivia durante la segunda guerra mundial, muchos de los cuales fueron empleados en los ferrocarriles y en otros estamentos estatales.16 En todo caso, no hubo ingeniero civil boliviano de comienzos del siglo XX que no estuviera asociado a los ferrocarriles de una u otra manera. Los ingenieros de minas también estuvieron vinculados a los ferrocarriles. En un principio, porque habían pocos ingenieros civiles disponibles hasta la década del cuarenta y también debido a que los ferrocarriles eran una buena alternativa de trabajo para aquellos ingenieros de minas que no querían o no podían trabajar en las minas. Una vez que culminó el boom de los ferrocarriles en los años treinta, hubo un incremento en la construcción de carreteras y tanto ingenieros civiles como mineros estuvieron involucrados en esta nueva actividad. El trabajo en ingeniería civil resultó ser una buena alternativa durante períodos de depresión en la minería o cuando los ingenieros de minas se hallaban temporalmente desempleados. Asimismo fue frecuente que los ingenieros de minas abandonasen la minería para trabajar en el Estado como ingenieros civiles.17 La construcción de caminos fue una de las preocupaciones del CNI ―y de la élite gobernante― desde fines del siglo XIX y el CNI fue responsable de la construcción de importantes rutas entre las ciudades de Sucre-Potosí y Cochabamba-Oruro. A diferencia de los ferrocarriles, la ma15. Sobre Shepard y Boeger véase, Anexos a la memoria que presenta el Ministro de Instrucción Pública y Agricultura al Congreso Nacional de 1927 (La Paz; Imp. Renacimiento, 1928), pp. 512,504. 16. Por ejemplo Fritz Blumenreich era Ingeniero Jefe del Proyecto "Río Desaguadero". Blumenreich al Director de la FNI, Abril 21, 1943, Archivo de la Facultad Nacional de Ingeniería [en adelante AFNI] Correspondencia Recibida, 1943. Algunos ingenieros extranjeros estaban sobrecalificados, por ejemplo Max Schreirer, Ph.D. en Física y Matemáticas, era asistente en la construcción de un ferrocarril. Antonio riendo al Director de la FNI, Enero 10, 1949, AFNI Correspondencia varios, 1949-53. 17. Por ejemplo, en los años treinta, Hans Block, ingeniero alemán traído por Patiño a principios de siglo, estaba trabajando para el Estado. "Planilla de sueldos", Papeles Ministerio de Fomento, Archivo de La Paz, Universidad Mayor de San Andrés. Asimismo, fue común que ingenieros de minas estableciesen empresas de construcción en los cuarenta. Entre vista con Augusto Saravia Michel, La Paz, Diciembre 12, 1988.

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yor parte de la construcción de caminos se llevó a cabo por las autoridades locales y la DGOP. Este hecho probó ser inadecuado debido a la falta de un ente coordinador y porque los ingenieros de la DGOP sólo ocupaban parte de su tiempo en la construcción de caminos. Por lo tanto, en 1941 se creó la Dirección General de Vialidad (DGV) para coordinar y centralizar la construcción y el mantenimiento de caminos en Bolivia. A pesar del bajo presupuesto de la DGV, la red caminera se expandió considerablemente en la década del cuarenta. El número de kilómetros construidos creció de aproximadamente 11,000 kms en 1941 a 25,000 kms en 1950. Sin embargo, la mayor parte de estos caminos no eran permanentes (sólo 1,940 kms eran transitables todo el año).18 La DGV empleó a 26 ingenieros en 1942, una cifra significativa en vista que en ese momento la principal empresa minera (Patiño Mines) contaba con 23, de los cuales sólo 11 eran bolivianos. Es interesante mencionar que por lo menos la mitad de los 26 ingenieros de la DGV eran ingenieros de minas graduados de la Facultad Nacional de Ingeniería de Oruro.19 Otras fuentes de empleo para los ingenieros bolivianos en el Estado existieron en otras dependencias públicas como la Dirección General de Riegos, establecida para promover proyectos de irrigación en los cuarenta. Esta oficina fue creada luego que una misión mexicana llevara a cabo un estudio de la agricultura boliviana y propusiera varios proyectos de riego, entre los cuales el más importante fue el de la represa de la Angostura en Cochabamba. Como no podía ser de otra manera, también habían ingenieros de minas bolivianos empleados en esta institución.20 Finalmente, el desarrollo de la infraestructura y la construcción urbanas fueron importantes fuentes de empleo para los ingenieros civiles y de minas. La población de las principales ciudades (La Paz, Cochabamba y Oruro) se triplicó entre 1900 y 1950. Con ello crecieron las obras de al-

cantarillado, agua potable y pavimentación en estas ciudades. Aunque las principales obras eran contratadas a empresas extranjeras, éstas empleaban a ingenieros bolivianos que muchas veces eran ingenieros de minas, para supervisar, mantener y a veces llevar a cabo estos trabajos.21 Asimismo, las municipalidades desarrollaron departamentos técnicos que requirieron de los servicios de ingenieros. Sin embargo, a pesar del desarrollo de estas actividades, la DGOP fue siendo una importante fuente de empleo, llegando a emplear 12 ingenieros en 1932.22 Debido a que el Estado no estuvo involucrado directamente en la minería antes de la nacionalización de 1952, los ingenieros de minas tenían menores oportunidades de trabajo en el gobierno. Sin embargo, como se señaló, los ingenieros de minas se desempeñaban como civiles en la construcción de ferrocarriles y carreteras, proyectos de irrigación e inclusive en construcciones urbanas. A pesar de ello, en 1911 el gobierno creó el Cuerpo Nacional de Ingenieros de Minas (CNIM). Los objetivos de este cuerpo incluían el mejoramiento de los estudios geológicos y la realización de trabajos de mensura en las propiedades mineras para la asignación de impuestos y los efectos legales de explotación. El CNIM fue dirigido por un ingeniero francés, Maurice Mollard, hasta 1914 y diez años más tarde se transformó en la Dirección General de Minas y Petróleo.23 Originalmente, esta Dirección General, estuvo también encabezada por un extranjero, el ingeniero norteamericano Charles Ball, que había sido gerente de la Compañía Minera Huanchaca desde 1920. Sólo a fines de la década del veinte fué dirigida por un boliviano, Jorge Muñoz Reyes. En 1929, a pesar de ser una pequeña oficina que empleaba a sólo 5 ingenieros a tiempo completo, contaba con más de 15 ingenieros adscritos, que realizaban los trabajos de mensura.24

18. Véase Boletín de la Dirección General de Vialidad 2 (1942): 3-9 y Ricardo Urquidi, "Los caminos en Bolivia y la creación de la Dirección General de Vialidad", pp. 15-17 en el mismo Boletín. Cifras totales de caminos tomadas de Memoria presentada Congreso Nacional por el ministro de Obras Públicas y Comunicaciones Julio Sanjines (La Paz: Edit. Universo, 1942), p. 82 e Informe de la Misión de Asistencia, pp. 321-322. 19. "Personal Superior de la Dirección General de Vialidad", Boletín 2 (1942): 1. Para el número de ingenieros empleados en Patiño Mines, véase Contreras, Tecnología moderna, pp. 86-89. 20. Los ingenieros mexicanos introdujeron nuevas técnicas y entrenaron a ingenieros civiles bolivianos. Entrevista del autor con Hugo Mansilla, Febrero 10, 1988, y "Datos personales de Waldo Reyes Dorado", Noviembre 17, 1944, AFNI Correspondencia con alumnos, familiares, varios, 1948-1953.

21. Este fue el caso del estudiante del FIN Pedro España, empleado por la Foundation Company, encargada de pavimentar Oruro, Páginas para la historia de la minería boliviana (La Paz: Papiro, 1987), p. 22. 22. La Paz fue una de las primeras ciudades en contar con un ingeniero departamental. Véase: Pinkas, "Diez años en Bolivia", El Diario, Mayo 8, 1923. También habían departamentos técnicos municipales en Oruro y en Sucre. Entrevista con Raúl Salazar, Potosí, Junio 30, 1988. Entrevista con Mansilla. 23. La ley que creó el CNIM aparece en Vicente Fernández, ed., Legislación minera, petrolera y social (La Paz: Ed. Renacimiento, 1928), pp. 120-145. Sobre Mollard, véase "Necrología", en BSIB 4 (1928): 130-132 24. Véase "Mr. C. Leonard Ball", Minería Boliviana 1 (1944): 3 e Informe de la Dirección General de Minas y Petróleo, 1929 (La Paz, 1930), pp. 38, 70-71, 80.

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yor parte de la construcción de caminos se llevó a cabo por las autoridades locales y la DGOP. Este hecho probó ser inadecuado debido a la falta de un ente coordinador y porque los ingenieros de la DGOP sólo ocupaban parte de su tiempo en la construcción de caminos. Por lo tanto, en 1941 se creó la Dirección General de Vialidad (DGV) para coordinar y centralizar la construcción y el mantenimiento de caminos en Bolivia. A pesar del bajo presupuesto de la DGV, la red caminera se expandió considerablemente en la década del cuarenta. El número de kilómetros construidos creció de aproximadamente 11,000 kms en 1941 a 25,000 kms en 1950. Sin embargo, la mayor parte de estos caminos no eran permanentes (sólo 1,940 kms eran transitables todo el año).18 La DGV empleó a 26 ingenieros en 1942, una cifra significativa en vista que en ese momento la principal empresa minera (Patiño Mines) contaba con 23, de los cuales sólo 11 eran bolivianos. Es interesante mencionar que por lo menos la mitad de los 26 ingenieros de la DGV eran ingenieros de minas graduados de la Facultad Nacional de Ingeniería de Oruro.19 Otras fuentes de empleo para los ingenieros bolivianos en el Estado existieron en otras dependencias públicas como la Dirección General de Riegos, establecida para promover proyectos de irrigación en los cuarenta. Esta oficina fue creada luego que una misión mexicana llevara a cabo un estudio de la agricultura boliviana y propusiera varios proyectos de riego, entre los cuales el más importante fue el de la represa de la Angostura en Cochabamba. Como no podía ser de otra manera, también habían ingenieros de minas bolivianos empleados en esta institución.20 Finalmente, el desarrollo de la infraestructura y la construcción urbanas fueron importantes fuentes de empleo para los ingenieros civiles y de minas. La población de las principales ciudades (La Paz, Cochabamba y Oruro) se triplicó entre 1900 y 1950. Con ello crecieron las obras de al18. Véase Boletín de la Dirección General de Vialidad 2 (1942): 3-9 y Ricardo Urquidi, "Los caminos en Bolivia y la creación de la Dirección General de Vialidad", pp. 15-17 en el mismo Boletín. Cifras totales de caminos tomadas de Memoria presentada Congreso Nacional por el ministro de Obras Públicas y Comunicaciones Julio Sanjines (La Paz: Edit. Universo, 1942), p. 82 e Informe de la Misión de Asistencia, pp. 321-322. 19. "Personal Superior de la Dirección General de Vialidad", Boletín 2 (1942): 1. Para el número de ingenieros empleados en Patiño Mines, véase Contreras, Tecnología moderna, pp. 86-89. 20. Los ingenieros mexicanos introdujeron nuevas técnicas y entrenaron a ingenieros civiles bolivianos. Entrevista del autor con Hugo Mansilla, Febrero 10, 1988, y "Datos personales de Waldo Reyes Dorado", Noviembre 17, 1944, AFNI Correspondencia con alumnos, familiares, varios, 1948-1953.

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cantarillado, agua potable y pavimentación en estas ciudades. Aunque las principales obras eran contratadas a empresas extranjeras, éstas empleaban a ingenieros bolivianos que muchas veces eran ingenieros de minas, para supervisar, mantener y a veces llevar a cabo estos trabajos.21 Asimismo, las municipalidades desarrollaron departamentos técnicos que requirieron de los servicios de ingenieros. Sin embargo, a pesar del desarrollo de estas actividades, la DGOP fue siendo una importante fuente de empleo, llegando a emplear 12 ingenieros en 1932.22 Debido a que el Estado no estuvo involucrado directamente en la minería antes de la nacionalización de 1952, los ingenieros de minas tenían menores oportunidades de trabajo en el gobierno. Sin embargo, como se señaló, los ingenieros de minas se desempeñaban como civiles en la construcción de ferrocarriles y carreteras, proyectos de irrigación e inclusive en construcciones urbanas. A pesar de ello, en 1911 el gobierno creó el Cuerpo Nacional de Ingenieros de Minas (CNIM). Los objetivos de este cuerpo incluían el mejoramiento de los estudios geológicos y la realización de trabajos de mensura en las propiedades mineras para la asignación de impuestos y los efectos legales de explotación. El CNIM fue dirigido por un ingeniero francés, Maurice Mollard, hasta 1914 y diez años más tarde se transformó en la Dirección General de Minas y Petróleo.23 Originalmente, esta Dirección General, estuvo también encabezada por un extranjero, el ingeniero norteamericano Charles Ball, que había sido gerente de la Compañía Minera Huanchaca desde 1920. Sólo a fines de la década del veinte fué dirigida por un boliviano, Jorge Muñoz Reyes. En 1929, a pesar de ser una pequeña oficina que empleaba a sólo 5 ingenieros a tiempo completo, contaba con más de 15 ingenieros adscritos, que realizaban los trabajos de mensura.24

21. Este fue el caso del estudiante del FIN Pedro España, empleado por la Foundation Company, encargada de pavimentar Oruro, Páginas para la historia de la minería boliviana (La Paz: Papiro, 1987), p. 22. 22. La Paz fue una de las primeras ciudades en contar con un ingeniero departamental. Véase: Pinkas, "Diez años en Bolivia", El Diario, Mayo 8, 1923. También habían departamentos técnicos municipales en Oruro y en Sucre. Entrevista con Raúl Salazar, Potosí, Junio 30, 1988. Entrevista con Mansilla. 23. La ley que creó el CNIM aparece en Vicente Fernández, ed., Legislación minera, petrolera y social (La Paz: Ed. Renacimiento, 1928), pp. 120-145. Sobre Mollard, véase "Necrología", en BSIB 4 (1928): 130-132 24. Véase "Mr. C. Leonard Ball", Minería Boliviana 1 (1944): 3 e Informe de la Dirección General de Minas y Petróleo, 1929 (La Paz, 1930), pp. 38, 70-71, 80.

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Fue común que los ingenieros de minas regresasen al empleo en el gobierno en carreteras y en ferrocarriles una vez que se retiraban de la minería por edad o por motivos personales. Este fue el caso de Julio Gumucio, un graduado de la FNI, que luego de 13 años en Patiño Mines, continuó en 1945 su carrera como representante del gobierno en la Comisión Mixta del Ferrocarril Santa Cruz-Corumbá, En otros casos, no fue raro que los ingenieros de minas trabajasen unos años en las minas y luego se asociasen por el resto de sus carreras con instancias gubernamentales, llegando inclusive a ser un patrón del perfil profesional de algunos ingenieros de minas.25 El que el Estado no participara de la minería no significó que algunos funcionarios no fueran conscientes de la necesidad de contar con ingenieros de minas nacionales, especialmente para mejorar tecnológicamente la pequeña minería. Cuando la Asociación Nacional de Mineros Medianos se formó en 1939, el Estado intentó exigir a estas compañías ―la mayor parte de las cuales no contaban con dirección técnica alguna― que utilizaran los servicios de los ingenieros registrados en la Dirección General de Minas y que dependieran de los servicios técnicos de la DGM. Como era de esperarse, los dueños de las empresas se opusieron a estas iniciativas y las intenciones del gobierno no llegaron a plasmarse en una legislación.26 Ello ocurrió a pesar que las minas medianas fueron importantes empleadores de ingenieros de minas bolivianos. En realidad el Estado no tuvo una participación significativa en la industria minera hasta que las principales empresas fueron nacionalizadas en 1952. Antes de esa fecha, el Estado boliviano logró ingresar a la actividad minera a través de la creación del Banco Minero (BAMIN) en 1936. Aunque éste se dedicó principalmente a la compra de minerales de la pequeña minería, en 1941 logró desarrollar una sección técnica encargada de estudiar y evaluar las propiedades mineras ofrecidas al Banco como garantía, proveer asistencia técnica a los pequeños mineros, y desarrollar laboratorios de ensayes y plantas me-

talúrgicas piloto.27 Por lo tanto, se abrió una nueva fuente de empleo para los ingenieros de minas bolivianos que se incrementó una vez que el BAMIN se hizo cargo de la mina San José en 1947.28 La administración de esta mina, con la colaboración de algunos ingenieros holandeses que habían sido traídos por los intereses de Hochschild, fue la primera experiencia del gobierno en el control de una empresa productiva en el sector minero (desde 1937 tenía experiencia en la administración de la empresa nacional de petróleos, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, YPFB) que debería haber sido aprovechada luego de la nacionalización en 1952. El BAMIN logró obtener ganancias de la mina San José entre 1947 y 1949 Y tuvo significativas pérdidas entre 1950 y 1952. Este hecho llevó a la comisión a cargo de evaluar la nacionalización de las minas a concluir que además de una adecuada organización técnica, también se requería de una administración eficiente para el éxito de una operación minera.29 Sin embargo, la nueva empresa estatal creada para hacerse cargo de las minas nacionalizadas careció de ambas características. A pesar del discurso desarrollista en pro de la tecnificación del país, sólo hubieron mayores oportunidades para los ingenieros nacionales cuando el Estado tuvo una mayor participación en la economía. Este fue el caso de la industria petrolera. Antes de la nacionalización en 1938, todo el personal técnico era extranjero. Una vez nacionalizada la Standard Oil, el gobierno inició un intenso esfuerzo por entrenar personal para remplazar al extranjero. La empresa estatal de petróleos de reciente creación, YPFB, inició cursos cortos de capacitación técnica en la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz, y los mejores alumnos fueron enviados a estudiar a la Argentina, México y los Estados Unidos. Una vez establecida, YPFB comenzó a proveer entrenamiento práctico a los estudiantes de ingeniería de minas de la FNI y, en menor grado, a los de la facultad de ingeniería de Potosí. Sin embargo, ambas facultades de ingeniería intentaron establecer la enseñanza de la ingeniería de petróleos sin éxito, debido fundamentalmente a la falta de recursos económicos.30 Lo que es importante, sin

25. Julio Gumucio, "Documento de indemnización por enfermedad profesional", Archivo Patino Mines, COMIBOL, El Alto [en adelante APM-CMB] FILE 1489 y La Razón, Noviembre 26, 1946. Jorge Sánchez Peña y Guillermo Bilbao La Vieja se formaron en Estados Unidos y luego de trabajar en provincias se emplearon en el sector público. Véase sus entradas en ¿Quién es quién en Bolivia? (Buenos Aires: Imp. Lopez, 1942). 26. Asociación Nacional de Mineros Medianos, "Informe presentado por el Directorio a la Junta General de Asociados, correspondiente a 1941-1942" (La Paz: Mimeo., 1942), p. 14.

27. Santiago Schulze, "La cooperación del Banco Minero de Bolivia a la economía del país y al desarrollo de la minería" (La Paz: Mimeo., 1942), p. 21. 28. El BAMIN se hizo cargo de la administración de esta mina porque Hochschild intentó cerrarla. 29. "Informe de la Comisión de Nacionalización de las Minas", (La Paz: Mimeo., 1952) vol. 1, p. 961. 30. Sobre el entrenamiento en el extranjero, Entrevista del Autor con Alberto Vázquez, La Paz, Septiembre 8, 1987. Sobre el entrenamiento práctico de YPFB, Gerente general de

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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Fue común que los ingenieros de minas regresasen al empleo en el gobierno en carreteras y en ferrocarriles una vez que se retiraban de la minería por edad o por motivos personales. Este fue el caso de Julio Gumucio, un graduado de la FNI, que luego de 13 años en Patiño Mines, continuó en 1945 su carrera como representante del gobierno en la Comisión Mixta del Ferrocarril Santa Cruz-Corumbá, En otros casos, no fue raro que los ingenieros de minas trabajasen unos años en las minas y luego se asociasen por el resto de sus carreras con instancias gubernamentales, llegando inclusive a ser un patrón del perfil profesional de algunos ingenieros de minas.25 El que el Estado no participara de la minería no significó que algunos funcionarios no fueran conscientes de la necesidad de contar con ingenieros de minas nacionales, especialmente para mejorar tecnológicamente la pequeña minería. Cuando la Asociación Nacional de Mineros Medianos se formó en 1939, el Estado intentó exigir a estas compañías ―la mayor parte de las cuales no contaban con dirección técnica alguna― que utilizaran los servicios de los ingenieros registrados en la Dirección General de Minas y que dependieran de los servicios técnicos de la DGM. Como era de esperarse, los dueños de las empresas se opusieron a estas iniciativas y las intenciones del gobierno no llegaron a plasmarse en una legislación.26 Ello ocurrió a pesar que las minas medianas fueron importantes empleadores de ingenieros de minas bolivianos. En realidad el Estado no tuvo una participación significativa en la industria minera hasta que las principales empresas fueron nacionalizadas en 1952. Antes de esa fecha, el Estado boliviano logró ingresar a la actividad minera a través de la creación del Banco Minero (BAMIN) en 1936. Aunque éste se dedicó principalmente a la compra de minerales de la pequeña minería, en 1941 logró desarrollar una sección técnica encargada de estudiar y evaluar las propiedades mineras ofrecidas al Banco como garantía, proveer asistencia técnica a los pequeños mineros, y desarrollar laboratorios de ensayes y plantas me-

25. Julio Gumucio, "Documento de indemnización por enfermedad profesional", Archivo Patino Mines, COMIBOL, El Alto [en adelante APM-CMB] FILE 1489 y La Razón, Noviembre 26, 1946. Jorge Sánchez Peña y Guillermo Bilbao La Vieja se formaron en Estados Unidos y luego de trabajar en provincias se emplearon en el sector público. Véase sus entradas en ¿Quién es quién en Bolivia? (Buenos Aires: Imp. Lopez, 1942). 26. Asociación Nacional de Mineros Medianos, "Informe presentado por el Directorio a la Junta General de Asociados, correspondiente a 1941-1942" (La Paz: Mimeo., 1942), p. 14.

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talúrgicas piloto.27 Por lo tanto, se abrió una nueva fuente de empleo para los ingenieros de minas bolivianos que se incrementó una vez que el BAMIN se hizo cargo de la mina San José en 1947.28 La administración de esta mina, con la colaboración de algunos ingenieros holandeses que habían sido traídos por los intereses de Hochschild, fue la primera experiencia del gobierno en el control de una empresa productiva en el sector minero (desde 1937 tenía experiencia en la administración de la empresa nacional de petróleos, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, YPFB) que debería haber sido aprovechada luego de la nacionalización en 1952. El BAMIN logró obtener ganancias de la mina San José entre 1947 y 1949 Y tuvo significativas pérdidas entre 1950 y 1952. Este hecho llevó a la comisión a cargo de evaluar la nacionalización de las minas a concluir que además de una adecuada organización técnica, también se requería de una administración eficiente para el éxito de una operación minera.29 Sin embargo, la nueva empresa estatal creada para hacerse cargo de las minas nacionalizadas careció de ambas características. A pesar del discurso desarrollista en pro de la tecnificación del país, sólo hubieron mayores oportunidades para los ingenieros nacionales cuando el Estado tuvo una mayor participación en la economía. Este fue el caso de la industria petrolera. Antes de la nacionalización en 1938, todo el personal técnico era extranjero. Una vez nacionalizada la Standard Oil, el gobierno inició un intenso esfuerzo por entrenar personal para remplazar al extranjero. La empresa estatal de petróleos de reciente creación, YPFB, inició cursos cortos de capacitación técnica en la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz, y los mejores alumnos fueron enviados a estudiar a la Argentina, México y los Estados Unidos. Una vez establecida, YPFB comenzó a proveer entrenamiento práctico a los estudiantes de ingeniería de minas de la FNI y, en menor grado, a los de la facultad de ingeniería de Potosí. Sin embargo, ambas facultades de ingeniería intentaron establecer la enseñanza de la ingeniería de petróleos sin éxito, debido fundamentalmente a la falta de recursos económicos.30 Lo que es importante, sin 27. Santiago Schulze, "La cooperación del Banco Minero de Bolivia a la economía del país y al desarrollo de la minería" (La Paz: Mimeo., 1942), p. 21. 28. El BAMIN se hizo cargo de la administración de esta mina porque Hochschild intentó cerrarla. 29. "Informe de la Comisión de Nacionalización de las Minas", (La Paz: Mimeo., 1952) vol. 1, p. 961. 30. Sobre el entrenamiento en el extranjero, Entrevista del Autor con Alberto Vázquez, La Paz, Septiembre 8, 1987. Sobre el entrenamiento práctico de YPFB, Gerente general de

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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embargo, es que la participación estatal en el petróleo promovió el entrenamiento en este campo. Y, aunque la formación académica se llevó a cabo fundamentalmente en el extranjero, los estudiantes de la FNI y de Potosí se beneficiaron del entrenamiento práctico que les ofreció YPFB. A pesar de la mayor importancia que adquirían los ingenieros en Bolivia en diversas áreas que requerían de sus servicios, una de las últimas instituciones en reconocer su importancia fue el ejército. Este recién tomó conciencia de la necesidad de un cuerpo de ingenieros en la Guerra del Chaco ocurrida entre Bolivia y el Paraguay entre 1932 y 1935. Este conflicto puso a prueba la capacidad de los pocos ingenieros bolivianos disponibles y demostró la necesidad de sus servicios en el ejército boliviano. A diferencia de otros ejércitos en América Latina, el boliviano no tenía un cuerpo de ingenieros antes de los años treinta. A pesar de esfuerzos por establecer una escuela militar de ingeniería en 1843 y luego en 1897, sólo habían unos cuantos ingenieros militares entrenados en el extranjero.31 Por lo tanto, las principales tareas de ingeniería requeridas durante la guerra fueron llevadas a cabo por civiles. Los ingenieros bolivianos entrenados en el exterior y los formados en la FNI jugaron un importante papel en sobrellevar las graves deficiencias de infraestructura para movilizar a las tropas y para proveerlas de provisiones en el frente. Tan pronto como se inició el conflicto tanto los profesores de la FNI ―algunos de los cuales habían estado en la Primera Guerra Mundial― como los alumnos ofrecieron sus servicios al ejército.32 Sin embargo, el ejército no consideró una necesidad el contar con ingenieros y desestimó la oferta de la FNI. Una vez en el campo de batalla, sin embargo, el ejército reclutó a ingenieros para la construcción de caminos y puentes.33 Los estudiantes de ingeniería también fueron empleados

YPFB al Director de la FNI, Diciembre 1, 1939, AFNI, correspondencia expedida y recibida, 1939. Para Oruro, Director de FNI al Rector de la Universidad, Agosto 31, y Septiembre 4, 1943, AFNI Correspondencia expedida 1943; Rector al Director, Septiembre 29, 1943, Correspondencia recibida 1943; y Rector al Director, Septiembre 23, 1953, AFNI Correspondencia recibida del rectorado, 1953. 31. Por ejemplo, Luis Campero, entrenado en Alemania, jefe de comunicaciones del ejército durante la Guerra y Felipe Rivera, entrenado en Estados Unidos. Entradas en ¿Quien es quien? Sobre la ingeniería militar, véase Julio Sanjinés Goytia, El militar ingeniero (La Paz; Amigos del Libro, 1975), pp. 271, 280, 286-301. 32. Director al Rector, Julio 27,1932, AFNI Correspondencia Expedida, 1931-1932. 33. Entrevistas del autor con Roberto Arce, La Paz, Octubre 19, 1987 y Abril 27, 1988, España y David Monje Roca, Cochabamba, Enero 18, 1989.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

Ingeniería y Estado en Bolivia durante la primera mitad del siglo XX

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como topógrafos en el ejército. Por ejemplo, los pocos ingenieros eléctricos y de petróleos fueron cruciales en montar y mantener la red de comunicaciones, y en la refinería en Camiri que proveía de gasolina a los camiones y aviones. Pero si la guerra había alertado a los militares y al Estado sobre la necesidad de los ingenieros, su irrupción afectó severamente las cIases en la FNI que llegó a cerrar sus puertas para servir como hospital militar. La guerra también llegó a enfriar el entusiasmo que empezó a cobrar tanto la educación como la profesión de la ingeniería. Más aún, en términos cuantitativos, se perdieron cuatro años de egresados en Oruro y en La Paz. Y además, el interés del ejército por la ingeniería declinó al concluir el conflicto y no fue sino hasta la década de 1950 que se logró establecer la Escuela Militar de Ingeniería. Sea por cambios en la economía, el crecimiento en las ciudades, el mayor rol del Estado en la economía, o la guerra, el rol del ingeniero en la sociedad boliviana se consolidó y fortaleció hacia mediados del siglo XX. A medida que esto ocurrió, el Estado también jugó un importante papel en la legislación de la práctica de la profesión. INGENIERÍA Y LEGISLACIÓN Una de las primeras solicitudes para regular la práctica de la ingeniería vino del director del CNI en 1889.34 Esta solicitud no se materializó en legislación hasta 1905, cuando el Congreso promulgó una ley exigiendo que todos los ingenieros requerían permiso para ejercer como tales. Para este efecto, se requería haber estudiado ingeniería. La Ley fue reglamentada en detalle en 1906 y se incluyó una cláusula que normó la revalidación de los títulos extranjeros.35 Estas leyes no fueron implementadas en un principio. Sólo algunos ingenieros bolivianos se registraron, especialmente aquellos ingenieros civiles que querían trabajar para el Estado. Los ingenieros de minas, en su mayor parte empleados por la industria minera privada, eran menos inclinados a revalidar sus títulos. Así, hacia 1913, sólo cuatro ingenieros bolivianos que habían estudiado en el exterior se

34. Memoria ...Cuerpo Nacional de Ingenieros, pp. 23-24. 35. Ley de 9 de diciembre, Anuario de leyes, decretos y resoluciones supremas de 1905 (La Paz: de Castillo, 1905), pp. 542-543 y Decreto Supremo de Mayo 6, Anuario de leyes, decretos y resoluciones supremas de 1906 (La Paz: La Prensa, 1906), pp. 152-159.

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embargo, es que la participación estatal en el petróleo promovió el entrenamiento en este campo. Y, aunque la formación académica se llevó a cabo fundamentalmente en el extranjero, los estudiantes de la FNI y de Potosí se beneficiaron del entrenamiento práctico que les ofreció YPFB. A pesar de la mayor importancia que adquirían los ingenieros en Bolivia en diversas áreas que requerían de sus servicios, una de las últimas instituciones en reconocer su importancia fue el ejército. Este recién tomó conciencia de la necesidad de un cuerpo de ingenieros en la Guerra del Chaco ocurrida entre Bolivia y el Paraguay entre 1932 y 1935. Este conflicto puso a prueba la capacidad de los pocos ingenieros bolivianos disponibles y demostró la necesidad de sus servicios en el ejército boliviano. A diferencia de otros ejércitos en América Latina, el boliviano no tenía un cuerpo de ingenieros antes de los años treinta. A pesar de esfuerzos por establecer una escuela militar de ingeniería en 1843 y luego en 1897, sólo habían unos cuantos ingenieros militares entrenados en el extranjero.31 Por lo tanto, las principales tareas de ingeniería requeridas durante la guerra fueron llevadas a cabo por civiles. Los ingenieros bolivianos entrenados en el exterior y los formados en la FNI jugaron un importante papel en sobrellevar las graves deficiencias de infraestructura para movilizar a las tropas y para proveerlas de provisiones en el frente. Tan pronto como se inició el conflicto tanto los profesores de la FNI ―algunos de los cuales habían estado en la Primera Guerra Mundial― como los alumnos ofrecieron sus servicios al ejército.32 Sin embargo, el ejército no consideró una necesidad el contar con ingenieros y desestimó la oferta de la FNI. Una vez en el campo de batalla, sin embargo, el ejército reclutó a ingenieros para la construcción de caminos y puentes.33 Los estudiantes de ingeniería también fueron empleados

YPFB al Director de la FNI, Diciembre 1, 1939, AFNI, correspondencia expedida y recibida, 1939. Para Oruro, Director de FNI al Rector de la Universidad, Agosto 31, y Septiembre 4, 1943, AFNI Correspondencia expedida 1943; Rector al Director, Septiembre 29, 1943, Correspondencia recibida 1943; y Rector al Director, Septiembre 23, 1953, AFNI Correspondencia recibida del rectorado, 1953. 31. Por ejemplo, Luis Campero, entrenado en Alemania, jefe de comunicaciones del ejército durante la Guerra y Felipe Rivera, entrenado en Estados Unidos. Entradas en ¿Quien es quien? Sobre la ingeniería militar, véase Julio Sanjinés Goytia, El militar ingeniero (La Paz; Amigos del Libro, 1975), pp. 271, 280, 286-301. 32. Director al Rector, Julio 27,1932, AFNI Correspondencia Expedida, 1931-1932. 33. Entrevistas del autor con Roberto Arce, La Paz, Octubre 19, 1987 y Abril 27, 1988, España y David Monje Roca, Cochabamba, Enero 18, 1989.

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como topógrafos en el ejército. Por ejemplo, los pocos ingenieros eléctricos y de petróleos fueron cruciales en montar y mantener la red de comunicaciones, y en la refinería en Camiri que proveía de gasolina a los camiones y aviones. Pero si la guerra había alertado a los militares y al Estado sobre la necesidad de los ingenieros, su irrupción afectó severamente las cIases en la FNI que llegó a cerrar sus puertas para servir como hospital militar. La guerra también llegó a enfriar el entusiasmo que empezó a cobrar tanto la educación como la profesión de la ingeniería. Más aún, en términos cuantitativos, se perdieron cuatro años de egresados en Oruro y en La Paz. Y además, el interés del ejército por la ingeniería declinó al concluir el conflicto y no fue sino hasta la década de 1950 que se logró establecer la Escuela Militar de Ingeniería. Sea por cambios en la economía, el crecimiento en las ciudades, el mayor rol del Estado en la economía, o la guerra, el rol del ingeniero en la sociedad boliviana se consolidó y fortaleció hacia mediados del siglo XX. A medida que esto ocurrió, el Estado también jugó un importante papel en la legislación de la práctica de la profesión. INGENIERÍA Y LEGISLACIÓN

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Una de las primeras solicitudes para regular la práctica de la ingeniería vino del director del CNI en 1889.34 Esta solicitud no se materializó en legislación hasta 1905, cuando el Congreso promulgó una ley exigiendo que todos los ingenieros requerían permiso para ejercer como tales. Para este efecto, se requería haber estudiado ingeniería. La Ley fue reglamentada en detalle en 1906 y se incluyó una cláusula que normó la revalidación de los títulos extranjeros.35 Estas leyes no fueron implementadas en un principio. Sólo algunos ingenieros bolivianos se registraron, especialmente aquellos ingenieros civiles que querían trabajar para el Estado. Los ingenieros de minas, en su mayor parte empleados por la industria minera privada, eran menos inclinados a revalidar sus títulos. Así, hacia 1913, sólo cuatro ingenieros bolivianos que habían estudiado en el exterior se

34. Memoria ...Cuerpo Nacional de Ingenieros, pp. 23-24. 35. Ley de 9 de diciembre, Anuario de leyes, decretos y resoluciones supremas de 1905 (La Paz: de Castillo, 1905), pp. 542-543 y Decreto Supremo de Mayo 6, Anuario de leyes, decretos y resoluciones supremas de 1906 (La Paz: La Prensa, 1906), pp. 152-159. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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habían registrado en la DGOP.36 Los ingenieros extranjeros eran todavía menos propensos al registro. Por ello habían constantes llamados de algunos ingenieros para que se implementasen las leyes, especialmente para que los ingenieros así llamados "empíricos" (sin estudios universitarios) no usurpen el título de ingeniero y también para proteger a los ingenieros nacionales de los extranjeros) por lo menos en la administración pública. Como resultado de estas presiones, los registros se incrementaron significativamente luego de 1913 y especialmente en los años veinte. En esa década, se registraron 36 ingenieros, más del 50 por ciento que la cifra registrada entre 1906 y 1920 (véase Cuadro 1). Cuadro 1 Ingenieros registrados en el Ministerio de Obras Públicas, 1906-1937

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Especialidad

Años

Civil

Minas

Eléctrico

Otros

Total

1906-0 1911-15 1916-20 1921-25 1926-30 1931-37

1 10 4 13 6

1 5 5 6 5

1 2 1

2 3 1 6 1

4 4 16 9 27 13

Total %

34 47

22 20

4 5

13 18

73 100

Fuente: Memoria, presentada al H. Congreso Nacional por el Ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, Gral. Julio Sanjinés (La Paz: Ed. Universo, 1942), pp. 133-137.

El incremento en el número de registros en la segunda mitad de los veinte se debe a la matrícula de los primeros graduados de la FNI, al incremento del número de graduados en ingeniería civil provenientes del exterior, y a la presión de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (una organización creada en 1922). El detalle de los ingenieros registrados por área de especialización en el Cuadro 1, confirma la mayor importancia de los ingenieros civiles sobre los ingenieros de minas. Finalmente, es destacable que de los 73 ingenieros registrados en el Ministerio de Obras Públicas,

36. Informe del Director General de Obras Públicas, Aníbal Capriles, 1912-1913 (La Paz: La Prensa, 1913), p. 25. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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12 (16 por ciento) eran extranjeros. Este número, relativamente bajo, refleja la menor necesidad de registro que tenían los ingenieros extranjeros. La matrícula en la DGOP no fue la única medida dirigida a controlar la práctica de la profesión. En diciembre de 1928, el gobierno decretó la matrícula de los profesionales en el Ministerio de Educación. En 1929 se incluyó en la medida a los ingenieros. La ley estipuló que los empleadores serían multados si empleaban a profesionales no matriculados. Las compañías mineras se opusieron a esta medida argumentando que la mayor parte de los profesionales empleados eran ingenieros extranjeros y por lo tanto les sería imposible presentar toda la documentación en el plazo señalado.37 Finalmente, la Asociación de Industriales Mineros de Bolivia, que reunió a las principales empresas mineras, logró obtener una concesión para las empresas mineras al liberarlas de la obligación de registrar a los profesionales que trabajaban en sus minas, sean éstos ingenieros, arquitectos o doctores. Poco después, se emitió un nuevo decreto que hizo aplicable el decreto de 1928 sólo a los profesionales empleados por el gobierno y a aquellos que trabajasen por cuenta propia.38 Con esta medida, una oportunidad para controlar la profesión fue "saboteada" por las empresas mineras. Desafortunadamente, no es posible saber con más detalle el porqué de la oposición de las empresas mineras al decreto de matrícula. Una posible explicación es que se oponían a cualquier tipo de intervención estatal en sus prácticas de contratación por principio ya que temían que esta interferencia limite y eventualmente perjudique sus prácticas de contratación de personal técnico. Si estos eran sus temores, en parte tenían razón ya que el próximo tema a ser tratado por el gobierno fue el del empleo de profesionales extranjeros. En 1931 el Congreso intentó limitar el número de extranjeros que podían emplearse en empresas industriales y comerciales. La Cámara de Diputados pasó un proyecto de ley al Senado en la que proponía normar el porcentaje de empleados extranjeros a un 25 por ciento del total del personal administrativo, con un porcentaje similar en su participación en la planilla total de sueldos. El proyecto nunca fue aprobado por el Senado.39 La Asociación de Industriales Mineros señaló las dificultades que el 37. Asociación de Industriales Mineros de Bolivia, V Informe Anual (La Paz: s.e., 1929), p. 22. 38. Ibid., p. 23. 39. Asociación de Industriales Mineros de Bolivia al Ministro de Trabajo, Febrero 3, 1937, APM-CMB, File 895.

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habían registrado en la DGOP.36 Los ingenieros extranjeros eran todavía menos propensos al registro. Por ello habían constantes llamados de algunos ingenieros para que se implementasen las leyes, especialmente para que los ingenieros así llamados "empíricos" (sin estudios universitarios) no usurpen el título de ingeniero y también para proteger a los ingenieros nacionales de los extranjeros) por lo menos en la administración pública. Como resultado de estas presiones, los registros se incrementaron significativamente luego de 1913 y especialmente en los años veinte. En esa década, se registraron 36 ingenieros, más del 50 por ciento que la cifra registrada entre 1906 y 1920 (véase Cuadro 1). Cuadro 1 Ingenieros registrados en el Ministerio de Obras Públicas, 1906-1937 Especialidad

Civil

Minas

Eléctrico

Otros

Total

1906-0 1911-15 1916-20 1921-25 1926-30 1931-37

1 10 4 13 6

1 5 5 6 5

1 2 1

2 3 1 6 1

4 4 16 9 27 13

Total %

34 47

22 20

4 5

13 18

73 100

Fuente: Memoria, presentada al H. Congreso Nacional por el Ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, Gral. Julio Sanjinés (La Paz: Ed. Universo, 1942), pp. 133-137.

El incremento en el número de registros en la segunda mitad de los veinte se debe a la matrícula de los primeros graduados de la FNI, al incremento del número de graduados en ingeniería civil provenientes del exterior, y a la presión de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (una organización creada en 1922). El detalle de los ingenieros registrados por área de especialización en el Cuadro 1, confirma la mayor importancia de los ingenieros civiles sobre los ingenieros de minas. Finalmente, es destacable que de los 73 ingenieros registrados en el Ministerio de Obras Públicas,

36. Informe del Director General de Obras Públicas, Aníbal Capriles, 1912-1913 (La Paz: La Prensa, 1913), p. 25.

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12 (16 por ciento) eran extranjeros. Este número, relativamente bajo, refleja la menor necesidad de registro que tenían los ingenieros extranjeros. La matrícula en la DGOP no fue la única medida dirigida a controlar la práctica de la profesión. En diciembre de 1928, el gobierno decretó la matrícula de los profesionales en el Ministerio de Educación. En 1929 se incluyó en la medida a los ingenieros. La ley estipuló que los empleadores serían multados si empleaban a profesionales no matriculados. Las compañías mineras se opusieron a esta medida argumentando que la mayor parte de los profesionales empleados eran ingenieros extranjeros y por lo tanto les sería imposible presentar toda la documentación en el plazo señalado.37 Finalmente, la Asociación de Industriales Mineros de Bolivia, que reunió a las principales empresas mineras, logró obtener una concesión para las empresas mineras al liberarlas de la obligación de registrar a los profesionales que trabajaban en sus minas, sean éstos ingenieros, arquitectos o doctores. Poco después, se emitió un nuevo decreto que hizo aplicable el decreto de 1928 sólo a los profesionales empleados por el gobierno y a aquellos que trabajasen por cuenta propia.38 Con esta medida, una oportunidad para controlar la profesión fue "saboteada" por las empresas mineras. Desafortunadamente, no es posible saber con más detalle el porqué de la oposición de las empresas mineras al decreto de matrícula. Una posible explicación es que se oponían a cualquier tipo de intervención estatal en sus prácticas de contratación por principio ya que temían que esta interferencia limite y eventualmente perjudique sus prácticas de contratación de personal técnico. Si estos eran sus temores, en parte tenían razón ya que el próximo tema a ser tratado por el gobierno fue el del empleo de profesionales extranjeros. En 1931 el Congreso intentó limitar el número de extranjeros que podían emplearse en empresas industriales y comerciales. La Cámara de Diputados pasó un proyecto de ley al Senado en la que proponía normar el porcentaje de empleados extranjeros a un 25 por ciento del total del personal administrativo, con un porcentaje similar en su participación en la planilla total de sueldos. El proyecto nunca fue aprobado por el Senado.39 La Asociación de Industriales Mineros señaló las dificultades que el 37. Asociación de Industriales Mineros de Bolivia, V Informe Anual (La Paz: s.e., 1929), p. 22. 38. Ibid., p. 23. 39. Asociación de Industriales Mineros de Bolivia al Ministro de Trabajo, Febrero 3, 1937, APM-CMB, File 895.

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proyecto causaría a las empresas mineras." El tema volvió a surgir en 1937, pero una vez más, las empresas argumentaron que la legislación propuesta limitaría su capacidad de contratar personal necesario. La Asociación adujo que las empresas mineras "sólo empleaban extranjeros cuando no encontraban personal igualmente calificado en el país." Destacaban las complejidades de la minería y la necesidad de personal altamente calificado que por lo general no existía en Bolivia. Más aún, la Asociación indicó que como era más barato emplear a personal nacional las empresas contrataban a ingenieros bolivianos.41 A pesar de los reclamos de las empresas mineras, se legisló el requerimiento que se emplease a un máximo del 25 por ciento de extranjeros en el personal administrativo, aspecto que fue incorporado en el Código del Trabajo de 1939. El cumplimiento de esta legislación fue mínimo. No eran sólo las empresas privadas las que no daban cumplimiento a la legislación. Las empresas bolivianas estatales, por prestigio y convicción en una mayor eficiencia, contaban con ingenieros extranjeros. En octubre de 1946, finalmente se promulgó una ley ―que fue difícil de aplicar― que estipulaba que los cargos técnicos del sector público serían ocupados por ingenieros o arquitectos de nacionalidad boliviana.42 Otro problema que afectó a la profesión de la ingeniería fue el uso "arbitrario" o "ilegítimo" del título de ingeniero. La ingeniería volvía a diferenciarse del derecho y de la medicina por que tanto los abogados como los médicos tenían que obtener una licencia para ejercer. Como no había un requerimiento similar en la ingeniería, el uso indebido del título era más común. La Ley de 1906 que originalmente pretendía legislar sobre la práctica de la profesión, había sido ampliamente superada en la década de los cuarenta y, por lo tanto, los ingenieros, las facultades de ingeniería y las organizaciones profesionales demandaban una nueva legislación. La ley de 1946 quiso satisfacer estos requerimientos y exigió que el título de "ingeniero" sea utilizado sólo por aquellos graduados en Bolivia o por los que ostentasen títulos extranjeros debidamente revalidados en el país.43 El 40. Asociación de Industriales Mineros de Bolivia, VII Informe Anual (La Paz: s.e., 1931), pp. 27-28. 41. Ibid. 42. Prefecto del Departamento de Oruro al Rector y al Director de FNI, Noviembre 25, .1949, AFNI Correspondencia varios 1947-53 y AFNI Correspondencia expedida y expedida rectorado 1947-48; Presidente de la SIB al Director de FNI Febrero 10 1947, AFNI Correspondencia varios 1947-53. 43. Artículo 7, el Decreto Supremo aparece en el Anuario.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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hecho de que se legislase al respecto demuestra la preocupación reinante en la FNI, en la Sociedad de Ingenieros de Bolivia y en muchos de los ingenieros graduados que ejercían la profesión. Pero tener interés sobre el particular no fue suficiente y la legislación no se cumplió. En 1953, el Rector de la Universidad de Oruro escribió al Ministro del Interior y Justicia, quejándose sobre la pasividad del gobierno en el uso inapropiado del título de ingeniero.44 En suma, el Estado fue un importante estímulo para el desarrollo de la profesión de ingeniería al generar una demanda por sus servicios. El crecimiento de la minería, la necesidad de mayor infraestructura vial y la creciente urbanización fueron las otras fuentes de demanda que incrementaron el número de ingenieros extranjeros y nacionales en Bolivia. La mayor importancia que fueron adquiriendo los ingenieros y las necesidades de crear un marco legal para el ejercicio de la profesión fueron un área de interacción importante entre la ingeniería y el Estado. Sin embargo, la legislación no proveía un marco de protección adecuado a la profesión. Las razones de este hecho se encuentran en la relación entre la ingeniería y la sociedad. INGENIERÍA Y SOCIEDAD: ORGANIZACIÓN Y PARTICIPACIÓN La falta de cumplimiento de la legislación promulgada con el propósito de favorecer a la profesionalización de los ingenieros fue el reflejo del poco peso político que tenían los ingenieros y, parcialmente, de su incapacidad de crear una fuerte organización profesional. La primera y más importante organización de ingenieros durante este período fue la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB), fundada en 1922 con 36 miembros, de los cuales por lo menos ocho eran extranjeros. Los ingenieros de minas estaban bien representados entre los miembros fundadores, componiendo poco menos de un tercio del total y con más miembros que los ingenieros civiles (aunque esto pueda deberse al gran número de ingenieros cuyas especializaciones no se ha podido confirmar). El lugar de estudio de los miembros fundadores es también indicativo del estado de la profesión a principios de los veinte. El mayor número de miembros había estudiado en Chile y Francia. Es interesante anotar que la SIB fue establecida mucho

44. Junio 19, 1953, AFNI Correspondencia recibida del rectorado 1953 .

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proyecto causaría a las empresas mineras." El tema volvió a surgir en 1937, pero una vez más, las empresas argumentaron que la legislación propuesta limitaría su capacidad de contratar personal necesario. La Asociación adujo que las empresas mineras "sólo empleaban extranjeros cuando no encontraban personal igualmente calificado en el país." Destacaban las complejidades de la minería y la necesidad de personal altamente calificado que por lo general no existía en Bolivia. Más aún, la Asociación indicó que como era más barato emplear a personal nacional las empresas contrataban a ingenieros bolivianos.41 A pesar de los reclamos de las empresas mineras, se legisló el requerimiento que se emplease a un máximo del 25 por ciento de extranjeros en el personal administrativo, aspecto que fue incorporado en el Código del Trabajo de 1939. El cumplimiento de esta legislación fue mínimo. No eran sólo las empresas privadas las que no daban cumplimiento a la legislación. Las empresas bolivianas estatales, por prestigio y convicción en una mayor eficiencia, contaban con ingenieros extranjeros. En octubre de 1946, finalmente se promulgó una ley ―que fue difícil de aplicar― que estipulaba que los cargos técnicos del sector público serían ocupados por ingenieros o arquitectos de nacionalidad boliviana.42 Otro problema que afectó a la profesión de la ingeniería fue el uso "arbitrario" o "ilegítimo" del título de ingeniero. La ingeniería volvía a diferenciarse del derecho y de la medicina por que tanto los abogados como los médicos tenían que obtener una licencia para ejercer. Como no había un requerimiento similar en la ingeniería, el uso indebido del título era más común. La Ley de 1906 que originalmente pretendía legislar sobre la práctica de la profesión, había sido ampliamente superada en la década de los cuarenta y, por lo tanto, los ingenieros, las facultades de ingeniería y las organizaciones profesionales demandaban una nueva legislación. La ley de 1946 quiso satisfacer estos requerimientos y exigió que el título de "ingeniero" sea utilizado sólo por aquellos graduados en Bolivia o por los que ostentasen títulos extranjeros debidamente revalidados en el país.43 El 40. Asociación de Industriales Mineros de Bolivia, VII Informe Anual (La Paz: s.e., 1931), pp. 27-28. 41. Ibid. 42. Prefecto del Departamento de Oruro al Rector y al Director de FNI, Noviembre 25, .1949, AFNI Correspondencia varios 1947-53 y AFNI Correspondencia expedida y expedida rectorado 1947-48; Presidente de la SIB al Director de FNI Febrero 10 1947, AFNI Correspondencia varios 1947-53. 43. Artículo 7, el Decreto Supremo aparece en el Anuario.

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hecho de que se legislase al respecto demuestra la preocupación reinante en la FNI, en la Sociedad de Ingenieros de Bolivia y en muchos de los ingenieros graduados que ejercían la profesión. Pero tener interés sobre el particular no fue suficiente y la legislación no se cumplió. En 1953, el Rector de la Universidad de Oruro escribió al Ministro del Interior y Justicia, quejándose sobre la pasividad del gobierno en el uso inapropiado del título de ingeniero.44 En suma, el Estado fue un importante estímulo para el desarrollo de la profesión de ingeniería al generar una demanda por sus servicios. El crecimiento de la minería, la necesidad de mayor infraestructura vial y la creciente urbanización fueron las otras fuentes de demanda que incrementaron el número de ingenieros extranjeros y nacionales en Bolivia. La mayor importancia que fueron adquiriendo los ingenieros y las necesidades de crear un marco legal para el ejercicio de la profesión fueron un área de interacción importante entre la ingeniería y el Estado. Sin embargo, la legislación no proveía un marco de protección adecuado a la profesión. Las razones de este hecho se encuentran en la relación entre la ingeniería y la sociedad. INGENIERÍA Y SOCIEDAD: ORGANIZACIÓN Y PARTICIPACIÓN

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La falta de cumplimiento de la legislación promulgada con el propósito de favorecer a la profesionalización de los ingenieros fue el reflejo del poco peso político que tenían los ingenieros y, parcialmente, de su incapacidad de crear una fuerte organización profesional. La primera y más importante organización de ingenieros durante este período fue la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB), fundada en 1922 con 36 miembros, de los cuales por lo menos ocho eran extranjeros. Los ingenieros de minas estaban bien representados entre los miembros fundadores, componiendo poco menos de un tercio del total y con más miembros que los ingenieros civiles (aunque esto pueda deberse al gran número de ingenieros cuyas especializaciones no se ha podido confirmar). El lugar de estudio de los miembros fundadores es también indicativo del estado de la profesión a principios de los veinte. El mayor número de miembros había estudiado en Chile y Francia. Es interesante anotar que la SIB fue establecida mucho

44. Junio 19, 1953, AFNI Correspondencia recibida del rectorado 1953 . Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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más tarde que las sociedades de ingenieros en los otros países latinoamericanos. Por ejemplo, el Instituto de Ingenieros de Chile fue fundado en 1888, y la Sociedad de Ingenieros del Perú fue creada en 1898.45 (Cuadro 2, sobre el desarrollo posterior de la sociedad véase el Cuadro 3). Los principales objetivos de la SIB fueron estudiar la explotación de los recursos naturales (hidrocarburos y minería), la aprobación de una ley de seguridad para el sector minero, el desarrollo ferroviario, y la recopilación de información cartográfica para la elaboración de un mapa de la república.46 No hay duda que la SIB fue un centro de reunión de los ingenieros y su Boletín, un medio a través del cual se difundieron las ideas sobre la ingeniería en Bolivia. En uno de los primeros artículos sobre este tema en el Boletín, el Presidente de la SIB, Carlos Tejada Sorzano, sostuvo que los ingenieros en Bolivia no ocupaban el lugar que les correspondía en la sociedad. Reclamó al gobierno que la opinión de los ingenieros no era tomada en cuenta en los proyectos del gobierno. Argumentó que los ingenieros no sólo debían ser llamados para ejecutar "los planes y proyectos pensados por los abogados,l a quienes les falta estudio y preparación". Más aún, hizo un llamado a los ingenieros, en especial a aquellos que eran miembros de la SIB, a tomar mayor interés en los asuntos públicos y crear un ambiente en el cual los ingenieros sean llamados en todos los asuntos importantes. Este fue un tema recurrente en los Boletines de la SIB que tomó mayor importancia a comienzos de la década del cuarenta cuando los ingenieros comenzaron a proponer medidas concretas sobre su relación con el Estado y su labor en las obras públicas. En esa década comenzaron a perfilarse discursos más tecnocráticos que agitaron un ambiente en el cual los ingenieros bolivianos se sentían aún discriminados frente a los ingenieros extranjeros. 47 A pesar de las mayores oportunidades para los ingenieros y del mayor número de ellos empleados tanto en el sector privado como en el público, los ingenieros seguían sintiéndose ausentes de los grandes debates públicos. En 1943, el Instituto de Ingenieros de la Universidad de La Paz, declaró que su principal propósito era "fortalecer y elevar el nivel de la inge45. "Discurso pronunciado por Juan Muñoz Reyes, en la inauguración de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia", BSIB 1 (1922): 3. 46. Ibid, p. 5. 47. Algunos artículos en esta línea son, Carlos Tejada Sorzano, "Los ingenieros en Bolivia no tienen la posición que debiera corresponderles", BSIB 7 (1929): 5-10; y "Defensa de la profesión" (Editorial), BSIB 25 (1946): 1-2.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

Ingeniería y Estado en Bolivia durante la primera mitad del siglo XX

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Cuadro 2 Miembros fundadores de la SIB por área de especialización y lugar de estudio, 1922 (N=36) Especialidad Minas Civil Arquitectura Eléctrico Metalurgia No especif.

Lugar de estudio 10 8 6 2 1 9

Chile Francia Bolivia Alemania Perú EE.UU. Suiza Austria Inglaterra España No especif.

7 5 4 4 4 4 3 1 1 1 2

Fuente: Boletín de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia 1 (1922).

Cuadro 3 Evolución de la membresía de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia, 1922-1948

1922 1927 1934 1938 1941 1948

Activo

Adherente

Honorario

Total

Tasa de crecimiento (%)

36 40 67

3 2

112

15

1

36 43 69 71 72 128

3.6 7.0 0.7 0.5 8.6

Fuentes: Boletín de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia 1 (1922); 3 (1927); 17; 15 (1938); 26 (1941).

Manuel E. Contreras

más tarde que las sociedades de ingenieros en los otros países latinoamericanos. Por ejemplo, el Instituto de Ingenieros de Chile fue fundado en 1888, y la Sociedad de Ingenieros del Perú fue creada en 1898.45 (Cuadro 2, sobre el desarrollo posterior de la sociedad véase el Cuadro 3). Los principales objetivos de la SIB fueron estudiar la explotación de los recursos naturales (hidrocarburos y minería), la aprobación de una ley de seguridad para el sector minero, el desarrollo ferroviario, y la recopilación de información cartográfica para la elaboración de un mapa de la república.46 No hay duda que la SIB fue un centro de reunión de los ingenieros y su Boletín, un medio a través del cual se difundieron las ideas sobre la ingeniería en Bolivia. En uno de los primeros artículos sobre este tema en el Boletín, el Presidente de la SIB, Carlos Tejada Sorzano, sostuvo que los ingenieros en Bolivia no ocupaban el lugar que les correspondía en la sociedad. Reclamó al gobierno que la opinión de los ingenieros no era tomada en cuenta en los proyectos del gobierno. Argumentó que los ingenieros no sólo debían ser llamados para ejecutar "los planes y proyectos pensados por los abogados,l a quienes les falta estudio y preparación". Más aún, hizo un llamado a los ingenieros, en especial a aquellos que eran miembros de la SIB, a tomar mayor interés en los asuntos públicos y crear un ambiente en el cual los ingenieros sean llamados en todos los asuntos importantes. Este fue un tema recurrente en los Boletines de la SIB que tomó mayor importancia a comienzos de la década del cuarenta cuando los ingenieros comenzaron a proponer medidas concretas sobre su relación con el Estado y su labor en las obras públicas. En esa década comenzaron a perfilarse discursos más tecnocráticos que agitaron un ambiente en el cual los ingenieros bolivianos se sentían aún discriminados frente a los ingenieros extranjeros. 47 A pesar de las mayores oportunidades para los ingenieros y del mayor número de ellos empleados tanto en el sector privado como en el público, los ingenieros seguían sintiéndose ausentes de los grandes debates públicos. En 1943, el Instituto de Ingenieros de la Universidad de La Paz, declaró que su principal propósito era "fortalecer y elevar el nivel de la inge45. "Discurso pronunciado por Juan Muñoz Reyes, en la inauguración de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia", BSIB 1 (1922): 3. 46. Ibid, p. 5. 47. Algunos artículos en esta línea son, Carlos Tejada Sorzano, "Los ingenieros en Bolivia no tienen la posición que debiera corresponderles", BSIB 7 (1929): 5-10; y "Defensa de la profesión" (Editorial), BSIB 25 (1946): 1-2.

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Cuadro 2 Miembros fundadores de la SIB por área de especialización y lugar de estudio, 1922 (N=36) Especialidad Minas Civil Arquitectura Eléctrico Metalurgia No especif.

Lugar de estudio 10 8 6 2 1 9

Chile Francia Bolivia Alemania Perú EE.UU. Suiza Austria Inglaterra España No especif.

7 5 4 4 4 4 3 1 1 1 2

Fuente: Boletín de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia 1 (1922).

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Cuadro 3 Evolución de la membresía de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia, 1922-1948

1922 1927 1934 1938 1941 1948

Activo

Adherente

Honorario

Total

Tasa de crecimiento (%)

36 40 67

3 2

112

15

1

36 43 69 71 72 128

3.6 7.0 0.7 0.5 8.6

Fuentes: Boletín de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia 1 (1922); 3 (1927); 17; 15 (1938); 26 (1941).

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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niería nacional" y "defender la dignificación ... del ingeniero boliviano". En el editorial del primer número de su revista señaló que "el personal técnico nacional no había participado en la vida económica y social del país con el peso que les correspondía".48 Sin embargo, como se ha visto, el número de ingenieros se incrementó gradualmente y el lugar de los ingenieros en la sociedad había mejorado. El número de ingenieros en ¿Quién es quién? ―que tomamos como indicador indirecto de los miembros de la elite de la profesión― incrementó más de sesenta veces entre 1920 y 1942, y su porcentaje de participación sobre el número total de entradas aumentó de uno a siete por ciento (Cuadro 4). Cuadro 4 Descomposición de las entradas en "Quién es quién" por profesión, 1920-1942 Profesión

1920

%

1942

%

Abogados Médicos Ingenieros Otros

69 11 1 40

57 9 1 33

337 115 66 447

35 12 7 46

Total

121

100

965

100

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Fuentes: William B. Parker, Bolivians of Today (Santiago de Chile: Imp. Universitaria, 1920) y Quién es quién en Bolivia (Buenos Aires: Imp. López, 1942).

Pero lo que los ingenieros todavía no lograron en la primera mitad de siglo fue disfrutar del mismo status en la sociedad que las profesiones tradicionales, como la abogacía y la medicina. Esto se debía a los valores predominantes en la sociedad boliviana que estaban más orientados hacia las humanidades, que hacia aquellas profesiones nuevas y asociadas con la tecnología. Esto es evidente por la mayor preferencia que gozaban las carreras de derecho y medicina, y fue una de las dificultades encontradas en la creación de las primeras facultades de ingeniería al principio de siglo. 49 A pesar de ello, hacia la década del cuarenta el número de matriculados en ingeniería creció y las facultades de ingeniería estaban bien establecidas. 48. Boletín del Instituto de Ingenieros de la Universidad de la Paz, 1 (1943). 49. Véase Contreras, "The Formation", capítulos 2 y 3.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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Sin embargo, el status de los ingenieros permaneció por debajo de los abogados. El relativo bajo peso específico de los ingenieros en la sociedad también puede apreciarse en su poca participación política. En la primera mitad de siglo hubo sólo dos Ministros que fueron ingenieros, un número bajísimo si se considera que entre 1900 y 1950, existieron 500 distintos Ministros.50 Otra diferencia fundamental entre los ingenieros y los abogados y ―hasta cierto punto― los médicos, fue la susceptibilidad a la competencia extranjera. Además de los valores sociales adversos a una carrera técnica, los ingenieros bolivianos también tenían que sobrellevar la competencia de ingenieros extranjeros quienes por mucho tiempo dominaron la práctica de la ingeniería en el país. Este fue el caso de los ingenieros de minas, ya que los ingenieros civiles habían menos competidores extranjeros y mayor empleo por el Estado por lo que la situación era menos desfavorable. En la segunda mitad de los años veinte, un grupo de ingenieros en Cochabamba, intentaron crear una Asociación Nacional de Ingenieros, cuyo principal objetivo era estimular "el desarrollo de la ingeniería como una profesión nacional, en especial en obras de importancia nacional ... ferrocarriles, caminos, obras de irrigación, etc.". La Asociación solicitó que el empleo de ingenieros sea regulado por leyes de registro y matriculación que provean ciertos derechos preferenciales a los ingenieros. 51 En mayo de 1927 los estatutos de la Asociación fueron enviados al Ministerio de Fomento para su aprobación. El Ministerio los envió a la DGOP quien, a su vez, requirió la opinión de la SIB. Las principales objeciones de la SIB eran las cláusulas estatutarias que eran considerados perjudiciales a los ingenieros extranjeros.52 El informe desfavorable de la SIB, respaldado por la DGOP, puso fin a la creación de la Asociación Nacional de Ingenieros. La idea de "nacionalizar" la profesión de ingenieros fue ampliamente compartida por los ingenieros bolivianos. Este había sido uno de los objetivos del gobierno cuando transformó la Escuela de Minería en Oruro en 50. Ministros fueron Juan Muñoz Reyes, de Fomento en 1919 y Carlos Muñoz Roldán, de Obras Públicas en 1946. Sobre Muñoz, véase "La cartera de Obras Públicas encomendada a un ingeniero", BSIB 25(1946): 1-2. La cifra de ministros es de Carlos D. Mesa, Presidentes de Bolivia: Entre urnas y fusiles (La Paz: Ed. Gisbert, 1990), pp. 272-288. 51. "Estatutos de la ‘Asociación de Ingenieros Nacionales. Cochabamba’", Marzo 23, 1927, Archivo de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia [en adelante ASIB]. 52. Carta del Director de la DGOP al Ministerio de Fomento, La Paz, Agosto 10, 1927, ASIB.

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niería nacional" y "defender la dignificación ... del ingeniero boliviano". En el editorial del primer número de su revista señaló que "el personal técnico nacional no había participado en la vida económica y social del país con el peso que les correspondía".48 Sin embargo, como se ha visto, el número de ingenieros se incrementó gradualmente y el lugar de los ingenieros en la sociedad había mejorado. El número de ingenieros en ¿Quién es quién? ―que tomamos como indicador indirecto de los miembros de la elite de la profesión― incrementó más de sesenta veces entre 1920 y 1942, y su porcentaje de participación sobre el número total de entradas aumentó de uno a siete por ciento (Cuadro 4). Cuadro 4 Descomposición de las entradas en "Quién es quién" por profesión, 1920-1942 Profesión

1920

%

1942

%

Abogados Médicos Ingenieros Otros

69 11 1 40

57 9 1 33

337 115 66 447

35 12 7 46

Total

121

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965

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Pero lo que los ingenieros todavía no lograron en la primera mitad de siglo fue disfrutar del mismo status en la sociedad que las profesiones tradicionales, como la abogacía y la medicina. Esto se debía a los valores predominantes en la sociedad boliviana que estaban más orientados hacia las humanidades, que hacia aquellas profesiones nuevas y asociadas con la tecnología. Esto es evidente por la mayor preferencia que gozaban las carreras de derecho y medicina, y fue una de las dificultades encontradas en la creación de las primeras facultades de ingeniería al principio de siglo. 49 A pesar de ello, hacia la década del cuarenta el número de matriculados en ingeniería creció y las facultades de ingeniería estaban bien establecidas. 48. Boletín del Instituto de Ingenieros de la Universidad de la Paz, 1 (1943). 49. Véase Contreras, "The Formation", capítulos 2 y 3.

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Fuentes: William B. Parker, Bolivians of Today (Santiago de Chile: Imp. Universitaria, 1920) y Quién es quién en Bolivia (Buenos Aires: Imp. López, 1942).

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Sin embargo, el status de los ingenieros permaneció por debajo de los abogados. El relativo bajo peso específico de los ingenieros en la sociedad también puede apreciarse en su poca participación política. En la primera mitad de siglo hubo sólo dos Ministros que fueron ingenieros, un número bajísimo si se considera que entre 1900 y 1950, existieron 500 distintos Ministros.50 Otra diferencia fundamental entre los ingenieros y los abogados y ―hasta cierto punto― los médicos, fue la susceptibilidad a la competencia extranjera. Además de los valores sociales adversos a una carrera técnica, los ingenieros bolivianos también tenían que sobrellevar la competencia de ingenieros extranjeros quienes por mucho tiempo dominaron la práctica de la ingeniería en el país. Este fue el caso de los ingenieros de minas, ya que los ingenieros civiles habían menos competidores extranjeros y mayor empleo por el Estado por lo que la situación era menos desfavorable. En la segunda mitad de los años veinte, un grupo de ingenieros en Cochabamba, intentaron crear una Asociación Nacional de Ingenieros, cuyo principal objetivo era estimular "el desarrollo de la ingeniería como una profesión nacional, en especial en obras de importancia nacional ... ferrocarriles, caminos, obras de irrigación, etc.". La Asociación solicitó que el empleo de ingenieros sea regulado por leyes de registro y matriculación que provean ciertos derechos preferenciales a los ingenieros. 51 En mayo de 1927 los estatutos de la Asociación fueron enviados al Ministerio de Fomento para su aprobación. El Ministerio los envió a la DGOP quien, a su vez, requirió la opinión de la SIB. Las principales objeciones de la SIB eran las cláusulas estatutarias que eran considerados perjudiciales a los ingenieros extranjeros.52 El informe desfavorable de la SIB, respaldado por la DGOP, puso fin a la creación de la Asociación Nacional de Ingenieros. La idea de "nacionalizar" la profesión de ingenieros fue ampliamente compartida por los ingenieros bolivianos. Este había sido uno de los objetivos del gobierno cuando transformó la Escuela de Minería en Oruro en 50. Ministros fueron Juan Muñoz Reyes, de Fomento en 1919 y Carlos Muñoz Roldán, de Obras Públicas en 1946. Sobre Muñoz, véase "La cartera de Obras Públicas encomendada a un ingeniero", BSIB 25(1946): 1-2. La cifra de ministros es de Carlos D. Mesa, Presidentes de Bolivia: Entre urnas y fusiles (La Paz: Ed. Gisbert, 1990), pp. 272-288. 51. "Estatutos de la ‘Asociación de Ingenieros Nacionales. Cochabamba’", Marzo 23, 1927, Archivo de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia [en adelante ASIB]. 52. Carta del Director de la DGOP al Ministerio de Fomento, La Paz, Agosto 10, 1927, ASIB.

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una escuela de ingeniería en 1917. Asimismo, el decano de la Facultad de Ingeniería de La Paz, compartió esta opinión y la "nacionalización" de la profesión fue uno de los motivos para el establecimiento del Instituto Técnico de Potosí en 1939. Todo esto indica que el entrenamiento de ingenieros en Bolivia fue considerado un paso importante para lograr los objetivos de nacionalizar la ingeniería y de la promoción de la profesión. Por ende, el esfuerzo por conformar una Asociación Nacional de Ingenieros no debe ser considerado un esfuerzo aislado. Más aún si consideramos que poco después del primer esfuerzo por conformar una asociación profesional para promover la ingeniería nacional, hubo importantes iniciativas legislativas ocurridas a fines de los años veinte y en los años treinta. Desafortunadamente, la ausencia de documentos en la SIB para este período no permite dilucidar qué sectores de ingenieros promovieron esta medidas. Aún, en los años cuarenta la SIB manifestó que "aún existe desconfianza en el profesional nacional o en el extranjero residente" y reclamó un mayor rol para los ingenieros nacionales a quienes se debería dar "preferencia". 53 En todo caso, la SIB, por ejemplo, participó en la reglamentación de la importante ley de 1946 sobre el ejercicio de la profesión. 54 La situación de los ingenieros de minas bolivianos en las principales empresas mineras no pasó desapercibida. En 1948, el periódico conservador El Diario, hizo un llamado para nacionalizar la industria minera ordenadamente y por etapas. Una de esas etapas, en una propuesta de tres fases, consistía en incrementar el número de gerentes bolivianos en las empresas mineras. El Diario reconoció la necesidad de expertos extranjeros, pero reclamó gerentes bolivianos. Para probar que era posible, citó el caso de Roberto Arce, un exitoso subgerente de la Patiño Mines en Catavi, y la empresa nacional de petroleros. Asimismo, proveyó una lista de candidatos, para concluir diciendo que era necesario superar el sentido de inferioridad respecto a lo extranjero.55 El movimiento laboral en la década del cuarenta le dio mucha importancia al tema de la nacionalización y realizó un llamado para retirar a los ingenieros extranjeros de las minas.56 Un panfleto del Partido de Izquier53. Véase, el editorial del BSIB, "Defensa de la profesión" [cita 49]. 54. Presidente de la SIB al Director de FNI, Febrero 10, 1947, AFNI Correspondencia varios, 1947-53. 55. "Nacionalizar las minas", El Diario, Junio 13, 1948. 56. La Embajada de Estados Unidos informaba al Departamento de Estado sobre los discursos "xenofóbicos" de los sindicatos mineros. Véase: Archivo del Departamento de Estado, Washington, D.C., 824.504/3-845.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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da Revolucionario en 1949 preguntaba: "¿Son necesarios los técnicos extranjeros?" y contaba cómo las minas de estaño de Colquiri fueron exitosamente administradas por ingenieros nacionales y líderes laborales, cuando el personal extranjero abandonó las minas debido a la falta de garantías. Asimismo, el panfleto consideró perjudiciales los altos salarios en dólares que percibían los ingenieros extranjeros por que elevaban los costos de producción e iban en detrimento de los salarios del personal nacional.57 Es bajo estas circunstancias que se llevó a cabo el Primer Congreso Nacional de Ingenieros y Arquitectos en La Paz del 25 de noviembre al 4 de diciembre de 1949, que contó con una asistencia de alrededor de 120 personas. Una de sus principales recomendaciones al Congreso Nacional fue la elaboración de una ley que estimulase el estudio y el ejercicio de la profesión, en especial la de ingeniería de minas. La propuesta de ley sugería que en la administración pública los ingenieros ocupen por lo menos el 70 por ciento de los diez puestos superiores, y que en las empresas privadas no menos del 40 por ciento. En cuanto a salarios, propuso que los salarios de los ingenieros nacionales sean iguales al de los extranjeros que ocupen la misma posición.t" Es importante anotar que esta propuesta de ley nunca se aprobó. La fuerte competencia a la que los ingenieros extranjeros sometían a los bolivianos no impidió que ambos se juntaran en 1943 para formar la única organización que agrupó a los ingenieros de minas, el Instituto Boliviano de Ingenieros de Minas y Geología (IBIMG). La creación del IBIMG fue en parte resultado de una recomendación del Primer Congreso Panamericano de Ingeniería de Minas y Geología, una reunión que se llevó a cabo en Santiago de Chile en 1942. Su creación también reflejó las aspiraciones de los ingenieros de minas de tener su propia asociación, ya que consideraban que la SIB estaba dominada por los ingenieros civiles. El IBIMG planteó promover la minería con una orientación científica, y por lo tanto no puede ser considerada simplemente como una organización de carácter gremial. Sin embargo, su fundación y su revista (Minería Boliviana) proveyeron un vehículo a través del cual se debatieron los problemas que enfrentaban los ingenieros de minas.

57. "Boletín informativo del PIR~ (1949?), encontrado en el APM-CMB. 58. "El Primer Congreso Nacional de Ingeniería y Arquitectura", Minería Boliviana, Diciembre 1949, pp. 15-17.

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una escuela de ingeniería en 1917. Asimismo, el decano de la Facultad de Ingeniería de La Paz, compartió esta opinión y la "nacionalización" de la profesión fue uno de los motivos para el establecimiento del Instituto Técnico de Potosí en 1939. Todo esto indica que el entrenamiento de ingenieros en Bolivia fue considerado un paso importante para lograr los objetivos de nacionalizar la ingeniería y de la promoción de la profesión. Por ende, el esfuerzo por conformar una Asociación Nacional de Ingenieros no debe ser considerado un esfuerzo aislado. Más aún si consideramos que poco después del primer esfuerzo por conformar una asociación profesional para promover la ingeniería nacional, hubo importantes iniciativas legislativas ocurridas a fines de los años veinte y en los años treinta. Desafortunadamente, la ausencia de documentos en la SIB para este período no permite dilucidar qué sectores de ingenieros promovieron esta medidas. Aún, en los años cuarenta la SIB manifestó que "aún existe desconfianza en el profesional nacional o en el extranjero residente" y reclamó un mayor rol para los ingenieros nacionales a quienes se debería dar "preferencia". 53 En todo caso, la SIB, por ejemplo, participó en la reglamentación de la importante ley de 1946 sobre el ejercicio de la profesión. 54 La situación de los ingenieros de minas bolivianos en las principales empresas mineras no pasó desapercibida. En 1948, el periódico conservador El Diario, hizo un llamado para nacionalizar la industria minera ordenadamente y por etapas. Una de esas etapas, en una propuesta de tres fases, consistía en incrementar el número de gerentes bolivianos en las empresas mineras. El Diario reconoció la necesidad de expertos extranjeros, pero reclamó gerentes bolivianos. Para probar que era posible, citó el caso de Roberto Arce, un exitoso subgerente de la Patiño Mines en Catavi, y la empresa nacional de petroleros. Asimismo, proveyó una lista de candidatos, para concluir diciendo que era necesario superar el sentido de inferioridad respecto a lo extranjero.55 El movimiento laboral en la década del cuarenta le dio mucha importancia al tema de la nacionalización y realizó un llamado para retirar a los ingenieros extranjeros de las minas.56 Un panfleto del Partido de Izquier53. Véase, el editorial del BSIB, "Defensa de la profesión" [cita 49]. 54. Presidente de la SIB al Director de FNI, Febrero 10, 1947, AFNI Correspondencia varios, 1947-53. 55. "Nacionalizar las minas", El Diario, Junio 13, 1948. 56. La Embajada de Estados Unidos informaba al Departamento de Estado sobre los discursos "xenofóbicos" de los sindicatos mineros. Véase: Archivo del Departamento de Estado, Washington, D.C., 824.504/3-845.

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da Revolucionario en 1949 preguntaba: "¿Son necesarios los técnicos extranjeros?" y contaba cómo las minas de estaño de Colquiri fueron exitosamente administradas por ingenieros nacionales y líderes laborales, cuando el personal extranjero abandonó las minas debido a la falta de garantías. Asimismo, el panfleto consideró perjudiciales los altos salarios en dólares que percibían los ingenieros extranjeros por que elevaban los costos de producción e iban en detrimento de los salarios del personal nacional.57 Es bajo estas circunstancias que se llevó a cabo el Primer Congreso Nacional de Ingenieros y Arquitectos en La Paz del 25 de noviembre al 4 de diciembre de 1949, que contó con una asistencia de alrededor de 120 personas. Una de sus principales recomendaciones al Congreso Nacional fue la elaboración de una ley que estimulase el estudio y el ejercicio de la profesión, en especial la de ingeniería de minas. La propuesta de ley sugería que en la administración pública los ingenieros ocupen por lo menos el 70 por ciento de los diez puestos superiores, y que en las empresas privadas no menos del 40 por ciento. En cuanto a salarios, propuso que los salarios de los ingenieros nacionales sean iguales al de los extranjeros que ocupen la misma posición.t" Es importante anotar que esta propuesta de ley nunca se aprobó. La fuerte competencia a la que los ingenieros extranjeros sometían a los bolivianos no impidió que ambos se juntaran en 1943 para formar la única organización que agrupó a los ingenieros de minas, el Instituto Boliviano de Ingenieros de Minas y Geología (IBIMG). La creación del IBIMG fue en parte resultado de una recomendación del Primer Congreso Panamericano de Ingeniería de Minas y Geología, una reunión que se llevó a cabo en Santiago de Chile en 1942. Su creación también reflejó las aspiraciones de los ingenieros de minas de tener su propia asociación, ya que consideraban que la SIB estaba dominada por los ingenieros civiles. El IBIMG planteó promover la minería con una orientación científica, y por lo tanto no puede ser considerada simplemente como una organización de carácter gremial. Sin embargo, su fundación y su revista (Minería Boliviana) proveyeron un vehículo a través del cual se debatieron los problemas que enfrentaban los ingenieros de minas.

57. "Boletín informativo del PIR~ (1949?), encontrado en el APM-CMB. 58. "El Primer Congreso Nacional de Ingeniería y Arquitectura", Minería Boliviana, Diciembre 1949, pp. 15-17. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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En el momento de su fundación en 1943, el IBIMG contó con 20 miembros, 9 de los cuales eran extranjeros. Unos años después llegó a 69, de los cuales 38 eran extranjeros.59 El rápido incremento en la membresía ―que se triplicó en los primeros años― demuestra el grado de aceptación de IBIMG en círculos mineros. Otra indicación de su aceptación es que entre sus miembros estaban los principales ejecutivos y gerentes de las compañías más grandes, incluyendo a Mauricio Hochschild, propietario ndel segundo grupo minero más importante de Bolivia. Más aún, sus socios institucionales incluían a las principales empresas y a otras instituciones mineras como el BAMIN y la DGM, y no mineras como la Universidad Mayor de San Andrés.60 Pero el éxito del IBIMG fue en gran parte debido a su carácter no controversial, por lo menos en lo que se refiere a las aspiraciones profesionales de los ingenieros bolivianos. El IBIMG estuvo más interesado en promover el desarrollo de la industria minera que en mejorar el desarrollo de la profesión de ingeniería. En su primera reunión anual hizo varias recomendaciones al gobierno entre las cuales se encontraban la disminución y racionalización de los impuestos mineros, la necesidad de una mayor inversión en el sector, y la atención preferente del Estado al desarrollo de la agricultura, el petróleo y la minería no-metálica. Otras recomendaciones fueron el desarrollo de la educación de la ingeniería de minas y el establecimiento de escuelas técnicas para mejorar la capacitación laboral. Al recibir apoyo corporativo, el IBIMG fue capaz de mantener una publicación periódica con gran regularidad entre 1942 y 1954, una continuidad destacable bajo parámetros bolivianos. Esto es aún más sorprendente en vista del carácter técnico de la revista y alto nivel de sus artículos. A pesar del mayor interés en el desarrollo de la industria minera, el IBIMG mostró algún interés en mejorar la educación en ingeniería de minas en tres editoriales sobre este tema. En el primero destacó la necesidad de incrementar el número de ingenieros de minas y en los otros dos criticó severamente la situación de la educación en ingeniería. Una importante excepción a la actitud generalmente pasiva del IBIMG hacia un mayor reconocimiento del ingeniero de minas, fue la protesta que realizó ante el Ministerio de Hacienda cuando en 1950 en el

nuevo Directorio del BAMIN no se incluyó a un ingeniero de minas (sólo incluyó a un ingeniero civil). En una carta del Presidente del IBIMG dirigida al Ministro ―publicada en Minería Boliviana― éste señaló que una de las razones del mal desempeño del Banco era la ausencia de personal calificado en minería. El Presidente expresó su "disgusto y justificada protesta" por la elección de directores que incluían a todo tipo de profesionales excepto a los ingenieros de minas, para un trabajo que les correspondía.61 El incidente merece destacarse porque, fue la única declaración por parte de un prominente ingeniero de minas sobre el status profesional de los ingenieros de minas bolivianos ocurrida poco antes de la nacionalización de las mina. El Presidente adujo que los ingenieros de minas, a diferencia de otras profesiones "agrupad [as ] en sociedades que tomaron bien en serio la defensa de sus derechos", se habían mostrado:

59. Calculado de la lista de miembros en Minería Boliviana 1 (1943): 36, y 11 (1944): 35. Para 1944 también se han considerado a los miembros activos. 60. Minería Boliviana 11 (1944): 35.

61. "Los ingenieros de minas y el Banco Minero de Bolivia", Minería Boliviana 56 (1950): 15. 62. Ibid.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

más discretos o modestos para salvaguardar su legítima intervención en actividades de su competencia ... [y que] ... es el ingeniero de minas nacional, entre todos los profesionales quien está en las peores condiciones, por el sacrificio que importa la práctica de su profesión y la baja remuneración de sus servicios, siendo, por otra parte, entre todos, quién más contribuye a sostener la economía nacional, por que está empeñado 62 en el manejo y fomento de la industria básica del país .

A pesar que tenía motivos para quejarse y que el IBIMG podía hacerse escuchar en el caso de empresas que no contratasen a ingenieros bolivianos, esta institución no se pronunció públicamente sobre este tema. Este fue considerado un asunto central ya que tenía que ver con las posibilidades de los ingenieros bolivianos en las grandes empresas extranjeras. La IBIMG no pudo tocar este tema por que incluía entre sus miembros a ingenieros extranjeros. Asimismo la principal fuente de financiamiento de la revista eran las contribuciones de las grandes empresas. En ese sentido, la IBIMG es un claro ejemplo de la tensión en la ingeniería entre las funciones técnicas y las gerenciales. La dirección del IBIMG fue renuente a cuestionar las prerrogativas de propiedad privada de los empleadores. De esta manera, el IBIMG denota similitudes con organizaciones profesionales de ingenieros canadienses que reclamaron oportunidades de empleo al Estado pero no al sector privado, y el American Institute of Mining Engi-

Manuel E. Contreras

En el momento de su fundación en 1943, el IBIMG contó con 20 miembros, 9 de los cuales eran extranjeros. Unos años después llegó a 69, de los cuales 38 eran extranjeros.59 El rápido incremento en la membresía ―que se triplicó en los primeros años― demuestra el grado de aceptación de IBIMG en círculos mineros. Otra indicación de su aceptación es que entre sus miembros estaban los principales ejecutivos y gerentes de las compañías más grandes, incluyendo a Mauricio Hochschild, propietario ndel segundo grupo minero más importante de Bolivia. Más aún, sus socios institucionales incluían a las principales empresas y a otras instituciones mineras como el BAMIN y la DGM, y no mineras como la Universidad Mayor de San Andrés.60 Pero el éxito del IBIMG fue en gran parte debido a su carácter no controversial, por lo menos en lo que se refiere a las aspiraciones profesionales de los ingenieros bolivianos. El IBIMG estuvo más interesado en promover el desarrollo de la industria minera que en mejorar el desarrollo de la profesión de ingeniería. En su primera reunión anual hizo varias recomendaciones al gobierno entre las cuales se encontraban la disminución y racionalización de los impuestos mineros, la necesidad de una mayor inversión en el sector, y la atención preferente del Estado al desarrollo de la agricultura, el petróleo y la minería no-metálica. Otras recomendaciones fueron el desarrollo de la educación de la ingeniería de minas y el establecimiento de escuelas técnicas para mejorar la capacitación laboral. Al recibir apoyo corporativo, el IBIMG fue capaz de mantener una publicación periódica con gran regularidad entre 1942 y 1954, una continuidad destacable bajo parámetros bolivianos. Esto es aún más sorprendente en vista del carácter técnico de la revista y alto nivel de sus artículos. A pesar del mayor interés en el desarrollo de la industria minera, el IBIMG mostró algún interés en mejorar la educación en ingeniería de minas en tres editoriales sobre este tema. En el primero destacó la necesidad de incrementar el número de ingenieros de minas y en los otros dos criticó severamente la situación de la educación en ingeniería. Una importante excepción a la actitud generalmente pasiva del IBIMG hacia un mayor reconocimiento del ingeniero de minas, fue la protesta que realizó ante el Ministerio de Hacienda cuando en 1950 en el

59. Calculado de la lista de miembros en Minería Boliviana 1 (1943): 36, y 11 (1944): 35. Para 1944 también se han considerado a los miembros activos. 60. Minería Boliviana 11 (1944): 35.

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nuevo Directorio del BAMIN no se incluyó a un ingeniero de minas (sólo incluyó a un ingeniero civil). En una carta del Presidente del IBIMG dirigida al Ministro ―publicada en Minería Boliviana― éste señaló que una de las razones del mal desempeño del Banco era la ausencia de personal calificado en minería. El Presidente expresó su "disgusto y justificada protesta" por la elección de directores que incluían a todo tipo de profesionales excepto a los ingenieros de minas, para un trabajo que les correspondía.61 El incidente merece destacarse porque, fue la única declaración por parte de un prominente ingeniero de minas sobre el status profesional de los ingenieros de minas bolivianos ocurrida poco antes de la nacionalización de las mina. El Presidente adujo que los ingenieros de minas, a diferencia de otras profesiones "agrupad [as ] en sociedades que tomaron bien en serio la defensa de sus derechos", se habían mostrado: más discretos o modestos para salvaguardar su legítima intervención en actividades de su competencia ... [y que] ... es el ingeniero de minas nacional, entre todos los profesionales quien está en las peores condiciones, por el sacrificio que importa la práctica de su profesión y la baja remuneración de sus servicios, siendo, por otra parte, entre todos, quién más contribuye a sostener la economía nacional, por que está empeñado 62 en el manejo y fomento de la industria básica del país .

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A pesar que tenía motivos para quejarse y que el IBIMG podía hacerse escuchar en el caso de empresas que no contratasen a ingenieros bolivianos, esta institución no se pronunció públicamente sobre este tema. Este fue considerado un asunto central ya que tenía que ver con las posibilidades de los ingenieros bolivianos en las grandes empresas extranjeras. La IBIMG no pudo tocar este tema por que incluía entre sus miembros a ingenieros extranjeros. Asimismo la principal fuente de financiamiento de la revista eran las contribuciones de las grandes empresas. En ese sentido, la IBIMG es un claro ejemplo de la tensión en la ingeniería entre las funciones técnicas y las gerenciales. La dirección del IBIMG fue renuente a cuestionar las prerrogativas de propiedad privada de los empleadores. De esta manera, el IBIMG denota similitudes con organizaciones profesionales de ingenieros canadienses que reclamaron oportunidades de empleo al Estado pero no al sector privado, y el American Institute of Mining Engi61. "Los ingenieros de minas y el Banco Minero de Bolivia", Minería Boliviana 56 (1950): 15. 62. Ibid.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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neers de Estados Unidos que estuvo marcado por intereses empresariales que impidieron que pudiese actuar en forma independiente.63 Es por estas razones que la IBIMG dio una recepción tan indiferente a la nacionalización de las minas de 1952. En su primer editorial sobre el tema apenas puntualizó la importancia de la decisión y destacó los aspectos críticos a los cuales debía prestar atención la Comisión encargada de estudiar la nacionalización. El mismo artículo, informó que se había llamado a aquellos miembros de la Comisión que eran miembros del IBIMG para intercambiar ideas y recomendaciones.64 Cuatro meses después y cuando la nacionalización era inminente, un segundo editorial ―más corto que el primero― resumía los ideales que sustentó la nacionalización, sin expresar opinión alguna, enfatizó el mayor rol que el Estado jugaría en la economía y concluyó: "Esperemos que sus consecuencias traigan beneficios, paz y progreso para la familia boliviana".65 Una vez que las principales empresas fueron nacionalizadas, el IBIMG vio cercano su fin y perdió gran parte de su membresía y, todavía más importante, su principal fuente de financiamiento. La tibia actitud del IBIMG hacia la nacionalización refleja el estado de la profesión. Ni la SIB ni ningún otro grupo de ingenieros tomó partido en relación a esta trascendental medida que además de cambiar el curso de la historia de Bolivia, modificaría drásticamente la naturaleza de la práctica de la ingeniería de minas en el país. Sin duda, era arriesgado oponerse abiertamente a la nacionalización, pero hubiese sido plausible esperar un pronunciamiento de los ingenieros, y de los ingenieros de minas en particular. Otra probable razón que explica la falta de un pronunciamiento, puede haber sido que la generalidad de los ingenieros de minas en Bolivia estaban en contra de la nacionalización de las minas o la temían. Esto puede ser explicado por el hecho que ellos mismos creían en la necesidad de contar con ingenieros extranjeros en las empresas mineras. El mercado de ingenieros era internacional y el rol, por así decirlo, de los ingenieros bolivianos en este mercado estaba predefinido, como un rol subordinado. Los ingenieros extranjeros no eran percibidos como antagonistas, sino complementarios. Además, poco a poco, los ingenieros bolivianos estaban

remplazando a los extranjeros en muchos cargos de mediana y pequeña responsabilidad. Aparentemente, tampoco hubo un pronunciamiento de la SIB con respecto a la nacionalización. En marcado contraste, Safford encuentra que la Sociedad Colombiana de Ingenieros fue la principal promotora de la nacionalización de los ferrocarriles realizada a comienzos del siglo veinte, en parte, porque consideró que al pasar estos a manos del Estado, habrían mayores posibilidades de empleo para sus afiliados.66 A diferencia de Colombia, en Bolivia ni siquiera en las facultades de ingeniería había mucho entusiasmo por la nacionalización. Aparentemente, el nacionalismo no estuvo tan arraigado entre los estudiantes de ingeniería como en los de otras facultades. Sólo encontré dos instancias en las cuales la FNI estuvo envuelta en aspectos de nacionalismo económico. Primero, cuando las autoridades facultativas y estudiantiles enviaron un telegrama al Presidente Germán Busch felicitándolo por el decreto de julio de 1939 que obligaba a las empresas mineras a entregar la totalidad de sus divisas al Banco Central. Segundo, cuando el director del FNI escribió al Prefecto de Oruro reclamando al gobierno que nacionalizara las minas, los ferrocarriles y que realizara la reforma agraria.67 El falta de un pronunciamiento del FNI sobre la nacionalización de las minas es aún más sorprendente por que tanto los catedráticos como egresados de la FNI jugaron un papel importante tanto en la Comisión de Nacionalización, creada en 1952 para evaluar la posible nacionalización, como posteriormente en el manejo de la empresa minera estatal, COMIBOL. Es significativo que la FNI no fue llamada a conformar la Comisión de Nacionalización por el gobierno, pero que sí fue llamada por la poderosa Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia. La Federación eligió un ingeniero extranjero del plantel de docentes de la FNI para que los representara en la Comisión. El ingeniero seleccionado fue Hans Block, un ingeniero alemán que llegó a Bolivia contratado por la Patiño Mines y que enseñó en la FNI por varios años. Una vez en la Comisión, Block solicitó el servicio de muchos graduados de la FNI para llevar a cabo la evaluación técnica de la industria minera. Esta temprana participación de los

63. Véase Edwin T. Layton, Jr., The Revolt of the Engineers. Social Responsability and the American Engineering Profession (Baltimore: The John Hopkins Univ. Press 1988) pp. 2935. 64. "La nacionalización de las minas", Minería Boliviana 69 (1952): 3. 65. "Nuevos rumbos para la minería nacional", Minería Boliviana 70 (1952): 3.

66. Safford, El ideal de lo práctico, pp. 354-345. 67. Telegrama 111/39, Junio 15, 1939, AFNI Correspondencia expedida y recibida 1939. Director a Luis Peláez Rioja, Setiembre 12, 1952, AFNI Correspondencia varios, 1947-53.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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neers de Estados Unidos que estuvo marcado por intereses empresariales que impidieron que pudiese actuar en forma independiente.63 Es por estas razones que la IBIMG dio una recepción tan indiferente a la nacionalización de las minas de 1952. En su primer editorial sobre el tema apenas puntualizó la importancia de la decisión y destacó los aspectos críticos a los cuales debía prestar atención la Comisión encargada de estudiar la nacionalización. El mismo artículo, informó que se había llamado a aquellos miembros de la Comisión que eran miembros del IBIMG para intercambiar ideas y recomendaciones.64 Cuatro meses después y cuando la nacionalización era inminente, un segundo editorial ―más corto que el primero― resumía los ideales que sustentó la nacionalización, sin expresar opinión alguna, enfatizó el mayor rol que el Estado jugaría en la economía y concluyó: "Esperemos que sus consecuencias traigan beneficios, paz y progreso para la familia boliviana".65 Una vez que las principales empresas fueron nacionalizadas, el IBIMG vio cercano su fin y perdió gran parte de su membresía y, todavía más importante, su principal fuente de financiamiento. La tibia actitud del IBIMG hacia la nacionalización refleja el estado de la profesión. Ni la SIB ni ningún otro grupo de ingenieros tomó partido en relación a esta trascendental medida que además de cambiar el curso de la historia de Bolivia, modificaría drásticamente la naturaleza de la práctica de la ingeniería de minas en el país. Sin duda, era arriesgado oponerse abiertamente a la nacionalización, pero hubiese sido plausible esperar un pronunciamiento de los ingenieros, y de los ingenieros de minas en particular. Otra probable razón que explica la falta de un pronunciamiento, puede haber sido que la generalidad de los ingenieros de minas en Bolivia estaban en contra de la nacionalización de las minas o la temían. Esto puede ser explicado por el hecho que ellos mismos creían en la necesidad de contar con ingenieros extranjeros en las empresas mineras. El mercado de ingenieros era internacional y el rol, por así decirlo, de los ingenieros bolivianos en este mercado estaba predefinido, como un rol subordinado. Los ingenieros extranjeros no eran percibidos como antagonistas, sino complementarios. Además, poco a poco, los ingenieros bolivianos estaban 63. Véase Edwin T. Layton, Jr., The Revolt of the Engineers. Social Responsability and the American Engineering Profession (Baltimore: The John Hopkins Univ. Press 1988) pp. 2935. 64. "La nacionalización de las minas", Minería Boliviana 69 (1952): 3. 65. "Nuevos rumbos para la minería nacional", Minería Boliviana 70 (1952): 3.

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remplazando a los extranjeros en muchos cargos de mediana y pequeña responsabilidad. Aparentemente, tampoco hubo un pronunciamiento de la SIB con respecto a la nacionalización. En marcado contraste, Safford encuentra que la Sociedad Colombiana de Ingenieros fue la principal promotora de la nacionalización de los ferrocarriles realizada a comienzos del siglo veinte, en parte, porque consideró que al pasar estos a manos del Estado, habrían mayores posibilidades de empleo para sus afiliados.66 A diferencia de Colombia, en Bolivia ni siquiera en las facultades de ingeniería había mucho entusiasmo por la nacionalización. Aparentemente, el nacionalismo no estuvo tan arraigado entre los estudiantes de ingeniería como en los de otras facultades. Sólo encontré dos instancias en las cuales la FNI estuvo envuelta en aspectos de nacionalismo económico. Primero, cuando las autoridades facultativas y estudiantiles enviaron un telegrama al Presidente Germán Busch felicitándolo por el decreto de julio de 1939 que obligaba a las empresas mineras a entregar la totalidad de sus divisas al Banco Central. Segundo, cuando el director del FNI escribió al Prefecto de Oruro reclamando al gobierno que nacionalizara las minas, los ferrocarriles y que realizara la reforma agraria.67 El falta de un pronunciamiento del FNI sobre la nacionalización de las minas es aún más sorprendente por que tanto los catedráticos como egresados de la FNI jugaron un papel importante tanto en la Comisión de Nacionalización, creada en 1952 para evaluar la posible nacionalización, como posteriormente en el manejo de la empresa minera estatal, COMIBOL. Es significativo que la FNI no fue llamada a conformar la Comisión de Nacionalización por el gobierno, pero que sí fue llamada por la poderosa Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia. La Federación eligió un ingeniero extranjero del plantel de docentes de la FNI para que los representara en la Comisión. El ingeniero seleccionado fue Hans Block, un ingeniero alemán que llegó a Bolivia contratado por la Patiño Mines y que enseñó en la FNI por varios años. Una vez en la Comisión, Block solicitó el servicio de muchos graduados de la FNI para llevar a cabo la evaluación técnica de la industria minera. Esta temprana participación de los

66. Safford, El ideal de lo práctico, pp. 354-345. 67. Telegrama 111/39, Junio 15, 1939, AFNI Correspondencia expedida y recibida 1939. Director a Luis Peláez Rioja, Setiembre 12, 1952, AFNI Correspondencia varios, 1947-53. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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graduados de la FNI implicó que más tarde estos jugarían un papel importante en el manejo de COMIBOL. Al estudiar la nacionalización del petróleo realizada en México en 1938, Cleaves argumenta que la mística de tal medida estimuló el nacionalismo de los ingenieros de petróleos mexicanos. En Bolivia, los ingenieros nacionales también jugaron un rol determinante en la nacionalización de la empresa petrolera Standard Oil. Pero esto no parece haberlos motivado suficientemente a favor o en contra de la nacionalización de las minas. Tal vez esto pueda explicarse por la distinta naturaleza de las industria petrolera y minera. El petróleo había estado asociado al nacionalismo desde un comienzo en la historia de América Latina, y es significativo que fueran los ingenieros de petróleos antes que cualquier otra especialidad, los que hicieran un llamado por una organización Pan Americana de ingenieros que tuviera una posición radical hacia el capital extranjero. 68 Este es un tema complejo que requiere de mayor investigación, pero puede ser que el mismo carácter internacional de la profesión de ingeniería de minas explique esta carencia de nacionalismo. Por otra parte, la fuerte asociación entre el avance de la profesión y el desarrollo de las tres grandes empresas mineras en Bolivia también debe tenerse en cuenta. La SIB, más que el IBIMG, tuvo una activa participación en la promoción del ingeniero en la sociedad y en la administración pública y cumplió el papel típico de las asociaciones profesionales de "proveer el marco organizacional a través del cual los ingenieros esperan lograr sus aspiraciones profesionales".69

Ingeniería y Estado en Bolivia durante la primera mitad del siglo XX

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La ingeniería se profesionalizó en Bolivia durante la primera mitad del siglo XX. En este período se consolidaron las facultades de ingeniería y los ingenieros bolivianos lograron un espacio tanto en el sector público como en el privado. A pesar de su bajo perfil político, lograron incrementar su presencia en la sociedad civil y desarrollar medidas legislativas que, por lo menos en teoría, los favorecían. Su profesionalización ―analizada a través del surgimiento de sus organizaciones profesionales― fue pausada

y revela rasgos de consolidación institucional, con algunos bemoles que pasamos a considerar a continuación. El crecimiento de la membresía de la SIB fue lento en los años cuarenta. Demoró casi veinte años para que doblase el número de socios inicial antes que pudiera volver a duplicarla entre 1941 y 1948 (Cuadro 3). Pero aún entonces, la SIB no llegó a atraer a más de un tercio de todos los ingenieros graduados de Bolivia. Hay por lo menos tres razones para explicar este hecho. Primero, la SIB requería que sus miembros tuvieran título, por lo tanto los egresados ―que componían la mayor parte de los ingenieros que ejercían la profesión en Bolivia― estaban automáticamente excluidos. Esto, a su vez, convertía a la SIB en una institución elitista dentro de la profesión. Segundo, en los años veinte y treinta fue muy difícil atraer a los pocos miembros del interior del país. Las comunicaciones eran difíciles y los intereses regionales comenzaban a diferenciarse. La SIB se convirtió en una organización eminentemente paceña y perdió algo de su atractivo para los ingenieros de las ciudades del interior. Estos comenzaron a organizar asociaciones de ingenieros regionales. Más aún, la SIB comenzó a ser dominada por ingenieros civiles, y los ingenieros de minas en particular sentían que sus intereses podían ser mejor atendidos en otras organizaciones, como el IBIMG. Tercero, la SIB tenía poco que ofrecer. Además de un sentido de camaradería, la SIB no tenía facultades para otorgar licencias de ejercicio profesional. Si bien defendió los intereses de sus miembros y disfrutó de cierto prestigio en los años veinte y treinta, esto fue insuficiente y poco atractivo para la mayor parte de los ingenieros. Estas limitaciones confirman las dificultades de la profesionalización de la ingeniería y son similares a las encontradas por ingenieros en otros países de América Latina. 70 La principal restricción, particularmente en el caso del IBIMG, fue el carácter internacional del mercado laboral para los ingenieros de minas. Para finalizar, cabe comentar la autoevaluación de la propia SIB, realizada en 1947, con motivo del vigésimo quinto aniversario de su creación. La Sociedad encontró que su labor había sido "amplia y fecunda" y sintetizó el estado de la profesión en Bolivia en tres aspectos principales: (1) "En Bolivia se desconoce la importancia del Ingeniero en la vida social

68. John D. Wirth, ed., Latin American 0il Companies and the Politics of 0il (Lincoln: Univ. of Nebraska Press, 1985), pp. xxiv-xxvii. 69. Layton, The Revolt, p. 57.

70. Véase Adolfo Ibáñez Santa María, Los ingenieros, el Estado y la política en Chile (Santiago: Instituto de Historia, 1983) y Yajaira Freites, "De ilustrados a profesionales: Los ingenieros venezolanos entre 1899 y 1935", Quipu 9 (1992): 47-67.

CONCLUSIONES

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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graduados de la FNI implicó que más tarde estos jugarían un papel importante en el manejo de COMIBOL. Al estudiar la nacionalización del petróleo realizada en México en 1938, Cleaves argumenta que la mística de tal medida estimuló el nacionalismo de los ingenieros de petróleos mexicanos. En Bolivia, los ingenieros nacionales también jugaron un rol determinante en la nacionalización de la empresa petrolera Standard Oil. Pero esto no parece haberlos motivado suficientemente a favor o en contra de la nacionalización de las minas. Tal vez esto pueda explicarse por la distinta naturaleza de las industria petrolera y minera. El petróleo había estado asociado al nacionalismo desde un comienzo en la historia de América Latina, y es significativo que fueran los ingenieros de petróleos antes que cualquier otra especialidad, los que hicieran un llamado por una organización Pan Americana de ingenieros que tuviera una posición radical hacia el capital extranjero. 68 Este es un tema complejo que requiere de mayor investigación, pero puede ser que el mismo carácter internacional de la profesión de ingeniería de minas explique esta carencia de nacionalismo. Por otra parte, la fuerte asociación entre el avance de la profesión y el desarrollo de las tres grandes empresas mineras en Bolivia también debe tenerse en cuenta. La SIB, más que el IBIMG, tuvo una activa participación en la promoción del ingeniero en la sociedad y en la administración pública y cumplió el papel típico de las asociaciones profesionales de "proveer el marco organizacional a través del cual los ingenieros esperan lograr sus aspiraciones profesionales".69 CONCLUSIONES La ingeniería se profesionalizó en Bolivia durante la primera mitad del siglo XX. En este período se consolidaron las facultades de ingeniería y los ingenieros bolivianos lograron un espacio tanto en el sector público como en el privado. A pesar de su bajo perfil político, lograron incrementar su presencia en la sociedad civil y desarrollar medidas legislativas que, por lo menos en teoría, los favorecían. Su profesionalización ―analizada a través del surgimiento de sus organizaciones profesionales― fue pausada 68. John D. Wirth, ed., Latin American 0il Companies and the Politics of 0il (Lincoln: Univ. of Nebraska Press, 1985), pp. xxiv-xxvii. 69. Layton, The Revolt, p. 57.

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y revela rasgos de consolidación institucional, con algunos bemoles que pasamos a considerar a continuación. El crecimiento de la membresía de la SIB fue lento en los años cuarenta. Demoró casi veinte años para que doblase el número de socios inicial antes que pudiera volver a duplicarla entre 1941 y 1948 (Cuadro 3). Pero aún entonces, la SIB no llegó a atraer a más de un tercio de todos los ingenieros graduados de Bolivia. Hay por lo menos tres razones para explicar este hecho. Primero, la SIB requería que sus miembros tuvieran título, por lo tanto los egresados ―que componían la mayor parte de los ingenieros que ejercían la profesión en Bolivia― estaban automáticamente excluidos. Esto, a su vez, convertía a la SIB en una institución elitista dentro de la profesión. Segundo, en los años veinte y treinta fue muy difícil atraer a los pocos miembros del interior del país. Las comunicaciones eran difíciles y los intereses regionales comenzaban a diferenciarse. La SIB se convirtió en una organización eminentemente paceña y perdió algo de su atractivo para los ingenieros de las ciudades del interior. Estos comenzaron a organizar asociaciones de ingenieros regionales. Más aún, la SIB comenzó a ser dominada por ingenieros civiles, y los ingenieros de minas en particular sentían que sus intereses podían ser mejor atendidos en otras organizaciones, como el IBIMG. Tercero, la SIB tenía poco que ofrecer. Además de un sentido de camaradería, la SIB no tenía facultades para otorgar licencias de ejercicio profesional. Si bien defendió los intereses de sus miembros y disfrutó de cierto prestigio en los años veinte y treinta, esto fue insuficiente y poco atractivo para la mayor parte de los ingenieros. Estas limitaciones confirman las dificultades de la profesionalización de la ingeniería y son similares a las encontradas por ingenieros en otros países de América Latina. 70 La principal restricción, particularmente en el caso del IBIMG, fue el carácter internacional del mercado laboral para los ingenieros de minas. Para finalizar, cabe comentar la autoevaluación de la propia SIB, realizada en 1947, con motivo del vigésimo quinto aniversario de su creación. La Sociedad encontró que su labor había sido "amplia y fecunda" y sintetizó el estado de la profesión en Bolivia en tres aspectos principales: (1) "En Bolivia se desconoce la importancia del Ingeniero en la vida social 70. Véase Adolfo Ibáñez Santa María, Los ingenieros, el Estado y la política en Chile (Santiago: Instituto de Historia, 1983) y Yajaira Freites, "De ilustrados a profesionales: Los ingenieros venezolanos entre 1899 y 1935", Quipu 9 (1992): 47-67.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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Moderna", (2) "En Bolivia el Ingeniero Nacional está supeditado al Técnico Extranjero", y (3) "La Ingeniería Nacional es Empírica", es decir que muchas personas trabajaban como ingenieros, sin tener el diploma, y los diplomados debían trabajar sin el apoyo de laboratorios y centros de investigación.71 Si bien la síntesis puede haber sido correcta, se había avanzado significativamente en la relación a la situación de principios del siglo XX. La presencia del ingeniero en la sociedad había aumentado en forma cuantitativa y cualitativa y, si todavía había mucho camino por recorrer, se debía a razones estructurales. Bolivia era un país poco desarrollado, con una economía monoproductora dominada por la minería. Los avances y limitaciones profesionales de la ingeniería reflejaron esta situación económica y social. Sin duda Bolivia se encontró mejor preparada para afrontar los desafíos que le plantearía la Revolución Nacional de 1952 con el desarrollo de la ingeniería ocurrido en la primera mitad del siglo. Hacia 1950, la estructura profesional del país cambi6 (como lo demuestran las cifras censales, véase Cuadro 5). En este proceso de modernización, en el cual disminuyó el peso relativo de las profesiones tradicionales como el derecho, la ingeniería desempeño un rol central al crecer a una tasa del 3.8% anual.

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Cuadro 5 Abogados, médicos, ingenieros y población total en 1900 y 1950 Tasa anual de crecimiento (%)

1900 Total

%

1950 Total

%

Abogados

1,546

68.3

1,558

31.7

0.02

Médicos Ingenieros

476 243

21.0 10.7

1,800 1,564

36.6 31.8

2.70 3.80

Total

2)64

100.0

4,922

100.0

Población total (en miles)

1,696.4

3,019.0

1.16

Fuente: Manuel E. Contreras, "The Formation of a Technical Elite in Latin America: Mining Engineering and the Engineering Profession in Bolivia, 1900-1954", tesis doctoral inédita (Columbia University, 1990), Apéndice 5.

71. "Editorial", BSIB 26 (1947): 1-4. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

Ingeniería y Estado en Bolivia durante la primera mitad del siglo XX

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Este trabajo sugiere que el desarrollo de la ingeniería boliviana durante la segunda mitad del siglo XX se basó en los avances logrados durante las primeras décadas. Ello permitió que se desarrollasen características profesionales claves para la ingeniería como status y cierto prestigio social, reproducción de sus cuadros, cuasi-monopolización de un sector del mercado laboral y discursos tecnocráticos que consolidaron e incrementaron su autoridad en la sociedad. La profesionalización de la ingeniería fue parte de una modernización social donde el desarrollo económico se constituyó en el factor decisivo. Esto fue evidente con la nacionalización de 1952 cuando el Estado aumentó su intervención en la economía y abrió mayores oportunidades para los ingenieros nacionales.

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Manuel E. Contreras

Ingeniería y Estado en Bolivia durante la primera mitad del siglo XX

Moderna", (2) "En Bolivia el Ingeniero Nacional está supeditado al Técnico Extranjero", y (3) "La Ingeniería Nacional es Empírica", es decir que muchas personas trabajaban como ingenieros, sin tener el diploma, y los diplomados debían trabajar sin el apoyo de laboratorios y centros de investigación.71 Si bien la síntesis puede haber sido correcta, se había avanzado significativamente en la relación a la situación de principios del siglo XX. La presencia del ingeniero en la sociedad había aumentado en forma cuantitativa y cualitativa y, si todavía había mucho camino por recorrer, se debía a razones estructurales. Bolivia era un país poco desarrollado, con una economía monoproductora dominada por la minería. Los avances y limitaciones profesionales de la ingeniería reflejaron esta situación económica y social. Sin duda Bolivia se encontró mejor preparada para afrontar los desafíos que le plantearía la Revolución Nacional de 1952 con el desarrollo de la ingeniería ocurrido en la primera mitad del siglo. Hacia 1950, la estructura profesional del país cambi6 (como lo demuestran las cifras censales, véase Cuadro 5). En este proceso de modernización, en el cual disminuyó el peso relativo de las profesiones tradicionales como el derecho, la ingeniería desempeño un rol central al crecer a una tasa del 3.8% anual.

Este trabajo sugiere que el desarrollo de la ingeniería boliviana durante la segunda mitad del siglo XX se basó en los avances logrados durante las primeras décadas. Ello permitió que se desarrollasen características profesionales claves para la ingeniería como status y cierto prestigio social, reproducción de sus cuadros, cuasi-monopolización de un sector del mercado laboral y discursos tecnocráticos que consolidaron e incrementaron su autoridad en la sociedad. La profesionalización de la ingeniería fue parte de una modernización social donde el desarrollo económico se constituyó en el factor decisivo. Esto fue evidente con la nacionalización de 1952 cuando el Estado aumentó su intervención en la economía y abrió mayores oportunidades para los ingenieros nacionales.

Tasa anual de crecimiento (%)

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Abogados

1,546

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Médicos Ingenieros

476 243

21.0 10.7

1,800 1,564

36.6 31.8

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2)64

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Población total (en miles)

1,696.4

3,019.0

1.16

Fuente: Manuel E. Contreras, "The Formation of a Technical Elite in Latin America: Mining Engineering and the Engineering Profession in Bolivia, 1900-1954", tesis doctoral inédita (Columbia University, 1990), Apéndice 5.

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Cuadro 5 Abogados, médicos, ingenieros y población total en 1900 y 1950 1900 Total

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71. "Editorial", BSIB 26 (1947): 1-4. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

Guía para la historia de la ciencia: Archivos y bibliotecas en Lima1

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Marcos Cueto

LAS GUÍAS, LOS inventarios y los catálogos de archivos y bibliotecas son herramientas indispensables para la investigación histórica porque permiten conocer los documentos, planificar el trabajo y ahorrar esfuerzos. 2 Un conocimiento más detallado del contenido de los repositorios promueve el desarrollo de áreas especializadas de la historia social como es, el caso de la historia de la ciencia. En los últimos años esta área ha recibido cierta atención por parte de historiadores, médicos y científicos peruanos que han escrito libros y artículos generalmente basados en fuentes secundarias o en manuscritos publicados. Por otro lado, algunos investigadores extranjeros han publicado trabajos sobre la historia de la ciencia peruana basándose principalmente en las fuentes que han podido encontrar fuera del Perú. 1. La investigación de este trabajo se realizó gracias a una beca del National Endowment for the Humanities RH-21120-93 que tuvo como investigador principal a Thomas F. Glick. 2. Para una visión general de los archivos en el Perú, véase Raul Porras Barrenechea, Fuentes Históricas Peruanas (Lima: Juan Mejía Baca & P.L. Villanueva Editores, 1954); Rubén Vargas Ugarte, Manual de Estudios Peruanistas (Lima: Lib. e Imp. Gil, 1959); Jorge Basadre, Introducción a las bases documentales para la Historia de la República del Perú, con algunas

reflexiones,2 vols., (Lima: P.L. Villanueva, 1971); Fernando Silva Santisteban, "Algunos Archivos Históricos y Repositorios de Lima", Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional 12 (19561957): 145-181; y Lewis Hanke, Guía de las fuentes en Hispanoamérica para el estudio de la administración virreinal española en México y en el Perú, 1535-1700 (Washington D.C.: Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, 1980).

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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El propósito de este trabajo es ofrecer una guía de las fuentes existentes en los archivos de la ciudad de Lima para el estudio de la historia de la ciencia en el Perú con la esperanza que estos documentos sean utilizados en análisis históricos con una mayor base documental. Asimismo, hemos incluido cinco anexos que serán útiles como catálogos de documentos y publicaciones de algunos de los fondos de la Biblioteca Nacional, y como orientación sobre la organización y contenido de los fondos relacionados con la historia de la ciencia en los archivos de San Marcos y de la Marina. Por último se ha incluido un anexo sobre las bibliografías de revistas científicas peruanas. Debido a que esta guía no pretende abarcar todos los documentos existentes en Lima y posibles de ser utilizados en la historia de la ciencia, vale la pena empezar por señalar sus alcances y sus limitaciones. En esta guía he concentrado mis esfuerzos en tratar de cubrir las fuentes no publicadas producidas durante los siglos XVIII, XIX y XX que ilustran el desarrollo de las matemáticas, las ciencias físicas, las ciencias de la tierra, las ciencias biológicas y las ciencias médicas.3 Sin embargo, he mantenido un criterio relativamente amplio de lo que puede considerarse como actividades científicas y he incluido algunos materiales que podrían ser considerados como propios de la historia de la medicina, de la educación superior o de la tecnología. Esta guía reseña algunos de los acontecimientos científicos más importantes del país pero no es una historia abreviada de la historia de la ciencia peruana, ya que por ejemplo sobre muchos personajes y hechos importantes no hemos encontrado documentación en los archivos aquí mencionados. Por ejemplo, acerca de Pedro de Peralta, el astrónomo, escritor y catedrático de matemáticas en San Marcos, no hemos encontrado manuscritos en los archivos aquí reseñados.4 La guía no incluye fondos de

3. Hipólito Unanue es uno de los pocos científicos peruanos cuyas obras han sido publicadas, véase Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú, Colec-

ción Documental de la Independencia del Perú, Tomo I, Los Ideólogos, Volumen 8, Hipólito Unanue (Lima: Ed. Jurídica, 1974). Asimismo en Manuel de Odriozola, Colección de Documentos

Literarios del Perú (Lima: A. Alfare, 1863·1877) aparecen trabajos de Cosme Bueno (vol. IV), Tadeo Haenke (vol. II) e Hipolito Unanue (vol. VI). Para la ubicación original de los "documentos" de Odriozola debe revisarse Emilia Romero, Indice de los Documentos de Odriozola (Lima: Comp. Azángaro, 1946). 4. Sobre Peralta, Irving Leonard, "Don Pedro de Peralta y Barnuevo", Revista Histórica 10 (1936): 45·75, Idem, "Los Libros en el inventario de bienes de Don Pedro de Peralta" Boletín Bibliogrriftco de San Marcos 11 (1941): 1-7; y Manuel Moreyra y Paz Soldán, "Peralta

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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corte netamente tecnológico, que servirían a los historiadores de la tecnología, como, por ejemplo, los registros de patentes de invención que existen en el Archivo General de la Nación. Tampoco he incluido los diversos manuscritos sobre asuntos de farmacopea y hospitales coloniales y republicanos existentes en la Biblioteca Nacional y en otros repositorios.5 Finalmente, me he concentrado en los archivos y en los fondos accesibles a los investigadores. Por ello no he prestado mucha atención a los valiosos materiales que pueden existir en ministerios, universidades, museos y colecciones públicas y privadas, pero cuyos fondos de materiales científicos son limitados o cuyo acceso es difícil para el investigador. Siguiendo un método aceptado he ordenado la presentación de materiales por los principales repositorios de Lima.6 1.

BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ 7

De todos los fondos de fuentes primarias y secundarias existentes en Lima, uno de las más importante por su variedad, extensión en el tiempo y facilidad de consulta, es la Oficina de Investigaciones y Fondos Bibliográficos, antiguamente llamada y aún popularmente conocida como "Sala de Investigaciones" de la Biblioteca Nacional. Otro de los atractivos de esta Sala es que cuenta con una variedad de libros, folletos y mapas publicados en el Perú que complementan la labor del historiador.8 Para nuestro propósito podemos considerar a la sala como dividida en dos grandes secciones: manuscritos e impresos. Astrónomo", Revista Histórica 29 (1936): 105-123. Para una visión general de la historia de la ciencia en el Perú, véase el capítulo I de Marcos Cueto, Excelencia cientiftca en la periferia, actividades científtcas e investigación biomédica en el Perú, 1890-1950 (lima: Grade/CONCYTEC, 1989). 5. Existen valiosos documentos sobre hospitales y boticas en el Archivo Arsobispal de Lima. Véase Rafael Varón Gabai, "El Archivo Arzobispal de Lima, Apuntes históricos y archivísticos", Historia y Cultura 20 (1990): 351-360. 6. Un antecedente de esta guía es, Ana María Ribeiro de Andrade, Adriana Xavier Gouveia de Oliveira, y Marco Andre Ballousier Ancora da Luz, Guía de Instituçóes e Archivos Privados para a História da Ciéncia e da Técnica no Río de Janeiro (Rio de Janeiro: Museu de Astronomía e Ciencias Afins, 1991). 7. La Biblioteca Nacional está ubicada en el centro de Lima en la Av. Abancay, cuadra 4. 8. Es posible solicitar desde la Sala de Investigaciones las publicaciones de otras salas de la Biblioteca. Los fondos de la Biblioteca están descritos en los seis volúmenes de: Biblioteca Nacional del Perú, Catálogo de Autortres de la Colección Peruana (Boston: G.K. Hall & Co., 1979).

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El propósito de este trabajo es ofrecer una guía de las fuentes existentes en los archivos de la ciudad de Lima para el estudio de la historia de la ciencia en el Perú con la esperanza que estos documentos sean utilizados en análisis históricos con una mayor base documental. Asimismo, hemos incluido cinco anexos que serán útiles como catálogos de documentos y publicaciones de algunos de los fondos de la Biblioteca Nacional, y como orientación sobre la organización y contenido de los fondos relacionados con la historia de la ciencia en los archivos de San Marcos y de la Marina. Por último se ha incluido un anexo sobre las bibliografías de revistas científicas peruanas. Debido a que esta guía no pretende abarcar todos los documentos existentes en Lima y posibles de ser utilizados en la historia de la ciencia, vale la pena empezar por señalar sus alcances y sus limitaciones. En esta guía he concentrado mis esfuerzos en tratar de cubrir las fuentes no publicadas producidas durante los siglos XVIII, XIX y XX que ilustran el desarrollo de las matemáticas, las ciencias físicas, las ciencias de la tierra, las ciencias biológicas y las ciencias médicas.3 Sin embargo, he mantenido un criterio relativamente amplio de lo que puede considerarse como actividades científicas y he incluido algunos materiales que podrían ser considerados como propios de la historia de la medicina, de la educación superior o de la tecnología. Esta guía reseña algunos de los acontecimientos científicos más importantes del país pero no es una historia abreviada de la historia de la ciencia peruana, ya que por ejemplo sobre muchos personajes y hechos importantes no hemos encontrado documentación en los archivos aquí mencionados. Por ejemplo, acerca de Pedro de Peralta, el astrónomo, escritor y catedrático de matemáticas en San Marcos, no hemos encontrado manuscritos en los archivos aquí reseñados.4 La guía no incluye fondos de

3. Hipólito Unanue es uno de los pocos científicos peruanos cuyas obras han sido publicadas, véase Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú, Colec-

ción Documental de la Independencia del Perú, Tomo I, Los Ideólogos, Volumen 8, Hipólito Unanue (Lima: Ed. Jurídica, 1974). Asimismo en Manuel de Odriozola, Colección de Documentos

Literarios del Perú (Lima: A. Alfare, 1863·1877) aparecen trabajos de Cosme Bueno (vol. IV), Tadeo Haenke (vol. II) e Hipolito Unanue (vol. VI). Para la ubicación original de los "documentos" de Odriozola debe revisarse Emilia Romero, Indice de los Documentos de Odriozola (Lima: Comp. Azángaro, 1946). 4. Sobre Peralta, Irving Leonard, "Don Pedro de Peralta y Barnuevo", Revista Histórica 10 (1936): 45·75, Idem, "Los Libros en el inventario de bienes de Don Pedro de Peralta" Boletín Bibliogrriftco de San Marcos 11 (1941): 1-7; y Manuel Moreyra y Paz Soldán, "Peralta

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corte netamente tecnológico, que servirían a los historiadores de la tecnología, como, por ejemplo, los registros de patentes de invención que existen en el Archivo General de la Nación. Tampoco he incluido los diversos manuscritos sobre asuntos de farmacopea y hospitales coloniales y republicanos existentes en la Biblioteca Nacional y en otros repositorios.5 Finalmente, me he concentrado en los archivos y en los fondos accesibles a los investigadores. Por ello no he prestado mucha atención a los valiosos materiales que pueden existir en ministerios, universidades, museos y colecciones públicas y privadas, pero cuyos fondos de materiales científicos son limitados o cuyo acceso es difícil para el investigador. Siguiendo un método aceptado he ordenado la presentación de materiales por los principales repositorios de Lima.6 1.

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De todos los fondos de fuentes primarias y secundarias existentes en Lima, uno de las más importante por su variedad, extensión en el tiempo y facilidad de consulta, es la Oficina de Investigaciones y Fondos Bibliográficos, antiguamente llamada y aún popularmente conocida como "Sala de Investigaciones" de la Biblioteca Nacional. Otro de los atractivos de esta Sala es que cuenta con una variedad de libros, folletos y mapas publicados en el Perú que complementan la labor del historiador.8 Para nuestro propósito podemos considerar a la sala como dividida en dos grandes secciones: manuscritos e impresos. Astrónomo", Revista Histórica 29 (1936): 105-123. Para una visión general de la historia de la ciencia en el Perú, véase el capítulo I de Marcos Cueto, Excelencia cientiftca en la periferia, actividades científtcas e investigación biomédica en el Perú, 1890-1950 (lima: Grade/CONCYTEC, 1989). 5. Existen valiosos documentos sobre hospitales y boticas en el Archivo Arsobispal de Lima. Véase Rafael Varón Gabai, "El Archivo Arzobispal de Lima, Apuntes históricos y archivísticos", Historia y Cultura 20 (1990): 351-360. 6. Un antecedente de esta guía es, Ana María Ribeiro de Andrade, Adriana Xavier Gouveia de Oliveira, y Marco Andre Ballousier Ancora da Luz, Guía de Instituçóes e Archivos Privados para a História da Ciéncia e da Técnica no Río de Janeiro (Rio de Janeiro: Museu de Astronomía e Ciencias Afins, 1991). 7. La Biblioteca Nacional está ubicada en el centro de Lima en la Av. Abancay, cuadra 4. 8. Es posible solicitar desde la Sala de Investigaciones las publicaciones de otras salas de la Biblioteca. Los fondos de la Biblioteca están descritos en los seis volúmenes de: Biblioteca Nacional del Perú, Catálogo de Autortres de la Colección Peruana (Boston: G.K. Hall & Co., 1979).

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Los dos primeros anexos ―que son catálogos de documentos y publicaciones― reseñan algunos de los valiosos materiales que pueden encontrarse en la Biblioteca Nacional. El primer anexo describe algunos de los documentos existentes en la sección Manuscritos para los siglos XVIII, XIX y comienzos del siglo XX. El Anexo II consigna los folletos ―muchos de los cuales pueden ser considerados difíciles de ubicar en otra biblioteca― y algunos libros existentes en las colecciones "X," Zegarra y Porras de la "Sala de Investigaciones" que ilustran el desarrollo de la ciencia peruana durante el siglo XIX. Entre los manuscritos de comienzos del siglo XVIII se encuentran dos fechados en 1730 y 1736 relacionados con Jorge Juan y Antonio de Ulloa y con la expedición científica que debía medir un arco del meridiano terrestre en el Ecuador. Esta fue una de las primeras de una serie de expediciones europeas que durante el siglo XVIII recorrieron el territorio peruano generalmente como parte de un proyecto de la monarquía borbónica de enriquecer sus conocimientos sobre el mundo natural e incrementar el control real sobre los territorios coloniales.9 Otro de los primeros manuscritos del Anexo I está relacionado con uno de los primeros naturalistas nacidos en el Perú: Eusebio Llano de Zapata. Llano de Zapata se estableció en Cádiz, España, en 1756 (ciudad en la que murió en 1780), y fue autor de informes sobre terremotos en Lima (incluyendo uno en que indicaba que tipo de construcciones eran las más resistentes a los sismos y sugería que el origen de estos se encontraba en el mar), y de la enciclopédica Memorias Histórico Físico Apológeticas de la América Meridional. Asimismo, la "Sala de Investigaciones" de la Biblioteca Nacional cuenta con publicaciones de Llano de Zapata.10

Otros manuscritos están relacionados con el médico Cosme Bueno quien fue uno de los primeros partidarios de las ideas de Boerhaave y de Newton en el Perú e introdujo en el país una serie de remedios novedosos para la época como el opio, el antimonio, la cicuta y el mercurio. En las colecciones X y Zegarra de la "Sala de Investigaciones" se encuentran algunas publicaciones de Bueno, generalmente extraídas del Conocimiento de los Tiempos, una publicación de la que fue editor como cosmógrafo mayor del reino entre 1757 y 1798 (El cargo fue creado a comienzos del siglo XVII). 11 Con respecto al siglo XVIII, en la sección manuscritos se conservan los inventarios de las bibliotecas de algunos conventos y colegios coloniales, como por ejemplo, el del colegio de San Pablo, el más notable de los colegios que los jesuítas crearon en el Perú.12 Este inventario fechado en 1767, incluye publicaciones científicas como las Memorias de la Academia Francesa de Ciencias, y obras de Newton, Descartes, Leibniz, Bacon y Galileo. Asimismo, en la sección Manuscritos existen algunos documentos sobre el paso por Lima y por otras regiones del país de Hipólito Ruiz, José Pavón, Juan Tafalla y otros miembros de la expedición botánica, que se inició en 1777 en España y se extendió en el Perú hasta 1815. 13 Asimismo, en la sección Manuscritos se encuentran dos obras importantes de divulgación popular de remedios y tratamientos de Martín Delgar fechadas en 1800 y 1836. Delgar fue un cirujano que llegó al Perú de Europa a mediados del siglo XVIII y se distinguió por sus curaciones "milagrosas", especialmente en provincias. Algunos de los más valiosos materiales existentes en la sección Manuscritos de la "Sala de Investigaciones" son los más de 36 documentos

9. De esta expedición se publicaron materiales de la Biblioteca Nacional en Carlos A. Romero, "Algunos documentos sobre la Misión Geodésica Francesa de 1736", Revista Histórica 10 (1936): 107-117. Con respecto a las expediciones científicas españolas, véase el número monografico titulado "Ciencia y contexto histórico nacional en las expediciones ilustradas a América", de Revista de Indias 47,180 (1987): 357-700. 10. Sobre este naturalista existen, por lo menos 8 publicaciones en la Sala de Investigaciones entre las que se encuentran Eusebio Llano de Zapata, Resolución physico-matemática sobre la formación de los cometas y efecto: que causan sus impresiones (Lima: Imp. de Lima, 1743): Idem, Narración circunstanciada de la deplorable catástrofe sufrida en la ciudad de Lima (Lima: Imp. de la libertad, 1747). Existen también de este autor una Respuesta dada al Rey Don Fer-

Torre Revello, "Noticia sobre José Eusebio de Llano Zapata, historiador peruano del siglo XVIII", Revista de Historia de América 13 (1941): 5-39. 11. Entre ellas se encuentran: Inoculación de las viruelas (Lima: Imp. de los niños huérfanos, 1778); y Tablas de las declinaciones del sol calculadas al meridiano de Lima que pueden servir sin error sensible desde el año de 1764 hasta el de 1775 inclusive (Lima: Calle de la Encunación, 1763). Algunos trabajos de Bueno han sido publicados por Carlos Daniel Valcárcel en: Cosme Bueno, Geografía del Perú Virreynal (Siglo XVIII) (Lima: D. Miranda, 1951). 12. Sobre San Pablo, véase Luis Martín, "La Biblioteca del Colegio de San Pablo (1568-1767), Antecedente de la Biblioteca Nacional", Fénix 21 (1971): 25-37, e Idem, The Intellectual Conquest of Peru: The Jesuit College of San Pablo: 1568-1767 (New York: Fordham Univ. Press, 1968). 13. Eduardo Estrella, "Contribución al Estudio de la Obra Quinológica de José Pavón", Asclepio 39 (1987): 27-52, y Arthur R. Steele, Flowers for the King: The Expedition of Ruiz y Papón and the Flora of Peru. (Durham: Duke Univ. Press, 1964).

nando VII sobre una pregunta que hizo a un matemático de Lima sobre el terremoto acaecido en el dia primero de Noviembre de 1755. (Sevilla: Imp. Real de la Viuda de Diego Lopez de Haro,

1756) que se conserva en la Lilly Library, Bloomington, Indiana, USA. Véase también Félix Alvarez Brum, "José Eusebio Llano de Zapata", Nueva Coronica 1 (1963): 33-103; y José Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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Los dos primeros anexos ―que son catálogos de documentos y publicaciones― reseñan algunos de los valiosos materiales que pueden encontrarse en la Biblioteca Nacional. El primer anexo describe algunos de los documentos existentes en la sección Manuscritos para los siglos XVIII, XIX y comienzos del siglo XX. El Anexo II consigna los folletos ―muchos de los cuales pueden ser considerados difíciles de ubicar en otra biblioteca― y algunos libros existentes en las colecciones "X," Zegarra y Porras de la "Sala de Investigaciones" que ilustran el desarrollo de la ciencia peruana durante el siglo XIX. Entre los manuscritos de comienzos del siglo XVIII se encuentran dos fechados en 1730 y 1736 relacionados con Jorge Juan y Antonio de Ulloa y con la expedición científica que debía medir un arco del meridiano terrestre en el Ecuador. Esta fue una de las primeras de una serie de expediciones europeas que durante el siglo XVIII recorrieron el territorio peruano generalmente como parte de un proyecto de la monarquía borbónica de enriquecer sus conocimientos sobre el mundo natural e incrementar el control real sobre los territorios coloniales.9 Otro de los primeros manuscritos del Anexo I está relacionado con uno de los primeros naturalistas nacidos en el Perú: Eusebio Llano de Zapata. Llano de Zapata se estableció en Cádiz, España, en 1756 (ciudad en la que murió en 1780), y fue autor de informes sobre terremotos en Lima (incluyendo uno en que indicaba que tipo de construcciones eran las más resistentes a los sismos y sugería que el origen de estos se encontraba en el mar), y de la enciclopédica Memorias Histórico Físico Apológeticas de la América Meridional. Asimismo, la "Sala de Investigaciones" de la Biblioteca Nacional cuenta con publicaciones de Llano de Zapata.10 9. De esta expedición se publicaron materiales de la Biblioteca Nacional en Carlos A. Romero, "Algunos documentos sobre la Misión Geodésica Francesa de 1736", Revista Histórica 10 (1936): 107-117. Con respecto a las expediciones científicas españolas, véase el número monografico titulado "Ciencia y contexto histórico nacional en las expediciones ilustradas a América", de Revista de Indias 47,180 (1987): 357-700. 10. Sobre este naturalista existen, por lo menos 8 publicaciones en la Sala de Investigaciones entre las que se encuentran Eusebio Llano de Zapata, Resolución physico-matemática sobre la formación de los cometas y efecto: que causan sus impresiones (Lima: Imp. de Lima, 1743): Idem, Narración circunstanciada de la deplorable catástrofe sufrida en la ciudad de Lima (Lima: Imp. de la libertad, 1747). Existen también de este autor una Respuesta dada al Rey Don Fernando VII sobre una pregunta que hizo a un matemático de Lima sobre el terremoto acaecido en el dia primero de Noviembre de 1755. (Sevilla: Imp. Real de la Viuda de Diego Lopez de Haro,

1756) que se conserva en la Lilly Library, Bloomington, Indiana, USA. Véase también Félix Alvarez Brum, "José Eusebio Llano de Zapata", Nueva Coronica 1 (1963): 33-103; y José

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Otros manuscritos están relacionados con el médico Cosme Bueno quien fue uno de los primeros partidarios de las ideas de Boerhaave y de Newton en el Perú e introdujo en el país una serie de remedios novedosos para la época como el opio, el antimonio, la cicuta y el mercurio. En las colecciones X y Zegarra de la "Sala de Investigaciones" se encuentran algunas publicaciones de Bueno, generalmente extraídas del Conocimiento de los Tiempos, una publicación de la que fue editor como cosmógrafo mayor del reino entre 1757 y 1798 (El cargo fue creado a comienzos del siglo XVII). 11 Con respecto al siglo XVIII, en la sección manuscritos se conservan los inventarios de las bibliotecas de algunos conventos y colegios coloniales, como por ejemplo, el del colegio de San Pablo, el más notable de los colegios que los jesuítas crearon en el Perú.12 Este inventario fechado en 1767, incluye publicaciones científicas como las Memorias de la Academia Francesa de Ciencias, y obras de Newton, Descartes, Leibniz, Bacon y Galileo. Asimismo, en la sección Manuscritos existen algunos documentos sobre el paso por Lima y por otras regiones del país de Hipólito Ruiz, José Pavón, Juan Tafalla y otros miembros de la expedición botánica, que se inició en 1777 en España y se extendió en el Perú hasta 1815. 13 Asimismo, en la sección Manuscritos se encuentran dos obras importantes de divulgación popular de remedios y tratamientos de Martín Delgar fechadas en 1800 y 1836. Delgar fue un cirujano que llegó al Perú de Europa a mediados del siglo XVIII y se distinguió por sus curaciones "milagrosas", especialmente en provincias. Algunos de los más valiosos materiales existentes en la sección Manuscritos de la "Sala de Investigaciones" son los más de 36 documentos Torre Revello, "Noticia sobre José Eusebio de Llano Zapata, historiador peruano del siglo XVIII", Revista de Historia de América 13 (1941): 5-39. 11. Entre ellas se encuentran: Inoculación de las viruelas (Lima: Imp. de los niños huérfanos, 1778); y Tablas de las declinaciones del sol calculadas al meridiano de Lima que pueden servir sin error sensible desde el año de 1764 hasta el de 1775 inclusive (Lima: Calle de la Encunación, 1763). Algunos trabajos de Bueno han sido publicados por Carlos Daniel Valcárcel en: Cosme Bueno, Geografía del Perú Virreynal (Siglo XVIII) (Lima: D. Miranda, 1951). 12. Sobre San Pablo, véase Luis Martín, "La Biblioteca del Colegio de San Pablo (1568-1767), Antecedente de la Biblioteca Nacional", Fénix 21 (1971): 25-37, e Idem, The Intellectual Conquest of Peru: The Jesuit College of San Pablo: 1568-1767 (New York: Fordham Univ. Press, 1968). 13. Eduardo Estrella, "Contribución al Estudio de la Obra Quinológica de José Pavón", Asclepio 39 (1987): 27-52, y Arthur R. Steele, Flowers for the King: The Expedition of Ruiz y Papón and the Flora of Peru. (Durham: Duke Univ. Press, 1964).

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sobre el Barón de Nordenflicht (sólo algunos de los cuales aparecen en el Anexo I).14 Este ingeniero y metalurgista sueco llegó al Virreinato del Perú a fines del siglo XVIII como jefe de una expedición enviada por la corona española cuyo objetivo era elevar la producción de sus minas e introducir el sistema de amalgamación de plata usado en Sajonia. Asimismo, existen unos diez documentos (que sí aparecen en el Anexo I) relacionados a Federico Mothes, uno de los mineralogistas más destacados de esta expedición.15 La mayoría de los documentos tienen que ver con los experimentos del laboratorio químico metalúrgico que se instaló en Lima y con las actividades realizadas en el importante centro minero de Huancavelica que proveía el mercurio indispensable para la explotación de la plata (Sobre el trabajo de Nordenflicht y de otros expertos mineros en Huancavelica, cuyos documentos aparecen mencionados en el Anexo I, véase el artículo de Kendall Brown en este mismo volumen). Otra documentación importante que existe en la "Sala de Investigaciones" es la relacionada con el naturalista del siglo XIX, Antonio Raimondi (al respecto véase la sección dedicada al Museo Raimondi). Dentro del fichero denominado Correspondencia Particular-Onomástico de la misma sección de Manuscritos se encuentran las referencias a 102 cartas de Antonio Raimondi. La mayoría de ellas (100) están dirigidas a Miguel Colunga, quien fuera su discípulo y amigo (Estas cartas no se consignan en el Anexo 1).16 Esta correspondencia cubre cerca de una década de viajes de Raimondi (de 1859 a 1868) y fue escrita desde las diversas localidades del país en las que Raimondi se encontraba realizando su trabajo de naturalista. Asimismo, en otra sección del mismo fondo puede encontrarse interesantes documentos relacionados con Raimondi y que sí aparecen en el Anexo I.17 14. Algunos estudios sobre esta expedición son: Rose Marie Buechler, "Technical Aid" to Uppcr Peru: The Norderflicht Expedition", Journal of Latin American Studies 5 (1973): 37-77; Marie Helmer, "La Mission Nordenflicht and Amerique espagnole (1788), Echhec d'une rcchnique nouvclle", Asclepio 2 (1987): 123-144. 15. Un valioso estudio sobre uno de los miembros de la expedición es el de Carlos Contreras, "Federico Mothes en Hualgayoc 1794-1798", Historias 28 (1992): 127-148. 16. Con respecto a Colunga, véase Oscar G. Pamo Reyna, "El Doctor Miguel de Fernandez de Colunga (1836-1914), el Médico del Jardín Botánico", Boletín de la Sociedad Peruana de Medicina Interna 5 (1992): 92-96. 17. Diez cartas de Rairnondi dirigidas al historiador y geógrafo Mariano Felipe Paz Soldán fueron publicadas en: Carlos Enrique Paz Soldán, "Algunas cartas inéditas del epistolario de Antonio Rairnondi", Anales de la Sociedad Peruana de Historia de la Medicina 2 (1949): 159-174.

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En la sección Correspondencia Particular-Onomástico de la sección Manuscritos de la "Sala de Investigaciones" existen 41 cartas del notable médico ilustrado Hipólito Unanue. Entre las diversas actividades de Unanue estuvieron la de ser escritor en el Mercurio Peruano, Protomédico y Cosmógrafo del Virreynato, fundador del Anfiteatro Anatómico en 1792 y de la primera escuela de medicina del Perú llamada Real Colegio de Medicina de San Fernando en 1808, y autor de la celebrada Observaciones sobre el Clima de Lima y su influencia en los seres organizados, en especial el hombre (1806).18 Las cartas de Unanue están fechadas entre 1807 y 1826, y la mayoría corresponden a sus años de actividad política. Asimismo, el Anexo I consigna un grupo de documentos del médico José Casimiro Ulloa, quien fue uno de los primeros peruanos que estudió en París a mediados del siglo pasado y que contribuyó a consolidar la influencia de la medicina francesa en el Perú. Ulloa fue, además, secretario de la Facultad de Medicina, encargado de los primeros hospitales de enfermos mentales y fundador de la Sociedad Médica de Lima que publicó el más importante periódico médico del siglo pasado: La Gaceta Médica (1856-1869, y 1875-1880). Los documentos denominados "Copias" son transcripciones de apuntes de clase de los alumnos que llevaban cursos en la Universidad de San Marcos. Estos materiales, que generalmente fueron producidos en los inicios del siglo XX, son útiles para registrar autores, temas y métodos de enseñanza científica. Entre los documentos sin fecha se encuentra un "Tratado de Medicina" de Miguel Tafur que muy probablemente se trate del contemporáneo de Unanue. Tafur fue un médico limeño que regentó la cátedra de método y vísperas de medicina en la Universidad de San Marcos, fue vocal de la Junta Conservadora del Fluido Vacuno, y Protomédico General desde 1821.19 Algunos valiosos manuscritos para la historia de la geografía de la "Sala de Investigaciones" de la Biblioteca Nacional han sido publicados, como el Derrotero General del Mar del Sur, que representa con dibujos la costa occidental de la América del Sur desde Panamá a Magallanes ofre-

18. Sobre el Mercurio, véase Jean Pierre Clement, "Indices del Mercurio Peruano: 17901795", Fénix, Revista de la Biblioteca Nacional 26-27 (1976-77): 5-234. 19. Véase Juan B. Lastres, El Protomédico Miguel Tafur (Lima: s.i., 1954).

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sobre el Barón de Nordenflicht (sólo algunos de los cuales aparecen en el Anexo I).14 Este ingeniero y metalurgista sueco llegó al Virreinato del Perú a fines del siglo XVIII como jefe de una expedición enviada por la corona española cuyo objetivo era elevar la producción de sus minas e introducir el sistema de amalgamación de plata usado en Sajonia. Asimismo, existen unos diez documentos (que sí aparecen en el Anexo I) relacionados a Federico Mothes, uno de los mineralogistas más destacados de esta expedición.15 La mayoría de los documentos tienen que ver con los experimentos del laboratorio químico metalúrgico que se instaló en Lima y con las actividades realizadas en el importante centro minero de Huancavelica que proveía el mercurio indispensable para la explotación de la plata (Sobre el trabajo de Nordenflicht y de otros expertos mineros en Huancavelica, cuyos documentos aparecen mencionados en el Anexo I, véase el artículo de Kendall Brown en este mismo volumen). Otra documentación importante que existe en la "Sala de Investigaciones" es la relacionada con el naturalista del siglo XIX, Antonio Raimondi (al respecto véase la sección dedicada al Museo Raimondi). Dentro del fichero denominado Correspondencia Particular-Onomástico de la misma sección de Manuscritos se encuentran las referencias a 102 cartas de Antonio Raimondi. La mayoría de ellas (100) están dirigidas a Miguel Colunga, quien fuera su discípulo y amigo (Estas cartas no se consignan en el Anexo 1).16 Esta correspondencia cubre cerca de una década de viajes de Raimondi (de 1859 a 1868) y fue escrita desde las diversas localidades del país en las que Raimondi se encontraba realizando su trabajo de naturalista. Asimismo, en otra sección del mismo fondo puede encontrarse interesantes documentos relacionados con Raimondi y que sí aparecen en el Anexo I.17 14. Algunos estudios sobre esta expedición son: Rose Marie Buechler, "Technical Aid" to Uppcr Peru: The Norderflicht Expedition", Journal of Latin American Studies 5 (1973): 37-77; Marie Helmer, "La Mission Nordenflicht and Amerique espagnole (1788), Echhec d'une rcchnique nouvclle", Asclepio 2 (1987): 123-144. 15. Un valioso estudio sobre uno de los miembros de la expedición es el de Carlos Contreras, "Federico Mothes en Hualgayoc 1794-1798", Historias 28 (1992): 127-148. 16. Con respecto a Colunga, véase Oscar G. Pamo Reyna, "El Doctor Miguel de Fernandez de Colunga (1836-1914), el Médico del Jardín Botánico", Boletín de la Sociedad Peruana de Medicina Interna 5 (1992): 92-96. 17. Diez cartas de Rairnondi dirigidas al historiador y geógrafo Mariano Felipe Paz Soldán fueron publicadas en: Carlos Enrique Paz Soldán, "Algunas cartas inéditas del epistolario de Antonio Rairnondi", Anales de la Sociedad Peruana de Historia de la Medicina 2 (1949): 159-174.

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En la sección Correspondencia Particular-Onomástico de la sección Manuscritos de la "Sala de Investigaciones" existen 41 cartas del notable médico ilustrado Hipólito Unanue. Entre las diversas actividades de Unanue estuvieron la de ser escritor en el Mercurio Peruano, Protomédico y Cosmógrafo del Virreynato, fundador del Anfiteatro Anatómico en 1792 y de la primera escuela de medicina del Perú llamada Real Colegio de Medicina de San Fernando en 1808, y autor de la celebrada Observaciones sobre el Clima de Lima y su influencia en los seres organizados, en especial el hombre (1806).18 Las cartas de Unanue están fechadas entre 1807 y 1826, y la mayoría corresponden a sus años de actividad política. Asimismo, el Anexo I consigna un grupo de documentos del médico José Casimiro Ulloa, quien fue uno de los primeros peruanos que estudió en París a mediados del siglo pasado y que contribuyó a consolidar la influencia de la medicina francesa en el Perú. Ulloa fue, además, secretario de la Facultad de Medicina, encargado de los primeros hospitales de enfermos mentales y fundador de la Sociedad Médica de Lima que publicó el más importante periódico médico del siglo pasado: La Gaceta Médica (1856-1869, y 1875-1880). Los documentos denominados "Copias" son transcripciones de apuntes de clase de los alumnos que llevaban cursos en la Universidad de San Marcos. Estos materiales, que generalmente fueron producidos en los inicios del siglo XX, son útiles para registrar autores, temas y métodos de enseñanza científica. Entre los documentos sin fecha se encuentra un "Tratado de Medicina" de Miguel Tafur que muy probablemente se trate del contemporáneo de Unanue. Tafur fue un médico limeño que regentó la cátedra de método y vísperas de medicina en la Universidad de San Marcos, fue vocal de la Junta Conservadora del Fluido Vacuno, y Protomédico General desde 1821.19 Algunos valiosos manuscritos para la historia de la geografía de la "Sala de Investigaciones" de la Biblioteca Nacional han sido publicados, como el Derrotero General del Mar del Sur, que representa con dibujos la costa occidental de la América del Sur desde Panamá a Magallanes ofre-

18. Sobre el Mercurio, véase Jean Pierre Clement, "Indices del Mercurio Peruano: 17901795", Fénix, Revista de la Biblioteca Nacional 26-27 (1976-77): 5-234. 19. Véase Juan B. Lastres, El Protomédico Miguel Tafur (Lima: s.i., 1954). Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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ciendo detalles de los puertos, cerros, ríos, y otras características geográficas.20 Entre los folletos y publicaciones del siglo diecinueve que aparecen en el Anexo II se encuentra una obra del destacado naturalista de Bohemia Tadeo Haenke, que realizó exploración botánica en Huánuco y en el Alto Huallaga, como parte de la expedición Malaspina de fines del siglo XVIII y posteriormente se estableció en Cochabamba, Bolivia. Asimismo, se encuentran varias publicaciones producidas por exploradores del siglo pasado como la del sargento mayor Pedro Beltrán que junto con los tenientes británicos Frederick Lowe y William Smith realizaron un viaje por los ríos Pachitea y Ucayali, y la del ingeniero Joaquín Capelo que como jefe de la sección de Obras públicas del Ministerio de Gobierno inició la construcción del camino al valle de Chanchamayo y el Pichis a fines del siglo XIX. Asimismo, el Anexo II consigna algunas de las obras del notable explorador del siglo pasado, Raimondi, incluyendo su detallado estudio sobre los ríos, los caminos, la naturaleza y otras características de la entonces provincia amazónica de Loreto. Estas obras sugieren la clara vinculación entre la exploración geográfica, los intereses comerciales y la expansión de la presencia del Estado en el territorio peruano. Otro explorador extranjero muy activo pero poco conocido fue el ingeniero sueco John W. Nystrom, quien llegó al Perú en 1866 contratado por el gobierno y en sus viajes descubrió depósitos minerales en el Cusco y exploró los ríos y caminos de Chanchamayo. De especial interés son las publicaciones del sabio huanuqueño Mariano D. Beraun Fuentes, quien fuera en distintos momentos de su vida, profesor de física y matemáticas del Convictorio de San Carlos en Lima, rector del Colegio de Minería de Huánuco, y catedrático de matemáticas y astronomía de la Universidad de San Marcos. Asimismo, se encuentran dos obras del último médico en ejercer la cátedra de matemáticas y el cargo de cosmógrafo mayor Jase Gregario Paredes. (En el Anexo I aparece un documento de Paredes fechado en 1816). Paredes fue oficial del Tribunal del Protomedicato, catedrático de geometría en el colegio de medicina creado por Unanue, catedrático de prima de matemáticas en San Marcos entre 1809 y 1839 y autor de las Guías de Forasteros de comienzos del siglo XIX. 20. Derrotero General del Mar del Sur del Capitán Pedro Hurtado de Mendoza, hecho por el Capitán Manuel Joseph Hurtado en el Puerto del Callao, 1730, Edición Jorge Ortiz Sotelo, (Lima: Dirección de Intereses Marítimos, 1993).

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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También entre los folletos de la "Sala de Investigaciones" se conservan varias obras del prolífico protomédico y escritor mulato José Manuel Valdés (1767-1843), cuya carrera y obra representan el tránsito de la medicina peruana entre la colonia y la república.21 El marino, matemático y cosmógrafo Eduardo Carrasco (1779-1865), es otro científico peruano importante de comienzos del siglo diecinueve, que aparece en los Anexos I y II con documentos valiosos. Carrasco realizó importantes mediciones y mapas en el litoral peruano en favor de la causa de la Independencia, estableció en el Callao la primera escuela de la marina del período republicano y poseyó una extensa biblioteca científica y un museo de historia natural.22 Asimismo, el Anexo II consigna una obra de astrónomo y magistrado arequipeño Hipólito Sánchez y varias publicaciones del matemático y teniente del cosmografiato en Arequipa Juan de Dios Salazar. Finalmente, entre las publicaciones del siglo pasado que se conservan en la "Sala de Investigaciones," se encuentran las de profesores europeos contratados por la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos que intervinieron en asuntos científicos de interés nacional. Entre ellos destacaron el italiano Juan B. Copello, que dictó el primer curso de historia de la medicina y el francés Jean B. Martinet que dictó un curso de Botánica. 2.

ARCHIVO HISTÓRICO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS23

Uno de los archivos más valiosos existentes en Lima pero menos utilizados por los historiadores ha sido el de la Universidad de San Marcos. La mayoría de documentos relacionados con el quehacer científico en el Archivo Histórico de la Universidad de San Marcos, cubren el período de mediados del siglo XIX a mediados del siglo XX. La documentación colonial y de la primera mitad del siglo XIX se perdió en gran parte al ser saqueada la Universidad por la tropa chilena de ocupación en 1881. Este

21. Véase Héctor López Martínez, El Protomédico Limeño José Manuel Valdés. (Lima: Minerva, 1993). 22. Véase Jorge Ortiz Sotelo, El contralmirante Eduardo Carresco (1779·1865) (Lima: Dirección de Intereses Marítimos, 1993). 23. Ubicado en el centro de Lima en el Parque Universitario, Avenida Nicolás de Piérola 1222.

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ciendo detalles de los puertos, cerros, ríos, y otras características geográficas.20 Entre los folletos y publicaciones del siglo diecinueve que aparecen en el Anexo II se encuentra una obra del destacado naturalista de Bohemia Tadeo Haenke, que realizó exploración botánica en Huánuco y en el Alto Huallaga, como parte de la expedición Malaspina de fines del siglo XVIII y posteriormente se estableció en Cochabamba, Bolivia. Asimismo, se encuentran varias publicaciones producidas por exploradores del siglo pasado como la del sargento mayor Pedro Beltrán que junto con los tenientes británicos Frederick Lowe y William Smith realizaron un viaje por los ríos Pachitea y Ucayali, y la del ingeniero Joaquín Capelo que como jefe de la sección de Obras públicas del Ministerio de Gobierno inició la construcción del camino al valle de Chanchamayo y el Pichis a fines del siglo XIX. Asimismo, el Anexo II consigna algunas de las obras del notable explorador del siglo pasado, Raimondi, incluyendo su detallado estudio sobre los ríos, los caminos, la naturaleza y otras características de la entonces provincia amazónica de Loreto. Estas obras sugieren la clara vinculación entre la exploración geográfica, los intereses comerciales y la expansión de la presencia del Estado en el territorio peruano. Otro explorador extranjero muy activo pero poco conocido fue el ingeniero sueco John W. Nystrom, quien llegó al Perú en 1866 contratado por el gobierno y en sus viajes descubrió depósitos minerales en el Cusco y exploró los ríos y caminos de Chanchamayo. De especial interés son las publicaciones del sabio huanuqueño Mariano D. Beraun Fuentes, quien fuera en distintos momentos de su vida, profesor de física y matemáticas del Convictorio de San Carlos en Lima, rector del Colegio de Minería de Huánuco, y catedrático de matemáticas y astronomía de la Universidad de San Marcos. Asimismo, se encuentran dos obras del último médico en ejercer la cátedra de matemáticas y el cargo de cosmógrafo mayor Jase Gregario Paredes. (En el Anexo I aparece un documento de Paredes fechado en 1816). Paredes fue oficial del Tribunal del Protomedicato, catedrático de geometría en el colegio de medicina creado por Unanue, catedrático de prima de matemáticas en San Marcos entre 1809 y 1839 y autor de las Guías de Forasteros de comienzos del siglo XIX. 20. Derrotero General del Mar del Sur del Capitán Pedro Hurtado de Mendoza, hecho por el Capitán Manuel Joseph Hurtado en el Puerto del Callao, 1730, Edición Jorge Ortiz Sotelo, (Lima: Dirección de Intereses Marítimos, 1993).

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También entre los folletos de la "Sala de Investigaciones" se conservan varias obras del prolífico protomédico y escritor mulato José Manuel Valdés (1767-1843), cuya carrera y obra representan el tránsito de la medicina peruana entre la colonia y la república.21 El marino, matemático y cosmógrafo Eduardo Carrasco (1779-1865), es otro científico peruano importante de comienzos del siglo diecinueve, que aparece en los Anexos I y II con documentos valiosos. Carrasco realizó importantes mediciones y mapas en el litoral peruano en favor de la causa de la Independencia, estableció en el Callao la primera escuela de la marina del período republicano y poseyó una extensa biblioteca científica y un museo de historia natural.22 Asimismo, el Anexo II consigna una obra de astrónomo y magistrado arequipeño Hipólito Sánchez y varias publicaciones del matemático y teniente del cosmografiato en Arequipa Juan de Dios Salazar. Finalmente, entre las publicaciones del siglo pasado que se conservan en la "Sala de Investigaciones," se encuentran las de profesores europeos contratados por la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos que intervinieron en asuntos científicos de interés nacional. Entre ellos destacaron el italiano Juan B. Copello, que dictó el primer curso de historia de la medicina y el francés Jean B. Martinet que dictó un curso de Botánica. 2. Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

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Uno de los archivos más valiosos existentes en Lima pero menos utilizados por los historiadores ha sido el de la Universidad de San Marcos. La mayoría de documentos relacionados con el quehacer científico en el Archivo Histórico de la Universidad de San Marcos, cubren el período de mediados del siglo XIX a mediados del siglo XX. La documentación colonial y de la primera mitad del siglo XIX se perdió en gran parte al ser saqueada la Universidad por la tropa chilena de ocupación en 1881. Este

21. Véase Héctor López Martínez, El Protomédico Limeño José Manuel Valdés. (Lima: Minerva, 1993). 22. Véase Jorge Ortiz Sotelo, El contralmirante Eduardo Carresco (1779·1865) (Lima: Dirección de Intereses Marítimos, 1993). 23. Ubicado en el centro de Lima en el Parque Universitario, Avenida Nicolás de Piérola 1222.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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Archivo fue organizado originalmente en dos salas, de las cuales sólo una llegó a funcionar, y cuenta con un viejo catálogo publicado que es de alguna utilidad pero no totalmente confiable.24 U na reorganización reciente ha desechado la vieja división en Estantes y lo ha ordenado por Rubros que a su vez contienen Asientos (existe una guía no impresa en el mismo Archivo). El Anexo III indica los rubros que contienen información para la historia de la ciencia y de la medicina. Este Anexo especifica el asiento donde pueden ser localizados, las fechas extremas que comprenden los documentos y un estimado de la cantidad de material que puede encontrarse. Estos documentos son generalmente tomos empastados de hojas sueltas, informes, solicitudes, tesis, correspondencia, etc. No se incluye en esta información la correspondencia de la Facultad de Medicina y de Ciencias que eventualmente aparece en el Rubro "Rectorado." En el Rubro de la Facultad de Medicina se pueden hallar los libros de actas, informes, oficios y las tomas de razón, del Protomedicato desde 1808 hasta 1834. Asimismo, existen, el Libro de Matrículas del Real Colegio de Medicina de San Fernando de Lima para los años entre 1808 y 1817, los Libros de Matrícula de los alumnos externos e internos del Real Colegio de Medicina y Cirujía de San Fernando de Lima entre 1819 y 1845, el Libro de Actas de la Junta General y de la Junta Gubernativa del Real Colegio de Medicina y Cirujía de San Fernando entre 1812 y 1826, las Actas de exámenes entre 1815 y 1817, el Libro de Actas de la Junta Directiva de la Facultad de Medicina y de Razón de títulos expedidos entre 1849 y 1853, las Actas del Protofarmaceuticato, de 1832 a 1856, así como información de carácter económico y administrativo de la Facultad de Medicina. Toda esta valiosa información sería de gran utilidad para estudiar en detalle la educación y la práctica médica en la transición de la colonia a la república. Otro Rubro de interés, no consignado en el Anexo, es el del Real Convictorio de San Carlos. Este colegio fue creado en 1777 en base de la fusión del Colegio Universitario de San Felipe y San Marcos con el Colegio Jesuíta de San Martín. El Convictorio fue establecido luego de la expulsión de los Jesuítas y en su plan de estudios se consideró la enseñanza de la ciencia en un lugar importante. Este Rubro conserva recepciones y ac-

24. Daniel Valcárcel, Catálogo del Archivo Central Domingo Angulo, (Lima: Univ. de San Marcos,1949). Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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tuaciones literarias (ubicado en el Asiento 57 y con las fechas extremas de 1830 y 1861), y cuatro libros de actuaciones privadas y públicas (asiento 58 con las fechas extremas de 1862 y 1867). Asimismo, el Anexo III especifica algunos de los documentos del Rubro "Facultad de Ciencias" que está en proceso de clasificación y por lo tanto no tienen un número de asiento definitivo. Los documentos titulados Archivo contienen generalmente solicitudes, tesis, inventarios, presupuestos, cuentas, y correspondencia. Existe una guía ―no publicada― en este Archivo de San Marcos que enumera el autor, el título y la ubicación de las tesis de Bachiller y de Doctor presentadas a la Facultad de Ciencias. Actualmente esta guía o listado de tesis sólo comprende las tesis presentadas entre fines del siglo pasado y comienzos de éste, aunque se está avanzando para llegar hasta las que fueron defendidas en 1950. El valor de estas tesis radica en que su estudio nos permitiría comprender cuáles fueron los temas, las corrientes y los métodos de estudio en la Facultad de Ciencias. Los títulos de estas tesis sugieren que en esta Facultad existió una profunda preocupación por las aplicaciones prácticas de las ciencias y las técnicas a la industria. Entre estas tesis se encuentran las que presentara a comienzos del siglo XX Laura Esther Rodríguez, la primera mujer egresada en ciencias de San Marcos. Un ejemplo de los materiales que pueden encontrarse en el Rubro "Facultad de Ciencias" son los inventarios de los laboratorios de química, mineralogía, y de historia natural.25 Estos inventarios además de los aparatos, instrumentos, muestras de minerales, fósiles, momias, y plantas, contienen una relación de los libros de la biblioteca de los laboratorios. Esta información sugiere que los laboratorios de comienzos del siglo XX estaban relativamente bien surtidos y que en sus bibliotecas predominaban los textos de autores franceses. El laboratorio de Química de la Facultad de Ciencias, por ejemplo, tenía 69 tomos del Bulletin de la Societe Chimique de París.

25. "Inventario detallado de sustancias, aparatos y demás existencias del Laboratorio de Química de la Facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos, 1910"; "Inventario del gabinete de mineralogía, geología y paleontología, 1910"; "Inventario del gabinete de historia natural de la Facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos, 15 de Enero de 1910", folios:103-145; 146-151; 152-159, respectivamente, en Rubro: Facultad de Ciencias, Colección .Archivo, Libro I, Año 1910, Archivo Histórico de la Universidad de San Marcos.

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Archivo fue organizado originalmente en dos salas, de las cuales sólo una llegó a funcionar, y cuenta con un viejo catálogo publicado que es de alguna utilidad pero no totalmente confiable.24 U na reorganización reciente ha desechado la vieja división en Estantes y lo ha ordenado por Rubros que a su vez contienen Asientos (existe una guía no impresa en el mismo Archivo). El Anexo III indica los rubros que contienen información para la historia de la ciencia y de la medicina. Este Anexo especifica el asiento donde pueden ser localizados, las fechas extremas que comprenden los documentos y un estimado de la cantidad de material que puede encontrarse. Estos documentos son generalmente tomos empastados de hojas sueltas, informes, solicitudes, tesis, correspondencia, etc. No se incluye en esta información la correspondencia de la Facultad de Medicina y de Ciencias que eventualmente aparece en el Rubro "Rectorado." En el Rubro de la Facultad de Medicina se pueden hallar los libros de actas, informes, oficios y las tomas de razón, del Protomedicato desde 1808 hasta 1834. Asimismo, existen, el Libro de Matrículas del Real Colegio de Medicina de San Fernando de Lima para los años entre 1808 y 1817, los Libros de Matrícula de los alumnos externos e internos del Real Colegio de Medicina y Cirujía de San Fernando de Lima entre 1819 y 1845, el Libro de Actas de la Junta General y de la Junta Gubernativa del Real Colegio de Medicina y Cirujía de San Fernando entre 1812 y 1826, las Actas de exámenes entre 1815 y 1817, el Libro de Actas de la Junta Directiva de la Facultad de Medicina y de Razón de títulos expedidos entre 1849 y 1853, las Actas del Protofarmaceuticato, de 1832 a 1856, así como información de carácter económico y administrativo de la Facultad de Medicina. Toda esta valiosa información sería de gran utilidad para estudiar en detalle la educación y la práctica médica en la transición de la colonia a la república. Otro Rubro de interés, no consignado en el Anexo, es el del Real Convictorio de San Carlos. Este colegio fue creado en 1777 en base de la fusión del Colegio Universitario de San Felipe y San Marcos con el Colegio Jesuíta de San Martín. El Convictorio fue establecido luego de la expulsión de los Jesuítas y en su plan de estudios se consideró la enseñanza de la ciencia en un lugar importante. Este Rubro conserva recepciones y ac-

24. Daniel Valcárcel, Catálogo del Archivo Central Domingo Angulo, (Lima: Univ. de San Marcos,1949).

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tuaciones literarias (ubicado en el Asiento 57 y con las fechas extremas de 1830 y 1861), y cuatro libros de actuaciones privadas y públicas (asiento 58 con las fechas extremas de 1862 y 1867). Asimismo, el Anexo III especifica algunos de los documentos del Rubro "Facultad de Ciencias" que está en proceso de clasificación y por lo tanto no tienen un número de asiento definitivo. Los documentos titulados Archivo contienen generalmente solicitudes, tesis, inventarios, presupuestos, cuentas, y correspondencia. Existe una guía ―no publicada― en este Archivo de San Marcos que enumera el autor, el título y la ubicación de las tesis de Bachiller y de Doctor presentadas a la Facultad de Ciencias. Actualmente esta guía o listado de tesis sólo comprende las tesis presentadas entre fines del siglo pasado y comienzos de éste, aunque se está avanzando para llegar hasta las que fueron defendidas en 1950. El valor de estas tesis radica en que su estudio nos permitiría comprender cuáles fueron los temas, las corrientes y los métodos de estudio en la Facultad de Ciencias. Los títulos de estas tesis sugieren que en esta Facultad existió una profunda preocupación por las aplicaciones prácticas de las ciencias y las técnicas a la industria. Entre estas tesis se encuentran las que presentara a comienzos del siglo XX Laura Esther Rodríguez, la primera mujer egresada en ciencias de San Marcos. Un ejemplo de los materiales que pueden encontrarse en el Rubro "Facultad de Ciencias" son los inventarios de los laboratorios de química, mineralogía, y de historia natural.25 Estos inventarios además de los aparatos, instrumentos, muestras de minerales, fósiles, momias, y plantas, contienen una relación de los libros de la biblioteca de los laboratorios. Esta información sugiere que los laboratorios de comienzos del siglo XX estaban relativamente bien surtidos y que en sus bibliotecas predominaban los textos de autores franceses. El laboratorio de Química de la Facultad de Ciencias, por ejemplo, tenía 69 tomos del Bulletin de la Societe Chimique de París.

25. "Inventario detallado de sustancias, aparatos y demás existencias del Laboratorio de Química de la Facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos, 1910"; "Inventario del gabinete de mineralogía, geología y paleontología, 1910"; "Inventario del gabinete de historia natural de la Facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos, 15 de Enero de 1910", folios:103-145; 146-151; 152-159, respectivamente, en Rubro: Facultad de Ciencias, Colección .Archivo, Libro I, Año 1910, Archivo Histórico de la Universidad de San Marcos.

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ARCHIVO GENERAL DE LA NACION 26

El Archivo General de la Nación es el más importante y antiguo de los repositorios existentes en el Perú. Juega un papel central en la recopilación y conservación de la documentación oficial del Estado Peruano por lo que ningún historiador de cualquier especialidad puede dejar de consultarlo. Sin embargo, su utilidad para la historia de la ciencia es relativa, no así para la de la tecnología. Ello se debe a que la gran mayoría de sus fondos y sus bien realizados catálogos se relacionan a temas económicos, políticos y judiciales. Ello exige al historiador interesado en temas como la ciencia y la medicina a buscar entre los resquicios de estos fondos los materiales que puedan serie útiles. Uno de los pocos conjuntos documentales que conserva este Archivo que puede ser atractivo al historiador de la ciencia es el relacionado con Antonio Raimondi. Esta colección se titula: "Inventario del Patrimonio Documental de Antonio Raimondi", tiene un catálogo no publicado y fue otorgada al Archivo de la Nación por el Ministerio de Energía y Minas. Este fondo contiene 6 tipos de documentos (libretas, hojas sueltas, libros, acuarelas, dibujos, y planos). Aunque la documentación esta algo deteriorada la mayor parte puede leerse. Las libretas se refieren a las famosas libretas de viaje donde Raimondi realizaba sus apuntes, mapas y dibujos, cuando se encontraba en uno de sus trabajos de campo.27 Las libretas, que se inician en 1852 y terminan en 1869, están conservadas en un total de siete paquetes. Al parecer, éstas fueron numeradas originalmente por Raimondi, siendo la numeración del Inventario la que corresponde al Ministerio de Energía. Estos materiales son especialmente útiles para la historia de la exploración geográfica, la labor botánica y los estudios mineralógicos de Raimondi y son la base sobre la cual escribió sus obras el connotado naturalista. Un pequeño pero importante grupo de materiales que viene a complementar la documentación sobre Raimondi en el Archivo General de la Nación se conserva en la colección de cartas

Lima.

26. Este archivo está ubicado en el Palacio de Justicia, Jr. Manuel Cuadros, sin número.

27. Algunas de estas libretas han sido publicadas en Antonio Raimondi, Notas de Viajes para su Obra El Perú 4 vols., (Lima: Imp. Torres Aguirre, 1942). Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

Guía para la historia de la ciencia

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del Presidente Manuel Pardo. Esta colección contiene 20 cartas de Raimondi fechadas entre 1873 y 1876.28 Existen otros documentos dispersos en diversos fondos del Archivo General de la Nación que son de interés para la historia de la ciencia. Uno de los más valiosos es un documento de apenas dos folios llamado "Descubrimiento de la quina en el Perú," que se conserva actualmente en el archivador metálico de la dirección del Archivo Colonial. La corteza del árbol de la quina fue desde el siglo XVII el principal remedio contra la malaria, aunque por mucho tiempo fue aplicado a las fiebres en general, y provenía principalmente de Loja, Ecuador. El manuscrito, fechado en 1807, se refiere al descubrimiento del árbol de la quina en Huánuco en 1779 y critica la manera irracional de explotar el árbol cortando todo el tronco en lugar de cortar sólo las ramas. También relacionados con la quina, la labor botánica y otras actividades científicas de fines del período colonial son algunos de los documentos que existen en la Serie Hacienda H-3. Entre ellos se encuentran los Legajos 290, libro 1060 ―que es un índice de las ordenes y cédulas dadas por el Virrey Francisco Gil de Lemas a partir de 1790―, y el libro 1164 ―que reproduce los informes que se expiden desde la Caja Real de Lima a partir de 1807. Ambos documentos contienen información administrativa y económica, generalmente muy breve, pero que permite precisar fechas, lugares, procedimientos, sueldos, formas de trabajo y relación con el Estado de varios naturalistas e ingenieros de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX como Juan Tafalla, Juan Agustín Manzanilla, y el Barón de Nordenflicht. La existencia de estos documentos sugiere que indagaciones cuidadosas en las series dedicadas a asuntos económicos y políticos pueden ser fructíferas para el investigador interesado en la historia de la ciencia. Otro documento valioso del Archivo General de la Nación se conserva en los registros del notario Mariano Calero del siglo XVIII. Se trata del inventario de los 2,000 libros de la biblioteca y los aparatos del médico Cosme Bueno.29 La existencia del inventario de Bueno sugiere que una búsqueda más minuciosa en los registros notariales del Archivo General

28. Catálogo del Archivo General de la Nación de la Colección Manuel J. Bustamante de la Fuente e índice de la Colección Cartas de Manuel Pardo, No. 5 (Lima: Archivo General de la

Nación, 1987). 29. "Inventario y tasación de bienes de Cosme Bueno", Notario: Mariano Calero 17951805, fol. 420-474, PN-168, Archivo General de la Nación. La ubicación de este documento se debe a Pablo Macera.

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Guía para la historia de la ciencia

ARCHIVO GENERAL DE LA NACION 26

El Archivo General de la Nación es el más importante y antiguo de los repositorios existentes en el Perú. Juega un papel central en la recopilación y conservación de la documentación oficial del Estado Peruano por lo que ningún historiador de cualquier especialidad puede dejar de consultarlo. Sin embargo, su utilidad para la historia de la ciencia es relativa, no así para la de la tecnología. Ello se debe a que la gran mayoría de sus fondos y sus bien realizados catálogos se relacionan a temas económicos, políticos y judiciales. Ello exige al historiador interesado en temas como la ciencia y la medicina a buscar entre los resquicios de estos fondos los materiales que puedan serie útiles. Uno de los pocos conjuntos documentales que conserva este Archivo que puede ser atractivo al historiador de la ciencia es el relacionado con Antonio Raimondi. Esta colección se titula: "Inventario del Patrimonio Documental de Antonio Raimondi", tiene un catálogo no publicado y fue otorgada al Archivo de la Nación por el Ministerio de Energía y Minas. Este fondo contiene 6 tipos de documentos (libretas, hojas sueltas, libros, acuarelas, dibujos, y planos). Aunque la documentación esta algo deteriorada la mayor parte puede leerse. Las libretas se refieren a las famosas libretas de viaje donde Raimondi realizaba sus apuntes, mapas y dibujos, cuando se encontraba en uno de sus trabajos de campo.27 Las libretas, que se inician en 1852 y terminan en 1869, están conservadas en un total de siete paquetes. Al parecer, éstas fueron numeradas originalmente por Raimondi, siendo la numeración del Inventario la que corresponde al Ministerio de Energía. Estos materiales son especialmente útiles para la historia de la exploración geográfica, la labor botánica y los estudios mineralógicos de Raimondi y son la base sobre la cual escribió sus obras el connotado naturalista. Un pequeño pero importante grupo de materiales que viene a complementar la documentación sobre Raimondi en el Archivo General de la Nación se conserva en la colección de cartas

Lima.

26. Este archivo está ubicado en el Palacio de Justicia, Jr. Manuel Cuadros, sin número.

27. Algunas de estas libretas han sido publicadas en Antonio Raimondi, Notas de Viajes para su Obra El Perú 4 vols., (Lima: Imp. Torres Aguirre, 1942).

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del Presidente Manuel Pardo. Esta colección contiene 20 cartas de Raimondi fechadas entre 1873 y 1876.28 Existen otros documentos dispersos en diversos fondos del Archivo General de la Nación que son de interés para la historia de la ciencia. Uno de los más valiosos es un documento de apenas dos folios llamado "Descubrimiento de la quina en el Perú," que se conserva actualmente en el archivador metálico de la dirección del Archivo Colonial. La corteza del árbol de la quina fue desde el siglo XVII el principal remedio contra la malaria, aunque por mucho tiempo fue aplicado a las fiebres en general, y provenía principalmente de Loja, Ecuador. El manuscrito, fechado en 1807, se refiere al descubrimiento del árbol de la quina en Huánuco en 1779 y critica la manera irracional de explotar el árbol cortando todo el tronco en lugar de cortar sólo las ramas. También relacionados con la quina, la labor botánica y otras actividades científicas de fines del período colonial son algunos de los documentos que existen en la Serie Hacienda H-3. Entre ellos se encuentran los Legajos 290, libro 1060 ―que es un índice de las ordenes y cédulas dadas por el Virrey Francisco Gil de Lemas a partir de 1790―, y el libro 1164 ―que reproduce los informes que se expiden desde la Caja Real de Lima a partir de 1807. Ambos documentos contienen información administrativa y económica, generalmente muy breve, pero que permite precisar fechas, lugares, procedimientos, sueldos, formas de trabajo y relación con el Estado de varios naturalistas e ingenieros de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX como Juan Tafalla, Juan Agustín Manzanilla, y el Barón de Nordenflicht. La existencia de estos documentos sugiere que indagaciones cuidadosas en las series dedicadas a asuntos económicos y políticos pueden ser fructíferas para el investigador interesado en la historia de la ciencia. Otro documento valioso del Archivo General de la Nación se conserva en los registros del notario Mariano Calero del siglo XVIII. Se trata del inventario de los 2,000 libros de la biblioteca y los aparatos del médico Cosme Bueno.29 La existencia del inventario de Bueno sugiere que una búsqueda más minuciosa en los registros notariales del Archivo General

28. Catálogo del Archivo General de la Nación de la Colección Manuel J. Bustamante de la Fuente e índice de la Colección Cartas de Manuel Pardo, No. 5 (Lima: Archivo General de la

Nación, 1987). 29. "Inventario y tasación de bienes de Cosme Bueno", Notario: Mariano Calero 17951805, fol. 420-474, PN-168, Archivo General de la Nación. La ubicación de este documento se debe a Pablo Macera. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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de la Nación permitiría hallar los inventarios de las bibliotecas de otros médicos y científicos coloniales. En ese sentido, un reciente artículo del historiador Pedro Guibovich ofrece una valiosa relación de inventarios de bibliotecas médicas coloniales peruanas, parte de las cuales se encuentran en el Archivo General de la Nación.30 En la sección Archivo Colonial, la serie denominada Real Audiencia incluye una subserie sobre el Protomedicato para los años 1789-1847 que consta de un sólo legajo. Asimismo, en la sección de Expedientes Particulares del Archivo Histórico de Hacienda existen documentos aislados y de poca extensión sobre la función pública de Hipólito Unanue, y sobre la labor del médico Cayetano Heredia en relación a la modernización de los estudios médicos a comienzos del siglo XX.31 Un grupo interesante de 26 cartas remitidas por Unanue desde España y su hacienda en Cañete se encuentran en la Colección Moreyra del Archivo General. Esta correspondencia forma parte de la sección de Francisco Moreyra y Matute (quien fuera funcionario de la Casa de la Moneda y vocal de la Junta Conservadora del Fluido Vacuno) de dicha Colección (Existe un índice de la Colección en la sala del Archivo). Asimismo, la Colección Moreyra cuenta con alrededor de 20 documentos sobre el Hospital de San Bartolomé que datan de entre 1758 y 1784. De grán interés para el historiador de la química y de la tecnología puede ser en la misma sección el Fondo Tribunal de Minería que comprende un total de setenta legajos organizados provisionalmente por localidades y fechas extremas. Algunos documentos sobre el Barón de Nordenflicht y de su laboratorio pueden encontrarse en la subserie denominada Lima de este Fondo.32 Asimismo, en el Fondo Superior Gobierno 30. Pedro Guibovich, "Libros y médicos en Lima colonial" Acta Herediana 15 (19931994): 26-33. Otro inventario aparece en Rubén Vargas Ugarte, "La Biblioteca médica de José Manuel Dávalos", Cuadernos de Estudios del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Católica del Perú 5 (1943): 325-342. 31. Por ejemplo, "El Ministro de Gobierno [Hipólito Unanue] adjunta el expediente promovido por el Rector del Colegio de San Fernando Cayetano Heredia relativo al ajuste y liquidación de lo que se debe a dicho Colegio por la asignación que tiene en el Ramo de Censos por pago de becas", 14 ffs, Para la ubicación exacta del documento véase Catálogo Del Archivo General de la Nación Ministerio de Justicia, 4 (Lima: Archivo General de la Nación, 1986), p. 103. Asimismo, existe un interesante documento de Heredia para comprar instrumental científico en Europa. Véase Catálogo del Archivo General de la Nación No. 6 (Lima: Ministerio de Justicia, 1993), p. 168. 32. Por ejemplo la Caja No 3 contiene un legajo No. 2 que corresponde al año 1792 titulado "Testimonio de Don Jose Baltazar Velez Ramirez para que se le expida título de peri-

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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existe por lo menos un documento relacionado a los pagos de dos extranjeros que trabajaron con Nordenflicht.33 Por otro lado, en este mismo Fondo existen unos cuantos documentos relacionados con hospitales y pagos a médicos (existe un fichero en sala ordenado cronológicamente) entre los que se incluyen uno fechado en 1809 y titulado: "Carta escrita por Miguel Venegas, Intendente de Trujillo a Hipólito Unanue, comunicándole sus cuidados y gestiones para controlar a los curanderos de esa jurisdicción y las medidas que debían tomarse para el éxito de este control".34 Venegas era médico en Trujillo y en su carta ofrece valiosa información sobre los médicos y las boticas en Lambayeque y Cajamarca. Otro ejemplo de documentos dispersos pero útiles en el Archivo General de la Nación es el de expedientes particulares del Archivo Histórico de Hacienda. En esta sección existen por lo menos 18 documentos de Mariano de Rivero y Ustariz, quien fue un destacado mineralogista y naturalista de comienzos del siglo XIX formado en Europa, editor junto con Nicolás de Piérola de El Memorial de Ciencias Naturales y de Industria Nacional y Extranjera, y Director del primer museo de historia natural republicano.35 La mayoría de ellos corresponden al ejercicio de Rivera y Ustariz de la función de Prefecto de Junín, donde llegó a organizar una escuela de minería, y son útiles para reconstruir su biografía y el nivel técnico de la explotación minera en los inicios del Perú republicano.36 La serie OL del Archivo de Hacienda del Archivo General de la Nación conserva los documentos, generalmente administrativos, de instituto práctico y beneficiador de minerales. Se someti6 a examen que ordenó el tribunal del Barón de Nordenflicht comisionado por el Rey de España para reformar científicamente los procedimientos mineralógicos en el Perú". Los legajos 26, 33, 92, y 93 de la misma Caja corresponden al año de 1793 y se refieren a diversas actividades del laboratorio químico de Nordenflicht. Sin embargo, este fondo se encuentra en proceso de reorganización por lo que las referencias que ofrecernos pueden cambiar. 33. La referencia de este documento es Superior Gobierno, Legajo 22, Año 1791, c. 621, Fs. 6. 34. La referencia de este documento es Superior Gobierno, Legajo 33, Año 1809, c. 1066. Fs. 3. 35. El Museo de Historia Natural y Antigüedades fue creado en 1831. Véase Arturo Alcalde y Mongrut, "La Obra Científica de Mariano de Rivero y Ustariz", Boletín de la Sociedad Química del Perú 23 (1957): 210-220; e Idem, "El Memorial de Ciencias Naturales de Lima 1827-1828, Contribución a la bibliografía de Mariano E. de Rivera y Ustariz", Boletín Bibliográfico de San Marcos 24 (1954): 82-150. 36. Para una ubicación exacta de estos documentos véase Catálogo del Archivo General de la Nación No. 6 (Lima: Ministerio de Justicia, 1993), pp. 107-110, 149.

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de la Nación permitiría hallar los inventarios de las bibliotecas de otros médicos y científicos coloniales. En ese sentido, un reciente artículo del historiador Pedro Guibovich ofrece una valiosa relación de inventarios de bibliotecas médicas coloniales peruanas, parte de las cuales se encuentran en el Archivo General de la Nación.30 En la sección Archivo Colonial, la serie denominada Real Audiencia incluye una subserie sobre el Protomedicato para los años 1789-1847 que consta de un sólo legajo. Asimismo, en la sección de Expedientes Particulares del Archivo Histórico de Hacienda existen documentos aislados y de poca extensión sobre la función pública de Hipólito Unanue, y sobre la labor del médico Cayetano Heredia en relación a la modernización de los estudios médicos a comienzos del siglo XX.31 Un grupo interesante de 26 cartas remitidas por Unanue desde España y su hacienda en Cañete se encuentran en la Colección Moreyra del Archivo General. Esta correspondencia forma parte de la sección de Francisco Moreyra y Matute (quien fuera funcionario de la Casa de la Moneda y vocal de la Junta Conservadora del Fluido Vacuno) de dicha Colección (Existe un índice de la Colección en la sala del Archivo). Asimismo, la Colección Moreyra cuenta con alrededor de 20 documentos sobre el Hospital de San Bartolomé que datan de entre 1758 y 1784. De grán interés para el historiador de la química y de la tecnología puede ser en la misma sección el Fondo Tribunal de Minería que comprende un total de setenta legajos organizados provisionalmente por localidades y fechas extremas. Algunos documentos sobre el Barón de Nordenflicht y de su laboratorio pueden encontrarse en la subserie denominada Lima de este Fondo.32 Asimismo, en el Fondo Superior Gobierno 30. Pedro Guibovich, "Libros y médicos en Lima colonial" Acta Herediana 15 (19931994): 26-33. Otro inventario aparece en Rubén Vargas Ugarte, "La Biblioteca médica de José Manuel Dávalos", Cuadernos de Estudios del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Católica del Perú 5 (1943): 325-342. 31. Por ejemplo, "El Ministro de Gobierno [Hipólito Unanue] adjunta el expediente promovido por el Rector del Colegio de San Fernando Cayetano Heredia relativo al ajuste y liquidación de lo que se debe a dicho Colegio por la asignación que tiene en el Ramo de Censos por pago de becas", 14 ffs, Para la ubicación exacta del documento véase Catálogo Del Archivo General de la Nación Ministerio de Justicia, 4 (Lima: Archivo General de la Nación, 1986), p. 103. Asimismo, existe un interesante documento de Heredia para comprar instrumental científico en Europa. Véase Catálogo del Archivo General de la Nación No. 6 (Lima: Ministerio de Justicia, 1993), p. 168. 32. Por ejemplo la Caja No 3 contiene un legajo No. 2 que corresponde al año 1792 titulado "Testimonio de Don Jose Baltazar Velez Ramirez para que se le expida título de peri-

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existe por lo menos un documento relacionado a los pagos de dos extranjeros que trabajaron con Nordenflicht.33 Por otro lado, en este mismo Fondo existen unos cuantos documentos relacionados con hospitales y pagos a médicos (existe un fichero en sala ordenado cronológicamente) entre los que se incluyen uno fechado en 1809 y titulado: "Carta escrita por Miguel Venegas, Intendente de Trujillo a Hipólito Unanue, comunicándole sus cuidados y gestiones para controlar a los curanderos de esa jurisdicción y las medidas que debían tomarse para el éxito de este control".34 Venegas era médico en Trujillo y en su carta ofrece valiosa información sobre los médicos y las boticas en Lambayeque y Cajamarca. Otro ejemplo de documentos dispersos pero útiles en el Archivo General de la Nación es el de expedientes particulares del Archivo Histórico de Hacienda. En esta sección existen por lo menos 18 documentos de Mariano de Rivero y Ustariz, quien fue un destacado mineralogista y naturalista de comienzos del siglo XIX formado en Europa, editor junto con Nicolás de Piérola de El Memorial de Ciencias Naturales y de Industria Nacional y Extranjera, y Director del primer museo de historia natural republicano.35 La mayoría de ellos corresponden al ejercicio de Rivera y Ustariz de la función de Prefecto de Junín, donde llegó a organizar una escuela de minería, y son útiles para reconstruir su biografía y el nivel técnico de la explotación minera en los inicios del Perú republicano.36 La serie OL del Archivo de Hacienda del Archivo General de la Nación conserva los documentos, generalmente administrativos, de instituto práctico y beneficiador de minerales. Se someti6 a examen que ordenó el tribunal del Barón de Nordenflicht comisionado por el Rey de España para reformar científicamente los procedimientos mineralógicos en el Perú". Los legajos 26, 33, 92, y 93 de la misma Caja corresponden al año de 1793 y se refieren a diversas actividades del laboratorio químico de Nordenflicht. Sin embargo, este fondo se encuentra en proceso de reorganización por lo que las referencias que ofrecernos pueden cambiar. 33. La referencia de este documento es Superior Gobierno, Legajo 22, Año 1791, c. 621, Fs. 6. 34. La referencia de este documento es Superior Gobierno, Legajo 33, Año 1809, c. 1066. Fs. 3. 35. El Museo de Historia Natural y Antigüedades fue creado en 1831. Véase Arturo Alcalde y Mongrut, "La Obra Científica de Mariano de Rivero y Ustariz", Boletín de la Sociedad Química del Perú 23 (1957): 210-220; e Idem, "El Memorial de Ciencias Naturales de Lima 1827-1828, Contribución a la bibliografía de Mariano E. de Rivera y Ustariz", Boletín Bibliográfico de San Marcos 24 (1954): 82-150. 36. Para una ubicación exacta de estos documentos véase Catálogo del Archivo General de la Nación No. 6 (Lima: Ministerio de Justicia, 1993), pp. 107-110, 149.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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ciones que tuvieron que ver con el quehacer y la educación científicas (Existe un detallado catálogo de la serie OL). Este Fondo cubre el período republicano hasta 1929 y está ordenado por la entidad generadora del documento que para las actividades científicas y educativas fueron generalmente: el Ministerio de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia, posteriormente el Ministerio de Fomento y eventualmente la Tesorería General. En este fondo existen varios documentos sobre San Carlos, la Universidad de San Marcos, el Protomedicato, los museos, la Sociedad Geográfica de Lima, la Facultad de Medicina, y la Escuela de Ingenieros; 37 Los documentos de la serie OL son generalmente correspondencia lacónica y breve, por lo que no son el lugar ideal por donde empezar una investigación histórica. Finalmente, existe en el Archivo General de la Nación el fondo titulado Real Junta de Temporalidades que conserva los materiales, generalmente administrativos, de los colegios Jesuítas que existieron durante el período colonial. De ellos son de relevancia los cinco legajos del Colegio de San Pablo.

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MUSEO ANTONIO RAIMONDI

Uno de los conjuntos documentales más notables para historiar la ciencia peruana del siglo XIX es el del naturalista Antonio Raimondi. Raimondi nació en Milán en 1824, llegó al Perú procedente de Italia en 1850, y murió en San Pedro de Lloc en 1890. 38 Poco tiempo después de su arribo, Cayetano Heredia, un médico progresista dedicado a la reorganización de la enseñanza de la medicina, le encargó la clasificación de las colecciones de geología y mineralogía del laboratorio de física y ciencias naturales de la Facultad de Medicina. Poco después el joven Raimondi, empezó a dictar las cátedras de Historia Natural y de Química Analítica 37. Con respecto a los museos peruanos véase los 192 documentos publicados en Julio C. Tello y Toribio Mejía Xesspe, "Historia de los Museos Nacionales del Perú 1822-1946", Arqueológicas, Publicaciones del Instituto de Investigaciones Antropológicas 10 (1967): 1-268. 38. Los datos biográficos son tomados de Ettore Janni, Vida de Antonio Raimondi (Lima: T. Scheuch, 1941); Fortunato Herrera, Antonio Raimondi, su Labor Botánica (Lima: Imp. del Museo Nacional, 1935); José Balta, La Labor de Raimondi (Lima: Imp. Torres Aguirre, 1926); y Vittorio Azzariti, "Vida y Obra de Antonio Raimondi en el Perú", en Epistolario de Antonio Raimondi (Lima: Asociación Educacional Antonio Raimondi, 1990), pp. 3-12.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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en la misma Facultad.39 Coincidentemente empezó a recorrer diversos lugares del país para herborizar; recopilar material y especímenes de minerales, animales y objetos arqueológicos; medir la longitud, la latitud, las variaciones climáticas y la elevación de lugares; y realizar observaciones etnológicas. Estos viajes ―que cubrieron 19 años y aproximadamente 45,000 kilómetros― fueron apoyados parcialmente por el Estado peruano que nombró a Raimondi asesor oficial para calcular las reservas del guano y del salitre e identificar las reservas minerales de interés comercial. Es importante resaltar que los algo dispersos intereses de Raimondi (en botánica, geografía, y mineralogía) coincidieron con la escasez de talento científico en el Perú del siglo pasado, con el estilo enciclopédico de hacer estudios naturalistas de ese entonces, y con los proyectos modernizadores de una élite civil que vio en la exportación de materias primas y en la construcción de caminos, dos de las principales avenidas para el progreso económico y social. A partir de 1869, Raimondi dejó de viajar y se dedicó a organizar y publicar los resultados de sus observaciones. Procesar tan abundante información se convirtió en una carga pesada. Lamentablemente mucho de su trabajo no estuvo publicado cuando Raimondi murió. Su libro más importante El Perú, se empezó a publicar en 1874 pero sus seis volúmenes no se completaron hasta 1913.40 El impacto de su obra impresa puede medirse en tres aspectos: la identificación de nuevos lugares de interés para la explotación minera, la adición de varias especies nuevas a la flora y fauna del país, y la elaboración de mapas sobre el Perú que tuvieron una amplia difusión a comienzos del siglo XX. Los materiales que ilustran la labor de Raimondi en el Perú y sugieren el impacto de su obra están conservados principalmente en el Museo Antonio Raimondi.41 Los fondos del Museo se dividen en cuatro grandes grupos. El primer grupo es denominado Obras de Raimondi y está dividi39. Durante sus años por la Facultad de Medicina publicó Elementos de Botánica aplicada a la Medicina y a la Industria en las cuales se trata especialmente de las Plantas del Perú, 2 tomos (Lima: Mariano Burga, 1857). 40. Antonio Raimondi, El Perú (Lima: Imp. del Estado, 1874-1913) 6 vols. Los volúmenes del 4 al 6 fueron publicados póstumamente por Carlos I. Lisson y la Sociedad Geográfica de Lima. 41. El Museo está ubicado en Av. Arequipa 1055, Lima 1. Sus fondos están descritos en: Inventario del Museo Antonio Raimondi (Lima: Asociación Educacional Antonio Raimondi, 1990).

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ciones que tuvieron que ver con el quehacer y la educación científicas (Existe un detallado catálogo de la serie OL). Este Fondo cubre el período republicano hasta 1929 y está ordenado por la entidad generadora del documento que para las actividades científicas y educativas fueron generalmente: el Ministerio de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia, posteriormente el Ministerio de Fomento y eventualmente la Tesorería General. En este fondo existen varios documentos sobre San Carlos, la Universidad de San Marcos, el Protomedicato, los museos, la Sociedad Geográfica de Lima, la Facultad de Medicina, y la Escuela de Ingenieros; 37 Los documentos de la serie OL son generalmente correspondencia lacónica y breve, por lo que no son el lugar ideal por donde empezar una investigación histórica. Finalmente, existe en el Archivo General de la Nación el fondo titulado Real Junta de Temporalidades que conserva los materiales, generalmente administrativos, de los colegios Jesuítas que existieron durante el período colonial. De ellos son de relevancia los cinco legajos del Colegio de San Pablo. MUSEO ANTONIO RAIMONDI

Uno de los conjuntos documentales más notables para historiar la ciencia peruana del siglo XIX es el del naturalista Antonio Raimondi. Raimondi nació en Milán en 1824, llegó al Perú procedente de Italia en 1850, y murió en San Pedro de Lloc en 1890. 38 Poco tiempo después de su arribo, Cayetano Heredia, un médico progresista dedicado a la reorganización de la enseñanza de la medicina, le encargó la clasificación de las colecciones de geología y mineralogía del laboratorio de física y ciencias naturales de la Facultad de Medicina. Poco después el joven Raimondi, empezó a dictar las cátedras de Historia Natural y de Química Analítica 37. Con respecto a los museos peruanos véase los 192 documentos publicados en Julio C. Tello y Toribio Mejía Xesspe, "Historia de los Museos Nacionales del Perú 1822-1946", Arqueológicas, Publicaciones del Instituto de Investigaciones Antropológicas 10 (1967): 1-268. 38. Los datos biográficos son tomados de Ettore Janni, Vida de Antonio Raimondi (Lima: T. Scheuch, 1941); Fortunato Herrera, Antonio Raimondi, su Labor Botánica (Lima: Imp. del Museo Nacional, 1935); José Balta, La Labor de Raimondi (Lima: Imp. Torres Aguirre, 1926); y Vittorio Azzariti, "Vida y Obra de Antonio Raimondi en el Perú", en Epistolario de Antonio Raimondi (Lima: Asociación Educacional Antonio Raimondi, 1990), pp. 3-12.

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en la misma Facultad.39 Coincidentemente empezó a recorrer diversos lugares del país para herborizar; recopilar material y especímenes de minerales, animales y objetos arqueológicos; medir la longitud, la latitud, las variaciones climáticas y la elevación de lugares; y realizar observaciones etnológicas. Estos viajes ―que cubrieron 19 años y aproximadamente 45,000 kilómetros― fueron apoyados parcialmente por el Estado peruano que nombró a Raimondi asesor oficial para calcular las reservas del guano y del salitre e identificar las reservas minerales de interés comercial. Es importante resaltar que los algo dispersos intereses de Raimondi (en botánica, geografía, y mineralogía) coincidieron con la escasez de talento científico en el Perú del siglo pasado, con el estilo enciclopédico de hacer estudios naturalistas de ese entonces, y con los proyectos modernizadores de una élite civil que vio en la exportación de materias primas y en la construcción de caminos, dos de las principales avenidas para el progreso económico y social. A partir de 1869, Raimondi dejó de viajar y se dedicó a organizar y publicar los resultados de sus observaciones. Procesar tan abundante información se convirtió en una carga pesada. Lamentablemente mucho de su trabajo no estuvo publicado cuando Raimondi murió. Su libro más importante El Perú, se empezó a publicar en 1874 pero sus seis volúmenes no se completaron hasta 1913.40 El impacto de su obra impresa puede medirse en tres aspectos: la identificación de nuevos lugares de interés para la explotación minera, la adición de varias especies nuevas a la flora y fauna del país, y la elaboración de mapas sobre el Perú que tuvieron una amplia difusión a comienzos del siglo XX. Los materiales que ilustran la labor de Raimondi en el Perú y sugieren el impacto de su obra están conservados principalmente en el Museo Antonio Raimondi.41 Los fondos del Museo se dividen en cuatro grandes grupos. El primer grupo es denominado Obras de Raimondi y está dividi39. Durante sus años por la Facultad de Medicina publicó Elementos de Botánica aplicada a la Medicina y a la Industria en las cuales se trata especialmente de las Plantas del Perú, 2 tomos (Lima: Mariano Burga, 1857). 40. Antonio Raimondi, El Perú (Lima: Imp. del Estado, 1874-1913) 6 vols. Los volúmenes del 4 al 6 fueron publicados póstumamente por Carlos I. Lisson y la Sociedad Geográfica de Lima. 41. El Museo está ubicado en Av. Arequipa 1055, Lima 1. Sus fondos están descritos en: Inventario del Museo Antonio Raimondi (Lima: Asociación Educacional Antonio Raimondi, 1990).

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-28 16:09:33.

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do en 15 Códigos que van desde la letra "A" hasta la "O." Este grupo es el que contiene el mayor número de documentos y por lo tanto es el de mayor importancia. En este grupo destacan 65 bellas acuarelas de plantas (Código 1-A); 12 cuadernos manuscritos (Código B); 119 dibujos generalmente de botánica (Código C); 8 Diplomas (Código D); cartas remitidas por Raimondi (Código E); 15 fotografías de Raimondi y su familia (Códigos F y G); 23 fotostáticas (Código H); libros y publicaciones escritos por Raimondi (Código J); mapas elaborados por Raimondi (Código L); obras manuscritas de Raimondi (M); y 5 planos (Código N). Los cuadernos manuscritos del grupo anteriormente descrito incluyen relaciones de cuentas y gastos, borradores de cartas, apuntes aparentemente utilizados para la enseñanza de química y apuntes de viajes cuyas fechas extremas son 1843 y 1890. Entre ellos se encuentra el cuaderno número 12 titulado "Informe de análisis de guano de la Provincia de Tarapacá dirigido al vicepresidente de la Junta Central de Ingenieros, 23 de marzo de 1874" que contiene cuadros de composición de valor del guano. La sección de Diplomas sugiere el contacto de Raimondi con autoridades políticas y científicas extranjeras ya que incluyen distinciones del Rey Víctor Manuel II de Italia, y de las sociedades geográficas de Londres y de París. La correspondencia remitida por Raimondi conserva 42 cartas fechadas entre 1864 y 1890 (gran parte de ellas han sido publicadas en su Epistolario, véase cita 38.) En las cartas publicadas aparecen datos valiosos sobre sus actividades como naturalista que incluyen la programación de sus viajes, métodos para diseccionar animales, peritajes en solicitudes de patentes, opiniones en problemas limítrofes con países vecinos, y las negociaciones con el Estado para asegurar la continuidad de su labor. Asimismo, y en menor medida, pueden hallarse comentarios sobre hechos sociales importantes como la epidemia de fiebre amarilla que atacó Lima y la costa peruana en 1868. Los destinatarios de estas cartas incluyen a Miguel F. Colunga, al presidente Manuel Pardo, que dispuso la publicación de parte de la obra de Raimondi, y al literato y director de la Biblioteca Nacional Ricardo Palma. Asimismo, se conservan cartas dirigidas a la Sociedad Geográfica de Lima, la Sociedad de Agricultura y Minería, y a diversos prefectos. Una de las fotostáticas de mayor interés es la titulada "Dos juegos de una lista de farmacopea Callaguaya, Clasificación de las Plantas Medicinales usadas por los indios curanderos Aymaras". Los Callaguayas fueron ―y aún son― connotados curanderos itinerantes bolivianos que en base a hierbas

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

Guía para la historia de la ciencia

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y otras técnicas de la medicina tradicional se crearon un prestigio en todos los Andes del sur. Los valiosos mapas del Grupo "Obras de Raimondi", incluyen varios Juegos del Mapa del Perú impresos en París en la escala 1:500,000. 42 Este Mapa consta de 37 pliegos divididos en 32 fojas. En ellos aparecen ilustrados detalles de los Departamentos de Piura, Loreto, Libertad, Cajamarca, Ancash, Junín, Amazonas, Lima, Ayacucho, Huancavelica, Cuzco, Arequipa, Moquegua, Tacna, Puno y la entonces provincia peruana de Arica. Asimismo, fuera de este conjunto existen 5 mapas denominados varios que incluyen los de las provincias de Carabaya y Sandia, un mapa manuscrito que indica los antiguos caminos recorridos y lugares descubiertos por los españoles hasta el año de 1553 ―aparentemente inspirado de la Crónica del Perú de Pedro Cieza de León―, y un mapa indicando la geología del importante asiento minero de Morococha. Otra sección interesante es la de Planos que incluye dos planos topográficos de las ciudades de Huancavelica y Tarapoto, ambos fechados en 1882. El segundo grupo de los fondos del Museo se titula "Bienes" y puede ser de interés para el biógrafo interesado en los objetos personales del Raimondi. La tercera sección, titulada "Objetos que Antonio Raimondi coleccionó en su recorrido por el Perú," contiene muestras de minerales, fósiles, y 10 piezas clasificadas del herbario. Finalmente, el cuarto grupo de los fondos del Museo se titula "Obras de autores relacionadas con Antonio Raimondi." De este grupo la sección de mayor interés son las 469 cartas dirigidas a Raimondi (el inventario está ordenado según remitente y se denomina "Epistolario" y su referencia es el Código G). Parte de esta correspondencia está escrita en italiano y en francés. Algunos de los corresponsales más frecuentes fueron: Miguel Colunga (10 cartas); Adela Loli, su esposa (37); Florencia Loli viuda de Arnao (54); el ingeniero Ernesto Malinowski (14); el historiador británico Clements R. Markham (3); Manuel Pardo (12); el geógrafo Mariano Felipe Paz Soldán (5); Luigi Pigorini, (94); el viajero francés Charles Wiener (5); y el naturalista chileno Rudolf A Philippi (3). Otra sección del Grupo "Obras de autores relacionados con Raimondi", es la de documentos ''varios'' que ilustran los problemas de Raimondi y su familia por asegurarse el apoyo del Estado Peruano. Estos documentos incluyen: los trámites seguidos por la viuda de Raimondi con la finali42. Antonio Raimondi, Mapa del Perú (Paris: Erhard Fres, 1883- 1900).

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do en 15 Códigos que van desde la letra "A" hasta la "O." Este grupo es el que contiene el mayor número de documentos y por lo tanto es el de mayor importancia. En este grupo destacan 65 bellas acuarelas de plantas (Código 1-A); 12 cuadernos manuscritos (Código B); 119 dibujos generalmente de botánica (Código C); 8 Diplomas (Código D); cartas remitidas por Raimondi (Código E); 15 fotografías de Raimondi y su familia (Códigos F y G); 23 fotostáticas (Código H); libros y publicaciones escritos por Raimondi (Código J); mapas elaborados por Raimondi (Código L); obras manuscritas de Raimondi (M); y 5 planos (Código N). Los cuadernos manuscritos del grupo anteriormente descrito incluyen relaciones de cuentas y gastos, borradores de cartas, apuntes aparentemente utilizados para la enseñanza de química y apuntes de viajes cuyas fechas extremas son 1843 y 1890. Entre ellos se encuentra el cuaderno número 12 titulado "Informe de análisis de guano de la Provincia de Tarapacá dirigido al vicepresidente de la Junta Central de Ingenieros, 23 de marzo de 1874" que contiene cuadros de composición de valor del guano. La sección de Diplomas sugiere el contacto de Raimondi con autoridades políticas y científicas extranjeras ya que incluyen distinciones del Rey Víctor Manuel II de Italia, y de las sociedades geográficas de Londres y de París. La correspondencia remitida por Raimondi conserva 42 cartas fechadas entre 1864 y 1890 (gran parte de ellas han sido publicadas en su Epistolario, véase cita 38.) En las cartas publicadas aparecen datos valiosos sobre sus actividades como naturalista que incluyen la programación de sus viajes, métodos para diseccionar animales, peritajes en solicitudes de patentes, opiniones en problemas limítrofes con países vecinos, y las negociaciones con el Estado para asegurar la continuidad de su labor. Asimismo, y en menor medida, pueden hallarse comentarios sobre hechos sociales importantes como la epidemia de fiebre amarilla que atacó Lima y la costa peruana en 1868. Los destinatarios de estas cartas incluyen a Miguel F. Colunga, al presidente Manuel Pardo, que dispuso la publicación de parte de la obra de Raimondi, y al literato y director de la Biblioteca Nacional Ricardo Palma. Asimismo, se conservan cartas dirigidas a la Sociedad Geográfica de Lima, la Sociedad de Agricultura y Minería, y a diversos prefectos. Una de las fotostáticas de mayor interés es la titulada "Dos juegos de una lista de farmacopea Callaguaya, Clasificación de las Plantas Medicinales usadas por los indios curanderos Aymaras". Los Callaguayas fueron ―y aún son― connotados curanderos itinerantes bolivianos que en base a hierbas

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y otras técnicas de la medicina tradicional se crearon un prestigio en todos los Andes del sur. Los valiosos mapas del Grupo "Obras de Raimondi", incluyen varios Juegos del Mapa del Perú impresos en París en la escala 1:500,000. 42 Este Mapa consta de 37 pliegos divididos en 32 fojas. En ellos aparecen ilustrados detalles de los Departamentos de Piura, Loreto, Libertad, Cajamarca, Ancash, Junín, Amazonas, Lima, Ayacucho, Huancavelica, Cuzco, Arequipa, Moquegua, Tacna, Puno y la entonces provincia peruana de Arica. Asimismo, fuera de este conjunto existen 5 mapas denominados varios que incluyen los de las provincias de Carabaya y Sandia, un mapa manuscrito que indica los antiguos caminos recorridos y lugares descubiertos por los españoles hasta el año de 1553 ―aparentemente inspirado de la Crónica del Perú de Pedro Cieza de León―, y un mapa indicando la geología del importante asiento minero de Morococha. Otra sección interesante es la de Planos que incluye dos planos topográficos de las ciudades de Huancavelica y Tarapoto, ambos fechados en 1882. El segundo grupo de los fondos del Museo se titula "Bienes" y puede ser de interés para el biógrafo interesado en los objetos personales del Raimondi. La tercera sección, titulada "Objetos que Antonio Raimondi coleccionó en su recorrido por el Perú," contiene muestras de minerales, fósiles, y 10 piezas clasificadas del herbario. Finalmente, el cuarto grupo de los fondos del Museo se titula "Obras de autores relacionadas con Antonio Raimondi." De este grupo la sección de mayor interés son las 469 cartas dirigidas a Raimondi (el inventario está ordenado según remitente y se denomina "Epistolario" y su referencia es el Código G). Parte de esta correspondencia está escrita en italiano y en francés. Algunos de los corresponsales más frecuentes fueron: Miguel Colunga (10 cartas); Adela Loli, su esposa (37); Florencia Loli viuda de Arnao (54); el ingeniero Ernesto Malinowski (14); el historiador británico Clements R. Markham (3); Manuel Pardo (12); el geógrafo Mariano Felipe Paz Soldán (5); Luigi Pigorini, (94); el viajero francés Charles Wiener (5); y el naturalista chileno Rudolf A Philippi (3). Otra sección del Grupo "Obras de autores relacionados con Raimondi", es la de documentos ''varios'' que ilustran los problemas de Raimondi y su familia por asegurarse el apoyo del Estado Peruano. Estos documentos incluyen: los trámites seguidos por la viuda de Raimondi con la finali42. Antonio Raimondi, Mapa del Perú (Paris: Erhard Fres, 1883- 1900).

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dad que el Estado peruano honrase la deuda por la compra de la biblioteca de su marido; los reclamos de pagos prometidos por la Sociedad Geográfica de Lima; un catálogo de la biblioteca de Raimondi; un inventario de objetos etnológicos y arqueológicos de Raimondi; y el contrato entre Raimondi y un jornalero chino para que este último trabajase como su sirviente en el Perú.

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5.

ARCHIVO HISTÓRICO DE LA MARINA

Un archivo muy importante y poco utilizado por los historiadores en general es el Archivo Histórico de la Marina." Para el caso de la historia de la ciencia los materiales de este archivo documentan la intervención naval durante el período republicano en las exploraciones y estudios realizados en el litoral Pacífico, el Lago Titicaca y el Amazonas; y en la educación científica. Este repositorio está organizado por series y la mayoría de los documentos aparecen en una guía impresa que consigna las dependencias o localidades donde se originó el documento, la fecha en que se produjo, y la referencia que permitirá ubicarlo (Esta guía está disponible en la sala de consulta). Para un cuadro general de los fondos en que estos documentos se insertan, véase el Anexo IV. Dentro de la Serie "Centros de Instrucción y Perfeccionamiento" del Archivo de la Marina existe una subserie llamada "Escuela Naval" que posee información sobre la educación naval que se impartió en las diversas instituciones dedicadas a formar marinos desde los inicios de la República como: la Escuela Central de Marina (1826-1829); Colegio Militar (1830 a 1876); Colegio Naval Militar (1858-1864); Instituto Militar (18511855); y la Escuela Naval Preparatoria (1870 a 1960). Esta documentación es particularmente útil para conocer el funcionamiento de las instituciones, los profesores (que muchas veces eran destacados geógrafos o científicos), la relación de libros y aparatos que se utilizaban en la enseñanza, y los cursos que se dictaban (en 1870, por ejemplo, incluían matemáticas, mecánica, física, química y dibujo natural y lineal).

43. El archivo se encuentra ubicado en Av. San Felipe, cuadra 24, en el Cuartel General de la Comandancia General de la Marina. Véase Jorge Ortiz Sotelo, Alicia Castañeda Martos, y Elea Chavez Mejía, Guía del Archivo Histórico de Marina (Lima: Dirección de Intereses Marítimos, Fondo de Publicaciones, 1993). Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

Guía para la historia de la ciencia

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Dentro de la misma serie existe la subserie "Escuela Náutica de Paita". Esta institución fue creada en 1840 para la formación de pilotos y tuvo una existencia irregular. Asimismo en este Archivo existe una serie independiente llamada "Escuadra Española" que conserva varios documentos de la pequeña escuadra que partió de España con los miembros de la Comisión Científica del Pacífico y que en 1863 llegaron al Perú realizando algunos estudios naturalistas y antropológicos al interior del país.44 La Serie "Hidrográfica" contiene la subserie "Comisión Hidrográfica". Algunos documentos de esta interesante subserie se denominan "Comisión Hidrográfica del Amazonas" y están fechados entre 1867 y 1913. Estos materiales tienen relación con: la exploración en la región Amazónica; el inventario de sus libros e instrumentos científicos; distancias, variaciones o posiciones de los ríos y los puertos de la selva peruana; informes de las enfermedades de la región; los problemas económicos que enfrentó la Comisión; la inspección de construcción de fortalezas en la selva; y las observaciones meteorológicas. Entre estos documentos destacan algunos del almirante norteamericano John R. Tucker quien a mediados de la década de 1860 presidió la Comisión Hidrográfica y realizó varios estudios hidrográficos en el Amazonas.45 La serie "Comisiones" incluye la subserie "Comisión Exploradora del Guano" que contiene algunos documentos fechados entre 1864 y 1876. Estos documentos contienen datos sobre los instrumentos y equipos utilizados y sobre los trabajos de la comisión científica creada para efectuar la medición de las reservas del fertilizante que fue tan importante en la vida económica del Perú del siglo pasado. La serie "Marina en la Amazonía" conserva una frondosa documentación sobre las exploraciones llevadas a cabo en los ríos tributarios del Amazonas por el personal de la Marina desde mediados del siglo pasado. Esta serie contiene una subserie denominada "Exploraciones y Expediciones" que conserva varios documentos cuyas fechas extremas son 1825 y 1876. Entre ellos destacan dos interesan44. Véase Robert Ryal Miller, Por la Ciencia y la Gloria Nacional. La Expedición Científica Española a América (1862-1866) (Barcelona: Ed. Serbal, 1983), y Miguel Angel Puig Samper, Crónica de una Expedición Romántica al Nuevo Mundo: la Comisión Científica del Pacifico (1862-1866) (Madrid: CSIC, 1988). 45. Algunos documentos relacionados con Tucker son reproducidos en Carlos Larrabure y Correa, Colección de leyes, decretos y resoluciones y otros documentos oficiales referentes al Departamento de Loreto, vol. II, (Lima: Imp. la Opinión Nacional, 1905). Sobre Tucker, David P. Werlich, Admiral of the Amazon: John Randolph Tucker, his confederate colleagues and Peru (Charlottesville: Univ. Press of Virginia, 1990).

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dad que el Estado peruano honrase la deuda por la compra de la biblioteca de su marido; los reclamos de pagos prometidos por la Sociedad Geográfica de Lima; un catálogo de la biblioteca de Raimondi; un inventario de objetos etnológicos y arqueológicos de Raimondi; y el contrato entre Raimondi y un jornalero chino para que este último trabajase como su sirviente en el Perú. ARCHIVO HISTÓRICO DE LA MARINA

Un archivo muy importante y poco utilizado por los historiadores en general es el Archivo Histórico de la Marina." Para el caso de la historia de la ciencia los materiales de este archivo documentan la intervención naval durante el período republicano en las exploraciones y estudios realizados en el litoral Pacífico, el Lago Titicaca y el Amazonas; y en la educación científica. Este repositorio está organizado por series y la mayoría de los documentos aparecen en una guía impresa que consigna las dependencias o localidades donde se originó el documento, la fecha en que se produjo, y la referencia que permitirá ubicarlo (Esta guía está disponible en la sala de consulta). Para un cuadro general de los fondos en que estos documentos se insertan, véase el Anexo IV. Dentro de la Serie "Centros de Instrucción y Perfeccionamiento" del Archivo de la Marina existe una subserie llamada "Escuela Naval" que posee información sobre la educación naval que se impartió en las diversas instituciones dedicadas a formar marinos desde los inicios de la República como: la Escuela Central de Marina (1826-1829); Colegio Militar (1830 a 1876); Colegio Naval Militar (1858-1864); Instituto Militar (18511855); y la Escuela Naval Preparatoria (1870 a 1960). Esta documentación es particularmente útil para conocer el funcionamiento de las instituciones, los profesores (que muchas veces eran destacados geógrafos o científicos), la relación de libros y aparatos que se utilizaban en la enseñanza, y los cursos que se dictaban (en 1870, por ejemplo, incluían matemáticas, mecánica, física, química y dibujo natural y lineal).

43. El archivo se encuentra ubicado en Av. San Felipe, cuadra 24, en el Cuartel General de la Comandancia General de la Marina. Véase Jorge Ortiz Sotelo, Alicia Castañeda Martos, y Elea Chavez Mejía, Guía del Archivo Histórico de Marina (Lima: Dirección de Intereses Marítimos, Fondo de Publicaciones, 1993).

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Dentro de la misma serie existe la subserie "Escuela Náutica de Paita". Esta institución fue creada en 1840 para la formación de pilotos y tuvo una existencia irregular. Asimismo en este Archivo existe una serie independiente llamada "Escuadra Española" que conserva varios documentos de la pequeña escuadra que partió de España con los miembros de la Comisión Científica del Pacífico y que en 1863 llegaron al Perú realizando algunos estudios naturalistas y antropológicos al interior del país.44 La Serie "Hidrográfica" contiene la subserie "Comisión Hidrográfica". Algunos documentos de esta interesante subserie se denominan "Comisión Hidrográfica del Amazonas" y están fechados entre 1867 y 1913. Estos materiales tienen relación con: la exploración en la región Amazónica; el inventario de sus libros e instrumentos científicos; distancias, variaciones o posiciones de los ríos y los puertos de la selva peruana; informes de las enfermedades de la región; los problemas económicos que enfrentó la Comisión; la inspección de construcción de fortalezas en la selva; y las observaciones meteorológicas. Entre estos documentos destacan algunos del almirante norteamericano John R. Tucker quien a mediados de la década de 1860 presidió la Comisión Hidrográfica y realizó varios estudios hidrográficos en el Amazonas.45 La serie "Comisiones" incluye la subserie "Comisión Exploradora del Guano" que contiene algunos documentos fechados entre 1864 y 1876. Estos documentos contienen datos sobre los instrumentos y equipos utilizados y sobre los trabajos de la comisión científica creada para efectuar la medición de las reservas del fertilizante que fue tan importante en la vida económica del Perú del siglo pasado. La serie "Marina en la Amazonía" conserva una frondosa documentación sobre las exploraciones llevadas a cabo en los ríos tributarios del Amazonas por el personal de la Marina desde mediados del siglo pasado. Esta serie contiene una subserie denominada "Exploraciones y Expediciones" que conserva varios documentos cuyas fechas extremas son 1825 y 1876. Entre ellos destacan dos interesan44. Véase Robert Ryal Miller, Por la Ciencia y la Gloria Nacional. La Expedición Científica Española a América (1862-1866) (Barcelona: Ed. Serbal, 1983), y Miguel Angel Puig Samper, Crónica de una Expedición Romántica al Nuevo Mundo: la Comisión Científica del Pacifico (1862-1866) (Madrid: CSIC, 1988). 45. Algunos documentos relacionados con Tucker son reproducidos en Carlos Larrabure y Correa, Colección de leyes, decretos y resoluciones y otros documentos oficiales referentes al Departamento de Loreto, vol. II, (Lima: Imp. la Opinión Nacional, 1905). Sobre Tucker, David P. Werlich, Admiral of the Amazon: John Randolph Tucker, his confederate colleagues and Peru (Charlottesville: Univ. Press of Virginia, 1990).

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

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tes documentos fechados en 1846 relacionados con la expedición dirigida por el naturalista de origen francés Francisco de Castelnau. Esta expedíción que viajó desde los Andes hasta el Amazonas, fue asistida en el Perú por el régimen de Ramón Castilla y acompañada por un peruano, el capitán de fragata Francisco Carrasco.46 Asimismo, en la misma subserie de "Exploraciones y Expediciones" se encuentran algunos materiales relacionados con las exploraciones de cauchero Benito Arana. También en la serie de "Marina en la Amazonia" otras subseries incluyen documentación sobre exploraciones en la cuenca Amazónica. En la serie "Marina en el Titicaca" existe interesante información sobre las exploraciones realizadas en este lago del Altiplano peruanoboliviano. Otro valioso conjunto documental del Archivo de la Marina son los fondos cartográficos. Ellos incluyen un número importante de mapas, planos y cartas náuticas de las costas del Perú, Ecuador, Chile, y Argentina y de los ríos de la Amazonía. Algunos de estos materiales se remontan a la época colonial como el original de un derrotero de América atribuido a un marino británico, fechado hacia 1703, y que abarca las costas entre California y el Río de la Plata.47 Una sección final denominada "Material en copia" consiste en los documentos obtenidos en el Archivo del Museo Naval de Madrid, el Archivo de Indias de Sevilla y otros repositorios de España y del mundo. Entre ellos se encuentran 33 documentos fotocopiados de la Expedición Malaspina fechados entre 1768 y 1807. Esta expedición, dirigida por el navegante italiano Alejandro Malaspina, recorrió el Perú y otras posesiones españolas con varios objetivos entre los que se encontraba el de trazar la carta hidrográfica del Pacífico, señalando las rutas más fáciles para la navegación.

46. Estos documentos se titulan: "Relación y presupuesto de instrumentos científicos que Francisco Carrasco necesitará en su expedición al Ucayali, con el Conde Castelnau", y "Gestiones para contratar marineros para incorporarlos a la fuerza que debe escoltar al Conde Castelnau, en la expedición a los desiertos y riberas del Ucayali" y se encuentran en: Archivo Histórico de la Marina, Serie Marina en la Amazonia, Subserie: Exploraciones y Expediciones, fecha 1846. Referencia: Comandancia General del Mar y Caja respectivamente. El documento titulado "Viaje por los ríos Urubamba y Ucayali ejecutado y de orden del gobierno del Perú por el capitán de fragata Francisco Carrasco, 1846" está publicado en Larrabure, Colección de Leyes, pp. 149-176. 47. Este material ha sido publicado Un Derrotero Inglés de las Costas de América (17031704), Edición Jorge Ortiz Sotelo, (Lima: Dirección General de Intereses Marítimos, 1988).

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

Guía para la historia de la ciencia

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El Archivo Histórico de la Marina ofrece la posibilidad de estudiar la carrera y otros datos biográficos de médicos, científicos y farmacéuticos ligados a la vida castrense republicana. En la sala de consulta existen dos catálogos titulados "Listados de expedientes personales", y "Fojas de servicio de oficiales de Marina", que incluyen nombres como los del ingeniero y explorador John Nystrom, del matemático Eduardo Carrasco, del presidente de la Sociedad Geográfica de Lima Melitón Carvajal, y del geógrafo Germán Stiglich. Asimismo, en esta sección se conservan las libretas de notas del alférez de fragata Oscar Mavila durante sus exploraciones amazónicas a principios del presente siglo. Finalmente, una serie del Archivo de la Marina no reseñada en este trabajo pero de interés para la historia de la medicina es la de Sanidad Naval que contiene informes sobre epidemias, medicina y farmacia en los puertos y a bordo de los barcos desde inicios de la república. 6.

OTROS ARCHIVOS

Además de los archivos mencionados existen otros repositorios importantes en Lima pero que son de menor interés en general para la historia de la ciencia en parte por la menor densidad de documentos, por el precario estado en que se encuentran o porque actualmente no existen las condiciones que faciliten el trabajo del investigador. Un caso lamentable es el del Archivo de Límites del Ministerio de Relaciones Exteriores que tiene un pequeño pero valioso conjunto documental sobre exploraciones geográficas y mapas para el período colonial y republicano. Entre algunos de los materiales de este Archivo están los relacionados a las actividades de la Junta de Vías Fluviales que fue muy activa en la exploración de la selva peruana a comienzos del siglo XX. Desafortunadamente, los actuales encargados del Archivo de Límites hacen muy difícil el trabajo de los historiadores y el acceso a los documentos. Un caso de un repositorio valiosísimo pero en estado de relativo abandono es el Archivo Tello que se encuentra ubicado en el mismo local del Archivo Histórico de la Universidad de San Marcos. Este repositorio contiene los documentos del notable arqueólogo peruano Julio C. Tello (1880-1947), quien efectuó importantes investigaciones en diversas regiones del país extendiendo en el tiempo la antigüedad y difusión de la cultura Chavin. Al morir, Tello donó sus libros y documentos a la Universidad de San Marcos. Una antigua organización clasificó los documentos en 315

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tes documentos fechados en 1846 relacionados con la expedición dirigida por el naturalista de origen francés Francisco de Castelnau. Esta expedíción que viajó desde los Andes hasta el Amazonas, fue asistida en el Perú por el régimen de Ramón Castilla y acompañada por un peruano, el capitán de fragata Francisco Carrasco.46 Asimismo, en la misma subserie de "Exploraciones y Expediciones" se encuentran algunos materiales relacionados con las exploraciones de cauchero Benito Arana. También en la serie de "Marina en la Amazonia" otras subseries incluyen documentación sobre exploraciones en la cuenca Amazónica. En la serie "Marina en el Titicaca" existe interesante información sobre las exploraciones realizadas en este lago del Altiplano peruanoboliviano. Otro valioso conjunto documental del Archivo de la Marina son los fondos cartográficos. Ellos incluyen un número importante de mapas, planos y cartas náuticas de las costas del Perú, Ecuador, Chile, y Argentina y de los ríos de la Amazonía. Algunos de estos materiales se remontan a la época colonial como el original de un derrotero de América atribuido a un marino británico, fechado hacia 1703, y que abarca las costas entre California y el Río de la Plata.47 Una sección final denominada "Material en copia" consiste en los documentos obtenidos en el Archivo del Museo Naval de Madrid, el Archivo de Indias de Sevilla y otros repositorios de España y del mundo. Entre ellos se encuentran 33 documentos fotocopiados de la Expedición Malaspina fechados entre 1768 y 1807. Esta expedición, dirigida por el navegante italiano Alejandro Malaspina, recorrió el Perú y otras posesiones españolas con varios objetivos entre los que se encontraba el de trazar la carta hidrográfica del Pacífico, señalando las rutas más fáciles para la navegación.

46. Estos documentos se titulan: "Relación y presupuesto de instrumentos científicos que Francisco Carrasco necesitará en su expedición al Ucayali, con el Conde Castelnau", y "Gestiones para contratar marineros para incorporarlos a la fuerza que debe escoltar al Conde Castelnau, en la expedición a los desiertos y riberas del Ucayali" y se encuentran en: Archivo Histórico de la Marina, Serie Marina en la Amazonia, Subserie: Exploraciones y Expediciones, fecha 1846. Referencia: Comandancia General del Mar y Caja respectivamente. El documento titulado "Viaje por los ríos Urubamba y Ucayali ejecutado y de orden del gobierno del Perú por el capitán de fragata Francisco Carrasco, 1846" está publicado en Larrabure, Colección de Leyes, pp. 149-176. 47. Este material ha sido publicado Un Derrotero Inglés de las Costas de América (17031704), Edición Jorge Ortiz Sotelo, (Lima: Dirección General de Intereses Marítimos, 1988).

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El Archivo Histórico de la Marina ofrece la posibilidad de estudiar la carrera y otros datos biográficos de médicos, científicos y farmacéuticos ligados a la vida castrense republicana. En la sala de consulta existen dos catálogos titulados "Listados de expedientes personales", y "Fojas de servicio de oficiales de Marina", que incluyen nombres como los del ingeniero y explorador John Nystrom, del matemático Eduardo Carrasco, del presidente de la Sociedad Geográfica de Lima Melitón Carvajal, y del geógrafo Germán Stiglich. Asimismo, en esta sección se conservan las libretas de notas del alférez de fragata Oscar Mavila durante sus exploraciones amazónicas a principios del presente siglo. Finalmente, una serie del Archivo de la Marina no reseñada en este trabajo pero de interés para la historia de la medicina es la de Sanidad Naval que contiene informes sobre epidemias, medicina y farmacia en los puertos y a bordo de los barcos desde inicios de la república. 6.

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OTROS ARCHIVOS

Además de los archivos mencionados existen otros repositorios importantes en Lima pero que son de menor interés en general para la historia de la ciencia en parte por la menor densidad de documentos, por el precario estado en que se encuentran o porque actualmente no existen las condiciones que faciliten el trabajo del investigador. Un caso lamentable es el del Archivo de Límites del Ministerio de Relaciones Exteriores que tiene un pequeño pero valioso conjunto documental sobre exploraciones geográficas y mapas para el período colonial y republicano. Entre algunos de los materiales de este Archivo están los relacionados a las actividades de la Junta de Vías Fluviales que fue muy activa en la exploración de la selva peruana a comienzos del siglo XX. Desafortunadamente, los actuales encargados del Archivo de Límites hacen muy difícil el trabajo de los historiadores y el acceso a los documentos. Un caso de un repositorio valiosísimo pero en estado de relativo abandono es el Archivo Tello que se encuentra ubicado en el mismo local del Archivo Histórico de la Universidad de San Marcos. Este repositorio contiene los documentos del notable arqueólogo peruano Julio C. Tello (1880-1947), quien efectuó importantes investigaciones en diversas regiones del país extendiendo en el tiempo la antigüedad y difusión de la cultura Chavin. Al morir, Tello donó sus libros y documentos a la Universidad de San Marcos. Una antigua organización clasificó los documentos en 315

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

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paquetes divididos en 35 rubros.48 El contenido de los paquetes varía y consiste generalmente en libretas de campo, borradores y manuscritos de publicaciones, fotografías, ilustraciones, planos y mapas. Estos rubros generalmente representan las diferentes expediciones arqueológicas que realizara Tello desde 1919 hasta comienzos de la década del cuarenta. De especial interés es el rubro que contiene 4 paquetes de correspondencia. En contraste, un archivo organizado, en buen estado y amigable para el historiador es el Archivo de Documentos Históricos del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú.49 Aunque la documentación relacionada con la historia de la ciencia de este repositorio no es abundante, es de valor para aquellos interesados en el período colonial tardío y los inicios de la república. Una revisión de los fondos documentales permitió localizar 17 manuscritos relacionados con miembros de la expedición botánica de Ruiz y Pavón (José Tafalla, Juan Agustín Manzanilla y Xavier Cortes),50 deudas del erario virreinal con Hipólito Unanue y correspondencia oficial de éste con los agentes del Perú en Europa, 51 actividades de Mariano Rivero de Ustariz, y el interés por la quina de las autoridades republicanas.52 Asimismo, en este archivo existen unas cuantas tesis y exámenes de medicina y matemáticas ―algunas escritas en latín― presentados a la Universidad de San Marcos y al Colegio de San Fernando. 53 48. Para una descripción de los fondos, véase Carlos Daniel Valcárcel, El Archivo Tello (Lima: Tip, Peruana, 1966). 49. Está ubicado en la Plaza Bolívar, en Pueblo libre. Hasta hace poco el Museo era conocido como Nacional de Historia. 50. Estos documentos son: C6digo 002084, "Pago hecho a Juan José Tafalla de 1513 pesos 7 reales de su sueldo y de la expedición botánica hasta fines de Octubre con motivo de marchar para lima a continuar sus funciones. Guayaquil, 1816", 1 f; Código 001876, "Certificado de trabajo del botánico Juan Agustín Manzanilla de la Real Expcdici6n Botánica. Lima, 1816", 1 f.; Código 001860 "Certificado de cumplimiento de trabajo expedido al dibujante de la Real Expedición Botánica Xavier Cortes. Lima, 1816", 1 f. 51. Los documentos de Unanue están numerados con los c6digos 002320, 002324, 002323, 002322, 002321, 002415, 001971, 000390, 002138 y comprenden los años entre 1819 y 1826. 52. C6digo 001261, "Circular impresa de José Serna dando indicaciones sobre la manera de recolectar muestras de plantas animales y minerales para el Museo Nacional dirigido por el Señor Mariano Rivero, Lima, 1826", 1 f; Código 001969 "El Prefecto del Departamento de Puno pidiendo que por orden del libertador le provea de armas de fuego y otras facilidades al médico señor Guillermo Bennett quien se dirige a las montañas a conseguir cascarilla, Lima, 1826", 2 ff. 53. Algunos ejemplos son Examen de Anatomía fisiológica e historia natural que presentan en la Universidad de San Marcos los alumnos del Colegio de San Fernando (Lima: Imp. de los Huérfanos, 1814); y Examen de anatomía, fisiología e historia de los animales que presentan en la

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

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Un repositorio importante para comienzos del siglo XIX, aunque de importancia secundaria para la historia de la ciencia, es el Archivo Histórico-Militar del Perú. Entre sus fondos se cuentan la correspondencia básicamente administrativa y económica enviada por, y, a Hipólito Unanue, cuando este fue Ministro de Hacienda de la naciente Republica peruana.54 Juan B. Lastres incluyó como "Apéndices" en su obra La Cultura peruana, 123 documentos, generalmente referentes a medicinas utilizadas por los cirujanos y los hospitales militares, que fueron ―en su mayor parte― copiados del Archivo Histórico Militar.55 El Archivo Histórico del Instituto Riva Agüero de la Universidad Católica tiene una valiosa biblioteca abierta al público y conserva tres fondos que son de interés para el historiador de la ciencia. El primero es la Colección Maldonado que consta de 388 valiosos documentos que versan principalmente sobre boticas y hospitales de los períodos colonial y republicano temprano.56 Entre estos documentos se encuentra un inventario de la botica del Colegio de San Pablo de Lima a su entrega a la Real Congregación del Oratorio de San Felipe Neri en 1770. Este documento por los aparatos que menciona y la naturaleza de algunas drogas sugiere que quienes manejaban esta botica tenían conocimientos de la química de la época y que los españoles incorporaron a su terapéutica muchas de las hierbas medicinales indígenas.57 En segundo lugar, el Archivo del Instituto Riva Agüero conserva la colección de manuscritos, inéditos, correspondencia y otros papeles del arUniversidad de San Marcos de Lima D. José Francisco Alvarado alumno del Colegio de la Independencia (Lima: Imp. de Rio, 1823).

54. Se encuentran en los legajos número 10 al 13 que corresponden al año de 1821; en el legajo número 36 que corresponde al año de 1822, y en el legajo número 19 que corresponde al año 1823. Véase, Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú, Catálogo del Archivo Histórico-Militar del Perú: Documentos originales procedentes del Archivo General del Ministerio de Guerra y otras dependencias correspondientes a los años 1821, 1822, 1823 (Lima: Imp. del

Ministerio de Guerra, 1962), pp. 111, 259 y 349. 55. Juan B. Lastres, La cultura peruana y la obra de los médicos en la emancipación (Lima: Ed. San Marcos, 1954), pp. 424-478. 56. Véase Ada E. Arrieta y Cesar Gutiérrez Muñoz, "Indice Analítico de la Colección Maldonado", en Cuadernos del Seminario de Historia, Instituto Riva Agüero 11 (1973-1975): 22-90. 57. El documento fue reproducido en Hermilio Valdizán y Angel Maldonado, La Medicina Popular Peruana (Documentos ilustrativos) (Lima: Imp. Torres Aguirre, 1922), pp. 5105. En la misma obra se reproducen recetarios médicos del siglo XVIII y "Viaje al partido de Larecaja por el doctor don José María Boso el 2 de setiembre de 1821, en que se han descripto varias plantas particulares botánicamente", Ibid., 321-388.

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paquetes divididos en 35 rubros.48 El contenido de los paquetes varía y consiste generalmente en libretas de campo, borradores y manuscritos de publicaciones, fotografías, ilustraciones, planos y mapas. Estos rubros generalmente representan las diferentes expediciones arqueológicas que realizara Tello desde 1919 hasta comienzos de la década del cuarenta. De especial interés es el rubro que contiene 4 paquetes de correspondencia. En contraste, un archivo organizado, en buen estado y amigable para el historiador es el Archivo de Documentos Históricos del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú.49 Aunque la documentación relacionada con la historia de la ciencia de este repositorio no es abundante, es de valor para aquellos interesados en el período colonial tardío y los inicios de la república. Una revisión de los fondos documentales permitió localizar 17 manuscritos relacionados con miembros de la expedición botánica de Ruiz y Pavón (José Tafalla, Juan Agustín Manzanilla y Xavier Cortes),50 deudas del erario virreinal con Hipólito Unanue y correspondencia oficial de éste con los agentes del Perú en Europa, 51 actividades de Mariano Rivero de Ustariz, y el interés por la quina de las autoridades republicanas.52 Asimismo, en este archivo existen unas cuantas tesis y exámenes de medicina y matemáticas ―algunas escritas en latín― presentados a la Universidad de San Marcos y al Colegio de San Fernando. 53

Un repositorio importante para comienzos del siglo XIX, aunque de importancia secundaria para la historia de la ciencia, es el Archivo Histórico-Militar del Perú. Entre sus fondos se cuentan la correspondencia básicamente administrativa y económica enviada por, y, a Hipólito Unanue, cuando este fue Ministro de Hacienda de la naciente Republica peruana.54 Juan B. Lastres incluyó como "Apéndices" en su obra La Cultura peruana, 123 documentos, generalmente referentes a medicinas utilizadas por los cirujanos y los hospitales militares, que fueron ―en su mayor parte― copiados del Archivo Histórico Militar.55 El Archivo Histórico del Instituto Riva Agüero de la Universidad Católica tiene una valiosa biblioteca abierta al público y conserva tres fondos que son de interés para el historiador de la ciencia. El primero es la Colección Maldonado que consta de 388 valiosos documentos que versan principalmente sobre boticas y hospitales de los períodos colonial y republicano temprano.56 Entre estos documentos se encuentra un inventario de la botica del Colegio de San Pablo de Lima a su entrega a la Real Congregación del Oratorio de San Felipe Neri en 1770. Este documento por los aparatos que menciona y la naturaleza de algunas drogas sugiere que quienes manejaban esta botica tenían conocimientos de la química de la época y que los españoles incorporaron a su terapéutica muchas de las hierbas medicinales indígenas.57 En segundo lugar, el Archivo del Instituto Riva Agüero conserva la colección de manuscritos, inéditos, correspondencia y otros papeles del arCopyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

48. Para una descripción de los fondos, véase Carlos Daniel Valcárcel, El Archivo Tello (Lima: Tip, Peruana, 1966). 49. Está ubicado en la Plaza Bolívar, en Pueblo libre. Hasta hace poco el Museo era conocido como Nacional de Historia. 50. Estos documentos son: C6digo 002084, "Pago hecho a Juan José Tafalla de 1513 pesos 7 reales de su sueldo y de la expedición botánica hasta fines de Octubre con motivo de marchar para lima a continuar sus funciones. Guayaquil, 1816", 1 f; Código 001876, "Certificado de trabajo del botánico Juan Agustín Manzanilla de la Real Expcdici6n Botánica. Lima, 1816", 1 f.; Código 001860 "Certificado de cumplimiento de trabajo expedido al dibujante de la Real Expedición Botánica Xavier Cortes. Lima, 1816", 1 f. 51. Los documentos de Unanue están numerados con los c6digos 002320, 002324, 002323, 002322, 002321, 002415, 001971, 000390, 002138 y comprenden los años entre 1819 y 1826. 52. C6digo 001261, "Circular impresa de José Serna dando indicaciones sobre la manera de recolectar muestras de plantas animales y minerales para el Museo Nacional dirigido por el Señor Mariano Rivero, Lima, 1826", 1 f; Código 001969 "El Prefecto del Departamento de Puno pidiendo que por orden del libertador le provea de armas de fuego y otras facilidades al médico señor Guillermo Bennett quien se dirige a las montañas a conseguir cascarilla, Lima, 1826", 2 ff. 53. Algunos ejemplos son Examen de Anatomía fisiológica e historia natural que presentan en la Universidad de San Marcos los alumnos del Colegio de San Fernando (Lima: Imp. de los Huérfanos, 1814); y Examen de anatomía, fisiología e historia de los animales que presentan en la

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Universidad de San Marcos de Lima D. José Francisco Alvarado alumno del Colegio de la Independencia (Lima: Imp. de Rio, 1823).

54. Se encuentran en los legajos número 10 al 13 que corresponden al año de 1821; en el legajo número 36 que corresponde al año de 1822, y en el legajo número 19 que corresponde al año 1823. Véase, Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú, Catálogo del Archivo Histórico-Militar del Perú: Documentos originales procedentes del Archivo General del Ministerio de Guerra y otras dependencias correspondientes a los años 1821, 1822, 1823 (Lima: Imp. del

Ministerio de Guerra, 1962), pp. 111, 259 y 349. 55. Juan B. Lastres, La cultura peruana y la obra de los médicos en la emancipación (Lima: Ed. San Marcos, 1954), pp. 424-478. 56. Véase Ada E. Arrieta y Cesar Gutiérrez Muñoz, "Indice Analítico de la Colección Maldonado", en Cuadernos del Seminario de Historia, Instituto Riva Agüero 11 (1973-1975): 22-90. 57. El documento fue reproducido en Hermilio Valdizán y Angel Maldonado, La Medicina Popular Peruana (Documentos ilustrativos) (Lima: Imp. Torres Aguirre, 1922), pp. 5105. En la misma obra se reproducen recetarios médicos del siglo XVIII y "Viaje al partido de Larecaja por el doctor don José María Boso el 2 de setiembre de 1821, en que se han descripto varias plantas particulares botánicamente", Ibid., 321-388.

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queólogo Jorge C. Muelle (1903-1974), quien fuera director del Museo Nacional de Antropología y Arqueología entre 1956 y 1973. 58 Finalmente, este archivo cuenta con los papeles del escritor José Toribio Polo (1841-1914), autor de una historia de las epidemias en el Perú. En esta última se conserva manuscrita en diversas carpetas interesante información de varios médicos peruanos de la época colonial y republicana que fue recopilada para un diccionario biográfico que nunca se publicó. Los textos manuscritos contienen notas de Polo sobre la biografía del médico, una lista de sus publicaciones, y eventualmente, documentos originales (Existe un fichero organizado según el nombre del médico). La biblioteca de la Facultad de Medicina de San Marcos preserva documentos de extraordinario interés para la historia de la ciencia y de la medicina. En ella pueden consultarse las tesis presentadas a la Facultad desde mediados de la década de 1850. Actualmente se está preparando un índice computarizado que complementará la información del fichero que está ordenado cronológicamente y por temas. Asimismo, esta biblioteca conserva documentos sobre Unanue, Raimondi, y sobre el estudiante de medicina de fines del siglo pasado que murió estudiando la verruga peruana: Daniel A. Carrión. Estos documentos se encuentran en proceso de catalogación y no tenemos una idea clara sobre su dimensión ni sobre su contenido. En el mismo lugar se encuentran los Libros de Actas del Consejo de Facultad y otros valiosos documentos de la Facultad de Medicina. Estos materiales se remontan a mediados del siglo XIX y llegan hasta nuestros días. Otros lugares importantes de consultar para aquellos interesados en la historia de la ciencia peruana son las bibliotecas de las sociedades y academias científicas y profesionales que han tenido que ver con la investigación como por ejemplo: la Sociedad Química del Perú, la Sociedad Geográfica de Lima, la Sociedad Geológica, la Academia Nacional de Medicina, y la Sociedad de Ingenieros, que conservan por lo menos un buen número de las publicaciones editadas por sus instituciones. Por otra parte, el Museo de Historia Natural Javier Prado, creado en 1918 y que actualmente funciona como una dependencia de la Universidad de San Marcos, contiene parte del herbario de Antonio Raimondi y documentos que ilustran la historia del Museo pero que desafortunadamente esperan su clasificación. Un valioso fondo de historia oral es la serie de entrevistas a peruanos 58. Esta colección cuenta con un fichero. El Instituto conserva sin clasificar los papeles del arqueólogo Toribio Mejía Xesspe quien fuera uno de los principales discípulos de Julio C. Tello.

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destacados que realizó durante la década de 1980, la Fundación del Banco Continental para el Fomento de la Educación y la Cultura más conocida como Edubanco.59 Estas entrevistas, grabadas en video, rastrearon las carreras y la obra de científicos consagrados como el patólogo Pedro Weiss, el matemático José Tola Pasquel, el botánico Ramón Ferreira, los microbiólogos Arístides Herrer y Hugo Lumbreras, el filósofo Francisco Miro Quesada, el geólogo George Petersen, el antropólogo Luis E. Valcárcel, y el geógrafo Javier Pulgar Vidal. Asimismo, las bibliotecas de las universidades poseen valiosas publicaciones y archivos no organizados, pero que han servido para que algunos de sus profesores elaboren la historia de sus instituciones.60 Dos herramientas muy importantes son las biobibliográfías de varios científicos peruanos que han sido publicadas en diversos números del Anuario Bibliográfico de la Biblioteca Nacional y los Índices de las revistas científicas (Los Índices aparecen en el Anexo V).61 Estas dos herramientas son de gran utilidad para conocer el desarrollo de la ciencia peruana durante el siglo XX. La Universidad Peruana Cayetano Heredia conserva los libros, correspondencia, separatas, manuscritos, diplomas y otros documentos de Alberto Hurtado. Hurtado fue por muchos años profesor de fisiopatología en San Marcos, mantuvo un contacto importante con las donaciones y becas científicas que otorgaba la Fundación Rockefeller en el Perú, llegó a ser Ministro de Salud y Decano de la Facultad de Medicina en los años cuarenta, y, fue, junto con Carlos Monge Medrano, uno de los líderes en los estudios de fisiología de altura en el Perú. Los documentos de Hurtado se encuentran en el Memorial Hurtado del Instituto de Investigaciones de Altura de la Universidad y en la Oficina del Rectorado.62 En este caso 59. Edubanco se encuentra en el local central del Banco Continental, Av. República de Panamá 3055, 2° piso, San Isidro. 60. Este el caso de las universidades de Ingeniería y de Agricultura. José Ignacio López Soria, Historia de la Universidad Nacional de Ingeniería: Los años Fundacionales (Lima: Centro de Investigaciones Histórico Tecnológicas, 1981); y Ernesto Yepez, "La Escuela Nacional de Agricultura", en Sociedad Peruana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología, Estudios de Historia de la Ciencia en el Perú, vol. 1 (Lima: CONCYTEC, 1986), pp. 193-214. 61. Para una relación de los científicos que aparecen en estas biobibliografías, véase Marcos Cueto, "Bibliografía de la ciencia y la tecnología en el Perú", Apuntes 19 (1986): 147-162. 62. Una primera entrega de las obras de Hurtado es Alberto Hurtado, Medicina e Investigación, 1er vol. (Lima: Univ. Peruana Cayetano Heredia, 1993). Sobre Monge y Hurtado, véase Marcos Cueto, "Andean Biology in Peru: Scientific Styles in the Periphery", Isis 80 (1989): 640-658.

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queólogo Jorge C. Muelle (1903-1974), quien fuera director del Museo Nacional de Antropología y Arqueología entre 1956 y 1973. 58 Finalmente, este archivo cuenta con los papeles del escritor José Toribio Polo (1841-1914), autor de una historia de las epidemias en el Perú. En esta última se conserva manuscrita en diversas carpetas interesante información de varios médicos peruanos de la época colonial y republicana que fue recopilada para un diccionario biográfico que nunca se publicó. Los textos manuscritos contienen notas de Polo sobre la biografía del médico, una lista de sus publicaciones, y eventualmente, documentos originales (Existe un fichero organizado según el nombre del médico). La biblioteca de la Facultad de Medicina de San Marcos preserva documentos de extraordinario interés para la historia de la ciencia y de la medicina. En ella pueden consultarse las tesis presentadas a la Facultad desde mediados de la década de 1850. Actualmente se está preparando un índice computarizado que complementará la información del fichero que está ordenado cronológicamente y por temas. Asimismo, esta biblioteca conserva documentos sobre Unanue, Raimondi, y sobre el estudiante de medicina de fines del siglo pasado que murió estudiando la verruga peruana: Daniel A. Carrión. Estos documentos se encuentran en proceso de catalogación y no tenemos una idea clara sobre su dimensión ni sobre su contenido. En el mismo lugar se encuentran los Libros de Actas del Consejo de Facultad y otros valiosos documentos de la Facultad de Medicina. Estos materiales se remontan a mediados del siglo XIX y llegan hasta nuestros días. Otros lugares importantes de consultar para aquellos interesados en la historia de la ciencia peruana son las bibliotecas de las sociedades y academias científicas y profesionales que han tenido que ver con la investigación como por ejemplo: la Sociedad Química del Perú, la Sociedad Geográfica de Lima, la Sociedad Geológica, la Academia Nacional de Medicina, y la Sociedad de Ingenieros, que conservan por lo menos un buen número de las publicaciones editadas por sus instituciones. Por otra parte, el Museo de Historia Natural Javier Prado, creado en 1918 y que actualmente funciona como una dependencia de la Universidad de San Marcos, contiene parte del herbario de Antonio Raimondi y documentos que ilustran la historia del Museo pero que desafortunadamente esperan su clasificación. Un valioso fondo de historia oral es la serie de entrevistas a peruanos 58. Esta colección cuenta con un fichero. El Instituto conserva sin clasificar los papeles del arqueólogo Toribio Mejía Xesspe quien fuera uno de los principales discípulos de Julio C. Tello.

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destacados que realizó durante la década de 1980, la Fundación del Banco Continental para el Fomento de la Educación y la Cultura más conocida como Edubanco.59 Estas entrevistas, grabadas en video, rastrearon las carreras y la obra de científicos consagrados como el patólogo Pedro Weiss, el matemático José Tola Pasquel, el botánico Ramón Ferreira, los microbiólogos Arístides Herrer y Hugo Lumbreras, el filósofo Francisco Miro Quesada, el geólogo George Petersen, el antropólogo Luis E. Valcárcel, y el geógrafo Javier Pulgar Vidal. Asimismo, las bibliotecas de las universidades poseen valiosas publicaciones y archivos no organizados, pero que han servido para que algunos de sus profesores elaboren la historia de sus instituciones.60 Dos herramientas muy importantes son las biobibliográfías de varios científicos peruanos que han sido publicadas en diversos números del Anuario Bibliográfico de la Biblioteca Nacional y los Índices de las revistas científicas (Los Índices aparecen en el Anexo V).61 Estas dos herramientas son de gran utilidad para conocer el desarrollo de la ciencia peruana durante el siglo XX. La Universidad Peruana Cayetano Heredia conserva los libros, correspondencia, separatas, manuscritos, diplomas y otros documentos de Alberto Hurtado. Hurtado fue por muchos años profesor de fisiopatología en San Marcos, mantuvo un contacto importante con las donaciones y becas científicas que otorgaba la Fundación Rockefeller en el Perú, llegó a ser Ministro de Salud y Decano de la Facultad de Medicina en los años cuarenta, y, fue, junto con Carlos Monge Medrano, uno de los líderes en los estudios de fisiología de altura en el Perú. Los documentos de Hurtado se encuentran en el Memorial Hurtado del Instituto de Investigaciones de Altura de la Universidad y en la Oficina del Rectorado.62 En este caso 59. Edubanco se encuentra en el local central del Banco Continental, Av. República de Panamá 3055, 2° piso, San Isidro. 60. Este el caso de las universidades de Ingeniería y de Agricultura. José Ignacio López Soria, Historia de la Universidad Nacional de Ingeniería: Los años Fundacionales (Lima: Centro de Investigaciones Histórico Tecnológicas, 1981); y Ernesto Yepez, "La Escuela Nacional de Agricultura", en Sociedad Peruana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología, Estudios de Historia de la Ciencia en el Perú, vol. 1 (Lima: CONCYTEC, 1986), pp. 193-214. 61. Para una relación de los científicos que aparecen en estas biobibliografías, véase Marcos Cueto, "Bibliografía de la ciencia y la tecnología en el Perú", Apuntes 19 (1986): 147-162. 62. Una primera entrega de las obras de Hurtado es Alberto Hurtado, Medicina e Investigación, 1er vol. (Lima: Univ. Peruana Cayetano Heredia, 1993). Sobre Monge y Hurtado, véase Marcos Cueto, "Andean Biology in Peru: Scientific Styles in the Periphery", Isis 80 (1989): 640-658.

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es posible acceder a los documentos gracias a la comprensión y simpatía hacia la historia de la ciencia de las autoridades de la Universidad. Una labor importante que ha realizado esta Universidad en favor de la historia de la ciencia es la edición de los trabajos del médico Honorio Delgado.63 De especial interés es el libro Freud y el psicoanálisis, escritos y testimonios que reúne 25 publicaciones de Delgado, fechadas entre 1915 y 1959, así como su correspondencia con Sigmund Freud. Los papeles de Carlos Monge Medrano son otro conjunto documental que ha sido utilizado por el autor de este artículo.64 Inicialmente, se encontraban en poder de la familia Monge. Tanto los materiales de Hurtado como los de Monge demuestran la importante influencia que ha tenido en las universidades y los científicos peruanos del siglo XX las Fundaciones de los Estados Unidos. Entre estas se destacó la Fundación Rockefeller que desde 1920 desarrolló importantes programas de sanidad, de investigación y de tecnificación agrícola en el Perú.65 Actualmente los papeles de Monge se encuentran en proceso de ordenación con el objetivo de cederlos, de común acuerdo con la familia Monge, a una biblioteca donde puedan ser consultados por los investigadores. Los cinco volúmenes que componen la obra de Monge pueden consultarse gracias a la edición que realizó la Universidad Cayetano Heredia y el Concytec.66 Aunque la mayoría de los documentos que se reseñan en esta guía están conservados en repositorios de Lima, reflejan gran parte de los estu- dios que sobre el mundo natural y físico se han realizado en todo el país y por ello ofrecen las bases para elaborar una historia documentada de la ciencia en el Perú. Espero que la información que provee esta guía de documentos relacionados al quehacer científico del Perú en los archivos y bibliotecas de Lima sirva a los investigadores para identificar temas y personajes susceptibles de ser analizados, para localizar con mayor facilidad los documentos, y para sugerir trabajos de investigación sobre la ciencia en el 63. Honorio Delgado, Freud y el psicoanálisis, escritos y testimonios (Lima: Univ. Peruana Cayetano Heredia, 1989) e Idem, El médico, la medicina y el alma (Lima: Univ. Peruana Cayetano Heredia, 1992). Éste último libro fue editado por primera vez en Madrid en 1952. Sobre Delgado, véase también sus artículos periodísticos recopilados en Honorio Delgado en "El Comercio" (Lima: Ed. de El Comercio, 1992). 64. En Cuero, Excelencia Científica. 65. Sobre los materiales peruanos en el archivo de esa Fundación, véase Marcos Cueto "El Rockefeller Archive Center y la medicina, la ciencia y la agricultura latinoamericanas del siglo veinte: una revisión de fondos documentales", Quipu. 8 (1991): 35-50. 66. Carlos Monge, Obras, 5 vols., (Lima: Univ. Peruana Cayetano Heredia, 1989).

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Perú durante los siglos XVIII, XIX y comienzos del XX. Estas investigaciones deberían mejorar nuestra comprensión del proceso de recepción y transformación de la ciencia que se desarrolló en el país. Asimismo, espero que esta guía contribuya para que historia de la ciencia en el Perú no sea una actividad cultivada sólo esporádicamente y que convoque a los historiadores e investigadores profesionales. Finalmente, esta guía quiere insistir en la importancia de preservar, clasificar y organizar los manuscritos de carácter histórico en general y los documentos científicos peruanos en particular.

Marcos Cueto

es posible acceder a los documentos gracias a la comprensión y simpatía hacia la historia de la ciencia de las autoridades de la Universidad. Una labor importante que ha realizado esta Universidad en favor de la historia de la ciencia es la edición de los trabajos del médico Honorio Delgado.63 De especial interés es el libro Freud y el psicoanálisis, escritos y testimonios que reúne 25 publicaciones de Delgado, fechadas entre 1915 y 1959, así como su correspondencia con Sigmund Freud. Los papeles de Carlos Monge Medrano son otro conjunto documental que ha sido utilizado por el autor de este artículo.64 Inicialmente, se encontraban en poder de la familia Monge. Tanto los materiales de Hurtado como los de Monge demuestran la importante influencia que ha tenido en las universidades y los científicos peruanos del siglo XX las Fundaciones de los Estados Unidos. Entre estas se destacó la Fundación Rockefeller que desde 1920 desarrolló importantes programas de sanidad, de investigación y de tecnificación agrícola en el Perú.65 Actualmente los papeles de Monge se encuentran en proceso de ordenación con el objetivo de cederlos, de común acuerdo con la familia Monge, a una biblioteca donde puedan ser consultados por los investigadores. Los cinco volúmenes que componen la obra de Monge pueden consultarse gracias a la edición que realizó la Universidad Cayetano Heredia y el Concytec.66 Aunque la mayoría de los documentos que se reseñan en esta guía están conservados en repositorios de Lima, reflejan gran parte de los estu- dios que sobre el mundo natural y físico se han realizado en todo el país y por ello ofrecen las bases para elaborar una historia documentada de la ciencia en el Perú. Espero que la información que provee esta guía de documentos relacionados al quehacer científico del Perú en los archivos y bibliotecas de Lima sirva a los investigadores para identificar temas y personajes susceptibles de ser analizados, para localizar con mayor facilidad los documentos, y para sugerir trabajos de investigación sobre la ciencia en el 63. Honorio Delgado, Freud y el psicoanálisis, escritos y testimonios (Lima: Univ. Peruana Cayetano Heredia, 1989) e Idem, El médico, la medicina y el alma (Lima: Univ. Peruana Cayetano Heredia, 1992). Éste último libro fue editado por primera vez en Madrid en 1952. Sobre Delgado, véase también sus artículos periodísticos recopilados en Honorio Delgado en "El Comercio" (Lima: Ed. de El Comercio, 1992). 64. En Cuero, Excelencia Científica. 65. Sobre los materiales peruanos en el archivo de esa Fundación, véase Marcos Cueto "El Rockefeller Archive Center y la medicina, la ciencia y la agricultura latinoamericanas del siglo veinte: una revisión de fondos documentales", Quipu. 8 (1991): 35-50. 66. Carlos Monge, Obras, 5 vols., (Lima: Univ. Peruana Cayetano Heredia, 1989).

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Perú durante los siglos XVIII, XIX y comienzos del XX. Estas investigaciones deberían mejorar nuestra comprensión del proceso de recepción y transformación de la ciencia que se desarrolló en el país. Asimismo, espero que esta guía contribuya para que historia de la ciencia en el Perú no sea una actividad cultivada sólo esporádicamente y que convoque a los historiadores e investigadores profesionales. Finalmente, esta guía quiere insistir en la importancia de preservar, clasificar y organizar los manuscritos de carácter histórico en general y los documentos científicos peruanos en particular.

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ANEXO I

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Catálogo de documentos para la Historia de la Ciencia en la colección Manuscritos de la "Sala de Investigaciones" de la Biblioteca Nacional para los siglos XVIII, XIX y comienzos del siglo XX. Año

Código

Descripción y Extensión

1715

C57

Relación de la exploración practicada por Cristóbal de Quedo en la región de los Antis, Cuzco. 13 ff.

1730

C77

Razón de los pagos hechos a Jorge Juan y Antonio de Ulloa por los gastos ocasionados en el traslado de sus tiendas al Virreynato en cumplimiento de su cometido científico. 7. ff.

1734

C3729

Libro de asiento de las curaciones de los esclavos que se curan en el Hospital de San Bartolomé. 46 ff

1736

C100

Comunicación que ordena a la Real Tesorería de Guayaquil prestar la ayuda necesaria a los académicos Franceses que vienen a hacer estudios astronómicos en Indias. 3 ff.

1746

C888

Carta diario que escribe Eusebio Llano Zapata a Ignacio Chiriboga y Daza, canónigo de Quito, Lima. 31 ff.

1753

C2754

Probanza presentada por Francisco Domingo de las Infantas y Córdova, médico residente en Moquegua, para que se le reciba información a José Vargas acerca de las curaciones que realizó el año anterior, Moquegua. 2 ff.

1753

C4115

Oración de Physica en la Universidad de San Ignacio del Cuzco.7ff.

1760

C1165

Informes sobre el descubrimiento de Manoa, sus indios y otros puntos de conversión de infieles de la Seráfica orden de San Francisco. 93 ff.

1763

C147

Cartilla aritmética. Manual de mercaderes e enchiridión ecleciástica. Obra utilísima y muy provechosa para todos los que compran y venden géneros de Castilla. 307 ff.

1766

C956

Inventario de la biblioteca y aposentos del Colegio de la ciudad de Arequipa [Jesuíta]. 64 ff.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

190

Marcos Cueto

Anexos

191

Año

Código

1787

C3121

Expediente sobre la demostración de una máquina de moler metales inventada por José Onofre de la Cadena, Trujillo. 4 ff.

1789

C1388

Copia de un decreto relativo a la Real Cédula por la que se manda a las autoridades a enviar datos de índole política, geográfica y social a la capital para la obra que tiene en preparación el Cosmógrafo del Virreynato Cosme Bueno. 3 ff.

1790

C2893

Descripción manual para más facil y pronta inteligencia de las letras y numeraciones que contienen los tres planos geométricos de la villa, minas y asientos de fundiciones de azogues de Huancavelica dedicados en ella por el Ministro Togado Pedro de Tagle. 9 ff.

Cosme Bueno. Descripción Geográfica del Perú por Obispados, sus producciones en frutos, minas, comercio y población. 324 ff.

1790

C3531

Diligencias actuadas para proceder a los experimentos y comparación del nuevo horno mandado a construir por Pedro de Tagle. 17 ff.

Expediente formado en virtud de una Real Orden sobre el envío semestre de una razón puntual del tiempo que se experimentó en el distrito de esta Intendencia, si las aguas han sido escasas o abundantes y lo mismo en orden de las cosechas de frutos, Huancavelica. 41 ff.

1790

C3588

Diligencias efectuadas para proceder a los experimentos y comparación del nuevo horno mandado construir por Pedro de Tagle. Huancavelica, 18 ff.

1791

C1035

Copia del expediente formado a representación del Barón de Nordenflicht sobre el estado actual de la mina de Huancavelica y medios que considera indispensables para restablecerla, Lima. 41 ff.

1791

C3500

Expediente sobre el recibo del ejemplar de la obra de Mineralogía escrita por Mr. Kierwan, Huancavelica. 2 ff.

1791

C3511

Expediente formado sobre la asignación de sueldos a Federico Mothes y cuatro dependientes destinados por el Virrey a la mensura de estas reales minas, Huancavelica. 10 ff.

1792

C3546

Expediente sobre solicitud del maestro de minas, Federico Mothes para que se le conceda permiso de hacer experimentos de barrenos en la real mina conforme se practican en las de Alemania, Huancavelica. 10 ff.

Año

Código

Descripción y Extensión

1767

B1943

Inventario de la Biblioteca del Colegio de San Pablo [Jesuíta]. 241 ff.

1768

C198

Ordenanzas del Real Hospital de San Bartolomé. 25 ff.

1771

C2541

Aplicación de los modelos de máquinas e instrumentos que remite Pedro de Tagle Superintendente interino de las Reales Cajas de Potosí. 26 ff.

1771

C2525

Explicación de los modelos de máquinas e instrumentos que remite por el correo Pedro de Tagle. 25 ff.

1783

C414

Diario de la segunda partida de la demarcación de límites entre los dominios de España y Portugal en la América Meridional por Diego de Alvear y Ponce. 388 ff.

1784

C1316

1784

C3081

1784

C2669

Expediente No 49 sobre el nuevo proyecto y método de trabajo en el último plan de la Real Mina de Azogue, Huancavelica. 15 ff.

1784

C580

Libranza de pago de 2,000 pesos a los botánicos Hipólito Ruiz y José Pavón para que continúen en el desempeño de sus labores científicas. 2 ff.

Descripción y Extensión

1785

C1401

Sueldo Del Dr. Isidro Galvez, botánico de la ciudad de Huánuco. 2 ff.

1785

C472

Discurso sobre los estudios del Real Colegio Seminario de Minas de la Ciudad de Lima presentado al Visitador General Jorge Escobedo, Lima 85 ff.

1785

C523

Actuados para la satisfacción de haberes al boticario Juan Tafalla y al pintor Francisco Pulgar incorporados al cuerpo de naturalistas que están efectuando estudios en Huánuco. 5 ff.

1792

C3458

Mothes, Federico. Expediente sobre que el ingeniero Pedro Subiela proceda a dirigir las labores de esta real mina. Huancavelica. 9 ff.

1787

C3110

Expediente No 5 relativo a los por Mariano Solar, Lima 5 ff

1792

C3280

Razón del costo que han tenido los barrenos disparados en la real mina por dirección de Federico Mothes y de Antonio de Villaespesa, 1 f.

experimentos metalúrgicos

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

190

Marcos Cueto

Anexos

191

Año

Código

1787

C3121

Expediente sobre la demostración de una máquina de moler metales inventada por José Onofre de la Cadena, Trujillo. 4 ff.

1789

C1388

Copia de un decreto relativo a la Real Cédula por la que se manda a las autoridades a enviar datos de índole política, geográfica y social a la capital para la obra que tiene en preparación el Cosmógrafo del Virreynato Cosme Bueno. 3 ff.

1790

C2893

Descripción manual para más facil y pronta inteligencia de las letras y numeraciones que contienen los tres planos geométricos de la villa, minas y asientos de fundiciones de azogues de Huancavelica dedicados en ella por el Ministro Togado Pedro de Tagle. 9 ff.

Cosme Bueno. Descripción Geográfica del Perú por Obispados, sus producciones en frutos, minas, comercio y población. 324 ff.

1790

C3531

Diligencias actuadas para proceder a los experimentos y comparación del nuevo horno mandado a construir por Pedro de Tagle. 17 ff.

Expediente formado en virtud de una Real Orden sobre el envío semestre de una razón puntual del tiempo que se experimentó en el distrito de esta Intendencia, si las aguas han sido escasas o abundantes y lo mismo en orden de las cosechas de frutos, Huancavelica. 41 ff.

1790

C3588

Diligencias efectuadas para proceder a los experimentos y comparación del nuevo horno mandado construir por Pedro de Tagle. Huancavelica, 18 ff.

1791

C1035

Copia del expediente formado a representación del Barón de Nordenflicht sobre el estado actual de la mina de Huancavelica y medios que considera indispensables para restablecerla, Lima. 41 ff.

1791

C3500

Expediente sobre el recibo del ejemplar de la obra de Mineralogía escrita por Mr. Kierwan, Huancavelica. 2 ff.

1791

C3511

Expediente formado sobre la asignación de sueldos a Federico Mothes y cuatro dependientes destinados por el Virrey a la mensura de estas reales minas, Huancavelica. 10 ff.

1792

C3546

Expediente sobre solicitud del maestro de minas, Federico Mothes para que se le conceda permiso de hacer experimentos de barrenos en la real mina conforme se practican en las de Alemania, Huancavelica. 10 ff.

1792

C3458

Mothes, Federico. Expediente sobre que el ingeniero Pedro Subiela proceda a dirigir las labores de esta real mina. Huancavelica. 9 ff.

1792

C3280

Razón del costo que han tenido los barrenos disparados en la real mina por dirección de Federico Mothes y de Antonio de Villaespesa, 1 f.

Código

Descripción y Extensión

1767

B1943

Inventario de la Biblioteca del Colegio de San Pablo [Jesuíta]. 241 ff.

1768

C198

Ordenanzas del Real Hospital de San Bartolomé. 25 ff.

1771

C2541

Aplicación de los modelos de máquinas e instrumentos que remite Pedro de Tagle Superintendente interino de las Reales Cajas de Potosí. 26 ff.

1771

C2525

Explicación de los modelos de máquinas e instrumentos que remite por el correo Pedro de Tagle. 25 ff.

1783

C414

Diario de la segunda partida de la demarcación de límites entre los dominios de España y Portugal en la América Meridional por Diego de Alvear y Ponce. 388 ff.

1784

C1316

1784

C3081

1784

C2669

Expediente No 49 sobre el nuevo proyecto y método de trabajo en el último plan de la Real Mina de Azogue, Huancavelica. 15 ff.

1784

C580

Libranza de pago de 2,000 pesos a los botánicos Hipólito Ruiz y José Pavón para que continúen en el desempeño de sus labores científicas. 2 ff.

1785

C1401

Sueldo Del Dr. Isidro Galvez, botánico de la ciudad de Huánuco. 2 ff.

1785

C472

Discurso sobre los estudios del Real Colegio Seminario de Minas de la Ciudad de Lima presentado al Visitador General Jorge Escobedo, Lima 85 ff.

1785

C523

Actuados para la satisfacción de haberes al boticario Juan Tafalla y al pintor Francisco Pulgar incorporados al cuerpo de naturalistas que están efectuando estudios en Huánuco. 5 ff.

1787

C3110

Expediente No 5 relativo a los por Mariano Solar, Lima 5 ff

experimentos metalúrgicos

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Año

Descripción y Extensión

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

192

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Año

Marcos Cueto

Código

Descripción y Extensión

1792

C1679

Mothes, Federico. Expediente formado sobre haberle dirigido al ingeniero subterráneo Pedro Subiela los planos y demas documentos concernientes a esta real mina. 8 ff.

1792

C774

Cuentas presentadas por el Barón de Nordenflicht de los gastos hechos en el laboratorio químico metalúrgico de esta capital y construcción de sus máquinas, Lima. 145 ff.

1792

C3274

Subiela, Pedro. Expediente sobre la petición presentada por el ingeniero Pedro Subiela para que se tomen los acuerdos necesarios entre los técnicos, Huancavelica. 41 ff

1792

C3232

Oficio relativo a las contestaciones que hacen las diputaciones territoriales del haber recibido los veinte ejemplares que se le remiten a saber la obrita intitulada Breves y Comprendiosos Lecciones de Minería. 4 ff.

1792

C1183

Método de fundición de metales de azogue en Huancavelica. 44 ff.

1792

C3621

Documentos que comprueban las cuentas del Barón de Nordenflicht de los gastos hechos en el Laboratorio Químico Metalúrgico de esta capital, Lima. 57 ff.

1792

C3247

Expediente sobre la asignación de pesos provenientes del ramo de bobedaje al catedrático de anatomía, Lima. 4 ff.

1792

C719

Nota dirigida a los boticarios Juan Tafalla y Francisco Pulgar para que envíen un dibujo circunstanciado de la coca el mismo que deberá ser remitido a Madrid. 1 f.

1793

C1050

Testimonio del Espediente relativo a los experimentos y operaciones del laboratorio químico metalúrgico construido por el Barón de Nordenflicht en esta capital, Lima. 90 ff.

1793

C3325

Diario de las operaciones que se van practicando en el laboratorio químico metalúrgico de Lima. 35. ff.

1793

C1048

Expediente relativo a todo lo ocurrido entre el Diputado General comisionado y peritos facultativos con el Barón de Nordenflicht en el laboratorio químico metalúrgico de esta capital, Lima. 17 ff.

1793

C1049

Nuevo Expediente que comprende varias providencias libradas por la superioridad tanto a las consultas del Barón de Nordenflicht como a las de este Real Tribunal, correspondientes a las operaciones de laboratorio químico de esta capital, Lima. 14 ff.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

Anexos

193

Año

Código

Descripción y Extensión

1793

C1047

Expediente relativo a que se destinen cierto número de jóvenes con el título de alumnos para que sirvan de auxilio al Barón de Nordenflicht en los experimento metalúrgicos que debe hacer en el laboratorio químico de esta capital y habersele concedido en lugar de ellos manos auxiliares para dicho fin, Lima. 33 ff.

1793

C3508

Expediente relativo a las muestra de metales en traros y harinas que se deben a España, al laboratorio de Segovia y el modo de llevarse el diario de los experimentos metalúrgicos que por comparación se deben practicar en el laboratorio de esta capital, Lima. 70 ff.

1793

C3889

Expediente No 7 relativo a las cuentas presentadas de los gastos hechos en el Real Laboratorio Químico Metalúrgico de esta capital, Lima. 142 ff.

1793

C3198

Expediente No 10 relativo al reconocimiento de las oficinas y máquinas del laboratorio químico metalúrgico de esta capital y precauciones que se deben observar y ponerse al tiempo de los experimentos generales que han de practicarse en dicho laboratorio, Lima. 40 ff.

1798

C801

Inventario de la Biblioteca Grande de San Francisco de Jesus de Lima. 209 ff.

1796

C3205

Lopez, Atanacio. Expediente formado sobre el inventario y entrega de la botica del Hospital Real, Huancavelica. 13 ff.

1796

C3592

Expediente promovido por Tomas Canales, cirujano del Hospital de esta villa sobre atribuirsele la muerte de una criatura a la mala curación de la herida que tuvo y se infringió en ella Mariano Palomino, maestro flebotomista. 2 ff.

1798

C1106

Mothes, Federico. Expediente sobre la solicitud del Sr. Barón de Nordenflicht para que el maestro de minas Federico Mo- thes y otros de su expedición pasen a Cita villa, Huancavelica. 4 ff.

1799

C1109

Expediente sobre que el maestro de minas Federico Mothes le franquee al ingeniero substituto Pedro Subiela uno de los instrumentos necesarios que tiene para las medidas exteriores de la real mina. 4 ff

1799

C1114

Expediente formado sobre nombramiento de ayudantes de Pedro Subiela y Federico Mothes para levantar los planos de la real mina. Huancavelica. 47 ff.

192

Código

Anexos

Descripción y Extensión

1792

C1679

Mothes, Federico. Expediente formado sobre haberle dirigido al ingeniero subterráneo Pedro Subiela los planos y demas documentos concernientes a esta real mina. 8 ff.

1792

C774

Cuentas presentadas por el Barón de Nordenflicht de los gastos hechos en el laboratorio químico metalúrgico de esta capital y construcción de sus máquinas, Lima. 145 ff.

1792

C3274

Subiela, Pedro. Expediente sobre la petición presentada por el ingeniero Pedro Subiela para que se tomen los acuerdos necesarios entre los técnicos, Huancavelica. 41 ff

1792

C3232

Oficio relativo a las contestaciones que hacen las diputaciones territoriales del haber recibido los veinte ejemplares que se le remiten a saber la obrita intitulada Breves y Comprendiosos Lecciones de Minería. 4 ff.

1792

C1183

Método de fundición de metales de azogue en Huancavelica. 44 ff.

1792

C3621

Documentos que comprueban las cuentas del Barón de Nordenflicht de los gastos hechos en el Laboratorio Químico Metalúrgico de esta capital, Lima. 57 ff.

1792

C3247

Expediente sobre la asignación de pesos provenientes del ramo de bobedaje al catedrático de anatomía, Lima. 4 ff.

1792

C719

Nota dirigida a los boticarios Juan Tafalla y Francisco Pulgar para que envíen un dibujo circunstanciado de la coca el mismo que deberá ser remitido a Madrid. 1 f.

1793

C1050

Testimonio del Espediente relativo a los experimentos y operaciones del laboratorio químico metalúrgico construido por el Barón de Nordenflicht en esta capital, Lima. 90 ff.

1793

C3325

Diario de las operaciones que se van practicando en el laboratorio químico metalúrgico de Lima. 35. ff.

1793

C1048

Expediente relativo a todo lo ocurrido entre el Diputado General comisionado y peritos facultativos con el Barón de Nordenflicht en el laboratorio químico metalúrgico de esta capital, Lima. 17 ff.

1793

C1049

Nuevo Expediente que comprende varias providencias libradas por la superioridad tanto a las consultas del Barón de Nordenflicht como a las de este Real Tribunal, correspondientes a las operaciones de laboratorio químico de esta capital, Lima. 14 ff.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Año

Marcos Cueto

193

Año

Código

Descripción y Extensión

1793

C1047

Expediente relativo a que se destinen cierto número de jóvenes con el título de alumnos para que sirvan de auxilio al Barón de Nordenflicht en los experimento metalúrgicos que debe hacer en el laboratorio químico de esta capital y habersele concedido en lugar de ellos manos auxiliares para dicho fin, Lima. 33 ff.

1793

C3508

Expediente relativo a las muestra de metales en traros y harinas que se deben a España, al laboratorio de Segovia y el modo de llevarse el diario de los experimentos metalúrgicos que por comparación se deben practicar en el laboratorio de esta capital, Lima. 70 ff.

1793

C3889

Expediente No 7 relativo a las cuentas presentadas de los gastos hechos en el Real Laboratorio Químico Metalúrgico de esta capital, Lima. 142 ff.

1793

C3198

Expediente No 10 relativo al reconocimiento de las oficinas y máquinas del laboratorio químico metalúrgico de esta capital y precauciones que se deben observar y ponerse al tiempo de los experimentos generales que han de practicarse en dicho laboratorio, Lima. 40 ff.

1798

C801

Inventario de la Biblioteca Grande de San Francisco de Jesus de Lima. 209 ff.

1796

C3205

Lopez, Atanacio. Expediente formado sobre el inventario y entrega de la botica del Hospital Real, Huancavelica. 13 ff.

1796

C3592

Expediente promovido por Tomas Canales, cirujano del Hospital de esta villa sobre atribuirsele la muerte de una criatura a la mala curación de la herida que tuvo y se infringió en ella Mariano Palomino, maestro flebotomista. 2 ff.

1798

C1106

Mothes, Federico. Expediente sobre la solicitud del Sr. Barón de Nordenflicht para que el maestro de minas Federico Mo- thes y otros de su expedición pasen a Cita villa, Huancavelica. 4 ff.

1799

C1109

Expediente sobre que el maestro de minas Federico Mothes le franquee al ingeniero substituto Pedro Subiela uno de los instrumentos necesarios que tiene para las medidas exteriores de la real mina. 4 ff

1799

C1114

Expediente formado sobre nombramiento de ayudantes de Pedro Subiela y Federico Mothes para levantar los planos de la real mina. Huancavelica. 47 ff.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

194

Año

Código

1799

C1201

Expediente formado sobre la solicitud del Barón de Nordenflich de la mesa de dibujo que sirve al ingeniero subterraneo. Huancavelica. 5 ff.

1799

C776

Expediente promovido por el Barón de Nordeoflicht solicitando se le dé unos resúmenes de quintales de azogues. 6 ff.

1800

D9630

Expediente sobre la petición presentada por el maestro de minas Federico Mothes para que se continue abonandole sus haberes, Lima 8 ff.

1800

D236

Tratado de Matemáticas. 435 ff.

1800

D59

Libro de Medicina y Cirugía para el uso de los pobres por Martín Delgar. 68 ff.

1800

D6104

El Rector de la Real Universidad de San Marcos sobre el importe de la vacante de la cátedra de Prima de Matemáticas por fallecimiento de su último poseedor Dr. Cosme Bueno. 9 ff.

1801

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Marcos Cueto

D10131

Descripción y Extensión

Expediente sobre la Real Orden de 20 de Julio de 1800 para que se recojan los diversos productos de Historia Natural que abundan en esos dominios. Huancavelica. 3 ff.

1803

D5107

Discurso pronunciado por José Manuel Salas en el examen de geometría elemental y trigonometría rectilinea que presentaron los alumnos del Seminario Conciliar de San Gerónimo de Arequipa. 14 ff.

1803

D593

Expediente sobre la entrega de la llave de la casa del Barón de Nordenflicht al comisario del Santo Tribunal de esta villa para practicar ciertas diligencias tocantes al servicio de Dios. 3 ff.

1803

D13105

Libro de Reales Ordenes y Actas concernientes a la Expedíción Filantrópica de la Vacuna. 68 ff.

1804

D5906

Expediente formado sobre nombramiento de un profesor médico en José Pezet para la asistencia de los pobres enfermos de este real hospital, Huancavelica. 4 ff.

1804

D10406

Mothes, Federico. Corre con los autos de la visita general de la real mina de azogues de Huancavelica. 45 ff.

1806

D11688

Razón de los gastos extraordinarios ocasionados por la Real Expedición Filantrópica [de la vacuna]. Lima. 17 ff.

1806

D11684

Sobre propagación del beneficio de la vacuna. Arequipa 8 ff.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

Anexos

195

Año

Código

Descripción y Extensión

1806

D11687

Sobre la publicación de un bando que destaca la importancia y beneficios de aplicación de la vacuna. Arequipa. 3 ff.

1807

D11589

Paga hecha a Juan Tafalla Jefe de la Expedición Botánica de este reino por cuenta de sus sueldos y de los demás empleados de ella. Guayaquil. 1 f.

1807

D6000

Descripción militar del terreno que comprende el plano topográfico que se ha levantado de las inmediaciones de la ciudad de Lima. 15 ff

1808

D102

Documentos pertenecientes al Real Tribunal de Minería propiciador de la creación de una Escuela de Minería, Lima. 178 ff.

1808

D9708

Expediente sobre la erección y establecimiento de un Colegio de Medicina en la Ciudad y Real Escuela de Lima. 10 ff.

1812

D6631

Expediente formado a raíz de la expedición de una real orden para el levantamiento de un mapa de la Intendencia de Huancavelica. 5 ff.

1812

D12321

Carta informe sobre la necesidad de la aplicación del fuido vacuno en la zona de Tarma. 2 ff

1813

D5974

Expediente promovido por Manuel de Salazar y Vicuña sobre un nuevo método de Beneficio de metales por medio de una maquina inventada. Lima. 89 ff.

1814

D11626

Expediente sobre las expediciones de 1814 y 1815 por Andamarca al reconocimiento de las montañas Peruanas. 28 ff.

1815

D12930

Expediente con el dictamen de la Junta Superior de Medicina y Cirujía de España y Real Cédula para que se rectifiquen las instituciones y plan de estudios de la Escuela de Medicina de San Fernando de Lima. 11 ff.

1816

D521

Plan de Reforma de la Real Universidad de San Marcos enviado por el Virrey de la Pezuela, Lima. 5 ff.

1816

D6630

Expediente sobre la petición presentada por José Gregario Paredes catedrático de La Universidad de San Marcos para que se le abone cantidad de pesos por concepto de sueldos. 5 ff.

1818

D11091

Ordenes. El Dr. Francisco de Paula Gonzalez Vigil natural de Tacna catedrático de Filosofía y Matemáticas del Seminario Conciliar de San Gerónimo de esta ciudad, Arequipa. 12 ff.

194

Marcos Cueto

Año

Código

1799

C1201

Expediente formado sobre la solicitud del Barón de Nordenflich de la mesa de dibujo que sirve al ingeniero subterraneo. Huancavelica. 5 ff.

1799

C776

Expediente promovido por el Barón de Nordeoflicht solicitando se le dé unos resúmenes de quintales de azogues. 6 ff.

1800

D9630

Expediente sobre la petición presentada por el maestro de minas Federico Mothes para que se continue abonandole sus haberes, Lima 8 ff.

1800

D236

Tratado de Matemáticas. 435 ff.

1800

D59

Libro de Medicina y Cirugía para el uso de los pobres por Martín Delgar. 68 ff.

1800

D6104

El Rector de la Real Universidad de San Marcos sobre el importe de la vacante de la cátedra de Prima de Matemáticas por fallecimiento de su último poseedor Dr. Cosme Bueno. 9 ff.

D10131

Descripción y Extensión

Expediente sobre la Real Orden de 20 de Julio de 1800 para que se recojan los diversos productos de Historia Natural que abundan en esos dominios. Huancavelica. 3 ff.

1803

D5107

Discurso pronunciado por José Manuel Salas en el examen de geometría elemental y trigonometría rectilinea que presentaron los alumnos del Seminario Conciliar de San Gerónimo de Arequipa. 14 ff.

1803

D593

Expediente sobre la entrega de la llave de la casa del Barón de Nordenflicht al comisario del Santo Tribunal de esta villa para practicar ciertas diligencias tocantes al servicio de Dios. 3 ff.

1803

D13105

Libro de Reales Ordenes y Actas concernientes a la Expedíción Filantrópica de la Vacuna. 68 ff.

1804

D5906

Expediente formado sobre nombramiento de un profesor médico en José Pezet para la asistencia de los pobres enfermos de este real hospital, Huancavelica. 4 ff.

1804

D10406

Mothes, Federico. Corre con los autos de la visita general de la real mina de azogues de Huancavelica. 45 ff.

1806

D11688

Razón de los gastos extraordinarios ocasionados por la Real Expedición Filantrópica [de la vacuna]. Lima. 17 ff.

1806

D11684

Sobre propagación del beneficio de la vacuna. Arequipa 8 ff.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

1801

Anexos

195

Año

Código

Descripción y Extensión

1806

D11687

Sobre la publicación de un bando que destaca la importancia y beneficios de aplicación de la vacuna. Arequipa. 3 ff.

1807

D11589

Paga hecha a Juan Tafalla Jefe de la Expedición Botánica de este reino por cuenta de sus sueldos y de los demás empleados de ella. Guayaquil. 1 f.

1807

D6000

Descripción militar del terreno que comprende el plano topográfico que se ha levantado de las inmediaciones de la ciudad de Lima. 15 ff

1808

D102

Documentos pertenecientes al Real Tribunal de Minería propiciador de la creación de una Escuela de Minería, Lima. 178 ff.

1808

D9708

Expediente sobre la erección y establecimiento de un Colegio de Medicina en la Ciudad y Real Escuela de Lima. 10 ff.

1812

D6631

Expediente formado a raíz de la expedición de una real orden para el levantamiento de un mapa de la Intendencia de Huancavelica. 5 ff.

1812

D12321

Carta informe sobre la necesidad de la aplicación del fuido vacuno en la zona de Tarma. 2 ff

1813

D5974

Expediente promovido por Manuel de Salazar y Vicuña sobre un nuevo método de Beneficio de metales por medio de una maquina inventada. Lima. 89 ff.

1814

D11626

Expediente sobre las expediciones de 1814 y 1815 por Andamarca al reconocimiento de las montañas Peruanas. 28 ff.

1815

D12930

Expediente con el dictamen de la Junta Superior de Medicina y Cirujía de España y Real Cédula para que se rectifiquen las instituciones y plan de estudios de la Escuela de Medicina de San Fernando de Lima. 11 ff.

1816

D521

Plan de Reforma de la Real Universidad de San Marcos enviado por el Virrey de la Pezuela, Lima. 5 ff.

1816

D6630

Expediente sobre la petición presentada por José Gregario Paredes catedrático de La Universidad de San Marcos para que se le abone cantidad de pesos por concepto de sueldos. 5 ff.

1818

D11091

Ordenes. El Dr. Francisco de Paula Gonzalez Vigil natural de Tacna catedrático de Filosofía y Matemáticas del Seminario Conciliar de San Gerónimo de esta ciudad, Arequipa. 12 ff.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

196

Marcos Cueto

Año

Código

1818

D6658

1821

197

Año

Código

Descripción y Extensión

Relación de las medicinas y utensilios despachados para Maynas. 4 ff

1850

D12928

D765

Indice General del Diccionario Botánico escrito por José María Bozo. 55 ff.

Informes enviados por los gobernadores de los distritos de Cajamarca a solicitud del supremo gobierno con la razón de las plantas medicinales existentes. 17 ff.

1853

D6201

1828

D11832

Sobre las vicuñas, llamas y alpacas del Perú por Mariano Eduardo de Rivera. 6 ff.

Petición presentada por Benito Guzman para que la Cámara nombré una comisión que examine la naturaleza de los inventos que menciona. 12 ff.

1831

D10807

Sobre dar impulso a la vacuna en todo el Departamento. Cusco. 5 ff

1854

D2380

Cartas dirigidas a Antonio Raimondi por el Director de la Sociedad de Historia Natural de Gaud y por otros. 27 ff.

1831

D12923

Bonpland, Aime. 1er voyage dans les Missions Portugues. 212 ff.

1857

D12925

25 cartas de y dirigidas a Aime Bonpland.

1857

D2356

Benemérito Contralmirante Eduardo Carrasco. 2 ff

1835

D1579

Borradores de notas referentes a una expedición al Pachitea, 66 ff.

1859

D2328

Ejercito Nacional. Batallan C de Puno. Relación de los enfermos que existen en el hospital. 2 ff.

1836

D12936

Nuevo Thesoro de Pobres. Economía de Salud del Cuerpo Humano por Martín Delgar. 59 ff.

1860

D9098

Hospital Militar. Planilla de hospitalidades, Lima. 39 ff.

1837

D4705

Apuntes de itinerarios por caminos de herradura entre la ciudad de Piura y sus anexos con otros pueblos del mismo Departamento. 64 ff.

1860

D9188

Hospital Militar. Planilla de hospitalidades. 3 ff.

1860

D9131

Enfermos del Batallan Ayacucho 24 ff.

1838

D1460

Certificado expedido por el maestro de dibujo Javier Cortes sobre el reconocimiento que ha practicado acerca del tipo y burilado de las monedas fabricadas en la Casa de la Moneda. Lima 10 ff.

1860

D9091

Hospital Militar, Lima 6 ff.

1861

D8177

Tabla de exámenes públicos que presentaron los alumnos del Instituto Naval Militar. 43 ff.

1861

D2577

1861

D2380

Castilla, Ramón. Reglamento de la Universidad de San Marcos. 22 ff. Cayetano Heredia. Carta a Antonio Raimondi. 1 f.

1866

D8674

Informe sobre el purpurato de amoníaco. 4 ff.

1869

D2380

Ulloa, José Casimiro. Carta a Antonio Raimondi. 2 ff.

1870

D3620

Cartas y otros documentos con anotaciones de Mariano Felipe Paz Soldán. 14 ff.

1873

D3091

Expediente sobre la petición presentada por Gualterio R. Butt Ayudante de la Comisión Hidrográfica del Amazonas, Iquitos. 8 ff.

1876

D3201

Expediente de monedas de Cobre relativo al examen y análisis de monedas de cobre de la Casa de la Moneda por los Srs. A. Raimondi y Pedro Blanc. 15 ff

1840

D12927

Descripción y Extensión

Anexos

Cayetano Heredia. Oficio que dirige al Ministro de Estado solicitando se tomen las medidas para superar los obstaculos que se oponen a la próxima apertura del Colegio de la Independencia. 2 ff.

1840

D1904

Curso Completo. Mineralogía ó varios modos de extraer la plata de los metales escrito por Joaquín Villegas. 118 ff.

1843

D4698

Reglamento del Colegio de San Carlos. 9 ff.

1846

D1903

Calculo Diferencial ó integral explicado por la primera vez con toda claridad y sin omitir ecuación ni diferencia como lo hacen todos los autores matemáticos sin excepciones. Arequipa. 208 ff.

1846

D1957

Documentos pertenecientes al Museo Nacional. 198 ff.

1847

D9656

Documentos evacuados por la Prefectura del Departamento de Junín que ejerce Mariano de Rivera y Ustariz. 11 ff

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

196

Marcos Cueto

Código

1818

D6658

1821

197

Año

Código

Descripción y Extensión

Relación de las medicinas y utensilios despachados para Maynas. 4 ff

1850

D12928

D765

Indice General del Diccionario Botánico escrito por José María Bozo. 55 ff.

Informes enviados por los gobernadores de los distritos de Cajamarca a solicitud del supremo gobierno con la razón de las plantas medicinales existentes. 17 ff.

1853

D6201

1828

D11832

Sobre las vicuñas, llamas y alpacas del Perú por Mariano Eduardo de Rivera. 6 ff.

Petición presentada por Benito Guzman para que la Cámara nombré una comisión que examine la naturaleza de los inventos que menciona. 12 ff.

1831

D10807

Sobre dar impulso a la vacuna en todo el Departamento. Cusco. 5 ff

1854

D2380

Cartas dirigidas a Antonio Raimondi por el Director de la Sociedad de Historia Natural de Gaud y por otros. 27 ff.

1831

D12923

Bonpland, Aime. 1er voyage dans les Missions Portugues. 212 ff.

1857

D12925

25 cartas de y dirigidas a Aime Bonpland.

1857

D2356

Benemérito Contralmirante Eduardo Carrasco. 2 ff

1835

D1579

Borradores de notas referentes a una expedición al Pachitea, 66 ff.

1859

D2328

Ejercito Nacional. Batallan C de Puno. Relación de los enfermos que existen en el hospital. 2 ff.

1836

D12936

Nuevo Thesoro de Pobres. Economía de Salud del Cuerpo Humano por Martín Delgar. 59 ff.

1860

D9098

Hospital Militar. Planilla de hospitalidades, Lima. 39 ff.

1837

D4705

Apuntes de itinerarios por caminos de herradura entre la ciudad de Piura y sus anexos con otros pueblos del mismo Departamento. 64 ff.

1860

D9188

Hospital Militar. Planilla de hospitalidades. 3 ff.

1860

D9131

Enfermos del Batallan Ayacucho 24 ff.

1838

D1460

Certificado expedido por el maestro de dibujo Javier Cortes sobre el reconocimiento que ha practicado acerca del tipo y burilado de las monedas fabricadas en la Casa de la Moneda. Lima 10 ff.

1860

D9091

Hospital Militar, Lima 6 ff.

1861

D8177

Tabla de exámenes públicos que presentaron los alumnos del Instituto Naval Militar. 43 ff.

1861

D2577

1861

D2380

Castilla, Ramón. Reglamento de la Universidad de San Marcos. 22 ff. Cayetano Heredia. Carta a Antonio Raimondi. 1 f.

1866

D8674

Informe sobre el purpurato de amoníaco. 4 ff.

1869

D2380

Ulloa, José Casimiro. Carta a Antonio Raimondi. 2 ff.

1870

D3620

Cartas y otros documentos con anotaciones de Mariano Felipe Paz Soldán. 14 ff.

1873

D3091

Expediente sobre la petición presentada por Gualterio R. Butt Ayudante de la Comisión Hidrográfica del Amazonas, Iquitos. 8 ff.

1876

D3201

Expediente de monedas de Cobre relativo al examen y análisis de monedas de cobre de la Casa de la Moneda por los Srs. A. Raimondi y Pedro Blanc. 15 ff

1840

D12927

Descripción y Extensión

Cayetano Heredia. Oficio que dirige al Ministro de Estado solicitando se tomen las medidas para superar los obstaculos que se oponen a la próxima apertura del Colegio de la Independencia. 2 ff.

1840

D1904

Curso Completo. Mineralogía ó varios modos de extraer la plata de los metales escrito por Joaquín Villegas. 118 ff.

1843

D4698

Reglamento del Colegio de San Carlos. 9 ff.

1846

D1903

Calculo Diferencial ó integral explicado por la primera vez con toda claridad y sin omitir ecuación ni diferencia como lo hacen todos los autores matemáticos sin excepciones. Arequipa. 208 ff.

1846

D1957

Documentos pertenecientes al Museo Nacional. 198 ff.

1847

D9656

Documentos evacuados por la Prefectura del Departamento de Junín que ejerce Mariano de Rivera y Ustariz. 11 ff

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Año

Anexos

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

198

Año

Código

1878

D8360

Foja de Servicios, memorias y otros documentos relativos a los empleos que ha servido Mariano Felipe paz Soldán, Lima. 33 ff.

1878

D6778

Petición presentada por Sargento Mayor Pedro Ruiz para que se le reconozca la propiedad de la invención de un nuevo sistema de maquinas para relojes. 1 f.

18831887

1886

1893

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Marcos Cueto

D8223 D8224 D8225 D12305 D12329 D12328 D12330 D7977

D5484

Descripción y Extensión

Originales y borradores de los escritos de José Casimiro Ulloa.

Petición presentada por Casimiro Medina y los compañeros de estudios de Daniel A. Carrión para que el Gobierno sufrague los gastos de publicación de los escritos dejados por aquel. 1 f. E:Gediente relativo a los trámites seguidos para la adquisición de Museo Raimondi. 17 ff.

Anexos

199

Año

Código

Descripción y Extensión

1935

E1450

Programa Razonado de Geografía Física y Biológica del Perú. 46 ff.

Manuscritos sin fecha 179??

C793

Expediente No. 1 relativo a varias quejas introducidas por distintos interesados sobre los prejuicios que reclaman, con motivo de la fabrica de máquinas de mineria que ha iniciado el Barón de Nordenflicht en un sitio inmediato al Paseo de Aguas. 33 ff.

179??

C1100

Expediente No. 4 relativo a una consulta por Manuel de Villalta, Diputado General de Minería, comisionado para los experimentos del laboratorio químico, acompañando otra del minero Luis Fernandez Casa de Oro sobre lo acaecido en dicho laboratorio con el Barón de Nordenflicht. 5 ff.

179??

C1097

Cuaderno último corriente de los autos sobre las operaciones químico metalúrgicas y beneficios del Barón de Nordenflicht y Tribunal de Minería. 108 ff.

179??

C1101

Expediente No. 5 relativo a la asignación de sueldos que gozan el herrero y carpintero destinados a la conservación de las máquinas construidas por el Barón de Nordenflicht en el Real Laboratorio Químico Metalúrgico de esta capital, Lima. 7 ff.

1899

D8906

Catálogo de la Sección Medicina del salón Europa. 155 ff.

1900

E1973

Programa para el concurso de la cátedra de Anatomía Topográfica y Medicina Operatoria. 217 ff.

1906

E1455

Escuela Militar de Chorrillos. Curso de Electricidad. 98 ff.

179??

C1182

1907

E1456

Escuela Naval. Calculos Náuticos por Paul de Marguerye. Capitán de Fragata, Callao. 49 ff.

Mothes, Federico. Expediente formado sobre reconocimiento de los minerales por el maestro de minas.

18??

F165

Tratado de Medicina por el Doctor Miguel Tafur. 102 ff

1909

E1520

Regiones Faunística de la Tierra, Primera parte.

18??

F746

1919

E1082

Aritmética para las secciones primaria y media y para la preparación del examen de ingreso a los establecimientos de instrucción superior en el Perú. 39 ff.

Alturas barométricas de varios puntos de la cordillera de los Andes por Mariano Eduardo de Rivera. 2 ff

18??

F806

Paz Soldán, Mariano. Cartología Peruana. 42 ff.

1923

E1070

Programa y copias del curso de Biología General. 183 ff.

????

F215

Tratado de algunas enfermedades que atacan a las aves y reglas para su tratamiento. 15 ff.

1923

E1049

Copias de Geografía Física. 88f.

F97

1923

E1043

Copias de Biología General. 164 ff.

Tratado Geométrico visto en diferentes autor.es puesto por Luis Carduchi. 43 ff

1935

E1453

Curso Elemental de Climatología del Perú. 83 ff.

F92

Mamotretos del Sr. de la Garena. Astronomía y Geometría coleccionados por Andrés Dávila y Heredia. 280 ff.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

198

Marcos Cueto

Año

Código

1878

D8360

Foja de Servicios, memorias y otros documentos relativos a los empleos que ha servido Mariano Felipe paz Soldán, Lima. 33 ff.

1878

D6778

Petición presentada por Sargento Mayor Pedro Ruiz para que se le reconozca la propiedad de la invención de un nuevo sistema de maquinas para relojes. 1 f.

1886

1893

D8223 D8224 D8225 D12305 D12329 D12328 D12330 D7977

D5484

Descripción y Extensión

Originales y borradores de los escritos de José Casimiro Ulloa.

Petición presentada por Casimiro Medina y los compañeros de estudios de Daniel A. Carrión para que el Gobierno sufrague los gastos de publicación de los escritos dejados por aquel. 1 f. E:Gediente relativo a los trámites seguidos para la adquisición de Museo Raimondi. 17 ff.

1899

D8906

Catálogo de la Sección Medicina del salón Europa. 155 ff.

1900

E1973

Programa para el concurso de la cátedra de Anatomía Topográfica y Medicina Operatoria. 217 ff.

1906

E1455

Escuela Militar de Chorrillos. Curso de Electricidad. 98 ff.

1907

E1456

Escuela Naval. Calculos Náuticos por Paul de Marguerye. Capitán de Fragata, Callao. 49 ff.

1909

E1520

Regiones Faunística de la Tierra, Primera parte.

1919

E1082

Aritmética para las secciones primaria y media y para la preparación del examen de ingreso a los establecimientos de instrucción superior en el Perú. 39 ff.

1923

E1070

Programa y copias del curso de Biología General. 183 ff.

1923

E1049

Copias de Geografía Física. 88f.

1923

E1043

Copias de Biología General. 164 ff.

1935

E1453

Curso Elemental de Climatología del Perú. 83 ff.

199

Año

Código

Descripción y Extensión

1935

E1450

Programa Razonado de Geografía Física y Biológica del Perú. 46 ff.

Manuscritos sin fecha

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

18831887

Anexos

179??

C793

Expediente No. 1 relativo a varias quejas introducidas por distintos interesados sobre los prejuicios que reclaman, con motivo de la fabrica de máquinas de mineria que ha iniciado el Barón de Nordenflicht en un sitio inmediato al Paseo de Aguas. 33 ff.

179??

C1100

Expediente No. 4 relativo a una consulta por Manuel de Villalta, Diputado General de Minería, comisionado para los experimentos del laboratorio químico, acompañando otra del minero Luis Fernandez Casa de Oro sobre lo acaecido en dicho laboratorio con el Barón de Nordenflicht. 5 ff.

179??

C1097

Cuaderno último corriente de los autos sobre las operaciones químico metalúrgicas y beneficios del Barón de Nordenflicht y Tribunal de Minería. 108 ff.

179??

C1101

Expediente No. 5 relativo a la asignación de sueldos que gozan el herrero y carpintero destinados a la conservación de las máquinas construidas por el Barón de Nordenflicht en el Real Laboratorio Químico Metalúrgico de esta capital, Lima. 7 ff.

179??

C1182

Mothes, Federico. Expediente formado sobre reconocimiento de los minerales por el maestro de minas.

18??

F165

Tratado de Medicina por el Doctor Miguel Tafur. 102 ff

18??

F746

Alturas barométricas de varios puntos de la cordillera de los Andes por Mariano Eduardo de Rivera. 2 ff

18??

F806

Paz Soldán, Mariano. Cartología Peruana. 42 ff.

????

F215

Tratado de algunas enfermedades que atacan a las aves y reglas para su tratamiento. 15 ff.

F97

Tratado Geométrico visto en diferentes autor.es puesto por Luis Carduchi. 43 ff

F92

Mamotretos del Sr. de la Garena. Astronomía y Geometría coleccionados por Andrés Dávila y Heredia. 280 ff.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

200

Año

Marcos Cueto

Código

Descripción y Extensión

F757

Apuntes atribuidos a Juan Jacobo Tschudi. 13 ff.

F830

Relación de un paciente sobre la enfermedad que lo aqueja y con alusiones a Cosme Bueno. 2 ff.

F648

Geomorfología, 27 ff.

F203

Tratado de Patología. 70 ff.

F41

Lecciones de Medicina. 142 ff.

F364

Noticiario de Astronomía. 4 ff.

F22

Manual de Medicina Casera. 90 ff

F444

Curso al parecer de Física. 102 ff.

F517

El átomo y la energía nuclear por Moises Oviedo. 42 ff.

F576

Estudios bioantropométricos en los escolares de Arequipa, Julio C. Prieto, 11 ff Medicina Doméstica. 3 ff.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

F636

ANEXO II Catálogo de algunas publicaciones del siglo XIX para la Historia de la Ciencia en las colecciones X, Porras, y Zegarra de la "Sala de Investigaciones" de la Biblioteca Nacional. Almagro, Francisco. Examen de Anatomía y Fisiología que presentan en la Real Universidad de San Marcos de Lima los alumnos del Real Anfiteatro. Lima: Imp. Real de los Huérfanos, 1807. Basadre, Modesto. Riquezas Peruanas, colección de artículos descriptivos escritos para la Tribuna. Lima: Imp. de la Tribuna, 1884. Beraun, Mariano D. Ensayo sobre la trisección del ángulo dedicado a Francia, Inglaterra y Alemania en prueba de veneración religiosa a la memoria de Descartes, Newton y Leibnitz. Lima: Tip. del Comercio, 1861. ―. Descripción de la Trisectriz Circunscrita. Lima: Imp. de Carlos Prince, 1886. ―. Suplemento de la descripción de la trisectriz. Lima: Imp. de J.F. Solis, 1886 ―. El universo y el ateo. Lima: s.i. 1864. ―. Teoría de las Mareas. Lima: Imp. del Estado, 1871. Cadeau Fessel, Benita Paulina. Relación del estado actual del arte obstetriz en esta capital. Lima: Imp. de José Masías, 1836. Canals, Tomas. Tratado doméstico de algunas enfermedades bastante comunes en esta capital. Lima: Imp. Real del Telégrafo Peruano, 1800. Cano, José Santos. Discurso sobre las Causas Esenciales de la Epidemia en los Departamentos del Sur, su método Curativo y Precaucional, dedicado al bien general. Arequipa: Imp. de M.N. Madueño, 1856. Capelo, Joaquín. Memoria sobre los Estudios definitivos del camino del Pichis. Lima: Imp. del Estado, 1893. Carrasco, Eduardo. Informe Presentado a la Universidad de San Marcos por el Cosmógrafo Mayor del Perú sobre el problema de la Trisección del Triángulo

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

200

Código

Descripción y Extensión

F757

Apuntes atribuidos a Juan Jacobo Tschudi. 13 ff.

F830

Relación de un paciente sobre la enfermedad que lo aqueja y con alusiones a Cosme Bueno. 2 ff.

F648

Geomorfología, 27 ff.

F203

Tratado de Patología. 70 ff.

F41

Lecciones de Medicina. 142 ff.

F364

Noticiario de Astronomía. 4 ff.

F22

Manual de Medicina Casera. 90 ff

F444

Curso al parecer de Física. 102 ff.

F517

El átomo y la energía nuclear por Moises Oviedo. 42 ff.

F576

Estudios bioantropométricos en los escolares de Arequipa, Julio C. Prieto, 11 ff Medicina Doméstica. 3 ff.

F636

ANEXO II Catálogo de algunas publicaciones del siglo XIX para la Historia de la Ciencia en las colecciones X, Porras, y Zegarra de la "Sala de Investigaciones" de la Biblioteca Nacional. Almagro, Francisco. Examen de Anatomía y Fisiología que presentan en la Real Universidad de San Marcos de Lima los alumnos del Real Anfiteatro. Lima: Imp. Real de los Huérfanos, 1807. Basadre, Modesto. Riquezas Peruanas, colección de artículos descriptivos escritos para la Tribuna. Lima: Imp. de la Tribuna, 1884.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Año

Marcos Cueto

Beraun, Mariano D. Ensayo sobre la trisección del ángulo dedicado a Francia, Inglaterra y Alemania en prueba de veneración religiosa a la memoria de Descartes, Newton y Leibnitz. Lima: Tip. del Comercio, 1861. ―. Descripción de la Trisectriz Circunscrita. Lima: Imp. de Carlos Prince, 1886. ―. Suplemento de la descripción de la trisectriz. Lima: Imp. de J.F. Solis, 1886 ―. El universo y el ateo. Lima: s.i. 1864. ―. Teoría de las Mareas. Lima: Imp. del Estado, 1871. Cadeau Fessel, Benita Paulina. Relación del estado actual del arte obstetriz en esta capital. Lima: Imp. de José Masías, 1836. Canals, Tomas. Tratado doméstico de algunas enfermedades bastante comunes en esta capital. Lima: Imp. Real del Telégrafo Peruano, 1800. Cano, José Santos. Discurso sobre las Causas Esenciales de la Epidemia en los Departamentos del Sur, su método Curativo y Precaucional, dedicado al bien general. Arequipa: Imp. de M.N. Madueño, 1856. Capelo, Joaquín. Memoria sobre los Estudios definitivos del camino del Pichis. Lima: Imp. del Estado, 1893. Carrasco, Eduardo. Informe Presentado a la Universidad de San Marcos por el Cosmógrafo Mayor del Perú sobre el problema de la Trisección del Triángulo

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

202

Marcos Cueto

203

en el Expediente Promovido por el Sr. Prefecto de Arequipa. Callao: Cosmo-

Figueroa, Juan de. Opúsculo de Astrología en Medicina y de los términos y partes de la Astronomía para el uso de ella. Lima: s.i., 1860.

Cochet, Alejandro. Memorial. Presentado al Consejo de Estado con el Objeto de que los artículos 169 y 170 de la carta se cumplan en favor de los extranjeros. El representante agrega descripción de sus trabajos Químicos, Experimentos, y Observaciones Físicas. Lima: Imp. del Comercio, 1840.

Fry, Carlos. La gran región de los bosques o rios Peruanos navegables: Urubamba, Ucayali, Amazonas, Pachitea y Palcazu. Lima: Imp. de Benito Gil, 1888.

grafiato del Perú, 1845.

Copello, Giovanni. Nueva Cátedra de Filosofía Médica y de Historia Crítica de la Medicina. Lima: Imp. del Estado, 1877. ―. Discurso con que inauguró los estudios de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima en el año de 1880. Lima: Imp. del Estado, 1880. Dávila Condemarín, José. Bosquejo Histórico de la Fundación de la Insigne Universidad Mayor de San Marcos de Lima, de sus Progresos y Actual Estado, y Matrícula de los S.S. que componen su muy Ilustre Claustro. Lima: Imp. de E. Aranda, 1854.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Anexos

Fuente y Mesia, José María de la. Prelusión que al Examen de Matemáticas dedicado a los señores Diputados de ambas Américas en las Cortes Generales pronunció en la Real Universidad de San Marcos Felix Devoti. Lima: Imp. de los Huerfanos, 1812. Gala, Juan Manuel. Indice de las Materias que han cursado y presentan a Examen en la Real Universidad de San Marcos los alumnos de San Fernando a cargo del pasante de Matemáticas. Lima: Imp. de los Huerfanos, 1854. Gobin, Juan. Aritmética práctica razonada y Manual para el Comercio al alcance de todas las inteligencias. Lima: Imp. la Patria, 1874.

Desmaison, Daniel. Estudios sobre el Huano Lima: Imp. de la Opinión Nacional, 1875.

Gordillo, Josephus. Chemiae Vegetabilium Synopsis Quam Progrado Baccalaureatus. Lima: Typis Orphanorum, 1811.

Devoti, Felix. Tiheses medicae de variolis: Pro gradu Bacchalaureatus defendendae, auspice deu preaeside Josepho Hippolyto Unanue . Lima: Typis Domus Orphanorum, 1803. ―. Discurso sobre el cementerio general erigido extramuros de la ciudad de Lima. Lima: s.i., 1808.

Haenke, Tadeo. Descripción y análisis de las aguas minerales de Yura por el físico y botánico Tadeo Haenke. Arequipa: Imp. del Gobierno, 1827.

Dulanto, Martín. Informe sobre la Teoría del Astrónomo Alemán Rodolfo Fealb

Lima. Colegio Naval Militar. Programa de las materias cursadas el presente año en el Colegio Naval Militar. Lima: Tip. de A. Alfaro, 1862.

acerca de los temblores y erupciones volcánicas presentado por la Facultad de Ciencias de San Marcos. Lima: Imp. Nacional, 1869.

Elmore, Enrique. Disertación sobre la Vacuna en sus relaciones con la viruela. Lima: Guzman y Cia. Imp., 1873.

J . B. G. Primeras Lecciones de zoología para los alumnos de la Escuela Práctica de la Normal Central. Lima: Imp. de A. Alfaro, 1864.

Lima. Convictorio de San Carlos. Estatutos del Colegio de San Carlos. Lima: Imp. del Colegio, 1857. ―. Estatutos del Convictorio de San Carlos. Lima: Imp. del Estado, 1865.

Escolano Concha, Manuel. Theses Philosophiam et Mathesim Spectantes Quas Extemporali Examine Caroli Convictores. Lima: Typis Domos Orphanorum,1806.

―. Examen escrito y oral de las materias cursadas en las diversas asignaturas en las facultades de derecho, ciencias y letras. Lima: Imp. del Colegio, 1867.

F.M.D. Memoria del Colera Morbus epidémica, cholera orientalis. Tacna: Imp. Libre de Andrés Freyre, 1849.

Lima. Universidad de San Marcos. Matrícula de los señores doctores que componen el ilustre Claustro de la insigne Universidad Mayor de San Marcos. Lima: Imp. de Eusebio Miranda, 1863.

Feliú, Ramón O. El uso de la lengua vulgar en el Estudio de las Ciencias. Lima: s.i., 1806.

Lima. Universidad de San Marcos. Facultad de Ciencias. Reglamento Orgánico de la Facultad de Ciencias. Lima: Imp. del Estado 1868.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

202

Marcos Cueto

Anexos

203

en el Expediente Promovido por el Sr. Prefecto de Arequipa. Callao: Cosmo-

Figueroa, Juan de. Opúsculo de Astrología en Medicina y de los términos y partes de la Astronomía para el uso de ella. Lima: s.i., 1860.

Cochet, Alejandro. Memorial. Presentado al Consejo de Estado con el Objeto de que los artículos 169 y 170 de la carta se cumplan en favor de los extranjeros. El representante agrega descripción de sus trabajos Químicos, Experimentos, y Observaciones Físicas. Lima: Imp. del Comercio, 1840.

Fry, Carlos. La gran región de los bosques o rios Peruanos navegables: Urubamba, Ucayali, Amazonas, Pachitea y Palcazu. Lima: Imp. de Benito Gil, 1888.

grafiato del Perú, 1845.

Fuente y Mesia, José María de la. Prelusión que al Examen de Matemáticas dedicado a los señores Diputados de ambas Américas en las Cortes Generales pronunció en la Real Universidad de San Marcos Felix Devoti. Lima: Imp. de los Huerfanos, 1812.

Copello, Giovanni. Nueva Cátedra de Filosofía Médica y de Historia Crítica de la Medicina. Lima: Imp. del Estado, 1877. ―. Discurso con que inauguró los estudios de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima en el año de 1880. Lima: Imp. del Estado, 1880.

Gala, Juan Manuel. Indice de las Materias que han cursado y presentan a Examen en la Real Universidad de San Marcos los alumnos de San Fernando a cargo del pasante de Matemáticas. Lima: Imp. de los Huerfanos, 1854.

Dávila Condemarín, José. Bosquejo Histórico de la Fundación de la Insigne Universidad Mayor de San Marcos de Lima, de sus Progresos y Actual Estado, y Matrícula de los S.S. que componen su muy Ilustre Claustro. Lima: Imp. de E. Aranda, 1854.

Gobin, Juan. Aritmética práctica razonada y Manual para el Comercio al alcance de todas las inteligencias. Lima: Imp. la Patria, 1874.

Desmaison, Daniel. Estudios sobre el Huano Lima: Imp. de la Opinión Nacional, 1875.

Gordillo, Josephus. Chemiae Vegetabilium Synopsis Quam Progrado Baccalaureatus. Lima: Typis Orphanorum, 1811.

Devoti, Felix. Tiheses medicae de variolis: Pro gradu Bacchalaureatus defendendae, auspice deu preaeside Josepho Hippolyto Unanue . Lima: Typis Domus Orphanorum, 1803. ―. Discurso sobre el cementerio general erigido extramuros de la ciudad de Lima. Lima: s.i., 1808.

Haenke, Tadeo. Descripción y análisis de las aguas minerales de Yura por el físico y botánico Tadeo Haenke. Arequipa: Imp. del Gobierno, 1827.

acerca de los temblores y erupciones volcánicas presentado por la Facultad de Ciencias de San Marcos. Lima: Imp. Nacional, 1869.

Elmore, Enrique. Disertación sobre la Vacuna en sus relaciones con la viruela. Lima: Guzman y Cia. Imp., 1873. Escolano Concha, Manuel. Theses Philosophiam et Mathesim Spectantes Quas Extemporali Examine Caroli Convictores. Lima: Typis Domos Orphanorum,1806. F.M.D. Memoria del Colera Morbus epidémica, cholera orientalis. Tacna: Imp. Libre de Andrés Freyre, 1849. Feliú, Ramón O. El uso de la lengua vulgar en el Estudio de las Ciencias. Lima: s.i., 1806.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Dulanto, Martín. Informe sobre la Teoría del Astrónomo Alemán Rodolfo Fealb

J . B. G. Primeras Lecciones de zoología para los alumnos de la Escuela Práctica de la Normal Central. Lima: Imp. de A. Alfaro, 1864. Lima. Colegio Naval Militar. Programa de las materias cursadas el presente año en el Colegio Naval Militar. Lima: Tip. de A. Alfaro, 1862. Lima. Convictorio de San Carlos. Estatutos del Colegio de San Carlos. Lima: Imp. del Colegio, 1857. ―. Estatutos del Convictorio de San Carlos. Lima: Imp. del Estado, 1865. ―. Examen escrito y oral de las materias cursadas en las diversas asignaturas en las facultades de derecho, ciencias y letras. Lima: Imp. del Colegio, 1867. Lima. Universidad de San Marcos. Matrícula de los señores doctores que componen el ilustre Claustro de la insigne Universidad Mayor de San Marcos. Lima: Imp. de Eusebio Miranda, 1863. Lima. Universidad de San Marcos. Facultad de Ciencias. Reglamento Orgánico de la Facultad de Ciencias. Lima: Imp. del Estado 1868. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

204

Marcos Cueto

Lima. Universidad de San Marcos. Facultad de Ciencias. Reglamento Interior de la Facultad de Ciencias. Lima: Imp. del Estado 1876. Lima. Universidad de San Marcos. Facultad de Medicina. Examen de Anatomía, Fisiología y Elementos de Historia de los animales que con arreglo al Cuadro Sinóptico que debe dirigir los estudiantes del Colegio de San Fernando presentan en la Real Universidad de San Marcos, Lima: Imp. Casa de los Niños Expósitos, 1810. Lima. Universidad de San Marcos. Facultad de Medicina. Programa Conforme al cual serán Examinados los alumnos de la Escuela de la Facultad de Medicina. Lima: Imp. S. Montoya, 1855. Lima. Universidad de San Marcos. Facultad de Medicina. Año Escolar de 1869. Facultad de Medicina. Exámenes de Fin de Año. Lima: Imp. de la Gaceta Médica, 1869. Lorente, Sebastián. Primeras Lecciones de Geografía Astronómica para el Colegio Guadalupe. Lima: Lib. de Benito Gil, 1865.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Man i Comiun, Andrés del (seud.). El Libro Condenado, Teoría sorprendente acerca de la animación de los cuerpos celestes. Lima: Imp. de Carlos Prince, 1873.

Anexos

205

Nystrom con relación al gobierno del Perú concernientes a la factoría Bellavista y ciertas obras públicas en el interior de la República. Lima: Lib. E. Prugue, 1870. Olaechea, Teodorico. Catálogo de las muestras de la Escuela Especial de Ingenieros presentadas a la Exposición Industrial de 1892. Lima: Imp. de la Escuela de Ingenieros, 1892. Paita. Escuela Náutica Nacional. Tabla del Examen Público de Aritmética, Geometría, Trigonometría Plana, Geometría Práctica, Trigonometría Esférica, Cosmografía y Pilotaje. Piura: Imp. de Carlos Jorge Monsalve, 186? Paredes, José Gregorio. Tablas de las Materias mas fundamentales e Interesantes de las Matemáticas Puras que han cursado en la Real Universidad de San Marcos. Lima: Imp. Real de Niños Expósitos, 1807. ―. Lecciones de Matemáticas. Lima Imp. del Estado, 1822. Patrón, Pablo. Observaciones sobre la obra El Perú del Señor Antonio Raimondi. Lima: Imp. de Masías Hermanos, 1878. Paz Soldán, M.R. Estudio sobre la altura de las montañas) aplicada especialmente al Misti ó volcán de Arequipa. Lima: Imp. de Aurelio Alfaro, 1868.

Martinent, Jean Baptiste. Huano y Salitre: Contestación a la importante discusión científica sostenida en ‘El Nacional' de Lima por los Señores Eselens y Blanc. Lima: Imp. de la Opinión Nacional, 1874.

Piérola, Nicolás de. Informes sobre la existencia del huano en las islas de Chincha presentada por la comisión nombrada por el gobierno peruano. Lima: El Heraldo, 1854.

―. Consideraciones generales sobre el clima y la vegetación de la costa del Perú y so-bre los estudios de Silvicultura en la República. Lima: Imp. del Estado, 1874.

Proaño, Víctor. Conferencia dada en el Ateneo de Lima por el General Victor Proaño...de las regiones amazónicas sobre la importancia de estas y sus descubrimientos. Lima: Imp. Calle del Cuzco, 1886.

Medina, Casimiro. La Verruga Peruana y Daniel A. Carrión. Lima: Imp. del Estado, 1886.

Quiroga, Manuel. Actuación de Matemáticas Puras que presentan a mañana y tarde en esta Universidad de San Marcos los alumnos. Lima: Imp. de Manuel del Corral) 1831.

Morán, Eugenio. Tratado de Geometría Elemental para la Instrucción de los alumnos del Colegio Seminario de San Jerónimo de Arequipa. Arequipa: Imp. Libre de M.N. Madueño, 1854. Nystrom, John W. Informe al Supremo Gobierno del Perú sobre una expedición al interior de la República, Cusco, Madre de Dios con datos meteorológicos y la navegación. Lima: Lib. de E. Prugue, 1868. ―. Exposición de algunos documentos particulares y oficiales del ingeniero Juan G.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

Raimondi, Antonio. Apuntes sobre la Provincia Litoral de Loreto. Lima: Tip. Nacional 1862. ―. Análisis de las aguas termales de Yura, aguas minerales de Jesus yaguas potables de Arequipa. Arequipa: Imp. de Francisco Ibáñez, 1864. ―. La Manipulación del Guano. Lima: Imp. del Estado, 1873.

204

Marcos Cueto

Anexos

Lima. Universidad de San Marcos. Facultad de Ciencias. Reglamento Interior de la Facultad de Ciencias. Lima: Imp. del Estado 1876.

Nystrom con relación al gobierno del Perú concernientes a la factoría Bellavista y ciertas obras públicas en el interior de la República. Lima: Lib. E. Prugue, 1870.

Lima. Universidad de San Marcos. Facultad de Medicina. Examen de Anatomía, Fisiología y Elementos de Historia de los animales que con arreglo al Cuadro Sinóptico que debe dirigir los estudiantes del Colegio de San Fernando presentan en la Real Universidad de San Marcos, Lima: Imp. Casa de los Niños Expósitos, 1810.

Olaechea, Teodorico. Catálogo de las muestras de la Escuela Especial de Ingenieros presentadas a la Exposición Industrial de 1892. Lima: Imp. de la Escuela de Ingenieros, 1892. Paita. Escuela Náutica Nacional. Tabla del Examen Público de Aritmética, Geometría, Trigonometría Plana, Geometría Práctica, Trigonometría Esférica, Cosmografía y Pilotaje. Piura: Imp. de Carlos Jorge Monsalve, 186?

Lima. Universidad de San Marcos. Facultad de Medicina. Programa Conforme al cual serán Examinados los alumnos de la Escuela de la Facultad de Medicina. Lima: Imp. S. Montoya, 1855.

Paredes, José Gregorio. Tablas de las Materias mas fundamentales e Interesantes de las Matemáticas Puras que han cursado en la Real Universidad de San Marcos. Lima: Imp. Real de Niños Expósitos, 1807.

Lima. Universidad de San Marcos. Facultad de Medicina. Año Escolar de 1869. Facultad de Medicina. Exámenes de Fin de Año. Lima: Imp. de la Gaceta Médica, 1869.

―. Lecciones de Matemáticas. Lima Imp. del Estado, 1822.

Lorente, Sebastián. Primeras Lecciones de Geografía Astronómica para el Colegio Guadalupe. Lima: Lib. de Benito Gil, 1865.

Patrón, Pablo. Observaciones sobre la obra El Perú del Señor Antonio Raimondi. Lima: Imp. de Masías Hermanos, 1878.

Man i Comiun, Andrés del (seud.). El Libro Condenado, Teoría sorprendente acerca de la animación de los cuerpos celestes. Lima: Imp. de Carlos Prince, 1873.

―. Consideraciones generales sobre el clima y la vegetación de la costa del Perú y so-bre los estudios de Silvicultura en la República. Lima: Imp. del Estado, 1874. Medina, Casimiro. La Verruga Peruana y Daniel A. Carrión. Lima: Imp. del Estado, 1886. Morán, Eugenio. Tratado de Geometría Elemental para la Instrucción de los alumnos del Colegio Seminario de San Jerónimo de Arequipa. Arequipa: Imp. Libre de M.N. Madueño, 1854. Nystrom, John W. Informe al Supremo Gobierno del Perú sobre una expedición al interior de la República, Cusco, Madre de Dios con datos meteorológicos y la navegación. Lima: Lib. de E. Prugue, 1868. ―. Exposición de algunos documentos particulares y oficiales del ingeniero Juan G.

Paz Soldán, M.R. Estudio sobre la altura de las montañas) aplicada especialmente al Misti ó volcán de Arequipa. Lima: Imp. de Aurelio Alfaro, 1868.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Martinent, Jean Baptiste. Huano y Salitre: Contestación a la importante discusión científica sostenida en ‘El Nacional' de Lima por los Señores Eselens y Blanc. Lima: Imp. de la Opinión Nacional, 1874.

205

Piérola, Nicolás de. Informes sobre la existencia del huano en las islas de Chincha presentada por la comisión nombrada por el gobierno peruano. Lima: El Heraldo, 1854. Proaño, Víctor. Conferencia dada en el Ateneo de Lima por el General Victor Proaño...de las regiones amazónicas sobre la importancia de estas y sus descubrimientos. Lima: Imp. Calle del Cuzco, 1886. Quiroga, Manuel. Actuación de Matemáticas Puras que presentan a mañana y tarde en esta Universidad de San Marcos los alumnos. Lima: Imp. de Manuel del Corral) 1831. Raimondi, Antonio. Apuntes sobre la Provincia Litoral de Loreto. Lima: Tip. Nacional 1862. ―. Análisis de las aguas termales de Yura, aguas minerales de Jesus yaguas potables de Arequipa. Arequipa: Imp. de Francisco Ibáñez, 1864. ―. La Manipulación del Guano. Lima: Imp. del Estado, 1873.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

206

Marcos Cueto

207

―. Observaciones al dictamen de los señores Cimeros y García en la Cuestión relati-va al salitre. Lima: Imp. de la Opinión Nacional, 1875.

―. Va de Mecum o Exposición Sucinta de la Gonometría. Lima: Imp. Republicana de José María Concha, 1832.

―. Oficio dirigido al Sr. Ministro de Estado en el despacho de Hacienda sobre un estudio de valorización del Guano. Lima: s.i., 1877.

―. Problema Magistral de la Trisección del Angulo para la Geometría Elemental dedicado al Presidente de la República. Arequipa: Imp. del Gobierno, 1846.

―. Memoria sobre el Cerro de Pasco y la montaña de Chanchamayo. Lima: Imp. de la Merced, 1885. Remy, Federico. Apuntes sobre el clima y flora de la región del Pichis. Lima: Imp. del Monitor Popular, 1898. Remy, Pedro F. Viaje al Departamento de Ayacucho por el Ingeniero Pedro Félix Remy. Lima: Lib. e Imp. Gil, 1897. Río, Patricio del. Trisección del Angulo, su división en cualquier número de partes iguales, inscripción y Circunscripción de polígonos regulares de cualquier número resueltos y demostrados. Lima: Tip. Aurelio Alfaro, 1859. Rivera y Ustariz, Mariano Eduardo. Memoria sobre el rico mineral de Azogue de Huancavelica, Lima: Imp. de J.M. Masías, 1848. Rouaud y Paz Soldán, Manuel. Observaciones Astronómicas y Físicas y Operaciones Trigononométricas de la Comisión Peruana Demarcadora de Límites entre el Perú y Brasil. Lima: Imp. del Nacional, 1869. Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Anexos

Ruiz, Pedro. Reloj para Lima. Lima: Imp. de Fco. Solis, 1867. ―. Estudios Generales sobre la navegación aérea y resolución de este importante problema con 25 grabados. Callao: Imp. Nicanor Nieto, 1878. ―. Estudios Generales sobre la Navegación Aérea. Lima: Imp. de Nicanor Nieto, 1878. Sala, Gabriel. Apuntes de viaje del RP. Gabriel Sala, exploración de los ríos Pichis, Pachitea, y el Alto Ucayali y de la región del Gran Pajonal. Lima: Imp. La Industria, 1897. Salazar, Juan de Dios. Elementos de Goniometría y Trigonometría. Arequipa: J. Ibañez, 1824. ―. El Nuevo Mundo Filosófico o Sistema de la Filosofía Natural dado a Luz por Juan De Dios Salazar teniente del Cosmógrafo Mayor del Reyno y Socio de Número de la Academia Lauretana de Ciencias y Artes de Arequipa. Arequipa: Imp. de Ibáñez, 1842.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

―. El Hombre Moral dentro del hombre físico; o análisis que demuestra la actividad del principio vital en toda su excelencia en el trabajo de su organización ya en las funciones peculiares a su racionalidad, ya sosteniendo las que constituyen el estado sano, ya oponiendose a los desordenes del estado enfermo. Arequipa: Imp. del Gobierno, 183l. Sánchez, Hipólito. Efemérides Astronómicas del Sol y de la Luna. Arequipa: Imp. por F. Miranda, 1857. Tasset, C. De la Fiebre Amarilla en el Perú, consideraciones prácticas sobre su naturaleza y su curación. Lima: Tip. A. Alfaro, 1869. Távara, Santiago. Viaje de Lima a ¡quitos. Lima: Imp. de El Comercio, 1868. Theses Philosophicae et Mathematicae, Quarum, Pro Extemporali, Examine, Carolini Convitori. Lima: Typis Orphanorum, 1810. Trujillo, Bartolomé. Nociones de Historia Natural. Lima: Imp. de F. Solís, 1872. Ulloa, José Casimiro. Elogio del Dr. Miguel E. de los Rios pronunciado en la sesión inaugural de la Academia Libre de Medicina por su secretario perpetuo. Lima: Imp. del Teatro, 1885. Unanue, José Hipólito. Discurso sobre el Panteón que esta construyendo en el Convento grande de San Francisco de esta capital el RP. Guardían Fray Antonio Diaz. Lima: Real Imp. de Niños Expósitos, 1803. ―. Actuaciones Literarias de la Vacuna en la Real Universidad de San Marcos de Lima. Lima: Casa de Niños Expósitos, 1807. Valdez, José Manuel. Memorial sobre las enfermedades epidémicas que se padecieron en Lima el año de 1821, estando sitiado por el Ejercito Libertador. Lima: Imp. de la Libertad, 1827. ―. Questión médica sobre la eficiencia del Bálsamo de Copayba en las convulsiones de los niños. Lima: Typis Domus Orphanorum, 1807.

206

Marcos Cueto

Anexos

207

―. Observaciones al dictamen de los señores Cimeros y García en la Cuestión relati-va al salitre. Lima: Imp. de la Opinión Nacional, 1875.

―. Va de Mecum o Exposición Sucinta de la Gonometría. Lima: Imp. Republicana de José María Concha, 1832.

―. Oficio dirigido al Sr. Ministro de Estado en el despacho de Hacienda sobre un estudio de valorización del Guano. Lima: s.i., 1877.

―. Problema Magistral de la Trisección del Angulo para la Geometría Elemental dedicado al Presidente de la República. Arequipa: Imp. del Gobierno, 1846.

―. Memoria sobre el Cerro de Pasco y la montaña de Chanchamayo. Lima: Imp. de la Merced, 1885.

―. El Hombre Moral dentro del hombre físico; o análisis que demuestra la actividad del principio vital en toda su excelencia en el trabajo de su organización ya en las funciones peculiares a su racionalidad, ya sosteniendo las que constituyen el estado sano, ya oponiendose a los desordenes del estado enfermo. Arequipa: Imp. del Gobierno, 183l.

Remy, Federico. Apuntes sobre el clima y flora de la región del Pichis. Lima: Imp. del Monitor Popular, 1898. Remy, Pedro F. Viaje al Departamento de Ayacucho por el Ingeniero Pedro Félix Remy. Lima: Lib. e Imp. Gil, 1897.

Sánchez, Hipólito. Efemérides Astronómicas del Sol y de la Luna. Arequipa: Imp. por F. Miranda, 1857.

Río, Patricio del. Trisección del Angulo, su división en cualquier número de partes iguales, inscripción y Circunscripción de polígonos regulares de cualquier número resueltos y demostrados. Lima: Tip. Aurelio Alfaro, 1859.

Tasset, C. De la Fiebre Amarilla en el Perú, consideraciones prácticas sobre su naturaleza y su curación. Lima: Tip. A. Alfaro, 1869.

Rivera y Ustariz, Mariano Eduardo. Memoria sobre el rico mineral de Azogue de Huancavelica, Lima: Imp. de J.M. Masías, 1848.

Távara, Santiago. Viaje de Lima a ¡quitos. Lima: Imp. de El Comercio, 1868. Theses Philosophicae et Mathematicae, Quarum, Pro Extemporali, Examine, Carolini Convitori. Lima: Typis Orphanorum, 1810.

Rouaud y Paz Soldán, Manuel. Observaciones Astronómicas y Físicas y Operaciones Trigononométricas de la Comisión Peruana Demarcadora de Límites entre el Perú y Brasil. Lima: Imp. del Nacional, 1869.

―. Estudios Generales sobre la navegación aérea y resolución de este importante problema con 25 grabados. Callao: Imp. Nicanor Nieto, 1878. ―. Estudios Generales sobre la Navegación Aérea. Lima: Imp. de Nicanor Nieto, 1878. Sala, Gabriel. Apuntes de viaje del RP. Gabriel Sala, exploración de los ríos Pichis, Pachitea, y el Alto Ucayali y de la región del Gran Pajonal. Lima: Imp. La Industria, 1897. Salazar, Juan de Dios. Elementos de Goniometría y Trigonometría. Arequipa: J. Ibañez, 1824. ―. El Nuevo Mundo Filosófico o Sistema de la Filosofía Natural dado a Luz por Juan De Dios Salazar teniente del Cosmógrafo Mayor del Reyno y Socio de Número de la Academia Lauretana de Ciencias y Artes de Arequipa. Arequipa: Imp. de Ibáñez, 1842.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Ruiz, Pedro. Reloj para Lima. Lima: Imp. de Fco. Solis, 1867.

Trujillo, Bartolomé. Nociones de Historia Natural. Lima: Imp. de F. Solís, 1872. Ulloa, José Casimiro. Elogio del Dr. Miguel E. de los Rios pronunciado en la sesión inaugural de la Academia Libre de Medicina por su secretario perpetuo. Lima: Imp. del Teatro, 1885. Unanue, José Hipólito. Discurso sobre el Panteón que esta construyendo en el Convento grande de San Francisco de esta capital el RP. Guardían Fray Antonio Diaz. Lima: Real Imp. de Niños Expósitos, 1803. ―. Actuaciones Literarias de la Vacuna en la Real Universidad de San Marcos de Lima. Lima: Casa de Niños Expósitos, 1807. Valdez, José Manuel. Memorial sobre las enfermedades epidémicas que se padecieron en Lima el año de 1821, estando sitiado por el Ejercito Libertador. Lima: Imp. de la Libertad, 1827. ―. Questión médica sobre la eficiencia del Bálsamo de Copayba en las convulsiones de los niños. Lima: Typis Domus Orphanorum, 1807. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

208

Marcos Cueto

―. Apología del método con que han curado los médicos de Lima la epidemia que se ha producido en ella por todo el estío del presente año de 1818. Lima: por don Bernardino Ruiz, 1818.

ANEXO III

―. Al Público Peruano el Protomédico General de la República m Contestación a la diatriba de D. Archibaldo Smith. Lima: Imp. de J. Masias, 1835. ―. Memoria sobre la Disentería, sus causas, pronóstico y curación. Lima: Imp. de la Gaceta, 1835. ―. Memoria sobre el Cólera Morbus escrita de orden del Supremo Gobierno. Lima: Imp. de Eusebio Arana, 1838. ―. Dissertatio Medica de Crisibus et Diebus Criticis in Usum Alumnurum Collegii Medicinae Peruanae Vulgo de la Independencia. Lima: Typographia Josephi Masias, 1841.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Villarreal, Federico. Los cometas en tiempo de Huayna Capac. Lima: Imp. de la Ilustración Americana, 1893.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

Documentos en el Archivo Histórico de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos bajo el Rubro: Facultad de Medicina y Facultad de Ciencias.

Título

Fechas Extremas

Cantidad

Asiento

Libros de Actas de Exámenes Libros de Matrícula

1877-1930 1806-1962

48 145

1-5 5-19

Real Tribunal del Protomedicato Actas, Informes, Oficios

1808-34

1

2

Libros de Matrícula

1808-19

3

3

Libro de Caja del Real Colegio de San Fernando

1814-19

1

4

Libros de Examenes

1815-52

3

5

Junta Directiva

1849-59

1

6

Protofarmaceutico

1832-56

1

7

Documentos Varios

1874-75

2

31

1873

1

32

Jardín Botánico, Cuenta

1873-74

2

33

Jardín Botánico, Tesorería

1874-75

2

34

Jardín Botánico, Libro de Cuentas

1875-78

3

35

Jardín Botánico, Caja

208

Marcos Cueto

―. Apología del método con que han curado los médicos de Lima la epidemia que se ha producido en ella por todo el estío del presente año de 1818. Lima: por don Bernardino Ruiz, 1818.

ANEXO III

―. Al Público Peruano el Protomédico General de la República m Contestación a la diatriba de D. Archibaldo Smith. Lima: Imp. de J. Masias, 1835. ―. Memoria sobre la Disentería, sus causas, pronóstico y curación. Lima: Imp. de la Gaceta, 1835.

Documentos en el Archivo Histórico de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos bajo el Rubro: Facultad de Medicina y Facultad de Ciencias.

―. Memoria sobre el Cólera Morbus escrita de orden del Supremo Gobierno. Lima: Imp. de Eusebio Arana, 1838. ―. Dissertatio Medica de Crisibus et Diebus Criticis in Usum Alumnurum Collegii Medicinae Peruanae Vulgo de la Independencia. Lima: Typographia Josephi Masias, 1841.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Villarreal, Federico. Los cometas en tiempo de Huayna Capac. Lima: Imp. de la Ilustración Americana, 1893.

Título

Fechas Extremas

Cantidad

Asiento

Libros de Actas de Exámenes Libros de Matrícula

1877-1930 1806-1962

48 145

1-5 5-19

Real Tribunal del Protomedicato Actas, Informes, Oficios

1808-34

1

2

Libros de Matrícula

1808-19

3

3

Libro de Caja del Real Colegio de San Fernando

1814-19

1

4

Libros de Examenes

1815-52

3

5

Junta Directiva

1849-59

1

6

Protofarmaceutico

1832-56

1

7

Documentos Varios

1874-75

2

31

1873

1

32

Jardín Botánico, Cuenta

1873-74

2

33

Jardín Botánico, Tesorería

1874-75

2

34

Jardín Botánico, Libro de Cuentas

1875-78

3

35

Jardín Botánico, Caja

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

210

Marcos Cueto

Rubro: Facultad de Ciencias Titulo

ANEXO IV

Fechas Extremas

Cantidad

1868-83

16

1875

1

1884-1904 1897-99 1905-07 1907-12 1909-17

34

Archivo

1912-15

8

Archivo

1916-19 1929

9

1896-1928

5

Libros de Matrículas

1937-38

2

Diversos

1926-29

1

Libro de Matrículas

1938-46

13

Archivo Expedientes Diversos Archivo

Matrículas

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Libros de Sesiones

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

Ubicación de Documentos de interés para la Historia de la Ciencia en el Archivo Histórico de Marina. Serie

Subserie

Extensión

Años

Centros de Instrucción y Perfeccionamiento

Escuela Náutica de Paita

21 legajos

1850-1908

Hidrográfica

Comisión Hidrográfica

2 libros copiadores

1907-1915

Comisiones

Comisión Exploradora de Guaneras

2 libros copiadores 2 legajos

1875-1879

Marina en la Amazonía

Exploraciones

10 legajos

1846-1876

a. Comisión hidrográfica del Amazonas

16 legajos

1867-1877

d. Comisión Científica de los ríos Purus y urua

2 legajos

1

Comisiones Navales 1904-1913 1901-1902

Junta de Vias Fluviales Prefecturas de Loreto y Moyobamba a. Comisión Hidrográfica de Loreto Marina en el Titicaca

Entre otros documentos existe correspondencia e información sobre exploraciones.

19i1-1912 1862-1957

210

Marcos Cueto

Rubro: Facultad de Ciencias Fechas Extremas

Cantidad

1868-83

16

1875

1

1884-1904 1897-99 1905-07 1907-12 1909-17

34

Archivo

1912-15

8

Archivo

1916-19 1929

9

1896-1928

5

Libros de Matrículas

1937-38

2

Diversos

1926-29

1

Libro de Matrículas

1938-46

13

Archivo Expedientes Diversos Archivo

Matrículas

Libros de Sesiones

Ubicación de Documentos de interés para la Historia de la Ciencia en el Archivo Histórico de Marina. Serie

Subserie

Extensión

Años

Centros de Instrucción y Perfeccionamiento

Escuela Náutica de Paita

21 legajos

1850-1908

Hidrográfica

Comisión Hidrográfica

2 libros copiadores

1907-1915

Comisiones

Comisión Exploradora de Guaneras

2 libros copiadores 2 legajos

1875-1879

Marina en la Amazonía

Exploraciones

10 legajos

1846-1876

a. Comisión hidrográfica del Amazonas

16 legajos

1867-1877

d. Comisión Científica de los ríos Purus y urua

2 legajos

1

Comisiones Navales Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Titulo

ANEXO IV

1904-1913 1901-1902

Junta de Vias Fluviales Prefecturas de Loreto y Moyobamba a. Comisión Hidrográfica de Loreto Marina en el Titicaca

Entre otros documentos existe correspondencia e información sobre exploraciones.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

19i1-1912 1862-1957

Anexos

213

Tumba Ortega, Alejandro. "Bibliografía de los Anales de la Facultad de Ciencias, 1925-1927". Boletín Bibliográfico de San Marcos 7 (1947): 131-177.

ANEXO V Bibliografias de revistas científicas peruanas Calderón, Savia A. "Indice de la Revista de Medicina Experimental. 19421960". Tesis, Escuela Nacional de Bibliotecarios, 1977. Campos, Lilia. Trabajos y Publicaciones del Instituto de Investigaciones de Altura 1961-1976. Lima: Univ. Peruana Cayetano Heredia, 1976. Clement, Jean Pierre. "Indices del Mercurio Peruano: 1790-1795". Fénix, Revista de la Biblioteca Nacional. 26-27 (1976-77): 5-234. Diaz Marín, Santos. Indice analítico del Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, Tomo I al CIV, años 1891 a 1984. Ed. Santiago E. Antúnez de Mayolo. Lima: Imp. Benito, 1988. Duarte de Morales, Cristina y Raquel Zegarra Lanfranco. Indice de los Anales de la Facultad de Medicina: 1919-1956. Lima: Univ. de San Marcos, 1956.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Espejo Nuñéz, Teófilo. "Indice de la Revista del Museo Nacional, 1932-1947". Boletín Bibliográfico de San Marcos 22 (1949) 29-79. Kamimoto, Margarita H. "Bibliografía de Matemáticas en el Perú durante los siglos XVIII y XIX.". Boletín de la Biblioteca Nacional 63-64 (1972): 546. Laura Elescano, Luz Aida. "Indice de la Revista Peruana de Radiología". Tesis, Escuela Nacional de Bibliotecarios, 1977. Mariátegui, Javier y Ramón León. La Revista de Psiquiatría y Disciplinas Conexas) 1918-1924. Lima: Ed. Minerva, 1987. Palomino Morales, Rosa M. "Fichado analítico de la Revista Peruana de Patología. 1956-1969". Tesis, Escuela Nacional de Bibliotecarios, 1973. Rivera, Rosalina. "Indice Clasificado de los Boletines de la Sociedad Geológica del Perú". Boletín de la Sociedad Geológica del Perú 45 (1975): 99-158. Ruiz Guerrero, Lidia. "Boletín del Cuerpo de Ingenieros de Minas del Perú, Fichado Analítico, 1902-1948". Tesis, Escuela de Bibliotecarios, 1971. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

Santana Chávez, Mirtha Luz. "Indice temático de la Revista Médica Peruana". Tesis, Escuela Nacional de Bibliotecarios, 1973. Valle, Arnaldo del. Guía Analítica del Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima Tomos I-LVIII, 1891-1941. Lima: Imp. Ed. Minerva, 1942.

Anexos

213

Tumba Ortega, Alejandro. "Bibliografía de los Anales de la Facultad de Ciencias, 1925-1927". Boletín Bibliográfico de San Marcos 7 (1947): 131-177.

ANEXO V

Santana Chávez, Mirtha Luz. "Indice temático de la Revista Médica Peruana". Tesis, Escuela Nacional de Bibliotecarios, 1973.

Bibliografias de revistas científicas peruanas

Valle, Arnaldo del. Guía Analítica del Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima Tomos I-LVIII, 1891-1941. Lima: Imp. Ed. Minerva, 1942.

Calderón, Savia A. "Indice de la Revista de Medicina Experimental. 19421960". Tesis, Escuela Nacional de Bibliotecarios, 1977. Campos, Lilia. Trabajos y Publicaciones del Instituto de Investigaciones de Altura 1961-1976. Lima: Univ. Peruana Cayetano Heredia, 1976. Clement, Jean Pierre. "Indices del Mercurio Peruano: 1790-1795". Fénix, Revista de la Biblioteca Nacional. 26-27 (1976-77): 5-234. Diaz Marín, Santos. Indice analítico del Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, Tomo I al CIV, años 1891 a 1984. Ed. Santiago E. Antúnez de Mayolo. Lima: Imp. Benito, 1988. Duarte de Morales, Cristina y Raquel Zegarra Lanfranco. Indice de los Anales de la Facultad de Medicina: 1919-1956. Lima: Univ. de San Marcos, 1956.

Kamimoto, Margarita H. "Bibliografía de Matemáticas en el Perú durante los siglos XVIII y XIX.". Boletín de la Biblioteca Nacional 63-64 (1972): 546. Laura Elescano, Luz Aida. "Indice de la Revista Peruana de Radiología". Tesis, Escuela Nacional de Bibliotecarios, 1977. Mariátegui, Javier y Ramón León. La Revista de Psiquiatría y Disciplinas Conexas) 1918-1924. Lima: Ed. Minerva, 1987. Palomino Morales, Rosa M. "Fichado analítico de la Revista Peruana de Patología. 1956-1969". Tesis, Escuela Nacional de Bibliotecarios, 1973. Rivera, Rosalina. "Indice Clasificado de los Boletines de la Sociedad Geológica del Perú". Boletín de la Sociedad Geológica del Perú 45 (1975): 99-158.

Copyright © 1995. IEP Ediciones. All rights reserved.

Espejo Nuñéz, Teófilo. "Indice de la Revista del Museo Nacional, 1932-1947". Boletín Bibliográfico de San Marcos 22 (1949) 29-79.

Ruiz Guerrero, Lidia. "Boletín del Cuerpo de Ingenieros de Minas del Perú, Fichado Analítico, 1902-1948". Tesis, Escuela de Bibliotecarios, 1971. Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.

SOBRE LOS AUTORES Suzanne Austin ALCHON es una historiadora norteamericana que recibió su doctorado de la Universidad de Dulce, profesora en el Departamento de Historia de la Universidad de Delaware, Newark, y autora de Native Society and Disease in Colonial Ecuador (Cambridge, 1991). Kendall W. BROWN es un historiador norteamericano que recibió su doctorado de la Universidad de Duke, profesor del Departamento de Historia de la Universidad Brigham Young de Provo, Utah, y autor de Bourbons and Brandy: Imperial Reform in 18th-centuryArequipa (Albuquerque, 1986). Jorge CAÑIZARES nació en Quito, recibió su doctorado del Departamento de Historia de la Ciencia de la Universidad de Wisconsin, Madison, profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Illinois State-Normal y autor de "Entre Machiavelo y la jurisprudencia nacional: William Robertson y la disputa del Nuevo Mundo", Quipu (1991).

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Manuel CONTRERAS es un historiador boliviano, recibió su doctorado de la Universidad de Columbia, Nueva York, miembro asociado del Harvard Institute for International Development, y autor de Tecnología Moderna en los Andes: Minería e ingeniería en Bolivia en el siglo XX (La Paz, 1994). Marcos CUETO es un historiador peruano, recibió su doctorado de la Universidad de Columbia, investigador del Instituto de Estudios Peruanos y editor de Missionaries of Science: The Rockefeller Foundation and Latin America (Bloomington, 1994). Eduardo ESTRELLA es un médico e historiador ecuatoriano, y profesor de la Facultad de Medicina en la Universidad Nacional de Quito. Una de sus principales publicaciones es Pan de América: etnohistoria de los elementos aborígenes en el Ecuador (Madrid, 1986). Leonero LÓPEZ-OCÓN CABRERA es un historiador español. Es doctor por la Universidad Complutense de Madrid, recibió una maestría en historia andina de FLACSO-Quito, y actualmente es investigador en el Centro de Estudios Históricos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid.

Cueto, M. (Ed.). (1995). Saberes andinos: ciencia y tecnología en bolivia, ecuador y perú. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from utnortesp on 2018-05-30 14:34:01.